BOLETI3 Janet (Charles), Ingeniero, Doctor en Ciencias.— 71, rué Paris, Voisin- lieu, Alione, Oise(Franc\a).— (Geología y Paleontología, Hormigas, Avispas y Abe/as.) Jeannel (Dr. Rene), Subdirector del Instituto Espeológico de Cluj (Ru- mania).—C//;sec/o.s cavernícolas.) Joubin (J.), Profesor de Zoología del Museo de Historia Natural de París. (1) Con el objeto de fomentar las relaciones científicas entre los socios, se in- dica entre paréntesis y con letra bastardilla, después de las señas de su domicilio, si el socio cultiva en la actualidad más especialmente algún ramo de la Historia Natural. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 9 Kheil (Napoleón M.). Profesor en la Escuela de Comercio, Socio del Club de Historia Natural de Praga y de las Sociedades Entomo- lógicas de Berlín, Stettin y Dresde.— National, 38, Praga (Checoes- lovaquia). Knudson (Dr. Lewis), Profesor de la Universidad Cornell, Ithaca, N. Y. (Estados unidos).— (Fisíoloffía vegetal.) Lagerheim (Prof. Qustav), Profesor en la Universidad de Estocolmo. (Botánica sudamericana.) Leclerc du Sablón (M.), Profesor en la Universidad de Toulouse (Francia). Lesne (Pierre), Ayudante de Entomología del Museo de Historia Natu- ral, 55, rué de Buffon, Paris. 5e (Francia).— f Entomología. ) Lewis (Jorge).— 87, Frant Road, Tumbridge Welis (Inglaterra).— fCo- leópteros del Japón e Histéridos.) Mangin (Louis), Director del Museo de Historia Natural de París.— (Botánica.) Martin (Rene), Abogado.— 20, rué d'Angouléme, París, IQe (Francia). (Neurópteros de Europa y Odonatos.) Meunier (Stanislas), Profesor de Geología del Museo de Historia Na- tural.—3, quai Voltaire, Par\s.—(Utología ) Montandon (Arnald L.). -Filaréte, Strada Viilor, Bucarest (Rumania), (Hemípteros, principalmente Heterópteros.) Olivier (Henry).-Baroches-au Houlme (Orne), Francia. Piccioli (Comm. Francesco), Director del Instituto Forestal.— Va- llombrosa {Italia).— (Botánica.) Piccioli (Dott. Lodovico), Prof. ord. di Selvicoltura, Apicoltura e Tec- nología nel R.° Instituto superiore Forestal. -Florencia (Italia).— (Botánica.) Porter (Dr. Carlos E.), Director del Museo y Laboratorio de Zoología aplicada y Catedrático de Zoología general. Entomología y Micros- copia del Instituto Nacional Agronómico; Director y fundador de la Revista Chilena de Historia Natural y de los Anales de Zoología Aplicada; Director de la obra Fauna de Chile; Oficial de Instrucción pública; «Chevalierí> del Mérito Agrícola, etc. Dirección postal: Ca- silla, 2.974, Santiago (Chile).— (Histología normal, Crustáceos decá- podos, Longicornios, Hemípteros heterópteros, Cóccidos, Agromy- zidae y Bibliografía zoológica de la América latina.) Richard (Jules), Doctor en Ciencias, Director del Museo Oceanógra- fico.— Monaco . — (Crustáceos inferiores.) Salomón (Dr. W.).— Instituto Mineralógico de la Universidad.— Hei- delberg (Alemania). Schouteden (H.).— Bruselas.- (Hemípteros.) Schulthess (Antón V.), Doctor en Medicina.— Wasserwerkstrasse, 53, Zurich (Suiza).— (Entomología, Ortópteros e Himenópteros.) Thomas (Prof. Oldfield), British Museum, Londres. - (Mamíferos.) Torre (D. Carlos de la). Catedrático en la Universidad de la Habana (Cuba). Turnez (W. Henry), de la Comisión Geológica.— Washington (Estados U nidos) . — (Geología .) Verneau (Dr. Rene), Profesor en el Museo de Historia Natural.— 48, rué Ducouédic, París 14e (Francia). Washing^ton (Dr. Henry St.). Locust, Mammouth Co., N. J. (Estados Unidos). Weise (J.). — Griebenowstrasse, 16, Berlín, n. 57. — (Coleópteros^ esp. Curculiónidos y Crisomélidos.) 10 LISTA DE SOCIOS Socios numerarios (D 1918. Academia de Infantería.— Toledo. 1912. Aguilar-amat (D. Juan Bautista), Ingeniero Industrial.— Bar- celona. 1919. Aguilar Blanch (D. Romualdo), Médico. — Pasaje de Monistrol, 4, Valencia. -(Mamíferos p Aves.) 1903. Aguilar y Carmena (D. Fernando), Farmacéutico, Director de la Estación de Biología Vegetal.— Illescas (Toledo).— f^/o/o^-za vegetal.) 1918. Aguiló Forteza (D. Francisco de S.), Licenciado en Ciencias Naturales. -Salud, 8 y 10, Madrid. 1902. Alabern (D. Enrique), Doctor en Medicina.— Borne-Pelaires 104, Palma de y^aWoxcdi. —(Citología general e Histología. 1897. Alaejos y Sanz (D. Luis), Doctor en Ciencias, Director del La boratorio de Biología marina.— Castelar, 19, Santander. 1922. Alberca (D. Román), Estudiante de Medicina.- Moratín, 48, Madrid. 1921. Albricias Goetz (D. Lincoln), Licenciado en Ciencias Naturales Bravo Murillo, 69, Madrid. 1920. Alcantarilla Escamilla (R. P. Fernando), Prefecto de las Es cuelas Pías, Profesor de Fisiología e Higiene. -Valencia. 1921. Alcobé Noguer (D. Santiago), Alumno de Ciencias Naturales Barcelona. 1914. Aleonada González (D. Ángel), Licenciado en Ciencias Natura les.— Alonso Fernández de Madrid, 2, Palencia. 1917. Aldama Herrero (D. Ricardo), Auxiliar de la Facultad de Cien cias.— Oviedo. 1920. Almarche Vázquez (D. Francisco), Presidente de «Lo Rat Pe nat» y Profesor ayudante del Instituto.— Valencia. 1921. Alonso Rodríguez (D. Julián), Alumno de Ciencias Naturales Valverde, 11, Madrid. 1920. Alluaud (Mr. Charles), Consérvateur du Muséum de l'Institut scientifique chérifien.— Rabat (Marruecos). - fZoo/o^^/í?.^ 1914. Alvarado Fernández (D. Salustio), Catedrático en el Instituto Gerona. 1915. Alvarez de Toledo (D. Ramón), Profesor auxiliar de la Facul tad de Medicina.— Granada. 1919. Alvarez López (D. Enrique), Catedrático en el Instituto.— Huesca. 1920. Anchóriz (D. Francisco de), Ingeniero Agrónomo.— Sevilla. 1908. Andreu y Rubio (D. José), Profesor de Historia Natural en el Seminario de Orihuela (Alicante). 1875. Antón y Ferrándiz (D. Manuel), Director del Museo de Antro- pología, Catedrático jubilado de la Facultad de Ciencias, Olózaga, 5 y 7, ^2iáx\di.—( Antropología.) 1894. Aragón y Escacena (D. Federico), Doctor en Ciencias Natura- les, Catedrático en el Instituto.— León. 1917. Aragón y Escacena (D. Francisco), Ayudante del Instituto.— León. 1905. Aranda y Millán (D. Francisco), Catedrático de Zoología en la Universidad.— Coso, 110, Zaragoza. 1920. Aranegui Coll (D. Pedro), Alumno de Ciencias Naturales.— Castilla, 15, Vitoria. (1) El nombre de los socios numerarios va precedido de la cifra que indica el año de su admisión en la Sociedad, y el de los socios fundadores y vitalicios, de las abreviaturas S. F. y S. V., respectivamente. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 41 1885. Aranzadi y Unamuno (D. Telesforo), Doctor en Farmacia y en Ciencias Naturales, Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Cortes, 655, 5.°, 2.*, Barcelona. — ('^In/ro- pologia y Botánica.) 1918. Ardanaz (D. Félix), General Jefe de Estado Mayor de la 7." Rq- ^xón. — "^ a\\^áo\\á.—( Entomología .) 1910. Ardiz Acha (D. Manuel). - Paseo de Pamplona, 7, Zaragoza. 1909. Ardois (D. Juan). -Alberto Aguilera, 60, N[adñd.- (Coleópte- ros del Globo.) 1905. Areses (D. Rafael), Ingeniero Jefe del Distrito forestal de Pon- tevedra—Santa Clara, 25, Pontevedra. 1902. Arévalo Carretero (D. Celso), Doctor en Ciencias Naturales, Jefe de la Sección de Hidrobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Ayala, 82, lAa.ár\á.— (Hidrobiología.) 1915. Arias de Olavarrieta (D. José), Licenciado en Ciencias Natu- rales.—Luna, 25, Madrid. 1872. Ateneo científico y literario (Biblioteca del). - Prado, 21, Madrid. 1917. Ateneo Conquense. — Mariano Catalina, 50, Cuenca. 1915. Ateneo de Santander. 1917. Ateneo de Sevilla. 1919. Ateneo de Soria. 1920. Ateneo Mercantil (Biblioteca del). - Valencia. 1912. Aulló y Costilla (D. Manuel), Profesor de la Escuela de Inge- nieros de Montes, Director del Laboratorio de la Fauna Fo- restal Española.- Ferraz, 40, Madrid. 1897. Azpeitia y Moros (D. Florentino), Profesor en la Escuela de Minas.— Príncipe de Vergara, 25, Niaár\á.—(Malacología v Diatomeas.) 1917. Báez Velasco (D. Eligió).- Puerta del Sol, 6, Madrid. 1921. Báguena Corella (D. Luis), Alumno de Medicina.— San Vicen- te, 122, Valencia. 1919. Báguena Ferrer (D. Ramón), Alumno de Derecho.— Peris y Valero, 40, Valencia. 1904. Bahía y Urrutia (Excmo. Sr. D. Luis), Abogado, ex Senador del Reino, Caballero Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica.— Almagro, 29, lAdiáñá.- (Agricultura.) 1919. Balaguer Ferrer (D. Rafael), Profesor de Ciencias Naturales de la Escuela Normal de Palma de Mallorca. 1915. Balasch Bosch (R. P. Jaime), Profesor de Historia Natural. - Colegio de San José, Valencia. 1906. Balguerias y Quesada (D. Eduardo), Conservador de Herba- rios del Jardín Botánico y Auxiliar de la Universidad.— Sil- va, 44, 5.°, Madrid. 1920. Barandiarán (U. Miguel), Profesor del Seminario de Vitoria. (Prehistoria.) 1914. Barbera Martí (D. Faustino), Doctor en Medicina y Cirugía, Director de la Revista valenciana de Ciencias Médicas.— Ca- balleros, 16, Valencia. 1915. Barnet (D. Ricardo), Profesor de la Escuela Alemana.— Bar- celona. 1891. Barras de Aragón (D. Francisco de las), Catedrático de An- tropología de la Universidad Central, Jefe de la Sección de Etnografía del Museo Antropológico —CoVarrubias, 21, lAa.- ár\á.-( Antropología.) 1901. Barreiro Martínez (R. P. Agustín), Agustino, Doctor en Cien- cias Naturales.— Madrid— fA/í7t?/'e/7orfls.j 1895. Bartolomé del Cerro (D. Abelardo), Catedrático de la Univer- sidad—Valladolid. 1920. Bartual Moret (D. Juan), Catedrático de Histología de la Uni- versidad.—Embajador Vich, 1, Wa\encia.— (Histología.) 12 LISTA DE SOCIOS 1918. Bataller Calatayud (D. José R.), Doctor en Ciencias Natura- les.— Barcelona. 1916. Beato y Pérez (D. José), Alumno de Ciencias.— Ledesma (Sa- lamanca). 1911. Beatty (Beatrice M.).-Harboro Road, 36, Northampton (Ingla- terra). 1920. Belenguer (Rvdo. P. Miguel), Profesor de las Escuelas Pías.— Valencia. 1912. Bellido y Golferichs (D. Jesús María), Catedrático de la Fa- cultad de Medicina. — Granada. 1906. Beltrán Bigorra (D. Francisco), Catedrático de la Universidad y Director del Jardín Botánico. — Pizarro, 10, Valencia.— C^o- tánica ) 1919. Benaches Ansína (D. José María), Profesor Ayudante del Ins- tituto.—Valencia. 1905. Benedito (D. José María), Jefe del Laboratorio de Taxidermia del Museo Nacional de Ciencias Naturales —María de Moli- na, 19, Madrid. 1912. Benedito (D. Luis), Escultor taxidermista del Museo Nacional de Ciencias Naturales.- María de Molina, 19, Madrid. 1912. Benisa (R. P. Fr. Melchor de), Director del Observatorio.— Totana (Murcia). 1922. Benítez Mellado (D. Francisco), Ayudante artístico de la Co- misión de Investigaciones paleontológicas y prehistóricas.— Ponzano, 32, Madrid. 1915. Benjumea Calderón (D. Antonio), Ingeniero de Minas.— Sevilla. 1920. Bernaldo de Quirós (D. José Luis), Preparador del Museo Na- cional de Ciencias Naturales.— Marqués de Urquijo, 25, Ma- drid.— (Entomología .) 1920. Bermejo Duran (D. Miguel), Ingeniero de Montes— Sevilla. 1920. Bermejo Vida (Exorno. ^Sr. D. Luis), Catedrático de la Facul- tad de Ciencias. -Salva, 10, Valencia. 1910. Berraondo (D. Manuel), Catedrático de Historia Natural en el Instituto.— Albacete. 1903. Bescansa Casares (D. Fermín), Catedrático de Historia Natu- ral en el Instituto. — Real, 27, La Corüña.—fBofánica.) 1921. Bescansa Casares (D. Luis), Farmacéutico militar.— Madrid. 1922. Biblioteca Municipal de Santander. 1919. Biblioteca Municipal de Sevilla. 1898. Blas y Manada (D. Macario), Doctor en Farmacia.- Cuesta de Santo Domingo, 20, Madrid. 1901. Bofill (D. José María), Doctor en Medicina.— Aragón, 281, Bar- celona. 1919. Bogani Valldecabres (D. Emilio), Alumno de Medicina.— Pela- yo, 37, Venencia.— (Histología.) 1912. Bolívar y Pieltain (D. Cándido), Conservador de Entomología del Museo Nacional de Ciencias Naturales.- Goya, 29, ¡Aa- drid.— (Coleópteros y Ortópteros.) 1913. Bolívar y Pieltain (D. Ignacio), Doctor en Medicina, Ayudante del Instituto de Radiactividad.- Lavapiés, 10, Madrid. S. F. Bolívar y Urrutia (D. Ignacio), Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Jardín Botánico, Catedrático jubi- lado de la Facultad de Ciencias. -Goya, 29, Madrid. -^Or- tópteros, Hemípteros y Crustáceos.) 1915. Bolos y Vayreda (D. Antonio), Farmacéutico. -San Rafael, 28, Olot (Gerona).— (Botánica.) 1920. Bonet Sanchís (D. Julio).- Rey D. Jaime, 9, Valencia.— ("Co- leópteros y Paleontología.) 1909. Bordas Celma (R. P. Manuel), Sch. P.- Escuelas Pías de Sa- rria (Barcelona). DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 13 1898. Borobio (Excmo. Sr. D. Patricio), Decano y Catedrático de la Facultad de Medicina, Gran Cruz de Isabel la Católica. — Coso, 43-45, Zaragoza. -(Pediatría.) 1872. Boscá y Casanoves (D. Eduardo), Licenciado en Medicina, Ca- tedrático honorario de la Facultad de Ciencias de la Univer- sidad, Director del Museo Paleontológico —Avenida de los Aliados, E. B., Valencia. -(Reptiles de Europa.) 1900. Boscá y Seytre (D. Antimo), Doctor en Ciencias, Catedrático en el Instituto.— Avenida de Navarro Reverter, 24, Valencia. (Mineralogía y Paleontología.) 1918. Botey Mateu (D. Timoteo), Licenciado en Ciencias Naturales. Barcelona. 1916. Breuil (M. Henry), Profesor en el Instituto de Paleontología humana, 1, rué Rene Panhard, París. 1912. Brolemann (H. W.).- Boíte, 22, Pau (Bajos Pirineos, Francia). S. V. (Entomología general, especialmente Miriápodos.) 1901. Brugués y Escuder (D. Casimiro), Doctor en Farmacia y en Ciencias.— Bruch, 66, Barcelona.— (Histología vegetal.) 1883. Buen y del Cos (D. Odón de), ex Senador, Director del Insti- tuto Español de Oceanografía, Catedrático de Mineralogía y Botánica en la Universidad Central.— Lagasca, 116, Madrid. (Biología marina.) 1915. Buen y Lozano (D. Fernando de). Licenciado en Ciencias y Alumno de Farmacia. — Lagasca, 116, Madrid. 1911. Buen y Lozano (D. Rafael de). Jefe de Sección del Instituto Es- pañol de Oceanografía, Catedrático excedente. — Madrid. 1916. Buen y Lozano (D. Sadi de), Licenciado en Medicina.— Lagas- ca, 116, Madrid. 1918. Buñuel (D. Luis).— Residencia de Estudiantes— Madrid.— ^£'/í- tomología.) 1915. Busquéis Mollera (D. Narciso), Licenciado en Ciencias Natu- rales. - Bañólas (Gerona). 1921 . Bustinza Lachiondo (D. Florencio), Alumno de Ciencias Natu- rales. - Palma, 11, pral., Madrid. 1901 . Caballero (D. Arturo), Catedrático de la Universidad.— Univer- sidad, 110, Barcelona 1915. Caballero (D. Justo), Alumno de Ciencias.- Barcelona. 1908. Cabeza de León (D. Salvador), Catedrático de la Facultad de Derecho en la Universidad, Santiago. 1912. Cabré y Aguiló (D. Juan).— Martín de los Heros, 2, Madrid.— (Espeleología.) 1902. Cabrera y Díaz (D. Agustín), Doctor en Ciencias, Catedrático en el Instituto. - Laguna de Tenerife (Canarias). 1891 . Cabrera y Díaz (D. Anatael), Médico cirujano.— Laguna de Te- nerife (Canarias) — (Himenópte ros , Véspidos, Euménidos y Mas áridos del Globo.) 1896. Cabrera y Latorre (D. Ángel), Agregado al Museo Nacional de Ciencias Naturales; Caballero de la Orden civil de Alfon- so XÍI.— Claudio Coello, 115, Niaáñá.— (Mamíferos y Dibujo científico.) 1901 . Calleja y Borja Tarrius (D. Carlos), Catedrático en la Facultad de Medicina —Cortes, 248, pral., Barc%\ox\a.-( Histología.) 1910. Cambronero y González (D. Saturnino), Farmacéutico militar. Veneras, 1 y 3, 1." dcha., Madrid. 1920. Campos Fillol (D. Juan), Catedrático de Higiene y Bacteriolo- gía de la Facultad de Medicina.— Pi y Margall, 1, Valencia. 1920. Campos Fillol (D. Rafael), Doctor en Medicina, Profesor auxi- liar de la Facultad.— Pi y Margall, 1, Valencia. (Histología.) 1889. Camps (Sr. Marqués de). Diputado a Cortes. — Canuda, 16, principal, Barcelona. 14 LISTA DE SOCIOS 1916. Canals Carreño (D. Juan), Alumno de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1914. Candau y Pizarro (D. Feliciano), Rector y Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad. -Sevilla. 1921. Candel Vila (D. Rafael), Licenciado en Ciencias Naturales.— Espíritu Santo, 24, 2.", Madrid. 1921. Cañizo Gómez (D. José del). Ingeniero Agrónomo.— Reyes, 7, Madrid . 1913. Carandell y Pericay (D. Juan), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto - Cabra.— (Geología) 1905. Carballo (D. Jesús), Licenciado en Ciencias.— Silva, 34, lAa- áñá.— (Espeleología .) 1919. Cárdenas Villar (D. Federico), Alumno de Ciencias Naturales. Castelar, 4, Ciudad Real. 1922. Carmona (D. José), Maestro Nacional.— Balsicas (Murcia). 1918. Carrión y Carrión (D. Pascual), Ingeniero Agrónomo.— San Fernando, 29. Sevilla. 1922. Casado y García (D. Lorenzo J.), Ingeniero de Montes— Se- villa. 1901. Casamada Mauri (D. Ramón). —Pelayo, 17, 2.°, Barcelona. 1919. Casanova Dalfó (limo. Sr. D. José), Doctor en Medicina y Ci- rugía.—San Vicente, 151, Valencia. 1911. Casan (Rvdo. P. Ignacio), Profesor de Historia Natural en el Colegio de Altos Estudios de la Orden Escolapia. — Irache (Navarra). 1901. Casares Gil (limo. Sr. D. Antonio), Teniente Coronel de Sani- dad Militar.— Plaza de Santa Catalina, 2, Madrid —(Hepáti- cas Y Musgos.) 1901 . Casares Gil (Excmo. Sr. D. José), Catedrático de la Facultad de Farmacia, Senador del Reino.— Plaza de Santa Catalina, 2, Madrid. — (Análisis químico mineral.) 1906. Cascón y Martínez (D. José), Ingeniero Agrónomo. — Ciudad Rodrigo. 1901. Casino de Zaragoza. 1911. Castaños Fernández (D. Emiliano), Catedrático del Instituto. Plaza Arravaleta, 9, Mahón. 1912. Castro y Barea (D. Pedro), Doctor en Ciencias Naturales.— Eloy Gonzalo, 6, Madrid.— (Mineralogía.) 1905. Castro y Pascual (D. Francisco), Catedrático de la Facultad de Farmacia, Secretario general de la Universidad. — Val ver- de, 9, Madrid. 1919 . Cátedra de Agricultura del Instituto general y técnico de Toledo. 1921. Cátedra de Historia Natural del Colegio de Escuelas Pías de Granada. 1921, Cátedra de Historia Natural del Instituto de Las Palmas (Ca- narias). 1907. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad-— Madrid. 1901. Cátedra de Mineralogía y Botánica de la Universidad de San- tiago. 1916. Cátedra de Mineralogía y Zoología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago. 1914. Cavero Martínez (D. Isidoro), Licenciado en Ciencias Natura- les.—Sagasta, 3, Madrid. 1884. Cazurro y Ruiz (D. Manuel), Doctor en Derecho y en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto.— Paseo de Gracia, 78, ^arcQ\or\a.- (Prehistoria y Micrografía.) 1918. Ceballos (D. Gonzalo), Ingeniero de Montes.— Martín de los Heros, 56, Madrid.— (Entomología.) 1921. Ceballos (D. Luis), Ingeniero de Montes.- Martín de los He- ros, 56, Madrid.- (Botánica.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 15 1920. Cebrián F. Villegas (D.* Dolores), Profesora de la Escuela Normal de Maestras.- Fuencarral, 114, S.", Madrid.— ('F/s/o- logia vegetal.) 1920. Cebrián F. Villegas (D.* Mercedes).- Fuencarral, 114, 3.*>, Madrid. 1905. Cendrero (D. Orestes), Doctor en Ciencias Naturales, Cate- drático en el Instituto. — Concordia, 9, Santander. 1916. Cerralbo (Excmo. Sr. Marqués de).- Ventura Rodríguez, 2, Madrid. 1920. Cervera Moltó (D. Augusto), Doctor en Medicina, Profesor Ayudante de Histología de la Facultad de Medicina.- Pintor Sorolla, 26, Walencia.—f Hi'sto/ogi'a.J 1891 . Chaves y Pérez del Pulgar (D. Federico), Doctor en Ciencias Físico-Químicas, Director del Museo regional.— Córdoba.— (Mineralogía y Cristalografía.) 1915. Cillero y Ángulo (D. José), Catedrático en el Instituto.— Soria. 1913. Cillero y Ángulo (D. Marcelino), Catedrático en el Instituto.— Burgos. 1920. Clermont (Mr. Joseph).-162, rué Jeanne d'Arc prolongée, París, 15e .—(Coleópteros.) 1916. Codina (D. Ascensio).- La Roca, Sarria, Barcelona.— ^//jseí?- tos de Cataluña.) 1875. Codorníu (Excmo Sr. D. Ricardo). Inspector general jubilado del Cuerpo de Ingenieros de Montes, Gran Cruz de Isabel la Católica y del Mérito Agrícola.— Paseo del Malecón, letra C, Murcia. 1914. Cogolludo y Bejerano (D. José María) Doctor en Ciencias y Farmacia.— Gal vez (To\edo).— (Botánica y Zoocecidias.) 1904. Colegio de Santo Domingo— Orihuela (Alicante). 1919. Colegio del Beato Juan de Rivera, de Burjasot (Valencia). 1920. Colom (D. Guillermo).— Isabel II, 21 y 23, Soller (Mallorca).— (Protozoos.) 1914. Conde Diez (D. Enrique), Ingeniero de Minas.— Claudio Coello, 13, Madrid. 1892. Corrales Hernández (D. Ángel), Catedrático en el Instituto.— Ciudad Real. 1872. Cortázar (Excmo. Sr. D. Daniel de). Senador del Reino, Ins- pector general jubilado del Cuerpo de Ingenieros de Minas, de las Reales Academias de la Lengua y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.— Velázquez, 16, hotel, Madrid 1920. Cortés Contreras (D. Antonio), Farmacéutico.— Granada. 1920. Cortés y Latorre (D. Cayetano), Doctor en Farmacia y Alumno de Ciencias Naturales.- Ventura Rodríguez, 6, Madrid. 1918. Crespí Salón (D. Andrés), Alumno de Ciencias. - Barcelona. 1915. Crespí y Jaume (D. Luis), Catedrático en el Instituto Escuela- Palafox, 12, Madrid. (Fisiología vegetal.) 1920. Cross (Mr. Richard B.).- Fernanflor, 6, Madrid. 1902. Cru y Marqués (D. Enrique), Naturalista preparador.— San Vi- cente, 245, Valencia. — fO/-/7//o/o¿7G }' Oologia ) 1903. Cruz (D. Emiliano de la), Ingeniero jefe de las minas de Ribas (Gerona), de las Sociedades geológicas de Londres Francia, Bélgica e Italia, etc., Ingeniero graduado de los Institutos de Minas de Londres y de Newcastle.— Minas de Ribas (Gerona). 1902. Cruz Nathan (D. Ángel B. de la). Profesor Ayudante en el Ins- tituto.- Libertad, 204, Cabañal {y Q\ewc\a).— (Zoología.) 1915. Cuesta Urcelay (D. Juan), Licenciado en Ciencias Naturales.— Martín de los Heros, 57, Níaáñá.- (Botánica.) 1919. Cuñat (R. P. Salvador), Sch. P., Prefecto y Profesor de Histo- ria Natural en las Escuelas Pías de Alcira (Valencia).— ("F/om de Alcira.) Í6 LISTA DE SOCIOS 1912. Cus! y Ventades (D. Ernesto), Doctor en Ciencias, Conserva- dor interino de Osteozoologia del Museo Nacional de Ciencias Naturales. — Ferraz. 94, Madrid. 1910. Dantín y Cereceda (D. Juan), Catedrático en el Instituto Es- cuela.—Nicasio Gallego, 6, Madrid. 1910. Darder Pericas (D. Bartolomé), Catedrático en el Instituto.— Tarragona.- (Estratigrafía.) ava-Nueva CExcmo. Sr. Coi 1920. Daya-Nueva (Excmo. Sr. Conde de), Ingeniero Jefe del Distrito forestal.- Valencia. 1908. Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sala- manca. 1913. Decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad.— Valla- dolid. 1920. Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad.— Va- lencia. 1921. D'estoup y Barrio (D. Fernando). — Ferraz, 1, principal, Madrid. 1902. Deulofeu (D. José), Catedrático de Química inorgánica en la Facultad de Farmacia.— Santiago. 1918. Díaz Llanos (D. Eduardo).— Huelva.—(^P/-eA/5/o/-/£7.j 1890. Díaz del Villar (limo. Sr- D. Juan Manuel), Doctor en Medici- na, Catedrático en la Escuela de Veterinaria, Consejero de Sanidad.— Atocha, 114 duplicado, Níadrid.— (Epizoarios y Entomozoarios.) 1920. Díaz Rodríguez (D. Bautista), Ingeniero de Montes. -Quintana, 20, N[adr\d.— (Entomología.) 1899. Díaz Tosaos (R. P. Filiberto), Doctor en Ciencias, Conserva- dor en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Fuenca- rral, 155, Madrid. 1901 . Diez Tortosa (D. Juan Luis), Catedrático en la Facultad de Farmacia. — Reyes Católicos, 47, Granada. — (Botánica.) 1907. Diez Tortosa (D. Manuel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Granada. 1911. Dodero (D. Agostino), fu Gno. — Via Gropallo, 6-5; Casella S. V. póstale, 1.160, Genova ([iaWa).- (Coleópteros de Europa.) 1915. Domínguez (D. Baldomcro), Catedrático de Historia Natural en el Instituto. -Almería. 1917. Domínguez y Montero (D. Pedro), Alumno de Ciencias Natu- rales. - Línea del Tajuña. -Albalate de Zorita. 1917. Doreste y Betancor (D. Federico), Profesor normal.— Doctor Santero, 5, Madrid. 1903. Dulau (M.).- 34-36, Margaret Street, Cavendish Square, Lon- dres. 1890. Dusmet y Alonso (D. José M.*), Doctor en Ciencias Naturales, Naturalista agregado al Museo Nacional.— Claudio Coello, 19, ÍAadr\d.—(Himenópteros.) 1909. Eguren y Bengoa (D. Enrique de), Catedrático de la Universi- dad.—Oviedo. 1898. Eleizegui (D. Antonio), Catedrático en la Facultad de Farma- cia.—Plaza de la Universidad, 5, tercero, Santiago. 1888. Elizalde y Eslava (D. Joaquín), Catedrático de Historia Natu- ral en el Instituto.- Logroño. 1912. Escalas Real (D. Jaime), Doctor en Medicina, Médico de nú- mero del Manicomio provincial.— Salellas, 2, Palma de Ma- llorca. ,1902. Escribano (D. Cayetano), Conservador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Profesor auxiliar de la Facultad de Cien- cias.—Colmenares, 6, Madrid. 1918. Escribano (D. Marcial), Licenciado en Ciencias Naturales.— Villar de Gallimazo (Salamanca). DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 17 1872. Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (Biblio- teca de la). -Alfonso XII, Madrid. 1872. Escuela de Ingenieros de Montes (Biblioteca de la).— Madrid. 1894. Escuela de Veterinaria de Madrid. 1917. Escuela Normal de Maestras de Guipúzcoa —San Sebastián. 1917. Escuela Normal de Maestras de Vizcaya— Bilbao. 1921 . Escuela Normal de Maestras de Palma de Mallorca. 1905. Escuela Normal de Maestros de Granada. 1917, Escuela Normal de Maestros de Sevilla. 1915. Escuela Superior de Comercio de Málaga. 1919. Escuela Profesional de Comercio de Valencia. 1921 . Escuelas de Artesanos y Artes y Oficios. — Valencia. 1920. Escuelas Pías de Utiel (R. P. Profesor de Historia Natural de las).- Utiel (Valencia). 1921 . Escuelas Pías de Gandía (R. P. Profesor de Historia Natural de las). — Gandía (Valencia). 1907. Espejo y Casabona (D. Francisco), Regente de la Escuela Normal de Maestros.- San Matías, 17, Granada. 1920. Espinosa (D. P.) — La Granja. Santiago de Cliile. 1902. Esplugues Armengol (D. Julio), Licenciado en Ciencias Natu- rales, Profesor auxiliar del Instituto, Jardinero 2.° del Botáni- co.—Hospital, 12, Valencia.— (Botánica.) 1920. Esquivias Zurita (D. Antonio), Ingeniero de Montes.- Sevilla. 1921. Estación Entomológica (Ingenieros de Montes). -Cuéllar (Se- govia). 1921. Estación Entomológica (Ingenieros de Montes).— Mérida (Ba- dajoz). 1921 . Estación Entomológica (Ingenieros de Montes).— Villanueva de Córdoba (Córdoba), 1905. Estación de Biología marina. -Puerto Chico, Santander. 1920. Estación de Sismología de Toledo. 1921 . Esteban Ballester (D. José María), Licenciado en Ciencias quí- micas, Profesor ayudante del Instituto. — Clavé, 10, Valencia. 1920. Esteban de Faura (D. Antonio), Ingeniero Agrónomo, Director de la Estación olivarera. -Hellín. 1917. Estébanez (D. Rosendo), Doctor en Farmacia —Soncillo (Bur- gos). 1914. Ezquieta y Arce (D. Joaquín), Médico y Licenciado en Ciencias Naturales. — Lecaroz (Baztán), Navarra. 1906. Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada. 1917. Facultad de Ciencias de la Universidad de Murcia. 1903. Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada. 1914. Fallot (M. Paul).— Laboratoire de Géologie, Place Notre Dame, Grenoble (Francia). 1909. Faura y Sans (D. Mariano), Presbítero, Profesor auxiliar en la Facultad de Ciencias —Valencia, 234, principal, 1.", Barce- lona. 1914. Fenech(D. Rafael), Ingeniero. - Granada.— (Crisíalografía quí- mica) 1920. Feo Cremades (D. José), Licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, Profesor auxiliar en el Instituto.— Platerías, 6, Va- lencia. 1910. Fernández (R. P. Ambrosio), Agustino.— Colegio de Calatra- va.— Salamanca. - (Lepidópteros.) 1914. Fernández Aguilar (D, Rafael), Ingeniero de Minas.— Veláz- quez, 64, Madrid. 191 1 . Fernández Alonso (D.'' Juana), Profesora en la Escuela Normal de Maestras de Jaén. 1922. Fernández Cid (D. Carlos), Alumno de Ciencias Naturales.— Pardiñas, 14, Madrid. Tomo xxi .—Enero, 1922. 2 18 LISTA DE SOCIOS 1904. Fernández Gallano (D. Emilio), Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Universidad.- Universidad, 108,2.°. Barcelona. 1914. Fernández Hernández (D. Alfredo), Profesor de Historia Na- tural en el Colegio de Cervantes.— Hernán Cortés, 19, Va- lencia. 1914. Fernández Martí (D. José), Doctor en Medicina y Cirugía y en Ciencias Naturales, Jardinero mayor del Botánico. — Caballe- ros, 15, Valencia. 1907. Fernández Martínez (D. Fidel), Médico. -San Antón, 71, Gra- nada. 1916. Fernández Montesinos (D. Gregorio), Médico.- Granada. 1890. Fernández Navarro (D. Lucas), Catedrático de Cristalografía y Mineralogía en la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de Mineralogía del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Velázquez, 64, Madrid. 1913. Fernández Nonídez (D. José), Cornell Medical College, First Avenue and 28 th Street, Nueva York., 1921. Fernández Ortega (D.^ María Victoriaj, Profesora de la Es- cuela Normal. — Lugo 1917. Fernández Riofrío (D Benito), Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias.— Barcelona. 1919. Ferrán Degrie (D. Antonio), Profesor de la Escuela de Ingenie- ros Industriales.— Claris, 112, Barcelona. 1900. Ferrando y Más (D. Pedro), Catedrático de Mineralogía y Bo- tánica en la Universidad.— Paseo de Sagasta, 9, Zaragoza. 1912. Ferré Gomis (D. Roberto). - Barcelona. 1914. Ferrer Merín (R. P. Francisco), Rector del Colegio de la Con- cepción de Onteniente (Valencia). 1907. Ferrer Hernández (D. Francisco), Profesor auxiliar en la Uni- versidad.—Sierpe, 3, ^^áñá - ( Esponjas .) 1915. Ferrer y Galdíano (D. i^\anuel), Conservador interino de Hi- drobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. — Pa- seo de Recoletos, 37, N^aáúá.— (Crustáceos .) 1879. Flórez y González (D. Roberto). — Cangas de Tineo (Asturias). (Entomología) 1901 . Folch y Andreu (D. Rafael), Catedrático de la Facultad de Far- macia.—Augusto Figueroa, 11 y 15. Madrid. 1921. Font de Mora Lloréns, Ingeniero Agrónomo, Profesor de la Granja Escuela de Agricultura. — Valencia. 1912. Font Quer (Dr. Pío), Licenciado en Ciencias y Farmacéutico militar— Sicilia, 26 bis, Barcelona- (Botánica.) 1918. Fontana Company (D. Mario A.), Ingeniero Mecánico. Nueva Palniira (Uruguay).- (Moluscos.) 1914. Fraga Torrejón (D. Eduardo de). Inspector de primera Ense- ñanza.- Montesdeoca, 8, Las Palmas (Gran Canaria). 1910. Franganillo Balboa (P. Pelegrín), S. J., Profesor en el Cole- gio de Belén, Habana (Cuba). -Apartado 221.- (Aracnologia y en especial Araneologia.) 1917. Frankowski (D. Eugeniusz), Ayudante en el Instituto Antropo- lógico de la Universidad.- Grodzka, 55, Cracovia.— ^/1/7/ro- pología v Etnografía.) 1888. Fuente (D. José María de la), Presbítero, de la Sociedad ento- mológica de Francia, fundador y ex Presidente de la Arago- nesa de Ciencias Naturales, Vicepresidente (Sección zoológi- ca) del Congreso zaragozano de 1908, fundador de la Sociedad entomológica de España, laureado primer premio en el con- curso de la Sociedad Aragonesa de 1907, Socio de honor del Ateneo Científico de Ciudad Real y Miembro de otras varias Sociedades nacionales y extranjeras.— Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real).— (Coleópteros de Europa.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 19 1890. Fuset y Tubiá (D. José), Catedrático en la Universidad. -Di- putación, 221, Barcelona.- (Gusanos ]' Dibujo científico.) 1914. Gabinete de Historia Natural de la Universidad de Sevilla. 1921. Gail y Gallo (D." Genoveva), Licenciado en Ciencias Natura- les.—Silva, 18, Madrid. 1921. Gamir (D. Aurelio), Farmacéutico. —San Fernando, 7, Va- lencia. 1910. Gamundi Ballester (D. Juan), Farmacéutico militar.- Palmada Mallorca (Baleares). 1916. Gandolfi Kornyold (Dr. Alfonso).— Laboratorio biológico ma- S. V. riño.- Porto Pi, Palma de MaWorca. — (Ictiología.) 1872. García Arenal (D. Fernando), Ingeniero Jefe de Caminos, Ca- nales y Puertos. — General Oráa, 7, Madrid. 1913. García Banús (D. Mario), Doctor en Ciencias Naturales.— Ligue Red Cross Societies. — Ginebra (Suiza). 1913. García Bayón Campomanes (D. Pedro), Licenciado en Ciencias Naturales. — Don Benito (Badajoz). 1920. García de la Cruz (R. P. León), Sch. P.- Escuelas Pías, Mesón de Paredes, 84, Madrid. 1919. García del Cid (D. Francisco), Profesor auxiliar en la Facultad de Ciencias. — Vilamasí, 54, Barcelona. 1918. García Fresca y Tolosana (D. Antonio), Licenciado en Ciencias Naturales. — Desengaño, 27, N[aár\(i.—(Entomoiogía.) 1906. García González (D. Joaquín), Preciados, 46, 3.", Madrid. 1913. García Izcara (D. Dalmacio), Director de la Escuela de Veteri- naria.—Plaza de la Cebada, 9, Madrid. 1921 . García Marín (D. Julián), Farmacéutico.— Cuarte, 55, Valencia. 1920. García Martínez (D. Mariano). -La Aguilera (Burgos). 1877. García Mercet (D. Ricardo), Secretario de la Asociación espa- ñola para el progreso de las Ciencias, Naturalista agregado al Museo Nacional de Ciencias Naturales, Subinspector de Sanidad Miiilar.- Glorieta de Quevedo, 10, M.adrid.—(Hime- nópteros de Europa.) 1899. García Várela (D. Antonio), Catedrático de Organografía y Fisiología vegetal, Vicedirector del Jardín Botánico y Jefe de la Sección de cultivos. — Espalter, 11. lAaáñá- (Hemipteros.) 1922. García Várela (D. Celso), Farmacéutico 1 .° de Sanidad Militar. Larache. 1910. García Velázquez (D. Pedro), Ingeniero de Minas. — Res, 6, Sevilla. 1909. Garma (D. Félix de la), ex Diputado provincial. Licenciado en Derecho.— La Paraya Guriezo {Santanáer).— (Piscicultura.) 1900. Gelabert Rincón (Rvdo. D José).-Llago3tera (Gerona).- (Mi- neralogía y Geología.) 1917. Gil de Ceballos (D. Julián), Licenciado en Ciencias Naturales. Mérida (Badajoz). 1921 . Gil Collado (D. Juan), Licenciado en Ciencias Naturales. — Tra- vesía de Fúcar, 19, Madrid. 1914. Gil Lletget (D. Augusto), Licenciado en Ciencias Naturales.— Serrano, 19, Madrid. -('/li'es.^ 1896. Giménez de Aguilar y Cano (D. Juan), Catedrático de Historia Natural en el Instituto.- Casa Blanca (Cuenca).— r^e/^/c/o/;- teros.) 1921 . Giménez Miguel (D. Jaime).— Monjas Servitas, 7, pral., W'a\&n- c\a.— (Lepidópteros.) 1919. Giner Moret (D. Salvador).— San Vicente, 205, Valencia- 1912. Goizueta y Díaz (D. Jesús), Catedrático y Decano de la Facul- tad de Farmacia. — Barcelona. 1920. Gómez Arguello y Díaz Canseco (D. Isidoro), Alumno de la Fa- cultad de Ciencias.- Bailen, 25, Madrid. 20 LISTA DE SOCIOS 1912. Gómez de Llarena y Pou (D. Joaquín), Doctor en Ciencias Na- turales, Catedrático en el Instituto de las Palmas (Canarias). (Geología y Geografía.) 1914. Gómez Fernández (D. Luis).— Travesía del Conde Duque, 8, Madrid. 1911. Gómez Llueca (D. Federico), Farmacéutico, Catedrático en el Instituto. — Santiago . - (Geología.) 1917. Gómez-Menor y Or"tega (D. Juan), Licenciado en Ciencias Na- turales.—Comercio, 58. Toledo. 1916. Gómez Rodríguez (D. Mariano de la Paz). — Plaza de Alfon- so XII, 8, Linares (Jaén). 1909. Gómez Vega (D. José), ]Aéá\co.-Sax\\SíX\áer.— (Antropología.) 1919. Gómez Vinuesa (D. Leoncio), Licenciado en Ciencias.— Madrid. 1910. González (D Saturio), P. B.— Convento de Santo Domingo de 'SWosiBm^os)- (Mamíferos.) 1919. González Bellote (D. José), Canciller del Consulado de España en Tetuán (Marruecos). S. F. González Hidalgo (D Joaquín), de la Real Academia de Cien- cias, Jefe de la Sección de Malacología del Museo Nacional, Catedrático jubilado de la Universidad Central.- Carmen, 4, Madrid. 1916. González Nicolás (D.Antonio), Ingeniero de Minas. — Sevilla. 1915. González Reguera! (D. José Ramón), Licenciado en Ciencias Naturales. — Inerarity, 13 y 15, üijón. 1902. González Sánchez (D. Francisco).— Granada. 1917. González Sevilla (D. Ramón). — Granada. 1920. Gossé (D. Guillermo). - Provenza, 365, Barcelona. --('Pr e^/5- toría.) 1920. Gragera de León (D. Fernando), Ingeniero de Caminos.— Se- villa. 1918. Granja Agrícola de la Fundación Rodríguez Fabres. — Sala- manca. 1919. Granja Escuela Práctica de Agricultura y Escuela de Peritos Agrícolas. — Burjasot (Valencia). 1898. Gregorio Rocasolano (D. Antonio), Catedrático de la Facultad de Ciencias.— Zaragoza. 1921 . Gutiérrez (Rvdo. P. Miguel), Profesor del Seminario.— Univer- sidad Pontificia de Comillas. 1918. Gutzwiller (Dr. Otto). — Bremgarten, Aargan (Suiza). 1918. Haas (Dr. Federico). -Senckenbergisches Museum, Viktoria- AUée, 7, Frankfort a. }A.— (Malacología.) 1907. Heintz (D. Luis), Licenciado en Ciencias, Director del Colegio de Nuestra Señora del Pilar.— Príncipe de Vergara, Madrid. 1920. Hernández Pacheco de la Cuesta (D. Francisco), Licenciado en Ciencias Naturales.- Eloy Gonzalo, 13, Madrid. 1893. Hernández Pacheco y Esteban (D. Eduardo), Catedrático de la Facultad de Ciencias, Jefe de la Sección de Geología del Museo Nacional de Ciencias Naturales. — Eloy Gonzalo, 13, lAdLáñá.- (Geología y Paleontología.) 1921 . Hernansáez y Meoro (D. Pedro), Alumno de Ciencias Naturales. Laboratorio de Botánica de la Universidad, Barcelona. 1920. Herrero Serra (D. Cándido), Alumno de Medicina.— Valencia. 1888. Hoyos (D. Luis), Doctor en Ciencias Naturales y en Derecho, Catedrático de la Escuela Superior del Magisterio.— Lagas- * ca, 11, Madrid.— (Antropología.) 1901. Hueso Carceller (D. José), Doctor en Ciencias, Profesor de Historia Natural en la Escuela Normal.- Avenida de Navarro Reverter, 8. Valencia. 1915. Huguet del Villar (D. Emilio), Director fundador del Archivo Geográfico de la Península Ibérica.— Lista, 62, Madrid. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 2Í 1907. Huguet y Padró (D. Mariano), Doctor en Medicina.— Barcelo- na. - (Bacteriología.) 1895. Huidobro y Hernández (D. José), Doctor en Ciencias, Conser- vador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. — Ruiz, número 12, 2.", Madrid. 1895. Ibarlucea (D. Casto), Catedrático de Agricultura en el Institu- to.- General Margallo, 47, Cáceres. 1917. Ibérica (Revista). — Observatorio del Ebro (Tortosa). 1916. Iglesias Iglesias (D. Luis), Doctor en Ciencias Naturales.— Santiago. -(Coleópteros.) 1919. Ingeniero Jefe del distrito minero de Valencia. 1919. Ingeniero Jefe del Servicio Agronómico de la Región de Levan- te. ~ Valencia. 1919. Ingeniero Jefe de la División Hidrológico-forestal del Júcar.— Valencia. 1908. Instituto general y técnico de Alicante. 1906. Instituto general y técnico de Baeza. 1905. Instituto general y técnico de Barcelona. 1901 . Instituto general y técnico de Burgos. 1916. Instituto general y técnico de Castellón. 1909. Instituto general y técnico de Cuenca. 1916. Instituto general y técnico de Figueras (Gerona). 1907. Instituto general y técnico de Granada. 1901 . Instituto general y técnico de Guadalajara. 1903. Instituto general y técnico de Huelva. 1908. Instituto general y técnico de Huesca. 1908. Instituto general y técnico de La Coruña. 1917. Instituto general y técnico de Lugo. 1917. Instituto general y técnico de Mahón 1915. Instituto general y técnico de Málaga. 1904. Instituto general y técnico de Orense. 1901 . Instituto general y técnico de Falencia. 1901 . Instituto general y técnico de Palma de Mallorca. 1904. Instituto general y técnico de Pontevedra. 1909. Instituto general y técnico de Reus (Tarragona). 1915. Instituto general y técnico de Salamanca. 1872. Instituto general y técnico de San Isidro. —Madrid. 1903. Instituto general y técnico de San Sebastián (Guipúzcoa). 1913. Instituto general y técnico de Santander. 1901 . Instituto general y técnico de Santiago. 1920. Instituto general y técnico de Segovia. 1916. Instituto general y técnico de Sevilla. 1880. Instituto general y técnico de Valencia. 1901 . Instituto general y técnico de Vitoria. 1919. Instituto general y técnico de Zamora. 1901 . Instituto general y técnico de Zaragoza 1909. Instituto Oswaldo Cruz. — Chez M. Albanel, 11, rué Saulnier, París . 1919. Instituto provincial de Higiene (Sr. Director del). —Valencia. 1872. Jardín Botánico (Biblioteca del).— Madrid. 1916. Jerónimo Barroso (D. Manuel), Doctor en Ciencias Naturales, Auxiliar en la misma Facultad, Catedrático del Instituto.— Salamanca. - (Briozoos.) 1921. Jiménez de Astía (D. Felipe), Doctor en Medicina, Hemató- logo. Pérez Galdós, 3, pral , Madrid. 1884. Jiménez de Cisneros (D. Daniel), Catedrático de Historia Na- tural en el Instituto. Medina, 38, k\\c£íx\ie - (Geología .) 1920. Jorge Lorenzo (D. Mario), Profesor de Geografía en la Es- cuela de Náutica y Profesor auxiliar del Instituto.— Ciscar, 16, Valencia. 22 LISTA DE SOCIOS 1917. Jorro Azcune (D. Ángel), Licenciado en Ciencias Naturales.— Madrid. 1909. Labarta (D. Eugenio), Ingeniero de Minas. — Santiago. 1907. Laboratorio Biológico Marino de Baleares. -Palma de Ma- llorca. 1919. Laboratorio de Geología de la Facultad de Ciencias de la Uni- versidad de Zaragoza. 1920. Laboratorio de Historia Natural de la Universidad.— Valencia. 1920. Laboratorio de la Fauna Forestal Española.— Ferraz, 40, Ma- drid. 1906. Laboratorio de Radiactividad de la Facultad de Ciencias.— Madrid. 1921 . Laboratorio de Zoología de la Universidad.— Barcelona. 1920. Lafora Almudéver (D. Luis), Doctor en Medicina y Cirugía, Médico de los Hospitales Provincial y Santa Ana.— San Vi- cente, 205, Va\enc\SL.—(Neiiropoíia.) 1913. Laguna y Gómez (D. Luis), Licenciado en Ciencias Naturales. Estación, 8, Miguelturra (Ciudad Real). 1884. Lauffer (Excmo. Sr. D. Jorge), Agregado al Museo Nacional de Ciencias Naturales, Gran Cruz del Mérito Agrícola, Ca- ballero del mismo y de la Orden civil de Alfonso XII.— Juan de Mena, 5, Madrid. -^Co/eo/;/e/-os y Lepidópteros de Es- paña.) 1921. Lavernia Salelles (D. José), Farmacéutico. -Algemesí (Va- lencia). 1888. Laza (D. Enrique), Presidente de la Sociedad Malagueña de Ciencias. — Molina Lario, 4 y 6, ^éí\Si<¿a.- (Análisis químico.) 1919. Laza Palacios (D. Modesto), Alumno de Farmacia. -Molina Lario, 4 y 6, Málaga. 1921. León y del Real (D. José de). Licenciado en Ciencias Natura- les. -Torrijos, 42, Madrid. 1917 . Leroy (Dr . Edouard), Doctor en Ciencias por la Universidad de Bruselas. — Fábrica Solvay, Torrelavega (Santander) .— (T'a- ne rogamos y Geografía botánica.) 1909. López'^ÍExcmo. Sr. D. Claudio), Marqués de Comillas. -Ma- drid. 1919. López Agós (D. Emilio), Licenciado en Ciencias Naturales.— 11 de Junio, 18, Logroño. 1889. López de Zuazo (D. José), Doctor en Ciencias Naturales, Ca- tedrático en el Instituto —Paz, 6. Zaragoza. 1907. López Mateos (D. Rafael), Catedrático de Agricultura en el Instituto.— Granada. 1901. López Mendigutia (D. Fernando), Doctor en Ciencias Natura- les. Profesor auxiliar, por oposición, en la Facultad de Cien- cias—Barcelona. 1920. López Soler (D. Juan), Teniente Coronel de Estado Mayor.— Fuencarral, 50, Madrid. 1909. Loro y Gómez del Pulgar (D. Manuel V.), Catedrático en el Instituto. Gijón. 1909. Loustau y Gómez de Membrillera (D. José), Rector y Catedrá- tico de Mineralogía y Botánica en la Universidad.— Murcia. 1905. Lozano Rey (D. Luis), Catedrático de Zoografía de Vertebra- dos de la Universidad Central, Jefe de la Sección de Osteo- zoologíadel Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Lagasca, 119, Madrid. 1919. Luelmo Tolentín (D. Cándido), Licenciado en Ciencias Natu- rales.—Espíritu Santo, 8, Madñd.— (Botánica.) 1922. Luna(D. Joaquín), Doctor en Medicina. -Preciados, 52, Madrid. 1901. Llenas y Fernández (D. Manuel). -Coello, 186, Barcelona.— (Botánica.) DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 23 1921. Llombart Rodríguez (D. Antonio), Alumno de Medicina.— Reloj Viejo, 9, Valencia. 1919. Llopis Milán (D. José), Farmacéutico. — Campo de Criptana Ciudad Real. 1902. Llord y Gamboa (D. Ramón), Doctor en Ciencias y Medicina, Jorge Juan, 59, Madrid.— (Química geológica.) 1914. Llórente Lacave (D. Carlos).— Daoiz, 7, Sevilla. 1916. Llórente Lacave (D. Juan Pedro).— Sevilla. 1908. Llovet Vergara (D. Alejandro). - Escuderos, 4, Segovia. 1919. Lluna Gordillo (D. Tomás), Alumno de la Academia de Infan- tería.—Gobernador Viejo, 14, Valencia. 1897. Maciñeira y Pardo (D. Federico G.), Cronista oficial de Orti- gueira (La Coruña). — (Prehistoria.) 1907. Macho Tomé (D. Aquilino), Doctor en Farmacia. — Saldana (Falencia). 1887. Madrid Moreno (limo. Sr. D. José), Vicedirector del Museo Nacional de Ciencias Naturales y Jefe de la Sección de Mi- crobiología, Subjefe del Laboratorio municipal. Catedrático de Técnica micrográfica e Histología vegetal y animal en la Facultad de Ciencias, Consejero de Sanidad.— Serrano, 40, N[dLdr\d.—( Micrografía.) 1920. Maestre Osea (D. José). Licenciado en Ciencias físicas.— Car- celén, 5, oficina de Estadística. Albacete. 1903. Maluquer y Nicolau (D. José), Ingeniero Industrial. — Rosellón, 323, Ea.rce\ox\dL.— (Oceanografía y Malacología.) 1913. Marcet Riba (D. Jaime), Profesor auxiliar de la Universidad.— Lauria, 49, Barcelona. 1913. Marín Sáenz de Viguera (D. Antonio), Catedrático en el Insti-' tuto Escuela.— Ballesta, 6, Madrid. 1873. Marín y Sancho (D. Francisco), Licenciado en Farmacia.— Sil- va, 49, 2." dcha., Madrid. 1919. Martí Duran (D. Francisco), Disector, Preparador del Instituto y Laboratorio de Hidrobiología.— Verónica, 6, Valencia. 1915. Martín Lázaro (D. José), Farmacéutico militar.— Claudio Rio- jano, 13, 3 °, Valladolid. 1910. Martín Lecumberri (D. Esteban), Catedrático en el Instituto.— V\^ViQ.x2i%.—( Diatomáceas , Mícrofotografía.) 1918. Martín y Cardoso (D. Gabriel), Catedrático en el Instituto.— Q.di'$,\^\\6x{.— (Mineralogía.) 1889. Martínez déla Escalera (D. Manuel).— Almagro, 12, Madrid.— (Coleópteros de Europa y Marruecos.) 1918. Martínez González (D. Serapio), Licenciado en Ciencias Natu- rales.—Pizarro, 15, 3.°, Madrid. 1903. Martínez Girón (D. Paulino), Abogado y Vicecónsul de Chile.— Corral del Rey, 9, Sevilla. 1893. Martínez Núñez (R. P. Zacarías), Agustino, Doctor en Cien- cias Naturales, Obispo de Huesca. 1921. Martínez Ortega (D. Migue!), Alumno de Ciencias.— Valencia. 1874. Martínez y Ángel (D. Antonio), Doctor en Medicina.— Hortale- za, 89, Madrid. 1892. Martínez y Fernández Castillo (D. Antonio), Doctor en Cien- cias Naturales, Catedrático en el Instituto de San Isidro.— Ferraz, 84, Madúd.- (Entomología e Histología.) 1901 . Martínez y Martínez (D. Cesáreo), Catedrático en el Instituto. Convento, 2, Huelva. 1913. Marvier (D. Evan), Ingeniero Inspector del servicio telegráfico de la Compañía de los ferrocarriles Andaluces. -Sánchez Pastor, 8 10, MéAei^ñ- (Entomología.) 1914. Más de Xaxars y Palet (D. José María), Ingeniero Químico.— Méndez Núñez, 6, 3.°, 2."— Barc&Xom.- (Carábidos.) 24 LISTA DE SOCIOS 1898. Más y Guindal (D. Joaquín), Farmacéutico Mayor de Sanidad Militar. — Ruiz, 13, Madrid. 1921. Masia (D. Andrés), Farmacéutico.— Cuarte, 25, Valencia. 1921 . Massuti Almazora(D. Miguel), AlumnodeCiencias Naturales.— Barcelona. 1912. Maynar Dupla (D. Jesús), Profesor auxiliar de la Universidad. Manifestación, 93, Zaragoza.— (Botánica genera/.) 1913. Mayordomo (D. Valentín), Colegio del Sagrado Corazón de Jesús.— Apartado, 66, Vigo. 1905. Mazarredo (D. Rafael), Ingeniero Jefe de Caminos>— Alcalá, 31 , Madrid. 1888. Medina Ramos (D. Manuel), Doctor en Medicina, Catedrático de Anatomía en la Escuela de Medicina.— Argote de Molina, 19, Se-^'iWa. ~ (Himenópieros.J 1913. Meisser (Dr. D. Benedicto). -Barcelona. 1909. Melcón (R. P. Agustín). — 10, Yangtszepoo Road. Shanghai, S. V. China— (Lepidópteros.) 1922. Mercadal y Seguí (D. Rafael), Farmacéutico. -Pi y Margall, 1, Mahón. 1910. Mir y Llambias (D. Antonio), Catedrático de Agricultura en el Instituto. —Mahón. 1918. Miranda Mateo (D. Miguel de). Alumno de Ciencias.- Cala- horra. 1919. Montornés (Excmo. Sr. Conde de), Doctor en Ciencias Físico- Químicas —Valencia.— ('^¿•nc«////rfl.^ 1881. Moragues (D. Fernando), Pbro.— Avenida de Alejandro Rose- lló, 105, 5.", Palma de Mallorca.— (Coleópteros.) 1903. Moran Bayo (D. Juan), Catedrático de Agricultura en el Insti- tuto.— Córdoba. (Durante el verano, en Medina de las Torres, Badajoz.) 1908. Morcillo (D. Ramón), Pbro., Profesor del Sacro-Monte.- Gra- nada. 1921. Moreno de Hernández Sampelayo (D." Consuelo).— Encarna- ción, 12, Madrid. 1909. Moreno y Rodríguez (D. Agustín), Catedrático del Instituto.— Segovia. 1919. Moroder y Sala (D. Emilio), Conservador del Museo de Histo- ria Natural de la Facultad de Ciencias.— Maestro Chapí, 12, Valencia— (Coleópteros y Hemípteros.) 1914. Moróte y Greus (D. Francisco), Doctor en Ciencias, Director y Catedrático de Agricultura del Instituto. - Plaza de San Pa- blo, 3, Val&ncla.— (Patología vegetal.) 1898. Moyano y Moyano (limo. Sr. D. Pedro), Director y Catedráti- co de la Escuela de Veterinaria, Comendador de número de la Orden civil del Mérito Agrícola, Caballero de la Orden civil de Alfonso XII y Caballero de segunda clase de la Orden del Mérito Militar.— S. Nacional, 18 duplicado, Zaragoza.— (Etnología zootécnica.) 1914. Mügica Mondragón (D. Hilario), Alumno de Ciencias Natura- les.—Hurtado de Amézaga, 30, Bilbao. 1902. Muñoz-Cobo (D. Luis), Doctor en Ciencias, Catedrático en el Instituto. - Málaga.— (^yi/o/í7co/o^ía v Mineralogía.) 1919. Muñoz Medina (D. José María), Profesor auxiliar de la Facul- tad de Farmacia. — Granada. 1921 . Museo Canario de Las Palmas (Gran Canaria). 1872. Museo Nacional de Ciencias Naturales (Biblioteca del). -Hipó- dromo. Madrid. 1894. Museo Pedagógico Nacional (Biblioteca del).— Daoiz, 3, Madrid. 1905. Nascimento (D. Luis Gonzaga do).— Setubal (Portugal). DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 25 1920. Navarro (D. Benjamín), de las Escuelas Pías de San Antón.— Hortaleza, 69, Madrid. 1903. Navarro (D. Leandro), Profesor de Patología Vegetal en el Ins- tituto Agrícola de Alfonso XII.— Madrid. 1908. Navarro y Neumann (R. P. Manuel María S.), S. J., Director de laEstación sismológica de la Cartuja.— Apartado núm. 52, Gra- nada.—(Sismo/ogía y especialmente terremotos españoles.) 1916. Navaz y Sanz (D. José María), Alumno de Ciencias Naturales. Residencia de Estudiantes, Madrid. 1908. Nieto Valls (D. Gustavo), Catedrático en el Instituto. — Orense. 1915. Novel Peña (D. José), Licenciado en Farmacia.— Avenida de Cervantes, hotel, Granada- 1902. Novella Valero (D. Joaquín), Catedrático en el Instituto. -San Andrés, 8, Sevilla. 1898. Novoa y Alvarez (D. Francisco), Vicecónsul de Portugal en Goyán, Socio correspondiente de la Arqueológica de Ponte- vedra y de la Española de Higiene, Comendador de las Orde- nes de Cristo y de la Concepción de Villaviciosa de Portugal, Médico municipal de Tomiño, Socio de número de la Cruz Roja Española y condecorado con la medalla de plata de la misma Sociedad y con la de plata de Puentesampayo. — (Por Túy), Goyán. 1917. Obermaier (Dr. Hugo). -Alcalá, 143, Madrid. 1872. Oberthür (D. Carlos), de la Sociedad Entomológica de Fran- cia.—Faubourg de París, 36, Rennes (lUe-et-Vilaine), Francia. (Lepidópteros.) 1872. Oberthür (D. Renato), de la Sociedad Entomológica de Eran; cia. - Faubourg de París, 36, Rennes (Ille-et Vilaine), Francia. (Coleópteros.) 1921 . Obes y Serrano (D. Manuel de), Jefe del Distrito forestal de Salamanca. 1872. Observatorio Astronómico (Biblioteca del).— Madrid. 1911 . Olabe Alonso (D. José), Médico.— Santander. 1920. Olazábal Gil de Muro (D. Domingo), Ingeniero de Montes.— Sevilla. 1911. Olea y Córdova (D. Gregorio), Subinspector Farmacéutico de Sanidad Militar.— Valverde, 8, principal, Madrid. 1920. Olmo y Medina (D. Uldarico del), Ayudante del Instituto.— Almería. 1921 . Ortega Feliú (D.° Enriqueta), Alumna de Ciencias Naturales.— Barcelona. 1890. Ortega y Mayor (D. Enrique) -Calle de Carretas, 14, Labora- torio químico, Madrid. 1897. Orueta (D. Domingo de), Ingeniero de Minas.— Lagasca, 116» Madrid. — (Geología.) 1915. Owin y Cortés (D. Jacinto), Profesor de la Facultad de Medi- cina.—Sevilla 1905. Padró (D. José), Tecnógrafo de la Facultad de Ciencias.— Huertas, 70. Madrid. 1920. Fajaron y de Paradas (D. Diego), Ingeniero de Montes.— Se- villa 1918. Palet y Barba (D. Domingo), Diputado provincial.— Barcelona. 1911. Pan Fernández (D. Ismael del). Catedrático en el Instituto.— Toledo. - (Geología.) 1905. Pardillo Vaquer (D. Francisco), Catedrático de Cristalografía en la Universidad— Aribau, 152, Barcelona. 1913. Pardo García (D. Luis), Licenciado en Ciencias Naturales, Pro- fesor ayudante del Laboratorio de Hidrobiología del Museo de Ciencias Naturales.— Gran Vía, 65, Valencia. 26 LISTA DE SOCIOS 1921 . Patac (D. Ignacio), Ingeniero de Minas.— Covadonga, 5, Qijón. 1890. Pau (D. Carlos), Doctor en Farmacia.— Segorbe (Castellón).— (Botánica.) 1882. Paúl y Arozarena (D. Manuel José de). -San Vicente, 10, Se- villa,—rPfl/o/o¿-/'í7 vegetal.) 1903. Pazos Caballero (D. J. H.), Médico-cirujano, Miembro de varias Sociedades científicas y Corresponsal de la Academia de Ciencias de la Habana. — Martí, 46, San Antonio de los Baños (Cuba). — (Dípteros parásitos.) 1898. Pella y Porgas (D. Pedro), Ingeniero Industrial, Socio de mé- rito de las Económicas Aragonesa y Qerundense de Amigos del País y del Ateneo de Teruel, iSirector del ferrocarril de Cariñena a Zaragoza, Ingeniero Jefe de la Sociedad Minas y Ferrocarril de Utrillas a Zaragoza y de la Compañía de Fe- rrocarriles yTranvías deBarcelona. -Zaragoza.— (Geología.) 1907. Pereyra Galbiatti (D, José), Perito agrónomo por la Escuela de Montpellier. -Arrecife (Lanzarote, Islas CawaY'\as).-( Agro- nomía y Geología agrícola de Cananas.) 1918. Pérez Casanova (D. Gonzalo), Licenciado en Ciencias Natura- les—Residencia de Estudiantes, Madrid, 1915. Pérez de Barradas y Alvarez de Eulate (D. José)— Viriato, 24, Madrid. 1915. Pérez de Pedro (D. Félix), Auxiliar de la Universidad,— Arri- bas, 5, Valladolid, 1881. Pérez Lara (D. José María).— Jerez de la Frontera (Cádiz). - (Botánica.) 1873. Pérez Ortego (D, Enrique), Doctor en Ciencias, Profesor auxi- liar en el Instituto del Cardenal Cisneros.— C, de San Bernar- dino, 7, Madrid. 1894. Pérez Zúñiga (D. Enrique), Profesor auxiliar en la Facultad de Medicina.— Paseo de Trajineros, 32, Madrid. 1907. Peris Fuentes (D. Ernesto).— Burriana (Castellón). 1902. Pi y Suñer (D. Augusto), Catedrático en la Facultad de Medi- cina.-Gerona, 20, Barcelona. 1901. Pie (D. Mauricio), de la Sociedad Entomológica de Francia.— Digoin (Saóne-et-Loire), Francxa.- (Ent. general de Argelia, Col. e Himenópt. paleárt., Melíridos, Ptínidos, Antícidos, Pedílidos, Brúquidos y «-Nanophyes» de todo el mundo ) 1915. Pina de Rubíes (D Santiago). -Madera, 9, Madrid. -TQü/'z/z/ca mineral.) 1903. Pittaluga (D. Gustavo), Catedrático de Parasitología de la Fa- cultad de Medicina en la Universidad Central.— Blanca de Navarra, 4, ¡Aaár'xá.- (Investigaciones micrográficas apli- cadas a la clínica.) 1916. Pía (D. Joaquín), Editor. - San José, 3, Gerona. 1917. Planchuelo y Portales (D. Gregorio), Licenciado en Ciencias y Farmacia. — Toledo, 12, Manzanares. (Ciudad Real.) 1919, Plasencia Pertegás (D. José), Profesor auxiliar en el Instituto, San Pablo, 2, Valencia, 1905, Pons (D. Enrique), Catedrático en el Instituto. -Curia, 19, Pam- plona, 1918. Portusach Roca (D, Antonio), Perito Agrícola,— Barcelona. 1918. Potó (D. Mariano),— Ayala, 74, Madrid, 1887. Prado y Sáinz (D. Salvador), Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático y Director del Instituto, - Guadalajara. 1917, Prieto de Castro (D. Blas), Licenciado en Ciencias Naturales. Farmacia Militar, Hospital Militar, Alcazarquivir (Marrue- cos). 1916. Pro y Alonso (D. Andrés), Licenciado en Ciencias Químicas.— Arrabal, Salamanca. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 27 1918. Pujíula (R. P. Jaime), S. J., Director del Laboratorio Biológico de Sarria (Barcelona). 1912. Pujol (D. Manuel).— Vellisca {Cneuca).— (Lepidópteros.) 1895. Ramón y Caja! (D. Pedro), Catedrático en la Facultad de Medi- cina.—Sitios, 6, Zardi^ozdi.— (Histología.) 1872. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Biblio- teca de la) — Valverde, 26, Madrid. 1920. Real Sociedad del Tiro de Pichón.— Valencia. 1920. Rebollar Rodríguez (D. Jesús), Licenciado en Ciencias Natura- les. San Cebrián de Campos, Amusco {Psí\ex\c\a.). 1917. Reichenow (Dr. Eduard). — Tropeninstitut. — Bernhardstrasse, 74, Hamburgo, A.— (Protozoos.) 1915. Rey Montero (D. José Cipriano), Catedrático de Agricultura del Instituto. — Cánovas del Castillo, 43 y 45, Málaga. 19Ü7. Reyes Calvo (D. Manuel), Farmacéutico, Licenciado en Cien- cias.-Don Diego Avi?, 6, Cabra. 1918. Riesgo Ordóñez (D. Ángel), Ayudante de Montes.- Ferraz, 40, segundo, Madrid.— (EntomOíOgía.) 1917. Río-Hortega(D. Pío del), Doctor en Medicina. — Conde de Aran- da, 4, 2°, Madrid. 1914. Rioja Lo-Bianco (D. Enrique), Doctor en Ciencias Naturales.— Catedrático del Instituto. — Badaioz.— (Gusanos ané/idos.) 1886. Rioja y Martín (D. José), Catedrático de Zoografía de animales inferiores y moluscos de la Universidad Central.— Olid, 6, Madrid. -(Anatomía de anima/es inferiores.) 1909. Ríos Rial (D. Cándido), Director y Catedrático de Historia Na- tural del Instituto general y técnico. — Santiago.— ('M/zera- /ogía.) 1902. Rivá (D. Maximino de la), Profesor auxiliar en la Facultad de Farmacia.— Santiago. 1896. Rivas Mateos (D. Marcelo), Catedrático de la Facultad de Far- macia de la Universidad, Diputado a Cortes. — Hortaleza, 85, Madrid. — (Botánica.) 1917. Robert Soler (D. José), Profesor auxiliar de la Escuela de Inge- nieros Industriales.— Barcelona. 1922. Roca (D. Edmundo), Alumno de Ingenieros de Minas. — Colme- nares, 5, duplicado, Madrid. 1916. Rodrigo (Rvdo. P. Sabino), Agustino.— Madrid. 1921 . Rodrigo Cuevas (D. Manuel), Ayudante de Minas.— Valencia. 1884. Rodríguez Aguado (D. Enrique), Doctor en Ciencias y Medi- cina. Profesor auxiliar de la Facultad de Ciencias. -Reyes, 13, Madrid. 1880. Rodríguez Mourelo (D. José), Académico de la Real de Cien- cias Exactas, Físicas y Naturales, Profesor de Química in- dustrial orgánica en la Escuela Superior de Artes e Indus- trias.—Piamonte, 14, Madrid. -(Mineralogía y Química.) 1915. Rodríguez Sardina (D. Juan), Santa Engracia, 62, I.°, Madrid. 1906. Rodríguez y López Neyra (D. Carlos), Catedrático de Farma- cia.—San José, 1, Granada. 1912.- Rodríguez y López Neyra (D. Emilio), Doctor en Ciencias Na- turales, Catedrático en el Instituto. — Palma de Mallorca. 1903. Rodríguez y López Neyra (D. Manuel), Catedrático de la Fa- cultad de Farmacia.- Churruca, 17, Madrid.- (Liqúenes de España.) 1909. Rodríguez y Rosillo (D. Abilio), Catedrático del Instituto.— Cáceres. 1916. Roig Binímelis (D. Jerónimo), Alumno de Ciencias. — Barce- lona. 1916. Romani Guerra (D. Amador), Conservador del Museo Bala- guer.— Rambla, 27, Villanueva y Geltrú. 2b LISTA DE SOCIOS 1914. Romeo (D. Fermín), Doctor en Ciencias Químicas.— Zaragoza. 1914. Reselló Brü (D. Eduardo), Comandante retirado de infantería. Libertad, 33, Cabañal {Valencia). — (Ma/aco/o^ia.) 1914. Royo Gómez (D. José), Doctor en Ciencias Naturales.— Pon- zano, 8, Níadrid. — (Geo/ogía ) 1914. Rueda Ibáñez (D. Félix de la). Profesor en la Escuela Normal de Maestros. — Barcelona. 1913. Ruiz (D. Fernando), Librero.— Plaza de Santa Ana, 13, Madrid.. 1921. Ruiz (Rvdo, P. Jacinto), Profesor de Historia Natural del Co- legio de Jetafe (Madrid). 1915. Ruiz de Pellón (D. Ricardo), Profesor odontólogo.- Santan- der.— í'///6-/o/o^í'a.j 1921. Ruiz Romero (D. Mariano), Fernández de la Hoz, 67, 3.°, Madrid. 1890. Sáenz y López (D. Juan), Licenciado en Ciencias.— Doctor Ve- lasco, 6, Madrid. 1916. Sagarra (D. Ignacio de). Diagonal, 482, Barcelona.— (Lepi- dóp teros ) 1913. Salguero (D. Luis).— Heras (Santander). 1906. San Miguel de la Cámara (D. Maximino), Catedrático de Geo- logía en la Universidad, Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes.— Diputación, 162, Barcelona. — (Petrogra- fía de España.) 1901. Sánchez Bruil (D. Mariano), Catedrático jubilado. -Norte, 15, 2.", Madrid. 1914. Sánchez-Mantero Fisat (D. Remigio), Obispo Quesada, 5, Dai- miel (Ciudad Real). 1891. Sánchez Navarro y Neumann (D. Emilio), Doctor en Ciencias Naturales, Profesor auxiliar en el Instituto.— Santa Inés, 2, Cádiz . — (Entomología.) 1914. Sánchez Robles (Rvdo. P. Manuel), Instituto Católico de Je- suítas, Madrid. 1883. Sánchez y Sánchez (D. Domingo), Doctor en Ciencias Natura- les y en Medicina; Conservador, por oposición, en el Museo de Antropología, Profesor en la Escuela de Artes e Indus- trias.—Atocha, 96, }Aadr\d— (Anatomía comparada.) 1913. Sánchez y Sánchez (D. Manuel), Doctor en Ciencias Natura- les—Madrid. 1898. Santos y Abreu (D. Elias), Licenciado en Medicina y Cirugía y Director del Museo de Historia Natural y Etnográfico.— San- ta Cruz de La Palma (Canarias). - (Entomología y Botánica.) 1921. Scheinkin (D." Dina), Licenciado en Ciencias Naturales.— Pa- seo de Santa María de la Cabeza, 27, Madrid. 1902. Schramm (D. Jorge).— Ville «Elvira», rué Genéve, Casablanca (Marruecos). - (Coleópteros, Cerambícidos.) 1912. Sección de Ciencias de la Facultad de Medicina de Cádiz (Uni- versidad de Sevilla). 1920. Sección de Patología Agrícola del Consejo provincial de Agri- cultura.—Aragón, 287, Barcelona. Í898. Segovia y Corrales (D. Alberto), Catedrático de Zoología ge- neral en la Facultad de Ciencias.— Leganitos, 47, Madrid. 1917. Salgas y Marín (D. Ezequiel), Licenciado en Ciencias Natura- les.—Jorge Juan, 6, Madrid. 1902. Seminario Conciliar de Orihuela. 187'J. Senado (Biblioteca del).- Madrid. 1920. Sequeiros Olmedo (D. Leandro), Ingeniero y Profesor del Ins- tituto.—Sevilla. 1915. Seres (D. Manuel), Catedrático de Anatomía de la Facultad de Medicina.— Sevilla. 1913. Serra Rober (D. Francisco), Alumno de Ciencias.— Barcelona. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 29 1907. Serradell (D. Baltasar). -San Pablo, 71 y 73, Barcelona — (Conquiliología, Paleontología y Mineralogía ) 1915. Serrano y López Hermoso (D. Ricardo), Catedrático en la Fa- cultad de Farmacia. -Granada. 1909. Sierra (R. P. Lorenzo).— García Paredes, 41, ^Asíáñá.- (Espe- leo logia.) 1899. Silva Tavares (D. Joaquín de), de la Real Academia de Cien- cias de Lisboa, de la Sociedad entomológica de Francia, So- cio correspondiente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, fundador de la Sociedade Portuguesa de Scien- cias Naturaes, Socio correspondiente de la Pontificia Acca- demia dei nuovi Lincei y del Museo Nacional de Río de Ja- neiro.—Colegio del Pasaje, La Guardia (Pontevedra).— (Zoocecidias.) 1908. Simancas Señan (D. Francisco).— Paseo de la Bomba, 7-8, hotel, Granada. 1919. Simón Sanchis (D. Santiago), Dibujante y Pintor. -Madrid. - (Dibujo científico.) 1890. Siret (D. Luis), Ingeniero. -Cuevas de Vera (Almería). -(^Geo- logía y Antropología.) 1912. Sirvent (D. Ángel), Auxiliar en la Facultad de Medicina.— Bar- celona. 1919. Smith (D. Guillermo).- M. Ranees, 24, 2.°, Cádiz —(Entomo- logía.) 1901 . Sobrado Maestro (D. César), Catedrático en la Facultad de Farmacia.— Santiago. — (^5o/a///cí7j 1909. Sobrino y Buhigas (D. Ramón). Doctor en Ciencias Naturales, Catedrático en el Instituto.— Pontevedra.— ^Geo/o^-m y Pre- historia.) 1916. Sociedad Bilbaína. Apartado, 274.— Bilbao. 1920. Sociedad «El Sitio». -Bilbao. 1898. Soler (D. Juan Pablo), Catedrático en el Instituto.— Calle de la Universidad, 7, 2.°, Zaragoza. 1920. Soler Carreras (D. Francisco), Ingeniero Industrial.- Sevilla. 1918. Soler Carreras (D. José María), Ingeniero Industrial.— Bar- celona. 1901 . Soler y BatUe (D. Enrique), Farmacéutico militar. — Mayor, 51, Sarna (QdLrcQ\ox\a).— (Botánica .) 1910. Soler y Luesma (D. Amadeo), Doctor en Medicina y Cirugía. Palacios Malaver, 8, Sevilla. 1912. Soler Pujol (D. Luis), Naturalista preparador.- Plaza Real, 10, Barcelona. 1913. Soriano Lapresa (D. Francisco).— Granada. 1918. Suárez (D. Victoriano), Librero. -Preciados, 48, Madrid. 1918. Suriol Torra (D. José), Alumno de Ciencias. — Barcelona. 1905. Surmely (D. Eduardo), Profesor de idiomas. -Concepción Je- rónima, 15 y 17, Madrid. 1913. Susaeta y Ochoa de Echagüen (D. José María), Doctor en Ciencias Naturales. Catedrático del Instituto. -Cartagena. 1903. Tabeada Tundidor (D. José), Doctor en Ciencias Naturales, Licenciado en Derecho, Catedrático en el Instituto.— Gra nada. 1899. Tarazona y Blanch (D. Ignacio), Catedrático en la Facultad de Ciencias, Director del Observatorio Astronómico.— Plaza de Wilson, 11, Valencia. 1899. Tarín y Juaneda (D. Rafael), Profesor de Cristalografía de la Facultad de Ciencias.— Torno de San Cristóbal, 9, Valencia. 1908. Tello (D. Francisco), Director del Instituto Nacional de Higie- ne de Alfonso XIII.-Aguirre, 1, Madrid. 1910. Tenorio (D. Bernardo). -Venerables, 5, Sev\\\a.— (Geología.) áo LISTA DE SOCIOS 1920. Théry (M. André), Ingenieur Agricole.— Rabat (Marruecos). — (Coleópteros.) 1907. Tomás Corrales (R. P. A.), Rector de las Escuelas Pías y Ca- tedrático de Historia Natural.— Granada. 1912. Torres Mínguez (D. Alejandro), Doctor en Farmacia, Presi- dente de la Sociedad Malacológica Española.- ^an Pa- blo, 67, Bar ce\owa. ~ (Malac o logia, en especial Limácidos y Arious.) 1920. Torres Sala (D. Juan), Licenciado en Derecho, Valencia.— (Coleópteros y Lepidópteros.) 1920. Trigo Mezquita (D. Agustín), Doctor en Farmacia.— Sagun- to, 132, Valencia. 1914. Trullenque Esteve (D. Ramón), Farmacéutico de Carlet (ya- \euc\a).— (Geología.) 1914. Tuñón y Mallada (Rvdo. P. José María), Dominico. — Santa S. Y. ÍAaúa de Nieva (Se^o-^lá).- (Mineralogía.) 1902. Turró (D. Ramón). Director del Laboratorio Microbiológico.— Notariado, 10, Barcelona.— (Bacteriología J 1920. Unamuno (P. Luis M.).- Profesor en el Colegio de los Padres Agustinos. — Llanes (Oviedo).- (Mlcologla ) 1903. Universidad de Santo Tomás.— Manila. 1904. Uruñuela (D. Julio), Doctor en Ciencias Naturales, Conserva- dor en el Jardín Botánico.— Madrid. 1919. Valentí Marroig (.D- Juan Ignacio), Alumno de Ciencias Natu- rales—Barcelona. 1900. Vales Failde (limo. Sr. D. Javier), Auditor del Tribunal de la Rota.— Princesa, 77, Madrid. 1920. Valls Anglés (D. Vicente), Inspector de Primera Enseñanza.— Santander. 1887. Vázquez Aroca (D. Rafael), Catedrático de Física y Química en el Instituto.— Mcntemayor, 8, Córdoba. 1920. Vázquez Humasqué (D. Adolfo), Ingeniero Agrónomo, Direc- tor de la Granja regional de Baleares.— Palma de Mallorca. 1917. Vázquez Sans (D. Juan), Alumno de Ciencias Naturales. - Bar- celona 1913. Vega del Sella (Excmo. Sr. Conde de la) —Nueva (Asturias). 1920. Verastegui (D. Prudencio), Ingeniero de Montes.- Sevilla. 1906. Verdeguer Comes (D. Pablo).- Mar, 94, Valencia.- ("Geo- logia.) 1912. Vicioso Martínez (D. Carlos), Ayudante de Montes.— Horta- leza, 84. Madrid.- (Botánica.) 1909. Vidal y Carreras (D. Luis Mariano), Inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Presidente de la Comisión del Grisú, Miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, Socio correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid.— Diputa- ción, 292, Barcelona. 1899. Vidal y Compairé (D. Pío), Doctor en Ciencias Naturales, Conservador en el Museo.- Plaza de Santa Bárbara, 7, Ma- drid. ^ , ^ 1915. Vidal y López (D. Manuel).- Alférez del Regimiento de Infan- tería de Inca núm. 62. - Inca (Mallorca). -fC/W/2í/e7/í/os del Globo.) 1920. Vigón (D. Jorge), Capitán de Artillería del 13 Regimiento Li- gero.—Logroño. 1917. Vila Coro (D. Eugenio), Médico.— Barcelona. 1920. Vila Gómez (D. Miguel), Licenciado en Ciercias y Farmacia, Ayudante del Instituto -Boix, 6, Va\enc\a.-(Botánica.) 1893. Vila Nadal (D. Antonio), Catedrático en la Universidad de Bar- celona. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 31 1921. Vínader y Antúnez (D. Francisco Javier), Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Madrid. 1896. Viñals y Torrero (D. Francisco), Doctor en Medicina.— Plaza de los Ministerios, 9, Madrid. 1913. Vives y Fieras (Srta. Catalina), Doctora en Ciencias Naturales y Profesora de la Escuela Normal.— Esparteros, 6, Madrid. 1904. WiHians and Norgate, Libreros editores.— 14, Henrietta Street. Covent Garden (Londres), W. C. 1907. Wynn Ellis (D. Federico). Barcelona.— (Botánica.) 1920. Ximénez del Rey (D. Mario), Doctor en Medicina.- Colón, 82, Valencia. 1907. Zambrano y García de Carabantes (D. José), Farmacéutico.— Granada. 1915. Zarco García (D. Ángel), Preparador del Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Raimundo Lulio, 10, Madrid.— ^Co/ed/?- íeros) 1912. Zariquiey (D. Ricardo), Doctor en Medicina.— Mallorca, 237, Barcelona. - (Coleópteros.) 1905. Zulueta (D. Antonio de), Profesor en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.— Claudio Coello, 60, Madrid. Socios agregados. 1920. Aguilar Oiner (D. Romualdo), Alumno de Medicina.- Pasaje Monistrol, 4, Valencia. 1914. Alcaide Vilar (D. Manuel). -Serrano, 5, Madrid. 1915. Aldaz (D. Julián).— Zumaya (Guipúzcoa). 1904. Aterido (D. Luis). -Ave María, 16, Madrid. 1914. Belbéze Pérez (D. Luis), Licenciado en Ciencias Naturales.— Ponzano, 4, ^aáñá.- (Coleópteros.) 1917. Benlloch (D. Carlos), Alumno de Medicina. -P¡ y Margall, 72, Valencia. 1909. Escobio Franco (D. Jesús).- Gaboya, 6, 4.°, Santander.- f^/z- tropologia.) 1899. Escribano y Ramón de Moneada (D. Francisco), Licenciado en Medicina —Hidalgo, Torrevieja (Alicante). 1913. Martínez de la Escalera (D. Fernando)- Serrano, 56. Madrid. 18b7. Martínez Gámez (D. Vicente), Catedrático en el Instituto.— Flamencos, 16, Cádiz. (Ornitología de España.) 1915. Oppelt y Sanz (D. Amador), Profesor de la Escuela de Comer- cio de Málaga. 1909. Savirón y Caravantes (limo. Sr. D. Paulino), Decano y Cate- drático de la Facultad de Ciencias, Comendador de número de la Orden civil de Alfonso XII. — Zaragoza. LISTA DE SOCIOS Socios fallecidos. HONORARIOS Lázaro e Ibiza (D. Blas). Perrier (Edmond). Dollfus (Adrien). Fauvel (Albert). CORRESPONDIENTES NUMERARIOS 1904. Arias Encobet (D. José). 1901 . Coscollano y Burillo (D. José). 1920. Gimeno Gil (D. Pedro). 1909. Medina Martínez (D. Alfonso). 1894. Palacios (D. Pedro). 1883. Reyes y Prósper (Excmo. Sr. D. Eduardo). 1872. Ribera (limo. Sr. D. Emilio). 1889. Simarro (D. Luis). 1909. Vial(D. Federico). RESUMEN Socios protectores 10 — honorarios 10 — correspondientes 51 — vitalicios 5 — numerarios 621 — agregados 12 Total 709 Madrid, 11 de enero de 1922. El Secretario, Ángel Cabrera. ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS (1) :EiST^j^isrjp^ Albacete. Berraondo. Maestre. Alba late de Zorita. Domínguez (P.). Alcira (Valencia). Cuñat. A I ge me sí ( Valencia) . Lavernia. Alicante. Instituto. Jiménez de Cisneros. Almería. Domínguez (B.). Olmo. Arrecife (Lanzarote). Pereyra Galviatti. Badajoz. Rioja (E.). Baeza. Instituto. Balsicas (Murcia). Carmena. Bañólas (Gerona). Busquets. Barcelona. Aguilar-amat. Alcobé- Aranzadi. Barnet. Bataller. Bofill. Bordas. Botey. Brugués. Caballero ÍA.). Caballero (J.). Calleja. Camps. Cañáis. Casamada. Cazurro. Codina. Crespí (A.). Escuela alemana. Ezquieta. Faura. Fernández Qaliano. Fernández Riofrío. Ferrán. Ferré Qomis. Font Quer. Fuset. García del Cid. Goizueta. Gossé. Hernansáez. Huguet y Padró. Instituto. Laboratorio de Zoología de la Universidad. López Mendigutía. Llenas. Maluquer. Marcet (1.). Mas de Xaxars. Massuti. Meisser. Ortega Feliú. Palet. Pardillo. (1) No figuran los residentes en Madrid. Las iniciales P., H., C, V, o A, prece- diendo a un apellido, indican que se trata, resppctivamente, de un socio protector, honorario, correspondiente, vitalicio o agregado. Tomo xxir. -Enero, 1922. 3 54 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS P¡ y Suñer. Calahorra. Portusach. Miranda. Pujiula. Robert. Campo de Criptana Roig. (Ciudad Real). Rueda. Sagarra. Llopis. San Miguel. Cangas de Ti neo (Asturias). Sección de Patología agrícola- Flórez. Serra Robert. Serradell. SirVent. Carlet (Valencia). Soler (E.). TruUenque. Soler Carreras (J. M.»). Soler (L.). Cartagena. Suriol. Susaeta. Torres Mínguez. Turró. Castellón. Valentí. Instituto. Vázquez. Martín Cardoso. Vidal (L. M.). Vila Coro. Ciudad Real. Vila Nadal. WynnEliis. Zariquiey. Cárdenas. Corrales Hernández. Bilhoo. Ciudad Rodrigo. Escuela Normal de Maestras. Múgica. Gascón. Corrales. Sociedad Bilbaína. Sociedad *E1 Sit¡o^>. Comillas (Santander). Gutiérrez. Burgos. Córdoba. Cillero (M.). Instituto. Chaves. Moran. Biirjasot (Valencia). Vázquez Aroca. Colegio del Beato Juan de Ri- vera. Granja Escuela de Agricul- Cuéllar (Segovia). Estación Entomológica. tura. Cuenca. Biirriana (Castellón). Ateneo Conquense. Peris Fuentes. Giménez de Aguijar y Cano Instituto. Cabra. Carandell. Cuevas de Vera (Almería). Reyes. Siret. Cáceres. Daimiel (Ciudad Real). Ibarlucea. Sánchez Mantero. Rodríguez Rosillo. Don Benito (Badajoz). Cádiz. García Bayón. ih) Martínez Gámez. Figueras. Sánchez Navarro. Sección de Ciencias. Smith. Instituto. Martín Lecumberri. 3E LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL 35 Gandía (Valencia). Escuelas Pías. Gerona. Alvarado. Pía. Geíafe (.Madrid). Ruiz (J.). Gijón (Oviedo.) González Regueral. Loro. Patac. Goyán (Pontevedra). Novoa. Granada. Alvarez de Toledo. Bellido. Cátedra Escuelas Pías. Cortés (A.). Diez T rtosa {]. L.). Diez Tortosa (M ). Escuela Normal de Maestros. Espejo. Facultad de Ciencias. Facultad de Farmacia. Fenech. Fernández Martínez. Fernández Montesinos. González Sánchez. González Sevilla. Instituto. López Mateos. Morcillo. Muñoz Medina. Navarro Neumann. Novel Peña. Rodríguez L. Neyra (C). Serrano. Simancas Señan. Soriano. Tabeada. Tomás Corrales. Zambrano. Guadalajara. Instituto. Prado. Hellin. Esteban de Faura. Heras (Santander). Salguero. Hiieha. Díaz Llanos. Instituto. Martínez y Martínez. Huesca. Alvarez López. Instituto. Martínez Núñez. Illescas (Toledo). Aguilar y Carmena. Inca (Mallorca). Vidal y López. Irache (Navarra). Casan. Jaén. Fernández Alonso. Jerez (Cádiz), Pérez Lara. La Aguilera (Burgos). García Martínez. La Coruña. Bescansa. Instituto. La Guardia (Pontevedra). Silva Tavares. La Paraya-Guriezo (Santander). Garma. Las Palmas (Gran Canaria). Cátedra de Historia Natural. Fraga. Gómez de Llarena. Museo Canario. Laguna de Tenerife (Canarias). Cabrera (Agustín). Cabrera (Anatael). Ledesma (Salamanca). Beato, Lee aro z (Navarra). Ezquieta. León. Aragón (D. Federico). Aragón (D. Francisco). 36 ÍNDICE GEOGRÁFICO DE LOS SOCIOS Linares (Jaén). Gómez Rodríguez. Logroño. Elizalde. López Agós. Vigón. Llagostera (Gerona). Gelabert. Llanes (Oviedo). Unamuno. Lugo. Fernández-Ortega. Instituto. Mahón (Baleares). Castaños. Instituto. Mercada!. Mir. Málaga. Escuela Superior de Comer- cio. Instituto. Laza (E.). Laza (M.). Marvier. Muñoz Cobo. (A) Oppelt. Rey Montero. Manzanares (Ciudad Real). Planchuelo. Mérida (Badajoz). Estación Entomológica. Gil de Ceballos. Miguelturra (Ciudad Real). Laguna. Murcia. Codorníu. Facultad de Ciencias. Loustau. Nueva (Asturias). Vega deJ Sella (C. de la). Olot (Gerona). Bolo?. Onteníeníe (Valencia). Ferrer (F.). Orense. Instituto. Nieto. Orihuela (Alicante). Andreu. Colegio de Santo Dommgo. Seminario. Ortigueira (Coruña). Maciñeira. Oviedo. Aldama. Eguren. Uria Ríu. Falencia. Aleonada. Instituto. Navarro Martín. Palma de Mallorca (Baleares). Alabern. Balaguer Escalas Real. Escuela Normal de Maestras. Gamundi Ballester. (V) Gandolfi. Instituto. Laboratorio biológico marmo. Moragues. Rodrigue/. L. Neyra (E,). Vázquez (A.)- Pamplona. Pons. Pontevedra. Areses. Instituto. Sobrino Pozuelo de Calatrava. Fuente. Reus (Tarragona). Instituto. Ribas (Gerona). Cruz (E). Salamanca. Decano de la Facultad de Ciencias. Fernández ÍD. Ambrosio). Granja Agrícola. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORLA NATURAL 37 Instituto. Jerónimo Barroso. Obes. Pro. Saldaña ( Falencia) . Macho Tomé. San Cebrián de Campos (Falencia). Rebollar. San Sebastián. Escuela Normal de Maestras. Instituto. Santa Cruz de la Palma (Canearlas). Santos Abreu. Santa María de Nieva (Segovia). (V) Tuñón. Santander. Alaejos. Ateneo. Biblioteca municipal. Cendrero. (A) Escobio. Estación de Biología marina. Gómez Vega. Instituto. Olabe. Ruiz de Pellón. Valls. Santiago (Corana). Cabeza de León. Cátedra de la Universidad. Deulofeu. Eleizegui. Facultad de Farmacia. Gómez Llueca. Iglesias. Instituto. Labarta. Ríos. Riva. Sobrado. Santo Domingo de Silos (Burgos). González (S.). Segorbe (Castellón). Pau. Segovia. Castellarnau. Instituto. Llovet. Moreno Rodríguez. Sevilla. Anchóriz. Ateneo. Benjumea. Bermejo. Biblioteca municipal. Candau. Carrión. Casado. Escuela Normal de Maestros. Esquivias. Gabinete de Historia Natural. García Velázquez. González Nicolás. Gragera. Instituto. Llórente (C). Llórente (J. P.). Martínez Girón. Medina Ramos. NoVella. Olazábal. Owin. Pajaren. Paúl. Sequeiros. Seres. Soler Carreras (F.). Soler Luesma. Tenorio. Verastegui. Silos (Burgos). González (S.). So lie r (Mallorca). Colom. Soncillo (Burgos). Estébanez. Soria. Ateneo. Cillero (J.). Tarragona. Darder (B.). Teruel. Escuela Normal de Maestras. 58 índice geográfico de los socios Toledo. Academia de Infantería. Cátedra de Agricultura. Estación de Sismología. Gómez-Menor. Pan. Torrelavega., Leroy. Torrevieja (Alicante). (A) Escribano. Torios a. Revista Ibérica. Tota na (Murcia). Benisa. Túy (Pontevedra). Areses. ütiel. Escuelas Pías. Valencia. Aguilar Blanch. (A) Aguilar Guillen. Alcantarilla. Almarche. Ateneo Mercantil. Báguena Corella. Báguena Ferrer. Balasch. Barbera. Bartual. Belenguer. Beltrán. Benaches. (A) Benlloch. Bermejo. Boganí. Bonet. Boscá (A.). Boscá (E.). Campos Fillol (J.). Campos Fillol (R.). Casanova Dalfó. Cervera. Cru. Cruz Nathan. Daya Nueva. Decano Facultad Medicina. Escuela de Artesanos. Escuela de Comercio. Esplugues. Esteban Ballester. Feo. Fernández Hernández. Fernández Martí. Font de Mora. Gamir. García Marín. Giménez Miquel. Giner. Herrero. Hueso. Ingeniero Jefe de Minas. Ingeniero Jefe División Hidro- lógico forestal. Ingeniero Jefe del Servicio Agronómico. Instituto. InstitutoprovincialdeHigiene. Jorge Lorenzo. Laboratorio de Historia Na- tural. Lafora. Llombart. Lluna. Martí. Martínez Ortega. Masia. Montornés. Moroder. Moróte. Pardo. Plasencia. Real Sociedad Tiro de Pichón. Rodrigo Cuevas. Roselló. Tarazona. Tarín . Trigo. Torres Sala. Verdaguer Comes. Vila Gómez. Ximénez. Valladolid. Ardanaz. Bartolomé del Cerro. Decano de la Facultad de Ciencias. Martín Lázaro. Pérez de Pedro. Vellisca (Cuenca). Pujol . Vigo. Mayordomo. Vil la nueva de Córdoba (Córdoba). Estación Entomológica. DE LA REAL ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Villanueva y Geltrú. Romaní. Villar de Gallimazo (Salamanca). Escribano (M.). Vitoria . Aranegui. Barandiarán. Instituto. Zamora. Instituto. Zaragoza. Aranda. Ardiz. Borobio. Casino. Ferrando. Gregorio Rocasolano. Instituto. Laboratorio de Geoiogíg López de Zuazo. Maynar. Moyano. Pella. Ramón y Cajal (P.)- Romeo. (A) Savirón. Soler (J. P.). Zumaya (Guipúzcoa). (A) Aldaz. EX:TI^.A.lSrj-EI^O Alemania. (C) krx\o\á.- Munich. (H) En^\er.- Berlín. Wasis.— Francfort a. M. (C) Geh'ien. - Hamburgo. Reichenovj— fía mdurgo. (C) Sa\omon. —fíeidelderg. (C) Weise U-)-Berlin. Argelia. (C) Chevreux.—Bóne. Austria. (C) Brancsik. —Trencsen. (H) Tschermak.— V/e/7í7. Bélgica. (H) Boulenger.— ^/-//.se/a^. (C) Schouteden.— j5/-í/se/í?s. Brasil. Instituto Oswaldo Cruz. Checoeslovaquia. (C) Kheil.-Praga. Chile. Espinosa. —Santiago. (C) Poner. -Santiago. China. (V) Me\cor\. -Shanghai. Cuba. Fran gan illo . — i¥í7¿7í7/7í7 . Pazos.— San Antonio. (C) Torre. — Habana. Estados Unidos. (C) Coggeshall —Pittsburgh. FernándezNonidez . — Nueva York. (H) HoWand.-Pittsburgh. (C) Knudson. - Ithaca. (C) Turnez. — Washington. (C) Washington. -¿oc«s/, Mam- mouth. Francia. (C) Acloque —Paris. (C) P>eáe\.— Paris. (C) Bois. -Saint-Mandé. BrexxW.- París. (V) Broiemann —Pau. (C) Exxckmú,.— Estrasburgo. C\er moni.— Paris. (C) Corhlere.—Cherburgo. FaUot.—Grenoble. (C) Uar\é.— Burdeos. (C) Heckel.- Marsella. (C) janet.— Alione. (C) Joubin —Paris. (C) Leclerc. — Toulouse. (C) Lesr\e.— Paris. (C) Mangin. - Paris. (P) Marqués de Mauroy.— Par/5. 40 índice geográfico de los socios (C) Martín (R.).— París. (C) Meunier.— Par/'s. Oberthür (Ch ).— Retines. Oberthür (R.) -Retines. (C) OWvler . — Baroches au Hoiütne. Pie— Digoi'n. (H) Simón.— P^m. (C) Verneaü.— París. Filipinas. Universidad.— Mí7/7//a. Hungría. (C) Hor^íáth.— Budapest. Inglaterra. Beatty.—Noríhampfon. (C) D]stant.—Souih Norwood. Du\an.— Londres- (H) Gelkie.— Londres. (C) Lewis {Q.). — Tumbridge Wells. (H) Po\x\iox\. — Oxford. (C) Thomas.— Londres. Willians and Norgate. — ¿0/7- dres. Italia. (C) Ea\samo. — Ñapóles. (C) Brizi. -Roma. (C) Cannaviello.— Po/-//c\\ramm. — Casa blanca. Théry.- Rabal. Monaco. (P) S. A. S. el Príncipe Alberto. (C) Richard.— Monaco. Polonia. Franko wski . — Cracovia. Portugal. Nascimento.- Selnbal. República Argentina. (C) Brhihes. — Buenos Aires. Rumania. (C) Jeannel.-C////. (C) lAonianáon.—Bucarest. Suecia. (C) La^erheim. — Estocolmo. Suiza. (C) Cari. — Ginebra. García Banús.— Ginebra. Gutzwiller. -Aargan. (C) Schulthess Rechberg. — Zü- rich. Uruguay. Fontana. -Nueva Palmita. Yugoeslavia, (C) B\xrr. -Zagreb. RELACIONES del estado de la Sociedad y de su Biblioteca LEÍDAS EN LA SESIÓN DE ENERO DE 1922 POR EL SECRliTARlO D. ÁNGEL CABRERA LATORRE Y LA BIBLIOTECARIA SRTA. MERCEDES CEBRIÁN Memoria de Secretaría. Señores: En el año que acaba de terminar, nuestra Sociedad cumplió el quincuagésimo de su existencia. Creo oportuno recordarlo, porque este recuerdo da idea, mejor que cuanto yo pudiera decir, de lo que para nosotros ha significado 1921, y al mismo tiempo dice cuál ha sido el acontecimiento más saliente de nuestra vida social du- rante los últimos doce meses. Nuestro nuevo Presidente, el señor García Mercet, de quien soy indigno sucesor en esta puesto, pro- metíanos hace un año, en su última Memoria de Secretaría, una sesión solemne para conmemorar los cincuenta años de vida activa, vida de labor constante y fructífera, que iba a cumplir la Real So- ciedad Española de Historia Natural. Cumpliéronse sus pro- mesas; por vez primera en medio siglo, salimos de este recogi- miento, acaso excesivo, en que generalmente laboramos, para mos- trarnos al mundo; por primera vez nosotros, enemigos siempre del exhibicionismo y del relumbrón, celebramos un acto público de cierta resonancia; por primera vez presidió nuestra sesión el Rey y nos dirigió en ella la palabra el Jefe del Gobierno, y esto, no sólo como lo que uno y otro representaban, sino por derecho propio, como las dos personas que encabezan nuestra lista de socios. Grata será siempre para todos nosotros la memoria de aquel solemne acto; pero no lo será menos la de la publicación del tomo extraordinario que con el mismo fausto motivo publicamos, tomo que, no sólo por la calidad y altura de algunas de las firmas que lo honran, sino por las mil dificultades que en estos tiempos supone la publicación de un original cualquiera, representa un verdadero esfuerzo, tanto más cuanto que simultáneamente prosiguióse la pu- 42 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD blicación, no sólo de nuestro Boletín y nuestras Memorias, sino de un tomo más de estas últimas, destinado a los trabajos referen- tes a ia historia natural de Marruecos. A propósito de estos últimos trabajos, se recordará que en la Memoria que tuve el honor de leer en la citada solemnidad del cin- cuentenario, quise realzar la importancia de la labor que nuestra Sociedad viene realizando en la zona del Protectorado. Debo ahora añadir que, gracias a la simpatía con que esta labor es vis- ta, tanto en la Alta Comisaría como en el Ministerio de Estado y al interés que hacia ella demuestra nuestro ilustre consocio el Ex- celentísimo Sr. D. Dámaso Berenguer, que tanto se preocupa del prestigio de España en todos los terrenos y bajo todos los aspec- tos, durante el presente año económico hemos podido continuar trabajando para el mejor conocimiento de la naturaleza y produc- ciones de Marruecos, habiéndose realizado ya una expedición, que la Junta directiva tuvo a bien confiarme, y estando próximas a rea- lizarse otras dos. Esto es ya de por sí halagüeño, como una de tan- tas muestras de nuestra actividad; pero si tenéis en cuenta que la concesión del crédito necesario para estas expediciones fué hecha en momentos críticos, cuando el pesimismo cundía en nuestro país, cuando todo aparecía tenebroso al otro lado del Estrecho y el prestigio nacional en África parecía a riesgo de hundirse, recono- ceréis que nuestra Sociedad ha dado una elevada prueba de pa- triotismo no dejándose contagiar por el desaliento y permanecien- do firme en su empeño de contribuir, en su esfera de acción, al cumplimiento de la misión que España se ha impuesto en el terri- torio marroquí. Claro es que no todo ha sido para nosotros glorias y triunfos en este año. También hemos tenido momentos de dolor, produci- dos por las sensibles bajas que la muerte ha causado en nuestras filas. En 1921 han desaparecido de nuestro lado dos eminentes bo- tánicos, D. Blas Lázaro e Ibiza y D. Eduardo Reyes Prósper; dos de nuestros expresidentes D. Emilio Ribera y D. Luis Simarro; el laborioso entomólogo, todavía joven y en la plenitud de su produc- ción científica, D. José Arias Encobet; los Sres. D. José Cosca- llano, D. Pedro Gimeno Gil, D. Alfonso Medina Martínez, don Pedro Palacios y D. Federico Vial, y los miembros extranjeros, el Director del Museo de París M. Edmond Perrier, M. Albert Fauvel, conocido entomólogo, y M. Adrien Dollfus, Director de La Feuille desjeiines Naturalistcs. Al recordar los nombres de Y DE su BIBLIOTECA 45 estos compañeros que se fueron, quiero rendir cariñoso tributo a su memoria. Por lo que respecta al número, las pérdidas que en tan sensi- ble forma, o por cualquier otro concepto, ha experimentado la So- ciedad, han sido compensadas con las alzas habidas durante el transcurso del pasado año, pudiendo, pues, felicitarnos, pese a cuantos momentos adversos hayamos atravesado, de comenzar bajo los mejores auspicios un nuevo año, que es de esperar añadirá a nuestra historia un capítulo más de laboriosidad, de entusiasmos, de éxitos. A. Cabrera. Estado de la Biblioteca. Durante el año 1921 ha recibido nuestra Sociedad pruebas evidentes del aprecio en que el mundo científico tiene la labor que con tanta constancia y entusiasmo viene realizando. Son varias las Sociedades extranjeras que por iniciativa pro- pia han solicitado de nosotros el cambio de publicaciones. Figu- ran entre ellas la Senckenbergische Naturforschende Gesell- schaft de Franckfurt, la Mexicana de Biología y el Dansk Or- niíhologisk Central. También el Dr. Niggli, de Zurich, nos envía el Zeitschrift für Kristallographie, que une a su importancia el ser la única revista que sobre tal especialidad posee nuestra Bi- blioteca. A estos cambios, todos ellos de verdadero interés, hay que añadir los solicitados por nosotros de Centros y Sociedades de España y del Extranjero. El Instituto Nacional de Higiene de Al- fonso XIII, de Madrid, nos ha enviado una colección casi completa de su Boletín. El Instituto Internacional de Agricultura de Roma no sólo ha contestado afirmativamente a nuestra propuesta de intercambio para años sucesivos, sino que, teniendo en cuenta el ofrecimiento de reciprocidad hecho por nosotros, nos ha enviado el Boletín Mensual de Informaciones Agrícolas y de Patología Vegetal, desde su primer volumen, que corresponde al año 1913. La Sociedad de Ciencias Naturales de Milán añade a sus Me- morias, que hace tiempo recibíamos, la revista Natura, editada por ella, y también a partir de su volumen primero. Esperamos, además, los envíos anunciados por la Société des Sciences Natu- 44 RELACIONES DEL ESTADO DE LA SOCIEDAD relies dii Maroc, de Rabat, y por otras dos Sociedades norteame- ricanas de gran importancia, la Biological Society de Washington y la Boston Society o f Natural History. Tenemos la satisfacción de dar a conocer que se inicia el res- tablecimiento de nuestras relaciones con Rusia, única nación que, aun después de la paz, no había hecho llegar hasta nosotros ni un solo trabajo de sus hombres de ciencia, a causa de las dificultades originadas por la honda transformación que viene sufriendo. El Burean dEntomologíe et Phyt opathologie de Retrogrado nos anuncia el envío de sus publicaciones al mismo tiempo que solicita el ser incluido en nuestra lista de cambios. Entre los donativos hechos durante el año a la Biblioteca, por cierto no muy numerosos, figuran los dos primeros volúmenes de las Obras completas y Correspondencia científica de Florentino Amcghino, que edita el Ministerio de Trabajos públicos de la pro- vincia de Buenos Aires; el volumen II del Manual de Zoología, de que es autor D. José Fuset, Catedrático de la Universidad de Barcelona, y algún otro. También la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas ha seguido enviándonos los Trabajos del Museo Nacional de Ciencias Naturales y las Me- morias de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas. En nombre de esta Sociedad hago constar a todos los donantes nuestro agradecimiento. Por las mismas causas económicas que expuso en años anterio- res nuestro consocio Sr. Cabrera, continúa suspendida la adquisi ción de obras, así como la encuademación de publicaciones. Llevados de nuestro deseo de enriquecer más y más nuestra ya importante Biblioteca, seguiremos con todo interés solicitando de Sociedades y Corporaciones científicas el cambio de publica- ciones, y ojalá que mi modesto trabajo, al cual siento no poder aportar la reconocida competencia de mi antecesor en el cargo, Sr. Cabrera, contribuya en algo a facilitar la labor científica de los señores Socios. La Bibliotecaria, Mercedes Ceerián. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL Sesión del 11 de enero de 1922. PRESIDENCIA DE DON RICARDO GARCIa MERCET El Secretario leyó el acta de la sesión de diciembre de 1921, que fué aprobada. Sustitución de Junta directiva.— Ocupada la presidencia, al abrirse la sesión, por el Sr. Aulló, éste, tan pronto como fué apro- bada el acta, cedió el puesto al Sr. García Mercet, después de dirigir a los presentes la palabra, manifestando su agradecimiento por el apoyo que todos habían prestado a la junta directiva salien- te en su labor y en sus iniciativas, y su satisfacción al verse suce- dido por persona que a su valer científico reúne un entusiasmo por la Sociedad bien demostrado durante su larga actuación como Secretario de la misma. El Sr. García Mercet, al ocupar la presidencia, dirigióse a los reunidos en los siguientes términos: •> Acuérdase el voto de gracias por unanimidad. Asuntos varios.— El Sr. Carandell propone que se solemnice esta primera sesión del año enviando un cariñoso saludo a aquellos Socios que se encuentren luchando en Marruecos por el prestigio de la Patria, con objeto de que pueda contribuir a hacerles más soportables las fatigas de la campaña el saber que sus amigos y colegas no se olvidan de ellos. Así se acuerda por unanimidad. DE HISTORIA NATURAL 49 El Secretario hace un breve relato de su reciente excursión científica por la zona de protectorado español en Marruecos, ofre- ciendo a la Sociedad la correspondiente Memoria narrativa. El Presidente, refiriéndose a una noticia consignada en el acta de la Sección de Valencia, dijo que son varios los parásitos de la mosca de la aceituna conocidos desde hace tiempo, pero que nin- guno resultaba suficientemente eficaz para tratar de combatirla por su intermedio. Recientemente, el profesor italiano Sr. Silves- tri ha descubierto en Túnez un parásito que parece ser específico del Dacus oleae. Este parásito es el himenóptero bracónido Opiüs concolor, con el cual se están practicando en Francia e Italia en- sayos muy interesantes para combatir la mosca de la aceituna. Añadió el Sr. García Mercet que los bracónidos del género 0/7 /V/5 están resultando los principales enemigos de las moscas de los frutos. Se conocen de ellos varías especies que dan muy buenos resultados en la lucha contra las Carpomya, Bactrocera, Lon- chaea y Ceratitis, y otros dípteros tan perjudiciales como los mencionados. Trabajos presentados. — El Presidente presenta una nota acerca de los géneros de calcídidos Tetracnemus y Charítopus. El Sr. Garanden entrega unas notas Sobre una excursión a Prie- go y alrededores; el Sr. Martínez de la Escalera, un trabajo acer- ca de especies ibéricas del género Asida, de que es autor; el Sr. Barroso envía otro sobre briozoos marinos españoles, y el Sr. González Fragoso presenta uno del Sr. Caballero sobre la acción de las Chara en las larvas de los mosquitos. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 29 de diciembre en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Exce- lentísimo Sr. Conde de Montornés. Fué presentado por el Sr. Pardo para nuevo socio numerario D. Canuto Sánchez Solano, Médico y Director de la Escuela de Artes e Industrias de Requena (Valencia). El Sr. Presidente hace uso de la palabra para agradecer su re- elección y la adhesión de la Sección a la propuesta formulada por las entidades de Valencia solicitando el premio a sus servicios. Le contesta el Sr. Moróte, manifestando el contento de los socios en verse presididos por persona que tantos méritos posee, reconocidos unánimemente. Tomo XXII. -Enero, 1922, 4 50 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El Sr. Trullenque indica que también este año ha causado es- tragos la mosca del olivo; corrobora y amplía la noticia el Sr. Mo- róte, y el Sr. Conde de Montornés habla del hallazgo de un pará- sito de dicho insecto, con el cual están haciéndose experiencias en las inmediaciones de Niza, que serán comunicadas a la Comisión que para estudiar esta cuestión se reunirá en el Instituto Interna- cional de Agricultura de Roma. El Sr. Boscá (E.) muestra algunos grabados que representan a S. de Rojas Clemente y otros botánicos, recordando la historia de nuestro Jardín Botánico. El mismo señor presenta algunas fotogra- fías obtenidas por el profesor Grigneaux, de la Universidad de Estrasburgo, de varios accidentes geológicos de Valencia y Ali- cante. El Sr. Pardo da cuenta de una comunicación, en nombre de don Carlos Pau, titulada Materiales para la flora marroquí, original del Sr. Vidal y López. La de Zaragoza celebró sesión el día 13 de diciembre, bajo la presidencia del Sr. López de Zuazo. Leída que fué y aprobada el acta de la anterior, el Sr. Presi- dente manifestó que, hallándose entre los concurrentes el doctor D. Juan Pablo Soler, uno de los Socios fundadores de esta Sec- ción, se congratulaba de su asistencia, por el valioso concurso que ha de prestar, y propuso se hiciese constar en acta la satisfacción por todos sentida de haber sido nombrado catedrático de este Ins- tituto General y Técnico. El Sr. Soler se mostró muy reconocido a la manifestación de la presidencia. El Sr. Ferrando da noticias de sus investigaciones sobre la ex- tensión de la formación oligocena en la provincia de Zaragoza. Al presentar ejemplares de un nuevo yacimiento fosilífero de dicha formación, situado en el término de Moneva y orilla derecha del río Aguas, el Sr. López de Zuazo manifiesta que fósiles análogos han sido descritos por M. Larrazet en su memoria titulada Recherches géologiques sur la región oriéntale de la province de Burgos et sur quelques points des provinces d' Álava et de Logroño. Agradece dicha referencia el Sr. Ferrando y aplaza la presen- tación de una nota sobre el citado yacimiento de Moneva hasta consultar los estudios de Larrazet, que, juntamente con los de don Luis Mariano Vidal, han de constituir la base para el conocimiento del oligoceno de la cuenca del Ebro. DE HISTORIA NATURAL 51 También presentó el referido Sr. Ferrando muestras de aló- fana amarilla procedente de Santa Creu d'Olorde (provincia de Barcelona), localidad no citada todavía de dicho silicato coloidal en las publicaciones más conocidas de minerales españoles. Acto seguido fué propuesta la nueva Junta directiva para el año próximo, y por aclamación fueron designados los señores si- guientes: Presidente. Sr. D. Francisco Aranda. Vicepresidente — Juan Pablo Soler. Tesorero — Pedro Ferrando. Secretario — Pedro Moyano. Trabajos presentados. Los géneros Tetracnemus y Charitopus (HiM. CfLClDIDOS) por Ricardo García Mercet. En un trabajo del entomólogo austríaco Dr. Franz Ruschka, publicado en Verh. d. zool.-bot. Ges. Wien (enero 1921) y dedi- cado a los Eupélmidos de Europa, se considera el género Tetrac- nemus Westwood como perteneciente a esta familia de micro- himenópteros, y se lleva a sinonimia del mismo el género Chari- topus Forster (Hym. Stud., vol. II, pág. 31, 1856). En vista de ello, voy a permitirme algunas consideraciones que tiendan a de- mostrar que ni el género Tetracnemus es un Eupélmido, ni debe pasarse a sinonimia del mismo el género Charitopus. El género Tetracnemus (un Encírtido cT con antenas ramo- sas), del que sólo queda la descripción (incompleta) y un dibujo (defectuoso) del autor, tiene que darse por nulo, pues el tipo del mismo, que se guardaba en las colecciones del Museo de Historia Natural de Oxford, se ha perdido, según hace meses averiguó, a mis instancias, el Dr. James Waterston, del Laboratorio Imperial de Entomología de Londres. Por lo tanto, cualquier asimilación que 52 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA se haga de Tetracnemus, llevando al mismo algún insecto europeo cuyo macho ofrezca antenas ramosas, tiene que ser arbitraria y caprichosa, pues no hay modo de identificar el tipo de WestWood, y son varias las especies descubiertas y descritas en Europa que ofrecen el carácter que parecía esencial de Tetracnemus. En mi monografía de los Encírtidos de España, que acaba de aparecer, se incluyen cuatro insectos de antenas ramosas (Diversicornia pinícola, Tetracladia hispánica, Tetralophidea dimorpha y T. máxima), cualquiera de los cuales, a capricho, podríamos decir que es un Tetracnemus. Ya en el libro a que acabo de referirme indico la imposibilidad de llegar a una identificación exacta del insecto de Westwood. El Dr. Ruschka, desconociendo estos detalles, ha considerado como Tetracnemus el primer insecto europeo que ha visto ofrece cuatro ramas laterales en los apéndices cefálicos. Diputando de Tetracnemus ese insecto, ha considerado como sinonimia del géne- ro de Westwood el género Charitopus Forster, descrito sobre una hembra de antenas, naturalmente, normales, pero cuyo ma- cho, que desconoció Forster y que posee el Dr. Ruschka, presen- ta una rama lateral en el 2.*^, 3.°, 4.° y 5.° artejos del funículo (como Diversicornia, Tetracladia y Tetralophidea). La identi- ficación de este insecto con la especie de Forster ha podido ser practicada exactamente, por haber examinado el Dr. Ruschka el tipo de Charitopus que se conserva, aunque falto de cabeza, en las colecciones del Museo de Viena. Por fortuna, se trata de un insecto que, aun decapitado, puede reconocerse con facilidad, pues ofrece una coloración de tórax y abdomen y unas alas inconfun- dibles. Ahora bien; el género Charitopus, aunque Forster lo conside- ró como un Eupélmido, y lo mismo cree el Dr. Ruschka, no perte- nece a esa familia de microhimenópteros, sino a la de los Encírti- dos. Puedo afirmarlo así, porque la especie típica del género, el Charitopus fulviventris, a juzgar por la descripción y los dibujos de Ruschka, es mi Diversicornia pinicola. Al describir esta es- pecie en 1916 y al redescribirla en mi monografía de los Encírti- dos de España (1921), la he considerado valedera, porque busca- ba su similar entre las ya conocidas de esa familia; no pude nunca suponer que este insecto hubiese sido llevado por nadie a la fami- lia de los Eupélmidos. En efecto: Diversicornia o Charitopus es extraordinariamen- DE HISTORIA NATURAL 55 te afín de Tetracladia, hasta el punto de que a primera vista pue- den confundirse uno y otro género. En ambos, la conformación del escudo del mesonoto y del escudete, planos; la disposición de las axilas; el número de artejos de que se compone el funículo (seis), y la carencia de verdaderos artejos anillos en la base del mismo, acusan claramente que se trata de Encírtidos propiamente dichos, y no de Eupélmidos, como se pretende con Charitopus. La tribu Tanaostigminos, de la familia Eupélmidos, en que se quiere incluir Charitopus, está caracterizada por presentar las antenas con arte- jos anillos independientemente de los seis del funículo; el escudo del mesonoto, alargado, convexo , con surcos parapsidales; las axi- las, grandes, convexas, laterales, con relación al escudete; el es- polón de las tibias intermedias, grueso; el nervio marginal, relativa- mente largo. Ahora bien; si por presentar Charitopus (Diversicornia) indi- cios de surcos parapsidales en el escudo del mesonoto, se preten- de incluir este género entre los Eupélmidos Tanaostigminos, habría que llevar a esta tribu todos los Encírtidos que presentan ese mis- mo carácter, entre ellos los géneros Ectroma, Choreia, Ceballo- sia, Paraphyctis, Metaphycus, etc., y ocurriría que una parte de los Aphycus (los que no presentan traza parapsidal) tendrían que figurar entre los Encírtidos, y otra parte (los que ofrecen surcos análogos a Charitopus) entre los Eupélmidos. Ya en algunos de mis trabajos he advertido que la presencia o ausencia de indicios de surcos parapsidales en el escudo del meso- noto es un carácter que no reviste la importancia taxonómica que ha querido dársele. Entre los verdaderos Encírtidos se encuentran cada día más formas que lo presentan. Fuera de ellos, en el géne- ro Signiphora, la especie 5. Merceti Malen. los presenta, mien- tras que las otras del grupo no los ofrecen ni aun como una traza imperceptible. Creo lo expuesto suficientemente demostrativo de que: 1 .° El género Tetracnemus no debe admitirse, puesto que está mal descrito, mal representado en figura, y no puede identificarse, por haberse perdido la especie típica. 2.° La asimilación de Charitopus a Tetracnemus no tiene fun- damento. 5.° Charitopus es un Encírtido y no un Eupélmido. Demostrada la invalidez de Tetracnemus y la identidad de Diversicornia pinicola con Charitopus fulviventris, es preciso 54 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA restablecer el género de Forster, dándole la situación sistemática y la sinonimia que le corresponden: Familia Encírtidos. Subfamilia Encirtinos. Género Charitopus Forster. Charitopus Forster, H^m. Stiid., Vol, II, pág. 31 (1856). Diversicornia Mercet, Bol. Soc. Esp. Hist. Nat., vol. XVI, pági- na 371 (1916). Tetracnemus Ruschka, Verh. zool.-bot. Ges. Wien, pág. 242 (1921). Diversicornia Mercet, Fauna Ibérica. Himenopt. Fam. Encírtidos, página 543 (1921). Charitopus fulviventris -Forster. Charitopus fulviventrisV orsier, Verh. nat. Ver- pr. Rhl., vo\.XVll, página 112(1860). Diversicornia pinicola Mercet, Bol. Soc. Esp. Hist. Nat., Volu- men XVI, pág. 372 (1916). Tetracnemus diversicornis Ruschka, Verh. zool.-bot. Ges. Wien, página 245 (1921). Diversicornia pinicola Mercet, Fauna I be rica- Himenopt. Fam. En- círtidos, pág. 545 (1921). Materiales para la flora marroquí (') 2.* nota por Manuel Vidal y López. Con posterioridad a la fecha en que D. Carlos Fau se separó de mí en Ceuta, por haber terminado su labor científica en tierras africanas, recogí en Xauen (2) algunas plantas más, que son el objeto de esta nota, cuyos méritos deben agradecerse totalmente a dicho botánico, ya que sin su desinteresada cooperación tendrían que esperar estas muestras largo período de tiempo antes de ser (1) Véase tomo XXI, págs. 274-381 de este mismo Boletín. (2) Tiguisar, entiéndase que es de la cabila de Gomara. DE HISTORIA NATURAL 55 clasificadas por el que suscribe, simple debutante en asuntos bo- tánicos, y a quien sólo corresponde el traba/o de su recolección en parajes algo difíciles. No se numerarán las plantas repetidas, y solamente indicare- mos si procediesen de diferente localidad. Continuaremos la nu- meración para las especies que no fueron consignadas en mi pri- mera nota. Todas lasplantas son de Xauen, menos el Convolvulus althaeoi- des, que fué recolectado en Dar-Riffien. Al final ponemos las observaciones que nos ha comunicado el señor Pau. 155. Clematis Flammula L.— 156. Ranunculus repentifolius Pau, n. sp. - 157. Delphiniíim StaphysagríaL. — Papaver RhoeasL. \58. fumaría Boraei jord.—Alyssum maritimum Lam. — 159. Cis- tus crispus L.—Silene inflata Sm. (la anterior era una forma ro- seiflora). — \QO. Spergularia diandra (Guss.) Helldr. et Sart.— 161. Hypericum tomentosum L-, var. nov. viridulum Pau.— 162. Lavatera Vidali Pau, n. sp.— 163. L. trimestris L.—Linum tenue Desf.— 164. Hedysarum coronarium L. — 165. Tetragonolobus purpureus Mnch. — 166. Rubus ulmifolius Schott.— 167. Rosa sempervirens L.— 168. Cotyledon praealtus (Brot.) Sampaio, var. gaditanus (B. Rt.) Pau.— 169. Epilobium Tournefortii Michel.— 170. X E. CaballeroiY'^VL, nov. hybr.—Bryonia dioica Jacq., var. laevifrons Pan.— \7\. Apium nodiflorum L.— 172. Ammi maj'us L. Scandix Pectem Veneris L.~Sherardia arvensis L.—Centran- thus Calcitrapa Dufr., iorma púber u la.— \T5. Scabiosa simplex D&si.—Gnaphalium luteo-album L.— 174. Pulicaria paludosa Lt. 175. Chrysanthemum holophyllum Pau, n. sp.— 176. Microlon- Chus Salmanticus DC— 177. Rhagadiolus stellatus Willd.— 178. Picridium vulgare Desf.— 179. Campánula Rapunculus L.— Vin- ca difformis Pourr.—Samolus Valerandi L.— 180. Chlora gran- diflora Yiv.— 181. Centaurium minus Hill., var. nov. stenosiphon Pau.— Anchusa itálica Retz.— 182. Echium pustulatum Sibth.— \85.Calysíegia septum R. Er.— Convolvulus althaeoidesL. (Dar- Riffien).— 184. C. siculus L.—\S5. C.mauritanicus Boiss. — Sola- num nigrum h.— Verónica Anagallis L. — 7. Beccabunga L., var. nov. xauensis Pau.— 187. Linaria supina (L.) et auct. non Desf., var. nov. ajmasensis Pa\x. —Bartsia versicolor Pers.— 188. Verbena offícinalis L.— 189. Calamintha baetica B. Rt.— 190. Salvia inter rupia Schousb. — 191. 5. bicolor D^ú. — 192. 56 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Prunella vulgaris L.— 193. Stachys circinata L'Her.— 194. Pra- sium maius L.- 195. Teucrium resupinatum Desf.— 196. Riimex conglomeratus Murr.— 197. Polygonum avicular e L.—Mercuria- lis annua L.— 198. Aristolochia baetica L.— 199. Phalaris mi- ñor L.— 200. Trisetum paniceum Pers.— 201. Avena orientalis Schreb.— 202. Briza minor L.— 203. Cynosurus aureus L.—Scle- ropoa rígida Gris. (Del Sr. Pau) Ranunculus repentifolius Pau, n. sp. Viridis glabriusculus et ramosus, foiüs longe petiolatis glabris trisectis, lobiis cuneato-obovatis, lateralibus dentato-lobatis medio longe pedicellato. Sépala patentia (?), spica globosa, receptaculus pilosus, carpellis sub 20, urbiculatis glabris compresis rostro sub- incurvo brevissimo 0,5 mm. Radix... Difiere del /?. repens L., especie la más parecida de cuantas me son conocidas por las hojas y tamaño de los carpelos, por la cortedad del pico de los aquenios. También la encuentro cercana de ciertas formas lampiñas del R. Aleae Wk. por la cortedad del pico; pero se aparta por ser doble mayores los carpelos y recep- táculo más peloso. Nos parece, sin embargo, más próxima al /?. Broteri Freyn y sus variedades; pero difiere, por ser lampiño, con las menores, aquenios lenticulares y pico cortísimo. Del R. ads- cendens Brot., por las hojas, corolas y aquenios. Las muestras comunicadas son bastante incompletas; es preci- so herborizaría de nuevo. Biscutella ApulaL., forma baetica (B. el Rt.); 13-V. B. Apnla L., f. reticulata Pau; 10- VI. La muestra comunicada del mes de mayo no puede separarse de la que abunda en Andalucía; comparada con las varias mues- tras de mi herbario, no descubrimos diferencias sensibles; la reco- lectada en el mes de junio, excepto las silículas, es igual a la for- ma baetica, pero difiere por las silículas mayores, 15 mm., disco verdoso, glaberrimo, nítido, reticulado, nervios prominentes. El margen es únicamente pestañoso. Según descripción, deberá ser una forma de silículas mayor de la B. scutellata B. et Rt., que me es desconocida. DE HISTORIA NATURAL 57 Linum tenue Desf . Los dos pliegos nuevamente herborizados demuestran que se trata de una forma de hojas más ensanchadas y de nulo valor sis- temático. En uno de los dos pliegos viene un pie con raíces y cáp- sulas; uno de los tallos mayores trae las hojas más anchas, pero los tallos inferiores y más cortos, que nacen de un tallo al parecer comido del ganado, lleva hojas idénticas al tipo. Y por el ejemplar con cápsulas se deduce que no estamos más que en presencia de una forma umbrosa o de sitios frescos y húmedos. Hypericum tomentosum L., var. nova viridulum Pau. Virescens, folia oblongiuscula, sepalis lineari-lanceolatis longe acuminatis. Difiere del tipo por el color virescente, escasa pubescencia, sépalos lanceolado-lineales, doble mayores, acuminados y con el margen íntegro y no dentado. Del H. pubescens Boiss. {Voy. Bot.., tab. 36) difiere por la vestidura rara, hojas menores y uniforme- mente dilatadas desde la base y no aovado-oblongas, alampiñadas y no lanosas, y por las flores menores. Algunos autores hicieron el H. pubescens Boiss., sinónimo del H. lusHanicum Poiret, y cayeron en esta equivocación por se- guir a Lange, que en el Prodromus fl. hisp., III, p. 592, in obser- vatione, dijo del H. lusitanicum: «Sepalis lineari-lanceolatis», cuando el mismo Poiret nos advir- tió que su especie presentaba: «Les bractées et les divisions du calyce... ovales-lanceoladas» (Dice, encycl. suppl. III., p. 702).— Como se ve, estos caracteres no pueden corresponder al H. pu- bescens Boiss. El verdadero H. lusitanicum Poir. es una forma microfila del H. tomentosum L., con los sépalos ciertamente más ensanchados (aovados); presentándolos el H. tomentosum lancelados. Se pudie- ron disponer todas estas formas del siguiente modo: H. tomentosum L. r/) genuinum.— Sépala lanceolata. p) lusitanicum (Poiret).— Sépala ovato-lan- ceolata. ssp. fí. pubescens Boiss. Sépala lanceolato-linearia. var.) viridulum. — SepaXa breviora; planta virescens; folia angustiora. 58 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Lavatera Vidali Pau, n. sp. Anthema Medie, sed pedunculis solitariis ad Olbiatn Med. et Stegiam DC. sectiones vergens; ideoque, Anthemarum characte- res modificandi. Torus certe non radiatim striatus, nec expansus ut Olbia et Stegia rogant. Annua glabrata, caulibus herbaceis asperulis et parce pilosis pilis subreflexis simplicibus; foliis inferioribus ovato-cordatis obs- cure lobatis, superioribus ovato-lanceolatis 3-!obis vel 5-lobis basi truncata; pedunculis axilaribus solitariis folia subbrevioribus; epi- calycis laciniis apiculatis late ovatis, calycis lobis ovato-lanceolatis mucronatis; corolla magna 35 mm., petalis spathulatis longe atte- nuato-cuneatis, violaceis et longitudinaliter albo-fasciatis; carpellis circa 25, glabris convexo dorso et toro subexerto oblongo. La especie más cercana creemos que es la L. crética L., de la cual difiere por los tallos glabrescentes, pedúnculos solitarios y mayores, pétalos doble más largos y carpelos numerosos. Por sus flores solitarias largamente pedunculadas y grandes co- rolas, se parece a la ¿. micans L.; pero los pedúnculos son más cortos, cálices menores y, sobre todo, por su toro diferente. Por la longitud de los pedúnculos se pudiera tomar por la L. tri- mestrís L.; pero no presenta el disco carpelar de la sección Stegia. He nombrado la L. micans L., y se precisa indicar a qué espe- cie nos referimos, por ser desconocida en el día por los botánicos la creación linneana. La L. micans L. Sp. plant. ed. 1, p. 690 (1753) es idéntica a la L.punctata All. Linné la citó de España y Portugal, y si no se ha vuelto a encontrar en la Península, existe realmente en las Balea- res. Morison, Hist. I, p. 523, de donde se originó la especie, no dijo que fuese exclusivamente peninsular; Morison escribió lo si- guiente: «Provenit in Híspanla, aliisque meridionalibus locis.» Lin- né, probablemente, sustituyó «lugares meridionales» por Lusitania, y por este motivo los botánicos buscaron entre las plantas españo- las la especie linneana, identificándola caprichosamente con otras muy diferentes. Consúltese la estampa de Morison, citada por el mismo Linné (tab. 17, f. 9), y la corta descripción, que, aunque cruda, la figura encaja perfectamente en la L. punctata All. Sospechamos igualmente que la L. lusitanica L. pudiera consi- derarse como un sinónimo de la L. micans. Parecida a esta inexactitud se cometió otra en la Malva Papa- DE HISTORIA NATURAL O» ver Cav., indicada en Portugal (WiWk., Prodr.,\U, p.587). Cavanil- les, en su Monadelphia, escribió claramente «Luisania»; pero Willdenow, en su Species plantarum, por errata de imprenta puso «Lusitania», y de aquí tomaron la noticia los autores. Epilobium Caballeroi Pau, n. hybr.=£'. hirsutiimx Toiirne- fortii Pau. Humilis, folia inferiora glabra superiora pubescens, denticulata- serrata, calycis laciniis oblongis linearibus brevissime mucronatis petalis duplo brevioribus, petalis 10 mm. stigmatibus 4, erectis. Flores mayores que en el E. Tournefortii M\c\\e\. y menores que en el E. hirsutum L.; la vestidura y tallos son del hirsutum, pero la estrechez de las hojas y su dentadura marginal son del Tournefortíi. Dedicada al explorador de la flora del Rif y muy apreciado ami- go mío, D. Arturo Caballero. Chrysanthemum holophyllum Pau, n. sp. Sectio Pinardia Cass.— Annuuní glabrum caule erecto ramo- sissimo dense foliato foliis oblongis, lanceolatis integuerrimis mu- cronatis amplexicaulibus; anthodii squamis ovatis ápice late scario- 80, ligulis obovatis, achaeniis costatis radii obscure trigonis, disci cylindraceis ómnibus pappo nullo. Todas las especies que conozco pertenecientes a este grupo subgenérico se apartan evidentemente, por presentar las hojas ente- rísimas y los aquenios casi todos uniformes, puesto que los margi- nales apenas son trianglares. Linaria supina L. (sub Antirrhino) non Desi.Fl.atlant.,ll, 44. Var. nova ajmasiana Pau. Folia longiora et glauca, corolla minor. ínter L. nevadensem B. et R. et a) genuinam media. Esta planta pertenece a un tipo específico no descubierto ni cita- do en la flora africana, porque la especie de Desfontaines, conside- rada por todos los botánicos que conozco como Antirriiinum supi- numL.,Sp. plant., ed. I, p. 615, no puede admitirse por estas consi- deraciones: primera, por no existir en Argelia; otra, por estos carac- teres atribuidos por Desfontaines: «Calyx... laciniis lanceolatis». 60 boletín de la real sociedad española Desconozco de Argelia planta a la que puedan convenir estas indicaciones, si no es la Linaria Munbyana B. et Rt., Pugillus, página 89, y de la cual creo que la Linaria supina Desf. es un sinónimo. Verónica Beccabunga L., var. nova xauenensis Pau. Capsula ovato-oblonga sepalis subduplo longiora: V. Anagalli- dis capsula sed folia certe V, Beccahungae , hybrida non videtur. Centauriiim minus Hill, var. nova bifrons Pau. Annua glabra unicaulis, foliis radicalibus rosulatis obovato- oblongis trinerviis, floribus sessilibus et pedunculatis ápice caulis fasciculatis in corymbo denso agregatis, corollis roséis subtus albi- cantibus vel pallidis, calyce minimo 2 mm. tubo cororollino tenui elongato 6 mm. calycem longe superanti, lobis oblongis intra in- tense roséis, stigmatis lobis ovatis. Por las hojas no puede separarse específicamente del Cent, mi- nus Hill = C. umbellatum Gilib. = Gentiana Centaurium L.; pero por sus flores es muy parecida al Cent, tenuiflorum Hoffsn. et Sk.), de la cual se aparta por las hojas y cálices cortísimos. NO' la creemos híbrida. La forma más parecida que conocemos es la Cent, minus Hill, var. grandiflorum = Erythraea grandiflora Viv., de la que di- fiere por la delgadez y longitud del tubo corolino y por los lóbulos más angostos y cenicientos o pálidos en el envés. Algunas especies de las comunicadas son muy curiosas y hasta nuevas para la flora de Marruecos: una de aquéllas es la Salvia interrupta Schousboe, que no conocía más que por la estampa de su autor, y es una de las mayores rarezas de la región. En Spicilegium florae Maroccanae no veo consignadas las siguientes: Delphinium Staphysagria, Hedysarum coronarium, Pulicaria paludosa, Convolvulus mauritanicus y alguna otra for- ma subordinada y de menor interés geográfico. DE HISTORIA NATURAL 61 Nuevos datos respecto de la acción de las Chara en las larvas de los mosquitos por A. Caballero. Con fecha 25 de noviembre de 1920 publiqué en los Anales de Instituto general y técnico de Valencia un trabajo, «Las espe- cies del género Chara y las larvas de los mosquitos», en el que su- pongo, como resultado de los experimentos y observaciones reali- zados hasta esa fecha, que las especies del género Chara segregan o elaboran algún principio tóxico, mortal para las larvas de los mosquitos. Para comprobar esta hipótesis he proce- dido, desde principios del verano próximo pasado hasta la fecha, del siguiente modo: 1.° Durante el mes de julio y los primeros días del mes de agosto comprobé que las larvas de Stegomyia morían en un cultivo de Chara foetida A. Br., plantada unos meses antes. 2.° El día 8 de agosto saqué del mencionado cultivo con un cristalizador pequeño una cierta cantidad de agua, puse en ésta 8 larvas de Stegomyia, de tres a cuatro días de edad, y cubrí con una lámina de vidrio, para evitar la evaporación. El día 13 de agos- to habían muerto todas las larvas. 3.° El día 13 de agosto, es decir, el mismo en que di por terminado el experimento 2.°, corté una cantidad suficiente de ramas de Chara en el cultivo 1.°, y después de lavarlas escrupulo- samente con agua destilada, las trituré hasta convertirlas en una masa de la consistencia de la papilla, sirviéndome de un mortero de vidrio, con arena de esta misma sustancia; añadí entonces a la papilla 50 cm^ de agua destilada, filtré, y en el líquido obtenido, de un hermoso color verde, puse 5 larvas de Stegomyia, de tres días de edad. En poco más de una semana adquirieron un desarrollo ex- traordinario y se formaron normalmente los mosquitos. 4.° Aunque no era probable, porque debía tratarse de una sustancia soluble, por si el producto venenoso no pasaba a través del filtro, repetí el experimento 3.°, pero modificado en el sentido de no filtrar la masa triturada, de manera que después de añadir a ésta los 50 cm^ de agua destilada y de poner las larvas en el líqui- do; así obtenido, cubrí la vasija, que era el propio mortero. El re- 62 boletín de la real sociedad española sultado fué idéntico: las larvas, después de adquirir un gran des- arrollo, se transformaron rápidamente en mosquitos. El Sr. Fernández Riofrío, que colabora conmigo en todos estos experimentos, me acompaña el día 24 de septiembre a Castellde- fels, donde recogemos una abundante cantidad de Chara foetida. De vuelta, en el laboratorio, procedemos con ella repitiendo los experimentos 3.° y 4.° y obtenemos el mismo resultado. 5.° El día 8 de octubre hace el Sr, Riofrío una excursión a Castelldefels con el único objeto de recoger agua de una ace- quia que contenga la planta en cuestión, y de vuelta con ella al laboratorio, la ponemos el mismo día en un cristalizador y depo- sitamos en éste 60 larvas de Stegomyia de uno a cuatro días de edad y, además, 20 huevecillos del mismo insecto. A los pocos días empieza claramente a disminuir el número de aquéllas, y el día 20 del mencionado mes han muerto todas, debiendo manifestar, como hecho curioso, que en los doce días que tardaron en morir las más resistentes, apenas aumentaron de tamaño. Las larvas procedentes de la germinación de los huevos se resisten bastante más; pero, sin embargo, el día 3 de noviembre han muerto ya 13 de ellas; el día 7 del propio mes aparece una ninfa, que produce el mosquito a los siete días, o sea el 14 de noviembre; el día 9 se presenta la segunda ninfa, que se transforma en mosquito el día 18, es decir, a los nueve días; el mismo día 18 se observa la tercera ninfa, que evoluciona más rápidamente, dando el mosquito el día 24; el día 23 muere una larva, el día 27 de noviembre muere otra y el día 24 de diciembre muere la que hace el número de orden 19, al formar la ninfa y después de permanecer en el fondo del cristalizador, cole- teando de vez en cuando, sin subir a respirar, por lo menos una hora. En resumen: las 60 larvas depositadas en el agua en estado larvario murieron todas; de las 20 larvas procedentes de la ger- minación de los huevos queda una con vida, han salido tres mos- quitos, por cierto muy desmedrados, y han muerto 16 de aqué- llas. Conviene añadir ahora que en una vasija de porcelana de gran- des dimensiones, casi llena de agua. y a medio tapar, para que en ella puedan entrar y salir libremente los mosquitos, colocada en un rincón del laboratorio, viven admirablemente las larvas de Stegomyia, y hoy mismo se ven entre ellas algunas ninfas. Esto nos demuestra que la vida de las larvas del mosquito objeto de nuestro estudio es y ha sido perfectamente compatible con las DE HISTORIA NATURAL 63 condiciones ambientes del laboratorio, durante todo el transcurso de la experimentación. De todo lo manifestado se deduce, pues, claramente que la Chara foetida A. ^x . produce una sustancia, soluble en el agua, que mata las larvas del mosquito Stegomyia. Es claro que del mismo modo ha de conducirse con las de los mosquitos Culex y Anopheles. Si examinamos ahora los resultados expuestos, se ve claramen- te que el veneno o producto larvicida no se encuentra acumulado en las células vivas del alga, conforme se deduce de los experi- mentos 3." y 4.°; por otra parte, según los experimentos 2.° y 5.°, el agua en que ha vivido la planta Chara foetida mata las larvas del mosquito Stegomyia, es decir, contiene la sustancia larvicida, y como ésta no puede provenir de otra parte, no puede haber sido originada más que por la Chara, dadas las condiciones en que se ha verificado la experimentación, es lógico concluir que dicho producto venenoso es una eavreción de la mencionada planta. Desde otro punto de vista merece ser analizado el experimen- to 5.° De un total de 80 larvas puestas el día 8 de octubre han muerto 76; pero es lógico suponer que si todas ellas hubieran sido sometidas a la experimentación en su fase larvaria, habrían muerto en su totalidad, como murieron las 60 que se pusieron en tal esta- do y las 8 del experimento 2.° Se explica perfectamente que no hayan muerto cuatro de las larvas procedentes de los huevos, porque éstos germinaron después de pasados unos días; que si bien es cierto que fueron pocos (seguramente no pasaron de cuatro o cinco), ya supone un lapso de tiempo suficiente para que el agua pierda gran parte de su eficacia venenosa, probablemente por descomposición o desorganización del producto larvicida. Una consecuencia de índole práctica, por cierto muy impor- tante, se deduce de lo que hemos expuesto, porque, en lo sucesivo, en vez de cultivar una especie determinada de Chara, para com- probar su eficacia larvicida bastará experimentar con el agua en que la planta viva, y de este modo se economizará un tiempo pre- cioso, nunca inferior a dos meses, aparte las molestias que requie- re el cultivo de todo vegetal acuático. Y para terminar. Además de estos trabajos de laboratorio, he realizado visitas frecuentes a la zona palúdica comprendida entre las costas de Garraf y la desembocadura del Llobregat, sin otro objeto que el de examinar con todo cuidado y escrupulosidad las 64 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA charcas 37 acequias de aguas estancadas pobladas de Chara. Son más de trescientas, a juzgar por los datos que poseo, tomados en las distintas excursiones, las aguas observadas por mí en estas con- diciones durante el año 1921 y no he podido descubrir en ninguna de ellas el más leve vestigio de larvas de Culex ni de Anopheles. Pue- do añadir a esto que es muy rara la charca o acequia desprovista de Chara que carece de larvas de los mosquitos mencionados. Como datos botánicos, tengo que manifestar que en la acequia Condal vive la Chara fragilis Desv., var. de acción larvicida du- dosa, que el tipo de esta especie vive también en Castelldefels y que la especie más frecuente en Castelldefels, Gavá y El Prat es la Chara foetida A. Br. Especies ibéricas del género Asida (Col. Tenebriónidos) por Manuel M. de la Escalera. Subgén. Insulasida nov. Facies de Planasida: disco del protórax fosulado-reticulado, naciendo una cerdita corta, dorada, del fondo de cada fosilla, y re- clinada hacia atrás, sin depasar el borde posterior de la fosilla; márgenes granulosas; epipleuras fosuladas, con una cerdilla en el fondo de cada fosita; antenas gráciles, finas, pasando del borde posterior del protórax en el cT. con sus artejos, a partir del cuarto, tres veces más largos que anchos; el décimo, triangular, grueso, poco más largo que ancho mirado por donde tiene su mayor anchu- ra, y el undécimo globular algo más estrecho que el décimo y se- miempotrado en él. Élitros de márgenes cortantes y levantadas en toda su exten- sión; húmeros angulosos, nada o muy divergentes, sin o con un pliegue costiforme desde la base del élitro; pero, en uno y otro caso, con series granulosas costiformes, más o menos interrumpi- das, en número variable; epipleuras fosuladas. 1 (2) Lóbulo protorácico muy avanzado sobre los élitros, mu- cho más que los ángulos posteriores del mismo, los cuales son cur- DE HISTORIA NATURAL 65 vilíneos-rectos; el lóbulo, en su avance, deprimido y hendido, pro- duciendo dos dientes más o menos romos, de suerte que la base del protórax es clara y profundamente trisinuada; sin pliegue o arruga costiforme, naciendo de la base del élitro, y con las otras series costiformes de granulos poco marcados y, generalmente, confusas; ángulos humerales de los élitros muy agudos, en hierro de lanza y divergentes I. Moraguezi Schauf. Long. 15-18 mm. Loe. Palma de Mallorca. Museo de Madrid. 2 (1) Lóbulo protorácico poco avanzado sobre los élitros, sólo algo más prolongado que los ángulos posteriores del mismo, los cuales son curvilíneos-obtusos; el lóbulo, en su avance, achaflana- do, pero no bipartido, sin producir, por tanto, dientes ni resultar la base del protórax trisinuada; con un pliegue costiforme apenas indicado, arrancando del medio de la base de cada élitro, origen de una segunda costilla dorsal granulosa, poco marcada y bastante interrumpida, y con dos costillas laterales más o menos interrum pidas, a más de una primera dorsal de trazos aislados. 3 (4) Húmeros agudos y divergentes, pero no lanceolados; ma- yor, más ensanchada posteriormente I. baleárica sp. n. Long. 14-15 mm. Loe. Pollensa en Mallorca. Museo de Madrid. 4 (5) Húmeros rectos, no divergentes; menor, más paralela y alargada comparativamente I. planipennis Schauf. Long. 12-14 mm. Loe. Menorca. Museo de Madrid. Siibgén. Rugasida nov. Se caracteriza el grupo, bastante homogéneo, por tener el pro- tórax granuloso en el disco, siendo los granulos aislados, más o menos contiguos, e igualmente densos, tanto en él como en las márgenes; generalmente menudos, semiesféricos, como perlitas brillantes; sólo en Diecki más aislados y picudos; las márgenes, bastante gruesas, más o menos explanadas, por lo general nada re- cogidas, y cuando lo están, es siempre en el tercio anterior, y con el reborde engrosado, menos en Diecki, cuyas márgenes son más afinadas y cortantes; de ángulos posteriores rectos, agudos o lan- ceolados, y el lóbulo sólo más avanzado que ellos sobre los élitros en alguna especie, tanto como ellos en otras, y en las restantes es- ToMO xxii.-ExERO, 1922. 5 66 boletín de la real sociedad española pecies menos, que es cuando los ángulos posteriores protorácicos se prolongan en hierro de lanza. Las epipleuras protorácicas, con exclusión de alguna, que las tiene granulosas o granuloso-fosuladas, son en otras fosuladas neta y muy profundamente. Las antenas, más bien cortas, no llegan al borde posterior del protórax; sus artejos, por lo general, poco alargados, y con el un- décimo globular pequeño y muy empotrado en el décimo. Los élitros, desnudos, con pliegues o arrugas costiformes, más o menos interrumpidas y flexuosas, más o menos granulosas, lisas alguna vez y otras provistas de cerdillas cortas y caedizas, dis- puestas sobre algún trazo costiforme;sólo en Diecki.^n su var. me- ridionalis, el» fondo de los élitros es ligeramente pruinoso, y es que, en realidad, esta especie está distanciada de las restantes, siendo una forma que se relaciona algo con la Horridasida y al- gunas italianas, como también con alguna sección de las Granula- sida. 1 (19) Márgenes protorácicas gruesas, nunca cortantes. 2 (3) Lóbulo protorácico ancho, más saliente sobre los élitros que los ángulos posteriores del mismo; antenas cortas y recias, con sus artejos, a partir del cuarto, apenas dos veces más largos que anchos; élitros con tres pliegues costiformes desde la misma base, de la cual arrancan, bastante flexuosas e interrumpidas, poco gra- nulosas, sin cerdillas (por ser muy caedizas) o con ellas cortas, re- cias y poco densas, rojizas o negras en los ejemplares frescos en algún trazo costiforme; epipleuras granuloso-fosuladas R. reticulata Sol. (grísea F.). Long. 11-14 mm. Loe. Centellas, Pico de Turbón, Bujaruelo, Puerto de Sahún, Orduña, Reinosa, Carballino, Vigo, Coruña, Vila- boa, Santiago, Orense, Coimbra, Serra da Estrella, Puer- to de Chía, Piedralabes, Cadalso, Escorial, Paular, Des- peñaperros. Museo de Madrid. 3 (2) Lóbulo protorácico tanto o menos saliente sobre los éli- tros que los ángulos posteriores del mismo. 4 (5) Lóbulo redondeado, disco protorácico granuloso, de már- genes explanadas y nada levantadas, sus lados en curva seguida, de bordes gruesos, lisos por lo general; antenas cortas, y sus arte- jos, a partir del cuarto, poco más largos que anchos; con un plie- gue costiforme liso, naciendo del medio de la base de cada élitro. DE HISTORIA NATURAL 67 y que se continúa formando la segunda costilla dorsal, sin interrup- ción y nada flexuosa, gruesa hasta el último tercio, donde se desva- nece, o se une con la primera lateral, que no llega a la base, seguida e igualmente lisa, y con la segunda lateral, más o menos interrumpi- da y corta, como otra primera dorsal, formada de trazos menores interrumpidos; epipleuras granulosas R. granulifera Chevr. Long. 9-12 mm. Loe. Foncebadón, Pto. de Pajares. Museo de Madrid. 5 (4) Lóbulo redondeado o achaflanado; protórax de lados en curva seguida, de ángulos posteriores entrantes o más o menos di- vergentes; con un pliegue costiforme granuloso en el medio de cada élitro, arrancando de la base, no liso, que, prolongándose, forma una segunda costilla dorsal, más o menos interrumpida; con una primera lateral flexuosa e interrumpida, que no arranca de la base, como tampoco una segunda dorsal, descompuesta en tracitos aisla- dos; todas ellas ramosas en su fin. 6(9) Qranulosidad protorácica fuerte, márgenes gruesas y poco levantadas, lóbulo achaflanado, epipleuras granulosas. 7 (8) Lados del protórax en curva seguida, ángulos posteriores del mismo poco agudos, lóbulo achaflanado, tan saliente sobre los élitros como los ángulos posteriores.... R. pseudoreticulata sp. n. Long. 11 mm. Loe. Serra da Estrella. Museo de Madrid. 8 (7) Lados del protórax en su tercio posterior sin seguir la curva seguida entrante, sino con los ángulos posteriores algo diver- gentes y más agudos; lóbulo achaflanado también, pero algo menos salientes sobre los élitros que los ángulos posteriores R. coimbrense sp. n. Long. 11 mm. Loe. Coimbra, S. Romao, Serra da Estrella. Museo de Madrid. 9 (6) Qranulosidad protorácica menuda o más fuerte; márgenes también gruesas, pero más levantadas; lóbulo entero y redondeado, no achaflanado y poco o bastante avanzado sobre los élitros; sólo por excepción en R. gibbicollis P. A. achaflanado. 10 (13, 18) Qranulosidad protorácica menuda; lóbulo redondea- do, poco avanzado sobre los élitros. 1 1 (12) Artejos quinto a noveno de las antenas del cT poco más largos que anchos; ángulos humerales de los élitros algo obtusos y matados; primera costilla lateral más acusada que la segunda dor- 68 BOLRTIN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sal; eplpleuras granulosas R. bejarense sp. n. Long. 9 mm. Loe. Béjar. Museo de Madrid. 12 (11) Artejos quinto, sexto, séptimo, octavo y noveno de las antenas del cf dos veces más largos que anchos; ángulos hume- rales de los élitros rectos y no matados; primera costilla lateral no más acusada que la segunda dorsal; epipleuras fosulado-granu- losas R. transmontana sp. n . Long. 10 mm. Loe. Oporto, S. Martinho d'Anta. Museo de Madrid. 13 (10, 18) Qranulosidad protoráciea fuerte; lóbulo redondea- do, muy avanzado sobre los élitros; epipleuras clara y aisladamen- te fosuladas. 14 (15) Lados del protórax en curva seguida, salvo cerca de la base, cuyos ángulos posteriores son algo divergentes, agudos, pero no lanceolados, tan salientes sobre los élitros como el lóbulo y abrazando los húmeros de los cuales sobresalen; éstos, rectos y poco levantados; élitros dilatados paulatinamente, ensanchados has- ta sus dos tercios, resultando la especie, comparativamente, más ancha que la siguiente R. cazorlense sp. n- Long. 12 mm. Loe. Cazorla. Museo de Madrid. 15 (14) Ángulos posteriores protorácieos muy agudos y pro- longados hacia atrás, en hierro de lanza. 16 (17) Lados del protórax en curva seguida y continua, de án- gulos posteriores entrantes y lanceolados, más prolongados y avan- zados sobre los élitros que el lóbulo y descansando sobre los hú- meros, resultando así la base de los élitros más ancha que la base del protórax; húmeros rectos y levantados; élitros de lados poco ensanchados al final R. serripes Chevr^ Long. 12 mm. Loe. La Sagra, Pbla. de D. Fadrique. Museo de Madrid. 17 (16) Lados del protórax en curva seguida también, pero con los ángulos posteriores muy lanceolados, a veces divergentes, más prolongados que el lóbulo y tan anchos como los húmeros, sobre los que no descansan, sino que los abarcan a veces; húmeros rec- tos y redondeados, levantado's; élitros de lados poco ensanchados en el tercio final, paraleloides R. segúrense sp. n. Long. 11-13 mm. Loe. El Parda!, Calar del Mundo. Museo de Madrid. DE HISTORIA NATURAL 69 18 (10, 15) Qranulosidad protorácica menuda, lóbulo achafla- nado, muy avanzado sobre los élitros, más saliente sobre ellos que los ángulos posteriores protorácicos, que son divergentes, pero no lanceolados; húmeros angulosos y divergentes, abrazados por los ángulos posteriores del protórax; segunda costilla dorsal y primera lateral más o menos acusadas, poco flexuosas ni interrumpidas, pero ramosas al final. . . R. gibbicollis P. A. (A. Fuentei Frm.) Long. 11-14 mm. Loe. Portugal, Jaraicejo, Cala, Santa Elena, Quero, Pozuelo de Calatrava. Museo de Madrid. 19 (1) Márgenes protorácicas finas, algo cortantes; epipleu- ras fosuladas muy contiguamente; granulación protorácica aislada y algo picada. 20 (21) Protórax y élitros desnudos en el fondo y, a lo sumo, con cerditas cortas sobre los trazos costiformes. R. Diecki Al!. Long. 8-11 mm. Loe, Barcelona, Centellas, Qraus, Maesana. Museo de Madrid. 21 (20) Protórax y élitros con cerdillas; en aquél, sobre los gra- nulos, naciendo de su borde posterior, y en éstos, en toda su su- perficie; las cerditas, muy cortas, finas, echadas hacia atrás, a más de las cerdas cortas y fuertes de las costillas y trazos costi- formes R. Diecki var. meridionalis nova. Loe. Barcelona , Andalucía (Oertzen), Alcalá de la Selva. Museo de Madrid. Snbgén. Opatrasida nov. Se caracteriza el subgénero por tener el disco protorácico fo- sulado-granuloso, las fosillas pequeñas, brotando de dentro junto al borde anterior de la fosilla un granillo pequeño, sobre el cual, en la cara posterior del mismo, se implanta una cerdilla rojiza re- clinada hacia atrás, velando las hoyitas; las márgenes, por lo gene- ral, moderadamente anchas y poco levantadas, de bordes poco gruesos, algo cortantes. Antenas más bien cortas, poco gruesas, sin llegar al borde pos- terior del protórax, con sus artejos, a partir del cuarto, a lo sumo dos veces más largos que anchos, con el undécimo globular peque- ño, muy empotrado en el décimo. Élitros con un pliegue basal costiforme corto, único que arran- 70 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ca de la base, apenas más cercano al margen que a la sutura, pero sin poder decir que arranca del medio de la base de cada élitro, con dos costillas dorsales granulosas muy interrumpidas, paralelas a la sutura, naciendo muy por bajo de la base del élitro, poco dis- tintas, por lo general, y con otras dos laterales generalmente me- jor señaladas que las dorsales y más seguidas, otras veces tan in- terrumpidas y vagas como ellas, y siempre naciendo como las dorsales, muy por bajo de la base; las costillas granulosas, sobre- montadas por cerdillas cortas y densas negras o rojizas, poco apa- rentes, por lo general; epipleuras fosuladas, fosulado-granulosas o granulosas francamente. 1 (4) Húmeros angulosos y divergentes; costillas laterales se- guidas, muy acusadas y poco interrumpidas; lados del protórax en curva seguida; ángulos posteriores del mismo entrantes, agudos, abarcando ampliamente los húmeros; epipleuras fosuladas. 2 (3) Mayor, negra; costillas dorsales siempre menos acusadas que las laterales y más interrumpidas; lóbulo del protórax más sa- liente sobre los élitros y más redondeado, sobre todo en el cf, con una línea estrecha, lisa y brillante, entera desde el medio del lóbulo al borde anterior O. Jurinei Sol. (A. Pazi P. A.) Long. 1015 mm. Loe. Pobla del Segre, Centellas, Barcelona, Valle de Ribas, San Feliú, Andalucía (tipo de A. Pazi P. A.). Mu- seo de Madrid. 3 (2) Menor, rojiza; segunda costilla dorsal tan marcada como las laterales, pero, generalmente, más interrumpida; lóbulo del pro- tórax menos saliente sobre los élitros, menos redondeado, achaflana- do y aun hendido a veces, sin carena lisa y brillante en el protórax, y sólo en muy raros casos indicada vagamente. O. levantina sp. n. Long. 9-11 mm. Loe. Valencia. Museo de Madrid. 4 (1) Húmeros rectos, más o menos redondeados, y nunca di- vergentes. 5 (6) Ángulos posteriores protorácicos algo divergentes; márge- nes protorácicas estrechas y recogidas; especie pequeña, negra, pa- raleloide, nada estrechada en la región humeral; costillas granulosas, finas, brillantes, poco interrumpidas, sobre todo las laterales, y ape- nas o nada vellosas; epipleuras fosuladas.. O. Marmottani Bris. Long. 8-10 mm. Loe. Graus, Bellver, Sierra del Cadí. DE HISTORIA NATURAL 71 6 (5) Ángulos protorácicos en absoluto nada divergentes; már- genes protorácicas anchas y explanadas, poco o nada recogidas. 7 (8) Paralela, alargada, nada estrangulada en los húmeros; lados del protórax menos redondeados; ángulos posteriores me- nos entrantes y más agudos; márgenes más recogidas y levanta- das; costillas elitrales granulosas lineares, seguidas y poco inte- rrumpidas, en absoluto nada zigzagueantes ni ramosas; facies de una pequeña Elongasida; epipleuras granuloso-fosuladas O. saguntina sp. n. Long. 12 mm. Loe. Sagunto. Museo de Madrid. 8 (7) Rechoncha, algo estrangulada en los húmeros, muy en- sanchada de élitros, cuyos lados son muy curvilíneos; lados del protórax muy redondeados; ángulos posteriores más entrantes, menos agudos; márgenes más anchas y explanadas, nada recogi- das; costillas elitrales granulosas muy interrumpidas, zigzaguean- tes y ramosas; facies de Globasida; epipleuras granulosas O. sericea Oliv. Long. 11-15 mm. Loe. Barcelona, Miranda de Ebro, Teruel, Calahorra, Segorbe, Cuenca, Cebreros, San Feliú, Silos, Miraflores, Guadarrama, La Granja, Salamanca, Alcalá de Henares, Portugal. Museo de Madrid. 72 boletín de la real sociedad española Notas acerca de una excursión geográfica a Priego (Córdoba) y sus alrededores ('> por Juan Garanden. Itinerario {^xg. 1).— Salida, en automóvil, de Cabra para Priego. Al día siguiente, excursión a la Sierra de la Tinosa (1.570 m.).— a.vv)4nano5 ::;tr»as»co .\ns jurásico ^ cretácico '^ paleógeno mioceno -ruta de excursión Fig. 1 .—Itinerario 5? geología de la región recorrida. (1) Persistiendo en la costumbre establecida en el transcurso de los años que regento mi cátedra en el Instituto de Cabra, y dados los ex- celentes resultados obtenidos en las excursiones anteriores a Ronda (1919), a Tetuán (1920) y a Granada (1921), impúseme para primeros de noviembre último la realización de un Viaje escolar a Priego y montañas Vecinas, Viaje efectuado a expensas de los alumnos y mías. Con expe- diciones de esta especial índole no es, ciertamente, la investigación la que obtenga frutos opimos; pero quédale al profesor la íntima satisfac- ción de crear, por lo menos en los escolares, estímulos y aficiones tan necesarias, quizá, como el progreso científico mismo, y como la exten- sión del horizonte de los conocimientos individuales del especialista. DE HISTORIA NATURAL 75 Durante el día inmediato, estancia en Priego y alrededores. — Al otro día, visita a las minas de hierro de Zamoranos y reconoci- miento de parte del^cauce del río Salado.— Salida, al siguiente día, en automóvil para Carcabuey; de Carcabuey a Rute; de Rute a Iznájar (Qenil) y regreso, y de Rute, por Zambra y Lucena, a Cabra. Situación de los puntos visitados.— Todos están enclavados en los repliegues de la complicada serie de sierras que constitu- yen el antepaís alpino del Sistema Penibético. Unas poblaciones, como Cabra, Carcabuey, Priego (Almedinilla, Alcalá la Real), están localizadas en depresiones alineadas transversalmente de W. a E., y que por esto son la vía natural de acceso desde la Cam- piña cordobesa a la altimeseta granadina. Otras, como Rute, ocu- pan lugar estratégico, colgado en las rápidas laderas de su sierra, dominando el angosto cañón que el río Qenil salva desde Loja has- ta Puente Qenil. Otras, en fin, como Iznájar, han sido a modo de defensas o baluartes, en las riberas de este río. Tanto por el mayor tiempo invertido allí como por ofrecer marcadamente los caracteres de una región natural, la Hoya de Priego será objeto de especial atención en estas notas, que redu- ciremos lo más posible. Unidades geológicas.— Dos clases de terrenos se reconocen en la depresión de Priego y Carcabuey (cuyos términos abarcan unos 275 Km* en conjunto): mesozicos y cuaternario. De aquéllos, el jurásico constituye como la osamenta de las alineaciones, el marco que encuadra la hondonada; estas sierras son las de Cabra y Luque, con una estribación o contrafuerte, la Sierra de Alcayde; ambas forman una cortina al NW., y se dirige de WSW. a ENE. Otra cresta jurásica se levanta desde el S. de Priego, y arrumbándose hacia el SW.,toma sucesivamente los nom - bres de Sierra de la Tinosa y Horconera y la Sierra de Rute (figuras 2 y 3). El triásico, por el contrario, se localiza, como es frecuente, en las depresiones. El cretácico acompaña al jurásico, sin alcanzar, en general, las altitudes de éste, limitándose a flanquear las alineaciones monta- ñosas. 74 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El cuaternario creemos haberlo reconocido en el mismo cas- co de Priego; pruebas paleontológicas que abonen su edad no las 00 2. "-OÍS ñ 9. to - 3 Ü' o ^ o. N c> 03 C^ 3 2- ÍT ? rt N ^ » — _ Cu n i" n >2 3 n oa 3 &?3 DI tenemos evidentes; pero sí verosímiles otras de carácter litoge- nético. DE HISTORIA NATURAL 75 Dando forma concreta a los anteriores datos, tenemos: depre- siones triásicas, de arcillas y mar- gas, con yeso, cuarzos y lente- jones ferruginosos (minas de oli- gisto en Zamoranos); un macizo jurásico al NW., verdadero bra- quianticiinal; y una cresta jurási- ca al S., estrecha y erguida, de carácter anticlinal (fig. 4). \>\\ ^ , > ■• '^^7 Geografía física (fig. 5).— Tipos de relieve.— En el jurá- sico.—Cov\si\i\i\áas^or caWzas áo. este período las sierras de Cabra- Luque y la Tinosa, el lector se an- ticipará la clase de relieve que su plástica ofrece: donde las capas no están excesivamente estruja- das y las fracturas son relativa- mente escasas, la erosión prece- de según el proceso del Karst; ejemplo: el macizo de Cabra-Lu- que, que, con sus amplias navas cubiertas de tierras negras, ani- man el pesado relieve de sus cum- bres y recogen el caudal inmenso de aguas que reaparecen luego en las innumerables fuentes vo- clusianas de Cabra, Doña Men- cía, Carcabuey, Zuheros, etcéte- ra, localizadas en la periferia del macizo, en los niveles hasta don- de la erosión ha arrancado la co- raza calcárea y dejado al descu- bierto las capas impermeables de arcillas y margas triásicas subya- ^*¿ Gentes. Donde el diastrofismo ha sido intenso y las capas fuertemente K 76 boletín de la real sociedad española plegadas y fracturadas, la erosión subterránea ha recibido el re- fuerzo de la subaérea: el perfil de la cortina montañosa (caso de la Sierra de la Tinosa) y sus mismos flancos es dentellado, con grandes canchales y abismos profundos. Puede colegirse el aspecto cromático de una y otra sierra; ambas, que dominan por sus alturas (la de Cabra-Luque, 1.360 me- tros en el Lobatejo; la de la Tinosa, 1.570 m.) y constituyen indis- cutibles atalayas desde las cuales se percibe un inmenso panorama (la depresión bética con el escalón mariánico en todo su desarrollo, Fig. 4.— Avance a un bosquejo estructural de la Hoya de Priego (1). 1, Priego; 2, Sierra de Jaula; 3, alineación de la Tinosa; 4, macizo de Cabra y Luque; 5, La Angostura; 6, río Salado; 7, Campiña del valle del Gaadaiquivir. a, triásico; b, jurásico; c, cretácico; d, terciario.— La arista inferior izquierda del bloque coincide aproximadamente con la dirección N-S. al N.; todo el Sistema Penibético y la depresión granadina, al S.), destacan, además, por el tono blanco-azulado de sus tintas, en contraste con las manchas verdes de olivares y demás cultivos, concentrados en la depresión de Priego, o localizados en las lomas cretácicas. El cretácico, por su litología más blanda, más silícea, ofrece re- lieves suaves, redondeados, y no desnudos como las calvas e in- hóspitas cortinas jurásicas. La infiltración por el agua, no por me- nos intensa que en estas últimas sierras deja de alcanzar cierta im- portancia. Ya se ha dicho que el cretácico parece proteger a veces los flancos de las sierras jurásicas, como si la erosión hubiera decapi- tado las partes superiores que cubrían los actuales anticlinales de éstas. El triásico responde inmediatamente a la eficiencia de la ero- sión, y su relieve arcilloso evoluciona pronto hacia la penillanura; (1) Sin tener en cuenta los corrimientos posibles, cuya dilucidación exige ulte- riores trabajos. DE HISTORIA NATURAL 77 por esto forma las partes más profundas, con abundancia inusitada de barrancos, regajos y cárcavas. La hidrografía. — LsíS dos sierras calcáreas, de bastante nota- Fig. 5.-Esquema topográfico de la región de Priego.— Escala aproximada: 1 : 100.000. 1 . Macizo de Cabra- Luque (Lobatejo).-2. Macizo de la Tinosa. 3. Sierra de Palojo.— 4. Hoya de Priego. ble elevación y próximas entre sí, amén de las lomas cretácicas que las acompañan, constituyen enorme superficie de absorción de las precipitaciones; el substratum triásico, arcilloso, encima del 78 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cual descansan las primeras, retiene las aguas y las cede con me- dida y constancia. Ello se traduce por el voluminoso caudal que emerge por las fuentes más arriba mencionadas, a las cuales deben agregarse, por no citar más que las que hemos visto, las de Carca- buey y la monumental de Priego, que es, sin disputa, la más hermo- sa de Andalucía, por la abundancia de su caudal y por el arte que ha inspirado, pues la mano del hombre ha armonizado allí con la próvida obra de la Nauraleza. La fuente resurgente del Rey, como allí la denominan, nace en el contacto normal descubierto por la erosión entre el jurásico y el triásico infrayacente. Dos ríos drenan la depresión u hoya de Priego y Carcabuey: el Zagrilla {Palancar) y el Salado (denominación sospechosa de concomitancias triásicas), los cuales se unen aguas abajo del Es- parragal (una de las aldeas agregadas a Priego); el Salado, a su vez, es tributario del Guadalquivir mediante un importante guión: el río Guada joz. Evolución de la hidrografía y del re Heve. — Urna hoya triási- ca es de suyo presumible de fondo lacustre, actual o pretérito. ¿Quién no recordará lagunas actuales o sus restos localizadas en el triásico y explotadas para la obtención de sal común? Es el casa que la depresión de Priego constituye el nivel artesiano de aguas cuyo caudal, lo reiteramos, es incalculable, por la superficie de re- cepción enorme que representan las montañas que la circundan por todas partes con variable altitud, y especialmente La Tinosa. De ahí que podríamos estar en presencia de lo que fuera un gran lago, si los fenómenos recientes no hubiesen variado la faz de aquella región natural. Los antecedentes de Priego arrancan, como es lógico, de su fuente voclusiana, de su fuente del Rey. A partir de ésta se ha ex- tendido la población, edificándose primero sobre una breve llanu- ra, que también arranca del manantial, y que aparece cortada a pico en casi todo su perímetro. Modernamente, a consecuencia de su progreso incesante, la población se desparrama ya por fuera de su zócalo y recinto naturales (fig, 6). Pues bien; este zócalo está constituido por una toba de carac- teres modernos; es una caliza incrustante. Exploraciones más de- tenidas podrán fijar su edad cierta, que nosotros estimamos como pliocena o más bien cuaternaria. El espesor de esta formación es de unos 60 metros en el corte natural a la vista. DE HISTORIA NATURAL 79 Esta toba procede, naturalmente, de aquella fuente voclusiana. Por estar cortada a pico y pasar al pie el cauce del río Salado, lógico "es suponer que su extensión ha debido ser mayor. De ahí que si prolongásemos idealmente su superficie, llegaríamos con ella a reconstituir una curva de nivel en los flancos de las lomas circundantes. Tendríamos así fácilmente reproducido el fondo de un antiguo lago alimentado por la fuente del Rey, y cuyas aguas pudieran haber alcanzado aún mayor altura y perímetro más amplio. Una aparente contradicción se presenta, empero; dificultad que explica la evolución de este lago de verosímil filiación cuater- naria. La porción norte del perímetro montañoso está a menor lífo Salado Fig. 6. — Corte geológico del emplazamiento de la ciudad de Priego: a, triásico; b, jurásico; c, toba. altura actual que Priego, pues la Angostura, hoz calcárea por donde emigran las aguas de la depresión para entrar ya en el am- plísimo horizonte terciario bético está a los 460 metros. Lo que ocurre es que el río formado por las aguas sobrantes del antiguo lago, que se precipitarían por una escala, fué ahondando el cauce, y, en su virtud, la caída brusca del líquido se ha transfor- mado paulatinamente en los rápidos que se apretujan entre los re- codos de la angostura actual. Aquel río ha evolucionado hasta ser hoy día el Salado. La angostura, por su parte, es otro factor que contribuye a prestar un ambiente montañés al paisaje de la Hoya de Priego. Geografía humana. — De']anáo aparte las plantas herbáceas y leñosas espontáneas que pueblan en formación abierta las calvas jurásicas y constituyen pastos para el ganado, es un hecho que los rodales de quejigos (Quercus lusitanica) ceden rápidamente a las 80 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA demás plantaciones de olivos, tanto más cuanto más hacia el cre- tácico vira el substratum litológico. Las riberas se cubren de frondas, y las acequias que de ellas derivan alimentan hortalizas -^frutales, que tienen fama en An- dalucía. Los cereales son escasos. Además del elemento agrícola, hay que mencionar otro de gran importancia, cual es la industria textil (al principio, casera; hoy, concentrada en fábricas y sujeta a las oscilaciones del mercado) y la sombrerera, en Priego, las cuales dan a esta ciudad tanto ca- rácter o más aún que la agricultura; ambas actividades fabriles compiten con sus análogas de Barcelona, a pesar de que las mate- rias primas textiles se importan de la capital catalana, y no obstan- te el abandono del problema de las vías de comunicación, vital para Priego (1). Lgs razones, que habría que buscarlas en el costo de la mano de obra, no es pertinente examinarlas aquí. Las comunicaciones se efectúan de E. a W. y viceversa, es de- cir, transversalmente a las cordilleras, con las dificultades consi- guientes. Bien es cierto que hablamos de un país que fué teatro de luchas; frontera de dominios políticos; basta con que indiquemos que Priego está enclavado en la línea prácticamente más corta que se- para a Córdoba de Granada. Pero si necesarias son las actuales direcciones en que las comunicaciones se efectúan, ventajosa quizá, para otros pueblos de la Hoya de Priego, habría de resul- tar, simultaneada con aquéllas, la dirección natural NS., siguiendo el curso del río Salado, en busca del ferrocarril de Linares a Puen- te Genil, y en demanda de la estación de Luque, tan próxima como la de Cabra, actual cabecera de comunicaciones. Por lo que hace, en suma, a las características étnico-sociales, podemos adelantar, y nada más, el espíritu de tradición, arraigado profundamente en las costumbres y en las prácticas religiosas de los habitantes de la Hoya de Priego. Y tenemos la evidencia de que el folk-lore puede constituir allí objeto de especial atención y es- tudio fructífero. Un postrer caso de tradicionalismo hemos de indicar aún, como caso este en que discrepan la geografía y el espíritu político secu- lar. La extensión de los términos municipales andaluces, tan co- (1) Solo una fábrica, situada en los cárcavos de la Angostura, apro- vecha la fuerza hidráulica. Las demás se mueven por la eléctrica o por el vapor. DE HISTORIA NATURAL 81 rriente para los naturales de la región hética como inaudita para un asturiano, un vasco o un catalán, responde a las vicisitudes socia- les y políticas impuestas por la Reconquista: concentración exce- siva de la propiedad, causa, a su vez, del aislamiento de los núcleos de la población y del desarrollo anormal, por ende, de todos ellos. Pero la Hoya de Priego, por sus condiciones geográficas, por la abundancia de sus aguas, por la índole de los cultivos que éstas facilitan, quizás aún por una derivada: la división de la propiedad en algunas pequeñas zonas, se caracteriza por la pulverización (digámoslo así) de la población, por la diseminación de los caseríos. En una superficie de unos 100 Km^ aparte Priego (lO.CXX) ha- bitantes), con Ayuntamiento, están los siguientes pueblos: Campo Nubes, Cañuelo, Castil de Campos, Cortijos del Judío, Esparra- gal, Tarajal, Zaguilla y Zamoranos, el menor de los cuales (Tara- jal) tiene una población de 600 habitantes, y el mayor (Zamoranos), de unos 1.500. Es un caso de admirable distribución de la densidad humana, a razón de unos 175 habitantes por kilómetro cuadrado. Todos estos pueblos son oficialmente aldeas, es decir, agregados a Priego, sin personalidad administrativa propia y con intereses a veces difíciles de conciliar con los de la capitalidad municipal. Pues bien: esta misma región natural y aquellos pueblos y todo ese conjunto de modalidades geográficas que hemos esbozado po- drían, salvando únicamente el clima, calcarse en un valle asturia- no, vasco o catalán, regiones en las cuales existe una clara intui- ción de las conquistas políticas y de su verdadero valor, y donde los pueblos, diminutos con relación a los desproporcionados pueblos andaluces, se rigen por sí mismos, a pesar de lo reducido de sus respectivos términos. Sección bibliográfica. Madrid Moreno (J).— Elementos de Histología vegetal y Técnica mi- crográfica. — 1 vol. en 4.°, de 292 págs., con 159 figs. en el texto, Madrid, 1921. La obra cuyo título encabeza este análisis bibliográfico viene a lle- nar un gran vacío en la literatura botánica española, pues sólo se con- taban en nuestro idioma la concienzuda traducción de las Prácticas de Botánica, del sabio profesor A. Meyer, y el Manual de manipulacio- nes de Botánica, de Scala, publicado por la Universidad de la Plata, Tomo xxii.— Exero, 1922. 6 iy¿ boletín de la real sociedad española libros ambos excelentes, pero de más limitada extensión para el estudia de ciertas cuestiones, y en los cuales se hace caso omiso de métodos de investigación españoles de útilísima aplicación. El libro del Sr. Madrid Moreno se divide en dos partes: Histología y Técnica. En la primera se sigue un orden lógico y natural, estudiando primero la célula en general, a continuación las células fecundantes en la serie vegetal, desde las Talofitas a las Fanerógamas, y a partir de éstas, la formación de tejidos y los sistemas de éstos, propios de los Vegetales. El estudio de la célula en general está muy bien hecho, y presenta todas las teorías modernas con gran claridad y extensión su- ficiente, mencionando los últimos trabajos conocidos, por ejemplo, los concernientes al condrioma y las mitocondrias, y al aparato reticular de Golgi. El estudio de las células fecundantes en la serie vegetal es igualmente la exposición clara de los conocimientos actuales en la ma- teria, y contribuirá no poco a desterrar ciertas confusiones que apare- cen en libros de fechas recientes, pero de teorías antiquísimas. En esta parte, la técnica de las preparaciones microscópicas y del cultivo de las criptógamas no deja nada que desear, por estar ajustado a la téc- nica moderna y de los descubrimientos a ella debidos. Así, los métodos de preparación y de coloración son los más útiles y exactos, como los del ilustre Mangin para el estudio de la membrana y de los compuestos que entran en ella: callosa, celulosa, compuestos pécticos, etc., méto- dos que han tenido grandes y luminosas aplicaciones en el estudio de la Histología en general, y de la Micología en particular. También que- dan expuestos los mejores métodos para el estudio citológico de las criptógamas, métodos de Maire, Dangeard, Guillermond, etc. En el es- tudio de sistemas de tejidos se ve igualmente no sólo claridad en la ex- posición, sino ser ésta ajustada a los actuales conocimientos y tener un gran carácter práctico, como era de esperar del autor, dedicado largos años al estudio y a la enseñanza de estas materias. Cítanse y se deta- llan en el estudio de los tejidos las aplicaciones hoy conocidas en His- tología vegetal de los métodos de Cajal, Achúcarro y las modificacio- nes en ellos introducidas por Del Río-Hortega. La segunda parte, dedicada a la Técnica propiamente dicha, comien- za por los métodos generales de conservación, fijación, etc., siguiendo con los de inclusión y coloración, así como los de impregnación por las sales metálicas, aportando datos de experiencia personal. El modo de hacer cortes, el montaje y conservación y un formulario completan la Técnica, en la que nada hay supertluo, ni falta nada de lo necesario. En resumen: la obra del Sr. Madrid Moreno es un libro útil destina- do a prestar grandes servicios a los que se dediquen al estudio de la Histología vegetal y de la Criptogamia, hoy, por desgracia, escasos en nuestro país, acaso por las dificultades que estos trabajos ofrecen en sus comienzos, dificultades que ayudarán a salvar libros como el que nos ocupa.— R. Gz. Fragoso. DE HISTORIA NATURAL 83 Born {k.)~Die Calvmene Tristani-Stiife (rnittleres linter silur) hei Al- madén, ihrc Fauna, GUedernh^ iind Verbreitung. Abhand. der Sencken Naturf. Gessellschaft, t. XXXVI, cuad. 3, págs. 311-358, láms. XXIV-XXVII. Frankfurt, 1916. El estudio de varios fósiles procedentes de Almadén ha motivado la publicación de este trabajo, tan interesante, del paleontólogo Born. Los yacimientos fosilíferos son los de Cañadillas, Vaidemosillo y Alise- das, todos en las proximidades de Almadén, y cuyos materiales perte- necen al Silúrico inferior medio. Hace un estudio estratigráf ico muy completo de la fauna, y la compara con las restantes del mismo piso, no sólo de la Península, sino del resto de Europa, para establecer su equivalencia. Pasa luego a describir las especies, haciendo al propio tiempo una revisión de las ya conocidas, con Ío cual pasan a ser sinoni- mias algunas de las especies creadas por Verneuil y Barrande, tales como el Illaenus hispanicns, I. Sanchezi, etc., y los moldes tantas veces determinados como Belleroplion bilobatus, por su parecido con los de esta especie, pasan a formar una nueva especie que denomina Profowartliia hispánica, pues ha encontrado la concha que se asemeja mucho a la de aquel género americano. Como se Ve, es un trabajo fun- damental no sólo para el Infrasilúrico español, sino para el europeo; además, va ilustrado por cuatro buenas láminas en fototipia de los fósiles. — Royo Gómez. Elias {].).-- Estudios geológicos sobre Tarrasa v sus contornos. Pu- blicación de la Secc. Exc. del Centro Social, 48 pág., 1 fig. Tarra- sa, 1917. Resume el autor los movimientos que han ocasionado el hundimien- to de la comarca del Valles, y recoge ciertos datos de la geología de aquellos contornos. (Desplazamiento de la pudinga en la pedrera d'en Joan Purull. Las huertas de Can Bosch; La Riera de Gaya; Estragos de la denudación; El cerro de Can Parellada; La Riera de las arenas; De Tarrasa a San Julián de Altura.)— Royo Gómez. Elias (J.). — Colección de artículos científicos y de investigación his- tórica. Publ. de la Secc. Exc. del Centro Social, 47 págs. Tarra- sa, 1919. Conjunto de artículos de vulgarización sobre la geología del Valles (Barcelona), y en los que se añaden las observaciones hechas por el autor, como puede verse por el título de ellos: Zonas geológicas entre el Pirineo y Barcelona; Tectónica de las montañas de Can Margarit; Desagüe de una corriente oligocénica; Pliocénico marino- Pliocénico con- tinental; Estanque siciliense en los Plans de Can Bonvilar; Antiguas corrientes del Llano de Tarrasa. — Royo Gómez. 84 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Obenberger (J.). — Buprestides nouveaux de Fernando Poo eí de la Guiñee Espagnole. Trab. Museo Nac. Cieñe. Nat., Ser. Zool., nú- mero 45. Madrid, 1921. Los Sres. Martínez de la Escalera (Manuel y Fernando) cazaron, entre otros muchos insectos de Biafra y de Fernando Poo, algunos Bupréstidos, que, enviados por el Museo de Madrid al autor, han dado origen a este trabajo. Hay dos géneros nuevos, Bolivarina y Pseuda- grilodes, así como 10 especies: Pseuda grilodes Bolivari, Pseudagri- lus Isabellce, Melibceus biafranus, Agrilus Bolivari, Escalerai e Isa- bel Ice, Bolivarina paradoxa, Aphanisticus biafranus y Trach^s Isa- bellce y Bolivari.— JOSÉ M.^ Dusmet. Buen (S. de) y Luego (E.). — Un caso de Himenolepis nana. (Nota preliminar.) El Siglo Médico, Madrid, 1921. Se llama la atención sobre la presencia en España de esta tenia en- contrada por los autores en una niña enferma de dos años y medio, re- sidente en Talayuela (Cáceres). Se observó, primero, un solo huevo en los excrementos; pero después, gracias al tratamiento prescrito por los autores, la enferma expulsó una veintena de ejemplares, bastantes de ellos con cabeza, que permitieron clasificar fácilmente la especie.— A. DE ZULUETA. Soler Pujol {L).~- Aves albinas. Bol. del Museo Pedagógico de Cien- cias Naturales, año II, págs. 1-3, 6 figs. Barcelona. El autor da cuenta de Varios casos de albinismo que ha tenido oca- sión de observar en la perdiz común, la golondrina, el cuervo, la beca- cina y el mirlo. En este último se presenta con relativa frecuencia el albinismo más o menos completo, por lo que, dice el autor: «la frase de raro como un mirlo blanco no es quizás una expresión exacta de la realidad».— A. de Zulueta. Sesión del 1° de febrero de 1922. PRESIDENCIA DE DON RICARDO GARCÍA MERCET El Secretario leyó el acta de la sesión anterior, que fué apro- bada. Admisiones y presentaciones. — Fueron admitidos como so- cios numerarios los señores presentados en la sesión de enero, y, propuesto por el Sr. Royo, el Sr. D. Jacinto Elias, de Tarrasa. Comunicaciones.— El Secretario lee una carta del Sr. Orue- ta, dando gracias por su elección como Vicepresidente de la So- ciedad, y manifiesta que, habiéndose enviado a los socios que se hallan en África el saludo acordado en la sesión anterior, se han recibido dos cartas, a que da lectura, dando las gracias; una de ellas del Alto Comisario, Excmo. Sr. D. Dámaso Berenguer, y otra del Sr. Gómez Menor, que se halla prestando servicio, en Sanidad Militar, en Tistutin. Necrología.— El Sr. Fernández Navarro da cuenta a la So- ciedad del fallecimiento, en Barcelona, del eminente geólogo don Luis Mariano Vidal, cuyos trabajos sobre Geología y Paleontolo- gía son bien conocidos, habiéndole colocado en uno de los prime- ros puestos entre los hombres de ciencia españoles; y promete re- dactar una noticia biográfica. Comunicaciones.— El Sr. Lozano participa que, en vista de ha- berse demostrado posteriormente que el ejemplar de Lariosaiirus balsami, de cuya clasificación dio cuenta en la sesión del mes de diciembre pasado, no es de Tortosa, como se creía, sino de Estada (Huesca), y que, además, según nota que le ha facilitado amable- mente el Sr. Royo de su completo fichero paleontológico, la clasi- ficación de un ejemplar, encontrado en la localidad últimamente citada, fué motivo de una nota presentada en la Sección de Zara- goza, en 1912, por el Sr. Ferrando, deduce que ambas clasificacio- nes se hayan hecho sobre el mismo ejemplar, y añade que, si bien le es satisfactorio haber coincidido con el Sr. Ferrando en la clasi- 86 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ficaclón de tan interesante especie, se complace aún más en reco- nocerle la prioridad en la misma. El Sr. González Fragoso comunica la siguiente nota: «Con la atención profunda que merecen todos los trabajos del ilustre botánico D. J. María Castellarnau, he leído el muy intere- sante y erudito que, con el título de «Terminología botánica», se inserta en el Boletín de nuestra Sociedad correspondiente a diciembre último. Nada se puede objetar a los fundados argumen- tos, y creo lógico que, en la necesidad, hoy ya ineludible, de acep- tar la palabra thalliis para las criptógamas, en diverso sentido del usual de tallo para las fanerógamas, deberíamos emplearla verda- dera ortografía original. Encuentro, sin embargo, un inconveniente para adoptar por completo este parecer. Si en el lenguaje escrito la diferencia entre tallo y thallo es suficiente y lógica la ortogra- fía de la segunda palabra, en el oral no existe diferencia alguna. ¿Hemos de usar en absoluto la ortografía original, introduciendo en el castellano la palabra thallus, de terminación más propia de lengua muerta que de lengua viva? Resultaría siempre que una pa- labra dicha en latín significaba una cosa diversa de su traducción al castellano. Ahora bien, obligados a seguir la terminología usual para la Botánica en las lenguas vivas, creo podemos usar la pala- bra thalo, bien diversa en su sonido de tallo, y análoga en su or- tografía a la original, de la que sólo difiere por la terminación cas- tellana, de modo análogo al seguido en francés, alemán, inglés e italiano, que sólo han modificado la terminación de la palabra en alguno de los usos de ella. Así, nosotros podremos decir Thalofi- tas, como los alemanes dicen, por ejemplo, Thallophyten, y pro- thalo, como ellos dicen prothallium; en tanto que, si usáramos la palabra thallus, la derivación de las dos que acabamos de mencio- nar nos conduciría a la confusión con el tallOy la cual no existe en dicho idioma con la palabra stengel. »Así no introduciremos una nueva palabra en la terminología botánica, ya excesivamente recargada, sino una pequeña variación ortográfica, compatible con la prioridad de la palabra Talo, usada por los criptogamistas españoles ha muchos años, y por mí ha casi cuarenta. El distinguido briólogo D, A. Casares, en su flora de Hepáticas, rehuye el empleo de la palabra thalo, para evitar confu- siones con tallo; pero admite la palabra Thalosa para designar las Hepáticas que lo tienen.» DE HISTORIA NATURAL 87 Trabajos presentados.— El Presidente presenta una nota so- bre la presencia en España de la cochinilla Icerya purchasi. El Secretario entrega la Memoria sobre su reciente excursión a Ma- rruecos, prometida en la sesión anterior. El Sr. Bolívar y Pieltain presenta una nota sobre un carábido nuevo recogido en dicha ex- cursión. El Sr. Luna remite un trabajo titulado Un nuevo método rápido para teñir bacterias en los tejidos: Algo sobre las im- pregnaciones argénticas. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 26 de enero en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Excelentí- simo Sr. Conde de Montornés. El Sr. Boscá (E.) da cuenta del trabajo Los desdentados fósi- les provistos de coraza en la colección Botet, que presentó al Congreso celebrado últimamente en Oporto por la Asociación Es- paiiola para el Progreso de las Ciencias, mostrando también las fotografías que le acompañan. El Sr. Qandoifi refiere a los reunidos el estado de las investi- gaciones que sobre la edad de las anguilas viene realizando. Duran- te el pasado año trabajó en individuos de la variedad plateada (maresas), y para completar aquellos resultados, opera ahora con ejemplares de la amarilla (pastorencas), comparando algunos da- tos entre sí, y también con los dados por él en el estudio que hizo sobre la misma cuestión de las anguilas del río Urumea. Ofrece dicho señor publicar en breve el resultado de estas investigaciones en los Trabajos del Laboratorio de Hidrobiología. El Sr. Boscá (A.) dice, que medidas algunas aristas de los oto- litos de anguila, han dado el ángulo de la caliza, lo que parece pro- bar, juntamente con el análisis hecho por el Laboratorio Químico Municipal, que informa están constituidos por carbonato calcico puro, se trata de verdaderas cristalizaciones. El mismo señor muestra una fotografía de un plano de la Albu- fera, levantado en el año 1771, propiedad de los herederos del Excmo. Sr. Conde de Villa Gonzalo, hecha para agregar a los do- cumentos y datos relativos a nuestro lago, que actualmente está reuniendo para su publicación el Laboratorio de Hidrobiología. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Trabajos presentados. Notas sobre Briozoos marinos españoles— X d) (especies de mahón, baleares) por Manuel Gerónimo Barroso. Los materiales de donde han sido separadas y determinadas las especies que figuran en esta nota fueron recogidos en el año de 1919 por D. Enrique Rioja, durante su permanencia en Mahón» como Catedrático de aquel Instituto. Pedicellína cernua (Pallas). 1778. Brachionus cernuus Pallas.— Nat. merkAV. Sammlg. t. X, pág. 57, lám. IV, fig. 10. 1880. Pedicellína cernua Hincks.—Brít. mar. Polyz., pág. 565, figs. 56-59, lám. 81,figs. 1-5. 1889. — — Jelly.-Syn.Cat. mar.Bryoz.,pág.202. 1894. — — Levinsen.- Mosdyr, pág. 96, lám. 9» figs. 18-29. 1902. — — Calvet.— Bryoz. rég. Cette, pág. 94. 1905. — — Jullien y Calvet.— Bryoz. «Hirondelle», pág. 25. 1912. — — Q. Barroso.— Brioz.Est.Biol. mar. San- tander, pág. 6. 1918. — — Norgaard.— Troms. Mus., pág. 10. 1921. — — Marcus.— Bryoz. Auckland und Camp- bell Inseln, pág. 118, fig. 11. Colonias, con varios individuos sobre Alcyonidium flustrelloi- des G. Barroso. Los pedúnculos están todos provistos de espinas, (1) Véanse los números de este Boletín correspondientes a los me- ses de octubre, 1915; octubre, 1917; abril, 1918; junio, 1918; noviem- bre, 1918; abril, 1919; julio, 1919, y Memorias, tomo del 50.° aniv., 1921. DE HISTORIA NATURAL 8S correspondiendo a la forma echinata. Esta especie tiene una dis- tribución geográfica muy extensa, habiendo sido citada ya del Me- diterráneo: Ñapóles (Waters), Marsella (Marión), Cette (Calvet). En nuestras costas ha sido igualmente encontrada por mí, en San- tander, con anterioridad. Pedicellina hirsuta Jullien (fig. 1). 1888. Pedtce ¡Una hirsuta jüWien.—Bryoz. Miss. Cap Horn, pá- gina 13. 1918. — — Waters.— Ann. Mag. Nat. Hist., ser. 9, vol. II, pág. 96, lám. XII, figs. 1-5. Fig. ].— Pedicellina hirsuta JuUien. Una colonia con escasos individuos sobre Bugula spicata Hinks. Osburn (1912), Bryoz. Woods Hole, pág. 213, pone esta especie como sinónima de P. cernua (Pallas), considerando como de poco valor específico la variación en la existencia de las espinas, y se- ñala esas variaciones sobre individuos de una misma colonia (loe cit., figs. 3-3 d), lo cual parecería concluyente. Sin embargo, en los materiales europeos no se ha citado ese caso. Los ejemplares de P. cernua que nosotros poseemos, tanto de Santander como de Mahón, llevan exclusivamente espinas sobre el pedúnculo, mientras que los de P. hirsuta de la última localidad, aunque se encuentran los diversos individuos de la colonia en distintos grados de desarro- llo, todos ellos llevan las espinas en el pedúnculo y en la porción 90 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Superior caliciforme. Por otra parte, aun refiriéndose solamente al carácter de las espinas, son más robustas en P. hirsuta, con ten- dencia a encorvarse en el extremo, y si además se tienen en cuenta otras particularidades anotadas por Waters(1914y 1918), puede separarse P. hirsuta Jullien, como distinta de la especie de Pallas. En este caso, P. hirsuta sólo se habrá citado de la isla Hoste (Jul- lien) y de Ñapóles (Waters). Alcyonidium flustrelíoides G. Barroso (fig. 2). 1920. Alcyonidium flustrelíoides Q. Barroso.— Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. (diciembre), pág. 354, fig. 1. Fig. 2. — Alcyonidium flustrelíoides G. Barroso.— Extremo de una rama. Dos colonias con otros briozoos. La forma de estas colonias es en abanico, bordeadas de anchos festones, iniciación de la rami- ficación dicotómica. En mi descripción de esta especie figura un error por lo que se refiere al tamaño de las colonias, debiendo en tenderse que la longitud total de las ramificaciones alcaza de uno a dos centímetros. Indicábamos que por el aspecto de la colonia era muy afín a A. flustroides Busk; tiene igualmente una colora- ción parda, más obscura hacia la base, por la que se adhiere fuer- temente a los objetos (tallos de hidrarios, etc.) que la sirven de substratum, mientras que en los extremos que quedan libres, es más clara y flexible. Sin embargo, en mi especie la colonia no es bila- minar, existiendo las zoecias solamente por un lado; estas últimas, DE HISTORIA NATURAL Ql además, carecen de punctuaciones negras en la superficie, están dispuestas con mucha regularidad, y el orificio de las mismas, de la forma y amplitud que señalamos, va sobre una porción tubulosa larga, que forma una gran extensión de la zoecia, completamente libre. Zoobotryon pellucidum Ehrenberg. 1829. Zoobotryon pellucidum Ehrenberg. — Symb. Phys. An. evert. Tab. III. 1889. — - Jelly.-Loc. cit., pág. 271. 1910. — — Waters.-Sud Red Sea Bryoz. Journ.Linn.Soc.,vol.XXXI, pá- gina 243, lám. ly, figs. 12 y 15. 1912. — — G. Barroso. -Loe. cit., pág. 61. 1914. — — Osburn.— Bryoz. Tortugas Islands (Florida), pág. 218. 1914. — — Waters. — Bryoz. from Zanzíbar. Proc. ZooI.Soc, pág. 849, lámi- na III, figs. 4- 12 y lám. IV, fig. 12. Abundantes colonias. Especie citada ya por mí de Valencia. Primeramente descrita del Mediterráneo, se ha señalado después •del S. de Australia, Zanzíbar, Mar Rojo, islas de Cabo Verde, de Pinos y Tortugas. Amathia lendigera (Linné) (fig. 3, A). 1766-1768. Sertularia lendigera Linné. — Syst. Nat., pág. 1.311. \%^Q. Amathia lendigeraWmcks.— Loe. cit., pág. 516, lám. 74, figs. 7-lU. 1889. - — Jelly.-Loc. cit., pág. 11. 1902. — — Calvet.-Loc. cit., pág. 90. 1903. — — Jullien y Calvet.— Loe. cit., pág. 31. 1914. — — Waters.— Loe. cit., pág. 847, lám. IV, figs. 3 y 4. 1921. — — G. Barroso.— Mem. R. Soc. Esp. Hist. Nat., Tomo del 50° aniv., pág. 78. Varias ramas de una colonia, entre otros briozoos. Las ramitas nacen las unas sobre las otras, formando casi án- gulo recto, y las filas de zoecias están dispuestas en un solo lado, 92 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fig. 3. -A. Amanthla ¡endigcra (L.); B. A. semiconvolula Lamour, de Benicasim (Castellón); C. A. distans Busk, de Valencia. DE HISTORIA NATURAL 95 sin tendencia a formar espiral alrededor de aquéllas. De Valencia poseemos ejemplares más abundantes de esta especie, lo mismo que de A. semiconvoluta Lamouroux (fig. 3, B), y también esta última de Benicasim (Castellón). Posteriormente he determinado como Amathia distans Busk (fig. 3, C) colonias procedentes de la pesca del bou en Valencia. La presencia de ésta es particular- mente interesante y sobre ello insistiremos cuando demos cuenta de otros materiales pendientes aún de observación. Tubulípora liliácea (Pallas). 1921. Tubulípora liliácea G. Barroso. —Loe. cit., pág. 77. Un fragmento de colonia. Frondipora verrucosa (Lamouroux). 1821 . Krusensternia verrucosa Lamouroux.— Exp. Meth. Polyz., pág. 41, lám. 74, figs. 10-13 y lám. XVI, fig. 5. 1875. Frondipora verrucosa Busk.— Brit. Mus. Cat., pág. 39. 1879. — — Waters.—Bryoz. BayNaples, pági- na 279, lám. 24, figs. 1-7. 1889. ~ — Jelly.— Loe. cit., pág. 107. 1902. — — Calvet.-Loc. cit., pág. 87. 1906. — — Calvet.— Exp. sci. du «Travailleur» etdu «Talismán». Bryoz., pág. 477. 1920. — — Canu y Bassler.— North Am. Ear. Tere. Bryoz., pág. 805, fig. 261, A-H y fig. 262, A-K. Una gran colonia y varios fragmentos sueltos. Especie citada por primera vez de costas españolas. Abunda en el Mediterráneo y el Adriático, habiéndose señalado también de Kamchatka, Spitz- berg, Indias Orientales y tierras australes. Lichenopora hispida (Fleming). 1912-1921. Lichenopora hispida G. Barroso. — Loe. cits., pági- nas 59 y 78. Varias colonias, sobre algas. Lichenopora radiata (Audouin). 1912. Lichenopora radiata G. Barroso. -Loe. cit., pág. 60. 1915. — — G. Barroso.— Bol. R. Soc. Esp. H. Nat. (octubre), pág. 420. 94 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Bugula avicularia (Linné). 1912-1915 1921. Bugula avicularia Q. Barroso.— Loe. cits., pági- nas 14y61, 415y71. Numerosas colonias, Bugula calathus Norman (fig. 4). 1912-1921. Bugula calathus Q.^avroso. —Loe. Q.\i?>., págs. 15 y 71 . Fig. A.— Bugula calathus Norman.— Zoecias con los poros de comunicación. Varias colonias. Bugula spícata Hincks. 1886. Bugula spicata Hincks.— Polyz. oí the Adriatic. Ann. Mag. Nat. Hist.,5.^ serie,tomo XVII, pág. 262, lám. 9, fig. 5. 1902. — — Calvet.-Bryoz. Corsé, pág. 8. Varios fragmentos ramosos de colonias mezclados con la B. avicularia (L.). Las zoecias van provistas de tres espinas: dos en el ángulo superior externo y una en el interno, y las avicularias son manifiestamente pedunculadas. Hasta ahora esta especie sólo se ha citado del Adriático (Pieper-Hincks), Ñápeles (Waters) y Cos- tas de Córcega (Calvet). DE HISTORIA NATURAL 95 Bicellaria cilíata (Linné) (fig. 5). 1758. Sertularia cilíata Linné.— Syst. Nat., pág. 815. 1880. Bicellaria ciliata Hincks. — Loe. cít., pág. 68, lám. 8, figu- ras. 1-5. — — Jelly.— Loe. eit., pág. 18. Fig. ^.—Bicellaria ciliata (L.).-Ovice\as. 1894. Bicellaria ciliata Levinsen.— Loc.eit., pág. 46, lám. 1, figu- ras 32 55. 1912. — - G. Barroso.-Loc. eit., pág. 14. 1912. — — Osburn.-Loe. eit., pág. 224, lám. 21, figs. 21-21 b. 1918. — — Nordgaar.— Loe. eit., pág. 27. Tres eolonias. S6 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Electra monostachys (Busk). 1919. Electra monostachys G. Barroso. — Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. (abril), pág. 200, figu- ras 1-5. 1921. — — G. Barroso. -Loe. cit., pág. 69. Colonias sobre zosteras. Flustra carbasea Ellis y Solander. 1786. Flustra carbasea Ellis y Solander.— The nat. hist. Zoophy- tes, pág. 14, lám. III, figs. 6 y 7. 1880. — — Hincks.— Loe. cit., pág. 123, lám. 16, figu- ra 4, lám. 14, fig. 1. 1889. — — Jelly.— Loe. cit., pág. 97. 1894. — — Levinsen.— Loe. cit, pág. 50, lám. II, figu- ras 38-46. Dos fragmentos de colonias. Citada por primera vez de costas españolas. Esta especie había sido considerada en otros tiempos como exclusivamente septentrional por su distribución geográfica; se- ñalada como frecuente en las costas inglesas, danesas de Kat- tegat, N. de Noruega, Spitzberg, Groenlandia, Golfo de San Lo- renzo, de la isla de Juan Mayen (Nordgaar, 1918) y en América, de las costas de Labrador (Osburn, 1912); pero habita también en el Mediterráneo (Neviani, 1904) y (Calvet, 1902 y 1906) en las cos- tas de Córcega. Tubucellaria mediterránea Canu (fig. 6). 1917. Tubucellaria mediterránea Canu.— Bull. Soc. géol. de France, 4.^ serie, t. XVII, pág. 356, lám. XIII, figu- ras 11-12. Una gran colonia. Canu estableció esta especie fundándose, sobre todo, en las di- mensiones de las zoecias y de los segmentos coloniales. Estos, en nuestros ejemplares, nacen de ascosporos, y los de la parte infe- rior alcanzan dos centímetros de longitud. Por lo demás, es muy semejante a T. opuntioides (Pallas), T. cereoides (Ellis y So- lander). DE HISTORIA NATURAL 97 Fig. Q.— Tubucellaria mediterránea Canu. A. Zoecias; B. Peristomas encorvados hacia arriba; C. Secciones transversales a distintas alturas; D. Secciones longitudinales. Tomo xxu.— Enero-Febrero, 1922. 98 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Cellaria fistulosa (Linné) (fig. 7). 1912-1921. Cellaria fistulosa Q. Barroso.— Loes, cits., págs. 25, 62 y 71 . Abundantes colonias. Fig. 1.— Cellaria fistulosa (L.).— Zoecias con ovicelas (o). Schizoporella unicornis (Johnston). 1912. Schizoporella unicornis Q. Barroso.— Loe. cit., pág. 37. 1917. _ — Levinsen, Meddelelser om Groen- Iand.-Br>'oz.,p. 452, lám. XXIII, figs. 12 y 15. 1917. Schizopodrella unicornis CanuyBassler.— Amer.Ear.Ter. CheiL Bryoz.,pág. 40. 1917. — — Q. Barroso. — Bol. R. Soc. Esp. H. Nat. (octubre), pág. 496. DE HISTORIA NATURAL 99 1918. Schizopodrella unicornis Q. Barroso. —Bol. R. Soc. Esp, H. Nat., pág. 408, figs. 1 a 5. 1921. Schízoporella unicornis G. Barroso.— Loe. cit., pág. 73, fig. 3 a-c. Varias colonias. Haplopoma bimucronatum (Molí). 1803. Eschara himucronata Molí.— Eschara ex Zoophyt., pági- na 65, lám. 4, fig. 18. 1880. Microporella impressa var. ct (bimueronata) Hincks.— Loe. eit., pág. 214, lám. XXIX, figs. 10 y 11. 1909. Haplopoma bimucronatum Levinsen.— Morph. and Syst. Stud. Cheil. Bryoz., lám. XXII, fig. 10 a-c. 1912. Microporella impressa, var. bimueronata G. Barroso.— Loe. eit., pág. 25, fig. 3 b. 1918. Haplopoma bimueronata Q. Barroso.— Bol. R. Soe. Esp. H. Nat. (junio), pág. 308. Varias colonias sobre algas, con Lichenopora hispida, Porella cervicornis (Pallas) (fig. 8). 1912. Smittia cervicornis G. Barroso.— Loe. cit., pág. 42, fig. 8» 1917. Porella cervicornis Canu y Bassler.— Loe. cit., pág. 54. Varios fragmentos de colonias. Aclaradas las confusiones sinonímicas de esta especie, resulta no haber sido señalada hasta ahora más que del Mediterráneo, Gol- fo de Gascuña e islas de Cabo Verde (Calvet, 1906). Canu, comentando mi trabajo sobre los Briozoos de Santander (Revue critique de Paleoz., 20 ann., n. 1, 1917, pág. 34), y pos- teriormente, 1917 y 1920 (North Am. Ear. Tere. Bryozoa, pági- na 479), ha fijado como carácter fundamental, para la distinción de los géneros Smittina de Norman y Porella de Gray, la función de calcificación, incluyendo en el primero todas las especies cuya frontal sea un pieurocisto bordeado de poros areolares, mientras que considera pertenecientes al género Porella las especies provis- tas de un tremocisto superpuesto al olocisto. La especie más frecuentemente confundida con la Porella cer- vicornis (Pallas) ha sido la Millepora compressa Sowerby, que ordinariamente se incluía en el género Porella. Ahora, teniendo en cuenta las consideraciones de Canu, parece que debe ser en el 100 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Smittina. Sin embargo, resulta aún con una situación genérica in- cierta, pues sería necesario aclarar las particularidades del orificio primario, sobre todo en lo que se refiere a la existencia de lirula. Más adelante procuraré analizar esta cuestión, toda vez que po- seemos ejemplares de Millepora (Smittina?) compressa Sower- r --^i \\ r Fig. ?>.—PoreUa cervicornis (Pallas). A. Zoecias vistas por el lado interno; B. Sección transversal de una rama. by, de Santander, y otros típicos de Setland, que pertenecieron a la colección Norman, remitidos muy amablemente por R. Kirkpa- trick, conservador de las colecciones de briozoos en el British Museum. Rhynchozoon verruculatum (Smitt). 1919. Rhynchozoon verruculatum G. Barroso. — Bol. R. Soc. Esp. H. Nat. (julio), pág. 342, figs. 6-11. Dos fragmentos de colonias. Schismopora pumícosa (Busk). 1919. Schismopora pumicosa G. Barroso. H. Nat. (abril), pág. 203, figs. 8 y 9. Varios fragmentos grandes de colonias. Bol. R. Soc. Esp. DE HISTORIA NATURAL 101 Costazzia Boryi (Savigny Audouin). 1919. Costazzia Boryi Q. Barroso. — Bol. R. Soc. Esp. H. Nat. (abril), pág. 204, figs. 10-12. Numerosas colonias. El género Costazzia de Neviani (1895) tiene prioridad; sin em- bargo, como ya se ha indicado en ocasiones, la definición dada por el autor italiano no es completa, y la aceptación de aquél, discutible. Levinsen estableció el género Siniopelta (1909) utilizando so- lamente caracteres ovicelares. Otros autores, siguiendo a Waters, agrupan en el género Lagenipora, con la misma denominación de Hincks, las especies con zoecias más o menos erectas y provistas de un área cribriforme en la ovicela; pero Canu y Bassler (1920) han conservado el género de Hincks, en su exacta significación, con su genotipo Lagenipora socialis Hincks, y le incluyen en la familia Piíylactelidae Canu y Bassler (1917), mientras que al género Costazzia lo incluyen en la familia Celleporidae Busk (1852). Costazzia costata? (Mac Qillívray). 1868. Cellepora costata Mac GilHvray.— Descr. new Polyz.Nor., pág. 11. 1889. — — Jelly.— Loe. cit., pág.49. 1902. — — Calvet.— Loes, cits., págs. 66y 38. 1921. Lagenipora costata l^ax<¿\x%.—LQY ya que estoy en el uso de la palabra, haré constar mi satis- TOMO xxii.-Marzo, 1922. 10 146 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA facción por ver entre nosotros al sabio botánico D. Carlos Pau^ autor de tantos y tan interesantes trabajos acerca de nuestra flo- ra, y que puede hoy considerarse como la primera autoridad en lo que a la Fanerogámica se refiere. La Sociedad le está agradeci- da por su viaje de exploración en Marruecos, realizado bajo los auspicios de ella, y el resultado del cual dará a conocer el señor Pau en un trabajo, interesante como todos los suyos.» D. Sadí de Buen, a propósito de un trabajo que presenta sobre la biología del Anopheles claviger, exhibe algunos ejemplares vivos de la Gombusia affínis, diminuto ciprinodóntido norteame- ricano que ha logrado que se reproduzca en una charca de Tala- yuela y que, como es sabido, es un auxiliar en la lucha contra el paludismo, por destruir las larvas de los mosquitos. El Sr. Lozano, refiriéndose a la anterior comunicación, después de hacer algunas consideraciones pertinentes respecto de la inte- resante familia de los ciprinodóntidos o poecilidos, llama la aten- ción de los señores socios sobre las cualidades de la Gambusia, que no sólo es útil por devorar larvas de mosquito, sino que se acli- mata y cría muy fácilmente, pudiendo vivir en un pequeño acuario, aunque para reproducirse necesite mayores acumulaciones de agua situada en condiciones naturales, al aire libre (1). Indica que es preciso que se hagan en España observaciones biológicas en los seres que pueblan las aguas dulces, entre los cua- les habrá, sin duda, no pocos, pertenecientes a distintos grupos zoológicos, que atacarán también a las larvas de los mosquitos. Recuerda que en nuestra Fauna existen también dos ciprino- dóntidos, la Hydrargyra hispánica y el Cvprinodon iberas, am- bos muy abundantes en la región valenciana, que pudieran también competir con la Gambusia en la misión de destruir larvas de mos- quito, sobre todo el Cyprinodon iberus, que por su talla reducida, aunque no tanto como la de la especie americana, puede, como ésa, perseguir a sus presas en la más intrincada espesura de la ve- getación acuática y en la misma orilla de los charcos, donde apenas hay espesor de agua y donde las larvas de los mosquitos no pueden verse libres de ser atacadas. (1) Pueden adquirirse ejemplares de Gambusia a f finia en algunos de los establecimientos que se dedican a la venta de animales vivos para acuario y terrario, como la casa Scholze y Potzschke, Berlín, 27^ Alexanderstr.,27u. 28. DE HISTORIA NATURAL 147 Teniendo en cuenta que la talla pequeña es un factor que tiene importancia en cuanto a la eficacia de un pez como destructor de seres diminutos, convendría estudiar cuidadosamente el régimen alimenticio de los jóvenes de los peces de agua dulce y el de los adultos de las especies enanas de nuestro país, como Phoxiniis phoxinus, Phoxinelliis hispanicus, Gastcrostcus aculeatiis y quizás Cohitis taenia, aunque este último, por sus costumbres pre- dominantemente bentónicas, no se preste a la persecución de seres que, como las larvas de mosquito, frecuentan la superficie del agua o la atraviesan en su espesor, casi en continuo movimiento. Igual atención debe prestarse a los anfibios acuáticos, sobre todo a las larvas de los anuros, pues los urodelos suelen ser más bien habitantes de países altos, donde el paludismo no constituye peligro. Debiera procurarse fomentar, especialmente entre los niños, la afición a tener en las casas acuarios con esas especies diminutas, con lo que, además de lograrse el desarrollo de una distracción sana y culta, se multiplicarían los centros de dispersión de algunas de esas especies de utilidad manifiesta. Termina el Sr, Lozano manifestando el deseo de que los natu- ralistas españoles nos afanemos por llenar lo antes posible las ex- tensas lagunas que existen en el conocimiento de la Fauna de nues- tro país, labor que es previa e inexcusable para que sirva de funda- mento a las investigaciones biológicas y de todo orden, que pueden dar lugar, como en el caso del problema del paludismo, a resulta- dos útilísimos para el hombre, que nunca hubieran sido logrados si no se hubiesen descubierto y descrito antes con el detalle debido las especies que intervienen en sentido favorable o adverso en la existencia de esa plaga. El Sr. Viñals hace a la Biblioteca el donativo del atlas de los aparatos eléctricos de los peces, de Lamballe, obra clásica de in- discutible valor. Se acuerda conste en acta el agradecimiento de la Sociedad por este obsequio. Trabajos presentados.— El Presidente presenta una nota sobre encírtidos de Java; el Sr. de Buen (D. Sadí), un trabajo sobre la biología del Anopheles claviger en T^layuela, provincia de Cáceres, y el Sr. Martínez de la Escalera (D. Manuel), otro sobre nuevas Asida de Marruecos. El Sr. Bolívar Pieltain remite una nota sobre un nuevo género de ortópteros del grupo Cranae; 148 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA el Sr. Rivas Mateos, otra sobre una nueva especie del género Narcissus; el Sr. Jiménez de Cisneros, un trabajo titulado La pe- ña escrita de Tárbena; el Sr. Martínez de la Escalera (D. Fer- nando), una nota biológica acerca del forficúlido Anataelia cana- riensis; el Sr. Fernández Galiano, unas observaciones sobre la contractibilidad de Vórtice lia, y el Sr. Fernández Riofrío, una nota titulada Datos para la mico/lora de Cataluña. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 23 de febrero en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del doctor Moróte. ■ El Secretario dio cuenta de haber recibido para la Sección un ejemplar del discurso pronunciado por nuestro consocio Dr. Ber- mejo al ingresar en la Real Academia de Medicina de Valencia. Los reunidos agradecen esta atención del distinguido compañero, y se congratulan de que haya logrado tal honor como recompensa a sus estimables trabajos. Fueron presentadas las siguientes comunicaciones: una de don Eduardo Boscá, titulada «La Natica leviathan en Oliva (Valen- cia)», a la que acompañan algunos ejemplares de los fósiles que en ella se citan. Con este motivo hicieron diversas indicaciones los Sres. Belenguer, Verdeguer, Hueso y Trullenque. El Sr. Pardo presentó, en nombre del Dr. Gandolfi Hornyold, la titulada «De- terminación de la edad en algunas anguilas de las marjales de Je- resa (Valencia)?^, y otra suya acerca de «Algunas cabezas anor- males de anguila», mostrando también uno de los ejemplares en cuestión y los dibujos obtenidos, para dar idea gráfica de la cita- da deformación. La Sección de Sevilla celebró sesión el 3 de febrero, bajo la presidencia de D. Domingo Olazábal. Este señor presenta para nuevo socio a D. Ignacio Cepeda y Soldán, Ingeniero de Montes. D. Antonio Benjumea da cuenta del hallazgo en la base del mioceno, y muy próximo al carbonífero, de un hueso de Dcniote- riiim, cuya fotografía exhibió, prometiendo ampliar su nota en se- siones sucesivas. DE HISTORIA NATURAL 149 D. Luis Mariano Vidal y Carreras. Este distinguido hombre de Ciencia, verdadero patriarca de los geólogos catalanes, falleció en Barcelona el 10 de enero del co- rriente año. Había nacido en la misma ciudad en octubre de 1842. Una penosa y larga enfermedad, sobrellevada con resignación y entereza admirables, ha privado a Cataluña deuno de sus hijos más ilustres, y a la Geología española, de uno de sus más entusias- tas cultivadores. Pertenecía Vidal al Cuerpo de Ingenieros de Minas desde 1866, habiendo sido jubilado por edad en 1909. Dejó grata memoria de su paso por los distritos mineros de Teruel y de las provincias ca- talanas, y fué también, durante breve plazo, Director de la Comi-. sión del Mapa Geológico de España. Sus estudios más numerosos versan sobre paleontología y es- tratigrafía de las eras secundaria y terciaria, sobre todo en Cata- luña y Baleares. Se le deben los únicos bosquejos geológicos que existen de las provincias de Gerona y Lérida. El estudio de esta última provincia, y muy especialmente de la zona pirenaica, le apasionaba particularmente, siendo muchos los descubrimientos paleontológicos que en ella había realizado. No puede menos de citarse su hallazgo del Driopitheens Fontani Lartet en el Torto- niense (Mioceno lacustre) de Seo de Urgel, es la más reciente man- díbula de mono antropoide descubierta en Europa. También se ocupó con gran entusiasmo y competencia de pro- blemas hidrológicos, siendo causa sus notables estudios sobre el lago de Bañólas de que esta población le nombrara hijo adoptivo. También se le deben trabajos muy elogiados para la conducción de aguas potables a Barcelona, Manresa, Villena, Murcia y Cartagena. En los últimos tiempos le habían atraído los estudios sobre el hombre primitivo, y la Prehistoria catalana le es deudora de inves- tigaciones muy valiosas. Además de hombre de ciencia, era escritor culto y ameno, ex- cursionista formidable y espíritu generoso. Presidió juegos florales, fué director de Sociedades de excursionismo y fomentó con su prestación personal y con su peculio toda obra cultural que nece- sitó de su auxilio. Sostuvo colonias escolares de vacaciones y edi- 150 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ficó hermosas escuelas para Agullana, su pueblo adoptivo, que en reconocimiento le nombró hijo predilecto. Perteneció a las más importantes asociaciones científicas espa- ñolas y a muchas extranjeras, habiendo presidido la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Estaba relacionado con todos los geólogos espafioles y con muchos extranjeros, especialmente franceses. Su vida fecunda de sabio y de hombre bueno merece un estudio biográfico, que, sin duda, hará alguno de los muchos discípulos que en Barcelona recibieron de él la inspiración y el consejo. La pre- sente nota no es sino un registro de pérdida tan sensible, registro que no podía faltar en esta Real Sociedad, que se honró contan- do a Vidal entre sus socios 3? publicando algunos de los frutos de su actividad científica. Trabajos presentados. Notas sobre Encírtidos de Java (HiM. Calcídidos) por Ricardo García Mercet. Hará cosa de dos años se recibió en el Museo Nacional de Ciencias Naturales un pequeño lote de himenópteros parásitos, re- mitido desde Soekaboemi (isla de Java) por el lepidopterólogo Mr. M. E. Walsh. En este lote he encontrado cuatro especies de encírtidos que considero nuevos para la ciencia, y cuyas descrip- ciones daré a continuación: Ooencyrtus (Schedius) leucocerus nov. sp. Caracteres. — Hembra: Cabeza amarillento- negruzca, con el vértice y la frente casi negros; pronoto, escudo del-mesonoto, axi- las, escudete y segmento medio de color de caramelo, a veces con reflejos violados; pleuras y abdomen amarillentos. Antenas blancas. Alas perfectamente hialinas. Patas, incluso las caderas, blancas. DE HISTORIA NATURAL 151 Vértice y frente finamente chagrinados, más largos que anchos; su anchura estará representada por la longitud del pedicelo y los dos primeros artejos del funículo reunidos; estemas en triángulo equilátero, los posteriores muy próximos a las órbitas internas; mejillas tan largas como el diámetro transversal de los ojos. Ante- nas insertas cerca del borde de la boca; escapo ligeramente fusi- forme; pedicelo más largo que ancho, tan largo como los dos ^¿¿¿í¿,,.,^_;^^q¿^^,=^ ~/7 y artejos siguientes reunidos; - ^-^^ primer artejo del funículo sub- moniliforme; segundo artejo tan ancho como largo; tercero, cuarto y quinto sucesivamente pj^ i._Antena de Schedius leucoceras más largos y gruesos, cada Mercet, hembra (muy aumentada). uno más largo que ancho; sexto artejo tan ancho como largo, un poco menor que el precedente; maza más gruesa que el funículo, tan larga como los tres artejos precedentes reunidos. Escudo del mesonoto reticulado-escamoso, con seis filas trans- versales de pestañitas amarillentas; axilas casi lisas, separadas entre sí; escudete grande, bastante convexo, chagrinado, con pestañitas amarillentas, como el escudo; mesopleuras casi lisas; segmento medio muy corto en el centro, casi uso. Alas grandes, anchas; pes- tañas marginales muy cortas; nervio marginal casi nulo; postmar- ginal muy corto; estigmatice apenas mayor que los dos anteriores reunidos. Pestañas marginales de las alas posteriores tan largas como la tercera parte de la anchura máxima del disco. Cara inter- na de los metatarsos intermedios con una doble fila de cinco espi- nitas gruesas y romas. Abdomen triangular, más estrecho y corto que el tórax; lados del último segmento retraídos hacia el tercio basilar de la región. Oviscapto oculto. Longitud del cuerpo 0,880 mm. — del escapo 0,120 — — del pedicelo 0,035 — — del funículo 0,155 — — de la maza 0,110 — — de las alas anteriores 0,960 — — de las alas posteriores 0,560 — Anchura máxima de las mismas 0,130 — 152 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Macho: Desconocido. Patria.— Isla de Java. Biología.— Parásito endófago de huevos de un lepidóptero del que no conozco sino la puesta invadida por el parásito. Observaciones.— Por el color de las antenas y de las patas, esta especie ofrece algún parecido con Schedius uncinctipes Qi- rault, pero se diferencia de éste por los artejos intermedios del fu- nículo, más largos que anchos; la menor anchura de la frente y la coloración del cuerpo, que es verde metálica en la especie austra- liana. Más afín que de esta especie debe serlo de Ooencyrtus lam- borni Waterston, de África, pues aunque muy diferentes de colo- ración de cuerpo una y otra forma, ofrecen de común la de las antenas y las patas, y una conformación bastante similar de maza y funículo y de los nervios marginal, postmarginal y estigmático. Ooencyrtus (Schedius) javanicus nov. sp. Caracteres.— Hembra: Cabeza negro-azulada, con las meji- llas violado-cobrizas; escudo del mesonoto bronceado-negruzco; es- cudete bronceado -cobrizo en la mitad basilar, verde metálico muy brillante en la apical, azul brillantísimo en el mismo ápice; meso- pleuras negro-verdosas; segmento medio y tégulas parduscos; ab- domen verde metálico en la base, y más o menos pardusco, con re- flejos cobrizos o verdosos, en la mitad apical. Antenas amarillentas, con el dorso del escapo y la mitad basilar del pedicelo algo obscu- recidos. Alas hialinas. Patas amarillento-blanquecinas, con el cen- tro de los fémures ligeramente ennegrecidos y los tarsos blancos. Cabeza muy convexa, ligeramente chagrinada sobre el vértice y la frente; éstos más largos que anchos; su anchura, entre los es- temas, estará representada por la longitud del pedicelo y el primer artejo del funículo reunidos; estemas en triángulo equilátero; los posteriores algo más distantes entre sí que del borde del occipucio; ojos grandes, pestañosos; mejillas casi tan largas como el diámetro transversal de los ojos; mandíbulas con un dientecillo y una trun- cadura. Antenas insertas al nivel de las órbitas; escapo ligeramente fusiforme, un poco mayor que los cuatro primeros artejos del funí- culo reunidos; pedicelo casi tan largo como los dos artejos siguien- tes reunidos; primero, segundo, tercero, cuarto y quinto artejos del funículo un poco más largos que anchos; sexto algo más ancho que largo; maza más gruesa que el funículo, casi tan larga como los cuatro artejos precedentes reunidos. DE HISTORIA NATURAL 155 Escudo del mesonoto finamente reticulado -escamoso, con cin- co filas transversales de pestañitas blancas; axilas separadas entre sí; escudete reticulado- escamoso en la mitad basilar, liso y muy brillante en la apical; me- sopleuras finísimamente reticuladas. Alas gran- v^ ^_ „: -^^^^^¿^^^^^^^^^Sí^'*''-^",//' des; pestañas marginales //!/ cortas; nervio submargi- nal con nueve pestañas /; en el dorso; nervio mar- ''''■ ginal puntiforme; nervio estigmático relativamen- te muy largo; nervio Pig. 2.-Antenade ScAe(//w5/ai'a/j/c«5 Mercet, postmarginal menor que hembra (muy aumentada). la mitad del estigmático. Espolón de las tibias intermedias menor que el metatarso; éste más largo que los tres artejos siguientes reunidos. Abdomen ancho, corto, subtriangular; primer segmento casi liso, muy brillante; lados del último anillo retraídos hacia el tercio basilar de la región. Oviscapto oculto. Longitud del cuerpo 0,960 mm. — del escapo 0, 1 50 — — del pedicelo 0,050 — — del funículo 0,220 — — de la maza 0,140 — — de las alas anteriores 1 ,040 — — de las alas posteriores 0,665 — Anchura máxima de las mismas 0,160 — Macho: Desconocido. Patria.— Isla de Java. Biología.— Parásito endófago de huevos de un lepidóptero. Observaciones. — Esta especie ofrece algún parecido con 5. vinulae y 5. pityocampae, pero se diferencia de ellos por pre- sentar lisa la mitad apical del escudete, el nervio marginal nulo y las antenas más gruesas, más cortas y de color más claro. Tanto esta especie como O. leucocerus ofrecen las axilas se- paradas entre sí, y por este carácter podrían ser reputadas de Schedius, pero en cambio, el nervio marginal no presenta el en- grosamiento que los Schedius europeos. 454 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Litomastix walshi nov. sp. Caracteres.— Hembra: Cabeza violáceo-cobriza, muy obscu- ra; escudo del mesonoto dorado -cobrizo; axilas y escudete negro- violáceos, el escudete dorado-cobrizo o dorado-verdoso en el ápice; pleuras, segmento medio y abdomen negro-azulados, muy obscu- ros. Antenas pardo-negruz- cas. Alas casi hialinas. Pa- tas anteriores y posteriores parduscas; las intermedias amarillento sucias. Cabeza finamente pun- teado-chagrinada, subcor- Fig. 3.-Antena de Lítomast¿^ u^aishi íAercet, dlforme vista de frente; es- hembra (muy aumentada). temas posteriores distantes entre sí algo más que del estema anterior, separados de las órbitas internas por un espacio mayor que el diámetro estemático; frente mucho más ancha que los ojos; éstos ovales, híspidos; mejillas convergentes hacia la boca, tan largas como el diámetro longitudinal de los ojos; ciípeo trunca- do. Antenas insertas cerca del borde de la boca; escapo cilin- droideo, casi tan largo como el funículo; pedicelo un poco menor que los tres artejos siguientes reunidos; artejos del funículo tan largos como anchos; el sexto un poco más ancho que largo; los apicales ligeramente más gruesos y largos que los basilares; maza entera, fuerte y oblicuamente truncada desde el ápice hasta cerca de la base, tan larga como los cuatro artejos precedentes re- unidos. Escudo del mesonoto chagrinado-reticulado, formando la cha- grinación mallas redondeadas, con filas transversales depestañitas grises; axilas contiguas por el ápice; escudete reticulado- escamo- so, muy convexo, con pestañitas obscuras, casi liso y brillante en el ápice. Alas grandes; pestañas marginales cortas; nervio submar- ginal con nueve pestañitas en el dorso; nervio marginal tan largo como grueso, no puntiforme; nervio postmarginal casi tan largo como el marginal; nervio estigmático en forma de cuña, un poco mayor que el marginal. Pestañas marginales de las alas posteriores apenas más largas que las del par anterior. Espolón de las tibias intermedias fino, punzante, tan largo como el metatarso; metatar- sos intermedios poco engrosados. Abdomen brillante, finamente reticulado, suboval o subtriangu- DE HISTORIA NATURAL 155 lar, algo menor que el tórax; lados del último segmento retraídos Tiacia el ápice del tercio basilar de la región. Oviscapto oculto. Longitud del cuerpo 0,880 mm. — del escapo 0,175 — — del pedicelo 0,070 — — del funículo 0,195 - — de la maza •'. CB.A¥¥KR.— DleVldLsmazeWen. Sammliing Anat. und Physiol.Vórtrage und Aufsatze. Jena, 1910. ScHLESiNGER. — Ueber Plasmazellen und Lymphocyten. Virchows Arch. CLXIX, 1902; pág. 428. Schottlander. - Ueber Eierstockstüberkulose. Jena, 1897. ScHREiBER Y Neumann. — Clasmatocyten, Mastzellen und primare Wanderzellen. Sonderabdruck aus der Festschrift zur Feier des 60 Geburtstages von Max Ja f fe. ScHRiDDE.- Beitrage zur Lehre von der Zellkornelungen. Die Korne- lungen der Plasmazellen. Anat. Hefte. XXVIII, 1935. — Zur Histologie des Rhinoskieroms. Ein Beitrag zur Plasmazel- lenfrage und zur Qenese der hyalinen Korperchen. Arch. f. Derm. und Syph. LXXilI, 1905; pág. 107. — Weitere Untersuchungen über die Kornelungen der Plasmazel- len. Cbl. f. Allg. Pathol. und path. Anat., 1905; pág. 433. — Myeloblasten, Lymphoblasten und limphoblastichen Plasmazel- len. Zieglers Beitrage. XLI, 1907. Schwarz. — Studien über im grossen Netz des Kaninchens Vorkom- niende Zellformen. Virchows Arch. CLXXIX, 1905. Unna.— Ueber Plasmazellen insbes. bei Lupus. Monatsh. f. prakt. Derm. XII, 1891; pág. 296. — Ueber die Bedeutung der Plasmazellen fur die Genese der Geschwülste der Haut, etc. Berl. Klin. Woch. XXIX, 1892. — Ueber Plasmazellen. Antikritisches und Methodologisches. Mo- natsh. f. prakt. Derm. XX, 1895. — Die neuen Protoplasma Theorien und das Spongioplasma. Mo- natsh. f. prakt. Derm., 1896. — Histologischer Atlas zur Pathologie der Haut. Heft., 6-7. Ham- burg-Leipzig, 1905; pág. 137. — Die Farbung des Spongioplasmas und der Schaumzellen. Mo- natsh. f. prakt. Derm. XXXVI, 1903; pág. 1. 190 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Unna.— Plasmazellen en Encyclopadie der mikroskopischen Technik de Ehrlich, Krause. Berlín Wien, I9Ü3-1Ü08. Vanzetti y Parodl— Sulla produzione celluiare nelle encefaliti spe- rimentaii. Arch. per le Se. Med., 1905; pág. 497. Verattl — Ricerche sulla origine delle Plasmazellen. Tesi di Libera Docenza. Pavía, 1905. Waldeyer.— Deber Bindegewebszellen. Arch. f. mikros. Anat. XI, 1875. — Ueber Bindegewebszellen inbes. über Plasmazellen. Sitzber. d. pr. Ak. d. Wiss. Berlín, 1895; pág. 75. Weidenreich.— Zur Morphologie und morphologischen Stellung der ungranulierten Leukocyten, Lymphocyten des Blutes und der Lymphe. Arch. f. mikros. Anat. LXXIII, 1909; pág. 793. Weishaupt. — Zur Lehre Von der Endometritis und der Bedeutung der Plasmazellen. Zeitsclir. Gebartsh. Gynak. LXII, 1908. Westphal.— Ueber Mastzellen. Inaiig. Diss. Berlín, 1880. — Über Mastzellen en Ehrlich. Farbenanalytischen Untersuchun- gen zur Histologie und Klinik des Blutes. Berlín, 1891. Wlassow y Sepp. — Zur Frage bezugl. des Bewegung und der Emi- gration der Lymph. des Blutes. Virchows. Arch. CLXXVI, 1904. Ziegler K.— Histologische Untersuchungen über das Oedem der Haut und des Unterhautzellgewebes. Zieglers Beitrage. XXXVI, 1904. Laboratorio de Histología normal y patológica de la Junta para Ampliación de Estudios. Sección bibliográfica. Fuset Tubiá ij.).— Manual de Zoología. 2 vols. en 8.°, 788 págs., 915 grabados intercalados. Barcelona, 1920 21. Con este título, nuestro consocio el Prof. Fuset ha publicado un importante tratado de Zoología, que por lo extenso y documentado, y por lo copiosamente ilustrado con figuras, bastantes de ellas muy hábil- mente dibujadas por el autor. Viene a ocupar un lugar muy preferente en nuestra literatura científica, tan pobre en obras generales. En un capítulo preliminar establece las relaciones y diferencias en- tre las dos modalidades de la vida,' estudiando dos formas unicelulares (Amaeba y Ciimariiim), elegidas como tipos. Este sistema de elegir tipos morfológicos le sigue adoptando el autor para dar los caracteres de la mayor parte de las clases o subclases, a base del conocimiento de ellos en la especie elegida como tipo. Para tal elección ha tenido principal- mente en cuenta el que se trate de formas conocidas o importantes, DE HISTORIA NATURAL 191 desde el punto de Vista parasitológico, a fin de dar al libro un mayor interés para los alumnos de las facultades de Medicina y Farmacia. Los tipos zoológicos y los capítulos de Zoología general van segui- dos de sendas listas bibliográficas, no sólo para indicar al lector las obras más importantes, referentes a los asuntos o seres comprendidos en ellos, sino también los trabajos referentes a la fauna española. El libro termina con un copioso índice alfabético de los nombres científicos y vulgares y de los neologismos técnicos empleados en la obra. - C. Arévalo. Codina {A.).—Clancies per a la Zoogeografía deis Carabas (Col. Ca- rabinae) de Cotaliinva. Descripció de diigues formes noves. Un cas teratológic notable. Butll. Inst. Cat. d'Hist. Nat., págs. 134-145, Barcelona, 1921. Este artículo constituye un suplemento al trabajo sobre los Cara- bus catalanes publicado en 1918, de que oportunamente dimos cuenta en este Boletíx. Cita muchas nuevas localidades, y algunas formas no señaladas anteriormente, entre las que hay dos nuevas: C violáceas pseiidomülleri y C catenulatiis secnndariofílicatus.-C Bolívar y PlELTAlN. Garanden {].).— La morfología de la Sierra Nevada: Ensayo de su intepretación tectónica- Rev. de la R. Acad, de Ciencias de Madrid, t. XIX (julio-septiembre de 1920), págs. 43-76 (con 5 láms. y 7 figs.). Comprende esta memoria, interesante obra de madurez del autor, tres capítulos. En el primero— Generalidades— se localiza Sierra Neva- da y se destacan sus relaciones con los vecinos macizos montañosos. En el segundo, se estudia el relieve y los efectos que en el mismo ha pro- ducido la erosión: efecto de los niveles de base distintos para una y otra vertiente; paisaje característico en cada uno de los tres grupos de materiales que integran el enhiesto macizo; contraste entre los aspec- tos de las distintas vertientes; resumen topológico del block-mountain estudiado El último capítulo - La Tectónica -es en cierto modo la in- terpretación geológica del anterior y la historia de los estados por que ha pasado la Sierra Nevada, desde su individualización como anticlinal herciniano hasta sufrir los empujes del movimiento alpino. Como apéndice, establece el autor un paralelo morfológico entre nuestra Sie- rra Nevada y los Cárpatos Transilvanos. Es muy de alabar la completa documentación bibliográfica y la ilus- tración, toda ella original y muy dentro de las corrientes de la moderna Geografía Física. -L. F. Navarro. Castro Barea {P.). — Presencia de la <í.bismiía» en los minerales bis- mutiferos de Córdoba. Ingeniería, año XVIII, número 605 (20I-1922.> La nota de nuestro consocio, publicada en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, correspondiente a octu- 192 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA bre de 1921, ha sido reproducida íntegra por la revista Ingeniería. Por cierto, que, al copiar el trabajo, no se indica la publicación de que está tomada.— L. F. Navarro, Fauray Sans ÍM.), con la colaboración de Fallot (P.) y BatalIer(J. R.)- — Observations aii sujet de ¡a stratigraphie des terrains jurasiques de la chaine de Cardó (Prov. de Barcelona). Butll. de la Inst. Cat. d'Hist. Nat., págs. 118-150, 2 figs , láms. VI-VIII (cortes geol.), 1921, Barcelona. La presente nota es la continuación de otros trabajos ya publicados por estos geólogos, acerca del Jurásico de la provincia de Tarragona. Se hace aquí un estudio de la sierra de Cardó, tectónica y estratigrá- ficamente, siendo esta última la parte principal; a pesar de ser sus estra- tos poco fosilíferos, han llegado a reconocer todo el Liásico, el Bajo- ciense, Batoniense, Calloviense y Oxfordiense, Sequaniense, Kimerid- giense, Portlandiense y Neocomiense. Ilustran al trabajo varios cortes geológicos.- Royo Gómez. EMas i j.).- Apuntes para ¡a Geógenia del Valles. Publicaciones de la Secc. Exc. del Centro Social, 31 págs., 1920, Tarrasa. Sumario: Les terres blaves.— Terrenos sarmatienses del centro del Valles. — Bancos de conglomerado en la Riera del Palau.— El lago pon- tiense.— Desmonte de Can Guanteras.— La Xuriguera. — Registro me- teorológico natural. — San Miguel del Fay: Estratigrafía y Tectónica. - Royo Gómez. Elias {].).— Documentos para la tectónica del Valles. Publicaciones de la Secc. Exc. del Centro Social, 36 págs., 1921, Tarrasa. Como en el anterior, se reúnen aquí también cortas notas sobre la geología de la cuenca del Valles (Barcelona). Sumario: Trastornos ocurridos al final de la era primaria. -El Puig Ventos. -Desmonte de can Guitart.— Un isleo de pizarras en can Cardús. -Hundimiento del llano de Tarrasa a principios de la época siciliense.— Royo Gómez. Elias {].).— Canvi de color de les argilcs pontianes. Butll. de la Inst. cat. d'Hist. Nat. (junio), 2 págs., 1920, Palamós. Se refiere al cambio del color amarillo en rojo de las arcillas pon- tienses de la cuenca del Valles, tratando de explicarlo. Señala también el hallazgo de restos de Hyaeniciis graeca en Viladecaballs (Barcelo- na). - Royo Gómez. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XXII. -LÁM. III. .v.>-v.y'. Diversos tipos de células cebadas. A, Célula con finas granulaciones marginales. B, C y D, Células con protoplas- ma difusa y finamente granuloso. E y F, Células con granulaciones de mayor tamaño. G, H e I, Células con granulaciones voluminosas. Q, elemento multinu- cleado. H, elemento alargado. J, Célula con granulaciones desparramadas y núcleo picnótico. (Obsérvese la gradación de tamaño de las granulaciones y el típico aspecto del núcleo en rueda.) # # é ■tt^.-fs-i': Evolución del corpúsculo linfocitoide en célula cianófila y célula cebada. 1 , 2 y 3, fases de evolución nuclear. 4 y 5, evolución basofílica del protoplasma. 6, célula cianófila típica. 4' y 5', diferenciación granular del protoplasma; 6', cé- lula cebada típica. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat. Tomo XXII.-LÁM. IV. Evolución cromática de las granulaciones protoplásmicas en la génesis de las células cebadas. A, B, C, granulaciones finas basófilo-ortocromáticas. D, G, Granulaciones más gruesas orto y metacromáticas. H, I, Células cebadas típicas. J, Célula con granulaciones libres. Aspecto de conjunto del estromade una neoplasia con células cebadas, cianó- filas y conectivas fijas. Obsérvese la existencia de transiciones estructurales y cromáticas entre los corpúsculos linfocitoides y las formas diferenciadas gra- nular (Maslzelle) y basófila {Plasmazeíle). Véase también que ambos tipos celu- lares adquieren formas alargadas por la presión de los haces conectivos. Sesión del 5 de abril de 1922. PRESIDENCIA DE DON RICARDO GARCÍA MERCET Asiste Mr. S. S. Crossman, jefe del departamento de parasi- tología del Qipsy Moth Laboratory de Melrose (Massachusetts, Estados Unidos.) El Secretario lee el acta de la sesión anterior, que es apro- bada. Admisiones y presentaciones.— Es admitida en el número de los socios la entidad presentada en la sesión de marzo, y propues- to como socio numerario, por el Sr. Ceballos (D. G.), D. Ezequiel González Vázquez, Ingeniero de Montes, de Cuenca. Asuntos varios.— El Secretario da cuenta de una comunica- ción de la Junta organizadora del homenaje a Cajal, en la que se notifica la constitución de una Junta Nacional para adoptar los acuerdos que a este homenaje se refieran, y se solicita entre a formar parte de la misma el Presidente de la Real Sociedad Es- pañola DE Historia Natural, con cuyo concurso se desea con- tar para la solemnidad que se prepara. El Presidente manifiesta que, aceptada tan honrosa designa- ción por la Junta directiva de la Sociedad, ha tenido ocasión de comenzar a trabajar en unión de dicha Junta Nacional, y da cuenta de algunos de los acuerdos hasta ahora tomados. El Sr. Jiménez de Asúa pregunta si la Sociedad piensa con- tribuir pecuniariamente a los gastos que origine el homenaje al eminente histólogo, inscribiéndose en la suscripción abierta con este objeto. El Presidente contesta que, aunque en principio puede darse una repuesta afirmativa, este punto está todavía pendiente de acuerdo que ha de tomar la Junta directiva. Comunicaciones.— El Sr. González Fragoso presenta una nota del ilustre botánico Prof. Fr. Bubák, del Instituto superior técnico de Praga, en la que se describe el Urocystis Bolívar Tomo xxii.— Abril, 1922. 13 194 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Bub. et Frag. que parásita el Lolium perenne en los alrededores de Algodor (Toledo). Presenta también una nota de D. Arturo Ca- ballero, acerca de una enfermedad que ataca a los Allium en Ba- ñólas (Cataluña) y que ocasiona perdidas en la cosecha, de cada año, que no bajan de algunos cientos de miles de pesetas, pues los cultivos de dichas plantas constituyen una verdadera riqueza en aquella comarca. El Sr. Caballero atribuye la enfermedad, que an- teriormente se creía debida a diversos parásitos vegetales y ani- males, al Sclerotium cepivorum, el cual ha podido comprobar abundantemente en los bulbos de dichas plantas enfermas. El se- ñor González Fragoso cree, que en efecto, pudiera ésa ser la causa de las pérdidas que lamentan los horticultores de Bañólas, con tanta más razón cuanto que este Sclerotium, como otros hongos estériles, cuando se desarrolla abundantemente, produce una verdadera estrangulación de los puntos atacados, y dificulta la nutrición de la planta enferma, debilitándola, y siendo entonces fácil presa de otros parásitos criptogámicos, así como de insectos, lo que explica la diversidad de parásitos encontrados por los obser- vadores en los Allium de Bañólas. El Sr. González Fragoso dice también que en un envío que le ha sido hecho por el Dr. Font Quer, del Museo de Barcelona, y que comprende una cincuentena de hongos interesantes, de los que se ocupará en un trabajo especial, ha encontrado dos especies que no quiere dejar de mencionar. Una es el Sorosporium icosiense Maire en flores de Andropogon distachyum, procedente de San Miguel de Fai (Barcelona), especie que hasta ahora sólo era cono- cida de Argelia. Otra es el Uromyces Coluteae Arthiir, descrito por este botánico en América, pero que indudablemente fué des- cubierto por Von Thümen, quien lo describió como Uredo Cara- ganae del Jardín botánico de Coimbra, creyendo que la planta parasitada era la Caragana arborescens, cuando en realidad se trataba de la Colutea del mismo nombre. Los ejemplares que le ha remitido el infatigable botánico Dr. Font Quer no le dejan la me- nor duda de que, como era de suponer, se trata del Uromyces Co- luteae Arthur, y que éste debe considerarse como existente en nuestra Península.. Trabajos presentados. — El Presidente presenta una nota sobre el género Azotus Howard, y el Sr. Martínez de la Escalera (D. M.) otra sobre carábidos nuevos de Marruecos. El Sr. Pérez DE HISTORIA NATURAL 195 de Pedro remite un trabajo titulado Formas de erosión en el mioceno de La Vid (Burgos); el Sr. Elias, uno sobre la edad de los terrenos del centro del Valles (Barcelona); el Sr. Gómez y Rodrí- guez, una nota sobre variedades larvarias de la Deilephila eu- phorbiae L.; el Sr. Sánchez y Sánchez (D. M.), una acerca déla nutrición de los óvulos de Cerianthus membranáceas; el señor Ferrando, un trabajo titulado Método de Cesaro para medir retardos en láminas cristalinas; el Sr. San Miguel de la Cámara, una Nota petrográfica sobre las aplitas, pegmatitas v micacitas de la montaña de San Pedro Mártir (Barcelona), y el Sr. Castro Barea, otra nota sobre Baritocelestina y Apatelita españolas. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 50 de marzo en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Dr. Mo- róte. El Sr. Presidente mostró a los reunidos el tomo VIII de los Anales del Instituto general y técnico, que inserta trabajos de los Sres. Gandolfi, Hustache, Moroder y Pardo sobre Zoología. El Sr. Boscá (D. E.) continúa presentando materiales histórico- naturales de la región; exhibiendo diversos Foraminíferos, varios vivientes procedentes de las playas de Gandía (Valencia) y nume- rosos ejemplares fósiles (Nummulites) de diversas localidades, algunos formando conglomerados, mármol pulimentado nummulí- tico y representantes de las especies Orbitoides fortivi, Opercu- lina granulosa y Nummulites striata, recogidos en Orcheta (Alicante). Con este motivo, se pasó revista a los terrenos numu- líticos de la región, tomando parte en la conversación los señores Moróte, Alcantarilla, Aguilar y Hyeso. El Sr. Roselló presentó dos gasterópodos terrestres proceden- tes de Tetuán, recolectados por nuestro consocio Sr. Pau en su reciente visita a aquella zona africana; resultan ser la Tachea (Helix) hortensis y la Xerophila {Helix) variabilis, ofreciendo ésta alguna variedad al ser comparada con la forma típica; pero como disponía únicamente de un ejemplar, se abstiene de des- cribirla. El Sr. Pardo muestra un bello ejemplar de Harelda glacialis Sthep. cazado en la Albufera. 196 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Trabajos presentados. El género Azotas Howard (HiM. Calcídidos) por Ricardo García Mercet. En alguna de mis publicaciones (1) he indicado que debía con- siderarse este género como sinónimo de Ablerus, del mismo autor, pero creado con mucha anterioridad. Descrito Ablerus sobre hem- bras solamente y Azotas sobre individuos machos, uno y otro pre- sentaban diferencias, antenales sobre todo, que eran de extraordi- nario valor; pero desde el momento en que se descubrieron las hembras de este último, pudo advertirse que coincidían con las de aquél en los caracteres morfológicos de mayor importancia taxonó- mica, y surgió la duda de si Azotas y Ablerus debían seguir figu- rando en la sistemática como géneros independientes o era nece- sario proceder a su refundición. Aunque yo me incline a esto último, no poseo, en la actualidad, elementos de juicio suficientes para pronunciarme en definitiva por una u otra solución, pues si bien reconozco las estrechas analogías que existen entre la especie típica del género Ableras y las que he examinado del género Azotas^ también advierto entre aquélla y éstas algunas diferencias, a las que tal vez pudiéramos atribuir significación taxonómica de carácter genérico. En este caso. Azo- tas debería mantenerse en la forma propuesta por su autor. Las diferencias que encuentro entre Ableras y Azotas se refie- ren a la forma y longitud del nervio estigmático, al manchado de las alas y a la configuración general del cuerpo del insecto. Los Able- ras, según el genotipo, A. clisiocampae, son insectos de cuerpo re" choncho, que presentan el nervio estigmático alargado, muy estre- cho, apenas engrosado hacia el ápice. Los Azotas son más esbeltos y ofrecen el nervio estigmático corto o sentado, terminando en for- ma de cabeza de pájaro. En los Ableras, las pestañas discales de las alas anteriores son uniformes, mientras que en los Azotas hay grupos de pestañas discales más gruesas y largas que las restantes. (1) Los Afelininos. Trab. Mus. Cieno. Nat. Madrid, núm. 10 (1912). DE HISTORIA NATURAL 197 Pero si es posible, en la actualidad, mantener separados AblC' rus y Azotus, no lo es considerar como independiente de este últi - mo el género Dimacrocerus, fundado por M. Jean Bréthes sobre un insecto bonaerense parásito de Aulacaspis pentágona. Poseo machos de esta forma, obtenidos de material recibido de la Repú- blica Argentina, y puedo asegurar que se trata de un verdadero Azotus. La sinonimia de este género debe, por lo tanto, establecer- se del modo siguiente: Género Azotus Howard. Azotus Howard, Proc. Ent. Soc. Wash., vo'l. IV, pág. 138(1898). Dimacrocerus Bréthes, Nunquam otiosus, pág. 4 (1914). El género está constituido en la actualidad por bastantes espe- cies, pero no pueden indicarse todas con exactitud, a causa de haberse descrito muchas con el nombre de Ablerus y no señalarse en las descripciones la forma del nervio estigmático ni el carácter de las pestañas discales. Tengo, sin embargo, por verdaderos Azotus las siguientes: A. bidentatus (Girault).- Australia.— Parásito de un Aleiródido. A- capensis Howard.— Cabo de Buena Esperanza, Japón.— Parásito de un Asterolecanium y de Aulacaspis pentágona. A. chionaspidis Howard.— Japón. — Parásito de Chionaspis diffici- lis y Aulacaspis pentágona. A. elegantissimus (Girault).— Australia. A. elegantülus SilVestri.—Eritrea.— Parásito de un Chionaspis. A. hyalinus (Girault).— Australia.— Obtenido de agallas sobre un Eücaliptus. A. grotiusi (Girault).— Australia. A. //zarcea// Howard. — Francia, Australia, Estados Unidos. -Pará- sito de Diaspis ostreaeformis, Aspidiotus heder ae y Aspidiotus uvae. A. pan (Girault) —Australia. A /7//7¿/b//í7e Mercet.— España. - Parásito de Leucaspis candida. ^. /7/a/e/z5/5 (Bréthes).— República Argentina. -Parásito de Aula- caspis pentágona. A. pulchriceps (Zehntner).— Java.— Parásito de Aleyrodes longi- cornis. A. semisfuscipennis Girault. —Australia. A. speciossisimns Girault.— Australia. A. unnotipennis (Girault).— Australia. A las anteriores especies hay que añadir la siguiente: Azotus pulcherrimus nov. sp. Caracteres. —Hembra: Vértice y frente amarillo blanqueci- nos; mejillas, borde anterior de las sienes y parte inferior de la 198 BOLETÍN DE LA'REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA cara blancos; occipucio, pardo-negruzco; borde interno de las sie- nes, borde de las mejillas y de la boca, pardos; ojos de color de carmín; estemas de color de granate; dorso del tórax azulado- verdoso; abdomen brillante, azul. Escapo blanco, con una man- cha negra en el centro; pedicelo blanco en la mitad apical y negro en la basilar; primero y tercer artejos del funículo negros; segundo y cuarto amarillos; maza negra. Alas anteriores casi hialinas en la mitad apical y ligeramente ahumadas en la basilar, con una mancha más obscura debajo del arranque del nervio estigmáti- co y un espacio transversal, Fig. 1. -Antena de Azotas pulcherrlmus absolutamente hialino, despuéS Mercet, hembra (muy aumentada). del ápice de dicho nervio; alas posteriores hialinas. Patas obscuras, con el ápice de las tibias y los tarsos amarillentos. Vértice y frente finísimamente chagrinados, más anchos que los ojos; estemas en triángulo obtuso, los posteriores separados de las órbitas internas por un espacio algo mayor que el diámetro estemático; ojos grandes, lampiños, bastante convexos; mejillas largas, convergentes hacia la boca; cara apenas excavada, con una fila de pestañitas blancas contiguas a las órbitas internas de los ojos; mandíbu- las grandes, tridenta- das, el diente externo mayory más agudo que los otros dos. Escapo ligerísimamente f u s i - forme, tan largo como los tres primeros arte- jos del funículo reuni- dos; pedicelo tan largo como el cuarto artejo; primer artejo del funículo más largo que el segundo, tan largo como el tercero y cuarto reunidos; maza más gruesa que el funículo, mayor que los dos artejos precedentes reunidos. Dorso del tórax finamente cha- grinado; escudo del mesonoto y escudete cada uno con cuatro pestañitas blancas; parápsides y axilas con una pestañita del mis- mo color. Alas casi tan largas como el cuerpo; nervio submarginal más largo que el marginal, engrosado y trianguliforme en el ápice; dorso del nervio marginal con tres pestañas gruesas; nervio estig- Fig. 2. Ala anterior de Azotas pulcherrimus Mercet, hembra (muy aumentada). DE HISTORIA NATURAL ly» mático peciolado, ligeramente curvo, terminado en forma de cabeza de pájaro; pestañas marginalesrelativamentecortas, tan largas como la quinta parte de la anchura máxima del disco, menores que la ma- yor de las pestañas del nervio marginal. Alas posteriores largas, es- trechas, redondeadas en el ápice; mitad basilar del disco bastante pestañosa; mitad apical con cuatro filas longitudinales de pestañas; célula costal visible; pestañas marginales casi tan largas como la an- chura máxima del disco. Es- polón de las tibias interme- _ ^L ^<:;:r~''cr-;;g--~^-— -^ dias apenas mayor que la ^ mitad del metatarSO; meta- ^'á- 3.-Extrem¡dad de la tibia y tarso intermedios de Azotas pulcherrimus Mercet, tarsos intermedios tan lar- hembra (muy aumentados). gos como los dos artejos siguientes reunidos; espolón de las tibias posteriores más corto que el de las intermedias; metatarsos posteriores casi tan largos como los intermedios. Abdomen más largo que la cabeza y el tórax reunidos; super- ficie de los segmentos finísimamente reticulada; espiráculos setí- feros situados en el ápice del séptimo anillo dorsal; oviscapto tan largo como el escapo. Longitud del cuerpo 1 ,040 mm. del escapo 0,175 — — del pedicelo 0,053 — — del funículo 0,245 — — de la maza 0,120 — — ' de las alas anteriores 0,800 — — de las alas posteriores 0,635 — Anchura máxima de las mismas 0,112 — Macho: Cabeza amarilla, con una mancha parda entre las an- tenas y otra curva, del mismo color, que se extiende desde la base de estos apéndices al borde superior de los ojos; antenas amarillas, con el escapo, el pedicelo y el tercer artejo del funículo pardo- obscuros; resto del cuerpo, incluso las alas, teñido o manchado como en la hembra. Escapo tan grande como el segundo y tercer artejos del funículo reunidos; pedicelo más largo que ancho; pri- mero y segundo artejos del funículo casi iguales; tercer artejo como la mitad del pedicelo; cuarto artejo menor que el segundo; maza más larga que los dos artejos precedentes reunidos. Pesta- ñas marginales de las alas anteriores tan largas como la cuarta parte de la anchura máxima del disco; pestañas marginales de las 200 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA alas metatorácicas más cortas que la anchura del disco. Los demás caracteres, como en la hembra. Longitud del cuerpo 0,880 mm . — del escapo 0,140 — — del pedicelo 0,050 — — del funículo 0,300 — — de la maza 0,145 — — de las alas anteriores 0,715 — — de las alas posteriores 0,560 — Anchura máxima de las mismas 0,112 — Patria: España: Villanueva de Córdoba. Biología: Parásito de la puesta de un insecto desconocido so- bre hojas de Quercus ilex. Observaciones.— Esta especie se diferencia bien de las con- géneres por presentar los artejos de los tarsos intermedios y pos- teriores relativamente largos, y el espolón de las tibias corto, comparado con la longitud del metatarso. El color amarillento sucio de los cuatro primeros artejos de los tarsos distingue tam- bién esta especie de sus afines. Datos para la flora micológioa de Cataluña por Benito Fernández Riofrío. Desde que el profesor González Fragoso inició hace algunos años el estudio de la micoflora catalana, ha crecido de tal manera el número de las especies conocidas de hongos microscópicos de esta región, merced a las interesantes y frecuentes publicaciones de aquel sabio maestro y del profesor Caballero, que puede afir- marse que en la actualidad es Cataluña una de las comarcas espa- ñolas en que el estudio de los citados vegetales se halla más ade- lantado. Con la presente nota me propongo coadyuvar con mi modesto esfuerzo a la labor de los mencionados autores, añadiendo unas cuantas especies nuevas para la flora catalana, algunas de las cuales lo son también para la flora española, y aun para la flora ibérica. Estos hongos que cito son, en su mayor parte, parási- DE HISTORIA NATURAL . 201 tos sobre vegetales cultivados, y han sido entresacados del abun- dante material de estudio acumulado en la Sección de plantas cultivadas del Laboratorio de Patología vegetal de esta Facultad de Ciencias, de la cual, por mis aficiones a la Agricultura, estoy encargado. Todas las especies han sido revisadas y ratificadas por los se- ñores Caballero y González Fragoso. Especies ya indicadas en la flora catalana. [/romyces appendiculatus (Pers.) Link; Castelldefels, en hojas de Phaseolus vulgaris. — Uromyces P/5/ (Pers.)De Bary; Empal- me (Gerona), en hojas de Lathyrus latí folias. —Uromyces siria- tus Schrot.; Castelldefels, en hojas de Medicago sativa. —Uromy- ees Terebinfiíi (DC.) Winter; Gualba, en hojas de Pistacia Tere- binthüs.—Puccinia Allii (DC.) Rudolph; Capellades, S. Julián de Vilatorta, Villafranca y Empalme, sobre hojas y escapos de Allium sativa m; Jardín de la Universidad, sobre hojas de Allium Ampelo- prasum {\).—Puccinia Bupleiiri Rudolph; Castelldefels, en hojas de Bupleurum fruticescens.—Puccinia corónala Corda; Empal- me, en hojas de Holcus s\>.—Pucclnia Mayáis Ber.; Prat de Llo- bregat y Castelldefels, en hojas de Zea mays.—Puccinia Menthae Pers.; Cornelia, en hojas de Mentlia roiundifolia. ~ Puccinia Pruni-spinosae Pers.; S.Juan Despí, en hojasde Pérsica vulgaris. Puccinia Sonchi Rob.; S. Vicente deis Horts, en hojas de Sonchus tenerrimus.— Puccinia Urospermi Thümen; San Andrés de Pa- lomar, en hojas de Urospermum Dalechampii. — Riccinia Violae (Schum.) DC; S. Julián de Vilatorta, en hojas de Viola sp. -Pucci- nia Xantñii SchvJ.; Cornelia y Barcelona, en hojas de Xanthium strumarium. — Ustilago Avenae (Pers.) Jensen; Empalme y S. Vi- cente deis Horts, en espigas de Avena sativa.— Ustilago Tritici (Pers.) Jensen; Acequia Condal y S. Juan Despí, en espigas de Tri- ticum vulgare.— Ustilago Cynodontis P. Henn.; S. Juan Despí y Prat de Llobregat, en espigas de Cynodon Dactylon.—Phyllacti- nía corylea (Pers.) Karst.; San Juan Despí, en hojas de Corylus Avellana.— Phyllosticta maculiformis Sacc, Empalme, en hojas de Castanea vesca.—Septoria Lycopersici Speg.; Prat de Llobre- (1) Ejemplares de esta especie han sido hallados hace pocas sema- nas en Cambriis (Tarragona) por el ilustre micólogo italiano Profesor Trotter, sohre Allium roseum. ^02 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA gat, en hojas de Lycopersicum escülentütn.—RhYtisma aceri- num (Pers.) Fr.; San Marsal, en hojas de Acer opulifoliiim.— Polystigmina rubra (Desm.) Sacc; Copóns, en hojas de Prunas domestica.— Cercospora belicola Sacc; Empalme, en hojas de Beta vülgaris.— Macrosporium commune Rabenh.; Prat de Llo- bregat, en hojas de Phaseolus vülgaris. Especies nuevas para la flora catalana. Uromyces Hippocrepidis E. Mayor. En hojas de Hippocrepis ciliata. S. Fehu de Llobregat, 15- V- 921. Matriz nueva para Cataluña. Uromyces Ciceris-arietinis (Qrogn.) Jaczew. En hojas de Cicer arietinus. Empalme (Gerona), 26-VI-921, Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Uromyces lupinicola Bubák. En hojas de Lupinus albus. Empalme, 26-VI-921. Leg.: Caba- llero y Fz. Riofrío. Uromyces Pisi (Pers.) De Bary. En hojas áePisum sativum. Copóns, 8-IX-919. Leg.: Vila Coro. S. Julián de Vilatorta, 19-VI-921. Aunque, como antes ya indicamos, la especie está citada en Cataluña, la matriz es nueva. Puccínia Balsamitae (Strauss) Rabenh. En hojas de Tanacetum balsamita. S. Andrés, VII-920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Puccinia Endiviae Pass. En hojas de Cichorium Endivia. Acequia Condal, 25-IV-920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Puccinia obscura Schrot. En hojas de Luzula Forsteri. Las Planas, l-V-921. Puccinia Polygoni-amphibii Pers. En hojas de Polygonum convolvulus. S. Celoni, VIlI-917. Leg.: Caballero. Peridernium Cornui Rostr. et Kleb. En el tronco y las ramas de Pinus sylvestris. Coll de Santigo- sa (Gerona), 29-V-921. DE HISTORIA NATURAL 203 Ustilago major Schrot. En la inflorescencia del Silene Otites. Llaborsí (Lérida), 25- VIII-912. Com. Font Quer. Es especie nueva para la Península Ibérica. Ustílago Panici-miliaceí (Pers.) Winter. En la inflorescencia del Panicum miliaceum. Desembocadura del Llobregat, 7-XI-917. Leg.: Oros. También es nueva para la flora española. Cintractía cariéis (Pers.) Magnus. En la inflorescencia del Carex nítida. Empalme (Gerona), 26-V-917, Leg. Font Quer. En la inflorescencia del Carex- depressa. Empalme (Gerona), 17-V-917. Leg. Font Quer. Aunque esta especie ya estaba citada en Cataluña, lo era sobre matrices distintas a las dos que se mencionan. Urocystis anemones (Pers.) Winter. Sobre hojas de Helleborus viridis. Surroca (Gerona), 27- V-921. La matriz es nueva para Cataluña. Exoascus deformans (Berk.) Fuck. En hojas de Amygdalus communis. Capellades, 13-VI-920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Caldas de Montbuy, 17-IV-921. Aunque es una especie que debe estar muy extendida por toda España, creemos es la primera vez que se menciona en nuestra patria. Sclerotinia fructigena (Pers.) Schrot. La forma conídica (Monilia fructigena Pers) en fruto de Piras communis. S. Julián de Vilatorta, IX-920. Leg.: Bofill y Pichot. Phyllachora Cyperi Rehm. En hojas de Cyperus longus. Empalme, 26-V1-921. Leg.: Ca- ballero y Fz. Riofrío. Nueva para la flora ibérica. Antennaria elaeophila Mont. En hojas y ramas de Olea europea. San Vicente deis Horts, 15-V-921. 204 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Uncinula necator (Schw.) Burr. En hojas y frutos de Vitis vinifera. Pedralbes, 22- VIII -920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Esta especie, forma ascosfórica del hongo productor del oidio de la vid, es la segunda vez que se cita en España, habiéndolo sido por vez primera, de Sevilla, por el Sr. Gz. Fragoso. Según muchos autores, es forma poco frecuente en Europa. Podosphaera tridactyla (Wallr.) De Bary. En hojas de Prunas armeniaca. Vallvidrera, 8-X-917. Castell- defells, 8-VIII-920. No citada anteriormente en España. Phyllosticta Prunicola (Opiz) Sacc. En hojas de Prunas domestica, Cardedeu, VIII-920. Leg.: Font- seré. Matriz nueva para Cataluña. Septoria Astragali Desm. En hojas de Astragalus glycyphyllus. Empalme, l-VIII-920. Leg.: Caballero. Especie nueva para la micoflora ibérica. Septoria Lycopersici Speg., var. europaea. En hojas de Lycopersicum esculentum. S. Julián de Vilatorta, VIII-920. Leg.: Bofiil y Pichot. Si bien el tipo se había citado ya de Cataluña, la variedad es nueva para España. Septoria Petroselini Desm., var. Apü. En hojas de Apiam graveolens. Acequia Condal, 25-IV-920. Capellades, 13-VI-920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Variedad no indicada en la Península Ibérica. Phleospora castanicola (Desm.) Sacc. En hojas de Castanea vesca, asociada a la Phyllosticta macu- liformis Sacc. Empalme, l-VIII-920. Leg.: Caballero. Fumago vagans Pers. En hojas de Corylus Avellana. Pedralbes, 3-VII-920. Oidium erysiphoides Fries. En hojas de Cucúrbita Melopepo. Castelldefels, 8-VIII-920. Leg.: Caballero y Fz. Riofrío. Esta especie y la anterior se hallaban ya citadas de Cataluña, pero sobre matrices diferentes. DE HISTORIA NATURAL 205 i Une nouvelle espéce du genre [/rocystís par le Dr. Fran^ois Bubák. Professeur ordinaire de la haute École polytechnique tchéque á Prague. M. J. Hernández, collectionneur du Musée National de Sciences Naturelles á Madrid, avait trouvé, vers la fin mai 1921, prés d'Al- godor (prov. de Toledo), une Hémibasidiée sur le Loliiim perenne L. Mon ami,le Doc- teur González Fragoso, qui la considere comme une nou- velle espéce d'Urocysti's, me l'a envoyée pour que j'en fas- se la détermination. L'ayant comparée avec VUrocystis oc culta et VUrocystis Agro- pyri, je me suis assuréqu'elle en difiere en effet et qu'elle doit étre considérée comme une espéce nouvelle. Je l'ap- pelle, en l'honneur de M. le Prof . Dr. Ignacio Bolívar, di- recteur du Jardin Botanique et du Musée de Madrid, Uro- cystis Bolivari Bubák et Fragoso. Extérieurement, cette nouvelle espéce ressemble á Urocystis occulta, car elle 1 attaque, comme celle-ci, ¡es \\ tiges, les gaínes foliaires, les pig. l.- l, épi infecté; 2, feuille infectée feuilles et les épis, de SOrte (X 1,3); 5, partie de l'épi (X 2,6); 4-6, glo- mérules (X800). Dessiné par l'assistant que la plante monte mal en a. Hiiitzer. épis ou méme n'épie point. Voici la description de cette Urocystis intéressante: Soris in ómnibus organis viridibus evolutis, striiformibus, perlongis, longitudinaliter et transverse confluentibus, epider- • "^f^é 206 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mide argescente tectis, longitudinaliter dehiscentibus,pulve- rulentis, atris. Glomerulis subglobosis, ovoideis, rarius oblongis, 16-40 n longis, 13,5-27 i^ latis, castaneo-brunneis, sports centralibus 13, unistratosis vel plerumque 4-5 et deinde bíStratosis,glo- bosis vel ovoideis, 916 ^ longis, 9-13,5 ^ latis castaneo-brun- neis, túnica 1,5-2 {>- eras- sa, sporis periphericis creberrimis, glomerulus undiqíie tegentibus, glo- bosis vel parum appla- natis, 6-11 ]>■ in diam., te- niii tunicatis (1 <^),flavi- dulis. Habitat in Hispania ad Lolium perenne ad locum dictum Algodor, prov. Toledo, 26 maio 1921, leg.J. Hernández, De rUrocystis occul- ta, qu'elle rappelle en at- taquant, comme elle, tous les organes de la plante^ cette nouvelle espéce d'Urocystis difiere en nombre de spores centra- les, qui sont souvent grou- pées par 4 á 5, tandis que, chez VUrocystis occulta, il y en a ordinairement 1-2, rarement 3-4. Les sporescentralessont, chez la nouvelle espéce, un peu plus aplaties et considérablement plus petites. Chez VUrocystis Bolivari, les cellules périphériques couvrent ordinairement toute la surface du glomérule; tres rarement, sur les glomérules plus simples, qui n'ont que 1-2 spores centrales, les cel- lules périphériques sont couvertes de spores dispersées ou isolées, tandis que chez VUrocystis occulta, le glomérule n'est pas tout couvert de cellules périphériques, mais seulement isolément. Les Fig. 2. — Urocystis Bolivari n. sp. sur Lolium perenne. (Réduit á Vs de la grandeur natu- relle.) Phot. le Dr. J. Klika. DE HISTORIA NATURAL 207 cellules périphériques sont plus petites (6-11 'j-) que celles áHJro- cystís occulta (7-16 \>)\ leur membrane est minee (1 ^), et le lu- men, grand, tandis que, chez VUrocystis occulta, comme la mem- brane de cellules périphériques est plus épaisse (2 ij.), le lumen est petit. La nouvelle Urocystis est, par la forme des glomérules, proche de VUrocystis Agropyri, qui n'attaque que les gaines foliares et les feuilles, mais jamáis les tiges, l'axe de l'épi et les épis, mais elle en difiere par les glomérules plus grands, plus composés, tres souvent á 4-5 cellules, par les spores centrales, plus petites et aus- si plus foncées, et par les cellules périphériques, qui sont plus peti- tes et plus aplaties. La masse des spores est aussi plus foncée que celle de VUrocystis Agropyri de la méme plante nourriciére. Enfin, les Qraminées infectées par VUrocystis Agropyri ne produisent jamáis de tiges. Nota sobre la nutrición de ios óvulos de Cerianthus membranáceas por Manuel Sánchez y Sánchez. El presente estudio ha sido llevado a cabo utilizando los septos de una actinia, Cerianthus membranaceus, que se presta muy bien a esta clase de observaciones, y que anteriormente habíamos utilizado con ocasión de un trabajo realizado sobre la histología de tan importantes organismos (1). Los órganos sexuales femeninos yacen incluidos en el tejido conjuntivo mesodérmico (en donde se originan), el cual está inte- grado por multitud de fibrillas que constituyen el aparato de sostén o armazón de los celentéreos. Entre dichas fibrillas yacen diversos elementos citológicos sin que exista jamás la substancia particular amorfa o gelatinosa (que los zoólogos tomaban por base para esta- blecer la característica de este grupo), según demostramos nos- (1) Sánchez y Sánchez, M.: «Estudios sobre la histología de las acti- nias». Trab. Mus. Nao. de Cieno. Nat. Madrid; Serie Zool., número- 32, 1918. 508 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÍÍOLA «tros utilizando al objeto las diversas variantes introducidas por Del Río-Hortega, en el método de Achúcarro (1). Los óvulos de las actinias están constituidos por diversas for- tnaciones protoplásmicas, el núcleo y el nucléolo, en cuya descrip- ción no vamos a extendernos, porque por el pronto no ofrecen un in- terés especial para el tema que nos proponemos desarrollar, insis- tiendo únicamente en una formación especial del protoplasma lia mado por HertWig aparato fibrilar, y que nosotros designamos con el nombre de trompa, porque expresa mucho mejor su destino fisio- lógico. Cuando los cortes transversales al septo se conducen a la vez según el eje longitudinal del huevo, aparece dicha formación pro- toplásmica como un pseudópodo del óvulo, el cual apéndice llega hasta el borde mismo del epitelio; dicha formación fué interpre- tada por Hertwig como una parte especialmente diferenciada del óvulo, la que suponía constituida por un haz de fibrillas muy apre- tadas, a través de las cuales pasaban los líquidos nutricios conte- nidos en la cavidad gastral, interpretación que ha sido aceptada por todos los zoólogos que posteriormente se han ocupado de las células sexuales. Debido a esta singular disposición, resulta que el óvulo, una vez que en él se ha constituido la trompa, está en las mismas con- diciones para nutrirse que las células epiteliales del septo. Veamos ahora cómo puede relacionarse con el exterior, en épocas más tem- pranas de su desarrollo, antes que se constituya el aparato fibrilar de Hertwig; la aplicación de método de Achúcarro y Heidenhein a finos cortes ejecutados según antes mencionamos nos permite re- solver este asunto, explicándonos, a su vez, el mecanismo fisioló- gico por el cual dichos óvulos deben asimilar las materias nutritivas disueltas en la cavidad de la actinia. En los óvulos jóvenes, se sorprenden pluralidad de cordones de fibrillas conjuntivas, que insinuándose por las células epiteliales vecinas, avanzan hasta el borde mismo del septo, lo cual parece in- dicar de manera indudable que desempeñan una función trófica, al (1) La mayoría de los detalles revelados con el método de Achú- carro pueden observarse utilizando una variante del de Heidenhein, que consiste simplemente en fijar las piezas en formol neutro a 40° durante veinticuatro horas y someterlas ulteriormente a la acción del colorante. DE HISTORIA NATURAL 209 ■modo y manera de las trompas a que anteriormente nos hemos re- ferido. Esta simbiosis entre el tejido conjuntivo y el óvulo aparece en las fases más tempranas del desarrollo, según hemos demostrado recientemente en Cerianthus membranaceus (1), viniendo a ser, según nuestro modo de ver, algo así como un trofoespongio en todo comparable al supuesto por Holmgren para explicarse la nutrición de las células nerviosas, sólo que las células neuróglicas han sido reemplazadas por fibrillas conjuntivas, y la célula nerviosa, por la célula sexual. Resulta, pues, que la célula huevo está fijada permanentemente, desde un punto de vista fisiológico, en la superficie del epitelio y que se coloca de este modo ella misma en la fila de las células epi- teliales, valiéndose de los cordones conjuntivales, en los óvulos jó- venes primero, y de la trompa después. Por otra parte, el papel nutricio de las fibrillas conjuntivas ha sido admitido por diversos investigadores que han estudiado nuestras preparaciones, entre ellos Hertwig, Grassi, Bataillon, Hérouard, Ch. Pérez, Chatton, Bouin y Robert. El óvulo de las actinias se conduce como las glándulas mono- celulares de los gusanos y podría compararse con los óvulos de las holoturias y de otros muchos animales, según han demostrado diver- sos zoólogos en sus investigaciones sobre dichos animales. El óvulo de las holoturias está implantado con un apéndice espe- cial en el fondo del epitelio germinativo, representando, de igual modo que en las actinias, un aparato de nutrición; con su ayuda chupa las materias del líquido nutritivo que se encuentran en las cavidades gastrales. La estriación de la trompa es explicada por Hertwig como «expresión anatómica de fenómenos de corrientes que, teniendo lugar constantemente en la misma dirección, han ter- minado por formar finalmente una determinada influencia sobre las partículas del protoplasma». Creemos también— como ya sospechó Hertwig— que el epite- lio que rodea al óvulo desempeña cierto papel en la nutrición del mismo. Sus células, que son muy alargadas, están cargadas de granulos albuminoideos y no de grasa, según parece comprobarse con el ácido ósmico, que no muestra ninguna apetencia por ellas. (1) Sánchez y Sánchez, M.: «De las relaciones entre el óvulo y el tejido conjuntivo». Bol. Soc. Esp. de BioL, 1919. Tomo xxir. -Abril, 1922. 14 5?10 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA He estudiado con mucho cuidado la cuestión de si los óvulos están rodeados o no por células foliculares, habiéndome conven cido plenamente de que dichos elementos citológicos faltan en abso- luto. En ocasiones se ven células fusiformes que limitan con el con- torno ovular; pero un examen detenido da por resultado que éstas pertenecen siempre a la categoría de las células conjuntivas meso- dérmicas, las cuales, por casualidad, se hallan de vez en cuando limitando con la superficie del óvulo, sin establecer conexión alguna con él, según puede demostrarse con los métodos selecti- vos de impregnación a base de plata amoniacal. El Boixat, o enfermedad de los ajos, en Bañólas por A. Caballero. Hace ya más de veinte años que los agricultores de Bañólas (Gerona) vienen padeciendo los efectos perniciosos de lo que llaman ellos el Boixat, plaga que ataca los ajos de sus extensas plantaciones con tal intensidad, que amenaza con destruir en la rica comarca tan importante como remunerador cultivo. El primer trabajo referente a este particular se publica en 1913 por el docto Ingeniero D. Vicente W. Pastor, Jefe del Servicio Agronómico de la provincia de Gerona, y en él se afirma «que la Boixadura resultaba ser una enfermedad de carácter Bacilo-in- fecciosa y contagiosa de bulbo a bulbo», añadiendo que se obser- van grandes colonias del acaro Rizogliphus equinopus en las par- tes de bulbo infectadas por las bacterias. En 1915 publican una segunda memoria, interesantísima, y por múltiples conceptos digna de loa, los Sres. D. José Alsius y don Juan Vidal, farmacéutico el primero, y presidente del Sindicato agrícola de Bañólas el segundo. Estos dos inteligentes investiga- dores llegan a la conclusión de que no debe ser bacteriana la cau- sa del Boixat; descubren en los bulbos de la Liliácea, además del Rizogliphus ya citado, la mosca Anthomia ceparum y el gusano Tilenchus devastratix, y creen poder afirmar que la causa princi- pal de la plaga es debida a este último. Ya en 1916 demostraba mi querido maestro Sr. Gz. Fragoso, en DE HISTORIA NATURAL 211 unas muestras de ajo que yo le proporcioné de la citada localidad, la Peronospora Schlcideni\}ng., acompañada de Macrosporium parasiticum Thüm., y más tarde, en 1920, compruebo yo también estas dos especies en nuevos ajos, que me comunican de la misma procedencia el ya citado Sr. Alsius y el Dr. Bofill y Pichot; pero, además, observo en la cubierta de los bulbos de todos estos ejem- plares numerosos granitos, algunos hasta de un milímetro de diáme- tro, globoso-deprimidos, muy duros, de color negro-pardusco, ma- tes y de superficie rugosita, que me hacen sospechar la existencia de un tuberculariáceo. Por un involuntario olvido, que justifica el gran trabajo que por entonces me entretiene, dejo abandonado este interesante proble- ma, hasta que a principios del pasado enero, al revisar y ordenar la colección de criptogamia del Laboratorio de Botánica de esta Facultad de Ciencias, en presencia de los pliegos respectivos, me propongo estudiarla especie todavía no determinada, y me encuen- tro con que a la temible Peronospora Schleideni, denunciada por el Sr. Gz. Fragoso, debe añadirse un nuevo parásito, más perjudicial todavía, del ajo de Bañólas, el Sclerotium cepivorum Berk. Es cierto que Voglino refiere esta forma a su Sphacelia allii y que Sorauer la relaciona con la Botrytis cana Kz. y Sch.; pero Delacroix y Maublanc afirman que en todos los cultivos que han realizado de aquel hongo sólo han logrado obtener una formación abundante de esclerocios, semejantes a los que se encuentran en los bulbos, y sin que esto signifique prejuzgar la cuestión por par- te mía, pero teniendo en cuenta que yo tampoco he encontrado en los ajos estudiados otra cosa que micelios estériles, he de referir la forma de Bañólas al Sclerotium cepivorum Berk. La descripción que los Sres. Alsius y Vidal hacen de la Boixa- dura coincide bastante bien con la de Voglino, referente a la en- fermedad producida en los ajos y cebollas por el mencionada pará- sito micofito, y dado el número exorbitante de esclerocios que yo he visto en todos los bulbos que he podido examinar procedentes de Bañólas, considero que tengo motivo más que suficiente para afirmar que el Boixat es una enfermedad principalmente ocasiona- da por el Sclerotium cepivorum. Desde el punto de vista agrícola, es de interés muy secundario que el Sclerotium sea un micelio estéril, o que, por el contrario, constituya una fase de cualquier otro hongo conidiano, puesto que siempre resultará en definitiva un peligroso y dañino enemigo, pero 212 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que ya conocido podrá ser destruido, o, por lo menos, cabrá inten- tar la manera de aminorar sus perniciosos efectos. Para ello se recomienda destruir y quemar las plantas enfermas, suspender el cultivo del ajo en los sitios más combatidos por la plaga, y sumer- gir en formol al 1 por 300 los bulbos sospechosos empleados como simiente. Para comprender la importancia que este problema tiene para nuestra agricultura, basta consignar aquí que las pérdidas ocasio- nadas por el Boixat en Bañólas, según los Sres. Alsius y Vidal, fueron calculadas en 300. COO pesetas el año 1914, lo que supone un 30 por 100 del valor total de la cosecha. Observaciones sobre la contractilidad de Vorticella por E. Fernández Galiano. Hasta ahora han sido poco estudiadas las reacciones con que los infusorios fijos, de los cuales es tipo el género Vorticella, respon- den a los excitantes externos. Aparte, en efecto, de algunos datos sueltos que se hallan dispersos en publicaciones relativamente an- tiguas referentes a protozoos, solamente se hace un análisis un poco detenido de las reacciones de los infusorios fijos en ciertos trabajos de Hodge y Aikins (1), de H. S. Jennings (2) y de Roes- le (5). También encontramos en la literatura una breve nota de Lapicque y Fauré-Fremiet (4), relativa a la excitabilidad eléctrica (1) Hodge (C. F.) and Aikins (H. A.): The daily Ufe of a protozoan; a study incomparative psycho-physiology. (Amer. foiirn. of Psvchol., Vol. VI). No me ha sido posible consultar esta publicación; conozco, sin embargo, su contenido por el ej nos, designando como automáticos (pág. 232) «todos los fenóme- nos vitales que se realizan sin que en las condiciones vitales ex- ternas sobrevenga ninguna variación». Algunos de estos fenóme- nos son de naturaleza rítmica, como, por ejemplo, las contraccio- nes de las vacuolas pulsátiles de los protozoos, la vibración de los cilios de los infusorios, etc. En cuanto a los fenómenos rítmicos derivados de la acción de •218 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA factores externos, cabe, según el citado sabio, distinguir tres casos. Es el primero el de que el excitante obre rítmicamente y la reac- ción (fenómeno vital) se desarrolle con arreglo al mismo ritmo que el del excitante; tal es el caso de las contracciones rítmicas que se observa en un músculo cuando es excitado por corrientes eléc- tricas de inducción el nervio motor correspondiente, en que a cada choque de inducción corresponde una contracción muscular. En este caso se ve bien claramente que cada contracción es la conse- cuencia de la modificación que en las condiciones del sistema vi- viente ha introducido la intervención de la corriente eléctrica. El segundo caso está caracterizado por la circunstancia de que el ritmo del excitante es transformado en otro ritmo por el sistema viviente, como ejemplo de lo cual se puede citar la clásica expe- riencia de Broca y Richet (1). Estos investigadores observaron que excitando rítmicamente la esfera motriz del cerebro del perro por medio de choques de inducción muy frecuentes, no se observaban en los músculos correspondientes tantas contracciones como cho- ques de inducción, sino que aquéllos se contraían solamente a cada segunda, tercera o cuarta aplicación del excitante y, por consi- guiente, el ritmo de la contracción resultaba dos, tres o cuatro ve- ces más lento que el de la excitación. Es forzoso, pues, admitir en este caso que el ritmo de la contracción depende no solamente del ritmo de la excitación, sino también de factores internos del sis- tema viviente. El tercer caso, en fin, comprende los fenómenos rítmicos pro- vocados por la influencia de un excitante que no obra rítmicamente, sino que ejerce su acción continua o momentáneamente sobre el sistema vivo. Un ejemplo de acción continua del excitante que pro- voca reacciones rítmicas nos lo proporciona Biedermann (2) con su observación de las contracciones rítmicas en un músculo de rana sometido a la influencia continua de soluciones sódicas. Probable- mente en este mismo orden de fenómenos deben ser incluidas las contracciones rítmicas del pedúnculo de Vorticella nebalifera (1) Broca (A.) et Richet (Ch.): Période réfractaire dans les centres nerveux. (Compt. rend. de l'Acad. des Sciences de París; t. CXXIV, 1897.) (2) Biedermann (W.): Ueber rhythmische, durch chemische Reizung bedingte Kontraktionen quergestreifter Muskeln (Sitzungsber. d. k. Akad. d. Wissensch.; Bd. LXXXII, 1880.) DE HISTORIA NATURAL 219 que ha observado Danisch (1), sumergiendo aquel protozoo en solu- ciones de diversas substancias químicas. Asimismo han demos- trado Baglioni (2), Buchanan (3), Henkel (4) y Vészi (5), que la médula de la rana responde en condiciones especiales con reaccio- nes rítmicas a un excitante momentáneo. Las contracciones rítmicas que nosotros hemos observado en el pedúnculo de Voriice/la, después de haber excitado al animal mediante las maniobras mecánicas de su montaje en la prepara- ción, la acción de una serie de golpes dados sobre el porta-objetos que lo sustenta o la influencia de una corriente de agua deben ser incluidas entre los fenómenos rítmicos provocados por un excitante momentáneo. En rigor, los excitantes que nosotros hemos emplea- do (salvo, quizá, el de la corriente de agua) no son momentáneos, pero pueden ser considerados como tales, en atención a que el tiem- po de su duración es incomparablemente más corto que el de du- ración de la serie de contracciones rítmicas. Desde el punto de vista de las contracciones rítmicas difieren grandemente unos individuos de otros, no solamente los pertene- cientes a especies diferentes, sino también los de la misma espe- cie. Así, por ejemplo, entre los numerosos individuos que pueden hallarse en una preparación (que contiene filamentos de Spirogyra, Cladophora, etc., en una gota de agua), hay unos que emprenden la serie de contracciones rítmicas después de haber sufrido nume- rosas y seguidas excitaciones mecánicas a consecuencia de otros tantos golpes dados sobre el porta-objetos, mientras que otros se contraen durante el transcurso de los golpes, se extienden comple- tamente cuando aquéllos cesan, permaneciendo después extendidos y con sus cilios en activa vibración durante muchos minutos. En cambio, inmediatamente después de montada la preparación, y, por (1) ■ Loe. cit. (2) Baglioni (S.): Physiologische Differenzierung verschiedener Me- chanismen des Rückenmarks. (Arch. f. Anat. u. Physiol.; phvsiol. Ab- teil., Suppl. Band, 1900). — Zur Genese dar reflektorischen Tetani. {Zeitschr. f. all^em. PhysioL, Bd. II, 1903). (3) Buchanan (F.): The relation of the electrical to the mechanical reflex response in the frog. {Quart. fourn. of Phvsiol., vol. V, 1912). (4) Henkel (H.): Rhythmische Entladungen der Nervenzentra. (Zeit- schr. f. allgem. Physiol., Bd. XV, 1913 ) (5) Vészi (J.): Untersuchungen über die rhythmisch intermittieren- den Entladungen des Sttrychninrückenmarks, {Zeitschr. f. allgem. Physiol., Bd. XV, 1913). 220 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA consiguiente, después de sufrir los ejemplares una excitación me- cánica persistente durante un tiempo relativamente largo a conse- cuencia de las maniobras de montaje, todos los individuos de Vor- ticella se contraen rítmicamente; pero también aquí hay grandes diferencias entre unos y otros tocante a la duración de la serie de contracciones y a los intervalos entre las contracciones sucesivas. Así, pues, el único hecho común a todos los ejemplares de Vor- ticella es el de que todos ellos son capaces de contraerse rítmica- mente a raíz de excitaciones mecánicas de intensidad y duracióa adecuadas. Vamos a ver ahora cómo se desarrolla una serie de contraccio- nes rítmicas, para lo cual tomaremos como ejemplo un individuo de Vorticella entre los muchos en que hemos seguido atentamente el proceso en cuestión. Una vez confeccionada la preparación en la forma que anterior- mente hemos descrito, la colocamos bajo el objetivo del microsco- pio y elegimos para su observación un ejemplar de los que en este momento son visibles, cuyo pedúnculo, fijo a un filamento de alga, acaba de contraerse. Sabido es que cuando una Vorticella que está extendida, con todos sus cilios vibrando activamente, se contrae (por una trepida- ción de la preparación, por el choque contra el animal de un volu- minoso infusorio, por ejemplo), la contracción del pedúnculo va acompatiada de una retracción de la cabezuela; es decir, que, al mismo tiempo que el pedúnculo se contrae y se arrolla sobre sí mismo en forma de tirabuzón, la cabezuela se retrae de modo que toma una figura globosa, los bordes del disco peristomal se juntan, cerrándose casi completamente la circunferencia que forman, y los cilios de la espiral adoral quedan ocultos debajo del rodete del pe- ristoma. Bajo este aspecto se nos presenta la cabezuela del ejem- plar que acaba de contraerse. A esta contracción sigue inmediatamente la expansión del pe- dúnculo, el cual comienza a aflojar sus vueltas de espira y a exten- derse, de suerte que a los pocos segundos ha recobrado su posición primitiva, quedando de nuevo convertido en un vastago rectilíneo que en uno de sus extremos soporta la cabezuela. Después que el pedúnculo se ha extendido completamente, el animal queda en una quietud absoluta: ni el más leve movimiento DE HISTORIA NATURAL 221 se nota en él; la cabezuela permanece cerrada, retraída. El único signo aparente de la vida que en la Vorticella se observa es la diástole y sístole de la vacuola contráctil, la cual continúa funcio- nando con su ritmo ordinario. Los cilios ss mantienen en completo reposo, y ni aun examinando la preparación con fuerte aumento se advierte en ellos la más ligera vibración. Al cabo de algunos segundos, y sin que, al parecer, intervenga ninguna excitación externa, el animal vuelve a contraer su pe- dúnculo, y las cosas se repiten en la misma forma que la vez ante- rior; es decir, que el pedúnculo se distiende enteramente y la ca- bezuela se mantiene cerrada, con los cilios completamente inmó- viles. El fenómeno se repite en esta forma varias veces, hasta que llega un momento en que, después de haberse verificado la expan- sión del pedúnculo, comienzan los cilios faríngeos a agitarse en una vibración débil y lenta. En. lo sucesivo, los cilios no quedarán inmóviles, sino que inme- diatamente después de cada expansión del pedúnculo, subsiguiente a cada contracción, los cilios faríngeos empiezan a vibrar lenta- mente, pero sin interrupción. Además, así como durante los prime- ros minutos de la observación la cabezuela permanece completa- mente cerrada en tanto el pedúnculo está extendido, a medida que pasa el tiempo y en sucesivas expansiones aquélla se va abriendo poco a poco, y, correlativamente, el número de cilios que entran en vibración es cada vez mayor. (Sin embargo, esta vibración ciliar es imperfecta, pues los cilios que se mueven son pocos y lo hacen de una manera intermitente.) Así, pues, abriéndose después de contracciones sucesivas cada vez más la cabezuela, y siendo cada vez mayor el número de cilios que entran en vibración, llegará un momento en que la cabezuela, después de la expansión del pe- dúnculo subsiguiente a una retracción, se abra completamente y todos sus cilios entren en vibración; esto es, llegará un momento en que la Vorticella habrá, por decirlo así, recuperado su activi- dad normal. Conviene que fijemos ahora nuestra atención en un hecho inte- resante. Para explicarlo designaremos con las letras a, b, c, d..., z los momentos sucesivos de expansión de la cabezuela, y, correla- tivamente, el número de cilios que vibran en tanto el pedúnculo está extendido; así, pues, llamaremos a la fase en que la cabezue- la está completamente cerrada, con todos sus cilios inmóviles, y z, la fase en que la cabezuela está enteramente expandida, con todos 222 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA SUS cilios en vibración activa, rápida y continua. Entre a y z se hallan todos los estados intermedios imaginables. Si observamos ahora lo que sucede cuando una Vorticella se contrae (bajo la influencia de un golpecito en el porta-objetos, por ejemplo), veremos que la cabezuela, que al retraerse se ha cerra- do completamtente, se va abriendo, es decir, el disco peristomal va quedando al descubierto a medida que sus bordes se retiran hacia afuera, y, finalmente, la cabezuela queda completamente abierta, en forma de copa (fig. 1). Entretanto, los cilios, que en. Fig. 1.— (Esquemática). Expansión de la cabezuela de Vorticella, retraída por la influencia de una excitación mecánica. el momento de la contracción han cesado enteramente en su mo- vimiento, comienzan a vibrar, siendo los faríngeos los que inician la vibración y siguiéndolos los demás; una vez que la cabezuela está completamente abierta, todos los cilios entran en vibración enérgica y regular. Así, pues, la cabezuela ha recorrido en algunos segundos todas las fases de la expansión desde a hasta z. Cuando la contracción de una Vorticella forma parte de la serie rítmica de que venimos hablando, la expansión de la cabezue- la se verifica de la misma manera, pero con la diferencia de que no llega a extenderse por completo; es decir, que antes de llegar aquélla en su expansión a la fase z, el animal vuelve a contraerse, y la cabezuela, por tanto, se retrotrae a la fase a. Otra diferencia está en el tiempo que emplea la cabezuela en extenderse; en efec- to: mientras que su expansión completa, después de una contrac- DE HISTORIA NATURAL 225" ción aislada, sólo exige algunos segundos (doce o catorce, por ejem- plo), en una contracción perteneciente a una serie rítmica se nece- sita, en general, mucho más tiempo para alcanzar una fase relati- vamente avanzada de la expansión. Cada contracción de la serie rítmica se verifica cuando la ca- bezuela ha llegado en su expansión a la misma fase o a una fase más adelantada que la que alcanzó en la expansión subsiguiente a la precedente contracción; es decir, que si suponemos que una Vorticella que se ha contraído una vez se contrae todavía rítmi- camente 24 veces más antes de llegar a extenderse completamen- te, y, en consecuencia, antes de que los cilios adquieran su vibra- ción normal, la cabezuela, al contraerse la primera vez, habrá lle- gado a la fase b de expansión, a la segunda vez habrá llegado a la fase c; a la tercera, a la fase d, y así sucesivamente hasta la 25.^ extensión, en que la cabezuela habrá alcanzado la fase z. Resulta, por consiguiente, que la expansión total de la cabezuela se alcanza, en una serie de contracciones rítmicas, mediante una serie de avan- ces sucesivos, mientras que la expansión completa subsiguiente a una contracción aislada se realiza seguidamente y sin interrupción. A continuación presentamos un ejemplo de una serie de con- tracciones rítmicas de una Vorticella fija a un filamento de alga por medio de su pedúnculo. La observación ha comenzado inmedia- tamente después de confeccionar la preparación en la forma que queda descrita más arriba. Los números expresan los segundos que median entre dos contracciones sucesivas. 20-20-22-21-31-23-44-44-46-25-30-33-18-37-34-35-24-24-56-22-52- 20-25-25-25-55-40-28-18-35-57-. . . Al efectuarse la primera contracción, la cabezuela está casi completamente cerrada. Desde este instante al de expansión com- pleta con todos los cilios en vibración, no hay ningún retroceso; es decir, que en cada expansión subsiguiente a cada contracción la cabezuela está, en el momento en que vuelve a contraerse, tanto o más extendida que en el momento de la contracción anterior. He aquí algunas fases interesantes de la serie: Entre la primera y la segunda contracción se mueven ligera- mente los cilios faríngeos; la vibración de estos cilios persiste en las contracciones siguientes. Después de la octava contracción la cabezuela se abre un poco más que durante las expansiones ante- riores. Se acentúa este fenómeno después de la 12.^ contracción. Durante la expansión subsiguiente a la 14. '^ contracción, empieza ^24 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA la vibración irregular e intermitente de algunos cilios no faríngeos; esta vibración se acentúa después de la 20.^ contracción. Después de la 24.^ contracción, la cabezuela se abre casi completamente, pero vibran muy pocos cilios, que lo hacen irregularmente y con intermitencias; lo mismo sucede en las expansiones siguientes, in- cluso la que se efectúa después de la 28.^ contracción. A los treinta segundos de haberse verificado la 29.^ contracción, la ca- bezuela se abre completamente, y todos sus cilios comienzan a vi- brar normalmente; pero un par de segundos más tarde se interrum- pe la vibración, y el animal vuelve a contraerse; lo mismo ocurre en la expansión siguiente. Después de la 31.^ contracción, la cabe- zuela se extiende por completo, y sus cilios entran en vibración normal a los veinticinco segundos; el animal se contrae doce se- gundos después de este instante. Se ve, pues, que desde el momen- to en que se ha comenzado la observación, hasta el en que tiene efecto la vibración normal de los cilios, y, por consiguiente, la expansión total de la cabezuela, se han verificado 31 contraccio- nes y han transcurrido 934 segundos, es decir, que el animal ha tardado en recobrar la normalidad (1) en su movimiento ciliar más de quince minutos. He aquí otra serie de contracciones rítmicas, desarrollada en la forma que queda descrita en una Vorticella fija, cuya observa- ción ha comenzado a seguida de colocar entre porta y cubre-obje- tos el filamento de alga que sirve de sustentáculo al pedúnculo del infusorio. Los números indican los segundos transcurridos entre dos contracciones sucesivas. 45-45-22-20- 1 4- 1 65-40-25-35-35-75- 1 00 - 20 - 30-28-20-27-28-25-25 30-40-32-28-25-25-31-39-45-25-30-27-27-26-28-23-36-25-28-50-30-45 54- 1 60-470-685-60-25-645-40-330-322-327-65-260- . . . Desde el principio de la observación hemos visto el movimiento ciliar reducido a la vibración de los cilios de la faringe; pero a par- tir de la 14.^ expansión, comienzan a vibrar los demás, si bien fragmentariamente, es decir, en grupos aislados y con intermiten- cias; la cabezuela permanece hasta este momento medio cerrada. Durante la 37.^ expansión se abre un poco más la cabezuela; en las expansiones siguientes se abre más o menos, pero ya no vuelve a contraerse el pedúnculo sin que la cabezuela haya llegado a una fase de extensión más adelantada que la que había alcanzado hasta (1) Luego veremos que esta normalidad es relativa. DE HISTORIA NATURAL 225 este instante. En la 54.^ expansión, la cabezuela llega a abrirse casi totalmente; el número de cilios que vibran crece constante- mente. A los ciento veinte segundos de la 55.^ expansión, la cabe- zuela se abre por completo, y los cilios baten enérgicamente (nor- malmente) durante ciento cuarenta segundos más. A veces, el período de expansión es larguísimo, y permite al animal extender por completo su cabezuela antes de sufrir una nueva contracción. Así, por ejemplo, hemos observado un indivi- duo en las condiciones antedichas, que se contrajo cuatro veces con los intervalos siguientes (en segundos): 10-15-17-31, durante las cuales expansiones la cabezuela estuvo completamente cerrada y todos los cilios inmóviles. A partir de la cuarta contracción, el animal no volvió a contraerse hasta pasados veintiún minutos. Du- rante el primero de ellos se inició un movimiento intermitente en los cilios faríngeos, mientras los demás siguieron inmóviles; des- pués se hizo continuo dicho movimiento, en tanto que la cabezuela se fué abriendo lentísimamente y sin interrupción, hasta que en el 15.° minuto se abrió totalmente. Durante el 14. '^ minuto comenza- ron a vibrar algunos cilios extrafaríngeos, y en el 15.° (cuando la cabezuela se abrió por completo), todos los cilios comenzaron a batir con energía (normalmente). Así se mantuvo la Vorticella hasta el 21.° minuto, en que sobrevino una nueva contracción. Se ve, pues, por estos ejemplos, entresacados de numerosas observaciones, que lo que en definitiva caracteriza el estado de la Vorticella que ha sufrido intensa conmoción mecánica, como la que supone su montaje en la preparación, es la momentánea inca- pacidad de la cabezuela para extenderse totalmente, y la ejecu- ción de numerosas contracciones, en las que la expansión de aqué- lla va, por decirlo así, sucesivamente ganando terreno, hasta alcan- zar su plenitud, y con ella, la vibración normal de los cilios. De la circunstancia de que el pedúnculo después de cada con- tracción no se contrae de nuevo hasta que la cabezuela ha llegado a un grado de expansión igual o mayor al que alcanzó anteriormen- te, parece deducirse que las contracciones del pedúnculo están condicionadas al estado fisiológico de la cabezuela; el pedúnculo, por consiguiente, se contraería en virtud de impulsos transmitidos por aquélla. La dependencia de las contracciones pedunculares del estado fisiológico de la cabezuela se hace singularmente patente en mu- chos casos. Tal sucede en la siguiente serie de contracciones que Tomo xxii.— Abril, 1922. 15 226 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA presentamos como ejemplo, observadas en una Vorticella adherida a un alga por su pedúnculo, a seguida de confeccionar la prepara- ción. Los números indican la duración en segundos de cada expan- sión. 1 0- 1 0-5-8-7-8-8-9- 1 0-8-9-7- 1 0-8-9-9-10-9-9-9-/^ - 10-10 - 12- 15-12 12-10-11-10-10-I1-9-2A (8)-20 (11)-12 (8)-38 (8)-140 (7)-450 (9). Durante las 20 primeras expansiones de esta serie, la cabezuela va abriéndose progresivamente, y los cilios intensifican gradual- mente su vibración. Siguen después 13 expansiones (señaladas con números en cursiva), al final de cada una de las cuales la ca- bezuela se abre totalmente, y los cilios comienzan su vibración normal; pero la vibración normal no continúa, porque en el preciso instante en que comienza, o a lo sumo un par de segundos más tar- de, se contrae el pedúnculo. Se ve, pues, que aquí la contracción del pedúnculo depende del estado de la cabezuela, puesto que aquél no se contrae hasta el momento preciso en que ésta se abre por completo. En todas y cada una de las expansiones siguientes, la cabezuela llega a abrirse por completo, y todos sus cilios per- manecen vibrando normalmente hasta que sobreviene la nueva con- tracción; los números entre paréntesis expresan los segundos trans- curridos desde el momento de una contracción hasta que la cabe- zuela se abre totalmente y los cilios comienzan su vibración normal. Otra prueba en favor de esta dependencia de que hablamos te- nemos en los hechos siguientes: Sabido es que el pedúnculo de Vorticella está, en resumen, compuesto de un haz cilindrico de mionemas, al que Entz (1) ha dado el nombre de espasmonema, rodeado, según Fauré-Fremiet (2), por una serie espiral de mito- condrias esféricas, dispuestas al modo de las cuentas de un rosario (cordón plasmático); envolviendo ambas formaciones se halla una vaina elástica. Frecuentemente se observan ejemplares de Vorti- cella en que el espasmonema, y verosímilmente también el cordón plasmático, aparecen rotos por uno o varios sitios. Pues bien, en este caso, cuando el animal se contrae, únicamente lo hace la ca- bezuela y el trozo de espasmonema directamente unido a ella, (1) Entz (G.): «Die elastischen undcontractilen Elementen derVor- ticeliinen.» (Natiir. iind math. Bericht. aiis Ungarn. Bd. X, 1892.) (2) Fauré-Frem¡et(E.) «Étude sur les mitochondries des protozoaires et des cellules sexuelles.* {Arch, d'Anat. microsc, tomo XI, 1909-1910.) DE HISTORIA NATURAL 227 mientras que el trozo o los trozos restantes quedan estirados. El dibujo A de la figura 2 representa uno de estos ejemplares, con el espasmonema fraccionado, en exten- sión, y el dibujo B representa el animal retraído; en este último puede notarse que el trozo de espasmonema que se continúa con la cabezuela no se arrolla totalmente en espiral, sino que su por- ción inferior queda sin arrollarse (1). Una demostración indirecta de lo que decimos tenemos también en la cir- cunstancia de que la serie de contrac- ciones rítmicas que nos ocupan se efec- túan incluso en ejemplares cuyo espas- monema está interrumpido a cortísima distancia de la cabezuela, y en que, por consiguiente, únicamente ella se con- trae, permaneciendo rígido el pedúncu- lo. Sirva de ejemplo esta serie obser- vada en la VorticcUa representada en la figura 3. (El ejemplar ha sido comen- zado a observar inmediatamente des- pués de comenzada la preparación. Los números expresan la duración en se- gundos de cada expansión.) 1 2-25- 1 7-24- 1 9-20 -20-25-50 -22 -24-7- 28-52-58 - 38 - 35- 1 00- 60-25-25 - 40-40- 23- 1 7-30-25-30-30-30- 1 7-21 -22-45-45-22-30-26- 1 8-20- 1 9-23-20-25-20-20 Fig. 2.— Vorf ¡celia con el es- pasmonema interrumpido en dos sitios. A. Extendida. B. Retraída. (1) Recientemente ha expresado Belehradek («Sur le mouvement des Vorticelles*, en Compt. retid, déla Soc. de Bio/., vol. LXXXIII, 1920) su opinión de que el pedúnculo de las vorticelas, considerado hasta aho ra como un músculo, no es otra cosa que un flagelo modificado, puesto que, segiín cree haber observado dicho autor, sus movimientos no con- sisten en un acortamiento y en un alargamiento de su mionema, sino en una brusca rotación espiral. Fauré Fremiet («Á propos de la note de Belehradek sur le mouvement des Vorticelles», en Compt. rend. de la Soc. de Biol., vol. LXXXIII, 1920) combate esta opinión, afirmando que tal acortamiento del pedúnculo se produce realmente cuando se con- trae, lo cual acredita al citado órgano de legítimo músculo. Nosotros no pretendemos entrar en el fondo de la cuestión debatida por los mencionados biólogos. Nos basta con hacer constar que el f enó- 228 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 17-17-1 3-22-24- 1 8-20-50- 1 5-30-22-21 -20-42-20-25-45-20- 14-1 9-20-25- 25-30-28- 18-1 9-30-30-50-23 - 28-22-23-20- 30- 40-40-30- 27-60- 1 80- 45- 36-120-25-... También esta serie de contracciones de la cabezuela sigue la ley de que antes hemos hecho mención, pues, en efecto, durante las 17 primeras expansiones la cabezuela está com- pletamente cerrada y los cilios faríngeos vibran débilmente; desde la 18.^ hasta la 33.^, aquélla se va abriendo poco a poco; a partir de este momento continúa abriéndose cada vez más, y el número de cilios en vibración va en aumento hasta abrirse to- talmente la cabezuela durante la última expansión observada, al mismo tiempo que todos los cilios comienzan a batir normalmente. Hemos estudiado el transcurso de una serie de contracciones rítmicas desde el instante en que la Vorticella se contrae bajo la influencia de una con- moción mecánica intensa hasta que el animal reco- bra su normalidad fisiológica. Ahora debemos pre- cisar hasta donde sea posible cuál es el momento en que juzgamos llegada esta normalidad. Hasta ahora hemos dado tácitamente por ter- minada la serie rítmica cuando la cabezuela se ha extendido completamente y todos sus cilios vibran enérgicamente; sin embargo, la serie no termina aquí en general, pues de ordinario sigue la Vorti- cella contrayéndose periódicamente y extendiéndo- se después de cada contracción hasta que la cabe- zuela se abre por completo y todos sus cilios vibran normalmente. Pasado un cierto tiempo (algunos segundos o algunos minutos), vuelve el animal a contraerse, vuelve a extenderse por Fig. 3.- Vorti- cella con el es pasmonema in terrumpido a muy corta dis tancia de la ca- bezuela. meno de los movimientos rítmicos del pedúnculo que en estas páginas describimos puede encontrar una explicación fisiológica independien- temente de la naturaleza de aquel órgano, (Véase también la última tiota de Belehradek: «Sur le mouvement des Vorticelles. Á propos de la critique de M. Fauré-Fremiet», en Compt. rend. de la Soc. de Biol., vol. LXXXIV, 1921.) DE HISTORIA NATURAL 229 completo, y así sucesivamemte. Esta serie de contracciones, con la subsiguiente expansión completa, se continúa largo tiempo hasta que por fin cesa; desde ahora, la Vorticella se mantiene indefini- damente sin contraerse y con todos sus cilios en plena actividad. Como ejemplo citaremos el de un individuo comenzado a ob- servar inmediatamente después de montada la preparación, el cual se ha contraído 91 veces (empleando en ello 2759 segundos) antes de que la cabezuela se haya expansionado completamente. A par- tir de este momento, el animal ejecuta 15 contracciones más, extendiéndose por completo después de cada una de ellas y po- niendo todos sus cilios en actividad. La duración (en segundos) de cada una de estas 15 expansiones, es la indicada por las cifras siguientes: 25-25-40-80- 1 45- 1 25-95-70-50-50-40- 1 25-57- 1 20-25 . A la última de estas expansiones sigue una nueva contracción, y la Vorticella vuelve a extenderse completamente, y todos sus cilios entran en vibración normal; esta expansión parece definitiva, puesto que transcurren ocho minutos y el animal permanece ex- tendido y sus cilios moviéndose enérgicamente. En este momento (es decir, ocho minutos después de la última contracción), provo- camos a favor de un pequeño golpe sobre el porta-objetos una nueva contracción en la Vorticella, la cual vuelve a extenderse por completo y a recuperar su vibración ciliar normal; repetimos el golpe con intervalos de dos, tres y cuatro minutos con el mismo resultado; después de este último golpe dejamos el animal en re- poso y continúa su vibración normal, sin volver a contraerse; pa- sados veinte minutos le hacemos contraerse de nuevo, mediante otro golpe, y otra vez se expansiona en pocos segundos para con- tinuar indefinidamente sin contraerse. Resulta, pues, evidente que en este caso el ejemplar ha terminado su serie de contracciones rítmicas, y, por consiguiente, ha recobrado su estado fisiológico normal a los 3809 segundos (sesenta y tres minutos, aproximada- mente) de haber comenzado aquélla. La duración total de la serie de contracciones varía extraordi- nariamente de unos individuos a otros. Así, por ejemplo, entre cuatro individuos ha sido esta duración: en el primero, treinta y un minutos; en el segundo, treinta y tres; en el tercero, nueve, y en el cuarto, noventa y dos. Es de advertir que en todos los cuatro casos hemos aplicado el criterio de considerar que la serie de con- tracciones cesa cuando el animal, después de un cierto número de 250 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA contracciones, se mantiene con la cabezuela completamente abier- ta y los cilios en plena actividad durante muchos minutos. Con el fin de observar los infusorios en completa normalidad y libres, por tanto, de la influencia estimulante de los agentes me- cánicos, hemos colocado, con una hora de intervalo, tres prepara- ciones (hechas en la forma habitual) sobre la platina de otros tan- tos microscopios, y después de haber elegido una Vorticella en cada preparación y habernos cerciorado de que el ejemplar ele- gido efectuaba contracciones rítmicas, las hemos dejado enfoca- das y en el más absoluto reposo durante tres horas cada una. He aquí el resultado de nuestra observación, cuando al cabo de este tiempo hemos vuelto a mirar las preparaciones sobre los tres ejem- plares que llamaremos, respectivamente, A, B y C. Vorticella ^.— Está completamente extendida y con sus cilios vibrando normalmente; la observamos durante treinta minutos, y €n este tiempo no se contrae ni una sola vez, lo que prueba que el animal está en plena normalidad. Después dejamos entrar en la preparación un poco de agua por capilaridad por un borde del cu- bre-objetos para sustituir la que se ha evaporado durante las tres horas y media transcurridas desde la confección del preparado, y la conmoción originada por la corriente de agua hace contraerse al animal, el cual inicia una serie de contracciones rítmicas, cuyos intervalos (en segundos) son los siguientes: 25-25-20-20-30-20-20-85- 1 45-60-20-2 1 0-20-70-20-75- 1 5-15-15-1 7- 55-58-225- 1 5-42-60-8-8-40-61 -8-8- 12-15-1 2-33-8-21 5-. . . En cada una de estas expansiones llega a extenderse por com- pleto la cabezuela y sus cilios a vibrar normalmente. Vorticella 5.— Como la anterior, está completamente extendi- da y con todos sus cilios en vibración activa; durante veinticinco minutos de observación no se contrae ninguna vez. Dejamos en- trar agua por capilaridad bajo el cubre-objetos y el animal, des- pués de dos contracciones sucesivas, se vuelve a extender, y sus cilios reanudan su movimiento normal. Pasados ocho minutos (du- rante los cuales no se verifica ninguna contracción), continúa la Vorticella su vibración ciliar ordinaria. Vorticella C— El animal se contrae con intervalos de uno a tres minutos. De la observación de los dos primeros ejemplares se deduce, pues, que la serie de contracciones rítmicas iniciada al montar la preparación ha cesado por completo, y que, por consiguiente, los DE HISTORIA NATURAL 251 individuos en cuestión se encuentran en estado fisiológico normal (en el sentido de que se hallan libres de la influencia de los agen- tes mecánicos que han provocado la contracción). En cuanto al tercer ejemplar, sus contracciones rítmicas ¿forman parte todavía de la serie que se inició cuando fué montada la preparación en que se encuentra? No podemos negarlo en absoluto; pero supuesto que en ningún caso hemos observado que dure tanto tiempo una de ta les series, lo más verosímil es que, a causa de alguna conmoción brusca en la preparación, originado por el desplazamiento de una parte de su agua para llenar un vacío motivado por la evaporación, se ha iniciado en el animal una nueva serie de contracciones rít- micas de modo análogo a la que experimentalmente hemos provo- cado al hacer entrar agua en la preparación que contenía la Vor- ticella A. En muchos casos, el desarrollo de una serie de contracciones rítmicas no se ajusta exactamente al esquema que hemos dado, sino que antes de recuperar la Vórtice lia su estado normal, sufre uno o varios retrocesos en la expansión progresiva de su cabezue- la. Pongamos un ejemplo. Supongamos que en una serie de con- tracciones rítmicas no se contrae el ejemplar por segunda vez has- ta que la cabezuela ha llegado a su fase de expansión b, que no se contrae por tercera vez hasta que aquélla ha llegado a la fase c, que no se contrae por cuarta vez sin que la cabezuela haya alcan- zado la fase d, y así sucesivamente. En muchas ocasiones conti- núan las contracciones siguiendo esta ley y formando una serie, que es la que hemos descrito; pero sucede frecuentemente que al final de la enésima expansión la cabezuela no ha llegado todavía a alcanzar la fase n, sino que se contrae estando en la fase n — I o en otra anterior, es decir, en una fase que anteriormente había traspasado. He aquí dos ejemplos de tales series, observados, respectiva- mente, en dos individuos que llamaremos D y E. (Los números in- dican la duración, en segundos, de las expansiones.) Vorticella Z).- 25-25- 15- 15- 17-30-30- 17- 15- 18- 18-26- 14- 19-21 - 16-15-18-18 (11)-21 (14)-19(12)-20(14)-22 (15)-28 (17)-19 (14)-290 (14)N-. Durante las 12 primeras expansiones, la cabezuela llega a ex- tenderse completamente, y en el instante (o bien uno o dos según- 232 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dos después) en que todos los cilios entran en vibración vigorosa, sobreviene la contracción. Al final de las 13.^ y 14.^ expansiones se contrae el animal antes de que la cabezuela se haya abierto ente- ramente, y lo mismo sucede al final de la 18.^, después de que al final de las 15.^, 16.^ y 17.^ se había verificado la expansión total. Por último, en las expansiones 19.^ y siguientes, la cabezuela se abre por completo, y los cilios vibran normalmente durante varios segundos, como lo indican las cifras entre paréntesis, representa- tivas de los segundos que en cada expansión tarda en sobrevenir la vibración normal con la correlativa expansión completa de la ca- bezuela. La expansión señalada con N indica que durante ella re- cobra definitivamente la Vorticella su estado fisiológico normal. Vórtice lia £".-10-1 0-5-8-7-8-8-9- 1 0-8-9-7- 1 0-8-9-9- 1 0-9-9-9- 1 0- 10-10-12-15 (12)-12-12 (8)-10-14 (9)-12 (8)-12 (9)-20 (7)-20 (8)-12 (8)-ll (7)-24 (8)-7-9-20 (11)-12 (8)-38 (8)-140 (7)-450 (9)-N. Durante las 20 primeras expansiones, la cabezuela no llega a abrirse totalmente; al final de las 21. ^ 22.^, 23.^ y 24.^ llega a abrirse por completo, con vibración ciliar normal, y en este mo- mento se contrae el animal; después de la 25.^ se contrae cuando los cilios llevan doce segundos vibrando normalmente; pero en la siguiente se verifica un retroceso, puesto que sobreviene la con- tracción en el preciso momento en que la cabezuela ha llegado a la fase de expansión total. Luego se efectúan otros retrocesos al con- traerse después de las expansiones 28, 37 y 38 hasta que, final- mente, la última expansión (N) es definitiva, porque el animal ha recobrado su normalidad fisiológica. En conclusión, se deduce de nuestras observaciones la existen- cia de series de contracciones rítmicas, provocadas en los indivi- duos de Vorticella por la influencia de excitantes mecánicos que podemos considerar como momentáneos. Fácilmente se compren- de que tales contracciones, si no se relacionan con los factores que han provocado la serie, tienen toda la apariencia de espontá- neas, puesto que cada una de ellas se efectúa sin que inmediata- mente intervenga un excitante en su producción. Ahora bien; además de estas contracciones aparentemente es- pontáneas, ¿existen contracciones realmente espontáneas? No nos atrevemos a contestar categóricamente a esta pregunta, pues para DE HISTORIA NATURAL ' 235 poder hacerlo necesitaríamos conocer la duración máxima que pue- de alcanzar una serie rítmica, y ya hemos visto que dicha duración varía mucho de unos ejemplares a otros. Sospechamos, sin embar- go, que, en las condiciones fisiológicas que podemos llamar ordi- narias, no existen tales contracciones espontáneas, pues reitera- das veces hemos observado, como ya hemos tenido ocasión de exponer, ejemplares que permanecieron sin contraerse durante muchos minutos (treinta o más) una vez terminada su serie rítmica, en la cual las contracciones se realizaban con intervalos de pocos segundos, o, cuando más, de muy pocos minutos. Laboratorio de Histología de la Facultad de Ciencias. Universidad de Barcelona. Formas de erosión en el Mioceno de La Vid (Burgos) por F. Pérez de Pedro. (Lámina V.) Del mismo modo que interesa conocer las localidades nuevas para determinadas especies botánicas o zoológicas, me parece natural citar una localidad más en donde se pueden apreciar curiosos fenómenos de erosión, de la cual no se ha dado noticia alguna concreta, que yo sepa. Por creerlo de interés y por empe- zar a sumar mi humilde labor geológica a la alta obra cultural que realiza nuestro Boletín, me he decidido a enviar esta nota. Hace ya bastante tiempo teníamos noticias de los mogotes de erosión cuyos dibujos y fotografías acompañan. Al pasar en el tren de Valladolid-Ariza, entre las estaciones de La Vid y Langa de Duero, a la derecha y como a un kilómetro de la vía, se observan» al otro lado del Duero (margen izquierda), en las vertientes septen- trionales de los cerros miocenos, ciertos peñascos, que a la distan- cia indicada, y, desde luego, con algún esfuerzo de imaginación, semejan figuras humanas. Varias veces tuve proyectada la excursión, y ya el pasado año» entre otras realizadas por mí durante los meses de julio y agosto» en mis estudios sobre el Mioceno meridional de Soria y Burgos, hice mi deseada visita a esos mogotes, una calurosa mañana de los últimos días de julio. 234 BOLEfÍN DE LA REAi, SOCIEDAD ESPAÑOLA D S- Ja Los cerros miocenos que bor- dean el Duero en su margen izquierda, entre Langa y La Vid, en los límites de las provincias de Soria 3? Burgos, están formados exclusivamente por calizas. Los riachuelos y regatos, muy abun- dantes en estos cerros, han origi- nado un paisaje de cerros y ba- rrancos de poca extensión. Los páramos que caracterizan el Mio- ceno superior en Falencia (1), igual que lo he podido apreciar en el Mioceno de Burgos y Valla- dolid, siguiendo el ferrocarril de Ariza (ribera del Duero), han desaparecido, dejando plaza a se- ries de cerros, calizos en esta región, que más al E., ya en la provincia de Soria, ofrecen mayor complicación estratigráfica y pre- sentan en lo alto los fósiles ca- racterísticos, así como aquéllos (los de La Vid) no, y se compren- de: la caliza que los constituye es, en general, muy compacta, casi cristalina, con vetas de re- cristalizaciones; cuando no, apa- rece muy alterada. La acción del agua, socavando los cerros y arrastrando las par- tes blandas más alteradas, ha ido dejando en relieve los mogotes objeto de esta nota. (1) Hernández -Pacheco y Dan- tín: Geología y Paleontología del Mioceno de Palencia. Mem. de la Com. Invest. Paleont. y Prehist., núm. 5. Madrid, 1915. DE HISTORIA NATURAL 235 Ya en la provincia de Soria, los cerros ofrecen, en general, por un lado, cornisas y relieves, que indican cómo se van individuali- zando esos mogotes del llamado Camino de los Frailes, situado en- tre los cerros dichos y el río Duero, aguas abajo de Langa, al con- vento que los RR. PP. Agustinos poseen en La Vid (Burgos). En casi todos los cerros miocenos sorianos pueden apreciarse períodos distintos del avance de esta forma de erosión; el graba- do A de la figura representa el cerro de San Esteban de Qormaz, entre el pueblo y la estación. En este cerro, situado a 25 Km. de La Vid (aguas arriba del Duero), aparece ya el tramo de areniscas (falta en toda esta región el tramo de margas yesíferas). Pues bien, en ese cerro, imagen muy representativa de cómo son la mayoría en la margen izquierda del Duero en esta región, se observa el futuro mogote que comienza a individualizarse. Un espacioso orificio se abre ya en él (no visible en la figura). El grabado B de la misma figura representa el cerro de La Horca en Langa de Duero (Soria), a ocho kilómetros de La Vid. En esta localidad se observa un estado más avanzado de erosión; las masas calizas más resistentes, menos alteradas, van quedando erguidas; las aguas, arrastrando el material descompuesto y des- menuzado, barriendo la vertiente, van haciendo retroceder ésta. Los restantes grabados C, D y E indican el progreso del trabajo erosivo y señalan la parte principal de esta nota. Al fondo, se ob- servan los cerros miocenos del otro lado del Duero, cuya vega apa- rece en algunas de las figuras. Esas curiosas formas de erosión han dado lugar a fábulas transmitidas desde tiempo inmemorial, y no hay aldeano de esta región que no haya oído y sepa la leyenda, contada por los ancia- nos en las veladas invernales alrededor del hogar. Y como la le- yenda da el nombre de Las Monjas a esas extrañas figuras, así las llaman los naturales del país, sin más nombre específico. 236 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sección bibliográfica. Elias (J ).—AlQament de la señalada pirenenca i l'enfondrement det Valles. Butll. de la Inst. Cat. d'Hist. Nat. (Febrero), págs. 64-67. Pa- lamós, 1920. Opina que los Pirineos no son el resultado de un solo esfuerzo oro- génico, sino de muchos, y que sucesivamente se han ido levantando por lo menos a principios del Triásico y del Cretácico, al final del Eoceno y al del Sarmatiense, aunque el principal levantamiento se ha efec- tuado al terminar el Eoceno. — Royo Gómez. Elias (j.).— Tectónica del Monserrat. 1921, Tarrasa. 44 págs. El autor ha reunido en un folleto las diversas observaciones que ha hecho sobre la tectónica de la comarca del Valles y Montserrat (Barce- lona). Según él, se han producido movimientos orogénicos al final del Estampiense, del Tortoniense y del Sarmatiense, durante el Plioceno y aun probablemente en el Cuaternario. - Royo Gómez. Elias {].). — Relaciones tectónicas entre Cataluña y las Baleares. Publ. de la Secc. Exc. del Centro Social, 11 págs. 1922, Tarrasa. Los trabajos de M. Fallot sobre las islas Baleares le han servido- al autor para relacionar los movimientos terciarios sufridos por aque- llas islas con los de la cuenca del Vallés-Panadés (Barcelona), y, como consecuencia de ello, cree que el hundimiento de ésta empezó a efec- tuarse al final del Estampiense y, por lo tanto, antes de que desapare- ciera la tierra que unía a Cataluña con las Baleares.- Royo Gómez. Viennot (P.). — Z.e bord meridional da Flysch nord pyrénéen entre la vallée d'Aspe etcelle du Saison. C.-R. Ac. Se. 173, París, 19 dic. 1921. Breve nota de conjunto acerca de la geología de los Pirineos occi- dentales, en los límites entre la provincia de Guipúzcoa y Francia. Según el autor, la presencia de numerosas láminas exóticas de ca- liza liásjca y dolomía jurásica a lo largo del borde meridional del Flysch nordpirenaico, en el sector que él ha analizado Viene a comprobar el ca- rácter anormal del contacto entre el Trías y el Jurásico, de una parte, y el Cretácico. Se estaría en presencia de la base tectónica de una capa de corrimiento, o, por lo menos, de un flanco o reborde del Flysch, al parecer empujado hacia el Sur por encima de los terrenos de edad an- terior.—J. Carandell. DE HISTORIA NATURAL 237 Pardillo {?.).— Escolecit a de Estopanyá (Huesca). Mem. R. Acad. de Cieñe, y Artes de Barcelona, vol. XVI, págs. 405-410, 2 figs. y 2 mi- crofots., 1921. El autor hace un detenido y concienzudo estudio de una ceolita fibroso radiada que se ofrece abundante como producto secundario en una of ita, y que por todos sus caracteres ópticos, así como por su peso específico y reacciones microquímicas, resulta ser la escolecita.— M. San Miguel. Faura 1 Sans {y\..).—Meteonts caiguts a Catalunya. Butll. Centre Ex- curs. de Catalunya, Any XXXI, págs. 270 288, 1 fig., 15 fots, y 7 mi- crofots., 1921. En esta Memoria recopila su autor los datos que se conocen actual- mente sobre la caída de meteoritos en Cataluña, indica los ejemplares de meteoritos catalanes conocidos, su tamaño, características y Museos o colecciones donde se encuentran. — M. San Miguel. Faura i Sans {}A.).—Zona de mineralització, per metamorfisme, en el contacte amb clap granitic d' Alforja, provincia de Tarragona. Butll. Inst. Cat. d'Hist. Nat., Vol. I, 2.^ serie, págs. 180-187 y 2 figs., 1921. El autor estudia los caracteres geológicos y composición geognós- tica del lugar denominado els Crosos y la mina Fresca. Empieza fijan- do su posición geográfica, y después de una breve indicación sobre la formación geológica, cuya edad no puede fijar con seguridad, pero que cree puede atribuirse al Culm con bastante probabilidad de acierto, en- tra en el estudio de las rocas de la caja y de los minerales explotables, calcopirita principalmente, acompañando cinco cuadros del análisis quí- mico de la galena, calcopirita, malaquita, granatita y un mineral que no especifica, y que por su composición (90,28 por 100 de óxido de hierro), color y densidad, puede probablemente referirse a la magnetita. Ter- mina la nota indicando que se ha encontrado plata en la galena y co- balto en la granatita.- M. San Miguel. Faura y Sans (M.) et Bataller Calatayud (J. R.).—Les bauarites tria- sigues de la Catalogue. BuU. Soc. géol. deFrance, 4.e serie, t. XX^ núm. 7-9, págs. 251-267. Paris, 1921. (Con una carta geológica.) En este trabajo han reunido los dos geólogos catalanes todos los da- tos actualmente conocidos sobre las bauxitas catalanas, sus yacimien- tos, su composición y su origen. Viene, pues, a ser un resumen de sus anteriores publicaciones, más especialmente de la del Dr. Bataller, «Las bauxitas de Cataluña^ aparecida en la Rev. de la R. Acad. de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, (t. XVII, abril-junio de 1919.)— L. F. Navarro. 238 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Fernández Navarro (L.) y Castro Barea (P.).—La BoUvarita. «Inge- niería», año XVIII, núm. 606 (Enero de 1922.) Reproducción casi íntegra de nuestra nota publicada en este Bole- tín, indicando su origen.— L. F. Navarro. Gignoux {M..). —Sur la présence dii Tortonien á Valence (Espagne). C.-R. Acad. Se. de Paris, t. CLXXIV, núm. 8(20:febr. 1922), pági- nas 562-564. El estudio de diversos moluscos procedentes de Valencia la Vella, localidad próxima a la capital, y cuyas especies enumera, han servido al autor para determinar la existencia del Tortoniense marino, piso que no ha sido indicado hasta ahora de aquella provincia, estando clasifica- dos anteriormente sus estratos como pliocenos. El yacimiento en cuestión fué ya explorado por nuestro consocio el Prof. Boscá (E.) y motivó una pequeña nota publicada en las Actas de nuestra Sociedad (t. XXI, págs. 71-74, 1892.)-Royo Gómez. Vidal (L. !A.).- Contribución a la paleontología del Cretácico de Ca- taluña. Mem. R. Acad. Cieñe, y Artes de Barcelona, 5.* ép., volu- men XVII, núm. 2, págs. 89-107, láms. I bis-VIII, 1921. En este trabajo, el malogrado geólogo Sr. Vidal ha continuado el estudio de la fauna del Cretácico superior de Cataluña, describiendo 43 especies de celentéreos, equinodermos y moluscos, correspondien- tes a 55 géneros. Estas especies, que son casi todas nuevas. Van repre- sentadas en las láminas que acompañan a la Memoria. — Royo Gómez. Friese {y[.). — Neue Arlen der Anthophorince. «Konowia». Zeitschrift für systematische Insektenkunde, I Band. Viena, 1922.' En este trabajo solamente hallamos Encera notata var. inermis nov. var., cf encontrado en España y en Argelia. Con este motivo debo llamar la atención sobre esta nueva revista, que, como subtítulo, lleva la indicación de que excluye la Coleopterología y Lepidopterología. Es la tendencia moderna, cada vez más justificada, de la división del tra- bajo. El título Konowia es en recuerdo del ilustre especialista en Ten- tredínidos Fr. W. Konow, el cual es sabido que publicó varios años un interesante Zeitschrift für Hymenopterologie und Dipterologie. El ob- jeto de aquella publicación, algo ampliado, es el que tiene la nueva Ao- nowia, dejando a un lado los dos órdenes que tienen más cultivadores y revistas propias. En Konowia parece que van a colaborar casi todos los principales especialistas de lengua alemana y otros extranjeros.— José M.* Düsmet. DE HISTORIA NATURAL García Mercet {R.).— Fauna Ibérica. Himenópteros, Fam. Encirtidos, Junta para ampliación de estudios, Instituto Nacional de Ciencias. Madrid, 1921. La excelente idea de publicar una Fauna Ibérica lo más completa posible es, por su misma índole, de lenta realización. Así se explica que, habiendo aparecido hace ya años los Mamíferos, por Cabrera, aunque se estén terminando varios tomos, sea todavía el 2.° el que mo- tiva la presente nota. La merecida distinción que acaba de obtener nuestro actual Presi- dente al ingresar en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales es el premio de una serie de trabajos sobre materias muy nuevas en España y apenas escudriñadas aún en países muy adelanta- dos, salvo tres o cuatro. Si expusiese yo aquí mis propias ideas sóbrela importancia relativa de la Sistemática y de los Estudios biológicos y de aplicación en la En- tomología, resultaría casi una copia de las observaciones hechas por García Mercet en su razonado discurso de ingreso en la Academia. Tan de acuerdo estoy con su modo de pensar. La Sistemática reinó casi sola durante muchos años. Ahora, por na- tural consecuencia de la continua reacción en todos los órdenes, está de moda despreciar la Sistemática y considerar solamente Verdadera ciencia la que tiene aplicación práctica. Error enorme, pues, sin la Sis- temática, el ídolo caería por faltarle los pies. Pero es también innega- ble que, de los grupos de estudios (que ambos necesitan igualmente talento y laboriosidad), debemos considerar el de aplicación como su- perior al de la clasificación, que es como un medio necesario e impres- cindible para llegar al otro. En lo que no hay duda es que en España se ha hecho bastante (bue- no y malo, como en todas partes) de Sistemática, pero casi nada de Biología. García Mercet empezó hace años a especializarse en el estudio de los himenópteros parásitos de otros insectos, tarea que puede tener enorme utilidad. Los Estados Unidos, Italia y Francia son los países en que se han hecho más aplicaciones prácticas sobre tales relaciones. Mercet, que, aparte de notas diversas, hizo ya un trabajo de conjunto sobre los Afeiininos, tribu de Calcídidos, presenta ahora la monografía de los Encirtidos de España, considerados antes como otra tribu de Calcídidos y elevados ahora a familia independiente. Esta monografía tiene un mérito enorme por Varios conceptos. Lo tiene por la caza de ellos. Su tamaño, con frecuencia menor de un milí- metro, hace que en las mangas ordinarias de himenópteros se escapen por las mallas, mientras que en las de coleópteros solían ser muchas Veces despreciados o inarvertidos. Prueba de que en otros países su- cede algo análogo es que, de 89 géneros y 223 especies que se descri- ben, lo son, por Vez primera, 28 géneros y 132 especies, además de que, entre los restantes, muchos lo habían sido recientemente en notas di- 240 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA versas del autor. También es de gran dificultad la descriptiva, porque hay muchas especies publicadas aisladamente, y, además, por la parti- cularidad de su extensa distribución geográfica: así, la Callipteroma sexgiittata Motsch., conocida sólo de la isla de Ceilán, se ha encon- trado en España, otras son de Europa y América, etc. Por último, es notabilísima la perfección a que han llegado García Mercet y su com- pañero de estudios Bolívar y Pieltain en la preparación de estos deli- cados insectos para su observación al microscopio. De esto no caben explicaciones; hay que Ver y admirar la numerosísima colección. La obra de que tratamos, en sus 744 páginas, tiene una minuciosa descripción de estos insectos, en general, y otros capítulos sobre bio- logía, distribución geográfica, caza, preparación e historia. Por último, realzan su valor los 292 dibujos hechos por el Ingeniero de Montes D. Gonzalo Ceballos, que, trabajando también en el labora- torio del Museo, al lado del autor, ha conseguido, al reunir su maestría para el dibujo con la precisión científica, realizar un ideal muy rara vez alcanzado en las obras entomológicas. En resumen: este tomo de la Fauna Ibérica tiene, como descriptivo y sistemático, un valor extraordinario, puesto que de toda Europa se conocían unas 100 especies. Pero, además, tiene la indiscutible ventaja de referirse a una familia que comprende auxiliares, esto es, enemi- gos de parásitos de las plantas, siendo, por tanto, una base para apli- caciones quizá muy útiles algún día a !a Agricultura de España.— José M.^ DUSMET. Bol. de la R. Soc. Esp. de Hist. Nat, Tomo XXII. -LÁM. V. Figura I. Figura 2. Fots. P. de Pedro. Formas de erosión en el Mioceno de La Vid (Burgos). Sesión del 3 de mayo de 1922. PRESIDENCIA DE DON RICARDO GARCÍA MERCET El Secretario lee el acta de la sesión de abril, que es aprobada. Admisiones y presentaciones.— Es admitido como socio nu- merario el Sr. González Vázquez, y propuestos para su admisión la Srta. D.^ Josefa Sanz Echevarría, por la Srta. Cebrián; D. Se- rafín Ballesteros Llaca, por D. José M.^ Benedito; D. Manuel Ca- nella Tapias y D. Juan Tapias, por el Sr. Bernaldo de Quirós, y D. Cruz Gallástegui, por D. Luis Crespí. Asuntos varios.— El Presidente pone en conocimiento de los presentes que la Sociedad, en su última reunión de la Junta di- rectiva, ha acordado contribuir con la 'cantidad de 250 pesetas a la suscripción organizada para el homenaje a Cajal, con lo que ^ueda definitivamente contestada la pregunta formulada en la se- sión anterior por el Sr. Jiménez de Asúa. Comunica también el Presidente que, en vista de la forma en que se reciben muchos de los trabajos destinados a las publicacio- nes de la Sociedad, los cuales llegan incompletos, con la ilustra- ción deficiente o con otros defectos cuyo remedio exige gastos in- necesarios, aparte del trabajo que suponen para la Directiva, ésta se ha visto obligada a redactar una serie de advertencias, que se- rán profusamente repartidas entre los socios, para que los que de seen presentar notas o comunicaciones sepan, desde luego, la forma en que han de entregarlas. El Secretario manifiesta haber recibido la Sociedad una co- municación del Presidente de la nueva Sociedad Entomológica del Brasil, dando cuenta de la fundación de la misma en 2 de febrero pasado, así como una invitación de la Real Sociedad «Peñalara» para que se enviasen dos representantes a una excursión a La Pe- driza, que se celebró el 30 de abril, con motivo de la aparición del número 100 de la revista, órgano de dicha entidad, y en honor de su director, D. Constancio Bernaldo de Quirós. Aceptada por la Tomo xxii.— Mayo, 1922. 16 242 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sociedad esta invitación, la Junta directiva había designado para^ representarla a los Sres. Zulueta y Gómez Llueca. Este último manifestó que la excursión fué numerosa, y aunque al comienzo reinó tiempo algún tanto desapacible, la belleza y ori- ginalidad de los rincones de La Pedriza hicieron sentir a todos el singular placer de la montaña. Lo mismo el Sr. Zulueta que el comunicante hicieron patente a los Directores de la excursión y al festejado la satisfacción con que la Sociedad había recibido la invitación y el gusto con que asistía a ella. Unos y otros dispensaron toda clase de atenciones a nuestros delegados. Trabajos presentados.— El Sr. del Pan envía una nota acer- ca de una nueva localidad de magnetita en la provincia de Toledo. El Presidente presenta un trabajo relativo al género Mira, y el se- ñor Dusmet da cuenta, en nombre del profesor Blüthgen, de una nota sobre Halictus de Marruecos. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 27 de abril en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del profesor Mo- róte. El Sr. Boscá (A.) dio noticia de los yacimientos mineralógicos de La Valí de Uxó (Castellón), visitados por él recientemente, presentando unas muestras de minerales de hierro, cobre y plomo, que pueden tener interés para la minería valenciana. El Sr. Moroder dio cuenta de su excursión a Calpe (Alicante), donde ha recogido diversas especies de insectos, algunos de ellos poco frecuentes. El Sr. Boscá (E.) mostró el libro de Mme. Phisalix, Animaiix venimeuj: et venins, haciendo varios comentarios sobre determina- dos extremos, particularmente en los que atañen al grupo de los reptiles. El Sr. Pardo presenta, en nombre del Sr. Qandolfi Hornyold, un trabajo titulado La edad de algunas anguilas de los alrede- dores de Castellón. DE HISTORIA NATURAL 245 Trabajos presentados. Baritocelestina y apatelita españolas por P. Castro Barea. Baritocelestina.— Aunque este mineral, tipo intermediario en- tre la baritina y la celestina, no es considerado unánimemente como especie distinta, nosotros lo trataremos como tal dentro del grupo isomórfico de la baritina, siguiendo el criterio del nunca bas- tante sentido profesor Calderón (1). De yacimientos españoles de baritocelestina no teníamos hasta ahora más noticias que las muy vagas recogidas por el Sr. Calde- rón en su clásica obra a que acabamos de hacer referencia, y que acusan la existencia en la colección de la Escuela de Ingenieros de Minas de un ejemplar, cuya localidad exacta se ignora, pero que se sabe es española; expone a continuación la probabilidad de que se encuentre en las minas metalíferas de Sierra Almagrera y otros distritos de la provincia de Almería, en que con frecuencia aparecen mezclas de baritina y celestina. Últimamente han ingre- sado en las colecciones de minerales de nuestro Museo Nacional de Ciencias Naturales los dos cristales, perfectamente desarrolla- dos, objeto de esta nota. Como muestran los dibujos (fig. 1), uno de estos cristales preséntalas caras del prisma m (\\0), el macrodomo a^ (102) y el macropinacoide /?' (100); el otro presenta también el mismo prisma y macrodromo; no tiene el macropinacoide, pero sí el bra- quipinacoide g^ (010) que no poseía el anterior. Para dar una ¡dea del desarrollo alcanzado, anotaremos que en el primero la longitud de la arista mm es de 2 cm., y la de la a^a^, de 3 cm.; en el segun- do, la cara^' alcanza, en el sentido del eje c, otros 2 cm., y la aris- ta a^a^, 3 cm. El primero de los dos cristales a que estamos hacien- do referencia está asociado a otro de iguales elementos cristalo- gráficos, con una orientación próximamente paralela. (1) Los Minerales de España, t. II, pág. 171. Madrid, 1910. 244 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Son estos ejemplares de baritocelestina traslúcidos, en peque- ños trozos incoloros, y todas las caras de los cristales ofrecen una superficie rugosa, que solamente en limitados espacios permite apreciar un brillo vitreo bastante intenso. i' (OJO) Fig. 1. -Cristales de baritocelestina. Valiéndonos de un goniómetro de aplicación hemos obtenido el valor de los ángulos, que anotamos seguidamente, y cuya aproxi- mación estará en relación con el medio empleado y el estado de la superficie de las caras de los cristales que anteriormente hemos indicado. Junto a los ángulos medidos, damos los calculados para las dos especies afines: ÁNGULOS Volor calculado en la baritina. Valor calculado en la celestina. Valor medido por nosotros en la baritocelestina. m m(110)(110).. .. a^aM102)(102) h»míl00)(110) g»m(010)(110) maMnO)(102) lOlMO' 77° 43' 140° 50' 129° 10' 119° 6' 104° 2' 78° 49' 142° 1' 127° 59' 120'' 1' 102° 30* 770 141° 128° 30' 118° 45' En cuanto a su yacimiento, el recolector y donante de los ejem- plares descritos, D. Fernando Mascaró, alumno de nuestra Facul- tad de Ciencias Naturales, nos ha facilitado su situación exacta, pero ningiin dato ha anotado de sus condiciones geológicas. El si- tio en que recogió los cristales se llama «Cerro Molina Coronada y Duende», y está enclavado a cinco kilómetros de Jaén en direc- ción S. El mapa de nuestra antigua «Comisión del Mapa Geológico de España» señala los terrenos correspondientes al punto indicado como cretácicos; los escasos elementos que conservan adheridos los ejemplares de referencia parece indicar han sido arrancados de una roca, tal vez una arenisca, ferruginosa. DE HISTORIA NATURAL 245 Apatelíta.— Esta especie mineral, descrita por Meillet (1), y cuya fórmula de composición fué posteriormente rectificada por Lacroix (2), no ha sido hasta ahora citada de ninguna localidad española; al joven catedrático del Instituto de Castellón, Sr. Mar- tín Cardoso, corresponde el honor de haber recogido en el «Ba- rranco de Beita», a unos 500 m. al NNW. del pueblo de Ribesal- bes, provincia de Castellón, los ejemplares por nosotros ensayados y considerados como apatelita, objeto de esta nota. Aparece el mineral entremezclado con cristales de yeso, cu- briendo la superficie y en el interior de unos bancos arcillosos si- tuados entre otros de arenisca, todos ellos debajo de uno de caliza bastante compacta. Estos terrenos figuran en el Mapa Geológico como triásicos, pero deben ser terciarios, a juzgar por fósiles que posee nuestro Museo. Muestra su aspecto terroso un tanto con- crecionado en las superficies que parecen han estado expuestas a la intemperie y su coloración amarilla característicos. Insoluble en el agua, desprende ésta a elevada temperatura y da las reacciones propias de los sulfatos, del hierro y del aluminio- No hemos realizado su análisis cuantitativo, único medio de sepa- rar realmente esta especie de los demás sulfatos de hierro insolu- bles en el agua; pero su facies, absolutamente idéntica a la de los ejemplares de la cuenca de París, nos ha movido a considerarla como apatelita, creemos que sin miedo a equivocarnos. Edad de los terrenos del centro del Valles (Barcelona) por Jacinto Elias. La comarca del Valles, enclavada al SE. de la provincia de Barcelona, tiene una extensión superficial de unos 1.350 Km. cua- drados (3). Linda al N. con el Moyanés y el llano de Vich; a le- vante, con la cordillera litoral; al S., con el llano de Barcelona, del cual la separa la cordillera del Tibidabo, y a poniente, con las co- marcas de Olesa y del Bajo Llobregat. (1) Annales des Mines, t. III, pág. 808, 1841. (2) Minéralogie de ¡a France, t. IV, pág. 246, 1910. (3) N. Font y Sagué: Lo Valles, pág. 32. 246 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Aparte del hundimiento general de toda la comarca, ocurrido al terminarla época estampiense, más modernamente se han produ- cido en ella dos grandes depresiones u hondonadas, separadas una de otra por la cordilera central, dirigida de NW. a SE. La hondonada del N. es muy extensa y de forma triangular, y en ella se asientan importantes poblaciones, tales como Tarrasa, Sabadell, Castellar, Caldas de Montbuy, Granollers, Moneada y Sardañola. El substrátum de dicha depresión está constituido por grandes espesores de brechas, arcillas y areniscas pontienses, pro- cedentes de la descomposición de las pizarras del N. y del granito de Sentmanat, Caldas y Santa Eulalia de Ronsana. Toda esta vas- ta depresión estuvo ocupada en otro tiempo por el Lago Pon- tiense. La hondonada del mediodía es bastante más reducida, y en ella sólo se encuentran las poblaciones del Rubí y San Cugat del Va- lles. El substrátum de esta depresión está constituido por las are- niscas rojas aquitanienses, y como en su borde meridional estas areniscas aparecen en gran trecho al descubierto, en tanto que en la proximidad de Rubí sólo están recubiertas por un ligero manto de limos arcillosos amarillentos horizontales, infiérese que esta de- presión es de formación bastante reciente. El poco espesor de es- tos depósitos, que, según puede verse en las trincheras del ferro- carril eléctrico, detrás de can Fatjó y de can Cabanas, apenas si alcanza de cinco a seis metros como máximum, nos dice clara- mente que el llano de Rubí estuvo ocupado por un estanque, al que afluían las aguas de la sierra central de la comarca y las proceden- tes de las sierras paleozoicas de la vertiente norte de Papiol. La finura de dichos limos, y el tener sólo intercalados escasos y del- gados lentejones de gravas y arenas, parece indicar una época de gran calma atmosférica, que, atendida la horizontalidad de dichos limos, bien pudiera corresponder a la época siciliense. La cordillera central de la comarca que separa entrambas de- presiones, y que dirigida de NW. a SE. empieza en las estribacio- nes meridionales de Puigveníós, a poniente de la estación de Ole- sa, y termina en Sardañola, se compone de una serie de sierras más o menos accidentadas, tales como las de can Bayona, de Vi- ladecaballs, de Ullastrell, de Las Martinas, de Galliners y de can Camps. Dicha cordillera se presenta como cortada brusca- mente por su parte norte, formando rápidas pendientes hacia los llanos de Tarrasa y Sabadell, en tanto que por su vertiente sur se DE HISTORIA NATURAL 247 destacan largos ramales hacia el mediodía, por los cuales se des- ciende suavemente hacia Martorell, Castellbisbal y Rubí. Los terrenos que integran esta cordillera central se componen de extensos bancos de acarreos en la parte superior, y de bancos de margas y arcillas, que son rojizas y amarillentas en su parte me- dia y azuladas en el fondo. Los bancos de conglomerados superfi- ciales tienen espesores de tres a cuatro metros; los de margas y arcillas se repiten hasta una profundidad desconocida. Todos estos depósitos pertenecen al Mioceno medio, y para precisarlo más, diré que, a mi juicio, a excepción de las arcillas azuladas inferiores, de época dudosa, todos los demás terrenos de la cordillera corresponden al piso sarmatiense. Para justificar esta opinión expondré las razones de orden tectónico que me inducen a creerlo así. Por de pronto hay que tener en cuenta que estos terrenos están intercalados entre dos pisos, ya bien determinados por sus fósiles. Por el mediodía, la faja de calizas blancas y de margas amarillas que pasa por Rubí y por cerca de San Cugat, contiene abundantes restos de moluscos marinos, tales como Clypeaster, Scutella y Peden proescabriusculus ^ar. caialaunica Alm. et Bof., por lo cual se la considera como perteneciente al Mioceno inferior o Helveciense; por el N., los potentes depósitos de arcillas, con su rica fauna de mamíferos, como el Hipparion gracile Kaup., el Sus major Gerv., el Hyotherium Soemmeringii Meyer y la Hycenictis grceca Qaudry, corresponden al Mioceno superior o Pontiense. Encontrándose, pues, los terrenos de la cordillera central del Valles comprendidos entre dos fajas, una marina, perteneciente al piso Helveciense, y otra, lacustre, correspondiente al Pontiense, forzosamente han de referirse a uno o a dos de los pisos interme- dios, Tortonense o Sarmatiense, si es que no se encuentran en- trambos a la vez. Veamos si hay medio de precisarlo. Los bancos de acarreos o pedregales superiores es indudable que fueron depositados por el Llobregat, según lo prueba el hecho de que todos los cursos de acarreos esparcidos a lo alto de dichas sierras confluyen en el canal de La Piida, por donde pasa todavía aquel río. Además, lo corrobora la circunstancia de que entre di- chos acarreos andan mezclados numerosos cantos de caliza reple- tos de Nummulites, descendidos del Bergadan, que sólo podía haber arrastrado el Llobregat, por ser la única corriente que, atra- 248 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA vesando a la cordillera del N., pone en comunicación a la Alta Montaña de Cataluña con los terrenos del centro del Valles. Teniendo en cuenta las vicisitudes tectónicas que han hecho va- riar el curso del Llobregat durante el período mlocénico, acaso po- damos precisar la época en que este río discurrió por las hoy sie- rras de la cordillera central de la comarca, depositando en ellas sus acarreos, lo cual equivale a determinar la edad de tales depó- sitos. Guando por vez primera irrumpió el Llobregat por el canal de La Püda, encaminóse, desde luego, hacia el Bajo Panados, dejan- do como testimonio de su paso la estela de acarreos, hoy conglo- merados, que, dirigiéndose a través de la riera del Puig al N. de la colonia Sedó, atraviesa igualmente al Torrent Mal a poniente de Esparraguera, formando bancos de conglomerados de regular es- pesor. Más tarde, a causa de una serie de empujes orogénicos proce- dentes del SSW., este río experimentó sucesivas, aunque lentas, desviaciones hacia el Valles, dejando cada vez, como testimonio de su paso, nuevos cursos divergentes de acarreos, los cuales, abriéndose al N. de Olesa a la manera de las varillas de un abani- co abierto, van a parar a diferentes puntos del Panadés y del Va- lles. El sentido de SW. a SE., en que se produjeron estas desvia- ciones, lo ponen de manifiesto las indicaciones de todos los bancos miocénicos, desde Martorell a las sierras de Uilastrell, con buza- miento constante hacia el NNE. Cuando por efecto de estos sucesivos empujes, venidos del SSW., el Llobregat hubo recorrido este cuadrante de SW. a SE., y pasaba por lo que es hoy cordillera central de nuestra comarca, desapareció súbitamente del Valles, según lo demuestra el hecho de que en ninguno de los terrenos formados posterior- mente se encuentre el menor vestigio de acarreos arrastrados por este río. La repentina desaparición de tan gran corriente es señal cierta de que, al pasar el Llobregat por las sierras de can Bayona, de Viladecaballs, de can Joal, de Galliners y de Sardañola, ocu- rrió un violento trastorno geológico que obligó al río a alejarse del Valles. Esta tremenda convulsión tectónica, que probablemente coincidió con el levantamiento de los Alpes, consistió, por una par- te, en la surrección de la cordilera central de la comarca, y, por otra, en el hundimiento de todo el Alto Valles, en el cual tuvo ori- gen la vasta hondonada actual del N. DE HISTORIA NATURAL 24& La elevación del terreno de can Bayona y la ligera depresión que se produjo en su parte posterior cerraron el paso al Llobre- gat, el cual probablemente se dirigió hacia Castellbisbal, en tanto que la nueva hondonada del N. del Valles se llenaba con las aguas descendidas de la cordillera paleozoica del N., formando el Lago Pontí'ense, en cuyo fondo se sedimentaron los bancos de arcillas que encierran los restos fósiles de mamíferos ya citados. Siendo, pues, los depósitos de acarreos que recubren a la cor- dillera central inmediatamente anteriores al vasto y potente depó- sito de arcillas pontienses, forzosamente han de referirse al piso inmediatamente anterior al Pontiense, o sea al Sarmatiense. He aquí cómo por el funcionamiento del mecanismo tectónico hemos llegado a precisar la época en que se depositaron los espesores de acarreos de las sierras del centro del Valles. La edad de dichos terrenos es, como acabamos de ver, Sarmatiense. Conocida la edad de los pedregales superiores, cabe preguntar- se si los bancos de arcillas y margas que se les infraponen perte- necerán a la época anterior a Tortonense. Así lo había creído yo durante mucho tiempo, pero recientemente he podido convencerme de que son también Sarmatienses. Si se considera que, mientras a principios de la época Sarmatiense el Llobregat vertía su carga de acarreos en el Bajo Panadés, aquí, en el Valles, las aguas descen- didas del N. y del NW. de la comarca sedimentaban en el fondo del Lago Tortónico- Sarmatiense los depósitos de margas y arci- llas, sobre los cuales, al desviarse el Llobregat, había de deposi- tar los bancos de acarreos, se nota al momento que el desagüe de este río en el Bajo Panadés era simultáneo con la sedimentación de las margas y arcillas rojizas del Valles, y, por lo tanto, éstas son de la misma edad que aquellos bancos, lo que equivale a decir que son también sarmatienses. Es de esperar que los estudios pa- leontológicos vengan más tarde a confirmar esta sospecha. Interesa, por último, averiguar si en el Valles existe el piso tor- tonense. Aunque de ello no me cabe duda, no puedo, sin embargo, dar por ahora una contestación definitiva, puesto que las manifes- aciones de tales terrenos son escasas e inseguras. En caso del existir, deben hallarse ocultos debajo de los grandes espesores de terrenos sarmatienses, en el centro, y debajo de los potentes de- pósitos de arcillas pontienses, en el N. Acaso correspondan al piso tortonense unos terrenos arenisco- sos azulados que asoman por debajo de la sierra que desciende 250 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de can Tapies, a poniente de la ermita de Sant Mus. y unas arci- llas azuladas que aparecen en el fondo del torrente de can Corde- ra, a levante de can Amat de les Farines. Nada tiene de extraño que en el Bajo Valles tenga escaso espesor el piso tortonense, te- niendo en cuenta que el movimiento tectónico, que paulatinamente iba elevando al Monjuich durante la época tortonense, levantaba igualmente a los terrenos del Bajo Valles, arrumbando hacia el centro de la comarca a las aguas del brazo de mar que penetraba en el Valles, y que, a consecuencia del levantamiento costero, que- dó transformado aquí en un lago. Los depósitos de este lago deben formar en el centro bancos de mayor potencia; pero por hallarse ocultos bajo los grandes espesores de terrenos sarmatienses, ape- llas se hacen visibles en parte alguna. En cambio, no lejos del Valles pueden considerarse como tor- tonenses no sólo las arcillas amarillentas del fondo del Torrent Mal de Esparraguera, que sostienen a los espesos bancos de con- glomerados sarmatienses, sino las fajas de arcillas y margas are- niscosas situadas entre las areniscas rojas aquitanienses (?) y los bancos de conglomerados sarmatienses del comienzo de la carrete- ra que, desde la colonia Sedó, sube a Esparraguera. Estas arcillas tortonenses yacían ya en el fondo del Lago Tortonense cuando el Llobregat, a principios de la época sarmatiense, salió por vez pri- jnera por el canal de La Puda, dejándolas recubiertas con sus aca- rreos. En vista de lo expuesto, podemos considerar que los terrenos del centro del Valles, que integran la cordillera media, se compo- nen de arcillas azuladas tortonenses en el fondo, de bancos de .margas y arcillas amarillas y rojizas sarmatienses en la parte me- dia, y de conglomerados sarmatienses en su parte superior. La depresión central del Valles, durante la época sarmatiense, formaba una vasta cubeta ocupada por un lago, que vino a relle- narse con los escombros de la Alta Montaña de Cataluña, aporta- dos por las corrientes del Llobregat y del Cardoner. De ello resul- tó esa tan gran mezcolanza de materiales, de diversa procedencia, de que se componen los bancos de acarreos, encontrándose entre ellos lo mismo fragmentos de cuarzo y de pizarras del silúrico de Olesa, que de pudinga cuarzosa, arenisca roja y caliza del triásico de La Puda, y, sobre todo, abundantes cantos rodados de calizas cretácica y numulítica, desprendidos del eocénico y oligocénico -del Montserrat, del Plá de Bages, del Moyanas y del Bergadán. DE HISTORIA NATURAL 251 Esa enorme acumulación de cantos poügénicos, que en un prin- cipio se hacinaron en la depresión del Lago Sarmatiense, apare- cen hoy coronando las alturas de las sierras del centro del Valles, por efecto de los hundimientos ocurridos a sus lados, tanto a prin- cipios de la época pontiense como al comenzar el período pliocé- nico, lo mismo que al empezar la época siciliense. La Harelda glacialis Steph, en Valencia por Luis Pardo. Creo oportuno dar cuenta a la Sociedad de la captura de esta especie en Valencia, representada por un ejemplar cazado en el lago de la Albufera, en una de las tiradas que en el mismo se ce- lebraron durante el pasado mes de diciembre. De lo que dice Martorelli (1) deduje que el individuo en cues- tión era un macho que ofrecía prematuramente el plumaje de pri- mavera, ya que la cabeza, cuello, abdomen y parte dorsal es blanca con una mancha pardo-negruzca en la región auricular, que se ex- tiende hasta el cuello; el pecho, con una banda que nace de la parte superior del mismo, envolviendo al ejemplar, negro, lo mismo que las alas y las timoneras, que se prolongan y son muy punti- agudas. El pico es más corto que la cabeza. Las medidas tomadas en este individuo son las que siguen: Culmen, 32 mm.; Tarso, 26 mm.; Dedo medio, sin la uña, 48 mm.; Longitud desde la frente, 517 mm. Mi presunción fué confirmada al examinar la nutrida colección de aves que se guarda en el Museo de nuestra Facultad de Cien- cias. En él se conserva montado un macho de esta misma especie, pero en su etiqueta se hace constar, en la línea que se escribe la procedencia, «Europa septentrional», lo que demuestra no ha sido cazado en Valencia, sino adquirido por compra. En la parte inferior de la peana se indica que presenta plumaje de otoño, y, efectiva- mente, difiere bastante del muerto en nuestra laguna, sobre todo en la tonalidad de los colores. En el de la Albufera predominan el (1 ) Gli Uccelli d' Italia, 1916. 252 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA blanco y el negro, pero puros, bien delimitados, en tanto que en et que se conserva en la Universidad, aparecen ambos sucios, coma pretendiendo neutralizarse y sin marcarse ostensiblemente la divi- soria entre los dos. La especie parece ser bastante rara; según Martorelli, no pasa del paralelo 70° desde el Círculo Polar Ártico, y en Italia, situa- ción geográfica la más afín a la nuestra, ha sido capturada en el lago Mayor y en el canal de Piove (Venecia). En España ha sido citada por Vayreda (1) como rara en la pro- vincia de Gerona. Arévalo Baca dice lo mismo en su obra (2), pero no añade ninguna noticia, y en la colección que utilizó para sus estudios y trabajos, que se conserva en la Facultad de Ciencias de Valencia, ya he anotado no figura como lograda en nuestra pa- tria; lo mismo hace constar Reyes (3). La indicación más concreta y terminante es de Aldaz Eiazabel (4), quien, al citar la especie, de la que dice es rara, da cuenta de poseer un ejemplar capturado en la playa del pueblo de Zarauz. En los diferentes trabajos publica- dos acerca de la ornitología española por varios autores (5), no he visto cita alguna de tan interesante especie. Este curioso individuo fué cazado, como antes he dicho, por el Dr. J. Quiles, que tiraba en el puesto del Dr. Moliner Alio, a quien regaló la notable pieza en vista de ser desconocida de todos los cazadores que ante ella desfilaron. Accediendo a mis deseos, el Dr. F. Moliner cedió generosa- mente al Laboratorio de Hidrobiología tan interesante ejemplar, ya naturalizado, lo que me complazco en manifestar desde aquí, así como mi gratitud a ambos distinguidos cazadores. (1) Fauna ornitológica de la provincia de Gerona, 1883. (2) Aves de España, \^7 , (3) Catálogo de las Aves de España, Portugal e islas Baleares. Anal. Soc. Esp. de Hist. Nat., primera serie, vol. XV, 1886. (4) Catálogo de las aves observadas en Guipúzcoa y Vizcaya, Mem. R. Soc. Esp. de Hist. Nat., tom. X, mem. 10, 1918. (5) Ríos Naceyro (1850), Machado (1854), Martínez Reguera (1886), Martínez Qámez (1906), Fuset (1913), etc. DE HISTORIA NATURAL La Natica Leviathan, en Oliva (Valencia) por E. Boscá. Uno de los resultados de la anunciada visita para las vacacio- nes del pasado verano de 1921, de los profesores MM. Fallot y Mauricio Gignoux, de la Sociedad Geológica de Francia, quienes vieron la parte paleontológica de mi colección regional Castellón, Valencia, Alicante, fué distinguir la Natica Leviathan Pict. et Camp., tipo que se aparta bastante de las naticas vivientes, po- presentar la espira de la concha ei, sus seis vueltas, marcadísimas y reunidas próximamente en un plano que forma su mayor diáme- tro, llevando, además, una costilla prominente en el ángulo de la última vuelta, siendo de advertir que la Natica de referencia es de un tamaño excepcional, con el diámetro de su espira que mide 30 centímetros, y la longitud del fósil, que representa un cono trun- Fig. Í.—Naiica Leviathan de Oliva (Valencia). cado por la anchura del ombligo, mide 20 cm., con un peso de 15 kilogramos. El yacimiento en que fué encontrada es del Cretácico inferior, y la roca, una caliza compacta, con pequeñísimos cristales, de co- lor ceniciento, que en algunos puntos resulta marmórea. Consultada la interesante obra del Dr. Rene Nicklés titulada Estudios geológicos sobre et sudeste de España, Lille, 1891, en sentamos en la figura 1, son unas veces regulares, en las que mu- chos cristales octaédricos se hallan como compenetrados, guar- dando cierto paralelismo uno de los ejes cuaternarios, el corres- pondiente al eje cristalográfico vertical. El conjunto de tales cristales parece tender a la forma octaédrica. Otras veces pre- séntanse las maclas, coexistiendo con los agrupamientos antedi- chos. En este caso, dos octaedros se maclan según la ley de las espinelas. Respecto al magnetismo que presenta la magnetita de Ventas con Peña Aguilera, hemos de decir que es fuerte y de naturaleza polar. Esta propiedad no sólo se observa en los ejemplares en masa que se presentan algo alterados por hidratación, sino en los cristalizados, en los que parece una propiedad más inherente que a los anteriores. Este yacimiento de hierro magnético objeto de la presente nota se encuentra enclavado en el contacto del granito con las pizarras silúricas. De las proximidades del yacimiento proceden también al- gunos ejemplares de una serpentina fibrosa, que poseemos en nues- tra colección. Esto hace pensar en el origen metamórfico de esta magnetita, pues en este caso particular no se le puede atribuir, a nuestro juicio, un origen sedimentario como el de otras magneti- tas (1), en donde la influencia de seres orgánicos originó una ver- dadera epigenia de hierro oxidulado. No obstante, en sucesivas investigaciones que pensamos llevar a cabo, trataremos de escla- recer este punto. (1) L. Cayeux: Les minéraux de fer magnétique da Bassin de Longwy Brigy. C.-R. Acad. Se, núm. 24, págs. 1513-16. París, 1921. DE HISTORIA NATURAL 277 Determinación de la edad en algunas anguilas de las marjales de Jeresa (Valencia) por Alfonso Gandolfi Hornyold. El día 30 de enero, de paso para Pego, estuve en Gandía don- de los R.R. Padres Escolapios de aquel colegio organizaron una excursión a las marjales que hay entre Jeresa y el mar; me acom- pañaron en dicha expedición el P, Climent, profesor de Historia Natural, y los alumnos de esta asignatura. Agradezco muy since- ramente tal deferencia, que me permitió realizar las presentes ob- servaciones, y me complazco en manifestarlo así al citado P. Cli- ment y a los Padres Gascón y Cátala, Rector y Prefecto de aquel centro de enseñanza. Adquirí 32 anguilas que se guardaban en un vivero, pescadas seguramente la víspera, o a lo sumo dos días antes, según se dedu- cía del contenido de su estómago, consistente en gambas, apenas empezadas a digerir. La acequia donde se pescaron estas anguilas dista menos de dos kilómetros del mar; la pesca se efectúa con el gambusin, pe- queña nasa hecha de mimbres. He determinado la edad de dichos ejemplares por los otolitos; también examiné las escamas para poder comparar el número de zonas de unos y otras. En un trabajo aparecido en este Boletín (diciembre de 1920), describí los métodos empleados para el estudio de los otolitos y las escamas, y aquí no diré más que las anguilas se reúnen en grupos de edad, según el número de zonas obscuras de los oto- litos, a más del núcleo central formado por dos zonas obscuras también, muy juntas una a otra. Los otolitos eran muy transparentes en la mayor parte de los individuos examinados, y en algunos he encontrado mucha difi- cultad para contar las zonas; se veían dos o tres claramente, y la otra u otras dos, con dificultad, y he necesitado emplear dife- rentes iluminaciones, observar sobre fondo negro por transparen- cia o iluminar por la parte de arriba con luz eléctrica; así es como he podido apreciar el número de zonas. En todo caso, he contado, probablemente, una zona más que menos. 278 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Las anguilas oscilaron entre 27 y 46 cm. de longitud, y todas presentaban los órganos sexuales bien desarrollados, por lo que la determinación del sexo no ofrecía la menor duda. Todas eran ama- rillas (aun no llegadas a la madurez sexual), menos un macho, que era casi plateado. Estos ejemplares fueron pesados sin vaciarles el estómago. Las cifras romanas (I, II, III) puestas detrás del número de zo- nas de las escamas indican que la anguila tenía pocas, un núme- ro regular o muchas escamas con dicho número de zonas. Así 4 I, indica que habían pocas escamas, con cuatro zonas. Estas fueron obtenidas en los dos lados, encima de la línea lateral, un poco an- tes del ano, que es el punto donde están las más viejas. Las anguilas estudiadas pertenecían a los siguientes grupos: 12 al III, 12 al IV, 7 al V y 1 al VI. Grupo 111 cf. — Longitud, 31 cm.; peso, 48 gr., 47 gr., 42 gr.; zonas escamas, 2 II, 1, 2 I; d., 1, 2, 1; longitud, 30 cm.; peso, 39 gr.; zonas es- camas, 2 II; d., 1; longitud, 29 cm.; peso, 33 gr., 32 gr.; zonas escamas, 2 I, 2 I; d., 1; longitud, 28 cm ; peso, 35 gr.; 33 gr.; zonas escamas, 1, 1; d., 2; longitud, 27 cm.; peso, 30 gr.; zonas escamas, 2 II; d., 1. Nueve individuos: Longitud media, 29,33 cm.; peso medio, 37,66 gr. La longitud oscila entre 27-31 cm.; el peso, entre 30 y 48 gr.; las es- camas, entre 1 y 2 II; d., 1-2. Grupo III ?.— Longitud, 32 cm.; peso, 52 gr., 44 gr.; zonas escamas, 2 III, 2 II; d., 1; longitud, 31; peso, 49; zonas escamas, 2 II; d., 1. Tres individuos: Longitud media, 31,66 cm.; peso medio, 48,22 gr. La longitud oscila entre 31-32 cm.; el peso, entre 44-52 gr.; las esca- mas, entre 2 11,2 111; d., 1. Grupo IV ?.— Longitud, 39 cm.; peso, 90 gr.; zonas escamas, 2 III; d.,2; longitud, 38 cm.; peso, 92 gr., 64 gr.; zonas escamas, 3 I, 3 II; d., I, 1; longitud, 36 cm-, peso, 87 gr., 67 gr.; zonas escamas, 3 III, 2 III; d., 1, 2; longitud, 34 cm.; peso, 63 gr., 56 gr.; zonas escamas, 3 I, 2 III. Siete individuos: Longitud media, 36,42 cm.; peso medio, 71,30 gr. La longitud oscila entre 34-39 cm.; el peso, entre 56-92; las escamas entre 2 III y 3 II; d., 1-2. Grupo IV cf.- Longitud, 37 cm.; peso, 76 gr.; zonas escamas, 2 II; d., 2; longitud, 35 cm.; peso, 75 gr., 55 gr.; zonas escamas, 2 III, 2 II; d., 2; longitud, 34 cm.; peso, 63 gr.; zonas escamas, 2 III; d., 2; longi- tud 30 cm.; peso, 46 gr.; zonas escamas, 2 II; d., 2. Cinco individuos: Longitud media, 34,20 cm.; peso medio, 59 gr. La longitud oscila entre 30-37 cm.; el peso, entre 46-76 gr.; las esca- mas entre 2 II y 2 III; d., 2. El individuo de 35 cm. y 55 gr. era casi plateado. Grupo V ?.— Longitud, 44 cm.; peso, 133 gr.; zonas escamas, 3 III; d., 2; longitud, 43 cm.; peso, 107 gr.; zonas escamas, 3 I, d., 2; longitud, DE HISTORIA NATURAL 279 42 cm.; peso, 136 gr,; zonas escamas, 4 I; d-, 1; longitud, 41 cm ; peso, 103 gr.; zonas escamas, 3 II; d., 2. Cuatro individuos: longitud media, 42,50 cm., peso medio, 144,75 gramos. La longitud oscila entre 41-44 cm.; e! peso, entre 103 136 gr.; las es- camas entre 3 1-4 I; d., 1-2. Grupo VI ?.— Longitud, 46 cm.; peso, 163 gr.; zonas escamas, 4 11; diferencia, 2. Una hembra solamente. Grupo V cf— Longitud, 38 cm.; peso, 94 gr.; zonas escamas, 3 III; d., 2; longitud, 37 cm.; peso, 75 gr.; zonas escamas, 3 III; d., 2; longi- tud, 36 cm.; peso, 63 gr.; zonas escamas, 3 II; d., 2. Tres individuos: Longitud media, 37 cm.; peso medio, 71-33 gr. La longitud oscila entre 36-38 cm.; el peso, entre 63-94 gr.; las esca- mas entre 3 II, 3 III; d., 2. Resumiendo los cuadros obtenidos, tendremos una idea aproxi- mada del crecimiento de la anguila, ya que sería necesario calcu- lar los valores medios sobre el mismo número de ejemplares en cada grupo y en los dos sexos: Grupo m IV V VI Sexo d^ $ cf ? cf ? ? Longitud media, cm... 29,33 31,66 34,20 36,42 37 42 46 Peso medio, gr 37,66 48,22 59 71,30 71,33 144,75 165 Número de individuos. 9 3 5 7 3 4 1 D = diferencia 1-2 1 2 1-2 2 1-2 2 Esto nos prueba que la diferencia, D, es muy pequeña y muy poco variable (1-2) en estas anguilas. Como no he examinado anguilas pequeñas de esta localidad, ig- noro en qué tamaño aparecen las primeras escamas, y, por conse- cuencia, la diferencia inicial entre escamas y otolitos. Supongo que ocurrirá como en las anguilas de la Albufera de Valencia, donde las escamas aparecen cuando miden 16 ó 17 cm. En cambio, en los oto- litos, cada año de vida, después de su llegada a la costa, se denota por dos zonas: una clara y ancha de verano, y una estrecha y obs- cura de invierno (figs. 1.^ y 2,^). En las figuras, las zonas obscu- ras aparecen blancas, por haber sido dibujadas sobre fondo negro. La longitud de 16 a 17 cm. corresponde a los grupos I, II, y, a veces, ai III, lo que indica que las escamas aparecen durante el segundo, tercero y aun cuarto año de vida. En la generalidad de 280 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA los casos, éstas aparecen en el segundo y tercero, pues cuando se- habla de un ejemplar del grupo II, éste ya está en el tercero de sií vida. No obstante no ser un gran número el de individuos obser- vados, puede afirmarse que el crecimiento de las anguilas que vi- ven en las marjales que hay entre Jeresa y el mar es bastante rá- pido. En efecto: tenían su estómago lleno de alimento, y, a pesar de no haber vaciado los estómagos de todas, he podido observar que la cantidad de materia alimenticia contenida en algunos de éstos ascendía a una sexta parte de su peso total. Sería altamen- Fig. 1.— Jeresa núm. 19. cf a 35 cm., 35 gr. E. 1 II, Z a 2, oc. 4. Fig. 2.— Jeresa núm. 12. $ a 36 cm., 67 gr., E. 1 III, Z a a, oc. 2. te interesante observar este extremo durante todo el año; muy fá- cilmente se encontrarían en determinadas épocas repletos de lar- vas de mosquito. Este examen dio al Dr. Haas un resultado posi- tivo, al enviarle yo contenidos de estómagos de anguilas de la Al- bufera de Alcudia, de la isla de Mallorca; él encontró especies nuevas de moluscos. Recorriendo las acequias con el P. Climent y sus alumnos, pes- cando, pude observar la exuberante vida que en ellas hay; peque- ños peces, ranas, insectos acuáticos, sanguijuelas y caracoles de agua, lo que sin duda permite tengan las anguilas abundante ali- mento, y, por ende, un crecimiento rápido. No he visto céstodos en el interior de estas anguilas; pero se- guramente se hubieran hallado de ser mayor el número de ejem- plares estudiados. DE HISTORIA NATURAL 281 Hago constar que no he encontrado zonas en formación en mu- chos otolitos, y, en cambio, he podido observar que la última zona era muy ancha. He visto también que los bordes de algunos de és- tos presentan un contorno anguloso, que recuerda una naturaleza cristalina. Al Sr. Pardillo se le han remitido algunos para su es- tudio, y me ha confirmado por carta que el resultado de su prime- ra impresión es que los otolitos son de calcita cristalizada, en una agrupación paralela de romboedros. Espero más adelante completar estas investigaciones, obser- vando mayor número de individuos. Laboratorio de Hidrobiología Española de Valencia. Febrero, 1922. Más hongos que viven sobre Muscineas de la flora española por Romualdo González Fragoso. En el curso de su concienzudo estudio sobre las Muscineas de la flora ibérica, el Sr. Casares-Gil no ha cesado de proporcionar- me ejemplares de Muscineas atacadas por hongos, en su casi tota- lidad parásitos, pero también alguno saprofito. No todos he podido utilizarlos para ser publicados, ya por escasez de los ejemplares, ya por no estar otros en madurez para su determinación, y aun alguno, por el contrario, por tratarse de peritecas ya vacías que no pudieron dar caracteres específicos, ni genéricos, para una exacta determinación. Otros han podido ser estudiados suficiente- mente para darlos a conocer, como hoy lo hago. Deuteromicetos. Dematium muscicola sp. nov. Hyphae sterilis repentibus, effusis, longis, ramosis, fuscis; co- nidiophoris erectis, simplicis vel paucis ramosis, septatis, ápice ob- tusis in catenulis brevibus conidiorum abeunte; conidiis prope api- cem sphaericis levibus, 10-12 ii, pallide fuligineis, denique majori- bus usque 18 i^ diam., obscurioribus, vel atriusculis, verruculosis. 282 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA In follis Cephaloziellae Turneri, prope Lugo leg. A. Casares- Gil, VIII-1913. El Dematium aureum Reb. es una especie sin diagnosis esta- blecida, y casi igual acontece con el D. muscorum Schleicher (in Link, Sp. Plant., I, 1824, p. 133), citado en Alemania y Suiza, cuya descripción hace pensar ha sido confundida la especie con lo que sólo son rizoides de muscineas. La primera fué mencionada sobre musgo indeterminado, así como la segunda. Aun fué repartida como D. muscorum Rabh., la misma probablemente, sobre Dicranum scoparium, en la «Exs. Fungi ga- Uici», de Roumeguére, con el nú- mero 2.000, sin que en la «Sche- dulla», de la misma, aparezca diagnosis alguna. También existe en la Flora baetica de Rojas Cle- mente un Dematium arachnoi- dearum Clem., publicado por Col- meiro (Enum. y Rev. de lasPl. de ':/ ' - ' '^ laPen.,t. Y, p.756);pero la diag- nosis dada no corresponde indu- Fig. L-Dematium muscicoia Gz. Frag. dablemente al género Dematium. sobre Cephaloziella Turneri. La deSCripciÓU SUCiuta de RojaS Clemente, hecha como en aquel tiempo se hacían, se refiere a una especie encontrada sobre Mus- gos vivos y muertos en Sierra-Nevada. Igual puede decirse del Dematium incrustansOn^^. (Fl. de Paris, I, 1826, p. 78). Cree- mos por ello como nueva la especie que hoy describimos. Cylindrosporium Oreoweisiae sp. nov. Inmersis, ex hyphis fuligineis oriundis, acervulis rudimentariis; conidiis numerosis, hyalinis, filiformibus, 36-54 X 2,2-3 ¡i, extremis attenuatis, continuis vel 1-2-septatis, conidiophoris brevibus, lage- niformibus, inflatis, quandoque plásmate bi-partito, vel uni-septato. In setis Oreoweisiae Bruntonii prope Robledo de Chávela (Ma- drid), leg. A. Casares-Gil, et comm. IV-1922. A Cercosporella vergens. DE HISTORIA NATURAL Es una linda especie encontrada en unión de un Esferiáceo aun -inmaduro e indeterminable, que pudiera creerse una Qercosporel' la; pero se aleja de este género, porque los céspedes son bastante Fig. 2.—Cylindrosporium Oreoweisiae Gz. Frag., sobre pedicelo de Oreoweisia Brunlonii. .^ id tí^^ extensos y contenidos en un acérvulo formado, en realidad, por el pedicelo mismo, pero bastante inmergido cuando jóvenes y apenas salientes entonces las extremidades de los conidios o espórulas. Diplodina muscorum sp. nov. Pycnidiis sparsis, numerosis, superficialibus, globoso-conoideis, depressis, 70-95 "- diam., atriusculis, distincte pseu- doparenchymatico, primum subastomis, dein ostiolo irregulariter pertuso, zona obscura circumdato; spo rulis numerosissimis, in cir rhus chlorinis exsilientibus oblongis, oblongo-cylindra ceis, vel subfusoideis, 7,5 12 X 2,5-3,5 ti, subhyalinis 1-septatis. In setis capsu lisque vi vis vel emortuis Tortula Wahliana, prope loco dicto Arroyo de Val- paraíso (Jaén) leg. Fernán- dez Alonso, A. Casares- Gil, comm. et det. matri- cem. II 1922. Fig. "b.— Diplodina muscorum Qz. Frag. en pedicelo de Tortula Wahliana. Esta especie pudiera acaso confundirse con la Ascochyta Mar- chanliae Sacc. et Speg., descrita en frondes de Marchantía en 284 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Italia (Michelia, t. I, 1872, p. 167); pero esta especie es de espó- rulas mayores de 13-15x3-4 ia, de celdillas desiguales, y bigutu- ladas. Phyllosticta Casaresii Gz. Frag., in Bol. R. Soc. esp. de Hist. Nat., XVI, 1916, p. 3, f. I. form. Weberae nov. Pycnidüs majoribus usque 3(X) i^ diam., sporulis amplioribus usque 21 x7 iJ.. In foliis caulibusque Weberae sp., in Madrid cult. leg. A. Casares-Gil, 11-1919. Teleomicetos. Sphaerella Tortulae Bub. et Frag., in Hedw., Bd. LXVII, 1915, p. 5, Sep. En sedas de Dicranum scoparium, Valencia, rec. Frof. E. Boscá, V-1921, com. A. Casares-Gil. En sedas de Ceratodon purpureum, en Arenas de San Pedro, rec. Prof. Barras de Aragón, XII-1920, com. A. Casares-Gil. Esta especie parece ser algo común sobre diversos Musgos de nuestra flora, siendo estos citados matrices nuevas para ella. Algunas observaciones sobre la biología del Anopheles claviger F. en Talayuela (Cáceres) por Sadi de Buen. En la campaña antipalúdica, en la provincia de Cáceres, hemos trabajado, formando parte de la Comisión Antipalúdica que presi- de el Dr. Pittaluga, F. Jiménez Asúa, E. Luengo y el que esto es- cribe, y en algunas temporadas, los doctores Gutiérrez y Gil. Además, ha pasado con nosotros algunos meses, prestándonos sus enseñanzas e inestimable colaboración, el Dr. Sella. Fruto de sus trabajos es la «Nota sobre el A. claviger, su distribución en relación con los animales y sus movimientos durante el invierno», publicado en la Revista Internacional de Sanidad (vol. II, nú- mero 6. ^ diciembre 1921). DE HISTORIA NATURAL Í286 Además, yo he hecho algunas experiencias sobre distancia de vuelo de los mosquitos, horas de entrada y salida de las habitacio- nes y algunas otras, y siempre se han anotado todas aquellas ob- servaciones sobre ciclo acuático, etc., necesarias para guiar una buena profilaxia. Al presentar a la Sociedad este trabajo traté de dos temas de interés en Biología : I. Distribución de los mosquitos en el poblado en las dis- tintas épocas del año. II. Paso a la invernación. Por haberse retrasado la publicación de mi comunicación en «ste Boletín, ha aparecido antes la relación de «La campaña pro- filáctica contra el paludismo en el término municipal de Talayuela y en los territorios de la Vera y de la Mata» (1). Por ello suprimo de aquí la primera parte de mi trabajo «Dis- tribución de los mosquitos en el poblado en las distintas épocas del año», publicada allí, y trato solamente del «Paso a la Inverna- ción», que, además de contener abundantes datos inéditos, está tratado desde un punto de vista, a mi modo de ver, interesante para los naturalistas. Paso a la invernación en Talayuela. Con la llegada de la estación fría, y en distintas fechas, según las condiciones meteorológicas de cada localidad, y en especial, según la temperatura, los anofeles hembras dejan de poner hue- vos. El primer fenómeno que se observa, por tanto, es la falta de mosquitos recién nacidos, y en cuanto mueren los machos de la última generación, la desaparición de los machos. No invernan más que las hembras, todas, o la mayor parte, fecundadas. Antes de esto, sin embargo, en las hembras se verifican distintos fenó- menos biológicos de gran interés. Por lo tanto, debemos estudiar los siguientes puntos como prin- cipales para definir el período de invernación: (1) Publicada en los Archivos del Inst. Nac. de Higiene de Alfon- so XIII, comprende la relación citada y las siguientes notas: Fernando y Sadí de Buen: Adaptación en España de la<^Gambusia affinis^;C. Gil: Sobre las granulaciones de Schüffner en los hematíes de la terciana; T. Merchán: El paludismo en Cañaveral; L. Alonso: El paludismo en Mirabel; S. de Buen: El paludismo en el Prat de Llobregat. 286 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA a) Disminución del número de mosquitos. b) Desaparición de las larvas. c) Desaparición de los machos. d) Falta de desarrollo de los huevos después de la fecundación de las hembras, y modo de aprovechamiento de la sangre absorbi- da al picar. e) Disminución de la actividad de las hembras. a) Disminución del número- de /7705^z///o5.— Paulatinamente van capturándose cada mes menos ejemplares. Claro está que las medidas profilácticas (la última petrolización se hizo a fines de octubre) hacen menos apreciable los aumentos que acaecerían por el nacimiento de mosquitos, pero, de todos modos, este descenso- es apreciable. En octubre se capturan 5.628 anofeles; en noviem- bre, 3.786, y en diciembre, 2.482 solamente. Este número, y las capturas posteriores, nos muestran que no hay un aporte de nuevos mosquitos. b) Desaparición de las larvas.— Las larvas de A. claviger se encuentran casi todo el año. En noviembre del año 1920 se desarrollan bien (fase de ninfa, cinco a siete días). En enero del 21 todavía se ven raros ejemplares en las aguas,. y en el laboratorio (sin calefacción y mantenidas casi siempre junto a una ventana abierta) viven aún de las recogidas en noviem- bre del 20, aunque sin tendencia a desarrollarse. La última larva murió en el laboratorio el día 18 de febrero. Ya en marzo se ven en las aguas, desde su primer día, larvas pequeñísimas, que des- pués de crecer en el laboratorio, se determinó fácilmente su espe- cie claviger. También se encuentran huevos. El día 30 de noviembre del 21 se pescan larvas muy grandes de claviger en perfectas condiciones de vitalidad. (El 10 de diciem- bre nace una ninfa de estas larvas.) El 8 de diciembre se ven larvas de cuatro a ocho milímetros (dominando las grandes). Luego ya no las encontramos en char- cos naturales, pero siguen viviendo en el laboratorio. En resumen: podemos decir que ya en noviembre se ven pocas larvas que pueden vivir todo diciembre, y que en enero parecen desaparecer de los ambientes naturales. c) Desaparición de los machos.— En el año 1920 se encontró el último A. claviger cf en el ambiente exterior (brocal de ua pozo), el día 8 de noviembre, y, en el laboratorio, el último nació el día 15 del mismo mes. Por entonces aun no se había sistematizada la captura de mosquitos. DE HISTORIA NATURAL 287 En 1921 todavía se ven machos el día 25 de noviembre en una cuadra poco abrigada (Baldío), y en Talayueia, después de algu- nos días en que no se capturan, el 10 de diciembre. d) Falta de desarrollo de los huevos, e/í?.— Sella, en la se- gunda relación sobre «Lotta antimalarica aFiumicino» (Roma, 1919), decía que, en los meses fríos, los A. claviger podían picar más de una vez sin que los huevos se desarrollasen (ya es sabido que hasta hace poco se suponía que la ingestión de sangre por los mosquitos hembras y su ulterior digestión eran fenómenos ligados exclusivamente a las actividades genéticas de tales hembras, y especialmente al desarrollo de los huevos, como efectivamente ocurre durante el verano). En los meses fríos, la sangre se trans- forma en material de reserva (cuerpo adiposo). Grassi (Annali d'Igiene, Giugno, 1921), hace observaciones para ampliar las conclusiones anteriores, y llama invernantes a las hembras sin sangre en el estómago y con cuerpo adiposo desa- rrollado, dando la siguiente idea del fenómeno: «Las hembras de los anofeles, que en los alrededores de Roma nacen a fines de otoño, o sea, cuando empiezan los primeros fríos, después de ser fecundadas, pican y digieren la sangre; pero los huevos no se desa- rrollan y aparece la grasa». El «engrasamiento» en el clima de Roma se presenta en un nú- mero limitado de individuos. Por tratarse de una cuestión en estudio, he hecho observaciones que detallo: En octubre disequé 357 claviger, viendo que en este mes se aprecia un dominio de los recién nacidos y de mosquitos en las primeras fases de Sella y del número 3 de Grassi (ver letra peque- queña). En algunos casos, los mosquitos con sangre en digestión adelantada tienen un principio de reserva adiposa (ya desde pri- meros de mes). Entre todos sólo veo el día 10 un 6 por 100, y el día 17 un 2 por 100 de mosquitos con huevos completamente desarrollados; los demás días, ninguno. En este mes, por tanto, los A. claviger de Talayuela van. adaptándose a la invernación. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA NOVIEMBRE (Talayuela). Fe- cha. Sella: 1 II III IV V VI VII Grassl: 2 3 5 Digestión más 0 menos completa; grasa más 0 menos abundante. Obser- vaciones. 3 6 16 2 1 7 11 6 1 — 3 4 10 14 2' 1 5 3 1 16 1 3 1 17 13 1 2 3 6 22 3 11 2 9 25 1 2 1 4 Los 2 del tipo II acaban de picar. El mismo día 25, 15 con mucha sangre, 37 con sangre bastante dige- rida y huevos sin desarrollar, y 15 sin sangre (no mirados al micros- copio). 26 1 lleno por completo de grasa, nada de sangre, huevos sin crecer. 30 1 igual que el anterior y 2 del V de Sella. Sella da el siguiente esquema, que muestra la relación entre la di- gestión de la sangre y el desarrollo de los huevos: I. Sin sangre, huevos parados. II. Lleno de sangre todavía más o menos rosada, huevos poquísimo desarrollados (segmentos libres, o sea, no ocupados aparentemente por la sangre: ventralmente, 2, casi; dorsalmente, 3, casi). III. Mucha sangre todavía más o menos rosada (libres: ventralmen- te, 2-2,5; dorsalm., 4-5). IV. Sangre negra, reducida aparentemente a V2 - V3 del volumen primitivo (libres: ventralm., 2,5-3; dorsalm., 5-6). V. Sangre negra reducida a V4 del Volumen (libres: Ventralm., 2,5-3,5; dorsalmente, 6,5-7,5), VI. Sangre negra reducida a la región Ventral, en pequeña cantidad o hasta sólo trazas. DE HISTORIA NATURAL 289' VII. Sangre completamente digestiva, huevos maduros. Grassi hace las siguientes divisiones para el estudio del paso a la invernación: 1. Llenos de sangre que transparenta roja. 2. Cerca a mitad de la digestión (sangre obscura y no roja), sin que los huevos hayan crecido. 3. Digestión casi completa, sin que los huevos hayan crecido. 4. Vacíos y magros, con huevos muy pequeños, como en los estados anteriores, 5. Vacíos y grasos, con huevos muy pequeños, como en los estados anteriores. 6. Con huevos de mediano tamaño y con digestión cerca de la mitad. 7. Con huevos gruesos y con digestión más o menos completa. 8. Machos. En Talayuela, según se ve en el cuadro anterior, en noviembre no encuentro más que tres mosquitos con huevos en desarrollo (días 25 y 50); todos los demás o están vacíos o tienen mucha san- gre (tipo 11 de Sella). Cuando la sangre se digiere, los huevos no se desarrollan, y, en cambio, en muchos casos se puede ver el au- mento del órgano adiposo. Son ya frecuentes aquellos mosquitos que han terminado la digestión, y en los cuales el órgano adipo- so está perfectamente desarrollado (verdaderos invernantes de Grassi). En otras localidades próximas y no influenciadas por la captura ni por las petrolizaciones, el fenómeno es parecido; sin embargo, el día 5 se captura en «El Ejido» una hembra con huevos ma- duros. Fecha. LOCüLIOilD SELLA 1 GRASSI Digestión más 0 menos completa; grasa más o menos abundante. Obser- I 4 14 3 II 16 3 2 III IV V VI VII 1 2 2 3 3 4 1 5 1 2 15 1 vaciones. 3X1 El Ejido Hayd^ lOXI El Pinar 2 Hay:^ 15X1 El Pinar 9 1 con mu- cha sanare y mucha grasa. 25-XI El Baldío Hay ^/ Tomo xxii.-Junio, 1922. 290 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA En diciembre desaparecen en Talayuela los mosquitos vacíos por completo (sin grasa, sin sangre en el estómago); sólo el día 1.*' se encuentran dos, y desde el principio dominan los con grasa sobre los sin ella (con sangre más o menos digerida). En cambio, el día 9 se encuentran en el Baldío y en el Ejido mosquitos vacíos. El día 28 de diciembre se ven: Con sangre a medio digerir, poca grasa, huevos sin desarrollar y espermatozoos en la espermoteca, 1. Sin sangre, mucha grasa, huevos parados y espermatozoos, 9; y 4 en idénticas condiciones, en los que no ha sido posible darse cuenta de la presencia o ausencia de espermatozoos. Como el anterior, pero sin espermatozoos, 1. Sin sangre, poca grasa, huevos parados y espermatozoos, 1. Además, se ven en este día varios casos dignos de atención: 1 hembra con órgano adiposo y huevos desarrollados. 1 que acaba de picar y tiene mucha grasa (con espermato- zoos). Estas dos observaciones hacen creer, aunque probablemente es raro, en la posibilidad de que en un mismo mosquito se den dos fenómenos, desarrollo del órgano adiposo y de los huevos, al pa- recer muy distanciados, y que los mosquitos con órgano de reser- va pueden picar una segunda vez. Además, se ven otros tres mosquitos que acaban de picar. El día 30 del XII dominan casi por completo los mosquitos, con mucha grasa, sin sangre y espermatozoos visibles. Se ven, sin em- bargo, algunos con la espermoteca vacía. El 31, entre 28 observados, hay dos que acaban de picar/todos los demás tienen un órgano adiposo muy desarrollado, y, cuando es posible, se ven espermatozoos. Los A. claviger están, pues, en plena invernación. En enero hago las siguientes observaciones: DE HISTORIA NATURAL 291 Día 2-1-22. 1 Día 3. 1 Día 7. 1 Día 10 (Del Pinar). TOTAL , i 1 ■ Acaba de picar — casi sin grasa... . i ! 2 2 Acaba de picar — bastante grasa . . 3 i 5 8 Acaba de picar — huevos desarro- Q 2 Sangre casi sin digerir — muclia drfi«;a 1 1 1 Sangre roja poco digerida — regu- lar (Jrfma 1 1 Sangre rojo-negra regularmente di dprida — nnra círasa 1 1 2 Sangre medio digerida — bastante grasa 2 2 4 Sangre bastante digerida — huevos en principio de desarrollo 1 1 1 1 2 Sin sangre — poca grasa 2 8 10 Sin sangre -- mucha grasa 6 ! 6 12 14 38 Sin sangre — con grasa — 4 huevos 1 1 Total 13 8 26 25 73 Notas.— S)\ no se indica lo contrario, huevos parados. La mayor parte tienen espermatozoos bien visibles. Como se ve, dominan los mosquitos sin sangre en el estómago, y, entre éstos, los que tienen un órgano adiposo bien desarrollado. Se ven también mosquitos con sangre más o menos digerida, y con menos o más grasa, y varios que acaban de picar; entre ellos hay algunos con bastante grasa, lo cual parece demostrar la posibili- 292 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA dad de que mosquitos con grasa piquen. Por último, se ve un mos- quito con huevos desarrollados; otro, en principio de evolución, y otro que ha puesto, quedando cuatro huevos desarrollados (1). Disminución de la actividad de las hembras. — De trabajos hechos por Sella con nosotros en Talayuela (1. c.) , se deduce que la difusibilidad de los invernantes es escasa. Por regla general, vuelven a encontrarse con preferencia, incluso después de varias semanas, en las mismas cuadras en donde fueron capturados la pri- mera vez, y en los que fueron soltados de nuevo, previa coloración por medio de pulverizaciones de substancias colorantes. Los que se desplazan se encuentran difundidos en mayor número en las ve- cindades de las cuadras de origen, muy poco alejados. Esto se explica fácilmente teniendo en cuenta que en invierno no existe la causa de alejamiento principal, la busca de aguas para poner los huevos. De todos los datos anteriores se deduce que el paso a la inver- nación comienza en el mes de octubre, y que los fenómenos pro- pios de ese estadio se acentúan en noviembre y diciembre. La invernación propiamente dicha comenzaría a mediados de di- ciembre. De todos modos, como ya dice Sella (1. c), una rigurosa inver- nación, con suspensión de la actividad motora y nutritiva, como la de los países fríos, no tiene lugar en Talayuela. Existe sólo una semi-invernación. En cambio, en verano, los A. claviger vuelan a distancias rela- tivamente largas. En Talayuela he soltado mosquitos coloreados en la orilla de un arroyo (el Palancoso), y he capturado luego algunos- en el poblado situado a dos kilómetros de distancia. En la segunda mitad de febrero y primeros de marzo, la tenden- cia a la difusión de los mosquitos se acentúa algo. La invernación dura poco; ya en los últimos días de enero (1922) se ve algún mosquito con huevos desarrollados (Gutiérrez), (1) En los primeros días de junio de 1922, he visto, entre numerosos mosquitos, dos con grasa abundante. Es, por tanto, necesario seguir detenidamente, y durante todo el año, el estudio del órgano adiposo. DE HISTORIA NATURAL WO. y en los últimos días de este mes (el año 1921), vimos nacer en un charco de experimentación las primeras hembras. El día 4 de abril capturamos los primeros machos. Según los datos recogidos del 25 de enero al 25 de febrero de este año por mi compañero el Dr. Gutiérrez, se ve que las hem- bras de claviger van pasando al estiaje, y ya el 26 de febrero veo yo que dominan los ejemplares con huevos desarrollados. Día 26-11-22 (Talayuela). Sella I, 1. Acaban de picar, 8. Sella II, 4. - III, 7. - IV, 2 - VI, 10. - VII, 1. Sangre algo digerida, huevos sin desarrollar, ó. No se ve ni uno con grasa. Para comparar estos fenómenos con la temperatura, consúltese la relación citada al principio y, además, los siguientes datos de Navalmoral, situado a 11 Km., en la misma llanura de la Mata. Media mensual en: I II 111 IV V VI VII VIII IX X XI XII 1916 1 7,9 1 8,6 9.8 14,1 1 1 ! 18,1 22,8 26 ¡28 22 18,1 10,6 8,2 1917 7,9 8,1 10 12,5 18,3 22,6 29,2 25,9 24,6 15,4 9,7 4,9 Estiaje. Mientras ha estado en prensa este trabajo, he investigado la fecha de desaparición de las hembras invernantes. Estos experi- mentos deben repetirse antes de sentar conclusiones definitivas, pero es útil ir dando a conocer los datos recogidos. El 27 de febrero de 1922 se capturan en «La Casa de la Torre», fuera de la zona profilaxiada, unos 500 anofeles ?, que coloreo en azul y suelto en el mismo lugar en que se recogieron. 294 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA El día 2 de marzo de 1922 recojo abundantes coloreados (entre 25 ejemplares). El día 10 del mismo mes, idéntico resultado. El 14 de abril, una sola coloreada (1) entre 326 ? capturadas. El 16 del mismo mes, ninguna coloreada entre 253. En los últimos días de abril, observa el Dr. Gutiérrez 150 anofeles ?, sin ver ninguna coloreada. Por tanto, lo menos hasta mediados de abril se pueden captu- rar hembras de las últimas generaciones de la temporada pasada. Encírtidos de Europa Central nuevos o poco conocidos por Ricardo García Mercet. A poco de haberse publicado mi libro sobre los Encírtidos de, España, recibí del Dr. Ruschka, de Weyer (Austria) un lote muy interesante de estos microhimenópteros. El estudio de los insectos enviados por dicho señor me ha permitido rectificar algunas apre- ciaciones contenidas en mi obra y aportar alguna nueva contribu- ción al conocimiento de los Encírtidos de Europa. En la presente nota publicaré una especie inédita de esta importante familia de los Calcidoideos, y caracterizaré un género cuya validez se ha puesto en duda por algunos especialistas y confundido por otros. Los insectos que me sirven para este trabajo forman parte de los materiales recibidos del Dr. Ruschka. Anomalicornia ruschkai nov. sp. Cahacteres.— Macho: cabeza y tórax de color pardo clareo pardusco-rojizo; abdomen pardo obscuro. Antenas negro-pardus- cas, con la mayor parte del pedicelo y el artejo apical de la maza amarillento-blanquecinos o blanquecino-parduscos; patas amarillen- tas; fémures posteriores a veces parduscos. Cabeza mate, casi lisa, apenas reticulada, con algunos peque- (1) Con estómago lleno de sangre roja, huevos muy poco desarro- llados, sin reserva de grasa. DE HISTORIA NATURAL 29& ñísimos puntos pilíferos; frente muy ancha; estemas en triángulo equilátero, los posteriores tan distantes entre sí como de las órbi- tas internas; ojos relativamente pequeños, convexos, híspidos; mejillas bastante convexas, casi tan largas como el diámetro longi- tudinal de los ojos; cara lisa entre las antenas; escrobas nulas. Antenas pu- bescentes, insertas al nivel de las órbi- tas; escapo ligeramente fusiforme, ape- nas mayor que los dos primeros artejos del funículo reunidos; pedicelo más lar- go que ancho, menor que el artejo si- guiente; funículo filiforme, sus siete artejos mucho más largos que anchos; maza claramente biarticulada, menor que los dos artejos precedentes re- unidos. Pronoto más corto que el escudo del mesonoto, con algunas pestañitas; escudo del mesonoto más ancho que largo, también con pestañitas blanque- cinas; axilas separadas entre sí; escu- dete triangular, plano, con pestañitas como el escudo; segmento medio cor- tísimo en el centro, lateralmente bas- tante desarrollado; mesopleuras lisas, brillantes. Alas rudimentarias, cortísi- mas, que no llegan al borde apical del metatórax; espolón de las tibias intermedias bastante menor que el metatarso; tarsos intermedios poco engrosados. Abdomen ancho en la base, subtriangular, más largo que la ca- beza y el tórax reunidos; superficie de los segmentos casi lisa, bri- llante, con algunas pestañitas blancas; lados del último anillo re- traídos hasta el borde apical del primero. Fig. \.— Anomalicornia rusch- kai Mercet, cf (muy aumen- tado). Longitud del cuerpo . . . . — de las antenas, 1,000 0,830 //l?/w¿>ra.— Desconocida. Patria —Austria: Weyer. Biología.— Desconocida. Observaciones.— Especie muy afin de A. tenuicornis, de la 296 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA que se distingue por el color blanquecino amarillento del pedicelo y del último artejo de la maza; por los ojos híspidos; las antenas pubescentes e insertas al nivel de las órbitas; las axilas separadas entre sí; las alas rudimentarias, etc. Está dedicada al entomólogo austríaco Dr. Franz Ruschka, es- pecialista muy competente en el conocimiento de los Calcídidos europeos. Género Sceptrophorus Forster. Sceptrophoriis Forster, Hym. Stud., vol. II, pág. 34 (1856). Encartas Mayr (part.), Verh. k. k. Zool.-bot. Qes. Wien, vol. XXV, pág. 702 (1875). Sceptrophorus Schmiedeknecht, Gen. Ins., vol. XCVII, pág. 247 (1909). Caracteres.— Hembra: Frente más ancha que los ojos; es- temas gruesos, los posteriores algo más distantes entre sí que del estema anterior, separados de las órbitas internas por un espacio casi igual al diámetro estemático; borde del occipucio agudo; ojos híspidos; mejillas largas, pero algo menores que el diámetro lon- gitudinal de los ojos; mandíbulas anchas, tridentadas en el ápice. Antenas insertas al nivel del borde inferior de las órbitas; escapo comprimido; pedicelo tan largo como ancho; artejos basilares del funículo más largos que anchos; los apicales más anchos que largos, unos y otros del mismo grosor; maza muy grande, comprimida, estrechada en el ápice, tan larga como el funículo. Escudo del mesonoto grande, entero, sin trazas de surcos pa- rapsidales; axilas casi contiguas por el ápice; escudete grande, subtriangular, apenas convexo; segmento medio cortísimo en el centro. Alas grandes, hialinas; célula costal ancha; nervio margi- nal muy corto, casi puntiforme; nervios estigmático y postmarginal más largos, uno y otro de casi igual longitud; línea calva completa; pestañas marginales muy cortas. Tarsos intermedios fuertemente engrosados; espolón de las tibias intermedias recio, tan largo como el metatarso. Abdomen subtriangular, ligeramente truncado en el ápice; lados del último segmento retraídos hacia el centro de la región. Macho: Según la atribución de Q. Mayr, debe ser muy parecido a la hembra, de la que se distinguiría por los artejos del funículo, más largamente pestañosos, y el primero cuatro veces más largo que ancho. DE HISTORIA NATURAL 297 Tipo.— Encyríus sceptriger Forster. Distribución GEOGRÁFICA.— Europa. Biología.— Desconocida. Observaciones. — Este género debe incluirse en el mismo gru- po que Encyrtus y Microterys, de los que se distingue, principal- mente, por la inserción alta de las antenas, la maza entera y de extraordinaria longitud y la pequenez del nervio marginal. Ashmead, en su Genera of Encyrtinae, considera el género Tri- chomasthiís Thomson como sinónimo de Sceptrophorus Forster; pero esta asimilación es inadmisible, pues las especies que agrupó el entomólogo sueco bajo aquel nombre difieren extraordinariamente de Encyrtus sceptriger, tipo del género forsteriano. Por otra par- te, esta especie, en su sexo masculino, la incluye Thomson entre la sinonimia de Bothriothorax clavicornis, lo que demuestra que para el autor de los Himenópteros de la Escandinavia era conside- rado como un insecto absolutamente distinto de los Trichomasthus. Es presumible, por lo tanto, que no pertenezcan verdadera- mente al género Sceptrophorus ninguna de las especies america- nas atribuidas al mrsmo por Mr. Ashmead. Escrito lo que antecede y en prensa ya este trabajo, un entomó- logo español residente en Vigo, el Sr. Iglesias (D. Luis) me envía algunos Encírtidos entre los que figura un macho de Bothriotho- rax cuyos caracteres concuerdan exactamente con los atribuidos por Thomson al mismo sexo de B. clavicornis y con la descripción de Encyrtus paradoxus Dalman, cf, que es un Bothriothorax. Esta coincidencia unida a la circunstancia de que en la obra de Thomson aparecen incluidos Sceptrophorus anomalus (Encyrtus sceptriger ^) y Encyrtus paradoxus como sinonimia de Bothrio- thorax clavicornis, permite suponer que el profesor sueco no conoció el verdadero Sceptrophorus y que tomó como tal un Bo- thriothorax cuyos caracteres antenales respondían a los asigna- dos por Forster a su género Sceptrophorus. Sceptrophorus sceptriger Forster. Encyrtus sceptriger Forster, Beitr. Mon. Pterom., pág. 46 (1841). Sceptrophorus sceptriger Forster, Hym. Stud., Vol. II, pág. 38 (1856). Sceptrophorus anomalus Forster, 1. c, pág. 38 (1856). Encyrtus sceptriger Mayr, Verh. k. k. Zool.-bot. Qes. Wien, vo- lumen XXV, pág. 704 (1875). 298 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA CkRkCiKRES.— Hembra: Cabeza de color verde dorado muy brillante, con reflejos cobrizos sobre la frente y el vértice; prono- to, escudo del mesonoto, axilas y escudete verdoso metálicos; seg- mento medio y pleuras pardo-azuladas; tégulas amarillas; abdomen broncíneo, bastante obscuro, con reflejos cobrizos o dorados. An- tenas amarillas; pedicelo pardusco; alas hialinas; patas anteriores Fig. 2 —Sceplrophorus sceptrtger Forster, § (muy aumentada). e intermedias amarillas, con las caderas y el último artejo de los tarsos parduscos; patas posteriores parduscas, con las rodillas y el ápice de las tibias amarillentos. Vértice y frente mucho más anchos que largos, finamente cha- grinados, con abundantes puntos gruesos esparcidos y algunas peS' tañitas blancas; cara excavada, con una quilla entre la base de las antenas; mejillas con pestañitas del mismo color que las de la fren- te. Escapo comprimido y ensanchado, tan largo como los dos pri- meros artejos del funículo reunidos; pedicelo corto, grueso, tan ancho como largo; primer artejo del funículo doble de largo que ancho; segundo un poco menor; tercero apenas más largo que an- cho; cuarto, quinto y sexto tan anchos como largos; maza apenas más ancha que el funículo, cóncava en la cara interna, estrechada en el ápice, profusamente pestañosa, como los seis artejos que la preceden. DE HISTORIA NATURAL 299 Escudo del mesonoto, axilas y escudete con pestañitas amari- llentas, finamente chagrinado-reticulados, formando la reticula- ción pequeñísimas mallas transversales; segmento medio casi liso; mesopleuras finísimamente reticuladas. Alas anteriores y posterio- res grandes, anchas; pestañas marginales de las alas metatoráci- cas un poco más largas que las del primer par. Abdomen más corto que el tórax, finamente reticulado, con una fila de pestañitas en el centro de cada segmento. Distribución geográfica: Aquisgrán (Forster); Blankembur- go (colección Ruschka). Biología: Desconocida. Observaciones.— El insecto descrito, por la inserción alta de las antenas, conformación del pedicelo, indivisibilidad de la maza y ligera truncadura del último segmento abdominal, parece perte- necer al sexo masculino; pero sus caracteres concuerdan exacta- mente con los atribuidos por Mayr a la hembra de Encyrtus scep- triger y no al macho de esta especie. El no poseer el Dr. Ruschka sino el solo ejemplar que me ha servido para describirla me impide reconocer micrográficamente el verdadero sexo del insecto des- crito. Noticia acerca de algunos fósiles titónicos de la Sierra de Mojante (Murcia) por Daniel Jiménez de Cisneros. La Sierra de Mojante es una elevada arista de pocos kilómetros de larga, que se extiende desde el Puerto de Mojante al E., gar- ganta situada entre esta sierra y la Serrata de Caneja, hasta el Rabillo de Mojante, en donde la línea de crestas baja hasta con- fundirse con la llanura. El Puerto, que ha sido utilizado para el paso de la carretera de Murcia a Granada, presenta dos sistemas, fáciles de distinguir: el Neocomiense, de que ya me ocupé en mi nota 28 «Excursiones por el W. deCaravaca» (1), con una riquísi- ma fauna de fósiles piritosos y una formación caliza que constitu- (1) Bol. de la R. Soc, Esp. de HrsT. Nat., enero 1908. 500 boletín de la real sociedad española ye la casi totalidad de la Sierra, y aunque ya suponía se trataba del Jurásico superior, repasando las especies que tenía guardadas largo tiempo, encuentro una formación titónica, con algunos fósi- les poco frecuentes, y su descripción da origen a esta nota. Las especies del Puerto de Mojante que corresponden a la fauna titónica, son, en su mayoría, sobrado conocidas para descri- birlas en este lugar. Me reduzco, por lo tanto, a las poco frecuentes en España, o sólo conocidas por los trabajos de M. Wilfrid Kilian Estudios paleontológicos acerca de los terrenos secundarios y terciarios de Andalucía (1). La formación está constituida principalmente por calizas de tonos claros, con puntos brillantes en unos sitios o casi blancas y marmóreas en otros, y tan fuertes, que dificultan mucho la extrac- ción de los fósiles. Figuran, entre éstos, algunas especies comunes o frecuentes, tales como Aptychus punctatus Voltz; Phylloceras mediterraneus Neum.; Ph.piycho'icum Quenstd.; Lytoccras aff. Liebigi 0\)\).\ Hoplites carpathicus Zitt., etc., al lado de otras más raras: Hoplites Andreaei Kil.; Haploceras carachtheis Zeusch.; Aulacothyrís aff. impressa L. von Buch.; Pygope trian- gulus Lam., etc., etc. Empecemos por esta última, que sólo se había encontrado has- ta el presente en la Sierra de Cabra, y no siendo especie frecuen- te, hago mención de ella. Sólo una valva dorsal se ha encontrado, conviniendo con los caracteres expuestos por D. L. Mallada. Sus dimensiones son: 30 mm. desde el vértice de la concha hasta el pun- to medio de la comisura frontal, y 32 mm. la distancia de uno a otro vértice de los ángulos laterales. La valva adquiere, a muy pocos mi- límetros del vértice, una anchura de 17 mm., y desde allí, hasta la comisura frontal, crece uniformemente hasta llegar a los ángulos agudos en que terminan las comisuras laterales. En el centro de la valva se nota un leve surco, que se va ahondando hasta el borde o comisura frontal, en donde forma una depresión muy notable. Las estrías de acrecentamiento son muy visibles. Esta especie se dis- tingue bien de las formas perforadas, porque el seno, muy distante del vértice, no llega a cerrarse. En el tomo II de la Sinopsis de las especies fósiles que se han encontrado en España, del se- (1) La Comisión del Mapa Geológico de España hizo con todo es- mero, desde 1890 a 93, una versión española de esta obra. DE HISTORIA NATURAL 301 ñor Mallada, lámina 40, figura 4, se encuentra dibujada una forma idéntica a la encontrada en el puerto de Mojante. Un Hoplites de buen tamaño es referible al H. Andreaei KW. Es un ejemplar de 11 cm. de concha casi evoluta, de ancho ombli- go, forma discoide, presentando en la región sifonal un ancho sur- co, casi liso, en cuyo borde terminan las costillas por un pequeño tubérculo más o menos perceptible. Las costillas, que nacen en el borde mismo del ombligo, forman en la mitad de los costados un grueso tubérculo, en el cual se bifurcan o trifurcan y se acodan bruscamente al llegar a ia región sifonal, terminando junto al sur- co, como se ha dicho. Existen también costillas simples, que ni llevan tubérculo ni se dividen, colocadas entre las anteriormente dichas, siendo tanto más frecuentes cuanto mayor es la concha. En la obra de M. W. Kiüan, lámina X, figura 1 a^^ b, se halla una representación de esta especie, que ha servido para reconocer la de Mojante. Otra especie notable es el Haploceras carachtheis Zeusch., por su rareza y por variar algún tanto de forma. Los Ammonites de este grupo forman, como se sabe, una sec- ción dentro del género, caracterizada por la presencia de estrías o pliegues sólo en la región sifonal. La concha es casi involuía, y, por tanto, el ombligo es muy estrecho. Los costados, planos, lisos, sin ornamentación alguna, y los plieguecillos o surcos transversos de la región sifonal sólo se perciben en la porción más crecida de la concha, no tan visible en ella como en los moldes, en los que se advierten muy bien. Como este carácter no se nota en las conchas jóvenes, es difí- cil clasificar éstas, y tanto más por la diversidad de formas. Unas son discoides, en las que la relación entre el grueso y el diámetro es de -ñjT , mientras que en otras llega a -^, teniendo en éstas mayor grosor las vueltas junto a la región sifonal, en donde el plano de los costados se dobla bruscamente, para formar la región sifonal, dándole un parecido con el Haploceras Grasi d'Orh. del Cretáceo inferior. El ombligo es más ancho en este caso. Los pliegues de la parte externa son a veces tan tenues, que se observan con dificultad. Su número no suele pasar de 12 ó 14, no excediendo su longitud de tres milímetros, separados unos de otros por espacios menores de dos milímetros. 302 BOLETÍ\ DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA La forma encontrada en el Puerto de Mojante es discoide y de curvas suaves. La encontrada en la mancha de Malm, que cubre en parte al Lías alpino de la Sierra de Quivas, del término de Aba- nilla, es más gruesa y de ombligo más ancho. Alguna vez presen- tan los moldes una depresión en arco, inmediata a la boca de la concha, como procedente de la reabsorción de un peristoma. Conclusiones. — Por las especies citadas y su comparación con las procedentes de Las Losillas y de otros puntos situados al Este, se deduce que Mojante es la continuación de la formación titónica que limita por el S. la mancha liásica del NW. de la provincia de Murcia. Sus capas buzan al S-, próximamente, y sus estratos rotos al N. forman grandes escarpados y elevados picos, como los lla- mados Frailes de Mojante. Forman parte de un levantamiento que ha conservado el orden de sucesión de los sistemas, que ha debido producirse en la era terciaria. No tiene este alzamiento relación con el que pone de manifiesto la reducida mancha de Lías alpino (Lotaringiense y Domeriense), que se citarán en otros trabajos. El Lías alpino se presenta bruscamente, como resultado de un ple- gamiento del Nummulítico, del mismo modo qu*e en las formacio- nes del E. de la provincia y del W. de la de Alicante. Sección bibliográfica. Gamboa, Albacete y Pacheco.- Es íii dio industrial de criaderos en los términos de San Lorenzo y El Hoyo de Mestanza (Ciudad Real). Bol.Of. de Minas y Metalurgia, año V y VI (1921-1922), núnis.55a57 (diciembre 1921 a febrero 1922). El trabajo se refiere a una revisión de yacimientos de plomo de an- tiguo conocidos, y cuya explotación parece quesería fructuosa, de con- tarse con mejores vías de comunicación en la comarca. -L. F. Na- varro. De la Viña y López Perca..— Estudio de los criaderos de hierro de Huétor-Santillán, Diezma, Colomera, Loja y Algarinejo (Grana- da). Bol. Of. de Minas y Metalurgia, año V (1921), núms. 55, 54, 55 (octubre a diciembre). Los yacimientos a que se refiere este estudio son hierros de origen metasomático, generalmente de cubicación pobre y calidad mediana, DE HISTORIA NATURAL 303 puesto que su ley oscila entre 55 por 100 y 59 por 100, conteniendo con frecuencia bastante sílice. Hay, sin embargo, algunos criaderos que me- recen estudiarse detenidamente. — L. F. Navarro. Levainville (J.). - Les gisements de potasse de la Catalogue. Ann. de Qéogr., t. XXX, núm. 167, págs. 596-399, Paris, 1921. Noticia compendiada sobre los yacimientos de Cardona, Suria y Vi- llanova de la Aguda. Han servido de base para la nota los trabajos de Vidal Caser (BiilL Soc. géol. de Fr-, XXVI, 1898, p. 725 731), de Rubio y Marínr^o/. Insf. Gcol. de Esp.,XXX\\, 1913. p. 173-230; /ó/W, XXXIX, í9\S,p.\-5S) y deHo(¿tS.Ga\e (L/niíedStaíesGeol.Si¡rvey,Bull.,7]5-A, 1920, p. 116). - L. F. Navarro. Royo Gómez (j.).—La facies continental en el Cretácico inferior ibérico. Asoc. Esp. Progr. Cieñe, Congreso de Oporto, t. VI, páginas 221-236 (con una figura). Madrid, 1921. Resumen de los estudios que se han hecho sobre el Weáldico de nuestra Península, con aportación considerable de datos originales de] autor. Comprende una breve historia del asunto, la estratigrafía, por regiones, de los terrenos de facies weáidica, y la paleogeografía de la Península en la mencionada edad. Concluye con una completa bibliogra- fía acerca del Weáldico ibérico. — L. F. Navarro. Faura y Sans (M.). — Descomposición de las fibras del amianto de Tejeiro ]• de otras localidades de Galicia. Asoc. Esp. Progr. Cieñe, Congreso de Oporto, t. VI, págs. 237-244 (con cuatro figuras). Ma- drid, 1921. Del estudio macroscópico y microscópico de la roca amiantoide y del amianto, así como del análisis químico de las fibras, deduce el autor un origen olivínico para este amianto, historia el proceso evolutivo que probablemente las ha originado y afirma sus buenas condiciones para ser empleadas en la fabricación de placas de uralita.— L. F. Navarro. Hernández Sampelayo (P.). — Hierros de Galicia, Tomo I. Mem. del Inst. Qeol. de España. Madrid, 1922. (483 págs., 3 mapas en color, 2 grandes cortes, 38 láminas en fototipia y alguna otra ilustración.) Este trabajo forma parte de la serie de estudios dedicados por el Instituto Geológico a los criaderos de hierro de España. Su índice com- prende: Descripción geográfica y geológica de la región, orogenia déla misma, clasificación de los criaderos, estudio de conjunto de los mis- mos, minerales que constituyen los yacimientos, estudio micrográfico y formación probable de estas menas. Una segunda parte reunirá los estudios monográficos de los yaci- mientos que en esta primera se consideran en conjunto. La tercera es- tará dedicada a consideraciones de orden industrial, cubicaciones, 304 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA transportes, precios, etc. Ambas están en preparación, y el conjunto de las tres constituirá el más importante estudio publicado acerca de hie- rros españoles,— L. F. Navarro. Hernández-Pacheco {E.).— Nuevos yacimientos de vertebrados mioce nos y deducciones de orden paleo fisio gráfico. Asoc Esp. Progr, Cieñe, Congreso de Oporto, t. VI, págs. 159-170. Madrid, 1921. Es un trabajo muy interesante, en el cual se aportan nuevos datos, que vienen a confirmar aún más los puntos de vista que sobre nuestro Mioceno continental sustenta este profesor y los que con él estudiamos este terreno. Después de hacer una rápida historia acerca de los descubrimientos de yacimientos de Vertebrados realizados desde los tiempos de Ezque rra y Prado hasta hoy, pasa a tratar de los hallazgos últimamente veri- ficados. Además del yacimiento pontiense de la Puebla de Almoradier (Toledo), de cuya publicación respectiva se ha tratado ya en esta sec- ción (1), se describen otros que corresponden al Sarmatiense; uno de ellos, el encontrado junto al edificio de la Central de la Sociedad Hi- droeléctrica Española, en Madrid, con Anchitherium anrelianense, Mastodon longirostris, etc., y que excavamos en el verano de l!920; otro en el término de Vallecas y próximo a Madrid, que contiene gran cantidad de restos de Anchitherium y de Cérvidos, y que prueba que no todas las arenas de los alrededores de Madrid son cuaternarias, como algunos han creído en estos últimos años; otro en el Puente de la Princesa, en Madrid, con Testudo Bolivari, y, por ultimo, el de Cetina (Zaragoza), con restos de Leuciscus, Testudo, Crocodílidos y diversos mamíferos. Se establece después el orden cronológico de los principa- les yacimientos españoles conocidos. Acerca de la fisiografía de las Castillas durante el Mioceno, se de- muestra, una vez más, laño existencia de los grandes lagos centrales, deduciéndose de las actuales investigaciones que el régimen de la Me- seta sería de llanura muy poco elevada sobre el nivel del mar, con pan- tanos salobres y ríos de curso lento. - Royo Gómez. Hernández-Pacheco (F.). — Característica fisiográfica y geológica del Mioceno de Aragón, entre el Cinca y el Gallego. Asoc. Esp. Progr. Cieñe, Congreso de Oporto, t. VI, págs. 171-181. Madrid, 1921. Esta nota, como ya indica el autor, fué publicada en parte en nues- tro Boletín (t. XXI, pág. 334), sobre todo en lo que se refiere a la fisiografía de este Mioceno, tratándose aquí con mayor extensión la litología, especialmente la distribución de las rocas, la climatología y la vegetación.— Royo Gómez. (1) BoLETÍN,t. XXI, pág. 473. DE HISTORIA NATURAL 505 Jiménez de Cisneros (D.).— Sobre ¡a existencia de la especie «Pygo- pe aspasia» Menegh. y sus variedades en el Lías español. Asoc. Esp. Progr. Cieñe, Congreso de Oporto, t. VI, págs. 153-158, 1 figu- ra. Madrid, 1921. En esta nota, como ya indica su título, nuestro consocio señala la existencia en el Lías español de la Pygope aspasia y de sus numero- sas variedades, estableciendo una nueva que denomina Var. rostrata. Al final hace algunas consideraciones acerca de su área de dispersión y fósiles que la suelen acompañar.— Royo Gómez. Navas (R. P. L.).-Algunos fósiles de Libros (Teruel). Bol. Soc. Ib. Cieñe. Nat., t. XXI, págs. 52 61, figs. 1-4, lám. II. Zaragoza, 1922. En esta nota, continuación de otra publicada en la revista Ibérica (número 326), se dan a conocer Varios fósiles de Vertebrados y Artrópo- dos procedentes de las minas de azufre de Libros (Teruel). Estos fósi- les, por lo que se puede ver en las fotografías que de ellos se publican, son muy interesantes y están en muy buen estado de conservación; su estudio, si se hiciera por un paleontólogo, sería de gran importancia, pero en el caso presente no puede pasar de ser un trabajo provisional, pues el autor, especialista en insectos vivientes, pretende hacer el es- tudio de los Vertebrados fósiles sin el necesario material de consulta, mientras que los insectos, cuya investigación sería más propia de él, los ha remitido al conocido entomólogo Handlirsch, de Viena. Sin más material bibliográfico que el Zittel, Traite de Paleo ntologie, tomo III, 1893, y una fotografía de la Rana? aquensis Coq., se dan como nuevas dos especies de Rana, un género con una especie de Salamandrinos, y otro, con otra especie, de Zancudas; además, un resto de Colúbrido se asimila al Pylmophis sansaniensís Lart. De las cuatro especies tan sólo se representan dos por medio de fotografías y sin dibujo expli- cativo, todo lo cual es contrario a las reglas de nomenclatura. De los Artrópodos existen un Coleóptero, una larva de libélula, un Díptero y un Arácnido. Tanto en esta nota como en la anterior, se atribuye el yaci- miento al Oligoceno, cuando de antiguo se sabe que corresponde al Mioceno superior; además, el mismo autor dice que se han encontrado allí restos de Mastodon, de manera que esto solo bastaría para ca- lificarlo como del Terciario superior, si no existiesen ya estudios muy conocidos de la localidad en donde se determina claramente la edad.— Royo Gómez. Mengel {O.).— Sur Vexistence en Ampourdan de cordons littoraux de 225 et 280 métres. C. R. Assoc. fr. avanc Se, 44.e session, pp. 192 a 194. Strasbourg, 1921. En esta corta nota, el autor muestra que el régimen de los depósitos del Plioceno superior y del Pleistoceno inferior ha pasado en las dos depresiones que bordean la extremidad oriental de los Pirineos por las Tomo xxii.— Junio-Jülto, 1922. 20 306 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA mismas fases de sedimentación, debidas a idénticas oscilaciones del nivel del mar. En el Ampurdán existen, como en el Rosellón, una serie de rellanos, terrazas y líneas de costa a las altitudes de 35, 90, 100, 120, 170, 280 y 225 m. La terraza de 280 m., cuyos depósitos están en discordancia so- bre los del andén (trottoir) mediterráneo de 225 m., es característica del máximo de la transgresión que ha señalado el principio del Cuaterna- rio. (Tomado de la Revue de Géologie et des Sciences connexes, núme- ro de abril de 1922.). Joly (H.). -Sur la présence d'écailles, ou de lambeaux de charriage dans la Chaine Celtibérica. C.-R. Acad. Se, t. CLXXIV, núm. 18 (1.° mayo 1922), págs. 1.185-1.187, figs. 1-2. París. Se estudia en este trabajo la existencia de fenómenos de corrimien- to en los Montes Ibéricos, que el autor denomina Cadena Celtibérica, describiendo tres fenómenos de los principales. En uno de ellos, en las cercanías de Torres (Teruel), capas plegadas del Silúrico, Jurásico y Triásico, fueron comprimidas por presiones entre los Montes Universa- les y la sierra de Albarracín, desgarrándolas y haciendo resbalar el Silúrico sobre las margas yesíferas del Triásico, que recubrieron a éstas en gran parte. En toda la región, y especialmente en las cercanías de Purroy, al Norte de Calatayud (Zaragoza), se reconocen fenómenos análogos y cree que se han producido por empujes venidos del S., lle- vando las masas silúricas a cabalgar sobre el Triásico con más o menos intensidad. En las cercanías de Ezcaray (vertiente N. de la Sierra de la Demanda), supone que las capas jurásicas y triásicas que forman el subsuelo del valle del Ebro, han sido levantadas y aun volcadas sobre el Silúrico, señalando una escama de Triásico cogida entre dos masas de Silúrico.— F. H. -Pacheco de la Cuesta. San Miguel de la Cámara {M..)— Excursiones geológicas por la pro- vincia de Burgos. Mem. R. Acad. de Cieñe, y Artes de Barcelona, Vol. XVII, págs. 279-293, con 4 cortes geol., tres perfiles y 4 láms. con 10 fots. Barcelona, 1922. El trabajo comprende tres partes: la primera, dedicada a fijar la edad de los conglomerados, areniscas y arcillas de Aranda de Duero, Gumiel de Izan y otros pueblos próximos, y sus relaciones estratigráfi- cas con la caliza de los páramos; del análisis de los cortes geológicos se deduce que son inferiores a ésta, y corresponden, como ella, al Mio- ceno; que la formación miocénica alcanza un espesor de unos doscientos metros y comprende una serie inferior, compuesta de tres grupos su- cesivos de capas de conglomerados, areniscas y arcilla que corona la capa de caliza del páramo inferior, con una potencia de 90 a 100 metros, y de una serie superior constituida por un grupo inferior de conglome- rados, areniscas y arcillas, y por la caliza de los páramos que le cubre, y que en su parte N. y NE. está en contacto normal con el Cretácico. DE HISTORIA NATURAL 307 En la segunda parte se estudia la topología del terreno, señalando las diferentes formas de la serie inferior, las de la caliza de los páramos y la hidrografía fluvial de la región. En la tercera se indica la existencia de gran número de yacimientos de turba, describiendo sus caracteres geológicos, la fauna que encierran y las cualidades del combustible. De este estudio se desprende que la turba es abundante en la alta cuenca del Duero y del Esgueva, que es posterior a las formaciones francamente diluviales y que el régimen turbal no sólo reinó en aquel tiempo sobre esta zona, sino que debió dominar en casi toda la parte E. y S. de la provincia de Burgos y gran parte de la de Soria.— Análisis del Autor. Batallero. R.).-E¡ tambólo de Montj'uich. Butll. Instit. Cat. d'Hist. Nat., 2.^ ser., vol. II, págs. 34-38. Barcelona, 1922. El autor hace algunas consideraciones sobre el supuesto tómbolo de Montjuich, que señaló Carandell, en un trabajo publicado en este Bo- letín, y apunta varios datos sobre la evolución de la costa y del llano de Barcelona, así como el origen de los materiales que formaron la pla- ya o costa baja de Barcelona y su influencia sobre el puerto de esta ciudad.— M. San Miguel. ^ Vilaseca {S.). — Confríbució a la Prehistoria tarragonina.—La Pie- dra-Fita de Botaren. Butll. Instit. Cat. d'Hist. Nat., 2." ser., Vol. II, págs. 39-40, 1 fig. Barcelona, 1922. Noticia sobre la existencia de una piedra en forma de menhir, que el autor cree se puede considerar como un objeto de culto o una repre- sentación fálica.— M. San Miguel. San Miguel de la Cámara {lA.).— Catálogo de la colección de rocas, grandes bloques, del Parque de Barcelona. Treballs del Museu de Cieñe. Nat. de Barcelona, vol. VI, 61 págs., 23 láms. con 9 fot. y 65 microfot. Barcelona, 1922. Frente a la fachada principal del Museo Martorell, y al aire libre, existe una interesantísima y original colección de rocas de Cataluña, formada por grandes bloques montados sobre pedestales cúbicos de obra y pulimentados por un lado; esta colección puede ser de gran uti- lidad no sólo para los geólogos (aficionados y especialistas), sino tam- bién a los arquitectos, canteros, marmolistas, maestros de obras e in- cluso a los propietarios que encuentran en ella un buen muestrario de los materiales de construcción del país. El trabajo reseñado tiene por objeto hacer aún más interesante la colección, y para ello, además del estudio puramente científico, hemos incluido cuantos datos nos ha sido posible adquirir sobre la situación de las canteras, su explotación, usos a que se destinan o se han destinado las rocas, resultados obtenidos y precio en cantera. 308 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Este catálogo comprende únicamente las 35 rocas eruptivas de la colección, de cada una de las cuales hacemos una detallada descripción, acompañada de dos o más microf o tografías. — Análisis del Autor. Tomás {L\.).—Els minerals de Catalunya. Treballs de la Instit. Cat. d'Hist. Nat., 1919-1920, págs. 129-357, 37 figs. Barcelona, 1922. En este trabajo, más completo y detallado que el publicado por el mismo autor en el boletín de la Institució Catalana de Historia Natural, se encuentran reunidos y ordenados todos los datos que sobre minera- les de Cataluña había logrado reunir la paciente y meritoria labor de su autor hasta el 15 de enero de 1915, fecha en que debió terminarle; falleció en enero de 1916. En el catálogo se citan unas 190 especies y gran número de localidades, indicando siempre quien las describió, citó o recogió por primera Vez, y el museo o colección particular en que se encuentran.— M. San Miguel. Sánchez Anido (J.), Vizconde de S. Antonio.— Educación campesi- na. Con prólogo del Excmo.Sr. Marqués de Alhucemas. Madrid, 1922. Con acopio de datos, y muy documentado acerca del asunto, el au- tor aboga con gran entusiasmo por la implantación en nuestro país de la enseñanza cíclica de la Agricultura sobre bases científicas, a la ma- nera de otros países, y más especialmente de Bélgica, divulgándola en todos los medios sociales y en ambos sexos. Del mismo parecer es el ilustre prologuista, lo que hace concebir esperanzas de que se realicen tan buenos deseos, de importancia enorme para España, país más agrí- cola que industrial. Para ello es necesario exista un núcleo de maestros, agrónomos y naturalistas, preparados suficientemente para estas fun- ciones docentes, y que debemos confesar ingenuamente no existe en la actualidad, por lo que fracasaron los intentos hechos en otras ocasio- nes, por modestos que hayan sido. Son, pues, las Facultades de Cien- cias, Escuelas de Agrónomos y Normales las que pueden dar la base, y, caso de no ser así, habrá que preparar personal docente en el Extran- jero, como se hace para otras disciplinas. El autor merece un aplauso por sus intenciones y lo bien tratado del asunto, con gran claridad, sin dejar de detallar los medios.— R. Qz. Fragoso. Sesión del 5 de julio de 1922 . PRESIDENCIA DE DON ROMUALDO GONZÁLEZ FRAGOSO El Secretario lee el acta de la sesión anterior, que es apro- bada. Admisiones.— Son admitidos como socios numerarios los se- ñores propuestos en la sesión anterior, y presentado por el señor Hernández-Pacheco, D. Mario Guerin. Asuntos varios.— El Sr. Viñals propone conste en acta la sa- tisfacción con que la Sociedad ha visto haber sido nombrado, por oposición, catedrático de Zoografía de Articulados de la Facultad de Ciencias de Madrid el Vicesecretario, Sr. Bolívar y Pieltain, quien, dados sus ya universalmente reconocidos méritos, viene así a continuar dignamente la labor perseverante de su padre, el ilus- tre Presidente honorario de la Sociedad, D. Ignacio Bolívar. Acuérdase por unanimidad lo propuesto por el Sr. Viñals, así como, a propuesta del Presidente, hacer constar también el placer con que se ha visto el nombramiento del Sr. Caballero para la cátedra de Fitografía y Geografía botánica de la misma Facultad. Trabajos presentados.— El Sr. Bolívar y Pieltain presenta un trabajo del entomólogo italiano C. Menozzi, titulado Contri- bution á la f aune myrmécologiqíie de VEspagne. El Sr. García Mercet comunica una nota sobre cóccidos de España. El Sr. González Fragoso presenta, en nombre del botánico francés M. Maheu, una nota sobre liqúenes. Necrología.— El Sr. Rioja (D. Enrique) lee la siguiente comu- nicación: «En los últimos días del pasado mes ha fallecido S. A. S. Al- berto I, Príncipe Soberano de Monaco, socio protector de nuestra Sociedad y uno de sus más ilustres miembros. La triste noticia seguramente habrá impresionado grandemente a los naturalistas 310 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA españoles, entre los que era muy estimada la inmensa labor lleva- da a cabo por S. A. »Era el Príncipe de Monaco la figura de mayor relieve y signi- ficación de la actual ciencia Oceanógrafica; su sabiduría y entu- siasmo le conquistaron justamente un puesto de honor entre los naturalistas actuales más eminentes, y entre los profanos, una po- pularidad pocas veces alcanzada por un hombre de ciencia. »Soberano de un microscópico Estado enclavado en plena Costa Azul, donde el Mediterráneo luce sus más esplendidas galas, siente la atracción del mar y se lanza decidido a la vida del marino. Su aprendizaje lo realiza en nuestra Armada, y no es de extrañar que un espíritu selecto como el suyo se interesase por los múltiples problemas que el Océano encierra y por las maravillas con las que la vida se adorna, en los vanados y extraños seres que habitan en sus aguas. »Este es el camino que conduce al joven navegante a transfor- marse en el infatigable explorador y curioso naturalista que a tan gran altura ha llevado estos estudios. »A1 servicio de tan noble ideal, no sólo puso a contribución su valer personal, sino también cuantos medios materiales estu- vieron a su alcance, rodeándose, además, de una pléyade de com- petentes biólogos y oceanógrafos, juntamente con los cuales im- pulsó por nuevos derroteros a la ciencia oceanógrafica. »En el verano de 1885 inaugura sus campañas verificando su primera exploración en el velero UHirondelle I, por el golfo de Gascuña y el archipiélago de las Azores. A esta expedición siguen otras, hasta cerca de treinta, realizadas con barcos ya mejor equipados y destinados especialmente a estos fines; tales son UHirondelle II y el Princesse-Alice I y //, llegando en sus ex- cursiones hasta Spitzberg, donde realiza exploraciones que se in- ternan en estas inhospitalarias tierras, alcanzando estos trabajos un alto valor científico. Nuestras costas han sido frecuentemente visitadas por los barcos del Príncipe en sus numerosas campañas, contribuyendo no poco al conocimiento de nuestra fauna. »Los resultados científicos de sus campañas, lujosamente edi- tados y cuya redacción estaba encomendada a cerca de cuarenta especialistas, de los más afamados en cada grupo, constituye la obra más fundamental, escrita en estos tiempos, acerca de la bio- logía y de la física del mar. Otra de las empresas de mayor em- peño acometida por este incansable naturalista ha sido la publi- DE HISTORIA NATURAL 311 cación de su Carta general batimétrica de los Océanos, en la cual se condensan no pocos esfuerzos de su vida. «Deseoso de que su obra sea perdurable, inaugura en marzo de 1910, de un modo oficial, el Museo del Instituto Oceanógrafico de Monaco, verdadero Palacio del mar y su ciencia, adonde acu- den los sabios de todos los países, seguros de encontrar cuantos medios necesitan para sus investigaciones. Una institución análoga fué fundada con posterioridad en París, realizándose en ella meri- tísimos trabajos. »Gracias a su intensa labor de organización y sistematización de los trabajos oceanógraficos, se ha conseguido cierta uniformi- dad en la observación del mar, único modo de realizar un positivo progreso. »Con el fin de conseguir la colaboración y apoyo de España en tan magna empresa, ha sido nuestro huésped en varias ocasio- nes y, últimamente, al ocupar la presidencia del Congreso Inter- nacional de Oceanografía celebrado en Madrid. »La actividad del Príncipe de Monaco no queda limitada al es- tudio del mar; su deseo de escudriñar el origen de la especie hu- mana le lleva a realizar estudios de Prehistoria y Antropología. Sus primeras exploraciones tienen lugar en las grutas de Qrimal- dl, en las proximidades de Mentón. Los materiales recogidos en estas y otras excavaciones le sirven de núcleo para formar el Mu- seo Antropológico de Monaco, y luego más tarde complemen- ta esta fundación con la creación del Instituto de Paleontología humana de París, inaugurado oficialmente en 1914. En esta empre- sa, cuenta con la eficaz colaboración de los más distinguidos an- tropólogos y prehistoriadores de nuestros tiempos. »Las cavernas del norte de España, de tan alto valor científico, han sido exploradas a sus expensas, especialmente las de Altamira en Santillana del Mar y del Castillo en Puenteviesgo, objeto de extensas e interesantes monografías. »La vida ejemplar de este Príncipe sabio, dedicada por entero a su noble pasión científica, ha engrandecido ante los ojos del mundo el nombre del minúsculo Estado de Monaco, convertido por su esfuerzo en uno de los centros científicos más estimados por los hombres de estudio.» Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 28 de junio en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del Sr. Moróte. 312 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Se acuerda conste en acta el sentimiento de la Sección por el fallecimiento de S. A. S. el Príncipe Alberto de Monaco, que tanto impulso dio a la Oceanografía. El Sr. Moroder mostró unos ejemplares de Psílidos encontra- dos en las higueras de Alcira, al observar detenidamente las hojas que mostraban los efectos de dichos parásitos. El Sr. Boscá (E.) presenta una nota titulada «El horizonte Tor- toniano, en los alrededores de Valencia». El Sr. Pardo da cuenta de algunos datos relacionados con el rendimiento económico de la Albufera, sobre cuya materia prepa- ra un trabajo, pronto a terminarse, citando, entre otros, la canti- dad que por aprovechamiento de sus productos y de las pesquerías y cotos próximos obtienen la Hacienda y los respectivos Ayunta- mientos, la cual no excede de 25.000 pesetas, en tanto que la que recaudan los arrendatarios de los diferentes beneficios excede a la de 450.000 pesetas, no obstante la ininterrumpida disminución del lago, que en 1720 medía 11.000 hectáreas, y que actualmente ni siquiera llega a 2.000. Trabajos presentados. Contribución a la petrografía de la Sierra Morena. Rocas de Adamuz (Córdoba) por Juan Garanden. Diorita cuarcífera.— Yacimiento: en el manchón eruptivo que se extiende de NW. a SE., entre Villaharta y proximidades de Montoro. La localidad de donde proceden las muestras objeto de estudio es La Viñue/a, a unos 15 Km. al N. de Adamuz, junto al camino entre este pueblo y Villanueva de Córdoba. Estructura de la roca: Constituye masas que destacan en la quebrada superficie de los contrafuertes, formando gruesos pe- druscos de contornos irregulares, no esferoidales como el granito típico. La fractura es en lajas, induciendo a pensar en una posible roca ultrametamorfizada. El hecho de aparecer agudísimos plie- gues de pizarras en sitios no lejanos del en que se han recolectado DE HISTORIA NATURAL 315 los ejemplares de aquélla (cubiertas por espesos matorrales) da fuerza a esta hipótesis. De todos modos, al exterior de la diorita no se advierte indicio alguno de estratificación ni esquistosidad. Sería tan profundo el nivel geostático, que el anamorfismo ha bo- rrado las huellas de todo rastro sedimentario. Textura: Es de tipo granudo, observándose cómo cierto elemen- to mineralógico— el cuarzo— rellena los espacios que median entre los restantes componentes de la roca. Caracteres macroscópicos: SiObre. Mna masa gris, mucho me- nos blanca que el substratum cuarzo-feldespático del granito nor- mal, destacan granos del tamaño de una lenteja, verdosos claros, indicando que el elemento fémico es un piroxeno o un anfíbol. Falta por completo la mica negra. La densidad es 2,7. Análisis micrográfico: sin el analizador.— Elementos claros o sálicos: Feldespato, grandes cristales con tendencia a contornos cristalográficos típicos; todos ellos muy anubarrados por el caolín y la mica blanca (damourita) de alteración. Algunos presentan estrías correspondientes a planos de maclas polisintéticas. Desta- can un sinfín de inclusiones claras, que permiten ser estudiadas mejor en el cuarzo y en el mineral ferromagnesiano. Cuarzo: cristales limpios, pero con rosarios de burbujas, re- llenan los espacios que median entre los cristales feldespáticos y fémicos. Elementos obscuros, fémicos; su color es verde, apenas percep- tible; manchas de color siena claro; débil pleocroísmo; profunda alteración a lo largo de las estrías; éstas a menudo aparecen con- torneadas, sinuosas. Sistemas de estrías típicas hacen identificar el mineral obscuro con un anfíbol: la Horblenda. Elementos accesorios: Apatito, incluido en los tres elementos mineralógicos, especialmente en el Cuarzo. Zircón, sobre todo en la Horblenda. Con el analizador: Feldespato: cristales, a) sin maclas, muy alterados, destacando sobre su fondo gris motitas de color abiga- rrado (mica damourita); en algunos se perciben finísimas estrías cruzadas, propias de la Ortosa y de la Microcllna; b) mucho más abundantes, con maclas polisintéticas, muy alterados también: Pía- gioclasa. Extinción propia de la Oligoclasa. El Cuarzo ofrece curiosas extinciones ondulantes. La Horblenda presenta un hermoso color azul muy obscuro» de cuyo tono destacan microlitos de vivísimos destellos, circuns- 314 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tancia que, unida a la refringencia elevada, confirman su naturale- za zirconiana. Resultado: la roca no es un granito típico; tampoco una varie- dad anfibólica de éste, puesto que carece de mica. La presencia del cuarzo excluye esta roca de las sienitas normales, y, en cambio, hace incluirla provisionalmente entre las sienitas cuarcíferas; pero la escasez de la ortosa y el predominio de la plagioclasa aconsejan descender en la acidez y entrar en el recinto de las dioritas. Es, pues, una Diorita cuarcífera. En la clasificación cuantita- tiva de Washington cae esta roca en el símbolo II . 4 . 2, que co- rresponde a una dosalana (1) del orden de las cuardofélicas y del rango de las domalcálicas (es decir, predominando los álcalis so- bre el CaO). Sería una Adamellosa (2). Serpentina.— Hallada a un centenar de metros al W. del cortijo El Vicario, junto al camino de Montoro a Villanueva de Córdoba, constituye hiladas al descubierto, dirigidas hacia el ESE., plega- das, intercaladas entre pizarras de edad probablemente cámbrica. El aspecto de la roca es marcadamente esquistoso. Su color, verde marino, con zonas azuladas. El brillo es craso. La densi- dad 2,885. Análisis micrográfíco: sin el analizador.— Sobre un campo claro-perlado, constituido por elementos de morfología irregular y con débilísima refringencia, destacan infinidad de microlitos de Magnetita, y otros, muy refringentes, de contornos octaédricos también, transparentes, pardo-acaramelado su color, que me indu- cen a reputarlos como Cromita, pero con duda, son esporádicos. Con el analizador.— E\ campo adquiere un matiz gris obscuro, uniforme, destacando la típica polarización en agregado, con el abigarrado conjunto de diminutas zonas claras, brillantes, recorta- das irregularmente, ofreciendo a veces una fina estriación polisin- tética. Además, aparecen agudos pliegues, no revelados por el examen anterior, y atribuíbles a fenómenos de compresión, resul- tantes, a su vez, del aumento de volumen (calculado en un 15 a un 50 por 100 por Van Hise) (3), producido por la hidratación del mi- li) sal / _7_ \ _5_ fem \ 1 / 5 • (2) F. W. Clarke: The Data of Geochemistr\\ pág. 430. Washing- ton, 1911. (3) Van Hise: *K Treatise on Metamorphism», p. 483. — ¿/. 5. Geolo- gical S., Monographs. DE HISTORIA NATURAL 515 neral o minerales originarios de la serpentina, como la moscovita, los piroxenos o el olivino. Quizá quepa calificar la especie mineral que integra a esta roca como una Antigorita, con vetas de Crisotilo. Mármol metamórfico regional.— Intercalado en pizarras pa- leozoicas, se descubre junto al cruce de carreteras de Adamuz a Villanueva y a Montoro, en la margen derecha del Arroyo de las Cuevas, un potente crestón de caliza marmórea, vertical, de unos 15 a 20 m. de espesor, arrumbado hacia el SE. Como caracteres macroscópicos, presenta un color grisáceo, grandes cristales de calcita, con visibles estrías de crucero, según el romboedro negativo; destacan aquí y allá, con no mucha frecuen- cia, huellas de coralarios; otras, algo más abundantes, de aparien- cia encrinítica, acaso tallos de crinoideos. Escasas huellas de braquiópodos (Productus?) y bivalvos. Fig. 1.— Foraminiferos déla caliza dinantiense de Adamuz (Córdoba). Examen microscópico .—Vr^s^nisi la roca todos los caracteres de una caliza zoógena sometida a los efectos del metamorfismo de geosinclinal. Se trata de una caliza muy pura, pues hay ausencia total de minerales de neoformación. Se observa una multitud de foraminiferos (fig. 1). Tanto por los antecedentes geológicos— hacia el NW. existen ya asomos hulleros, prolongación de la mancha moscoviense de Peñarroya-Bélmez-Espiel (1) — como por el examen microscópico, se trata de una Caliza carbonífera de montaña, perteneciente al Dinantiense. (1) Mallada: «Memoria descriptiva de la cuenca carbonífera de Bél- xnQZf>.—Bol. de la Com. del Mapa Geológico de España, 1902. Cfr. además: Mallada: «Reconocimiento geológico de la provincia de Córdoba», págs. 4, 5, 6 y 8. -Bol. de la Com. del Mapa Geológico de España, t. VII. 1880. 316 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Una paloma nueva del Brasil por Augusto Gil Lletget. Estudiando las aves de la colección del Museo de Madrid, he encontrado un ejemplar macho de Oreopelda montana, obtenido durante la expedición enviada por el Gobierno español, en los años 1862 a 1865, a la América Meridional y Central, a la que vulgar- mente se designa con el nombre de Expedición al Pacífico, ejem- plar que lleva el número 6 Pal., y que, según los datos que he ob- tenido, procede de Bahia, en el Brasil. Esta paloma difiere consi- derablemente de la subespecle tipo O. montana montana L., por su coloración y tamaño; pero, sobre todo, por tener la parte blan- cuzca de la región axilar completamente tapada por el ala; presen- ta también una mayor uniformidad en la coloración de las diferen- tes partes, y una tendencia a la desaparición del color blanco en la cara y garganta. Como la forma típica procede de Jamaica, en las Antillas (Edwards: Histoire Naturelle des Oiseaux, II, pl. 119), es lógico pensar que las diferencias asignadas estén relacionadas con la distinta procedencia del ejemplar. El tamaño del ala es idéntico al que da Schlegel para su Star- naenas {=Oreopeleia) cuprea (Mus. Pays Bas, IV, número 35, 1875); pero dicho autor afirma que la única diferencia entre cuprea y montana es el menor tamaño de la primera, no mencio- nando ninguna de las importantes diferencias de coloración que hemos indicado más arriba. Por otra parte, O. cuprea está descri- ta como procedente de Marabitanos y de Surinam, cuya fauna es distinta de la de Bahia. Por todo esto, creo se trata de una nueva forma de O. montana, para la que propongo el nombre de O. mon- tana ínornata. DE HISTORIA NATURAL 317 Sobre la apogamia del Taraxacum vulgare por J. Maynar (I). El Taraxacum vulgare (Lam.) Schok. (= Leontodón tara- xacum L., T. officinale Web., T. Dens-Leonis Desf.), conocido vulgarmente con los nombres de Diente de león, Achicoria amar- ga, Lechecino, Amargón, etc., es una planta compuesta que ha servido ya como objeto de experimentación a muchos investigado- res, especialmente para estudios de regeneración. En Sistemática, es una de las especies cuya limitación encierra verdaderas dificul- tades. Un gran número de variedades hace que las descripciones, ajustadas a un cierto número de ellas, varíen considerablemente. Es suficiente comparar las descripciones de la Flora de Francia de Coste (2) con la monografía del género por H. v. Handel-Maz- zetti en la Flora de Alemania de Potonié (1, pp. 492-495). En 1903 descubrió Raunkiaer, por medio de su sistema de cas- tración (3), que algunas especies de Taraxacum son partenoge- néticas, y un año más tarde, v. Kirchner demostró (4) que los em- briones proceden de la proliferación de la oosfera no fecundada; finalmente, Juel (5) dejó comprobado que la célula madre del saco embrionario se divide solamente una vez sin sufrir reducción. De las dos células resultantes, la basal se convierte en saco embriona- rio, que, por lo tanto, es diploide. Se trata, en consecuencia, de un caso de apogamia ovógena (6, p. 485). El método con el que Raunkiaer ha comprobado de manera in- dudable el fenómeno de la apogamia en algunas compuestas puede resumirse concretándonos al ejemplo del Taraxacum, objeto de nuestro estudio, de la siguiente manera: cuando las cabezuelas alcanzan unos 15 mm. de longitud, es decir, cuando los capullos tienen flores cuyo ovario no es mayor de un milímetro de diáme- tro, se eliminan por medio de un corte transversal dado con una na- vaja de afeitar por encima de los ovarios, los dos tercios superio- res de las flores. Así se quitan los estambres, el estigma y una (1) Los números de negritas citados en el texto, corresponden a la Bibliografía, que va al final de esta nota. 318 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA parte del estilo juntamente con la parte superior de la corola y del cáliz (vilanos). En las flores así tratadas, es completamente impo- sible la polinización, y consecuentemente, la fecundación. Sola- mente pueden originarse embriones partenogenéticos, como efec- tivamente ocurre en este caso. Pasados unos días, las inflorescen- cias se abren, y sólo nos delata la castración la menor longitud de los vilanos; las flores castradas se han transformado en frutos per- fectamente desarrollados, a pesar de que, aun admitiendo la posible presencia de polen, no hay camino para el núcleo fecundante. Pero una parte de estas semillas son hueras, están reducidas a las paredes, carecen de embrión. Esto hace pensar en que tal vez existen flores que necesitan imprescindiblemente la fecundación para alcanzar el estado de fruto. Overton ha encontrado en Thalictrum piirpurascens (7), junto a las flores apogámicas, otras que no poseen esta propiedad, y que para formar el embrión requieren fecundación previa. El presente trabajo, empezado en abril de 1921 bajo la dirección del profesor Correns, en Dahlem, tiene por objeto indagar si en el Taraxacum Vülgare ocurre algo análogo. Como ya hemos dicho, todas las ca- bezuelas presentan una cierta proporción de semillas hueras; había que observar si su número se reduce o anula en cabezuelas cuyas flores no fueran castradas y el acceso del tubo polínico a los ova- rios fuera posible. Por si el Taraxacum presentase autoesterilidad^ era necesario comparar también con un número igual de cabezue- las a las que asegurásemos polinización cruzada. Tischler (8) cita el T. confertum y el T. platycarpum coma sexuales, y las especies albidum y officinale, como apogámicas. Por la facilidad de procurarnos el material, así como por ser más interesante investigar en la especie vulgar, tomamos el Tara- xacum vulgar e como objeto de nuestro estudio. A fines de abril, 23 plantas puestas en un invernadero de expe- rimentación al abrigo del viento y de los insectos empezaron a florecer. Para impedir la caída del polen de una inflorescencia so- bre las de las plantas próximas, colocamos las macetas convenien - temente separadas; en una misma planta tomamos otras precau- ciones para impedirlo. Según un turno riguroso, dejamos en cada planta una inflorescencia sin tocar, otra sufrió la castración y la tercera fué frotada suavemente contra una cabezuela de otra plan- ta que se hallase también en período de plena florescencia, con objeto de proporcionarle polen extraño. DE HISTORIA NATURAL SIS" Para guiarse en las cabezuelas castradas si el corte estaba bien dado, examinamos varias con el microscopio binocular y el pudimos apreciar, como pormenor fácil de tener en cuenta, que corte ha de darse justamente por debajo del límite inferior de las anteras, apreciable porque esta región presenta un color verde claro en lugar del anaranjado que corresponde a la de las anteras. Siguiendo estos tres turnos hasta que dejaron de aparecer ca- bezuelas, y marcando en cada una el tratamiento sufrido y la fe- cha, así como la planta con la que se cambió el polen, llegamos a los primeros días de mayo, en que ya teníamos que acudir a poner las semillas maduras en saquitos con la fecha de la recolección y los demás datos de cada cabezuela. Es de capital importancia el esperar para hacer la recolección algunas horas, aun cuando crea- mos que la cabezuela ha llegado al máximum de su dehiscencia. Después de formada la característica esfera blanca de los vila- nos en los últimos momentos de la maduración, se realizan cam- bios muy rápidos, de gran influencia, y una precipitación al hacer la cosecha la hace inútil para las operaciones siguientes. En la citada monografía de H. v. Handel-Mazzetti ya se hace constar esta particularidad, que hay que tener muy presente, por residir en^ el fruto caracteres utilizados para la determinación de las espe- cies. Las semillas cosechadas antes de tiempo son blandas, y el vi- lano no tiene el color blanco sedoso, sino que es verdoso, espe- pecialmente en su parte proximal. Terminada la recolección, clasificamos los frutos en tres ca- tegorías: 1.^ Frutos en los que a simple vista se nota la falta de embrión y que están reducidos a la cubierta blanco-amarillenta. 2.^ Frutos en los que a simple vista parece que hay embrión, por tener un color y aspecto normales, pero que una presión suave con unas pinzas finas nos demuestra que son hueros; la semilla se aplas- ta, y si la abrimos con dos agujas en un vidrio de reloj bajo el mi- croscopio binocular (p. ej., con un par de objetivos 00 y dos ocu- lares O de Seibert), podremos adquirir la certeza del diagnóstico. 3.^ Frutos normalmente desarrollados. Algunas semillas que no han madurado bien son difíciles de referir a uno de los grupos últimos; suelen tener un embrión pequeño, y al oprimir fuertemente con las pinzas, sale un poco de aceite. Este método de análisis, llevado a cabo con cada una de las 40.740 semillas, que, procedentes de 188 cabezuelas, nos dieron 20' 320 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA plantas, ha sido comprobado en tres cabezuelas, como ya diremos ai iiablar délos resultados, y permite el tenerlo como exacto. Las semillas de cada una de las tres categorías que colocába- mos en pequeñas capsulitas de vidrio eran metidas en saquitos por separado, después de contadas. En el adjunto cuadro, en el que suprimimos todos los datos que no son necesarios por el momento, ponemos en una primera colum- na el número y letras con que caracterizamos cada planta; en la segunda, el tanto por ciento de semillas con embrión perfectamen- te desarrollado (3.^ categoría) en las cabezuelas con polinización cruzada; en la 3.^ columna, los tantos por ciento en las castradas; en la 4.^, en las autofecundadas, y la 5.^ son los valores medios de las tres clases de tratamientos para una misma planta. 56 57 115 AR 117 V 94 77 116W 115 AP.... 115 AJ 117X 117 W 115 AO 1170 23 A 59 86 115 AR .... 117N 116 X 115Z Valor medio 86,35 81,20 85,68 84,41 93,18 90,60 90,22 91,33 73,50 69,96 79,96 74,47 87,50 89,70 83,13 86,78 88,90 92,90 91,70 91,17 43,65 32,80 25,90 34,12 90,90 90,30 90,83 90,68 75,17 74,60 76,75 75,52 85,55 86,50 85,00 85,68 7S,72 81,86 85,00 81,86 78,65 77,76 79,00 78,41 82,90 87,95 83,84 84,90 86,50 86,45 90,36 87,77 88,10 80,90 83,20 84,07 89,65 91,90 92,32 91,29 92,73 94,44 95,26 94,14 84,50 90,75 85,46 86,90 85,22 83,65 85,30 84,72 80,56 90,30 88,10 86,32 81,95 78,50 84,30 81,58 1.654,18 1.653,02 1.661,51 1.65 6,11 82,71 82,65 83,06 82,80 4,11 3,64 1,75 5,57 2,97 35,67 5,00 4,70 2,64 4,98 6,98 4,21 3,90 6,39 4,84 2,04 1,75 4,67 2,60 5,10 Si calculamos el error admisible y ^-^^^-^ y vemos las dife- rencias de los Valores obtenidos, podemos sacar la consecuencia de que la castración no ejerce influencia en el sentido de disminuir el tanto por ciento de semillas normalmente desarrolladas, ni tam- poco la autofecundación. Dicho de otro modo: en Tarajracumvul- gare (por lo menos en las flores desarrolladas en primavera) no existe un tanto por ciento apreciable de flores que necesiten del DE HISTORIA NATURAL 521 proceso de la fecundación para formar embrión, es decir, lo con- trario de lo que ocurre en Thalictrum purpurascens. La comprobación del estado de las semillas que habíamos dado por buenas y las desechadas por malas la realizamos con la cose- cha de varias cabezuelas de las plantas 23 A, 86 y 115 AP, con re- sultado satisfactorio. Otra parte de nuestro trabajo tenía por objeto investigar te in- fluencia de la fecha en que las semillas se habían desarrollado, ca- racterizada por una alimentación diferente que pudiera ocasionar una marcada diferencia entre los tantos por ciento de semillas nor- males correspondientes a las cabezuelas primeramente desarrolla- das con respecto a las que lo hicieron después. La mayoría de las plantas dan un tanto por ciento de semillas hueras, un poco más elevado en las cabezuelas desarrolladas pri- meramente, pero los resultados en conjunto de las 20 plantas no autorizan a tener en cuenta tal diferencia. Lo mismo ocurre con las semillas dudosas, y como es natural, las semillas normales son más en las cabezuelas desarrolladas posteriormente (85,9 %) que en la primera mitad (80,3 °/o). Finalmente, agrupadas las cabezuelas según el número abso- luto de semillas, para cada planta por separado, con objeto de ver si una alimentación defectuosa en las cabezuelas ricas en semillas acusaba un aumento de hueras, nos dio un resultado negativo. Las cabezuelas con menor número de semillas tienen 83,0 °/o de fértiles, y las con un número mayor de semillas, 83,2 %. Las plantas 56,94 y 115 A J dieron un tanto por ciento de hueras dudosas y fértiles, exactamente igual en ambas mitades primeras según fecha y según número de semillas y, naturalmente, también las segundas. La planta 77, que se distingue por otras muchas particularidades de las demás, dio concordancia entre la primera mitad, según fecha y la segunda según número de semillas, y recíprocamente. Juel, en el citado trabajo, da como seguro 13 cromosomas para la fase haploide en el Taraxacum vulgare, según puede verse en las tetradas de polen y describe la partición anormal, y, desde luego, no heterotípica, como correspondía a la célula madre del embriosaco. De esta manera, resulta una oosfera diploide con 26 cromosomas. El estudio de juel prueba, además, que, a la primera división, terminada en forma parecida a una división homeotípica, no sigue otra. La célula basal crece y comprime la superior, for- mando el saco embrionario. Tomo xxh.-Julio, 1922. 21 322 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Sobre las causas que producen este fenómeno, no se sabe nada en concreto. Haberlandt, en un trabajo reciente (9), atribuye el estímulo ejercido sobre la oosfera a la hormona que se produce en la capa de células que está en contacto con la nuececilla o células de tapiz (Tapetensicht). En esta planta compuesta, la nuececilla reabsorbe muy pronto la epidermis, con lo cual el saco embriona- rio queda amparado por el tegumento solamente. De la misma ma- nera que por necrocitosis, o simplemente por traumatismos, ha logrado provocar una secreción interna en Oenothera Lamarckia- na, que sirva de estímulo para la formación de un embrión, par- tiendo de una oosfera que habría en otro caso permanecido en re- poso hasta después de la fecundación; cree Haberlandt que ocurre en Taraxacum vulgare, solamente que aquí la necrohormona es originada por un proceso natural. En este trabajo hay una figura en la que se ve que la capa de células de tapiz del tegumento entra en franca desorganización mucho antes de empezar la división de la oosfera. Esperamos podernos ocupar de esta parte del proble- ma, indagando las causas de las anormalidades que presenta la for- mación de la oosfera; pero desde ahora podemos afirmar, que si bien no hemos podido probar que exista en número apreciable un proceso de desarrollo normal de algunas semillas junto al apogá- mico de la mayoría, debe existir tal desarrollo normal en algunos casos aislados, o, por lo menos, las fases de división de las células sexuales no se ajustarán siempre al esquema trazado por Juel. También puede ser que la división tan anómala sea causa de mu- taciones relativamente grandes, porque, en efecto, las 23 plantas que hemos estudiado poseen un aspecto y tales diferencias, que con facilidad podrían describirse como variedades algunas de ellas, especialmente la 77, y, sin embargo, son todas ellas procedentes de la Fs o F4 generación apogámica (?) de un ejemplar único. Es casi seguro que el estudio de la próxima generación de los ejemplares procedentes de los nacidos de semillas de los tres tur- nos, castradas, auto y heterofecundadas, nos den una orientación decisiva. Como el tanto por ciento de semillas hueras es uno de los ca- racteres más constantes para todas las cabezuelas de una planta y fácil de apreciar, añadimos en la columna 6.^ del cuadro las cifras correspondientes. Solamente la planta 1 17 W muestra gran ampli- tud de variación (O °/o hasta 20,3 °/o). Antes de terminar, debo de hacer presente mi gratitud a mi DE HISTORIA NATURAL Ó5áÓ querido maestro D. Ignacio Bolívar, a cuyo interés debo el haber podido ir con la consideración de pensionado al Kaiser-Wilhelm Institut für Biologie, cuyo director, el profesor Correns, me acogió cordialmente, y finalmente, a mi hermano Eusebio, que me ayudó en los últimos recuentos de semillas. BibUografía. (1) PoTONiÉ (H.), Illiistrierte Flora von Nord-und Mitteldeutschland. Jena, 1915. (2) Coste (H.), Flore descriptive et illustrée de la France, de la Cor- sé et des contrées limitrophes. París, 1903. (3) Raunkiaer (C). Kimdannelse üden Befrugtuing hos Maelkebotte. Bot. Tidsskrift, t. 25. 1903. — Raunkiaer (C) y Ostenfeld (C. H.), Kastering fórsag med «■Hieraciümf) og aridre Cichoricae. Bot. Tidsskrift, t. 25. 1903. (4) V. KiRCHNER (O.), Parthenogenesis bel Blütenpflanzen. Berichte der deutsch. bot. Gesellschaft, t. 22. 1904. (5) JuEL (H. O.), Die Tetradenteilung in der Samenaulage von « Tara- xacum». Arkiv fór Botanik, t. II. 1904. — JuEL (H. O.), Die Tetradenteílungen bel «Taraxacum» und an- deren Cichorieen. K. Svenska Vetenskaps Akademiens Hand- ügar, t. 59, núm. 4. 1905. (6) Strasburger (E.), Fitting, Jost, Schenck y Karsten. 14.* ed. del Letirbiich der Botanik für Hochschulen. (7) Overton (J. B.), Parthenogenesis in ^Thalictrum pnrpurascens*. Bot. Gazette, t. 33. 1902. (8) TiscHLER (Q.), Chromosomenzahl,~Form und—Individualitat im Pflanzenr elche. Progr. Rei. Bot. t., 5. Jena, 1915. (9) Haberlandt (G.), Die Entwickelungsewegung der Eizellen eini- ger parthenogenetischer Kompositen. Sitzungsberichte der preussischen Akademie der Wissenschaften, t, LI, 1921, pági- nas 861-881. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Contribution á la faune myrmécologique de l'Espagne par C. Menozzi. Je deis á nos collégues MM. José María de la Fuente et J. M. Mas de Xaxars le matériel myrmécologique qu'ils m'ont envoyé á diverses reprises; le premier des environs de Pozuelo de Cala- trava (Ciudad Real); le second, de plusieurs localités, spécialement de la province de Barcelone. II forme l'objet de cette note, qui n'a pas d'importance pour le peu de nouveautés signalées, mais elle peut étre utile, dans une étude éventuelle d'ensemble sur les f ourmis d'Espagne, á faire con- naitre la dispersión géographique de chaqué espéce. Le Dr. Santschi (1) a dé)á publié pour la localité de Pozuelo une note sur les fourmis récoltées par le méme M. J. M. de la Fuente, pour cette localité, ce qui est nouveau est marqué d'un astérisque aprés le nom Calatrava. Je renouvelle ici mes remerciements aux sus-nommés collégues. Subfam. Ponerinae. Genus Euponera For. E. (Trachymesopus) ochracea Mayr.— 2; Pozuelo de Cala- trava*, leg. de la Fuente. Genus Ponera Latr. P. coarctata subsp. testacea Em.— $ ; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. J'ai déjá dit dans un de mes autres travaux (2) les raisons pour lesquelles je crois pouvoir élever au rang de sous-es- p éce cette forme décrite comme varíete par M. le Prof . C. Emery. (1) F. Santschi. «Fourmis d'Espagne et des Ganarles». Bol. de la Real Soc. Esp. de Hist. Natur. Tomo XIX, 1919. (2) C. Menozzi. «Formiche dei dintorni di Sambiase di Calabria.» Boíl, del Lab. di Zoología genérale e agraria della R. Scuola Supe- rio re d'Agricoltura di Porticí, Vol. XV, 1921. DE HISTORIA NATURAL 325 P. Eduardí For.— $ ?; Pozuelo de Calatrava*, leg. de la Fuente. Les ? ? ont une coloration presque jaune. Subfam. Myrmicinae. Qenus Myrmica Latr. M. rubra subsp. laevinodis Nyl.— 2 ; Viladrau, Centellas (Bar- celone), leg. de Xaxars. M. scabrinodis Nyl.— 2 cf; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. M. scabrinodis, var. sabuleti Mein.— 2 ? d"; Centellas, S. Fe- liu de Llobregat, Vallvidrera (Barcelone), leg. de Xaxars. M. sulcinodis, var. Rolandi Bond.— 2 ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Genus Aphaenoqaster Mayr. A. (Attomyrma) subterránea Latr.— $ ; S. Feliú de Llobregat, Vallvidrera (Barcelone), leg. de Xaxars. A. (Attomyrma) pallida, subsp. subterranoides, var. Dulci. neae Sant.— $; Pozuelo de Calatrava; leg. de la Fuente. A. (Attomyrma) gibbosa Latr. d^; Centellas (Barcelone), leg- de Xaxars. A. (Attomyrma) gibbosa, var. barcinensis n. var. Ouvriére. Les points des intervalles des rides céphaliques forts, celles-ci sont beaucoup plus hautes et plus denses que chez VA.gib- bosa, var. mauritanica Em., et un peu anastomosées versles cotes de la tete. Aire frontale submate et á rides plus faibies. Thorax légérement luisant; le dos du pronotum et du mésonotum ont une fine ponctuation, tandis que les cótés et Tépinotum, sauf la face declive, qui est presque lisse, sont irréguiiérement et grossiérement ridés. Epines aussi longues que chez la variété susnommée, mais plus fines. Pédoncule aussi luisant que le thorax, la sculpture sem- blable á celle du dos de promésonotum. Qastre assez luisant, avec de faibies et courtes stries á la base, limitées á la largeur de l'in- sertion du postpétiole; le reste, finement réticulé. 326 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Coloration bien plus obscure que chez la ver. mauritanica Em. Long., 5,5-6,3 mm. Femelle. Sculpture et coloration de l'ouvriére. Épines larges et plus longues que chez le type et la var. mau- ritanica Em. Ailes légérement enfumées á la base. Long., 9,4 mm. Trois ouvriéres et une femelle des Centellas et de Viladrau (Barcelone), leg. de Xaxars. A. (Attomyrma) gibbosa, var. laevior Por.— $; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Puente. A. (s. str.) testaceopilosa, var. senilis Mayr.— ? cf ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Puente. Qenus Messor Por. M. barbaras L.— $^ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Puente; S. Peliu de Llobregat, Vallvidrera (Barcelone), leg. de Xaxars. M. barbaras, var. capitata Latr.— ^ $; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente; S. Peliu de Llobregat (Barcelone), leg. de Xaxars. M. barbaras, subsp. hispánicas Sant.— $ ?; Pozuelo de Cala- trava, leg de la Puente. Je décris ¡ci la femelle encoré inconnue: Coloration analogue á l'ouvriére. Stries de la tete plus fortes, avec des points plus nom- breux. Cotes du thorax striés en long. Scutum du mésonotum dé- pourvu de stries, mais criblé de gros points. Pace declive de l'épi- notum et pédoncule striés transversalement. Castre finement cha" griné. Tete relativement petite. Thorax court et assez haut, particu- liérement le scutellum. Dents de l'épinotum plus robustes que chez l'ouvriére. Nceud du pédicule squamiforme, comme chez l'ouvriére, mais beaucoup plus haut que le postpétiole; celui-c¡ est environ d'un tiers plus large que long. Ailes hyalines á nervures jaune clair, pté- rostigma gris brun. Du reste, semblable á l'ouvriére. Long., 11,5 mm. DE HISTORIA NATURAL 327 Genus Goniomma Em. G. hispanicum E. André.— $; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Genus Oxyopomyrmex E. André. O. Saulcyi Em.— 2 ? cf; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Genus Pheidole Westw. P. pallidüla Nyl.— $31- $ cT; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. Genus Cardiocondyla Em. C. Batesi For.— $ . Pozuelo de Calatrava*, leg. de la Fuente. Genus Crematogaster Lund. C. (Acrocoelia) scutellarís Oliv.— $ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. C. (Acrocoelia) Auberti Em. $ ? cT; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. C. {Acrocoelia) Auberti, var. ibérica For. $ cf ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Le cf est identique au cT du type. C. {Acrocoelia) Auberti, subsp. Fuentei n. subsp. Ouvriére .}A.diSS\XQ, des antennes et gastre,sauf la base,noirátres; le reste du corps, d'un brun roux assez foncé. Pilosité éparse. Tete luisante et á sculpture nuUe, transverse, á cotes peu arques, pres- que rectilignes en avant des yeux. Clypeus faiblement bombé dans son milieu, tres finement strié, cependant toujours luisant. Sillón frontal nul ou tres faible. Scape n'atteignant pas le bord posté- rieur de la tete. Surface du pronotum et du mésonotum légérement rugueuse et peu luisante; ses cotes et l'épinotum, ridés en long, presque mats. Promésonotum plus long que large, peu arrondi en avant. Mésonotum dépourvu de carene. Epinotum d'un peu moins de deux fois plus large que long, avec la face declive aussi longue que la partie supérieure. Epines assez courtes et assez larges, tres obtuses á l'extrémité. ■) 528 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Pédoncule á sculpture comme sur le dos du pro-mésonotum; pétiole á peu prés aussl large que long, cordiforme, á cdtés assez arrondis en avant; postpétiole transverse, profondément sillonné , avec les lobes beaucoup convexes. Qastre lisse et luisant. Long., 3-3,5 mm. Dix ouvriéres récoltées par M. de la Fuente á Pozuelo de Calatrava, á qui je me fais un plaisir de dédier cette remar- quable sous-espéce, qui, par ses épines bertTsuS^.'^Futníei^n. courtes, son mésonotum toujours dépourvu fií; p^tioie'de'dessu^.'"^" de carene, et par la conformation tout á fait spéciale du pétiole, est fort différente du type de l'espéce et de ses formes connues. C. (Orthocrema) sordidula Nyl.— 5 ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Genus Solenopsis Westw. S. fügax Latr. — $ cT; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars . Genus Leptothorax Mayr. L. Fuentei Sant. — $ d"; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. cT (non décrit) Nolr; mandibules, antennes, et tarses rous- sátres; cuisses et tibias plus obscurs. Tete environ d'un cinquiéme plus longue que large, surface rugúense, mate, sauf un vague re- flet frontal. Ciypeus un peu luisant. Yeux grands, occupant pres- que le tiers moyen des cotes. Thorax plus large que la tete, den- sément ridé et mat, sauf une étroite bande médiane vers l'avant du scutum, et un espace lateral mal défini. Le scutellum surplombe un peu le métanotum. Epinotum avec deux tubercuies obtus tres peu saillants. Pédoncule mat, finement et densément ridé; pétiole assez semblable á celui de l'ouvriére; postpétiole aussi large que le node du pétiole. Gastre luisant. Long., 4 mm. L. Cervantesi Sant. — ? ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. ^^x DE HISTORIA NATURAL ^i» L. Nylanderi, var. Lichtensteini Bondr. 2 ; Pozuelo de Cala- trava *, leg. de la Fuente. L. ibericus n. sp. Ouvriére. D'un brun marrón plus ou moins clair. Mandibules*, antennes, tibias et tarses jaune brunátre. Tete finement striée en long, mate, á cinq dents noires. Clypeus faiblement convexe entre les aretes frontales. Aire frontale grande, lisse, et luisante. Aretes frontales paralléles et relativement longues. Antennes courtes, garnies de poils abondants á demi dressés; scape n'atteignant pas le bord postérieur de la tete; funicule Vs plus long que le scape; articles 1-2 beaucoup plus longs que larges; 3-8, trans- verses; 9 et 10, subégaux; le dernier, plus long que les deux précédents réunis. Yeux places au milieu, et aussi longs que la dlstance . , , j i_ . . - Fig. 2,—Leptothorax ibericus n. sp. Tete vu de qui les separe du bord ante- face. Partie du thorax et de l'abdomen vu rieur de la tete. Thorax á '•«p^o*"- profil presque droit, sauf le pronotum, faiblement convexe. Celui-ci environ du double plus lar- ge que l'épinotum, á cótés arrondis. Suture mésoépinotale peu marquée sur le dos. Face declive de l'épinotum peu concave au milieu, avec les bords verticaux. Épines assez courtes, aussi lar- ges á la base que longues; écart de leurs pointes aussi long que la largeur máxima de l'épinotum. Pédicule du pétiole plus long que le noeud, avec une tres petite dent au-dessous; noeud vu d'en haut h. cótés rectilignes, á peine plus large vers Tépinotum que vers le postpétiole; vu de profil, il montre le sommet á angleobtus. Fost- pétiole ^¡8 plus large que long, trapezoidal, et un peu convexe en avant. Gastre petit, faiblement échancré á la base. Long., 2,4-2,7 mm. Treize ouvriéres de Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Voisin du L. niger For., il en différe par sa sculpture plus forte, le pédicule du pétiole beaucoup plus court et par une trace de su- ture mésoépinotale suffisamment evidente sur le dos. L. (Temnothorax) recedens Nyl. — cT; Pozuelo de Calatrava leg. de la Fuente. 330 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Genus Tetramorium Mayr. T. caespitum L. — $ ? cf ; Centellas, Viladrau (Barcelone), leg. de Xaxars. T. caespitum, var. ruginode Stitz.— 2 ?; Pozuelo de Cala- trava, leg. de la Fuente; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. T. caespitum, subsp. punicum Sm. — 2 ?; Pozuelo de Cala- trava, leg. de la Fuente; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. Peut-étre que l'exemplaire de Pozuelo, comme l'a déjá indiqué d'une maniere douteuse M. le Dr. Santschi (1), appartient-il á une véritable variété. Subfam. Dolichoderinae. Genus Bothriomyrmex Em. B. meridionalis, var. hispánica Sant. — $ ? cT; Pozuelo de Calatrava *, leg. de la Fuente. cf (non décrit). Brun noirátre, appendices jaune grisátre. Lui- sant; pubescense moins développée que chez la ?. Tete environ aussi longue que large. Mandibules bidentées. Extrémité du scape atteignant l'ocelle median. 2.e article du funicule plus court que le 3.6 Ailes hyalines á nervures pales. Long., 2,5 mm. Genus Tapinoma Foer. T. erraticum, subsp. nigerrima Nyl.— 2 ? cf ; Pozuelo de Ca- latrava, leg. de la Fuente; Centellas, S. Feliu de Llobregat (Bar- celone), leg. de Xaxars. Subfam. Camponotinae. Genus Plagiolepsis Mayr. P. barbara Sant.— $ $; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Genus Camponotus Mayr. C. (Myrmoturba) sylvaticus Oliv. — $ ; Centellas, S. Feliu de Llobregat, Vallvidrera (Barcelone), leg. de Xaxars. (1) Op. c, pág. 241. DE HISTORIA NATURAL 331 C. (Myrmoturba) sylvaticus, subsp. pilicornis, var massilieti' sis For. — 5 ? cT; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. C. (Myrmoturba) aethiops Latr. — $ , Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. C. (Myrmo séricas) cruentatus Latr.— $ cf; Vallvidrera, Cen- tellas (Barcelone), leg. de Xaxars. C. {Myrmosericusyrufoglaucus, subsp. micans Nyl.— $ ; Po- jsuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. C. (Myrmentoma) lateralis Oliv. — $ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. C. {Myrmentoma) lateralis, subsp. /7/<7ea Leach.— $ ; Pozue- lo de Calatrava, leg. de la Fuente. Qenus Lasius Fabr. L. niger L. — $ $ cT; Centellas, S. Feliu de Llobregat, Vila- drau (Barcelone), leg. de Xaxars. L. niger, subsp. alienas Foerst.— $ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente; Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars. Z. flavas, var. myops For.— $ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. L. {Dendrolasias) fuliginosas Latr.— $ ?; Centellas (Bar- celone), leg. de Xaxars. Genus Fórmica L. F. {Serviformica) fasca, var. decipiens Bondr. — $^ ; S. Feliu de Llobregat (Barcelone), leg. de Xaxars; Pozuelo ae Calatrava, leg. de la Fuente. F. {Serviformica) fasca, subsp. glebaria Nyl.— $ ?; Cente- llas (Barcelone), Nuria (Pyrénées), leg. de Xaxars. F. {Serviformica) fasca, subsp. rufibarbis Fabr. — $ ; Cen- tellas (Barcelone), leg. de Xaxars. 332 BOLETÍN DK LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA F. (5. str,) rufa, var. rufo-pratensis For. — $; Nuria (Pyré- nées), leg. de Xaxars. Qenus Proformica Ruzs. P. nasüta, var. Ferreri Bondr. — $; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. Qenus Cataqlyphis Foerst. C. viaticas For.— $ ; Pozuelo de Calatrava, leg. de la Fuente. C. viaticas, subsp. hispánicas For.— 2 ; Pozuelo de Calatra- va, leg. de la Fuente. C. albicans, subsp. ibéricas Em. — 2 $ d*; San Feliu de Llo- bregat, Centellas (Barcelone), leg. de Xaxars; Pozuelo de Cala- trava, leg. de la Fuente. Sección bibliográfica. Lumiére {k.).—R6le des coUoides chez les Etres vlvants, Essai de biocoloidologie. París, 1921. Este interesante libro encierra una serie de experiencias y una nue- va teoría de tan grande interés una y otras, que creemos conveniente señalarlas en nuestra sección bibliográfica. Sabido es que los protoplasmas y los medios humorales en que se verifican los fenómenos Vitales son todos coloidales. Los coloides es- tán formados por micelas dotadas de un núcleo o granulo, moléculas de un cuerpo, insoluble en el medio en el cual existen, rodeado por otra substancia soluble, fijada por absorción, que es la porción activa de la uiícela. La micela, dotada de movimiento browniano, evoluciona, ma- dura, y por pérdida más tarde de la substancia perinuclear, se reúnen los granulos, se /Joscii/an , cesando en sus movimientos y vida, arras- trando a las células, o al humor, a las enfermedades y a la muerte, es decir, que el estado coloidal es Vida, es salud y la flosculación de las mi- celas, la pérdida de su actividad, es la enfermedad, el envejecimiento, la muerte. Lumiére apoya su teoría, que recuerda la del micoplasma de Eriksson, con experiencias que no podemos relatar, faltos de espa- cio. Ellas y su nueva teoría abren un vasto campo de estudio a la Bio- logía y a la Patología vegetal, como es fácil comprender, así como a la- de los seres animales y del hombre.— R. Gz. Fragoso. DE HISTORIA NATURAL 535 Knoche (ti).— Flora baleárica.— Etude phYtogéographique sur les lies Baleares.— Vo\. I. Montpellier, 1921. Es una obra interesante y digna de alabanza por el esfuerzo que representa. No ha podido, sin embargo, el autor documentarse total- mente acerca de cuanto hay hecho o publicado respecto de la flora, tan interesante de las Baleares, y aun cuando para realizarla ha hecho grandes esfuerzos, se notan lagunas en su trabajo, que necesitará al- gunos suplementos, de ios que aparecen los primeros al final del tomo que nos ocupa. No tuvo tiempo para revisar el interesantísimo Herbario de Rodríguez Femenias, visto a la ligera, según confiesa. No ha tenido presente la importante Exsiccata «Plantes d'Espagne» de Sennen. Tam- poco pudo estudiar el Herbario de Bianor, acaso el más rico de las Islas Baleares. De Pau y Font Quer sólo vio los tipos que ellos le comuni- caron. En cuanto a las listas de Criptógamas que preceden a la parte fanerogámica, no tuvo presente la obra del Sr. Casares-Gil sobre He- páticas publicada en 1919, ni tampoco las muchas publicaciones españo- las en que se citan multitud de hongos de aquellas islas. Repetimos es un esbozo de estudio fitogeográfico poco documentado para ser consi- derado como definitivo, pero meritorio. Lo que no es digno de alabanza es lanzarse a publicar sobre una flora, acerca de la que han hecho mu- chos estudios los botánicos españoles, sin conocer bien estos trabajos. R. Gz. -Fragoso. Hager (H.) y Mez (C, )•—£"/ microscopio y sus aplicaciones. Manual de microscopía práctica e introducción a las investigaciones mi- croscópicas. Traduc. de la 12.* ed. alemana por el Dr. F. Pardillo. 1 vol., 8.°, 348 págs., 459 figs. Barcelona, Gustavo Gili, 1922. Mez, que ha reformado totalmente el clásico manual de Hager, dice acertadamente en el prólogo que la obra está dedicada «por modo es- pecial a los principiantes; mas al propio investigador experto no ha de serle ocioso consultarla, porque muchos capítulos sintetizan cuanto a su tema científico concierne, y reducen a reglas prácticas y conci- sas lo que en otros escritos no se halla o es difuso y poco realizable». Aparte de un estudio del microscopio y de los métodos de obtención de preparaciones que sirve como de introducción a la obra, todo el libro es una continuada aplicación de los conocimientos micrográficos más modernos a la resolución de problemas de interés industrial, agrícola, higiénico, médico, etc. En la parte destinada a los Objetos microscópi- cos del reino vegetal, encontramos los medios científicos de reconocer las diferentes harinas, café, chocolate, etc., la investigación micrográ- fica de las maderas laborables y de las fibras textiles vegetales, con cla- ves dicotómicas para su determinación, así como un estudio de los hongos y principales bacterias causantes de las enfermedades en las plantas y animales. En la parte que trata de los Objetos microscópicos del reino ani- mal, después de un breve estudio de la sangre, esputos, orina, etc., pasa 354 boletín de la real sociedad española a estudiar las fibras textiles animales, y luego los principales parásito» microscópicos de interés práctico. La obra está escrita con claridad, y la traducción del Sr. Pardillo resulta de fácil y agradable lectura. La edición es cuidadosa, resultando claros los grabados gracias al buen papel empleado. Este libro, útil a todo el que disponga de un microscopio, lo será especialmente para los profesores de Historia Natural, que podrán, sin gran esfuerzo, mostrar a sus alumnos ejemplos que reúnan el interés científico y el de aplicación.— A. de Zulueta. M. de la Escalera {Ui.).— Especies del género Hylophilus (Col. Hy- lophilidce) de Fernando Póo p Guinea Española. Trab. Mus. Nac. Cieñe. Nat., Ser. Zool., núm . 43. Madrid, 1922. Es este trabajo resultado de las cuidadosas cazas verificadas por el autor en nuestras posesiones de África occidental, que le proporcio- naron un conjunto de 37 especies, de las que son nuevas 25, cifra ex- traordinaria, si se tiene en cuenta que de toda África se conocían tan sólo 58 especies de este género. El trabajo comienza por un cuadro sinóptico, con dibujos de deta- lles de todas las especies, al que siguen Varios cuadros complementarios para facilitar la determinación de las especies. Termina con un índice geográfico, que permite hacerse cargo con facilidad de la distribución comparativa del género en Camarones, Guinea española y Fernando Póo.-C. Bolívar y Píeltain. Jeannel {R.).—Silphidae Leptinidae (Coléoptéres) (Jf-e Serie) et Mor- phologie comparée du «Leptiniis testaceus>> Müll. et du «Plafypsyl- las cas/oris» Rits.— Arch. Zool. exp. et gen., t. 60, págs. 557-592. París, 1922. El estudio de los Leptinus de «Biospeologica» es el motivo de este interesante trabajo, en el que se hace un examen de dicho género com- parativamente a Platypsyilus. Es bien sabido que la posición de estos dos curiosísimos géneros ha sido muy discutida, hasta el punto de que para el segundo creó Westwood un orden especial, Achreioptera, y que aun en 1886, H. J. Kolbe quería asignarle un lugar entre los Malófagos. Sin embargo, después de los trabajos de Leconte (1872), nadie duda de que Platypsfllus sea un verdadero Coleóptero, pero su colocación den- tro de estos últimos, lo mismo que la de Leptinus, ha sido muy discuti- da. La idea hoy predominante es la de que son tipos de sendas familias del grupo Estafilinoidea. De este estudio resulta que ambos géneros son muy próximos, y que, por tanto, no se les puede colocar en familias diferentes, y que son Verdaderos Sílfidos, en los que deben formar una subfamilia especial, Leptininae, entre los Silfinos y Catopinos. Las diferencias principales que presentan entre sí son debidas al distinto grado de parasitismo y a DE HISTORIA NATURAL 355 la diferente etiología de sus huéspedes. PlatYpsyllus castoris es un pa- rásito constante de los castores (C. canadensis y fiber), mientras que Leptinus testaceiis es un parásito tan solo temporal de ciertos roedo- res (Evotomys glareolus, Arvícola terrestris amphibius y Apodemus silváticas), y probablemente también de una musaraña (^Sore^ araneus), y, por tanto, mucho menos modificado por la vida parasitaria. Además, Platypsyllus presenta otras modificaciones, principalmente en la cons- titución antenal, debidas a la Vida acuática. En el trabajo se describe el Leptinus vaulogeri n. sp. de Argelia. La subfamilia comprende también el Leptinillus validas, descrito por G. H. Horn, ectoparásito de los castores de Alaska, y probablemente el Silphopsyllas desmaniae, dado a conocer recientemente como ectopa- rásito del Myogale moschata. En la página 560 se da a entender que el Leptinas no ha sido nunca encontrado en las cuevas de España. Sin embargo, S. Uhagón (1) men- ciona un ejemplar recogido por I. Bolívar en la cueva de Oreña (provin- cia de Santander). -C. Bolívar y Pieltain. Dusmet y Alonso (J. M..).—Contríbación al conocimiento de los hime- nópteros de Portugal. Asoc. Esp. Progr. Cieñe. Congreso de Opor- to, t. VI. Madrid, 1921. Es una lista de 140 especies (la mayor parte Apidos y Véspidos), cazadas en diversos puntos de Portugal en los días próximos al Congre- so científico que celebraron en Oporto las Asociaciones de ambas na- ciones. Se describe un cf nuevo (Nómada orbitalis Pérez), y se hacen observaciones sobre varias especies. -Análisis del autor. Navas (P. L.).— Excursiones científicas realizadas durante el verano de 1920. Asoc. Esp. Progr. Cieñe. Congreso de Oporto, t. VI. Ma- drid, 1921. Reseña de los Viajes y lista de especies (unas 150 de Neurópteros, Tricópteros y afines, mas algunas de Ortópteros, Lepidópteros, Arác- nidos y Moluscos). El principal interés consiste en que buena parte se refiere a Andorra, región interesante y muy poco explorada. Las espe- cies nuevas fueron ya descritas en Broteria, 1921. —José M.* Dusmet. Jiménez de Cisneros (D.). — Observaciones sobre el desarrollo del mosquito ordinario. Ibérica, año IX, vol. XVII, núms. 418 y 426. Tortosa, 1922. Ya en el año anterior trató ligeramente esta materia el infatigable catedrático de Alicante. En los dos artículos recientes se ocupa de nu- merosas y Variadas experiencias, cuyo análisis ocuparía demasiado es- (1) S. Uhagón: Actas Soc. esp. Hist. Nat., t. XIII, pág. 5, 1884. 336 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA pació; pero recomiendo vivamente su lectura a todo aficionado a es- tas observaciones biológicas. Ha hecho variar la temperatura, la airea- ción y las sales disueltas en el agua, en que ha colocado las larvas, ob- teniendo deducciones, entre ellas que, para ciertas charcas que no hayan de utilizarse, podría ser conveniente echar sal común de la más barata, cuyo gasto es para mucho tiempo, pues, si se evapora, allí queda la sal. Al 1 por 100 hace morir las larvas. Se propone el autor continuar estos interesantes estudios y hacerlos sobre los mosquitos transmisores de las fiebres palúdicas. -José M.' Dusmet. Silva Tavares (J. da).— O Género «Perrisia» na Península Ibérica, Asoc. Esp. Progr. Ciencias, Congreso de Oporto, t. VI. Madrid, 1921. El ilustre naturalista portugués, ahora residente en España, de . 1098. Aranjuez (Madrid), Avril 1911. Terre des roches. Nous n'avons observé qu'un petit échantillon, á thalle pulvérulent jaune soufre, en mélange avec Psora decipiens Koerb. 25. Psora decipiens Koerb., Syst., p. 177; Flagey, Lich. d'Algérie, p. 68; Maheu, Lich. Montserrat, n° 63. Lecidea decipiens Ach. Méth., 80. Aranjuez (Madrid), Avril, 1911. Terre des roches. 26. Verrucaria rupestris DC, Fl. Fr., II, p. 317. Suances (Santander), Aoút 1913. Sur une pierre roulée. Spo- res rares et mal venues. 27. Endocarpon leptophyllum Ach., Méth., p. 197; Boís- tel, Noüv. Flore des Lichens, liere partie, p. 97; Pitard et Harm., Cañarles, p. 67. Endocarpon miniatum var. leptophyllum Fr. L. E., 408; Jatta, Syll. Italie, p. 159. Puebla de Montalbán (Toledo), Nov., 1913. Sur le mousse des roches. Un tres petit fragment (5 millim. de diamétre) associé á Parmelia conspersa. 2°— Tánger. 28. Roccelia phycopsis Ach., L. U., p. 440; Stiz., Lich. d'Afr., p. 39; Flagey, Lich. d'Algérie, p. 5; Maheu et Qillet, Lich. des lies Baleares, x\° 23. Sur les rochers maritimes. Tomo xxii.— Octubre, 1922. 23 354 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 29. Pseudophyscia aquila var. merldionalis MüIH, Lich., n^ 76; Harm., Lich. de Fr., p. 489; Olivier, Lich. d'Eur., I, p. 254 (sígnale aux fies d'Hyéres). Sur les roches siliceuses. Spores 1-septées, brun-noir foncé de 35-42 X 19-22. 50. Parmelía perlata Ach., Méth., p. 216; Harm., Lich. de Fr., p. 577. Sur les rochers. Thalle K -\- jaune; médulle CI. Kcl. + rose. 31. Xanthoria parietina var. ectanea Nyl., Prodr., p. 60; Oliv., Lich. d'Europe, I, p. 228; Maheu et Gillet, Lichens des lies Baleares, n° 38. Var. riitilans Ach.; Boistel, Nouv. Flore des Lichens, II, p. 70. Physcia parietina var. riitilans Harm. Lich. dcFr., p. 607. Sur roches siliceuses. 3°— Iles Canaries. Nota; Les plantes non signalées par MM. C. J. Pitard et J. Harmand dans leur «Contribution á l'étude des Lichens des lies Canaries», Sté. Botanique de France, Mémoire 22, 1911, sont si- gnalées par un astérisque (*). 32. Stereocaulon denudatum var. pulvinatum Th. Fr., Monogr., p. 351; Pitard et Harm., lies Canaries, p. 15. He Lanzarote. Sur les laves. 33. Roccella canariensís Darb., Bibl. Bot., 1898; Pitard et Harm., Canaries, p. 18. Lanzarote: Montaña Blanca y Caldera Blanca. Sur les laves. Médulle et sorédies Cl. + rouge; méd. I + bleu. 34. Roccella fuciformis Ach., L. U., p. 440; Stiz., Lich. d'Afr., 144; Pitard et Harm., Canaries, p. 18. He Lobos. Sur les rochers de la zone marítima. * 35. Alectoria nígrícans(Ach.)Nyl.,5). Le cortex et la médulle sont insensibles aux réactifs. 42. Anaptichia leucomelaena Wainio, Linh. Brésil, I, p. 128; Harm., Lich. de Fr., p. 448; Pitard et Harm., Canaries, p. 26. Anaptichia leucomela (Ach.) Boistel, Nouv. Flore des Li- chens, 2^ partie, p. 49. Physcia leucomela (Mich.) Stiz., Lich. Afriqae, 178. Lanzarote: Montaña Blanca y Caldera Blanca. Sur les troncs moussus. Thalle K + jaune, stérile. (*) Var. angustifolia Mull., Lich. Usamb., p. 249; Harm., Lich. de Fr., 449. Lanzarote: Montaña Blanca y Caldera Blanca. Vegete complétement sur les mousses en y adhérant. Ne difiere du type que par ses laciniures thallines tres étroites de 0,2 á 0,4 millim. tres peu canaliculées en dessous, les deux bords du cortex supérieur se rejoignant presque, complétement appliqués sur le substratum et nedé passant pas quinze millimétres de longueur. Stérile. Thalle K -|- jaune. * 43. Gyalolechia australis (Arnold, 1875). Lecanora {Gyalolechia) australis Nyl., in Lamy; Harm., Lich. de Fr., p. 855. Placodium australe (Nyl.) Boistel, Nouv. Flore des Li- chens, 2^ partie, p. 100. Squamaria australis (Arn.) Oliv., Lich. d'Eur., II, p. 44. He Lobos. Sur la lave. Nous rapportons á cette espéce la plante qui nous a été adressée et qui corresponde assez bien á la description donnée par l'abbé Har- mand, /. c, p. 855. Thalle jaune orange, assez uniformément étendu, appliqué, ne for- mant pas de rosettes bien délimitées, composé au centre de petites squames élevées, pressées, anguleuses á la base, arrondies au sommet, un peu plus longues et plus larges á la périphérie, convexes bosselées, simples ou divisées au sommet, K -|= rouge violacé foncé. Apothécies petites, assez nombreuses, terminant la plupart des DE HISTORIA NATURAL 357 squamules, d'abord innées, ponctiformes, puis dégagées et sessiles, le disque se dilatant et devenant plat, dun rouge vif cocciné, avec un bord propre moins coloré, le bord thallin jaune-blanchátre s'évanouis- sant promptement. Paraphyses longues et minees 1 , 5 2 a d'épaisseur, libres et flexueu- ses, simples; théques allongées claviformes de 65 70 x 12 a, renfer- mant 8 spores hyalines aigues á un ou aux deux bouts, rarement libres et bien formées, polocoelées, á loges plus ou moins rapprochées, pa- raissant á une cloison dans les théques jeunes, puis, étant libres, á deux cloisons, parfoisassez écartées et occupant alors environ le cinquiéme de la longueur des plus grandes spores, ce qui les fait paraitre 2 sep- tées, 15-21 X 3, 5-5 i^. Une spore nous donna 27 x 4-5 i^.. Epithecium jaunátre, thecium incolore, hypothecium ou incolore ou jaune Verdátre. Hymenium I 4- bleu; K + rouge violacé. 44. Lecanora sulphureoatra Nyl., Enum. Lich., 114; Stiz., Lich. Afriqíie, 228; Pitard et Harm., Cañarles, p. 51. Lanzarote: Montaña Blanca y Caldera Blanca. Sur la lave. 45. Lecanora campestris var. atrata Nyl., Lich. Parts, p. 57; Harm., Lich. de Fr., p. 982; Boistel, Nouv. Flore des Lich., 2e partle, p. 139; Pitard et Harm., Cañarles, p. 50 (Moins la variété atrata). He Lobos. Sur la lave. 46. Pertusaria communis var. rupestrís DC, Fl. Fr., II, p. 520; Harm., Lich. de Fr., p. 1122; Pitard et Harm., Caña- rles, p. 55. Lanzarote. Sur pierres roulées de nature basaltique. 47. BuelHa subdisciformis (Leight) Nyl., In Fl., 1878, p. 452; Stiz., Uch. Afrlque, p. 172; Pitard et Harm., Cañarles, p. 64. He Lobos. Sur la lave. * 48. Rhizocarpon obscuratum (Ach.) Krb., Syst., 261; Jai- ta, Syll. Italle, p. 428. Lanzarote: Sur la lave. Nous n'avons Vu qu'un tres petit échantillon associé á Lecanora sulphureoatra. Le thalle est brun obscur, finement aréolé; aréoles planes K + jau- ne. Apothécies innées, á disque noir á bord persistant plusclair que le thalle. Spores ellipsoides ou oblongues, d'abord incoloros, puis brunies murales de 40-60 ;j. x 19 22 ^. Epithecium brunátre, thecium incolore, hypothecium brun-noir. Hymenium I -f bleu; paraphyses K + violacé. 358 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Los Helíotaurus {Co'L. Cistelidae) de Marruecos de protórax rojo por Manuel M. de la Escalera. Todas las especies que aparecen en este cuadro obedecen al mismo sistema de coloración, con cabeza negra o azulada, protó- rax rojo-coralino y élitros negro-azulenco, tirando al violado en algunos casos; todas ellas son muy afines entre sí, y de las del mismo tipo argelinas e ibéricas, especies desnudas en protórax y élitros, sin pubescencia erizada ni sentada sobre esos órganos, y todas ellas tienen excavación pigidial en los machos, que hiende o entalla el sexto anillo abdominal longitudinalmente en casi toda su extensión en mayor o menor grado y forma para facilitar la salida del fórceps. Por melanismo en alguna especie, H. rufithorax Rttr. de Ma- rruecos, como en H. ruficollis F. de España, el protórax se tiñe de negro en totalidad o en parte, dando al insecto un aspecto ex- traño, produciendo aberraciones más que variedades, conviviendo con el tipo en las localidades, donde se hallan en un tanto por cien- to exiguo. En la misma localidad, generalmente se encuentran en rodales dos especies diferentes del grupo, que bajo la misma capa de co- loración y aspecto, encierran caracteres antitéticos, tales H. tan- gerianus Esc. y H. rufithorajr Rttr. en Tánger, Ceuta, etc., con y sin apéndice en la uña interna de los tarsos anteriores del cf res- pectivamente; como N. longitarsis Esc. y H. rufithorax Rttr. en Mogador, de tarsos en el c^ comprimidos lateralmente o ensancha- dos, y como H. Tournieri Pie y H. distinctus Lap. var. riff cri- sis Esc. en Xauen, de estrías cutrales hundidas e interrumpidas o superficiales y continuas, respectivamente. Llegando en momento oportuno, pueden recogerse estas espe- cies por centenas y millares sobre compuestas y umbelíferas; mas conviene no descuidarse, porque de la noche a la mañana desapa- recen en absoluto de la localidad en que tres o cuatro días antes pululaban, y prestar atención si en una localidad viven dos espe- DE HISTORIA NATURAL 359 cies homócromas, que generalmente se presentan y desaparecen a un tiempo: los cf buscan a las $ de diez a doce por la mañana con frenesí, y el resto del día parecen indiferentes los sexos, dormi- tando o comiendo sobre las flores. Cuadro de las especies marroquíes de este grupo. 1 (4) Uña interna de los tarsos anteriores del cT aparentemen- te más corta que la externa, por estar más encorvada, ganchuda y con un apéndice largo en su base, y muy |^ visible aun a simple vista. 2 (3) Tarsos anteriores del cf muy ensanchados (figura 1), ampliamente tanto como el fin de su tibia, con sus artejos sueltos y nada aglomerados, de lados casi paralelos y poco trapezoidales, considerados in- dividualmente, con los tercero y cuarto algo transver- sos, siendo el quinto muy fuerte y engrosado, con una hinchazón hacia su tercio anterior, y en ese punto visi- blemente m.ás grueso que el penúltimo y no más corto que los segundo, tercero y cuarto juntos. Abdomen y pigidio negros; estrías de los élitros profundas, e in- ^'^- '• terestrías convexas, casi costiformes; cara interna de las tibias anteriores pardo-rojiza, como los tarsos, a veces, y ge- neralmente más ensombrecidos éstos, y casi negros; excavación pigidial estrecha y profunda, de bordes cortantes y con el fondo cóncavo H. ruficollis F. subsp. tangerianus nov. (1). Loe. Tánger, Benzú, El Hacho de Ceuta, Rincón del Medik, Larache (Escalera). 3 (2) Tarsos anteriores del cf apenas ensanchados (f ig. 2), nota- (1) Subespecie litoral, recogida en Tánger por Vaucher y por mí, y citada de esta localidad por Baudi de Selve; negada ia existencia en Marruecos por Bedel y otros autores, como Reitter; mi citación de la ab. Tournieri Pie, atribuida a H. ruficollis F. por Seidlitz, es falsa, como se dirá más adelante al tratar de esa especie. En realidad, H. ru- ficollis F. de España y Portugal se diferencia de mi subespecie por tener los tarsos anteriores del cf i si bien ensanchados, no tanto como en ésta, siendo apenas tan anchos como el fin de sus tibias, con el quinto artejo tan largo como los segundo, tercero y cuarto juntos, todos ellos más aglomerados y siempre de un negro intenso en la forma típica, siendo también la especie de menor talla y más esbelta que la subespecie. 360 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA blemente menos que el fin de su tibia, eon sus artejos muy aglome- rados, con el tercero y cuarto muy transversos, y el quinto engro- sado desde la misma base, tan grueso como ellos y más largo que los tres anteriores juntos. Abdomen negro y pigidio'rufescente; estrías de los élitros superficiales e interestrías casi planas o apenas convexas; excavación pigidial ancha y profunda, pero no abrupta... A. B. A. Menor, más corta; tibias anteriores más rojizas y con sus tarsos algunas veces algo rufescentes, siem- pre más claros y más finos comparativamente; estrías laterales de los élitros no más débiles que las otras, e interestrías poco convexas, pero no planas, ni aun en la ?, y la puntuación más débil ^'2- 2. H^ distinctus Lap. var. plenifrons Frm. Loe. Uxda (Le Boul), Melilla, Restinga (Arias). B. Mayor, más larga; tibias anteriores negras y sólo rufescen- tes en su cara interna, y sus tarsos negros y más recios; estrías laterales de los élitros no más débiles que las otras, pero todas por igual muy superficiales, e interestrías planas, y la puntuación más fuerte H. distinctus Lap. var. riffensis nov. Loe. Monte Arruit (Cabrera), Xauen, Zoco el Arba de Arkeman (Escalera). 4 (1) Uña interna de los tarsos anteriores del cf tan larga como la externa y no más encorvada que ella, nunca ganchu- da, y sin apéndice en su base. 5 (6) Tarsos anteriores del d* muy ensanchados (figu- ra 5), tanto como el fin de su tibia, con sus artejos muy sueltos y nada aglomerados como los de //. riificollis F., subsp. tangerianus Esc, pero aún más paralelos de lados, rectangulares considerados individualmente, y nin- guno de ellos transverso, siendo el quinto largo y linear, nada engrosado y más delgado aún que el cuarto a simple vista, y tan largo como los segundo, tercero y cuarto jun- tos; patas anteriores claramente rojizas, coralinas e igual- mente sus tarsos; estrías elitrales profundas e interes- trías convexas; excavación pigidial ancha y profunda, de fondo plano H. rufithorax Rttr. Loe Mogador, Mazagán, Tánger, Ányera, Rincón del Medik, Larache, Alcázar (Escalera), Alcázar a Fez (E. Simón), Beni Mtir (Segonzac). Fig. 3. DE HISTORIA NATURAL 361 5' Protórax negro en vez de rojo, y los restantes caracteres, como en el tipo H. rufithorax Rttr ab. nigritulus Esc. Loe. Alcázar (Escalera). 6 (5) Tarsos anteriores del cf sencillos y muy distintamente más estrechos que la extremidad de sus tibias correspondientes; pígidio negro. 7 (8) Excavación pigidial estrecha y poco profunda, de fondo casi plano; tarsos anteriores del cT nada ensanchados (figura 4), pero no comprimidos lateralmente, con sus artejos segundo, tercero y cuarto distintamente más largos que anchos, pero menos de dos veces; de un negro intenso y en absoluto nada rufescente, siéndolo a veces, pero muy raramente, el fin de sus tibias en su cara interna; protórax muy curvilíneo de lados y moderadamente transverso; estrías elitrales profundas e interestrías convexas, y por caso extraordinario y único en el género, con las estrías no seguidas, sino irregularmente interrum- pidas y confundidas con las adyacentes ^'2- '*• sin plan ninguno (fig. 5), produciendo islotes desiguales en la superficie elitral en todos los ejemplares recogidos (más de un centenar de ambos sexos), lo que da a la especie facies de in- Fig. 5. secto mal desarrollado. Antenas largas y gráciles, pero ligeramente engrosados sus últimos artejos, visiblemente en el cT y aun más en la ?.. . . H. Tournieri Pie (1). Loe. Xauen (Escalera) al pie de las peñas de Mago, por encima de los 1.200 m. (1) El ejemplar macho de la colección Tournier que sirvió a Pie para describir su especie, y que tengo a la Vista, es una «béte de camou- flage*, sobre la cual el autor se permitió algunas fantasías al hacer la descripción. El tal //>o, en efecto, no tiene más que una pata anterior sin tarso, y cuya pata tampoco es suya, sino la de un H. ruficollis o de un H. dis- tinctus (no de un H. rufithorax)^ mal enchufada su coxa en la cavidad cotiloidea derecha del protórax de la víctima. Además, pegado en el pa- pel de la etiqueta manuscrita víTánger» del alfiler que soporta el insec- to, hay un tarso anterior de H. ruficollis F., pegado cara arriba, con apéndice en la base de la uña interna por tanto, como dice en la des- 362 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 8 (7) Excavación pigidial ancha y profunda, de fondo poco pla- no; tarsos anteriores del rf comprimidos lateralmente (fig. 6), con sus artejos enchufados unos en otros y extraordinaria- mente largos, con los segundo, tercero y cuarto más de dos veces más largos que anchos, rojizos como sus tibias, y a veces parte de los fémures del primer par, pero no tan rojos como los de H. rufithorax Rttr.; protórax no muy curvilíneo de lados y poco transverso; estrías eli- trales poco profundas e interestrías moderadamente con- vexas; antenas filiformes y en absoluto no más gruesos los artejos finales que los primeros H. longitarsis Esc. Loe. Marraquesh, El Kureimat, Zoco el Arba de Fig. 6. Haha, Mogador (Escalera). cripción original, razón por la cual Seidlitz ha sido puesto en confusión, complicada por el mismo Pie en su nota nBull. Soc Ent. France, 8 di- ciembre 1897, pág. 297». que hace decir a Reitter que H. Tournieri es próximo a su H. crassidactylus por la fe de Pie en su nota citada. Los otros caracteres de longitud del tercer artejo antenar, propor clones de la cabeza en relación con el protórax, etc., son comunes a todas las especies del grupo, y sólo queda en pie de la descripción el carácter accesorio de la estriación elitral, aquí fundamental y bien ex- traordinario, por cierto, que llevó a Seidlitz a considerarlo como una monstruosidad por mal desarrollo de H. ruficollis F., y a mí, en mi Catálogo de los Coleópteros de Marruecos, donde lo coloco como abe- rración de esa especie, siguiendo los textos. Por lo demás, la especie no es de Tánger ni de su interland, donde ningún entomólogo, por tanto, lo volvió a encontrar: debió algún mon- tañés de Xauen traer a Tournier el insecto en mejor o peor estado, pero no en el alevoso en que se encuentra, de «composición de trozos de diferentes especies», y descripción del engendro, hecho con ligereza y sin fijarse en pegaduras, mal hechas, desde luego. De todas suertes, el hallazgo auténtico de esta especie en Xauen ha servido para poder fijar el lugar que ocupa entre las especies ma- rroquíes, completar su descripción y darle Validez efectiva; porque M. Pie, a quien he pedido en comunicación los ejemplares a que hace referencia en la nota citada, no me ha contestado. DE HISTORIA NATURAL 363 Una subfamilia nueva de Himenópteros Calcidoideos por Ricardo García Mercet. En el año 1896, el ilustre entomólogo norteamericano doctor L. O. Howard describió, bajo el nombre de Anthemus chionaspi- dis (género y especie nuevos), un insecto que incluyó en la fami- lia de los Mimáridos, tribu de los Mimadnos, sin dud a teniendo en cuenta que el artrópodo en cuestión presentaba tarsos de cuatro artejos y alas con el nervio marginal muy corto y provistas de pes- tañas marginales de extraordinaria longitud. Realmente, estudiado el insecto a que estoy refiriéndome por los cuadros dicotómicos que insertan las obras dedicadas a los Hi- menópteros Calcidoideos y Proctotripoideos, hay que considerarlo como perteneciente a la familia de los Mimáridos, ya que se ajusta bastante bien a los caracteres generales que atribuyen a ésta los diversos autores. Así es que, dando por buena la asimilación asig- nada por Hov^ard a su género Anthemus, viene éste figurando en- tre los Mimáridos desde que se fundó, sin que nadie iiaya discutido la situación taxonómica en que se encuentra colocado. Pero nosotros hemos obtenido recientemente, con relativa abundancia, de hojas de Pinus halepensis atacadas por Leucas- pis pini, un insecto que responde exactamente a los caracteres atribuidos por Howard a su género Anthemus, y que específica- mente apenas difiere de su .4. chionaspidis. Este parásito, estu- diado por nosotros con la mayor atención, creemos que no encaja en la familia en que viene figurando, y opinamos que debe segre- garse de ella, para llevarlo, aunque con relativas seguridades de acierto, a la de losEncírtidos, y constituir dentro de ésta una sub- familia nueva, que establecería el tránsito entre los Encírtidos y los Afelínidos (1). En efecto; el género Anthemus ofrece de común con los En- (1) El insecto de referencia ha sido también examinado por el espe- cialista en Mimáridos Dr. Blood, de Bisbopston (Inglaterra), y por el Dr. Masi, del Museo de Genova, y ambos, como yo, opinan que el gé- nero Anthemus no corresponde a la familia en que ha estado incluido. 364 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA círtidos los caracteres siguientes: forma de las antenas, tanto en el sexo masculino como en el femenino; escudo del mesonoto en- tero, sin trazas ni vestigios de parápsides; axilas transversas, tri- angulares, aplicadas a la base del escudete; éste, grande, subtrian- gular; mesopleuras grandes, enteras, deprovistas de surco femoral; espolón de las tibias intermedias tan largo como el metatarso. A pe- sar de ello, el conjunto del insecto no recuerda el tipo de los Encír- tidos, sino más bien el de algunos Afelínidos de la subfamilia Pte- roptrinos. Pero Anthemus no creo que deba incluirse entre los Afelínidos. Estos presentan parápsides perfectamente diferenciadas; escu- dete corto y ancho, sólo en algunos grandes Coccophagus sub- triangular y alargado; axilas oblicuas al escudete; mesopleuras nor- malmente desarrolladas, frecuentemente con una impresión lon- gitudinal, y antenas casi similares en uno y otro sexo. Además, los Afelínidos ofrecen los palpos maxilares estrechos, delgados, mientras que los de Anthemus presentan el artejo apical piri- forme. Cuanto llevo dicho de este género y de sus diferencias con los Afelínidos establece también su separación de los Mimáridos. Por otra parte, los Mimáridos tienen alas y antenas de tipo que pudié- ramos llamar Proctotripoideo, al paso que las de Anthemus son de tipo marcadamente Calcidoideo. No olvidemos tampoco que los Mi- máridos son parásitos de huevos de otros insectos, en tanto que los Anthemus son parásitos de adultos de la tribu Diaspinos. Por todas estas razones, opino que el género en cuestión está incorrectamente colocado entre los Mimáridos, y que debe llevár- sele a los Encírtidos, estableciendo con él una subfamilia nueva, cuyos caracteres, así como los genéricos que le corresponden, expondré a continuación: Subfamilia Antheminae, nov. Caracteres.— Palpos maxilares gruesos, de dos artejos; pal- pos labiales rudimentarios. Antenas sin artejos anillos, desemejan- tes entre sí las del macho y la hembra. Escudo del mesonoto ente- ro; axilas pequeñísimas, transversas, aplicadas a la base del escu- dete o soldadas a éste; mesopleuras grandes, desprovistas de surco femoral. Alas estrechas, de bordes paralelos; pestañas mar- gínales mayores que la anchura máxima del disco; nervio submar- DE HISTORIA NATURAL 365 ginal bien desarrollado; nervios marginal y estigmático borrosos. Tarsos de cuatro artejos. Abdomen alargado. Observaciones.— Se distingue de Arrenofaginos por la forma y composición de las antenas; la longitud extraordinaria de las pes- tañas alares; la hechura de las alas y lo rudimentario de la nervia- ción de éstas. Se diferencia de Encirtinos por tener tarsos de cuatro artejos y las alas conformadas del modo expuesto. Difiere de Afelininos por carecer de parápsides; por la disposi- ción de las axilas; por la forma de las antenas y del escudete; por presentar los palpos maxilares engrosados y poseer cuatro artejos tarsales. De Pteroptrinos se distingue por los caracteres señalados ante- riormente, excepto el del número dé artejos de los tarsos. De Mimáridos se separa por la hechura de las antenas; confor- mación de las alas; nerviación de éstas; disposición de las axilas; falta de parápsides o de surcos parapsidales, y clase de víctimas que elige para pasar sus primeros estados (1). Género Anthemus Hov;?ard. Anthemiis Howard, Proc. U. S. Nat. Mus,, Vol. XVIII, pág. 643 (1896). Anthemus Schmiedeknecht, Gen. Ins , Vol. XCVII, pág. 498 (1909). Caracteres. — Hembra: Mandíbulas anchas, truncado-denti- culadas en el ápice; palpos maxilares de dos artejos, el apical grueso, piriforme; palpos labiales rudimentarios; ojos lampiños. Antenas insertas al nivel del borde inferior de los ojos, compues- tas de escapo, pedicelo, funículo de cinco a rtejos y maza entera, oblicuamente truncada en el ápice. Escudo del mesonoto entero, sin trazas de surcos parapsidales; axilas muy pequeñas, transver- (1) Debo advertir que algunos Mimáridos de! género Lymaenon pre- sentan el dorso del tórax conformado de un modo que ofrece cierta se- mejanza al de los Anthemus. Pero bien examinado, en Lvmaenon se observan surcos parapsidales, segmento medio grande y mesopleuras pequeñas. Por otra parte, los Lvmaenon tienen antenas y alas confor- madas como todos los Mimáridos, y que no ofrecen analogía con las del insecto que nos viene ocupando. Nada de lo que acabo de decir sig- nifica que existan ciertas afinidades entre Anthemus y Lvmaenon, pues uno y otro son absolutamente distintos y alejadísimos entre sí. 366 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA sales, soldadas a la base del escudete; éste, grande, alargado, sub- triangular; mesopleuras enteras, sin surco femoral. Alas anteriores estrechas; pestañas marginales larguísimas; nervio submarginal corto; nervios marginal y estigmático borrosos; alas posteriores es- trechísimas; pestañas marginales de extraordinaria longitud. Tro- cánteres monoarticulados; tibias anteriores con dos espolones; in- termedias y posteriores, con un solo espolón; tarsos de cuatro ar- tejos. Abdomen alargado, subtriangular; oviscapto saliente. Mac/io. —Diüere de la hembra por la conformación de las ante- nas. Funículo de seis artejos, con pestañas dispuestas en vertici- lo; maza estrechada hacia el ápice. Tipo.— Anfhemus chionaspidis Howard. Distribución geográfica. — Ceilán, Australia, España. Biología. — Los Anthemus son parásitos endófagos de Cócci- dos de la tribu Diaspinos. Observaciones.— Las axilas son pequeñísimas en los Anthe- mus, y aparecen completamente soldadas al escudete en la mayor parte de los individuos de la especie que hemos examinado; en al- gunos, sin embargo, se observa la sutura de separación de estas partes del tórax con el escudete. Del género Anthemus se conocen las siguientes especies: Anthemus chionaspidis Howard. Anthemus chionaspidis Howard, Proc. U. S. Nat. Mus., vol. XVIII, página 643 (1896). Distribución geográfica.- Isla de Ceilán: Pundoloya. Biología.— Parásito de Chionaspis graminis. Anthemus chionaspidis How., var. hilli Dodd. Anthemus ctiionaspidis hilli Dodd. , Trans. Proc. Roy. Soc. S. Austr . , vol. XLI, pág. 352 (1917). Distribución geográfica.— Australia: Darv^in. Biología.— Parásito de Chionaspis graminis, sobre hierbas. Anthemus emersoni Girault. Anthemus emersoni Girault, Insec. inscit. Washington, vol. VIII (1920). Distribución geográfica.— Australia: Queensland. DE HISTORIA NATURAL 367 Anthemus leucaspidis, nov. sp. Caracteres.— Hembra: Cuerpo de color amarillo de limón, con la parte inferior de la cabeza, el pronoto, el borde anterior h Fig. \.— Anthemus leucasoidis Mercet, hembra (muy aumentada). del escudo, las axilas, los ángulos pósticolaterales del metatórax y los fémures posteriores más o menos parduscos. Antenas lige- ramente ennegrecidas, con el pe- dicelo y el primer artejo del fu- nículo amarillos. Alas hialinas, un poco ahumadas en la base. Ovis- capto amarillo. Cabeza subcuadrangular, vista de frente; vértice mucho más an- cho que los ojos; estemas en trián- gulo equilátero, los posteriores separados de las órbitas internas por un espacio mayor que el diá- metro estemático; ojos pequeños, bastante convexos; mejillas sua- vemente convergentes hacia la boca, tan largas como el diámetro longitudinal de los ojos. Antenas insertas hacia el centro de la cara; radícula tan larga como el pedicelo; escapo ligeramente fusiforme, tan largo como los tres primeros artejos del funículo; pedicelo de Fig. 2.— Boca de Anthemus leucaspidis Mercet (muy aumentada). 368 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA casi igual longitud que los dos artejos siguientes reunidos; artejos del funículo más largos que anchos; el 1.° un poco menor que el siguiente; 2.° y 3.°, de casi igual longitud y anchura; 4.° y 5.°, un poco mayores, y sucesivamente más gruesos; maza apenas más larga que los tres artejos precedentes reunidos. Escudo del mesonoto más ancho que largo, finísimamente re- ticulado, con dos pestañitas cortas, en el centro, cerca del borde anterior; escudete grande, más largo que ancho, subtriangular, anchamente redondeado en el ápice, con dos pestañitas en la base; segmento medio cortísimo. Alas más bien estrechas; bordes ante- rior y posterior paralelos entre sí; nervio submarginal de longitud igual a ía quinta parte del ala; nervio marginal corto, borroso; nervio estigmático confuso; las mayores pestañas marginales, de doble longitud que la anchura máxima del disco; pestañas discales irregularmente esparcidas. Alas posteriores largas, estrechas; dis- co con dos filas longitudinales de pestañas; pestañas marginales de extraordinaria longitud. Artejos tarsales muy cortos; espolón de las tibias anteriores más largo que el metatarso; el de las tibias intermedias, tan largo como el metatarso; el de las tibias posterio- res, menor que el metatarso; peine de los metatarsos anteriores corto y apical. Abdomen triangular, mayor que la cabeza y el tórax reunidos; segmentos dorsales de casi igual longitud unos que otros, pero disminuyendo rápidamente de anchura del primero al último; espi- ráculos setíferos del 7.° anillo situados en la base de éste, junto al borde apical del sexto. Ovis'capto saliente, tan largo como los cuatro artejos de los tarsos intermedios reunidos. Longitud del cuerpo 0,635 mm. — del escapo 0,070 — — del pedicelo 0,050 - — del funículo 0,150 — — de la maza 0,105 — — de las alas anteriores 0,480 — Anchura máxima de las mismas 0,090 — Longitud de las alas posteriores 0,410 -- Anchura máxima de las mismas 0,028 — Longitud de las pestañas más largas de las alas posteriores 0,175 — Macho.— D'úiere de la hembra por los caracteres siguientes: DE HISTORIA NATURAL 3Q0 Vértice y frente amarillento-anaranjados, el resto de la cabeza ne- gruzco; dorso del cuerpo obscurecido, con el escudete ligeramente aclarado; antenas negruzcas. Patas de este mismo color; las pos- teriores, más obscuras; rodillas y extremidad de las tibias amari- llentas. Antenas casi tan largas como el cuerpo; radícula más larga que el pedicelo; escapo tan largo como el segundo y tercer artejos del funículo reunidos; pedicelo más largo que el artejo siguiente; arte- jos del funículo estrechados entre sí, con un verticilo pastañoso; primer artejo apenas más largo que ancho; los restantes, como dos Fig. 3.— Antena de Anthcmus leucaspidis Mercet, macho (muy aumentada). veces más largos que anchos; pero el 3.° y el 4.° los más largos; maza menor que los tres artejos precedentes reunidos. Axilas completamente soldadas al escudete. Armaduras genitales apenas visibles. Longitud del cuerpo 0,715 mm. — del escapo 0,095 — — de! pedicelo 0,035 — — del funículo 0,245 — — de la maza 0,100 — — de las alas anteriores 0,605 — Anchura máxima de las mismas 0,120 — Longitud de las alas posteriores 0,480 — Anchura máxima de las mismas 0,035 — Longitud de las pestañas más largas 0,195 — Distribución geográfica.— Provincia de Madrid: Madrid. Provincia de Segovia: San Rafael. Biología.— Parásito endófago de Leucaspis pini sobre Pinus halepensis y P. sylvestris. No hemos practicado observaciones biológicas sobre los primeros estados de A. leucaspidis, pero po- seemos varias hembras de Leucaspis pini tn cuyo interior aparece Tomo xxii.— Octubre, 1922. 24 370 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA la ninfa del Anthemus, en diversos períodos de su desarrollo. Una . ''^^-%3. ^^ ^'^^^ ^^^^ reproducida, con gran aumento, en ^S;^^J'^ la figura 4. Observaciones.— La $ se distingue de la especie típica y de su variedad por los carac- teres señalados en el cuadro dicotómico. El cT se diferencia por presentar los artejos intermedios del funículo tan largos o un poco más largos que el pedicelo, y por tener dos filas de pestañas discales en las alas posteriores. Macho y hem- bra deben distinguirse también de las formas exóticas por el lugar de inserción de las antenas. En A. leucaspidis se insertan al nivel del borde inferior de los ojos. En A. chionaspidis arran- can de cerca del borde de la boca, según la des- Fig. 4. cripción de los autores. Especies del género Anthemus. Cuadro dicotómico. Hembras. \- Tórax de color amarillo de limón; alas posteriores despro- vistas de pestañas discales o con dos filas de éstas... 2. —Tórax de color amarillo-pardusco, más obscuro a los lados del mesonoto y lados y base del abdomen; ojos de color purpú- reo; alas posteriores con una fila de pestañas discales (según la descripción de Howard) A. chionaspidis Howard. 2. Ojos negros; cabeza anaranjada: abdomen obscuro negruz- co; alas posteriores desprovistas de pestañas discales; artejos del funículo más anchos que largos; maza casi tan larga como el fu- nículo (según Dodd) A. chionaspidis var. hilli Dodd. — Ojos rojizos; cabeza amarilla, obscurecida hacia la boca; ab- domen amarillo; alas posteriores con dos filas de pestañas discales; artejos del funículo más largos que anchos; maza poco mayor que los tres artejos precedentes reunidos. . . A. leucaspidis Mercet. DE HISTORIA NATURAL 371 Noticia acerca de la existencia de Atilda zic-zac Sow. en Callosa de Ensarriá por Daniel Jiménez de Cisneros. El género Aturia no se ha citado todavía en España. Su en- cuentro se debe a una corta excursión realizada desde Callosa de Ensarriá a los yacimientos de Farines, localidad citada por M. R. Nicklés, y el motivo principal del viaje a la villa, el reconocimiento de la Sierra Almedia, que el autor francés señala como nummulíti- ca, habiendo yo recibido fósiles cretáceos. Callosa de Ensarriá fué uno de los cuatro puntos elegidos por M. Nicklés para hacer, con su estudio, su tesis doctoral, y estas monografías son los primeros trabajos geológicos det enidos que se han hecho de esta región. La villa está, en casi su totalidad, edi- ficada sobre el Eoceno, salvo una pequeña parte, NE., que apare- ce como Cretáceo indeterminado {\), que juzgo Cretáceo medio, y vecina a una gran mancha de Trías superior, con potentes ban- cadas de calizas negras, que desde hace muchos años he creído Raibliense, y que Nicklés, desconociendo esta formación, sospechó con gran acierto como perteneciente al Triásico superior. Estas calizas se benefician como mármoles de buena calidad y son hoy día objeto de una explotación muy activa. El río Guadalest, que sólo es una profunda rambla, corta la (1) Del mismo modo fué calificado el Cretáceo que reconoció a am- bos lados del barranco de Murta, en la falda SE. de la Sierra de la Cortina (véanse sus Recite re hes géolo^iques sur les terrains secón- daires et tertiaires de la provincia d' Alicante, lám. VI). Ambas forma- ciones son muy semejantes, y la de este último lugar la he reconocido como Ccnomanense, habiendo retirado una Stoliczka ¿a dispar á'Orb. sp. Sospecho también que algunos depósitos tenidos por aptenses sean^ en rigor, parte del tramo inferior del Cenomanense, como debe suceder en Sierra Helada, en donde he visto Hippurites en el camino del Faro y en rocas que yo hubiera calificado de este piso. Los cortes de estos rudistas se encuentran bien conservados y bien patentes en una gran roca situada a la derecha del camino, juntamente con otros lamelibran- quios. El inolvidable Sr. Mallada pasó largo rato contemplando estos fósiles. 372 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA campiña al S. de Callosa y queda en su margen izquierda una pe- queña Sierra, llamada la Almedia, que M. Nicklés calificó como nummulítica, y aunque creo que en gran parte lo sea, en algunos sitios debe aparecer el Cretáceo, pues de allí me han remitido unos Echinocorys idénticos a los de otros yacimientos del Cretáceo superior. En la margen derecha del Guadalest se encuentran unas lomas blanquecinas, parte en cultivo, a las que se llama Farines, sin duda por su proximidad a un pequeño yacimiento de creta maes- trichtiense(l). M. Nicklés le dedica unas líneas en la página 126 y cita unas cuantas especies de equínidos del Luteciense y la Num- mulites complánala, único Nummulites que señala, como así lo indica, aunque reconociendo la presencia de numerosas especies. La excursión llevada a cabo en compañía de varios alumnos míos dio por resultado el encuentro de muchos foraminíferos, entre los que he podido reconocer a primera vista: Nummulites complánala Defranc. N. Icevigata Lamk. N. Lucasi Defranc. A^. aturicus Leym. (N. perfórala auct.) A'', alacian s Leym. y su forma megaspherica o N. Guellardi d'Arch. N. (Assilina) granulosa d'Arch. Operculina cf. canalífera d'Arch.? Orthophragmina Archiaci Schlum. Es claro que el número de especies, es mucho mayor y que re- cuerda en un todo al Luteciense de Agost y de otros puntos ya citados (2). Uno de mis acompañantes encontró un pequeño y bello Nauti- lus, aquí representado, de ombligo muy estrecho y tabiques en número de quince en la ulterior vuelta, y las líneas suturales situa- das cada una en un plano, sin inflexiones ni curvaturas. No he po- dido clasificar esta especie. Buscando con cuidado se encontraron otras dos conchas, que reconocí como del género Aluria, y cuya descripción hago aquí: Es una concha completamente involuta, ombligo nulo, de unos 30 mm. (1) Es muy frecuente en la región encontrar los depósitos del Maes- trichtiense en contacto del Nummulítico. (2) Geología y Paleontología de Alicante, 1918. DE HISTORIA NATURAL 373 de diámetro a la altura del último tabique, 13 mm. en su mayor espesor, que corresponde a la proximidad de la columnilla, es de- cir, como a un tercio de la vuelta. Porción externa redon- deada. Sutura de los tabiques formando una línea en zic-zac, que ha valido el nombre a una especie, con una loba o seno lateral muy agudo y mayor, continuando la sutura forman- pig. i.~ Afana zic-zac Sow. ? y ^^autíius do una línea muy oblicua. slirS?^"" '^'^ ^^''"'^ ^^'"'°''' '^^ ^"" No puedo juzgar de la po- sición del sifón ni de la forma de los golletes sifonales, por tratarse de ejemplares piritosos, algo deteriorados y que no se prestan a la preparación. Los dos ejemplares encontrados son muy defectuosos, y sólo en uno de ellos pueden apreciarse los caracteres arriba dichos. Esta es la primera Aturia que se cita de España. Especies nuevas de Arthrodeis de Marruecos (Col. Tenebriónidos) por Manuel M. de la Escalera. Arthrodeis atlanticus sp. nov. Loe. Mogador, Agadir (Escalera). Long. 7 a 8 mm. Cuerpo oval, moderadamente alargado y estrechado en la re- gión humeral, notablemente más largo que ancho, globoso y negro mate. Cabeza con puntuación redonda y espaciada en el vértice y más densa en el epístoma, donde se hace rugosa; borde anterior del mismo tridentado, con sus tres dientes de igual longitud; el del centro, agudo, y los laterales, romos; con una costilla transversa muy elevada, encorvada hacia arriba en sus extremos y con una arruga longitudinal en el centro muy corta y más o menos acusada. 374 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Antenas cortas, con el tercer artejo casi dos veces más largo que ancho, poco menor que los dos siguientes reunidos, que son tan lar- gos como anchos, así como los siguientes; el noveno, algo mayor y más transverso; el décimo, muy voluminoso, subtrapezoidal, y el undécimo, globular y empotrado en el anterior, resultando la maza bien pronunciada. Protórax transverso con la escotadura del borde anterior bien marcada, poco entrante en su parte media, pero muy avanzada y rápidamente hacia los ángulos anteriores, que son bastante agudos y aguzados; ensanchado lentamente y casi en recto en sus lados hasta los ángulos posteriores, que son rectos y nada pronunciados hacia atrás; la base recta y sin reborde que existe entero en los lados y sobre el borde anterior y más fuerte sobre aquéllos que sobre éste; con puntuación redonda y espaciada, no muy fuerte n' profunda en el disco, y algo más cerca del borde anterior, nota- blemente sobre los lados y aún más sobre los ángulos anteriores. Élitros algo más largos que anchos, no muy globosos y declives lentamente desde su mitad, con puntuación como la del protórax en el disco hasta el medio de su longitud, haciéndose granujienta en el final y lateralmente. Patas moderadamente largas y robustas; tibias anteriores biden - tadas, con el diente del ápice más agudo y saliente que el anterior, que es obtuso. Prosternón con puntuación muy fuerte, profunda y contigua, formando arrugas transversas cerca del borde anterior, de cuyas fosillas nacen cerditas largas, rígidas y doradas; epipleuras proto- rácicas con fuertes rugosidades longitudinales, sin espacio liso por bajo del reborde protorácico, antes bien profusa y contiguamente sembrado de profundas fosillas pilígeras, tan fuertes como las del prosternón; mesopecto fuertemente estriado-rugoso longitudinal- mente en su totalidad; postpecto con arrugas longitudinales en la base y punteado en el resto; primer anillo abdominal con fuertes arrugas en la base también, y como el postpecto punteados luego; los restantes anillos y el pigidio, solam.ente punteados y con la pun- tuación más menuda y menos marcada que la del primer anillo; con br illo charolado todas estas partes inferiores. Basta a diferenciarla de A. oblongior Esc, que es la especie más próxima, la presencia en esta nueva de las fosillas pilígeras prosternales, de las que carece aquélla. DE HISTORIA NATURAL 375 Arthrodeis globulosas sp. nov. Loe. Casablanca, Mazagán (Escalera). Long. 5 a 6,5 mm. Cuerpo oval, corto, nada estrechado en la región humeral y escasamente más largo que ancho, negro y con poco brillo pero no mate, excepto en la cara inferior lustrosa. Cabeza con puntuación redonda, no muy densa en el vértice y bastante en el epístoma; en las proximidades de la costilla frontal transversa, bien pronunciada, pero no muy saliente; borde anterior del epístoma tridentado, con sus tres dientes de igual longitud no muy pronunciados; antenas cortas con el tercer artejo más largo que ancho, menos de dos veces y menor que los dos siguientes reunidos globulares; como los sexto, séptimo y octavo engrosados insensiblemente en el ápice; como el noveno transverso y ligera- mente más grueso que ellos; el décimo, subrectangular, más volumi- noso y el mayor de todos, y el undécimo, globular y muy empotra- do en el anterior. Protórax muy transverso, con la escotadura del borde anterior en curva seguida y pronunciada, con reborde interrumpido, estre- cho y poco levantado; de ángulos anteriores casi rectos y poco aguzados, bastante declives y nada divergentes; de lados ensan- chados hasta su mitad, en curva lenta y luego paralelos hasta los ángulos posteriores, que son rectos y nada prolongados hacia atrás, muy declives; con reborde marginal entero y estrecho estos bor- des; base recta y nada bisinuosa; disco con puntuación redonda y espaciada, poco profunda, apenas más densa en las márgenes. Élitros sumamente globosos en el disco, muy declives en el ápice, con la puntuación redonda y poco densa cerca de la base, como la del protórax, y adensándose más en la última mitad, pero sin hacerse granulosa de ningún modo. Patas cortas y fuertes; tibias anteriores bidentadas y estos dientes no muy aguzados, pero más el apical y generalmente romo el segundo. Prosternón con algunos puntos muy fuertes y espaciados, más densos por delante de las coxas; epipleuras protorácicas con es- trías fuertes y paralelas desde la base al borde anterior, con algu- nos puntos diseminados aquí y en el espacio liso y estrecho por bajo del reborde lateral protorácico; de estos puntos o fosillas en la parte media de las epipleuras y adosados al espacio liso hay cuatro o cinco mayores, de los que nacen unas cerdas rojas y dora- 376 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA das, más cortas que las de los fémures y tibias anteriores, pero bietr apreciables; mesopecto estriado longitudinalmente y por entero; postpecto y primer anillo abdominal sólo en la base estriados cor- tamente, y los demás anillos, lisos e imperceptible y muy aclara- damente punteados, así como el pigidio, sobre el cual la puntuación es algo más visible, pero no más densa; todas las partes inferiores del cuerpo son más lustrosas que la cara dorsal. Extraordinariamente parecida a A.glomeratus Fairm. , también de Casablanca, con el que es imposible confundirla, sin embargo, por la granulosidad elitral de esta especie y mayor densidad de puntuación, cuyos puntos son más del doble mayores, y de los cua- les parece brotar en el fondo un granulito en A. glomeratus. Muy parecida también a A. densepunctatus Esc. por la forma general del cuerpo, pero inconfundible asimismo por la mayor inten- sidad de la costilla frontal transversa, densidad y profundidad de la puntuación, ángulos anteriores y posteriores protorácicos diver- gentes y mayor aguzamiento y longitud de las denticulaciones tibiales en esa especie. Muy afín también de A. uamarensis mihi, que es la especie a la que quizás se asemeja más, pero de la cual basta a diferenciar- la sus ángulos protorácicos anteriores y posteriores, nada diver- gentes en A. globulosas Esc. Arthrodeis uamarensis sp. nov. Loe. La Uamara en Larache (Escalera). Long. 6 a 7 mm. Cuerpo oval, corto, muy globoso, escasamente más largo que ancho, negro y con poco lustre, pero no mate y con más brillo en su cara inferior. Cabeza con puntuación redonda y fuerte, más densa en el epís- toma que en el vértice, con una costilla frontal transversa recta y fuerte, bastante saliente, borde anterior del epístoma tridentado, con sus tres dientes de igual longitud, anchos, romos y poco sa- lientes. Antenas cortas con su tercer artejo vez y media más largo que ancho, poco más largo que los siguientes subrectangulares y casi globosos; los octavo y noveno, globulares y transversos, ligera- mente más ancho este último; el décimo, rectangular y deprimido, tan ancho como largo, y el undécimo, pequeño y muy empotrado en el anterior. DE HISTORIA NATURAL 377 Protórax muy transverso, con la escotadura del borde anterior seguida y pronunciada, con reborde ininterrumpido y poco levan- tado, pero algo más cerca de los ángulos anteriores, que son algo agudos, declives y ligeramente echados hacia fuera; ensanchados sus lados en recto hasta su mitady luego paralelos hasta ios ángulos posteriores, que son muy declives y rectos, nada prolongados hacia atrás y ligeramente divergentes; con reborde marginal entero y bastante fuerte; base recta; puntuación del disco redonda; bastan- te fuerte, pero no muy densa, y algo más en las márgenes y cerca de los ángulos anteriores, pero siempre menor y más aclarada que la del epístoma. Élitros sumamente globosos en el disco y muy declives en el ápice; con puntuación redonda y fuerte, algo más gruesa y conti- gua que la del protórax y apenas más en el ápice que en la base, en ningún modo granulosa, y a lo sumo escabrosa en la parte de- clive cerca del final. Patas cortas y fuertes; tibias anteriores anchas y obtusamente bidentadas, con los dientes romos. Prosternón punteado-ruguloso, con los puntos no muy fuertes; epipleuras protorácicos con estrías seguidas de la base al borde anterior, pero poco profundas, con algunos puntos en el espacio liso por bajo del reborde protorácico, pero desprovisto de fosillas pilígeras; mesopecto estriado por entero longitudinalmente; post- pecto punteado; primero y segundo anillos abdominales estriados en la base, y en el resto ligera y espaciadamente punteados, así como el pigidio, donde la puntuación es algo pero poco más visible que en los tercero y cuarto anillos abdominales, que parecen lisos, con lustre charolado, como toda la cara inferior del cuerpo. Difiere de A. globulosas Esc. por la falta de fosillas pilígeras de las epipleuras protorácicas de esa especie, por los ángulos pro- torácicos algo divergentes en A. uamarensis y francamente en- trantes en A. globulosas; de A. glomeratus Fairm., por la mayor esferoicidad del cuerpo en A. uamarensis y por la mayor intensi- dad, tamaño y contigüidad de la puntuación en la cabeza y protó- rax de A. glomeratus, así como por la falta en A. uamarensis de la granulosidad elitral que tiene esa especie. 578 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Contribución al estudio del aparato reticular de Golgi de las células vegetales por Manuel Sánchez y Sánchez. En 1914, con ocasión de nuestros estudios sobre el aparato re- ticular de Golgi en el tejido nervioso (1), aplicamos el método de Cajal a las células vegetales; pero jamás obtuvimos resultados satis- factorios y preparaciones decisivas que permitiesen hacer una des- cripción de dicha formación protoplásmica. Recientemente, Del Río-Hortega, con el dominio que ha logra- do del método de Achúcarro y de las variantes por él introducidas, ha obtenido imágenes del retículo de Golgi en diversas células ani- males (células nerviosas del cerebelo, hígado, etc.), en las cuales se sorprenden con gran claridad las trabéculas de! citado retículo, y lo que es más sorprendente, ha impregnado una formación espe- cial de las células vegetales, que nosotros hemos estudiado y que interpretamos como el aparato de Golgi. En la presente nota damos una ligera descripción de dicho es- tudio, como nota preliminar a un trabajo más extenso que pensa- mos publicar cuando, con material suficiente, lleguemos a estable- cer conclusiones definitivas, en relación con los diversos proble- mas morfológicos y fisiológicos del enigmático retículo descubier- to por Golgi en el año 1898. Los autores que más concienzudamente han estudiado el re- tículo de Golgi en los vegetales son Pensa y Guilliermond y Man- genot, cuyas descripciones concuerdan en parte con las nuestras. Delage, en sus magistrales estudios sobre físico-química celu- lar, llegó a la conclusión de que todas las formaciones de la célula responden a estados de equilibrio de los coloides que la integran, y Pensa, en sus investigaciones sobre el aparato de Golgi, sostiene de igual modo que el aparato reticular corresponde a determinadas (1) Sánchez y Sánchez (M): Recherches sur le réseau endocellulaire de Qolgi dans les cellules de Técorce du cervelet. Trab. del Lab. de Inv. biológ. T. XIV. 1916. DE HISTORIA NATURAL 379 substancias coloidales, cuyo equilibrio físico en el protoplasma está realizado bajo la forma de filamentos anastomosados. Muy recientemente (1922), Guilliermond y Mangenot, trabajan- do con métodos muy distintos, llegan a la conclusión de que el apa- rato de Golgi y el de Holmgren son superponibles, y que no res- ponden sino a estados distintos de evolución del aparato vacuolar. Nosotros pensamos que semejante comparación peca de atrevida en las células vegetales; nadie realmente ha descrito el aparato de Holmgren en dichos elementos, y dicha formación es distinta, por su morfología, del aparato de Golgi. Lo es por su situación: el aparato reticular es centrípeto, es decir, tiende a envolver al núcleo, en tanto que el aparato de Holmgren es centrífugo, es de cir, está situado en la periferia, inmediatamente debajo de la mem- brana, siendo a modo de hendiduras del protoplasma periférico. De aquí se deduce que en las células de escaso protoplasma no existe, por falta de espacio, el aparato de Holmgren; en cambio, el de Golgi es factor indispensable para la vida celular, y se le encuen- tra en toda clase de elementos anatómicos, sea cualquiera el orga- nismo estudiado. Lo que escribió nuestro maestro Cajal en 1915 en relación con la función del retículo protoplásmico podría afirmarse hoy mis- mo, a pesar de los años transcurridos, ya que los numerosos inves- tigadores que hemos abordado dicho tema no hemos hecho sino comprobar las descripciones de Cajal en diferentes sujetos de es- tudio. La figura adjunta, copiada con gran detenimiento y fidelidad, representa la formación reticular de las células del parénquima co- tiledonar de Faba vulgaris; lo que llama, desde luego, la atención es el espesamiento extraordinario de las trabéculas en determina- das regiones del protoplasma circundantes del núcleo, no igualado nunca por las formaciones trabeculares de las células animales. El contenido de estas trabéculas es granujiento, seguramente formado por lipoides y lecitinas, y capaz de experimentar numero- sos cambios en relación con el quimisnio celular. De estas enormes trabéculas, representadas en A, B, C y D, parten otras muy finas, que a veces se anastomosan, dando lugar a elegantes retículos. De los estudios de química celular verificados recientemente (1921-1922) por Marinesco, Herwerden y nosotros, se deduce que es necesario dar más importancia al protoplasma, en el metabolis- mo celular, de la que se le otorgaba generalmente; los oxidones 380 boletín de la real sociedad española específicos de la fecundación son elaborados en el protoplasma, como lo prueba el hecho de no haber podido revelarlos en el nú- cleo; en cambio, en los óvulos anucleados experimentalmente se Fig. 1.— Aspecto del aparato reticular de Golgi en las células del pa- rénquima cotiledonar de Faba vulgaris, impregnado con el método de Achúcarro-Río Hortega (X 1.100). observa una región perinuclear, que es fuente inagotable de fer- mentos oxidativos, indispensables para la vida celular. Esta región, ¿coincide con la situación del aparato de Golgi? Tal pensamos por el momento, y brindamos la respuesta a otros investigadores más capacitados que nosotros para resolver tan ar- dua cuestión. Un argumento de gran fuerza en pro de lo consignado es el desarrollo tan grande que adquiere el aparato de Golgi en aque- llas células que están sujetas a un proceso muy activo de oxida- ción protoplásmica; la célula nerviosa y el óvulo son los mejores ejemplos que pueden presentarse en defensa de dicha tesis, y el DE HISTORIA NATURAL 381 hecho de carecer de aparato de Golgi las células avejentadas de los tejidos vegetales. Por lo demás, la idea de que el aparato de Golgi es un agente muy importante en la elaboración de fermentos fué emitida por Cajal al estudiar dicha formación protoplásmica en las más varia- das células animales (1). Sección bibliográfica. Rodríguez y L. Neyra de Gorgot (EmiUo). — Tunicados existentes en la colección del Laboratorio Biológico- Marino de Baleares.— Fauna Balear —Boletín de Pescas, núms. 68 al 72. Madrid, 1922. En este trabajo, cita el autor 34 especies de tunicados del archipié- lago balear y del golfo de Valencia, dando al final de él una clave para la determinación de las especies que en sus páginas se mencionan. El trabajo del Sr. Neyra tendría, indudablemente, más valor, si hubiese consultado la Memoria de Heiden (H.), Ascidiae agregatae und Asci- diae compositae von der Insel Menorca, indispensable para abordar el estudio de los tunicados de Baleares, y que el autor no menciona en la lista bibliográfica que publica al final de su trabajo.— E. Rioja. Levainville {].).— Les gisements de potasse de la Catalogne. Ann. Geographie, t. XXX, p. 396-399. París, 1921. Descripción sumaria de los yacimientos de Cardona, Suria y Villa- nova de la Aguda, de desigual importancia desde el punto de vista de la riqueza en potasa. Capas potentes de sal gema, fuertemente plegadas, aparecen recubiertas por depósitos oligocenos de aspecto mucho más tranquilo. Unos las consideran como triásicas y otros como eocenas. En VillanoVa, los sondeos han revelado la presencia de dos capas de 3 me- tros de espesor de carnalita con 12 por 100 de potasa, y un poco más abajo dos capas de unos 2 metros de sylvinita con un 20 por 100 de potasa. Se está en un período activo de investigación. La exploración resul- ta difícil por el aislamiento de la región. — L. Mengaud. (Traducido de la /Per. de Géologie et des sciences connexes , troisémeannée, n. 1.) (1) Cajal (S. R.): Algunas variaciones morfológicas y fisiológicas del aparato reticular de Golgi. Trab. del Lab. de Inv. biológ. T. XIII. 1914. 382 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Moróder Sala {E.).— Indicación de las plantas sobre las cuales viven algunos Coleópteros de la región valenciana. An. Inst. Gen. y Técn. Valencia, Vol. VIII. 1921. Se descuida bastante, en general, por los entomólogos el dato refe- rente a la planta en que los insectos son cogidos. Hay grupos en que ello es poco interesante, pero en otros muchos es útilísimo, tanto por- que con él se puede hallar el insecto como porque esa relación puede dar lugar a formar juicio sobre las enfermedades de las plantas. En este trabajo se citan 83 especies de coleópteros y 81 de plantas, y hay dos listas inversas, esto es, una de insectos, agrupados por fami- lias, sefíalando la planta en que se hallan y la localidad, y la segunda, por familias de plantas, con los insectos hallados sobre cada una.— José M.* DUSMET. Navas (P.L.).— Efemerópteros nuevos o poco conocidos. Bol. Soc. Entom. de España, t. V, núms. 3-4. Zaragoza, 1922. Entre las ocho especies nuevas, la Rhithrogena lo^olaea es de Es- paña, hallada en Puig Hospitalet, Ull de Ter (Gerona), por el Sr. Co- dina.— José M.'' Dusmet. Fuente (J. M.* de la). —Catálogo sistemático - geográfico de los Co- leópteros observados en la Península ibérica, Pirineos y Baleares, Bol. Soc. Entom. España, t. V. Zaragoza, 1922. Continúa en casi todos los números la publicación de este útil Catá- logo. En el número 5 del tomo V (mayo 1922) alcanza la cifra de 202 géneros y 1.401 especies, con el Dolicaon illyricus. —josú M.* Dusmet. Hustache (k.).-Un nuevo Peritelus de España. (Col. Curculionidae). An. Inst. Gen. y Técn. Valencia, vol. VIII. 1921. Esta nueva especie fué cazada en Játiva, sobre Coronilla júncea, por el Sr. Moróder (E.).— José M.^ Dusmet. Rebel (Proí. ).—Lepídopferen von den Kanarischen Inseln. Verhandl. k. k. zool.-bot. Qesellsch. Wien, t. LXIV, cuads. 5 y 6, 1914. Ver- sammlung der Sekt. für Lepidopt. Cuatro especies nuevas: Hadena (Criujr) usurpatrix, Acidalia charitata, Tephroclystia (Gymnoscelis) Schulzi y Consíantia indi- natalis. Aunque publicado hace ocho años, creo que este trabajo no debe aún ser conocido por los lepidopterólogos españoles, por haberse recibido ahora los tomos de esta revista correspondientes a todos los años de la guerra.— José M.* Dusmet. DE HISTORIA NATURAL 385 Rebel (Prof.)- — Beschreibung einer Anzahl neuer Mikrolepidop- íerenarten oiis der Familie der Gelechiiden. Verhandl. k. k. zool.- bot. Gesellsch. Wien, t. LXVII, cuads. 1 y 2, 1917. Versammlung der Sekt. für Lepidopt. Entre las nuevas especies están Symmoca hispanella, de Sierra de Espuña (Murcia) (Korb!, 1909), 5". pleostigmella, de igual procedencia, 5. sericeella, que, además de hallarse con las anteriores, es también de Portugal y Túnez, y Plearota albarracina, de Albarracín (Korb!). José M.* Dusmet. Bernhauer (M.)-— A^ese StaphYliniden des tropischen Afrika. Ver- handl. k. k. zool.-bot. Gesellsch. Wien, t. LXV, cuads. 7 y 8, 1915. Entre numerosas especies nuevas, hay Varias de Fernando Póo.— José M.'' Dusmet. Bernhauer (M.).— Neue Quedíus- Arfen der palciarktischen Fauna. Verhandl. k. k. zool-bot. Gesellsch. Wien, t. LXVIII, 1918. Entre otras especies hay el Quedius (Raphirus) asturicus t.. sp,, próximo ai boops var. brevipennis. Se ha descrito sobre un antiguo ejemplar, de Asturias (Reitter) y otros muchos de Caboalles y Caneas, también en Asturias (Hummier!).— José M.^ Dusmet. Navas (L.). — Perlodes Cadevalli n. sp. Arxiu Centre Excurs. de Ta- rrasa, 1922, p. 39. Cazado en Nuria (Gerona) por D. José M.* Más de Xaxars.— José M.* Dusmet. Kr'xesche {R.).— Zar Kenntniss der afrikanischen Cladognathinen. (Col. Lucan.). Mitt. Zool. Mus., t. IX, cuad. 2. Berlín, 1919. El Prosopocoilus Kuntzeni sp. n. fué hallado en Guinea Española y Camarón.— José M.* Dusmet. Kolbe (H.) und Grouvelle (A.). — Ueber die clavicornen Coleopteren von SpanischGuinea. Mitt. Zool. Mus., t, IX, cuad. 2. Berlín, 1919. Después de consideraciones sobre distribución geográfica, y de una numerosa lista, por Kolbe, se describen 26 especies, casi todas de Gui- nea española, por Grouvelle.— José M.* Dusmet. Becker (Th.)- — Neue Dipferen meiner Sammlung. Mitt. Zool. Mus., t. X, cuad. 1. Berlín, 1921. Trabajo importante, de 93 páginas, con numerosas especies nuevas. Entre ellas están: Syrphus posticatus, tipo, 1 $ de España (Dr. Ca- brera Díaz), sin más datos; Eumerus pauper, sobre dos ejemplares de España; Chrysotoxum latifasciatum, sobre una ? de España, y Chr. gracile, sobre un cf de España.— José M." Dusmet. 384 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Enderlein (G.). — Ueber die phyletisch alteren Stratiomyiidensubfami- lien. Mitt. Zool. Mus., t. X, cuad. 1, Berlín, 1921. En las 63 páginas se describen muchas nuevas especies, entre ellas Xylomiña mibíla , de Andalucía (tipo 1 (^, cazado por Staudinger) y Allognosta Tessmanni, de Guinea española (tipo 1 $, cogida por G. Tessmann).— José M.* Dusmet. Grünberg (K.) — Zoologische Ergebnisse der Expedition des H. G. Tessmann nach Südkamerun und Spanisch- Guinea. Mitt. Zool. Mus., t. VIII, cuad. 1. Berlín, 1915. Aunque impreso hace siete años, creo que este cuaderno no se ha conocido hasta ahora en España, y por eso llamo la atención sobre un trabajo en que se describen 13 especies nuevas de nuestra colonia y los nuevos géneros Platynomorpha, Argyrobrithes, Psapharomys, Her- metiominma, Paraptecticns y Sagaricera.— José M.^ Dusmet. Sánchez y Sánchez (D.).- Sobre la existencia de un aparato táctil en los ojos compuestos de las abejas. Trab. Lab. Invest. Biol. Univ. Ma- drid, t. XVIII, fase. 4.° Madrid, 1921. Entre los numerosos y notables estudios que Ramón Cajal y sus dis- cípulos están continuamente publicando, ha habido bastantes sobre in- sectos, varios de ellos debidos al autor del que ahora citamos. El tema de éste es muy interesante. Son bastantes los insectos que tienen pe- los en los ojos compuestos. ¿Cuál es su objeto? Ya se había indicado que acaso fuesen un aparato táctil. El Sr. Sánchez, en un minucioso es- tudio de 38 páginas, con siete grabados, explica sus investigaciones y los diversos procedimientos técnicos usados. Como consideraciones finales, apunta que estos pelos de Apis mellifica (así como en los otros insectos que los poseen) constituyen un aparato táctil que, lógicamente, es de suponer que les sirve especialmente para los trabajos frecuentes y delicados que realizan en la obscuridad, evitando que los ojos se em- badurnen con la miel y cera, lo que les privaría de la vista perspicaz que necesitan en seguida para sus rápidos y largos vuelos de recolec- ción. Y aun sin ser en la obscuridad, las abejas y otros insectos utiliza- rán ese tacto para defensa de las córneas, cuando, muy cerca de algún objeto, no pueden verle, por no formarse ya la imagen. Con referencia a Phillips, dice que las abejas se frotan y limpian los ojos al salir de la colmena, lo que hace que los individuos viejos hayan perdido muchos pelos de sus córneas.— José M.^ Dusmet. Sesión del 8 de noviembre de 1922. PRESIDENCIA DE DON RICARDO GARCÍA MERCET El Secretario lee el acta de la sesión anterior, que es apro- bada. Presentaciones.— Es propuesto por el Secretario, para su ad- misión como socio de número, D. Antonio Pérez Robles, y por el Sr. Río-Hortega, D. Carlos Blanco Soler, Médico. Comunicaciones.— El Secretario lee una comunicación del Comité de Organización del Congreso Internacional de Geografía y Etnología que ha de celebrarse en el Cairo en el año 1925, invi- tando a la Sociedad, y a sus miembros en particular, a adherirse o tomar parte en el mismo, y anunciando el envío de circulares que indicarán oportunamente la fecha exacta de dicho Congreso y de- más detalles relativos al mismo. Asuntos varios.— El Sr. de Buen (D. Sadí), en contestación al Sr. Caballero, y en nombre del Dr. Pittaluga y en el suyo pro- pio, notifica que se ponen con mucho gusto en relación con dicho señor para estudiar el problema de la Chara como destructora de larvas de mosquito. Además, el Sr. de Buen promete gestionar de las autoridades sanitarias el que se verifique una experiencia en grande en una zona palúdica, para aquilatar exactamente el valor de la Chara en la profilaxia del paludismo, y asegura que sus ges- tiones serán recibidas con simpatía. Por último, el Sr. de Buen aprovecha el momento para indicar que en la campaña antipalúdica de este verano ha tenido ocasión de ver un nuevo caso de Hymcnolepis nana en Cáceres (locali- dad, Navalmoral de la Mata, en una niña); de encontrar por prime- ra vez el protozoo productor del kala-azar infantil en niños de las provincias de Cáceres y Toledo, y por primera vez en España, y en el pueblo de Berrocalejo (Cáceres), un pequeño foco de fiebre recurrente de Spirochaeta o Spiroschaudinnia recurrentis (Le- bert, 1874), protozoo conocido corrientemente con el nombre de Tomo xxii.— Noviembre, 1922. 25 386 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA espiroqueta de Obermaier. A disposición de sus consocios tiene preparaciones en depósito en los laboratorios de Parasitología de la Facultad de Alfonso XIII. Después de unas breves explicaciones mutuas entre los señores Caballero y de Buen, el Presidente felicita a ambos, y opina debe felicitarse la Sociedad por la forma satisfactoria en que se ha re- suelto su aparente discrepancia de criterio. —El Vicesecretario hace presente a sus consocios que, a partir del número de noviembre del Boletín, y como consecuencia de las nuevas bases establecidas por los obreros tipógrafos, el coste de las publicaciones de la Sociedad resultará recargado en un 20 por 100, lo que deben tener en cuenta los autores de los trabajos que en adelante se presenten, para reducirlos en lo posible y con- cretarlos a aquello que juzguen realmente importante. —El Sr. Ferrando, después de saludar a los concurrentes en nombre de los consocios de la Sección de Zaragoza, manifiesta lo siguiente: Que ha reconocido en el cauce del río Aguas, término de Mone- va (provincia de Zaragoza), limitante ya con la de Teruel, un yaci- miento fosilífero de facies, al parecer, lacustre, con moluscos gas- trópodos, principalmente Potámides, y restos carbonosos, todo ello de aspecto análogo a las formaciones descritas como induda- blemente oligocenas por M. Larrazet en la provincia de Burgos. Este nuevo yacimiento oligoceno, puesto al descubierto por la ero- sión en un barranco de la ribera derecha del referido río Aguas, pu- diera considerarse como una ventana que permite observar la for- mación oligocena subyacente, recubierta por el mioceno en la ma- yor parte de la superficie del valle del Ebro. —El Sr. Hernández-Pacheco (D. Eduardo), manifiesta el inte- rés que tiene la comunicación del Sr. Ferrando, por cuanto contri- buye a aclarar la obscura cuestión de la edad del terciario de la cuenca del Ebro, pues la existencia de la nueva localidad de oligo- ceno de facies de marisma permite suponer que el mar oligoceno se extendería de un extremo a otro de lo que es actualmente de- presión del Ebro, por la zona derecha de la cuenca, mientras que los yacimientos conocidos con fauna de mamíferos oligocenos indi- can la existencia de tierras emergidas hacia el E. Sobre estos yacimientos se extenderían, ocupando la mayor parte de la depre- sión, el mioceno continental por la parte S. de las provincias de Huesca y Lérida y N. de la de Zaragoza. La erosión, abriendo ven - DE HISTORIA NATURAL 387 tanas en algunos sitios, dejaría ver el subestrato oligoceno como el señalado por nuestro consocio el profesor Ferrando. — El Sr. Maynar propone a la Sociedad que tome a su cargo los trabajos de organización de los mapas íenológicos de España, en la seguridad de que la Sociedad es el único organismo en la Península que estaría capacitado para realizar esta labor, por el número de socios repartidos por toda España, y, sobre todo, porque, teniendo todos ellos los conocimientos necesarios para tal empresa, podrían, por adjudicación voluntaria, tomar a su cargo un sector. Pusoa disposición de la Sociedad, como base de pro- yecto para la organización en España, los datos comunicados ama- blemente por el profesor Werth, de Dahlem, y su colaboración per- sonal. El Presidente contestó al Sr. Maynar que, aunque la idea es desde luego plausible, nada puede resolverse de momento, por ser preciso tratar este asunto en Junta directiva antes de llevarlo a sesión ordinaria. Trabajos presentados. — El Vicesecretario entrega un trabajo del Sr. Rodríguez López-Neyra, titulado Notas helmintológicas, 4.^ serie; el Sr. Sánchez y Sánchez (D. Manuel), una Contribu- ción al estudio histofisiológico del tegumento de las semillas, y el Sr. Jiménez de Cisneros remite una nota titulada El gran de- pósito de fósiles liásicos en el Cerro de la Campana. Secciones.— La de Valencia celebró sesión el 26 de octubre en el Laboratorio de Hidrobiología, bajo la presidencia del profe- sor Moróte. El Presidente propone para socio numerario a la Escuela Nor- mal de Maestras, y el Secretario, a D. José Ventura González, licenciado en Ciencias y profesor auxiliar del Instituto. El Sr. Pardo presenta, en nombre de D. Carlos Pau, una co- municación titulada Delphinium mauritanicum Cosson, especie nueva para la flora de Europa. El Sr. Boscá (E.) pide conste en acta la satisfacción de la Sección por el homenaje dedicado por el Municipio de Gandía a la memoria del ilustre geólogo P. Leandro Calvo, y así se acuerda. El Sr. Boscá (A.) habla de una correría realizada por la Sierra Mariola, llamando la atención sobre el hecho de que se conservan en sus alturas algunos grupos de tejos. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Trabajos presentados. Sistema de las especies del género Asida de la Penísuía Ibérica Subgén. Glabrasida Esc. I."" nota. por Manuel M. de la Escalera. Las Glabrasida españolas y las africanas están íntimamente ligadas, así como las insulares G. ibicensis P. Are. y G. depres- sa Sol.; sin embargo, el protórax de las españolas es constante- mente punteado en la cara dorsal, sin granulos, excepto en algunas especies del S., donde se indican apenas, al paso que en las afri- canas las hay del tipo de las españolas de protórax punteado al lado de otras con granulos en la cara dorsal protorácica, tipo genuinamente africano, éste, que es predominante en el NO. de África, y que lo liga por este carácter a las Mach ¡asida, que no tienen ningún representante en España. Dentro de las Glabrasida españolas, existen cinco ramas. Las de la Sección I, que llamo tricostatae, de disco protorácico con puntos redondos, aislados, con las márgenes granulosas; élitros con tres costillas vagas más o menos anchas y granulos en los espacios intercostales, y más en los húmeros, estando confinada esta Sección en el S. de España, sin pasar del estuario del Gua- dalquivir ni llegar a la meseta manchega, siendo su tipo G. elon- gataSo\. Las de la Sección II, las incostnlatae, tipo G. laevis Sol., que habitan el SE. de la Península, y, corriéndose a lo largo del litoral Mediterráneo, llegan a Cataluña; sin costillas en los élitros, éstos punteados y nunca granulosos y puntuación discal protorácica re- donda y aislada, y márgenes punteadas. La Sección III, confinada en el N. y región Centro-Oriental de la Península, mis pluricostulatae, llegan por el E. al Mediterrá- neo a través de las incostulatae; pueblan la meseta manchega, donde conviven con las de la Sección IV, costulatae, la cruzan y DE HISTORIA NATURAL 389 llegan por el SE. al solar de las tricostatae, pero sin lanzar nin- guna especie al Occidente ni descender al Guadalquivir; \asplu- ricostulatae, de costillas elitrales múltiples, siete generalmen- te, tienen puntuación discal protorácica redonda, por lo general, y densa y élitros granujientos. Son de dos tipos, G. Zapateri P. Are. y G. terolensis niihi. La Sección IV, costulatae, en las que la puntuación protorá- cica es confluente, cincelada y otras veces redonda, presenta al menos tendencia costiforme en los élitros, más o menos, pero siem- pre granulosos o granujientos por entero o mezclados con alguna puntuación redonda cerca de la base y al largo de la sutura, gene- ralmente a base de cuatro costillas bien definidas, y aun alguna su- plementaria. Son tipos G. Goudoti Sol., G. gigas Duf., G. castel- lana Graells, y pueblan el Centro, Sur y Poniente de España. La Sección V , punctiilatae, con protórax de puntos redondos fuertes y élitros igualmente grosera y espaciadamente punteados y que a veces se hacen granujientos, ligándose a las costulatae, tienen pelos en los élitros aislados (G. punctipennis P. Are), y arrugas costiformes vagas. Viven las de este grupo en Extremadu- ra y Huelva. Sección I: tricostatae. Protórax punteado, con los puntos del disco redondos, gene- ralmente pequeños y espaciados, con granulillos sobre los ángulos posteriores protorácicos en algún caso, y siempre con las márgenes granulosas, brotando los granulos de una fosilla, de un fondo rugo- so o de una superficie lisa. Élitros costiformes, a base de tres costillas lisas, jamás cuatro, anchas o estrechas, y por lo general poco realzadas, a veces con sólo dos aparentes en el cT y otras con las tres apenas distintas en los dos sexos. 1 (2) Con granulillos sobre los ángulos protorácicos y sobre las márgenes, naciendo de un fondo liso; élitros con tres costillas lisas bien realzadas, con puntos redondos dispersos sobre ellas, granu- losos en los valles y los granulos más gruesos y más distanciados sobre los húmeros que en el resto del órgano.. G. Boscai sp. nov. Long. 13 mm. Loe. Liria (Boscá), 1 cT en Museo de Madrid. 2 (1) Sin granulillos sobre los ángulos posteriores, pero siem- pre sobre las márgenes, naciendo de fosillas o de un fondo liso. 390 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA 5(12) Qranulillos de las márgenes muy menudos, brotando de fosillas. 4 (5) Lados del protórax paralelos desde la base hasta el me- dio; sus ángulos posteriores poco prolongados hacia atrás y poco agudos; puntuación del disco fina y poco contigua, y su superficie casi plana o poco convexa en el c? y algo menos en la $; las már- genes anchas explanadas y poco levantadas; élitros con dos cos- tillas dorsales finas en el ^, poco realzadas y una lateral corta y casi indistinta en ese sexo; pero algo más salientes todas tres en la 5; granulación menuda y aislada, visible en la mitad final de los élitros, lados y húmeros, nula en la parte anterior de ellos y junto a la sutura; los granulillos, brotando del fondo alutáceo y brillante en el cf y en la $, que los tiene ligeramente más gruesos, inva- diendo más el dorso G. íbicensis P. Are. (1). Long. 15 a 18 mm. Loe. Ibiza (Pérez Arcas), en Museo de Madrid. 5 (4) Lados del protórax no paralelos en su primer tercio. 6 (11) Lados del protórax redondeados; sus ángulos posteriores entrantes. 7 (10) Élitros con dos o tres costillas anchas, vagas, poco real- zadas, pero bien destacadas sobre el fondo mate. 8 (9) Disco protorácico aplanado o al menos poco globoso, y espaciadamente punteado; márgenes más explanadas, a veces cor- tantes y no levantadas; élitros con dos o tres costillas lisas y va- gas, siendo las dorsales, cuando hay tres, más marcadas que la lateral, sobre todo en el (f , y estando generalmente tan aparente en éste como aquéllas en la ?; granulación de los valles, si bien menuda, muy visible sobre el fondo mate de los élitros G. elongata Sol. (A. Amori P. Are, A. laevigata Ramb.). Long. 12 a 15 mm. Loe. Bobadilla, Puente Genil, Alcalá de los Panaderos, Rute, Lucena, Osuna, Bujalance (Escalera), Espejo, Roda de Espejo, Jerez (Pérez Arcas), en Museo de Madrid. 9(8) Disco protorácico globoso, contigua y densamente pun- teado con puntos pequeños; márgenes gruesas y no cortantes, le- vantadas; élitros con dos costillas dorsales lisas, vagas y anchas y (1) Esta especie, completamente válida, no tiene nada que ver con A. depressa Sol., que pertenece a otra Sección, por sus élitros pun- teados sin granulación alguna. DE HISTORIA NATURAL 391 con la lateral indistinta; granulación de los valles menuda y poco señalada G. granadina sp. nov. Long. 12 mm. Loe. Granada (Escalera), en Museo de Madrid. 10 (7) Élitros con tres costillas anchas y realzadas, con pubes- cencia plateada densa, no muy corta y caediza en los valles, que les da el aspecto de nevados, y donde no existe, con granulosidad finísima y sumamente contigua y mate, de la que se destacan, en los bordes y húmeros, granulillos mayores; protórax de lados muy curvos, de ángulos posteriores entrantes, muy poco prolongados hacia atrás, apenas agudos, más bien rectos y aun obtusos en al- gún caso; puntuación protorácica muy fina y dispersa; márgenes moderadas y recogidas en el cT y menos levantadas en la ?, y en ambos sexos de bordes finos . G. Ardoisi sp. nov. Long. 12 a 14 mm. Loe. Galera (Ardois), en Museo de Madrid. 11 (6) Lados del protórax no redondeados en su tercio poste- rior; con los ángulos posteriores salientes divergentes; élitros con dos o tres costillas vagas, estrechas y poco realzadas, sin destacar- se mucho del fondo poco mate; puntuación discal protorácica fuer- te, redonda y contigua, acercándose la puntuación a la de las es- pecies del grupo costulatae; las márgenes anchas y poco levanta- das, con el reborde liso, grueso en sus dos tercios anteriores y amenguados hasta hacerse cortante en el tercio basal, con los án- gulos posteriores divergentes; granulación elitral de los valles me- nuda y poco distinta G. ¡nsularis sp. nov. Long. 11 a 14 mm. Loe. Isla de las Palomas en Tarifa (Escalera), en Museo de Madrid. 12 (3) Granulillos de las márgenes brotando de un fondo liso; especie muy pequeña, poco convexa en el rf y algo más en la ?; márgenes protorácicas comparativamente estrechas y poco levan- tadas, muy delgadas, traslúcidas y de bordes finos y cortantes; disco con puntuación finísima y superficial, aislada; élitros corta- mente ovales a veces, con vestigios de tres pliegues costiformes vagos y superficie con granulillos sumamente menudos, aislados, inapreciables sin fuerte aumento. Sin similar entre las españolas y morfológicamente al lado de G. subgracilis Esc, de Chafarinas, y G. políticollis Fairm., de Argelia G. gracilís All. Long. 9 a 11 mm. Loe. Almería (Escalera), en Museo de Madrid. 392 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Dos ascensiones a la Sierra del Algayat por Daniel Jiménez de Cisneros. La porción occidental de la provincia de Alicante se termina > lindando con el término de Abanilla (Murcia), en una alta montaña, que se levanta sobre las que la rodean de tal manera, que su cum- bre se divisa desde alta mar, a pesar de la distancia que la separa de la costa. El Algayat, que así se llama, forma el extremo de una pequeña cadena que, empezando en el Cerro del Rollo, bien cono- cido por los mármoles rojos que desde tiempo inmemorial se bene- fician, continuándose con el Cerro de la Cava y la Peña de la Mina, punto de mayor elevación, aunque muy pocos metros más, termina en el que nos ocupa. Dos puertos o gargantas permiten el paso a través de la cadena, aunque sus descensos hacia el S. son estrechísimas y peligrosas sendas. El primero, entre la Cava y la Peña de la Mina, es llamado de las Muías, y el segundo, recorrido por mí en el año 1914, entre la Peña de la Mina y el Algayat, con descenso muy peligroso, es el Collado Hondo. Los dos exceden de 900 m. de altitud. La recta que une los puntos culminantes está orientada N.87°E. a S.87°W., es decir, próximamente de E. a W.; pero el Algayat presenta ramificaciones o estribos, siendo el más notable el que se dirige al NNW-, dividido en dos por un surco profundo formado por una falla (?), que lo corta a lo largo, para terminar en dos gruesos promontorios rocosos, a modo de escalón, primer paso para subir al Algayat. El surco forma el Barranc fort, de rápida pendiente. Este largo estribo forma con la dirección de la Sierra un ángulo de unos 110°, próximamente. Las depresiones allí encerradas for- man un bello paisaje: la Umbría del Algayat, casi toda ella culti- vada. Al W. forma la montaña otros estribos, aunque mucho más cor- tos, y entre ellos, contando de N. a S., se hallan los barrancos de la Calera, del Salt y de la Zarza, este último con un sendero que sube hasta cerca de la cumbre, y los dos primeros, notables por los yacimientos de Lías alpino que contienen, con fósiles muy abun- dantes, ya citados en otro lugar. DE HISTORIA NATURAL 395- Estos datos sucintos se han hecho precisos para formarse idea de la región visitada y para relatar nuestras dos excursiones. No es ciertamente una cosa extraordinaria, pero sí digna de ser visi- tada, porque permite el conocimiento de la orografía de la región, desde la Sierra de Espuña, junto a Totana, hasta la Sierra Helada, de Altea. La costa se percibe claramente y se extiende desde Cabo Albir a Cabo de Palos. Hicimos la primera excursión el 9 de agosto, a las doce de la noche, aprovechando la claridad de la luna llena. Nos dirigimos primero al Cerro de Bartolo, que así llaman al escalón en que ter- mina el brazo occidental de que antes he hecho mención. La pen- diente se va acentuando a medida que se sube, llegando a 26° ha- cia la mitad, terminando en enormes rocas, a las que seasciende con ayuda de las manos. Como teníamos tiempo de sobra, hicimos fre- cuentes descansos y llegamos a vencer este primer escalón (715 metros) cerca de las dos de la madrugada. Nos guiaba el médico D. Trinitario Navarro Mira, muy conocedor de esta Sierra, y nos acompañaban el limo. Sr. D.José Cerda, Arcediano déla Cate- dral de Cuenca; su sobrino D. Jenaro, y el joven D. Enrique Al- bert Romero, agilísimo alpinista, que, tanto en las ascensiones como en la busca de fósiles, nos ha sido de suma utilidad (1). El camino que seguimos después forma un pequeño zig-zag,para acomodarse a la cuerda de la Sierra, subiendo en suave pendiente una gran parce de él. A las tres de la madrugada entramos en un bosquecillo (880 m.) de pinos, carrascas, enebros y lentiscos, que, a la luz de la luna, producía el más bello efecto. Clareaba el día cuando llegamos a la base del cono final (970 m.), y por rápida pendiente subimos hasta un pequeño collado con abundancia de ca- rrascas (1.060 m.), y pocos metros más arriba, se llega a la cum- bre (L075m.). Tomé allí muchos ángulos con la brújula y traté de obtener fo- tografías, que un descuido imperdonable volvió inútiles. Descendi- mos por el centro del Barranc fort, y a las diez y media de la ma- ñana llegamos al poblado. Se encontraron calizas blancas ceroides, con gastrópodos liásicos en la cumbre. En el Barranc fort, Ammo- (1) Al Sr. Albert, a quien cito aquí para demostrarle mi agradeci- miento, se debe el encuentro del yacimiento fosilífero del Cerro de Ayala, que hace muchos meses descubrió, amojonándolo con gruesas piedras, para poder encontrarlo después. 594 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA nites de la zona del Harpoceras Algovianum, con una fauna igual a la encontrada en la Sierra de Michavila, de que ya di cuenta a nuestra Sociedad. El percance sufrido en la primera ascensión, que volvió inútiles las fotografías, me hizo volver a subir, si bien por sitio distinto, aprovechando un camino vecinal, que nos permitió ganar más de 100 m. en carruaje y empezar la excursión desde el pie mismo de la Sierra. Organizaron el paseo los Sres. de Roca de Togores (D. Luis y D. Bernardino), y nos acompañaron el cura párroco, don José García, y el infatigable D. Enrique Albert, sirviéndonos de guías D. José Sánchez Rico, muy conocedor de la Sierra, y el guarda del monte Pedro Lucas, que nos prestaron gran servicio. Salimos el 15 de septiembre último, a las siete de la mañana, con un viento muy fresco del N., que, afortunadamente, fué amainan- do. Dejamos el carruaje a 665 m., en la llamada Casa de Aurelio, limpia y elegante casa de campo, en donde se nos surtió de cuanto necesitamos, y dirigiéndonos en seguida hacia el estribo peñasco- so del E., comenzamos nuestra ascensión, percibiendo desde aque- llas alturas paisajes de gran belleza. Teníamos que subir un esca- lón aún más pendiente y largo que el del Cerro de Bartolo, coro- nado por enormes cortes de roca semejantes a grandes torreones. Sólo por un estrecho portillo es accesible, y dirigiéndose a él algu- nos de mis compañeros, más ágiles y fuertes, subieron prontamente aquella altura. Los demás llegamos a las diez y media de la ma- ñana, encontrándonos frente al bosquecillo de que hablé en la pri- mera excursión, es decir, a 880 m. de altitud, separándonos el pro- fundo foso que forma el Barranc fort. Deteniéndonos mucho por causas imprevistas, llegamos a la cumbre poco después de las doce. Obtuve nuevas fotografías y se recogieron fósiles de la caliza blanca ceroide. Se descendió a las tres y media muy lentamente, para reconocer el terreno, y cerca de las cinco, los Sres. Roca de Togores (D. Luis) y Albert dieron con un abundante depósito de fósiles en la caliza roja de crinoides, de la que extrajimos muchas especies. Aunque muy expuesto, el descenso se hizo por el mismo sitio, y antes de la puesta del sol ocupamos el carruaje que nos condujo a la Algueña. Geología.— For Oolítico se han tenido la mayor parte de los lugares arriba mencionados, pues el Lías no fué dado a conocer hasta la nota que publiqué en 1912. Forma este último terreno todo el Algayat y la Sierra que casi paralelamente corre unos tres kilo- DE HISTORIA NATURAL 395 metros al N., conocida por la Solana del Algarejo, que desde el Cerro de la Cruz de la Romana se extiende hasta el Puntal de la Teja, a la vista de La Algueña. La faja de Lías se quiebra al ter- minar el Algarejo y la pequeña loma del tomillo, tropezándose en seguida con los estratos Nummulíticos, levantados en algunos pun- tos hasta la vertical, y superiormente por una pequeña mancha del Helveciense, en la que se abren las cuevas que sirven de domicilio al NE. de la Algueña. En el Algayat comienza otra faja de Lías, paralela a la anterior y desviada al W., entrando después en la provincia de Murcia hasta pasada la Sierra de Quivas. Esta Sierra, el Algarrobo, la Espada, la Sierra del Poste, la del Cantón y la Moleta de Togores son todas liásicas, como otros puntos de me- nos importancia, pertenecen todos a Murcia y su riqueza en fósiles no desmerece de la de los yacimientos de Alicante. Bordean esta gran faja el Nummulítico en la Balonca y la Fuente de la Zarza y pequeños asomos de Malm y de Barremiense. Paleontología .—'Ho siendo esta nota más que una breve rela- ción de nuestras excursiones, me limito a términos generales. Todo el Algayat es liásico alpino y las faunas son más antiguas a medi- da que se camina hacia el S. por la ladera W., pues la estratifica- ción, si bien cortada en muchos puntos, buza hacia el N. 38° E., con unos 18° de pendiente. Encuéntrase al pie de la llamada Peña del Sol, roca tajada de N. a S., y que sirve en aquellos campos para marcar la hora del mediodía, una riquísima fauna del Lotha- ringiense, ya citada (este Boletín, junio 1920), y su continuación se halla al N. del Algarejo, en donde aparecen los estratos del gran sinclinal que forma. Hacia la mitad de la ladera W. del Algayat aparecen (Barrancos del Salt y de la Zarza) las calizas marmóreas rojas y moradas, de estructura semicristalina, con fósiles análogos a los de la Espada, ya citados, aunque la fauna es más pobre. Un equivalente, con una asombrosa fauna de Braquió- podos y Cefalópodos, acabamos de encontrar en el cerrito de Aya- la, y que será objeto de otra nota. Todas estas formaciones tienen carácter de Pliensbachiense. Finalmente, el barranco de la Calera y el Cerro de Bartolo pare- cen o Pliensbachiense superior o la base del Doméñense, y su continuación se halla en lo más alto de la sinclinal que forma el Cerro de la Campana, último de nuestros encuentros de este pasado verano. La cantidad de Braquiópodos, más en número que €n especies, excede a toda ponderación. Hay capas de varios me- 596 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA tros formadas casi exclusivamente de ellos. En una breve excur- sión hemos traído centenares de ellos, desechando los que tuvie- ran una ligera imperfección. El yacimiento del estribo E., encontrado al descender de la Sierra, contiene especies del Lías inferior (Lotharingiense?), que sólo una dislocación explica se encuentren en aquel punto. La es- pecie clásica Pygope Aspasia Menegh., que allí es frecuente, al- canza un tamaño muy pequeño, aunque se trata de formas adultas (8—8—6 mm). Una Spiriferina brevirostris Opp., también de reducido tamaño; Zeilleria Hierlatzica Opp., bastante abultada; Rhynchonella plicatissima Quenst., Rh. curviceps Quenst., y pocas especies más. Calcidoideos nuevos de Francia por Ricardo García Mercet. El profesor R. Poutiers, director del Insectarium que tiene establecido en Mentón el Instituto de Investigaciones Agronómicas de Francia, me ha remitido para estudio dos especies de microhi- menópteros, obtenida la una como parásito dé la cochinilla //o - wardia zamiae y, la otra, del microlepidóptero Lithocolletis pía- tani. Efectuada la determinación de los parásitos de referencia, los considero como no pertenecientes a especies hasta ahora co- nocidas, y en vista de ello, procederé a describirlos en la presente nota, indicando las familias y subfamilias a que cada uno pertenece. Familia Eulófidos. Subfamilia Tetrastiquinos. Tetrastichodes platanellus nov. sp. CkRACTEUES.— Hembra: Cuerpo de color amarillo de limón, muy claro, con el pronoto, una mancha grande en la parte anterior del escudo del mesonoto, otra en la base de las tégulas, el dorsi- 11o, el segmento medio, el mesosternón, el borde apical del tercer segmento del abdomen y todo el segmento cuarto, verdoso metáli- cos o broncíneos; vientre amarillo. Ojos y estemas de color rojo DE HISTORIA NATURAL 397 obscuro. Antenas negruzcas, con el escapo blanco. Alas hialinas. Patas, incluso las caderas, de color blanco. Cabeza pequeña; frente más ancha que los ojos; estemas en triángulo obtuso, los posteriores más separados entre sí que del estema anterior, y tan distantes uno de otro como de las órbitas internas; mejillas convergentes hacia la boca, tan largas como el diámetro longitudinal de los ojos; éstos, lampiños; mandíbulas con un diente interno agudo y una ancha truncadura anterior; palpos maxilares y labiales uniarticulados, con una pestaña apical. Antenas insertas al nivel del borde inferior de los ojos, compues- tas de escapo, pedi- celo, dos pequeñísi- mos discos, funículo de tres artejos y maza triarticulac^a ; escapo cilindroideo, tan lar- go como el pedicelo y el primer artejo del pjg_ i._Antena de retrasUchodes p!atan,e/!us Niercet funículo reunidos; pe- (muy aumentada). dicelo más largo que ancho, ligeramente piriforme, con dos filas de pestañas gruesas, una en la base y otra próxima al borde apical; artejos del funículo más largos que anchos, con sensorios y pestañas largas aplicadas sobre la superficie artejal, el segundo algo mayor que los otros dos; maza más gruesa que el funículo, tan larga como los dos artejos precedentes reunidos, con sensorios y abundantes pestañas, termi- nada en una espina roma. Dorso del tórax convexo, finísimamente reticulado-escamoso; pronoto corto; escudo del mesonoto casi lampiño, entero, sin tra- zas de surco central, con una fila de seis pestañitas a cada lado; parápsides perfectamente diferenciadas, con una pestañita; escu- dete algo más ancho que largo, fuertemente convexo, con cuatro surcos longitudinales y cuatro pestañas largas; segmento medio chagrinado-escamoso, desprovisto de quilla central. Alas grandes, anchas; pestañas discales numerosas y apreta- das; pestañas marginales cortas; nervio submarginal como la ter- cera parte del marginal, poco mayor que el estigmático, con cinco pestañitas en el dorso; nervio marginal muy largo; nervio estig- mático de bordes paralelos, terminado en forma de cabeza de pájaro, con ocho o diez pestañas y cuatro celulitas apicales. 398 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Patas delgadas; espolón de las tibias anteriores muy corto y recto; espolón de las tibias intermedias más corto que el metatar- 80, éste algo menor que cualquiera de los tres artejos siguientes; fémures posteriores lige - ramente comprimidos y más gruesos que los in- termedios; tibias poste- riores con un espolón; metatarsos anteriores más cortos que los del segundo y tercer par. Fig. 2.- Ala anterior áe Tetrasfichodesplafanellus Abdomen OVal, alar- Mercet (muy aumentada). gado, tan largO COmO la cabeza y el tórax reuni- dos, estrechado en la base, bastante menos ancho que el tórax; todos los segmentos de casi igual longitud; el quinto, sexto y sép- timo más pestañosos que los precedentes. Oviscapto oculto. Longitud del cuerpo 1 ,000 — del escapo 0,175 — del pedicelo 0,065 — del funículo 0,335 — de la maza 0,262 — de las alas anteriores 1,440 Anchura máxima de las mismas 0,756 Longitud de ¡as pestañas marginales 0,031 ^(!Z¿?^í).— Desconocido. Distribución geográfica.— Francia: Mentón. Biología.— Parásito endófago de Lithocolletis platam. Observaciones.— El estudio de este Eulófido me ha ofrecido verdaderas dificultades. Se trata, indudablemente, de un tetrasti- quino, como lo demuestran la no exacta correlación de los nervios submarginal y marginal, la longitud del estigmático, la ausencia del postmarginal y los surcos dorsalesdel escudete. Dentro de los tetrasquinos, corresponde al grupo de géneros que carecen de sur- co central en el escudo del mesonoto y presentan cuatro surcos longitudinales en el escudete, la maza de las antenas triarticulada y dos artejos anillos entre el pedicelo y el primer artejo del funícu- lo. De los géneros así caracterizados, el Tetrastichodes (compues- to, hasta ahora, de especies americanas, australianas y asiáticas) DE HISTORIA NATURAL 399- es el que mejor parece convenir al insecto descrito, por la confor- mación del tórax, composición de las antenas y color del cuerpo que ofrecen muchas de las especies que comprende. Con el nombre de Cirrospilus vtttatits Walker se conoce des- de antiguo un insecto que, por la coloración del cuerpo, pudiera creerse corresponde a Tetrastichodes platanelliis. La descripción de C. vittatus, publicada por Thompson en su Hymenoptera skan- dinaviae, vol, V, pág. 201, deja lugar a dudas de si se tratará de mi Tetrastichodes. Pero la descripción original de Walker (Annals of Natural H/story, vol. I, pág. 308) aleja toda sospecha de que su insecto sea la misma especie que el mío, puesto que le atribuye caracteres antenales que no concuerdan de ningún modo con los de Tetrastichodes platanellus. Por otra parte, éste no puede ser considerado como un Cirrospilus, toda vez que presenta los ner- vios submarginal y marginal unidos en la forma propia de los Te- trastichus; las antenas, compuestas por el mismo número de arte- jos que las de éstos, y el nervio postmarginal, nulo. Familia Encírtidos . Subfamilia Encirtinos. Coccidencyrtus poutiersi nov. sp. Caracteres. — //(?/;7¿>/'í7. — Cuerpo uniformemente de color amarillento-tostado, con reflejos metálicos sobre la frente y el cen- tro del escudo del mesonoto. Escapo amarillento; pedicelo, prime- ro, segundo, tercero y cuarto artejos del funículo parduscos; quin- to y sexto artejos blancos; maza negra. Alas anteriores ahumadas, hialinas en la base, más fuertemente obscurecidas debajo del ner- vio marginal, con una banda transversal, hialina, en la terminación del nervio postmarginal; esta banda ligeramente interrumpida en el centro. Alas posteriores hialinas. Patas amarillentas, más claras que el cuerpo; tibias posteriores parduscas, excepto en el tercio apical. Cabeza casi lisa, tan ancha como el tórax; vértice y frente más largos que anchos; ojos apenas pubescentes; mejillas tan largas como el diámetro longitudinal de los ojos; mandíbulas con dos dientes y una truncadura. Antenas cortas, insertas cerca de la boca, separadas entre sí, en la base, por un espacio menor que la anchura de la frente; escapo ligeramente comprimido, tan largo- 400 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA como los cinco primeros artejos del funículo reunidos; pedicelo mayor que el artejo siguiente; primero, segundo y tercer artejos 4el funículo moniliformes; cuarto, quinto y sexto cilindroideos, un poco más largos que anchos V XXXV v^^,^-^.,^3.i,^í^,~rss*í^ y sucesiva y ligeramente más anchos del cuarto al sexto; maza oval-alargada, más grue- sa que el funículo, tan larga Fig. 3.-Antena de Coccídencrrfus poutiersi , r,,a+ro íirfpin<í nrprp- Mercet, ? (muy aumentada). ^^^^ '0^ cuatro artejos prece- dentes reunidos, con cuatro sensorios en cada uno de los artejos que la constituyen, ligera- mente truncada en el ápice. Tórax cuadrado, robusto, ensanchado hacia su extremidad pos- terior. Escudo del mesonoto casi liso, entero, sin trazas de surcos parapsidales; axilas separadas entre sí;escudete chagrinado, ancho, triangular; segmento medio cortísimo en el centro, lateralmente muy desarrollado; mesopleuras lisas, apenas estriadas en el tercio apical. Alas anteriores imperfectamente desarrolladas, tan largas como el tórax, desprovistas de pestañas marginales; disco con gru- pos de pestañas más gruesas, más largas y obscuras debajo del nervio marginal y hacia la región que corresponde al centro del nervio submarginal. Patas largas; espolón de las tibias intermedias muy grueso, tan largo como el metatarso; tarsos intermedios fuer- temente engrosados. Abdomen oval-subtriangular, más estrecho que el tórax; lados del último 'segmento retraídos hacia el ápice del tercio basilar. Oviscapto apenas saliente. Longitud del cuerpo 0,920 — del escapo 0,225 — del pedicelo 0,070 — dei funículo 0,270 — de la maza 0,215 Macho.— N[\iy diferente de la hembra. Cabeza y dorso del tó- rax de color violado-metálico, apenas brillante; segmento medio pardusco; pleuras violadas; abdomen violado-pardusco. Antenas pardas. Alas hialinas. Patas anteriores e intermedias blanquecinas; patas posteriores pardas. Frente algo más ancha que los ojos; estemas en triángulo obtuso, los posteriores más distantes entre sí que del estema anterior, separados de las órbitas internas por un DE HISTORIA NATURAL 401 espacio poco mayor que el diámetro estemático; mejillas más lar- gas que el diámetro longitudinal de los ojos. Antenas filiformes, insertas hacia el centro de la cara; escapo algo más largo que el primer artejo del funículo; pedicelo piriforme, más lar- v^ \ \ \,\^ \ go que ancho; artejos del funículo mucho más largos ^^^^' -^ \ que anchos, estrechados en- ■^'^ " ^ > ^ y '^ tre sí, más gruesos en el ^^ centro, con pestañas muy ^. , . , Fig. 4. — Antena de Coccidencvrtus poutiersi largas dispuestas en dos Mercet, cT (muy aumentada). verticilos; el quinto, el sex- to y la maza, con algunos sensorios longitudinales; mgza lanceola- da, abundantemente pestañosa. Escudo del mesonoto apenas convexo, más ancho que largo, finamente reticulado-escamoso, con algunas pestañitas obscuras; axilas algo separadas entre sí; escudete plano, ancho, triangular, chagrinado, mate, con pestañitas más largas que las del escudo. Alas normales; nervio marginal casi puntiforme; nervio estigniático en forma de cuña, con tres celulitas apicales; nervio postmarginal más corto que el estigmatice; línea calva completa, fuertemente ensanchada hacia la base; región basilar del disco, a partir de la línea calva, apenas pestañosa, con cinco filas incompletas de pes- tañas; región anterior del ala densamente pestañosa. Pestañas marginales de las alas posteriores tan largas como la tercera parte de la anchura máxima del disco. Trocánteres uniarticulados; cara interna de los metatarsos intermedios con una doble fila de siete espinitas romas; tibias posteriores con un espolón. Abdomen triangular, más corto y más estrecho que el tórax; superficie de los segmentos finamente reticulado-escamosa; lados del último anillo retraídos hacia el ápice del tercio basilar de la región. Longitud del cuerpo 0,840 — del escapo 0,140 — del pedicelo 0,055 — del funículo 0,640 — de la maza 0,220 — de las alas anteriores 0,970 — de las alas posteriores 0,590 Anchura máxima de las mismas 0,150 Tomo xxii.— Noviembre, 1922. 26 402 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Distribución geográfica.— Francia: Mentón. Biología.— Parásito de Howardia zamiae sobre Cfcas re- voluta. Observaciones.— Esta especie difiere bastante de los Cocci- dencyrtiis que conozco; pero la incluyo en este género no sólo por proceder de un Diaspino, sino por la conformación de las antenas, tanto en el macho como en la hembra, y por los caracteres de los nervios alares. Notas heimintológioas. (Cuarta serie.) Con dos especies nuevas del género Allodapa por Carlos Rodríguez López-Neyra. (Lámina VII.) Desde la publicación de nuestra última nota sobre la fauna ver- midiana ibérica (1), han aparecido en nuestro país varios trabajos ocupándose de gusanos parásitos, y como ha sido siempre nuestro propósito al redactar estas noticias reunir el mayor número de datos referentes a la helmintología hispana, hasta ahora tan esca- sísimamente estudiada, los iremos mencionando sucintamente al estudiar cada una de las especies encontradas en la región grana- dina, que seriaremos, según costumbre, por los animales en donde viven parásitos. Homo sapiens L. Hymenolepis nana v. Siebold, 1852 (no v. Beneden, 1858= Taenia aegyptiaca Bilharz, 1852, no Krabbe, 1869; Diplacanthus /ZÍ7/Z//5 Weinland, 1858). Esta especie, morfológicamente igual al H. frutera Stiles, \QG^=^Taenia murína Gmelin, 1790; Hymeno- lepis nana, var. f ratera Stiles, 1906), parásita intestinal de las ratas y otros múridos, ha sido establecida como distinta por Jo- yeux («Cycle évolutif de quelques cestodes; recherches experi- mentales, Supl. II Bull. Biol. France et Belgique, París, 1920, páginas 117-172), comprobando que los huevos procedentes de los (1) Bol. R. Soc. Esp. Hist. Nat. T. XX, 1920, págs. 75 90. DE HISTORIA NATURAL 405 cestodes humanos, ingeridos por los múridos, no originan los cisti- cercoides en las paredes intestinales, y, por consiguiente, no pro- ducen los gusanos adultos, y del mismo modo, los huevos de los pa- rásitos de las ratas tampoco prosiguen su evolución en el intestino humano; así, aun cuando las diferencias morfológicas sean muy exi- guas, las anotadas de orden biológico permiten considerarlas como especies distintas, que, en su adaptación, aun no han llegado a dife- renciarse grandemente por su forma. Hemos hallado en dos heces fecales de niños de Granada hue- vos correspondientes a la especie que nos ocupa, siguiendo la téc- nica de Telemann Lima, ligeramente modificada por nosotros, y que es como sigue: 1.°, se toman en distintos puntos de la mues- tra cinco o seis porciones pequeñas de heces, procurando recoger, si existen, trozos de membranillas blanquecinas, puntos hemorrá- gicos, filamentos y masas blanquecinas, etc.; 2.°, dichas porciones reunidas se diluyen en una pequeña cantidad de agua filtrada; 3.°, el conjunto homogeneizado por agitación se cuela a través de una tela metálica fina, comprimiendo el residuo que queda encima con la cabeza aplanada de un agitador (1), lavando el sobrante no co- lado con un chorrito fino de agua filtrada; 4.°, al líquido turbio ob- tenido se le adiciona un volumen igual de éter sulfúrico, agitando varias veces la mezcla; 5.°, este líquido se introduce en un tubo cilindro-cónico y se somete a la centrifugación durante uno a dos minutos, con lo cual se forman cuatro zonas superpuestas: la supe- rior, de éter con grasas disueltas; la siguiente, formada por grasas, substancias alimenticias y otros cuerpos sólidos en suspensión; la tercera, de agua con corpúsculos disueltos y en suspensión, y la última, o sea la del fondo, integrada por células vegetales, fibras musculares, quistes y huevos de los parásitos intestinales (2); 6.°, con una pipeta se toman de esta última zona unas gotas, extendién- (1) Este proceder permite desgarrar el cuerpo de los nematodes, y sobre todo los anillos de cestodes (ciclofilididos) cargados de huevos, los cuales no se encontrarían en el residuo de centrifugación, pues ya sabemos permanecen dentro del proglotis hasta la desintegración de él, por no tener el útero comunicación con el exterior. (2) Si la concentración de huevos no es suficiente aún, se puede se- parar con una pipeta las tres primeras capas indicadas, adicionando nueva cantidad de! líquido acuoso-etéreo, agitando para mezclar el re- siduo del fondo con el líquido incorporado, y se Vuelve a repetir la centrifugación del mismo modo. 404 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA doias sobre tres o cuatro portaobjetos; 7.^, protegidas por su co- rrespondiente cubreobjetos, se llevan las preparaciones al micros- copio, recorriéndolas en toda su extensión (1). Distanciados de los portadores del parásito no pudimos conse- guir los cestodes adultos que, seguramente, han de abundar para- sitando a los niños de nuestro país, y buena prueba de ello es que en Portugal, donde Bettencourt (1916, «Casos de infestacao pela H. nana em Portugal)/, A. Méd. Contemp. T. 34, p. 193) y Paez (1917, «Sur la fréquence des vers intestinaux chez les enfants de Lisbonne», Arch. Inst. Bact. Cámara Pestaña. T. V, p. 17-27), en Lisboa, y Machado (1916, «Helmintos e Protozoarios intestinaes entre nos; contribucao para o seu estudo no Porto»), en Oporto, han emprendido una investigación metódica de la fauna intestinal humana, encontraron huevos del diminuto cestode en un tanto por ciento bastante crecido (6,5 por 100). Recientemente nos ha sido remitido por sus autores, los docto- res S. de Buen y E. Luengo, una nota titulada «Un caso de H. nana» (nota preliminar, El Siglo Médico, 1921), describiendo el primer caso de parasitismo humano publicado en España, corres- pondiente a una niña de dos años y medio, habitante en Talayuela (Cáceres), obteniendo, merced a la oportuna medicación antihel- míntica, los cestodes adultos. Esta primera observación, las nues- tras y los datos referentes a Portugal nos permiten asegurar una frecuencia grande de tal parasitosis, ignorada hasta ahora en Es- paña, que ocasiona accidentes nerviosos graves y pertinaces du- rante la infancia, casi siempre incurables, si no se logra averiguar su origen por la investigación microscópica de las heces fecales y el tratamiento vermífugo repetido, como exige el ciclo evolutivo de la pequeña solitaria, que, como sabemos, puede efectuarse en el mismo intestino del paciente donde se desarrollan los cisticercoi- des a partir de huevos ingeridos, o los del mismo cestode habitan- te en el intestino en un período de tres a cuatro días, y sus esco- lex, rompiendo la vellosidad intestinal donde estaban enquistados, quedan en libertad en la luz intestinal, alcanzando su completo desarrollo al cabo de quince a treinta días. De cuanto acabamos de decir se deduce que sólo debe darse como curado un enfermo de esta teniasis cuando, después de un (1) Las preparaciones permanentes deben montarse en la glicerina- gelatinizada, bordeándolas con betún de Judea, lacre, etc. DE HISTORIA NATURAL 405 mes del tratamiento antihelmíntico, se compruebe por el análisis co- prológico la ausencia de huevos del H. nana. Hymenolepis diminuta Rudolphi, 1819.— El primer caso de parasitismo humano en España de este habitante, común en el in- testino de las ratas, ha sido dado a conocer por el Dr. Sadí de Buen en Palma de Mallorca (Rev. Clin. Madrid, abril, 1914, y Bol. Soc. Esp. Biología. T. III). En Granada hemos encontrado esta especie con bastante frecuencia en las ratas; así, no será ex- cepcional hallarlo en el intestino humano. Schistosomum haematobium Büharz, 1852 (= Gynecopho- rus haematobius Diesing, 1858; Bilharzia haematobia Cobbold, 1859; B. magna Cobbold, 1859; Thecosoma haematobium Mo- quin-Tandon, 1860; Distoma capense Harley, 1864). El primer caso de bilharziosis publicado en nuestro país se debe al Dr. Bil- bao (1897, Rev. Med. y Cirg. Prácticas. T. XLI, p. 664), quien refiere la historia clínica correspondiente en un hombre de cin- cuenta y tres años, que, en el período de seis meses, sufrió cuatro hematurias, y en la orina hemorrágica encontró el enfermo unos filamentos blanquecinos de 1-2 cm. de longitud por un milímetro de ancho, que el Dr. Bilbao reconoció como cuerpos del trematode en cuestión; el autor no indica ningún dato referente a los sitios don- de el paciente había residido, y quizás se tratara de una afección contraída en países donde es frecuente la bilharziosis vesical e importada a la Península; tampoco menciona su residencia durante la enfermedad ni su ulterior proceso, datos que tienen interés, por lo que después indicaremos. Un estudio médico completo del segundo caso de hematuria de los egipcios, registrado en nuestro país, debemos al doctor J. Sánchez Covisa («Un caso de bilharziosis vesical observado en Madrid», Arch. Med. Cirg. y Especialidades, 1922. T. VII, nú- mero 1, 8 abril); se trata de un hombre de veinticinco años, natu- ral de Lorca (Murcia), de oficio panadero; omitiendo la parte mé- dica, interesantísima, pero sin gran interés para esta Sociedad, y los datos consignados en tan excelente trabajo, sólo anotaremos que el enfermo permaneció durante varios años en Rosario de Santa Fe y Buenos Aires (Argentina), donde es enfermedad poco frecuente; además, el paciente indicó que en su mismo pueblo hay otros individuos que padecen hematurias indoloras, y que, como él, han vivido algún tiempo en Buenos Aires; el Dr. San- 406 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA chez Covisa no ha conseguido ver aún estos casos para confirmar si son otros nuevos de bilharziosis, suponiendo— en nuestro sentir, con mucha razón— que esta enfermedad es más frecuente en Espa- ña de lo que se supone, diciendo: «creemos, además, que de aquí en adelante los especialistas españoles estamos obligados a tener más en cuenta que hasta ahora la bilharziosis vesical en los diag- nósticos diferenciales de las hematurias espontáneas e indoloras, ya que en España existe una gran corriente de emigración a países donde esta enfermedad es endémica o muy frecuente». Siendo perfectamente exactos los anteriores conceptos, nues- tra manera de pensar discrepa algo de la de tan ilustrado médico, pues si bien es probable que el caso estudiado por él ha sido origi- nario de América, y asimismo los referidos por el paciente de aná- loga enfermedad en Lorca, no sería nada raro que tales individuos fueran importadores e iniciadores de focos endémicos en dicha localidad y casos análogos en otras, pues llegando sus orinas con huevos del trematode a las aguas dulces, los miracidios pueden hallar los animales intermediarios (1) donde originan esporocistos, redias y, por último, cercarlas, que, una vez libres, nadan en las aguas y penetran ya por vía cutánea o gástrica, ocasionando nue- vas invasiones en personas que, sin salir de la localidad, frecuenten (1) Son moluscos gastrópodos acuáticos, especialmente de los gé- neros Planorbis, BuIUniis, Pyrgophysa y otros. En la especie que nos ocupa, Leiper ha patentizado una atracción miracídica positiva y bien manifiesta en Egipto para el Planorbis boissyi, Pyrgophysa forskali, Lymnaea triincatulo, Bullimis contortris y B. dybowski, siendo estas últimas especies, en unión de la primera, donde preferentemente se ulti- ma la evolución; Becker ha infestado experimentalmente el Biillinus (Physopsis) africanus, y Bettencourt, Borges y Scabra, en Portugal, comprueban que el gastrópodo intermediario de esta especie en Atalaia (Tavira) es el Planorbis corneas, var. metidjensis. Para el Sch. Man- roni, Leiper demuestra que en Egipto es el Planorbis boissyi el animal intermediario preferido; Lutz, en el Brasil, reconoce que sólo son aptos para infectarse los Physa y Planorbis, comprobando la evolución com- pleta sólo en el Planorbis oliváceas; Iturbe y González, en Venezuela, demuestra que es el Planorbis gaadalapensis, mientras que en los Pl. caltratas y Ampallaria lateostoma sólo se inicia la evolución sin ultimarse. En el Sch. japonicum, según Myairi, es un Lymnaeus, pero Leiper y Atkinson comprueban se trata del Blanfordia (Katayama) nosophora. Sinton y Soparkar, en la India, demuestran que el Planorbis exüstüs es el animal intermediario del Sch. spindalis. Como se Ve, el número de especies trasmisoras es sumamente reducido en cada región. DE HISTORIA NATURAL 407 dichas aguas, ya como baños, por las ocupaciones a que se dedican (lavanderas, tejeros, panaderos, etc.). o en bebida. De cuanto acabamos de decir se deduce que sería muy conve- niente la visita mancomunada de médicos especializados, natu- ralistas y parasitólogos que estudiaran en Lorca las hematurias mencionadas, la fauna de las aguas utilizadas en aquella región, es- pecialmente las de cierta termalidad (25° a 45°), que parece influir favorablemente en la evolución, y los parásitos de los moluscos gas- trópodos, pues pudiera ocurrir en nuestro país algo análogo a lo observado en Portugal, donde en Santa Lucía (provincia de Algar- ve, cerca de Tavira) los Dres. Bettencourt, Borges y Scabra (1) han reunido hasta 31 casos, y Machado de Almeida (2), 16, todos ellos correspondientes a gentes que utilizaban las aguas de Atalaia para lavar ropas, permaneciendo en ellas con las piernas dentro durante gran parte del día; este sitio es el único infestado en Santa Lucía y el foco donde se adquiere la bilharziosis. La temperatura de estas aguas es constante de 25°, 5, según los autores portugueses, mien- tras que en Túnez, según Conor (3), las fuentes termales, focos de la bilharziosis vesical, tienen una temperatura comprendida entre 42° y 45°. En Lorca existen fuentes de termalidad análoga a las de Portugal, donde pueden reunirse las condiciones favorables reque- ridas en la evolución del Sch. haematobium, y de aquí la verosi- militud al suponer un foco autónomo de esquistosomiasis en nues- tro país, donde seguramente los dos casos publicados no serán fiel reflejo de los que en realidad existan, y muchos más se lograrán descubrir si los médicos tienen en cuenta las atinadas advertencias del Dr. Sánchez Covisa, anteriormente copiadas. (1) Los interesantísimos trabajos publicados sobre el particular son: Borges (J.), «Un cas autochtone de bilharziose en Portugal» (Ball. Soc. Poríugaise de Scien. Nat., 1921. T. IX, sesión 15 julio); Betten- court, Borges y Scabra: «La bilharziose vésicale en tant que maladie autochtone au Portugal (C. R. Soc. Biol. France, 1921. T. LXXXV, página 785); ídem, «L'hote intermedaire du Sch. haematobium au Por- tugal (loe. cit. T. LXXXV, p. 1.169); ídem, «La température de l'eau et la bilharziose á Tavira {loe cit. 1922. T. LXXXVI, p. 550); Bettencourt y Pereira da Silva: «Le systéme excréteur de la cercaire du Sch. hae- maiobium {loe. cit. 1922. T. LXXXVI, p. 1050). (2) Machado de Almeida (Tesis de Lisboa, dactilografiada), citada por Bettencourt, Borges y Scabra, 1922, p. 550. (5) Conor, A. 1910: Sources thermales et bilharziose en Tunisie, Biill. Soe. Path. Exot. T. 5, págs. 446-449. 408 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Ankylostoma duodenale Dubini, 1843.— Citado este parásito intestinal humano como especie hallada por nosotros en la provin- cia de Granada («Notas helmintológicas», 1.^ serie. Bol. R. Soc. Esp. H. Nat. T. XVI, 191f), p. 458), aunque sin especificar loca- lidad concreta, no hubiéramos vuelto a indicarla a no ser por haber adquirido nuevas observaciones, hasta el número de cuatro, todas ellas en tejeros y alfareros del pueblo de Lachar, que hasta ahora no se conocía como foco de anquilostomiasis en la Península. Bos taurus L., 25 autopsias. Taenia echinococcus v. Siebold, 1855 (Larva = Echinococ- cus polymorphüs Diesing). Hígado; dos veces (8 por 100). Gongylonema scutatum Müller, 1869.— Cuajar; una vez (4 por 100). Ovis aries L., 24 autopsias. Taenia echinococcus v. Siebold, 1853 (Larva = Echinococ- cus polvmorphus Diesing). Hígado; muy frecuente en el matadero de Granada. Equiis cabalhis L., 10 autopsias. Habronema microstoma Schneider, 1866 (= Filaría micros- toma Schneider, 1866; Spiroptera microstoma Schneider, 1866). Estómago; una vez. Habronema megastoma Rudolphi, 1819. (= Filar ia megas- toma Rudolphi, 1819; Spiroptera megastoma Rudolphi, 1819).— Cuando adulto, forma tumoraciones hasta del tamaño de un huevo de gallina en el estómago; en el interior de dichos tumores existe un líquido purulento-grisáceo bañando a los cuerpos de los nema- todes; las larvas localizadas erráticamente en heridas cutáneas o en la conjuntiva producen las dermitis y conjuntivitis granulosas, caracterizadas por la existencia de llagas, .con granulaciones rebel- de? a todo tratamiento (llagas de verano), o granulaciones caseosas en la conjuntiva, formas no raras en Granada y Córdoba entre los équidos. Estos nematodes (1), referidos a una filarla (Dermofilaria irri- tans Rivolta, 1868; Trichina uncinata Ereolani, 1860), cuyo es- (1) En el Congo belga, según von Saceghem, son larvas de la Habro- nema mitscae Cárter. DE HISTORIA NATURAL 409- tado adulto era desconocido, se ha comprobado corresponden a fases larvarias de la especie que nos ocupa, cuya evolución se efectúa sirviendo de ser intermediario la mosca doméstica, que se infesta cuando sus larvas comen los huevos de la Habronema existentes en los excrementos de caballos atacados por el parásito adulto; los embriones del gusano evolucionan en el múscido de ma- nera análoga a las filarías del perro en su paso por los mosquitos, sufriendo tres mudas; las larvas en el tercer estado van a la trompa de la mosca, y si los dípteros infestados pican en la conjuntiva o en heridas sencillas de la piel, las larvas abandonan la trompa, originando la habronemo sis cutánea o conjuntival, como designa Railliet a este padecimiento; si son depositados, siguiendo el mismo mecanismo, en las fosas nasales, alcanzan los bronquios, produ- ciendo la habronemosis pulmonar o peribronquitis nodular; pero en todas estas localizaciones no llegan a alcanzar el estado adulto, el cual se produce cuando las moscas chupan los labios de los équidos y las larvas son ingeridas llegando al sitio oportuno del tubo digestivo (1). Cylicostomum goldi Boulenger, 1917.— Colon y ciego; una vez. Cylicostomum tetracanthum Mehlis, 1831.— (= Sclerosto- mum quadridentatum Dujardin, 1845). — Colon y ciego; una vez. Equus asiuiis L., 15 autopsias. Ascaris megalocephala Cloquet.— Intestino delgado; dos ve- ces (13,5 por 100). Oxyuris equi Schrank, 1788 (= Mastigodes e^z//Zeder, 1803; Oxyuris mastigodes Nitzsch, 1866; O. curvula Rudolphi, 1803) = Intestino recto y ciego; dos veces (13,3 por 100.) (1) Los estudios sobre este interesantísimo ciclo evolutivo se deben, en primer término, a Ransom (1913, <íThe life history of H. muscae a parásita of the Horse transmitted by the House fly'>. U. S. Dept. Agr. Bar. anim. industry.—Bull. núm. 163), perfeccionados por Bull (1916- 1919), Hill (1918), Railliet y Henry (1915), Descazeaux (1915), Van Sa- ceghem (1917-18) y Roubaux y Descazeaux (1921, «Contribution á l'his- toire de la mouche domestique, comme agent vecteur des habronemoses d'equidés», Biill. Soc. Path. Exot. T. 14, págs. 471-506), memoria com- pletísima donde se establece el ciclo evolutivo en las moscas domésticas^ A\0 BOLETÍN DE La REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Equus caballus x E. asínus, 12 autopsias. Filaría haemorragica Railliet, 1885.— Tejido conjuntivo sub- cutáneo; provincia de Córdoba; su presencia se acusa durante la primavera y verano, por la formación de pústulas hemorrágicas in- doloras, de tamaño variable, entre el de un guisante y una avella- na, que una o dos horas después de formadas sangran y se cicatri- zan, para volver a formarse en sitio próximo después de unos días; esta dermatosis vermidiana hemorrágica desaparece con los fríos otoñales, para volver a presentarse en la primavera siguiente. Habronema microstoma Schneider, 1866.— Estómago; una vez (8,3 por 100). Cylicostomum tetracanthum Mehlis, 1831.— Colon y ciego; una vez (8,3 por 100). Strongylus vulgare Looss, 1900 (= Strongylus ármalas Ru- dolphi, de Poeppel; Sclerostomum bidentatumj. —Intestino grue- so y ciego, asociando su parasitismo al de la especie anterior; una vez (8,3 por 100). Ascaris megalocephala Cloquet. — Intestino delgado, fre- cuente. Canis familiaris L., 15 autopsias. Taenia echinococcus v. Siebold, 1853.— Intestino delgado, una vez, con muy pocos individuos (6,6 por 100). Felis domestica L., 40 autopsias. Dipylidium quinquecoronatum López Neyra y Muñoz, 1921. Intestino delgado (íleon) y primer tercio del grueso; seis veces (15 por 100). Esta especie, correspondiente a la sección Trinchesei, caracterizada por presentar en el róstelo algunos ganchos teniifor- mes, fué descrita por nosotros, y Muñoz Medina (Bol. R. Socie- dad Esp. HiST. Nat. Madrid, 1921. T. XXI, págs. 421-426), dife- renciándola de las restantes incluidas en dicha sección. Sus scrofa domestica L., 35 autopsias. Taenia echinococcus v. Siebold, 1853. (Larva = Echinococ- cus polymorphus Diesing).— Hígado; dos veces (5,7 por 100). DE HISTORIA NATURAL 41 1 Metastrongylus apri Qmelin, 1791 (= Strongylus apn'Gme- lin, \79\\ Si. parado j-iis lAehUs, 1831; Sí. longevaginatus Die- sing, 1831). --El culto profesor veterinario R. Castejón nos ha re- mitido varios ejemplares recogidos en Córdoba, indicándonos que es parásito pulmonar bastante frecuente en dicha localidad. Metastrongylus elongatus Dujardin, 1845.— Bronquios; cua- tro veces (1 1,4 por 100). Oryctolagus cuniculus alg-irus Loche, 25 autopsias. Taenía serialis Baillet, 1863 (Larva = Coenurus serialis P. Gervais). — El cenuro hallado tenía el tamaño de un puño, situa- do en el tejido conjuntivo del cuello (lado izquierdo), provisto de numerosas adherencias a los músculos y columna vertebral, siendo soportado muy bien por el conejo parasitado; una vez (4 por 100). Hepaticola hepática (Railliet, 1889); Hall, 1916 (= Trichoso- ma hepaticum Railliet, 1889; Thichocephalus hepaticus Ban- croft, 1893; Trichosomum (?) tenuissimum Leidy 1891, no Die- sing, 1851).— Hígado; una vez (4 por 100). Epimys norvegicus Erxieben, 40 autopsias. Hymenolepis diminuta Rudolphi, 1819. — Intestino delgado; tres veces (7,5 por 100). Capillaria annulosa Dujardin, 1845 (= Calodium annulosum Dujardin, 1845; Trichosoma muris-decumani Bellingham, 1845; De Molin, 1861).— Intestino; una vez (2,5 por 100). Trichiuris muris (Schrank, 1788) Hall, 1916 (= Trichoce- phalus muris Schrank, 1788; Mastigodes muris (Schrank, 1788) Zeder, 1803; Trichocephalus nodosus Rudolphi, 1809). — Intesti- no ciego; dos veces (12,5 por 100). Gallus g-allinaceus Pallas, 230 autopsias. Las especies de subulúridos, citadas por diversos autores como parásitos intestinales de la gallina casera, son el Heterakis (Alto- dapa) differens Sonsino, 1890, habitante frecuente del ciego y recto, hallado por Sonsino en Pisa (Italia) y citado por varios auto- res (Railliet, Travassos, Barreto, etc.) en otras localidades de Eu- 412 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA ropa y América; el Heterakis (Allodapa) suctoria Molin, 1860, de los Caprimiilgus, ha sido citado como parásito de la gallina por Gendre (1909), Railliet y Henry (1915), Seurat (1914) y Qe- doelst (1916); por último, Travassos (1915, «Sobre as especes bra- sileiras da Subfam. Heterakinae», Mem. Inst. Oswaldo Cruz. T. V, fas. 5, p. 271), da como parásito de la gallina, seguramente por confusión, el Heterakis (Allodapa) strongilina Rudolphi, 1819, correspondiente al grupo Crypturi forme. Barreto (1919, «So- bre as especies brasileiras da Subfam. Subulurinae^, Mem. Inst. Oswaldo Cruz. T. XI, fase. 1, págs. 10-70, 24) refiere todas estas formas a la Subulura (Allodapa; differens Sonsino, 1890, que considera como único parásito del género en las gallinas caseras. Habiendo reunido nosotros bastantes ejemplares correspondien- tes a la especie estudiada por Gendre y Seurat y clasificada como Allodapa suctoria Molin, hemos visto que si bien presentan gran- des analogías con las formas indicadas, difieren de ellas en varios caracteres que creemos permiten individualizarlos como especie nueva, desde luego afín a las de Molin y Sonsino, y que describi- remos, dedicándola al eminente profesor de parasitología de la escuela de Medicina de París Dr. E. Brumpt. Allodapa Brumpti nov. sp.— Subulúrido de color débilmente amarillento, con la extremidad cefálica arqueada, con la concavidad situada en la cara dorsal del nematode; alas cefálicas estrechas, finamente estriadas, en dirección transversal y llegando hasta el sexto anterior del cuerpo (lám. VII, fig. 1), es decir, bastante por detrás del bulbo esofágico; cavidad bucal típica de una Allodapa, y, por tanto, dividida en dos zonas bien diferenciadas, con tres dientes pequeños situados en el comienzo del esófago; la longitud de éste y el bulbo piriforme en que se continúa después del estran- gulamiento de unión es V7)25 de la total del cuerpo en los machos y '/9,5 en las hembras; anillo nervioso rodeando al esófago propia- mente dicho y hacia el primer cuarto de su longitud; intestino en- sanchado en su unión con el bulbo esofágico. Machos.— Lon^úwá total = 6,9 a 10 mm.; latitud máxima = 540-420 1'-. Cuerpo adelgazado gradualmente a partir del primer tercio; cola corta (250-515 i^^), terminada por una punta larga y del- gada de 85 a 105 v-; su longitud es la tercera parte de la distancia comprendida entre la cloaca y la punta caudal. Alas cefálicas ma- nifiestas; ventosa precloacal elíptica alargada, sin reborde quitino- DE HISTORIA NATURAL 415 SO, de 170 a 220 u- de lo ngitud, situada a 340-500 \>- por delante de la cloaca y a 590 815 ;j- de la punta caudal, rodeada de músculos ra- diales muy visibles. En la cola se disponen diez pares de papilas, cinco pares postanales y cinco preanales; entre las postanales, y contando desde la punta caudal a la cloaca, se disponen dos pares de papilas pequeñas más próximas a la línea media y cercanas a la punta caudal, un tercer par algo mayores y laterales, y dos pares también más acercadas a la línea media, de papilas mayores y más distanciadas entre sí (lám. VII, fig. 2); los poros de las glándulas caudales están bien manifiestos, situándose entre el segundo y ter- cer par de papilas, semejando a un par de diminutas papilas, que es como muchos autores las han considerado (1); las preanales son: dos pares de papilas próximas entre sí y situadas a los lados del ano (adanales), un par por delante del ano, y próximas a él, un par a los lados de la ventosa y hacia la mitad de su longitud o un poco por delante, y otro par (el noveno) dispuesto al primer tercio de la distancia comprendida entre el borde posterior de la ventosa y la cloaca. Espículas gruesas, muy visibles, aladas, iguales, y de 1,32 a 1,45 mm. de longitud (1,5 mm., según Seurat); pieza accesoria triangular de 175 a 210 [j- de longitud. Hembras .—Longitud total = 9 a 13,7 mm.; latitud al ni vel de la vulva de 470 a 560 \>.; cola recta, cónica, de 650 a 1.000 i^, ter- minada por una punta de 100 v de longitud. Vulva muy poco saliente, situada a 4,3 - 5,4 mm. (6,3 mm., se- gún Seurat) de la extremidad cefálica, o sea un poco por delante de la mitad del cuerpo; ovoyector dirigido hacia la parte anterior del gusano, y paralelamente a la superficie del cuerpo en una lon- gitud de 980 tj. (1 mm., según Seurat), formado de un vestíbulo de 600 ij. de longitud y un esfínter de 380 u., con su tercera porción muy corta, que pasa rápidamente a la trompa, la cual se revuelve bruscamente dirigiéndose hacia atrás, y terminando por dividirse en dos ramas que la unen a los úteros; éstos son paralelos, y se extienden desde el origen del recto hasta cerca del bulbo esofági- co, o, mejor dicho, hasta la dilatación intestinal (lám. VII, íig. 1). Huevos subredondeados, larvados cuando alcanzan su madurez y están próximos a ser expulsados por la vulva, con cascara lisa, (1) Interpretándolas en este sentido, nuestra especie presenta once pares de papilas: cinco preanales y seis postanales, mientras que la A. differens sólo tiene diez pares. 414 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de bastante tamaño, que varía entre 75-80 \>- de longitud por 65-70 de latitud (80 por 70, según Seurat). Localizacíón del parásito. —Cielos de la gallina; los ejem- plares descritos proceden de Granada, habiéndose encontrado en cinco gallinas de 120 observadas (4 por 100). Seurat la ha encon- trado en Argelia; Gendre, en Dahomey; habiendo sido citada en otros puntos del continente africano. A/inídades.— Indicadas anteriormente las analogías de nuestra especie con sus más afines, anotaremos los caracteres que de cada una la separan: de la Allodapa strongylina Rudolphi, se diferen- cia por sus alas cefálicas más desarrolladas, dimensiones de las espíenlas y pieza accesoria, latitud del cuerpo, huevos más peque- ños, y particularmente por la disposición de la extremidad caudal del macho, con la ventosa más distanciada de la cloaca (en la A. strongylina es de 450 ij- de la punta caudal). Seurat (1914, «Sur quelques Heterakis d'oiseaux», Bull. Soc. H. Nat. África du Nort, 6.° año, núm. 7, p. 195) refiere nuestra especie a la Allodapa sudor ia Molin, pues la disposición de las alas caudales y las papilas del macho, es muy parecida a la que des- cribe y dibuja Drasche (1882, «Revisión der in der Nematoden- sammlung des K. K. zoologisch. Hofcab. befin. Orig. exemp. Die- sing's und Molin's», Verhandlungen K. K. zool.-bot.-Gesellschaft. Wien.T. XXXII, págs. 117-158, lám. VII, fig. 8); pero se diferencia de ésta por la mayor longitud de las espíenlas y pieza accesoria, la conformación de las alas cefálicas, la punta caudal más alargada y el intestino ensanchado en su unión con el bulbo, a más de los huevos mucho mayores que en la especie de Molin. Barreto (loe. cit., 1919) refiere las especies de Seurat, Cendre, Geldoest y nuestras a la Allodapa differens Sonsino; pero nues- tra especie difiere visiblemente de los ejemplares estudiados por él, en las dimensiones mucho mayores de las espículas y pieza accesoria, huevos mucho mayores y la presencia de los poros de las glándulas caudales entre el segundo y tercer par de papilas postanales, bien visibles y semejando un par de diminutas papilas, de las que ni Sonsino ni Barreto hacen mención en la A. diffe- rens; así, nuestra especie tendría once pares de papilas, mientras que la de Sonsino sólo tiene diez. Las dimensiones particulares de cada una de las especies alu- didas se indican en el cuadro comparativo siguiente, donde pueden apreciarse las marcadas diferencias existentes: DE HISTORIA NATURAL 415 'b o V S Q. 'b 4iO «00 ^«^ O^ -b b) ^ ¡o £80 roo tOíM O) JO ^ ►" 010 , — ce — t^ SCS o in -d-a- :s2 w co CVJ33C2--- K5 d-d- 0 ñ2* * (M — .2^^ "S^ « 1 § 71 ¿« ob g:iSo.s ^ lOO)— '" - — 'O «) o = C o 0-3 O- J <ÜJZJ • í/3 o .t: 3 . en los machos y 43 [J- en las hembras), dividida transversalmente en dos zonas, como es característico de las Allodapa, y con tres dientes pequeños (1) Dedicada a D. Ignacio Bolívar, Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, a quien debe tanto el progreso déla Zoología en nuestro país. DE HISTORIA NATURAL 417 limitando la entrada del esófago; éste mazudo en su extremidad posterior, donde, merced a un angostamiento, se une al bulbo eso- fágico piriforme con aparato dentado en su interior; la longitud del esófago unida a la del bulbo es Vn.s en los machos y Vu en las hembras, de la total del gusano. Machos. — Longitud total = 14,7 a 16 mm.; anchura máxima = 280 a 526 ¡j- Cola provista de dos alas laterales delgadas, pero manifiestas, terminada en una punta pequeña; ventosa precloacal poco desarrollada, oval-alargada, sin anillo quitinoso, rodeada de músculos radiales poco visibles y distante de la punta caudal de 670 a 720 1^; diez pares de papilas caudales; de ellas, cinco preanales y cinco postanales (lám, VII, fig. 3); entre las preanales, tres pares se sitúan próximas a la cloaca, y la décima, al nivel de la mitad de la ventosa; glándulas caudales abriéndose en la cara ventral del cuerpo entre el segundo y tercer par de papilas, simulando un par de diminutas papilas. Espíenlas aladas, iguales y cortas, de 720 a 800 1^ de longitud; es decir, la vigésima parte de la longitud del ne- matode; pieza accesoria triangular, en forma de flecha, de 140 a 160 ^ de longitud, con la porción basilar de estructura granuda. Hembras.— Longitud total = 21 a 21,8 mm.; anchura al nivel de la vulva, de 355 a 400 i^. Cola recta, de 600 a 715 u- de longitud, terminada por una pequeña punta; vulva ligeramente saliente, si- tuada por delante de la mitad del cuerpo, a 8,28 ó 8,9 mm. de la extremidad cefálica, o sea a los 3 7; ovoyector (lám. VII, fig. 4) dirigido hacia la parte anterior, en una longitud de 620 u- y paralela- mente a la superficie del cuerpo; consta de un vestíbulo corto, un esfínter con su región media globular y secretora y la tercera par- te, muy corta, que pasa rápidamente a la trompa; ésta se dobla bruscamente, dirigiéndose hacia la parte posterior; úteros parale- los, que llegan hasta el comienzo del recto, y en la región anterior no alcanzan al bulbo esofágico. Huevos numerosos; cuando aun no están maduros presentan su cascara granuloso-reticulada; pero cuando encierran las larvas y están maduras (lám. VII, fig. 5), que miden de 73 a 80 p- de longitud por 48 a 60 iJt de anchura, presentan la cascara gruesa, formada por pequeñas escamas o placas poligonales muy bien manifiestas; las larvas que tienen en su interior están arrolladas en espiral (lámina VII, fig. 6); miden 300 v- de longitud por 10 a 12 pi de latitud. Localización del parásíio.— Recto y ciego del mochuelo; Gra- nada; una vez, entre cuatro disecados. Tomo xxii.— Noviembre, 1922. 27 418 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Afinidades.— 'Esia especie, por su gran tamaño y la conforma- ción de la cascara de los huevos, se parece a la Allodapa Leprincei Gendre, 1909, de la que se distingue por la menor longitud de las espículas, menor número de papilas caudales en los machos y su disposición muy distinta y por la estructura de los huevos con cas- cara escamosa, cuando son maduros; se asemeja algo a la A. elon- gata Seurat, 1914, y A. noctua Seurat, 1914; pero, además de otros caracteres, se diferencia de ellas porque el ovoyector de nuestra especie se dirige hacia la extremidad cefálica, y los hue- vos son de cascara gruesa, con estructura característica. Asió flammeus L., 2 autopsias. Paruterina candelabraria Goeze, 1782 (= Taenia candela- braria Goeze, 1782).— Intestino delgado; una vez. Cypselus apus L., 7 autopsias. Anomotaenia depressa v. Siebold, 1836.— Intestino delgado; una vez (14 por 100). Anomotaenia vesiculigera Krabbe, 1882.— Intestino delgado; una vez (14 por 100). (Laboratorio de Zoología de la Facultad de Farmacia de Granada.) Otras especies larvicidas del género Chara por A. Caballero. Determinada y comprobada de un modo ya definitivo la acción larvicida de la Chara foetida A. Br., y demostrado también que la sustancia que mata las larvas de los mosquitos es un producto de excreción de esta planta, me ha parecido oportuno experimentar estas mismas propiedades en otras especies del género Chara, con el objeto de aportar nuevos datos a éste, según mi entender, inte- resantísimo problema. Desde hace dos años tengo cultivada la Chara fragilis Desv. en el laboratorio de Botánica de la Universidad de Barcelona; pero su desarrollo es algo deficiente y, además, presenta un aspecto en- DE HISTORIA NATURAL 419 fermizo. Durante el verano de 1921 vivían admirablemente en el agua de su cultivo las larvas de Stegomyía, pero en el mes de sep- tiembre, y después de segada y brotada de nuevo la planta, empe- zaron a morir estos animales, hasta desaparecer por completo de la vasija respectiva. Por esta razón indicaba como dudosa la acción larvicida de esta especie en mi último trabajo, «Nuevos datos res- pecto de la acción de las Chara en las larvas de los mosquitos», publicado en este Boletín (1). En un depósito o fontín de los que con frecuencia se ven en las faldas del Tibidabo (Barcelona), vive abundante la Chara fragi- lis Desv. En la segunda quincena del mes de julio próximo pasado, hago en el laboratorio un cultivo de esta planta, al mismo tiempo que el de otra de la misma especie, que me remite el Sr. Fz. Rio- frío, de San Julián de Vilatorta, también de la provincia de Barce- lona. Sin esperar al desarrollo de estos dos cultivos, experimento con el agua cogida en el fontín aludido del Tibidabo, para lo cual llevo al laboratorio poco más de medio litro del líquido el día 28 de julio, pongo en él 6 larvas de Stegomyia de dos días de edad y el día primero de agosto han muerto ya todas ellas. La Chara fragilis Desv. procedente de San Julián se desarro- lla admirablemente, de tal modo, que el día 26 de agosto llena por completo la vasija de vidrio en que la cultivo y las puntas de sus ta- llos y ramas se tienden sobre la superficie del agua. Creo que se encuentra en condiciones de experimentación y pongo en su reci- piente 6 larvas de Stegomyia, de tres días de edad. El día pri- mero de septiembre ha desaparecido la última de estas larvas, que probablemente ha muerto el día 31 de agosto, después de mi visita al laboratorio. No obtengo el mismo resultado con el cultivo de la Ch. fragi- lis del Tibidabo, puesto que su desarrollo es muy lento y sus tallos y ramas tienen un color pálido, claramente enfermizo. Con el ob- jeto de reavivarla siego sus tallos casi por la base, pero sin éxito, porque la nueva brotación que se produce adolece del mismo de- fecto. Por esta causa viven en el cultivo las larvas de Stegomyia, y aunque se desarrollan muy lentamente, logran, en general, alcan- zar la fase adulta o de mosquito. Sin embargo de este resultado negativo, ha de considerarse francamente larvicida la Ch. fragilis Desv., puesto que cuando la (1) T. XXIÍ, págp. 61-64, 1922. 420 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA planta se desarrolla normalmente, mueren las larvas en su cultivo, como se ha visto en el de la procedente de San Julián de Vilatorta, y también murieron en el agua traída del estanque del Tibidabo. En una charca del Montjuich (Barcelona), situada al pie de una cantera, vive abundante una especie de Chara que todavía no he podido determinar, porque carecía de órganos sexuales cuando yo la vi, pero que, por todos los caracteres de su aparato vegetativo, me inclino a considerarla como C/i. intermedia A. Br. Procedo a su plantación en el laboratorio el día 24 de julio, y, al mismo tiem- po, experimento con el agua de la charca respectiva, para lo cual vierto el líquido en un cristalizador de pequeña capacidad, y pongo a continuación en éste 17 larvas de Stegomyia, la más vieja de veinticuatro horas de edad. Todas ellas han muerto el día 26 de julio, o sea, a las cuarenta y ocho horas, y aunque no he podido experimentar directamente con la planta cultivada en el laborato- rio, porque se ha desarrollado con muy poco vigor, hasta el punto de que en la segunda quincena de septiembre apenas si se habían formado unas cuantas ramitas nuevas, a juzgar por la rapidez con que han muerto en el agua de la charca las 17 larvitas, ya se puede afirmar que se trata de una Chara de gran poder larvicida. En el folleto titulado «Las especies del género Chara y las lar- vas de los mosquitos», publicado en noviembre de 1920 en los An. del Inst Gral. y Técn. de Valencia, hablo de la existencia en El Grao de Gaste llón de dos acequias, muy semejantes por todas sus condiciones, pero que difieren, por tener una de ellas abundante Chara hispida L. en sus aguas y carecer de larvas de mosquito, al contrario de la otra, que no tiene Chara, pero que se halla mate- rialmente cuajada de larvas de Culex y Anopheles. El Sr. Pardi- llo, catedrático de la Universidad de Barcelona, visita estas ace- quias durante el verano de 1921, una vez en junio y otra en sep- tiembre, y puede observar en ambas visitas que la acequia que en septiembre de 1920 carecía de Chara y tenía abundantes larvas de mosquito, se hallaba poblada de Ch. hispida L. y carecía de larvas de mosquito en el verano de 1921. M. Gharles Alluaud, Director del Museo de Historia Natural de Rabat y Jefe de la Sección de Zoología, me visita en noviembre de 1921, para cumplir la misión que le ha encomendado el Sr. Director DE HISTORIA NATURAL 421 general del servido de Sanidad del Protectorado de Francia en Marruecos, para que estudie conmigo la acción de las Chara en sus relaciones con el paludismo. Durante su estancia en Barcelona, de la que se fué plenamente convencido de la eficacia del procedi- miento antipalúdico por mí preconizado, tuvimos ocasión de visitar la zona palúdica de Castelldefel, y con este motivo pudo examinar un pozo como de metro y medio de diámetro, y algo menos de un metro de profundidad, que carecía de vegetación carofítica, pero que poseía, en cambio, bastante cantidad de larvas de Culex ■^ al- gunas de Anopheles. En la última decena de julio pró>> (Santarem). Extr. Comunic. do Serv. Geol. de Portugal, 16 págs., 1 lám. Lisboa, 1921. Con esta nota se inaugura una serie que, a juzgar por la presente, promete ser muy interesante. En esta se estudia un nuevo yacimiento DR HISTORIA NATURAL 485 de Vertebrados miocenos descubiertos cerca de Santarem (Portugal). Los fósiles hallados allí son: dos especies indeterminables de Monoco- tiledóneas, Limnaea gr., Lorteti Noul. Planorbis aff sansaniensis Noul , Pl. cfr. praecorneus F. et Tourn., lacértido indeterminado, una especie no descrita de insectívoro, Criceiodon minas Lart., Lagopsis verus Hens., dos especies indeterminadas de carnívoros, Dicroceriis fiircatiis Hens., Rhinoceros (Ceratorhimis) sansaniensis Lart. y Mas- todon sp., además de Hvotheriuní simorrcnse Lart.? y Rhinoceros sp. encontradas en un pozo de Aramanha. Todas estas especies vienen a confirmar lo ya indicado por M. Román en su último trabajo sobre este Mioceno, de que gran parte del conjunto denominado Calizas de Per- nes es Vindoboniense en vez de Pontiense, como se creía primeramen- te Finalmente, la presencia de Ostrea cerca de Alcanhoes y Zambu- jeira, así como la variada estratigrafía, le hacen dudar de la Veracidad de que aquel Mioceno sea debido a un gran lago, del mismo modo que ya se ha desechado para el del interior de la Península. Esperamos que nuevos estudios y descubrimientos confirmarán estas nuevas opiniones para la cuenca baja del Tajo.- Rovo Gómez. Pallary (P.). — A^o/es de zoogéographie nord-africaine. Bull. Soc. Qéol. France, 4." Serie, t. XXI, págs. 247 252. París, 1922. En este corto trabajo se exponen puntos de vista nuevos acerca de la paleogeografía de nuestra Península y de! África septentrional. Con- sidera el autor al canal que separa las islas Canarias de la costa afri- cana como existente desde el final del Mioceno, creyendo también que el estrecho de Gibraltar es igualmente muy antiguo (anterior al Plioce- no), habiéndose efectuado la unión del África y España, con la emigra ción de la fauna paieártica, durante el Plioceno superior mediante un istmo que enlazaba la costa comprendida entre Málaga y Valencia y las Baleares, con la situada entre Melilla y el cabo Ivi. al NE. de Oran, siendo restos de él las islas de Alborán, Chafarinas, Rachsgoun y Ha- bibas. Para obtener estas conclusiones, se basa principalmente en datos geológicos aislados, y principalmente, en la fauna y flora cuaternarias y actuales. Su lectura nos sugiere ciertas dudas, siendo una de ellas la que se refiere a que los Melanopsis vivientes en nuestras costas levantinas llegaron a ellas cuando se originó el citado istmo en el Plioceno supe- rior. ¿No podrían ser los descendientes de los Melanopsis miocenos que se extendían hasta el centro de la Meseta? Este caso y algún otro en que basa la existencia de dicho istmo, ¿no serán más bien consecuen- cias del clima actual, tan semejante en las dos regiones? Sin negar su posibilidad, creemos que antes de decidirse por estas nuevas teorías deben hacerse estudios geológicos más profundos, para tener una base sólida en que sustentarse. — Royo Gómez. 484 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Mendes Correa (A. A).— Homo (Os modernos estados sobre a origen do homem), 520 págs. en 8°, con 29 figs intercaladas. Editorial «Lu- men». Coimbra, 1921. Reuniendo las conferencias dadas en la Sociedad portuguesa de An- tropología y Etnografía, el profesor Mendes Correa ha compuesto el presente libro, que es un sucinto resumen de los conocimientos moder- nos sobre el origen del hombre Para la exposición divide la obra en varios capítulos, que llevan por epígrafes: I. — El origen animal del hombre. II. — La evolución. III. Los simios fósiles. IV. -El Pithecanthropus. V.— El hombre fósil. VI. — La genealogía humana y la antropogénesis. Vil— El «neomonogenismo». VIII. - Losfactores de la formación de las razas. Después de una síntesis sobre la cuna de la Humanidad, en que el autor se declara partidario del monogenismo, discute la formación de razas autóctonas, afirmando que los documentos paleontológicos y ar- queológicos que se conocen actualmente no son suficientes para dar una solución definitiva al asunto. — R. Caxdel Vila. Pitard (C. J.). - Exploration scientifique dii Maroc organisée par la Société de Geographie de París. Fascículo 1 .», Botánica (1912), Mas- son et C.e , 1913, 187 páginas y IX láminas. En el prefacio estudia la vegetación y aspecto del terreno en las regiones de Chauia y Valles del Uad Cherrat y Uad Um ev-Rebia, y da una estadística de las formas halladas, hasta el número 850. La lista de especies recogidas inserta la descripción de 10 nuevas: (Amberboa Atlántica Pitard y ramosissima Pitard, Convolvulus Pitar- í//Batt. y Charbensis Batt. et Pit., Erodiiim Moa reti Pitará, Ervngium atlanticiim Batt. et Pit., Gaiidinia Maroccana Trabiit, Lyhtrnm bico- lor Batt. et Pitard, Reseda Batíandieri Pitard y Spergularia Piiardia- na Hy.). Una (^Contribución al estudio de la Flora del Marruecos occidental y central. Línea de etapas de Rabat a Fez», relaciona 817 especies re- colectadas por el teniente Mouret en 191 1-12. Se inserta un índice geográfico de las localidades mencionadas y una tabla alfabética de géneros. Las láminas I, II y III contienen 19 fototipias de panoramas y plan tas; las restantes figuran formas nuevas, entre ellas Convolvulus Pi- tardi Batt., que presenta alguna afinidad con el Convolvulus Vidali Pau, hallado por nosotros en Xauen. Realza la importancia del trabajo, para nosotros, el haber Visitado par- te de nuestra zona (Buceja, Río Martín, Dersa, Beni Hozmar, etc.), seña- lando localidades de plantas importantes, como Salvia interrupta Sch. de Beni Hozmar, que señala una nueva afinidad floral entre su flora y la de Xauen, a que se refirió Pau (1) antes de ahora.— M. Vidal y López. (1) Tomo XXI, pág. 7, de este Boletín. DE HISTORIA NATURAL 485 Bouvier (E. L.). — Observations complémentaires sur les crustacés dé- capodes (abstraction faite des Candes) provenant des Campagnes deS.A.S. le Prince de Monaco. Résulí. des Camp.Scient.,Fasc. LXII, páginas MOS, láms. I-Vl. Monaco, 1922. Constituye esta Memoria un suplemento a las cuatro anteriormente publicadas por el mismo autor (las dos primeras en colaboración con Alphonse Milne Edwards) sobre los Decápodos recogidos en las Cam- pañas de S. A. S. el Príncipe de Monaco, y en ella se mencionan los Braquiuros y Anomuros recogidos desde 1897 (I), y cierto número de Peneidos que lo han sido desde 1908(2) y algunos otros Decápodos. Es un trabajo de tanta importancia como los anteriores, y como ellos, encierra multitud de datos de interés, descripciones de especies nuevas o raras y de formas larvarias e ilustrado con láminas en color y en ne- gro. Es de especial importancia para los naturalistas españoles, ya que comprende numerosas citas de especies recogidas en nuestras aguas, en- tre las que descuellan el hallazgo de! gran Peneido batipelágico de Ma- dera, Fiinchalia woodwardi, en la proximidad de la costa española; la captura, a 5.000 m. de profundidad, del Benthesicymus longipes, fren- te a nuestro cabo Finisterre, y otras muchas especies no menos intere- santes de nuestras costas, de Canarias, de la costa marroquí, etc.— C. Bolívar y Pieltain. Bergevin (E. áe).—Description d'iine noiivelle espéce de Catoplatus (Hémiptére Tingiíidae) da Moroc occidental. Bull. Soc. Scienc. Nat. du Maroc, t. II, págs 108 109. Rabat, 1922. Descripción del Catoplatus mamorensis, especie nueva recogida en el bosque de Mamora, a 35 Km. de Rabat. - C. Bolívar v Piültaix. Alluaud (Ch ).-Z,es Helmides du Nord de VA frique. Descriptions d'espéces nouvelles du Maroc. (¡nsectes Coléoptéres). Bull. Soc. Scienc. Nat. du Maroc, t. II, págs. 51-45. Rabat, 1922. Hasta ahora, tan sólo un Hélmido estaba citado de Marruecos. El autor de la presente nota menciona once especies y dos subespecies, recogidas por él mismo y por M Théry, de las cuales tan sólo cinco ha podido referirá especies ya conocidas, describiendo como nuevas las restantes. Da un cuadro para la distinción de los géneros, y dentro de éstos, otros para la separación de ¡as especies que han sido halladas hasta ahora en Marruecos y Argelia, la mayoría de las cuales habrán de ser encontradas en la zona española de protectorado marroquí el día en que (1) En 1894 y en 1899 publicaron ambos autores los Braquiuros y Anomuros re- cogidos hasta 1888 y 1897, respectivamente. (2) En 1908 publicó Bouvier los Peneidos capturados hasta 1907, y en 1917, los Macruros marchadores recogidos hasta 1915. 486 BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA nuestros naturalistas recolectores les presten alguna atención. — C. Bo- lívar Y PlELTAIN. Pérez Acosta (F.). — Los Arácnidos de Cataluña. (Catálogo sistema- tico-crítico.) Treb. Inst. Cat. d'Hist. Nat., págs. 9-72. Barcelona, 1921 1922. A pesar de su título «Los Arácnidos de Cataluña», este trabajo se refiere únicamente a los órdenes Araneidosy Pseudoscorpiones. Es un catálogo de las especies de Cataluña existentes en la colec- ción Cuní y Martorell (en su mayor parte clasificada por Simón) y en lá colección del Colegio de San Ignacio, determinada por el P. Franga- nillo. A la lista de estos materiales añade las especies que han sido ci- tadas de Cataluña por diversos especialistas; pero hay que reconocer que el autor no ha debido buscar muy cuidadosamente estos datos, ya que, sin ocuparme especialmente de los Arácnidos, y sólo por lo que a fauna cavernícola se refiere, que es de lo que tengo algunos datos, pue- do de momento añadir los siguientes géneros y especies a la lista del Sr. Pérez Acosta, con la particularidad de que algunas de ellas han sido descritas originariamente de Cataluña. Así, Simón (1) cita: Lepíoneta infúscala E. S. f. lucífuga, Nesticus cellulanus (Clerck). Fage (2) menciona: Lepíoneta leucophthalma E. S., L. paroculus E. S.. L. in- fúscala f. ívpica, L. infúscala f. ibérica. Simón (3): Cryplocleptes pa- radoxus E. S., Forrhomma Proserpina E. S., P. myops E. S., Leph- thyphanles pallidus (O. P. Cambr.), L. ahitacius E. S., Niela menar di (Latr.), Nesticus noctivaga E. S. En la bibliografía no menciona el trabajo sobre Pseudoscorpiones publicado por Fernández Nonídez (4), y al hablar de él en la página 11 lo hace de un modo impreciso, indicando que se refiere a las especies de la provincia de Madrid, y que señala de paso ocho especies de Catalu ña. Para poner las cosas en su punto, diré que el trabajo del Sr. Noní- dez se refiere a los Pseudoscorpiones de toda España conocidos has- ta la fecha de publicación, y no tan sólo a los que viven en los alrede- dores de Madrid. -C. Bolívar y Pieltalx. (1) Arch. Zool. exp. et gen., 5." Ser., t. IX. págs. 177-206, IDU. (2) Ibid., S.'' Ser., t. X, págs. 479-576, 1913. (3) Ibid., t. LII, págs. 359-386, 1913. (4) Pseudoscorpiones de España. Trab. Mus. Xac. Cieñe. .\at., Ser. Zool., núm. 52 Madrid, 1917. índice alfabético DE LOS GÉNEROS Y ESPECIES MENCIONADOS O DESCRITOS EN EL TOMO XXII DEL «BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HISTORIA NATURAL» '^^ Abies, 137. Ablerus, 196, 197. — clisiocampae, 196. Acebnche, 108. Acedera salvaje, 269. Acer opulifolium, 202. Acidalia charitata, 382. Acupalpus dorsalis zaerensis, 427. Achicoria amarga, 317. Adamellosa, 314. Aepopsis robini, 455. Aepus, 455. — marinus, 455- Agrilus Bolivari, 84. — Escalera!, 84. — Isabellae, 84. Alacrán, 158. Albita-oligoclasa, 263. Alcyonidium flustrelloides, 88, 90, 101. — flustroides, 90. Alectoria nigricans, 354. Alectoris barbara, 105, 108. Aleyrodes longicornis, 197. Allium, 194. — Ampeloprasum, 201. — roseum, 201. — sativum, 201. Allodapa ** Bolivari, 416. ~ ** Brumpti, 412, 415. — elongata, 418. — Leprincei, 418. • Allodapa noctua, 418. Allognosta Tesmanni, 384. Alófana, 51. Aiphasida, 171, 174. — argenteo-limbata, 171. — luctuosa, 171. Alyssum maritimum, 55. Amaeba, 190. Amanthia distans, 92, 93. — iendigera, 91, 92. — semiconvoluta, 92, 93. Amargón, 317. Amianto, 303. Ammi majus, 55. Ammonites, 255, 501, 349, 428. Ampuliaria luteostoma, 406. Amygdalus communis, 203. Anagyrus ** longicornis, 474. Anaptichia ciliaris, 351. — leucomela, 356. Anas penelope, 107. — platyrhyncha, 106. Anataelia, 158 — canariensis, 148, 157. Anchitherium, 304. (1) Un asterisco * indica que el género o especie a que precede está descrito en este tomo, y dos asteriscos **, que se describe por primera vez. Sólo figuran en el índice las variedades nuevas. Los nombres vulgares van en cursiva. BOLETÍN DE LA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Anchitherium aurelianense, 304. Anchusa Itálica, 55. Andalucita, 258, 260, 262, 265. Andropogon distachyum, 194. Anfíbol, 313. Anguila, 87, 148, 242, 274, 277, 280,341. Ankylostoma duodenale, 408. Anomalicornia ** ruschl^ai, 294. ■ — tenuicornis, 295. Anomotaenia depressa, 418. — vesiculigera, 418. Anopheles, 63, 64, 420. — claviger, 146, 284, 287, 292. Antennaria elaeophila, 203. Anthemus, 363-365. — chionaspidis, 563, 366, 370. — emersoni, 366. — ** leucaspidis, 369, 370. Anthomia ceparum, 210. Antigorita, 315. Antirrhinum supinum, 59. Apatelita, 195, 243, 244. Apatito, 261,313, 341. Aphaenogaster testaceopilosa, 326. — (Attomyrna) gibbosa, var. barcinensis, 325. paluda, 325. — — subterránea, 325. Aphanisticus biafranus,84. Apiochaeta, 142. Apis mellifica, 384. Apium graveolens, 204. — nodiflorum, 55. Aplita, 195, 258, 261, 264. Apodemus silvaticus, 335. — speciosus draco, 166. Aptychus punctatus, 300. Aquila chrysaetos, 108. Arca aff. láctea, 255. Arctonyx, 165. — obscurus, 165. Arenisca, 235, 244, 246, 306. Argyrobrithes, 384. Aristolochia baetica, 56. Arthrodeis **= atlanticus, 373. — densepunctatus, 376. Arthrodeis ** globulosus, 375, 376, 377. — glomeratus, 376, 377. — oblongior, 374. — ** uamarensis, 376, 377. Arvicoia terrestris, 335. Ascaridia Columbae, 416. Ascaris maculosa, 416. — megalocephala, 409, 410. Ascochyta Marchantiae, 283. Asida, 49, 64, 147, 170, 388, 463. — Amori, 390. — depressa, 390. — Fuentei, 69. — laevigata, 390. — Pazi, 70. — tenuecostata, 174, 175. Asió flammeus, 418. Aspidiotus hederae, 197. — uvae, 197. Asterolecanium, 197. Astragalus glycyphyllus, 204. Astralium, 255. Aturia, 371, 372. Auiacaspis pentágona, 197. Aulacothyris impressa, 300 Avena orientalis, 56. — sativa, 201. Azotus, 194, 196, 197. — bidentatus, 197. — capensis, 197. — chionaspidis, 197. — elegantissimus, 197. — elegantulus, 197. — grotiusi, 197. — hyalinus, 197. — marchali, 197. — pan, 197. — pinifoliae, 197. — platensis, 197. — ** pulcherrimus, 197-199- — pulchriceps, 197. — semifuscipennis, 197. — speciossisimus, 197. — unnotipennis, 197. Azufre, 305. Bactrocera, 49. Baritina, 242, 243. DE HISTORIA NATURAL Baritocelestina, 195, 243, 244. Bartsia versicolor, 55. Bauxita, 257, 340. Becacina, 84. Beiemnites dilatatus, 255. Bellerophon biJobatus, 33. Beta Vulgaris, 202. Bicellaria ciliata, 95. Bilharzia haematobia, 405. — magna, 405. Biotita, 259, 260. Biscutella Apula, 56. — scutellata, 56. Bismita, 191. Blanfordia nosophora, 406. Boixat, 210. Bolivarina, 84. — paradoxa, 84. ** Bolivarita, 238. Borrara flavicans, 355. Bos taurus, 403. Bothriomyrmex meridionalis, 530. Bothriothorax clavicornis, 297. Botrytis cana, 211. Brachionus cernuus, 88. Briza minor, 56. Bryonia dioica, 55. Bubalus buffelus, 106. Bubulcus, 103, 106. — ibis, 103. Buellia subdisciformis, 357. Bugula avicularia, í:'4. — calathus, 94. — spicata, 89, 94. Bullimus, 406. — contortris, 408. — dybowski, 406. — (Physopsis) africanus, 406. Bupleurum fruticescens, 201. Burhinus oedicnemus, 108. Buteo ferox, 106. Calamintha baetica, 55. Calcita, 281. Calcopirita, 237, 431. Caliza, 75, 87, 107, 195, 234, 245, 253, 299, 305, 315, 327, 341, 371. Callipteroma sexguttata, 240. Calodium annulosum, 411. Caiystegia sepium, 55. Campánula Rapunculus, 55 Camponotus (Myrmentoma) la- teralis, 351. - (Myrmosericus) rufoglau- cus, 331 . — íMyrmoturba)aethiops, 331. — — syivaticus, 530. Canis familiaris, 410. Caolín, 259, 263, 313, Capillaria annuiosa, 411 . Capreila liparolensis, 426. Caprimulgus, 412, 415. Carabus, 195. — catenulatus secundariofiiica- tus, 191. — rifensis, 108. — violaceus pseudomü lieri , 191. — (Chrysocarabus) lateralis, 455. — — — ** martinezi, 453. _ _ _ ** salmantinas, 453. Caragana arborescens, 194. Cardiocondyla Batesi, 327. Carduelis cannabina, 106. — carduelis, 106. Carex depressa, 203. — muricata, 145. — nitida, 205. Carnalita, 381. Carpomya, 49. Castanea Vesca, 201, 204. Castor, 355. Castor canadensis, 335. — fiber. 335. Cataglyphis albicans, 332. — Viaticus, 332. Ceballosia, 53. Celestina, 242, 243. Cellaria fistulosa, 98. Cellepora costata, 101. Centaurium minus, 55, 60. — — Var. bifrons, 60. — tenuiflorum, 60- — umbellatum, 60. 490 BOLETÍN DE LA. REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA Centranthus calcitrapa, 55. Ceolita, 237. Cephaloziella Turneri, 282. Ceratitis, 49. Ceratodon purpureum, 284. Cercospora beticola, 202. Cercosporella, 282, 285. Cerianthus membranaceus, 195, 207, 209. Cetraria glauca, 352. Ceuthosphodrus, 114. Cicer arietinus, 202. Cichorium Endivia, 202. Ciervo, 341 . Cillenus lateralis, 455. Cinclus, 104. Cintractia caricis, 203- Ciprés, 137. Cirrospilus vittatus, 399. Cistus crispus, 55. Citrus, 137. Cladocarpus? Cartieri, 271. Cladonia alcicornis, 350. — deiicata, 350 — endiviaefolia, 350. — foliácea, 350. — rangiferina, 350. — squamosa, 350. — sylvatica, 350. Cladophora, 219. Clematis Flammula, 55. Clorita, 260, 261- Cobalto, 237. Cobitis taenia, 147. Cobre, 242, 431. Coccidencyrtus ** poutiersi,399. Coccophagus, 364. — californicus, 140. Coccothraustes, 108. Coccus hesperidum, 479. Cocodrilo, 438, 439. Coclíinilla, 136, 140. Coenurus serialis, 411. Cogujada, 103, 106. Columba livia, 106, 416. Colutea, 194. Conejo, 104. Conglomerado, 195, 268. Conicera, 142. Constantia inclinatalis, 382. Convolvulus althaeoides, 55. — mauritanicus, 55, 60. — siculus, 55 Coronilla júncea, 382. Corylus Avellana, 201, 204. Costazzia, 101. — Boryi, 101. — costata?, 101. Coturnix coturnix, 110. Cotyledon praealtus, 55. Cranae, 147, 159, 160. Crematogaster (Acrocoelia) Au berti, 327. ** Fuentei, 327. — — scutellaris, 327. — (Orthocrema) sordiduIa,328. Crisotilo, 315. Cristatithorax, 157. Crocidura attenuata, 163. — murina, 162. Crocodilus intermedius, 438. Cromita, 314. Crypturus, 415. Cuarzo, 75, 250, 258, 313. Cucúrbita Melopepo, 204. Cuervo, 84. Culex, 63, 64, 420. Cumarium, 190 Cycas revoluta, 402. Cychrus, 452, 453. — caraboides rostratus, 452. — dufouri, 452, 453. — spinicollis, 452, 453. Cylicostomum goldi, 409. — tetracanthum, 409, 410. Cylindrites, 268. Cyiindrosporium ** Oreowei- siae, 282. Cymindis axillaris, 255. — Hookeri, 255. — limbipennis, 256. — ** pilosipennis, 255. Cynodon Dactylon, 201. Cynosurus aureus, 56. Cyperus longus, 203- Cyprinodon iberus, 146. DE HISTORIA NATURAL 491 Cypselus apus, 418. Chara, 49, 61,64, 585. — convivens, 421. — crinita, 421. — foetida, 61, 64, 557, 421. — fragilis, 64, 557, 418. — hispida, 421. — intermedia, 557. — longispina,421. Charitopus, 49, 54. — fulviventris, 52, 54. Charronia flavigulakuatunensis, 164. Chelifer stellatus, 270. Chiloneurus swezeyi, 157. — ** unicolor, 155, 156. Chinche de Australia, 156. Chionaspis, 197. — difficilis, 197. — graminis, 566. Chlora grandifolia, 55- Choanoíaenia infundibulurn, 416. Chocha, 107. Chondrites boilensis, 268. Choreia, 55. Chorlo negro, 261, 262. Chrysanthemum **holophyllum, 55, 59. Chrysotoxum gracile, 585. — latifasciatum, 585. Dactylopius, 159. Dacus oleae, 49. Damourita, 260, 515. Davainea bothrioplitis, 416, — longicollis, 416. — tetragona, 416. Deilephiia euphorbiae, 195. Delphinium Loscosii, 424. — mauritanicum, 587, 425. — Staphysagria, 55, 60. Deltomerus andalusicus, 454. Dematium arachnoidearum, 282. — aureum, 282. — incrustans, 282. — ** muscicola, 281. — muscorum, 282. Demoterium, 148. Dermofilaria irritans, 408. Dianthus mauritanicus, 425. Diaspis ostreaeformis, 197. Diatomea, 459. Dicranum scoparium, 282, 284. Dimacrocerus, 197. * Diorita cuarcifera, 512, 514. Diplacanthus nanus, 402. Diplodina ** muscorum, 285. Dipodilius campestris, 106. — — ** riparius, 112. — cinnamomeus, 106. Dipylidium quinquecoronatum, 410. Distoma capense, 405. Diversicornia, 52, 54. — pinicola, 52, 54. Dohrniphora, 142. Dolicaon illyricus, 582. Dolium galea, 254. Dolomía, 256. Dosalana, 514. Dremomys pernyi calidior, 166. Driopithecus Fontani, 149. Drosophila, 145. Echinococcus polymorphus, 408, 410. Echinocorys, 572. Echinospatangus Ricordeanus , 255. Echium pustulatum, 55. Echthroplexiella, 476. — * aeneiventris, 476. Ectroma, 55. Egreta garzetta, 106. Electra monostachys, 96, Elephas africanus, 106. Elongasida, 71, 174. Encina, IOS. Encyrtus frontatus, 479 — melanacis, 481. — paradoxus, 297. — sceptriger, 265, 296, 299. Endocarpon leptophyilum, 353. — miniatum, 355. Eothenomys, 168. Epidota, 451. Epilobium ** Caballeroi, 55, 59. BOLETIX DE LA REAL SOCIEDAD ESPASoBA Epilobium hirsutum, 59. — X Tournefortii, 59. — Tournefortii, 55, 59. Epimys norvegicus, 411. Equus asinus, 409, 410. — caballus, 408,410. Erithacus, 103. — rubicula, 104, 105. Erizo de mar, 210, 27\. Erythraea grandiflora. 60. Erythrina insignis, 479. Escolecita, 237. Eschara bimucronata, 99. Estaurótida, 260. Eucaliptus, 197. Eucera notata, 238. Eumerus pauper, 383. Eupagurus angulatus, 426. — meticulosus, 426. Eupelmus Vesicularis, 264. Euponera (Trachymesopus) ochracea, 324. Euzkadia, 265, 266. — integralis, 265, 266. ** EuziR01fO.-TBL¿7. S44S. OBSERVACIONES La Real Sociedad Española de Historia Natural se reúne el primer miércoles, no festivo, de cada mes (exceptuando los de agosto y septiembre), en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódro- mo, a las cinco de la tarde. Sus publicaciones son: 1." El Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (10 números al año, con láminas y figuras). 2.° Las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (cuadernos sueltos y de publicación no periódica, compren- diendo cada uno un solo trabajo, con láminas y figuras). Pesetas Los socios numerarios reciben todas las publicaciones, pagan- do los residentes en España una cuota anual de 15 Los socios numerarios extranjeros pagan 16,50 Los socios agregados (que no reciben más que el Boletín) pagan 8 Los socios que abonen la cantidad de 200 pesetas son nombrados socios Vitalicios. Recibirán los Boletines y Memorias, y, además, a su ingreso en la Sociedad, diez volúmenes, elegidos entre aquellos de que haya existencias (excepto los tomos I, V, VI y VII de los Anales y XIV del Boletín). Este pago de 200 pesetas puede Verificarse por fracciones anuales y consecutivas de a 100 pesetas. La Biblioteca está abierta a los socios todos los días laborables, de nueve a una de la mañana y de tres a seis y media de la tarde. Las personas que deseen pertenecer a la Sociedad habrán de ser propuestas por tres de los socios, Para otros detalles, dirigirse al Sr. Secretario, y para las cuestiones económicas, al Sr. Tesorero de la Real Sociedad Española de His- toria Natural, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódromo, Madrid. PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD Los Sres. Socios tienen derecho a adquirir por ana sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los Anales, del Boletín y de las Memorias a los precios siguientes: Anales: Tomo 1 ." (cuadernos 1 .° y 3.^) 20 pesetas. Tomos 2.", 3.°, 4.°, 12.", 13.°, 14.°, 15.°, 22.°, 24.°, 25.°, 26.°, 27.° y 29.° 10 — Tomo 5.° 25 — Tomóse. °y7.° 20 — - 8.°, 9.°, 10.°, 11.°, 16.°, 17.°, 18.°, 19.°, 20.°, 21.°, 23.°, 28.° y 30.° 12 — Boletín: Tomos I a VIII, XVII, XX y XXI 10 - - IX a XIII, XV a XVI, XVIII y XIX 12 - Tomo XIV (cuadernos 2.° a 10.°) 12 — MemorL'VS: Tomos I, II, III, IV, V, VIII 10 — - VI,VII,IXyX 12 - Tomo del 50.° aniversario 15 — Otras publicaciones: Yebala y el Bajo Liicus, en rústica 4 — — — — encuadernado 4,50 — *** Los cuadernos sueltos de los Anales y Me.morias, siempre que de ellos haya sobrantes, sin descabalar tomos, a dos pesetas. Los cua- dernos sueltos del Boletín, a una peseta. sunnmo bEL nü/aero 6 Páginas Sesión del 7 de junio de 1922: Admisiones y presentaciones.— Asuntos varios.— Trabajos presentados.— Secciones 273 Trabajos presentados. Del Pan (I.). -Nueva localidad de magnetita en la provincia de Toledo 274 Gandolfi Hornyold (A.).— Determinación de la edad en algu- nas anguilas de las marjales de Jeresa (Valencia) 277 González Fragoso (R.) —Más hongos que viven sobre Musci- neas de la flora española 281 Sadí de Buen.— Algunas observaciones sobre la biología del Anopheles claviger F. en Talayuela (Cáceres) 284 García Mercet (R.).— Encírtidos de Europa Central nuevos o poco conocidos 294 Jiménez de Cisneros (D.).— Noticia acerca de algunos fósiles titónicos de la Sierra de Mojante (Murcia) 299 Sección bibliográfica 302 SUnflRIO bEL NÚnERO 7 Sesión del 5 de julio de 1922: Admisiones.— Asuntos Varios.— Trabajos presentados.— Necrología. - Secciones 309 Trabajos presentados. Carandell (J.).- Contribución a la petrografía de la Sierra Morena. Rocas de Adamuz (Córdoba) 312 Gil Lletget (A.).— Una paloma nueva del Brasil 316 Maynar (J.).— Sobre la apogamia del Taraxacum migare .... 317 Menózzi (C.).— Contribution á la faune myrmecologique de TEspagne 324 Sección bibliográfica 332 Tomo XXil. Núm. 8. Publicado el 30 de octubre de 1922. DÉLA REU SOCIEDAD ESPASOLA de Pistoria ¡natural FUNDADA EN 15 DE MARZO DE l87l Octubre de 1922 MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES HIPÓDROMO.— TBLéF. S-445. OBSERVACIONES La Real Sociedad Española de Historia Natural se reúne el primer miércoles, no festivo, de cada mes (exceptuando los de agosto y septiembre), en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódro- mo, a las cinco de la tarde. Sus publicaciones son: 1.** El Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (10 números al año, con láminas y figuras). 2." Las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (cuadernos sueltos y de publicación no periódica, compren- diendo cada uno un solo trabajo, con láminas y figuras). Los socios numerarios reciben todas las publicaciones, pagan- do los residentes en España una cuota anual de 15 Los socios numerarios extranjeros pagan 16,50 Los socios agregados (que no reciben más que el Boletín) pagan 8 Los socios que abonen la cantidad de 200 pesetas son nombrados socios vitalicios. Recibirán los Boletines y Memorias, y, además, a su ingreso en la Sociedad, diez volúmenes, elegidos entre aquellos de que haya existencias (excepto los tomos I, V, VI y VII de los Anales y XIV del Boletín). Este pago de 200 pesetas puede verificarse por fracciones anuales y consecutivas de a 100 pesetas. La Biblioteca está abierta a los socios todos los días laborables, de nueve a una de la mañana y de tres a seis y media de la tarde. Las personas que deseen' pertenecer a la Sociedad habrán de ser propuestas por tres de los socios. Para otros detalles, dirigirse al Sr. Secretario, y para las cuestiones económicas, al Sr. Tesorero de la Real Sociedad Española de His- toria Natural, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódromo, Madrid. PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD Los Sres. Socios tienen derecho a adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los Anales, del Boletín y de las Memorias a los precios siguientes: Anales: Tomo 1.» (cuadernos 1.*' y 3.°) 20 pesetas. Tomos 2.», 3.°, 4.«, 12.^ l3.^ 14.^ 15.°, 22.°, 24.». 25.°, 26.», 27.° y 29.° 10 - Tomo 5.° 25 - Tornóse." y7.° 20 - - 8.°, 9.°, 10.°, 11.°, 16.°, 17.°, 18.°, 19.°, 20.°, 21.°, 23.°, 28.° y 30.° 12 - Boletín: Tomos I a VUI, XVII, XX y XXI 10 - IX a XIII, XV a XVI, XVIII y XIX 12 - Tomo XIV (cuadernos 2.° a 10.°).. 12 - Memorias: Tomos I, II, III, IV, V, VIII 10 - - VI,VII,IXyX 12 - Tomo del 50.° aniversario • • 15 — Otras publicaciones: Yebala y el Bajo Lucus, en rústica 4 — — — — encuadernado 4,50 — *** Los cuadernos sueltos de los Anales y Memorias, siempre que de ellos haya sobrantes, sin descabalar tomos, a dos pesetas. Los cua- dernos sueltos del Boletín, a una peseta. sunnmo bEL NúnERo 8 PágJMag Sesión del 4 de octubre de 1922: Admisiones.— Asuntos varios.— Necrologías. - Trabajos presentados.— Secciones 337 Barras de Aragón (F. de las).— Noticia necrológica de D. Ma- nuel Medina Ramos 343 Hz. -Pacheco (E.).- Noticia necrológica del Excmo. Sr. Mar- qués de Cerralbo. (Con un retrato.) 344 Trabajos presentados. Maheu (J.) et GiLLET (A.).— Contribution a la connaissance de la lichénologie espagnole 349 M. DE LA Escalera (M).— Los Heliotaums (Col. Cistelidae) de Marruecos de protórax rojo 358 García Mercet(R.).- Una subfamilia nueva de Himenópteros Calcidoideos 363 Jiménez de Cisneros (D.).— Noticia acerca de la existencia de Aluriq zic-zac Sow. en Callosa de Ensarriá 371 M. DE la Escalera (M.).— Especies nuevas de Arthrodeis de Marruecos (Col. Tenebrionidae) 373 SÁNCHEZ Y Sánchez (M.).- Contribución al estudio del aparato reticular de Golgi en las células vegetales 378 Sección bibliográfica 381 Acaba de publicarse EL MIOCENO CONTINENTAL IBÉRICO Y SU FAUNA MALACOLÓGICA POR JOSÉ ROYO GÓMEZ (Comisión de Invest. paleont. y preh., Mem. 30, 230 págs., 54figs., XIII láms, y un mapa, 1922, 10 pesetas.) Se resume en esta Memoria todo lo conocido acerca de la Geología y Paleontología del Terciario continental ibérico y, en particular, del Mioceno, adicionado de importantes aportaciones nuevas del autor. Se describen 42 especies de moluscos terrestres y fluviales, y se da un catálogo de todas las citadas hasta ahora de nuestro Mioceno. Acom- paña una extensa y completa bibliografía. Los señores socios pueden adquirir esta Memoria, por intermedio de la Sociedad, al precio de 7 pesetas, los residentes en Madrid, y fran- ca de porte, a 7,50 pesetas, los que vivan en provincias. Dirijan los pedidos, acompañados de los giros correspon- dientes, a la Secretaría de la SOCIEDAD, Hipódromo, Madrid. Tomo XXII. Núm. 9 Publicado el 30 de noviembre de 1922. DÉLA REAL SOCIEDAD ESPASOLA de fíistoria fiatural FUNDADA EN 15 DE MARZO DE 1871 Noviembre de 1922 MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES HIPÓDROMO.— TELÉF. S'443. OBSERVACIONES La Real Sociedad Española de Historia Natural se reúne el primer miércoles, no festivo, de cada mes (exceptuando los de agosto y septiembre), en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódro- mo, a las cinco de la tarde. Sus publicaciones son: 1." El Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (10 números al año, con láminas y figuras). 2." Las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (cuadernos sueltos y de publicación no periódica, compren- diendo cada uno un solo trabajo, con láminas y figuras). Pesetas Los socios numerarios reciben todas las publicaciones, pagan- do los residentes en España una cuota anual de 15 Los socios numerarios extranjeros pagan 16,50 Los socios agregados (que no reciben más que el Boletín) pagan 8 Los socios que abonen la cantidad de 200 pesetas son nombrados socios vitalicios. Recibirán los Boletines y Memorias, y, además, a su ingreso en la Sociedad, diez volúmenes, elegidos entre aquellos de que haya existencias (excepto los tomos I, V, VI y VII de los Anales y XIV del Boletín). Este pago de 200 pesetas puede verificarse por fracciones anuales y consecutivas de a 100 pesetas. La Biblioteca está abierta a los socios todos los días laborables, de nueve a una de la mañana y de tres a seis y media de la tarde. Las personas que deseen pertenecer a la Sociedad habrán de ser propuestas por tres de los socios. Para otros detalles, dirigirse al Sr. Secretario, y para las cuestiones económicas, al Sr. Tesorero de la Real Sociedad Española de His- toria Natural, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódromo, Madrid. PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD Los Sres. Socios tienen derecho a adquirir por una sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los Anales, del Boletín y de las Memorias a los precios siguientes: Anales: Tomo 1." (cuadernos 1.° y 5.°). ... 20 pesetas. Tomos 2.^ 3.°, 4.^,12.^ 13.^ 14.°, 15.^ 22.», 24.«, 25.°, 26.% 27." y 29.° o 10 - Tomo5.° 25 - Tomos6.°y7.° 20 — - 8.°, 9.°, 10.°, 11.°, 16.°, 17.°, 18.°, 19.°, 20.°, 21.°, 23.°, 28.° y 30.°.. 12 — Boletín: Tomos I a VIII, XVII, XX y XXI 10 - - IX a XIII, XV a XVI, XVIII y XIX 12 - Tomo XIV (cuadernos 2,° a 10.°) 12 - Memorias: Tomos I, II, III, IV, V, VIII 10 - - VI,VII,IXyX 12 - Tomo del 50.° aniversario 15 — Otras publicaciones: Yebala y el Bajo LuctiSy en rústica 4 — ~ — — encuadernado 4,50 — *** Los cuadernos sueltos de los Anales y Memorias, siempre que de ellos haya sobrantes, sin descabalar tomos, a dos pesetas. Los cua- dernos sueltos del Boletín, a una peseta. SUnñRIO bEL NÚnERO 9 Páginas Sesión del 8 de noviembre de 1922: Presentaciones,— Comunica- ciones.—Asuntos varios.— Trabajos presentados.— Secciones. 585 Trabajos presentados. M. DE LA Escalera (M.).— Sistema de las especies del género Asida de la Península Ibérica 388 Jiménez de Cisneros (D.).— Dos ascensiones a la Sierra de Algayat 392 García Mercet (R.). - Calcidoideos nuevos de Francia 396 Rodríguez López-Neyra (C). - Notas helmintológicas. 4.* se- rie. Con dos especies nuevas del género Allodapa (lám. VII). . 402 Caballero (A.). — Otras especies larvicidas del género Chara. 418 Bolívar Y Pjeltain (C.).- Estudio de un Sphodroides nuevo del Rif (Col. Carabidae) 421 Paü (C.).~-Delphinium mauritanicum Cosson, especie nueva para la flora de Europa 423 Sección bibliográfica 425 Acaba de publicarse EL MIOCENO CONTINENTAL IBÉRICO Y SU FAUNA MALACOLÓGICA POR JOSÉ ROYO GÓMEZ (Comisión de Invest. paleont. y preh., Mem. 30,230 págs., 54figs., XIII láms. Y un mapa, 1922, 10 pesetas.) Se resume en esta Memoria todo lo conocido acerca de la Geología y Paleontología del Terciario continental ibérico y, en particular, del Mioceno, adicionado de importantes aportaciones nuevas del autor. Se describen 42 especies de moluscos terrestres y fluviales, y se da un catálogo de todas las citadas hasta ahora de nuestro Mioceno. Acom- paña una extensa y completa bibliografía. Los señores socios pueden adquirir esta Memoria, por intermedio de la Sociedad, al precio de 7 pesetas, los residentes en Madrid, y fran- ca de porte, a 7,50 pesetas, los que vivan en provincias. Dirijan los pedidos, acompañados de los giros correspon- dientes, a la Secretaría de la SOCIEDAD, Hipódromo, Madrid. Tomo XXII. Núm. 10. Publicado el 6 de enero de 1923. DÉLA REAL SOCIEDAD ESPAÑOLA de ¡iisioría fiatural FUNDADA EN 15 DE MARZO DE 1871 biciembre de 1922 MUSEO NACIONAL DE CIENCIAS NATURALES HIPÓDROMO. — THLÉF. S'443. OBSERVACIONES La Real Sociedad Española de Historia Natural se reúne el primer miércoles, no festivo, de cada mes (exceptuando los de agosto y septiembre), en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódro- mo, a las cinco de la tarde. Sus publicaciones son: í.° El Boletín de la Real Sociedad EspAx^ola de Historia Natural (10 números al año, con láminas y figuras). 2.° Las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural (cuadernos sueltos y de publicación no periódica, compren- diendo cada uno un solo trabajo, con láminas y figuras). Pesetas Los socios numerarios reciben todas las publicaciones, pagan- do los residentes en España una cuota anual de 20 Los socios numerarios extranjeros pagan 22,50 Los socios agregados (que no reciben más que el Boletín) pagan 15 Los socios que abonen la cantidad de 250 pesetas son nombrados socios vitalicios. Recibirán los Boletines y Memorias, y, además, a su ingreso en la Sociedad, diez volúmenes, elegidos entre aquellos de que haya existencias (excepto los tomos I, V, VI y VII de los Anales y XIV del Boletín). Este pago de 250 pesetas puede verificarse por fracciones anuales y consecutivas de a 125 pesetas. La Biblioteca está abierta a los socios todos los días laborables, de nueve a una de la mañana y de tres a seis y media de la tarde. Las personas que deseen pertenecer a la Sociedad habrán de ser propuestas por tres de los socios. Para otros detalles, dirigirse al Sr. Secretario, y para las cuestiones económicas, al Sr. Tesorero de la Real Sociedad Española de His- toria Natural, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Hipódromo, Madrid. La Institución Catalana de Historia Natural ha abierto una suscripción para costear la placa que, como homenaje a la memoria del eminente geólogo Dr. D. Jaime Almera, se colo- cará en la calle que le ha dedicado el Ayuntamiento de Bar- celona. Los señores socios que deseen asociarse a este home- naje pueden hacer los giros a D. Ascensio Codina, calle del Bisbe, 2, Barcelona. PUBLICACIONES DE LA SOCIEDAD Los Sres. Socios tienen derecho a adquirir por ana sola vez un ejemplar de cada uno de los tomos de los Anales, del Boletín y de las Memorias a los precios siguientes: Anales: Tomo 1 ." (cuadernos 1 .^ y 3.°) 20 pesetas. Tomos 2.^ 3.", 4.», 12.*, 13.^ 14.^ 15.°, 22.°, 24.°. 25.°, 26.°, 27.° y 29.° 10 - Tomo 5.° 25 - Tomo86.°y7.° 20 - - 8.°, 9.°, 10.°, 11.°, 16.°, 17.°, 18.°, 19.°, 20.°, 21.°, 23.°, 28.° y 30.° 12 — Boletín: Tomos I a VIII, XVII, XX a XXII 10 - - IX a XIII, XV a XVI, XVIII 12 - Tomo XIV (cuadernos 2.° a 10.°) 12 - Memorias: Tomos I, II, III, IV, V, VIII 10 - - VI, VII, IX y X 12 - Tomo del 50.° aniversario. 15 — Otras publicaciones: Yebala y el Bajo Lucus, en rústica . 4 — — — — encuadernado 4,50 — * * Los cuadernos sueltos de los Anales y Memorias, siempre que de ellos haya sobrantes, sin descabalar tomos, a dos pesetas. Los cua- dernos sueltos del Boletín, a una peseta. sunnmo bEL número lo Páginas Sesión extraordinaria del 6 de diciembre de 1922.— Sesión del 6 de diciembre de 1922: Admisiones y presentaciones.— Comuni- caciones . — Necrologías . —Trabajos presentados . —Rendición de cuentas.— Renovación de cargos.— Secciones. 433 Trabajos presentados. Carandell (J.).— Topografía comparada de cuatro localidades ribereñas españolas: Toledo, Montoro (Córdoba), Arcos de la Frontera (Cádiz) y Castro del Río (Córdoba) (láms. VIII a XI). 440 Bolívar y Pieltain (C). -Notas sobre Carábidos españoles. . 452 SÁNCHEZ y Sánchez (M.).— Contribución al estudio histofisio- lógico del tegumento de las semillas 456 M. DE LA Escalera (M.).— Sistema de las especies del género Asida de la Península Ibérica 463 García Mercet (R.).— Adiciones a la fauna española de Encír- tidos 474 Sección bibliográfica 482 índice alfabético de los géneros y especies mencionados o des- critos en el tomo XXII del Boletín 487 índice de lo contenido en el tomo XXII del Boletín 503 I^xjlí» Solor* F^vijol Naturalista-Preparador Casa fundada en 1890 Plaza Real, 10. — BARCELONA Nuevos modelos de Botánica Único depositario en la Fenínsola, de los microscopios W. & H. Seibert, de Wetzlar. Poseemos un gran lote de láminas auténticas del Profesor Pfurstcheller, que cedemos a 15 ptas. ejemplar montado, con Varillas. Para mayores detalles, consúltese nuestro «Boletín» mensual, que mandamos gratuitamente. miZ¡^!l'^>^'<^Hy ^^ l&flR