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Í , . d . 4.” . mati aL a dp”. «$. pa so. eo 4 se. ..u:. yn... .. ario qe apre ; Ns da e . - , e AAA e. 4 .ss. , ' 7 LA a HD y Ye +-......Áb.e ..t.. .. ES AENA ] sde a a : ñ .( us. 4 de 5 $. .. > Mo 9 4 .. .- ¿4 pai ic p pa E AN ATA 1 . .. . y. ..mr.oqe caló SN . . . mu Ae .. UA AO y .ñs . e. . “e e / UA e . . ¿2390 sota lose , siqit 1 dae a .. _ ALA AAA Ars .. "jui . . .. 1 sia «boe PA des mi 0% pa . - ' . ..t LO eri dao 2 0 0 rd dae ..Mnx.em ro Q . . pa E AA res q ler dde de mino Je 1 44 0 e: e . >. e 64%. ¡qe : Ue . .... q... 2. broca [5 e . . e EE pa . nd apela —Tajesena a abel Ny y ado sans . p q e PAR SIA A E e... eje dejo «des « 4 .. . q ani. e ud; .s ..6 pq . “ .* .. «ntpueso en qa dis A a a il el 6 ... “4 . «est 1.400 Mba Ñ A . .4 his 4 0 AAA PP .... ... .....4 . ó . . .4 « . e. t * . «(0104 . es ets. . 1.e.$ 4 o. olas 1d ho pa Ñ ....oss. 0. * . sr dd ”,. » e. A ina .. .o. o EN Ñ ds. * , .. e ae Ñ ¿ha y AE . “ O rea : PY ....»! 0044 eds q. .. . pt AI a e e h ds o Ardo pe bl > .. le ela pa e A y Hg didas oa md .. . pi a qua Ef ar 0.0004 d, 0 a N 0 AN lis das AI .. . , 1.04 * . « Sto! .. s - . . ' .' . 5 ya . 5 o $ . « e... , Ñ .os . MA a 290 rd ....,)p . e . 1réLO «14... QA e OS sde .. e . . pas slo . did k de 7 AA rre: ' ...4 u E h o me O . * ' . . - ¿qdo 0, qu . . Ed modi TR " EN pr " » e yo IC gba + dt qe Mesa + " de ' NA 414 q.) ¡0016 Ha qt A EA dis! pa de > CSPIIAA e Qs y. De ó e. . ct) e AM Pera A . ..o A y ¿LAIA ... Ador idad á e ..to : suponia a e A AAA UA ds . ., , ¿ Ñ Y y" ..j4l A] | das: DO: r j . ..o, e. pros. b . ¿Ad , 4 : 2 . e bl 4 e CA pa he td ie ' ES eje +) m0 O . * ds ds ” . . * ' . , me . >. e . . e o. $ . .. . add pd 007 0 004 dr . e... prbs too denia lo dai Y publ e Ote AA Da .. «¿Ue des pde o al O ers + “ . ... A AI s . 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EN 3 10 mé. ue! - . 4 . , .s Pa de A pp cin a > ... .. " 4: Qie mp a10i6de 0100 0.0%. ” fa / U bY " FOR THE PEOPLE FOR EDVCATION FOR SCIENCE LIBRARY OF THE AMERICAN MUSEUM OF NATURAL HISTORY K ye Mk a E ¿ Wi A ye AR A ¡TU A Y AS a SA. A | BOLETIN DE LA TOMO E AÑO 1 [ IMA. IMPRENTA LIBERAL — CALL Se LA UNION (BAQUIJANO) 317, A A Y ES £, y > E | Ss: ye j , >» - "os de ; Ss o ' 20 ty : 2 f Pe Y ] 6 e ” e AA pl ANA e A Hi A. 5 Ll ñ TE ) 4 » . 5 e ya o Sociedad Geográfica de Lima, — IA CONSEJO DIRECTIVO 1893 EE Dias COACTANZA ii de PRESIDENTE. , Capitán de Navío D. Camilo N. Carrillo... VICE-PRESIDENTE » DMA SASadTe .........oo coco TESORERO a a E UEDÍE no BIBLIOTECARIO A AA e SECRETARIO E cc raesto IMANROWSkID -......--.-:- VOocAL E EA E O CIAO ci > sa A A OA o e de DS LOCARO POD. ic E A AMAS o e E Cptn. de Navío M. Melitón 0 MALA. SI NA A Pederico Villareal........... . A DADA. oo... E = Cptn. Ue ao Carlos FerreyTOS.. 0... » Sr. A 37 A MLUDIZ ao 7 MN raaciaco Almenara Butler........ A EA A pe o E SR cc ADA e Z » Leónidas Cár: EAS ES ra Ari adeas Y ase Velazco...... . IM Pagan... 1 HARAN Pa ao. Pablo Patró A ed E A e ia y. Aberto Úlloa a ES ” ” 59 Alberto L G a A E E Es o A A e Dirección: 7 ., Sociedad Geográfic. Ar: s del Apartado Corzeo: No. 267—Teléfono 556. | E er Ll $ . BOLETIÍ Ny 2 Sociedad bragrlica ica de Lima. Tomo l. Lon, MIERCOLES 19 DE ÁBRIL DE 1891 NOM, 1 ) Con el paciente trabajo preparatorio de más de tres años, la Sociedad Geográfica de Lima ha logrado al fin or- ganizarse definitivamente, y comienza su vida oficial el 15 del mes corriente. Muchos obstáculos ha sido preciso vencer para dar á esta importante institución los elementos más indispensables para asegurar su existencia y estabilidad. La deficiencia del tesoro nacional no permitió al Gobierno que le dió vida señalarle recurso alguno, ni aún para aten- der á sus primeros gastos. Tampoco fué posible pedir á los socios, además de su personal trabajo, una erogación tan consi- derable como la que demandaban las necesidades del servicio regular en una sociedad semejante, destinada por su naturaleza y por el decreto de su creación, á ser al mismo tiempo asocia- ción técnica y oficina pública, bajo la dependencia del Minis- terio de Relaciones Exteriores; siendo éstas las razones por las que se ha retardado hasta ahora su instalación oficial. Mas, asegurada hoy su existencia por una ley que le propor- ciona una mensualidad modesta, inaugura sus sesiones, .orde- nando sus labores, de las que será en adelante este Boletín el Órgano oficial, que además dará 4 conocer en el país y fuera de él los estudios y las investigaciones de la Sociedad en el vasto y variado campo que su programa le señala. El primero y el más constante objeto de sus especulaciones, será revelar el Perú en sus diversas fases, por medio de me- morias Ó monografías que se refiftan á su constitución geo- lógica, base de toda investigación “écnica, para apreciar la ri- queza mineralógica de nuestro suce Y; y asimismo consagrará su atencion al estudio de la orografía, climatolo' ía, hidrografía » | E E) ) ) $ rn —- sy mA ” ” a > aa 2 e c Cc " a yy" estadística seccional y general del país, como datos útiles pa- ra la inmigración y el comercio. Esta parte preferente de sus estudios está dest' nada á en- mendar en el exterior graves errores que observadores superfi- ciales han propagado, no solo en la opinión pública europea y americana, sino aún en los centros científicos; ya presentando nuestro clima como impropio para la aclimatación de la raza europea, Ó ya creando preocupaciones injustas, por ser infun- dadas, contra el carácter y los hábitos de nuestras poblaciones. Este Boletín contendrá otra sección no menos útil, destina- da á ilustrar al país respecto al verdadero muvimiento científi- co, estadístico y comercial de las naciones del mundo, con las que el Perú está en más fontacto. Esta parte se consagrará especialmente á suminist los datos más exactos que sea posible, respecto á la estadística de los Estados vecinos, datos cuya ignorancia contribuyó no poco á conducirnos á la gue- rra desastrosa con Chile. En una sociedad como la nuestra, donde no hay sobrados elementos de ilustración para organizar instituciones técnicas, habrá que vencer sin duda, con perseverante trabajo, la defi- ciencia de luces, para levantar gradualmente la importancia y el prestigio de esta Sociedad naciente, que con tan genero- so esfuerzo y buena voluntad de sus miembros, se inaugura hoy. Ella que comprende su posición modesta ante otras cor poraciones de su género, sabe también el papel útil que puede | desempeñar en el concurso general de las instituciones geográ- ficas. Ese papel es el de proporcionar con verdad y honradez, todos los datos que pueda reunir sobre los diversos objetos de sus estudios, para que, asociaciones más sabias Ó más ilustradas, hagan un estudio práctico y filosófico de ellos, en provecho del progreso general de la ciencia. La Sociedad Geográfica de Lima suministrará á las euro- peas y á las americanas los elementos que constituyen, por de- cirlo así, la materia prima de la Geografía del Perú en su más lata acepción, para que ellas hagan las deducciones científicas, dando unidad á sus estudios como corporaciones sabias. De esta manera comprende la Seciedad Geográfica de Li- ma la noble misión que se le ha encomendado, y con tal ca- rácter pide un puesto en el certámen de las Sociedades cientí- ficas de Europa y América ( L. CARRANZA, | Decretos de creación y organización de la Sociedad Geográfica de Lima. NNDRES.A CACERES, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ. Considerando : ma Que es necesario fomentar las estudios científicos de aplica- ción, facilitar la explotación é incremento de los productos naturales del país, y crear un centro de datos é informaciones _sobre la Geografía en general y sobre la especial que interesa á la buena marcha de la administración pública. Decreto: Art. 1.2 Fúndase la SocieDav GEOGRÁFICA DE Lima, que - estará bajo la dependencia del Ministerio de Relaciones Exte- riores. Art. 2. Son objetos de la Sociedad : 1.? Hacer estudios geográficos, comprendiendo los diver- sos ramos que fijará el Reglamento Orgánico, y en particular los estudios referentes al Perú y á los países limítrofes. 2.” Coleccionar libros, folletos, cartas geográficas, planos y escritos concernientes á los fines de la institución; ponién- dose en comunicación con sociedades análogas extranjeras, para obtener sus publicaciones y cangearlas con las nacio- nales. | Art. 3.2 La Sociedad se compondrá de socios activos, so- cios correspondientes y socios honorarios. La designación de los socios activos será en esta vez mate- ria de un decreto separado. Art. 4.2 Los socios activos, presentes en esta capital, pro- cederán á elegir el Director degla Sociedad, y á formular el proyecto de Reglamento Orgáikco, que se someterá á la apro- bación del Gobierno. Art. 5. La corporación os en el local que se ha , de determina» oportunamente. y » j ) ) 1) A e d ya) y a El Ministro de Relaciones Exteriores queda encargado de la ejecución de este Decreto, Dado en la casa de Gobierno en Lima á los 22 días del mes de Febrero de 1888.—AwDrÉs A, CACERES, —A, Elmore, _ Lima, Febrero 22 de 1888. Habiéndose fundado por decreto de esta eo la Sociedad Geográfica de Lima, se organiza su personal de socios activos en la forma siguiente: Art. 1.2 Nómbrase Le carácter á D. Julio Pfliicker y Rico, Luis Carranza, Catftulo Carrillo, Antonio Raimondi, Eduardo Habich, Ernesto Malinowski, Leonardo Pfliicker y Rico, Pedro Paz-Soldán y Unanue, Aurelio García y García, Arturo Wertheman, Leonardo Villar, Felipe Arancibia, Ma- nuel A. Viñas, José B. Huertas, José Castañon, Elias La Torre, Teobaldo Eléspuru, Modesto Basadre, Guillermo Bi- llinghurst, José Granda, Carlos Paz-Soldán, Guillermo Cilley, Ramon de la Fuente, Octavio Pardo, Teodorico Olaechea, Alejandro Guevara, Manuel García Merino, Guillermo Nation, Enrique Espinar, José Toribio Polo, Enrique Benites, Julian Gordillo y Mariluz, Julio Vierau, Fray Gabriel Sala, Ernesto Middendorff. Art. 2.2 Son miembros natos de la Sociedad : el Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores; el Director de la Escuela Especial de Ingenieros, el Director General de Telégrafos, el Director de la Escuela Naval, el Profesor de Geografía del Colegio de Guadalupe de Lima. Art. 3.2 En adelante la Sociedad proveerá las plazas con sujeción al Reglamento orgánico que se dictará. | Art. 4. La Sociedad será instalada por convocatoria del ¿primer socio nombrado en el Art. 1.* y bajo la presidencia del mismo elegirá la corporación su Director, por mayoría absolu- ta de los miembros presentes. — Rúbrica de S. E.—ELMORE. AAAKÁKÁ|O Lima, 28 de Noviembre de 1889. Siendo necesario agregar al personal de la Sociedad Geo- gráfica, nd por decreto supremo de 22 de Febrero de » Í — Ha Fué, como era natural, la primera y más constante preocu- pación de la Sociedad, el establecerse en un local propio y adecuado. Con tal objeto se nombraron varias comisiones y se dieron muchos pasos ante el Rector de la Universidad de San Marcos y ante el Director de la Biblioteca Nacional, en donde había locales desocupados que podían adaptarse á sus propósitos. E De este modo, en Octubre del referido año 1888, la Socie- dad pudo contar ya con el espacioso local, que hoy ocupa en los altos de la Biblioteca, merced á la eficaz cooperación de los señores Ministros de Relaciones Exteriores y de Justicia. La reparación, mejoranfento y ornato de las casi ruimosas habitaciones que se recibieron, ha sido el continuo empeño del Consejo Directivo, en las repetidas sesiones en que, con preferencia, se ha ocupado del particular. Después de vencer obstáculos tanto mayores cuanto la Sociedad no ha contado, como no cuenta hoy mismo, con los recursos precisos aún pa- ra lo más extrictamente necesario, al fin ha podido satisfacer sus deseos, presentando 4 los hombres de estudio y de ciencia, el hermoso recinto que hoy les Ofrece para sus importantes tareas. Un deber de gratitud es recordar aquí la noble protección que ha recibido nuestra institución de la H. Junta Departa- mental, la que generosamente le ofreció un apoyo pecuniario, que ha contribuido no poco á hacer efectivas sus miras. En conclusión, con la reunión del Congreso de 1890, que por iniciativa del Sr. Ministro de Relaciones Exteriores D. Manuel Irigoyen, le ha asignado una suma para la instalación y una subvención mensual, aunque modestas, puede inaugurar hoy la Sociedad sus tareas, ofreciendo á sus adeptos, si no to- das las comodidades materiales y los recursos morales que instituciones de esta naturaleza saben ofrecer en toda nación culta, á lo menos los elementos indispensables para que, en nuestra patria, lleguen al fin 4 iniciarse estudios científicos de un orden esencialmente práctico y progresista. Los antecedentes que.aquí consignamos no quedarían com- pletos, si faltaran algunos datos relativos al personal activo de la Sociedad. Segun el artíglo 36 de sus Estatutos, los miem- bros fundadores designadq8 en el decreto del 22 de Febrero de 1888, se debían aumgútar con cuarenta sócios más. En se- sión del 2 CEA del mismo año se completó dicho núme- ro conforme at engnciado artículo, y en el 0% transcurridC € C A y ) A hasta la fecha, la Sociedad ha nombrado socios complementa- rios, con el objeto de llenar las vacantes originadas por falle- cimiento ó renuncia de varios de sus miembros activos. Llegada la vez de inaugurar sus sesiones públicas, el Sr. Di- rector de la Sociedad, por iniciativa del Consejo Directivo, pi- dió completa autorización al Supremo Gobierno, para elevar á ciento el número actual de miembros; y además facultades ex- traordinarias para vencer los obstáculos é inconvenientes que algunos artículos formularios de los Estatutos pudieran presen- tale, á fin de acelerar la instalación definitiva de la Sociedad. Ambas peticiones han sido plenamente concedidas en la reso- lución suprema transcrita al Director por el Ministro de Rela- ciones Exteriores en su oficio del 9 del presente. La parte dispositiva de dicha reSblución, importa consignar aquí: “Facúltase al Consejo Directivo de La Sociedad Geo- “gráfica, para aumentar el número de miembros hasta ciento, “sin sujetarse á las formalidades establecidas por el artículo 6.” “de los Estatutos; así como para adoptar todas las medidas que “Conceptúe necesarias á la inmediata instalación de la expre- “Sada Sociedad. Esta autorización terminará realizada que sea “la indicada instalacion.” En virtud de tal autorizacion, el Consejo Directivo en su sesión del 2 de Abril procedió á la elección de algunos miembros activos, después de la cual el cuerpo docente de la Sociedad queda constituido hasta aquí como se vé en la lista inserta en el lugar respectivo de este Boletín. Asimismo figurarán en él oportunamente las comisiones para los diversos ramos á que ha de dedicarse la Sociedad; los socios honorarios y correspondientes, nacionales y extranjeros, y el cuadro de Clubs Andinos de cuya formación ha de tratar preferentemente la Sociedad, una vez que ya comienza Su vi- da normal, EL SECRETARIO, o E A OZ AA Asuntos importantes. Durante el tiempo que ha pido á la inauguración de las labores de la Sociedad, larguísimo período de trabajosa gestación, si se mide por el deseo vel.emente de coronar la obra » 3 : > J y* a a : e ue ha animado á los miembros del Consejo Directivo y por las dificultades que se han opuesto á su intento, han sido so- metidas 4 la Sociedad algunas materias de alta importancia, de las cuales ha tenido que ocuparse ésta, á pesar de las condicio- nes poco favorables en que se encontraba, antes de poder inau- gurar sus tareas. Esta sola circunstancia podrá darnos á conocer la urgente necesidad en que el Estado y la Nación entera se hallaban de la existencia de un centro que, por su naturaleza misma, debía definir en unos casos é ilustrar en otros todos los asuntos que se versan con la vida práctica del país, en sus múltiples rela- liones con los desenvolvimientos de la ciencia moderna. Cita- remos de preferencia, entre¡las referidas materias, las siguientes: Con fecha 2 de Junio de 1888 y por encargo del Ministerio de Relaciones Exteriores, se nombró una comisión formada por los señores Ramón de La Fuente, Melitón M. Carvajal y Carlos Paz-Soldán, con el objeto de estudiar y refutar el folle- to publicado por D. Manuel Oropeza, sobre los límites del Perú con Bolivia. El bien meditado informe que la comisión emitió á la sazón, fué puesto oportunamente en conocimiento del Gobierno. En sesión del 28 de Junio del mismo año, se dió cuenta al Consejo Directivo de una comunicación del Ministerio de Re- laciones Exteriores, en la que transcribe un oficio del Plenipo- tenciario del Perú en el Ecuador, por el que éste insinúa al Gobierno la conveniencia de encomendar á la Sociedad Geo- gráfica de Lima, la formación de un mapa histórico de los te- rritorios disputados con el Ecuador; á consecuencia de lo cual fueron encargados los señores Malinowski y Carvajal para la formación de tan importante obra. Con motivo de un plano de los territorios indebidamente ocupados por Chile en la frontera de Sama, presentado al Mi- nisterio de Relaciones Exteriores por su autor el Sargento Mayor D. Hector I. García, la Sociedad tuvo por convenien- te pedir al Gobierno dicho plano para examinarlo detenida- mente. | En la cuestión de límites da el Ecuador, el Gobierno pidió á la Sociedad Geográfica que designara á uno de sus miembros para que lo representara en la comisión que se había yá nom- E € e C C E as > 7 brado con tal objeto. La elección recayó en el Sr. Malinowski; pero habiendo renunciado éste, se eligió en su lugar, á propuesta del renunciante, al Sr. D. Emilio Bonifaz. El Dr. D. José Casimiro Ulloa, dedicó su obra sobre límites con Bolivia, á la Sociedad Geográfica, y ésta nombró también una comisión presidida por el señor Modesto Basadre, para que informara sobre un trabajo que supone de gran impor- tancia. . La Sociedad ha intentado varias veces crear y tener bajo su dirección dos oficinas de mucha utilidad: una hidrográfica y otra de observaciones meteorológicas; pero no contando aún con los medios indispensables para la implantación de estas dos oficinas llamadas á prestar grandes servicios al país, se ha visto en la necesidad de aplazar la realización de estos planes hasta mejor oportunidad. Teniendo también en mira el provecho que le reportaría una biblioteca científica de consulta, elemento esencial para cumplir debidamente su vasto programa, nombró la Sociedad una comisión de su seno, á fin de que examinara la biblioteca del finado geógrafo D. Mariano Felipe Paz-Soldan, una vez que ésta fué adquirida por el Gobierno, para que, designando las obras que creyera útiles 4 la Institución, las pidiera, á nombre de ella, al Supremo Gobierno. Desgraciadamente, por causas agenas á las miras de la comisión, ésta no ha podido aún rea- lizar su cometido. La irreparable pérdida del sabio naturalista Dr. D. Antonio Raimondi, tan ventajosamente conocido en nuestra patria y fuera de ella, ha hecho pesar sobre esta Institución naciente, acaso una de las tareas más importantes que por mucho tiem- po ha de tener entre manos, y que por su naturaleza misma está llamada á ocupar la preferente atención del Gobierno y de esta Sociedad. El 14 de Noviembre del año próximo pasa- do, por iniciativa del Ministerio de Justicia, nombró la Socie- dad una comisión de cinco de sus miembros, para que repre- sentara al Gobierno en la faccióp de inventarios de los docu- mentos, mapas y manuscritos pertenecientes á la obra “El Pe- rú” por Raimondi. Dicha comisión llenó cumplidamente su encargo. Posteriormente, el 31 de Diciembre del mamo año, el Mi- >» 3 : S — 10 — nisterio de Justicia expidió una resolución por la que encarga 4 la Sociedad Geográfica recoja y conserve á disposición del Gobierno los manuscritos, planos, útiles para grabado y demás objetos destinados á la publicación de la referida obra “El Pe- rá”, Para cumplir esta resolución, el Director de la Sociedad nombró al Secretario de ésta, Dr. D. Gabino Pacheco-Zegarra, quien también fué el Presidente de la comisión que intervino en la facción de inventarios. El Sr. Pacheco-Zegarra cumplió su misión, recogiendo con prolijidad el copioso archivo que es- tá llamado á servir de base al que con el tiempo irá formando la Sociedad. Por último, el 25 de Febrero del año corriente, el Ministe- rio de Justicia ha coda á la Sociedad Geográfica otra resolución suprema que creemos oportuno reproducir textual- mente: “ Siendo necesario examinar los manuscritos, mapas, “ croquis y demás documentos trabajados por el naturalista ' Raimondi, para tener un concepto claro de ellos, á fin de - que el Gobierno resuelva si es posible y conveniente conti- nuar con buen éxito la publicación de la obra “El Perú”, se resuelve: que la Sociedad de Geografía designe cinco de sus “ miembros, para que, prévio el exámen detenido de los refe- ridos mapas y manuscritos, expida el correspondiente infor- me, expresando si, en vista de ellos, se puede llevar á cabo la ' publicación de la mencionada obra, principiada por el enun- ciado Dr. Raimondi. ” Como es de suponer, la Sociedad, acatando esta disposi- ción, ha procedido al nombramiento de tan delicada comisión, cuyo personal está formado por los SS. Malinowski, Ulloa, García-Merino, Chiarella y Villarreal, y cuyas labores nos re- servamos dar á conocer extensamente en nuestro próximo Boletin. a > as ” ” -, SS . ». e ” e ES - ra El 12 de Enero del corriente año, el coronel D. Samuel Pa- lacios presentó una solicitud al Gobierno, á fin de que declare á qué jurisdicción pertenecen unos terrenos auríferos descubier- tos por él, en la zona que se encuentra entre la desembocadura del río Utcubamba y el Pongo de Manseriche; pues por varias leyes que cita, dicha jurisdicgión podrá ser objeto de disputa entre los Departamentos dela Amazonas y Loreto. El Ministerio de Justicia pidió informe á la Sociedad Geográf- ca, con fecha 13 del mismo mes y año, y, á consecuencia de ello, ésta nombró una comisión compuesta de los señores Castañón, ¿ C ' ; ( c $ o A a Eléspuru y Palacios; la cual con una laboriosidad digna de elogio, ha emitido el bien meditado informe que reproducimos a á continuación. ; EL SECRETARIO. ¿E Informe. _—_—_— Sr. Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima. es - La Comisión cumple con el honroso encargo que US. en su anterior decreto le encomienda, exponiendo por vía de *in- forme las razones que tiene para juzgar que, correspondiendo el territorio cuya jurisdicción se solicita al Departamento de Amazonas, deben ser las autoridades de éste las que, en armo- nía con la ley, tengan la competencia solicitada. La Comisión de US. concreta su estudio á la relación que esta cuestión tiene con la Geografía Nacional, dejando á quien corresponda los diversos aspectos que en ella pudieran encon- trarse. Se trata del territorio que el río Marañón recorre entre la desembocadura del río Utcubamba y el río Santiago, Ó sea el Pongo de Manseriche. En los puntos extremos de esta sec- ción territorial, han existido y existen pueblos civilizados, y es por ellos por los que debemos dar principio á nuestro informe. La ciudad de Copallín fué fundada en la desembocadura del rio Utcubamba y la ciudad de Santiago de las Montañas en el rio Santiago (Canusa-yacu), un poco más aguas arriba de su afluencia con el Marañón. Vamos pues á fijar nuestra atención afirmando la legítima y nunca interrumpida posesión que el Perú ha conservado en esos vastos y fértiles valles, en cuyo seno corre sobre cauce de oro la sección del rio Mara- ñón que nos ocupa. Las cédulas reales: del 15 de Julio de . 1802 y las posteriores que la confirman, fijan claramente la extensión de la antigua provincia de Maynas, dentro de la cual están expresamente dorintalMidós los pueblos de Copallín y los de Santiago de la Montaña. Copallín, capital del distrito del mismo nombre, estuvo si- tuado entre los 5 30" 20” de latitud S. y 80953” 34” de longi- | . 3 O e -- 12 — tud OP. Constantemente atacado por las tribus salvajes de las cercanías, llegó en 1845, junto con otro pueblo llamado Puyaya, á ser destruido por ellas, y sus habitantes obligados á emigrar, se retiraron á los pueblos de la Peca y Bagua-chica, hasta que en 1860 reedificaron el pueblo, en lugar más distan- te al Marañón y con el auxilio de los vecinos y el apoyo de las autoridades de Chachapoyas. El nuevo Copallín se levantó siempre á Orillas del Utcubamba; pero más cerca de la Peca y de otros pueblos cuya vecindad lo puso á cubierto de posterio- ros ataques. Hoy Copallín es un distrito de la provincia de Bongará, en el Departamento de Amazonas, compuesto de los pueblos siguientes: Copallín, capital, Cajaruro, Llimchicat, Moreyrilla y de las cuatro haciendas denominadas: Culquimanla, Huingó Longat Peña-pucro. La población, según el censo de 1876, está considerada con 595 habitantes, pero por los datos tomados en 1889, con mo- tivo de la contribución personal, se calcula hoy el número de sus habitantes en 650. En esta sección se explota la ganade- ría y la agricultura, siendo de ésta sus productos más notables: el tabaco y la caña de azucar. Su temperamento es algo en- fermizo y su temperatura media es de 23” centígrados á la sombra. La caza y la pesca son abundantes; en sus bosques se encuentra una gran variedad de maderas de construcción, el caucho, copal, cera, vainilla, cascarilla y otros productos. El distrito de Copallín, con los distritos de Peca, Shipas- bamba, Yambrasbamba, San Carlos y Jumbilla, forman la pro- vincia de Bongará, y ésta con las de Luya y Chachapoyas, componen el Departamento de Amazonas. Copallín, destruido como queda dicho en la boca del rio Utcubamba y reedificado un, poco aguas arriba, es el punto donde comienza el territorio uya jurisdicción judicial es mate- ria de este informe, y cree vuestra Comisión haber demostra- do que se encuentra dentro de los límites del Departamento de Amazonas, +, A 7 La parte del rio Marañón desde Copallín ó sea desde la des- embocadura del rio Santiago (Canusa-yacu) es habitada por numerosos infieles, no existiendo allí ningún pueblo civilizado. Esta sección ha sido explorada por el señor de la Condamine en 1743, por el Iltmo. Obispo Ruiz que recorrió el Nieva, por el - ingeniero Wertheman que bajó el rio Utcubamba en 1870, por el ingeniero español San Román en 1889 y por el inge- niero Wolff, que surcó el Pongo de Manseriche y recorrió el Santiago en 1890. La distancia emtre el Marañón y los puntos indicados, se- gún las apreciaciones del señor Wertheman, es de 100 kiló- metros más Ó menos, y su situación geográfica puede determi1- narse con la de los puntos siguiehtes: Boca del río Utcubamba, altura LaS - 230.20” sobre el nivel del mar 369 m. Long. 80* 53' 34” OP. Boca del río Chinchipe ........ | pa 5 añ 0d Li OP. , MAS 5 q EL TÍO LIDASA ....eomm.o.o. Long. 80* 38' 59” OP. Lat. S, 4 42 0” Long. 80 21 49” OP. Boca del río Santiago, altura so- f Lat. S. 4” 19' 30” bre el nivel del mar 180 m...... Long. 79* 59 27” OP. Playas auríferas de Patihuashani. A fluyen á esta sección del río Marañón los siguientes ríos: Por la margen derecha: Río Utcubamba » Imasa, » Nieva. Por la margen izquierda: Río Chinchipe, ,, Shimutasa, ,, Choro-pasa, », Para-cueh, , Santiago. El cauce del Marañón es muy accidentado: entre cerros muy elevados, sus aguas se abren paso á través,de la cordillera » o U 0 2 E) ASES oriental, formando muchos malos pasos por los remolinos cau- sados por la espantosa velocidad que adquieren sus aguas en las secciones estrechas, por las peñas caídas y por las casca- das que forman el desnivel del cauce. Desde la quebrada lla- mada por los infieles Huaya-shanga, los cerros poco á poco se van haciendo más bajos y el rio de mayor ancho hasta lle- gar al Pongo de Manseriche, en que el terreno es bastante llano y sólo unas pequeñas ramificaciones de la cordillera se adelantan hácia el NO, formando unos fongos relativamente peligrosos, y que han sido descritos por el señor de la Conda- mine. Entre estos malos pasos podemos citar los siguientes: Rentena, Mayassl, Cumbinama, Escurrebraga, Huaracayo y Manseriche. Estos territorios se hallan habitados 6 frecuentados por tribus salvajes, entre las cuales las más notables son las si- guientes: Shimutasas, Aguarunas, Huambisas, ó Nantipas. Los Aguarunas se encuentran armados con escopetas y rifles del sistema Winchester: los Huambisas disponen también de algunas armas de fuego: las otras tribus sólo usan la lanza y el escudo. Esta región es notable por su clima sano y su temperatura relativamente fresca, por sus elevados y tupidos bosques y por la gran cantidad de oro que contienen sus playas. (Alcedo.—t. IL, pág. 452; y t. IV., pág. 509.) | Terminada la descripción del territorio recorrido por el Ma- rañón entre los puntos determinados, y fijada su posición geo- gráfica, se vé claramente que dicha región está dentro de los límites de la antigua provincia de Mainas, la cual, dividida por resoluciones legislativas, de que nos ocuparemos más adelan- te, en los Departamentos de Iprreto y Amazonas, queda dicha región dentro de los límites de este último Departamento, En el año 1549, el capitán don Juan Salinas de Loyola fun- dó 4 los 49, 12, 12” latitud Sur, y 72%, 59, 27” longitud Oes- te del Meridiano Ce Paris, la ciudad de Santiago de las Mon- A tañas, á orillas del río Santiago (Canusa-yacu), en cuya des- embocadura termina el territorio de que nos ocupamos. Las cédulas reales de 1802, la real cédula original de Fer- nando VIT que ratifica las anteriores, es decir que manda por tercera vez quese cumpla su real voluntad, fijan de una ma- nera expresa y terminante el territorio que describimos, den- tro de los límites de la antigua provincia de Mainas. El Perú en posesión de esos territorios por dichas reales cédulas, si- guió poseyéndolos sin interrupción hasta la fecha y en el ple- no ejercicio de $u soberanía ha expedido leyes y decretos en diversas épocas, que propenden á dar mayor incremento á estas - regiones. Destruido Santiago de las Mohtañas por las repetidas inva- siones de las tribus salvajes, sus pobladores tuvieron que reti- rarse al pueblo de Borja (al pié del pongo de Manseriche), el que también destruido, reedificado y vuelto á destruir, desapa- reció definitivamente, emigrando su población al pueblo de Barranca, que es hoy capital del distrito del mismo nombre, y que se encuentra situado en la márgen izquierda del 1í0 Ma- rañón entre los 4”, 48”, 48” de Lat. S. y los 78”, 59' 44” Log, OP. La jurisdicción del Perú en esos territorios ha sido y es efec- tiva, y su derecho para ejercerla claramente determinado y comprobado por documentos que posee el Estado y á los que nos referimos, si para la presente cuestión de jurisdicción no fuere bastante demostración lo que en este informe expone- mos. Establecida la independencia del Estado y proclamada la República como su forma de Gobierno, no tardó el Soberano Congreso en legislar sobre los territorios de la antigua provin- cia de Mainas; así vemos en la ley de 21 de Noviembre de 1832, que se erige en parte de ella el Departamento de Ama- zonas (Colección de Quiróz.—t. IV., pág. 210.) Posteriormente, en 10 de Marzo de 1853, se decretó el Go- bierno político y militar de Loreto, independientemente de la Prefectura de Amazonas (“Registro Oficial”, N.* 12, t. III, pág. 95), y desmembrando de la jurisdicción de este Depar- tamento los territorios que pas á formar aquel Gobierno. Por esta suprema resolución el Eobiemo de Loreto tuvo por circunscripción “desde los límites del Brasil, todos los terri- “ torios y misiones comprendidos al S, y N. de dichos ríos, ** conforme al principio del 47 possidetis adpptado en las Re- ». , 3 TE “públicas americanas y al que en este caso sirve además de “regla la real cédula de 15 de Julio de 1802,” y los rios que desaguan en el Marañón, especialmente el Huallaga, Santiago, Morona, Pastaza, Putumayo, Yapurá, Napo, Yavari y otros, y sus riberas; conforme en todo y en cuanto están comprendi- dos en dicha-real cédula. De aquí se desprende que el río Santiago con sus riberas fué considerado como parte del nuevo Gobierno de Loreto y como la desembocadura de ese río es el punto extremo del te- rritorio cuya jurisdicción judicial se busca, «está demostrado que en la época de aquel decreto estuvo comprendido en la go- bernación de Loreto. : Pero en 15 de Abril de 1853, un mes después de expedido el anterior decreto, se expidió otro que modificó sustancial- mente á aquel, por cuanto dispone que la nueva gobernación de Loreto sólo debe comprender la parte baja de la hoya del Amazonas, esto es: los territorios bañados por los ríos Mara- ñón, Huallaga y Ucayali; circunscribiendo la jurisdicción polí- tica del río Marañón, á cuatro gobernaciones, á saber: En el río Marañón: 1. De Loreto 4 Camucheros, 2.2 ” Sí A turalistas: Haenke en Bolivia y Claudio Gay en Chile, de es- tudiar y describir las riquezas naturales de estas vastas regio- nes, dando verdadero carácter científico á esta clase de estu- dios, que desgraciadamente se hallaban aún en plena infan- cia en los nacientes institutos del Nuevo Mundo. He aquí por lo que una publicación de la índole especial que tiene nuestro Boletín, no puede menos que consagrar, en su primer número, un recuerdo respetuoso al nombre del ilus- tre naturalista y dedicarle estas páginas biográficas que serán, no lo dudamos, de gran interés para muchos de nuestros lec- tores, que si bien admiran sus obras y están familiarizados con su justa nombradía, ignoran acasq los rasgos principales de su laboriosa existencia. No pretendemos, sin embargo, hacer la biografía completa de Raimondi, la que por cierto no cabría en el espacio limi- tado que aquí disponemos: baste para nuestro propósito con- signar los detalles culminantes de su vida. Nacido en la patria de Galileo y Cristóbal Colón, fué arro- jado de ella por una de esas tempestades políticas, precursoras de la gran revolución italiana, que fueron como los albo- res bienhechores de la unidad nacional y de las conquistas gloriosas de la libertad en aquel hermoso país. Dedicado desde temprana edad á las ciencias naturales, por las cuales sentía una afición innata, consagrándoles en todo tiempo esa laboriosidad inquebrantable que en los hombres de su índole constituye una verdadera vocación, Raimondi había tenido que abandonar momentáneamente los libros por las ar- mas, pagando así generoso tributo al siglo en que nació y al levantado espíritu de su patria, que esperaba ansiosa la hora feliz de su definitiva redención. Desgraciadamente para el jo- ven patriota aquella hora tardó aún en llegar, y después de una de tantas tentativas malogradas, prófugo y proscrito, to- mó al fin rumbo para esta América, cuyas exuberantes zonas había entrevisto por los libros, y cuya noble acogida en el Pe- rá debió de presentir su corazón, ya que fué este el país que él escogió y adoptó por segunda patria. Fácil es comprender cómo el *oven naturalista, por su pe” culiar ingenio, por los sólidos conocimientos que constituían su caudal científico, y, además, en un país tan feraz en el campo de las investigaciones científicas como árido aún en las mn 0 — aulas universitarias del ramo, llegara 4 ocupar el lugar promi- nente que en realidad ocupó entre los hombres dedicados á la Geografía € Historia Natural del Perú; al punto que desde los primeros días de su arribo á Lima, en Julio del 49, nadie le negó el dictado de saózo que él supo mantener triunfante hasta el día de su muerte, por más de cuarenta años de cáte- dra universitaria, de viajes científicos, de comisiones oficiales y de publicaciones de todo género, que en realidad han hecho del sabio Raimondi una de las entidades científicas contempo- ráneas más notables. e! Pero precisemos algo más, aunque rápidamente, sus tareas en el Perú. Fué el respetable Dr. Heredia, Director por en- tonces del Colegio de la' Independencia, que es nuestra ac- tual Escuela de Medicina, quien pudo apreciar, primero que todos y en lo que valían, las altas dotes del distinguido emi- grado, y quiso, con la elevación propia de su carácter, ten- derle una mano protectora, al paso que utilizaba sus vastos conocimientos en provecho de la juventud. Así fué que des- de el mismo año de su llegada le encargó el arreglo y clasifi- cación de las colecciones de Zoología y de Mineralogía del Gabinete de Física y de Historia Natural del Establecimien- to, hasta que en 1851, en que se halló vacante la cátedra de Historia Natural, consiguió se nombrara á Raimondi profesor de dicha cátedra, en la cual dictó éste los cursos de Zoología, Botánica Orgánica, Botánica de Clasificación, y el de Química Analítica, que fué el primero que se dictó en la Escuela. Des- de entonces puede decirse que se inauguró una nueva era de progreso para el estudio de las ciencias naturales en nuestra patria, - No obstante, la vida tranquila del profesorado, á pesar del merecido renombre que le granjeaba, con brillante éxito en provecho de sus discípulos, no podía satisfacer el espíritu em- prendedor y altas miras de un naturalista como Raimondi, an- sioso de estudiar por sí mismo las regiones desconocidas, de hacer excursiones atrevidas por lugares nunca explorados, y de arrancarle á la naturaleza virgen de América, en cuyos se- nos penetraba con avidez, sus más ocultos tesoros, como otras tantas conquistas para esa ciencia de la cual había hecho el amor de toda su vida, o En 1852 comenzó, pues, nuestro sabio sus largas excursio- nes científicas, mientras un profesor sustituto le reemplazaba temporalmente ¿en la cátedra; y desde entonces se le vió reco- U € — Y — rrer, con paciente tenacidad, ya las inmensas sabánas y arena- les de nuestra costa incrustrada aquí y allá de amenos valles, como los bosques seculares del Amazonas; ya ascendía á las mesetas de los Andes y á las alturas más notables, como se in- ternaba.en las mil quebradas y valles que se ocultan entre sus pliegues. Así estudió uno trás otro todos los departamentos de la República, recogiendo durante el largo período de vein- - ticinco años, los abundantes materiales que necesitaba para su gran obra £/ Perá, cuyo primer volúmen dió á luz en 1877. Sin cmbargo, égta no fué la primera de sus publicaciones: Raimondi había tenido anteriormente ocasión de dar á luz, ora como catedrático, ora como geógrafo-consultor del Go- no; ya como químico, ya como naturalista, varios textos de enseñanza, monografías ó estudios aislados, artículos en los diarios, informes oficiales y consultas particulares; habiendo quedado inéditos aún muchos de estos documentos. Aunque de su gran obra £/ Perá sólo llegó al tercer volú- men, deja el luminosísimo y copioso material de apuntaciones que, debidamente utilizado, podrá aumentar el número 4 veinticinco ó treinta, ya que no hay un sólo ramo de Hlis- toria Natural peruana á que no se dedicara extensamente su prodigiosa actividad; al punto de que se puede afirmar, por sus colecciones y cuadernos de apuntes, que de la gea, la fau- na y la flora peruanas, hay toco cuanto se puede apetecer pa- ra la publicación de muchas obras, así como sobre hidrogra- fía marítima y fluvial, fenómenos climatológicos y meteoro- lógicos, documentos históricos y colecciones arqueológicas, deja importantes materiales para otros tantos volúmenes, Es de notarse aquí la gran reputación que le granjearon en los centros sabios de Europa, muchas memorias científicas que les dirigió en diferentes Ocasiones, Podemos citar entre otras, tres de las que remitió á la Academia de Ciencias de Paris: una sobre él huano y las aves quelo producen, muy po- co conocidas hasta entonces; otra sobre los ojos de las mo- mias que M. Payen afirmaba haber encontrado en Arica, no siendo en realidad sino ojos de pescados fósiles; y la tercera relativa al modo de hallar el peso específico de un cuerpo, sin necesidad de la balanza hidrostática, empleando sólo una ba- lanza ordinaria. Estas memorias :nerecieron la aprobación de la enunciada Academia y se hallan citadas en obras sérias, co- mo la de Dorvault. Pero la obra de más importancia positiva, porque se puede rm, a A considerar terminada y que sin duda mereció su particular atención, es el gran mapa geográfico del Perú, que él dividió en treinta y cuatro cartas, de las cuales ya llevaba publicadas más de diez, encontrándose algunas en París, en poder de la casa editora encargada de la impresión, y las restantes ya preparadas para ser enviadas á dicha casa. Hay la circunstancia de que entre estas últimas quedan unas pocas no enteramente terminadas; pero la Comisión especial, encargada de estudiar el archivo Raimondi, opina que siendo de fácil conclusión lo que en ellas falta, tal circunstancia no entot¡«ecerá de ningún modo la publicación definitiva de este trabajo monumental. La guerra de 1879 con todos sus desastres para el país, y el consiguiente estado deficiente en que se encontró el erario pú- blico, que siempre había prestado el material apoyo que tales labores exigían, fueron poderosos motivos para que las publi- caciones de nuestro sabio languidecieran y aún se paralizaran durante largos períodos, 4 lo que también contribuyó no me- nos decididamente el mal estado de su salud, pues su podero- sa Organización física se vió minada por una afección cerebro- espinal, que llegó 4 iniciarse entonces y que por fin abrevió sus días. Hé aquí la razón por la cual todo lo que deja publi- cado este portentoso obrero de la ciencia, por mucho que sea, apenas dá una vaga idea de la obra colosal que concibió su gran ingenio, y que era tan compleja y vasta que sobrepujaba las fuerzas naturales de un solo hombre. Sólo una Academia de muchos sabios y medio siglo más, habrían podido á nues- tro juicio llevarla á cabo, según el plan inmenso que él se tra- ZÓ. Preciso es decirlo ingénuamente, éste fué un error en que incurrió Raimondi; á haber reducido aquel plan 4 más factibles proporciones, habríamos contado con muchas más obras de alta importancia publicadas por él. Esta franca declaración, lejos de rebajar su altísimo mérito, dice mucho en favor de aquel prodigioso génio investigador, que por un momente cre- yóÓ tener entre las manos, para levantar el mundo de la ciencia, la famosa palanca de Arquímedes. La muerte del ilustre hijo adoptivo del Perú, ha causado un verdadero duelo nacional, y su entierro ha sido de los más solemnes que se han presenciado en Lima desde hace mu- cho tiempo. Creemos oportuno, como justo homenaje á la memoria del sabio, insertar 4 continuación el discurso que el Dr. D. Luis Carranza pronunció en representación de la So- ciedad Geográfica, como Presidente de ella. — 99 — D. Antonio Raimondi nació en Milán, el 26 de Setiembre de 1826, y murió en San Pedro (Pacasmayo), el 26 de Octu- bre de 1890. | (Artículo tomado de los datos suministrados por el Dr. D. José C. Úlloa.) ———_ AAA A AAÁ Discurso del Presidente de la Sociedad Geográfica, . én la tumba de Raimondi. Señores: , Un mismo sentimiento de dolor y un duelo común une en este momento á la Sociedad Geográfica con las demás instituciones científicas nacionales en esta mansión de la muer- te, para tributar los últimos honores á los restos del sabio in- _Signe que consagró su vida entera al servicio del Perú, con ra- ra abnegación y singular amor á esta tierra: antes objeto de sus juveniles ensueños: campo despues de sus meditaciones y estudio; y hoy, lecho de su eterno reposo. Eminente naturalista y ávido investigador de los secretos de la naturaleza, subió á las cumbres luminosas del saber, sólo por el esfuerzo de su génio y de su perseverante voluntad, has- ta alcanzar un puesto culminante entre las grandes notabilida- des científicas de su época. Profundo botánico, recorrió á la vez con la portentosa act1- vidad de su génio, todos los linderos de las ciencias físicas, 1m- provisándose geólogo y químico, hasta serlo de veras. Ningun sábio de nuestra época, que yo conozca, abrazó un conjunto mas variado de conocimientos en el campo inmenso de las ciencias naturales; y nadie, fuera de Humboldt, lo ha superado en ese sentimiento delicado y profundo de las belle- zas de la naturaleza, como se revela en la narración de sus viajes, cuando describe los cuadros solemnes y grandiosos de la cordillera, los espléndidos paisejes de la montaña, ó los ra- diosos panoramas del litoral. No somos, ciertamente, los mejores jueces para indicar cuán- to aumentó la fecundidad de su inteligencia, el caudal de los conocimientos humanos de la época. La Europa sábia le de- signará, sin duda, el puesto que debe ocupar entre las ilustra- — SS ciones científicas contemporáneas; pero nosotros podemos sí ase- gurar que ha sido el primero y el más grande de los sábios que hayan honrado con su nombre los anales de las ciencias nacio- nales; y, asímismo, podemos testificar que fué el corazon mas generoso y mas profundamente peruano de cuantos latieron en el pecho de un extranjero con hogar en este suelo. Su amorá él le hizo concebir la obra “El Perú”, que, aunque inconclusa, es en su plan grandioso el más espléndido legado que sábio al- guno haya hecho á la ciencia contemporánea. Para darle cima, será menester la colaboración de muchas inteligencias, y el perseverante trabajo de muchos años. e Esa obra encierra, no solo toda la vida intelectual de Rai- mondi: ella es también el maz noble testimonio de su amor por este país. En cada página de aquel libro, tan grave en su estilo, como en el asunto, sorprende el lector las huellas de esa honda y secreta simpatía á nuestra patria, contra la cual ha lu- chado en vano una larga y cruel agonía, habiendo sido la expre- sión de aquelamor, la postrera manifestación de su existencia; de manera que su espíritu alabandonar esta vida para cumplir sus misteriosos destinos en la eternidad de la muerte, deja vivos y encarnados en nuestros corazones sus afectos y sentimientos; irradiando desde la tumba los suaves resplandores de su luz inte- lectual sobre las inteligencias de nuestras generaciones univer- sitarias, que, herederas de su ciencia y de sus obras, seguirán el camino trazado por él en el campo de los estudios de la natu- raleza, tratando de imitar la vida mas laboriosa, mas noble y mas útil de cuantas se hayan presentado como modelo á la ju- ventud estudiosa de un país. | Tal es, señores, el hombre cuya pérdida lamenta en estos mo- mentos el mundo científico, y á cuyos restos rendimos hoy un justo homenaje de dolor y simpatía, á los que parece asociar- se la tristeza misma del cielo. Pero él ha vencido á la muer- te, conquistando en el Perú la mas gloriosa inmortalidad: la inmortalidad de una memoria perennemente recordada por el corazon de un pueblo; y la inmortalidad de una luz intelec- tual que jamás se extinguirá. 0) pr El Purus. Publicamos 4 continuación un interesante extracto de la conferencia dada por el Dr. Ehrenreich ante la Sociedad Geo- gráfica de Berlín, relativa 4 sus exploraciones por el rio Pu- rus, practicadas en 1888, Saben nuestros lectores que hasta hace poco, las fuentes del Purus no eran “Mistante conocidas. Algunos geógrafos y ex- ploradores de "nuestras montafías suponían que el Purus era la continuación del Madre de Dios, confundiendo así el pode- roso Amarumayo con este río. Otros, señalaban ciertas regio- nes de la montaña, bajo el paralelo 10% como origen de este rio, y aun se ha creído que su nacimiento estuviera tan cerca de las márgenes del Ucayali, que podía, tal vez sin mucha difi- cultad, establecerse un canal de unión entre estos dos grandes ríos, cerrando así un vasto círculo fluvial navegable, cuya base sería el Amazonas, Hace mucho tiempo que los geógrafos que exploran la gran hoya de este río, han estudiado con viva curiosidad los dos más poderosos afluentes del Amazonas, comprendidos en- tre el Yavarí y el Madera. Estos dos rios son el Purus y el Y ufua: éste más cerca al Yavarí y aquel más cerca al Made- ra. Ambos parece que tienen un mismo caudal, siendo nave- gables en una extensión de más de 1,800 millas. Pero el Purus, por su proximidad al Madera, ha sido el más estudiado, y hoy puede decirse que es conocido en todo su curso, merced á los últimos viajes emprendidos por explo- radores ingleses y alemanes que han completado las observa- ciones de Mr. Chandless, uno de los más atrevidos é inteli- gentes geógrafos que se hayan aventurado en excursiones pe- ligrosas por aquella parte de la hoya amazónica. Según estos estudios, parece ya cosa averiguada que las fuentes del Purus se encuentran entre los 10” y 11” de Lati- tud y entre los 74” 4 75" de Longitud de París, en aquella zo- na orográfica de la cadena más oriental del Urubamba, que se- para la hoya propia del Purus de la de aquel rio; siendo tan baja esta cadena, que en la época de las grandes crecientes puede hacerse fácil la comunicación entre el Sepagua, afluen- te del Urubamba, y el Cuja, origen probable del rio Purus, “según datos obtenidos por Chandless. po E La importancia, pues, de la navegación del rio Purus, es . de primer orden para el porvenir comercial de la provincia de la Convención y de todo el Departamento .del Cuzco; pues en ese gran canal encontrarían sus productos la vía más fácil y cómoda para exportarlos hasta el Atlántico. e Por este motivo juzgamos que la lectura del siguiente ex- tracto será de interés nacional: Sociedad Geográfica de Berjin- En la sesión de 8 de Marzo de 1890 y bajo la presidencia del Barón von Richthofen, el Dr. P. Ehrenreich, leyó un in- forme que se relacionaba con el RIO PURUS. Al terminar su exploracion en el Araguay y sus viajes por el Brasil Central, el Dr. Ehrenreich se propuso explorar uno de los grandes tributarios del Alto Amazonas. Salió del Pará en 28 de Noviembre de 1888 y llegó á Manaos el 6 de Di- ciembre del mismo año. Lo extremadamente bajo del nivel de las aguas del Rio Negro, le hizo desistir de su intención de continuar adelante, obligándole á volver sobre el Purus. Este río reposa en todo su curso en la gran hoya del Amazo- nas, el cual debe considerarse como una represa oceánica. El Madera es cl último afluente del Amazonas, el que en su parte alta riega las mesetas del Brasil Central, y alli forma esas peligrosas corrientes que hasta ahora no han podido sal- varse por medio de un ferrocarril, 4 pesar de los grandes capi- tales invertidos y de la pérdida de muchas vidas, por más que la empresa al iniciarse prometiera gran éxito _ Todos los mayores tributarios del Amazonas, al oeste del rio Madera y del rio Negro presentan iguales fenómenos. La vegetación en los bosques es exuberante, y la planta codiciable por su valor y economía, la Siphonza elástica, cre- ce en profusión admirable. Otro signo peculiar en estos ríos es el cambio continuo en su curso. La elevación de sus aguas en la estación de las lluvias se eleva de 50 465 piés sobre el nivel que de ordinario tienen en la estación seca, inundando sus riberas; las grandes masas de tierra arrastradas así y depositadas como un obstáculo en los posteriores bancos del rio, contribuyen á desviar la corriente de su primitivo t € == 3 ua cauce. De este modo se forma una especie de sistema laberín- tico de canales que acompañan al rio en todo su curso, que son los llamados /2arapés. En los antiguos declives del río, en la totalidad Ó en parte, se forman lagunas que sirven como poderosos depósitos que extraen Ó chupan inmensas canti- dades de agua, así es que el aumento de estas comienza en la parte baja, mucho antes que en la parte superior del río. En la cabecera de los ríos, el nivel del agua depende com- pletamente de la caida de las lluvias en la cordillera, de ma- nera que con mucha frecuencia baja con tal prontitud que los vapores se ven, «¿ligados á salir rápidamente, si no quieren verse detenidos Ó encallados por mucho tiempo. Hace veinticinco años que el Pus era casi desconocido. El año 1862 el rio fué navegado por primera vez, por un pe- queño vapor del Gobierno británico en una extensión de 800 millas. A bordo de este buque se encontraba el botánico G. Wallis, quien en una canoa siguió la corriente hasta la desem- bocadura del Paxnznmg, y es á él al que debemos los primeros datos sobre la flora y tribus de indios en esa región. Sin embargo, la primera exploración séria fué llevada á ca- bo y conducida por el infatigable W. Chandless, que en 1864-5 ascendió no solamente el verdadero Puras, sino su gran tributario de la margen derecha, el _4guzry Ó Acre casi hasta su nacimiento. Los puntos más lejanos alcanzan una elevación sobre el mar de 1,088 y 1,010 piés respectivamente, y á una distancia de la boca de 1,847 á 1,866 millas. El rio, por consiguiente, tiene rara vez corriente sensible. Desde la visita de Chandless el tráfico por el Purus ha aumentado de una manera enorme. En 1869 se abrió la navegación á vapor; la maravillosa riqueza del caucho atrajo á esos lugares una pobla- ción Ñotante, que se estimaba en 50,000 almas, mientras que en 1871 se contaban escasamente 2,000. Entre los nuevos pobladores merecen especial mención los Cearencianos, que han abandonado sus casas con motivo de las continuas sequías de los últimos años. La producción del caucho asciende, según cálculos recientes, á cerca de 2,950 to- neladas, cuyo valor aproximativo es de £ 900,000. El más importante distrito en la actualidad es el del rio Acre, el que, durante el período de crecientes es navegable por vapores hasta /rarzapé, y por pequeños botes hasta 125 millas de distancia, a AE El territorio pertenece nominalmente á Bolivia, (1) pero. los brasileños como Beat possidentes avanzan más y más en esas regiones. La agricultura se desarrolla en moderada escala, y casi exclusivamente las pequeñas plantaciones de caña de azúcar destilan schraps (aguardiente). j El 25 de Diciembre el viajero, después de una monótona travesía por una corriente cenagosa y amarillenta, que en La- brea es tan ancha como en el Rin, llegó á la ciudad principal del rio, la Comarca Purus, fundada por el Gobierno imperial en 1871 y erigida en dignidad municipal en, 1881. Aquí con- trajo amistad con el oficial Ó empleado jeféf"ntonio Pereyra Labre, hombre de mérito, quien desde 1871 “ha sido infati- gable en sus esfuerzos para descubrir una ruta practicable del Puruws 4 las regiones de Campo en Bolivia, que son tan ricas en ganado. Ha sido feliz en probar la existencia de vas- tas comarcas al sur de Labrea, que pueden proporcionar fácil comunicación con Sar Antonio más abajo de los rápidos del Madera (107 millas) y con la estación de Correnteza enci- ma de los últimos torbellinos del Beni (215 millas). Además ha descubierto una nueva ruta al rio Madre de Dios, que hasta 1862 era erróneamente considerado como el nacimiento del Puruws, hasta el 720 Acre (175 millas). El principal obstáculo para una senda comercial en esta dirección depende en el hecho de que el rio 4cre es navegable por gran- des buques sólo durante cuatro meses en el año, y que en la época de las crecientes, la navegación de allí al Beni no está exenta de dificultades. Sin embargo está fuera de duda, que en vista de la importancia de abastecer con ganado bo- liviano á estas importantes regiones de caucho, muy pronto se establecerán con esta República fáciles y cómodos medios de comunicación. Los meses más insalubres en los valles bajos del Puras, son Abril y Mayo. El explorador continuó de Labrea 4 la boca del Sepatiny donde existe una gran estación de jebe; pero la terrible peste de insectos y otros muchos obstáculos, hacen muy molesto abandonar la casa. El viajero salió de allí al término de su excursión, /Zytanaham, donde los elevados bancos del rio impiden todo acceso al interior del país. A principios de Marzo comenzó el viaje de ¿egreso. En cambio de lo barato de los fletes en los vapores, la vida en esas regiones es más (1) Es al Perú, por derecho.—N. del T. E 30 — cara que en Goyaz, en que las mércaderías tienen que condu- cirse 375 millas por tierra. Un pollo cuesta diez chelines, y un buey de Z 15420. Durante la estación seca del año, la pesca contribuye á la alimentación, y en Octubre se cojen tortugas en gran número que se conservan en estanques, y se matan como se va necesitando. Toda barraca ó establecimien- to de caucho emplea indios cazadores, para surtirse de carne, especialmente cuando no existe pesca. Bajo estas circunstan- cias no se compr; de fácilmente, como nadie ha pensado en explotar la agrz. ítura en gran escala, para alcanzar en corto tiempo considerables provechos. La peste de insectos en el Puras es terrible. Los mosqui- teros prestan algún servicio y hacen la noche tolerable, pero durante cl día queda uno expuesto á los ataques de miria- das de dorrochados Ó pzium, especie de TZrombzdzum, tan profusamente distribuidos en los bancos de los rios en toda la extensión del Brasil. Precaverse de los ataques de esos terrl- bles insectos era uno de los asuntos principales del dia, El único medio que hasta ahora se conoce es el que em- plean los indios: no vivir en el rio, sino á la sombra y en tierra firme. Con respecto .4 los indios, el estudio de los cuales fué el punto primordial del viaje, los Pammarys, Jamamadis é Ipu- rinas pertenecen al Vu Aroak del Dr. von den Steinen, grupo cuya inmigración del norte al centro del Brasil fué com- pletamente demostrada por la segunda expedición Xingu. El rio Pzv.s parece haber sido su principal canal de expan- sión al sur del Amazonas, poniendo en conexión las razas del Nu de Bolivia y de Matto Grosso, con las de los Soli- moes al Norte. Las tribus del Madera pertenecen á diferentes familias. Algunas de las últimas, como los Caripunas, y los Caníbales de Araras Ó Jumas, extienden sus excursiones hasta casi las orillas del Purus. Los Pammarys son totalmen- te barqueros, viven en los bancos del rio ó en chozas flotan- tes en las lagunas; casi toda su vida la pasan en sus canoas, y son notables por su cutis peculiar, que está cubierto de man- chas blancas y negras, y que mucho llaman la atención. (1) Esta enfermedad de la piel, qae se encuentra en muchas otras tribus del Amazonas occidental, es demasiado misterio- sa. Siendo aquellos, cultivadores de carmcho y copayba, se (1) Es la overía. — N. del T. » — 6 — han provisto de muchos artículos europeos. Etnológicamen- te no presentan ningún interés. Todos son víctimas del alco- holismo. Los Jamarradis que viven en el banco occidental entre los 7% y 9% de latitud sur, á la otra banda del río, construyen sus casas en los bosques; no tienen ningun conocimiento de la na- vegación; son excelentes agricultores, esquivan hasta donde les es posible el comercio con los colonos, y muy rara vez abandonan sus espesos bosques. Todavía gn pueblo sano, franco y hospitalario. Su principal arma est.:a muy conocida cerbatana, que dispara flechas Ó saetas envenenadas. La mas importante tribu del Purws es la formada por los Ipurinas Ó Cangiti, que habitan en numerosas hordas, bajo diferentes nombres en las regiones de las cabeceras del Purus y río Acre. Son orgullosos, de raza guerrera, disposiciones vengativas, adulones y pérfidos. En parte son antropófagos. No se cuidan de los animales domésticos; el tabaco lo usan como rapé, y emplean flechas enponzoñadas. En la region del nacimiento del rio 4cre, reside otra raza de indios que ofrece gran interés á los etnólogos, y que po- seen ricas chozas para sus ceremonias, asi como figuras de pie- dra é ídolos. Los esfuerzos de los misioneros ingleses que co- menzaron su Obra entre los Ipurinas 4 principios de 1870 han sido completamente infructuosos. El comercio del Caucho, con sus pingúes ganancias que les proporciona artículos de valor y perniciosos licores, ejerce sobre el indio los mas de- sastrosos efectos; sin embargo el elemento ¡do puede ser de la mayor importancia para la inmensa pero débilmente pobla- da Provincia de Amazonas, si se emplearan otros medios á fin de atraer á los aborigenes 4 los progresos de la civilización. Traducido de «Proceedings of the Royal Geographical Society» para el Bo- letin de la Sociedad Geográfica de ol - ES 40 E Ts pS E EN Miscelanea. L CoxarEso DE OrteNTaLIsTas.—El 1.2 de Setiembre del co- rriente añio se reunirá en Londres el noveno Congreso Orien- talista, bajo la presidencia del señor Patrik Colqhoun. Sabido ( t E es que estos Congresos, en que se discuten especialmente las cuestiones más interesantes sobre el Oriente y los intereses orientalistas, han sido en gran parte obra de los sabios france- ses. Por tal motivo es de suponer que en esta ocasión acudan éstos al llamamiento de sus vecinos y que la Francia esté co- mo siempre muy bien representada. AsocIAciÓN FRANCESA DE TOPOGRAFÍA. — Muy próximamen- te, quizá en Abril de este año, debe de reunirse en París el se- gundo Congres:* ago Topografía. Con este motivo las Socieda- des de Topografía y de Geografía están invitadas para determi- nar lo que, si se nos permitiera la expresión, podríamos llamar el cuestionario científico, ó sea la fista de todos los asuntos im- portantes que, á fin de dar mayor ensanche á las investigacio- nes topográficas y geográficas, debe discutir y resolver la enunciada asamblea. Misión DyBowsk1.— El “Comité de PAfrique Frangaise” acaba de encargar á M. Dybowski una comisión importantísi- ma para la Geografía: la de la exploración del centro del Africa. Es la tercera vez que dicho Comité organiza una ex- pedición con análogo objeto. ExposicióN UNIVERSAL DE CHICAGO. — El Gobierno de los Estados Unidos ha lanzado una proclama para que esta Expo- sición, que por ser en honor á Colón también se llama “Ex- posición Colombina”, se inaugure el 1. de Mayo de 1893; é invita en ella, pars tomar participación en el gran certamen, á todas las naciones del mundo civilizaco. ESCUELAS ITALIANAS EN OTROS PAISES. — Grande es el interés que el Gobierno de Italia desplega en favor de la instrucción de sus hijos, aun en el exterior. Ultimamente el Consejo de Ministros ha aumentado con la suma, no despreciable, de tres- cientas mil liras, Ó sean sesenta mil fuertes, los fondos des- tinados á los establecimientos italianos de instrucción públi- ca que existen fuera del reino. Este sencillo hecho es superior á todo encomio y prueba el inmenso vuelo que la Italia mo- derna ha dado en el camino del progreso. CONGRESO INTERNACIONAL DE 'ZIENCIAS GEOGRÁFICAS. — En Agosto del corriente año se reunirá en Berna la gran asam- blea consagrada al estudio y desarrollo de la Geografía. Con este motivo también se prepara una Exposición geográfica que será como el complemento práctico del Congreso. La ex- , ma. -se reciban, AB posición durará desde el 1.” al 15 del referido mes, y está di- vidida en tres importantes secciones. La primera sección se dedica particularmente á la pedago- gía del ramo ó sea á la Geografía escolar. La segunda sección se compondrá de la Exposición inter- nacional alpina. La tercera sección tratará especialmente de la historia de la cartografía Suiza. . Se anuncia el concurso numeroso de varíís.grandes geográ- fos y aficionados á los estudios especiales di «a ciencia, en la reunión internacional bernesa. ExpPosIciÓN DE cUADrOs.— En un espacioso salón adyacente á los de la Biblioteca Nacional, se ha instalado, bajo el patro- nato del H. Concejo de Lima, la debida al espíritu filantrópi- co de la digna señora Adelina Concha de Concha. Aunque no es de este lugar el juicio crítico de esta galería, que desde hace dos ó tres días ha abierto al público sus puertas, no po- demos menos que expresar, al encontrar en ella ciertas obras de mérito, el sentimiento de satisfección que hemos expeil- mentado; el cual, en medio de nuestra decadencia artística, es un verdadero consuelo para los hijos de la patria de Merino, Lazo, Montero y otros; la que, por cierto, no es la que me- nos, ni menos bien, ha cultivado el arte pictórico en la Amé- rica Meridional. | GLoBOS GeocrÁriCOs.—La Sociedad Geográfica de Lima acaba de recibir el inapreciable presente de dos hermosos glo- bos geográficos, uno terrestre y otro celeste, que le ha hecho el Sr. Waldo Graña. Al consignar un hecho, que tanto honra á este caballero, en favor de nuestra naciente Institución, por mucho que abriguemos el temor de ofender su modestia, es de estricta justicia manifestar la sincera gratitud con que la Sociedad ha recibido el mencionado obsequio. LIBROS PRESENTADOS Y CANJES,—La falta de espacio no per- mite insertar en este primer Boletín, la razón detallada de las personas que han obsequiado á la Sociedad Geográfica algunos libros importantes, ni la lista de los periódicos que aún antes de su instalaciónt ha recibido. La Sociedad se li- mita, pues, por ahora, á agradecer profundamente esta prue- ba de deferencia, reservándose para después la publicación del catálogo de las obras y canjes recibidos y los que en adelante 199. — Sociedad Geográfica de Lima. PRESIDENTE HONORARIO Excmo. Señor Presidente de la República. VICE-PRESIDENTE HONORARIO Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores. 5 FONSEJO DIRECTIVO VICE-PR o TE (Encargado de la Presidencia; + Sr. Dr. D. Luis Carranza. VOCALES Pardo, José Pardo, Octavio Paz-Soldán, Carlos . Bambarén, Celso Sr. , Basadre, Modesto E , Carvajal, M. Melitón SS Sy UN 2. ,», Granda, José $= ,, Paz-Soldán y Unánue, P. ,, Habich, Eduardo » Pfliicker y Rico, Leonardo » Irigoyen, Manuel dt ., Ulloa, José Casimiro SE: > » > La Puente, José Agustín _,.,, Malinowski, Ernesto Nation, Guillermo $ y) um” 7) Unánue, José Villar Leonardo Viñas, Manuel A. SECRETARIO + Dr. D. Gabino Pacheco Zegarra. TESORERO Coronel D. José B. Huertas. SOCIOS ACTIVOS Arancibia, Felipe Baily, Juan Barberi, José Luis Barranca, José Sebastian Sr. Benavides, Emilio » Benites, Enrique » Billinghurst, Guillermo y Bonifaz, Emilio > — Y Sr. Braun, José Manuel Sr. La Puente, Manuel Ignacio Bryce, Lis. » La Torre, Elías ,», Calderón, Francisco García , Macedo, J. Mariano , Candamo, Manuel , Mackehenie, Carlos , Carvajal, Mariano ,, Middendorff, Ernesto ,, Carrillo, Camilo ,, Morales, Froilán >. ,» Casanova, Gregorio , Olaechea, Federico , Castañón, José ,, Palacios, Samuel , Castro, Juan Domingo , Patrón, Pablo ,, Chiarella, Olivo - Paz=sol 20, Francisco sí Delgado, Eulogio » Perla, EM gue » Diez Canseco, Fermín , Polo, José Toribio ;» Eléspuru, Teobaldo ¿ , Rincón, Federico » Elmore, Alberto , Rodríguez, Pedro M. ,, Elmore, Teodoro ,, Rodríguez Ramírez, José M. , Espinar, Enrique F. , Rosas, Francisco , Espinoza, Manuel Ignacio ,, Sala, Fray Gabriel ¡y Ferreyros, Carlos y Salaverry, Juan ,, García Merino, Manuel , Sánchez, Leopoldo y Gordillo, Manuel E. , Sharpe, Jorge , Guevara, Alejandro ¿+. », Terry, Tadeo , Haza, dosé Antoniosde la ,, Villarreal, Federico ,, Herrera, Federico ,, Wertheman, Arturo. » La Combe, Ernesto de ., Wiesse, Carlos > Sr. Williams, Carlos MIEMBROS NATOS Señor Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. » Director de la Escuela Especial de Ingenieros. » Director General de Telégrafos. » Director de la Escuela Naval. » Profesor de Geografía del Colegio de Guadalupe. » Director de la Biblioteca Nacional. » Director General de Marina. » Director General de Correos. MIEMBROS NATOS PROPUESTOS 3 Señor Presidente de la Cámara de Comercio de Lima. : Director General de Obras Públicas. » Director General de Industrias, ETE TELN _Pociedad Mengráfica de Lima. Tomo 1, É Loa, VIERNES 10 DE Mayo DE 1891 NUM, 2 Habiendo sido aprobado el siguiente cuadro de Comisiones técnicas, es oportuno publicar á continuación un extracto del programa que debe servir de objetivo á cada una de ellas, Con este motivo importa consignar aquí que la Sociedad Geográfica de Lima aceptará con verdadero interés y gratitud, todos los estudios, monografías, mapas Ó planos y demás do- cumentos que se refieran á los diversos ramos que su progra- ma abraza, prefiriendo bajo todo punto de vista los que ten- gan un carácter práctico y concreto á aquellos cuyas investi- gaciones no salgan del campo puramente ideológico ó especu- lativo. COMISIONES I. Historia Natural del Perú en sus relaciones geográficas, dividida en tres secciones: 1.* Zoología nacional, bajo la presidencia de D. Guillermo Nation.—2.* Botánica, bajo la presidencia de D. Manuel Gar- cía Merino.—3.* Mineralogía, Geología y Paleontología, bajo la presidencia de D. Leonardo Pflicker y Rico. II. Geografía General Descriptiva del Perú, en tres sec- ciones: [.* Orografía, Topografía é Hidrografía fluvial del Litoral, bajo la presidencia del Capitán de Navío D. Melitón Carva- jal. — 2.* Orografía, Topografía é Hidrografía fluvial de los Andes y de la región amazónica, bajo la presidencia de D. Eduardo Habich, Director de la Escuela de Ingenieros. — , A GO 3.* Hidrografía oceánica, bajo la presidencia del contraalmi- rante D. Antonio A. de la Haza. III. Meteorología y climatología del Perú, bajo la presiden- cia del Dr. D. Federico Villareal, IV. Razas, Etnografía, Arqueología y Geografía Histórica del Perú, bajo la presidencia del Dr. D. Pablo Patrón. V. Estadística y Demografía Nacional y Estadísticas Civil y Militar de las naciones vecinas, bajo la presidencia del Dr. D. Enrique Perla. 4 VI. Comisión de límites y dirección del ¿i¿xhivo del ramo, bajo la presidencia del Dr. D. José Casimiro Ullba. VII. Comisión de informe del Archivo Raimondi, bajo. la presidencia de D. Ernesto Másimnowski. PROGRAMA Zoología.—Descripción y clasificación de las especies zoológi- cas propias del Perú.—Estudio especial de /ctzologza fluvial, marítima y lacustre nacionales.—Estudio especial sobre la vi- cuña, la llama, la alpaca y sus cruzamientos. — Esttidio especial del gusano de seda y de su aclimatación en los parajes apro- piados de nuestro territorio. Botánica.— Y1dem.— Estudio especial de la flora de la Co- rriente de Humboldt y del Lago Titicaca. —Estudio de los efectos fisiológicos de la coca mascada y la ventaja de su uso en los países fríos.—Clasificación de plantas medicinales del paás.— Distribución geográfica, y según las alturas, de todas las plantas propias para la industria.— Estudio especial sobre el mejor cultivo del café y del cacao, y demarcación de las mejores zonas para su cultivo. — Estudio especial sobre el caúu- cho y la goma elástica y de las zonas que les sean propias. Mineralogía y Paleontología.—Distribución de las diversas capas geológicas del territorio nacional, — Planos mineralógi- cos, indicando las zonas carboníferas, petrolíferas, argentífe- ras, auríferas, etc.—Estudio especial de fósiles de la hoya del Titicaca y de las regiones amazónicas. Geografía del Litoral. — Estudio especial de los terrenos útiles para la agricultura, indicando su extensión y marcando los terrenos irrigados y los que no lo están.— Trazo del cursó =- 48 = de los principales ríos de la costa, estudiando la posibilidad de aumentar sus aguas, aprovechando de las lagunas próximas á la cima de la Cordillera.—HEstudio especial sobre la mejor irrigación de los llanos áridos del litoral. Geografía de los Andes, etc.—Planos orográficos de las dos cadenas de la Cordillera. — Estudio especial del ramal que, partiendo de Parinacochas, termina en la provincia de La Mar.—Planos del curso de los rios afluentes del Ucayali.— Estudio especial sobre este rio, bajo el punto de vista de la na- vegación y del comercio. —Estudio de los rios Purus y Yurua, bajo el punto de vista del comercio del Departamento del Cuzco con el de Amazonas. — Otro estudio especial del Pau- cartambo, con el mismo objeto.?— Plano del Lago Titicaca, determinando las profundidades, corrientes y temperatura me- dia de sus aguas; y cálculos sobre su evaporación anual. Hidrografía oceánica. — Estudio de la Corriente Humboldt. —Su anchura y profundidad. —Su temperatura, así en la su- perficie como en sus diversas capas. — Dirección de la corrien- te y sus desviaciones.—Cálculo de la cantidad de calor solar absorbido anualmente por ella. — Rectificación y corrección de los derroteros marítimos para la navegación de la costa del Perú.— Estudio del fondo de la corriente y su constitución geoló 358 —Estudio de los vientos del litoral. —Estudio espe- cial de la hoya del Pacífico. Meteorología y climatología. — Estudio de los climas del Pe- rú según las alturas. — Promedio anual higrométrico en las dos ramas de la cordillera. —Cuadros ozonométricos.— Las heladas y sus causas.—Plano climatológico del Perú, marcando sus lí- neas isotermas. —Cálculo del agua meteórica que cae al año en las tres zonas de nuestro territorio.— Estudio especial de la influencia de la corriente oceánica en el clima de nuestro litoral. Razas, etnografía, etc.— Razas del Perú autóctonas.— Estu- dios y observaciones fisiológicos y étr2cos sobre el cruzamiento de las razas, y muy especialmente de la raza china con la indíge- na.— Éxodos de las tribus históricas del Perú. —Mapa de la Geo- grafía Antigua del Perú.—-—Estudio especial de las tribus chancas y huancas: su origen y sus luchas, territorio que ocuparon y mo- numentos que han dejado.—Estádio filológico y /éxzco del kes- hua y del aimará.—Geografía Histórica del Perú. a añ) 7 Estadistica y demografía, etc.—Estadísticas seccional y gene- ral de la República. —Estadísticas civil y militar de los Estados Vecinos. Límites, etc. — Planos topográficos, demarcando las lineas de la frontera del Perú, según tratados y sus derechos ac- tuales. AAA Sociedad Geográfica de Toúrs. AT AL publicar 4 continuación la importante conferencia hi- drográfica dada por M. Dupin de Saint-André, presidente de la Sociedad Geográfica de Tours, no solo se ha tenido en cuenta el mérito intrínseco de ese estudio que se halla en re- lación directa con una de las secciones más importantes de nuestro programa, sino también el deseo de que pudiera ser- vir de estímulo 4 labores análogas, relativas á la hoya del Pa- cífico. Ojalá, pues, que nuestros hábiles marinos consagrados 4 la ciencia, pudieran ofrecer á la Sociedad Geográfica de Li- ma un opúsculo de la naturaleza del que hoy insertamos, so- bre este océano, para bien del país y legítimo orgullo de los que, con más ó menos fortuna, nos dedicamos á esta clase de investigaciones. En todo caso esta Sociedad ofrece, no so- lo las páginas de su Boletín, sino su más decidida coopera- ción á todos los estudios de la importancia del que nos ocupa. UN PASEO AL FONDO DEL ATLÁNTICO. Señores: Cuando un orador comienza una conferencia Ó una diserta- ción sobre una región desconocida, encuentra siempre satis- facción de poder decir 4 los que le hacen el honor de escu- charle: “no voy á contaros más que mis recuerdos, ni voy á referiros más que mis impresiones de viaje”. Desgraciadamente yo no puedo en este momento ufanarme de haceros tan hala- E GU glieña promesa, pues si tuviera la audacia de hablaros de re- cuerdos y de impresiones de viaje con motivo de un paseo al fondo del Océano, diríais con razón que el presidente de la Sociedad de Geografía de Tours era oriundo de Tarascón. Con todo, no soy de Tarascón y lo siento por vosotros, por- que las gentes de ese país son bastante divertidas: tienen mu- cha labia y agudeza; por otra parte, de nada se asustan y se salen con la suya por doquiera que van. Si Tartarín, el in- mortal Tartarín, hubiese tenido la ocurrencia de estudiar sobre el terreno el fondo del mar, es evidente que habría penetrado en él y vuelto á salir: á mí no mees dado hacer lo mismo, aún por agradaros; sin embargo, trataré de llevaros en espíritu á ese mundo misterioso cubierto *or las aguas, que nos ha sido revelado por los sondeos ejecutados durante muchos años. No voy á hablaros más que del Atlántico; el asunto es su- mamente vasto aún para satisfacer á los más exigentes. Dicho esto entro en materia. d, El hombre recorre la tierra en todo sentido; quiere cono- cerla por completo y no descansará sino cuando le haya arran- cado al llano y á la montaña el último de sus secretos; el océano mismo es objeto de sus investigaciones; pero por mu- cho tiempo no ha conocido del mar más que su superficie y sus orillas, la majestad de sus olas y el ruido aterrador de sus tempestades: faltábale pues lo mejor. Quiere saber cuál es la profundidad de ese mar lleno de mis- terios, é inclinado sobre el abismo le pregunta: ¿Existen valles y montañas en el fondo del océano? Se encuentran allí plantas y - seres vivientes? Solamente los sondeos han podido responder á estas diversas cuestiones. Desde luego nada parece más fácil que ejecutar dichos .son- deos; nada es más hacedero, por ejemplo, que medir la profun- didad de una capa de agua. Si se trata de un mar cuyo fondo no se halle muy lejos de la superficie, basta atar una barilla de hierro á una cuerda y dejarla caer hasta que toque al suelo. He visto emplear este método elemental en los mares de la Man- cha, de Irlanda y sobre todo en el Golfo de Méjico cerca de la <=M= desembocadura del Mississippí, en que el limo arrastrado por la corriente forma innumerables bancos que cambian de sitio fre- cuentemente. En semejantes parajes la sonda ordinaria es sufi- ciente; más al alejarse de la costa y llegar al alta mar, hay nece- sidad de instrumentos mejores para llenar el objeto. La sonda debe ser 4 la vez sólida y delgada: sólida por que tiene que soportar un peso considerable, y delgada por que de- be oponer la menor resistencia posible á las corrientes subma- rinas, á fin de no perder su perpendicularidad. Las cuerdas de cáñamo llenan dificilmente estas dos condiciortes; no se cono- cían otras anteriormente, pero hoy los marinos se sirven de me- jores útiles. “A bordo del Zalsman, dice M. Milne--Edwards, estas cuardas fueron reemplazadas por un cable de acero, de una solidez y una flexibilidad extremas, regalado á4 la marina por el Ministro de Instrucción Pública; estaba compuesto de seis cordones de siete alambres cada uno, torcidos alrededor de una soga de cáñamo que les servía de alma; y á pesar de que el cable no tenía mas que 0'01" de diámetro, podía sin rom- perse soportar una tracción de 4.500 kilogramos. ¿El peso de cada metro de este cable era de 344 gramos, y durante toda la travesía no dejó de causar nuestra admiración: gracias á él to- do se simplificaba, sin temor de encontrar embarazo alguno ó de que se rompiera; pues era tanta su fuerza que podía conte- ner la nave como la cadena del ancla, 4 lo que se agrega que podía atarse y desatarse, sin perder su resistencia. Algunas ve- ces se enmarañaba por uno de sus extremos, en una longi- tud de varias centenas de metros, y volvía á bordo en com- pleto desorden; pero cuando llegaban á desenredarse sus innu- merables nudos, la solidez de este cable prodigioso no había su- frido nada.” (1.) ; El estudio de las profundidades del Océano, es pues ya po- sible gracias á estas cuerdas de alambre que hoy han sustituido á las de cáñamo, como el telégrafo eléctrico ha reemplazado á las máquinas que se llamaban telégrafos de brazos, como los ferrocarriles han desterrado las diligencias. Pero aún se exi- je de estas cuerdas sólidas y delgadas, mayor servicio que el de los sondeos: se atan á sus extremidades redes Óó dragas que se dejan caer al fondo del mar, y se arrastran durante horas (1,) L' expédition du Talisman, ps, 4 y 5, 5 AN — enteras; y en esta operación se emplea lared Ó chaluts de prefe- rencia á la draga. 4 Las ventajas de las redes que tienen dos Ó tres metros de boca son incontestables. “ Barren, dice el mismo Milne--Ed- wards, una extensión mayor que las dragas y permiten que el limo y la arena se escapen al través de la malla, de modo que durante muchas horas se las puede arrastrar por el fondo. En cuanto á nuestras redes, jamás han llegado 4 fallarnos, y aún 4 5,000 metros de profundidad han dado resultados tan satisfac- torios, que pueden compararse con los que nuestros rústicos pescadores obtienen de las suyas, al arrojarlas en parajes nada profundos. Muchas veces aquellas redes llegan á bordo carga- das de piedras de enorme peso, que nos dan la medida de la consistencia de la malla que las forma; mientras que las dra- gas no sirven mas que para los fondos rocallosos, en que los chaluts se desgarran Ó quedan enganchados.” (2.) Si agregamos al cable de que acabamos de hablar y 4 las re- des Ó chaluts cuyo elogio hace Mr. Milne--Edwards, los termó- metros de un sistema especial y las botellas automáticas destina- das á extraer el agua de las mayores profundidades, tendremos una lista casi completa de los instrumentos que necesita una comisión científica destinada á estudiar la topografía de los abismos del Océano. Al capitan Maury de la marina americana, esá quien corres- ponde el honor de haber practicado los primeros sondeos en las mayores profundidades del Atlántico y se le debe un perfil transversal de este Océano desde las costas del Senegal hasta las de Yucatán. Innumerables estudios del mismo género han sido empren- didos después, ya por marinos ingleses, ya por los de los Esta- dos Unidos, y la colocación de un cable telegráfico entre Eu- ropa y América, ha dado mayor ensanche 4 las investigaciones de este orden. Las grandes hoyas, desde Escocia hasta Terra- nova, fueron estudiadas en 1853, 1855 y 1857, y se ha probado la existencia de una meseta submarina, en la cual descansan muchos de los alambres telegráficos que ponen en comunica- ción diaria el viejo y el nuevo mundo. (2) L' expédition du Talisman, p. 6. _— 48 — Una vez dado el impulso, no era posible detenerse en la hermosa senda de las investigaciones: casi todos los mares han sido objeto de estudios parciales que han dado los mas satis- factorios resultados. La expedición del Porcupzne, la del Has- seler, organizada el 71 y el viaje de la Challenger, corbeta ingle- sa de 2000 toneladas, admirablemente acondicionada y provis- ta de los aparatos necesarios para las labores científicas que iban á emprenderse, son conocidas por todos aquellos á quie- nes interesan las cuestiones submarinas. No nos detendremos, pues, en estas expediciones, porque nos halamos impacientes de hablar de las investigaciones hechas por los sabios france- ses. En 1880 una comisión científica, en su primer viaje á bor- do del Zravazlleur, vapor aviso al servicio del puerto de Ro- chefort, exploró el golfo de Gascuña, y al año siguiente este mismo barco visitó las costas de España y penetró en el Me- diterráneo. En 1882 se dirigió hácia las Canarias de donde volvió cargado de botín; pero no habiendo sido construído es- te vapor aviso para los viajes largos, y demasiado pequeño para proveerse del suficiente carbón, no pudo aventurarse á lo lar- go de las Azores, siendo además muy pesado. Mr. Milne--Ed- wards que dirigió la expedición del Zravazlleur, pidió al Go- bierno un buque más grande y de mejor máquina; y en conse- cuencia el Ministro de Marina puso á su disposición el Tadlzs- man, con el que podía aventurarse en el Océano, como lo hi- zo en efecto en los mares de la China y del Cabo de Hornos. Así, pues, pudo la comisión científica proseguir sus estudios en excelentes condiciones. Nada se omitió para asegurar el éxito de la campaña cientí- fica. Los ingenieros del puerto de Rochefort, encargados de la provisión del crucero, instalaron á bordo un aparato lleno de ingenio para mantener siempre tendido el cable de alambre de acero, y una máquina Gramme destinada á abastecer la luz eléctrica necesaria para las labores nocturnas. Una sonda per- feccionada, termómetros diversos, botellas especiales para lle- narse automáticamente en los parajes más profundos, fueron embarcados, y se colocaron en el laboratorio construído sobre el puente, lentes, microscopios, redomas, intrumentos de disec- ción y toneles de alcohol, | La comisión compuesta del señor Milne--Edwards, presiden- Y Te te, y de los señores de Folin, L. Vaillant, E. Perrier, H. Fil- hol y F. Fischer, se puso en marcha en 18883. Su misión era estudiar las costas del Africa hasta el Senegal, las del Cabo Verde, las Canarias y las Azores, y por fin, si se lo permitía el tiempo, la fauna y la gea del fondo del mar de Sargasses; y este programa llegó á alcanzar un éxito completo. Desde entonces han sido emprendidos nuevos descubrimien- tos, y en este terreno puramente científico la Francia que al principio dejó que la sobrepujaran, rivaliza al fin con las na- ciones á quienes toca el honor de haber sido las primeras en la exploración del Océano. Nobles luchas aquellas en que el in- terés material no entra en juego, ni hay derramamiento de sangre; en que el espíritu human8 arranca á los abismos sus secretos más grandes y en que los sabios de nacionalidades di- versas estudian el mar con prodigioso fervor, sin tener otro de- seo ni mas ambición que descubrir hechos nuevos, sacándolos de la oscuridad en que se hallaban envueltos. He allí rivalida- des que se apartan de las luchas sangrientas de que está llena la historia. En ese terreno no se encuentran enemigos sino émulos; la victoria honra á los vencedores sin humillar 4 los vencidos; y las conquistas son mucho mas útiles que aquellas que ordinariamente enorgullecen á los pueblos, llevando en pos de sí, como dice un escritor, la desolación, el derroche y la ruina; mientras éstas de que hablamos, arrojando sobre la tierra rayos de luz, alejan las sombras de la ignorancia. - IT. Aunque los estudios sobre el Atlántico han comenzado ape- nas, ya los resultados obtenidos son bastante considerables, y vamos áexponer algunos de ellos, Echemos ante todo una ojeada sobre el fondo mismo, ó sea, el lecho del Atlántico. Los antiguos, de cuya ignorancia no queremos por cierto burlarnos, para no dar á nuestros descendientes el derecho de hacer lo mismo con la nuestra, consideraban el mar como un abismo sin fondo. Entre los modernos ha cambiado esta idea; pero no por medio del procedimiento de Moliere que coloca- ba astutamente el corazon á la derecha para “crear á la medi- cina un método enteramente nuevo,” sino arrojando la sonda pe A en todos los parajes que se ha tratado de investigar. He aquí la fuente de la luz que ha de guiarnos bajo las aguas. Se ha creído que la masa líquida del mar es tanto más pro- funda cuanto más vasta sea su superficie; y esta hipótesis ha si- do confirmada por los hechos, pero no sin determinados lí- mites: así en la costa, es casi siempre menos profunda que en alta mar. El suelo se comprime ordinariamente bajo las aguas de una manera regular, y si este hecho fuera general, el fondo del Atlántico podría considerarse como una gigantesca quebrada, cuyas pendientes convergerían suayemente hácia un punto central, sobre el cual se hallaría como es natural la capa de agua más espesa; pero los sondeos demuestran que la topogra- fía de la inmensa hoya que os ocupa, es mucho más compli- cada. Ya nadie ignora que las aguas del Océano cubren terre- nos ondulados; mesetas sobre las cuales se elevan colinas; ba- jíos en que se levantan montañas de escarpadas cimas y abrup- tos flancos, y que las islas que surgen á gran distancia de. los continentes, no son mas que los puntos culminantes de esas cade- nas, cuya base descansa sobre valles profundos y oscuras cabernas, donde no ha podido aún penetrar la vista humana. He aquí por- que no es cosa fácil trazar el mapa exacto y detallado del le- cho del Atlántico: y habrá necesidad para ello de siglos de se- rias investigaciones. Mientras tanto nos contentaremos con in- dicar los principales perfiles de esas regiones submarinas, pa- ra poder mantenernos en los límites de la verdad. . Entre Irlanda y Terranova se extiende una vasta meseta cu- bierta con una capa de agua como de 3,500 metros. Se llama la meseta telegráfica y se prolonga hácia el Norte hasta los confi- nes del mar glacial, elevándose sobre el nivel central como un millar de metros. Hacia el Sur se estrecha, y forma la cadena submarina que toma la dirección de las Guayanas, desviándose poco á poco primero al SE. y después al S; y por fin desaparece bajo las aguas de los mares australes. Un tanto ondulosa al oes- te de Irlanda, esta meseta es por otra parte muy movediza; pues se hunde y se levanta continuamente. Las Azores, San Pablo, la Ascención, Tristán de Acuña, no son más que las cumbres, que emergen sobre las aguas, de la gran cadena que corre de un círculo polar al otro, siguiendo más Ó menos las curvas formadas por los continentes vecinos. Al oeste y al este de esta meseta y de esta cadena, el lecho del Atlántico es aún más hondo: se han medido profundidades de 4,500 4 5,000 metros, y en muchos sitios la sonda no ha podido llegar al fondo sino á 6,000 y aún 4 t SES > (GIA 7,000 metros; así al Sur de Terranova las cartas hidrográficas marcan una sima de 6,776 metros de profundidad, y al Norte de Puerto Rico y San Thomas, se ha descubierto un paraje en que sube el espesor de la capa de agua 4 7,086 metros. La meseta central termina, pues, al Este y al Oeste por profundas cuencas de un terreno enteramente ondulado y movedizo dominada de gran altura por las islas dispersas en la vasta superficie del Atlántico. “Para tener una noción completa del fondo del océano en general, dice un inglés, Mr. George Grove, es preciso tomar por punto de partida los valles más hondos, pues el nivel de estos valles servirá de punto de comparación para medir las monta- ñas del continente. Se vé, por ejemplo, que el pico de Tenerife que se eleva á 12,180 piés sobre el nivel del mar, tendría en realidad 34,900 piés sobre el nivel de su base, si el mar estu- viera seco. “En las islas Azores y en las del Cabo Verde hay muchos pi- cos que se elevan hasta 28 y 30,000 piés sobre el nivel del fondo del océano. Se vé que ninguno de estos picos surge de golpe, pues sus pendientes parecen ser aún más suaves que las de las montañas europeas. Aun podemos alcanzar una idea mejor de los montes submarinos del océano Atlántico, comparativamente á los del Continente, si por un momento nos figuramos que la Europa y el Asia están cubiertos de agua hasta 23,000 piés de altura sobre el nivel de sus valles más hondos, pues dicha altura es precisamente la mayor que hasta aquí se ha encontrado en los sondeos del océano. En este caso no habría parte alguna del Continente que quedara visible: las cumbres del Monte Blanco se hallarían á 5,000 piés bajo el nivel de las aguas y los más altos picos de los Pirineos, nada menos que á 11,000 piés bajo el mis- mo nivel. No existiría pues un Monte Ararat para este moder- no diluvio universal: la primera tierra que descubriría la vista al bajar las aguas, sería el grupo de islotes formado por los 16 ó 18 picos más altos del Himalaya y Jel Tibet, que se elevarían so- bre el nivel de las ondas, algunos de ellos apenas visibles, y los otros con nada menos que 7,000 piés de altura.” (1) De las conmociones violentas que se han operado en las pro- fundidades del océano, son testigos mudos muchas islas del Atlántico, sacudidas y solevantadas por poderosas y terribles fuerzas interiores, y entre esas islas todavía quedan algunas que (1) G. Grove, Continents et Oceans, págs. 93 y 94. » , ( Ra, abrigan en su seno volcanes aún no extinguidos, lo que prueba que los abismos del mar no están exentos de los terremotos de origen volcánico que se padecen en tierra firme. Ni el peso ni el volumen de la masa de agua que cubre el lecho del Atlántico, pueden oponer obstáculos reales al poderoso empuje de los ga- ses que se forman y causan las revoluciones interiores de nues- tro planeta. A “Los sacudimientos terrestres, dice M. Girard, se dejan séntir, no solamente cerca de las costas, sino también en alta mar, en parajes de gran profundidad. Precisamente en Medio del Océano Atlántico existe una región comprendida entre el 5% de Lat. N. y el 4” de Lat S.; el 32” y el 20” de Long. O., en que las conmo- ciones volcánicas han sido constantemente sentidas por los nave- gantes; y como dicha región se halla situada en una ruta bastan- te frecuentada por las embarcaciones que doblan los cabos, los: datos suministrados por los marinos ofrecen el carácter de verí- dicos. Al examinar las cartas marítimas, se ve que las conmocio- nes submarinas han sido muchas veces tomadas por bancos de arena por los navegantes; pues el movimiento que se siente es sumamente parecido 4 las sacudidas que los buques experimentan al tocar con bancos.” Por otra parte, se han descubierto volcanes submarinos en el océano Atlántico. En 1822 se vió surgir de las ondas una isla cerca de las Azores; y si quisiéramos referirnos sólo al Medite- rráneo, podríamos recordar que más de una vez se han visto sa- lir del seno de las aguas promontorios que poco á poco volvían á desaparecer. “En algunos de esos parajes sujetos á sacudi- dimientos submarinos”, dice el autor que acabamos de citar, “es tan abundante y pronunciado el gas que arrojan estas conmo- ciones, que bastan para despojar de parásitos animales y vegeta- les los cascos de las embarcaciones que fondean en la bahía de Vulcano, los que, á consecuencia de no haberse carenado hace mu- cho tiempo, se hallan naturalmente atestados de tales parásitos; eso es porque el agua gaseosa de esos mares destruye rápida- mente todo cuerpo extraño pegado al hierro ó la madera del casco de los buques.” Pero observaciones de esta naturaleza no pueden hacerse más que en los mares poco profundos; fenóme- nos de igual clase, que sin duda se realizan en los de mayor pro- fundidad, aun no han podido ser comprobados. El Atlántico es un gigantesco taller en que las materias arro- jadas de las costas Ó arrancadas de ellas por las olas, son, por de- cirlo así, distribuidas y depositadas en las mesetas y valles de sus ( t SS >, E profundidades: hacia la orilla se halla arena; en el Golfo de Gascuña abundan los guijarros, y en las inmediaciones de Terra- - nova se encuentran, en medio de despojos de toda clase, rocas y piedras pulidas, acarreadas desde las regiones de Groenlandia hasta las aguas de Gulf-Streanm, por los témpanos de nieve des- prendidos de los polos. En otras partes no se halla de ordi- nario, más que capas de limo mezcladas con los despojos arro- jados por el Amazonas, el Mississippi ó el Hudson y por los rios de la Europa y del Africa Occidentales. Este lodo, que contie- ne una multitud infinita de conchas microscópicas tiene tan po- ca consistencia que un buzo se sumergiría en él fácilmente; y cubre con su masa aguanosa, casi líquida, un suelo tan duro que soporta formidables presiones y cuya constitución geológica es muy poco conocida hasta el presente. Así, mientras nuestras montañas se esterilizan bajo las eter- nas nieves y están surcadas por los torrentes, entregando sus despojos á cada gota de agua que baja de las cimas y se arrastra hacia los abismos, en el fondo del Atlántico se forman depósitos amontonados por los siglos y nivelados sin cesar por el movi- miento de las olas. Allí se extienden en capas horizontales in- mensos sedimentos que serán arrojados acaso un día por las fuer- zas interiores, cuando se reproduzcan en el seno del océano esas grandes revoluciones cuyas huellas indestructibles conservan aún nuestros continentes. La vida de nuestro planeta corre pues en- tre las calmas seculares y los repentinos trastornos. TAL Una vez que hemos dado una idea del relieve del fondo del Atlántico, ocupémonos ahora de la presión que ejercen las aguas sobre el lecho cubierto por ellas, de su temperatura y de la pe- netración de la luz solar en la masa líquida, En cuanto á la presión, esta es formidable en las grandes pro- fundidades. Se calcula que aumenta á cada diez metros con el peso de una atmósfera, Ó sean 10336 kilogramos por metro cuadrado de superficie; lo que daría, 4 5000 metros de profundidad, una pre- sión de 5110 atmósferas (Girard, p. 78). “A 2000 brazas de hondu- ra, dice Wyvill Thomson (citado por Filhol, p. 63), un hombre po- dría soportar sobre sí un peso igual al de 20 locomotoras que arras- tren cada cual una larga cadena de vagones, cargados de hierro;” y si todos los tejidos humanos no estuvieran alimentados por un líquido incompresible á la acción del agua, serían aplastados por » t MS la columna de esta gigantesca masa hidráulica y reducidos al espe- sor de la más fina tela de cebolla. Los mismos aparatos que se suel- tan en los mares hondos para practicar los sondeos, sufren la ac- ción de esa enorme presión. Los pedazos de corcho que se em- plean para mantener abiertas las bocas de las redes, se encogen rá- pidamente y en este fenómeno de contracción pierden toda elasti- cidad y llegan á tener la consistencia de la madera más dura. Por otra parte se ha probado otro fenómeno diametralmente opuesto, el de la decompresión rápida, que produce efectos su- mamente curiosos. En prueba de ello podemos.citar un ejemplo que nos suministra la expedición del Za/2sman. Un neoscopelus macrolepidotus, pescado submarino que cayó en la red de dicho barco 4 1500 metros de profubdidad, y que al parecer tenía for- mas elegantes, sólidas escamas y hermosos ojos, llegó á to- mar monstruosas formas y á hincharse sorprendentemente, á medida que la red se izaba; hasta que el pescado murió sofocado al llegar sobre cubierta. Esto resultó de que el gas encerra- do en sus Órganos, al estar súbitamente decomprimido, tomó increibles proporciones y la deformación del xeoscopelus fué completa; y si este pescado en lugar de haber sido cojido á 1500 metros, lo hubiera sido 4 5000 de profundidad, habría reventado como una granada antes de llegar á la superficie, y los fragmen- tos del pobre acuático, habrían sido lanzados por todas direcciones. Lo que acabamos de decir basta para dar una idea de la for- ai presión que sufren los cuerpos en las grandes profundi- es. Pasemos, ahora, á ocuparnos de la temperatura del agua. Desde luego podemos sentar el principio general que la tem- peratura es tanto más baja cuanto es mayor la profundidad; con todo, no se crea que este fenómeno ofrece una regularidad absoluta. Las corrientes que circulan en la masa líquida modifican las tem- peraturas locales, mucho más de lo que podemos figurarnos. “En ciertos parajes, dice M. Filhol (p. 68.), en que la confi- guración del suelo submarino, circunscribe y localiza las corrien- tes cálidas y las frías, se observa el fenómeno singular de que una zona cálida limita otra fría, sin que las dos se toquen ni se mezclen, estando separadas por una línea perfectamente marca- da aunque invisible. “Existe un ejemplo singular de este fenómeno, y es la muralla helada que se prolonga por los bordes occidentales del Gulf-- Stream, en la costa de Massachusetts. Otro hecho semejante ha ( Sido comprobado durante la expedición del Lightning. La re- ( r A gión estudiada comprendía el canal de 200 millas de largo, entre la parte setentrional de la meseta de la Gran Bretaña y la hon- donada de las islas Feroe, cuya profundidad mayor no llega ni 4. 600 brazas. Por otra parte el Lz9/42210g hacía recaer sus observa- ciones sobre las regiones del Atlántico situadas al E. y al O. del canal. “En estos puntos vecinos la temperatura de la superficie es una misma, mientras que la temperatura del fondo es completamen- te diferente; así en el canal de Feroe, 4 500 brazas, el termóme- tro indica —1*c, mientras que á la misma profundidad en el Atlán- tico, la temperatura es + 6” c. Resulta, pues, que en muchos lugares del océano se encuentran regiones vecinas, cuyos fondos presentan temperaturas muy diferéntes.” No obstante, no es me- nos cierto que generalmente la temperatura del agua baja 4 me- dida que la profundidad aumenta, y en el océano Atlántico se ha probado, á los 40” 39” de latitud N. y 11* 33” de Long. O., que mientras en la superficie la temperatura era de 17% 08'c; 4 500 brazas, no era sino de 8” 08;4 1000, de 8? 05; 4 1500, de 2* 09” y, en fin, á 2000 brazas, de 2* 04.” Como se ha visto, no hemos hablado hasta aquí de la tempe- ratura submarina de 0.*; sin embargo, es evidente, que en mu- chos lugares profundos el termómetro ha marcado hasta 3” y 5* centígrados bajo cero. Podemos añadir de paso que, en los ma- res cerrados y aún en el Mediterráneo no sucede lo mismo: entre Francia y Córcega á las siete de la mañana del 12 de Julio de 1881 el termómetro marcaba sobre el puente 26”; el agua de la superficie estaba á 21”: á 1000 metros de profundidad estaba á 13 y 4 2400 metros la temperatura era la misma; pero sin sa- lir del Atlántico está probado que á medida que se desciende al fondo la temperatura baja. Ahora, tratemos de una cuestión no menos importante. ¿Pene- tra la luz solar en los abismos del océano, y si penetra, hasta que profundidad puede sentirse su acción? En la embocadura de los rios es bastante una masa de 20 á 25 metros de agua para interceptar los rayos luminosos: las mate- rias que arrastran los rios forman una verdadera pantalla que im- pide su paso, pero en medio del océano es limpia y según el gra- do de limpidez la luz podrá penetrar más Ó menos en las gran- des profundidades. Me acuerdo haber pasado horas enteras en la bahia de St. Thomas, siguiendo con la vista los giros que los tiburones daban en torno de nuestro barco; el sol alumbraba el mar hasta el fondo y, bajo esas aguas cristalinas, podían notarse » — blo sobre la arena innumerables pescados de arzentadas escamas. - En esos parajes el mar tiene una transparencia extraordinaria que admira á todos aquellos que viajan no como fardos cerrados sino sabiendo hacer uso de la vista que la Providencia les ha con- cedido. En 1855, Mr. Elysée Reclus, que aún no era entonces el emi- nente geógrafo cuyo nombre conoce hoy todo el mundo, escribía lo siguiente: “Cerca del Cabo Tiburón, uno de los cabos de la Isla de Haití, tuvimos la ocasión de observar la transparencia maravillosa del agua: la mar estaba tersa como el cristal y al abrigo de las montañas de la costa casi no se sentían en nuestra nave los vientos alisios. Hallábame extendido en el fondo de mi camarote con la cabeza fuera de la ventanilla para poder mirar los pliegues uniformes de las olas. Hacía largo tiempo que me parecía ver en el fondo del agua, huellas negras semejantes á algas flotantes y pensé que mi vista se hallaba engañada por el juego de las sombras y de la luz, cuando de repente pude distinguir con toda claridad, rocas y plantas marinas. Habiendo llamado al Capitán, hizo que un marinero soltara la sonda. Esta indicaba 26 metros de profundidad. El agua estaba pura como aire con- densado; se hubiera dicho que los pescados volaban y los tiburo- nes, tan abundantes como peligrosos en estos parajes, parecían suspendidos en el vacío. Bosques de algas, colonias de pólipos, bancos de yerbas marinas que pasaban; todo desfilaba á nuestra vista rápidamente y en el fondo del mar veíamos arrastrarse en- jambres confusos de patas y cabezas monstruosas.” (1) Pero como es de notarse, esa capa de agua que apenas velaba el lecho del Atlántico, no tenía más que veintiseis metros de volu- men; en otro sitio cerca del Cabo de Buena Esperanza, se ha probado, en un dia claro, que se podía ver aún el fondo á una altura de 150 metros. En las costas del Brasil hacia el Sur, la translucidez del agua es tanta que, según algunos marinos, se pue- den notar los guijarros á 200 m. de la superficie: la luz penetra pues á profundidades considerables. Veamos ahora cuales son los límites extremos de esta penetración en las aguas más trans- parentes del Atlántico. Para resolver este problema se han construido diversos aparatos, muchos de ellos enteramente ele- mentales; se hace uso por ejemplo de una plancha pintada de blan- co que tenga el lastre suficiente para sumergirse en el agua; dicha plancha, pendiente de dos cuerdas por sus extremos, man- (1) Tour du Monde. 1860. t. 1, p, 181 et 182. ( y A tiene la horizontalidad y desciende lentamente. Desde la cubier- ta se la ve disminuir de proporciones hasta que desaparece del todo; y entonces se interrumpe el descenso y se cuentan los me- tros de la cuerda sumergida. No obstante, este método es bas- tante grosero para ser del todo satisfactorio y es muy posible que la luz solar penetre mucho más allá del alcance de la simple vista. Ha sido, pues, preciso otro aparato, y se ha construido una caja herméticamente cerrada, pero que pueda abrirse desde á bordo cuando sea menester, la que contiene una placa sensibi- lizada como la empleada por los fotógrafos. Una vez que dicha caja descienda á 200 m. por ejemplo, se toca el resorte para que se abra y si la luz solar penetra hasta allí, es claro que lo confir- mará el estado de la placa. Repitfendo la misma operación en diversos lugares cada vez más hondos, se llegará á un punto en que la placa sensibilizada vuelva á subir como descendió, sin ha- ber recibido la menor impresión luminosa, lo que probará que la caja ha sido abierta en un sitio al que ya no llegaba el menor ra- yo de sol, Este punto, según la limpidez de las aguas, está situado por lo menos á 300 m. de la superficie y 4 400 m. á lo más. Así, pues, si existiera sobre la tierra un ser bastante grande y poderoso pa- ra tomar la torre de Eiffel por el pararrayos, arrancarla de su base y sumergirla hasta el faro en el Atlántico, este faro estaría todavía inundado de luz, pero la base de los grandes arcos inferiores quedaría sumida en las tinieblas. Oueda pues probado que á 300 m. reina una oscuridad si no absoluta ya bastante profunda: más allá de 400 m., aún en las aguas más puras y transparentes, em- pieza el dominio de las perpétuas tinieblas. Mientras que las olas de la superficie reflejan los celajes del cielo, se coloran con los abrasadores rayos del sol y ondulan al soplo de la brisa, en los abismos del océano domina noche profunda. Jamás tempestad alguna despierta esas adormecidas aguas; el estampido de los más formidables truenos no encuentra eco en ese seno de que la muerte parece enseñorearse. Pero....... es preciso que desconf1ie- mos de nuestra imaginación, y no imitemos al compañero de Mi- cromegas, cuyas aventuras nos cuenta Voltaire, refiriéndonos que ese habitante de Saturno, al llegar á la tierra, aseguró cate- góricamente que nuestro globo estaba deshabitado: su razón principal era el no ver á nadie. Micromegas le manifestó cortes- mente que ese argumento dejaba mucho que desear. “—Vos no veis tampoco, le decía, con vuestros ojuelos ciertas estrellas de quincuagésima magnitud, que yo veo, sin embargo, ) de > muy claramente. ¿Y podeis afirmar por eso que dichas estrellas no existen? «Es, decía el de Saturno, que este globo está muy mal construido y tiene una forma bastante ridícula! Todo parece en- contrarse aquí en el caos; y, en verdad, lo que me hace pensar que no haya nadie, es el creer que las gentes de sentido común no se avendrían á vivir aquí. “—Y bien, repuso Micromegas, probablemente no serán, pues, gentes de sentido común, las que habiten; pero encuentro alguna apariencia de que este globo no haya sido hecho sin ob- jeto alguno.” No debemos sorprendernos de este curioso diálogo. ¡Cuántos no razonan como el habitante de Saturno! Felizmente á nues- tros sabios no les pasa lo mismo, y emplean otro método: bus- can, investigan, examinan y por todas partes hall: n la vida. ¡La vida en las capas superiores del agua; la vida en sus abismos más profundos! (Trad. de la Revue de la Société de Géographie de Tours, por G. P. Z.) — —_—_—_—— q---—_ => Fenómeno llamado El Pintor. Estudio del Sr. Raimondi. No hay persona vecina del Callao que no seja lo que es £/ Pentor, (1) porque en ninguna parte de nuestra costa se presenta este fenómeno con más frecuencia que allí. Consiste en el olor fuertemente sulfuroso de las aguas del mar en ciertas épocas del - año: olor acompañado de un tinte oscuro y algunas veces de un color lechoso del agua, especialmente en la parte del mar que baña la dársena. Esas emanaciones sulfhídricas, suelen en algu- nas Ocasiones producir la muerte de millares de peces, que luego son arrojados á la playa. Se ha observado que £/ Pentor solo se presenta en ciertos meses del año, de Diciembre á Abril, y en una zona marítima que tiene por límite hacia el Sur el paralelo de Iquique y hacia el Norte el de Paita; á lo menos si este fenó- meno se produce en otras regiones de la costa, no ha sido obser- vado hasta ahora por ninguna persona digna de fé. El estudio de las causas generadoras de estas singulares ema- naciones del mar, es el objeto de la siguiente monografía incon- (1) También se llama La Pintora., ( O clusa que ha dejado, entre otros documentos, el sabio naturalista Raimondi. La publicamos con el deseo de que personas compe- tentes precisen tan interesantes investigaciones, cuya oportuni- dad se justifica ahora por haberse presentado el fenómeno du- rante el verano que ha terminado, con una intensidad extraordi- naria, 4 punto de haber alterado, según dicen, las condiciones de salubridad del Callao en aquellos meses. He aquí la monografía: Un singular fenómeno, cuya causa es aún hoy día muy po- co conocida, se verifica todos los años en el mar del Callao, en los meses desde Diciembre á Abril, y consiste en emanaciones fétidas de gas sulfhídrico, acompañadas de cambios más ó me- nos notables en el color del agua del mar. Este fenómeno, al que algunos dán el nombre de 4guaje, es más conocido con los nombres ingleses de Cal/ao Barber 6 Callao Painter, esto es: el Barbero Ó el Pintor del Callao, por la propiedad que tiene de teñir de color negruzco plateado las partes de los buques pintadas de blanco por medio del alba- yalde; coloración debida, á su vez, á la formación del sulfuro ' de plomo por la combinación del azufre, contenido en el gas .sulfhídrico, con el plomo del albayalde. Por lo que yo sepa, el primero que hace mención de este particular fenómeno es el Lugar-teniente de la marina británi- ca O. Woolridge, comandante de la goleta de guerra Spy; el que dice que en su permanencia en la bahía del Callao en el año 1847, venía frecuentemente de tierra un olor muy desa- gradable llamado Callao Barber, que volvía la pintura blanca de los buques de un color rojo moreno, y se hacía sobre todo sentir en los buques más cerca de tierra. Este olor, dice M. Woolridge, no se extiende en el interior de la ciudad, sino que parece pararse en la cabeza del muelle y en la playa; y se atribuye 4 la grande cantidad de pequeños pes- cados botados por las olas sobre la arena de la playa. Entre los que han escrito sobre el citado fenómeno, el señor Hutchinson es el que ha proporcionado mayor número de da- tos. E. Hé aquí las distintas fases del fenómeno £/ Pentor que pudo observar dicho señor desde la casa del señor Hodges situada al canto de la bahía del Callao (1): 1.2 Aspecto del agua del mar de color ocre pardo opaco, con matíz rojizo. Examinada el agua con el microscopio se notaban animalillos de forma circular ó esférica, y de un color parecido al que tenía el agua. 2.2 Doce horas después el agua aparecía de color verde oscuro y ofrecía todavía un aspecto denso. Con el microscopio se dis- tinguían otra clase de animálculos que tenían la forma de una clepsidra ó reloj de arena, siendo redondos y anchos en las extre- midades y contraídos en el centro. Una sola gota de agua, ofre- cía un gran número de estos animalillos que se movían en ella. 3. A la mañana siguiente, 14 6 16 horas después, el agua tenía un color blanco lechoso; en esta ocasión el olor en la bahía era fuerte y nauseabundo, y es en este período cuando se verifi- ca el fenómeno £/ Péntor, esto es cuando la pintura blanca de los buques se vuelve negruzca; y bajo la influencia de estas ema- naciones se experimentan generalmente dolores de cabeza. En estas condiciones el microscopio ya no descubría ninguna clase de animálculos. Por último, poco á poco, el agua de la bahía vol- vía á su estado normal, ofreciendo distinto color, tan solo en la proximidad de los desagiies de la población ó en la de la corrien- te que pasa por el canal llamado Boquerón. El señor Hodges remitió á Lóndres, al señor M. J. Keates, químico consultor de la Sociedad Metropolitana de Trabajos etc, una botella de agua de la bahía del Callao, con un poco de lama del fondo, recogida durante el fenómeno £/ Pintor para que fuese analizada. Dicho químico separó el agua, que reconoció ser de mar, é hi- zo el análisis de la lama negra, que halló en un estado de activa descomposición, desprendiendo grandes cantidades de gas sulfhí- drico. Hé aquí el resultado del análisis: (1) Two Years in Peru, by Tomás J. Hutchinson. Vol. 1. pág. 219. E 0 al 1,000 partes de lama secada 4 99” del termómetro centígrado dieron: AAA A 769.6. A A 230.4. 1000.0. 100 partes de lama seca dieron: A PE A AI 10.50. Cloruro de sódio, sulfatos alcalinos etc .......... 6.43. A e AA dc ARI A . ws. cereal molle... csm ,», 0.03323 fuera del muelle-dársena. ,, 0.07431 , > > , ,» Por lo que toca á la coloración roja del agua del mar, según mi opinión, no constituye una fase del fenómeno £/ Pzntor, puesto que es debida á bancos de infusorios que vienen de afuera y que por su abundancia hacen aparecer el agua de un color rojo de ladrillo. Si estas manchas de infusorios entran á la bahía del Ca- lao cuando tiene lugar 4/1“ Pertor, hallándose en condiciones muy distintas, mueren y aumentan la infección. Por lo contrario, cuando aparecen afuera de la bahía, tal como en el lugar llama- do La Punta, adonde no se conoce el citado fenómeno, pueden perfectamente vivir sin dar lugar á emanaciones de ninguna cla- se. Un ejemplo de lo que acabo de decir se verificó el 13 de Fe- brero del corriente año (1886), en cuyo día apareció el mar, en el paraje La Punta, de color rojo. Examinada el agua con el mi- croscopio, se vió que estaba llena de infusorios de color rojizo y forma ovalada. Al día siguiente el banco de infusorios había desaparecido sin dar lugar á emanaciones fétidas de gas sulfhídrico. Algunos creen que el fenómeno del Pzntor se verifica tan so- lo ea el Callao, pero por las investigaciones que he hecho para reconocer su límite geográfico, se puede asegurar que se presen- ta en varios puntos de la costa del Perí, desde Pisco hasta Paita. Habiéndome dirigido 4 mi amigo el Dr. Arrigoni residente ha- ce muchos años en San Pedro, para saber si se había observado este ienómeno en Pacasmayo, me contestó que en cuanto al mal olor que despide el mar en ciertas épocas del año, se podía ase- gurar que Pacasmayo no se hallaba en mejor condición que el Callao; que el mismo fenómeno del Pzxtor se conocía allá con el nombre de Salgaso, y que se presentaba de cuando en cuando con tanta fuerza, que el mal olor llegaba hasta San Pedro que dista de Pacasmayo legua y media. | El Dr. Arrigoni, en su carta, me decía también que cuando se verificaba el fenómeno en cuestión, los peces se morían por milla- res, y hubo una ocasión, hace algunos años, que la varazón de l5s peces en toda la bahía y playa de Pacasmayo fué tal que amenazaba una epidemia; de manera que las autoridades tuvie- ( E ron que recurrir á los hacendados, para que mandasen carretas y Operarios para poder recoger tanto pescado en putrefacción. En dicha ocasión la hacienda de Lurifico mandó todos sus Ca- rros y un gran número de chinos, que tuvieron que trabajar en esta faena por dos días. Deseando conocer el límite Norte del fenómeno que nos ocu- pa, hace varios años que escribí á otro amigo, el farmacéutico señor Davini, residente en Paita, hace mucho tiempo. Dicho señor me contestó que algunas veces se había notado un mal olor en la bahía, pero que no era muy fuerte. Por último escribí sobre el mismo tema también al inteligente geólogo Dr. Wolf que reside en Guayaquil desde hace varios años. Hé aquí un párrafo de su carta relativo á est asunto: “El olor á gas sulf- hídrico de que U. habla y que es percibido á veces en la costa del Perú, nunca lo he observado ni en Guayaquil ni en otro pun- to del litoral ecuatoriano, ni he oído mencionar un fenórreno tan curioso que debería llamar la atención del pueblo.” En cuanto á la extensión geográfica del fenómeno £1l Pintor hácia el Sur, no tengo más datos que los de haberse presentado algunas raras veces en Pisco. Pasando ahora á la causa de este extraño fenómeno diré que se han emitido varias hipótesis, pero ninguna de ellas es comple- tamente satisfactoria. Así, el Sr. Hutchinson cree que el gas sulf- - hídrico que se desarrolla en el fenómeno 4/ Pintor, es debido 4 una acción volcánica submarina, admitiendo dicho señor que to- da la costa del Perú es supervolcánica y llega hasta creer que la bahía del Callao es el cráter de un volcan extinguido; lo que no es exacto, pues no hay fundamento alguno para admitir esta opi- nión. En efecto, todos los terrenos son de aluvión y no se nota ninguna roca volcánica. En cuanto al fondo del mar en la bahía, por los trabajos ver:- ficados en la construcción del muelle-dársena, se pudo recono- cer una capa de barro arcilloso de unos seis metros de espesor. Más arriba se ha dicho que M. Hodges remitió al químico M. Keates, en Lóndres, una botella de agua de la bahía del Callao con un poco de la lama negra del fondo; la que encontró dicho químico en estado de activa descomposición, desarrollando gran cantidad de gas sulfhídrico. Ahora, si este barro negruzco aislado en una botella, sin conexión alguna con el fondo del mar, sigue despidiendo grandes cantidades de gas sulfhídrico, se puede de- ducir que la formación de dicho gas se verifica en el mismo barro y no es debida á una acción volcánica. O ñ Otros opinan que el fenómeno Z4/ Pintor es debido al poco fondo de agua que tiene el puerto del Callao y á la fuerte corriente que viene á veces de Norte á Sur, removiendo el fon- do del mar y las inmundicias del puerto. Pero esta hipótesis no puede sostenerse sabiendo que £/ Pintor tiene lugar cuando la corriente viene del Sur y no del Norte. No falta quién crea que el fenómeno tantas veces citado tiene lugar por la descomposición de las materias orgánicas que aca- rrea el río Rimac en la época de crecientes, lo que se verifica en- tre Diciembre y Abril, que es propiamente la época en que tiene lugar £1 Pentor. Aunque esta hipótesis encierra algo de verdad, no basta por sí sola para explicar el fenómeno; pues si fuese así debería verifi- carse en todos los lugares donde un río desemboca en el mar. Por último,hay quien opine que este fenómeno es debido sim- plemente á la descomposición de las materias que derraman en la bahía los desagies de la población; lo que es inadmisible, pues quedaría sin explicar la periodicidad y época del año en que se verifica el fenómeno, así como el grande desarrollo de gas sulfhí- drico. Viendo el desacuerdo de opinionesquúe existe sobre el origen del citado Pzxtor, me pareció necesario tener ante todo algunas bases para establecer una teoría que lo explicase de un modo sa- tisfactorio. Para esto redacté un cuestionario sobre los distintos puntos que pudieran tener relación con el fenómeno; pero las contestaciones fueron pocas y muy contradictorias, de modo que he creído conveniente trascribirlo aquí en forma de nota (1) con (1) Hé aqui el cuestionario: 12 Se desea saber cuál es el nombre quese dá en el país, esto es, en español, al fenómeno que se presenta en algunas épocas del año en el Callao, que consiste én un mal olor que despide el agua de la bahía, y que se conoce con el nombre inglés de Callao Painter 6 Callao Barber. 2.2 ¿En qué época del año se verifica este fenómeno ? 3.” Si esto se verifica en verano, ¿no se ba notado alguna vez en el invierno? 4.2 ¡En qué parte de la bahía se verifica el fenómeno? Se verifica solamente muy cerca de tierra, adonde el mar es muy poco profundo, ó se nota también adonde hay algunas brazas de agua ? 5 2 ¿Nose ha notado alguna relación entre este fenómeno y la dirección del vien- to ? Esto es ¿no se ha notado tal vez que sucede cuando sopla por algunos días el viento Norte ? 69 ¿No se ha notado alguna vez cierto cambio en la corriente marina cuando se nota el mal olor ? Ep ¿Se verifica también este fenómeno en el lugar llamado La Punta? 8,0 ¿El fenómeno es más comun en las épocas de altas mareas ? ( pa la esperanza de que mas tarde los inteligentes marinos peruanos puedan resolver con calma dichas cuestiones, proporcionando de este modo mayor caudal de luz sobre la verdadera causa de este singular fenómeno. De todas mis investigaciones sobre el tema en cuestión, resul- ta que para que tenga lugar el fenómeno 4£/ Pintor se necesitan ciertas condiciones especiales, siendo indispensable la corriente marina que viene ladeando la Costa de Surá Norte, y una particular disposición topográfica que consiste en una punta Ó cadena de cerros que se adelante en el mar, y á muy poca dis- tancia, hácia el Norte, la desembocadura de un rio. La corriente marina de Humboldt pasando por la extremidad de la punta sigue su marcha directamente sin ladear toda la en- senada que forma la bahía. Por otra parte, la corriente del río que desemboca al mar, á muy poca distancia, se junta con la co- rriente marina encerrando un trecho de mar cuya agua queda como empozada y de consiguiente mas expuesta á corromperse. Si 4 esto se añade la acción calorífica de un sol tropical cuyos 9.2 ¿Se ha notado en la época de este fenómeno algun desarrollo de terciana ú otras enfermedades ! 109 ¿El hedor se presenta tan solo en la bahía ó tambien por el lado de la mar brava ? 119 ¿No existe alguna relación entre este fenómeno y la pesca? Esto es ¿el he- dor no se hace sentir de preferencia en los lugares adonde se pesca y se bota todos los resíduos de esta última ? 122 ¿Cuándo empieza á sentirse el hedor en la bahía? ¿Cuantos días dura el fenómeno ? 132 Suponiendo que este fenómeno tenga lugar en la estación de verano ¿Se ve- rifica en dicha estación una sola vez Ó varias veces ? 149 ¿Los marinos que han navegado en la Costa del Perú han podido notar este fenómeno en otros puntos ? 1592 En caso afirmativo ¿hasta que punto de la Costa, tanto al Sur como al Nor- te del Callao han tenido ocasión de observar el fenómeno ? 162 ¿Se ha observado tan solo en los puertos ó tambien en otros lugares adonde no se pesca ni hay tráfico alguno ? 172 ¿Cuando empieza á sentirse el hedor en la bahía hay algun cambio de color en el agua ? 182 ¿Si hay cambio de color, cual es el color que adquiere el agua ? 199 Si hay cambio de color en el agua, cuando empieza á sentirse el hedor ¿ per- manece el mismo color por todo el tiempo que dura el mal olor, ó vuelve á cambiar de color á medida que el mal olor se hace mas fuerte ? 202 ¿Se notan peces en el agua que despide mal olor ? 212 ¿Si no hay peces en el agua que despide mal olor se han notado gusanos ó infusorios en dicha agua ? | 222 ¡No se ha notado alguna relación entre el fenómeno en cuestión y la dispo- sición topográfica lel terreno ? » E rayos verticales penetran casi hasta el fondo de.la, bahía, favore-, . ciendo las reacciones, se tendrán reunidas todas. las. condiciones , más favorables para el citado fenómeno. Es un hecho que la mezcla del agua del mar con la de-los:- ríos, hace variar las condiciones de existencia tanto «delos ani- males y vegetales marinos como de los fluviales, - cuyos organis-s. mos no pudiendo adaptarse á este nuevo medio, mueren en gran= des cantidades y sus despojos ván poco á poco depositándose: en el fondo del mar con el barro que continuamente acarrean los: ríos. También es sabido que las materias orgánicas tienen ¡una ac-: ción desoxidante sobre los sufifatos alcalimos y terrosos, dando lugar á la transformación de estos en sulfuros; los que, á su vez, bajo la acción del ácido carbónico contenido en el agua dan lu-.. gar á un desarrollo de gas sulfhídrico. Hé aquí pues que sin recurrir á la. acción volcánica se puede explicar la producción del gas sulfhídrico que es «el hecho más: característico del fenómeno del Pintor; fenómeno que puede ser : modificado por varias causas, tales como la mayor ó menor cre- ciente del río, el estado del mar si está agitado ó en calma y el del cielo si está cubierto Ó despejado, la presencia de bancos de infusorios etc, etc. En cuanto á la formación de la lama negra, origen del gas sulf- hídrico, se puede decir que tiene mucha analogía con la' forma- ción del barro negro y hediondo que se saca del fondo de las. acéquias cuando quedan largo tiempo sin limpiarse; debiendo su, color negruzco, como el de la lama de la. bahía del Callao, 'al sulfuro de fierro formado por la combinación del gas sulfhídrico con el fierro contenido al estado de Óxido en la tierra arcillosa. Resumiendo lo dicho, tenemos, pues, que el fenómeno el Pin- tor es debido á un conjunto de condiciones particulares que obran simultáneamente, no teniendo lugar dicho fenómeno en. toda su fuerza si falta tan solo una de ellas. Así pues si la. bahía ó ensenada no fuese abrigada por el lado del Sur, el agua de mar - no podría empozarse y de consiguiente no se corrompería, pues es sabido que por el lado llamado en el Callao de la lar brava, no se ha notado el menor desprendimiento de gas sulfhídrico.— Si faltara el río no habría el contingente de materias orgánicas: que acarrea en la época de creciente y que sirve de: base á las: reacciones químicas que se verifican en los puntos de la bahía. donde el agua está relativamente tranquila. ( A y Un ejemplo de eso lo tenemos en Chorrillos y en Ancon,que “apesar de ser estos puertos defendidos por el lado del Sur, no se experimenta en ellos ningun mal olor no teniendo un río inme- diato. Otra condición indispensable para el fenómeno en cuestión es “el calor, que favorece muchísimo las reacciones y descompo- “ssición:de las materias orgánicas; y una prueba de ello es que £/ Pintor no tiene lugar en la estación de invierno y solo se verifi- -ca en:los meses más cálidos del año, esto es, desde Diciembre hasta Abril. ¡Por último, tambien la corriente marina, como se ha visto ya, “juega un importante papel en la producción del Pzxztor y una prueba de su relación con este fehómeno la tenemos en que á la altura de Paita adonde la corriente de Humboldt se separa de la costa del Perú, se halla el límite Norte, siendo £/ Pintor en- teramente desconocido en Guayaquil y en todo el litoral ecuato- riano. Las Heladas. Influencia de la orientación- de los valles en la producción de este fenómeno. — Sus causas. —Incendio de los pastos de la cordillera. + * * Hemos podido comprobar en nuestros viajes por los Depar- “tamentos del Centro, la influencia marcada de la orientación de Jos. valles en la producción de la %ealda. Este fenómeno es más frecuente y más intenso en las quebradas que se dirijen de Nor- te:á Sur que en las que van de Este á Oeste, como se observa en el valle de Huanchuy á 3 leguas NO. de Ayacucho. Este her- -moso valle se abre de Oriente á Poniente sobre el de Lla- «moktachi que va de Sur á Norte. Su nivel es superior al de és- te, y sinembargo las Ze/adas son muy raras; mientras que en Llamoktachi, con temperatura más cálida, los campos se hielan con tal frecuencia que en una noche pueden agostarse todos sus cañaverales. Sucede lo mismo en el ancho y profundo valle del Pampas, :mucho más ardiente que los anteriores. Su orientación es de ,'SO. 4 NE. y por consiguiente casi paralelo al de Llamoktachi; y así como en este valle, el fenómeno de las heladas es mucho y +. — 68 — más común que en sus quebradas laterales que se dirijen de Oriente á Poniente. En éstas jamás se ha notado aquel fenóme- no, no obstante la mayor altura de sus niveles. o La razón de tal diferencia debe buscarse sin duda en la menor cantidad de calor solar que durante el día reciben los valles que siguen la dirección de N. á S. respecto de los que van de Oriente 4 Occidente. Aquellos no son calentados por los primeros rayos del sol en las mañanas, ni por los últimos en las tardes, por im- pedirlo la elevación de las montañas de sus flancos; mientras que los valles y quebradas cuya orientación está marcada por el mo- vimiento diurno de ese astro, reciben en su totalidad desde los pri- meros hasta los últimos rayos solares, dejando en el suelo un exce- dente de calor absorbido que sirve para mantener á cierta ele- vación constante su temperatura, en las horas nocturnas, aún cuando la radiación llegue á ser enorme por cualquiera circuns- tancia excepcional de la atmósfera. Así se explica por qué en las quebradas laterales del Pampas y á pesar de su más elevado nivel, las ¿e/adas son desconocidas, siendo tan frecuentes en Ahuairo y aún en Callibamba, cañave- rales situados en las playas mismas del río. También hemos notado que el color del suelo influye mucho en hacer bajar más Óó menos su temperatura. Las tierras calzzas y las arenzscas por ser de color blanco, absorben menos cantidad de calor solar que las arcillas ferruginosas cuyo color es oscuro; resultando de ésto que las primeras se enfrían en más breve tiem- po que las segundas, por ser menor el coeficiente de su calor ab- sorbido. Se vé en efecto que en los cañaverales de Chacabamba y en los de Ninabamba de las provincias de Andahuailas y La Mar, donde el suelo es de un rojo oscuro, no hay heladas sin embargo de que sus niveles son mucho más altos que los del Pampas; siendo de notar que el hermosísimo valle de Ninabamba se abre de S. á N., circunstancia que debía favorecer allí la acción de las heladas; lo cual prueba la gran influencia del color del terreno en la producción de este fenómeno, cuyas causas pasamos á estu- diar. * X* * La helada es el agostamiento de las plantas por la acción de un brusco descenso de la temperatura de sus hojas y tallos. Este fenómeno es en general independiente de las oscilaciones de la t — 69 — temperatura del ambiente, pues depende, más que del frio at- mosférico, del que resulta de un aumento considerable de eva- poración en la superficie húmeda de los vegetales. Así se explica por qué marcando el termómetro en el aire un calor superior á cero, el frio en la superficie húmeda de las plantas, puede estar al mismo tiempo á muchos grados bajo el punto de congelación del agua. Esto es lo que sucede justamente cuando se moja el depósito mercurial de un termómetro: este baja con una ra- pidéz proporcional á la intensidad de la evaporación del lí- quido que cubre su recipiente; en tanto que otro termóme- tro seco, colocado junto á él, mantiene su indicador en un punto fijo de la escala. La razón está en que el primero mar- ca los grados de frio determinado! por la evaporación del agua que moja su cubeta y no los grados de calor del ambiente; mientras que el segundo termómetro señala la temperatura fija de la atmósfera, en el momento de la observación. La diferencia en ambas escalas sería tanto más considerable, cuanto más instan- tánea fuere la evaporación en el termómetro húmedo, pudiendo descender la escala de este 40% y aún bajo 0? al lado de la otra que acaso marcaría 10% Ó mas sobre 0”. Como se vé, el frio de la %e/ada no es el de la atmósfera, ni está en relación directa con la temperatura general del ambiente: es un frio propio, completamente local, que depende de una cua- lidad especial y peculiar 4 las plantas, como de todo cuerpo húme- do: es decir, de sus condiciones evaporantes. Sería pues un error, suponer que para la producción de la Ze- lada, fuese necesario que la temperatura del aire bajase á 0*, cuando en verdad, aquel fenómeno puede realizarse aun bajo una atmósfera con 8” de calor. En efecto, se ha observado que puede formarse la escarcha, ó sea la congelación superficial de un depósito de agua, á una temperatura aérea de 6 y más gia- dos. Esto se ha visto en Bengala, en Ayacucho, en el Cuzco y en otras regiones intertropicales de las más cálidas; y en los valles andinos, suelen helarse los cañaverales aun cuando la tempera- tura del ambiente no descienda de 5”. Precisemos ahora, ligeramente, estos fenómenos generadores de la %e/ada, para explicarnos mejor sus efectos. pS OS De todas las fuentes generadoras del frio, la evaporación es sin duda la más poderosa; de manera que concurriendo todas las ) pad — circunstancias favorables para producir la rápida evaporación del agua traspirada por las plantas, el descenso de la temperatura de sus tallos y hojas alcanzará su máximum, ó lo que es igual, llegará muy pronto á su mínimum extremo de calor. Si pues, en un lugar dado la preszón barométrica baja bruscamente, es- tando el aire en su máximum de sequedad, se reunirán en su ambiente las dos causas principales para una enorme evaporación de la humedad del suelo y de los vegetales, determinando un grado tal de frio que puede llegar al de congelación; es decir, á ese estado de temperatura propio de las /%e/adas. En efecto; la evaporación es tanto mayor, cuanto menor es la presión sobre el líquido evaporable; y así, tal descenso en la columna barométri- ca, aumenta en proporción Mi cantidad de vapor que desprenden la tierra y las plantas; y es tanto mayor en un 'tiempo dado, cuan- to más instantáneo es aquel desequilibrio atmosférico, llegando 4 su máximum, si el ambiente está completamente seco; porque, en este caso, estando mas alejado de su punto de saturación, au- menta su capacidad receptiva, favoreciendo esta circunstancia un desprendimiento mayor de vapor acuoso de la superficie de los cuerpos húmedos. Así, en un termómetro, cuyo recipiente se cubre con una tela mojada, desciende el mercurio con una ra- pidéz proporcional á la menor presión barométrica y al grado de sequedad atmosférica; Ó lo que es igual, en razón inversa de la humedad del ambiente y de la presión de la atmósfera; de esta manera, el termómetro húmedo marca tantos grados de frio, cuantos resultan de la combinación de estas causas evaporantes reunidas en un punto y en un momento dados. Las observacio- nes psicométricas para medir la cantidad de vapor acuoso conte- nida en el ambiente, se fundan en esta ley física. Ahora, cada tallo y cada hoja de una planta, puede considerar- se como un PSICÓMETRO natural, como un termómetro húmedo, semejante á los que sirven en nuestros observatorios para los es- tudios meteorológicos, sin más diferencia que la falta de una es- cala; pero si bien falta ésta para indicar los grados de frío sobre Cero, estos PSICÓMETROS naturales tienen un indicador seguro pa- ra marcar el punto de congelación del agua, ó al menos el de la sávia, en la producción de la helada; es decir, el agostamiento instantáneo de las hojas y tallos, cuyos vasos capilares han si- do rotos por la congelación de sus jugos, á consecuencia de la ba- ja temperatura ocasionada por la rápida evaporación á que han estado sometidos, en virtud de un súbito descenso del barómetro y de la mayor sequedad de la atmósfera, ( 11 +4 Pero no todas las plantas tienen una misma capacidad lraspz- ratorza: hay unas, cuyo tejido celular se presta á un desprendi- miento mayor de vapor traspirado; y otras, en las que aquella función :está más limitada, siendo menor la evaporación en ellas. Las especies de la clase de los cacrus, y de las AMARILIDÁCEAS, por ejemplo, tienen su tallo y órganos traspiratorios cubiertos por un parénquima ó red celular, tan compacta, que limita ex traordinariamente la traspiración de estos vegetales, pudiendo presentarse la tuna (OPUNCIA TUNA) y el maguey (ÁGAVE AMERICA- NA) como los tipos de las plantas en las que las funciones de traspiración están reducidas á su mínimum. Las otras, al contra- rio, en las que los esromas ó interstícios celulares de sus tejidos son tan grandes y numerosos que «fimentando la superficie eva- porizadora de las plantas, hacen mayor la pérdida de su vapor tras- pirado en el mismo tiempo: tales son los vejetales acuáticos, es decir los que viven y se desarrollan en los lagos pantanosos y ríos. Entre estos dos tipos extremos de plantas hay una variedad in- mensa de familias, clases y especies, en las que las funciones de tras- piración son más 6 ménos activas. Así las hojas de las GRAMÍNEAS en general, tienen una fuerza evaporante mucho mayor que las hojas de las LEGUMINOSAS: resultando de esta circunstancia, la ma- yor facilidad con que aquellas se hielan y la relativa resistencia que éstas oponen á la acción de las /e/adas. “Hemos observado, en efecto, que el maíz (Zea Maíz) y la caña de . azúcar (SACHARUM OFFICINALI) son mucho más sensibles á un brusco descenso de temperatura á consecuencia de la evapora- ción por sus hojas y tallos estomatosos, que la alfalfa (MEDICAGO SA- TIVA). Durante las extraordinarias heladas de 1881 vimos en la campiña de Tarma completamente agostados los maizales, cuan- do á su lado los alfalfares conservaban su verdura aunque :no mantuvieran su completa lozanía. Asímismo es frecuente ver que los cañaverales se presenten completamente amarillos, de un día á otro, por efecto de la Ze/ada, cuando en el mismo cam- po casi nada han sufrido otras plantas de menor actividad traspl- ratoria. La helada agosta primero las hojas, después los tallos y con- cluye por secar la planta congelando la sávia de sus raíces. Es na- tural que estando los tallos y ramas mas expuestos á la acción directa del ambiente, sean las partes que primero se alteren por efecto de las heladas; mientras que las raíces, estando cubiertas: por la tierra y protegidas por ella contra las variaciones bruscas' Y ) — de temperatura, se conserven más tiempo manteniendo con más Ó ménos vigor su vitalidad. Para que esta parte de la planta sea atacada, es preciso que el frío sea muy intenso, y que no solo haya agostado antes las hojas y el tallo, por una evaporación súbita, sino que el suelo se haya enfriado en la misma propor- ción por efecto de las causas atmosféricas y telúricas que hemos señalado al describir el valle del Pampas. Estudiando ahora los efectos teóricos del 7zego en los campos con relación á las heladas, una vez conocidas las causas genera- doras de este fenómeno, puede establecerse, como regla general, que la humedad del suelo en las noches frías debe favorecer á las raíces de las plantas y aumentar el agostamiento de sus tallos y hojas; porque, congelándosé el agua 4 0? y la sávia 4 una tem- peratura mas baja (por ser más densa), la capa de agua que cu- bre el terreno, al congelarse, protegerá las raíces, conservando en la tierra un grado de calor que no descenderá de 0.” temperatu- ra á la cual puede mantenerse el jugo de las raíces en sus va- sos capilares sin grave alteración de su fluidéz; mientras que las ramas y hojas, absorbiendo del terreno húmedo mayor cantidad de agua, aumentarán en la misma proporción el vapor despren- dido por traspiración: es decir, que harán bajar su temperatura en una escala indeterminada, produciéndose por este motivo un grado de frío suficientemente intenso para congelar su sávia destruyendo todo su tejido vascular; Ó lo que es lo mismo, %e- lándose como se dice vulgarmente. De donde podría concluirse teóricamente que los riegos en las noches de Zelada, son útiles para ciertas plantas en las que ante todo haya que conservar la vitalidad de las raíces; mientras que será nocivo para aquellas en las que interese más conservar el tallo y las hojas. Pero, estas son cuestiones de tal importancia agronómica, que no deben resolverse en el campo puramente especulativo, por eso nos abstenemos de dar regla alguna en tésis tan delicada. Describiremos en seguida las candeladas de la puna, por su relación con el fenómeno de las heladas. E ? / Los indígenas acostumbran desde tiempo inmemorial quemar los pastos de la puna duranteel invierno (Junio 4 Setiembre). En , esa estación el aire de aquellas regiones llega á su máximum de ( E sequedad, aumentando en la misma proporción su poder diatér- mano, de manera que, en las noches, la radiación del suelo es tan grande que la temperatura baja muchos grados, congelando la sávia, no solo de las hojas y tallos de las plantas, sino la de sus raíces, desgarrando sus tubos capilares, que, así destruidos, ma- tan la planta como pudiera hacerlo el fuego mismo. En tales condiciones del ambiente, nada es mas racional, sin duda, que emplear un medio que se oponga al descenso del calor nocturno, para que la tierra conserve una conveniente temperatura que abrigue las raíces de los vegetales que sustenta. Esta considera- ción que se presenta al simple buen sentido, la tuvieron sin du- da los aborígenes, desde muy remotos tiempos, habiendo sido in- ducidos por ella 4 emplear aquel — a que á primera vista parece contrario á la conservación de los pastos de la puna. Si bien las hojas y los tallos de la paja (2c%w) y de las otras gramíneas de aquella fría región andina, son así destruidos por el fuego, no lo son sus raíces, á las que nunca alcanzan los efec- tos destructores del incendio. Preservadas éstas de las llamas, encuentran en el calor artificial de la tierra que las cubre, un abrigo que las defiende del ambiente helado que las secaría en otras condiciones. La sávia conservada en las raíces por este pro- cedimiento, vuelve á circular con nueva vida en la primavera, haciendo retoñar los pastos con tal vigor, como si hubiesen re- cibido los cuidados de un conservatorio. Este efecto no sólo es producido por el calor artificial y fugáz del suelo, sino por otras causas que se derivan del incendio mismo, como la elevación de la temperatura del aire; el humo que hace disminuir el poder dza- térmano de esa atmósfera seca y enrarecida en las noches serenas del invierno andino; las cenizas que deja en el terreno la vege- tación consumida por las llamas para bonificar el suelo; y en fin, el carbón de la paja que, extendiéndose como un manto negro en dilatados espacios, absorbe una gran cantidad de calor solar para fijarlo en las capas inferiores de la tierra. Atribuimos muy especialmente á esta última causa, los efec- tos que sobre la vegetación producen los pastos incendiados; porque todas las demás causas, salvo acaso la bonificación de la tierra por las cenizas, no son tan permanentes que puedan expli- car la acción tan segura como singular del fuego en la conserva- ción y desarrollo de los pastos, en esas zonas elevadas de la'cor- dillera. En aquellos ambientes sube el termómetro centígrado a 45” y aún más en los días despejados; tal es la intensidad de los rayos solares atravesando una atmósfera en extremo diáfana. ' e 7 Este enorme calor es absorbido y condensado en el suelo por la capa negra de carbón que el incendio deja sobre el terreno, en una proporción fácil de calcular, teniendo presente la ascención del mercurio en un tubo termométrico cuyo receptáculo se tiña de negro. El calor así depositado en la tierra, durante el día, man- tiene en las noches la temperatura del suelo en cierto grado con- veniente para la vegetación. Pocos espectáculos tan hermosos é imponentes presenta la cor- dillera, en las noches oscuras, como esas candeladas de sus pu- nas, miradas á gran distancia. Las cimas incendiadas, enroje- ciendo el horizonte, simulan volcanes en erupción: otras veces, se vé una llanura cubierta por olas de fuego que avanzan ame- nazantes hasta la cumbre dor le está el espectador. Los resplan- dores de estos grandes incendios alcanzan á verse á prodigiosas distancias: diez, veinte y aún treinta leguas. (150 kilómetros.) (1) (De la CoLeEccióN de ArtICULOS, por el D. D. Luis Carranza.) AT OST NAZAS Miscelánea. ADVERTENCIA IMPORTANTE.—En la nómina del cuerpo docente de la Sociedad Geográfica de Lima, publicada en el número an- terior de este Boletí, á consecuencia de un descuido involunta- rio del copista, se omitieron los nombres de los señores Rómulo Espinar y Cesáreo Chacaltana, que son socios activos de ella; habiendo sido electo el primero en sesión del 16 de Agosto de 1888 y el segundo en la de 9 de Abril del presente año. Por un motivo semejante el señor Contraalmirante D. Antonio A. de la Haza, aparece erróneamente con el nombre de José Antonio. CLUB ANDINO DE TACNA,—El Sr. Dr. D. Justo Pastor Jimenez á quien se dirijió la circular relativa á la organización del Club Andino en esa localidad, al contestar aceptando la presidencia de dicho club, ha designado á los señores Cárlos Basadre y Fo- rero, Nestor Eyzaguirre, Manuel César Vidal y Bernardo Smith para que formen su personal. ¡ o CLUB ANDINO DEL cuzco.—El Sr. Dr. D. José Lúcas Caparó / ye (1) De las alturas de Lircay á los pajonales de la cadena de Pumakahuanka sobre Mata- ¿ rá á una distancia visual de 150 kilómetros. / A A ha contestado aceptando el nombramiento de Presidente del Club Andino de ese departamento, y al mismo paso propone á los señores Angel E. Colunje, Antonio Lorena, Eliseo Arau- jo, Francisco Sivirichi y Pablo La-Torre, para que formen par- te del indicado centro. CLUB ANDINO DE AYACUCHO.—El Sr. Dr. D. Francisco del Bar- co, también ha contestado aceptando la presidencia de dicho cen- tro y proponiendo para que formen parte de élá los señores Ra- fael Galvan, Fernando Morote, Manuel Jesús Pozo, Angel Ca- vero, Manuel V. García, Mariano N. Alarcón, Gerardo Saez y Manuel Filomeno Jáuregui. Socios HONORARIOS Y CORRESPONDIENTES.—Dejando para des- pués la publicación del cuadro completo de los socios ho- norarios y correspondientes, nacionales y extranjeros, creemos oportuno dar á conocer los individuos que en las últimas sesio- nes han sido elegidos con tal carácter. Honorarzos: SS. Emilio Castelar, Antonio Cánovas del Cast1- llo, José Joaquín de Osma, el Conde de Cheste, P. Pradier Foderé, Jules Simon, M. Du Petit Thouars (hijo), Iltmo. Sr. Vaughan Obispo de Salford, M. Quatrefages, R. P. Ecks, Leo- poldo Contzen y Clemente Marckham. Correspondientes: SS. Márcos Jimenez de la Espada, H. Gui- llaume, Tomás Hutchinson, Alejandro de Idiaquez, M. Ordinai- re, Príncipe Rolando Bonaparte. MAPA DEL PERÚ POR RAIMONDI.—La Sociedad Geográfica remi- te por el próximo vapor á la casa de M. Jules Perret de París, encargada de la publicación del mapa, las cartas originales signa- das con los Nos. 14, 15 y 16, juntamente que las pruebas ya co- rregidas que llevan los Nos. 12 y 13. Habiendo dividido el au- tor en 34 cartas el gran mapa de la República, puede deducirse en consecuencia que faltan por enviar 18. PLANOS OBSEQUIADOS.—La Sociedad debe á la generosidad del señor coronel don Ernesto La-Combe, dos planos originales di- bujados por él: uno de la batalla de Huamachuco y otro de la marcha del ejército del General Cáceres, de Tarma á Huamga- chuco. Asi mismo, el Sr. D. Nicanor Tejerina ha tenido la bo1! dad de ofrecerle dos planos impresos de la exploración del río Yang-Zti-Kiang por el capitan Blackinston. Ocioso es encarecer ) E el verdadero valor que dá esta Institución á presentes de tal na- turaleza. ARCHIVO RAIMOND1.—Después de tres meses de asiduo trabajo, la secretaría, de la Sociedad Geográfica ha dado cima al catálogo de la parte de este archivo que por resolución suprema ha pasa- do á cargo de esta institucion. Dicha labor se ha extendido á es- pecificar detalladamente, cada uno de los mapas, dibujos, cro- quis, libretas de apuntaciones, manuscritos, cartas y demás docu- mentos que encierra el mencionado archivo, y á ponerles el res- pectivo número de orden dentro del otro número con el cual se hallan designados, en el inventario oficial, cada uno de los legajos que contienen esos «Ho documentos. Habiendo me- recido el catálogo Raimondi la aceptación del Sr. Ministro de Instrucción, este funcionario con un celo digno de encomio, ha creído oportuna la publicación de él en “El Peruano”, en donde saldrá á luz próximamente. Ñ | Canjes. El haber recibido las importantes publicaciones cuyos títu- los trascribimos 4 continuación, aún mucho antes de haberse inaugurado los trabajos de la Sociedad Geográfica de Lima, nos impone cl deber, no sólo de manifestar nuestro profundo agra- decimiento á los centros científicos á'cuya bondad las debemos, sino también la fundada excusa de no haber podido por nuestra parte cumplir con ellos ántes de 'ahora, remitiéndoles el Boletin de esta Sociedad, puesto que éste no salió á luz sino'el 15 del próximo pasado. 204 201 MAN EN Australasia. —Proceedings and Transactions of the Queensland Branch of the Royal Geographical Society of London. Berlín.--Naturwissenschaftliche Wochenschrift. Buenos Aires.-Boletín del Instituto Geográfico Argentino. Douai.-—Bulletin de Union Géographique du Nord de la France. mebra.—Le Globe (Journal géographique.) “La Paz.-——Boletín de la Sociedad Geográfica de La Paz. a Lóndres.—Proceedings of the Royal Geographical Society of London. Mánchester. --The Journal of the Manchester Geographical Society Nueva York..—La América Científica é Industrial, (Edición española del “Scien- tific Anicrican” of New York.) Paris. — La Géographie. —— Revue Géographique Internationale. Tacubaya.—Boletín del Observatorio astronómico nacional de Méjico. Tours. —Revue de la Société de Géographie. (Union Géographique du Centre.) Washington, —Report of the Secretary of the Smithsonian Institution in Washing- ton. : ¡ ; ] Biblioteca La Sociedad Geográfica de Lima expresa su profunda gra- titud por los libros que ha recibido obsequiados, consignando en la siguiente lista, á continuación del título de cada obra, el nom- bre de quién la A remitido. Así, esta lista modesta hoy día por el número, cuando andando el tiempo llegue 4 serla base del ex- tenso catálogo de su biblioteca científica, si para bien del país pro- gresa nuestra institución, llevará ' siempre adscritos los nombres de aquellos que tan generosamente la protegieron en su orígen. Por otra parte, las publicaciones bibliográficas no pueden dejar de interesar á nuestros socios, así como 4 todos los hombres de ciencia que deseen saber con que obras pueden contar en este centro para sus estudios é é investigaciones. + XX % Alcedo (Coronel D. Antonio de) — DiccrIoNARIO GEOGRÁFICO -HISTÓRICO DE LAS INDIAS OCCIDENTALES Ó AMÉRICA. Es á saber: de los reinos del Perú, Nueva España, Tierra Firme, Chile _y Nueva Granada.—5 volúmenes. En la imprent” de Benito Cano. —Madrid, año de MDCCLXXXVI. Obsequio de la- imprenta de «El Comercio.» Ancizar (M.) —PEREGRINACIÓN DE ÁLPHA POR LAS PROVINCIAS DBL NORTE - DE La NUEVA GRANADA EN 1850 1 51.—Bogotá, Echeverría Hnos. 1853. Oh sequio de la imprenta de «El Comercio.» Ayuso (F. G.)—EL ArGaNIsTÁN.—Descripción histórico-geográfica. Madrid, 1878. Obsequio del autor. — A Billinghurst (Guillermo E.) —EsTuDIO SOBRE LA GEOGRAFÍA DE TARAPACÁ, — 1 volúmen. Santiago de Chile. Imprenta de «El Progreso.» 1886. Obsequio del autor. ——_ElL ABASTECIMIENTO DEL AGUA POTABLE DEL PUFRTO DE ÍqUIQUE.—1. volú- men. Iquique, imprenta española. 1887. Obsequio del autor. Los CAPITALES SALITREROS DE TarRAPACcAá.——1 volúmen. Santiago de Chile, imprenta «El Progreso.» 1889. Obsequio de! autor. —— CONDICIÓN LEGAL DE LOS PERUANOS NACIDOS EN TARAPACÁ. — Folleto. San- tiago de Chile. Imprenta de «Jl Progreso», 1887. Obsequio del autor. Bonaparte (Prince Roland.)-—LE GLACIER DE L'ÁLETSCH ET LE LAC DE Mar- JELEN.-—París, Imprimé ponr 'auteur, 1889. Obsequio del autor. ——LE PREMIER ÉTABLISSEMENT dn NEERLANDAIS Á MAURICE, —París, Im- primé pour l'auteur. 1890. Obsequio del autor. Carranza (Luis.)--CoLECCIÓN E ARTICULOS PUBLICADOS.—1? y 2% séries. 2 volúmenes. Lima, imprenta de «El Comercio.» 1888 y 89. Obsequio del autor. Castro (Ignacio de )—RELACIÓN DELA FUNDACIÓN DE LA REAL AUDIENCIA DEL Cuzco EN 1788 Y DE LAS FIESTAS CON QUE ÉSTA GRANDE Y FIDELISIMA CIUDAD CELEBRÓ ÉSTE HONOR.—-1 Vol. En la imprenta de la viuda de Ibarra. Madrid MDCCXCV. Obsequio de la imprenta de “El Comercio.” Congreso Internacional de Americanistas-—AcTAs DE LA CUARTA REUNIÓN. 2 volúmenes. Madrid, Fortanet, 1882-1883. Obsequio del Sr. Dr. D. Gabino Pacheco-Zegarra. Charton (Edouard.)--Le Tour Du MONDE, NOUVEAU JOURNAL DES VOYAGES.— 1 volúmen. París. Hachette y C?, 1864. Obsequio á la Sociedad por la im- prenta de “El Comercio.” Darapsky (L.)—LaAs AGUAS MINERALES DE CH1iLE,—1 Vol. Valparaiso. impren- ta del Universo. 1890. Obsequio del autor. Dictámen DE LA COMISIÓN INFORMADORA SCBRE LA REGIÓN FLUVIAL DE LioRE- TO.-—Lima. Imprenta de “El Comercio.” 1886. Estrada (S.)—DeE VALPABAISO ÁLA OroYa,—Buenos Aires. Imprenta de Bidma. 1879. Obsequio de la imprenta de “El Ccmercio.” Figuier (Louis.)-—L'ANNÉE SCIENTIFIQUE ET INDUSTRIELLE.—Trente-qua- trieme année (1890.) París. Hacheute et Cie. 1891. - Gage (Tomás.) —NUEVA RELACIÓN DE SUS VIAJES EN LA NUEVA EsPAÑA.— 2 volúmenes. París. Librería de Rosa. 1838. Obsequio de la imprenta de «El Comercio.» Humboldt.-—VIAJE Á LAS REGIONES EQUINOCCIALES DEL NUEVO CONTINENTE. - (En 1799-1804.)--Por A. de Humboldt y A. Bonpland. 5 volúmenes, Paris. Casa de Rosa. 1826. Obsequio de D. José Carlos Bernales. ENSAYO PCLÍTICO SOBRE LA ISLA DE CuBA.—1 volúmen. 1826. Obsequio de la imprenta de «El Comercio.» ( pe e pi Idiaquez (Alejandro de).-—-LeE Perou EN 1889. —Notice Géographique, Statisti- ue et Commerciale. 1 volúmen. Havre, Le Roy et Porrée. 1890. Obsequio del Sr. D. José A. Miro Quesada. Jourdanet.-—-L'INFLUENCE DE LA PRESSIÓN DE L'AIR SUR LA VIE DE L'HOMME, --2 volúmenes. París, G. Massón 1875. Obsequio del Sr. Dr, D. Luis Ca- rranza. Malte-Brun.—GkÉo6rAPHIE UNIVERSELLE. 6* En —París Garnier fréres. 6 vo- lúmenes. Obsequio á la Sociedad, por D. Alejandro de Idiaquez, Cónsul Gene- ral del Perú en Francia. Marro (Casimiro). —ANNUARIO GENERALE D'L[TALIA.-—Génova, 1886. Middendorf ¡E. W.)-—WorterBUCH DES RUNA SIMI ODER DER KESHUA- SPRACHE.»-1 volúmen. Leipzig. Brockhaus. 18920. ——DAs RUNA SIMI ODER DIE KEsHUA-LPRACHE, WIE SIE GEGENWARTIG IN DER PROVINZ VON CUZCO GESPROCHEN WIRD.-—1 volúmen. Leipzig. Brock- haus 1890. ——-OLLANTA ein darma der keshua-sprache 1 volúmen. Leipzig. F. A. Brock- haus. 1890. DRAMATISCHE UND LYRISCHE DICHTUNGENDER KEsHUA-SPRACHE.--1 vo- lúmen. Leipzig. Brockhaus, 1891. Este y los cuatro volúmenes procedentes han sido obsequiados por el autor al Presidente de la Sociedad Geográfica de. Lima. Montesinos (Fernando.) —MEMORIAS ANTIGUAS, HISTORIALES Y POLÍTICAS DEL PERÚ SEGUIDAS DE LAS INFORMACIONES ACERCA DEL SEÑORÍO DE LOS In- CAS HECHAS POR MANDATO D£ D. FRANCISCO DE ToLEDO, VIREY DEL PERU. —1 volúmen. [Nueva edición hecha por Márcos Jimenez de la Espada.] Ma- drid. Imprenta de Miguel Ginesta, 1882. Obsequio del Sr. D. Ernesto Mali- nouski. Orbigny (Alcide d').-—-L'HOMME AMERICAIN (DE L'AMÉRIQUE MÉRIDIONALE.) 2 volúmenes. París, Pitois Levrault et Cie., 1839. Obsequio del Dr. D. Luis Carranza. Pacheco-Zegarra (Gabino.) —OLLANTAi.—Drame en vers quechuas du temps des Incas. Texte original écrit avec les caractéres d' un alphabet phonétique —_spécial pour la langue quechua; précédé d'une Etude du Drame au point de vue de l'histoire et de la langue, suivi d'un Appendice en deux parties et d'un Vocabulaire de tous les mots contenus dans le drame, 1 volúmen. París, Mai- ene de. Cie. MDCCCLXXVITI. Obsequio del Dr. D). José Mariano Ma- cedo. ———OLLANTAY.—Drama en verso quechua del tiempo de los Incas, traducido de la lengua quechua al francés. Versión española por G+.** 1 volúmen. Madrid. Bi- blioteca Universal. 1886. Obsequio del Dr. D. José M. Macedo. ——-ALPHABET PHONÉTIQUE DE LA LANGUE QUECHUA.—Ménmoire lu au Congrés des Américanistes. 1 volúmen. Nancy, G. Crépin-Leblond. 1875. Obsequio: : del Dr. D. José M. Macedo. ——GUERRE DECLARÉE AU PEROU ET A LA BOLIVIE PAR Lg CHILI.—Causes-Do- cuments-Commentaires, 1 volúmen. París. 1879. Obsequio del autor. ) “ Paz-Soldan (Mariano Felipe.)-Peru Y BOLIVIA EN SUS RELACIONES POLÍTI- CO-COMERCIALEs.--—Folleto. Lima: Imprenta de «L1 Opinión Nacional.» 1878. Pinto (Víctor F.) y Oyanguren (Enrique S.)-—EsTADISTICA ESCOLAR DE LA RePUBLICA.—Anexo á la Memoria del Ministerio de Justicia. Lima, Torres Aguirre, 1890. Obsequio del Ministerio. Relación DEL ULTIMO VIAJE AL EsTRECHO DE MAGALLANES DE LA FRAGATA DES. M, SanTa MArrA DE LA CRBEZA, EN LOS AÑOS 1785 Y 1786.--Tra- bajada de orden del Rey —1 volúmen. Madrid. MDCCLXXXVLII. Viuda de Ibarra, hijos y C2. Obsequio de la imprenta de «El Comercio.» Rodriguez (P. M.).—CoMPENDIO DE LA HISTORIA DEL PERU.--Folleto. Lima. Benito Gil. 1888. Obsequio del Dr. D. Luis Carranza. Schott (C. A.)-—DETERMINATION OF TIME BY MEANS OF THE TRANSIT-INSTRU- MENT . Obsequio de D. José Cae Bernales. Sodiro (Aloisio).—Resencro CRYPTOGAMARUM VASCULARIUM.—PROVINCIE QuUITENSIS. Quití, Typis Curioe Eclesiastiquoe, 1883, Sodiro (Luis).-- OJEADA GENERAL SOBRE LA VEGETACIÓN ECUATORIANA.—Sin fecha ni Editor. Squiers (E. G.) —APUNTAMIENTOS SOBRE CENTRO AMERICA, PARTICULAR- MENTE SOBRE LOs EsTADOS DE HONDURAS Y SAN SALVADOR.-—Traducido del inglés por ua hondureno. 1 volúmen. París. [Imprenta de Gustavo Gratiot. 1856. Obsequio de la imprenta de «El Comercio.» Whiteaves (J. F.)-—-ConTrIBUTIONS TO CANADIAN PALAINTOLOGY.—1 volú- men. Montreal, Foster Browa y C.* 1889. 7 BOLETÍN Daciedad desivál Aca 1 de Lima, Tomo 1, | LIMA, LUNES 10 DE JUNIO DE 1891 NUM. 3 ] Un paseo al fondo del Atlántico. IV. En el Océano el reino vegetal está representado .por las al. gas, cuyas especies conocidas pasan de mil quinientas y forman verdaderas praderas submarinas de una variedad infinita, estando adheridas al suelo por medio de unas garfas que tienen, como por raíces efectivas. En algunos parajes esas plantas crecen has- ta la altura de diez metros, mientras que en otros son liliputien- ses: unas estan cubiertas de un tinte sombrío; otras hacen ondu- lar al capricho de las corrientes sus delicadas ramas, pintadas de rosado, blanco, amarillo ó violeta, y se han descubierto algunas especies que son una maravilla en cuanto á su matíz y belleza. Cerca de las costas y en los mares poco profundos, las algas son excesivamente abundantes; pero ¿sucederá lo mismo, crece- rán también en los abismos del Atlántico? Hemos visto que la luz solar sin la cual no se concibe vegetación posible, va extin- guiéndose á medida que penetra más en el agua, y que á 400 metros de la superficie ya reina la más completa oscuridad; se puede pues asegurar, en consecuencia, que los vegetales de que hablamos no pueden vivir en las grandes profundidades. Sin em- bargo se ha creído que determinadas algas salían de esta regla. Estas algas son las que se llaman sargazos Ó uvas de los trópz- cos, y se encuentran entre las Azores y las Antillas. Ora de un amarillo pálido, semejante al metal enmohecido, ora rosadas Ó rojas, Ó ya verdes, como generalmente parecen cuando se toman en masa, estas plantas llegan 4 alcanzar dimensiones extraordi- ) BL _narias, y ha habido veces de haberse recogido algunas que tenían más de 350 metros de longitud. Hay quien ha comparado al Mar de Sargazos, que lleva tal nombre á causa de estas plantas, con una “floresta sin fin”; y en verdad que, por muy abundantes que sean bajo esas aguas, el autor de la comparación muestra tener mucha más imaginación que exactitud. Al recorrer nosotros esa región de los sargazos, los hemos visto flotar ya en haces peque- ños, ya en grandes masas; pero jamás pudimos dar con esos “es- pesos bosques”, con esas “praderas colosales” de que nos hablan ciertos autores, y que habrían ciertamente embarazado la marcha de nuestro buque. La expedición del Zalzsman no fué más felíz que nosotros: “Los sargazos”, dice Milne-Edwards, “se han pre- sentado por lo regular en poca abundancia.” ¿Serán, pues, los sargazos la excepción de la regla general, se- eún la cual no existe vegetación alguna allí donde no penetra la luz solar, naciendo realmente en las profundidades del Océano? Así se creía antes y también lo repetimos nosotros: se pensaba que las plantas que subían á la superficie habían vivido bajo las aguas antes de flotar sobre la lama; pero los estudios hechos por el Zalzsman han probado la falsedad de esta teoría, pues por do- quiera que sus redes tocaban el fondo del mencionado Mar de Sargazos, jamás pudieron sacar alga Ó vegetal alguno y sí solo una Clase de limo muy :menudo, formado de partículas exi- guas de piedra pomes, mezcladas con conchitas microscópicas; de donde se deduce, como verdad inconcusa, que las vas de los tró- picos no tienen origen en el suelo submarino. Pero, entónces, ¿en dónde nacen? ¿Crecen y se desarrollan por su propia naturaleza en las capas superiores, Ó han sido arranca- das de las costas americanas y arrastradas por las corrientes á lo largo de esas regiones océanicas? M. Milne-Edwards, después de haberse convencido de que los sargazos están privados de órganos de reproducción, aunque sus ramas terminales se encuentran siempre en constante crecimien- to, afirma que viven estas plantas como lo harían ciertos vásta- gos vegetales errantes de una vitalidad extrema. “Sus hojas”, dice, ““se desenvuelven sucesivamente, pero la reproducción en su esta- do pelásgico, ó sea en el período de su generación, no existe absolutamente, y las plantas que se encuentran bogando en los mares no son sino esos vástagos desprendidos de cualquier playa le los vecinos continentes. (1) Así, pues, los sargazos no son algas que toman su orígen en (1) Milne-Edwards, 1 Expedition du TaLISMAN, pág. 26. ( 7: E . CA ¡AA AM >” 0: A las profundidades marinas; y para explicar su existencia á lo lar- go de las Azores, es indispensable admitir que son llevados allí por las corrientes y que si se desarrollan no se reproducen. Lo que llevamos dicho ya, es bastante para mostrar que el mundo vegetal sub-atlántico no carece ni de abundancia ni de variedad; por otra parte, también se encuentra allí la vida bajo formas menos rudimentales, y los c%a/u«fs han podido sacar de los abismos esponjas y corales. Las esponjas respiran á su modo: por orificios más ó menos pequeños, llamados foros 2nhalantes, aspiran el agua llena de elementos vitales, y la exhalan por otros agujerillos de mayor di- mensión que se llaman óscu/os; mo son agenas á ciertas sensacio- nes ni dejan de moverse hasta cierto punto. “Las esponjas”, ha dicho Mr. Perrier, “abren y cierran sus ósculos, según su volun- tad; pueden hincharse y contraerse más ó menos por sí mismas, y (como sucede con todos los seres que muestran actividad cons- tante de volición en los elementos que los constituyen, y les dan cierto carácter animal) tienen, si se nos permite la frase, una es- pecie de conciencia común. La individualidad de los órganos ce- lulares, tan heterogénea en otro género de esponjas calcáreas, es- tá pues determinada en la gerarquía superior, hasta el punto de formar, por tal causa, una clase ó raza aparte: la de la esponja propiamente dicha.” Se encuentran esponjas sin esqueleto, cuyo organismo lo forma cierta materia glutinosa; hay otras que tienen un tejido fibroso y aún pétreo, compuesto de partículas sólidas llamadas spiculus, cuya existencia solo puede comprobarse con la ayuda del microscopio, y cuya naturaleza es calcárea ó silícea. Parece que las esponjas de esqueleto calcáreo son las que se encuentran únicamente en la fauna del litoral, pues según M. Filbol, “nin- guna de las representantes de la especie ha sido sacada de una hondura mayor de 450 brazas. Al contrario, las de esqueleto si- líceo viven en los mayores abismos: el Zalzsman las ha recogido en las costas de Marruecos, cerca de las islas del Cabo-Verde, y á lo largo de las Azores, en profundidades de 800, de 2,000, de 3.000 y hasta de 3,665 metros. Después de las esponjas tienen su lugar respectivo los corales. Los antiguos no veían en el coral sino una piedra más ó me- nos fina: solo á principios del pasado siglo, algunos sabios, como . Tournefort, por ejemplo, llegaron á considerarlo como una plan- ta del mar; y aún creían que ésta solía cubrirse de flores. Hoy ya sabemos que esas flores maravillosas no son más que anima- les, en forma de tubos gelatinosos provistos de una boca, que es- ) — Y —= tá á su vez rodeada de ciertos temtaculos contractivos con los cuales pueden morder su presa. Los huevos, según M. Lacase- Duthiers, dan orígen á larvas ovoides, cubiertas de pestañas y que nadan para atrás á pequeños saltos; y solamente después de largo tiempo llegan á fijarse dichas larvas, hasta cambiar del todo y producir otros botones de donde salen nuevos pólipos. El tronco de la colonia, es decir la materia pétrea, que vulgarmente llamamos coral, se halla cubierto de una especie de corteza viva, cada una de cuyas pequeñas cavidades ofrece el nicho de un pó- lipo. (2) | | El coral rojo del Mediterráneo es raro en el Atlántico, por más que el Zal¿smarn pudo encontrarlo en las cercanías del Cabo Verde. Sin embargo, el Sa e de que hablamos cuenta con mu- chas y muy extensas colonias madrepóricas, y aunque un gran nú- mero de criaderos coralíferos no se establecen sino cerca de la superficie, otros pueden crecer y desarrollarse en fondos mucho mayores. Conocemos especies que viven á 2,000 metros de pro- fundidad. Se ha notado que ciertos corales despiden una luz suave, de efecto sorprendente, y que los fenómenos de fosforescencia no son, por otra parte, raros dentro de las aguas; asi es que si la tierra puede ofrecer á nuestra contemplación cuadros admirables, las misteriosas florestas de los mares, compuestas de plantas anima- das cubiertas de flores vivientes, tienen sin duda su belleza, me- nos brillante acaso, pero no menos seductora. Entre los coralíferos, debemos mencionar las axzémoras marl- nas, pólipos de cuerpo blando, entre las cuales unas son sedenta- rias y Otras nómades. La anémona de mar es de aspecto inofen- sivo, aunque está provista de tentáculos, desde cuyo centro es- grime á su voluntad una hoja armada de agudos dientes infiltra- dos de un líquido venenoso. Vedla sobre una roca: la podríamos tomar por una flor; pero, que cualquier animálculo se acerque á tocarla, ella lo rodea y lo sofoca en sus brazos, para precipitarlo en seguida á su estómago. Cuán «extraño animal es la anémona! Al cortarla transversal- mente en dos, no se la mata. La parte inferior se alarga al cabo de pocos días y se cubre de tentáculos. “En cuanto á la parte su- perior”, dice M. Filhol, “llega á experimentar los cambios más sorprendentes, los que resultan de su nueva configuración: quiere continuar como antes devorando sus presas, cogiéndolas con sus tentáculos; pero en este caso, á medida que las traga, siente que (2) Filhol, La vie au fond des mers, pág, 263. ( - NA se le escapan por la parte inferior. Este estado de cosas que hace de la anémona un viviente tonel de las Danaidas, no dura mucho tiempo: la abertura inferior se contrae poco á poco hasta cerrar- se, y muchas veces llega también á transformarse en una espe- cie de boca. Si sucede esta última metamórfosis, la anémona, después de asir su presa, cierra sus dos orificios bocales, para es- tar segura de que no se le escape. Ya se creería que con esta nueva configuración, merced á la cual la anémona cuenta con dos bocas provistas de tentáculos, en vez de una, para hacer sus presas, quedaría satisfecha. No pasa nada de eso, sin embargo, y su constante tendencia consiste en volver á tomar su forma pri- mitiva. Así, al cabo de algún tiempo, se produce un fenómeno rarísimo; y es una cintura que aphrece al medio del cuerpo, y que va contrayéndose poco á poco, hasta acabar por dividir el animal en dos seres independientes y perfectamente constituí- dos.” (1) Se encuentran anémonas en las mayores honduras y el 7alzs- man las ha pescado hasta 4 4,000 metros de profundidad: unas se parecen á las de nuestras costas, otras reciben modificaciones considerables, bajo la influencia del centro en que viven. Estas últimas no poseen tentáculos y tienen que contentarse, en mate- ria de alimentación, con los animálculos que las olas casualmen- «te les suministran. Entonces ¿tendrán siempre con que nutrirse? Me figuro que algunas veces llegan á ayunar mientras vuelven los días de abundancia; y sus estómagos largo tiempo vacíos, se llenan en tal caso hasta reventar. El mar es pues una nodriza ca- prichosa: ora los habitantes de las aguas no tienen más que abrir la boca para hallar á su paso suculentas comidas; ora se desarro- llan en sus abismos las terribles escenas causadas por el ham- bre. Imposible nos es tratar de todos los seres que habitan en el fondo del océano. Sin embargo, mencionemos ligeramente las medusas de muy notables formas y de una poderosa fosforescen- cla que se encuentran en su seno; los equinodermos de infinito número, entre los cuales es preciso citar las admirables estrellas de mar, cuyo color rojo anaranjado es muy hermoso; las elegan- tes crinordes y las holoturias de vivísimos matices. Los gusanos pululan tanto en el fondo marino como en la costa, y entre ellos existen algunas bellísimas especies: el exxzce,, "por ejemplo, es una de las muestras más bellas de la fauna sub- marina. M. de OQuatrefages, después de haber descrito este mi- (1) Filhol, obra citada, págs. 248 y 249, _— E — croscópico gusanillo, cuyo cuerpo brilla con las más sorprenden- tes luces y que ostenta sobre sus agallas una especie de pena- cho deslumbrador, añade: “no hay un animal que pueda dispu- tarle el premio de la belleza; y el peto del coleóptero más precio- so: las vistosas alas de la mariposa, y el cuello tornasolado del colibrí, palidecen ante esos luceros que corren como lampos, ilu- minando sus anillos, sus doradas escamas y sus franjas de ám- bar y de coral” Pero el exnzce es ciego, mientras que otros axéll- dos tienen ojos hasta en los últimos segmentos de su cuerpo; á pesar de eso, posee una fosforescencia poderosa muy notable. Los moluscos abundan en el Atlántico, pero los que viven en las profundidades no se parecen generalmente á los de la super- ficie: unos vagan bajo las agf1as, mientras los dentales por ejem- plo, sumerjen una parte del cuerpo en el limo y otros se esta- blecen sobre las piedras. Los chaluts del Talisman han sacado de los mayores fondos muchas especies enteramente desconoci- das hasta aquí. Los crustáceos son los bandidos del mar: bien armados y cu- biertos de una coraza peculiar, y además de carácter esencial- mente belicoso, se dice que devoran todo lo que cae en sus ga- rras; los lobos no se comen entre ellos, mas los crustáceos no tienen esta cortesía. Me acuerdo de haber encerrado en una caja una treintena de ellos: pelearon toda la noche y á la mañana si- guiente no se veía sobre el campo de batalla más que patas que- bradas y fracturadas conchas: los más fuertes habían devorado á los más débiles. Estos amorosos animales viven en las costas, y también en las mayores profundidades, y muchas de sus especies están dotadas de colores vivos: casi todas poseen ojos bien de- sarrollados. Cada uno de los ojos del ¿atzmomzo gigante, presen- ta á nuestra contemplación hasta 4.000 fases distintas, y la ma- yor parte le los crustáceos despiden por lo común luces fosfo- rescentes. Muchos se han visto que lanzan, cuando se encuen- tran irritados, verdaderos rayos de fuego; otros tienen, como ciertos pescados, ojos luminosos de un resplandor incomparable, Ó bien poseen placas resplandecientes que alumbran la senda que siguen bajo las aguas. Se han encontrado en honduras con- siderables algunas especies conocidas hasta aquí, pero sólo en estado fósil. Todos esos animales nacen, viven y mueren en el abismo acuático. Medusas, estrellas de mar, anélidos, moluscos, crustá- ceos, pueblan el lecho del Atlántico de ejércitos innumerables. A la pálida luz de las fosforescencias submarinas, ya cambian de lugar Ó se A estacionarios, ya la tranquilidad de los vas- ER E tos mares está incesantemente turbada por el fragor de sus com- bates. Pero pasemos á hablar de los pescados. También los abismos del océano se hallan poblados de legio- nes innumerables de peces: El Zalzsman, en una sola redada, pudo sacar 1031 de una profundidad de 450 metros. Mas abajo, acaso son menos numerosos; pero se cojen siempre abundante- mente aun en profundidades mayores. Los pescados que viven en los valles oscuros, cubiertos por una capa de agua de más de 2000 metros de volúmen, tienen formas muy especiales y por lo comun muy antipáticas; sin embargo de que su organización es semejante á la de sus congéneres de la superficie; pero care- cen de vezzga natatorza. Los pescados que tienen tal vejiga pa- rece que no descienden más allá de 1500 4 1800 metros. Las aletas de algunos se transforman en órganos de exploración, y son fibras más Ó menos largas que les sirven para examinar el limo y ver si contiene alguna presa Ó enemigo suyo. Los órganos dentales son muy desarrollados en los habitantes de las profundidades, pues como carecen de vejetales en absolu- to, se encuentran naturalmente apercibidos á la lucha contra los seres vivientes de que se alimentan. Se creería no encontrar más que peces ciegos en los abismos donde jamas llega la luz del sol. El ambliopo (a2:blyopzs) de las cavernas de los Estados Unidos (mammouth cave) ha perdi- do los órganos visuales; pero los ch%alsfs no han sacado hasta aquí, ni aun 4 5000 metros de profundidad, sino pescados de ojos enteramente normales. “La vista”, dice M. Filhol,” en los pescados que habitan en la oscuridad completa, nos parece im- posible de explicarse á priori; pero este hecho hallará su natu- ral razon de ser cuando se reconozca que los animales de que tratamos están cubiertos de un mucus luminoso ó tienen placas fosforescentes. Esta fosforescencia les sirve á los pescados de los profundos, ya para alumbrar su camino ya para atraer sus pre- sas, como suele servir en caso análogo una antorcha en manos de un pescador; y hace mucho tiempo que esta particularidad ha sido notada en los pescados de la superficie que cazan sus pre- sas durante la noche. “Así, Bennet nos da á conocer una especie de tiburones nota- bles por la fosforescencia de un color verde brillante, que se le desprende de toda la parte inferior del cuerpo. Un dia este sa- bio zoólogo pudo encerrar un acuático de estos que acababa de ser cogido, em un cuarto oscuro; é inmediatamente se iluminó con la luz que despedia del cuerpo. Muy probable es que las diversas especies de esos tiburones que solo viven en honduras ) _— 88 — mayores de 1000 4 2000 metros sepan, como la especie á que Bennet se refiere, utilizar la luz natural que tienen, para atraer y en seguida perseguir á los animales inferiores de que se ali- mentan. «Preciso es buscar la causa de ese mucus, impregnado de un poder tal de fosforescencia luminosa, en los Órganos glandulo- sos de que abundan los costados, la cola, la cabeza y en fin, has- ta el lomo de estos animales; pero otros poseen, fuera de estas. folículas glandulosas, aparatos de distinta naturaleza que igual- mente les sirven para producir luz: tales aparatos consisten en una especie de lente biconvexo y translúcido que encierra por delante una cámara llena de fluido transparente. Así constituí- das las placas fosforescentest estan colocadas ya bajo los ojos, ya en los costados del cuerpo.” (1) Pero todos los peces de que hemos hablado no tienen una misma fosforescencia, y aun conocemos especies que parecen privadas de ese poder y que sin duda se contentan con la luz que ' les prestan sus vecinos, | Ya hemos dicho que los peces que moran en los abismos ma- rítimos ofrecen un singular aspecto: parece que la naturaleza no ha hecho esfuerzo alguno para embellecerlos; sus colores son sombríos y todos tienen enormes bocas. Citemos, entre otros, el cuprarinx pelecanoides, cogido de 1400 á 2300 m, bajo la su- perficie, cuyo cuerpo largo y delgado, si bien remata en una ca- beza muy pequeña, lleva en el fondo de su boca desmesurada una especie de buche amplio, parecido al del pelícano, para guar- dar sus provisiones, Otro, el antennarzus marmoratus, tiene una forma tan rara que casi es imposible describirlo; solo un graba- do podría darnos alguna idea de su cabeza torcida, de su cuerpo deforme y de sus curiosas aletas natatorias. No hay duda pues que el mar abriga una preciosa colección de mónstruos. Es digno de notar que estos seres, entre los cuales unos pa- san su existencia en el acecho, otros se agitan incesantemente entre las aguas, cazando, mordiendo y devorando su presa ordi- naria, si es que á su vez no son ellos los cazados, mordidos y devorados, vivan bajo presiones á cual más enorme. Algunas especies son pescadas hasta de 3000 metros de profundidad. “La explicación de este fenómeno tan singular consiste en que £stos peces que hallamos á 3000 metros, no habitan continua- mente una misma zona submarina: ya suben á la superficie, . ya descienden sucesivamente á mayores profundidades, realizando (1) Filhol, La vie au fond des mers, págs. 86 y 87. ( as EN estas excursiones de una manera tan suave que. sufren gradual- mente las presiones y depresiones. (1) Esta adaptación del or- ganismo á centros tan diferentes, merece fijar nuestra atención: es una ley de la naturaleza; pues, aun sobre la haz de la tierra la especie humana y muchas-otras animadas habitan simultá- neamente las costas del Océano y las alturas que se hallan 4 dos, tres y hasta cuatro mil metros de elevación sobre su nivel. (2) v. Acabamos de indicar rápidamente las notables conquistas al canzadas hasta aquí por los sondeos; sin embargo, el océano no ha revelado aún todos sus secreto y probablemente no los reve- lará jamás. Natural es suponer que en los abismos del mar se alimenten mónstruos de grandes dimensiones, siempre dispues- tos á burlarse de cuantas redes imaginables se les eche, por pode- rosas que sean; seres nunca vistos, extraños animales de formas raras y proporciones colosales. Testigo de ello aquel gigante pul- po que la tripulación del 4/ecton se propuso cazar, aunque en vano, en 1861. Este hermoso vapor, de 120 caballos de fuerza, que se dirigía de Tolón á Cayena, apenas salía con un viento próspero del Me- diterráneo hácia el Atlántico, cuando uno de los marineros vino á decirle al capitan que el vigía señalaba por babor un objeto muy extraño. —Es una lancha encallada, decían algunos. —Tiene el color rojo y se parece á un caballo muerto, dijeron otros. ] | —+Es un gran fardo de hierbas. —+Es una barrica inmensa. —Nó, es un animal, se ven las patas! exclamaban los más. “Y o acudí inmediatamente, ” dice el comandante del 4/ecton, (3) “á ver elobjeto en cuestión, tan diferentemente juzgado, y pude reconocer en él al pu/po gigante, cuya existencia tantas veces con- trovertida, parecía ya relegada al dominio de la fábula. Tenía, pues, en mi presencia á uno de esos seres extraordinarios queel mar des- pide en ocasiones de sus antros como para desafiar á los natura- listas. Era la ocasión muy inesperada y muy propicia para no darme tentación y no resolverme inmediatamente á apoderarm: del mónstruo con el objeto de poder examinarlo de cerca. Al $7 Filhol, obra citada, pág. 111 y 112. 2) Ananea, en Sandia, provincia peruana, está á más de 5000 metros [N, del Trad:) (3) La Guayane francaise, págs. 20 y siguientes, ) NS punto todos se pusieron en movimiento á bordo: se cargaron los fusiles, se cogieron los harpones, se prepararon las cuerdas de nu- do corredizo y en fin todos los aprestos para esta pesca descono- cida. “Desgraciadamente siendo la marejada sumamente fuerte, al tomarnos de través, le daba al 4/ector balances tan descompasa- dos, que embarazaban sus evoluciones, mientras que el animal que se mostraba siempre á flor de agua, se alejaba como por ins- tinto y parecía huir de la nave. Despues de algunas arremetidas que nos permitieron darle como unos veinte balazos, á los cuales parecía insensible el pulpo, logré, en un momento dado, aproxi1- marme al costado de él tan cerca que pude arrojarle mi formida- ble harpon, provisto de su respectiva cuerda corrediza; y ya nos disponíamos á multiplicar la longitud de ésta, cuando un movi- miento violento del mónstruo, Ó de la nave, hizo desprenderse el harpon que mal podía arraigarse bien en esa piel dura y co- rreosa; no obstante, un pedazo de la cola en que se hubo enreda- do la cuerda, llegó 4 desgarrarse y pudimos examinar á bordo un fragmento de ella. “Habiendo visto al mónstruo de muy cerca repetidas veces, me es fácil hacer su descripción: es un pulpo prodigioso, de diecio- cho piés aproximadamente de la cola 4 la cabeza; y ésta que tie- ne la forma de pico de loro, está cubierta de ocho brazos de cin- co á seis piés de largo; tiene un color rojo oscuro y ojos verdus- cos del tamaño de un plato ordinario. En cuanto al aspecto de este acuático colosal, es repugnante y terrible. “Oficiales y marineros me pedían permiso para lanzar un bote y tratar otra vez de enredar al animal para izarlo á bordo; y tal vez hubieran realizado sus deseos- si yo hubiese cedido á ellos. Pero temí que en uno de esos encuentros, cuerpo á cuerpo, arro- jara el pulpo uno de sus enormes brazos armados de ventosas contra el bote, lo hiciera volcar y sofocara 4 mis hombres entre sus horribles garras, saturadas, segun se dice, de un fluido eléctri- co y paralizador. No podía, pues, exponer la vida de esos hom- bres por satisfacer la vana curiosidad; tuve que arrojar de mi mis- mo esa fiebre ardiente que se había apoderado de todos en esa per- secución encarnizada, y decidí abandonar sobre las olas al mutila- do mónstruo, el cual, aunque ya en fuga, no parecía dotado de ¿gran velocidad en sus evoluciones; pues cuando llegábamos has- ta él, se sumergía algunas brazas y aparecía al costado opuesto del barco. | “El fragmento de cola que casualmente pudimos arrebatarle pesaba una arroba y cuarto y estaba compuesta de una sustancia ( — 91 — blanda que despedía fuerte olor 4 almizcle; aunque en la parte co- rrespondiente á la espina dorsal empezaba á notarse ya cierta du- reza. Además esta sustancia se rompía fácilmente ofreciendo en las roturas un color blanco alabastrino. Según mi cálculo, el ani- mal pesaría hasta tres toneladas, Ó sea cerca de seis mil libras: su respiración era violenta y daba como resoplidos poderosos; pero no llegué á notar que arrojaba esa especie de materia negruzca por medio de la cual logran los pulpos pequeños de Terranova esca- parse de sus perseguidores, enturbiando la transparencia de las aguas. “Desde que he visto por mis propios ojos este extraño ani- mal,” añade el Comandante del 4/ecton, “ya no me es posible cerrar la puerta de mi credulidad 2 las mas sorprendentes rela- ciones de los navegantes; y sospecho que el océano, cuya última palabra no está dicha, nos tiene aún reservados muchos de esos vástagos de razas ya extinguidas, ú otras muestras nuevas, de forma desconocida, que elabora cada día en sus antros ocultos y siempre activos, para admiración de los marinos y el asunto eter- no de las misteriosas leyendas oceánicas.” He transcrito el pasaje precedente para no ser acusado de exa- geración; pues me veo obligado á pensar, como el Comandante del 4/ecton, que el mar nos reserva todavía muchas y hermosas sorpresas. Sea de ello lo que fuere, acabamos de ver que en las profundidades del Atlántico, como en nuestros continentes, cir- cula un verdadero torrente de vida. Parece sin embargo que nuestra tierra se envejece singular- mente, y es preciso consignarlo aquí antes de terminar. La tie- rra se esteriliza; nuestros bosques ya no tienen el vigor de los an- tiguos, y las montañas mismas, que son como el símbolo de la suprema estabilidad, padecen las injurias del tiempo. Por otra parte, las grandes especies tienden á desaparecer entre los anima- les. ¿Dónde están los gigantes ciervos cuyos fósiles se han des- cubierto en las escavaciones de Montmartre, y ¿qué son hoy día los ciervos de nuestros bosques comparados con aquellos? Qué ha sido de los enormes mónstruos que han poblado nuestro pla- neta en los tiempos prehistóricos? Preciso es contentarse con irá los museos para encontrar solo las osamentas, exhumadas de las profundidades del suelo. Y lo que es aun más grave, la especie humana misma parece ser menos robusta, menos sana y vigoro sa que en otros tiempos. Pero lo que debe consolarnos es que al empobrecimiento de las cosas, al desmedramiento de los se- res, corresponde el grandioso desarrollo del espíritu humano, y el prodigioso ensanche del dominio del pensamiento, -—' 92 — Sabemos sin duda que los antiguos, y me refiero á los de más remota época, no carecían de inteligencia y hacían lo que ningún irracional ha hecho todavía: utilizaron la piedra y los metales pa- ra fabricar armas, se cortaban vestidos de las pieles de las fieras, sabían abrigarse bajo las rocas, antes de poder construir ciudades lacustres y edificar grandes casas, y encontraban su ordinario sustento en la caza y la pesca primero, y después en el seno de la madre tierra que aprendieron á cultivar. Sabemos igualmente que no se hallaban desprovistos de ciertas nociones de arte, y que tenían aún idea de la otra vida, pues solían honrar á los muertos, ofreciéndoles provisiones para el gran viaje, y...apesar de to- do, es evidente que ese hombre de las edades pasadas solo estu- vo absorbido por los cuidadog de la vida material y por las nece- sidades cuotidianas de la lucha por la existencia. Con los tiempos apareció la verdadera vida intelectual, habién- dose elevado el espíritu humano á las más altas y nobles aspira- ciones, y hoy día el hombre civilizado no sabría conformarse con lo que bastaba á satisfacer á sus antepasados. Que siga, pues, su camino; que pida á la ciencia todo lo que ella puede concederle; que vaya siempre adelante y suba mas alto, para llegar al fin has- ta la causa primera de cuyo seno brota á torrentes la savia de la vida. FIN. (Trad. de la Revue de la Société de Géographie de Tours, por G. P-Z.) —— ——_—_—_____— Vientos. Estudio del Sr. Raimondi. - La justa cuanto entusiasta acogida con que ha sido recibido por todos los lectores consagrados á este genero de investigacio- nes, el Fenómeno llamado El Pintor, monografía de este eminente autor, nos induce á publicar los siguientes apuntes que, con el tí- tulo de Vzentos, se encuentran en su valioso archivo. Xx 3. + Pocas regiones del globo, si no es ninguna, gozan de una at- mósfera tan suave y safquita como la costa del Perú. Nose co- — 93 -- nocen aquí aquellos fuertes ventarrones, ni temibles tempesta- des, ni los peligrosos ciclones que levantan las tejas y á veces el mismo techado de las casas, desarraigan corpulentos árboles y llevan la ruina y la destrucción á todo lo que encuentran en su pasaje, como sucede en otras partes de las regiones tropicales. Según el Capitán de Navío de la Armada Española, desde los 192 de Lat. S. hasta el trópico de Capricornio, en la inmediación de la costa, es en toda estación constante la brisa del SSE. al SSO. Esta brisa cede de noche, inclinándose hacia tierra. A las 20 leguas al O. de la costa es constante, y á medida que se aleja al Occidente á la distancia de 20 á 100 leguas, la bri- sa se confirma más por el SSE.; y desde 100 leguas más adelan- te se plega con variedad al SE. y F¿SE. Como se vé el capitán Colmenares no hace mención del vien- to N. que sopla en la costa del Perú, aunque con poca constan- cia, pero con cierta frecuencia en la estación de invierno; en cambio nos proporciona algunos datos relativos á la dirección de los vientos á cierta distancia de tierra. (1) Desde la salida del sol, el arenoso terreno de la costa del Pe- rú, herido por sus rayos, empieza á calentarse, pero al mismo tiempo se calienta también el aire en contacto con el suelo, y dilatándose este último por la acción del calor, dá lugar á una corriente de aire ascendente. Hacia las 9 ó 10 de la mañana, esta corriente de aire es yá bastante fuerte para dejar una especie de vacío sobre la costa in- mediata. Entónces para restablecer el equilibrio en la atmósfera, se vá produciendo poco á poco una corriente de aspiración del aire del mar hacia la tierra; y la atmósfera que poco antes se ha- llaba en completa calma empieza á agitarse, moviéndose el aire hacia la tierra para rellenar el vacío producido por la dilatación del aire calentado. De este modo se establece la brisa de mar que lleva la frescura 4 la abrazada costa del Perú. Pero el equilibrio no sería completo, si no fuera reemplazado el aire que en la región baja se dirije del mar hacia la tierra. Es- to se verifica por medio de la corriente ascendente del aire dila- tado, el que llegado á cierta altura se enfría y dá lugar en la re- gión elevada á otra corriente que se dirije en sentido contrario, de la tierra hacia el mar. Al ponerse el sol el fenómeno se invierte, puesto que por la, irradiación nocturna la tierra se enfría más que el mar, y de con- >, (1) «Derrotero general del Callao á los puertos é islas de las costas de Chile hasta Chiloé y regreso», por el Capitán de Navío de la Armada Española José Colmenares, encargado de la ratificación de las costas del Perú y Chile, en los años 1802-1805, ) A E siguiente hácia las 9 Ó 10 de la noche, después de un período de calma de dos ó tres horas, el aire, dirigiéndose siempre, en la parte baja, de la región más fría á la más cálida, produce una corriente de la tierra hácia el mar; esto es, la brisa de tierra que dura toda la noche hasta el amanecer, hora en que la at- mósfera entra nuevamente en calma, repitiéndose más tarde e fenómeno arriba descrito. Las brisas de mar y de tierra son conocidas por los marinos peruanos con los nombres de vzrazón y terral, soplando la vira- zón, según el inteligente Capitán de Navío de la Armada Na- cional D. Aurelio García y García (1) entre el SE. y el SSO. y el terral del SE, al ESE. Los vientos más constantes y de más fuerza, son entre SE. y SSE..,, Entre los lugares de la costa del Perú, donde soplan los vien- tos con más fuerza, se cuentan el Cabo Blanco y sus inmedia- ciones. Sopla viento muy fresco después de las 11 ó las 12, en las ra- das de Pacasmayo y Malabrigo. En la isla de Macabi los vientos soplan durante el día del S. á SSE. y durante la noche del SE. á E. En las islas de Guañape son en general bastante constantes las brisas del segundo cuadrante, las que son frescas; pero en los me- ses de Abril 4 Junio, según el Derrotero del señor García y Gat- cía, aumentan de violencia, crece la marejada y se hace difícil la comunicación entre las islas por medio de embarcaciones me- nores. También se experimenta una brisa muy fresca, después de me- dio día, en Chao, bahía de Casma, Huarmey y Chancay. - En Pisco, desde las 11 a. m. hasta ponerse el sol, sopla ge- neralmente un fuerte viento del Sur, llamado por los habitantes del lugar paraca, siendo.este nombre el del punto de donde pro- cede. La paraca empieza comunmente desde las 11 del día y du- ra hasta ponerse el sol. Cuando este viento viene con fuerza, se hace preciso suspender el trabajo en el puerto, pues no pueden transitar las pequeñas embarcaciones; y en las islas de Chincha en la época de la explotación del guano, se levantaba una polva- reda de este abono, que oscurecía la atmósfera. En el puerto de Caballos, á las 10 de la mañana, soplan unas ventolinas variables que favorecen la entrada, pero más tarde empieza un fuerte viento del S. con violentas ráfagas. De lo dicho se deduce que los vientos de SSO, al ESE. son (1) «Derrotero de la costa del Perú» por Aurelio García y García, Capitán de Navío de la Armada Naoronal.—2* ed., pág. 5. va A constantes en la costa del Perú en todo el año, y que tanto por este carácter como por su dirección media al SE. deben conside- rarse como vientos alisios, modificados en brisas de mar y de tie- rra, por la cercanía de la costa. Desde la latitud de Lambayeque, poco más ó menos, la cordi- - Mera que sirve de línea divisoria de las aguas que van al Pacífico de las que bajan al Atlántico, siendo muy baja, sucede que en algunos años excepcionales el viento alisio del SE. que sopla so- bre el Atlántico, atraviesa dicha“barrera y viene derramando por medio de copiosas lluvias en la región N. del Perú, los vapores acuosos recogidos en su pasaje sobre dicho mar. En estas raras ocasiones, entre las que median á veces perío- dos de cuatro, cinco y más años, aquellos áridos y calcinados te- rrenos se cubren de improviso de un manto de verdura y propor- cionan á los habitantes del lugar buen pasto para sus animales y abundantes cosechas en sus cultivos. Pasando ahora al viento N. de la costa del Perú, hé aquí lo que dice el capitan Fitzroy (1) “Durante el invierno, desde Abril hasta Agosto, se puede espe- rar con frecuencia ligeras brisas del N. que son generalmente acompañadas de espesas neblinas y un cielo bajo y sombrío; mas raramente en verano se encuentran semejantes circunstancias, aunque la cumbre de los cerros se halla cubierta de bruma. Según el señor García y García, (2) la brisa del N. es una ventolina que sopla en los meses de Abril 4 Agosto, esto es du- rante el invierno, en las inmediaciones de tierra hasta la distan- cia de tres ó cuatro millas. Por último el Dr. D. Hipólito Unanue que á principios de es- te siglo escribió sobre el clima de Lima, al hablar de los vientos dice: (3) que el viento N. que se experimenta en Lima, es NO. por la configuración de la costa; empieza á soplar entre una y dos de la mañana y termina comunmente de las 9 á las 10. Se- gún este sabio, aunque en todas las estaciones del año sopla al- guna vez el viento NO., su mayor frecuencia es desde el equi- noccio de Marzo al de Setiembre, que corresponde á la estación de invierno. Como se vé, todas las observaciones están de acuerdo en que el viento N. 6 NO. sopla de preferencia durante la estación de (1) «The South América Pilot.» (2) ““Derrotero de la costa del Perú.” (3) “Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en es- pecial el hombre”, por el Dr. D. Hipólito Unánue. Lima, 1806, ) == e. invierno: de donde se deduce que este viento es periódico en re- lación con las estaciones, y de consiguiente una especie de 2mo02%- - zón que sopla solamente durante pocas horas en algunos días. A CALAMA _ Alta planicie del Beni. Debemos á la atención del Coronel Sr. José M. Pando, distingui- dojefe del ejército boliviano, el interesante artículo sobre las re- giones del Beni que publicamos á continuación. El Sr. Pando que con tanta honra combatió en el Campo de la Alianza, es probable que en lo futuro presente con tanto orgu- llo sus trabajos de explorador de la alta hoya del Madera, como la noble foja de sus servicios militares, consagrados á la defensa de su pátria. La expedición que ha emprendido por aquella zona del territorio Perú-boliviano, tan rica como desconocida, arroja nueva luz res- pecto á la parte más interesante de su topografía y de la nevega- ción del Beni, Madre de Dios (Amarumayo) y del Alto Madera. * * o Desde las últimas cadenas de montañas que limitan al E. la cordillera de los Andes, hasta la sierra de los Parecis, de la pro- vincia brasileña “Matogroso”, se extiende una vasta y hermosa planicie comprendida entre los 10? y 14* delat. S, que está rega- da por el río Beni y sus numerosos tributarios. Esta planicie, así por su elevación sobre el nivel del mar, como por la latitud á que se encuentra, ofrece al estudio condi- ciones especiales que permiten distinguirla, no solo de la parte montañosa de los Andes, cuyos valles insalubres son bastante - conocidos, sino también de los terrenos bajos que baña el río Madera. | La zona inferior de esta región, que principia en las Cachue- las del Madera, formadas por una prolongación de las montañas de Pacca Nova, de la yá nombrada Sierra de los Parecis (Bra- sil), se extiende al O. entre los 10” y 12* de lat, S. hasta los An- des.—Es bañada por el río Beni y sus tributarios: Hundumo, Madídi, Madre de Dios, Orton y Abuna, así como por las cabe- ceras de los rios Aquire, Púrus (alto), Yuruá y Yutahv, Esta región es, generalmente, plana, susceptible de inundarse y está cortada por una gran cantidad de arroyos de cauce sinuo= so y prolongado, en cuyas inmediaciones se desarrolla con ma- ( resi, Sa yor ventaja el precioso vegetal que produce la goma elástica. Su clima es caliente y húmedo, pero sano la mayor parte del tiem- po, salvo los meses de Marzo, Abril y Mayo, en que se presentan alguna vez casos de fiebre intermitente. La temperatura media, tomada en los meses de Diciembre, Enero y Febrero, es de 26" c, y las lluvias son abundantísimas. En el reino mineral, los productos permanecen desconocidos; solo podríamos señalar las arcillas de diferentes colores de que se sirven los indios para fabricar su menaje de cocina. El reino animal está representado por una gran variedad de peces, de tortugas, lagartos, serpientes, aves, insectos y cuadrúpe- dos de diferentes especies. En el reino vegetal, sus extensísimas florestas ofrecen gran va- riedad de maderas propias para todo género de trabajos de eba- nistería, de construcción, tintorería, etc.; palmeras de innumera- bles especies; plantas textiles, tóxicas y medicinales; frutos muy sabrosos y flores de extraordinario perfume. Pero la planta propia de esa región es la S?p%orza, de la fami- lia de las Euforbiáceas, cuyo jugo lechoso, condensado al humo, constituye el valioso producto conocido en el comercio con el nombre de goma elástica. Esta preciosa planta, de grande altura y vistoso ramaje, se presenta en grupos de cien á quinientos ejemplares, sobre los arroyos y en los terrenos más bajos; allí, .medra la planta extraordinariamente, y más aún, en los terrenos inundables donde existe el inconveniente de la destrucción com- pleta de los vástagos que se crían en sus inmediaciones. Cada grupo de 150 árboles, término medio, constituye una estrada, palabra del portugués, que significa vía y que se ha admitido en la industria gomera para nombrar el sendero que es necesario abrir para acercarse á cada planta. El trabajo de explotación con- siste en practicar una incisión de dos centímetros de longitud en uno ó más puntos de la corteza del tronco y en recoger el jugo lechoso que destila en la mañana, para condensarlo al humo. Es- te trabajo, que no exije esfuerzo, y que ocupa seis á siete horas al día, produce el siguiente resultado: un peón, medianamente activo, pica 150 árboles y obtiene un producto de 5 kilogramos de goma elástica por día; calcúlese, ahora, la suma que represen- ta ese producto. En esa misma zona se encuentra con abundancia el cacao y en sus terrenos se cultiva la caña de azúcar, el arroz, la yuca y el maíz, con resultado siempre ventajoso. La agricultura se limi- ta á las necesidades del consumo de cada establecimiento indus- trial y se observa que no hay tendencia Bea la colonización. 2,0 — 98 — Se púede calcular en: 5,000 almas la población de los ríos Beni y Madre de Dios, contándose entre los industriales, personas de ilustración, energía y espíritu progresista. Las tribus de salvajes que se encuentran sobre esa región son, principalmente, los Ca- ripunas, en las inmediaciones del Abuná; los 4raonas y Pa- cauaras, entre el Aquíre y el Madre de Dios; los Zoromonas y _Uacanaguas, entre éste y el Madídi, y por último, los feroces Guarayos que se extienden hasta los valles occidentales. El dia- lecto que hablan unos y otros es, casi generalmente, el tacana, más Ó menos alterado. | A A los 12” de lat. S., la naturaleza principia á cambiar sensl- blemente. La preciosa planta gomera deja de presentarse lozana y vigorosa y ofrece raros éjemplares de una vegetación raquíti- ca, hasta que desaparece por completo. Más, sobre esa misma la- titud comienzan á presentarse los pajonales, como grandes islas. en medio de la selva. | | | | 0 Es incalculable la cantidad de ganado que ahora mismo se: cría en las dehezas naturales del Beni. PS | Los pajonales se presentan, hacia la parte occidental, en man- chones de más Ó menos extensión; pero, á medida que se avan- za al E., sobre la dirección de Matogroso, ellos se hacen más contínuos y ofrecen á la vista campos extensísimos cubiertos de pastos de variadas especies, los más propios para la cría de gana- . do vacuno y caballar. E | aa Desde Isiamas, hasta los límites de la provincia de Magdale- na, hay muchos pueblos de blancos, que viven exclusivamente dedicados á la agricultura y 4 la ganadería. Las indiadas son, ge- neralmente, de carácter dócil, aptas para el trabajo de remo y poco para la agricultura. | a No se conoce minerales de oro sino en las comarcas de Santa Rosa y San Simón, situadas sobre el río Iteñez. | Productos agrícolas se encuentran de toda especie, y, en las selvas, la quina, el cacao, la ipecacuana, la copaiba, la vainilla, la coca silvestre y gran diversidad de plantas resinosas. ' - El clima de esta región es sano en todo tiempo; la atmósfera, aunque húmeda, se renueva sin cesar, y el terreno, si bién es uni- formemente plano, sólo se cubre de agua por momentos en la — época de las grandes lluvias. il La altura media que nos ha dado el barómetro, con relación al nivel del mar, es de 1200 piés, y las observaciones termométricas practicadas en el verano, una temperatura media de 24%.c. | Desde las Cachuelas del Madera, los ríos del Beni ofrecen una grande extensión navegable á vapor. Surcan actualmente el río ( A Beni: un vaporcito de la casa Braillard y Claussen; el Mamoré, un vapor introducido por el comerciante boliviano Sr. D. Anto- nio Chavez; el Madre de Dios, será surcado en breve tiempo por un vapor del Sr. Augusto Roca, y el Orton, por una lancha re- molcadora pedida por el Sr. Antonio Vaca Diez. El Madre de Dios es navegable en toda su extensión conocida (250 millas) y se presume que lo será, como el Beni, hasta el pié de las últimas montañas de los Andes. Después de esta región, hacia la parte de la cordillera occiden- tal, se presenta un terreno extraordinariamente accidentado y monte=ñoso, por el cual se precipitan los ríos, como torrentes, por cauces profundos y erisados de:rocas. Los valles que es pre- ciso atravesar para llegar á la alta planicie del Beni son malsa- nos y de difícil acceso. Parece que todos los males se hubieran aliado, en aquellos siniestros lugares, para oponerse al paso del explorador, Ó en defensa de la riqueza extraordinaria de sus dila- tadas llanuras. Es, sin duda, bajo semejante impresión cuando de- cía el Coronel Baltazar de La-Torre en 1873: “Parece que el Ma- dre de Dios es una ancha tumba abierta á sus exploradores.” Limitados á las estrechas proporciones de este artículo, no po- demos extendernos sobre un tema que tanto interesa á las cien- cias naturales y á la geografía. Se impone, al presente, la necesi- dad de ligar, los malogrados esfuerzos de los señores Lardener Gibbon, Fr. Bobo de Revello, General Manuel de la Guarda, y los infortunados coroneles Faustino Maldonado y Baltazar de La-Torre, con los trabajos y estudios practicados de la parte del río Beni. Toca á la Sociedad Geográfica de Lima propender á la in- mediata realización de esta idea, para la cual, no dudamos que encontrará decidida cooperación. | JosÉ M. Paxno. PI Las provincias amazónicas del Perú, como campo para la industria inglesa. El Sr. H. Guillaume, Cónsul General del Perú en Southamp- ton, ha hecho con el título precedente, una publicación en len gua inglesa; y por vía de exordio la encabeza con las líneaS siguientes: “Como respuesta á las muchas indagaciones que dia- riamente me dirijen los que proyectan emigrar al Amazonas, pu- a — 100 -- “blico las cartas siguientes, con las cuales me han favorecido, res- pectivamente, un caballero inglés residente en Iquitos, 4 quién corrí traslado de esas investigaciones, y una señora inglesa que en la suya hace un itinerario suscinto de su travesía desde el - Pará al Perú, sóla y por la vía del Amazonas.” Si la publica- ción que hacemos hoy de la primera carta llega á satisfacer á nuestros lectores, haremos lo mismo con el itinerario de la viaje- ra inglesa. Hu «$ Iquitos, Agosto 23 de 1889. Contestando 4 las muchas indagaciones que me dirijen mis compatriotas, respecto de las condiciones que ofrece este país á la inmigración y á las empresas comerciales, aprovecho de esta opor- tunidad para dar algunos datos referentes á región tan magnífica. Las faldas de los Andes y los valles comprendidos entre ellos, que prolongan sus límites al Este, hasta la frontera brasileña, constituyen indudablemente la parte más sana y pintoresca del continente sud-americano. Nadie que no conozca al rey de los ríos , puede formarse una idea completa de su grandiosidad, ni de las inmensas riquezas vegetales y minerales con que la natu- raleza ha querido dotar la admirable zona en que domina, La estación última á que llega la navegación, por vapor, es el punto llamado Yurimaguas, puerto sobre el Huallaga: todo trá- fico más allá de este lugar, se hace por medio de canoas. Este pueblo y el de Iquitos, constituyen los dos centros principales - del comercio, siendo el último de mucha mayor consideración. Iquitos es el primero y más importante puerto del Perú en el Amazonas y se halla situado á las orillas mismas de este río en terreno un poco elevado. El espacio que ocupa es bastante gran- de y sus casas están construídas con mucha ventilación y como- didad; es el lugar más saludable del Marañón ó Alto Amazo- nas; pues es mucho más sano que cualquiera delos lugares bal- nearios de Inglaterra. El término medio de su temperatura ordi- naria durante el año, el cual rara vez varía, puede fijarse en 82* Farenheit. Hace 20 años sólo contaba con 1,000 habitantes, hoy sube su número á 8,000, cuyas cinco sextas partes las forman naturales. de raza cruzada, siendo el resto americanos y europeos. Casi to- das las comodidades inglesas pueden obtenerse á precios bastan- te moderados, pues el comercio es muy activo y muchas merca. ( — 101 — derías importantes de fuera se cambian por caucho ó goma elás- tica, que es el producto principal de estas regiones. Como hay escasez de cuadrúpedos domésticos, y por consi- guiente de carne fresca, se subsana esta carencia con carnes con- servadas. Cualquiera que posea conocimientos prácticos de agri- cultura y del manejo de las haciendas, podría realizar en poco tiempo una gran fortuna, proveyendo al pueblo de este artículo, tanto más cuanto las condiciones para la cría del ganado vacu- no, del ovejuno, del cabrío y del porcino, son muy favorables, así como para la reproducción de las aves de corral; y es de notar que la salvaje ga//nácea que abunda en los bosques amazónicos es de infinita variedad. Las llamas y los carneros cuatricornios, se encuentran en las inmediaciones >de Moyobamba. Las tortu- gas abundan en todos los ríos, en los cuales la pesca es excelen- te, así como los bosques están atestados de cuadrúpedos mos- trencos de la raza porcina y de la venatoria, que hacen de la ca- za, juntamente que los de pluma, una ocupación enteramente provechosa. Todos los que han gustado el famoso jamón de pecarí cocido al rescoldo, enrollado en una capa de tierra amasada, como los in- dios saben prepararlo, han llegado 4 colmar probablemente aquel triste vacío, notado por Humboldt, de la buena comida, única co- sa que echaba él de menos en sus peregrinaciones por el nuevo mundo. Los bosques abundan en toda clase de ricas maderas para muebles, así como de plantas medicinales, y podemos mencionar el árbol del caucho, tan valioso hoy día, el aguano Ó maguey, la madera-carey, el cocobolo, la más preciosa madera para la eba- nistería, la huacapa, madera muy duradera, igual al lignum vitz, muchísimos otros productos y árboles frutales: la planta del añíl, la raíz del pistacho, el sapote, el mango, la piña, el coco, el guineo, árbol de delicioso fruto; la guayaba, el papau, el man- zano, la guanabana, el pero, el caimito y el maranón Ó cacha, del que se extrae un vino exquisito esencialmente purificador de la sangre. La vainilla y el marfil vegetal también se encuentran en mucha abundancia. Los naturales, cultivan también la caña de azúcar, cacao, café, maíz, mandioca, judías; pero, solo en lo que basta para las pro- visiones de sus chacras. También en. los alrededores de Iquitos, crece tabaco muy fragante, y el suelo es susceptible de producir algodón y arroz. Donde quiera se practiquen. las podas necesa- rias, podría crecer una hierba tan delicada como los mejores pas- tos de Devonshire. El río tiene condiciones perfectamente sanas, ) — 102 — así como el Huallaga, Ucayali, Chamvira, Pastaza y otros; pues las fiebres sólo predominan en aquellos ríos que tienen bajios formados por pantanos, como el Yavarí, el Napo y el Tigre. Réstanos hablar del más importante de los artículos, ó sea del artículo por excelencia, destinado por su naturaleza á ser la fuen- te de riqueza para las compañías y para los particulares, esto es, del oro. Todos los ríos que descienden de los Andes, bajan car- gados de grandes cantidades de este metal; y un ingeniero de mi- nas hace poco tiempo que me ha asegurado que podían extraer- se toneladas de oro, según su propia frase, de la superficie y en los bancos de Borja; que allí se necesita muy poco capital para trabajar con éxito las minas, y en cuanto á mí puedo asegurar que he tenido muchas veces En las manos, pepitas de oro extraí- das de la superficie, tan grandes como los huevos de la curruca. No hay, pues, duda que esta industria ofrecería hoy una esplén- dida oportunidad á cualquier compañía minera. También se en- cuentra mucho oro á poca distancia, aguas arriba del Napo. Respecto á los lavaderos de oro del Marañón, está su explota- ción justamente paralizada al presente, por la sencilla razón de que el trabajo no ha sido bastante para subvenir á los gastos oca- sionados, siendo insuficiente la labor de mano, única rutina que * se emplea aquí. Tengo la convicción que las ganancias satisfarían ampliamente el riesgo de la empresa, si se formara una compa- ñía en regla y se emplearan las máquinas modernas. La mayor hondura del agua es de seis piés más Ó menos, y como por vía de ejemplo, puedo testificar el hecho de que en el Alto Ucayali se han extraído recientemente muchos y muy ricos cuarzos car- gados de oro, y, según mis noticias, ya hay muchas personas que vienen de la costa del Pacífico á trabajar estas minas. : | Lo que precede no es más que un breve bosquejo de la varie- dad de productos derramados abundantemente por la pródiga mano de la naturaleza sobre estas favorecidas regiones. -Este país, aunque tan poco conocido hasta el día, puede ser suscepti- ble naturalmente de muchas especulaciones, (en cuyos detalles no puedo entrar en una carta como la presente), sin esperar que trás largos años de labor de zapa en que la civilización occiden- tal haga sentir su benigna influencia sobre los nobles aborígenes, dueños de este territorio, pueda rendirse tardia justicia á estas. zonas realmente maravillosas. Réstanos ahora ocuparnos del modus operandi más adecuado á que deben sujetarse los presuntos emigrantes; y por lo pronto yo no aconsejaría á ninguno el venir á este país, sin estar provis- to del capital suficiente para emprender ya sea la industria agrí- — 103 — cola ó la minera; pues ese será el mejor medio para la forma- ción de las compañías indispensables ¿ á tales empresas. Cualesquiera de las dos compañías de vapores que existen, la de Alfredo Booth ó la Cruz Roja, que trafican entre Liverpool y el Pará ó Manaos, pueden servirle convenientemente para su transporte, siendo preferible tomar el pasaje directamente para es- te último puerto inter-amazónico. De Manaos, podría seguir aguas arriba hasta Iquitos, en uno de los vapores de la Compa- ñía de Navegación del Amazonas (Amazon Steam Navigation Company.) Una vez llegado á Iquitos el inmigrante, debe tratar de tener una entrevista con el Prefecto del departamento, quien, habien- do recibido plenas instrucciones del Gobierno de Lima, en pun- to á emigrados, podrá inmediatamente colocar al recién llegado en el mejor camino para establecerse. La mayor extensión de terreno que se le concede gratuitamente, es de 120 hectáreas, que equivalen en medida inglesa á 296% acres, lo cual es muy -— suficiente y en muchos casos mayor terreno del que un agricul- tor puede cultivar por sí mismo. Los productos cortados en una época dada le obligan á inmediatas replantaciones, y desde la siem- : bra de los granos y cereales á la primera cosecha, sólo trascurre el corto período de diez semanas. Los platanales están cargados de fruto á los diez meses de haber sido plantados. Una palabra más relativa al trabajo de los naturales, ya que es imposible pensar por un momento que haya inmigrante que prescinda de la ayuda de ellos; y. desdé luego, lo mejor que ba- jo todo punto de vista debería hacer, es contar con sus propias fuerzas en todos los casos; debe, pues, preparar el terreno, - sembrar la semilla y recoger la cosecha por sí mismo; pues los escasos peones que se encuentran en ocasiones, no son suficien- tes para las exigencias del lugar, tanto más cuanto son una par- - tida.de haraganes, que, creyende hacer un favor, cobran cuatro chelines por día, por no hacer nada. Muy extraño parece que hasta hoy los europeos 1o hayan he- cho nada sério para la colonización de esta hermosa región, aun- que eso no debe sorprendernos, si-se reflexiona que es muy gran- de la ignorancia en que todos se encuentran respecto á ella. Cuántas empresas que han surgido bajo auspicios mucho menos favorables, no han sido coronadas con verdadero éxito! No vaci- lo, pues, por un momento en recomendar á todos los que se ha- llen resueltos á emigrar del viejo continente, venir á Loreto de ' preferencia á cualquier otro lugar. Los antiguos viajeros que ve- nían en busca del Dorado, no estaban por cierto lejos de él; pero J — 104 — pasaban y repasaban, cruzaban y volvían á cruzar por esta nueva tierra de promisión, sin llegar nunca á reconocerla. Cmartes H. DoLby TYLER. A SS Informe del Gobernador de Acobamba respecto á este Distrito. El Prefecto de Junín, Sr. D. Emiliano A. Carvallo, ha remi- tido 4 la Sociedad Geográfica de Lima un intererante estudio, con el título que encabeza estas líneas, hecho por D. S. Torres Vicuña, en calidad de Gobernador de uno de los distritos de aquel departamento. Esta concienzuda labor, no puede dejar de encontrar franca hospitalidad en las pájinas de nuestro Boletín, ya porque se recomienda por sí misma al paso que recomienda también á su autor, ya porque servirá de estímulo, así lo cree- mos, para que otros muchos laboriosos y dignos funcionarios nos envíen análogos estudios, que estamos seguros serán recibi- dos con interés verdadero por todos los que, conociendo la seve- ra índole de nuestra publicación, buscan en ella conocimientos y datos acaso austeros y hasta áridos, pero necesarios é indispensa- bles en todo caso para las investigaciones científicas. * E zx El distrito de Acobamba está limitado al N. y O. por el de Junín, al S. por el de Tarma y al E. por los de Chanchamayo y Vitoc, abrazando una extensión de cuarenta y dos leguas cuadradas más Ó menos. El clima de este distrito es por lo general benigno, y su tempe- ratura varía desde 8” á 20” centígrados; siendo la más fría en sus confines con el distrito de Junín, y la más calurosa en la parte que limita con los distritos de Chanchamayo y Vitoc; por esta cir- cunstancia este distrito es susceptible de todas las producciones propias de los climas frío, templado y cálido, como veremos más adelante al tratar de los diferentes pueblos y comarcas de que consta. : Los pueblos que lo componen, son: Palcamayo, al N. situado en la unión de dos quebradas que bajan de la altiplanicie de Junín; está formado por calles rectas, aunque de poco ancho, sobre la orilla de- recha del río de su nombre; y está poblado por dos mil almas poco más Ó menos, en su mayor parte indígenas. Es residencia de un Te- niente Grobernador, un Juez de Paz y un Inspector Municipal. La ( 6 policía la componen ministriles nombrados anualmente del mismo pueblo, los que, á más del servicio de policía urbana y rural, hacen el del correo oficial ó chasqui; todo por costumbre establecida de tiempos atrás. - Tiene el pueblo una Iglesia de adobes techada de tejas, que mide sesenta varas de largo por quince de ancho: su interior está bastan- te descuidado, teniendo de notable solo el coro que muestra restos de escultura hecha en madera, con columnas de orden dórico com- puesto; hay un altar mayor de yeso pintado y otros varios en com- pleto deterioro. La imagen de San Cristóval, que es el patrón del pueblo, es un buen modelo de escultura. Hay un cabildo antiguo con dos calabozos en la parte baja. Tie- ne también un edificio inconcluso para escuela y cuartel; estando terminada solo una parte, que es en la que funciona la escuela mu- nicipal de varones, á la que asisten por término medio de cincuenta á sesenta alumnos. Tiene también un panteón pequeño en proporción al pueblo, con el grave defecto de hallarse en el recinto de la población. Está dividido el pueblo en cuatro barrios denominados Marca- rac, Shaga, Yauman y Ochonga. En esos dominios se halla también el caserío de este nombre. Posee esta comunidad 20 canchas con una extensión de 16 á 18 leguas cuadradas. Este pueblo y sus dominios tienen una temperatura media de 12” centígrados; siendo por lo general su terreno fértil y su clima be- nigno. Sus producciones son: maíz, habas, cebada, trigo, 0/lucos, ocas, maschuas, alverjas, quinua, hortalizas y flores variadas; árboles de sauco, aliso, quenual, queshuar y otros. Estos últimos suministran una madera dura é incorruptible, que por lo general se usa en los edificios y para herramientas de labranza. El quenual podría em- plearse muy bien en los usos que se dan al box, con el cual guarda semejanza en su grano y finura. Se producen también muchas hier- bas y plantas medicinales, como la altea, el ruibarbo, la escorzone- ra, la ratania, la huamanripa, la salvia y olras muchas que constitu- yen la farmacopea natural de estos pueblos, y que de todas saca ó puede sacar provecho la medicina. El ganado de castilla 6 lanar, es el que merece la predilección de estos habitantes que usan su lana en tejidos para su ropa habitual y pequeño comercio. El número de cabezas de esta especie que po- see la coniunidad, puede estimarse en 5 Ó 6,000. Durante la ocupa- ción enemiga experimentó notable menoscabo; pero la bondad de los pastos y el cuidado, han hecho que en estos últimos años de paz vuelvan á acrecentarse. El ganano vacuno y el cabrío se crían en menor escala, pudiendo calcularse en 100 cabezas el primero y en 1.000 el segundo. El porcino se cría tambien con algún interés, pu- diendo calcularse su número en 1,000 más ó menos. El caballar es nulo, acaso porque los habitantes son muy aficionados á tener bu- rros para sus viajes. Entre los animales salvajes se encuentran la perseguida vicuña, cuya especie se va extinguiendo por la ninguna protección que se consagra á su reproducción, á pesar de las dife- rentes posiciones y decretos que se han dictado para evitar su ) — 106 — total exterminio; la zorra, dos ó tres clases de siervos, viscachas y otros cuyas pieles beneficiadas son estimadas en el comercio, y cu- yas carnes aprecia el gastrónomo; diferentes clases de tórtolas de carne delicada, aves de rapiña, zorzales, gorriones, gilgueros ne- gros y amarillos de dulce y melodioso canto. ¡ En sus cerros se encuentran minerales de plata, cobre, plomo, an- timonio, fierro, hulla, y puedo asegurar que cl oro existe en los te- rrenos de transpor:e que abundan en la quebrada, y aún en vetas. Un pedazo de fino y blanco mármol encontrado por el que suscri- be este informe en el cauce de un torrente (Lloclla), hace suponer la existencia de un depósito de ese importante material. La arcilla apropiada para la alfarería, y las tierras vítreas, abundan en este pri- vilegiado suelo, que utilizadas darían orígen á provechosas industrias. En sus alturas se encuentran las ruinas de cinco pueblos de la antigiiedad; entre las cuales hay las de una fortaleza cuyo nombre Chuqguiímarca, significa pueblo fuerte (1). En las otras llamadas Yau- man, Pata-Yauman y Colla-Pata, se admm:ra la solidéz de sus muros que, construídos con piedras y barro, han resistido á la acción des- tructora de los siglos, y á la no menos terrible de los que, buscando tesoros imaginarios, destruyen las páginas pétreas de la historia de este famoso imperio. Existen en esa altura los vestigios de un acueducto que llevaba sin duda el agua á los pueblos dichos; pues en sus inmediaciones no se encuentra ese necesario elemento. Este acueducto podría restaurarse estancando las aguas que se pierden en el pantano de Coson, donde sin duda existió en otros tiempos, pues se notan vestigios de él; y de este modo irrigar extensos terre- nos que hoy carecen de ese vital agente. La industria de este pueblo es la de tejidos burdos de lana; pero en tan reducida escala que sus productos son insignificantes. Sus bayetas, famosas en otro tiempo, han perdido su fama por la com- petencia de los artetactos similares extranjeros: antes se expendían en Lima y eran muy buscadas; hoy sólo tienen salida en el Cerro de Pasco y quebrada de Huánuco. La agricultura no puede llamarse una industria, sin embargo de que constituye la principal ocupación; pues apenas bastan sus pro- ductos para la alimentación particular de estos habitantes, y esto no siempre con el desahogo suficiente; pues una parte de sus pro- ductos los invierten en aguardientes, que llevan en abundancia los - rescatadures de granos. La arriería tambien es muy limitada, y - por consiguiente lo es su comercio en general. Se limita á extraer aguardientes. A La propiedad territorial está muy subdividida, hasta tal punto - que será muy difícil encontrar en Palcamayo una sola familia que carezca de su respectiva propiedad rústica que le produzca los gra- nos para su despensa. j La mayor parte de los varones de este pueblo, donde no hay ri- cos, nisiquiera acomodados, van á ganar su vida como jornaleros, á- (1) Más bién, rejión del oro, de la palabra aimará, choki, oro. ( — 107, — las montañas de Chanchamayo, Vitoc y Yauli, donde se les paga de so á Óo centavos por tarea. En tiempos atrás, ejercía este pueblo una industria que ha desa- parecido por completo; tal era la pesca y beneficio de una pequeña larva que abunda en su río, llamada Ch2chz, la que era llevada á Li- ma y vendida á buen precio. Esta pequeña industria y la de sus a. buscados en esa época, le daban cierto bienestar á su co- mercio, que hoy ha desaparecido. Las muchas materias primas que abundan en su territorio, pueden alguna vez levantarlo de la pos- tración en que se encuentra. Juzgando de una manera errónea, se califica á la raza indígena de indolente y desidiosa; siendo así, que lo único que le falta es tener campo de industria para ejercitar su actividad y despertar del ma- rasmo en que se encuentra por su ninguna Instrucción. A dos leguas hacia el S. de este pueb:o, sobre la margen izquier- da del rio que baja de Palcamayo, se encuentra el pueblo de Picoy de 500 habitantes; organizado en la misma forma que el pueblo de Palcamayo; pues tiene un Teniente Gobernador, un Juez de Paz, un Inspector Municipal y una policía idéntica. Tiene por edificios públicos: una Iglesia de feo y triste aspecto, una escuela inconclusa y un panteón. Su temperatura es más elevada que la del pueblo de Palcamayo, y produce los mismos granos que el pueblo anterior. No cria ga- nado lanar, pero tiene un reducido número de ganado vacuno, en su mayor parte de buena raza. Un poco de ganado cabiío y otro poco del porcino, completan la ganadería de este triste pueblo. No hago mención, por su poca importancia, de los animales caceros co- mo la gallina, el conejo, (cuz) etc., que todos crían en más ó menos cantidad. Este pueblo tiene, á más de la reducida industria común á todos estos pueblos, la del hilado y tejido de telas burdas de lana, la especial industria de fabricar tejas y ladrillos, con que abastecen á los pue- blos vecinos de este distrito y aún á los del de Junín. Antes de aho- ra abasteciían también á la ciudad de Tarma; pero las fábricas esta- blecidas en Huaricolca han limitado la del pueblo de Picoy. Posee tres canchas que abrazan dos leguas cuadradas. Hay en la jurisdic- ción de este pueblo dos pequeños fundos denominados Cochabam- ba y Buenos Aires, propiedad el primero de D. Francisco Alvari- ño, y el segundo de D.* Natividad Alvariño. Merece especial men- ción el primero, en el que sale su dueño de la rutina seguida por los agricultores de estos países; y aún las alfalfas que producen las ha- ce abiscochar y las exporta á Yauli y otros mercados. A una legua al S. de este pueblo se encuentra la villa de Aco- bamba capital del distrito, situada en la confluencia de los rios Pal. camayo y Tarma. Esta pequeña pobtación de calles bien delineadas, de 60 metros de largo por 6 de ancho, goza de un bellísimo clima, cuya temperatura media es de 16% á 17* centígrados; siendo apropia- da, por esta causa, á toda clase de producciones. Su población, sin re los barrios que se hallan fuera del cercado, es de 1,000 á 1500 almas, — 108 — Está dividida en dos cuarteles, y sus edificios públicos se redu- cen: á una Iglesia ruinosa y deshabilitada, una capilla insuficiente para la población y bastante descuidada, y una Casa Consistorial. Su plaza, de un plano perfecto, es un paralelógramo de 65 metros por lado. Está dividida en 4 calles laterales, con una vereda de 2 metros so centímetros de ancho, que hacen un cuadrado cuyos lados están formados por árboles de varias especies. En su centro se ostenta una pilita de piedra caliza labrada. Tiene en pro- yecto dos locales para escuelas de hombres y mujeres, un cuartel y una cárcel. Su panteón situado á 300 metros al SO. se halla bas- tante descuidado. | El Gobernador del distrito, el Concejo Municipal, el Párroco de - la Doctrina, dos Tenientes-Gobernadores, y dos Jueces de Paz, son las autoridades que residen en dicha villa, El Párroco, con el carác- ter de Cura interino, no está, asistido de los dos interes que dife- rentes decretos episcopales le han asignado á esta doctrina, cuya jurisdicción se extiende á las montañas de Vitoc y Chanchamayo. al abandono es causa de que los pueblos vayan perdiendo de día en día el espíritu religioso poco arraigado en ellos por la falta de instrucción. Forman la policía un Inspector y 12 alguaciles que se relevan se- mana:mente, Ó de estos son nombrados de la población y 6 de las afueras, para el servicio del correo oficial 6 chasquis. Esta policía si bien es cconómica, es inaparente, por ser de carácter gratuito el servicio que presta en la población. Dos escuelas de primer grado, una de varones y otra de niñas, han comenzado sus labores el 2 del presente mes, regentada la pri- mera por D. Antenor Ophelan, y la segunda por D.* Alejandrina Hurtado de Reyna. Estas dos escuelas están rentadas por la Mu- nicipalidad con 40 soles mensuales cada una. Hay á más de estas dos escuelas otras dos particulares: una de hombres y otra de mu- jeres. Asisten por término medio á ambas de 80 á go alumnos. La campiña de esta villa está dividida en 6 barrios que forman otras tantas comunidades y son: Tupin, Ocallapa, Morocancha, Huaracayo, Huail?huichan y Ataquero. Hay un Teniente-Gober- nador y un Inspector Municipal para los barrios de Tupin y Oca- lapa que están juntos. En Huaracayo hay los mismos funcionarios; Morocancha y Huailahuichan obedecen po Teniente-Gobernador que reside en Morocancha; y Ataquero está sujeto á la jurisdicción del Teniente-Gobernador del cuartel segundo de la capital. El porvenir de esta localidad es lisonjero, dadas las condiciones favorables en que se encuentra con relación al ferrocarril que al- guna vez ha de unir la costa con las regiones amazónicas, la benig- nidad de su clima y la fertilidad de su suelo. Deben sin embargo tomarse precauciones para evitar un choque de las aguas que ba- jan de Tarma en la estación lluviosa; pues ocupando la población el centro de la quebrada, está expuesta á ser arrastrada por la im- petuosidad de las avenidas que ya han hecho sus apariciones otras veces, aunque sin causar grave daño. Los caceríos de Tupin y Ocallapa, situados al SE. de Acobamba ( — 109 -- y separados por la hacienda “Florida”, pueden considerarse como uno solo, y tienen tendencias á formar un pueblo, pues tienen más de soo almas. En Tupin hay una capilla provista de sus «ltares paramentos respectivos, y se venera en ella á una imagen del Niño Jesús que, según tradición de los naturales, fué encontrada entre unos paredones prehistóricos; siendo tanta la veneración que tienen los tupinos por la tal imagen, que morirían todos sin trepidar en defensa de su NV2%o. Tiene este caserío un local para escuela, construído hace poco por los vecinos, bajo la dirección del entónces Teniente-Alcalde D. Víctor Valdivieso. Rodean á dichos caseríos pobladas huertas de frutas de hueso que se llevan al Cerro de Pasco. El caserío de Morocancha, al SE. de Acobamba situado en bello y abierto valle, goza de una temperatura incomparable. Su vegeta- ción siempre verde y lozana le dá un aspecto tan risueño que en- sancha el corazón. Allí Vilcabamba, plano encantador donde al la- do de los extensos prados de alfalfa que crece más de un metro, se ven las huertas de sonrosados albérchigos y azucarados blanquillos, á cuyos piés, y como para que nada falte á la belleza de ese peque- ño paraíso, crecen las más olorosas y pintadas flores: allí la cándi- da azucena, el cárdeno lirio, la fragante violeta, el aúreo amancay, el tricolor pensamiento, el blanco jazmín, la galana y magnífica ro- sa y otras mil flores que se disputan la primacía de la hermosura. En este paraje fundaron los señores Gabaldoni y Orjeda una cer- vecería que no funcionó mucho tiempo por falta de buen material; sin embargo de que la cerveza que elaboraban era bastante buena, á juieio de los inteligentes. Al frente de este pintoresco caserío, está el poblado barrio de Huaracayo, famoso por sus sabrosas manzanas, situado sobre un terreno trasportado por algún gigantesco aluvión: tiene un Tenien- te-Gobernador y un Inspector Municipal, que vigilan la alta y baja policía: tiene asimismo una capilla inconclusa y un local para es- cuela, construídos ambos edificios por los vecinos del barrio. La escuela está rentada por la Municipalidad, y funciona con 40 alum- nos. Dos puentes de madera sobre el rin de Tarma, establecen la comunicación de este barrio con el camino real. Siguiendo el curso de la quebrada á una legua al E. se halla el pequeño barrio de Huailahuichan que está bajo la jurisdicción del Teniente Gobernador que reside en Morocancha: posee una peque- ña capilla, y tiene la ventaja de cosechar sus sementeras con mu- cha antelación á los. otros barrios. Completa la campiña de la capi- tal del distrito el barrio de Ataquero situado al NE. el que está su- jeto á la jurisdicción del Teniente Gobernador del cuartel 2.” del cercado. El caserío de Chimpaco y Muruhuay situado al E. de la villa, sobre la orilla izquierda del rio de Palcamayo, pertenece tam- bién al cuartel 2. de la capital del distrito y se comunica con ella por cuatro puentes de madera; el suelo que ocupa dicho caserío es de terreno trasportado y esto ha dado sin duda origen al nom- bre de Acobamba, cuya etimología proviene de las palabras que- ) — 110 — chuas acco que significa arena y pampa lugar ó paraje, llano, las cua- les, unidas, forman el nombre de acco-pampa, hoy Acobamba. (1) En la parte más alta de la ladera que ocupa este caserío, se ha- la la tradicional capilla del Señor de Muruhuay, que, según la tra- dición local, apareció en la roca al pié de la cual existe la capilla. La verdadera historia es, que por los años de 1830 ó 1832, siendo cura coadjutor de esta Doctrina el Presbítero D. Guillermo Cáma- ra, se le acercaron algunos vecinos de ese lugar solicitando cele- brase unas misas en aquella peña. Informado del motivo de la pre- tensión quiso convencerse de la verdad personalmente, para lo cual se constituyó en el lugar milagroso acompañado de los vecinos del pueblo, y vió efectivamente en la peña una cruz bastante bien for- mada. Examinado el origen y raspada la mancha, se encontró que era una figura ocasionada por la filtración de las aguas que, carga- das de óxido de fierro, habían colorado la peña. Sacada la lámina de pizarra en que estaba la cruz, se vió con sorpresa y admiración de los circunstantes, que la mancha aparecía más clara y perfecta. Apesar de que el Sr. Cura explicó la causa material á que debía su orígen esa figura de cruz, como hay otras figuras de zOrro y otros animales en diversos parajes, y que de ninguna manera debía atri- buírse á milagro, el pueblo pidió la erección de una capilla, ponien- do en el acto manos á la obra. Más tarde hicieron pintar sobre la cruz la imágen del Crucificado; y así se estableció la romería que tiene lugar anualmente el 3 de Mayo y siguientes; la que más pare- ce una saturnal pagana que una fiesta católica; tal es el desórden y la embriaguez á que se entregan los concurrentes. Muy útil sería que la Municipalidad convocara con este motivo á una feria anual como la de Guadalupe y otras. A partir de 500 metros al N. de la población comienzan las huer- tas que producen variadas frutas de hueso, manzanas, peras, guin- das ó cerezas silvestres, lucmas y otras; pero tan benigno es su cli- ma que podría producir en abundancia la nuez, la almendra, la mo- rera, el higo y otros frutos de los que hay ejemplares que prospe- ran admirablemente, y que dedicándose á su incremento y cultivo producirían en abundancia. Las flores y hortalizas más variadas abundan y admiran por su hermosura; pero como hay poca deman- da, solo por gusto se cultivan. El maíz, la papa, el trigo, la cebada, la oca, el olluco, la maschua, la quinua y la alfalfa son los únicos artículos que cultivan los agri- cultores. Podrían ser materia de industria el lino, cáñamo, pita y otros, pero nadie se ocupa de ellos. Entre los árboles aplicables á la industria y construcciones se en- cuentran el sauco, el sauce, el aliso, el álamo, el queshuar, el quenual, la tara y el eucaliptos recientemente aclimatado. El sauce y alizo se emplean en la construcción de edificios; la corteza del aliso y la del quenual en la curtiembre; el palo de tara y sus vainillas en el tinte y curtido. Hay también varias hierbas que se aplican al tinte, como (1) Debido probablemente á estar la población sobre el antiguo lecho del rio de Tarma, terreno que sería naturalmente arenoso en el orígen de ella-—(N. del E.) ( 0 y y el pahuay que produce un bello color verde y el 12r2 un no menos hermoso color amarillo. Abunda el maguey, del que hoy se aprove- cha solo para cercos; pero que produce buena pita y un jugo azu- carado del que no se hace uso por no ser conocido su beneficio. El jugo de esta planta está probado que es un podereso antídoto de la rabi¿. El que escribe este informe, ha obtenido tres curaciones de personas mordidas por perros rabiosos: un caso de una mujer acometida por la rabia y otros dos casos de personas que, despues de mordidas, fueron tratadas por el jugo del maguey, sin haberse no- tado en más de un año síntoma alguno de esa terrible enfermedad. Se crían en sus ex'ensos pastales ganado lanar, vacuno, cabrio y de cerda; proporcionalmente en pequeña cantidad para su pobla- ción. El número del de castilla no pasa de tres mil cabezas: el va- cuño puede ascender á quinientas cabezas y el cabric y de cerda á mil Ó mil quinientas. Las canchas de pastos que posee Acobamba y sus barrios ascien- den á dieciocho ó veinte leguas cuadradas. Aquí es preciso ha- cer consiar, que varias secciones de esos terrenos comunales han pasado á ser propiedades particulares: bueno sería inquirir si los medios de adquisición son correctos. En estos espaciosos dominios abuncan el nitrato de potaza y de soda, el yeso, canteras enormes de calizas, minerales de oro y plata, arcillas, hulla y otros que, con buenas vias de comunicación, podrían dar 'vida á este distrito en que la naturaleza ha prodigado tantos elementos para la indus- tria. Ya Don Francisco Borja Mendizabal ha denunciado unas ve- tas de plomo argentífero en las alturas del pueblo de Palcamayo, y ha remitido á sus oficinas de Yauli un cajon de ese mineral para el ensaye por mayor, y según el resultado formalizará la explota- ción. Al E. de esta Villa de Acobamba y siguiendo la quebrada por donde corre el rio de Tarma, que mas adelante llamaremos Chan- chamayo, á dos leguas de distancia, se halla el pueblo de Palca so- bre la orilla derecha del mencionado rio. Consta este pueblo de quinientas ó seiscientas almas de raza blanca y mestiza; circunstan- cia que es debida á haber existido en la confluencia de los rios Chanchamayo y Yaroca, en tiempo de la colonia, un fortin, á qui- nientos metros al E. del actual pueblo, que indudablemente debe su Origen á la guarnición de dicho tortin que era española. Esta fortaleza tenía por objeto contener las temibles irrupciones de los chunchos de Chanchamayo. Posee este pueblo un templo en regu- lar estado y un local para escuela, inconcluso; obra que, como las demas que existen en los otros pueblos del distrito, Se halla para- lizada desde que se inició la guerra con Chile. Toca á la actual Municipalidad procurar su conclusión. La temperatura de este pue- blo es ya mas elevada, como que va descendiendo la quebrada hacia la montaña. Es susceptible de producciones mas variadas que los pueblos altos, y progresarían en su cultivo sisus habitantes fueran mas industriosos; pero en este como en los otros, adolecen sus ha- bitantes de esa apatía mortal para el progreso, que solo los hace ocuparse en labrar sus terrenos para buscar lo que pueda bastar ) Mé escasamente ásu miserable sustento. Asi, este pueblo que puede cultivar el tabaco, (lo produce salvaje) las menestras, zapallos, fru- tas de hueso, manzanas, lucmas, limones, olivos, nogales y hasta la vid, apenas produce alguno cue o:ro arbolito de papayas que crece espontáneamente. : La conducta de los habitantes de este pueblo que, como ya se ha dicho, son de raza blanca ó cruzada, viene á demostrar que no es la raza indígena la sola indolente por naturaleza, sino por falta de ins- trucción y por la excesiva presión que se ha ejercido siempre sobre ella. La arriería constituye la principal ocupación de los palqueños. La raza andaluza de que descienden y la benignidad del clima de Palca, hacen que sus hijas estén dotadas de una hermosura no co- mún. Al S. de este pueblo y á dos leguas de la villa de Acobamba, se encuentra el pueblo de Tapo, de dos mil almas poco mas ó menos, situado en una ladera desigual, lo que hace que este pueblo no sea más que un hacinamiento de casas sobrepuestas casi unas sobre otras y sin comodidades. Sus edificios públicos consisten en una Iglesia es- paciosa con una torre de buen aspecto, recientemente refaccionada; cabildo, carcel y escuela. Sus habitantes, en-su mayor parte mesti- zos, tienen el mismo origen que los de Palca y se dedican de prefe rencia á la arriería y tráfico de animales, que compran en la Pro- vincia de Huancayo y venden en los valles de Vitoc, Chanchama-- yo y pueblos vecinos. También se dedican al tejido de sombreros de paja de bombonaje que extraen de las montañas y benefician. He visto algunos que compiten con los mejores de Guayaquil en finu- ra; y en cuanto al tejido y firmeza son superiores á los de Catacaos y otros que traen del Norte. Lástima es que no den mas extension á esta industria. Las producciones de este pueblo son en todo igua- les á las de los demas del Distrito: sus terrenos son feraces y pro- ducen, el maiz sin mas riego que el que se dá para la siembra: culti- van una gran cantidad de ocas de la que hacen una especie de chu- ño llamado caya, muy buscado por los habitantes de las punas. Tam- bién elaboran almidón de papas que expenden en el Cerro de Pasco, Tarma y otros pueblos. Estos habitantes son relativamente los mas industriosos de todos los que pueblan este Distrito; y por eso tam - bién gozan de un bienestar de que los demas carecen. Poseen tres canchas de pasto con cinco leguas cuadradas de extensión; en las cuales crian de dos á tres mil cabezas de ganado lanar, trescient15 vacas, mil cabras, cuatrocientos cerdos y unas doscientas bestias de carga. _ Amas de los cinco pueblos descritos tiene este Distrito los cace- ríos de Llasaccaca y Huaripampa, que pertenecen á la jurisdicción de Palca; Patay á Acobamba y Yaroca y Casacoto á Tapo. Hay en este Distrito cinco haciendas de primera categoría que son Marainiyoc, Pagchag, Yanama, la Florida y Morocancha. Ma- rainiyoc, Pagchag y Yanama son de pastos naturales y de pan-lle- var; la Florida y Morocancha son de alfalfares y pan-llevar. De se- gunda categoría son Vistaalegre, las dos Vilcabambas, Andora, Co- cha-bamba, Maria-amable, Huancamarca, Punray, Soca-yaco, Jon- t — 118 — tai-pagcha, Yurac-mayo y Chilca-puquio. Las seis primeras pro- ducen alfalfas, papas y cebada etc, etc. Las seis siguientes producen papas, ocas, cebada, trigo y pastos naturales. Las de tercera son Canchagso, Palca-huran, Yana-pagcha, Oncoy, Anta-pag: h:, Ragra, Yaroca, Anta-bamba, Conchay, Puna—-bamba, y Oca-allana: todas éstas y las estancias de Amapola y Huaripampa producen papas, cebada, ocas, trigo, quinua, y hortalizas; Conchay produce alfalfa y maíz. La industria de todo el distrito es la de la agricultura y sus pro- ductos se expenden en el Cerro de Pasco, Tarma, Yauli, Junin y demas pueblos de la puna. La arriería constituye otra de las in- dustrias á que se dedican después de la agricultura. Las artes es- tan por lo general muy atrasadas; pues sus habitantes no se dedican en lo absoluto á su cultivo; por manera que solo tenemos en el Dis- trito de Acobamba dos malos herreros naturales, dos sastres tam- bien naturales, un zapatero italiano y dos ó tres de Jauja, un car- pintero natural y otro italiano residente en Acobamba; dos ó tres malísimos albañiles naturales, dos picapedreros italianos y un platero jaujino. Las demas artes y oficios son totalmente descono- cidos. La instrucción no está absolutamente difundida entre las masas, de tal manera que puede decirse, que las cuatro quintas partes de la población no saben leer ni escribir; y de la quinta que queda, la mitad sabe apenas firmar; la otra mitad restante puede leer impre- so y manuscrito con trabajo; un dos ó tres por ciento saben las cua- tro reglas aritméticas, y otros dos por cada mil sabrán elementos de Gramática. La historia patria es desconocida; la religion se reduce á actos que propiamente son actos de idolatría. Los venerables párrocos jamas se ocupan de enseñar al pueblo los mas rudimentales princi- pios. Por lo visto, es absolutamente indispensable que las autorida- des se ocupen de preferencia de difundir la instrucción y sobre to- do de la fundación de una escuela taller. Desgraciadamente la Mu- nicipalidad de este distrito carece de elementos casi absolutamente ¿para difundir la instrucción. Toca pues á las autoridades superio- res suministrar á este distrito los elementos de que carece. Funcionan en el distrito cuatro escuelas de varones, rentadas por la Municipalidad: una en Acobamba con cuarenta soles; una en Pal.- camayo con diez soles; una en Huaracayo con diez soles y una en Palca con diez soles. Hay una escuela municipal de niñas y dos particulares; una en esta villa y otra en el pueblo de Tapo. Todas estas escuelas carecen casi por completo de muebles y útiles apro- .-piados á la instrucción. Según los censos mandados practicar por esta Gobernación, este Distrito tiene mil ciento cincuenta y seis niños varones, de cinco á quince años, en estado de concurrir á las escuelas, y setecientas cin- co niñas, en la misma condición, todos distribuidos en la forma si- guiente: cercado de Acobamba, doscientos sesenta y seis varones, doscientas cuarenta y cinco mujeres; Palcamayo,doscientos varones, ciento nueve mujeres; Picoy,ochenta y cuatro varones y Cuarenta y J — 114 — nueve mujeres; Palca, noventa varones y cincuenta mujeres; Tapo ciento ochenta y cinco varones y ciento cincuenta mujeres; Huara- cayo, cien varones y cincuenta y dos mujeres; Tupin y Ocaallapa, ciento cincuenta y nueve varones y ciento quince mujeres y Moro- cancha y Huailahuichan, setenta y dos varones y treinta y cinco mu- jeres. ie Las rentas municipales de este distrito ascienden á dos mil soles poco más ó menos, producidos por los ramos municipales de mojo- nazgo, cárcel de daños, licencias, multas «.*; y sus egresos ascien- den á una suma igual, contando entre estos los sueldos de las cinco escuelas que subvenciona como ya se ha dicho. | Pueden aumentarse estos fondos con arbitrios especialmente aplicables á las escuelas. El primero, que solo tendría lugar por una sola vez, es el siguiente: todos los terrenos que poseen los comune- ros son á título gratuito, y carecen en lo absoluto los poseedores de documentos que acrediten su propiedad: es preciso pues adop- tar una medida que, asegurando los derechos del propietario, pro- duzca un beneficio en favor de la instrucción. La Municipalidad to-. maría razón minuciosa de todas las propiedades y de sus poseedo- res, cuyos actos constarían de un libro especial, que á su tiempo pa- saría al archivo público. Cada interesado tomaría un certificado de haber sido inscrita su propiedad en el libro de la propiedad comu- nal del pueblo “tal”, del distrito de Acobamba, con especificación de su extensión y linderos. Por esta inscripción pagaría un derecho módico, y por una sola vez, proporcional á la extensión de terreno; para lo cual se establecería la tarifa respectiva. Este emolumento sería aplicable á la compra del mobiliario necesario en las escuelas respectivas. El segundo, con carácter de permanente, sería el arrendamiento de las canchas de pastos que poseen las comunidades, y de las cua- les aprovechan solo los que tienen ganados. Arrendadas estas can- chas, y aplicado su producto al fondo de escuelas, el goce sería ver- daderamente comunal. El tercer arbitrio es que por cada fanega de semilla de papas, maíz, cebada, ó trigo, que siembre un individuo, en terreno comunal, abone al fondo especial de escuelas veinte centavos de plata, paga- deros á su voluntad en moneda circulante ó la especie cosechada. Podrá argiiirse que estas gabelas son odiosas; pero es más odioso un pueblo que no sabe lo que es Dios, lo que es patria, lo que es fa- milia, ni lo que es él mismo. _Otro.asunto, sobre el que debo llamar la atención, es la usurpa- ción que se ha hecho á este distrito por los de Tarma y Chancha- mayo. La jurisdicción de este distrito hácia el S. se extiende hasta el manantial llamano Asiag-puquio situado á trecientos metros poco más ó menos hácia el S. del caserío de Poma-chaca; así lo comprue- ban los títulos de esta comunidad. Hoy solo posee hasta Huahuac- cocha. Por el E. se extiende la jurisdicción de este distrito hasta el rio de Punta-yacu que ha sido el límite de la comunidad de Palca: sin embargo, creado el nuevo distrito de Chanchamayo y denuncia- dos los terrenos comprendidos entre el rio de Punta-yacu y el de t — 115 — Yanango, quedó limitado por ese rio el distrito de Acobamba: he- cho que está comprobado porque desde ese punto hácia el E. han po- seído esos terrenos los comuneros de Palca. No hay razón pues, pa- ra que los que viven en Huaca-pestana y puntos intermedios, des- conozcan la jurisdicción de este distrito, con el malicioso fin de exi- mirse del pago de la contribución. Este distrito está atravesado por el camino real de Tarma al Ce- rro de Pasco; por el que conduce á los valles de Chanchamayo y Vitoc; y por los particulares que unen los pueblos entre sí; como el que une Acobamba con Tapo, el que se dirige á Huashuasi y otros de menorimportancia que conducen á los fundos particulares y ca- seríos. Todos bien conservados. : Los puentes que hay sobre los rios Chanchamayo y Palcamayo y Yaroca, son los siguientes: dos de madera rústica que unen la Vi- lla de Acobamba al camino real de Tarma á Chanchamayo; cinco sobre el rio Yaroca en el camino de Tapo á Vitoc; dos sobre el rio de Chanchamayo, en el camino de Tarma á ese valle; todos de ma- dera rústica, y finalmente: dos elegantes puentes de piedra sobre el rio Chanchamayo y enel mismo camino cuya reconstrucción está en obra. Otra reforma imperiosa que necesita este distrito, es el estableci- miento de cuatro guardias civiles que atiendan al servicio de poli- cía; pues aunque el carácter de los habitantes es dócil, el abuso del licor y la ociosidad en que viven los jóvenes, ocasionan desórdenes que no es posible muchas veces reprimir sin el auxilio de la fuerza. Los ministriles del pueblo son inaparentes por mil razones, y mas que todo, por ser gratuito el servicio que prestan, y no se les puede exlgir su cooperación, en comisiones que pudieran ofrecer algun peligro. Por lo menos debe haber constantemente en la capital del distrito dos guardias á las órdenes de la autoridad política, desta- cados del cuerpo que hay en la capital de la Provincia, los que se- rían relevados todas las semanas. | No llenaría los fines principales del presente informe, si omitiera indicar que la principal causa de la desmoralización á que han lle- gado nuestros pueblos es el abuso que se hace del aguardiente. La baratura de este elemento destructor de la moralidad y de las bue- nas costumbres, á la vez que de la salud corporal, acabará por em- brutecer y enervar, más de lo que está ya, á nuestra masa popular. Casi todos los crímenes que se cometen se originan bajo la acción del alcohol. Además de estos efectos inmediatos, deben tenerse en cuenta, la acción lenta que ejerce en la economía y los estragos con- siguientes al abuso de un elemento enervante. ¿Cómo se podrá ob- tener vigor fecundante de padres debilitados por el vicio; ni qué virilidad puede esperarse de una descendencia raquítica? La codicia especuladora de unos pocos está destruyendo una generación. Con- viene adoptar medidas para cortarse abuso que tantos nales aca- rrea. Las escuelas pueden sacar beneficio de este vicio imponien- do al aguardiente una gabela no menor de un sol por arroba, á más de las que paga en las garitas; de esta manera encarece el artículo y elborracho necesita gastar doble de lo que hoy le basta para em- briagarse. — 116 — Mucho podría agregar al presente informe; pero por no hacerlo demasiado largo, omito ocuparme de otras necesidades. Mientras tanto me permito pedir indulgencia al señor Prefecto por la deficiencia del presente. Acobamba, Marzo 23 de 1891. S. TORRES VICUÑA. Arqueología. CURIOSO MONUMENTO TUMULAR EN TARMA, A tres leguas de Tarma, camino de Chancha, hay una hacien- da llamada Carz, donde existen muchas huacas de los tiempos incáicos; pero de una forma especial que solo se encuentra en las chulpas de la hoya del Titicaca. - | Son estos túmulos como estancias cuadradas, de dos metros de lado por igual altura. Una cúpula semiesférica y achatada, cubre este espacio. Las paredes son de menudas piedras prismá- ticas, y la cúpula está formada de lajas delgadas sobrepuestas, sin cimiento que las una. Estas tumbas no tienen sino una entrada. Esta es una puerta baja que mira al oriente, siempre tapiada con particular esmero, como si se hubiese tenido la intención de ocultarla. Nosotros hicimos derrivar uno de esos muros, procediendo con bastante cuidado para no deteriorar las paredes de la c2u/5a. Escogimos para nuestros estudios el túmulo más grande y el que por sus formas más perfectas parecía haber sido destinado á conservar los restos mortales de algún notable personaje que ha- bitó aquella comarca. Abierta la puerta, penetramos en el recinto de ese extraño sarcófago. Las paredes aparecían cubiertas de muzgo; el aire es- taba impregnado de aquella humedad propia de los edificios que han permanecido cerrados por muchos años; el suelo exhalaba un olor pantanoso. Hicimos escavaciones en los cuatro ángulos de la chu/pa, y hé aquí lo que encontramos: ; En el ángulo del SO., un esqueleto humano perfectamente conservado, y en la posición en que invariablemente enterraban - sus cadáveres los primitivos peruanos, es decir, contraídas las ex- tremidades inferiores del cuerpo sobre el pecho. Restos de una tánica de lana, deshecha por la prolongada acción de la hume- dad, cubría alguna parte del esqueleto, cuyas dimensiones co- rrespondían á las de un adulto de regular estatura. ( — 117 — Pero, cosa extraña, el cráneo era p2ramadal: un prodigioso desarrollo de los parzetales hácia arriba, y una monstruosa pro- longación de la parte superior del ox2pzta/, le daban aquella for- ma. El hueso frontal completamente achatado y muy deprimido, remataba aquella obra singular de arguztectura anatómica. Al lado y en los demás ángulos de la c4w/pa, encontramos, bajo dos piés de profundidad, algunos utensilios, como +rxecas de piedra, morteros de pórfido, una 4acha de piedra muy dura semejante al pedernal. Algunos vasos pequeños de barro completaban aquel a7uar mortuorio. No dimos mucha importancia á estos objetos, porque nada de singular ofrecían ante la arqueología peruana. El Z%acka de piedra podría hacer pensar en la época del sz/zce, ó como lla- man los arqueólogos, en la edad de la pzedra labrada, en la que los hombres, ignorando aún el arte metalúrgico, no conocían el cobre, y menos el zero para usarlos en las necesidades de la vi- da; pero la existencia de esos instrumentos en las tumbas amerl- canas, no revela una antigúedad tan remota como en los túmu- los europeos, pues hay en nuestro continente tribus contempo- ráneas que emplean la piedra para sus utensilios y para sus ar- mas, por desconocer el uso de los metales. Lo que sí nos llamó la atención, fué la forma del cráneo de ese esqueleto y el nombre del lugar donde existen aquellos tú- mulos. Los cráneos piramidales son propios de la raza azmard, que habitó desde remotísimos tiempos en la región del Titicaca. La raza quechua ofrece en su conformación craneal un tipo opues- to: el desarrollo predominante del diámetro ¿2parzeta!, especial- mente el superior. Jamás se vé en los cráneos exhumados de las huacas ninguno que presente la forma prolongada hácia arriba, que es típica en la raza azmará.: estos cráneos no son braquicé- Jfalos: son de una forma especial y propia de los pueblos primi- tivos de la hoya del Titicaca. Ese esqueleto era pues una muestra de aquel tipo e/nogr4fco. Era el esqueleto de un azwmard, y si alguna duda pudiera haber- se presentado á nuestro espíritu, se habría desvanecido con el orígen de la palabra Carz, nombre del lugar donde existe esa pequeña necrópolas. En efecto, Carí es palabra azmard.: significa tumba. Esa pa- labra se ha conservado en medio de pueblos guechras en el trans- curso de muchos siglos y 4 cuatrocientas leguas del Titicaca, pa- ra confimar al curioso argueólogo que penetre hoy en el recinto J — 118 — silencioso de esas tumbas, la autenticidad del orígen azmará de aquellos esqueletos que tanto sorprenden por la singularidad tí- pica de sus cráneos. Es probable que estos sarcófagos sean del tiempo del Inca Yupanqui, hijo de Viracocha (4Zuzracocha), porque fué éste, Ó aquel Emperador, el que conquistó las tribus de Tarma y Bombom (Junín). Algunos disturbios ocurridos en Chucuito, en aquella época, determinaron tal vez á uno de estos poderosos Incas, á trasportar poblaciones de aquella región á la campiña de Tarma, para asegurar de este modo su tranquilo do- minio entre los a212araes descontentos. Política muy usada en casos análogos por los Incas, y que siempre_ produjo excelentes resultados. Abril 21 de 1886, (De la Colección de Artículos Publicados por L. Carranza.) SS Miscelánea. Precioso ARCHIVO.—Tal es el que desde la época colonial, y comprendiendo acaso toda ella, yacía abandonado en el Ministe- rio de Hacienda. Ni los incendios ocurridos en el palacio de Go- bierno en 1822 y 1885; ni los saqueos de las oficinas de éste, re- petidas veces, por efecto de las revueltas políticas, ni los destro- zOs Ocasionados por los terremotos, ni el natural deterioro, re- sultado del trascurso de los años y de la incuria con que desde tiempo inmemorial ha sido tratado ese cúmulo inmenso de do- cumentos, ni en fin los desastres de la última guerra: nada ha sido bastante 4 destruír aquel archivo en el que indudablemente existen inapreciables documentos, que dando luz sobre los pasa- dos tiempos, beneficien realmente nuestra historia pátria. Acaso el desórden mismo y el abandono en que se hallaba esa masa in- forme de legajos y papeles olvidados, la ha defendido hasta hoy contra toda codicia. Como es más que probable que entre esos documentos se encuentren muchos datos sobre los límites del país, sobre sus varias demarcaciones políticas y eclesiásticas; sobre sus minas, comercio é industria; sobre su topografía y es- tadística, y especialmente muchos detalles sobre la historia colo- nial, el Gobierno, con un celo digno de verdadero encomio, ha dispuesto que pase dicho archivo, tal como se encuentra, á la Sociedad Geográfica, para que una vez examinado y clasificado su material, se distribuya según convenga, quedando en la So- ( — 119 —- ciedad la parte que conforme á los fines de su programa deba corresponderle. El Sr. D. José Toribio Polo, miembro fundador de ella, cuya competencia para el objeto es bien conocida, ha sido el designado para llevar á cabo tan árdua labor. MAPA OBSEQUIADO.—El Sr. D. Cárlos Ferreyros, socio activo de esta corporación, le ha hecho el presente de un mapa de las misiones del Perú, curioso por su antigiiedad, cuyo título es: “PLAN DEL CURSO DE LOS Ríos HUALLAGA, VCAYALI Y DE La PAMPA DEL SACRAMENTO. Levantado por el P. Fr. Manuel Sobrevzela, Guardian del Colegio de Ocopa. Dado á luz por la Sociedad de Amantes del País de Lima. Año 1791.” Reciba este caballero la expresión de la más sincera gratitud. COMISIÓN INFORMADORA—La nombrada especialmente para exa- minar el archivo Raimondi, después de más de tres meses de asi- dua labor, expedirá en breve el informe respectivo, que publica- “remos oportunamente y que no vacilamos en recomendar de an- temano, pues estamos al corriente de que contiene datos impor- tantísimos relativos á obras nuevas del sabio naturalista, que aún no eran conocidas, y apreciaciones dignas del distinguido y com- petente personal que constituye esta comisión. CuuBs ANDINOS.—El Sr. D. Albino Carranza, habiendo acep- tado el honroso cargo que se le ha encomendado, ha fundado el Club Andino de Tarma, con los SS: D. D. Lisandro García, D. D. Leopoldo Donayre, D. D. Francisco Alvariño, é ingeniero D. Enrique Silgado. Asímismo el de Huancavelica ha quedado también constituído, según comunicación últimamente recibida de su presidente Sr. D. D. Mariano Galdo, con el siguiente personal: D.* Leonor Galdo, D. D. Mariano Bustios, D. De- metrio Cáceres, D. Guillermo Scheffer, D. Fernando C. Wilan- da, D. D. Angel Guzman y D. José F. Sermeño, Obito. El Viérnes 15 del presente dejó de existir en esta capital el Sr. Capitán de Navío D. Leopoldo Sanchez, socio activo de esta Sociedad, la que ha sufrido una lamentable pérdida en la perso- na de un miembro, que ya como caballero, ya como individuo profesional, deja un vacío verdadero en ella. Biblioteca. (Continuación) Ballivian (Manuel V.) é Idiaques (Eduardo) —DIccIoNARIO GEOGRÁFICO DE LA REPÚBLICA DE BoLIvIa—Tomo 1. Departamento de La Paz. 1 volúmen. La Paz, Imprenta «El Nacional», 1890. Obsequio del Sr. D. José Manuel Braun. Bartlett (John Russell) - PERSONAL NARRATIVE OF EXPLORATIONS AND INCI- DENTS IN TeExAs, NEW MEXICO, CALIFORNIA, SONORA AND CHIHUAHUA, CONNECTED WITH THE UNITED STATES AND MEXICAN BOUNDARY COMMIS- SION, DURING THE YEARS 1850, 1851, 1852 AnD 1853—2 volúmenes. New York, D. Appleton € C?, MDCCCLIV. Obsequio del Sr. D. Carlos Williams. Bravo (Carlos) —LíMITES DE CAUPOLICAN Ó APOLOBAMBA CON EL TERRITORIO PERUANO—(Con un mapa por D. Eduardo Idiaques). Folleto. La Paz, 1 La preM ta de «La Paz», 1890. Bryan (Edwards) —Tuk HisTORY CIVIL AND COMMERCIAL OF THE BrITISH Co- LONIES IN THE WrstT INDIES—3 volúmenes. London, John Stockale, 1801. Obsequio del Sr. D. Cárlos Williams. Eliiot (Sir H. M.) —TuHz History or ÍNDIA, AS TOLD BY ITS OWN HISTORIANS. Edited from the posthumous papers of the late Sir H. M. Elliot, K. C. B., by Profesor John Dowson, M. R. A. S.—2 volúmenes. London, Triibner E 02 1867. Obsequio del Sr. Carlos Williams. Haenke (Tadeo) —DEsCRIPCIÓN DEL PERU, BUENOS AIRES, e Copia legaliza- da del original que existe en el departamento de manuscritos del Museo Britá- nico de Lóndres. 1 volúmen. Copiado en 1890. Remitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores. - Murdoch (Beamish)—A History Or NovA SCOTIA OR ACADIE —3 volúmenes. Halifax, N. S., James Barnes, 1865. Obsequio del Sr. D. Carlos Williams. Raimondi (Antonio) —EL P£ru. 3 tomos. Lima, imprenta del Estado, 1874. EL DEPARTAMENTO DE ANCACHS Y SUS RIQUEZAS MINERALES—(Publicado por D. Enrique Meiggs). 1 volúmen. Lima, imprenta «El Nacional», 1873, Raygada (Eduardo) —EL DEPARTAMENTO FLUVIAL DE Lorero—Folleto, Lima. Imprenta Torres Aguirre, 1891. Obsequio del autor. ERRATUM. Pág. 82 lin. 24, dice: pomes; léase: pómez. —— 82 —— 37, dice: pelásgico; léase: .pelágico. ( | Xx e BOLETÍN Sociedad DHengráfica de Lima, Tomo 1, LIMA, MIERCOLES 19 DE JULIO DE 1891 Num, 4 Topografía Histórica. RESTAURACION DEL CAMPO DE CHUPAS. ; Los cronistas é historiadores contemporáneos, en especial Zárate, suministran suficiente material para poder restaurar la to- pografía del campo en que libraron una de las batallas más céle- bres de la conquista, Almagro y Vaca de Castro, es decir los asesinos y los vengadores de Pizarro, por lo cual no puede me-. nos de interesar muchísimo á nuestros lectores la naturaleza del siguiente estudio, hecho sobre el mismo campo, así como el res- pectivo plano que insertamos; los cuales darán verdadera luz en esta clase de investigaciones, que hemos creido oportuno titular topografía histórica. k e ds Ayacucho está entre dos lugares de grande celebridad históri- ca, y son: Chupas al Sur, y el campo de Quinua al Norte. En este último, se dieron dos memorables batallas en épocas distintas: una que decidió de la suerte de la belicosa confedera- ción de los charcas; y otra que nos emancipó de España. La primera, remonta nuestros recuerdos tradicionales al tiem- po de Inca Roca, á principios del siglo XIV, cuando este Em- perador extendió sus conquistas por el camino de Chinchaysuyu hasta las márgenes del Mantaro (el Argoyacu Ó Ancuyacu de los antiguos) sojuzgando Andahuaylas, y las tribus confederadas que ocupaban la comarca que media entre el rio Pampas (Ura- » e A -- 122 — marca) y la sierra de Marcavalle. Formaban éstas una poderosa nacionalidad que había dilatado gradualmente sus fronteras hasta los confines de Parinacochas (la antigua Soras) y el extremo meridional de la tierra de Lucanas (ZKxcanas), habiéndose dete- nido en el Apurímac, haciendo antes tributarios 4 los antzhuaz- las, comarcanos del Imperio de los Incas. 3 2 Inca-Roca, después de haber sometido á su autoridad esta úl- tima tribu, avanzó por Uramarca (Urazmarca), Ó sea la profun- da quebrada del Pampas, hasta el corazón mismo de aquellas tribus guerreras. Fué entonces cuando Huamanhuaraca, según la tradición, como jefe de los chancas, salió al encuentro del vic- torioso*Inca en la ladera de Quinua, dándole una sangrienta bata- lla en la que pereció con su ejército, dejando el ánimo del triun- fante Emperador tan irritado por la obstinación con que los chan- cas combatieron, que olvidando momentáneamente la tradicional política humanitaria de sus antepasados, hizo con los prisioneros un ejemplar escarmiento, ahorcándolos en una quebrada vecina al lugar de la batalla, que desde entonces es conocida con el nombre de 4yahuarcu huazk'o, Ó sea la quebrada de los cadá- veres colgados, así como se designó aquella llanura de Quinua con el nombre de Ayacucho, ó sea /zmcón de los muertos, en memoria de la acción más reñida que hasta entonces había ilus- trado los anales militares del Imperio cuzqueño. Cinco siglos después, fué el mismo, campo de Quinua el tea- tro de otro-acontecimiento mucho más importante; pues la victoria que allí alcanzó Sucre el año 24 sobre el ejército espa- E afirmó para siempre la independencia de la América meri- ¡onal, Los recuerdos históricos que á la memoria trae la llanura de Chupas, remontan á los primeros tiempos de la conquista: al año 1542, cuando allí se decidió la suerte de Almagro y su fac- ción, en uno de' esos duelos terribles en que cada combatiente se vé obligado á buscar en el desprecio á la muerte, el único medio de salvar la vida. En aquel campo obtuvieron los estan- dartes reales con Vaca de Castro, su primer triunfo sobre los partidos semirebeldes que se disputaban el poder y el predomi- nio en el Perú, con un encarnizamiento tan feroz y con tan atroces episodios de crueldad, que sólo se habían visto semejan- tes en las guerras civiles de Roma, en aquellas épocas pavorosas .. de Sila y del segundo triunvirato; haciendo claramente reconoci- ble por ellos la filiación del carácter romano, renaciente en el es- píritu español al través de los siglos, y á pesar de las profundas ( — 123 — modificaciones etnográficas y morales que los bárbaros y el cristianismo imprimieron en los restos disperso: le la sociedad romana. Lugar de la batalla. Un día de verano hicimos nuestra excursion al campo de Chupás. El camino que conduce á este lugar, es el mismo que vá de Ayacucho á Ica. Se asciende la cuesta de Carmenga y Quicapata, bifurcándose el camino 4 diez kilómetros de la ciu- dad; el que se encuentra á la derecha, en dirección á la pequeña cordillera de Chilicruz (C%zr2cr1z), es el de Ica; el de la izquier- da, más angosto, y que sigue por la cuchilla de un cerro, es el de Chupas. A tres kilómetros de este sendero está la quebrada de Lam- brashuaik'o, á cuyo fondo corre el arroyo que dá sus aguas al acueducto que vá á Huamanga. Al otro lado de esta quebrada se extienden los llanos de la hacienda de Chupas. La casa de ésta dista dos kilómetros de Lambrashuaik'o. Dos kilómetros más lejos, y hacia el SO. hay una rinconada cerrada al poniente por colinas que se elevan gradualmente hasta confundirse con la cadena de cerros que corre de S. á N. Mirando al oriente des- de el fondo de la rinconada, se divisa en medio de aquel campo una extensa loma, baja y aplanada: en el espacio intermedio se nota un verde tremadal. Detrás de esa loma y al lado N., se le- vantan los cerros que dominan Lambrashuaik'o, por donde iba el camino de Vilcas (47uz/cas-huaman,) 4 Huamanga (San Juan de la Frontera, y después de la Victoria.) La llanura que se extiende desde la loma central hasta la ca- dena del poniente, es el lugar que la tradición señala como el teatro donde se dieron sangrienta batalla Vaca de Castro y Al- magro el joven, en 16 de Setiembre de 1542, El aspecto de estos lugares no debe de ser el mismo que el de aquella época, pues entonces sus campos no estuvieron cubier- tos de trigales como hoy: y es probable que algunas de las irre- gularidades mismas del terreno hayan variado en más de tres si- glos; pero al mirar aquellos sitios es imposible no reconocer en ellos las señales topográficas consignadas por los cronistas de la época y conservadas hasta el día. Allí están, en efecto, esa /o- mada y esa ciénaga de que habla Zárate, y que separaban los reales de Vaca de Castro del ejército de Almagro, que en bata- lla avanzó por el lado de Vilcas, camino á Huamanga, por la 12. quierda de su enemigo, con el propósito de interponerse entre ) — 124 -- él y aquella ciudad: posición que le dejaba en libertad de acep- tar Ó de eludir el combate 4 que lo provocaba su adversario: es- perándolo en el primer caso en magníficas posiciones para obte- ner todas las ventajas de su poderosa artillería; ú ocupando en el segundo extremo la ciudad de Huamanga, abundante en re- cursos, cortando al mismo tiempo la retirada al ejército real. AMí se ven las colinas que Zárate indica en su Historia del Perú, y por donde fué menester, haciendo un rodeo, que la infantería de Vaca de Castro marchara precipitadamente por el flanco iz- quierdo del enemigo para situarse en un lugar dominante, cerrán- dole el paso 4 Huamanga. Entre las ondulaciones que aquellas colinas forman al ponien- te, puede reconocerse la que sirvió de abrigo á los arcabuceros de Vaca contra los cañones de Almagro, al descender de la ci- ma para acometer en el llano al ejército rebelde. En la quebrada de Lambrashuaik'o, en fin, puede adivinar el viajero cuál fué el sitio donde estuvo acampado el ejército de Vaca de Castro, durante tres días, sufriendo los rigores de un frio glacial, entre fuertes tempestades y nevadas incesantes, que cubrían como blanco sudaric los caminos y las solitarias llanuras de esos páramos que se abren al Sur dilatando sus tristes horizontes. Y acaso podría trazar el sendero que siguió al levantar su cam- pamento al cuarto día, para tomar posiciones en aquella rinco- nada que está á dos kilómetros de la casa actual de la hacienda de Chupas, esperando allí nuevas de los movimientos de Alma- gro, confiando alcanzar la victoria por la superioridad de su ca- ballería, en un lugar despejado conro el que le ofrecía su nuevo campamento. Antes del combate. Era la tarde Jel Sábado 16 de Setiembre de 1542, cuando en estas nuevas y ventajosas posiciones supo Vaca de Castro que el ejército de Almagro avanzaba á muy corta distancia de sus rea- les, y por su flanco izquierdo sobre Huamanga, siguiendo el ca- mino recto de Vilcas á esa ciudad. En efecto, Almagro, una vez rotas las negociaciones que Vaca intentara desde su campa- mento de Huamanga por medio de Alonzo de Idiáquez y Die- go de Mercado, y habiendo ahorcado á un espía que aquel en- viaba á su campamento, movió su ejército de Vilcas, donde había hecho alto, y siguiendo adelante marchó resuelto á dar batalla 4 Vaca de Castro, á quien suponía ocupando aún la ciu- dad. Catorce leguas necesitaba recorrer para encontrar á sus t — 125 —— enemigos acampados en Chupas, á un lado del camino por su flanco izquierdo. En la mañana del 16 de Setiembre, y teniendo conocimiento de la posición del ejército real, movió sus tropas ya acampadas desde el dia anterior á ocho leguas de Chupas; pero no las movió directamente contra su enemigo, sino más bien en dirección de Huamanga, con el intento que hemos in- dicado. Vaca de Castro, aunque temeroso de dar batalla á tan avanza- da hora, tuvo que ceder al consejo de sus capitanes y á la fuerza de las circunstancias, aprestándose al combate sin demora. Reunió á sus capitanes en su tienda, y después de haberles arengado recordándoles sus deberes al Rey, excitóles el ardor guerrero: ya evocando la sombra de Pizarro que demandaba venganza á sus amigos; ya mostrándoles la muerte Ó la victoria como únicos extremos posibles para salvar el honor ó la vida. Después, por voz de pregonero, hizo pomulgar en el campa- mento la sentencia que él, como representante de la corona ex- pedía contra Almagro y su partido, condenándolos al suplicio y á la confiscación de sus bienes. Así preparados los ánimos, se dieron inmediatamente las ór- denes para mover los escuadrones reales. De pronto veía Vaca perdidas las ventajas de las magníficas posiciones que había escogido y donde esperaba recibir al ene- migo con grandes probabilidades de triunfo; pues allí de poco hubiera servido 4 Almagro su poderosa artillería, mientras que Vaca podía aprovechar en la llanura de la superioridad de su excelente caballería. Mas,” obligado 4 levantar el campo para dar alcance á los rebeldes, las ventajas debían estar del lado de Almagro, dueño de escoger las posiciones que le convinieran. Así sucedió. Los 700 hombres que componían el ejército real, desfilaron por la falda de las colinas, con su frente hácia Lambrashuaik'o; mientras Nuño de Castro, con algunos arcabu- ceros, iba delante y por la parte baja del camino, defendiendo la derecha de la línea de Vaca; y avanzando alcanzó la retaguardia de Almagro, rompiendo sus fuegos sobre ella. Entonces el ejér- cito rebelde detuvo su marcha sobre Huamanga y se dispuso en el mejor orden á formar una línea de combate cambiando su frente. | A indicación de Pedro Suárez, antiguo soldado en las compa- ñas de Italia, y entónces Sargento Mayor en el campo de Al. magro, se situaron las catorce piezas de artillería al mando de Pedro de Candía, en la esplanada de aquella loma que se divisa en la llanura de Chupas, entre el tremedal que hemos menciona- . — 126 — do y la quebrada de Lambrashuaik'o. Asestados los cañones há- cia el poniente y en dirección á las colinas por donde marchaba en desfilada el ejército real al frente de la línea de Almagro, y puestos ya en orden de batalla los arcabuceros de éste detrás de la artillería y defendidos los flancos por los escuadrones, esperó el ejército de D. Diego al de Vaca de Castro, separándolos en aquellos momentos un llano de 300 metros y las ondulaciónes: de las lomadas por cuya cima marchaba el ejército real, para ba- jar, haciendo un rodeo, por un barranco que se abría á poco más de 250 metros de las baterías de Almagro. ¡ La infantería real que bajó por ese barranco á indicación de Francisco Carbajal, Sargento Mayor en el campo de Vaca, és- tuvo á cubierto de los tiros de la artillería enemiga, hasta que cambiando la orientación del terreno se vió delante de ella, re- cibiendo sus fuegos en enfilada, como pudiera sufrir una colum- na marchando por un callejón en cuyo extremo hubiese una ba- tería alta bien manejada. Así, ametrallada la infantería real, y habiendo perdido diecisiete arcabuceros por efecto de un solo proyectil de la artillería ene- miga, trató de acelerar su marcha saliendo presto de esa encru- cijada peligrosa para formarse en línea, con celeridad, en la par- te llana. Comandábalos Pedro Vergara y Juan Vélez de Gueva- ra á inmediatas Órdenes de Carbajal, teniendo defendida su dere- cha por escuadrones de excelente caballería, con el estandarte real á cargo de Alonzo de Alvarado y el alferez Cristóbal de Ba- rreentos. Cerraban la izquierda otros, escuadrones al mando de Pedro Alvarez Holguín, Gomez de Alvarado, Garcilaso de la Vega y Pedro de Anzúrez. Hacía de Maese de Campo, Go- mez de Tordoya; y Vaca de Castro, á retaguardia de la línea, se estuvo con la reserva compuesta de 30 caballeros, entre los que figuraban: Lorenzo de Aldana, Gomez de Rojas, Alonzo Mesa, Francisco Godoy, Diego Maldonado, el licenciado León, Anto- nio Navarro, Sebastián Merlo, Cristóval Burgos, Nicolás de Ri- vera, Diego Agiiero, Gerónimo de Aliaga, Miguel de la Serna, Lope de Mendoza, Diego Centeno, Alonzo de Cáceres, Vasco de Guevara, Juan de Saavedra, Cristóval Ponce de León, Juan de Guzmán, Dionisio de Bobadilla, García Gutierrez de Esco- bar, Diego de Ocampo y Alonzo de Montemayor. / Los de Almagro estaban en esos momentós ordenados de la siguente manera. Almagro y su capitán Balza, con algunos escuadrones de ca- ballería, cubrían uno de los flancos, encontrándose su infantería al centro, con los capitanes Juan Tello de Sotomayor, Juan de t sd BE Oñate, Martín Bilbao y Diego de Ojeda: y defendiendo el otro flanco otros escuadrones de caballería, comandados por el Maese de Campo Pedro Oñate y los capitanes Salcedo y Diego Mendez. Defendían el estandarte: Juan Fernandez de Ayulo, Martín Huidobro, Baltazar de Castillo, Juan Ortiz de Zárate, Juan de la Reynaga y Pantoja. Este ejército contaba 500 solda- dos excelentes, según cronistas graves. Estaban formados en ba- talla sobre la meseta de la colina, y tenían delante su artillería. Desde esa posición dominante podía Almagro barrer 4 sus ene- migos con sus cañones al atravesar el llano que los separaba, y destrozar con sus arcabuceros á los que, salvando aquella distan- cia, intentaran ascender á la colina por sus declives. Por eso Pe- dro Suárez, que había dispuesto tan hábilmente la batalla, acon- sejó á Almagro que esperase inmóvil á su adversario. La batalla El ejército real, ya con bajas considerables, formó su línea en la llanura en el orden indicado, al pié de las colinas del ponien- te, con su frente hácia el Este donde estaba el enemigo, cuyas armas reflejaban los últimos rayos del Sol que ya se ocultaba, extendiendo en los campos las sombras de la tarde. En aquellos momentos atacaron con brío el flanco izquierdo del ejército real los indios auxiliares de Almagro que ocupaban los cerros vecinos de Lambrashuaik'o, al mando de Paulo, her- mano ó pariente de Manco Inca, que era aliado de aquel. Mas, dispersados éstos por algunos arcabuceros que contra ellos se des- tacaron, no preocupó á los realistas sino las dificultades sérias que en el instante había que vencer para salvar de un desastre que parecía inevitable, dadas las fuertes posiciones del ejército rebelde, y la superioridad inmensa que le daba su artillería en ta- les condiciones. Apreciando con claridad esa crítica situación, Francisco de Carbajal comprendió, con la rapidez de su perspicacia militar, que no había más salvación que la temeridad; y así, poniéndose á la cabeza de las columnas de arcabuceros, indujo á los solda- dos, con su personal ejemplo, á dar una carga rápida contra el centro enemigo para die de su artillería, dejando á los es- cuadrones de sus flancos que por su parte acometiesen contra la caballería de Almagro. Fué en esos momentos decisivos de la batalla, cuando advir- tiendo éste que los disparos de sus cañones no hacían efecto en sus contrarios, porque pasaban por alto los proyectiles, mató con ) — 128 — su propia mano á Pedro de Candía, y mandó rectificar la direc- ción de los tiros, causando nuevos estragos en las filas de los enemigos que con rapidez avanzaban. Mas, viendo Almagro que la caballería de Vaca iba al galope sobre él, dejó de hecho la di- rección del combate, y poniéndose como simple capitan á la ca- beza de sus escuadrones, bajó de la colina al llano, interponién- dose entre su artillería y la linea enemiga, perdiendo de este mo- do todas las ventajas que hasta esos momentos llevaba en el combate. Al instante cesaron los fuegos de las baterías rebeldes, porque el jefe no quiso herir á los suyos; y mientras chocaban en la llanura los escuadrones de ambos ejércitos, cayendo antes, muertos por los arcabuceros de Almagro, Alvarez de Holguin y el capitan Jimenez, y mortalmente herido el Maese de Campo Gomez de Tordoya; aprovechando de la confusión, Francisco de Carbajal, á la cabeza de sus infantes, tomó toda la artillería ene- miga, arremetiendo después á las columnas de arcabuceros que estaban detrás, con los que se trabó un nuevo y mortífero com- bate; pero en la llanura, y ya en la oscuridad de la noche, con- tinuaba la batalla al arma blanca, con el feroz encarnizamiento que podían inspirar á tales contendores: los odios, los rencores y la desesperación, exaltados por una lucha de cuerpo á cuerpo, en la que cada caballero combatía como en duelo singular con propósito de matar Ó de ser muerto. Pedro Suarez, viendo así desbaratado por la imprudencia de Almagro su plan estratégico tan hábilmente concebido, com- prendió que los suyos estaban perdidos, y, como hombre pru- dente, se pasó al campo de Vaca, sacrificando su honra por sal- var la vida. La deserción de tan notable capitán hizo desmayar el ánimo de los rebeldes y aumentar el entusiasmo del ejército real. La victoria estuvo, sin embargo, indecisa por algunas horas más; se inclinó al fin por Vaca de Castro, declarándose la com- pleta derrota de Almagro con una carga audaz que aquel dió con su caballería de reserva, hácia el lado por donde el valor de éste parecía decidir á su favor la fortuna. A. las nueve de la noche, según los cronistas de la época, fué cuando se dió por terminada la batalla, sin embargo de que has- . ta muy tarde continuó la persecución y matanza de los disper- sos, muchos de los que se salvaron poniéndose la c2nta roza, dis- tintivo del bando vencedor, y ocultando sus blancas divisas, que eran las de Almagro. | Setecientos hombres quedaron en el campo, entre los que se contaron más de 300 muertos, y como el total de ambos ejérci- ( — 129 — tos fué sólo de 1,200 hombres, puede presentarse la batalla de Chupas como una de las más sangrientas, puesto que del total de combatientes fueron heridos y muertos el 59 %/.. Pero tal fué la ferocidad que en esos hombres despertaron los Ódios y las pasiones de partido, que el vencedor, no satisfecho con la derrota completa de su adversario, ni con la matanza que durante la noche entera hicieran los suyos entre los fugitivos á quienes perseguían sin piedad, mandó degollar al día siguiente á Pedro San Millan y á Francisco Conrado que tenía prisioneros; y como se hubieran encontrado los cadáveres de Bilbao, de Ar- bolancha, de Hinojeros y de Martín Carrillo, los hizo descuar- tizar. Estos habían buscado la muerte en el campo de bataila lla- -mando á sus enemigos para que vengasen en ellos la del Mar- qués, pues figuraban entre los asesinos de Pizarro. Cien fugitivos del partido de Almagro que llegaron en la mis- ma noche á Huamanga, fueron desarmados y presos por Diego Rojas, (1) autoridad puesta por Vaca de Castro, que sin demora hizo degollar á Juan Tello y 4 Pedro de Oñate, maese de Cam- po de Almagro. Despues del Combate Cuando á los dos días de la batalla volvió Vaca de Castro á la ciudad, nombró al licenciado de la Gama juez instructor para juzgar á los prisioneros como reos de alta traición; y por orden de éste fueron tambien degollados Diego de Hoces y Antonio de Cárdenas; y ahorcados, Juan Perez, Juan Diente, Martin Cote y Otros treinta. Balza fué asesinado en Vilcas por los indios, así como otros capitanes que huyeron hácia Andahuailas por aquel camino. Almagro, acompañado de Diego Mendez, salvó siguiendo otro sendero, hasta llegar al Cuzco, donde su propio gobernador le aprehendió, para entregarlo 4 Vaca de Castro que le hizo de- - gollar, sin embargo de su extrema juventud, pues Almagro no había cumplido aún los 22 años. Fué ejecutado en el mismo si- tio, donde su padre Don Diego había sido decapitado tambien, años antes por orden de Hernan Pizarro. (1) El año 1887, estando en Ayacucho de Prefecto el Sr, Abril, se descubrió en un nicho de la Iglesia de la Merced, la estátua de un guerrero que se supone sea de este conquistador; aunque tambien haya motivos para presumir que es el de Hol- guin. Es de roca arenisca: representa un guerrero tendido en su lecho mortuorio, abrazando su espada. La estátua mide dos metros, , El ejército victorioso celebró su triunfo en Huamanga ador- nando los templos con las banderas de Almagro, habieudo can- tado el Ze Deum, Fray Tomás de San Martín, capellan del ejér- cito real, y despues primer Obispo de Charcas. Fueron enterra- dos allí con gran pompa, los restos de Holguin y de Gómez de Tordoya. La tradicion dice que en la Iglesia de San Cristóbal están las tumbas de éstos históricos personajes; aunque muy bien pudieran encontrarse en el templo de la Merced, que era - el mas hermoso de los que en aquella época existían en la ciu- dad. Sin embargo, la circunstancia de haberse consagrado la pe-> queña iglesia de “a Tartaria, bajo la advocación de San Cristó-. bal, probablemente en honor de Cristóbal Vaca de Castro, hace presumible y con mucho fundamento, que sea cierta la tradición que señala este templo, como el panteon que guarda los restos de aquellos amigos y compañeros del vencedor de Chupas. Mas, no solo estos dos conquistadores, fueron enterrados entónces en - Huamanga, sino otros muchos que murieron en aquel campo, defendiendo los estandartes reales, y los que fueron ajusticiados por los vencedores, pero cuyos nombres no han sido trasmitidos á4 la posteridad. Los capitanes de Almagro, degollados en la ciudad, fueron notables soldados que habian alcanzado gran celebridad y fama en la conquista, sirviendo con Pizarro y “Almagro, y aunque, en general, la alta reputación que alcanzaron, no fué ciertamente la de héroes dignos de imponer respeto á la historia, los nombres de Oñate, de Juan Diente y de Hoces, figuraran sin embargo al lado de los que mas atrevimiento mostraron, en esas épocas te- rribles de la conquista, cuando el desenfreno de todos los fero= ces instintos humanos, impusieron silencio á la razón, á la justi-- cia y á la religión misma. Casi todos los que concurrieron el Domingo 26 de Junio de 1541 para asesinar á Pizarro en su mismo palacio de Lima, es-: tuvieron presentes en la batalla de Chupas al lado de Almagro;y * acaso solo faltaron Juan de Rada, muerto meses antes en Jauja, y García Alvarado, á quien semanas antes mató el mismo joven Almagro en el Cuzco, ofendido por su altanería. . En los reales de Vaca de Castro, figuraron los más distioai] dos capitanes y notables personajes que entónces hubo en el: Perú. Allí se vió á Gomez de Alvarado, fundador de Huánuco, que por su carácter audáz y su valor, o á todos que era AS del AO de Guatemala y compañero de Cor- HLEz. p> — 131 — En ese campo estuvo Alonso de Alvarado, que, como el an- terior, vino en la expedición del adelantado Don Pedro, hacien- dose luego muy notable en Chile y en su conquista de Chacha- poyas, donde mostró grandes cualidades políticas y militares; de- sempeñando despues comisiones muy importantes en la primera guerra civil entre Pizarro y Almagro y en la segunda de Vaca de Castro con el hijo de aquél; y alcanzando, más tarde, puestos eminentes bajo el gobierno de los primeros Virreyes, Tambien figuró entre los capitanes de Vaca de Castro, Vasco de Guevara, el fundador de Huamanga, y uno de los mas consi- derables personajes de la conquista, pues él fué uno de los comi- sionados nombrados para la demarcacion de los límites que co- rrespondían á los dominios respectivos de Pizarro y Almagro, cuando el padre Bobadilla iba á fallar la causa, como árbitro, en Mala; señalandose despues por su arrojo ,en el combate del puente de Abancay contra Alonso de Alvarado, donde pasó el rio Pachachaca, junto con Rodrigo Orgoñez por un vado peli- groso. Era gobernador de Huamanga, cuando comenzó la cam- paña contra Diego Almagro el jóven. Entre los cadáveres que fueron sepultados en las cinco zanjas que en el campo de Chupas hizo abrir Váca de Castro al si- guiente día de su triunfo, se contó el de Pedro de Candía, muer- to por su jefe, en castigo de su traicion supuesta. Fué éste uno de los personajes más notables que en aquella batalla perecieron. Había sido uno de los trece que, en la isla del Gallo, formaron en el grupo que acompañó á Pizarro en su expedición á las cos- tas peruanas. Griego de nacionalidad y muy entendido artillero, fué el que fundió en el Cuzco, los catorce cañones que llevó Al- magro al campo de Chupas. Tales fueron, entre otros, los capitanes y soldados que asistie- ron á esa batalla memorable. Por la calidad de los combatientes, por lo encarnizado de la pelea y por el talento de los capitanes, puede considerarse la la- talla de Chupas como la más notable que presenta la historia del Perú en aquellos tiempos; y si se hace abstracción del número de los soldados y de la importancia del pais en que se realizó y solo se atiende al valor, á la habilidad de los jefes y á la grande- za de carácter de cada combatiente, no hay ninguna otra batalla comparable á ésta en los anales militares de la Europa, en aquel siglo, pues no sabemos que en alguna se hubiese presentado tal número de soldados extraordinarios por sus hazañas y por una vida casi fabulosa como las de aquellos, que divididos por los ódios de la guerra civil, se encontraron en las llanuras de Chupas, , — 132 — y delos cuales pudo decir sin hiperbole, Francisco de Carbajal: “Cualquiera de éstos es capaz de conquistar un Imperio.” Este sitio histórico, fué antes un yermo que se extendía á un lado del camino de Vilcas á Huamanga: despues, los pobladores de ésta última ciudad, encontraron allí excelentes lomas para sembrados de cebada y trigo; y se hizo una hacienda, que proba- blemente la cultivó alguno de los conquistadores avecindados en la ciudad, habiendo pertenecido á fines del siglo pasado á Don Basilio Guillen. Campos de trigo cubren hoy esas llanuras, donde ahora tres siglos no vieron los ejercitos de Vaca y Almagro sinó la grama de los páramos: y ahora, el turista encuentra allí, chozas de pas- tores y una casa espaciosa, donde no pudieron levantarse sino dos toldos para abrigar á Garcilazo de la Vega y á Gomez de Tordoya, la noche helada que con sus tinieblas ocultó las atro- cidades de los vencedores de Chupas. y | ESE Informe OUE PRESENTA Á LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA LA COMISIÓN ESPLPECIAL NOMBRADA POR ELLA PARA EL ESTUDIO DEL ARCHIVO RAIMONDI. Señor Presidente: La comisión nombrada por el Consejo Directivo de la Socie- dad Geográfica de Lima, para informar si, en vista de los mate- riales dejados por el naturalista D. Antonio Raimondi, se puede llevar á cabo la publicación de la obra “El Perú,” principiada por dicho naturalista, ha hecho un examen prolijo de los mencio- nados documentos, así como una inspección del museo, deposi- tado en el local de la Escuela de Medicina; y tiene el honor de exponer lo siguiente: En el primer tomo de su obra “El Perú,” así como en una car- ta fechada en Chachapoyas, el 29 de Marzo de 1869, dirigida á su apoderado y amigo Dr. D. Miguel Colunga, Raimondi ha in- dicado de un modo claro el plan de la obra á cuya preparación había consagrado 19 años de su vida, “esperando poder dedicar “otros tantos años á dar cima á su trabajo con el estudio y pu- ( — 133 — “* blicación de todos los objetos y datos recogidos en sus largas “ excursiones.” Las vicisitudes por las que ha pasado el Perú, impidieron ha- cer todos los gastos para llevar á cabo la ley de 28 de Enero de 1869, que autorizaba al Poder Ejecutivo para proceder á la pu- blicación de los trabajos de don Antonio Raimondi sobre la Geo- grafía, Geología é Historia Natural del Perú. La desgraciada idea de encargar la impresión de la obra á la imprenta Nacional, cuyo director no cumplía con las obligaciones contraídas á este respecto, ocasionó también demoras tales, que en lugar de 6 6 7 tomos, no se imprimieron sino tres. Esas vicisitudes y contra- tiempos influyeron grandemente en la salud del autor y en el decaimiento de sus fuerzas, ocasionando su muerte prematura. Durante la guerra con Chile, el gobierno de Italia, según consta de una carta del Ministro de Instrucción Pública de ese país, ofreció á Raimondi encargarse de la publicación de su obra, invitándolo á establecerse para ello en Italia; pero Raimondi no creyó posible aceptar esa oferta, porque para ello necesitaba tener á la mano no solo los documentos que había reunido, sino también los objetos del museo que había cedido al Gobierno del Perú. Más que todo, obró en su ánimo el deseo de no ofender las justas susceptibilidades del país que había elegido por su segunda patria y que atravesaba en esos momentos una angus- tiosa situación. Por motivos análogos rechazó en tiempos ante- riores consejos é insinuaciones para publicar su obra en EE. UU., según tienen conocimiento de ello varios de los miembros de la comisión que suscriben. Esos ofrecimientos que manifiestan la importancia que en el mundo científico se atribuye á los trabajos de Raimondi, crean una Obligación más al Perú: la de hacer los esfuerzos necesarios, á fin de llevar á su término una obra que, dando á conocer de un modo auténtico y preciso, tanto en el interior como en el exte- rior, las riquezas del país, influirá no poco en su progreso futuro. La publicación de la obra de Raimondi debe sujetarse á las bases sentadas por él y que se encuentran en la “parte prelimi- ar,” que constituye el primer tomo de su obra, así como en la carta antes citada dirigida al Dr. Colunga. La obra debía dividirse en tantas partes distintas y separadas cuantos ramos abraza el conjunto. Los motivos que dá para ello son los siguientes: “Si por acaso me sorprende la muerte antes ““ de tener la satisfacción de dar cima á mi atrevida empresa, no ““ habrá temor de que todo ese trabajo quede incompleto, siendo * más probable que me alcance la vida para publicar algunos de — 154 —- ““ estos ramos, los cuales forman separadamente una obra com- ““ pleta en su género. “Otra consideración me ha hecho adoptar ese plan; es que ha- “ biendo aumentado considerablemente el material, la obra será “bastante voluminosa; por consiguiente, publicando todos los ““ ramos en una sola, sería obligar á comprar una obra costosa á ““ ciertas personas á quienes interesa solamente una parte, la Geo- “ grafía, por ejemplo.” El orden de publicación de las distintas partes debía ser el si- guiente: Primeramente la Geografía, acompañada de un mapa seneral del Perú y de mapas parciales de algunas provincias poco cono- cidas y de cartas particulares, haciendo conocer el curso de las principales quebradas desde su origen hasta su desembocadura, dando para cada quebrada un plano horizontal y otro vertical, formados según las alturas barométricas observadas. Aunque en esa parte no se trate de etnología de un modo es- pecial, se harán sin embargo conocer la mayor parte de los mo- numentos antiguos y sus ruinas. Igualmente se indicarán los lu- gares donde hay minas y la clase de minerales que suministran, sin entrar en detalles científicos, los que se tratarán en la parte reservada á la minería. Se indicarán también todos los puntos donde hay aguas minerales, manifestando la composición quími- ca de las principales. Por último, se darán á conocer los pro- : ductos agrícolas y las principales industrias de cada lugar. Esta parte deberá tener por apéndice un volumen de observa- ciones meteorológicas y astronómicas en distintas partes del Perú. La segunda parte será la Geología, que deberá ser acompaña- da de un mapa geológico general, de muchos cortes geológicos de las distintas formaciones y de algunos planos de minas. En: ella se tratará de la constitución geológica del Perú, de las prin- cipales cuestiones relativas al levantamiento de la gran cordille- ra de los Andes y otras cadenas de montañas, del origen de las quebradas, etc. Se dará la descripción de los principales asientos minerales, dirección de las vetas, fenómenos de metamorfismo de minerales y de rocas, y por último la descripción de un gran número de rocas y fósiles del Perú. La tercera parte será dedicada á la Mineralogía. A más de la. descripción y composición de los minerales útiles del Perú, ha- brá el análisis químico de muchas aguas, análisis que han sido hechos en su mayor parte en el mismo lugar, evitando que las aguas se desvirtúen por el trasporte. E La cuarta parte será la Botánica. Esta será la más extensa por — 135 — la abundancia del material y tendrá que ser ilustrada por multitud de láminas. El Perú suministrará en este ramo un buen contin- gente á la ciencia y aun á la industria, conteniendo en diversas regiones un crecido número de plantas enteramente desconocidas. La quinta parte será la Zoología, que también será algo volu- minosa, porque en este ramo el Perú puede dar muestras de su proverbial riqueza, tanto por la variedad de producciones cuanto por la importancia comercial de ciertos productos, como por ejemplo la lana de alpaca, y el texto tendrá que ir acompañado de numerosas láminas, ñ La sexta y última parte será dedicada al hombre, constituyen- do la Etnología. En ella se tratará de las razas humanas del Pe- rú, antiguas y modernas. Las láminas que acompañarán esta parte representarán tipos de las diferentes razas, vistas de sus habita- ciones, trajes, costumbres domésticas, etc. Raimondi termina su programa diciendo: “En todas las par- ““tes, sin descuidar la ciencia, se tendrá siempre como fin parti- ““ cular, todo aquello que pueda reportar alguna utilidad al Perú.” El primer punto que hay que examinar es si las colecciones, los documentos, los apuntes y las publicaciones parciales deja- das por Raimondi, reunen elementos suficientes para llevar á buen término el programa expuesto. En cuanto á las colecciones y álos documentos conviene citar la opinión del mismo Raimondi, que en el primer tomo de su obra “El Perú” y en la dedicatoria que hace de ella 4 la juventud peruana dice: “Diez y nueve años he gastado tan solo en la primera parte “de mi proyecto, ó sea en el acopio de materiales. Si acaso me “es dado prolongar mi existensia otros tantos años, los emplea- “ré agradablemente en dar cima á mi trabajo, con el estudio y “publicación de todos los objetos y datos recogidos en mis ex- ““ cursiones por la República entera.” Este acopio de materiales ha ido siempre en aumento desde la época en que escribía esas palabras y después de haberlo exami- ' nado la comisión que suscribe, tiene que exponer cuales son los * elementos de que se dispone para cada parte de la obra. Geografía. D. Antonio Raimondi publicó con el título de “Historia de la Geografía del Perú, el resumen cronológico é histórico de la geografía del Perú,” comprendido en su programa. No pensaba al principio que este resumen comprendiera más que un corto vo- — TS lumen; pero la abundancia de la materia lo llevó á extender esa sección hasta comprender dos grandes volúmenes de 275 y 614 páginas. La publicación del Mapa del Perú ya comenzada ha sido con-- fiada 4 la casa Erhard Hermanos de Paris la misma que está encargada de la publicación del gran Mapa de Francia por el Estado mayor; no se polía confiar á mejores manos, como lo comprueban las hojas ya publicadas. El señor D. Julio Perret, antiguo amigo de Raimondi, aceptó el cargo de agente en Paris y ese cargo lo desempeña con una decisión particular y gran in- terés por el mejor éxito de la obra. Tenemos la seguridad de que consiente en continuar sus buenos servicios. El Mapa del Perú debe componerse de 34 fojas, de las que nueve han visto ya la luz y dos están grabadas y corregidas con órdenes ya dadas para su impresión. Los originales de las fojas del mapa que faltan por publicarse están casi concluidos, quedan algunos vacíos de poca importan- cia que será fácil de salvar conforme lo hemos expuesto en nuestro informe del 26 de abril de 1891; hay que asegurar los servicios del señor Baluarte á quien Raimondi había llegado á considerar en los últimos tiempos de su vida más bien como un colaborador en su obra del mapa que como un empleado suyo. No se debe omitir ningún esfuerzo para completar lo mas pron- to posible la publicación del mapa, cuyo gasto, segun lo hemos expuesto, ascenderá más ó menos á4 50,000 francos solamente. En el tomo 1? de “El Perú,” Raimondi ha expuesto clara- mente y sin disimular en nada los defectos que puede tener su mapa, los métodos que ha empleado, las bases en que se ha apo- yado y la discusión á que ha sometido cada una de ellas. Era vano é imposible pensar en una corrección, como la que se tra- ta de obtener hoy dia en los países que poseen numerosos ob- servatorios astronómicos y una red telegráfica, que permite de— terminar las posiciones geográficas con una exactitud d escono- cida anteriormente. En los mapas de mas nombradía de Europa, los últimos adelantos en la ciencia y en los instrumentos, inducen constantemente á introducir rectificaciones en la posición de los lugares. Con razón dice Raimondi que “lo que hace conocer “del modo mas patente la dificultad de hallar la exacta longitud “de un lugar, es ver el error de 15” que existía entre la posición ““ relativa de los principales observatorios astronómicos, los de “* Paris y de Greenwich; error que habia pasado desapercibido has- “ta el año de 1857, en cuya época se ha podido reconocer por ** medio del telégrafo.” — 137 — Se puede asegurar que el mapa del Perú, tal como está pre- parado por Raimondi, tiene toda la exactitud que se puede es- perar en el día y que no se le puede comparar ninguno de los mapas publicados anteriormente en que existen errores graves y hasta punibles. El provecho que se sacará de esta publicación es tan grande y tan evidente que nos parece excusado extendernos sobre ello. Para la publicación de los mapas particulares de ciertas provin- clas, y de quebradas con sus perfiles respectivos, así como de planos de poblaciones, hay elementos numerosos y suficientes, tanto en los apuntes como en algunas fojas ya dibujadas. Existen tambien documentos y apuntes suficientes para la re- dacción de la Geografía, conforme al programa de Raimondi y tomando como norma Ó modelo lo que él ha publicado sobre el Distrito de Ancachs; obra que deberá tambien servir de guía para la publicación de las otras partes de la obra “El Perú”, con las ampliaciones debidas; asimismo se deberá tomar en cuenta la memoria sobre el Departamento de Loreto. Geología. -Existen algunas mémorias impresas y algunos mapas geoló- gicos parciales, que servirán de base y modelo para esta parte de las obra; el resto se sacará de los numerosos apuntes relativos á la materia, dispersos en hojas sueltas Ó en sus libros de apuntes de viaje. Además de esto existe en el museo cedido á la Escuela de Medicina un número muy considerable de muestras de rocas con la indicación de su punto de procedencia, que forman una colección que se puede considerar como completa. Raimondi ha- bía principiado la clasificación de esas muestras y deja dos tomos en folio en que hay 708 muestras descritas, y analizadas algunas de ellas. No se puede decir por ahora cual es el número total de las muestras, porque éstas se encuentran acomodadas en cajones de los que no se las puede sacar mientras no estén listos el local y los estantes destinados á recibirlas. La paleontología ó descripción y clasificación de los fósiles es una parte importante de la geología. Conocidaes la escasez de los fósiles en los terrenos del Perú, lo que dificulta su clasifica- ción. Debido á grandes esfuerzos y á su constancia pudo Rai- mondi reunir una colección de más de 2,000 ejemplares, que se debe considerar como la más completa que se podía esperar. Raimondi encargó la clasificación y la descripción de una parte de estos fósiles á don Guillermo M. Gabb, notable geólogo que ha- 32 ) — 138 — bía hecho numerosos estudios sobre la paleontología de Estados Unidos, particularmente en las regiones del Pacífico. El señor Gabb aceptó gustoso ese encargo, y su memoria ha sido pu- blicada en el Boletín de la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, con acompañamiento de láminas. En: ella dice haber encontrado varios fósiles no conocidos antes. Esta publicación deberá servir de base principal para la parte de paleontología. Mineralogía. Fuera de varias publicaciones sueltas de Raimondi, relativas á la mineralogía, hay dos principales que son la obra del Departa- mento de Ancachs en que hay 545 descripciones de minerales, y la obra titulada “Minerales del Perú” ó catálogo razonado de una colección, que figuró en la exposición de Paris de 1879 y que comprende 652 muestras, más un apéndice que fué publicado en el tomo 1.* de los anales de la Escuela de Construcciones Civiles y de Minas. Además de esto, Raimondi ha dejado 5 tomos en fólio, de su puño y letra, que comprenden la descripcion de 2994 muestras de minerales. Esas descripciones están acompañadas de ensayes y con frecuencia de análisis completos. Estos datos son suficientes para constituir una obra de prime- ra importancia, sin embargo de que hay todavía en la colección del museo de la Escuela de Medicina un gran número de mine- rales cuyo exámen aumentará probablemente dicha importancia. Botánica. El herbario coleccionado por Raimondi y depositado en la A Escuela de Medicina comprende, segun inventario, 160 cajas y 149 libros grandes. Esto representa mas de 20,000 ejemplares de plantas entre las que hay muchas nuevas. Estas plantas se en- cuentran clasificadas con sus nombres. En los libros de apuntes de Raimondi así como en algunas hojas sueltas hay muchísimos datos referentes á la Botánica. Hay además cerca de 300 láminas de dibujos de plantas en colores, una parte de ellas con dibujos en escala mayor que el tamaño natural de los principales Órganos de las plantas. Hay también una colección de semillas de plantas, de frutas, - cortezas, gomas, resinas, etc.,que cuenta más de 500 objetos, en- tre ellos una colección completa de las cascarillas y otra de ma- deras del Perú. | — 139 — Raimondi consideraba esta parte de la obra come una de las más adelantadas para la publicación, y se puede admitir por con- siguiente que existen los elementos suficientes. Pensaba también añadir á la botánica una geografía [de las plantas y con este objeto tenía particular cuidado de ¡oia apun- tes sobre el sitio de procedencia de las plantas y más particu- larmente de las alturas en que se encontraban; existe ya una memoria relativa á este objeto reproducida en la Geografía de Paz Soldan. Zoología. La colección correspondiente á la Zoología es muy numerosa. Fuera de 1265 aves disecadas hay 30 frascos con aves y otros animales. Hay también 588 frascos y varias cajas y cajitas que contienen aves y diversos animales, nidos de aves, peces, molus- cos marinos y de tierra, reptiles etc., etc. Los moluscos comprenden más de 2,000 ejemplares y los in- sectos más de 4,000. Una parte de las aves ha sido mandada “por Raimondi al Se- ñor Ladislao Tavzanowski, conservador del museo de Varsovia, para su clasificación, la que fué comprendida en una obra en 4 tomos que este eminente naturalista ha publicado sobre 1349 aves del Perú, después de haber visitado los principales museos de Europa y algunas colecciones de particulares. Ha encontra- do varias especies nuevas que especifica en su correspondencia. No serán de más dos palabras de esclarecimiento sobre este pun- to. El Museo de Varsovia mandó al Perú dos naturalistas, Se- ñores Yelski y Stolsman, con el objeto de hacer colecciones zoológicas particularmente de aves. Esos señores estuvieron ocupados varios años en su comisión, y en los últimos tiempos el Señor Y elski se ocupó de aumentar la colección del museo de Raimondi. No obstante su dedicación especial, no pudieron con- seguir esos naturalistas ciertas especies que existen como únicos ejemplares conocidos en el museo que es ahora de la Escuela de Medicina. La clasificación de las aves, por importante que sea, no for- ma sino una parte de lo que corresponde á4 la Zoología. Para completarla, se encontrará en los libros de apuntes, en los pape- les que acompañan las muestras en los que Raimondi ha ten1- do un cuidado especial de indicar su origen, así como en algu- nas hojas sueltas, un amplio material para una publicación im- portante. — 140 — Etnología. No son los apuntes ni el material los que faltarán pa- ra la publicación de esta parte; así existen 72 cráneos, que representan los tipos más interesantes de razas humanas de diversas épocas; así como momias, vestidos, útiles, €. hallados en las huacas ó provenientes de la parte oriental del Perú; todo lo que comprende más de 300 objetos, fuera de un gran número de huacos de barro. Pero se necesitará un estudio muy prolijo de los diversos apuntes dejados por Raimondi, para conocer las ideas principales que debían presidir á la redacción de la Etnología. A todos los elementos ya citados hay que añadir los importan- tes artículos publicados en los “Anales de construcciones civiles y de minas del Perú,” que son hojas destacadas de la grande obra, los que comprenden en conjunto 578 páginas, y que son los siguientes: Estudios sobre el magistral que se emplea en el beneficio de los minerales de plata. Apéndice al catálogo razonado de los minerales del Perú. Aguas minerales del Perú. Minas de Carabaya. Aguas potables del Perú, y Minas de oro del Perú. No hay que hacerse ilusiones sobre el gasto que ocasionará la publicación de la obra “El Perú”, que según los cálculos de Rai- mondi debía constar de más de 20 volúmenes grandes: estos se- rán considerables, no solo por la gran cantidad “de láminas que deberán acompañar cada parte de la obra, sino también por la necesidad que habrá de contratar especialistas de toda confianza, particularmente para las secciones de geología, mineralogía, bo- tánica y etnología, que tendrán que estudiar los diversos obje- tos y las muestras del museo y estractar de los apuntes y de otros documentos todo lo que se refiere 4 cada una de las secciones. De esos apuntes, muchos, si no la mayor parte, se encuentran en 72 libretas, que Raimondi tenía siempre á la mano en sus viajes y en que apuntaba los datos 4 medida que se le presen- taban, muchas veces con abreviaciones con que es fácil familia- rizarse. Habrá que hacer un trabajo preliminar y que consistiá en copiar los apuntes en letra clara, dividiéndolos entre las di- versas secciones á que corresponden. t — 141 — Entre esos apuntes y los datos recogidos hay muchas observa- ciones de termómetro, higrómetro y barómetro, así como astro- nómicas para determinar la posición de ciertos lugares. Será pre- ciso hacer lo mismo que se hizo con los apuntes de esa clase que recogió Humboldt en sus viajes y que fueron publicados por Olt- mams en un volúmen especial, con los cálculos correspondientes. Cuando Raimondi ejecutaba sus viajes en el Perú, no le era posible llevar consigo aparatos fotográficos que en esa época for- maban cargas voluminosas y creaban un gran impedimento; tuvo por consiguiente que apelar á las vistas hechas 4 mano, sea por él mismo ó sea por auxiliares; particularmente para reproducir restos de la antigiiedad y vistas referentes á la geología. Hay cierto número de esos dibujos destinados á la publicación. Hoy día que con los nuevos aparatos hay tanta facilidad para las foto- grafías de viaje, convendrá hacer recorrer por un fotógrafo los diversos caminos que visitó Raimondi, á fin de recoger una colec- ción que venga en apoyo y en esclarecimiento del texto. De lo expuesto resulta claramente que existe un amplio mate- rial para realizar la publicación de la obra proyectada y princi- piada por Raimondi. Sería un crímen ante el Perú y ante la ciencia no utilizar ese material de un valor inestimable, fruto de tantos años de trabajo, de- tanta inteligencia y de tan pro- fundos como variados conocimientos; y abandonar una empresa en cuya coronación están interesados los buenos patriotas, no so- lo por la honra y la gloria que debe procurar, sino por las inmen- sas ventajas que está llamada á producir.. La obra de Raimondi hará conocer con exactitud y claridad la extensión del territorio que ocupa el Perú, sus formas, sus ac- cidentes, sus condiciones especiales, las abundantes y variadas ri- quezas de todo orden que encierran sus entrañas Ó que se desa- rrollan en su superficie; su cantidad, su calidad, el lugar en que se encuentran, las facilidades ó dificultades que pueda ofrecer su explotación, en una palabra todas las circunstancias de alguna importancia conexas con ellos. Esos conocimientos existirán y excitarán nuevos horizontes á la iniciativa, al trabajo, á la industria y á los capitales, no solo de los peruanos sino del mundo entero. El campo de acción se en- sanchará para todos y se presentarán poderosos alicientes, que despertarán la actividad y la inteligencia y que las impulsarán á llevar la vida y el movimiento hácia los diferentes puntos en que haya riquezas cuya explotación ofrezca un resultado ventajoso. La influencia que este hecho podrá ejercer sobre la agricultura, la minería, la industria y el comercio del país, no podrá calcular- ) UN se, sino sabiendo cuan numerosos é importantes son los productos que existen en toda la extensión de su territorio y que se encuen- tran en la enunciada condición. La publicación de la obra de Raimondi será un acontecimien- to para la ciencia y muy especialmente para la que se ocupa de los grandes reinos de la naturaleza, por los numerosos datos nue- vos que suministrará; pues en ella aparecerán descritos y clasifi- cados gran cantidad de minerales, de animales y de plantas del Perú hasta ahora desconocidos; y esto sucederá precisamente cuando notables corporaciones científicas europeas comienzan á dirigir sus miradas á este país y á interesarse por descubrir y co- nocer las tradicionales riquezas á que debe su celebridad. Es de esperarse que la obra de Raimondi excite grandemente su curio- sidad y avive su deseo de llevar adelante las investigaciones á que ya han dado principio, enviando comisiones científicas, cu- yos resultados tienen que ser de mucho provecho para el país. Manifestado el plan trazado por el Señor Raimondi para la publicación de su obra, demostrado que existen acumulados ca- si todos los materiales que se necesitan para continuarla hasta darle terminación, hechas palpables las inmensas ventajas que de ella reportará el país y la necesidad no solo de no descuidarla si- no de impulsarla vigorosamente y sin reparar en sacrificios para que cuanto antes se vea concluída, nos resta indicar la manera como á nuestro juicio deben conducirse los trabajos indispensa- bles para alcanzar tan importante resultado. - Son esos trabajos numerosos, complicados, de un carácter es- pecial, y no solo requieren la intervención de varias personas competentes, sino una dirección inteligente, activa y sostenida que los vigile, los ordene, los impulse y les comunique la unidad y la armonía que son indispensables. Noserá posible que se con- sagre á ellos, ni que los coloque bajo su inmediata dirección el terno que asediado y absorbido por los múltiples é impor- tantes asuntos é intereses que constituyen la administración, no podrá disponer de suficiente tiempo y tendrá por lo mismo que encomendarlos á alguien. Creemos que de las corporaciones á quienes pudiera dirigirse con tal fin, ninguna se encuentra en condiciones mas favorables que la Sociedad Geográfica de Lima, no solo por la importan- cia que dá á conocimientos como los que está destinada á propa- gar la obra del Señor Raimondi, sino por el gran interés que siente y que manifiesta por la publicación de esta obra; interés que es prenda segura de que se afanaría por corresponder á la confianza que el Gobierno depositara en ella y de que desplega- t — 143 — ría para su acertada realización, la actividad, la energía y el cui- dado que fuesen necesarios. Al terminar el presente informe, la comisión juzga convenien- te dar á conocer las ideas que dominaron en el espíritu de Rai- mondi, al hacer la cesión de sus colecciones en favor de la Escue- la de Medicina y citar para ello los estractos siguientes de una carta ya mencionada, dirigida por él á su apoderado señor doc- tor don Miguel Colunga, dándole sus instrucciones. “¿De regreso de mi viaje al valle de Huayabamba me entrega- “ron dos apreciables cartas de Ú. «“Por'el'as me he impuesto con placer de que el Gobierno ha- ““bía puesto el cúmplase á la ley del Congreso y que había nom- “brado la comisión para entenderse conmigo ó con U. sobre la “* compra de mi colecciones. ” “«U. en su última me pide algunos datos sobre los objetos de “mas valor para poder tener una base y juzgar del valor del “todo. A decirle la verdad yo me halle muy embarazado para ““ satisfacer la pregunta que U me hace, porque hay una multi- “tud le objetos que para otros serían insignificantes y que para ““ mi son de un valor inapreciable, por ser únicos en su género Ó ““* enteramente desconocidos en la ciencia; de manera que no se “les puede fijar precio. No me fijaré en el Bu/2mus que tal vez ““ es un capricho del Sr. Paz de ofrecerme lo que quiera, ni en “* la momia de dos cabezas por la que U. sabe rehusé 50 onzas. “« Los animales, plantas y minerales enteramente nuevos para la “* ciencia son los objetos para mí de mayor valor; y creame U. ** que se hiere miamor propio al emplear la palabra vexta Ó com- “* bra para mis colecciones, porque para mi fijar precio para la “ compra de estos objetos, es como si quisiera fijar precio por ““ mi sangre Ó por mi vida. Yo desearía que en el informe se “* emplease mas bien la palabra ceszon que venta. “Para que usted tenga mejores bases para entenderse con la “* comisión, le diré que puedo asegurar ó garantizar lo siguiente: “Parte etnológica “Colección de vestidos y otros objetos de los salvajes, crá- ““ neos, momias, armas antiguas, ídolos de madera y de plata, “vasos de plata, etc. al menos 300 objetos. “Anímales “Mamíferos, aves, reptiles, etc. 400 “Moluscos terrestres y fluviatiles 1500 “Moluscos marinos 500 “Insectos 4000 “Conchas, dientes y huevos fósiles 2000 ” rs Wi “Plantas SN “Plantas secas 20.000 “Frutos, cortezas, gomas, resinas, etc, 500 “Minerales “Minerales y rocas 3.000 (1) “Creo que habrá mucho mas, pero este número es el que pue- do asegurar. “Naturalmente habrá objetos que valdrán tal vez un real, pero en cambio hay muchísimos que no tienen precio; así, por ejemplo, el ídolo grande de madera no lo daría por mil pesos. “Creo que el informe de la comisión, no debía fijarse en el valor de los objetos, sino en las causas que me obligan á desha- cerme de lo que aprecio mas que mi vida misma. “«U, sabe que para el estudio detenido de todo este material necesito de un laboratorio á mi gusto y en el que ninguno pon- ga las manos. Para plantificar dicho laboratorio necesito de un local propio para que no suceda lo que pasó con la Sociedad Filotécnica”, que despues de habernos cedido el Gobierno el local del Senado, nos mandó á pasear á los altos del museo, y por último, despues de haber hecho nuevos gastos en acomo- dar el local y plantar los bancos nos echó tambien de allí. “Como para mi laboratorio necesito construír hornillos, estu- fas, chimeneas, etc, no quiero que despues de haber gastado una fuerte suma me boten á otra parte. Esta es la causa princl- pal de querer tener un local propio, (2) “Ademas de la plantificación de dicho laboratorio, compra de instrumentos muy costosos y de nueva invención, tengo nece- sidad de gastar una suma en muchas obras muy costosas, cua- les son las obras completas de la comisión “Castelnau”, las de d'Orbigny, las de Poepigg, de Karsten, de Martins, las obras grandes de Humboldt, sobre las plantas equinocciales y muchas otras, que importarán á lo menos unos 5.000 pesos. Ahora, para construír un laboratorio, conseguir un local propio y comprar los instrumentos y libros, se necesita de una fuerte suma, de la que yo no dispongo, y para esto he pensado ceder todas mis colecciones para proporcionarme lo necesario para llevar adelante mi obra. Esta es la verdadera causa que me obliga á dar este paso y esta debería ser la base del informe y (1) Sabemos que las rocas y minerales descritos y clasificados alcanzan á 3702 segun lo hemos indicado. (2) Gracias á esto es debido aja en tiempo de la ocupación chilena pudieron salvarse las colecciones. — 145 — 1 “no el valor de las colecciones, que, como he dicho, para mí no “ hay plata con que pagarlas. “Como U. es mi representante y tiene para esto facultades “* extraordinarias, le voy á hacer un encargo, y es que haga pre- “* sente á la comisión que no pongo condición de ninguna clase ** en cuanto á la suma, porque á mi me basta lo necesario para ** llenar los fines mas arriba expresados; pero creo indispensable ““ poner una única condición relativa al local á donde deben ser ** colocadas las colecciones: es que debe ser en la Escuela de Me- ** dicina Ó en local dependiente de dicha Escuela, renunciando “ el título que se ha decretado dar al nuevo museo. “Tres motivos me inducen á poner esta condición: el 1.” es ** que la Escuela de Medicina es el establecimiento de mis afec- ““ ciones y tengo el mas vivo interés por su progreso y engran- ““« decimiento; el 2.” es que en el Museo de la Escuela se hallan “* ya reunidos muchos objetos pertenecientes al Perú y que ser- “* virán de estudio para la publicación de mi obra; el 3.” es fun- “«* dado sobre el temor de que se pierdan objetos raros, como su- “* cede muy á menudo en el “Museo Nacional,” pérdida que se- “* ría para mí irreparable, puesto que todas esas colecciones for- “* man el material que debe ser sometido á un minucioso estudio, “* cuyo resultado será publicado en la misma obra.” Por lo citado se vé el valor que Raimondi atribuía á sus co- lecciones y la necesidad que habrá de arreglarlas para. que se puedan fácilmente consultar, y examinar los diversos objetos que constituyen el museo de la Escuela de Medicina. También debe la comisión hacer presente que entre los docu- mentos entregados á la Sociedad Geográfica existen correspon- _dencias de caracter íntimo, otras de carácter oficial como son nombramientos para diversas comisiones y otros papeles de aná- loga naturaleza que pertenecen esencialmente á un archivo de familia: parece evidente que esos documentos han sido inventa- riados por puro equívoco y que no podrá haber dificultad en que sean restituídos á la familia. Por otro lado no fueron inven- tariados ni comprendidos entre los documentos entregados á la Sociedad Geográfica, seis volúmenes en cuarto y doce in folio, todos de puño y letra de Raimondi, que comprenden clasifica- ciones y análisis de minerales y de rocas, asi como los otros di- versos análisis que ha hecho: todo esto acompañado de memo- rias y apuntes en hojas sueltas,indispensables para la publicación de la obra. En caso que se proceda, como es de esperar, á dicha publicación, la comision está convencida que de parte de la 4.0 3 : — 146 — familia no habrá dificultad en entregarlos, bajo inventario, á la Sociedad Geográfica. Con lo expuesto nos parece haber llenado la comisión que se nos encomendó y ponemos termino á este informe, al que no juzgamos oportuno dar mayor extensión.—Lima, Junio 12 de 1891. Ernesto Malinowski.—José Casimiro Ulloa.—Manuel García y Merino.—HFederico Villareal —Olivo Chrarella. Sl nl Geología de Huanta. Siendo de incontestable mérito el estudio que de su provincia natal hizo en 1882 el Dr. D. Feliciano Urbina, y aún poco conocido, sobre todo en el exterior, no vacilamos en reproducirlo, segu- ros de que siempre ha de ser de gran utilidad para todos los que están dedicados á análogas investigaciones. 18 Partiendo de la villa de Huanta hácia el E. y después de una - ascensión de tres leguas en terrenos arcillosos y margosos, se en- cuentra el nevado Kasuhuzllca, el pico más elevado de la cadena en el territorio de la provincia: su forma es piramidal é irregular; su color negro, su cima coronada de nieve perpétua y rodeada constantemente de una aureola nebulosa, le dan un aspecto impo- nente y magestuoso; es tal su elevación que se percibe desde la Z ciudad de Ayacucho á siete leguas de distancia y de los puntos elevados de la cadena occidental, ó de la costa, como son: Tam- braico, Álto-pongo, Condoray, etc., en el Departamento de Huan- cavelica á veintidos leguas. Está formado de una roca eruptiva de color bruno oscuro, áspero al tacto y de fractura irregular, que debe ser probablemente la traquita: las ondulaciones que ofrece están cubiertas de canchales, producidos por la acción de las nie- ves que coronan su cima; sobre estos canchales y en la falda del cerro se encuentran enormes cantos que tienen la misma compo-- sición, producidos por la acción de los agentes eflorescentes y de la electricidad atmosférica desarrollada en grandes proporciones en los meses de Diciembre y Mayo (invierno para los habitantes. de la region andina y trasandina y verano para los de la costa). Este pico es pobre en minerales, y solo he encontrado en él al- gunas vetillas de galena y de pirita. La importancia del nevado de que tratamos nace de las lagu-: has que existen al rededor de su base, alimentadas por la fusión — 147 — de las nieves que cubren su cima y, probablemente, de aleunas - vertientes subterráneas, siendo las más notables: Yanaccocha (la- guna negra), cuyas aguas parecen de color negro, debido á que su fondo es cenagoso y á la formación de turbas; está al SE. del nevado: Chacaccocha (puente de laguna) al O; su nombre tiene analogía con su forma, que deprimida hácia el centro presenta el aspecto de un puente: Carccarccocha (laguna bulliciosa), nombre que le han dado los indígenas aludiendo, sin duda, al ruido de la vertiente á que da lugar; está al N. de la anterior y sus aguas vienen á aumentar las de la segunda: Pampacocha y San Anto- nio. Los torrentes que salen de las lagunas, es decir, de Yanac- cocha, Chacaccocha y Pampaccocha, forman el río de Huanta que riega la campiña del mismo nombre. Esta región, la cuenca hidrográfica de la cadena, llama la atención del viajero, porque al E. del nevado, á la misma altura y á distancia de cerca de dos leguas, existe interpolada con las lagunas de agua fria otra pe- queña termo-mineral, que careciendo de nombre y encontrándose en el territorio del fundo Uchuraccay la designaré con esta de- nominación: tiene en disolución sales de fierro y carbonato de cal, que se conocen á la primera observación por las concreciones de caliza y el cieno rojo-amarillo que depositan sus aguas sobre el terreno en que corren, hecho notable, y que viene á confirmar la teoría moderna sobre el origen de las fuentes termo-minerales. A Tomando el mismo punto de partida (Huanta) y con direc- ción al NE. después de una ascensión de tres leguas menos pen- diente que la anterior, en terrenos de arenisca, arcilla y limonita fina, que se emplea en la pintura, se halla el Ingenio Mineral de Culluchaca (puente de madera) conocido ya en el mundo cientí- fico por los trabajos del señor Raimondi, quien mediante los fó- siles que encontró, Productus, ha determinado que estos ternenos pertenecen á la Formación Carbonífera. Esta opinion está corro- borada por el reciente descubrimiento de capas de carbon de pie- dra á cuatro leguas del lugar, en las alturas del pueblo de Tambo (provincia de La Mar) por el ciudadano norte-americano M. La- rrabi, y su calidad es excelente. Los propietarios de este Ingenio Mineral, señores Francisco y Manuel Perez, explotan los ricos filones de Ccorihuillca, aunque en pequeña escala y sin método, por falta de capital. Para el be- neficio de los metales hay carencia absoluta de combustible vege- tal, porque la flora es raquítica por la baja temperatura, pero ac- — 148 -—- tualmente puede suplirse y con ventaja explotando á la vez las capas carboníferas recientemente descubiertas. El trabajo en cada filón ó socavón se hace por tres hombres. El primero maneja el barreno y se llama darretero. El segundo la comba y es el mazador, y el tercero extrae del socavón las ma- sas minerales desprendidas del cerro y es el apzrz. El salario es insignificante: generalmente se les paga en mercaderías cuyo va- lor es duplicado con relación al precio de plaza. Este método en el trabajo es el que siguen también los mineros de las provincias vecinas, dato que anoto, ya por curioso, como por ser inteéresan- te á los que se dedican al ramo de minas. PLE Continuando el camino y á dos leguas de Culluchaca y cinco de Huanta, hácia el N E., se encuentra el criadero de Ccorihuill- ca, cuya riqueza es proverbial. El señor Raimondi en su Catálo- go de los minerales del Perú, lo menciona con la denominación de minas de Huanta-Huayllay, por estar construido en la falda de este cerro el caserío de Huayllay. Ccorihuillca está formado de tres cerros unidos por su base: Animas en el que existe un socavón del mismo nombre: (corl- huillca, que es la parte mas rica, estando el cerro atravesado de filones metalíferos en todas direcciones, y por último, el Santia- go. En la parte superior los tres picos unidos forman una espe- cie de silla ó caballete, aspecto característico de los terrenos car- boníferos. Los filones son tan ricos que en la época colonial se han ex- traido de ellos inmensas cantidades de plata nativa. El señor Ja- vier, Marqués del Plata, ha sido el minero que en mayor cantidad los ha explotado, habiendo sacado barras de plata maciza, de pe- so de dos arrobas. Existen muchas minas, siendo notables: el Jardin de Plata que dá plata nativa, situada en la parte supe- rior del cerro, fácil de desaguarse mediante un socavón que se abra á cualquier costado del cerro; la Caudalosa en el centro, mi- na muy trabajada y probablemente explotada desde el tiempo de los Incas y debe de ser el primer filón descubierto; también dá plata nativa en bolsonadas: San Pedro, San Pablo, el Rosarzo, San Pedro viejo, la Tesorera «. Los filones en este criadero es- tán dispuestos á manera de red. No determino la dirección é in- clinación de ellos por haber carecido de los instrumentos néce- sarios para el objeto. La composición geológica del cerro es la siguiente: en su par- ( — 149 — te inferior Ó base, abunda la arenisca rojiza metamórfica, que forma el camino, y es conccida con el nombre de Puca-ccasa (abra-colorada), cuyos estratos parecen alternar con bancos por- fídicos que los atraviesan en varias direcciones. Esta irregulari- dad en que una roca eruptiva aparece estratificada con otra se- dimentaria, es resultado de la manera particular como se deposi- taron las capas de arenisca. La parte superior está formada de bancos de caliza granular, de color oscuro y muy dura, capas que están levantadas como las de arenisca y también atravesadas por las rocas porfídicas, en que se encuentran los filones más rICOS. La explotación de estos riquísimos criaderos necesita un capi- tal considerable; pero las utilidades serían muy positivas. Hay cierta analogía en la explotación de estas minas y las de Visca- chas (Lircay, provincia de Angaraes, Departamento de Huancave- lica). En tiempo del coloniaje fueron el centro del trabajo y riqueza de aquella época: posteriormente ahogadas han sido la piedra filosofal de algunos empíricos que, sin conocimientos de la- boreo de minas, han tratado de desaguarlas, y como emprendie- rán el trabajo con pequeño capital no han podido concluir la obra, y se han arruinado. El trabajo de la mina Jardin de plata, se ha iniciado varias veces: últimamente lo emprendieron en compañía los ciudadanos norte-americanos M. M. Penny y Larraby, y el señor Cambon. Por fallecimiento del primero no se ha termina- do la obra; pero continuando el segundo ha extraido algunas li- bras de plata nativa. Siguiendo el mismo rumbo después de pasar los caseríos de Chucay, Secce, y la formación de Laopay análoga á la de Ru- mihuasi (provincia de Angaraes), que ofrece una série de conos de arenisca semejantes á las casas de los indígenas, se llega á Marccaraccay construido en la falda del cerro Santiago, que no debe confundirse con el de Ccorihuillca que tiene la misma de- nominación: la mayor parte de los terrenos de esta travesía son de arenisca ferruginosa y de colores vivos como son el rojo, ama- rillo y violado. Antes de entrar en el estudio de esta formación, diré algo sobre las especialidades que he observado en la vía de Luricocha, que ofrece interés para el conocimiento de la natura- leza de los terrenos explorados. IV. m Dirigiéndose de Huanta hácia el N., á una legua de distancia e encuentra el pueblo de Luricocha célebre por la composición J -- 150 — química de las aguas de algunas vertientes del río Apulema, que produce en los habitantes la enfermedad del coto. Este pueblo se halla rodeado de una vegetación exuberante que se extiende hasta el lugar denominado Huayhuas (camino de Ayacucho) á una legua al S. de Huanta, y forma la hermosa campiña del mis- mo nombre. Predominan el molle (Sc/z2mus molle), lúcuma (LZ. ovovata), el cedro (Cedrela odorata), en las orillas de los rios Apulema, Opauccay y Huanta, y el huarango (Prosopzs dulcis), en las orillas del Viru-viru y Huarpa. La quebrada de Ucana es notable por las hermosas ruinas pe- trográficas que allí existen, consistentes en varias columnas pira- midales de arenisca violácea, que sostienen en la parte superior Ó vértice enormes cantos de rocas porfídicas, de color rojo—viola- do. La formación de estas ruinas es efecto de la acción erosiva de las aguas sobre los estratos de arenisca morada, que entran en la composición de esta quebrada y de las colinas adyacentes. El cerro Huatuscalla es importante porque en su base se ve- . rifica la confluencia de los rios Mantaro y Huarpa y se donomina Tincocc (unión). Está formado de estratos de arcilla esméctica de color verde claro, untuosa al tacto, de yeso fibroso cristalino y margas dendríticas; todas estas capas están levantadas: su po- tencia es considerable y estan atravesadas por diques de granito fino, que también se presenta en masas enormes, de estructura granular y compacta. En la parte inferior se encuentran bancos de sal común de color rojizo, debido á los óxidos de fierro que entran en su composición. Hay algunos filones de galena-piritosa. En fin, en la quebrada de Paccchancca existe el Ingenio Mi- neral en que trabajó M. Larraby, y notable por la mina del mis- mo nombre que dá plata nativa en bolsonadas. Con todo, su trabajo no es conveniente, porque después de la boya aparece un sulfuro pobre que no costea los gastos y merced á un laboreo de tresá cuatro años es que se presenta otra bolsonada. El se- ñor Ramón Valdivia que la explota, había extraído de una de estas capas cerca de mil marcos entre plata nativa; pero habiéndose agotado la boya ha empleado ya casi el total de la suma que ob- tuvo en los trabajos, sin conseguir hallar hasta la fecha un nuevo depósito. Actualmente algunos trozos de metal van presentándo- se con pequeñas laminitas de plata nativa. VE . 14 El cerro Santiago está á nueve leguas distante de Huanta hacia el NNE., á tres leguas próximamente del Mantaro, fren- t — 151 — te á los criaderos de Domitila, Viscayna y baños de Coris, situa- dos en la orilla opuesta del rio, territorio dela provincia de Taya- caja. Su forma es la de una pirámide cuadrangular é irregular: los estratos que la forman son casi verticales, y las pequeñas cavernas que ofrece se deben á la acción de los agentes eflorescentes. Los cantos rodados de syenita y magnetita, intercalados en las crestas de las rocas, así como su composición, distinguen el cerro San- tiago de los que le rodean. Su cima no es coronada de nieve perpétua sino en invierno y con variaciones. Hay algunas grle- tas profundas entre las capas por las que corre una pequeña can- tidad de agua mineral, que dá lugar á la formación de estalacti- tas y estalagmitas en las paredes de las grutas, concreciones que no pude extraer por la estrechez de las hendiduras. Las mismas aguas al salir al exterior depositan concreciones calizas que los naturales del lugar denominan %4uwarz y créen gozan de propie- dades nocivas á la salud: tal repulsión les tienen, que según cuentan, uno de los habitantes despreció una peseta que se le ofrecía con el objeto de que tocara la piedra. La altura total del cerro con relación á la quebrada que forma es de 800 metros cuando menos: 600 metros desde la base al punto del corte y 200 hasta la cima. NL CARÁCTER MINERALÓGICO DE LAS ESPECIES QUE EN ÉL SB ENCUEN- TRAN. — Galena argentífera cristalizada en pequeños cubos. Estos cristales se encuentran adheridos entre sí, de modo que hacen lamelar la estructura: brillo característico, color gris, es- tando algunas partes cubiertas de una película rojiza, probable- mente de siderosa, puesto que por la acción del ácido clorhídrico produce efervescencia. Su composición es muy complicada, conteniendo generalmente al estado de mezcla blenda y pirita, esta última visible sin auxilio del lente, y pequeña cantidad de plata, cuya ley alcanza 4 0,00025, de manera que el cajón dá tres marcos de plata; por consiguiente no hay utilidad en explo- tarla, aunque el filón es de Omt.,80 4 1mt.,00 de ancho próxima- mente. Del yacimiento me ocuparé al tratar del carácter estra- tigráfico. _Zoba caliza concrecionada, en forma de riñón, color blanco, opaca, porosa, de estructura granular y formada por las aguas que salen de las grietas como llevo indicado. Calizas estalactíti- cas y estalagmíticas. De esto deduzco que á mayor profundidad deben existir capas Ó bancos de caliza y que las aguas de la pe- J — 152 — queña laguna situada al SE. y en la parte superior del cerro, al correr sobre dichas capas, las disuelve con el auxilio del ácido carbónico y humatos alcalinos que tienen en solución, y al salir al exterior, escapándose el ácido carbónico, las depositan forman- do las estalactitas, estalagmitas y demás concreciones. Este he- cho nos revela la naturaleza del mar, en cuyo seno se formó el terreno objeto de esta disertación. Magnetita. Esta especie se encuentra accidentalmente en el terreno, en cantos de un metro de altura, 80 centímetros de largo y 40 4 50 de espesor, color gris oscuro, brillo metálico, acción magnética fuerte. Estos cantos deben quizá ser aerolitos del pe- ríodo geológico correspondiente á la formación. Al SE. hay una boca-mina, cuyo filón no he examinado por los peligros que ofrece su descensión, mina trabajada en tiempo del coloniaje; pero hay tradiciones acerca de haber dado plata nativa. VIL CARÁCTER PALEOGRÁFICO.—Las principales rocas son: Arenisca micácea metamórfica. — Compacta, su color gris blanco; 4 la fractura con auxilio del lente se observan cristales de feldspato orthosa color rosa, cristales de cuarzo y mica blan- ca en laminitas; su estructura escamosa; es tal el cambio que ha sufrido que debe ser efecto del contacto de la roca eruptiva que causó el levantamiento de los estratos. En algunas partes está impregnada de carbonato de cal que debe ser efecto de la filtra- ción de las aguas calizas mencionadas. Arenisca arcillosa metamórfica.— Completamente modifica- da, untuosa al tacto, estructura granular, color blanco gris, cu- bierta de dentritas de manganeso: está atravesada de otra de co- lor rojo amarillo, cuya composición es complicada, la que se presenta anodulada y las cavidades correspondientes á. estos nó- dulos ofrecen pequeños cristales de feldspato. Ella es, según creo, la arenisca micácea introducida en las capas de la arenisca arci- llosa por la fuerza eruptiva de la roca ígnea; así lo revela las den- tritas de su superficie, su composición y yacimiento en filón. Calíza piritosa.—Color gris, estructura granular cristalina, brillante; tiene intercalada en su masa pirita de fierro, no ofrece modificación alguna. Arenisca arcillosa ocrácea.— De color amarillo-terroso, fria- ble; tiene todos los caracteres físicos. de las que actualmente se — 1583 — forman en el cauce de los ríos y fondo de las lagunas, ofrecien- do además pequeñas brechas, pudingas y restos orgánicos. LEE CARÁCTER ESTRATIGRÁFICO.—El conjunto de estos materiales forma la composición geológica del Santiago, ¡materiales dis- puestos en estratos regulares, originando dos pisos bien deter- minados por su naturaleza, disposición de las capas y restos or- gánicos. Piso inferzor.—Los estratos de este piso forman el cuerpo del cerro, siendo su potencia total de 60 metros próximamente, y su extensión de 200 metros. Los estratos están levantados; son casi verticales, pero bien regulares, formados de la arenisca micácea metamórfica, y también de arenisca arcillosa metamór- fica. Las capas de arenisca micácea ofrecen las grietas á donde se encuentran las estalactitas, estalagmitas y tobas calizas. Con el trascurso de los siglos serán probablemente rellenadas por esta sustancia, si un accidente geológico no viene á interrumpir su lenta formación. En la boca mina-filón se encuentran las capas inferiores in- terpoladas con la superior de arenisca arcillosa, que está atrave- sada de tifones de color rojizo, cuya naturaleza he determinado ya, y la roca eruptiva que con su aparición produjo este meta- morfismo y disposición, debe formar el núcleo central del cerro, En el plano de unión de estas capas se halla el filón de galena. Es muy probable que estas capas fueran horizontales y forma- das de rocas sedimentarias, y que la aparición posterior de la roca ígnea produjo su levantamiento y metamorfismo. La grieta que resultó de este accidente geológico fué posteriormente rellenada por las sustancias minerales que constituyen el filón, como hoy sucede con las grietas externas. En estas capas se encuentran los cantos de syenitas y magnetitas, y no ofrecen vestigios orgánl- cos. La dirección sensible es hácia el S E. Piso superzor.—A veinticinco metros háciz el E. de estas ca- pas se encuentran otras, cuyo espesor es de 5 metros, y su ex- tensión 60 á 70 metros próximamente, á cuya distancia buzan. Estas capas aunque de composición distinta á las anteriores per- tenecen á la misma formación; porque sus estratos están igual. mente levantados y ofrecen la misma dirección é inclinación. La parte inferior es de caliza, ofrece pequeñas cuevas, cuyas entra- das están hacia el O, sin restos orgánicos, espesor cuatro metros. Superpuesta á esta capa se encuentra otra de arena arcillosa- ocrá- 5. > — 154 — cea, espesor 36 centímetros, cubierta por capas de tierra vegetal; tiene restos orgánicos de moluscos del género Productus, análo- gos á los encontrados en las márgenes del Titicaca por mi res- petado maestro Dr. José S. Barranca, y en Cuyuchaca por el Sr. Raimondi. Las capas de este piso estarían primitivamente colo- cadas sobre las del piso inferior y al verificarse posteriormente á su formación la erupción, sufrieron ambos pisos el mismo le- vantamiento, puesto que los estratos guardan analogía en su dis- posición y paralelismo. Todo viene, pues, á conducirnos al re- sultado de que forman parte de un solo terreno. LX. CARÁCTER PALEONTOLÓGICO. — Es el mas indispensable para fi- jar la edad de los terrenos, y los fósiles son como el signo que distingue las diversas épocas de la creacion; pero la falta de tex- tos especiales me ha impedido fijar las especies á que pertenecen los fósiles que he hallado; no obstante gracias á los auxilios de los Dres. Raimondi y Barranca he encontrado tres especies del género Productus, Pr. vespertilio (Gabb). Pr. Capachit (D' Orb.) y una especie incierta, que no se ha podido determinar por la imperfección de sus caracteres. Estos fósiles son del te- rreno carbonífero. ; ). $ De lo expuesto deduzco: Que estas capas pertenecen al gran período primario ó paleozaico y que son del terreno carbonífero. 1.2 La composición de sus estratos de rocas'modificadas ofre- ce los mejores ejemplos de metamorfismo y lógicamente nos conducen á suponer que estas capas estuvieron muy próximas al núcleo igneo central de la tierra y que las contínuas erupcio- nes originaron las modificaciones predichas. | 2. El levantamiento de los estratos, y su inclinación notable, reconocen la misma causa y constituyen uno de los caracteres mas peculiares de este período, pero no exclusivo; porque hay casos de metamorfismo, levantamientos y aparición de rocas eruptivas en los períodos siguientes. 3.” Los restos orgánicos hallados pertenecen á una escala in- ferior del reino animal: la imperfección de su organización y la ninguna analogía con los que actualmente pueblan la superficie del globo, nos conducen á la conclusión anterior. oa 4.2 La analogía de las rocas, especialmente de la arenisca mi- cácea con el Millnstongritt de los ingleses, y la disposición de las capas con las formaciones carboníferas estudiadas y, sobre to- do, los fósiles hallados, prueban la segunda conclusión. 5.2 Esto mismo prueba la analogía de los fósiles de la for- mación de Culluchaca hallados por el Sr. Raimondi, con los en- contrados por mí, como también con los conseguidos por el Dr, Barranca en las márgenes del Titicaca: aun mas, la mencionada analogía ú horizonte paleontológico me hace juzgar que estas cuencas sean parte de una gran formación que debía haberse ve- rificado en el Sur de la cadena oriental de los Andes, 6.2 Las capas de hulla encontradas por M. Larraby, en las alturas de Tambo y la antracita de las alturas de Churcampa á inmediaciones de la población, vienen á fortalecer lo indicado. Antes de terminar diré algo sobre su naturaleza. Los terrenos carboníferos son lacustres y marinos. Los primeros han sido for- mados en el fondo de los lagos primitivos á semejanza de las turberas actuales, de extensión pequeña y fáciles de conocer. Los marinos se formaron en el seno de los mares y son cuencas de gran extensión. Las formaciones estudiadas pertenecen á la segunda, porque sus materiales son de acarreo y su extensión es de leguas. Como llevo dicho, la de Santiago es parte de la de las alturas de Culluchaca á seis leguas del lugar. XI. CUADRO DE LOS MINERALES, ROCAS Y FÓSILES DE LAS FORMACIONES QUE SE INDICAN EN LA TÉSIS. N.? 1.—Galena argentifera.—Su composición química es complicada. —Galena (sulfuro de plomo), blenda (sulfuro de zinc), pirita (sulfuro de fierro).— Pb (Ag, Zn, Fe.) S.—Yace en filón, la ganga es arenisca metamórfica.—En el cerro Santiago, distrito de Luricocha, provincia de Huanta, Departamento de Ayacucho. N.” 2.— Magnetita.— Color gris de acero.— Composición: sesqui-Óóxido de fierro.— Fe? O*—Yace en cantos rodados de 1l mt. de altura 1 mt. 80 de largo y 0 mt. 40 4 0 mt. 50 de espe- sor.— En la misma localidad. N.? 3.—Toba caliza ó caliza concrecionada.—En riñones, — Composición: Carbonato de cal. —CaO CO* —En actual forma- ción en las grietas del cerro Santiago anteriormente indicado. z . — 156 — N. 4.— Yeso fibroso. — Cristalino.— Estructura fibrosa.— Composición: Sulfato de cal.—CaO SO*+2HO. Yace en ca- pas alternadas con arcilla esméctica.— En Huatuscalla, distrito de Luricocha, provincia de Huanta. 2 NN 5— tacto.—Composición:—Silicato de Vina hidratado, cuya fór- mula es AY? O? Si 0*+ HO. Yace en bancos de un espesor con- siderable en el cerro Huatuscalla. N.* 6.—/Zargas.—Con arborizaciones de manganeso.— En Huatuscalla. -N. 7.— Mulla.— Llama larga.— De las alturas del pueblo de Tambo, provincia de La-Mar.—Hallada por M, Larraby. N.” 8.— Antracita.— Fractura concoidea.— Hallada en las alturas de Churcapan, provincia Tayacaja. Rocas. N.” 9— pas casi verticales, cuya extensión es de 200 metros.— Forma- ción carbonífera del Santiago. N.? 10.— Arenisca arcillosa.— Color blanco, untuosa al tac- to.—Yace en bancos, bajo las mismas condiciones que la ante- rior y en la misma localidad, atravesada por diques rojizos de arenisca metamórfica. N.*? 11.— Arenisca metamórfica rojiza.— Estructura muy cristalina, que á la simple vista parece la roca eruptiva, Fosiles. N.* 12.— Productus capachi7.— (D'Orb.). N.* 13.— Productus sp.— Espede incierta: quizá sea el Pv. espin??; pues en sus costillas hay tuberosidades quese distin- guen con el lente, donde articularían las espinas. N.* 14.— Productus vespertzlio.— [Gabb.) FELICIANO URBINA. — 157 — Miscelánea. MIEMBROS NATOS.—Por decreto de 22 de Junio, y á iniciativa de la Sociedad Geográfica, han sido nombrados miembros natos de ésta, los altos funcionarios siguientes: el Presidente de la Cámara de Comercio de Lima; y los Directores de Obras Pú- blicas, de Industrias y del Colegio Militar. Socios acrivos.—En las últimas sesiones el Consejo Directi- vo de esta Sociedad ha elegido para miembros activos de ella, á los señores D. Juan Federico Elmore, D. Félix Cipriano Coro- nel Zegarra, D. Juan N. Eléspuru, D. Sebastián Lorente y Be- nel, y D. Felipe de Osma y Pardo. COMISIÓN ESPECIAL. —La nombrada por el Consejo Directivo de la Sociedad Geográfica de Lima, para inspeccionar el arreglo y clasificación del Archivo del Ministerio de Hacienda, que se encuentra ya en el local que provisionalmente le ha asignado dicho Ministerio en los bajos de la Biblioteca Nacional, consta del Secretario de la Sociedad Dr. D. Gabino Pacheco Zegarra, de D. Modesto Basadre y de D. José Agustín de la Puente. El Sr. D. José Toribio Polo que dirije tan ardua labor, la tie- ne iniciada desde primeros de mes, en que tuvo lugar la trasla- ción del Archivo. ObBsequio.—Nuestro distinguido socio Sr. D. Ricardo Palma, Director de la Biblioteca Nacional, ha tenido la bondad de ob- sequiarnos un estudio cuyo título es: “Exploragao dos rios lta- petininga e Paranapanema, pelo Engenheiro Theodoro F. Sam- paio”. Este opúsculo interesantísimo está acompañado de 26 mapas ilustrativos. También nos ha enviado varios otros ma- pas y planos de alguna importancia. Reciba aquel caballero la expresión de nuestra sincera gratitud, EXPOSICIÓN DE CHICAGO.—La Comisión nombrada por el Go- bierno, encargada del estudio y preparación de la parte que el Perú debe tomar en ese gran certamen, ha tenido dos reunio- nes con dicho objeto en el local del Ateneo; y, habiendo invita- do á la segunda á Mr. Safford, comisionado especial de los Estados Unidos en el Perú y Bolivia, con el mismo fin, ha te- nido la oportunidad de haber conferenciado con este señor y J) - «> — 158 — pedídole todos los informes necesarios. Grandes serán induda- blemente los obstáculos que haya que vencer para que nuestra patria figure airosamente en la exposición norte-americana; des- de luego, si no se puede realizar esta aspiración contando de an- temano con todos los recursos indispensables al caso, está fuera de toda duda que valdría más que el Perú declinase el honor de aceptar tan costosa participación. PoBLACIÓN DEL GLoBO.—Según los últimos datos que nos su- ministra Za Géographie, semanario científico de París, la po- blación del Globo asciende á 1,457.600,000 habitantes en la tie- rra cultivada y 300,000 en las regiones polares. Esta población se distribuye de la manera siguiente: Europa, 380.200,000; Asia, 830.000,000; Africa, 127. 000, 000: Australia, 4.730,000; Améri- ca del Norte, 89.250,000; América del Sur, 36.420,000. El área cultivable del Globo contiene 28.269,000 kilómetros cuadrados: Europa, 2.888,000, Asia, 9.280,000; Africa, 5.760,000; Austra- lia, 1.167,000; América del Norte, 4.916,000; América del Sur, 4,228,000. A estas cifras es preciso añadir 13.901,000 millas cuadradas de estepas y 4.180,000 millas cuadradas de desiertos. PoBLACIÓN DE La InDIa.—Maravilloso es el incremento que toman las posesiones inglesas de la India. Según los últimos datos, llega 4 210.000,000 la población de la India inglesa, pro- piamente dicha; si añadimos á esta cifra los 65.000,000 que for- man los Estados tributarios del Indostán y Cachemira, y los 10.000,000 de la Birmania, tendremos un total de 289.000,000. Es, pues, digno de notarse que sólo el territorio índico abarque como las tres cuartas partes de la población de toda Europa, y además que sea mayor en 27.600,000 habitantes, que las que, reunidas, cuentan Africa, Australia y ambas Américas. “NoOUVELLE GÉOGRAPHIE UnIveErRsELLE”.—La obra que con este título publica actualmente la casa editora de Hachette, en Pa- rís, y que, según su prospecto, tendrá dieciocho volúmenes, es el monumento geográfico más notable de la época, no sólo por su extensión, sino por la solidez de sus principios, la amplitud de su concepción y hasta lo hermoso de la forma. Esta publica- ción es tal, que coloca á su autor M. Elisee Reclus, 4 la cabeza de los más eminentes geógrafos modernos. Hoy este autor cuenta 61 años, pues nació en 1830 en Saint-Foy-la Grande (Gironda). Habiendo seguido las lecciones del célebre Charles Ritter en la Universidad de Berlín, y fami- ( Ex — 159 — liarizado con todas las lenguas de Europa, recorrió desde 1852 al 57: Inglaterra, Irlanda, los Estados Unidos, la América Cen- tral y la Nueva Granada; y publicó oportunamente diferentes obras relativas 4 sus viajes é investigaciones, entre las cuales figuran su Voyage 4 la Cierva Nevada de Saznte-Marthe y La Terre (2 volúmenes). La magistral obra de que nos ocupamos, corona, pues, digna- mente todos los esfuerzos científicos de M. Reclus. LA TIERRA, SU RELIEVE, DURACIÓN Y EDAD.—En una comunica- ción, fecha 7 de Noviembre de 1890, M. de Lapparent expone á la Sociedad Geográfica de París los datos científicos relativos á algunos de los más importantes problemas que ofrece el estu- dio de la Tierra. Relzeve.— Los más autorizados cartógrafos aseguran que la tie- rra firme, suponiendo todas sus asperezas uniformemente nive- ladas, constituiría un llano compacto que dominaría el mar á 700 metros de altura subre su nivel. Duración.—La tierra firme es el incesante objeto de los ata- ques del Océano, de las corrientes de agua y de los agentes at- mosféricos. Se calcula en tres décimos "de kilómetro cúbico la cantidad de tierra arrebatada anualmente por el mar del litoral. Por otra parte el eminente naturalista escocés, M. Murray, hace subir á diez kilómetros cuarenta y tres centímetros cúbicos, el volumen de las materias sólidas acarreadas anualmente al mar por los ríos. Otra de las causas de desmedramiento, es la acción disolvente de las aguas en las rocas, acción cuyos efectos se cal. cula en cinco kilómetros cúbicos anualmente más Ó menos. En resumen, los sabios opinan que todas estas causas reunidas ha- cen sufrir anualmente á la tierra, cuyo volumen es de ciento cuarenta y seis millones de kilómetros cúbicos, una pérdida de dieciseis kilómetros cúbicos, de lo cual deducen que cuatro mi- llones y medio de años (1) bastarían para que la tierra se encon- trara completamente sumergida en el agua. Edad.—Tomando por base el volumen de las materias depo- sitadas en el fondo del mar, y el desmedramiento contínuo de la tierra firme, M. Dana ha calculado que el máximum de la edad de la tierra sería de 67 4 90 millones de años (largo es el plazo). Por su parte William Thompson, tomando por base la pérdida paulatina del calor interior del Globo, ha sido llevado á fijar en 600 millones de años la duración de la tierra. (1) Para fijar este número se ha tenido en cuenta el solevantamiento que causa- ría en el nivel del mar el depósito contínuo de esas materias sustraidas a la tierra, AN 2 > O 8 Por poco temible que sea esta enorme cifra no deja de ser mucho más formidable que la precedente, y nosotros no vacila - ] mos en agregar que, apesar del alto mérito de los sabios que las proclaman, estos cálculos y sus resultados no pasan de tener un carácter sumamente hipotético. (Révue de la Société de Géogra= phie de Tours). e Biblioteca. y $ (Continuación) ON Arona (Juan de).—LA INMIGRACION EN Et. PERG.— Monografia Histórico-críti- ca. -—Folleto—Lima, Imprenta del Universo—1891. pS Higuier (Luis). —L'AnwnÉéE SCIENTIFIQUE.—7 tomos correspondientes 4 los 2ñoal 1867, 1875, 1878, 1880, 1881, 1882 y 1884.—Paris, Hachette y 0% —Obse-- quio de la Imprenta de “El Comercio”. q Halfeld (Henrique Guilherme Fernando). — ATLAS E RELATORIO CONCERNENTE A EXPLORACAO DO Ri0 DE S. Francisco. — Rio Janeiro, Litographia Impe- rial. —1860. : Rivera (Agustin) —PrINCIPIOS CRÍTICOS SCBRE EL VIREINATO DE LA NUEVA -Es-. PAÑA Y LA REVOLUCIÓN DE LA INDEPENDENCIA—3 entregas. Lagos, tipos fía de Vicente Veloz, 1889. Obsequio del autor. Sampaio (Theodoro F.)— EXPLORAGCAO DOS RIOS ÍTAPETININGA E PAR ANAPAS : NEMA.—1 cuaderno.—Rio de Janeiro, Imprenta Nacional —1889.— Obs seguio del Sr. Ricardo Palma. 4 ss P Tres relaciones de antigitedades peruanas. -- Publícalas el Ministerio: de Fomento con motivo del Congreso de Americanistas, celebrado en Bruselas.-= 1 volumen.-——Madrid, Imprenta y Fundición de M. Tello.--1879. — Obsequio. 3 del Sr. D. Ernesto Malinowski. - 3 . ¿di a A Ulloa a de)—NOTICIAS AMERICANAS— —Rutretanioióntas phísicos »istón | cos, sobre la América Meridional y la Septentrional Oriental. 1 volumen. Ma- drid, imprenta de Francisco Manuel de Mena, MDCCLXXII. Obsequio del Sr. D. Ernesto Malinowski. ¡3 Vincent (Frank) —In AND OUT OF CENTRAL AMÉRICA — 1 volúmen. New York, Appleton € C*, 1890. Obsequio del autor. _——___— A AA AKÁáA>a% Y A A A AÁAÁKÁKÁKÁ Canjes. La Sociedad Geográfica ha recibido, en el mes que ha transcurrido los siguientes: Brisbane. — Proceedings and Transactions of the Queensland Branch of the “Royal Geographical Socie'y of Australasia.” Oairo.—Bulletin de la Société Khédiviale de Géographie. Cambridge, Mass.— Forty-fifth Annual Report of the Director of the Astrono- mical Observatory of Harvard College, by Edward CU. Pickering. Douai. — - Bulletin de la Union Geographique du Nord de la France. Havre. — Bulletin de la Société de Géographie. Londres.-—- Proceedings of the Royal Ge>graphical Society aud Monthly Record of Geography. : Manchester. -- The Jouraal of the Manchester Geographical Society. Méjico. -- Memorias y Revista de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” Nueva-York. — Bulletin of the American Geographical Society. Ottawa.-— Rapport Annuel de la Comission de Greologie et d'Histoire Naturelle du Canada. Paris. -—- La Géographie. Bulletin de la Société de Géographie Commerciale. Revue Géographique Internationale. Roma.— Bolletino della Societá Geografica Italiana. Yacubaya. — Boletín del Observatorio Astronómico nacional. Tours. — Revue de la Societé de Géographie. Washington. -- Summaries of International Meteorologie Observations. har BOLETIN DE LA Cogra o Sociedad Tomo |. LIMA, MARTES 10 DE SETIEMBRE DE 1891 NUM. 6 ica de Lima, DeLircay á Ayacucho. (Continuación) Saliendo de Lircay, camino de Ayacucho, hay que subir una empinadísima cuesta de tres leguas, desde cuya cumbre Alalak, abraza la vista un inmenso espacio. Puede decirse que se vén todos los valles de Angaraes y de Huancavelica. Al oriente se presenta el magnífico nevado de Rasuhuzllca, veinte leguas, dominando la cadena de montañas que cierra el lejano horizonte como una faja azul. Al pié de ese nevado solitario se abre el hermoso valle de Huarpa, que se diseña va- gamente desde las alturas de Lircay. Una mancha oscura á un lado de aquel valle señala la campiña de Huanta; así como los campos cultivados que se distinguen al frente y en las faldas de la cadena azul, á una remota distancia hácia el SE., marcan la línea donde debe estar Ayacucho á siete leguas al Sur de Rasu- huillca. El camino continúa muy quebrado y hay que avanzar cuatro leguas más para comenzar la gran bajada que conduce á Seklla y Julcamarca. El frío es intenso por momentos, cuando el cielo se nubla, y el calor mortificante, si el tiempo es sereno. La sed suele hacerse insaciable en esas altas regiones, y el via- jero busca á cada momento un manantial Ó un arroyo donde apla- carla. Hacía tres horas que caminábamos sin encontrar agua, y vimos á la distancia una choza: nos dirigimos á ella 4 pedir algo que apagase la sed; encontramos una india que ordeñaba su va- ca: era jóven y de agradable aspecto. Tenía á su lado un chi- quillo que nos miraba con asombro y curiosidad, ocultándose entre los pliegues del faldellín de su madre. La mujer nos pre- sentó un mate lleno de leche y no quiso recibir su valor, dicién- donos en quechua con tono afectuoso, que eso lo hacía para que la Providencia protegiera á su marido que estaba en el ejér- cito del General Cáceres: “tal vez, añadió, á estas horas busca él * también quien lo auxilie en alguna necesidad y no hay quien le dé un pan”. Su consternación fué grande al pronunciar estas tristes palabras. Nos preguntó después, con increíble candor, si conocíamos á su marido; y como le contestamos que nó, ella + replicó: “cosa extraña, porque es muy bueno y servicial, y un pastor muy honrado de la estancia de Seklla”. Tan natural es que los campesinos supongan que todo el mun- + do está encerrado dentro de los linderos de su aldea, que se sor- prenden que haya quien no conozca á cualesquiera de sus veci- nos, Ya tarde llegamos á Julcamarca. Habíamos caminado cator- ce leguas, como medían nuestros padres. El sonido lúgubre y salvaje de unas cornetas de cuerno, mos anunció que estábamos en la campiña de Julcamarca, población - de mil quinientas almas, situada en una gran altura y en la ver- tiente occidental de la cadena que separa el valle de Urubamba del de Huanchauy. Fuimos atendidos por el gobernador Quevedo, el que nos in- formó que tenía reunido un cuerpo de guerrilleros para enviar- - los á Iscuchaca: el toque de los cuernos era llamando á los que * faltaban. | Nada hay más pavoroso ni más imponente que el sonido de esos instrumentos bélicos de los indios. Sus notas son lúgubres : y Cavernosas; parece que llamaran á degitello, y los cuadros más siniestros se presentan á la imaginación del que oye, en medio de aquellos solitarios cerros, sus monótonos y prolongados écos. Este es el instrumento músico con que ameénizan sus fiestas y sus corridas de toros en las que nunca faltan dos ó tres víctimas de su brutalidad. Al siguiente día proseguimos nuestro viaje dirigiéndonos á Ayacucho, á nueve leguas de Julcamarca. ' Una cuesta caliza de media legua conduce desde aquel pue- blo á la cima del valle, desde donde se vuelve á ver, á poco an- dar, la cadena azul de Rasuhuillca. A dos leguas se presenta de improviso el hermoso y profundo valle de Huanchuy, á cuyo fondo corre el río Cachz. La bajada es pendiente al principio y luego se hace de declive suave hasta llegar frente á un caserío, - De allí se ven los cañaverales de Huanchuy, los viñedos de X'a- yarpachi, y campos cultivados de muchas haciendas y estan- Clas, HA — 203 — Kayarpachz es una finca ála que el señor Mavila ha dado cierta importancia con sus actuales viñedos, poco extensos, pero que producen el mejor vzxzo ¿spero que se vende en Ayacucho; su calidad suele ser tan excelente, que puede compararse al me- jor burdeos de segunda clase. El valle de Huanchuy se prolonga hácia el N., donde se hace más angosto. Allí se encuentra el magnífico cañaveral de Lla- moktachy, con sesenta fanegadas de tierra llana, aparente para el cultivo de caña criolla. Una casa espaciosa y un trapiche hi- dráulico de sistema moderno, revelan al viajero la importancia de esa finca. Su propietario, señor Morote, habría hecho de aque- lla hacienda un modelo de las de su clase, si la guerra actual no hubiera paralizado, en los Departamentos del Centro, todo tra- bajo y toda industria. En el mismo valle y á dos leguas de Llamoktachy, se encuen- tra la hacienda de Cangari, casi en las goteras de Huanta. Es un hermoso viñedo que puede considerarse como un tipo, por la perfección de sus oficinas, su magnífica casa, su lagar, sus alambiques de destilación, sus bodegas, y lo bien cultivado de sus viñedos. No hay en la costa hacienda que aventaje á ésta en sus condiciones de limpieza y trabajo. Produce dos mzl arrobas de vino, aunque de clase inferior al de Kayarpach:. A tres leguas de Llamoktachy y en dirección SE, está Aya- cucho. El camino que conduse á esta ciudad desde aquella ha- cienda, es bastante accidentado. Hay que subir una cuesta de legua y media desde el fondo del valle hasta la cumbre de la ca- dena de cerros calizos que separa la hoya del rio Cachi del es- pacioso valle de Ayacucho. Esa cuesta es la de Conok, donde, seis meses después que nosotros pasamos, fué degollado un jó- ven Rocha por las montoneras que hostilizaron á los chilenos en su retirada. Se vé aún manchada de sangre la piedra donde se hizo la ejecución (1). Terminada la cuesta y caminando una legua, se trasmonta aquella cadena, y se presentan repentinamente á la vista las lla- nuras de Pucuhuillca que se pierden entre los repliegues de la lejana cordillera azul que se levanta al E.; más cerca, se vé una pampa cortada por dos profundas quebradas que forman un án- gulo recto. Son las pampas del Llano y del Arco que se extien- den al N. y al E. de la ciudad; mientras que ésta se oculta en el fondo de un valletito formado por una pequeña montaña are- nisca, Acuchimay, y los cerros calcáreos del poniente. (1) En Diciembre de 1883. » e, — 204 — El panorama es de los mas bellos; y no hay viajero que no que- de agradablemente sorprendido al mirar Ayacucho desde la cima de la Picota, que asi se llama la bajada que por el O. dá entrada á la ciudad, ) + $ *X El clima de esta comarca es templado y seco, pudiendo esti- marse en 17” 5 su temperatura media anual, siendo la primavera la estación más ardiente (1) y el verano la más lluviosa (2). Su atmósfera generalmente despejada y pura, es tempestuosa desde mediados de Noviembre hasta Marzo y muy ventosa en Agosto. Los fuertes vientos que soplan del Sur en aquel mes son causados por un gran desequilibrio de temperatura entre las regiones altas que dominan la ciudad por el Sur, y las llanuras bajas del Arco que se prolongan al E. En efecto, la atmósfera de la cordillera en Chilicruz (Chiri-cruz) y de las frias pampas de Chupas, conservando muy baja su temperatura tienden á des- cender al valle de Ayacucho, con mayor ímpetu en los dias de Agosto, porque entónces obran sobre la atmósfera de la ciudad causas poderosas que elevan enormemente su temperatura durante las horas del dia, como un máximum de sequedad hi- grométrica, que mantiene en una singular transparencia el cielo, donde, no encontrando ningún obstáculo los rayos solares, irra- dian con extraordinaria intensidad sobre campos desnudos, y cu- ya blancura produce una reverberación tal que las capas inferio- res del aire, violentamente dilatadas por tan grande concentración de calor, propenden á establecer una corriente ascencional más Ó menos impetuosa, rompiendo así el equilibrio atmosférico que no se restablece sino en virtud de otras “corrientes horizontales que vienen naturalmente de las regiones más frias, como son las del Sur, siendo esta la causa de los vientos fuertes de Agosto. El horizonte es abierto, y se dilata por el E, á mas de diez le- guas, en planos ligeramente ondulosos formados de capas calcá- reas y gredosas, fracturadas por hondísimas quebradas que se di- señan como líneas geométricas sobre el nivel regular de sus apa- rentes llanuras que se pierden en las faldas de la cadena azul que corre desde el solitario nevado de Rasuhuillca, hácia el S S E,, terminando en las cumbres lejanas de Pumakahuanka, desde donde comienza el descenso al Pampas. (1) De Setiembre á Diciembre. - (2) De Diciembre á Marzo. Lo 205 a El paisaje es característico. Campos amarillentos y blancas lomadas, donde la desnudez del terreno alterna con pequeños oásis de vegetación arborescente y leñosa, como el 220//e; ó bien, con laderas cubiertas de tuxades, magueyes (agave) y cactus gt- gantes, dan á la campiña un aspecto singular. La sequedad de la atmósfera hace que el cielo sea allí siempre limpio y uno: de los mas hermosos que puede contemplar el hombre. En las noches serenas de Mayo y Junio, la luz sideral alcanza un grado de intensidad desconocido en otros lugares; y aún el resplandor vago ó incierto de algunas nebulosas, como la de Orión, tienen cierta fijeza y claridad que sólo hemos observado en el cielo de Jauja, que es de los mas despejados del mundo. En aquellas noches, que pudieran llamarse cósmicas por la magnificencia del cielo, la Vía Láctea despide una luz plateada, y las grandes dislocaduras y bifurcaciones de sus nebulosas de- jan ver con más claridad los contornos de sus espacios oscuros, como los de la gran mancha de la hermosa constelación de la Cruz del Sur: presentándose las nubes de Magallanes como va- porosas esferas fosforescentes, Ó cabelleras luminosas de cometas colosales, flotando en la inmensidad de esos espacios desiertos del cielo austral. La altura media del plano de la ciudad sobre el nivel del mar, es, según el Señor Raimondi, de 2,809 metros; el Señor Paz- Soldan fija su nivel en 2407; y según nuestras observaciones he- chas en 1868 con un anmerozde, sería también de 2407 metros; pero tenemos motivos para creer que las observaciones del Se- ñor Raimondi son más exactas. A esa altura y á la latitud de 13? 8 que próximamente es la de Ayacucho, su temperatura media debía ser de 10? centígrados, siendo de 24” la del mar y suponiendo una disminución de ca- lor á razón de 1” por cada 200 metros de ascención; pero como las observaciones termométricas señalan una temperatura media de 17” 5 para el clima de esta ciudad, resulta que excede en 7? 5 el calor real sobre su temperatura teórica. Según M. Crosnier, citado por Paz-Soldan en su Diccionario Geográfico, Ayacucho se levanta sobre rocas volcánicas que “al sur de la ciudad forman hiladas (estratas?) poderosas y casi hori- zontales, de una especie de masa compacta de ¿res oscuro. Es- tas capas están cubiertas á inmediaciones de la ciudad por otras de algunos metros de grueso de una roca negra, porosa y escorl- ficada, muy semejante á 4 los fragmentos diseminados en las hile- ras inferiores.” — 206 — Los geólogos apreciarán mejor gue nosotros esta descripción que hace el Señor Crosnier del suelo de Ayacucho; pero hare- mos notar que, según lo que hemos visto, hay una capa de su/fa- to de cal de espesor variable que cubre la parte llana de la ciudad y alguna extensión de su campiña, y que las rocas de que habla el Señor Crosnier no se encuentran visibles sino en Acuchimay y en el cauce del torrente de la Tartaria que baja por el pié de aquel cerro y por el lado Sur. a E * Ayacucho ó Huamanga, fué fundada por orden de Francisco Pizarro en 9 de Enero de 1539, según Paz-Soldan. El Capitan D. Francisco de Cárdenas, á quien con este objeto envió desde el Cuzco el Gobernador, escogió el sitio donde hoy está el pueblo de Huamanguilla para levantar la nueva ciudad, juzgando que era el punto más aparente, por ser el promedio de la distancia de Jauja á la capital de los Incas, y por estar sobre el mismo camino real entre ambas poblaciones; pues lo que determinó á Pizarro 4 fundar Huamanga, fué tener una población española á mitad del camino de Jauja al Cuzco, para mayor seguridad de las comunl- caciones entre esta ciudad y Lima, así como para facilitar el mo- vimiento de sus tropas por aquellas comarcas, donde los conquis- tadores que se aventuraban á viajar solos Ó en poco número, se veían expuestos á mil ultrajes de parte de los indios, sublevados entónces por Manco Inca que, con los suyos, dominaba toda la región oriental de los Andes, desde el Cuzco hasta La Mar. Parece que el Capitan Cárdenas sólo pudo avecindar veinte españoles en Huamanguilla ó San Juan de la Frontera como la llamaron primitivamente los fundadores: número escaso para servir de guarnición á una plaza aún poco abastecida, y á corta distancia de Ongoy y Anco, desde donde dominaban las guerri llas del Inca el camino que atravesaba por aquella parte de la actual provincia de La Mar, entre Andahuailas y Huancavelica. Así expuestos los nuevos pobladores á contínuos ataques de sus enemigos, en un punto aislado como aquel, resolvieron trasladar la población á cinco leguas al Sur; Vasco de Guevara, Goberna- dor que al siguiente año reemplazó á don Francisco de Cárde- nas, atendiendo estas razones, hizo explorar la llanura del Arco y la pequeña vega del torrente que corre al pié de Acuchimay, y encontrando este lugar convenientemente situado y de muy agradable clima, trasladó allí la ciudad el 25 de Abril de 1540, Ei aaa según una relación auténtica del mismo Guevara, hecha en el Cuzco en 1543. (1) De manera que fué éste quien como inmediato sucesor de Cárdenas fundó la ciudad actual. Vaca de Castro, dió el nombre de San Juan de la Victoria, á esta nueva población después de su victoria de Chupas: habién- dose llamado antes San Juan de la Frontera, como dejamos in- dicado, y el Rey le designó, según Mendiburu, escudo de arimas con un cordero acostado sobre un libro con siete sellos, y entre sus manos una cruz con bandera roja de dos puntas. Parece que el más antiguo edificio de la población es la 1gle- sia de San Cristóbal; y aún cuando no hemos encontrado en nin- eún documento la época de su construcción, todo hace suponer que fué este templo, el primero que se levantó en Ayacucho probablemente en 1540, pocos días después de haber fijado Vas- co de Guevara el plano de la ciudad. En efecto, la parte más próxima al torrente de la Tartaria debió de ser la que primero poblaron los españoles, tanto por estar más cerca al único arroyo que riega el suelo seco de Huamanga, como por ser el lugar más abrigado y de más agradable clima en la nueva región que aca- baban de elegir para trasladarse de Huamanguilla; y siendo San Cristóbal hoy mismo la más cercana iglesia del indicado arroyo, es racional suponer que fué el primer templo que edificaran los fundadores de la ciudad. La piedra empleada para la construcción del campanario que domina su estrecho átrio, así como la que forma el arco que dá entrada al templo, es una roca arenisca, igual á la de las cante- ras de Acuchimay. Las calles y barrios vecinos á este templo, son, sin duda, los más primitivos, y su mismo aspecto lo revela así. De manera que la calle de San Blas, la del Tambo y las que ván á San Juan Bautista y á la Tenería, deben encerrar los restos de las casas que allí levantaron las familias de los conquistadores que funda- ron Huamanga. Los nuevos barrios son los que se extienden al N. y al O. ó sean, los del Arco y el Calvario. Es probable que la quinta de la G/orzeta sea de los más antiguos edificios y que “Pampa San Agustín” haya sido la primera plaza que hubo en la ciudad. La iglesia de San Juan Bautista, así como la de Carmenga, deben de ser de la misma época, pues son de igual estilo arqui- (1) De las publicaciones hechas por el eminente americanista español Marcos J. de la Espada. “Documentos ineditos sobre la historia de la conquista del Perú.” 008 tectónico á la de San Cristóbal, y á ella debe de referirse la me- moria estadística que en 1586 elevaron ála consideración del Virey Conde del Villar, los Alcaldes de Huamanga, Chavez de Guevara y Pedro de Rivera, al hablar de las dos iglesias parro- quiales que ya en esa fecha existieron en la ciudad; porque los ac- tuales templos parroquiales de Santa Ana y la Magdalena se construyeron en una fecha muy posterior. No hemos podido averiguar por qué se puso bajo la advoca- ción de San Cristóbal, la primera iglesia de Ayacucho. ¿Sería porque la consagraron el día de aquel Santo ó fué acaso en ho- nor de Vaca de Castro que llevaba tal nombre? Mendiburu dice que en 4 de Setiembre de 1541, se recibió por primer cura en esta iglesia don Francisco Serreda, lo que hace suponer que en- tónces ya estaba concluida su fábrica. La iglesia y convento de la Merced fueron fundados á fines del mismo año 1540, por fray Sebastian de Castañeda y estab!e- cieron capellanías Pedro Diaz de Rojas, conquistador y vecino de Huamanga, en el altar situado al lado de la epístola, Gonzalo de Reinoso, Juan Alonso de Garcia, Martinez de Castañeda, conquistador y vecino de la ciudad, Amador de Cabrera, Juan Maldonado de Buendía y Juan Palomino. Ocho años después se fundó el templo y convento de Santo Domingo, de construcción más regular y de más grandes dimen- siones que los anteriores. Fray Gerónimo de Villanueva fué su primer Prior y tuvo las siguientes capellanías: la de Lorenzo de Aldana, uno de los conquistadores más notables, tanto por su ilustración, como por sus importantes servicios á la Corona en las guerras civiles del Perú en aquella época; ocupó puestos eleva- dos, y murió en Arequipa, donde, dice Mendiburu, que gozó de mucha opulencia, siendo uno de los muy pocos conquistadores que no perecieron trágicamente. También fundaron capellanías Pedro Ordoñez de Peñaloza, Amador de Cabrera, Juan de Pra- do, Pedro Contreras, el descubridor de las minas de cinabrio de Huancavelica, y don Juan García de la Vega, primeros vecinos de Huamanga; y en fin, Miguel Estete Ó Astete, otro de los más notables conquistadores que acompañaron á Hernan Pizarro en su expedición á Pachacamac, narrando después los incidentes de aquella expedición en un documento que inserta Jerez en sus Crónicas. Parece que Estete regresó á España con una gran for- tuna, y que fué muy considerado en la Córte; pero nada de esto lo sedujo para permanecer mucho tiempo en su patria, prefirien- j do avecindarse en Huamanga, cdas por la que tuvo siempre una gran simpatía. — 209 — En 1552 se fundó San Francisco de Asis, con las siguientes capellanías: de Diego Gavilan, conquistador y uno de los prime- ros ¡ obladores de la ciudad, de Hernando Alonso de Badajóz, de Juan Velasquez Vela Nuñez, de Vasco Juárez Dávila y de Hernando Guillén de Mendoza. En 1555 se fundaron el templo y Hospital de San Juan de Dios con fondos de la ciudad. Fué su primer administrador Pe- dro Fernandez Barchilón, que derrotado en Xaquixahuana, don- de combatió á órdenes de Gonzalo Pizarro, fué perseguido y condenado á muerte por Gasca; mas, habiendo tenido la fortuna de escapar de tan grande peligro, pudo obtener años después su indulto; pero bajo la condición, según se presume, de que ex- piase su falta sirviendo á los enfermos en el Hospital de Hua- manga. Su nombre ha pasado á la posteridad para designar con él el útil aunque humilde oficio de barc4zlóx. El Monasterio de Santa Clara se fundó en 1568 por Antonio de Oruwé, que el trascurso del tiempo ha alterado convirtiéndolo en Oré. La única Capellanía que tuvo fué la de Pio López de Saavedra. Los demás templos y conventos de la ciudad son de fundación más reciente; los más notables por su solidéz y belleza arquitec- tónica, como la Compañía, la Catedral y Santa Teresa, fueron construidos en los siglos XVII y XVIII. Así, en el año 1657, gobernando la ciudad Gregorio Fernan- dez de Castro, se fundó el convento é iglesia de San Agustín, habiendo sido su Prior el padre Lucas Segura, según Mendi- buru. El Monasterio de Carmelitas de Santa Teresa fué fundado en 1690 por el padre Francisco de la Maza, con fondos que su her- mano había testado para ese objeto. El fundador, natural de Huamanga, alcanzó los más altos honores en su carrera y llegó á ser muy influyente con el Virey, Marqués de Castellar, de quien fué consejero. Figuró entre los Catedráticos más sábios en el Colegio Máximo de San Pablo de Lima, y desempeñó el cargo de Calificador de la Inquisición. Entre las monjas funda- doras que de Lima fueron á ese Monasterio, la de más conside- ración fué doña Juana Teresa de la Cruz, hija del Maestre de Campo doctor Francisco Lazo de la Vega. En 1702, el Obispo don Diego Ladrón de Guevara terminó la fábrica del convento, embelleciéndola. El mismo autor afirma que fué Fray. Agustin Carbajal, pr:- mer obispo de Huamanga, quien puso los cimientos de la Cate- dral en 2 de Enero de 1615, habiéndola terminado el Obispo mt Cristóbal Castilla y Zamora, consagrándola en 19 de Marzo de 1672. ] Este Obispo fundó también la Universidad en 3 de Julio de 1679, habiendo gastado de sus propias rentas la cantidad de 70,000 pesos en la construcción del edificio, que es de los más sólidos y hermosos de la ciudad. El rey Carlos I1 otorgó á esta Universidad los mismos privilegios que á las de Valladolid y Sa- lamanca. Todos los templos de Ayacucho son de cal y piedra. Hay al- gunos notables por la elevación de sus bóvedas y la perfecta re- gularidad de sus formas arquitectónicas como San Francis- co de Paula, la Catedral y la Compañía. En este último tem- plo hay una obra atrevida; es el coro alto, formado por un arco tan tendido que es un prodigio de equilibrio, y recuerda el coro de la capilla del Escorial, tan admirado por los hombres del arte. El edificio de Santa Catalina, que sirve alternativamente de cuartel y de Colegio, fué construído por el Obispo chileno Al- dunate, á principios de este siglo; y según la memoria elevada por O'Higgins, intendente de Huamanga, al Virey, en esa mis- ma época, la iglesia de la Magdalena fué construida entónces con fondos erogados por el cura de la parroquia y con el dinero que este mismo intendente dió. Se refiere que la victoria que en los campos de Chupas, á tres leguas de Huamanga, alcanzara Vaca de Castro contra Almagro el joven, en 1542, fué celebrada con gran pompa en esta ciudad, habiéndose adornado Jas zedeszas con los estandartes del vencido. La tradición dice que en el atrio del templo de San Cristóbal se sepultaron los restos de Pedro Alvarez Holguin y los de Gomez de Tordoya, muertos en las filas reales en aquella batalla, al os- tentar su valor caballeresco. Es probable que allí se encuentren también los restos de otros capitanes notables que fueron dego- llados en Huamanga, por orden de Vaca y del licenciado Gama, entre los prisioneros que se hicieron en Chupas, como Juan Tello que fué ejecutado por Diego de Rojas al siguiente dia de aque- lla victoria, según el historiador Zárate. Volviendo de estas reminiscencias históricas á la descripción de la ciudad actual, hay que señalar la plaza principal como una de las más grandes y hermosas del Perú. El panteón es digno de cualquier ciudad adelantada; en gran parte es obra del Señor Bruno Bueno, asi como el sistema de alumbrado por petróleo y las buenas aceras de sus calles, que ya están deterioradas. - La casa en que están las oficinas de la Prefectura, es magnífi- ca: toda está construída de cal y piedra, con hermosas arquerías Ó e — 211 — y bóvedas; y una huerta ó jardín, que ahora veinte años embelle- cía este pequeño palacio, sirve hoy de caballeriza. Fué esta casa del Contador de las cajas reales, D. N. Boza, que llegó á ser muy acaudalado en Huamanga; pero al fin sus bienes fueron confiscados por graves cargos que se le hicieron en el manejo de las rentas del*Estado; y desde entónces sirve aquel bello edificio para alojamiento de los Prefectos. Entre las granjas que embellecen la campiña de la ciudad, la más notable es la Tinajera, situada en la ladera oriental de Acu- chimay. Es digno de notar que la árida roca arenisca, que forma el terreno de la quinta, sustenta hermosos árboles frutales y al- falfares; se debe esta fertilidad artificial á una capa de tierra ve- getal que el propietario primitivo hizo extender sobre las lajas de Acuchimay. La casa de la granja es hermosa y está situada en una altura desde la que se domina un gran espacio de la campiña de Ayacucho. Al E. y á dos millas de la ciudad se abre el angosto valle de las Huatatas que se extiende de S. á N. en un espacio de dos leguas. En esta quebrada hay muchas granjas y molinos, con ar- boledas y alfalfares, que le dan un aspecto risueño. Es el lugar donde las familias de Ayacucho van á buscar baños durante los ardores de la primavera, que es allí la estación más cálida. E? Un riachuelo de avenidas es el único que humedece el suelo seco y calcáreo de Ayacucho. Corre ese arroyo al pie de Acu- chimay por el lado $. de la ciudad. Su cauce es de roca arenis- ca, muy compacta, la que ha sido gastada por la acción de las aguas, de manera que sería fácil al géologo calcular la edad del rio por la profundidad del canal que ha cavado en la roca, como calculó Lyell la del Niágara por el efecto de la catarata sobre las duras rocas del Ontario, llamándola “Cronómetro de la eter- nidad.” 0 Te - e S .. Concluiremos este artículo con la etimología de la palabra Huamanga. Parece que con este nombre se designaba en tiempo de los In- cas la región habitada por los pokras que, como se ha dicho, com- prendía la comarca que media entre Quinua y acaso Chupas por un lado, y el valle de Huanchuy y las alturas de Pumakahuanka, por otro. Esta tribu era de raza chaxzca y tan belicosa como las demás de su linaje, tanto que, según la tradición oral, Inca Roca se — 212 — ñ vió obligado á venir desde el Cuzco á castigar su tenaz resisten- cia, dando á los po£ras una sangrienta batalla en la pequeña lla- nura de Ayacucho, á cinco leguas de donde hoy está la ciudad y en el mismo campo que cuatro ó cinco siglos después fué testigo de la gran victoria de Sucre. Se refiere que el Inca, irritado por la obstinada resistencia que aquellos le opusieron, mandó diez- mar á los prisioneros ahorcándolos en la solitaria quebrada de Ayahuarco. El lugar donde el Inca dió batalla á los pok%ras, no tuvo, sin duda, el nombre de Ayacucho, sino otro que el tiempo ha bo- rrado, pues aquella palabra significa rincón de muertos, que evi- dentemente le dieron en memoria de aquel combate sangriento; así como el de Ayahuarco, á la quebrada donde se ejecutó la te- rrible órden de Roca, para recordar á las generaciones venideras la feroz justicia del Inca, pues la etimología de ese nombre es ésta: Aya muerto y 4uarcuna donde se cuelga ó ahorca. Las condiciones topográficas, las ruinas que aún existen de poblaciones tal vez prezmcázcas, y la tradición misma, señalan 4 Huamanguilla ó Quinua como el centro ó capital de la tribu de los pofras: de manera que el nombre de Huamanga con que se designa toda aquella comarca, debió haber sido el de uno de esos centros poblados, como Huamanguilla que es diminutivo es- pañol de Huamanga; y así, es lo mas verosímil suponer que su verdadera etimología sea ésta: huaman, halcon, y faka peña, ris- co, por algún cerro próximo Ó dominante de aquella población, del que los %a/cores, que abundan en esos parajes, hubiesen he- cho su mansión predilecta. Todo induce á creer que esta ave fué divinizada por los ch2ax- cas Ó por algunas tribus de su raza; pues sus héroes llevan con frecuencia el sobrenombre de 4uaman; como si se dijera el de Alcides y el mismo nombre de Huilcas-huaman, que significa santuarzo del halcón, no deja duda de que lo adoraban como á una divinidad tutelar. (Continuará.) (De la Colección de Artículos Publicados, por el Dr. D. Luis Carranza.) a Las Indias Negras VíAJE DE M. StanNLeEY. — La FHUROPA Y SOBRE TODO La FRANCIA EN ÁFRICA, (Continuación.) Conocemos ya los preliminares y el objeto de la expedición “de socorros.” Emin Pachá (cuyo verdadero nombre es el Dr. Schnitzler), había sido enviado por Gordon 4 Wadelai, como sentinela avanzado del Egipto, y tomó posesión de la provincia ecuatorial con 4.000 hombres egipcios Ó sudaneses, Con la ocu- pación de Khartum en 1884, se cortó la comunicación al bajá, hallándose éste prisionero en su propio suelo, entre los mahdis- tas que lo amenazaban por el norte y las poblaciones hostiles de la Uganda que le cerraban el paso por el sur. Hizo conocer su situación, pidiendo ayuda, acudiéndole con hombres y municio- nes; entónces se formó en Inglaterra un comité de socorros, bajo la presidencia de sir William Mackinnon; y, por vía de parénte- sis, notemos que Sir William preside también la Sociedad colo- nial inglesa del Este de Africa; y de los despachos cambiados desde 1885 entre lord Granville y el príncipe de Bismarck, se desprende que esta Sociedad “tiene el propósito de fundar una colonia británica, en la región situada entre la costa y los lagos de donde nace el Nilo Blanco.” — La mitad de los fondos nece- sarios para la expedición de socorros, fué suscrita por el Khedi- ve, y M. Stanley consintió en emprender la aventura, recibiendo de M. Mackinnon instrucciones, cuyo tenor nos permite adivi- nar el desarrollo de los acontecimientos. Habiendo formado un cuadro de seis oficiales ingleses, llegó en. Febrero de 1887 4 Zan- zibar, donde pudo enganchar seiscientos indígenas. Desde este punto escribió 4 Emin Pachá una carta que ha dado mucho que pensar, pues en ella se presenta al Gobierno egipcio como único promotor de la misión, sin decirse una palabra del comité de so- corros ni de la iniciativa tomada en Inglaterra. Conocedor M. Stanley de los peligros que hallaría por la vía directa en su viaje de la costa oriental á la ecuatoria, concibió un plan hábil y audaz: resolvió llegar al Africa por retaguardia, Ó sea por el lado del Atlántico—único medio de evitar la deser- ción en masa de sus zanzibarinos— y llegar hasta Emin, atrave- sando soledades desconocidas, por donde nadie esperaría verlo surgir. El escaso ejército fué transporiado por el Cabo á las bo” — 214 —- cas del Congo y desembarcado en el África belga, de la que M. Stanley, puede llamarse, con derecho, el oe Subió el rio sin gran dificultad hasta su confluencia con el Arruwimi, y nave- gando en éste, los vapores que conducían la expedición llegaron á Yambouya, punto desde donde comenzaban las regiones inex- ploradas. M. Stanley hizo regresar los buques, y tomó sus dis- posiciones para la marcha. La mitad de la tropa fué dejada como reserva de retaguardia, bajo el mando del mayor Bartelott, pues aquella estaba confiada á la adhesion, un tanto dudosa de Tip- pou-Tib. Sabiendo M. Stanley que el famoso traficante árabe era el verdadero amo de esta parte del Congo, había dado un golpe de político aulaz: puesto que la Bélgica no se hallaba en condiciones de hacer seguir á Tippou-—Tib la suerte que merecía, es decir, hacerlo ahorcar, M. Stanley lo nombró gobernador, en nombre de ella, del distrito de las cataratas de Stanley, con un sueldo bastante á asegurar la lealtad de ese mercader de hom- bres. Habiendo así afirmado la base de operaciones, eligió á los más robustos de su séquito; repartió entre ellos las cajas de mu- niciones destinadas á Emin; y á la cabeza de esta columna de 360 hombres, se lanzó hácia lo desconocido. Lo desconocido era el bosque virgen, “la selva misteriosa,” como la llama M. Stanley, donde debía caminar durante 160 días sin apercibir la luz del sol. No hay quien no conozca, si- quiera por extractos, el relato dramático de esta marcha. Hubié- ramos deseado en el escritor menos frases y más detalles preci- sos sobre la selva, las especies vegetales y las poblaciones que encierra. Cierto es que con satisfacción se extiende en los ma- ravillosos pigmeos que ahí ha encontrado; pero ha olvidado acompañar una prueba en a oyo de sus aseveraciones, aunque no hubiese sido sino el esqueleto de uno de esos “silvanos.” Fe- lizmente para nuestra curiosidad, los señores Schweinfurth y Miani tomaron mejor sus precauciones; y este último trajo y mostró á la Eurcpa en 1873, dos de esos mismos enanos; pues ellos no son otros, sin duda, que los Akkas, hallados por el via- jero alemán un poco más al norte; coincidencia que olvidó igual. mente M. Stanley. Pero no seamos tan exigentes con el autor; pues aunque él estuviera convencido de que había incurrido en omisiones Ó exageraciones, como á veces se sospecha, podría respondernos que ni la botánica ni la etnografía son su fuerte, sino el heroismo; y, respecto á ésto, nos lo ha probado muy bien. Sus tres travesías por la selva, — pues vo:vió sobre sus pasos á buscar los miserables resíduos de la retaguardia para conducirlos á Albert-Nyanza, — representan una suma tal de esfuerzos y A sufrimientos, que habría sobrepasado la perseverancia de cual- quier otro que no hubiese sido un Stanley. La fatiga de las mar- chas por entre las malezas y en las húmedas tinieblas, la fiebre, el hambre contínua, las emponzoñadas flechas de los caníbales, los extravíos del camino, las angustias de la responsabilidad, la deserción y la incuria de esos pobres zanzibarinos, que necesita- ba salvar, á pesar de ellos: por esto preguntamos, cómo un ser mortal ha podido soportar, durante muchos meses, semejante cúmulo, de sufrimientos, sin dejar un solo instante de dar ejem- plo de energía y de imperio sobre sí mismo y sobre los demás. Ni Cortez es tan digno de admiración en los relatos de Bernal Diaz. No solamente sostuvo la energía de ese puñado de agonizan- tes, sino que la comunicó á las partidas de traficantes árabes que encontró en el Arruwimi, las que aguardaban una ocasión favo- rable para arrojarse sobre su presa. Retengamos este testimonio capital á fin de unirlo con los que hallaremos en seguida: M. Stanley ha podido señalar la marcha progresiva de aquellos caza- dores de hombres de la hoya del Congo; pues si ha tenido que luchar contra los indígenas hechos bárbaros, ha sido porque esos desgraciados negros se han visto obligados á considerar al ex- tranjero como á bestia feroz. Los congéneres de Tippou—Tib, se- cundados por los mestizos que se rinda en su escuela, extien- den sus raz2245 en campo cada vez más vasto. RKazz2as de hom- bres y de marfil; el marfil, el triste marfil, se paga con carne hu- mana. Según cálculos hechos por M. Stanley, cada bola de bi- llar costaría una vida Por fin, el diminuto ejército llegó 4 descubrir el cielo al arri- bar al “País de las hierbas.” Aquí, tuvo que combatir aún con- tra los Baleggas que le impedían el paso. Cuando en Febrero de 1889, después de su tercera travesía por entre la selva, reunió M. Stanley los restos de su columna, en las orillas del Lago Albert, se hallaba ésta reducida á menos de la mitad. Pero ¿qué impor- ta? Todas las miserias'se olvidan cuando se consigue el objeto: habían llegado á reunirse al Bajá. Aquí siguió al drama la comedia. Para hacer palpar sus belle- zas, sería preciso citar todas las entrevistas entre M. Stanley y Emin, todas las cartas cambiadas entre ellos; mas aquello no ad- mite analisis. Tan sólo nuestro malogrado Labiche, habría alcan- zado caracterizar la idea matriz de la pieza. He aquí cómo un hombre, salvador de su patria, se encuentra ya iniciado en la gran empresa de Livingstone: ha viajado millares de kilómetros y corrido los más terribles peligros, para ir á salvar á un desgra- .- — 216 — ciado que se hunde; la Europa entera espera ansiosa que logre alcanzar el objeto de sus afanes. Pero este raro personaje no desea ser salvado; al estupor sigue el despecho :del salvador, pues, en momentos de tocar su premio, tan bien ganado, se ve amenazado de perderlo, y por quién? por la terquedad de la mis- ma víctima. ¿Es posible que nuestro héroe fustrara las esperan- zas de Europa, volviendo á ella con las manos vacías? Podía re- gresar á la playa el perro terranova sin el que se ahoga; ¿debía, para alcanzar este fin, matarlo con sus dientes?. No nos explicaríamos la conducta de M. Stanley, si perdiéra- mos de vista este móvil psicológico, razón capital de su obstina- ción; los intereses políticos cuya custodia le está confiada, no ocupan sino un lugar secundario. Estos intereses, asi como las instrucciones de sir William Mackinnon, nos son ahora fáciles de adivinar: Emin ha debido desentrañarlas fácilmente, después de la primera sorpresa que le causara el juego de las diferentes com- binaciones desarrolladas ante él. Se le propuso la sumisión de él y su provincia al servicio de Bélgica, de Alemania, ó de In- olaterra. Esta última proposición era la única séria; ningún ar- egumento sólido apoyaba las otras, destinadas sólo á llevarlo á aquel fin. ¿Cuáles eran las disposiciones del israelita alemán, bajá al ser- vicio de Egipto? Podemos descubrirlas al través de sus irresolu- os y reticencias. Había pedido socorro, había deseado parts de pod Poco á poco se fué habituando á esta incómoda : ve- cindad, que lo dejaba tranquilo por el momento. La Ecuatoria estaba irrevocablemente perdida para el Egipto; pero el gober- nador de esa provincia, extendiendo la ficticia soberanía egipcia, permanecía amo de él, con dos batallones á sus Órdenes; Órdenes mal obedecidas, en verdad, pero que no lo serían más el dia que él quisiese repatriar á sus soldados. Estos se holgaban de la vida independiente, de sus harenes, de sus plantaciones; y el mismo Emin se había aficionado al país y recogido marfil por una suma considerable. M. Stanley, al organizar su expedición, tuvo cui- dado de advertirnos que el marfil del bajá cubriría gran parte de los gastos; pero la falta de conductoras le privó del buen éxito de esta empresa financiera. Evidentemente, el gobernador de Ecuatoria no deseaba sino una cosa: que se le proveyese de municiones y que se le dejase en seguida entregado ¿ á su propia suerte; asi él se entendería con sus hombres; á fuerza de dádivas proseguiría sus investigaciones científicas y todo marcharía más ó menos como anteriormente, 0 Le 1 * A desde que la presencia de su formidable salvador ya no podría avivar el fuego del incendio. Por otra parte, qué se le ofrecía? Abdicar su dudoso poder en manos de un nuevo amo, Ó volver al poder del antiguo; en este caso, brillaban á sus ojos pa libramientos contra el tesoro egipcio; mas Emin mostraba una incredulidad incorregible respecto á él, y esta incredulidad era tanto mayor para su perseguidor cuanto la naturaleza de éste era diametralmente opuesta á la del bajá, é inhábil Emin para to- mar un partido, la presión de esa voluntad de hierro era un su- frimiento insoportable. Se sometió instintivamente sin querer dar señales de vida como la perdiz perseguida por el perro cazador. La fascinación venció sin embargo, y en este punto es impo- sible no admirar ese triunfo de la voluntad. Según el curso or- dinario de las cosas, fué M. Stanley quien debió ser prisionero de Emin; pues no contaba con otros medios de intimidación que un puñado de salvajes extenuados, al paso que el bajá te- nía á sus órdenes fuerzas diez veces más numerosas, estaba en su territorio, y aun si hubiese querido llegar á la costa con sus egipcios, ¿para qué necesitaba de otros recursos irrisorios? El as- cendiente moral cambia los papeles: M. Stanley habla como amo; hace comparecer á los oficiales indisciplinados, les explica sus deberes ante el humillado bajá, y es obedecido. En las con- ferencias, se hace cada vez más insinuante; y entonces “sí que es “semejante á Elihou”; pues este predicador de la Biblia no hizo oir á Job amenazas más terribles. Uno de sus mayores ar- gumentos era el cálculo de los años de vida que le quedaban al bajá — muy pocos, según su interlocutor, —y la locura que ten- dría de fundar un Estado que no sobreviviría después de su muerte. El gobernador no se halla aún convencido. — “Se me agotó al fin la paciencia, después de haberme contenido duran- te cincuenta y dos días; y aun hoy mismo ese recuerdo me saca de quicio. Si el bajá hubiese tenido algún arlequín para casti- garlo en reemplazo suyo, el pobre muchacho habría pasado un mal rato....En Mtsora, cuando Emin se excusó por habérsele escapado ciertas palabras inconvenientes, aproveché de la opor- tunidad para darle una pequeña lección sobre las maneras que debe emplear un bajá y un hombre que sabe vivir. — Acepto con la mejor voluntad vuestras excusas, bajá; pero tengo dere- cho áesperar que, desde aquí á la costa, me permitireis consl- deraros como el gobernador de Ecuatoria, y no como un niño mimado. No podemos menos que afligirnos al ver caer en ta.es puerilidades al hombre por el que siempre estamos dispuestos á sacrificar nuestras vidas.” Y así continúa extensamente. == IBA —“Ah! M. Stanley, me pesa encontraros siempre!” Este es el tono habitual de las quejumbrosas respuestas que el redimido dá á su redentor. Que estallara la lucha entre esos dos caracteres, no era dudo- so: Emin, concluyó por ceder á las sugestiones del hipnotiza- dor, y se entregó á él con una partida de oficiales y empleados egipcios. M. Stanley encamina su presa por la gran ruta que conduce al mar; aquello era un exodo oriental, con el convoy interminable de mujeres, niños y bagajes. La caravana debía abrirse paso á través de las poblaciones belicosas de Uganda y de Ouniamwesi; el hombre terrible que la conduce encuentra á esas tribus sumisas y pasa sin estorbo por sus territorios. Estos: son bellos países, asegura el explorador. Según él, el extranjero que no admira el Africa “tiene la sangre empobrecida; el híga- do y bazo enfermos.” Podría objetársele 4 ésto que frecuente- mente el empobrecimiento de esos Órganos que impide admirar el Africa, es causado por el Africa misma. De paso, Stanley distrae á su cautivo mostrándole las montañas de la Luna, esos Alpes africanos que aún no se habían flanqueado de tan cerca. Después de ocho meses de marcha, el 4 de Diciembre de 1889 llegó el convoy á Bagamoyo. Solamente ahí, en medio de sus compatriotas, Emin se sintió “libre”; escapó de su salvador, — por la ventana y en el estado que se sabe, — y encontró un re- fugio en el hospital alemán. El asombro de Stanley fué inmen- so. “Tenemos razón de estar sorprendidos por que el accidente del banquete de Bagamoyo haya tan bruscamente terminado nuestras relaciones, sin que hayamos recibido el menor agra- decimiento;” y con este motivo entona su especie de lZagnif- cat, en curiosísimas páginas que acaban de pintarlo; y dejando al ingrato entregado á su destino, vuelve á Europa para gozar ahí con la entusiasta oficiosidad de las muchedumbres y de los cronistas. Stanley había cumplido su programa, si es que no quiso sino mostrar una vez más sus cualidades únicas de prodigioso aven- turero; pero le faltó lo esencial si se propuso dar una provincia á Inglaterra, y unir esta nueva región á aquellas donde ya había él introducido á Europa; pues en esas regiones, el surco violen- tamente abierto á su paso, ha desaparecido trás él; y hoy son tan inaccesibles como Darfour y Kordofanm. No obstante, podemos decir sin paradoja que, si ha hecho retrogradar la civilización en un punto determinado del Africa; ha hecho, en cambio, avanzar en diez años la de todo ese continente. Avivando las imagina- ciones, excitando los gobiernos, ha dado un impulso sin prece- 5 DÍ e dente á la obra de la conquista europea: este es el resultado indi- recto, pero cierto, de su último viaje. Justo es consignearlo aquí, antes de comparar los orígenes y el estado actual de esta obra. 14 Los navegantes portugueses del siglo XV, hicieron á la Euro- pa conocer el Africa; y también entonces el perfil de ese vasto continente se diseñó de una manera definitiva. En los contornos de las costas, las naciones comerciales establecieron factorías que á menudo cambiaban de dueño. Después de tan grande entu- siasmo, parecía que Europa renunciaba á proseguir su tarea; puesto que hasta los primeros años de nuestro siglo no añadió casi nada á sus antiguos descubrimientos; lo demuestra el viaje de Bruce y el hecho de que los mapas continuaban reproducien- do los antiguos trabajos de los marinos portugueses, con adicio- nes insignificantes Ó erróneas. En el Mediterráneo y á nuestras puertas, las regencias berberiscas cerraban el acceso septentrional del continente, desde Maroc hasta Arabia, y se debía ir á buscar los puntos de contacto á las bocas del Senegal, en el golfo de Guinea, sobre las costas portuguesas y holandesas del Africa austral. Al cabo de algunos dias de recorrer esos establecimien- tos marítimos, cesan las nociones positivas: Europa no merecía entonces conocer más. Las regencias berberiscas y las oficinas europeas ofrecían tristes semejanzas; y por esto era por lo que se aplicaban tantas pequeñas sangrías sobre la epidermis de ese gran cuerpo desconocido, para extraer de él un poco de oro y sobre todo “cargamentos de ébano”, como llaman á las remesas de es- clavos que los musulmanes enviaban á sus correligionarios de Asia, y los cristianos á sus secuaces de América. Los musulma- nes continúan ejerciendo ese tráfico detestable hasta nuestros días: nosotros se lo reprochamos, y vamos todos á ponernos á la obra para impedirlo. Esto sería muy bueno; pero es preciso no olvidar que este nuestro celo filántropoes nuevo, y que los ne- gros si se libraban en otro tiempo de las redes de los arabes, no era sino para caer en las de los cristianos. Los menos terribles eran los primeros; pues la servidumbre en los dominios del bajá turco es de condición dulce, en comparación á la que se les es- pera en la cacería de los cristianos, para hacerles sufrir en segui- da las penosas travesías del Atlántico y al fin el látigo de los plantadores criollos. Precisa no olvidar estos tristes antecedentes de la civilización, aunque no sea sino para apreciar mejor el pro- greso real de la pobre humanidad. — 220 — Sólo con nuestro siglo ha comenzado este obstinado pensa- miento de explorar el Africa. Desde los comienzos, ese triángu- lo irregular estaba ya poblado en sus tres extremidades. Bona- parte fué desde luego el iniciador universal; el que se apoderó de Egipto, lo trajo á nuestra vista y lo entregó al estudio de sus sabios. Desde entonces, ha vuelto á ser el Egipto lo que era en el mundo antiguo: un apéndice natural de Europa;— hemos po- dido decirlo durante la primera mitad del siglo, y deberíamos de- cirlo aún á no ser por nuestros defectos:——un apéndice de la Fran- cia. Esta misma nación fué también, un poco más tarde, la que volvió á poner el pié en las viejas provincias romanas, al otro confin del Mediterráneo. Nuestro establecimiento argelino asegu- ró á la civilización su más necesario punto de partida, y nos per- suadiríamos más de esto, si consideraramos este establecimiento, no como una lejana colonia, sino como la prolongación y el suelo mismo de la patria. Inglaterra, en 1815, reemplazó 4 Holanda en el punto meridional del triángulo, y iundó en el Cabo ese imperio que vá abarcando poco á poco toda la región austral y que pretende llegar sin interrupción hasta las bocas del Nilo. Por esas tres grandes puertas, por las pequeñas aberturas prac- ticadas desde remota época en las costas de Guinea, una legión de exploradores se arrojó hácia el interior. Mungo—Park, los ha- bía precedido en el Niger, de donde no pudo volver, habiendo así inaugurado el gran martirologio de los viajeros africanos. Después de 1815 comenzó la invasión pacífica: esta no se hizo, como podría creerse, de un modo contínuo y regularmente pro- gresivo: hay que distinguir dos períodos, el primero seguido de un tiempo de calma, casi de un retroceso. Algunos de los más bellos viajes al Africa, de los más fecundos en revelaciones, se efectuaron entre 1813 y 1830. En el momento en que nuestro mundo se tranquilizaba, la energía sin empleo útil se lanzaba á otro terreno, arrastrada por el violento impulso que acababa de sublevar los ánimos. Caillaud visita la Alta Nubia; Mollién re- corre las hoyas de la Senegambia; Tuckey penetra en el corazon del Congo; les hermanos Lander ascienden el Niger hasta Bou- ssang; el mayor Laing parte de Tripoli, surca este rio, y perece antes de llegar á la costa occidental; Denham y Clapperton des- cubren el lago Tchad, y por ellos sabemos que existen en el Su- dán reinos moriscos, densas poblaciones agrupadas al rededor de la hoya central, en la más sana y más rica región del continente. El itinerario seguido por éstos sería el más aventurado de este período, si pudiésemos reivindicar el de René Caillié, el primer europeo que nos trajo una descripción de Tombouctou: Laing A a PU BM — que logró penetrar ahí, fué asesinado 4 la salida. Desde Cajllié, Tombouctou no ha vuelto á ver sino 4 dos cristianos, Barth y Lenz: intervalos de un cuarto de siglo han separado cada uno de esos viajes; el sortilegio ha sido roto el año último, en que nues- tras cañoneras fondearon más allá de la ciudad legendaria. Lar- gro tiempo debía transcurrir así, antes que se renovase*la otra ha- zaña del viajero de 1828; Caillié atravesó el desierto de Sahara, del Niger al Mediterráneo, mendigando entre los negros y los árabes. “El peregrino de la ciencia,” dice M. Eliseo Reclus, “pobre, estenuado, enfermo, arrastrándose de etapa en etapa, no hubiera alcanzado buen éxito en su expedición, á no ser por su miseria, despreciada por los hombres y compadecida de las mu- jeres.” Pertenecía á la especie, bastante común entre nosotros y particular á nuestro país, de viajeros que se aventuran en lo des- conocido sin recursos, que hacen miserablemente y sin bombo grandes descubrimientos: en seguida vuelven á hacerlos otros más hábiles, gastando mucho dinero, gran ostentación, y obte- niendo fracasos. Frecuentemente la gloria es para estos últimos. Sin embargo el nombre de Caillié ha sobrevivido, y sus ¡mitado- res pronuncian ese nombre con respeto. De 1832 á 1848, hubo descanso en el entusiasmo de los ex- ploradores. Solo veo dignas de especial mención, las pacientes investigaciones de MM. d'Abbadie, Rochet d'Hericourt y Le- febvre en Abisinia. La Francia empleó todas sus fuerzas en re- ducir la Argelia. En la Europa de Metternich y. de la Escuela de Manchester, las grandes iniciativas individuales parecían ador- mecidas; éstas no se despertaron sino después del sacudimiento de 1848. Con la segunda mitad de nuestro siglo, volvió á co- menzar la marcha progresista para no detenerse más. Desde 1849, se fundaron misiones católicas en el Alto Nilo, al Sur de Khartoum; las misiones protestantes de Zanzibar bus- can el origen del rio y llegan hasta las “montañas de la Luna.” En este mismo año, el inglés Richardson, y los alemanes Over- weg y -Barth, organizaron una expedición común al Sudán. Es- te fué el viaje principal para el conocimiento del interior del Africa al norte del Ecuador. Richardson y Overweg no regresa- ron; Barth fué bastante feliz para volver 4 hacer sano y salvo, á través del desierto de Sahara, en 1855, ese camino de caravanas árabes que lo había conducido de Trípoli al Sudán en 1850. En esos cinco años, recorrió toda la región situada en las hoyas del Niger y del Benoué, entre el lago Tchad y Tombouctou. Hen- ri Barth era alemán de raza antigua, sabio, sencillo, fácil de con- tentar, y de todas sus miserias se consolaba con un espectáculo — 222 — pintoresco Óó con una impresión poética. Hoy mismo aún, si queremos formarnos una idea exacta de ese maravilloso Sudán, de esta civilización árabe implantada en el corazón de la Nigri- cia, tenemos que recurrir á los relatos de Barth; ellos han hecho reverenciar á este hombre enérgico y dulce, que conserva un co- razón elevado, así en los sufrimientos como en el triunfo. Sus compatriotas Vogel y Beurman le sucedieron en el lago Tchad y completaron sus trabajos; y aunque ambos fueron asesinados en Ouadaí, una parte de sus notas fué salvada por el mundo sa- bio. Al mismo tiempo que Barth surcaba, el primero, las aguas del Benoué superior, más abajo de Yola, el capitán Baikie re- montaba este gran aHuente del Niger; y Burton visitaba el país de los Achanti, abriendo caminos al ejército inglés que iba bien pronto á hacer ahí la campaña. Nuestra colonia del Senegal, hasta entonces languideciente, tomó vigoroso vuelo bajo la ad- ministración del general Faidherbe: comisiones de estudio, entre las que preciso es citar en primer lugar, las de Mage y OQuintin, precedían nuestras columnas en el alto río é indicaban el camino que más tarde debían seguir á orillas del Niger occidental. Otra colonia francesa se formó bajo el ecuador, con las exploraciones de Du Chaillu á las bocas del Gabón y del Ogowé. En el de- sierto de Sahara, M. Duveyrier penetró entre los Touareg, hasta los pliegues del gran desierto, y añadió su nombre á los estudios tan necesarios para los amos de Argelia. M. Gerardo Rohlfs llevó á cabo, en la misma región, los viajes que tan justa cele- bridad le han conquistado. — Hácia 1860, la mayor parte de la labor se había ya hecho en todo el NO. de Africa; desde el Me- diterráneo al golfo de Benin, y desde el Atlántico al lago Tchad. En este momento, la pasión de los exploradores y la curiosi- dad del público, se dirigen hacia el Africa Oriental: hacia esas misteriosas fuentes del Nilo que desde la antigúedad ocupan la imaginación de los hombres. Ya no era permitido confundir, como tan largo tiempo se confundió, la hoya del gran rio egip- cio y la del Niger; sin embargo persistía la confusión aún por todo el curso de las aguas ecuatoriales, entre el Nilo, el Zambe- ze y el Congo. Livingstone separó de ella el Zambeze, pues en sus dos primeros viajes de 1853 á 1864, descubrió el origen y curso de este rio, determinó su hoya exactamente y de parte á parte atravesó el continente austral En su tercera expedición, marcó el origen de un poderoso curso de agua, alimentado por una série de vastos lagos, desde el Banguéolo hasta el Tangany- ka, que creía fueran las fuentes del Nilo, cuando en realidad eran las del Congo. Otros viajeros que llegaron por diferentes rutas, AS: unos partiendo de la costa oriental y otros remontando el Nilo con las misiones egipcias, alcanzaron en la misma época los ver- daderos lagos originarios del Nilo. Burton, Speke y Grant, lle- garon ahí de Zanzibar; el pabellón inzlés, que por la primera vez flameó en el Tanganyka el 13 de e de 1858, poco después también flotó en el Victoria-Nyanza. La expedición reconoció la Uganda, y se encontró con sir Samuel Baker, que venía del norte por el río. Este acabó de resolver el problema siguiendo por el Nilo hasta Albert-Nyanza. Se tenía por fin los principa- les hilos de la madeja; el alimentador del Egipto tomaba sus aguas de los grandes depósitos situados bajo el ecuador; y ahí, pequeños levantamientos del terreno arrojan hacia el Sur y Oes- te, las afluencias de los depósitos vecinos, que van á aumentar de un lado el Congo, y de otro el Zambeze por el canal de Chiré. De estos descubrimientos concluyó el Egipto que debía po- seer toda la extensión de su río; el Khedive multiplicó las expe- diciones geográficas y militares, bajo la dirección de Baker, Gor- don, Chaillé Long, Piaggia; y por un momento llegó á able cer en su totalidad el imperio meridional de los antiguos Farao- nes, si como lo cree Mariette, Touthmés reinó hasta el ecuador. Europa ha reprobado en globo las faltas y prodigalidades de Ís- maíl--Pachá; mas, sobre un punto al menos, el porvenir reforma- rá esta reprobación. Aquellos que han vivido en el Cairo en esos años brillantes en que todo respiraba ahí grandes ambicio- nes y vastas esperanzas, no pueden olvidar que Egipto era en- tonces la tierra prometida de los exploradores, el foco principal de los descubrimientos geográficos. Tendiendo sus miras políti- cas al Sudán oriental, Ismaíl-Pachá prestó un servicio inapre- ciable á la obra de la civilización, tan bruscamente arruinada des- pués de su caída. Después de 1870, es tan grande el número de viajeros que han explorado el Africa, que renunciamos á enumerarlos; nos bastará recordar sus más notables trabajos, hasta cuando la ac- ción política de los grandes Estados se sustituye á las investiga- ciones científicas. En la región austral, el teniente Camerón con- timuó las empresas de Livingstone á quien había ido á socorrer; su travesía del continente, desde Zanzibar á Benguela, fué una de las hazañas más hermosas de este período, y ella le permitió reconocer el sistema general de los afluentes meridionales del Congo. El mayor Serpa Pinto le sucedió por este lado, con la misma felicidad y ventura. Sobre la costa oriental y en la hoya del Nilo, antes del día en que la irrupción de los mahdistas ce- A rrara el paso del río, la carta de Africa fué completada por las misiones egipcias de Linant, Gessi, Munzinger y Emin--Pachá. M. Stanley acertó á reunirse á Livingstone, y comenzó su fama navegando en los grandes lagos, disipando las últimas dudas que nos quedaban sobre la situación, estructura y analogía de ellos. Entre los ríos Tanganyka, Victoria y Albert--Nyanza, las misio- nes católicas y protestantes multiplicaron sus estaciones. Los países de los Niam-Niam y de los Monbouttou, se abrieron ante MM. Schweinfurth y Piaggia. En Abisinia, Choa, el Marqués Antinori y otros obreros de Italia, volvieron á hacer los cami- nos tan á menudo recorridos por nuestros viajeros Caillaud, Le- jean, MM. d'Abbadie y Borelli. Nachtigal tomó en el Sudán el itinerario de Barth: pocos exploradores como éste han prestado á la ciencia servicios más señalados: visitó el lago Tchad, los rei- nos vecinos, penetró en Ouadaí, en Darfour, regresó al Medite- rráneo por las montañas hasta entonces víreenes del Tibesti. M. Gerardo Rohlís entró simultáneamente en las soledades de Sa- hara oriental y setentrional, y de nuevo las recorrió desde Egip- to al Maroc. Nuestro Sahara francesa, en el que la extensa lista de nuestros exploradores muy á menudo es una necrología, ha sido estudiada por Largeau, Dournaux--Dupéré, Soleillet y Fla- tters. El doctor Lenz tomó en diagonal el gran desierto en su extremidad occidental, y descendió del Maroc 4 Tambouctou. La mayor parte de esos viajeros no hacían sino escuchar y co- ordinar los descubrimientos de sus antecesores. En esta Africa tan valientemente atacada, solo un problema queda irresoluto, y es saber si es cierto que el Congo es el gran rio del centro ecua- torial. No se conoce sino su embocadura; aquellos que han visto las corrientes y afluentes, como Livingstone y Camerón, dudan atribuirle esas aguas que no pudieron seguir. Nuestros compa- _triotas trataron de llegar al rio por el Ogowé; pero Marche y Compliegne fueron detenidos, y solo llegó á él M. de Brazza; siendo el resultado de sus campañas, la transformación de nues- tra pequeña colonia del Gabón en una provincia más extensa que la madre patria: el Congo francés. Mas el honor de haber resuelto el último de los grandes problemas africanos, pertenece en gran parte á M. Stanley; gracias á sus frecuentes exploracio- nes hechas desde 1871 á 1877, ha podido colocarse por fin al Congo en los mapas á su verdadera altura, y ha quedado abierto, más abajo de las cascadas, á la navegación europea. Ahora pode- mos aventurarnos en esos grandes afluentes de la margen dere- cha: el Oubangui y el Arruwimi. El inventario del Africa se ha enriquecido con un caudal fluvial, quizá único en el mundo, de — 225 — 10.000 kilómetros de aguas profundas, que serpentean al través de selvas vírgenes y de las tierras vegetales del ecuador. Tales fueron los resultados que ha diez años se habían obten1- do, cuando las cancillerías extranjeras se encargaron á su turno de descubrir el Africa central. Vamos á Melida” manos á la obra. ET. La Europa, tal como quedó pasados los acontecimientos _de 1870, ha sido sacudida después de diez años de paz por un «movimiento de expansión colonial, cuyas causas económicas no puedo recordar. Causas morales también contribuyeron á ello; los vencedores no resistieron á las tentaciones de ostentar en el mundo su nueva grandeza; los vencidos volvían á echarse sobre el único campo de actividad abierto aún á sus ambiciones; las otras naciones seguían por no A aventajar; Inglaterra redo- blaba sus acostumbrados esfuerzos, á fin de mantener contra los nuevos concurrentes, en todas las partes del globo, la hegemonía tradicional que constituye el justo orgullo de esta potencia. Las vacías profundidades del Africa, sondeadas al fin por los explo- radores, debían fatalmente absorber esa extrema necesidad de la actividad europea. No consigne sino como recuerdo, el establecimiento del pro- tectorado francés en Tunez en 1881, y la ocupación exclusiva de Egipto por los ingleses un año después. Esos acontecimien- tos no señalaban una política nueva, ellos tienen su lugar en la historia del litoral mediterráneo, y no se refieren sino indirecta- mente á nuestro tema, en cuanto á la penetración al interior del Africa. Por otra parte, necesario es limitar ese tema, separando los hechos que conciernen á las regiones australes, más allá del rio Orange y de la bahía Delagoa. En esas regiones, la Gran Bretaña extendió desde mucho tiempo atrás su dominio colo- nial; y las convenciones comerciales prepararon la absorción de aquello que les estorbaba. Los delegados de los estados del Africa meridional, reunidos en 1888 en la conferencia del Cabo, deci- dieron, en principio, la extensión del ramal férreo que fuera á terminar en esta ciudad, y la formación de un Zollverein sud- africano. La señal de las empresas prácticas en el país nuevo, partió de Bélgica; y gracias á la hábil y apasionada iniciativa de su rey, nuestra vecina vá á representar al otro lado de los mares el gran papel que antes desempeñara la Holanda. Teóricamente posee el corazón de Africa, el punto céntrico al rededor del cual se 4,9 — 226 — desarrollan los establecimientos de los otros pueblos. Este do- minio le tocó por una série de evoluciones diplomáticas muy cu- riosas. En 1876, el rey Leopoldo reunió en Bruselas un simple congreso geográfico, que le confirió la presidencia de una “aso- ciación internacional para la exploración y la civilización del Africa.” Esta que no era entonces sino una creación platónica, no tardó en cimentarse, convirtiéndose en la “Asociación inter- nacional del Congo,” la que justificó después su título, buscando secuaces de toda nacionalidad; más, solo limitó su actividad á los inmensos territorios descubiertos por M. Stanley, con el apo- yo financiero del rey de los belgas; á la faz de los gobiernos, el soberano personificaba cada vez más la sociedad que patrocinaba. El nombre del Estado del Congo pasó poco á poco al uso para designar el campo de acción de la sociedad. El nuevo estado re- cibió existencia oficial en la conferencia de Berlin en 1885, y esta conferencia definió el régimen impuesto al Africa ecuato- rial, bajo la común garantía de las potencias: la hoya del Congo constituyó una zona neutral, abierta á la navegación y al comer- cio de todos los pueblos, con franquía de todo derecho de im- portación Ó de tránsito. El acta de Berlin ha. hecho extensiva las mismas estipulaciones á la hoya del Niger. Una cláusula úl- tima de esta acta, marca la nueva era que comienza para el Afri- ca: en lo sucesivo, toda nación que se atribuya una parte de ese continente, estará obligada á notificar su adquisición al areópago europeo. El Africa cesa de ser ¿tzerva 2mcógnzta, abandonada á las fantasías del primer ocupante; convirtiéndose en provecho del patrimonio común, subordinado al dominio de todos. El 1? de Agosto del mismo año 1885, después de convencio- nes particulares con varias potencias, el rey Leopoldo notificó 4. todos los gabinetes el voto de las cámaras belgas, que lo autori- zaba para tomar el título de soberano del Estado independiente del Congo. La unión entre este Estado y Bélgica debía ser ex- clusivamente personal. El carácter transitorio de esta restricción apareció bien pronto; habiendo consentido las cámaras en hacer sacrificios pecuniarios para el Congo, un arreglo interior, sancio- nado este año por los potencias garantes, ha reconocido á Bélgi- ca un derecho de preferencia sobre el dominio de su rey. Hoy, á fin de que no se embaracen en lo menor las sutilezas del pro- tocolo, el Estado del Congo, el Congo belga, como corriente- mente se dice, es un anexo colonial de Bruselas, y participa en Africa de las obligaciones y privilegios que la condición de Es- tado neutral permite en Europa á su metrópoli. Bélgica está sin duda destinada á ser la primera que nos demuestre cómo el peso ES, O de los intereses africanos, vá á inclinar la balanza de la política europea. Según todas las probabilidades, ella será en el porve- nir el satélite del enorme imperio que á sí misma se ha dado; si este imperio prospera y adquiere gran importancia, las codicias que despertará decidirán en el siglo próximo la suerte de Flan- des y de Brabante. En cuanto á nosotros, eso ya no nos toca. Los belgas han ocupado el estrecho pasillo por donde el estado del Congo busca salida al Atlántico; ellos tienen establecimientos reales hasta Stan- ley-Pool. No obstante, todo está aún por hacer; el pabe:lón azul de la estrella de oro flamea en algunas estaciones precarias; los agentes europeos no se alejan de las orillas del rí0: Tippou-— Tib es el verdadero dueño del curso superior. La conferencia de Berlín fué la señal y el resultado de preo- cupaciones todas nuevas en Alemania. En 1884, negociantes de Hamburgo y exploradores comisionados por el gobierno impe- rial, atacaron el Africa por tres puntos muy distintos: frente á Zanzibar sobre la costa oriental; al norte del rio Orange, en An- era—-Pequeña, sobre el Atlántico; y por fin en el golfo de Gui- nea, en Cameroun y en Togo. Esas primeras tentativas colonia- les enardecieron las imaginaciones alemanas, y el gran canciller les prestó su decidido apoyo; los cartógrafos, personas muy lige- ras en el empleo de los colores, traicionaron pronto las ambicio- nes de su país. En el mapa de Liebenow, trazado en Berlin en 1886, se notan ya grandes líneas rosadas—el rosa es el color ger- mánico,—prolongadas sobre toda la parte oriental de la mitad de Africa, hasta los límites del estado neutral del Congo; esas lineas toman por otro lado el Atlántico, con la misma intempe- rancia; ¿qué les falta, pues, para unirse al interior? Por otra par- te, jamás hemos sabido cuánto tiempo un estado independiente, un estado belga, se mantendrá belga é independiente; si algún día, por ejemplo, pierde el Congo esas dos cualidades, ¿no que- rría Alemania extender sus dos límites extremos de un Océano á otro? Una India gigantesca, que corte el Africa por el medio, aseguraría á sus posesores la hegemonía sobre todo ese conti- nente. -— Hé aquí el sueño. En la realidad, me apresuro á decirlo, nada nos autoriza á suministrar al gobierno imperial esos apetitos de cartógrafo glotón; pero ya es muy imponente la realidad. La Compañía alemana del Africa oriental, sustituyó en 1885 á la antigua Sociedad colonial de Hamburgo, tomó á su cargo las operaciones de su antecesora, y las ensanchó por medio de trata- dos con los negros reyezuelos, vasallos nominales de Zanzibar, — 228 — MM. Peters y Wismann penetraron al interior 4 mano armada, á pesar de las protestas de Seid Bargasch. El canciller se hizo cargo de su causa, y los buques alemanes anclaron en Zanzibar; las adquisiciones de la compañía fueron declaradas posesiones del imperio, Inglaterra se emuló y negociaciones muy laborio- sas se empeñaron entre las dos potencias. En 1886, el primer arreglo sancionó las pretensiones alemanas, menos en el litoral; y la administración de toda la extensión de la costa, con excepción de dos puertos, permaneció confiada á la Sociedad imglesa del Este de Africa. Amurallada así por el lado del Océano, la futura colonia germánica no era viable, y el tratado de partición con-. ciuído esc 10, ha regularizado la situación á expensas del sul. tán de Zanzibar: este tratado concede á la Gran Bretaña el pro- tectorado sobre las islas del sultán. La Sociedad ¿mglesa del Este de Africa, lleva sus derechos sobre la zona del litoral compren- dida entre el rio Tana y Wanga, y una línea que vá oblícuamen- te de Wanga al Norte de Victoria Nyanza, limita en el interior las posesiones británicas y las alemanas. Estas últimas parten del Océano Indico sobre una extensión de seis grados, de Wan- ga al cabo Delgado, extendiéndose hasta los lagos Victoria y Tanganyka, que virtualmente son alemanes: el Tanganyka sólo separa el territorio germánico del Congo Belga, que es un impe- rio igual en superficie á Alemania, de una región fértil, habitada, susceptible de un gran ensanche; el imperio no tiene sino un in- conveniente, y es la necesidad de conquistar poblaciones muy recalcitrantes. Esas combinaciones han dado un irreparable golpe á los gran- des designios ingleses en el Africa oriental; y ésto se ha hecho con la gran ruta real británica que debía partir del Cabo hasta las bocas del Nilo, sin solución de continuidad. Inglaterra pre- tendía cortar la pera africana en su parte ancha; Alemania que- ría partirla en sentido contrario; los dos cuchillos han chocado: el último es el que ha quedado en la fruta. Inglaterra ha hallado sobre esta misma ruta algunos obstáculos: en el sur, Portugal había tenido desde mucho ántes el mismo designio que Alema- nia: un reino transversal que uniría Angola á Mozambique por la hoya del Zambeze. Sabemos cómo se ha portado Inglaterra con los primeros conquistadores del Africa; ella había ideado los * argumentos de Alemania, y tuvo la oreja mas dura para aquellos del Portugal: la voz era más débil; se ha apoderado Y continúa usurpando, sobre el Chiré y en el Mashonaland, posiciones que le permiten tener autoridad sobre Zambeze. Inglaterra tendrá menos posibilidad de vencer cualquier otro obstáculo que se le- — 229 — vante ante ella, allá donde no espera hallarlo; Ó sea al través del Nilo. Cuando asumió la dirección exclusiva de los negocios egipcios, llevados tan lejos hácia el Sur por Ismail-Pachá, pudo creer que tenía de golpe la mitad de la ruta del porvenir, desde Alejandría hasta los lagos ecuatoriales. La explosión del mah- dismo en 1884, interceptó esta ruta en una extensión de 20 gra- dos. Sensible es para la gran nación inglesa que su instalación en Egipto haya sido la señal de un fenómeno sin precedente: el retroceso de la civilización hasta la segunda catarata. Bajo todas las dominaciones anteriores: faraónica, griega, romana, árabe y cristiana, era accesible Kordofan á las transacciones comerciales, 4 las civilizaciones relativas: mas la noche de la barbarie ha vuelto á caer bruscamente sobre esas regiones, y el Africa, abierta en todos los otros puntos, se ha encerrado en el más antigua- mente conocido. Además de los alemanes y de los ingleses, la costa oriental ha visto desembarcar italianos durante esos memorables años de la invasión europea. Italia ha puesto sus miras en la masa monta- fosa que se llama la Suiza africana, habitada por las poblaciones cristianas de Tigré, Abisinia y Choa. Habiendo descendido á Assab en 1882, 4 Massawa en 1885, y siendo detenidos por el descalabro de Dogali en 1887, los soldados y los negociantes italianos pronuncian su movimiento hácia las llanuras del inte- rior, donde sus negocios parece que presperan. El Gabinete de Roma no piensa detenerse allí, puesto que reivindica Kassala y el acceso al Nilo Azul, lo que es objeto de una negociación pen- diente aún con el gobierno británico; éste defiende enérgicamen- te los derechos del Egipto que él ha absorbido en una región en que han despojado los mahdistas á Egipto é Inglaterra. Así la vertiente oriental del Africa ha sido casi enteramente distribuida desde hace diez años entre cuatro naciones europeas. Al sur del ecuador, Alemania se ha tomado un gran trozo, el mas compacto, el mejor delimitado. Bajo de ella, Portugal de- fiende, aunque sin esperanza, una situación creada por los siglos, y que amenaza escapársele en el momento en que él venga á re- levarla. Italia ha escogido su parte entre el Mar Rojo y la mitad del Nilo. En cualquiera otra parte, Inglaterra posee, proteg£, usurpa y pretende todo lo que todavía no está en posesión de otros. Nosotros no tenemos interés en el oriente africano, y sólo miramos las competencias de nuestra isla de Madagascar, donde la soberanía francesa acaba al fin de ser puesta fuera de toda duda. En el Africa occidental, el curso de las colonias ha sido tan rápido como fructuoso. Pero por ese lado las posesiones, y sobre — 230 — todo las pretensiones, están singularmente embrolladas. Para no oscurecer ese resumen, desatenderé los pequeños establecimien- tos de antigua data que dividen la circunferencia del golfo de Guinea, desde Santa Maria de Bathurst hasta el Congo. Es pro- bable que esos establecimientos sean el objeto de cambios com- pensadores entre las potencias, á medida de que cada una de ellas se concentre sobre las grandes áreas de desenvolvimiento, escogidas desde diez años ha. Durante este período, Alemania ha llevado su esfuerzo sobre dos puntos: al Sur del Ecuador, sobre las costas comprendidas entre el rio Orange y la Kunené; y al Norte, sobre la bahía de Biafra, dominada por Cameroun. Este parece deseoso de alcan- zar para Adamaua y Baghirmi el litoral meridional de ese lago Tchad, donde los exploradores alemanes lo han anunciado tan oloriosamente. Inglaterra ha establecido su principal instalación en las bocas. del Niger. Desde ahí irradia sobre el gran abanico del Sudán central, entre el Niger y Benoué, hasta la margen occidental del lago Tchad y los primeros terraplenes saharinos; esta es quizá la más envidiable situación en todo el Africa. El Bajo-Niger y el Benoué, los únicos grandes ríos en que la navegación no es obstruída por caídas, son las más cómodas arterias y las mas cor- tas para llegar al lago Techad, y conducir hácia el mar todo el comercio del Sudán. Ellos encierran un país celebrado por los viajeros por sus riquezas y su clima relativamente templado; y el nombre de Nigricia, no debe inducirnos á error acerca de las poblaciones de ese país; negros Ó mestizos berberiscos, esos pue- blos han pasado por históricos descubrimientos desconocidos á las tribus negras de las selvas ecuatoriales. Los arabes llevarán á los reinos musulmanes del Sokoto y del Bournou, una semi-civl- lización inferior apenas á la que existía entre sus hermanos de la costa mediterránea. Los sabios de Baghirmi conversaban con Barth de Aristóteles y de Platón; los de Bournou discutían con él la geografía de Ptolomeo. Las grandes ciudades son muy aná- logas y unidas en el Sokoto. Apesar de lo poco que se conoce esas regiones, prometen al primer ocupante europeo elementos de prosperidad comparables 4 los que los rusos han hallado en el Asia central, en los ricos valles cultivados por el pueblo sa»- te. —En 1880 casas inglesas y francesas se dividían el comercio en las bocas del Niger; los nuestros, que eran los más numero- sos, recibieron proposiciones seductoras para la cesión de sus es- tablecimientos; pidiendo ellos consejo y apoyo al gobieruo fran- cés. El lector adivina la acogida hecha á esos importunos, que 7 — 231 -- vinieron de no sé que Niger á alborotar las "oficinas de París. Las casas francesas aceptaron las proposiciones de sus concu- rrentes ingleses, y liquidaron. Ese momento decidió los destinos del Sudán; él ha congeturado la suerte de los proyectos que nos formamos hoy para penetrar ahí por las más largas vías recorri- das. La Royal Viger Company, poderosamente constituída en 1886, recibió un título que la autorizaba 4 acuñar moneda, á ha- cer leyes, á levantar ejércitos; ella sostiene una flotilla de vapo- res que remonta hoy el Niger hasta los rápidos de Boussang, á 136 kilómetros del mar, y el Benoué hasta 720 kilómetros, ó sea los dos tercios de la distancia entre el lago Tchad y la costa. EuGenio MELCHOR DE VOGUE K—_—evbvbbbpbpAo AQ — — Arqueología Peruana Creemos que los lectores de este BOLETIN leerán con agrado la correspondencia que mas abajo publicamos, cruzada entre los Señores Dr. J. J. von Tschudi y el Dr. Vicente Fidel Lopez, argentino, con motivo de las apreciaciones que este Señor hizo en su obra titulada Les races Aryennes, al ocuparse de algu- nos párrafos que se consignan en la que publicó el Dr. D. Ma- riano Eduardo Rivero, asociado con el Dr. Tschudi— Zas 4m- tigiedades Peruanas, —refiriéndose al estado de la ciencia mé- dica de los antiguos peruanos. Esta correspondencia se publicó en Buenos Ayres en 1878, en un folleto, que fué escrito en francés. Tenemos fundados mo- tivos para suponer que solo hoy se publica por vez primera tra- ducida al castellano, traducción hecha por nosotros. Recientes descubrimientos del explorador M. Squier, parece que vienen á dar la razón al Dr. Lopez, y que sus apreciaciones se aproximan más á la verdad de los hechos que las contenidas en la obra Antigúedades Peruanas. Pero lo resaltante en esta - Correspondencia, fuera de la parte científica que encierra, es el repudio que hace el Dr. Tschudi de su colaboración en la citada obra, y que solo lo ha hecho presente cuando apareció la crítica del Dr. Lopez, hasta cuya época dejó aquel correr su nombre como coautor. Hemos estado haciendo algunas investigaciones para descu- brir, cerca de-la familia del Dr. Rivero, lo que hay de verdad en esto, y tan luezo como tengamos los datos que hemos pedido, ANS los daremos á conocer para fijar este punto. Por lo pronto que- da subsistente la afirmación del Dr. T'schudi; y sepan nuestros jectores, que el nombre de aquel sabio figuró en la obra de nues- tro compatriota Las antiguedades peruanas, CONTRA SU VOLUN- TAD y á despecho suyo (malgré moi), quedando pues todo el mé- rito Ó los errores de ella de cuenta y cargo del Dr. Rivero. Desearíamos que, con motivo de esta correspondencia, se esti- mulara en nuestro país el estudio de nuestra botánica en la par- te terapéutica ó médica, haciéndose publicaciones y estudios de las plantas que tanto usan nuestros indígenas para curar muchas dolencias. Bastaría por lo pronto, para comenzar, que se hicieran descripciones vulgares de esas plantas, de su empleo y de sus efectos, pues esto serviría de base para fijar los hechos y para es- tudios más científicos, trabajo que otros pueden hacer después. Quien ha viajado por el interior, sabe y habrá visto que hay plantas que producen llagas, otras que las curan, otras que abren las carnes y los abscesos, otras que hacen sangrar por las narices, otras que contienen esas y otras hemorragias, Otras para curar la disentería y producir en fin resultados terapéuticos de una ma- nera heróica. No se crea, tampoco, que este estudio solo tenga una faz cien- tífica; no, también tiene su parte especulativa Ó positiva. Para probar esto citaremos lo que hoy pasa con la cascarilla, arbol que siendo indígena de nuestros bosques, una vez conocidas sus pro- piedades terapéuticas, estimuló á Inglaterra á fomentar su culti- vo en las grandes posesiones de la India, donde se ha aclimatado, existiendo inmensos plantíos de este árbol, que producen pin- giíes rentas á los que se han dedicado á su cultivo y explotación. El umarico, (Artanthe elongata) esta excelente vulneraria, también es planta que se exporta hoy como un artículo de comercio. Ea coca (Erytroxzlon coca) también constituye otro artículo de ex- portación por sus virtudes medicinales, y por último, para no fatigar con citas, la HUAMANRIPA (Cryptochate andicola) se está ya empleando en nuestra farmacopea como un remedio muy eficaz para las afecciones pulmonares, empleo que hace siglos han hecho los indios. Vulgarizándose Ó generalizándose el conoci- miento de las virtudes medicinales, así como de otras propieda- des de muchas de nuestras plantas, ellas constituirían un nuevo elemento de comercio, y serían también una nueva esfera de ac- ción para la actividad humana; acrecentándose así la riqueza na- cional y la particular. Estamos seguros que la Sociedad Geográfica acogerá gusto- sa, en las columnas de su BoLertIw, todo estudio de la naturale- — 233 -- za que dejamos indicado. Toca á los “Clubs Andinos” dar el primer impulso en este sentido. La correspondencia de que nos hemos ocupado viene en se- guida. CáÁrLOs PAz--SOLDAN. Dos Cartas sobre Arqueología Peruana Carta Primera EL Dr. J. J. von Tscuubi— AL Sr. ViceENTE FipeEL LoPEz. Señor: Con gran pesar para mi, no hace sino poco tiempo que me impuse de su obra referente á las razas arianas. La he estudia- do con cuidado y me permito hacerle algunas observaciones. Ante todo, es preciso confesar que ha usado V. de una crítica bien severa respecto á la obra sobre las Antoedades Periua- mas del Sr. Rivero, en la cual, puedo decirlo sin embozo, que á despecho mío figuró mi nombre. He vigilado la ejecución de las láminas, y he aumentado los materiales del Sr. Rivero con va- rias hermosas piezas de mi colección; pero el texto, con excep- ción del segundo y quinto capítulo, asi como algunas observa- ciones, es trabajo del Sr. Rivero, y tuve aún que luchar fuer- temente para quitar de los manuscritos muchas aserciones y las hipótesis desprovistas de toda base científica. —Yo no puedo, en lo absoluto, tomar sobre mí la responsabilidad de aquello que el Sr. Rivero ha escrito. Si hubiera V. tenido la ocasión de cono- cer mi obra Voyage dans l'Amerzque du Sud, hubiera V. en- contrado allí distintas ideas sobre las antigúedades del Perú, á aquellas del Sr. Rivero en las 4xt2giúedades. Yo no quiero tocar acá sino un solo punto, sobre el cual ha usado V. una crítica mal intencionada, dirivida directamente á mí.—Es la medicina y la cirujía de los antiguos peruanos. Lo que se dice sobre esta materia en las 4xtz0%edades, p. 122, no es por cierto una invención ni del Sr. Rivero, ni mía; está sacado de los escritos de los viejos crorzstas; en la pagina 320 de su obra dice V: “Hasta nuestros días la medicina no ha poseído si- no dos escuelas esencialmente clínicas, la de Hipócrates y la de los Quichuas!!” No sólo á mi, sino 4 muchos hombres de cien- 5.0 — 234 — cia, esta aserción ha hecho el efecto de una chanza de parte de V. La medicina Ó la escuela de Hipócrates, la conocemos perfectamente bien, pero no la de los Quichuas; y V. mismo Señor, no dá ninguna prueba de su antigua existencia. En vano he buscado en las relaciones de los autores contemporáneos de la Conguzsta y de sus sucesores de los siglos XVI y XVII, las pruebas de su aserto; pero el estudio concienzudo de los autores que han escrito sobre el Antiguo Mexico, prueban con eviden- cia que los conocimientos médicos de los Aztecas y de las otras naciones mejicanas, estaban en el mismo grado de desarollo que los de las Amautas. Dice V. en la pag. 322 “Tomad la misma ciencia en el Perú y en Europa durante todo el período de la Edad Media y bus- cad de qué lado está la ventaja” —Me es dificil creer que haya tomado V. á lo serio esta frase. Dejemos á un lado al gran maestro de la antigua ciencia médica, á Hipocrates, y aun á Aris- tóteles y al compilador Plinio; no hay mas que citar al celebre: Celso, y sobre todo los ocho libros de medzczna del admirable Galeno, cuyo ingenioso sistema médico fué, durante tres siglos, hasta Paracelso, la doctrina reinante en Medicina—No quiero mencionar en detalle todos los otros autores que han escrito en la Edad Media sobre las virtudes medicinales de las plantas y sobre la medicina práctica; me limito buenamente á preguntarle si ha olvidado V. los vastos conocimientos médicos que los doc- tores árabes, discípulos de las célebres Escuelas de Alejandría y de Córdova, han exparcido en España y en una gran parte de la Europa. En la misma página de su obra, me llama V, con un gran aplomo, “alumno de la escuela de Broussais!” Ah! yo alumno de la escuela de Broussais! Es una cosa del todo nueva para mí, una verdadera chanza que me ha hecho sonreir. En el tiem- po en que estudié la medicina, Broussais y su sistema habían sido en Alemania, donde jamás tuvo partidarios serios, olvidados des- de hacía largos años. V. dice gue yo, alumno de la escuela de DBroussazs, me sorprendí grandemente del hecho que los perua- nos no abrían los abscesos, y no practicaban la sangría general de los grandes vasos del sistema venoso. Ruego á V., Señor, se moleste en leer la página 123 de las Antigiíedades, ¿Dónde hay, en lo que allí dice, una sola palabra de sorpresa? Cada autor tiene el derecho de exigir, de quien lo critica, la * cita concienzuda, y ese derecho subsiste lo mismo en Montevi- deo que en Europa. — 235 — Usted dice que los antiguos Peruanos conocían la anatomía, y yo pregunto si conocer la anatomía es el que se conozca la situa- ción de las principales visceras. En este caso, los sacerdotes mejicanos, que tambien sabían arrancar el corazón palpitante de las víctimas vivientes, los gauchos de los saladeros, todos los car- niceros etc. serían anatomistas; y bajo estas condiciones admito que los Amautas conocían la anatomía. Pero la czencza entiende por la palabra Anatomía, cosa distinta del conocimiento empíri- co y aun rudimental de las entrañas en general. Repito, pues, que nada constata que los Amautas tenían conocimiento de la anatomía científica. En fin, le confieso francamente que no soy capaz de compren- der la /óvzca de sus frases— Lo mismo (pag, 323,) hasta el fin. No quiero entrar en otros detalles, eso me llevaría muy léjos— Repito que siento mucho el no haber conocido su obra mucho antes. Hubiera tenido una buena ocasión de hablar de ella en la introducción de mi obra crítica sobre el Drama O//arnta, que he publicado hace dos años—Pero espero hacerlo dentro de po- co, desde que me ocupo de una segunda edición de mi gramáti- ca guzchua, Ó mejor dicho, de una gramática axzalítica de esta lengua, y de otro trabajo sobre los antiguos peruanos — Puedo aseguraros anticipadamente, que yo lo citaré religiosamente. Mis estudios de la lengua guzchua me han conducido 4 conclusiones muy diferentes á las de usted; que por lo que hace á lo del sans- crito, hasta hoy no han obtenido la aprobación de los célebres sanscritistas alemanes é ingleses, y sin embargo, puedo afirmarle que su libro ha sido bien examinado por los filólogos. Reciba, señor, la seguridad de mi consideración más distin- guida. T'sCHUDI. Viena, 18 de Diciembre de 1877. xx _— -- A ——— El lago Titicaca En el número anterior de este BOLETIN aparece publicado un * estudio del Sr. Tovar sobre las causas de la progresiva disminu- ción de las aguas del lago Titicaca, El tema es, sin duda, de mu- cho interés, supuesta la verdad de aquel fenómeno; y aun cuan- do las investigaciones del Sr. Tovar dejan algo que desear res- pecto á la comprobación de un hecho, más bien presumido que demostrado, los redactores del BOLETIN no vacilaron en publicar, — 236 — sin comentario alguno, aquel documento, dedicado por su autor á la Sociedad Geográfica; no solo en consideración á lo intere- sante del asunto, sino como un acto de cortesía hácia el autor. Mas, juzgamos obligación nuestra hacer algunas rectificacio- nes respecto á ciertos datos geográficos equivocados que apare- cen en la publicación que en un periódico de Puno se hizo de aquel artículo y que en recorte nos remitió el mismo Señor To- var sin la debida corrección, acaso por no haber notado él esas faltas. | El primer error consiste en la designación de los grados de la- titud que indica el Sr. Tovar, al fijar la posición del Titicaca. En efecto, se señala la latitud 14”, siendo asi que el extremo bo- real del lago está 4 los 1512, según Raimondi. Asimismo hay una inexactitud en la demarcación de grados de longitud, pues ésta no es de 74*20" de París, como aparece en la publicación á que nos referimos, sino de 71” en el extremo oriental del lago y de 7224” al extremo occidental, según el mapa del mismo sabio. También se nota otro error, que suponemos tipográfico. Se dice que el área del Lago es de 300 millas, cuando es de más de 4.000 millas cuadradas, según los siguientes datos: longitud total desde la ensenada de Taraco hasta la de Huaqui, 95 millas; lati- tud ó ancho del Lago, eu su máximum, Jesde la desembocadura del rio de Juli, hasta la del rio Escoma, 45 millas. Humboldt, en sus viajes á la América Meridional, dice, que el Lago Titicaca abraza una superficie igual á la del Reino de Sajonia, esto es de mas de 4.570 millas. Pudiera referirse al perímetro del Lago, y no á su área aquellas trescientas m2llas; pero aun así, habría inexactitud, pues el contorno del Titicaca, es cuando menos de 500 millas. Miscelánea. MAPAS DE ESTUCO EN RELIEVE. — 41 Z2tzcaca y las montañas de La Paz.— La Sociedad Geográfica ha recibido en esta quin- cena, un magnífico presente del Sr. D. José Manuel Braun, Mi- nistro Plenipotenciario de Bolivia. Consiste en dos cuadros de estuco de un metro de longitud por ochenta centímetros de an- cho, representando en alto relieve la hoya del Titicaca y las mon- tañas de La Paz, comprendiendo la gran cadena de Carabaya, con los nevados imponentes del Sorata y del Illiman1. — 237 — El cuadro del Titicaca, ofrece á primera vista un hermoso conjunto de todos los accidentes del Lago. Sobre un fondo azul, que es el del agua, emergen las islas históricas de Titicaca y Coati, mostrando sus laderas sembradas y sus acantiladas orillas, con sus cimas cubiertas de soberbias ruinas, como las del templo del Sol y las del palacio de las Virgenes consagradas á la Luna. Se vé, en les contornos del Lago, y entre sus golfos y ensena- das innumerables, diseñados, con todos los matices del verde, los pastos y totorales que se extienden á lo lejos en la llanura que circunda este mar interior. En medio de esos campos, man- chas rojas y blancas marcan los sitios históricos de Tiahuanaco, con sus ruinas ciclópeas, simbolizando la misteriosa civilización primitiva del Perú. Allí está Huarina, al E. de Chililaya, recor- dando la batalla entre Centeno y Francisco de Carbajal en las guerras civiles de la conquista; y Huaqui, á un lado del Desa- guadero, conmemorando un curioso episodio de las guerras de la Independencia; y en fin, la aldea de Zepita, á la margen occl- dental del mismo río, uno de los pocos gloriosos monumentos de nuestra historia militar. En el golfo de Puno, se divisa la isla de Esteves, honrada con la memoria de los mártires de nuestra independencia; y Taquila á la salida del canal, no ha mucho prisión de Estado bajo el go- bierno de la Dictadura. En las riberas, nótanse Chucuito y Atun-colla como los más antiguos monumentos de la civilización Aimará; más allá, la la- guna Silustani con sus fantásticas ruinas y colosales c/u/pas Ó tumbas, á manera de castillos almenados. Hácia la parte boliviana del Lago, y al terminar el mar de llave, se diseñan los relieves de la península de Copacabana, con su célebre santuario, el más notable de la América del Sur, dominada por una cadena de colinas cuyas cumbres son un ver- dadero museo arqueológico incáico. El aspecto geológico ofrece una singular uniformidad tanto en las márgenes del Lago como en sus islas, formadas de capas paralelas de terreno calcáreo carbonífero y de estratas de una gran inclinación, que, en algunos lugares, llegan á ser casi ver- ticales. Al NE. de esta magnífica hoya, se levantan los soberbios nevados de Illampu (Sorata), Huaina--Potosí y Mururata, do- minando toda la cadena de Carabaya en esa región que cierra como una muralla de plata aquella parte del horizonte del Lago. A lo lejos, y como marcando el término de este grandioso pano- rama, se levantan los tres picos colosales del Illimani. — 238 — El seguindo cuadro, que es continuación del anterior por el lado del SE., presenta el relieve de la cadena de Carabaya en su desarrollo meridional. Se vé La Paz en el fondo de un valle: luego la gran cordillera oriental, con sus profundas quebradas que parten de su cima, en forma de abanico, para perderse en el laberinto de barrancos, grietas y zanjas, cubiertas de gigantesca vegetación en las montañas de Yungas. Esta obra que podemos llamar de geografía escultural, tiene toda la exactitud de las cartas topográficas. En éstas se han he- cho todas las correcciones de las que se habían levantado antes, con arreglo á los estudios científicos del Dr. Agustin Aspiazu y del Ingeniero José R. Rocha, ambos socios correspondientes de la Sociedad Geográfica de Lima. El artista escultor que ha ejecutado esta obra, es el Sr. Lorenzo del Solar. VaLrosos oBsequIOS. — La Sociedad Geográfica ha recibido y agradece profundamente, los siguientes importantes donativos: Un mapa del Ecuador, por el Dr. Manuel Villavicencio, año 18595, obsequio del Coronel D. Isaac Recavarren. Una carta geográfica de los Estados Unidos de Colombia, por Manuel Ponce de León y Manuel María Paz, año 1864, obse- quio del Sr. Gustavo Dreyfus. Un plano hidrográfico del Rio Amazonas, por Federico Ho- hagen, año 1856, obsequio de D. Antonio Robles. Una carta especial de Africa en diez hojas, por Bruno Do- mann y el Dr. Richard Liiddecke, año 1887, obsequio enviado de París por el Excmo. Sr. D. Joaquín J. de Osma, sócio co- rrespondiente de la Sociedad Geográfica de Lima. El Sr. J. Galland conocido editor de esta Capital, se ha dig- nado también enviarnos la colección completa hasta la fecha, del periódico de instrucción “El Faro,” que él edita. Del BoOLLETTINO DELLA SOCIETÁ GEOGRÁFICA ITALIANA, toma- mos el siguiente suelto, por referirse á nuestra Sociedad, agrade- ciéndole al mismo tiempo las benévolas frases que emplea: “Una nueva Sociedad Geográfica se ha formado en Lima, ca- pital del Perú, la que se halla sub-dividida en muchas comisiones científicas y técnicas para el estudio de los varios ramos geográ- ficos. Además de las secciones de historia natural del Perú (zoo- logía nacional, botánica y mineralogía), de meteorología y clima- tología y otras más, debemos mencionar como más propiamente geográfica, la sección de geografía general descriptiva del Perú (orografía, topografía, é hidrografía fluvial tanto del litoral, como -- 239 — de los Andes y de la región Amazónica, asi como también la hi- drografía oceánica). A estas hay que añadir una sección etno- gráfica, arqueológica é histórico--geográfica del Perú, y una co- misión de límites. Otra comisión cspecial está encargada del es- tudio del terreno adecuado para la agricultura, la determinación del área de la zona irrigada y de la que no lo está; y de fijar el curso de los principales ríos de la costa, estudiando los medios de aumentar el caudal de sus aguas, con las lagunas vecinas de la cima de la cordillera. “La geografía de los Andes está encomendada á otra comi- sión especial, la que trazará el relieve orográfico de las dos ca- denas de la cordillera, estudiará el ramal de la provincia de Pari- nacochas á la de La Mar, el curso de los afluentes del Ucayali, y las ventajas que para el comercio reporte la navegación de este rio, señalando además el curso de los rios Purus y Yurúa. “Del Lago Titicaca se ocupará otra comisión, que estudiará su profundidad, su corriente, la temperatura media de sus aguas y su evaporación anual. La sección etnográfica, hará investiga- ciones especiales sobre las razas autóctonas del Perú, su desarro- llo, propagación y emigración. Esta comisión se propone hacer el diseño de una carta etnográfica del Perú, con su respectiva historia- geográfica que la ilustre. “La comisión de límites tratará histórica y políticamente de las líneas de fronteras del Perú, haciendo y publicando planos. “La Sociedad Geográfica de Lima, además de los estudios y labores de las comisiones y secciones, publica un BoLerIN, del cual han salido ya á luz dos números, conteniendo este último el discurso pronunciado por el Presidente de la Sociedad, con motivo de los honores fúnebres tributados á D. Antonio Rali- mondi, fallecimiento muy sentido por nuestra Sociedad, y del cual ya nos hemos ocupado en nuestro BoLETIN.” LA oBRA “EL Perú”.—Próximamente el Ministerio de Instruc- ción expedirá un decreto por el que se encomiende á la Socie- dad Geográfica, por cuenta del Estado, la continuación de la obra “El Perú,” y del gran mapa nacional anexo á ella, que por íallecimiento de su autor, el sabio naturalista D. Antonio Rai- mondi,'han quedado inconclusos; para lo cual se asignará á la So- ciedad Geográfica la suma que, con este objeto, señala el Presu- puesto general de la República. Esta resolución ha sido tomada por el Gobierno, en vista del informe que solicitó de la Sociedad Geográfica; y en el que la Comisión especial que el Consejo Directivo nombró con ese fin | — 240 -- asegura que existen reunidos materiales suficientes para termi- nar la publicación de la obra mencionada. CANJES Y CORRESPONDENCIA. — Ultimamente ha recibido la So- ciedad Geográfica, los siguientes canjes nuevos, los cuales 2100 dece profundamente: Boletín mensual del observatorio meteorológico-magnético cen tral de Méjico.— Tomo 111.— año 1890. Boletin del Instituto Geográfico Argentino.— Tomo XI, cua- | dernos X, XI y XII.— Buenos Aires—MDCCCXCI. Bulletano della R. Societá Toscana di Orticultura.— Anno XVI—Num. 8.—Vol. VI della 2% Serie.—Agosto 1891. y renzt. Revue Géographique Internatrnale.— Seiziéme année.—Nos. 189, 190 y 191. Entre la correspondencia que ha recibido la Secretaria por los últimos vapores, se encuentra una comunicación del Sr, P, Pradier Foderé, nombrado socio honorario de la Sociedad Geo- gráfica, aceptando, en términos sumamente lisongeros, el alto honor que se le ha conferido. A) _—— Biblioteca. Altamirano (Diego Francisco, S. J.).—HISTORIA DE LA MISIÓN DE LOS MOJOS, publicada, según copia del original, por D. Manuel V. Ballivián.--1 volumen. — La Paz, 1891.—Obsequio del editor. ANNUAL REPORT OF THE BOARD OF REGENTS OF THE SMITHSONIAN ÍNSTITU- TION.—2 volúmenes (1888-1889.) Washington, 1891. _Asta-Buruaga (Y. S.).—DICcIONARIO JEOGRÁFICO DE CHILE.—-—1 volea — Washington, 1807. CENSO GENERAL DEL PFRU.--5 tomos y un resumen.--Lima, 1876. Duval (Henry).—ATLAS UNIVERSEL D£S SCIENCES.-—Paris, MDOCC XLVIL. Humboldt (Alejandro). —MONUMENS AMERICAINS.—París.: Polo (José Toribio).-—Crítica del Diccionario Histórico- Biográfico del Perú del Señor General Mendiburu. — Folleto, —Lima, Imp. “El Comercio”—1891.— Obsequio del autor. =p 60 a MI DO Sociedad E marática d AE cogrática De Lima, Toxo 1. LIMA, JUEVES 19 DE OCTUBRE DE 1891 NOM. 7 De Ayacuchoa Andahuaylas (Conclusión.) El camino de Ayacucho al Pampas es muy accidentado. A una legua de la ciudad y atravesando la quebrada pintoresca de las Huatatas, se encuentra el pueblo de Nekes, situado entre dos barrancos abiertos por la acción de las aguas, sobre un terre- no cretáceo. Se ven allí enormes columnas de tierra labradas por las lluvias y hendiduras profundísimas por donde corren torren- tes impetuosos en la estación lluviosa, desgastando las paredes de las grictas y produciendo hundimientos. Una cuesta de dos le- guas (Condoray) conduce de los Nekes al caserío de Pucuhuill- ca; desde allí el camino es llano hasta la profunda quebrada de Kechka, abierto en un terreno arenisco. Se presentan después las pampas de Pucuhuillca, que domi- nan el valle de Ayacucho, á una altura de 3,800 metros sobre el nivel del mar. Estas llanuras están cortadas por la quebrada de Collpahuaiko que corre de S. á N. Al otro lado, y á la izquierda del camino, está Matará sobre unas lomadas. Es éste un caserío donde en mejores tiempos hubo una posta bien servida. En sus campos luchó el Perú, con mala fortuna, dos veces por su independencia. La primera cuando el patriota Béjar vino del Cuzco el año 1814 para auxiliar á los insurgentes de Huamanga. El Comandante Gonzalez, con fuerzas españolas más disciplinadas, venció á Béjar en Huanta y luego en Matará, donde la ferocidad de aquel jefe hizo perecer á casi todos los prisioneros, dejando 600 cadáveres como trofeo de su victoria. Es cierto que tel movimiento patriótico de Béjar había sido se- — A cundado por el pueblo ayacuchano, y que el populacho irritado asesinó al coronel godo Tincopa, y á Echeverría, Subdelegado de Cangallo ó Vilcashuaman, como se llamaba entónces. Fué la segunda vez, cuando Sucre se retiraba del Pampas; pero entónces no fué precisamente la acción en el mismo case- río de Matará, sino en Collpahuaiko. Allí los españoles acome- tieron la retaguardia del ejército libertador, destrozando dos de sus mejores batallones. Mas, pocos dias después, Sucre vengó esa parcial derrota con la gran victoria de Ayacucho, á nueve le- guas de Matará. | A la izquierda de esta pequeña aldea, corre otra profunda que- brada que vá de SE. á NO.: es la de Acocro, mencionada en el parte que dió Sucre de sus últimos movimientos sobre el campo de Ayacucho. Esta quebrada y la de Collpahuaiko se juntan al pié de la me- seta de Acocro, casi en ángulo recto, para prolongarse hasta los bajíos de Pacaicasa, formando antes el hermoso valle de los Yu- cáes. Á pocas millas de aquel pueblo se pierde en la gran que- brada de Llamoktachi, donde derrama las aguas del Pongora en el rio Cachi que viene de opuesta dirección. De las lomas de Matará á la cima de Pumakahuanka, hácia el E, hay legua y media. Pumakahuanka es la cadena interme- dia entre Ayacucho y el profundo valie del Pampas, y es el úl- timo contrafuerte de la cordillera occidental, pues la que se le- vanta al otro lado en dirección paralela á ésta, es la cordillera oriental, separando á ambas, en aquella zona, el rio Pampas. Pumakahuanka, po solo marca el límite entre dos. sistemas orográficos: sirvió también en un tiempo de frontera á dos trl- bus chancas: á los pokras, que divinizaron al %alcor y á los uraímarcas y quechuas de Andahuaylas que adoraron al puma Ó sea al leon de los Andes. La cadena de Pumakahuanka no presenta ningun nevado: atraviesa el distrito de Vischongo hasta confundirse en Chil. cas, de la provincia de La Mar, con la ccrdillera que partiendo de Rasuhuillca, en Huanta, sigue la dirección SE. formando un gran nudo en aquella región, á cuatro leguas NE. de Matará. En el centro de ese nudo está la provincia de La Mar, donde se abre el magnífico valle de Ninabamba y se levantan los pueblos de San Miguel y Tambo en medio.-de hermosas campiñas. Des- préndese de allí un ramal muy elevado que termina á 20 leguas, - en dirección al E., en el pico de Chillihua, que domina el distri- to de Ongoy. Esta cadena que parece continuación de la de Ra- suhuillca, separa la hoya del Pampas de la del Mantaro. Estas — 243 — dos hoyas constituyen dos grandes fracturas de la cordillera, en dirección de oriente á poniente. La cadena de Pumakahuanka, como intermedia, no es muy elevada, pudiendo estimarse el promedio de su altura en 4.000 metros. A sus flancos están situados los pueblos de Ocros, Con- cepción, Chumbes, Vischongo y la antigua Vilcashuaman; asi como las lomas y pastos de Cacamarca (Kakamarca). Las angos- tas y profundas quebradas que bajan desde su cima hasta las playas del Pampas, se ensanchan en algunas partes formando val.es propios para el cultivo de la caña de azúcar, como el de la Colpa, el de Okechipa y el de Caldera. Ningún panorama tan imponente hemos visto en la cordillera como el que presenta el valle del Pampas desde las alturas de Pumakahuanka (1). El observador tiene á sus piés y á una pro- fundidad ve:tical de 2,6640 metros, el fondo del valle donde co- rren las turbias aguas del Pampas, tan confundidas con sus cspa- ciosas playas, que por un singular efecto óptico parece á esa distancia que el rio se extendiera por toda la anchura del valle, mostrándose asi como un rio inmenso. Al frente, y á una dis- tancia visual de diez kilómetros que mide proximamente la aber- tura del valle al nivel del-punto de observación, se levanta, como un inmenso monolito, la montaña más colosal que jamas haya- mos contemplado, elevándose hasta una altura perpendicular de 2.900 métros sobre su base, que es el plano del rio; ese es el ce- rro de Huamina, detrás del cual, y á 50 kilómetros de distancia, asoma el pico de Chillihua su nevada cima. Al Sur del valle se dilatan las playas del Pampas, dibujándose confusamente los ca- ñaverales de Ahuairo y su hermosa vega. El prodigioso caudal aparente del Pampas, la elevación estu- penda de la montaña de Huamina que aumenta el efecto que la profundidad del valle produce á la vista del observador, forman allí el cuadro más grandioso que es posible imaginar. De las alturas de Pumakahuanka al puente del Pampas hay un descenso de seis leguas. Se encuentran en el camino: el pue- blo de Ocros, las haciendas de Ibias y el Pajonal, la pampa de Ninabamba, los bosques de Huairabamba, y el profundo barran- co de San Jacinto, abierto sobre bancos de aluvión que amura- llan el cauce del rio en una altura de 50 metros. Las pampas de Ninabamba y de Chinche que forman allí una meseta, fueron sin duda lecho del Pampas en remotas edades. Ae 3.900 metros sobre el nivel del mar y en un punto situado sobre la bajada de Chumbes, á la derecha del camino de Ocros. A — 244 -- El puente es de-mimbres y muy bien construído. La altura de! rio sobre el nivel del mar es, en este punto, de 1,840 metros, según el Señor Raimondi; y su caudal medio puede estimarse en 120 metros cúbicos por segundo bajo el puente; siendo de 72 metros cúbicos en la estación más seca y de 432 metros, en su plena creciente que corresponde á Enero, Febrero y Marzo. Nuestras observaciones sobre el caudal del Pampas se hicie- ron el 10 de Setiembre de 1883. La anchura del rio bajo el puente es de 24 metros; habiendo sido la profundidad de sus aguas entónces de 1 1% metros en sus orillas y de 2 1% en el cen- tro, lo que nos dió un promedio de 1 m, 83, pero calculamos dos metros como el promedio mas aproximado; la rapidez de la corriente fué de 1 m. 60 por sesundo. Con estos datos fijamos en 72 metros cúbicos por segundo el caudal de aquel rio en el dia indicado; pero es preciso tener presente que el mes de Se- tiembre es de los más secos; y que el dia en que hicimos nues- tras observaciones las aguas del Pampns estaban extraordina- mente limpias, circunstancia que prueba que ninguna creciente la enturbiaba en aquellos momentos: lo que nos autoriza á supo- ner que nuestras medidas se hicieron en el instante de su mayor decrecimiento. A cuatro metros sobre el nivel d+l rio vimos una hendidura en una de las paredes del barranco que allí estrecha su cauce; esa hendidura mostraba claramente el nivel 20rmal de sus .crecien- tes. La anchura del Pampas en aquel sitio es también de 24 me- tros, y suponiendo que la corriente solo aumente en 1 m. 50 por segundo en la época de su mayor caudal, resultaría un volumen de 432 metros cúbicos por segundo, durante los tres meses más lluviosos. | Los terrenos son de aluvión en el fondo del valle y.en el de Jas quebradas de sus flancos; capas calcáreas con otras aren?scas - y arcillosas, cubren las laderas. El color del suelo.es blanquisco Óó rojizo, segun los elementos geológicos dominantes en la composición , del terreno, que contiene carbonato de cal y óxzdo de. fierro. La vegetación es exuberante en las quebradas vecinas, y muy.escasa en las playas del rio. El calor es sofocante al me- dio dia, y la atmósfera ya excesivamente seca Ó húmeda, según la estación. El aire parece empozado y la naturaleza tiene. tal in- movilidad en sus agrestes paisajes, que un sentimiento de extra- ña soledad y aislamiento asalta al viajero en las profundidades de aquel recóndito valle. Jigantescos cedros, colosales patzs y corpulentos molles, dispu- tan al chachacoma y al alíso su imperio -en las quebradas vecinas; — 245 — mientras que en los terrenos llanos de Ninabamba y Okechipa son los alearrobos y la retama los que alternan con los cacts Jigantes y los tunales. En esos bosques se ocultan las galas (arañas) más enormes y repugnantes, y de allí salen enjambres de mosquztos que persiguen al viajero con implacable furia. El valle del Pampas no se presta á la formación de grandes pantanos; y sin embargo la zzalarza es allí endémica y reviste los más graves caractéres, pues las pernzc20sas comatosas son fre- cuentes, asi como la rápida descomposición de los 2/66/05 rojos de la sangre por ef: cto del paludismo. No puede explic wse esta intensidad de los gérmenes malarios por la humedad del suelo, pues es muy seco el del Pampas. Aca- so debe buscarse lua causa más bien en la naturaleza geológica del terreno y en las condiciones de ventilación de este valle. Las capas de sediinento que forman el suelo del Pampas y las rocas de sulfato de cal de sus flancos, pueden ser consideradas como elementos favorables para el desarrollo del paludismo allí, según el Señor Raimondi. Estos gérmenes deben permanecer en el ambiente, envenenándolo siempre, porque las corrientes atmos- féricas, aunque fuertes en ciertas horas del dia, no renuevan el alre encerrado entre esas altísimas montañas; de manera que los miasmas solo son trasladados por los vientos de un lugar á otro del valle, sin limpiar jamás su atmósfera. El cretznm2smo es también endémico en el Pampas, aunque esta enfermedad es general en toda la provincia de Andahuailas, tan- to en los lugares altos como en sus valles. ¿Será porque el agua potable es de deshielos? - Es también endémica, en algunas quebradas de esta región, una afección singular de la piel que consiste en la alteración de su pigmentum, en virtud de la cual se forman manchas cobr2zas más Ó menos oscuras que cubren la cara y las manos, alternando con otras de un color blanco metálico. Allí se conoce este mal con el nombre de overza. La circunstancia de ser endémica tal enfer- medad solo en determinadas quebradas, hace suponer que la causa sea esencialmente local, pudiendo depender de la composi- ción del agua de los arroyos y de los manantiales, así como de ciertas condiciones especiales del terreno en aquellas localidades. Esta enfermedad se trasmite por herencia, pero no está proba- do que sea contagiosa (1). (1) Fe cree que las escamas de cierta especie particular de peces que mantienen aquellos rios y fuentes, sn la causa del mal; y otros atribuyen á la secreción cutá- nea de un género especial de sapos (bactracianos).que se crian en-aquellas-comarcas. a Un fenómeno meteorológico, común á todos los grandes va- lles de la cordillera, se nota con más frecuencia en el del Pam- pas. Es la helada, Ó sea un súbito descenso de la temperatura del suelo y de los vejetales en las noches despejadas y cuando la atmósfera llega á su máximum de sequedad. En las playas de Ahuairo, en la parte más ancha de aquel valle, se experimentan estos cambios de temperatura con tal intensidad, que en una no- che se hielan los cañaverales ocasionando grandes pérdidas á los hacendados. La causa del fenómeno es la irradiación nocturna, aumentada por la diafaneidad de la atmósfera seca de los valles andinos, donde no es raro que el termómetro descienda desde 22* y aún 25% centígrados á 8? y aun 5% en las noches de Junio y Julio. La orientación de los valles andinos tiene bastante influencia en la producción de este fenómeno, pues las heladas son más fre- cuentes en las quebradas que tienen una dirección de S. á N. que en las que van de poniente á oriente; como se observa en el valle de Huanchuy que tiene esta última orientación, respecto: al de Llamoktachi que vá en sentido de S. á N. En el primero, apesar de su más alto nivel, las 2e/adas son más raras que en el segundo; sucediendo lo mismo en el valle del Pampas, cuya di- rección es de SO. á NE., y por consiguiente, casi paralela á la de Llamoktachi; las 2e/adas son allí frecuentes, mientras que en sus quebradas laterales que tienen una orientación de E. á O. ja- más se ha notado aquel fenómeno, no obstante la mayor altura de sus niveles. La razón de estas diferencias está en la menor cantidad de calor que durante el día reciben los valles que ván de S. á N. respecto de los que siguen una dirección de occidente á oriente. Aquellos, en efecto, no reciben los primeros rayos del sol en las mañanas, vi los últimos en las tardes, por impedirlo la elevación de las montañas de sus flancos; miéntras que los valles cuya orientación está marcada por el movimiento diurno de aquel as- tro, reciben sus primeros y sus últimos rayos, dejando en el sue- lo un excedente de calor absorbido, que sirve para mantener en él cierto grado alto de temperatura en las horas nocturnas, aun cuando la radiación á los espacios planetarios llegue á ser enor- me por cualquier circunstancia excepcional de la atmósfera. —Así podría explicarse por qué en las quebradas laterales del Pampas y á pesar de su más elevado nivel, las 2e/adas son des- conocidas, siendo tan frecuentes en Ahuairo y aún en Callibam- ba, en las playas mismas del río. También el color del suelo influye mucho en su mayor ó me- BE, > 7 PA nor enfriamiento, por efecto de la radiación nocturna. Las tie- rras calizas y las areniscas, por ser de color blanco, absorben me- nos cantidad de calor solar que las arcillas fer 9220505, CUYO CO- lor es oscuro; de manera que las primeras se enfrían en más breve tiempo que las segundas, por ser menor el coefczente de su calor absorbido. Hemos observado, en efecto, que en los cañaverales de Cha- cabamba y en los de Ninabamba, donde el suelo tiene un color rojo oscuro, no hay heladas; sin embargo de que sus niveles son mucho más altos que los del Pampas, siendo de notar que el va- lle de Ninabamba tiene una orientación de S. á N., circunstan- cia que debía favorecer la acción de las heladas. Esto prueba la gran influencia del color del terreno en la producción de este fe- nómeno. xk Del puente del Pampas á la hacienda de Molinos en el valle de ica, y bajo una latitud aproximadamente igual, hay seserta y cuatro leguas españolas. Reducida esta distancia á sus límites as- tronómicos, daría la anchura de la cordillera occidental en esta zona. El Pampas separa en esta región las provincias de Cangallo y Andahuaylas; y más abajo, cuando cambia su curso hácia el E. en las playas mortíferas del Pulcay, sirve de límite á las provin- cias de Andahuaylas y La Mar. Atravesando el puente, pisa el viajero el suelo de la cordillera oriental, y la naturaleza misma parece que indicara esta transi- ción: tal es el cambio que á la vista ofrece el aspecto de los cam- pos y de los lugares. La tierra no tiene ya el color blanquizco de los valles de Ayacucho, ni esa sequedad de su suelo. Cerros enormes de rojiza arcz/la se levantan por todas partes, de mane- ra que, solo en los picos más elevados ó en las más altas crestas de esas sierras, se encuentran desnudas las rocas primitivas que forman el esqueleto de la cordillera. Todo tiene allí un sello geológico particular: vastas estratificaciones producidas por el lento depós to de las aguas, Ó capas profundas de a/uuzones acu- mulados en los flancos de los valles y en el fondo de las quebra- das; mesetas hundidas y vegas levantadas; montes que se han derrumbado; cauces cegados por eel brusco desplome de los ce- rros ó por el descenso gradual de los bancos de alavzón, á causa de su instable talud; colinas abiertas por profundas hendiduras, efecto de la eroszón de las lluvias; y, en fin, montañas de arcilla — 248 — que se mueven deslizándose sobre la superficie imeclinada de las: rocas que las sustentan. Tal es, al menos, el aspecto que ofrece á la vista del viajero el suelo de Ongoy y el de Ocobamba en la zona oriental de Andahuaylas: Entre estos pueblos están las tierras de Chacabamba y de Mo- sobamba, propias para el cultivo de la caña; y zun cuando la eti- mología de estos nombres induce á suponer que allí han de en- contrarse llanuras, pues Chkacabamba significa pampa seca y Mo- sobamba, pampa nueva; nada hay más opuesto á toda idea de sue- lo llano, como los hondísimos barrancos y las escarpadas sierras que forman el relieve de aquella comarca tan rugosa. Las lomas que en planos más ó menos inclinados se extienden por las laderas de Chacabamba, terminán en una quebrada pro- fundísima. El suelo de esta región es geológicamente idéntico al de Mosobamba; pero la arcilla roja de que está formado tiene allí cierto grado de cohesión que dá firmeza á sus terrenos; mien- tras que en Mosobamba la tierra es suelta y el suelo movedizo; operándose los fenómenos más curiosos de trasporte de grandes masas arcillosas que en su disgregación abren profundas grietas, que causan derrumbes considerables cubriendo las quebradas, y haciendo cambiar en pocos años el aspecto y aun la topografía de los lugares, como sucedió en Piscobamba (1) el año 71. - Parece que la gran capa de sedimento arcz//oso que constituyó primitivamente el suelo de Mosobamba, estuvo en el fondo de un extenso valle cuyo nivel se levantó en virtud de alguna con- vulsión geológica al formarse las dos cadenas lateralas que hoy cierran ese espacio. Así elevado bruscamente su nivel, pero no ya conservando su primitiva horizontalidad, sino en un plano in- clinado hácia la quebrada de Chacabamba, aquella gran capa de arcilla no tardó en sufrir profundas alteraciones por la acción de las lluvias, y los torrentes que penetrando fácilmente en su inconsistente masa la mantuvieron en un estado de deseregación particular que hacía inestable su adherencia á la dura superficie de las rocas que le sirven de base. En estas condiciones, no tar- daron aquellos cerros de arczl/a en deshacerse por un procedi: miento análogo al de un trozo de azúcar humedecido. Siguien- do la inclinación de su talud, bajaron de la cima de Ocobamba hácia la profunda quebrada que hemos indicado, para formar las actuales lomas de Mosobamba, que continúan su movimiento (1) Hacienda cañaveral situada entre Sarahuarcay y Andahuaylas en la zona geológica de O:obamba. Estaba en el fondo de un valle que fué súbita- mente cubierto por dos cerros desplomados á consecuencia de las lluvias de aquel año. có — 249 — general de descenso, abriéndose en grietas que luego se convier- ten en cauces de impetuosos torrentes en la época lluviosa: los que se transforman luego en quebradas más ó menos hondas, ce- rradas por delesnables paredes de tierra pastosa que se hunden cambiando el nivel de su suelo, con tanta frecuencia, que bastan algunos años para encontrar allí planicies, donde se levantan co- linas, Ó precipicios, donde antes hubo casas y oficinas. Estos fenómenos geológicos del suelo de Mosobamba son co- munes á toda la zona oriental de la provincia de Andahuaylas. ES * X El clima de esta región es en general húmedo, y las lluvias muy abundantes. Su cielo, casi siempre velado por las nieblas, imprime cierta tristeza á sus paisajes; y acaso en ningún otro lu- gar del Perú puede apreciarse mejor la influencia de la naturaleza sobre el carácter y la inteligencia de los habitantes como en aque- lla provincia. El indio es allí, bajo ese cielo, esencialmente me- lancólico, y su semblante sombrío contrasta con la expansiva fisonomía de sus vecinos del otro lado del Pampas, Su carácter es más desconfiado, más tenáz su resistencia al progreso, y se presenta ménos alterado el tipo moral de su raza, que en las co- marcas de La Mar y Ayacucho. Hay lugares, sin embargo, de una belleza más animada como la Laguna, á dos leguas de San Gerónimo, y la campiña de Tala- vera que recuerda la de ciertos pueblos ayacuchanos. La Laguna, así llamada por un pequeño /ago de nueve millas de contorno que embellece aquel lugar, es realmente un sitio hermoso, donde las aguas azules del lago, los totorales de sus orillas, las verdes lomas que lo ciñen, las vacadas en los campos, y en fin, las chozas, y una casa de aspecto feudal que se levanta sobre el lago mismo, presentan á la vista un cuadro completo de todos los elementos y matices que el pintor busca, para produ- cir más efecto en la composición de un bello y risueño paisaje. Todas estas comarcas fueron habitadas por tribus guechuas, según Garcilaso, y luego conquistadas por los charcas, probable- mente en muy remotos tiempos, pues Inca Roca las encontró en su época tan unidas con sus conquistadores, que habían llegado á confundirse, formando un solo cuerpo social y político. El mismo historiador dice que los c/axzcas adoraban al /eon (puma), y que, en las grandes fiestas del Cuzco los vió vestidos con pieles de estos animales; mas suponemos que se refiera á los andahuailinos que no á las tribus que formaron aquella confedera- A o — 250 — ción, pues todo hace creer que los fpo%ras de Huamanga y los de Vilcas, así como los 4Atunsullas, tuvieron al halcon por su Dios. El puma habita en efecto, con preferencia, en los valles profundos y en las montañas boscosas como las del Pampas; miéntras que en Ayacucho son raros estos animales, y muy abun- dantes los halcones (huaman); esta circunstancia dá más funda- mento á nuesi:» conjetura, robustecida por la observación que hemos hecho de ser muy común la palabra puma en los nom- bres de los lugares de la zona del Pampas y Andahuaylas, don- de se encuentra Puma-cocha, Puma-Rkahuanka, Pumachucu, Pu- mabamba etc. etc. Miéntras que en Ayacucho, Huanta y La Mar sirve con preferencia de partícula radical la palabra Zua- man en esas voces compuestas, como en Huaman-ka, uaman- huaira, Vilcas-huaman, etc. etc. División de la provincia de Lampa hm eh ¿ms AUD Al publicar á continuación el bien meditado informe que la Co- misión especial nombrada por la Sociedad Geográfica ha: emitido en cuestión tan importante, hacemos notar queá éste vá acompaña- do el respectivo mapa de la provincia, el cual se vé inserto al fin de este Boletín; y para mayor ilustración del lector hemos creído oportuno que preceda á aquel documento el proyecto de ley que lo ha motivado. Los Diputados que suscriben. Teniendo en consideración: 1.2 Que la necesidad de dividir en dos provincias la extensa provincia de Lampa del Departamento de Puno, ha sido tan efectiva y urgente que, aún bajo el Gobierno de la Confedera- ción Perú—Boliviana, fué llevada á cabo por el General Santa Cris 2.” Que esa imperiosa necesidad sentida en todo tiempo, fué causa de que en 1868 los Diputados de Lampa D. Hipólito Valdez y D. Agustín Pastor presentáran un proyecto con tal ob- jeto, acompañado de actas de todos los pueblos; proyecto que se tramitó hasta alcanzar un dictamen favorable; 3.” Que sintiéndose al presente, á causa del incremento de los negocios particulares y de los asuntos administrativos, aún más aquella necesidad, como lo prueban las nueve actas que á los Diputados de Lampa se han enviado últimamente de los distri- — 251 — tos respectivos, actas que se acompañan á continuación; os pro- ponen el siguiente Proyecto de Ley El Congreso etc. Ha dado la ley siguiente: Art. 1.2 La actual provincia de Lampa queda dividida en dos provincias: la primera con el nombre antiguo de Lampa, te- niendo por capital la ciudad del mismo nombre, y la segunda con el nombre de provincia de Ayaviri, siendo su capital la vi- lla de ese nombre. Art. 2.2? La nueva provincia de Lampa se compone de los Distritos de Lampa, Pucará, Cabanilla, Calapuja, Nicasio, Vi- lavila y Ocuviri; y la nueva provincia de Ayaviri, de los distri- tos de Santa Rosa, Ayaviri, Orurillo, Nuñoa, Macarí, Cupi, Llalli y Umachiri. Art. 3.” El caserio de Palca, elevado á la categoría de distri- to, forma parte de la nueva provincia de Lampa. Art. 4. Las Vice-parroquias de Antauta y Cañocota, que- dando separadas del distrito de Orurillo, forman un nuevo dis- trito, cuyo nombre será Antauta y su capital el pueblo de este nombre. Este distrito queda agregado á la provincia de Aya- virl. Comuníquese etc. Lima, Setiembre y de 1891.— G. Pacheco Zegarra—José M. Lizares. Este proyecto pasó á la Comisión de Demarcación Territorial de la H. Cámara de Diputados, la que pidió informe al Ministerio de Gobierno; el mismo que á su vez pidió, con fecha 18 de Setiembre, informe á la Sociedad Geográfica de Lima, la cua: nombró la Co- misión especial que lo suscribe. Lima, 12 de Octubre de 1891. SEÑOR PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA. SP. La Comisión especial nombrada por VS. para emitir su in- forme sobre el proyecto relativo á la división de la provincia de Lampa, después de haberlo estudiado detenidamente, presenta sobre tan importante asunto, á la consideración del Gobierno y acatando la petición de éste, el siguiente — 252 — Informe. No ignora la Comisión que en la árdua y compleja materia de Demarcación Territorial, los estadistas que de ella se ocu- pan, y sobre todo, los que más especialmente se han consagrado á la del territorio de la República, han formulado diversas teo- rías que deben servir de fundamento á la fijación de los límites locales y á la delineación de los Departamentos y Provincias en que deba dividirse y subdividirse el suelo peruano, bajo el pun- to de vista político, judicial y eclesiástico.- Tampoco ignora que los principios más sólidos en la apariencia, basados en la estadís- tica de la poblacion, en la extensión de la superficie ocupada por ésta, en las necesidades de la política interna y externa y en otras consideraciones económicas y sociales, tienen forzosa- mente que escollar en su aplicación práctica, por lo mismo que ni respecto al incremento de la población, ni respecto al territo- rio, puede llegarse á”la uniformidad de criterio positivo, en na- ciones como la nuestra en que la diversidad del clima, de la to- pografía del terreno, del caprichoso aumento de los habitantes y hasta de las razas que los componen, hacen sumamente dificil y acaso imposible basar en principios absolutos la solución de los graves problemas que ofrece la demarcación de líneas limí- trofes en el interior de la nación. Ni cree la Comisión que otros países más felices Ó adelanta- dos pueden segregarse de esta condición aparentemente anóma- la; pero que en la vida real se explica facilmente al examinar el origen, desarrollo é incremento de todos ellos. Los pueblos son en efecto como los individuos: nacen, crecen y se forman sin obedecer á cálculos preexistentes, sino solo á los medios reales de desenvolvimiento que los rodean, y cuando llegan á encon- trarse constituídos, se ven entre ellos entidades tan heteros neas, que es imposible reducirlas á teoría alguna. Tal ha sido y es la causa de las diferencias, al parecer monstruosas, que presen- tan las circunscripciones territoriales, dentro y fuera de los Es- tados. En medio de las grandes potencias europeas se encuen- tran diminutas nacionalidades como las Repúblicas de Suiza y Andorra; sin salir de la península ibérica se observa que la pro- vincia de Castilla es cuatro Ó cinco veces mayor que la de Na- varra Ó la de Asturias; la Siberia, una provincia rusa, es más grande que el resto del Imperio y acaso mayor en área que lo de- más de Europa; y contrayendo nuestra vista pertinente al suelo pátrio, vemos que el Departamento del Cuzco es cuatro ó cinco — 253 — veces mayor, en área y población, que varios otros de la Repú- blica, asi como la Provincia litoral del Callao tiene igual organi- zación política que los Departamentos de Ayacucho y Puno, ocho ó diez veces mayores que ella. Por las sencillas observaciones que preceden, la Comisión juzga impertinente contraerse al examen filosófico de los dife- rentes sistemas ó criterios científicos á á que ha hecho alusión an- teriormente; pues cree que en esta materia, sobre todo al tratar- se de una circunscripción secundaria, como lo es una Provincia, ninguno debe sobreponerse á las circunstancias especiales y á las necesidades efectivas que deben considerarse como funda- mento principal, en reformas de esta naturaleza. Si está fuera de duda que muchas, muy saludables, pueden implantarse en nues- tra patria, tambien es igualmente claro, por las razones antedi- chas, que nunca se obtendrá un resultado satisfactorio si se pre- tende reducirlas á un sistema teórico y de principios fijos, den- tro del cual jamás podrán conciliarse los vitales intereses de mu- chas circunscripciones cuya demarcación sería útil modificar. Obedeciendo á estas consideraciones, esencialmente naciona- les, la Comision ha dedicado su labor 4 los tres puntos siguien- tes, de los que indudablemente depende la solución de la mate- ria sometida á su estudio: 1.2 Al conocimiento geográfico de la provincia que se trata de dividir; 2.2 Al estudio estadístico de los habitantes que pueblan sus diversos distritos, y 3." A la con- secuencia lógica que se desprende de tales investigaciones. I. No podría satisfacer la Comisión los deseos del Gobierno, ni los suyos propios de llenar su misión de la mejor manera po- sible, sí desde luego no hubiera procedido á la formación del ma- pa particular de la provincia en cuestión, único medio de fun- dar sus conclusiones sobre bases sólidas. Dicha carta que ha si- do levantada tomando por norma el gran mapa del Perú por Raimondi, los datos reunidos por éste al estudiar aquella pro- vincia y las últimas informaciones que ha podido adquirir la So- ciedad Geográfica, ya de los viajeros, ya de los naturales cono- cedores de esa región: al fin ha sido plausiblemente llevada á cabo por el distinguido dibujante-geógrafo de esta Sociedad, D. Rafael E. Baluarte, y es la que la Comisión tiene la honra de acompañar á este informe. Pero no lo hace sin manifestar, ante todo, que siendo notorios los inconvenientes que esta especie de trabajos ofrecen en nuestro país, por la falta de elementos pre- cisos, no cree la Comisión que el plano á que se refiere esté exento de defectos ú omisiones; pero sí tiene el convencimien- to de que para la cuestión que se trata de resolver es bastante — 254 — claro y conducente al efecto. Por esta razón y por no emplear mucho mayor tiempo en emitir este informe, tampoco se hallan consignados en dicha carta los detalles innecesarios, cuya exac- titud dependería quizá de largas investigaciones, imútiles áÁ nuestro actual propósito. Como se vé, se hallan marcadas con diverso color las dos pro- vincias en que según el proyecto queda dividida la antigua; ha- biéndose puesto cuidadosamente la parte orográfica y fluvial que era indispensable tener en consideración. 4 La antigua provincia de Lampa está comprendida entre los 1422” y los 1536" de Lat. $. y los y2%32" y los 7327 de Loma O. del meridiano de París. Siendo como se vé, algo mas pro- longada de N. á S, que de E. á O. su forma un tanto ovalada es bastante irregular, y abraza una superficie de 14,050 kilóme- tros cuadrados. Sus límites son: al N. la provincia de Carabaya; al E. la de Azángaro; al O. las provincias de Canas y Canchis del Departa- mento del Cuzco, y al Sur la provincia del Cercado de Puno y la de Cailloma de Arequipa. Haciendo un examen comparativo con las provincias más di- latadas que tiene la República, resulta que quizá ninguna es más extensa que Lampa entre las que cuentan con la circunstancia de ser enteramente conocidas y pobladas; si hay alguna que pre- senta mayor superficie, como por ejemplo la provincia de la Convención del Cuzco, es porque se compone en gran parte de territorios poco conocidos y casi deshabitados. Esta observación se presenta más palpable si se nota que la provincia de Lampa ocupa un grado y cuarto de los 16 grados más ó menos que abraza la latitud total de la República, y un grado de E. 40. de los de longitud que ella abarca en esa zona. “Y esta considera- ción tiene aún mucho mayor importancia en la cuestión que se trata de ventilar, si observamos que no son las rectas líneas geo- gráficas las que siguen las vías de comunicación, cuya longitud es forzosamente mucho mayor que aquellas. Así, desde La Ra- ya que es el término de la provincia por el lado del Cuzco, hasta Cabanilla, su límite meridional, tiene más de 76 leguas de ida y vuelta; enorme distancia, que nos dá el “cuadro Sinóptico ofl- cial de las distancias del Departamento de Puno,” últimamente mandado formar por la junta Departamental; distancia que te- niendo en cuenta los malos caminos, muchas veces intransita- bles en la estación de aguas, ha sido en todo tiempo funesto obstáculo para llenar las exigencias del servicio ordinario, en los ramos administrativos. — 255 — II. Pasemos al estudio estadístico de los diversos distritos de las nuevas provincias, y de la posición que ellos ocupan con relación ásus respectivas capitales, para que resalte la diferencia de esa posición con la que muchos ocupaban antes en la pro- vincia aun no dividida. Para entrar en las consideraciones perti- nentes, preciso es hacer ante todo una breve relación de dichos distritos: principiaremos por la Provincia de Lampa. Lampa— capital de la nueva provincia y del distrito del mis- mo nombre, es una hermosa ciudad, la más hermosa del Depar- tamento después de Puno, y cuenta cerca de 3.000 habitantes. Tiene muchos vecinos decentes, por lo que su sociedad es tan buena como las de otras ciudades del interior. Las calles de la población son anchas y por lo general rectas; sus casas construí- das con amplitud y muchas de ellas con elegancia, ofrecen la particularidad del raro empedrado de sus patios, que es de gul- jarros de cuarzo y de piedras de toque, traidas desde la isla de Capachica. La plaza es bonita y regular su iglesia, construída de piedra sin labrar. Desgraciadamente para Lampa el trazo de la línea ferrea que cruza por el departamento de Puno se hi- zo sin consultar los intereses de esta adelantada ciudad, la que queda hoy á 7 leguas de la mas próxima estación del ferroca- rril No obstante, participa de las ventajas de la linea telegráfi- ca, merced al ramal especial posteriormente construído. El dis- trito tiene 7.000 habitantes más ó menos. Cabanzlla.— Viniendo por el lado de Puno hácia Lampa el pueblo de Cabanilla es el primero de esta provincia, muy supe- rior á los de Atuncolla y Cabana pertenecientes al Cercado. Aunque de pocas casas, tiene calles rectas. Su plaza es grande y las casas que la rodean tienen cierto aspecto de decencia. La iglesia está fabricada de piedra bruta, ó sea sin labrar, con excep- ción de la torre que está construída de cal y piedra labrada de conglomerado traquítico, asi como es de piedra traquítica la fa- chada, con columnas y adornos en bajo relieve, no muy mal es- culpidos. La iglesia en el interior es bastante decente, con su al- tar mayor de estuco blanco y adornos dorados. En la actuali- dad posee una bien provista estación en la línea férrea y tiene mucho más tráfico que ántes á consecuencia de ella. El pueblo cuenta con mas de 400 habitantes y pasa de 5.000 el total del distrito. Su distancia de Lampa es de 7 leguas. Pucará—es también uno de los principales pueblos de la pro- vincia: tiene 1.000 habitantes. Está situado en un llano, á la ori- lla derecha del rio que pasa por Ayaviri. Pucará significa forta- — 256 — leza en quechua, nombre debido probablemente á un peñazco de gres que tiene un aspecto pintoresco y que se levanta casi perpendicularmente á pocas cuadras del pueblo, el cual en los: tiempos incáicos pudo servir de fortificación. Las calles de este pueblo son rectas, la plaza espaciosa, su iglesia de cal y piedra con dos torres, y el interior un tanto desmantelado. Dista de Lampa 9 leguas y el distrito cuenta con cerca de 4.000 habi- tantes. En este pueblo se celebra una féria todos los años en los pri- meros días de Agosto, féria bastante concurrida y del mismo ca- rácter que la de Vilque, aunque muy inferior á ésta. Su comer- cio, á consecuencia de hallarse la población á poca distancia del paradero del tren, ha tomado naturalmente bastante impulso, pues los días señalados para el paso de éste, se encuentran multi- tud de vendedores ambulantes de frutas, comestibles y otras mercaderías, en esa estación. Ocuvirz.— Pequeño pueblo abrigado por una quebrada y si- tuado 4 20 leguas de Lampa. Está hácia ¡el NO. de la pro- vincia, á la orilla izquierda de un riachuelo; no tiene calles rec- tas y sus casas están, las más de ellas, diseminadas á diversas dis- tancias, sin orden alguno. El distrito tiene cerca de 1.100 hab1- tantes y es notable por sus abundantes pastos y por el buen ga- nado que se alimenta en ellos. La rijidéz del ciima, que es “la causa de la enunciada ventaja, priva á sus habitantes del cultivo de papas y de cebada, pero ellos se proporcionan estos y otros artículos análogos criando gran número de llamas y recibiendo aquellos productos en pago de la especie de servicio de arriería que prestan á los pueblos vecinos con estos cuadrúpedos. Calapuja.— Situado al E. de la provincia, en el límite con la de Azángaro, cuenta cerca de 200 habitantes y el distrito más de 800. El pueblo se encuentra como á una milla del paradero del tren y tiene bastante comercio, sirviendo de tránsito á mu- chas mercaderías de la vecina provincia. La población no tiene ninguna particularidad digna de notarse. Sin embargo, geográfi- camente considerada, es el punto más distante del extremo orien- tal de la nueva provincia de Lampa. Vicasto.— Pueblo bastante parecido 4 Calapuja, Ó sea de aná- loga importancia que éste. Está situado á 2 leguasal N. de éste y dista 6 leguas de Lampa. También se halla en la parte orien- tal de esta provincia y colinda con la de Azángaro. La población pasa de 110 habitantes y el distrito de 1.000 Palca.— Este caserío, elevado á la categoría de distrito por el proyecto, está situado al centro de la provincia de Lampa, en -- 257 — una llanura que está entre dos rios, de los cuales el principal viene del cerro mineral de Pomasi y el otro de Vilavila y de las alturas del camino que va hácia Ocuviri. Ya en el Congreso de 1865 en el que se presentó un proyecto de nueva demarcación para el Departamento de Puno, se consideró á Pa'... en la cate- goría de distrito. Aunque el edificio de la antigua hacienda de este nombre está rodeado de chozas en su mayor parte, que son las que constituyen el caserío que consta de muy pocas fami- lias, el distrito cuenta con mas de 600 habitantes, y la distancia del pequeño pueblo á Lampa es de 6 leguas, y algo más á la lí- neá férrea que se halla hácia el E. Vilavila,— Este pueblo que se encuentra como á 2 leguas há- cia el N. NO. de Palca, fué en lo antiguo un conocido mineral, el mismo que hoy se halla casi en completo abandono, no con- tando sino con un número reducido de familias; pero el distrito pasa de 700 habitantes y dista de Lampa 8 leguas y casi otro tanto de la mas próxima estación del ferrocarril. Como se vé en la carta, la provincia baja (pues siempre se ha llamado así al territorio ocupado por los ocho distritos que lige- ramente hemos dado á conocer principalmente en cuanto á sus habitantes y á su posición relativa á su capital Lampa) ocupa una extensión de más de 7.000 kilómetros cuadrados y tiene una población de 20,200 almas. Pasemos ahora á la provincia de Ayavirl. Ayavirz.— Esta población es más grande que todas las que forman la nueva provincia de este nombre. Se halla situada en un llano, á pocas cuadras de distancia del rio de este nombre. El naturalista Raimondi la describe así: “La población es bastante regular; tiene calles rectas, una gran plaza y una hermosa iglesia construída de cal y piedra; la fachada tiene muchos bajos relie- ves y dos torres proporcionadas; por su exterior es una de las mejores iglesias del Departamento. Las casas en general son de- centes y no tienen aquel aspecto ruinoso que se nota en los pre- cedentes pueblos.” La leal villa de Ayaviri tiene 2.600 habitan- tes mas Ó menos y cerca de 8.000 todo el distrito. Es muy gran- de el aumento de su tráfico y comercio, debido á las ventajas que le proporcionan las líneas ferrea y telegráfica, al punto que en torno de la estación del ferrocarril, que se encuentra á pocas cua- dras del antiguo pueblo, principia á formarse otro nuevo que de seguro llegará con el tiempo á extenderse hasta el antiguo. Desde luego se vé en el plano que su posición en la nueva provincia, es aún mas favorable que la de Lampa relativamente á la suya, 3.9 — 258 — Santa Rosa.—Se halla situado en un lugar abierto y su pobla- ción es mayor quela de Nuñoa, pues cuenta con más de 1,000 habi-- tantes. La iglesia está desmejorada y casi en ruinas hácia el coro; suplaza es grande y regular, y sus casas están dispuestas en calles rectas. El pueblo de Santa Rosa es el último del Departamento en el camino de Puno al Cuzco, llegando los límites del distrito por ese lado hasta Aguas Calientes: dista el pueblo 8 leguas de Ayaviri, y todo el distrito tiene cerca de 3209 pobladores. También es de notar el mayor tráfico y comercio que se debe á las líneas te- legráfica y férrea, de que hace tiempo goza, pasando lo mismo que en Ayaviri con la población naciente que se inaugura cerca de la estación, aunque no es probable que se extienda hasta el pueblo actual que dista como una milla. Orurillo.—Es uno de los pueblos de más consideración: de la provincia de Ayaviri. Su distrito, mayor en superficie que el de Ayaviri, cuenta con más de 5,200 almas, y es en punto de habi- tantes el segundo de la nueva provincia. La población situada á la orilla de un lago, presenta un aspecto agradable y un clima be- nigno. Como viven en ella muchos vecinos decentes, tiene algu- nas buenas casas con portales de piedra y viviendas bien amue- bladas. Aunque su iglesia, cubierta de tejas y construida de ado- bes, es de un exterior pobre, el interior está ornado ricamente en apariencia con profusión de dorados. La laguna de Orurillo abunda en aves, y el pueblo dista 5 leguas de la nueva capital. Macarí.—Superior y más grande que los pueblos de Llalli y Cupi es este pueblo. Su plaza es grande y tiene una que otra casa de buen aspecto y no pasan de 1,0640 sus habitantes; con todo el distrito es bastante poblado, pasa de 4,000 almas. Macarí dista de Ayaviri 7 leguas. NVuñoa.—No tan extenso como Orurillo, este pueblo se halla situado en una quebrada y en la margen derecha del río que ba- ja de la cordillera que divide el Departamento de Puno del del Cuzco. Su iglesia muy semejante á la de Orurillo, parece haber sido construida según ese modelo; pues se asemejan ambas en el exterior humilde, en la rica ornamentación interior y hasta en sus grandes cuadros. Algunas calles cercanas á la plaza, no muy rectas, por cierto, forman lo principal de la población á diferen- cia de una parte de ella compuesta de casas diseminadas sin or- den alguno y separadas por cebadales pequeños. El pueblo cuen- ta con cerca de 1,000 almas y el distrito todo con 2,500. Es el punto extremo de la nueva provincia hácia el N., pues se pro- longa hasta la de Carabaya. Nuñoa está, pues, al Norte de Oru- rillo, á 7 leguas de este pueblo y á 12 de Ayaviri. — 259 — Umachiri.—Pueblo que está en la desembocadura de la que- brada del mismo nombre á la gran pampa que se halla entre Ma- carí y Ayaviri. Tiene bastante extensión á consecuencia de que las casas están caprichosamente diseminadas, separadas entre la población por pequeños cebadales. Dista de Ayaviri 4 leguas. Tiene cerca de 450 habitantes y el distrito más de 2,000. £Llallz.—Pueblo situado en una especie de ensenada de ce- rros; esta circunstancia ha sido más de una vez funesta para él 4 consecuencia de los aluviones que cargados de guijarros y lodo han solido venir de las alturas á la población en tiempo de aguas, los cuales, como los de 1860, la dejaron en escombros; razón por la cual, habiendo emigrado los más de sus habitantes, solo cuenta el pueblo con pequeño número de ellos. En cuanto al dis- trito pasa de 1,000 almas. Es proporcionalmente más abundante que los otros distritos en su producción de cebada, quinua, ca- ñabua, ollucos, alberjas y hermosas papas rivales de las renom- bradas de Asaroma. Dista la población 8 leguas de Ayaviri. Cupz.—La situación de este pueblo es semejante á la de Lla- 11i: ambos se hallan en la parte oriental de la provincia, y Cupi está también en una ensenada de cerros, como el otro pueblo, asemejándose á éste asímismo por sus casas esparcidas sin orden alguno, las que no están ni siquiera blanqueadas. Mu- chas de ellas ofrecen la particularidad de que sus puertas son elípticas y de cuero. El distrito cuenta poco más Ó menos con el mismo número de habitantes que Llalli, pues tiene cerca de 1,000. El pueblo dista 8 leguas de Ayaviri. Antauta.—Con esta aldea situada al Norte de Orurillo y la de Cañocota se forma, según el proyecto, un nuevo distrito; y dada la distancia de estas aldeas á la población de Orurillo, contando la primera con 1500 habitantes y cerca de 100 la segunda, la re- forma es de suma conveniencia, siendo de recordar : aquí la par- cialidad llamada “Manifestau” y otras de la vice-parroquia de An- tauta que se han omitido en el censo de 1876, las que pasan de 1,500 almas. Nada más útil por todo esto que la formación del nuevo distrito, cuya capital Antauta dista de su antigua capital Orurillo, como 183 leguas, y 18 de Ayaviri. La población que señalamos á los distritos, aunque parece te- ner un carácter conjetural, es indudablemente la que más se acerca á la verdad; porque está basada en cifras fehacientes en- viadas por personas que conocen todos esos pueblos. Mas, como la Comisión no posee otros datos oficiales que los su- ministrados por el censo del 76, fuerza es consignar aquí un — 260 — cuadro comparativo de los habitantes que el proyecto señala 4 cada provincia, según esas dos fuentes diversas, Marcamos bajo el año 1891, los datos debidos á los informes particulares, Provincia de Lampa. Provincia de Ayavtrz. 1876 1891 1876 1891 Lampa... 219 6668 7000 Ayaviri ........ 7669 8000 Cabanilla ..... 4968 5000 Santa Rosa.... 3034 3200 PUC os 3551 4000 Orurillo ....... 5070 5200 Ocuvirl ...... er IO 1100 MacarÍ......... 4500 4000 NICO 1015 1000 Nuñoa ......... 2400 2500 Calapuja ...... 704 800 Umachiri ..... 2018 2000 Y Hara. e 656 TOD. TAE 753 1000 Palco 597 600... Cape Eon 172 1000 Antabla in. 591 1600 19186 20200 - 26807 28500 Provincia antigua según informes. ......... 48700 Id. id. según el censo de 1876................ 499983 Diterención iaa 2707 Es de advertir que el total que arroja el censo de 1876, de 44,805 es menor que el que acabamos de consignar, de 45,993, porque he- mos incluido aquí á la vice-parroquia de “Manifestau”, compren- dida en el nuevo distrito de Antauta de la provincia de Ayavirl; asi como al nuevo distrito de Palca, de la de Lampa. Haciendo ahora la comparación de las cifras anteriores, resul- ta que la diferencia de 2.707 es muy pequeña, y acredita que los datos actuales están muy léjos de ser exagerados. Considerando pues las d. las nuevas provincias queda Lampa con 20,000, cantidad que más se acerca á ese término medio, y Ayaviri con 26,000 cifra mucho mayor; lo que pone á cada una de ellas en ese justo desz- deratum de los que creen que debe existir uniforme proporción en el reparto de los habitantes. Y es oportuno hacer constar que existen en el país muchas provincias que no llegan 4 10,000 almas y muchas más que no llegan á 20,000, habiendo algunas que ni si- quiera alcanzan á 5,000. La población respectiva de las que forma el proyecto, dado el vastísimo territorio es aún muy considerable. Sigamos, pues, con algunas apreciaciones referentes á dicho territorio, en relación con las necesidades políticas y administra- tivas, punto que se liga mucho más con las ideas emitidas al princi- pio de este informe. Queda sentado que las únicas distancias acep- tables en este caso son las de los caminos, y como no se concibe diligencia judicial, orden sub-prefectural, ni otras exigencias de la administración pública, sin apreciar la distancia de ida y vuelta, justo es doblar los guarismos. Una sencilla y desapasionada ojeada al mapa es bastante para convencernos de la trabajosa relación y correspondencia que hasta aquí ha tenido la capital Lampa con sus distritos; y ya no es ma- teria de la menor duda, que la mejora que entraña el proyecto remedia radicalmente tan grave mal. En efecto, los distritos que se encuentran en el límite setentrional de la previncia como Oru- rillo, Nuñoa y Santa Rosa; y los occidentales como Macarí, Cup1 y Llalli, distan, según el punto de que se parta, de 504 60 leguas, ida y vuelta, de la ciudad der Lampa. El pueblo de Antauta es- tá como á 64; y Ayaviri mismo que es el más cercano estáá 15 leguas Ó sean 30 de ida y vuelta. Llega la vez de consignar ligeramente algunos datos fluviales. El gran rio de Ayaviri que se dirige de O.NO hácia el S.SE, toma precisamente sus afluentes, y trae sus principales ramales de los distritos más apartados. Así recibe sucesivamente al río de Llalli que viene desde Ocuviri, ya aumentado con el de Cupi y otros afluentes; al río de Macarí, que pasa entre Huacauta y Poccpoqquella; al río de Umachiri, y al de Santa Rosa, cargado ya de algunos tributarios. Como en la estación lluviosa el caudal de estos ríos crece mucho y algunos ofrecen verdadero peligro á los transeuntes obligados á pasarlos, son frecuentes las desgra- cias que se lamentan por este motivo, sin contar el entorpeci- miento que tal circunstancia ocasiona en la comunicación ordi- naria. Lo propio sucede con el río de Nuñoa, que trae numero- sos afluentes y que baja del N. hácia el E. entrando por la parte oriental del lago de Orurillo en la provincia de Azángaro hasta — 262 — encontrarse con el de Ayaviri, que en esa región ya se llama de Pucará, en las inmediaciones de Calapuja. Tampoco puede omitirse en este informe otra circunstan- cia que causa análogos inconvenientes en el tráfico, sobre todo durante las aguas: y es que los dilatados llanos que se extienden entre las redes fluviales abarcando la mayor parte de la superficie de esos distritos, se encuentran inundados por pantanos y fanga- les que, si no ofrecen el mismo peligro de los ríos, son sin duda mayor rémora á la facilidad de la comunicación. A todo lo cual debe añadirse el estado deplorable de los caminos de herradura, que ofrecen parajes como la cuesta de Choconchaca, pocas le- guas antes de llegar á Lampa. No puede faltar aquí una idea, aunque brevísima, del extenso comercio é industria agrícola que florecen notablemente en la provincia, fuera de otras como la fábrica de loza y los tejidos de lana que son muy importantes. Su exportación principal consis- te en lana de oveja y de alpaca, calculada la primera en 240,000 arrobas y en más de 24,000 la segunda; en sebo y chalonas que ordinariamente se llevan al Cuzco á vender Ó 4 cambio de maíz. Las 260 haciendas más Ó menos de que se compone la provincia, va- liosas muchas de ellas y acaso las primeras dela Repúblicaen pun- to de ganadería, son notables por sus productos agrícolas, algunos de proverbial excelencia como el queso y la mantequilla de que pro- vee principalmente á los Departamentos del Cuzco y Arequipa. Es innegable pues, que las considerables transacciones comercia- les, industriales y agrícolas están llamadas á tener nuevo impulso una vez que la división descentralice de la ciudad de Lampa, hoy aún más apartada de los focos de actividad, todos los asuntos particulares y públicos que han marchado, hasta aquí muy lenta- mente por dicha causa. Aun los adelantos y ventajas que las líneas férrea y telegráfica están llamadas á desenvolver, no pueden tener el ensanche debido, sin la división; porque no contándose á las es- taciones respectivas con caminos carreteros ó de herradura,muchos pueblos distantes de ellas se encuentran con verdaderos obstá> u- los para comunicarse fácilmente con aquella lejana ciudad. Hé aquí por lo que no es difícil explicarse cómo durante el gobierno de la Confederación, tuvo lugar la reforma que nos ocupa, Jebido al tacto administrativo del Mariscal Santa Cruz, á quien sus mismos enemigos no pudieron negarle tal cualidad. Hé aquí por lo que desde entónces, hace cerca de medio siglo, los dis- tritos de la provincia alta claman incesantemente por verse libres del lamentable estado en que se encuentran. Y en fin, hé aquí por qué, en varios proyectos de demarcación territorial, se consigna — 263 — ésta reforma como de urgente utilidad, siendo uno de ellos el del “conocido geógrafo D. Mariano F. Paz-So'dan que la funda en las mismas consideraciones de utilidad y necesidad que nosotros. 'Por todo lo expuesto y como consecuencia forzosa de ello, la Comisión juzga que la reforma nuevamente iniciada por el pro- yecto y basada en las 9 actas de los distritos, que se acompañan, es humanitaria, porque redime á dichos distritos de una situación aflictiva; es justa, porque reconoce el derecho más sagrado que tienen ellos á la independencia regional, y por fin altamente ci- vilizadora, porque removiendo obstáculos hace que todos esos pueblos entren de lleno en la vía del progreso. La Comisión concluye aquí su informe, contando de antema- no con la sábia benevolencia del Gobierno y del Congreso para que ellos excusen la deficiencia que en él se note, á mérito de la estrechez del tiempo de que ha dispuesto para absolverlo, y de la carencia de otros datos que no ha podido suplir, por ahora, su voluntad decidida de llenar acertadamente su misión. Dios guarde á US.—S$. P. José Mariano Macedo—Juan N. Eléspuru—Pedro Manuel Rodriguez. | Con ocasión del informe anterior, preciso.es consignar, aquí para conocimiento de nuestros benévolos lectores, y sobre todo para los que habitan las regiones trasandinas, que esta Sociedad ávida de estar en posesión de la mayor suma de datos relativos á la geogra- fía de esas regiones, apreciará debidamente las comunicaciones que se le dirijan, con el objeto de mejorar el mapa monográfico de la Provincia de Lampa, que publica como muestra, en escala muy in- ferior á la carta que acompaña al informe, y que no es más que un proyecto de los de su especie. Hoy sobre todo que se halla consa- grada á la conclusión del gran mapa del Perú por Raimondi, y que tiene entre manos la corrección de las pruebas litográficas de las cartas que van imprimiéndose, agradecerá aun más esos datos científicos. [CA A Las Indias Negras “VÍAJE DE M. SranLeY. — La EUROPA Y SOBRE TODO LA FRANCIA EN ÁFRICA. (Conclusión.,) Francia posee dos vastos territorios en el Atlántico: el Congo francés y la Senegambia con sus nuevos anexos; el primero, com- “prendiendo nuestra antigua colonia del Gabón, está sobre el — 264 — ecuador. Apenas hemos fijado la enorme región situada entre el litoral y el Ubangui, siendo imposible actualmente prever el porvenir que está reservado á esas tierras vírgenes y opulentas, pero malsanas, pobladas por razas negras que ocupan los inferio- res escalones de la humanidad. En cambio, nuestras antiguas posesiones de la Senegambia se han desarrollado prodigiosamente desde hace algunos años. Es- tablecidos en todo el curso del Senegal, hemos pasado de esta hoya á la del Niger superior, y este rio ha visto ondear nuestro pabellón hasta Say; nadie nos disputa la posesión del Niger, sal- vo el jefe indígena Ahmadu, á quien el coronel Archinard está en camino de reducir. Hemos constituído ya administrativamente el Sudán francés, con nuestras adquisiciones al Este del Senegal. Más allá de dos rios, siguiendo hácia la costa de Guinea, hemos penetrado á las espesas montañas de Touta--Djallon; y el impe- rio del sultan Samory, tan formidable en una época, está hoy á nuestra discreción. La interesante exploración del capitán Binger ha puesto el país de Khong bajo nuestra esfera de ac- ción. La unión del Sudán francés á la costa de Guinea, por el Comoé ó por cualquiera otra vía, no es en lo sucesivo sino una cuestión de tiempo. Nuestro A4uxterland senegalino,— esta es la palabra adoptada en la lengua diplomática nueva, que deja sin efecto la antigua, —abraza 12* de latitud por 18” de longitud, y sobrepasa en el litoral los territorios extranjeros de Bathurst, Bissagos, Sierra Leona y la República de Liberia. Quizás haya quien se sorprenda de ver pasar en silencio á Dahomey, no obs- tante de haber hecho tanto ruído en Francia: gracias al cielo he- mos evitado una campaña sangrienta y costosa en ese pasillo sin porvenir, situado entre los establecimientos británicos de Benin y Costa de Oro. Una vez más hemos trabajado por Inglaterra: las cargas que la Francia y los alemanes de Togo hacen sopor- tar á Dahomey, deben fatalmente volver á la nación protectora del bajo Niger y del Volta. Si dirijimos la vista sobre un mapa, veremos que todos los es- fuerzos de las tres grandes potencias, en el occidente de Africa, convergen actualmente hácia un mismo punto: el Sudán central, la hoya del lago Tchad. Inglaterra se aproxima por la mejor y más corta ruta; pero debe tener en cuenta, en su flanco derecho, la marcha paralela de los alemanes de Cameroun, y puede ser obligado á volver, ó estorbada al menos, en su flanco izquierdo, por los franceses del alto Niger. Podríamos sin embargo llegar al Tchad por el sur, partiendo.del Congo francés. Todo hace su- poner que el nacimiento del Chari, principal tributario del lago — 265 — debe estar muy cerca del alto Ubangui. Uno de nuestros ex- ploradores, M. Crampel, busca en estos momentos la ruta entre los dos rios, en una región en que ningún viajero se ha aven- turado hasta el día. Los tratados de partición concluídos hace ya algunos meses, en lo que conciernen al Africa occidental, no tenían otro objeto que el de arreglar las condiciones de esta vía al Sudán, por la demarcación de las esferas de influencia. Era necesario un previo acuerdo entre Alemania y Francia, para fijar la línea de demarcación que separa el Congo francés de los territorios de Camerun: acuerdo fácil, por lo mismo que la posición de esta frontera no podía tener efecto alguno sobre las pretensiones del Sudán. Se ha trazado una línea recta que partiendo del cabo Campo vá hácia el Este, á perderse en lo des- conocido. La operación era más difícil al Norte de Camerun, entre Alemania é Inglaterra; pero ambas naciones han aceptado un trazo que parte de la bahía de Biafra, y une el Benué á Y ola; ese trazo coincide con la línea más corta que puede tirarse del mar al lago Tchad. Mas allá de Yola, hasta el lago, las partes contratantes han renunciado á prejuzgar sobre lo que se atribuya en lo futuro 4 Adamaua. La convención anglo--francesa ha conciliado las respectivas pretensiones de las dos potencias en el Niger: será nuestro aguas arriba de Say, é inglés aguas abajo; evitándose así prever el tér- mino extremo de nuestro derecho de penetrar más adelante al Oeste del río y al sur de su gran boca. Al Este, una línea tira- da de Say hasta Barrua, sobre el lazo Tchad, fija el porvenir del Sudán central, que Inglaterra se reserva por entero. Según las relaciones de los viajeros, y los estudios de los geógrafos, la línea Say--Barrua, marca el límite septentrional de los países fértiles, irrigados y poblados; llevada rigurosamente, esta línea nos dejaría al norte algunas tierras cultivables, el pequeño prin- cipado de Sinder y el Damergu; pero en la parte mayor de su trazo seguiría la base de los 2amomada, los primeros puntos del Sahara en que comienza el área recorrida por los Tuareg, según convenio: “un suelo ligero, muy ligero” como ha dicho lord Sa- lisbury con más ironía que exactitud, puesto que ese suelo es de piedra.— Sin hablar de las ventajas que la convención nos ase- gura en Madagascar, hay que convenir que coloca fuera de toda disputa el famoso h2xterland argelino, es decir los desiertos que separan las dos Francias africanas desde el Atlas al Senegal. No obstante, un tratado que nos despoja del Sudán central, de ese eran mercado africano donde todas las vías de introducción de- berán juntarse para ser remunerativas, — un tratado semejante 4.2 — PE se prestaría á graves objeciones, si no hubiera tenido un correc- tivo en la conferencia de Berlín en 1885, la que estipuló la más completa libertad comercial en toda la hoya del Niger. Esta salvaguardia permite dar poca importancia á las divisiones pre- ventivas del país, que no se esperaban; y no serán por cierto los diplomáticos, sino los ingenieros y los negociantes, los que pro- nunciarán la última palabra en esta materia. La explotación de Sokoto y de Bornú, está prometida á aquellos que llevaran allí más diligencia y habilidad; esos reinos pertenecerán moralmente á los primeros fundadores de oficinas y sobre todo á los prime- ros conductores de locomotoras. En las regiones nuevas, el buen sentido general concede más derechos á los intereses concretos que á los protocolos diplomáticos. Esto lo hemos visto com- probado en Zanzibar: protegíamos el sultanato con idénticos tí- tulos que Alemania é Inglaterra: no teníamos ahí nosotros inte- rés alguno; y cuando Alemania é Inglaterra así lo dispusieron, reclamamos apenas por la forma, y galantemente pusimos nues- tra firma en la convención de 1862, aunque obrando sagazmente. Tales son, á grandes razgos, las posesiones tomadas por las potencias en las nuevas regiones del Africa. Esta enumeración parecerá completa á quienes se contentan con un examen su- perficial. Falta sin embargo un formidable copartícipe, un poder que no puede definirse, que no admite representaciones diplomáticas, ni enseñas; es algo quizá mejor ó peor, un símbo- lo religioso; este poder es Islam. De todos los fenómenos his- tóricos del siglo XIX, el más considerable será quizás el rena- cimiento y el progreso de Islam en el continente negro: él en- cuentra en sus antiguos hogares árabes una vitalidad inespera- da; alumbra de nuevo y sin cesar entre los negros. Es una se- gunda egira; Mahoma vuelve á ganar en Africa todo lo que ha perdido en Europa. La suerte de las razas negras vá á jugarse entre la civilización europea y la fé musulmana: la ganancia de la partida es segura para nosotros. El juicioso Barth decía refiriéndose al Sudán, hace ya cuaren- ta años: “Es digno de notar que, mientras el Islamismo marcha rápidamente á su decadencia en las costas del Mediterráneo, en el interior del Africa se encuentren algunas sectas fervientes que aun reunen sus últimos sectarios..... Creo todavía en la vitali- dad del islamismo, hoy que un reformador acaba de regenerar- lo.” Pocos años han bastado para dar la razón á Barth. Al pre- sente, uno de aquellos hombres que conocen profundamente es- tas cuestiones, concluye así el libro en que hace un estudio de ellas: “En suma, el hecho de que domine la evolución moderna del mundo islámico, es el movimiento prodigioso de renova- ción y la propaganda que se hace en Asia y sobre todo en brica.” (1) Geográficamente, dos tercios del Africa pertenecen al Isla- mismo; haciendo excepción de algunos agentes y negociantes europeos, este es el único culto que profesan cien razas diver- sas, al norte de una línea tanto más difícil de precisar, cuanto avanza cada día más hácia el sur. M. Banning estimaba, hace dos años, que esta línea limítrofe podía tirarse desde el Cabo Verde hasta Zanzibar; y hoy se ha extendido en verdad hácia el centro y sobre los lados. El punto central del Islamismo está fijado sólidamente en el NE. de Africa, en el triángulo com- prendido entre Trípoli, Uadai y el Sudán egipcio. En esa at- mósfera inaccesible para el europeo, el fanatismo quema como en los primeros días de la propaganda musulmana; sus sectarios la sostienen, y allí, como en Marruecos, otro baluarte de la fé, ellos son el verdadero poder religioso y político. Todas esas re- giones obedecen dócilmente el menor mandato de los Senussi- yas de Tripoli, y de los Kadriyas del Sudán egipcio. Estos úl- timos han fomentado las victorias del Madhi, y este ejemplo nos basta para mostrarnos lo que podemos esperar, en cualquier momento, de cada punto del Africa. El autor del /s/am au XIX" siécle, dice con mucha justicia: “Las denominaciones de imperio teocrático Ó de imamato, pueden aplicarse con perfec- ta razón al dominio africano del senusismo: ellas representan mucho más que una figura, y, con raras excepciones, son de com- pleta exactitud; y realmente forman aglomeraciones políticas, en el sentido islámico de la palabra, con las poblaciones africa- nas de la zona saharina, bajo la dirección del gran maestre de la cofradía.” Desde el punto céntrico que ocupa el Islamismo, reina en to- dos sentidos: ya sobre las poblaciones mezclas de arabes y de negros, como aquellas del Niger y del Senegal; ya sobre los ne- gros fetiquistas del Sur. Impulsadas por el espíritu musulman, olas humanas corren de Este á Oeste, y acaban por reavivar el fervor de los indígenas á quienes al fin subyugan. Así, han lle- gado al Senegal esos Foulbés que tan dura resistencia oponen hoy á nuestras armas. Por el ascendiente religioso es por que (1) Llslam au XLX* siécle, por el Capitan Le Chátelier. Numerosos apuntes he tomado de ese libro instrustivo y del Soudan francais del mismo autor. Reco- mendamos muy sinceramente esas publicaciones al lector qe desee conocer más profundamente materia de tan gran interés. — LB un Samory, un Ahmadu, han podido fundar en pocos años im- perios dislocados hoy, pero siempre listos á reformarse; y es el fanatismo el que comunica á los TZoucouleurs el valor desespe- rado de que han hecho alarde en la última campaña. Más abajo del ecuador se encuentran idénticas corrientes en la misma dirección: Aquí son los negociantes de Zanzibar quie- nes los dirigen, y aunque el interés del lucro los guía, no olvi-. dan sin embargo su propaganda. La mancha de aceite, Ó mejor dicho, la mancha de sangre, se extiende rápidamente ante los cazadores de hombres. Ya hemos visto cómo M, Stanley des- pués de algunos años de ausencia, comprueba la invasión del Congo por los asociados y correligionarios de Tippu-—Tib. Mas explícito es aun M, Trivier en la relación de su travesía por el continente: “La invasión de los árabes cada vez se hace más sensible; por el camino que van, antes de dos años se'encontra- rán ciertamente á las puertas de Bangalas. Precisa, pues, que-el Estado independiente viva alerta, pues ahí está sobre todo el pe- ligro. Todos los días avanzan los árabes, y esto lo sabe bien el gobierno de Boma; pero como no puede remediarlo, los deja ganar terreno, y se va á buscar la anexión de las provincias de Uregga y de Manyema.” Y más adelante: “Los consejos que me habían sido dados hasta este día, de origen blanco, amarillo Ó negro, eran los mismos en cuanto á la invasión del país por los musulmanes; todas las personas consultadas opinaban de co- mún acuerdo respecto al poder y á la popularidad de Tippu- Tib.” Antes de Nyangiié, M. Trivier atravesó “veinte aldeas, to- das sometidas por completo al gobierno de los árabes.” Sería menester escribir un volumen para reproducir los testimonios dados por los últimos viajeros y de sus concordancias; así como también sería menester otro volumen para reunir los cuadros te- rribles que han hecho ellos de los países despoblados por la trata de esclavos; y todo, á pesar de que solo ayer en el congreso an- ti-esclavista que se efectuó en París, hubo voces generosas que han denunciado este comercio vergonzoso. Nada se ha exagera- do; el continente negro ha sido literalmente presa de una carnt- cería, en que se sacrifican sin descanso las víctimas, y eso hace ya mucho tiempo, pues Barth nos describía ya aquellos horro- res. Para remediar el mal, se han propuesto medios quijotescos, cuya eficacia es un tanto dudosa: se buscará en vano el remedio, mientras que las potencias todas no prohiban en lo absoluto la venta de la pólvora en todas las costas de Africa. | ¿Cómo es posible explicarnos que los negros fetiquistas adop» ten tan fácilmente las creencias de sus perseguidores? He aquí — 269 — un hecho sobre el cual los mejores observadores están de acuer- do: las razas negras están al presente como despertando de su letargo, movidas por una necesidad de ascender por los escalo- nes de una vida superior; y el mahometismo que tan poco pide 4 estos neófitos, llena sobradamente esa necesidad. No escribi- mos aquí con la mira de imaginar lo que desearíamos ver, sino con la de mostrar lo que en realidad vemos; por eso resumimos los informes más seguros. Con excepción de la Uganda, en que los prosélitos de nuestras misiones forman un núcleo sólido, la propaganda cristiana obtiene pocos resultados y de escasa dura- ción, cuando se extiende solo en un centro de negros enteramen- te; y por todas partes en que tiene que luchar con la propagan- ¿da musulmana, sus triunfos son nulos: mientras que los de Islam son rápidos y considerables. Ni se crea que se pueden excep- tuar de ésto las colonias europeas; hace como treinta años no se encontraba un musulman en Sierra Leona: hoy día hay allí como cincuenta mil. Lo mismo pasa en Liberia: no hay alde- huela, por pequeña que sea, en la costa de Benin, que no ten- ga su mezquita en los mismos lugares en donde en otro tiempo reinaban aún los dioses del fetiquismo. Los negros son niños grandes guiados por dos pasiones: las mujeres y la bebida. El musulmán les prohibe el alcohol, pero les concede la poligamia, al revés del cristiano que les permite el alcohol y hasta lo importa; pero les prohibe el harem. Asi que los pobres negros se hallan perplejos, por más que, 4 juzgar por los hechos, ellos optan por el harem.— A propósito del al- cohol, no podemos dejar de hacer una reflexión. Vamos á repri- mir los horrores de la trata de esclavos; nos proponemos libertar sus víctimas para exterminarlas después más lenta, pero más se- guramente, como se exterminó á los pieles rojas, haciéndoles comprar los venenos de nuestros alambiques. El negro, si fuera previsor, tendrá ciertamente motivos de desechar conjuntamen- te al árabe y al europeo, y podría dirigir á ambos la despedida del anciano de tahití, tal como Diderot la imaginaba, en su Sup- plément au voyage de Bougainville. Pero el tema es para filosofar, y nosotros buscamos sólo los medios prácticos de hacer triunfar nuestra civilización con todas sus defectos y cualidades, en un mundo hácia el que la evolución tórica la empuja invenciblemente. El Islamismo es, pues, el ma- yor peligro para nuestra obra; puede arruinarla si llega á concen- trar toda su fuerza religiosa y política contra las naciones euro- peas, divididas por sus celos y competencias. No se trata aquí de la condenación del mahometismo, el que, considerado de una — 270 — manera abstracta, encierra una de las más bellas filosofías mono- teistas á que haya podido elevarse el espíritu humano, á pesar de las preocupaciones vulgares. Pero como en la aplicación, una doctrina vale tanto como las razas que la propagan, es conclu- yente que los propagadores del Islamismo en Africa, son infe- riores en mucho,—y esto no es poco decir, —á los primeros pre- dicadores del cristianismo en América. Las “razones de Rowen- zor1” si él las pudiera dar, serían aún más lamentables que las “razones de Momotombo.” Debemos, pues, disputarles las pobla- ciones negras al Islamismo, que nada puede para su rehabilita- ción, puesto que llega á comunicarse con ellas por medio de in- termediarios bárbaros. El problema es tanto más complejo, cuan- to en otros puntos de Africa no podemos avanzar sino recono- ciendo los derechos adquiridos por los musulmanes. Dos de las potencias más grandes, la Inglaterra y la Francia, son musulma- nas, y su progreso estará subordinado al concurso activo de sus. súbditos mahometanos, aliados desde antiguo. El éxito fácil y erandioso obtenido por la Rusia en el Asia Central, ha sido de- bido únicamente al empleo discreto de los musulmanes ya colo- nizados. Al frente, pues, de tantas exigencias contrarias, no po- dría plantearse una política africana invariable que conduzca á todos los fines; 4 riesgo de caer en contradicción, nuestra políti- ca debe ser muy elástica, variando según las circunstancias y la esfera de acción; sobre todo para la Francia esto es lo más se- guro: sí ella no obra con prudencia y energía, tendrá que sopor- tar el primer empuje del Islamismo, al pié de las ciudadelas en que éste es más temible; y esta convicción es la que debe ha- cer converger á un solo fin todos los esfuerzos de que aún me resta hablar, poniendo los asuntos del Africa bajo un punto de vista enteramente nacional. IV, Nos encontramos, pues, en plena posesión de nuestro campo de operaciones, libres de toda reivindicación, y definitivamente colocados en el nuevo catastro del Africa. Este campo es el ma- yor de todos y acaso el mejor: ocupa la quinta parte del conti- nente. Bájese una linea oblicua de las sirtes tunesinas á Say, sobre el Niger; prolónguese ésta de dicho punto hasta la costa ' del Marfil en el golfo de Guinea: y todo el ensanche occidental del Africa, al Oeste de esta línea, está reconocido como propie- dad francesa, á excepción de Marruecos y algunos pequeños puntos de la costa. Esto sobre el mapa es muy lisongero para la — 2711 — vista, pero desgraciadamente tan enorme lote comprende el ma- yor desierto del mundo, el cual figura por los dos tercios Ó qui- zás por los tres cuartos de nuestro haber, separando nuestras dos útiles posesiones de Argel y del Senegal--Niger. Provisio- nalmente hago abstracción de una parte considerable, el Congo francés, aislado y más abajo del ecuador, región que se encuen- tra aún en el período de exploración; y sería prematuro prejuz- gar en la actualidad sobre lo que puede esperarse de ella. Ocu- pémosnos, pues, de nuestro dominio del NO. ¿Qué vamos á hacer de él? Nada, nos contestarán algunas personas opuestas á á toda em- presa colonial; y toda discusión con ellas sería ociosa: no se dis- cute contra un principio. Otras vacilarán antes de responder, y desearán ante todo ser informadas sobre el punto principal de si la Francia es ó no un país colonizador. Esta duda me ha pa- recido siempre un tanto pueril: ella me recuerda la angustia del retórico cuando en punto de poesía se golpea la frente y se inte- rroga: “tengo ó no tengo genio?” Que se ponga al caso y po- drá saberlo. La historia del pasado testifica las aptitudes colo- nizadoras de nuestros padres; el porvenir, y un porvenir muy le- jano, es el único que podrá juzgar las nuestras, cuando haya- mos puesto manos á la empresa sériamente. El ensayo experi- mental no se hace con sólo algunos años de tentativas, ni se ha- yá nunca si esperamos los resultados de él para preparar los ele- mentos. Escribo ésto para los que creen que una gran nación no pue- de sustraerse del movimiento general de su época, ni puede li- brarse de una labor que claramente le señala la historia. Como el Africa es en la actualidad el dinamómetro al que cada raza vá á probar su energía, si la nuestra se abstuviera, la historia diría un día: “En aquel tiempo la Francia estaba enferma; ella no prestaba su concurso á las obras universales; el gran poder que mueve al mundo, estaba absorbido por las otras naciones.” Ya que hemos reclamado el campo que se nos debía, estamos obli- gados á a cultivarlo por la ley del honor ante nuestros contempo- ráneos y para nuestros pósteros. También nos obliga á ello el interés: puede preverse en época no lejana una crísis económica entre la Europa y América, Ó sea la presión intolerable del an- tiguo mundo por el nuevo. Felizmente la Europa ha encontra- do un baluarte defensivo en el Africa: alli cultivará bien pronto su hacienda tropical, de donde sacará todo lo que América que- rría venderle á precios fabulosos: el algodón, el café los comes- tibles y las materias primas más necesarias á la vida y á la indus- — 272 — > tria. Los que no lleguen á explotar la parte que les toque en es- ta heredad, quedarán tributarios de sus vecinos. No es preciso insistir en estas observaciones generales: la Francia tiene el sentimiento de sus deberes y el instinto de sus intereses. Las publicaciones científicas Ó populares y todo lo que leemos hace algunos meses, prueban la preocupación cre- ciente de la opinión, y su voluntad casi unánime en favor de nuestras colonias de Africa. El país comprende y admite la ne- cesidad de dar valor 4 nuestros dominios trans-mediterráneos, de comunicar sus partes, y penetrar hasta en los lugares más rebel- des; y aún, si la cosa es posible, vencer la barrera que ofrecen los desiertos saharinos. Ah! si nosotros hubiéramos tenido un gran hombre de estado en este siglo, no se trataría por cierto de vencer esa barrera, sino de todo lo contrario! Trataríamos precisamente de hacerla más inaccesible aún; pues ella sería la frontera natural de la Francia, de la Francia prolongada ¿ á lo largo del gran lago mediterráneo, sobre toda la zona habitable que se extiende desde el estrecho de Gibraltar hasta el Mar Rojo. Si nuestra política hubiese te- nido la ciencia del porvenir, hace cuarenta años, habría hecho converger todos sus esfuerzos á ese fin, mientras la Europa se en- contraba agitada por las nacionalidades en germen. Nadie ame- nazaba á la Francia durante esta crisis interior de Europa; no se le pedía sino que permaneciera neutral, y fría espectadora de un conflicto en que ningún interés tenía. A excepción de Inglate- rra, nadie habría tenido el pensamiento ni el poder de oponerse á nuestras empresas africanas. No pretendo que hubiésemos triunfado sin lucha alguna; únicamente creo que de 1850 á 1870, con una pequeña parte de la sangre y del dinero malgastados en Crimea, en Italia, en Méjico y en el Rhin, una política que hu-: biera tenido plan, habría podido mantener el Egipto y. asegurar nuestro dominio en el resto, sobre todo el contorno meridional del lago francés. Es verdad que en 1840 no se tenía más idea que ésta; pero no pasó de una idea: era demasiado temprano. No había fuerza para realizarla, y la Europa se hallaba en espec- tativa libre de agitaciones. Un poco más tarde, al frente de la Europa revuelta, replezada sobre sí misma, aquella idea habría llegado á su madurez con un gobierno más fuerte y más resuel- to; antes de tacharla de utopia retrospectiva, recuérdese este pe- ríodo de la historia contemporánea, y las mil facilidades inespe- radas con que contábamos en nuestra acción aislada. Hemos perdido para siempre la ocasión, y con ella el Egipto; y si los talianos quieren establecerse en Tripoli, habría sérias razones A para desearles este importante. establecimiento. Las recrimina- ciones y los lamentos son enteramente inútiles; la situación ha cambiado y nuestra empresa africana está orientada en un senti- do enteramente distinto; tomemos nuestro punto de partida de . las muevas condiciones en que los acontecimientos la han colo- cado, y saquemos de ella todo el provecho posible. Los africanistas se dividen en dos escuelas: la escuela de los sudaneses que vé el límite de nuestro imperio sobre el Senegal y el Niger con los impulsos del comercio dirigidos hácia el Atlán- tico; y la escuela de los argelinos y de los transaharinos, cuyo in- tento es unir este imperio á la Francia mediterránea. Los últi- mos causan más ruidos y seducen más por la grandiosidad de sus concepciones; los sudaneses tienen miras más modestas y de apa- riencia más práctica. He aquí los rasgos principales de su programa: extensión de nuestras posesiones hasta el Alto-Niger; doble movimiento de penetración hácia el Este, en dirección del Sudán Central, y há- cia el Sur hasta nuestros establecimientos de la ("osta del Mar- fil; sumisión por las armas del sultan Amadú, casi ya vencido; reconstitución de las agrupaciones indígenas, con la mira de arro- llar á los dominadores Peul, Tuareg y Toucouleur, que encon- traremos más lejos en nuestro camino; afianzamiento de nuestro protectorado sobre Futa--Djallon, sobre los estados de Samory y el reino de Khong; continuación hasta Bammako, sobre el Niger, del ferrocarril de Kayes á Bafulabé, vía famosa por sus lamen- tables peripecias: construída, abandonada, vuelta á- construír y que funciona nuevamente en una longitud de 130 kilómetros; el ramal necesario para reunir los dos ríos, no sería más que 250 kilómetros y sin obras de arte; y este proyecto no tiene nada de exorbitante. En fin, la apertura de la navegación del Niger hasta Say, que llegaría á ser el núcleo del Sudán central, direc- tamente comunicado con San Luis y con Dakar por vías férreas y fluviales. A este programa oponen los pesimistas graves objeciones, que se encuentran resumidas en el importante estudio del Capitán Le Chatelier, sobre el Sudán francés. La acción militar con los dominadores musulmanes, será muy fuerte. “Toda tentativa de penetración en el valle del Niger, aguas arriba de nuestros apos- taderos, provocará irremediablemente resistencias que sólo la fuerza podrá vencer.” Esos países no pueden llegar á ser una co- lonia populosa, si se tiene en cuenta la insalubridad de su clima para los europeos; y por otra parte la falta de brazos indígenas. Se le calcula 2,5 habitantes por kilómetro cuadrado. (La Fran- 6.0 — 274 — cia, que cuenta muy pocos, tiene 71). Tombuctu, ya no es más que una ruina, la sombra de un gran nombre: el tráfico está di- seminado en otros lugares, y se alimenta casi por completo de la venta de esclavos. El suelo mismo es mediano por su pobreza de savia fértil. “En resumen,”— dice el autor citado,— “la im- portancia económica de las posesiones sudanesas, es casi negati- va hasta el día, y sus perspectivas de futura prosperidad son es- casas; es cierto que el país no está desprovisto de recursos natu- rales, pero sus producciones son tales y ofrece tal dificultad su explotación, y tan pocas ventajas, que aún suponiendo allanados los obstáculos consiguientes á la falta de brazos y á la carestía de los trasportes, debe ser colocado, en definitiva, entre los paí- ses pobres; tal que, comparado con otras regiones tropicales, tie- ne cuando más el valor de la Sologne y de los páramos de Gas- cuña, en relación á la Beauce y á las praderas normandas.” La Sologne es en efecto poco atractiva; con todo, las perspectivas cambiarían si se pudiera mantener la esperanza de poseer los ri- cos territorios del Sudán Central y del Lago Tchad; más la In- glaterra ha tomado la delantera, y los desagies naturales de estos territorios serán en adelante el Bajo Niger y el Benué. La vía de San Luis Dakar, tres veces más larga y sujeta á muchos tras- bordos, no tiene esperanza alguna de luchar contra las vías cor- tas y fáciles, explotadas por los futuros poseedores del Sudán Central. Este cuadro es bastante sombrío, y yo querría de buena gana darle más luz. Es demasiado cierto que las cuencas del alto N1- ger y del Alto Senegal, han sido despobladas y devastadas, más allá de lo que puede imaginarse, por los bandidos que hace cin- cuenta años se disputan el imperio de El-Hadj.—Omar; pero en Africa es fácil volver á poblar: bastará un período de orden y de paz, para que los negros hormigueen de nuevo al rededor de las ciudades levantadas de sus ruinas. En el país de Khong, M. Binger ha encontrado poblaciones mucho más densas y vi- sitado comarcas ricas y fértiles, y descendiendo el Comoé, para llegar á la costa, ha atravesado bosques tropicales de exuberante vegetación, que cubren esa zona hasta los ríos del Sur. Son co- nocidos muchos asientos mineros en el Futa—Djallon, y se ex- trae oro de gran número de ellos. Imposible es formar un juicio completo sobre espacios tan vastos, escalonados en una extensión de 12” de Latitud. Todos ellos encontrados y de diferente clima, puede ensayarse con éxito en sus terrenos nuevos cultivos. El precio del trasporte baja rápidamente: el flete de una tonelada de mercaderías entre — MÍ — Burdeos y Kayes, que era de 700 francos en 1882, es de sólo 60 francos en 1890. No es, pues, posible hacer cálculo alguno de previsión, con tan prodigioso cambio en las condiciones del co- mercio. En cuanto á la penetración hácia el Sudán Central, es cosa bastante comprometida; pero no conocemos aún «bastante bien todos los datos del problema, para desesperar de su solución, de un modo absoluto. Si se construyen rápidamente los 250 ki- lómetros de la vía férrea 4 Bammako, si no encontramos ningu- na resistencia vigorosa hácia la mitad del Niger, podríamos lle- gar dentro de dos ó tres años á Say; y es muy probable que en esa época no estén todavía invadidos por los ingleses, ni el Soko- to, niel Bornú. Con un golpe de audacia, — yo no afirmo nada, aventuro solo una hipótesis, — lograremos acaso tender una vía férrea sobre nuestra línea Say--Barrua, hácia e, Tchad. Preva- liéndonos del pacto de Berlín que asegura en la cuenca del Ni- ger á todas las empresas comerciales y á todas las vías de comu- nicación, una entera paridad de derechos, podríamos alcanzar ventaja, tomando así el alto Sudán desprevenido, atrayendo una parte de su tráfico, y llevando á esas regiones populosas los pro- ductos de nuestra industria. En resumen, es muy difícil creer que una explotación inteli- gente, resignada á esperar la remuneración de sus sacrificios, no reciba nada de esta remuneración, siquiera sea en porciones de esos territorios tan extensos y variados, y que en nuestras ma- nos formarán un día un todo homogéneo desde el Atlántico al Niger y desde el Niger al Golfo de Guinea. ¿Cómo podría ha- cerse esta explotación? Trataremos de explicarlo más adelante, después de hablar de los proyectos de los argelinos. Y ASA AAA — Parte oficial al Rey Leopoldo de Bélgica sobre la situacion del Congo Demasiado largo sería reproducir ¿2 extenso este parte; hare- mos solamente un análisis que consideramos importante, por la luz que ha dado sobre esa región tan interesante y casi desco- nocida del continente africano, y quizás encontraremos enseñan- zas útiles para la inmigración, el cultivo y la administración de nuestros inmensos territorios de la hoya amazónica. El parte principia haciendo valer los resultados adquiridos, bajo el punto de vista geográfico, sobre el Congo, desde la con-' — 276 — ferencia de Berlin (1885); los primeros mapas de Stanley, tan deficientes en esa época, han sido revisados y corregidos, y poco falta para que sean completos. ( Las exploraciones de los SS. Hanssens, Miguel Destrain, Eduardo Dupont, etc, entre el Congo—bajo y “el Kuilu, han unido Banana Boma, Isanghila y Manyanga á los rios Tchilo- ango y Kuilu; la región situada al sur del Congo es ya ente- ramente conocida, debido $ 4 los itinerarios seguidos por Hakan- son Vandevelde y Dhanis; las expediciones de Wisman de Wolf, Grenfell, Mente etc., han determinado el curso navegable del Kassail y de sus grandes afluentes Sankuru, Koango, Lu- kanye y Lulona. Mientras tanto, las expediciones Grenfell, Van Gete, Lienart, y Le-Marinel Roget, determinaban el curso del Ubangui; los reconocimientos del yá finado Capitán Co- quilhat, Vice Gobernador del Congo y, compañero de Stanley, Baert y Hodister, sobre las riberas de la Mongalla del Ttim- biri y del Uellé; y en fin, la última expedición de Stanley entre el Arruwimi y el pais de Emin, más distintas exploraciones so- bre el Lamani, descubrirán á la ciencia toda la región descono- cida de la curva grande del Congo. A fin de darse una cuenta exacta de los progresos “realizados en el Congo Belga, preciso es decir que hay doce mil kilómetros que están abiertos á la navegación, en lugar de solo tres mil que eran traficables en 1885; sin tener en cuenta las expediciones actuales sobre Monato-Yambo, el Orugha y el Katanga. Además, agrega el parte oficial al rey Leopoldo, el Estado ha procedido á la ocupación gradual y á la conquista pacífica de esas provincias, estrechando sus relaciones con los jefes indíge- nas y estableciendo comunicaciones entre las aldeas ó fuertes en todo el territorio; el cual ha sido dividido administrativamente en doce distritos, con un personal de 69 funcionarios y emplea- dos, cuya administración ha dado por resultado la tranquilidad y la seguridad de las factorías y misiones. Sin poner en duda la veracidad del parte oficial, nos parece demasiado lisongero el estado de seguridad completa que expo- ne, por que debemos recordar la sublevación del territorio de Tchumbiri contra la dominación Belga. En otra ocasión tuvo que acudir Savorgnan de Braza para favorecer 4 Stanley su competidor. La administración judicial de la cual trata el parte oficial, de- clara que todavía deja mucho que desear; que á los consejos de - guerra se ha sustituído tribunales en N'Zobei, Lukungu y Leo- poldyille, y que el consejo superior que reside en Bruselas, forma — 217 — la corte de Cassation Ó suprema. Desde 1886 á 1891, se han fallado 439 causas. La colonia del Congo Belga contaba en 189t, 744 extranje- ros, de los cuales 338 eran belgas; en 1885 contaba 254 extran- jeros Ó sea una inmigración de “98 extranjeros anuales. Pasa en seguida el referido parte 4 estudiar el servicio postal, que si en el interior de la colonia marcha con regularidad, no sucede lo mismo con Europa, porque no hay servicio determi- nado entre Banana y Amberes. La fuerza pública del Congo Belga se compone de 3,127 hombres, siendo todos los oficiales belgas. Con la civilización ha ingresado en el Congo Belga el arma- mento. Leopoldville, Boma, Nueva Amberes, Basoko y San- kuru, tienen yá cañones! El servicio de los rios es hecho por 43 embarcaciones. Diez medicos han sido mandados por el Estado y en cada distrito existen farmacias. En 1890, la Bélgica hacía un préstamo de 25.000,000 de fran- cos á la compañía, pero esa cantidad pronto se agotó y el rey Leopoldo tuvo por el mismo año que adelantar un millón de francos. Seis compañías belgas se han establecido en el Congo, representando en globo un capital de 34.000,000 de francos. El movimiento comercial dá el resultado siguiente: Exportación. 1887. — 1.980,441 francos 1888. — 2.609, 300 1889. —4.297,543 “ 1890. — 5.242,199. “ El parte oficial detalla las medidas que se han tomado para impedir el tráfico de esclavos y los varios combates. que. origl- naron el,ataque de los árabes esclavistas, Inútil nos parece seguir en todos sus detalles ese importante documento; pero sí haremos notar cuántos afanes, cuántos sa- crificios, ha hecho el rey Leopoldo por, conseguir 4 Bélgica terri torios, y á pesar de que los resultados no han sido hasta la fecha muy halagieños, no desmayan sin embargo; y, por el contrario, esforzándose más, pronto verán sus afanes y sacrificios coro- nados; de un éxito comercial y material espléndido, como lo ha sido bajo.el punto de vista científico. Nuestros deseos serían que el Gobierno, inspirándose en mi- ras tan elevadas, determine y emprenda trabajos. serios sobre . — 278 -- nuestras regiones amazónicas, cuyo clima cuya fertilidad, y cu- ya riqueza, no pueden compararse con el clima mortífero, con la esterilidad y con los peligros de todas clases del Congo. E. DE La ComBE. —A A A———_—___—_—_—_—_— — “El Peru”? por Raimondi. Como manifestamos en el número anterior de este Boletín, la Sociedad Geográfica ha recibido el importante cuanto difícil en- cargo de que la continuación de la obra del sabio naturalista, cuyo nombre encabeza estas líneas, se haga bajo su dirección; lo cual consta del decreto que creemos oportuno publicar 4 conti- nuación. Con este motivo, el Consejo Directivo nombró una comisión especial compuesta de los SS. D. Ernesto Malinows- ki, D. Camilo N. Carrillo y Dr. D. Leonardo Villar, para que presentara el plan á que debe sujetarse la publicación de dicha obra, de conformidad con el artículo 4.? de esa resolución supre- ma. Lima, Setiembre 29 de 1891. Teniendo en consideración: 1,2 Que la ley de 14 de Octubre de 1886 dispuso la publica- ción de la obra “4 Perú”, encargándola á su mismo autor el na- turalista D. Antonio Raimondi; 2. Que el fallecimiento de éste antes de haber dado cima á su comisión, no debe privar al país de los trascendentales bene- ficios que se propuso el Congreso al expedir la prenotada ley, una vez que según el detenido examen de la Comisión Especial nombrada por el gobierno, existen reunidos materiales suficien- tes para concluír la mencionada obra y la del gran mapa del Perú; 3.” Que la naturaleza de sus funciones no permite al Gobier- no ocuparse de la dirección y ejecución inmediata de los traba- jos indicados; de acuerdo con el voto del Consejo de Ministros, se resuelve: | 1.2 Encomiéndase á la “Sociedad Geográfica de Lima”, por cuenta del Estado, la publicación de la obra denominada “£/ Perú”, así como la del gran mapa nacional anexo á ella, aplican- do para este objeto en cada año los fondos que le o el ES supuesto General de la República; — 279 — 2.” Facúltase á la expresada “Sociedad Geográfica” represen- tada por su Consejo Directivo, para contratar Ó comisionar á las personas, comprar los útiles y hacer todos los demás gastos que sean necesarios para el mejorcumplimiento de su cometido; que- dando sujetos á la aprobación del Gobierno los contratos que ce- lebre en el extranjero, así como los gastos que excedan de cien soles, y no se encuentren determinados en el plan de que se ha- bla en el artículo 4". 3. La “Sociedad Geográfica” a al Gobierno, al fin de cada año, una Memoria sobre el estado de los trabajos que se le encargan, así como la cuenta documentada de las cantidades in- vertidas en ellos; y 4.” El presente decreto comenzará á surtir todos sus efectos desde que el Gobierno preste su asentimiento al plan que con- venga adoptar en la publicación de la obra “4 Perú”, y que la “Sociedad Geográfica” le presentará á la brevedad posible. Comuníquese y regístrese.— Rúbrica de S. E.— Serpa. Miscelánea. VALIOSO OBSEQUIO: — Tal es el que el Excmo, Sr. D. Martín García Mérou, ha hecho á la Sociedad Geográfica de Lima, de “Los Mamiferos Fósiles” de la República Argentina, interesan- tísima obra, lujosamente editada, y debida al sabio naturalista Florentino Ameghino. Reciba aquel caballero la expresión de nuestra profunda gratitud. ComIsIONaDO AL PicHis,— Con las personas que la Cámara de Diputados, el Senado, y el Gobierno han enviado á la inaugura- ción del camino al Pichis, la Sociedad Geográfica, por acuerdo del Consejo Directivo, ha enviado al Sr. Coronel D. Ernesto La Combe, para que haga los estudios técnicos relativos á él, y si posible es otros que pudieran convenir á las miras de esta Ins- titución. Próximamente daremos cuenta del éxito de sus inves- tigaciones. BUuLLETIN OF THE ÁMERICAN GEOGRAPHICAL SocieTY.— En el N.* 3 del Vol. XXIII de esta interesante publicación, se ha re- producido casi íntegramente el estudio del Sr. Raimondi, que insertamos en el N.”? 2 de nuestro BoLETÍN, sobre el fenómeno «El Pintor”: -—— 280 — Bibliografía. Boletín del Instituto Geográfico Argentino. — Tomo XI, Cuadernos X, XT y XIL- Exploraciones en el territorio de Misiones.— El Continente africano en 1890.- Bullettino della R. Societá Toscana dí Orticultura.— Anno XVI, N.* 8, Vol. VI della 22 Serie. — Atti della Societá. — 1 fiori ed i giapponesi. — Essiccatrice so- lare Ohlsen. — Authurium X Ridolfianum album. — Monografía del genere Cypripedium.— Bibliografía. — Rassegna mensile.— Commemorazione funebre. — Osservazioni Meteorologiche., Revue Gréo yraphique Internationale.— París.-- 16” année, No 190 et 191.— La France á 1 Exterieur.— Missions Crampel et Dybowski au lac Tchad.—— Cour- riers de l'Interieur et de l'Exterieur.— L'émigration chinoise.— Les Italiens dans l'Erythrée.— L'Archipel Samoa.— Nouvelles Géographiques.— Bulletin des explorations. Bulletin of the American Geographical Society.— New York.— Vol. XXTII, N.* 3.— Biittikofer's Liberia.-— Native Copper of Michigan.— Markhaw's L'fe of Sir John Franklin, a Letter from Dr. John Rae.—— A García Cubas on Mexi- co.-— The Colorado Desert and its Recent Flooding.-- Capt Villard Glazier's Pretended Discovery a Paper read before the International Geographical Con- zress at Berne.—- Report of Explorations in Northern Mexico.— Geographical Ñotes.— Washington Letter. — Detailed Hydrographio Chart of the Ultimate Source of the Mississippi Kiver. Revista de Geografía Comercial.— Madrid.— Año VI, Nos 95 y 96: Tomo IV, Nos 13 y 14.— Congreso geográfico hispano—portugués—amiericano. —La. -políti- ca de Expansión colonial.— La Isla Sibutu.— La Dehesa de la contienda. — El Estado independiente del Congo en 1891.— Informes y noticias cono les, — Noticias geográficas.— Noticias Bibliográficas.— Comercio exterior España. - — Año VI, N2 97, Tomo IV, No o 15.-— La Guinea Española. — Informes y no- ticias comerciales. La Géographie. —4% année, N? 145. — Les Musulmans en Algérie.— Le Cyclone de la Martinique.— Les Italiens en Afrique.— La Expédition Crampel.— Stan- ley et Crampel. — Les Rapides de Khong.— La Mission Tourneau.— Lettre du Sénégal.— Aux Commercants Frangais. — Les vanaux Frangais. — Nouve- lles et Tuformations.-— Nonvelles Coloniales. — La Haute-Gambie. Librairie Africaine et Coloníale.— Catalogue trimestriel.— No 19.— 1er Octobre, A 1891.— Culturhistorische und Sprachliche Beitrige zur Kenntniss des Alten Perú, von Dr. J. J. von Tschudi.— Wien, 1891. Mamíferos Fósiles de la República Argentina, por Florentino Ameghino, con un atlas.-- Buenos Aires 1889. Anales Universitarios del Perú, publicados por el Dr. D. Francisco García Caldes $ : rón.-- Años 1888 y 1889.-- Tomos XVI y XVIT.— Lima, Imprentas del Universo y Liberal, 1890. -— publicados por el Dr. D. Francisoo Rosas.-- Año 1890.— Tómo XVIII. -- de , Lima, Imprenta de F. Masías y (2, 1891. «3 RS. a pe A +3 n.. a * 70 BOLETIN a ; - 9 - : DE LA E 9 acido beográfica de ES na, de a Tono L—Lima, DomincO 15 DE NOVIEMBRE DE 1891 Nox. 8 3 Estadistica de la zona del Centro. S > tamos á continuación los apuntes estadísticos y de riqueza ES “territorial de la zona del centro, tomados, como los artículos ante- riores, de la série de publicaciones hechas por el Dr. Luis Carranza. E Después de la descripción histórico-geográfica de aquella región - que ya nuestros lectores conocen, juzgamos que serán inter esantes para ellos los datos que sobre su población y censo contiene la pre- E sente inserción, que completa, Je una manera general, esos estudios. E»- h VALLE DE Jauja. El clima de esta región es en general propio para el cultivo - del Zr2go, del mazz y de la cebada: abunda en pastos naturales, convenientes para toda especie de ganado. Los valles de Anda- E marca y Monobamba que están al Oriente, son ricos en toda cla- se de productos tropicales. La proximidad de estas provincias al litoral y 4 los grandes centros mineros, como Yauli, le ofrece - buenos mercados de consumo. Su principal industria es la ga- - nadería y la agricultura: la primera le proporciona productos ex- - Z E pombles como la Zarza; y la segunda abastece sus propios con- - SUMOS. TAYACAJA, | tes para pao vacuno. Sus valles profundos son cstidos y: E producen caña de azúcar. Comienza á cultivarse también la vid - a COD: o éxito. ES ¿ ve e ? 2 ga A e PT ES A GÍAS a NS A z e N A le e 282 ds y Ñ e HUANCAVELICA. Esta provincia está en una región muy fría y es esclusivamen te minera. Sin embargo, en algunos distritos los pastos natu- rales son buenos para la crianza de ganado lanar. CASTROVIRREINA. Esta provincia, una de las más vastas de la República. es Siberia de la zona del Centro. Llanuras inmensas, frías y deso ladas, en alturas de mas de 4.000 metros sobre el nivel del mar, ofrecen el aspecto de las estepas rusas. Allí, la naturaleza inhos- pitalaria no brinda en general al trabajo humano, sino la explo- tación de sus magníficos minerales, cuya riqueza es considerable, - ANGARAES. Provincia tan hermosa como variada en sus productos, [es T16dA E en minerales de plata, abundante en cereales y caña de azúcar. 4 Es indudablemente la más próspera de Huancavelica, 3 HuAnra y La Mar. Situada la primera en los flancos del profuudo valle de Huar- pa, dilata sus campos hasta el pié del nevado de Rasuhuillca, - con una gradación de climas perfectamente marcados por 1 | cañaverales del fondo de sus quebradas y el 204% Ó paja de sus punas. Por el oriente, se extiende hasta las márgenes del Apu- E rimac. Por la general bondad de su clima, por la extraordinaria belleza de sus campiñas y la feracidad de su-suelo, es Huanta una de las más ricas y hermosas secciones del territorio de he República. - 38 -— La Mar, que ántes formó parte de aquella provincia, se ex- tiende sobre todos los valles de la gran cadena que partiendo del nevado de Rasuhuillca, termina al levante en el pico de Chillahua que domina en esa region al valle del Apurimac. La Mar es la Suiza de la zona del Centro. Nada puede darse mas - hermoso que sus valles, como el de Ninabamba, ni más variado. en su belleza que las campiñas de San Miguel y Tambo. Esta provincia es sin duda la mas rica del Departamento de Ayacu le cho, pues abunda en minerales de plata, en magníficos pastos para toda clase de ganado y tiene terrenos teracispnón pee cultivo de la caña de azúcar, indzgo y alfalfa. Su clima es pri- -maveral en los valles. Toda esta región fué habitada primitiva- mente por los fokras y huamanes: tribus de raza chanca; y aca- A so los 22dz05 27uzcharnos, que forman una comunidad especial en- tre Huanta y La Mar, sean los representantes actuales de los ] antiguos Porras, HUAMANGA, Esta provincia es la más singular y acaso la más interesante | por su aspecto y por la naturaleza geológica de su suelo. Está encerrada en una vasta cuenca circular de más de 15 leguas en su mayor diámetro, entre la cadena de La Mar y Pumakahuan- ca al N. y al oriente, mientras que por el O. la limitan los ra- males de la cordillera occidental de la Apacheta. Huamanga es “acaso la única región interandina, que sin estar en el fondo de un profundo valle, goza de un clima tropical, y donde la natu- raleza de su vegetación asi como la limpieza de la atmósfera y la blancura de susuelo calizo, le dán tal semejanza con ciertas co- marcas de Argel y Marruecos que los viageros nos describen, que realmente parece un trozo del Africa incrustado en los An- des. La tuna, el jagantón y el maguey son plantas silvestres de su campiña: y en la parte cultivada, abundan el granado y la h2- guera como en el suelo africano. Esta vegetación alterna con campos áridos ó muy secos. El suelo, que fué sin duda fondo de un lago de la edad cretácea, está desgarrado por profundísi- mos barrancos abiertos por rios de la época cuaternarza Ó por torrentes de otras épocas geológicas. WViolentas convulsiones volcánicas, posteriores á la formación de la greda, alteraron las - primitivas capas calizas, sustituyendo los su/fatos calcáreos á los carbonatos, como se puede notar en el suelo de Ayacucho. Por su clima, por la sequedad de su suelo y por la naturaleza geológica de éste, los campos ayacuchanos son aproptadísimos para el cultivo de la vid, la alfalfa y el trigo. A A A A , is | CANGALLO. e Esta provincia está en una region alta de la cordillera, y su Clima €s el de las planicies que se elevan á más de 3.700 metros - sobre el nivel del mar. Abunda en excelente pasto para toda ho Clase de penado, y produce bastante /r2g0 y cebada, E A ANDAHUAYLAS.. Es como Tayacaja una península da por los rios Pa ¿2 pas, Apurimac y Pachachaca. Ocupa las dos vertientes de 3 cordillera oriental, en esa parte. La vertiente occidental es la que mira hácia el valle del Pampas; allí están casi todas sus poo blaciones y sus campos cultivados. El clima y sus producciones son iguales á los de La Mar; pero su aspecto es ménos bello, y la naturaleza en sus paisajes es de una melancolía indefinible. EAUNACIAS Y LUCANAS. Estas dos provincias son de un clima loco propio para « el 3 cultivo de pastos, y en alguno de sus valles prospera la vid. Son ricas en ganado y bajo todos aspectos están en mejores condióN 2 ciones que todas las demás de Ayacucho. | - 8 Por la ligerísima exposición que acabamos de hacer de €. condiciones agrícolas y meneras de las provincias del centro, - fácil es comparar el grado de riqueza natural de unas y otras, para señalar de una manera general cual de esos ramos de la 1 in E dustria está llamado 4 mayor desarrollo en cada una de aque-. llas secciones de nuestro territorio andino. Como se vé, Castro= virreina y Huancavelica son exclusivamente mineros; Jauja y 73 Huancayo son provincias principalmente pastoriles; Tayacaja y Andahuaylas son pastoriles y agrícolas; Angaráes tan rica en agricultura como en minería; Huanta y Huamanga, esencial- mente agrícolas; La Mar, rica en los tres ramos; Cangallo, ser A cialmente pastoril; Parinacochas y Lucanas mas pastoriles que agrícolas, aunque en algunos ÉS sus distritos predomina esta ri- queza sobre la otra. 3 Pero no es bastante decir que hay pastos naturales excelóntesa Es en una comarca, para suponerla rica en este ramo, ni mostrar re- giones de una gran feracidad, para creer que puede enriquecer- Es selas con la industria agrícola. Es preciso ante todo medir laex- tensión de los pastos y el área de las tierras de labranza, para calcular su importancia y el grado de desarrollo q que alcanzaría 3 la industria en esos dos ramos. = Ahora, buscando esos datos en el área aprovechable de pastos y tierras de labranza, en cada una de las provincias que figuran ES en el cuadro anterior, tendremos el siguiente resultado estadís- - tico: : d - ¿A Área tot. Terr. ut. Past.— Labr. Huancayo y Jauja...........--- ... Leguas cuadradas 207 180 100 80 IA TUCAJA: 37 > cria es cnica AR 210 168 68 100 Huancavelica ....... A a SS - 150 45 30 15 res iia ica: 0 162 80 40 40 -—Castrovirreina .........- OA E 728 80 50 30 MD ni « 8 72 18 54 cs e 135 104 52 52 E UAIDADES m0 acononoccaia ón > 137 117 38 q LÍO coo an ooh nrira ano - 458 135 85 50 ParimacochaS....ooooocccocccccnacons ES 528 208 140 68 AAA > 292 116 66 50 Es E x (0) La extensión de las provincias y demás datos estadísticos que sirven de base E á este estudio, los hemos tomado del diccionario geográfico del Perú del Sr. Paz-- - Soldan. Las áreas de las provincias orientales de esta zona, como las de Jauja, - Huancayo, Tayacaja, Huanta, La Mar y Andahuaylas, no comprenden la parte res- = pectiva de sus territorios de montaña. - El cálculo de la proporción de las tierras útiles, lo hemos hecho por apreciaciones he Personales, enenebdo Aquila localidades. Según este cuadro, la densidad de la población: en e trec provincias es de 176 habitantes por legua cuadrada respecto su área total; y de 292 respecto á su área útil. Corp do ahora esta población con la de países europeos análogos por si a industria y su clima, es decir, con países esencialmente agrícolas IS y pastoriles; y tomando como tipos la Suiza y las provincias me-. a ridionales de Rusia, por ser las mas semejantes á las provincias indicadas, tanto por la topografía y relieve de su suelo, como: por no ser países manufactureros, en los cuales la densidad de la población llega á su máximum como en Bélgica, obtenemos el siguiente resultado. Según el “Almanaque de Gotha” del año de 1888 la cool ción relativa de Suiza es de 1725 habitantes por legua cuadrada, ó sea de 69 por kilómetro cuadrado. En Rusia, tomando como tipo la gobernación de Vilna donde la densidad de la obli es de 725 habitantes por legua cuadrada, y la Táuride, que tiene. 375 Ó sea 15 por kilómetro; el promedio de densidad en estas dos provincias rusas, sería de 22 por kilómetro cuadrado, quén equivale á 550 por legua cuadrada. | Ahora comparando-la densidad de la población de las: 13 pro- , vincias peruanas del centro, con la Suiza, resulta: 3 Suiza— Por leg. c.-— 1725 respecto de su área total Las trece provincias peruanas-—por leg. c.-—- 176 respecto de id $ os A , Diferencia 1.549 Promedio de la densidad en las 2 provincias A 550 > en las 13 provincias peruanas...... ...m... IS A E E Comparación con respecto al área útil de las: trece poros E peruanas: ] , PUTA din A O por leg. cuadrada cy Las trece provincias peruanaS.....ocomosmcos.. 292 ds ld. Diferencia 1.433 Las provincias TUSAS.......ocooconooooos A 550 (2) Las trece provincias peruanas........o.... A 292 Diferencia 258 (1) Suponiendo que en Suiza toda su área sea útil. es (2) Suponiendo que toda su área sea útil. | AS A qt $3 ar TI De manera que nuestra zona del centro alcanzaría á tener una E población total de 5.679.075, si toda su área estuviera poblada como la Suiza. Este guarismo sería de 2.527.725, si solo consl- -— deramos el área aprovechable. Si su población fuese como la de las indicadas provincias ru- sas, alcanzaría á 1.806.200 con relación á su área total; y á 805.750, con relación á su área útil. Juzgamos que por la inclemencia de los climas en la zona de nuestras punas, donde generalmente estan los pastos, sus condi- ciones de habitabilidad no son tan buenas como las de los pra- - dos suizos; por eso creemos que la mayor densidad de población que pueden contener estas regiones, es la que tienen las provin- cias rusas que hemos mencionado: ó sea, 421.850 para las 767 leguas cuadradas de pastos naturales, que hemos considerado en nuestros cuadros precedentes. La bondad del clima y la riqueza del suelo en la zona agríco- - la de las 13 provincias, hacen que allí las condiciones sean más favorables para el acrecentamiento de la población, que en los valles suizos; y por eso juzgamos que el promedio de la densi- dad posible, en las regiones templadas de aquella parte de nues- tro territorio, podría exceder al promedio de la población suiza; .€es decir, á la cifra de 1.204.050 para las 698 leguas cuadradas -- en que hemos estimado el área de las tierras de labranza. Sumando estos dos guarismos, obtendremos la cifra de 1.625.000 que representa la población total que tendrían las tre- ce provincias del centro, si alcanzasen en sus dos zonas, de fpas- Ye MA E A | e Pe, in be di cd | v AA 4 Yi % e , “e tos y de labranza, la densidad que respectivamente tienen la Suiza y las dos provincias rusas que nos han servido de base para este cálculo. | Hé aquí la proporción en que se distribuiría la población, su- - puesto aquel caso. Tr. Pastos Pr: Labr. Pb. Total Huancayo y Jauja......... 100 x< 550=55.000 80 x 1725—138.000 193.000 Tayacaja A 68 X 550=—37 400 100 x 1725=172.500 209.900 Huancavelica. .............. 30.< 550=16:600 15. X-1725= 25.875 - - 42.875 A TÍON cor enioacca ión» 40 X 550=22.000 40 x 1725= 69.000 91.000 CastrovirreiDa ......oooooo.. 50 X< 550=27:500- 80 xX 172= 51.750 79.250 A AA 18 X 550= 9.900 54 x 1724= 93.150 103 050 a Mrs ERA -52.x< 550=28.600- 52 x 172= 89.700. 118.300 Huamanga ....mommccccoo ... 38 X 550=20.900 79 xXx 1725=136.275 157.175 A Cangallo AEREO 2 85 X 550—46.750 50 x 172= 86.250 133.000 > Parivatochas A 140 X 550=77 000 68 x 1725119 8300 196300 66 X 5530=36.800 50 Xx 1725= 86.250 122.550 80 X 55044000 80 Xx 1725=138.000 182.000 Pero estos guarismos no indican el máximum pole de den. sidad, máximum muy difícil de fijar, aunque puede asegura: a que excedería de 2.792,000 habitantes para la zona de las tierra: arables, si tomamos como base para este cálculo la cifra de 4.006 habitantes por legua cuadrada, que representa la densidad máxi- ma de la población suiza en diez de sus mas populosos cantone s:3 Ahora, si para calcular ese máximum de población posible « en 12 la zona de pastos, escojemos siempre como punto de compara - ción las provincias rusas de mas densa población, obtendremos para las 767 leguas cuadradas en que hemos apreciado el área de aquella región, “el guarismo de 1. 054,605, siendo de 1.500 habi- a tantes por legua cuadrada la proporción de habitantes en Varso- via, Moscou,. Pultava, Kelse etc. etc., que son las más pobla- : das de la Rusia. E: Sumando estos dos productos, tendremos: Para la zona arable.................. LA A 2.792.000 > de parto nos no ds SI SA 1.054.625 Total 3.846.625 Esta cifra puede considerarse como la más aproximada al máximum posible de población que pueden mantenerlas 13 proa vincias peruanas, de cuya estadística nos ocupamos. y] A ÁS OI Sr ÑEAAR Arqueologia Peruana Carta Segunda D. ViceNTE FipeL LoPEz.— AA aL Dr. J. J. von T'scHunrI Señor: Deploro muy sinceramente que el libro de un autor tan. poco conocido como yo, haya sido la causa de sentimientos y de re- clamaciones tan vivas, como las que V. me dirije en su carta de 18 de Diciembre de 1877. Las lineas que me han acarreado sus reproches son un simple accesorio respecto á mi objeto; eS a procurado allí solamente pasar en revista, de una manera breve y ligera, ciertas particularidades de la civilización peruana, que no me era dable tratarlas más especialmente en el cups dea < obra. | a — 289 — No obstante, las reclamaciones de V. me han producido una - dolorosa impresión; y en el segundo volumen que me propon- go publicar próximamente para completar mi plan, y en el que trataré estas mismas materias de una manera más detenida, bo- -—rrarétodo aquello que le pueda parecer injusto, declarando, con toda sinceridad que, informado hoy por V. que la obra del Sr. Rivero consigna, ú su pesar, su nombre retiro las apreciaciones que á V. conciernen, desde que hay en ellas opiniones sobre los antiguos peruanos que no son las suyas. - Entretanto, permítame V. que le haga observar que el obje- to principal de mi libro es la lengua, la historia y la teogonía de los antiguos peruanos; y que con relación á la lengua, mu- chas veces he citado sus excelentes publicaciones, siendo así que he podido preferir 4 Gonzalez Holguin y Torres Rubio, que - evidentemente han servido de base al diccionario y á la gramáti- peude Y. - E Por lo Ds es verdad, y yo no tengo ningún inconveniente en reconocerlo aquí, que leyendo Las Antigiiedades Feruanas, - me formé una idea poco favorable de los datos que V. suminis- - traba sobre la arqueología americana, y que hasta he dudado ha- -blase V. el quichua; pues su traducción del 4 pu—Ollantay es muy reciente, y posterior en varios años á las que han publicado en español y en inglés los Señores Barranca y Marckham. Solamente hoy y por su carta es cuando he venido á saber que su nombre figuraá despecho suyo en la carátula de la obra del Sr. Rivero, y que V. mo es responsable de lo que él ha escrito. No -— pudiendo adivinarlo, me he engañado respecto al origen de algu- - nOs errores que no podía aceptar; tanto mas, cuanto que no he tenido el placer de leer su libro Voyage dans l' Amerique du Sud, - cuya existencia vengo á saber por su carta. Voy á procurarme esa Obra inmediatamente, ya que sé de antemano todo el pro- -—vecho que su lectura puede reportarme. -—Tacha V. mi crítica de severa (y creo que hasta de inconve- - niente); pero al mismo tiempo me excusa V., desde que según VW. Las Antreredades contienen muchas apreciaciones é hipóte- -sis desprovistas de toda base científica. Esto es también severi-. - dad Sr. Tschudi; y aun un poco mas fuerte que la mía. | En cuanto á mi libro, permítame, Señor, decirle: que no es Una posición soctal como erudito, ni aun una satisfacción de amor propio lo que he buscado al escribirlo. Haciendo estudios -con afición de las antigiiedades y la historia moderna de la Amé:- pnós del Sur, resentido “también del desprecio, de la ignorancia y . dela mala voluntad, que parece ser moda en Europa al ocuparse e SS A E A EN > * > pS Aa 3 10 IAEA A + ; > MA . ; : 2 Sd ES ed CS EN AT AE Ea ps s 223 ci» 2 TE == p- IS AA a E pa .. 4 O => a DO E A AN 4 $ A de nosotros, presentándonos como semi- Bárbaras: he querido s lamente lanzar en el mundo sabio una tésis fundada sobre los. estudios concienzudos, á falta de otros méritos, cuyas conclusio- nes, en el estado actual de la ciencia, podrían no ser aceptadas, pero cuya base y filiación mismas atraerían forzosamente la aten=- ción y la lealtad de algunos sabios, sin ideas preconcebidas de « es- cuela ó de rutina, como ya lo he probado. > 3 >: Me amenaza V. anticipadamente con un veredícto dosfavora= 5 ble que no me asusta: contaba con ello. Mi libro será quizas olvidado, Ó considerado como muy poco concluyente. Ó muy in- completo: habia formado escándalo quizás, por que es del todo diferente 4 aquellos que se han publicado antes; mas debe V, comprender que eso no puede afectarme, puesto que lo sabía an-% ticipadamente. Yo no soy ni el cliente, ni el candidato de nin- q eún cuerpo erndito ú oficial: soy un intruso, un tal Sr. Lopez, - como lo decía últimamente una de vuestras hojas periódicas, con 8 una delicadeza llena de 1 ingenio que me ha hecho sonreir también 3 en mi rincón. A Mi único fin, mi solo interés, ha sido el investigar le verdad 3 histórica respecto á la América antigua. Suponga V. que los ES estudios, que las investigaciones ulteriores y definitivas, decidie- ran que el fundamento de mi tésis es inaceptable: ¡sea! Se ha- brá estudiado á fondo las cuestiones, las lenguas, las dinastías, las razas y el encadenamiento de las diferentes civilizaciones americanas que se han originado en la antigúedad, dejando sem- brado al país entero de esos prodigios de arquitectura, de esos canales, de esa alta cultura social constatada por la profusión asombrosa de grandes monumentos y de antiguas ciudades, des- parramadas por todas partes, que Mr. Squier acaba de encon- 8 trar; y que antes que él no se conocían sino en pequeño número y en sitios aislados. Esas maravillas nos revelan, pues, la existen- | cia de varias civilizaciones, las unas más antiguas que las Otras, escalonadas en una larga serie de siglos desde la más remota pe, tigiiedad. ¿3 Los sabios europeos que creen que todo eso ha a su orl- -3 gen en el movimiento de los mismos Americanos: me hacen. eL efecto, Señor, de esos otros sabios muy profundos en la Astrono- mía y en la Geología, y y que sin embargo creen en los milagros de A la Biblia y en lo sobrenatural del Evangelio—Eso sería sin duda - el único ejemplo de un hecho semejante, un fenómeno sin prece- dente y sin razón de ser, puesto que V. sabe no existe un solo < pueblo civilizado que no se enlace á otros más antiguos que él, en el trascurso de los tiempos. Y sería E asombro E A EN so , que Dios ó la orale que cala siempre estas cosas con A AÑ cd E AA o | 1 / ” A PS TEA m0 ; PRA A y » | . A una gran sencillez, haya reservado para solo la América este ejemplo tan excepcional de una civilización toda asiática y per- - fectamente antigua, según nuestras ideas, pero sin ninguna ana- | logía con el Asia ni con sus lenguas civilizadas. De todos modos, si esto fué así, necesario es convenir que la - América ha sido muy superior en inteligencia á la Europa; desde que la Europa debe todo lo que ella es á la iniciación y á las tradiciones asiáticas; mientras que, según mis críticas, la civiliza- -ción Sud cra habrá creado todo ella misma: sus obras prodigiosas, sus artes, sus grandes trabajos de matemáticas apli- cadas, sus cálculos astronómicos, su gobierno tan bien estable- cido y tan altamente administrativo, su cultura, su tolerancia re- Jigiosa, su derecho civil y público, su sistema militar, sus fortifi- caciones admirables, su colonización de los desiertos y su tipo “asiático, tan superiores á todo lo que que la Europa, (heredera del mundo antiguo) ha hecho por sí misma, antes del décimo sépti-. mo siglo. Y todo aquello habrá sido creado y llevado á un gra- do superior de desarrollo, por la América y para la América en- : teramente sola! - No creo, Señor, en los milagros, ni en las excepciones en el desenvolvimiento moral de la humanidad. Creo en la unidad de la civilización y en su bifurcación con la India y los pueblos asiáticos, aunque no creo en la unidad etnológica de las razas; es decir: creo que todos los pueblos civilizados, no obstante sus diferencias de origen, son la obra de las tradiciones arianas, y de la bifurcación de esas tradiciones con las razas anteriores y co- existentes. El tiempo dirá quien tiene razón: y no ha fado el tiempo aun en que la ciencia diza su última palabra, puesto que bien poco se conoce, permítame V. Señor decirlo, sobre la arqueolo- gía americana; y aún la mayor parte de los Europeos ignoran - hoy mismo lo que es la América del Sur moderna.. Las neblinas del Océano Atlántico, les ba enturbiado la vista, y la influencia de las preocupaciones de escuela y de la rutina los detienen en el dintel de aquello que les espanta. Teme V. el escándalo. La osadia contra vuestros maestros le - parece un crimen. Yo que no habito en ese mismo medio, que - no me detengo por los mismos miramientos, procedo de una ma- nera muy diferente: libre de aprehensiones, exento de temor, y desligado de todo vínculo con vuestra ciencia oficial, que, sea - dicho entre nos, no ha dicho siempre la última palabra en los cseuates científicos. Buscar esta última palabra ha sido mi objeto, Puede ser. esté lejana y hasta sea ilusoria y pero ella será pronunciada evide temente; y mi trabajo, verdadero ó falso, habrá dado lugar á- una serie de estudios que, aunque no hechos bajo el mismo plan; si sin embargo no nos faltarán luces intuitivas á este respecto. El aislamiento absoluto de la civilización de origen america- É no es, verdaderamente, algo tan poco científico y tan extraño, “como lo sería el decir que el Nuevo Mundo no es una parte or- gánica de la unidad de la tierra, tan esencial para ella cs como los otros continentes, al movimiento astronómico del glo- | bo y á su equilibrio en el cielo. Y sabe V. que la ciencia de ; cierta época lo ha negado en nombre de la autoridad. de 3 Si yo comparo, Señor, lo que V. dice respecto á los conoci- mientos de los Peruanos en cirujía y en medicina, con las reve- laciones y las pruebas que Mr. Squier acaba de hacernos cono- cer, debo creer que, en mi libro, me he aproximado más á la ver dad que lo que V. cree al escribirme su Carta, Los conocimien-. tos quirúrgicos de los Amautas le inspiran á V. el mas profun- : do despr ecio; sin embargo, Mr. Squier ha enriquecido la ciencia con cráneos peruanos 722y antiguos, trepanados con un arte ad- mirable, y por medio de nrocedimientos casi semejantes á los que] emplea la ciencia eur vyca. Le adjunto una copia del ¿aa E original. : Qué dice V. de esto Señor? Supongo que cuando me dirijió — su carta no conocía V. aún la obra tan seria y tan fundamental. , de ese gran explorador; puesto que hoy mismo la trepanación del craneo es una de las operaciones quirúrgicas de las más atrevidas y delicadas, aun con la ayuda de los instrumentos perfeccionados de la cirugía moderna. Por sí sola, basta para hacernos conocer la competencia y y profundidad de los conocimientos anatómicos que poseían los Peruanos, hace catorce ó quince siglos. Una sola zs pieza encontrada de esta importancia, basta para demostrar que, 3 puesto que practicaban esta a les salía bien: ar ve ces cuando ménos. > Hablando brevemente en mi libro, y bajo la forma de un lige- 5 ro resumen del estado comparativo de la Medicina en la Amé- | rica 1 y en la Edad Media europea, no he dicho; como a lo a S o podría yo decir semejante cosa, do no ha un sol sabio peruano que haya sobrevivido á la devastación espantos: de la Conquista? He enunciado solamente que en la Edad Medi la clinica práctica, la terapéutica, tenía en el Perú bases | mas : == 493 cionales y mejor consolidadas sobre la observación, que en Eu- ropa. Note V. bien, Señor, que he dicho en la Edad Media y no otra cosa. ; Puesto que V. ha nombrado 4 Paracelso en su carta, permíta- me el aprovechar de ese nombre tan célebre, para acreditar el estado de las ciencias médicas en Europa, y no solamente en la Edad Media como lo decía hace poco, sino aún en el siglo XV, -€s decir tres siglos más tarde. Ese médico, tan grande según algunos, trajo del oriente el mercurio y el opio; pero los empleó con tan poco discernimiento y poco conocimiento de su adaptación al organismo humano, que, en la mayor parte de sus aplicaciones, cometió errores fa- tales, sin ningún metodo clínico Ó base probada por la observa- - ción y el diagnóstico. V. sabe mucho mejor que yo, Señor, cuán arraigadas estaban en él las supersticiones las más absurdas que hayan podido os- curecer la historia de la medicina. Al decir de los escritores cuyo testimonio no puede ser recu- sado, no tenía ninguna especie de discreción para tomar sus in- formes práctico-medicales. Consultaba á los teólogos, á las mu- - Jeres viejas, 4 los exorcisadores y á los brujos de toda clase. Al. -¿quimista ante todo, pretendía poseer la Piedra filosofal y el Eli xtr de vida, la quinta esencia, el arcano del vitriolo, y sobre todo el secreto del opio mezclado al mercurio sobre lo cual ha escrito: - “ex duabus tantum rebus constans, quibus excelentiores, in mun- - do reperiri nequeunt, quá morbos omnes feré curantur.” -- Libavius dice aun, que, como médico, Paracelso no tenía nin- gún saber científico, no obstante su epitafio; que mató (szc) mul- titud de enfermos, y que puso verdaderamente enfermas á otras personas que no ly estaban seriamente; que sus escritos sobre la medicina estan tan llenos de imposturas y de supersticiones, que llegó hasta el extremo de enseñar que un hombre, enteramente solo, y sin comercio con una mujer, puede hacer una criatura - viva, y perfectamente parecida á aquellas que nacen de la mujer, solamente mucho mas pequeña; y dá además las reglas para ha- - Cerlo, tan obcenas como absurdas, Se jactaba de haber recibido Cartas de Galeno y de haber provocado pleito 4 Avicerine en la entrada del reino infernal. Sostenía que el cuerpo humano -con- tenía el levante y el poniente, con todos los signos del Zodiaco. - —Enseñaba que para extraer un dardo ó una flecha de una herida A cos o a “y Ye Y - era necesario invocar la influencia de ciertas constelaciones; por - que profesaba, segun Tennenann, que de acuerdo con la armonía -r eS universal, las estrellas tenían una influencia inmediata sobre el EST .. mundo sublunar, y sobre la vitalidad de los elementos de nues- tro cuerpo; y que, por consiguiente, era necesario hacerlas ac- 3 tuar por medio de fórmulas cabalísticas. 3 Hé aquí, Señor, cómo se encontraba la ciencia en el siglo +3 XVI, E 3 Sin embargo, en aquella época los Peruanos poseían, “desdél | hacía siglos, una farmacopea, cuyas aplicaciones clínicas se apo-- vaban sobre un método curativo fundado en las observaciones 3 bien confirmadas, y seguidas hasta el presente por la PEO yA por la ciencia. No se necesita, por cierto, gran sabiduría para purgar Ó hacer E vomitar á un enfermo; pero si no me. engaño, el empleo de la chinchona, por ejemplo, como tónico, como medio de combareWl las enfermedades intermitentes, descansa evidentemente sobre 1. 3 estudios de otra importancia, que se ligan aún con los principios científicos de la fisiología moderna; y V. sabe mejor que yo de cuantas otras aplicaciones peruanas se podría hacer los mismos elogios y considerarlas como grandes conquistas en el ci cientifico de los hechos. E Es necesario, pues, que esas prácticas peruanas que han arro- A jado tan poderosa luz sobre las ciencias médicas modernas, y que -3 han bastado para renovar sus métodos curativos de la fiebre y de, otras grandes enfermedades, hayan estado basadas sobre una e - servación racional y enteramente orgánica, que hace rechazar toda - suposición de ciego ó brutal empirismo en relación á las enseñan- - zas de los Amautas; de esos sabios desconocidos que han po cido por millares en el espacio de tres años en las carnicerías de la Inquisición y en las profundidades de las minas, buscando los metales preciosos para saciar la avaricia de los tiranos más igno- S rantes y aún más bárbaros que sus víctimas. Es verdad, Señor, que en mi libro digo que en la Edad Me- dia las ciencias médicas se habían envilecido; y, ciertamente, no exagero al decir que éstas no eran lo que habían sido en tiempo E 3 de Plinio y de Galeno. Permítame V., Señor, el recordar á vues- tra atención lo que nos dice Mr. Daremberg (página 277 del 14 volumen); según él, la Edad Media profesaba una medicina de cuarta mano, se había condenado al olvido el método de los an- tiguos por las formas escolásticas y místicas, an vanas como su- teles, mezclándolas con numerosas supersticiones. ? He escrito simplemente que esas prácticas eran muy. inten: res á las prácticas peruanas, y que la escuela de los hipocráticos se asemejaba más bien á estas últimas que á us de la Eqad Media. | — 295 -= Para abreviar, y porque tampoco era el objetivo verdadero de mi libro, hablé únicamente de Hipócrates, envolviendo en la tra- == dición común á Plinio, Celso, Galeno, la Escuela de Salerno y e todas las otras escuelas que he considerado como miembros de la filiación griega. Aun los mismos Arabes de quienes me habla -V., Avicemne, sobre todo, pertenecían á los Hipocráticos, toma- E dos en conjunto; es decir, á ese mismo método de observación y de espectativa que he creído percibir existía entre los Peruanos, en la naturaleza de sus drogas y en la manera de emplearlas. Para probar la superioridad de los Peruanos sobre las prácticas del V al IX siglo, yo me apoyé en la autoridad concluyente de Gregorio de Tours, que he citado en mi libro; y á la cual podría agregar otras todavía; Mr. Draper, por ejemplo, que es él mismo > un ilustre médico. - Por otra parte, Señor, dónde he desconocido el saber de los la- timos hipocráticos, como Plinio, Galeno etc? Lo que he dicho prueba todo lo contrario; hé aquí mis palabras, pág. 322.— “Has- ta nuestros días, la medicina no ha poseído mas que dos escue- - las esencialmente c/ímicas (es decir curativas) la de Hipócrates y la de los Ouichuas”— Dónde he dicho que ésta fuese superior - 4 la otra yá su tradición entre los latinos? ¿No he enunciado (pág. 324) tocas las circunstancias que atenúan mi aserción, con relación á la tradición de los Peruanos, perdida hoy día en su conjunto teórico? Entónces, Señor, podría recordarle vuestras - propias frases: “Cada autor tiene el derecho de exigir que quien -“Cle cita, le cite concienzudamente, tanto en Montevideo, como 5; en. Europa.” El mismo libro del Sr. Rivero (en el cual no sabía que figu- Taba su nombre ú pesar de Y.) nos hace conocer en la página 122 (muy ligeramente, por desgracia) todos los elementos de una -— farmacopea tal, que ella supone la existencia de una clínica me- -tódica que ha sido fundamentalmente conservada y seguida por la ciencia moderna, y que no es ménos extendida, creo, ni menos E bien establecida sobre la observación racional, que la clínica De hipocrática. Tenga V. la bondad, Señor, de observar que yo no he habla- E do sino del método curativo Ó terapéutico; el cual, á lo que me A imagino en mi ignorancia, es la parte esencial de la medicina, según los antiguos. Hablando de los Quichuas, como V. lo con- -—cibe yo no he podido tener la intención de aplastarlos compa- - rándolos con los progresos prodigiosos que la ciencia ha hecho después de Moliere, conla ayuda de la química, de la cirugía mé- dica y de la adaptación de los instrumentos creados por el arte moderno. Cada cosa en su ls y en su lugar; ¿ á fin de que las trascripciones sean tan leales en el Rio de la Plata como en ] ropa. E V. me acusa de no haberle citado conciencudamente Creo que es V. injusto conmigo. Desde luego, la brevedad con quel - me he ocupado del asunto, en mi libro, como simple comple- mento eposódico, no me permitía hacer de V.-largas trascripcigóN : nes; y por otra parte, es facil apercibirse que yo he hecho ur simple y ligera narración de opiniones que combatía; y en este caso, todo el mundo admite (y todos los polemistas lo. acreditan) que uno puede engañarse concienzudamente al Interpretar los pensamientos de los otros, abreviando la expresión ó ADN E doles un valor que ellas no tienen. A este respecto se puede uno: engañar concienzudamente tanto en Montevideo como en: Euro- +2 pa. Cada día y cada libro nos trae numerosos ejemplos de este vénero de malas interpretaciones. - Resumir una doctrina es un trabajo que corresponde al juicio de quien hace el resumen, y poñA consiguiente, se puede uno engañar concienzudamente; pues re- sumir no es trascribir. 4 E Por consiguiente, ha estado V. demasiado violento, Señor, yA demasiado precipitado, no solamente en la expresión, sino: sobre todo en la naturaleza de su queja. A Al presente también, y, en vista de sus reclamaciones, me per mito pensar que no he trasmitido mal las aserciones del libro que V. firmó con el Sr. Rivero, y que le voy á trascribir para: escu . sarme con V. de esta insistencia. 4 “De cualquier modo (dice él) los conocimientos curativos de los Amautas eran empíricos y lametados, y se ceñían á mitigar los síntomas mas alarmantes de la dolencia, six sistema alguno: nosológico Ó terapéutico” V. dice esto, señor, no obstante el' - ejemplo de la chinchona! Continúo: “De todos los medios ex- ploratorios usados por nuestros médicos para diagnosticar las enfermedades, no conocían otro que el estado de la membrana ; mucosa de la lengua” Desearía saber, Señor, sobre qué docu- mentos reposan esas aserciones. La. farmacopea peruana, seria- mente estudiada, desde la Calésaya hasta la Ratania, la Chucum- Pa y cien otros medios, prueban que su diagnóstico abraza una - esfera mucho más extendida que la que supone el Sr. Rivero; 3 z que ese diagnóstico tenía una base racional y científica. En cuanto á la cirugía, el Sr. Rivero dice además que. los 5 Amautas no habían llegado al empleo de la sangría propiamen d dicha: “babían llegado á reconocer que, en ciertos casos, convie- $ E Es pa DO = ciones de la parte: doliente: produciendo evacuaciones que, - más que á nuestras sangrías s propiamente dichas, se asemejaban 4 las emisiones de sangre locales...... La cirugía operatoria era completamente desconocida 4 los facultativos - peruanos...... sin la E Menor ¿dea de la apertura de abscesos, con instrumentos cortantes E Bt6., Bte.? E He vuelto 4 leer lo que he escrito á este respecto, y salvo ! dos expresiones inconvenientes, que deploro de todo corazón, en que he tachado como vulgar este resumen tan caprichoso, ho no veo dónde está la inexactitud del extracto que hice en mi li- bro. Creo que cirujanos que han trepanado los craneos con ins- _trumentos tan delicados como aquellos de que Mr. Squier y Mr, - de Broca nos han hablado, según la copia que le envío 4 V., no - podían ignorar la manera de cortar un miembro ó de abrir un ] : absceso. | Me parece que la operación del trépano era en Europa, aun - enel siglo XV1,uno de los casos más graves de la cirugía medi- Cal. No estoy al corriente si se practicaba en la Edad Media Ó - en la antigiedad clásica. El solo caso que conozco es aquel del príncipe D. Cárlos, hijo de Felipe II; y €l nos demuestra con bastante evidencia cuáles eran las enormes dificultades que esa operación ofrecía á los médicos mas célebres de la Europa en aquel tiempo; y aun hay que observar que D. Cárlos no sufrió propiamente la trepanación, desde que solo se limitó 4 raspár- E: sele simplemente la superficie huesosa del craneo; mientras que en la muestra presentada á la ciencia por Mr. Squier, tenemos un caso verdadero y realizado de trepanación. . En el Rio de la Plata tenemos también médicos cirujanos muy hábiles y muy instruídos. Hice leer á algunos de ellos, que -- á. la vez son distinguidos literatos, el corto resumen de mi libro referente á la clínica peruana, puesta en paralelo con la escuela -hipocrática; pues bien, lejos de encontrar nada de absurdo, han bado. por el contrario, que todo lo que yo decía sobre el par- A AS cue Mer g E -ticular era bien fundado y racional. A Podría ir aun mas lejos si quisiera. Un sabio de Chile, Mr. - ¡Domeyko, cuyo valer y nombre debe V. conocer, ha dicho, es- -—cribiendo sobre metalurgia, que algunas amalgamaciones prac- ES. ticadas por los antiguos Peruanos, prueban que tenían un cono- cimiento profundo de las leyes químicas que operan para produ- cir el resultado. Y otro de nuestros más distinguidos químicos, Mr. Puiggari, dedicado al estudio de la coca, ha descubierto que el empleo de esa hoja no desarrolla sus cualidades esenciales en A 4 a economía humana, sino mezclándola con el carbonato de soda, AR AS por causa de ciertas leyes. químicas uE en eE os se prue ban admirablemente; asi, ese sabio dice que es evidente, par él, que los Quichuas conocían o esas: La des sde Liypta. 7 RA A Pero, suponga V. que á á este respecto: hiba existido err “or de mi parte: ¿no es un hecho averiguado, del cual hablan todos los historiadores de la Conquista, la habilidad de las Coyas como. _parteras y como iniciadas en las propiedades medicinales de : sus: plantas y raices? Por lo demás, esa parte de mi libro, repito, no es sino un apéndice insignificante que tiene muy poca relación con el asunto capital. Me admiro, pues, que estando V. mism« y tan bien penetrado de los secretos de la lengua quichua, haya: 3 dedicado toda su atención á la parte simplemente accesos episódica de la obra. <= Es verdad, Señor, que me anuncia V. una refutación general, invocando además las conclusiones de varios sabios; la. espero s emoción, y con la convicción de que mi libro y mi tésis ganar: mucho al ser «discutidos; puesto que algunos al ménos de mis. sabios críticos, querrían estudiar la materia y las pruebas, Cor conocimiento de causa y con buena fé, sin idea preci respecto á los temas, á las raices y á la gramática quichua, que j muy pocos de los sabzos sanscritistas (quizás pMguao) conocen aún. , En cuanto á los demás que escribiefas sin haber profundizado. 3 esa lengua, dirían lo que les viniera á gana; estarían siempre fué-- ra del asunto, como todos esos helenistas y latinistas á á quienes maldecía Bopp y sus discípulos, szx querer estudiar el sanscrito. 3 Sabía de antemaao, Señor, que mi libro no sería acogido por” V, con benevolencia. En mis estudios sobre la lengua y - sobre le E teogonía de los Peruanos, he creido encontrar ciertos elementos * y secretos muy diferentes de aquellos que V. ha visto en sus — obras, las que encuentro, no obstante, llenas de saber. y de cien S cia, pero cuyo espíritu y alcance difieren del todo de las mía S. - Desgraciadamente para mí sus objeciones eran muy. natur ales: € es- Por último, he experimentado gran placer al leer la gr Obra de Mr. Squier: el único, que yo sepa, que ha restable - do la grandeza y la selemne verdad respecto á las reliquias de la. civilización peruana: Ha descubierto que todo el ps estaba 11 . del ca2lto rd pueblos primitivos, que yo sospechab | lancé 4 Ta discusión, 5 ER ur ADIDAS 3 E IPAA ” a e > E , , A A al ran a EA E, 90) 7 Interpretando los símbolos, puestos á luz por este explora- dor, Pe estudiando la SPB donde la lengua está os co- Si V. ha tenido ocasión de leer dh obra, de una manera detenida — Zravel and exploration of the land of the Incas by E Mr. Squier (2877) — habría V. visto cómo este autor participa E - también de mis opiniones fundamentales. Va aún hasta asegu- rar que los peruanos estaban mucho más avanzados en las cien- E. cias naturales que sus conquistadores; que conocían también la ley de los fluidos, desconocida de los romanos (pág. 442). + España, no obstante, estaba en el siglo XVI tan adelantada co- S mo cualquiera otra nación europea. . Esa preciosa obra, escrita bajo el patrocinio de los Estados : E tiaidos: ha venido á rectificar todas mis opiniones sobre la A - teogonía y la astronomía de los antiguos peruanos. En la pá- E gina 188, se encuentra la representación del solsticio de verano Es bajo la fcrma del ciervo ardoroso por la generación, cuya existen- cia había yo descubierto como signo del Zodiaco, bajo el nom- bre de Zopa-Tarucca. Este hecho arqueológico es de una enor- E me importancia; y ninguna persona se ha apercibido de él an- 3 _tes que yo. Puede V. verlo admirablemente representado en la Página citada: el dibujo reproduce con gran perfección la cara y la nariz del ciervo, coronado de un hemisferio celeste Ó diana, di- E -vidido en zonas luminosas y oscuras. Lleva en la frente el signo divino de Ziazw y sobre el hombro una enorme phallus, símbolo, como lo he dicho ya, del poder soberano de la generación, es de- Z cir del sol, en todas las teogonías del sabeismo y del natura- -Jismo antiguo. $8 En su mano derecha, el ciervo ardoroso Zopa- Tarucca, le- = Yevta el disco solar á la altura del solsticio cálido. Al centro se ven las esferas lunares correspondientes á las estaciones de luz y de fecundación. La cola de la figura representa una culebra, símbolo del año dividido en dos zonas, la una luminosa y la otra A Oscura, con los compartimentos de cada mes. : El disco solar, todo deslumbrante, está atravesado por los dar- E del fuego celeste; y una culebra en movimiento sube arras- - trándose encima de la cabeza, simbolizando la marcha y los ani- los del tiempo. En su mano izquierda tiene el ciervo la antorcha apagada del solsticio de 1 invierno, atravesado por una pequeña zona lúcida. de > E O 0 AAC D A = E 224 E Ss RATA pan OE 15 A E ES E A ln o, a A E , Me 2 AE pS Es EA > SO == NS TE - 4 7 AA ¿ * > = GE E 7 pr 4 ¿ = - - C 3 e E: SR > . 3 a E o » ] - 7 HA E + qe - Pus E + "ke pe Ex al! 7 que caracteriza más aún todo el ee y. le las algo y rías de esos dos puntos cardinales del Zodiaco periarios tales cuá= 3 les yo los fjé en mi libro. En la página 186, encontrará V. el trópico. de Cancer que yo he llamado Machac-Huay € Ó Cangrejo. El Cangrejo, dibujado en la plancha con una xica asom-- a brosa, representa en el Zodiaco clásico la marcha retrógada del - A sol hácia el hemisferio del invierno. En la figura peruana, el can- grejo está en lucha con un adversario que parece cotmo.un Dios humano. Este se esfuerza en retener al mónstruo á fin : deimpedir 3 que, en su huida, arrastre hacia el reino de las tinieblas al con 8 e á la luz, ten bienhechores para el hombre. —. A Para no dejar duda alguna de que los dos. combatientes son a dos miembros de un mismo fenómeno astronómico, basta obser-. 3 var que ambos están marcados en el pecho con una cabeza de León (ba), emblema del. sol, y que por la misma causa. E adornaba también el pecho de los Tncas, los hijos del Sol. E. Uno y otro personaje lleva el disco solar en la boca, ro- deado de estrellas. El Dios humano y poderoso coje al can- grejo por la cabeza y lo sujeta en su huida, levantando con su + boca el disco solar hácia el cielo; mientras que el Cangrejo - tiende á bajarlo hácia las regiones inferiores de las tinieblas. Nada falta ahí para la perfección del simbolismo, ni aún los escarbajos, que son los aliados de las tinieblas y de los espíri-- 3 tus infernales en todas las teogonías antiguas y clásicas, como y V. lo sabe. << Esos dos vasos preciosos están hoy en él Museo de Tons 3 y yo lo comprometo á confrontarlos con las fantasias de mili bro, á fin de que pueda V. decidir si esas Fantasias estaban ó no. muy próximas. á la verdad, recientemente salida 4 luz. En la página 180 encuentra V. una alegoría igualmente pre- ciosa y sorprendente. El sol, bajo la forma de un dios colosal y caracterizado por las llamas ardientes del verano y por el trián- eulo clásico, recibe en el solsticio de verano, los homenajes y. las 3 adoraciones de un jefe seguido de sus pueblos; le ofrecen la chi cha (el soma de los Indios), jugo de la siega reciente. Sobre - su tienda, sostenido por la columna solsticial, resplandece el > disco luminoso en toda su redondez. En la extremidad Norte - la columna toma la forma contorneada de la serpiente, y o una parte del disco solar, que-se oscurece durante el invierno, con otras alegorías numerosos y no menos decisivas, que le han causado gracia, y que he analizado en = Revista del a de la Plata, > x A IS eS: Le Podría dejarme llevar, Señor, por mil otras consideraciones so- bre los documentos y los monumentos que Mr. Squier acaba de TA — exhumar en su grande y preciosa exploración del Perú. Ellas tienen para mí un valor. muy personal, puesto que me han dado la: ocasión de emprender otro volumen de mi obra, y probable- mente una nueva edición de la primera, en la que tendré la di- ei ESSA po a 7" q ' A, nod "e > - Cha de hacer desaparecer todo lo que personalmente ha podido ofender á-V. persistiendo no obstante, en mis ideas y opiniones. E: Quiera Dios que yo pueda conocer á tiempo las nuevas publi- "caciones de V. Pero si ellas salen á luz en alemán, tendré el sentimiento de no poderlas leer, puesto que no poseo ese bello e 1diOma. A medida que profundizo la obra de Mr. Squier, y que admi- ro los tesoros inagotables que ella ofrece 4 la observación de los sabios que quieran estudiar la América ingénuamente, y sin per- juicio de escuela, me asombro que aun se nos hable en nombre de Garcilaso y de su imperfecta dinastía Incásica, en el terreno de la arqueología, de la historia y de la antropología. Hé aquí ES cel punto capital de mi proceso con la ciencia Europea. Conce- -= ded cien siglos de civilización indígena; conceded los cataclis- ESTAS ter testres, las revoluciones climatéricas, los cambios en los vientos alisios y en las corrientes marítimas, por el deshielo de BE los polos; conceded la sumersión de antiguos continentes, sus fraccionamientos solamente en el mar Pacífico y en la Oceanía, € introducid la historia humana en la América, de acuerdo con ES la ciencia, con la marcha de la creación y con las razas primiti- vas; y V. verá que las ideas de mi libro sobre esas razas, sobre las > lenguas y las tradiciones americanas, no son tan absurdas como se quiere hacerlas aparecer. Mr. Max Miller, ese gran juez de esta clase de cosas en nues- tro siglo, que peca, demasiado quizás, por la circunspección y por la prudencia, ha arrojado al pasar alyunas observaciones de un gran alcance sobre este particular. En la pag. 272 del 2 vo- lumen de sus “Chips from a German Workshop”, nos dice, des- pués de haber citado 4 Alejandro Humboldt, que ez las lenguas E y en las tradiciones, tanto como en la fauna y en la flora de los dos continentes opuestos, hay numerosas indicaciones, que pa- E recen Justificar la admisión de un pasaje Ó puente primitivo de las islas, á través del estrecho de Behring. - Si un sabio de esa importancia y tan prudente, está dispuesto ya á acordarnos un punto tan capital como el de las relaciones posibles de las razas americanas con las de origen asiático, tene- mos fundamento para esperar que, á medida que los descubri- EZ LS mientos avancen, otros sábios dc oHÍra án el. paralelismo y primi 7 tivo de las lenguas y de las culturas sociales entre los asiáticos Ye los peruanos, puesto que un parentesco originario de raza su- pone al ménos una bifurcación en su desarrollo respectivo. z E Es ese mismo gran sabio, quien nos ha declarado que enel estado actual de la filología, no se puede negar a las a via- jeras algunos caracteres esencialmente arianos, e Pues. bien, Señor: la lengua Ouichua emplea las mismas for. mas de la declinación y de a conjugación que la lengua Asamé se, que la lengua Guzeratí y que todas ES otras de la Península Indiana. 5 Hablando de ellas, Mr. Miller nos enseña, no > solamente z que su gramática “xo liene nada de 2ncompatible con los rasgos distintivos de la gramática artana, sino que agrega. además, que todas son de descendencia ariana; que la sangre que circula en 3 sus venas es sangre ariana; y que en sus diccionarios y en-sus gra- máticas, ellas se han prestado mucho de sus vecinas artanas. (In- trod. Remarks to the touranian Researches). ] Muy. poco se co noce aun Señor, respecto á la historia primitiva de la India. y de ES sus grandes penínsulas; muy póco sobre el engranaje de sus ra= zas, sobre sus colonias y sobre los cambios del globo desde la existencia en Asia del hombre civilizado, para que sea peón : poner en toda su evidencia, y á priesa, las cuestiones de lenguas y de tradición que yo he promovido en mi obra. | ] Para mí, lo repito, mi libro es un proceso. Lo bue] perderé? Lo he escrito con la convicción que me dirigía á e verdad; pero si es otro el resultado, el veredicto no vendrá sino después de haberse estudiado á fondo las cosas del Perú, 4 la luz de los descubrimientos que se principian recientemente á ha- cer. Crea V., Señor, que no me desesperaré. E Siento verdaderamente una sola cosa; el haber dicho. que: era = V. Broussatista. Llamándome la atención el gran caso quese - hacía de la sangría en general en el libro del Sr, Rivero, pedí informes á aleunas personas que habían residido en el Perú; y, por lo que veo, me los han dado inexactos. Le pido perdón, Se- ñor: es el único error grave en que he incurrido en mi libro con respecto á V. ES Además, hay otra circunstancia que me afana Su carta. trae. palabras y sesgos que le imprimen un tinte muy poco amigable. y hasta malévolo. No distingo claramente la. justicia de este. proceder, Si tenía V. algo de qué quejarse por mis críticas, es - debido á que ignoraba que su nombre figuraba d pesar de V.en- la carátula del libro del Sr. Rivero, E V. mismo crítica, co á — 303 —- - Eo mas severidad que yo en su carta. El haber creído que V. era o Broussatista, hace treinta años, no es hacerle una injuria, porque MS EStA escuela cuenta con grandes médicos y ha prestado grandes servicios á la ciencia— Y si la causa desu poca benevolencia, es el escándalo provocado por mis opiniones y por mi sistema, per- - — mítame V., Señor, observarle que V. tiene el derecho de criti- Carme; pero, por ningún motivo, el de enojarse, ni el de mirar- me de tan alto. Estas observaciones son sinceramente amigables; y le ofrezco que leeré siempre sus libros, aunque ellos difieran de mis opi- nionés, con mucha más buena voluntad y simpatía, que la que - he merecido de V. 54 3 E 4 Me ha anticipado V., Señor, que nuestra discusión está desti- 5 nada á la publicidad, en una obra próxima que V. va á escribir E sobre los mismos temas que son el objeto de su carta. Siendo esto así, he creído que estaba autorizado 4 publicarla con mi Contestación; puesto que no me convenía que sus objeciones ho previnieran la opmión de mis amigos sin estos antecedentes. poo La tarjeta que V. ha tenido la amabilidad de adjuntar á su -- carta, me hace conocer, Señor, la alta posición que V. ocupa. Si E, ella es el justo homenaje acordado á su saber y 4 su carácter, le e Ofrezco, Señor, mis más sinceras felicitaciones. Pero me permi- to, asegurarle al mismo tiempo, que sus títulos á mi alto apre- ESOO, quedarán siempre para mí, en sus obras sobre la lengua > ona. : MO RN AA A eS “ Y IN VICENTE F.' Loprz. A _LasIndias Negras 3 -——ViaJe be M. StanLeY. — La EUROPA Y SOBRE TODO La FRANCIA Ea EN ÁFRICA. (Conclusión. 1-) m Los proyectos argelinos se resumen en la gran 2dea transaha- Tina, que lanzada por M. Duponchel, hace diez años, zozobró con el desastre de la misión Flatters que debía preparar su reali- E zación. Esta tragedia era la única de que nos acordábamos, y - echábamos en olvido todo lo que de satisfactorio contienen las Es relaciones de M. a Resucitada o por la fiebre alucana apóstoles, y ya sabemos los progresos que ha hecho: da seis meses; además, las publicaciones de MM, el general Phile- A bert y Rolland, Fock, Eduardo Blanc y Gtros reputados inge- nieros, la han presentado bajo un seductor aspecto; y á la vez que los periódicos populares la expanden en nuestras campiñas, - las más altas autoridades militares la acojen con benevolencia. - Ahora se discute ardientemente los tres trazos limítrofes, y. las más razonables preferencias parece que se inclinan hoy al trazo central; pues en las líneas excéntricas las dificultades internacio- nales agravarían las dificultades técnicas. El proyecto oranés dá el flanco 4 Marruecos y abarca territorios litigiosos; el proyecto tunesino, más directo que los otros, carece de valor si no se apoya en los apostaderos turcos de Ghadamés y de Rhát, y sería una imperdonable imprudencia dejar nuestra línea á merced de los q turcos de Trípoli y de sus posibles sucesores. Si se juega una 3 partida tan aventurada como la del transaharino, necesario es, A lo menos, jugarla entre nosotros, al abrigo de todo disgusto EX: 3 tranjero, en pleno corazón de nuestras posesiones. 3 Se trata, pues, de continuar, partiendo de Biskra, la línea que va actualmente de esta estación á Philippeville, y que fácilmen- - te puede prolongarse hasta Argel. De Biskra á Uargla, un tra- zo preliminar de 300 kilómetros no ofrece dificultad alguna: ocupamos nosotros esta región y conocemos sus recursos; esti- mamos también que éstos cubrirían los gastos de la explotación. De ahí comienza, no dirémos lo completamente ignorado, sino - lo poco conocido y lo imprevisto. La línea - descendería récta- mente al Sur, hasta un punto que sería probablemente Amguid;. de este punto se desviaría, según las ideas que prevalecieran en- tonces, ya á la derecha hácia el codo del Niger; ya á la izquier- da hacia el lazo Tchad. Tanto en una como en otra hipótesis, la vía tendría una extensión total equivalente á la de Pariísá San Petersburgo, Ó sea, en números esOndOS. 2.500 kilómetros: E excelente trozo! , 2 Dos formidables fantasmas obstruían la ruta hasta” estos amó mos asupos los Tuareg $ los E Esas fantasmas se sun bría los rostros salvajes de los a del desierto. E p pu blo targu1 es poco numeroso: se : halla diseminado sobre la super: ficie del Sahara y dividido en pequeñas tribus rivales. Algunas de esas tribus, como las de A y ds han cn ya de de resistir á una demostración militar. Los que compa E la misión Flatters fueron asesinados por un putego” se meraden e le SR TN s; y es S opinión admitida entre los alo y exploradores ur argelino, que una débil columna acabaría con las parti: de bandoleros que encontrara en su camino, y que podría así nderse con los grandes jefes. Desde luego, los Tuareg son todo caravaneros muy avesados en lo que respecta al co- cio. Trataríac primeramente de intimidarnos con algunas be- as fantasías; mas si ellos nos veían resueltos en nuestra em- a y vislumbraban su interés, tomarían sus disposiciones para r el mejor partido posible. Apesar de la leyenda, no son sino - erreros que prefieren los escudos á las balas: ellos serán incó- ES pero no muy ESUETOSOS, no hay la menor duda respecto ¿e brota PRO la sida artesiana, á pequeñas pr ofundidades; islotes de arena no cubren sino una parte del terreno y el 5 LN o de la peta vía los OS sobre casi todo el camino re- | pos en ES Ued- TS de un gran pasaje por el cual ima vía férrea puede franquear el Erg en línea recta, sobre un :rreno firme y llano con fondo de balastre, sin tener os supe- e anas; y Barth y iónica nos han hecho conocer que este JO llega al Tchad por terrenos de la misma estructura, sin esar grandes méganos. | estado actual de nuestros conocimientos, ya no tienen e ser las antiguas objeciones contra la posibilidad de vr la vía y conservarla; pero sí las hay y muy sérias contra . Costará por lo menos 300 millones su establecimien- Ss gastos de conservación y explotación. Y con qué pa- En 2.000 kilómetros por lo menos, del Ued-Rir' á no puede: esperar tener el menor tráfico en el camino; Dd O LOmamOs en cuenta algunos tristes oasis y unos cuantos s de d dátiles. Nos se Entes en el porvenir ninguna a tendencia mandaría un siglo. Los más E partidarios del tra ari no, se han limitado 4 á proponer expedientes ingeniosos. M.F ock > ha BQñado uno bueno, fin de szg lo como él dice, y nas a siguiente, de mercado; el eminente ingeniero. desearía. crear un 7 3 | santo que pagase aleunos kilómetros del camino de hierro. ED tráfico aumentará, “si eracias á una combinación bien preparada, un Oasis, situado en la vecindad de um punto bien escogido del transaharino, se encuentra erigido en lugar santo, la visita al cual conferirá á los creyentes ciertos dercehos y recompensas. "-—Está a convenido que la línea acaparará el antiguo comercio de las > caravanas entre Trípoli y el Súdán; comercio que se calcula ac- tualmente en 6 millones de toneladas 4 la ida y 6 millones al re- - greso, compuesto sobre todo por la sal; el Sudán recibe exclusi- vamente esta especie de las salinas de Bilma y de Amadghor, - por el intermedio de los Tuareg; proviniendo el gran DENEECIOS de las caravanas, á su regreso, de la venta de los esclavos; más nuestros wagones no aceptan semejante mercadería, Esa cifra E de 12 millones de toneladas está destinada á aumentar? Nos ve mos obligados á responder que nó. a Examinemos las dos hipótesis: dirección de la línea E e Lago Tchad ó sobre el codo del Niger. La primera parece acen-- tuar las preferencias, y sería en efecto la más racional. En- este caso se nos presenta el transaharino bajo la atrayente forma de un gran sifón que vendría á extraer las incalculables riquezas del Sudán central; mas se habla de ese país, como si en verdad estuviera amurallado al sur, como si siempre debiese esperarnos 5 para esparcir entre nosotros sus tesoros. Ya muchas veces he dicho que la verdad es todo lo contrario. Preciso es que trascu- rra un plazo mínimum de diez años para llevar al Tchad la Js comotora. En esa época, 4 menos que Inglaterra no haya. desa- parecido bajo las aguas, Ó que no haya hecho grandes transac- ciones, ella será poseedora absoluta del Sudán central, habrá di — rigido las corrientes comerciales sobre su natural pendiente. há cia el golfo de Bénin, por el Niger y el Benué. ¿Verémos « en- 3 tonces mercaderí Ías pesadas y voluminosas. de materias primas, - que no tienen que soportar sino una navegación de un millar de kilómetros sobre bellas vías fluviales, para en seguida continuar, despues de un trasbordo y quizás sin él, hácia Manchester, a , beres Ó Flamburgo; veremos, repito, 4 esas mercaderías E E un pay Seto terr estre de 2.500 kilómetros, o bo Ba A A IA A A, a A E — 307 — ES tos de trasporte, por el único placer de ucidóecen Argel? Zo Elbuen sentido responde después de una ojeada en el mapa. 8 Las mismas reflexiones son aplicables 4 la vía que solicitara el comercio del Senegal-Niger. En la actualidad, como lo hemos visto, el Sudán francés es pobre; si debiera permanecer como - está, no habría nada que pedirle; si se desarrolla, sus cambios se ES cefectuarían por su arterias naturales, los dos ríos; y para los WEN LS: LW E puertos de San Luis y Dakar de la costa meridional, por los o Yíos del sur. Por efecto de las nuevas condiciones geográficas y políticas hechas en la hoya del Niger, toda esta parte del Africa está perdida para las vías del Norte, las caravanas mismas no encontrarán allí nuevamente su antigua clientela. Como último recurso se ha propuesto hacer confinar el transaharino con el oriente del lago Tchad, en el Khanem y el Uada1; lo que sería irá desafiar al islamismo en lo que más adelante hemos llamado Su reducto central; y los primeros que allí llegaran tendrían que sostener una batalla contra las fuerzas vivas de los musulmanes E de: Africa. La travesía de los desiertos Tuareg, no sería sino un o juego en comparación con la entrada 4 Uadaa. -—Y se querrá em- - peñar esa lucha suprema en la extremidad de una cinta de fierro peligrosa, á 8.000 kilómetros de la base de operaciones! —Se ha hecho cadenas de para-rayos para desviar!el rayo: nosotros de- A as mI Pp -——beríamos hacer uno para ir 4 buscarlo. - Hablemos, para concluír, de los medios de ejecución. Galia. rÍamos palabras, si contáramos con una compañía financiera para Uma empresa sin remuneración posible. Una compañía séria no E - continuaría la línea, más allá del territorio argelino, sino con una garantía de interés, que, en suma, equivaldría para el Esta- 3 d0- soportar la totalidad de los gastos de explotación y amorti- SS zación. Más sencillo aún es suprimir un intermediario ficticio, Di NE - y encargar directamente al Estado el cuidado de construír el -transaharino; pero el Estado constructor y explotador, no ga- —rantiza nada entre nosotros; y la tarea principal recaería Sin - duda en el Estado militar. Pasaría aún, si las circunstancias de- —signasen uno de esos comandantes de prodigios, para quienes , ni la naturaleza nr los hombres tienen resistencias, un Lesseps A de tres estrellas. Mas no lo hallaremos, y será preciso que nos - contentemos con la máquina administrativa, con su lentitud y - timidez. ¿Resistiría esta máquina á los impulsos contrarios que - Vinieren de París? Un cambio de legislatura Ó de gabinete, una - alteración Cualquiera en la actividad. pública, par alizará el tran- -—saharino, y renovará, en mayor escala aún, las deplorables aven- EcEOras. del ES de > fierro de OS a á Batulabé. Las movedizas arenas que lo amenazan, no están en el desierto, $07 hallas en Ss Francia. Hoy mismo, no obstante la corriente que lleva al Afri= E. ca, Osarían nuestros diputados gravar con esta carga enorme un presupuesto equilibrado á penas? 38 El transaharino debe una parte de su fama al a 2 ruso, su mejor auxiliar moral, —Yo he visto nacer esta línea: he seguido su éxito feliz con particular interés, Si comparamos de -$N cerca su analogía con aquella, poca cosa queda á ésta. El trans- caspino se ha hecho por sorpresa, por decirlo así; por un desa=- rrollo lógico y progresivo, como se hacen los organismos pre- dispuestos á una vida duradera. Al principio, nadie sospechó de sus destinos, ni nadie hubiera creído tuviese el que tuvo; era. un exped ente temporal al servicio de una operación estratégica. Con la conquista ha avanzado; y sus ambiciones solo har apare- cido á medida que se realizaban. El transcaspino tiene 1.500. kilómetros, el transaharino tendrá el doble; aquel no marchaba como éste á lo desconocido: iba Áá anexarse provincias rusas completamente pacíficas. Después de 1.000 kilómetros de are- nales y países improductivos, encuentra un gran río, y además valles: magníficos, donde la Rusia halla incomparables facilida- des de explotación. Ninzuna competencia tiene que temer; puede amoldar á su manera al Ají Coatral, explotando á su beneficio sus productos en cambio d> los qu> puede introducir. En fin, el transcaspino ha sido creado por un gobierno autocrá- tico que empleó con este objeto todos sus esfuerzos, sin rudo, sin sujeción y sin desaliento. Ya vé, pues, el lector que no se trata aquí de fundar una té-. sis en pró ó en contra de la región transaharina, sino solamente de resumir el resultado de las investigaciones, por más que sea triste el desvanecer ilusiones generosas, al insistir sobre verda- des que saltan á la vista. En cuanto á mí, eso me es tanto más penoso, cuanto. por mi parte tengo fé en la empresa transaha- rina; pues estoy persuadido de que llegará un día en que esto => se realice, como tantas otras consideradas como imposibles. Acaso sea el resultado de una revolución completa en la estrio- 7 tura de los ferrocarriles, ya predicha por ciertos ingenieros; re- volución que simplificará ese mecanismo moroso y complicadaia sustituyéndolo con otro que permita construir y explotar las líneas férreas en condiciones mucho más ventajosas respecto á- su rapidez y economía. Mas esta especie de confianza profética no debe prevalecer actualmente contra las objeciones del senti- do común; pues cuando se piden é á este país grandes sacrificios, 3 no hay derecho de presentarlos á sus ojos como una excursión 3 E ES ANA Y TU ¡a JA id a 1; > yy Dis yA re Al o « ne ESA LA 2 A A A A A “y A E e 4 Ñ nr de y DE E ey y ox est TNA e A A A | == 309 A + es de mero placer, e en quelas locomotoras irían á hacerse coronar de laureles por los reconocidos ribereños del lago Tchad. Es muy d:. posible que esos sacrificios sean muy pronto inevitables, al pun- - fo que sea preciso ir adelante para defender las posesiones ya a Beilaridas arrollando al islamismo á fin de que no sea él quien nos arrolle. Pero en este caso, debemos marchar á este objeto do -como se marcha al deber, con viril resignación y sin esperanza en de compensación alguna. 5 -No me pronuncio, pues, en ningún caso, por la inactividad en A el Africa; muy al contrario, creo que es preciso emprender y 2 “emprender muy pronto; no soy como esas personas que, aunque se hallan muy convencidas de la importancia del problema afri- - cano, tienen la tendencia de decir: “estos son asuntos para el siglo XX”. Si estas personas quieren recordar los datos sumi- -nistrados más antes, verán que la nueva distribución del Africa se ha hecho en diez años. Sólo ayer desembarcaron en ella los ingleses y los alemanes, y mañana ya estarán al fin de la jorna- _ da. El triunfo en estos grandes juegos del continente negro, no es una cuestión de años, sino de días y de horas. Creo, pues, que es preciso emprender, pero sobre las regiones propicias y por medio del sólo instrumento eficaz con que contamos: ese - Instrumento—y en esto me creo feliz de estar de acuerdo con - €l autor del Soudan p.—. puede ser otro que la gran E AS JA Y YE Misal pi AM YA A ¿A le / A DIA e ds NN - Compañía, - Al escribir este nombre, no me refiero absolutamente á las + compañías financieras tales como existen entre nosotros; querría «darle á la expresión el valor que tenía cuando Andrés Bruó fun- daba la compañía del Senegal: el sentido que por su poderosa 5 organización tienen entre nuestros rivales la Xoyal Niger Com- pany, la Sociétó anglaise de l'Est Africain, y esto sin remon- -tarnos á la célebre compañía de las Indias. Por otra parte, /*4s- 3 —sociation internationale du Congo, mos ha suministrado un nuevo 3 apo sumamente flexible y sancionado por el buen éxito. E Compañía francesa debería, pues, inspirarse en esos exce- lentes modelos. Ella comprendería elementos muy diversos; -antetodo los grandes capitalistas, como es natural; pero si ellos —faltaran, tengo entera confianza en la suscrición popular: resorte me - complaciente é irresistible, que tiende más y más á sustituirse á e los grandes capitalistas, y. que nunca deja de producir su efecto, cuando se interesan los sentimientos generales de una Nación. La: Compañía contaría además con sindicatos industriales que pesando ner LOS DuevOS práses, desarrollarían toda su activi- E "o ña A dad en A de ellas; y con: ... influencias socia políticas, con hombres cuya sola participación levantaría dito de la Empresa, como sucede en las sociedades imgl E Sería indispensable que esos hombres pertenecieran á todos. matices políticos; y que siquiera en Africa no Y AS que una sola Francia. La Compañía debería tener los. derec , más amplios, y quedar dueño absoluta de los territorios á ella concedidos. Nunca podrían aflojarse lo bastante los lazos ue - la liguen al Estado: y ¿qué eos que Lopes SI. todo. era francés ES, el dinero. y la dirección? E La Compañía armaría una flota il soda dy | tropas á fin de someter á los súbditos indígenas; y para encon- trar oficiales, no tendría más que la dificultad de la elecci después de veinte años de paz en una sociedad en que hay ] ea de indefinidos; y en un tiempo en que la manía de. aventuras lanza cada día nuevos exploradores. El Estado, q no llega á crear un ejército colonial, haría muy mal en restring estos derechos regionales; debería, pues, el Estado hacer el sa ficio de todas sus prácticas añejas y de toda su rutina; debiendc 2 resignarse á ignorar la administración de la Compañía. Aun una administración que no respondiera á nuestras esperanzas, sería preferible $ á la administración colonial del Estado. No está r suelto aún definitivamente si somos Ó nó colonizadores; At ] nistración francesa y con su o E mida e y embrollada.” Los negociantes prefieren la. administración Dahomey 4 la administración francesa > AS Suficiente sería alguno de estos rasgos para indicar el cuadro en el que la Compañía podría y debería moverse. E un sueño acaso? Antes de enunciarlo, he recopilado nu 1erO' indicios que lo presentan realizable. Existe en el mundo co cial una generación nueva, emprendedora, deseosa de ha novaciones y de hacer justicia. Hay en las diversas clase: les buenas voluntades, todas aptas, cansadas de hacer bi Francia, dispuestas á asociarse. libremente 4 á una 1 obra d cientos lo han ndo: sería nuestro imperio el oeste Ficano, con todos esos territorios de los que el Sudán francés rmará el nudo y que desean ser ligados juntos, delimitados por Senegal, el Niger, y los rios del sur. La compañía se expro- ría el programa de los sudaneses expuesto más adelante, ex- taría lo mejor que existe en nuestro lote, no perdería de vista Igo. Tchad, y afanándose, conseguiría quizás disputar al co- Fcio - inglés el norte del Sudán central. Si el éxito coronase: s esfuerzos, tendría en pocos años una línea de buenas posicio- s francesas al sur del Sahara, y entonces podríamos pensar en 1Zarnos con. provecho al transaharino. No se concibe cómo hilo de sonda vaya á sumergirse á lo desconocido, en las a ters y las decepcione»; pero sí se concibe cómo una vía se extienda en su extremidad, segura de encontrar ahí acogida en ' gran embarcadero francés. La vía, pues, podría ensancharse or este lado. Dominar el gran desierto, barrer á las tríbus no- pades que la infestan, es una empresa g erandiosa; para llevarla á cabo no sería demasiado que convergieran á este fin los dos im- 3 pulsos que tienden á ir uno en pos de otro, conforme á lás nece- - -sidades y posibilidades que se ofrezca, ¿Importa ésto el decir que en Argel debemos cruzar nos de azos? De ningún modo. La línea de Biskra 4 Uargla es co- ercial, y varios concurrentes la reclaman. Su construcción que arca 300 kilómetros de longitud, exige dos años de término, durante los cuales se podrá preparar el terreno más adelante há- «cia el sur argelino, anudar las negociaciones con los Tuarez, y 1cer los trabajos preparatorios para la unidad política. Es pre- o arreglar | la cuestión de Puat, y acabar con la amenaza que esenta este ariete colocado en el corazón mismo de Argel. ntro de dos años, esta cuestión preliminar estará definida y emos más claro el porvenir; los astilleros estarán preparados Uargla, y no habrá habido ni un momento perdido. Si con “misma. diligencia se obra sobre el Niger y el Sudán, si allí se e nuestro arribo, si la situación general y el dr e e co cEi con una iba: fuera y por encima de nues- Ss intereses - africanos comerciales Ó políticos, existe otro in- rés de EEneD: primordial, que consiste en utilizar las fuerzas Ss ze AS O > E AE . PS : va ES y qa A - y E - iS E AE A A a a jo: A E m0 DE vivas del país en el nuevo mundo que se nos presenta. ¿De qué? servirán en efecto las tierras virgenes, sino bastaran á rejuvene- cer á los hombres divididos por disenciones estériles y O de luchar sin saber dónde van? Veinte años después de nuestros desastres, nuestras heridas se han curado: la actividad renace; para alimentarlo, para interesar los nobles sentimientos y 1? imaginación -de este país, es preciso algo distinto á las luchas * de partido tan frecuentes en los bancos de la asamblea, ¿Espe- raremos escuchar de nuevo el histórico grito: la Francia se fas- > As ¿A tidía, como lo escuchamos en otro tiempo, de una manera dema- ES siado-clara bajo la fórma burlesca? Bajo este punto de vista, no. es es posible que sean indiferentes los que anhelan gobernar este país y gobernarlo en paz; ellos tienen la ambición legítima de a prestigiar ante la historia nuestra nueva forma de, gobierno, y no pueden alcanzarlo, sino dando á esa misma formáa. de gobierno el brillo y la autoridad que aun hoy dia se le niega; no pudiendo lograr tan alto objeto, sino proponiendo á la Francia una de esas empresas grandiosas que ella está acostumbrada á llevar á cabo: una de esis Obras universales que, en todo tiempo, le han dep servido para imponerse al mundo, para excusar sus locuras fe E para consolarse en sus desgracias. Eucexto MELCHOR DE VOGUE. A AA Groenlandia y su exploración. El dia 6 de Junio del corriente año, zarpó del Puerto de Nués AS va York, con dirección á Whale Sound (Bahia de Ballenas) la expedición del S. Peary. Esta expedición consta de seis indi- so viduos: el mineralogista Veohoeff, el cirujano Cook, el ingenie- ro Gibson y compañero Henson; y la Sra. Peary que acompa- e ña á su esposo. La expedición lleva provisiones, que, se cree, durarán dos y medio años, y consisten en té, café azucar, leche A Sn condensada. y cantidad de carne seca, (pemican Ó tasajos) ve- ES a jetales de varias clases, papas especialmente. hervidas, secadas y comprensadas, etc. Estas provisiones, en su mayor parte, se han E acomodado en tinas de lata de 70 libras cada una, para su más E fácil movilidad. Como en la. mayor parte de expediciones de esta clase, gran cantidad de jugo de limones ha sido agregada—- eS Conduce ha expedición una casa ne madera, 1220 pa con aos - E AN bles paredes, que serán cubiertas, así como el techo, con triple forro de papel, bien embreado. Construída la casa, la parte ex- terior será cubierta con piedras y champas de turba, abundante en esas regiones. Además lleva la expedición dos pequeños bo- tes: uno de 28 pies de largo, 6 de ancho, y 2 1% de profundidad, que todo pesa 800 libras; y otro de 26 pies de largo, 6 de ancho y 2 de profundidad, y que pesa 600 libras. ó La expedición lleva todos los vestidos y utensilios necesarios, que una larga experiencia en esta clase de escursiones ha demostrado como de la más grande importancia para llevarla 4 buen término. La pequeña estufa para cocinar y calentar el in- terior de la casa, consumirá aceite, sustancia fácil de conseguir en puntos abundantes en ballenas y focas. | Se cree que de expedición llegará 4 Whale Sound en la prime- ra semana de julio. Tan pronto como tome tierra se levantará la casa, y toda la expedición se dedicará á cazar renos etc, abun- dantes en esos contornos, para provisiones del invierno. La pri- mera marcha será. al ventisquero Humboldt, á 90 millas náuticas de distancia, donde se formará un depósito de víveres etc., bien resguardado para evitar las depredaciones de los osos y zorros, abundantes en esas comarcas. En los primeros dias de la prima- vera de 1892, la expedición saldrá por el ventisquero Humboldt al Fjord (canal) Petermann, á4 90 millas náuticas, donde se for- mará otro depósito, regresando á Whale Sound parte de la expe- dición; y siguiendo adelante el resto (dos ó tres personas) al Ejord Sherard Osborn 90 millas náuticas, donde se establecerá otro depósito: de este punto la expedición seguirá á De Long Fjord, 110 millas náuticas, donde se establecerá el último depó- sito; y de allí al término de la expedición, que se espera será en la latitud 85, como á 150 millas náuticas. El Whale Sound se halla 4 grados 77, 30 latitud Norte, y el término se cree será á los 85”, como he dicho. De ese punto, se cree que al Polo Norte existen gran número de islas, separadas por estrechos brazos de mar; otros, sin embargo, creen que Groenlandia forma un gran continente que cubre el Polo Norte y se une á las islas de Franz José, descubiertas por los navegantes austriacos; estas islas se ha- Man al Norte de Spitzhergen, islas que á su vez se hallan al Norte de Europa. Whale Sound se halla situado al lado Oeste de Groenlandia, y es un punto algunas veces visitado por los buques Dañeneros, en los meses de Junio 4 Setiembre. ¿Cuál es la historia que conocemos de enla, y qué sa- bemos hoy de esa Tierra de Desolación? HA E NS Ls Hace poco mas de mil años que aro el Ras conquis- E tó el total territorio de Noruega. Eric, con gran número de sus. súbditos, huyendo de Harold, se estableció en Islandia; y de allí pasó al Oeste en busca de tierras de clima más benigno. Eric descubrió Groenlandia, nombrándola Greenland, ¿zerra de ver- E des campos, cuando en realidad el territorio, en su casi totalidad, se hallaba y halla hoi cubierto de hielos y nieves. Lief, tijo Y de Eric, siguió los descubrimientos al Sur, y no faltan autores que sostienen que descubrió alguna parte del territorio actual des Estados Unidos. Se establecieron colonias de noruegos y da- 3 neses en esos parajes, y aun existe tradición que Groenlandia mandó unos cargamentos de colmillos de Z72c4echus rosmarus E (Walrus) para que el importe de su valor se dedicase á los gas 3 tos de las cruzadas emprendidas por Alemania contra los sarrace- nos. A mediados del siglo XV se hallaban sepultados en com- 3 pleto olvido los descubrimientos de Eric y Lief; y no está proba- 3 do, como algunos han pretendido, que con conocimiento de ellos - 3 emprendió Colón, de Palos, su memor able viaje en agosto. de 1492. A mediados del siglo XVI, Davis, el célebre navegante inglés, descubrió Groenlandia; y el Estrecho que separa esas tierras del continente lleva merecidamente su nombre. Davis selo encon-- 8 tró ruinas de iglesias y de poblaciones antiguas: todos los anti= guos habitantes habían desaparecido, y eran reemplazados por los esquimales, raza raquítica que puebla todo el norte de los conti- 24 nentes de América, Europa y Asia, con ese nombre y otros, sien- do todos de la misma familia. Groenlandia cubre (la parte ya ex- plorada) una superficie de 740,000 millas cuadradas, casi igual á todo el territorio de México; y de esta enorme superficie como. 3 600.000 millas se hallan completamente cubiertas de eternos hie-. los y nieves. Groenlandia es el último remaniente auténtico de esa Epoca glacial, que miles de años há cubrió con sus profan : das capas de hielo la casi totalidad del territorio ruso en Asia, el - de Europa hasta cerca de los Alpes y el de América hasta el Sur — del Estado de Nueva York. En nuestro propio territorio, ps Perú, los ventisqueros, enormes masas de h:elo, en épocas muy remotas han descendido, como en la actualidad en los Alpes, des- - de las altas cumbres de los Andes hasta nuestras costas, llevando : en sus masas las grandes rocas erráticas que por todos esos cam- pos se encuentran; testigos mudos, pero irreprochables, de las in- mensas transformaciones que nuestro planeta ha experimentado. Piedras Gordas, sobre la línea del ferrocarril de ¡ATICOD, son ES > — 315 - MI e 3 suas antes de la hacienda de - Taquil Por casi sobre la antigua linea del ferrocarril, se halla la más notable roca errática que se conoce en el Perí ú. Siento haber perdido mis apuntes sobre ese notable monumento de la antigiiedad. Recomiendo su estudio A los sabios que pasen por esos puntos. Groenlandia, como he dicho, se halla cubierta en casi toda su superficie por capas de hielo y nieve: estas capas forman sobre el - terreno una mole parecida al lomo de la tortuga. De las costas del este y del oeste, las capas de hielo y mieve se van levan- tando hácia el centro, donde forman como un semicírculo á la altura de 9.000 4 10.000 pies sobre el nivel del mar. Uno que o“ro pico de rocas primitivas traspasan esa congelada superficie. - En 1728 se hizo la primera tentativa de cruzar del oeste al este el territorio de Groenlandia, en un punto algo al sur: no pudie- - rom pasar los viajantes por causa de la intemperie. En 1883 el - Célebre Nordenskiold trató de pasar de un lado á otro, y no pu- do verificar su proyecto. En 1886 Peary, el actual empresario, - también se vió obligado á desistir de su proyecto; y solo en 1888 - pudo Nansen pasar de un punto al Norte de la pequeña pobla- - ción Umivik, del este al oeste, y con mil tropiezos y riesgos lle- ar A Godthaab, población en la costa ocidental del territorio. En 1874 el austriaco Payer cruzó el territorio de Franz Josef andando 11.85 millas al día, durante 27 días. En 1882 Greeln, - norte-americano, anduvo en Grinyell Land, al Norte de W ha- -—le Sound, durante 12 días 4 20,50 millas al día. En 1883 Lock- wood, durante 57 días, anduvo 18.76 al día. En 1884 el mismo norte americano anduvo, durante 31 días, á 14 millas al día. En : 1851 el ingles Rae anduvo, durante 22 días, á 27.27 millas al día - en sus memorables exploraciones en los territorios de la Bahía - de Hudson. Estos viajes han sido verificados, parte á pié, y par- SE en trenes tirados por perros esquimales, | Todos estos viajes dan un promedio de 18.48 millas al día. - Suponiendo que el término absoluto del norte de Groenlandia se halle 4 85 grados de latitud y 10 grados de longitud oeste del E - Observatorio de Greenwich, se cree que la total distancia; desde el Sur del ventisquero de Humboldt á ese término, ida y vuelta, será de 1.064 millas náuticas ó sean 1.219 millas inglesas, y que - serán necesarios 66 días para la completa marcha, como he di- Cho, de ida y vuelta. - En 1888 Nansen proyectó cruzar el territorio de Groenlandia, en Junio 4 con seis compañeros y dos lapones, dejó Isafjord, pero e Tandis, con dirección á la costa Este de ese territorio, A Ma cn e E A S - nl s- 0 y e 3 Za, . ” 1] EE > . * AREA 7 E - a E z E 5D. . Pos ZE 0 3% « - - A e . y $ El 11 de junio llegaron á la costa; pero hasta el T de julio no pudieron en parte desembarcar, por el estado tempestuoso del a mar; y solo en julio 30 se halló toda la expedición, con bagajes- - etc., en tierra. En agosto 15 la expedición emprendió la mar- cha de Kiatak, pequeña bahia al Este, con dirección 4 Chris- > tianshaab, pequeña población al oeste; la marcha debía seri. mediata al paralelo 65 de latitud. En agosto 26 la expedición llegó 4 una altura de 6,000 pies sobre el nivel del mar; y en aten- ción al estado tormentoso del clima, Nansen resolvió acortar su marcha dirigiéndose á Godthaab. El punto más alto que tuvie- ron que atravesar fué de 8.970 pies; donde los rayos del sol, al medio día, produjeron un calor que marcaba 85 grados Fahren- heit. En setiembre 20 pud:eron distinguir las alturas de God=. thaab, y fueron felices en conseguir algunos renos, como caza, encontrando además algunos arbustos y bastantes pastos. En - > setiembre 29 Nansen y Sverdrup se embarcaron en una especie de bote que construyeron, y en Octubre 3 llegaron á Godthaab. La expedición se puso en marcha, en Agosto 15, de Umivik, al este, hácia Godthaab, al oeste; y llegó á su destino en 50 dias, habiendo atravesado una distancia de 390 millas. La expedición Peary, pues, debe hallarse, en esta fecha, fines de noviembre de 15891, en Humboldt Glacier, habiendo construído ya su casa ha- bitación en Whale Sound; y su depósito de víveres en aquel pun- to. La expedición en la actualidad se hallará, sin duda, ocupada en sus arreglos para emprender, como he dicho, en los primeros dias de la primavera de 1892, su marcha de Humboldt Glacier á Petermann Fjord, llevando consigo los trineos necesarios de serán arrastrados por perros esquimales. La mantención de 2 los perros es fácil en puntos como esos donde se encuentran el reno, 0sos, zorros, focas etc, en gran abundancia. Sabido es que, en esos parajes, los renos se mantienen escarbando el musgo, muy abundante debajo de la nieve. 38 Debemos tener noticias de la llegada de la expedición 4 Wal-. rus Sound, á fines de este año, por medio de alguno de los bu= ques balleneros que han frecuentado esos parajes en estos me- ses últimos; pero hasta fines del año entrante quizás no llegare- - mos 4 obtener noticias positivas del progreso de la expedición, verificada á expensas de varios particulares de Estados Unidos, que, movidos por nobles sentimientos de amor á las ciencias, , han ; patrocinado tan notable empresa. 3 ns Lima, Noviembre de 1891. O Monesto BASADRE. E de Miscelánea. o — La Sociedad ha Cobida recientemente, valiosos obsequios de algunos de sus miembros. El Excmo. Sr. D. Mar- -tín García Merou, socio honorario de ella, le ha hecho el pre- sente de una obra titulada Viajes en la Patagonia, por D. Fran- e P. Moreno y un buen mapa de la República Argentina y parte de las naciones circunvecinas, formado bajo la dirección -——de D. Mariano Felipe Paz-Soldan, y publicado en 1888. 3 El Sr. D. Ricardo Palmz, socio nato, ha obsequiado i¡gual- mente algunos volúmenes de Importancia, cuya lista iremos pu- 'blicando en la sección Bibliografía; así como también los que ha a - regalado el Sr. D. Ernesto Malinowski, socio fundador de la $ Institución. | 3 El Excmo. Sr. D. José Manuel Braun, socio activo, ha hecho también el presente de un mapa de los golfos de Trinidad y Pe- E ñas; y el Ingeniero Sr. Luis Riso Patrón, un magnífico plano E de Iquique. a A todos estos señores les agradecemos muy profundamente sus importantes donativos. 2 Nukvos socios. — En las últimas sesiones han sido electos so- - clos honorarios, los siguientes señores: Guillermo Reiss y Dr. : - Alfonso Stuebel, residentes ambos en Dr esde; de E Dr, R. Jannasch, presidente de la Sociedad Central de Geo- | - grafía comercial de Alemania; E: Senador N. Hertz, presidente de la Sociedad de Geografía de . Hamburgo; Excmo. Sr. D. Martin Garcia Mérou, Enviado Extraordinario -y Ministro Plenipotenciario de la República Argentina. E Socios corresponsales: SS. A. D. Hodges, representante del ls - Perú en el Congreso Geológico de Washington; y D. Cárlos - Cisneros Cónsul del Perú en Burdeos. mo>>: pS Socio activo: el Sr. Dr. D. José Antonio de Lavalle. LA OBRA DE Ramoxb.— Ya la misma comisión que nombró el Consejo Directivo para presentar el plan á que debe sujetarse la Sociedad para la prosecución de la obra cuyo término se le ha on encomendado por decreto supremo, ha presentado el presupues- to de los gastos que demandará dicho encargo en el año próxi- mo. Una. vez que ese presupuesto merezca la aprobación del Go- bierno, comenzarán las labores, y muy en breve se utilizará - ventajosamente el acopio de datos y apuntes dejados por el sa- ano naturalista, con positivo provecho para el país. | Fururo be La POBLACIÓN DEL Mónaó: ESE Ravensicin ES miembro de la Sociedad Geográfica de Londres, leyó ante esa. ilustrada corporación, en enero de 1891, un documento intere- . sante, que estractamos del Boletin Geográfico de Nueva None y publicamos por creerlo importante. El Sr, Ravenstein asegura, por los datos que ha coleccionado, que cada diez años la. pobla- Ha ción de Europa se aumenta en un 8.7 por ciento: la de Asiaen un 6 por ciento; la de Africa en un 10 por ciento; la de Australia. Y (inclusa inmigración) - en un 30 por ciento; la de América del 8 Norte en un 20 por ciento, y la de América del Sur enunil5: por ciento: estas dos últimas, inclusa inmigración; todos, estos datos dan un promedio de 5 por ciento. El os ES Ravenstein, cul: 4% vista de los censos de los diferentes Estados que se han publica- do, y otras fuentes que le merecen fé, calcula la actual población - 48 del Mundo en 1468 millones; la de 1.900 cree que ascenderá á- 1587 millones; la de 1950 ascenderá según esos cálculos, 4 2. 332 E millones; la del año 2.000 4 3.426 millones y la del año 2.072 a A 5.977 millones. ¿Habrán bastantes viveres en la última época para la mantención del cuadruplo de nuestra actual población? Esta gravísima é importante cuestión encuentra, como casi to-= 8 das, escritores que la creen de fácil solución, á a la vez que otros 8 sostienen la imposibilidad de mantener tantos seres humanos con los productos naturales del Universo. El Sr. Leroy Beaulieu sostiene que el aumento de 8 por ciento, término medio, de Ra-. venstein, es exagerado: que los nacimientos de 1870 4 1880 han decaído en la forma siguiente: en Francia de 25,4 4 23,4 pormil personas; en Austria y Hungría no ha habido cambio; en Italia + de 38.3 4 36.9; en Prusia de 39.14 36. 3; en Holanda de: 35,072 á 35,1; en Suiza de 35.5 4 32. 5; en Béleica de 31.4 4 30.5; en la - Gran Bretaña de 35. 54 39.7; Beaulieu_ sostiene que en las na- ciones, al paso que la civilización avanza, disminuyen los naci- mientos. El Sr. Pritchatt sostiene, por otra parte, que la pobla= ción de Estados Unidos en el año 1950 será de 190.740.000 y en el año 2100 será de 1.112.867.000, y que el territorio con los nuevos é importantes métodos empleados en la producción de víveres, sostendrá ese y aun mas grande numero de habitantes La China con un territorio de 1.448.883 millas cuadradas, sostie-= ne cerca de 400 millones de habitantes: el Perú con 503.850 mi- llas cuadradas apenas sostiene dos y medio millones de habitan- ;S tes. ¿Cuántos millones podrá, andando los tiempos, sostener la : sola hoyada del Amazonas? El Brasil tiene 3.282.110 millas cua= dradas, y solo tiene una población de 11 millones. Comparando la China con el Brasil, y contando con que este territorio, Ea eS A a 5. Ez el caso revista por Ravensteír, se poblase como la China, por la feracidad de sus territorios iguales y aun superiores á los de aquella, el Brasil podría sostener una población de 221 27221Lo- nes de habitantes! ! ¿Por qué desde ahora llenarnos de infunda- - dos temores? Autores han existido que sostienen que el Perú, en la época de los Incas contenía 20 millones de habitantes. ¿No podrá suce- - der lo mismo, Ó cosa parecida, dentro de mil años? ¿Cómo po- A ner límites al progreso de las ciencias, y al mejoramiento de la agricultura y ganadería? ES ; 2 E Mopbesto BASADRE. Der “BULLETIN DE LA SocIÉTÉ NEUCHATELOISE DE GEOGRAPHIE” “tomamos lo que sigue: : “Falta aun mucho que hacer, para que sean dilucidadas sufl- - cientemente, las cuestiones geográficas relativas al Perú; mas hoy nos congratulamos con hacer constar que el Gobierno de ese país, se interesa vivamente por los estudios científicos. La fundación en Lima de una Sociedad de Geografía, la cual ha ES publicado ya los dos primeros números de su Boletín especial, : a ha sido para nosotros motivo de complacencia. La impresión de la carta del Perú en una escala de 1: 500.000 por M. Raimondi, E está prosiguiéndose: ya han sido publicadas 5 fojas, que com- y - prenden la parte setentrional. La expedición de Payer, en fin, - está encargada de hacer el trazo de la hoya del alto Amazonas, _del Napo y del tortuoso Curaray, en particular, y de reunir, ade- - más, observaciones sobre la temperatura, humedad y la flora de - esas o —___> OA A RA Bibliografía. ¡E Obras y pub'icaciones recibidas por la Sociedad Geográfica de Lima: Bulletin de la Société Neucháteloise de Géographie.— Tome VI, 1891.— Extrait des procés—-verbaux.— Décisions prises par la Société N eucháteloise de Géogra- - phie comme Vorort des Sociétés suisses de Géographie. — Assemblée génórale - de lP'Associatión des Sociótés suisses de Géographie, 4 Neuchátel, les 15, 16 et 17 septembre 1890.—De Vorthographe des noms géographiques se rapportant á la Suisse.— Notice sur Pétat de la population suisse en France.— L'Tle de Por- -querolles (Tles d'Hyéres).— La Tunisie.— Les problémes actuels de la Géo- - graphie.— Les progres de Penseignement de la Géographie en France.— Le a Pays. des Princes 1 Java.— Les Australiens.— Liegon d'ouverture du cours de A 3éographie physique professé á la Faculté des sciences de Université de Lau- E pe a qeconverio: de 'Australie. Description d'anciennes cartes de e A MORET A . ¿ do = = E E E Y Y O MO ES PAustralie, leur ifturtines AY a la Bonito des ce aaa: q vue acographique du second semestre de l'annéc 1890 et du premier po de Pannée 1891.— Correspondances.— Bibliographie.-- proa _M. Jules > Maret, président, sur la marche de la Société pendant année .——Régle- ment revisé de la Société Neucháteloise de Géographie.— Ouvrages, cartes, photographies et objets divers regus du 1% Janvier 1890 au 30 Juin 1891.— Liste des membres de la Société au 30 Juin 1891.-- - Anos. lecteurs.— Table des matiéres——Erriuta. Proceedimgs and Transactions of the Oietiland Branch of the Royal. pers aphi- 4 cal Society 0f Australasia.— Vol. VL Part. 1, 1890-91.—- Fvurth ordinary LA E mecting. — Report to Council. — Fifih ordinary meeting. -— Comununication on the proposed exploration of the Antarctic region.— Among the South-East So- 8 - lomors. — Sixth annual general mecting.— Telegram from Baron Ferd. von Mueller.— Report of Council, session 1890-91. — Anniversary Adress. The po- - litical geography of Australia. — Geographica! notes.—— Miscellaneous. — Off- cers and Council.— List of founders and members.— List of dovations re E ceived.-— Constitution and rules. A Boletín mensual del Observatorio Melcarolánico Mark Central E Mexico. 2 Tomo ITI. Núm. 2.--Febrero de 1890.— Observaciones meteorológicas. -—Dia- rio meteorológico (m:s de Febrero 1890).-- Analisis. — Aspecto del Gap en los observatorios correspondientes.-- Voleanismo.— Resumen meteorológico ge= neral [F.brero de 1890].-- Pub icacionos recibidas.-- Red termométrica del e Estado de Veracruz.—— El puerto de Veracruz. — Meteorología internacional.— a 3 Climatología. — - 3 Boletín del observatorio astronómico nacional de Tacubaya. —Tomo L N.? 6.= 8 Observaciones meridianas.— Observaciones ejecutadas con el Ecuatorial de des ¿E 38.-— Flexión del anteojo del círculo meridiano. — Observaciunes sobre cl mo-- vimiento rotatorio del Planeta Venus. Bulletin de la Société de (GCéographte de París. — N.* 16.— Compte rendu suppié- mentaire (September 1891.) ta | La Géographiwe. — 4% annce. N2 152, 29 Octobre 1891.— La question de Made car,— A Madagascar.— Dans le Sud africain: anglais et Buérs.— Sociétés de Géographic.-- L'aceroissement et le déplacement de la population aux pe a Unis.—— La” marche sur In-Salah.-- La question du Touat.— Les anglais en Afrique.— Nouvelles et Informations. — Le Budget des colonis — Nouvelles coloniales — Chemins de fer. — Annonces. Noticias de las amonedaciones é introducciones de metales PRECIOS en'cl año fiscal , de 1889 á 1890, formadas bajo la dirección de Javier Stavoli— Mexico, - E 4 Inp. de las Escalerillas, 1891.— Folleto remitido por el socio corresponsal Grer--. man Von Holter. ee 38 . Relation du voyage de la Mer du Sud aux cótes du Chily et du Perou, fait pen= dant les années e 1713 et 1714, par M. Frezier— Paris, MDCUX VI Obsequio del Sr. Dr. D. Francisco Rosas. Ss Incorporavión del Exemo.: Sr. Martín García Os al En de Lima. - Lima Imp. Benito Gil, 1891.— Informe que presenta al Supremo Gobierno, el presidente de la Comisión especial” ad Departamento de Loreto, el Coronel D, Samuel: Palacios.— 12 y 2 poa o Lima, Imp. Torres Aguirre, 1891.—- Enviados por el autor. 2 The Photochr onograph and its application to Star transits.— Publicación: de The Georgetown College Observatory.— Volleto.--Stormont C Jackson, printers,— Washington, 1891.-— Obsequio del Sr. Dr. D. Feliz Cipriano Coronel- a Viajes en la Patagonia, por Francisco P. Moreno, 1 tomo. Eme Airo 'es —Obsequio « del Excmo. Sr. Martín García Mérou. 5 e DB LA ” cográfica de Dima A LIMA, MARTES 15 DE Diciembre De 1891 TE: a ss : | MEMORIA A Que E EL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD Grocrárica DE Lima: ES Luis CARRANZA PRESENTA Á La JUNTA GENERAL DE LA 0 ps _CIEDAD, EN SU. ÚLTIMA SESIÓN DE AÑO.' E É > “E yA de los scada realizados por ella desde que se instalé hasta él e ORGANIZACIÓN Y ARREGLO ECONÓMICO Mee Eundada. esta. institución por decreto supremo de 22 de fe- brero de 1888, como una sección del Ministerio de Relaciones | - Exteriores, se a y el 15 de marzo del mismo año, bajo mi to uE ett fecha: habiendo merecido el Sr, D. condo Pitucker 3 io la honra de ser ES o SS a SOaa, Y pay A pa: yo Et entónces su eto como Sub E Ss te ¿se redactó y aprobó su oo Orgánico; se á 8 pe eos la concesión del local en 007. estamos reu- z E e ed pués y no contando con recurso el AR para atende qa primeras necesidades, fué menester acudir á la erogación vc taria de los socios para sostener esta naciente institución 8 : apesar de este auxilio, su situación se hizo tan precaria que A 53 indispensable pedir al gobierno, á mediados del año $9, algún subsidio del Erario. El señor igovena la sazón -Miniso 30 Relaciones Exteriores, a enaenaa este podias; O Lon saldar Ae cuentas pendientes y para atender álos gastos d secretaría hasta diciembre del año pasado. 2 Sancionada en la legislatura de 1890 la ley oo por el Ejecutivo, que señala 300 soles mensuales y 2.000 soles por un sola vez para adquisición de mobiliario, la Sociedad ha -podic normalizar su existencia desde principios de este año, funcio nando de una manera regular como una oficina pública as mente establecida con el siguiente cuadro de pp 2% Un secretario, : S 7 Un archivero.amanuense y 2% O Un portero. > == No obstante lo reducido de este personal. y e múltiples complejas labores de la Secretaría, han sido desempeñadas ésta satisfactoriamente, merced á la diligencia de sus empleados, SOS teniendo un promedio de veinte correspondencias semanales y dos ó tres informes mensuales generalmente extensos, exigido por los diversos Ministerios de Estado, además de otros. de para el Boletín. 0 Respecto al personal constitutivo de Sd se HE á S do su número de treinta y cuatro que fueron los fundadores ochenta y nueve, habiéndose fijaao 0 decreto minister número total eS socios activos en ciento. pS 7% versos países, con los cuales el Consejo Dices sosHeñe e tante correspondencia. Por diversas razones, la Sociedad h pedido el título de socios honorarios á diecisiete pS distinguidas, ques casi todas residen en a O E Me yd po E ha fundado centros en algunas provincias con la denomina- ción de Centros Andinos, á semejanza de los Clubs Alpinos que tan im portantes servicios prestan hoy á las instituciones geográ- ficas europeas. Iguales ó mayores espera la Sociedad Geográfica - de Lima delos Centros Andinos ya organizados en el Cuzco, en Ayacucho, en Huancavelica, en OO y en Tarma, con un per- sonal cuya ilustración y entusiasmo dan fundada esperanza de -que en breve emprenderán trabajos de gran utilidad, especial- - mente en los ramos de Estadística y Topogr afía. Como uno de los objetos más importantes á que debe dedicar - sus cuidados la Sociedad, según el decreto de su creación, esel de arreglar un archivo especial que contenga todos los decumen- tos, mapas y planos relativos á los límites del Perú, se ha tenido SS particular esmero de encomendar esta parte de sus labores á una comisión formada de los socios mas competentes y discre- tos. Esta comisión está destinada á ser en lo futuro la sección consultiva mas útil para el Ministerio de Relaciones Exteriores - y el Congreso, en todos los” asuntos concernientes á nuestras fronteras. Las Comisiones de Estadística y Topografía merecen por la naturaleza propia de los asuntos que le están encomendados, un lugar preferente en el cuadro de las secciones en que están di- -—vididas las labores de la Sociedad; y por eso han sido organiza- -——dascon especial atención, ya que ellas han de ser en breve el cuer- po consultivo más importante para la administración pública, De esta manera ha procurado la Sociedad satisfacer una de eS a ace del o de su creación, como esla único o objeto de prestar servicios 4 la administración E ¡o también á la nación en un campo mas vasto, impulsando rogreso ( de las ciencias geográficas hasta donde lo permita su sfera de acción para presentar en el exterior el cuadro más exac- : de las riqueza de nuestro territorio y de su constitución física, mo el de: sus. ; condiciones comerciales é oidos, se ha mendando el estudio de ellas 4 comisiones - competentes. e. ES estas las que han de ocuparse de la hidrografía fluvial, asi. como 3 las que han de estudiar la orografía y climatología del país, es- tan destinadas á suministrar los datos más interesantes para. la colonización futura de las regiones amazónicas, haciendo indica- ciones precisas respecto á la salubridad de sus climas en los. la gares donde nos interesa más atraer grandes corrientes de inmi gración europea; determinando al mismo tiempo las comarcas que más fácilmente puedan unirse con el litoral ó con los. rios. navegables de nuestro territorio oriental. AOS “Las demás comisiones consagran sus labores á “otra misión no menos Importante impuesta á la Sociedad Geográfica por su propio carácter, como es la de rectificar errores geográficos y es- tadísticos respecto al Perú, en que con frecuencia incurren: los publicistas europeos y aúm americanos al tratar de nuestros asun- tos nacionales, e:rores que provienen de falta de datos exactos. > Tales errores que 4 primera vista pudieran suponerse de pa $ 3 trascendencia para el progreso del país, sen sin embargo de su- ma gravedad, porque presentan al Perú en el exterior en condi- ciones poco atractivas, ya sea respecto á las necesarias garantías - para la propiedad y aún para la vida; Ó ya suponiendo insalubres climas que, por el contrario, en nuestro suelo, son bastante sanos, alejando de esta manera la concurrencia del capital y trabajo ex- tranjeros para desviar toda corriente de inmigracion hácia otras | eS naciones de este continente. HER La necesidad de desvanecer aquellas falsas apreciaciones que E se hacen del Perú con tan grave daño del progreso nacional, nos han obligado á organizar las demás comisiones técnicas que, es- E tudiando detenidamente al país bajo sus múltiples aspectos, su-= ministren datos é informaciones más conformes á la verdad y á : 3 los intereses de la República. 2 Hé aquí el cuadro de las comisiones e sus respectivos pro- S gramas: COMISIONES, + $ PES L Historia Natural del Perú en sus . relaciones geográficas, dividida en tres secciones: 2 1.* Zoología nacional, bajo la presidencia. de D. Cale 5 Nation.—27 Botánica, bajo la presidencia de D. Manuel Gar cía Merino. —3. * Mineralogía, Geología y A 249 ES la presidencia de D. Leonardo Pfliicker 5 Rico. >, e A TAE - Geografía General. Descriptiva del Perú, en tres sec- a S ps tala Topografía é Hidrografía fluvial del Litoral, ba- E jo la presidencia del Capitán de Navío D. M. Melitón Carvajal. M2: Orografía, Topografía é Hidrografía fluvial de los An- ÉS des y. de la. región amazónica, bajo la presidencia de D. Eduar- do Habich, Director de la Escuela de Ingenieros. —3.* Hidro- He oceánica, bajo la presidencia del Contra-almirante D. An- _tonio A. de la Haza. TIL Meteorología y climatología del Perú, bajo la presiden- Xx cia del Dr. D Federico V 1llareal. == IV. Razas, Etncerafía, Arqueología y Geografía Histórica E b del Perú, bajo la presidencia del Dr. D. Pablo Patrón. ES -V. Estadística y Demografía Nacional y Estadísticas Civil y - Militar de las naciones vecinas, bajo la presidencia del Dr. D. E E Eique Perla. 2 WI, Comisión de límites y conservación del archivo del ra- > mo, bajo la presidencia del Dr. D. José Casimiro Ulloa. -VIL Comisión de informe del Archivo Raimondi, bajo la Á e péácocia de D. Ernesto Malinowski. Por fallecimiento del Contra-almirante Haza y del Dr. Ulloa, : 3 on por proveerse sus respectivas presidencias, en las co- - misiones de Hidrografía oceánica y de Límites. Estas deplora- bles pérdidas que la Sociedad ha sufrido en su personal, dejan vacíos no tan fáciles de llenar, por las especiales condiciones 6 merecimientos de los dos socios cuya muerte nos ha enlutado. PROGRAMA. Zoología.— Descripción y clasificación de las especies zoológi- cas propias del Perú.—Estudio especial de Ictiología fluvial, ma- —rítima y lacustre nacionales.— Estudio especial de la vicuña, 2 la e Ta y sus cruzamientos. —Estudio a del gusano sa olécicos de la coca mascada y la ventaja de su uso en los paí- ses fríos. —Clasificacion de plantas medicinales del país. — Distri ución geográfica, y según las alturas, de todas las plantas pro- tas pa ra la STOSEita. Sido especial sobre el mejor cultivo 7 del café y del cacao, y dentreadión de: Es “mejor es zonas para. 3 su cultivo. —Estudio especial del caucho y la goma elástica y de ES las zonas que les sean propias. E == Mineralogía y Paleontología. o anidón de las. Ain ] capas geológicas del territorio nacional. —Planos mineralógicos, indicando las zonas carboníferas, petrolíferas, argentíferas, aurí- feras, etc. — Estudio especial de fósiles de la hoya 2 Titicaca A de las regiones amazónicas, A Geografía del Litoral. —Estudio especial de los terrenos ati les para la agricultura, indicando su extensión y marcando los terrenos irrigados y los que no lo están.—Trazo del curso de los principales 1íos de la costa, estudiando la posibilidad deau mentar sus aguas, aprovechando de las lagunas próximas á la cEs ma de la Cordillera.— Estudio especial del ramal que, partiendo de Parimacochas, termina en la provincia de La Mar.— Planos - del curso de los ríos afluentes del Ucayali.—Estudio especial de este río, bajo el punto de vista de la navegación y del co. mercio.— Estudio de los ríos Purus y Yuruá, bajo el punto de vista del comercio del Departamento del Cuzco con el de Ama zonas.—Otro estudio especial del Paucartambo, con el mismo Seto —Plano del a Titicaca, determinando. zas O sobre su evaporación anual. : S Hidrografía oceánica.—Estudio de la corriente po —Su anchura y profundidad.—Su temperatura, así en la super ficie como en sus diversas capas.— Dirección de la corriente y sus desviaciones. —Cálculos de la cantidad de calor solar 29d rroteros marítimos para la navegación de la costa del Perú.- = Estudio del fondo de la corriente * y su constitución geológica.— Estudio de los vientos del litoral —Estudio especial de: la hoya. del Pacífico en la zona que corresponde al Perú. Meteorología y Climatología.—Estudio de los climas ES Pera según las alturas. —Promedio anual higrométrico en las dos ra=* mas de la cordillera. —Cuadros ozonométricos.—Las heladas sus causas.—Plano climatológico del Perú, marcando sus línea isotermas.—Cálculo del agua meteó-ica jue cae al año en las. tres zonas de nuestro territorio. —Estudio especial de la: influs cia pos la corriente oceánica en a clima de nuestro litoral. vaciones y estudios fisiológicos y bbcos sobre el cruzamiel nt $3 las razas, y muy especialmente de la raza china con la indíg: a.—Exodos de las tribus históricas e Perú. —Mapa ge rografía. Amiboa del Perú.—Estudio especial de las tribus _chancas y huancas: su origen y sus luchas, territorio que ocu- paron y monumentos que, han dejado.— Estudio filológico del keshua y del aimará.—Geografía histórica del Perú. —Es- tudio de las modificaciones que ha sufrido la familia europea bajo. los climas americanos. | Estadística y Demografía. etc.—Estadísticas seccional y ge- “neral de la República. —Estadísticas civil y militar de los Esta- - dos vecinos. Límites, etc.—Planos topográficos, demarcando las líneas de E las fronteras del Perú, según tratados y sus derechos actuales. - Organizados así los trabajos de la Sociedad desde principios E del año actual, su resultado ha sido tan satisfactorio como lo E vereis por el resumen que paso á exponeros. Ea primera y más importante manifestación de la vida de un ES cuerpo científico, es la publicidad de sus trabajos por medio de la prensa. Juzgando así, nuestro primer acto en este orden ha sido la publicación de un Boletín mensual de 40 páginas, del - cual han salido á luz ocho números. Nada tengo que deciros res- ; pecto al interés de su contenido, pues que lo conocéis y podéis “juzgar por vuestro propio criterio. Se ha tenido cuidado de in- - sertar en cada número, á la vez que artículos instructivos sobre - geografía general, otros de interés nacional, para dar de esta ma- - nera un doble atractivo á su lectura. Ahora paso á daros cuenta de los asuntos despachados por la : e retoria. y por las comisiones. Con fecha 2 de Junio de 1888, y por encargo del Ministro de E “Relaciones Exteriores, se nombró una comisión formada por S los señores D. Ramón de la Fuente, D. M. Melitón Carvajal y -D. Cárlos Paz-Soldán, con el objeto de estudiar y refutar el fo- lleto publicado por D. Manuel Oropeza, sobre los límites del eriores, eii E á la Sociedad Geográfica el trazo de un ma- Ya histórico de los territorios disputados por el Ecuador en estras fronteras del norte. Con tal objeto se nombró una Co- e o de 05 señores - de Ernesto Malinowski y D, py ez ES 3 AL PS ESA y sirvieron de es para las dea del tratado. 3 con aquella República celebró nuestro Plenipotenciario Dr. DS Arturo García. e E, En la cuestión de límites con el Ecuador se ordenó también z que la Sociedad estuviese representada en la Comisión que el Gobierno organizó para aquellos estudios, habiendo sido desig- 8 nado D. Emilio Bonifaz para tal objeto. | El Dr. D. José Casimiro Ulloa, dedicó en esa misma época 4 la Sociedad Geográfica su importante folleto relativo 4 “Lími- 3 tes con Bolivia”. El Consejo Directivo juzgó de su deber nom- brar una comisión especial para informar sobre los puntos que creyera de más utilidad para el Ministerio de Relaciones Exte- riores, habiendo sido designado con este propósito D. Modesto <= Basadre. E A consecuencia del fallecimiento del sabio naturalista Rai- 3 mondi, el Ministro de Instrucción ordenó que se entregaran á la Sociedad, en calidad de depósito, todos los documentos y pla- nos que forman el archivo de aquel sábio y que estaban destina- dos á su gran obra “El Perú”. La Sociedad nombró con tal mo- tivo una comisión de su seno presidida por el Dr. D. Gabino Pacheco Zegarra, la que recibió bajo inventario judicial aquel depósito. Por disposición del mismo Ministerio se ha encomen- dado á la Sociedad la inspección y dirección de los trabajos del 3 eran mapa del Perú, cuya publicación ya había comenzado su 3 autor señor Raimondi. ae Por decreto del mismo Despacho se nombró en abril próxi- 8 mo pasado una comisión para informar sobre el contenido de ¿quel archivo. Esa comisión, presidida por el señor Malinowski, expidió un extenso y luminoso informe que fué elevado al go- bierno. Pruébase en ese documento que el archivo Raimondi | contiene el material necesario para continuar y concluir la pu »») blicación de lá obra “El Perú”. ms E Por el Ministerio de Hacienda se ha encargado tambienta á la Sociedad Geográfica la inspección y vigilancia de los trabajos de clasificación de todos los documentos. que contiene el gran ar- chivo depositado en aquel Ministerio desde la época del Virrei-- A nato, habiéndose nombrado á D. José Toribio Polo para estos trabajos. Espera la Sociedad adquirir documentos muy impo tantes de este archivo, respecto á estadística y límites colonidleaa ES que pueden ser de mucha utilidad para el AS y pS E ES E potasa un dctmica relativo 4 lo que E | pa- ra que el Perú esté honrosamente representado en el gran cér- tamen á que se le invita 4 Madrid ante el Congreso geográfico Z hispano-—portugués-americano, La comisión de informe la for- =maron los señores Manuel Irigoyen, Ricardo Palma y José Pardo. - E POr. conducto del mismo Ministerio ba solicitado el señor Markham datos estadísticos del Perú. Encomendado este tra- bajo 4 la Sociedad, ha remitido al gobierno los informes que se le han pedido. La comisión nombrada con este objeto la com- - pusieron los señores Pedro Correa y Santiago, Enrique Perla 3 Cárlos Paz Soldán. Los datos suministrados por esta comi- sión honran su celo é ilustración. El Ministerio de gobierno pidió á la Sociedad un icone ilustrativo respecto á cuestiones de jurisdicción de ciertos terri- .torios de la provincia de Bongará. Estos trabajos fueron enco- mendados ¿ á una comisión compuesta de los señores José Casta- _ñón, D, Teobaldo aL D. a Palacios; a que o 3 HA. e de Diputados pidió informe á la Sociedad en de las dos provincias en que debe dividirse la de Lampa AS Puno, según proyecto en discusión. Se nombró con tal ob- 9 una comisión formada de 105 OS JOSE Mariano Ma- E me pedidos por. esta comisión, Da d> con un plano topográ- a fico, fué remitido á esa Cámara oportunamente. La Cámara de Senadores pidió á su vez un informe ilustrati- E vo 4 la Sociedad respecto á los límites naturales entre los De- - partamentos de Loreto y Amezonas. Sometióse el estudio de este asunto á los señores Samuel Palacios. Pablo Patrón y Elías La Torre, los que expidieron informe con una carta topográfica —de-aquellas regiones, informe que sirvió á la Comisión de De- apacación Territorial de la indicada Cámara para O demás de estos trabajos de carácter oficial, la sociedad se ha p: o otros no menos e ASÍ, e dos á esta última legislatura respecto 4 la conveniente demarcación - E ze A E e RS és A E a Me ps > > , . a E NE $ $ Pos o - : 330 5 t Ke A a RR pag PAE - y . 4 ce pe o o NE A > e y s £ 30 A dos los datos que él pidió, A la iodo de e zona amá- Zónica, curso del Marañón y niveles de la-cordillera en la región comprendida entre el término de aquel río y el nudo: de Pasco. = Informes análogos ha proporcionado é á los comisionados dela “Peruvian Corporation”. 1 Finalmente, la Sociedad ha inaugurado sus tr aHalOS ra con una conferencia histórico-física del Lago Titicaca, que ha _mere- cido elogio público, y cuyo honor corresponde al'socio DD Ignacio La-Puente, que con tanta erudición y lucidez. supe deis A sempeñar tan delicado encargo. E CORRESPONDENCIA CON SOCIEDADES CIENTIFICAS DEL EXTERIOR. El singular interés que siempre ha despertado en nos TS riqueza territorial del Perú y su historia primitiva, ha hecho que la organización de esta Sociedad haya llamado la atención de algunas asociaciones científicas en el extranjero y que se ha- 1 yan apresurado á solicitar correspondencias y canjes con ella, ha- biendo sido la primera la Sociedad geográfica de Manchester; si- suió á esta la Real Sociedad Geográfica de Australasia, luego la ES Real de Londres y la Sociedad geográfica de Amberes, y así su- cesivamente otras de América y del resto de Europa y Africa, según puede verse por el siguiente cuadro: | Der. EurorPa.—Real Sociedad geográfica de Lóndres, 1d. A , E chester, Sociedad geográfica de París, id. Comercial de París, 30% E a ciedad seográfica del centro Norte de la Francia, Sociedad geográ- fica de Tours, Sociedad geográfica de Amberes (Bélgica), Sociedad geográfica de Neuchatel (Suiza). Sociedad geográfica de Turin, id Sociedad Real de Roma, Observatorio astronómico del Vati- 3 : cano, Sociedad geográfica de Madrid, id. Comercial de Madrid. E De AmÉrica.—Sociedad Paleontológica de Otawa (Canadá), Sociedad geográfica de Nueva York, Sociedad Smithsoniana eS Washington, Observatorio internacional meteorológico de los Es-. tados Unidos, Revista mensual del Observatorio meteorológico ES central de Méjico, Revista científica de Antonio Alzate en Mé- jico. Observatorio meteorológico de Tacubaya (Méjico), Socie- ciedad geográfica de Cochabamba (Bolivia), Instituto Hidro- gráfico de Chile, Instituto geográfico de la República Argentina. 4 ¿EN OCEANÍA. —Sociedad geográfica de Australasia. E E e : ” | SS | — 31 —= (Egipto). ES iban policitas ocurridas últimamente en el Bra- sil, nos han impedido establecer comunicaciones y canjes con la a «Sociedad geográfica de Río Janeiro. Todas estas asociaciones científicas nos remiten con puntuali- dad sus Boletines y Revistas, y hemos procurado que nuestros pS canjes se hagan también de una manera regular, habiendo me- - recido ser reproducidos en aquellos, algunos de los artículos de nuestro Boletín, cuya edición es hoy de 600 ejemplares. == TRABAJOS EXTRAORDINARIOS ENCOMENDADOS POR EL GOBIERNO ES e Á LA SOCIEDAD. e La pasada administración mostró vivo interés en que no se - perdieran los trabajos científicos del sabio naturalista señor Rai- 2 mondi y dictó desde la muerte de éste las medidas que juzgó E - más oportunas para que se conservara el archivo y el museo que había dejado. Con este propósito el Miuisterio de Instrucción E pcdO, como ya os he dicho, que los documentos, apuntes y ma- 4 -—museritos relativos á la obra “El Perú”, fuesen depositados en el y local de la Sociedad y bajo el cuidado y vigilancia de ella. En 29 de Setiembre último y prévio informe de la comisión e mbrada porel Consejo Directivo, decretó el Gobierno que este Cuerpo se hiciera cargo de continuar los trabajos relativos á la econ de aquella obra, asignándole para tales gastos los _tubre de-1886.. La apertura del camino de Chanchamayo á la cuenca del Pa- tea anunciada oficialmente por el Gobierno á las Cámaras, in- _teresó vivamente al público, y juzgué que la Sociedad debía ser AS la primera en tomar datos é informaciones de aquella obra, á fin e de dar á conocer en el país y en el exterior la importancia real - de una nueva vía de comunicación llamada á unir la hoya ama- -zónica con Lima por la vía más corta. Aceptada esta indicación por el Consejo Directivo, fué nombrado el señor Coronel D. Er- .nesto de La Combe para desempeñar esa comisión tan delicada vel encargo, habiendo llegado hasta el término de la trocha abier- ta, entre San Luis de Shuaro y el primer afluente caudaloso del ichis, Ó acaso al Pichis mismo, venciendo en ese corto trayecto y REN “AFRICA, - — Sociedad geográfica Khedivial del Cairo - fondos consignados en el Presupuesto general por ley de Oc- como penosa. Nuestro comisionado cumplió satisfactoriamente: de 100 LcmcEóR Eds caladas E por losa en del terreno, sobre el cual se había. hecho el trazo del camino > Los informes suministrados por el señor La C mbe, utilizados debidamenté por la Sociedad y Por ely púb E > E - La Az LABORES $ SUSPENDIDAS. > 5 La escasez de fondos no ha. o e Sot a ningún género de estudios especiales enlos ramos de las ciencias de aplicación, propias de su resorte, porexigir esta. clase de in- vestigaciones gastos en aparatos é instrumentos y en viajes, para los cuales la Sociedad no ha dispuesto de recurso alguno. Li- mitadas hasta hoy sus labores á la parte descriptiva. de algur regiones eE nuestro territorio, debemos ae e la 0 en mi | concepto: : E un plans mineralógico d de la Repúbiica. la parte “navegable dé los afluentes del Lana E. pe X observaciones ps se han hecho O .s O fico. deb señor Paz. Soldan, sobre cuya utilidad é necesito detenerme ante vuestra: ilustración. Otro de los objetos á que la Sociedad debé delia e rente atención, una vez que el a le suministre. los a 5d serán a mucha utilidad para Le marina de ambos: países también para explicar muchos fenómenos singulares de la meteo: rología y climatología de nuestro litoral. Para. estos trabajos se ría muy conveniente que la Sociedad se pusiera de a el Instituto hidrográfico de Chile, pues de esta manera a a entre estas dos ad haría E Le O o rrespondencia dirigida al ilustrado Director de aquel Instituto, cuya contestación espero. Para las investigaciones meteorológicas de nuestro territorio que han de ser de trascendental importancia para la agricultura como para el estudio sanitario del país, es urgente completar é : impulsar los Centros andinos ya organizados en algunas provin- de observaciones de temperatura y de oscilaciones barométricas, - que no requieren ni costosos instrumentos ni una dificil prepara- ción técnica; de manera que con algunos termómetros y baróme- tros que se distribuyeran en esos centros, podría la Sociedad ob- tener cuadros mensuales de indicaciones aproximadas de tempe- ratura y prestones atmosféricas, queservirían de base á la meteo- E rología agrorómica del país y á los estudios de la higiene de su - ambiente. | : Mas no debe esta institución limitar sus labores á informes es- OS y ápublicaciones, como únicos medios para dar á conocer - nuestro territorio bajo todos los aspectos en que puede ser estu- .diado por una Sociedad geográfica. Las disertaciones orales tie- hen una importancia especial. Hemos iniciado, con brillante éxito, estos trabajos, en la e conferencia históricc=física del Lago Titicaca, y debemos prepa- a otras que tengan la misma importancia é interés. Tales el programa que os propongo para los trabajos de la eSociódad en el próximo año, y vosotros juzgareis de su conve- hiencia. - Réstame daros cuenta especial de lo que la Sociedad ha hecho respecto al Archivo Raimondi y 4 la publicación del mapa del Perú: trabajos encomendados por el Gobierno á esta institución, como ya os tengo indicado. : Respetando el contrato celebrado por el Sr. Raimondi con el Sr. Jules Perret de París, para el grabado é impresión de las 34 f. - en que esta dividido aquel mapa, ha proseguido su publicación recibiendo las fs. 6 4 13 cuya corrección se había hecho durante la vida del autor. Hoy, estan en prensa las fs. 14, 15 y 16, cuyos - originales han sido revisados bajo la dirección de la Sociedad. 7 NOS trece: car tas Ó fojas ya o a los se E Ss tres que. estan a publicarse, sienadas con los No 14, y 16, abrazan la zona central del Departamento de Loreto y Ancachs. El dibujante geógrafo de la Sociedad que ha sido co- Aborador del: pa del Perú, corrije actualmente las fojas 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 y 25, o iendo cool dea nd ya preparadas para su impresión las que. corresponden á ¿la parte meridional de Loreto. Las otras que comprenden los Depa mentos de Lima, Junin, Huancavelica, Ica y Ayacucho, exigen una revisión mas detenida, y En eso es probable que su publica ción se retarde algo. El costo de la edición aparece en extremo able por pe también el trabajo de dibujo y grabado de cada foja; pero según la Comisión que la Sociedad nombró para informar respecto AD 8 publicación de la obra “El Perú” y del PDAs, el gasto total o po éste será de 50.000 francos. A El Gobierno ha juzgado también conveniente, según os pe indicado, encargar á la Sociedad la redacción, corrección y edi- ción del texto de la obra “El Perú”, que, como sabeis, com prende el estudio físico del territorio nacional, bajo su aspecto geológico, orográfico, fluvial, y demarcación política; y asimismo su fauna y flora, con un cuadro das de la A po nica de las más difíciles, dada la gran “variedad de asuntos cient 8 ficos Á que deben dedicar su atención las comisiones ó el comi E sionado á quien la Sociedad nombre para dirigir tales. labores. y EStUiOS, 5 importantes bo LOCAL, MOBILIARIO: Y BIBLIOTECA. 14£ El local que hoy ocupa la Socicladi aunque aseado y La ¡Sea puesto, es, sin embargo, poco extenso, pues no tiene departa- E mentos apropiados para el archivo, para la biblioteca, ni para un museo de historia natural, propio para los estudios. que: abra E za nuestro programa. Se ha procurado que el mobiliario sea: Sia : vez sencillo y cómodo y del mejor material. Los dos mil. > dados porel Gobierno para este gasto, cumpliendo Ba ción legislativa, han sido invertidos en el orden siguiente: . E 3 o 839 — á 80 sillas copadas: á Viena por el establecimiento q Sr. Gustavo Dreyfus de esta ciudad, os contra: 4 $ celebrado por la OA: á ne sillón . 2 e Eller de cedro para el salón de lectura, según contrato con el carpintero Antonio Estrada. A. Tribuna y estante de caoba (parte del material, ob- sequiado por el señor Mackehenie), según contrato COD el carpintero señor Mathouillet............... : - Importe del techo de la azotea, incluso pintura... - Reloj mural, del establecimiento Welsch.. ; Marco portátil de los mapas del Titicaca obsequiados por O A y A AO | Vidrios glare para el EStadte. ooo iocococcco oo Mesa escritorio y cuatro perchas (Dreyfus). . as Por accesorios de la tribuna á Mathouillet, arreglo balaustrada del estrado, los cad ventanas del techo, o a Ts E AR NS E Lámparas, (casa Dockendorff). a Colocación del alumbrado por gas y lámparas del ES salón mandadas construir expresamente............ DARA A AO A O 45 004 ea ear SO OA 0.956 «€ “e e e dedo por el OS de Relaciones Extetipres La falta de estantes ha impedido á la Sociedad formar su li- E Drería o obras que muchos Socios le tienen ofr ecidas, = 5 - HEAT PATA a E ur S E a E AA AS A E ATEO Ñ . a A PE - - "q 5 AE AS pa Ez q 2 A ba > j » E A * k ” Le AL pos — IR AA ción de los libros, tenerlos sería para que os se destruyes 1 Por esta misma razón no se ha pensado aun organizar el archivo de la Comisión de límites, pe: e eso ie. garant ía conservación. TS PARTE ECONOMICAS . ES E ERA r Por los cuadros adjuntos os instruireis deb movimiento eco nmÓ= mico de la institución. Ya os he dado cuenta de la inversión de “3 los dos mil soles entregados por el Gobierno para mobiliario; rés- == tame indicaros de una manera general la distribución de los 300. soles mensuales, con que el fisco acude pare los pasto ordin: a rios de la Sociedad. 5 He aquí la distribución: Sueldo del Secretario...... A E Del archivero amanuense....oooooo.... Del Conserjes o AS Boleta so AS O Mas, por grabados, a A | Aseo” locali e e O E Alumbrado. O E O E == Pes Empaste de libros. AS A ds -—Saldo en contra. Res Para cubrir este saldo, hemos cohtado con 34 soles al mes s por. erogaciones y suscriciones al boletín, cantidad insuficiente, como. veis, para nivelar los gastos nor males; y acaso la Sociedad se ha= a e. e a bría visto obligada á clausurarse, al terminar el año, si el Ae oa por suscrición á los dos meses a sino > y de la mensualidad ordinaria correspondiente a noviembre : Ye ciembre; debe esperarse que en el próximo mes de enero. el m nisterio de Hacienda satisfaga aquella deuda. Entonces la Soc dad podrá considerar definitivamente uta su exist ; A Señores: “Acabo de presentaros el cuadro de las labores de esta Socie- dad, desde su instalación hasta hoy. Ya podeis juzgar de los ser- vicios que al país ha prestado en los ocho meses que tiene de vida real, y de lo que el gobierno y la República pueden es- - perar de una institución llamada 4 ser un nuevo y fecundo cen- tro intelectual destinado á:dar poderoso impulso al progreso de la Nacion. o | Luis CARRANZA. E | ANEXO. INFORME del Comisionado especial para el arreglo del archivo anti- guo del Ministerio de Hacienda. —— ARCHIVERO INTERINO. —— Líma, diciembre 12 de 1897. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima. ed Encargado por el Supremo Gobierno, á indicación de US, por decreto de 18 de mayo: último, del arre; 1» del antiguo archi- vo que existía en el Ministerio de Hacienda, procecí, junto con - el amanuense nombrado, don Carlos A. Mackéhéenie, á trasladar con el mayor cuidado, en cajones, as salas que se me dió provisionalmente de la Sociedad de Agricultura y Minas”, en los bajos de la Biblioteca Nacional,—los libros, legajos y pa- - peles sueltos que formaban dicho archivo. Después de limpiar el salón lo más posible, y componer un tanto el piso, casi desenladrillado, hice colocar, á falta de estan- tes y á fin de evitar la humedad del suelo, unos bancos ó poyos de adobe, en que descansaran tablones que recibieran todos los libros y legajos; habiéndose pagado desde entonces, durante tres A meses, un peón, que sacase al sol á secar los papeles húmedos, que los sacudiera esmeradamente y llevara 4 su sitio. Los doscientos cincuenta soles que dió el Gobierno, se han invertido en esos gastos, y en la compra de silletas, lavatorio y demás indispensables, según la cuenta que he presentado á US.; siendo ahora preciso que se abone un peón permanente, para que continúe sacudiendo y acomodando los papeles, y para que 3 pana la policía diaria del local, Aunque la tarea que se me one es des suyo | añ | por la gran masa de libros y legajos que hay, y que es estudiar z clasificar, para catalogarlos en seguida, me. es informar á US. del resultado del ai hecho ha ss veniencia de ca su arreglo. TSE Constituido dicho archivo, . en su mayor Pa por. os papeles que correspondían al Tribunal de Cuentas, se encuentr: en él las de las Reales Cajas que había en el Virreinato, 4 part de 1655, y hasta 1824; con separación de los distintos ramos ( ingresos fiscales, como quintos, media-anatas y lanzas, almoja fazgos, tributos, acuñación de moneda, estanco de tabacos, na pes, etc.; y la cuenta de los egresos, como remesas á España, si- tuados, pago de empleados, gastos. de - marina, Culto, Eo taleson: = z ES Real Hana y para apreciar la riqueza pública sino en comprobantes de esas cuentas son, más de una vez, piezas des- conocidas, que arrojan mucha luz sobre hechos de todo. orden. El interes de esos papeles viene, pues, de que por « ellos se co- nocen los funcionarios administrativos todos, de que se ve su. letra y rúbrica, y de que su falta impediría: juzgar con exactitud el régimen económico del Perú- español, | E Con motivo de las visitas hechas para la fijación de O 8 mensura de terrenos, hay papeles del siglo XV1I, y aun de nes 4 del XVI, sobre algunas provincias del Perú, en los que están los. nombres antiguos de los lugares y su división entonces: lo a interesa á a la Geografía. > y bota dare de la correspo tl de a e éstos, E H nos de los últimos, —á los corregidores ó intendentes y al Rey lo que tiene un gran valor; lo mismo que muchos a Tribunal mayor de cuentas, sobre ciertos pas: os Ó rentas, Ó bre algunos arbitrios. - rina, como listas de revista, gastos. de ae ves, a Junto con esos documentos antiguos se han venido. e a) sE et o An " e 1 y e Ya Te r Ca YE 7 llenan un cajón: así como muchos paquetes de cartas particula- res devueltas de las estafetas, como descargo, por no haberse pa- - gado el porte previamente. Hay también algunos expedientes de ejecuciones del Fisco, que 6 se hicieron ya efectivas, Ó han prescrito por los muchos años corridos; y otros expedientes sobre materias distintas, que - sólo tienen ya un valor histórico, Estando lleno completamente el salón, y no habiendo un solo estante, es indispensable ¡ ir poniendo en los tablones los libros y legajos por materias y años, formando un índice Ó inventario en elobo, y no un catálogo detallado y minucioso, que carece de a objeto; y para lo cual no bastan los dos empleados que tiene el archivo, —el señor Mackehenie y yo. - Creo que lo más importante de nuestra labor debe consistir, SE en separar los papeles que interesen á la Geografía ó á la Histo- ria; dejando los demás para que, reunidos con los del Archivo na- pS cional, constituyan un gran depósito; al que se agreguen después todos los documentos que se indican en la ley que creó ese ar- chivo: el que será un auxiliar poderoso para la delimitación de nuestro territorio, para la comprobación de los bienes naciona- les, y para las disquisiciones históricas. Contando con el ilustrado apoyo del Gobierno, y con el de US., no dudo se me presten facilidades para acelerar el trabajo que se me ha confiado; y en el cual veo la honra que se me dis- - pensa y el provecho del país, antes que la exigua retribución o asignada. - Quiera US. aceptar les homenajes de mi más respetuosa defe- rencia. - Dios guarde á US.—S. P. | E J. 1, PoLo. —————— — AAA Cobre en el Estado de Michigan En 1889 el cobre producido en todos los Estados Unidos - ascendió 4 la enorme suma de 226 millones de libras, de las cua- les los tres Estados de Montana, Michigan y Arizona produje- _ron217 %¿ millones. El capital empleado en los Estados Unidos en las minas de cobre, se calculaba en 62.623.228 dollars, y el - gasto anual en poco mas de doce millones. La producción de cobre puro en el Michigan ascendió en 1890 4 105,586.000 libras, Y eE valor, de éste á 17 centavos. oro, la libra, á pesos 18.045.620. Estas enormes cifras, naturalmente eS ados y 1d atención de los hombres estudiosos, hácia un país que hace s2- Z senta años era un bosque casi impenetrable, desprovisto de hi LS bitantes podía decirse, pues las escasas tribus indias. que lo ocu- paban eran de muy poca consideración. AR Desde el año 1842 en que se descubrieron, en ese territorio, - eS algunos trozos de cobre nativo, y se emprendió el laboreo, muy A limitado de sus ' minas, á la fecha, se sabe que pasan de ' 250.000.000 de dollars los productos minerales, Se llama el có 3 | bre allí producido cobre nativo, porque en parte, á semejanza de. 3 la barilla de cobre de Corocoro, Chacarilla y San Bartolo, (Boli-- + via) cada pedazo ó brisna de cobre que se produce, es de metal A puro sin mezcla casi de piedra Ó cuarzo, y no tiene mezcla des: 53 ninguna otra clase de metal, sino de plata en reducida cantidad. - y En el lazo Superior, que baña las costas occidentales del. Es- s z tado de Michigan, existe una peninsula, formada de rocas que se introducen al lado Sud de dicho lago, y que se llama A > naw. Las minas de cobre que allí se encue1tran tan abundantes, han sido tiabajadas en épocas prehistóricas, muuy anteriores al descubrimiento de las Américas por Colón. Los hzbitantes, en esas remotas épocas, no tenían mas metodo de trabajo que el romper trozos de cobre nativo á golpe de combas de piedra, com- bas formadas por trozos de roca de 5 hasta 39 libras de peso, se- gún se ve por las muestras halladas en esos lugares. Las labores de las minas no son profundas. En unz, que solo tenía 50 piés - de profundidad se hallaron andamios de madera, y un trozo de cobre grande. En otra minase encontró una masa de cobre puro — de peso de 46 toneladas. En otra, de solo 16 pies de o dad, se halló un trozo de cobre nativo de 6 toneladas de peso. Cerca de las minas no se han hallado restos de habitantes ni de casas. No ha sido posible pues formar idea exacta, 6 aproxi- mada siquiera, de dichos habitantes. Todas las minas se han en- contrado completamente cegadas con trozos de roca y tierra: ár E bo!es enormes han crecido sobre las boca—minas; sobre los tron= cos destruídos de esos arboles, han crecido otros, y sobre estos, otros. ¿Cuántos siglos han, pasado? Quien «sabe; siglos y siglos han transcurrido, para que esas comarcas hayan quedado desier-- tas; ningún monumento, ningún testimonio revela quienes fue- ron esos primitivos mineros. Sobre la boca de la Mina Mine-. sota, se halló creciendo un arbol que contaba 395 anillos; es de- . cir, otros tantos años de edad: ese arbol crecía sobre: los Carco- y remotas. A — 341 — - El jesuita Claude Allouez, en 1666, aseguró haber visto, en las orillas del Lago Superior, trozos de cobre puro desde 10 4 E 20 libras. En el rio Ontonagón existía sumergido un trozo de Bes - cobre nativo, que cuando estaban las aguas bajas era facil de notarse: ese rio existe en el Estado de Michigan. Por más de Ñ 200 años ese trozo de cobre existió allí, y en ¡los años 1820 y 1827 se trató de removerlo y conducirlo al museo de Washing- ton. Solo en 1847 se pudo conducir á ese museo, donde actual- mente existe, habiendo abonado el Gobierno 5. 655 dollars al Sr. Es Eldred, en cuyos dominios se hallaba En 1841 se publicó el in- forme del geólogo Douglas Houghton sobre esos minerales; y 4 poco después se iniciaron las grandes labores, que con tan: m- - mensos y favorables resultados han correspondido $ á los explota- > dores. E En 1857 se encontró en la mina Minnesota un trozo de co- A bre puro, que tenía 46 piés de largo, 18 pies de ancho y 9 pies de E espesor. Se trató de separar de la matriz este trozo, cargando la Jabor con 125 libras de pólvora, Esta carga se aumentó infruc- - fuosamente hasta 550 libras de polvora, sín ningún resultado; y solo una carga de 750 libras pudo, al fin, desprender esa enorme masa de su centro, En 1367 se iniciaron las labores en la mina llamada Calumet y Hecla. -La veta, en esta mina, varía de 6 4 28 pies de ancho; - en las labores los trozos de cobre nativo son pequeños, pero DE - muy al undantes. Sobre esta veta se hallan 14 labores, y estas se extienden en una longitud de cerca de dos millas. Todas las labores, en un principio, producían grandes trozos de cobre na- tivo, separados por material de poco Ó ningún valor: las labores -akoa, según se van profundizando, producen todas pocos tro- zos de cobre nativo de gran tamaño, pero los granos y trozos de Cobre nativo, aunque pequeños, son muy abundantes. -—— Dantiell, ingeniero de la mina Osceola tomando en cuenta el rumbo, declive etc. de esta veta, opinó que un socavón perpen- - dicular de 2,300 piés, iniciado fuera de los terrenos de la mina Calumet y Hecla, cortaría la veta; y despues de un trabajo de cuarenta meses, en efecto halló y cortó la veta 4 2.330 pies de profindidad. Magnífico antecedente para tenerlo presente en las. labores de nuestras minas. De estas, muchísimas que han sido muy ricas, están hoy abandonadas, cuando un Daniell podría for- mar sus calculos, y hallar 2xevos planos, quizás con asombrosas S as: Esta mina de Daniell es la renombrada Tamarack. ES AN! Agosto. de 1890, otro socavón de-Daniell ha cortado la - misma veta, á alguna distancia, y á la profundidad de 2.500 pies. EN Le PO Otros tan pS socavones se han iniciado, pero a han concluído. AA Como las minas ahora dan trozos de E puro, con: agrega- do de otros materiales, el producto de ellas se sacaá la: superfi ó cie de la tierra; de allí es llevado á un punto donde, por ; dio de maquinas, es. roto en trozos del tamaño de un Ra allí es conducido á de ES de agua al día!!—Otr as minas consumen o be tidades de agua, con igual motivo. Esta mina ha dado ya de di- videndo á sus accionistas 35.000.000 de dollars! y ScpmE dan do fabulosas sumas sin duda en años posteriores. E Hace poco mas de 3) años, que casi todo el territorio de- Michigan era un bosque impenetrable: hoy tiene una. población de cerca de dos millones de habitantes; sus campos - están bien cultivados, y en sus minas existen maquinarias de las mas grandes dimensiones, con los últimos y-mas completos adelan- tos. Inmensos capitales se han empleado y se emplean en esas empresas; en ellas impera la mas constante labor; la mas escla- recida inteligencia. Las minas siguen profundizándose, yal paso que progresan son más grandes y más costosas sus labores: al fin el vapor no podrá quizas ser bastante poderoso para extraer des esas grandes profundidades los productos minerales. Se estudia. con empeño, para la solución de esos inevitables problemas, la aplicación del gran motor futuro, la electricidar. ¿Quién á la: v ista del telégrafo y del teléfono, se atreverá á señalar límites al poder de la electricidad, y á sus maravillosas aplicaciones? > En las provincias de Ingavi y de Atacama, (Bolivia) hay mi- nerales de cobre, que alguna semejanza tienen con los de Mi. chigan, En el punto llamado la Chacarilla, cerca del pueblo: de Collapa, y al lado Sur del rio Desaguadero, se encuentra un. mi neral de cobre, que produce trozos inmensos de cobre native que pesan quizás doce Ó mas libras de metal, sin mezcla algu de roca etc. Los renombrados minerales de Corocoro, en la Pr vincia us Ingavi, no son sino rocas areniscas, formadas. pS sido de de alturas, arrastradas por he aguas y das en ese punto. ¿Dónde se halla esa región. de los. qué remotas ¿pacas se ha ao esos depósitos de cobre na- tivo? En San Bartolo, pocas leguas al Norte de Atacama (Boli- . Y existen depósitos de barilla de cobre muy parecidos á los en los nuestr os,todas las labores se hallan establecidas bajo prin- cipios a rudimentarios. Muchos años de Ene y a E cuestión carito de las minas de Michigan”es de la 8 Importancia: Es de todo punto e JU po homb res de la mayor gería física moderna, apenas Ep ma- nejarlas; y que no conocían el uso del fierro. Carecemos por com- E pleto de todo indicio, que mos pueda señalar á que raza pertene- - cían; de ellos no se han encontrado esqueletos, casas, ni alfare- rías de ninguna clase. Es también preciso tener presente, que las tribus indias, que hace quinientos años poblaban esas comarcas, ignoraban por completo la existencia de esos minerales, y que entre esas tribus no se hallaba viviente que tuviese la mas peque- - fía memoria Ó tradición respecto á esos prehistóricos habitantes. - Vivieron en esos lugares: trabajaron mucho sus abundantes mi- nas; y han desaparecido por completo, dejando como únicos mo- “ mumentos de su pasajera existencia las labores de aquellas. También entre nosotros han existido pueblos mucho mas avanzados en civilización que los del Michigan. Tiahuanaco es un monumento que atestigua una Nación muy adelantada en ar- uitectura etc. ¿Qué sabemos de los hombres, que levantaron la ca de o Este edificio de 3. 600 ea de largo; de eno piso de 600 pies de largo, 500 de ancho y 150 pies de alto. Es una verdadera Torre de Babilonia. No existe la más pequeña - tradición sobre los habitantes que han levantado esos enormes 3 - monumentos, e irrecusable de su existencia y poder. ÉS oN a | : Mopbesro BASADRE, Contra-corriente ns observala en Paita y Pacasmayo. Debemos consignar en este Boletín un tea de eran. inte- z rés para el estudio de la influencia que las corrientes oOcéa- nicas del litoral, tienen en el clima general de nuestra costa. El hecho es que en el verano pasado se observó en la zona de Pai-. ta y Pacasmayo, una corriente de norte á sud contraria á la gran 3 corriente polar que baña constantemente nuestro Jitoral; y que : como se sabe, sus aguas tienen una temperatura 7* ú 8% más baja. que la del resto del mar en nuestras latitudes, llegando esta di- ferencia, según Humboldt, á 12. Aquel río océanico de agua fría, que parte del mar Antas llega en su largo curso hasta la altura de Paita, desviándose luego al occidente hasta perderse en la corriente ecuatorial del Pacífico, entre los paralelos: NE y 6 norte. La contra-corriente observada el verano pasado, tuvo. su ori- gen sin duda en el golfo de Guayaquil, y por consiguiente sus aguas debieron ser más cálidas que las del oceáno, en las latitu- des de Paita y Pacasmayo; precisamente lo contrario de lo que Ñ sucede con la corriente polar, que sus aguas son más frías que las del resto del mar en esas latitudes. Aquella rechazó á ésta, - inclinándola al occidente en la zona comprendida entre los dos - puntos citados, puesto que fué reemplazada por las aguas tibias . del golfo de Guayaquil. La coincidencia de este fenómeno con los calores extraordina- e rios del estío de 1891 en nuestro litoral, prueba la íntima rela- - ción que hay entre las variaciones de temperatura de su ambien-=. A te y las perturbaciones que sufren sus corrientes marítimas. Así podría explicarse hoy la causa del excesivo, calor del pasado es- 3 tío y la extraordinaria humedad de la atmósfera, por aque ET perturbaciones. Normaimente el clima de nuestro litoral está refioscado por los vientos constantes del SE, que soplan deslizándose sobre la superficie fría de la corriente polar que tiene la misma dirección. | Estos vientos son además secos Ó muy poco cargados de hume- dad, por ser insignificante la evaporación del mar en la zona de esa corriente glacial. Explícase de esta manera por qué el clima de nuestra costa es en general seco y fresco, relativamente á su a posición geográfica; pero si por cualquier motivo cambian aque- 0%, llas condiciones de las que dependen el carácter peculiar de: su Pr e > Bi AA Z Mé » NN MS es Per - Ae m y Wir 2 4 > e . vid en A pe EA > not e sal A e =- 245 — . MbDETO BASADRE, ó E EL FIN DEL MUNDO.— - Nuestro sabio colaborador, M. Jacques a secretario de la Socióté serentifique Flammarion, de - Marsella, dió el 16 de Abril, en esta importante sociedad vulga- pi : de E tierra y las causas naturales que producirán la desaparición io la vida en su superficie. FS Leotard cree que los continentes aumentarán de superfi- p— E cie en el porvenir como en el pasado, disminuyendo al mismo A tiempo de relieve por efecto de las erosiones producidas por la ¡E eliculación de las aguas. En efecto, las causas geológicas que han producido la emersión de los continentes, no han desapare- cido aún, ni tampoco otras diversas causas del crecimiento de la tierra firme, tales como las islas calcáreas formadas por los - políperos, que han creado vastos archipiélagos en Oceanía. Por otra parte, á causa del eran peso, las aguas del océano A infiltrarse en la corteza porosa del globo, y este hecho : 2 conocidamente confirmado por la actividad volcánica y los temblores de tierra; de modo que la atmósfera misma esta lla- ES mada á ser arrastrada en pos de la parte líquida hacia el centro de la tierra; y así se Megará poco á poco al enfriamiento y se- | 03 quedad de ésta, llevados á cabo aún más activamente por el de- y Crecimiento progresivo de la luz y del calor solar. Recientemente M. Leotard ha dilucidado en La Géographee, 70 punto curioso referente á la cuestión árdua del porvenir de Nuestro planeta, Ó sea Su crecimiento, 4 causa de los aerolitos Ó estrellas errantes; pues es evidente que estos corpúsculos tienen una naturaleza cometaria, y que el choque de un astro cabellu- do, ninguna otra consecuencia puede tener, para nosotros, que E Az EN hermosa lluvia de pco volantes. sn se AN 3 0 “ación ¿de uestro: aho: estinid que contribuirá á produ- EE: de cir la caída de la luna, ya en fragmentos, á consecuencia de su Be primero, Y o del nde nuestro AS | la extinción del sol, á todo lo cual es. preciso. añadir la disn ción de las fuerzas vitales terrestres. deberán causar progres V mente la extinción de los seres vivientes y se la misma m% nidad. $ tro colaborador, es que este fin del máis terrestre no : acaec sido dentro de unos diez millones de años, lo que nos permite todos y aún á nuestros descendientes, durante a númer y 4 cada uno de nosotros le llega el día de la muerte, (De La Geographie, de París.) > E A AAA ————— a Personal de la Sociedad Geográfica detima 8 PRESIDENTE NATO. Ext Sr. Presidente de la República. ERE VICE-PRESIDENTE NATO, : A 2 . ; Sr. Ministro de Relaciones Exteriores. : | SOCIOS NATOS. Presidente de la Cámara: de Comercio, O Director General de Telégrafos. A Director General de Correos. | | A Director General de Industrias. Director General de Obras Públicas, Director General de Marina. Director de la Biblioteca Nacional. E Director de la Escuela Especial de Ingenieros: E Director de la Escuela Naval. PEE Director de la Escuela Militar. : 7% 0 Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. Ear Profesor de Geografía de Guadalupe. 7 SOCIOS HONORARIOS. a E Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas det Castillo, Excmo. Sr. D. Emilio Castelar, Excmo. Sr. D. José J. de Osma, A A > SOSA A e E ESA E - E A 3 S A E IR El EE A ds s $ E sl yl =$ + ” > in ha É> e = 5 - a 2 pon pa AS P A » y 3 pa ns d de 5 A ». » E == 5 E :4 LA A e e, +7 y ds Fo - pu . 7 4 O Sa d j PY pl La pe 4 $ ES a -——:857 —— 0 ee Cúnde de late. residente en Segovia (España) D. -P. Pradier Foderé, id. en Lyon (Francia). -D. Julio Simón, id. en Paris. Eo: Du Petit Thouars, id. id. - Tltmo. Sr. N, Vaughan, Obispo de Salford. -D. A. de Ouatrefages, residente en París. Dr, Leopoldo Contzen, id. en Essen (Alemania). 2 Clemente R. Markham, id. en Londres. - D, M. V. Ballivian, id, en la Paz (Bolivia) PD. Juan C. Carrillo, id. en Cochabamba (Bolivia). Dr, R, J, Jannasch, Presidente de la Sociedad Central de Geo- S grafía comercial de Alemania (Berlin). ED, Alejandro Ross, residente en Londres. - Senador N, Hertz, Presidente de la Sociedad de Geografía de Hamburgo. Dr. A. D. Hodges, residente en Boston. 3 ns Sr. Martin García Mérou, Enviado Extraordinario y 3 - Ministro Plenipotenciario de la República Argentina en el y 3 - + Perú, + Dr. Guillermo Reiss, residente en Dresde (Alemania). - Dr. Alfonso Stuebel, id. id. -D. Teodoro Wolff, id. 1d. SOCIOS CORRESPONSALES. Marcos Jimenez de la Espada, residente en Madrid. Herbert Guillaume, Consul General del Perú en Southampton - D. Tomás Hutchinson. So 3 D. Alejandro de Idiaquez, Cónsul General del Perú en Francia ¿457 (Havre). | | =D. Olivier Ordinaire, vice-Cónsul de Francia en Tarragona (Es- E : paña). -S. A. Príncipe Roland Bonaparte, residente en París. ER -P. N. Egg, residente en el Pozuzo. $ Coronel D. José Manuel Pando, residente en Bolivia. -D. José R. de Idiaquez, Cónsul del Perú en el Pará (Brasil) -—D. José Teobaldo Cancino, residente en Ayacucho. Esp, Adolfo P. Carranza, residente en Buenos Aires. -—D. Alejandro Sorondo 1d. 1d, Ep. ED. a D. Agustin Aspiazu residente en La Paz (Bolivia). - DD. Eduardo Idiaquez, 1d. 1d. D. José R. Rocha. 1d. 1d. - D. José Romero. 1d. Sl: A a 70 D. Ernesto Otto Rick, E Le Sucre (Bi D. Samuel Oropeza, id. Ti IS A Dr. D. Federico, Blanco id. en Cochabamba + (Bo ivia) D. Germán Von Holter, id. AO e LAA eb Dr. Fernando E. Guacha, id. en La Paz. e 3 Eo D. Felipe Berieda: y a residente en Paris. ES Dr. D. Fabricio Uribe, residente en Cua es Dr. D. José Ortega, id. dd : Dr. D. Carlos Uclos, id. en Honduras. == D. Gilberto Lirios, id. en Granada (Cute 38 D. Jesús Jimenez, 18. =en San José Ms ES Ea D. Fedérico Mota, == Hd Ao D. Carlos Cisneros, Cónsul del Perú en Burdeos. 8 D. Anibal Villegas, Ministro del Perú en Alemania... D. Federico A. Pezet, Cónsul General del Perú en 1 D. Frank Vincent, residente en Nueva Y ork CS Unidos ES D. Hipólito Valdez, resi lente en Puno. - | O R. P. Lange, id. en San Luis de Shuaro. E D. Aurelio Souza id... emCajamarta.. AS D. Santiago Torres Vicuña id. en Acobamba (Tarma). - D . Emiliano Carvallo 1d, enana E SOCIOS ACTIVOS. Sr. Almenara Butler Francisco, médico y cirujano. 3 Arancibia Felipe, imgenzero civil. 2 Artola Manuel R., médico y córujano. A Avendaño Leonidas, médico y cirujano y explorador de Es “« Bailey Juan, gerente de la Empresa del. Cable, Subma; Bambarén Celso, médico y cEru jano | Barandiarán Cárlos, tenzente 1. de la armada. dE esp dor del Amazonas. | E” “« Barberi José Luis, 21dustrial. = SES. e E ““ Barranca José S., Dr. en CHMALAS 212 3 O E « Basadre Modesto, geógrafo. E : E > “« Benavides Emilio, capitán de Corbeta. cr E Benites Enrique, autor de textos de Geografía. — E Billinghurst Guillermo, ingeniero y autor de varias s obs ecografía descriptiva y estadistica. > “« Bonifaz Emilio, abogado y A A A o o “ Candamo Manuel, Senador y Publicista. apelo Joaquín, Dr. en Ciencias € Ingeniero civil. Cárdenas Leonidas, Sezador. 'arranza Luis, médico y cirujano. Carrillo Camilo N., Capitán de Navío, ==“ Carvajal M. Melitón, Capitán de Navío. Castañón José, ingeniero ciual. Castro Juan Domingo, médico y cirujano. -Chacaltana Cesáreo, Doctor en Jurisprudencia y PELO maria: “ Chiarella Olivo, médico y cirujano. Coronel Zegarra Félix C., Doctor en Jurisprudencia. -“ Delgado Eulogio, ingentero civil. | « Eléspuru Juan N., Coronel, Director de la Escuela Murtar. « Eléspuru Teobaldo. ingentero civil. “« Elmore Juan E. Doctor en Jurisprudencia y bli -Elmore Alberto, Doctor en Jurisprudencia y publicista. «Elmore Teodoro, ¿ngenzero civil. dE «“ Espinar Enrique F., Capitán de Fragata. “ Espinar Rómulo, Capitán de Fragata. Espinoza Manuel l., Capztán de Navío, Director de la Es- cuela Náutica de Paita. Ferreyros Cárlos, Capitán de Navío. «“ Fowler Luis, Sargento Mayor de E Jército. ““ Gadea Alberto L., Doctor en Ciencias. ; E García Merino Manuel, hacendado y naturalista. Eo Granda José, Doctor en Ciencias. ES. ner Alejandro, Ingeniero ciutl. | Guzman y Valle Enrique, doctor en ciencias. _Habich Eduardo, Pro covzl, Director de la Escuela de Ménas. errera Federico. Huertas José B., Coronel de Ejército. Irigoyen Manuel, Doctor en Jurisprudencia y Diplomático. -““ La-Combe in de, Coronel de Ejército, Subdirector de pa o Escuela de clases. La-Puente A Médico y a Doctor en ciencias. . Lorente y Bend Sebastián. TAS en letra Palma Ricardo, lzterato y Director de la Biblioteca Nacional. Macedo José Mariano, médico y cirujano. RS Mackehenie Cárlos, Gerente de la io 4. de Vapor E Malinowski Ernesto, 21geniero civil. Middendorft Ernesto, médico y cirujano. Moreno Federico, i2dustrial. Nation William, raturalista. Olaechea Teodorico, ingeniero civil. Osma y Pardo Felipe, Doctor ex Jurisprudencia. Pacheco Zegarra Gabino, escritor. E Palacios Samuel, Coronel de Ejército y OR de Ln Pardo José, Doctor en Jurisprudencia. Pardo Octavio, ingenzero cival. Patrón Pablo, médico y cirujano. Paz-Soldán Cárlos Paz-Soldán y Unánue P., literato y rpoliclóta Pereyra José M., Coz onel de E Jército. Perla Enrique, Doctor en Jurisprudencia. E Pflúicker y Rico Leonardo, ¿ngeniero de minas y geólogo. 7 Polo José Toribio, bi0/16fLo y anticuario. Portal Nicolás F., Capitán de Navío. | : Puente José Agustín, agrónomo. 8 Raygada Eduardo, Capitán de Navío y ie ge los ros 3] Tambo y Pachitea. : Rincón Federico, Capitán de do Rodriguez Pedro M., Doctor en letras, Rodriguez Ramirez J. M., Coronel de Ejército. Rosas Francisco, médico y cirujano. Sala Fray Gabriel, misionero. Salaverry Juan, Capitán de Fragata. Terr Tadeo, explorador maritimo y terrestre. | Ulloa Alberto Unánue José, agrónomo. Villar Leonardo, medico y cirujano, : | Villareal Federico, Doctor en Ciencias, ingeniero y astrónomo, Viñas Manuel A., ingeniero civil. | Wertheman Arturo, INZOntero gederajo y a W hilar coa eS Lera 020. £É: E Williams Cárlos, pedagogo, 1d SOTETIN DE LA aciodad Heográfica de OIM E. LIMA, JUEVES 91 DE Marzo DE 1892.—Nuns, 10, 11 y 12, Ll Bolctín La abundancia de material y el mejor servicio del Bo/etíx, han determinado á los Editores, á reemplazar el número men- sual de cuarenta páginas, por otro trimestral de ciento veinte ' que comienza con la presente entrega, la cual corresponde al tri- mestre de Enero á Marzo. Los Editores esperan que los lectores del Bo/etír encontrarán en este primer número trimestral, lectura más interesante y más variada que en los cuadernos de la edición del año pasado, la que contiene sin embargo artículos y estudios sobre el Perú, que han merecido muy vivo interés público. El desarrollo sorprendente que de un año á esta parte ha lle- gado á obtener la Sociedad Geográfica de Lima, y los nuevos estudios que en este corto tiempo se han hecho de varias regio- nes del territorio nacional, con motivo de ciertas obras públicas, Ó por el interés industrial y científico de conocer mejor la riqueza mineralógica de algunas comarcas, determinando con precisión su topografía; han proporcionado á esta institución oportunida- des extraordinarias para ejercitar su actividad en los límites im- puestos por su propio programa. De esta manera han presentado sus comisiones memorias, monografías é informes más Ó menos extensos, pero siempre importantes, ya sea para desvanecer du- das geográficas, Ó para precisar y esclarecer la topografía y posi- ción de comarcas poco conocidas ó mal estudiadas. Este Boletín comienza por un estudio monog:áfico del Lago Titicaca, bajo su aspecto físico € histórico, que sirvió de tema á — 362 —- la brillante conferencia que en 21 de Diciembre último dió el Dr. La Puente; y el detallado informe que el Coronel La Com- be expidió, sobre las regiones comprendidas entre Chanchamayo y la hoya del Pachitea, en su carácter de comisionado especial de la Sociedad, con aquel objeto; y como complemento de este in- forme, se publica también el que presentó la comisión técnica nombrada para hacer un estudio crítico de los datos suministra- dos sobre el camino al Pichis. Aquella monografía y estos informes, inician para la Sociedad Geográfica una nueva era de trabajos y observaciones del más alto interés práctico para la geografía del Perú; y todo hace es- perar que en el curso de este año se efectuarán otros estudios de igual importancia, La sección arqueológica ha comenzado también sus labores, con un artículo sobre las ciclópeas ruinas de Quelap, poco cono- cidas aún, sin embargo de su origmalidad dd y de lo colosal de ellas. Prepáranse estudios de hidrografía oceánica y de climatología dei litoral, y con tal motivo se publica en este mismo núme- ro, un cuadro de apuntes y observaciones sobre la temperatura de la corriente polar que baña nuestra costa, y su influencia ge- neral en la temperatura de su ambiente, donde debe buscarse la principal causa de la ausencia de temporales, que hace de esta. zona una de las más originales del globo. Tal es el índice de los artículos con que comienza este primer número de la nueva era del Boletín. Su lectura demostrará cuán necesaria ha sido la organización de una sociedad séria que, como la Geográfica de Lima, sirva de criterio ilustrativo, para formarse un juicio claro y acertado de todos aquellos asuntos que, por su naturaleza, necesitan siempre ser esclarecidos por la severidad de la ciencia, para ponerse al alcance y á la apreciación justa de la razón común. Los EDITORES. Po — 3632 — Estudio monográfico del Lago Titicaca, bajo sú aspecto fisico é histórico. CONFERENCIA DADA POR EL Dr. D. loexnacio La PueEnNtE EL 21 De DICIEMBRE DE 1891. ” Señor Presidente: Señores: | Entre los muchos, cuanto importantes temas que por doquie- ra Ofrece el rico y variado suelo del Perú, ninguno presenta el interés y amenidad que el estudio del histórico lago Titicaca. Situado, geográficamente, en la gran altiplanicie Perú—bo!i- viana, donde forma la mayor porción de agua dulce navegable, suspendida á 3.825 metros sobre el nivel del mar, es interesante por esto como támbien por su formación geológica, grandioso fe- nómeno, de caótico desorden, que ha debido producirse en el conflicto mas estupendo de las fuerzas físicas, entre convulsio- nes violentas y horrísonas tempestades, provocadas por las ma- terias igneas, pugnando por salir al exterior, y la corteza terres- tre resistiendo con su poderosa fuerza de cohesión, hasta que vencida surgieron, por innumerables grietas, las cadenas de mon- tañas, nevadas hoy, en cuyo cóncavo profundo se reunieron sus fértiles aguas. La cuenca del Titicaca pudo haber sido formada también en su totalidad ó en parte adoptando la teoría del distinguido geó- logo Sues, por efecto y como consecuencia natural del enfria- miento de la corteza terrestre; fenómeno que debió determinar primero una contracción tangencial en las capas constitutivas y después repliegues, no pudiendo las materias comprimidas ocu- par de otro modo la súperficie enfriada y por consiguiente más estrecha del planeta. Este lago que, segun la opinión de Alejandro Agassiz, debe haberse formado, tranquilamente, en un mar interior, en un pe- ríodo de tiempo geológico comparativamente moderno, baña las provincias de Chucuito, Cercado de Puno y Huancané, del De- _partamento de Puno; y las provincias de Muñecas y Umasuyos de Bolivia. Favorece, por estó, el comercio interior de estas po- blaciones, decaido hoy, pero susceptible de mejora y engrande- cimiento bajo el impulso de una iniciativa provechosa. De otro lado, considerada la hermosura de sus aguas, donde bulle una vida activa y poderosa; la tersura de su superficie, en -- 364 — que riela la argentada luz de la luna, naciente en el monte lllam- pu, en esas noches calladas de fresco ambiente, perfumado con el suave aroma de las verbenas; y de otro modo sublimes, cuan- do las brisas del nordeste, en las noches de tempestad, arrecian, y en huracanadas ráfagas agitan sus olas y las arrojan en tumbos sobre las costas, con pavoroso estruendo; el gracioso recorte de sus ensenadas y golfos, orlados perp> tuamente de una faja de verdura; las perspectivas varias, risueñas unas, imponentes otras que cautivan y asombran; sus producciones naturales, notables 4 grande altura; las riquezas fabulosas, arrojadas á sus profundos senos, por los agraviados indios en un momento de delirio pa- triótico y cruel despecho, exacerbados por la aproximación de los españoles al mando del capitan Illescas; las ruinas ciclópeas de Tiahuanaco, cuyo origen se pierde en la noche oscura de los tiempos prehistóricos; las razas primitivas que lo pueblan; sus instituciones políticas, idiomas y creencias religiosas; todos estos puntos considerados separadamente, y con mayor razón en su conjunto, despiertan mucho interés, son dignos de consignarse en un opúsculo que integre cuanto hay de positivo y mejor ave- riguado sobre tan importantes cuestiones. Comprendiéndolo así nuestro ilustrado y entusiasta presidente, fijóse en este punto para tema de la primera conferencia dada por la Sociedad geo- gráfica. Pero si estuvo feliz en la elección del punto, no lo es- tuvo, ciertamente, en la designación de la persona sustentante, que á haberla escogido entre los eruditos historiadores y sabios naturalistas con que cuenta la Sociedad, habría alcanzado, sin duda, mejor éxito y lucimiento. Rica, por todo extremo extensa es la literatura del lago, pero los datos científicos, las apreciaciones críticas, se encuentran muy diseminados esparcidos en folletos, memorias, libros impre- sos en diferentes idiomas, difíciles de obtener, por manera que la preparación de un trabajo, del género que me ocupa, ofrece muy serias dificultades, máxime cuando se carece como noso- tros, por qué no decirlo, de Bibliotecas científicas, Museos de an- tigiiedades, Jardines Zoológicos, preciosas fuentes de informa- ción, indispensables para que la obra emprendida pueda colocar- se á la altura de los recientes descubrimientos científicos. Pentland, Thompson y Paz Soldan para la geografía del lago; Weddell, Taczanowski y Tschudi, en la historia natural; Rai- mondi, Pissis y D'Orbigny en la geología; Alejaudro Agassiz, para la parte física y cosmológica; el P. Ramos y el Dr. Villar en los mitos; Forbes, Morton y D'Orbigny en las razas; Acosta, Lopez, Villamil de Rada, Bertonio y Ma:kham en las lenguas; ed -— 866 -—- el P. Sanz, Wiener, Squier y Humboldt en los monumentos; Garcilazo de la Vega, Herrera, Montesinos, Cieza de León, Be- tanzos y Pi y Margal para los hechos políticos, usos y costum- bres de los primitivos moradores, son las principales fuentes que he consultado para la preparación de la presente conferencia. Además, el Sr. Barranca, sabio naturalista, miembro de esta respetable corporación, que ha visitado el lago y sus alrededo- res, se ha dignado proporcionarme muchos datos, enteramente personales; muy agradecido le estoy, como también al Sr. D. Ri- cardo Palma, nuestro ameno y castizo hablista, por las facilidades que me ha prodigado, permitiéndome libremente la lectura de los libros de la Biblioteca Nacional. Finalmente el Profesor Sr. W. Nation, eminente ornitologis- ta inglés, me ha suministrado el conocimiento de muchas aves del lago, no clasificadas en la monumental obra de Taczanows- ky, cuyos datos, de mucho interés científico, han venido á com- pletar mi estudio bajo el punto de vista de la Historia Natural, I SITUACIÓN GEOGRÁFICA É HIDROGNOCIA DEL LAGO TITICADA. El lago Titicaca cruza oblicuamente de NO. á SE. el parale- lo 16.” quedando dividido por él en dos partes desiguales, sien- do mucho mayor la que está por encima de dicha linea geográ- fica. Es el lago más grande de la América del Sur; su mayor diametro desde la desembocadura del rio Ramis hasta una ense- nada no lejos de Aygache, mide 194,460 metros; el ancho en su máximo, tomado en una dirección perpendicular á la longitud, desde Carabuco, hasta la desembocadura del rio Juli es de 68,524 metros. La parte norte del lago se llama propiamente lago Chucuito; y la que queda por debajo del estrecho de Tiquina se denomina laguna Uinamarca. La profundidad del lago es variable y nota- blemente grande en algunos sitios. El sr. Agassiz en su plano “Bosquejo Hidrográfico del lago Titicaca”, que nos ha servido para calcular, conforme á su escala, las dimensiones del lago, pone 65 sondeos de los cuales aparece una profundidad variable de dos á doscientos cincuenta y siete metros; la mas grande corresponde á la parte del lago compren- dida entre la isla de Soto y el continente. El Sr. Wiener que ha practicado también algunos sondeos, afirma haber encontrado, para varios puntos, una profundidad de 530 metros, — 366 — El agua es potable aunque no de buen sabor, limpia, traspa- rente, dejando ver el fondo en las regiones poco profundas. El Dr. Barranca atribuye el mal sabor de las aguas del lago, en las inmediaciones de Puno, á la presencia de sales de magne- sia y particularmente del bicarhonato de cal formado por acción química del ácido carbónico libre, proveniente de la putrefacción de las plantas acuáticas myriophyilum y totora sobre el carbona- to de cal de la cuenca del lago. Del análisis practicado por el Sr. Raimondi resulta medio gra- mo de materias minerales, por litro de agua, cantidad poco con- siderable. El Titicaca semeja un Océano, pues comprende en su exten- sión, islas, penínsulas, cabos, istmos y estrechos. Cuenta 23 islas:siendo las principales: Titicaca, Coati, Aman- tani, Púlpito, Campanario, Taquila, Soto, Apingúela, Cumana, notable por el marmol que ella contiene, y en fin, el islote de Es- teves, hoy península, donde deportaban los españoles á los pa- triotas durante la guerra de la independencia. Allí estuvieron entre otros ilustres prisioneros D, Miguel del Carpio y D. Rufino Echenique, notables personajes políticos, este último llegó á ser Presidente de la República. Allí existe también la tumba del sabio naturalista Orton, cuyos hermosos estudios sobre los An- des, hoya del Amazonas y fósiles del Norte del Perú, han con- tribuido no poco al mejor conocimiento de nuestro suelo. Por efecto y como consecuencia de encontrarse nuestro lago entre dos cordilleras de montañas, perpétuamente nevadas, recibe abundante caudal de aguas provenientes de las iluvias torrenciales y de la fusión de los hielos. Excepción hecha de los torrentes, verdaderamente innumera- bles, los principales rios que vierten sus aguas en la ancha pelvis del Titicaca, son: el Ilave, ó río Blanco, Juli, Pomata, Tiahua- naco, Vilque, Sehuenca, Keca, Ancoraimes, Escoma, Huaychu, Moho, Ramis y Coata. El rio llave toma origen en los cerros de Sacata (Benites), sus afluentes son: la Angostura, Chellumpil, Tucsahaguira, rio Hediondo, Collacachi y otros; su curso es de NO. á SE. (Tovar); su extensión es de 59 y 14 kilómetros. El Ramis que es el más caudaloso de todos, nace en los ventisque- ros de Aricoma y lavaderos de oro de Poto (Basadre): fertiliza las provincias de Azángaro, Pucará y Huancané; de curso muy extenso: 333 kilómetros poco más Ó menos. El rio Coata fertiliza la provincia de Puno y tiene por afluen- - tes el Cabanillas y el Lampa; corre hácia el SE. El Sehuenca nace de la cordillera de Challana, por varios arroyos, de los que Po . P — HN = el Lincu es el principal. El rio Keca toma origen en las cordi- lleras de Quechuani y Chachacmani por varios arroyos que se reunen en Pajchani.— La parte norte del lago tiene riberas de- sapacibles; pero hácia el este son muy escarpadas, y el panora- ma es grandioso, contribuyendo á su magnificencia la cordillera nevada del Sorata, que aunque distante muchas leguas, por una ilusión Óptica, su brillante corona blanca, parece tan próxima al lago, que se diría que la base del monte lllampu surgiera de sus mismas aguas. Preséntanse con frecuencia en el lago violentas tempestades: y en 1878 se observó el fenómeno, curioso, de una tromba marina. Los dominios del lago Titicaca fueron en lo antiguo mucho mas extensos de lo que lo son actualmente; sufre, pues, como todos los lagos de la tierra, un proceso lento de desecación. El profesor Alejandro Agassiz examinando atentamente las terra- zas de las costas del lago, se ha persuadido que el nivel de las aguas ha bajado de 121 metros 92 á 91 metros 44. En conse- cuencia sus costas debieron haberse extendido por el N. en di- rección de Pucará, formando un estrecho brazo que avanzaría hasta Santa Rosa. El lago Arapa, que actualmente se encuentra á considerable distancia de su ribera occidental, no puede ni debe ser mirado sino como restos del antiguo lago, La inmensa llanura de Cabanillas, que se extiende al N. mas allá de Lampa, y al E. hasta Juliaca, cuya altura mayor es de solo 30 4 36 metros sobre el nivel del lago, debió de haber sido evi- dentemente su antiguo lecho. Las costas orientales no han varia- do probablemente mucho, bien que la península de Achacache no puede menos de haber sido una isla, La bahía de Puno es natural suponer que estuviera ligada con la llanura de llave y también con aquellas que se hallan por detras de Juli. El Desaguadero debió de haber sido un estrecho muy ancho con grandes islas, á lo largo del lago Titicaca, considerándolo unido con el Aullaga, formando como dos lagos iguales, superior é inferior, comunicándose entre sí. El lago superior se extende- ría al través del istmo de Yunguyo, de modo que la península de Copacabana constituiría una isla grande separada del inferior por un ancho paso entre las colinas situadas al O. de Copacabana, y las que miran al E. de Yunguyo. Las llanuras estériles situadas al N. y O. de las riberas del la- go, dan una excelente idea del dead “de toda la hoya, si actual- mente estuviese desecado. La temperatura de las aguas .del lago ha sido bien estudiada por Agassiz. Del cuadro de sus observaciones que inserto á con. — 368 — tinuación, resulta oscilar entre 10%.6 y 15” centígrados; habiendo poca diferencia entre las temperaturas tomadas en la superficie y la correspondiente á diversas profundidades. Así por ejemplo 4 247 metros la temperatura era de 12.9. C.; y en la superficie 1245. ' ' Profundidad en/Temperatura en a ES irompera la superficie n] ¡tura en el TIEMPO j dnd i aire Ai AAA AAA A a o———— 8:36 1127. C.112.5.C 7.40 A. M. 13.38 (12,7 [117 |13.3| 10.15 A.M. 46.88 (144 111.7 12.30 A. M. 30.10 115 125 127. 430 P.M. 20.06 |12.7 (12.7 | 56| 7.104, M. 40.18-113.6. 1183. HTA 55.18 (126 1125 8.3 | 12.20 A. M. Nublado 50.16 ¡14.1 13,4 147, 4. P. M. Despejado 71.90 (13.7 (127 |14.4|10.20 A. M. 78.58 ¡13.2 12.7 '19.4| 11.05 P. M. Sol brillante 110.35 [138,4 |124 ¡127|11.10 P. M. Sol 12373 [18,9 125 |15.61| 2:25 P. M. Sol 137.10 113 10.6 AA A 143,12 [13:34 12054 61 GANE 150.48 |13.3 — |122 -1127| + PM 167.20 [129 ¡124 , 6.7| 7.10 A. M. Oscuro y lluvioso 172.22 |13.3 |10.8 O 0 185.59 [14.1 127" ¡AAA 177.28 He:9:" [dalsios MAN 187.26 (12.7 125 6.7 7.10 P.M. Oscuro y lluvioso 188,94 (14.1 12.7 16.1)10. A.M. Claro 190.61, 19,7 dE 193.95 ¡12,7 ¡126 | 7.2| 11.14 A. M. Oscuro y lluvioso 108.13 (13.5 (183 '15.6| 1.09 P. M. Sol 20921 NA 7.2| 8,05 P. M. Sol 217.35 (13,8 1127 y ES AO E O 227.89 |13.9 (122 |12.7|10.30 A. M. 220.70 IET ABLA 247.84 1129 125 | 83/1140 A. M. Nublado 250.80 a T 125 8.9 10.25 A. M. Nublado 252.47 1 1127 | 9.41 12.25 P. M. 256.49 12 NE E A E M. , Md AA e id a cs ds COMPOSICIÓN GEOLÓGICA DE LA MESETA DEL LAGO TITICACA - Examinada atentamente la constitución geológica de la Amé- rica y 1eflexionando sobre el equilibrio de los fluidos esparcidos sobre la superficie de la tierra, no puede admitirse, como preten- den algunos, que el nuevo continente haya salido de las aguas con posterioridad al antiguo. Obsérvase en él la misma suce- sión de capas pedregosas; y probablemente * las montañas del Perú, los granitos y pizarras micáceas, las formaciones de yeso y arenisca han surgido en las mismas épocas que las rocas aná- logas de los Alpes de la Suiza. Puede decirse, generalizando el concepto, que el globo entero parece haber sufrido simultánea- mente las mismas revoluciones y catástrofes. A una altura, que excede la del monte Blanco, se encuentran suspendidas sobre las crestas de los Andes petrificaciones de conchas pelágicas, osamentas fósiles de elefantes esparcidas en las regiones equinoxiales, no al pié de las palmeras, en las abra- sadas llanuras del Orinoco, sino sobre las planicies mas frías y yertos páramos. En el nuevo mundo como en el antiguo, generaciones de especies destruidas han precedido á las que : actualmente pueblan la tierra. Del hombre mismo no puede afirmarse que su aparición sea más reciente en América que en los otros continentes. Las diferentes cadenas de montañas, cuyo imponente conjun- to constituye la Cordillera de los Andes, se reunen algo al nor- te del lago Titicaca, para separarse nuevamente en dos cadenas, oriental y occidental, que después de correr largo trecho separa- das convergen, en el nudo de Porco en Bolivia. Esto como dato general desu orografía, que para conocer su complicada estructura necesitaremos recorrerla siguiendo una línea ideal que la atraviese de parte á parte, por los sitios y regiones mejor estudiados y conocidos, que para comodidad de la exposición y mejor precisar los hechos geológicos, supondremos ser el paralelo 18%. - Sigámoslo, pues, y muy atentamente, partiendo de las cos- tas del Pacífico. Lo primero que se encuentra son capas de are- na, de origen muy reciente, que cubren conglomerados de orl- gen volcánico. Adelante nuestro camino, atravesemos ligero el abrasado suelo donde reverbera con poderosa intensidad el Sol de los Incas: dejemos esta desierta faja, triste, monótona, cuyo sepulcral silencio es interrumpido apenas por los flautados soni- 27 — 370 — dos que produce el viento, rozando, como un arco de violín, las salientes aristas de las dunas. Asi llegaremos á los primeros contrafuertes de los Andes: la arena desaparece, viéndose en su lugar capas de arenisca, mar- gas, rocas de caliza que faltan á su vez reemplazadas por rocas plutónicas, constituidas en su mayor parte de pórfidos y sie- nitas. ; Concluida la travesía de esta gran formación, penetramos en la vasta región volcánica, donde tienen su asiento el Tacora y el - Sahama, que se extiende hasta-el llano donde corre el Desagua- dero. En esta región tenemos capas lacustres recubiertas mas Ó me- nos por terreno de trasporte, Óó conglomerados de piedra pomes que avanzan hasta tocar la base de la cordillera oriental. Estudiando la formacion geológica, capa por capa, principian- do de abajo arriba, tenemos el terreno hurónico como la forma- ción mas antigua, que sirve de apoyo y sostén á las demás forma- ciones, constituido por pizarras cristalinas satinadas unas, alter- nadas con capas de cuarcita otras, apoyadas directamente sobre un suelo de granito, debajo del cual yace el gneiss primitivo. (Pissis). Por encima de las pizarras cristalinas se muestra una serie de capas compuestas de areniscas lustradas, de psammita y de una arenisca pizarrosa micacea, que forman la base del Illimani y la cadena que se extiende desde allí hasta Potosí y Chuquisaca. Los fósiles son raros, sin embargo se encuentran trilobitas tales como el Homalonotus linares, el Phacops latifrons, el Phacops pentlandú; brachiopodos, tales como el Orthis andú y el Orthis almará é impresiones de fucus. Según estos fósiles este terreno es al mismo tiempo silúrico y devónico. El terreno pérmico se muestra sobre la planicie boliviana, de los dos lados de la cadena occidental, formando dos zonas sepa- radas entre sí por rocas plutónicas. Se le encuentra al Sur del lago Titicaca, donde se extiende entre San Andrés y Corocoro, para dirigirse desde allí hacia el Sur, donde forma una parte de las montañas de San Miguel y de Carangas, para reaparecer en el desierto de Atacama en la cordillera de Varas y en el valle de la Ternera; es formado generalmente de conglomerados, de are- niscas más Ó menos finas casi siempre coloreadas en rojo por el oxido de fierro, algunas veces en verde por un silicato análogo á la clorita, Ó en gris amarillento por el fierro hidratado. Los únicos fósiles que se han encontrado en este terreno son restos de vegetales. En el valle de la Ternera se han encontrado | : j — Ml — algunas capas de antracita, impresiones de helechos y de voltzia y en gran número de localidades tallos silicificados 6 carboniza- dos que parecen referirse al mismo género. El trias ocupa la planicie boliviana en un espacio comprendi- do entre San Andrés y Santiago de Machaca. Forma más al este la parte superior de la cordillera de Ouinsacruces, presentán- dose á trechos, separados por grandes intervalos. El terreno Jurásico no se encuentra en la región de los An- des sometida á nuestro estudio, El terreno lacustre, que viene á ser terciario, es mucho más extenso, ocupa una gran parte de la planicie boliviana, en el llano que se estiende del lago Titicaca al Poopó y reaparece en el desierto de Atacama donde ocupa la parte superior del valle del río Loa y las pampas donde se encuentran los depósi- tos de sal gemma y de nitrato de soda. Este terreno llena casi en totalidad el gran valle longitudinal de Chile desde Santiago has- ta el golfo de Reloncavi. Este terreno se compone, en su parte inferior, de una arenisca arcillosa sin estratificación aparente, muy semejante á la que encierra baculitas, después vienen capas alternadas de arenisca y de arcilla; y finalmente, un poderoso de- pósito de trasporte formado de rocas arrancadas de la cadena de los Andes. Los fósiles son muy raros, las margas de las inmediaciones de La Paz contienen algunas planorbis, y en las de Chile se encuen- tran restos de vegetales; pero en el limo que rellena las cavida- des del terreno de trasporte se han encontrado restos del M=sto- don Andium, lo que basta para fijar la edad de esta formación. Las rocas plutónicas, muy diferentes desde luego por su com- posición, se aproximan, sin embargo, por grados insensibles, has- ta convertirse en productos volcánicos propiamente dichos. Dos grupos principales podemos considerar: el primero, for- mado por el granito, sienitas, pórfidos cuarcíferos y traquitas; y el segundo constituido por la labradorita, mica, hipersteno y pl- roxeno; estos últimos son ya la escoria vol.ánica negra. Los pórfidos cuarcíferos se componen de una masa petro sili- ciosa, en la que se encuentran implantados cristales de cuarzo, afectando la forma bipiramidal. En Bolivia atraviesan, de dis- tancia en distancia, la base de la cadena oriental, y se encuen- tran también sobre el eje de la gran altiplanicie, desde el Titica- ca al Poopó, formando las montañas de Sicasica, Oruro y Poto- sí, célebres por sus minas de plata. Las relaciones de esas rocas con los terrenos estratificados les asigna un origen más reciente que el de las sienitas, — 372 — Las traquitas de los Andes no se presentan con la misma uni- fo-midad que los pórfidos cuarcíferos, pues afectan formas su- mamente variadas dependientes no solo de cambios de estructu- ra sino también de su composición. Muchos son tan compactos como los mismos pórfidos; y en- cierran como ellos en su masa cristales de cuarzo. Respecto de la elad de su formación es mas reciente que la de los pórfidos cuar íferos. A su acción lenta pero contínua débese la transfor- mación de los pórfidos en rocas cuarzosas, de innumerables ca- vidades, provenientes de la destrucción del feldespato. Dificil es fijar la edad de las traquitas pudiendo solo afirmarse que muchas de ellas son anteriores á los depósitos lacustres de Ch le y Bolivia. S 1s variedades más recientes son las fonolitas yuese muestran en los grandes centros volcánicos, dispuestas en mantos que al- ternan con capas de conglomerados, Esta variedad pertenece á una época indudablemente anterior al depósito de las últimas capas terciarias, * En los Andes el fin del período terciario ha estado caracterl- zado por fenómenos de una extraordinaria intensidad: las anchas fallas, cerradas, por donde las sienitas y las traquitas salieron al exterior, se abrieron nuevamente, en medio de los más fuertes sacudimientos del terreno, para lanzar con fuerza materias mo- deladas compuestas de piedra pomes, cristales microscópicos fel- despáticos, mezclados á restos de rocas subyacentes, formando conglomerados que cubren vastas superficies de terrenos. Estas materias son la base que soporta los conos volcánicos de Taccra y Sahama, cerca de La Paz. Siguiendo la marcha del terreno volcánico desde las partes elevadas de los Andes hasta los mismos llanos, no puede admi- tirse como fuerza de trasporte otra que las lluvias torrenciales; y la proveniente de la fusión de las nieves, que coronan las altas cimas de la cordillera. A partir de esta época, la comunicación de los volcanes con el exterior se limita y dificulta mas y mas: las retinitas, que han sido las últimas materias expulsadas, han obliterado las fallas, dejando solo algunas pequeñas aberturas por donde se escapan fluidos elásticos. Es notable que todas las lavas recientes de los volcanes de los Andes tengan por base la retinita sola Ó mezcla- da con cristales feldespáticos. 1 ( ] : 3 S its O EXCURSIÓN POR LOS ALREDEDORES É ISLAS DEL LAGO TITICACA. Para completar el estudio geológico, anteriormente bosqueja- do, imaginemos una excursión científica por los alrededores y principales islas del lago; cuya ficción, además de permitirnos cla- sificar los terrenos, nos dará oportunidad para hacer la descrip- ción geográfica de las poblaciones ribereñas, abarcando el ma- yor número de datos referentes á la flora y á la fauna de tan im- portante región. Visitando ciertos lugares no omitiremos la descripción de las ruinas de sus principales monumentos. El punto de partida de nuestro viaje consideremos que sea Vilque Chico, pequeña población situada á unos 1,588 metros distante de la laguna y casi á su nivel. Este pueblo está domi- nado por un cerro colorado, llamado Calvario, de forma cónica; es de arenisca roja arcillosa y tiene el aspecto de una fortaleza. Este pueblo de reducido vecindario dispone de una iglesia algo mezquina. A un kilómetro de la población. camino de Moho, se encuen- tra un mananti¿l de agua cristalina muy reputada en el lugar para la curación de diversas enfermedades, habiéndose construí- do un baño cómodo para las diversas aplicaciones terapéuticas que se aconsejan de una manera empírica. El agua es potable, de buena calidad, como que proviene de filtraciones. En sus campos cultivados se cosecha en abundancia y de bue- na calidad, cebada (/Zordeum vulgare), papas (Solanum tubero- sum), ocas (Oxalis tuberosa), quinua (Chenopodium quinua), maiz (Zea mays), habas (Fava vuloar 5) cuyas sementeras son con poca diferencia comunes á todos los demas pueblos que va- mos á visitar, Moho está situado sobre una lomada distante dieciseis ki-. lómetros y medio de la laguna. Su Iglesia no es mala. Presión barométrica (Gay-Lussac), 481 mo. En Moho hay un baño que se cree mineral, pero que no está formado sino por agua de filtraciones. En los alrededores de este pueblo hay una vegetación muy hermosa, entre otras plantas podemos citar la Loasa chuguiten- szs, de flores coloradas, la Buddleya corzacea, llamada Ccolli ú olivo silvestre, magnífico arbusto cuyas flores de color amarillo dorado, contrastan con el verde oscuro de sus hojas. También se encuentra en abundancia Xizbes ¿mcarnatum, Calceolaria bart sicefolia. Bandadas de alegres y parleros loritos, Bolborhynchus — 374 — aurifrons, llamados por los naturales Cacquei, de elegante plu- maje, como que visten de verde y oro, se arrojan sobre las se- menteras en busca del apetecido grano. El profesor W. Nation opina porque es el 5, andizcola. El zorro, atoj, Pseudo alopex azar, hace de esos lugares el teatro de sus frecuentes depredaciones. Suspendido sobre el espacio á 48.000 pies de elevación, seis veces mas alto que las nubes, se cierne el Condor, cuntur, Sar- coranphaus papa, magnífica ave, reina del espacio, tan grande que llega á medir cinco metros de braza y de vuelo tan veloz que en pocas horas atraviesa tierras de diferentes latitudes y climas. Su mirada abarca 10.000 millas cuadradas según la afirmación de Humboldt. En las noches frías el buho, gran Tucu, Pubo virginianus; y los murciélagos, Voctilzo unzcolor y N. afinzs interrumpen con sus graznidos y chirridos agudos el solemne silencio de esos abandonados lugares. De Moho pasamos á Conima, que dista solamente 250 me- tros de la laguna y ofrece la particularidad de caer en él frecuen- tes nevadas. Aneroide corregido 486 milímetros. El terreno presenta capas de caliza en medio de arenisca roja. Huaychu es el primer pueblo de la ribera oriental pertenecien- te á Bolivia. Las pampas de sus inmediaciones han sido antiguo lecho del lago. Sus rocas son pórfidos cuarcíferos, propios de la formación carbonífera. El rio que lo atraviesa es célebre en la historia antigua del Perú por la memorable batalla que el Inca Mayta Capac libró contra los habitantes de Umasuyus que, en número de 14 mil combatientes, se apostaron en la orilla para impedirle el paso. Terrible y sangrienta fué la acción, dando por resultado la vic- toria el sometimiento definitivo de esos pueblos hasta Callamar- ca, espacio de 166 kilómetros, al dominio de los hijos del Sol. En las regiones áridas y rocallosas se encuentra la Colletza Weddeliana. Escoma es un pueblo mas pequeño que Huaychu, pero en sus inmediaciones hay importantes ruinas; aneroide corregido 497 milímetros. Los cerros vecinos tienen minas de estaño antiguas, cuyas ve- tas corren en arenisca metamóríica. O A e ii td — 3716 — Carabuco, distante 250 6 300 metros de la laguna, tiene un suelo de arenisca roja arcillosa con grawake muy trastornado. Ancoraimes, cuya posición astronómica es 15”. 54” de latitud y 711*%12' de longitud, nada ofrece de notable. En sus inmedia- ciones se encuentran minas de plomo y plata. Su terreno está constituído por arenisca amarillenta rojiza. Barómetro Gay- Lussac 484 mm. Achacache, capital de la provincia de Umasu- yus es una regular población, situada en un dilatado llano de puro terreno de aluvión Aneroide 494 m m. Gay—Lussac 487m m. Goza de muy hermosa vista: desde allí se contempla el gigantes- co nevado de Sorata (7.200 metros), llamado Illampu, en cuyas laderas, hondas quebradas y altas cumbres nacen numerosos vegetales de raras formas, entre los cuales mencionaremos: el Seneti0 culcitivades, la Wernerza digitata, el Senetzo glaczales, la Lucilia violacea y la Gentiana primulifolia; este último vive en los sitios más elevados é inclementes, inmediatamente por debajo de las nieves perpétuas. El Gymoxys repanda florece en las partes bajas y abrigadas. Partiendo de Achacache, en dirección de Huata, se encuentra pronto una gran llanura, sin piedra alguna, que ha sido induda- blemente antiguo fondo del lago. Entre los vegetales más notables vemos erodzums y verbenas. El terreno, los cerros, las rocas, todo aquí es volcánico: se cami- na sobre lavas feldespáticas, traquitas, con mucha mica negra, hasta llegar á Santiago de Huata, reducida población, cuyo sue- lo formado de arcilla endurecida, se halla dispuesto en capas ver- ticales. En el camino hacia Tiquina el terreno es carbonífero, hun- diéndose en dirección norte bajo un ángulo de 50." Tiquina es una población pequeña, edificada en el estrecho de su mismo nombre, de hermoso panorama y clima templado. Po- sición astronómica 1614” de latitud; 71.11" de longitud. Es admirable ver como madura el maiz á 3,850 metros de al- tura, cuando en otros lugares del Perú y Bolivia á 3.500 me- tros no se produce este grano alimenticio. En una isla de sus inmediaciones, formada de arenisca roja, se encuentra notables cantidades de huano, producto de las aves acuáticas, empleado por los indios como abono de sus tierras. Las aves del lago son muy numerosas, como aparece del cua- dro siguiente: Gaviotas. Fam. Laride.: Larus serranus. Patos: Fam. Anatide: Bernicla melanoptera, llamada Hua- e chua, Anas cristata, Querquedula oxyptera, O. puna y Erisma- tura ferruginea. Zabullidores. Fam. Pod:ciprtide: Podiceps caliparcons, Podt- ceps Roland? Tachybaptus dominicus y Centropelma micropte- UDI. Gallaretas. Fam. Rallide: Fulica ardesiaca, EF. gigantea (choca). Sarapicos. Fam. Charadrúde: Vanellus resplendens, Oreopht- lus ruficollis. Fam. Scolopacide: Tr2mga maculata, Ercunetes petrificatus, Actitis macularzus, Phegornis Mitchell, Gallinago andina, Recurvirostra andima y el Nycticorax Gardin: que al- gunos naturalistas llaman N. obscurus. Bandurrias: Fam. Tantalidee: Falcinellus Ridewayz. Theris- ticus caudatus. Flamencos Fam. Pheenicopteride: Phanicopterus ignipallia- tus, Ph. andinus. Las plantas comunes en las inmediaciones de Tiquina son: Miositis granulosa, de flores blancas, con centro amarillento, el Astragalus pusillus, en los sitios pedregosos, el Senetio pinnati- lobatus, pequeño arbusto de flores amarillas que crece en las hendiduras de las rocas. En la laguna misma tenemos el Myriophylum titikakense, la Asolla magellanica, el Malacochoaete totora y la Casalea Bona- yIENSIS. El Myriophilum abunda mucho y flota en grandes masas, pe- netrando á mucha profundidad. Es un artículo ue comercio, pues sirve de pasto para el ganado. La totora es usada por los naturales para la construcción de sus balsas y piraguas que manejan hábilmente sirviéndose de re- mos redondos. Llama la atención las velas usadas actualmente por la analo- gía que tienen con la de los buques egipcios esculpidos en el se- pulcro de Ramses III. En el lago existen seis especies de pescados pertenecientes á las familias de los Cyprinoides y Siluroides, número demasiado pequeño para una masa de agua-tan considerable como la del lago Erie 12332,477'204,000 metros cúbicos; volumen calculado con las dimensiones anteriormente expuestas y una profundidad media de 100 metros. Como las cifras cuando son muy elevadas pierden en cierto modo su carácter representativo, nos valdremos de una compa- ración que lleve al espíritu la imagen de esa enorme magnitud. Nuestro bullicioso Rimac, de ordinario escaso de aguas, aumen- — NN — ta considerablemente su caudal en las crecientes de verano. En este año, como todos los ríos de la costa del Perú, creció de una manera excepcional, ocasionando daños y causando alarmas en las familias que vieron por la parte baja de la ciudad, amenaza- dos sus hogares. Según las medidas tomadas por los ingenieros llegó 4- tener 400 metros cúbicos por segundo; pues bien si el Rimac, con ese caudal tuviese que llenar la cuenca del Titicaca, necesitaría 105 años y 203 días. El io Amazonas que es, como se sabe, el mas caudaloso del mundo, tiene, segun Reclus, 100,000 metros cúbicos por segun- do, encargado, solamente, de llenar ese inmenso estanque, nece- sitaría 154 dias y 5 horas para conseguirlo; prescindiendo en uno y otro caso de la evaporación que es enorme á la altura en que se encuentra el lago. Entre los reptiles la especie mas interesante es una rana gran- de que permanece horas enteras sumergida á muchos metros de profundidad, suspendida d+1 follaje del myriophilum en una mística contemplación del alejado fondo. Los moluscos son todos especies esencialmente de agua dul- ce, sin ninguna particularidad. Hay un planorbis, una pequeña vivalva, perteneciente al género ciclas y una linnea muy pequeña. Los crustáceos pertenecen principalmente á las Orchestiades, especies que no han sido encontradas en las aguas dulces. Sus afines son todos marinos, circunstancia que apoya la presunción de haberse formado el Titicaca, como se dijo al principio, en el seno de un mar interior; opinión cuya verosimilitud aumenta con el descubrimiento de dos corales nuevos, la /sop%y/la du- plicata y el convexastreea peruviana en el valle de Berenguela sobre un torrente, 4 cosa de dos millas de Tibiliche, de los cua- les ha dado una excelente descripción el Sr. Pourtalés, Tibiliche se encuentra en la extremidad setentrional de la cuenca del nitrato, por detras de Pisagua, Este hallazgo es de mucha importancia científica, porque pro- cede de un lugar que se encuentra á 914 metros sobre el nivel del mar distante 37 kilómetros del océano Pacífico; lo que indu- ce á creer que el mar extendió su lecho por lo menos hasta allí, Ademas los corales se han encontrado adheridos á la superfi- cie de las rocas, creciendo de la misma manera que sus afines del mar. Dado el aspecto general del país, con poco esfuerzo de imagi- nación se puede señalar lo que fué lecho y lo que fué riberas de ese mar interior, sus islas, penínsulas y las conexiones con el Océano Pacífico. 3 — 378 — Andando los tiempos este mar se convertiría en un lago sala- do, cuya desecación comenzó, cuando se rompieron, por la ero- sión contínua de las aguas, las barreras de sus primitivos límites hasta desaparecer completamente. Añadamos á estas consideraciones las ocho especies de alor- chestes que viven á 102 metros de profundidad en el lago Titi- caca y no podrá uno menos de convencerse que. si ese mar inte- rior existió, debió haber estado en comunicación con la laguna que estamos estudiando. Mas ya es tiempo de que volvamos al estrecho de Tiquina de que nos apartó tan importante digresión. Su ancho es de 629 metros (Ballivian) y su profundidad de 166 (Raimondi), En los cerros de la izquierda, camino de Huarina, el terreno es volcánico, se encuentra también arenisca en capas verticales, arcilla pizarrosa, y conglomerados recientes, en capas horizon- tales. Huarina es un pueblo algo grande, tiene dos iglesias, calles rectas y casas blanqueadas. Huarina es célebre por la batalla del 20 de Octubre de 1547 que ganó Gonzalo Pizarro combatiendo las tropas que seguían la causa real, al mando de Diego Centeno. Las fuerzas que entraron en acción fueron mil cien hombres por parte de Centeno, contra 500 escasos de Gonzalo Pizarro; pero la pericia militar y refinada astucia de Carvajal, decidieron contra el número los favores de la victoria. A 166 kilómetros hay una mina de cobalto con pequeñas pro- porciones de bismuto nativo En las inmediaciones se encuentra una borraginacea de flores moradas, llamada Oquete, cuyas hojas amargas son empleadas contra los helmintos. Viajando por los cerros de Aygache se encuentra grauwake, Aygache es uno de los pueblos mas tristes y desocupados del contorno de la laguna. Tiahuanaco, situado en una pampa de terreno de aluvión, con pequeñas eminencias ó morritos de tierra arcillosa colorada, na- da ofrece de particular, hecha excepción de sus importantes ruí- nas. En sus alrededores florece la Baccharis microphylla. Tiahuanaco está en su mayor parte construído con las piedras de las ruinas, pudiendo decirse que no hay casa que no tenga sl- quiera el dintel de la puerta hecho con estos materiales. Su mis- mo templo ha sido construído con piedras labradas, tomadas de estas ruinas. Es muy digno de notarse que por cualquiera parte por donde se escave un poco el terreno se encuentra á diferentes profundi- Xx o «7 7 AAA ANDAR ” “wo. — 397 — mentar la humedad de la pequeña área de sus valles, deja en com- pleta sequedad la de sus desiertos; y las corrientes del aire frio que descienden de las altas regiones de la cordillera en virtud . de su mayor peso específico, solo refrescan el ambiente de la parte oriental de nuestro litoral. Esas corrientes son las que en gran parte producen la nota- ble diferencia que hay entre la temperatura del día y de la noche en las quebradas de la costa. Ya se ha manifestado el motivo por que los rayos solares aumentan el calor por reflexión en esos parajes, elevando enormemente la temperatura del aire, cuyas capas inferiores ascienden con tal ímpetu, que los vientos frios que soplan de la cordillera durante el dia, son arrastrados por esa fuerza ascendente de la atmósfera, la cual impide refrescar el cálido ambiente del fondo de las quebradas. En las noches constantemente serenas.de esos lugares, la co- rriente ascendente cesa, y nada impide el libre descenso del aire frio de los Andes; baja entonces el calor de su suelo, que de otra manera se conservaría ardiente; pues la irradiación nocturna en poco disminuiría su temperatura, porque la gran inclinación de los flancos de las quebradas, limita considerablemente el espacio irradiante. Calcúlese, por los siguientes datos, á cuánto subiría el calor de aquella region si no existiese una causa para atemperarla. Segun Tschudi, la temperatura media es allí de 25” 5 en el in- vierno, y de 29” en el verano; mientras que en la parte baja de la costa es respectivamente de 19" y de 26”. De donde resulta que el clima de aquella parte del litoral es en 3% más cálido que el del resto de su territorio. Es probable que esos cambios de temperatura, junto con la sequedad atmosférica y la elevación del suelo, influyan podero- samente en ciertas complicaciones muy graves que se han nota- do en algunas enfermedades de aquellos climas, como sucede en la región baja de la quebrada de Matucana comprendida entre 889 métros altura de Chaclacayo y 2.500 que es la elevación de Matucana sobre el nivel del mar. El caudal variable de las aguas del Rimac que corre por esa quebrada, basta apenas para humedecer su cauce en las tres esta- ciones secas, y la configuración del terreno impide que más arrl- ba de San Pedro Mama, á cuatro leguas de Chaclacayo, pueda formarse ni en la época de las crecientes del rio, pantano alguno de consideración; y es admirable que en Cocachacra, en un sue- lo así seco, sean tan frecuentes las fiebres palúdicas, pues ni la — 398. — constitución geológica del terreno parece favorable para el desa- rrollo de la malaria. Los trabajadores del ferrocarril de la Oroya, indios y chilenos casi todos, han sufrido en aquellos lugares los efectos de una es- pantosa intoxicación palúdica. Los casos de perniciosa son muy comunes, y han sido sufi- cientes algunos accesos de una intermitente simple, para produ- cir el más grave estado cloro-anémico; pero el elemento tífico causa mayores desastres aun. Un leve resfriado, una fiebre pa- sajera, termina no rara vez con los accidentes adinámicos del tifus, siendo constante esta complicación en todos los casos de fiebres palúdicas. Jourdanet, al hablar de la influencia patológica del clima de Anahuac, atribuye al aire enrarecido y caliente de esa región las epidemias de tífus que tantos estragos causan en las poblaciones de aquella parte de México, donde también las más leves enfer- medades suelen terminar con esos temibles accidentes adinámi- cos que se observan en los enfermos de Matucana. La disminución considerable de la presión atmosférica en la vasta meseta de Anahuac y la sequedad de su clima, segun Jour- danet, influyen de una manera funesta en el organismo de sus habitantes, ya perturbando las funciones de la circulación por la insuficiente cantidad de oxígeno respirado, Ó ya alterando de una manera notable la calorificación por esa misma causa, de donde suelen derivarse ciertos desórdenes nerviosos propios de semejante estado. De aquí nace una predisposición particular del organismo á sufrir esos accidentes adinámicos y atáxicos que complican fatalmente las afecciones mas simples en las altas re- giones de México. Las condiciones climatológicas de la quebrada de Matucana y de toda la parte alta de nuestra sierra, son semejantes á las de Anahuac, y es probable que el tífus se desarrolle aquí como se ha observado allá, por la simple influencia del calor y del aire enrarecido en virtud de la elevación del terreno. También en las frias latitudes de Irlanda aparece y se propaga el tífus solamente por ciertos cambios atmosféricos, análogos á los que hemos señalado. II LA CORRIENTE POLAR ANTÁRTICA. Si la influencia de la atmósfera fria de la cordillera en la tem- peratura general de nuestro litoral no es tan pequeña, según se .. — 899 — ha manifestado en el capítulo anterior; la perturbación que en ella causa la gran corriente polar que baña nuestra costa, es in- mensa, y á la baja temperatura de sus aguas debe atribuirse par- ticularmente la suavidad del clima que gozamos. Esa corriente nace, como todos saben, de las soledades del mar Antártico, moviéndose de SO. á NE. hasta bifurcarse antes de tocar el extremo austral de la América. De allí una parte corre al Atlántico, bañando á su paso el archipiélago de las Mal- vinas, para bajar considerablemente la temperatura invernal de su clima; mientras que la otro porción más caudalosa sigue pa- ralelamente y á cierta distancia las costas de Patagonia, hasta tocar las de Chile y del Perú, cambiando de dirección luego que llega 4 la altura del Cabo Blanco. En esa latitud, se inclina bruscamente al Oeste, y se pierde en la corriente ecuatorial del Pacífico. Su profundidad en algunos lugares es de mas de 1,300 métros (1) y su anchura media parece que es de dos grados equinocciales. Esta corriente tan vasta y tan profunda tiene una temperatu- ra 12 más baja que la del resto del Océano, en nuestras latitu- des; pues según el mismo Humboldt, el termómetro sumergido en sus aguas desciende desde los 27”, que es el calor del mar fuera de la corriente, hasta 15". Los efectos que en la temperatura de la costa de esta parte de América debe próducir una faja fria tan extensa, son muy gran- des, sin duda, como lo prueba la considerable MÉAbtión equinoc- cial de las líneas isotermas al pasar por la costa del Perú, donde la temperatura media de 25” coincide con el paralelo 8%, mien- tras que en el litoral brasileño pasa por los 2250”, es decir, á la latitud de Rio Janeiro; y Lima, á los 1214”, tiene la misma tem- peratura media que Montevideo á 36” del Ecuador. La disminución de la temperatura de nuestro litoral por in- fluencia de la corriente, no es uniforme sin embargo; Ó mas cla- ro, no sigue la ley de descenso regular según la altura latitudi- nal, porque estando sometido su clima á las opuestas influencias de la alta temperatura de sus arenales y á las del aire frio del mar, el calor de su suelo varía, no tanto por su posición geográ- fica, como por el predominio de una de esas causas térmicas. Así, por ejemplo, la temperatura media de Ica que está á los 14* 4' de latitud y á 400 metros de elevación, parece que es de 23%, y, por consiguiente, superior en cerca de 4” á la de Lima, cuya latitud es de 12* 14' y de 174 métros su altura sobre el nivel (1) Ultimos sondajes parece que han alcanzado hasta 4.000 m, — 400 — del mar. Esta diferencia termométrica que debería ser inversa, es originada por el efecto del aire caliente de los arenales que rodean á Ica, y por el de los vientos del mar que disminuyen el calor de Lima. Las mismas causas explican la diferencia que se nota entre el calor de Paita y el de Piura. . La influencia del aire frio del mar en el clima de los lugares situados 4 corta distancia de las orillas del litoral, domina com- pletamente á las otras causas locales que pueden aumentar el ca- lor; pero este efecto va debilitándose á medida que las distan- cias al mar aumentan, de tal manera que 4 20 6 25 millas del Océano, las perturbaciones de temperatura son producidas por el efecto preponderante de los vientos cálidos de los desiertos vecinos; y así, el clima de la primera zona tiene algo de insular, mientras que el de la segunda es completamente continental. De aquí nace esa uniformidad aparente de temperatura que se nota en los lugares próximos al mar, así como la diferencia muy notable“entre la temperatura del dia comparada con la de las no- ches en los climas de la segunda zona. Los habitantes de Piura y de Ica sufren los rigores de un ca- lor excesivo en los días de verano, cuyas noches son, sin embar- go, de una incomparable frescura; mientras que en Lima, si bien la temperatura del medio dia en esa estación no es incómoda, el calor se mantiene en las noches en cierto grado que suele mo- lestar. Depende esta diferencia, de que las mismas causas que producen la enorme elevación de temperatura en la atmósfera de aquellos lugares, contribuyen á bajarla considerablemente en las noches; así como las causas que moderan el calor de los dias de estío, en el ambiente de Lima, impiden su enfriamiento noc- turno: fenómeno que es propio de los climas insulares. En efecto, la reverberación solar en las arenosas llanuras que rodean á Piura y á Ica, eleva enormemente el calor de su am- biente, durante las horas del día; mientras que en las noches, la gran irradiación de esas mismas llanuras al través de una atmós- fera seca, hacen bajar la temperatura del aire, casi en la misma proporción termométrica; haciendo de este modo muy cálidos los días asi como, de una singular frescura, sus noches. En Lima, la reverberación solar en su campiña no es conside- rable, porque está cubierta de vegetación; y así, el termómetro jamás sube en los días tantos grados como en aquellos lugares; pero, en las horas nocturnas, la irradiación en su suelo no es, por la misma razón y por la mayor humedad del ambiente, tan gran- de, como en los arenales de Piura ó de Ica; y por esto el calor A atmosférico en las noches se mantiene mas elevado aquí que en esas poblaciones. Al entrar en esta consideración general sobre la influencia de la gran corriente oceánica en el clima de nuestro litoral, la cu- riosidad desea investigar con exactitud matemática los grados de calor que nuestra atmósfera pierde por esa causa. No tenemos noticia de que semejantes cálculos se hayan hecho; y al encon- trarnos con un número reducidísimo de datos termométricos para resolver el problema, dudamos que hoy haya quien pueda emprender con ellos un trabajo sério, reservado solo á la sagaz laboriosidad del señor Raimondi y á sus observaciones perso- nales. | Sin embargo, para un trabajo ligero como éste, bastarán algu- nas apreciaciones. Kaemtz, discutiendo la dirección de la linea isoterma de 5", llega 4 esta conclusión: que hasta los 50” de latitud la distribu- ción del calor es igual en los dos hemisferios. Si ésto es asi, la línea isoterma de 25” 6 debía pasar por el Loa cuya latitud es próximamente de 22*, poco diferente á la de Macao y Ava don- de el promedio del calor es de 24*1; pero el suelo de Tarapacá debía tener según sus condiciones físicas, acaso 1%5 más de tem- peratura, lo cual dá el guarismo de calor que hemos indicado. Por las mismas razones la temperatura de Tumbes sería de 286”, pues la de San Luis de Maranao, casi 4 igual latitud, es de 271: de donde resulta que la temperatura teórica de nuestro litoral, no baja de 27*1: mayor, por consiguiente, que la del suelo de - Bengala y el de las Antillas, y casi igual al calor sofocante de Bombay, de Cumaná y de Maracaibo. Tschudi estima en 22%5 la temperatura media de la costa del Perú, es decir en 4% ménos que su calor teórico. La influencia de la atmósfera fria de la cordillera en esa disminución de temperatura, no excede tal vez de 1% grado; y así son 4 grados de calor los que pierde el clima de nuestra costa por la influencia directa de la corriente polar; 4 la cual debemos que su temperatura sea tan sueve como la del Cairo (22* 4) y la de Caracas (22). Tablas de Kaemtz. En un cuadre comparativo de la temperatura media anual del mar en el Callao, y del aire, que Boudin presenta en su tratado de Geografía Médica, estima en 18” 3 el calor del mar y en 227 el del calor del aire en Lima; pero es tan notable el error come- tido en el último guarismo, que destruye toda confianza en la exactitud del primer cálculo, En los meses de Setiembre y Octubre del año 1872 hici- mos en Chorrillos treznta y tres observaciones termomeétricas Ssl- 6? — 402 — multáneas, en el mar, en el aire y en el agua de las cañerías, y nos dió el resultado siguiente: TEMPERATURA MEDIA, SEGÚN LAS 19 OBSERVACIONES DEL MES DE SETIEMBRE Agua del mar (12 del dia)....... RS AR Agua de las CANOTaS.-.pnistrteriando> Pa PARES 21.8 Del, aire (8:12 SOmMbLA) somos po= as e dec DE LAS 18 OBSERVACIONES DEL MES DE OCTUBRE Á LA MISMA HORA Noua del Wir esas O A RE ALI 14.7 Agua de las cañerias... arena cae ns PIE 22,1 Del aite (4 la sombra) 2.34 cacas A AMA PROMEDIO DE LAS 33 OBSERVACIONES ; ista del mat... cds dps da dde a Agua de las cañerías ...... IE A Del are. .ensaja rasióda Ca O PS MAA > Las oscilaciones de temperatura en el mar fueron de 16%8 ca- lor máximo á 13” 8 mínimo; conservándose con cierta regulari- dad en 14% 6. Las de aire fueron de 17%6 ¿ á 216, mientras que la amplitud de la oscilacion térmica del agua de las cañerías solo fué de 1” 4, manteniéndose con muy notable regularidad, en 22, Ninguna relacion fija se pudo observar entre las variaciones de temperatura del mar, del aire y del agua dulce; pues con frecuen- cia bajó el calor atmosférico cuando subió el del mar, Ó la tem- peratura de ambos se elevaron desigualmente Ó ejes al mis- mo tiempo que aumentaba en algunos décimos-el calor del agua de las cañerías, la cual debe atravesar por la capa de temperatu- ra invariable de Chorrillos; si así es, su calor medio de 219.9 re- presentará con alguna aproximación la temperatura media del clima de esta población. Las variaciones de temperatura de la corriente nos ha pareci- do que tienen mucha influencia en ciertos fenómenos que he- mos notado en Chorrillos. En las noches oscuras de verano suele verse allí uno de los espectáculos mas hermosos que puede ofrecer el mar de los tró- picos. La profunda oscuridad de la bahía, vista desde el Male- cón, se interrumpe repentinamente por innumerables ondas lu- minosas que van á romperse en el semicírculo de los barrancos 1 a] .s ” N e o PI AA A a a 1-40 A o A — 403 — que ciñen el mar, cuyas riberas se inundan con la suave luz de su fosforescencia. Si el mar está tranquilo y serena la atmósfe- ra, se vé como un filo brillante la curva de sus orillas y chis- peante la superficie negra del Océano; si está agitado, la intensi- dad de la luz crece y el efecto Óptico es magnífico; se ven en- tónces largas fajas fosforescentes, moviéndose paralelamente en el espacio tenebroso de la bahía, como las hileras de-un ejército en batalla, hasta confundirse en los penachos luminosos que for- man las olas al chocar en la ribera. En las épocas en que este fenómeno es frecuente allí, se ha notado que el mar se enturbia de una manera extraña y que su temperatura sube notablemente. El color turbio del mar es debido á la inmensa cantidad de animales casi microscópicos que producen esos fenómenos lumi- nosos como sucedió en el otoño pasado. Durante algunos dias del mes de Abril el color de las aguas era café oscuro y la fos- forescencia en esas noches fué más intensa que nunca. Obser- vando el agua en una botella bien trasparente, se veían innume- rables vesiculitas gelatinosas flotando en su masa, las cuales emi- tían luz cuando se las agitaba; pero dejándolas reposar algunas horas cesaba todo movimiento autonómico en ellas y perdían su poder fosforescente; á la vez que en virtud de su menor peso específico subían á la superficie líquida, y aglomerándose allí formaban una capa delgada color de tabaco, mientras que la masa de agua volvía á presentar su trasparencia primitiva. Este experimento basta para probar que esos animales gelati- nosos enturbian por su número inmenso las aguas del mar de Chorrillos, en ciertas épocas del año. La forma vesicular y la aparente sencillez de la estructura de esos seres nos han hecho ver en ellos una de aquellas especies singulares de zoófitos fosforescentes que Milne Edwards nom- bra Voctilucos, y cuya presencia en esta bahía coincide siempre con un aumento muy sensible de la temperatura del mar. Así en esos mismos dias de Abril, en los cuales hicimos la observa- cion anterior, se tuvo cuidado de medir la temperatura del océa- no, y el termómetro que en los días anteriores no había subido á 15%, señaló entónces 16% y 168, y hubo dia en que el calor lle- gó á 18% para descender hasta 158 luego que cesó todo fenó- meno de fosforescencia. ¿Esto probaría que cierto grado de calor es necesario para la vitalidad de estos seres singulares? ¿O acaso es sólo una condi- ción para aumentar la intensidad de sus fenómenos luminosos? Milne Edwards dice que el frio disminuye la fosforescencia, — 404 — pero que no la destruye radicalmente; y Macaire ha probado por una serie de experimentos que la luz del Zampzrus se extingue poco á poco á medida que se enfría el ambiente que lo rodea, y que se apaga cuando la temperatura desciende á 12%; pero el animal continúa viviendo si el frio no llega á 0*. Estas observaciones podrían probar por inducción que losani- males que producen la fosforescencia de la bahía de Chorrillos, viven en sus aguas todo el año, y que hacen sensible su luz solo en las estaciones cálidas. Pero durante los meses frios parece que nunca se ha visto al mar con ese color turbio tan caracte- rístico causado por la presencia de aquellos seres; por esta razón se puede suponer que vienen emigrados á nuestras costas en ciertas épocas para irse léjos después. Hay también otro fenómeno observado por todos los que tie- nen costumbre de bañarse en el mar, ya sea aquí ó en el Callao, y que es probablemente un efecto de las desviaciones de la co- rriente oceánica. Nos referimos á la variación frecuente de la temperatura del agua que causa tan distintas impresiones de frio en las personas que se bañan. Hay dias en los que se siente un frio casi polar, y otros en los cuales parece tibio el océano; y corre una explicación popular que encuentra la causa de ese fe- nómeno en la enorme cantidad de fierro que los buques ponen en contacto con el agua. Estas variaciones de temperatura resultan probablemente de ciertos cambios, tal vez regulares, de la direccion de la corriente austral, en virtud de las cuales deja entre ella y la costa un es- pacio mas Ó menos grande que luego es ocupado por las aguas tibias del océano, aumentando de este modo su temperatura, para bajar luego. que la corriente vuelve á inclinarse á la costa. Sin embargo, la faja fria no debe separarse nunca un espacio considerable; porque las oscilaciones del calor del mar son rela- tivamente pequeñas, en Chorrillos al menos, pues no han pasado de 5” entre los últimos dias de otoño y los primeros de estío en este año. Otro fenómeno mas singular aún, puede explicarse también por las mismas desviaciones de la corriente; nos referimos á ese olor sulfuroso que en ciertas épocas desprende el mar en la ba- hía del Callao y en algunos puertos del litoral de Tarapacá. Varias son las causas á las que se atribuyen aquellas emanacio- nes de olor sulfúrico; pero ninguna nos parece mas natural ni satisfactoria que la descomposición de las sustancias animales y vegetales, arrastradas por la corriente océanica á nuestro litoral y depositadas en las orillas del mar Ó cerca de ellas, al separarse 10. en sus desviaciones. El cambio de temperatura que tales oscila- ciones producen en el agua del mar encerrada en la zona forma- da por la dirección de la corriente y las sinuosidades de nuestra costa, deben producir la muerte de millares de peces y otros an1- males, cuyos organismos, por estar adaptados á un medio de más baja temperatura, mueren en un ambiente térmico más elevado, como el de las aguas que deja la corriente entre la costa y ella. Se ha notado, en efecto, que coincide con la producción del fenómeno indicado, la mortandad de un número enorme de pe- ces. Sin embargo, no pretendemos que esta explicación de los olo- res sulfurosos del mar en nuestro litoral, sea concluyente.—Un estudio mas atento de este fenómeno puede acaso conducir á determinar con rigor técnico, otras causas que ignoramos hoy. En resumen, la corriente polar que baña nuestras costas, es la gran causa perturbadora de nuestra climatología, pues ella solo basta para explicar todos los singulares fenómenos meteorológi- cos que se observan en el litoral peruano, como lo probaremos en un artículo complementario de estos estudios, al investigar las causas de la falta de lluvias en nuestra zona marítima. Entre tanto, recapitulando lo que tenemos expuesto de nues- tras observaciones en la bahía de Chorrillos, sobre la corriente océanica, fijaremos la atención de nuestros lectores respecto á las verdaderas causas de la diferencia de temperatura del mar en el Callao, Miraflores, Barranco y Chorrillos. Si se mira un plano de nuestra región marítima comprendida entre el Morro Solar y el extremo norte de la bahía del Callao, es fácil notar que el perfil de sus costas forma dos grandes se- nos: uno que comienza en la parte avanzada de aquel cerro para terminar en la Punta: y otro que se delinea desde el extremo de la isla mayor del archipiélago de San Lorenzo, trazando una curva entrante con las orillas salientes de la porcion boreal de la Punta, para continuar hasta la embocadura del Rímac. Estos dos senos están protegidos contra los vientos del SSE. por el Morro Solar y por las islas de San Lorenzo; pero, la ba- hía de Chorrillos situada en la parte más profunda del primer seno, está mas abrigada que el Barranco, Miraflores y el Callao, como es fácil ver en el plano; por eso la corriente fria del mar, desviándose un poco al chocar con el Morro Solar, no mezcla sus aguas de una manera tan completa con las de esa parte de la bahía, como sucede con el mar del Barranco y el de Miraflores, que por sus situaciones respectivas están mas expuestos á la ac- cion directa de la corriente polar; y mucho más aún, la Punta y -— 406 — la parte Sur de la bahía del Callao, que colocados frente al Bo- querón, ó sea al estrecho formado por la isla de San Lorenzo y el continente, no están protegidas contra aquella corriente oceá- nica, de una manera tan eficaz como Chorrillos. ¿Qué resulta de esta disposición de aquella zona marítima? Que las aguas frias de la corriente no penetran sino en parte en la bahía chorrillana, chocando más directamente con la playa que se extiende al N. hasta la Punta, para enfriar de una mane- ra gradual y progresiva el mar del Barranco, el de Miraflores, el de la Punta y el del Callao; mientras que el mar de Chorrillos conserva parte de la elevada temperatura del resto del océano: debiéndose á la misma causa que el oleaje sea mayor en el Ba- rranco que en Chorrillos, y que vaya aumentando hasta la Mar Brava que azota las playas de Bellavista que miran directamen- te al Sur por la parte más despejada. Tales son los fenómenos que en un reducido campo de obser- vaciones ha ofrecido á nuestro estudio la gran corriente oceánica austral, que tan profundas perturbaciones produce en el clima del litoral de la América Occidental del Sur, y en la distribu- ción del calor solar en este hemisferio. Su poderosa influencia en la disminución de la temperatura de esta parte de la zona tórrida, destruye la división clásica de las fajas termales en el mar, según su latitud; asi como los altos niveles han trastornado en los continentes la ley de gradación calorífica, según la posición astronómica de los lugares; presen- tándose así los fenómenos mas sorprendentes á la climatología especulativa, como climas templados, frios y hasta glaciales, en- tre los trópicos y bajo la misma línea equinoccial. TI FALTA DE LLUVIAS EN NUESTRA COSTA. El fenómeno más sorprendente que el clima de nuestra costa puede presentar al extranjero, es sin duda la eterna tranquilidad de su atmósfera. Para el que siempre ha visto el cielo variado de las latitudes templadas y ha esperado que los campos reverdezcan por el rie- go fecundante de las nubes, Ó para el que ha nacido bajo el cie- lo tempestuoso de otras regiones tropicales; debe ser, en efecto, uno de los espectáculos mas extraños de cuantos puede ofrecer la naturaleza, el encontrar precisamente, en la más húmeda y ardiente zona, un país jamás visitado por las lluvias, y donde la de — 407 — constante inmutabilidad del paisaje está acompañada por la cal- ma inalterable de un mar y de una atmósfera que, cansadas de agitarse en otras comarcas, buscan aquí su reposo. El litoral del Perú no es, sin embargo, el único país que ofre- ce tan extraordinaria excepción higrométrita; porque las áridas regiones de Cumaná en Venezuela, segun Humboldt, y el espa- cio inmenso que ocupan los desiertos del Africa central y las llanuras del Asia, que nunca recibieron humedad del cielo, prue- ban que aquel fenómeno no es una singularidad de nuestra zona marítima. Si la identidad de las condiciones físicas explicara la identidad de las causas de un fenómeno, la completa semejanza del suelo de nuestro litoral con los arenales del antiguo continente, podrían probar que tiene el mismo origen la sequedad de ambas regiones; pero hay otros países de diversas condiciones físicas y topográf- cas, donde son también casi desconocidas las lluvias, como suce- de en las llanuras orientales de las Montañas Rocallosas de la América del Norte, donde la escasez de los temporales no exclu- ye cierto grado de vegetación en su suelo; y lo único que hay de común entre esas comarcas y las del Asia y el Africa, es lo llano del terreno y la prodigiosa distancia que las separa de las gran- des cadenas de montañas; pero aquí habría que hacer una excep- ción de los desiertos de nuestra costa tan vecinos de la cordillera. Dejemos al talento investigador de Babinet, explicar las leyes generales de la distribución de las lluvias en todo el globo, y se- falar las causas universales de la sequedad del Africa y de otras regiones asiáticas, limitándonos á tratar aquí de la parte que se relaciona con nuestro litoral. Es un principio de física general, que toda humedad nace del mar y termina en él: de manera que si desapareciesen los rios y los lagos de los continentes, en breve volverían á correr las aguas en su suelo por la precipitación de la inmensa cantidad de vapor acuoso que produce la evaporacion del Océano. Resulta de aquí, que la abundancia de lluvias en un país, depende de la masa de vapor atmosférico que recibe del mar por la directa 1n- fluencia de los vientos que soplan del Océano. Partiendo de estos principios generales y fundándose en ladi- rección de los vientos constantes del mar, explica Babinet cómo se condensa toda la cantidad de vapor acuoso que esos vientos arrastran hácia los continentes, donde las grandes cadenas de montañas, interponiéndose entre ellos y las llanuras del interior, . precipitan toda la humedad que llevan del Océano y dejan en - eterna sequedad la atmósfera de esas comarcas. Así, los vientos alisios del Atlántico en el hemisferio austral, establecen una corriente de SE.á NO. y humedecen toda la region cálida de la América del Sur desde el paralelo 23, que es el límite meridional de la zona de los vientos constantes en ese océano, hasta mas allá del ecuador. Pero el alisio del mar Pací- fico sopla en nuestro hemisferio en dirección de Australia, y deja sin humedad las costas occidentales de la América meridional desde la latitud 21 hasta el paralelo 10, que es, según Kaemtz, la extensión de la faja de estos vientos en el Pacífico del Sur. De manera que todo el vapor atmosférico de la porción tórrida de esta parte de América, viene solamente del Atlánti- co, es decir del lado de sus costas orientales. Admitiendo como cierto este origen único de la humedad de nuestra atmósfera, es muy fácil explicar el fenómeno de la falta de lluvias en nuestro litoral. Babinet encuentra, en efecto, una razón muy sencilla y clara, y es la siguiente: obedeciendo los vientos alisios del Atlántico su fuerza de impulsión en sentido de NO., atraviesa oblicuamente toda la América del Sur en una extensión longitudinal de más de dos mil millas geográficas, des- cargando á su paso en la cordillera del Brasil, una gran cantidad del vapor acuoso que arastran del mar, hasta que la elevadísima cadena de los Andes condensa el último resto de vapor que aquellos vientos contienen, privando de esta manera á nuestro litoral de la única fuente de humedad que pudiera tener su at- mósfera. Renou ha propuesto otra explicación. Segun él, la corriente ascendente del aire es en nuestro litoral tan impetuosa, y con- serva tal temperatura, que hace imposible la precipitación de su vapor acuoso, el cual, para pasar al estado líquido, necesita, en opinión del mismo físico, no solamente saturar el aire, sino tam- bién cambiar bruscamente de temperatura: circunstancia que no puede existir en nuestra atmósfera, porque se oponen sus con- diciones especiales. Pero aún suponiendo que un exceso de saturación fuese bas- tante para precipitar en lluvia el vapor atmosférico de nuestro li- toral, necesitaría subir en el verano más de 3,800 metros para en- contrar la temperatura de su saturación, como se puede ver por el siguiente cálculo aproximado. Admitiendo que el calor mínimum de las capas inferiores de la atmósfera sea en los arenales de nuestra costa de 26” en los días de estío, y que la cantidad de su vapor acuoso permanezca en una proporción de 33 por 100 del punto de saturación; resulta, que la tensión del vapor en esas condiciones es de 8' 6 próxima- — 409 — mente, según las tablas de Augusto; pero este guarismo repre- senta la tensión del vapor saturando el aire á los 7%9 de calor, ó sea á la temperatura correspondiente á 3,800 metros de eleva- ción sobre el nivel de nuestros arenales. Tal sería, pues, la altu- ra necesaria para que las nubes se encontrasen en condiciones de producir tempestades en el cielo de nuestro litoral; pero aquí, es casi imposible la ascención de las nubes á tal elevación. El señor Raimondi ha publicado otra teoría especial para ex- plicar el mismo fenómeno, fundándose en ciertas condiciones excepcionales de nuestro litoral. Los vientos dominantes en nuestra costa son los de SSE. y los del O., por consiguiente, están siempre cargados de vapor acuoso por venir del mar; véase ahora lo que según la teoría del señor Raimondi sucede á esa masa de humedad al atravesar nuestro litoral en el estío y en el invierno. La enorme elevación de temperatura que los rayos verticales del sol producen en los desiertos de nuestra zona marítima duran- te la estación cálida, establece en la atmósfera una corriente rá- pida, en virtud de la cual las capas inferiores del aire ascienden con fuerza á las regiones superiores, obligando á los vientos del mar á seguir la dirección de la resultante de las dos fuerzas com- binadas; y como la una obra verticalmente, y la otra en sentido horizontal, el viento húmedo es impelido oblicuamente de abajo hácia arriba y en dirección de la cordillera donde se precipita to- do su vapor acuoso, dando origen á las copiosas lluvias que rie- gan á esa zona durante el verano, dejando al mismo tiempo en una excesiva sequedad á toda la faja de nuestro litoral. En el invierno se enfría el suelo de nuestra costa mucho más que el mar, por esta razón precipita en niebla todo el vapor acuo- so que los vientos inferiores arrastran del Océano, y como la co- rriente ascendente del aire, que es tan fuerte en el verano, cesa completamente en invierno, porque desaparecen las causas que la producen, no hay una fuerza que impela á las nieblas, las cua- les permanecen bajas por esa razón, cubriendo como un toldo todo el suelo de nuestra costa, sin que jamás puedan suspender- se á conveniente altura para producir tempestades. Aunque muy ingeniosa la teoría del señor Raimondi, juzga- mos que la de Babinet es la más verdadera. En efecto, siendo los vientos del SSE. los que dominan en toda nuestra costa, la cantidad de vapor acuoso que ellos arras- tran debe ser muy pequeña; porque aquella corriente atmósferl- ca sigue paralelamente á la faja de los desiertos de nuestro lito. ral y á la gran corriente oceánica de Humboldt. Esta, por la ba. E — 410 — ja temperatura de sus aguas, no se presta á una considerable eva- poractón, de manera que los vientos marítimos del Sur no pue- den contener jamás una cantidad considerable de vapor acuoso, capaz de condensarse en nubes tempestuosas, y su escasa hume- dad, que nunca sube á conveniente altura, es la que se precipita en niebla al contacto de las capas frías de la atmósfera baja de nuestros desiertos en la estación en que se enfría el suelo de nues- tro litoral. Así, pues, no siendo los vientos dominantes de nuestra costa bastante húmedos para producir lluvias; no debe buscarse sino en su relativa sequedad, la causa verdadera de la falta de tempo- rales en nuestra zona marítima. La misma teoría de Babinet explica satisfactoriamente la gra- dación higrométrica que se ncta en las provincias de la región andina del Perú, de oriente á occidente; llegando al máximum de humedad en las provincias mas próximas á las regiones del Este, y á su mínimum en las que están situadas al poniente. Así, ve- mos que Castrovirreyna, Lucanas y Parinacochas, tienen un cie- lo menos tempestuoso que Huanta, La Mar y Andahuaylas que están al oriente de aquellas provincias; y estas mismas son me- nos húmedas que las de Paucartambo y la Convención, que es- tán en el extremo levante de ellas. Se vé, pues, que la cantidad de agua meteórica que riega el suelo de aquellas secciones de nuestro territorio disminuye en proporción á su mayor alejamiento de nuestra zona oriental, ó sea de la fuente común de humedad atmósferica acumulada por los vientos alisios del Atlántico. El nudo de Pasco, por sus especiales conti orográficas y su proximidad á nuestras selvas orientales, es el centro de la más enorme condensación del vapor acuoso que aquellos vien- tos arrastran hácia los Andes peruanos. En un radio de pocas millas, nacen allí dos de los más poderosos afluentes del Amazo- nas, como el Marañon y el Huallaga; y tres ríos apenas inferio- res á He como el Mantaro, el Perené y el Pachitea, reunen el resto de la cantidad prodigiosa de agua que las lluvias derraman en la ineseta de Junin, en un espacio que apenas alcanza á 200 leguas cuadradas. Así, la distribución de las lluvias en nuestra región andina, varía segun su mayor ó menor aproximación á los inmensos bos- ques que cubren nuestra zona de levante. El Departamento de Junin es el mas cercano, y por eso es allí mayor la cantidad de lluvia que en 1 nINguna otra porción de nues- tro territorio andino. pat ii as A AAA AS is A IN "SAA > — 411 — El Cuzco, Apurimac y Puno son, después de Junin, los De- partamentos más húmedos de aquella zona. Se puede apreciar la enorme cantidad de agua que el suelo del Cuzco recibe de los temporales, midiendo el caudal de sus dos grandes ríos: el Uru- bamba y el Apurimac, que juntos forman el Ucayali. El suelo del Departamento de Apurimac reune sus aguas en el Pachachaca y en otros pequeños tributarios del Pampas. La cordillera nevada de Carabaya en sus ramificaciones del Es- te dá nacimiento á ríos de prodigioso caudal como el Amarumayo, cuya masa representa próximamente la cantidad de lluvia anual que cae en esas regiones de Puno. Los demás Departamentos de la sierra son relativamente se- cos: los temporales son poco frecuentes y menos copiosas las lluvias. El río Pampas que nace en la laguna de Choclococha en Castrovirreyna, reune, junto con el Huarpa, casi toda la cantidad de agua meteórica que cae en el Departamento de Ayacucho y parte del de Huancavelica. El Pampas es sin embargo menos con- siderable que el Mantaro, siendo su hoya casi de igual extensión, lo que prueba la sequedad comparativa de la atmósfera de Aya- cucho, respecto á la de aquella parte de Junín. Todos estos hechos prueban que la teoría de Babinet sobre las causas generales de la sequedad atmósferica, es rigurosamente aplicable á nuestra costa. Hay otro fenómeno meteorológico propio de nuestro litoral y producido por la corriente oceánica: es la niebla que cubre una extensión considerable del mar, en los meses de verano. El estío, elevando la temperatura de la corriente y la de su at- mósfera, aumenta en la misma proporción la cantidad de agua evaporada por el mar, aproximándola á su punto de saturación. Basta en estas condiciones el contacto del aire con un cuerpo frío, para condensar instantáneamente su vapor acuoso; y esto es lo que sucede con los vientos dominantes del SSE. y con los que directamente soplan del océano sobre nuestras costas. Carga- dos de humedad, por el calor del estío, tocan en la superficie fría de la corriente polar que baña nuestro litoral, y precipi- tan allí, en estado vesicular, todo el vapor que contienen, co- mo sucede cuando se proyecta una columna de vapor sobre un cuerpo frío, un vidrio ó una lámina metálica. Así condensada la humedad atmosférica en la faja de la co- rriente marítima de nuestro litoral, se forman esas brumas que son tan peligrosas para las naves que arriban á nuestros puertos en el verano. L. CARRANZA. — 412 — APÉNDIOE OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS HECHAS EN EL AÑO 1868 EN ALGUNOS LUGARES COMPRENDIDOS ENTRE PISCO Y AYACUCHO, POR LUIS CARRANZA Y RECTIFICADAS POR D. MANUEL R. Y PAZ-SOLDÁN. | Altura sobre el ni- LUGARES MES y DIA | HORA 81 | *"" | a" [PISCO| Ja predón atinor: | al Sol | Sombra férica en milímts, | | EA PEPA Callao al nivel del mar......| ¡Enero 19/p M DEL ron 127 LS 00 000 Pr ib LOSE a 12 0 GDL PEE As 4 Casaconcha ......o..o. ps ME MN A 21 A A A 281 » 1220] 47 | dl “is 33 RA A dñaccacd, 4 251 » 24071 44 81 [221 $ 34 El Carmen ss so...po halle pl 261 » 155| 41 29 » “86 E O A ae e 2174M 830] » 24 » 66 OR a » »| » 1015] 42 29 » » Ranchería 431, de Huamani| » »¡PM 4101 » 24 » 97 TASODIMO + oonavonsnodiesas Poo » Husa 1 29 ¿PRATS 194 TAJAD iteds di » 291 M 11 » 12 » 276 1/2 Machu VERZ bestias » »pPpM 520] » 4 » 307 E AE » 30d » 4 » |111/2 » 297 EI E E » 3nNAM 720122 E) GQUATS » Cuevas de San LuiS........... » »¡PM 510] » y » 310 pj O A Febrero 11M 930] » » » 330 PO IR » »¡DM 4 » 61/2| » 291 AA RA A » 3jaAM 730 | 30 10 » 230 ri - cia ab » »|PM 1230] » 15 » 246 AYUREUELO LARISZ A Abril 201 » 4 8| » [184/5154 5 208 BL. ro » 23JAM 820] 25 |16 3/ 5 se 8 Barometro 5721 2 ¡7 DS a E » » ¡PM 2 37 |20 1/51 5 570 E O A E » 2 » 345 | 36 [201/5 14 4 5 » 569 dd Mayo 18| »- 8 38 [211 2134/5 » 568 [E A EA Setiembre 4l » 130] 40 [214/5122 5 » 568 1d” Laia RN » »il » 9401 » [143 5,935 » 5681/2 do. o oir A » 9 » 450 E 22 2/5/1123 5 559 ANCASIAayo ..moooo==opars s0pm=> » 10 » 550 14 » Pussds 253 1/2 HusyiarA.S.dsdca cancoo Bolas » 1581 » 135135 1 2191/21 » » 216 E A E » 16): 2:11 104089 21 » » » Pampaño porra 18 150143 1/2| 27 » » 114 Huaullanga..coootianos ¿dape » 19/A M 11 » 26 » » 78 ' j , TS e e A — 413 — ALTURAS DEDUCIDAS DE LAS OBSERVACIONES ANTERIORES Alturas suponiendo 760 | Alturas LUGARES mm. y 09 al nivel| simultáneas OBSERVACIONES del mar con Lima Casaconcha .....oooomomoomo.....| 293 Metros A A AAA RA 377 IA EA A A E PE O PE Según la comisión de las aguas de Hua- NICO. manos eoginarnoananas> 410 cachina la altura de Ica-402 dif. 14 m. IA GAS Me E 7602 Ranchería 431. de Huamani|1132 Tambillo .. e A O AE 3712 Machu Cruz........oomooo ..... (4182 a A UT Cuevas de San Luis.......... 4260 'APUONOÍA socia sevosicncioosanos [LOBO A A A Vinchos .... A A Socos . a A Ayacucho. . daros AA y >: ci NA »» ¡Observación poco segura, A obanaerodal Y becalva 2346 2357 0 A LA 2384 |El promedio para Ayacucho de las ob- A RA 2431 servaciones no simultáneas menos la A 2437 primera y la última — 2401, Prome- 1 ... 12438 2424 dio de las simultáneas—2407 que di- > AN ainia sp 2391 fieren en solo 6 metros. oi CEBRA z e A e Observación de poca confianza. ¡IAN O o caso rreiorar einen ás 3342 3339 E A A 2938 o AE A Huaullanga ......oomooo:| 912 a ASA 1 143 En Ayacucho, la tensión media en esos días ha sido de 9.80 mm. y el peso del vapor de agua por metro cúbico de aire Y gramos 73/100 lo que supone un estado higrométrico de un 57 por ciento de lo que contendría si la atmósfera estuviera saturada, variando entre los siguientes límites: Máxima . .. 13.35... 13.46 , . . 82 por ciento Mínima. . . . 10.88 .. . 10.70 , . . 53 por ciento El máximum fué el 20 de Abril y el mínimum el 9 de Setiembre. La humedad en Ica . .. 14,47 .. . 14.55 ó un 43 por ciento. — 414 — INFORME OUE PRESENTA EL CORONEL Don ErNEsTO DE La COMBE Á LA So- CIEDAD (GEOGRÁFICA, DÁNDOLE CUENTA DE SU EXPEDICIÓN AL RIO AZUPIZÚ Y DEL CAMINO QUE Á ÉL CONDUCE. ON VA u Señores: Es un hecho indiscutible la necesidad de difundir por la ense- ñanza nacional el conocimiento exacto y razonado del suelo que estamos en la obligación de fecundar, defender y glorificar, has- ta llegar esta necesidad á la categoría de un axioma, que la cien- cia y el patriotismo imponen. Así lo comprendieron los gobernantes más notables que ha tenido el Perú, que desde Gonzalo Pizarro hasta el eminente hombre de estado D, Manuel Pardo y el Excmo. Coronel Mo- rales Bermudez, dirigieron constantemente sus esfuerzos á la ex- ploración y dominio de esa región tan mentada, tan admirable, tan grandiosa, tan fantástica, que lleva el nombre genérico de Hoya Amazónica, y que abarca más de 600,000 kilómetros cua- drados. Pero en un terreno tan extenso, tan dilatado, tan poco cono- cido, surge un gran problema que hasta la fecha no ha sido re- suelto de una manera satisfactoria. Este problema consiste en poner en contacto los puntos extremos de ese vastísimo desierto, si cabe esta calificación, en lugares donde la naturaleza ha prodi- gado todas sus riquezas en los tres reinos. Esas selvas sin fin, donde un sinnúmero de rios riegan los te- rrenos en todos sentidos, puede decirse que han forzado la natu- raleza para hacerla producir el summaur de su desarrollo; porque si el famoso Amazonas, esa arteria colosal que recibe las aguas de más de mil rios, reuniendo todos esos esfuerzos parciales, desa- fía al mar hasta rechazarlo: también la selva amazónica, vivifica- da por el humus de centenares de siglos, rechaza al sol, y no le permite que sus rayos penetren hasta su seno, en cuyo terreno virgen brota siempre más la naturaleza, oponiendo una barrera terrible al hombre y 4 la civilización. En esos bosques gigantescos se hace sentir más que en nin- guna otra parte del orbe la gran ley. natural, que Varwzn define con el nombre de Strugole for life; y alí nada ni nadie se esca- pan de ella; es la lucha del salvaje con la civilización, de las fieras, del ave con la víbora, de la hormiga con los grandes animales, y - A É =— 415 — en su defecto, entre sí; de los arbustos con los árboles; todo lucha con encarnizamiento por la vida, hasta vencer ó morir; y para dar un ligero ejemplo, citaré el bejuco, que de improviso nace en la cima de un cedro colosal cuya cabeza se confunde con los cielos, aparece, crece y á la sombra de ese bienhechor, se desarrolla po- co á poco, hasta que como Anteo, al tocar la tierra, toma nue- vas fuerzas, empieza á abrazar al cedro y 4 estrecharlo con tanta violencia, que al poco tiempo creciendo más y más, comprimiéndo- lo más y más trata de ahogarlo entre sus múltiples brazos, y se ve al bejuco de antes desarrollar un vigor colosal, fantásti- co, creciendo á expensas del sudor, de la vitalidad de su protec- tor, de quien se ha hecho su enemigo, para conseguir sus fines y derribar á ese anciano de las selvas que era su orgullo 4 donde pronto la metamórfosis eterna lo asimilará al humus de tantos siglos, para dar nueva vida á los que nacen, lauzando en su últi- ma agonía, en fosforescentes fulgores, lo que le quedaba de vida, bajo esa forma de su existencia. Jamás concluiría si quisiera exponer aquellos fenómenos fito- nómicos y fisiológicos tan extraños de las selvas y tampoco tengo carácter ni autoridad para aquello. Hablaré de la misión que me fué confiada por la Sociedad Geográfica; reconocer el nuevo ca- mino que debe atravesar la montaña, hasta. tocar con un puerto navegable del Rio Pichis. A fin de dar una noción más exacta de las dificultades de la empresa y del objeto anhelado, he recorrido todos los autores desde la conquista hasta nuestros dias, y los datos que tengo el honor de ofreceros, los he encontrado en los “Memoriales de los Vireyes”, en la “Hirtoria de las Misiones de fieles € infieles del Convento de Sta. Rosa de Ocopa”, en el “Mercurio Peruano”,en: la “Colección de memorias científicas” de Mariano Eduardo de Rivero, de Paz Soldán, de Werteman, de Tucker, Raygada, Ra1- mondi, Palacios y Mendiburu y en la de los padres Salas y Lange. He dividido este trabajo en tres partes que son: 1”. Historia de las exploraciones por la ruta de Tarma. 2%. Excursión de la comisión mixta para la inauguración del camino al 710 Pichis. 3. Conclustones. PRIMERA PARTE, Los veinte y tantos millones de oro y plata que recibió Fran- cisco Pizarro por el rescate de Atahualpa, el pillaje del templo del Sol en el Cuzco, las leyendas sobre el oro contenido en los — 416 — monumentos de Pachacamac, despertaron aún más la codicia de los españoles, y el juego y demás vicios de esos rudos aventure- ros, dió pronto fin á la parte que les tocó é hizo más violenta la sed de oro que les devoraba. Natural es comprender que á esos tesoros fabulosos, acompa- ñiaban leyendas fantásticas como la de '*El Dorado” y otras. De otra parte los conquistadores de cierta educación é ilus- tración comprendieron fácilmente que los Incas no podían ha- ber recogido cantidades tan colosales de oro, por el trabajo de las minas, cuando ellos no conocían las herramientas de hierro y que por consiguiente, era probable, si no segurc, que un trabajo más sencillo más natural, hubiera podido reconcentrar esas su- mas. Lo único práctico y creible era el trabajo mismo de la naturaleza, y que al fundirse las nieves de los Andes formando todos esos arrollos tan numerosos por el lado Oriental, con el trabajo lento de los siglos, hubieran sacado átomo por átomo las moléculas de los cuarzos auríferos para ir depositándolas en las playas de ciertos ríos donde se amontonaban; y que allí los in- dios podían recojer sin trabajo el oro codiciado. De un lado las leyendas, de otro las noticias de Gonzalo Daz de Pineda que había penetrado en la región de los bosques, exci- taron el celo de Gonzalo Pizarro, que organizó su expedición para la tierra prometida del oro, “El Dorado”, ó país de los canelos. No haré aquí la historia de esa famosa expedición que dió por resultado el descubrimiento del río Amazonas por Orellana, que llevaba en su bergantín, construído en el Napo, más de 100,000 pesos de oro y muchas esmeraldas, al decir de Garcilaso, sino para apoyar lo que más arriba decía; esto es, que la codicia fué uno de los principales móviles para el descubrimiento de las mon- tañas. Felizmente surgió más tarde otra corriente de ideas que dió resultados más prácticos: el fanatismo religioso. En sus deseos de convertir á la fé católica á los gentiles ó habitantes de las sel- vas, muchos religiosos se internaron en los bosques, sin otras ar- mas que la cruz y el evangelio; llegaron á formar pueblos, pero no sin haber, muchos de ellos, perecido en.la demanda; y todos, 4 costa de sacrificios y fatigas sin número. En 1635, el franciscano Gerónimo Jimenez penetró hasta el cerro de la Sal; quiere bajar el rio Perené, y los Campas lo mar- tirizan así como al padre Cristóval Larrios en el año 1637. En 1641 el Padre Matías de Illescas y los legos Pedro de la Cruz y Francisco Peña, se embarcaron en la boca del Quimirí, á fin de reconocer el Perené; y las noticias que se tienen de ellos 1) e. ” E. Med $ — 417 — no se recibieron sino cuarenta años después, en otra expedición: habían sido torturados por los Campas en el río Aguaitia, según Amich. La creencia de que el cerro de la Sal contenía metales de oro, dió lugar á la expedición del Capitán Francisco Bohorques, que con 36 españoles se fué al Chanchamayo. Los indios le dispu- taron el paso mandados por un Cacique Santuma, que pereció en el combate y terminaron por someterse á Bohorques. Este aprovechó de su dominio para hacer correrías en los valles de Vitoc y Tarma, llevando ganado y cuanto encontraba; pero las quejas repetidas de los robes que cometió, determinaron al Vi- rrey, Marqués de Guadalcázar, á comisionar á Don Juan de Lo- pez Real para que fuese á tomar al famoso Bohorques, lo que efectivamente sucedió, siendo desterrado á Valdivia. Los abu- sos de Bohorques dieron por resultado que desaparecieran las tres Misiones que se habían fundado en Pucará, Sibis y Collar. En 1671 el Virrey, Conde de Lemus, dió AY una li- mosna de 400 pesos oro para que se hiciera una nueva tentativa en la montaña, por la ruta de Tarma, siendo director dé ella: el Padre Alonso Robles, llegando á formar el pueblecito ó Misión de Santa Rosa de Quimirl. Don Francisco de San José, fundador de Ocopa, penetró de nuevo en 1709 en la montaña de Chanchamayo, y acompañado de los religiosos, Fernando de San José, Mateo Bravo, Hono- rio de Matos, Cristóval de San José y dos legos, funda á los dos años dos pueblos, el uno en las riberas de Quimiri y Perené, el otro en el cerro de la Sal ó sus inmediaciones. En 1730 los padres de Ocopa habían llegado á tener seis pue- blos en las riberas del Perené que eran: Nijandaris, con 21 familias Campas. Cerro de la Sal, en el río Paucartambo, con 97 almas. El Eneño, en la confluencia de este río con el Perené, 248 almas. Quimin, con 132 Campas y 36 serranos. Pichana, con 103 almas. San Tadeo, con 259 Campas. Las Misiones de los padres de Ocopa estaban en vía de gran prosperidad, y si es cierto que todos los Campas que frecuente- ban los pueblecitos no se habían convertido al cristianismo, no demostraban hostilidad á los padres, los que paulatinamente ga- naban terreno y nuevos neófitos todos los días, cuando empezó la sublevación de los indios debida 4 Juan Santos Atahualpa. Es esta una figura tan notable, tan curiosa, que nos parece bue- 8? -— 418 — no detenernos sobre su historia, recopilando los díceres y leyen-. das, y someteros algunas apreciaciones fundadas en los datos que he podido recoger. l Según la historia de las “Misiones de fieles é infieles de Oco- pa”; era un sirviente que acompañó á un padre jesuita á España, de donde regresó con cierta instrucción, porque hasta latín sabía. Cometió un homicidio en Huamanga, y perseguido por la jus- ticia se internó en la montaña. En 1742 se encontró con el Cu- raca de Quisopango, Mateo Santabangori, que lo condujo á su pueblo, donde muy pronto le prestaron obediencia, diciendo que era descendiente de Atahualpa y que venía mandado por Dios para vengar á sus antepasados y arrojar á los españoles del Perú, prometiendo á los indios todas las riquezas de aquellos. Lo cierto es que, muy pronto, se hizo obedecer de todas las tribus de las selvas, porque del Marañon, del Santiago y del Napo vinieron los indios á rendirle homenaje. No hay duda que Juan Santos Atahualpa, el Apu-Inca, era hombre superior, dotado de ciertos conocimientos, y que su plan bien preparado, puso á la dominación española en serio peligro. Juan Santos, á nuestro parecer, tenía preparado su proyecto de mucho tiempo atrás, porque vemos que en una entrevista con el Padre Santiago Vasquez de Caicedo, le dice: que el Virrey podía tener á bien dejarle tomar posesión de sus reinos, porque si salía á estorbarle con cuatro españoles, él tenía los indios y mestizos y también los negros comprados con su plata; y además, que los ingleses vendrían por mar. | Esto concuerda con lo que dice el Virrey Conde de Superun- da, que había recibido una carta del Excmo. Señor Marqués de la Ensenada, fechada el 12 de Enero de 1745, en la cual -le parti- cipaba de orden de S. M.: “que una escuadra inglesa compues- ta de cuatro navíos de guerra al mando del Comandante Barnet, se suponía ir en corsarios para el mar del sur.” De otro lado hay una correlación tan directa con la conspiración. de los indios de Lima, que tenía relación con las provincias de Huarochirí, Can- ta y de Lambayeque, que de los tres jefes comprometidos uno logró escapar y refugiarse con Juan Santos. Claro es, que era una vasta conspiración por todo el reino y apoyada hasta en el exterior. El individuo capaz de poner en movimiento tantos ele- mentos y coordinar un plan de esa importancia, no podía ser un hombre vulgar. El Apu-Inca Santos, derrotó á los españoles que habían ido á atacarlo al mando del Gobernador Don Pedro Milla, los que regresaron muy disminuidos y la mayor parte de ellos heridos, e Ao mientras que aquél llegó al Ouimirí con más de 2,000 indios. El padre Lorenzo Nuñez, mandó desde Chanchamayo un lego dis- frazado de serrano acompañado de un Alcalde, y éstos fueron capturados por los chunchos. Juan Santos no quiso recibir al lego emisario del padre Lo- renzo Nuñez, pero le mandó decir que no hacía mal á nadie, que venía á tomar posesión de su imperio y que todos los serranos eran sus hijos, y los hizo despedir con regalos. Esa voz esparci- da, tuvo resonancia en los pueblos del interior, y pronto cente- nares de indios Ce la sierra fueron á entregarse á su Apu—Inca. Una expedición mandada desde Tarma construyó un fuerte con 4 cañones y 4 pedreros en el sitio del Quimirí, y pronto cayó en manos de Juan Santos. En seguida el gobernador de las fron- teras, Don Benito Troncoso, bajó con 700 hombres de armas, y tuvo que retirarse, Después, el cabo de armas, Don José Llamas con 500 hom- bres, entró por Huancabamba al Cerro de la Sal, mientras Don Benito Troncoso con 350 penetraba por el Oxabamba para reu- nirse y batir al Apu-Inca. Esta expedición, como la anterior, tu- vo que retirarse, por las lluvias, falta de víveres y el estado de la caballería, no sin haber trabado algunos combates. En 1750, mandado de nuevo el General don José Llamas, Mar- qués de la Mena Hermosa, con fuertes contingentes de tropas, dividió sus fuerzas en dos partes, haciendo entrar una por el va- lle de Tarma, y la otra que él mandaba, por el camino de Mono- bamba, cuya expedición tuvo la misma suerte que las anterio- res, refugiándose Juan Santos en el Eneño y confiando su de- fensa al mismo terreno, por lo quebrado que es, como en efecto se verificó. Muchas son las versiones que han corrido sobre la muerte de Juan Santos, y la que más fé merece, es la siguiente: En 1760 Ó 61 convocó á todas las tribus á fin de hacer una invasión y re- chazar á los españoles. Reunidas esas tribus desde el Eneño has- ta Metraro y. esperando á los del Amazonas, hubo fiestas y jue- gos, dividiéndose en fracciones y adiestrándose en el manejo de las armas. Un curaca notable y envidioso del poder de Juan Santos Atahualpa, dijo 4 otro en sigilo: que quería cerciorarse sl verdaderamente el Apu-Inca era inmortal como lo pretendía y que al día siguiente le tiraría una piedra con la honda. Principiados los juegos, cayó derepente el Apu--Inca en el suelo herido mortalmente en la cabeza; le recojieron sus adeptos y le llevaron al sitio donde se eleva hoy la capilla de Juan San- tos Atahualpa. — 420 — Antes de morir, el Apu--Inca hizo comparecer al curaca que le había lanzado la piedra y lo hizo morir en los últimos suplicios. La capilla que los indios erigieron á Juan Santos en el sitio lla- mado Metraro, es un monumento de 18 metros de largo por 8 de ancho, sostenido por 8 columnas de madera en esqueleto; los te- chos son de humiro y en forma cruzada. En medio se eleva el túmulo donde descansaba el cuerpo del Apu--Inca, y está hecho. de cinco tablas de jacarandá labrado de 8 á 10 centímetros de es- pesor, de una altura de un metro veinte centímetros, y está situa- do en medio del templo mirando su puerta hacia el Oriente. Hoy mismo, los salvajes conservan un culto profundo por la memorta de Juan Santos Atahualpa, y basta citar el hecho si- guiente para comprender la veneración con que cuidan esa capi- lla quese encuentra en muy buen estado de conservación. El Doctor Capelo ingeniero del nuevo camino hizo llevar una de las tablas del mausoleo para indicar un kilómétro. En efecto se pintó el número y se enterró dicha tabla en el camino; pero al día siguiente había desaparecido el poste kilométrico y se encon- traba en su sitio en el mausoleo, en vista de lo cual el Doctor Capelo respetó las creencias y el recuerdo de los salvajes y lo dejó donde lo vimos. Mucho me he extendido sobre Juan Santos Atahualpa, pero me pareció interesante recordar una de las primeras tentativas de independencia, que puso á los españoles en serios apuros. En 1779, el padre José Sanchez construyó un camino de herradura de Palca á Chanchamayo y estableció también un fuerte á ex- pensas del erario real; pero desgraciadamente en 1784 se man- dó por orden superior demolerlo. Retirados los indios á sus montañas desde la muerte de Juan* Santos Atahualpa, el Intendente de Tarma recabó del Virrey la autorización para hacer nueva tentativa en la montaña y repo- blar el valle de Vitoc. Concedido dicho permiso por el Virrey D. Teodoro de Croix, salió el 21 de Abril de 1788 é hizo rozar una extensión de doce leguas de N. á S. y seis de E. á O.; cons- truyó un fuerte al cual dieron el nombre de San Carlos, y un pueblo que llamó San Teodoro de Colla, en honor del Virrey. La corona de España tenía miras constantes sobre los asuntos de las montañas del Perú y no descuidaba en tener detalles cien- tíficos sobre esa región, lo que dió origen al viaje á las monta- ñas delos profesores de Botánica D. Hipólito Ruiz y D. José Pabón, que se internaron 3 años á fin de coleccionar y estudiar la flora de aquellas comarcas. Esos dos sabios estuvieron desde 1782 hasta 1785 herborizando; pero desgraciadamente fueron — 421 — perdidos sus trabajos porque se incendió la hacienda donde te- nían depositadas sus riquezas científicas, El Virrey D. Francisco Gil de Taboada y Lemos, es el pri- mero que dá cuenta exacta de las montañas del Perú, y hace justicia de las leyendas de “El Dorado”, del “Imperio de Manoa” del gran “Paytiti”, y de otros sueños; y resumiendo después en una larga y científica exposición sobre la materia al rey Carlos IV, dice: “Este es el compendzoso estado que man:fiesta con dolor los escasos progresos que se notan en la conguzsta espiritual de es- tos infelices bárbaros, sin queen el dilatado espacto de dos siglos y medio se haya podido completar el triunfo de exterminar la 2do- latría en que se mantiene la mayor parte de las innumerables naciones que la profesan, viéndose derramar con los tesoros del erario la sangre de los misioneros sin mayor fruto de lograrlo. Con este objeto y en cumplimiento de lo que S. M. tiene man- dado, comistoné al referido Padre Gerbal, para que, dirigiéndose á la ciudad de Huánuco y navegando por el rizo Huallaga, veco- nociendo el grande Ucayali y el Pachitea, llegase donde el Co- mandante General y Gobernador de Maynas D. Francisco de Reguena”: lo que tuvo lugar el: 20 de Enero de 1794; pero no porel Huallaga sinó por el Mayro. Esta expedición fracasó al | entrar al Pachitea. Los demás esfuerzos sobre las montañas, no tienen méritos para ser señalados, por motivo de las luchas que se trabaron por la independencia entre Realistas y Patriotas. Las haciendas de Chanchamayo y Vitoc, que pertenecían en su mayor parte á fa- milias nobles de la Intendencia de Tarma, fueron abandonadas á pesar de las aspiraciones del Intendente Urrutia en 1808, En 1847 el Prefecto del Departamento de Junin, D. Mariano Eduardo de Rivero, determinó recuperar los valles de Chan- chamayo y Vitoc, y organizó una expedición cuyos gastos fue- ron cubiertos por los vecinos de Tarma, llegando en el mes de Setiembre del mismo año á apoderarse del sitio de la confluen- cia de los rios Palca y Tulumayo, que forman el Chanchamayo, donde construyó el fuerte de San Ramón. Al mismo tiempo el Señor Rivero, verdadero sabio y hombre de ciencia, se ponía de acuerdo con el Padre Cimini, Prefecto de las Misiones del Uca- yali, á fin de que este Reverendo Padre subiese los rios para en- contrarse con la expedición que se proponía mandar Rivero. Desgraciadamente, el señor de Rivero fué mandado de Pre- fecto al Departamento de Moquégua y el Padre Cimini fué ase- - sinado por los indios. me En 1864 se hizo una tentativa para prolongar los dominios de Chanchamayo y ponerlos en conexión con el valle de Paucar- tambo, siendo Comandante de San Ramón el Señor Delgado de la Flor. El 23 de Enero de 1869, el Ingeniero D. Juan Nystrom fué nombrado Jefe de una comisión exploradora, siéndolo de las fuerzas el Coronel D. José M. Pereira. Establecieron el pueble- cito de La Merced. En 1870, el Almirante Tucker, en unión de distinguidos Ofi- ciales de nuestra marina, salió en la comisión hidrográfica que debía partir de Iquitos, á surcar el Ucayali, el Tambo y el Pere- né. Al mismo tiempo se comisionaba al Prefecto del Departa- mento de Junin, Coronel D. Bernardo Bermudez, ayudado del entusiasta Coronel D. José Cárdenas, para seguir adelante de la Merced, hasta encontrarse con la comisión hidrográfica en el Pe- rené. Después de esfuerzos y peripecias miles, pasaron el río Colorado y llegaron hasta el río Paucartambo, que uniéndose con el Chanchamayo forman el Perené; pero tuvieron que reti- rarse por falta de víveres el 26 de Octubre. | Entre 1873 y 1874, y bajo la administración Pardo, se envió una nueva expedición hácia la otra parte del Oxabamba y del Tulumayo, con el fin de proteger el establecimiento de coloas europeas. Se encomendó esta expedición al Coronel D. Domin- go Ayarza, á cuyas Órdenes se puso el Batallón “Zepita”, coman- dado entonces por el que hoy lleva con tanto lustre las insignias de General, D. Andrés Avelino Cáceres. Esta fuerza acantona- da entonces en La Merced, sojuzgó completamente las tribus Campas de la vega del Perené hasta el Paucartambo, conquis- tando definitivamente para la civilización la región que media entre la confluencia del Oxabamba y del Tulumayo, hasta cerca de San Luis de Shuaro. No nos resta sino examinar el resultado de la importante ex- ploración del Presidente de la comisión hidrográfica, Señor Tu- cker y de los distinguidos marinos que mandaban los vapores Tambo y Mayro, y los de la comisión de ingenieros cuyo ilus- trado personal garantiza la seriedad y autenticidad de los datos que vamos á indicar. La comisión hidrográfica salió de Iquitos; surcó el Ucayali y el Pachitea, el 4 de Junio de 1873, llegó á la confluencia del Pi- chis y el Palcazu que forman el Pachitea; el ilustre sabio Rai- mondi, dice: “el día 6 entró la egpedición en las vírgenes aguas del Pichis, 1í0 que no había sido todavía explorado, quedándose en una playa; al día siguiente surcaron el Pichis hasta las 4 de la tarde, hora en la cual se encontraron en un gran rio que en- DA A a A ii + e AS v e tra por la margen derecha, y que llamaron “Trinidad”, río que según los datos del Padre Lange y los que he podido recoger de los salvajes, no sería sino el Mazarechiu ó Mazarette.” “El día 13 encontraron por la margen izquierda un riachuelo de mucha corriente que llamaron Herrera-Yacu en honor del mayor que mandaba la fuerza; y el sitio de la confluencia fué bautizado con el nombre de Puerto Pardo. El dia 14 entraron en este riachuelo navegando tres horas hasta que encontraron una correntada insuperable para las canoas, que llamaron tér- mino de la playa, y después de haber determinado su posición geográfica, regresó la expedición al Pichis.” “El día 15 continuaron surcando el rio Pichis, pasando cua- tro rápidos, cerca uno de otro, con muy poco fondo y fuerte co- rriente, no encontrando agua suficiente para el paso de una canoa.” “Juzgando el Señor Tucker haber llegado á la cabecera del río Pichzs, suspendieron la marcha para determinar la posición geo- gráfica de este importante Punto, al que la comisión dió el nom- bre de Puerto Tucker en honor de su ilustre Presidente.” Los datos geográficos observados por la comisión hidrográfica son los siguientes: Boca del Pachitea. MORO de TECOWICA o coma ntninonoooo 74% 32 30” O AAA O PR 8 43 30” A E e Etoo d ao ¡IA 154m 837 ION MA UÉELICA vi viancandns ano ocarooroos 8% 45 40” Río Pichts. “Boca del río”.—Longitud O de G...... 714 58 45” AAA AA 9% 54 09” A AAA AAA 188m 365 A A o AA 1934 04” Melcidad: de corhiente.... vamo nooo. (1) e Boca 6 confluencia del Herrera—-Yacu con el Pichis, Puerto Pardo. A 714 54” 00' A Dl di in a 10? 20' 03”- IO OS NGLICa ode oo o occidoino. . 10 DO 20” Welocidad de la Corriente.....omgos»....: (2). 3 (1) 2 sea 1 metro 13 c por segundo. (2) 3¿ sea 1 metro 67 c por segundo. — 491 — érmino de la plava Herrera Y acu. Z le la playa Her VYacu Loncitad. Odio se. 74? 54 00" Latitud. 1d alo FRA SAS 10* 22 33” Variación MapnétiCa sims ¿copitas ara 92 47 52” Puerto Tucker, cabecera del río Pichís. Longitad Oo de Giiida it 74* 49” 00” Latitud: ¿ici nn vd AS 10% 22 55” Alibris AA AS 213m + 350 Variación: magnética 92 07 30” Velocidad de la¡cormente A 2 Las conclusiones del Señor Tucker son: que un vapor que no cale más de 16 pulgadas, podrá navegar hasta la cabecera del rio Pichis, en el puerto que lleva su e Esos datos son muy preciosos porque prestan garantía abso- luta por la seriedad y la competencia de los ilustres miembros de la comisión hidrográfica, presidida por el Contra—Almirante Tucker y registrados por Raimondi. Las exploraciones del río Perené por el muy distinguido In- geniero Wertheman, encomendadas por D. Manuel Pardo en 1874. son tan conocidas en sus pormenores como en su parte científica, que creo inútil detallarlas, Me limitaré á indicar los lugares importantes que determinó Wertheman de una manera exacta, lo que no se había consegui- do hasta la fecha. Estos son: La Merced. Longitud O. de Greenwich......... A 15% 183' 14” Latitid Sur... tip OS 119 248” Variación Magnglica o id oo 8 26" 20"NE, Altura ¿in 2 ALI ON AAA : (53m. Paucartambo (puerto.) Longitud O. de G ..... ct 79% 16 .4” Latitud SUL. al o 100 007 EA Variación magnética..... iia a OS UA A A 654m. E SA DA AAA AS A A eS, Boca del vio Ené. EA O cti ile de 10141800” AAA A E A ASA EP" +9 00” DL AA e MIE 305m. - Boca del rio Tambo. a A E A MA 75% 44” 40” CA A A A LA 1043" 30” NS LO de 260m. Boca del vi0 Pachitea. AAA De IA rie 714:.34':4.6” A Eo ASIA ii 8 47 00” anta Ode O icnitcaolecióne ras 73% 27 57" E O do II A io 4* 30:00” AAA AN IA 114m. En 1888 conforme á la ley de 4 de Noviembre de 1887 se organizó la comisión especial de exploración de Loreto, con el objeto de que ésta se dirigiera á su destino por la vía del Pichis, y el Capitán de Fragata D. Froilan Morales y el Ingeniero D. Carlos Perez, ensanchan el camino de La Merced al convento de San Luis de Shuaro. £n 1889, el Coronel D. Samuel Palacios y Mendiburu, Pre- fecto del Departamento de Loreto y Presidente nato de la co- misión ya nombrada, determinó irse á la Capital de su Departa- mento, Iquitos, por tierra y por los ríos, camino seguido por primera vez, por una autoridad política. Llegó con «u comitiva al convento de San Luis de Shuaro y después de conferenciar con el padre Sala, resuelve dividir la co- misión en dos fracciones, la una que iba con el mismo Presi- dente por el valle de Huancabamba al Palcazu para unirse á la que iba desde San Luis de Shuaro y bajara el Pichis, hasta en- contrarse con el Jefe de la comisión. Al efecto, el Coronel Pa- lacios designa al Ingeniero Señor Wolf y el Teniente de Mari- na Señor Barandiarán, los que pasan el río Paucartambo, lo su- $e — 426 — ben por la margen izquierda, encuentran el río Antas, cuyo cur- so siguen hasta sus cabeceras, de donde trasmontan, pasando el Cacasú para caer al Chivis, afluente del Pichis; y cuatro dias después de haber salido de San Luis de Shuaro, abriéndose ca- mino dentro del bosque virgen, llegan á la boca del Pichis, reu- niéndose luego con la otra parte de la Comisión. SEGUNDA PARTE. El 3 de Marzo de 1851, el Supremo Gobierno comprendien- do la necesidad absoluta é irremediable de poner en contacto los departamentos Orientales, y en especial el de Loreto con la Ca- pital, decretó que se procediera á la apertura de un camino pro- visional de herradura de San Luis de Shuaro al puerto Tucker, es decir, al punto navegable del río Pichis. Esa obra tan importante, perseguida desde tantos siglos, fué encomendada al Ingeniero Inspector del camino de Palca á Chanchamayo, Dr. D. Joaquín Capelo. El Gobierno fundaba grandes esperanzas en esa empresa, tan- to por su magnitud cuanto por las garantías que ofrecía el Se- ñor Capelo; y no puedo demostrar esos sentimientos, que eran los del país entero, de mejor manera que trascribiendo lo que decía el Presidente del Consejo de Ministros en su Memoria á las Honorables Cámaras Legislativas. El Ministro de Gobierno se expresa de la manera siguiente: “Los ingenieros directores de la obra, D. Joaquín Capelo y D. Carlos Perez, llevaron de esta capital los tres puentes col- gantes para los ros Paucartambo, Cacasú y Antas, midiendo el primero 60 metros de luz, el segundo 26) y el tercero 10 metros.” “Por comunicaciones recibidas de los ingenieros, la apertura del camino avanza con prodigiosa actividad, y es presumible que en los momentos en que os doy cuenta de ésta empresa, al pa- recer pequeña, pero que ha de ser de grandes resultados, sus eje- cutores contemplen alborozados el primer puerto fluvial y nue- vas vías de comunicación que señalen más dilatados horizontes al comercio, á las industrias y al engrandecimiento del país.” Ya se ve que el Señor Ministro, convencido de que el cami- no seguido era el acordado y para el cual se habían llevado puen- tes de determinadas longitudes, estaba en la persuasión de que á la fecha, es decir, en el mes de Agosto, el gran problema es- taba ya resuelto, en vista de las cartas del Ingeniero Director. En una de ellas, dirigida al Director de Obras Públicas del campamento número 16, kilómetro 64, publicada en EL PrErua- A A A A A A li No del 19 de Setiembre de 1891,anuncia dicho Ingeniero en Jefe estar en el puerto tan deseado, y remite como pruebas la leche vegetal que ha bebido, y refiere haber tomado pescado que le han traído los dos comisionados enviados. Lo que el Señor Ca- pelo tomaba por el puerto Tucker no era sino el río Ubiriki, afluente del Perené, que corta el camino en el kilómetro 69. Tanta precisión en los detalles, la rectificación de los datos geográficos erróneos de la comisión hidrográfica presidida por el Señor Tucker y los del señor Wertheman, obtenidos y enun- ciados por el Dr. Capelo en su carta del campamento número 15, kilómetro 58, el S de Setiembre de 1891, publicada en Ex Pr- RUANO del 15 del mismo mes, no dejan duda alguna ai Gobierno sobre el éxito de tan magna obra y dan lugar al decreto de 18 de Octubre del año próximo pasado. Establecidos esos antecedentes, no me queda sino daros cuen- ta de la comisión que el Comité Directivo de nuestra Sociedad me encomendó, sintiendo, que la época de las lluvias torrencia- les, la rapidez de la marcha, las penalidades de la expedición, la falta de instrumentos y la pérdida de los pocos que poseía, no me hayan permitido llenar como lo hubiera deseado, á pesar de mis pocas aptitudes, lo que debía esperar la Sociedad Geográfica «e su representante en una exploración de tanta importancia. El 20 de Octubre próximo pasado la comisión mixta del Go- bierno y del Congreso acompañada del que habla, tomaba el ferrocarril central. Creo inútil hablaros de este ferrocarril tan conocido y tan mentado, una de las maravillas de la ingeniatura modérna, cuyo plan, en su pensamiento solamente, es el colmo del atrevimiento, y su realización una obra de arte sin igual, de- bida á la ciencia exacta, y la gloria de uno de nuestros más egre- gios miembros: he nombrado al Señor Malinowski. La com:- sión liegó el mismo día á Chicla, término provisional de la línea. Chicla, se encuentra 4 3,723 metros de altura sobre el nivel del mar; el termómetro á las 6 h. 45 a. m. marcaba con un cielo cla- ro, una temperatura de 5” 9, humedad 22.5. El día siguiente la comisión pasó á Casapalca, á doce kilóme- tros de Chicla: altura 4,147 metros; la temperatura era á las 5h. 50 de la tarde de 5” 4 y á las 5h. 49 a. m. de 2”, el psicrómetro marcaba 18. de humedad. | » De Casapalca empieZa la subida de la cumbre de la cordillera, que mide 5,356 metros de altura sobre el nivel del mar en el monte Meiggs. Esa cumbre es la línea divisoria de la reparti- ción de las aguas que van á los Océanos Pacífico y Atlántico, siendo de notar la escasez de la vertiente Oeste y los grandes — 428 — caudales de aguas que van por la vertiente. Este á formar esos grandes ríos que desembocan al Océano Atlántico. Como se sa- be la cordillera sigue la dirección N. S. A 66 kilómetros de Chicla se encuentra la Oroya,término pro- yectado del Ferrocarril Central, Ó sea 205 kilómetros de Lima; á las 6 h, 13. a. m. el termómetro determinaba una temperatura de 4%2, Altura 8.712 m. El 23 la Comisión llegó á la capital de la Provincia de Tarma, la ciudad más importante del Departamento de Junín por su si- tuación geográfica y topográfica. Tarma, según Paz Soldan, está situada á los 11* 24 45” de latitud y +8? 11” 61” de longitud, á 3,058 metros de altura sobre el nivel del mar, variación magné- tica 8” 1,” al E. y temperatura media del invierno 12”. del vera- no 17” y según el Señor Nystrom 3,055 de altura, la latitud 11925 24”, longitud de Grenwich 7501. De mis observaciones resulta una altura de 3,050 metros y un promedio de 10 y 162%” por las temperaturas tomadas á las siete y nueve de la mañana: humedad 28. Tarma, tiene una historia notable que creo interesante sinteti- zar en algunas palabras, Tarma, es una ciudad de muy antiguo origen. Los Incas la llamaban Tarama, pero no se hallaba en el lugar en que está si- tuada hoy, sino en los alrededores conocidos con el nombre de Tarma—Tambo, cuya extensión llegaba hasta la Puna que separa Tarma de Jauja donde pasa y existe todavía el gran camino del Inca que iba de Quito al Maule; y según datos que he podido recoger, creo que Atahualpa hizo encarcelar y ahorcar á su her- mano el Emperador Huáscar, después de su derrota de Quipay- pán, en la fortaleza de Tarma-—Tambo, cuyos vestizios se vén todavía, y que pertenece tanto al valle de Jauja; como al de Tar- ma. Estas alturas se prolongan por las cumbres en grandes anti- planicies. El Cacique que dominaba sobre Tarama debía ser un alto personaje del imperio; la situación topográfica escogida no podía ser mejor porque era, si se puede decir, inexpugnable, fa- vorecida de un lado por el Mantaro que le servia de límites; y sus posesiones se extendían en el triángulo formado entre dicho rio, la quebrada de Tarma—-Tambo y la de Huichay, donde pasa hoy el camino 4 la Oroya. La leyenda habla de un inmenso subterráneo que iba de Tara- ma Ó Tarma—Tambo al valle de Huichay, por el cual acudía con mucha rapidez al uno ú otro valle cuando se atacaba al Cacique. El Tarma de hoy era entonces un bosque de tara: culterzo tenctorza, de donde vino el nombre de Tarama y por fin Tarma, Ss a ds a dc a — A Tarma, en tiempo del Coloniaje, era un lugar predilecto de la aristocracia española, y fué erigida en Intendencia que compren- día las provincias del Cercado de Jauja, Cajatambo, Huaylas, Conchucos, Huamalíes y Huánuco. Después de la Independencia quedó Tarma como capital de Distrito hasta la Convención Nacional de 1,855, que la erigió en capital de Provincia el 31 de Diciembre. Hoy es un mercado importante de cereales y por su exportación de café de los va- les de Victoc y Chanchamayo. De Tarma llegamos á Palca: distancia 22 kilómetros. El río ae Tarma cambia de nombre y toma el de Palca hasta su con- fluencia con el Tulumayo. Palca puede decirse es la cabecera del valle de Chanchamayo, y de ese pueblo principia el camino grande de herradura que mide de 38m. 50 á 4 con una gradiente constante de 5” ¿ No hay duda de que una vez concluido ese camino será el primero de la República. Altura de Palca 2,000 metros. j A 10 kilómetros de Palca encontramos la estancia de Huaca- pistana; altura 1,077 m. y 20* de calor 4 las 10 h. 85 a. m. Entre esos dos puntos se ha construído sobre el rio tres puen- tes de piedra granítica, que pueden soportar con facilidad el peso máximum de un tren: De Huacapistana empieza la vegetación asombrosa de la mon- taña, El camino sigue constantemente al lado del río, que mejor podríamos llamar torrente como á todos los que se precipitan de la cordillera Oriental hasta encontrar el descenso suave de los grandes ríos que con poca elevación sobre el nivel del mar, se unen para formar el gigantesco Amazonas. De Huacapistana llegamos á la hacienda Naranjal, una de las principales del valle. A las 4 h. 50” de la tarde señalaba el ter- mómetro 25, 5 y á las 5 h, 51 marcaba 18' 5, ó sea una diferen- cia de 7” en el intervalo de una hora. . El día siguiente pasamos al pueblecito de San Ramón, anti- guo fuerte construído én la confluencia de los rios Palca y Tulu- mayo, que forman el Chanchamayo. Dirección del rio 10? NE. Altura en la márgen derecha 789 metros. Seguimos nuestro camino 10 kilómetros más hasta La Mer- ced, atravesando el Chanchamayo por el puente colgante de la Herrería, que mide 71 metros de luz: altura 723 metros. La Merced, ayer el último pueblo de las montañas conquista- das, ha tomado un gran desarrollo, siendo hoy un mercado im- portante por la exportación de café, producto valioso; altura 762 — 430 —- m. sobre el nivel del mar; temperatura 20” 5 4 las 5 h. 50 a. m. y 28% 5 á las 11 a. m. humedad, 92. De La Merced se pasa á San Carlos y Bellavista, últimas haciendas importantes. Siguiendo el camino de La Merced á San Luis de Shuaro, se encuentra á 2 kilómetros de Bellavista, Ó sea 4 de La Merced, la hacienda de café de Río Blanco á 888 metros de altura, situa- da en las márgenes de dicho río, cuya dirección es de NO.á SE. y que desemboca á 1,000 metros más abajo en el Chan- chamayo. De La Merced á ese último punto se nota una progresión as- censional en las alturas, por la razón muy sencilla de que el ca- mino sigue cortando cuchillas de cerros. A tres kilómetros de Río Blanco se encuentra la pampa de Nijandaris, sitio hermoso en el cual se han establecido varias chácaras. Encontramos á 6 kilómetros de Nijandaris el río Colorado, en Amhuesha Puras, que significa río abundante en flor de chonta. Ese río nace trás de los cerros que se ven desde San Luis mirando al poniente, corre primero de N. á S. después de NO. á SE. juntando sus aguas con el Chanchamayo. Un puente de bejucos de 30 metros atraviesa dicho río, y va- rias chácaras de blancos y de infieles producen ahí distintos frutos. A la distancia de 5 kilómetros encontramos un hermoso sitio formado por la confluencia del río Paucartambo con el Chan- chamayo que forman el majestuoso río Perené. Esa planicie fué designada para construír el pueblo Pardo, y hoy ocupa una parte de ella, un chino Juan Tsang, que ha hecho una preciosa planta- ción y un Tambo, manteniendo un tráfico constante con los Campas y Amhueshas. Hace algunos años, el convento del Buen Pastor de Lima fundó bajo la dirección del Abate Durand, una sucursal y una hacienda en dicho lugar; pero hoy no queda ni vestigios. Según Wertheman el puerto del Paucartambo está en la longitud O. de Greenwich 75” 16” 4” latitud; 102 57” 2”; altura 654 m. | De Paucartambo llegamos al convento de San Luis de Shua- ro, Ó sea una distancia: de 7 kilómetros. El convento de San Luis depende del de Ocopa, en donde se encuentran misioneros que catequizan á los infieles. Dicho con- vento, tan notable en la historia de la montaña, ha reconcentra- do varias familias de la tribu de los Amhueshas. | — 431 — Esa población, hoy reconstruída, es de muy antiguo origen, y una de las pruebas interesantes son los fragmentos de ollas de barro labrado, sacados por el que habla á más de un metro cin- cuenta centímetros de profundidad en tierra vegetal, de una ex- cavación que se había hecho; desgraciadamente la olla se rompió al sacarla. Esos fragmentos son los que tenéis á la vista. Altura 7156 metros sobre el nivel del mar; temperatura 21% 5 á las 6 h. 40 a. m.; humedad 96. El riachuelo Shuaro, que baña casi el convento, desemboca en el Paucartambo con una dirección NO. SE. De San Luis comienza el nuevo camino construído por los ingenieros Señores Capelo y Perez. A los 4 kilómetros encontramos el puente colgante sobre el río Paucartambo, que tiene 77 metros de luz en forma de casti- llo, en la roca viva, sobre la margen izquierda. Altura 770 me- tros sobre el nivel del mar. Dirección del río NO. SE. Del puente al río Puñisasú, kilómetro 7, el camino se dirije al NE. Después de seguir ese rio unos 800 metros por la orilla iz- quierda, sube la cuesta de Opananú y sigue siempre el Puñisasú, pero ya no por la orilla, sino por las alturas hasta Pukursañu, kilómetro 18. Desde el kilómetro 7 todas las aguas Ó quebradi- tas que atraviesa el camino hasta el kilómetro 18 bajan al Puñi- sasú. Del kilómetro 18 al 25 las aguas van al Perené. Del Puñisa- sú 4 Metraro, kilómetro 23, la dirección del camino es primero E. después SE. Altura de Metraro 1,381 metros; temperatura 178” á las 5 h. 45 a. m.; humedad 96. Estos datos los creo bastante exactos por concordar de una ma- nera perfecta con los que mi distinguido amigo, el brillante pro- fesor de la facultad de Medicina, D. Manuel R. Artola, acopió. De Metraro se divisa un hermoso pajonal hasta la bajada del Perené. En Metraro está construída la Capilla que los salvajes han erigido á Juan Santos Atahualpa, y de la cual os he habla- do ya. En Metraro vinieron varias familias amhueshas. La índole de esos salvajes parece buena; son generalmente muy sencillos, y su vestido se compone, en hombres y mujeres, de una cushma ó túnica de algodón tejido y teñido con el achiote, siendo la única diferencia que se nota en la forma, que la cushma de los hom- bres está abierta en el pecho y la espalda por donde pasan la ca- beza, y la de las mujeres la usan abierta sobre los hombros, te- niendo ambas mangas cortas. Las mujeres llevan collares de — 432 — dientes de mono, de huesos tallados, de distintos granos y sobre todo del Shmakin oloroso, Ó Haba tonka, Difterix odorata (Leguminosas ); usan unas bandas de una paja trenzada del hom- bro derecho al seno izquierdo, con la cual recojen la cushma y llevan el hijo; esas bandas son bien trenzadas y muy fuertes, como podéis verlo. Hombres y mujeres usan brazaletes; los hom- bres se adornan con bandas de huairurú y aves disecadas que llevan atravesadas por el hombro derecho y diademas de bejucos trenzados con una pluma, la que generalmente es de la cola del Huacamayo: esos distintos objetos los tenéis á la vista, Cuando una tribu está en guerra, se adornan los guerreros con máscaras de palo de balsa, cuyas figuras son terribles, á lo menos así se lo imaginan; pero lo cierto es que son horribles, y se forman un casco de la piel del perezoso ó perico-ligero y van armados con su arco y muchas flechas. También emplean las hachas de piedra que ligan á un palo de chonta. Apui tenéis muestras de dichas armas. Al salvaje todo le llama la atención, toca todo, pero no roba, teniendo el respeto nato de la propiedad; es muy observador y trata de darse cuenta de todo lo que vé y oye. A este respecto, permitidme referir una anécdota graciosa que pasó al Reveren- do Padre Carlos Lange, en su viaje al Ucayali. El reverendo Padre había llegado con sus guías y bogas amhueshas á una tri-. bu ribereña donde recibió muy buena hospitalidad. Estaba pa- seándose y leyendo su breviario en voz baja cuando notó que toda la gente de la tribu lo había rodeado. A pesar de lo inusi- tado siguió su paseo, cuando un salvaje, más valiente ó atrevido que los demás, se acercó y puso el oído sobre el breviario, le- vantándose á los pocos segundos con la cara entristecida y cu- riosa. Viendo aquello el Jefe de los bogas llamó á los principa- les de la tribu, y vió el Padre que luego el respeto hacia su per- sona era mucho mayor. Inirigado preguntó á los amhueshas lo que había sucedido, y le contaron que había llamado mucho la atención 4 los salvajes del Ucayali verlo conversar con su bre- via:io, y que cuando el Capitán se acercó y no oyó salir nin- gún sonido del libro se quedó sorprendido;á lo que el amhuesha les había explicado que ese Viracocha era un elegido de Dios con quien conversaba y que le contestaba por medio de su bre- viario. - Pero muy largo sería registrar cuántas anécdotas curiosas pa- san al viagero que se atreve en las selvas, y dejo á plumas más autorizadas que la mía contarlas: volvamos al camino, — 433 — De Metraro llegamos al río Eneño en el kilómetro 44; la di- rección del rio es NO. SE. y vá 4 desembocar al Perené. Des. de el kilómetro 25 las aguas van al Eneño. Se ha construído sobre este río un puente colgante con cin- co cables de mucha resistencia y cuya luz es de 14 metros. Al.- tura 110 metros; temperatura 19% 9 á las 6 h. 50 a. m. Desde Metraro estaban reducidos mis instrumentos: á una brájula, dos termómetros, uno de ellos de fronda y un baróme- tro aneroide, que creo bastante exacto, como sucede en esa cla- se de instrumentos. Existe entre Metraro y el rio Eneño una cumbre cuya eleva- ción máxima en el kilómetro 37 es de 1515 metros cerca á la Herrería. La Herrería de que acabo de hacer mención, es un hermoso edificio de los ("ampas, en forma de un rectángulo sostenido por 8 pilares de madera y paredes de chonta. El techo es de humi- ro y dos puertas dan acceso al interior, la una por el N. la otra por el S. En medio se halla un horno de fundición del sistema Catalán, construído de adobes caicinados, que han llegado á for- mar una masa refractaria, y alimentan el fuego dos fuelles he- chos de cuero, que parece haber pertenecido á vacas ó quizás sacado de la gran bestia, clavados con mucha simetría con clavos de chonta sobre dos discos de madera. Los tubos son de árboles huecos que se encuentran frecuentemente en la montaña. Cuan- do llegamos había desaparecido el yunque, sobre el cual maja- ban los Campas con una especie de martillo —pilón en la forma siguiente: en la viga principal del techo queda suspendida, por correas de cuero, una viga de madera de 10 4 12 metros de lar- go, y á la tercera parte de su longitud, formando así una palan- ca. está ligada á la extremidad un inmenso trozo de madera dura que dejaban caer sobre el yunque. Encontramos todavía el molde de los adobes. Dirección del camino NE. En el kilómetro 69 se encuentra el río Ubiriki en la dirección N. S.—Ese río es afluente del Perené. El camino atraviesa el Ubiriki por un puente de madera de 17 metros de ancho. Altu- ra: 942 metros sobre el nivel d>1 mar; temperatura: 26% 5 4 las 11 horas y 20 a. m. Del Ubiriki se transmonta hasta el kilómetro 77, cuya cum- bre, entre ese valle y el del Quintoleañy, se halla 4 1,582 metros. En la vertiente opuesta, nos encontramos con el Quintoleañy que significa amigo de las perdices, cuya dirección es primera- mente SO. NE, y que. cambia de S, 4 N. En el nacimiento 10? — 434 -—- de ese pequeño río, el barómetro indica una altura de 970 me- tros. Un poco más abajo, antes de llegar al campamento núme- ro 26, kilómetro 80, encontré en la margen izquierda del Quin- toleañy, un inmenso monolito que podrá tener unos 20 metros de largo por 9 á 10 de ancho y 6 á 7 de alto, en perfecto equili- brio sobre una base de un metro á un metro cincuenta y que parece estar fuera de su centro de gravedad; ignoro si es move- dizo. Alcanzamos el kilómetro 92 4 855 metros de altura; por fin llegamos al campamento donde encontramos al Ingeniero en Jefe, Dr. Capelo, en el kilómetro 95. Altura 391 metros. En la tarde nos llevó el Dr. Capelo al campamento de la confluencia del Azupizú y Ouintoleañy, que nos dijo ser el puerto provi- sional. El Señor Perez se hallaba 4 kilómetros mas abajo, concluyen- do el camino al puerto. El Azupizú, en Campa, Río de las Vainillas, corre de O. á E., formando un recodo en su reunión con el Ouintoleañy de SO. 4 NE. Allí, cambiando bruscamente, toma la dirección S. N. En el puerto provisional escogido por el Dr. Capelo, el Azupizú mide 30 metros y forma un canal con mucha corriente, cuya profundidad varía mucho; pero que no excede de un me- tro ochenta centímetros; inmediatamente después de su confluen- cia con el Quintoleañy, á unos 10 metros se ensancha y forma una especie de barrera con piedras, cuya profundidad será de unos 60 centímetros máximum. Nos establecimos en ese punto, á 200 metros del kilómetro 96, 4 una altura de 266 metros sobre el nivel del Océano Pací- fico, con una temperatura de 30" á las 8 horas 50 a. m. y máxi- mum de 36” en el día. El distinguido Ingeniero de Estado, Sr. D. Alejandro Gue- vara, ayudado del que habla, determinó la latitud del lugar, que es de 10” 4]. El 15 de Noviembre se inauguró, á 4 kilómetros de dicho punto, el puerto escogido por el Dr. Capelo, ó sea á una distan- cia total de 100 kilómetros de San Luis de Shuaro. El río en ese puerto mide 25 metros de ancho y una profun- didad de dos metros con una corriente de Ó m. 58 por segundo, siendo notable que la velocidad de la boca del Pichis al puerto Tucker, que se encuentra naturalmente mucho mas abajo, tenga una corriente de 1 metro 13 por segundo y vista la diferencia de nivel de 213 metros del puerto Tucker y 266 del puerto provi- sional, y la diferencia de latitud entre esos dos puertos, que se- ría de 39 kilómetros en línea recta, indica que en el puerto es- A, A — 435 — cogido por el Dr. Capelo las aguas están estancadas por catara- tas Ó pongos. El camino de exploración construído por el Dr. Capelo, lo hemos atravesado en época de lluvias, y dada la naturaleza del terreno arcilloso, los fangos, y las gradientes que á veces llegan al 40 2, lo hacen, por ahora, de un tráfico penosísimo y dificil, TERCERA PARTE, He creído conveniente á la relación del viaje que hemos he- cho y ála publicación de los datos que os he traído y que son exactos hasta donde es posible, vista la rapidez, lo penoso de la marcha y los pocos instrumentos que poseía, agregar una tercera parte que he llamado conclusiones; y creo que á la Sociedad Geográfica corresponden formularlas y establecer un plan defi- nitivo que con la ayuda del Gobierno dé término á esa obra per- seguida hace tantos siglos. No ignorais señores que en este siglo de progreso fantásti- co, en que la electricidad ha recibido aplicaciones tan maravi- llosas; siglo en el cual se han descubierto la dirección de los glo- bos y la navegación submarina, también la Geografía ha reci- bido un impulso inmenso, gracias á las Sociedades que han man- dado á los Livingstone, Stanley, Savorgñan de Braza, Ordi- nalre, y otros; y creo señores, que la expedición del Prefecto de Loreto, Coronel Palacios, que realiza á costa de mil sacrificios y penurias un viaje de 900 leguas en las selvas vírgenes y des- conocidas, para llegar á la capital de su departamento, tiene un mérito indisputable, faltándole únicamente un VVew York He- rald para ensalzar, como debe serlo, tan magna empresa. Dejaremos, señores, que los frutos ya en sazón de esas expe- diciones, se pierdan por falta de iniciativa? No lo creo. Hoy más que nunca tenemos el deber inaplazable de conocer esas montañas, de cultivarlas y aprovecharlas colonizándolas; y no dudeis que Dios que ha prodigado sus favores al Perú, pron- to, muy pronto, con la fé, la constancia y el trabajo, le devolve- rá su antiguo esplendor, dando valor á esos dominios donde cabe la Europa entera. Todos los productos valiosos se hallan en la montaña; sin hablar del oro contenido en sus ríos, diez ve- ces más ricos que los mejores placeres de la famosa California. A mi parecer, dos comisiones deberían mandarse con auxilio . del Gobierno: la una por el camino seguido por la comisión que destacó el Coronel Palacios, es decir por el Antas y Cacasú, y la otra por el camino que ha construído el Dr. Capelo al Azupizú, — 436 — debiendo reunirse en la confluencia del Palcazu y P:chis; y, en vista de los resultados, abrir una senda de unos veinte metros de ancho, único medio para estudiar el proyecto de un camino de- finitivo, con el objeto de despejar un poco el bosque, tener cier- to horizonte y permitir que el sol, ese Dios bienhechor de los antiguos peruanos, penetre hasta el suelo de la senda, á fin de que se pueda traficar sin hundirse en los fangos y atolladeros hombres y bestias. Eso nos parece fácil, práctico, poco costoso, y lo único que puede aclarar ciertos puntos completamente oscuros hasta la fe- cha, puntos que suscitarán tal vez muchas polémicas; pero que por cierto no despejarán la incógnita, ——_—A A Informe critico de la comisión especial, sobre el documento que antecede. Lima, Febrero 9 de 1892. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica, SP: | Nombrados los que suscriben por nuestro Consejo Directivo, para dictaminar sobre el informe que sometió á la Sociedad el comisionado que ésta nombró, Sr, Coronel Ernesto de La Com- be, para que concurriese como su representante, en unión de las comisiones nombradas por el Supremo Gobierno y el Soberano Congreso á la inauguración del camino provisional de esta ca- pital al puerto proyectado sobre el río Pichis, mandado abrir por decreto de 3 de Marzo de 1891; tuvimos el honor de emitir nuestra opinión en 14 de Diciembre último. Leída que fué ésta, con el informe á que se refiere, en sesión de Consejo Directivo de 11 de Diciembre de 1891, y encontrando la junta, como noso- tros, que el antedicho informe no era sino el simple diario de viaje que nuestro comisionado se había apresurado á someter á la Sociedad, ofreciendo en él la presentación de un informe más lato y definitivo; se nos honró nuevamente reencargándonos el estudio y dictamen sobre el trabajo ofrecido. Presentado ese trabajo en los términos de que se instruirá el Consejo por el original adjunto, procedemos á emitir el juicio que se nos ha pedido. | Ese informe es un trabajo en el que el comisionado, no solo suministra á la Sociedad los datos relativos al itinerario del ca- — 437 — mino, sino que ha consagrado un especial esmero al estudio é «ilustración de la cuestión que suscita la vía al Pichis. Comprendiendo la gran importancia que tiene la apertura de la comunicación por la vía más corta y comercial, entre la capi- tal y el Atlántico, por la región amazónica, ha sabido buscar nuestro comisionado todos los datos y luces más importantes que suministran las memorias de los Vireyes, la Historia de las Misiones, El Mercurio Peruano, la colección de memorias cien- tíficas de Rivero y de Paz Soldan, la obra de Raimondi y los viajes de exploración de Wertheman, Tucker, Raygada, de los PP. Salas y Lange y en fin del Coronel Palacios y Mendiburu; y con los datos tomados de esas fuentes, nos presenta en su me- moria rasgos históricos sobre las exploraciones por la ruta de Tarma como para que sirvan de luz, á fin de apreciar mejor los resultados de la excursión de la comisión mixta, á la cual se agregó, con cuya luz y con la que arroja el estudio de la vía que ha recorrido en su comisión, termina presentando las conclusio- nes que les sugiere su estudio. Para llenar nuestro cometido, consignaremos las apreciacio- -nes que fluyen del minucioso y muy prolijo estudio que hemos hecho de la descripción que nos suministra el comisionado, en relación con los informes oficiales, presentados al Supremo Go- bierno por el Sr. Director de Obras Públicas y por los SS, Ca- pelo y Perez. Para el efecto, procedemos desde luego con la fé que debe inspirarnos la exactitud del itinerario seguido por la Comisión; pero sin poder atribuir precisión ni exactitud matemática á los estudios, observaciones y datos relativos á la topografía, nivel y posición geográfica y aún á las condiciones meteorológicas de los distintos puntos comprendidos en la línea del trayecto desde Palca hasta el término en que se dice haber encontrado el puer- to pretendido; puesto que ni el brevísimo tiempo empleado en -recorrer esa línea, ni los instrumentos y elementos científicos de que se dispuso, pueden darnos la seguridad que se necesita para tomar aquellos datos con el carácter que requieren para consti- tuír la base de una apreciación exacta y científica, como cumple á las miras de nuestra Sociedad. Nuestro comisionado ha hecho mucho más de lo que podía exigirse de él, aún dado su entusiasmo y buen deseo que ha de- mostrado, y debido á ese laudable empeño nos somete con su informe, un cróquis de los puntos recorridos y un perfil baro- métrico aproximado. Del examen de ese cróquis, fiel representación de los datos — 438 — consignados en la memoria del viaje, en relación con la carta correspondiente de nuestro ilustre Raimondi. única que puede servirnos de base mas autorizada; encontramos, como es muy na- tural, que ésta no contiene todos los puntos y ríos que marca aquel cróquis; por manera, que respecto á éstos, no podemos formar otro juicio que el que resulta de los datos de la memoria y en los cuales no puede garantizarse toda su exactitud, como no lo hace, ni puede hacerlo el mismo comisionado, sino con la salvedad de referencias; muy especialmente respecto al curso completo de ríos que sólo ha podido ver en los puntos en los que ha atravesado siguiendo la ruta. Tenemos entre esos ríos, tres cuya nomenclatura dá refirién- dose á los datos de los salvajes, probablemente, como son: el Puñizazú que dice ser afluente del Paucartambo; el Eneño y el Ubiriquí, del Perené; y el Quintoleañy, que dice reunirse con el Azupizú, formando el Pichis, que corresponde á una cuenca distinta del Perené. Con las inseguridades de esos datos ño puede producirse la convicción de que el término de la vía que han seguido, y que la memoria y el cróquis respectivo marcan en la confluencia de los ríos que llaman el Azupizú y el Ouintoleañy, sea el Pichis. Mas, aun suponiendo la posibilidad de disipar hasta las más ligeras dudas, basándose en referencias de salvajes ó de viajeros civilizados que conocieran aquellas regiones, lo que no puede ni insinuarse, el comisionado, Sr. de La Combe, refiriéndose á ob- servaciones hechas por el ingeniero Sr. Guevara, uno de los co- misionados por el Supremo Gobierno en la misma expedición, nos dice que la latitud del puerto provisional, que se les mostró en el término de su viaje por el ingeniero del camino Sr. Ca- pelo, es de 10% 41” S., y como este puerto dista, según el informe del mismo Sr. Capelo, 4 kilómetros del puerto definitivo, éste tendrá la latitud de 10* 39” próximamente; mas el Sr. Capelo le asigna 10” 26' resultando una diferencia de 0* 13” que representa 24 kilómetros en línea recta sobre el mismo meridiano. Basta este hecho para que no podamos otorgar fé á los datos suminis- trados. | Por otra parte, el informe del Sr. Capelo que registra “El Comercio” del 5 de Enero último, dice: que solo tomó la latitud de dos distintos puntos y la longitud de un otro, deduciendo las demás coordenadas de solo estas tres; y como éstas no determi- nan punto fijo alguno, ha tenido que hacer sus deducciones por medio de su plano topográfico, levantado con solo brújula y ca- dena; es decir, aproximadamente, por lo cual no se pueden tener -- 439 — como exactas las coordenadas geográficas, de donde probable- mente resulta la diferencia que hemos indicado respecto á los puertos provisional y definitivo. Respecto al puerto adoptado á los 100 kilómetros de San Luis de Shuaro, que se dice ser el que se buscaba, por cuanto el nombrado Tucker se encuentra á poca distancia siguiendo las aguas del río en que termina, aún dándole la latitud de 10? 26' que le fija el Sr Capelo; debemos observar que según los datos de la comisión Tucker en 1873, ésta no llegó sino hasta la latitud de 10" 22' 33” en el río que se le llamó Herrera-yacu, que según la carta Raimondi, trazada con aquellos datos, es el Azupizú; y á la latitud 10% 22 55” en el brazo principal del Pichis, indicado en esa carta con el SANS de Nauchiques. El primero de esos puntos sobre el Azupizú Ó Herrera—yacu se le nombró puerto Herrera, tiene una longitud O. de 77* 14” 09” M. de P., que corresponde casi al mismo meridiano del punto que se indica como el puerto definitivo; y el segundo que es el puerto Tucker, tiene la longitud O. 717” 9 9” del mismo merl- diano de París, por lo cual se comprende que bajando las aguas del puerto fijado por el ingeniero del Gobierno, Sr. Capelo, se llegaría al puerto Herrera; mas nunca al puerto Tucker que se encuentra en distinto meridiano, en distinto río, y aún más, te- niendo en cuenta los datos del mismo Señor, se encontrará dis- tante de este punto 005 27” La comisión Tucker nos dice además, que no llegó á esos puntos (puerto Herrera y puerto Tucker) sino en canoas pe- queñas, y que no subió más por cuanto era imposible la navega- ción en embarcaciones mayores que éstas. Las velocidades de las corrientes que esa misma comisión con- signa son 1 m. 67, por segundo, en el Herrera-yacu, y 1 m. 13 en el Pichis; velocidades muy superiores, por cierto, á la de0 m. 58 que nos señala el Sr. Coronel de La Combe; por cuya moderada corriente juzga, con razón, encontrarse en el punto del río á que se refiere su memoria, ur remanso después del cual teme que ha- yan rápidos: temor que justifice con sus datos la citada comisión. Prescindiendo del río ó del punto geográfico á que haya lle- gado la expedición, por las circunstancias antes expuestas, es evidente que el punto escogido, no es el que puede correspon- der á las necesidades del comercio, y si se pretende encontrarlo en las mismas aguas, será necesario continuar el descenso del Azupizú. Juzgamos no ménos inconveniente el camino, vistas las gra- dientes que el Sr. de La Combe nos marca hasta del 40 ?/,. por — 410 — las cuales sería, independientemente de toda otra circunstancia, inadaptable aun para el mas imperfecto camino de herradura. La serie de subidas y bajadas que se notan por el perfil que adjunta el Sr. de La Combe, manifiesta que se ha designado el camino sin tener el conocimiento bastante de las cuencas de los ríos que se han encontrado como al acaso. Con ese conocimien- to se podrá salvar aquel defecto, pero despues de largo tiempo' de prolijo y detenido estudio de aquella región, que terminaría probablemente por el completo abandono de la ruta que hoy se señala, sacrificando, por consiguiente, los desembolsos hechos hasta hoy y los que habrá de originar aún, sin que se pueda pre- ver su límite. Resumiendo nuestro juicio, creemos: 1.2 Que no puede « asegurarse, con la severidad de la ciencia, que la comisión enviada á inaugurar el camino y el puerto sobre el Pichis, haya llegado al punto que se propuso. 2, Que las condiciones del punto señalado como el puerto pretendido, no satisfacen las necesidades á que debe correspon- der un puerto en aquella región, ni para el comercio con el At- lántico, ni para la fácil correspondencia con las secciones de la República. | 3. Que el camino seguido por la comisión, que más propia- mente es una senda ó trocha de exploración, no tiene las condi- ciones necesarias para la viabilidad comercial y 4, Que debe vérsele como un utilísimo recurso pare estudios y exploraciones de aquella región, de la que el Perú, la humani- dad toda y aún la ciencia, tienen tanto que esperar. Manuel A. Viñas.— Enrique Perla. — 3» Torre de Babel en el Perú Creemos de la más alta importancia para el estudio de las an- tigiúedades del Perú, el documento que en seguida insertamos. Prefectura del Departamento de Amazonas y Sub-Insperción de la Guardia Nactonal.—Chachapoyas Ú 13 de Febrero de 1843. Señor Ministro: En la estadística de esta provincia remitida 4 mediados del año de 1841 al Sr. Cosmógrafo Mayor, se hizo mérito de un = 4i => monumento antiguo descubierto en los terrenos de Quelap, del distrito de Santo Tomás, y hoy que el Juzgado de 1.* Instancia de este Departamento lo ha recorrido en parte, ha descubierto muchas particularidades curiosas y dignas de llamar la atención pública, según lo puntualiza su comunicación oficial de 31 de Enero último, que tengo el honor de incluír, á fin de que se sir- va VS, pasarla al conocimiento supremo de S. E. Dios guarde á VS.— S. M.— Miguel Mesía. Juzgado de 1.2 Instancia de la Provincia de Chachapoyas.—Que- lap á 31 de Enero de 1843. Sr, Coronel Prefecto del Departamento. OA Habiéndome constituído en estas tierras de Quelap 4 practi- car el deslinde mandado hacer por el Supremo Gobierno de la República, he encontrado la obra más digna de la atención pú- blica, como es una muralla de piedra labrada, que tiene de ancho 560 pies, de largo 3,' 00 y de alto 150, siendo sólido este edifi- cio en la parte interior, pues todo el espacio contenido dentro de 8.320 piés de circunferencia, que tiene hasta la dicha al- tura de 150 piés, es sólido y terraplenado, sobre el cual hay otro muro de 2.200 piés de circunferencia en esta forma: 600 de largo y 500 de ancho con la misma elevación de 150 pies que tiene la muralla interior, y con el mismo terraplén sólido hasta la dicha altura. (1) En esta elevación y también en la del muro de abajo se encuentra una multitud de habitaciones y cuartos de la misma piedra labrada, con las dimensiones de 18 piés de largo y 15 de ancho, y tanto en estos cuartos, cuanto en las paredes de la muralla, se encuentran nichos formados con arte, de una vara (1) Según la precedente descripción, aquel colosal monumento tiene la forma de dos pa- ralelipípedos superpuestos, midiendo la base del primero poco más de 153.384,m.2 prescin diendo de las fracciones de reducción, y como su altura es de 41 metros, resulta que el yo- lumen de este primer cuerpo es de 6.288.744 metros cúbicos; y el volumen del segundo cuer- po igual á 932.422 métros cúbicos, que arrojan un total de más de 7.221.156 metros cúbicos para el edificio entero; y como según Elisée Reclus, en su gran obra ““Geographie Universe- lle”, se calcula en 2.560,000 metros cúbicos el volumen de la gran pirámide de Chéops, en Egipto, considerado el mayor monumento arqueológico conocido; tenemas que la fortaleza ciclópea de Quelap, en Chachapoyas, es casi tres veces mayor que aquella pirámide, supo- niendo de rigurosa exactitud matemática, las mensuras hechas por el Sr. Nieto. Y haciendo una comparación más gráfica para los lectores del país, la fortaleza de Quelap, presentaría un volumen igual á una torre cuya base fuera la plaza de Lima, elevándose á una altura de más de 700 metros. sa == qURS -Ó dos tercias de largo, y de media vara de ancho y grueso, en los cuales están los huesos de los difuntos de la antigiedad: unos desnudos y otros envueltos en mantas de algodón muy tu- pidas aunque algo gruesas, y todas labradas y con bordados de distintos .colores. De modo que solo se diferencian estos nichos de los de nuestros panteones en la profundidad, porque en lu- gar de las dos Ó tres varas, que en el día necesitamos, para colo- car nuestros cuerpos en la posición recta en que los colocamos después de la muerte, ellos solo empleaban dos ó tres piés, á causa de que los doblaban haciendo que sus rodillas topasen con la punta de la barba, y sus manos se enredasen en las piernas, 4 la manera que habitamos en el vientre materno á los cuatro meses de nuestra formación. La muralla en las tres puertas des- cubiertas llama la atención, porque el lado derecho de cada una de las dichas puertas es semi-circular, y el izquierdo es angular, y desde la base comienza un plano inclinado, que vá ascendien- do casi insensiblemente hasta la elevación dicha de 150 piés, con la particularidad de que á la mitad tiene una especie de garita, y desde allí vá perdiendo la rectitud con que comenzó, y hace una curva hácia la derecha del que sube, teniendo en la parte superior un escondite ingenioso de la misma piedra labrada, de donde se puede impedir la entrada á cualquiera; porque em- pezando con solo seis piés de ancho las dichas puertas á la parte Inferior, que es la de fuera de la muralla, en esta interior, que está ya arriba, sólo tendrá dos piés, y tan luego como se sube á lo alto se encuentra un mirador, de donde se divisa, no sólo todo cl lano de abajo y todas las avenidas, sino también una consi- derable parte de la Provincia hasta la capital, que está á ll le- guas de distancia. En seguida se encuentran las entradas de la segunda y más alta muralla, del todo igual á la primera y solo SS Uy 11 de menores dimensiones en lo ancho y largo, más no en lo z * como llevo dicho. También se encuentran otras sepulturas que parecen unos hornos pequeños de 6 piés de alto y 24 ó 30 de circunferencia, en cuya base hay una loza y sobre ella los restos de algún hombre ó mujer. Examinadas estas cosas el día de ayer, nos retiramos á descansar yo y la numerosa concurrencia que me acompañaba, y el día de hoy fuimos á lo alto de una pe- ña que está fuera de la muralla y que le sirve de cimiento: y habiendo pasado con mucho trabajo por un camino casi destruí- do por las aguas, sobreponiéndonos á los riesgos con que nos amenazaba una profundidad casi perpendicular de más de 900 piés y ayudándonos mútuamente, llegamos á un hueco formado por las peñas que nacían del cerró, en el cual había 10 bultos de —43B= " huesos humanos, perfectamente conservados, envueltos en sus mantas, de los cuales uno que era de hombre de edad, estaba cu- bierto con uná manta de pelo que conservo junto con el esque- leto en mi poder; al otro, que era probablemente de mujer, por habérsele separado un hueso de la pierna, le quitaron el tronco de la cabeza y quedó inutilizado: esta mujer sería ya anciana cuando murió, pues que tenía su pelo con canas y sin duda era la madre de 7 criaturas que componían Y de los dichos bultos, de los cuales 2 conservo en mi poder y 2 llevó D. Gregorio Ro- driguez, uno de los de la compañía, junto con una manta de al- godón de distintos colores y una faja labrada de colores, habien- do quedado 3 de los esqueletos de criatura y 1 de gente grande por haberse deshecho los ligamentos de los huesos; más, todos constantemente tenían la misma postura, y el pelo de sus cabeci- as era muy fino, cortado y rubio y no como el de los indígenas del día, teniendo la hembra las orejas horadadas y con una argo- lla de algodón torcido y grueso. Posteriormente he sentido mu- cho no haber seguido mis especulaciones por este sitio, pues que probablemente habría descubierto más; pero tuvimos que sepa- rarnos para tomar otra dirección y buscar otro sitio, donde me aseguraron había más que ver; en efecto, bajamos por el la- do del Norte y después llegamos á la falda de un cerro muy em- pinado donde subimos con la mayor dificultad por su posición vertical y por la paja con que estaba cubierto, que nos hacía res- balar á cada paso; y habiendo subido como 600 piés, nos halla- mos imposibilitados de pasar adelante, á causa de una peña per- pendicular que no permitía el acceso á una pared de ladrillos de piedra, con sus ventanillas, que distaría del punto donde se pudo Mes" como 60 piés, y por falta de escalera y de tiempo no vi- mos 10 que se contenía en esta pared, que está en una elevación que dá vista al Oriente, Norte y Occidente, hasta donde los ojos del hombre alcanzan: y quedando con el pesar de no saber nada de lo que significaría esta obra, ni tampoco de los fósiles y pre- ciosidades que se encierran en la muralla, por razón de que está muy montuosa y por no haber posibilidad de descubrir lo que tendría en el centro, por el poco tiempo que me dejaba en li- bertad la operación judicial en que me hallaba, no pudiendo abandonar por mucho tiempo la capital, donde sufria perjuicio la Administración de Justicia; aumentándose estos obstáculos con la imposibilidad de emprender trabajo alguno por falta de manos auxiliares, pues los indígenas tienen un horror grande á este sitio por las momias que contiene, las que en su concepto producen grandes enfermedades al tocarlas: así es que todos hu- — 444 — yen despavoridos al verlas y á fuerza de trabajos y de muchas demostraciones de familiaridad con los dichos huesos, consegui- mos que uno ú otro de los de entendimiento ménos limitado perdiese el miedo que una fatal preocupación les había inspirado. Estas también han sido las razones por las que no pude dar vuel- ta á la muralla por parte del SO., donde me aseguran que hay unas trincheras curiosamente formadas á las que de ninguna ma- nera se puede llegar por abajo, y solo se llega á ellas dejándose caer con sogas desde lo alto de la muralla; ni tampoco un sub- terráneo que el dicho D. Gregorio, persona de crédito, asegura haber á la otra banda del río de Condechaca, donde dice haber muchas calaveras, ollitas y otros objetos, y que, habiéndose in- ternado como dos cuadras adentro, se le apagaron las luces por falta de aire, y no pudo pasar adelante, por manera que si el tiempo y el Gobierno me favorecen podrán hacerse algunos des- cubrimientos, La sabia y artificiosa construcción de las obras de oro y plata que se encuentran como monumentos de los antiguos, la gracio- sa labor de varias piedras de las más duras, que no han podido formarse sino con instrumentos de hierro y acero, de que en lo absoluto carecían nuestros antepasados, lo ingenioso y sólido de esta obra gigantesca, toda de piedras labradas; el no haber habido causa ni motivo para la formación de esta fortaleza por el carác- ter pacífico de los pobladores de estas provincias y por lo lejano que estuvo el teatro de la guerra, al tiempo de la conquista; el poco tiempo que pasó de Tupac Yupanqui, el conquistador de estos lugares, hasta la venida de los españoles, que no pudo pres- tarles materiales ni tiempo para hacer semejante obra; pues aun- que se dice que eran inquietos y que se rebelaron contra Huayna Capac, sus guerras ántes de asociarse al gobierno de los Incas eran muy ridículas y pasajeras, y su levantamiento fué tan efí- mero que lejos de tratar de sostenerlo, imploraron el perdón por el conducto de una matrona, como de hecho lo consiguieron; el seguro modo de sepultar los cadáveres en nichos de piedra los ricos y en las peñas probablemente los pobres, —todo me hace creer que aunque la muralla imperfectamente descrita no sea de la mas remota antigiiedad, de la época en que el Perú y la Amé- rica toda estuvo poblada por naciones civilizadas de las que los europeos tomaron la idea de los panteones que ahora usan; al ménos las obras finas de oro y plata, las piedras bonitamente la- bradas que se han encontrado en las huacas y muchos usos y monumentos de nuestros aborígenes, han sido tomados, conser- vados ó transferidos por una nación ilustrada y grande que ocu- — 445 — pó este territorio, la que vino en decadencia—de la misma mane- ra que otras más modernas de que nos habla la historia, como es Babilonia, Balbec, las ciudades de la Siria y otras que han sido destruídas, —hasta quedar en el estado de aislamiento en que la encontró el gran Manco, y que por consiguiente la América es viejo mundo respecto de las otras cuatro partes que lo compo- nen, como me propongo demostrarlo más largamente, en la es- tadística que estay formando del Departamento, con datos oficia- les y fidedignos, á la que servirá de apéndice esta nota que dirl- jo á VS. para que se digne elevarla al conocimiento de S. E. el Presidente de la República por el conducto respectivo. Dios guarde á VS.—$S. C. P.— Juan Crisóstomo Nieto. (1) Según el informe del ilustrado Dr. Nieto, que publicamos, el monumento de Quelap es una verdadera Zorre de Babel, que tiene dos cuerpos, uno de 960 piés de ancho, por 3,600 de largo y 150 de altura; otro de 500 piés de ancho 600 de largo y 150 de altura: este segundo cuerpo sobrepuesto al primero, Ambos cuerpos del edificio son amurallados con piedra labrada y han sido perfectamente rellenados y terraplenados, sirviendo la azo- tea del 2. cuerpo de inmenso mirador, El 1% cuerpo ha necesi- tado 30.240,000 piés cúbicos de material para rellenarlo: el 22 ha necesitado 4.500,000 piés cúbicos con el mismo objeto, ¿Con qué fin se levantó esa obra? ¿Quiénes la levantaron? ¿Cuán- tos miles de hombres, y cuantos años han sido precisos para for- mar tan colosal monumento? Preguntas son estas de imposible solución. La existencia, en el cuerpo del edificio, de gran can- tidad de moradas Ó habitaciones de 18 piés de largo por 15 de ancho, hace creer que los habitantes de esas comarcas residían en él. A la vez, los nichos en inmenso número existentes en otras partes del edificio, con restos humanos en algunos de ellos, hacen creer que era depósito de los restos humanos de esos mis- mos habitantes. Así, pues, se puede asegurar que ese gran mo- numento, á la vez que servía de morada para los habitantes del territorio, servía igualmente de sepulcro para sus restos morta- les. Es indudable, por los restos hallados, que los habitantes de esas comarcas, en época muy remota, no eran los indios que en la actualidad las pueblan. El hecho de los cráneos cubiertos de pelo laczo, rubio y cortado, prueba, sin necesidad de otras razo- nes, que los hombres que levantaron ese edificio y que ya han (1) Trascrito del periódico “El Peruano”, tomo X, número 28. — 446 — desaparecido, fueron de una raza completamente distinta de los indígenas actuales, con pelo abundante, negro y cerdoso. Los cadáveres han sido hallados envueltos en mantas de algodón, te- jidas y bordadas con notable esmero; los indios de esas comarcas en la actualidad, como en la época de la conquista española, no saben tejer y menos bordar con hilos de colores. Por el informe del Sr. Nieto llegamos á saber, que tanto para subir al primer cuerpo del edificio, cuanto al segundo, es preciso hacerlo ascendiendo por un plano inclinado. La estructura de este monumento, con un gran cuerpo sobrepuesto á otro, y con esa subida inclinada, nos trae á la memoria la estructura, subida etc. del Gran Teocalli, el Templo Piramidal de los Aztecas 6 Mexicanos, para cuya descripción remitimos á nuestros lectores á la célebre obra de Solís, referente á la conquista de México. A inmediaciones de esta gran Torre, se halla una peña, y al costado de esta peña una hondura como de 100 piés de profun- didad. En el fondo de ella se hallaron varios bultos, eran huesos humanos envueltos en las yá citadas mantas de algodón, parece haber sido pues sepultura de personajes reales Ó importantes. Al lado N. de este sepulcro existe una muralla de /adr2llos de piedra (así llama el Dr. Nieto, á las piedras bien labradas que la forman) y en esa muralla se hallan gran cantidad de ventanas, sin duda hechas para que los centinelas vijilasen los contornos. A las inmediaciones del Rio Condechaca se encuentra un gran subterráneo, que no ha sido explorado aún: si lo ha sido, no tenemos datos sobre su exploración. La monumental obra de que nos ocupamos, debida al parecer á una raza muy antigua y muy superior á la de los indios, nos hace creer que esas obras y otras que quizás mas tarde se des- cubrirán en la vastísima hoya del río Amazonas, deben su exis- tencia á pueblos civilizados, como el antiquísimo que fabricó Tiahuanaco.—Pueblos que han desaparecido por completo, de- jándonos esas obras como monumentos idas de su pasajera existencia. Sobremanera doloroso es el hecho de que habiendo el Dr. Nie- to verificado la visita á las ruinas de Quelap en 1843, y habiendo dado al Supremo Gobierno de esa época el informe respectivo, no haya existido en la República un Gobierno, una autoridad local, que se ocupase de conseguir detalles, más claros y funda- dos, sobre una obra tan colosal; obra que debía llamar natural- mente la decidida atención de los sabios de todo el mundo civi- lizado. La casi ignorancia de la existencia de esas ruinas en el Perú; la total zenorancia de ellas en Europa, han sido causa de — 447 — que no hayan sido visitadas, exploradas y descritas en obra algu- na científica. Los millares de hombres, llamados civilizados que por allí han pasado, desde la época de la conquista; los centena- res de hombres, llamados científicos, que desde la conquista han transitado por ese lugar, han ignorado la existencia de la Zorre de Babel del Perú, Ó sí han tenido algún informe sobre ella, han mirado en poco ese informe, deseosos sólo de conseguzr mater za- les para formar libros, sin cuidarse mucho de la exactitud de los informes recogidos, mi de comprobarlos por su propto estudio. De aquí, esa gran cantidad de obras, respecto al Perú, tan llenas de equívocos, que á nosotros nos causan sorpresa. Al Supremo Gobierno corresponde pedir á las autoridades de Chachapoyas informes lo mas detallados posibles sobre esas ruinas; y ála Sociedad Geográfica unir sus esfuerzos y sus labores á las del Supremo Gobierno para conseguir esos informes. Al Sud Oeste de los Estados del Colorado y Nuevo Mexico, América del Norte, existe un terreno elevado, en figura de una eran meseta. Este terreno se halla surcado por grandes cañones, causados por violentas y constantes corrientes de agua. En es- tos cañones, Ó como diríamos nosotros, muy angostas quebra- das, se hallan las antiquísimas habitaciones de los llamados Cliff Dwellers, que podremos traducir, habitantes de las alturas. Los lados de los cañones son formados por rocas areniscas, de color amarillento; y en esas rocas se hallan cuevas, y desigualdades que esos Cliff Dwellers han convertido, en épocas muy remotas, en habitaciones. Esas habitaciones, y los reducidos restos de sus antiguos moradores, han merecido el constante estudio de hom- bres muy prominentes en Estados Unidos. Los SS. Wetherill, tres hermanos, por muchos años han dedicado su esclusivo em- peño en visitar esas moradas, rebuscar sus escombros y ruinas, y reunir en especiales museos sus escasos restos. Los estudios sobre esos antiguos habitantes, demuestran palpablemente que estos fueron de una raza de hombres de tamaño regular; que carecían por completo del conocimiento de los metales; y, lo gue 708 es de especial atención, que tenían el pelo rubio y cortado, como los habitantes de Quelap, de quienes nos acabamos de ocupar. Las paredes de los edificios de los Cliff Dwellers, en Mesa Verde, como se llama ese territorio, son de piedra arenisca cuadrada y canteada, como las de Quelap: una de las momias, según ase- guran los Wetherill, tenía barba cerrada. Estos hechos comprue- ban que los Cliff Dwellers, como los habitantes antiquísimos de Quelap, no han sido de la raza de los indios antiguos Ó más mo- dernos que han habitado los territorios de Colorado y Nuevo —— 448 — Mexico, y los de Moyobamba, donde se hallan situadas las im- portantísimas ruinas de Quelap, que consideramos como una Torre de Bavel existente en el territorio del Perú. Lima, Enero 9 de 1892. - MoDEsTO BASADRE. A o O, Las cavernas del Peru Son muchas las cavernas que se conocen en la dilatada exten- sión del territorio peruano, muy especialmente en la región in- terandina. No nos ocuparemos de todas ellas; puesto que ese trabajo compete á las personas que se dedican al estudio de uno de los ramos de las ciencias naturales, por demás importante, como la Geología. Nuestro propósito es dar una idea general, aunque imperfecta, de las dos cavernas principales, porque creeros sumamente inte- resante el conocimiento de ellas, atendidos la identidad del te- rreno en que se encuentran y los grandes monumentos que tie- nen inmediatos ambas. Las cavernas del Cuzco y las de Huamalíes (hoy 2 de Mayo, ) son las mas notables de todas las que conocemos. Nos ocupa- remos primero de las CAVERNAS DEL (CUZCO Al Norte de la ciudad se encuentra el cerro denominado Saccsa-Huamarn, en el que existen las ruinas de la fortaleza incaica de ese nombre, tan llena de recuerdos históricos; al pié de éstas se halla la piedra del rodadero y á pocos pasos de ella la entrada á las c/2ncanas: en un pequeño hundimiento del cerro y entre dos peñas arrimadas la una á la otra por la parte supe- rior, se vé formada una cavidad triangular, por la que se penetra fácilmente, descendiendo por un plano inclinado, hasta encontrar los primeros tramos de una escalera hechos en el mismo cerro, de dos metros deancho y veinte centímetros de alto, con una in- clinación de doce grados: esta cavidad, en forma de tunel, tiene más de tres metros de alto conservando la anchura de la escale- ra en un espacio de más de cien metros. La luz natural desapa- rece á pocos pasos de la entrada á consecuencia de la irregulari- dad de la dirección del tunel. -- 449 — Es generalmente sabido que los Incas se comunicaban de la fortaleza por este subterráneo con Coricancha ó templo del sol (hoy iglesia y convento de Santo Domingo) distancia, cuya lon- gitud puede apreciarse en poco más de dos kilómetros. Se sabe también de varias personas que han penetrado en las chincanas, por curiosidad Ó por interés de encontrar algún tesoro y se han perdido dentro de ellas, á consecuencia de lo cual el Prefecto, General Medina, ordenó tapiar la entrada de la c%zz- cana grande para que no se repitieran iguales desgracias. Estas cavernas tienen en nuestro concepto mayor interés que el de los estudios geológicos. ] Conocemos la ciudad del Cuzco y sus alrededores y no he- mos visto ningún osario que corresponda por su magnitud á la importancia de la Metrópoli del Imperio de los Incas. Los hue- sos humanos que descienden con los derrumbes de Aya-—Huay- co, sitio en que se libró una batalla en la cual perecieron treinta mil combatientes, bajo el reinado de Vira-Cocha, no son los restos del gran Cuzco. No encontrándose pues el osario Óó cementerio de la opulenta ciudad en ninguno de los lugares inmediatos á ella; opinamos que el depósito de sus cadáveres debe encontrarse en el interior de las chzrcanas; algo más, y es que hemos examinado los hue- sos de Aya—-Huayco y no manifiestan síntoma de embalsama- miento, mientras que en algunos sepulcros construídos en las hendiduras de las peñas y lugares escabrosos, se encuentran ca- dáveres momificados perfectamente, según el sistema empleado por los Incas. ¿Cuántas momias existirán de valor histórico; cuántos objetos de arte y tal vez kipus por los que pudiera obtenerse datos pre- ciosos del Perú primitivo, datos de la mayor valía? CAVERNAS DE HUAMALÍES. Al oeste de la provincia del 2 de Mayo, existe una elevadísima cordillera que coronan las nieves perpétuas, conocida con el nombre de nudo de Huallanca, de donde se desprenden dos rios que son el verdadero origen del gigantesco Marañón; entre uno y otro de aquellos ríos que corren paralelos del O. al E. se alza una antiplanicie en la que se encuentran las ruinas incásicas de Huánuco el viejo y á poca distancia hácia el E., á la orilla iz- quierda, bajando del río Nupe ó Quezopalca, se halla el pueblo de Baños, cuyos vecinos conocen la entrada á las cavernas'St- tuadas á corta distancia del pueblo; ésta aparece como una boca 12. . — 450 — mina que tendrá mas ó ménos una vara de altura; por la que se penetra. A pocos pasos de la entrada se va ensanchando la gru- ta hasta descubrirse una inmensa cavidad de más de cien metros de longitud, cincuenta de altura y treinta y cinco á cuarenta de ancho: el piso es algo accidentado y se desciende hasta el fondo de esta primera caverna, en la que se nota una boca—mina, hacia el lado izquierdo, por la cual se penetra en otra caverna mucho mayor que la primera. De la bóveda de estas cavernas descienden hasta cerca del piso innumerables columnas de estalactitas blancas como la nieve y de forma prismática, donde se refleja la-luz de los hachones con que se alumbra el viajero en ese lugar, produciendo un efecto que sería imposible describir. Se conoce á estas cavernas con el nombre de Pistaco- Huasi, cuya traducción es casa de asesinos. Se encuentra en ellas algunos cadáveres, pero de reciente época, á juzgar por la tela de los vestidos, el calzado etc. Así como las cavernas del Cuzco se hallan cerca de las ruinas de Saccsa-Huaman; las del 4 de Mayo se encuentran inmedia- tas á las de Huánuco viejo. La constitución geológica es igual, tanto en las del Cuzco cuanto en las del 2 de May O, y parece que correspondiera su for- mación al mismo período geológico. El estudio de estas maravillas de la naturaleza es de axiomá- tica importancia.— No necesita demostración. Toca al patriotismo del Gobierno nombrar una comisión científica, dotada de todos los elementos precisos para el lleno de su cometido, y así obtendría datos preciosísimos la Ciencia y glorias el Perú. » Lima, Febrero 12 de 1892. JosÉ MANUEL PEREYRA. Apuntes arqueológicos sobre el famoso templo del Sol del pueblo de Vilcas-Huaman. En el antiguo pueblo de Vilcas-Hnaman, Provincia de Can- gallo, y que se extiende al sudeste de Huamanga, hoy Ayacu- cho, y á distancia de doce leguas de esta ciudad, se encuentran los vestigios bien claros de una gran plaza de armas, cercada de piedras de sillar, por los antiguos habitantes del Imperio de los Incas; descansando en una meseta Ó plataforma, que se distin- gue entre las pequeñas montañas que la rodean. w» — 451 — Al frente se presentan las ruinas de un famoso templo del Sol, denominado según unos Oo y según otros /ntihuatana, por un enorme Sol de oro que adoraban los primitivos perua- nos. Consistía en un cuadrilátero cuya longitud era de diecisie- te varas, su latitud de trece, y la altura de tres á cuatro, habién- dose formado de piedras sólidas, de la especie de granito, tan sl- métricamente unidas, que apenas puede distinguirse la línea de separación entre una y otra piedra, sin que pueda penetrar la punta de un alfiler; notándose que las que sostienen los umbrales de las puertas principales y pasadizos, son grandes y de una sola pieza, bien labradas y pulidas que se asemejan á unos enormes tablones perfectamente acepillados, y que no pueden menos que causar asombro. Así no es raro ver tablones de esa clase, que tie- nen la longitud de cuatro á cinco varas, de latitud de dos á tres, y de espesor de seis á ocho pulgadas. : Sobre este cuadrilátero descansaban otros tres de menor lon- gitud y latitud, el uno respecto del otro; pero de mayor altura progresiva, cuyo total medía de seis á siete varas de elevación. La tradición unánime dice que sobre el último cuadrilátero se levantaba un gran torreón que dominaba el pueblo, y desde don- de se divisaban claramente los campos, cerros y caminos de las Provincias de Lucanas y Parinacochas, como que aun ahora se divisan, aunque confusamente, de la plataforma en que se había construído el célebre edificio. Al Oeste de él, se encuentran otras ruinas importantes de un salón espacioso, con tres puertas y dos ventanas, sin poder comprenderse el objeto que tendrían; pero se presume fundadamente que sería el lugar donde los sa- cerdotes, celebraban los sacrificios y demás actos del culto. Al Este se halla la puerta principal, tan elegante y simétricamente fabricada, con enormes piedras de una sola pieza, que complace contemplarla. Por ella se sube á una gradería compuesta de trein- ta y seis escalas, y formadas de piedras también de granito pri- morosamente bruñidas, que van á terminar en un punto supe- rior, que sería precisamente el torreón, midiendo una altura de veinte y dos piés y algunas pulgadas. Los pedestales fronteros á la gradería tienen tres piés de diámetro, y las columnas solo distan de ellos de cuatro á cinco pies. Tiene un aspecto informe como el de todas las ruínas, con grandes desigualdades; ora se ven ásperos repechos, suaves pendientes que se pueden subir fá- cilmente; ora sinuosos cauces, abiertos por las aguas de las llu- vias. Por la confusión que presenta el arruinado monumento, no puede el observador calificar con precisión la naturaleza de su ar- guitectura. — 452 — Los anteriores edificios que forman un solo conjunto, estaban resguardados por una muralla de piedras de tamaño y figuras irregulares, que iba á unirse á la otra muralla de la fortaleza que circundaba la población. Ese muro de forma irregular tenía de diez á doce piés de altura, ofreciendo mayor elevación en el lado que sostiene la parte anterior de la plataforma, notándose además, en algunos puntos, cierta gradería como para penetrar al interior del famoso templo; pero lo que más lo embellecería son los espacios semejantes á puertas que se encuentran en la parte de afuera y en los respectivos ángulos, de tal manera cons- truídos, que un hombre desempeñando la consigna de centinela, podía resguardarse perfectamente de las lluvias y de la intempe- rie de las estaciones; siendo curioso ver que en sus partes later:.- les hay ventanitas de piedras, lindamente fabricadas. como para depositar la lumbre. Al pié de los muros se ven acueductos ó ca- ñerías de piedra, tan regularmente construídas que pueden com- petir con las de Lima, y por ellos se internaba el agua al templo, después de recorrer la población. En resumen, las piedras de que está formada generalmente la obra, son, como tengo dicho, de la especie de granito, y más duras que el marmol, siendo en su ma- yor parte bien pulimentadas, y de tal grandor que difícilmente se concibe cómo pudieron mover tan enormes masas los indios que preexistieron 4 la conquista: las hay de treinta piés de largo, bien que comunmente tienen de veinte á veinticinco. Estan unidas de un modo tan admirable, sin barro, cal, ni otro ingre- diente, que en el día después de mas de tres siglos que han tras- currido del coloniaje, con gran trabajo se perciben las junturas; y por esto se cree fundadamente que los Incas conocían la yerba que tenía la propiedad de ablandar piedras. Lo que más admira en estas obras de los Incas, es la coloca- ción de las piedras. Siendo diferentes en forma y tamaño, están unidas por sus contornos irregulares adoptándose tan exactamen- te, como si las salidas de las unas se hubiesen trabajado con la mayor precisión para corresponder á las entradas de las otras; esto es en unos sitios, y en otros, labradas con primor á trechos, y dejadas en su tosquedad en otros, formaban un conjunto tan armonioso como sólido, que bien podían considerarse por un co- losal monolito. Las diferentes junturas, repito, corresponden á la diversidad de tamaños y alturas, que parecen simplemente un trazado caprichoso, hecho en un inmenso 5/oc, pero de buen gus- to. Si la arquitectura es considerada en todos los pueblos, como el barómetro del estado de su civilización y adelanto, y la expre- sión más propia del peculiar ingenio de cada uno, podrá juzgarse — 453 — que el imperio de los Incas podía rivalizar en monumentos, con los mejores de la antigua Grecia y Roma. Además, se encuentran una mesa y dos sillas, cada una de es- tas con dos asientos, fabricadas de piedra de granito, color gris, tan primorosamente, que en poco difieren de las de madera, y el principal mérito de esos artefactos, si es permitida la expre- sión, consiste en que son de una sola pieza, y que no puede ex- plicarse por de pronto cómo los primitivos peruanos pudieron tallar sus diversas partes, sin fraccionarlas, ni unirlas por separa- do, cuando no conocían los instrumentos de hierro. Se com- prende que estuvieron en el templo del Sol, al servicio de sus sacerdotes, y que cuando comenzó la ruina general, en tiempo de la conquista, las trasladaron con mil esfuerzos á la puerta de la carcel; donde hoy se encuentran para testificar la cultura del im- perio de los Incas, y humillar la jactancia y vanidad de los tiem- pos y gobiernos actuales de la República. Causa por cierto gran tristeza que hoy esos monumentos in- cásicos de gran celebridad, se hallen en la mas completa ruina y por desaparecer sin siquiera dejar vestigios, á causa de que antes de ahora se había fabricado, con sus piedras, el Templo de San Juan Bautista del pueblo de Vilcas y que en la actualidad sus vecinos las aprovechan para la construcción de sus casas y solares, sin comprender la gran importancia de los edificios, aun- que arruinados, que poseen; esto es, merced á la vituperable in- curia de nuestros gobiernos y á la falta de patriotismo de los subprefectos y autoridades locales, que á todo trance debieron procurar su conservación, tomándose las medidas convenientes, como exigen esas preciosas reliquias de nuestra antigua civili- zación. A distancia de una legua de dicho pueblo. y en el interme- dio de un pequeño valle de mejor temperatura, en que la natu- raleza ostenta su fertilidad y galas, que se llama Pomacocha, se encuentran otras ruinas del Palacio de los Incas, y familia real que había sido construído de piedras de igual especie y con la misma suntuosidad. A poca distancia de ellas, los Jesuitas ha- bían fabricado una hermosa capilla, cuyo frontispicio se asemeja mucho al templo de la Compañía de Ayacucho; y le sirve de adorno una elegante cruz de piedra, de una sola pieza, y de con- siderables dimensiones, que se levanta sobre una pirámide situa- da al medio de la plazoleta en que está fabricada aquella capilla. Todo lo que, así como unas plantas de la especie de maguey ó agave, llamadas t:tancas que producen exelente miel y que pue- — 454 — den convertirse en azúcar de buena calidad, serán materia de otros apuntes que remitiré después. Cangallo, Marzo 30 de 1887. M, GA A AKÑÁ Icebergs, Témpanos, Lurtes, ó Islas de Hielo Flotantes. El vasto territorio de Groenlandia, (quizas podría llamarse Continente) es el laboratorio de los lurtes, inmensas islas flotan- tes de hielo. La figura del territorio es casi triangular, exten- diéndose del cabo Farewell, casi 4 60 grados latitud Norte, hasta los 80; y de 20 á 50 de longitud. Tanto sus elevadas costas del lado Este, constantemente azotadas por las tempestuosas olas del Atlántico, cuanto las del Oeste, bañadas por las aguas del estrecho de Davis y las del mar de Baffin se hallan, como las de Noruega surcadas por profundos /7ords, (largos y angostos cana- les) que penetran muy adentro del territorio, y en sus cabeceras hállanse inmensos ventisqueros, que en los meses de abril y mayo, se rajan dejando separadas inmensas moles de hielo, que luego flotan en el Océano, y constituyen los lurtes, tan peligrosos para los buques que surcan esos mares. Estos lurtes son cerros ó islas de hielo compacto, y como todo hielo han sido formados por la fuerza de un frío extremado. Su testura es quebradisa, transpa- rente, de estructura cristalina: tienen, de gravedad específica 0.9184, y solo se derriten cuando la temperatura llega á 32 Fah. Los lurtes en gran abundancia se hallan flotantes en los mares del Norte y llegan hasta la línea que recorren los grandes vapo- res, que navegan de Nueva York á los puertos de Europa: rara vez avanzan mas lejos. En el hemisferio del Sur se hallan desde el continente Antártico al Cabo de Hornos: uno que otro se en- cuentra á veces en las costas de las islas de los Estados, donde yo mismo ví uno, muy grande en Diciembre de 1826: ese lurte se hallaba cubierto de albatroses y otros pájaros marinos. Su mole sería como la de la catedral de Lima. | La Groenlandia es el único resto actual de los hielos de la época glacial, época que en tiempos muy remotos cubrió in- mensos territorios del Mundo. Estos hielos cubren casi todo el terreno, formando una curva, como la figura de una concha de tortuga. Ese centro Ó lomo, en su mayor altura, se halla á 9.000 pies sobre el nivel del mar. En las riberas de este territorio, es- _pecialmente hácia el Sur, se hallan espacios abrigados y verdes, que con sus musgos y escasas gramas mantienen algún número — 455 — de renos. En las costas abunda el gran oso blanco (Ursus ma- rítimus) terror de las focas. En esas mismas costas se hallan zo- rros de varias clases, y algunos lobos (canis occidentalis), cuyo alimento son las focas y pájaros, que toman por sorpresa. El pato, que produce el valioso plumazon (eider down) abunda por millares en los islotes y costas del Oeste; y su caza produce una regular renta al gobierno de Dinamarca. Este pato es el conoci- do con el nombre de Somatería molissima. El profesor Chamberlin, en los Estados Unidos, ha hecho un notable estudio sobre la Epoca Glacial, abundantes vestigios de la cual existen en esa República. Los Estados de Maine, Ver- mont, Massachusets, Connecticut, Rhode Island, New York, gran parte de Pensilvania, y alguna parte de los Estados inme- diatos al rio Ohio, forman una región cuyos terrenos y depósi- tos, cuyos lagos y ríos, y cuya formación topográfica, demues- tran que, en gran parte, han sído formados y modificados por la acción de ventisqueros. Los grandes Lagos: Superior, Mich1- gan, Huron, St. Clair, Ontario y Erie, y todo el territorio del Canadá, en tiempos muy remotos, fueron cubiertos por capas más Ó menos espesas de hielo, en esa época Glacial, cuyos úl- timos restos aún contemplamos en la actual Groenlandia. Estudios, tiempo ha verificados en Europa, han producido idénticos convincentes resultados. Estos resultados se fundan sobre datos y hechos evidentes, tan claros y palpables, que debe considerarse como un ejemplo de aquellos positivos y bellos resultados, que la ciencia, en su actual desarrollo, presenta para comprobar lo que el mundo antiguo fué, en comparación con lo que el mundo actual es; y que se presta al estudio y contem- plación de los hombres que aman las ciencias De ese vastísimo terreno, cubierto con enormes masas de hie- lo; de esas inmensas comarcas, cuya superficie no mostraba la mas pequeña vejetación, ni ser viviente alguno, no queda más que la Groenlandia: espantoso desierto de hielos eternos, de nie- ves perpétuas. En esas 740.000 millas cuadradas, la naturaleza no descansa sin embargo un solo instante. En los profundos ca- nales, que se han formado en sus costas al Oeste y Este, por la acción perpétua del hielo de sus veuntisqueros, en su eterno mo- vimiento de descensión, esa naturaleza forma y arroja á las rá- pidas olas de aquellos mares, siempre tempestuosos, los Icebergs, inmensas Islas de azulado hielo, que, por millares flotan sobre las aguas, dificultando la navegación, y poniendo en constante é inminente peligro las naves, que frecuentan esa parte del At- lántico del Norte. Según nos informa el gran geólogo Lyall — 456 — esas islas de hielo se aproximan al ecuador hasta el grado 40, la- titud Norte. Han existido lurtes al decir de algunos navegantes, de tres millas de largo, y una de ancho y mas de 600 pies de elevación; y como es sabido que, en todas ellas, los */, de su masa estan sumergidos —podemos juzgar de la enormidad de la masa de hielo que aquel Iceberg tenía oculta bajo el agua. —Podrase formar alguna idea de esa enorme masa de hielo, suponiendo : que todo el cerro de San Jerónimo, inmediato á Lima, se ha convertido en hielo, y flota sobre las aguas de la bahía del Callao. Scoresby, célebre navegante inglés, asegura, en la descripción de uno de sus viajes, que entre los grados 60 y 70, latitud Norte, encontró mas de 500 Icebergs, que muchos de ellos te- nían mas de 200 piés de altura, sobre el nivel del mar, y que calcula que cuatro tantos de hielo en masa, se hallaban bajo del nivel de las aguas: que gran número de esos Icebergs los en- contró cubiertos de trozos de granito, gneiss etc.; rocas erráticas conducidas de lejanos cerros á remotos puntos. El cabo Farewell, 60 latitud Norte, al extremo Sur de Groen- landia, se halla en el mismo paralelo que el Norte de Escocia y de San Petersburgo, Rusia; y mientras en la Groenlandia se halla, en esos parajes solo hielo y nieve, en Escocia y San Petersburgo crecen granos, papas etc. La misma costa de Noruega, hasta el grado 71 se halla libre casi de hielo, mientras que la de Groen- landia es inaccesible por los bancos de hielo que cubren la su- perficie de sus mares. La corriente polar, siempre tempestuosa, se sobrepone en su violencia al Gulf Stream, arrastrando al Sur los tempanos y Icebergs, que cubren esos mares. El Gulf Stream, corriente de cálidas aguas, que saliendo del Golfo de Mexico, baña las costas de Estados Unidos, y pasa hácia No- ruega, va templando, con sus cálidos ambientes, la atmósfera de esos mares y comarcas, hasta las Islas de Spitzberg, al Norte del Continente Europeo. El Gobierno ilustrado de Dinamarca ha enviado diversas ex- pediciones con el objeto de descubrir, en las costas orientales de Groenlandia, los restos de las antiguas colonias establecidas por Dan+cses, Suecos y Noruegos, hace siglos en ese territorio. Sen- sibles pérdidas y desgracias han experimentado esas expedicio- nes; la última llevada á feliz resultado por Holms, no ha podido descubrir los mas pequeños restos de los antiguos pobladores. Los escasos habitantes de esas comarcas orientales son esqui- males, sin tradiciones siquiera de sus antepasados. Enero 12-de 1892. MoDEsTO BASADRE. — 457 — Productos metálicos de Estados Unidos en 1887. A toneladas 6.417.148 EA odia cio ONZAS 41.269.240 tt IS AE id. 1.596 500 RA A bras ..185:221.331 1 ds APA toneladas 160.700 Zine id. 50.310 A libras 205.556 ANUMIMIO arc... me. id. 18.000 AMIMODIO ¿iodo cao so toncladas 75 O ONZAS ... 448 ATA PA frasco 33.825 CM caido cóejo aeiaja toneladas... 78.470.857 TACA otrora > 1. 37.578.747 Piedras de cantería (calculada) CA o barriles ... 46.750.000 POMOLEO erre 1d. 28.249.597 Gas hataral.............. — Cimiento ron:ano...... id. 6.692.744 Le calle 57 PARIDO E 1d. 8.003.962 Cal fundente ...... .. id. , 5.377.000 HOBa FORTAbO ii bidón. toneladas... 480.558 Blanco de Zinc......... 1d. ; 18.000 Aguas minera'es....... galones ... 8,259.609 a A NO libras ... 11.000.000 ME a E toneladas... 95.000 Pintura mineral....... id. 20.000 Mangnesi0 .............. id. 34.524 Marga de New-Jersey.. 1d. 600.000 A AA id. 52 500 Piedra de chispa......... 5 A 32.000 ho AE libras ... 70.500 Corimdom :¿¿.i...ione.. toneladas... 600 DA A 1d. 3.000 Piedras preciusas................ a AA A a A 15.000 Cuarzo para jOyaB....oooocommomocno. A libras 199.087 Feldespáto .............. toneladas 10.200 Cromo ferruginoso ..... id. 3.000 naa CA libras... 416.000 ro AO toneladas... 5.000 PIZATTA oc otto id. 2.000 A libras 18,340 valor de dollars oro... 121.925.800 « 4 ... 563.441.300 « « 33.100.000 « « 21.115.916 « « ... 14.463.000 « « 4.782.300 « « 183.200 « « 59.000 « « o 15.500 « « pb. 1.838 « « so 1.449.000 250.466.854 « « 98.004.656 « « 84.552.181 « « 25.000.000 « « 23.375.000 « 4 18.856.606 « « 15.838.500 « « 5.186.877 « « 4.093.846 « « les 18226200 « « PR « « .«.. 1.440.000 « « den 1.261.478 « « 4 550.000 « « bale 425.000 « « ts 310.000 « « 333.844 « « 300.000 « « 210.000 « » 4 185,000 « » As 142.250 « « e 108.000 « « 2 100.000 « « prees 88.690 « « era 75.000 « « use 75.000 « « 20 61.717 « « .. 56.100 « « vá 40 000 « « e 34.000 « « ala 20.000 « « 20.000 « « 18.744 A la vuelta... ... 285.825.442 — 458 — De la vuelta...... 285.825.442 Novacullia 434. q its 1.200.000 » « 16.000 Pita dro cad toneladas... 4.000 « « 16.000 Ashesta 2 ts AM 150 « « 4.500 TRUÉCLO econó libras ... 1.000 « « 3 3.000 285.864.942 VAL lios cs at daa ST oro A. ... 250.466.854 A O O A « A. ... 285.864.942 Valarésimo: especificadoss ...:..0: dh o0coonán dido nan UA aRN « A. ... 6.000.000 542.331.796 No creemos que sean demás para muchos de nuestros lecto- res, algunas explicaciones, aunque muy ligeras, sobre los produc- tos industriales, que contiene la relación anterior. Los metales de Fierro, Plata, Oro, Cobre, Plomo, Zinc, Ni- quel y Azogue son tan comunes y conocidos, que no nos ocupa- remos de ellos. Aluminium es un metal blanco con tinte azulado, y que se oxida difícilmente. Es muy importante por sus usos industriales. Antimonio es un metal blanco, quebradizo, y es muy usado en la fundición de tipos de imprenta, y en varias otras aleacio- nes. Platino es un metal blanco, menos brillante que la plata; es de una tenacidad mayor que la del fierro; no sutre alteración ú oxidación al ajre libre; resiste la acción de los ácidos, y es muy empleado en la joyería, así como en los instrumentos quiráúr- SICOS. El gas natural era conocido desde años atrás en Estados Uni- dos; últimamente se ha logrado almacenarlo en grandes y espe- ciales depósitos. Cal para fundir es un artículo de importancia en todos los países que, como Estados Unidos, tienen grandes fábricas y establecimientos para la fundición de fierro etc. En los cerros de Monte Rico, inmediatos á esta ciudad, y á la simple vista, se encuentran inmensas vetas de esa cal, que algun día serán explo- tadas para la fundición de metales y otros objetos industriales. Rocas fosfáticas se hallan en varios puntos de la costa Sur de Estados Unidos; y en Pensilvania se han descubierto última- mente rocas que contienen también gran cantidad de fosfatos naturales. Estas rocas son explotadas por medio de máquinas, y sus productos se dedican á varios objetos industriales, en espe- cial al abono de los campos. — 459 — Bórax es una especie de sal formada por la combinación de ácido bórico con soda. Antiguamente tenía gran valor cuando con el nombre de Tincal se conducía desde el Tibet, ó se ela- boraba en la Toscana. En la provincia de Tarapacá existe en in- mensas cantidades; y asímismo en casi todos los terrenos del Tamarugal. Manganeso es un metal de color blanco aplomado, empleado en varias industrias. Pintura mineral, es tierra de diversos colores que se emplea en la pintura de las casas, mezclada con otras sustancias análo- gas y convenientes. En la provincia de Tacna existen depósitos enormes de tierra verde, que con el mejor éxito se empleaba an- tiguamente para la pintura y adorno de las casas. Marga de New-Jersey es una sustancia arcillosa, que contiene notable cantidad de carbonato de cal y «ilicatos; es muy abun- dante en ese Estado, y se emplea en grandes cantidades para el abono de las tierras. En las quebradas del valle de Lima, más allá de San Bartolomé, he oido decir que existen grandes depó- sitos de esta útil sustancia. Mas tarde quizás se empleará esta marga para bonificar los campos, Feldspato es una roca mineral, en cuya composición entran silica, alumina y potasa. Esta roca forma la parte constitutiva de las rocas graniticas, del gneiss y del porfirio, y es base muy importante de todas las rocas volcánicas. _ Cromo ferruginoso, es un metal muy duro, muy difícil para fundir, y muy parecido al fierro en sus esenciales cualidades. Se llama así, por la diversidad, variedad y belleza de sus colores, y es empleado en la fabricación de porcelana fina. El grafito es un metal generalmente empleado en la manufac- tura de lápices. La fluorina se emplea mucho en embellecer los objetos de porcelana, cristal etc., á los que dá muy brillantes colores. Cobalto, es un metal de color gris, muy quebradizo. Se em- plea, en la fábrica de espejos, vidrios etc. El profesor Forbes descubrió en las inmediaciones de Hachacache, departamento de La Paz, (Bolivia), la única mina de cobalto de que tengamos noticia exista en la América del Sur. Esto fué en 1861, y en- tendemos que se sigue la explotación de esa mina. Novaculita, es una especie de pizarra arcillosa, que se emplea para afilar varios instrumentos. En las alturas de las quebradas de Lima existe una novaculita de inferior calidad, pero que puede mejorar con la explotación. — 460 — Asbesto Ó amianto, es un curioso metal que se encuentra en fibras largas y delicadas, y con las cuales se han tejido telas que no sufren detrimento aunque se pongan al fuego. En la antigie- dad se tejían grandes paños de esas fibras, se envolvían con ellos los cadáveres de los hombres pudientes, y se exponían en gran- des fogatas, que consumían los restos humanos, los que reduci- dos á cenizas, se conservaban envueltos y sin alteración en varios sepulcros. He visto en Bolivia asbestos sacados de una mina; no recuerdo el punto exacto de donde se extrajeron. MoDEsTO BASADRE. —_—_————A— A — —_—_—_— La obra “El Peru”” Después del interés constante que el Gobierno y la Sociedad Geográfica han manifestado por llevar adelante la publicación de los trabajos del sabio Raimondi, que en la actualidad deben comenzarse, una vez removidos los obstáculos que se oponían á ella; indispensable es que el público en general, y sobre todo, el público científico y especialista, conozca los trámites por los que ha pasado este asunto, hasta encontrarse hoy completamente ini- ciado, con la elección del Director encargado de esas labores, y de los empleados que deben cooperar en ellas, así como de la formación del presupuesto correspondiente, basado en la suma legal de que se dispone para el objeto. Con este motivo, lo mas acertado y práctico es la publicación de algunos documentos pertinentes, tales como las resoluciones supremas y las actas de sesiones del Consejo Directivo concer- nientes á la materia: Lima. Setiembre 29 de 1891. Teniendo en consideración: 1.2 Que la ley de 11 de Octubre de 1886 dispuso la publica- ción de la obra ““El Perú”, encargándola á su mismo autor, el naturalista D. Antonio Raimondi; 2.” Que el fallecimiento de éste, antes de haber dado cima á su comisión, no debe privar al Perú de los trascendentales bene- ficios que se propuso el Congreso al expedir la prenotada ley, -— | y EN una vez que según el detenido examen de la comisión especial nombrada por el Gobierno, existen reunidos materiales suficien- tes para concluir la mencionada obra y el gran mapa del Perú; 3.? Que la naturaleza de sus funciones no permite al Gobier- no ocuparse de la dirección y ejecución inmediatas de los traba- jos indicados; de acuerdo con el voto del Consejo de Ministros, se resuelve: 1.2 Encomiéndase á la Sociedad Geográfica de Lima, por cuenta del Estado, la publicación de la obra denominada “El Perú”, así como la del gran mapa nacional anexo á ella; aplican- do para este objeto, en cada año, los fondos que le señala el Pre- supuesto General de la República; 2, Facúltase á la expresada Sociedad Geográfica, representa- da por su Consejo Directivo, para contratar ó comisionar á las personas, comprar los útiles y hacer todos los demás gastos que sean necesarios para el mejor cumplimiento de su cometido, que- dando sujetos á la aprobación del Gobierno los contratos en el extranjero, así como los gastos que excedan de cien soles y no se encuentren determinados en el plan de que se habla en el ar- tículo cuarto; 3, La Sociedad Geográfica presentará al Gobierno, á fin de cada año, una memoria sobre el estado de los trabajos que se le encargan, así como la cuenta documentada de las cantidades in- vertidas en ellos; y 4, El presente decreto comenzará á surtir todos sus efectos desde que el Gobierno preste su asentimiento al plan que con- venga adoptar en la publicación de la obra “El Perú”, y que la Sociedad Geográfica le presentará á la brevedad posible. Rúbrica de S. E.— Serpa. Lima, Diciembre 24 de 1891. Resultando de este expediente que la única cantidad disponi- ble para el grabado é impresión del Mapa y la preparación de trabajos para continuar publicando la obra “El Perú” por Rai- mondi, es la de ocho mz? soles (S. 8.000) votada en la partida 258, pliego 3.” ordinario del Presupuesto General del año próximo; se resuelve: 1.? Los gastos que se verifiquen en la mencionada obra du- rante el año referido, se harán conforme á la distribución si- guiente: — 462 — Dibujante para el MAPA ooo nr mamen rene S. 1.440 Grabado é impresión del mismoic EE. aaa «4.000 Persona encargada de recopilar y coordinar los apun- tes dejados por Raimondi; ponerlos en claro y co- piar por materias en cuadernos separadoS..... ... “1.200 Local para el archivo y Oc o Instalación “y muebles. ...- ooo cd po «500» Gastos de escritorio y SIFMIEBLES E > S/. 8.000 2.” Esta suma será entregada por la Tesorería General á la Sociedad Geográfica, por mesadas iguales, desde Enero del año próximo. Comunfquese y regístrese.—Rúbrica de S. E.— Serpa. SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE Lima. E Lima, Diciembre 31 de 1891. Señor Ministro de Estado en el Despacho de Instrucción. S. M. Impuesto del supremo decreto sobre la distribución que ha de hacerse de los ocho mil soles consignados en el Presupuesto Ge- neral de la República para la publicación de la obra “El Perú”, me apresuro á recordar á VS. los inconvenientes que esa distri- bución ofrece, para que, tomándolos en consideración, se sirva modificar los términos del decreto. Si la cantiaad que se consagra por hoy á la publicación de la mencionada obra, fuera suficiente para atender á todos los gas- tos que demandan los primeros trabajos, la Sociedad Geográfica se esforzaría por sujetarse extrictamente al presupuesto que se le impone, haciendo abstracción de todos los inconvenientes que siempre encontraría su aplicación en la práctica; mas, siendo esta cantidad tan exigua, como aparece en el decreto de que me ocupo, la distribución acordada por VS. ha de crear necesaria- mente á la Sociedad tan serios embarazos para llenar su encar- go, que ella no aceptaría tal responsabilidad. Habiendo hecho 4 VS. en otra oportunidad, verbales obser- vaciones sobre las diferentes partidas de aquel presupuesto, creo que VS. tiene ya perfecto conocimiento. Esas razones que VS. debe rememorar, me mueven Á pedir que aquel decreto sea modificado en el sentido de que se deje á la Sociedad Geográfica plena libertad para hacer la distribución más acertada de los escasos fondos que por el momento se apli- can al indicado objeto. Dios guarde á VS.— Luis Carranza. » — 463 — inútil dar mayor extensión á este oficio, repitiendo aquello de E : | Lima, Enero 8 de 1892. Visto el oficio de la Sociedad Geográfica, en el que pide se re- considere la resolución de 24 de Diciembre último, por la que se distribuyeron los ocho mil soles destinados al mapa Raimondi y á la obra “El Perú”, y solicitando se le autorice para invertir- los del modo que juzgue más conveniente; se resuelve: 1.? Que subsista la indicada resolución en la parte que se re- fiere á los cuatro mil soles votados para el grabado é impresión del mapa del Perú; 2. Que la Sociedad Geográfica aplique, como juzgue acerta- do, los cuatro mil soles restantes, en los demás gastos de dicho mapa y en la publicación de la mencionada obra, dando cuenta á medida que ésta se verifique; 3.” Que la Escuela de Minas cubra los giros que dicha Socie- dad haga, prévia la orden de los Ministerios de Instrucción y de Hacienda, y aplicándose el gasto á la partida 253, Pliego 8.” or- dinario del” Presupuesto General vigente. — Comuníquese y re- gístrese. Rúbrica de S.E.— Serpa. Habiendo indicado el Presidente de la Sociedad Geográfica al Ministro de Instrucción, por medio de un oficio, fecha 16 de Enero, que existía en la Escuela de Minas cerca de cinco mil soles depositados de los fondos sobrantes para la obra “El Perú,” considerados en el Presupuesto General de la República del año 1891, el Ministerio expidió el siguiente decreto: Lima, Febrero 6 de 1892. Resultando de la anterior liquidación formada por la Tesore- ría de la Escuela Especial de Construcciones Civiles y de Minas, — 464 — que el único saldo existente por el año próximo pasado de la partida de ocho mil soles votada en el Presupuesto General de ese año para la obra “El Perú”, es de cuatro mil ochocientos catorce soles y sesenta y tres centavos (S .4.814-63) y aten- diendo á que es conveniente impulsar los trabajos de que se ha- lla encargada la Sociedad Geográfica para la más pronta terml- nación del mapa y de la publicación de la referida obra; se re- suelve: que la antedicha cantidad se invierta en los mencionados objetos, sujetándose la Sociedad, en cuanto á la manera de apli- carlos, á la resolución de 29 de Setiembre de 1891 y 8 de Enero del año en curso. Comuníquese, regístrefe y pásese al Ministe- rio de Hacienda para los efectos consiguientes. Rúbrica de S. E.— Serpa. A consecuencia de estos decretos, el Consejo Directivo de la Sociedad, previo informe de sus comisiones, discutió la distribu- ción más útil que había de darse á los S/.8814.63 que el Gobier- no pone á su disposición, para iniciar los trabajos de redacción y publicación de la obra “El Perú,” y resolvió, casi por unanimi- dad de votos, nombrar un Director de aquellos trabajos, con el número de empleados que él juzgase necesarios para llevar á tér- mino, y á la posible brevedad, el arreglo, clasificación por mate- rias, transcripción de- originales y borradores, etc, etc., de todo el contenido del archivo Raimondi. La persona designada para tan delicado encargo ha sido el Dr. Francisco Rosas, cuya competencia y alta autoridad son indis- cutibles, El ha presentado el cuadro de empleados y el presu- puesto de los gastos más indispensables para comenzar sus labo- res. Uno y otro han sido aprobados por el Consejo, quedando definitivamente organizada esta oficina, de la siguiente manera: Director: Dr. D. Francisco Rosas. Dos auxiliares, escogidos en la Facultad de Ciencias; y Tres amanuenses. A mediados del mes entrante quedará arreglado el local de la oficina, y ésta comenzará á funcionar inmediatamente; y se es- pera que á fines del año esta parte preliminar del trabajo que- dará concluída, de modo que el año próximo podrá la Sociedad Geográfica presentar al Gobierno un plan práctico y bien medi- tado para la redacción y edición de la obra, que abrazará la His- toria Natural del Perú en los tres reinos, su climatología, su constitución geológica terminando por un cuadro etnológico tan — 465 — completo como sea posible. Se calcula que la obra abrazará cuando menos, dieciseis tomos, en folio, de 800 páginas, con mapas y grabados intercalados en el texto. La edición del mapa nacional de Raimondi continúa á car- go del Señor Perret, en París, pero bajo la inspección inmedia- ta de esta Sociedad Geográfica, la que por medio de una comi.- sión especial hace corregir las pruebas remitidas de Francia y envía originales revisados por ella. El mapa está dividido en 34 fojas de iguales dimensiones, de 66 X 51 centímetros. Se han publicado ya trece fojas que comprenden los Depar- tamentos de Piura, Amazonas, Loreto, Cajamarca, Libertad y Lambayeque. Están al imprimirse próximamente las fojas 14, 15 y 16, que abrazan el Departamento de Ancachs, y parte de los de Huánuco y Loreto. Están preparándose originales de las fojas 17, 18, 19 y 20 que corresponden al resto de Huánuco, Loreto y Lima. Tiene el mapa una doble escala de longitudes con relación 4 los meridianos de París y Greenwich. La impresión y el grabado corren 4 cargo del establecimiento: de los Sres. Erhard Hermanos, calle de Denfert—Rochereau, París. También, como anexos á este mapa general, se publicarán entre otros topográficos: uno en escala mayor del Lago Titicaca y otro de la hoya del Ucayali, este último conforme á los pla- nos del almirante Tucker y de las posteriores exploraciones que se han hecho de aquel río y de sus grandes aíluentes Pachitea y Paucartambo ó Urubamba, ES A A A RS O O SS E] Necrología EL DuQue pe DEVONSHIRE. Presidente de la Real Sociedad Geográfica de Manchester, Guillermo Cavendish, K. G.—L. L. D.—F. R. S., que acaba de fallecer, séptimo Duque de Devonshire, y décimo Conde de Burlington,' nació en Abril 27 de 1808, y sucedió á su abuelo el Conde de Burlington en 1884, y á su primo el sexto Duque en 1558. Fué, como una gran parte de la nobleza inglesa, educado en Eton y en el Colegio de la Trinidad de Cambridge. Después 14. — 466 — de conseguir brillantes premios en esta Universidad, fué nombra- do Diputado ante la Cámara de los Comunes, por Malton Devon- shire y por la Universidad de Cambridge. Desde el año de 1836 al de 1856 fué Canciller de la Universidad de Londres; más tarde fué Canciller de la de Cambridge, en cuyo honrosísimo puesto ha fallecido. Fué fundador y promotor generosísimo de la Socie- dad Geográfica de Manchester, cuyo Vice—Presidente el muy Reverendo Obispo de Salford, es miembro Honorario de la So- ciedad Geográfica de Lima. El Duque de Devonshire se casó en 1829 con la señorita Blan- ca Georgina Howard, hija del sexto Conde de Carlisle, y rama de los antiquísimos Duques de Norfolk. Esta señora murió en 1840 dejando entre varios hijos al Marqués de Hartington, Spencer Compton, actual Duque, quien por prolongado tiempo ha sido leader, (jefe) del partido zvzg en la cámara de los Co- munes. Otro de los hijos fué el ilustrado Federico Carlos Ca- vendish, que hace pocos años fué víctima de un alevoso y criml- nal asesinato en el Phoenix Park de Dublin. El Duque de Devonshire fué patrón y sostenedor de todas las empresas que tendían al mejoramiento de las clases obreras de la Gran Bretaña; y con mano generosa contribuyó á la prosperi- dad de los habitantes de sus propios dominios. Poco se ocupó de la política general del país: su empeño era el adelanto positivo del pueblo. La familia Cavendish, dueña de grandes propiedades territoriales, fué ennoblecida en 1603 cuando se dió á su jefe el título de Baron Cavendish de Hardwicke; siendo en 1618 agra- ciado con el título de Conde de Devonshire; y en 1694 Guiller- mo III lo favoreció con el título de Marqués y Duque de De- vonshire. En 1831 Guillermo IV dió el título de Conde de Burlington y Baron de Cavendish, á una rama, que ha heredado el título principal, como he dicho, en 1858. Los Duques de Devonshire tienen el derecho de presentación á cuarenta y dos beneficios eclesiásticos, lo que demuestra la ex- tensión de sus señoríos. Poseen en el condado de Derbyshire los palacios y parques de Chatsworth, y Hardwicke; en el de Sussex, el de Compton; en el de Yorkshire, Bolton Abbey; en el de Westmoreland, Holkar Hall; y en el de Waterford, en Irlan- da, el castillo de Lismore. En Chatsworth se hallan establecidos los grandes invernaderos, en los que los mas hábiles horticulto- res han tratado de aclimatar los árboles, plantas y productos de lejanos países, en bien de la Gran Bretaña, sirviendo de escuela para el adelanto de gran número de jóvenes estudiosos, y botá- NIcos sabios. MA == Una vida tal como la de este ilustre Duque, consagrada toda entera al desarrollo intelectual de su país, es un noble ejemplo, aunque no raro en Inglaterra, para ser imitado por esa clase so- cial de todos los países, que, destinada por su educación y su riqueza antes que á las labores científicas, á las luchas políticas, suele mirar con interés secundario los honores que se alcanzan en el campo pacífico y fecundo de la ciencia. La pérdida del Duque de Devonshire, que ha enlutado á la Sociedad Geográfica de Manchester, debe haber sido profunda- mente sentida por todas las demás Sociedades científicas con las cuales aquella está en relación. La de Lima, que de ella recibió la primera manifestación de aliento cuando recién comenzaba á organizarse, se asocia muy cordialmente á. ese sentimiento de dolor. M. QUATREFAGES DE BrEU. Presidente de la Sociedad Geográfica de París. Con fecha 15 de Enero anuncia á esta Sociedad, la Geográf- ca de París, el fallecimiento de este ilustre sabio que, con su presidencia, honró aquella corporación los últimos años de su vida, así como á la nuestra en su calidad de Socio Honorario. M. Quatrefages ha muerto á los 82 años de edad, dejando una estela de luz en el campo de las ciencias naturales, y muy especialmente en los ramos de anatomía y fisiología comparadas. La extensión de sus conocimientos y de sus investigaciones, lo colozan entre las más altas eminencias científicas de la época. Desde sus estudios matemáticos aplicados á la balística consigna- dos en La teoría de un cañonazo, hasta sus estudios sobre el sis- tema nervioso, la embriogenía, los Órganos de los sentidos, y la circulación de los 4Anélzdos, en el campo de la anatomía y de la fisiología, recorrió la versátil actividad de su ingenio, toda la vasta extensión de las ciencias físicas y biológicas, discutiendo muchos de sus más trascendentales problemas. Así lo hizo en La.metamoórfosts del hombre y de los animales y en su tratado de La Emigración de la raza polinesia, colocándose, en cuanto á los problemas del origen del hombre y de las razas, muy lejos de la escuela darwinista, y al lado de los que sostienen un solo centro de creación humana. En sus investigaciones sobre las transformaciones que sufre el feto del hombre desde la fecundación del óvulo hasta el com- pleto desarrollo del ser en el seno materno, es donde acaso en- -- 468 — contró su talento analítico y á la vez sintético, la mejor ocasión para revelar la plenitud de su poder intelectual, marcando aque- llos estudios,mejor que otros, lo que hay de más original entre las producciones de su inteligencia. Una existencia que se prolongó más de 80 años, deslizándose en una vida de luchas especulativas, pero relativamente tranqui- la y agena á otras agitaciones que gastan el carácter y la salud, permitió 4 M. Quatrefages dar libre y amplia expansión á la ac- tividad de su espíritu, desenvolviéndolo en una carrera científica tan larga como fecundísima para los conocimientos humanos, según lo revela la gran variedad de sus obras, que, á la vez, in- teresan v ¡vamente al médico y al naturalista: á á la antropología y á la biología. Ha sido uno de los sabios contemporáneos más conocidos y más simpáticos para nuestros claustros universitarios; de manera que su muerte se ha sentido aquí, como se siente la de una per- sona á quién estaba uno acostumbrado á consultar desde la in- fancia y con respeto, asuntos científicos, La Sociedad Geográfica de Lima envía la expresión de su cordial condolencia 4 la de París por tan grande pérdida, que atecta á ambas asociaciones á la vez. S. A. MoHAmMeD ThHewrIk, Jebive DE EGIPTO. Protector de la Sociedad Geográfica del Cairo. La Sociedad Geográfica Khedivial del Cairo anuncia á la de Lima, la muerte de S. A. el Jedive Mohamed Thewfik, pro- tector de aquella institución. Al acusar recibo de tan triste nueva, expresamos nuestra con- dolencia á esa simpática Sociedad Geográfica, por la muerte pre- matura de su ilustre protector. Programa de las comisiones técnicas Habiendo sido aprobado el siguiente cuadro de Comisiones técnicas, es oportuno publicar á continuación un extracto del programa acordado para el presente año. PROGRAMA Zoología.—Descripción y clasificación de las especies zoológi- cas propias del Perú.—Estudio especial de /ctzología fluvial, ma- — 469 — rítima y lacustre nacionales. —Estudio especial sobre la vicuña, la llama, la alpaca y sus cruzamientos.—Estudio especial del gusano de seda y de su aclimatación en nuestro territorio. Botánica.—YIdem.—HEstudio especial de la flora de la Corrien- te de Humboldt y del Lago Titicaca.—Estudio de los efectos fisiológicos de la coca mascada y la ventaja de su uso en los países fríos. —Clasificación de plantas medicinales del país.-—— Distribución geográfica, y según las alturas, de todas las plantas propias para la industria.— Estudio especial sobre el mejor cultivo del café y del cacao, y demarcación de las mejores zonas para su cultivo.—HEstudio especial sobre el caucho y la goma elástica y de las zonas que les sean propias. Mineralogta y Paleontología.—Distribución de las diversas capas geológicas del territorio nacional, —Planos mineralógicos, indicando las zonas carboníferas, petrolíferas, argentíferas, aurí- feras, etc.—Estudio especial de fósiles de la hoya del Titicaca y de las regiones amazónicas. Geografía del Litoral — Estudio especial de los terrenos útiles para la agricultura, indicando su extensión y marcando los terrenos irrigados y los que no lo están.—T'razo del curso delos principales ríos de la costa, estudiando la posibilidad de aumen- tar sus aguas, aprovechando de las lagunas próximas á la cima de la Cordillera.—Estudio especial sobre la mejor irrigación de los Hanos áridos del litoral. Geografía de los Andes, etc.—Planos orográficos de las dos cadenas de la Cordillera. —Estudio especial del ramal que, par- tiendo de Parinacochas, termina en la provincia de La Mar.— Planos del curso de los rios afluentes del Ucayali.—Estudio es- pecial sobre este río, bajo el punto de vista de la navegación y del comercio. — Estudio de los ríos Purus y Yurua, bajo el punto de vista del comercio del Departamento del Cuzco con el de Amazonas.—Otro estudio especial del Paucartambo, con el mis- mo objeto.—Plano del Lago Titicaca, determinando las pro- fundidades, corrientes y temperatura media de sus aguas; y cál- culos sobre su evaporación anual. Hidrografía oceánica.—Estudio de la Corriente Humboldt. —Su anchura y profundidad.—Su temperatura, así en la super- ficie como en sus diversas capas. —Dirección de la corriente y sus desviaciones.—Cálculo de la cantidad de calor solar absor- bido anualmente por ella. —Rectificación y corrección de los de- rroteros marítimos para la navegación de la costa del Perú.— Estudio del fondo de la corriente y su constitución geológica.— + — 470 — Estudio de los vientos del litoral. —Estudio especial de la hoya del Pacífico. Meteorología y climatología. —Estudio de los climas del Perú según las alturas. —Promedio anual higrométrico en las dos ra- mas de las cordillera.—Cuadros ozonométricos.—Las heladas y sus causas. —Piano climatológico del Perú, marcando sus líneas isotermas.—Cálculo del agua meteórica que cae al año en las tres zonas de nuestro territorio. —Estudio especial de la influen- cia de la corriente oceánica en el clima de nuestro litoral. Razas, etnografía, etc.—Razas del Perú autóctonas.—Estu- * dios y observaciones fisiológicos y étnicos sobre el cruzamiento de las razas, y muy especialmente de la raza china con la indíge- na.—Exodos de las tribus históricas del Perú.—Mapa de la Geo- grafía Antigua del Perú.—Estudio especial de las tribus chancas y huancas: su origen y sus luchas, territorio que ocuparon y mo- numentos que han dejado. —Estudio filológico y /fxico. del que- chua y del aimará.—Geografía Histórica del Pérá. Estadística y demografía, etc.—Estadística seccional y gene- ral de la República. —Estadísticas civil y militar de los Estados vecinos. Límites, etc.—Planos topográficos, demarcando las lineas de la frontera del Perú, según tratados y sus derechos actuales. RA EÁÓA> Personal de la Sociedad Geográfica de Lima. PRESIDENTE NATO. Excmo. Sr. Presidente de la República. VICE—PRESIDENTE NATO. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores. SOCIOS NATOS Presidente de la Cámara de Comercio. Director General de Telégrafos. Director General de Correos. Director General de Industrias. Director General de Obras Públicas. Director General de Marina. Director de la Biblioteca Nacional. Director de la Escuela Especial de Ingenieros. Director de la Escuela Naval. — 411 — Director de la Escuela Militar. Oficial Mayor del Miaisterio de Relaciones Exteriores. Profesor de Geografía del Colegio de Guadalupe. SOCIOS HONORARIOS. Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo, residente en Madrid, Excmo. Sr. D. Emilio Castelar 1d. 1d. Excmo. Sr. D. José J. de Osma, 1d. 1d. Excmo. Sr. Conde de Cheste, residente en Segovia (España) D. P. Pradier Foderé, id. en Lyon (Francia) D. Julio Simón, 1d en Paris. M. Du Petit Thouars, id. 1d. Iltmo. Sr. N. Vaughan, Obispo de Salford. Dr. Leopoldo Contzen, residente en Essen (Alemania). - D, Clemente R. Markham, id. en Londres. D. M. V. Ballivian, id. en la Paz (Bolivia) D. Juan C. Carrillo, id. en Cochabamba (Bolivia). Dr. R. J. Jannasch, Presidente de la Sociedad Central de Geo- grafía comercial de Alemania (Berlín). D. Alejandro Ross, residente en Londres Senador H. Hertz, Presidente de la Sociedad de Geografía de Hamburgo. Dr. A. D. Hodges, residente en Boston. Excmo. Sr. Martín García Mérou, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República Argentina en el Perú Dr. Guillermo Reiss, residente en Dresde (Alemania). Dr. Alfonso Stuebel, id. 1d. D. Teodoro Wolff, id. id. M. Elisée Reclus id. en París. SOCIOS CORRESPONSALES. D. Marcos Jimenez de la Espada, residente en Madrid. D. Herbert Guillaume, Consul General del Perú en A 0% Temás ARA D. Alejandro de Idiaques, Cónsul General del Perú en Francia (Havre). D. Olivier Ordinaire, vice- Cónsul de Francia en Tarragona (Es- paña S. A. a Roland Bonaparte, residente en París. R. P. N. Egg. residente en el Pozuzo, Coronel D. José Manuel Pando, residente en Bolivia. D. José R. de Idiaquez, Cónsul del Perú en el Pará (Brasil) UY == D. José Teobaldo Cancino, residente en Ayacucho. D. Adolfo P. Carranza, residente en Buenos Aires. D. Alejandro Sorondo 1d. 1d. D. Agustin Aspiazu residente en La Paz (Bolivia). D. Eduardo Idiaquez, 1d. 1d. D. José R. Rocha, 1d. 1d. D. José Romero, 1d. 1d. D. Ernesto Otto Riick, id. en Sucre (Bolivia) D. Samuel Oropeza, 1d. 1d. Dr. D. Federico, Blanco id. en Cochabamba (Bolivia) D. Germán Von Holten id. 1d. | Dr. Fernando E. Guachalla, id. en La Paz. D. Horacio Hooker, Comodoro de la Compañía Inglesa de Va- pores (Callao) Teniente 1” de la armada D. Enrique Gamero, residente en Puno. D. Felipe Barreda y Osma, residente en París. Dr. D, Fabricio Uribe, residente en Guatemala. Dr. D. José Ortega, 1d. 1d. Dr. D. Carlos Uclos, id. en Honduras. D. Gilberto Lirios, 1d. en Granada (Guatemala) D, Jesús Jimenez, id. en San José (Costa Rica). . Federico Mora, 1d. 1d. 1d. Carlos Cisneros, Cónsul del Perú en Burdeos. Anibal Villegas, Ministro del Perú en Alemania. Federico A. Pezet, Cónsul General del Perú en Londres. Frank Vincent, residente en Nueva York (Estados Unidos). . Hipólito Valdez, residente en Puno. P.: Lange, 1d. a Souza 1d. . Santiago Torres Vicuña id. . Emiliano A. Carvallo, e: Dr. D. Manuel A. San Juan id. D. Gustavo La-—Fuente 1d. DUUAJUUDOOD en San Luis de Shuaro. en Cajamarca. en Acobamba (Tarma) en Trujillo. en Santiago (Chile) en París. SOCIOS ACTIVOS. Sr. Almenara Butler Francisco, médico y cirujano. «« Arancibia Felipe, zmgenzero c2uzl, « Artola Manuel R., médico y czrujano. «« Avendaño Leonidas, médico y ceruzano y explorador de Loreto, “ Bailey Juan, gerente de la E mpresa del Cable Submarino. “« Bambaren Celso, médico y cirujano. “ Barandiarán Cárlos, tentente de la armada y explorador del Amazonas, — 413 — . Barberi José Luis, 212dustrzal. Barranca José S., Dr. en Ciencias. Basadre Modesto, geógrafo. Benavides Emilio, capitán de fragata. Benites Enrique, autor de textos de Geografía. Billinghurst Guillermo, ¿ngenzero y autor de varias obras de geografía descriptiva y estadística. Bonifaz Emilio, abogado y diplomático. Braun José Manuel, ¿mgenzero cavzl y diplomático. Bryce Luis N., agrónomo. Calderón Francisco García, Doctor en Jurisprudencia y aca- démico correspondiente. Candamo Manuel, Senador y publicista. Capelo Joaquín, Dr. en ciencias é ingeniero cival. - Cárdenas Leónidas, Senador. Carranza Luis, médico y cirujano. Carrillo Camilo N., capitán de navío. Carrillo Enrique E., periodista. Carvajal M. Melitón, capztán de navto. Castañón José, 2mgenzero civil. Castro Juan Domingo, médico y cirujano. Chacaltana Cesáreo, Doctor en Jurisprudencia. Chiarella Olivo, médico y cirujano. Coronel Zegarra Félix C., Doctor en Jurisprudencia. Delgado Eulogio, 21genzero cavzl, Eléspuru Juan N., coronel, director de la escuela militar. Eléspuru Teobaldo, 2mgeniero ctvzl, Imore Juan F., Doctor en Jurisprudencia y Diplomático. Éimore Alberto, Doctor en Jurisprudencia y publicista. Élmore Teodoro, ingentero civtl. * Espinar Enrique F., capitán de fragata. Espinar Rómulo, capitán de fragata. Espinoza Manuel 1., capztán de navío, director de la Escue- la Náutica de Patta. Ferreyros Cárlos, capztán de navto. Fowler Luis, sargento mayor de ejército. Gadea Alberto L., Doctor en Ciencias. García Merino Manuel, hacendado y naturalista, Granda José, Doctor en Cienczas. Guevara Alejandro, 22gen:ero civtl. Guzman y Valle Enrique, doctor en ciencias. Habich Eduardo, zx2genzero cival, Director de la Escuela de Minas, 15. SE « — 44 — Herrera Federico. Huertas José B., coronel de ejército. Irigoyen Manuel, Doctor en Jurisprudencia y Diplomático. La-Combe Ernesto de, coronel de ejército, subdirector de la escuela de clases. La—Puente Ignacio, médico y cirujano, doctor en ciencias. La-—Torre Elías, coronel de ejército, subdirector del colegio ambtar. Lavalle José Antonio, diplomático y literato. Leicher Carlos, doctor en filosofía y pedagogo. Lorente y Benel Sebastián, Doctor en letras, Macedo José Mariano, médico y cirujano. Mackehenie Cárlos, Gerente de la Compañía S. A. de Vapores. Malinowski Ernesto, ingeniero civil. Middendorff Ernesto, médico y cirujano. Miró Quesada José Antonio, periodista. Moreno Federico, imdustrial, Nation William, naturalista. Olaechea Teodorico, imgeniero civil. Osma y Pardo Felipe, Doctor en Jurisprudencia. Pacheco Zegarra Gabino, escritor Palacios Samuel, coronel de ejército y explorador de Loreto. Palma Ricardo, diterato y Director de la Biblioteca Nacional, Pardo José, Doctor en Jurisprudencia. Pardo Octavio, imeeniero civil. Patrón Pablo, médico y cirujano. Paz-Soldán Cárlos. Paz-Saldán y Unánue P., literato y políglota. Pereyra José M., coronel de ejército. , Perla Enrique, Doctor en Jurisprudencia. Pflticker y Rico Leonardo, 2mgeniero de minas y geólogos Polo José Toribio, bi0/16f 10 y anticuario. Portal Nicolás E., capitán de navto. Prado y Ugarteche Mariano l., doctor en jurisprudencia. Puente José Agustín, agrónomo. Raygada Eduardo, capitén de navío y explorador de los ríos Tambo y Pachitea. Rincón Federico, capitán de fragata. Rodriguez Pedro M., doctor en letras. Rodriguez Ramirez J. M., coronel de ejército. Rosas Francisco, médico y cirujano. Sala Fray Gabriel, misionero. Salaverry Juan, capitán de fragata, Mi: ” YE a ON. — 475 — Sr. Sharpe Jorge, Gerente de la Compañía Inglesa de vapores. «“« Seoane Guillermo A., doctor en jurisprudencia. “« Terry Tadeo, explorador maritimo y terrestre. “« Ulloa Alberto, doctor en jurisprudencia. “« Unánue José, agrónomo. “ Vasquez de Velazco Arístides, doctor en medicina. “ Villar Leonardo, medico y cirujano. «* Villareal Federico, doctor :en ciencias, ingeniero y astrónomo. “« Viñas Manuel A., ingeniero civl. “ Wertheman Arturo, ingeniero geógrafo y explorador. “ Whilar Agustín T., pedagogo. “« Wiesse Cárlos, doctor en jurisprudencia, Oficial mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. “ Williams Cárlos, pedagogo. a O O Sociedades é instituciones que están en relación con la Geografica de Lima. AMÉRICA. Canadá.— Sociedad paleontológica canadense... MONTREAL. Estados Unidos.— Instituto Smirhsoniano....... WASHINGTON. Instituto meteorológico internacional....... Id. Sociedad Geográfica Americana........... NUEVA YORK. Meéjico.— Sociedad Geográfica de Méjico....... MEJICcCO. Observatorio astronómico nacional......... TACUBAYA. Observatorio meteorológico magnético cen- A AA A TE IIA MEJICO Bolivia. — Sociedad Geográfica de Cochabamba. COCHABAMBA. O EE TACA e en darte no LA PAZ, uns. — Obicina Hidrográfica... romo crono SANTIAGO. República Argentina.— Sociedad Geográfica ar- A A BUENOS ATRES. Instituto Geográfico ar. entino............ Id. Brasil. — Instituto histórico-geográfico......... RIO JANEIRO. Centro América.-- Sociedad de estudios Geográ- ficos é históricos de San Salvador........ SAN SALVADOR. EUROPA. Rusia.— Observatorio Físico Central..... A SAN PETERSBURGO Sociedad de Geografía de Finlandia........ HELNNGFORS. Sociedad imperial de Geografía............ SAN PETERSBURGO Academia imperial de naturalistas..;...... MOSCOVIA. MIE aro central. ......- 0: <=»«<111- PUETAVA, ao É — 476 — Suecia.— Real Academia de Ciencias........... ESTOCOLMO, Universidad de Loa UPSALA. Noruega.— Sociedad GeográfiCa............... CRISTIANIA. Dinamarca.— Academia Real de Ciencias....... COPENHAGUE. Holanda, — Sociedad holandesa de Geografía... AMSTERDAM. Bélgica.— Sociedad Real de Geografía......... AMBERES. Sociedad Real de Geogralia.....omoo......o BRUSELAS. Socitdad de peolopia. e toa Id. Academia Realide CEROS! AMO Ta. Inglaterra.— Sociedad Real de Geografia...... LONDRES. Sociedad Geográfica de Manchester....... MANCHESTER. Austria-Hungria.--Academia húngara de ciencias Buna—PEsT. Sociedad húngara de Geografía........... Id. Alemania.— Sociedad GeográfiCa.............. HAMBURGO. Francia.— Sociedad de Geografía Comercial.... París. Sáciedad dE LOTA > O LyoN. Sociedad de GEo0zralía, 5... cl dote TOLOSA. Sociedad de Greogralia.. . ii SS ROCHEFORT. Sociedad de Geogralla. A DELILLE. Sociedad de Geografía del Este............ NANcY. Sociedad de Geogratía comercial........... HAVRE. Sociedad de Geografía comercial.......... BURDEOS. Sociedad de Geografía de Tours........... Tours. Unión Gengráfica del Norte de Francia.... DOUAI. Sociedad etnográfica de París............. PARÍS. Suiza,— Sociedad Geográfica Neuchatelense.... NEUCHATEL. Sociedad GEOPTIRCA ES a 2 na ).. «. GINEBRA, España.— Revista Geográfica comercial........ MADRID. Sociedad Geográfica de Madrid........... Id. Portugal.— Sociedad Geográfica comercial..... OPORTO. Sociedad de SEOEriBa o. mem se a LISBOA. Italia.— Observatorio del Vaticano............. Roma. Sociedad MetcOrFologtea?. -... odas ae TURIN. Club. Alpino Ttaliaao. 1 Id. Sociedad Geográfica italiana.............. Roma. Sociedad Africaria de Italia................ NAPOLES. Instituto cartográfico italiano....... ae Roma. ÁFRICA. Egipto.— Sociedad Jedival de Geografía....... EL CAIRO. Argel.— Sociedad de Geografia y de Arqueología ORAN. ASIA. Japón.— Sociedad Geográfica ................. Tokio. OCEANÍA Australia.-- Real Sociedad Geográfica Austra- AS E RI ISS RA e BRISBANE. — 417 — INDICE De LOS ARTÍCULOS INSERTOS EN LOS BOLETINES DE LA SOCIEDAD GEO- GRÁFICA DE LIMA, CORRESPONDIENTES AL PRIMER TOMO. BOLETÍN N 1. PÁGS al Or EAS CATraDZa. M0 os : 1 Decretos de creación y organización de la Sociedad........ 3 A A 5 A E AAA AA 7 Informe sobre demarcación de un distrito en la provincia de Bongará, por la comisión compuesta de los SS. José E. Castañón, Teobaldo Eléspuru y Samuel Palacios Mendi- E E E o risa an da aaa 11 Carta-circular para la creación de los Clubs Andinos, por el AA DA AN O A 18 » Fenómeno meteorológico en Ayacucho, por L. Carranza...ww 19 * Don Antonio Raimondi y su obra: datos por el Dr. José C. A a diri as 24 Discurso del Presidente de la Sociedad Geográfica Dr. D. L. — Carranza en la inhumación de los restos de .Raimondi.. 29 Conferencia sobre el río Purus, traducido del inglés por AAA AAA 31 Miscilónes Congreso de OrientalisStas............ <<... .... 36 ASOCIACIÓN Hancesa de Topogralla..¿.. o ooo cesa oo 37 A AS id CAMARA 37 PPC Aversa de Ubica a. cc eo ao 37 HSSuelas ALAS Cl OLEOS PASES dc 37 Congreso Internacional de Ciencias Geográficas...........- 37 AA O A A 38 A O 38 EE Presentados Y COMPeOS ei ap 38 Personal de la Sociedad.......... E CIRIA E POLO 39 BOLETÍN N: 2. Cuadro de comisiones técnicas por L. Carranza...........-. g1 itracto del programa de ellas, pOr 1d... ee abjo ora ooo 42 Un + al fondo del Atlántico por M. Dupin de Saint An- RT IA do a ala dem a o 44 - Fenómeno llamado “El Pintor,” por Raimondi............- 58 Pamecladas POR E Carranza liar eo 67 Miscelánea —Advertencia importadte......oooooooocmmmmmo.mo.. 74 A AAA AAA 74 AE AA 74 IINAIO dE AACuUchO a dr in 75 Socios honorarios y correspondienteS............- AE 75 RT 3 Ne z r ( a El HE Mapa del Perú por Raiiba dE AE Planos Obsequiados::... pat e o do Archivo RalmbordA. HENAO AAA ACA IA Canes uz sd PT AS AE ONO. AA Biblioteca DINA pi picó 547 ho E AS EXPLICACION La Merced senyióudl 0. de Greermich 75* 16" 14 — Paris 77 38 23" Lubilad $, mMo2 ya" Variación magnetica 926 20" NE. Altura sobre el nivel del mar 775 metros Paucartambo ¿ruyud 0, de Greenmioh 75" 16" 4 Latitud 8. 10 LY 2" Varracion magnetica 92320 NE. Altura sobre el nivel del mar 554 metros Paris 77" 36 13% Segun el ingeneero Arturo Wertherarn Escala 07005 por Kilómetro oOQquI Del itinerario seguido por la Comision nombrada Wo 1 > > y porel Bl Gobierno para inaugurar el ca - y ( o. ) O bic Go ABISMO Pa ali mapilds ES E Men | mE ei NS oa A A Por el Coronel | ERNEITO DE LA COMBE at de la Escuela de Clases, ' A A Panale del Ponvartambo ET 7 IN “ml ni 4 4 -PERFID imnmoliico recono depa: eS id Zs pie sad * ntoets, ” y. EN : : | : . : Ea rciciS sietó ES A, qe PRES 2 delo ano RES Ara taiptas, 5 PEE CN Vos US ' AUN 7 "e y y Jl ' ' ' A 4)” ME E Í *4 ' t . EN e, PAR f a E Ñ ; $ A í h A | t A A ' h Y "l y h q W A A Eje O A AA A E Ds de DA 3 AA O Dm ao VOR» A po e MI '