A pa 1] q. A ' Ñ A , » * , ' * ' A po - * s , ye ' “a 0 r y Í P y ' E 4 ll . . A, sebo: : 5 de r. Pm. 1 4 . del +. : , el pp A . ] ” a . 1. . po Ñ » , E ) E y . ls . ná » ¿JA e i ] ios Ñ A , A PS IA re o . 4 de $ $ ; MAJA e Vas Le ar e Y e vt, A: E A » y | 2) F ' h e . .'s e ' h Pd pd | e ile , ETS y 4 ' .+t , A A p j 5 y Ye $ vi E es! » Ú la >. a vd ” > a e ' k o 1 4 e E p y , y 4 P A á rem e 1 . ' An W 1? » » . ' ' ' Ñ e, A MOE a e eb PRLE ? En AAN IN + Í + e e ” ' pa p* MJ . A Papa 2] 4 ' nl y H y 4 h V ' » . k : : p ' E 'N q ; , hs 2 ' NN A 2 » Ñ r Ú - ' e ; ' 7 , AE "si , * 1? 4 4 gal A . .l iy as 4 . led 3 , e ] dá y , br - A ' 4 rá a .4 > . A 4 ¡ . Poio ”s as Crd : A * Mw. ' 4 mo; 4 y M . ...» . «0 y ' ' Ñ "il . ' ; q “ » ¿ , y 8 . + , ' , > y H p HA ” “ cmd ñ ' » A o + ' 1. m ele ' i , ; ; ' E ' ¿Yes 4 ; ' á AA AT . m 11” » Ñ ' ....) ] A A b AE ss / E ' , í FU] , AA ' 4 , te ; A >) ] y . 3 a) ño Í O | pt h . ' ' 1 pr Y ; ' da pden id A ,* e MENE DANDO Ls , * . A . Ñ ' . i , y y ( 7 p » ' 0 Y e 4+. Ed : ' 4 AA 3 al Lor “ ya. : E . 41 E y ' ode ? ; ' a? 11... ' ' ' ' Ñ » 11.894 e ete IA ' pit «.. $4 NE: * de IN % .. 1.044 w his 1 s >? pl ¡AA paa pH ' e e .. 4 ' Y o 4 i a 4 Í * y 4101 " ' . : OO ' £ 4 , e 1d 4 ' , , ' PE y t] y j 0 AE “4 y ¡ SL A at ; á 4 ¿1 ee de ... A » A Hd e A A yl e Fa , . Pe , A ri A ore : uo A dd AMAN i . * eto... 2 A MA IAN o ea 4 a » ee. 1. q. ut K arabes e 1. ut ' ' ' ya o P e... * e . , * edi .... n.. 1... . ... . ; .. A y "o > FORTHE. PEODER FOR EDVCATION FOR SCIENCE LIBRARY OF THE AMERICAN MUSEUM OF NATURAL HISTORY de AAA £ JAP La, As pe 4 4 GS po ias, e La a 7% ” 0 0 UNO Cl BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA BLENMOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HEKMANOS 684 — carte renú — 684 1912 BASES DE LA SOCIEDAD PHYSIS APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQL1I 24-TH ZA ee g 1* El principal objeto de la Sociedad Puxsis, que se ha constituído en Buenos Aires el 1% de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción científica del país en el ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, mediante la asociación amistosa de los que las cultivan desinteresadamente. 2% La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que insertará los trabajos de sus socios ú los de las personas que deseen colaborar en los fines de la asocia- ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta serie de publicaciones, la Sociedad Puvxsis emprenderá la traducción ó adaptación de obras científi- cas extranjeras que juzque interesantes, como asimismo la reimpresión de obras agotadas. 3* El fondo social, constituido por las cuotas mensuales de los miembros y por los me- dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente á costear las publicaciones de la Sociedad. 4* La Sociedad efectuará reuniones mensuales con fines de mutua aproximación y de inler- cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre temas de vulgari- zación de historia natural, y procurará realizar excursiones cientificas en el territorio ú fuera de él. ] o9* La Sociedad Puxsis, empeñada en la difusión de las ciencias naturales, intercederú por los medios que crea más adecuados, ú fin de que la enseñanza de estas asignaturas en los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, en la forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la naturaleza, cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas y morales. Á este fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos los elementos de que disponga, cada vez que le sean solicitados. 6* Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual aislado puede hacer en provecho de estas ciencias, antes bien, apreciándolo de un modo particular, la Sociedad, convencida em- pero, de que una enseñanza superior, metódica y práctica, es altamente provechosa al adelanto de ellas, y como constituida, por otra parte, en su mayoría por ex alumnos ú alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se empe- ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango que merece en la alta cultura nacional, como que representa un conjunto de fecundas disciplinas inte- lectuales que no lienen su equivalente en ninguna de las otras carreras universitarias, y aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos suficientemente preparados en su carácter de investigadores científicos, y con la justa conciencia del papel que les está asignado dentro de una civilización armónica, como encargados de conservar y acre- centar el inapreciable patrimonio constituido por las conquistas seculares de la filosofía nataral, y deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. SECRETARIO GENERAL PRESIDENTE TESORERO Martín DoeLLo-JuraDno Dr. José M. De La Rua AxceL Brancmr LiscHerri Profesor de Zoología Profesor suplente de Zoología Farmacéutico; Ayud. de Química en el Instituto N. del Profesorado enla Universidad de Buenos Aires en la Facultad CG. Médicas Secretaría : Laboratorio de Zoología, Facultad de Ciencias. Perú 222, Bue- nos Aires. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHY SIS Sumario del tomo l “ (Nos 1-8, 1912-1915) No 1, Abril 30 de 1912. AAA ERA AAN IO DORADO: IIOPENUNO ÁAMEDÍIRO. -. ¿heno ir Ebuarbo L. Hombero, Moluscos argentinos en parte nuevos coleccionados por ran- SA AAA TR AN CristrópaL M. Hickex, Contribución á la Flora de San Luis........oooo.o.o.o.... Horacio Damraxovicu, La teoría electrocoloidal de la cariocinesis : sus consecuen cias y sus relaciones con los fenómenos diastásicOs ........ooooooocoooooo... José M. be La Rua, Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina ......... Carcos A. MareLtt, Sobre dos fetos de Phocidw de las Orcadas del Sud....... M. Doetto-Jurabo, Apuntes entomológicos. Nidificación y hábitos de una abeja sil- IA AAA AA PRA E, AAA AAA NANA No 2, Agosto 31 de 1912. ÁxaeL GaLLanoo, Visita á la Estación Biológica de Roscof[] . CnisrómaL M. Hickex, Algunas plantas Uruguayas os Juaxa G. Dieckmass, Un nuevo Solanum argentino... : Luces Haumas-Menck, Sobre la polinación de una Malpighiácea del género Stig- O RARAS AR AA E Jeas Brérnes, Description d'un Coléoptere argentin nouveau (1) El presente sumario deberá ser colocado al principio?del tomo, entre las páginas 2 > El indice analítico para colocar al final del volumen, será repartido junto con el tomo 2 La fecha de publicación de cada articulo es la del número correspondiente. Y BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS J. M. be ía Rua, Sobre un ciliado parásito del sapo....... dai? 1% . AA SEA M. DoeLLo-Jurabo. Campaña contra la langosta en la región permanente Crónica y Bibliografía. .<$.........90M 68. 2. 6ñm90106.060d. 0215 7,0/5.4 1. 054 LAA AO A No 3, Diciembre 31 de 1912. I*, Amecuixo, Páginas inéditas : « La persistencia de la vida y la inmortalidad » . CrisróBaL M. Hicken, Canistellum Neuqueni. Plantas recogidas en las Cordilleras del Neaquén por. el "SP. PraNtorRRBdrE o a ÁxceL GaLtarbo, Observaciones sobre una hormiga invasora. lridomyrmex humi- ls May od o o NN CarLos A. Marerti, Notas sobre los Priapúlidos y la teoría de la bipolaridad de E A A RI AA J. M. be La Rua, Un ciliado parásito de la lombriz de tierra Crónica y Bibliografía. 6.2. . ea a de Ps LA e. sas e e AAA AA as E II A E No 4, Mayo 31 de 1913. F. Amecnixo, Páginas inéditas : « La persistencia de la vida y la inmortalidad » (conclusión) Epuaro Lapistao HormBerG, Vaginúlidas Argentinas PTA O IA CristróBaL M. Hickex, Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya Horacio Damraxovicn, Los fermentos oxidantes y la bioquímica del sistema ner- vioso. Oxidasas en la substancia gris ajo . 10098200. 0 0 a a 7 Pa A A CarLos A. Maretti, Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia) A DI Jeay Brermes, Description d'un Pandeleteius (Coleopteres Curculionides) nouveau de Buenos Altres. E E A E RA A O A LI E OO AT A A CarLos A. MareLtr, Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos. M. Dorrto-Jurabo, Conveniencia de establecer un parque natural en los alrededo- res de Buenos Altres. Crónica y Bibliografía Pla ea area OA A A 0 sa alo a a A a a A SA a A No 5, Septiembre 30 de 1913. Guipo BoxareLL1, Epirogenia y Paleogeografía de Sud América... Roserto Darbexe, Distribution des oiseauz en Argentine d'aprés Pouvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds of South America Lurs María Torres Y CarLOs AMEGHINO, Investigaciones antropológicas y geológi- cas en el litoral marítimo sur de la provincia de Buenos Aires... ÁwerL GaLLarno, Dos palabras más acerca de la hormiga invasora, tridomyrmex humilis Mayr >» IC.£(Mm1 o... eo... o 2. e. y als he jala... a a ms soda | ala a CarLos A. MareLtr, Examen anátomo-comparalivo del encéfalo de Lagidium pe- ruanum Meyen, en relación con el de algunos roedores........oooo.....o.... CarLos A: Maruti, Observaciones referentes á los huesos supernumerarios del cráneo cerebral E IC E A CI E O O O O ARA E O TR OSA AA DAA O AS ' 92 109 116 133 139 144 146 200 221 Sumario del tomo l No 6, Marzo 31 de 1914. Rovenro Danbexe, Distribution des oiseauz en Argentine Papres Pouvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds of South America (suite el fin). ........... Canos A. Manenta, ¿Existen nuevas bandas sin tubérculos pennigeros correspon- dientes á las apterias, en los embriones de Pygoscelis adeliace Homb. y Jacq. ?.. Cantos A. MareLti, Otras datos acerca de los huesos fontanelarios y suturales. ... Férix F. Outes, Sobre algunos objetos de piedra de forma insólita procedentes de A A A TO E : Cantos Brucn, Descripción de la hembra de Anoploderma (Pathocerus) Wagne- RS OA A RA A Curistóman M. Hickex, Dos plantas nuevas y una nueva variedad .............. AROS AAA No 7, Diciembre 31 de 1914. NA a A AAA ARAN A L. GueLiarmett: Y José J. Cansoxett, Acción de los colorantes iminos y fenólicos nitrados sobre el Paramaecium caudatum Ehr. cc a CarLos A. Mareti, Variaciones de los huesos del cráneo facial de la alpaca (La- A RAR AA ARAN Canos Lizer, Nota biológica sobre un coleóptero galicola. ooo Roserto DabBexe, Una ave nueva para la Argentina ooo Crisrógal M. Hickex, Algunas plantas de la región del Nahuel-Huapi......... RL A E CarnLos Amecuixo, Le Pyrotherium, Pétage Pyrothéréen e! les couches 4 Notosty- ci A A AA M. Dorito-Jurano, Une expérience de laboratoire 4 propos du développement du REA E ARA O AA No 8, Junio 10 de 1915. Guivo BoxareLtt, Epirogenia y Paleogeografía de Sud América (conclusión)... Frasco Pastrorne, Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del Morro (San Luis) Rosento Dabnexe, Otras especies de aves nuevas para la Argentina... 0 NN ADN MAI A a 0 2 0.0 dios «e. ch... .. «<<. .«<.. +. . 6). 0... . 9. 10. C. Curr Hosskeus, Algunas plantas de Cabo Raso (Chubub) Cantos A. Manettt, La capacidad del eráneo de los aborigenes de la Argentina. . Cantos Lizen, Trois insecles parasites des plantes nouveauz pour U' Argentine et leur a a A A A Penro Seré, Notas sobre la erpetología del Paraguay... Juan Dnkrumes, Notas entomológicas. inician M. Doero-Junavo, Nota sobre dos Mycetopoda del Río de la Plata ..... M. DorLto-Jurabo, Algunos moluscos marinos terciarios procedentes de un pozo O. de La PI AN di AR A AN ES y AT AR y 1 o HRS pes rr E , cd e AS 5 “Y 4 bel FLORENTINO AMEGHINO Oliché cedido amablemente por la Dirección de los « Archivos de Pedagogía y Ciencias ajmnes ». BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHN SIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA A. BIANCHI LISCHETT! Nov 1. — Buenos Aires, 30 de Abril de 1912. — Tomo I Florentino Ameghino ... EL believe that 1 have acted rightly in steadly following and devoting my life to Science. Cn. Darwxx, Autobiography. Aunque tardíamente, la Sociedad Pnuvsts quiere tener el honor de que en la primera de sus publicaciones conste su sentimiento de pesar por la desaparición del sabio paleontólogo Dr. D. Frorexwrtso AMEGHINO, ex- Director del Museo Nacional de Buenos Aires, muerto en su domicilio de La Plata el 6 de Agosto del año pasado, á los cincuenta y siete de su edad. La vida modesta y fecunda de este gran compatriota, vivida con la misma altura en la adversidad que en el éxito, y dedicada por entero. con decisión y energía realmente incomparables, al cultivo de la ciencia que tantos progresos le debe, no cabe en las proporciones de esta nota, que no pretende ser una biografía. Menos aún cabría ni siquiera una sínte- sis de la obra abundante, siempre original y atrevida, que todos conoce- mos. Si se ha de juzgar por el número, baste recordar que él solo ha des- eripto casi las tres cuartas partes de los vertebrados fósiles de la Argen tina, — número enorme, que comprende no sólo especies y géneros, sino familias y aun órdenes antes desconocidos. Sólo esto hubiera sido sufi- ciente para hacer la reputación sólida de un naturalista. Pero Amecmixo rara vez se limitó á la simple descripción : de él podía decirse, como de 6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS GIarD, que en cada especie veía no una forma, sino una idea. Era ésta la que le interesaba, desde luego por su relación con las formaciones geo- lógicas en que yacía, pero, principalmente, por cuanto se ligaba con la genealogía de los grupos, objeto, como se sabe, de muchas de sus más brillantes concepciones y de sus más transcendentales trabajos. Su conocimiento de los mamiferos fósiles del país era tan vasto y tan profundo, que le permitió realizar verdaderas proezas. "Fal es, sin duda, para citar uno de los ejemplos recientes, la de descubrir, como lo hizo en sus excursiones por la costa de Mar del Plata en 1908, no ya un número crecido de especies nuevas, sino una fauna entera totalmente desconocida y la correspondiente formación geológica que ella venía á caracterizar. Había llegado, pues, como especialista, á un dominio absoluto de la ma- teria y del método, y á esta altura los descubrimientos se sucedían los unos á los otros con una rapidez que tenía algo de maravilloso, como era también extraordinaria la facilidad con que llegaba á resultados que para otros habrían significado quizás años de estudio. Véanse sus propias pala- bras al exponer sus observaciones en el viaje citado : « Cuando llegué á la Barranca de los Lobos, — dice, — me alejé á unos cien metros de la costa, y dirigiendo la vista al acantilado me apercibí inmediatamente que la ba- rranca estaba formada por dos series de estratos muy distintos... Hecha esta primera constatación, me dirigí inmediatamente á coleccionar los fó- siles que abundan en ambas series, pero principalmente en la inferior. Pocas horas me bastaron para convencerme que las dos series represen- taban dos formaciones con fósiles completamente distintos... La separa- ción entre las dos era neta como si estuviera trazada con un hilo »... Así aparecería sin duda ante su mirada tan penetrante como segura; pero ¡qué enorme bagaje de conocimientos concretos para ver todo aquello con tanta prontitud y con tanta claridad, allí donde un ojo profano sólo ve la arcilla más Ó menos arenosa, más ó menos calcárea, con uno que otro pedazo de hueso informe ! La facilidad, se comprende, es sólo apa— rente. En el fondo está el trabajo tenaz de toda una vida que ha acumu- lado, una tras otra, todas las observaciones de detalle con que ha forma- do el cuantioso capital científico que le permite abordar las más difíciles empresas ; está allí también el trabajo sordo de aquella poderosa máquina de inducciones... Pero el autor, con una especie de elegancia completa- mente natural, oculta el esfuerzo para mostrar solamente el resultado. Así descubre un horizonte geológico nuevo, el « chapalmalense », poste- rior al de Monte Hermoso y anterior al ensenadense, y su fauna que consta de unas setenta especies de mamiferos. Es preciso leer, á título de ejem- plo, la monografia correspondiente (Las formaciones sedimentarias de la M. D. J. : Florentino Ameghino 7 región litoral de M. del Plata y de Chapalmalán) para darse cuenta exacta del modo de Amecnixo en sus trabajos paleontológicos : no le faltaría sino la descripción ilustrada de las especies que menciona (tarea que no al- canzó á llevar á cabo), para poder considerársela un modelo del género, encerrado en ochenta páginas. Y se calcula que ha escrito cerca de vein te mil... : Otra vez es, para citar un caso distinto, el descubrimiento sorpren dente de la existencia de una dentición desconocida en los mamíferos, anterior á la de leche. Por dos vías diferentes llegó á tan original conclu sión : primero, por el estudio de los dientes de los Nesodontes, fósiles, de la Patagonia, en los cuales pudo comprobar la existencia de tres series dentarias que se sucedían en una misma especie; y luego tuvo la más amplia comprobación de estos datos paleontológicos merced al inesperado hallazgo de los restos de aquella dentición « ante-primera » en un ejem- plar muy joven del tapiro actual. El desarrollo embriológico venía á ra- tificar así la prueba filogenética, y el hecho, con las consiguientes limi- taciones, quedaba definitivamente adquirido, viniendo á establecer de ese modo un eslabón entre las denticiones numerosas de los reptiles, y las clásicas dos únicas de los mamiferos, en cuyo estado post-embrional no se había visto nada parecido. Sin entrar á la cuestión. tan debatida como interesante, de las especies humanas ó prehumanas fósiles de la Pampa, que absorbió toda la activi- dad del sabio durante los últimos tres años, vamos á señalar un punto de su obra que conviene poner de manifiesto. Él implica en efecto un pro- greso evidente, no sólo para la paleontología, sino para la ciencia de la evolución orgánica en general. Nos referimos á la predicción de las espe- cies que debieron existir en épocas pasadas. Es bien sabido empero que tales profecías no son, en general, una novedad, después de la publicación de la Historia de la Creación Natural en que HarckeL se encargó de di- vulgar y hasta cierto punto, es forzoso decirlo, de desacreditar este gé- nero de hipótesis. Las predicciones de HaeckeL eran, en efecto, de un carácter tan vago ó tan general (prescindiendo de algún caso concreto pero de discutible comprobación), que muy poco comprometían, ó bien no eran, por su naturaleza, susceptibles de ratificación, ó se vieron des- mentidas por las constancias de la paleontología. Decir, por ejemplo. como lo hace el ilustre naturalista alemán, que en los terrenos arcaicos debie- ron existir organismos unicelulares privados de núcleo, que él llama mó: neras, es afirmar algo que los registros geológicos están muy lejos de ha ber probado, y aun de poder llegar á probar. Amecuixo, en cambio, procediendo de un modo completamente inde- 8 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS pendiente, dió á sus previsiones una base mas sólida, comenzando por referirlas á términos ya conocidos de la serie y á formaciones geológicas determinadas, única manera de poder arribar por este método á un re- sultado concluyente. Tal es el ejemplo, bien conocido entre nosotros, de la genealogía de los Proboscídeos. Conociendo por un lado sus antepasa- dos remotos de la base del terciario y aun del cretáceo, los Piroterios de la Patagonia, y por el otro los Mastodontes de fines de aquella época y del cuaternario, y los Elefantes actuales del viejo continente, AMEGHINO anunció (1897) basándose en raciocinios estrictos deducidos de la compa- ración de formas numerosas y de su distribución geográfica en aquellas épocas, que debían encontrarse en el terciario medio del África, especies fósiles intermediarias entre los Piroterios, que habrían emigrado á aquella región por el territorio que entonces la unía á la América del Sud, y los Proboscídeos recientes y actuales, que habrían vuelto, por la vía septen— trional, á morir en la Patagonia bajo la forma de Mastodontes. Cuatro años después (1901), CG. M. Axbrews, paleontólogo del Museo Británico, encontró en el desierto de Libia, justamente en terrenos oligocenos, la forma intermediaria prevista, que designó con el nombre de Palseomas- todon. Ésta, que aquí exponemos muy sucintamente (1), es sin duda una de las más brillantes aplicaciones de los principios transformistas al estudio de las especies extinguidas, tanto más fecunda cuanto que pro- porciona un método de trabajo que, usado con prudencia, es susceptible de dar resultados no menos brillantes. Es extraño, por otra parte, que un hecho de tanta significación no se halle mencionado en obras recientes, destinadas á resumir la historia de los progresos de la paleontología, y en las que se consagran varias páginas á la genealogía de aquellas mismos mamiferos, como es la de Derérer, Les transformations du Monde Animal (París, 1907). Omisiones de esta clase perjudican al valor informativo que hay derecho á exigir de tales libros, y no se sabe si han de atribuirse á un espíritu poco imparcial, ó al deficiente conocimiento de los hechos. Tantos y tan trascendentales descubrimientos produjeron una verda- dera revolución, que, como todas, ha tenido y tiene sus adversarios, y ha librado batallas memorables hasta el último momento. Luchador por im- clinación natural y por educación, pues todo su aprendizaje de la vida fué una dura pelea, AmecHixo jamás esquivó el encuentro; antes bien, go- zaba en él con la satisfacción legítima de quien defiende sus más caras (1) Para mayores detalles, véase Aurcnixo, Linea filogenét. de los Proboscideos, An. Mus. N. B. ¡A., serte 334 Lp. x9: M.D. JJ. : Florentino Ameghino y convicciones. En este terreno era un polemista formidable, aquel hombre «suave como un niño en la intimidad » (HormberG). Formidable y, en verdad, á veces despiadado; pero tampoco los fuertes usaron de piedad para con él. Así, distribuía entre sus contrincantes, en la defensa ó en el ataque, verdaderos golpes de maza. Estos resultaban tales, por la contun dencia abrumadora de sus argumentos. « Estaba, — dice, — ocupado en la preparación de una monografía sobre los peces fósiles de la Patagonia, cuando una nueva publicación sobre la geología de esta región viene á in- lerrumpirme una vez más en mis investigaciones paleontológicas... » Con visible impaciencia abandona el trabajo comenzado para atender al in- oportuno adversario ; pero éste resulta ser un geólogo renombrado, Orro WiLckExs, y su extenso alegato está inserto en la más importante de las publicaciones geológicas de Alemania. Hay que hacer, pues, una refuta- ción seria. Entonces AmecuHixo se escribe, casi de un tirón, un volumen de 560 páginas, con más de la mitad de figuras y planos (Las formacio- nes sedimentarias de la Patagonia, etc. An. Mus. Nac., serie 3%, t. VII), en que para responder á WiLckexs concluye una obra que, según la alta autoridad de H. vox Inertis6G, puede ser considerada como «un tratado sobre la geología y paleontología de la Argentina á partir del cretáceo hasta nuestros días ». — Así eran sus armas, terribles pero legítimas ; sóli- das y pesadas, pero en sus manos semejaban un florete de esgrima. Iner- te hoy el brazo potente que con tanta eficacia las manejara ¿quién se atre- verá á moverlas > ¿Quién dispone como él, en efecto, de aquel cúmulo de datos y de materiales sobre la paleontología de la Argentina, y de la más completa bibliografía de la misma? ¿Quién podría, con el auxilio de la larga expe- riencia requerida, continuar su obra aunque sólo fuera en la parte exclu- sivamente geo-paleontológica? La respuesta parece que debiera ser nega tiva. Un nombre empero viene á todos los labios: el de su colaborador infatigable y abnegado, cuyo consejo tanto apreciaba él ; el del explora- dor tan competente como intrépido, que recorriera la Patagonia durante cerca de veinte años, recogiendo, no sólo el material fósil sino los datos geológicos de inapreciable valor, el de su hermano y amigo Don Cantos WuecHio. La colaboración eficientísima que éste le prestara en vida, se- guirá prestándosela, á no dudarlo, después de la muerte de él, cuando la obra que podría llamarse común, necesita más que nunca de una defensa y un sostén. La honra que significa haber participado en élla, implica á la vez un compromiso de honor. Nos consta á todos que el señor AmeGmI- vo lo satisfará cumplidamente, evitando así que el precioso patrimonio vaya á parar á manos extrañas y de seguro no tan aptas. LO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS En la polémica ó en la simple exposición, el lenguaje de Amecmixo es ni más ni menos que la expresión de sus ideas. Este sabio autodidacta no había meditado seguramente el discurso del conde de Burrox sobre el es- tilo, mi se preocupó mucho por saber si éste debía ser « majestuoso, so- lemne, ó simplemente grave»; pero la fuerza de su convicción es tan grande, tan bien provisto su arsenal de hechos, que llega sin esfuerzo á la expresión exacta, y ésta, aunque desprovista de toda gala literaria, Ó qui- /ás por eso mismo, es á menudo elocuente y de un gran poder de persua- sión, sobre todo en sus escritos de polémica. El interés está en las cosas que dice y no en la forma como las dice. Aun despojado de las ocasiona les é inevitables asperezas, su estilo es siempre claro, vigoroso y suelto. Tan distante de la rigidez académica europea como de la chabacanería criolla, hay en él la suficiente libertad de movimientos como para que. al cabo de pocas páginas, el lector pueda advertir que el autor es uno de esos temperamentos en que las ideas están sustentadas por una pasión, y en que las pasiones sirven siempre á una idea. Actitud que escandalizó más de una vez á los que creen que el sabio debe despojarse del hombre, pero que debía producir al fin, por la energía resultante de aquella unión, esa gran fuerza moral que concluyó por imponerse á todos, aun á los que ni siquiera lo conocían. Esto es, y con justicia, lo que el público ha ad- mirado mayormente en él. Así se explica que la noticia de su muerte pro- dujera un sentimiento de dolor tan espontáneo como unánime, verdadero homenaje con que el país, honrándole, se ha honrado á sí mismo. Objeto de la admiración general era también, y con igual razón, su 1m- comparable potencia de trabajo. Realmente, aquel hombre no conocía el reposo, ó por mejor decir, su reposo estaba en la labor. Refieren sus ínti- mos que, después de haber concluido su importante obra sobre las forma- ciones sedimentarias de la Patagonia, citada más arriba, en la que trabajó seis meses sin una sola tregua, reconoció la necesidad de tomarse un des- canso para reponer sus fuerzas, — y descansó... cinco días. Y aun esto se lo reprochaba después él mismo como una holganza excesiva. Consecuentemente. su aprovechamiento del tiempo era tan completo que no le dejaba un momento desocupado. Contaba sus horas como un avaro cuenta sus monedas. Mientras tanto, el tiempo transcurría para él exactamente igual que para el que lo desperdicia ó lo emplea mal, y este hecho perfectamente natural, le producía, según nos ha parecido, el efec— to de una injusticia flagrante. Recordaremos siempre una vez que, en compañía de un amigo común, fuimos á verlo al Museo. Era precisamen- te el 31 de Diciembre de 1908., Salimos juntos, y, en el camino, alguno M. D J. : Florentino Amegluno 11 advirtió que aquél era el último día del año. Esta consideración, que en el común de los mortales produce más bien un sentimiento de melancolía 6 algo análogo, tuvo en él una manifestación completamente distinta: « Un año más: —exclamó, — ¡ me da una impaciencia ! y — y subrayó sus pa- labras con una actitud y un gesto que eran, no sólo de impaciencia bien marcada, sino de verdadera indignación, quien sabe contra quién; pero fué evidente para nosotros que en aquel momento estaba irritado con el tiempo como podía estarlo con un sujeto cualquiera. Esto demuestra la vehemencia de su temperamento. Su gran talento natural, servido por el continuo estudio y por seme— 8 | 71 jante capacidad de trabajo, disponía también (y ésta era una de sus ca racterísticas más salientes) de una poderosa imaginación, á cuyo influjo cedió más de una vez, en parte deliberadamente. Y esta facultad. que hace de otros hombres, artistas, hizo de él, simple hombre de ciencia. gcethiano que prescribe al sabio el dominio del conjunto por la intuición. Sus pa— un creador. Ella le permitió la aplicación del gran principio labras mismas eran á veces las de un vidente : « Van para veinte años, — decía en 1910, — tuve una visión profética. Refiriéndome entonces á los Primates más antiguos y más primitivos. decía (1): Encontraron ellos su mayor seguridad entre las selvas, subiéndose á los árboles... Pero otros Planungulados, por causas que noes ahora del caso averiguar, viéronse confinados en comarcas llanas y desprovistas de árboles como nuestras pampas ; carecían allí de puntos de refugio, y tenían que confiarlo todo « la vista y dá la astucia. En la llanura, una de las condiciones esenciales á la seguridad individual es la de poder divisar al enemigo desde lejos. Para observar á mayor distancia, necesitaban poder apoyarse sobre sus miem- bros traseros que eran plantígrados, irguiéndose sobre ellos lo posible para luego tender la vista y escudriñar el horizonte. En este ejercicio, los miembros posteriores adaptábanse de más en más á la sustentación y á la marcha, y los anteriores á la prehensión... La vista... dominaba el espa- cio máximo. Á la vez el cráneo, descansando desde entonces sobre una base vertical, permitióle un mayor ahorro de fuerza, acompañado de un mayor desarrollo cerebral... y de intensidad intelectual, en detrimento del instinto bruto. Ese fué el antecesor del hombre. » La exposición (ya íbamos á decir la descripción), es tan animada que hace la impresión de una cosa vista. Tiene á la vez el tono de un realismo que involuntariamente trae á la memoria las páginas famosas del capítulo (1) Boletín Inst. Geogr. Argentino, X, p. 163 (1889) 12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS [ del Facundo sobre el « aspecto físico de la República Argentina, y ca- racteres, hábitos é ideas que engendra ». La comparación se justifica si se piensa que tanto ÁmeGHIsO para explicar el origen del hombre, como Sar- MIENTO para explicar el origen del gaucho, invocan circuntancias y fac- tores análogos, en un ambiente casi idéntico (guardando las distancias), y no es extraño por lo tanto que sus expresiones se asemejen. Fíjese si no el lector en la frase de nuestro naturalista, que hemos subrayado, y vuelva á leer luego el capítulo 1 del Facundo, y díganos después si aquella frase no podría ser de cualquiera de los dos. YmeGHixo, decíamos, habla como si realmente hubiera visto todo aque- llo, y de ahí que logre dar, á diferencia de HarckeL en un párrafo pare— cido, la sensación de que realmente las cosas deben haber sido así. Á me- nos que al lector no se le ocurra hacerle la objeción que hemos oído á al- gunos: ¿Cómo es que la liebre, que se para continuamente sobre sus pa- tas de atrás, etc., no ha llegado aún á la categoría humana?) — se pre- guntan con aire de triunfo, sin advertir que siendo la liebre un animal absolutamente distinto, por su estructura y por sus facultades, de aque- llos Primates antiguos, semejantes á los de hoy, no tiene por qué, colo- cada en condiciones análogas, llegar al mismo resultado. Esta «objeción » puede citarse como un ejemplo de las que en estas materias se oyen for— mular á menudo, á personas que creen que basta el « sentido común » para resolver las más dificultosas cuestiones de ciencias cuyos rudi- mentos declaran ignorar, pero en las cuales pretenden tener una opi- nión... La imaginación de nuestro autor está allí, pues, en plena acción. Él mismo confiesa que ha sido una visión profética. Se nos dirá que éste no es el método de la ciencia, que el sabio no debe creer en sus visiones, si por acaso las tuviera, sino en los hechos positivos, que, prolijamente com- probados, han de conducirlo á conclusiones prudentes. fundadas y vero- similes. Sea. Pero ¿quién es el que se ha de encargar de fijar el límite preciso que separará los dos métodos Más aún ¿quién puede impedir al hombre de estudio, cualquiera que sea su campo, que haga uso de ambos > ¿Con qué derecho se ha de prohibir al sabio que piense como un poeta, si es que está en su poder hacerlo, ó al poeta que penetre en el te- rreno de la ciencia? Nadie pensará, seguramente, en reprochar á MicneLer que haya escrito sus admirables libros El mar ó El ave, en que por propia intuición de artista se adelanta á ratos á los descubrimientos científicos sobre la evolución orgánica. — « ¡ Oh, — se replicará, — los errores, los extravíos, los abusos funestos que pueden derivar... » Nó, no hay que alar- marse demasiado por ello. En todo caso, son preferibles los errores peli— M. D. J. : Florentino Amegluno 13 grOSOS, pero fecundos, de estos hombres, á las verdades irrefutables, pero estériles, de otros. Imaginación, intuición, adivinación, « videncia », lHámesele como se quiera, pero no fantasía. Fantasía es, para citar un sabio ilustre, la de Sir Humenny Davy en el primer diálogo de su interesante y singular librito Los últimos días de un filósofo. Aquel viaje fantástico por los planetas, todas aquellas escapadas por el mundo de lo desconocido, no son más que desaho gos de las aficiones literarias y filosóficas de su autor, sports de aquella mentalidad inquieta y curiosa que, dominando por completo una rama de la ciencia, quiere ensayar sus fuerzas en las demás, y en la historia, la moral, la religión, el arte. Completamente distinto es el caso de Amecmixo. En primer lugar, por- que carecía en absoluto de una verdadera fantasía. La única de sus pu- blicaciones en que puede verse algo de élla, es su conferencia Visión y Realidad (1). donde narra un ensueño, evidentemente fingido, que no de- muestra sino la pobreza de su fantasía. En segundo lugar, porque su com- plexión intelectual lo alejaba completamente del dilettantismo científico, y porque además estaba totalmente desprovisto de aficiones literarias, nó como Darwix que en sus últimos años se quejaba tan amargamente de haber perdido el gusto por la literatura, sino porque jamás lo tuvo; al contrario, juzgaba á ésta y sobre todo á la poesía, como un pasatiempo fútil y bastante despreciable. Esto era en él una característica bien acen- tuada, que conviene tener en cuenta para no juzgar equivocadamente de algunas de sus producciones. Conviene también, y por la misma causa, hacer notar que no había en él nada de ese esoterismo que se ha supuesto en otros naturalistas, como Burrox y Lixxeo. Se ha dicho (2), en efecto, que éstos tenían ciertas opiniones. en forma de doctrina privada ó cono- cida sólo de sus íntimos y que no se atrevieron á revelar en su época por temor de chocar con las ideas de sus contemporáneos. Nada de esto, sin duda, en Amecuixo. Ante todo, porque tales reticencias no hubieran en- trado en sus hábitos de hombre franco y veraz, que consideraba la cien- cia como una cosa eminentemente positiva; y luego. porque no tenía para qué ocultar su pensamiento, en un país y en una época en que exis- te una tolerancia tan amplia para las ideas de todo el mundo, — toleran- cia que no será tal vez más que una de las formas de la indiferencia, pero (1) Bol. Insi. Geogr. Argent., t. X, pág. 340. (2) A. Grano, Controverses transformistes, p. h. París, 190% 14 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS que provee, como quiera que sea, una de las condiciones esenciales á la li- bre emisión del pensamiento. i No hay que buscar, pues, entrelíneas en los escritos de AMEGHINO, y no puede nadie, por lo tanto, fundarse en lo que en éllas crea haber leí- do, para atribuirle, por ejemplo, como se ha hecho, ideas teosóficas, ab- solutamente reñidas con su modo de pensar. Á no ser que se haya dado á alguno de los símiles usuales empleado por él alguna vez, el valor de una opinión personal. Con esto aludimos ya á su opúsculo titulado Mi Credo. Las ciento cincuenta memorias especiales de Auecnixo sobre geología, paleontología, etc., se explican perfectamente como la obra positiva de un hombre de talento concreto y de actividad extraordinaria. Las quince paginas del Credo también se explicarían como producto de una inteli- gencia esencialmente generalizadora, es decir, filosófica, prendada de los asuntos más abstractos y aun abstrusos, que intenta encerrar el universo y todo lo que contiene, en un concepto personal, y exponerlo en una di- sertación de una hora. Pero lo curioso es que lo uno y lo otro sean obra de un mismo autor. Habría que reconocer en AmeGniNOo una verdadera dualidad intelectual, lo cual halagaría seguramente el prurito analítico ; pero es mucho más natural suponer que lo primero es el fruto del razo- namiento inductivo aplicado, con éxito notable, á la detenida observación de la realidad, y ayudado á veces por la imaginación, mientras que en el Credo es ya el raciocinio puro que se entrega al arbitrio de esa misma imaginación, en un supremo esfuerzo de síntesis. — / El orden habitual de sus operaciones mentales ha sufrido con ello un vuelco completo: de inductivas, se han hecho deductivas. En efecto, co- mienza por sentar unos pocos principios generales para deducir de ellos todo lo demás. Estos principios, no son las conclusiones resultantes de un gran número de hechos parciales convenientemente dispuestos según sus afinidades, nó. Son especies de axiomas, que llevan en sí mismos su razón de ser. El resto debe desprenderse de allí, por una necesidad lógi- ca : uno echa de menos el silogismo. Hacía tanto tiempo que estabamos deshabituados á este método en las ciencias físicas, que la impresión primera es de ofuscación. Aquel lengua- je, perfectamente preciso y moderno, nos suena como si viniera del fon- do de edades muy remotas. Volvemos á leer con detención otra vez, una vez más, y recapacitando nos preguntamos luego : ¿Qué se ha propuesto el autor en esta publicación? Él mismo nos lo dice muy claro, dar « una exposición sintética de lo que es el Universo M. D. J. : Florentino Ameghino 15 tal cual yo lo concibo ». El que así vaá hablar es el mismo hombre que ha trabajado toda su vida, desde la infancia casi, en una especialidad determinada ¡ y con qué resultado! La atención se intensifica, pues, al máximum. Recordamos aún el silencio casi religioso que llenó la vasta sala del Politeama aquella noche; pero el "público heterogéneo de una velada no era el más adecuado para oír una lectura de este género (1). El mayor tributo que puede rendirse á un hombre que piensa, es el de procurar penetrar su pensamiento. Procurar, decimos, porque en verdad no pretendemos alcanzarle en su vuelo poderoso y audaz : nos re- signaremos á seguirle con la mirada, darnos cuenta del rumbo, y calcu- lar la altura. . «El universo tal cual yo lo concibo »... Ahora nos interrogamos de nuevo : ¿es posible hoy construir un « sistema del mundo » á base de conceptos propios? Decididamente nó, y el que así quiera hacerlo, cae más 6 menos completamente, á veces sin saberlo, en las ideas de los que le han precedido. AmecHixo no pretendía seguramente que todas las de su Credo fueran absolutamente originales. mi se preocupó quizá de averiguarlo. Eso era lo que él creía, y lo decía tal como lo creía, nada más. « Concibo el Universo como constituido por un infinito tangible, la materia, y tres infinitos inmateriales, espacio, tiempo y movimiento. » Decíamos que sus palabras nos sonaban como una voz antiquísima. En efecto, éste es el lenguaje y la entonación misma de los filósofos griegos más antiguos, de los anteriores á la época clásica. Decir filósofo entre los griegos, y sobre todo en aquel tiempo, era decir naturalista : cada cual construía previamente su sistema del mundo físico, para llegar como una consecuencia de él, á las reglas morales, políticas, etc. Todas aquellas cosmogonías — desde los « elementos » de Thates, — tenían un rasgo común, el esfuerzo franco y vehemente por penetrar el secreto de las co- sas, y la confianza plena en poder realizarlo. Véase ahora cómo hablaba uno de ellos, Demócriro de Abdera, el fa— moso inventor, ó si se quiere descubridor, del átomo: « El movimiento de los átomos en el vacio no ha comenzado nunca ». No es necesario ha- cer un análisis muy detenido de esta frase para encontrar en élla los cua- tro infinitos de Amecuixo : el movimiento, que no ha comenzado nunca, es eterno : aquí va implícito el infinito tiempo. Los átomos constituyen la (1) 4 de agosto de 1106. Fiesta conmemorativa del 3/4” aniversario de la Sociedad Cientifica Argentina, en que-esta asociación confiriera á Amecmixo el titulo de miembro honorario (An. Soc. Cientif. Arg., t. 62, p. 64). 16 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS materia, y ésta también es eterna; y en cuanto al vacío, era para éllos més ó menos sinónimo de espacio (1). La concordancia es bastante com- pleta. Se nos preguntará por qué nos hemos ido tan lejos para buscar la filia- ción de ideas que informan gran parte de la filosofía científica contempo- ránea. Es que, justamente, AMEGHINO no se aproxima en ésto á los sabios modernos, cuyas conclusiones aunque semejantes, revelan un procedi miento distinto. Su concepto del átomo, por ejemplo, no es el de la quí- mica, tal como en élla lo introdujera DaLrox : es aquel concepto primi— tivo de los griegos, cuyo origen es probablemente anterior al mismo Demóckrro. La semejanza (que aquí no hacemos más que indicar ligera mente) es, en general, más de fondo que de forma. Cualquiera que haya conocido á AmeGHIx0, estará convencido, como lo estamos nosotros, de que no ha habido de su parte nada de imitación. Es solamente una coincidencia curiosa, que señalamos sin pretender deducir nada de élla. Quizá otros, con un conocimiento serio de estas materias, encontrarían aquí motivo para un interesante capítulo de la historia de las ideas cientificas. Con sus cuatro infinitos, nuestro filósofo construye una ley « que rige la universalidad del movimiento, esto es, que la intensidad del movi- miento está en relación inversa de la densidad de la materia ». Con este principio se explicaría la razón y el modo de ser de todo lo que existe. Todo es cuestión de movimientos concentrantes y de movimientos ra- diantes, localizados en el tiempo y en el espacio. de los átomos ; pero és- tos (los de los elementos químicos), no serían más que múltiplos del de la materia única fundamental, el éter. Como se ve, sería éste un principio de caracter tan universal, y tan diversos los hechos que procura abarcar, que éstos parecen escapársele. Sin embargo, vamos á ver cómo una ley conocida de la físico-química: podría deducirse de él, dentro del mismo orden de razonamientos. Los áto- mos, en sus movimientos sucesivamente concentrantes. habrían deter- minado estados singulares de equilibrio de la materia, de más en más (1) Lo era sin duda para Ericuro, discípulo de Demócrrro, como resulta evidente de algunos párrafos de Lucrecio. discipulo á su vez del primero. Véase sobre esto C. Guussam, en su edi- ción del poema de este último (Vol. 1, Studi Lucreztani, 1, De inane), asi como el hermoso es- tudio que consagra en la introducción á Ericuro (especialmente, página xum) donde se encon- trará más manifiesta la analogía apuntada arriba. Las palabras de Demócrrro que hemos citado, están tomadas de la obra de J. Sourx, Histoire critique des théories et des doctrines, vol. primero «de su Systéme Nerveux Central. Paris, 1899. M. D. J. : Florentino Ameghino 17 densos y que constituirian los llamados cuerpos simples. El peso atómico de éstos mediría el grado de aquella densidad; pero como en su movi- miento concentrante los átomos han desarrollado calor, que se ha per- dido por radiación, á mayor peso atómico, mayor cantidad de movimiento concentrado, y por tanto mayor cantidad de calor perdido : el peso ató- mico sería la expresión de esta cantidad. De abí, pues, se deduciría que á mayor peso alómico, menor capacidad de absorción calorífica, Ó sea menor calor específico. Un trozo de zinc absorbe, colocado á la misma temperatura durante el mismo tiempo, tres veces más calor que un trozo de igual peso de plomo, cuyo peso atómico es próximamente tres ve— ces mayor; éste es el hecho conocido y general, que ha dado base á la ley de Dunoxa y Perrr. Ahora, la causa, según ÁmEGHmI«O, estaría en que ese equilibrio atómico de la materia, que llamamos plomo, habría consu- mido, al formarse, tres veces más calor que el del zinc y de ahí que sea su peso atómico tres veces mayor y tres veces menor su calor específico (1). Pero el Cosmos entero debe caer bajo el dominio de aquella lev mágica. y ÁmeGHIxO, con una intrepidez pasmosa, no se detiene ante ninguna de sus consecuencias. Vuela tan alto. que debemos renunciar á seguirle por este lado. Así, cuando desciende á tratar de la vida este gran problema ! — uno respira : ahora va á hablarnos de algo que creemos conocer mejor. Pero, un poco mareados aún al regreso de aquel viaje maravilloso á través de los átomos, nuestra estupefacción renace cuando leemos : « No creo que la muerte deba ser siempre una consecuencia fatal é inevitable de la vida » — ¿Qué pensarán de ésto los fisiólogos > ¿Qué dirán los dis- cípulos de CLaubio BerxarD, para quienes la vida no es más que el con— unto de circunstancias que se oponen á la muerte? Quien sabe; pero se— ría interesante preguntárselo 4 Mercuxixor... Por lo pronto, he aquí á un maestro reconocido en las más arduas cuestiones de la mecánica de la vida, J. Lores, un experimentador de primera fuerza, el cual, al final de una importante obra (2), se pregunta : «¿Hay una muerte natural? En otros términos ¿es la muerte el término necesario del desarrollo del indi- (1) No todos los pasajes del Credo resultan tan accesibles como aquél. El lenguaje es á veces tan conciso que se necesita un buen esfuerzo para penetrar su sentido. Sabemos por personas de su intimidad, que Amecniso tenía varios cuadernos llenos de anotaciones referentes á estos tópi- cos, y de los cuales el Credo no es más que un resumen brevísimo ; de ésto se deduce que el autor había meditado largos años sobre el tema (y aun había publicado algún fragmento de él). Ll Credo no es pues, una improvisación, como algunos han supuesto. Sería interesante conocer aquellas anotaciones, que permanecen inéditas. (2) J. Lores, La dynamique des phénoménes de la vie, p. 3g2. Paris, 1908. BOL. SOC, PHYSIS. — T. I 18 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PH1SIS vidto > » Pero, más prudente y como atemorizado ante su propia pregunta, concluye por decir que, en tanto que continuemos absorbiendo substan- cias tóxicas, no podremos saber, en lo que á nosotros se refiere, cuál es la parte de las alteraciones del organismo en la vejez, que podría ser evi- tada. En estas cosas, la actitud realmente científica, es decir, razonable, con- siste en poder suponer que las ideas ajenas son exactas, por opuestas que sean á las ideas corrientes, máxime cuando han sido corrientes tantas ideas que luego han resultado absurdas. Después de veinticinco siglos de estudio, la ciencia de la vida está aún en pañales. Es preciso refrescar es- tas nociones bien sabidas, para poder resistir á afirmaciones como la ante- rior de AÁmeGHIxO que hemos citado, ó como la que sigue : « La tendencia evolutiva hacia una mayor longevidad — agrega el mismo — es general, y muy acentuada en los organismos superiores. Pero el hombre, con su saber, podría hacer algo más : (1) encaminar la evolución, darle dirección y [>] colocarse resugltamente en el camino de la inmortalidad ». La sonrisa de incredulidad que seguramente habrá plegado los labios del lector al leer lo segundo, le habrá impedido probablemente reflexionar sobre el alcance de lo primero : el hombre podría encauzar la evolución ! Todo este Credo está inspirado en un entusiasmo comunicativo; quizá por esto es que nos sentimos inclinados á creer que aquello es una de las cosas más transcen- dentales que se hayan dicho jamás. Lo que llamamos evolución orgánica es, por decirlo así, una fuerza natural inherente á la materia viva: la comprobación de su simple existencia puede decirse que data de ayer, y no conocemos nada ó muy poco, de su mecanismo íntimo. ¿Qué será cuando lo conozcamos? En cuanto á la inmortalidad... sería para la especie humana una carga tan pesada, que luego no sabría cómo hacer para desprenderse de élla. Sea lo que fuere, hay una cosa de la que no se puede hoy dudar, y es que Amecnixo sí ha entrado ya, « resueltamente », en la inmortalidad ; pero... franqueando la valla que él, — pobre grande hombre ! — no creía inevitable. Y, lo que es más triste, franqueándola antes de tiempo, cuando aún tenía en su admirable cabeza encerradas tantas ideas. Voló de veras esta vez, y para siempre, aquel fuerte espíritu. Sea él el genio tutelar de todos nosotros. — M. Doello- Jurado. Buenos Aires, Abril de 1912. Epuarvo L. Horuser6 : Moluscos argentinos en parte nuevos 19 Moluscos Argentinos en parte nuevos coleccionados por Franco Pastore or EL Dr. EDUARDO L. HOLMBERG. En mi largo empeño de ver catalogadas nuestras riquezas naturales, y como una contribucion en tal sentido, había preparado un libro sobre los Gastrópodos Pulmonados del país, y estaba á punto de hacer una re- vision definitiva de las colecciones de que he podido disponer y del ma- nuscrito, pensando que, despues de investigaciones tan prolijas como las que ha publicado el Dr. Aporro Dorerts6 en diversas obras naciona— les (1) poco más podría agregarse fuera de las especies diminutas, cuando se me ocurrió poner á prueba, una vez más, la buena voluntad de mis numerosos colaboradores, uno de los cuales. nuestro alumno de la Fa- cultad de Ciencias físicas, Franco Pastore, ha reunido el interesante material, que en parte motiva este trabajo, durante sus largas correrías por las comarcas del país, en servicio de la Division de Minas é Hidrología, cuyo sabio Director el Ingeniero E. Herkmtrre ha fomentado esta tarea mientras no padeciese la fundamental. Y á tal extremo ha llegado la ac- tividad de aquellos colaboradores, que, exceptuando el caudal ya conocido de D'OrbrcxY y otros naturalistas, me parece que no tardaré mucho en duplicar la obra de DorrixG en cuanto se relaciona con los Gastrópodos Pulmonados Argentinos. No faltará quien arguya que sería mucho mejor publicar todo ese ma- terial nuevo en el libro aludido; pero es necesario advertir que ese libro aparecerá en idioma nacional, y es un hecho, que ningun naturalista serio discute, el de que toda novedad sistemática, tanto en Zoología como en Botánica, debe ser entregada á la Ciencia universal en idioma latino — y aquel libro, por más que sea una obra de ciencia pura, pero de divul- gación, no debe contener novedades sistemáticas. En esa obra taxonó- mica he seguido, en general, á Pau Fiscner; en los Helícidos, segun (1) Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, Moluscos en Viajes al Tandil y áú la Tinta de E. L. H. en tomo V de Actas de la misma, Periódico Zoológico, Informe de la Co- misión Científica agregada al E. M. de la Expedicion al Río Negro, etc. 20 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS el concepto de ÁALbBERS y de Pretrrer. he utilizado mucho Die lleliceen del primero (edicion E. vox Martexs. 1860). y Monographia y Nomen- clator del último. Fam. HELICID.E. Segun P. Fiscuer, Manuel de Conchiliologie, p. 466. Género HELIX, L. 1758. Este género, uno de los más ricos en especies, figura en el Vomenclator de Prerrrer (ed. S. Gressix, 1881) con 86 secciones ó subgéneros. de los cuales sólo unos pocos tienen representación en la Fauna Argentina. Subgénero Eurycampta, Arsens, 1860. 1. Helix rhathyvmos, Hombres, n. sp. Testa umbilicata, globoso-depressa, tenuiter striata. fere luevis, modice nitida, aliquantulum pellucida, solidula, corneo-subrosea. fascia fusco- rubescente ambitali ornata, interdum subtus pallidior. seepius verum fascia superne et inferne dilute limbata; albo-labiata, interne dilute fusca et fascia limbata conspiqua; anf. 4 5-47, aliquantulum convexi haud pla- nulati, cito accrescentes, primi modice saturariores, ultimus nullo modo adscendens, prope aperturam albicans, anticé relative sat abrupte de- scendens; sutura «equaliter impressa ; apertura ample obovata; peristoma expansum recurvatim reflexuam, marginibus approximatis, callo crassiu—- sculo juxta marginis externi originem obliqué emarginato junctis, colu- mellari ad basin reflexo, libero, umbilicum semioccultante. Diam. major 30, minor 25, alt. ad axin et ab antice 14. cum perist. 15 mm.:; apert. 17 long., 15 lat., ad basin 6 ; mm. lat. (aut 19, 16. 6 - in specimine altero). Animal fusco-famosum, verrucis dorsalibus lateralibusque saturale miniatis, chlamyde cinerea. Maxilla odontognatha plicis costiformibus prominentibus 6, margine undulato; radula [43. y 43] > EN Magis cum HH. monographa BurmerstTER secundum descriptionem á el. Doer1x6 edita hiec species convenit ; differt autem characteribus minimis sed maximé comparatione conspicuis : testee colore saturatiori; anfractuum cursu regulari, in A. monographa tametsi ultra tertium aliquantulum adscendente; anfractubus convexioribus, spira deinde á latere magis conspicua, in //. monoyrapha quasi plana; fascia obscura feré ambitale, in HF. monographa parum altiore, etc. Catamarca, prope urbem atque in loco El Desmonte vocato (IV. 13. Epvarno L. HoLuser6 : Moluscos argentinos en parte nuevos 21 1906), testas varias sine bestiola, aut albicantes aut colore evanido equi- dem legi; specimina viventia (l, 16, 1912) in Catamarca quoque F. Pas- TORE invenit. Concha umbilicada, globoso-deprimida, finamente estriada, casi lisa, moderadamente lustrosa, algo translúcida, un tanto sólida, de color cór- neo-subrosado, ceñida por una faja ambital pardirojiza; á veces más clara por abajo, pero, con más frecuencia, la faja, tanto por arriba como por abajo, está limbada de color claro; labiada de blanco, por dentro pardiclara, y la faja, con su limbo, visible; 4 3-4 anfractos un poco con- vexos, no aplanados, rápidamente crecientes, los primeros un poco más oscuros, el último no ascendente en forma alguna, blanquecino cerca de la abertura, y en la parte anterior baja de un modo relativamente brusco, la sutura está impresa con uniformidad, abertura ampliamente obovada, perístoma expandido reflejo en forma recurva, con márgenes aproximadas, unidas por un callo bastante grueso oblicuamente escotado junto al origen de la margen derecha, la columelar, refleja en la base, libre, oculta á medias el ombligo. Diámetro mayor 30 mm., menor 23, altura en el eje 14, con el perístoma 15 mm.; abertura 17 mm. long., 15 lat., en la base 6 ! (ó 19, 16, 6 7 en otro ejemplar). El animal es pardo-ahumado con las verrugas dorsales y laterales de color minio subido, el manto ceniciento. Maxila odontognata, con seis pliegues costiformes salientes y el borde ondulado; rádula [43. 1. 43] JO Esta especie concuerda mucho con la //. monogyrapha BURMEISTER, segun la descripcion publicada por el Dr. A. Dorr1x6 (A punt. L, en Bol. Acad. Cienc. [, p. 53, n* 8; IL, Bol. I, p. 450, n* 10); difiere sin em- bargo por caracteres aparentemente nímios, pero de mucha importancia en la comparacion : el color de la concha es más subido; el avance de los anfractos es regular, en tanto que en la //. monographa sube un poco despues del tercero y la sutura no es regular; los anfractos son más con- vexos, por lo tanto la espira es más aparente de lado, y en la //. mono- qrapha casi plana; la faja oscura es casi ambital, mientras que en la //. monogyrapha está situada un poco más arriba, etc. En Catamarca, cerca de la ciudad y (unos 20 kilómetros más al Norte) en el lugar denominado El Desmonte (LV, 13, 1906) recogí algunos ejem- plares sin el animal, ora blanqueados, ora con el color desvanecido: FF. PastorE ha encontrado, en Catamarca tambien, algunos individuos vivos. 22 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Fam. BULIMULID. E. P. Fiscuer, op. €., p. 474. Gén. BULIMULUS Lracn. 1814. Subg. Mesembrinus, ÁArsens, 1850. 2. Bulimulus Pastorei, Hombsero. n sp Testa rimata, fusiformi-conica, sat gracilis, albescens, inwqualiter fusco-, fulvo-fusco—. et corneo- interdum remote -vittata, vel hic illic densius, subdensé corneo-striata aut corneo- tantum —vittata striolata- que fere levis, subopaca, cereo-nitens; antfr. 6 | (forsan 7). modicé con- vexi, spira cónica, segmentis apicalibus nitidis, leevibus, corneo-fuscis : ultimus vix E longitudinis «equans, fortius haud dense plicato-costulatus. ad finem vix descendens ; apertura ovato-oblonga, marginis dextri origine parum ante lineam longitudinalem ubi columella apparet interrupta el satis approximato et obliquo, peristoma acutum, rectum, ad basin ali- quantulum reflexum. margine collumellari modicé plicato-reflexo, ab inferne umbilicum haud occludente: marginibus postremo callo nitido quamquam tenuissimo junctis. Long. 24 mm., lat. 9; apertura y + long., transversé 6 lat.. inter mar- gines in pariete 4 mm. Argentina, Prov. San Luis in Cerro Varela cl. discipulus EF. Pasrore specimina varia legit et novam speciem nomine ejusdem sacro. C. ranurada. fusiforme—cónica, bastante esbelta. blanquecina. desigual- mente. á veces á mucha distancia, estriada de pardo. de pardo-leonado. y de córneo, ó bien aquí y allí más densamente y menos apretadamente estriada de córneo ó solamente con flámulas y estriolas córneas, casi lisa. subopaca, con brillo de cera; anfractos 6 - (quizá 7). moderadamente con- vexos; espira cónica con los segmentos apicales lustrosos, lisos, pardicór— neos; el último apenas iguala ¿de la longitud total. más fuertemente plegado-acostillado, pero no de un modo denso, y baja apenas un poco al fin ; abertura aovado-oblonga, con el orígen de la márgen derecha dete- Ebvarvo L. HoruserG : Moluscos argentinos en parte nuevos 23 nido un poco antes de la línea longitudinal en que aparece la columela y bastante aproximado y oblícuo; perístoma agudo, recto, un tanto reflejo en la base, la margen columelar moderadamente plegado-refleja, no oculta al ombligo mirando de abajo: las márgenes por último están unidas por un callo lustroso aunque muy delgado. Long. 24 mm., lat. y: abert. yg 5 long.. transversalmente 6 lat., las márgenes entre si en la pared A mm. Provincia de San Luis : en el Cerro Varela, mi distinguido discípulo FE. Pasrore coleccionó varios ejemplares y consagro la nueva especie con su nombre. Subg. Scutalus, Arsers, 1860, « . ; . 3. Bulimulus Stelzneri, Douns. Dourxs, Malacozoologische Blátter, XXI, p. 202. 1874. — Doerix6, Apunt. 1W, en Bol. Acad. Nac. MI, p. 66, n. 3. — Prewrern, Mon. Hel. viv. VIH, 53; Novit. conchol. 1V, pl. 137, fig. S-10: Nomenclalor, p. 250. Esta especie, representada por varios ejemplares, ha sido conseguida por PastorE en la Sierra de La Rioja, Quebrada de Sanogasta. Dorrtx6 la señala de « Sierra de Catamarca : Yocotula. los ejemplares más redu— cidos: Sierra de La Rioja, á una altura de cerca de 2000 metros. los más desarrollados ». Prererer consigna : Cerro de Chepe. Dice Domrx que el tamaño de esta especie es muy variable; pero, dada su descripción, parece que no ha examinado ejemplares completamente desarrollados, que Pastore ha obtenido. Quizá sea, de todos los Scutalus conocidos, el que tenga una espira más corta con relacion á la abertura. la cual es bastante ampliamente expandida. /. Bulimuluas Riojanus, Homusers, n. sp. T'. rimata, ovato-conica, sat tenuis, cornea vel fulvescenti-cornea. al- bido-striata, striis irregulariter dispositis, nunc confertis, nunc separatis, seepe interruptis, punctiformibus vel hic illic maculiformé confluentibus. costulato-striata, striis spiralibus irregularibus. magis evanidis, quando- que omnino interruptis; subopaca, cerea, interne nitida et fulvescens; antr. 5 2-6, satis convexi, spira conica, segmentis apicalibus 3 colore 2h BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS albido destitutis, embryonalibus nitidioribus, ultimo ventricoso, longitu- dinem dimidiam vix superante, fere «equante; apertura ovato-oblonga; peristomate recto, margine columellari curvatim reflexo; marginibus callo nitido, tenui, junclis. Long. 20 7, lat. 13; apert. 11 mm. long., y lat. Rioja (Sierra) : Quebrada de Sanogasta. Specimina 2 á PAstoRE, l. c., MIL, 1grr inventa vidi servoque. C. ranurada, aovado-cónica, bastante delgada, córnea 6 córneo-leo- nada, estriada de blanquecino, las estrías irregularmente dispuestas, ora aproximadas, ora separadas, con frecuencia interrumpidas. como puntos ó aquí y allí aglomeradas en forma de mancha; acostillado-estriada, las estrías espirales irregulares, muy desvanecidas, á veces totalmente inte- rrumpidas; casi opaca, de brillo céreo, lustrosa por dentro y de color ti- rante á leonado; anfractos 5 +-6, bastante convexos, espira cónica, con los tres segmentos apicales privados de blanquecino, los embrionales más lus- trosos, el último ventrudo supera apenas la mitad de la longitud, la iguala casi; abertura aovado-oblonga ; perístoma recto, la márgen columelar re- fleja en curva ; las márgenes reunidas por un callo lustroso, delgado. Long. 20 3, lat. 13; abert. 11 mm. long., q lat. Rioja (Sierra) : Quebrada de Sanogosta. Allí descubrió PastorE 2 ejem- plares (XI, 1911) que he examinado y conservo. — Es muy parecido al B. apodemetes, del cual se diferencia, entre otras cosas, por ser Sculalus, y por tener los anfractos más convexos, siendo tambien más globoso. La base de la columela surje de un anfracto más ventricoso, de un modo más brusco, mientras que en B. apodemetes, dada la mayor esbeltez, hay un movimiento sigmatóideo más estirado. Sería bueno comparar los ejempla- res de B. apodemetes que se señalan de las provincias más australes. Fam. PUPIDLE. P. Fiscmer, op. e., p. 478. Género ODONTOSTOMUS, Becx. 1837. Subg. Euodontostomus. 5. Odontostomus Riojanus, Dorn:xc. Doerix6, Apuntes sobre la Fauna de Mol. de la Rep. Arg. ML, Bol. Acad. I, p. 454, n. 8. 1874. — Preiwrer, Mon. Hel. viv. VUIL, p. 610; Nomencl, p. 218. Bulimus Riojanus (Odontostomus), Kogexr en Nachr. malak. Ges. VIII, p. 6. 1876. Sierra de la Rioja, dice DoerixcG. PastorE ha traído tres ejemplares de 20, 21 y 22 mm. resp., de la misma : Quebrada de Sanogyasta, cerca de la Gapital, XL, 911. Ebvanpo L. Horuser6 : Moluscos argentinos en parte nuevos 2) Subg. Plagio dontes, Dorerixc. 5. Odontosiomus Deedaleus (Desnayes) ALbers. Pupa Dedalea, Desmayes en Férussac, Hist. £ 1, p. 217, t. 162, ff. 23-24. Bulimus (Odontostomus) Deedaleus, Arners, Hel., 188. — Dorrix6, Ap. 1, Bol. 1, p. 453, n. 3, «. Tiene una larga sinonimia relacionada especialmente con el nombre genérico. Ha sido representado varias veces; pero nada igual á los dibu- jos de KoreLr. Las figuras publicadas por Kúster en la Chemnitzia sujic- ren algunas dudas que no es el momento de tratar. PasrorE ha traido de la Sierra de Córdoba diversos ejemplares de esta especie tan comun allí. 7. Odontostomus multiplicatus, Dorrise. Apuntes 11, en Bol. Acad. 1, p. 452, mn. 1 — sub Bulimus; Estudios anat. «€ en Period. Zool. 1875, «. — Kosetr, Nacbr. malak. Ges., VIJL, p. 5 — 1876. — Prerrrer, Mon. Hel. viv., VIH, p. 612; Nomencl., p. 219. Tenía interés particular en conocer, de esta especie, ejemplares de La Rioja, de donde la obtuvo DorrixG : « Cerro de Chepe ». Pasrore los ha traído de la Quebrada de Sanogasta en La Rioja. En Abril de 1906 visité Catamarca y estuve en El Desmonte, donde recogí (así como cerca de la ciudad) numerosos individuos de un Odontostomus que clasifiqué como lo está ahora. Un año despues. VaLewrix BerroxDo me trajo tambien al- gunos vivos de la Falda del Ambato y de ahí mismo me los ha enviado últimamente Sawriaco OrtTEGA, pero ni éstos ni aquellos pasaban de 24 3 mm., entanto que Dorr1xG le señala 27. En su mayor parte, los de PasrorE son idénticos á los de Catamarca, y sólo trae 10 2 que casi llegan á 27 mm. Ss. Odontostomus Weyenberghi, Doris. Apunt. MI, Bol. Acad. t. 11, p. 322, mn. 6. — 1870. El tomo Vil de la Monografía de Prererer apareció en 1877, y como Gressix dice en el Prólogo del Nomenclator de aquel autor, al editarlo en 1881 como obra póstuma, que solamente modifica el original en lo que 26 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS se refiere á Clausilia, no apareció allí esta especie, ni algunas otras de la misma época. Es un molusco muy interesante este Odontostomus Weyenberghi, como lo demuestra su figura. En todos los demás (excepto el O. Brackebuschi D6., que es análogo) los tipos ovóideos ó tusiformes, que tiran alguna vez al turriculado (como el O. striatus), dominan por completo. Se diría que es una extravagancia del animal : construir un cono corto y ancho, y luego arrepentirse para edificar gravemente un cilindro. Un subgénero más adelante y tendremos otra curiosidad: Macrodontes, que despega cl perístoma como una Clausilia. El ejemplar mayor tiene 26 mm. long.. 12 lat.. el cilindro 11; abert. 12 long., 9 lat., y está bastante blan- queado ya. DornrixG señala esta especie de Córdoba: « Sierra de Aconjigasta en algunas quebradas hondas y húmedas, como en la de la Nieve y en la de Mermela, en la falda occidental ». Pasrork la ha obtenido en la Sierra de San Luis. Buenos Ayres, Marzo y de 1912. Contribución a la Flora de San Lurs por eL Dr. CRISTÓBAL M. HICKEN, Profesor de Botánica de la Universidad de Buenos Aires. Á fines del año 1gro y principios de rgrr, el señor Franco Pasro- kE, miembro de la Sociedad Pnysts, realizó una excursión por las sie- rras de San Luis, recorriendo principalmente el valle longitudinal por el cual corre la línea férrea de Villa Mercedes á Dolores. En esta excursión. que no tenía ningún carácter botánico, tuvo oportunidad de recoger al- gunas plantas tomadas al azar en localidades muy diversas y á diferentes alturas, plantas que han formado una pequeña colección de 129 especies y que me fueron entregadas para su clasificación. He aquí el resultado de mis determinaciones : PTERIDOPHYTA 1. Gymnogramma myriophylla SwArtz Quebrada de los Cóndores. 2. Pelleea nivea (Porr.) Prante, f. flava Hirros. Merlo. ds » » f. tenera HieroN. » E O AS MO A 110) 21. Cristróna, M. Hicxen : Contribución á la Flora de San Luís 27 . Pelleea ternifolia (Cav.) Liyk . Chetlanthes micropteris SwArtZ » pulosa GoLDM. . Notholeena Fraseri (Mertr.) Bar. . Adiíantam chilense KauLr. » cuneatum Laxcsb. et Fiscu. A Asplentum trichomanes L. var. anceps (SOLAND.) Mu.bDrE. . Blechnum capense (L.) ScuLecur. ) australe (L.) var. hastata (Kaurr.) Hrerox. ¡ . Woodsia montevidensis (SprexG.) Hierox. . Polystichum montevidense (Serexc.) Rosexst. . Nephrodium Galandert (Hierox.) Hickes . Polypodium Gilliesi C. CMRISTENSEN » pyenocarpum C. CHRISTENSEN . Anemia tomentosa (Sav.) Swartz . Equisetum ramosisssemum Dese. : Lycopodim Sauruarus Lan. L GYMNOSPERKMAE Ephedra americana Krtu. var. Humboldt Sraer Los ejemplares son todos masculinos. ANGIOSPERMAE Monocotyledonecae . Penniselam rigidam (Graser.) Hack. . Stipa Ichu (KR. et Pav.) hrn. . Dactyloctenium «egyptium (L.) Rucur. . Luzula Hieronymi Grasen. et Bucn. . Dyckia floribunda Griseb. Las inflorescencias son simples y no panicu— ladas. . Allensteinia Hieronymi Cox. Volcán, Belchite, Merlo. Belchite. Cóndores. » Volcán. Funes. Belchite, Funes. Merlo. Volcán. » Merlo. Funes. Puerta de la Guar- dia. Cóndores. Funes. Estancia Grande. Monigote, Merlo. Merlo. Estancia Grande. » San Luis. Merlo. Arroyo del Tigre. San Luis. 28 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Dicotyledoneae 28. lodina rhombifolía Hook. et Árx. Bajo de Velis. 29- Alriplex Grisebachí Hierox. Bebedero. 30. » lampa Pu. » 31. Spirostachys patagonica GRIseB. Desaguadero. 32. » vaqinala GRISEB. » 33. Salicornta peruviana Ktm. » 34. Gomphrena rosea GRIseB. La Carolina. 39. Iresine celosioides L. Estancia Grande. 36. » heliotropifolius (GrisebB.) O. KrzE. Los ejemplares recogidos corresponden á la for- ma típica y á otra nueva que designaré con el nombre de robusta. 37. Iresine heliotropifolius (GriseB.) O. KrzE. f. ro- busta Hicken nov. f. Rio Bebedero. A forma lypica capilulis multo majoribus 5-6 spicis sessilibus globosis formatis, foluús usque ad 4 cm. long. el 2 cm. lat. (excl. petiolo) tota planta maqis robusta praecipue differt. Difiere principalmente de la forma típica por la robustez de toda la planta, por tener sus capítulos mucho mayores compuestos de 5 á 6 es- pigas globosas sésiles y llevar hojas que alcanzan hasta cuatro centíme- tros de largo y dos centímetros de ancho, excluyendo el peciolo. 38. Alltonta incarnata L. Los Gigantes. 39. Bougainvillea stipitata GRISEB. Merlo. ho. Sesuvium portulacastrum L. Desaguadero. 41. Grahamia bracteata GiLL. Laguna Seca. 42. Portulaca fulgens ? GRISEB. » Coincide muy bien con las descripciones correspondientes á esta espe- cie; pero las semillas, sobre cuyo carácter nada dice GRISEBACH, son muy aplanadas, discoidales, y llevan apéndices cilíndricos dispuestos en dos líneas, que las contornean. 43. Portalaca grandiflora Hook. Merlo. 44 » » var. microphylla Hoor. Los Gigantes. 49. Cleome cordobensis Exc. Lince. 46. Saxifraga Pavon: Don Merlo. 47. Escallonia montana Pu. San Luis. 48. Kageneckia lanceolata R. et Pav. Arroyo del Tigre. 49. Polylepis racemosa KR. et Pav. Comechigones. do. Alchemilla tripartita KR. et Pay. Estancia Grande. Crisróñat M. Hicken : Contribución á la Flora de San Luts 29 51. Acacia furcata GiLL. Cerro Varela. 52. Prosopis sericantha GiLt. Pozo Lucho. DO » striata BENTH. Paso Algarrobito. 54. » strombulifera Bextn. Morro. 55. Cassía Hookeriana G1LL. Intihuasi. 56. Zuccaqnia punclata Cav. Cerro Varela. 57. Caesalpinia melanocarpa GRrIsEB. Bajo de Velis. 58. » praecox KR. et Pav. Cerro Tala. 59. Adesmia inflexa GriseB. C. Zololosta. 60. Colleea argentina GrIseB. Merlo. 61. Geranium magellanicum Hoor. . Merlo, Monigote. 62. Tricomaria ustllo Hook et Arx. Pozo Lucho. 63. Banisteria sp. ' El único ejemplar es algo incompleto para poder determinar con se- guridad la especie: pero no dudo de que se trata de una planta nueva para la Argentina, pues no corresponde á ninguna de las especies señaladas hasta ahora para nuestro país. Es una planta leñosa de veinte centímetros de alto. La raiz leñosa es muy gruesa, de un centímetro + de diámetro y veinte ó más de largo. Del cuello salen varias ramitas con hojas plateadas por los pelos sedosos que cubren por completo ambas caras. Las estípulas son pequeñas, du- ras, rígidas y emarginadas ó casl bifidas. Flores solitarias. De los cinco sépalos, uno no lleva glándulas y los cuatro restantes tienen dos; hay cinco estambres fértiles alternos con los sépalos. El ala de la sámara tiene el borde superiormente engrosado y cada ala lleva un estilo; hacia la base del fruto y del lado externo desciende el filamento fijador y opuesto á él, es decir, hacia arriba y en la base de la sámara hay un apéndice corto, grueso y resistente que imita una especie de aguijón. Por el mal estado de las flores no he podido observar las otras pattes. 64. Tanusia argentea GrIseB. Los Gigantes. 65. Bulnesía bonariensis Griseb. Bajo de Velis. 66. Larrea cuneifolia Cay. Cerro Varela. 67. Polygala chloroneura Grastb. Merlo. 68. » Hieronymi Cuop. Sierra de la Ca- bra. 69. Monnina dictyocarpa Griseb. Zanjitas. 70. » Lorentziana Cmob. Sierra de la Ca- bra. 71. Manthot anisophylla (Grases.) MueL. Arc. Bajo de Velis. 72. Euphorbia chilensis GAx San Luis. Q! + Qs [a RD Il > 99: 100. TOA 102. 109. 104. 10D: 106. 107. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS . Euphorbia hypericifolia L. var. lasiocarpa Kt. . Gymnosporia spinosa (GriseB.) Loesser . Cardiospermum halicacabum L. . Colletía ferox G1LL. . Abutilon pauciflorum Sr. Hu. Sphaeralcea minata Sracn var. cisplatina (Sr. Hi.) Schum. » )) Scuum. . Pavonia ylechomordes Juss. . Blumenbachia insignis SCHRrAD. 2. Cuphea hyssopifolia Ktm. 3. Heimia salicifolia (Kru.) Liyk . Epilobium denticulatum KR. et Pav. . Perneltya phullyre:zfolia (Pers.) DC. . Plumbago coerulea rr. . Samolas subnudicaulis Sr. Hi. . Buddleía cordobensis GRISEB. . Gentiana patagonica GRISEB. . Aspidosperma Quebracho blanco Scutecnr. . Asclepias mellodora St. Hu. . Oxypetalum coccineum (GRISEB. . Cortesia cunelfolía Cav. . Heliotropvum mendocinam Phu. Verbena teucrioides GiLL. . Lippia integrifolia Hierox. » trifi da Remy . NXenopoma eugentordes GRISEB. Lycium elongatam Miers Physalis curassavica L. Sclerophylax Gilltes: Mrers Petunta nyctaginiflora Juss. Calceolaría parv:flora Gir. » teucrioides GGRISEB. Monttea aphylla (Miers) Gay Gerardiía communis Cuam. et Sent. HickEN nov. var. var. rhombifolia (Guise».) Castilleja lithospermoides Ktm. var. Pastoret Los Gigantes. Cerro de Tala. Bajo de Velis. Merlo. El Lince. Paso Algarrobito. Estancia Grande. Las Invernadas. Monigote. Estancia Grande. Rio IV. Zololosta. Merlo. » Cerro del Ruidito. Merlo. Zololosta. Bajo de Velis. San Martín. Estancia Grande. Laguna Seca. Paso Algarrobito. Cerro Varela. Los Gigantes. Acasape. Sierra del Potrero. Pozo Lucho. Bajo de Velis. Laguna Seca. Estancia Grande. Merlo. Sierra del Potrero. Cerro Varela. Zololosta. Differt a typo folús caulinis minus elongatis: floriferis floribus dimidio longioribus ; corolla semper calyce inclusa. CrisrópaL M. Hicken ; Contribución ú la Flora de San Luís 31 Se asemeja mucho á la forma típica dibujada en Huusoror, BoxeLaxb et Kru. Nov. Gen. et Spec. 11 (1817) 331, tab. 164, de la cual difiere por las hojas caulinares que son menos alargadas y por las florales que son más largas que las flores en una mitad de la longitud de éstas; la corola está siempre incluida en el cáliz, el cual es rojizo é hispido. Fué recojida el 20, 1, 1g11, en el Cerro del Ruidito (San Luis). La forma típica no se conoce aún de la Argentina y creo que es la se- gunda especie de este género que existe en nuestro país; llama, pues, la atención, el hallazgo de esta planta en regiones tan apartadas de Jujuy donde existe la otra especie y del Perú donde crece la forma tipo. - 108. 109. LIO. Y 112. Pithecoctentum cynanchoides DC. Siphonoglossa sulcata (Nes) Lin. Potkilacanthus Tweedianus (Nees) Lixp. Siphocampylus foliosus GRISEB. Vernonia nudiflora Less. . Stevia satureifolia Sc. Bir. . Hysterionica jastonoides W. . Baccharis glutinosa Pers. » salicifolia Pers. ») sp. Ejemplares incompletos para determinar. . Ambrosia tenuifolia SPrExG. . Aspilia buphtalmiflora (DC.) Griseb. . Bidens pilosus L. . Gaillardia scabiosoides Bern. et Hook. . Dysodia belenidium (DC.) Horem. . Porophyllum linearifolium DC. . Liabum auriculatum GRIseB. . Proustia ilicifolta Hook. et Ary. . Trichocline incana Cass. . Chaptalia integrifolía Barx. . Perezia multiflora Less. . Trisis papillosa Ga1LL. Buenos Aires, 19 de Abril de 1912. Merlo. Rio Y. Paso Algarrobito. Merlo. Estancia Grande. Parada Blanca. Zanjitas. Cerro Varela. Desaguadero. Laguna Seca. Rio Y. Estancia Grande. Rio Y. Merlo. Zanjitas. Sierra de la Ca- bra. Estancia Grande. Monigote. El Chorrillo. El Lince. Monigote. Laguna Seca. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS O ww La teoría electrocoloidal de la cariocinesis : sus consecuencias y sus relaciones con los fenómenos diastásicos por El Dr. HORACIO DAMIANOVICH, Profesor de Físico-química en la Universidad de Buenos Aires. La teoría electrocoloidal formulada por mi ex profesor Dr. AwceL Ga- LLARDO en 1909 (1) pertenece al grupo de las teorías físico-químicas que han sido analizadas detenidamente por el profesor A. Prexawr bajo el tí- tulo de teorías eléctricas y magnéticas en el curso especial de citología que este distinguido histólogo dictó en la Facultad de medicina de París (1909- 1910) y que ha sido publicado en el Journal de PAnatomie et de la Phy- siologie (nov. y dic. 1910). ” En vista de que este trabajo, constituye uno de los estudios de conjunto más completos, que se han publicado en esto últimos años, sobre las im- terpretaciones físicas de las cariocinesis (2) y en la imposibilidad de llevar á cabo por ahora, su análisis detenido, sólo me concretaré á hacer algunas consideraciones sobre la teoría electrocoloidal (exposición, consecuencia, y verificación experimental) y sobre los fenómenos bioquímicos capaces de dar origen á la electricidad, que posiblemente determina las acciones atractivas y repulsivas observadas en las diferentes fases del proceso de división celular. La teoría electrocoloidal de la cariocinesis. Exposición De esta teoría, ya esbozada por su autor el prof. AÁxcEL GALLARDO en 1906, (L'interprétation bipolatre de la division karyocinétique, Anal. Mus. Vac. de Buenos Altres, serie 3*, t. VL, p. 259-276.) transcribimos el ex tracto siguiente de la memoria mencionada más arriba (véase conclu— siones) : En el estado actual de nuestros conocimientos (dice GaLLarDo), no nos hallamos en las condiciones deseadas para dar una interpretación completa de todos los detalles ob- servados en las células, pero podemos formular un esquema para dar razón de las apa- (1) La division de la cellule phénoméne bipolaire de caractére electrocolloidal ; Archiv fir En- iwicklungsmechanik der Organismen. Septiembre 1909. Leipzig. (2) En momentos de entrar en prensa este artículo tuve conocimiento de la publicación que el prof. Paoro ExriQues ha hecho de su importante obra La teoria cellulare. 0) Horacio Damiasovicn : La teoría electrocoloidal de la cariocinests 8 riencias más gencrales. La célula es una mezcla compleja de coloides positivos y nega- tivos, de diversos potenciales, de electrolitos y de partes neutras coaguladas, susceptibles ó no de inducción. Por las experiencias de LirrreE (1) podemos admitir para la croma- tina una carga negativa y para los coloides citoplasmáticos una carga posiliva. Los centrosomas son susceptibles de adquirir un potencial positivo más elevado que el citoplasma, que contiene microsomas de potencial más bajo, electrolitos y líquidos probablemente neutros. El núcleo en reposo contiene, además de la cromatina suscepti- ble de alcanzar un alto potencial negativo, la linina con potencial más bajo y el enqui- lema neutro ó quizá ligeramente positivo. Las membranas celulares y nucleares son productos de coagulación. La membrana celular, probablemente por la acción de los electrolitos externos ó en parte internos; la membrana nuclear es producida por la coagulación entre coloides de signo contrario y essusceptible de redisolución al variar la proporción ó estado eléctrico de los coloides. El potencial positivo del centrosoma aumenta por causas desconocidas y determina su bipartición y la separación de dos centrosomas hijos, rodeados de radiaciones. Estas radiaciones son cadenas de fuerza, formadas por la orientación de los microsomas cito- plásmicos. Las trayectorias de los centrosomas durante la separación, son curvas resul- tantes de su repulsión mutua y de la atracción del núcleo. Durante la profase, la membrana nuclear se halla disuelta á causa de cambios eléc—- tricos que tienen lugar cerca de ella. Aumenta al mismo tiempo el potencial negativo de la cromatina. La salida del enquilema neutro ó á bajo potencial positivo contribuye á este resultado. El huso se constituye entre los centrosomas positivos y la cromalina negativa, como un espectro de fuerza, cuyas cadenas de fuerza siguen groseramente la dirección de las líneas de fuerza teóricas. La cromatina se segmenta durante la mectafase por repulsión de sus cromómeros bajo un alto potencial negativo. Los dos grupos de segmentos gemelos se separan bajo la doble acción de su repul- sión mutua y de la atracción de los centrosomas. Los dos nuevos núcleos en formación atraen al ciloplasma positivo y determinan así la segmentación celular. El contorno exterior de la célula sigue en esta segmentación la forma de las equi- potenciales sucesivas entre dos centros homónimos. La aproximación de los dos núcleos en formación á los centrosomas respectivos, de cargas de nombre contrario. produce la coagulación entre coloides de signo opuesto (formación de nuevas membranas nucleares) y una neutralización que determina un período de equilibrio, roto por un nuevo aumento de potencial positivo de los centro- somas que conduce á una nueva segmentación. La división celular es entonces, un fenómeno bipolar de carácter electrocoloidal. en cel cual entran también en juego, otras fuerzas difíciles de precisar por el momento. Ahora que hemos expuesto fielmente la teoría electrocoloidal dejando la palabra á su mismo autor, mencionaremos algunas opiniones que sobre ella han emitido distinguidos investigadores. (1) Este autor en 1903 ha mostrado que las partículas formadas principalmente de cromatina, es decir, ricas en ácido nucleico (espermatozoides, leucocitos con grandes núcleos) se transportan al anodo y son por consiguiente negativas, mientras que el citoplasma (células de Sertoli ricas en citoplasma, leucocitos con pequeños núcleos) van al catodo debido á su carga positiva. BOL. SOC. FHYSIS. — T. 1 3 34 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS El prof. Prexaxr al hablar de dicha teoría en el estudio que ya hemos mencionado, afirma que ella marca un progreso real en las teorías eléctri- cas y magnéticas, porque tiene en cuenta todo lo que se halla en la célula comprendido el núcleo y sus centrosomas; pero agrega « ella contiene mu- chas hipótesis y choca con dificultades tales como el desarrollo de un verdadero huso entre dos centrosomas de igual signo que se rechazan ». Este último punto que dió origen á una discusión entre (GALLARDO y Barrzer (véase loc. cit., p. 556 y Gartaroo, p. 132), puede salvarse ad— mitiendo que á pesar de no existir cromatina, puede producirse una dife- renciación química (por hidrolisis diastásica y formación de aimino-áci- dos) y eléctrica en la parte del citoplasma correspondiente á la banda ecuatorial, en cuyo caso las líneas de fuerza irían desde esta « banda ne- gativa invisible » hasta ambos centrosomas de igual signo. Respecto á la primera objeción, podemos asegurar, que ella queda anulada si tene- mos en cuenta, que la mayor parte de las ideas fundamentales que la teoría electrocoloidal encierra, surgen directamente de hechos anteriores y Otras han sido confirmadas experimentalmente en estos últimos años, como veremos en seguida. El prof. 1. DeLace (1907-1908) ha adoptado completamente las ¡ideas de Lite y GaLLarDO y según su opinión autorizada. la teoría de este último investigador explica en sus más mínimos detalles el espectro ca— rlocinético. Verificación experimental La teoría electrocoloidal ha tenido la virtud de dar la base de la inter— pretación de la partenogénesis experimental estudiada detenidamente por J. LoeB y DeLaGE y de provocar experiencias físico-químicas que pueden considerarse como una comprobación indirecta. También, según el prof. DeLace, la condición esencial de la división celular es la bipolaridad radicada en las cargas de signo contrario del cen- lrosoma y de la cromatina. El óvulo maduro, que sólo tiene una polaridad, no se puede dividir y necesita la cromatina paterna (por anfimixia) y la se- eunda polaridad para poder segmentarse. La acción de los agentes de la partenogénesis experimental consiste en comunicar al óvulo virgen la se- gunda polaridad que le falta. Las últimas experiencias de DeLaceE (1) que fueron motivadas por las ideas de bipolaridad, prueban según este autor, que es posible determinar, (1) La parthenogénese expérimentale par les charges électriques. C. R. Acad. Sciences, CXLM, Horacio Damtaxovich : La teoría electrocoloidal de la eartocinests 35 la partenogénesis experimental por cargas eléctricas de ambos signos y viene por lo tanto á constituir un apoyo directo de la teoría electroco— loidal. Por mi parte, inspirado en la teoría de GaLLarDO., traté de investigar sí era posible obtener, con soluciones coloidales de signo conveniente y en napas delgadadas. líneas y espectros de fuerza análogos en sus apa— riencias, á los de la división celelular, y al mismo tiempo esquematizar Fig. 1 Fig. 2 La fotografía 1 muestra una experiencia análoga á la representada por la fotografía 2, donde se han empleado gotas homopolares de violeta ácido, alrededor de las cuales se disponen en forma radial los gránulos de fucsina y una banda ecuatorial de verde brillante trazada después de colocadas las gotas de violeta; entre esta banda y cada una de las gotas homopolares se diseñan, á expensas de los trazos que dejan los granos de fucsina, dos semi-husos, y al final de la experiencia se mota la segmentación de la napa de goma en la región ecuatorial. la segmentación del cuerpo de la célula. El resultado fué positivo em- pleando soluciones coloidales de goma, de verde brillante y de fucsina ácida ó violeta ácido de SchifF. Dejo en este lugar los detalles de las experiencias y de su interpreta ción físico-química que publicamos en otra oportunidad (1), y sólo trans- cribo lo relativo á la seymentación eléctrica «de coloides en napas delgadas, por considerarlo muy directamente relacionado con dicha teoría. (1) Aplicaciones experimentales á la biología de las propiedades de las soluciones coloidales. Anales Museo Nacional de Buenos Aires, serie 3*, t. XII, 1910. Estas experiencias han sido ci- tadas por Prexawr (loc. est.) y comentadas favorablemente por Garzarbo (loc. cit.) y P. Exriques (La teoria cellulare. 1911). 36 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Para llevar á cabo la aplicación de las experiencias físico-químicas sobre transporte eléctrico de coloides, á la esquematización de la división del cuer- po de la célula, se emplea el dispositivo siguiente. En una placa de vidrio cuadrada (fig. 2) se coloca uno de los electrodos de tal manera, que bifur- cándose, afecte la disposición que observan los centrosomas en el citoplas- ma celular alrededor de la membrana nuclear. El otro electrodo, consti- tuido por un simple hilo de platino dispuesto ecuatorialmente entre ambos centros, representa la banda de cromatina. Ambos electrodos convenien- temente fijados en la placa de vidrio, rematan en dos topecitos, que se comunican durante la experiencia con los dos polos de una fuente eléc— trica. Sobre la placa se coloca una mezcla de partes iguales de dos solucio- nes coloidales de ¿qual polaridad : una estable (gelatina al 2 6 3 “/,) y otra relativamente inestable (fuesina al 1 %/,,) dando á la capa así exten—- dida una forma elíptica. Se hubiese podido también obtener el trazado de las líneas de fuerza con polvos de fucsina, pero no hemos querido com- plicar la experiencia, cuyo único objeto es demostrar ¿indirectamente el carácter bipolar del fenómeno de división celular, la homopolaridad de los centrosomas y la posibilidad de obtener la división mecánica del cuer- po coloide por las acciones eléctricas. | Mientras la corriente no pasa, no se observa fenómeno alguno y el sis-- tema coloidal permanece intacto. Pero si unimos el hilo bifurcado al polo negativo y el hilo ecuatorial al positivo y hacemos pasar una corriente de 0,9 amperes y 10 á 12 volts, se observa una serie de fenómenos dignos de atención y que vamos á describir aquí al mismo tiempo que hacemos su interpretación. Simultáneamente, et sistema coloidal es rechazado por el polo positivo y atraido por los dos centros correspondientes al polo negativo, debido á que ambos se comportan como coloides positivos. Como resultado de ésto se nota un desdoblamiento del sistema coloidal á partir del hilo ecua- torial de platino y en los dos centros del polo negativo, la acumulación de los coloides rechazados por el polo positivo. Á medida que la acción eléctrica efectúa su trabajo de transporte, se va produciendo el debilitamiento de la solución coloidal que se halla en contacto con el hilo ecuatorial. Como son dos los coloides que se dirigen hacia un mismo polo (hacia los dos centros negativos), uno de ellos tiene que ser neutralizado antes que el otro por la electricidad contraria á la de sus partículas y por consiguiente, se deberá obtener la acumulación de uno de los colowdes primero. Esto es precisamente lo que se observa. La gelatina es atraída con mayor energía que la fucsina, y de esto resulta que alrededor de cada centro negativo, se forma una zona de gelatina Horacio Damianovicó : La teoría electrocoloidal de la cartocinests 37 acumulada débilmente coloreada y concéntrico á ésta, un anillo de ma- yor diámetro de coloide coloreado. Después de algunos minutos de acción de la corriente, las dos líneas de fucsina que partieron del hilo ecuatorial se hallan muy avanzadas y pró- ximas á la aureola de fuesina como lo muestra la fotografía 2. Entre ambas aureolas de fuesina queda una zona menos coloreada de gelatina. Al cabo de 20 ó 4o minutos (según la corriente) se nota un desnivel muy grande en la capa del sistema coloidad : este último se halla realmente dividido en dos mitades que quedan rodeando d ambos centros negativos. En resumen, la división del cuerpo de la célula artificial se ha produ- cido esta vez por la sola acción bipolar de la electricidad, que actúa sobre las cargas eléctricas de las partículas coloidales en equilibrio. Recientemente, el profesor PeNTIMALLI (1) ha demostrado. valiéndose de un dispositivo experimental adecuado y operando con las células de rai- cecillas de jacinto, que el polo positivo atrae á la cromatina y con tanta mayor energía cuanto más avanzado se halla el proceso de la cariocinesis. Con esta experiencia, que constituye la verificación más directa, la teoría del Dr. Gatrarbo pasa d ser un hecho demostrado. Consecuencias de la teoría electrocoloidal El examen de la teoría electrocoloidal nos permite aventurarnos á emi- tir ciertas hipótesis, que aun cuando no fueran exactas, por lo menos podrán provocar nuevas experiencias. Primera hipótesis. — Sentando como base que en el acto de la fecun- dación, el óvulo maduro comienza á segmentarse á expensas de /a otra polaridad introducida por el espermatozoide ó los agentes de partenogé- nesis, y teniendo en cuenta, que es á la diferencia de potencial. que se debe la atracción que determina la conjugación. podemos admitir la atrac- ción de dos óvulos de diferente especie, ó de la misma especie, en cuyo caso habría que dar á uno de ellos, una carga positiva mayor, para que es- tableciéndose una diferencia de potencial, él se porte como electro-positivo con respecto al otro y puedan por lo menos atraerse, aun cuando no llega- sen á provocar una fecundación completa. Dada la diferencia acentuada entre la estructura del óvulo y del espermatozoide no podemos decir algo análogo respecto á la atracción de dos espermatozoides de diferente po- tencial. (1) Sobre los trabajos del Sr. Pewrimartt, véase la comunicación hecha por el Dr. GaLLarno al Congreso Cient. Intern. Americ., B. A. 1910, Vol. 1, Relación general., pág. 344. 38 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Primera serie de experiencias d realizar: Demostrar por medio de un dis- positivo experimental adecuado. si la electricidad estática acumulada (directamente ó por ayentes quimicos) en el cuerpo de los óvulos, es ca- paz ó no de provocar su atracción mutua y si el fenómeno puede conti— nuar hasta simular el proceso de fecundación. Segunda hipótesis. — Sí en la fecundación sexual intervienen las car— gas eléctricas de signos contrarios como agentes de atracción entre el óvulo y el espermatozoide y si la continuación de las segmentaciones su— cesivas del óvulo maduro, se debe á esa bipolaridad, se puede suponer, que en los casos anormales, en que dicha atracción no se produzca, será posi- ble restablecerla por medios artificiales, dando la electricidad de signo conveniente al elemento sexual supuesto inactivo. Segunda serie de experiencias : Demostrar por un dispositivo especial sí la electricidad estática acumulada en uno ú otro de los elementos sexuales inactivos, puede provocar la atracción alterada por un proceso nalurat ó artificial y el restablecimiento de las cartocinesis sucesivas. Si estas experiencias dieran resultados positivos quizá fuera posible ha- cer desaparecer la esterilidad de ciertos seres, mediante aplicaciones eléc- tricas convenientes. Ciertas radiaciones como los rayos X provocan la esterilidad de los experimentadores que no toman precauciones extremas. Ahora bien, como la mayor parte de estos fenómenos varían de sentido en circunstancias dadas, podemos admitir, que consiguiendo una intensidad conveniente, el efecto nocivo para los sanos se torne benéfico para los anormales : todo es cuestión de elegir una intensidad óptima. Lo supuesto en esta segunda hipótesis no es del todo improbable, desde cl momento, que en estos últimos años, se ha hecho notar la acción bené lica de la electricidad en la vida orgánica vegetal y animal. S. Lkepuc (L'électrisation cérébrale. Arch. d'electricité médicale, 15 julio 1903) ha aplicado con cierto éxito, el método electrolítico á algunas afecciones ce- rebrales consiguiendo vigorizar el sistema nervioso central y según las recientes informaciones que nos llegan de Estocolmo, el prof. A. GRANTE experimetando con los niños de escuelas públicas, ha conseguido pro- bar, que los sometidos á la acción de la electricidad á alto potencial, ha= bían aumentado de peso y de estatura y sus facultades mentales demos- traban un mayor desarrollo cón respecto á los testigos. Horacio Damirxovicn : La teoría electrocoloidal de la cartocinesis 31) Tercera hipótesis : Probable relación entre la teoria electrocoloiwdal y los procesos diastásicos que se desarrollan en el núcleo. — Dada la naturaleza del tema, que está íntimamente relacionado con el origen de la energía eléctrica que parece intervenir en el fenómeno de división celular, nos detendremos algo, á fin de poder sentar la hipótesis bioquímica sobre bases positivas. | Respecto al origen de esta fuerza, la mayor parte de los investigadores se conducen con justa prudencia. Prexawr emitió en 1894 la idea de que, en la imposibilidad de hacer coincidir desde el punto de vista causal con uno de los esquemas físicos el de la cariocinesis, era necesario añadir á la lista, el « fantasma cariocimético », imagen de las fuerzas activas que nos son todavía desconocidas ; y GALLARDO, consecuente con su teoría electro- coloidal, admite que los fenómenos eléctricos desempeñan un papel de primer orden en la división celular y fecundación, pero según él, basta pensar las dificultades de la teoría de la pila, aparato mucho más simple y construído por el hombre, para comprender la imposibilidad, en el es- tado actual de nuestros conocimientos, de seguir, aun por la imaginación, los detalles íntimos de fenómenos tan delicados. Siguiendo la tendencia de estos distinguidos maestros, creemos que se debe ser prudente en este sentido y que sólo debe darse á las hipótesis que sobre aquellos delicados procesos se emitan, un valor muy relativo. pero opinamos también, que la imposibilidad de acercarse á la interpre- tación exacta no es tan grande. En vista de esto no serían del todo inúti- les las consideraciones que vamos á hacer como simples consecuencias de la teoría de GartarDo y de ciertos hechos establecidos en la última etapa de la evolución de la físico-química y de la bioquímica. Son varias las transformaciones que pueden dar origen á la electrici- dad celular: las acciones de electrización por contacto en sistemas hete- rogéneos (fenómenos electrocapilares y de ósmosis eléctrica ó catafóresis) y las acciones de los fermentos solubles que determinan el metabolismo en el seno del protoplasma. Las consideraciones físico-químicas que hicimos en otro lugar (1) nos llevan á la conclusión de que la producción de electricidad en la célu- la, puede deberse en parte, al desplazamiento mecánico del coloide proto- plasmático (2) y d las acciones de contacto de los gránulos con el sistema (1) Aplicaciones experimentales á la biología de las propiedades de las soluciones coloidales. An. Mus. Nac. Buenos Altres, serie 3*, tomo XIII, 1910. (2) También las acciones de los electrolitos contenidos en el jugo protoplasmático sobre las membranas, pueden dar lugar á la producción de electricidad (véanse trabajos de GaLtot1, y el de Pierre Giraro L'électrisation de contact en biologie. R. G. des Sc. agosto 8 1909, pág. 694.) 10 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS heterogéneo compuesto de electrolitos y coloides. Estos últimos á su vez parecen según las teorías más aceptables (véanse trabajos de Haro, Pr- RRIN y LiLLiE), que están constituidas por partículas homogeneamenlte distribuidas debido á sus cargas eléctricas de igual signo. El párrafo siguiente, extractado de una de las obras fundamentales de Y. Gaurier (La chimie de la cellule vivante; Porganisation cellulatre) muestra la importancia que este químico biólogo daba á la intervención de la electricidad en los tenómenos vitales: « ¿Cómo el protoplasma lle- ga á modificar especificamente la materia inerte > ¿Qué relaciones existen entre su organización compleja y sus funciones? Es difícil precisarlo. Observaremos solamente que los protoplasmas están formados de partes desemejantes, de substancias líquidas contenidas en una trama fibrilar y que en virtud del principio del clectrotonus capilar, cada vez que tales arreglos cambian de forma, aparecen fenómenos eléctricos. Estas masas protoplasmáticas no homogéneas, cuando se deforman se hacen fuentes de electricidad á débil tensión. Es muy probable que la energía así pro- ducida en el seno de la célula, sea una de las causas directas de estas reacciones llamadas vitales, nacidas en el protoplasma albuminoide. » Otra fuente de energía eléctrica. pueden ser los fenómenos fermentati- vos que tienen lugar en el protoplasma. Es sabido que el jugo celular contiene productos activos como los fermentos solubles que operan siín— tesis (asimilación: procesos anabólicos) y desintegraciones (desasimila- ción : procesos catabólicos). Entre los primeros, podemos citar los fer- mentos de reducción y deshidratación y entre los segundos, los de oxidación é hidratación : aquellos cumplen su misión con absorción de energía; estos últimos desarrollan energía durante su acción. Hay célu- las como los leucocitos, que encierran un gran número de fermentos : diastasas proteolíticas. quimosina, amilasa, lipasa y oxidasas (todos ellos oxidantes é hidratantes). Las diastasas oxidantes é hidratantes son las que con más probabilidad intervienen como fuente de electricidad ó de radiaciones especiales, BaArENDREGT (1902) cree que las diastasas ejercen su fuerza catalítica por medio de radiaciones y que están formadas por albuminoides de constitución compleja en un estado particular de radiación y trata de explicar su modo de acción apoyándose en la teoría de los electrones. En particular, los fenómenos de oxidación bioquímica parecen ser más activos como fuentes de electricidad. Estos fenómenos (que es probable se deban á las oxidasas) han sido estudiados por R. LiLLie, quien valién- dose del reactivo de Srrrzer, ha demostrado que su máxima intensidad tiene lugar en la superficie de contacto entre el núcleo y el citoplasma. == * Horacio Damiaxovica : La teoría electrocoloidal de la cariocinesis Además, ha sido posible poner en evidencia el papel primordial que des- empeña el núcleo en los procesos diastasicos: en efecto, las células vege- tales privadas de núcleo, son incapaces de formar celulosa (KurEss) y ciertos animales unicelulares como los amibas no pueden digerir las partículas albuminoideas en iguales circunstancias (HorrEr) (1). Como sabemos, ciertos fermentos proteolíticos contenidos en el núcleo (tripsina, etc.) provocan la desintegración de las núcleoalbúminas y otros como la pepsina, no llegan á producir la transformación completa. Horr-SeyLErR (1871) y Miescuer probaron, que el jugo gástrico actúa sobre los albuminoides de las células autónomas (levaduras, leucocitos del pus, etc.) dando peptonas y dejando un residuo insoluble é inataca- ble, con caracteres de una albúmina fosforada, que ha sido denominada nucleína por hallarse en el núcleo de las células. La nucleína está constituida por la asociación de un albuminoide y una substancia no albuminoide de reacción ácida (con el fósforo que contiene la nucleína), el ácido nucleico, que á su vez se desdobla por hidrolisis en ácido fosfórico y bases nucleicas (xantina y análogos). Al lado de estas nucleínas verdaderas se encuentran las seudonucleínas que por hidroli- sis no dan ninguno de los productos mencionados: la caseína y la legu- mina son los principales representantes de esta categoría (2). Las nucleo- proteídas (núcleoalbúminas constituidas por ácido nucleico que por hidrolisis da bases xánticas) son los compuestos de más elevada gerar- quía entre los que forman la materia organizada capaz de evolución, desempeñan un papel bioquímico importante (3) y según Borrazzr á ellos se debe la mayor parte de la obra del metabolismo celular. La cro- matina que tiene la propiedad de combinarse con las materias colorantes básicas utilizadas por los histólogos en el estudio de los fenómenos nu- cleares, es nucleína más ó menos hidrolizada con algo de ácido nucleico libre. Estas primeras acciones de los fermentos digestivos de la célula dan por resultado la variación de la acidez, durante el proceso de evolución del núcleo, la cual es máxima al iniciarse la división celular (4). Una vez > 2 S- 1909. (1) O. Loew, L'énergie chimique primaire de la maliére vivante. 1904, pá (2) KosseL, R. G. des Se., 1902, pág. 468 ; José R. Carracivo, Tratado de quimica biológica. (3) Carracino, loc. cit., pág. 215. (4) Este hecho se explicaba admitiendo variaciones cuantitativas de la cromatina contenida en cl núcleo, pero como lo afirma el profesor Carracino (Tratado de química biológica, 1905. El núcleo, pág. 373), en el estado actual de la química de Jas nucleínas « Jo más razonable es suponer di- ferentes grados de descomposición de las nucleoproteiídas y no aumento ó diminución de una Y substancia especial. El proceso de división celular empieza cuando el núcleoproteido se empo- (12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS producida la retrogradación de los albuminoides, comienzan las oxidacio- nes, lo cual nos evidencia que aquel proceso previo de hidrolisis (que Gaurier, en la autolisis de los tejidos, atribuye á desdoblamientos anae- robios) se efectúa para preparar el terreno d las combustiones sucesivas. Aquí intervienen las oxidasas que serían incapaces de provocar la com- bustión de los albuminoides, pero que lo hacen con relativa facilidad, una vez que las diastasas hidratantes han cumplido su misión. En armonía con estos hechos de la bioquímica del núcleo, están los establecidos por LrtE respecto á las oxidaciones enérgicas que se operan en el borde del núcleo y del citoplasma, donde se establece quizá el má- ximo de diferencia de potencial á través de la membrana. No es aventu- rado suponer, que durante este doble proceso fermentativo de hidratación y oxidación se produce la electricidad necesaria para mantener el proceso dinámico de la división celular. Esta hipótesis bioquímica, aunque no llegase á armonizar con la reali- dad de los hechos, inducirá por lo menos á los investigadores á realizar una serie de experiencias necesaria para demostrar la producción ó no de fenómenos eléctricos, que pueden tener lugar durante los procesos bioquí- micos de hidratación y oxidación. Estamos aquí en presencia de una /er— cera serte de experiencias del programa que nos sugiere el estudio de la teoría electrocoloidal de GALLARDO. Para terminar este pequeño trabajo, mencionaremos algunas experien- clas que aunque pertenezcan en parte á otro campo distinto, vienen á ro- bustecer la hipótesis que acabamos de formular. Lg Box, autor de la teoría de la desintegración de la materia, ha pues- to en evidencia la emisión de radioactividad conjuntamente con la fluo- rescencia que se produce al hidratar el sulfato de quinina. Esta misma emisión de partículas eléctricas ha sido observada por él, en la combus- tión del gas, en la oxidación lenta del fósforo con formación de ozono, en la formación de oxígeno activo por descomposición catalítica del agua oxigenada, en la formación de hidrógeno por acción de la amalgama ó zinc y ácido sulfúrico sobre el agua, en la producción de acetileno por el carburo de calcio y agua y en la formación del ozono (1). brece de moléculas proteinicas con predominio de ácido mucleico (proceso de regresión) y en el proceso sintético es atenuada la reacción ácida hasta desaparecer casi completamente por acu- mularse sobre la nucleína moléculas proteicas formadoras de nucleoproteidas ». De modo pues, que según Carracipo las supuestas proporciones de cromatina correspondientes á la evolución del núcleo deben ser interpretadas como grados de la serie ya progresiva, ya regresiva, com- prendidas entre las nucleínas y las proleinnucleinas. (1) G. Le Box, E évolution de la matiére, 1904. Expériences sur la dissocialion de la matliére par les réactions chimiques, pág. 394. José M. ve ta Rua : Algunos Protozoos Tecamebianos 43 Y Por otra parte, en la sección de « Radiobiología » del primer congreso para el estudio de la Radiología y de la ionozación realizado en Lieja en septiembre de 1go5, Tommasixa (1) ha comprobado una débil ionización producida por los granos al estado de vida latente, por órganos vegetales y sobretodo por hojas secas y frescas, brotes, y animales vivos y muertos. Él denomina bioradivactividad á esta radioactividad de los seres vivos y sostiene que ella es proporcional á la energía vital. Todo esto nos induce á pensar, que en los procesos bioquímicos que realizan los fermentos contenidos en la célula en división, pueden pro- ducirse fenómenos eléctricos análogos. Abril 20 de 1912. Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina POR EL Dr. JOSÉ M. DE LA RUA. Continuando nuestra descripción de los Protozoos de agua dulce del país (2), comenzamos ahora el estudio de los Rizópodos, describiendo al-— gunos Tecamebianos, ó sea las amibas con cápsula. Género ARCELLA Enuns6. Comprende amibas provistas de una cápsula membranosa en forma de vidrio de relojó de una media esfera hueca. La cara inferior, que lleva la abertura capsular, es plana ó algo comprimida, y la superior convexa 6 poliédrica. Algunas veces la cápsula está finamente perforada y en la cara superior sucle presentar un dibujo poligonal, formado por numerosos pris- mas hexagonales huecos. Los bordes llevan, en algunos casos, espinas encorvadas hacia arriba. El color varía del amarillo claro al pardo rojizo ú Oscuro. El protoplasma, que no llena por completo la cápsula, emite pseudopodios digitiformes, hialinos y de base generalmente ancha. Posee dos ó más núcleos y varias vacuolas contráctiles y, á veces, vesículas de gas. Se reproduce por división ó brotación. (1) Le Radium, dic. 1905. Analyses des communications presentées; Tm. Tommasisa; Sur un dis- posilif pour mesurer la radioaclivité des étres vivants, végélaux el animauz. (2) Contribución al estudio de la microfauna de la República Argentina. Protozoos |Flagelados y Ciliados|, 48 pp., con 1X láminas. Buenos Aires, 1911. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS AA A e a E po = o = 3 3 — Al > mn a] “> 3 a] NS = e | pa 1D . , 5 DifMugia lobostoma Lre1inY pha alveolata Dus. ; ; Eugly 2 Arcella vulgaris Ennrss. ; Tecamentaxos ; LI, la: entropyxis aculeata Du. 50) , acuminata Enxnc. Josí M. ve a Rua : Algunos Prolozcos Tecamebianos A Arcella vulgaris Eursc. (fig. 1-14) J. Frexzev, Untersch. úi. mikrosk. Fauna Argentiniens, No. hh, in Bibliotheca Zoologica, Heft MI, Stuttgart, 1897. Diámetro : 70 y. El color de la cápsula varía del amarillo claro al pardo oscuro. Los contornos son circulares, y á veces poligonales. Los pseudopodios son gruesos, digitiformes, de base ancha. obtusos ó lobulados. Posee varias vacuolas contráctiles periféricas. vesículas de gas y dos núcleos. Muy co- mún y abundante. Género CENTROPYXIS Srern : - y - Bastante semejante á Arcella. Lado ventral de la cápsula, plano; el dorsal, convexo. Con espinas generalmente. El borde de la boca, invagl- nado hacia adentro. Centropyxis aculeata Eursc. (fig. 5) J. Fnewzec, op. cit., No. 53, Taf. X, Fig. 14,-15. Long.: 140 j.. Cápsula de contornos muy variables. Rara vez son regularmente cir- culares, por lo común se alarga más en un sentido. El color es pardo oscuro ó pardo rojizo. Las espinas, cuyo número oscila entre 3 y 9, pue- den ser derechas o encorvadas hacia arriba ó hacia un lado. La abertura de la cápsula es grande y sus bordes varían de la forma circular á la po- ligonal. La cápsula tiene con frecuencia cuerpos extraños adheridos á la substancia fundamental, pero parece que no se extienden á las espinas. Los pseudopodios son digitiformes y transparentes. He observado varios ejemplares, pero la mayor parte de las cápsulas estaban vacías. Género DIFFLUGIA Lecuere Amibas con cápsula de forma variable: globosa, ovoidea, pisiforme más Ó menos alargada ó algo comprimida. La substancia fundamental que la forma, suele estar recubierta de granitos de cuarzo, cáscaras de diatomeas y Otros cuerpos extraños. Algunas llevan en su parte poste- rior apéndices en forma de púas ó espinas. La abertura capsular ocupa uno de los extremos, aunque en algunos casos se le observa desplazada hacia un lado. El protoplasma no ocupa todo el interior de la cápsula y emite pseudopodios cilíndricos ó digitiformes, hialinos generalmente. Núcleos y vacuolas contráctiles en número variable. Viven en “agua dulce estancada. 46 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS DiMugia acuminata Enuro. (fig. 4) Long. : 170 y.; ancho: 70 y. Cápsula de forma variable, aunque predomina la piriforme alargada. Los cuerpos extraños que la recubren pueden estar en contacto ó bastante separados unos de otros. En el polo superior de la cápsula presenta, casi siempre, una prolongación cónica, que en muchos casos se encuentra desplazada 6 inclinada hacia un lado. Emite ordinariamente uno ó dos pseudopodios digitiformes, muy transparentes, uno de los cuales puede alcanzar el largo de la cápsula. Encontrada en abundancia en aguas es- tancadas y con vegetación, especialmente lenteja de agua (Lemna). DiMugia lobostoma Lew (fig. 3) Long. : 130 p.; ancho : 100 ¡». Cápsula esferoidal ó algo ovoídea. de color negro ó6 pardo oscuro y con seis 6 nueve lóbulos en el borde de la abertura bucal. Á veces (como en el ejemplar dibujado) presenta una hermosa estructura de roseta, con algunas partículas de sílice adheridas á la superficie. El protoplasma suele contener corpúsculos redondeados de color marrón ó verde (cloró- lila). Se alimenta de algas. Encontrada junto con la anterior, pero menos abundante. Género EUGLYPHA Dus. Cápsula piriforme alargada ó algo ovoídea, constituidas por filas obli- cuas de placas redondeadas de sílice y cuyos bordes se superponen for- mando superficies hexagonales. Las placas de la zona peristomática ter— minan, casi siempre, en forma de dientes. La cápsula lleva frecuentemente espinas. En el protoplasma se distinguen cuatro zonas, de las cuales, la posterior está formada por granulaciones finas y la anterior por granula- ciones gruesas. Entre ellas existe una tercera con 203 vacuolas contrác- tiles. El núcleo, grande y esférico. ocupa el tercio posterior. Emite pseu- dopodios largos, agudos y con frecuencia ramificados, pero éstos no se anastomosan. Euglvpha alveolata Du. (fig. 2) J. FrenzeL , op. cit., No. 78, Taf. IX, Fig. 16-20. Long. : 65 y.; ancho 38 y. Con todos los caracteres del género. El número de espinas es variable ; unos ejemplares poseen tres, otros seis y algunos siete. ¿sta especie fué encontrada, junta con las anteriores, en aguas recogl— das en Palermo entre vegetación acuática, compuesta de algas y espe- cialmente de lentejas de agua (Lemna gibba). Buenos Aires, Abril de 1912. Cantos A. Marriii : Sobre dos felos de Phocida E =] Sobre dos fetos de Phocide de las Orcadas del Sud POR EL Dr. CARLOS A. MARELLI!. Se conservan en la Sección de Zoología del Ministerio de Agricultura varios fetos de Pinnipedios de la familia Phocidae. La literatura embrio- lógica de este orden de mamiferos contiene memorias de importancia sobre estos organismos tan difíciles de conseguir. Las expediciones que exploraron las regiones antárticas encontraron las siguientes focas : Leptonychotes Weddell: (Lessox), Foca de WebbeLL ó falso Leopardo de mar; fHydrurga leptonyx (BLarvne) ó Leopardo de mar ; Lobodon carcinophagus Grax, Foca blanca ó Foca de los cangrejos y Ommatophoca Rossi Grax, Foca de Ross 6 Foca de ojos grandes. Los fetos recogidos por la expedición antártica belga (1897-1899) y por la expedición antártica francesa (1903-1905), comandadas por De GERLACHE y CHARCOT. pertenecen á Leptonychotes Weddelli y Lobodon carcinophagus y fueron examinadas por LeBouco y ANTHONY. El más pequeño de nuestros fetos, que se ve en la figura, fué traido por O. PauLsex y lleva la siguiente indicación : « Hfydrurga leptonyz, leopardo de mar Orcadas del Sur, 1907 », especie denominada también Ogmorhinus leptonyx BLawviLLE por los autores. El otro ejemplar es un feto de un Phocidae cuyo tamaño y coloración son mucho más elevados que el anterior, pero no sabemos nada de su procedencia, ni de qué especie fué extraido. Hydrurga leptonyx es raro en las islas Orcadas, donde se observa en los meses de Noviembre y Diciembre ; el feto de esta especie que tenemos á la vista, es muy joven para tener la seguridad de que pertenece á un verdadero Leopardo de mar. La cabeza alargada, las extremidades pecto- rales más desarrolladas, la corona de los molares con tres lóbulos puntia- gudos de los cuales el mediano es más fuerte y más alto, con su punta un poco encorvada hacia atrás, — caracteres que diferencian el género Hy- drurga de las demás focas, no es posible constatarlos, con excepción del de las extremidades torácicas. Su buen estado de conservación nos permite medirlo. Longitud desde la punta del hocico hasta la punta de la cola, si- guiendo la curvatura de la cabeza y del tronco............... 16cm. /4mm. 48 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Longitud desde el vertex hasta la extremidad posterior del cuerpo (On PFOFECCIÓN). + nai > a o 13cCm. 7 mm. Circunferencia mayor del cuerpo á la altura de las extremidades LOTÁCICAS.-. a A A gem. S mm. Longitud del borde inferior de los miembros torácicos.......... 2.CM.. -2 mm: Longitud del borde superior de los miembros torácicos.......... 20m. 2mm:; Longitud del borde distal de los miembros torácicos............ cm. mn. Grande envergadura (separando los miembros anteriores)........ A Longitud del borde inferior de las extremidades abdominales..... cm. mm. Longitud del borde superior de las extremidades abdonxinales.... 1Cm. (mm. Longitud del borde distal de las extremidades abdominales....... 1cm. Smm. J.ongitud de la hendidura palpebral...........o.o.om..oomm.o..... O. CI ¿AO Distancia desde la oreja hasta el ángulo externo del oj0.......... 10m: 1. Distancia desde la oreja hasta la comisura de los labios.......... rem. Amm. Altura de las fosié: nasales MEL IA UPA US. OA ocm. 3mm. Longitud de”dá caolñí .. 5 mdd as Do MI OCcm. 7mm. Distancia desde el cordón umbilical hasta la papila genital....... cm. 4 mm. Distancia desde el cordón umbilical hasta el ano................ Ah cm. 1mm. Su color es blanco sucio cast lechoso y pardo claro alrededor en la parte globosa de la cabeza, en la base de los miembros anteriores, en las aletas y á lo largo de las falanges; en las extremidades posteriores y en la base de su articulación con el tronco. Pertenece al sexo masculino ; su piel es fina y desnuda, lisa y se desprende con facilidad ; no se distin- guen aún los bulbos en que se insertan los pelos, pero examinando un trozo con ayuda del microscopio, aparecen dispuestas con regularidad agrupa- ciones de naturaleza granular, zonas de invaginaciones que forman los rudimentos de los folículos pilíferos. Las uñas existen bien visibles en las e La segunda suposición es aceptable, porque en los Phocidae los pelos del borde inferior en los labios superiores son siempre más robustos y más largos que los demás y deben aparecer en un periodo primitivo del desarrollo. Feto : ?/, tamaño natural. E. T., extremid. torácicas. E. A., extremid. abdomin. G. U., cordón umbilical. P., papila gluital. C., cola El cordón umbilical es casi redondo en su base, mide 3 milímetros de diámetro, se ensancha en el sentido antero—posterior alcanzando 5 milí- metros ; es probable que las presiones ejercidas por el peso del tronco sobre las paredes del vaso lo hayan deformado ; el cordón umbilical del otro feto presenta la misma particularidad. BOL. SOC. FHYSIS, — T. 1 , 50 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Las extremidades abdominales por causa de las presiones se hallan también deformadas. La cola es aplastada y presenta los bosquejos de las pequeñas alas laterales, que son más acentuadas en el segundo ejem- plar y que caracterizan la cola de los Phocidae adultos. El segundo ejemplar se halla en muy malas condiciones para medirlo con exactitud ; está deformado en los sentidos longitudinal y transversal y como es un ejemplar avanzado en desarrollo, es difícil conseguir su po- sición natural. Pertenece al sexo femenino. Las extremidades torácicas y abdominales están bien desarrolladas en proporción con su tamaño y se semejan bas— tante á las del adulto. No se ha abierto aún el conducto auditivo. Los tegumentos son de un color gris violáceo en la cabeza y cuello su- perior, extremidades torácicas y abdominales. Sobre el dorso, desde la base del cuello hasta el nacimiento de las extremidades posteriores, es de un color gris claro, casi amarillento, salpicado con manchas del mismo color que en la cabeza, pero más claras y que se extienden á ambos lados del cuello hasta la garganta y sobre los flancos. Por debajo es gris ama- rillento y con manchas del mismo color que las del dorso en la parte anterior del pecho. Como en el anterior ejemplar el líquido conservador ha cambiado su color primitivo. Los bulbos en que se insertan los pelos son muy visibles con ayuda de una lente, más numerosos y apretados en la cabeza que en el dorso y la hacen áspera al tacto ; estando, como el tronco, desprovista todavía de pelos. Algunas partes de las extremidades abdominales son aún lisas como en los fetos más jóvenes. La lengua es bifurcada y está cubierta por papilas más aparentes sobre los bordes laterales. Las cerdas de los bigotes son más desarrolladas que las supraorbitales, estas últimas se localizan en un grupo de cuatro á cinco en el ángulo an- terior del ojo; también se ven varias cerdas postnasales, de las que he- mos contado hasta cinco. Los bigotes son comparables con los de los adultos. Las uñas de las extremidades torácicas son más desarrolladas que en las extremidades abdominales y alcanzan á tener hasta 2 milímetros de longitud. Damos á continuación las medidas de este interesante ejemplar de la fauna marina antártica. Circunferencia mayor á la altura de las extremidades torácicas... 21cm. Amm. Longitud del borde inferior de las extremidades anteriores....... 4hcm.. 2 A AA E AAA Carros A. MareLti : Sobre dos fetos de Phocide 51 (a) cm. 2 min. Longitud del borde distal de las extremidades anteriores......... cm. 3mm. Longitud del borde inferior de las extremidades posteriores...... cm. (mm. Oo 0% Longitud del borde superior de las extremidades posteriores..... cm. 6mm. lo Longitud del borde distal de las extremidades posteriores........ cm. 2 mm. Lopastud. de Ta hendidura palpebral. o. door .onooocnoscsinada Ocm. 7 mm. Alurañde das tosas masales. ca. ira da mars EE o.cm.. 4,9 o o o a a din da ade o rem. 6mm. La foca más común de las Orcadas Australes es el falso Leopardo de mar ó Foca de WebbeLL, Leptonychotes Weddell: (Lessox) GrrL. Su colo- ración es más ó menos gris, con manchas amarillentas en los flancos y por debajo, y la cabeza es pequeña con relación á su talla. La cabeza, que no es alargada como en /Hydrurga, las extremidades y otras particularidades del feto que acabamos de examinar, lo aproximan bastante á Leptonychotes. Esta foca es muy abundante en los primeros meses del año, se aleja de las islas Orcadas al terminar el verano, y vuelven á aparecer con la pri- mavera las hembras para la parición. Ambos ejemplares presentan los miembros torácicos aplicados por su faz palmar contra la pared del tronco; el pulgar es el dedo más largo y el quinto el más corto; en el borde distal del pie predominan, como en los otros fetos de Phocidae los dedos primero y quinto. Las uñas de las manos se convierten en fuertes garras en el adulto, y en nuestros ejem- plares son ya más desarrolladasque las uñas de las extremidades abdomi- nales, ques on pequeñas y hundidas en una foseta formada por los tegu- mentos quel as rodean. La maceración ha originado numerosos pliegues en la superficie de la piel que dan origen á varios surcos longitudinales, que se observan mejor s1 el animal está suspendide como se ve en la lámina, y surcos circulares muy acusados en el pescuezo y que se distinguen mejor cuando el ani- mal está sostenido por el liquido conservador ; otros surcos circulares é incompletos se ven en la región abdominal y se ven también pliegues pe- queños que se entrecruzan en todo sentido en ambos fetos y numerosos surcos circulares desde el pescuezo hasta el abdomen en el segundo ejem- plar, debidos á fuertes presiones en el sentido vertical que lo han defor- mado completamente. Buenos Aires, Abril de 1912. D2 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS BIBLIOGRAFIA H. Braurecaro, Observations sur un fetus d'Otarie en Mission scientifique du Cap Horn, Y. VI. H. Lesouco, Organogénie des Pinnipédes en Expédition Antarctique Belge ; Résultats du voyage du S. [. Belgica en 1897, 1898, 1899, Zoologic. — Anvers, 1906. E. L. Trovessart, Mammiféres Pinnipédes en Expédition Antarctique Francaise (1903-1905), Sciences naturelles, Documents scientifiques. — Paris, 1907. R. Awrnoxv, Oíseaur el Mammiféres (Embryons et fetus) en Expédition Antarctique Frangaise (1903-1905), — Paris, 1907. Apuntes entomológicos Nidificación y hábitos de una abeja silvestre, la Entechnia vor M. DOELLO-JURADO. Respondiendo á una pregunta que formula el Sr. J. Brirmes en su artículo titulado Una Anthophorina ¿ parásita ? (Anales del Mus. Nac. de B. A., serie 3%, t. AL, p. 81) donde apunta la sospecha de que la « En- technia fulvifrons (Sm.) Cxtr., que también ha sido llamada Meliphila ¡pomcee [ScurorrkY| y Entechnia taurea » [(Sax) Parr.|. pueda ser pará- sita al modo de las Nomadinas, vamos á dar á conocer algunas observa- ciones, hechas en parte con anterioridad á la publicación del citado ento- mólogo, y que pueden contribuir á aclarar la cuestión. Hemos visto y cazado muchísimas veces este insecto. tan abundante en los jardines y en todos los sitios donde hay enredaderas de Campanilla (Ipomea 6 Pharbitis). Es una abejita negra, en parte con brillo de aza- bache, que ostenta la frente cubierta de pelos leonados, los cuales se vuel - ven cenicientos en la base de la cabeza y sobre el tórax. donde están en- tremezclados con pelos negros. En el borde posterior de los segmentos del abomen lleva una fajita blanca, estrecha. Pero estos caracteres presen- tan algunas diferencias, que pueden ser individuales, ó corresponder á va- riedades distintas. Á esto obedece tal vez el que haya sido descripta con diversos nombres especificos y aun genéricos. El que hemos adoptado aquí es el que resulta, en cuanto al género, de la determinación hecha con el auxilio de la clave que trae el Delectus hymenopt. argent. del Dr. lc. L. HormberG (An. Mus. Nac. B. A., serie 3?, t. II, p. 429) donde no se menciona sino una especie del género, la Entechnia taurea (Sax) Pairr., considerándose idéntica á ésta la descripta por el Sr. CG. Scurortky, antes citada (An: Mus. N. B..A., serte 2? 1 Poma No sabemos bien á qué responde el calificativo de taurea que se le ha M. Doruo-Jurano : Nidificación y hábitos de una abeja silvestre, la Entecbnia 53 aplicado, y que no parece adecuado á un bichito así: pero suponemos que se debe á la posición que acostumbra á adoptar, cuando desde el fondo de la corola de una Campanilla (su residencia predilecta), apoyadas las patas en los costados de la flor, vuelve la cabeza para afuera, ejecutando hacia quien se le acerca, rápidos y cortos avances seguidos de otros tantos retrocesos, en actitud como de embestida. Lo que la abejita procura con esto es, sin duda, que se le deje libre el campo; y si entonces uno se retira, gana el espacio con extraordinaria rapidez, para precipitarse después de algunos revoloteos inquietos, en la corola de alguna de las flores vecinas, como buscando allí la seguridad de que momentáneamente ha sido pri- vada. : El néctar de estas flores es también para éllas un poderoso atractivo. Algunas se regalan con él de un modo evidentemente excesivo, que se apro- xima mucho á la embriaguez. En efecto, ciertos individuos que han per- manecido durante largo tiempo en una Campanilla, parecen luego como adormecidos y poco sensibles. Tomándolos entonces entre los dedos, se advierte que el cuerpo está mojado, como bañado en néctar, y que éste exhala un olor característico, ni más ni menos que si sus jugos azucara— dos hubiesen experimentado un principio de fermentación alcohólica, bajo la acción, quizá, de algún fermento que ellos mismos aportarian, intencionalmente ó no. Más curioso es el caso inverso, y bien conocido, de la Abeja doméstica que, para evitar la fermentación de la miel que guarda en los panales de reserva, les agrega con su aguijón una gotita de ácido fórmico (el mismo que produce el escozor de sus picaduras). Nues- tros supuestos alcoholistas podrían, pues, alegar en su descargo, que ellos mismos fabrican el alcohol con que ocasionalmente se embriagarían. Pero es posible también que esta acción se deba á algún principio pro- plo del néctar. Sea como fuere, lo cierto es que todo esto se refiere principalmente á los machos, pues las hembras no participan, por lo que hemos podido ver, de aquellos hábitos de ociosidad y de intemperancia. Desde comien- zos de la primavera y aun mediado el verano, se ven siempre en mayor abundancia los individuos masculinos, fácilmente distinguibles por su tamaño un poco menor, sus patas posteriores más negras (en las hembras son ferrugíneas) y la ausencia de las escobillas colectoras de polen. Re- cién en febrero y marzo hemos visto aparecer hembras en regular núme- ro; unos y otros desaparecen con los primeros fríos del otoño. Este detalle coincidiría con el hecho mencionado por el Sr. Scmrorrky (An. Mus. Nac., serie 2%, t. IV, p. 311), de haber encontrado, en el mes de marzo, solamente ejemplares hembras, y confirmaría también la observación an- 54 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ligua de Sawwr-FarcEau (Hist. Nat. des Hymenopt., t. 2, p. 18) respecto á las Antóforas en general, de que los machos nacen primero. En febrero de 1907 tuvimos oportunidad de ver por primera vez el nido de esta especie, en la antigua barranca del Parque Lezama de esta ciudad, sobre el lado del Paseo Colón. En aquella superficie vertical, constituida por arcilla algo calcárea, y á 150, aproximadamente, del suelo, tenía su pequeña cueva, —un agujerito de contorno circular y de un medio cen- límetro de diámetro, — una Entechnia, que entraba y salía á cada rato con sus cargas de polen (era naturalmente una hembra), en la forma en que lo hacen todos los Ápidos que construyen y proveen el nido para su cría. No tenemos por qué dudar de que aquel era el de nuestra abeja. Algunas semanas después, en los últimos días de febrero y primeros de marzo del mismo año, hallé de nuevo su nido en Gualeguaychú (Entre Ríos). Esta vez eran varias, que lo habían construído en vecindad, en una pared. Las cuevas habían sido excavadas en los espacios rellenos con tie- rra, entre un ladrillo y otro, como lo hacen otras especies semejantes (Kirsx y Spence, Introduct. to Entomology, letter XIV, etc.) En un espa- cio de cuatro pies cuadrados, más ó menos, había unas veinticinco cue— vitas, de modo que la colonia (llamémosla así), presentaba una constante actividad con el ir y venir de sus laboriosos pobladores. Por lo demás, en todo el resto de aquel muro, de unos veinte metros de largo, no había una sola cueva más. Era un rincón un poco sombrío. y muy próximo al suelo, el que habían elegido para su morada, y como esto tenía lugar en los fondos de nuestra propia casa, podíamos observarlas con como- didad. aunque por pocos días. Aquellas abejitas demostraban cierta incapacidad de orientación. pues rara vez una de éllas, al regresar, en- traba directamente á la cueva que le pertenecía ; antes penetraba equivo- cadamente en varias de las ajenas, de las cuales volvía á salir con precipi- tación. Tapada cierta vez con barro la entrada de una de las galerías, su dueña demostró al volver la mayor perplejidad, sin acertar con el lugar preciso que ocupaba su nido. Después de recorrer casi todas las cuevas de la colonia, se voló con su carga de polen ; pero-al día siguiente aquella galería había sido destapada. Contemplándolas durante largos ratos, no podíamos menos de pregun- tarnos qué clase de impulso ó atracción era el que determinaba á aque- llos insectos (que están clasificados entre los Ápidos solitarios) á reunirse para anidar en mutua proximidad, siendo así que cada cual conserva dentro y fuera de su casa una independencia completa, y que nada podía dar lugar á creer que se tratara de una alianza ofensiva ó defensiva, y que, más aún, habíamos visto pocos días antes en Buenos Aires á la misma Qt M. DorLo-Juravo : Nidificación y hábitos de una abeja silvestre, la Entechnia E especie anidando en completa soledad. Existe, pues, una variabilidad en sus hábitos, y esto hace el hecho más interesante, pues indica que la causa desconocida de aquella aproximación, está cercana, es actual, y puede obrar de diferente modo en diferentes individuos. huir (op. cil. letter MVT) dividía las « sociedades » de insectos, en perfectas, como la de la Abeja, é imperfectas. Á estas últimas las subdividía en diversas ca- tegorías, según el objeto de la asociación : defensa mutua, busca del ali- mento, migraciones, etc.; pero quedaba siempre una categoría, justa- mente la del caso presente, en que no podía invocarse ninguna de aque- llas ú otras causas, pues tampoco podría colocarse á la Entechnia en el grupo de los que se asocian «para emprender alguna obra común », desde que, como hemos visto, su obra no tiene nada de realmente común. De éstos, hurBY se limita á decir que se reúnen simplemente por estar en compañía. Ésta puede no parecer una razón suficiente, desde un punto de vista puramente objetivo; y sin embargo, debemos aceptarla, para éste como para muchos casos análogos que presenta el reino animal, pues no hay otra más aparente. Si contáramos con un número suficiente de observaciones continuadas, quizás hallaríamos que esta especie, lo mismo que otras Antoforinas, acostumbra á no alejarse mucho del lugar de su nacimiento, instinto que por su persistencia la llevaría á construir su cueva en la vecindad de aquella en que nació. en caso de que no apro- vechara alguna de las ya utilizadas, como se asegura también de otros Ápidos (Saryr FARGEAU, 0p. Cil., p. 20). Así, uno de los nidos abandona- dos podría venir á ser el núcleo de una nueva colonia. Cualquiera que sea la causa, el resultado es un comienzo de asociación que se realiza precisamente en ese periodo tan importante de la vida ani- mal, el de la cria. Más tarde, este instinto, perpetuado por la herencia. podría encaminarse hacia el de las verdaderas sociedades, como son, den- tro de este grupo de himenópteros, la Abeja doméstica, las abejas iner- mes 6 Meliponas, y los mangangaes sociales (Bombus, etc., que constru- yen en comunidad sus nidos en el suelo, por oposición á los otros man- gangaes, solitarios, y que fabrican sus nidos en los troncos y otras maderas, como Aylocopa, etc.). En todos ellos existe ya una división del trabajo que ha dado por resul- tado la existencia de obreras neutras, y las demás particularidades diversas, tan conocidas y admiradas en la abeja. Darwitx ha estudiado, según su método, la gradación del instinto que presentan aquellas especies verda- deramente sociales (Origin of Species, ch. WU!) para demostrar cómo un instinto tan complejo como el de la Abeja, resulta comprensible cuando se le compara con el de las especies próximas. que lo exhiben én forma 56 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS menos complicada, ó más primitiva; pero, con su habitual prudencia, se detiene dentro de los límites de dichas especies. Es fácil ver, en efecto, la transición de las costumbres entre el Bombus, las Meliponas y la Abeja, pues las diferencias que presentan, por grandes que parezcan, son más bien de detalle. Lo difícil es descubrir el pasaje entre éllas y los Ápidos solitarios. Parece que hubiera aquí una transición demasiado brusca, una especie de salto. Los Ápidos hoy sociales han de- bido salvarlo, no sabemos bien cómo; pero los hábitos variables de nues- tra Entechnta, así como de otros Antófilos, pueden quizá, como dijimos, dar una idea de ello. Nora, — Después de escrito lo anterior, hemos consultado en la biblioteca del Museo Nacional, gracias á la amabilidad de su Secretario el Sr. Péndola, la obra de Sax (The complete wrilings of Tm. Say... New York, 1859) donde está la descripción de la que, como hemos dicho, suponiamos ser nuestra especie, esto es, la £. taurea. Esta descripción apareció por primera vez en el Boston Journal of Nat. History, vol. 1, n* 4 (1837). Desde luego hemos hallado que la especie de Sar, aunque muy semejante, no parece igual á la nuestra, aunque no podriamos decidir si las diferen- cias son realmente especificas. El tamaño sería un poco mayor, no se mencionan los pelos leo- nados de la frente y en cambio cita «una mancha obscura, grande, muy visible, en el centro del tórax », carácter al cual no responden exactamente los pelos negros del tórax de la especie argentina. Además, Saw ya describe la nidificación de su especie, y ésta tampoco resulta igual. La especie norteamericana construye, en superficie vertical como la nuestra, una cueva cuyos bordes están rodeados de una prolongación cilíndrica, fabricada con la misma tierra arcillosa , en forma de un brocal, al modo de la Anthophora parietina de Europa, á la cual dice el autor que puede compararse por sus hábitos y maneras. Esta particularidad de construcción no la hemos observado acá. Ahora, hay una circunstancia curiosa : los nidos de la « Dipedia armata (Sm.) Fx.» que el Sr. Brirees observara en Montevideo (articulo citado al principio) y de la cual suponía que la Entechnta fuera parásita, se asemejan mucho, precisamente, á los de la Entechnia de Norte América. Difieren algo por el tamaño, pues el «brocal» de esta última tiene una pulgada (2,5 cm.) de largo y está inclinado hacia abajo, mientras que en la observación del Sr. Bri- THes alcanza á 5 6 6 centimetros, y es « vertical, más ó menos recto » : este detalle hace suponer que la galería estaba:excavada en superficie horizontal, lo cual mo se menciona claramente. En cambio, concuerdan en la particularidad de tener á lo largo del « brocal » una grieta ó hendi- dura. En cuanto al hecho, que llamó la atención del Sr. Brérnes, de que allí revoloteaban algunas Entechnias y entraban á veces en las cuevas descriptas, podría explicarse suponiendo que anda- han en busca de alguna galería abandonada en que anidar, como lo hemos apuntado más arriba. Respecto de la E. fulvifrons (Sm1rm, Catalogue of the British Mus., Hymenopt,, pt. 2, p. 341) del Brasil, tampoco parece coincidir exactamente, aunque se aproxima mucho más, sin duda. Se le asemeja por los pelos leonados de la frente que caracterizan su nombre específico, pero sería demasiado pequeña (Swurrk describe sólo la hembra, de 9,5 mm.; la nuestra tiene por lo menos 11 mm.) y presenta además, como la de Sax, la mancha « negro de hollín » en el medio del tórax. De sus costumbres y nidificación, nada sabemos. Sin pretender dilucidar la parte taxonómica de la cuestión, agregaremos solamente que la es- pecie que realmente parece ser igual, es la descripta por el Sr. Scmrorrky (loc. cit.). Por otra parte, es más que probable que se trate de la misma, desde que los ejemplares que sirvieron para su descripción han sido obtenidos en el mismo lugar (Jardín Botánico) y quizás en las mismas plantas (ipomeas) en que nosotros la hemos observado. Así, pues, en definitiva podría resultar que la Meliphila ¡pomee Senrorrky, tuviera razón de subsistir como especie distinta, refiriéndola al género que le corresponde, sea Entechnia Parr. ó Melitoma S. Farc. — M. D. Y. Marzo 1912. O JJ Crónica Y BiBLIOCRAFÍA CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA El nuevo director del Museo Nacional de Buenos Aires Dr. D. Angel Gallardo Por decreto del Gobierno Nacional de septiembre próximo pasado, ha sido designado para suceder al Dr. F. Auecnrxo en la dirección del Mu- seo Nacional, el Prof. Dr. AxGeEL GALLARDO. Este nombramiento ha sido muy bien recibido, tanto en los círculos científicos, como por la opinión en general. El nuevo director posee títu- los y condiciones que lo habilitan particularmente para desempeñar con eficacia un puesto tan honroso. Don AxceL GALLARDO, Ingeniero Civil y Dr. en Ciencias Naturales por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires; profesor de zoología en la misma desde la muerte de su maestro el doctor Carros BrerG (1902) y en la de Ciencias Médicas de la misma Universidad, ex pro- fesor de historia natural en el Colegio Nacional Central de Buenos Aires. consejero y académico de la Facultad de Ciencias, miembro del Consejo Superior Universitario; ex Director de División de Ganadería y de la de Enseñanza Agrícola del Ministerio de Agricultura, etc., ha desempeñado y desempeña, como se ve, cargos docentes y administrativos de mucha Importancia. Ha representado al país en varios congresos científicos extranjeros, y como presidente de la Sociedad Cientifica Argentina, inició y realizó el primer Congreso Científico Latino-americano (Buenos Aires, 1898) y llevó á término todas las publicaciones del mismo. Representó á la Universi- dad de Buenos Aires en las fiestas del centenario de la República de Chile y mereció en aquella ocasión ser nombrado miembro honorario de la Universidad de Santiago. Últimamente (febrero 1912) durante su viaje por Europa, tuvo oportunidad de exponer en la Sorbona, con la franca aprobación de un selecto público científico, su teoría de la división celu- lar, obteniendo el título muy honroso de professeur agréé de la Univer- sidad de París. El Dr. GaLLarDo cuenta en su haber como naturalista, con veinte años de producción científica, pues sus primeras publicaciones datan de 1893. Estos trabajos abarcan diversos temas de biología general, de zoología pura y aplicada, de botánica general, de las matemáticas en su 58 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS aplicación á estos estudios, de la enseñanza científica secundaria y supe- rior, de la historia del desarrollo de las ciencias naturales en la Argentina, aparte de numerosas reseñas bibliográficas en publicaciones nacionales y extranjeras, especialmente en /'Année biologique de M. Derace, de cuyo cuerpo de redactores forma parte, y en el Botanisches Centralblat!. No vamos á reproducir aquí la bibliografía completa del Dr. GaLLarbo. pero queremos dar una ligera idea de los principales tópicos que com- prenden sus escritos, á cuyo efecto dividiremos éstos en tres categorías (sin incluir las obras puramente didácticas y varios artículos sobre etolo- gía animal, botánica general, etc.) : 1*, división celular; 2*, teratología vegetal; 3*, herencia biológica. La primera comprende quizá su aporte personal más considerable á la biología general. Su interpretación de las figuras cariocinéticas es ya bien conocida y ha hallado amplia repercusión en los principales centros cien-- tíficos del mundo. Logró interesar con élla, desde la primera contribu- ción en 1896 (Anal. del Mus. Nac., 2* serie, t. MH, 11-22) hasta las más recientes en que ha modificado y perfeccionado sus propias ideas que han venido á constituir la teoría electrocoloidal, á hombres de ciencia de los más distinguidos en estos estudios, como E. B. Wirsox de Estados Uni- dos; M. Harroc de Inglaterra; DeLace, Prexanr, Le Dawrec en Francia; O. Herrw16, L. Rnumbrer en Alemania; Barrzer en Italia, etc. En el pre- sente Boletín de la Sociedad Puvsis, su discípulo el doctor H. Damraxo- vich, profesor de físico-química en nuestra Facultad de Ciencias, se ocupa de estas interesantes cuestiones desde el punto de vista de su especiali- dad. Esto nos exime de entrar en mayores detalles al respecto. Sobre teratología vegetal ha publicado varias memorias, desde 1893, sobre la azucena común fasciada (An. Soc. Rural Arg., t. 27, p. 225). hasta 1910, sobre los progresos y tendencias actuales de aquella rama de la biología (Anales de la Sociedad Cientifica Argentina. t. 70, p. 310). Sus interesantes estudios experimentales sobre las anomalías de la Digita- lis, interpretados por procedimienlos gráficos, le llevaron (1900-2)á con- siderar las monstruosidades «como estados de equilibrio orgánico, diferen- tes del normal, que los seres adoptan en condiciones especiales, que no han sido aún completamente determinadas » (Anal. Mus. Nac., serie 2*, t. IV, p. 63). Admitiendo, como se admite hoy, que las formas llamadas monstruosas pueden perpetuarse por herencia dando lugar á la formación de variedades nuevas, y que la diferencia entre éstas y las llamadas especies no es sino convencional como se reconoce generalmente, es fácil ver que aquel concepto de GarLarno coincide bastante bien con el expresado por De Vnies casi simultaneamente en su famosa Mutationstheorie (Lerpz1g, Cróxica Y BiBLIOGRArÍA 59 1900) y que hoy domina una gran parte de las investigaciones sobre evo- lución orgánica. Respecto de los difíciles problemas de la herencia biológica, el Dr. GALLARDO ha dado á conocer entre nosotros los procedimientes estadísticos y matemáticos con que aborda su estudio la escuela inglesa de GrALtox y Pearsox. Sus escritos sobre los estudios de biometría son los únicos que se conocen en lengua castellana. Igualmente dió á conocer en el país los transcendentales descubrimien- tos de MexDEL y sus sucesores sobre el hibridismo. Pero no se ha limitado á esto, sino que mediante una interpretación propia de los resultados de una y otra escuela, — biométrica y mendeliana, — que comunicó por intermedio de A. Grarb á la Academia de Ciencias de Paris (véase Comples- Rendus, t. 146, p. 361, 1908) contribuyó á zanjar las divergencias que separaban á ambas escuelas, y que amenazaban con esterilizar una buena parte del esfuerzo de unos y de otros. Tales serían, brevemente esbozados, los rasgos más salientes de la per- sonalidad cientifica del nuevo director del Museo Nacional de Buenos Ai- res, el cuarto en orden cronológico, después de BurmerstER (1862-1892), BerG (1892-1902) y ÁmeGHIxO (1902-1911), y á quien este último, tan parco en sus elogios, ya había calificado hace años (Anal. del Mus. Nac.. 2* serie, t. IV, pág. vu) como «una de las grandes esperanzas de la ciencia argentina » | La Dirección. Las obras de Alfred Giard : algunas ideas sobre la educación de los niños (1). La comisión de discípulos y amigos del eminente naturalista, consti- tuida á raíz de su muerte (1908), ha tenido la feliz idea de reunir en vo- lúmenes las publicaciones dispersas del maestro, como un homenaje á su memoria, y como una satisfacción á la necesidad, cada vez más senti- da, de darles mayor difusión. Juntamente con las Controversias trans- formistas — lo único que Grarb publicara en vida (1904) bajo forma de libro, —se ha repartido un grueso volumen con el título de Biologie gé- nérale, como primero de una serie. Éste es sin duda el que ofrece mayor (1) Anrreo Giaro, OEuvres diverses réunies et rééditées par les soins d'un groupe d'éléves el V'amis. I, Biologie générale. Paris, Laboratoire d'évolution des ¿tres organisés, 3, Rue d'Ulm. 1QLL. bo BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS interés para los que no han tenido oportunidad de leer estos escritos en las diversas revistas, boletines, comples-rendus, etc., en que fueron apa- reciendo sucesivamente en los últimos treinticinco años. Grarp era «uno de esos hombres que, nacidos para hacer libros, ha- cen artículos ». Efectivamente, nadie más habilitado que él, por su larga y fecunda experiencia en las ciencias de la naturaleza, por su enorme provisión de observaciones, de comparaciones é inducciones, por su com- pleto dominio de la bibliografía, por su amplio y clarísimo talento, en fin, para abordar la redacción de una de esas obras que, á la vez que Ll expresión de los propios conocimientos y opiniones, hubiera sido segu- ramente una síntesis admirable de todas las conquistas de la ciencia mo- derna en el campo de la biología general. Esto es lo que han dicho y repetido todos sus biógrafos con completa unanimidad. Desgraciada- mente, tal obra no fué escrita jamás. Pero, si bien Grarb no escribió libros, sus artículos valen por los libros de muchos otros. Es lo que de- muestra muy bien la presente Bologie, cuyo contenido llena de asombro por la abundancia y variedad de los temas tratados, en casi todos los cuales aparece alguna idea original, algún concepto fecundo. Contiene este volumen (590 pág.) no menos de ochenta y cinco artículos, distri- buidos por la comisión editora, según sus afinidades, en diez largos ca- gos capitulos: 1, Introducción; 11, Biología General; 111, La castración parasitaria; IV, La anhidrobiosis; V, La pecilogonia; VI, Metamórfo- sis; VIl, Autotomía y regeneración ; VIII, Misceláneas etológicas; IX, Variación; X, Embriología citológica y general. La enunciación de los simples títulos de cada uno de aquellos artículos nos llevaría varias págl- nas. Nos limitaremos, pues, á señalar los puntos de mayor interés ge neral. En la Introducción el lector encontrará un excelente resumen, hecho por el mismo Grarb, como presentación de sus Titulos y Trabajos (1896), de todas sus investigaciones y descubrimientos principales hasta aquella fecha, así como de muchas de sus ideas originales, expuestas con la misma :mparcialidad que si se tratara de una obra ajena. Este capt- tulo da una idea bastante completa de su labor científica. En el siguiente capítulo — "Education du Morphologiste — que ha sido considerado como su testamento científico, pues apareció después de su muerte en el libro De la méthode dans les sciences, Grarb desarrolla sus ideas sobre lo que en su concepto debe ser el verdadero naturalista, esto es, «el que mejor personifica todo un gran grupo de ciencias para- lelas á las matemáticas y á las ciencias físicas, pero que tiene sus tenden- cias, y en cierta medida, sus métodos propios. » Para él, éste es incon= Crónica Y BiBLIOGRArÍA 61 testablemente el morfólogo, es decir, el que se ocupa del estudio de las formas orgánicas, en el más amplio sentido: « las formas innumerables de los seres vivientes, encaradas sea en su estado actual, sea en sus ince— santes metamorfosis y relacionadas á las causas internas ó externas, pre— sentes ó pasadas, que las determinan. » Las cualidades que exige al naturalista no son comunes, ni mucho menos. No se limita á pedirle, como Burrox, « bastante ingenio, mucho trabajo y un poco de libertad de pensamiento. » Para GrarpD. se trata de condiciones principalmente innatas : es necesario «un estado de ánimo especial, cualidades muy singulares que sin duda pueden desarrollarse, pero que por lo general son congénitas... » Y no sólo esto, sino que « su- pone también un sentido estético muy aguzado, una sed de belleza cuyas aspiraciones nunca satisfechas son el más poderoso excitante para el pro- greso de esta rama de las ciencias naturales. » Puede parecer discutible, sin duda, que tales condiciones, y sobre todo la última, sean realmente exigibles; y faltaría ver si algunos de los más grandes naturalistas las han realizado, en forma, se entiende, que supere á aquella en que cualquier hombre inteligente las realiza. Pero de cualquier modo, la expresión es interesante por lo que tiene de personal: nos revela en el autor la cuali- dad que quería exigir á los demás. Es, por decirlo así, una faceta del propio espíritu, cuyo reflejo fugaz nos da idea de la pureza de la piedra. GIARD No cree, por otra parte, que las verdaderas vocaciones sean ra-— ras. Al contrario « basta haber observado un cierto número de niños para comprobar cuán vivo es en la mayor parte de éllos el gusto por las cosas de la naturaleza : quieren conocer y apreciar todos los seres vivientes que los rodean... Se puede afirmar que más de la mitad de los niños de nues- tros liceos y aun de nuestras escuelas primarias, podrían llegar á ser ex- celentes naturalistas. Por desgracia, rara vez se cultivan tan buenas dis— posiciones. Más aún, muy á menudo se procura matar en germen tales vocaciones, y las prácticas detestables de la pedagogía tradicional destru- yen rápidamente la semilla preciosa de una iniciativa que hubiera basta— do alentar, para obtener los mejores resultados. » De tan deplorables consecuencias, son responsables para GrarD no sólo los maestros, sino, y en primer lugar los padres, y en especial las madres. La mujer, « tan cu- riosa respecto de otras cosas, atribuye en general poca importancia al conocimiento de los animales y las plantas. » Por éllo, y además por ra- zones de un orden más prosaico, empieza por prohibirá su hijo que se suba á los árboles, que toque tal ó cual bicho porque podría « picarlo » ó sólo porque es sucio ; que vaya á la orilla del río ó que trepe á los ce- rros; le impide así «sus primeras experiencias ». «Es una gran felicidad 62 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS para el progreso de las ciencias naturales — agrega — que existan aún no pocos niños desobedientes. » Y se consuela al pensar que, por lo me- nos «algunos comprendan todo lo que puede esperarse, como virtud edu- cativa, de esos primeros contactos de una inteligencia que se despierta con el ambiente tan complejo en que deberá desarrollarse. Se puede de- cir sin exageración, que los cinco Ó seis primeros años de la existencia son aquellos durante los cuales el cerebro humano es capaz de adquirir, por la observación de los seres vivientes, las nociones más útiles para la conducta de la vida. » Esto es lo que han comprendido algunos pensa- dores eminentes; es también lo que proclaman actualmente los norte- americanos, «esos espíritus positivos, á veces un poco burdos, pero des— pojados de prejuicios y rutinas, que surgen cada día más numerosos en el nuevo mundo. » Y cita el ejemplo del famoso botánico y horticultor BurBawx, de California, quien « después de haber enriquecido á la hu- manidad con una cantidad de flores y frutos nuevos que ha creado mer— ced á cruzamientos ingeniosos, mutaciones felices 6 hábiles selecciones, acaba de publicar bajo el título sugerente de El cultivo de la planta hu- mana (« The training of the haman plant »), un librito muy interesante, del cual transcribo este pensamiento, muy justo bajo su aparente trivia— lidad : « Todo niño debería tener á su disposición renacuajos... insectos diversos... caracoles, fresas silvestres, castañas, bellotas, piñas, árboles á los que pudiera trepar, arroyos donde tuviera el derecho de chapalear, Ó rocas que poder escalar... y un niño que no ha tenido todo esto, ha sido privado de la mejor parte de su educación. » No hemos resistido al deseo de reproducir con alguna extensión los im- teresantes párrafos de este capítulo de Grarb, y en verdad hubiéramos deseado traducirlo íntegro; pero lo anterior bastará á nuestro propósito, esto es, que los maestros argentinos juzguen hasta qué punto aquellas observaciones son aplicables á nuestros sistemas de educación. Nos es imposible seguir al autor en los demás capítulos, pues nos ocu- paría un espacio de que no disponemos por ahora. Como valor biológico, los más importantes son sin duda los que tratan de la Castración parasi- taria, ese fenómeno tan curioso descubierto por (1arp en un cangrejo, el Carcinus mcenas, que, parasitado por un cirripedio, la Sacculina, ad— quiere, más ó menos completamente, los caracteres del sexo opuesto ; de la Pecilogonia, nombre bajo el cual reunió un gran número de hechos, en parte descubiertos por él mismo, que vienen á demostrar cómo las formas larvales de una misma especie adaptadas á condiciones distintas pueden presentar grandes diferencias, mientras que las formas adultas permanecen idénticas, conclusión que, si no contradice la ley de Fnrrz Croxica y BIBLIOGRAFÍA 63 MúLLer y HaeckerL, prueba por lo menos que debe ser aplicada con mu- cha cautela; de la Anhidrobiosis, vocablo ideado también por él para de— signar todos aquellos fenómenos de vida latente por desecamiento, tales como el sueño estival de algunos animales y otros ya conocidos de anti- guo, que Grarp coordinó é interpretó como efectos de una misma cau- sa ; — etc. Nuestra intención, aparte de dar cuenta de la aparición del tomo 1 de las obras de GrarD, que representa una contribución de primera impor- tancia para la biología moderna, ha sido también la de expresar nuestra es- peranza de que este volumen se verá seguido bien pronto de otros no me- nos interesantes. Este es el mejor monumento que podía levantarse al introductor en Francia de la teoría de la evolución, y á la vez uno de sus más ardientes defensores y de sus más hábiles intérpretes. — M. D. J. Á propósito de la estructura celular Bajo el título de Un nuevo concepto de la célula, el Dr. Fraxcisco D. Opa- RRIO, médico, ha publicado en los Anales del Museo Nacional de Buenos Ares (serie 3%, t. XV, p. 231) un artículo de nueve páginas, acompañado de dos láminas con once figuras, que antes presentara á la sección Cien— cias Biológicas del Congreso científico del Centenario (véase vol. 1, Rel. Gral., p. 343). Se comprende que, con el tiempo forzosamente limitado de que dispo- ne el disertante en una asamblea científica, no haya podido el autor desa- rrollar suficientemente, y sobre todo fundamentar, sus propios conceptos sobre una cuestión tan importante y que ha sido objeto de la investigacio- nes de verdaderas legiones de observadores de setenta años acá. Pero es lástima que, al publicar su contribución en los Anales de: Museo, no haya aprovechado para darle forma más demostrativa. Al procurar exponer en tan corto espacio, ideas tan atrevidas y novedosas, el autor ha caído nece- sariamente en el escollo de la obscuridad, y á menudo, donde necesitaba probar, se ha limitado á afirmar. Así, pues, resulta muy dificil poder comprender bien algunas de sus opiniones. Parece ser, por ejemplo, que considera al núcleo como una especie de gástrula, pero lo cierto es que no lo dice explícitamente en ninguna parte, ni lo incluye entre sus con - clusiones; pero esto no evita que en los primeros párrafos nos hable ya de un blastoporo, « presentando un orificio en ambas extremidades de su comisura, pequeño uno, de mucho mayor tamaño el otro », estructura que ha observado en las células de una larva de mosca doméstica, y que 64 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS representa en la figura 2. En las leyendas explicativas de sus figuras (4) es donde menciona una gastrulación nuclear, de la cual, como decimos, no trata en el texto, á menos que deba tomarse por tal la « vesícula » de que habla en la página 233; pero como no toda vesícula es necesaria-- mente una gástrula... Luego de mencionar muy someramente estas estructuras, el autor se manifiesta extrañado de que los anteriores investigadores no hayan acer- tado en su verdadera interpretación, y principalmente Dewvs, que des— cribió formas análogas en núcleos de células gigantes. « Indudablemente — agrega — que si Dexvs, al hacer su estudio, recuerda las ideas que han hecho célebre á Lamarck ó el paralelismo de la ontogenia y filogenia de Miúnrter, ó la gastrea hipotética de HecxeL, descifra lo que pensaba sería un enigma por mucho tiempo... » Dejando de lado las ideas de Lamarck y la llamada ley biogenética, cuya relación al caso presente no se ve muy bien, se desprende de aquí que el autor asimila el núcleo, no ya á la gástrula, forma larval transitoria por la cual pasan, según se-admite, todos los metazoos durante el desarrollo, sino con la yastrea primitiva, forma hipotética que debe ó debió existir, y de la cual habrían derivado según Hecker, todos los animales pluricelulares. La generalización audaz del naturalista alemán, parece tímida al lado de esta otra. según la cual aquella forma hipotética coexistiría hoy dentro de cada célula bajo forma de núcleo, cuando por definición una gastrea es un conjunto de células. Estos aparentes contrasentidos resultan sin duda de la expresión confusa y algo precipitada á que hemos aludido. En resumen, el Dr. Oñarrio llega á la conclusión de que « el filamento cromático es un rudimentario talo conjugado »; de que el « núcleo puede considerarse como una asociación organizada de protoplástidos » y de que «la célula (nucleus cellalae) sería un simplicisimo ser pluricitódico, desa— rrollándose en un limitado medio líquido y viviendo en simbiosis con pro- lorganismos que él mismo originara ». En el estado actual de la citología, cualquiera de estas conclusiones daría motivo á un volumen. Es de espe— rarse que el Dr. Oñarrio, que les ha dado su paternidad, les suministre con sus ulteriores observaciones y reflexiones, mayores seguridades de viabilidad. Cualquiera que sea el juicio definitivo que los citólogos hayan de for- mular al respecto, lo indudable es que en este trabajo el autor se revela como un espíritu libre y curioso, que posee opiniones propias sobre puntos de los más delicados de la biología, y que las arriesga con cierta temeridad que demuestra una verdadera convicción. — M. PD. J. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 65 Flora de Buenos Aires (Chloris platensis argentina, porel Dr. Cnas- róBAL M. Hicken). | Hasta ahora la única obra existente sobre la Flora de la Capital Federal y sus alre- dedores era la del Sr. CarLos BerTrREUND, que, aunque apreciable por muchos con - ceptos, especialmente por sus abundantes láminas en colores, resulta en la actualidad bastante incompleta. Sólo se mencionan en ella unas 500 especies entre indígenas y naturalizadas, más algunas realmente exóticas. Los estudios botánicos más recientes, y aun las referencias de los autores antiguos, demuestran que ese número es muy inferior á la realidad. La excelente obra del Dr. Specazzixt, Flora de la provincia de Buenos Aires, com- prendía naturalmente la de la ciudad, y zona suburbana ; pero desgraciadamente su publicación, confiada á la cambiante protección oficial, ha quedado trunca, después de haberse editado por la Sección de Biología Vegetal del Ministerio de Agricultura (1905) una parte de ella, que comprende la descripción de unas 200 especies. El autor daba allí buenos dibujos de muchas plantas, reproducciones fotográficas de otras, descrip- ciones de todas, claves para la determinación de las especies, nombres vulgares de las mismas con datos sobre sus aplicaciones, etc., etc., fruto todo ello de la larga y fecunda experiencia del autor en el estudio de la vegetación del país. Sería muy de desear que se completara tan útil publicación. Igual voto cabe formular por el Repertorio de la Flora Argentina del Dr. E. L. HormBer6 y sus colaboradores, obra cuyo vasto plan abarcaba los vegetales de todo el territorio argentino, y que, comenzada en 1902 bajo los auspicios del Ministerio de Instrucción Pública, no ha logrado dar á luz hasta hoy sino cuatro entregas de 32 páginas. Desde el año pasado contamos con una nueva y valiosa contribución á la Flora de la Capital : la Chloris platensis argentina, del Prof. Dr. Hickes. En un volumen de 292 pág., el autor nos da un catálogo sistemático de las plantas que crecen espontá- neamente en los alrededores de Buenos Aires, desde La Plata y Río Santiago hasta San Isidro, San Fernando, el Tigre, etc., principalmente en la zona ribereña del Plata. Incluye también algunas formas exóticas naturalizadas. Aunque este catálogo se refiere sólo á las plantas vasculares, llega á la cifra consi- derable de 1261 especies distribuídas en 546 géneros y 119 familias. Con ésto se ha más que duplicado, pues, el número de especies señaladas para la región. En cuanto al carácter de esta vegetación, puede describirse diciendo que participa, dentro de la formación pampeana, del de las dos subformaciones entre las cuales está comprendida : por un lado la « subformación de los pastos tiernos », que la invade del lado de la Pampa, y por el otro la del tipo paranaense ó del Delta, muchas de cuyas especies avanzan formando una faja á lo largo del estuario hasta cerca del cabo San Antonio. En general, su carácter es, pues, hidrófilo. Las gramineas argentinas, por T. Sruckerr. (Tercera contribución al conocimiento de las gramindceas argentinas. An. Mus. N. de Bs. As., serie 3%, t. XIV, pág. 1-214). Con encomiable empeño continúa el Sr. Teoporo Sruckerr, de Córdoba, sus publi- caciones sobre las gramíneas del país, que viene coleccionando desde hace años. En ésta su tercera contribución llega á un total de 379 especies. Aumenta en 51 las espe- cies conocidas en la Argentina, en 61 el de formas ó variedades nuevas, y en 23 el de BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. 3 66 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS las especies de gramíneas hasta ahora descriptas. Acompaña / láminas muy buenas, dibujadas por J. FLerscumanN, en que están representadas cinco de las especies nuevas. Todas las determinaciones y descripciones pertenecen, lo mismo que en las anteriores contribuciones, al conocido agrostólogo Ev. HackeL, excepto una especie, Calamagros- lis Hackeli, descripta por el Sr. Prof. M. Lirio, de Tucumán, el cual ha tomado una participación muy importante en el estudio de esta familia. Los zooparásitos de los animales domésticos en la República Argentina. Revista del Centro de Estudiantes de Agronomia y Vete- rinaria. — Buenos Aires, 1g10-1911, año 1, n* 21/23 y 24/26, y año ÍV, n* 32/33. Id. Extractado, con addenda y correcciones. Bue- nos Aires, octubre de 1911, p. 1-108 y I-XIX; Los Insectos pa- rásitos de los animales domésticos en la República Argen- tina, por el Dr. k. WorrrmiúceL. Revista de Medicina Veterinaria de Montevideo, n* 8/9 y 10/11. Diciembre de 1911 y enero de 1912. Id. Extractado. Montevideo, 1912. Gon 1 fig., p. 394-372 y 457-481. Después de consideraciones generales sobre las relaciones entre huéspedes y parási- tos, unos introducidos y otros indígenas, el autor da de los encontrados en nuestro país, varias listas que por su extensión no podemos reproducir. Bástenos decir que co- mo parásitos nuevos, encontrados por él, nombra cuatro Protozoos, seis Trematodes, ocho Cestodes, veinte y nueve Nematodes, trece Ácaros, veinticinco Rincotos, tres Dípteros. En un segundo capítulo el Dr. WoLrrniúceL considera uno por uno á todos los pará- sitos citados para nuestros animales domésticos y examina los trabajos de los autores que le han precedido, cuando así lo requiere su interés faunístico ó estadístico y añade el resultado de sus propias investigaciones que son las más, todas efectuadas durante su estadía en nuestro país. Para ciertos parásitos, además de mencionar los casos en que tuvo ocasión de hallarlos, van ciertos caracteres anatómicos de ellos ó de sus huevos. En el trabajo que se refiere á Insectos y que es continuación del anterior, el autor termina con el examen de la fauna parasitológica de los animales domésticos argenti- nos. Para las larvas y crisálidas de la Dermatobia hominis entra en consideraciones so- bre su organización y describe ciertas particularidades morfológicas. Acompaña á ese trabajo una valiosa bibliografía (p. 1 á XIX, p. 107/108) en que vienen registradas todas las publicaciones, tanto nacionales como extranjeras con refe- rencias sobre los parásitos de los animales domésticos de la República. La obra del Dr. WorrrHiúceL es la primera de conjunto que aparece sobre la Parasi- tología argentina de los animales domésticos, y aunque tratado el tema con fines ve- terinarios, es también de interés para los naturalistas y representa una buena contri- bución al estudio de la fauna del país. Contribución al estudio de la microfauna de la R. Argentina: Protozoos, por D. José M. be ta Rua. — Buenos Altres, 1Q1L. El autor presenta como tesis del Doctorado en Ciencias Naturales (Univ. Nac. de Bs. As.) una importante contribución al conocimiento de nuestro plankton de agua dulce, que ha de ser sin duda alguna de mucha utilidad para los profesores y estudian- Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 67 tes de zoología. Este trabajo tiene el mérito de que la determinación de las especies que señala (unas setenta pertenecientes á las clases de los llagelados y Ciliados), va se- guida de la descripción de cada una y de las figuras correspondientes, todas origina- les, aunque se refieren á formas ya conocidas, como no podía menos de suceder á cau- sa de la difusión cosmopolita de estos organismos. Sin embargo, es esta la primera vez que se señala su presencia en nuestra fauna, pues hasta hoy no existía en nuestra literatura zoológica ninguna publicación al respecto, ya que los trabajos del Dr. Frex- zEL, antiguo profesor de la Universidad de Córdoba, se referían sólo á algunas formas de Rizópodos. El autor manifiesta en su introducción que este es el primero de una serie de trabajos que se propone realizar sobre el tema mencionado. Se puede esperar fundadamente que ellos han de ser de gran interés, dada la riqueza del campo que ha elegido para sus cosechas, y la pericia que demuestra en su primera publicación. — D. Sarcosporidios de los animales domésticos : estudio sobre su morfología y localización, por 1). Epuarpo CarerTre. — Buenos Aires, 1QI1. También se refiere á Protozoos la tesis que ha presentado el Sr. CarerrtE para optar al título de Dr. en Medicina Veterinaria (Univ. Nac. de Bs. As.). Este trabajo versa sobre los Sarcosporidios, orden de la clase parásita de los Esporozoos, que hasta ahora contaban con una bibliografía tan pobre como es rica la de los órdenes vecinos de los Hemosporidios y Coccidios. El autor estudia detenidamente el desarrollo histó- rico de nuestros conocimientos sobre los Sarcosporidios, desde su descubrimiento por MiescHer y Rarvey, etc., y menciona luego las especies conocidas, todas pertenecien- tes al género Sarcocystis, y varias de las cuales habían sido señaladas ya en los anima- les domésticos del país por los Dres. Zarata y WoLermiceL. El Dr. Carerte ha tenido oportunidad de estudiar numerosos casos de animales parasitados, principalmente ove- jas, cabras y caballos y señala además, por primera vez en el país, el Sarcocystis Blan- chardi Dorterw, de los vacunos, en el esófago de los cuales lo ha encontrado en los 27 ejemplares observados. En cuanto á la importancia patológica de estos organismos, hasta ahora no bien dilucidada, el autor manifiesta esperar que sus ulteriores investi- gacioues le permitirán demostrar que es real. Tal comprobación sería de verdadero in- terés, si se tiene en cuenta la enorme difusión de los Sarcocystis, principalmente en el caballo y en el buey. Además, ello implicaría el conocimiento del modo de transmisión de estos parásitos, y de las secreciones tóxicas que se les ha atribuido. — D. Agchylostoma conepati, n. sp., parásito del Conepatus suffo- cans, por E. SoLawer. Tesis. Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires, 174 pág. y 19 fig. — Buenos Aires, 191T. Como disertación inaugural el autor da la descripción de una nueva especie de Ne- matode, que ha encontrado repetidas veces en la primera parte del intestino de nues- tro zorrino (probablemente radicado “en el yeyuno). Este parásito está acompañado en el tubo digestivo del huésped, según ha podido comprobar el Dr. Sorawer por sus autopsias, por una fisalóptera, varios teniados, un equinorinco y un botriocefálido. El Agehylostoma conepati es especie próxima de Agchylostoma (Uncinaria) caninum. En un capítulo sobre morfología y en la última parte, que se puede considerar como el 68 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS resumen de la descripción del nuevo Nematode, el autor compara ambas especies en sus caracteres anatómicos y en sus dimensiones : el A. conepati es de menor longitud (6, 5-11 mm. en lugar de 9-12 mm.) y de menor diámetro. El macho alcanza á 6,5- rr mm.:; la hembra á 8,5-13 mm. de largo. La cutícula es más delgada y provista de estrías más finas que en Á. caninum ; la cabeza en la nueva especie es relativamente más larga y su perfil más bien rectilíneo ; la apertura bucal es de mayor diámetro, la cápsula más cónica. Los dientes ventrales internos son mayores y más salientes y de forma algo diversa. La lámina triangular dorsal es más larga en A. conepati y más delgada ; los dientes: dorsales son menos anchos, las lancetas más agudas, la canaleta esofágica dorsal es más larga ; la extremidad posterior en el macho se diferencia por el origen más oral de las espículas, por la mayor longitud de éstas en A. conepati (1,8-2,2 mm.), el cono genital es menos desarrollado, el gubernaculum más largo ; la bursa copulatrix es de menor anchura y sus costillas son menos desarrolladas. En la hembra el tubo ovárico es de menor diámetro y los huevos no alcanzan á las dimensiones de los de A. caninum (0,50-0,86 : 0,30-0,54 mm.). Mayores detalles sobre la estructura anatómica: y su histología se encuentran en siete capítulos de la tesis del Dr. SoLawer, quien se funda en los trabajos anteriores sobre A. duodenale de Dusiccr, Leuckart y la magistral obra de Looss. Es lástima que el autor no haya hecho uso de cortes para fundar con más seguridad su descripción, y también es de sentir que haga uso de nombres inadecuados, como que están sacados de la anatomía comparada de los vertebrados, para designar principalmente ciertas partes del tubo digestivo de su verme. No obstante estos pequeños defectos, no deja de ser un estudio interesante. — E. C. Iconographie des Bryozoaires fossiles de 1 Argentine par Fer- DINAND Canu, Anales del Museo Nacional de Buenos Atres, serie 3*, to- mo XIV, pág. 215. M. F. Caxu publica la segunda de sus valiosas contribuciones al conocimiento de los Briozoos fósiles de la Patagonia, habiendo aparecido la primera en el tomo A de los mismos Anales. Esta vez M. Caxu describe los ejemplares de la rica colección hecha por el coronel A. Romero, la mayor parte de los cuales resultan ser desconocidos. Ciento cincuenta y tres excelentes microfotografías acompañan á las descripciones de las especies inéditas, realzando así el valor de esta obra que, juntamente con las otras del autor, es de capital importancia para este ramo de la paleontología. — D. La existencia del huemul y del avestruz patagón en el noroes- te de la R. Argentina, por R. Dasmexe, Anales del Museo Nacional de Buenos Altres, serie 3*, tomo XIV, pág. 293. El Dr. Danbexe, basándose en las referencias dispersas de varios autores y en algu- nos restos de huesos y astas traídos por el profesor Ambroserri desde Tilcara (Jujuy), llega á la conclusión de que el huemul de Bolivia (Odocoileus antisensis) y el avestruz petizo, ó avestruz patagón (Rhea Darwini) existen también en aquella elevada región del país, en donde sin embargo nunca se les había señalado en forma precisa. El autor se inclina á creer que el Odocoileus antisensis mo es más que una subespecie, ó varie- dad geográfica del huemul del sur (Odocoileus bisulcus). Como quiera que sea, las constancias de esta publicación interesan mucho á la zoogeografía argentina. — D. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M.- DE-LA RUA A. BIANCHI LISCHETTI No 2. — Buenos Aires, 31 de Agosto de 19:12. — Tomo I A Visita á la Estación Biológica de Roscoff roR ÁNGEL GALLARDO. Algunos miembros caracterizados de la Sociedad Puysis me han ex- presado el deseo de que escribiera unas líneas para el Boletín que con tan buen éxito han comenzado á publicar. Formada esta Sociedad en su mayor parte por antiguos ó actuales alumnos del Doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad de Bue- nos Aires, me siento orgulloso como profesor por la torma brillante en que ha iniciado sus trabajos y tengo la mayor satisfacción al colaborar en este Boletín. lamentando sólo que otras ocupaciones me dejen poco tiempo disponible para preparar un trabajo de aliento, como hubiera sido mi deseo. Me limitaré pues, por ahora, á relatar algunas impresiones personales sobre la visita realizada á principios del corriente año á la Estación de Biología Marítima de Roscoff (Finisterre, Francia), en compañía de su eminente director, el Profesor de la Sorbona Yves DeLace, quien tuvo la amabilidad de invitarme á esta interesante excursión. Partimos de Paris por el Ferro-Carril del Oeste, en pleno invierno, el 922 de Enero á las 8 de la noche, llegando á la madrugada siguiente á la pintoresca población bretona de Morlaix. en cuyopunto estaba amarra- do el Cachalot, el mayor de los buques de la flotilla del Laboratorio, do- nado por subscripción pública. El Profesor DeLace empleó toda la mañana en estudiar la colocación á bordo del Cachalot de un aparato de su invención; después del almuerzo partimos de Morlaix, descendiendo el río Dossen ó de Morlaix en la lan- cha á nafta del Pluteus, otro de los buques del Laboratorio, que nos espe- raba cerca de la desembocadura. Como la marea había descendido mu- BOL. SOC. PHYSIS. — T. I. 6 70 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS cho á mediodía nos varamos con la lancha en un sitio bastante peligroso, pues las orillas estaban constituídas por arenas fluidas, análogas á las que han dado triste reputación á la Bahía del Monte San Miguel, por la facilidad con que se produce en ellas el enlizamiento, que ha causado ya tantas víctimas. Salimos de esta mala posición con ayuda de un botero que nos trasbor- dó de la lancha, la cual zafó de la varadura al ser aliviada de nuestro pe- so. Por fin llegamos á bordo del Pluteus, bonito yatch que puede nave- gar á vela 6 á nafta. Salimos en él del río de Morlaix y al cabo de más de una hora de navegación en medio de los escollos de que está sembrada esa peligrosa costa bretona, llegamos frente á Roscofl al caer la noche. Felizmente el tiempo estaba tranquilo pues la travesía suele ser muy agi- tada. La silueta de Roscoff, vista desde el mar, es muy pintoresca, con sus casas de piedra, algunas de las cuales remontan á la época de la reina Ana (siglo xv) y su campanario bretón, de extraña arquitectura. Próximo á él se ve el edificio del Laboratorio con sus amplias vidrieras que le dan excelente aspecto. Esta buena impresión se acentúa al visitarlo en detalle. Mucho ha progresado desde que el profesor Lacaze Durniters, fundo allí en 1872 el primer laboratorio marítimo de Francia. en una pequeña casa que alquiló al efecto. después de convencerse por tres estadías veranie- gas, desde 18968 hasta 1871, de la riqueza y variedad de la fauna marina local y de la facilidad para la recolección que ofrecen las amplias mareas al descubrir fondos arenosos, rocallosos, desnudos ú cubiertos de algas. en cada uno de los cuales prosperan animales particulares, adaptados á esas diversas condiciones de existencia. Algún tiempo después adquirió la Universidad de París parte de la propiedad actual, que fué luego aumentada con los edificios de las escuelas primarias y con una batería, dependiente del Ministerio de la Guerra. Cuando murió Lacaze Durmers en 1901, el Laboratorio de Roscoll estaba bastante abandonado, pues su fundador y director había dedicado la actividad de sus últimos años casi exclusivamente al Laboratorio Ara- go, en Banyuls sobre el Mediterráneo, la preferida entre sus creaciones científicas y donde dispuso que descansaran sus restos mortales, abriga- dos hoy bajo un monumento erigido á su memoria. El profesor DeLaGE, sucesor de Lacaze Durnters en la dirección de la Estación Biológica de Roscoff (que lleva actualmente el nombre de su ¡lustre fundador), se preocupó desde el primer momento en mejorar las instalaciones materiales y la organización del instituto, hasta conseguir ponerlo en el excelente pie en que hoy se encuentra, que hace de él una ÁxceL GaLLarDo : Visita ú la Estación Biológica de Rosco[f 71 de las mejores estaciones del mundo para el estudio universitario de la biología marina. Para lograr su propósito el profesor DeLaGE puso á contri- bución no sólo al gobierno francés y á diversas instituciones oficiales sino también á la generosidad de numerosos bienhechores particulares, cuyos nombres figuran esculpidos en placas de mármol que adornan las pare- des del gran salón del Laboratorio. Por fin, con la organización de mesas de trabajo, alquiladas á diversos gobiernos é instituciones extranjeras, el Laboratorio ha tomado carácter internacional, aumentando al mismo tiempo sus recursos pecuniarios. En su estado actual. el Laboratorio consta de un vasto cuerpo de edifi— cio nuevo, con frente al mar, iluminado por amplias vidrieras en sus dos frentes principales, y de un conjunto de edificios antiguos que forman con el nuevo un ángulo recto y dan frente á la plaza de la igvesia. Estas construcciones limitan los dos costados de un jardín donde prosperan plantas propias de regiones más cálidas que la Bretaña, gracias á la igualdad del clima roscovita que permite la abundante fructificación de la higuera más grande de Francia. En la planta baja del nuevo edificio se encuentra el gran salón de tra- bajo, con piletas centrales de agua de mar y numerosos acuarios peque- ños á lo largo de las vidrieras, donde se colocan los ejemplares de estu- dio. En este salón suelen trabajar en los meses de verano más de 6o estu- diantes. En la parte alta del mismo edificio se encuentran las mesas de trabajo que se alquilan anualmente, según dejamos dicho. Gada una de las mesas se halla en una pequeña pieza independiente, provista de acua— rios y canalizaciones para el agua de mar, agua dulce, gas y corriente eléctrica. Tiene además el mobiliario necesario para la comodidad de los inves—- tigadores, cada uno de los cuales dispone de la llave de su pieza. Según hemos indicado, varios gobiernos extranjeros é instituciones científicas, tanto francesas como extranjeras, han alquilado estas mesas, pero quedan todavía algunas disponibles, una de las cuales ha sido oficialmente ofre— cida al Gobierno argentino que aun no ha tomado resolución al res-- pecto. En la parte antigua del edificio se encuentra la habitación y el labora— torio del director DeLAGE, famoso por los interesantes experimentos de partenogénesis experimental que allí se realizan. Es sabido que algunos equinodermos partenogenéticos han alcanzado el estado adulto y han desarrollado sus gérmenes sexuales, sin haber tenido padre. En esta misma parte antigua están además el depósito de aparatos de física (entre las cuales se cuenta una instalación completa de cinemato— 72 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS grafía microscópica de la casa Gaumont, obsequiada por los constructo res), el depósito de cristalería y de reactivos químicos, un museo que contiene una completa colección de la fauna y flora locales, determinada por especialistas (lo que permite la clasificación de cualquier ejemplar por comparación) y la biblioteca del establecimiento que ofrece valiosos elementos de trabajo. El resto del edificio antiguo está ocupado por una media docena de dormitorios que se alquilan á los investigadores que desean habitar el la- boratorio para estar más cerca de su trabajo, las habitaciones de los ayu— dantes, marineros, personal de servicio, etc. Todo el edificio tiene pisos incombustibles de litoxilo. Sobre la costa misma del mar á pocos metros del gran salón del Labo- ratorio hay un gran vivero de agua de mar, contenida por fuertes muros de piedra; donde se han hecho hasta ensayos de ostreicultura. La provisión de agua de mar para todos los servicios de la Estación Biológica se hace en las mejores condiciones, pues el agua se recoge por medio de un túnel de toma que avanza hasta larga distancia de la costa, de modo que el agua sea lo más pura y limpia posible, para lo cual se aprovecha también los momentos más favorables de las mareas. De la cisterna de decantación se levanta el agua por medio de una poderosa bomba centrifuga, movida por un motor eléctrico, hasta grandes depósi— tos de cemento armado, colocados sobre el techo del edificio antiguo. desde donde se distribuye por gravitación á las cañerías que la llevan á todos los laboratorios y acuarios. Las buenas condiciones de esta agua de mar perfectamente fresca y aereada, se demuestran por la facilidad con que viven en ella las especies más delicadas, las cuales se reproducen normalmente y recorren sin inconveniente todos los estados embrionales, tan peligrosos en cautividad. A estos poderosos medios de estudio se agrega la flotilla de la Esta— ción. que cuenta seis embarcaciones, la mayor de las cuales es el Cacha— lot, como queda dicho, luego el Pluteus y por fin varias lanchas y cha- lapas de menores dimensiones. Con estas embarcaciones se hacen excursiones de estudio y de recolec— ción de material, en las cuales toman parte los estudiantes, quienes pue— den ir así á recoger personalmente los animales que les interesan y pre- senciar los dragados. pesca con red, etc., con que se recoge el material, tanto para los estudios que se prosiguen en el Laboratorio mismo como para responder á pedidos de otras instituciones ó de trabajadores aislados. Muchos de estos pedidos llegan del extranjero y son satisfechos en la me-- dida posible. | | Os ÁxGEL GaLarDo : Visita ú la Estación Biológica de Rosco(f Además de las expediciones de pesca, las excursiones á pie durante la marea baja ofrecen, como ya hemos indicado, la oportunidad de hacer observaciones y capturas del mayor interés. Para ello se cuenta con la competente ayuda del personal del establecimiento que indica cuáles son los sitios en que pueden encontrarse formas interesantes, qué piedras de— ben levantarse para sorprender una especie rara, etc. Se ve, pues, que el trabajo se hace en las mejores y más agradables condiciones, bajo la dirección paternal del Profesor DrLacE, quien no ahorra los consejos é indicaciones, pero respetando al mismo tiempo las iniciativas y preferencias personales de los concurrentes á la Estación. No sólo aprovechan éstos de la ciencia zoológica y conocimiento deta— llado de la localidad del Profesor DeLaGE, sino también de las indicacio— nes de los diversos especialistas que preparan en el Laboratorio mono- erafías de grupos determinados ó realizan allí trabajos sobre alguna cues— tión interesante, sea del punto de vista científico Ó de las aplicaciones prácticas. Ast, por ejemplo, el Ministerio de la Marina tiene permanentemente en la Estación Biológica de Roscolf un naturalista que prosigue estudios relacionados con la industria de la pesca, el Señor Le Daxors, quien con-- tribuyó con su hospitalaria acogida á hacerme aun más agradables los dos días que pasé en el melancólico ambiente invernal de aquel rincón de Bretaña, tan rico en tradiciones y recuerdos. Mientras no se consiga fundar un laboratorio marítimo propio en la República Argentina, sería muy conveniente que el Gobierno enviase á Roscoff algunos jóvenes naturalistas, que podrían después aplicar sus conocimientos entre nosotros, haciendo el estudio y reconocimiento de nuestra biología marina y de las riquezas que encierra. La Sociedad Puxsis puede prestigiar esta idea ante los poderes públicos en la seguridad de prestar un buen servicio á la ciencia y al país, pues la concurrencia de algunos jóvenes compatriotas á la Estación Biológica de Roscoff sería seguramente muy provechosa, tanto para ellos como para el desarrollo de las ciencias biológicas en la República Argen— tina. Ya es tiempo que nuestro país tome en esta clase de investigaciones la participación que le corresponde por su creciente importancia económica y por sus progresos materiales que han atraído sobre él la atención del mundo civilizado. 74 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Algunas plantas uruguayas por e Dr. CRISTÓBAL M. HICKEN. Profesor de Botánica en la Universidad de Buenos Aires. El Dr. José M. bz La Rua, en una excursión que hizo en Enero de 1gro por el Departamento de «La Colonia » en la República del Uruguay, tuvo oportunidad de hacer una pequeña colección de plantas en los alre- dedores de la « Colonia Suiza ». Como se podrá ver por la lista que ad- junto, la flora en esa zona es cast idéntica á la de los alrededores de nues- tra Gapital Federal y los pocos elementos que aquí no están representa— dos los hallamos ya en las Sierras Pampeanas (p. ej. los helechos y algunas gramíneas), ya en los bosquecillos ribereños del Paraná (p. ej. las plantas volubles como Dioscorea, Lathyrus, Camptosema, Bignonta), lo que demuestra un vínculo estrechiísimo entre ambas floras. He aquí la colección que me fué entregada para determinar las es- pecies. pa . Ramalina yemensis (Acm.) Nr. N . Usnea angulata Acn. » we . Adítantam cuneatum Lasb. el Fiscn. h. Cassebeera triphylla (Lam.) hauLr. 5. Asplentam lunalatam Swartz var. tenerrima MHirrox. 6. Blechnum australe L. var triloba (PresL) Hierox. 7. Polystichum adiantiforme (Forst.) J. Sm. 8. Aneimia tomentosa (Sav.) Sw. 9. Ephedra sp. (Las ramas son estériles, por cuya razón no he podido determinar la especie). 10. Andropogon condensatus Krn. 11. Paspalum dilatatum Porn. Lo. » notatum FLUEGGE Lo. » quadrifarium Lam. 14. Anthaenantia lanata Benrn. 15. Panicum Bergi ArECHAv. 16. » cyanescens NEEs ve » ramosum ÁRECHAV. 18. Cenchrus tribuloides L. 19. Aristida pallens Cav. ra el 48 Ot Ot Ot QU DD 0l => 0 “Il DO! Crisróra M. Hicken : Algunas plantas uruguavas =] . Sporobolus indicus (L.) KR. Br. . Calamagrostis montevidensis Neks . Chloris distichophy lla Lac. . Dactyloctenium aegyptium (L.) Ricne. . Eragrostis poaeoides BEauv. . Melica macra Nees . Bromus untoloides hrtH. . Hordeum murinum L. . Cyperus reflexus Van > » vegetus WiLLb. . Heleocharis nodulosa ScHurr. . Juncus capillaceus Lam. » imbricatus Lam. var. Chamissonis (Kru.) Buen. . Smilax rubiginosa GRIsEB. . Zephyranthes Andersoni (Hers.) Bexrn. et Hoor. e » mesochloa L1xbt. . Hippeastrum bifidam (Hera.) Barx. . Dioscorea sinuata VELL. . Sisyrinchium palmifoltum L. . Habenaria Gourltieana GiLL. . Celtis tala GuLL. . lodina rhombifolia Hook. et Arx. . Rumez crispus L. . Gomphrena lanata Pork. » tuberosa Moo. » villosa Mart. . Iresine celostoides L. . Portulaca platensis Svec. (Esta especie aun no se había citado pa- Uruguay). . Polycarpon tetraphyllam (L.) L. £. . Ocotea acutifolia (Nees) Mez . Margyricarpus setosus Ruiz et Pav. . Desmanthus virgatas WiLtb. . Adesmia incana Voc. 3. Lathyrus pubescens Hook. et Any. . Camptosema rubicundum Hook. et Ary. . Erod:uum cicutarium L. . Oxalis Sternbergi Luca. . Linum littorale St. Hu. . Acalypha cordobensis Murn. N m0 O CA PAS ACE A ASS A OS A OA | Si DUI 00 =1 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS . Euphorbia serpens Krx. . Scutia buxifolia Rerss. . Discarta longispina Mters . Colletia spinosa Lam. . Pavonta hastata Cav. . Hypericum brasiliense Cno1sy » connatum Lam. . Hybanthus glutinosus (Vexr.) Taub. . Turnera sidoides L. var. lycopifolia Ur. . Cuphea glutinosa Cmuam. et Scmt. . Apuium Ammi (Jaco.) Ur». . Samolus Valerandi L. . Anagallis arvensis L. var. coerulea (SCHREB.) GREN . Lucuma Sellowú A. DC. . Convolvulas lacintatus Desyv. » montevidensis SPRENG. . Cochranea anchusaefolia (Porr.) GurckE . Echium violaceum L. Verbena chamaedrifolía Juss. » littoralis Ktn. . Nicotiana bonariensis Lenm. . Petunia linoides SENDTN. » propinqua Miers . Merembergia hippomanica Miers 3. Stemodia hyptoides ChHam. et ScuL. . Bacopa flagellaris (Cam. et ScuL.) Werrsr. Veronica Buxbaumi Ten. . Gerardía communis CHam. el ScHt. . Bellardia trixago (L.) Att. . Bignonia unqguis cati L. . Stenandrium trinerve Ners . Plantago myosurus Lam. . Borreria verticillata (L.) Mey. . Mitracarpus Sellowianus Cuam. et Scme. . Rubia tetragona (Gr1seB.) Scuum. . Relbunium bigeminum (GraseB.) ScHum. » ericordes Scuum. Vernonia flexuosa Stums. . Stevia saturelfolia (Lam.) ScuuLrz Eupatortum bunufolium Hoox. et ArnN. . el Gopr. Crisrópa M. Hicken : Algunas plantas uruguayas 1 a] 99. Leucopsis sericea (Less.) Bar. 100. Vittadinia trifarcata GRISEB. 101. Conyza chilensis SPRENG. 102. Baccharts articulata Pers. 103. » coridifolia DC. 104. Stenachaenium campestre Bar. 105. Pterocaulon virgatam (L.) DC. 106. Achyrocline satureoides (Lam.) DG. var. candidans (DC.) Barx. 107. Gnaphalium indicum L. 108. » purpureum L. var. filagíneum (DC.) Barx. 109. Ambrosia tenuifolia SPrENG. 110. Eclipta elliptica DC. 111. Aspilia buphtalmiflora GrIsEB. 112. Viguiera tuberosa GRISEB. 113. Spuanthes arnicoides DC. 114. Picris echioides L. Un nuevo Solanum argentino PoR JUANA G. DIECKMANN. Durante mis observaciones hechas sobre géneros y especies de las Solanáceas argentinas — en particular las existentes en la Capital federal y alrededores — he hallado una especie que conceptúo nueva. La planta á que hago referencia, procedente de la colección botá- nica del Dr. C. M. Hickex, es un Solanum espinosísimo, y que á pri- mera vista ofrece un aspecto muy semejante al $. leprosum Ort. (Orr. Matr. Dec. 1X (1800) 115) plantita tan común en los terrenos secos y arenosos de nuestros campos y que, prima facie, fué clasificada por mí como tal. Sin embargo, en una revisión más prolija me llamaron la atención una serie de caracteres que no podían de ningún modo ser refe- ridos á la citada especie. Sintetizando, observé ante todo las diferencias fundamentales siguientes : (a) Solanum leprosum Ort. (b) Especie nueva (Herb. €. M. HickEN.) Planta no mayor de 3o centíme- Planta siempre mayor de 4o cen- tros de altura. tímetros de altura. 78 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS Planta erecta. Planta con tendencia trepadora. Bayas pequeñas (5 mm. diám.) Bayas grandes (1.5-2.5 centim. diám.) Pelos estrellados, únicamente. Pelos simples y estrellados. Como para completar el estudio no poseía suficiente material y hu- biera sido arriesgado deducir conclusiones absolutas de observaciones hechas en sólo tres ejemplares de herbario, la clasificación permaneció suspensa. Últimamente, habiendo llegado á saber que en las colecciones del señor Profesor L. Haumax-Merck. existía un Solanum cuyos caracteres parecían concordar con los del ejemplar de que me ocupaba, y gracias á la gentileza de dicho profesor, quien me lo facilitó para su estudio, pude convencerme de que en efecto se trataba de la misma especie ; más aún : dicho ejemplar presentaba mucho más exageradas las diferencias con res- pecto al $. leprosum Okt. que aquellos que originaron las primeras dudas respecto á la clasificación. Así, pude observar : (c) Especie nueva (Herb. L. Hau- MAN - Merck.) Planta mayor de So centímetros de altura. Planta netamente trepadora Bayas muy grandes (2-3 centím. diám.) Pelos simples y estrellados. Como se ve, comparando (a) (b) (c), se notan sucesivamente más y más diferencias. Ahora bien, un Solanum semejante era hasta ahora desconocido. Los ejemplares fueron recogidos en diferentes puntos de los alrededores: Campana, Barracas, La Plata (márgenes del río de la Plata y Paraná), de lo que pude deducir que la especie no debía ser rara en los alrededores de la Capital y quizá en algunas otras regiones del terri- torio argentino (1). No habiendo encontrado hasta ahora, en ninguna obra una descrip- ción que le convenga, no he vacilado en considerarla como nueva. (1) Los ejemplares procedentes del herbario del Dr. C. M. Hickex, fueron recogidos en Barra- cas (1902, Venrurt). El perteneciente al profesor L. Haumaw-Merck, en Campana, Bañados del Paraná (1906) y lleva la siguiente observación : « plante grimpante, trouvée aussi dans les bañados du rio de la Plata, á la hauteur de Los Talas (La Plata) ». Juaxa G. Dieckmann : Un nuevo Solanum argentino 79 Solanum platense Dircxuaxy, n. sp. Diac. Leptoslemonum : asterotrichotam ; oliganthes. — Fruticosum, adscendens vel scandens glanduloso-hispidum, aculeis rectis ochroleucis copiosis acicularibus armatum, foliis solitariis petiolatis basi cordatis ovato — lanceolatis sinuosis utrinque ad nervos aculea tis, hispidis, apice acuto vel subob-— tuso, utrinque his- pidis vel pilosulis, pilis simplicibus cum stellatis in-- termixtis. Petiolis 20-30— 60 mm. long. pu- berulis, aculeatis. Pedunculi latera— les uni vel biflori, pilos1, aculeati api- ce incrassato, flo- riferi 10-15 mm. longi. Calyx his pidus aculeatus, stellatus, 8 mm. diam. profunde 5- fidus, laciniis lan- ceolatis 3 mm. lon- g1s, accrescens et Solanum platense, n. sp. — (A) Ejemplar trepador, 2/5 tamaño natural ; . (B) Corte transversal de tallo (sector); (C) Corte transversal de hoja 16 mm. diam. (nervadura central y lámina) ; p. pelos, ep. epidermis, c. colénquima, sp. espina, pq. parénquima, lb. liber, v. /. fibras y vasos leñosos, f. e. fibras de esclerénquima, cr. cristales, e. empalizada m. medula. Gorolla 12 mm. diam. alba vel pa- llide coerulescens, S-partita, laciniis triangularibus, acutis 5 mm. lon- gis, extus pilosulis, intus glabris, reflexis. Stamina 8 mm. long. Ep lamenta filiformia, brevissima, alba. Antherae conicae, superne attenua- tae, luteae, parum conniventes. Bacca globosa 10-30 mm. diam. Obs. Planta in pratis adscendens usque 20-3o cm. alta, sed in sylvis alte scandens 3—metralis et ultra. 80 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Loc. Species hucusque tantum in pratis et sylvis argentinis prope civitatem Buenos Ayres lecta. Descri. — Planta leñosa, ascendente ó trepadora, espinosa. Ratz. — Principal, tortuosa, parduzca con numerosas raicecillas se- cundarias. Tallo. — Nacen varios del cuello de la raíz y luego se ramifican poco. Subcilíndrico en la base ; anguloso y acanalado hacia el ápice; amarillo parduzco. Naturaleza híspida y muy espinosa. Pelos blanquecinos sim- ples Espinas pequeñas (3-5 mm. long.) anaranjadas, agudiísimas insertas en toda su superficie. Hoja. Simples, oval-lanceoladas, sinuadas 6 lobadas. Base cor— dada, ápice subagudo, raras veces obtuso. Color: verde obscuro cara dorsal, gris verdoso cara ventral. Nervadura : pinatinervada, 4-6 pares de nervios principales. Espinas iguales á las del tallo, abundantes en las ner- vaduras de ambas caras ; pelos simples abundantes en ambas caras y estre- llados en menor número (casi siempre con 4-6 radios). Dimensiones de la lámina : 3-5 centím. long. 2,5-3 centím. ancho en su máximo diámetro transversal. Peciolo : 2-3(-6) centím. long., flexible, acanalado, aculeado. Infloresc. — Pobre, lateral; casi siempre 1-2 flores, á veces 3, en seudo umbelas ; pedicelos espinosos, acrescentes después de la floración. Cáliz. — Campanulado, 5-lobado; lob. lanceolados agudos 3 mm. long. 1 mm. ancho, en la flor; lob. 5 mm. long. 7,2 mm. ancho en el fruto; es, pues, acrescente después de la floración. Hispido y aculeado. Gorola. — Blanca ó celeste; 12 mm. diam., estrellada, profunda- mente lobada, lob. triangulares 5 mm. long. 3 mm. ancho en la base. Exteriormente pubescente. Androceo. — Filamentos brevísimos ; anteras alargadas, atenuadas, anaranjadas 5 mm. long. ; dehiscencia biporicida, luego longitudinal, introrsa. Gineceo. — Ovario subcónico, estilo glabro más largo que los estam- bres, ensanchado en su ápice ; estigma bipartido. Fruto. — Baya esférica, pardo-negruzca en la madurez, 1,5-3 centím. diam., glabra ó con escasos pelos estrellados. Florece de diciembre á marzo. Geografía. — Rep. Arg.: B. Aires (márgenes del rio de la Plata y Paraná). Loc. Campana (H. Mercx), Barracas al Sur (Venturi), Maciel (Hicken), Quiímes (Hicken), Los Talas (H. Merck). Adap taciones. — Al sostén : tallo trepador que se apoya en los troncos Juaya G. DieckmanN : Un nuevo Solanum argentino 81 de los árboles en los bosquecillos ribereños. Á la defensa: Desarrollo abundantísimo de espinas. Á la habitación : tiene preferencia para re- giones cercanas á los ríos; sin embargo, crece en terrenos arenosos. Á la transpiración : constituye una curiosa combinación del tipo hi- drófilo y xerófilo. Su tendencia trepadora, carácter de planta propia de lugares húmedos, responde al primero; su organografía y anatomía al segundo. Dada la circunstancia de encontrarse esta especie en los bosquecillos ribereños junto con los demás Solanos trepadores, podría admitirse un origen común para ellos, por ejemplo las regiones tropicales (Brasil, Paraguay, Chaco), actuando como vehículo de transporte de las semillas, la corriente de los grandes rios. Hisroocra — Método de doble coloración diferencial, verde-iodo = carmín bórico. Tallo. — Epidermis : bien caracterizada ; espinas y pelos simples ; colénquima abundante en los ángulos más salientes ; parénquima cor— tical de grandes células regulares ; fibras de esclerénquima externas, for- mando una simple hilera casi continua, muy próximas al ¿ber externo : cambium poco visible; anillo leñoso considerable con grandes vasos y fibras abundantes ; liber interno y parénquima medular escaso. Ors. — Tallo fistuloso. Hoja. — (Nervadura central y lámina). Nervadura : Epidermis con pelos simples (algunos glandulares) y estrellados: parénquima abun- dante; liber bien caracterizado ; pocos vasos y fibras leñosas. Lamina : Epidermis igual á la de la nervadura; tejido de empalizada simple, poco visible ; parénquima con inclusiones (de oxalato cálcico). Nota. — Los caracteres histológicos del tallo y la hoja concuerdan con los de la mayor parte de especies de Solanum. Sobre la polinación de una Malpighiácea del género Stigmaphyllon vor LUCIEN HAUMAN-MERCK. Las flores de las Malpighiáceas presentan complicaciones de estructura que dejan suponer adaptaciones entomófilas estrechas, pero no existen que yo sepa, observaciones que expliquen el mecanismo de la fecundación, 82 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS A TOTO Stigmaphyllon littorale Juss. Esquema de una llor vista de arriba : sólo el pétalo erguido se representa, con la cicatriz dejada en la uñuela por los insectos. AB plano de simetría (12 diám.) Lucien Haumay-Merck : Sobre la polinación “de una Malpighiácea 83 ni, particularmente, interpretación alguna del papel de las enormes glán- dulas calicinales, tan características para la familia. En la monografía de Niznewzt (Die Natirl. Pflanzenfam.) de fecha 1890, el cortísimo párrafo sobre polinación no contiene sino generalida— des, entre las cuales esta afirmación : que faltan observaciones que per- mitan decir « si las glándulas calicinales desempeñan un papel, y cuál, en la polinación » (HH, 4, 48). En el tomo 1HI de Handbuch der Bliten- biologie de xxurH (1904) no hay sino observaciones de detalle sobre un escaso número de especies y la bibliografía de los años siguientes no me suministró ningún dato más. -En tales condiciones me pareció interesante publicar las observaciones que tuve la oportunidad de hacer sobre Stigmaphyllon (1) littorale Juss., la única Malpighiácea que se encuentra con alguna frecuencia en los alre— dedores de Buenos Aires. S. /ittorale es una enredadera de hojas amplias y abundantes, que no alcanza, aquí por lo menos, grandes dimensiones ; originaria del norte del país y del Brasil Meridional, no se encuentra en Buenos Aires sino en la misma orilla del río de la Plata, donde no debe considerarse sino como una infiltración tropical y subtropical debida á los grandes ríos. Las particularidades de sus flores son tan numerosas é íntimamente relacionadas con el mecanismo de la polinación, que creo indispensable, aunque la especie sea bien conocida, recordarlas con cierta precisión : Inflorescencias axilares, en umbelas, á veces en umbelas compuestas, largamente pedunculadas y dominando el follaje, formadas en término medio, por una docena de flores bastante grandes (15 mm. de diámetro) y de un amarillo oro muy vivo ; el plano de la umbela no es nunca horizontal como en las Umbelíferas, sino netamente oblícuo. Cáliz de cinco sépalos anchos y rígidos, que vuelven á cerrarse sobre el receptáculo durante la antesis y de los cuales cuatro llevan dos grandes glándulas ovaladas, senta- das, dispuestas longitudinalmente de cada lado del eje del sépalo y dejando entre sí un surco profundo. Corola de cinco pétalos largamente unguiculados con limbo cóncavo y dentellado ; el pétalo diametralmente opuesto al sépalo sin glándula queda erguido durante la antesis, mientras los demás se encorvan hacia abajo ; esta disposición determina en la flor una cigomorfia bastante acentuada, y, siendo vertical el plano de simetría como es la regla en las flores cigomorfas, resulta que el pétalo erguido queda siempre dirigido hacia arriba y el sépalo sin glándula hacia abajo (figura) Androéceo displostémono ; los estambres y sus anteras tienen dimensiones diversas, pero todas son fértiles contrariamente á lo que dicen los autores; los conectivos blan- cos. esponjosos y como hinchados, son muy desarrollados. Polen amarillo, esférico. de bo á 65 z de diámetro, liso, poco abundante y muy glutinoso. (1) El Index Kew. conserva esta ortografía primitiva: las Nat. Pflanzenfam. adoptaron la co- rección Stigmatophyllon. 84 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Gineceo trímero, cuyos carpelos libres llevan un estilo erguido corto, filiforme, abriéndose, en un nivel un poco superior al de los estambres, en un estigma foliáceo verde (1); eluno, mediano, está opuesto al sépalo sin glándula ; los otros dos supe- riores en el plano de simetría. Las láminas estigmáticas, netamente ahondadas en forma de cuchara, están horizontalmente dobladas hacia el exterior, su cara cóncava hacia abajo (2). Las papilas estigmáticas, están localizadas en una pequeña protuberan- cia situada en la base de cada limbo, en el nivel del codo que este último hace con el estilo. Volveremos á hablar de las diferencias que existen entre los estigmas laterales y el mediano. Además los sépalos, al volver á cerrarse después de abrirse la corola, se insinúan entre las uñuelas de los pétalos y empujan los estambres que se inclinan y convergen hacia el centro de la flor. Hacen excepción sin embargo los tres estambres cuyo movimiento centrípeto se encuentra contrarrestado por los estilos: de estos tres estam- bres, que se ocultan debajo de las cucharas estigmáticas, dos sólo y no los tres como dice NiebeNzU (loc. cit.), los opuestos á los carpelos laterales, se desarrollan mucho más que los otros, su filamento más alto y robusto queda erguido, y su antera más gruesa y rica en polen alcanza casi la lámina estigmática en la cavidad de la cual desaparece casi enteramente. La flor, cigomorfa, pues, en sus cuatro verticilos, no desprende olor alguno. En cuanto á las épocas de floración, en el clima de Buenos Aires, pueden llegar á tres : noviembre, enero, marzo-abril como pude obser varlo en los ejemplares que cultivo en el jardín botánico de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Las flores, muy brillantes, son visitadas con suma frecuencia por los insectos ; en días hermosos de primavera noté sobre las umbelas moscas diversas, Avispas (Polystes versicolor Ot1v.), Apidos, mientras Hormigas (Atta Lund) y Chinches verdes (Edessa sp.) corren á lo largo de los pe- dúnculos ; todos estos insectos explotan las glándulas del cáliz, pero las hormigas y las chinches se dirigen también hacia los nectarios extraflora- les, en el ápice del pedúnculo común, en la base y en el ápice de los peciolos, etc. Pero, entre estos visitantes, llama pronto la atención una pequeña abeja, Centris lanipes, F., var. tarsala Sm., no sólo porque es eon mucho la especie más frecuente y más constante, sino, sobre todo. en razón de la manera del todo especial con que explota la flor. Inmediatamente des- pués de su llegada sobre ésta, se ve al animal orientarse, buscar el pétalo erguido cuya uña agarra un poco debajo del limbo, entre sus maxilas, y colocar sus partes posteriores sobre el pétalo desprovisto de glándulas; (1) De allí el nombre genérico Stigmaphyllon. (2) Compare con la fig. 45, D, de Vat. Pflanzenfam. (loc. cit.) designado erróneamente por la letra E en la leyenda, pero la curvatura ho corresponde exactamente con lo que existe en $. littorale. Lucien Haumas-Merck : Sobre la polinación de una Malpighiácea 1.90 una vez el insecto en esta posición, se nota, que el espacio que dejan entre sí las uñas de los pétalos doblados, cada una de las cuatro patas anterio— res cae de por sí lo sobre uno de sépalos glanduliferos, y se ve al insecto ponerse, si así puede decirse, á pedalear con sus cuatro miembros anterio— res sobre los cuatro pares de glándulas, frotándolas enérgicamente para colectar el néctar segregado. El surco interglandular ayuda á mantener en buena dirección cada una de las patas que pasa alternativamente sobre cada una de las glándulas de cada sépalo. Mientras tanto el insecto aplasta los estambres reunidos como lo vimos en el centro de la flor, y su faz ventral se cubre de un polen que llevará luego sobre las papilas estig- máticas, perfectamente dispuestas para eso, de las flores visitadas luego. La uña del pétalo erguido deja ver, después de la partida del visitante, una pequeña cicatriz obscura en el sitio en que los tejidos fueron machu— cados por las maxilas del insecto. Esta cicatriz ha sido figurada en el dibujo que acompaña á esta nota. Los Centris lantpes, en la época de la primera floración á lo menos, son muy abundantes alrededor de las inflorescencias abiertas de $. litto— rale; diez ó doce pueden observarse á menudo sobre una misma planta. volando de flor á flor y de umbela en umbela, para volveralgunos instan- tes después á las flores ya visitadas, tan ocupados de su trabajo que la presencia del observador no les molesta lo más mínimo. Merced á estas circunstancias he podido ver los hechos referidos repetirse centenares de veces: siempre la abeja toma la posición descripta, posición tan exacta- mente delerminada por la estructura floral que, á pesar del número á veces crecido de las visitas recibidas por una misma flor, la cicatriz de que hemos habladu es siempre única, no presentando sino una línea transversal delgada, á un milímetro, más ó menos, de la base de la lámina. El siguiente experimento enseña, por otra parte, cuán arraigada está en el insecto la costumbre de encontrar la flor orientada comolo vimos: al lado de las flores normalmente orientadas de una umbela, se atraía una inflorescencia vecina con sólo una ó dos flores abiertas, disponiéndolas de tal manera que el pétalo erguido quedase dirigido hacia abajo; los Centris, abundantes en aquella época, cuando llegaban sobre una flor in- vertida, ó bien se alejaban en seguida, ó bien trataban sin embargo de libar, pero pronto renunciaban, cansados sin duda por la incómoda posi- ción que debían tomar. Varias veces sin embargo, observé que un Centris, después de tentati— vas vanas, llegaba á encontrar — tal vez por casualidad — el pétalo ergui- do; lo agarraba en seguida y se encontraba por el hecho mismo en la posición de cosecha. BOL. SOC. PHYSIS. — T, Il. =] 86 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Su perseverancia quedaba bien recompensada, habiéndose acumulado sin duda, una abundante secreción sobre las glándulas sin visitarse desde el principio del experimento ; en efecto, mientras la visitas normales de los Centris no duran más de veinte segundos, algunos, en las condiciones particulares que acabamos de ver, se quedaron más de dos minutos. Otra especie, €. nigriventis Burmerster, algo más grande que la anterior, pero mucho menos común, visita las mismas flores en idénticas condiciones (1). Ninguno de los otros insectos que visitan el S. litlorale posee la com- prehensión de la estructura de sus flores : se limitan á recoger las secre- ciones de las glándulas del cáliz con sus órganos bucales y sólo por casua- lidad y excepcionalmente pudieran desempeñar un papel en la polinación cruzada. Conviene recordar que Duckk observó cerca de Pará las flores de $. rotundifolium Juss., visitadas por Centris minuta Mocs. (según Kxurn, loc. c1t.). Nos queda por interpretar la forma extraña de los estigmas laterales y la robustez de los estambres que abrigan. El desarrollo desigual de las piezas del androéceo es un carácter muy frecuente en las Malpighiáceas (véase NieDExzU, loc. cit., fig. 38, C, D, E, M); la estructura foliácea de los estigmas es particular, al contrario, al género que nos ocupa. Pudiera verse en este carácter un dispositivo destinado á impedir el contacto de los estigmas con las anteras, situadas en el mismo nivel, de los estambres más desarrollados — y no veo lo que pudiera objetarse á esta interpreta— ción para lo que se refiere al carpelo del medio, de forma simétrica y cuyas papilas están en la base y sobre la línea media de la cara superior de su lámina : el contacto con la antera resulta, pues, imposible ; pero vimos que el filamento que la sostiene no es más desarrollado que el de sus veci- nas ! Los carpelos laterales, ellos, no presentan la forma, posiblemente primitiva del carpelo medio: su lámina es asimétrica y, de una torsión del estilo, resulta que la protuberancia papilosa no se encuentra en la línea media, sino sobre el borde del limbo, como lo indica la figu- ra. Ahora bien, el estambre abrigado por cada uno de estos estigmas es grande, rígido y su antera toca el fondo de la cuchara que siempre se encuentra llena de polen, y este polen, especialmente depositado hacia la base del limbo, ya que la antera es introrsa, se encuentra á una redu— cidísima distancia de las papilas estigmáticas, distancia que salvará por el (1) Debo la determinación de estos Himenópteros á la amabilidad del señor Jraw Brérnes, entomólogo del Museo Nacional de Buenos Aires. Lucies Haumas-Merck : Sobre la polinación de una Malpightácea 00 =] menor movimiento de los estigmas, debido por ejemplo al pasaje de uno cualquiera de los numerosos insectos — otros que los Centris — que visi- tan la flor. Greo, pues, que se puede ver en las particularidades morfológ+— cas descriptas, una disposición que permite la autogamia sucedánea. Quise verificar la exactitud de esta interpretación y constatar experimen- talmente la posibilidad de la autofecundación, pero la cosa resulta casi imposible en Buenos Aires en razón del número muy reducido de las fruc- tificaciones: en efecto, de centenares de flores á penas si resultan dos ó tres frutos maduros. Por lo tanto. el hecho de que de las diez umbelas que cubrí con una bolsita de gasa de seda no haya obtenido un solo fruto, no basta para demostrar que la autofecundación es imposible. Me parece, pues, probable que, á la par que constituye un ejemplo difí- cilmente contestable de una adaptación recíproca de flor á insecto (cuatro sépalos nectariferos, pétalos erguido, anteras reunidas en el centro), y de insecto á flor (pues creo que es necesario considerar como una adap- tación de parte del insecto la comprehensión de esta estructura), S. /1tlo— rale presenta también, como tantas otras especies entomófilas, detalles de construcción que aseguran, en caso que fuera necesaria, la autogomia sucedánea. Una vez adquiridos estos hechos, una serie de preguntas se presentan al espiritu : la explotación de las glándulas calicinales por las patas de los insectos ¿es un hecho general en el género Stigmaphyllon, ó bien se verl- fica en todas las Malpighiáceas de cuatro sépalos glandulíferos ? Cuáles son las adaptaciones entomófilas de las especies cuyos cinco sépalos llevan nectarios? Y ¿qué es lo que sucede en las especies que sólo poseen seis elándulas? Problemas todos que es de esperar se solucionen por nuevas observaciones. Buenos Aires, mayo IQLI. Nota. — Este trabajo se publica también, en francés, en el tomo IX (1912) del Recueil de PIns- titul botanique Léo Errera, de Bruselas. Description d'un Coléoptere argentín nouveau par JEAN BRETHES. Eustilbus gossypii, n. sp. Oblongus, nilidas, supra viz piceus, subtus antennis pedibusque testaceo-ferrugineis. Long. 2 mm.; lat. + 1 mm. 2. Ovale oblong, dessus d'un brun de poix brillant, dessous, antennes et pattes testacés. Téte, corselet et élytres avec une réticulation micros 38 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS copique transverse, sur les élytres légérement plus grosse; on y dis- tingue au microscope de petits points enfoncés non serrés. Antennes á premier article Ovale, assez gros, 2” un peu moins gros el aussi long, 3 áa 8 minces sélargissant progressivement vers l'extrémité, massue 3-articulée, articles bien distincts. le dernier article le plus gros; lon- gueur des articles: 70, 68, 60, 30, 40, 30, 30, 28, 70, 60, 135 y,. Corselet double large que long, angles antérieurs légéerement saillants et un peu relevés, angles postérieurs droits, la base á peine bisinuée. Ecusson en triangle équilatéral. Elytres avec une ligne enfoncée qui longe leur bord antérieur et se confond avec eux vers l'angle latéral et quí touche le bord interne vers Pextrémité de lécusson. La ligne sub— suturale s'eflace vers le tiers antérieur. On distingue á peine des lignes de points enfoncés. Lobe prosternal avec / soies. Métasternum avec une ligne sous-fémorale droite. Type au Musée National de Buenos Aires. Provient d'une plante de coton du Chaco. — A la description antérieure j'ajouteral que j'al rencontré á Palermo (Bs. Altres), en septembre 1908, une grande quantité de Trogoderma pectinicorne Rerrr. dans tous les états, dermestide connu du Brésil par la description originale de Rerrrer et dont on n'avait plus parlé depuis. Rerrrer parait n'avoir eu a sa disposition que des Q ; le mále se distin- gue de la femelle par les antennes proprement flabellées dans six de leurs articles. Sobre un ciliado parásito del sapo POR J. M. DE LA RUA El profesor M. DortLo-Jurano, jefe de trabajos prácticos de zoología en la Facultad de Ciencias, me entregó, para su determinación, un ciliado que había encontrado en gran abundancia en el recto de un sapo cuya disección había hecho en el Laboratorio á su cargo. Este parásito, nuevo, creo, para la Argentina, pertenece al género Nyctotherus. Las especies de este género parecen ser todas parásitas del tubo digestivo de varios invertebrados y de algunos vertebrados, estando entre éstos el hombre, en el cual también fué encontrado. Pocos días después me comunicó el señor DoeLLo-Jurabo, haber hallado varias veces en el intestino de la cucaracha común, abierta para buscar gregarinas, otro ciliado que, si José M. be ta Rua : Sobre un ciliado parásito del sapo 89 no idéntico, era al menos muy semejante al anterior; y agregaba la cu- riosa é interesante observación que sigue: «Las cucarachas que tenían este ciliado, no contenían gregarinas y las que tenían gregarinas, no con- tenían el ciliado ». ¿Relación de causa y efecto? Para comprobarlo pro- seguiremos la observación, pues vale la pena. Como no he visto este último ciliado, no puedo decir si es ó no la mis- ma especie, aunque es casi seguro que se trata de una especie diferente, pues de las cuatro de este género que describe Kexr (1), una es parásita de la cucaracha (Blatta): dos de otros invertebrados y la otra de verte— brados (anfibios). Es probable que el ciliado parásito de la cucaracha de acá sea la misma especie europea (N. ovalis). Sin embargo, hay un de- talle que deja la cuestión dudosa: Yo refiero el ciliado de nuestro sapo (Bufo marinus) á la misma especie que parasita el sapo europeo (Bufo vulgaris), con cuya descripción, exceptuando la parte que se refiere á la forma y tal vez al núcleo, concuerda también. Kewr lo describe como re- niforme (body bean— or hkidney-shaped) y así lo dibuja, mientras que la forma del que me ocupa responde mejor á su nombre específico (cordifor- mis), como lo digo en la descripción que hago del mismo y lo represento en la figura que la acompaña. Este detalle pudiera carecer de importan— cia, especialmente en este caso, dado que algunos ejemplares, muy ra— ros, suelen presentar un contorno vagamente reniforme, pero hay otros dos que parecen confirmar las sospechas del señor DorLLo-Jurapo de que ambos ciliados pertenecen á la misma especie. El primero es que, según Kewr, el ciliado parásito de la cucaracha tiene forma ovoidea (ovale) la que se podría tomar como sinónima ó equivalente de cordiforme, dada la elasticidad de las definiciones ; y el segundo es el que se refiere al mi—- cronúcleo que, según el autor citado, no ha sido observado en el parásito de la cucaracha, mientras que lo posee, y de tamaño considerable, el del sapo. Ahora bien, nosotros no hemos podido distinguir el micronúcleo en este ciliado, ni por su refringencia, que casi siempre es mayor que la del núcleo, ni por la acción de los colorantes... Greo inútil continuar la discu- sión de la cuestión, pues no se resolverá sino con el estudio comparativo de ambos parásitos, la que creo habremos hecho para el próximo número de Puysis. Entonces sabremos si se trata de la misma ó de diferentes es— pecies, ó de alguna variedad. Veremos también de comprobar su existen— cia en la rana. Mientras tanto, la refiero á la misma especie del sapo euro- peo. La posición sistemática, descripción y dibujo van á continuación : (1) Save Kexr, Manual of the Infusoria, London, 1881. go BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PIYSiS Orden HETEROTRICHIDA Suborden POLYTRICHIDA Pam. PLAGIOTOMIDAE Género N1ACTOTHERUS Lemx 18590 Nvctotherus (cordiformis Srri?) Largo : 110-410 y; ancho: So -330 y. Cuerpo cordiforme ú ovalado, visto de perfil, aunque aleunos ejempla- | | te] ) res, raros, presentan un contorno vagamente reniforme. Visto en perspectiva, su forma es algo té- traédrica 60 piramidal con la cara PS ventral ó derecha cóncava, la opues- Vitis pa MANI 21) YAA ta Ó dorsal convexa, muy especial- RN mente en el tercio posterior, donde » Y e 7 : o 1 OA se vuelve pronunciadamente gibo- 1 h > > . . Ed sa. Extremidad anterior algo aguda y más estrecha que la posterior : ésta regularmente redondeada aun- que interrumpida por la protube- rancia anual, que invierte la cur- va á ambos lados de ella. El borde Nyctotherus (cordiformis 2). N. núcleo ; A dorsal convexo ; el ventral con una escotadura en su parte media. La parte más gruesa corresponde á la mitad posterior del borde ventral, desde donde se adelgaza hacia el dorso y hacia la extremidad anterior. El campo peristomal lo forma una depresión acanalada que se inicia por una delgada ranura detrás de la extremidad apical, describe una pequeña curva hacia afuera, se inclina hacia atrás y termina en la mitad del borde ventral, des- plazándose ligerameute sobre el lado derecho, donde forma un amplio ves- tíbulo á la entrada de la faringe. La zona adoral ocupa todo el borde izquier- do del peristoma : sus cilias finas y abundantes están implantadas muy adentro, en la cara interna del borde. La faringe nace en la mitad del borde ventral, se dirige oblicuamente hacia atrás y termina cerca de la extremidad posterior. Está constituida por un tubo ciliado, amplio y muy desarro— llado, cuyo diámetro va disminuyendo gradualmente hasta los dos ter— cios más ó menos de su longitud total, donde se estrecha casi bruscamen- José M. be ta Rua : Sobre un ciliado parásito del sapo yI te para continuarse con un tubo de menor diámetro, la extremidad del cual termina en una pequeña cámara ó vacuola. Las cilias del interior de la faringe (muy mal dibujadas en la figura), cuyo largo es igual al diáme- tro de ésta, forman una hilera continua ó membranela implantada en la parte superior, y parecen ser la continuación de la zona adoral, aunque á veces los movimientos de aquéllas son independientes de los de ésta. Al agitarse la membranela se ve ondular su borde libre, pero cuando está en reposo ó el animal ha muerto, las. cilias que la componen quedan com- pletamente extendidas y con un paralelismo tan regular que aparenta un tubo circularmente estriado con todo el aspecto de una tráquea de insecto. Las paredes de la faringe, en sus dos tercios anteriores, son rígidas, por lo que su posición es constante, mientras que la porción posterior, más estrecha, tiene paredes libres y flexibles, lo que hace que su posición sea variable. Esta última sigue en general la dirección de la parte anterior ; pero muchas veces la extremidad libre se dobla hacia adelante y hacia arriba formando en muchos casos, un arco más ó menos cerrado y casi perfecto, que da al conjunto la forma de un largo signo de interrogación, lo cual sucede especialmente después de muerto el animal. El núcleo, grande, granuloso, muy refringente y visible, situado en la mitad anterior y dispuesto oblicuamente sobre el borde superior de la fa- ringe, con el cual está á veces en contacto, tiene forma de plantilla, con su extremidad posterior más ancha y, aunque parece que no siempre, con una prolongación en forma de pico. No he podido distinguir el micro núcleo. La vacuola contráctil se encuentra en el tercio posterior, cerca del bor- de ventral, y desaparece y reaparece á grandes intervalos. La vacuola no se distingue en seguida cuando se empieza la observa— ción de la gota, que contiene al parásito, inmediatamente después de co- locada sobre el porta, y antes de ponerle el cubre ; pero sí después de co- locar éste, especialmente sí ha transcurrido un buen rato. Entonces, ya sea por la simple presión del cubre ó porque el líquido ha empezado á evaporarse ó por ambas causas juntas, la distancia entre el cubre y el por- ta disminuye, lo que obliga al animal á comprimirse y como consecuen— cla, parece, se ve formarse la vacuola principal acompañada con frecuen— cia de varias otras accesorias en distintos puntos. La vacuola pudiera me- jor en este caso ser denominada vesícula excretora, pues su función de tal es evidente. Al contraerse se forma ó se hace visible un canal de co- municación, con paredes irregulares y dirección sinuosa, entre la vacuola y el ano. He observado la aparición de varias otras vacuolas más peque- ñas alrededor de la principal, las que se ponían en comunicación con ésta 92 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS por medio de canalículos, fusionándose después con ella y dando así ori- gen á otra de gran tamaño. He visto también en algunos ejemplares for— marse una gran vacuola cerca de la extremidad anterior, poniéndose en seguida en comunicación con el ano por medio de un canal ancho y muy visible por su transparencia. El ano es una abertura elíptica muy acentuada situada en la extremi- dad posterior. Sus bordes están bastante separados y tan salientes que forman una protuberancia alrededor de él. Del ano parte hacia arriba y con inclinación ventral, una especie de recto ó pasaje tubular que estre- chándose paulatinamente concluye por perderse antes de llegar á la va- cuola con la cual está en comunicación. lo que se observa mejor cuando aquella funciona. El protoplasma es muy opaco debido á la gran cantidad de pigmento pardo amarillento que contiene. Este pigmento suele presentarse más re- concentrado en la parte anterior, cerca del núcleo y también en el tercio posterior. Contiene, además, numerosísimas granulaciones grandes, elip- soldeas y refringentes, las que al desgarrarse la cutícula, salen dotadas del característico movimiento browniano, aisladas ó encerradas en vesículas de distintos tamaños y paredes resistentes. La cutícula es gruesa, con estriación longitudinal y uniforme, y abun- dantemente revestida de cilias. El animal se mueve constantemente, pero se desplaza con relativa len— titud. Estos parásitos, colocados en solución fisiológica al 7 p. 1000, con una parte del contenido rectal, se conservan vivos después de dos meses, y aparentemente en el mismo estado. Campaña contra la langosta en la región permanente por M. DOELLO-JURADO Los excelentes resultados que prometen los ensayos realizados por M. D'HéreLLE con el Coccobacillas (1) durante el verano pasado, dan ac- tualidad á la cuestión de la lucha contra la langosta, de la que tanto se ha hablado, aunque no siempre en forma razonable. Es tan general el interés que el problema despierta, que se comprende (1) Véase pág. 106 de este Boletín : Gararbo, La destrucción de la langosta, etc. / y M. Dornto-Jurano : Campaña contra la langosta 93 muy bien cómo todo el mundo quiere tener una opinión sobre él. Y como la gente cree que éste es uno de los tantos problemas que pueden resol verse « por medio del sentido común, no más », y que basta haber visto una manga de langosta, para saber todo cuanto con ella se refiere, cada cual ha echado su cuarto á espadas en el tema, logrando producir así la más lamentable confusión de ideas. Pero nada sería que la desorientación hubiera alcanzado á la opinión pública, que ha concluido por recibir con prudente escepticismo todas las informaciones al respecto : lo grave es que la Dirección oficial del ramo. parecía no tener criterio seguro sobre un asunto en que habría sido inex— cusable no tenerlo, dado que sobre ella pesa la responsabilidad inmediata, y que ella posee los necesarios elementos de juicio, suministrados por sus oficinas técnicas. Así, al menos, se siente tentado de creerlo el espectador que sigue desde afuera este curioso proceso con verdadero interés cuando ve la ad- mirable facilidad con que aquella Dirección ha cambiado de rumbos en un cortísimo espacio de tiempo. No se sabe con exactitud si es que la necesaria experiencia de los métodos se verifica con extraordinaria ra-— pidez, como para poder juzgar de los resultados en menos tiempo del que se ha empleado para idear los medios, ó st es que no se tiene fe en ella : «Experientia fallas » —decía Hipócrates. Convenido ; pero al menos, dé- mosle tiempo para que se realice. El año pasado tuvimos oportunidad de llamar la atención (véase La Nación del 8 de marzo de 1911) sobre las importantes investigaciones rea- lizadas en Bolivia por el naturalista D. Exriue LyxcH ArriBÁLZAGA (1), á propósito de la región permanente de la langosta. Señalábamos entonces la transcendencia de aquellos estudios, sus garantías de seriedad y de exac- titud, y la necesidad de proseguir en el sendero empezado. Como se sabe, el Sr. LyxcH ArripárzaGa dejó sentado, después de la expedición realizada al efecto en el territorio Boliviano, que la langosta voladora tiene su « re- gión permanente », esto es, la zona donde existe siempre, sin diferencia de estaciones, en el oriente de aquel país. desde donde irradia en el ve- rano hacia el nuestro, que constituye así su región temporaria, Ó « zona de dispersión estival ». Estos interesantes estudios habían permanecido hasta entonces poco menos que inadvertidos, debido quizás á que la Di- rección que los autorizó, no era ya la misma que recibió el informe, y que poseía quizás una opinión algo distinta sobre el punto. (1) Informe sobre una investigación realizada en Bolivia acerca de la región permanente de la lan- gosta voladora, por E. Lyxcw ArrimázaGa. Bs. As. 1910. 94 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Esto no obstante, dicha repartición resolvió pocos días después de la publicación citada (véase La Nación del 22 de marzo de 1911), llamar al Sr. Lyscu ArrIBÁLZAGA para que en unión de los miembros de la Comi- sión Central, y en base á las conclusiones del informe citado, proce- diera á proyectar un convenio internacional con Bolivia y el Brasil, á fin de llevar al territorio de aquella, la campaña contra el acridio sobre el foco mismo. Pero entretanto, la Comisión había recibido extraoficial- mente ciertas informaciones, bastante incompletas por cierto, de un in- geniero Passixr, al servicio de la Compagnie des Caoutchoucs de Matto (Grosso, como asimismo del coronel brasileño Sr. Suva Roxbox, según las cuales, la región permanente estaría, no en el oriente boliviano, sino en el campo de los Paresís, estado de Matto Grosso. En la duda, se optó por hacer venir también al Sr. Passixr, á fin de que ampliara sus infor mes ; pero este señor no acudió á la cita. En el deseo de aclarar el pun— to, la Comisión resolvió encomendar al propio Sr. Lyxcm, la misión de trasladarse á Río Janeiro, para entrevistarse con los informantes oficio- sos. Pero no se reduciría á esto su misión : debería también sonar la opinión del gobierno fluminense sobre la oportunidad de un convenio entre los dos países para la campaña común. El comisionado argentino, provisto de los poderes oficiales que lo au— torizaban como tal, realizó con felicidad su tarea. Habiéndose trasladado a Río Janeiro á mediados del año pasado, pudo comprobar bien pronto que los datos suministrados á la Comisión eran erróneos ó de escaso va— lor. En efecto, existía langosta en los campos de Matto Grosso, pero en verano, lo mismo que aquí: sólo resultaba de esto que aquel paraje está dentro de los de la zona de dispersión estival, cosa que se sabía desde ha- ce tiempo. Otras langostas que le fueron exhibidas allí al Sr. Lyxcn, resultaron ser completamente distintas (1) de nuestra especie, aunque se- mejantes por su aspecto, sin conexión con ésta en sus migraciones, y de pequeña importancia en cuanto á los perjuicios que puede ocasionar á la agricultura, como lo son las especies colectivamente designadas entre nosotros con el nombre de tucuras. La Schistocerca paranensis existía y existe, sin embargo, en todo el Brasil meridional, pero, lo mismo que en aquellos otros parajes, como visitante de verano. En cuanto al otro objeto de la misión, el resultado fué satisfactorio : la opi- nión del gobierno brasileño era francamente favorable al proyecto, que se presentaba tan bien auspiciado, y enel cual estaba muy interesado aquel país. (1) Es, según nos informa el Sr. Lyxcm, la Seyllina schistocercoides, de la tribu de los "Pru- xalinos, á la cual pertenecen justamente nuestras tucuras. M. Dorrno-Juravo : Campaña contra la langosta 0) Después de tan felices comienzos, era de esperarse que las operaciones prosiguieran en la misma vía. Pero la discontinuidad, mal crónico de nuestra administración, intervino bien pronto para esterilizar los fecun— dos comienzos. De regreso en Buenos Aires el enviado argentino se encontró al poco tiempo con el cambio sobrevenido en la Dirección central. La nueva é interina dirección echó en completo olvido lo hecho en este sentido por la anterior. ó bien no lo consideró útil. Lo cierto es que ya no se volvió á hablar más del asunto, ó por lo menos, no se han dado á conocer infor— maciones oficiales sobre él, de modo que no se sabe en qué ha quedado aquella gestión. Malogrado, pues, por un simple cambio de nombre en un puesto pú- blico, el fruto de una labor seria y llena de fundadas promesas ; perdido el tiempo y el dinero invertidos en ella, y, lo que es no menos sensible, comprometida la seriedad de nuestra administración en el concepto de la del país vecino, que recibe á nuestro emisario oficial en la confianza de que su misión responde á un madurado plan de gobierno, y que habrá hallado luego, poderosas razones para dudar de ello. Á la actual Dirección. bajo la cual se han realizado los principales en- sayos con el Cocobacillus, á que nos referíamos al principio, le correspon- dería exhumar aquellas gestiones del año pasado, ya olvidadas. Y si, co- mo cabe esperarlo, en la próxima temporada los ensayos se repiten con éxito creciente, y á la vez, por cambios climatéricos ú otros, la zona tem- poraria se reduce (como ha disminuido ya el verano pasado con respecto al anterior) y desaparece, 6 casi, la sub-permanente, sería el caso de pensar en llevar á la práctica la idea de una campaña en la región permanente del acridio, pero esta vez con el auxilio de sus microscópicos enemigos. Hay el peligro de que esta diminución natural en las invasiones anua- les de la langosta, — periodos de tregua que coinciden según parece, con los años de mayores lluvias, — haga creer que el insecto se ha ido para no volver, como se ha supuesto en otras ocasiones, y que en tal creencia durmamos tranquilamente. Son estos períodos, precisamente, los más indicados para emprender una campaña seria, no puramente defensiva, como hasta ahora, sino ofensiva, tomando al enemigo en sus propios cuarteles. 96 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA y Profesor D. José Arechavaleta Tenemos el pesar de anunciar á nuestros lectores la muerte del Prof. LD). José ArecuavaLera, Director del Museo de Historia Natural de Mon- tevideo, acaecida en aquella erdad el 16 de Junio pró- ximo pasado. Las filas de los natura- listas sudamericanos, de suyo poco numerosas, han sido sensiblemente raleadas en el curso de los tres últi— mos años. Primero desapa- recia Barsmosa RODRIGUES, el notable botánico brasile- ño, Director del Jardín Bo- tánico de Río; después D. Feperico Puriepr, digno heredero de un nombre ilus- tre en las Ciencias Natura- les, y Director del Museo de Santiago de Chile; luego, nuestro ÁmEGHIxO, el primer aniversario de cuya muer— te se conmemora en estos días, y últimamente, el Uruguay acaba de perder con ÁARECHAVALETA á un inestimable servidor del país, y la His- toria Natural á un cultivador de positivos méritos. D. José AreEcHAvALeErA era vasco español, pues había nacido en Bilbao el 27 de Septiembre de 1838 ; pero vino á Montevideo el año 52, siendo casi un niño por lo tanto, y sin más estudios que las primeras letras. Allí los continuó con mucha perseverancia, y obtuvo en 1862 el título de Profesor de Farmacia, á la vez que se dedicaba con ahinco, demostrando vocación decidida por las Ciencias Naturales, á hacer colecciones de im- sectos de todos los órdenes, pero especialmente coleópteros é himenópte— ros. Aunque no se consagró luego en especial á la entomología, la acti- Cróxica Y BiBLIOGRAFÍA 97 vidad de sus años juveniles no fué estéril, pues proveyó de numerosas formas de la fauna indigena á los más célebres entomólogos de la época, quienes hallaron entre ellas muchas especies inéditas, algunas de las cuales fueron bautizadas con su nombre. Desde aquella lejana época hasta su muerte, todas sus energías se desarrollaron en el país donde se había hecho hombre, de modo que puede considerársele como uru- guayo. En 1873 ingresó ÁRECHAVALETA en el Profesorado de la Universidad de Montevideo, obteniendo por concurso la cátedra de Botánica, creada entonces para los cursos preparatorios, pero que cuatro años después se incorporaba á la Facultad de Medicina. Desde entonces se dedicó preferentemente á aquella rama, en algunos grupos de la cual llegó á ser verdadera autoridad. Su enseñanza se dis— tinguió por el carácter práctico que supo imprimirle, en una época en que aun se conservaban los resabios escolásticos. Fué además el iniciador de los estudios de microbiología, fundando el Laboratorio de Bacteriología que sirvió de base al Instituto de Higiene Experimental. En este terreno no se limitó á la enseñanza : sus conoci- mientos tuvieron utilidad práctica en ocasión del peritaje que le fué con- fiado para probar que el tasajo del Río de la Plata no era vehículo del có- lera como se sostenía en el Brasil, donde, en tal creencia, se habían ce- rrado las puertas (1887) á su introducción. La prueba fué tan concluyen- te, que el Brasil volvió á abrir sus mercados á aquel producto. En 1883-84 dictó las clases de Zoología y Botánica en el Ateneo de Montevideo, y tomó participación activa en la campaña de reforma esco— lar realizada en aquellos años en el Uruguay por D. José Pebro VarELA. Por fin, después del interinato del Dr. Bere (1890-92) en la dirección del Museo Nacional de Montevideo, fué designado para ese cargo. Lo ha ocupado, pues, por espacio de veinte años. En 1894 comenzó la publi-- cación de los Anales de aquel Museo, alcanzando á dar á luz siete gruesos volúmenes, la casi totalidad de los cuales están ocupados por su impor- tantísima Flora Uruguaya, y sus Gramineas Uruguayas, que son sus obras capitales. Hasta el año pasado el Museo de Montevideo comprendía no sólo la parte científica sino la histórica, artística, etc., siendo ARECHAVALETA el Director General ; pero por Ley de la Legislatura uruguaya de 15 de Di- ciembre de 1911, el establecimiento fué dividido en museos independien- tes, y ÁRECHAVALETA Continuó con la dirección del de Historia Natural propiamente dicho. Esta separación tenía que ser de gran provecho para la vida de la institución, en la cual se iniciaba así una nueva época. ys BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS La lamentable desaparición de su jefe abre ahora un período de espera. Es de desear que éste sea lo más corto posible y que tenga una feliz so- lución. De la acertada elección del sucesor depende, en efecto, el éxito futuro de aquel instituto. El gobierno y los principales establecimientos docentes y científicos del país vecino se asociaron dignamente al duelo ocasionado por la muerte del Prof. ArecnavaLera. El Sr. Presidente de la República se hizo repre- sentar especialmente en el acto de la inhumación por el Sr. Ministro de Instrucción Pública; la Cámara de Representantes, en su sesión del día 17 de Junio, se puso de pie en homenaje á la memoria del distinguido naturalista; la Universidad, de la cual era profesor honorario desde 1909, se asoció igualmente al duelo, como lo hicieron también el Labo- ratorio Municipal de Análisis, fundado por él, el Centro Médico, el Ate- neo, etc. Todo demostró, en fin, que en la República del Uruguay tanto el Gobierno como el pueblo saben apreciar los méritos de los hombres como ARECHAVALETA, y manifestarlo en forma espontánea y honrosa. La Dirección. Progresos de las Ciencias Naturales en el país debidos a la iniciativa privada : el « Darwinion » del Prof. Dr. Hicken El hecho de que aquí, donde tantos establecimientos oficiales carecen de locales apropiados, un particular haya construído y dotado de su pro- pio peculio un gabinete cientifico, es realmente digno de mención. Á nuestra Sociedad, por los fines que persigue, le es particularmente grato dejar constancia de él en las páginas de su Boletín. Esto demuestra, en efecto. que se ha comenzado á entrar en la verdadera vía del progreso científico, cuya realidad está patentizada, más que por la acción del go- bierno (aun cuando ella fuera más eficaz de lo que por desgracia lo es entre nosotros), por la de la iniciativa privada. El gabinete construído por el Profesor Dr. CrisrómaL M. Hickex en Villa Progreso (partido de San Martín), cerca del límite del municipio, y al cual su dueño ha bautizado con el nombre venerable y simpático del más ilustre de los naturalistas, puede considerarse un verdadero instituto botánico, perfectamente dotado para cualquier clase de investigación en esta rama de la Biología. El amplio y hermoso edificio, cuyo plano y vistas publicamos, ha sido hecho expresamente, de acuerdo con las indicaciones de su propietario. En la planta baja, consiste en un gran salón y cuatro piezas más, una pa- Cronica Y BIBLIOGRAFÍA 99 ra la biblioteca y dos para laboratorios. En la planta alta existen tres pie- zas destinadas á huéspedes, que, de paso por Buenos Aires, deseen estu- diar las colecciones del gabinete. El salón grande contiene las colecciones vegetales del Dr. Hickex, de los que damos algunos detalles más adelante, á fin de:que los botánicos de la Argentina 6 de los países vecinos sepan adónde pueden dirigirse para el estudio de tal ó cual grupo ó familia. Con el mismo objeto damos una reseña de las obras más valiosas ó raras de la biblioteca del « Dar- winion » (de varias de las cuales no hay otros ejemplares en el país), á la á y $ 8 xl « Darwinion ». Frente principal cual los interesados pueden igualmente acudir en busca de cualquier cla- se de datos, pues su dueño la pone á disposición de todos los que se in- teresan por la Historia Natural. Esta biblioteca es quizás la más completa en lo que se refiere á la Flora argentina. La colección de plantas indígenas de todas las regiones del país, gran parte de las cuales ha sido recogida personalmente por su dueño en di- versas excursiones, es especialmente rica ; pero posee también herbarios muy valiosos de otros países de América y de varias partes del mundo. El total de las colecciones asciende á 32.000 especies distintas, siendo naturalmente muchas veces mayor el de ejemplares, pues cada especie está representada por varios de ellos. Todas estas plantas están perfectamente catalogadas, de modo que 100 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS en pocos minutos puede hallarse, entre tantos millares, la que se desea. Hay algunos herbarios que constituyen colecciones clásicas, pues están determinados por especialistas. Entre ellas, pueden citarse las siguientes : Liíquenes : colección el célebre especialista BrirzeLmeYer, que consta de 1000 especies ; colección de GLaupeEL, 400 especies. Musgos : colección Fiscuer, delas Indias, 500 especies ; dela Patago- nia, recogidos por Duséx, el botánico de la expedición NORDENSKJOLD, 260 especies. Los /Telechos, que constituyen la especialidad del Prof. Hicken, están representados por excelentes colecciones. Sobresale entre ellas la que fué Interior, Museo y herbario del distinguido botánico L. Sonrro, que consta de 645 especies distintas, sólo del Ecuador, y que su dueño se vió obligado á vender á raíz de la expulsión de los religiosos (á cuya categoría pertenecía) de aquel país. lista colección era el fruto de treinta años de trabajo. Hay además 613 especies de Helechos del Brasil, y entre los de las otras naciones sudamericanas y de África, Asia, etc.. suman 3Q00 espe cies más, sin contar las indígenas. La colección de Equisetíneas es notable, pues encierra la serie completa de las especies conocidas en todo el mundo, incluyendo todas las varie— dades de cada especie: una sola de ellas. el Equiseltum maximum, está representada por 70 formas distintas. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 101 Gramineas: colección KxEUCKER, 700 especies. Las Ciperaceas contie- nen, de esta misma colección, unas 500 especies, sin contar el género Carex que, él solo, está representado por 400 especies. El género Anthartum, de la familia de las Aroidleas, encierra 3d0 es- pecies, adquiridas también del Padre Sonrro, y que contiene los tipos que sirvieron á ExcLeER para su monografía de dichas plantas. Son también importantes las colecciones del género Piper, del Ecuador, con 109 es— pecies ; Salix, con 200 especies ; Rubus, con 150 especies, etc. Hay otras colecciones distribuidas por países ó continentes, con pres— cindencia de las familias vegetales, y entre ellas merecen citarse : Las de Europa, con 5000 especies ; de Asia, 1000 ; del África central, 300 especies : de los Estados Unidos (colección de Nasn) 3000 especies ; de « Darwinion ». Plano: A. Museo, B. Laboratorio de microscopía, C. Laboratorio de química, D. Biblioteca, E. F. G.: Vestíbulo, galería y toilette Méjico, 2000 ; de Guatemala, 400, y de todos los países sudamericanos. Como conjunto, la Flora argentina, es, naturalmente, la mejor repre— sentada, tanto por herbarios locales de las más distantes regiones del país, desde la Tierra del Fuego (y las islas Malvinas) hasta la gobernación de los Andes, como por herbarios personales, esto es, hechos por un mismo explorador ó viajero en sitios distintos. La enumeración de estas colec— ciones nos llevaría demasiado espacio, y por lo demás no podría ser com- pleta, desde que diariamente se aumentan por nuevas adquisiciones. Ó espontáneas donaciones. La generosidad de numerosos colaboradores enriquecen, en efecto, las colecciones del « Darwinion », respondiendo asi á la liberalidad con que su dueño permite que todos aprovechen de ellas. BOL, SOG. PHYSIS. — T. 1. 00 102 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Entre las obras de valor, por lo escasas ó lo costosas, que encierra la biblioteca, pueden citarse las siguientes : Annales des Sciences Naturelles (Botanique), serie completa, 110 vo- lúmenes ; Hooker, /cones plantarum : la Encyclopédie de Lamarck, que es tan raro hallar completa ; la revista Linnsea, completa ; ExcLer, Bota- nische Jahrbicher : Hooker, London Journal of Botany, completo, todas las series, ejemplar único en la Argentina ; la famosa Flora Brasiliensis de Marrius ; los Anales de la Universidad de Chile, que, como se sabe, con- tienen artículos científicos de valor, y que es muy difícil encontrar com—- pletos como están en el « Darwinion ». En lo referente á la Argentina, la biblioteca es como hemos dicho casi completa, pues comprende no sólo las obras especiales (muchas de ellas antiquísimas como la de Freumrée). sino también los artículos sueltos, recortes de diarios, etc. Aunque la Botánica sistemática y la fitogeografía son los principales objetos que persigue el « Darwinion », las investigaciones micrográficas y fisiológicas no están descuidadas, pues tiene dos laboratorios destina- dos á ellas. Por fin, la Mineralogía también se cultiva. Hay una apreciable colec— ción de minerales y de rocas, y la comodidad suficiente para realizar los ensayos químicos que se requieran. Escuela de Ciencias Naturales. El Premio Strobel para 1911. Creación de becas para el Doctorado. * El premio SrrosEL para 1911 ha sido adjudicado por resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias, al ex alumno Dr. J. M. DE La Rua. Tanto éste como el Dr. Carros M. MareLtr, á quien le fué asignado el del año 1910, han hecho espontánea donación de la suma que les correspondía á la Sociedad Pnysis. Como se sabe, este premio fué fundado por D. PeLecrinOo STROBEL, primer profesor de Historia Natural de la Universidad de Buenos Aires, con destino al mejor alumno de aquella asignatura. El premio consiste en los intereses del capital dejado por el donante, los cuales deben inver— tirse en útiles ó libros á elección del agraciado. En este caso el señor De- cano, interpretando justamente el espíritu de la fundación, ha consentido en que aquellos intereses pasen en efectivo al fondo social de Pnysrs. Crónica Y BiBLIOGRAFÍA 109 * Esta Sociedad ha pasado á la Universidad de Buenos Aires la nota que á continuación transcribimos, y que informa suficientemente sobre su objeto. Actualmente se halla á consideración del Consejo Superior, que es de esperar la resuelva favorablemente. Buenos Aires, Julio 28 de 1912. Al H. Consejo Superior de la Universidad Nacional de Buenos Altres. y La Sociedad Puysis, de cuya constitución y fines informa el adjunto Boletín, consecuente con el propósito enunciado en sus Bases (6*), en el sentido de que el es- tudio de las ciencias naturales, como carrera universitaria, adquiera el desarrollo que corresponde á su importancia como elemento de alta cultura, ha resuelto dirigirse á ese H. Consejo para pedir la creación de dos becas anuales de ciento cincuenta pesos cada una, para cada uno de los años del Doctorado en Ciencias Naturales que se cur- sa en la Facultad de Ciencias de esta Universidad. Estas becas (que en el primer año serían sólo dos) se adjudicarían por concurso entre los interesados, destinándoselas de preferencia á los alumnos egresados de los Colegios Nacionales del interior, que hu- biesen demostrado especial afición á la Historia Natural. Fundamos nuestro pedido, H. Consejo, en la necesidad reconocida de fomentar en algo la consagración de una parte, aunque sea pequeña, de la juventud argentina, á las disciplinas científicas puras, que tan escasos cultivadores encuentran entre nos- otros, no por falta de aptitudes ni de vocaciones, sino por falta de posibilidades mate- riales, y, muchas veces, de una simple dirección oportuna. Puede afirmarse que mu- chas fuerzas úliles se han malogrado ó esterilizado así. Por otra parte, la dedicación á esta clase de estudios ofrece tam pocos alicientes pecuniarios en oposición á los de las otras carreras universitarias, que la ayuda pedida se justifica más aún. Si se resolviese favorablemente esta solicitud, la Sociedad lo comunicaría á todos los Colegios Nacionales, á los cuales distribuye su Boletín, de modo que las dos primeras becas podrían ser adjudicadas en marzo próximo. Nos permitimos esperar que esa ilustrada corporación no desatenderá este pedido. —José M. ve ta Rua, presidente. M. Doello-Jurado, secretario. 9" Congreso Internacional! de Zoología. El noveno Congreso internacional de Zoología tendrá lugar en Móna- co, del 26 al 30 de marzo de 1913, bajo la presidencia del Principe D. ALBERTO DE Mónaco. El Prof. Jous1y, Secretario General, invita en nombre del presidente á los naturalistas de todas partes del mundo á adherirse á aquella reunión presentando memorias originales, comunicaciones. etc. El mencionado profesor facilitará á los interesados los datos necesarios, que pueden soli- citarse á su nombre, en el Instituto Oceanográfico, 195, Rue St. Jac- ques, París. 104 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Anales del Museo N. de Historia Natural de Buenos Aires, t. XX IL (Serie MI, t. XV). Ha aparecido este tomo de los Anales, que había quedado casi concluido á la muerte de Amecuixo, y que ha sido completado bajo la nueva dirección del Dr. GaLLarpo. Este volumen clausura, pues, la obra de la anterior dirección. que podemos apreciar ahora en su conjunto, y comprobar que ha sido muy considerable. En efecto, bajo la dirección de BurmersTER se publicaron tres volúmenes en treinta años (bien es cierto que de mayor formato) ; bajo la de BerG cinco en diez años, y bajo la de Amecmxo, quince en nueve años. Á partir del presente volumen, la división en series desaparecerá, llevando cada uno la numeración corrida que le corresponde á partir del 1? de la 1* serie (1864). Así, el tomo próximo será simplemente el t. XXI! (del cual ha aparecido ya una parte) y así sucesivamente. Esto facilitará las citas, que se hacen de este modo más cortas, y eli- mina posibles errores ó confusiones, por cuanto hay, p. e., tres lomos terceros, el de la 1%, 2% y 3* serie. Por lo demás, la nueva dirección entiende que esta división no tie- ne razón de ser. Inicia el presente volumen una interesante y bien documentada biografía de Amr- auixo por el Dr. Juax B. AmmroserrI, que contiene un resumen sucinto de las princi- pales obras del sabio y una lista completa de sus publicaciones. Sigue á esta necrolo- gía el mensaje y proyecto de ley del Poder Ejecutivo de la Nación pidiendo al Congre- so autorización para erigir un monumento que perpetúe la memoria del extinto Di- rector del Museo, y un proyecto de ley del Diputado Nacional Dr. Fraxcisco P. Morexo por el cual se autoriza al Ejecutivo para adquirir, con destino al Museo, las colecciones, libros y manuscritos del mismo. Ambos proyectos se hallan á consideración de la Cáma- ra, la cual seguramente los convertirá en ley en el presente período de sesiones. Siguen á continuación los siguientes trabajos : Amechixo, Fiorewrixo, La Calotte du Diprothomo d'apres lPorientation frontogla- bellaire. Romero, Áwroxio A., Las escorias y tierras cocidas de las Formaciones Sedimenta- rias Neogenas de la República Argentina. AmecHixo, FLorewtrixo, Age des Formations Sédimentaires Tertiaires de PArgenti- ne en relation avec l'Antiquité de "Homme. Cartes, Exrique DE, Ensayo geológico descriptivo de las GGuayquerías del Sur de Mendoza£(Departamento de San Carlos). Bertow1, A. pe WixkerriED, Contribución á la Biología de las Avispas y Abejas del Paraguay (Hymenoptera). ScaLa, Aucusto C., Contribución al estudio de las dobles coloraciones diferenciales obtenidas con un solo colorante. Sewer, Roporro, Classification des Stigmates Somatiques de Dégénérescence d'a- pres la Phylogénie. AmecHivo, FLorexrivo, PA ge des Formations Sédimentaires Tertiaires de l'Argenti- ne en relation avec 'Antiquité de Homme. Note supplémentaire. Amecuixo, FLorewrixO, Observations au sujet des notes du Dr. Mochi sur la Paléo- anthropologie Argentine. Orarrio, Fraxcisco, Un nuevo concepto de la célula. Sewer, Roporro, Les Conclusions Anthropogénétiquées d'Ameghino et les sciences afhines. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 10) Cartes, Exrique DE. Sobre algunos Yacimientos Petrolíferos en el Aguaray y Tarta- gal (Departamento de Orán), Provincia de Salta. JórcewsexN, P., Los Crisídidos y los Himenópteros Aculeatos de la Provincia de Mendoza. Roverero, Cayeraxo, Los Cocodrilos fósiles en las capas del Paraná. Carposo, AwvíbaL, Antigúedad del Caballo en el Plata. Brérues, Juas, Sobre la Brachycoma Acridiorum (Weyenb.) (Nemoraca acridiorum Weyenb). Rarrrax, A., Psélaphides de la République Argentine. Brirnes, Juan, Descripción de un nuevo género y especie nueva de Chironomidae (Dipt.) Pic, M., Coléopteres nouveaux de diverses familles originaires de la République Argentine. AxíBaL, Carposo, Ancienneté du Cheval au Río de la Plata. Résumé supplémen- taire. Bulimuli et Odontostomi argentini novi, por el Dr. E. L. Horu- BERG (Anales del Museo N. de H. N. de B* A*, £. XXUUL, p. 147-103). El Dr. HormberG agrega varias especies á la malacología argentina, á la que se dedi- ca ahora con preferencia. Son éstas: Bulimulus climacographus, B. prosopidis, B. Pouys- séguri, especie hallada por el Sr. H. Pouyssécur en la expedición á la laguna Iberá, y B. Jórgenseni ; Odontostomus Saltensis, O. Jórgensenianus. Además, varias especies ya descriptas han sido referidas por el autor al subgénero que les corresponde. Arboles nuevos de Tucumán. (Descripción de plantas nuevas perte- necientes d la Flora Argentina [Y], por D. Micuer Luo, An. Soc. Cent, Arg. 5.72, Pag. 171). Completando la reseña dada en su Contribución al conocimiento de los árboles de la Argentina (agosto 1910) el Sr. Prof. Lirio, naturalista bien conocido por sus anteriores trabajos sobre Botánica y sobre Ornitología argentina, nos da á conocer tres árboles no descriptos de Tucumán. El hecho de que se encuentren todavía en una región bastante recorrida árboles desconocidos para la ciencia, prueba cuán poco estudiada está aún nuestra Flora. El primero es una Jlex, congénere, por lo tanto, de la yerba-mate, y que el Sr. LiLLo llama /lex argentina. Se asemeja bastante á 1. paraguayensis, pero difiere de ella « por sus hojas, que no son relucientes por encima, menos coriáceas » y por su inflorescen- cia ; su altura mayor es de 12 m. Es un árbol bastante común y característico de la zona de transición entre la subtropical y la del Aliso en las sierras bajas de aquella provincia ; la altitud que prefiere es de 800 á 1300 metros. Se le conoce vulgarmente por roble (!) ó palo de yerba. En la misma zona, y mezclado con él se encuentra otro arbol que, según el Sr. Lito, no está tampoco descripto : es una especie congénere del duraznero, que el autor llama Prunus tucumanensis, próximo al P. sphaerocarpa Sw. Florece en septiembre y tiene frutos maduros en diciembre. Se le conoce por Duraznillo del cerro 6 Palo-laz. El tercero es una Mirtácea, el Blepharocalyx gigantea, n. sp., del cual describe el 106 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSI/S autor la forma típica mencionada, y una variedad que denomina montana, que difiere de ella por sus frutos más jugosos y grandes y con más semillas (2 6 4). Arbol muy común en las selvas subtropicales, de hasta 30 m. de altura y de 1 m. de diámetro en su tronco, el cual posee una corteza rugosa, y no caediza como en otras mirtáceas. Se le llama Horco molle 6 Cocha molle ; pero este nombre, por la forma en que se ex- presa el Sr. Litio, parece que se aplica sólo á la variedad montana. — P. Aktuelle Evolutionserscheinungen bei dem súdamerikanis- chen Pferd., por L. vax pe Pas. Eine anatomische Studie mit Beriick= sichtigung der Palaeontoloyie. — Berna, 1912, 38 pág. y 2 lám. Como lo anuncia el autor en la carátula, en este trabajo que ha presentado como tesis á la Facultad de medicina veterinaria de Berna, se ocupa de estudios anatómicos y secundariamente de la paleontología del caballo criollo (argentino). Sus observacio- nes se limitan á los huesos metacarpianos y metatarsianos rudimentarios y á los dien- tes molares superiores (M.3). Basándose en nuevas investigaciones sobre la anatomía del metacarpo y del meta- tarso (17 caballos investigados), el Dr. vax be Pas reproduce las interesantes conclu- siones que emitiera en un precedente artículo sobre Un paso hacia adelante en el ca- mino de la evolución del caballo ¡Anales del Museo Nacional de Buenos Aires, t. X., pág. 149-162.) Resulta así otra vez comprobado que el caballo criollo actual muestra ten- dencias á mayor atrofia de los estiloideos, atrofia más marcada en el miembro poste- rior que en el anterior y más avanzada en los metacarpos y metatarsos rudimentarios laterales (Mtc. y Mtt. IV). Los huesos estiloideos en el caballo criollo no alcanzan á la longitud que en el caballo europeo se considera como normal. Contemporáneamente en el carpo y el tarso se notan rastros de una reducción de las caras articulares respectivas. Como causas de estos fenómenos, el autor admite la rápida sucesión de las genera- ciones en el caballo criollo ; el incesto queda dudoso. En cuanto á los molares superiores, el distinguido anatomista da cuenta de diversas particularidades que ha puesto de relieve en el mismo caballo criollo y que interesan la « fossa peripherica posterior» comprendida entre el hypocomus y el hypostylus y formada por la soldadura de los bordes de ambos. Esta fossa, por regla general, en Equus caballus, como en otros Équidos, queda abierta ; se muestra aislada y cerrada en una buena proporción en nuestros animales criollos; á veces aparece como doble. Para el autor, todos los hechos apuntados son fenómenos salientes de evolución en la familia Equidae. — E. C. La destrucción de la langosta por sus enemigos naturales, por AxceL GaLtarDo (Anales del Museo N. de H. N. de B* AS, t. XXIII, p. 155) En este folleto, el Dr. Gartarpo da cuenta de las gestiones que realizó, hallándose en Europa, para que el Gobierno Argentino contratase los servicios del bacteriólogo M. D'Hérerte. á fin de que éste viniese al país para aplicar á la langosta voladora los cultivos del Cocobaciilus de la langosta de Méjico, que tan buen resultado ha dado en la lucha contra ella. Refiere luego cómo, conseguido su objeto y llegado á Buenos Aires el citado bacteriólogo, se ha dado comienzo á los ensayos con éxito muy hala- gúeño, propagándose el €. acridiorum con extraordinaria rapidez y matando los acri- Crónica Y BIBLIOGRAFIA 107 dios á veces en pocas horas. En vista de lo cual, «no es aventurado — agrega — supo- ner que este nuevo procedimiento será una arma eficacísima de la lucha contra la lan- gosta... que reducirá su número en tales proporciones que sea posible aplicar con éxito los medios actuales de lucha directa » que antes resultaban insuficientes. Revista do Museu Paulista. El tomo VIII de esta importante publicación, que hemos recibido, contiene : O Museo Paulista nos annos de 1906 a 1909, por Hermaxx E Roponeno vox Ineris6. ¡ES 5 > A Joáo Barbosa Rodrigues, por Hermanx vox Inerrx6. Os Botucudos do Rio Doce, por Hermasy vos lenta. Descripcáo de um novo genero e de uma nova especie de Goccidas por Ábonpno HemrrL. Autfziblung von Goccinellen aus dem Museu Paulista von J. Wise. Quelques nouveaux Geropalides du Musée de S. Paulo, por Jeay Brirnes. Descripcáo de abelhas novas do Brazil e de regióes visinhas, por C. Scmrorriy. Os Amphibios do Brazil, | Ordem : G;—ymnophiona, por Ropo.rno vox ÍnerisG. A questáo dos indios do Brazil, por Hermaxx vox Inerisc. Fosseis de S. José do Rio Preto, por Ronorneno vox ÍnerixG. | Os mammiferos do Brazil meridional; Carnivora, por H. vox Inertx6. As Cobras do Brazil, por Roporrno von InerisG. Algumas especies novas de peixes d'agua doce, por Robonvno von Inerixa. Quatro Lamellicorneos termitophilos, por G. Lúberwator. Os insectos necrophagos paulistas, por Gr. LúnerwaLotT Origem da fauna neotropica, por Hermaxx vox Inerrs6. Cobras e Amphibios das ilhotas de « Aguapé », por Robo.rno von luentx6. p qua] p Algumas especies novas de Vespas solitarias, por RoboLeno vos Ínertx6. Neuropteros do Brazil, por el Rev. Padre Lowecixos Navas S. J. J p As viagens de William John Burchell, por Hermanx von Ínerts6. 8 ! A devastacáo e conservacáo das mattas, por HermaNN voy lueriso. Bibliographia 1908-1910, Anthropologia e Zoologia do Brazil, por RonoLrHo von TneriNG. Relacáo dos Periodicos recebidos em permuta para a Bibliotheca do Museu. Hemos recibido además el fasc. 2% del vol. 1% de las Volas preliminares editadas por la Redacción de la misma revista, y que contiene la bibliografía del Director del Museo Dr. H. vox InerivéG desde 1872 hasta 1911. Mycetes argentinenses — Las Laboulbeniomicetas argenti- nas (Anales del Museo N. de H..N. de B* A*, t. XXIIL, pp. r-146 y 167-244, por €. SPEGAZZINI.) El autor continúa sus publicaciones sobre los hongos del país, á cuyo conocimiento aporta esta contribución (Mycetes, serie V1), con la cual llega á la cifra de 1546 espe- cies. Además publica una “importante monografía sobre las Laboulbeniáceas, curiosa familia de hongos que viven parásitos sobre ciertos insectos, y de la cual nos da á co- nocer 65 especies; un tercio de ellas son nuevas, así como dos géneros. Todas las es- pecies vienen acompañadas de las correspondientes figuras originales. 108 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Catálogo sistemático de los coleópteros de la República Ar- gentina, por Cartos Brucn. (Revista del Museo de La Plata, Pars 1, IV y V : t. XVII (segunda serie, t. 11); Pars VII! : t. XI (segunda se- rie, t. V). El clásico Catalogus Coleopterorum de GEmmmGER y HaroLo, á pesar de sus treinta y cinco años de existencia y de lo deficiente en lo que respecta á especies sudamerica- nas, excepto el Brasil, era hasta al presente el único catálogo de que disponían los na- turalistas en el estudio de la fauna coleopterológica argentina. El jefe de la sección de Zoología del Museo de La Plata, señor CarLos Bruch, para suplir esta deficiencia y aprovechando el cuantioso material que ha coleccionado duran- te largos años en sus viajes por toda la República, ha comenzado á dar á la publicidad su catálogo sistemático de los coleópteros argentinos. Han aparecido hasta el presente las partes I, IV, Y y VIIL, correspondientes, respec- tivamente, á las familias : Carabidee (Cicindelinee, Carabine): Lucanide, Scarabeidw (Coprini-Cetonini), Passalide; Buprestide, Trixagide, Monommide, Eucnemide, Elateride ; Cerambycidee (Prionini, Cerambycini, Lamiini). Será este catálogo, una vez concluído, el único que registre en una forma completa nuestros coleópteros y que indique con certeza la región donde han sido hallados. Si bien es cierto que el Coleopterorum catalogus que publica Juwk traerá no pocas especies argentinas, gracias al concurso prestado por el señor Brucn y otros naturalis- tas, hay que tener presente que una obra de esta naturaleza en la que se registran los ejemplares de todos los países del mundo, no puede tener lo precisión de otra que se escribe en el mismo país por una persona radicada en él, que se concreta á mencionar solamente las especies locales y que ella misma ha coleccionado. Inútil es, pues, hacer notar la importancia de un trabajo de esta índole, como la paciencia y dedicación que requiere, máxime tratándose de un orden de insectos tan variado y rico en especies y que tan bien representado se halla en nuestro país. C. L. Revista Chilena de Historia Natural. Hemos recibido los números 1 y 2 del tomo XV (1911) de esta publicación, dirigi- da por el Prof. Cartos E. Porter. Contienen el siguiente material : Pror. Porter, Don Edwwyn C. Reed, fallecido. Pierre Lesve, Un type générique nouveau d'Anobiide appartenant á la faune Chi- lienne. Louis Maxc1x, Instructions pour la récolte des Algues marines et d'eau douce. F. Le Cerr, Description d'une nouvelle espéce de Castnia. E. be Boury, Sur les Scalaria du Chili. F. Tuérior, Breutelia (Eubreutelia) subtriplicata, Broth. sp. nov. ined. AwceL Cabrera L., Catálogo sinonímico de los Felide” sudamericanos. Jeax Pérez, Melliferes nouveaux du Chili recueillis par M. le prof. C. E. Porter. F. A. Wotrrsomx, Extractos de un diario de viaje. Dr. L. Germars, Les Chilina du Chili. Pror. C. E. Porter, Vocabulario ornitológico de Chile. Ip. Galería de Naturalistas de Chile : el Dr. Carlos Reiche. Rarmowb (R. W.) y Warrer R.:Iscaris, La riqueza mineral de América. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA A. BIANCHI LISCHETTI No 3. — Buenos Aires, 31 de Diciembre de 19:12. — Tomo I Páginas inéditas de F. Ameghino : « La persistencia de la vida y la inmortalidad » [Gracias á la liberalidad del Sr. Cantos Amecutxo, podemos honrar hoy estas páginas con algunas de las interesantes anotaciones inéditas de FLorexrivo ÁmEGHIsO, escritas para la obra de síntesis científica que venía preparando desde hace largos años, y de la cual publicó en vida un resumen en su Credo. Á estas anotaciones, justamente, se hacía alusión en el artículo dedicado al ilustre naturalista en este Boletín (Puxsis, N' 1, t. [, pág. 17, nota). Las páginas que hoy publicamos pertenecen al cuaderno manuscrito N* 12, que lleva por título el mismo que se lee aquí arriba. Los títulos de los parágrafos son también los mismos del MS. Todo éste, salvo algunas frases escritas en trozos de papel sueltos, está en francés. Conformes con una indicación del Sr. C. Amecuivo, hemos preferido traducirlo. En esta tarea nos hemos ajustado estrictamente al original, traduciendo lo más literalmente posible. En algunos casos hemos transcripto el vocablo mismo usado por el autor, para ayudar á la mejor comprensión de su pensamiento. Otras veces he- mos añadido alguna palabra, necesaria para completar el sentido de la frase. que en el MS. está omifida por un lapsus evidente, y explicable por tratarse de apuntes que no tienen la forma definitiva. En estos pocos casos, las palabras transcriptas ó añadidas se han colocado entre paréntesis rectos [ |. Las líneas de puntos indican espacios en blanco del MS., á veces de más de media página, especie de soluciones de continuidad en el curso de la exposición. Los hemos señalado con una ó dos líneas de puntos, según su menor ó mayor extensión. Estos cuadernos no llevan fecha; pero por la coloración que han tomado la tinta y el papel, se ve que el escrito data de varios años atrás, aunque quizá no muchos. Además, parece haber sido redactado, en su casi totalidad, en una misma época, salvo los párrafos añadidos de cuando en cuando en papelitos sueltos. La letra de ÁwecHiso, generalmente clara y pareja, se hace aquí algo confusa, aunque no tanto como para resultar ininte- ligible, al menos en los cuadernos (N* 10 y 12) que hasta ahora hemos visto. La redac- ción no ofrece particularidades, salvo algunas confusiones bastante frecuentes y por cierto curiosas, entre los participios pasados y los infinitivos de los verbos, etc., pero BOL, SOC. PHYSIS. — T. 1. 9 TIO BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS estos detalles gramaticales no tienen importancia ninguna, pues como la discordancia es demasiado manifiesta, no hay posibilidad de errada interpretación. En cuanto á las ideas expresadas en las páginas que siguen, el lector que se interese en el asunto hará bien en compararlas con las del Credo (Anales de la Soc. Cientif. Argentina, tomo 62, p. 64, y folleto aparte de la misma publicación) cuyo contenido es lo único que tenemos derecho á considerar como la verdadera expresión de las ideas del autor. —M. D. J. — Octubre 1912.| Persistencia de la vida ú través de las edades y sin discontinuidad. Desde que la vida apareció, no ha cesado un instante : es un mo- vimiento incesante, continuo, que se prolonga desde la época lejana que produjo el primer movimiento inicial de la vida. La vida es un proceso continuo de oxidación provocado por la acción del sol, y durará sobre la tierra mientras el sol continúe enviándonos calor que se transforma en movimiento. La aparición de la vida, —lo hemos repetido quizá demasiado, — es un estadio [stade| inevitable de la evolución de la materia de nuestro globo : es [la vida] absolutamente indestructible, y persistirá hasta la terminación del ciclo de evolución á que ha dado comienzo. La vida, en su conjunto, es una cantidad determinada de materia en movimiento : el principio de éste reside en el movimiento calorífico del sol. Pero este género de movimiento, no puede verificarse sino en la materia llamada orgánica, cuya cantidad no puede pasar de ciertos límites, y cuyo elemento esencial, el nitrógeno, es siempre el mismo. En el movimiento de la materia viva, vemos la intervención de dos fuerzas opuestas : una, la del oxígeno que procura combinarse con las substancias orgánicas para volverlas á la inmovilidad, á la es- tabilidad perpetua; otra, el movimiento calorífico del sol, que libera otra vez el oxígeno, lo devuelve á la atmósfera donde queda así en aptitud de continuar su papel. La materia oxigenada que ha servido á la alimentación del organismo y que es arrojada, es materia muerta. Mientras que la materia viva no formaba más que una sola masa con- tinua [« suivie »], vivía, y no moría, pues no hacía sino aumentar ó disminuir de volumen, según la cantidad de substancias que absorbía y asimilaba; era una especie de esponja... F. Amecuixo : Páginas inéditas 111 Inmortalidad del protoplasma. El protoplasma vivo, no diferenciado, que vive en el fondo de los mares, ¿termina su existencia por una muerte natural, que sobreviene á cierta edad? Nada parece hacerlo suponer. El Bathybius (6 Pro- tobathybius ), que es la forma más baja bajo la cual se presenta en nuestra época la materia viva, tiene, disponiendo de alimento, un cre- cimiento ilimitado, mientras que su reproducción no se efectúa más que por separación de trozos; pero no sabemos nada sobre su muerte, sobre su manera de desaparecer. Ciertamente, en un medio que no sea favorable á su desarrollo, debe restringir su masa; puede también disminuir sirviendo de alimento á otros organismos; concebimos que pueda ser destruído por el contacto de cuerpos extraños ó de subs- tancias venenosas, del mismo modo que un mineral se disuelve en un ácido. Pero, colocado en un medio que le sea favorable, no com- prendemos cómo el protoplasma podría concluir por muerte natural... No muere. Colocado en condiciones favorables, es inmortal : dura mientras duran aquellas condiciones ó mientras no sea devorado por otros organismos. Por otra parte, no existiendo generación espontánea, ya no se forma protoplasma espontáneamente. El que existe no sería más que un re- siduo no diferenciado del protoplasma primitivo que se habría con- servado hasta nuestra época, aumentando y disminuyendo de volumen y de extensión, según las condiciones más ó menos favorables y las luchas más ó menos vivas que debe sostener con los organismos que lo rodean. Origen de la muerte. Como lo hemos dicho ya en otra parte, la concurrencia vital comenzó recién con la segmentación del proto- plasma. Mientras que el protoplasma no era sino una masa, no tenía más lucha á sostener que la del medio ambiente. Una vez segmentado, se constituyen las individualidades, y todas tenían la tendencia inicial, transmitida por el protoplasma, de aumentar de volumen por la asi- milación de nueva materia, y de multiplicarse por segmentaciones su- cesivas. La segmentación tendía á la subdivisión infinita de la materia. No había más materia disponible para la asimilación que la que estaba organizada. Fuerza ha sido, pues, que aquellos organismos pri- mitivos se absorbieran los unos á los otros. Antes, la materia organi- zada no podía desaparecer, pero, constituidos los individuos, ya no era lo mismo : el individuo podía desaparecer sin que la cantidad de 112 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS materia aumentara Óó disminuyera. Un individuo era absorbido por otro : el individuo desaparecía, pero su masa orgánica iba á aumentar la masa orgánica del otro individuo. Es el comienzo del origen de la muerte : bajo su forma más simple, es la desaparición de un individuo en provecho de otro, desaparición que podía efectuarse en cualquier momento. Y todavía es este el único género de muerte de los orga- nismos unicelulares, que, ó mueren envenenados, es decir, bajo [la acción de' un agente químico, como se descompone cualquier mine- ral, Ó por una causa mecánica, Ó absorbido por otros organismos. No hay entre ellos otro género de muerte. Se ve que la muerte es algo más bien aparente que real. La can- tidad de materia es siempre la misma, pero puede distribuirse entre un número muy pequeño de organismos, ó entre un número casi infinito. . De la inmortalidad en los organismos unicelulares. Los seres unicelulares, también ellos, son inmortales. No mueren mientras duran las condiciones favorables del medio. Y aun más, una vez cesado el movimiento vital, y con tal de que estén al abrigo de los agentes que provocarían su descomposición, pueden ser vueltos á la vida, aun después de millares de años : un ejemplo verdaderamente notable, nos lo ofrecen los microbios de la creta, que se encuentran enterrados tal vez desde millones de años, y que, sin embargo, han podido ser devueltos á la vida. Se los ha resucitado. . . > . . . . . . . . . . . De la muerte en los Organismos pluricelulares. S1 del mundo de los seres más ínfimos y simples, pasamos á los or- ganismos complicados, comprobamos fenómenos del todo diferentes. El individuo tiene una duración relativamente corta, que varía según las especies; pero, llegado á cierta edad muere de lo que se llama muer- te natural, muerte por vejez. La muerte espanta : detrás de ella, viene lo desconocido, el olvido. La muerte, —se dice, —es el fin de todo sér viviente. Sin embargo, la muerte tampoco constituye una diferencia esencial entre los organismos y los inorganismos. El individuo viviente des- aparece por disociación de sus elementos, como desaparecen también, más tarde Ó más temprano, al menos bajo la forma que los conoce- F. Amecuixo : Páginas inéditas 113 mos, los objetos anorgánicos, los minerales más resistentes. Y si el individuo viviente que muere, cesa en aquellos movimientos, lo mismo sucede con un cuerpo cualquiera en combustión cuando se suspende ésta, merced á cualquier causa. Y sin embargo, lo que llamamos la muerte, la muerte por vejez, no es debida ni á un fenómeno mecánico, ni á un fenómeno químico. No es sino una colectividad cuyo conjunto no puede funcionar más. La muerte verdadera no existe más que por causas mecánicas ó quími- cas, y éstas son siempre causas accidentales, ó el resultado de la con- currencia vital. La muerte en los organismos pluricelulares, es una colectividad que se disuelve. Y más aun, esta disociación de las células que constituyen los organismos superiores, no es espontánea sino físico- química, producida por la fermentación, es decir por el desarrollo y la multiplicación de una infinidad de nuevos seres unicelulares que destruyen la colectividad. Sin la intervención de estos organismos, la descomposición cadavérica no se produciría. En resumen, la muerte real no puede afectar más que á la materia orgánica misma, y se produce sólo cuando esta materia cesa de vivir y se descompone en sus elementos. Es necesario penetrarse bien del hecho de que los organismos supe- riores no son individualidades independientes en absoluto. Todo sér pluricelular es un agregado de células ó de individuos distintos. Son, si se quiere, colonias en las cuales cada célula verifica la función fun- damental de la vida, la nutrición. Así, la muerte, en los pluricelulares, afecta cierto número de formas diferentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . “ . . . . . . . . - Sí los seres unicelulares son, por su naturaleza, inmortales, no sucede lo mismo con las células que componen los pluricelulares. Aquí las células tienen una existencia limitada : son sacrificadas á la duración de la vida del individuo. De la exposición que precede, resulta que es necesario establecer una diferencia fundamental entre la muerte del individuo y la pérdida de su individualidad. Cuando entra en la colectividad, pierde su indi- vidualidad, pero no muere... El conjunto que constituye la colectivi- dad, vive precisamente gracias al renovamiento continuo de las célu- las... La disociación... se debe á un entorpecimiento del funcionamien- to de la máquina... y las células mueren, á su vez, en la descomposi- ción, devoradas por los organismos inferiores que se desarrollan, y 11, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS éstos, á su vez, sucumben á causa de los venenos que se forman du- rante la descomposición cadavérica. De la inmortalidad por sucesión. Hemos visto que la vida es indestructible, es un hilo continuo, cuyo comienzo se halla en el primer movimiento inicial del protoplasma primitivo, y que se continuará hasta el fin, sin interrupción, sin que pueda cortarse. No importa que los individuos, que las colonias, mue- ran; no importa que una especie entera desaparezca : la desaparición de un número considerable de individuos, no hace sino aumentar la materia viva de los restantes. La diminución desproporcionada de una especie, no hace sino aumentar el número de los representantes de otra ú otras. La desaparición de una especie, facilita la formación de una nueva, destinada á reemplazarla. La concurrencia [vital] es el resultado de la necesidad de renova- ción de la materia. La muerte de los pluricelulares no es más que la cesación del funcionamiento de una máquina compuesta de muchas piezas, seguida de una separación de estas piezas. Si el mundo no estuviera poblado más que por seres unicelulares, el renovamiento de la materia no podría efectuarse sino con la ayuda exclusiva de la con- currencia [vital] : la muerte verdadera sería desconocida, pues los or- ganismos, como individualidades, no desaparecerían sino absorbién- dose los unos á los otros. . . Mirando las cosas más de cerca, hasta se hace difícil trazar un límite entre la individualidad y la especie, Ó si se quiere restringir el pro- blema, entre el individuo y su cepa. La persistencia de la vida por segmentación en los pluricelulares in- feriores. —... Pero, aun en los organismos pluricelulares inferiores, se puede dividir en trozos al individuo, y cada trozo llega á ser un individuo distinto. ¿ Cuál es el padre, cuál es el hijo ? Es el mismo fe- nómeno de la segmentación del organismo unicelular, ó de la repro- ducción de las plantas por [gajos]. Y, en efecto, en los organismos más complicados, vemos aún en el fondo, el mismo fenómeno : el comienzo de todo sér es una seg- F. Amecmixo : Páginas inéditas 11) mentación de materia, sólo que en el sér superior, el hijo, en vez de ser la continuación de su solo organismo, lo es de dos: Circunscribiendo ahora al hombre las observaciones generales que hemos hecho, podemos decir que no somos individualidades abso- lutas, sino colonias ó colectividades formadas por un número infi- nito de organismos simples, y que con [nosotros| no muere tampoco nuestra individualidad colectiva, puesto que se continúa en nuestros sucesores. No somos tampoco colectividades independientes, comple- tamente libres en nuestra evolución, pues. estamos encadenados por los caracteres heredados de nuestros antecesores mediatos ó inmedia- tos. Nosotros somos nuestros antepasados, su prolongación. á partir del protoplasma nuestro. El sér viviente es una máquina en movimiento, construída con ma- teriales coloides, que se gasta fácilmente. Esta máquina en movimiento se Incorpora siempre nuevos materiales, que quema para conservarse en movimiento; pero el oxígeno, como comburente, actúa también constantemente sobre la substancia que forma la máquina y sobre los elementos histológicos de que está compuesta : penetra en la tra- ma viviente y la quema del mismo modo, molécula por molécula. El organismo se rehace de esta pérdida constante, asimilando una parte del alimento, con el cual reemplaza las partes quemadas, subs- tituyendo las moléculas, á medida que se destruyen por combustión. S1 este doble movimiento de descomposición y recomposición se efec- tuase siempre con la misma intensidad, la máquina funcionaría siem- pre, el organismo tendría una vida de duración indefinida. Pero llega cierto período de la vida, durante el cual aquel movimiento mo- lecular comienza á hacerse más lento, gradualmente, hasta que al fin se extingue con la vida. . / Continúa /. 116 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Canistellum Neuqueni Plantas recogidas en las Cordilleras del Neuquén por el Sr. Franco Pastore y determinadas por er Dr. CRISTÓBAL M. HICKEN. En misión oficial de la Dirección de Minas y Geología, como geólogo de la misma, ei Sr. Fraxco Pasrork tuvo que recorrer á principios de este año la Cordillera del Viento situada en el Territorio del Neuquén, y allí, sorprendido por la vegetación curiosa de sus faldas y quebra- das, no pudo resistir á la tentación de juntar lo que más novedoso le parecía, llegando de este modo á coleccionar las 129 especies que se con- signan en la lista que sigue. Y que supo elegir bien entre las muchas formas de esa comarca, lo revela la circunstancia de que en esta Canas- tilla de 129 plantas existan 2 especies nuevas para la ciencia y 29 que no habían sido catalogadas aún para la Flora Argentina. Esto hace muy interesante la pequeña colección que me fué entregada para determinar, y tanto más cuanto que se trata de localidadades si- tuadas en los confines de la formación de los Bosques Antárticos con la del Monte. La Cordillera del Viento es una cadena de montañas que se dirige de N. á S., separada de la Cordillera Real por un valle profundo y ancho por el que corre el rio Neuquén. Su cresta tiene alturas variables com- prendidas entre 1200 y 3000 m. y distan unos 50 km. del gran macizo andino que á esas latitudes alcanza á unos 2000 m. de altura. La parte recorrida por el Sr. PasroreE ha sido la falda que mira al W. y que se halla comprendida más ó menos entre los 37* y 3720" L. S., y áunos ho km. hacia el N. W. de Las Lajas. Esta falda se halla im- terrumpida á cada rato por las quebradas, que los arroyos tributarios del Neuquén han cavado en el transcurso de los siglos y en las que se han refugiado los árboles que constituyen los bosquecillos de esas comarcas y que aislados y dispersos son los precursores de los bosques más tupidos y extensos de la hermosa formación de los Bosques Antárticos. En las lomadas, batidas por los vientos secos y fuertes. la vegetación es parecida sino idéntica á la descripta por el Dr. Kurrz en su Viaje al Salado Su- perior, de modo que sólo por los valles más separados y húmedos pe- Crisrórna M. Hicken : Canistellum Neuqueni 117 netra la formación Antártica en la subandina de la del Monte, entremez- clándose así sus elementos. El carácter chileno-andino resalta de la enumeración presente, y para facilitar la comparación he creído oportuno citar para cada especie el área de dispersión conocida en el país vecino y añadir además algunas localidades argentinas de las que hubiera sido mencionada. Á cada especie sigue la indicación bibliográfica que me ha servido para reconocer la planta, y las abreviaturas que se hallan en la dispersión geográfica se refieren á las iniciales de las provincias ó territorios argen— tinos que no creo necesario explicar aquí de un modo especial. PTERIDOPHYTA 1. Adiantum chilense Kauir. — Hickex, Ap. Hist. Nat. 1 (1910) 115. — Escasa. Región de las Cordilleras desde California hasta Chile austral. Ct., R., M., Nahuel Huapi: €., SL., sierras pampeanas, Malvinas. 2. Cheilanthes glauca (Cav.) Merr. — Hickex, l. c. 119. — Escasa. Región de los lagos patagónicos ; Nabuel-Huapi, Chubut. 3. Pleurosorus papaverifolius (KzE.) Féz — Hickex, 1. c. 136. — En- contrada una sóla vez. Cordilleras desde Uspallata hasta el Estrecho. A. Blechnum penna-marina (Porr.) Merr. — Hickex, l. c. 138. Escasa. Regiones templadas y frías del hemisferio austral; Brasil central, Tristan d'Acunha, islas Kerguelen. Formación de los Bosques Antárticos, Malvi- nas. sierras de Córdoba. 5. Polystichum mohrioides (Bor) Prest. f. genuina Hickes — Hicken, Quelq. Foug. eú A. S. C. A. 62 (1906) 170, tab. Muy común en las vertientes á 2000 Mm. Región de los lagos patagónicos; M., R., C., Malvinas, Sierra de la Ventana. O> Equisetum bogotense Ktm. — H. B. kru., Vov. Gen. IT (1815) 42. En el curso inferior de los arroyos. Q os > Guayanas, Venezuela y por las Cordilleras hasta Chile meridional. T GYMUMNOSPERMVAE =. Libocedrus chilensis (Dow) Exor.. — N. v.: Ciprés — Thuya chi- lensis Hook. en Lond. Journ. of Bot. 11 (1843) 199, tab. 4. Es la 118 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS única Conifera de esa región y el único arbol que puede suministrar buenos postes; por eso lo han destruído sin consideración. Ahora escasea bastante. Cordilleras chilenas entre los 34? y 44%. — Nahuel Huapi. S. Ephedra americana Humz. et BoxrL. var. andina (Pokrp.) Srarr — Stapr, Die Art. d. Gatt. Ephedra (1889) 86. — Muy común en los cercos hasta 1900 m. Cordilleras chilenas desde el 33? hasta el 41? ; M. ANGIOSPERMAE Monocoltryledoneae 9. Agrostis nana (Presi) hrn. — Gay, Fl Chil. VI (1853) 307. — Junto al hielo de algunos ventisqueros. Andes chilenos; también en el Perú. — Nueva para la RA. 10. Calamagrostis erythrostachya Desv. — Desv. (sub. Deyeuxia) en Gar, 1. c. 324, tab. 78, fig. 1. Junto con la anterior. Chile central hasta Tierra del Fuego; M., Neuq., Fueg. 11. Phragmitis dioica Hack. — Hack. en ExcL. PrawrL, Nat. Pflzenf. II, 2 (1887) 68. — N. v. Garrizo. — Crece en el curso inferior de algunos arroyos poco pedregosos. BA., C., R., M., Río Negro, Neugq. 12. Bromus macranthus MeY. — Gax, l. c. 443. Chile central; Pat., Chub. 13. Hordeum chilense BroGxN. — Gay, l. c. 458. — En los valles de algunos arroyos arriba de 2300 m. Chile central ; Pat., Chub., Fueg. 14. Hordeum jubatum L. — Macrioskte, Fl. Pat. 1 (1904) 249. Chile central y austr., Neuq., Pat. 15. Carex hypoleucos Desv. — Desv., en Gax, l. c. 206, tab. 73, fig. 4- Chile central. M., Pat. 16. Juncus balticas Wip. var. mexicanas (Wunb.) O. Krze.— Bucuen. en Pflzenreich (1906) 145. > 18. LO. JA. Crisróral M. Hicken : Canistellum Neuqueni 110 Desde California por el lado Pacífico hasta Chile austral. Pat., Sierra de la Ventana. Luzula chilensis Nees ab Es. — Bucmex., 1. c. 74. Valdivia. Pat. Hippeastrum pallidam (Her3.) Pax — Habranthus hespertas Hens. var. pallidus Her. en Gay, 'l. c. 68. Chile central. Pat.. Chub. Dicotyvledoneae Archichlamydeae Nothofagus antarctica (Forst.) Orrst. — N. v. Ñire. Fagus antarctica Forst. en Hoox., Journ. of Bot. 1 (1840) 147, tab. 6-8. Es el arbol más abundante en los valles húmedos. Á 1500 m. alcanza hasta 3 m. de altura en los parajes protegidos, for- mando hermosos bosquecitos. Remontando el curso de los arroyos, los arbolitos van disminuyendo de estatura al mismo tiempo que se hacen más abundantes. Más arriba aun, cubren por completo los valles y tapizan las vertientes hasta ocultar por completo los arro— yuelos, levantándose entonces apenas hasta 50 cm. de altura, para desaparecer como ramas tendidas sobre el suelo á los 2700 m. En el otoño este rico follaje que dibuja desde lejos las cuencas de todos los cursos de agua, cambia su coloración pasando del verde bri- llante al verde amarillento para tornarse después en rojo subido. Los ejemplares recogidos por F. Pasrorg llevan abundantes colo- nias de la Cyttaria Darwint. Se conocía en la región de los Bosques Antárticos desde el gradu 38”. Ahora hay que correr el límite boreal hasta los 37”. En Chile se le halla desde losas”. Lomatia obliqua R. Browx — Gar, l. c. Y (1849) 308. — No es abundante, creciendo en el curso inferior de los arroyos, principal- mente en el Huaraco. En Chile desde los 33% hasta el Estrecho. — Lago Lacar, Nahuel-Huapi. Arjona andina Pm. — Pmm., An. Un. Chal. 91 (1862) 406. Nueva para la RA. Chile central. NW No) N OQ) S 20. 30. 32. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Quinchamalium chilense Mor. — Hierox. en Exc. PrawtL, Nat. Pfizenf. UI, 1 (1889) 226, tab. 146. — No es rara en los cerros. Región de los lagos patagónicos. Polygonum aviculare L. — Smart, Monoy. Polygonum | (1895) 104, tab. 39. Casi cosmopolita ; en toda la RA. hasta Tierra del Fuego. Calandrinia affinis GiLL. el Ary. var. graminifolia (Puu..) Re cue — €. graminifolia Puan. en Linnaea 28 (1856) 6go. — Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. Calandrinia sericea llook. el ÁArx. var. phalacra Pmm. — C. phalacra Pm. en An. Un. Chil. 85 (1894) 307. — También nueva para la KR. A. — Es algo rara. Calandrinia splendens Barx. — Gay, l. c. 1 (1846) 499, tab. 28. En las altas Cordilleras de Chile central. Cerasttum arvense L. — Re1cne, Fl. Chal. 1 (1896) 184. Casi cosmopolita. . Colobanthus muscoides Hook. — Re1cme, l. c. 188. No escasea á los 2000 m. En las Cordilleras desde los 35” hasta Tierra del Fuego. Caltha andicola (Gax) — Gay, 1. c. 1 (1845) 49, tab. 2 (sub Psi- crophila). — Arroyo Memanque, junto á la fusión del hielo. Andes chilenos. — Atuel y Neuquen. Berberis empetrifolía Lam. — Gar, 1. c. 93. — Común en las faldas de los cerros. Desde M. hasta Ushuaia. Cardamine cordata Barx.— Scnurz en Ex6t., Bot. Jahrb. 32 (1903) 29. — En los arroyos. Chile central. — M. Escallonia montana Pmu. — Pmw. en £Linnaea, 33 (1864) 88 y ExcLerR en Linnaea 36 (1870) 539. — Abunda en el borde de los arroyos, no pasando en general de los 2/00 m. Kurtz en Geogr. de Prov. Córdoba 1 (1904) 283 dice: «fuera de Achala y de la sierra de San Luis y Tucumán, es conocida solamente en Valdivia. » O: JH. DO: 1 hO. Crisrópan M. Hicken : Canistellum Neuquent 121 Ahora con el hallazgo efectuado en las sierras del Neuquén, estas áreas no aparecen ya tan discontinuas. Tetraglochin strictam Poree. — Webber, Chlor. And. 11 (1857) 236, tab. 77. — Muy abundante en todos los parajes secos y roco- sos. En los Andes desde el Perú hasta Chile central. — J., Ct., R., M., Neuq. En los ejemplares hay frutos que tienen 3 y 4 alas; algunas de ellas son integérrimas ó apenas denticuladas, y otras profundamente incisas (en el mismo fruto) ó bien abortan partes de la membrana de modo de quedar las alas reducidas á 2 6 3 apéndi- ces. Esto nos muestra la poca importancia que tiene el carácter de- ducido del ala para estabiecer variedades. Acaena integerrima Gu. — Rercue, 1. c. 11 (1898) 224. — ÑN. v. : Cepa caballo de la Sierra. — Frecuente en los cerros. Chile central. — M., Nahuel-Huapí. Acaena ovalifolia RcebPo== Reicua ce 230. .== Gomuún:en los valles húmedos. Desde el Perú hasta el Estrecho y en las islas Juan Fernández. — Neuq., Pat. Acaena splendens Hook. et Arx: — Re1cue, l. c. 224. Chile central. — Neuq. Cassia Arnottiana Gu. et Hook. — Hook., Bot. Misc. 1 (1833) 211. —N.v.: Tripelahuen. — Abundante en las planicies y en los cerros. Los frutos alcanzan hasta $ cm. de long. Chile central. — M., Nah.-Huapí. Anarthrophyllum brevistipula Pau. — Pmu., en An. Un. Chal. 8% (1894) 9. —Su distribución es irregular ; crece en las faldas areno- sas de algunos cerros, principalmente en Cerro Yeguas y en la mar- gen izquierda del arroyo de Los Manzanos entre 1400 y 1900 m. En la RA. sólo se conocía del Nah.-Huap. Anarthrophyllam Cumingu (Hook. et Ary.) PmiuL. — Rercue, l. c. 56. — No es raro encontrarla arriba de los 2000 m. Chile central. — De la RA. muy poco conocida. Anarthrophyllum elegans (Gu.r.) Pm. — Rerrcme, 1. c. 96. Genista elegans Gu. en Hoox., Bot. Misc. 1 (1833) 178, tab. 103. No es abundante acompañando á la A. brevistipula. Chile central. — M. : Glycyrrhiza astragalina Gu. — Hooxk., Bot. Misc. l. c. 183. — AS. 16. 47. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Común en los valles y desembocaduras de arroyos, principalmente en los suelos arenosos del río Neuquen. Chile central. — M., Neuq., Chub., Carmen de Pat. Adesmia trijuga Gu. — Rercne, 1. c. 121. — Común en las faldas de los cerros. Las legumbres en general tienen 1 sólo artículo y sólo por excep- ción se presentan con 2 6 3. Desde Chile central hasta el Estrecho. — J., Ct.. R., SJ., M., Puerto De- seado. Lathyrus magellanicus Lam. var. heterocirrus (Puu.) Rer- cHe — Rercme, l. c. 204. — Nueva para la RA. Chile central. Lathyrus setigera Pmu. — Pun., Linnaea 33 (1854) 53. — Rara, encontrada solamente en la cuenca del arroyo Huemules á 2800 m. — Nueva para la RA. Todas las hojas llevan el zarcillo. transformado en foliolo. Chile central. Gerantam patagonicum Hook. f. — kxura, Pflzenr. (1912) 74. — Frecuente en los arroyos y en los rastrojos. Chile central hasta Magallanes. — Ct., R., SJ., M., Chub., S. Gruz., BA. Erodiam cicutarium (L.) L'Hér. — Kxurnm, 1. c. 274. Casi cosmopolita ; en toda la RA. Wendtia gracilis Muy. var. typica Kxura — Kxurm, 1. c. 552. — En las faldas hasta los 1800 m. Chile central. — Uspallata, Neug., Chub. Viviania australis Pmm. — Knutn, l. ec. 569. — Común en. las faldas de los cerros. Nueva para la RA. Chile central. Oxalis enneaphylla Cav. — Cav., Icon. Y (1799) 17» tab iS Muestra sus hojuelas entre el menudo pedregal de los desmorona- mientos de porfirita y tobas arriba de 2300 m. Región de los lagos ; desde Neuq. hasta las Malvinas. Cristrórnan M. Hicken : Canistellum Neuquent 123 50. Oxalis Pastorei Hicxex nov. spec. Trifoltastram, Farcatae. Radix simplex, nec bulbosa nec incrassata: caulis herbaceus brevis densissime folia gerens; vetiolus longus filifor- mis ylabriusculus. Foliola fere sessilia, obcordata, villosula, emargi- nata lobulis rotundatis. Pedunculi folus vix superantes. pedicelli fur- cati in angulo furcation:s florem gerentes, rami 2-3-flori. Corolla lutea, calycem duplo superans : carpella coalita. Sepala villosula obtusa apice penmcillata: ovariam stylamque glaberrima. Os. O. valdiviensis Barx. aflinis sed planta humilior, villosula et pe- dunculis vix foli1s longioribus floribus minus numerosoribus, petalis haud /-plo calycem majoribus, sepalis villosis praecipue discrepat. Hanc plantam cl. Fraxco Pasrore 19. HI. 1912 loco arroyo Hua- raco vocato legit et el dico. La raíz es delgada, poco ramificada, tallo breve de 2-3 cm. long. carnoso apenas 6 mm. diam. y cubierto totalmente por los peciolos que alcanzan hasta 10 cm. long. Son filiformes y llevan abundantes pelitos blancos. Los foliolos son ob-acorazonados, con el seno y los lóbulos redondeados y la base distintamente acuneada. Tienen ro mm. long. por 7 mm. lat., llevando en ambas caras pelillos análogos á los del peciolo. Los pedúnculos son de igual longitud que los peciolos y también vellosillos. Se bifurcan en la parte su- perior en dos ramas breves que llevan 2-3 flores pedunculadas, habiendo otra en el punto de bifurcación. Estos pedunculillos son algo vellosos y alcanzan á 3-4 mm. long. Los sépalos son lanceo- lados, con el ápice redondeado, tienen 3-4 mm. long. por 1-1,5 mm. lat., son algo vellosos en la cara exterior llevando en el ápice un pincel de pelitos breves. Los pétalos son de doble longitud ó algo menos que los sépalos y de color amarillo dorado. Los filamentos son brevísimamente híspidos hacia la mitad superior ; el ovario es glabé- rrimo lo mismo que los cinco estilos. No he visto cápsulas maduras. La planta es afín al O. valdiviensis Barx., del cual difiere por su tallo que es brevísimo, casi nulo ; por los pedúnculos de igual lon- gitud ó apenas mayores que los peciolos; por la vellosidad sobre todo de los sépalos; por el tamaño de la corola y por la glabricie del ovario y estilos. Fué hallada el 19 de III de 1g12 á orillas del arroyo Huaraco en la cordillera del Viento (Neuquén) por el Sr. Frawco PastorE á quien debo la colección de plantas que motiva esta publicación. [e La Gt 1 So. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Tropaeolum polyphyllam Cay. — Bucuex. en Pflzenr. (1902) 19. — Común entre 1800 y 2800. Cordilleras altas desde Uspallata hasta los 43.” Colliguaya integerrima Gait. et Hook. — Hoox., Bot. Misc. 1 (1830) 140, tab. 3g. — N. v. Coliguaya. — Muy abundante en las orillas del Neuquen y en los cerros hasta 1700 m. Se le atribuye á la infusión de esta planta propiedades de sarnifugo eficaz. Chile central. — R., M., Neuq. . Euphorbia portulacoides SerexG. — DC., Prodr. MV, 2 (1862) 102. Bolivia, Urug., Chile. — BA., ER., C., T., Ct., M., Pampa. Empetrum rubram Wunxb. — Gax, l. e. Y (1849) 330. — En los valles de algunos arroyos arriba de 2300 m. Desde el Neuquén hasta la Tierra del Fuego. . Schinus dependens Ort. subsp. obovatus Exc. — Rercme, 1. e. II (1898) 24 — N. v.: Molle. — Abunda en las orillas del Neu- quen y en los valles bajos. Desde Centro América, por Perú hasta Valdivia; también en el Paraguay. — M., C., SL., Neuq- . Maytenus Boaria MoL. — Rercme, 1. c. 11 (1898) 2. — N. v.: Maitén. — En algunos arroyos. principalmente al sur de la región. Chile central hasta los 42%. — Neuq.. Chub. . Discaria articulata (Pmm.) Mieres — Miers, Contrib. 1 (1856) 289. tab. 3g, F. — Abundante en las planicies y en los cerros. Nueva para la RA. Chile central. Discaria longispina (Hook. et Any.) Miers — Mirss, l. c. 276. tab. 38, D. — Con la anterior. Río Grande do Sul, Montevideo. — Bahía Blanca, Neuq. Discaría trinervis (Poerp.) Reicue — Rercue, 1. c. 1 (1898) 14. — Muy común en los arroyos bajos. Chile central. — M. Viola atropurpurea Lex. — Lera. en An. Un. Chal. (1858) 159, tab. Crisrópan M. Hicken : Canistellum Neuqueni 12) Muy frecuente en los pedregales de los desmoronamientos arriba de 2500 m. En las altas cordilleras de Chile central. + NE Neuq. 61. Loasa heterophylla Hoox. et Arx. — Urb., Mon. Loas. (1900) 138. — Nueva para la RA. Chile central. 62. Seyphanthus sltenocarpus (Porrr.) Urb. et Grua — Urb.. l. c. 266. — Muy común. Chile central. — Desde M. hasta Nah.-Huap. 63. Cajophora silvestris Urb. et GiurG. — Uns., l. c. 338. — Frecuente en los arroyos y en los rastrojos. Chile central. — Desde el río Atuel nasta Nah.-Huap. 64. Cereus Dusenú Wren. SpEG., Nov. add. Fl. Pat. en A. S. C. A. 48 (1899) 49 y en An. Mus. Bs. As. VI (1902) 286. — Común en los valles. Río Negro, Chub., Sta. Cruz. 65. Echinocactus gibbosus ? vel a[f. — Por no tener flores, la clasifica- ción queda dudosa ; pero corresponde por su aspecto exterior muy bien á la especie citada. 66. Maihuenia Poeppigii (5. D.) Wes. -—Scmum., Mon. Kakt. (1899) 755. — Nueva para la RA. Chile ceneral. 67. Mathuenia Valentini Sere. — SprEG. en An. Mus. Bs. As. VÍ (1902) 288. — En los cercos poco elevados forma manchas de 1-2 m. diam. La espina central alcanza hasta 8 cm. de long. Chub. 68. Eptlobium valdiviense Hausskx. — Hausskx., Mon. Epilob. (1881) 271. — En los arroyos. Chile central. — Magallanes, Ushuaia. 69. Gayophytum humile Juss. — Re1cue, 1. c. 1 (1898) 265. — Junto a los arroyos. Chile central. — M., Neuq. 70. Gunnera chilensis Lam. — Perersex en EncL. Pranti, Vat. Pflzenf. BOL. SOC, PHYSIS. — T. I 10 126 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHY5SIS - HL, 7 (1893) 235, tab. 106, A. — Hallada una sola vez en un pe- queño arroyo de cauce encajonado, á los 1300 m. En la región de los lagos hasta el Estrecho. 71. Pozoa coriacea Lac. — Hoox., Bot. Misc. 1 (1830) 330, tab. 66. — Abunda en los desmoronamientos secos y arenosos entre 1800 y 2800 m. En las ¿ordilleras de Chile central. — Chub. .. 5 . Pozoa hydrocotylifolia Frero et Garox. — Rercue, |. c. HI (1902) —] 77. — Con la anterior. Cordilleras de Chile central hasta los 42?. — Atuel y Neuq. ) | 73. Azorella caespitosa Cav. — Rricue, l. e. Hi (1902) 67. — Es es- casa; crece desde los 2000 m. en manchas que no alcanzan á 1 m. de diam. Chile central hasta Magallanes, pero siempre en las Cordilleras. — Neuq. 74. Mulinum spinosum Pers. — Re1cuE, 1. c. 7g—N. v.: Ghila. — Es quizá la planta más abundante en la región desde las orillas del Neuquén hasta los 2000 m. Forma matas hemisféricas de 3o-4o cm. de diám., despidiendo un olor característico. Los animales la comen poco y refieren los pobladores de allí que las ovejas se acostumbran a comerla haciéndose entonces su carne de sabor tan desagradable que hay que arrojarla. En las cordilleras desde Chile central hasta Magallanes. — M., región de los lagos. 759. Eryngium paniculatam Cav. — Rercme, 1. c. 111 (1902) 97. — Común en ¡os valles y en las vertientes de los arroyos. Chile central, Brasil, Urug. — Muy difundida en la RA., p. ej. en BA., P., M., Neuq. Metachlamydeae 76. Pernettya leucocarpa DC. —DC., Prodr. VII (1838) 586. — | Crece en algunos valles húmedos, arriba de 2000 m. Nueva para la RA. Chile desde el volcán Antuco hasta Magallanes. Armeria chilensis Bows. — Gay, 1. ce. Y (1849) 191. — Junto al =] =] hielo de algunos ventisqueros. Chile central hasta Tierra del Fuego. — Región de los lagos. 70. pS So. 83 SA. 8). Crisrónan M. Hiekex : Canistellum Neuqueni 127 1 Grisebachielta Hieronymi Lorexrz— Lor. et Nox. en Informe al Río Negro (1881) 251, tab. y. — Abundante en los cerros y valles. Obs. — No me sorprendería que hubiera que trasladar esta especie al género Cynanchum de la familia de las Asclepradaceas. Es muy po- sible que los estambres foliáceos no sean simo las escamas de- la corona y las manchas que se han considerado como anteras serían las impresiones de las polinias sobre ellas. He analizado con cuidado la flor y nunca he hallado polen ni siquiera cavidades de anteras ; pero tampoco me ha sido posible encontrar polimias. El material que tenía á mi disposición era escaso y ya bastante alterado para hacer el estudio en condiciones ventajosas. Me limito sólo á llamar la atención sobre esta planta cuya posición sistemática aun dentro de las 1pocináceas es dudosa. Conocida hasta ahora sólo de la región del Neuquén. Cynanchum mucronatum (Decsx.) — Reicne, l. e. Y (1910) 115. — Común en las faldas de los cerros. — Nueva para la RA. En las cordilleras chilenas centrales. Cynanchum nummulariaefolium Hoox. el Arx. — Hoor., Journ. of Bot. 1 (1834) 293. — En los valles de los arroyos á 2000 m. — Nueva para la RÁ. Cordilleras de Chile central. Convolvaluas arvensis L. — Re1cne, |. c. 176. Suropa, Méjico, Uruguay, Chile. — En casi toda la RA. Phacelía circinata Jaco. — Rerene. l. e. 160. — Muy común. Desde California por las Cordilleras hasta Tierra del Fuego. Cynoglossum pictum Arr. — Rericmeg, ). e. 206. — En los arro- yos. Nueva para la RA. Planta europea de la región del Mediterráneo que se está propagando rápt- mente en Chile desde 1855. Verbena flava Guz. et Hook. var. latiloba SrE6. Spec. in Vov. add. Fl. Pat. U (1902) 72. — Frecuente cerca de los arroyos. Cordilleras del Chub. Solanum chenopodioides Lam. — DC., Prodr. MIL (18592) 09 y SPrEGL CABE: Chile central, Perú. — Chub. 128 86. So. 99. go. gr. E 0) . BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Fabiana imbricata KR. et P. — KR. et P., Fl. Per. 1 (1799) 12, tab. 122, fig. 6. — Abundante en el valle del río Neuquén y en las pla- nicies más bajas donde alcanza hasta 2 m. de alt. Chile central en las Cordilleras. — M., lago Lacar, Nah.-Huap. Nicottana acuminata Gram. — DC... Prodr. MUI (1852) 567. Chile central. — M. hasta Chub. Vicotiana alpina Poker. — N. monticola Dux. en DC., |. ce. 564 — V. corymbosa Rem in Gar, l. c. Y (1852) 57. Frecuente en regiones áridas del Chub. y Sta. Gruz, desde las Cordilleras hasta el Atlántico. — En Chile desde Tarapacá hasta el lago de Podos los Santos. Schizanthus Grahamí Gur. —DC., l.c. MX (1846) 203. — Fre- cuente al borde de los arroyos y en los valles más secos. En las Cordilleras de Chile central. — M.. Chub. Verbascum Thapsus L. — DC.. l.c. 225. — NM. v.: Paño (Neuq.), Tabaco del Valle (Río Negro). — No ha sido se- ñalada aún para la RA. Mis ejemplares difieren de la planta típica por tener las hojas menos acuminadas y el borde casi integérrimo y no dentado ni aserrado. Planta europea que se está extendiendo por M., Neuq. y el valle del Río Negro. Piuiepr ya la había citado para Chile central. Abunda en los arroyos y en los canales de los antiguos lavaderos de oro. Calceolaria andina BewrH. — Kraxzt., Pflzenr. (1907) 82. — Muy abundante en las grietas de las rocas y en la tierra, princi- palmente en los parajes bajos. — Nueva para la RA. Cordilleras altas de Chile central. Calceolaria Cavanillesii Pmw. — Pmu., An. Un. Chal. (1873) 932. — En el curso inferior de los arroyos. El tallo lleva un solo par de hojas. La descripción coincide exactamente con mis ejem- plares, salvo en lo que se refiere á la inflorescencia que es dos veces dicótoma y con una flor largamente pedicelada en el punto de bi- furcación. Es nueva para la RA., pues hasta ahora sólo se conccía de la Araucania. Melosperma andicola Besru. — Gar, l. e. Y (1859) 195. Cordilleras de Chile central. — M. CrisróraL M. Hickex : Canistellum Nenquent 1209 94. Galium ertocarpum Bartí — Reicme, l. c. 11 (1903) 142. Chile central. — Uspallata, lago Lacar. 99. Valeriana macrorrhiza Porrr. — Re1cme, l. c. 164. — Común en los valles arriba de 1800 m. Cordilleras de Chile central. — M., Chnb. 96. Nastanthus agglomeratus Mrers var. pinnatifidus (Mins). N. pinnatifidas Miers en Contrib. to Bot. 11 (1860), 15, tab. 44. — Común en los valles altos. Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. 097- Gamocarpha Poeppigii DC.—WebneLL, Chlor. And. 1. (1857) 8, tab. 44. B. — Hallada una sola vez á 2900 m. —Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. 98. Calycera horrida Hicrex nov. spec. lcaulis, glabriuscula : folus radicalibus plurimis rosulatis lan— ceolatis irregulariter pinnatifidis, vel sinuato-incisis, vel sinuatis : seymentis lanceolatis, obtustusculis, tterum sinuato-dentatis ; dentibus aliquando spinescentizmucronatis, erassis, glabris in petiolum lon- gum angustum alatam decurrentibus. Petiolo et rhachude supra lanu- ginoso-araneosis demum glabratis. Pedunculo scapiformi, mono- cephalo nudo folio paulo longiore, villosulo aut araneosc. Capitulo majusculo, involucro late gamophyllo, lacintis lanceolatis sinuatis vel pinnatifidis, araneoso vel glabriusculo. Achaenio spinis acerosts. rigidis, crassis, flore duplo vel triplo excedentibus armato. A C. Cavanillesú Ricn. forma foliorum, involucro late gamo- phyllo discrepat; habitu C. squarrosa Miers simillima sed mag- nitudine spinarum et structura involucri facillime discernenda. Cum €. eryngioides Remy nullo modo facie et involucro confundere potes. In arroyo Huinganco in arenosis supra 1900 m. a Fraxco Pas- TORE 21. HI. 1912 allata. Planta acaule casi glabra; las hojas forman una roseta, son de contorno lanceolado de 8-10 cm. long. por 2-3 cm. lat. Pinatífidas ó pinadas con los lóbulos ó pinulas decurrentes en un raquis alado que es lanuginoso en la cara superior como también el peciolo, pero tornándose glabros con la edad. Los lóbulos á su vez son pinatifidos 130 99- 100. LO: a 102. 103. LO/4. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ó sinuados 6 sólo dentados llevando á veces una pequeña espinita 6 mucrón. El pedúnculo monocéfalo es algo más largo que las hojas. cilíndrico, estriado. villoso Ó araneoso, terminando en un capítulo grande en proporción á la planta. El involucro compuesto de 5 hojas anchamente soldadas es araneoso ó glabriúsculo con el tiempo; alcanza 2-3 cm. diám. la parte soldada ; los lóbulos tienen 1 em. de long. por 3-4 mm. lat. y son sinuados ó pinatifidos. El capítulo tiene 3-4 cm. de diám. y los aquenios terminan en espinas rígidas, punzantes, gruesas, 2 6 3 veces más largas que las flores, llegando algunas hasta 3 cm. de long. Por el involucro anchamente unido se diferencia inmediatamente de la €. squarrosa Miwers, con la cual comparte el aspecto exterior, fuera de las espinas que son más fuertes ; por lo mismo y por las hojas se distingue de la €. Cavandlesú Bucn., no pudiendo jamás confundirse con la €. eryngioides Rumx, por el aspecto de toda la planta y por la forma del involucro. | Fué recogida por Frasco PastoreE el 21. TÍ. 1912 en el arroyo Huimnganco en la cordillera del Viento (Neuquen). Nardophyllum chiliotrichoides (Remy) A. Gray — Rercue, l. e. MH (1902) 278. — Común en las faldas de los cerros. Nueva para la RA. Cordilleras centrales de Chile. Solidago mieroglossa DC. — Ruicue, 1. e. Mi (1902) 281. — En los valles más bajos, Brasil, Chile central y austral. — BA., SF., G., P., M., Chub. Haplopappus arbutoides Remx var. glabratus Pu. — $H. qla- bratus Pu. en Linnaea 28 (1856) 792 Chile central. — Neuq. Baccharis pedicellata DC. — Rercme, 1. c. IV (1905) 19. — Común en las faldas de los cerros. Nueva para la RA. Chile central. Baccharis sagiltalis DG. — Re1cue, 1. e. 15. Uruguay, Chile. — BA., P., RN., Neuq. Viguera Gilliesit (Hook. et Arx.) Hierox. — Leighia Gilliesii Hook. et Any. en Hoox., Journ. of Bot. WI (1841) 313. M.., SI. LOD. 106. 107. 109. 100. iS. a q Crisrópal M. Hickes : Canistellum Neuqueni 131 Madia sativa Mo. — Rercme, |. e. 105. — Muy abundante en las planicies bajas y en los rastrojos. Chile. — Neuq., Tierra del Fuego. Senecio filaginoides DC. — Rricne, |. ce. 253. — Nueva para la RA. Región del Osorno. Senecto Hatcherianus Hrrm. — Mactoskte (1906) 8/7, tab. 3o, A.— Común desde los 2000 m. Conocida sólo de las cordilleras patagónicas. Senecio linariaefolius Porer. var. tenuifolius DC. — Rer- CHE, l. c. 209. — Nueva para la RA. Chile central. Senecio microcephalus Pm. — Rercme, |. e, 234. — Una de las plantas más abundantes de la región, principalmente en los va- lles. — Nueva para la RA. Cordilleras de Valdivia. Senecio rutaceus Pm. — Rercme, l. e. 196. — Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. Cirstum lanceolatam (L.) Scor. — Re1cue, |. c. 287. N. v.: Gardo negro. — Maleza europea que se ha hecho vulgar en los campos cerca de los arroyos. BAS, SE... Edy Ri. MS, Neñig. Chuguiragua opposilifolia Dox. — Re1cue, l. e. 290. — Muy co- mún hasta cerca de la cima. En las Cordilleras desde Bolivia hasta el Neuq. Doniophyton andicola Wr:ebb. — Webber, Chlor. And. 1(1855) 8, tab. 4, B. — Abunda en las planicies. En las Cordilleras desde Atacama hasta Chile central. Mutisita decurrens Cav. -— Cav., Icon. Y (1799) 66, tab. 500. — Cordilleras de Chile central hasta los 44?. — Neuq. Mutisia linariaefolia Remy — Rercue, l. c. 316. Idéntica dispersión que la anterior. rró. 119. HER 12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Mutisia linearifolia Cav. — Cav., Icon. Y (1799) 66, tab. 500. — Frecuente en los desmoronamientos arenosos entre 1300 Y 2000 M. Con las anteriores. Mutista retasa Remy. — Reicue, 1. c. 329. — Es algo rara, ha- lándose cerca de los arroyos en valles profundos entre los 1300 y 1800 m. Chile central hasta los 44”. Chaetanthera serrata R. et P. — Gay, 1. c. HI (1845) 305. — Algo rara. Las escamas involucrales tienen sus bordes integérrim os y el ápice (en un mismo capítulo) puede presentarse entero ó laci- niado, obtuso. agudo 6 mucronado. Todas las escamas llevan el ápice teñido de color verde intenso. Cordilleras de Chile central. — M. Chaetanthera villosa Gu. — Carmelita formosa Reuy en Gay. l. c. 286, tab. 37. — Muy frecuente en los pedregales de los des — moronamientos arriba de 2500 m. Cordilleras altas desde Tarapacá hasta la Araucania. — M. Trichocline crenata (Remy) Reicne — Rercne, |. c. 360. — Escasa, creciendo en las mayores alturas. Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. Nassauvia axillaris Dox — WebbegLt, Chlor. And. (sub Strongy- loma) 1(1855) 54, tab. 13, B. —N.v.: Raspalachoica.— En parajes secos entre 1200 y 2000 m. Cordilleras de Chile central. — S., Ct., M., Pat. Nassauvia ylomerata (GarL.) Webb. — Panargyrum glomeratum GiLL. en Gay, |. co HI (1845) 367, tab. 42. — Junto al hielo de algunos ventisqueros. Cordilleras altas de Chile central. — M. Nassauvia macrantha DC. —NÑ. spicata Remy en WebDELL, Chlor. ind. 1 (1855) 51, tab. 11, B. — Frecuente en los desmorona— mientos pedregosos y secos desde 2000 m. Con la anterior. — M., Pat. Nassauvia pumila Poker. et Exvb.. — Re1cue, 1. c. 384. — No es rara en los nacimientos de los arroyos en los antiguos valles glaciales. Chile central hasta el Estrecho. -— Chub. Crisrópar M. Hicken : Canistellum Neuquent MO 125. Nassauvia pungens Phu. — Reicue, 1. c. 387. — Junto al hielo de algunos ventisqueros. — Nueva para la RA. Cordilleras de Ghile central. 126. Nassauvia revoluta Dos — WebbeELL, Chlor. And. | (1855) 46, tab. 11, A. — Muy frecuente en los pedregales de los desmorona- mientos, arriba de 2500 m. Cordilleras de Chile central. — M. Ay 127. Leuceria lithospermifolia (Porrr.) Reicue — Reicme, 1. c. SO = Po: las planicies hasta 1goo m. — Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. 128. Perezia recurvata (Vami) Less. — Macroskte VII (1906) S96. tab. 29. — Crece en los valles más altos. En la región de los lagos hasta la Tierra del Fuego y Malvinas. 129. Perezia reflexa Mrey. — Reicne, l. c. 448. — Común desde los 2500 m. hasta la cima. — Nueva para la RA. Cordilleras de Chile central. «Darwinion », 10. XI. 1g12. Observaciones sobre una hormiga invasora Iridomyrmex humilis Mayr por ANGEL GALLARDO. En el verano de 1904 á 1905, comenzó á ser invadida por pequeñas hormigas, que forman caminos muy concurridos, la casa de campo donde veraneo desde hace más de 3o años, situada en el partido (Ge- neral Sarmiento (prov. de Buenos Aires), entre las estaciones Bella Vista y Muñiz, del Ferrocarril al Pacífico. Conviene hacer notar que algunos meses antes habían sido depos!- tados en dicha casa una cantidad de cajones llegados en un buque inglés que había hecho escala en Madera y en los puertos del Brasil. Antes de esa época no había notado la presencia de tales hormigas, á pesar de interesarme por las costumbres de estos himenópteros, desde mi niñez, aun sin haber hecho hasta últimamente su estudio siste- mático. 134 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PH)1SI/S En el jardín que rodea á la casa había antes hormigueros de varias especies de Solenopsis y Pheidole y algunos nidos de hormiga negra (Atta Lundi (Guér.) Mar), hasta en los cimientos del edificio. Las nuevas hormigas empezaron á invadir la casa y sus alrededores inmediatos, formando gruesos caminos aun dentro de las habitaciones y pronto se hicieron insoportables por una voracidad que les hace atacar toda clase de substancias dulces, la carne y otros comestibles, así como también á los insectos y aves que devoran aun vivientes. Se alimentan además de la secreción azucarada de los pulgones, que propagan y protegen, construyendo, según también ha observado y dibujado Trrus (12), pequeños abrigos de tierra en las ramas y las hojas, especialmente de los naranjos y limoneros. Ensayé inútilmente contra ellas todos los medios conocidos de des- trucción : sulfuro de carbono, agua hirviendo, petróleo, diversos polvos y jarabes insecticidas, la llama de una lámpara de soldador paseada á lo largo de los caminos. Morían así millares de obreras pero su nú- mero no disminuía, pues pude convencerme que no tenían nidos con- centrados sino colonias dispersas en tierra y en los intersticios de los reboques, tirantes, etc., que hacían de toda la casa un vasto nido difuso. Por consejo del Dr. HoLmBERre destruí millones de obreras reco- gidas por medio de huesos del puchero que se sumergían en agua hirviendo cuando se hallaban cubiertos de hormigas, pero nada de esto destruía las reimas fecundas y la invasión continuó aumentando. Des- alojaror á todas las otras hormigas indígenas salvo algunas pequeñísi- mas especies de Solenopsis en cuyos nidos estrechos no pueden pe- netrar. Fué muy interesante la lucha contra la hormiga negra, mucho mayor que ella. Las invasoras ponían sitio al hormiguero de hormiga negra y varias Obreras atacan á cada Atta, mordiendo fuertemente sus patas y antenas, sin soltar presa por más movimientos que hicieran. La hormiga negra es tan poco carnicera que ni trata de morder á sus enemigos. Abren y cierran sus mandíbulas, probablemente de dolor, pero no muerden á sus atacantes, aunque éstas vienen á quedar, á veces, casi entre las mandíbulas de la Atta, en las contorsiones que ésta ejecuta. Por fin les arrancan las patas y las antenas y las hormi- gas negras mueren. h El sitio del hormiguero dura varios días, al cabo de los cuales las Átta no se animan á salir y entonces las invasoras penetran en colum- nas al hormiguero y prosiguen la lucha subterránea, hasta destruir la colonia. ? AxceL GaLLarbo : Observaciones sobre una hormiga invasora 135 Así han destruído las otras hormigas en un radio de 200 metros alrededor de la casa, espacio en que extienden sus colonias. stas colonias las establecen en todo sitio que encuentran conveniente por su topografía ó por la abundancia del alimento. Así establecen nidos provisorios debajo de los cadáveres de pájaros ó de insectos voluminosos. Las reinas siguen los caminos, especialmente de noche, y frecuentemente se ven obreras cargadas con cría que van á fundar una nueva colonia ó se trasladan á sitios elevados, después de una lluvia abundante. Al pie de las plantas cargadas de pulgones, establecen siempre nidos, relativamente superficiales, abrigados por la tierra removida en la ex- cavación. " Temen el sol fuerte del verano, la excesiva humedad y el frío. En el otoño sus movimientos se hacen más lentos y los caminos se ven menos concurridos y durante el invierno se reconcentran en sitios abrigados, especialmente en las paredes bien asoleadas. Basta soplar sobre un camino para que las hormigas se asusten, corran y se dispersen con gran agitación, lo que les ha valido en los Estados Unidos el nombre de crazy ants (hormigas alocadas). Habiendo comenzado recientemente el estudio sistemático de las hor- migas, para clasificar la rica colección del Museo Nacional, he deter- minado esta hormiga como /ridomyrmex humilis Mar. Me he valido para ello de la clave de Mar (8) y luego las he compa- rado con la descripción y con los ejemplares de la colección del La- boratorio de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, los que fueron determinados y comparados con el tipo por Mayk imismo, á quien fueron enviados, hace muchos años, por el Dr. Ber. La única diferencia entre estos viejos ejemplares y los frescos, es su color algo más claro, por haber quedado reducidos al esqueleto quitinoso. Esta hormiga, de la familia de las Dolicoderinas, fué des- cripta por Mark en 1868 bajo el nombre de /Hypoclinea humilis, ha- biéndole sido remitida por el Prof. SrroeEL (7), el primero que se ocupó de la recolección científica de las hormigas de la República Argentina. Más tarde fué colocada por Mar (8) en el género [ridomyr- mex que él mismo había creado en 1862 (6). Es una pequeña hor- miga de 2,5 á 3 mm., cuya cabeza es color castaño rojizo, especial- mente las mandíbulas, el tórax y patas castaño-amarillento y el gáster castaño negruzco. Wewert (9) ha dado una buena figura de las tres formas 2, Y y Q 136 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PH)1S8I/S pero no da la reina fecunda que tiene el abdomen mucho más des- arrollado. Creo que pueden interesar algunas notas recogidas en la bibliogra- fía de esta hormiga, que es una verdadera plaga en los sitios invadidos y que muestra en este siglo un aumento formidable de su poder de difusión, debido sin duda al progreso de los medios de comunicación. En su interesante trabajo sobre las hormigas de Río Grande del Sud, en 1894, dice el Prof. vox Imerix6G (4), que allí la hormiga del azúcar propiamente dicha, es fridomyrmex humilis. Si se deja una taza con un alimento azucarado en una pieza, se puede estar seguro que dentro de pocas horas estará cubierta de miles de estos animales. Según datos comunicados por muchos habitantes al Prof. vox lmrE- RING, no existía anteriormente esta Iridomyrmex en Río Grande y debe haber sido introducida allí con azúcar de Pernambuco. Hace notar von InerisG que estas hormigas no se habían propagado hasta enton- ces á San Lourenco, Barra do Camaquan, y otros sitios en comunica- ción regular por vapor con Río Grande. Estos datos de vox ÍImerIN6G me confirman en la idea de que esta hormiga no debe ser indígena de Buenos Aires, aunque hayan sido recogidos aquí por SrroBEL los ejemplares sobre los cuales fundó Mark la especie, lo que le ha valido el nombre de « hormiga argenti- na », en los Estados Unidos. Por sus costumbres, hace la impresión de un animal de regiones más cálidas que se ha adaptado á vivir en las casas, buscando precisamente el abrigo en un clima más frío que el de su patria originaria. El Dr. BerG, en 1890 (1), decía haberla observado sólo en obre- ras solitarias, en el suelo ó en vegetales, en los alrededores de Buenos Aires y de Montevideo. Más frecuente era en las inmediaciones de los arroyos del departa- mento oriental de Mercedes. Pero ya Emery en 1905 (3), la señala como especie comunísima en gran parte de la América meridional, donde vive aun en las casas, haciéndose dañosa. El transporte de las colonias es muy fácil en esta hormiga, por la costumbre de anidar en cajones, etc., donde se transportan las hembras fecundas, siguiendo los caminos, como las he visto muchas veces. Si estos cajones son cargados en buques ó en trenes de ferrocarril, pueden así ser llevados á larguísimas distancias. Como observa vox ImerIxG, es cuestión sumamente difícil y com- pleja y, en muchos casos, imposible, determinar la verdadera patria ÁxcuL GauLarbo : Observaciones sobre una hormiga invasora 197 de animales que se propagan en estas condiciones. Pero es muy pro- bable que provenga de la parte tropical del Brasil y de allí, se haya esparcido en el mundo. Hoy, según dice WhHrEeLER en su notable libro Ants (13), esta especie de los trópicos americanos ha adquirido una dispersión vastísima, ha- biendo hecho recientemente su aparición en Nueva Orleans. ln esta localidad, donde sus costumbres han sido cuidadosamente estu- diadas por Trrus (12) y NeweLL (9, 10), se ha convertido en una seria plaga y está expulsando las hormigas nativas. Su rápida propa- gación sobre las porciones cálidas del globo, la demuestra el hecho de haber recibido WhHeErLer, ejemplares de varias localidades de Cali- fornia y de la Colonia del Cabo. Se ha convertido también en una plaga en Portugal (5), y, según StoLL (11), ha sido importada á Madera donde ha suplantado otra especie introducida previamente, Pheidole megalocephala, que era la hormiga de las casas de la isla en la época de Hreer (1892). La invasión de la isla de Madera tuvo lugar, según Marrixs (0), aproximadamente en 1882, siendo importada probablemente del Bra- sil Ó de la Guayana Inglesa. Marriws señala en 1907 la invasión de Lisboa y de Oporto. En la Colonia del Cabo también ha habido, en 1905, una formidable invasión en el distrito suburbano del Observatorio, por una /ridom yr- mes que BincHam cree ser la especie anceps MaYk pero que segura- mente es humilis, según la determinación que ha hecho WneEeLEr de los ejemplares recibidos de allí. De estos datos deduzco como muy probable la importación á mi casa de Bella Vista de estas hormigas desde un puerto del Brasil ó de Ma- dera con los cajones de que he hablado al comienzo de este artículo. En cuanto á su destrucción, es de gran dificultad, según lo he com- probade por mi propia experiencia, y no hay exageración ninguna en las molestias y perjuicios que señalan los diversos autores, cuyas que- jas podría yo también reproducir por mi parte. Según WhHeEeLEr, ha mostrado recientemente NeweLL (10), que esta hormiga anida tanto al aire libre cuanto en la mampostería y carpintería de las casas, cosa que también he observado desde hace varios años. Al aproximarse el invierno, numerosas colonias, que han habitado un área considerable durante el verano, se unen entre sí para formar una gran colonia, que puede contener « según un cálculo moderado », más de 1000 reinas fértiles! En la primavera esta colonia se divide en numerosas colonias más pequeñas que se dispersan y cubren de nuevo 138 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ' un extenso territorio. Para evitar las depredaciones de estos insectos en las casas, NEwELL sugiere el uso de una trampa que consiste en un cajón de 60 <60 <80 centímetros próximamente, lleno de semi- llas de algodón y paja ú otro materia! vegetal poroso. La parte superior del cajón se deja abierta para que su contenido quede expuesto á las lluvias. El interior de la masa aumenta en temperatura por la descomposición y cuando se aproxima el invierno, atrae las colonias de hormigas. Durante los meses más fríos del invierno, después que las colonias se han reunido en el cajón, se cierran sus rendijas y se derrama un cuarto de litro de sulfuro de carbono y se cubre todo con una tele impermeable, hasta que las hormigas perezcan. Pienso ensayar este procedimiento el próximo invierno y fundo en él muchas esperanzas, pues he tenido ocasión de observar colonias colosales en troncos descompuestos y húmedos de sauce, cuya madera esponjosé se encuentra á una temperatura elevada por la fermenta- -ción, es decir, en las mismas condiciones que la trampa de NeweLL. Los que se encuentren afligidos por esta plaga doméstica, deben ensayar este medio cómodo y económico de destrucción de las hormi- gas Caseras. BIBLIOGRAFÍA 1. Berú, Cantos, Enumeración sistemática y sinonímica de los formicidos argentinos, chilenos. y uruguayos, en : Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, t. MXIX, p. 5-43, Buenos Aires, 1890. 2. Biscnam, C. T., A plague of ants in the Observatory district, Cape Town, South Africa en : The Proceediings of the Entomological Sociely of London, año 1906, p. XXHEXXYVL 3. Emery, C., Studi sulle Formiche della fauna neotropica. XXVI. Formiche raccolte dal prof. F Silvestri nell'Argentina e nelle regioni limitrofe dellUruguay, del Brasile, del Paraguay e del Chile, en : Bolleltino della Societá entomologica italiana, año AXXVIL, p. 107-194. 1905. /- Inerisa, H. vox, Die Ameisen von Rio Grande do Sul, en : Berliner entomologische Zetl- schrift, t. XXXIX, parte HI, p. 321-446, 1894. 5. Marrixs, M. N., Une fourmi terrible envahissant Europe, en: Broleria, t. Vl, p. 101- 102, 1907. 6. Maxr, Gustav, Myrmecologische Studien, en : Verhandlungen der K. K. zoologisch-botanischen. Gesellschaft in Wien, t. XI, p. 694, 1862. 7. — Formicidae novae americanae collectae a Prof. P. de Strobel, en : Annuario della So- ciela de: Naturalisti, t. 11M, p. 161, Modena, 1868. 5. — Neue Formiciden, en : Verhandlugen der K. K. zoologisch-bolanichen Gesellschaft in Wien, t. XX, p. 939. Viena, 1870 (1871). h y. — Newer, W., Notes on the habits of the Argentine or « New Orleans » Ant. Irido- myrmex humilis Mayr, en : Journal of Economic Entomo!ogy, t. 1, p. 21-34, 1908. 10. — Ibidem, t. 11, p. 324-332, 1909. 11. Sront, Zur Kenntniss der geographischen Verbreitung der Ameisen, en : Mitthetlungen Schweiz. Ent. Gesellschaft, 1 X p. 120-126, 1898 12. Trrus, E. S., Report on the « New Orleans » Ant. (Iridomyrmex humilis Mayr), en : . S. Department of Agriculture. Bureau of Entomology, Bulletin, N* 52, p. 79-84, fig. 7, 1909. 13. Wnernen, Ants, 1g1o. ” Cartos A. Marken : Notas sobre los Priapúlidos 130 ] 0 Notas sobre los Priapúlidos y la teoría de la bipolaridad de las especies POR EL Dr. CARLOS A. MARELLI. Fué una hipótesis de zoogeografía la de que, bajo idénticas influen-- cias, la fauna preterciaria cosmopolita que originó las faunas actuales, era más ó menos uniforme. Con los cambios climatéricos han persis- tido formas casi análogas en las altas latitudes, y en los mares tro- picales y templados han desaparecido, cediendo á otras especies muy modificadas. El estudio zoológico de los mares polares ha sido impulsado por la teoría de Prerrer y Murray, que explicaba las analogías fáunicas entre las zonas frías de ambos hemisferios, y casi todos los naturalis- tas se pronunciaron en contra de la bipolaridad. Según BrerrrFuss, TorsexT, KoELER, LubwiG, MARTENSEN, VANEY. Warers, HerDMax, OrTMAN y PELSENEER, no hay especies comunes, para vox lnerix6, el número de especies bipolares aun discutible, es muy reducido, siendo la bipolaridad un caso especial de distribución más ó menos cosmopolita. En la clase de los Gefireos, FiscHeR y SHIPLEY (1), encuentran dos especies comunes para las faunas ártica y antártica : Phascolo- soma margaritaceum y Priapulus caudatus, y otras dos muy próxi- mas : Echiurus unicinctus y chilensis y Priapuloides typicus y austra- lis. De Guerxe describe en Mission scientifique du Cap Horn (1), el Priapulus tuberculato-spinosus y Priapuloides australis, comparán- dolos con Priapulus caudatus y Priapuloides typicus de los mares bo- reales y LamiLeE presenta en Primera reunión del Congreso científico: latino-americano (2) un Priapulus fuegensis. De estos animales se tuvo á disposición muy pocos ejemplares, con excepción de una colección de 107 individuos recogidos en 1896 en la playa de Ushuaia, Tierra del Fuego, por el Dr. Lame. Parte de (1) R. Perrter, Sur la « Bipolarité » en Annales des Sciences Naturelles, Zoologie, y” serie, tomo I, pág. 12% y siguientes. Paris 1900. (1) F. De Guense, Priapulides. Tomo VI, 2. (2) F. Lamute, Presentación de dos animales de la fauna marina de Ushuaia, tomo VI, pág. 4y- Buenos Aires, 15899. aho BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS este material, nos servirá para comparar su anatomía con los obser- vados por De GuerxNeE, con relación á los Priapulus del hemisferio boreal y las diferencias aparentes entre Priapulus tuberculato-spinosus Barro y Priapulus fuegensis Lan. Los constituímos en dos lotes, uno con individuos de color blanco suavemente amarillento, que coinciden con Priapulus fuegensis y los demás de color violado, casi morado obscuro, corresponden á los de la Misión al Cabo de Hornos. Difieren también en el tamaño : las lon- gitudes totales del primer lote están comprendidas entre 62 y 88 mm., y los demás varian de /4 á 56 mm.; la longitud de la trompa, de 12 á 19 mm. y de 14 á 17 mm.; la longitud del tronco, de 27 á Ao mm. y de 13 á 2, mm., y el diámetro mínimo del tronco, de 7409 y de 3 á 8 mm., respectivamente para cada grupo. Las dimen- siones, como se ve, son siempre menores en el segundo lote, en el que quedan comprendidos los especímenes de De Guerxe y el primer ejemplar de Priapulus austral, que muy someramente observó Barrp, se incluye en el primero. En los violáceos la trompa es ovoidea y casi subglobosa en los demás. carácter con poca importancia, porque no han sido fijados y se har contraído. Tienen 25 hileras longitudinales de papilas con gan- chos, colocadas á igual distancia, con excepción de dos hileras más próximas situadas á cada lado del cordón nervioso ventral. El número de papilas, no llega nunca á 60 que da DE GUERNE; empiezan por estar distribuídas irregularmente cerca de la boca, siguiendo en las hileras con dimensiones no variables, decrecientes, dispuestas en 9 á IO grupos de 3, 4, 5 y 6, é interrumpidas en la base por una hilera que es transversal; con papilas de igual tamaño, menores que las longitudinales y que limitan la trompa. Las diferencias indicadas y las variaciones que nos presentan y que veremos á continuación, son, sin duda, originadas por las adaptacio- nes de una misma especie, á los cambios del medio litoral. Las papilas tienen cierta regularidad en su número, si se cuentan desde la primera hilera al lado del cordón nervioso, haciendo girar el animal de iz- quierda á derecha; varios ejemplares blanco-amarillentos, dan fluc- tuaciones en las 23 hileras comprendidas entre 29 y 4o y los violáceos 34 y 44 papilas y son siempre menos en las dos filas próximas. Más aparentes en los violados cuyo color es casi negro, y menos desarro- lladas y visibles en los blancos. Las del tronco son de estructura di- ferente, como las figuras DE Guerxe : ibid., Pl. I fig. 8, y se sitúan en el medio de los anillos. Cantos A. MareLir : Notas sobre los Priapúlidos 141 El cordón nervioso es más perceptible en los blancos; el tronco con- iraído es un cilindro que se reduce de adelante hacia atrás; si los movimientos peristálticos, que en él se observan, se interrumpen con la muerte, su parte posterior es algunas veces ensanchada como la an- terior. La máxima contracción está en todo el tronco, y, en ciertos casos, la trompa puede quedar invaginada. Los anillos, formados por estrías circulares, determinan en ambas formas una anulación cerrada; son producidos por músculos en nú- mero de 43 hasta 47 en los blancos y 44 á 47 en los violados, contán- dolos desde la hilera transversal de papilas y otra hilera de verruguitas de la parte inferior del tronco, muy aparentes y distintas de las verru- gas cercanas del apéndice branquial. El apéndice caudal es formado por numerosas ampollas y en el interior de éstas, se distingue una red de retractores que se entrecru- zan y se unen con las paredes; tienen restos de contracciones peristál- ticas y rodean en penacho un tubo hueco, que se estrecha anularmente en la base y paulatinamente de adelante hacia atrás. Abierto, he com- probado su organización comparable con el tronco y semejante en los dos grupos; tienen hacecillos de músculos circulares mucho menos robustos y 12 músculos longitudinales se orientan desde el origen del tubo hasta la punta posterior, bien parecidos con los retractores de la trompa. La organización interna del tronco también es semejante; la cavidad continua es ocupada por un tubo digestivo simple, que empieza en la boca, sigue la faringe más compacta y un estómago voluminoso con relación al intestino y recto, que se estrechan muchísimo. Las paredes internas en los tres últimos órganos tienen gran número de pliegues. Hay dos voluminosas glándulas sexuales casi simétricas, de color blanco, pegadas á las paredes por un mesenterio y que rodean al tubo digestivo. Los grandes músculos retractores pasan entre los sacos glandulares y ayudan á mantenerlos en posición. Estos músculos se insertan como en el tipo morfológico (1), sobre la región donde la faringe sigue á la pared del cuerpo, y descienden desapareciendo á diferentes alturas formando tres grupos. Los primeros revisten en número variable, generalmente 24, lo in- terior de la trompa, se cruzan en ángulos rectos con los circulares y terminan donde toma nacimiento la poderosa musculatura longitudi- (1) L. Derace et E. Hérovaro, Traité de Zoologie concrete. tomo V, Les Vermidiens, pág. 7 > sig. Paris, 1897. BOL, SOC. PHYSIS. — T., l. 1 1/42 - BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS nal, más ó menos á la altura de la línea transversal de papilas. El segundo y tercer grupo son ocho grandes y pequeños retractores. En los Priapúlidos de color violado, los dos retractores más pequeños se insertan á la altura del anillo circular 1/, contando desde la base de la trompa; en los blancos uno se pega á la altura del segmento 12 y el otro del 16, en una zona no tan espesa con relación á la siguiente, en la que desaparecen los seis grandes retractores, que tienen varia- ciones en la inserción entre los anillos 27 y 30. Los espacios que dejan entre sí no son equidistantes; el número de pliegues longitudinales separados por surcos profundos y bien per- ceptibles por la gran contracción, varía en los individuos tanto como la altura de la inserción; he observado 51 pliegues musculares en los blancos, 56 en los violados que se reparten con relación á las insercio- nes de los retractores en número de 8, 10 y 12 en los blancos y 5, 7, 10, 11 en los violados. En esta cavidad, como en la de la trompa, del tubo branquial y en las ampollas, hay entre los músculos corpúsculos sanguíneos, aglo- merados en cantidades, de diferente tamaño como los figura De Guer- NERO. Dejando otros detalles de estructura de la faringe, glándulas sexua- les, pared del cuerpo, étc., haremos la revisación histológica de la cu- tícula con sus papilas, verrugas y la armadura faringea; que son tan uniformes y resuelven claramente la unidad específica del Priapulus tuberculato-spinosus y Priapulus fuegensis. La cutícula cubre el cuerpo hasta el apéndice branquial; la potasa concentrada me ha permitido aislarla. En los dos grupos de Priapú- lidos he observado los exágonos que describe Apel (1). En la trom- pa, entre las hileras longitudinales, aparece una hermosa estructura finamente romboidal. La cutícula colocada horizontalmente es muy plegada; en las am- pollas branquiales presenta astriaciones muy estratificadas. Al des- prenderse por la acción de la potasa, lleva consigo las papilas, que comunicar la hipodermis con el exterior, terminando en una punta cortada casi oblicuamente. Las verrugas tienen variaciones análogas en su tamaño, forma y distribución; son de un color violáceo obscuro y más blancas. En las dos series respectivas, formadas por células glandulares, presentan los (1) W. Arz, Beitrage zur Analomie und Histologie des Priapulus caudatus (Lam.) und Halicryptus spinulosus (v. Sieb.) Zeitschr. fir wissenschaftliche Zoologie. Band XLIL, Heft 467. Leipzig, 1885. Du Cantos A. Marettt : Votas sobre los Priapúlidos 1h interesantes dibujos con que aparece su cutícula cuando se observa con aumento, siendo, en este caso, bastante parecidos á los de De Guerxe para el Priapuioides australis: Pl. 2, fig. 3. Si la parte superior de la masa glandular no se despega de la cutícu- la, se distinguen los pezoncillos en punta, menos numerosos en los blancos, más pequeños y abundantes en los violados. Otra prueba de las buenas observaciones de DE GuERxE, nos la da la estructura de los dientes de la boca y de la faringe: en varios ejem- plares, los resultados coinciden tanto con el Priapulus tuberculato-s pi- nosus, que es superfluo tratarlos nuevamente (véase De GUERNE, 1bid., Proa 3 y 6). Es significativa para la cuestión de la bipolaridad de las especies, la existencia entre los representantes australes de Priapúlidos, de una variedad fuegensis: porque, á medida que se multiplican los estudios, más reales, son las desemejanzas entre Priapulus caudatus Lam. y Priapulus tuberculato-spinosus BAIrrD. Dz Guerxe nos da diferencias importantes, pero entonces no se conocían como ahora las faunas antárticas. Por otra parte, los géneros de Gefíreos del hemisferio boreal son : Ha- licryptas en los Priapúlidos; Phallosoma, Golfingia, Petalostoma, Ochne- soma, Tylosoma, Stephanostoma en los Sipuncúlidos; Hamingia, Sacco- soma, Eptthetosoma en los Echiúridos, sin representantes en los mares antárticos. Los dos hemisferios tienen en común especies diferentes de los géneros Priapulus, Echiurus y Phascolion, resultantes probables de faunas cos- mopolitas reducidas cuyas especies evolucionando por separado, se dife— renciaron, quedando distribuidas en los mares árticos y antárticos. Tampoco hay bipolaridad en las especies del género Phascolosoma de los Sipuncúlidos, que tiene una vasta dispersión : porque HéruserL (1) en sus estudios sobre los Phascolosoma antárticos no menciona entre sus es- pecies ningún Phascolosoma margaritaceum. Y si hubiera especies bipo- lares entre los Priapúlidos, el representante austral Priapulus caudatus Lam. var antarcticus MicHaELsEN (2), sería un derivado de la forma ártica que ha migrado por la vía abisal en los trópicos siguiendo su continuidad con las condiciones litorales polares; lo que dado nuestros conocimien- tos se probaría muy difícilmente. (1) M. A. HeéruseL, Géphyriens en Expédition Antarctiquz Francaise 1903-1905. Paris, 1907. (2) W. Fismcern, Gephyreen en Hamburger Magalhaensische Sammelreise. Band 111. Hamburg, 1896. 144 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Un ciliado parásito de la lombriz de tierra PoR J. M. DE LA RUA. Orden HOLOTRICHIDA Suborden TRICHOSTOMINA (1) Fam. OPALINIDAE Género HOPLITOPRHYA Srkeix 1860 Hoplitophrvya lumbrici Dos Sin. : H. armata Srerx; Opalina lumbrici Duz. Largo : hasta 130 y; ancho: hasta 75 y. Cuerpo ovoide alargado ó en forma de plantilla, comprimido lateral— mente. Mitad anterior más ancha que la posterior, especialmente cuando presenta la segunda forma, que es la más común. La extremi- dad apical, algo aguda ; la opuesta, redondeada ú obtusa. En la cara ventral, cerca del borde anterior y sobre el lado derecho se encuentra una espícula córnea (carácter del género) con la porción posterior muy aguda y la superior gruesa y en forma de gancho. Se supone que este ciliado utiliza este ganchito como órgano de adherencia, me- diante el cual se fija á las paredes intestinales del animal que parasi- ta. Carece de boca (carácter de la familia). El núcleo, granuloso. largo, grueso y de forma cilíndrica, está situado en la línea media, ocupando casi toda la longitud del cuerpo. Hoplitopkrya lumbrici, Dus. E. C., espícula córnea; V. P., vacuolas pulsátiles; N., núcleo. (1) Á este suborden pertenecen todos los Ciliados Holotríquidos que poseen, en la mitad ante— rior del cuerpo ó cerca del medio, una boca siempre abierta y con una ó más membranas ondu-— lantes en sus bordes. La familia Opalinidae es una excepción, pues comprende los ciliados que José M. be La Rua : Un ciliado parásito de la lombriz de tierra 145 El número de vacuolas es variable: generalmente se observan seis ú ocho grandes, esféricas, en forma de perlitas brillantes y muy visibles ; otras veces se notan cuatro-ó seis grandes y otras tantas pequeñas, pero siempre dispuestas en dos filas, una á cada lado del núcleo y más ó me- nos paralelamente á éste. Estas vacuolas no parecen funcionar indepen— dientemente unas de otras, sino que forman parte ó son expansiones es- féricas, de un canal común á cada fila. Esto concordaría con lo que dicen algunos autores, que este género no posee vacuolas pulsátiles regulares, sino canales contráctiles que corren á lo largo del cuerpo. El protoplasma, rico en granmulaciones, es bastante incoloro, por lo que es difícil distinguir los detalles, y aun al animal mismo, sin previa coloración. Posee una cutícula gruesa, bien diferenciada y fuertemente estriada. La estriación es longitudinal y abarca toda la superficie, menos una zona ó faja que rodea la extremidad anterior de la superficie ventral, com- prendida entre el borde anterior y una depresión que se encuentra á la altura de la espícula y en cuyo fondo parecen tener su origen las estrías. La ciliación es uniforme, menos en la zona indicada. Las cilias, largas y muy abundantes, producen al agitarse un hermoso movimiento de oleaje que recorre oblicuamente la superficie del cuerpo. Nada cons- tantemente y con rapidez. Se reproduce por división transversal. Lo he encontrado en el 80 por ciento, más ó menos, de las lombri- ces de tierra observadas en esta ciudad durante el otoño y el invierno. En el presente mes he revisado un buen número de ellas, sin poder encon- trar nuevamente el parásito. Buenos Aires, noviembre de 1912. carecen de boca, y por consiguiente de membrana ondulante. Los Ciliados entozoicos, que por adaptación completa á la vida parasitaria han perdido, por degeneración ó atrofia, el aparato digestivo (boca, faringe, peristoma y cilias accesorias) se reunen algunas veces en un orden especial, Astomata, dentro del orden Holotrichida. Los autores que conservan esta familia en el suborden Trichostomina, alegan que este grupo, lo mismo que otros fundados en caracteres nega- tivos, «(es una reunión heterogénea de formas » en la cual los caracteres comunes á todas son caracteres de convergencia, resultantes de la adaptación á idénticas condiciones de vida. 146 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA A Eugenio Autran Ha fallecido en esta ciudad, el 22 de Agosto ppdo., el Sr. Eucexto AUTRAN, profesor suplente de Botánica en nuestra Facultad de Cien- cias y Conservador del Instituto de Botánica y Farmacología de la de Medicina. El Sr. AurTraN nació en Suiza el 8 de Septiembre de 1855. En Ginebra llegó á d ocupar una posición científi- ca distinguida, como director del renombrado « Herbier Borssier »: pero, por moti- vos particulares, abandonó aquel puesto, dirigiéndose á este país, seducido por la pers- pectiva que nuestra naturale- za ofrecía á su vocación in- nata para la observación y el estudio. Bien pronto ingresó - cgera poco como Ayudante de la Direc- Lo mars AÍ. ción de Ganadería del Minis- terio de Agricultura (1901), y más tarde fué nombrado Inspector de Agronomía de la Dirección de Agricultura (1908), pues- to que conservaba aún. En todos estos empleos dió pruebas de su laboriosidad y competencia. Pero su labor ha sido mayormente apre- ciable como Botánico en el Instituto de Farmacología antes citado, donde organizó, juntamente con su Director el Prof. Juan A. Domíx- GUEZ, el valioso herbario que posee aquel Museo, al cual consagró la principal parte de sus esfuerzos. Publicó varias contribuciones científicas relacionadas con la Bo- tánica y la Zoología aplicada, etc., entre otras : Contribution a létude de la Chinchilla; Note sur le Trope*olum patagonicum; Note sur le Caa-Ehé: Enumération des plantes recol- Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 147 tées par MiLeES STUART PENNINGTON dans la Terre de Feu; Les Parcs Nationauz Argentins ; Les Tropeolacées Argentines ; Los Mosquitos ar- gentinos, las Cochinillas argentinas, etc. Todas estas publicaciones re- velan un trabajador concienzudo, paciente y eserupuloso, y un co- nocedor expertísimo de la bibliografía de cada uno de los temas que abordaba. En los Apuntes de Historia Natural, Ns 1-9, 1909, venía publicando una bibliografía argentina de ciencias naturales. Varias de sus memorias serán consultadas con provecho durante mucho tiem- po por todos los que en el país vuelvan á ocuparse de aquellos asuntos. Todos los que lo conocimos personalmente, conservaremos bien gra- bado el recuerdo de su fisonomía bondadosa, de su trato correctísimo y suave que revelaba al gentilhomme de estirpe, y de la generosidad con que comunicaba sus conocimientos y brindaba sus juiciosos con- sejos. El cadáver del Sr. Aurran fué velado, por disposición de la Facultad de Medicina, en el salón del Instituto de Farmacología. Hizo uso de la palabra, en el acto de la inhumación, el Prof. Dr. HoLmbERr6, en nom- bre de la Facultad de Ciencias. Nuestra Sociedad se hizo representar por los señores J. M. be La Rua, E. PeLost é l. €. VaTTUONE. La Dirección. Ñ Prof. Francisco Podestá Ha fallecido en el Rosario el 15 de Agosto ppdo., el Sr. Fraxcrsco PopestTÁ, profesor de Historia Natural de la Escuela Normal N* 2 de aquella ciudad. El Sr. Popestá había nacido en Villaguay (Entre Ríos), el 30' de Septiembre de 1862. El nombre de este maestro, poco conocido, aun en su provincia, me- rece ser recordado en las páginas de una revista científica argen- tina que aspira, entre otras cosas, á que las ciencias naturales se enseñen en forma práctica y atrayente, pues el Sr. PopestÁ fué, en este sentido, un profesor modelo. Unía á éste el mérito de haberse formado completamente solo, en medio de condiciones dificilísimas tanto materiales como morales y en el ambiente poco propicio, por no decir hostil, de una aldea de provincia, sin haber gozado jamás de los beneficios de un centro de cultura. Por el contrario, él se en- cargó de crear á su alrededor un poco de cultura, y durante largos años (la mayor parte de su vida) propagó con celo realmente evan- gélico, la enseñanza de las primeras letras en Entre Ríos y en Co- 148 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS rrientes, consumiendo en aquella humilde misión que él mismo se impusiera, las fecundas energías que, encaminadas en otro sentido, le hubieran podido proporcionar una posición brillante. Honramos pues, ante todo, esta noble figura moral. Es verdaderamente sensible que el Sr. PopestÁ no haya sido llamado antes á ocupar una cátedra como la que ocupaba en el momento de su muerte, pues apenas ha tenido tres años para desarrollar sus ex- cepcionales aptitudes para la enseñanza científica. Este tiempo ha sido, sin embargo, suficiente para dar plena prueba de ellas, y dejar en la memoria de sus colegas y discípulos un recuerdo imborrable. Poseía un entusiasmo efusivo y sincero por la Historia Natural, y condiciones sobresalientes sobre todo para la Paleontología. Así es como ha podido, sin ser un especialista, describir los restos de un Ungulado fósil, hallado por él mismo en Curuzú-Cuatiá (Corrientes), y recongcer la posición sistemática que debía ocupar aquella especie, tipo de una nueva familia de su orden. La publicó con el nombre de Ameghinotherium curuzucuatiense (1) y fué reconocida por el mismo AMEGHINO. Esto constituye una muestra valiosa de las condiciones á que hemos hechu referencia. Ultimamente había realizado una excursión de va- caciones á las clásicas barrancas del Paraná, donde coleccionó abun- dante material paleontológico con destino al gabinete de Historia Na- tural anexo á su cátedra, y se había puesto á trabajar lleno de decisión en una obra de aliento sobre mamíferos fósiles del país. En estas circunstancias lo ha alcanzado la muerte. — D. Escuela de Ciencias Naturales. El premio Strobel para 1912. El Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias ha resuelto adjudicar el premio SrroBEL para el corriente año á la ex-alumna Srta. Juana G. Dreckmany, la cual lo ha donado, en efectivo, á la Sociedad Pnysis. (1) En La Escuela Positiva, t. V, p. 1-8, 1899 — reprod. en Geología de Curuzú. Cuatid, in Guía de la Prov. de Corrientes por Bessamix Serrano, 1899, con grabados (citado por Amr- amino im Sinopsis geol., Segundo Censo (1895), 1.-p. 113). ' Crónica Y BiBLioOGRAFÍA 149 Contribución al estudio de las Solanáceas Argentinas, por la Srta. Juaxa Gr. DiecKkMANN, 1906 pp. y numerosos grabados, Bs. As. 1912. Contribución al estudio de las Escrofulariáceas bonaeren- ses. Clave para las especies existentes en la Capital Federal y sus alrededores, por la Srta. Lrta AceveDo, 53 pp. y varios grabados, PS CGAS., TOL2. Contribución al estudio de las Labiadas bonaerenses. Clave para las especies existentes en la Capital Federal y sus alrededores, por la Srta. Áxa Aceveno, 36 pp. y varios grabados. Bs. As., 1913; Estos tres trabajos constituyen las tesis que sus respectivas autoras presentan para optar al título de Doctor en Ciencias Naturales (Universidad N. de Buenos Aires). Son las primeras señoritas que obtienen este título en nuestra Facultad de Ciencias. La inteligencia y la prolijidad femeninas tienen en la Historia Natural, y especial- mente en la Botánica, un vasto campo en que ejercitarse con provecho, como lo de- muestran ya los meritorios trabajos presentes. Muchísimo más puede esperarse de sus autoras, si, como debemos suponer, sus publicaciones han de marcar, no un fin, sino un comienzo. Contribución al conocimiento de la vegetación del Noroeste de la R. Argentina [Valles Calchaquies y Puna de Ata- cama, por el Dr. Haws Seckr, Anales de la Soc. Cientif. Argentina, t. 74. p. 189 sqq. ; tiraje aparte, folleto de 43 pp., Bs. As., 1912. El Dr. H. Seckr, profesor de Ciencias biológicas en el Instituto Nacional del Pro- fesorado de Bs. As., ha dado á la publicidad el interesante trabajo que con este título presentara al Congreso Científico del Centenario (1gr0). Comprende un resumen de los resultados del viaje realizado á la región indicada en las vacaciones 1909-1910, con el objeto de estudiar la flora de aquellos lugares, y especialmente los líquenes litófilos, de los cuales esperaba hacer una buena colección. Y en efecto, « no me ha engañado — dice — esta esperanza, aunque los lugares donde se desarrolla una vege- tación de líquenes no son tan abundantes como había supuesto ». Después de una reseña del itinerario seguido y de la descripción de las zonas atra- vesadas, el autor pasa á exponer sus observaciones sobre la flora fanerogámica, no del punto de vista sistemático, sino fitogeográfico y biológico. En el primer capítulo trata de los valles de la precordillera y de la cordillera oriental. El autor sigue en general á Lorewrz en las divisiones y subdivisiones fitogeográficas ya clásicas ; pero no así en lo referente á lo que debe entenderse por «formación de la Puna. » « Según Brac- kebusch (que en sus notas sobre la vegetación se basa en Lorewrz, GrriseBACcH y Hrero- yymus) los prados [alpinos] más altos, casi imperceptiblemente pierden su carácter, resultando las regiones estériles. Entre éstas y los prados alpinos propiamente dichos podría distinguirse, con Lorewrz, una « formación de la Puna », á la cual también pertenecería la vegetación de las masas de escombros (escombros glaciales)... » «Se- gún esta definición — continúa el autor — el distrito pasado por nosotros arriba del bosque de Aliso habría sido « formación de la Puna », y no habríamos visto los pra- 150 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS dos alpinos en su formación típica. Esto mo nos parece correcto. La vegetación de la parte superior del valle de Escoipe, basta una altura de 2500 á 2600 metros, del todo hace la impresión de prados y se manifiesta como prados alpinos, en el sentido de Lorewrz, también por los vegetales que en ella se encuentran, aunque tal vez la riqueza de su formación no sea muy sobresaliente. Tampoco podemos declararnos conformes con tener que ver una « formación de la Puna » en la zona designada. Lo que caracteriza la Puna son, como veremos más adelante, los arbustos espinosos y achaparrados de varias especies de Adesmia y otros vegetales parecidos á éstos por su hábito biológico, como además plantitas chicas y pobremente desarrolladas de gra- míneas, de pocos centímetros de altura, pero no una vegetación relativamente abun- dante de gramíneas, y ante todo no lo son los grandes Cardones. En toda la Puna no se encuentra un solo Cardón, y no puede existir allí, como que la Puna en casi todas partes tiene más de 3500 metros sobre el nivel del mar. Todas las notas que se hallan en la literatura, de que las especies grandes de Cereus fuesen vegetales característicos de la Puna, por esta razón son erróneas, y estriban en insuficientes conocimientos de estas regiones. En las alturas superiores de los valles... es verdad que la característica del paisaje como una « formación de la Puna » está hasta cierto punto autorizada. Allí faltan los Cardones, la vegetación de gramíneas es sumamente pobre, y no cre- cen sino matorrales bajos y espinosos... Para estas regiones la denominación de « for- mación de la Puna » tal vez podría hallarse justa. Pero precisamente porque la for- mación no es característica exclusivamente para la Puna, sino que también da carácter á ciertas regiones en los valles de la precordillera, no nos parece conveniente usar esta denominación para la mencionada vegetación de los valles. (reemos que puede oca- sionar fácilmente la idea errónea de que la vegetación en cuestión distinga única- mente á la Puna... Á nuestro parecer, sería correcto hablar de la vegetación de los valles más arriba de la vegetación del Aliso, como de una vegetación de estepa, siendo : estepa en el sentido fitogeográfico, según la definición de Scmmeer, un prado xerófilo que se compone de gramíneas perennes que crecen en manojos. El concepto de estepa en fitogeografía, no es completamente congruente con lo que entiende la geografía general bajo esta denominación, en tanto que no se da el vigor á la vasta extensión de una llanura plana, sino que se acentúa el crecimiento defectuoso de la vegetación escasa, debido á la falta continua de lluvia. Por esta razón, según las ideas fitogeo- gráficas, la existencia de un distrito del carácter de una estepa es bien imaginable, aunque sea dentro de las montañas. En lo demás, en estos valles de la precordillera no sería absurda de ninguna manera la denominación de estepa, como que en las for- maciones de la superficie así designadas generalmente se trata de escoriales muy ex- tensos y llanos que se extienden de las montañas al valle, con una inclinación á me- nudo poco acentuada. Á veces son verdaderas vastas altiplanicies que ocupan las cum- bres de las montañas... Según la planta que da el carácter á la estepa respectiva, podría hablarse de una estepa de Cardón, estepa de Añagua, estepa de Stipa, etc. » Continúa el autor describiendo con más detalles la vegetación de estos altos valles, especialmente del valle del Rio Cachi (p. 19-22), del de Cachi Adentro (p. 22-26) y del de Peñas Blancas (p. 26-29). En el capítulo 11 (p. 29-43) trata de la Puna de Atacama, y concluye que « el carácter de la vegetación de la Puna de Atacama, según resulta de las explicaciones precedentes, es el de una estepa, y en su mayor parte de una estepa de Añagua, y en las regiones más elevadas, más ó menos desde 4000 me- tros arriba, de una estepa de gramíneas. Consideramos esta formación, lo mismo que la de los valles de la cordillera alta, como una formación de «prados alpinos » origi- Cróxica 1 BIBLIOGRAFÍA 151 nada por condiciones climatéricas especiales, pero esencialmente modificadas ; se dis- tingue de esta formación por su carácter pronunciadamente xerófilo que se explica por su adaptación á lugares sumamente secos. La Puna no es de ninguna manera un desierto; el cuadro de su vegetación, por consiguiente, absolutamente distinto del « Desierto de Atacama » que se extiende al oeste de la cordillera occidental. » Constitución geológica de la parte meridional de la provincia de La Rioja, por el Dr. GuirLermo BopexBExDER, in Boletín de la Academia N. de Ciencias de Córdoba, t. XIX, entrega I, Córdoba, 1911. — Íd. id., in Anales del Ministerio de Agricultura, sección Geo- logía, Mineralogía y Minería, t.. VlL, N* 3, Bs. As., 1912. En julio ppdo. (cuando el número 2 de este Boletín iba á entrar en prensa) hemos recibido la citada obra del Sr. BobexBexDER, inserta en la primera de las mencionadas publicaciones, y, en los primeros días del presente mes de diciembre, una obra con el mismo título, inserta en los Anales de la División de Minas. Por la extensión, el tema, los fotograbados, el plano de la región y el cuadro de perfiles, y por las partes que hemos leído, se ve que se trata de la misma obra, aunque esto mo se menciona en la última publicación, debido quizá á que la impresión se habrá comenzado á hacer simultáneamente. Consta en la Introducción que el trabajo fué hecho por encargo de la citada repartición del ministerio de Agricultura, de la cual el autor es geólogo honorario, y con encargo de prestar especial atención á la hidrología subterránea, por el interés que ella tiene para La Rioja. De esto trata el capítulo VII. «No puedo dejar de expresar — dice el autor — referente á la parte científica, el deseo que ella sea de alguna utilidad á nuestra juventud en el estudio del suelo de su patria y que sea, á la vez, un estímulo de contribuir á su conocimiento en honor del país, para satisfacción propia y en tributo á las ciencias. » Esta reflexión tiene mucho valor en boca de un naturalista que se ha distinguido no sólo por sus obras pura- mente científicas sino también por algunas muy apreciadas de carácter didáctico. Á este respecto interesará á todos los que estudian ó enseñan la geología, la indica- ción hecha por el Dr. BopexBexpekR (pag. 24) sobre la conveniencia de traducir al es- pañol y reeditar la obra de SreLzwer, que nos da « una excelente reseña del estado de la geología en nuestro país en este tiempo », siendo casi el único libro de conjunto en que se estudian la geología del país, pues la mayor parte de nuestra literatura geo- lógica (inclusive las grandes obras de AmrGmH1ixo) se refieren sólo á las formaciones ceno- zoicas, y en parte, al cretáceo. Además, la obra de SreLzwerR es bastante escasa. Sería en realidad una plausible tarea la de traducirla, sea en la misma forma del original, sea con algunas adiciones comprendiendo los resultados de los estudios más modernos 6 las rectificaciones que los técnicos consideraran necesarias. La actual é importante contribución del Dr. BonexsewDeR comprenda: 1, Intro- ducción (morfología, apuntes históricos, observaciones generales); II. “Terrenos meta- morfizados (2 Precámbrico y Cámbrico) ; UI, Terrenos Carbonífero, Pérmico y Triásico (excl. Rético): « Estratos de Paganzo »; IV, Terrenos Rético, Jurásico y Cretáceo superior andino : 1, Parte meridional; 1, Parte septentrional; V, Terreno Cretáceo superior extra-andino (9%): «Estratos de los Llanos de la Rioja; VI, Terrenos Ter- ciario y (?) Pleistoceno: 1, Estratos calchaqueños; 2, Acarreo diluvial, Salinas; VIl, Agua, suelo y vegetación [actual] ; VII, Productos minerales de aplicación : 1, Vetas metalíferas ; 2, Otros productos minerales ; IX, Bibliografía. 152 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS La región estudiada se complementa hacia el Poniente con la publicación del Dr. R. Srarrexeeck, La Precordillera de S. Juan y Mendoza, aparecida en los mismos Anales, t. IV, N* 3, 1910. Nuevas especies de Insectos Dermápteros de la Argentina. El Dr. A. BoreLL1 nos remite dos contribuciones al conocimiento de estos insectos: Vuovo genere di Dermatteri della R. Argentina, im Bolletino dei Musei di Zoologia ed Anatomia comparata della R. Universilá di Torino, N* 64g, vol. 27, 18 de marzo de 912. (Metasparatla, gen. nov., para una especie del Chaco santiagueño, M. chacoensis) y Di alcuni Dermatteri della R. Argentina, ibid. N* 660, vol. 27, 19 de septiembre de 1g12 (varias especies conocidas, y una nueva, Doru platensis, recogidas todas por el r. C. Brucn, del Museo de La Plata). A ¡99 Sobre un Anopheles, una Stegomyia y la notación de las nervaduras alares de los mosquitos, por el Dr. F. Lamure (Anales del Museo N. de H. N. de Bs. As., t. XXI, p. 253-263, y cinco láminas ; apareció el 27 de julio de 1912). En este folleto el autor describe una mueva especie de Anopheles, el A. tucumanus, cuya presencia en las orillas del Río Salí ha coincidido el año pasado « con un aumento insólito de casos de paludismo ». La especie y sus detalles morfológicos están ilus- trados en las láminas 1, 2 y 3. Las láminas / y 5 representan la Stegomyia fasciata (dibujos originales) y su desarrollo larval y diversos detalles de estructura de la misma. Además, el autor propone en este mismo trabajo una nueva fórmula para la notación de las nervaduras alares de los mosquitos. Revista del Museo de La Plata, t. XVIII (2* serie, t. V). Contiene el último tomo de esta revista : Un nuevo género de la familia Megatheridae por S. Rorn. Nota sobre la grasa de Camelus Dromedarium, por María L. CoBaNERA y CAROLINA E. SpPEGAZZIM. Nota sobre el meteorito de El Perdido, por el Dr. E. Herrero DucLoux. Contribución al estudio de la Micromeria eugeniodis (Hxerowmus) (« muña-muña »), por el Dr. E. Herrero DucLoux. Apuntes sobre la Antropometría de cuatro naturales del noroeste argentino, por CarLos Brucn. ; Variaciones y anomalías anatomo-antropológicas en los huesos del cráneo de los pri- mitivos habitantes del sur de Entre Ríos, por Férix F. Oures. Datos sobre la acción de las sales de cobalto y vanadio en los vegetales, por el Dr. E. Herrero Ducoux y María L. CoBanNera. Longicornios argentinos nuevos Ó poco conocidos, por CarLos Bruch. Catálogo sistemático de los coleópteros de la R. Argentina, por CarLos BrucH (parte VII). GuinLERMO SaLom Y SurEDA [prof. de Farmacología y consejero académico del Museo de La Plata], + 19 de julio de 1911, por el Dr. E. Herrero Ducroux. Los pronombres de la lengua Toba con referencias á los del Mocovi, por el padre Fray Zacarías Ducci, O. F. M., y una introducción de S. A. Larowe Quevepo. Crónica Y BinLiOGRAFÍA 153 Noticia preliminar sobre una nueva especie de marsopa del Rio de la Plata, Phocaena dioptrica, por F. Lammzk in Anales del Museo N. de H. N. de Bs. As.,t. XXIIL, p. 271-278, y cinco fig. Octubre 4. 1912. El 28 de julio ppdo. el Museo de Buenos Aires adquirió un ejemplar de un Céta- ceo capturado vivo pocos días antes en Punta Colares, cerca de Quilmes. Examinado por el autor de la presente memoria, quien se ha ocupado ya en varias ocasiones de los Cetáceos argentinos, ha resultado, en su concepto, una especie desconocida, á la cual ha dado el nombre de Phocaena dioptrica, porque el dibujo blanco y negro del rededor de los ojos simula un par de anteojos. Hasta ahora se conocían sólo cuatro especies de este género: Phocaena phocaena, L., común en el hemisferio Norte; Ph. spinipinnis Burm., 1865, del Rio de la Plata, de la cual no se conoce sino un macho joven, Ph. Dalli True, 1885, especie también muy rara y que vive acantonada de los mares de Alaska, y Ph. Philipii Pérez, de los mares de Chile, muy semejante á Ph. spinipinnis Burm, La nueva especie, Ph. dioptrica, es más parecida á Ph. phocaena que cualquier otra especie. « Tiene de común con ésta, la ausencia total de pico, la fórmula vertebral que en- contré igual a C7, T13, L15, Ca 3368. « El borde de la aleta dorsal es también rectilíneo y la región caudal no ofrece estos pliegues bajos ó quillas que constituyen en otras especies como aletas verticales rudi- mentarias. Pero la forma general más esbelta del cuerpo de P. dioptrica, su coloración p 7 , 1Q-Í tan especial, el número de dientes 9 las tres últimas cervicales libres, así como 1 otros caracteres que señalaré más tarde me inducen á proponer un nombre nuevo para distinguir esta forma. « Para los especiógrafos representará una especie, entretanto para los biólogos pene- trados de la evolución constante de los caracteres morfológicos, P. dioptrica será la for- ma, la estirpe de donde deriva P. phocaena. Veremos en efecto que el adulto es suma- mente parecido al feto, es decir, que presenta en el estado permanente, caracteres que son transitorios en P. communis. «Como se puede ver en las fotografías, la cabeza del ejemplar de P. dioptrica ofre- cida al Museo es redondeada, la mandíbula no sobrepasa a la maxila, y la boca es muy pequeña. El largo de su hendidura es inferior a la mitad del largo de la aleta pectoral : entretanto en P. phocaena este largo es superior a la mitad del largo de la pectoral. «La aleta dorsal es triangular, su borde. posterior es delgado y convexo, en vez de ser cóncavo como en P. phocaena. El borde anterior, mucho más espeso, presenta una sola hilera de tubérculos pequeños, lateralmente achatados. La altura de esta aleta es muy superior al largo de la boca. En P. phocaena es igual a este largo, ó aun me- nor. « La parte superior de la cabeza. así como la aleta dorsal y toda la región dorsal del cuerpo hasta la mitad de la región caudal es de un negro brillante y uniforme. El ce- táceo parece pintado con barniz negro. « Un poco antes de la escotadura caudal reaparece el mismo color, que se extiende sobre toda la cara dorsal de la aleta caudal. Por debajo, ésta es blanca, con un borde gris. Existen además 36 4 líneas negruzcas, divergentes desde la escotadura. «Una mancha negra triangular, de 23 mm. de base, situada en la punta del hocico 154 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS reune los labios, negros también, con la zona negra dorsal. Entre esta última y el labio superior existe una faja blanca de 25 mm. de ancho. « Otra mancha circular negra, rodea los ojos y por fin unas líneas grises, muy des- vanecidas, casi imperceptibles, van desde el ángulo de la boca hasta la inserción de la pectoral. «Toda la región ventral, y latero-ventral, así como la superficie inferior de las pec- torales son de un blanco puro uniforme. Parecen pintadas con barniz mate. La super- ficie superior de las pectorales es blanca, pero los bordes son de un gris muy claro. «Lo más notable en el sistema de coloración de esta marsopa es que la demarcación entre las zonas dorso-ventrales se hace de un modo brusco. Se pasa de repente del blanco absoluto al negro saturado. No existe, pues, como en P. phocaena una transi- ción gradual e irregular entre la zona oscura y la zona blanca. « El orificio auditivo muy pequeño, se encuentra situado en el límite mismo de la zona negra dorsal, en la prolongación de la hendidura de la boca. «El ejemplar de P. dioptrica era una hembra. Se encontraba preñada, y sin duda, casi a término del embarazo. El feto era del sexo de la madre ». La longitud de esta hembra es de 186 c. y la del feto 48 c. Revista de la Facultad de Agronomia y Veterinaria de la Universidad de La Plata, tomo IX, N” a (2* época). Hemos recibido esta publicación, cuyo contenido es el siguiente : La Esparceta, por F. A. MacrieL Pérez. Mendoza y sus riquezas, por E. CoLombo. Tuberculosis primitiva del pene, por E. CortELEzz1. Relación del hígado con la coagulación de la sangre, por M. Dovex. Los abcesos caseosos de los bovinos, por E. CorTELEZzz1. Descripción de un mónstruo Sisomiano, por O. M. Newrox. Arboretum municipal (en formación), en el Parque Saavedra, por J. R. ve La Losa. Criadero de cerdos, por E. CorTELEZZ1. Casos clínicos, por H. R. Esterilización parcial del suelo para el cultivo en invernáculo, por KR. J. Russerz. D. Sc. y F. R. PeruersriDGE B. A. Revista de Revistas, Bibliografía, Digesto de la Facultad de Agronomía y Veteri- naria de la Universidad Nacional de La Plata, Informaciones. Boletín del Museo Nacional de Chile, tomo IV, N” r, Santiago de Chile, 1912. Esta publicación. que hemos recibido en canje, contiene en la sección « Trabajos originales », los siguientes : Prof. Porter, Necrología, el Dr. F. Ameghino. Juan SómrewNs, Sobre un viaje á la provincia de Tacna, desde el 15 de marzo hasta el 28 de abril de 1912. Cantos E. Porter, Introducción al estudio de los miriápodos y catálogo de las es-- pecies chilenas. Berwarbino Quisana B., Catálogo de la colección de los peces chilenos y extranjeros. del Museo Nacional. q , 7 Z Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 15 Canos E. Porter, Catálogo de las especies expuestas al público en la sección In- vertebrados (excluídos los insectos) del Museo Nacional (1* parte). MicuEL R. Macmano, El carbón de Chile y su distribución geográfica. Documentos oficiales, Crónica y correspondencia, Biblioteca del Museo. El Prof. Porrer nos envía por separado su Informe como jefe de la colección de Invertebrados del Museo de Santiago, en que da cuenta de los resultados de su viaje de estudio á Europa en 1gro-1911- Estos son bien provechosos, pues el Sr. Porter ha conseguido no sólo una amplia información sobre cuestiones museológicas, sino también una buena cantidad de colecciones de historia natural, algunas de ella de valor muy apreciable, y más de mil volúmenes, folletos y revistas científicas, todo lo cual pasa á enriquecer las existencias del Museo chileno. Y Bulletin de la Bibliotheque Américaine (Amérique Latine), a Rnee No 7, Paris, avril 19r2. Este número contiene, junto con artículos de otra índole, uno sobre les Théories de la division cellulaire, por el Prof. Dr. GarLarpo, que es un extracto de las conferen- cias dadas por el mismo en la Sorbona en febrero del corriente año. Actes de la Société Scientifique du Chili, tome XX (1910) 5%* li- vraison, Santiago de Chile, 1911. Esta entrega (que hemos recibido en canje juntamente con algunas de las anterio- res) contiene : Prof. €. E. Porter, Bibliografía chilena de Antropología y Etnología. Trro V. Lrsoxx, ¿ Son siempre obligatorias las sentencias arbitrales internacionales ? Anales del Museo Nacional de Montevideo. Hemos recibido las entregas Il y HI del tomo IV (vol. VID), y la entrega III del to- mo l, serie 2*, de esta publicación, que contienen una parte de la Flora Uruguaya de ARECHAVALETA, y, en su última parte, Apuntes lepidopterológicos del Sr. F. TremoLE- ras y Un Plalypus del Uraguay, por H. StromHEYER. Trabajos del 4* Congreso Cientifico (1*” Pan-Americano), Chile 1908 : Ciencias Naturales, Antropológicas y Etnológicas, t. TIL, Santiago de Chile, 1912. Este tomo contiene los siguientes trabajos : Crisróñar M. Hickex, Polypodiacearam argentinarum catalogus. Cantos I. Lissox, Contribución al conocimiento sobre algunas Ammonitas del Perú. F£rrx F. Oures, Sobre el hallazgo de alfarerías mexicanas en la Provincia de Bs. As. Juan F. Ronrícuez, Catálogo de los Myriápodos de Guatemala. ELioporo Fiores, Adivinanzas usadas en Chile. Piro Patrón, Influencia del dominio peruano en Chile. R. W. Raxmoxb and W. R. Ixcaris, The mineral wealth of America. CarLos E. VeLarDeE, Notas sobre la minería en el Perú. N. CorLHo DE SexNa, Los indios del Brasil J. be Campos Novaes, Los desiertos desconocidos de Sun Pablo. 156 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD P11YSIS El trabajo de Ramoxb é IxcaLis sobre la riqueza mineral de América, procura dar un breve cuadro del estado de las industrias mineras en la América del Norte y en la del Sur. En lo referente á la primera, la información es pasablemente completa ; pero en cuanto á la segunda, es bastante deficiente, sobre todo en lo que se refiere á la Ar- gentina. Trae referencias especiales de Bolivia, Brasil, Chile y Perú, porque según los autores sólo para dichos países existen estadísticas mineras disponibles; para los restantes países. « no mineral statistics are available ». Es preciso advertir que uno de los aulores es secrelario del « American Institute of Mining Engineers ». y el otro director de la revista « Engineering and Mining Journal », y que por lo tanto cabe suponer que se hallan bien informados de los asuntos de su especialidad. Si bien es cierto que la primera Estadística Minera de la Argentina, correspondiente á 1909, ha sido publicada recién en 1911, es también cierto que existían desde años atrás Padrones Mineros, y la conocida obra de Hoskorb publicada en 1889, así como las referencias de obras geográficas serias, censos, etc., todo lo cual suministra una buena cantidad de datos suficientes para formarse una idea del estado de las industrias mineras del país, que si no se hallan en estado extraordinariamente floreciente, tam- poco están tan atrasadas como aparece en la publicación de los señores Raxmowp é Ixcarts. Estos hacen la salvedad única de que « se sabe bien que en Guatemala, Ni- caragua y Honduras, así como en Venezuela, Colombia y la Argentina, hay importan- tes industrias mineras »; pero no mencionan, como lo hacen para los otros países, uno solo de los productos minerales en explotación, aunque es sabido que algunos de ellos, como el Wolfram, representan ya una parte apreciable, no solo de la producción ame- ricana, sino de todo el mundo. Efectivamente, en 1909 la Argentina ha exportado al extrangero dicho producto por valor de 508.761 pesos oro, según la Estadística antes mencionada. Pero aun prescindiendo del aspecto económico de la cuestión, hay derecho á exigir mayor exactitud en escritos de la índole del que nos ocupa, máxime cuando ellos son presentados á un congreso cientifico internacional americano, y llamados por lo tanto á tener una amplia difusión. Todo esto demuestra la necesidad de dar mayor circula- ción á las publicaciones referentes á los productos naturales del país. Deustche Sudpolar-Expedition 1901-1903, XIII. Band, Zoolo- gie, V. Bd, H. Il, [279 pp. y XIX planchas] Berlin 1912. La presente entrega de esta importante obra, llegada últimamente, comprende tres memorias distintas. La primera de A. Porosky sobre los Spheerellaria (Radiolarios) con descripción de númerosos géneros y especies nuevas. 77 fig. en el texto y planchas [- VIT. La segunda de P. Papeexneim sobre los peces de los mares antlárticos. Comprende la enumeración ó descripción de las siguientes especies : Fam. Raymar, Raja ealonit; Teleósteos : F. ScorrribagE, Myctophum antarclicam; F. Lerroscormar, Pleuragramma antarcticam ; Y. NorornemubaE, Notothemia lepidorhimus, N. coriiceps, N. cyanobrancha, N. acuta, Trematomus borchgrevinki. T. brachysoma, sp. n., Chaenichthys rhinoceratus, Champsocephalus macropterus, Pagetodes antarcticus, Gynmodraco aculiceps, Harpagifer bispinis; F. Zoarcivar, Lycodes bothriocephalus, sp. n., E. brachycephalus, sp. n., Lico- dichthys antarcticus. Acompañan á este trabajo ro fig. en el texto, y las planchas IX-X. La tercera memoria, por Jon. Tmikzk se refiere á los Moluscos Gastrópodos. Bival- vos. Trae varias especies nuevas, 18 fig. en el texto, y las planchas XI-XIAX. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA JOSÉ CARBONELL No 4. — Buenos Aires, 31 de Mayo de 1913. — Tomo 1 Páginas inéditas de F. Ameghino : « La persistencia de la vida y la inmortalidad » (1) De las causas que producen la detención de la vida en los seres plurice— lulares. Entre los vegetales se nota que. en aquellos leñosos, las fibras viven en tanto que no están demasiado endurecidas. Cuando el endurecimiento es demasiado avanzado, la vida cesa. En cuanto más viejas son las plantas, más cargadas están de substan— cias minerales. Gon las substancias asimilables que las plantas absorben del suelo, cierto número de elementos minerales penetran en el orga— nismo y se combinan con los ácidos formando sales insolubles que se depositan en los tejidos y los mineralizan de más en más. Á medida que la mineralización avanza, el movimiento vital es menos activo y su campo -de acción se estrecha gradualmente hasta que cesa todo movimiento. La masa entera se vuelve una substancia inerte, la vida cesa, la planta Muere. Otra causa que hace más lento el movimiento vital. y trae la muerte, .es el desecamiento. Hemos visto que por desecamiento se detiene com- pletamente el movimiento vital en los seres inferiores, y que se les puede volver á la vida mucho tiempo imbibiéndolos. Ahora, el desecamiento se produce naturalmente con la edad y de una manera gradual en todos los “seres que no viven en un medio líquido. (1) Continuación. Véase el N* 3 de este Bolelín, pág. 109-115. BOL” SON RUY, do Ue 12 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS yl 00 En los vegetales leñosos el movimiento vital es tanto menos acentuado cuanto el endurecimiento del [tejido] leñoso es más avanzado. Los jugos de las plantas, una vez que éstas han adquirido su completo desarrollo, disminuyen gradualmente con la edad. Sucede lo mismo con los ani- males: á medida que la edad avanza se hacen más secos, más duros, es- tado que perjudica á la nutrición y al intercambio molecular, y que aca- rrea. Ó contribuye á acarrear, la muerte del individuo. Probablemente, este desecamiento, tanto en los vegetales como en los animales, no es sino el resultado de la mineralización progresiva de los tejidos. En los vegetales. vivir es acumular siempre nueva materia, porque en ellos la desasimilación no se produce como en los animales, pues no tic- nen excreción de substancias duras, ó si hay es poco importante. Así, poco á poco, el movimiento vital se hace más lento ; pero hasta el fin de su vida, aunque sea poco, el vegetal crece siempre. Los animales terrestres se comportan de otro modo. En éstos la des- asimilación se produce también en la masa Ó substancia dura que los forma, de modo que el desecamiento y la mineralización están bastante avanzados para que el animal no pueda crecer más. La vida no cesa por eso, se hace más lenta; el animal vive á expensas de los materiales de que está compuesto ; la desasimilación gana terreno sobre la asimilación hasta que la vida cesa. En los grandes vertebrados acuáticos que viven en un medio líquido la mineralización se produce iguálmente, mas no el desecamiento; y aquélla se verifica mucho más lentamente. Así vemos que la vida de ciertos cetáceos, anfibios y peces, es fabulosamente larga, y ni aun se ha podido determinar el número de años que pueden vivir. Y como estando siempre imbibidos no pueden desecarse, la vida se hace gradualmente más lenta, pero el crecimiento se verifica en ellos hasta el último mo- mento de su existencia. Como deducción general se puede afirmar que la vida dura en tanto que el organismo se nutre... La muerte no llega fatalmente en un momento dado. En la misma especie ciertos individuos mueren de vejez después de una existencia dos ó tres veces más larga que la de otro individuo de la misma especie, el cual también muere de vejez. F. Auecnixo : Páginas inéditas 159 «Se puede á veces alargar ó abreviar la vida acelerando ó retardando el movimiento de la reproducción. Si, con ayuda de un buen abono, se consigue que plantas bianuales fructifiquen durante el primer año de su existencia, mueren ese mismo año. Por el contrario, se consigue hacer al resedá leñoso y vivaz cortándole las flores antes de la formación de la semilla. » «Thomas Park se casó á los ciento cuarenta y dos años, y era aún apto para realizar el acto de la generación. Murió á los ciento cincuenta y dos, y Harvex, que hizo su autopsia, le encontró aún los músculos llenos y bien desarrollados, las vísceras en buen estado y nada de osifi— cación en los cartilagos. » Suponer que todos los seres podrían vivir indefinidamente sería un absurdo. Cn. Ros1x dice: « Ninguna contradicción científica nos ¡mpe- diría concebir un perfecto equilibrio entre la asimilación y la desasimi—- lación, indefinidamente repetido en todos los seres existentes sin interrum- pir en ellos la continuidad de aquella renovación molecular y sin que se siguiese una descomposición de la substancia organizada ». Esto no sería contrario á los datos de la ciencia si se tratase de cada organismo separadamente, pero no de todos (1), pues hemos visto que siendo la materia orgánica limitada no hay bastante para alimentar á los seres sin que se produzca la muerte de los unos para servir de alimento a los otros. ¿ Se exlinguird la vida con la duminución del movimiento calorifico que nos transmite el sol ? Así se dice, pero parece que es demasiada osadía afirmarlo. El hecho, si se produce, será en tiempos tan fabulosamente lejanos, que no debe preocuparnos. Pero es que la vida, el movimiento vital, es susceptible de producirse más allá de los límites de las condiciones físicas que nosotros creemos que la encierran. Es propiedad de la materia orgánica plegarse y adap- tarse á nuevas condiciones. Creemos, pues, que no puede precisarse ni (1) [Evidentemente ésta es la idea, aunque el manuscrito dice: « Cela ne serait pas contraire aux données de la science, que s'il s'agissait de chaque organisme séparément, mais non tous... » etc., lo cual, traducido literalmente, expresaría lo contrario de lo que el autor quiere decir. El que de la frase transcripta es probablemente un lapsus. — M. D. J.| 100 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS aun aproximadamente la duración de la vida sobre el planeta, y que en el estado actual de nuestros conocimientos debemos considerarla como de duración ilimitada. Vamos á insistir sobre este punto con ejemplos de los cambios que se han verificado ya desde la época de la aparición de la vida, para que pueda juzgarse cuán arriesgado es querer precisar los hechos que se ve tificarán en las evoluciones futuras de nuestro globo. Cuando la vida apareció, la temperatura de la tierra era uniforme en toda su superficie y durante todo el año. La temperatura del medio en que se desarrollaba la vida orgánica no debía ser mucho más baja que la del agua hirviendo (1). Este calor dependía exclusivamente de la tierra ; el sol no tenía ninguna influencia en él. Si en aquella época hubiesen habido seres inteligentes que estudiasen la naturaleza, de seguro habrían anunciado que el día en que el calor de la tierra no calentase más su su— perficie la vida desaparecería de ella. Se habrían engañado, pues la vida ha continuado bajo la influencia del calor que nos envía el sol. Y sin em— bargo, aquellos seres primilivos, que transformándose producen aún el movimiento vital de nuestra época, transportados súbitamente á un medio igual al actual, habrían perecido inmediatamente. Los primeros seres, aparecidos en el fondo del mar, vivían bajo una presión espantosa. Si hubieran existido entonces seres inteligentes nunca habrían podido imaginarse que la vida podía continuar desarrollándose y perfeccionándose en un ambiente tan rarificado como el de la atmós- fera. ¿ Habrían concebido que la vida podía continuar en un medio sólido como la tierra vegetal > Seguramente que no. = h xXx | Aquellos seres... no conocian la luz. Nacían, vivían y morían en la obscuridad. Ciertamente que, transportados á la luz. habrían sucumbido inmediatamente. Y no es menos cierto que sus descendientes se han adap- (1) |Una anotación suelta en el cuaderno N” 10, escrita en español, dice :| La formación del protoplasma no puede haberse verificado con una temperatura demasiado elevada, porque entonces se habría coagulado. La explicación es probablemente la siguiente. La temperatura no era entonces tan elevada como podría creerse. El agua debía hallarse en gran parte en forma de vapor, de manera que la atmósfera tenía una presión considerable, pero la presencia del agua sobre toda la superficie terrestre y su continua evaporación mitigaba la temperatura ; por otra parte, la enorme evapo- ración absorbía calórico, contribuyendo á conservar la atmósfera y el liquido en una tempera- tura no sumamente elevada, mientras que la enorme cantidad de vapor de agua que se elevaba en la atmósfera, impedía en parte que el calórico solar hiciera sentir demasiado sus efectos en la superficie de la tierra. La luz tampoco debía ser sumamente fuerte, sino al contrario, débil y difusa, puesto que los vapores acuosos interceptaban los rayos solares luminosos. 1 ¡A Y — BETA SEAS E F. Auecuino : Páginas inéditas 101 tado á la luz, que ésta ha sido uno de los grandes excitantes del perfeccio- namiento de los organismos, y que una parte inmensa del mundo orgá- nico actual no podría continuar viviendo sin luz. Ast, pues, ¿tenemos derecho de afirmar que la vida no será posible cuando el movimiento del sol no caliente más la tierra? No lo creo. Quedará el calor que nos envían otros astros. Aparecerán tal vez nuevos medios orgánicos, nuevos excitantes, que no conocemos, los cuales per- mitirán al movimiento vital continuar y perfeccionarse, adaptándose á nuevas condiciones, pues si hoy existen retardatarios que no quieren in— novaciones, ellos se hallan desgraciadamente en nuestra especie y no en la Naturaleza, en lo que tiene de general. No hay nada más [sensible] á los cambios de medio que la materia organizada, pero tampoco hay nada tan susceptible de modificarse, de cambiar, de adaptarse, en fin, á condiciones nuevas. ¿Hay algo más maravilloso que la adaptación al frío y los medios de que se sirve la materia para contrabalancear el descenso de temperatura > La vida, más abajo de —4* C., no sería posible sin un artificio de la materia. Este artificio consiste en fabricar por síntesis reservas de ali- mentos productores de calor, substancias lernarias, — grasas, azúcares, almidones, etc. — que al quemarse desarrollan calor. Cuanto más fría es una región, más cargados de aquellas substancias están los tejidos de los animales que la pueblan. Los primeros seres no tenían necesidad de ellas ; así, no debían poseer más que vestigios. Pero á medida que la tem- peratura descendía y que los climas empezaban á marcarse, para resislir al descenso de temperatura, los organismos comenzaban á hacer reservas de substancias productoras de calor. ¿Cómo podría afirmarse que el des- censo de la temperatura del globo á o”, por ejemplo, produciría la cesá- ción completa de la vida, cuando se han visto semillas de trigo germinar en medio de fragmentos de hielo, fundirlo hasta hundir sus raíces en cl interior como si fuese un terreno arable > 162 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Vaginúlidas Argentinas PoR EDUARDO LADISLAO HOLMBERG. La familia Vaginulidee puede caracterizarse en pocas palabras diciendo que son : Moluscos, gastrópodos, pulmonados, ditremos, terrestres, sin concha en el manto adherido á casi todo el cuerpo y reflejo en los bordes late— rales, de modo que la suela queda reducida á la banda longitudinal media de la cara ventral. PauL Fiscuer, en su Manuel de Conchyliologie (p. 492) dice de ella lo siguiente : « Animales esencialmente terrestres. «Cuerpo limaciforme cubierto por un manto coriáceo que no se dife- rencia del envoltorio general ; cabeza retráctil en una cavidad anterior ; /h tentáculos : los superiores cilíndricos, los inferiores bifidos. Orificios genitales muy separados, el masculino hacia atrás del tentáculo derecho inferior, el femenino situado en la cara inferior del cuerpo, cerca del borde derecho del pié y hacia el medio de la longitud. Ano y orificio pul- monar en la parte posterior del cuerpo y un poco á la derecha. Aparato genital provisto de numerosas vesículas multifidas. Mandíbula ligera- mente arqueada, plegada longitudinalmente. Rádula con séries transver— sales de dientes. Diente central estrecho, unicuspidado ; dientes laterales anchos, oscuramente tricuspidados, la cúspide media es aguda y larga ; dientes marginales cortos, triangulares, unicuspidados. Falta la conchilla. «1 solo género : » ¿n la p. 493 (0. c.) consigna : «Género VAGINULA, Férussac. 1821. (emend. Vaginulus). Synonim. Veronicella, BLalnviLiE. 1817. De vagina vaina, y ..ula, desinencia de diminutivo. « Pié largo, estrecho ; el manto bordea al pié por debajo, de tal modo que la cara inferior del cuerpo está dividida en tres partes. Ebuarbo Labistao Hormbenó : Vaginúlidas Argentinas 103 «Distribucion. Unas 5o especies (que despues se han aumentado) de las regiones cálidas y templadas : América, África, Asia, Oceanía. «Las Vagínulas son las Limazas de los países cálidos : en estado de reposo, estos moluscos, aplicados á las hojas muertas, á las cortezas, t1e- nen una forma subelíptica á consecuencia de su contracción, y los bordes inferiores del manto se encuentran en el mismo plano que el pié. Al andar, el cuerpo se vuelve cilíndrico, y la cabeza sale de la pequeña ca- vidad en que estaba abrigada por el extremo anterior del manto. Se las encuentra en sociedad, en grupos de 748 y áun más. Esparcen un mucus abundante y destrozan las plantaciones de café, tabaco y horta— lizas. Los huevos ovalados, gelatinosos, en número de unos 20, se en— cuentran reunidos por un filamento. » Consignaré aquí algunas observaciones que conviene tomar en cuenta porque explican caracteres de familia. 1”. La mandíbula es « plegada » grosso modo ; en realidad se compone de piezas casi cilíndricas, no soldadas las unas á las otras, pero sí en con- tacto. Parecen como dientes flojos. — En los trabajos que he examinado de PauL Frscuer, los dibujos concuerdan con lo que dice al señalar los caracteres de la familia: « Mandíbula.... plegada longitudinalmente », como puede verse, por ejemplo. en Etudes sur les Mollusques terrestres el fluviatiles (du Méxique), por Paur Fiscuer y H. Crosse, Pl. 28, fig. 22 (V. occidentalis Guiroisa) y Pl. 29. fig. 7 (V. Moreleti Crossk et Fis- CHER), máxime en esta última, en la que la estriacion transversal incluye los espacios que separan los pliegues salientes, mientras que en la ante- rior (Pl. 28, f. 22) tales estrías se marcan sólo en los pliegues. En ambos casos, sin embargo, estas figuras parecerían indicar que los dientes, en sn conjunto, forman una mandíbula ó pieza rigida, como es lo más co- mun en los moluscos. Lejos de mí la idea de un error por parte de tan eximio anatomista; pero mis observaciones han sido repetidas, y ésto me hace pensar en la posibilidad de que exista una diferencia funda— mental, quizá algo más que genérica, entre las especies que he exami- nado y las que Fiscuer estudió. Tengo muy presentes las observaciones, consignadas por FiscHer y Crosse (0. c. T. I, p. 428) respecto de la man- díbula de Bulímulus que, sin duda alguna, como tambien lo he visto, tie- ne los dientes bien unidos, pues, si así no fuera, se aislarían en una solu— cion de carbonato de potasio ; pero en Vaginula encuentro que la union está reducida á la extrema base, y los dientes son hasta elásticos, arqueán— dose de igual modo que los finos de un peine cuando se pasan con cierta presion en forma de serrucho sobre un borde duro. En las figuras que he citado. parecen relieves ó pliegues de una lámina, y nunca he visto tal 164 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS cosa, sino piezas adyacentes. En este género no he usado, ni siquiera pa— ra la rádula, la solucion de carbonato de potasio, pues he separado las piezas por disección. Verdad es que he examinado ejemplares conservados en alcohol de V. solea, V. Tueumana y V. Missionum, porque no se en- contraban á mi disposicion en otra forma ; respecto de Y. Salamandra se comprende que no le haya visto más que la forma general y el color; no conozco la V. Paranensis sino por la descripcion de Burme1sTER (/. C.), pero la mandíbula de Y. Deltee era del animal fresco, y de la V. Bo- naérensis del fresco y del conservado. Siempre lo mismo. 2”. Los tentáculos oculíferos no son invaginantes, como en /Telix, por ejemplo, sino retráctiles, como lo dice muy bien BurmerstER al tratar de su V. paranensis, y tambien se señala este dato como genérico en la obra citada de Fiscuer y GrossE. 3. El pié no está adherido completamente al manto en el extremo posterior, y muchas veces, al andar, el animal hace retrosalir una por- cion triangular del pié, lo que se ve bien de arriba, y. en cuanto á la se- paracion misma, se nota siempre de lado — y áun basta examinar las piezas conservadas. Esto se encuentra indicado en el dibujo del vivo, de A. MoreLer, publicado por Fiscuer y Crosse en la Pl. 24, fig. 14 de la obra que acabo de citar. y que representa la Y. Moreleti Cr. et F. Al andar, el animal se apoya sobre la suela, produciendo con ella un movimiento vermicular ú ondulatorio de atrás adelante, que es lo que lo hace avanzar. Entonces levanta un poco oblicuamente las bandas ventrales del manto que limitan la suela (fig. 1). pues careciendo del movimiento particular de ésta más bien retardarían la marcha si no los levantara. 1722 == S> IVAIII ATAR RO Fig. 1. — Esquemas del manto m (la parte ne- gra) y de la suela s (la rayada) en la seccion transversal de una laginula en marcha a. y en reposo b. Como sucede con la inmensa mayoría de nuestros Pulmonados, las Vagínulas pueden desprenderse del plano de apoyo levantando casi todo el cuerpo, quedando adheridas á aquel por una porcion muy reducida (=á ? desu longitud), y entonces se estiran al maximum; pero se observa que la punta posterior del pié que está libre de adherencia al manto ó palio. acentúa en extremo su carena dorsal, de la que bajan constante— mente, y con rapidez, como várices muy finas que producen un delicado Ebuarvo Labistao HormBerG : Vaginúlidas Argentinas 165 movimiento cabrilleante. Observada la suela de la parte levantada, se ve que no está plana, sino hinchada á veces como medio cilindro, lo que se encuentra moderadamente indicado en la misma figura de MoreLer á que antes hice referencia. En los ejemplares conservados en alcohol la suela está plana, y, como dice SrroBeL (V. Bonaérensis) «transversalmente estriada de arrugas linísimas », Ó bien (V. Tueumana) de escisiones transversales múltiples y equidistantes, como, por otra parte, lo había consignado D'OrsreGxY en el'texto y en la figura de V. solea. Pero tal cosa no se ve en el animal vivo, ni examinándolo directamente cuando está en reposo, ni cuando se le hace andar por un cristal ó vidrio delgado. Lo que sí se observa es el oleaje peristáltico. Claro está que semejante movimiento es comun á los Gastrópodos, pero sólo en Vagyinula he visto tal estriacion. Alguna que otra vez he notado unas líneas blanquecinas muy débiles intrategumen— tarias en ejemplares que se deslizaban por un vidrio y que correspondían á las escisiones. Pensaba practicar algunas microtomías para dejar esta— blecido el fundamento anatómico de tales pliegues que tanto hacen pen- sar en el género Peripatus, pero he preferido (y ba aceptado) que lo lleve a efecto el Prof. Marrix DorrLo-Jurapo, que en estos momentos realiza trabajos análogos. Y es mejor que así sea, porque mi objeto ha sido pre- sentar aquí algo más taxonómico que histológico. Respecto de los pliegues (7 arriba y y abajo) que BurmrrstER señala en la boca (los lábios) de V. Paranensis, no es un carácter especifico, pues lo he observado en todas las Vagínulas, no sólo en las conservadas sino tambien en las vivas (y en muchos otros moluscos). Se producen de un modo análogo á los de la suela, y, naturalmente, son radiantes, como que están determinados por la funcion de músculos anulares. Las descripciones de V. Bonaérensis SrroseL y V. Paranensis Bur- MEIsTER revelan que estos autores han descripto sus respectivas especies del vivo ó fresco y de los conservados en alcohol simultáneamente, por- que los gránulos dorsales desaparecen con la mayor frecuencia en el se- gundo caso y se transforman en puntos impresos, como las estrías para- lelas de la suela se observan en el segundo caso y no en el primero. Estos gránulos están subordinados á los conductos acuíferos; son pequeñas cavidades llenas de agua que el alcohol elimina y entonces la membrana se deprime y aparecen los puntos impresos. Tal circumstancia ha hecho decir á los autores de Mollusques du Méxique : «Les Vaginules sont enve— loppées par un tégument épais el coriace dont la surface: est criblée de pe- tites excavations peu profondes. y» En el vivo no hay tal cosa. —En estos animales solamente se conservan los pigmentos coloreados — y no todos. 166 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Parece entonces que convendría, á lo menos en este género, indicar en qué estado se encuentra el animal cuando se describe. La primera especie argentina de Vaginula (solea) fué publicada por D'Ormi6xY en su Voyage dans l'Amérique Méridionale. La segunda la imdicó BrrmersteR en su Reise durch die La Plata-Staaten, y solamente en 1874, cuando el Dr. Aporro Dorrix6 dió principio á sus Ápuntamien- los, publicó éste la descripcion que BurmersteR conservaba inédita y que luego reprodujo P. Fiscuer en la Revue de Conchyliologie. La tercera, V. Bonaérensis, se debe á SrroBeL que la dió á conocer en sus Á puntes de Malacología Argentina (1). Á estas tres especies ha quedado reducido, desde hace unos cuarenta años. nuestro conocimiento de las Argentinas de este género curioso, por ser el único de nuestros Moluscos Pulmonados francamente terrestres que carece de conchilla, y por reunir ciertos otros caracteres anatómicos que tan definidamente lo separan de los demás. — (El otro género de Ditre- mata que existe en la Argentina, Oncidiella, tampoco tiene conchilla, vi- ve en las costas marinas del Sur, y es un verdadero anfibio). Las Vagínulas llevan en la Provincia de Buenos Ayres el nombre vul- gar de Babosas, y los paisanos, en el campo, las llaman tambien Chan- cacos 6 Choncacos. No deben confundirse con las otras Babosas (Limá- cidos del género Limax), cuyo manto se presenta como una especie de mandil más ó menos ovalado, bien definido, en la mitad anterior del dorso y junto á cuyo borde derecho se observa el orificio respiratorio. Estas son las verdaderas Líimazas de Europa. Aquí no existen sino dos especies que StroBEL fué el primero en señalar de nuestro país, una exó- tica, naturalizada especialmente en la Capital y que despues se ha obser— vado en el Rosario, Limax flavus Férussac (que SrroseL publicó con el nombre de Limazx variegatus DraparNAUD, sinónimo de £. flavus L., se— gun Reeve en The — british — land and freshwater Mollusks, p. 24, n. 7), y Limax Argentinus SrroBEL, descubierto por éste en Mendoza y en Bue- nos Ayres, y más tarde en Córdoba por Doertxé. El nombre de Babositas del agua suele aplicarse tambien á las Homalonyx (fam. Succineidae), una de las cuales, llegada en gran cantidad con los camalotes en el mes de Febrero del corriente año, ha atacado los arrozales del Baradero. Las Vagínulas nunca se han presentado en Buenos Ayres en cantidad (1) Fiscuer y Crosse en su obra citada sobre los Moluscos de México, mencionan (T. 1. p- 081) estas tres especies — y advertiré de paso que la V. solea D'Ouñ., figura como Y. soleifor- mis D'Oxs., nombre que O. consignó probablemente en su Synopsis y cambió luego en Voyage. Evuarvo Lapistao HormberG : Vaginúlidas Argentinas 107 alarmante para los agricultores, debido, sin duda, á la gran variedad de yuyos que hay por todas partes. | Mientras que los Helícidos ó Caracoles comunes pueden resistir, pro- tejidos por la concha y durante mucho tiempo, grandes cambios higro- métricos, sea por adherirse á las rocas y hasta por formar uno ó más epi- fragmas, en regiones donde impera la sequía y á alturas considerables en la Gordillera, las Vagínulas decaen y perecen donde falta la humedad. Cuando descubrí la Y. Salamandra, en 1878, iba de paseo en bote por las islas del Delta, y no teniendo materialmente en qué conservarla viva la encerré en una servilleta formando un buche y nudo en un ángulo de ésta. Á las cuatro horas no encontré sino una tirita de cuero duro, y eso que iba á la sombra y tenía unos y ó 10 centímetros de largo. Al año siguiente hallé otro ejemplar que pude conservar en una pequeña caja de madera. Á las cinco horas estaba lo mismo que la anterior. Necesitan humedad, mucha humedad. y conviene entonces, si se desea conservarlas vivas, dejarlas entre las hojas podridas y húmedas, ó en los mismos tro- zos de cortezas decaídas y á veces empapadas en que suelen habitar, ó entre musgos ; se guardan en una caja de madera ó de metal con agu- jeros de 1 á 2 milímetros en el fondo, regando con agua fresca tantas veces como sea posible. En tales condiciones, áun en excursion, se podrá disponer de algunos momentos para dibujar sus formas siempre cam- biantes en la marcha, tomar las medidas en el vivo y luego observar los colores de fondo, las manchas y puntos, etc. Así salvé las V. Deltee. La fotografía instantánea será, sin duda, el mejor procedimiento para se- guirlas, y en tal caso los entendidos sabrán hacerlo. No tengo conocimiento positivo del procedimiento que emplean en el Acuario de Nápoles para conservar las formas de los moluscos; y hasta ahora me ha faltado oportunidad de ensayarlo segun datos probables que me comunicó en Santiago de Chile D. Fenerico Puriepr cuando estuve á visitarlo en 1908. Mientras llega ese momento, sólo puedo recomendar la conservacion en alcohol, despues de consignar el mayor número po- sible de datos del vivo : medidas, contornos, movimientos, colores, etc. ; se puede ensayar, entre tanto, lo siguiente: échese el animal vivo en agua limpia, agregando á ésta 1o por ciento de alcohol. Á las pocas horas, 5 por ejemplo, se saca el 10 por ciento de ese volumen y se le agrega otro tanto de alcohol; 5 despues, se saca el 20 por ciento y se reem- plaza por alcohol; al día siguiente, 10 horas despues, se saca y restituye el 50 por ciento. De este modo es seguro que la deformacion no ha de ser tan violenta. Si el ro por ciento es mucho la primera vez, échese el 5 primero, luego 10, 20 y 50. Un alcohol de alto grado, de un modo 168 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS repentino, rompe violentamente el equilibrio de los líquidos que el animal contiene y le absorbe el agua de golpe ; pero hay que tener en cuenta que más tarde el alcohol debe ser de 80 grados cuando menos, sin más mezcla. GENERIS VAGINUL E ARGENTINARUM SPECIERUM TABELLA SYNOPTICA. Grisco-fusca, fasciis duabus longitrorsum submarginalibus dilutioribus maculis nigricantibus subconfluentibus mar- ginatis el spatium lanceolatum limitantibus, utrinque con- niventibus, retrorsum tamen coadunatis, deinde apicem singula brevi attingente. — Long. 140-150 mm.. lat. 48 mm.; n. 2: long. (in spiritu serv.) 83 mm., lat. 26 mm., alt. 16 mm., radula 67.1.67 (Buenos Ayres: sur de la ciudad, etc., Corrientes, D'Or».:; Bolivia, 1d.). 1. V. solea, D'Orb. 100-125 mm. long., “aut mmus. 2 2. Nigra, maculis magnis irregularibus vivide flavis ornata, subtus albida. —Long. go-100 mm.. lat. 25-30 mm. — 2. , (Buenos Ayres: in Delta paranense) 2. V. Salamandra, Horumse. N Es Saturaté fusca vel brunnea, interdum maculis parvis, Nigris, remotis, conspersa ; tentaculis superis et chlamydis par- tibus ventralibus diluté fuscis, solea pallida ; radula 48. 1.48. —Reptans : long. go mm., lat. in medio 13 mm.; Dd: quieté: long. 50 mm., lat. 18 mm.; in spiritu ser- vata: long. 36 mm., lat. 10 mm., alt. 6 mm. — (Bue- nos-Áyres 11. Delta)... ¿REP 3. V. Deltee, HoLusc. Dilutior, vel denstus punctata maculisque modicis aut parvis DI A A A A e NMigricanti-fusca, punctulis flavis cum alteris majoribus fla- | vis et fuscis intermixtis; tentaculis superis nigris ; ventre ut dorso, solea tamen alba. — Long. 55 mm., lat. y mm. — (Entre Rios : Paraná ; Tucuman) 4. V. Paranensis, Burn. > . Cinerea vel grisea, plus minusve saburate fusca.......... 5. Gi plo Ebuarbo Labistao HormberG : Vaginúlidas Argentinas Cinerascenti-fusca, fasciis longitudinalibus dorsalibus dua- bus utrinque conniventibus e maculis nigricantibus plus minusve confluentibus constitutis; rtadula 60.1.60. Re- ptans : long. maxima 125 mm. ; quieté minor : long. 65- 70 mm., lat. 28-30 mm.; in spiritu vini: long. 50 mm., lat. 15 mm. — (Buenos Ayres : in regione litorale Rio de la Plata [STROBEL] et procul á flumine: Moron, Mercedes, 109 E E A IR A 5. V. Bonaérensis, STROBEL. e patlolumn foscescónte: fia ad X Dorso maculis parvis, nigris, irregulariter dispositis, quam- quam series tres longitudinales indecissas constituentibus ornato; radula:43.1.43.— Long. (in spiritu vin servata) So mm., lat. 12-13 + mm., alt. y mm. — (Tucuman). Y 6. V. Tucumana, HoLumsc. 6. ( Dorso maculis punctiformibus vel parvis nigris in seriebus duabus longitudinalibus dispositis donato; chlamydis partibus ventralibus dorso dilutioribus soleaque magis ; radula 44.1.44. — Long. (in spiritu servata) 26 mm., lat. 6 5 mm., alt. 6 mm. — (Misiones). 7- V. Missionum, Horus. CUADRO SINÓPTICO.DE LAS ESPECIES ARGENTINAS DEL GÉNERO V AGINULA. Gris-parda, con dos bandas casi marginales de color claro franjeadas por manchas negruzcas casi unidas y que li- mitan un espacio lanceolado, se aproximan en ambos ex- tremos, pero se reunen hacia atrás y entonces corre una corta, sola, que llega al ápice. — Long. 140-150 mnm., lat. 48 mm.; n. 2: (conservada en alcohol) long. 83 mm., lat.. 26 mm., alt. 16 mm.; radula 67.1.67. (Buenos Ayres, Corrientes, D'Orb. [Bolivia]) .......... 1. V. solea. MAD O MEDOS: be at / Negra, adornada de manchas grandes, irregulares, de color | amarillo vivo. —Long. go-100 mm., lat. 25-30 mm. — (Buenos Ayres : en el Delta paranense) .. 2. V. Salamandra. E A AC e A De 0: 170 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Parda oscura ó morena (chocolate subido), salpicada á ve- ces de manchas pequeñas, negras, separadas ; los ten— táculos superiores y las partes ventrales del manto pardi- claros; suela pálida; rádula 48.1.48. —En marcha: 3 long. go mm., lat. en el medio, 13 mm.:; en reposo: long. 50 mm., lat. 18; conservada en aguardiente: long. 36 mm., lat. 1o mm., alt. 6 mm. — (Buenos Ayres : en E) A A A O 3. V. Deltee. Más clara, ó más densamente puntuada ó manchada ..... ¿pe Parda negruzca, con puntitos amarillos entremezclados con otros mayores amarillos y pardos; tentáculos superiores | negros ; vientre como el dorso, pero la suela es blanca. — do Long. 55 mm., lat. y mm. — (Entre Rios: Paraná; dei IA A dde ol AO h. V. Paranensis.. Cenicienta Ó gris, más ó menos oscurecida de pardo ..... 5. Parda cenicienta, con dos bandas longitudinales dorsales que se aproximan en ambos extremos, formadas de man- chas negruzcas muy aproximadas ; rádula 60.1.60. — En marcha : long. máxima 125 mm. ; en reposo : long. >. 65-70 mm., lat. 28-30 mm.; en aguardiente : long. 5o mm., lat. 15. — (Buenos Ayres : en la region litoral del Rio de la Plata [SrroskL|. y léjos del Rio: en Moron, Mercedeg, Rojas EJ)... Io 5. V. Bonaérensis. Cenicienta, UN poco, pardusca.ipio e a E 6. Con el dorso adornado de manchitas negras irregularmente dispuestas, aunque forman tres séries longitudinales in— definidas ; radula 43.1.43.— Long. (conservada en al- cohol) 5o mm., lat. 12-13 mm., alt. y mm. —(Tu- CUM A 6. V. Tucumana.. " ¡El dorso con puntitos ó manchitas negras dispuestas en dos séries longitudinales ; las partes ventrales del manto más 6 claras que el dorso, y más aún la suela; rádula 44.1.44.— Long. (conservada en alcohol) 26 mm., lat. 6 2 mm., alt. 6 mm. — (Misiones a e 7. V. Missionum.. Ebuarno Labistao HormberG : Vaginúlidas Argentinas 17» . Vaginula solea, D'Onsicny Vaginulas solea, D'Oruicix, Voyage dans PAmérique Méridionale, Mollusques, YT. V, p. 220 (nó 22), Atl. pl. 21, ff. 1-4. — Fiscuer, P., Révis. d. esp. du g. Vaginula. — DorrinG, Apuntamientos 1, en el Boletin de la Acad. Nacional de Ciencias de Córdoba, T. 1, p. 5t,n. 1. Oblongo-oval, bastante levantada, hinchada en el medio, adelgazada hacia los extremos ; manto espeso, rugoso, que cubre completamente el cuerpo, redondeado y obtuso hácia adelante, ligeramente sinuoso hácia atrás ; pié poco ancho, estriado al través, truncado por delante, redon= deado atrás ; orificio respiratorio ancho, situado cerca de la extremidad del lado derecho del pié; orificio del órgano femenino hacia el medio de la longitud del lado derecho del manto, por abajo. Colores : Pardo in- tenso por arriba con manchas pardas más oscuras ; la vuelta del manto (la porcion ventral del mismo) pardiclara. Una línea de este color se ob- serva en cada lado del dorso; cada una de estas líneas se reune adelante y atrás, ambas quedan circumscriptas así como las que rodean el manto por manchas más numerosas y más aproximadas que en el resto. Todas las partes inferiores son de un color amarillo muy pálido. — D'Or. Long. 140-150 mm. (D'OrsrcnY) y segun las figuras ; 48 mm. lat. Esta especie fué descubierta por D'OrsicxY en la parte sur de la ciudad de Buenos Ayres despues de un aguacero y de una inundación; más tarde en Corrientes en el Rincon de Luna, bajo troncos decaídos (y tambien en Bolivia). Segun el mismo autor, los indios guaraníes la denominan Ceboi ó Heboí y frecuentemente la confunden con la sanguijuela. En el Gabinete de Historia Natural de la Facultad de Ciencias Físico— Matemáticas y Naturales existe un ejemplar conservado en alcohol (y cu- yas medidas he dado en la diágnosis) obtenido por el Dr. CarLos BerG en Buenos Ayres, « Adrogué », un poco más al sur que los sitios en que D'OrbranY descubrió la especie. He disecado el bulbo lingual y contado 67.1.67 dientes en la rádula, que se conserva preparada en dicho Gabinete. 2. VMaginula Salamandra , Horuseró, n. sp. (Ex vivo) : Oblonga, utrinque rotundata ; convexe sat depressa; atra, maculis 8- ro: vivide flavis, amplis, irregularibus, picta; subtus pallida. Lentissima: reptans feré sine deformatione. Long. yo-100 mm.. lat. 25-30 mm. 9 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS =] Provincia Buenos Ayres. ab insulis Delte Paranensis, inter folia humida dejectaque salicum silve (1878, 1; 1879. HI). (Del vivo) : Oblonga, extremos de contorno redondeado ; convexa bastante depri— mida; negra, con 8-10 manchas grandes, irregulares, de color amarillo vivo; pálida en lo inferior. Muy lenta al andar, y casi sin deformarse (aunque la coleccioné á los primeros movimientos que hizo). Long. más ó menos g-1o ctm. ; lat. 2 3-3 ctm. Provincia de Buenos Ayres, en las islas del Delta paranense, entre la hojarasca húmeda del bosque de sauces. (En Febrero de 1878 y en Marzo de 1879). No la tengo. y la señalo por una diágnosis fugaz de viaje. Sólo la he visto dos veces, una en la isla de Antequera. á orillas del Rio Capitan, y Otra en la márgen opuesta. Es un animal de aspecto extraño, que re- cuerda la coloración de la gran Salamandra japonesa Fig. 2. — + Vaginula Saiamandra, HoLms6. = !/, del natural Durante los tres dias del último Carnaval (HL, 2-4, 1913) visité, en compañía del Dr. Crisrogan M. Hickex, Martíx DorrLo-Jurano, MÁximo ApoLro MúrLter y el Teniente DameL Escaana algunas islas del Delta, en viaje de naturalistas, buscando principalmente, por mi parte, esta es— pecie interesante. Hemos recorrido porciones más ó menos extensas á Ori— llas de los rios Capitan, Paraná de las Palmas, Guazú-Miní, Carabelas. etc., sin poderla encontrar. Hacía poco que todo aquello había estado cu- bierto por una gran creciente ; pero eso no era un motivo adverso, porque no faltaba la V. Deltee. El chauffeur de la lancha en que viajábamos, des- pues de ver un dibujo, me dijo que no era escasa, y que él la había visto más de una vez bajo montones de pasto cortado el dia antes. Últimamente (12. TV, 913) volvió MúLcer á visitar la region, y aunque puso todo em- peño, no la encontró. He revisado la monografía de este género publicada por P. Fiscuer. Epuaroo Lanistao Hormner6 : Vaginúlidas Argentinas 173 y cuanto he podido los trabajos ulteriores, pero no la encuentro. Sus caracteres diagnósticos son tan acentuados que no ha de confundirse con ninguna otra, y, además de ellos, agrego aquí una figura de memoria (que no es mala), la que sin duda permitirá reconocerla en el acto. Es- tá reducida á la mitad, pero es suficiente. Y no olvide el que la encuentre las indicaciones (de p. 167) para sal- varla. Aun seca debe conservarse: pero, si no hay más remedio, al aguar- diente. Desde el punto de vista científico, todas las especies son igual- mente interesantes ; pero hay un momento en que el interés se despierta en mayor ó menor grado por una circumstancia transitoria, y creo que estoy en lo cierto, en el caso actual, si se toman en cuenta las afirma— ciones que he hecho (p. 163) respecto de la diferencia que encuentro en la mandíbula de las cinco especies que he examinado con las que Fiscuer estudió y dibujó. 3. Vaginula Deltee, Homusero, n. sp. (Ex vivo): Oblongo-ovalis, extremitatés rotundatas versus -sensim constricta, juxta margines depressa: satis obscure fusca vel saturaté brunnea ; te- nuiter granulosa ut sabula tecta deinde picturá obscura balneo tenui velata et sic granuli translucide pallidi; alteri tamen albi extremitatem posticam versus adsunt et alibi quoque verum; tentaculi oculiferi, labrum superum in medio, pallii pars ventralis, pedis dorsum, dilute fuscis : caput antice palpique dilutiores, caput reliquum albescens eodemque modo solea, parum sensimque apicem versus fuscescens. Radula 48.1.48. Long. (reptans) go mm., lat. in medio 13 mm., altitudo (latitudine indicata): 10 mm., tentaculi superi 7-8 mm. Long. (in plano immobilis jacens) 50 mm., lat. 18-20. Long. (in spiritu servata) 36 mm., lat. 10, alt. 6 mm. Provincia Buenos Ayres ab Insula Jorge Delte juxta flumen La Barca Grande, XI.19.1g91t, in trunco Erythrine dejecto perhumidoque reperi. (Descripcion del vivo) : Oval-oblonga, un poco más estrecha gradualmente hácia los extremos redondeados: deprimida junto á las márgenes laterales; parda bastante oscura, como chocolate, finamente granulosa, como si todo el dorso BOL. SOC. PHYSIS. — T. I 13 174 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD P/AYSIS / hubiera sido cubierto de granitos de arena y una vez bien adheridos se hubiese pintado todo de pardo dejando translucir aquellos granitos como si fueran claros; pero existen algunos muy dispersos blancos, hácia el extremo posterior cerca de los bordes, y áun en otros puntos del mismo : tentáculos oculiferos, el medio del labio superior, lo inferior del manto, la parte dorsal de la porcion posterior libre del pié, pardiclaros ; más claro todo lo anterior de la cabeza y de los palpos; resto de la cabeza blanquecino, y así tambien la suela, que se vuelve hácia su extremo caudal gradualmente pardusca. Rádula 48.1.48. | Longitud (en marcha) go mm., lat. en el medio 13 mm., altura (con tal latitud): 1o mm., tentáculos superiores 7-8 mm. long. Longitud (en reposo sobre un plano): 50 mm., lat. 18-20. Long. (conservada en aguardiente) 36 mm., lat. 10, alt. 6 mm. La extremidad posterior, en reposo, gradualmente más estrechada que la anterior y asentada ; la anterior formando teja y algo truncada con los tentáculos retraidos ; tal abertura se deprime luego, mas no del todo. Mirada de lado, sube en curva suave desde atrás, y en el 3” séptimo al- canza su mayor altura con una curva un poco más cerrada, baja luego muy poco hasta la horizontal, se eleva apenas en curva en el 6* séptimo y luego desciende hasta el borde cefálico del manto. N. 2. Long. (en marcha) 55 mm., lat. 11 mm., altura 7 mm. Con- viene con n. 1 en el color; pero presenta en el dorso dos bandas inde- cisas pardiclaras que corren á lo largo, menos en el primero y en el últi- mo 5%; se estrechan y aproximan en los extremos, quedando separadas por otra del color oscuro. Estas 3 bandas tienen unos 5 mm. lat. en total, y las claras no son más que acumulaciones de gránulos que no se hubiesen velado suficientemente con el baño oscuro. No se ven los pun- titos blancos. Este ejemplar es más joven que el anterior, y el 3* lo es mucho más, de unos 3o mm. long. en marcha. Las únicas medidas más seguras de estos animales son las que se les toman estando en alcohol. Van marchando (n. 1) con las primeras medidas: (go, 13, 10) y de pronto se dilatan hasta 20 mm. ; otras veces se contraen considerable - mente en una parte y se amplian en otra, y además tienen algo de Ca- maleones, por matizarse con rapidez de otro modo. | Los ejemplares que he descripto fueron obtenidos por mí (Noviembre rg, 1911) en la Isla Jorge, situada á orillas del Rio Barca Grande, ancha rama que desprende el Paraná Guazú y que desemboca en el Rio de la Plata. Se encontraban aislados en un tronco viejo y podrido de Geibo (Erylhrina crista-galli), al darlo vuelta, y contraídos en arrugas de la AAA Epuarbo Labistao HormberG : Vaginúlidas Argentinas 175 corteza deleznable y en extremo húmeda. Al andar se estira, se estrecha y se aproxima á la forma cilíndrica, reduciendo su ancho á la mitad y casi con igual altura. Es bastante rápida en su andar. Cuando llega al límite de una lámina de vidrio, por ejemplo, se estira mucho más y se estrecha gradualmente hácia adelante levantando el cuerpo y moviéndolo en todas direcciones con curvas graciosas, mientras se adhiere con el últi- mo tercio ó cuarto. Entonces la suela se hincha y sobresale con seccion de medio cilindro, mientras los tentáculos adquieren su mayor longitud, hasta y mm. Prov. de Buenos Ayres, Isla Jorge, á orillas del Rio Barca Grande ul supra, y Ml, 2, 1913, entre la hojarasca á orillas del Rio Capitan. f. Vaginula paranensis, BururistEr. Vaginulus paranensis, Burmeister, Reise d. d. La Plata-Staaten, I, hg4 ; ll, 21. — DoenixG, Apunt. 1, Bol. 1, p. 51, n. 2. — Fiscner, en Revue de Conchyliologie. De figura oblonga angosta, bastante convexa, con las márgenes late- rales agudas, separadas del cuerpo como lista muy angosta plana. Super- licie dorsal finamente granulada, cubierta de viscosidad clara. diáfana, que da al animal un aspecto brillante como de raso, de color pardo ne- gruzco, mezclado con algunos puntitos amarillos entre los granitos más linos, más ó menos pronunciados, que comunican al lomo un aspecto marmorado, por la presencia de granos pardos y amarillos, poco más orandes que los otros y regularmente esparcidos. La cabeza, al salir del manto dorsal es blanquecina, formando una trompa corta, dividida en la superficie por surcos finos longitudinales, pero bien pronunciados, en muchos lóbulos convexos entre los cuales los siete de la superficie dorsal son más altos y más anchos que los nueve de la superficie ventral. En el centro de estos lóbulos se ve la boca cubierta por un labio superior fina— mente crenulado (1), y por dos lóbulos casi circulares hácia abajo. En el lado externo de la cabeza nacen, atrás de los lóbulos, dos tentáculos pe- queños de figura de verrugas subcónicas obtusas, y encima de ellos, un poco más al interior, casi del vértice de la cabeza, otros dos cuernos más altos, retráctiles y claviformes, con un ojito negro en la punta engrosada. Estos tentáculos son negros y no pardos como las dos verrugas y la su- perficie del vértice. Todos estos órganos, con la cabeza, pueden retraerse hajo la porcion anterior del manto. La superficie ventral formada por (1) ¿ La mandíbula ? H. 176 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS una suela angosta, blanca en el medio, apenas más ancha que la tercera parte de la superficie, y dos ribetes pardos negruzcos del escudo dorsal, casi del mismo ancho, separados de la suela por un pliegue fino pero profundo, en el que se halla, en el lado derecho del animal, el orificio genital, y, al fin del cuerpo, el orificio respiratorio. Long. 55 mm., lat. yg mm. Cerca del Paraná, bajo piedras y ladrillos (Burmerster, en DónixG, ). c.) Esta descripcion es de Burmeister, quien probablemente la conservó inédita más de 10 años. En Reise d. d. La Plata-Staaten (YT. I, p. 494) dió de la especie una leve noticia, la bautizó (p. 495) y agregó que la había coleccionado tambien en Tucuman, cerca del Manantial de Mar- lopa. En lo que se refiere á Santa Fe, dice justamente (T. HH, p. 21) que no la encontró allt. 5. Vaginula Bonoérensis, Srrontz. Vaginulus bonaérensis, SrroBeL, Alcune nole di Malacologia Argentina, en Atti della Soc. Ital. di Se. Nat., vol. IX, ent. 3 (1868). — Fiscuer, Rev. d. esp. yg. Vaginula. — DorrixcG, Apunt., I, p. 52, m. 3; Periódico Zoológico, T. 1, ent. 3, p. 306, n.. 2. Animal con los tentáculos superiores contráctiles, pardiclaros ; ojos negros, prominentes ; tentáculos inferiores amarillo-blanquecinos con el extremo pardiclaro; pálio, por arriba, pardo ceniciento, con verrugas equidistantes, las otras más levantadas son más frecuentes en los bordes y amarillas claras; en lo inferior pardiclaro, salpicado de puntos más claros ; suela blanquecina ó de color carne, transversalmente estriada de arrugas finísimas. Longitud máxima del ejemplar mayor: 125 mm.:; pero el animal puede contraer el cuerpo hasta reducirlo á la mitad de su longitud. Var. a. 1. Gon el glóbulo de los cuernecillos superiores pardo oscuro (comun); 2, con el glóbulo pardo claro. Var. b. 1. Dorso señalado con una mancha lanceolada más oscura que el resto del manto, rodeada por una banda pardo-violácea desteñida. la cual se halla encerrada por una línea compuesta de puntos negros (comun' ; 2, sin tal mancha. Var. c. 1. Gon los bordes del manto oscuros (comun); 2, con los bordes pardiclaros. Vive bajo las cortezas y en los troncos de árboles en putrefaccion. Alrededores de Buenos Ayres hasta El Tigre. Diseminado, no abun- dante (STROBEL). Ebuarbo Labistao Horuberó : Vaginúlidas Argentinas 177 En ejemplares que he examinado (cons. en alcohol), he visto los 7 y y pliegues de la boca, que BurmeistEr atribuye á su V. Paranensts. En la rádula he contado 60.1.60 (121) dientes en una línea trans— versal, (en varias, en diversas ocasiones, y en distintos ejemplares). No la conozco sino de la provincia de Buenos Ayres, desde El Tigre hasta La Plata por la costa. Tierra adentro, en Moron hasta Mercedes, y el Dr. Cr. M. Hickex me ha dado un ejemplar de Rojas. En realidad, lo que busca para guarecerse es un sitio húmedo, así es que tambien se encuentra adherida á los ladrillos inferiores de montones, entre macetas, etc., y áun la he hallado enterrada en suelo muy húmedo. Cuando llueve, sale á veces de su escondrijo; anda lentamente, con— servando su ancho de 2 á 3 centímetros, y con los extremos redon- deados — lo mismo que hace la V. Salamandra, y no se estira tanto como la V. Deltee. No la he visto jamás de 125 mm., como la señala STroBEL, sino hasta de go á 100 — y ésto me hace pensar que pueda estirarse como la V. Deltee, aunque, pareciéndose más á la V. solea, es probable que, como ésta, se estire poco. Siempre fué conocida en Buenos Ayres con el nombre de Babosa, y, entre los paisanos, con el de Chancaco : pero, despues que se generalizó la Limaza (Limax flavus L. = L. variegatus DHrRAPARNAUD), á la que tambien se da el mismo nombre vulgar, se empezó á distinguir con los de Babosa grande, gris ó chata. 6. Vaginula TPucumana, Hormberc, n. sp. (In spiritu vin: servala) : Eliptico-oblonga, leevis, punctis impressis parvis et minutis inter- mixtis donata, juxta marginem tamen his ultimis confertissimis tantum; cinereo-subfuscescens ut tentaculi superi; maculis parvis punctisque nigris sparsim irregulariterque picta, in quarto postico in lineis duabus posticem versus conniventibus irregulariter dispositis (n. 1) ; vel in serie- bus tribus longitudinalibus vagé indicatis (n. 2); inferne testaceo-fu- scescens, ut arista marginis; solea fulvescens (forsan in vivo albida), et pedis pars libera superne ut pallii dorsum. 1. Long. 50 mm., lat. 13 2, alt. y mm. A. MDO. IES y» 9» Solea 7 mm. lat., et pallii partes ventrales utrinque 5 Radula 43.1.43 (87) dentibus in linea transversa. mm. lat. w|-— 178 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Cl. Dr. MicueL Lito mihi specimina dua in urbe Tucuman ubi spe ciem reperit dono amicissime dedit. (Conservada en alcohol) : Elíptico-oblonga, lisa, con puntos impresos, pequeños y muy peque- ños, mezclados ; pero junto á la margen sólo se ven de estos últimos, y en extremo próximos (y todos corresponden á los granulitos — acuífe- ros — de la Y. Deltee): ceniciento-pardusca, y así los tentáculos oculí- feros ; esparcida é irregularmente salpicada de manchitas y de puntos negros que, en el cuarto posterior (n. 1) tienden á alinearse á cada lado de la línea media, convergiendo hácia el extremo posterior, como si todos fueran vestigios de una ó de dos anchas bandas dorsales negras, ó de tres filas, aunque con irregularidades; ó bien (n. 2) muestran mayor ten— dencia á disponerse en tres filas dorsales; por debajo testáceo-pardusca, y así la arista marginal, color que la va siguiendo con un ancho de casi 1 mm., y luego se aclara muy poco; la suela tira algo al leonado (pero ha de ser blanquecina en el vivo), y la parte libre del pié, por arriba, como el dorso. 1. Long. 50 mm., lat. 13 ;, alt. y mm. Y q SA » 12 y» 9 >» La suela 7 mm., y la franja ventral del manto (á cada lado), 5; lat. La mandíbula es como lo he dicho a! comentar el género. La rádula presenta 43.1.43.(87) dientes en una fila transversal. El Dr. MicueL Luxo me ha regalado en Tucuman. en Septiembre de 1911, los dos ejemplares descriptos, cazados por él mismo en aquella ciudad. Me aseguró que el color de las piezas (cons. en aguardiente) no había variado de un modo muy sensible, y que podía aceptarlo como el color específico. Tucuman, en la ciudad, con las mismas costumbres de las otras. 7- Vaginula Missionum, HomuserG, n. sp. (In spirita vin servata) : Fusco-grisea, maculis minutis interdum punctiformibus nigris irre- eulariter dispositis, hic fere junctis, illic plus minusve separatis in serie- bus longitudinalibus angustis duabus utrinque conniventibus inter se plus quam á margine remotis ornata; antice posticeque elipticé atte- A A a A ds il dit is A A ta E "YN Crisróral M. Hickex : Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya 170 nuata ; paili partibus ventralibus dorso concoloribus marginem pedalem versus sensim diluentibus ; stylis oculiferis superné infuscatis, inferné ut inferis dilutioribus ; radula 44.1.44. Long. 26 mm., lat. 6 - mm., alt. 6 mm. — (Misiones : Posadas). Specimina tres haud affatim forsan evoluta quarum majoris radulam examinavi missit filius EbuarDO ALEJANDRO. (Conservada en alcohol) : Gris-parda, adornada con dos séries estrechas longitudinales de man- chitas negras á veces como puntos, irregularmente dispuestas, aquí casi unidas, allí más ó menos separadas, convergentes hácia los extremos y más distantes entre sí que del borde ; adelante y atrás estrechada elípti- camente : las porciones ventrales del pálio de igual color que el dorso y gradualmente más claras hácia la margen solear ; estilos oculíferos por arriba parduscos y por abajo. como los inferiores, más claros; rádula 44.1.44. Long. 26 mm., lat. 6 | mm.. alt. 6 mm. Mi hijo Enuarbo ALnezaxbro me envió de Posadas, capital de la Go- bernacian de Misiones, donde fueron obtenidos, tres ejemplares que pro— bablemente no están del todo desarrollados, y del mayor de los cuales examiné la rádula. Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya POR EL Dr. CRISTOBAL M. HICKEN, Profesor de Botánica en la Universidad de Buenos Aires. El Sr. CorxeLto Ostex, infatigable coleccionista botánico, establecido hace años en la vecina república del Uruguay, me envió el año pasado un grupo de plantas recogidas en ese país, entre las que hallé varias muy interesantes. Sin tiempo suficiente para revisar con prolijidad todos los ejemplares remitidos, me es imposible asegurar cuántas especies nuevas se hallan en esa remesa ; pero creo que todavía he de recibir más de una sorpresa agradable. Me limito hoy á describir dos plantas que me es grato dedicar 180 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS al Sr. Ostex. quien ya tiene conquistados méritos envidiables aquí y en Europa por su entusiasmo florístico, y sírvale esta dedicación también como testimonio de mi reconocimiento por la valiosa donación de plantas uruguayas con que se dignó enriquecer mi herbario particular. Utricularia Osteni, Hicxex, nov. spec. Radice ampullifera : foliús radicalibus integris nunc persistentibus nunc deciduis : scapo squamoso paucifloro, corolla rubro—violacea, corollae la- bio infero trilobo, Scapo filiforme squamoso 10-15 cm. alto ; folús radicalibus suborbicula- tis vel spathulatis longe petiolatis, bracleis solitarús sessilibus, amplexicau- libus integris : lobis calycinis integris, inferiore 3 mm. long. superiore 4 mm. long. : corollae labio superiore rubro—violaceo ovato obtuso 4 mm. long. : inferiore trilobo 5-6 mm. long., lobo medio sublongiore, palato albo, flavo-maculato : calcare cylindrico porrecto 4-6 mm. long. appres- so labio inferiore, longius rubro-violaceo albo ac flavo maculato. Capsula 3 mm. diam., globosa stylo brevi rostrata calycem subaequante : pedicelli fructiferi capsula subaequilong! erecto patentes. Planta pusilla camariniodora in locis uliginosis dunarum vico Carrasco prope Montevideo a cl. Cornelio Osten lecta et el dicata. Os. — U. amethystina Sr. Hu. affinis sed lobo medio labi1 inferioris sublongiore (haud subbreviore), calcare labium inferum haud multo ex— cedente, capsula cal ycem subaequante maxime discrepat. (Herb. C. Osrex, N* 5230. — 13. IL 1910; N* 5337 A. — 292. Mil. 1912.) La raíz lleva numerosas ampollas. Existen hojas radicales en número reducido, que á veces pueden faltar en la época de la floración ; son lar— gamente pedunculadas, orbiculares ó espatuladas. El tallo es muy del- gado, filiforme, alcanzando de 10-15 cm. altura ; lleva algunas escamas muy pequeñas, y termina en un racimo paucifloro. Existen brácteas íntegras aisladas, sésiles, envainadoras y de limbo plano ó algo plegado. Los lóbulos del cáliz son enteros y algo desiguales en tamaño. El inferior tiene 3 mm. long. y el superior 4 mm. El labio superior de la corola es aovado, obtuso y de color rojo-violáceo, alcanzando hasta 4 mm. long. ; el inferior que tiene 5-6 mm. long. es trilobo, con el lóbulo medio poco mayor que los otros, es blanco y manchado de amarillo. El espolón es cilíndrico de 4-6 mm. long., estando recostado al labio inferior, siendo Crisrópan M. Hicken : Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya 181 de color rojo-violáceo en su mayor extensión, y en el resto blanco y manchado de amarillo. La cápsula globosa que tiene unos 3 mm. diam. se halla terminada por el estilo, igualando el fruto al cáliz ó siendo muy poco mayor. Los pedículos fructíferos son erguidos y de igual lon- gitud que la cápsula. Es una planta pequeña con aroma á cumarin que vive en los lugares húmedos de los médanos de Carrasco, localidad próxima á Montevideo, donde fué hallada por el Sr. OstEx. Á primera vista se parece bastante á la U. amethystina Sr. Hw., á la que se aproxima mucho; pero: el lóbulo medio del cáliz algo mayor que los otros (no menor), el espolón que es casi igual al labio corolino inferior y la cápsula igual ó muy poco mayor que el cáliz, son caracteres que servirán para diferenciarla de ella. Tagetes Osteni, Hicxex, nov. spec. Leptocephala, flosculosa. Glaberrima, aromatica, cauli erecto ramoso ramis opposilis, strialis folus omnibus oppositis, pinnalisectis ; segmentis 9-S-jugis cum impart, linealibus serratis ; inflorescentia corymbosa, capi- tulis longe pedunculatis, involucro tubuloso 5-dentato : dentibus rotundatis margine (sub lente) villosa: capital: 17-20 floribus tubulosis donali ; achaenus villosis : pappt paleae difformes : 2-3 minimae incisae, 3-4 lon— yae, lanceolatae intermixtae. Planta habitu 7. minuta L. similis, sed foliis omnibus oppositis. floribus discoideis, haud radiatis, numero florum palearumque facile discernenda. A cl. CorxeLtO OsteN in Salto (Uruguay) lecta et illi dicata. (N* 5463 herb. €. Osrewx in Salto, ad vias, San Antonio, 22, HI, 1910). Es una planta erguida, de unos 50 cm. más ó menos de alto, ramifi- cada con ramitas opuestas, portadoras de hojas opuestas, aun las supe— riores. Las hojas son pinatisectas con 5-8 segmentos lineales, de borde aserrado y con segmento impar. Son glabérrimas como toda la planta y aromáticas. En general tienen un peciolo de 2-3 cm. long., alcanzando la lámina 4-5 cm. long. y 3 cm. lat. Los segmentos tienen 1-2 mm. de ancho. Las hojas superiores son proporcionalmente menores. La in- florescencia es corimbosa y los capítulos largamente pedunculados con— tienen 17 á 20 flores todas discoideas, reunidas por un involucro glabro, tubular ó ligeramente ob-cónico, de 10-12 mm. long., manchado con 182 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS líneas pardas. Los 5 dientes del limbo involucral son algo redondeados, llevando un borde levísimamente velloso. El aquenio es velloso, llevando un vilano formado por páleas de dos formas: unas 2-3 son muy pe- queñas, de borde inciso, y otras, en número de 3-4 son mucho más largas, afectando forma lanceolada. Por el aspecto podría confundirse con la 7. minuta L.; pero sus hojas opuestas, el número elevado de flores, la ausencia de flores liguladas y el número de las páleas del vilano son caracteres que servirán para dife- renciarla fácilmente. Fué recogida por el Sr. CorxeL10 OstEN, á quien la dedico como home- naje á su infatigable espíritu de herborizador en la vecina república del Uruguay. El ejemplar de su herbario lleva el N* 5463 y fué recogido en los ca- minos de San Antonio, en el departamento del Salto uruguayo el 22 de marzo de 1910. 12 de abril de 1g13. Los fermentos oxidantes y la bioquímica del sistema nervioso. Oxidasas en la substancia gris (1) POR EL Dr. HORACIO DAMIANOVICH, Profesor de Físico-química en la Universidad de Buenos Aires. La existencia de oxidasas en el cerebro y médula está muy discutida. Unas investigaciones. como las de ABeLous y Brarxes, las de ExrIQuez y SicarD y las más recientes de WkosLeuskY (2) han dado resultado negativo, y otras, como las de EnrLicn, han puesto en evidencia las pro- piedades oxidantes del cerebro, corazón y pulmones. Estas últimas expe- riencias se basan en la síntesis del azul de indofenol que se produce en el (1) Extracto de la comunicación presentada á la Sociedad Cientifica Argentina en la sesión del 27 de marzo de 1913, y que aparecerá «in extenso » en los Anales de esa institución. (2) Memoria del autor presentada por Roux á la Academia de Ciencias de Paris, en la sesión del 15 de mayo de 1911 (véase C. R., Les ferments solubles du cerveauz, pág. 1334, 1911). Horacio Damianovicn : Los fermentos oxidantes 183 seno del organismo por oxidación bioquímica de una mezcla de dimetil parafenilenediámina y z naftol (véase S. FraxkeL, Dynamische Bioche—- mische, pág. 22). Para dilucidar este punto (1) hemos utilizado las reacciones cromáticas generales que nos han dado resultados positivos permitiéndonos estudiar las principales propiedades de las oxidasas halladas en la substancia gris del cerebro y médula. l. Investigación y extracción de las oxidasas. — Empleamos para la investigación los reactivos de Rommanx y SrrrzeR (parafenilene diámina y naftol en solución alcalina) y de Kasrrk (solución alcalina de fenol eftaleina reducida) y los dos evidenciaron la existencia de un compuesto oxidante en la substancia gris, dando el primero una coloración azul vio- lácea y el segundo una roja intensa. La reacción (aplicada á cerebros frescos de chanchitos de la India. de conejos, de vaca, de carnero y de hombre) comienza lentamente en los 10” ó 15” y alcanza una intensidad grande al cabo de una hora. Operando con un corte grosero del cerebro se obtiene al cabo de una hora, una intensa coloración azul violácea que sigue fielmente todos los pliegues de la corteza. La coloración se produce también en la substancia gris del cuerpo estriado. En un corte transversal de la médula se observa la coloración con mayor intensidad en el centro que en la periferia. Para la extracción hemos aplicado el método que AbeLous y Brarxes han utilizado en el estudio de otros órganos (disolución en solución de nitrato de potasio al 8 %/,) y el que se emplea para extraer las núcleo-proteidas (extracción por solución alcalina y precipitación por ácido acético). La oxidasa que parece ser una albúmina fosforada, queda adherida al subs- trato orgánico que precipita y da con bastante intensidad las reacciones arriba mencionadas. Il. Caracteres. — Cuando el cerebro ha sido abandonado durante un cierto tiempo la reacción es menor y llega hasta anularse debido á los productos de la putrefacción. Los resultados negativos á que. han llegado algunos investigadores pueden atribuirse á esta causa Ó á la acidez cre- ciente que se nota en este proceso. (1) Este trabajo comenzado á mediados de 1g1r fué interrumpido por cierto tiempo. Las experiencias fundamentales fueron presenciadas por los Dres. Duccescmt y Merzracner, en di- ciembee de 1911, y recién á mediados de 1912 apareció un trabajo del Prof. Piemiwr, cuyos resultados principales son análogos á los nuestros. Al hacer esta indicación, solo me guía el deseo de mostrar, que independientemente el Prof. Pigmixi y yo, hemos llegado á la misma conclusión de la existencia de un fermento oxidante en la substancia gris del cerebro y de la médula. Según el citado autor, esta oxidasa que él llama indofenólica, es análoga á la descripta por CAVAZZANI. 18% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS La temperatura ejerce una acción nociva sobre la actividad de la oxi- dasa. Sometiendo un trozo de cerebro á la acción del agua á la ebullición la destrucción de este principio fué completa. Á 8o” ya es bien visible el efecto. Los acidos fosfórico, acelico y láctico actúan paralizando la actividad de la oxidasa aún en débiles concentraciones. Los alcoholes metílico y etílico actúan en igual sentido. En vista de la utilidad que el estudio de este hecho podría tener para una interpretación bioquímica de la intoxicación aguda por el alcohol en los casos de al- coholismo, sería interesante emprender una serie de investigaciones á fin de averiguar si este compuesto, una vez fijado en el cerebro, se oxida por la acción de la oxidasa, dando aldehida etílica, tóxico enérgico del sis- tema nervioso. Las aldehidas etílica y metílica ejercen también una acción perturba- dora enérgica. En esta acción los compuestos mencionados pueden actuar simultáneamente como tóxicos y como agentes reductores. Las piezas conservadas con formol no dan la reacción. Los anestésicos generales como el éter y el cloroformo actúan de un modo enérgico aunque con diferente intensidad. La acción del éter es mucho menor que la del cloroformo. No sería aventurado suponer, que de estas experiencias preliminares pudiera sacarse la base de la interpre— tación del proceso de anestesia general. Estos agentes actuarían parali- zando las acciones bioquímicas de las oxidasas del sistema nervioso cen- tral y con ellas, la excitabilidad. Los tóxicos enérgicos como el cianuro de potasio y la morfina provocan una parálisis completa aun en soluciones diluidas (hasta soluciones de rá 100.000). La estricnina parece acelerar la reacción, lo que está en concordancia con su acción convulsiva. Actualmente se han emprendido experiencias sobre la acción de los tóxicos celulares (tox1ialbúminas mus- carina, betaina, colina y neurina) (1). HL. Las oxidaciones bioquímicas y la actividad del sistema nervioso. — Ya en 1900 PrexawrT (2) hizo ver la necesidad de complementar las teo- rías histológicas llevadas á tan alto grado de perfección por investigadores de la talla de Gorc1 y Ramóx y CasaL, con los elementos sacados de las ciencias físico-químicas. Esta tendencia se acentúa cada vez más y en (1) Por indicación del doctor Camreo hemos emprendido en la sección química biológica del Laboratorio de Psiquiatría (Hospicio de las Mercedes) las investigaciones relacionados con la pa- tología. (2) A. Prexawnr, Les théories du systéme nerveuz. Revue Gén. des Se., 1900. Horacio Damianovicn : Los fermenlos oxidantes 185 parte debido al adelanto considerable que la físico-química ha experi mentado en los últimos tiempos. Morar (1) en el mismo año, después de un estudio profundo y mi- nucioso, llega á admitir que el proceso fermentativo (diastasas, oxida-- sas, etc.), es la base de la excitación nerviosa. Es satisfactorio para nos- otros comprobar la concordancia de la previsión de este distinguido fisiólogo hecha hace 12 años, con el resultado de las experiencias de Picmixi y de las nuestras. Podemos citar aquí también las investigaciones de VerworN y sus alum- nos WixsTERSTEIN y Bayer, que han puesto en evidencia la intervención preponderante del oxígeno en el funcionamiento del sistema nervioso central y los resultados que Barrerrt ha obtenido con soluciones ox1ge- nadas de cloruro de calcio, siguiendo un método inaugurado por Duccrs- cut (véase Fisiología del Prof. Lucraxt, t. 11, pág. 3og). Recientemente BramsrorD Rorertsox (2) estudia con precisión los fenómenos físico-químicos que acompañan las funciones del sistema ner- vioso. y llega á la conclusión que estas funciones son de naturaleza qui- mica y especialmente fenómenos de oxidación. La reacción principal pa- rece pertenecer al grupo de las llamadas « reacciones autocataliticas », en las que los productos formados actúan como agentes catalizadores. Es conveniente recordar en este lugar que los importantes trabajos de Lor y Liu han puesto en evidencia en la mayor parte de los casos, la gran actividad oxidante del núcleo de las células (S. FraxkeEL, Dynamische Biochemie, pág. 22). En resumen, las investigaciones de Prcmixt y las nuestras, se hallan de acuerdo con los resultados de los últimos trabajos que hemos tenido la oportunidad de examinar, y por todos ellos se puede prever desde ya el pa- pel importante que han de desempeñar las oxidasas (y en general los fer mentos solubles) en las funciones bioquímicas que tienen lugar durante el funcionamiento del sistema nervioso. Es lógico esperar, que del estudio de los fermentos solubles (oxidantes, reductores é hidratantes) contenidos en la substancia gris, surja una teoría bioquímica de este importante proceso. Abril 5 de 1gr3. (1) Le systéme nerveuz et la chimie animale. Rev. Gén. des Sc., 1900, pág. 237. (2) Sur la dynamique chimique du systéme nerveuz central. Archives internationales de Physiologte, wol. VI, fasc. 4, 1908. 186 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia) POR EL Dr. CARLOS A. MARELLI. Las últimas publicaciones especiales sobre las algas calcáreas Melobe- sigas (1), no señalan ninguna especie de las costas del sud ; lo que me induce á hacer conocer los ejemplares de una colección que reuní en los alrededores de Puerto Madryn, Golfo Nuevo, en la Gobernación del Chubut, en marzo de 1911. Estas criptógamas tienen también cierto interés práctico ; los yaci- mientos de máerl que forman dan base á explotaciones en las costas de Francia, por su aplicación en el abono y mejoramiento de las tierras, debido á las elevadas proporciones de carbonato de calcio y carbonato de magnesio que contienen. Hasta una época reciente su verdadera naturaleza no era conocida, habiendo sido inciuídas en los reinos animal, vegetal y mineral ; después de Decarsxe. quedó definida su posición entre las criptógamas celulares. Las especies mencionadas por Lemorxe, para las regiones australes del globo pertenecientes al territorio argentino son: £Ltlhothamnium poly- morphum Lixxeo y £Lilh. calcareum ParLas, recogidos en las Islas Or- cadas; Lithothamntum glactale KieLLMANN y £Lithophyllum lichenoides Enris f. antarctica Fost de la Tierra del Fuego. Estas especies tienen una dispersión muy austral con relación á los especímenes de Golfo Nuevo ; donde los había con su color natural ó sin él, por los efectos de los rayos del sol y rodados ó batidos por las olas contra la playa. Sólo es posible clasificarlas con su examen histológico (2) y presentan (1) P. Lemonxe, Structure anatonmique des Mélobesiées. Application 4 la Classification en Annales de Institut Océanographique (Fondation Albert 1, Prince de Monaco), t. 11, Paris, 1911. (2) Hemos seguido la técnica que expone Lemorsk : decalcificación por el ácido acético puro 2 p. y 1 p. de agua, hasta que los pequeños trozos inmergidos no produzcan más efervescencia y floten; lavaje en agua destilada, pasajes en alcohol á 95% por 24 h., alcohol absoluto 24 h., mezcla de alcohol y xylol y luego al xylol puro de 6 á 12 h.; inclusión en parafina Dumaige, cortes con el micrótomo : pasarlos en xylol, luego alcohol y tratamiento por los colorantes, des- hidratación y conservación en bálsamo del Canadá. Me han dado muy buenos resultados las coloraciones con rojo Congo y ácido iodbídrico yo- dado para la celulosa, la solución de yodo y otros colorantes. La benzo-azurina y el rojo de ru- tenio, estos últimos preconizados por Maxcis y Luemorwx, no los he podido encontrar en Buenos Aires. LAMINA 1 h , Lithothamnium calcareum, Partas; 4 y 10, Lithothamnium calcareum ? ] ) y ; catcareum ] ALLAS / crassa hi TZINt5 1988 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS diferencias fundamentales para la sistemática, ayudando extensamente en la delerminación especifica (1). Los géneros más importantes de algas calcáreas á los cuales nieden pertenecer los ejemplares que observamos son : Lithothamnium, Litho- phyllam, Archeeoltthothamnium, Porolithon y Tenarea. May otros géne- ros dudosos y no adoptados (2). Los dos primeros tienen especies en costra y ramificadas y se distingue en su estructura : una parte basilar ó hipotalo que envía rizoides en el substralo, y otra superior ó peritalo limitado por la corteza y la cutícula. En cortes verticales el hipotalo de Li!hothamnium está constituido por hileras horizontales de células y el peritalo por filas distintas atravesado ¿por líneas ó zonas más coloreadas; mientras que en £Lithophyllum el hi- potalo es normalmente constituído por células que forman hileras con céntricas separadas por tabiques continuos fuertemente coloreados (3). En cortes transversales Archeeolithothamnium se distingue por los es- porangios que no están agrupados en número variable en un concep- táculo, sino aislados en el medio del tejido en una cavidad de la misma forma ; esporangios y cavidades están repartidos en zonas concéntricas, zonas de esporangios ; en Lithophyllum existen zonas de conceptáculos superpuestas. Según Lemo1rxe, la extructura de Archeeolithothamnium se aproxima más á Lithophyllam que á Lithothamnium. En Porolithon la disposición tan característica de las células en todas las Melobesieas está alterada por su irregularidad, y la presencia en su interior, en puntos variables, de a dos veces más grandes que las demás y dispuestas en grupos de 3á 6 La estructura de Tenarea es nena entre Lithothamnium y Litho- phyllum. El aspecto externo de los ejemplares de Golfo Nuevo es ramificado en todo sentido en uno sólo, ó desde un centro y en costra, descansando sobre el substrato ó envolviéndolo. Hemos decalcificado pequeños trozos y hecho series de preparaciones microscópicas para determinar su posición genérica y sus caracteres es— pecificos ; la falta de espacio nos obliga á dejar para otra oportunidad una parte del material. Hemos visto sólo estructuras de Lithothamnium : sin poder constatar (1) P. Lumowne, 1/bid., pág. 13-17. (2) P. Lemorxe, Jbid., pág. 54-66 y pl. I-V. (3) P. Lemoixe, Sur la distinction anatomique des genres Litholhamnium el Lithophyllum en Comp= tes Rendus de U'Académie des Sciences, CXLVIIL, pág. 435. París, 1909. LÁMINA 1 , 8, 9 y 10, Lithothamnium calcareum, Parras; 11, Lithothamnium caleareum, Parras, f. crassa lurzisG. BOL .SOG, PHYSIS:> — T. L 14 190 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ningún carácter de los otros géneros. En los cortes verticales de los indi- viduos en costra el hipotalo es formado por hileras de células horizon— tales enredadas, más ó menos rectangulares, estrechas, alargadas en el sentido de las hileras y de mayor longitud que las del peritalo ; con ra- mificaciones que se convierten en verticales al constituirse en peritalo Ed comparables con el de las formas ramificadas. En los cortes transversales las hileras de células radiales son sueltas, con células pequeñas ovoideas, se distinguen zonas concéntricas, irregu- lares, en las que la acción de los colorantes es más ó menos intensa ; el tejido es siempre flojo y constituido por hileras de células en rosario, con las líneas coloreadas transversales de los Lithothamnium. Hemos distinguido los conceptáculos superficiales ó subinmergidos, y en su interior los tabiques de separación de los esporangios. En Litho- phyllum no existen estos tabiques y los conceptáculos tienen un sólo ori- licio para la salida de los esporos ; mientras que en Li!hothamnium son muchos. No los he podido ver como los figura Rosaxorr (1). pero en las secciones transversales he encontrado en número variable agujeros que interpreto como correspondientes á los canales que permiten la salida de los esporos. Los cortes transversales de los ejemplares ramificados figuras 3 y 7 de la lámina 1* y figuras 8 y 11 de la lámina 2*, están constituidos por hileras de células pequeñas, ovoideas, que irradian y poco sensibles á los colo- rantes. El tejido es atravesado por líneas más coloreadas é irregularmente concéntricas ; las células se continúan entre sí por una parte estrecha y son difíciles de distinguir. Estos caracteres de la estructura y otros que expondremos nos con— ducen á Lithothamnium calcareum Patas. Esta especie es ramificada y libre; también tienen especies ramificadas los otros géneros; sus ramas se extienden en todas direcciones, divergen ; es muy variable de aspecto. y talla y se puede pasar de una forma á otra insensiblemente y hasta á especies próximas (2). Partas, en 1766 describe la Millepora calcarea, pero ExLis, en 1756 ya había hecho su diagnosis y su figura que reproduce Lremorve (3) re- presenta á Lithothamnium calcareum. Uno de mis ejemplares no tan des- arrollado, que tiene con él un notable parecido, es el de la figura 3 de la (1) Rosaxorr, ex Lemoixe, /bid., pág. 59. (2) P. Lemorxe, Répartition el mode de vie du Máerl (Litholhamnium caleareum) aux environs de: Concarneau (Finistére) en Annales de L'Instital Océanographique, t. |, fasc. 1. Mónaco 1909. (3) P. Lemone, Jbid., pág. 14, fig. 4. CarLos A. MareLii : Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia 101 9 0) ( lámina 1*, cuya histología me ha permitido comprobar los caracteres de Lith. calcareum. Existe también en los ejemplares ramificados de nuestra colección cierto polimorfismo ; no obstante coinciden con la diagnosis de M:llepora calcarea : coral blanco, ramificado por dicotomia. Las pequeñas ramas se unen comunmente y se adelgazan hacia su extremidad. De ejemplares pertenecientes á Lith. calcareum, Lamarck describió dos especies en 1836: su Nullipora informis, para Lemorxe, corresponde á la forma figurada por Eris y la Nullipora calcarea recuerda las formas de Lith. calcareum que traen HarveY y Jomxsrow ; las figuras que extrae Lemorxe de estos autores concuerdan á su vez con la figura 4 y to de la lámina 1* por sus ramas finas y muy ramificadas El examen histológico me ha dado estructuras próximas de £Lith. calcareum, no obstante la duda en que nos deja su forma variable y alta ramificación que la aproximan de Lith. tophiforme UxcerR y que hemos de resolver. Kurzixs, en 1829 (1), figura una Spongites crassa, llamada por Put- LIPPr Lith. crassum : las figuras 7 y 13 se parecen en el aspecto con la ori- ginal de KurzisG, pero de tamaño menor y es una forma cas1 globosa. No puede ser puesta en duda su similitud con los ejemplares de £ith. calcareum de la forma crassa, determinados por Lemorxe y figurados en la Pl. 1 de su trabajo (2), figuras 7 y 11, representados por talos redon— deados cast esféricos, con sus ramas apretadas, que irradian divergiendo desde un centro y con un diámetro de 24 3cm.; de color rosáceo, á menudo verdoso, más claro y menos franco que en las otras formas; libres en el fondo del mar, desarrollan sus brazos alrededor del objeto que ha servido de fijación á su esporo. En mis ejemplares la coloración rosácea ha desaparecido. El carácter micrográfico de sus ramas coincide con los de £ith. cal- careum, en el hipotalo poco desarrollado, con hileras celulares rectan— gulares, á veces ovoideas, y en el peritalo formado por hileras sueltas en rosario y que comunican entre sí por partes más estrechas ; con las líneas coloreadas que atraviesan el tejido, dispuestas irregularmente y algunas veces casi concéntricas y que no se observan en las formas en costra. La parte central con pequeño aumento es limitada por una línea colo- reada ; el tejido es roto en muchos puntos, las roturas son irregulares y muy variables; no ví las zonas coloreadas. El Lith. calcareum clasificado por los hermanos Grovax con el nombre: (1) P. Lemouxe, Jbid., pág. 13-16. (2) P. Lumorse, Reparlition et mode de vie du Máerl, etc. 192 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS de Spongiles corallioides y después Lith. corallioides y cuya figura repro- duce Lemorxe, se parece á la figura 5 del primer grabado; según este au- tor la especie de CGrovan es idéntica á la de Extis y por lo demás la ob- servación histológica de nuestro espécimen corresponde con Lith. calca- reum. Todos estos autores han empleado en la descripción de estas algas las palabras: « ramas divergentes ó divaricadas » que es el carácter común de todas sus formas, lo que comprobamos con la revisación de las figuras 1, 2,3, 4, 7 y 10 de la primera lámina y las figuras 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11 de la segunda. La distribución geográfica de Lith. calcareum es la siguiente: Francia (Mancha y Costa Atlántica), Islas Británicas, Noruega, Dinamarca, Por- tugal, Marruecos, Argel, Mares Mediterráneos y Adriático. En el océa- no Pacífico: Galépagos, California: y en las Islas Orcadas, Fosrik señala en particular la forma compressa. Es una especie propia de las zonas tem- pladas. Description d'un Pandeletelus (Coleopteres Curculionides) nouveau de Buenos Álres. P rar JEAN BRETHES. Pandeleteius platensis, n. sp. Noir. les antennes ferrugineuses ; la téte est paralléle. a peine plus étroite que le prothorax, le rostre presque aussi large qu'elle, á peu pres aussi long que large, une impression transverse en avant des yeux et une ligne enfoncée longitudinale au milieu. Les scrobes sont arqués termi- nant en dessous des yeux, les antennes avec le scape qui atteint á peine le bord postérieur des yeux, le 1” article du funicule plus gros et deux fois plus long que le suivant : le prothorax est un peu plus long que large, cylindro-conique, ayant sa plus grande largeur au */, antérieur d'oú il se rétrécit assez brusquement en avant et moins brusquement en arriére ; une impression transversale au bord antérieur, s'infléchissant vers le dis- que au milieu et une autre au bord postérieur ; le disque a deux légéres élévations longitudinales séparées par une impression correspondante mé- Cartos A. MareLti : Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos 193 diane ; les vibrisses au bord antérieur au niveau des yeux constituées par des poils fauves. L'écusson est trés petit, triangulaire. Les élytres sont cylindriques, longues, (2”"”*/,) et larges (ensemble) d'environ 1”*/,, allant légerement en s élargissant jusqu'au */, postérieur quí déclive en un quart de cercle. Elles sont bien ponctuées, strices, l'intervalle 2 avec une proé- minence au commencement de la déclivité, Uintervalle 4 avec une autre au milieu de la déclivité ; les angles huméraux sont assez prononcés. Les palttes antérieures sont relativement longues, les fémurs fusiformes et gros, les tibias avec 7 denticules équidistants á leur bord interne, les den- ticules distaux légerement plus prononcés. Les écailles blanches, roussátres et noirátres quí recouvrent le corps ne forment aucun dessin précis; des groupes d'écailles blanches prédo- minant un peu á Parriére des deux élévations du prothorax, au milicu de la base de chaque élytre prés des angles huméraux, derriére les proémi- nences de l'intervalle 2 des élytres formant une ligne irrégulióre trans- verse. Long. totale : /,5 mm. Trouvé á Palermo (B* Aires) par mon aide M. AxceL Zorra. le 2 XI 1912. Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos POR EL Dr. CARLOS A. MARELLI. Entre los restos de los grandes complejos somáticos, que formaron los primitivos elementos étnicos dispersados en la parte austral de América Meridional, tenemos una serie de 178 cráneos y además huesos (1), pro- cedentes de los cementerios del Valle de Río Negro, de Patagones anti- guos, coleccionados por el Dr. Fraxcisco P. Morexo (2) y conservados actualmente en el Museo de La Plata. Estos materiales han sido en parte descriptos por el Dr. Morexo, de donde separó formas craneanas que por estudios posteriores de los auto— res se integraron con otros tipos más generales. (1) R. Lenmans-Nrrscue, Catálogo de la Sección Antropológica del Museo de La Plata. Región Patagónica, p. 55-58. Buenos Aires, 1910. (2) F. P. Morexo, Cementerios y « paraderos » prehistóricos de Patagonia en Anales Científicos Argentinos, 1, número 1, p. 2-13, Buenos Aires, 1874. 194 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Algunos cráneos fueron presentados á la Sociedad de Antropología de París (1) y no se han observado con arreglo á los métodos establecidos por la comisión internacional reunida en Mónaco en 1906 con ocasión del XII! Congreso de Antropología y Arqueología prehistórica (2). Habiéndolos medido siguiendo la anterior convención con los instru— mentos del Prof. Rawxke, observaremos sus índices craneanos en porcen— tajes, compararemos los casos más frecuentes y al final haremos una breve síntesis de sus caracteres descriptivos. En su conjunto es una serie homogénea, pero se perciben diferencias en los elementos que la constituyen, las que fueron observadas desde las primeras contribuciones generales á nuestra antropología física ; STROBEL y BurmersterR habían encontrado dolicocéfalos y braquicéfalos en Patago- nia, es decir, cráneos largos y cortos, y Vircuow dolicocéfalos, subdoli- cocéfalos y mesocéfalos. Posteriormente el Dr. Verxau (3) sobre otros materiales, ha separado varios tipos de los cráneos que no son deformados; divide á los dolicocé— falos en dos grupos, el primero de los cuales subdivide y caracteriza con su plati-dolicocéfalo de Roca, de mucha robustez con relación al otro plati- dolicocéfalo, menos robusto y con otros caracteres. Las otras formas son hipsi-dolicocéfalos 6 Tehuelches descriptos como braquicéfalos, el sub-braquicéfalo, el quinto ó plati-braquicéfalo, que tie- ne analogías faciales con el Tehuelche y el Araucano antiguo de Patago- nia. Elementos que se han cruzado entre sí produciendo mestizos. Según Verxau (4), en Río Negro ha vivido el más grande número de tipos étnicos y las poblaciones antiguas de Patagonia deben buscarse en esta región ; siendo el norte la única vía por donde han penetrado las pri- mitivas migraciones. El valle del Río Negro por sus condiciones climatéricas y sus recursos naturales, fué favorable al hombre; allí han concurrido individuos y pue- blos diferentes; D'OrsiGNY en una época reciente vió Fueguinos venidos del sud con los Patagones; también por la deformación craneana hemos podido separar algunos Calchaquíes, y la presencia de individuos con la (1) F. P. Morexo, Sur deux cránes préhistoriques rapportés du Rio Negro, en Bulletin de la so- ciété d' Anthropologie de Paris, 3, UI, p. 490-497, Paris, 1880. (2) G. Pavinitauir, Entente internationale pour Uunification des mesures craniométriques el cépha— lométriques, en Congrés international d'Anthropologie et d'archéologie préhistoriques 11, p. 377-394, Monaco, 1908. (3) R. Verwau, Les anciens Patagons, Mónaco, 1903. (4) Verxau, Ibid., p. 130-134. Carcos A. Marerit : Sinopsis craneológica de los Palagones antiguos 195 deformación aymará, comprende relaciones más remotas con pueblos de otras partes del continente americano. Este primitivo estrato étnico tiene parientes entre la población indígena viviente del Brasil; son notorias las afinidades de sus hipsidolicocéfalos con los cráneos de Lagoa Santa, y los muy posibles lazos con los primiti- vos habitantes del Deita del Paraná. El tipo paleoamericano está muy representado entre estos Patagones; TEN Kare lo notó en los Calchaquíes (1) y también halló entre los Arauca- nos (2) : dolicocéfalos y mesocéfalos que por sus caracteres se relacionan con los cráneos de Lagoa Santa, de Pontimelo, de los indios de Califor— nia, de los Botocudos y Fueguinos, descriptos por Sorex Hawsen, Rex y Denxrxer, etc.. que atribuye á descendientes de la antigua raza dolicocéfala de los Paraderos de Río Negro. Expondremos los resultados antropométricos y veremos la representa ción de sus caracteres, comparándolos con los Araucanos examinados por TEN Kate y con otros 100 Patagones más modernos, procedentes de los cementerios del valle del Río Chubut cerca de Trelew, que medimos en la Sección Antropológica del Museo de La Plata en 1909. Los observamos con los métodos comunes; para la nomenclatura se— guimos á Torrxarb en el índice cefálico y vertical, á KoLLmaAnx en el ín— dice facial, 4 Mocmr (3) en el transverso-vertical. No comparamos los ín— dices faciales que trae TEN Rare para los Araucanos, debido á que en su deducción ha tomado la altura ofrio-alveolar en vez de la naso-alveolar de la Convención de Mónaco; y en el índice fronto-parietal usamos la no- menclatura de ScHwALBE. Por su índice longitudino-transversal (cefálico) tienen la siguiente re presentación individual. Patag. antig. pd Patag. Chubut Des Araucanos Por A a A A ] H. M. ciento H. M. ciento H M. ciento Dolicocéfalos ..... O 49.1 Ll 11 21,5 9 ) 350 Subdolicocéfalos . . 15 22 21,3 14 Ah 17,6 5 I 010 Mesocéfalos ...... D 13 10,4 ( 10 18,6 6 3 7,1 NM 1 Sub-braquicéfalos, 10 2 6,9 DAS ION 20 ES m0 9.0 Braquicéfalos..... 17 4 12,1 10 LO: ONO 20 a 103,3 / y) y) (1) H. res Kare, Anthropologie des anciens habitanls de la région Calchaquie (République Ar- gentine) en Anales del Museo de La Plata, Antropología 1, p. 24, La Plata, 1896. (2) H. tex Kare, Contribution á la crantologie des Araucans argentins, en Revista del Museo de La Plata, 1V, p. 8-9, La Plata, 1893. (3) A. Mocm1, La discriminazione delle forme cranienst e il sistema del Sera en Archivio per l' Antropologia e la Etnología, XAXXVIU, fasc. 1%, p. 32, Florencia, 1908. 196 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS En los Patagones antiguos domina la dolicocefalía, los demás Patago— nes están más distribuidos para este índice, con relación á los Araucanos que son braquicéfalos; coimcidiendo con los resultados de MoreExO, TEX hare y Verxau, este último autor logró probar que el verdadero Tehuel- che no es braquicéfalo, sino más bien dolicocéfalo; los porcentajes de los tres primeros índices en la segunda serie del cuadro anterior, superan á la suma de los sub-braquicéfalos y braquicéfalos y se confirman las obser- vaciones de VERNAU. Los cráneos normales es decir que no son deformados de Patagones an- tiguos (1) son elipsoideos, pentayonoideos y ovodeos y según esta norma vertical hemos separado 38 hombres y 25 mujeres elipsoideos; 1 hombre y 6 mujeres pentagonoideos y 6 hombres ovoideos. Los Patagones del Chubut son más repartidos para esta norma geomé- trica; hemos reunido 16 cráneos de hombres y 17 de mujeres elipsoideos. y hombres y 10 mujeres pentagonoideos, 8 hombres y 5 mujeres ovoi- deos, 1 hombre y 2 mujeres beloideos, 2 hombres y 1 mujer esfenoideos y 6 hombres y 3 mujeres esferoideos ; comprobando además variaciones correlativas con el índice cefálico. Según mis observaciones en el Museo de La Plata ; los Araucanos son elipsoideos y pentagonoideos con algunos esfenoideos y esferoideos típi- cos: Sphenoides tenuis Sercr y Chomatocephalus pampaeus Serc1 (2). Los estudios sobre la morfometría del cráneo en las razas, han probado que no existen entre las variedades morfológicas separaciones definidas; debido á las variaciones individuales los elipsoideos pueden aparecer en la mayoría de los esferoideos (3); entre los elipsoideos se agrupan los Pata- gones antiguos y gran parte de los Patagones del Chubut. En los Arauca- nos pude observar este pasage insensible de los elipsoideos en esferoideos como lo expone Mochi para otras razas. Los Patagones antiguos corresponden á las formas generales Dolicomor- phus archaicus Srrc1 (4) (cráneos de Lagoa Santa), Ellipsoides tumidus SerG1I Ó hipsidolicocéfalos del Dr. Verxau (5) y algunos á Lophocephalus varians Serc1 con los cuales coinciden por sus caracteres de : Tipos largos, altos, con máxima altura posterior al bregma, un poco (1) G. Serc1, Specie e varietá umane, p. 51-60, Torino, 1900. (2) G. Sere, L'Uomo secondo le origint, Pantichita, le variaziont e la distribuzione geografica, p. 313 y p. 317, Torino, 1911. (3) Mocux, [bid., p. 11. (4) Serci, L'Uomo, etc., p. 297 y p. 321 y 322. (5) Versau, Ibid, p. 62-86. Cantos A. Margen : Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos 197 declive hácia adelante, norma vertical elipseovoidea, capacidad metrio y megalocéfala (nomenclatura de SerG1), lepto y mesoprosopía, grande anchura bizigomática, leptorrinia, mesorrinia y alguna vez platirrinia. Ó bien cráneos con norma elíptica larga, variable en longitud y an- chura, con índices de dolico y braquicefalía; conservando el tipo como en Lophocephalus vartans, cuya variabilidad alta como la variabilidad ge- neral de la serie hemos podido demostrar; de cara grande, prognata, grande anchura bizigomática, lepto-mesorrinia y grande capacidad. Difícilmente se podrán encontrar otras formas generales y frecuentes como las mencionadas. En cuanto á los platidolicocéfalos del Dr. Ver NAU, uno no es tan frecuente en Río Negro y el segundo tipo platido— licocéfalo de Roca, debe buscarse en otras partes de Patagonia y existe con cierta representación en los Patagones del Chubut. Los demás Patagones comprenden otras formas : Hypsicampylus cu— neiformis Serct (1) incluidos por Marrix entre los esfenoideos y que son hipsibraquicéfalos € hiperbraquicéfalos y Byrsowdes americanus SerG1 que pueden encontrarse tambien en Río Negro. Sin embargo hemos visto nor- mas diferentes y relaciones con el índice cefálico, que no corresponden sólo al tipo geométrico esfenoideo. Los Patagones antiguos elipsoideos oscilan desde la hiperdólico hasta la braquicefalía; los Patagones del Chubut pentagonoideos son dolico- meso y ligeramente braquicéfalos ; los elipsoideos de esta serie comprenden índices entre la dolico hasta la braquicefalía en ambos sexos; los ovoideos van desde la hiperdólico hasta la braquicefalía y los esferoideos son bra- quicéfalos. Por su índice longitudino- vertical tenemos lo siguiente : Patag. antig. Dar Patag. Chubut pos Araucanos Por MS É A E A : H. M. ciento 5b M. ciento H M ciento Camecéfalos...... 6 7 8,6 2 2 4,5 ) I 27 Wrtorétalos.'..... JM >. 26,0 2 + 00,0 vi o A A ds: o BL. sab 63 qbo 3% Hipsicéfalos 58 36 62, En las tres series dominan los cráneos altos y la hipsicefalía es la regla, comprobándose los resultados de Verxau y Marriy en los Patagones en general; todas las fluctuaciones que se notan acusan una señalada ten- dencia hacia éste índice, que se une al carácter general de cráneo estrecho en los Patagones antiguos como lo comprueban los siguientes porcenta- jes : (1) L'Uomo, etc., pág. 316 y 330. 198 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Patag. antig. Por Patag. Chubut Da» OIEA Por A AAA CT" - H. M. ciento H. M. ciento H. M. ciento Tapcinocéfalos, ... 35 2% 37,5 338 11030 78,6 4h7. 56 go,3 Acrocéfalos,...... 58 h4o 62,4 11 8 21,3 7 h 9,6 El carácter de hipsiestenocéfalo es menos acentuado en los Patagones del Chubut y Araucanos, los índices superiores á 100 tienen el más alto porcentaje en los Patagones antiguos. La formas de la cara se reparten por su índice facial superior (naso— alveolo-bizigomático) de la manera siguiente : Patag. antig. Dor Patag. Chubut Dos a E Ol a” le H. E ci H. M., > cti Cameprosopos........ 5 ) 7,8 21 g 33,3 Leptoprosopos........ 52 30. 92,1 Ja. 2187100,0 Se observa que es mayor la tendencia hacia las caras cortas en los Pa— tagones del Chubut con relación á los de Río Negro, donde es manifiesta la cara larga y en los que tiene cierta correlación con su hipsidolicoce— falía. Según su índice fronto-parietal tenemos los porcentajes que siguen : Patag. antig. Por Patag. Chubut Por PAS y a . A H. Moe Microsemos.......... NS O ES A E ES o Mesosemños. o 56 5o. 60,5 20 23 Bajo Megasemos .....0.... MLN ER, 8 E Hipermegasemos...... 2 => EA 3 1 4,0 Ultramegasemos = = == ta — — Dominan en ambas séries los indices de mesosemia y microsemia, abun- dando más las frentes estrechas en los Patagones del Chubut. El índice orbitario tiene : . Patag. antig. Por Patag. Chubut Ped Araucanos POL Tr É MU an — 3 LT" » H. M. ciento H. M. ciento 15% M. ciento Cameconquios.... a) 2 5,14 o 1,0 RÁ 1,8 Mesoconquios.... 7 4 8,0 6 EI TARO 6 2 7,2 Hipsiconquios .... 194. 48- + 80.00 48., ho. -.:88,0 lb. OO La hipsiconquia es la regla en las tres series y en ambos sexos. El índice nasal se comporta como sigue : Cantos A. Maxenit : Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos 199 Patag- antig. Por Patag. Chubut Pai A mantaans EAN AA E A A > Pa A A . 1:18 M. ciento H. M. Ciento H. M. ciento Leptorrinos ...... HOY. 16) os OE 5 19 418 Mesorrinos....... ARO 18 10 77 21 7 34,5 Plalirrinos. ....... 11 10 18,8 10 10 20,4 3 18 19,0 Hiperplatirrinos.... 1 1 1,4 = 1 150 1 Ah 4,5 Las mayorías estan constituidas por índices leptorrinos y mesorrinos en todas las series. Y por el índice palatino resultan : Patag. antig. Patag. Chubut Por Por ¿o E AAA 15 M. ciento H M. ciento Leptoestafilinos....... ADOS DS0 du ¿307 07330 Mesoestafilinos ....... 6 5 19,0 13 8 22,1 Bruquiestafilinos...... 12 A 3 1 4.21 Los caracteres descriptivos de los Patagones han sido expuestos en ge- neral por Versau y Martix. La serie se reparte entre cráneos normales y deformados ; la deformación aymará se halla presente en 46 individuos, es la más perceptible y les da un aspecto característico, ejerciendo además cierta influencia sobre los índices craneanos. Observé el aplastamiento posterior en 8 cráneos, que es muy común en los Patagones modernos. En otros casos las deformaciones han dejado solamente rastros, por las asimetrías del hueso occipital, los hundimientos - de los parictales en el trayecto de la sutura coronal y de la parieto-tempo- val en 20 individuos. Los números 153 y 182 del antiguo catálogo, tienen una deformación muy semejante á la de los Calchaquíes y también hemos observado crá- neos plagiocéfalos. La cresta sagital que corre antero-posteriormente sobre el hueso fron- tal, muy frecuente en los Fueguinos es bien manifiesta en 5 cráneos. El hundimiento del pterion lo anoté 6 veces á la derecha, 5 á la 1zquier- da y á ambos lados en 16 individuos. El pterion en K lo he visto una vez. Registramos el processus parietalis squamae temporalis cuatro veces por el lado derecho y cinco á la izquierda y una vez la sutura metópica. El toraus occipitalis tiene un desarrollo muy acusado en los Patagones modernos ; lo hemos visto y veces en los de Rio Negro; también la pro- tuberancia de la escama es menos frecuente en estos últimos. El os epactalis lo anoté tres veces y el os apicis squamae una vez. El prognatismo alveo-dentario y facial es poco frecuente ; lo hemos visto acusado en 12 cráneos ; y en 64 individuos la catarrinía de las fosas nasales. 200 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS Las fuertes arcadas superciliares, que se integran en la constitución cra- neana de los Patagones, en 38 casos es algo menos frecuente que en otra serie donde la he visto 40 veces. Las suturas son simples; los cráneos tienen anomalías anatómicas : hallé en 8 ejemplares los restos del tercer cóndilo y en uno los procesos paramastoideos. El desgaste de los dientes es común y oblicuo en el maxilar ; la mandí- bula en general falta y las pocas presentes son gráciles, no macizas como en los otros grupos; son poco manifiestas la inserciones musculares y menos visibles que en los demás Patagones, alcanzando los planos tem- porales algunas veces un fuerte desarrollo en extensión. Conveniencia de establecer un parque natural en los alrededores de Buenos Álres roR M DOELLO-JURADO Profesor de Zoología en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario Las transacciones comerciales en terrenos en los alrededores de Bue- nos Aires, tan activas desde algunos años acá, concluirán dentro de poco tiempo con los escasos y reducidos sitios naturales que iban quedando. Algunos años más, y será necesario hacer un viaje de varias leguas para poder ver un monte de ceibos ó de curuptes. Todo esto es obra del progreso, y como tal incontrarrestable en su avan- ce. Pero precisamente á causa de ello, debería hacerse algo por conservar un pedazo de la naturaleza primitiva de Buenos Aires, de la cual las gene- raciones futuras no tendrán la más remota idea. Los intereses comunes, ó más bien dicho los de los comerciantes en terrenos, no se perjudicarán demasiado con que arranquemos una fracción de tierra al furor de sus especulaciones. Lo mismo se hace, por lo demás, corrientemente, aun en las naciones europeas de territorio reducido. Las autoridades y los simples particulares se preocupan por conservar ciertos parajes fuera del alcance de las modificaciones que el hombre pudiera introducir. Bien es cierto que se trata en general de sitios particularmente pintorescos, ó no— tables por algunos de sus aspectos. Nuestra naturaleza, en cambio (la de M. DorLLo-Jurabo : Conveniencia de establecer un parque natural 201 los alrededores de la Capital) no tiene en su monotonía aquellos caracte- res salientes; pero, tal como es, no deja de ofrecer aspectos hermosos, — sin hablar de la belleza, más subjetiva que real, de la pampa. Sobre todo, si no tiene nada de maravilloso, es siempre interesante, y su inle- rés reside, precisamente, en ser así como es, y no de otro modo. Para nuestra Historia Natural, desde cuyo punto de vista encaramos el asunto, ésta sola sería una razón suficiente para desear vehementemente que nuestra naturaleza se mantuviese en algún sitio relativamente inalte- rada. Toda historia necesita documentos, y los de la Historia Natural no están sólo en los museos y gabinetes. sino, y principalmente, en la na- turaleza misma. Mantengamos, pues, cerca de nosotros, ese archivo vi- viente en que los documentos vienen á inscribirse por sí solos, y anote- mos prolijamente los cambios. Llevemos el laboratorio á la natura- leza, pues siempre será más fácil que hacer entrar la naturaleza en el laboratorio. Pero para este fin —se nos dirá — existen en el país lugares mucho más apropiados que los que puede ofrecer la ribera del Plata. Efectiva- mente, y por suerte existe el proyecto, muchas veces recordado, de con— vertir en parques nacionales las espléndidas regiones del Nahuel-Huapí y del Iguazú (1), idea que ojalá se lleve á cabo. Pero aquellas regiones ale- jadas de los grandes centros de población. no se prestan por hoy al mis- mo objeto. En efecto, es necesario que la región elegida esté próxima á la Capital Federal, pues en ésta es donde reside el mayor número de na— turalistas, profesores y estudiantes, quienes serán, desde luego, los más interesadcs en poder visitarla con frecuencia y sin mayores molestias. Así, pues, convendría que el lugar elegido no estuviera á más de una hora de tren de la Capital. Pero convendría también, por otro lado, que el paraje fuera suficientemente apartado y despoblado como para que sus condiciones naturales no se hallasen mayormente alteradas, ni sujetas á estarlo en breve término. Tendría además la ventaja, para el caso en que fuera necesario adquirir con este fin una fracción de terreno, de que el precio de éste se mantiene en tales lugares relativamente bajo. Por todas estas razones cremos que el sitio más adecuado sería Punta Lara (F. €. S., ramal á la Ensenada). Los bosques ribereños del río de la Plata conser— van allí casi integramente su estado natural, y en general, el conjunto de la vida animal y vegetal es muy variado é interesante. Pero dejando de lado la elección del lugar, cosa por ahora prematura, (1) Véase E. Aurrax, Les pares nationauz argentins, en Bol. Minist. Agricalt., t. VI, N* 1-2, pág. 3. Bs. As. 1907. 202 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS nos permitiremos decir dos palabras sobre el interés biológico que pre- sentaría la realización de este proyecto. En primer lugar, el contacto frecuente y directo con los diversos organismos del lugar, nos familiari- zaría bien pronto con su etología. Su régimen de vida, alimentación, reproducción, etc., podrían ser así más fácilmente estudiados y como las especies que en él habitan son las mismas que viven en una extensa zona del país, las observaciones hechas sobre ellas serían, en general, extensivas á los otros lugares, y su interés, pues, no meramente local. Y no es ne- cesario agregar que tales datos, aun en lo referente á especies de las más comunes, son escasamente conocidos entre nosotros. Por otra parte, sería interesante, desde el punto de vista puramente bio- lógico, comprobar los cambios que un sitio natural, ¡ibrado exclusiva= mente al juego de los ageñtes naturales que lo han modelado tal como es, experimenta en el transcurso de los años. Tal especie, que hoy es su- mamente común, será muy rara dentro de quince Ó veinte Ó cincuenta años; tal otra, hoy rarísima, será entonces muy común. Entretanto, una tercera especie ha seguido un desarrollo paralelo ó inverso con aquélla ó con ésta. ¿En qué grado estas variaciones se ligan? ¿Cuál es el equilibrio que las diversas formas allí vivientes han establecido entre sí» ¿En qué forma tal equilibrio varía ó se altera con el tiempo? Tales, y otras mu- chas observaciones, completamente análogas á las que pueden hacerse y se hacen, en otros lugares y circunstancias, podrían tener, conveniente- mente sistematizadas, un interés mucho mayor, desde que los términos de comparación en el espacio y en el tiempo serían mucho mejor conocidos. Sería éste, pues, un campo de experimentación, por decirlo así, en que el experimentador fuese la naturaleza misma. Es claro que todas estas observaciones, empezando por la enumeración y descripción de los organismos que habitan la región, tendrían que constar en una publicación especial. redactada por las personas que qui- siesen tomar sobre sí la tarea. La cual sería, como comprenderá cual- quiera que haya trabajado algo en esta materia, bastante larga y difícil, y requiriría por sí sola quizá unos cuantos años. Por este lado, el proyecto ofrece otro aspecto no menos interesante, y es el de su utilidad didáctica. Es sabido que en nuestros establecimientos de enseñanza secundaria y normal, y especialmente en los de la Capital Federal, no se estudia la Historia Natural en la forma que cuadra al ca— rácter de esta asignatura. En algunos, muy pocos casos, se dan clases prácticas, pero aun esto no suple completamente al estudio que puede y debe hacerse sobre el terreno, á las excursiones por los campos, los bos- ques y los arroyos. Causas diversas y poderosas dificultan, como se com- M. DorLLo-Jurabo : Conveniencia de establecer un parque natural 203 prende, la realización del estudio en esta forma. Por una parte las difi- cultades materiales (magnitud de las distancias y, por lo tanto del tiempo de que debe disponerse); por otra, razones de orden personal por parte de los profesores, quienes en la gran mayoría de los casos no estarían dispuestos, aun cuando los inconvenientes materiales pudieran allanarse, á dedicar un día ó un medio día á tales excursiones, de cuya utilidad no están tal vez plenamente convencidos. Pero dejando de lado estos casos, y poniéndonos en el de los profe- sores que pueden y quieren hacerlo, surge entonces una dificultad de otra indole, y es la falta de una obra práctica que les sirva, á profesores y alumnos, para determinar con facilidad las diversas especies de animales y plantas que observan ó recogen en sus excursiones. Tal determinación no es siempre absolutamente imprescindible, ni constituye, por otra par- te, la finalidad única de estos paseos de estudio. En muchos casos basta— rá, para los fines didácticos, conocer sólo la familia á que tal ó cual ejemplar pertenece ; pero muchas veces es útil, y algunas necesario, sa- ber de qué especie se trata, para poder referir á ella las observacio- nes hechas por otros Ó para comparar su anatomía con la de una espe- cie conocida, etc., Ó simplemente para tenerlas clasificadas en una colección. Para llegar á este resultado, en la actualidad se tropieza con dificulta- des tan grandes que bastan para arredrar á los más entusiastas. No puede exigirse que cada profesor de Historia Natural sea un especialista en cada uno de los grupos, como tendría que serlo para poder pasar dela determina- ción de las especies de peces Caracinidos, por ejemplo, á la de los gusa- nos Oligoquetos y de éstos á las plantas Compuestas, en cuyas inflores- cencias revolotea un mundo de Diípteros, y luego á las algas micros- cópicas del plankton, para saltar de allí á los pájaros Furnarinos en cuyo estómago encontrará multitud de Carábidos ú otros escarabajos, ebBu: Existen, sobre todo en Botánica, varias obras valiosas, que pueden ser- vir de base para una como la que hace falta. En Zoología estamos en situación aún más desventajosa. Para algunos grupos hay trabajos igual- - mente valiosos y aprovechables para este fin, pero en general ellos se re- fieren á categorías reducidas, sólo á órdenes ó familias del Reino Animal del cual representan una ínfima parte. Tanto para la Flora como para la Fauna (nos referimos siempre á la de los alrededores de la Capital) los trabajos existentes, ó son demasiado sucintos, ó demasiado especiales y por lo tanto de manejo difícil no sólo para los alumnos sino también para los profesores. Otros, en cambio.,. 204 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS concebidos en un plan práctico, han quedado truncos, habiéndose inte- rrumpido su publicación, probablemente para siempre (1). Obras semejantes á ésta cuya necesidad tanto se hace sentir entre nos- otros, sobre todo para los fines de la enseñanza. existen como se sabe en Europa en número crecidísimo, y cada ciudad, aun de mediana impor- tancia, tiene su fauna y su flora locales. Y se explica, pues quien tiene lo más tiene lo menos. Con la ayuda, pues, de una guía ó manual de esta índole, destinado especialmente á la región que se fuera á convertir en «parque natural », pero que podría servir, con pequeñas variantes. para cualquiera otra zona de los alrededores de Buenos Aires, los profesores podrían realizar con sus alumnos excursiones realmente provechosas, y á la vez mucho más entretenidas. Es evidente que tal obra no podría ser, desde su comienzo, completa ; pero bastaría con que contuviera al menos las especies co- munes de cada una de las clases de ambos reinos orgánicos, y luego, en ediciones posteriores, se iría completando. Los institutos donde se da una enseñanza especial de las ciencias natu - rales, tales como la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires, el Departamento de Ciencias Biológicas del Instituto Nacional del Profesorado y la Facultad del Museo de La Plata, quizá vieran con sim- patía esta idea, que podría encontrar en ellos excelentes colaboradores, tanto entre los profesores como entre los alumnos. Se abriría así un vasto campo donde educar y desarrollar el espíritu de observación de los estudiantes. En efecto, los jóvenes nacidos y criados en ciudades como Buenos A1- res, no tienen oportunidad de observar de cerca la naturaleza tal como se presenta en los campos y los bosques, y por lo tanto, aunque tengan vocación para esta clase de estudios científicos, no pueden formarse ver- daderos naturalistas, Ó, por lo menos, field-naturalists. La diminución de esta clase de investigadores es un hecho perjudicial para el desarrollo armónico de la ciencia, y por desgracia parece que se generaliza cada vez más. En este resultado tiene parte, sin duda, la evolución natural de las ideas científicas ; pero quizá la parte principal corresponde á la moda, que desempeña un papel importante, aun en los dominios de la ciencia. Ya lo notó Giarp, con su habitual penetración, cuando en su Édu- cation du Morphologiste, á que hemos hecho ya referencia en este Bo- letín (2), trata esta fase del asunto: «.... Hay en todo adolescente un (1) CL; Preis, NG, 31, pig 63. (2) Pnxsis, No 1, t. IL, pág. 59-62. Agreguemos acá que, en el citado artículo, Grarp en- M. Dorro-Jurano : Conveniencia de establecer un parque natural 20) hombre de sport y un coleccionista en germen. Á esta doble tendencia la práctica de las ciencias naturales da la más completa y la mejor satisfac- ción. Los ejercicios físicos que la busca de los materiales de estudio hace necesarios... constituyen los elementos de una excelente cultura corpo- ral (1). El examen de los objetos recogidos vivos, en su plena actividad etológica. su preparación, su determinación por comparación con las formas ya clasificadas en colecciones, es la más sana de las distracciones, al mismo tiempo que da al espíritu cualidades de orden, de discernimien- to, de estética visual, susceptibles de aplicaciones numerosas en los do- minios más diversos del arte y de la ciencia. Un snobismo lamentable ha desunido hoy este conjunto educador tan admirablemente fecundo... El resultado inmediato de esta enojosa disyunción es la desaparición, cada día más acentuada, de esos investigadores tan interesantes que los ingle- ses designan con el nombre expresivo de field-naturalists, que podria traducirse por « naturalista al aire libre ». Entre ellos, sin embargo, se reclutan útiles auxiliares de la Biología... franco-tiradores de la ciencia que han proporcionado más de una vez importantes descubrimientos, que han enriquecido siempre la cosecha de hechos particulares que sir— ven de base á las más altas especulaciones. » He aquí, precisamente, á uno de esos naturalistas, W. H. Hunsox, argentino de nacimiento, autor de interesantísimos trabajos sobre las costumbres de nuestros mamiferos y aves, escritos con sentimiento de artista y con aquel agudo espiritu de observación que ya llamó la aten— ción de Darwix (2), que se lamenta con amargura de la desaparición de los más característicos elementos de la flora y la fauna de la pampa ante el rápido avance de la inmigración. Al final del primer capítulo de su libro Un Naturalista en el Plata (3), dice Hunsox, en efecto: «... Las especies que son exterminadas, no sólo en Sud América sino en todas partes del mundo, no presentan. que sepamos. signo alguno de decaden- cia. Son eslabones de la cadena, ramas del árbol de la vida, con sus ral- ces en un pasado inconcebiblemente remoto; y, á no ser por nuestra tiende por morphologiste, ó morfólogo, lo mismo que corrientemente se entiende por naturalis- ta, como él mismo lo dice al comenzar, de modo que la substitución del nombre no parece justificada. (1) Ideas análogas han sido predicadas entre nosotros por el profesor Dr. HormberG, tanto en sus clases, como en su original é instructivo librito El joven coleccionista de Historia Natural, publicado por el Ministerio de Instrucción Pública. (2) Origin of Species, capit. VIIL, pág. 334-5, á propósito de las observaciones de Hubsox sobre los hábitos de nuestros Tordos. (3) Ch. I (The desert Pampas) pág. 29. BOL. SOC. PHYSIS. — T. I 15 206 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS intervención, continuarían floreciendo y alcanzarían más allá, á un futu- ro igualmente distante, retoñando en formas más elevadas y más hermo- sas y causando la alegría de innumerables generaciones de nuestros des— cendientes. Pero nosotros no pensamos en nada de esto. Sólo queremos satisfacer nuestra ansia de destrucción, aunque al hacerlo « arruinamos la obra del tiempo », no en el sentido en que el pocta usaba estas pala— bras, sino en uno más verdadero y más amplio, é infinitamente más triste. Sólo cuando esta furia sportiva se haya extinguido, cuando ya no queden más animales de las clases superiores, — mamiferos y aves, — sólo entonces se apreciará la pérdida que hemos ocasionado á nuestra heredad... No es de esperar que la posteridad se sienta satisfecha con nuestras monografías de las especies extinguidas y con unos cuantos huesos condenados á volverse polvo y algunas plumas desteñidas, que posiblemente se conservarán por una media docena de siglos en algún museo excepcionalmente bien situado. Por el contrario estos restos lúgu- bres servirán sólo para hacerles lamentar su pérdida... » Esta es la opi- nión del field-naturalist. Será también seguramente la del simple ama- teur y la de cualquier persona ilustrada que reflexione con interés sobre el asunto. Aun cuando la obra descriptiva de que hablábamos, no pudiera por cualquier motivo llevarse á cabo, siempre sería un resultado satisfactorio el de obtener el establecimiento de este « parque natural » en las inme- diaciones de Buenos Aires. En un país que posee tantos millares de kiló- metros cuadrados de territorio, no parece mucho pedir que se destinen unas cuantas hectáreas con este fin. Convencidos de ello, varios miembros de esta Sociedad hemos ideado el proyecto que aquí dejamos esbozado, y nos consideraremos satisfechos con poder contribuir á su realización. Buenos Aires, marzo de 1913. Crónica Y BIBLIOGRAFIA 207 CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA Ley nacional sobre yacimientos paleontológicos y arqueológicos. El Congreso ha aprobado en sus sesiones extraordinarias, en el mes de febrero ppdo.. un proyecto de ley presentado anteriormente por el dipu- tado Dr. Gowxer, por el cual se declaran propiedad de la Nación los prin- cipales yacimientos de fósiles y antigúedades. El interés que en el (zobierno ha suscitado este asunto, se revela en el hecho de que el proyecto haya sido incluído entre los que el Congreso debía tratar en sus sesiones de prórroga, durante las cuales, como deci- mos, lo ha aprobado. El texto de la nueva ley es el siguiente : «Art. 1”. — Se declara propiedad de la nación las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de interés científico. «Art. 2%. — Nadie podrá utilizar ó explotar ruinas ó yacimientos sin permiso del Ministerio de Justicia é Instrucción Pública de la Nación, asesorado por la dirección del Museo Nacional de Historia Natural. «Art. 3. — En caso que la conservación de las ruinas implique una servidumbre perpetua, el Estado indemnizará á los propietarios del te- rreno en que se encuentren las ruinas. «Art. 4”. — Los permisos para las exploraciones sólo podrán ser con— cedidos á instituciones científicas del país ó del extranjero que comprue- ben que las llevarán á cabo con propósitos de estudio y sin fines de es— peculación comercial. «Art. 5”. — Sólo será permitida la exportación de objetos duplicados según informe de la dirección del Museo Nacional de Historia Natural. «Art. 6. — Todo objeto único no representado en los museos nacio- nales quedará á favor del mismo como compensación del permiso conce— dido, entregándose al explorador un modelo del objeto único. «Art. 7”. — El Estado podrá expropiar los objetos arqueológicos, antro- pológicos y paleontológicos que se hallen en poder de particulares y que se estime necesarios para el enriquecimiento de los museos nacionales. » Fundando su proyecto, dijo el diputado Gonxxer, entre otras cosas, que «existen, aparte de las riquezas minerales, otras de un valor inapreciable para la ciencia. Me refiero á los fósiles, que la acción eterna de la trans 208 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS formación y de la evolución del universo ha ido depositando en las capas geológicas de la tierra. Desde el más simple infusorio, desde el vegetal más primitivo, que en transformaciones sucesivas puede ir hasta comple- tar un organismo de los más complejos, se encuentran escalonados en las entrañas de la tierra y constituyen verdaderos documentos con los cuales puede reconstituirse el progreso de la vida en el planeta. Estos bienes, estas riquezas, no pertenecen al dueño de la tierra ; pertenecen y deben pertenecer al Estado. » «En la República Argentina, sin embargo, excepción hecha de la pro- vincia de Buenos Aires, no existe ninguna ley que reglamente el ejercicio de esas exploraciones. Más aún, cualquiera persona se cree con derecho a hacer exploraciones en la tierra, en los cauces de los ríos, en las laderas de las montañas, y á apoderarse de todo lo que allí encuentra. Y esto, que no sería ilegítimo si estuviera bien reglamentado, y que. aun más, podría estimularse si fuera con un espíritu científico, está entregado á merced de los primeros exploradores que quieran sacarlo. » «Á evitar esto tiende el proyecto que he tenido el honor de presentar a la consideración de la cámara con algunos señores diputados. » Como se comprende, el espíritu de la nueva ley no es el de poner trabas á los investigadores científicos que particularmente dediquen su actividad hacia estos estudios. Tiende á evitar los abusos de los es- peculadores comerciales, y sobre todo de las expediciones Ó empresas extranjeras que vienen al país como á una tierra sin dueños, donde no se requiere pedir permiso para llevar toda clase de objetos de historia natural que se consideren interesantes. Cuando tales expediciones ofrezcan sufi— cientes garantías de seriedad, no se les negará seguramente el permiso que soliciten, antes por el contrario, se las favorecerá con toda clase de facilidades, como se ha hecho en muchas ocasiones, ya que sus resul- tados han de contribuir, en mayor ó menor grado, al conocimiento de nuestra naturaleza. Pero el gobierno tiene derecho á saber qué hacen estas expediciones, y qué es lo que llevan. Y puesto que él costea instituciones científicas destinadas á tales investigaciones, justo es que sean éstas las que se beneficien primeramente de los descubrimientos hechos en el terri- torio de la república. Ha pasado ya, como se ve, la época en que Rosas obligaba á un naturalista argentino, el Dr. F. J. Muñiz, á regalar su colección de fósiles á los museos extranjeros (1). Juzgada desde este punto de vista, la ley es perfectamente razonable. Pero falta ahora su complemento necesario, á que alude de paso el señor (1) Cf. Amecuixo, Mamiferos fósiles de R. A., pág. ye Crónica Y BiBLIOGRAFÍA 204 diputado autor del proyecto, esto es, el estímulo á los que en-el país quie- ran ocuparse, con fines científicos, de estas investigaciones. Está bien el evitar que los objetos únicos ó de gran valor salgan del territorio ; pero asegurémonos entonces de que serán debidamente estudiados dentro de él. De lo contrario habremos hecho obra muy patriótica, pero poco cien— tífica. Es preferible para la ciencia, cuyos intereses son universales, que un objeto procedente de la Argentina esté bien estudiado y descripto, en cualquier museo del mundo, y no que permanezca ignorado en nuestro suelo Ó guardado en museos á los que no se dota de recursos suficientes para realizar su misión de un modo completo. Evitemos, pues, que llegue el caso de que los intereses del Estado pue- dan ser contrarios á los de la ciencia. Y uno de los medios de evitarlo es, como decíamos, facilitar los medios de realizar investigaciones científicas, ayudando, sobre todo, á las iniciativas privadas cuando lo merezcan y lo necesiten, porque de ellas siempre puede esperarse algo. Al adoptar esta ley, el país contrae, pues, un compromiso ante el mundo científico. Sólo el tiempo puede encargarse de decir si ha sabido cumplirlo. La Dirección. Las obras y la correspondencia de F. Ameghino. Por decreto de fecha 17 de diciembre de 1912 (1), el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, por su Ministerio de Obras Públicas, ha re- suelto hacer imprimir por cuenta del Estado las obras completas, publi- cadas é inéditas, del Dr. F. Amecnixo, así como su correspondencia de carácter cientifico. a provincia de su nacimiento se adhiere así en la mejor forma en que podía haberlo hecho, al homenaje tributado en toda la República al ilus- tre paleontólogo. Esta laudable empresa podrá realizarse gracias á la ce- sión hecha por los señores D. Juax y D. CarLos AMEGHINO de todos los derechos que pudieran corresponderles como herederos de su finado hermano. La dirección de la obra ha sido encomendada por el mismo decreto al Sr. AnrreDO J. TorcELLt. Para facilitar la compilación de la correspondencia, el citado señor re- (1) Bol. Oficial Prov. Bs. As., año 111, N* 625, 20 de diciembre de 1912. 210 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS partirá, ¡juntamente con el tomo primero de las Obras, una circular diri- gida á las personas que hayan sostenido correspondencia con ÁMEGHIMO, pidiéndoles una copia de las cartas de él que poseyesen. Reproducimos enseguida un extracto de la citada circular, dirigida á los naturalistas extranjeros : Note au sujet de la correspondance de F. Ameghino Messieurs les savants de Pétranger quí possederaient des lettres de feu le Dr. F. Ameghino sont priés par le présent avis, de bien vouloir en envoyer copie a Uadresse suivante : Direction des «ceuvres compléetes de F. Ameghino Winistere des travaux publics La Para (Argentine.) Sociedad Physis. Reorganización de la Comisión Directiva. En su reunión del 4 de enero del corriente año, esta sociedad resolvió proceder á la reorganización de su comisión directiva, constituida hasta ahora por sólo tres miembros, aumentando este número á siete. Al mis- mo tiempo se decidió adelantar la elección de la nueva comisión, siendo el término de la anterior hasta el 16 de febrero de 1913, á causa de que su presidente debía ausentarse del país en los últimos días del citado mes de enero. Verificada la elección en aquella reunión, y completada en la del 1” de marzo. la actual comisión ha quedado constituida en la siguiente forma : Presidente, J. M. ve ta Rua ; vicepresidente. CarLos A. MareLLI; se- cretario del Boletín, M. DoeLLo-Jurabo ; secretarios de la Sociedad, Juax José Nácera y Cantos LizeR ; tesorero, A. Braxcmt Liscuerri ; adminis- trador del Boletín. José CARBONELL. Se resolvió además, que en adelante la fecha para la renovación de la comisión directiva sería el 1” de julio de cada año, aniversario de la fun- dación de la Sociedad, y que la presente comisión duraría en sus fun— ciones desde el 16 de febrero de 1913 hasta el 1” de julio de 1914. Aprovechando el viaje que su presidente el Dr. J. M. ve La Rua debía efectuar á Norte América é Inglaterra por el corriente año, la Sociedad CRÓNICA y BIBLIOGRAFÍA 211 resolvió confiarle su representación ante las universidades, museos é ins- titutos similares de aquellos países, á efectos de establecer el canje de las publicaciones respectivas, y, en general, de estrechar con ellas relaciones científicas. El Dr. be za Rua se halla actualmente en los Estados Unidos, donde ha tenido ya oportunidad de realizar, en parte, su misión, con resultados satisfactorios. Cambics en el medio ambiente de la vida durante el cuater- nario, por Bauer Wiiis. Actas del XVII Congreso de Americanis- tas, pp. 125-133. Es una síntesis de los efectos extremos de transformación del mundo físico durante la época cuaternaria, para explicar la evolución del hombre hasta ser hombre, que como dice el autor se ha elevado tanto sobre los demás seres vivientes y no le queda enemigo alguno á quien temer, sino á sí mismo. La Argentina durante largas épocas, fué caracterizada por sus llanuras, y se parece bajo este aspecto á Rusia, Siberia y á las llanuras tanto de la India Asiática como del Canadá y de las partes centrales de los Estados Unidos. Pero hay regiones que en otros tiempos fueron planicies y ahora son montañas. Al oriente de Estados Unidos eleváronse durante el plioceno las montañas que tie— nen la elevación actual y al occidente alcanzaron su máxima altura en el cuaternario ; las grandes cadenas de la China, de Europa : los Carpacios, Apeninos y Alpes llegaron á sus máximas elevaciones durante el plioceno superior y el cuaternario. Hubo, pues, un cambio entre la uniformidad de las tierras bajas que en el terciario medio representa la época en que los continentes no eran muy montañosos y la diver- sidad actual de las tierras altas, que empezó en diversas regiones durante el mioceno y el plioceno, culminando en el cuaternario. Estos cambios geográficos tuvieron por consecuencia grandes variaciones climatéri- cas : en el terciario intermedio el clima del globo entero fué casi uniforme. Las zonas tropicales no fueron tan cálidas y las zonas árticas y antárticas no eran tan frías. Pero la elevación de los continentes y montañas produjo efectos físicos y químicos que mo- dificaron las condiciones climatéricas generales y locales. Las zonas polares y templadas del hemisferio boreal se enfriaron y empezó la formación de glaciares en Europa y Norte América; en Asia el clima volvióse seco, aunque frío y no cayó nieve. En el hemisferio austral se produjeron cambios hacia temperaturas más bajas, pero debido á la influencia niveladora del océano la formación de glaciares empezó más tarde. La elevación extrema de las cadenas de montañas y las diferencias extremas de clima son características del período cuaternario, mientras que la elevación casi nula ó mode- rada de las tierras y la uniformidad casi completa de los climas son típicos de la época terciaria. En Europa septentrional como en el norte de América el avance más antiguo de un glaciar continental es considerado como el principio del cuaternario, y el fin del plio- ceno marcado por los depósitos glaciales más antiguos. Al sur de estos depósitos se puede identificar la misma distinción por el cambio de faunas entre el plioceno más 212 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PH)1SIS cálido y la época glacial más fría. Pero hay depósitos inmensos que no son ni glaciales, ni fosilíferos; la formación de Lafayette en Norte América es un depósito fluvial enor- me, se parece al pampeano por su origen y carácter. En Asia no hubo glaciación pero las variaciones en el clima de húmedo y suave en frío y seco, convirtió sus terrenos en arena y en ese polvo de arcilla que constituye el loess de la China. Con los cambios de clima hubo, pues, formación de glaciares y contemporáneamente ó no depósitos polvo- rientos, no habiendo desempeñado los glaciares sino un papel secundario. Hubo no obstante condiciones comunes en Europa, Asia y Norte América, las rocas subyacentes á las tierras bajas de la época terciaria se deshicieron y cuando desapareció la vegetación los restos transportados y depositados por los glaciares ó por los vientos, dieron lugar á productos similares en los diferentes procesos; los materiales de la for- mación pampeana tienen en parte un origen similar. Otras variaciones de carácter menos intenso, seguidas de cuatro á cinco alternativas de fríos precedieron al cambio climatérico particular que ocurrió en Europa y América del Norte y que es considerado como demarcación del principio de la época cuaternaria que fevoreciendo la glaciación y seguido de condiciones más templadas permitieron á las faunas y floras emigrar más hacia el norte en países de donde se habían retirado los hielos. La influencia que han tenido estos acontecimientos sobre las faunas terrestres fué inmensa, los animales grandes que no podían emigrar, incapaces de adaptarse á las nuevas condiciones se extinguieron; pero los seres de cuerpo más pequeño y de cere- bro más desarrollado pudieron adaptarse ó inventar medios de defensa contra las con- diciones adversas ó emigrar y entre éstos figura el hombre. Los animales y plantas que vivían en los valles ó en las llanuras de la Siberia, no encontraron vía de escape cuando el frío llegó del norte y se extinguieron. En el norte y centro del Asia tan sólo encontramos las formas de vida más robustas. Las condicio- nes topográficas de Europa oriental se parecen á las del Asia, las risueñas llanuras de Francia lo mismo que las costas de España é Italia, constantemente bañadas por el sol, ofrecían un refugio donde se retiró la vida y pudo mantenerse y es allí donde se han encontrado algunos vestigios muy antiguos del hombre. En la América del Norte el hombre parece haber puesto pie en ellas sino en una época reciente, después de haber llegado á la virilidad en otros continentes. La Amé.- rica del Sur también se ofrece abierta á la migración de sur á norte. Pero no estuvo jamás expuesta á esos cambios extremos de temperatura que ejercieron tanta influencia en la vida en el hemisferio boreal. La glaciación se restringió al extremo sur ó á la cordillera y las condiciones climatéricas parecen haber sido relativamente uniformes en la parte oriental del continente. ¿ Cuáles son los fenómenos que estimularon el desarrollo progresivo del hombre ó de su precursor ? ¿Fué la oportunidad de continuar su vida en condiciones establecidas, en medio de las cuales había vivido tanto tiempo la raza de sus antepasados > ¿Ó bien, fué el impulso intenso de la necesidad, el que preparó la evolución incons- ciente y dirigió su inteligencia hacia la vía consciente del perfeccionamiento ? Con estas reflexiones concluye el Sr WiLtis sin pretender resolver la cuestión ; pero, quizás, señalando la arena donde antropólogos y geólogos puedan lanzarse para bien de sus respectivas especialidades. — €. A. M. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 213 Sobre cerebros fósiles de la fauna argentina, por CHRISTFRIED Jako. Actas del XVII Congreso de Americanistas, pp. 134-142, con 2 pl. No hay entre nosotros trabajos 'de esta naturaleza sobre la fauna argentina, siendo indispensables para la biología comparada general como para la paleontología y zoolo- gía; ahora que el sistema esqueletario es solamente un factor secundario en la biología, que depende enteramente de la formación y función de los órganos blandos (muscula- tura, vísceras, cerebro, etc.), siendo estos últimos los dominantes y primordiales que deberán servir como bases definitivas de clasificación. El Prof. JaxoB estudia : 1? las medidas absolutas y el peso aproximado; 2% los ner- vios basales (olfatorio, óptico, trigémino, vago-facial); 3” los hemisferios y surcos; 40 el cerebelo; 5 las formaciones basales y bulbares de los géneros fósiles Megathe- rium, Lestodon, Scelidotherium, Grypotherium, Glyptodon, Toxodon, Typotherium, Pachy- rucos y Proterotherium. « Estos edentados presentan tipos variables pero uniformes, en ellos existe ya alta diferenciación del neopallium (Megatherium, Lestodon, Scelidotherium). Siendo inferio- res el Grypotherium y el Glyptodon que representan el tipo macrosmático del Dasypus actual, asemejándose los otros en parte á Bradypus (Megatherium) y á Myrmecophaga (Lestodon). Toxodon por su desarrollo hemisférico es superior á todos, acercándose á las formas del elefante, y es distinto de éste por su escaso desarrollo cerebeloso. "Todas estas formas son macrosmáticas y macrotrigeminales (herbívoros). El cerebelo es alta- mente diferenciado (excepto Towodon) y comparable á los tipos más superiores actua- les. La mayor parte son mesópticos ó directamente microópticos como los actuales edentados con excepción de Megatherium y Toxodon. Los dos Typotheria representan tipos completamente análogos á los actuales roedores y mi con los ungulados ni con los simios existe la mínima analogía. Proterotherium representa un tipo semejante á actua- les ungulados americanos. « Todos son tipos evolutivos dentro del plan que se realiza en la fauna actual. Resulta también que la porción filogenéticamente antigua del cerebro es el aparato olfatorio, siguiendo después el trigeminal y recién después el óptico, en muchos casos visible- mente inferior. La masa total hemisférica es considerable en muchos animales y mues- tra que se trata de clases altamente diferenciadas, pero diferenciados dentro de disposi- ciones que rigen igualmente en las correspondientes especies actuales. « El desarrollo morfológico actual del cerebro depende de la cantidad y calidad de movimientos que voluntariamente se ejecutan y no de la masa brutal muscular, intervi- niendo además factores estructurales finos. En cambio el desarrollo del bulbo y de la médula está más directamente ligado á la masa de musculatura, á ello es debido el hecho de que en los edentados estudiados exista una desproporción evidente entre el cerebro y bulbo en favor de este último; hecho que en las correspondientes especies actuales es mucho menos pronunciado, debido al desarrollo relativo mayor del neo- pallium. » Son estas las más importantes conclusiones del Prof. Jakos con las que inicia un capítulo admirable de la anatomía comparada y son los primeros rumbos para seguirlo en los demás órdenes de mamíferos fósiles. No es posible el examen del encéfalo en los fósiles como en los animales de la farma actual, pero existen grandes claros que llenar desde el punto de vista de la investiga- 211 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ción del Prof. Jaxon, para las faunas fósiles en las que trata algunos géneros de la for- mación pampeana. Otras cuestiones se producirían teniendo presente las múltiples variaciones á que puede estar sujeto este órgano: ¿estas variantes pueden constituir un índice morfológico diferencial para cada una de las especies de mamíferos fósiles? Evidentemente que sí, en los géneros, y lo establece el Prof. Jakon. Pero ¿qué valor tienen en las diferentes familias, y además de ser caracteres espe- cíficos, cuáles son los que sin serlo no estarían desprovistos de cierto valor morfológico ? De aquí la necesidad de estudiar un mayor número de individuos, para cada orden, teniendo presente los más fundamentales conceptos anatomo-comparativos y llegar así á conclusiones generales y explícitas, para este capítulo de la biología filogenética en el que como dice el Prof. Jakos son todavía escasos los estudios sistemáticos respecto á la filogenia cerebral. — €. A. M. Trabajos prácticos para los cursos de Fisiología vegetal, por el Prof. H. Seckr. Publicaciones del Instituto Nacional del Profeso- rado Secundario, n* 5. 314 pp. y 171 grabados. Bs. As., 1913. « El presente trabajo — dice su autor — tiende á iniciar en el estudio práctico de la Fisiología vegetal al estudiante de las Facultades ya teóricamente familiarizado con los elementos de la botánica general... Quiere también ser un guía que indique al profesor del Colegio Nacional 6 de la Escuela Normal la manera de ilustrar con expe- rimentos prácticos las explicaciones teóricas, y hacer observaciones fisiológicas y biológicas... El aulor ha hecho ensayos en este sentido en los cursos universitarios del Instituto del Profesorado Secundario y del Colegio Nacional anexo, probando que en los programas de botánica vigentes hay bastante margen para dar á la enseñanza un carácter eminentemente práctico. La mayor parte de los experimentos que se describen son tales, que no han menester grandes y costosos aparatos para ser efectuados. Á me- nudo el estudiante mismo ó el profesor podrán fabricarlos ó componerlos. He conside- rado que para una persona no habituada á hacer trabajos de fitofisiología, mo es fácil realizar un experimento siguiendo tan sólo las indicaciones escritas. Por eso me he limitado en esta publicación á consignar una serie no demasiado grande de experimen- tos sin muchas complicaciones. » Los títulos de los capítulos darán una idea del contenido de la obra : I, Los elemen- tos químicos del cuerpo vegetal. II, Algunas observaciones sobre el suelo. II, Las substancias nutritivas de la planta. 1V, Absorción del agua y de las substancias mine- rales por la célula y por la planta. V, La clorófila y el proceso de la asimilación del carbono. VI, Transpiración, presión osmótica de la raíz y transporte del agua en la planta. VII, El movimiento de los gases en la planta y el proceso de la respiración. VIII, Procesos químicos en el organismo vegetal y transporte de las materias plásticas. IX, Los fenómenos del crecimiento. XA, Fenómenos de movimiento. Se trata, como se ve, de una obra de verdadero interés y de gran utilidad práctica para la enseñanza de la botánica en una parte cuyo estudio es todavía bastante defi- ciente entre nosotros. — D. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 215 Manual de manipulaciones de Botánica, por Áucusto C. ScaLa. Bibliot. de difusión científica del Museo de La Plata, t. UM. Bs. As., 1912. En un volumen de 250 páginas con numerosas ilustraciones, el autor ha reunido las principales manipulaciones necesarias para el estudio práctico de la histología vegetal. En el capítulo 1 hace una reseña de la técnica microtómica y sus accesorios; en el segundo, indica la manera de preparar los diversos reactivos — disociantes, decalcifi- cantes, fijadores, colorantes, deshidratantes, diafanizantes, conservadores, líquidos de montaje, etc. ; — en el tercero trata los métodos de preparación y coloración: en el cuarto, la técnica microquímica vegetal; en el quinto, la técnica microscópica. En el apéndice se estudia la microfotografía y la ultramicroscopía. Este manual será un guía muy útil, como se ha propuesto su autor, para los que quieran dedicarse á esta rama tan interesante de la botánica, que por desgracia ha hallado hasta ahora muy pocos cultivadores entre nosotros. Será también un excelente auxiliar para los profesores de la asignatura en la enseñanza secundaria y normal. — D. Contribution a la Flore bryologique de Uruguay, parle Dr. F. FeLippoxE, 2* fascicule, 2/ pp., 24 fig. Montevideo, 1912. Por intermedio de la Oficina de Canje de publicaciones del Uruguay, hemos reci- bido este opúsculo que comprende la descripción é ilustración de 2% especies de mus- gos de la flora uruguaya. Cada forma está representada por varios dibujos, con dife- rentes aumentos microscópicos, lo cual hace muy cómodo el manejo de la obra. Los mosquitos de la R. Argentina, por J. Brirnes. Boletín del Instit. Entomológ. y de Patolog. Vegetal, t. 1, pp. 1-48. Bs. Ás., 1912. Desde la publicación de los trabajos clásicos de Y. LyxwcmH ArriBÁáLzaGA en 1891, el estudio de los mosquitos del país, desde el punto de vista sistemático, no ha hecho grandes progresos, siendo hasta la fecha, aquéllos, los únicos trabajos de conjunto sobre estos dípteros. La publicación de E. Aurrax (Anales del Dpto. Nac. de Higiene, LOXKIV, No: Y, 1907) es una recopilación útil, pero no agrega una sola especie á las descriptas por LyxcH, ni creía su autor que su número fuese susceptible de aumento apreciable. De opinión completamente contraria es el Sr. Brérnes en el presente trabajo. « Opi- no — dice — que deben encontrarse bastantes más, por cuanto me es dable ya dar á conocer dos nuevas especies de Buenos Aires bastante comunes, otras dos más que obtuve en un corto viaje á las islas del Delta de nuestro Paraná, dos especies del N. de la República representando dos nuevos géneros para la Argentina, y otros dos géne- ros nuevos para le ciencia. » El autor da la descripción y claves para la determinación de todas las especies. Las especies no descriptas hasta ahora, son : Janthinosoma centrale, Haemagogus Spe- gazzinti, Limatus Leontiniae y Culew Lynchii (sic, lapsu calami, pro Cl. Lynchi). Los géneros nuevos son : Lynchiaria, con L. paranensis, y Proterorhynchus, con P. argen- tinus. Este último es un Anofelino procedente de las provincias del Norte, y el Sr. Bnr- THES cree que puede ser el transmisor de las fiebres palúdicas en aquellos lugares. 216 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Recordaremos aquí. que, según lo hemos consignado en el número anterior de este Boletín (Pnvsts, No 3, t, L, p. 152) el Sr. F. Lamuze ha publicado también la descrip- ción de un nuevo Anofelino (Anopheles tucumanus), procedente de las provincias del Norte donde abunda, y vehículo probable del chucho. No estamos habilitados para de- cidir si se trala realmente de una misma especie, como lodo lo hace presumir, des- cripta con nombre distinto por ambos autores; pero si así fuera, resultará tarea deli= cada la de establecer la sinonimia correspondiente, pues por una de esas coincidencias extraordinarias, ambas publicaciones han aparecido el mismo año, el mismo mes y el mismo día (27 de julio de 1912) y en la misma imprenta. — D. Contribución á la ornitología del Paraguay. Notas sobre las aves colectadas en Villa Rica por el Sr. Félix Posner, por Roserro DABBENE. An. Mus.:'N: de H. N. de Bs. As., t. XXIII, pp. 383-390. Bs. As., CI RULO 0 La colección de que se ocupa en esta publicación el Dr. Dansexe, consta de 86 espe- cies, y fué adquirida por compra por el Museo Nacional. « Á pesar de ser poco nume-= rosa, esta,colección es particularmente interesante por su carácter local, y por com: prender varias especies que aún no habían sido señaladas en la vecina república. » Contiene, además, dos especies que tampoco habían sido señaladas para el territorio argentino, Buco chacurua Vieux. y Xenops genibarbis Pelzeni Herrm. El Urú (Odonto- phorus capueira Seix), que no figuraba en la Ornitol. Argent. de DarreNE (An. Mus. Wie si Ne cake XVI!) ha sido encontrado, después de la publicación de ese trabajo, en Misiones. El estudio de esta colección « viene á confirmar siempre más — dice el autor — la analogía que existe entre la avifauna del Paraguay y la de la parte Noreste del terri- torio argentino y más especialmente de la región situada al sur y al este del Río Pa- raná. Esta avifauna presenta completamente los caracteres de la del Sudeste del Brasil y contiene elementos que la distinguen de la avifauna de las regiones situadas al oeste de los ríos Paraná y Paraguay; es decir, de los territorios del Chaco y de la parte oriental de las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán. En general, se puede decir que si una misma especie es común á estas dos regiones situadas al este y al oeste de esos ríos, está lo más frecuentemente representada en la una y en la otra, respectivamente por una forma geográfica distinta. Esta observación me ha inducido á dividir la zona del norte del territorio argentino en dos subprovincias geográficas, la misionera al este, y la chaqueña al oeste ». — D. El delfin Lagenorhynchus Fitzroyi (Waterhouse) Flower, capturado en Mar del Plata, por ÁxceL GaLLarbo. An. Mas. ÑN. de E. Node Bs. As:, t. AMUL prog En noviembre ppdo. fué capturado en Mar del Plata un ejemplar de este delfín, que hasta ahora sólo se había hallado á la latitud del golfo San Matías, 42*%30' S., de donde procedía igualmente el ejemplar tipo, descubierto durante el viaje del Beagle, y descripto por Warermouse bajo el nombre de Delphinus Fitzroyi. El Dr. GarLarpo da la descripción, medidas y reproducción fotográfica del nuevo ejemplar, de cuya osteo- logía se ocupará el Dr. F. Lamure. El autor apunta la sospecha de que esta especie sea sinónima de Lagenorhynchus obscurus (Grax). — D. Crónica Y BibLI0GRAFÍA 217 Nota sobre siete peces de las costas argentinas, por el Dr: E: Lammute. An. Mus. N. de H. N. de Bs: As., t. XXIV, pp. 1-24, y 7 láminas (apareció el 1” de marzo de 1913). Describe el autor en esta publicación un género nuevo de Cótidos, Besnardia gyri- nops, capturado en fondos de 80 metros frente á Mar del Plata; Gastrochisma Boulen- geri, n. sp. de Escómbridos de la misma procedencia, que se asemeja á G. melampus de Australia, formando una transición hacia otro atún descripto anteriormente por el autor (Chenogaster Holmbergi). Menciona luego la presencia en nuestros mares de Thyr- sites atun, Thyrsilops lepipodea, Astroscopus sexspinosus, Lophius piscatorius y Helicole- nus dactylopterus. De este Escorpénido, conocido ya de Europa y de Norte América, trae una bonita tricromía según un dibujo del natural por StarLex6G. — D. % Mortandad de peces en el rio de la Plata. Informe del Dr. F. La- HILLE. Boletín del Ministerio de Agricultura, t. XIV, p. 1374. Bs. As., 1912. La extraordinaria mortandad de peces acaecida en el invierno pasado en el Delta «del Paraná y una gran zona del Plata fué objeto de estudios por parte de varias oficinas técnicas. La primera en darlos á conocer ha sido la sección de Zoología aplicada del Ministerio de Agricultura, cuyas investigaciones estuvieron á cargo de su jefe el Sr. LamILLE. En el presente informe, llega el autor á la conclusión de que la epizootia debe atri- buirse en parte muy importante, aunque no exclusiva, á la presencia de un Ciliado parásito, que ha identificado con el [chthyophthirias multifilis Fouquer, que ataca toda la epidermis de los peces, produciendo especies de ampollitas bien visibles. Una buena lámina en colores que acompaña al informe, representa al chanchito (Cichlasoma face- tum) atacado por el mencionado infusorio, y á éste en varios estados. Cree el autor que también el descenso de temperatura puede haber influído en la mortandad, así como los hongos del grupo de las Saprolegnias, que se desarrollan rápi- damente sobre las lastimaduras ocasionales de la epidermis. Finalmente, ciertos bacte- rios estudiados por el Dr. MaLexcmixr, de La Plata, en esta misma ocasión, parecen haber desempeñado igualmente un papel importante como elementos patógenos. | Así, pues, estaríamos en presencia de varias causas combinadas, haciéndose muy «difícil deslindar la parte que debe atribuirse á cada una, máxime cuando se trata de un estudio hecho a posteriori, esto es, cuando la epizootia había ya culminado y, en su máxima parte, consumado sus efectos. Se comprende que sólo podrán dar resultados positivos en este terreno, las investi- gaciones permanentes y metódicas tales como las que se llevan á cabo en las estaciones «de Biología marítima en todos los países adelantados. Qué mucho que ignoremos las enfermedades de nuestros peces, cuando se desconoce casi en absoluto su régimen de vida, y, más aún, no hay todavía un solo trabajo completo sobre su momenclatura y «descripción, que permita siquiera identificar con facilidad las diversas especies ! Mientras no se fundan las estaciones biológicas, acuarios, ete., sobre cuya necesidad, insiste con razón en este informe el Dr. Lamure, bueno sería qué tuviéramos al menos aquella obra descriptiva, base indispensable para' las ulteriores investigaciones. — D. UTN TSA 218 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Anales del Museo N. de Historia Natural de Bs. As., t. AMXMIII, 415 pp.. 11 láminas y 190 fig. en el texto. Bs. As.. 1912. Ha sido puesto en circulación el tomo XXIII de estos Anales, que contiene trece memorias. De la mayor parte de éstas nos hemos ocupado en los N** 2 y 3 de este BoLeríx, con motivo de su aparición en tirajes separados (véase Pursis, t. 1, pp. 105- 6-7, 152-3). ó nos ocupamos en el presente. Las que hasta ahora no habíamos mencionado son : De Canzes, E., Relación acerca de los yacimientos fosiliferos de Arroyo Frias. y sedi- mentos de las barrancas del río Paraná al N. y S. de Santa Fe. Brérmes, J.., Descripción de un nuevo género y especie de cochinilla de la R. Argentina [Colobopyge Magnani]. Brucn, C., Oxycorynus Helleri, un nuevo gorgojo argentino. Vaix DE Pas, L., Otros indicios de evolución en el caballo criollo. De Canzes. E., Contribución al estudio de las geodas ferruginosas de Entre Rios. Co- rrientes, Misiones, etc. Publicaciones de la Dirección Gral. de Minas, Geologia € Hi- drología. Durante los meses que van corridos del presente año, hemos recibido las siguientes publicaciones de la mencionada repartición del Ministerio de Agricultura : La Alta Cordillera de San Juan y Mendoza y parte de la provincia de San Juan. Informe preliminar por el Dr. Warner ScmiLLer. (Sección Geología, t. VII, N” 5.) Composición y estructura geológica del Cajón del Cadillal, por el Dr. Juax Kerez. (Secc. Geol., t. VHI, N* 3.) El « Devoniano » de la Argentina Occidental (Paleontología), por el Prof. Dr. J. M. Cianzr. (Secc. Geol., t. VIII, N* 2.) El yacimiento de « Rafaelita » de Auca-Mahuida (Neuquen). por el Dr. A. Wixbmausex, con un estudio del asfalto de Auca-Mahuida, por el Dr. Peoro T. Vicxaut. (Extr. del Boletín del Minist. de Agricultura, 1912.) Informe sobre el estado de la mineria en los distritos mineros de los Bui- tres y Valle Hermoso (Mendoza), por el Ing. Juax Mexa. (Secc. Geol., t. VII, N” 4.) Informe sobre el estado de la minería en el territorio de los Andes, por el Ing. Luciaxo CarLarx. (Secc. Geol., t. VIH, N" 1.) Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, tomo LXXIV. La Sociedad Científica Argentina ha completado el tomo 74 de sus Anales (2” semes- tre de 1912). que viene publicando sin interrupción desde 1876, á razón de dos volú- menes por año. El presente volumen comprende varios artículos, de algunos de los cuales nos hemos Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 219 ocupado ya. Entre los demás, se relacionan más ó menos directamente con las ciencias naturales, los siguientes : Sobre una nueva especie de Protoparce (Sphingidae), por Eucexio (HIAcoMELLI. Monografías arqueológicas, por Apáx QuiroGa. Ameghino, Conferencia del Sr. Ricarpo Rosas en la Sociedad. Actas del XVII Congreso Internacional de Americanistas. Se- sión de Buenos Aires 17-23 de Mayo de 1g10. Buenos Aires, 1912. En la sesión administrativa del XVI Congreso Internacional de Americanistas de Viena, celebrada el 11 de septiembre de 1908, se resolvió por mayoría, considerar al congreso que debía reunirse en 1910 con dos sesiones, cuya primera se había de efec- tuar en el mes de mayo en Buenos Aires, y la segunda para septiembre en México. Previo decreto del P. E. N. autorizando el congreso, quedaron encargados de su organización los delegados argentinos al de Viena profesores J. B. AmmrosetTI, KR. Lenmany-NrrscHe y el socio ausente doctor Fraxcisco P. Moregxo. He aquí la lista de los trabajos presentados : y Sección Paleoantropología : Bauer Wiris (Washington), Cambios en el medio am- biente de la vida durante el cuaternario. — CmrisrerreD Jaxos (Buenos Aires), So- bre cerebros fósiles de la fauma argentina. — Frorewrino Amecniso (La Plata), La industria lítica del Homo pampaeus. Sección Antropología física: Ares HroLicka (Washington), Artificial deformations of the human skull with special reference to America. — JuLraxe A. DirLemus (Bue- nos Aires), La verdadera forma del cráneo Calchaquí deformado. — MaxueL ÁBELLA (La Plata), Estudios sobre los maxilares y los dientes de los antiguos Patagones del Chubut. — CarLos MareLtr (La Plata), Craneología de los antiguos Patagones ente- rrados en el valle del Río Negro. — ArnoBraxbixo Mocmr (Florencia), Grani e scheletri di indigeni del Chaco. Sección Lingúística: Comte be CuareyceY (París), De la formation des voix verbales en Tzotzil. — Fraxcisco Beimar (México), ¿Existe el monosilabismo en las lenguas de México > — KarL von DEN STE1NEN (Berlín), Ein manuskript : Arte de la lengua Zamuca. — MawxueL Domíxcuez (Asunción), Raíces Guaraníes. — AwípaL Ecneverría Y ReYes Antofagasta), Noticias sobre la extinguida lengua Cunza. — ApoLro Sarpías (Buenos Aires), Una gramática y un Diccionario de la lengua Pampa, original del general don Juan Manuel de Rosas. — Roserr Lemmany-Nrrscue (La Plata), Las obras lingúísticas de Theophilus Schmid sobre el idioma Patagón ó Tehuelche, recién publicadas. — RoserT Lemmays-Nrrscme, El grupo Tshon de los países Magallánicos. — SamueL A. Laroye Queveno (La Plata), Las lenguas de tipo Guaicurú y Chiquito comparadas. — Roporro Lexz (Santiago de Chile), Los elementos indios del castellano de Chile. Sección Arqueología y Etnología (México, Centro América y Brasil): Angra Breróx (Bath), Painting and sculpture in Mexico and Central-America. — Awrowto €. SimoEws pa Siuva (Río de Janeiro), Contribucoes para a Ethnographia Sul-Americana (Brasil e outros paizes). — HermMany von Inerivo (Sáo Paulo), A Ethnographia do Brasil Meridional. Sección Arqueología y Etnología (Perú, Bolivia y Chile) : Arrmur PosxawskY (La Paz), Tihuanacu y las razas y monumentos prehistóricos del altiplano andino. — MaxueL GoxzáLez DE La Rosa (París), Carácter legendario de Manco Capac. — Pebro P. Caxa- Les (Tacna), Los cementerios indígenas de la costa del Pacífico. — Enuarb SeLER $30 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS (Berlín), Ueber peruanische vasengemaelde. — Max Scumtor (Berlín), Altperuanische Gewebe. — Max Unmue (Lima), Los orígenes de los Incas. — AureLrtaxo Oyarzún (San- tiago de Chile), Contribución al estudio de la influencia de la civilización peruana so- bre los aborígenes de Chile. — AureLiano Oyarzún, Los Petroglifos del Llaima. — Tomás Guevara (Temuco) y AureLiano Oyarzúx (Santiago de Chile), El Tabaco y las pipas Prehispanas en Chile. — Tomás Guevara, Los sacrificadores prehispanos en Chi- le. — Tomás Guevara, Elementos extraños á los Araucanos en el Poema de Ercilla. — Tomás Guevara, Folklore Araucano (proverbios y refranes). — Esrawistao S. ZeEBALLOS (Buenos Aires), Notas sobre el derecho público y privado de los Araucanos de La Pampa. — AvínaL Ecneverría Y Reyes (Antofagasta), Datos sobre los jeroglíficos de la isla de Pascua. Sección Arqueología y Etnología (Chaco y Paraná): J. Bewsamíx Burera (Santa Cruz de la Sierra), Contribución al estudio de la Etnografía Boliviana. — F. C. MaxxwTzHUSEN (Yaguarazapá, Alto Paraná), Ueber vorkolumbianische siedelungen und urnenfriedhófe der Guarani am Alto Paraná. — F. C. Maxwrzmusex, Mitteilungen aus dem Gebiete der Guayaki. — Lurs María Torres (Buenos Aires). Arqueología y Antropología de los pri- mitivos habitantes del Delta del Paraná. — Vosrecn Fric (Praga), Resultado de mi úl- timo viaje al Chaco. — Vosrecn Fric, Las religiones de los indios de la Cuenca del Plata. Sección Arqueología y Etnología (Noroeste Argentino): Juriíx Toscawo (Salta), Los signos petrográficos y pictográficos de las primeras colonias del noroeste de la Argen- tina. — Fraxz Kúnwy (Buenos Aires), El petroglifo del Peñión (Antofagasta de la Sie- rra). — SamueL A. Laroye Queveno (La Plata), The Calchaqui wooden pipes and their probable use. — AñeL Sáxcnez Díaz (Buenos Aires), Análisis químicos de bron- ces Calchaquíes — Juan B. AmBroserrI (Buenos Aires), Resultados de las exploraciones arqueológicas en la Pukará de Tilcara (Prov. de Jujuy), — Cartos Brucn (La Plata), Las edificaciones antiguas del Valle Calchaquí. — Sarvanor DeseveDerrr (Buenos Aires), Los cementerios prehistóricos de la isla de Tilcara (Prov. de Jujuy). — Max Une (Lima), Las relaciones prehistóricas entre el Perú y la Argentina. Sección Etnología general : ELiva GoxwzáLez Ácua DE GorreEa MoraLes (Buenos Aires), Facultades que han contribuido á desarrollar el ejercicio de la caza entre los primitivos. — José Torio Menixa (Santiago de Chile), Monedas usadas por los indios de Amé- rica al tiempo del descubrimiento según los antiguos documentos y cronistas españo- les. — Hermax TEN Kate (Geuthod, Géneve), Sur quelques peintres ethnographes dans PA mérique du Sud. Sección Historia Colonial y Geografía : Juay A. Domíxcuez y Eucemo Aurray (Bue- nos Aires), Archivos inéditos de Aimé Bonpland. — José Tormo MenIxa (Santiago de Chile), El supuesto descubrimiento de Chile por los Frisios en el siglo xr. — Josk Tormo Mebixa, Introducción de la imprenta en América. — P. Ayrowo LarrouY (Buenos Aires), La familia de Antonio de León Pinelo en el Río de la Plata. — Cmuar- ces WarreN CurrierR (Washington), A page of peruvian bibliography. — P. Groussac (Buenos Aires), Notes sur la Toponymie des cótes de la Patagonie. — LreóximaS García (Quito), La raza indígena de América y la inmigración europea. — María C. Berro- Lozz1 (Buenos Aires), Problemas sobre la actual población argentina. — José SaLGaDo (Montevideo), Los cabildos coloniales. — Sarvapor DeBeNeDETrrI (Buenos Aires), Ex- cursión del XVII Congreso Internacional de Americanistas á Bolivia y Perú. Apéndice : R. Lenmans-Nrrscue, Two linguistic treatises on the Patagonian or Te- huelche language by Theophylus Schmid. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA JOSÉ CARBONELL No 5. — Buenos Aires, 30 de Septiembre de 1913. — Tomo 1 Epirogenia y Paleogeografía de Sud América POR EL Dr. GUIDO BONARELLI. CAPÍTULO PRIMERO GENERALIDADES SOBRE GEOSINCLINALES Y ÁREAS CONTINENTALES « Como la existencia de tal geosinclinal sería de gran importancia, sobre todo en el sentido teó- rico, es de desear que el Dr. BoxarerLI encuentre, en sus futuras investigaciones, las pruebas. » (J. Kerer.) Hace ya algunos meses, tuvimos ocasión de publicar un primer estu- dio sobre la Formación petrolífera del norte (República Argentina) (1). En este trabajo expresábamos la opinión de que las regiones del Chaco deben interpretarse como el relleno de un antiguo geosinclinal (2). Se nos observó (3) muy justamente, que con tal interpretación nos apartábamos de las ideas que hasta ahora han dominado entre los geólo— gos sobre tal argumento, y efectivamente el único dato bibliográfico en el que hemos creído encontrar algún apoyo á nuestras ideas, es la interpre- (1) Las sierras « subandinas » del Alto y Aguaragúe y los yacimientos petrolif. del Distr. min. de Tartagal, Depart. de Orán, Prov. de Salta. Anal. Minist. Agric., Secc. Geol. Min., etc., t. VIII, n” /. Buenos Aires, 1913 (marzo). (2)0b: cit., p. 3o. 3) Ob. cit., p. 4 (Dr. Kemen). (3) y ) BOL “30G+ ¿PHYSIS. — DE 172 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS tación dada por De LarrareNT (1) á la presencia de capas marinas con fósiles devónicos y carboniferos en Paraguay, San Pablo, Paraná, etc. (Brasil meridional) admitiendo la existencia de un golfo entre Bolivia y Brasil, cerrado al sureste (Uruguay) y abierto por el lado noroeste (Perú) entre Bolivia y Ecuador (= « Mar chaquense » Boxar.). La misma interpretación fué dada después por. Kokex en su trabajo sobre el Pérmico de India y el Periodo glacial pérmico (Neu. Jahrb. fúr Min., Festband, 1907, p. 446-546, Stuttgart). Aunque la mayoría de dichos hallazgos y la condición subhorizontal de las capas correspondientes (2) presente más bien las condiciones ca— racterísticas de formaciones neríticas transgresivas sobre áreas continen— tales, hay puntos sin embargo, en que la prototectónica muy complicada y cierta semejanza (D'Ors1GNY) con la serie devónica andina, permiten con- jeturar la presencia de condiciones « batiales » á lo menos en una parte (Chiquitos, etc.) de la región que separa los pliegues andinos del macizo brasileño (3). En todo caso, como entre « golfo » y « geosinclinal » existe no poca di- ferencia, nos queda irremisiblemente la tarea de demostrar que el golfo ó « mar chaquense » es parte integrante de un antiguo geosinclinal. « Cada metro de perforación que se haga en la república es un beneficio para el país. » (HermrrrE.) Para llenar el cometido podemos invocar pruebas directas é indirectas, siendo de lamentar desde ya que las primeras se reduzcan casi exclusiva— mente á los resultados de algunas perforaciones, entre las más profundas, ejecutadas hasta la fecha, en las provincias de Entre Ríos (Mercedes, Vic- toria, Gualeguay), Santa Fe (San Cristóbal y Tostado) y Santiago del Estero (Añatuya, Quimilí, Selva, Aluampa). (1) Traité de Géol., 5* édit., 1906, p. 951, fig. 307, p. 974 (con bibliografía). Consúltese también la cuarta edición (1900) de la misma obra (De Larrarenr, Traité de Géol. Paris, p. 927, fig. 371) en que más evidente es la intuición del autor, en ese entonces, con tendencia á inter— pretar el hecho como un verdadero geosinclinal. La literatura posterior á 1goo debe haber in- ducido á Dr LarparENT á no persistir en esta interpretación, á pesar de que los argumentos adu- cidos en contra, por dicha literatura, sean, como veremos, de un valor muy relativo. (2) Evans, Karzer, etc. (3) Mejor sería, en confirmación de nuestras ideas, si se pudiera comprobar lo que opina al respecto el Sr. Ing. Martín, de Salta (según comunicación verbal que me ha facilitado el colega Dr. KemeL) admitiendo que las rocas de Chiquitos, consideradas por D'Orrrexy como devóni- cas y carboníferas, pertenecen más bien á la « formación petrolífera ». (BrAckeB.) Guimo BoxareLI : Epirogeniía y Paleogeografía de Sud Américu 223 En la perforación de San Cristóbal, ya se ha llegado á más de 1300 metros de profundidad, después de haber atravesado el « manto melafi- rico » con areniscas concomitantes, intercaladas, cuyos extensos aflora- mientos en Paraguay, Misiones, Corrientes, Brasil meridional y Uruguay septentrional son ya bien conocidos (1) y debajo de tal serie encontraron capas de variada naturaleza con rastros de petróleo. Los resultados de la perforación de San Cristóbal todavía no se conocen con detalle, pero en caso de confirmarse lo que se dice al respecto, no titubeamos en señalar la excepcional importancia teórica del hallazgo. El nivel petrolífero en- contrado en dicha perforación estaría más ó menos relacionado con el de de los esquistos negros petroliferos de Iraty (Permo-Carbon), recién es- tudiados por WurrE (2), en sur del Brasil. Además, la frecuencia de nive- les con agua salobre, encontrados en las perforaciones de San Cristóbal, Selva, Quimili, etc., nos proporcionan datos de gran valor por las con— clusiones á que llegaremos al fin del presente trabajo. En cuanto a los fósiles marinos encontrados en la perforación de Selva (3), no podemos invocar el hallazgo en favor de nuestra tesis, tratándose más bien de da- tos paleontológicos que atestiguan haber llegado hasta aquel punto, y tal vez más allá, desde el sudeste, la invasión marina pampeana ó trans— gresión mesopotámica. De mucho mayor importancia son para nosotros las muestras de las perforaciones de Añatuya, Quimili, etc. Un examen sumario de dicho material nos ofreció la oportunidad de constatar que dichas perforaciones, después de atravesada una serie de capas muy yesíferas, tal vez contem- poráneas de los « Estratos calchaqueños » (5. s.)Óó « jujeños » de la región andina y subandina, encontraron más abajo otra serie de capas perfecta- mente isópicas á la serie característica de nuestro « Terciario subandi- no » (4), mostrando la posibilidad de que debajo de tal serie también existan allí los otros miembros más antiguos de la « formación petrolífe— ra » (Brack.) con sus cinco mil metros de espesor minimo total. Se dice que también en la perforación de Quimili, Tostado, etc., se encontraron rastros de hidrocarburos y ya por todos estos hallazgos pe- (1) La misma formación se encontró en muchas perforaciones hechas en la parte occidental de la provincia de Corrientes (Mercedes, Solari, Curuzú-Cuatia, etc.). (2) Comisáo de estudio das minas de carváo de piedra do Brazil. Relatorio final, p. 180. Rio de Janeiro. Imprenta nacional. 1908. Se trataría del nivel petrolífero más antiguo de Sud América. (3) Para mayores detalles á propósito de las perforaciones consúltense los Anales de nuestra Dirección general. (4) Ob. cit. 22h BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS trolíferos estaría demostrada, según las recientes interpretaciones de al- gunos especialistas en tal clase de estudio (Mrazec, etc.), la condición geosinclinal del territorio chaquense. Pero, tratándose de informacio- nes muy vagas, tendremos que esperar su confirmación con ulteriores trabajos, dejando para mejor ocasión el examen definitivo de las « prue— bas directas ». Vamos, pues, á considerar las « pruebas indirectas ». Diró dell altre cose ch'io who scorte. (DanrE.) Las pruebas indirectas se fundan sobre hechos ó sobre la interpretación teórica y la valuación comparativa de algunos hechos, pues como es sa— bido generalmente, en esta clase de estudios geológicos no hemos logrado salir todavía de la fase ereunética y aun hay puntos en que estamos todavia en la fase puramente teórica;... y tanto más vagaremos en el gran laberinto de las hipótesis cuanto más ancha sea la mirada que queramos echar sobre el conjunto de las diferentes cuestiones que están ligadas á nuestro argumento ; lo que, por otro lado, no podemos evitar sino con el peligro de hacer una cosa incompleta. No ha sido tan fácil nuestra tarea de alcanzar cierto acuerdo, en ar- monía con nuestros convencimientos personales, entre las numerosas y diversas tendencias de la literatura dedicada al asunto. Y debemos confe- sar que habríamos tal vez renunciado á nuestro propósito si no hubiera sido la importancia del tema y cierta presunción, por nuestra parte, de haber hallado, ó mejor intuído, unas cuantas fórmulas que podrían con— ciliar las discrepancias surgidas entre los autores que se ocuparon de ta- les estudios. Nos resulta que, al tratar la materia, debemos dejar de lado el argu— mento principal del presente trabajo, para fijar largo rato nuestra aten— ción sobre cuestiones muy generales, pero el « fin » justificará los « me- dios » empleados. « Rien dabsolu... rien «Pabsolu... rien d'absolu,.. » (Hauc.) Las excepciones de las leyes Es un hecho que Sud América se presenta con caracteres muy espe- ciales, también en lo referente á orogenia, con la mayor decepción para Guipo BoxareLt1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 225 y los que tienen por sistema el de no admitir fácilmente las excepciones de las leyes. Una primera excepción la hace á la « regla » enunciada por Suess (1), en la que se atribuye sin distinción un origen « pelágico » á los mate- riales sedimentarios de las regiones plegadas, mostrándose los pliegues andinos formados no tan sólo por sedimentos batiales, sino también por sedimentos neríticos, lagunares y continentales hasta tal punto que, en largos trechos de los Andes argentinos, las formaciones continentales to— man un desarrollo superficial preponderante sobre las formaciones talási- cas y también hay puntos en que estas últimas faltan casi por completo (2). Tal hecho que, por no ser aislado, tiene, tanta mayor importancia no se puede absolutamente descartar al tratar la orogenia y epirogenia del continente sudamericano y nos sugiere el partido al cual deberemos ple- garnos entre las dos escuelas que hoy día se dividen el campo con sus teorías al respecto, la una siguiendo las ideas de Suess, la otra formada por un selecto grupo de geólogos norteamericanos. Emiro Haus, que es quien con mayor detención, en los últimos años, se ha ocupado de este tema especial, resume muy felizmente (3) el estado de la cuestión con palabras que aquí reproducimos, textualmente : «Les auteurs américains auxquels est due la notion des géosynclinaux, ont toujours pris comme point de départ de leurs théories orogéniques lVidée fondamentale que les chaines de montagnes se forment sur les bords des océans et que les continents s'accroissent par adjonction de chai- nes nouvelles de plus en plus récentes. Dans cette hypothése, les géosyn- clinaux prendraient naissance á la limite des continents et des océans, les sédiments qui s'y accumulent seraient exclusivement littoraux (4) et la (1) Have E., Traité de géol., vol. 1, p. 158. Nota. 1907. (2) También hace excepción á la otra ley de Suess en que se dice que los pliegues modernos no afectan á los viejos macizos, mientras se sabe, por ejemplo, que la tectónica actual de las sierras pampeanas occidentales (de Córdoba, etc.), es debida al plegamiento terciario. Asimis- mo, en nuestro Sistema subandino, según informes verbales de los colegas Ing. J. Eve y Dr. R. STAPPENBECK, se Observan condiciones estratigráficas muy heterópicas en los diferentes hechos, re- duciéndose el valor de nuestra denominación pura y simplemente á la tectónica actual de aquel sistema orográfico. (3) Después de trece años, se nos presenta la ocasión de acercarnos, por segunda vez, al cam- po de estudios en que tan dignamente se ha desarrollado la actividad fecunda y multiforme del distinguido geólogo y paleontólogo parisiense. Aprovechamos la circunstancia para enviar á nuestro antiguo maestro en amonitología, al cual nos une simpatia personal y conformidad de ideas, nuestro saludo amistoso y deferente. (4) Esta última condición no la conceptuamos de un valor absoluto, pues, según la menor 6 mayor distancia, desde los continentes preformados, en que se iniciara el nuevo plegamiento (bourrelet), resultará menor ó mayor la amplitud del geosinclinal hasta incluir sedimentos ba- tiales los cuales podrán contribuir á la formación de los pliegues sucesivos. 226 BOLETÍN DE La SOCIEDAD PH1SIS zone d'affaissement, oú s'opére la sédimentation intensive, serait séparée de la haute mer par un simple bourrelet. «Si Pont n'envisageait que les faits que nous venons de signaler sur le pourtour de lP'océan Pacifique (1), cette interprétation pourrait, á pre- miére vue, sembler fondée, mais en realité elle ne repose pas á une loi générale; au contraire, loin de prendre naissance sur le bord des océans, les géosynelinaux sont toujours situés entre deux masses continentales et constituent des zones esentiellement mobiles. comprises entre deux mas- ses relativement stables (2). «Le géosynclinal circumpacifique ne peut dés lors plus étre cité com- me un exemple á l'appui d'une lo générale; il constitue plutót une excep- tion, au moins apparente, dont la raison d'étre devra étre recherchée plus loin... (3). « Les exceptions apparentes sont dues, soit á Peffondrement ultérieur d'un continent situé sur l'emplacement de l'océan actuel, comme dans le cas de l'océan Indien; soit á une depression générale, suivie de sub- mersion, de toute une aire continentale, comme dans le cas du Pacifi- que... » (4). Así, muy concisamente, tenemos no tan sólo la enunciación del hecho, sino también una plausible explicación del fenómeno excepcional. Nosotros queremos ir más allá en vista de que nos parece oportuno establecer una mayor autonomía ontológica y morfogenética entre lo que se observa alrededor del Pacífico y las condiciones típicas de los pliegues, contemporáneos, de la faja indo-irano-mediterránea. En efecto, no somos únicamente nosotros los que encontramos cierta desproporción entre la entidad del fenómeno típico y la de su excepción principal, considerándose el largo de la faja circumpacífica á lo menos tres veces mayor que la de los pliegues alpinos eurásicos. No cabe duda, al contrario, que fenómeno tan grandioso como es el plegamiento circumpacifico debe de haberse efectuado en condiciones y por causas especiales, más bien que excepcionales, en comparación á lo ocurrido al determinarse los pliegues mediterráneos. Veamos ahora si será posible determinar estas causas, que, modifi- (1) « Les plissements alpins semblent donc faire le tour complet de Vocéan Pacifique et ce grand circuit est également caractérisé par la présence de formations alpines... avec des facies quí nous autorisent á admettre l'existence d'un vaste géosynclinal, decrivant probablement une courbe fermée et entourant entiérement Pocéan actuel. » (Haus, ob. cit., p. 163.) (2) Ob. cit., p. 166. (3) Ob. cit., p. 167. (4) Ob. cit., p. 525. Guipo BoxareLL1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 227 cando oportunamente el primitivo concepto de Hauc constituirian las leyes de las excepciones. .. une zone allongée de la surface du globe qui sera caracterisée par une épaisseur considérable de sédiments appartenant ú une période géologique déterminée et qui sera bordée de part et d'autre par des régions oú les sédiments atteignent des épaisseurs bien moindres. (Havuc.) Hablaremos ante todo de geosinclinales. Para saber lo que se entiende en realidad por geosinclinales no tendre- mos que fijarnos demasiado en las definiciones, dadas por los autores, de tal palabra, sino en los diferentes significados con que ha sido empleada, según las circunstancias. Hauc distingue en la superficie terrestre cinco áreas continentales pri- mordiales, á saber : 1* Continente nord-atlántico ; 9 y sino-siberiano ; Se — afro-brasileño; pp? = indo-australo-malgacho ; D* — pacifico (este último puramente hipotético) (1) y separadas entre ellas por depre- siones talásicas (« geosinclinales ») que todavía no han recibido denomi- naciones especiales. Se las daremos nosotros para mayor claridad de lo que vamos á decir á continuación, creemos necesario adoptar para ellas la clasificación siguiente : Indo-irano-mediterráneo. NS ' Nord-siberiano. Permanentes | Circumpacifico. Geosinclinales - , Secundarios Sudafricano. Y a Transitorios. Esta clasificación pone en evidencia las ideas dominantes sobre el valor de cada tipo de geosinclinales, como está manifiesto en los esquemas de paleogeografía descriptos y publicados por el mismo Have (2). Las depresiones geotalásicas que separaban las áreas continentales pri- mitivas, constituyen, según Haus, otros tantos geosinclinales permanentes entre los cuales el geosinclinal sudafricano (entre África y Madagascar) se deberá considerar como secundario con respecto á los otros tres, (1) Ob. cit., p. 168, 332,,ule. (2) Ob. cit., p. 162, fig. 37. 228 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS siendo que la separación del continente indo-australo-malgacho del con- tinente africano es un hecho posterior á la formación de los continentes primitivos por haberse efectuado durante el mesozoico inferior. La formación de los continentes primordiales ha sido paulatina por crecimiento « periférico » (en forma de fajas « alrededor » de núcleos pro- tepíricos) á expensas de los geosinclinales adyacentes, los que paulatina- mente disminuyeron su anchura, tanto que al iniciarse los plegamientos « alpinos » (terciario) estaban reducidos á la forma de largos y estrechos canales intercontinentales. Los fenómenos de diastrofismo epirogénico variando de intensidad, duración y dirección, determinaron á veces el hundimiento parcial de algunas zonas ó fajas continentales, formándose geosinclinales transito- rios, los que bien pronto se rellenaron por nuevos sedimentos. ó resulta- ron afectados y deformados por movimientos halóctonos, volviendo á su condición primitiva de áreas ecto-talásicas. El geosinclinal nord-siberiano debería constituir la depresión aisla- dora del continente sino-siberiano en sus límites al noroeste (cuenca hidrográfica del Obi) y nordeste (Siberia oriental); pero, ninguna prueba de valor absoluto se puede invocar á favor de su existencia ó de su condi- ción permanente y primitiva. La presencia de sedimentos meso-cenozoicos en la pendiente sud-oriental de los Urales tendrá más adelante su expli- cación morfogenética. Los sedimentos mesozoicos del curso inferior del Lena, etc., prueban hasta la evidencia por todos sus caracteres que se han formado en condición transgresiva sobre áreas continentales y no presen- tan tectónica complicada salvo algunos pliegues en sus bordes. Entre el golfo ó mar de Ochotsk y las cuencas hidrográficas del Sudigirka y del Kolima, no existe comunicación directa desde el paleozoico superior. Las sierras de los Stanovoi son ni más ni menos que la prolongación hacia el naciente de los Aldan, etc. El mismo Haua pone como dudoso (1) dicho geosinclinal nord-siberiano, sin insistir con mayores detalles. Nuestra opi- nión al respecto es que no conviene absolutamente ampliar el significado de la palabra « geosinclinal » hasta usarlo como sinónimo de áreas de inmersión (batipedios). Asi que, en definitiva, los geosinclinales permanentes de que tendre— mos que hablar, se limitarían á dos no más, es decir, el « mediterráneo » y el « circumpacífico ». Pero, ¿se trata efectivamente de verdaderos geo— sinclinales ? y ¿de qué tipo? Esto es loque veremos al tratar las diferen- cias y semejanzas existentes entre los dos, desde el punto de vista genético. (1) Ob. cit., p. 162, fig. 37. Guipo Boxarerti : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 229 De la diferencia principal ya hemos hablado refiriendo lo que á pro— pósito dijo Have. De otras heteropías se hablará más adelante. De las semejanzas no hay mucho más que decir después de tanta lite— ratura dedicada al asunto, pero nosotros, con aplicar el criterio morfo— genético á la interpretación de dichas semejanzas, demostraremos que se trata de analogías y no de homologías. ... les trainées paralleles d'iles alignées sur des crétes sous-marines donnent bien Pimpression de zones de plis- sement. (Havc.) No estamos lejos del día en que se tendrán bastantes medios de estudio y acopio de datos para alcanzar el conocimiento fisiográfico detallado de las profundidades oceánicas, y sobre esta base pronto se iniciarán, por parte de los más atrevidos, tentativas más ó menos felices para interpre— tar la morfogenia y gliptogenia de esa parte inaccesible de la corteza terrestre. Queremos tener cierta primacía entre los audaces, bosquejando, acto continuo, nuestras ideas al respecto. Probablemente, ni habríamos pensado en esto si no hubiera sido por la valiosa ayuda que nos ha proporcionado una publicación reciente, muy preciosa, de batimetría oceánica. Nos referimos al trabajo del Dr. GroLL (1) publicado bajo los auspicios del Instituto oceanográfico de Berlín. Es un trabajo de compilación hecho con el mayor cuidado en el cual se ha tenido en cuenta, no diremos todos, pero sí la mayor parte de los resultados de sondajes oceánicos ejecutados hasta la fecha. No se trata de una de las tantas compilaciones de batimetría oceánica como se ven generalmente en los atlas de geografía publicados hasta ahora y que tienen como mejor excusa de su imperfección la insuficiencia de los datos que se podían aprovechar hasta entonces. La publicación del Dr. GrorL sigue muy dignamente á la Carte géné- rale bathymétrique des océans, dressée par ordre de S. A. S. le prince de Monaco (2). Además, tiene la gran ventaja de hallarse al alcance de (1) Gro Max, Tiefkarten d. Oceane; mit Erláut., 3 Tafeln, gr Seiten. Veróffentlichungen d. Inst. fúr Meeresk. Neue Folge. A. Geograph. Naturw. Reihe. Heft 2. Berlin, Mittler u. Sohn, 1912; Scuorr Germ, Grolls Tiefenk. d. Ozeane. Zeitsch. d. Gesell. fúr Erdk. z. Berlin, n' 5, p- 388. 1913. (2) 26 hojas. Escala 1:10.000.000. Mónaco, 1905, 230 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS todos, facilitando así la tarea á cualquier estudioso de oceanografía en busca de datos batimétricos, los que pocos años ha, sólo podían obtenerse con un ímprobo trabajo de consulta de la mapoteca náutica mundial. No cabe duda que tal publicación servirá de motivo para nuevas intui- ciones é hipótesis geomorfológicas, desvirtuando al mismo tiempo algu- nas de las erróneas concepciones que hasta ahora han dominado, como verdades casi inquebrantables en el campo de tales investigaciones (1). Al mirar los tres mapas que forman parte de dicha publicación hemos podido apreciar convenientemente el admirable adelanto que se ha realizado en esta clase de estudios. Ya estamos bastante lejos de esos tiempos en que se tenían ideas tan simplistas sobre la morfología de las profundidades oceánicas. Al contrario, la sonda nos revela á menudo una condición batimétrica muy variable y compleja, resultando ser el aspecto superficial de esas profundidades cada día más complicado en sus detalles. Desde ahora podemos prever que jamás se repetirá el inconveniente grave de publicarse en trabajos serios, hasta en los mejores tratados de geología y geografía física esos perfiles tan... esquemáticos, represen— tando el fondo de los océanos como si fueran mesas de billar ó fondos de palanganas. Depresiones abisales, relieves submarinos, fosas sinuosas, cordones paralelos sobreelevados, cuyas mayores alturas emergen del mar for— mando islas y archipiélagos, regiones litorales en vía de emersión ó de inmersión, todo eso constituye la glíptica muy complicada de los am- bientes geotalásicos. Afuera de las regiones litorales y sublitorales á las que han llegado los sedimentos terrígenos á quienes se debe, como factor secundario, la ex— tremada complicación batimétrica del fondo marino, características de los ambientes neríticos y batiales, también en los ambientes abisales se observa una morfología no menos complicada. Y como las causas de esas complicaciones no residen, sino excepcionalmente, y en forma muy secundaria, en los factores exógenos, tenemos que admitir la intervención de factores autóctonos, es decir, los movimientos orogénicos y epirogé— nicos. El mismo paralelismo de los relieves submarinos y de las fosas adyacentes manifiesta con bastante evidencia su origen tectónico. En realidad, nos parecería mucho más extraño si se debiera excluir la intervención del diastrofismo en la interpretación morfogenética de los (1) Entre ellas la que más pierde valor es el relieve mediano longitudinal del Atlántico, al cual se ha dado hasta el presente la interpretación como de un hecho homotípico, homogéneo y sin interrupciones en toda su extensión. Hablaremos de él, más oportunamente, en otra parte del presente trabajo. Guipo BoxareiL1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 231 relieves submarinos, más aun pensando que las regiones continentales plegadas se han formado inicialmente en ambientes talásicos, con plega- miento de formaciones preferentemente marinas. Fijémonos, pues, un momento, en las condiciones batimétricas del océano Pacífico. Aun en caso de no admitirse que total ó parcialmente haya formado parte, en otros tiempos, de un relieve continental (1), tenemos allí cier— tas condiciones que nos han llevado á formular conjeturas en que tie— nen su principal fundamento las conclusiones originales del presente capítulo. Una disposición de los archipiélagos polinesiacos en forma de alinea— mientos con orientación dominante de oeste-noroeste á este-sudeste ya es cosa bien conocida por todos. Un basamento común, y con la misma orientación, reuniendo las islas de cada archipiélago, ya se había obser— vado desde tiempo atrás. Todo eso se ve con la mayor evidencia en el ma- pa de GroLL. Pero otra cosa se deduce, de mucha mayor importancia, al ver dicho mapa. Desde el istmo de Panamá se destaca un relieve submarino que se pro- longa hasta Galápagos; al sudoeste de dicho archipiélago aparece como dudosa la presencia de una roca submarina á la altura de + 7” latitud sur y 100” longitud oeste (Greenw.); más al sudoeste, es decir, á la altura de E 14” latitud sur, y 114” longitud oeste (Greenw.) se observa otra altura ó relieve que con rumbo sudoeste se prolonga hasta abarcar el grupo más oriental de las islas Pomotú. Saliendo de este grupo y después de haber dado vuelta, hasta tomar el rumbo á oeste-nordoeste, se conti— núa el archipiélago de las Pomotú y con la misma dirección siguen más adelante los archipiélagos de Sociedad, Manihiki, Tokelau, Phoenix, Gilbert (2) y Carolinas, estas últimas formando un arco dirigido nueva— mente á sudoeste con su extremidad occidental, la que más bien es cono— cida bajo el nombre de archipiélago Palau. Nosotros vemos en esta serie de relieves, que constituyen un grande arco desde Panamá hasta Gilolo (Molucas), los testigos de una zona conti- nua ó sistema de pliegues tectónicos submarinos, es decir, la prolongación del plegamiento «alpino », indo-irano-mediterráneo, d través del Pacífico. Admitiendo lo antedicho, vamos á ver cuáles serían las consecuencias. Ante todo, los hechos. (1) Pacila de Imerixc, Continente pacifico de Hauc, Burckaror, etc. (2) Al sudoeste y oeste del archipiélago Gilbert, la batimetría del Pacífico es, por un trecho bastante amplio, completamente desconocida. 232 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS La faja tectónica del sistema indo-irano-mediterráneo constituye ura zona alrededor de la tierra, dividiendo la superficie del Geoide en dos partes (hemisferios) casl iguales. Dicha zona no corresponde á las regiones ecuatoriales actuales, sino que cruza el ecuador en dos puntos (Mar Caribe é Indonesia), según planos que forman con los paralelos y con el mismo ecuador actual un ángulo de + Jo” con sus mayores aberturas en la región « mediterránea » (long. 20” E. de Greenw.) y en el Pacífico central (long. 160” O. de Greenw.). Supóngase que tal faja haya sido en otro tiempo paralela al plano ecua— torial del Geoide. En ese entonces, los polos terrestres debían ocupar dos puntos distantes de + 3o” desde los puntos actuales (1): el polo boreal en territorio de Alaska y el polo austral al sur del cabo de Buena Espe- ranza. La faja de los plegamientos indo-irano-mediterráneos no estaba distri- buída con extensiones iguales de superficie en los dos hemisferios, á los dos lados de ese ecuador « primitivo », simo que, al contrario, ocupaba mucha mayor extensión en el hemisferio boreal (hemisf. « continental »). La misma faja, como es sabido, no tiene desarrollo rectilíneo sino on— duloide. Según el supuesto plano ecuatorial antiguo, en el hemisferio austral aumenta la proporción de las tierras emergidas, cayendo en él toda la región sahariana y parte de Arabia, sólo perdiendo Nueva Guinea y algu- nas otras islas menores del Pacífieo, las que debían formar parte del hemis— ferio boreal. Los continentes primordiales (« núcleos hurónicos » de los autores), estaban limitados respecto á los polos y al ecuador « primitivo », á las regiones templadas. Ahora, las hipótesis. Partiremos de un criterio que conceptuamos de carácter fundamental : esto es, que las condiciones fisiográficas actuales y la estructura geognós— tica de la superficie terrestre, corresponden, mutatis mutandis, á un plan primitivo y permanente de arreglo en el gradual desarrollo y delimita- ción de las unidades morfológicas que constituyen su corteza superficial (epulepis). No es este un simple criterio intuitivo (2), sino la deducción más lógica (1) Como se ve, admitimos el desplazamiento del eje terrestre, pero dentro de límites bas- tante moderados. (2) De Larrarenr, Traité de géologie, 5”* édition, p. 1927. Paris, 1906. (Ancienneté des traits du relief terrestre, p. 1959, etc.) Guivo Boxaretii : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 233 que los estudios tectónicos regionales en las diversas partes del mundo, ponen cada día más de manifiesto (1). - Entonces, podemos admitir como consecuencia no menos lógica que á condiciones primordiales y permanentes tan uniformes, debe corresponder una perfecta uniformidad de las causas determinantes. Aventurémonos, pues, cautelosamente, á penetrar en las confusas teo— rías cosmogónicas y quedemos en ellas apenas lo necesario para ver si es posible obtener algún dato aceptable y de importancia real para nos- otros (2). — La tierra es un cuerpo en vía de diminución de volumen debido á la gradual contracción de su masa por enfriamiento. En la masa interior (« mágmica » Auct.), sea sólida ó líquida, la con— tracción es uniforme debido á su relativa homogeneidad. Lo contrario ocurre en la geolepis y ya sabemos cómo y por qué. — Si la tierra fuera hoy y hubiera sido en el pasado un cuerpo perfec- tamente esférico y sin movimiento propio, la concentración de su masa interior y el consiguiente arrugamiento de su corteza se habrían debido efectuar en condiciones perfectamente uniformes en cualquier dirección y en cualquier sector de su masa y superficie. Pero, sabemos que la tierra, por efecto de su movimiento rotatorio, tiene la forma de un elipsoide de revolución, estando su masa continua— (1) En el caso contrario, de admitirse una perfecta autonomía de los movimientos geolépicos ocurridos en los diferentes períodos de actividad diastrófica, mos parece que el cruzamiento de diferentes direcciones tectónicas deberia de ser un hecho bastante ordinario, más bien que un fenómeno excepcional como se observa en realidad. (2) Lo hacemos con muy poco gusto y lo que más tememos “es que se juzgue severamente nuestra incursión en campo ajeno buscando una base seria para fundar nuestras ideas, allí donde reina todavía el más acentuado desacuerdo aun en los puntos más fundamentales. Ya por dos veces hemos tenido ocasión de recorrer la literatura cosmogónica (1900: Curso de geognosia « paisista » para los oficiales de la Escuela de guerra de Turín y 1go8: Curso de geo- logía general para la Escuela superior de agronomía de Perugia) y ahora, por tercera vez, hemos dedicado algún tiempo á una rápida revisión de la literatura más moderna dedicada al mismo asunto. Nos ha animado la esperanza de que el progreso científico realizado en estos últimos años, hubiese ya contribuido en forma eficaz á disipar, por lo menos en parte, el verdadero caos rei- nante en el mure magnum de tales especulaciones; pero nuestra esperanza se ha frustrado por completo. Además de no haber resuelto los problemas ya existentes, el problema resulta ahora más complicado que antes por haberse presentado nuevas hipótesis al respecto. Y nosotros que no podriamos entrar en tal debate, más ó menos científico, sino con simples intuiciones, debemos confesar que nuestra fantasía, por más laboriosa que sea, no alcanza á la de que se abusó en unas recientes publicaciones... cosmogónicas. Nos consideramos, pues, como afortunados de tocar tan sólo argumentos de tal materia entre los pocos que se consideran bien interpretados ó en que, por lo menos, parecen estar de acuerdo la mayoría de los especialistas. 234 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS mente solicitada por fuerzas antagónicas (de gravedad y centrifuga) cuyas intensidades varían gradualmente y en proporciones inversas, disminu— yendo la primera y aumentando la segunda desde los polos hacia el cír— culo máximo. — También se sabe que la velocidad del movimiento rotatorio terres— tre disminuye paulatinamente con el tiempo. Por tal causa, debe disminuir gradualmente la condición elipsoidal de su forma, la que precisamente es debida á su movimiento. Así, desde la condición primitiva de un elipsoide (de revolución) en que la diferencia re —rp=n era máxima (1), la tierra ha llegado á su condición actual en que t | l Pp Pe = 0,99660 (CLarke) = 0,99657 (Brur) siendo la diferencia re' —rp' =- 1/300 (2) . (1) Sin salir de medidas conocidas, recordemos los valores siguientes de n en los planetas de nuestro sistema más achatados que la tierra. Noptundr. e ea ss == p Jupiter... e. $ =,>..1/10.0 Urano ai 10d n= 5/11 Mante... n= -= 1/200 Saturno. Rda tallo MA AO Siendo de observar que los cuatro primeros están todavia en condición sideral. (2) Según Crarxk (1880): Metros Radio: ecuatorial. 0 a A E 6.378.284 Radio axialiao ora AI AA AD 6.356.607 Guino Boxareit1 : Epirogenía y Paleogeografía de Sud América 235 y llegará tal vez (en caso de anularse, ó casi, el movimiento rotatorio) á pre- sentarse es decir, la diferencia . re” —rp* =0 como en Mercurio, Venus y la Luna. La consecuencia más lógica de todo eso, en el sentido geomorfogenético es que el arrugamiento de la geolepis, luego de haberse efectuado en con- diciones y proporciones uniformes, como ya dijimos antes, más bien se efectuó con mayor acentuación en la faja intertropical antigua, en que la diminución del radio terrestre obedece, no tan sólo á la paulatina con— tracción á que está sujeta, uniformemente, toda la masa endogea, sino también á la tendencia del geóide á realizar la condición E == rp: Esta tendencia, máxima en el ecuador, disminuyendo en proporción in- versa al grado de latitud y sumándose con valores uniformemente decre- cientes al índice de contracción, que podemos considerar como igual y constante en todo sentido, determinó el mayor grado de arrugamiento de la protolepis en el sentido transversal á lo largo de la faja intertropical cons- tituyéndose los plegamientos caledónicos, hercínicos y dináricos del sis- tema indo-irano-mediterráneo. Ya estamos acostumbrados á contemplar en la geolepis superficial : Fenómenos transversales, Fenómenos longitudinales, Fenómenos oblicuos (ó resultantes), llamando transversales á todos los fenómenos que, variando de grado ó Aplanamiento polar, es decir, proporción entre la diferencia y el radio medio . Según Beur (1894) : Metros A AAA 6.378.339 NA A lo 6.356.515 ATRAS CS 21.82% Aplanamiento polar 236 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS intensidad, presentan valores iguales según puntos equidistantes desde el circulo máximo y desde los polos, es decir, en el sentido de los parale- los y llamando longitudinales á todos los fenómenos que presentan homo- logías y analogías, fisonómicas y proporcionales, en el sentido de los meridianos. También en los fenómenos pticolépicos podemos distinguir alinea- mientos transversales, alineamientos longitudinales ó meridianos (más bien con respecto al eje terrestre primitivo que al actual) y alineamien- tos oblicuos. Y, precisamente, las consideraciones que acabamos de hacer en los párrafos antecedentes nos inducen á formular la opinión de que los alinea- mientos tectónicos, con dirección más ó menos paralela al primitivo plano ecuatorial, deben considerarse como fenómenos transversales y ya tene- mos una explicación bastante satisfactoria de su mayor acentuación en la zona intertropical primitiva. Ahora, sabemos que los « núcleos hurónicos » ó continentes primor- diales, estaban más ó menos limitados á las regiones de latitud intermedia á distancias más ó menos iguales desde los polos y el ecuador primi- tivo (1). La explicación de tal hecho, si un día la tenemos, saldrá necesaria- mente de la solución satisfactoria de importantes problemas cosmogóni- cos (2). (1) Se nos ocurre, más bien, que dichos núcleos siguen la dirección de una faja elicoidal le- vógira, saliendo de un polo para llegar al otro según el orden siguiente: núcleo canadense, núcleo escandinavo, núcleo siberiano, núcleo hawaiano, núcleo brasileño, núcleo africano, núcleo australiano, núcleo austral. El núcleo canadense sería el más cercano al polo boreal « primi- tivo ». La existencia de un núcleo «austral » no está todavía demostrada. (2) Cuando la cosmogonía no estaba todavia en condiciones tan precarias como actualmente, tuvimos la audacia de formar una opinión al respecto y era la siguiente ; Por tratarse de un fenómeno tan primitivo en la historia de la tierra se deberá partir de lo que pueda haber ocurrido cuando la tierra estaba todavía en la condición sideral de masa cromosfé- rica, aplicándole por consiguiente lo que sabemos del sol, el cual se encuentra actualmente en dicha condición. Así, pues, podemos admitir que en la superficie cromosférica del geoide hayan también ocurrido esos fenómenos característicos (manchas, fáculas, protuberancias, etc.), los que demuestran una condición inestable fluídica de la superficie cromosférica solar; pero el que más contribuye á determinar esa inestabilidad es un movimiento propio (*) del magma (?) cromosférico superficial. Además del movimiento rotatorio (velocidad angular) de toda su masa la cromósfera solar presenta, en realidad, un movimiento propio en la superficie. Este fenómeno, observado primeramente, s. e., por Seccm1, es lo que no ha permitido, hasta el presente, cono- cer con seguridad la velocidad (angular) de rotación del sol, habiéndose sólo podido averiguar (*) Keuer, P., Newcomb-Engelman popúl. Astron., p. 292, etc. Leipzig, 19115 Scnerer, J., Popúl. Astrophys., p. 336, etc. Berlin, Teubner, 1912. Guivo Boxaretii : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 237 Por de pronto, lo que más interesa es constatar el hecho de presentarse los alineamientos tectónicos de la faja ecuatorial apoyados en los « núcleos hurónicos » como si hubieran encontrado en éstos una resistencia, insi- nuándose en parte y más ó menos profundamente en las áreas de inmer— sión que los separan. En otros términos, podemos comparar el fenómeno á una serie suce-. siva de oleadas de la parte más flexible de la corteza terrestre hasta en- contrar los nucleos más rígidos de la paquilepis y no se trataría, como otros creen, de ondulaciones secundarias saliendo par saccades de los núcleos rígidos hacia la leptolepis (1). que dicha velocidad de la superficie cromosférica solar parece aumentar gradualmente desde los polos hacia el ecuador. Hay quien admite que se trata de verdaderas corrientes (polares y ecuatoriales), en sentido contrario, siendo el magma fluídico de la faja ecuatorial cromosférica solicitado por un movi- miento de traslación en el mismo sentido del movimiento rotatorio solar, mientras en las regiones polares tal movimiento se efectuaría en el sentido opuesto, y en las regiones de latitud interme- dia la superficie cromosférica quedaria más ó menos tranquila, así que, con mayor aproxima- ción, la velocidad (angular) de rotación del sol sería precisamente la que se ha podido medir á la altura del paralelo 45% (= — 28*%, 1”). : También esos fenómenos tumultuosos que afectan la superficie cromosférica solar se han ob- servado de preferencia en las regiones polares arriba de los 70% y en las regiones ecuatoriales. Las llamadas « manchas solares » se observan con mayor frecuencia en los límites de una faja « ecuatorial » en que la velocidad de la cromósfera presenta la mayor acentuación. (Mas pre- cisamente, esta faja tiene mayor ancho en el hemisferio boreal que en el austral. No está, pues, igualmente distribuida en los dos hemisferios). Dichas manchas se podrían, tal vez, considerar como torbellinos de la cromósfera, á lo largo del límite entre dos fajas solicitadas por velocidades diferentes y tal vez contrarias. Si podemos admitir que las condiciones de la tierra en su período sideral hayan sido más ó menos iguales á las del sol actual, entonces no se tendrá inconveniente en admitir, como conse— cuencia lógica de lo antedicho, que la tranquilidad relativa de la masa cromosférica en las zonas de latitud intermedia, debe haber facilitado allí una más pronta y más rápida consolidación su- perficial en el acto de formarse la protolepis, mientras, por su relativa instabilidad y movilidad debe de haber retardado y dificultado el proceso de solidificación de la protolepis en las regiones polares y ecuatoriales. Así, se habrían tenido en definitiva espesores muy diferentes de la primi- tiva corteza terrestre pudiéndose distinguir : — Dos regiones circumpolares leptolépicas ; — Dos regiones paquilépicas de latitudes intermedias ; — Una faja ecuatorial leptolépica, es decir, otros tantos fenómenos transversales. Los « nú- cleos» ó macizos hurónicos representarían las áreas de sobreelevación de la paquilepis. Como se ve, hemos partido del mismo criterio que ya inspiró á Prinz (Ann. de 'Obs. Roy. de Bruz., 1891), unas cuantas hipótesis algo extravagantes, que por suerte no tuvieron partidarios. Auguramos á las nuestras una suerte mejor. (1) No titubeamos en preferir la primera interpretación á la segunda, pues conceptuamos más lógico admitir un movimiento del ambiente menos rígido hacia macizos preformados en lugar de «vibraciones » diastróficas de las áreas paquilépicas transmitidas á la contigua leptolepis. Esta última interpretación indujo ya en error á muchos geólogos, hasta admitir como conse- cuencia que los núcleos hurónicos están rodeados completamente por fajas, zonas y pliegues de los arrugamientos posteriores; pero eso no es así, como veremos en su lugar. BOL SOC. PHYSIS. — T. I, 17 238 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Siguiendo las ideas dominantes, en la materia, distinguiremos tres pe- ríodos principales de actividad diastrófica y consiguientes fenómenos pticolépicos, es decir : Movimientos caledónicos. Movimientos hercínicos (armórico-variscos). Movimientos dináricos (alpino-mediterráneo-circum pacíficos). En cada uno de estos períodos podemos admitir una fase inicial, una fase culminante y una fase definitiva : Fase inicial Fase culminante | Fase definitiva A | ! Movimientos caledónicos.. . Cámbrico Silúrico sup. Devónico inf. Movimientos hercínicos ... Carbón. inf. Permo-carb. | Triás. inf. Movimientos dináricos ....| Mesoz. sup. | Cenoz. inf. | Cenoz, sup. El orden de sucesión especial de las zonas afectadas por esos movimien- tos, es casi siempre regular estando los más recientes apoyados en los más antiguos y éstos á los núcleos hurónicos. El estudio detallado de algunas regiones especiales nos lleva á la con- clusión de que, además de las tres fases en que podemos subdividir crono- lógicamente, dentro de sus límites característicos, cada período pticolépi- co, también tenemos que admitir, en muchos casos. una fase preparato- ria y unas fases tardías (movimientos ulteriores Ó sucesivos). Así, por ejemplo, sabemos que el diastrofismo de los Apalaches ya se había ini- ciado durante el arcaico formándose allí un núcleo continental secunda- rio, antecámbrico, á pesar de que esa región forma parte de la zona afectada, con preferencia, por movimientos de la fase hercínica; también parece que en la misma región alpina un primer arrugamiento se haya efectuado durante el periodo de los movimientos hercínicos. Y en otra oca- sión (1) enunciamos la ley de que las regiones más altas del globo (Tibet, Bolivia, etc.), son las afectadas por dos ó tres períodos sucesivos de mo- vimientos pticolépicos. En todo esto hemos creído encontrar una prueba evidente de aquella «ancienneté des traits du relief terrestre», que, enunciada intuitiva- mente desde el tiempo de LyeLz, recién se ha proclamado en voz alta, por De LaprpArENT (2) y otros. (1) Nuestro informe en preparación, sobre la formación petrolifera del territorio de Orán, provincia de Salta, República Argentina, (2) Loc. cit. Guimo BoxareLL1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 239 Los mismos movimientos tardíos, es decir, fenómenos pticolépicos recientes, aumentando ó entrecruzando la tectónica ya complicada de re- giones plegadas ab antiguo, constituyen para nosotros otra prueba más, en el mismo sentido, demostrando también que al hablar de fajas caledó- nicas, de zonas hercínicas, de pliegues alpinos ó dináricos, no se debe atribuir á las palabras un valor exclusivamente cronológico sino el de ambientes isópicos en general. Queremos esbozar ligeramente lo que en nuestro concepto puede ha-— ber sido el proceso epirogénico alrededor de los núcleos primordiales. Esas condiciones primitivas ó iniciales á las que repetidamente hicimos mención (admitiendo implícitamente que la tectónica geolépica actual re- presenta el desarrollo de un plan primitivo esbozado desde el tiempo de la consolidación protolépica definitiva) pueden haberse manifestado como simples relieves positivos (geanticlinales), separados entre ellos por de- presiones (geosinclinales primitivos). Aplicaremos, pues, á esta prototectónica de la corteza terrestre los resul- tados muy sugerentes de las antiguas experiencias de Dausrér sobre lá- minas de espesor variable, en vista de que admitimos un espesor variable de la geolepis. La figura de la página 240 no precisa mayores explicaciones, represen- tando esquemáticamente algunos estadios sucesivos de arrugamiento geolépico. Las porciones sobreelevadas de los relieves positivos, emergiendo del mar, ensancharon paulatinamente los continentes preformados á modo de fajas que rodeaban en parte los núcleos protepíricos, pero los trechos más largos de esos relieves quedaron más bajos que el nivel talásico formando arrugamientos del fondo marino. Así, en cada uno de esos relieves pode— mos considerar porciones sobreelevadas (« aires de surélévation ») y áreas de inmersión (« alres d'ennoyage », Hate) continentales y marinas. Las depresiones intermedias longitudinales, que separan los cordones ó fajas de arrugamiento positivo po presentarse en tres condiciones di- ferentes, es decir : a) De antiguas depresiones relativamente estrechas, afectadas por trans- gresiones y regresiones, y rellenadas por sedimentos marinos y conti- nentales hasta haberse incorporado á los ambientes epíricos (1); b) De antiguas depresiones relativamente anchas, que el proceso de sedimentación no ha logrado rellenar, quedando todavía en la condición de ambientes talásicos (neríticos ó batiales) : (1) Este es, como veremos, el caso del geosinclinal chaquense. 240 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS c) De antiguas depresiones (abisales) muy alejadas de los ambientes continentales, de modo que en ellas el proceso de sedimentación ha sido casi nulo. Á las primeras, podemos darles el nombre de « puentes », siendo áreas de coligación entre los continentes primitivos. Á las segundas, no les va- NORTE ECUADOR PRIMITIVO PLEGAM!'ENTO DINARICO PLEGAMIENTO HERCÍNICO PLEGAMIENTO CALEDÓNICO FASE PREPARATORIA PROTOLEPIS - SUR mos á dar un nombre especial por tratarse de la condición geosinclinal más típica. Á las terceras, las llamaremos «abismos » ó mejor dicho «idiocasmas » para distinguirlos de otros abismos « falsos » (pseudocas- mas) de que hablaremos en otro capítulo. En el mapa que agregamos, están resumidas nuestras (1) interpretacio- nes sobre la morfogenia de la geolepis (2). (1) En realidad, no totalmente nuestras, como se verá mejor al final del presente trabajo en la revisión crítica de la literatura consultada. Hasta ahora se trata de 243 publicaciones con 98 de mayor referencia al argumento tratado en este capitulo. (2) Este mapa se publicará en la segunda parte del presente trabajo. (Vota de la Dirección). Guino BoxareLt1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 2h1 Discutiremos en el capítulo segundo los detalles de este mapa y demos- traremos que, mientras los plegamientos indo-irano-mediterráneos repre- sentan un fenómeno transversal del que ya conocemos la causa, los ple— vamientos circumpacíficos representan un fenómeno longitudinal, simul- táneo, y de ésto también indagaremos la morfogenia. Buenos Aires, 1913. Distribution des oíseaux en Argentine d'apres l'ouvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds of South America PAR ROBERTO DABBENE. Le premier volume de The Birds of South America, par Lord Bra- BOURNE et CHUuBB, qui parut en décembre de l'année passée est certaine— ment un des meilleurs travaux sur l'ornithologie sudaméricaine qui ait été publié et quí servira de complément au grand ouvrage de M. RosertT Rimcwax, The Birds of North and Middle America. Ce premier volume renferme une liste des oiseaux du continent sud- américain connus jusqu'a ce jour (1) et dans lequel on a observé presque toujours les régles de la nomenclature moderne; mais il est á regretter que les auteurs n'aient pas accordé aussi l'importance que mérite la dis- tribution géographique des espéces, surtout dans leurs dispersions vers les parties australes du continent. Tls ont trop souvent suivi la distribu- tion indiquée dans le Catalogue of the Birds in the British Museum et dans les cinq volumes de Hand-List of Birds publié par feu R. BowbLER SHARPE, laquelle est maintes fois incompléte, spécialement dans les premiers vo- lumes des deux ouvrages, et n'ont pas tenu toujours compte non seule- ment des résultats des explorations ornithologiques publiés dans ces der- niéres années, soil en Argentine ou au Brésil (2), mais aussi d'autres (1) Py vois des citations avec la date de 1912. (2) H. v. Imerisc, Aves do Paraguay, dans Revista do Museu Paulista, vol. Vi, 1904, p. 316- 344 ;.et Aves de S. Paulo, p. 345-384; H. y R. v. Imerinc, Fauna brazileira, Aves, 1907. 212 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS travaux publiés en Europe par d'éminents ornithologistes tels que T. SaLvanort, E. Harterr, etc. Bien que les auteurs dans leur préface déclarent qu'ils ont adopté pour la distribution géographique des especes, les termes des divisions politi- ques au lieu des aires zoogéographiques, on ne voit pas citée par exem- ple 'Argentine et méme le Paraguay pour un trés grand nombre d'espé- ces quí ont été signalées et citées en plusieurs travaux par diflérents au- teurs, comme habitant aussi ces pays. Quoiqu'on puisse supposer que certaines espéces du Brésil méridional, de la Bolivie et du Paraguay, peuvent vraisemblablement se trouver aussi dans les régions limitrophes de l'Argentine et que d'autres visitent accidentellement ce pays, il y ena encore beaucoup d'autres (au moins deux cents) qui n'ont pas été citées de ce méme pays par les auteurs de The Birds of South America et qui cependant ont une aire de dispersion qui s'étend bien au sud, presque au paralléle de Buenos Aires. Beaucoup des espéces quí sont caractéristiques de l'avifaune du Bré- sil méridional, séjournent pendant une certaine partie de l'année dans la région orientale de la République Argentine et plusieurs s'y reprodui- sent méme. ['Argentine étant située dans la partie la plus méridionale du conti- nent américain, je pense que l'indication de la distribution géographique pour certaines espéces jusque dans ce pays, est assez importante pour méri- ter d'étre indiquée dans un ouvrage comme celui qui vient de paraitre. Presque toutes les espéces dont la distribution dans l'Argentine n'a pas été comprise dans The Birds of South America et que j'énumere dans le présent travail, ont été indiquées comme habitant aussi ce pays dans Catálogo sistemático de las Aves de la República Argentina que j'ai publié en 1910 (Anales del Museo Nacional de Buenos Altres, ser. 3,t. XI), sauf les espéces que ¡énumére dans la premiere liste que je donne ci-des- sous. Une grande partie des ces derniéres a été signalée dans l'Argentine pendant, ou peu de temps aprés la publication de mon travail et quelques autres tout récemment et par conséquent celles-ci sont d'une date posté— rieure á la publication de l'ouvrage de MM. Bramourxe et Cuus. Dans la seconde liste 'énumeére encore un certain nombre d'especes citées déja dans mon travail, mais signalées alors seulement du haut Rio Paraná sur la frontiére du Paraguay et de l'Argentine. Aujourd'hui, de récentes ex- plorations ornithologiques dans le territoire des Missions argentines et particuliérement a Santa Ana, ont confirmé la présence de ces mémes es— peces dans cette région du pays et beaucoup d'elles y sont assez com- munes. Rorerto Danese : Distribution des oiseauz en Argentine 213 J'ajouterai aussi qu'un grand nombre des espéces indiquées dans les deux listes se trouvent dans les collections du Muséum National de Bue-— nos Aires et toutes ont été chassées sur le territoire argentin. Voici la liste des espéces qui ne sont pas signalées dans Catalogo sis- temático de las Aves de la República Argentina (1) et qu'il faut ajouter á Vavifaune de ce pays (2). 1. Calopezus elegans intermedius Dabexe et Lino, An. Mus. Nac. Bue- nos Altres, t. XXIV, p. 192 (1913 — Colalao del Valle, Ouest de la Prov. de Tucumán — L. Drxertr, in colecc. M. Lio). . Odontophorus capueira (Seix). Misiones. O N . Columbina passerina griseola Seix. Misiones. . Columbina grisea (Boxx.) | = minuta auctorum]. Misiones. . Heliornis fulica (Bobb.). Misiones. . Rynchops nigra cinerascens Seix [ = melanura, auct.], Chaco. (Ryn. O Ol Es intercedens Sauxb. est aussi tres commune au Río de la Plata). (1) Je profite de Poccasion pour corriger plusieurs erreurs que j'ai commises dans ce travail par cause de manque de suffisant matériel de comparaison : Page 187. N* 15. Au lieu de Nothura boraquira (Seix) il faut indiquer, Nothura maculosa Sal- vadori: HarrerT. Les spécimens de Tucuman sous le nom de /V. maculosa (Temm.) appartiennent également á cette forme nouvelle. » 187. N” 16. Nothura maculosa (Temm.). Les localités que j'indique pour cette espéce ap- partiennent a la forme NY. m. nigroguttata SaLvan., sauf les spécimens de Tucuman. La forme typique se trouve seulement á Misiones. » 192. N* 34. Gymnopelia erythrothorar (Mexex). Ce n'est pas cette espéce mais a la suivante (nm? 35, Gymnopelia Moreno: Suarre) qu'il faut rapporter les spécimens des localités indiquées. » 204. N* gh. Aestrelata macroptera (Swurrm). 11 faut supprimer de la liste cette espéce qui n'habite pas les cótes de l'Argentine et la remplacer par Vespéce A. alba (Gm.) dont le nom générique doit étre changé par celui de Pterodroma Br. (Cf. Marnews, Birds Australia, MU, 1912, p. 130). La synonymie de Pterodroma alba (Gwm.) est la suivante : Procellaria alba Gmerix, Syst Nat., 1, p. 365, 1789. Río de la Plata. Procellaria sandaliata SoaxDER. Aestrelata arminjoniana GicLion1 et Sarvanort, Ibis, 1869, p. 62, 66. Oestrelata arminjoniana Sarvix, Cat. B. B. Mus., XXV, p- 413. » 264. N* 356. Chaetura fumosa Say. Cette espéce n'habite pas l'Argentine et doit étre remplacée par Chaelura Andrei meridionalis Heiim., Bull. B. O. Club, vol. XIX, p- 63, 1907. » 271. N” 389. Il faut supprimer Vespéce : Coccyzus pumilus SrrickL. citée par Barrows de Entre Rios et par Scr. et Hubs. dans Orn. Arg., 1, p. 3g. Le spécimen de M. Barrows était un jeune de Coceyzus cinereus Vier. » 275. N” 405. Chrysoptilus cristatus (Viweuz.). Au lieu de cette espéce il faut indiquer, Chrysoptilas malanolaemus (Marm.). Chr. cristatus (Vieuz.), habite aussi 1'Argentine, mais seulement Misiones (S. Ana — J. M. Robrícuez). » 283. N* 442. Thamnophilus caerulescens Vie. Cette espéce n'a pas été encore signalé 24 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 7. Arenaria interpres (Lixx.) Accidental. 8. Hoploxypterus cayanus (Larm.). Misiones. 9. Erolia ferraginea Briixx. | = Ancylochilus subarquatus (GiiLoews- LOS IT. 16. Page (2 TE1w)]. Citéc de Vest de Patagonie dans The Birds of South Ame- rica et dans Princeton Expd. to Patagonía. Plegadis Ridgway: (Arnes). Volcán, Jujuy. — Miss. Créqui-Mont- FORT. Oxyura ferruginea (Exrow) [ = Erismatura ferruginea]. Chubut occid. — KosLowskY. . Merganetta Berlepschi Harr. Tucumán. . Phoenicoparrus Jamest (Rammer). Abrapampa, Jujuy. — Miss. CrÉ- quí MoNtTEORT. . Buteogallus aequinoctialis (Gm.). Misiones. . Cyanolyseus patagonus andinus DabBeNE et Luro, An. Mus. Nac. Buenos Atres, t. XX1V, p. 188 (1913 — CGolalao del Valle, Ouest de Tucuman — L. DiweLtx, 1n colecc. M. Lino). Caprimulgus hirundinaceus Seix. Misiones (BErTOM1). . Chlorostilbon aureoventris egregius Hee. (Les spécimens indiquées en Argentine. Peut-étre se trouve-t-elle dans la partie nordest du Chaco en face du Paraguay. Les formes qui habitent Argentine sont: Erionotus caerulescens Dinelli (Bert.) á Pouest du rio Paraná et E. c. gilvigaster (Pruz.) a Pest de ce fleuve a Mi- siones, Corrientes et Entre Rios. 287. N* 455. Geositla brevirostris Scorr et n” 460, Geosilta longipenniss Rivewax, sont sy- nonymes de Geositta antarctica Lawbs., par conséquent doivent figurer dans la liste sous ce dernier nom. 288. N” 461, C. Au lieu de Furnarius rufus badius (Licmr.) il faut indiquer, Furnarius rufus Commersoni Priz. par les spécimens de Tucuman et Misiones. 290. N* 473. Au lieu de Cinclodes bifasciatus Sct., 11 faut lire €. atacamensis (Pm1L.). 306. N* 533. Le spécimen de Piray, Misiones, indiqué sous le nom de Picolaptes angusti- rostris bivittatas, appartient a Picolaptes fuscus fuscus (VremL.). 361. N* 6g2. li faut supprimer, Planesticus maranonicus (Tacz.). Le spécimen indiqué sous ce nom était un jeune de Pl. rufiventris (Viemz.). 135. Planesticus crotopezus (Licnr.). Les spécimens du haut rio Paraná (BerrowI) et de S. Ana, Misiones (F. M. Robrícuez), indiqués sous ce nom, appartiennent á Pl. subalaris (LEvERK.). ' 367. N* 708 et 711. Au lieu de Anthus chi et de Anthus bogolensis il faut substituer Anthus Hellmayri Hartenr. 375. N* 733. 11 faut supprimer, Tanagra episcopus caelestis Spix. 378. N* 745. Au lieu de Chlorospingus albitempora (Larr.) il faut indiquer pour les locali- tés citées; Chlorospingus albitempora fulvigularis Benz. 391. N* 783. Aimophila whitii (Smarre). Cette espéce est synonyme de Zonotrichia strigi- ceps Gourb. Les spécimens du nord de lP'Argentine appartiennent a la forme Zono- trichia strigiceps Dabbenei Hrxum. Ceux de Córdoba et Santa Fe á la forme typique (Cf. Herimarr, Verhandl., Ornitholog.. Gesellschaft, Bayern, XI, p. 187-190. 1912.) de la page précédente). Dans les pages suivantes j'indiquerai les localités de Argentine oú ont été signalées les espéces que j¡'enumére et les travaux qui en font mention. 18. 19. 26. w —] 28. 20. Roverro Dabrexe : Distribution des oiseaux en Argentine 215 sous ce nom dans Catalogo sistem. aves argent., appartiennent a la forme typique : Chl. a. aureoventris (Larr. et OrB.), quí ha— bite l'Argentine a l'Ouest du río Paraná. Ch. a. egregius se trouve a Misiones. Chrysoptilus nigroviridis C. H. B. Grawyr [syn. Chrysoptilus cristatus (nec. Vie.) G. Kerr, /bis, 1892, p. 1359, Fortin Nuevo, Pil- comayo inf. |. Chrysoptilas cristatas (ViemL.) |[syn. Chrysoptilus melanochlorus Har- crrr, Cat. Birds B. Mus., XVII, p. 110]. L'espéce ou forme géo- graphique quí est commune dans l'Argentine et quí figure sous ce nom dans Caldl. sist. aves arg. est Chrysoptilus melano— laemus (Marn.) [syn. Chrysoptilus cristatus (nec. ViemL.) Scr. et Houns., Arg. Orn., 1, p. 21; HarcirrT, Cat. Birds B. Mus., XMVHI, p. 112]. Chrysoptilus cristatus (ViemL.) se trouve seule— ment á Misiones. . Celeus flavescens flavescens (Gm.). Misiones. . Bucco chacuru Vie. Misiones. . Pteroptocus rubecola KirrL. Chubut occid. — KosLowskr. . Upucerthia certhioides certhioides (Larr. et Orb.). C'est la forme qui habite la partie orientale de la République Argentine; U. c. lus— cinta (Burm.), se trouve dans la région occidentale. . > Cinclodes fuscus minor (Cab.). C est probablement une forme des hautes montagnes comme le suppose HartertT (Nov. Zool., XVI, 1909, P. 209). . Sylviorthorhynchus Desmurst Gay. Cette espéce signalée de la Pata- gonie dans The Birds of South America a été trouvée au Chubut occid. par M. KosLowsky et au sud du Neuquen, par M. J. R. PeEmBERTON. Siptornis Steínbach Harrerr. Cette espéce indiquée de Salta par Harrerr, se trouve aussi a Mendoza (colecc. Sawzix, Mus. Nac. Buenos Aires). . Xenicopsis rufosuperciliatas Cabanist (Tacz.). Les spécimens du Nord-Quest de l'Argentine, appartiennent a cette forme; ceux de Vlíst a X. r. oleagineus (Sct.). (V. Damsene, An. Mus. Nac. Buenos Atres, t. XXIII, p. 312-313.) Xiphocolaptes major castaneus Rinew. Les spécimens de l'extréme Nord-Quest de l'Argentine (Jujuy) doivent étre séparés comme une forme distincte de X. major major (ViemL.) quí se trouve plus au Sud. Muscisaxicola fluviatilis Ser. Espéce nouvelle pour l'Argentine. Elle 226 40 42. 43 44 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS a été trouvée a Maimara (Jujuy) par M. Bunrx et a Tucuman par. M. Limo. Ma détermination a été confirmée par M. C. E. HeLLmMAYr de Munich á qui j'ai envoyé un exemplaire. . Empidochanes bimaculatus (Larr. et Orb.). Ocampo, Chaco Austral. . Sirystes sibilator sibilator (Viemi.). Assez commun á Misiones. . Cistothorus platensis tucumanus HarteErRT. C'est une forme nouvelle qui parait habiter le Nord-Quest de l'Argentine, tandis que la forme typique se trouve plus au Sud (Cf. Harternt, Nov. Zool., XVI, 1909. p. 163). . Basileuterus stragulatus Licur. Iguazú, Misiones (BerTonM1). . Daenis cayana paraqguayensis Cuump. Misiones. . Pipraerdea melanonota venezuelensis Sc. Tucumán. Les spécimens du Sud-Est de l'Argentine (Barracas al sur) et ceux du Nord-Est (Misiones) appartiennent a la forme typique. . Tangara peruviana (Desm.) [syn. Calospiza melanonota (Sw.)|. Acci— dentellement á Buenos Aires. . Nemosta pileata para quayensis CuurB. Au Chaco (BErTOM1). . Hemithraupis quira Fosteri (SnarrE) [syn. Nemosia y. Fosteri]. Cette forme se trouve a Misiones, tandis que la forme typique habite le Nord-Quest de l'Argentine. . Cyanocompsa cyanea cyanea (Lixx.). Cette forme habite aussi l'est de l'Argentine (Ocampo et Mocovi, Chaco Austral et Misiones). €. c. argentina (SHARPE) se trouve dans la partie occidentale de la République (Cf. DabseNE, An. Mus. Nac., t. XXI, p. 359). et 41. Pseudochloris Lebruni Oust. et Pseudochloris aureoventris men- dozae SHARPE. Ces deux espéces qui ne sont pas comprises dans la liste des oiseaux publiée dans mon Cat. sist. aves arg. doi- vent y étre ajoutées. Zonotrichia strigiceps strigiceps Gouio [Syn. Zonotrichia Whitu SHarPE, Cat. Birds Brit. Mus., MI, p. 608, tab. XIII (1888, Cosquin, Córdoba); Azmophila Whitu Dasrexe, Orn. Arg., Ls 1910. p. 3g1 (part., Córdoba)]. . Cassidix oryziora oryziora (Gm.). Misiones. . Cyanocorax chrysops chrysops (ViemuL.). Forme de Vest de l'Ar- gentine (Chaco oriental et Misiones). Les spécimens du Nord- Quest de la République appartiennenta €. chrys. tucumanus Cab. (Cf. HarterT, Nov. Zool., XVI, 1909, p. 188). Espéces déja citées dans Catdl. sist. Aves argentinas comme provenant seulement du haut Río Paraná, sur la frontiére du Paraguay, et trouvées plus tard a Pintérieur du territoire de Misiones. Roserro Damsene : Distribution des oiseaux en Argentine 217 1. Penelope superciliaris (lx. MS.) Teumm. Santa Ana, Misiones. — F.. M. RoDríGUEZ. 2. Cooperastur poliogaster (Yemm.). S. Ana, Misiones. — F. M. Ronrí- curz. Ma détermination a été confirmée par M. C. E. HeLimaYr á quí ¡'al envoyé lexemplaire en commmunication. 3. Buteola brachyura (Viemr.). Misiones — BERTOMI. (1). //. Rupornis magnirostris Natterert (Scr. et SaLv.). S. Ana. — F. M. RoDRÍGUEZ.. 5. Morphnus quianensis (Daub.). Santa Ana. — BErTOMI.. 6. Spizastur melanoleucus (Viemr.). Mbocay, Misiones. — BERTOMI. . Spizaetus ornatus (Daub.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RopríGUEz. . Elanoides for ficatus (Luwx.). Santa Ána, Misiones. —F. M. RobrícuEz. . Leptodon palliatus (Temm.) [syn. Leptodon cayennensis (Gm.)]. Misio— nes — BErTOMI. 10. Pulsatriz Sharpel Bert. [syn. Syrnium melanonotam SuarpE (nec Tscmun1)]. Misiones — BrErTOML. 11. Gisella Iheringi SuarPE. Posadas, Misiones. — E. LywcH ARRIBÁLZAGA. (Get exemplaire est différent du spécimen de Tucumán de la col- SO 00 =1 lection M. LiLLo). 12. Nyctidromus albicollis Derbyanus Gourb. Misiones. — BERTONI. 13. Cypseloides senex (Temm.). Misiones. — BERTONI. 14. Phaéthornis eurynome (Less.). Misiones. — BERTONI. 15. Thalurania glaucopis (Gm.). Misiones. — BERTOMI. 16. Calliphlox amethystina (Gwm.). Misiones. — BERTOMI. 17. Trogonurus rufus rufus (Gwm.). Misiones : Santa Ana. — A. LLamas et F. M. RoprícugEz. 18. Dromococcyx phastanellus (Sprx). Misiones. — BERTOMI. 19. Pleroglossus castanotis australis Cass. Misiones: Santa Ana. — F. M. RoDríGUEz. (1) Les citations de M. Berrox1, que je donne ici sont les résultats des derniéres explora- tions qu'il a pratiquées dans le territoire de Misiones et ont été Vobjet des suivantes publica- tions de cet auteur. 1. Contribución para el conocimiento de las aves del Paraguay, en Anales cientificos paraguayos, n* 3, ser. I. 1904. 2. Segunda contribución á la ornitología paraguaya, en Revista del Instituto paraguayo. 1906. 3. Contribución para un catálogo de aves argentinas, en Anales Sociedad Científica Argentina, t. LXXV, p. 64-102, 1913. Dans Vappendice de mon travail (Orn. Arg., p. 407 et suiv.) j'ai indiqué quelques-unes des espéces qu'il a citées dans les deux premiers travaux. Les spécimens recueillis par F. M. Ronrícurz, se trouvent dans les collections du Muséum National de Buenos Aires et dans la collection de M. Luro A Tucumán. 2 TE, ww —] ¡A O BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS . Campephalus robustus percoccineus (Br.). Misiones: Santa Ana. — F. M. RopríGuUEzZ. Ceophloeus lineatus lineatus (Ltxx.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RoDrÍGUEZ. . Piecumnus Temminckt Larr. Misiones : Santa Ana. — F. M. Robrí- GUEZ. . Nonnula rubecola rubecola (Srrx). Mbocay, Misiones. — BERrTOML. . Conopophaga lineata anomala (Berrom) Cmusa. [Syn. Ceraphanes anomalus Bertox]. — Iguazú, Misiones. — BErTOM1. . Corythopts calcarata (Web). Santa Ana, Misiones. — F. M. Ropbrí- GUEZ. . Hypoedaleus guttatus Rodriguezianus (Berrox1). [Syn. Thamnophilus Rodriguezianus BERTOMI1; Thamnophilus guttatus rodriguezianus CuusB]. Iguazú. — BerTOmMt . . Lochites severus (Licur.). [Syn. Thamnophilus severus (Licur.)]. Santa Ana, Misiones. — F. M. RopríGuEZz. . Dystthamnus mentalis mentalis (Temm.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RopríGuUEz. . Herpsilochmus rufimarginatus rufimarginatus (Temm.). Iguazú. — BertoxI; F. M. RopríGuEZz. . Formiciabora ferruginea (Licur.). Iguazú, Misiones. — BERTOMI. Terenura maculata (Wi1eb). Iguazú. — BERTOMI. . Pyriglena leucoptera(Vremr.). Iguazú. — Berrom; F. M. Robrí— GUEZ. . Grallaria varia imperator Larr. Misiones. — BERTOMI. . Grallaria ochroleuca (Wie). De Santa Ana a lPlguazú. — Ben- TOMI. . Clibanornis dendrocolaptoides (Prerz.). Iguazú. — BERTOM1. . Synallaxis ruficapilla (Viemi.). Misiones: Bonpland. — JORGENSEN. . Synallaxis cinerascens Temm. Misiones. — BERTOMI. . Siptornis ruticilla (Car. et Herx.). Misiones. — BERTOMI. . Automolus leucophthalmus (Wien). Iguazú. — Bertoxt; F. M. Ro- DRÍGUEZ. . Philydor atricapillas (Wx1eb). Misiones. — BERrTOMI. . Philydor rufus rufus (Vieni.). Misiones. — BerTOoM; Santa Ana. — F. M. RopríGuEz. . Philydor Lichtenstein: Cab. et Here. Misiones. — BErTONI; Santa Ana. F. M. RoDríGUEzZ. . Campylorhamphus falcularius (Viemz.). Misiones : Iguazú. — Ber— TOM; Santa Ana. — F. M. RopríGUEZ. Rorerro Dansese : Distribution des oiseauz en Argentine 249 . Dendrocolaptes picumnus Licnr. Misiones : Santa Ana. — F. M. Ro- DRÍGUEZ. . Erator inquisitor inquisitor (L1icur.). Misiones. — BeErTOxM.. . Tityra brasiliensis (Sw.). Misiones. — Bertox1; Santa Ana. — F.M: RoDRÍGUEZ. . Pachyrhamphus castaneus castaneus (Jaro. et Ser). Misiones. — BerTOxt; Santa Ana. F. M. RoDríGUEZ. . Philabura flavirostris Vwux. N. de Misiones. — BERTOML. . Chasmorhynchus nudicollis (Vwerr.). Misiones. — BERTOM. . Pyroderus scutatus scutatus (Suaw). Misiones. — BErTOM1; S. Ana. F. M. RoDrÍGUEZ. Y . Piprites chloris chloris (Temm.). Trés commune á Misiones selon M. BERTOMI. . Scotothorus unicolor (Br.). Iguazú. — Berrom; S. Ana. — F. M. RoDrÍGUEZ. . Copurus colonus colonus (Vient.). Commun á Misiones : Santa Ana et Iguazú. — F. M. RobrícuEz. . Euscarthmus gularis gularis(Temm.). Bonpland, Misiones. —JORGENSEN. . Orchilus auricularis pyrrhotis BerL. Misiones. — BerToxM. . Hemitriccus diops (Temm.). Misiones. — BeErTOx1. . Poyonotriccus eximius (Temm.). Iguazú. — Berrox1. . Leptotriccus sylviolus Car. et Here. Misiones. — BeErrTomt. E Pipromorpha rufiventris (Licur.). S. Ana. Misiones. — F. M. Ro- DRÍGUEZ. . Capsiempis flaveola flaveola (Licur.). Iguazú. — Berroxt. . Myiozetetes similis similis (Se1x). Iguazú. — Berroxt; S. Ana. — F. M. RODRÍGUEZ. . Conopias trivirgata (Wien). Misiones. — Berroxm; S. Ana. —F. M. RODRÍGUEZ. . Planesticus albicollis paraguayensis (CuuBB). Misiones: S. Ana. — F. M. RopríGUEZ. . Planesticus subalaris (Leverk.). Misiones: Santa Ana. — F. M. RoDRrÍGUEZ. . Cyclarhis ochrocephala Wiedi Perz. Iguazú. — BErTOom1. . Coereba chloropvga majuscula (Cab.) P. KR. Lowe. Iguazú. — Ber-— TONI; S. Ana. — A. LLamas. . Chlorophonia chlorocapilla (Suaw). Misiones. — BERTOMI. . Hypophaea chalybea (Mixax). S. Ana, Misiones. — F. M. RoprícuUEz. . Tangara seledon (Múrx.). [Syn. Calospiza tricolor (Gm.)]. Tres com- mune a Misiones: S. Ana et Iguazú. — F. M. RoprícurEz. 250 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 70. Tangara pretiosa (Car.). [Syn. Calospiza pretiosa (Cañ.)|. Comme Vespéce antérieure est assez commune á Misiones. 71. Phoenicothraupis rubica rubica (Vient.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RobrícuEz. 72. Tachyphonus coronatus (Viemt.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RobkrÍíGUEZ. 73. Trichothraupis melanops (Viemt.). Santa Ana, Misiones. — F. M. RoDríGUEZ. 74. Thlypopsis sordida sordida (Larr. et OrB.). Santa Ana. Misiones. — F. M. Roprícuez. 75. Cissopis leveriana major Ca. Santa Ana, Misiones. — F. M. Robrí- GUEZ. 76. Saltator maxillosus Cam. Misiones. — BERTOMI. 77. Pilylus fuliginosus (Daun.). Iguazú. — Berronr; F. M. RoprícuEz. 78. Sporophila superciliaris Pez. Misiones. — BErTOMmt. 79. XAanthornus decumanus Part. Iguazú. — F. M. RooríGuEz. 80. Cacicus haemorrhous aphanes BerL. Santa Ana, Misiones. — F. M. RoDríGUEZ. | Dans la liste qui suit ¡indique toutes les espéces observées en l'Argen— tine. dont la distribution dans ce pays n'a pas été comprise dans The Birds of South America, en Vaccompagnant du titre et de la page des travaux des diflérents auteurs quí en ont fait mention (1). Les espéces signalées dans l'Argentine aprés la publication de l'ouvrage de MM. Brasourxe et Cnuss, portent un astérisque. 1. (N* 5 de The Birds South Amer.). * Tinamus solitarius (ViemL.). — Distribution indiquée : Paraguay; Sud-Est du Brésil. Cette espéce deja observée a Puerto Bertoni par M. W. Brer- Toxt a été signalée derniérement par le méme auteur a Misiones. (Anales Soc. Cientif. Argentina, t. LXXV, p. 68. 1913.) 2. (N” 2%, Birds S. Amer.). Crypturus tataupa (Temm.). — Distrib., indiquée : Brésil; Pérou ; Paraguay. (1) Je profite de Poccasion pour faire ici une observation au sujet du changement de nom que les auteurs de The Birds South America ont proposé pour l'autruche de Patagonie : Rhea Dar- wini Gouro, qu'ils appellent Rhea pennato Ors. L'exemplaire de louvrage de D'OrmrenY, Vo- yage Amér. Mérid., Itin. ML, p. 67 (note) que j'ai sous les yeux et cité par les dits auteurs, porte la date 1839-45 (non 183/ comme il est écrit dans Birds S. Amer.), c'est-a-dire qu'il a été publié deux ans aprés la publication de la description de Gourm de sa Rhea Darwini dans les Proc. Zool. Soc. Lond. 1837, et par conséquent ce dernier nom doit avoir la priorité sur Rhea pennala, Rosereo Dabbene : Distribution des oiseaux en Argentine 251 Les spécimens de Misiones appartiennent évidemment a cetle forme et ne different en rien de ceux du Paraguay et du Brésil. Une série de Santiago del Estero : Suncho Corral (colecc. GIrArD) ne montre pas non plus des diflérences appréciables, sauf une coloration moins roussátre des parties supérieures; mais aucun des spécimens s'accorde avec la description du Crypturus Ker— bertí Búrtix. dont le type provenant de l'Argentine a le pileum, la gorge et la poitrine plus foncés. Il y a encore des doutes si cette derniére espéce fondée sur un oiseau mort en mauvais état dans un jardin zoologique est vraiment une bonne espéce. Parmi les exemplaires de Misiones on observe des diflérences dans la colo- ration de la poitrine, qui est franchement gris ardoise chez cer— tains spécimens, tandis qu'elle est légérement teintée de brun olive chez d'autres. Je pense que ce doit étre des différences d'Age ou de saison. Le Crypturus tataupa (Temm.) a été aussi recueilli á Riacho Ancho (Chaco orient.) par¡C. H. B. Grawr (Ibis, 1911, p. 477.) 3.(N* 26, Birds S. Amer.). Crypturus parvirostris WacL. — Dis- trib. indiquée : Sud-Est et centre du Brésil. M. S. Vewrurt affirme avoir vu cette espéce au Chaco Aus- tral (Mocoví et Ocampo) ou il a trouvé le nid et les ceufs (Har— TERT, Novit. Zool., XVI, p. 264. 1909), mais 1l n'a pu recueillir aucun exemplaire de cet oiseau. | 4. (N* 47, Birds S. Amer.). Rhynchotus maculicollis GraY. — Distrib. indiquée: Bolivie. Un exemplaire de cette espéce a été recueilli a San Pablo, Tu— cumán par M. G. A. Barr et déterminée par le comte H. v. Ber- LePSCH (Lio, Fauna tucumana, aves, en Revista de letras y ciencias sociales, p. 38. 1905). Plus tard, elle a été chassée á Villa Nougues et a Ñorco. Tucumán, par M. L. Disertr (Hartenr, Novit. Zool., XVI, p. 265. 1909). 5. (N* 72, Birds S. Amer.). Tinamotis Pentlandi Vic. — Distrib. indiquée: Nord du Chili; Bolivie; Pérou; Equateur. Récueillic á Santa Catalina, Jujuy, par M. G. Geruixe (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, p. 248. 1904). 6. (N* 74, Birds S. Amer.). *Crax Sclateri Gray. — Distrib. indi- quée : Brésil central et Paraguay. Bien que rarement, cette espéece a été trouvée au Chaco et á Misiones. M. Vewrurr a rapporté du Chaco un ceuf de cette espéce. BURMEISTER (Reise La Plata Staat., 1, p. 500) l'a signa—- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS [5] [hb] 5] lée aussi de Tucumán, mais il nW'a observé aucun exemplaire. Derniérement M. Berrox1 Va trouvée a Misiones (An. Soc. Cien!. Arg., t. LXXV, p. 68. 1913). . (N* 88, Birds S. Amer.). * Penelope superciliaris (Ir. MS.) Teum. — Distrib. indiquée : Brésil. —] Cette espece signalée du haut Rio Paraná par M. Berrow1 (Penelope purpurescens + P. purpurescens major Bert. Aves nuevas Paraquay, pp. t6, 19. 1901) a été rapportée de Misiones, Santa Ana, par F. M. Robrícuez (Colecc. Mus. Nac. Bs. As.). 3. (N” 119, Birds S. Amer.). Cumana jacutinga (Srrx). — Distrib. indiquée : Sud-Est du Brésil; Paraguay. Trouvée au Chaco et Misiones par HormberRG (Fauna Arg., Aves, im Seg. Censo Rep. Arg., p. 555. 1898) et rapportée de Santa Ana, Misiones, par F. M. RobrtcuEz. 9. (N”" 132, Birds S. Amer.). * Odontophorus capueira (Srix). — Distrib. indiquée : Sud Est du Brésil. C'est 'Urú d'Azara (Apunt., UL, p. 62, nr CCCAMXIV. 1805); signalée aussi du Paraguay : San Joacquin, par BorELLI(SALVAD., Boll. Mus. Torino, X, n” 208, p. 23. 1895) et par Posxer en Villa Rica (DabBexE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, t. XXI, p. 286). M. F. M. Roprícuez a rapporté cette espece de Santa Ana, Mi- siones, et M. J. Mócexsex, de Bonpland, dans le méme territoire argentin. 10. (N* 151, Birds S. Amer.). Columba sylvestris ViemL. — Dis- trib. indiquée : Paraguay: sud du Brésil. Cette espéce n'est pas rare dans la province de Tucumán, au Chaco Austral et a Misiones. M. Luro (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. 1, p. 216. 1902 et Faun. tucum., aves, en Rev. de letras y ciencias sociales, p. 37. 1905) l'a indiquée de Tucumán oú elle a été chassée par M. L. Drwerir. Moi-méme et M. Vex- Turt lavons rapportée de Misiones et enfin M. Vexruri a trouvé le nid et les ceufs pres d'Ocampo, Chaco Austral (Harrerr et Vewrurt, Nov. Zool., XVI, p. 261. 1909). Columba sylvestris, represente la forme méxidionale de Columba rufina (Temm. et Kxip) et son nom doit étre: Columba rufina sylvestris Vers. 11. (N* 154, Birds S. Amer.). Columba albilinea Ber. — Distrib. indiquée : Colombie; Équateur; Pérou; Bolivie; Guyane. Citée de Tucumán : Cerro S. Javier; San Pablo; cumbre de La Hoyada par Luo (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. Í, p. 216. 1902; Id. Fauna tucum., aves, p. 37. 1905); de La Roserto Dansene : Distribution des oiseauz en Argentine 253 Criolla, Tucumán (Barr, Ornis, MI, p. 232. 1904): et encore de la méme province par HarrerT (Novit. Zool., XVI, p. 261. 1909). Le jeune de cette espéece, est la Columba tucumana que SaLvaport (Boll. Mus. Torino, X, n* 208, p. 22, 1895) a décrit par erreur comme une espéce nouvelle sur un spécimen que M. BorrLt1 avait rapporté de San Pablo, Tucumán. 12. (N* 155, Birds. S. Amer.). Columba araucana Less. — Distrib. indiquée : Chili. Peaze (U. S. Expl. Exped., Birds, p. 111. 1848) sous le nom de Columba meridionalis, cite cette espéce de Rio Negro, Patago— nie; M. GerLrvG Va rapportée aussi du lac Général Paz au Chu- but occid. (E. LvxcH ArrirárzaGa, An. Mus. Nac. Buenos Átres, ser. 3, t. I, p. 158. 1902) et enfin le Muséum National posséde deux exemplaires provenant de Santa Cruz, Patagonie et du Neu- quen. W. Scorr et B. SnarrE (Princeton Exped. to Patagonia II, Ornith., part. 1, p. 38. 1904) donnent la distribution suivante : Pérou central, Chili et Patagonie jusqu'au détroit de Magellan. 13. (N* 175. Birds S. Amer.). * Columbina griseola (Srrx). [Syn. Co- lumbina passerina (SaLvab., Cat. Birds B. Mus., XXI, 473 pt.) nec Liwxagus.]. — Distrib. indiquée : Brésil; Guyane anglaise; Veénézuéla; Equateur. Cette forme méridionale de Columbina passerina (L1ixx.) a été trouvée aussi a Misiones (Berrtox1, An. Soc. Cientif. Arg.,t. LXAV, p. 69. 1913). H. et R. v. Ineri6 (Faun. Braz., Aves, p. 21. 1907) indiquent aussi le Paraguay pour la distribution de cette espece. 14. (N” 176, Birds S. Amer.). *Columbina grisea (Boxx.) |= mi- nula auctorum|]. — Distrib. indiquée: Brésil; Amazonie; Gu- yane; Vénézuéla; Colombie. Comme l'antérieure est citée de Misiones par Berrom1 (loc. cit.) et du Paraguay par H. et Y. v. Imerixe (Joc. cit., p. 22). 15. (N” 179, Birds S. Amer.). Columbina talpacoti (Temnm. et Kxrp). [Syn. Chamaepelia talpacoti (Temm. et Kvi)]. — Distrib. indi- quée : Vénézuéla; Guyane; Brésil; Bolivie; Pérou. Espéce assez commune en Argentine, quí figure aussi dans l' Arg. Ornith. de ScLarter et Hunsox. Elle a été citée de Salta, Orán et Concepcion, Misiones, par Wnmrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 626.); de Tucumán : Rio Salí, par Luo (An. Mus. Nac. Bs, As., ser. 32%, t. IL, p. 217. 1902, et Fauna tucum., aves, p. 38. 1905); de Salta: Dep. Cerrillo, par Brucn (Rev. Mus. La Plata, BOL, SOC. PHYSIS. — T. 1. 18 254 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS M, p. 249. 1904. (Colecc. GerLixG); de Posadas, Misiones et de Barracas al Sur, prov. de Buenos Aires, par Vexrurr qui a trouvé le nid et les ceufs (Harterr, Novit. Zool., XVI, p. 263. 1909). Elle est aussi commune au Paraguay et Azara l'a décrite sous le nom de Paloma roxiza (Apunt., MI, p. 20, n” CCCXXIT. Plus tard elle a été indiquée de ce méme pays par DaLcLersH (| roc. Roy. Phys. Soc. Edinburgh, t. X, p. 86. 1888-89 : Ytañú ); par Kerr (1bis, 1910, p. 234. 1901 : Chaco paraguayen); par Cuusb (1bis, p. 62 : Sapucay — Foster); par C. H. B. Grawr (Ibis, 1gr1,p. 460 : Rabicho. haut R. Paraguay) et derniérement de Villa Rica — collec. Posxer (DabbExE, An. Mus. Nac. Bs. As., t. XXIIL p. 287. 1912). 16. (N* 183, Birds S. Amer.). Claravis pretiosa (Frerrari-Perez). [Syn. Peristera cinerea (Temm. et Kxir)]. — Distrib. indiquée : Sud Amérique jusqu'au Paraguay et Pilcomayo. J'ai cité cette espéce de Tucuman /Catal. sist. aves arg., en An. Mus. Nac. Bs. As., ser. 3%, t. MIL, p. 194. 1910) d'ou elle a été rapportée par F. M. Robrícuez. Derniérement ce méme col- lectionneur P'a rapportée de Misiones. 17. (W 185, Birds S. Amer.). * Claravis Geoffroyi (Temm. et Kxip). — Distrib. indiquée : Sud Est du Brésil. Déja citée du haut Río Paraná (Paraguay) par Berroxt (Cha— maepelia miantoptera Bertoxt, Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 26; Cf. H. v. Imer1x6, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 341), cette espéce a été aussi trouvée par le méme auteur á Mi- siones (Iguazú) (An. Soc. Cientif. Arg.,t. LXXV, 1913, p. 69). 18. (N* 193. Birds S. Amer.). * Leptoptila Reichenbachi Prez. — Distrib. indiquée : Sud Est du Brésil; Uruguay. Cette espéce a été trouvée au Paraguay par Berrom (Contribuc. para el conocimiento de las aves del Paraguay, im An. cientif. pa- raguayos, n* 3, ser. l, 1904, p. 9) et derniérement rapportée de Misiones (Santa Ana) par M. F. M. Robrícuez. 19. (N* 203, Birds S.¡Amer.). * Geotrygon violacea (Tzemm. et Kw»). — Distrib. indiquée : Est du Brésil. M. Bexrroxt (loc. cit., p. 10) a indique cette espece du Paraguay (Puerto Bertoni et Djaguarazapá) et derniérement (An. Soc. Cientif. Arg., t. EXXV, 1913, p. 69) du haut Paraná; sur les deux rives de ce fleuve. Elle était déja connue du Paraguay car la Paloma roxa y amarilla (Azara, Apunt., TIL, p. 15, nr CCCXAXT, Roserro Dabbene : Distribution des oiseaux en Argentine 155 1805) se rapporte á celte espece selon Chus (1) et non a G. mon- tana comme afirme SaLvanor1 (2). M. Chusb (fbis, 1910, p. 64) cite aussi G. violacea du Paraguay (Sapucay, colecc. Foster). 20. (N* 204, Birds S. Amer.) * Geotrygon montana (Liwx.). — Dis- trib. indiquée ; Équateur; Pérou; Bolivie; Brésil; Paraguay. Comme l'espéce précédente M. Berrom a observé aussi la G. montana, dans le Paraguay et dans les Missions argentines (loc. clb): 21.(N* 231, Birds S. Amer.). Aramides chiricote (ViemL.). — Dis- trib. indiquée : Paraguay : Brésil. Cette forme méridionale de Aramides cayanea (P. L. S. Mint.) n'est pas rare en Argentine. Elle a été trouvée á San Lorenzo (Ju- juy) par Bore (SaLvanort, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n. 292, p. 34); a Oran (Salta) par GerLivG (Brucn, Rev. Mus. La Plata, XI. 1904, p. 249); au Chaco Austral, oú elle nidifie, par VenturI (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 257) et der— niérement á Misiones par Berrom (An. Soc. Cientif. Arg.. t. LXXV, p. 69, 1913) et par F. M. Ropricuez qui a rapporté plusieurs exemplaires de Santa Ana. 22. (N* 233, Birds S. Amer.). Aramides saracura (Seix). — Dis- trib. indiquée : ? Paraguay ; Brésil; Pérou. Le N* CCCLXIA (Chiricote aplomado) de Azara (Apunt., 1, p. 216) se rapporte bien á cette espece quí n'est pas rare non plus a Misiones d'ou j'ai rapporté deux exemplaires (Cal. sist. aves arg., in An. Mus. Buenos Altres, ser. 3,t. XI, 1g1o, p. 196). M. F. M. RobrícuEz a aussi envoyé derniérement plusieurs exemplai—- res de Santa Ana. 23. (N” 239, Birds S. Amer.). Porzana albicollis (Viemr.). — Dis- trib. indiquée : Paraguay; Brésil; Guyane; Vénézuéla; Trinidad. Lio (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. I, 1902, p. 214 et Fauna tucumana, aves, 1905, p. 36) avait déja citée cetle es- pece de Tucumán : Famaillá; Divert1 et Venrurt Pont obtenue de la méme province (San Felipe) (Harrerr, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 258). 24. (N* 241, Birds S. Amer.). Porzana flaviventer (Bonp.). — Dis- trib. indiquée : Guyane. C'est le numéro CCCLXX VII (Ceja blanca de Azara), (Apunt., (1) Ibis, 1gro, p. 69. (2) Cat. Birds B. Mus., XXI, p. 565. 256 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS HI. p. 231) et a été citée du Paraguay par ImerisG (Rev. Mas. Paulista, VI, 1904, p. 342 et H. y R. v. Inerise (Fauna Braz., Aves, 1907, p. 30). On P'a trouvée aussi en Argentine et le Mu- séum National posséde deux spécimens provenant du Tigre dans la prov. de Bs. Aires. (DabmexE, Cat. sist. av. arg., en An. Mus. Nac. Bs. As., ser. 3, t. XI, 1g10, p. 196) et de Santa Fe. C'est accidentellement qu'elle a été trouvée en Argentine, mais ceci prouve que sa distribution s'étend bien plus au Sud que l'indi- quent BraBourxE el Cnusa dans Birds S. America. 25. (N* 246, Birds S. Amer.). Creciscus melanophaius (Virn.). — Distrib. indiqueé : Brésil; Paraguay. Espece quí n'est pas rare en Argentine el qui arrive jusqu'aux environs de Buenos Aires. M. Vewruri a trouvé le nid et les ceufs a Barracas al Sur (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 258), el Berrow, Va signalée au Chaco (An. Soc. Cientif. Arqg., LXXV, 1913, p. 69). 26. (N* 258, Birds S. Amer.). Jonornis martinica (Liwx.). — Dis- trib. indiquée : Colombie; Amazonie; Guyane; Brésil; Paraguay. M. Vewrur1 a trouvé cette espéce assez souvent au Chaco (San Vicente), dans la province de Santiago del Estero et jusqu'a Barracas al Sur (Buenos Aires) (Lio, Notas ornitológicas, en Apuntes de Hist. Nat., 1, n* 2, p. 22. 1909, et Harrterr, Nov. Zool., XVI, p. 259. 1909). Elle nidifie au Chaco. 27. (N* 295). Jonornis flavirostris (Gm.) — Distrib. indiquée : Gu- yane, Amazonie et intéricur du Brésil. Cette espéce qui se trouve a Matto Grosso a été rapportée du Pilcomayo inferieur (Fortin Page, Arg.) par G. Kerr. (7bis, 1892, p. 149.). Est accidentellement en Argentine. 28. (N” 267, Birds S. Amer.). * Heliornis fulica (Bonp.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Pérou; Équateur; Colombie; Véné- zuéla ; Guyane. Espéce qui se rencontre aussi au Paraguay (H. v. InerixG, Rev. Mus. Paulista, VI, p. 343, 1984 et H. y R. v. ImerixG, Faura Braz., Aves, p 33. 1907). M. Berrox Va trouvée a l'lguazú (Argentine) (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 70. 1913). 29- (N” 268, Birds S. Amer.). Podiceps brachyrhynchus (Cuapm.). — Distrib. indiquée : Sud Amérique tropicale. Cette race méridionale de Podiceps dominicus (Lixx.) s'étend bien plus au sud des tropiques, etjusqu'en Patagonie. Burmerster (Reise La Plata, 1, 521) V'a trouvée a la Pampa: . Roserto Danbexe ; Distribution des oiseaux en Argentine 257 DurxrorD (Tbis, 1877, p, 203), et Wmrrk (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882. p. 629.) dans les environs de Buenos Aires; Wrruixerow el HoLLaxb (Tbis, 1888, p. 473 et Ibis, 1892, p. 244) Von trouvée a Lomas de Zamora et á Vestancia de L”Espartillar dans la méme province; et enfin Durxrorb (1bis, 1878, p. 405.) au Chubut (Patagonte). 30. (N” 279, Birds S. Amer.). Eudyptes nigrivestis Gouzn, P. Z. S., 1860 p. 418 (Falkland Islands). [Syn. Eudyptes chrysocome auct. (nec Aptenodytes chrysocome Forster, Comm. Gotting., MI, p. 139, pl. 1. 1781, Tasmania)|. — Distrib. indiquée : les Malouines. Cette forme géographique. de Eudyptes chrysocome (Forsr.) habite aussi la Patagonie et la Terre de Feu comme l'a confirmé OustaLeT (Miss. Cap Horn, Otseauzx, p. 242). Elle a été signalée dans la Palagonie par C. BurmerstER(An. Mus. Nac. Buenos Altres, NA A ADO... 1888: et: pt. XL, p. 391. 1890: CGhu- but). Le Muséum Nat. de Buenos Aires en posséde plusieurs spécimens de cette provenance et M. Vexrurr a rapporté un ceuf de l'ile de Año Nuevo (HarterT, Nov. Zool., XVI, p. 256. 1909). i 31. (N* 281, Birds S. Amer.). Spheniscus Humboldti Mee. — Distrib. indiquée : Pérou; Chili. Se trouve aussi á la Terre de Feu et dans les iles des États et Año Nuevo. De cette derniére M. Vewrurt possédait un ceuf (HarterT, Nov. Zool., AVI, p. 256. 1909). 32. (N” 288, Birds S. Amer.). Fregetta melanogastra (GouLb). — Distrib. indiquée : Cóte du Chili. Cette espéce ou une autre forme de F. tropica (Gourb) (1) se trouve sur les cótes de Patagonie et aux ¡les Malouines (Scr.. et SaLv., Voy. Chall., U, Birds, App., p. 151. 1881 : Falkland ; CarmaJaL, La Patagonia, part. UH, p. 277. 1900). . 1N* 338, Birds S. Amer.). Rynchops cinerascens Sprix — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Trinité; Guyane ; Pé- rou ; Chili. Deux exemplaires máles typiques de cette espéce ont ¿té chassés Oz o (1) Marnews (Birds Australia, vol. Y, p. 35. 1912) a formé deux races géographiques de cette espéce : Fregelta tropica tropica (Gourw) y Fregetta tropica melanogaster (Gouro). La premiére pa- rait confinée á 'Atlantique tropical, tandis que la seconde se trouverait dans les mers de la Nouvelle- Zélande, de l'Australie et au sud de l'Océan Indien. (Cf. Marews et IrevaL, lbis, pao 1913). 258 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSI1S par M. Vewrurr á San Vicente et rio Amores (Chaco austral (HarterrT, Nov. Zool., XVI, p. 254. 1909). 34. (N* 341, Birds S. Amer.). Larus serranus Tscnum — Distrib. indiquée : Andes de 'Équateur; Pérou; Bolivie; Chili. Cette espéce a été trouvée á Santa Catalina (Jujuy) par Mr. GerLinG (Brucn, Rev. Mus. La Plata, XI, p. 249. 1904). et dans la province de Tucumán (cumbres Calchaquis) (Luro, Fauna tucumana, aves, im Rev. de Letras y Ciencias Sociales, p. 36. 1905). 30. (N” 356, Birds S. Amer.). Attagis Gayi Grorrr. et Less. — Dis- trib. indiquée : Chili; Pérou. Trouvée sur le cerro Pelado (N. O. prov. Tucumán) par M. G. A. Barr (Ornis, MI, p. 231. 1904); et aux cumbres Calchaquís dans la méme province par M. Liuro (Fauna tucumana, aves» p. 35. 1905). Les membres de l'expédition de l'Université de Princeton ont aussi recue1lli trois exemplaires de cette espéce dans la Patagonie occidentale (Arroyo (io et dans la Pampa) (W. Scorr et R. B. Snarre, Princ. Exped. Patagonia, Ornith., vol. 1 Ppt: 2P. MLIIEO A) 36. (N* 369, Birds S. Amer.). *Hoploxypterus cayanus (Larh.). — Distrib. indiquée : Équateur ; Pérou; Guyane; Sud du Brésil. Cité du Paraguay par Azara (Mbatuitui armado, Apunt., UL, p. 289); par H. v. Imertsa (Rev. Mus. Paulista, VI, p. 343, 1904 et H. R. v. Inerina, Fauna Braz., Aves, p. 46, 1907) et récem- ment des Missions argentines par M. Berrom (An. Soc. Cientif. Arg., LXXV, p. 72. 1913). 37. (N* 370, Birds S. Amer.). Ptiloscelis roienaBas (TscHub1). — Distrib. indiquée : Équateur; Pérou; Tarapacá. Espéce assez commune au Nord-Quest de l'Argentine. Elle a été signalée a Cara-huasi (Salta) par M. BoreLLr (SALVADORI. Boll. Mus. Torino, MÍ, n* 292, p. 35. 1897), a Santa Catalina, Jujuy par GerLiNG (Brucn, Rev. Mus. La Plata, X1, p. 250, 1904), dans la province de Tucumán (Valle de La Ciénaga), par LriLo (An. Mus. Nac. Buenos Altres, serie 3,4. L p. 212/1908 et Fauna tucumana, Aves, p. 34. 1905); á Lara dans la méme province par Barr (Ornis, MIL, p. 231, 1904); et encore a Tu- cumán (Lagunas Grandes, 4500 métres d'haut., par M. Venturi, et Las Ciénagas par M. DrwerLi). Ce dernier voyayeur, a trouvé aussi le nid et les ceufs. (HarterT, Nov. Zool., XVI, p. 250, Roserro Dabbene : Distribution des oiseaux en Argentine 259 1909). Enfin le Muséum National a recu derniérement plusieurs spécimens de las Sierras de Tucuman rapportés par F. M. Ko- DRÍGUEZ. 38. (N* 373, Birds S. Amer.). Belonopterus chilensis (MoL.) — Distrib. indiquée : Pérou ; Chili; Détroit de Magellan ; ¡les Ma- louines. Cette espéce ou pluttót race géographique de B. cayennensis (Gm.) se trouve aussi a l'Est des cordilléres dans les provinces andines de l'Argentine depuis Salta jusqu'a la Patagonie australe. Elle a été signalée a Carahuasi (Salta occid.) par BoreLLt (SaL- vADORI, Boll. Mus. Torino. XI. n' 292, 1897, p. 35); dans la province de Mendoza (BurmersteER, Reise La Plata, 11, p. 502); a Carpintevia (prov. San Juan) par Vewruri1 (HarterT, Nov. Zool., XVI, 1909, p. 250); au Rio Negro par DoeriscG (Exped. R. Ne- gro, Zool., p. 95, 1882) et au Chubut, par DurxrorD (1bis, 1877, p. 42); dans la vallée du lago Blanco dans la partie occidentale du méme territoire, par M. J. Kostowsky (Hart. Nov. Zool., XVI, 1909, p. 250). Les membres de l'expédition de Univ. de Princeton ont aussi rapporté un exemplaire de la Patagonie (Princet. Exped. to Pa- ag A Uratih.,+pt.:2,:IQ1O, p..270). ScLATER et Hunson (Arg. Ornith., 1, p. 165) n'ont pas fait de distincion avec la forme typique B. cayennensis (Gm.). Je pense qu'il ny a pas de différences entre les exemplaires de cette derniére espéce provenant de la partie Est de l'Argentine et ceux du Brésil et la forme Belonopterus grisescens Prazak (Ornith. Monatsb., 1V, p. 23, 1896) citée comme péculiaire á Argentine, Paraguay et Uruguay, dans The Birds of S. Ame- rica est diflicilment acceptable. Elle a été fondée sur un spéci- men, provenant du nord du Chili et la description original ne saccorde pas avec les Belonopterus communs dans la Répu- blique. 39. (N” 389, Birds S. Amer.). Recurvirostra andina Pm. et Lawna. Distrib. indiquée : Andes du Chili et Pérou. Elle a été trouvée aussi sur le versant oriental des Andes, dans les provinces andines de la République (Foxraxa, Enumer. sistem. aves región andina, 1908, p. 14, Catamarca). ho. (N* 395, Birds S. Amer.). Micropalama himantopus (Br.) — Distrib. indiquée : Sud Amérique jusqu'au Rio Paraguay. Cette espece a été trouvée a Buenos Aires (DabBexE, An. Mus. 260 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Nac. Bs. Altres, MENE AL, IYIO, p. 218); a Los Ingleses, Ajó, prov. Bs. Aires et á Esquina, prov. de Corrientes (C. H. B. Grawr, Ibis, 1911, p. 470). 41. (N* 403, Birds S. Amer.) Ereunetes pusillus (Liwx.) — Distrib. indiquée : Sud Amérique au Pérou et au Sud-Est du Brésil. Elle arrive jusqu'en Patagonie (Darbexe, An. Mus. Nac., ser. 95 €. Al+ 1910,10-.2 191. 42. (N* 412,. Birds S. Amer.) Canutus canutus (Liws.) [Syn. Tringa AS 43. canutus (Lixx.)] — Distrib. indiquée : Trinidad, Guyane. Dans ses migrations, cette espéce s'étend bien plus au sud. Elle a été trouvée a Buenos Aires, Barracas al sur, par Ven- Turt (Harrterr, Novit. z001., XVI, 1909, p. 251) et jusqu'a la Terre du Feu : Cabo Espiritu Santo, par PLate (H. ScnaLow, im Fauna chilensis, Zoolog. Jahrb., suppl. Band IV, 1898, p. 660). (Ne 23, Birds S. Amer.) Phegornis Mitchelli (Fraser). — Distrib. indiquée : Chili et Pérou. Le Muséum National posséde plusieurs exemplaires de cette espece qui a été trouvée au lac General Paz dans le Chubut occid., par G. GerLixG et dans la prov. de Mendoza, depart. San Carlos, par M. A. Srecmann et M. C. Reen (E. Lyncn ArrIBÁL- ZAGA, An. Mus. Nac. Bs. Altres, ser. 3, t. L, 1902, p. 154). Deux jeunes exemplaires ont été aussi recueillis, par Je Dr. K. WoLLrmHúceL dans la méme province de Mendoza. h4. (N* 442, Birds S. Amer.) Cariama cristata (Liw.) — Distrib. 40. indiquée : Brésil, Ra C'est une espéce assez commune dans le nord de la Héphblique! Elle a été citée de Timbó, Alto de las Salinas, Tapia et Gerro de S. Javier, par Lino (An. Mus. Nac. Bs. Atres, ser. 3, t. 1, 1902, p. 211, et Fauna tucumana, aves, 1905, p. 34); de Misiones, pour M. Amsroserti, et du Chaco, par M. Fowraxa (HoLmBERG, Fauna arg., aves, in Seg. Censo Rep. Arg., 1898, p. 565); de Tala et de San Felipe dans la prov. de Salta, par BoreLL1 (SAL- vADORI, Boll. Mus. Torino, M1, 1897, n” 292, p. 34). Elle ni- difie aussi dans ces régions (HarterRT et Venrurt, Nov. Zool., XVI, 1909, p- 240). (Ne 154, Birds S. Amer.) Egatheus Ridgwayi (ALLen) [Syn. Plegadis A (AnLex)]. — Distrib. indiquée : Pérou, Bolivie. Cette espéce a été trouvée dans la province de Jujuy : Volcan, Rorurto Darpese : Distribution des oiseauz en Argentine 261 par les membres de la Mission Créquir Moxrrort (MéxÉGAUx, Étude d'une collect. 'oiseaux de hautes plateaux de la Boliwie el du Pérou mérid., p. 14, Extrait du Bull. Soc. Phalomalt. Paris, 1909.) 46. (N* 465, Birds S. Amer.) Florida caerulea (Lixx.) — Distrib. indiquée : Golombie, Équateur, ile Aruba, Guyane, Brésil. (Suite et fin au prochain numéro.) Investigaciones antropológicas y geológicas en el litoral marítimo sur de la provincia de Buenos Aires POR EL DR. LUIS MARÍA TORRES Profesor en la Universidad de La Plata . CARLOS AMEGHINO Jefe de la Sección de Paleontología del Museo Nacional de Buenos Aires De acuerdo con el plan de nuestras investigaciones sobre la antigúe- dad del hombre en el litoral marítimo bonaerense, que combinamos y fué aceptado por los directores de los museos de La Plata y Buenos Altres, ellas se han realizado en la primera parte, ó sea, en Miramar y sus inme- diaciones, desembocadura del Cristiano Muerto y sus inmediaciones. Quedará para más adelante, Necochea, Tres Arroyos, Monte Hermoso y Valcheta. En el informe preliminar y en la memoria descriptiva se de- jará constancia de todos esos antecedentes. Las colecciones antropológicas y arqueológicas se han retirado de las siguientes localidades : desembocadura del arroyo Totora; Mar del Sur y sus inmediaciones; arroyos la Tigra, Chocorí, el Pescado y Malacara y sus inmediaciones. Los yacimientos presentaban caracteres diferentes : constan en las notas descriptivas y gráficas indicaciones sobre hallazgos aislados, paraderos, taller, túmulo y cementerio. Los ejemplares de obje- tos, instrumentos y armas pasan de 4500; los materiales antropológicos 202 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS están constituidos por : cranium, calvarium, calvaria, fragmentos cranea- les, pelvis y huesos coxales en fragmento, huesos largos, etc. Se trata de un material muy rico y único, por no poseer nuestros museos ejem- plares de análoga importancia y procedencia. Las notas gráficas á que nos hemos referido contribuirán á dejar esta- blecida la exacta razón de procedencia de todos esos restos y el carácter externo de los yacimientos. En punto á las observaciones generales dejaremos por ahora constan— cia de las siguientes : La máxima parte de las colecciones arqueológicas corresponden en absoluto á los instrumentos descubiertos y descriptos por primera vez por el Dr. Amecuixo, en su monografía Une nouvelle industrie lithique, Pin- dustrie de la pierre fendue, dans le tertiaire de la région littorale au sud de Mar del Plata. Los objetos predominantes en las distintas formas de yacimiento, esta- rían representados en el siguiente orden: piedra hendida, percutores, yunques, morteros. raspadores, cuchillos, puntas de jabalina, bolea- doras, puntas de flecha y otras formas indefinidas. La cerámica puede considerarse ausente en absoluto. Los yunques y percutores siempre se encontraron asociados á la piedra hendida, lo que se puso de manifiesto en el taller y túmulo de Malacara, con mayor evidencia. No parece resultar asi de los objetos restantes, que, por otra parte, denuncian técnicas de fabricación diferentes y un material lítico distinto. Estos materiales representan manifestaciones de una cultura anterior, más evolucionada y de técnica perfeccionada dentro de sus propios recursos. Sería consecuente con estas observaciones atribuir la piedra hendida á los autores del taller, sepultados en el túmulo del Malacara. Y tam- bién, parece resultar de los hechos allí constatados, que las láminas, cuchillos, raspadores, puntas de jabalina, puntas de flecha, etc., corres- ponderían en parte á los hombres mucho más primitivos descubiertos en la Meseta del Chocorí, La Chata y Necochea, Ó sea Homo pampaeus y Homo sinemento, según las diagnosis ya conocidas del Dr. FLorewrixo Amecmixo. Es bien sabido que el Dr. Amecmixo ha atribuido al Homo sinemento una antigúedad terciaria. La industria de la piedra hendida denota ser una de las más primitivas por su técnica, que se hayan descubierto en nuestro territorio, con carac- teres de fijeza ó estabilidad, lo que afirma su valor arcaico, pero en punto á su antigiedad geológica, no puede ser, á nuestro juicio, atribuida á la L. M. Torres y €. Amecmixo : Investigaciones antropológicas y geológicas 263 del piso ensenadense (pampeano inferior) en su totalidad. Convenimos en asignarle una antigúedad no tan remota, que en términos prácticos y admisibles, por ahora, estaría en la época de los constructores del tú- mulo del Malacara, hacia los más remotos, pero en manera alguna hacia los más modernos. Esta última construcción está levantada sobre depó- sitos de loess pampeano y con elementos del mismo origen, mezclados con arenas de los médanos. Á su vez consideramos en general como de origen más remoto á la industria de las cuarcitas en forma de láminas, cuchillos, jabalinas, etc. No obstante que la base de las observaciones estratigráficas de toda esa región han sido dadas en la publicación de FLorexrrvo AmeGHINO titu- lada : Las formaciones sedimentarias de la región litoral de Mar del Plata y Chapalmalán, se han logrado ampliaciones, y en parte, nuevas inter- pretaciones. | Consideraríamos que la disposición de los pisos de la serie pampeana en la localidad estudiada se disponen, en general, como lo interpretara aquel autor; advirtiéndose no obstante, en la sección comprendida entre las desembocaduras de los arroyos La Tigra y Malacara, un orden de sucesión regular entre el ensenadense basal, interensenadense y ense— nadense cuspidal, lo que no se repite en la cuenca del Plata porque no se observa en parte el ensenadense cuspidal. Con respecto al bonaerense, ó piso superior de la serie pampeana, no se presenta allí, según las numerosísimas observaciones y comparaciones verificadas, lo que puede atribuirse á enérgicas y persistentes erosiones. Es una prueba decisiva á este respecto la de que cada vez que se en— cuentran restos de gliptodontes se refieren á la especie característica del pampeano inferior, Glyptodon Muñizi; muy fácil de distinguir por sus enormes dimensiones y ornamentación de la coraza, no habiéndose pre— sentado la oportunidad de encontrar formas características ó que suelen predominar en el pampeano superior ó bonaerense. Desde este punto de vista nuestras comprobaciones modificarían en esa parte á las del Dr. FLorewrixo AMEGHINO, pero no corresponde á este momento de nuestros estudios una afirmación categórica, pues pensamos ampliar aun más las investigaciones en el terreno, prometiendo para cuando la memoria esté en condiciones de ser publicada, mayores prue- bas y su apreciación definitiva. Con respecto al interensenadense, se estima como una transgresión subordinada al pampeano inferior; y que aquellas otras transgresiones que se comprueban como adosadas á dichos pisos — en esa localidad — no pueden tener relación con el piso bonaerense. 264 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Los depósitos postpampeanos ya sean de facies marinas ó de agua dulce, sólo se observan en la boca de los ríos. En toda la región medanosa no existen depósitos postpampeanos, y en los desplayados que la arena deja en descubierto se encuentran, directamente, los elementos litoló- gicos y paleontológicos que caracterizaron al piso ensenadense. Dos palabras más acerca de la hormiga invasora Iridomyrmex humilis Mayr PoR ÁNGEL GALLARDO. Á fines del año pasado publiqué en este Boletín algunas observaciones sobre la hormiga /ridomyrmex humilis Maxr, en las que emitía la opinión que este himenóptero no debe ser indígena de Buenos Aires, sino más probablemente de la parte tropical del Brasil (1). Este pequeño artículo ha sido extractado en la excelente revista inglesa Nature, haciendo notar mi opinión sobre la patria probable de la molesta Dolicoderina (2). Acabo de recibir, gracias á la amabilidad del Prof. Porter, un extenso trabajo sobre este insecto, publicado el 26 de junio de este año, por los señores WiLmOx NeweLL y T. €. Barber (3), en el cual insisten (p. 18) en que debe llevar el nombre de « hormiga argentina.» dado por NeweLL en 1908, en vez de « hormiga de Nueva Orleans » puesto que « el empleo permanente de este nombre hubiera sido manifiestamente injusto para la ciudad que no era responsable de ninguna manera en la introducción de la peste ». Ahora bien, después de escrito mi artículo anterior ha llegado á mi conocimiento el notable estudio del famoso mirmecólogo Emery sobre la familia de las Dolicoderinas, publicado en el Genera Insectorum de Wyrs- MAN (4), en cuya página 23 se lee á propósito de la especie en cuestión (1) ÁwceL GaLtarbo, Observaciones sobre una hormiga invasora lridomyrmex humilis Mayr, en Boletín de la Sociedad Puvsis, n* 3, t. IL, p, 133-138. Diciembre 31 de 1912. (2) Nature, vol. gr, n* 2267, p. 142, abril 10 de 1913. (3) Wiimox Newer € T. C. Barber, The argentine ant. Boletín, n* 122. Bureau of Entomo- logy. U. S. Department of Agriculture, p. 98. Washington, 26 de junio de 1913. (4) C. Emerx, Fam. Formicidae. Subfam. Dolichoderinae. Fasciculo 137. Genera Insectorum, de VVYTSMAN, 1912. ÁwceL Ganarno : Dos palabras más acerca de la hormiga invasora 265 « mais il est vraisemblable, á mon avis, qu'elle provient originalrement du Brésil ». Por otra parte, en el mismo trabajo, Emery enumera 3g especies del género Iridomyrmex de la India y de Australia y ocho de América, de las cuales la única que se ha encontrado en la República Argentina es Iridomyrmex humilis, que también abunda en el Brasil y está en vías de invadir las regiones cálidas y templadas del mundo entero. Las otras especies americanas son del Brasil (7. leucomelas Emerx), Puerto Rico (1. mellens WHerLer, con la subsp. succinea ForkL del Bra- sil), Centro América (1. dispertitus ForeL, con la subsp. micans Foret del Brasil), Colombia (1. iniquus Maxx, [. piifer Maxx), Haití (1. Ketteli ForeL) y Norte América (1. analis Em. Axprú). Como se ve, el centro de dispersión del género /ridomyrmex en Amé- rica está en el Brasil y Colombia. Los Sres. NeweLL y BarBeEr no han tenido conocimiento del interesante trabajo del Prof. H. vox ImerisG (1) en que se afirma que /. humilis no existía anteriormente en Río Grande y debe haber sido introducida allí con cargamentos de azúcar de Pernambuco. En el mismo trabajo de los Sres. NeweLL y BarpeEr se lee (p. 13) que la infestación comenzó en Nueva Orleans en el sitio en que atracan y des- cargan los buques cargados de café del Brasil, que deben haber introdu- cido la hormiga. No sé en qué mercaderías argentinas podría haber sido transportada. Es oportuno, pues, cambiar el nombre de «argentine ant » dado á esta molesta y perjudicial hormiga que comparte con el tango el privile- gio de popularizar, de una manera más ó menos desagradable, el nombre argentino en el extranjero. Buenos Aires, agosto 6 de 1913. (1) H. vox Ineris6, Die Ameisen von Rio Grande do Sul, en Berliner entomologische Zeitschrift, t. XXXIX, parte MI, p. 321-446. 1894. 206 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Examen anátomo-comparativo del encéfalo de Lagidium peruanum Meyen, en relación con el de algunos roedores POR EL DR. CARLOS A. MARELLI1I. L la sección de Zoología del Ministerio de Agricultura llegaron de la provincia de Catamarca tres ejemplares de vizcacha de la sierra, de las cuales observaremos el sistema nervioso central, parte de la anatomía comparada de los roedores en la que sólo se han buscado caracteres fun— damentales en un reducido número de familias y géneros, con un total de 30 especies, siendo indispensables para nuevos criterios generales largas y pacientes investigaciones. En el cerebro posterior la medulla oblongata de Lagidium es de la for ma de un tronco de cono á la cual sigue la medulla spinalis confundién— dose su base con el pons Varoliú; tiene á ambos lados las olíivae y las pyramides sitúanse sobre la superficie ventral de la medalla oblongata en cuya parte superior está la porción inferior de la fossa rhomboidea ; siendo aparente la decussatio pyramidis y no se ven los funiculi gracilis y cuneatus. La otra porción del rhombencephalon 6 metencephalon comprende el cerebellam y el pons. El cerebelo de Lagidium es tangente en la parte anterior del vermis con el margen posterior de los hemisferios cerebrales. Su diámetro transverso máximo es de 20 milímetros; la longitud del vermis 1/ milímetros, su anchura máxima 7 milímetros. En los hemis - ferios ó alae la mayor anchura es de 6 milímetros y su longitud medida con el compás tiene 10 milímetros. El cerebellam de esta especie es comprimido lateralmente; en los de Sciurus, Mus, Capromys, Arctomys, Erethizon y Dasyprocta la reduc- ción es más bien antero-posterior. Desde su cara superior se nota el vermis más desarrollado que los he- misferios á cuyos lados las fissurae paramedianae ó sulei vallecule lo separan de los hemisferios cerebelares. Practicando una sección media se ven las superficies anterior, posterior é inferior. La cara inferior en relación con los vellum medullarae anterius y posterius y la fossa rhombotdea. Cartos A. Maretti : Examen del encéfalo de Lagidium peruanum 207 En general, podemos decir como les acontece para otros géneros á Rxmer Jones, Frower, Lyooeker y Weber que el cerebelo es de pocas proporciones y escasamente cubierto por los lobos posteriores del cerebro. Con esta sección antero-posterior del vermis se ve el arbor vitae y sus dos troncos que envían ramificaciones secundarias en el cerebelo; cuyas fisuras aparecen sobre la superficie dorsal y se percibe la fissura [ si- guiendo el diagrama de Cuarvock BrapLeY menos profunda que fissu— ra II, ésta se dirige desde atrás hacia adelante formando un arco y ha recibido diferentes nombres : sulcus praeclivalis del mismo autor; á con— tinuación distinguimos la tercer fisura ó sulcus postpyramidalis menos profunda y por último la fissura IV, sulcus postnodularis dispuesta en la parte inferior del vermais. En cuanto á los lóbulos y surcos no los podemos describir con la debi- da detención dado el mal estado de su superficie, habiendo podido cons— tatar la presencia de la lingula. A ambos lados de los hemisferios del cerebelo se observa una área bien perceptible y fusiforme de substancia medular que constituye el area me- dullaris de ELior SmrrH ; por el contrario, ocupa una superficie reducida el area postpteroidea, debido al poco espacio de la parte cerebelar supe- rior; se ve á su lado en relación con el area medullaris al area pleroidea y bien desarrollada la fissura postpteroidea y detrás del area postpteroidea el area parapyramidalis. Debajo de estas regiones descriptas en los roedores, se observa en La- gidium el paraflocculus y flocculus encerrados en una cavidad del hueso temporal cuya altura es de 6 milímetros y su ancho 5 milímetros, ligado á la pyramidis por un cordoncito de reducida longitud ó copula pyramidis ; su aspecto en conjunto visto de lado y en proyección es casi circular siendo el flocculus algo menor y situado inferiormente, separado del _paraflocculus por una perceptible y profunda fissura floccularis: las dimensiones del flocculus es de 2 milímetros de alto por 2””5 de ancho. Entre el paraflocculus y el hemisferio cerebelar aparece la fissura para- Jloccularis cuya extensión es pequeña. Las partes anteriormente observadas vistas de lado se sitúan adelante de las alae del cerebelo y debajo del area medullar:s. No se distingue con exactitud el corpus trapezoides, región que se sitúa en la porción inferior del pons, éste es relativamente desarrollado siendo su diámetro sagital 6 milímetros y hállase presente como en otros roedo- res el sulcus basilaris. No he podido observar los orígenes de los nervios abducentes, ni las emergencias de los facialis, acusticas y trigeminus. Para Dasyprocta de Srertxo y Bari el corpus trapezoides es bastante 268 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS evidente, forma una lámina de substancia blanca dispuesta transversal- mente de 13 milímetros de anchura por 2””5 de alto; esta región no la menciona DarestE para Hydrochoerus capybara pero describe el pons muy desarrollado y con una depresión muy señalada para su parte media. En el :sthmus rhombencephali no hay nada de esencial; el ventriculus cuartus es relativamente profundo y en la fossa rhomboidea se ve el sul- cus medianus y los tubercala acustica y por lo restante mencionaremos el fuerte obex, las eminentia medialis y fovea anterior y posterior evidentes. SpERINO y BaLLI encuentran á la fossa rhomboidea muy profunda en Dasyprocta, notando las mismas partes anatómicas apuntadas para Lagi- dium, en lo que coinciden Ziemex refiriéndose á los roedores respecto del desarrollo del tuberculum acusticam y Merrick para Erethizon dorsatus. En la superficie de la lamina quadrigemina del mesencephalon se notan de los corpora quadrigemina solamente los colliculi anteriores y parte del surco cruzado. Cuvier, Rymer Joxes, Frarau y JacoBsoHy, Krause, SpE- RINO y Barr reconocen para los roedores un mayor desarrollo de los colliculi anteriores contrariamente á lo que se observa en los carniceros. En Lagidium el tronco cerebral está metido en parte en la masa cere- bral posterior y los hemisferios esconden á los collíiculi, estando además cubiertos por el cerebelo como sucede también para Geomys bursarius descripto por J. Herrick ; y en Hydrochoerus capybara, Dareste dice que los colliculí están escondidos en los hemisferios. Esta disposición particular concurre á que los pedunculi cerebri se hallen en un espacio relativamente pequeño, su curso divergente limita exteriormente una región trianguiar ocupada por la fossa interpeduncu- laris bien visible, en la cual no he podido distinguir el ganglion interpe- dunculare. En esta parte del mesencephalon, Z1wemex indica muy desarrollado el ganglio anterior para los roedores y SperixO y BaLti hallaron en su Da- syprocta que tenía una anchura de 1””5 y su diámetro sagital 25. En la superficie ventral del diencephalon se observa, no con mucha claridad, dos corpora mamillaria cuyo diámetro transverso de 3 mulí- metros es mayor que el sagital 15. Aparecen fusionados en un cuerpo único y ocupan toda la parte caudal del tuber cinereum en Geomys bursarius de Herrick; en Dasyprocta, Spr- rino y BaLttr hallaron también dos pequeñas formaciones cas! fusionadas y en Erethizon dorsatus € Hydrochoerus capybara son también únicos como en Geomys. Para Lagidium no se halla presente el tuber cinereum que en Dasy- procta se continúa con la hypophysis mediante el ¿nfundibulum; habién- Caros A. Marertr : Examen del encéfalo de Lagidium peruanum 269 dolo señalado Herrick de forma circular para Geomys y subelíptica en Erethizon. Tampoco he podido encontrar la hypophysis que asimismo no se presenta en Geomys bursartus. Son aparentes el chiasma opticum y el tractus opticus. El chiasma mide sagitalmente 2%"5, su margen inferior dista del pons 8 milímetros y su margen anterior del ápice de los bulbos olfatorios 1/4 milímetros; no es tan saliente como en Dasyprocta, adelante le siguen los nervi oplic. cuyo ancho es 2 milímetros y detrás los tracti optic1; éstos se pierden antes de la extremidad del gyrus pyriformis, pero en Dasyprocta se ponen en relación con esta región siendo bien visibles en todo su trayecto. Según Herrick el chiasma opticum en Geomys bursarius no es tan prominente como en Erethizon dorsatus. La forma del telencephalon más ó menos triangular ó piriforme con el ápice en punta es la característica de la mayor parte del orden : Sciuro- morpha, Myomorpha é Hystrocomorpha. Según todos los anatomistas el aspecto del cerebro en los roedores es variable, su forma triangular conduce por gradaciones intermedias á otra casi circular ú óvalo circular ó subcuadrada casi truncada adelante. Al primer tipo se adscriben los cerebros de Geomys, Pectinator, Aulacodas, Dasyprocta. Celogenys, Cavia, Dolichotis, Hydrochoerus, Lepus, que- dando incluido Lagidium y al segundo Castor, Capromys, Hystrix y Erethizon. Para Sperrxo y BarLr las formas intermedias serían las de Sciurus, Mus y Arclomys, etc. Los hemisferios cerebrales de Lagidium son piriformes, con sus gran- des extremidades situadas hacia el cerebelo y las pequeñas sobre los bul- bos olfatorios. Sus márgenes anteriores y posteriores casi no divergen, siendo contigua la fissura longitudinalis cerebri; no se ve en su fondo pos- terior la cara dorsal del corpus callosum como sucede con Celogenys paca observado por BeDDARD. En Dasyprocta de Seerixo y Barut las divergencias de los bordes de la fisura longitudinal adelante y atrás forman dos ángulos; Geomys bursa- rius tiene los bulbos olfatorios contiguos y en las figuras publicadas sobre los cerebros de Sciurus, Mus, Arctomys monax, Erethizon dorsatus, Da- syprocta aguti y Celogenys paca es apenas aparente el ángulo anterior. Siendo bien evidente por su prolongación á lo largo de la fissura longitu- dinalis en Myocastor coypus, Capromys pilorides, Aulacodus swinderia- nus, Viscacia viscacta, Hystrix cristata, Dasyprocta azarai, Hydrochoerus capybara y Lepus cuniculus. Lagidium no tiene el triángulo posterior que presenta Dasyprocta, en LOL. 506. POYSIS:. — Tis e, 270 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS cuyo fondo Sperivo y Barti lograron distinguir el conarium y en parte los collicul: anteriores. Brobarb refiere que los hemisferios cerebrales en los roedores por él disecados divergen posteriormente como lo encontramos en las memorias de Zriemen, Frarau y JacosomN para Mus con las mismas regiones visi- bles que Dasyprocta y pasa lo mismo en Geomys bursarius y el Pecti- nator spekei descripto por Perers. En el cerebro de Cologenys paca figu- rado por Bebparb se ven los corpora quadrigemina y lo son en parte los de Dolichotis patagonica y Myocastor coypus: presentan disposiciones análogas Capromys pulorides, Hystrix cristata, Viscacia viscacia, Dasy- procta azarat, Cavia porcellus y Erethizon dorsatus de Merrick, como también Hydrochoerus capybara de Dareste y los Lepus cuniculus de FLourexNs, Frarau y Jacorsonx. En nuestro ejemplar de Lagidium sólo se nota una ligera escotadura posterior y lo mismo se puede decir de la parte anterior, con excepción de la porción correspondiente á los bulbos olfatorios. Para esla especie, como en los demás roedores, es imposible separar con exactitud los lóbulos de los hemisferios cerebrales; en cada hemisferio el lobus frontalis está adelante, el lobus temporalis ocupando la parte pos- terior de ambos lados á partir de la fissura Syrvn quedando comprendido entre éstos el lobus parietalis. Y el lobus occipitalis se situaría en la parte posterior confundiéndose con el lobus temporalis. En la facies convexa hemisphaeru del palluum, la cara superior lateral de forma triangular tiene su ápice separado del bulbus olfactoríus por un surco circular; el lado medio en relación con la fissura longitudinalis cerebri y el lateral con la fissura rhinalis. La presencia de esta última fisura fué evidente y completa en los roe- dores hasta ahora observados; en Lagidium es poco aparente y visible solamente en la parte anterior y posterior de su trayecto, se inicia como: en Dasyprocta ventralmente en el ángulo anterior del lobus frontalis al lado del sulcus olfactorius, corriendo sin ramas laterales de adelante hacia atrás en una extensión de 6 milímetros á cuya altura se pierde. Frarau y Jacossomx describen la de Mus con una curva convexa en alto y dos pequeñas, una anterior (fissura rhinalis anterior) y otra poste- terior (fissura rhinalis posterior.) La fissura rhinalis es bien manifiesta y continua en Cologenys paca, Viscacia viscacia, Sphyngurus villosus, Myocastor coypus, Capromys pilorides, Hystrizx cristata y Erethizon dorsatus. En Cavia porcellus separa enteramente el rinencéfalo del pallium, regi0- nes que son contiguas en Lagidium y completamente lisas fuera de las Canos A. Marerur : Examen del encéfalo de Lagidium peruanum 2 a | mn impresiones dejadas por los surcos vasculares. Siendo en Cavia porcellus más profunda posteriormente como en Dolichotis palagonica é Hydro- choerus capybara disecados por DaresteE; disposición que SpPERINO y - Barrencuentran en Cavia cobaya y en los Lepóridos por ellos examina— dos. Á ambos lados de la superficie inferior partiendo del yyrus pyriformis. se notan en Lagidium dos surcos que se dirigen de adelante hacia atrás y que corresponden á la otra parte de la fissura rhinalis cuyo curso es con- tinuo para las especies antes citadas. Krause describe en Lepus cuniculus esta fisura con el nombre de sulcus collateralis cerebri, que recibe la vena del mismo nombre y limita el yyrus hippocamp! del gyrus temporalis. El lado posterior de los hemisferios de Lagidium visto desde arriba, es convexo, tangente con el área central del cerebelo y no con los hemisfe- rios cerebelares, disposición análoga de Cologenys paca en el que los hemisferios del cerebelo dejan un espacio libre con los cerebrales. Mien- tras que en Arctomys monax, Castor, Sciurus, Mus, Geomys bursarius, Pectinator speker, Capromys pilorides, Aulacodus swinderianus, Hystrizx, Dasyprocta aguti é Hydrochoerus capybara, los hemisferios del cerebelo extendiéndose alcanzan los bordes posteriores de los cerebrales. La facies convexa de cada hemisferio en Lagidium. tiene un surco sin ramas accesorias dirigido en gran parte de su trayecto casi paralelamente á la fissura longitudinalis con una inflexión cerca de su parte media ; diverge un poco adelante sin llegar al borde lateral y por detrás conver- ge describiendo una curva que termina casi en la base de la fissura lon- gitudinalis distando su parte media de ésta 4 milímetros. No todos los roedores que han sido objeto de estudio tienen surcos en los hemisferios; BenparpD encontró lisos los de Sciurus, Dipus, Gerbillus y Cricetus; Leurer y GrarroLer los de Sciurus y Mus; Ziemen el de Mus; Herrick el de Geomys bursarius y Prrers el de Pectinator spekei. BenparD halló Castor canadensis con breves surcos, en Capromys pilo- rides ligeros surcos y uno longitudinal de y milímetros; para Aulacodus swinderianus la cara dorsal poco surcada, en Viscacia viscacia surcos diferentemente señalados y en Cavia porcellus, breves fisuras. Herrick y Ticnt señalan en Arctomys monax ligeros surcos. Mivarrt en Erethizon dorsatus pequeñas y breves surcaduras. Leurer y GratIoLET indican para Castor una fisura dirigida de ade- lante hacia atrás como en Dasyprocta, en Hystrix cristata surcos que no son simétricos y para Ceelogenys paca depresiones y fisuras. En Lagidium cada surco longitudinal es acompañado por depresiones 272 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS de igual sentido, notándose además á ambos lados dos depresiones en su parte posterior que se continúan debajo con la fissura Sylvi. HaLuer describe en Micromys agrarius un breve surco sagital ramifi- cado posteriormente. Por último, Bebbarp para Dolichotis patagonica y Celogenys paca, fisuras muy profundas dispuestas simétricamente ; para Sphynqurus villosus los hemisferios bastante surcados en relación con Sphyngurus prehensilis y Dareste en Hydrochoerus capybara, fisuras muy hondas que limitan circunvoluciones muy pronunciadas. Además, sobre la cara dorsal de Myocastor coypus halla dos surcos y en Dasyprocta azarai dos longitudinales con ramificaciones anteriores y posterio— res. Surcos como los señalados en Lagidium los encontramos con la misma dirección en Castor que tiene dos pequeños é interrumpidos ; en Dasy- procta azarali dos con ramificaciones, lo mismo que Dasyprocta aguli, donde divergen ligeramente en el sentido antero-posterior. También tiene dos pequeños Lepus timidus, cortos y ramificados en Lepus cuniculas y dos grandes en Dolichotis patagonica que llegan ante- riormente hasta los lóbulos frontales, insinuándose atrás y acercándose á la fisura longitudinal, muy parecidos por su dirección con los de Lagidium. Los surcos longitudinales de Hydrochoerus capybara son de otra natu- raleza, varios é interrumpidos en su parte central. Resumiendo, resulta que excluyendo los encéfalos de Sciurus, Geo- mys, Dipus, Gerbillus, Cricetus y Pectinator que son lisos, nuestro Lagi- dium queda incluido entre las demás especies de roedores que lo presentan gradualmente surcado. En la cara inferior ó facies basalis hemisphaeru, la superficie basal del cerebro frontal ocupa un área reducida. Á la pars anterior de la facies basalis pertenece el bulbus olfactortus que mide de longitud 5 milímetros, de anchura 4 y de altura /; tiene la forma de una pequeña clava en el ápice de cada lóbulo frontal y vistos dorsalmente, están separados de ellos por un profundo surco oblicuo que viene á converger cerca de la fissura rhinalis: vista de lado la extremidad de cada lóbulo frontal sigue un tra- yecto inclinado como el surco referido. La separación de los bulbos es de y milímetros. Tienen tres caras, tres márgenes, una base que se continúa con el tractus olfactorius y terminan en un ápice redondeado. Seccionándolos se ve una hendidura (ventriculus bulbi olfactorii) á la cual sigue el ventrículo lateral. El tractus olfactorius no es continuo como en Dasyprocta y es conspi- cuo en su parte anterior. Su trayecto se interrumpe y la región contigua se divide en dos superficies limitadas por ligeros bordes que divergen; Cantos A. Marriti : Examen del encéfalo de Lagidium peruanum 273 esta porción del rinencéfalo forma el área ocupada por los tubercula trigont olfactoriu, bien aparentes antes del gyrus pyriformis. La substantia perforata anterior de la pars posterior hállase adelante entre el sulcus parolfactorius posterior, el tractus oplicus y el gyrus pyr- formis. La fissura Sylvú es bien visible por los lados ventral y lateral, limita por una parte el lobus pyriformis y por la otra el lobus temporalis. El yyrus pyriformis es otra región anatómica de la pars posterior. El lóbulo correspondiente emerge ventralmente formando un triángulo para cada lado, cuya base sería, en su mayor anchura, de y milímetros y te- niendo á un lado la fissura Sylvii que se dirige hacia atrás. La mayor aproximación de los dos gyri pyriformes en su parte ante- rior es de 5""5, desde donde por un lado se dirigen al encuentro de la fissura Sylvíí y por el otro posteriormente, reduciéndose la superficie de sus lóbulos. SPERINO y Barr dan una descripción del gyyrus pyriformis en Dasy- procta por la cual su presencia es bien evidente; Frarau y Jacogsomy di- cen que en Mus rattus, los lóbulos piriformes son muy estrechos, en punta y pocos prominentes sobre la superficie basal y para Herrick en Geomys bursartus son más prominentes que Erethizon dorsatus, siéndolo muy poco en Dasyprocta azaral observado por BebDaArD. En Dasyprocta aguti la fisura de Sivio es poco acusada y desaparece antes de llegar á la fissura rhinalis; W. Turwer nota que ella existe en los cerebros casi perfectamente lisos de Sciurus, Dipus, Gerbillus y Chin- chilla. Leurer y GrarroLer hallaron en Castor un rudimento de la fissura Sylvi formando un surco perpendicular al mayor diámetro del cerebro. Bebbarb no encuentra trazas para Castor canadensis; la halla ligeramente aparente en Myocastor coypus y Capromys pilorides: en Aulacodus swinderianus bien evidente y en la cara basal de los hemisferios muy redondeada y poco extensa; en Sphyngurus prehensilis tiene una ligera apariencia, siendo más acusada para Sphyngurus villosus y pasa al lado dorsal del cerebro donde es más profunda. Es evidente en Viscacia visca- cia, lo mismo que Dasyprocta azarat y poco señalada en el punto que alcanza la fissura rhinalis. Para Celogenys paca la superficie inferior del pallium tiene un breve y profundo surco; la fissura Sylvú en Cavia porcellus existía á un lado y faltaba para el otro y por fin en Dolichotis patagonica es bastante profun- da, convexa anteriormente, dobla hacia adelante formando un ángulo agudo y llega casi al surco longitudinal principal de la cara dorsal del cerebro. FLarau y JacomsomN encuentran en Cavia cobaya un rudimento de la 274 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Jfissura Sylvi que no se halla en Mus rattus, pero según Lew:is casi faltaría en esta especie, como le sucedió á Harrer en Micromys agrarius: no obstante Herrick refiere ser la de Geomys bursarius menos señalada que en Mus y alcanza como en éste á la fissura rhinalis. En el Hystrizx cristata, disecado por Owex, es bien aparente y se extien- de brevemente sobre la cara dorsal de los hemisferios. Para Herrick, Erethizon dorsatus tiene la región silviana no compri- mida y no se extiende su fisura como en HHystrizx cristata. Dareste en Hydrochoerus capybara refiere que cada hemisferio forma un lóbulo y no hay trazas de la fissura Sylvir. Leurer y GrATIOLET no exponen nada para Lepus cuniculus y según Lewis casi falta en la misma especie; con- cordando Krause, FLarau y Jacogsomx al dar los caracteres de la base del encéfalo en los lepóridos, con lo expuesto por Speriwo y Barri para Dasyprocta, describiendo en la parte media y más saliente del yyrus pyriformis una breve elevación de forma circular, observada además por estos autores en los lepóridos. La presencia bien manifiesta en Lagidium de la fissura Sylvii corrobora los resultados posteriores á DAkrEsTE, quien afirmaba que el cerebro de los roedores, bajo cualquier aspecto, es de un tipo distinto de los prima- tes, carniceros y rumiantes; principalmente caracterizado por la ausencia de la fisura nombrada y la falta de división del cerebro en dos lóbulos, uno anterior y otro posterior á dicha escisura. Las observaciones de Benparb probaron que por la ausencia de la fis- sura Sylvii no es posible caracterizarlos, por haberla encontrado siempre más ó menos aparente y tan conspicua en Viscacia que es imposible poner en duda su existencia. Las conclusiones generales de DarestE fueron limitadas más tarde por VW. Tunxer á los roedores lisencéfalos. Finalmente nuestra observación coincide con las recientes de SpErIxO y Barr, que por la presencia de la fissura Sylvi reunen á su Dasyprocta con los géneros, en los cuales es más ó menos señalada y ya mencionados anteriormente, y mucho más con las observaciones de BeDDARD para Sphyngurus villosus, Viscacia, Ccologenys, Aulacodus y Dolichotis, y la de Owex para Hystrix en los cuales es tan pronunciada que se extiende sobre la cara convexa de los hemisferios cerebrales y es lo que pasa tam- bién en Lagidium aunque no tan aparente para dejar la impresión de una escisura dorsal. En una sección vertical, los hemisferios de Lagidium tienen la parte más gruesa hacia adelante y Ja más fina detrás, de modo que visto de lado su altura va aumentando antero-posteriormente; el máximo espesor se 7 Anc e elo > e e ME ; AA a, mn $ ,Q. EN 4% A Sd A ENCÉFrALO DE LAGIDIUM PERUANUM (Dibujos del autor) Fig. 1. n.o. nervus opticus, c.o. chiasma opticum, £.op. tractus opticus, f.S. fissura Sylvii, c.m cor- pora mamillaria, /.p. lobus pyriformis, p. pyramides, /.0. tractus olfactorius, t.t.o. tuberculum tri- goni olfactorii, s.p.a. substantia perforata anterior, f.r. fissura rhinalis, g.p. gyrus pyriformis, s.b. sulcus basilaris, o. olivae. Fig. 2. f.p.f. fissura parafloccularis, f.f. fissura floccularis, c.p. copula pyramidis, b.o. bulbus olfacto- rius, f.l.c. fissura longitudinalis cerebri, s.e. sulcus ectomarginalis, a.m. area medullaris, a.p.pl. area postpteroidea, pf. paraflocculus, f. flocculus, a. alae, v. vermis. Fig. 3. f.S. fissura Sylvii, f.r. fissura rhinalis, a.m. area medullaris, a.pt. area postpteroidea, a.pp), area parapyramidalis. 276 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS encuentra en un plano que pasa, donde los surcos longitudinales se en- curvan, hacia la base de la fisura del mismo nombre. Adelante la superficie superior se dirige suavemente hacia abajo en una extensión de 8 milímetros hasta iniciarse el trayecto oblicuo del lobus frontalis. El corpus callosum tiene de dimensión 14 milímetros. Limita abajo y posteriormente los colliculr, su dirección es inclinada y se distinguen el genu corporis callosi al que continúa el truncus y posteriormente el sple- num ; por esta disposición el gyrus subcallosus cierra en una posición inferior á las regiones anteriores. La cara media de los hemisferios 6 facies medialis hemisphaerú es cast lisa como en Dasyprocta. Herrick nota para Erethizon dorsatus el corpus callosum considerablemente más grande que en Geomys bursarius y limi- tado sobre la cara dorsal y caudal por el sulcus corporis callos: y donde el splentum es ventral la fissura hippocampt es bien evidente. Friarau y JacorsomN encuentran en Lepus cuniculus un rudimento del sulcus cingal: que en Mus rattus y en Cavía no existe y que tampoco hemos podido observar en Lagidium. Respecto de la conformación interna de los hemisferios el fornix tiene forma triangular, el septum pellucidum colocado entre el corpus callosum y el fornix como en Dasyprocta. Nada digno de nota podemos referir del corpus striatam. Los ventriculi laterales son en general bastante amplios y en ellos se distinguen el cornus anterius, infertus y posterius. SperiNO y Bartr hallaron amplias las cavidades mencionadas en Dasy- procta y en las que encuentran practicando secciones en diversos sentidos el nucleus caudatus, fimbria, fascia dentata y el hippocampus, coinci- diendo en sus observaciones con las de Krause, Frarau y JacoBsoHN en los lepóridos. Resulta, pues, de la síntesis anatomo-comparativa realizada sobre el encéfalo de Lagidium peruanum MrYex en relación con los diferentes roedores, que sus caracteres generales no alteran los establecidos para los distintos tipos del orden, presentando al mismo tiempo otras caracteris- ticas que lo diferencian, y de las cuales no es posible deducir consecuen- cias definitivas con los limitados conocimientos que nos informan. BIBLIOGRAFÍA F. E. Beovaro, NVoles on the Anatomy of Dolichotis patagonica, P. Z. S., p. 236-244. Londres, 1891. — On the Convolulions of the cerebral Hemispheres in certains Rodents. Proceedings of the Zoological Society of London, p. 596 y siguientes. 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Por esta razón en el Museo de La Plata hemos apuntado siguiendo la nomenclatura de Broca (2), en las distintas regiones de las sinartrosis (3), los huesos supernumerarios de mil cráneos de indígenas, llegando á re- sultados no desprovistos de interés. Nos referimos á los huesos que no son fontanelarios ó sea los centrales de Martmó y Gambara, llamados también huesecillos suturo-fontanelarios ó wormianos, por haber sido el anatómico O. Wonxn el primero en obser- varlos. En los Araucanos, Patagones, Diaguitas y Aimaraes aparecen con fre- cuencia en la sinartrosis lambdoidea y después en la occipito-mastoidea, parieto-temporal, coronal y sagital. Mi grande estadística me ha condu- cido en la sinartrosis parieto-temporal á los siguientes órdenes de frecuen- cia : para catorce series prevalecian en la parte astérica siguiendo por sus valores decrecientes las partes lámbdica y media, alternando su orden en estas últimas dos regiones; en ocho series era la parte media sobre la as— térica y lámbdica alternativamente y en otras dos eran sucesivamente lámbdica, media y astérica. Abundan en la parte superior de la sutura occipito-mastoidea, en la posterior de la parieto-temporal y en la región lámbdica de la sagital. Los huesecillos de la sutura coronal son generalmente dudosos, por la compli- (1) V. ChuamBELLAN, Étude analomique el anthropologique sur les os wormiens. Paris, 1883. (2) P. Broca, Instructions crantologiques el craniométriques, en Mémoires de la Société d'anthro- pologie (deuxiéme série), 1, lám. Vl. Paris, 1875. (3) C. A. Mareurt, La complicación y sinostosis de las suturas del cráneo cerebral de los primiti- vos habitantes de la República Argentina, en Revista del Museo de La Plata t. XVI (segunda serie, t. IL), p. 355-357. La Plata, 1909. Carios A. Manetii : Huesos supernumerarios del cráneo 279 cación de su parte media, que produce dientecillos óseos los cuales se in- dependizan con la edad. Su frecuencia no era igual para ambos lados del cráneo, en los obser- vados por CHAMBELLAN son más comunes á la derecha; también nos re— sultaron más abundantes en la misma posición sobre el trayecto de la su- tura lambdoidea, por su acentuada ventaja en cinco series; pero en otras sels series su número es igual á ambos lados y en cinco más numerosos á la izquierda. En la occipito-mastoidea abundan á la derecha en diez series, pero las diferencias numéricas son muy pequeñas, siendo sus totales en los gru- pos restantes iguales ó menores para esta posición con respecto á la 1z- quierda. En la sutura parieto-temporal sobre un total de 16 series, cinco los tienen en mayor número á la derecha y en las demás como en el caso an- terior son menores ó iguales con relación á la otra posición. Comprobamos así las observaciones de MarIMmó y GAMBARA, para quie- nes la mayor frecuencia de los wormianos al lado derecho del cráneo, que en general y especificamente para los huesos epiptéricos ha hallado Curam- BELLAN, no se constata en estos últimos huesos de otros grupos, desde que en series de cráneos de Italianos, Romanos y Sardos son más abun- dantes á la izquierda. Los huesos supernumerarios de los cráneos con ches longitudino- transversal braquicéfalo, son más numerosos con relación á los dolicocé— falos : 42 cráneos masculinos ultrabraquicéfalos dan 232 wormianos; 94 hiperbraqui- braqui- y subbraquicéfalos dan 221 w.; 32 mesocéfalos 62 w. ; 63 subdólicos y dolicocéfalo y y 97 hiperdolicocéfalos 11 w. En el sexo femenino 7 ultrabraquicéfalos dan 6/ wormianos; 71 hi- perbraqui- braqui- y subbraquicéfalos 188 w.; 24 mesocéfalos g2 w. y 32 subdólico- y dolicocéfalos go w. Etnicamente los Diaguitas conducen á conclusiones iguales á las de CHAMBELLAN respecto de las relaciones con el índice cefálico. Con la capacidad craneana son más abundantes en las capacidades in- termedias; pues 75 cráneos cuya capacidad oscila desde X — 1300 cen— tímetros cúbicos me han dado 208 wormianos ó sea 277 por ciento, otro grupo de 59 cráneos comprendidos entre 1300-1495 centímetros cúbi- cos sumaron 215 w. 6 381,3 por ciento y 123 cráneos de 1315 á 1835 centímetros cúbicos, con los mayores volúmenes, arrojaron un total de 323 w. ósea 262,6 por ciento; series que hemos constituído haciendo abstracción de sus caracteres étnicos. Estos cráneos no son todos normales y hay muchos deformados, los 280 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS que por sus deformaciones entran también en la clasificación general de accidentales é intencionales; comprendiendo las primeras á las produci - das en vida y las póstumas, que dejan achatamientos occipitales ú occi- pito-parietales, y las deformaciones intencionales : la fronto-occipital ver- tical y oblicua con su variedad fronto-sincipito-parieto-occipital y la de- formación frontal; estas últimas son comunes en los Diaguitas y también en los Patagones antiguos de Río Negro. Con las deformaciones intencionales 32 cráneos de Aimaraes con de- formación almará dan 94 wormianos; 27 Patagones antiguos con la mis- ma deformación 68 w.; 27 Diaguitas y Aimaraes con la deformación fronto-occipital 231 w.; 33 cráneos de estos últimos grupos con la de- formación occipital vertical-192 w. y otros 32 con la deformación occi- pital oblicua 134 w. 37 Patagones y Araucanos aplastados posteriormente dieron 107 w. y 64 con plagiocefalías 148 w. En general son más frecuentes con las deformaciones intencionales y dentro de los diferentes tipos, acompañan más á la fronto-occipital y sus variedades. Los Patagones antiguos deformados tienen un valor medio en su capa- cidad craneana siempre menor que los normales. En los Patagones del Chubut es lo inverso y los valores medios de la capacidad son siempre mayores en los cráneos deformados con algunas excepciones en los hom- bres. Los Araucanos deformados y de índice braquicéfalo tienen 109 centí- metros cúbicos más de capacidad que los normales, con excepción de los subbraquicéfalos normales cuyo volúmen craneano es más alto. Las cifras que expone TorixarD para los individuos muy deformados de Ancon, son inferiores de los de una serie de igual procedencia casi normales; y los Diaguitas deformados cubicados por Tex Kare, tienen una capacidad ligeramente más elevada, siendo 12 centímetros cúbicos la diferencia. | Tenemos así en los Diaguitas, que el número de huesecillos en los crá- neos deformados aumenta con relación al índice sin elevación correlativa en el volumen craneano, y en los demás grupos cuando la capacidad se eleva podemos constatar mayor cantidad de huesos supernumera- rios. No es definida la influencia del sexo porque g6 cráneos de Patagones hombres dieron 220 wormianos contra 217 w. en 78 mujeres; 66 Arau- canos masculinos sumaron 220 w. contra 215 para 61 femeninos; 117 Diaguitas hombres dieron 584 w. contra 318 en 63 femeninos y 49 Pa- Cartos A. Marecti : Huesos supernumerarios del cráneo 281 tagones antiguos masculinos, 125 huesecillos contra 140 en 58 individuos femeninos. Según CHambeLLAN la ventaja corresponde al sexo masculino por la ma- yor capacidad, pero Riccarp1 encontró un número más elevado en las mujeres Papuas y Grurrriba-RuccerI dice que son más numerosos en este sexo, debido á que la osificación del cráneo se opera difícilmente. La sinostosis en los cráneos femeninos es siempre retardada, y para la tabula externa de los masculinos la osificación de las suturas es mucho mayor; por lo tanto si una difícil sinostosis favorece su persistencia, no lo es de una manera absoluta para que dominen en un sexo, puesto que por la fuerte sinostosis han desaparecido otros que no se incluyen en la estadística. Su origen se atribuye á un gran cerebro en la primera edad, que altera la disposición regular de aparición de los centros de osificación de la es- cama. Más dudoso es explicarlos por la hidrocefalía, observada sólo en ca- ' sos aislados ; y el conjunto de individuos con huesos supernumerarios los Diaguitas, Aimaraes y los braquicéfalos de los otros grupos étnicos, se— rían según esta hipótesis hidrocéfalos, lo que es un absurdo. L. Maccr ha notado cráneos voluminosos por hidrocefalía con amplios espacios membranosos suturales coronales y lambdoideos sin huesecillos, y las observaciones por él reunidas excluyen á la hidrocefalía como causa primitiva, pudiendo faltar y existir de distintas maneras en los cráneos hidrocéfalos y en los que no lo son; su presencia en los vertebrados y su especial difusión en los mamíferos concurre á destruir el concepto de que pueden ser anomalías; considerando Maccrt á los huesos supernumera— rios y demás huesos mayores, constituyentes de los estados ontogénicos de la craneogenia regular. Tampoco satisfacen las demás hipótesis que los explican por las pre- siones excéntricas Ó por la falta de sincronismo entre el desarrollo del ce- rebro y su envoltura, y prueban las divergencias surgidas entre los auto- res las numerosas referencias reunidas por Le Dounre (1) sobre los cen- tros de osificación, que darían una base para explicar su origen. Con la estadística no se ha arribado á conclusiones iguales : dice Vir= cnow que el índice cefálico no tiene influencia en los huesos epiptéricos ; para Riccarbr la dolicocefalía facilita su origen; Caror1 ha observado wormianos menos frecuentes en los cráneos largos y Marimmó y GAMBARA (1) A. F. Le Dourze, Traité des variations des os du cráne de Uhomme et leur signification an point de vue de Panthropologie zoologique. Véase sobre wormianos, p. 31, 51-64, 115, 137 165, y siguientes. Paris, 1903. 282 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS con estadísticas numerosas, hallaron la máxima frecuencia tanto en los pueblos manifiestamente braquicéfalos Pieles rojas y Lapones como en otros prevalentemente dolicocéfalos Neozelandeses y Papuas. Por nuestra parte respecto al índice cefálico hemos obtenido los resul— tados de CHamBELLAN; lo cual teóricamente explicamos por la mayor an- chura de los braquicéfalos, en los que aparecen más fácilmente puntos de osificación separados de los huesos principales, que terminan quedando definitivamente independientes; también Sriena y ScHLocker afirman que el mayor número de wormianos ptéricos es debido á un mayor diá— metro bitemporal. Completando los datos estadísticos en las distintas razas, puedo agre— gar á los que da CHamBELLAN los siguientes : g DA Auvérmios.,0. di 56 403,55 17 564,81 o A 12% 316,96 56 260,70 Neocaledonios...... 46 439,12 11 233,32 a A A 89 485,35 11 254,35 PEAD 44 422,26 6 238,88 Diagultas. ceo 67 435,82 15 706,66 Diaguitas: con 50 584,00 48 441,87 Araucanos......... 36 375,00 49 446,89 Araucanos......... 30 236,11 12 216,66 Patagones antiguos. . h9 255,10 48 291,66 Patagones modernos. 48 279,16 37 378,37 Patagones modernos. 48 185,41 41 212,43 En los americanos son más abundantes, concordando con las conclu— siones de Marimó y GAMBARA para los huesos epiptéricos que son más nu- merosos en las razas inferiores: Papuas, Australianos, Neozelandeses y Lapones. Resumiendo, tenemos que los huesos supernumerarios son muy fre— cuentes en las regiones media y astérica de la sinartrosis lambdoidea, parte superior de la occipito-mastoidea y posterior de la parieto-tem- poral. Son aparentemente más comunes en la mitad posterior derecha del cráneo en ambos sexos, pero con importantes excepciones que como en las demás articulaciones llegan á ser más abundantes á la izquierda. Estas excepciones particulares no permiten explicar su presencia por las elevadas capacidades; factor que se relaciona con la constitución del cráneo y en este caso sin influencia directa. Cartos A. MareLti : Huesos supernumerarios del cráneo 283 Son más frecuentes en los braquicéfalos y como este índice se subordi- na á una capacidad relativa mayor, se explicarían por la mayor anchura de estos cráneos y la deformación que eleva el índice. Los cráneos deformados artificialmente tienen más huesecillos, y si se comprobase en otras razas, una causa externa y posterior á la constitu- ción de los huesos fundamentales facilitaría su producción; es segura— mente debido á ello porque los hemos encontrado bien frecuentes en los Diaguitas (hiper-ultrabraquicéfalos). El sexo no tiene influencia y tampoco el retardo de la sinostosis; su origen atribuido á hidrocefalías no es explícito y se encuentran en los ejemplares sin estigmas patológicos. Comparativamente abundan en algunas series de indígenas de Sud América; no tienen relación con los huesos epiptéricos ni con el hueso bregmático y astérico. El concurso de los diferentes factores pasados en revista pueden con-- tribuir á su producción en el cráneo, los que con relación á disposiciones histológicas normales originan retardos en la osificación, apareciendo en- tre los huesos estados comunes para todas las razas y que se observan en los otros vertebrados. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS [17 (9/8) e CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA Ameghino en las escuelas. Con motivo del >” aniversario de la muerte del ilustre paleontólogo, el 6 de agosto del corriente año, ha podido apreciarse de un modo evidente el lugar cada vez mayor que su memoria ocupa en el espíritu público, para quien su nombre tiene ya el valor de un símbolo. Numerosas instituciones han recordado la fecha en conmemoraciones especiales, tan espontáneas como entusiastas. Sobresalen entre todas, por diversas razones, las que se han llevado á cabo en las Escuelas primarias y normales, en donde, por expresa reso- lución del Consejo Nacional de Educación, la «fecha de AmeGHInO » deberá ser recordada todos los años por los profesores y maestros en cla- ses especiales, actos públicos ó privados, con la presencia de todos los alumnos, pequeños y grandes. Es lo que se ha realizado este año en todos los extremos de la República, de tal modo que el nombre de un natura- lista, modestísimo como hombre, ha venido, por este solo hecho, á que- dar colocado al lado del de las más altas glorias de la patria, que son tales, porque, precisamente, han entrado á la conciencia nacional por me- dio de las almas plásticas de los niños, á quienes se ha enseñado á admi- rarlas. Y ha sido por cierto un espectáculo conmovedor para quien ha tenido oportunidad de presenciarlo, el de esos millares de niños que depositaban ante la efigie de un hombre de estudio las flores que hasta hoy no habían llevado sino ante tres ó cuatro figuras, cuya admiración derivaba para ellos, más de Jos prestigios del mando político ó militar que de sus méritos reales. Tampoco podía verse sin emoción las tiernas y torpes manos, inhábiles aún para los palotes, trazando á su modo la bio- grafía del « señor sabio », cuyas obras y cuyas ideas eran, desde luego, tan incapaces de comprender como capaces de admirar. Tal homenaje constituye un hecho que conviene hacer resaltar en todo su significado, particularmente grato para nosotros. Beca para el estudio de las Ciencias Naturales en la Universidad de Buenos Aires. Con satisfacción anunciamos á nuestros lectores que el Consejo Supe- rior de la Universidad de Buenos Aires, accediendo á la solicitud de la Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 285 Sociedad Pnysis de fecha 28 julio de 1912, que publicamos en el N* 2 de este Boletín (t. 1, p. 103), ha resuelto crear una beca para los ex-alumnos de enseñanza secundaria que deseen dedicarse al estudio de las Ciencias Naturales en esta Facultad. El texto de la Ordenanza respectiva, de fecha 3 de Mayo de 1913, dice asike «El Consejo Superior, ORDENA : «Art. 1”. — Créase una beca de ciento cincuenta pesos moneda nacio- nal mensuales, que se concederá al mejor ex alumno de los estudios secun- darios entre los que se inscriban, solicitándola, en el primer año del doc- torado en Ciencias Naturales. «Art. 2% — Encomiéndase á la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales la reglamentación de la presente Ordenanza. «Art. 3%. — El gasto que demande el cumplimiento de esta Orde- nanza se hará de Rentas generales con imputación á la misma. «Art. 4”. — Gomuniquese, publiquese, tómese razón en Contaduría, anótese en el Registro de ordenanzas y archívese. Á su vez el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas, Fí- sicas y Naturales, en cumplimiento del artículo 2% de la anterior resolu- ción, ha formulado la siguiente reglamentación : «Art. 1%. — La Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales admitirá la inscripción de los ex alumnos de la enseñanza secundaria que aspiren á la beca, hasta el 15 de Marzo de cada año, debiendo éstos pre- sentar certificados completos de sus estudios de enseñanza secundaria. «Art. 2%. — La beca se adjudicará al alumno que tenga mayor pro- medio de clasificaciones computado en la forma siguiente : las clasifica- ciones de ciencias naturales, se multiplicarán por 3; las de los ramos de matemáticas, física y química, por 2; y se agregará la suma de las clasi- ficaciones de las materias restantes. El promedio se obtendrá dividiendo esta suma total por el número de materias. «Art. 3%, — Para conservar la beca, el alumno deberá seguir regular- mente la carrera año por año y obtener un promedio anual de cinco por lo menos. «Art. 4%. — Los becados estarán obligados á prestar servicios de ayu- dantes en los laboratorios de la Facultad sim otra compensación que la beca. BOL, SOC. PHYSIS. — T. l. 20 286 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS «Art. 5”. — La beca se pagará durante los años de estudios regulares del doctorado en Ciencias Naturales, comprendidas las vacaciones. «Junio 25 de 1913. » Siendo conveniente que esta Resolución sea conocida de los alumnos de enseñanza secundaria á quienes puede interesar, rogamos por la pre- sente á los Sres. Rectores de los Colegios Nacionales quieran ponerla en conocimiento de los estudiantes de los cursos superiores. Los interesados podrán obtener mayores informes en la Secretaría de la Facultad de Ciencias, Perú 294, Buenos Aires, Ó en la de esta So- ciedad. La Dirección. Concurso para el premio « Carlos Berg » 1913-14. Este premio bianual, creado por la Ordenanza de la Facultad de Cien- cias de fecha 7 de Diciembre de 1906 para perpetuar la memoria del Prof. Dr. €. BerG, consiste en un diploma, acompañado de la suma que representen los intereses de un capital inicial de 5000 pesos m/n en fondos públicos. Según el artículo y” de dicha Ordenanza, «podrá presentarse al con- curso cualquier persona residente en el país, sin limitación alguna de nacionalidad ó de título universitario ». | El tema y la reglamentación para el presente concurso han sido fijados del modo siguiente - «Tem: Estudio monográfico sobre el conjunto ó parte de las sierras pam- peanas bonaerenses. « Reglamentación. — Los aspirantes al premio deberán presentar antes del 1? de Diciembre de 1914 (art. 10 de la Ordenanza) una memoria que comprenda : «1% La bibliografía completa de la región ; «2% Un estudio crítico de todos los trabajos importantes publicados sobre estas sierras, comparándolas para deducir, si es posible, conclusio- nes generales ; | «3% Un estudio original sobre la geología, petrología, topografia, flora, fauna, distribución fito ó zoogeográfica, en que se traten uno ó varios de estos puntos de vista, sea para el conjunto de las sierras Ó para una parte de ellas. ho 00 a] Crónica Y BIBLIOGRAFÍA «Se acompañarán los planos, fotografías, colecciones, etc., que sirvan para ilustrar y documentar este estudio. «La presentación de los trabajos se hará de acuerdo con lo dispuesto en los artículos yg, 10, 11 y 12 de la Ordenanza respectiva. « De acuerdo con el artículo 8” de la misma Ordenanza la Secretaría publicará el tema y la presente reglamentación del concurso en la forma y plazo establecido en dicho artículo. «Jurado. — El jurado lo componen el Decano de la Facultad Ing. Juas F. Sarmy, los consejeros Dres. ÁxGEL GALLARDO y Junio J. Garri é Ing. Enuarno AcuirrE y Prof. Dr. Crisrósal M. Hickex. » José Mariño. La muerte de Don José Mario, acaecida en España, donde había ido en viaje de descanso, el 5 de Agosto del corriente año, es para la Facultad de Ciencias un duelo de familia. Mariño tenía el título de Bedel de la Facultad; pero lo que en realidad era para ella es algo que no puede expresarse con ningún título. Es inú- til, por lo demás, pretender explicar lo que esto significa, pues los extra- ños no nos comprenderían, y nosotros lo sabemos demasiado. Sirviendo á este establecimiento desde su fundación casi, había asistido por espacio de cuarenta años á todas sus transformaciones; y si en algún caso puede decirse con verdad que un hombre se ha identificado con una institución, es, sin duda alguna, en éste. Pero tal identificación era mu- chísimo más que lo que la simple rutina del servicio imprime á cualquier viejo servidor al cabo de los años, pues á ello se unían en Mariño positivas condiciones de inteligencia natural y de carácter hecho. Así es como había adquirido, de puertas adentro, el singular prestigio que le permi- tía ser tanto como la más alta autoridad de la casa, sin dejar de ser un mayordomo, y, siempre, el amigo y el consejero de los alumnos y de los profesores. No hemos querido, pues, dejar pasar en silencio esta muerte que ha afectado tan de veras á todos los que, en una ú otra forma, estamos liga- dos á esta Facultad. 288 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Geología y petrografía de la Cordillera patagónica. De la importante memoria del Sr. P. D. QuexseL, Geologisch-Petro- grafische Studien in der Patagonischen Cordillera, inserta en el Bulletin of the Geological Institution of the University of Upsala (vol. XI, pp. 1-114. 1912), que hemos recibido de dicho instituto, traducimos el siguiente resumen, que el autor agrega al final de su trabajo : «De nuestros estudios se deduce que la distribución geológica de las rocas erupti- vas de la Cordillera patagónica meridional, en cuanto nos es conocida, es perfecta- mente regular. Las únicas rocas de más antigúedad que la época joven de plegamiento de la Cor- dillera son los pórfidos cuarcíferos y porfiritas con sus tobas. Todas las rocas eruptivas tratadas con más detención en este trabajo som de edad moderna, principalmente del terciario. Por lo que se refiere á los lacolitos de la Cordillera oriental, hemos visto en la región del Payne, que no sólo atraviesan las capas del cretáceo superior, sino que son también más modernos que el plegamiento regional. Aunque no se puede fijar con seguridad un límite, existen varios hechos que indican que la época de erupción de los lacolitos de la Cordillera oriental hay que referirla al terciario más antiguo. Las rocas de estos lacolitos constituyen una serie á menudo fuertemente encadenada, y lacolitos próximos presentan sólo un parentesco constitucional escaso. Así tenemos en el Cerro Balmaceda, rocas que parcialmente manifiestan un carácter alcalino; los lacolitos vecinos, Douoso y Payne, no revelan en cambio parentesco alguno con las rocas de la serie alcalina, aun cuando también en ellos aparezcan tipos de rocas bien diferenciados. Como cualidad característica de los yacimientos lacolíticos grandes, hay que hacer notar el cambio á veces rápido de sus rocas, el cual empero depende más del modo de presentarse que de la composición química del magma. En los lacolitos norteamericanos se nos ofrecen relaciones bastante parecidas. Un lacolito puede presentar un carácter alcalino bien definido y entonces todas sus rocas pueden tener una vinculación sistemática muy estrecha; pero también un lacolito vecino, geográfica y geológicamente considerado, puede ofrecer una serie rocosa que tenga muy poco de común con la del anterior. Por ei cambio rápido en la composición química y mineralógica de las rocas de los lacolitos patagónicos, parece que ya se había producido una diferenciación muy grande en el magma fundamental antes de la erupción. Por una diferenciación más avanzada, después de la inyección, dentro de cada lacolito, se ha ofrecido otra vez oportunidad para la producción de tipos de rocas completamente diferentes. Las rocas essexíticas de la región subandina muestran una composición muy uni- forme y constante. La relación de edad entre estas rocas eruptivas básicas y los lacoli- tos granitoides es dudosa, porque ambos grupos de rocas no se hallan nunca en con- tacto. Como ya se ha referido, tanto la aquerita del río Payne como también varias vetas lamprofíricas de la misma región, muestran señales de una acción metamórfica regional. Las vetas están á menudo muy plegadas. Los lacolitos, en cambio, no mues- tran jamás tal acción de presión, hecho éste que indica posiblemente que las rocas essexíticas representan los productos eruptivos más antiguos del magma fundamental. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 2í la») La gran descomposición de las essexitas patagónicas en comparación con el estado de conservación de frescura poco común de las rocas lacolíticas, apoyaría también esta suposición. En sus relaciones recíprocas estas formaciones recuerdan vivamente las rocas erup- tivas de la región de Cristianía. También allí aparecen las eruptivas básicas con aspecto essexítico como macizos pequeños independientes y representan, según BróccEr, los productos más antiguos de transformación del magma fundamental. Aunque sin duda alguna, las essexitas de Cristiania, genéticamente estén muy próximas al resto de las rocas eruptivas, no aparecen jamás como fase de diferenciación de las rocas graníticas ó sieníticas, sino que constituyen macizos pequeños aislados. Las rosas se presentan como si en la región del Payne el desarrollo geológico hu- biera sido muy parecido. Como ya he hecho notar, las essexitas no aparecen jamás como productos directos de diferenciación de los lacolitos, aun cuando de estos miem- bros básicos de diferenciación no faltan. Pero parece que las essexitas se hallan tan ligadas á los lacolitos, que aparecen de preferencia periféricamente rodeando las inyecciones mayores de granito, en forma de pequeñas cúpulas ó macizos. Tanto en la región de Cristianía como en la Patagonia austral, representan las essexitas un papel cuantitativo sumamente pequeño en relación á las grandiosas regiones granitoides. El hecho de estar las essexitas acompañadas por una extensa serie de minerales hace que nuestra atención se dirija otra vez á la región de Cristiania, donde BróccerR ha descripto vetas análogas y donde ha llamado la atención sobre el parentesco de las camptonitas y calciobostonitas con las essexitas. Justamente, la existencia de rocas en vetas tan parecidas en las regiones de essexita de Patagonia, me parece un argumento muy sólido para demostrar la pertenencia de un complejo determinado de vetas á un cierto magma, como también que aparezcan rocas filonianas complementarias como productos de descomposición. He hecho notar que las essexitas conservan una composición mucho más constante que las rocas de los lacolitos. Pero del mapa geológico se deduce con toda claridad cuán insignificante es el papel desempeñado por las essexitas frente á las otras rocas eruy tivas. Las rocas alcalimas han sido descriptas en este trabajo mucho más detalladamente de lo que podría pretenderse en relación á la escasez con que se presentan. Aquí como en todas partes, las rocas alcalinas básicas atraen la atención por su composición dis- crepante y por sus estructuras peculiares. Pero si á estas rocas se les atribuye sólo la importancia que merecen en relación á su dispersión, debemos hacernos la pregunta, si estos hallazgos puramente locales tienen que ser efectivamente interpretados como representantes de un magma fundamental, al que habría que atribuir en este caso un carácter alcalino, ó si es más fácilmente explicable de otro modo el carácter peculiar de estas rocas. En virtud de la pequeña extensión que tiene esta familia de rocas, me parece que queda excluída la aceptación de la existencia de un depósito de magma alcalino, que debería tener una extensión muy considerable en dirección Norte-Sur y hallarse en cambio comprimido de Este á Oeste entre los asientos eruptivos grandiosos de los basaltos pampeanos y los lacolitos de la Cordillera oriental, de los que ninguno tiene carácter alcalino. No nos es posible, por ahora, decidir si las rocas alcalinas deben ser interpretadas como productos de diferenciación de un magma fundamental, al cual mismo no se le puede atribuir carácter alcalino, ó si la absorción de las rocas vecinas ha sido decisiva en la formación de las rocas alcalinas de estas regiones, si bien hay que conceder que para esta última consideración existen algunos hechos que ten- derían á confirmarla. Así, por ejemplo, los pequeños macizos de rocas básicas como 290 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS también la zona periférica de los grandes (Cerro Balmaceda), muestran precisamente un carácter alcalino. Son, justamente, hallazgos en lugares donde podríamos esperar cambios del magma producidos por la absorción. Los macizos pequeños de essexita atraviesan en la región del Payne el esquisto margoso de los horizontes de Inoceramus. Últimamente ha sido señalado por Day, cuán á menudo están en relación las rocas alcalinas con los sedimentos calcáreos. DaLy llega á la conclusión de que la mayor parte de las rocas alcalinas se han formado por la absorción del CO, junto con partes varia- bles de los otros constituyentes de una roca rica en cal. Ante todo debería haber obrado el CO, como un fundente dando así oportunidad para una diferenciación ulterior. La formación de muchos de los minerales característicos de las rocas alcalinas, podría ser explicada de este modo. Para las rocas de la serie alcalina que se tratan en este tra- bajo, se podría admitir, teniendo en cuenta su aparición geológica y su carácter dife- rente con respecto á las demás rocas de esta región, que las rocas vecinas hayan tenido una influencia determinada, y que composición química y mineralógicamente tan dis- tinta, se haya originado por la absorción de las rocas vecinas. Si esto hubiera ocurrido, habría que imaginarse que las alteraciones del magma, producidas por absorción de las rocas inmediatas, hubiesen tenido lugar en una profundidad considerable. Una dife- renciación posterior del magma, explicaría las variaciones de los macizos que hoy día han quedado denudados. La separación de las rocas características para el magma essexítico se reduciría entonces, según esta hipótesis, á procesos de diferenciación. El vínculo genético para las regiones eruptivas graníticas del río Aysen en los laco- litos de la Cordillera oriental, no se puede fijar con seguridad. Por la extensión mucho mayor que abarcan estos granitos se podría ver en estos tipos litológicos, si se acepta un parentesco más estrecho con los lacolitos del Sur, la composición media de todo el magma fundamental, en tanto que los lacolitos representarían facies diferenciales locales del mismo. Como consecuencia final de nuestros conocimientos actuales sobre las rocas eruptivas de la Cordillera oriental del Sur de la Patagonia, hay que conceder que ellas no se pueden referir ni á una ni á otra serie de rocas, sino que se encuentran allí tanto las de carácter alcalino como también las típicamente calcáreo-alcalimas. Tampoco es improbable que se trate aquí de una provincia mixta en que se puedan constatar dos centros de magma; las rocas eruptivas relativamente escasas de la Cordillera oriental del Sur de Patagonia podrían pertenecer á un magma común. Las rocas efusivas de la Cordillera central representan, por último, las rocas erupti- vas más modernas de la Cordillera patagónica meridional. Como ya se hizo notar, se acercan petrográficamente á las andesitas del centro de Chile y podrían ser interpreta- das geológicamente como sus últimas ramificaciones hacia el Sur. La actividad de los representantes meridionales, parece haber durado hasta más tarde. Queda todavía mucho que averiguar en las extensas comarcas de que trata el pre- sente trabajo. Yo no podía dar aquí más que un bosquejo de la distribución y com- posición petrográfica de las rocas eruptivas. Dejo para investigaciones futuras llevar más adelante nuestros conocimientos sobre esta región petrográfica tan interesante, y contestar á preguntas todavía obscuras y sin solución ». Nuevas especies de Aves de la Argentina. Con el título de Description de deux nouvelles especes 'oiseaux de la R. Argentine los Sres. R. DammexE y M. LirLo publican en Anales del Museo N. de H. N. de Bs. As., Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 291 t. XXIV, pp. 187-194, una nueva especie de loro barranquero, Cyanolyseus andinus, de la cual han examinado 7 ejemplares procedentes de Tucumán, Catamarca, Salta y San Luis. Según el Sr. Diverur esta nueva especie es muy común en los alrededores de Amaicha y Golalao del Valle (Tucumán), donde la designan « loro criollo ». La des- cripción viene acompañada de una lámina en colores. La otra especie es una nueva perdiz-martineta, que los autores llaman Calopezus intermedius, por poseer caracteres intermediarios entre C. elegans — la especie típica — y €. formosus Lio. Es abundante en Colalao del Valle, á 2500 m. de altura. Los autores se inclinan á creer que se trata de variedades geográficas ó subespecies de la forma típica descripta por D'OrmrcxY y LarresNaYE. Reproducen asimismo la descripción ampliada de C. formosus. Acompañan repro- ducciones fotográficas de las dos formas. Nota sobre los géneros Heptranchias y Hexanchus, por F. La- mue. An. Mus. N. de H. N. de Bs. As., t. XXIV, pp. 25-34, con 3 fig. y 2 lám. 1913. El autor describe un tiburón pescado frente á Mar Chiquita, prov. de Bs. As., per- teneciente al género Heptranchias, y al cual, « para distinguirlo de los demás — dice — daré el nombre provisorio de MH. spilotus. Pero no dudo de que cuando se pueda estudiar de un modo más completo el género Heptranchias todas sus pretendidas espe- cies se reducirán á dos ó quizás'á una sola ». Á continuación señala la presencia de Hexanchus griseus (GmL.) Rar. en la playa de Miramar. Estudia é ilustra algunos caracteres anatómicos de la nueva especie provisoria, prin- cipalmente los dientes y el encéfalo. sl Himenópteros de la América Meridional, por Juan BrirHes. An. Mus. N. de Bs. As.,t. XXIV, pp. 35-166. 1913. En el presente trabajo el autor describe no menos de 200 especies nuevas de insec- tos himenópteros. Sólo al género [phiaulax (Vam. Braconidae) corresponden 75 especies nuevas, que el autor presenta tabeladas. Trae también una clave para los Oxybelus hasta ahora conocidos de los países del Plata. Acompaña figuras en el texto de algunas formas. Apuntes descriptivos sobre algunos Invertebrados encontra- dos en un viaje á las islas Orcadas, por Luciano H. VaLerre. Bol. Minist. Agricult., t. XV, n* 3, p. 239. 1913. Los animales á que se refiere el presente trabajo son : Insectos Tisanuros : Crypto- pygus antarcticus, Isotoma octo-oculata; Insectos Parásitos : Antarctophthirus ogmorhint, Docophorus melanocephalus, Nirmas antarcticus, n. sp. (piojo de algunas aves marinas: gaviotín, petreles); Ácaros : Gamasus Racovitzai, Halarachne halicheri?, Notaspis antarc- tica; Picnogónidos : Decalopoda australis, Nymphon fuscus ; Crustáceos : Euphausia cd perba, Haliacris sp., Cymodocea antarctica, Glyptonotus antarcticus, Notasellus australis, Machairopus idyoides; Moluscos bivalvos: Kellyia australis, Yoldia Woowardi, Y. ine- 292 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS quisculpta, Y. Valettei; Gastrópodos: Margarita antarctica, Rissoa columna, Leevilittorina caliginosa, Pellilittorina pellita, Lacunella antarctica, Cominella modesta, Nacella «nea. Todas las especies mencionadas, con excepción de dos, se hallan figuradas en dibu- jos que parecen ser originales, aunque nada se dice, y que son bastante buenos, salvo los de los moluscos. Á pesar de su título (« Invertebrados ») esta publicación incluye también una lámina donde están figuradas cinco especies de musgos y líquenes. Menciona además el Sr. VaLerte «una enorme jibia », de la cual capturaron dos ejemplares, macho y hembra, que medían respectivamente, 1,50 y 2,40 m. de largo total. El cuerpo sin los brazos de la primera medía 1,05 m. y el diámetro del ojo, 7 centímetros. Estos grandes é interesantes cefalópodos no han podido ser identificados aún. La «lámina XV, bis» á que el autor se refiere, y donde estarían representados, no figura en los ejemplares de esta publicación que hemos revisado. Notas sobre la helmintología chilena, por Carros E. Porter. Co- municación hecha á la Société scientifique du Chili, « Actes », 1911. Según el Prof. Porrex, los Vermes son uno de los tipos del reino animal en el que menos se ha trabajado en Chile después de la publicación de la obra de Gay y entre los cuales hay mucho que corregir y descubrir. Llegan los trabajos cuya bibliografía razonada presenta, desde 1849 hasta diciembre de 1gr1, apenas al número de 22; lista que es útil á los naturalistas de Chile y del extranjero que quieran ocuparse del estu- dio de los Vermes. M. Contribución al estudio de las Pteridófitas de la isla de Pas- cua y descripción de dos nuevas especies, por C. M. Hickex. Revista Chilena de Historia Natural, año XVII, pp. 89-67. 1913. El autor menciona varios helechos de esta pequeña isla del Pacífico, perteneciente al gobierno de Chile desde 1888, y describe dos especies nuevas, Polypodium Fuentes y Dryopteris Espinosai, acompañadas ambas de ilustraciones fotográficas. Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, t. LAXV. Enero á Junio de 19193. Este tomo contiene los siguientes artículos referentes á Historia Natural : Awroxio A. Romero, Las tituladas « geodas ferruginosas » del Iberá, Entre Rios, etc., por el Sr. E. de Carles. A. pe WixxeLrieD Berrox1, Contribución para un catálogo de Aves argentinas. [Tra- bajo presentado al Congreso Científico de Buenos Aires, 1910. Enumeración de 795 especies. | C. Scmrorrky, La distribución geográfica de los Himenópteros argentinos. [Enumera- ción de las especies conocidas hasta Julio de 1g10, que suman, para los países del Plata, 1833.] BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA JOSÉ CARBONELL No 6. — Buenos Aires, 31 de Marzo de 19:14. — Tomo 1 Distribution des oiseaux en Argentine d'apres Pouvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds of South America (Suite et fin) PAR ROBERTO DABBENE. Le Dr. G. BurmersteR a signalé cette espece a Mercedes (Rép. de ¡'Uruguay) (Journ. f. Ornith., 1860, p. 269 et Reise La Plata Staat., Y, p. 509, 1861); le Dr. A. DoerixG a Corrien- tes (Rio Guayquiraró) (Periód. Zool. Arg., I, p. 257, 1874): C. BurmersteR (An. Mus. Publ. Buenos Aires, 1, pt. X, p. 247), au nord de la Patagonie. De cette méme region elle est aussi citée par CarBAaJaL (La Patagonte, pt. Il, p. 272, 1900). La distribution indiquée par Scort et SHarpE (Princet. Exped. to Patagonia, 11, Ornith., pt. 3, p. 382, 1912), comprend aussi ce territoire. 47. (N* 471, Birds S. Amer.). Nycticorax cyanocephalus (Moz.). — Distrib. indiquée : Chili; détroit de Magellan. Cette espéce ou forme géographique de Nycticorax naevius (Bobp.), se rencontre aussi dans la Patagonie occidentale ei elle a été signalée par les naturalistes de l'expédition de Univ. de Princeton (Scorr et SHarpeE, loc. cit., p. 394), au lac Pueyrredón et au Rio Chico, Santa Cruz. Derniérement le Muséum National a recu plusieurs exemplaires du Chubut. 48. (N? 489, Birds S. Amer.). Botaurus pinnatus (WacL.). — Distrib. indiquée : Guyane: Sud-Est du Brésii. BOL, SOC. PHYSIS. — T.I. 21 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Signalée a Tucumán (Lagunas de Malvinas et Quebrada de Las Piedras) par LiLLo (Fauna tucum., aves, en Rev. Letras y Ciencias Sociales, 1905, p. 33); au Chaco Austral (Mocovi) par VextURI, quí la aussi obtenue á Barracas al Sud, dans les environs de Buenos Aires (HarterrT, Novit. Zoolog., XVL, p- 247, 1909). 49. (N? 495, Birds S. Amer.). Phoenicoparrus andinus (PhiL.). — Distrib. indiquée : Andes du Chili. M. LiLLo a trouvé cette espéce á la Quebrada de Las La- gunas et aux Cumbres Calchaquíes á /4600 meéts. d'altitude dans la sierra de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. I, p. 209, 1902 et Fauna tucum., aves, p. 32, 1905). 90. (N* 496, Birds S. Amer.). Phoenicoparrus Jamesi (Rammer). — Distrib. indiquée : Andes du Chili; Pérou méridional. Les membres de l'expédition Créqui-Montfort, ont trouvé cette espece sur les hauts plateaux de la province de Jujuy pres de Abrapampa (MexrEGaAUx, Etude d'une collect. «Pois. provenant des hauts plateaux de la Bolivie et du Pérou mérid., extrait du Bull. Soc. Philom. Paris, p. 28, 1909). Un autre spécimen provenant de la Bolivie est conservé au Muséum Na- tional de Buenos Aires. 51. (N* 501, Birds S. Amer.). Chloéphaga melanoptera Errox. — Distrib. indiquée : Hauts plateaux du Pérou; Bolivie; Chili; détroit de Magellan. On trouve cette espéce aussi dans les parties occidentales de la République. BurmerstER Va signalée dans la province de San Juan; Limro Va obtenue aux cumbres Calchaquíes dans la province de Tucumán (Fauna tucum., aves, p. 31, 1909) et Baer au Cerro Pelado dans la méme province (Ornis, XII, p. 229, 1904). Enfin M. KosLowskY l'a trouvé dans la pro- vince de Catamarca (Revista Mus. La Plata, VI, p. 292, 1899). ' 52. (Ne: 505, Birds $. Amer.). Chloéphaga rubidiceps ScL.— Dis- trib. indiquée : 1les Malouines. Cette espéce qu'on croyait confinée aux iles Malouines ha- bite aussi la Terre de Feu et le continent. Déja 'OrbIGNY Vavait rapportée de la Patagonie (Cf. OustaLerT, Miss. Cap Horn, Oiseaux, p. 312) et plus tard quelques exemplaires ont été obtenus a Ajó dans la province de Buenos Aires (C. H. B. Grawr, Ibis, 1911, p. 343). A la Terre de Feu elle parait Roserto Dabsexe : Distribution des oiseaux en Argentine 295 a assez commune selon CrawsmaY (The Birds of Tierra del Fuego, p. 99, 1907). 93. (N* 510, Birds S. Amer.). Alopochen jubata (Sr1x). — Dis- trib. indiquée : Guyane; Brésil; Est du Pérou; Bolivie. M. GeErLING a tué un exemplaire de cette espece á Oran dans la partie orientale de la province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 250). 54. (No b11, Birds S. Amer.). Anas specularis Ki. — Dis- trib. indiquée : Centre et Sud du Chili; détroit de Magellan. On a rencontré cette espéce de canard bien plus au Nord dans la Patagonie occidentale. C. BurmersteR (An. Mus. Pú- blico Buenos Aires, ser. L, t. TIL, 1888, p. 248) Va obtenue sur les rives du Rio Carrenleufú au Chubut et GerLivG Va observée aux environs du lac Général Paz dans le méme terri- toire (E. LywcuH ArriBÁLzAGA, Án. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L, 1902, p. 160). Enfin Scort et SuarPE (Princeton Exped. to Patagonia, t. 11, Ornith., pt. 3, p. 445, 1902), Pont citée au Rio Negro (Patagonie) et le Muséum de La Plata posséde plusieurs spécimens provenant des régions au sud de ce fleuve. 99. (No 512, Birds S. Amer.). Anas cristata Gm. — Distrib. indi- quée : Chili, détroit de Magellan; iles Malouines. C'est une autre espéce qu'on rencontre aussi sur le versant oriental des Cordilléres dans presque toutes les provinces an- dines de l'Argentine. Elle a été signalée au Chubut par €. BurmeIisTER (An. Mus. Público Buenos Aires, t. TIL, pt. X, p. 248, 1888); Frrz GeraLD l'a rencontrée á Mendoza; Q. Á. Barr (Ornis, XI, 1904, p. 229) á Jl'Ouest de Tucu- mán, au Cerro Pelado; GrErLinG Va chassée dams la partie occidentale des provinces de Salta et de Jujuy (Brucn, Re- vista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 250); LiiLo (Fauna tucum., aves, 1905, p. 31) aux Cumbres Calchaquíes, á l'Ouest de Tucumán et enfin DiveLLI Va obtenue dans la méme pro- vince et Venrurr a recueilli les oeufs pres du lac Nahuel- Huapí dans le Neuquen (HarterT, Vovit. Zool., XVI, p. 242, 1909). Les membres de l'expédition de Université de Prin- ceton V'ont aussi rencontrée dans la Patagonie orientale prés de la cóte atlantique (Scorr et SmarPE, Princeton Exped. to Patagonia, t. IL, Ornith., pt. 3, p. 449, 1912). 56. (No 517, Birds S. Amer.). Nettium oxypterum (MeYenN). — 290 BOLETÍN DE La SOCIEDAD PHYSIS Distrib. indiquée : Andes du Pérou méridional et du nord du Chili. M. GerLix6G a obtenu cette espéce á Salta et Jujuy (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 250). 57. (N* 534, Birds S. Amer.). Tachyeres cinereus (Gm.). — Dis- trib. indiquée : détroit de Magellan; iles Malouines. Les auteurs de The Birds South America et généralement plusieurs autres, indiquent seulement une espéce de canard á vapeur; mais comme l'avait déja observé le capitaine AñboTT (1) et plus tard M. OustaLer (2), il parait qu'on doit reconnaitre deux formes ou races distinctes, dont l'une au corps trapu et lourd est incapable de voler, tandis que V'autre aux formes plus sveltes peut s'élever dans l'air et franchir méme des distances assez grandes par ce moyen de locomo- tion. Dernierement M. Braauw (3) qui a visité les régions habitées par ces canards et les a observés et étudiés de pres est aussi convaincu qu'il s'agit de deux espéces, une qui peut voler et une autre quí se sert des ailes seulement pour s'alder á nager et pour avancer plus rapidement sur l'eau. Le naturaliste mentionné afirme avoir vu plusieurs fois les premiers voler á considérables hauteurs et 11 dit qu'ils hab1- tent de préférence les lacs á l'intérieur des terres, tandis que les seconds, sont confinés á la mer. Je pense que l'observation de M. BLaauw doit étre exacte, car M. KosLowskY dit aussi que Vespece de canard á vapeur qu'on rencontre dans les lacs de la Patagonie occidentale est différent de l'espéce qui habite les cótes de la mer. Le canard á vapeur se trouve aussi beaucoup plus au nord du détroit de Magellan et son aire de dispertion s'étend jusqu'aux bouches du Rio Negro dans la Patagonie septentrionale (Scott et SuarprE, Princeton Exped. to Patagonta, t. IL, Ornith., pt. 3, p. 492, 1912). 58. (No 537. Birds S. Amer.). Oxyura ferruginea (Exronx). [Syn. Erismatura ferruginea (Eyrox)]. — Distrib. indiquée : Boli- vie; Pérou. (1) Jbis, 1861, pp. 161-162. (2) Miss. Cap Horn, Otseaux, p. 213. (3) Across South America to Tierra del Fuego and back through the Smith Channel, in Notes Leyd. Mus., t. XXXV, pp. 1-74: 1912. Rorerro Danse : Distribution des oiseaux en Argentine 207 Cette espéce a été trouvée par M. KosLowsky au Chubut occidental, vallée du Lago Blanco (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 244). 59. (N* 540, Birds S. Amer.). Merganetta armata (GouLD). — Distrib. indiquée : Andes du Chili. M. GeErLING a trouvé cette espéce á Santa Catalina dans la province de Jujuy (Brucn, Revista Mus. La Plata, XL, 1901, p. 250) et M. Lriro la signalée á la Ciénaga, dans la province de Tucumán (Fauna tucum., aves, 1905, p. 32). Derniérement le Muséum a recu un exemplaire du Neuquen. o. (Ne 547, Birds S. Amer.) Merganser (1) brasilianus (Viemz.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. C'est une espece qu'on trouve aussi á Misiones, dans 1'Ar- gentine. Le Muséum National posséde un exemplaire de cette provenance (DabBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 234) et M. Berroxt P'a rencontrée au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, p. 8, 1901; cf. E. LyxcH ARRIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. 1Y, 1902, p. 334 et H. v. InerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 340) et P'a signalée dernierement aussi aux Misiones argentines (Iguazú) (BerrtonI, An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 76, 1913). Selon les régles de la priorité le nom de cette espéce doit étre : Mergus octasetaceus VIEILL. 61. (N* 554, Birds S. Amer.). Anhinga anhinga (Liwx.). — Dis- trib. indiquée : Colombie; Equateur; Guyane et Sud-est du Brésil. C'est le « Chorreado » de Azara (Apunt., 1, p. 399, N* 2h) assez commun au Paraguay et dans l'est de l'Argentine oú il a été trouvé sur les bords du Rio Paraná jusqu'au sud de Co- rrientes (C. H. B. Grant, fbis, 1911, p. 336). HoLmnBERG (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Repúbl. Arg., p. 360, 1898), l'a trouvé au Chaco en face du Paraguay et plus au Sud dans le méme territoire, M. Venrurt a recueilli le nid (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 241). Enfin M. Bupix l'a rencontré a Ledesma dans la partie orientale de la province de Jujuy (Exropapsde Hist. Nat.,:t. 1, ¿No 2,.p. 23,' 10909). (1) Le nom générique Merganser Briss., doit étre changé pour celui de Mergus Lixx., Syst. Nat., éd. 10, l, 1758, p. 129 ; type Mergus merganser Lis. (Cf. Arzex, Bull. Amer. Mus. N. H., XXIV, 1908, p. 36). 298 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS 62. (N* 570, Birds S. Amer.). Cathartes urubitinga Priz. — Distrib. indiquée : Brésil méridional et central; Guyane; Vé- nézuéla. Assez commune au Chaco de Santa Fe (Ocampo et Mocovi) ou elle niche (HarterT et Venrurt, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 236). 63. (N* 576, Birds S. Amer.). Ibycter megalopterus (MeYex). — Distrib. indiquée : Andes du Chili, du Pérou et de la Bo- livie. Cette espece a été rencontrée plusieurs fois au nord-ouest de la République. M. LiLo (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, p. 202, 1902 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 28) l'a signalée a Tucumán (Cerro Muñoz et Tafí); M. G. A. Barr Pa trouvée a Lara dans la méme province (Ornis, XIL, 1904, p. 229); LóxxbERG (Ibis, 1903, p. 447) Va signalée a Moreno dans la puna de Jujuy et GerLixe l'a obtenue a Orán dans la province de Salta (Brucm, Revista Mus. La Plata, XL, 1904, p. 251). 64. (No 579, Birds S. Amer.). Ibycter australis (Gm.). — Distrib. indiquée : lles Malouines. Cette espéce dont le type procéde de Pile des États a été retrouvée á Penguin Rookery et á Puerto Cook dans cette ile par VINCIGUERRA (SaLvaDorI, An. Mus. Civico Genova (2), t. XX, 1899, p. 613) et les membres de la Mission du Cap Horn Pont chassée encore á Puerto Cook et sur les bords du New Year Sound á la Terre de Feu (OustaLer, Miss. Cap Horn, Oiseaux, p. 15, 1891). 65. (Ne 580, Birds S. Amer.). Milvago chimachima (ViEILL). — Distrib. indiquée: Uruyuay; Paraguay; Brésil; Guyane; Vénézuéla: Colombie. M. Vewrurt a chassé cette espéce et a recueilli ses ceufs au Chaco Austral pres de Mocovi et Ocampo (Litto, Ap. Hist. Nat., L, No a, p. 22, 1909; Harterr, Vovit. Zool., AVLp. 237, 1909, Pl. II, fig. 15). Le Muséum National posséde aussi plusieurs exemplaires de ces mémes localités. 66. (No 585, Birds S. Amer.). Micrastur brachypterus (Temnm.) [Syn. Micrastar semitorquatus et M. melanoleucus auct. Cf. HeLimarr, Rev. Spix typen, 1906, p. 570 et Novit. Zool., XIV, p. 405, 1907]. — Distrib. indiquée : Colombie jusqu'au sud du Brésil et Paraguay. Roserro Danese : Distribulion des oiseaux en Argentine 299 Cette espéce a été signalée au Chaco (Formosa) par HoLm- BERG (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 900, 1890). 67. (N* 587, Birds S. Amer.). Micrastur ruficollis (VieimLL.). — Distrib. indiquée : Brésil; Guyane; Vénézuéla. C'est une espéce qui n'est pas rare en Argentine. BorELLI l'a chassée á San Lorenzo dans la province de Jujuy (SaLva- DORI, Boll. Mus. Torino, X11, N* 292, p. 29, 1897); Litro a Tafí Viejo, dans la province de Tucumán (An. Mus. Nac. Bue- nos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 203 et Fauna tucum., aves, 19059, p-. 28). Habite aussi le Paraguay ou elle a été rencontrée par BrEr- TONI (Aves nuevas Paraguay, 1901,: p. 164; cf. E. LywcH ARRIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. 1V, 1902, p. 377 et H. v. ImerinG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 337). Foster, l'a aussi chassée á Sapucay, dans la méme République (Cmubb, /bis, 1910, p. 70). 68. (N* 588, Birds S. Amer.). Micrastur gilvicollis (VreILL.). — Distrib indiquée : Brésil; Guyane; Colombie; Est du Pérou. Comme lVespece précédente M. LiLLo P'a obtenue a Tafí Viejo, Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. l, 1902, p. 202 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 28). 69. (N* 591, Birds S. Amer.). Geranospiza gracilis (Temnm.). Dans The Birds South America, la distribution indiquée pour cette espéce comprend seulement le Brésil et le Para- guay, mais on doit y ajouter aussi la Bolivie et Argentine, pays quí sont compris par erreur dans la distribution donnée pour G. caerulescens (VIEILL.). Geranospiza gracilis (Temm.) quí habite le Brésil méridio- nal, la Bolivie, le Paraguay et la République Argentine est une forme bien caractérisée de Geranospiza caerulescens (VIEILL.) quí se trouve répandue au nord de l'Amérique du Sud : Vé- nézuéla, Guyane, Pérou et Brésil septentrional (cf. HeLLmaYr in litt.). 70. (N* 595, Birds S. Amer.). * Astur poliogaster (Temm.). — Dis- trib. indiquée : Brésil (Ypanema); Paraguay. Cette espéce peu commune se trouve aussi au nord-est de Argentine. M. Berrowxtr, Vavait déja signalée il y a quelques années a Misiones et derniérement le Muséum de Buenos Aires a recu un exemplaire de Santa Ana, chassé par M. F. M. 300 BOLETÍN DE La SOCIEDAD PHYSIS Robrícuez. Ma détermination a été confirmée par M. HeLr- MAYR á qui ¡al envoyé l'exemplaire en communication. La synonymie de cette espéce est la suivante : Accipiter mirandollei (nec ScmL.) Berroxm, Contrib. para el conocimiento de las aves del Paraguay, extrait des An. Cientif. Paraguayos, N* 3, ser. 1, p. 6, 1904. Astur poliogaster Bertoxt, Seg. contribution a la ornit. paraguaya; extrait de la Rev. Instit. Paraguayo, 1906, p. 11 (Paraguay et Misiones). — DaBBENE, Cal. sist. aves arg., en An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, p. 416, 1910, BeErroxt, An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 78 (1913 (Mi- siones). Quelques auteurs ont adopté pour cette espéce et pour Ac- erputer pileatus (Temm.) et A. bicolor (VierLL.), le nom géné- rique Cooperastur Br. 71. (N* 597, Birds S. Amer.). * Accipiter superciliosus (Liwx.) [Syn. Accipiter tinus auct.; cf. Rineway, Bull. U. S. Geol. and Geog. Surv. Terr. for April, 1876, Il, N* 2, p. 126 et HeLrmarr, Novit. Zoolog., XVIL, 1910, p. 410]. — Distrib. indiquée : Guyane; Brésil. C'est une espéce largement répandue sur 1'Amérique tropi- cale et que M. Berroxt a obtenue aussi au Paraguay et aux Misiones Argentines (Bertoxt, Contrib. para el conocimiento aves Paraguay, extrait des An. Cientif. Paraguayos, N* 3, ser. 1, p. 3, 1904 et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 709, 1913). 72. (N* 599, Birds S. Amer.). Accipiter erythrocnemis Gray. 73. — Distrib. indiquée : Brésil; Bolivie. M. BorrLL1 a rapporté cette espéce de Tala, Salta (SaLva- DORI, Boll. Mus. Torino, MIL, N* 292, p. 3o, 1897); Litro (An. Mus. Nac. Bueños Altres, ser. 3, t. 1, p. 203, 1902 et Fauna tucum., aves, p. 29, 1905) l'a obtenue a Tucumán (Rio Salí); GracomeLLI (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXIII, p. 17) á Saladillo dans la province de La Rioja; enfin M. Drwezti a chassé plusieurs exemplaires a Tucumán et M. Srerxpacu une femelle a Valle de Lerma dans la province de Salta (Han- TERT, Novit. Zool, XVI, p. 238, 1909). (No 604, Birds S. Amer.). Accipiter guttatus (ViEILL.). — Distrib. indiquée : Bolivie; Paraguay. Cette espéce est aussi commune au Nord de l'Argentine. Roserro Danese : Distribution des oiseaux en Argentine 301 M. BorerLti P'a rapportée de Lesser, Salta (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, M1, N* 292, p. 29, 1897); LiLLo, de Tucumán et Tafí Viejo (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. IL, p. 203, 1902 et Fauna tucum., aves, p. 29, 1905). A Los Vasques et á la cumbre del Rayo dans la méme pro- vince de Tucumán et a Ledesma dans la province de Jujuy elle a été obtenue par M. Diwerir. Harterr, Va citée aussi au Rio de Oro dans le Chaco Austral (Vovit. Zool., XVI, p. 238, 1909). 74. (N* 605, Birds S. Amer.). Accipiter pileatus (Temm.). — Dis- trib. indiquée : Brésil. On trouve cette espéce au nord de ¡'Argentine et M. LrLLo l'a obtenue a Tucumán et a Vipos (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. IL, p. 203, 1902 et Fauna tucum., aves, p. 29, 1905). Elle habite aussi le Paraguay et Foster, l'a chassée a Sa- pucay (CmubB, bis, 1910, Pp. 71). 75. (N* 621, Birds S. Amer.). *Buteola brachyura (VieEILL.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au sud- est du Brésil. M. Berronx1 a signalé cette espéce au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 166; Cf. H. v. Inerrx6, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 337) et derniérement á Misiones dans l'Argen- tine (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). 76. (N* 627, Birds S. Amer.). *Rupornis Nattereri (Scr. et SaLv.). — Distrib. indiquée : Centre et Sud-est du Brésil. Cette forme géographique de Rupornis magnirostris (Gm.) se trouve aussi au Paraguay oriental et á P'extréme nord-est de Argentine. Berrowr, Va observée sur les rives du haut Río Paraná (Aves nuevas Paraguay, 1901, pp. 158 et 159; Cf. H. v. InerIsG, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 338). Der- niéerement le Muséum National a recu plusieurs exemplaires de ce rapace provenant de l'Iguazú dans le territoire de Misiones, chassés par M. F. M. RoprícuEz. 77. (N* 628, Birds S. Amer.). Rupornis leucorrhoa (Quo et Gam.). — Distrib. indiquée : Brésil; Pérou; Colombie; Vé- nézuéla. M. Brrroxm a signalé cette espece au Paraguay (Aves nue- vas Paraguay, 1901, p. 162; Cf. H. v. InertxG, Rev. Mus. Pau- lista, VI, 1904, p. 338). Pius tard le méme auteur l'a rencon- trée á Misiores (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Lille se trouve aussi au nord-ouest de l'Argentine et M. LiLLo posséde deux exemplaires tués á la cuesta de Malamala et á San Pablo dans la province de Tucumán (LiLLo, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. I, 1902, p. 204 et Fauna tucum., aves, 1900, Pp. .29). 78. (N* 629, Birds S. Amer.). Busarellus nigricollis (LarH.). — Distrib. indiquée : Brésil; Pérou; Guyane; Paraguay. C'est une autre espéce quí n'est pas rare au Chaco ou elle niche. G. Kerr, Pavait observée sur les bords du Pilcomayo inférieur (Ibis, 1892, p. 143); Venrurt l'a chassée á Mocovi dans le Chaco Austral (HarterT, Vovit. Zool., XVI, p. 239, 1909) et C. H. B. Grawr Pa obtenue a Riacho Ancho aussi dans le Chaco (Tbis, 1911, p. 331). 79- (N* 630, Birds S. Amer.). *Buteogallus aequinoctialis (Gm.). — Distrib. indiquée : Guyane; Colombie; Paraguay. Cette espéce habite aussi le Brésil et derniérement elle a été rencontrée a Misiones par M. Berrtox1 (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). So. (N* 638, Birds S. Amer.). Leucopternis palliata Priz. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. M. BertoxN a trouvé cette espéce au Paraguay et aux Mi- siones argentines (Iguazú) (Berrownt, Contrib. conocimiento aves Paraguay, extrait des An. cientif. paraguayos, N* 3, ser. 1, 1904, p. 7, et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). C'est aussi á cette espece que vraisemblablement doit se rap- porter Voiseau que le Dr. HormBerG a vu sur les bords du riacho Quiá dans le Chaco et qu'il a appelé « Aguilucho de cabeza blanca » (HoLmbErG, Viaje á Misiones, en Bol. Acad. Cienc. Córdoba, t. X, p. 66, 1887). 81. (N* 646, Birds S. Amer.). * Morphnus guianensis (Daun.). Distrib. indiquée : Guyane; Est du Pérou; Paraguay; Co- lombie. a Habite aussi le Brésil (H. et R. v. Inerrxc, Fauna braz., aves, 1907, p. 94) et derniérement M. BerrtoxmI l'a observée á Santa Ana, Misiones (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). 82. (No 648, Birds S. Amer.). Thrasaétus harpyia (Limx.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud jusqu'au Paraguay et au Sud-est du Brésil. Roverro Dabsexe : Distribulion des oiseaur en Argentine 303 Selon Martix De Moussy (Descript. Conféd. Argent., t. II, p. 26), cette espece se trouve dans les foréts de Orán (est de la province de Salta). Mais bien plus récemment M. BerroxI Pa rencontrée a l'intérieur de Misiones dans les foréts qui couvrent la sierra central, et a San Pedro (Aves nuevas Para- guay, 1901, p. 153 et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 79, 1913). 83. (N* 650, Birds S. Amer.). * Spizastur melanoleucus (VrerLL.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud jusqu'au Sud-est du Brésil. BerToNI a chassé cette espece sur les rives du haut Kio Paraná dans le Paraguay et dans l'Argentine (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 194; Cf. H. v. luertxc, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 338). Derniérement il l'a encore signalée a Mbo- cay, Misiones (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. So, 1913). 84. (No 651, Birds S. Amer.). * Spizaétus ornatus (Daun.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au Pa- raguay. C'est une espece qu'on rencontre aussi a Misiones (BERTOMI, (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. So, 1913). Récemment le Muséum National a recu de Santa Ana, Misiones un exem- plaire jeune, chassé par F. M. RonríGuEz. 85. (N* 654, Birds S. Amer. ). Herpetotheres cachinnans (L1xx.). — Distrib. indiquée : Vénézuéla; Bolivie; Pérou; Paraguay. Signalée déja au Chaco (Fortín Page) par G. Kerr (1bis, 1892, p. 142) et chassée au Sud du méme territoire par Ven- TURI (DABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, PM EQU” 86. (N* 655, Birds S. Amer.). Elanoides forficatus (Lixx.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général, jusqu'au Sud-est du Brésil et au Paraguay. Dans ses migrations ce rapace s'étend au sud jusqu'aux Misiones argentines ou il a été observé plusieurs fois. Der- niérement le Muséum National a recu six exemplaires tués a Santa Ana par F. M. RopríGuEz. 87. (N? 659, Birds S. Amer.). Leptodon megarhynchus (Des ; Murs). — Distrib. indiquée : Est du Pérou. M. LrLo posséde dans sa collection un mále et une fe- melle adultes de cette espéce quí ont été tués a Tafí Viejo, Tucumán (Fauna tucum., aves, p. 29, 1909). 304 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 88. (N* 660, Birds S. Amer.). *Leptodon palliatus (Temm.) [Syn. Leptodon cayennensis (Gm.). Cf. HeLimarr, Proc. Zool. Soc. Lond., 1911, p. 1204]. — Distrib. indiquée : Guyane; Est du Pérou; Sud-est du Brésil. M. Berrox a chassé cette espéce au Paraguay et aussi á Misiones (Aves nuevas Paraguay, p. 156, 1901; Cf. H. y. Inerisc, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 339 et Berronm, An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 80, 1913). 89. (N* 662, Birds S. Amer.). Gampsonyx Swainsoni (ViG.). — Distrib. indiquée : Vénézuéla; Trinidad; Guyane; Brésil; Paraguay. : Cette espéce a été obtenue plusieurs fois au nord de l'Ar- gentine. BoreLLI Pa chassée a Camposanto, province de Sal- ta (SaLvaDOoRI, Boll. Mus. Torino, XII, N* 292, 1897, p. 30) et LiLLo posséde plusieurs exemplaires tués á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, p. 205, 1902 et Fauna tucum., aves, p. 30, 1909). go. (N* 663, Birds S. Amer.). Harpagus diodon (Temm.). — Dis- trib. indiquée : Sud du Brésil depuis Rio Grande do sul a Bahía. M. DixeiLi a tué un exemplaire de cette espece á Ledesma dans la partie orientale de la province de Jujuy (LiLLo, Apun- tes de Hist. Nat., t. 1, N* a, p. 22, 1909). Plus tard elle a été obtenue á Iguazú dans les Misiones argentines (BERTOMI, Án. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. So, 1913), et derniérement le Muséum National l'a recue de Santa Ana dans le méme terri- toire ou elle a été chassée par F. M. RonríGUEzZ. C'est une espéce qui se trouve aussi au Paraguay ou elle a été signalée par Berrom (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 109; Cf. E. Lyxcn ArribBátzaGa, An. Mus. Nac. Buenos Áltres, ser. 2, t. IV, p. 377, 1902, et H. v. InerixG, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904,-p. 339). 91. (No 665, Birds S. Amer.). Ictinia plumbea (Gm.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au Paraguay et au sud du Brésil. Cette espéce se trouve aussi au'Chaco Austral (Mocovi et Ocampo), oú M. Vewrurr a tué plusieurs exemplaires eb a recueilli des oeufs (HarterT, Novit. Zool., XVI, p. 2%0, 1909). 92. (Ne 672, Birds S. Amer.). Falco deiroleucus (Temm.) [Syn. Roberto Danmexe : Distribution des oiseaux en Argentine 305 Falco aurantius (Gm.)|. — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au Brésil. Ce faucon a été chassé á Tucumán (Lio, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. Í, 1902, p. 209 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 30). 93. (N” 681, Birds S. Amer.). Asio (1) midas (ScuL.). — Distrib. indiquée : Uruguay; sud du Brésil. Cette forme méridionale de Asio clamator (ViemL.) et a longues touffes aux oreilles, est assez commune á Tucumán (LinLo, Apuntes de Hist. Nat., t. 1, N* 2, p. 23, 1909). Le Muséum National en posséde aussi un exemplaire provenant des Misiones argentines (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, sen, 9,1. XL p. 417, 1910). 94. (N* 683, Birds S. Amer.). Asio stygius (W as — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au Sud-est du Brésil. Signalé a Tucumán et a Tafí Viejo par M. Lino (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. l, p. 200, 1902, et Fauna tucum.., AVES, P. 27, 1909) a été retrouvé a Tucumán par VENTURI (HarterT, Novit. Zool., XVI, 235, 1909). 99. (N? 688, Birds S. Amer.). Pulsatrix perspicillata (LarH.). — Distrib. indiquée : Est de l'Amérique du Sud, depuis 1'Ama- zone inférieure a Rio Grande do Sul. Selon le comte H. v. BerLerscH (Bull. Brit. O. Club., vol. XII, No 82, 1901, p. 5) et H. v. Inerrsc (Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 359), Pulsatrix perspicillata (LatH.) ne se trouve pas dans la région du littoral de l'Amérique du Sud ou elle y est remplacée par la forme P. pulsatrix (Wieb), mais habite les parties centrales et la région nord et nord-ouest du continent. Elle a été chassée aussi dans le nord-ouest de l'Argentine, á Tucumán par M. Smiprox et a Ledesma, dans la province de Jujuy par M. DixeLLi (Lio, Apuntes de Hist. Nat., t. 1, No 2, p. 23, 1909). -96. (N* 690, Birds S. Amer.). *Pulsatrix Sharpei BerL. [Syn. Syrnium melanonotuam SuarpPE (nec Tscuubr)]. — Distrib. in- diquée : Est du Brésil. M. Berrom a signalé cette espéce au Paraguay et aux Mi- (1) Baxes (Proc. Biol. Soc. Wash., XX, p. 31, 1907) a placé Vespece Asio clamator (Vieill.) «dans le genre Rhinoptynx Kavr. 306 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS siones argentines (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 175; Cf. E. LyxcnH ArribBáLzaAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. VI, p. 380, 1902, et H. v. Inerixc, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 336; Berrox1, An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. Sr, 1913). 97- (N' 696, Birds S. Amer.). Otus atricapillus (Temm.) [Syn. Scops atricapillus (Temm.)]. — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil. Cette espece a été obtenue par Berrox1 aux Misiones argen- tines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, extrait de la Rev. Instit. paraguayo, 1906, p. 10 et An Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p- SI, 1913). 98. N* 697, Birds S. Amer.). Otus Watsoni (Cass.) [Syn. Scops usta ScL.|. — Distrib. indiquée : Est du Pérou; Vénézuéla; Kio Madeira; Brésii. M. LiLo a obtenu cette espéce á Tucumán dans la région boisée de las sierras (Lio, Fauna tucum., aves, p. 28, 1905). 99. (NX? 702, Birds S. Amer.). *Ciccaba hylophilum (Temm.). — Distrib. indiquée : Río Paraná; Brésil. Observée au Paraguay et aux Misiones par Berrox1 (¿Aves nuevas Paraguay, 1901, pp. 173, 174; Cf. E. LyxcH ArrIiBÁL- zaGa, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. 1V, p. 379, 1902, et H. v. InerixG, Rev. Mus. Paulista, VI, 1904, p. 336; BEr- TOM, An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 80, 1913). 100. (N* 7306, Birds S. Amer.). Ciccaba suinda (ViemtL.). — Dis- trib. indiquée : Brésil: Paraguay. Le Dr. HoruberG a obtenu cette espéce au Chaco “Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 310, 1898) et dernie- rement elle a été signalée a Misiones par Bertox1 (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, p. 80, 1913). 101. (N* 710, Birds S. Amer.). Gisella Iheringi SmarpeE. — Dis- trib. indiquée : Sud du Brésil: Paraguay. Trois chouettes appartenant vraisemblablement á deux races différentes de G. Harrisi (Cass.), ont été chassées dans l'Argen- tine. Deux parfaitement identiques en coloration ont été tuées a Tucumán et se trouvent respectivement dans les collections de M. LinLo (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L p. 201, 1902, et Fauna tucum., aves, p. 28, 1905) et de M. S. Surerox. La troisieme a été rapportée de Posadas (Misiones) par M. E. LyxcH ArriBÁLZAGA. J'ai examiné et comparé Pexemplaire de 102. Roserro Danpexe : Distribution des oiseaux en Argentine 307 Posadas qui se trouve dans la collection du Muséum National avec l'exemplaire de Tucumán appartenant á la collection de M. Lino, et j'ai observé quíils different au premier coup d'ceil par la coloration générale. L'exemplaire de Misiones s'ac- corde assez bien avec la description donnée par M. C. ChuB (Ibis, 1910, p. 76) de l'exemplaire de Sapucay, Paraguay, sauf sur deux points. Les parties supérieures sont d'une couleur brune assez noirátre comme dans le spécimen du Paraguay, mais sur les téctrices supérieures de la queue on observe des petites taches blanches et rondes et sur la partie postériecure du cou il existe une espece de collier fauve roussátre. A cause du mauvais état de Vexemplaire on ne voit pas la tache noire sur la gorge; mais il parait qu'elle n'existe pas. Les spécimens de Tucumán se distinguent nettement par la coloration des parties supérieures qui sont beaucoup plus claires. Les parties inférieures aussi, sont d'un roussátre assez pále. Les dimensions sont á peu pres égales dans les trois exemplaires dont malheureusement on ignore le sexe; mais en tout cas, aucun d'eux ne s'accorde dans tous les détails avec la description donnée par SmarpPE de G. Harrisi (Cass.) dans le Catalogue of Birds, 1, p. 283. li est donc assez probable qu'il existe plusieurs formes ou races de cette derniére espece et si la différence dans la colo- ration qu on observe entre les spécimens de Tucumán et ceux de Misiones, du Paraguay et du Sud-est du Brésil n'est pas due au sexe, on doit séparer les premiers comme une nouvelle race. (Ne 7320, Birds S. Amer.). Glaucidium brasilianum (Gm.) .[Syn. Glaucidium ferox auct.; Cf. BerLerscH, Bull. B. O. Club, MIL, p. 8]. — Distrib. indiquée : Brésil: Pérou; Boli- vie; Paraguay. On a trouvé cette espéce au nord de la République Argen- tine; a Tala, Salta, par BoreLLI (SaLvaDort, Boll. Mus. To- rino, XIL, N* 292, 1897, p. 28); á Quinta, Jujuy (LóxxBERG, Ibis, 1903, p. 445) et a Tucumán (HarterT, Novit. Zool., XVI, p. 236, 1909). 103. (No 724, Birds S. Amer.). Tyto (1) perlata (Licur.) [Syn. (1) Pour le changement du nom générique voir : Marnews, Vovit. Zool., XVII, 1910, p- 500. 3o8 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Striz perlata Licur.]. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Est du Pérou. Cette forme d'Effraie est répandue dans toute 1'Argentine depuis les provinces du Nord jusqu'a la Terre de Feu. Si- gnalée déja par Burmeister (Reise La Plata, 1, 1861, p. 440), elle a été trouvée a Buenos Aires par DurxrorD (Ibis, 1877, p. 187): a Misiones par Wurrk (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 622); a Lomas de Zamora, province de Buenos Aires par WirHixGTOxX (Ibis, 1888, p. 468); a Concepción, Entre Ríos, Barrows (Ank, 1884, p. 29); au Río Negro, Patagonia, par A. DoerixG (Exped. Río Negro, Zool., 1881, p. 49); a Tu- cumán par Lio (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. L, p. 201, 1902, et Fauna tucum., aves, p. 27, 1905); a Santa Catalina, Jujuy, par GerLING (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 252); a Córdoba par ScnuLz (STEMPELMANN et ScuuLz, Bol. Acad. Nac. Cienc. Córdoba, t. X, 1887) et FrENzEL, Journ. f. Orntth., 1891, p. 115): a Barracas al Sud, province de Buenos Aires, par VentURI etá Salta par SrervpacH (HarTERr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 236), et enfin á la Bahía San Se- bastián dans la Terre de Feu par CrawsmaY (The Birds of Tierra del Fuego, 1907, p. 21). Eile se trouve aussi au Para- guay et a été citée par Azara (Apunt., L, p. 210) et plus tard par Berrow (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 178; Cf. E. LyxcH ARrrIiBÁLzZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 381 et H. v. Inerisc, Rev. Mus. Paulista, Vl, 1904, p. 336). 104. (No 733, Birds S. Amer.). Ara caninde (WacL.). — Distrib. indiquée : Paraguay. | Le Dr. HormberG a signalé cette espéce au Chaco (For- mosa) (HoLmbErG, Fauna arqg., aves, en Seg. Censo Rep. Árg., p. 513, 1898). 105. (No 735, Birds S. Amer.). Ara chloroptera G. KR. GraY. — Distrib. indiquée : Bolivie; Equateur; nord du Brésil; Gu- yane. L'aire de distribution de cette espéce s'étend bien plus au sud, á travers tout le Paraguay et se trouve aussi dans les Misiones argentines et dans la partie orientale du Chaco jusqu'en face de Corrientes. Elle a été signalée au Paraguay par Azara (Apunt., Ll, p. 392, Ne CCLXXI); plus tard par Berrom (Aves nuevas Pa- Rorerto Darsexe : Distribution des oiseauz en Argentine 309) raguay, 1901, p. 92). Martin De Moussy (Descript. Conf. Arg.) 'a signalée a Orán dans la province de Salta; M. Gonzá- Lez AcHa Va tuée sur les rives du Pilcomayo (HoLmBERG, Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 313, 1898) et ' M. VenruURI, ma assuré l'avoir vue au Chaco Austral (Dan- BENE, Án. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 290). 106. (No 740, Birds S. Amer.). Ara maracana (VieImLL.). — Dis- trib. indiquée : Brésil; Paraguay. J'ai chassé de nombreux exemplaires de cette espéce a Santa Ana et á Plguazú dans le territotre de Misiones (DABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL 1910, p. 265). M. F. M. Roprícuez a également rapporté du méme territoire plusieurs exemplaires. 107. (N* 754, Birds S. Amer.). Aratinga (1) nandaya (VreILL.) [Syn. Conurus nenday (VierL.)|. — Distrib. indiquée : Pa- raguay. Le Dr. HormberG (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 513, 1898) a signalé cette espece a Pest du Chaco (Formosa). Elle a été aussi chassée dans la méme région sur les rives du Pilcomayo inférieur (Fortín Page) par G. Krerx (Ibis, 1892, p. 140), oú elle parait assez commune selon ce voyageur. M. A. Ros, enfin l'a rapportée du Chaco Austral (Río de Oro) (HarterrT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 233). 108. (No 760, Birds S. Amer.). Aratinga leucophthalmus (P. L. S. MúLLer). [Syn. Conurus leucophthalmus; Conurus callo- genys, SaLvaDort, Cat. Birds Brit. Mus., XX, pp. 187, 188. Cf. HeLLmaYr, Novit. Zool., XIV, p. 85, 1907]. — Distrib. indiquée : Colombie; Equateur : Bolivie; Haut Amazonas; Guyane; Trinidad. C'est une espéce assez commune a Ocampo et Mocovi dans Í le Chaco Austral (LiLLo, Ap. de Hist. Nat., t. L, N* 2, p. 23, 1909 et HarterT, Novit. Zool., XVI, p. 233, 1909). 109. (N* 766, Birds S. Amer.). Aratinga aureus (Gm.) [Syn. Co- nurus aureus (Gm.)]. — Distrib. indiquée : Guyane; Brésil; Bolivie; Paraguay. Signalée a Misiones par HoLmBERG (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg.. p. 513, 1898) et chassée á Rivadavia (1) Voir Aten, Bull. Amer. Mus. N. H., XXIV, 1908, p. 34. BOL, SOC. PHYSIS. — T. Ll. 22 310 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD P/IYSI[S dans le Chaco Austral par Vewrur1 (HarterrT, Vovit. Zool., XVL, 1909, p. 283). 110. (N* 779, Birds S. Amer.). Microsittace ferruginea (P. L. S. Mút.). — Distrib. indiquée : Chili et détroit de Magellan. On rencontre cette espéce beaucoup plus au Nord dans l'Ar- gentine et elle a été rapportée du Chubut occidental par G. GerLixG (E. Lyxcm ArribBáLzaGaA, An. Mus. Nac. Buenos Ai- res, ser. 3, t. I, 1902, p. 162) et par J. KosLowskY (HarterRT Novit. Zool., XVI, 1909, p. 234). 111. (No 776, Birds S. Amer.). Pyrrhura chiripepe (VieILL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. Cette race de P. vittata (SuHaw) est assez commune á Misio- nes. J'ai tué plusieurs exemplaires et M. RoprícuEz a rapporté derniérement du méme territoire de nombreux spécimens dont quelques-uns se trouvent dans les collections du Muséum Na- tional. M. Vewrurr Va aussi obtenue á Tobay dans le méme terri- toire (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 232). Pyrrhura Borelli, SaLvab. n'est pas diflérente de cette es- pece selon M. BerrTox1 (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p- 82). — (N” 797, Birds S. Amer. ). Myopsitta monacha (Bonp.). — Dis- trib. indiquée : Uruguay; Argentine; Paraguay: Brésil. Je trouve que M. Harrerr (Vovit. Zool., XVl, 1909, p. 234) a raison de séparer comme une race différente les exemplaires du nord-ouest de la République Argentine, sous le nom de M. m. catita (Jar. et SeLBY). ls sont plus petits et la colo- ration est aussi plus pále que chez les spécimens du centre et de l'est de l'Argentine, du Paraguay et du sud-est du Brésil. 112. (N* 799, Birds S. Amer.). Bolborhynchus aymara (Unn.). — Distrib. indiquée : Bolivie. Cette espéce est assez commune dans les provinces de Pouest de P'Argentine, depuis Jujuy jusquía Mendoza. Le Dr. Burmerister (Reise La Plata Staat., IL, p. 442) Ya trouvée á Mendoza; Wmrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1883, p. 40) a la sierra de Córdoba; KosLowskY (Revista Mus. La Plata, VL, 1895, p. 284) Va chassée á Chilecito, province de La Rioja; BoreLLI (SALVADOR, Boll. Mus. Torino, XI, 1897, No 292, p. 27) Va obtenue a Cara-huasi, province de Salta ; Lito, á La Ciénaga, sierra de Tucumán (An. Mus. Nac. Bue- Rorerrto Dabsene : Distribution des oiseaux en Argentine OE nos Altres, ser. 3, t. L, 1902, p. 200 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 27); GErLING, á Orán, province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 252); DixeLLI et StEIN- BACH Pont chassée a Villa Nougués, Tucumán et á Salta (Har- TERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 234). Enfin le Muséum, la recue dernierement de Mendoza. 113. (N* 801, Birds S. Amer.). Bolborhynchus Orbignyi (Br.). — Distrib. indiquée : Bolivie; sud-ouest du Pérou; nord du Chili (Tarapacá). Comme lespéce précédente elle se trouve aussi dans les pro- vinces occidentales de la République Argentine jusqu'1 Men- doza. LónwBERG (1bis, 1913, p. 448) a signalé cette espéce á Moreno dans la puna de Jujuy; et á Santa Catalina, dans la méme province elle a été obtenue par GeErLIxG (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 252). LiLLo Va chassée á la Que- brada du Río Blanco, pres de Tafí dans la province de “Pucu- mán (Fauna tucum., aves, 1909, p. 27); DineLLI l'a encore obtenue a Tilcara, Jujuy et au Cerro Muñoz, á 4000 mets. dV'altitude dans la province de Tucumán (HartertT, Novtt. Zool., XVI, 1909, p. 234). Enfin Frrz GeraLp l'a signalée a Mendoza. 114. (Ne 813, Birds S. Amer.). Psittacula vivida (Ribcw.).— Dis- trib. indiquée : Brésil; Paraguay. Cette espece est assez commune á Misiones d'oú j'ai rapporté plusieurs spécimens qui se trouvent au Muséum National (Dan- BENE, Án. Mus. Nac. Bs. As., ser. 3,t. XI, 1910, p. 259). Dernié- rement, F. M. Roprícuez l'a obtenue a Santa Ana aussi dans le méme territoire. M. Bertom (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 82) a signalé aussi cette forme au Chaco oriental. 115. (No 821, Birds S. Amer.). Brotogeris chiriri (ViEImLL.). — Distrib. indiquée: Est du Pérou; Bolivie; Brésil central; Paraguay. Le Dr. HormbBerG (Natur. argentino, I, p. 120, 1878) sous le nom de Conurus virescens a signalé cette espéce á Salta (Río de las Piedras). Le méme auteur dit qu'elle se trouve aussi au Chaco (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 514, 1898). 116. (No 873, Birds S. Amer.). Pionopsitta pileata (Scop.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. 319 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS J'ai rapporté cette espice de Misiones, ou elle a été aussi rencontrée par M. BocarD (DabBEnNE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. XI, 1g10, p. 261). 117. (N* 913, Birds S. Amer.). Momotus Nattereri Sci. — Dis- trib. indiquée : Bolivie; Brésil; Est du Pérou. M. BoreLLr a chassé cette forme de Momotus momota (Liww.) á San Lorenzo dans la partie orientale de la province de Jujuy (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, XII, 1897; N” 292, p. 25) el GerLix6 Pa obtenue á Salta sur les rives du Bermejo (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 252). Depuis elle a été encore chassée plusieurs fois dans les mémes provinces par Dinelli et Girard. 118. (N” 919, Birds S. Amer.). Baryphthengus ruficapillus (VrerLt.). — Distrib. indiquée : Brésil; Paraguay. Dans les collections du Muséum National se trouve un exemplaire de cette espéce qui a été tué a San Pedro, terri- toire de Misiones pendant le voyage de M. C. Burmrrster (DanbBENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L 1902, p. 421). Derniérement M. Berront l'a obtenue aussi á Misio- nes (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 82) et M. Ro- DRÍGUEZ l'a vue á Santa Ana. 119. (N* 922, Birds S. Amer.). Nyctibius griseus (Gm.). — Dis- trib. indiquée : Colombie; Equateur; Pérou; Guyane; 'Pri- nidad; Est du Brésil; Paraguay. Pas rare en Argentine. HormBerG (Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. Arg., p. 522, 1898) l'a signalée au Chaco. Plus tard elle a été trouvée par LiLo á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3,t. 1, 1902, p. 198 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 26) et a Tapia dans la méme province par G. A. Baer (Ornis, XII, 1904, p. 227). M. Venrurt á recueilli auss1 les ceufs au Chaco Austral (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 224) et enfin M. Roprícuez a rapporté plusieurs spécimens de Santa Ana, Misiones (DaBBExNE, An. Mus. Nac. ==: Buenos Aires, ser. 3), ¡E XEEGiO, Mor): 120. (N* 936, Birds S. Amer.). Lurocalis Nattereri (Temm.). — - Distrib. indiquée : Est du Brésil. Cette forme ou race méridionale de Lurocalis semitorquatus (Gm.) est aussi répandue dans tout le Paraguay et dans le territoire des Misiones argentines. Berront l'a obtenue á Puer- to Bertoni sur la rive paraguayenne du haut Paraná et a Mi- a Roserro Dansene : Distribution des oiseaux en Argentine 313 siones (Seg. Contrib. orn. paraguaya, en Revista Inst. Para- guayo, 1906, p. 8 et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 33). Le Muséum National la posséde de Santa Ana, et de Corpus oú Vont obtenue M. Roprícuez et M. BocarD (DABBENE, Án. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XI, 1910, p. 421). 121. (N* 949, Birds S. Amer.). Nyctidromus derbyanus GouLD. — Distrib. indiquée : Brésil central et méridional. Ainsi que la précédente, cette race méridionale de Vyctidro- mus albicollis (Gm.) se trouve aussi au Paraguay et en Ar- gentine. : Lgzz (1bis, 1873, p. 134) Ya obtenue á Gualeguaychú, Entre Ríos; W. Foster (ChubB, fbis, 1910, p. 267) et C. H. B. Grant (Íbis, 1911, p. 319) au Paraguay. Derniérement M. Berronmt l'a signalée aussi á Misiones (An. Soc. Cientif. Arg., tE EXXV, 1915, p. 99). 122. (N* 998, Birds S. Amer.). Caprimulgus ocellatus TscH.— Distrib. indiquée : Brésil; Pérou; Equateur.. M. Berrox1 dit avoir tué plusieurs exemplaires de cette espéce a Puerto Bertoni, sur la rive paraguayenne du haut Paraná et aux chutes de l'Iguazú en Argentine (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 7 et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 83). 123. (N* 962, Birds S. Amer.). * Caprimulgus hirundinaceus SpIx. — Distrib. indiquée : Est du Brésil. - Derniérement M. Berro á obtenu cette espéce au Para- guay (Puerto Bertoni) et aux chutes de l'Iguazú en Argentine (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 83). 124. (N* 965, Birds S. Amer.). Caprimulgus rufus Bobo. — Distrib. indiquée : Vénézuéla; Guyane; Est du Brésil. Récemment M. Posser a obtenu cette espéce á Villa Rica dans l'intérieur du Paraguay (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires,t. XXI, rgr2, p. 294); mais avant elle était déja connue en Argentine. J'ai rapporté un exemplaire des Misiones, oú elle avait été trouvée aussi par M. Sérié (DaABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p. 263); M. LiLrLo Pa tuée a Timbó, province de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 199, et Fauna tucum., aves, 1909, p. 26) et enfin on lP'a trouvée a Ocampo, Chato Austral (Har- TERT et VentURI, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 221). 31 A BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 125. (N* 968, Birds S. Amer.). Chaetura (1) zonaris (SuHaw). — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla, Équateur; Pérou; Bolivie; Brésil. Déja Burmerstrer avait signalé cette espéce á Mendoza (Reise La Plata Staat., IL, p. 449) oú elle a été aussi ren- contrée derniérement par M. C. Ree. ScmuLz Va obtenue a Cosquín, Córdoba (STeMPELMANN et Scmuz, Bol. Acad. Nac. Ciencias Córdoba, X, 1887) et KosLowskY á Chilecito, La Rioja (Revista Mus. La Plata, VI, 1909, p. 283). LiLLo posséde des exemplaires tués á Tucumán (Cumbres de La Hoyada) (Lio, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L 1902, P. 198, et Fauna tucum., aves, 1905, p. 25); Barr (Ornis, MIL, 1904, p. 226) l'a chassée á Santa Ana et á Tapia dans la méme province et finalement Diver et VesrurI ont encore tué plusieurs exemplaires dans cette province (Har- TERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 224). 126. (N*985, Birds S. Amer.). Cypseloides fumigatus (STRrEUB.). — Distrib. indiquée : Brésil; Pérou; Equateur. On a rencontré plusieurs fois cette espéce au nord-ouest de l'Argentine. Lio (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 198 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 25) et Baer (Ornis, XII, 1904, p. 227) Vont obtenue a Tucumán. M. GerLIx6G la chassée a Orán, province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 253) et d'autres exemplaires qui ont été tués sur les rives du Pilcomayo pendant l'expédition de O. Asp et a Suncho Corral, province de Santiago del Estero par M. GirarD, se trouvent dans la collection du Muséum Na- tional. 127. (N” 986, Birds S. Amer.). * Cypseloides senex (Temm.). — Distrib. indiquée : Brésil. M. Berroxt a signalé derniérement cette espéce á Iguazú - en Argentine (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 83). Avant il Vavait obtenue au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 66; Cf. E. Lywcn ArribáLzaca, An. Mus. Nac. Bue- nos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 349 et H. v. InerIxG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 332). (1) Le nom générique pour cette espéce doit ¿tre : Streptoprocnes. V. Ozermorser, Proc. Biol. Soc. Wash., t. XIX, 1906, p. 69. e Roserro Danexe : Distribution des oiseaur en Argentine 315 128. (N* 1022, Birds S. Amer.). *Phaethornis eurynome (Less.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésii. | BerToNI avait déja signalé cette espece au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p.54; Cf. E. Lyvcu ARRIBÁLZAGA, Án. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 344 et H. v. InerincG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 332). Récem- ment il l'a trouvée a Misiones (An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 10913, p. 84). 129. (N* 1066, Birds S. Amer.). Leucippus chionogaster (TscH.). — Distrib. indiquée : Pérou; Bolivie. WnireE a obtenu cette espéce á Andalgalá, province de Cata- marca (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 616); KosLowsky á Chilecito, province de La Rioja (Revista Mus. La Plata, VI, 1895, p. 282); BoreLLI a San Pabio, province de Tucumán et a Santa Rosa, Camposanto, Lesser y Carahuasi dans la pro- vince de Salta (SaLvaport, Boll. Mus. Torino, X, 1899, N* 208, p. 14 et Boll. Mus. Torino, X1IL, 1897, N* 292, p. 23); Litro Va trouvée encore á Tucumán et a La Hoyada (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. Ll, 1902, p. 196 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 23); Barr, Pa chassée a Tapia, dans la méme pro- vince (Ornis, MIL, 1904, p. 225) oú enfin VenTURI a recueilli le nid et les ceufs (HarterT, Vovit. Zool., XVl, 1909, p. 222). 130. (N* 1081, Birds S. Amer.). * Agyrtria versicolor (VIEILL.) [Syn. Agyrtria affinis (GouLb); Cf. HeLLMAYR et Simon, Nonit. Zool., XV, 1908, p. 1]. —Distrib. indiquée : Brésil central et méridional. BerTOM avait signalé cette espece au Paraguay (Aves nue- vas Paraguay, 1901, p. 97; Cf. H. v. InerixG, Rev. Mus. Pau- lista, VL, 1904, p. 331 et H. y R. v. Inerix6, Fauna braz., aves, 1907, p. 145). Plus tard, le méme auteur l'a encore retrouvée dans cette République et aussi a Misiones dans |'Argentine (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 7 et An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, 1913, p. 84). Le Muséum National posséede aussi un exemplaire tué áa Ta- cuaro, Paraguay, par M. F. Posxer (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, t. XXIIl, 1912, p. 2909). 131. (Ne 1127, Birds S. Amer.). Hylocharis sapphirina (Gm.). — Distrib. indiquée : Guyane: Vénézuéla. L'espece typique habite le nord de l'Amérique du Sud et aussi le nord du Brésil (Cf. HeLLmarr, Novit. Zool., XVII, 316 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 191O, p. 379), mais peut-étre qu'une forme méridionale de cette espéce se trouve répandue plus au sud. G. Kerr Pa obtenue a Puerto Bermejo et á Fortín Page sur les rives du Pilcomayo inférieure en territoire argentin (Ibis, 1892, p. 135) et il dit qu elle est assez commune. Barrows (Auk, L 1881, p. 22) l'a aussi observée a Concepción, Entre Ríos. 132. (Ne 1139, Birds S. Amer.). * Chlorostilbon egregius Hee. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. Cette forme de Chil. aureoventris (Orb. et Larr.) se trouve aussi á Misiones (BerTOx1, An. Soc. Cientif. Arg., t: LXXV, 1913, p. 84) et au Paraguay, oú elle a été chassée par Posner (DABBExXE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXIII, 19131 296), tandis quíá Pouest du Río Paraná habite la forme typique qui est répandue depuis les provinces du nord jusqu'á Buenos Aires. 133. (No 1166, Birds S. Amer.). * Thalurania glaucopis (Gm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésii. Signalée au Paraguay par Berroxi (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 62; Cf. H. v. Imerixo, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 331) et derniérement aussi a Misiones par le ¡néme auteur (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 84). 134. (No 1190, Birds S. Amer.). Petasophora (1) iolata (Gouzp). — Distrib. indiquée : Vénézuéia; Colombie: Equateur; Pé- rou; Bolivie. , Cette espece s'étend un peu plus au sud et á été trouvée au nord-ouest de l'Argentine; a Lara par Baer (Ornis, XII, 1904, p. 226): a La Ciénaga, province de Tucumán par Lino (“Fauna tucum., aves, 1905, p. 23) et a Maimara, province de Jujuy par DixeLLiI (Harterr, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 222). 139. (No 1192, Birds S. Amer.). Petasophora serrirostris (VrerLL.). — Distrib. indiquée : Brésil; Est de Bolivie. BurmersTER a signalé cette espece a Tucumán (Reise La Pla- ta, Y, p. 447). Plus tard elle a été rencontrée plusieurs fois dans cette province oú elle parait assez commune. LiLLo l'a observée souvent méme dans les jardins de la ville (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 196 et Fauna tucum., aves. 1905, p. 23); Baer, l'a obtenue á Santa Ana (Ornis, XII, 1904, p. 226); DriveLLI á Vipos (HarterT, Vovil. Zool., XVI, (1) Le nom générique Petasophora Gray, 1840, doit étre remplacé par Colibri Spix, 1824. Rorerro Dampexe : Distribution des oiseaux en Argentine 317 1909, p. 222). Enfin ie Muséum National, posséde plusieurs spécimens chassés aussi dans la méme province par M. P. GIRARD. 136. (Ne 1194, Birds S. Amer.). Lampornis (1) nigricollis (VrierLL.). [Syn. Lampornis violicauda (Bobp.)j. — Distrib. in- diquée : Colombie; Guyane; Est et nord du Brésil. L'aire de distribution de cette espéce est bien plus étendue vers le sud et elle se recontre aussi au Paraguay et aux Misio- nes argentines d'oúu j'al rapporté plusieurs exemplaires qui se trouvent dans les collections du Muséum National (DaBBENxE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1g10, p. 267). M. Berroxt dit qu'elle est commune dans tout le haut Río Pa- raná sur les deux rives (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 84). 137. (N” 1206, Birds S. Amer.). Leucochloris albicollis (VreiLt.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. BurmMEIsTER avait signalé cette espéce á Tucumán (Reise La Plata Staat., 1, p. 448), mais elle n'a plus été rencontrée dans cette province. Vewrurr l'a obtenue á Posadas, Misiones (HartErRT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 222). 138. (N* 1212, Birds S. Amer.). Oreotrochilus Estellae (Uns. et Larr.). — Distrib. indiquée : Bolivie; Pérou. On a tué plusieurs exéemplaires de cette espéce au nord- ouest de la République. Baer a obtenu cet oiseau-mouche á La- ra dans la province de Tucumán (Ornis, XII, 1904, p. 226); LiLo, au Cerro Muñoz, dans la méme province (Fauna tucum., aves, 1909, p. 24) et GeErLING á Santa Catalina dans la province de Jujuy (Brucn, Revista Mus. La Plata, XL, 1904, p- 253). Dernierement F. M. Roprícuez a rapporté de Lara, Tucumán, un mále et une femelle qui se trouvent dans les collections du Muséum National. 139. (N* 1213, Birds S. Amer.). Oreotrochilus leucopleurus GouLp. — Distrib. indiquée : Chili. On trouve aussi cette espéce sur le versant oriental des Cor- diiléres. Déja Wmrre Pavait signalée á Andalgalá, Catamarca (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 615). Plus tard KosLowskY l'a obtenue a Chilecito, province de La Rioja (Revista Mus. La Plata, VI, 1895, p. 283), Lino a Tucumán “An. Mus. Nac. (1) Le nom générique Lampornis Sw. doit étre remplacé por Anthracothorax Boie. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Buenos Aires, ser. 3, t. I, 1902, p. 196 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 24) etenfin VeyturRI et Sreisgach, ont rapportée res- pectivement de Tucumán et de Cachi, Salta (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 222). Elle se trouve encore plus au Sud, jusqu'a Mendoza ou elle a été chassée par Frrz GeraLD et derniérement par C. Ree Selon M. HarrerT (Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 222) les spécimens du nord-ouest de l'Argentine ne sont pas typiques el il pense qu'ils appartiennent possiblement á une race distincte. (No 12859, Birds S. Amer.). Eriocnemis (1) glaucopoides (Orb. et Larr.). — Distrib. indiquée : Bolivie. BoreLLI a rapporté cette espéce de San Lorenzo dans la province de Jujuy (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, XL, 1897, n"-292;7p. 29). . (No 132%, Birds S. Amer.). Adelomyia inornata (GouLD). — Distrib. indiquée : Bolivie. Comme lespece antérieure, M. BoreLzt l'a aussi rapportée de San Lorenzo (SALVADORI, l. c., p. 22). . (No 1410, Birds S. Amer.). Heliomaster furcifer (Suaw). — Distrib. indiquée : Nord de l'Argentine, etc. Cet oiseau-mouche est répandu sur une grande partie de la République et est assez commun méme dans les jardins de la ville de Buenos Aires. . (No 1418, Birds S. Amer.). * Calliphlox amethystina (Gm.). — Distrib. indiquée : Guyane; Trinidad; Vénézuéla; Est de P'Equateur; Brésil. Berrox1 a rencontré cette espéce au Paraguay et aussi a Mi- siones (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 60; Cf. Lyxcu Arrr- BÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p- 346 et H. v. InerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p- 332. — Berroxt, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 84). 144. (Ne 1423, Birds S. Amer.). Chaetocercus Burmeisteri (ScL.). — Distrib. indiquée : Nord-ouest de l'Argentine. J'ai tué a Posadas, Misiones, une femelle de cette espéce et le Dr. H. v. Inerrse6 á qui j'ai envoyé l'exemplaire a confirmé ma détermination (DaBBExNE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XI, 1910, p. 269). (1) Le nom générique Erioecnemis Reicm., doit étre remplacé por Vestipedes Less. Cf. Ricn- MoxD, Auk, XIX, p. 83. Roserrto DarBene : Distribution des oiseauz en Argentine 319 "aire de dispertion de cette espéce s'étend donc assez loin vers l'Est. 1/5. (N* 1430, Birds S. Amer.). * Stephanoxis Loddigesi (GouLp). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. M. BerroxtI a signalé cette espéce au Paraguay et aux Mi- siones argentines (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 95; cf. E. LyxcH ArrIBÁLZAGA, (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 346 et H. v. Imerix6, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p.- 332. — BerrTOox, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 84). 146. (No 1460, Birds S. Amer.). Trogon (1) rufus Gm. — Dis- trib. indiquée : Colombie:; Equateur:; Pérou; Guyane; Brésil. On a rencontré cette espece au Paraguay et aux Misiones argentines. M. Berro (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 39) avait décrit cet oiseau sous le nom de Trogon splendidus d'apres deux exemplaires (mále et femelle) qu'il avait obtenu pres de Puerto Bertoni au Paraguay. Quelque temps aprés il l'a trouvé aussi aux Misiones argentines (Seg. contrib.*ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 9). Plus tard M. A. Lamas et M. F. M. Roprícuez Pont rapporté de Santa Ana, encore dans ce territoire (HoLmBERrG, Ap. Hist. Nat., t. L, n* $, 1909, p. 123 et DamBExE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 423). Enfin W. Foster l'a obtenu á Sapucay, Paraguay (ChubB, Ibis, 1910, p. 270). 147. (N* 1466, Birds S. Amer.). Trogon variegatus SprIx. — Dis- trib. indiquée : Nord-est, sud et centre du Brésil; Bolivie. Une forme méridionale de cette espéce, le Frogonurus behni (2) (Gouro) habite la Bolivie, le nord de l'Argentine et peut-étre aussi la partie occidentale du Paraguay. Borert1 l'a rapportée de San Lorenzo, province de Jujuy (SaLvaDorI, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 29) el GErLING, de Orán, province de Salta (Brucm, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 253) ou avant lui elle avait été signalée par Wwrrk (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 618). Le Muséum de Munich possede aussi un exemplaire pro- (1) Rinewax (Birds North and Middle Amer., pt. V, 1911, p. 761) a proposé pour cette espéce et les autres afines le nom générique Trogonurus Bp. (2) V. HeLimarr, Abhandl. K. Bay. Akad. Wiss., K1. 1, Bd. XXII, Abt. 3. 1906, p. 597. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS venant de cette méme ilocalité (HeLLmaYr, Abhandl. K. bay. Akd. Wiss. Múnchen, XXXII, 1906, p. 597 et Novit. Zool., XV, 1908, p. 88). Cette espéce de Trogon a été trouvée á Colonia Risso dans le Paraguay occidental par M. BoreLLI (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, X, 1895, n” 208, p. 16) et plus récemment á Curuza Chica, Concurrencia et Puerto María aussi dans l'ouest de cette République par C. H. B. Grawr (Tbis, 1911, p. 324). — (No 1477, Birds S. Amer.). Coceyzus Euleri Car. — Les au- teurs de «The Birds of South America », indiquent aussi 1'Ar- gentine dans la distribution de cette espéce. Je ne connais aucune citation référant á la présence de ce coucou dans ce pays. 148. (Ne 1487, Birds S. Amer.). Piaya macroura (GambrL). [Syn. 140. Piaya cayana guarania InerixG |. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay. Cette forme méridionale de Piaya cayana (Lixx.) est assez commune au nord de ¡'Argentine. Elle a été trouvée á Santa Rosa, province de Salta, par BoreLL1 (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, X, 1895, n” 208, p. 17); a Orán, dans la méme pro- vince, par GerLIiNG (Brucn, Revista Mus. La Plata, XL, 1904, p. 253); a San Lorenzo, province de Jujuy, encore par BorELL1 (SALVADORI, Boll. Mus. Torino, XIL, 1897, n* 292, p. 26); a Famaiilá et Tapia, province de Tucumán, par LiLLo (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. l, 1902, p. 19) et Fauna tucum., aves, 1909, p. 23) et avant lui dans la méme pro- vince, par DurxrorD (SaLvix, [bis, 1880, p. 361). M. Baer (Ornis, XII, 1904, p. 235); HarterT (Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 231) et M. GirarD Pont enfin obtenue a Tapia et a Tafí Viejo, encore dans la province indiquée. | Elle a été aussi rapportée plusieurs fois de Misiones; par Wurre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 619), par VENTURI (HarrterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 231) et par F. M. Roprícuez. Enfin le Muséum National possede plusieurs spé- cimens provenant de Ocampo, Chaco Austral, rapportés par ce dernier voyageur. (No 1497, Birds S. Amer.) Dromococcyx phasianellus (Sp1x). — Distrib. indiquée : Colombie; Brésil; Bolivie. Berrox a signalé cette espéce au Paraguay et aux Misio- nes argentines (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 43; (GF. E: LyxcuH ArrIiBÁLzAGA, An. Mus. Nac. Buenos AÁtres, ser. 2, ho pu Rorerto Danese : Distribution des oiseaux en Argentine 3 t. IV, 1902, p. 342 et H. v. InerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 335. Berroxt, Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Rev. Inst. Paraguayo, 1906, p. 10 et An. Soc. Cient. AÁrg., t. LXXV, 1913, p. 85). W. Foster l'a aussi obtenue á Sapu- cay, Paraguay (ChubB, fbis, 1910, p. 273). 150. (N* 1498, Birds S. Amer.). Dromococeyx pavonicus Pez. — Distrib. indiquée : Guyane; Brésil central. Comme J'espece antérieure, Bertoxt, V'a obtenue au Para- guay el aux Misiones argentines. Dans ce territoire elle parail méme plus commune que le Dromococcyx phasianellus (Brr- TONI, Seg. contrib orntt. paraguaya, en Revista Instit. Para- guayo, 1906, p. 10 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 95). 151. (N* 1500, Birds S. Amer.). Crotophaga major Gm.— Dis- trib. indiquée : Colombie; Equateur : Pérou; Vénézuéla; Tri- nidad: Guyane; Brésil. L'aire de distribution de cette espéce si vastement répan- due dans ¡'Amérique du Sud, comprend aussi le Paraguay el P'Est de l'Argentine. Dans le premier de ces pays elle a été signalé par Azara (Apunt., HL, p. 348) et plus tard elle a été obtenue par G. Kerr sur les rives du Pilcomayo inférieur (Ibis, 1892, p. 139) et rapportée de Candelaria, Misiones, par VewnrurrI (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 231). Ce dernier naturaliste l'a aussi tuée a Ocampo, Chaco Aus- tral (Harrterr, l. c., p. 231) et enfin C. H. B. Grayrt Pa obte- nue un peu plus au nord, á la Colonia Mihanovich (Tbis, 1911, p. 324). Accidentellement elle arrive parfois jusqu'aux environs de Buenos Aires (HartERT, l. c., p. 231). 192. (N” 1536, Birds S. Amer.). Rhamphastos dicolorus Lixx.— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil;: Paraguay. Cette espéce de toucan n'est pas rare aux Misiones argen- tines oú il a été chassé par Venturi (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 230), par A. LLamas (HoLmBERG, Ap. list. Nat., t. L n* 8, 1909, p. 223), par C. BurmersTER (DABBENE An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 273) et derniérement par F. M. RobrícuEz. On Va aussi trouvé á Formosa dans le Chaco (E. Lyxcn ARRIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 340). 322 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 193. (N* 1548, Birds S. Amer.). *Pteroglossus australis Cass. — Distrib. indiquée: Est de Bolivie; Brésil central et méri- dional; Paraguay. : Cette forme méridionale de Pteroglossus castanotis (Gourp) a été trouvée derniérement a Misiones. Le Muséum National posséde deux exemplaires tués á Santa Ana par F. M. Ro- DRÍGUEZ. M. Berrox1, l'a aussi rencontrée plusieurs fois dans les foréts du haut Río Paraná sur les deux rives de ce fleuve (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p- 85). . (Ne 1585, Birds S. Amer.). Galbula rufo-viridis Cab. — Distrib. indiquée : Est. du Brésil; Bolivie. La distribution de cette espéce dans l'Amérique du Sud est St SS bien plus vaste que celle assignée jusqu'á présent. Elle a été trouvée á Marajo et Monte Alegre aux bouches de l'Amazone (SxermLacE, Journ. f. Ornith., 1906, p. 520), á Calama sur le Río Madeira (HeLLmarr, Novit. Zool., XVII, 1910, p. 389), a Matto Grosso (ALLex, Bull. Am. Mus. N. H., V, p. 133 et SaLvaporI, Boll. Mus. Torino, XV, 1900, n* 378, p. 11). Le Muséum National, posséde aussi plusieurs spécimens provenant de cette province du Brésil central, rapportés par M. MoQuerys. Elle n'a pas encore été signalée au Paraguay; mais C. BURMEISTER l'a trouvée a San Pedro, Misiones, et un exemplaire de cette provenance se trouve dans ¡es collections du Muséum National (DabBExE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XL, IQIO, Pp. 279). Sans doute elle visite accidentellement ces ré- g10nSs. 199. (N* 1612, Birds S. Amer.). * Bucco Swainsoni GraY. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Berro a trouvé cette espéce au Paraguay et aux Mi- siones argentines (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 39; Cf. E. LyxcH ArriBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 341 et H. v. Inerisc, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 334. Bertox1, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 86). 156. (No 1627, Birds S. Amer.). *Bucco chucuru VienL.— Dis- trib. indiquée : Brésil;: Paraguay: Bolivie; Pérou. Berroxt a tué plusieurs exemplaires de cette espéce á Plguazú au nord des Misiones argentines (An. Soc. Cient. Árg., t. LXXV, 1913, p. 86). Roserro Dabbexe : Distribution des oiseaux en Argentine 323 197. (No 1642, Birds S. Amer.). * Nonnula rubecola (Se1x). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Signalée par Berroni a Mbocay, Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 86). — (N* 1660, Birds S. Amer.). Colaptes campestroides Marm. [Syn. Colaptes agricola Marm.]. Cette espéce á gorge blanche est celle qui habite l'Argentine. Dans le Catalogue of the Birds B. Mus., XVII, p. 24 et dans The Birds of South Ame- rica, p. 108, ce pays est aussi compris parmis les régions ha- bitées par l'espece á gorge noire, le Colaptes campestris (VIErmnLL.); mais jusquía présent elle n'y a pas été sig- nalée. 1l est probable cependant qu'elle se trouve á Mi- siOnes. 158. (N* 1664, Birds S. Amer.). Colaptes pitius (MoL.). — Dis- trib. indiquée : Chil. On trouve aussi cette espéce sur le versant oriental des cor- dilléres. GeErLING, la rapportée du lac General Paz dans le Chubut occidental (£. LywcH ArriBÁLzAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 163) et C. BurmerlsTER de la Patagonie centrale (An. Mus. Público Buenos Altres, t. III, 1889, p. 242). 159. (N* 1668, Birds S. Amer.). Chloronerpes chrysochlorus (VrerL.). — Distrib. indiquée: Sud du Brésil; Paraguay; Bolivie. GerLinG a trouvé cette espéce a Orán, province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 254) et Stein- BACH l'a rapportée du Río Bermejo dans la méme province (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 228). — Nr” 1689. Chrysoptilus cristatus (VrerL.); N* 1690 Chry- soptilus nigroviridis C. H. B. Granr et Noe 1691, Chrysoptilus melanolaemus (Marm.) se trouvent en Ar- gentine ainsi que lP'indiquent M. M. BrabourNE el Cuunb et leur distribution dans ce pays est la suivante : (1) Chrysoptilus cristatus (ViemnL.). Carpintero verdinegro Azara, Apunt., IM, p. 306, N? CCLII. Chrysoptilas mela- nochlorus HarctrrrT, Cat. B. Brit. Mus., XVIII, p. 110. Distrib. — Nord-est de 1'Argentine, Misiones : Santa Ana (1". M. RopríGUEZz). Cette espéce est surtout caractérisée par l'absence du. noir derriére la ligne rouge de la région malaire. 321 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS (2) Chrysoptilus melanolaemus (Marm.). Chrysoptilus crista- tus (nec ViernLL.) Harcrrr, Cat. B. Brit. Mus., XVII, Po TÍA; SCLATER et Hupson, Arg. Orn., Il, p. 21; DabBE«xE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p.-279 Distrib. — Nord-ouest, centre et est de l'Argentine : 'Tucu- mán (Burmerster, LinLo, DiveLLr); Salta (STEINBACH, GER- LING); Catamarca (Wnrre); Córdoba (ScmuLz); Chaco : Ocampo et Mocovi (Vewrur1); Corrientes : Goya (C. H. B. GrawT); Buenos Aires (Hubson, GiBsox, W ITHINGTON). (3) Chrysoptilus nigroviridis C. G. B. Grawr, /bis, 1911, p. 321 (Pilcomayo inf. —G. Kerr). Distrib. — Nord du Chaco : Fortín Page (Argentine). Cette espéce différe de Ch. melanolaemus par le jaune doré du croupion et par les parties inférieures plus vertes. De Ch. cristatus par la poitrine orange et par une indication de noir derriére la ligne malaire. ll est possible que Ch. melanolaemus, Ch. nigroviridis et Ch. chlorozostus (WacL.) du sud-est du Brésil et de PUru- guay, soient seulement des races géographiques de Ch. cris- tatus (VrErLL.). 160. (N* 1706, Birds S. Amer.). Melanerpes flavifrons (ViEILL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. J'ai rapporté cette espéce de Misiones (An. Mus. Nac. Bue- nos Altres, ser. 2, t. XI, 1910, p. 277). Plus tard elle a été chassée á Santa Ana dans le méme territoire par M. F. M. Roprícuez (DABBENE, l. c., p. 427). C'est une espéce assez commune dans l'extreme nord-est de Argentine. (No 1715, Birds S. Amer.). Veniliornis fumigatus (Larx. et D'Or5.). —La distribution en Argentine de cette espéce pa- rait incertaine. D'OrnicnY afirme P'avoir vue dans la province de Corrientes; mais depuis elle n'a plus été rencontrée á une latitude si méridionale. . (N” 1739, Birds S. Amer.). *Celeus flavescens (Gm.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. BrerrToxmt dit avoir rencontré cette espéce sur les deux rives, paraguayenne et argentine du haut Río Paraná (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 86). 162. (No 1766, Birds S. Amer.). Campephilus robustus (L1crHr.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay. Roserto Dabbexe : Distribution des oiseauzx en Argentine 32) La forme méridionale (1), Campephilus robustus percocel- neus (Br.) a été chassée plusieurs fois a Misiones ou elle n'est pas rare (DABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3. t, XL.1q10, pp. 277, 427 et Bertont, An. Soc. Cient. Arg., t LXXV, 1913, p. 80). 163. (N* 1770, Birds S. Amer.). Ceophloeus lineatus (Limx.). — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Trinidad; Guyane; Equateur; Pérou; Brésil; Paraguay. A été rencontrée au Fortín Page sur le Pilcomayo as par G. Kerr (Ibis, 1892, p. 137). 00 (No 1780, Birds S. Amer.). ES Temmincki Larr. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay. M. BrrrontI a chassé cette espece á Misiones “Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 9). Derniérement M. F. M. Roprícuez l'a rapportée aussi de Santa Ana dans le méme territoire. 165. (N* 1829, Birds S. Amer.). * Pteroptocus rubecola (KtTrL.). — Distrib. indiquée : Sud du Chili. C'est une espéce nouvelle pour 1'Argentine et quí a été trou- vée par M. KosLowsky au Chubut occidental dans la vallée du lago Blanco. (Un exemplaire se trouve dans les collections du Muséum National). 166. (N* 1848, Birds S. Amer.). * Conopophaga lineata (W1irD). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Chassée par Berront au Paraguay et a Misiones (An. Soc. Cient. Arg.,t. LXXV, 1913, p. 87). Chus (Ibis, 1910, p. 917). a séparé sous le nom de €. lineata anomala (Berron1) les spécimens du Paraguay, mais cette forme nouvelle n'est pas indiquée dans The Birds South America. 167. (No 1851, Birds S. Amer.). *Corythopis calcarata (WirD). — Distrib. indiquée : Brésil central et oriental; Bolivie; Pa- raguay. Plusieurs exemplaires de cette espéce ont été rapportés der- niérement de Santa Ana, Misiones, par F. M. Ronrícurz et se trouvent dans les collections du Muséum National. 168. (N* 1856, Birds S. Amer.). Batara cinerea (VririLL.). -— Dis- trib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. L'aire de distribution de cette espéce s'étend beaucoup plus (1) E. Hesse, Mitteil. Zoolog. Mus. Berlin, Bd. VI, HMeft 2, 1912, p. 179. BOL, SOC. PHYSIS. — T. 1. 23 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS loin vers l'ouest, puisqu'elle a été trouvée á Salta par le Dr. F. SiLvestrI (DaBBExE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. AL, 1gro, p. 283). F. M. Ronrícuez a aussi rapporté de Santa Ana, Misiones, plusieurs exemplaires qui n'offrent au- cune diflérence avec ceux du nord-ouest de l'Argentine (Dan- BENE, l. c., p. 428). ¡ 169. (N* 1859, Birds S. Amer.). * Thamnophilus (1) guttatus Vie. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée par Berrox1 au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 137; Cf. E. Lyxcu ArriBÁLzaGa, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 368 et H. v. ImerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 330) et rapportée par W. Foster de Ybitimi et Sapucay dans ce méme pays (OBErRHOL- SER, Proc. U. S. Nac. Mus., XXV, 1903, p. 131 et Chusb, Ibis, 1910, p. 519). Ce dernier auteur a séparé comme forme distincte : Th. yg. Rodriguezianus Berroxt, les spécimens des ces localités; mais il n'en est pas fait mention dans The Birds South America. Dernierement Berrox1 a signalé le Th. guttatus a Y lguazú, Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). 170. (N* 1860, Birds S. Amer.). * Thamnophilus (2) severus (LicuT.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée par Berro au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 139; Cf. E. LyxcH ArribBÁáLzAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 367 et H. v. ImerIw6, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 229) et a Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). Derniérement F. M. Roprícuez a aussi rapporté de Santa Ana plusieurs spécimens qui se trouvent dans les collections du Muséum National. 171. (N* 1915, Birds S. Amer.). Thamnophilus radiatus VrierLt. — Distrib. indiquée : Sud-ouest du Brésil; Paraguay; Bolivie. On a trouvé aussi cette espece a Fortín Page, sur le Pilco- mayo inférieur dans le Chaco (G. Kerr, fbis, 1892, p. 134). 172. (N* 1935, Birds S. Amer.). * Dysithamnus mentalis (Temm.). “1) Oñermorser (Proc. U. S. Nat. Mus., MXV, 1903, p. 131 et Rwcwax (Birds North ani! Middle Amer., pt. V, 1911, p. 10) ont adopté pour cette espece le nom générique Hypoedaleus. (2) Rinowax (Birds North and Middle Amer., pt. V., 1911, p. 11) a adopté pour cette espéce le nom générique Lochites Cab. et Hein. Rorerto Danese : Distribution des orseaux en Argentine 327 — Distrib. indiquée : Brésil central et oriental; Paraguay. M. Roprícuez a rapporté cette espéce de l'Iguazú ouú elle a été aussi observée par Berrox1 (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 87). 173. (No 1998, Birds S. Amer.). Herpsilochmus atricapillus Perz. — Distrib. indiquée : Brésil central et oriental. Cette forme de Herpsilochmus pileatus (Licmr.) habite le nord-est et le centre du Brésil, la Bolivie et a été aussi ren- contrée au nord-ouest de ¡'Argentine, a Ledesma et Río San Francisco, province de Jujuy, par L. DixeLti et J. Srervpacu fino, ApHisto Nat +t. E. .n*” 2,0909, p: 23 et HantEnr, Novit. Zool., XVI, 1909, p.:221). 174. (N* 2005, Birds S. Amer.). * Herpsilochmus rufimarginatus (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Le Paraguay et le territoire des Misiones argentines doivent étre aussi comptis dans la distribution de cette espéce. BeErroxmt1 l'a signalée le premier au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 130; Cf. LK. LyxcH ArrIBÁLZAGA, Án. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 368 et H. v. InertxG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 330) et plus tard W. Foster l'a obtenue a Sapucay dans le méme pays (Obrer- HOLSER, Proc. U. S. Nat. Mus., XXV,.1903, p. 128 et CHuBB, Íbis, 1910, p. 521). Derniérement M. Bertoxm Pa aussi observée a l'Iguazú dans les Misiones argentines (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). 175. (Ne 2018, Birds S. Amer.). * Formicivora ferruginea (Licur.). — Distrib. indiquée : Est du Brésil. Signalée par Berroxt au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 140; Cf. E. Lyxcn ArribBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Bue- nos Atres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 368 et H. v. ImerIxG, ¿tevista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 330) et á Plguazú, Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 87). 176. (N* 2023, Birds S. Amer.). Formicivora malura (TEmnm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette espéce a été trouvée aussi au Paraguay et aux Misio- nes argentines par M. Berrtom (Seg. contrib. ornit. paraguaya en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 7 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). W. Foster, l'a également obtenue á Sapucay, Paraguay (CmubbB, /bis, 1910, p. 522). 398 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 177. (N* 2035, Birds S. Amer.). * Terenura maculata (Wien). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée au Paraguay et á l'Iguazú, Misiones, par Berrom (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 142; Cf. E. Lyxcu Arni- BÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 369 et H. v. ImerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 330. BerTom, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 38). 178. (N* 2062, Birds S. Amer.). * Pyriglena leucoptera (ViriLz.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Ainsi que Pespéce antérieure elle a été signalée au Paraguay et a Plguazú, Misiones par Berrom (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 134; Cf. E. LywcuH ArriBÁLzZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 367 et H. v. InerIc, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 330. Berroxt, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). M. Roprícuez Va aussi rapportée de l'Iguazú ou elle parait assez commune. 179. (No 2162, Biras.S. Amer.). Chamaeza brevicauda (Vrermt.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Cette espéce est assez commune á Misiones ou elle a été signa- lée par Berron1 (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 87). F. M. Robrícurz a rapporté de Santa Ana, plusieurs exemplaires (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p. 429). 180. (N* 2184, Birds S. Amer.). * Grallaria imperator Larn. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette forme méridionale de Grallaria varia (BobD.) étasl déja signalée par BerronNI au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 150; Cf. E. LywcH ArrtBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 2, t. IV, 1902. p. 372 et H. v. InerrIa, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 331) et derniérement á été trouvée á Misiones par ce méme auteur “An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). | 181. (No 29211, Birds S. Amer.). Grallaria ochraleuca (WirD). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée au Paraguay et derniérement ¿ Santa Ána et á Plguazú, Misiones par Berrom (Contrib. para el conocim. de las aves del Paraguay, en An. cient. paraguayos, n* 3, ser. I, 1904, p. 5 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, :g13, p. 38). 182. (No 2223, Birds S. Amer.). Geositta isabelina (Pm. et Laxpp.). — Distrib. indiquée : Chili. Roverro Danmene : Distribution des oiseauz en Argentine 329 Se trouve aussi sur le versant oriental des Cordilléres dans la province de Mendoza ou elle a été chassée par Frrz GreraLD (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XL 1910, p. 287). 183. (N* 2257, Birds S. Amer.). Upucerthia serrana Tacz. [Syn. Upucerthia andicola (nec Larr. et OrB.) ScLaTEr, Cat. Birds B. Mus., XV, p. 19]. —Distrib. indiquée : Pérou. M. Bunix a tué quelques exemplaires de cette espece a Vol- can dans la province de Jujuy á 2000 mets. d'altitude (LiLro, Ap. Hist. Nat., 1, n* 2, 1900, p- 24). 184. (No 2265, Birds S. Amer.). Cinclodes Oustaleti Scorr. — Distrib. indiquée : Sud du Chili. Se trouve aussi a Mendoza (Scorr, Bull. B. O. Club, X, Noe EXXI, p. 1x11). 189. (N* 2278, Birds S. Amer.). Clibanornis dendrocolaptoides (Perz.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée par Berront au Paraguay et á l'iguazú dans les Misiones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en fte- vista Inst. Paraguayo, 1906, p. 6 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 88). 186. (No 2279, Birds S. Amer.). Lochmias nematura (LicntT.). — Distrib. indiquée : Sud-est et centre du Brésil; Paraguay. BurmersteER (Reise La Plata Staat., MI, p. 462) a signalé cette espéce á Paraná dans la province de Entre Ríos. 1l est donc certain qu'elle se trouve aussi a Misiones. 187. (N* 2302, Birds S. Amer.). * Synallaxis ruficapilla VienLL.— Distrib. indiquée : Est et Sud du Brésil. Citée déja au Paraguay par BertonI (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 77; Cf. E. LywcuH ArrIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Bue- nos Atres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 392 et H. v. Inerix6, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 328) a été retrouvée plus tard par W. Foster á Sapucay (ObernoLser, Proc. U. S. Nat. Mus., XXV, 1903, p. 134 et Chus, /bis, 1910, p. 924). M. JórceNSEN Pa rapportée aussi de Bonpland, Misiones, et M. Berrom Va derniérement signalée aussi dans ce terri- toire (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 89). 188. (N* 2324, Birds S. Amer.). * Synallaxis cinerascens Tremnm. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brósil; Paraguay. Berront a obtenu cette espéce á Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, p. 89). 330 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 189. (N* 2347, Birds S. Amer.). Synallaxis (1) phryganophila (VieiLL.). — Distrib. indiquée : Brésil; Bolivie; Paraguay; Uruguay. C'estune espéce assez commune dans toute la partie orientale de l'Argentine et qui se rencontre aussi jusqu'aux environs de Buenos Aires. | Elle a été signalée par BurmersteR á Paraná, province de Entre Ríos (Reise La Plata Staat., TI, p- 469) et par Barrows a Concepción dans la méme province (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 207). Wnmrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 611) et VenrurI Pont trouvée pres de Buenos Aires et ce dernier collectionneur a recueilli le nid et les oeufs á Mocovi dans le Chaco Austral (Harrterr, Novit. Zool., XVI, 1909, P. 221). Enfin, C. H. B. Grawr (Ibis, 1911, p. 129) Va encore retrou- ) vée á la colonia Mihanovich aussi dans le Chaco. 190. (N* 2369, Birds S. Amer.). Siptornis ruticilla (Can. et Hzrx.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Le Dr. H. von InerisG (Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 392 et Fauna braz., aves, 1907, p. 235) a signalé cette espéce á Pest de l'Argentine. 191. (N* 2370, Birds S. Amer.). Siptornis (2) striaticeps (UrB. et Larr.). — Distrib. indiquée : Bolivie. Cette espéece habite aussi le nord-est et le nord de l'Argen- tine. D'OrbicNY Pa trouvée a Corrientes (Voy. Amér. mérid., oiseaux, p. 2/1) et MM. DiveLLI et SrervgacH V'ont obtenue a Metán, dans la province de Salta et au Río San Francisco dans la province de Jujuy (HarterT, Vovit. Zool., XVI, 1900, p. 212). Quelque temps avant, DurxrorD l'avait aussi ren- contrée a Salta (SaLvix, Ibis, 1880, p. 358) et BorreLLI á Tala dans la méme province (SaLvADORI, Boll. Mus. Torino, XA1)"1897, 8292, PTOS). Plus au sud, dans les parties centrales de la République (Córdoba; Mocovi dans le Chaco; Ceres, province de Santa (1) Rineowax (Proc. Biol. Soc. Wash., XXIL, April, 17, 1900, p. 171 et Birds North and Middle Amer., pt. V, 1911, p. 161) a fondé le nouveau genre: Schoeniophylax, pour cette espéce. (2) Cette espéce et plusieurs autres qui offrent Jes mémes caractéres et quí étaient j'usqu'a présent comprises dans le genre Siptornis Rercnex»., ont été séparées par Ridgway et réunies dans le genre Asthene Reicnens. (V. Rincwax, Birds North and Middle Amer., pt. V, 1911, p. 101). Rorerto DanBexe : Distribution des oiseaux en Argentine 331 Fe), et dans les environs de Buenos Aires elle est remplacée par la forme : Siptornis striaticeps heterocerca (BerL. et LrE- vaaoko). Cf. Hartert, Lc, p. 212, La localité typique de $. striaticeps (Larr. et UrB.) seralt la Bolivie et non Corrientes comme il est indiqué dans The Birds of South America (Cf. BerLepscH et Leverck., Ornis, VI, 1890, p. 23). Les spécimens de Tucumán que j'al examiné paraissent intermédiaires entre la forme typique et $. s. heterocerca. — (N* 2375, Birds S. Amer.). *Siptornis (1) Steinbachi HarT.— Distrib. indiquée : Nord-ouest de l'Argentine. J'ai examiné un exemplaire provenant de Mendoza et envoyé au Muséum National par M. C. RerD, lequel s'accorde par- faitement avec la description donnée par M. Harrterr. L'aire de dispersion de cette nouvelle espéce s'étend donc au sud jusqu'áa cette province andine. — (N" 2389, Birds S. Amer.). Siptornis (2) affinis BrrL. — Distrib. indiquée : Nord de j'Argentine. Cette forme de Siptornis sordida (Less.) se trouve aussi dans toute la région andine jusqu'a Mendoza. J'ai examiné plusieurs exemplaires de cette localité envoyés au Muséum par C. ReeD et j'al remarqué qu'ils sont identiques aux spécimans de Tucumán. Siptornis (3) modestus Hilereti Oust, se trouve aussi á Mendoza. — (No 2f11 et No 2412, Birds S. Amer.). Anumbius anumbi (VrerLL.) et Anumbius anthoides Larr. et Orb. Il me semble que la séparation des spécimens de 1'Argen- tine sous le nom de A. anthoides n'est pas bien fondée, comme y'al cherché de le démontrer dans un travail antérieur (An. Mus. Nac. Buenos Atres, t. XXIII, 1912, p. 310). 192. (N* 2416, Birds S. Amer.). Phacellodomus ruber (VrrrLL.). [Syn. Phacellolomus rufipennis ScLaTtER, Proc. Zool. Soc. Lond., 1889, p. 33. Phacellodomus striaticollis (nec Larr. et Orb.) Kerr, /bis, 1892, p. 132 (Fortín Dónovan)]. — Distrib. indiquée : Paraguay: Brésil central; Bolivie. (1) Le nom générique pour cette espéce doit aussi ¿tre remplacé par celui de Asthene Reichenb. (2 y 3) Le nom générique pour ces deux espéces doit aussi ¿tre changé par celui de Asthene REICHENB. 332 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS C'est une espece extrémement commune au Chaco oú elle nidifie. D'"Orznicny (Voy. Amér. Mérid., oiseauz, p. 253) Va trouvée a Corrientes; LiLLo, a Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 191 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 20); Borezt1, a San Lorenzo, province de Jujuy (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 20); DiveLLI et VenTURI a Tucumán et a Mocovi, Chaco Austral (HarteErT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 215) et enfin €. H. B. Grawr á Bella Vista, pro- vince de Corrientes et á la Colonia Mihanovich, Chaco (Lbis, 1911, p. 199). 199. (N* 2/20, Birds S. Amer.). Phacellodomus (1) striaticeps (Larr. et OrB.). — Distrib. indiquée : Bolivie et Pérou. Barr, a rencontré cette espéce á Lara, province de Tucu- mán (Ornis, MI, 1904, p. 223); Lito (Fauna tucum., aves, 1905, p. 20) a Norco, aussi dans la province de Tucumán et DixeLi l'a rapportée de Jujuy (HarteErT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 210). — (N* 2421, Birds S. Amer.). Phacellodomus striaticollis (Larr. et Or5.). — Distrib. indiquée : Argentine; Uruguay. Les oiseaux de Tucumán n'appartiennent pas a Jl'espece typique, ils différent par la coloration et aussi par la forme de nidification et doivent étre considérés comme une race dis- tincte : Ph. striaticollis maculipectus Cab. (Cf. Lirio, Fauna tucum., aves, 1905, p. 20 et HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 216). La distribution des deux formes est la suivante : (a) Ph. striaticollis striaticollis (Larr. et OrB.). — Est de ¡'Argen- tine (Entre Ríos, Buenos Aires, etc.); Uruguay; Ss E. du Brésil, Prov. de Paraná : Curitiba (NATTERER). (b) Ph. striaticollis maculipectus Ca. — Nord-ouest de l'Argentine. 194. (N* 2446, Birds S. Amer.). * Automolus leucophthalmus (Wien). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Espéce signalée par Berrom au Paraguay et á llguazú, Misiones (Aves nuevas Paraguay, 1901, Pp. 78; Cf. E. Lywcn ArriBáLzaGa, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. 1V, 1902, (1) Le nom générique de cette espéce et de Ph, striaticollis (Larr. et On.) doit ótre changé par celui de Phaceloscenus Rinawar, Proc. Biol. Soc. Wash., XXI, April, 7, 19093 pr pd, type: Anumbius strialicollis Larr. et Orb. Roserro Dabpexe : Distribution des oiseaux en Argentine 333 p. 353 et H. v. ImeriscG, Revista Mus. Paulista, VL, 1904, p. 328. — BerTOoN1, (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 90). F. M. Roprícuez lP'a aussi rapportée de l'Iguazú. CuubB (Tbis, 1910, p. 528) a séparé les specimens du Para- guay sous le nom de A. l. Bergianus (BerToNt): mais dans The Birds S. America, il n'est plus fait mention de cette forme. 199. (N* 2455, Birds S. Amer.). Philydor atricapillus (Wi1rD). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Déjáa signalée par Berrowr au Paraguay et a Misiones (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 6) a été encore derniérement retrouvée dans ce territoire par le méme auteur (An. Soc. Cient. Arg., t. LAXV, 1913,p. 90). Foster l'a rapportée du Paraguay (Cmusn, /bis, 1910, p. 530). 196. (N* 2456, Birds S. Amer.). Philydor rufus (Vrermt.). — Dis- trib. indiquée : Sud-est du Brésil. C'est un oiseau assez commun au Paraguay et aux Misio- nes argentimes. VexTURI, l'a rapporté de l'lguazú (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 220) et F. M. Roprícuez a envoyé au Muséum National plusieurs exemplaires tués á Santa Ana, dans ce méme territoire. W. Foster l'a aussi obtenue á Sapucay, Paraguay (Obrer- HOLSER, Proc. U. S. Nat. Mus., XAXV, 1903, p. 123 et CHUuBB, Ibis, 1910, p. 529) et F. Posxer a Tacuaró (DABBEXE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, t. XXIIL, 1912, p. 311). 197. (N* 2457, Birds S. Amer.). Philydor Lichtensteini : Can. et Her. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil et Paraguay. Comme Jl'espéce précédente Berroxr a signalé le Ph. Lichtensteini au Paraguay et aux Misiones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 6 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 90). F. M. Robrícuez l'a également trouvée a Misiones (Santa Ana). -— (No 2484, Birds S. Amer.). * Xenicopsis Cabanisi (Tacz.). — Distrib. indiquée : Pérou central; Bolivie. Dans un travail publié dans les Anales Mus. Nac. Buenos At- res,t. XXXIII, p. 313, 1912,]/al fait observer que les spécimens de Xenicopsis provenant de Salta et quí existent dans la collec- tion du Muséum National, sont assez différents du Xentcopsts rufosuperciliatus oleagineus (ScL.) quí habite une grande par- tie de l'Argentine, et j'ai dit qu'ils doivent se rapporter plutót a la forme X. rufosuperciliatus Cabanisit (Tacz.). 334 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS D'autres exemplaires regus derniérement de Tafí Viejo, Tu- cumán se rapprochent aussi de cette forme et je crois quí'ils sont intermédiaires avec X. rufosuperciliatus oleagineus (Scr.) quí habite plus á l'est et au sud-est. — (N* 2491, Birds S. Amer.). *Xenops Pelzelni (HeLLm.). — Dis- trib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette forme méridionale de Xenops genibarbis 1l. se trouve aussi au Paraguay d'ouú elle a été rapportée pour la premiére fois par F. Posxer (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t: XXI, 1912, p. 313). 198. (N? 2516, Birds S. Amer.). Glyphorhynchus cuneatus (Licnr.). — Distrib. indiquée : Colombie; Brésil; Guyane; Vénézuéla. WhmiTE a trouvé cette espece á San Javier dans le territoire des Misiones argentines (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 613). 199. (No 2533, Birds S. Amer.). Dendrocincla enalincia (Obrenn.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. C'est une race de Dendrocincla turdina (Licur.) que Brr- TONI a Obtenue au Paraguay et a Misiones (Contrib. conoci- miento aves Paraguay, en An. cient. paraguayos, n* 3, ser. 1, 1904, p. 4). — (N* 2569, Birds S. Amer.). Xiphocolaptes argentinus Krnc- wAY. Je pense qu'il y a une erreur au sujet de la provenance (Buenos Aires) du type de cette sub-espece et 1l est méme possible que X. argentinus soit un synonyme de X. albicollis (VieErLL.). Áucun oiseau appartenant au genre Xiphocolaptes. n'a été trouvé si loin au sud. 200. (N* 2585, Birds S. Amer.). Picolaptes fuscus (VrIEILL.). -— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. VenNTURI a rapporté cette espéce de Piray, Misiones (Hanr- TERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 220). 201. (N* 2608, Birds S. Amer.). Campylorhamphus (1) Lafres- nayanus (Or5.). [Syn. Xiphorhynchus rufo-dorsalis Cmar- MAN]. — Distrib. indiquée : Bolivie; Brésil central; Paraguay. D'"OrmicnY (Voy. Amér. mérid., oiseaux, p. 368) avait déja signalé cette forme de Campylorhamphus trochilirostris (Licnr.) á Goya dans la province de Corrientes. (1) Le nom générique Campylorhamphus Berrom, Aves nuevas Paraguay, 19or, p. 70, est de date antérieurela Xiphornis, mom proposé par OermoLserR pour XAiphorhynchus Sw. Cf. Ricmmonp, Proc. U. S. Nat. Mus., XXXV, 1909, p. 595. Roserto Dabbene : Distribution des oiseauz en Argentine 00 Pius tard elle a été trouvée au Pilcomayo (Fortín Dónovan) par G. Kerr (Tbis, 1892, p. 133) et a Ocampo, Chaco Austral par VentURI qui a recueilli aussi le nid et les oeufs (HarTERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 219). Les spécimens de Riacho, ouest du Paraguay et Rabicho, Matto Grosso, indiqués sous le nom de X. trochilirostris par C. H. B. Grant (Ibis, 1911, p. 135) doivent se rapporter á la forme C. t. Lafresnayanus (OrB.). 202. (N* 2610, Birds S. Amer.). * Campylorhamphus falcularius (VierL.). [Syn. Xiphorhynchus procurvus (Temm.) (Fig. nec descr.)]. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée au Paraguay et au nord-est de l' Argentine (Iguazú) par Berront (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 70; Cf. H. y. InerivG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 329. — BERTONI, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 90). Derniérement F. M. Roprícuez a envoyé au Muséum un exemplaire provenant de Santa Ana, Misiones. 203. (N* 2612, Birds S. Amer.). Dendrocolaptes picumnus Licnr. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Whrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 613) avait trou- vé cette espece a Concepción, Misiones. Plus tard VentURI Pa rapportée de Posadas dans le méme territoire (HarTERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 220). C'est un oiseau assez commun dans le nord-est de l'Argen- tine et F. M. Roprícuez nous a envoyé plusieurs exemplaires de Santa Ana (DabBBExNE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. AL, 1gto, p. 431). 204. (N* 2627, Birds S. Amer.). Agriornis andecola (Larr. et Or5.). [Syn. Agriornis andecola paznae MeENEGAUx]|. — Dis- trib. indiquée : Andes de la Bolivie. Cette forme de Agriornis striata GouLp se trouve aussi á l'ex- tréme nord-ouest de l'Argentine. Elle a été signalée a Moreno dans la puna de Jujuy par LówwbERG (1bis, 1903, p. 450). Plus au sud et depuis Tucumán jusqu'á la Patagonie se trouve la forme typique, Agriornis striata GouLp. Les oiseaux de Tucumán paraissent intermédiaires entre les deux formes (Cf. Beriepscm, Proc. fourth Intern. Ornith. Congress London, 1905 (1907), p. 464). 205. (N* 2631, Birds S. Amer.). Agriornis pollens ScL. — Dis- trib. indiquée : Equateur; Pérou. E 93b BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Signalée a Tucumán (Cerro Muñoz, 4000 mets. altitude) par Diveii1 (Litio, Ap. de Hist. Nat., l, n” 2, p. 24, 1909) et en Bolivie (BerLerscH, Proc. fourth Intern. Orn. Congress London, 1905 (1907), p. 465). (No 2642, Birds S. Amer.) Taenioptera dominicana (Viemnt.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay; Uruguay; Bolivie. C'est une espéce tres commune en Argentine, surtout dans les régions centrales. Déja signalée par Burmerster (Reise La Plata Staat., 1, p. 60) á Entre Ríos, elle a été trouvée plus tard par DurxrorD et Wmire pres de Buenos Aires (Ibis, 1877, p- 176 et Proc. Zool. Soc. Lond., 1883, p. 38). Wrr- HINGTON l'a aussi rencontrée á Lomas de Zamora dans la méme province (fbis, 1888, p. 464); A. DoerixcG Va vue á Curumalán et Azul dans la pampa du sud de la province in- diquée; FrexzeL, la signalée a Córdoba (Journ. f. Ornith., 1891, p. 121); Kerr, l'a obtenue au Pilcomayo (Tbis, 1892, p. 129) et Barrows á Concepción, Entre Ríos (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 139). Enfin Vexrurr a recueilli les oeufs pres de Buenos Aires (HarterT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 190). 207. (N* 2653, Birds S. Amer.). Ochthoeca oenanthoides (Onr». et Larr.). [Syn. Ochthoeca polionota pacifica BErL., Ornis, 14, p. 354. Cf. HeLimaYr, Novit. Zool., XXI, 1914, p. 164]. — Distrib. indiquée : Bolivie; Sud-est du Pérou. DixeLLI a rapporté cette espece de Tilcara, province de Jujuy (LiLLo, Apunt. Hist. Nat., 1, n” 2, 1909, p- 29). 208. (N* 2677, Birds S. Amer.). Mecocerculus leucophrys (Unz. et Larr.). — Distrib. indiquée : Pérou; Bolivie. Cette espéce a été obtenue plusieurs fois au nord-ouest de la République Argentine. Barr l'a trouvée a Lagunilla, pro- vince de Tucumán (OustaLer, Bull. Mus. Paris, 1904, p. 45); BoreLt1 Va rapportée de Tala et de Lesser dans la province de Salta (SaLvabor1, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 15): Enzo de Tucumán (Fauna tucum., aves, 1905, p. 14) et enfin F. M. Roprícuez a envoyé au Muséum National un exemplaire provenant de Lara aussi dans la partie ouest de la province de Tucumán. 209. (No 2710, Birds S. Amer.). Lichenops perspicillata Gm.— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay; Uruguay. Rorerro Danpexe : Distribution des oiseauz en Argentine 337 C'est une espéce extrémement commune en Argentine. Scra- TER et SaLvin (Proc. Zool. Soc. Lond., 1868, p. 141); Hunson, (Proc. Zool. Soc. Lond., 1869, p. 432) et White (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 604) Vont citée á Buenos Aires; Gibsox (fbis, 1880, p. 21); C. H. B. Grawr (Ibis, 1911, p. 113) a Cabo San Antonio et W:irmincroN (bis, 1888, p. 465) a Lomas de Zamora dans la méme province; BARROWS l'a signalée á Entre Ríos (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 141); FrewzeL á Córdoba (Journ. f. Ornith., 1891, p. 121); Bo- RELLI la rapportée de San Lorenzo, dans la partie orientale de la province de Jujuy (SaLvabortI, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 12) et LiLLo Pa citée á l'est de la province de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. L, 1902, p. 184 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 14). Enfin VenturI a recueilli le nid et les oeufs a Barracas al Sud, province de Buenos Aires et au Chaco Austral (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 193). La forme qui habite les localités indiquées est sans doute la typique et ces spécimens ne différent absolument des exem- plaires du Paraguay que j'al examinés. J'ai n'a pu observer aucun exemplaire provenant de la région andine et de la Patagonie occidentale et quí appartien- nent selon Rineway á une forme distincte, L. perspicillata andina, quí se trouve principalement au Chili. 210. (N* 2712, Birds S. Amer.). Muscipipra vetula (Licur.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. BrErTOMI a signalé cette espece au Paraguay et á P'lguazú, Mi- siones (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Rev. Inst. Paraguayo, 1900, p. 3 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 91). 211. (N* 2713, Birds S. Amer.). * Copurus colonus (VrIEILL.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. C'est une espéce commune aux Misiones argentines (Ber- TONI, Án. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 91) et F. M. Roprícuez a envoyé plusieurs exemplaires de Santa Ána et de P'Iguazú, qui se trouvent dans les collections du Muséum National. 212. (N* 2720, Birds S. Amer.). Muscisaxicola grisea Tacz. — Distrib. indiquée : Pérou central. Cette espéce a été rencontrée plusieurs fois dans les mon- tagnes du nord-ouest de l'Argentine. Baer la rapportée du 00 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS Cerro Pelado (Ornis, XII, 1904, p. 220); GeErLiwG, de Santa Catalina dans la province de Jujuy (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 255) et Lino la posséde de la cuesta de Malamala dans la province du Tucumán (Fauna tucum.. AVES, 1909, p. 14). | | G. GarLepP Pa aussi rapportée de la Bolivie occidentale (BerLerscH, Proc. fourth Intern. Ornith. Congress London, 1909 (1907), p. 468). 213. (N* 2727, Birds S. Amer.). Muscisaxicola flavinucha Larn. — Distrib. indiquée : Chili; Pérou. Cette espéce a été trouvée á Pouest de Argentine. Barr, l'a obtenue á Lara, Tucumán (Ornis, MIL, 1904, Pp: 220 .el LiLLo, Fauna tucum., aves, 1905, p. 14); GerLinG á Santa Catalina, Jujuy (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 295) et KosLowskv enfin l'a chassée dans la vallée du Lago Blanco, Chubut occidental (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 193). Elle a été aussi trouvée en Bolivie (Mus. H. v. Brr- LEPSCH). 214. (Ne 2729, Birds S. Amer.). Muscisaxicola juninensis Tacz. — Distrib. indiquée : Sud-ouest et centre du Pérou. M. Bupix a obtenu cette espéce á Maimara et Laguna Colo- rada, province de Jujuy (LiLLo, Ap. Hist. Nat., t. Ln? », p:"25). 219. (N* 2735, Birds S. Amer.). *Muscisaxicola fluviatilis :Scr. et SaLv. — Distrib. indiquée : Pérou. L'aire de distribution de cette espéce parait assez étendue vers l'est et le sud. NATTERER l'avait déja trouvée au Río Madeira (Mus. Vienne ) et plus tard Horermaxxs l'a ancore obtenue sur les rives de ce fleuve (HeLLMaYrR, Vovit. Zool., XVI, 1910, p. 285). Derniérement on a chassé piusieurs exemplaires aussi dans le nord de Argentine. M. Bunix Pa rapportée de Maimara, province de Jujuy et M. LiLo a envoyé au Muséum National un autre exemplaire tué a Tucumán. La détermination de ce dernier spécimen a été confirmée par M. HeLimayr á quí je Vai envoyé en communication. L”espece est nouvelle pour 1'Argentine. 216. (No 2739, Birds S. Amer.). Lessonia oreas (ScL. et SaLv.). [Syn. Centrites oreas ScL. et SaLv.]. — Distrib. indiquée : Pérou; Bolivie. Roserro Dabsexe : Disiribution des oiseauzx en Argentine 339 A été trouvée a l'extréme nord-ouest de 1'Argentine. Lón- NBERG l'a citée á Moreno, dans la puna de Jujuy (fbis, 1903, p. 40) et GeErLIxG, lVavait aussi chassée dans cette province (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos AÁtres, ser. 3, t. XI, 1910, p. 323). 217. (N* 2808, Birds S. Amer.). Euscarthmus gularis (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Habite aussi le nord-est de l'Argentine. Elle a été signalée par WmiTeE a Santo Tomé, Misiones (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 605) et plus tard á Corrientes par VenTURI (DABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. Xl, 1g10, p. 325). Derniérement le Muséum National l'a reque de Bonpland, Mi- siones oú l'a obtenue M. JÓRGENSEN. Dans le nord-ouest de l'Argentine elle est remplacée par la forme : £. gularis viridiceps SALVADORI. 218. (N* 2827, Birds S. Amer.). * Orchilus pyrrhotis Benz. [Syn. Euscarthmus minutus BErTONt, Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 129 — Todirostrum poliocephalum (nec Wire) E. LyxcH ARRIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 366; H. v. InerrxG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 324]. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. C'est une race difficilement séparable de Orchilus auricularts (VierLL.) et qui habite le Paraguay, le sud-est du Brésil (ls- pirito Santo, Rio Janeiro, San Pablo, Paraná, Rio Grande do Sul) et aussi le voisin territoire des Misiones argentines ou elle a été signalée dernierement par Berrtonm1 (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 92). La forme typique O. uuricularis auricularis (ViernLL.) se trouverait plus au nord, dans la pro- vince de Bahía, Brésil (Cf. H. y R. v. luerin6, Fauna braz., aves, 1907, p. 269). 219. (N* 2835, Birds S. Amer.). * Hemitriccus diops Pao [Syn. Euscarthmus vilis Burm.]. — Distrib. indiquée : Sud- est du Brésil. Berront a signalé cette espece au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 123; Cf. H. v. InerixG, Revista Mus. Pau- lista, VL, 1904, p. 324) et derniérement aux Misiones argen- tines (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 92). 220. (N* 2839, Birds S. Amer.). Phylloscartes ventralis (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Les oiseaux de l'est de 1'Argentine, appartiennent á la for- 3/0 2 Al BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS me typique, tandis que ceux du nord-ouest appartiennent á la forme Ph. ventralis angustirostris (Larr. et Onb.). Le Ph. ventralis (lemm.) a été trouvé a Entre Ríos (Con- cepción) par Barrows (Bull. Nutt. ornith. Club, VIIL, p. 198). (No 2843, Birds S. Amer.). Hapalocercus meloryphus (Wie). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette espece se trouve aussi au nord de l'Argentine. LiLro, Va signalée a Tucumán (Fauna tucum., aves, 1905, p. 15) et DixeLti l'a rapportée de Arenal, province de Salta (HartErr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 190). 222. (N* 2847, Birds S. Amer.). Hapalocercus acutipennis Scar. et SaLv. — Distrib. indiquée : Colombie; Pérou; Bolivie. On a trouvé plusieurs fois cette espéce dans les montagnes du nord-ouest de l'Argentine. LiLLo P'a signalée á la Cumbre de la Hoyada, province de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. I, 1902, p. 184 et Fauna tucum., aves, 1900, p. 15); Barr, Va obtenue a La Criolla et á Lagunita et D1- NELLI á la Cumbre del Rayo et á Tafí dans la méme province (HarterrT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 195). Son aire de dispersion s'étend encore plus au sud, puisqu'elle a été rencontrée par ScmuLz dans la sierra de Córdoba (StEmM- PELMANN el SchuLz, Bol. Acad. Nac. Cienc. Córdoba, X, 1887, p. 108) 223. (Ne 2848, Birds S.. Amer.) Hapalocercus (1) Sclateri (Ousr.). [Syn. Hapalocercus flaviventris (nec LaFrR. et OrB.) PeLzeLN, Orn. Bras., 1, 1868, p. 103 (Pansecco, Matto Gros- so, collect. NarTeERER). Hapalocercus hollandi ScLateEr, 1bis, 1896, p. 317, descr. orig., Q (Santa Elena, Argentina). Cf. HuELLmMAYkr, Novit. Zool., XII, 1906, p. 320]. — Distrib. in- diquée : Chili. ll y a une erreur dans l'indication de la distribution, alnsi qu'au sujet de la provenance du type « Chili», comme Ja observé M. HeLLMAYR, (1. c.). J'ai proposé de fixer comme localité typique pour cette es- pece : Santa Elena, Entre Ríos, nord-est Argentina (DABBENE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, t. XXIII, p. 336). (1) Je pense qu'il y a des caractéres suffisants pour accepter pour cette espéce et pour H. Di- nellianus (Lio), le nom générique Pseudocolopleryxw proposé par cet auteur en Fauna tucum., aves, 1905, p. 15. Rorerto Dabpene : Distribution des oiseaux en Argentine 3h1 HoLLaxp a été le premier á signaler cette espéce á Santa Elena dans la partie nord de la province de Entre Ríos (ScLa- TER, Ibis, 1896, p. 317). Plus tard elle a été trouvée au Chaco Austral (Mocovi, Ocampo et Río Amores) par Vrx- TURI qui a recueilli aussi le nid et les oeufs (Harrerr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 196). Longtemps avant elle avait été signalée par NarTeERER a Pansecco, Matto Grosso dans le Brésil central. Derniérement enfin M. Posxer Va obtenue aussi au Paraguay (DabBrENE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, E XXMITE 1912; p. 336). L'aire de distribution de cette espéce est donc la suivante : Brésil central : Matto Grosso; Paraguay; nord-est de l'Ar- . gentine : Chaco Austral et nord de Entre Ríos. 22). (No 2859, Birds S. Amer.). Culicivora stenura (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Signalée a Misiones (Itapuá) par Wmrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 605) et trouvée plus tard a Mocovi, Ocampo et Tacuarund: dans le Chaco Austral ou elle niche (HarTERT, Novit. ZLool., XVI, 1909, p. 196 et Lino, Ap. Hist. Nat., 1, n” 2, 1909, p. 26). 225. (N* 2856, Birds S. Amer.). *Pogonotriccus eximius (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Berrox1 a rencontré cette espéce a 1'lguazú, Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 92) et JOrGENSEN l'a rap- portée de Bonpland dans le méme territoire. 226. (N* 2864, Birds S. Amer.). * Leptotriccus sylviolus Can. et Her. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée par Berro au Paraguay (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 120; Cf. H. v. ImerinG, Revista Mus. Paulista, Vi, 1904, p. 325) et derniérement aussi aux Misiones argentimes (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 92). 227. (N* 2868, Birds S. Amer.). Serpophaga subcristata (ViEILL.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay; Uru- guay. C'est un oiseau trés commun dans une grande partie de l'Ar- gentine. BurmeIsTER (Reise La Plata Staat., 1, p. 154) Pavait déja signalée a Paraná, Entre Ríos et plus tard elle a été trou- vée a Concepción et á la Soledad dans la méme province, par Barrows (Bull. Nutt. orn. Club, VII, p. 199) et par Brrtrarx (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 197). Dans la pro- BOL, SOC. PHYSIS. — T.I. 2% 342 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS vince de Buenos Aires elle a été rencontrée par DurxrorD (Ibis, 1877, P- 177) et par C. H. B. Granr, (Ibis, 1911, pArab). T. M. Roprícuez a recueilli le nid et les oeufs á Barracas al Sud dans les environs de Buenos Aires et FrexzeL (Journ. f. Or- nith., 1891, p. 121) l'a signalée a Córdoba. Au Chaco Austral elle est aussi commune; Vewrurr la rapportée de Ocampo(Har- TERT, 1. C., p. 197) et C. H. B. Grant de la Colonia Mihano- vich (Ibis, 1911, p. 116). EnfinWnrre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 606) l'a trouvée á Misiones et LizLo á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. l, 1902, Pp. 185 et Fauna tucum., aves, 1905, Pp. 15). 223: (No. 2804, Birds 5; Amer.). Mionectes (1) rufiventris Cab. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Plusieurs exemplaires de cette espéce ont été trouvés a Mi- siones. J'ai rapporté un spécimen de Tobay (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p. 332) et Vewrurr un autre de Iguazú (HarterrT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 200). Derniérement le Muséum National en a recu d'autres pro- venant de Santa Ana et chassés par F. M. Ronrícuez. 229. (N* 2899, Birds S. Amer.). Leptopogon amaurocephalus Caz.— Distrib. indiquée : Guyane; Brésil; Bolivie; Paraguay. Diver a obtenu cette espéce á Ledesma, dans la partie orientale de la province de Jujuy (Lio, Ap. Hist. Nat., t. L, n” 2, 1909, p. 26) et BerrtoxmI l'a signalée a Misiones (An. Soc. Csent: Arg ESDARV: 1013, 5p. 509) | 230. (N* 2903, Birds S. Amer.). Capsiempis flaveola (LicHr.). — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Equateur; Est du Pérou; Bolivie; Brésil; Paraguay. M. Berrox a trouvé cette espéce aux Misiones argentines ouú il dit qu'elle est assez commune (Seg. contrib. ornit. para- guaya, en Revista Instit. Paraguayo, 1906, p. 4 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93). Robrícuez l'a aussi chassée dans ce méme territoire. 231. (Ne 2911, Birds S. Amer.). Xanthomyias virescens (Tremnm.). [Syn. Phyllomyias burmeisteri Cab. et Her (nec ScLATER). — Tyranniscus bolivianus paulistus ImerinG. Cf. BErRLEPSCH et HeLLMaYr, Journ. f. Ornith., 1905, p. 25. — Elainea Holm- (1) Ridgway a adopté pour cette espéce et pour VPautres similaires le nom générique Pipro- morpha Bp. (V. Rinawax, Birds North and Middle Amer., pt. 1V, 1907, p. 452. Rosenro Danbexe : Distribution des oiseauzx en Argentine 343 bergiana BeErTONI, Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 120]. —- Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Cette espéce a été trouvée a Misiones par Berrton1 (loc. cit.). — Xanthomyias vtrescens salvadori Dubois citée par Ber- LerscH (Ornis, XIV, p. 490) comme une sous-espéce de AX. virescens, n'appartient pas á ce genre, mais a Acrochordopus subviridis (Perz.) dont la synonymie est la suivante : Phyllomyias berlepschi (nec ScLATER 1887 !) SALVADORI, Boll. Mus. Torino, 12, n? 292, p. 19 (1897 — San Lorenzo, Jujuy, N. W. Argentina — BorELLI). Phyllomyias brevirostris var. Salvadorii Dubo1s, Syn. Av. livr. 4, p. 238 (1goo — nom: nov. pour P. berlepscht SALvabD. déja occupé). Cf. HeLLMaAYr, Novit. Zool., XXI, 1914, p. 172. 232. (N* 2914, Birds S. Amer.). Xanthomyias Sclateri BerL.— Distrib. indiquée : Est et nord de la Bolivie. DiweLLI a trouvé cette espéce a Vipos, province de 'Pucu- mán (LiLLo, Ap. Hist. Nat., t. L, n* 2, 1909, p. 26) et a Jujuy (HarterT, Novit. Zool., XVl, 1909, p. 200). 233. (N* 2918, Birds S. Amer.). Phaeomyias incompta (Cab. el Herx.). — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Gu- yane. Cette forme de Ph. murina (Sp1x) parait s'étendre assez loin au sud, dans la partie occidentale de 1'Amérique iméridio- nale, puisqu'elle a été trouvée par DiveLLI á Vipos, Tucumán (Lipio, Ap: Hist. Nat. 6: L.n* 3, 1909, p: 41). 234. (N* 2925, Birds S. Amer.). Ornithion obsoletum (Temm.). — Distrib. indiquée : Est du Brésil; Paraguay. On trouve cette espéce dans tout le nord de |'Argentine et elle s'étend vers le sud jusqu'au Chaco Austral (Mocovi et Ocampo). LiLLo P'a obtenue a Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 185 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 16); DineLLI á Tapia dans la méme province; VenrurI á Arenal, province de Salta et a Mocovi, San Vicente et Ocampo dans le Chaco Austral. Elle niche dans ces derniéres localités (Har- TERT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 198). 235. (N* 2938, Birds S. Amer.) Elaenia flavogaster (THuxb.). [Syn. Elainea pagana auctorum. — Pipra flavogaster “Tuun- BERG, Mém. Acad. St. Pétersb., VIII, 1822, p. 286; Cf. Lóxx- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYS/S BERG, £bis, 1903, p. 241]. — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Trinidad; Tobago: Guyane; Brésil; Bolivie; Pa- raguay. A cette vaste distribution il faut ajouter encore tout le nord de l'Argentine jusqu'au Chaco Austral. DrixeLix ja rapportée de Tucumán (Litio, Ap. Hist. Nat., t. L, n* 3, 1909, p. 41) et Vewrurt Va chassée et a recueilli le nid et les oeufs a Ocampo, Chaco (Harterr, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 199). Berrox, la aussi signalée aux Misiones argentines (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93). 236. (N* 2956, Birds S. Amer.). Elaenia mesoleuca Can. et Hern. — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil: Paraguay. Trouvée par Vewruri á Ocampo, Chaco Austral oú elle niche (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 199) et á l'Lgua- zú, Misiones par Berroxm (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 4). 237. (N* 2963, Birds S. Amer.). Elaenia caniceps (SwAIxs.). — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil;: Paraguay. DixeLLr a rapporté cette espéce de Ledesma dans la partie orientale de la province de Jujuy (Litto, Ap. ¿Hist. Nat., L, n*3,1909,p.41; et HartErRT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 200). 238. (No 2977, Birds S. Amer.). Legatus albicollis (VrerLL.). — Distrib. indiquée : Paraguay: Brésil: Guyane; Pérou: Equa- teur; Colombie. Cette espece de vaste distribution s'étend jusqu'au nord de Argentine. Diver Va rapportée de Ledesma, province de Jujuy et de Las Cuchillas, province de Tucumán (Litto, Ap. Hist. Nat., t. L, n* 3, 1909, p. 42). BertoxI l'a aussi trouvée á Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93). 239. (N* 2985, Birds S. Amer.). Myiozetetes similis (Sp1x). — Distrib. indiquée : Ouest et sud-est du Brésil. Selon M. Berroxt cette espéce est commune dans tout le haut Río Paraná, au Paraguay et aux Misiones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Instituto Para- guayo, 1906, p. 4 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1915, p. 93). Derniérement F. M. Roprícuez la rapportée de l'Igua- zú au nord de Misiones. 2ho. (N* 2988, Birds S. Amer.). *Conopias trivirgata (WizD). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Uy 7 Qt Roberto Danese : Distribution des oiseaux en Argentine Berrtox a signalé cette espece á Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93) et F. M. Roprícurz l'a envoyée au Muséum National de Santa Ana dans le méme territoire. 241. (N* 2994, Birds S. Amer.). *Pitangus Maximiliani (Cab. et Herx.). — Distrib. inmdiquée : Est du Brésil. Cette forme de Pitangus sulphuratus (Lixx.) a été trouvée par Bertoxm á l'extréme nord-est des Misiones argentines (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93). Eile est commune dans la voisine province brésilienne de Santa Catalina. 242. (N* 2999, Birds S. Amer.). * Sirystes (1) sibilator (VrerLL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud-est du Brésil. Cette espéce n'est pas rare aux Misiones argentines ou Va trouvée M. Brerroxi (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p- 93). Derniérement Í'. M. Robrícuez a envoyé au Muséum Na- tional plusieurs exemplaires tués a Santa Ana et a Plguazú. Sirystes sibilator est une espece nouvelle pour l'Argentine. 243. (N* 3006, Birds S. Amer.). Megarhynchus pitangua (Lixx.). — Distrib. indiquée : Vénézuéla: Colombie: Equateur DE rou: Brésil: Paraguay. C'est une espéce commune aussi aux Misiones argentines (Santa Ana et Iguazú) d'ou F. M. Ronrícuez a rapporté plusieurs exemplaires (DabBExE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XI, 1910, p. 434). 244. (No 3022, Birds S. Amer.). Myiobius (2) cinnamomeus (Orb. et Larr.). — Distrib. indiquée : Colombie; Equateur; Pérou: Bolivie. | LiLLo a trouvé cette espece a La Hoyada dans la province de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L, 1902, p. 186 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 17). 245. (N* 3048, Birds S. Amer.). * Empidochanes fuscatus (Wirb). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Espéce signalée par Berroxt á Puerto Bertoni dans lest du Paraguay et a l'Iguazú, Misiones (Seg. contrib. ornit. para- (1) Rioaway (Birds North and Middle Amer., pt. IV, 1907, p. 338) a transporté ce genre dans la famille des Cotingidae. (2) RioaGwax (l, c., p. 541) a proposé pour cette espéce et autres similaires le nom généri- que : Pyrrhomyias Cab, et Hein. 346 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS guaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 4 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 93). W. Foster la aussi rapportée de Sapucay, Paraguay occi- dental (Cuubn, fbis, 1910, p. 594). 246. (Ne 3049, Birds S. Amer.). Empidochanes bimaculatus (Larr. et D'Orñ.). — Distrib. indiquée : Est de la Bolivie; Brésil central et oriental. Cette espéce se trouve aussi dans les parties centrales el occidentales du Paraguay et en Argentine dans le Chaco Aus- tral. W. Foster la obtenue á Sapucay et Ybitimi, Paraguay (Crumb, Ibis, 1910, p. 591) et Vewrurr á Ocampo, Chaco ot elle niche (HarterrT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 202). Il est difficile de considérer E. bimaculatus comme une sous- espéce de E. fuscatus ainsi que lV'ont indiqué BerLepscH et HeLLMaYr (Journ. f. Ornith., 1905, p. 22 et BerLepscn, Proc. fourth Intern.. Orn. Congress London 1905 (1907), p. 480), par ce que ils ont été trouvés dans la méme localité, Sapucay. 247. (N* 3058, Birds S. Amer.). Sayornis cineracea (Larr.). — Distrib. indiquée : Vénézuéla; Colombie; Equateur; Pérou; Bolivie. A. DoerIxG avait trouvé cette espéce a Tucumán (CABANIS, Journ. f. Ornith., 1879, p. 335) et plus tard BoreLLI l'a rap- portée de San Lorenzo, province de Jujuy et de Tala, province de Saita (SaLvaport, Boll. Mus. Torino, XI, 1897, n* 292, p. 12); Venrurr et DrvenL1 de Vipos et La Hoyada, province de Tucumán (LiLLo, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. l, 1902, p. 183 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 14 — HArTERIT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 191) et enfin GErLINe l'a chassée á Orán, province de Salta (Bruc, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 2596). Dans les environs de Tucumán, M. DriwverLrI a aussi recueilli le nid et les oeufs. 218. (N* 3098, Birds S. Amer.). Empidonomus varius (VIEILL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Brésil; Bolivie; Pérou; Gru- yane. C'est une espéce qui n'est pas rare en Argentine. Lio Pa signalée a Tafí Viejo et au Río Calera, province de Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. l, 1902, p. 187 el Fauna tucum., aves, 1909, p. 17); Barr, l'a obtenue á Tapia, Lules et Santa Ana dans la méme province (Ornis, XIL, 1904, Rorerto Darbexe : Distribution des oiseauz en Argentine 347 p. 221) et enfin Diver et Vewrurr Vont encore rapportée de cette province. Elle se trouve aussi au Chaco Austral et au nord de la province de Entre Ríos ou M. Vexrurt a recueilli le nid et les oeufs (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p- 204). 249. (Ne 3150, Birds S. Amer.). Piprites chloris (Temm.). — Dis- trib. indiquée : Sud-est du Brésil. W. Foster a trouvé cette espéce á Sapucay, Paraguay (Cuubb, Ibis, 1910, p. 598) et Berrom, Va signalée aux Mi- siones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 5 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 94). 230. (N* 3188, Birds S. Amer.). *Scotothorus unicolor (Br.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Déjáa signalée au Paraguay par BerroNi (Aves nuevas Para- guay, 1901, p. 104; Cf. H. v. Inerixe, Revista Mus. Paulista, VL 1904, p. 326) a été encore retrouvée dans ce pays par W. Foster (OñbeErHOLSER, Proc. U. S. Nat. Mus., XXV, 1903, p. 139 et Chunb, /bis, 1910, p. 601). Derniéerement Bertoxt Va aussi signalée a Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 94) et F. M. Roprícuez lV'a rapportée de Santa Ana dans le méme territoire. 251. (N* 3201, Birds S., Amer.). Tityra braziliensis (SwaAxns.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay; Bolivie. Cette espéce est commune á Misiones. M. BocarD et moi méme l'avons rapportée. de ce territoire et F. M. RonrícuEz a envoyé de Santa Ana plusieurs exemplaires au Muséum Na- tional (DamBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, pp. 309, 431). La distribution en Bolivie de cette espéce n'est pas exacte, car les exemplaires de Guarayos rapportés par D'OrbriGNY appartiennent a Tityra cayana (Lixx.) et non a T. braziliensis, comme plusieurs auteurs l'ont indiqué (Cf. HeLLMa rr, Novit. Zool., XV, 1908, p. 56). 2592. (N* 3205, Birds S. Amer.). * Tityra (1) inquisitor (LicHr.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette espéce se trouve aussi au Paraguay et aux Misiones (1) Rinewax (Birds North and Middle Amer., pt. IV, 1907, p- 867) a adopté pour cette es- pece le nom générique, Erator Kaur,. ¡9 00 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS argentines (Berront, Aves nuevas Paraguay, 1901, Pp. ITOS Cf. H. v. Inertw6, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 327 — Berrox1, An. Soc. Cient. dh LXXV, 1913, p. 95, — ChubB, Ibis, 1910, p. 602). 253.. (No 3211, Birds S. Amer.). PlatpiNs rufus (VrrrLL.). [Syn. Hadrostomus atricapillus, auct.]. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Est de Bolivie; Paraguay. On trouve cette espéce au nord-est de l'Argentine. Elle a été rapportée de Mocovi et Ocampo, dans le Chaco Austral, par VENTURI, qui a aussi recueilli le nid et les oeufs (Harterr, Novit Zool., XVI, 1909, p. 204 et LiLLo, Ap. Hist. Nat., L, n* 3, p: 142, 1009 Au nord-ouest de ¡"Argentine elle est remplacée par la for- me : Platypsaris rufus audax (Cab.). 294. (Ne 3215, Birds S. Amer.). Pachyrhamphus viridis (VriemLL.). 2D). — Distrib. indiquée : Paraguay. Habite aussi le Chaco Austral et Misiones. VeNTURI a trouvé le nid et les oeufs a Ocampo et San Vicente, Chaco (Harterr, Novit. Zool., XVL, 1909, p. 205 et LiLLo, Ap. Hist. Nat., 1, n* 3, p. 43) et F. M. Roprícuez a rapporté de Santa Ana, Misiones, plusieurs exemplaires quí se trouvent dans la collec- tion du Muséum National. Les spécimens du Chaco et Misio- nes s'accordent parfaitement avec ceux du Paraguay. (Ne 3224, Birds S. Amer.). * Pachyrhamphus castaneus (Jarb. et SeLBY). [Syn. Pachyrhamphus rufus auct. (nec Bonnp.)]. — Distrib. indiquée : Equateur; Sud-est du Brésil; Paraguay. Berro a signalé cette espéce aux Misiones argentines (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, 94) et F. M. RonrícuEz Pa rapportée de Santa Ana, dans le méme territoire. — Xenopsaris albinucha (Burm.). Cette espéce a été omise dans The Birds of South America ainsi que dans le Catalogue of the Birds British Museum; UOrnith. Arg. de ScLater et Hupson et Fauna ar gentina de HoLmBERG. Elle a été décrite par BurmeIsTER d'apres un exemplaire trouvé au nord de la province de Buenos Aires. Plus tard, Diver, Lirio, Baer, VenturrI et GirarD ont chassé cet oiseau a Tucumán, au Tigre dans la province de Buenos Áires et a Ocampo, Chaco Austral, od M. VeyruURI a aussi recueilli le nid et les oeufs. Rorerrto Danbese : Distribution des oiseauz en Argentine 349 L"atre de distributions de cette espéce est assez étendue puis- qu elle a été trouvée aussi jusque dans la vallée de P'Orinoco, Venezuela, par MM. AxbrÉ et CHERRIE. La synonymie et la distribution du Xenopsaris albinucha (Burm.) est donc la suivante : Pachyrhamphus albinucha Burmeister, Proc. Zool. Soc. Lond., 1868, p. 633, descr. orig. (Río de la Plata, pres de Bue- nos Aires). Xenopsaris albinucha Rincwax, Proc. U. S. Nat. Mus., XIV, 1891, pp. 479, 480. — ScLatER, Proc. Zool. Soc. Lond., 1893, p. 116, pl. VII. — Suarre, Hand-List of Birds, TIL, 1901, p. 170. —LiLo, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. I, 1902, p. 188 (Tucumán). -— BerLerscH et Harterr, Novit. Zool., IX, 1902, p. 36 (Vénézuéla, Río Orinoco : Caicara, Al- tagracia et La Prisión — CHerrIE; Río Caura — ÁwDr£). — Baer, Ornis, ML, 1904, p. 221 (Santa Ana, Tucumán). — LiLLo, Fauna tucum., aves, en Revista de Letras y Ciencias So- ciales, 1905, p. 18 (Tucumán). — Rinewax, Birds North and Middle Amer., pt. IV, en Bull. U. S. Nat. Mus., n* 5o, 1907, pp- 770, 777. — HarterT et VentTURI, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 192 (Tucumán — DixeLLI; Ocampo, Chaco Austral; Tigre, province de Buenos Aires — VENTURI). — DABBENE, Cat. sist. aves arg., en An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, o AL 20100) p= 912. Pachyrhynchus albinucha Cañaxis, Journ. f. Ornith., 1892, PLA) Prospotetus albinucha Cabaxis, Journ. f. Orntth, 1892, p- 126. Distrib. : Argentina : provincia de Buenos Aires — Bur- MEISTER; VenNTURI; Tucumán — Limo, DiveLLiI, Baer, Gr RARD; Chaco Austral: Ocampo — Vexwrurr. Venezuela, Kío Orinoco : Caicara, Altagracia, La Prisión — Cnerrte; Río Caura — ANDRÉ. 256. (No 32373, Birds S. Amer.). *Philabura flavirostris VienLL.— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Trouvée au Paraguay et aux Misiones argentines par Brr- TONI (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 1059; Cf. E. Lyxcn ArribBázaca, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 359; H. v. Inerixc, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 327. — BerTOoN;, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 9h). 350 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 257. (N” 3311, Birds S. Amer.). Pyroderus scutatus (SuHaw). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Signalée á Misiones par HormBerG et plus tard dans le méme territoire par P. Sérr£, F. M. Roprícuez et moi méme. C'est un oiseau assez commun dans l'extréme nord-est de ]'Ar- gentine (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, pp. 313, 431). 258. (N* 3320, Birds S. Amer.). * Chasmarhynchos nudicollis (VrerL.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. M. Berrox1 a trouvé cette espéce á Puerto Bertoni sur la rive paraguayenne du haut Paraná et aussi sur la rive gauche de ce fleuve, dans le territoire des Misiones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 5 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 94). 259. (N* 3322, Birds S. Amer.). Phytotoma rara MoL. — Dis- trib. indiquée : Chili. Cette espece se trouve aussi sur le versant oriental des An- des, dans les environs du lac Nahuel-huapi (Neuquen) et dans le territoire du Río Negro ou VewrurI a recueilli les oeufs (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 206, pl. III, fig. 8). 260. (N* 3323, Birds S. Amer.). Phytotoma angustirostris :OxB. et Larr. — Distrib. indiquée : Bolivie. Déja signalée a Salta par le Dr. HormBerG (Natural Arg., 1, 1878, p. 90 et Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rep. AÁrg., p. 545, 1898), cette espéce a été encore retrouvée a Chilcas, Tala et Cara huasi dans la méme province par BoreLLI (SALVADORI, Boll. Mus. Torino, XI, 1897, n* 292, p. 17) etá Tapia, provin- ce de Tucumán par Baer (Ornis, XII, 1904, p. 221) et Lino (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. l, 1902, p. 188 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 18). 261. (N* 3327, Birds S. Amer.). Tachycineta (1) albiventris (Bonb.). — Distrib. indiquée : Brésil; Pérou; Equateur; Co- lombie; Guyane. Cette espéce n'est pas rare au Paraguay et aux Misiones ar- gentines ou elle a été trouvée par Bertoxt (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 2 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 97). F. M. Roprícuez a (1) Rinowax (Birds North and Middle Amer., pt. TIL, 1904, p. 85) a adopté pour cette espéce et les voisines le nom générique Iridoprocne Coves. Roverro Darmexe : Distribution des oiseauz en Argentine 351 aussi rapporté plusieurs exemplaires de Santa Ana dans le méme territoire et le Muséum National posséde des spécimens provenant de Ocampo, Chaco Austral et de Barracas al Sud, province de Buenos Aires (Darbrexe, An. Mus. Nac. Buenos Aves ser. 3, t. XI, 1910, p. 351). 262. (N* 3334, Birds S. Amer.). Progne domestica (VierLL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. Cette forme méridionaie de Progne chalybea (Gm.) est assez commune et niche dans une grande partie de ¡'Argentine. Déja signalée par Burmerister (Reise La Plata Staat., IL, p- 477) cette hirondelle a été trouvée plus tard par Barrows a Entre Ríos (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 88); á Buenos Ail- res par Hupson (ScLatEr, Proc. Zool. Soc. Lond., 1872, p. 606 et par Wnurre et C. H. B. Grant (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 595; Ibis, 1911, p. 90); par Scmurz et FrenzeL á Córdoba (STEMPELMANN et Scnuzz, Bol. Acad. Nac. Cienc. Cór- doba, X, 1887. — FrewzeL (Journ. f. Ornith., 1891, p. 118); par Lio á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L, 1902, p. 174 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 7) et enfin par VenrurI encore a Buenos Aires et au Chaco Austral (HarterrT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 168). 263. (N* 3347, Birds S. Amer.). Stelgidopteryx ruficollis (VierLL.) — Distrib. indiquée : Paraguay; Brésil; Bolivie; Pérou; Est de l'Equateur. Signalée á Entre Ríos par Barrows (Bull. Vutt. Orn. Club, VIII, p. 90) et rapportée par GerLIv6 de Orán dans la partie orientale de la province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 256) et par C. H. B. Graxr de la Colonia Mihano- vich, Chaco oriental (Ibis, 1911, p. 92). Vewrurr et Berrownt Pont aussi trouvée á Misiones (DaBBE- NE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 394 et Berron1, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 97). 264. (N* 3482, Birds. S. Amer.) Mimus triurus (ViEImLL.). — Cette espéce est commune et niche dans toute le nord de l'Ar- gentine. LiLLo Va signalée á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos AÁi- “res, ser. 3, t. l, 1902, p. 172 et Fauna tucum., aves, 1909, p- 6); GerLixc Va rapportée du Valle de Lerma dans la province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 256); FrewzeEL (Journ. f. Ornith., 1891, p. 118) Pa signalée a Cór- 352 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS doba; el Vewrurr á Ocampo, Chaco Austral (Harterr, No- vit. Zool., XVI, 1909, p. 162). 265. (N* 3498, Birds S. Amer.). Donacobius atricapillus (Limx.). — Distrib. indiquée : Brésil central et oriental; Bolivie; Pé- rou; Vénézuéla; Colombie; Guyane. Habite aussi le Paraguay et accidentellement visite les ré- gions du nord-est de l'Argentine. C'est le Batará agallas peladas de Azara (Apunt., IL, p. 214, n? CCXIX) et D'OrbicnY Va rencontré dans la province de Corrientes (Voy. Amér. mérid. OISCaux, p. 213). 266. (N* 3500, Birds S. Amer.). *Platycichla flavipes (VirILL.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Signalée au Paraguay et derniérement aux Misiones argen- tines par Berron1I (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 146; Cf. E. LyxcnH ArrIiBÁLzZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 2, t. IV, 1902, p. 37o et H. v. Inerinc, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 316. — BerrtoNt, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913,.P..90): 267. (Ne 3027, Birds S. Amer.). Planesticus paraguayensis (CuusB). — Distrib. indiquée : Paraguay. Cette forme de Pl. albicollis (VierLL.) est assez commune á Misiones ou elle a été signalée par Bertom (Contrib. conoc. aves del Paraguay, en An. cient. paraguayos, ser.. 1, n' 3 1904, p. 1 et An. Soc. Cient. Arg.,t. LXXV, 1913, p. 95). F'. M. Robrícuez a rapporté de Santa Ana et de l'Iguazú de nom- breux exemplaires qui se trouvent dans les collections du Mu- séum National. Tous ces spécimens concordent avec les carac- téres indiqués par CmuBB pour cette forme. 268. (Ne 3538, Birds S. Amer.). * Planesticus albiventer (SpIx). [Syn. Zorzal obscuro y blanco, Azara, Apunt., IL, 1802, p. 34m, No LXXX, (g). —Turdus albiventer Seix, Av. Bras., op: 70 (part., Í, tab. LXIX, fig. 2) (nec « Q ») (nec tab. LXIX, fig. 1, 182, : Pará). —? Turdus leucomelas Vieror, Nou». Dict. Hist. Nat., XX, p. 238 (1818 —ex Azara, Paraguay)]. — Distrib. indiquée : Est du Brésil; Guayane; Vénézuéla: Colombie. Le Ne LXXX de Azara (loc. cit.) doit vraisemblablement se rapporter á cette espéce que Berronr a trouvée au Paraguay (Contrib. conocim. aves Paraguay, en Án. cient. paraguayos, ser. L, n* 3, 1904, p. 3) et aux Misiones argentines (An. Soc. A A Roserto Dansese : Distribution des oiseaux en Argentine 333 Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 95). W. Foster Va aussi rap- portée de Sapucay et Ybitimi (Cmubs, Ibis, 1910, p. 609) et Posxer de Gran Potrero, Paraguay (Dabrexe, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXIIL, 1912, p. 343). 269. (N* 3553, Birds S. Amer.). Hylocichla Swainsoni (Cab.). — Distrib. indiquée : Colombie: Equateur; Vénézuéla: Pérou: Brésil. Cette forme méridionale de Hylocichla ustulata (NurraLt) sétend vers le sud jusqu'aux provinces du nord de V'Argen- tine. Elle a été trouvée á Lules, Tucumán par M. Baer (Ornis, XII, 1904, p. 213: Lio, Fauna tucum., aves, 1909, Pp: 3; Kmwmcwax, Birds North and Middle Amer.., pt. IV, 1907, p. 56). 270. (N* 3565, Birds S. Amer.). Vireo chivi (VieiL.). — Distrib. indiquée : Paraguay: Est de Bolivie: Brésil: Guyane: Véné- zuéla: Colombie:; Equateur. C'est une espece commune en Argentine. Elle a été signalée a Tucumán (LiLLo, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. L 1902, p. 174 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 7): a Córdoba par ScuuLz (STEMPELMAN et SchuLz, Bol. Acad. Nac. Cienc. Córdoba, X, 1897) et FrewzeL (Journ. f. Ornith., 1891. p. 118): au Chaco Austral par Vewrurr (HarterrT, No- vit. Zool.. XVI, 1909. p. 167): a Buenos Aires par Hupsox et VexruRI (ScLarEr et SaLvix, Proc. Zool. Soc. Lond., 1869. p. 160 et Harterr, l. c.) et a Corrientes : Bella Vista et Goya par C. H. B. Graxr /Tbis, 1911, p. 89). 271. (N* 3577, Birds S. Amer.). Pachysylvia poecilotis (Temnm.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil;: Paraguay. WnrreE (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 595) a rapporté cette espece de San Javier, Misiones. 272. (N" 3610, Birds S. Amer.). * Cyclarhis Wiedi Pez. — Dis- trib. indiquée : Brésil central; Paraguay. Cette forme de Cyclarhis ochrocephala Tscu. a été trouvée aux Misiones argentines (Iguazú) par M. Berroxt (Seg. con- trib. orn. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 2 et An. Soc. Cient. Arg.. t. LXXV, 1913, p. 97). 273. (N* 3617, Birds S. Amer.). Parula (1) pitiayumi (VIEILL.). — Distrib. indiquée : Paraguay: Brésil; Bolivie: Pérou. (1) Rinewaxr (Birds North and Middle Amer., pt. TI. 1902, p- 478) a adopté le nom générique Compsothly pis Cab. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Espece commune et quí niche en Argentine. Déjáa signalée par BurmersTER á Entre Ríos et á Tucumán (Reise La Plata Staat., 1, p. 473), a été trouvée plus tard par Durwxrorp á Buenos Aires (Ibis, 1876, p. 158 et 1877, p. 168) et á Tucu- mán (SaLvix, £bis, 1880, p. 352); a Catamarca et á Misio- nes par WmiteE (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p- 594), a Concepción, Entre Ríos, par Barrows (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 87); a Córdoba par ScmuLz (STEMPELMANN et ScHuLz, Boletín Acad. Nac. Cienc. Córdoba, X, 1887) et Frexzei (Journ. f. Ornith., 1891, p. 118) á Tapia, Tucumán par Barr et Lino (Baer, Ornis, MIU, 1904, p. 214, et Lino, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. I, 1910, p. 173; Fauna tucum., aves, 1905, p. 7); au Chaco (Ocampo) par VenTURI (HarteErr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 266) et a Riacho Ancho par C. H. B. Gravwr (Tbis, 1911, p. 88) et enfin á Ajó dans la province de Buenos Aires (C. H. B. Grawr, /bis, 1911, pp. 87, 88). 274. (No 3675, Birds S. Amer.). Basileuterus bivittatus (Orb. et LR — Distrib. indiquée : Bolivie. Cette espéce se trouve aussi au nord-ouest de mi BoreLti l'a obtenue a San Lorenzo, province de Jujuy (Sar- vADORI, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 4) et DixeLt1 a Ledesma, dans la méme province. GERLING et STEINBACH Pont rapportée de Orán et du Río Bermejo, dans la province de Salta (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 257 et HarrterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 167). 275. (N* 3685, Birds S. Amer.). Basileuterus leucoblepharus (VierLL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. Trés commune á Mocovi et Ocampo, Chaco Austral, ou VeNTURI, a recueilli aussi le nid et les oeufs (HarterT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 166) et signalée encore au Chaco et a Misiones par BerrtoxI (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 97)- 276. (Ne 3718, Birds S. Amer.). Oryzoborus angolensis (Liwx.). [Syn. Oryzoborus torridus (Scor.)]. — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil. Cette espéce se trouve aussi au Paraguay, á Misiones et á Pest du Chaco. C'est le « Pico grueso negro y canela » de Azara (Apunt., L, p. 444, Ne CXXI) qui a été trouvé á Lambaré par Ronne£ (BerLerscn Journ. f. Ornith., 1887, pp. 7, 115) et a Mbureró Rorerrto Darsese : Distribution des oíseaux en Argentine 3553 aussl dans le Paraguay par Poser (DabBENE, Án. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXIII, 1g12, p. 360). F*. M. Roprícuzz Pa rapportée de Santa Ana, Misiones (Dan- BENE, Án. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p. 437) el Berroxt la signalée au Chaco oriental (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 99). 277. (Ne 3721, Birds. S. Amer.). Oryoborus Maximiliani CabB.— Distrib. indiquée : Brésii central et méridional. BurmersteR (Reise La Plata Staat., IL, p. 188), a signalé cette forme de Oryzoborus crassirostris (Gm.) á Tucumán; mais depuis elle n'a plus été retrouvée en Argentine. 278. (N* 3731, Birds S. Amer.). Sporophila leucoptera (VrieiLL.). — Distrib. indiquée : Paraguay. Cette espéce n'est pas rare au Chaco. VenrurI l'a rapportée de Ocampo (Harrerr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 175) et C. H. B. Grant de la Colonia Mihanovich (Tbts, 1911, p. 9D). 279- (N* 3736, Birds S. Amer.). Sporophila superciliaris (Narr. MS.) Prerz. [Syn. Coccothraustes Ambrosettianus BErTOM1, Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 83; Cf. Berrtoxt, Seg. contrib. orn. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 3]. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Trouvée au Paraguay et a Misiones par BerToMI (loc. cit. et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). 280. (N* 3739, Birds S. Amer.). Sporophila plumbea (WizD).-— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Bolivie. Signalée par BerTonI au Paraguay et a Misiones (Aves nue- vas Paraguay, 1901, p. 84; Cf. H. v. InerInG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 321. — Bertoxmt, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). 281. (Ne 3746, Birds S. Amer.). Sporophila hypoxantha Cab.-— Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Assez commune á Misiones (Berrtont, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 100) et au Chaco Austral (Mocovi et Ocam- po) oú elle niche (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 179 et Lino, Ap. Hist. Nat., 1, n* 3, 1909, p. 44). 282. (N* 3789, Birds S. Amer.). Volatinia jacarini (Liww.). — Dis- trib. indiquée : Brésil; Pérou; Bolivie. Cette espéce a été trouvée á Tucumán par LiLLo (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 177 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 10); á Ocampo, Chaco Austral, oú elle niche, 356 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS par Vewrurr (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 176) et a Misiones par Bertoxt (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). Elle s'étend encore plus au sud de ces régions et M. P. Sérié l'a obtenue au Tigre, dans le nord de la province de Buenos Aires (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, 1910, p. 386). Le Dr. H. v. ImerisG Va aussi indiquée dans sa liste des oiseaux du Paraguay (Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 322). 283. (N* 3797, Birds S. Amer.). * Pitylus fuliginosus (Daun.). — 284. Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Espece signalée au Paraguay par Berrowt (Aves nuevas Pa- raguay, 1901, p. 89; Cf. E. LywcH ArrIiBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 2, t. IV, 1902, p. 355 et H. v. TuertsG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 321). Derniérement M. Berroxt a signalé cette espéce á l'lguazú, Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, p. 100) et F. M. Roprícuez Va rapportée de Santa Ana, dans le méme territoire. (Ne 3815, Birds S. Amer.). Saltator maxillosus Cab. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. Trouvée par Berrowt au Paraguay et a Misiones (Seg. con- trib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 2 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). — Saltator fulviventris Lawr. — Cette espéce a été omise dans The Birds of South America. Elle habite le Paraguay et a été aussi rapportée de San Lorenzo, province de Jujuy, par BoreLtr (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, MM, 1897, n* 292, p. 7; Cf. BerLerscH, Ver- handl. V. Intern. Ornith. Kongress. Berlin, 1910 (1911), p- TUTO): 285. (N> 3827, Birds S. Amer.). Spinus uropygialis (ScL.). — Distrib. indiquée : Chili; sud du Pérou. GeErLING a rapporté cette espece de Santa Catalina, pro- vince de Jujuy et Frrz-Geratp l'a obtenue a Mendoza (DabnE- NE, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 3, t. XL, 1910, p. 387). LóxwBerG (Tbis, 1903, p. 451) Va signalée aussi á la puna de Jujuy. 286. (N* 3842, Birds S. Amer.). Sicalis flaveola (Liwx.). — Dis- trib. indiquée : Brésil; Guyane; Vénézuéla; Colombie; Equa- teur; Pérou. VENTURI a rapporté cette espece de Posadas, Misiones (Dar- Roserto Danese : Distribution des oiseaux en Argentine 397 BENE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. XI, IQIO, p. 388) et Berroxt Pa signalée au Paraguay et á Plguazú, dans le nord des Misiones argentines (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en o Revista Inst. Paraguayo, 1906, p. 3 et An. Soc. Cient. Arg., ESA Y, 1913; p. 100). — Embernagra olivascens D'Orzicny, Voy. Amér. mérid., oi- seauz, p. 285 (Ouest de Bolivie). [nec Emberiza olivascens LarresNaYe et OrBIGNY, Syn. Av., II, p. 73, en Mag. Zool., 1837, cl. II (La Paz, Bolivie) = Pseudochloris olivas- cens]. Dans l'ouvrage de MM. Brabourxe et Cuubb, je ne trouve pas indiquée cette espéce de Embernagra qui différe nettement de E. platensis, par Vabsence de taches noires longitudinales sur le dos. M. SmarpE (Catalogue B. British Mus., XIL, p. 790) en donne une bonne description, mais la synonymie n'est pas exacte, car 1l y ajoute : Emberiza olivascens de La- FRESNAYE et D'OrbricNY quí est un Pseudochloris (1), oiseau différent en coloration et surtout beaucoup plus petit (le type de Emberiza olivascens Larr. et OrB. rapporté de La Paz, Bolivie, mesure 160 mm. de longueur total, l'aile 60 mm. et la queue 83 mm.; tandis que Embernagra olivascens Orb. a une longueur totale qui varie de 220 a 230 mm., Vaile de q a 94 mm. et la queue de 99 a 102 mm.). Embernagra olivascens OrbB., habite louest de la Bolivie et une grande partie de-l'ouest de l'Argentine. Burmelster (Reise La Plata, 1, p. 485) Va signalée a Men- doza; Weissmaupr et C. Rezo Pont trouvée plus tard dans cette méme province; Whrre, ScnuLz et FrewzeL Pont obte- nue á la sierra de Córdoba (STEMPELMANN et ScHuLz, Bol. Acad. Nac. Ciencias de Córdoba, X, 1887 et FrenzeL, Journ. f. Ornith., 1891, p. 120); Lio et DiveLLI'á Tucumán (Lirio, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. I, 1902, p. 179; Fauna tucum., aves, 1905, p. 11 et HarterrT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 180) et enfin BoreLLI et GerLING Pont chassée á Pala et á Orán dans la province de Salta (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, XI, 1897, n* 292, p. 10 et Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 258). Elle s'étend aussi au sud jusqu'au territoire de la Pampa (1) Cf. Berteescn et Srarzmans Ornis, XIII, 1906, p. 68. YyOL, SOC. PHYSIS5. — T. L 2) 358 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ou elle a été signalée par le Dr. A. Dorrinc (Exped. Río Negro. Zool., 1881, p. 40). 287. (N* 3898, Birds S. Amer.). Coryphospiza melanotis (Temm.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. | VenTURI a trouvé cette espéce et recueilli le nid et les oeufs a Mocovi et á Ocampo, Chaco Austral (Harrterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 180 et Lino, Ap. Hist. Nat., 1, n* 3, p. 44). Lile se trouve aussi au Paraguay puisque le Dr. H. v. Inerix6G en fait mention dans sa liste des oiseaux de ce pays (Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 322). 288. (N* 3900, Birds S. Amer. ). Emberizoides herbicola (VreErLL.). — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil; Paraguay; Bolivie. BurmersteR (Reise La Plata Staat., 1, p. 485) avait déja signalé cette espece á Paraná, Entre Ríos. Plus tard, VenrurI l'a obtenue á Posadas, Misiones et á Ocampo et Mocovi dans le Chaco Austral ou il a aussi recueilli le nid et les oeufs (HarterrT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 180). Derniérement, M. C. H. B. Grant Va rapportée de la Colonia Mihanovich, aussi dans le territoire du Chaco (Tbis, 1911, p. 100). 289. (N* 3go5, Birds S. Amer.). Pseudochloris uropygialis (Oxb. et Larr.). — Distrib. indiquée : Bolivie; sud du Pérou. C'est un oiseau qui n'est pas rare dans le nord-ouest de Argentine. Baer, (Ornis, XII, 1904, p. 217) Va trouvée á Lara, dans les montagnes de la province de Tucumán; DIxeLLI1 l'a obtenue aux Cumbres Calchaquíes et au Cerro Muñoz dans la méme province et á Tilcara et Augusta Percela dans la pro- vince de Jujuy (LiLLo, Fauna tucum., aves, 19059, p. 11 el HarteErrT, Novit. Zool., XV1, 1909, p. 181). 290. (N* 3g18, Birds S. Amer.). Phrygilus atriceps (OnbB. et Larr.). — Distrib. indiquée : Bolivie; Pérou. Signalée par LónxbBERG (Ibis, 1903, p. 451) a Moreno, dans la puna de la province de Jujuy; par DiwveLLr a Pouest de la province de Tucumán (HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p- 181) et rapportée de Maimara, province de Jujuy par Bupin (LinLo, Ap. Hist. Nat., L, n? 3, 1909, p. 44). 291. (N* 3925, Birds S. Amer.). Phrygilus unicolor (Larr. et OrB.). — Distrib. indiquée : Chili; Bolivie; Pérou; Equa- teur; Colombie. BurmersTER avait déjá signalé cette espéece á Mendoza (Reise La Plata Staat., Y, p. 487) et plus tard elle a été trouvée Roserto Dansewe : Distribution des oiseauz en Argentine 359 par A. Dorrix6, ScmuLz et FrewzeL á la sierra de Córdoba (Cabanas, Journ. f. Ornith., 1878, p. 195; STEMPELMANN el ScuuLz, Bol. Acad. Nac. Ciencias de Córdoba, X, 1887; FrenzeL, Journ. f. Ornith., 1891, P. IIQ); par GERLING au lac General Paz, dans le Chubut occidental (E. LyxcH Arrr- BÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. IL, 1902, p- 168); par LiLLo et Divertr a Malamala et La Ciénaga, dans la sierra de Tucumán (Lio, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. l, 1902, p. 180 et Fauna tucum., aves, 1905, PER HarrerT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 181). Enfin le Dr. HoLmbBerG, a obtenu cette espéce dans la province de San Luis (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XI, I9I1O, p. 398). y | 292. (N* 3g28, Birds S. Amer.). Phrygilus alaudinus (Krrrr.). — Distrib. indiquée : Chili; Pérou; Equateur. Une forme ou race géographique, le Phrygilus alaudinus Venturú HarterT habite l'ouest de l'Argentine. Baer (Ornis, XIL, 1904, p. 217) 'a obtenue a Lagunita, Tucumán; DixeLLI a Tafí del Valle et á La Ciénaga dans la méme province (LiLto, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L 1902, p. 180 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 12; HarterT, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 180) et ScnuLz á la sierra de Córdoba (STEx- PELMANN et ScmuLz, Bol. Acad. Nac. Ciencias Górdoba, X, 1887). 293. (N* 3933, Birds S. Amer.). *Haplospiza unicolor Cab. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Berrowr a signalé cette espéce au Paraguay et aussi a Mi- siones (Seg. contrib. ornit. paraguaya, en Revista Inst. Pa- raguayo, 1906, p. 3 et An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, P- 99)- 294. (Ne 3g37, Birds S. Amer.). Diuca diuca (MoL.). — Distrib. indiquée : Chili. Habite aussi le versant argentin des Cordilléres; Burwmrrs- TER l'a signalée á Mendoza (Reise La Plata, IL, 483) et der- niérement le Muséum National l'a recue de la méme province par Pintermédiaire de M. C. Rep. 295. (N* hfoo1, Birds S. Amer.). Atlapetes fulviceps (Larr. et Orb.). — Distrib. indiquée : Bolivie. BoreLLI a rapporté cette espéce de la province de Salta (SaLvanort, Boll. Mus. Torino, XI, 1897, n* 292, p. 7)- A BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 296. (N* ho22, Birds S. Amer.). Coereba chloropyga (Can.). — Distrib. indiquée : Brésil central et oriental; Paraguay; Bo- livie. M. Percy Lowe (Ibis, 1912, p. 505) a séparé derniérement la forme géographique : Coereba chloropyga majuscula Can. quí représenterait dans le sud du Brésil la forme typique. C'est donc á cette forme et non á €. chloropyga (Cab.) quiil faut rapporter les exemplaires du Paraguay et des Misiones argentines. M. A. Lamas l'a obtenue á Santa Ana (HoLmBERG, Ap. Hist. Nat., L, n* 8, 1909, p. 123) et derniérement BerTOx1 Va encore signalée a P' Iguazú, en territoire argentin (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98). 297- (N* 4063, Birds S. Amer.). *Dacnis paraguayensis ChubBb. — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. C'est vraisemblablement cette forme de Dacnis cayana (Liwx.), que M. Berront a trouvé a Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98). 298. (N* 4074, Birds S. Amer.). Dacnis (1) speciosa (Wir). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette espéce a une aire de distribution beaucoup plus vaste, quí comprend le Paraguay et s'étend jusque dans la région nord-ouest de l'Argentine. DiweLtx, Pa rapportée de Ledesma, dans la partie orientale de la province de Jujuy (Lito, Ap. Hist. Nat., Ll, n* 3, 1909, p. 43) et Bertont Va signalée a Misiones et au Chaco (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 97). Elle est aussi commune au Paraguay; le «Pico de punzón verde blanco, cabeza celeste » et le « Pico de punzón azul y blanco azulejo » de Azara (Apunt. 1, pp. 416, 418, No CVI et GVII) se rapportent respectivement á la femelle et au mále jeune de cette espéce. Plus tard Foster l'a aussi rapportée de Sapucay (ObernoLseR, Proc. U. S. Nat. Mus., XXV, 1903, p. 140 et Chung, /bis, 1gro, p. 619) et M. Posxer de Mburero (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXIIL, 1912, p. 349). 299. (N* 4og4, Birds S. Amer.). * Chlorophonia chlorocapilla (Smaw). — Distrib. indiquée : Est et sud du Brésil; Paraguay. (1) Rinewax a adopté pour cette espéce le nom générique Ateleodacnis Cassi et Va trans- porté dans la famille de Mniotiltidae (Birds North and Middle Amer, pt. 1H, 1902, p. 426). Roberto Danese : Distribution des oiseaux en Argentine 361 Déja signalée par Berro á Puerto Bertoni, sur la rive paraguayenne du haut Paraná (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 96; Cf. E. LywcH ArriBáLzaca, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 2, t. 1Y, 1902, p. 357 et H. v. InerixG, Revista Mus. Paulista, VL, 1904, p. 319) et derniérement á Misiones par le méme auteur (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98). 300. (No 4123, Birds $. Amer.). * Tanagra (1) aurantiicollis (Bertox). [Syn. Euphonia aurantiicollis BerTOoN1, Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 94. — Euphonia violacea «aurantiicollis CmusB, £bis, 1910, p. 622. — Euphonia violacea (nec Fanagra violacea Linn.) Bertont, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98]. —Distrib. indiquée : Paraguay. Berrox a trouvé derniérement cette forme de Euphonia violacea a Misiones (1. C., p. 98). 301. (N* f132, Birds S. Amer.). * Tanagra pectoralis (Larm.). [Syn. Euphonia pectoralis (Latn.)]. — Distrib. indiquée : Sud- est du Brésil; Paraguay. Signalée par Berroxr a Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98). 302. (N* 4137, Birds S. Amer.). * Tanagra chalybea (Mixan). [Syn. Euphonia chalybea (Mikax); Hypophaea chalybea (Mi- KAN) ]. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil. Cette espéce a été signalée au Paraguay par Berroxt (Aves Paraguay, 1901, p. 99; Cf. E. LyxcuH ArrIBÁLZAGA, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 2, t. 1V, 1902, p. 397 et H. v. InerixG, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p. 319) et derniérement rap- portée de Paso Yuvay dans le méme pays par F. Poswer (Dan- BENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXI, 1912, p. 394). M. Berroxt Va également trouvée a Misiones (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 98) et F. M. Roprícuez a rapporté de Santa Ana plusieurs exemplaires. 303. (N* 4148, Birds S. Amer.). Pipraeidea melanonota (VrIEILL.). — Distrib. indiquée : Paraguay; Sud du Brésil. Signalée dans la partie orientale de la République Argentine (Barracas, province de Buenos Aires) par Vewrurr (HarteErr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 170) et rapportée de Santa Ana, Misiones par F. M. RopríGuEz. (1) Ane (Bull. Amer. Mus. N. H., vol. XXVI, 1910, pp. 335, 36) a démontré que le genre Euphonia doit étre conservé. 302 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Dans le nord-ouest de l'Argentine la forme typique est rem- placée par la forme: Pipraeidea melanonota venezuelensis ScL. S04. (N* 4157, Birds $. Amer.). Tangara (1) seledon (P. L. S. MúrLer). [Syn. Calospiza tricolor (Gm.)]. Cf. BerLerscn, Verhandl. V. Intern. Ornith. Kongresses Berlin, 1910 (1911), p. 1027. — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. C'est une espéce tres commune á Vlguazú, dans le nord des Misiones argentines d'oú j'ai rapporté plusieurs exemplaires (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL IQIO, p. 375). F. M. Roprícuez lP'a aussi chassée á Santa Ana, dans le méme territotre. 305. (N* 4187, Birds S. Amer.).** Tangara peruviana (Desm.). [Syn. Calospiza melanonota (Sw.)] Cf. BerLrErsch, l. c., p. 1042. — Distrib. indiquée : Sud du Brésil. Accidentellement cette espéce visite Misiones et arrive aussi quelques fois jusqu'a Buenos Aires oú elle a été chassée. 306. (Ne 4277, Birds S. Amer.). * Thraupis (2) cyanoptera (VierLL.). [Syn. Tanagra cyanoptera (VrerLL.)]. — Distrib. in- diquée : Sud-est du Brésil. Comme Jl'espéce antérieure visite parfois Vest de 1'Argen- tine. Dans les collections du Muséum National il existe un exemplaire qui a été obtenu au environs de Buenos Aires. (No 278, Birds S. Amer). Thraupis sayaca (Liwx.). [Syn. Tanagra sayaca Lixx.]. — Distrib. indiquée : Est du Brésil; 1 30 f* Paraguay; Uruguay; Bolivie. C'est une espéce tres commune en Argentine depuis la partie orientale de la province de Jujuy jusqu'a Buenos Aires. Bo- RELLI l'a chassée á San Lorenzo, Jujuy (SaLvabort, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 6); le Dr. HoLmbere l'a signalée dans la province de Salta (Natural arg., L, 1878, p. 91) ou plus tard elle a été chassée par BoreLLI á Campo Santo (SaLva- DORI, Boll. Mus. Torino, XII, 1897, n* 292, p. 6) et par Ger- LING á Orán (Brucn, Revista Mus. La Plata, XI, 1904, p. 257); Lino Va obtenue á Tucumán (An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p. 175 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 8) et (1) Remplace Calliste, Bow, 1826, et Calospiza, Grax, 1840. Cf. Aruen, Bull. Amer Mus. N. A. FI2RVUL 1910, Pi (2) Remplace Tanagra Lixx. Cf. Artex, l. c., p. 335. Roserro Danpexe : Distribution des oiseauz en Argentine 363 Baer a Tapia, dans la méme province (Ornis, XIL, 1904, p. 2159); Scmurz et FrewzeL, á Córdoba (STEMPELMANN et ScuuLz, Bol. Acad. Nac. Ciencias Córdoba, X, 1887 et FrENzZEL Journ. f. Ornith., 1891, p. 119); Vewrurt Va rapportée de Ocampo, Chaco (Harrterr, Novit. Zool., XVI, 1909, P. 171); BurmerstTerR Va signalée a Entre Ríos (Reise La Plata, UL, p. 479) et Barrows á Concepción, dans la méme province (Bull. Nutt. Orn. Club, VII, p. 91); Durxrorb et F. M. Ronrícuez ont chassée a Buenos Aires (DurwrorD, /bis, 1878, p. 5g et Harrterr, l. c., p. 171). Enfin elle a été obtenue á Goya, Co- rrientes, á Santa Elena, Entre Ríos et a Ajó, province de Bue- nos Aires par C. H. B. Grawr (Ibis, 1911, p. 93). 308. (N* 4321, Birds S. Amer.) Phoenicothraupis rubica (VierLz.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Cette espéce n'est pas rareá Misiones et F. M. Roprícuzz a rapporté de Santa Ana de nombreux exemplaires qui se trou- vent dans la collection du Muséum (DabBExE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. XL, 1910, p. 436). 309. (N* 4333, Birds S. Amer.). Tachyphonus rufus (Bonp.). — Distrib. indiquée : Colombie; Vénézuéla; Tobago: Trinidad; Guyane; Pérou; Est et sud-est du Brésil. Cette espece, de vaste distribution, descend encore plus au sud et se trouve dans la partie nord-est de l'Argentine, surtout au Chaco Austral, ou elle n'est pas rare. +. Kerr la chassée a Fortín Page, sur le Pilcomayo inférieur (Ibis, 1892, p- 124); VewrurI l'a obtenue á Ocampo et a Mocovi, Chaco Aus- tral (Harterr, Vovit. Zool., XVI, 1909, p. 173; Litto, Ap. Hist. Nat., L, n* 3, 1909, p. 43) et enfin C. H. B. Granr, J'a rapportée de Riacho Ancho (Ibis, 1911, p. 94). Elle se trouve aussi au Paraguay et particuliérement dans la partie occidentale, oú M. Rome Va obtenue a Lambaré (Ben- LEPSCH, Journ. f. Ornith., 1887, p. 7). 310. (N* 4345, Birds S. Amer.). Tachyphonus coronatus (VIEILL.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay. Wmurre (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 397) avait déja signalé cette espéece á San Javier, Misiones, puisque sans doute Voiseau indiqué dans sa liste sous le nom de Tachypho- nus cristatus doit se rapporter á cette espéce. Plus tard Vex- TURL, 'a obtenue á l'lguazú (HarterT, Novtl. Zool., XVI, 1909, p. 173 et derniérement F. M. Robrícuez la tuée a 364 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Santa Ana (DabBBExE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1910, p. 436). 311. (No 4360, Birds S. Amer.). Pyrrhocoma ruficeps (SrrickL.). — Distrib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. VeNTURI a chassé cette espéce á Santa Ana, Misiones (Har- TERT, Novil. Zool., XVI, 1909, p. 172) et le Muséum Natio- nal la posséde aussi du méme territoire d'ou elle a été rapportée par M. Bocarp. 312. (No 4362, Birds S. Amer.). * Nemosia paraguayensis Cub. — Distrib. indiquée : Paraguay: Bolivie ?. M. Bexrrox a signalé derniérement cette forme de Vemosia plleata (BonD.) au Chaco argentin (An. Soc. Cient. Arg. t. LXXV, 1913, p. 98). 313. (No 4375, Birds S. Amer.). Hemithraupis guira (Liwx.). ]Syn. Nemosia quira (Liwx.)]. — Distrib. indiquée : Brésil; Boli- vie; Pérou. | LiLLo a trouvé cette espece á Tucumán (Fauna tucum., aves, 1905, p. 8) et DixeLLI Va rapportée de Ledesma, province de Jujuy (LiLLo, Ap. Hist. Nat., t. L, n* 3, p. 44). 314. (N* 4379, Birds S. Amer.). * Hemithraupis Fosteri (Smar- PE). [Syn. Nemosia Fosteri SuarrEl. — Distrib. indiquée : Pa- raguay. F'. M. RoprícuEz a rapporté cette forme de HH. quira (Lixx.) de Santa Ana, Misiones, et M. HeLLuMAYR, á quí j'al envoyé en communication un exemplaire, a confirmé ma détermination. J'a1 aussi comparé les spécimens de Tucumán avec d'autres de Bolivie [H. guira guira (Liwx.)] et j/al observé qu'ils sont identiques, et ne différent de ceux de Misiones que par la bande frontale jaune plus étroite. H. g. Fosterí est nouvelle pour l'Argentine. 315. (N* 380, Birds S. Amer.). Thlypopsis sordida (Larr. et Or5.). — Distrib. indiquée : Bolivie; Brésil; Equateur; Vé- nézuéla. A été trouvée á Tafí Viejo, Tucumán, par LiLLo et DixeLLI (LiLLo, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. L, 1902, p- 176 et Fauna tucum., aves, 1909, p. 9; HarterT, Novit. Zool., XVI, 1909, p- 171); á San Vicente et Ocampo, Chaco Austral par Venrurr (Harrerr, l. c., p. 171) et á Santa Ana, Misiones par F. M. Robrícuez (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Átres, ser. 3, t. XL 7910, p- 430% Rorerro Danese : Distribution des oiseauz en Argentine 365 316. (N* 4434, Birds S. Amer.). Cissopis major Cam. — Dis- trib. indiquée : Sud-est du Brésil; Paraguay. Cette forme méridionale de Cissopis leveriana (Gm.), se trouve aussi aux Misiones argentines d'oú moi-méme et M. BocarD, l'avons rapportée (DabBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. XL, 1g10, p. 378). F. M. RoprícuEz, nous a également envoyé des spécimens provenant de Santa Ana. 317. (N* 4445, Birds S. Amer.). Ostinops decumanus (ParL.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général, depuis la Co- lombie; Tobaga et Trinidad au sud du Brésil; Paraguay et Bolivie. Cette espece de vaste distribution se trouve aussi dans le territoire de Formosa, Chaco, d'ou elle a été rapportée par M. GonzáLez Acha (HoLmbeERrRG, Fauna arg., aves, en Seg. Censo Rép. Arg., p. 551, 1898) et a Misiones (Bertox1, An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). F. M. Roprícuez l'a aussi chas- sée plusieurs fois á Santa Ana, dans le méme territoire. 318. (N* 4459, Birds S. Amer.). Cacicus chrysopterus (Vic.). — Distrib. indiquée : Paraguay; sud du Brésil. Espéce repandue en Argentine, depuis les provinces du nord jusqu'aux environs de Buenos Aires. Lino et DiverLr Pont obtenue a Tucumán (Lito, An. Mus. Nac. Buenos Aires, ser. 3, t. I, 1902, p. 181 et Fauna tucum., aves, 1905, p. 12; HarterrT, Novtt. Zool., XVI, 1909, p- 183). Elle niche au Chaco d'oú elle a été rapportée par VENTURI (Harterr, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 183) et n'est pas rare dans les iles du delta du Paraná (DabBExE, An. Mus. Nac. Buenos Atres, ser. 3, t. XL, 1910, p. 401). 319. (No 4461, Birds S. Amer.). Cacicus aphanes BerL. — Dis- trib. indiquée : Est et sud du Brésil. Cette forme de Cacicus haemorrhous (Lixx.) est assez com- mune au Paraguay; á Misiones et dans la partie orientale du Chaco Austral. M. Berrom la signalée au Paraguay et a Misiones (Aves nuevas Paraguay, 1901, p. 82; Cf. E. LyncuH ArriBáLzaGaA, An. Mus. Nac. Buenos Altres, ser. 2, t. 1V, 1902, p. 354 et H. v. Ineriwc, Revista Mus. Paulista, VI, 1904, p- 323; Berront, An. Soc. Cient. Arg.,t. LXXV, 1913, p. 101) et derniérement M. Posxer P'a obtenue á Itapé-mini, aussi au Pa- raguay (DaBBENE, An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXIII, 1012; Pp. 369). 366 321 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS J'ai Pal chassée a Misiones et F. M. Ronrícuez l'a rapportée de Santa Ana dans le méme territoire. Enfin Venrurt l'a ren- contrée dans le Chaco Austral (DabBENE, An. Mus. Nac. Bue- nos Aires, ser. 3, t. XI, 1g10, p. 401). . (Ne 4466, Birds S. Amer.). * Cassidix oryzivora (Gm.). — Distrib. indiquée : Est de l'Amérique du Sud (Vénézuéla; Tri- nidad; Guyane; Brésil). Berrtom dit que cette espéce est commune a Misiones depuis Santa Ana jusqu'a l'Iguazú (An. Soc. Cient. Arg., t. LXXV, 1913, p. 101). F. M. Roprícuez la aussi obtenue á Santa Ana. . (Ne 1468, Birds S. Amer.). Dolichonyx oryzivorus (Linx.). — Distrib. indiquée : Amérique du Sud en général jusqu'au Paraguay. Cette espece visite aussi i'Argentine; LiLo P'a obtenue á Tucumán (Fauna tucum., aves, 1909, p. 12) et VenTURI A Mocovi et Ocampo dans le Chaco Austral (Harterr, Vovtt. Zool., XVI, 1909, p. 184). . (No 4481, Birds S. Amer.). Agelaius cyanopus VieEmL. — Distrib. imdiquée : Paraguay; Brésil. Niche au Chaco Austral et Vewrurtr l'a chassée aux environs de Buenos Aires (HarteErT, Novit. Zool., XVI, 1909, p. 183 et LrnLo, Ap. Hist. Nat., t. L, n* 3, 1909, p. 44). 3. (Noe 4494, Birds S. Amer.). Trupialis militaris (Liwx.). — Distrib. indiquée : Chili et Patagonie. On rencontre cette espéce aussi dans la région andine jus- qu'a Jujuy, á Vextréme nord-ouest de 1'Argentine. M. Bubix Va obtenue a Maimara, Jujuy (LiLLo, Ap. Hist. Nat., 1, .n* 3, 1909! p:144): . (No 4548, Birds S. Amer.). Cyanocorax coeruleus (VIEILL.). — Distrib. indiquée : Sud du Brésil; Paraguay. White a chassé cette espéce a San Javier, Misiones (Proc. Zool. Soc. Lond., 1882, p. 603); Kerr, á Fortín Page, Pis comayo inférieur (Ibis, 1892, p. 128); C. H. B. Grawr la obtenue á Riacho Ancho, Chaco (Ibis, 1911, p. 109) et enfin F. M. RoprícuEz a rapporté un grand nombre d'exemplaires de Santa Ana, Misiones, ou elle est tres commune. Carros A. Marrzur : ¿ Existen nuevas bandas sin tubérculos pennigeros ? 367 ¿Existen nuevas bandas sin tubérculos pennígeros correspondientes á las apterias, en los embriones de Pygoscelis adeliae Hombr. y Jacq. ? POR EL Dr. CARLOS A. MARELLI. Podemos dar en parte una respuesta á la reflexión de R. Awrmo- NY (1) sugerida por una memoria de este autor : de que sería muy importante desde el punto de vista del conocimiento de la filogenia de los Spheniscidae, seguir en su desarrollo embrionario la distri- bución topográfica de los tubérculos sobre los cuales nacen las plu- mas, y ver si en un cierto momento constituyen pterylosis discontínua ó sea que presentan apteriae intercalares. En las últimas exploraciones de la Antártida se ha prestado tam- bién atención á las formas embrionarias y fetales de las aves y ma- míiferos, y haremos algunas observaciones sobre unos embriones de Pygoscelis adeliae HomBr. y Jaco. (pengúín de la Tierra Adelia), obtenidos en 190% en la Isla Laurie, del grupo de las Orcadas del Sud. La expedición francesa recolectó embriones muy desarrollados, de la especie Pygoscelis papua ForsteR (pengúín de pico rojo) y pu- blicados en las memorias de dicho viaje. Ásimismo en los Report de la « Southern Cross », R. B. SmarpE (2) representa (lám. VM1) á muy jóvenes polluelos con duvet de Pygoscelis adeliae y por otra parte en los resultados de la « Discovery» E. A. WriLsox (3) describe (p. 51), las modificaciones que se producen en el plumaje del pen- gúín de la Tierra Adelia, desde su eclosión hasta el adulto. (1) R. Awruonx, Documents embryogéniques (Oiseaux et Phoques). Expédition Anlarctique Fran- caise (1903-1905). Paris, 1907. (2) R. B. Smarre, Report on the Collection of Natural History made in the Antarctic regions during the voyage of the « Southern Cross », 1902. (3) E. A. Wirsox, Aves in Antarctic Expedition. Natural History. 1907. 368 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Con lo que las formas embrionarias comprendidas en el período de la incubación, no han sido todavía objeto de un examen particular y tendría importancia practicarlo en un gran número de ejemplares de toda edad y pertenecientes á las diferentes especies. Ocurre lo mismo con la observación sucesiva del desarrollo topo- gráfico de los bulbos pennígeros, cuyo estudio constituye la ptery- lografía; los que en esta familia de Carinates son continuos como en los Ratites, es decir, las plumas forman un revestimiento sin espacios desnudos ó apteriae. Esta continuidad es particular de los diferentes géneros de pen- gúlmes : Aptenodytes, Pygoscelis, Spheniscus, Catharractes, etc., mien- tras que en las demás aves las plumas están arregladas en áreas de- terminadas pterylae, separadas por espacios más ó menos desnudos ó cubiertos con plumón y llamados apteriae; peculiares á veces de todas las familias de un orden y por consiguiente con especial interés y de valor taxonómico. La parte importante de la colección la forman tres individuos, cuya edad, diferente de algunos días, comparando su longitud próxima de 39 milímetros con la de 170 milímetros de un polluelo de un día, midiendo desde la punta del pico siguiendo por el dorso hasta la cola, debe corresponder á la segunda semana de la incubación, durando el período 36 días (1). Además de un huevo en el que por una rotura se observa un embrión de desarrollo adelantado. En el segundo ejemplar los tubérculos son visibles debajo de la piel blanquecina, en la cabeza, alrededor del vértex, elevaciones glo- bosas de los ojos; y en toda la parte superior hacia adelante se notan sin soluciones de continuidad hileras regulares de tubérculos que con- vergen cerca de la raíz del pico, se dirigen á los lados y atrás con bastante orden en líneas sucesivas, aumentando de tamaño y rodean- do los ojos hasta las vecindades de los párpados. Son también perceptibles sobre el cuello y dorso en hileras inin- terrumpidas, dando á la superficie una estructura de aspecto exagonal muy definido. Partiendo de una línea que uniría transversalmente las aberturas del oído y á una distancia de pocos milímetros para atrás, los tubérculos son más raros; adelante de esta línea imagi- naria, ocupada por la parte posterior de la cabeza, la piel es lisa y sin bulbos, exceptuándose los alrededores de los ojos. (1) E. H. Varerre, Viaje a las Orcadas Australes. Anales del Ministerio de Agricultura, t. MI, n” 2, p. 48, Buenos Aires, 1906. Caruos A. MareLut : ¿Exisien nuevas bandas sin tubérculos pennigeros ? 369 Sobre el pecho y el abdomen son continuos hasta las extremidades posteriores. No están presentes á los lados del oído y en la garganta y cuello por debajo. Ambas alas hállanse totalmente desprovistas y lisas. El mayor grandor de los bulbos corresponde á los de la cola, aquellos vecinos de la raíz y para las tres últimas hileras de la misma. En dicho apéndice rodean un espacio lagunar de forma elipsoidal, des- provisto, al cual siguen dos hileras bien aparentes: una superior con 20 tubérculos y otra inferior de 18; hallándose al final una línea de 14 bulbos (7 en cada lado), sobresalientes y simétricamente dis- puestos. Ya existe la apteria abdominal mediana de la cual Anruony (1) da un esquema : para los pichones próximos da la eclosión de Pygoscelis papua Forster, y que tan poderosa función desempeña en la incu- bación por los adultos (2); alcanzando desde el comienzo de la quilla del esternón hacia abajo, ensanchándose ligeramente alrededor del pe- dículo ombilical y cerrándose adelante de la cloaca. Como la apteria abdominal de los embriones, la de los recién na- cidos ocupa una grande extensión; tanta según los Pygoscelis adeliae que tenemos á la vista, como los de Pygoscelis papua; notándosk además, lo que parece no constatarse en Pygoscelis papua, que la apteria persiste aunque no tan acusada hasta la altura de la fórcula. En el tercer ejemplar los bulbos ya han aparecido en las vecindades del occiput, son continuos sobre el dorso y cuello y no es posible dis- tinguirlos aún en las alas. Los del dorso están más acusados que los ventrales, y á los flancos existen dos bandas con tubérculos ligeramente definidas. Se tiene así que la distribución topográfica de los tubérculos en los embriones de Pygoscelis de las primeras semanas, es comparable con la de los adultos; puesto que en Pygoscelis papua como en Pygos- celis adeliae, las plumas negras ocupan toda la parte dorsal desde el pico hasta la cola, limitando á esta zona, lateralmente, la línea que pasa al nivel de la inserción de las alas y quedando todo el vientre blanco. La apteria abdominal tiene una línea central y otra á los lados, que limitan las dos grandes zonas laterales con tubérculos del pe- cho y abdomen; esta banda es estrecha y larga, alcanza la anchura (1) Anruony, Ibid, p. 6. (2) VaLerre, Lbid., p. 47. o BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS O de 1 milímetro, adelgazándose hacia la parte media de su curso hasta la fórcula. Respondiendo ahora á la pregunta motivo de esta nota, se ye que por la presencia de tubérculos sobre la cabeza, cuello, dorso, pecho y vientre, se excluye la posible existencia de otras apterias con excep- ción de la abdominal mediana ya muy nítida desde la primera semana. Siendo continua la pterylosis y pudiendo ocurrir accidentalmente la aparición de otras apterias, dadas las variaciones que. presentan en las aves; nos sería imposible atribuir á una probable apteria de la pteryla spinalis, la falta de tubérculos á los lados del cuello en la región cervical; siendo más discreto referirla á un no desarrollo de los bulbos que á la apteria lateral cervical, la cual limita con la del tronco á la citada pteryla. A otra conclusión análoga se arriba por la carencia de bulbos en el occiput, menos señalada en el último ejemplar, y que no se pue- de relacionar con la apteria occipital que no la tienen los adultos y que se hallaría en otras familias bastante alejadas. Formulando finalmente nuestra idea general : de que es muy pro- bable que desde los primeros estados del desarrollo de los Sphenisci- dae, se noten bosquejados en la distribución topográfica de los tu- bérculos pennígeros, las disposiciones definitivas peculiares de las es- pecies adultas de los diferentes géneros. Otros datós acerca de los huesos fontanelarios y suturales - por zz Dr. CARLOS A. MARELLI El desarrollo embrionario del cráneo pasa por tres fases sucesi- vas : el cráneo primordial membranoso, el cartilaginoso y la cáp- sula ósea. | Los procesos de condrificación que originan el cráneo cartilaginoso se propagan sobre las partes laterales y la bóveda del cráneo mem- (1) C. A. Maxtgutr, Observaciones referentes á los huesos supernumerarios del cráneo cerebral en Boletin de la Sociedad Physis, t. 1, p. 278-283. Buenos Aires, 1913. $$ CarLos A. MareLii : Otros datos acerca de los huesos fontanelarios y suturales 371 branoso. El cráneo cartilaginoso de duración transitoria en los ma- miferos y el hombre, es en definitiva reemplazado por la cápsula craneana ósea. En la osificación del esqueleto de la cabeza, se distinguen los hue- sos primarios y los secundarios; unos se forman en el cráneo pri- mordial y esqueleto visceral cartilaginoso, de la misma manera que los núcleos óseos en la columna vertebral. Los huesos secundarios ó de revestimiento toman nacimiento fuera del esqueleto primordial, en la dermis de la piel ó de la mucosa bucal y sólo persisten con el desarrollo, restos insignificantes del cráneo primordial. Por razones de desarrollo se han dividido á los wormianos en sutu- rales y fontanelarios, los cuales con mayor fundamento Marimó y GAMBARA (1) clasifican en centrales:y limitantes. Son centrales aque- llos rodeados por el cráneo de origen membranoso : frontal, coronal, preinterparietal, wormianos lambdoideos menores; y limitantes los que se encuentran entre el cráneo cartilaginoso y el membranoso : interparietal, wormianos del asterio, de la sutura escamosa y epip- téricos, etc. La primera división en suturales y fontanelarios es por lo demás muy relativa; los huesos fontanelarios no ocupan estrictamente el lugar topográfico de las fontanelas del cráneo y tienen Ó mayor ex- tensión ó se localizan irregularmente con respecto á ellas; por cuyos motivos se designarían bien, también ellos, con el término general de huesos suturo-fontanelarios ó mejor dicho, limitantes. Sobre los referidos fontanelarios, reunimos las siguientes obser- vaciones en las series. En la sinartrosis coronal anotamos dos veces un hueso por cuya posición cerca del estefanion corresponde al hueso estefánico; ob- servado á la izquierda en un cráneo humano por CaLorr (2) y á la derecha en el de un jóven orangután por FrasseTTO. El hueso bregmático (3) lo vimos dos veces en £oo Diaguitas, una vez en 300 Patagones y en un cráneo femenino de un individuo pro- bablemente Alacaluf. Uno de los cráneos con hueso bregmático de la serie Diaguita per- (1) F. Marmó et L. Gampara, Contributions á Vétude des anomalies du ptérion, en Archivio per Pantropología e la etnología, t. XIX. Florencia, 1889, (2) Ez A. F. Le Dounte, Traité des variations des os du cráne de "homme el de leur significalion au point de vue de l'Anthropologie Zoologique, p. 170. Paris, 1903. (3) Véase Le Dounze, /bid., p. 165-170. 372 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS tenece al Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Estos datos se pueden agregar á las siguientes estadísticas que po- nen de relieve la frecuencia en las distintas razas. Hueso bregmático 10.500 Rusos (Gruber) (1):... ... - ¿2 ada h9 600 Italianos (Zoja) nor 10 foo Italianos (Centonze)................. Ah 804 Alemanes (Springer)...............-. 12 198 Parisienses (Chambellan) ............ 2 100 Parisienses (Le Courtois)............ 1 Jar Turanios (Le Double)... ¿AS 3 00 Thaguitas (Marelli) .....-...-»-- 2020 2 300 Patagones (Marelli)................. 1 18, Fueguinos (Marelli).................- I Es muy raro en la raza blanca y lo es más en las demás yazas. De los huesos de esta categoría, el más frecuente es el astérico, observado 36 veces en 110 cráneos por CHAMBELLAN, 3 veces sobre 10 cráneos por DeBIERRE y 6% veces en 246 cráneos por Le DoubLeE :Ó sea 10% veces sobre 366, lo que dá 28 00 (2). Puede ocupar como los anteriores toda la extensión de la respec- tiva fontanela; los hemos visto desde el tamaño de algunos milíme- tros hasta 20 milímetros y único ó reunidos dos, fres y más. Se sitúan de preferencia en la parte superior de la sutura occipito-mas- toidea y también en la región media, caso en el cual ya no son ¿ASLÉTICOS. Por ciento g' Q Patagones del Chubut (1* serie) ....... 20.83 39-02 Patagones del Chubut (2* serie) ....... At.gI 37-83 Patagones de Río Negro.............-. 36.73 35.41 Araucaños (IP) OR 1 7 48.97 Diaguitas (1% RE). e A 56.7 86.66 Diaguitas (2? Reñiedi. La 50.20 52.08 Aimaraes y Peruanos 3 A 20.73 — Comparando con la pequeña estadística del profesor Le DouBLE, abunda más en los Americanos. (1) Ez Le Dousze, p. 168. > (2) Le Doubze, lbid., p. 53. Carros A. Marerti : Otros datos acerca de los huesos fontanelarios y suturales 373 Según STAURENGHI (1) los astéricos no son huesos autónomos sinó prolongaciones de la parte endocraneana de la escama membranosa; para Gosse y Pozz1, son puntos de osificación complementarios, cons- tantes, que aparecen en el cuarto mes de la vida extrauterina, á los que GosskE llama : núcleos medianos laterales y Pozz1 laminillas trian- gulares. Para Maccr el hueso astérico es el homólogo y homotipo de una de las placas espiraculares de los Polypteros y según DeEBIERRE lo sería del occipital externo ó paraoccipital de los Ictiópsidos y Sau- rópsidos, pudiéndose considerar como una dependencia del proóti- co soldado con el occipital ó como correspondiente al opistótico. También los núcleos de osificación de los huesos lambdoideos se- rían para Macc1 (2) los homólógos y homotipos de los núcleos osteo- dérmicos de algunos esturiones (Acipenser). Sin embargo, y no obstante el interés de las explicaciones expues- tas, Le DoubLE (3) no se adhiere á ninguna de ellas : porque el hueso astérico no es constante en el hombre, constatándose su ausen- cia en muchos fetos humanos de 4 á 6 meses, por haber sido encontra- do accidentalmente en otros mamíferos, y porque en los fetos de 8 á 10 centímetros de animales vacunos, se encuentra á veces un centro de osificación en la región donde existen especialmente; y por úl- timo en los mamíferos el periótico ó petroso está formado por la unión del proótico, epiótico y opistótico. Además si el paraoccipital se puede encontrar en el hombre, su homólogo no es el hueso astérico sinó la apófisis paramastoidea, siendo este pequeño hueso simple- mente un wormiano. No hemos observado nunca el hueso del obelion, lo que á juz- gar por la gran serie que hemos revisado ha de ser sumamente raro; pero ocupando las vecindades del obelion, anotamos huesos wormianos paralambdáticos ó sagital-lambdoideos con cierta relativa frecuencia, de los cuales exponemos á continuación sus porcentajes para los diferentes grupos : (1) Ez Le Dounte, Ibid., p. 53 y siguiente. (2) L. Maccr ex Le Dounze, p. 52. (3) Ibid., p. 54. BOL, SOC. PHYSIS, — T. I. 26 374 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Por ciento g' q Patagones de Río Negro.............. 4.08 27.08 Patagones del Chubut (1* serie) ...... 6.25 14.63 Patagones del Chubut (2* serie)...... 0-20 10.04 Araucaños (12 ste) E Ta O 2.77 8.16 Araucanos (2* sen > dd 6.66 — Diaguilas (1* seriehis Pmábad o ay a 16.41 13:83 Diagurtar (ALE). Eee e osa 2.00 16.66 A A 10.97 poR Araucanos (JAR) SII a bis 2.17 SA En estas series se observa que con excepción «de los Diaguitas, los huesos paralambdáticos son más numerosos en los cráneos femeninos. Los huesos epiptéricos dan las siguientes frecuencias : Diaguitas (1* serie) 9, Diaguitas (2* serie) 19, Áraucanos (1* serie) 7, Pa- tagones del Chubut (1* serie) 15, Patagones del Chubut (2* serie) 21, Patagones antiguos 13, Áraucanos (2* serie) 15. Y contrariamente á los resultados que hemos obtenido para los wormianos en general, los epiptéricos son más numerosos en los cráneos de Patagones. Por último para las relaciones de los huesos fontanelarios con los diferentes factores que hemos analizado en otro artículo : como ser con el sexo, capacidad craneana, deformaciones, sinostosis, índice, etc., se puede en este caso hacer extensivas las conclusiones ya expuestas en aquella primera publicación. Volviendo á los huesos supernumerarios en general, los hueseci- llos lambdoideos los hemos hallado de aspecto sumamente variables : estrechos ó anchos, largos ó cortos y con los bordes dentellados ó lisos; de formas triangulares, cuadrangulares, pentagonales, estrella- dos, elípticos, redondos y piriformes. En el número 3g2 de las series, los huesecillos supernumerarios llegaban á 37. Los diferentes tipos del esquema de Broca que nos han guiado para hacer nuestra estadística, dan los siguientes porcentajes totales en los que se aprecian sus separaciones y diferencias : CarLos A. Marerti : Otros datos acerca de los huesos fontanelarios y suturales 37 Ot Diaguitas (1* serie).. 32.83| 40.00| 83.58|240.00|279.10/293.33/34.32146.66| 5.97|20.00 Diaguitas (2* serie)..[|112.00|175.00|188.00|120.83|220.00|129.16|50.00|14.58|10.4o| 2.08 Araucanos (1*serie).l250.00|230.61| 36.11| 71.42| 80.55/123.57| 8.33[16.32| » » Araucanos (2* serie).| 70.00| 58.33| 63.33| 50.00/|130.00| 91.66/13.33116.66| 6.66| » Patag.del Chub.(1*s.) 58.331 14.63| 20.83| 46.34| 66.66| 97.56/33.33/41.46| 6.25] 2.43 Patag. de Rio Negro.| /4.08| 86.48| 38.77|127.02| 79.59|137.83/55.10|29.22| 1.63| 5.40 Aimaraes y Peruanos.| 37.80| 60.41| 98.78| 97.91|159.75|106.25|60.97|22.91|17.07| 4.16 Y terminaremos con la presentación en el cuadro al final de la estadística total con sus porcentajes para las diferentes regiones to- pográficas de las suturas, de aquellos cráneos con wormianos y que ilustra además el método seguido en cada serie que ha dado funda- mento á las observaciones que hemos publicado. 4 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS , | Diaguitas (1* serie) Diaguitas (2* serie) Patag. del Chubut (1* serie) Patag. del Chubut (2* seri 82 cr. 98 er. 89 cr. 85 cr. P ms — A A GA e Q g' Q g Q ej Q | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der e A A A O —Á CT. — | o | [eps | cren | cl | Cor . Breg.| » » | » » 6.oo| 4.00] » » » » » » » » » y» Com.| 1.49| 2.981 » » |34.00|10.00|22.92/14.58|14.58|12.50| » » |ro.41| 6.25/16.21|13.4 Tem.!| 2.981 » o» » 3.001 9-1» » » E » » » » » Sas Breg 1.49 » » » » » » » Vert » » » » » » » » Obel » » » » » » » » Lám 16.41 2.98 h2.00 16.66 6.25 » 6.25 13.51 Lam ] Lám.¡73.13/64.16/16.41/17.91/76.00 ¿des aj 39.58|27.18| 8.33|21.95|19.51|25.00/14.58]48.64|16.: Med .|49.25/64.16/22.38/16.41/80.00/60.00!91.66/41.66|10.41/18.75|12.19| 4.87/31.25/20.83/45.94 29.1 Asté .134.32146.26|22.38|10.44172.00|44.00|47.91141.66/33.33125.00/41.46131.70147.91/45.83154.05|72.€ Squa Ante.| 1 - 69] » | » | » | h.oo| 6.oo0| » 2.08| » » » » 4:16| 2.08] » 5 .l Post .|11.94| 8.95|11.94| 2.98|10.00|30.00|12.50/12.50| 4.16| 4.16| 9.75| 9.75/10.411| 6.25|16.21|13.¿ Mastoidea Supe.|25.37|31.34|10./4| 7.46|28.00|24.00|20.88|29.16|10.41] 8.33/17.07/14.63|14.58|29.16/13.51| 8.1 Med .| » » » 2.08| » » » 2.08| 2.08| » 4.87| 2.43| 2.08| 2.08| 8.10| 5.4 Infer.| » » » » » » » » » » » » » » » 2.5 Nota. — Los porcentajes tan altos para los huesecillos de la sutura coronal, son debidos en su mayoría : los wormianos de los demás sinartrosis. Téngase también presente que todos ellos se adscriben al tipo n” 1 de Caros A. Marerii : Otros datos acerca de los huesos fontanelarios y suturales 377 Patagones del Río Negro Araucanos (1* serie) Araucanos (a* serie) Aimaraes 97 Cr. 85 er. ha cr. IS y Peruanos —_— ——á—=— —— | > (infantiles) | or > o Q 3 ¡o g' Q Sa cr. AP A A PA AD A ST A SS izq: | Der. | q. ! | Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. | Izq Der. | Izq Der. | Izq. | Der. | Izq. | Der. e — o A A A A PE ——_— o — | | alis » » » » » » » » » | » » » » » » » » » 6.25| 4.16/55.55/52.77/67.34/85.71/13.33| 3.33] » » » » 1.21| 4.87 > » 2.08| 2.08l » ») A UA IS A » E 1.311:23 r lalis % » » » » » yy) » » » » » » » 1) )) » » » » » » ») » » 4.08 27.08 2.77 8.16 6.66 » . 2.69 10.97 loidea '0.ho| 6.12114.58]18.75/44.44]11.11/30.61|30.61/23.33|23.33/16.66/16.66 3o0.43|26.08|40.24135.36 0.61118.38137.50143.75|10.44141.66136.73130.61|20.00|26.66| 83.33|25.00/56.52136.95/58.52|63.41 y / N 16.53126.53135.41122.91155.55/50.00/55.10132.65/53.33 61.00125.00133.33 h1.30130.43158.52136.58 nosa b.08| 2.04] 2.08| 6.12] 5.55| » » 6.121 » SS E, » » » 6 da 1.2 6.12|12.24[12.50|20.831 8.33| 5.55| 2.04|10.20| » » 8.33116.66| 2.171 4.34|17.07117.07 ecipitalis 8.36/22.24|16.66/12.50| 8.33/11.11/28.57/18.36/16.66/|16.61]133.33/33.33/15.21|13.04|12.19] 7.31 h4.08| 2.04| 2.08| 2.08| 5.55| 2.77| 2.04| 4.08] » » » » 2.17| » 1.21| » : Dd) » » 2.08| » » » » » » » » ») » ») » > tículos de complicación de su región media que se han independizado, es decir, tienen otro origen que ema de Broca ó son menores. 378 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSI1S Sobre algunos objetos de piedra de torma insólita procedentes de Patagonia por FÉLIX F. OUTES. Entre el rico material arqueológico ingresado en los últimos me- ses á las colecciones del Museo nacional de Historia Natural y las del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad nacional de Buenos Aires (1), he hallado un numeroso conjunto de pequeños objetos de piedra, reunidos en las estaciones neo- líticas que existen en el valle del río Chubut inferior en las proximida- des de la ciudad de Rawson (gobernación del Chubut), cuya morfolo- gía bizarra me ha sorprendido. SOON M. F.F. L. A A a) MIN EAN: ARTE A DM NN Fig. 1 Podrían definirse, diciendo que se trata de piezas casi siempre pe- queñas, cuya forma recuerda la de una minúscula punta de flecha; con el ápice muy aguzado, ó, mejor dicho, acuminado; y trabajadas, todas ellas, con sumo cuidado. Sus caracteres genéricos se presentan con tal persistencia, y los demás detalles morfológicos se muestran tan estables que pueden dis- tribuirse en varios tipos. (1) Números 10.181, 14.216, 14.220, 14.222, 14.224, 14.227, 14.231, 14.232, 14.242-4h, 14.246, 14.247, 14.250, 14. de 14.255, 14.258, 14.259, 14.261, 14.262, 14.205, 1:207, 14.269, 14.271, 14.273-75, 14.278, 14.279, 14.282, 14.283-85, 14.287, 14.288, 14.291-94, 14.298, 14.300, 14.301, 14.303-05, 14.307-12, 14.314-16, 14.319, 14.320, 14.362, 14.370-80, 14.382-86, 14.389, 14.416, 14.419, 14.420 del catálogo del Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Los ejemplares del Museo nacional de Historia Natural, no han sido catalogados hasta el momento de la publicación de esta nota. Férix F. Outes : Sobre algunos objetos de piedra de forma insólita 379 Tiro 1. — Conjunto rectangular ó cuadrado; base con escotadura curvi- línea; bordes rectilíneos ó curvilíneos de concavidad exterior; ápice acuminado (ME EOS 0,0, d). Longitud y ancho máximos, 25 y 17 milímetros; mínimos, 12 y y milímetros. Espesores, 7-3 milímetros (56 ejemplares). Tiro 2”. — Conjunto rectangular ó cuadrado; base con escotadura curvi- línea; lados curvilíneos de concavidad exterior; aletas rudimentarias: ápice acuminado (fig. 2, a, b). Longitud y ancho máximos, 24 y 189 milímetros; mínimos, 11 y 10 milímetros. Espesores, 7-3 milímetros (24 ejemplares). Tiro 3”. Pedúnculo rectangular ó cuadrado, con base provista de escotadura angular ó curvilínea; limbo triangular, correspondiendo á la forma de un triángulo equilátero, ó á la de un isósceles de gran base y poca altura; aletas pronunciadas; ápice acuminado (fig. 3). Longitud y ancho máximos, 27 y 28 milímetros; mínimos, 12 y 10 milímetros. Espesores, 8-3 milímetros (Do ejemplares). A Tiro 4. — Láminas alargadas que ofrecen una estrangulación hacia la M. F.F.L. ARECES a) MN. HN. b) M.N. H.N. pe O ESA 14394 14307 Fig. 2 Fig. 3 Fig. 4 mitad ó el tercio inferior de su longitud, determinando, aquella, la for- mación de un pedúnculo más ó menos trapezoidal, con base provista de escotadura curvilínea, y de un limbo mal definido, que, como todas las pie- zas del grupo que describo, muestra el ápice fuertemente acuminado (fig. 4). Longitud y aucho máximos, 34 y 14 milímetros; mínimos, 20 y 10 milí- metros. Espesores, 7-5 milímetros (6 ejemplares). Tiro 5”. — Pedúnculo cuadrado, rectangular ó trapezoidal, con escotadura curvilínea ó angular en la base; limbo escutiforme ó excepcionalmente lan- ceolado, sin aletas; ápice acuminado (fig. 5). Longitud y ancho máximos, 42 y 30 milímetros; mínimos, 15 y 12 milímetros. Espesores, g-3 milímetros (14 ejemplares). Tiro 6*. — Pedúnculo trapezoidal — excepcionalmente rectangular ó cua- drado — provisto, siempre, de escotadura curvilínea ó angular; limbo más ó menos semilunar ó en estrecha creciente de convexidad superior; ápice acumi- nado (fig. 6, a, b). Longitud y ancho máximos, 27 y 26 milímetros; míni- mos, 14 y 14 milímetros. Espesores, 7-3 milímetros (36 ejemplares). A pesar de haber examinado millares de piezas procedentes de las 380 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS estaciones neolíticas permanentes ó temporarias de las gobernaciones australes, no recuerdo haber visto, antes de ahora, objetos cuyos carac- teres morfológicos correspondan con los enumerados. Por otra parte, las mismas piezas descriptas en las diagnosis que anteceden, se pre- sentan, hoy por hoy, sólo en una región muy circunscripta, constitu- yendo una industria local que comprende ejemplares bien especiali- zados. Asimismo, los clásicos repertorios de Evans, Wilson y Fowke, y la «iconografía » de Moorehead, no registran piezas similares; ni ; Mo FF L: M.N.H.N. ei bd) M.N. H. N. Fig. 5 Fig. 6 hallo tampoco puntos de contacto con las diversas industrias micro- líticas del antiguo continente. Sólo en los shell-heaps, enterratorios y estaciones de Staten Island, próximos á New York, se ha recogido tal cual ejemplar cuya forma muestra un vago parecido con el tipo 6” des— cripto en esta nota (1). Cabe, por último, preguntar ¿cuál fué la aplicación de los pequeños objetos descriptos > El pedúnculo bien definido y la sensible dismi- nución del espesor hacia la base que todos ellos ofrecen, demuestran que estaban destinados á ser fijados en un mango ó ástil; aunque por otra parte, su limbo y aletas excluyen toda suposición de que pudieran ser perforadores. Creo se trate, más bien, de puntas de flecha destinadas á la caza de pájaros : de ahí el ápice acuminado, el gran espesor del cuerpo del objeto, la amplitud del limbo semilunar ; detalles destinados á atenuar, como sucede con las flechas de madera usadas por los pueblos de otras regiones sudamericanas, el poder perforante del arma, que podría destrozar la pequeña presa, si así no fuera fabricada. Buenos Aires, febrero de 1914. (1) ALawson Skinner, The Lenapé indians of Staten Island, en Anthropological papers of the Ame— rican Museum of Natural History, UI, lámina VI, figura 22. New York, 1909. Carros Brucn : Descripción de la hembra de Anoploderma 381 Descripción de la hembra de Anoploderma (Pathocerus) Wagnerií Waterh. POR CARLOS BRUCH. Los Longicornios que constituyen el género Anoploderma, habitan en su mayor parte nuestras regiones áridas de las provincias del nor- te, y reaparecen al sud en el Río Negro y la Patagonia, territorios cuya vegetación xerófila ofrece las mismas características de aquellas. De los primeros estados y costumbres de estos insectos nada sabe- mos por ahora, y de la decena de especies argentinas (1) solamente de dos de ellas se conocen las hembras (2), basándose todas las descrip- ciones sobre individuos masculinos, que son asimismo bastante es- casos en las colecciones entomológicas. Entre varios ejemplares que recibí últimamente de estos preciosos coleópteros, hallé, por feliz coincidencia, dos hembras, de las cuales una pertenece á Anoploderma (Sypilus) D'Orbignyi Guér., que debo al obsequio de la señorita M. Isabel Scott; la otra hembra, de Anoploderma (Pathocerus) Wagner Waterh., fué descubierta por mi amigo el señor Pablo Girard en Tafí Viejo, provincia de Tucumán. Esta última describiré á continuación. La especie en cuestión es, sin duda, la más linda de sus congéneres, por la esbeltez del macho, que tiene sus antenas hermosamente fla- beladas : es también la más abundante, y los ejemplares que conse- guí hasta ahora, fueron todos recogidos de noche á la luz, en los si- guientes puntos : provincia de Santiago del Estero, Suncho Colorado (Dr. S. Roth, legit.); Río Salado (E. Wagner, legit.); provincia de Santa Fe, La Gallareta (A. Aula, legit.); provincia de Catamarca, Chumbicha (Dr. Spegazzini, legit.); Recreo (Bruch, legit.); provin- cia de Tucumán (Girard, legit. O y Y), y provincia de San Luis, Sierra del Gigante (Bruch, legit.). (1) Citadas en mi Catálogo sistemático de los Coleópteros de la República Argentina (Rev. Museo La Plata, t. XVIIL, rg12, p. 179 etc.), á las cuales debe agregarse : Anoploderma (Sypilus) Breueri Lameere, Mém. Soc. Ent. Belg., XXI, 1912, p. 108. (Río Cuarto). (2) Estas son de : Anoploderma (Migdolus) tetropicide Fairm. y Anoploderma (M.) quadricolle Bates. : 382 ' BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Como lo muestra la figura adjunta, la hembra difiere del macho por su gran tamaño, el cuerpo mucho más grueso y el pecho desprovisto de vello. Tiene los ojos más pequeños, transversales, bastante sepa- rados y no contiguos como el macho. Las antenas son cortas, casi filiformes, apenas dentelladas y de 11 artículos. El pronoto es ancho; las patas son, en relación del cuerpo, más robustas, sus larsos más Fig. 1. — el y Q de A. (Pathocerus) Wagneri X 1 1/, del nat. cortos que los del macho; por otra parte, el color y la estructura general son iguales en ambos sexos. Notable es el desarrollo de las alas inferiores en la hembra de Anoploderma (P.) Wagneri, que son aquí, como en el macho; son tam- bién parecidas en el subgénero Mysteria, pero se hallan atrofiadas, reducidas solamente á pequeñas láminas, en las hembras de A. tetro- pioide y quadricolle. Cantos Bruchn : Descripción de la hembra de Anoploderma 383 Descripción detallada: La hembra de Anoploderma “P.) Wagneri, mide 55 milímetros de largo total; es de color rufocastáneo, de su- perficie lustrosa y glabra. Las mandíbulas (como en el O”), tienen el diente triangular antero- externo; el borde interno es bidentado, el ápice liso y negro. El labro, en triángulo agudo, lleva una carena longitudinal y está soldado al epistoma que limita la frente, algo hendida, apenas pun- tuada y con una línea en V impresa entre las antenas. Fig. 2. — 1a, 2a, 3a, cabeza, antena y tarso del eS : 15, 2b, 3b, cabeza, antena y tarso de la Q Los palpos están bien desarrollados, más espesos que en el O': Tos labiales no sobresalen del segundo artículo de los maxilares, el cual es más largo que los dos siguientes juntos, algo curvo y solamente hacia la base estrechado. Los ojos son Ovalados, finamente granulados, apenas escotados y dispuestos en sentido transversal, bien separados, algo más en la cara inferior. Existe una ligera elevación postfrontal, separada del vértice por un surco profundo detrás de los ojos; el vértice es amplio, sub- globoso: y densamente puntuado. 381 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Las antenas se componen de 11 artículos cilindro-cónicos, á contar desde el 3% apenas angulosos, pero bien pronunciados en serrucho del 6% al 10”. El 1% artículo es grueso, cilíndrico y algo encorvado; el 32 mucho más largo que el terminal, el 4” igual al 10%, y los de- más tienen más ó menos el mismo largo (1). Los artículos basales tienen la puntuación pilífera más gruesa y esparcida, que se vuelve poco á poco más fina y apretada, y es muy tenue, microscópica, en los últimos cuatro artículos. Ll pronoto es mucho más ancho que largo, subhexagonal, sus cos- tados anterolaterales bastante dilatados; en la base está anchamente escotado, presenta una depresión débil delante del escudete y dos más, poco excavadas, de cada lado; todo el pronoto es irregularmente pun- tuado. | El escudete es triangular (más ensanchado que en el O); tiene también puntos impresos y una línea mediana lisa, algo hendida. Los élitros son relativamente más anchos, pero presentan la misma estructura que en el macho : de apariencia coriácea, su puntuación rugulosa, mezclada con puntos impresos; las cuatro costillas son poco manifiestas. Las alas inferiores se encuentran perfectamente desarrolladas, con las nervaduras algo más débiles, pero dispuestas como en el Cf. El metatórax es muy amplio, lustroso, desprovisto de vello (que es abundante en el O) y muy finamente puntuado; los segmentos torácicos anteriores llevan puntos gruesos, pilíferos. El proceso pros- ternal es alargado, sobresale de los trocánteres, y es bilobado en el ápice; el mesosternal es estrecho como una lámina, apenas encorvado. El abdomen es grueso, más largo que el metatórax, como éste lus- troso; de pequeños puntos nacen pelitos microscópicos; el proceso intercoxal avanza en forma de lengúeta con los bordes levantados. Las patas son robustas, las posteriores más largas que las otras. Los fémures algo comprimidos, lustrosos y mucho menos setíferos que las tibias. Estas son fuertemente angulosas, ásperas, cubiertas de sedas; las patas anteriores, dilatadas del lado antero-externo y las intermedias se hallan provistas de dos espinas agudas y negras en el ápice del lado interno. Las tibias posteriores son bastante encor- vadas, engrosadas y cilíndricas en el ápice, rodeado de una brocha fina y donde poseen solamente una espina pequeña. (1) Mi ejemplar conserva solamente la antena derecha, probablemente con una anomalía, ha- llándose en ella los artículos 6 y 7 arriba soldados, pero netamente separados en la parte inferior. DIS, Cartos Brucn : Descripción de la hembra de Anoploderma 385 Los tarsos son más bien gruesos, en las patas intermedias más lar- gos, pero en todas, el primer artículo es tan largo como los dos si- guientes juntos; de ellos, el tercer artículo es el más corto y escotado en el ápice. Los tres artículos están provistos de la brocha de sedas, separada en los dos primeros pares de patas por una línea glabra, apenas marcada, la que no se distingue en el último par. Dos plantas nuevas y una nueva variedad poR CRISTÓBAL M. HICKEN Doctor en ciencias naturales y Profesor de Botánica y en la Universidad de Buenos Aires Phaceliía Sanzini Hicxex nov. spec. Cosmanthus : ramosa inferne lignosa, hispida. Folia inferiora elli- ptica vel ovata (1,5 cm.-4em. long. 1 cm.-2 cm. lat.) petiolata, grosse dentata vel sinuata vel lobulata vel plus minusve fida: superiora si- milia sed breviter petiolata et sicut tota planta pilosa. Racemi ter- minales elongati, pedicelli fructiferi calyce 2-3-plo minores ; sepala lineares, ca. 4 mm. longa, vix 1 mm. lata, hispidissima, paulo accre- scentes et fructu omnino includentes: corolla campanulalo-rotata, li- lacina aut pallide coerulea, ca. 7 mm. longa, lobis obtusis integrts: glaberrima, omnino nuda, squamis destituta stamina corollam paulo su- perantia, aequilonga, libera, glaberrima : ovarium pilosum, stylus bifidas usque ad partitionem hispidus ovario multus longior. Capsula calyce accreto minore, loculis 2-seminatis : semina nigra, reticulata haud trans- verse corrugata, cymbiformia. A cl. Rexaro Sanzix magistro rei botanicae in Mendoza vico Po- trerillos lecta et el dicata. Esta nueva Facelia pertenece al grupo Cosmanthus, que se distingue de los otros por tener la corola interiormente glabra, sin pelos ni escamas y es la primera que de este grupo se señala para la Argen- tina y quizá también para toda la América del Sur. Es una planta con el tallo de base leñosa, ramificada, de unos 20 á 3o cm. de alto, cubierta de hojas lanceoladas ó elípticas ó aovadas de 1,5-/4 cm. long. y 1-2 cm. lat., sostenidas por peciolos de 5-20 mm. long., con el borde groseramente dentado ó sinuado ó lo- bulado y entonces con los lóbulos dentados. Ambas caras, como el 386 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS peciolo, y los tallos, son muy híspidas. Las hojas superiores son de menor tamaño, pero semejantes en todo á las inferiores y siempre netamente pecioladas. Los racimos son terminales, alargados, ricos en flores brevemente pediceladas. Los sépalos son pilosos, lineares, de ca. / mm. long. y apenas 1 mm. lat., acrecen algo cuando son fructí- feros encerrando por completo á la cápsula, siendo entonces lanceo- lados. La corola es acampanada con los lóbulos extendidos en patera; lilacina Ó de color azul muy pálido, teniendo ca. de 7 mm. long., los lóbulos son redondeados y de borde íntegro. Toda la corola tanto en su exterior como en su interior es glabérrima y no lleva ni pelos ni escamas en la parte basal de los estambres. Estos son también gla- bérrimos, están levemente unidos en la base del tubo corolino y son más largos que él, de modo que asoman al exterior. El ovario es pequeño, piloso y termina en un estilo muy largo bífido, que es piloso hasta el punto de su bifurcación. La cápsula es ovoidea de ca. 3,9 mm. long. y encierra en cada lóculo dos semillas negras, reti- culadas, con sus bordes levantados formando un surco longitudinal dentro del cual se eleva una cresta que la recorre en toda su longitud. Fué recojida por el profesor Rexaro Saxzix, primero en los « Po- trerillos » estación del Trasandino donde florecía ya en julio y más tarde en los alrededores mismos de la ciudad de Mendoza. Por sus hojas se distingue fácilmente de todas las que hasta ahora habían sido citadas para la Argentina. Calycera Castilloni Hicxex nov. spec. Involacrum gamophyllum 5-8 partitam membranaceum, lacinúis trian— gularibus aut lineari-oblongis, acutis, erectis, margine integris interdum 2-3-dentatis ; receptaculam paleaceum, paleis linearibus aut subulatis acutissimis, flores pentameri. Calyx in floribus exterioribus lobis aborti- vis 1n Paucis centralibus, saepe unico, mucronatis erectis. Corollae tubus infandibuliformus, sensim angustatas, limbo campanulatus 5-partitus, lo- bis acutiusculis. Stamina subexserta filamenta in tubum unita, medio tubi corollae adnata, apice breviter libera ; antherae oblongae imo in tubo accretae. Stylus filiformis, exsertus, apice paulo incrassatus. Achae- nia dissimilia : exteriora obovata, inermia 3-costata transversim rugosa ; centralia acutissime mucronata, mucrone breve, subpatente concavo mar— gine integerrimo. Herbacea, glaberrima, caulibus nonnullis e collo radice orientibus, simplicibus aut pauciramosis, postratis vel adscendentibus : folts pinnati- Cnisrónan M. Hicxex : Dos plantas nuevas y una nueva variedad 387 Jidis linearibus aut anguste lanceolatis, glaberrimis, crassiusculis : lobis bre- vibus mucronatis (3 cm. long., 5 mm. lat.), subsessilibus, semiamplexi— caulibus, pedunculis oppositifoliis, glaberrimis. Species habitu Boopis gracilis PurL. simillima sed structura flores necnon achaeniarum valde diversa. Planta a cl. Leo CasriLLox ad praedium « El Rodeo » in provincia Catamarca dictum mense janua- rio 1911 inventa et el dicata. Planta herbácea, glabérrima, pequeña, que apenas alcanza á una altura de 20 cm. Del cuello de la raíz salen varios tallos tendidos ó ascendentes, sencillos Ó poco ramificados, que llevan hojas lineares ó estrechamente lanceoladas, de 3 mm. long. y 5 mm. lat., pinatífidas hacia la mitad superior con las divisiones enteras, lineales, cortísimas y mucronadas. La lámina se estrecha gradualmente en un peciolo envainador. Los pedúnculos, opuestos á las hojas son de 1-3 cm. long.., elabros y sostienen una cabezuela de 13 mm diam. El involucro es gamofilo, partido en 5-8 lóbulos triangulares ó lineal-oblongos, agudos, con el borde íntegro Ó 2-3 dentado. El receptáculo lleva abundantes páleas subuladas ó líneales, gradualmente adelgazadas en punta. Flores pentámeras de 2,5 mm. long. El cáliz de las flores marginales es abortivo y sólo se desarrolla en algunas centrales (á veces en una sola), presentando sépalos mucronados y erectos. El tubo corolino es embudada y se estrecha gradualmente hasta insertarse en el aque- nio; el limbo es acampanado 5-partido con lóbulos algo agudos, de 0,95—0,759 mm. long. Los estambres son sub-exsertos con filamentos unidos en tubo adherido al medio del tubo corolino, pero se vuelven libres poco antes de llegar á las anteras, las que son oblongas, es- tando levemente unidas por su parte basal. El estilo filiforme sobre- sale mucho de la corola, teniendo el ápice algo engrosado. Los aquenios son de dos formas: los exteriores obovados inermes con 5 costillas y surcos bien marcados y transversalmente rugosos; los centrales semejantes ; pero llevan los restos del cáliz en forma de 5 apén- dices endurecidos, mucronados, cóncavos por arriba y con el margen integro. Todos los aquenios son pequeños, apenas llegan á 1,5 mm. long. sin contar (para los centrales) la espinita que no pasa de 0,75 mm. long. y que apenas tiene 2 mm. de grueso. Por su aspecto se asemeja muchísimo al Boopis gracilis Puuz., del que se diferencia por los aquenios diformes, por el aspecto de la corola no repentinamente estrechada y por las páleas subuladas (no espatuladas). También recuerda á la Calycera leucanthema 388 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS (Porrp.), pero ésta es tetrámera, pilosa, tiene las espinas del aquenio visiblemente desarrolladas, páleas espatuladas, etc. Fué recojida á mediados de enero de 1911 por Leon CAsTILLON en el lugar denominado « El Recreo » de la provincia de Catamarca y me es grato dedicársela como modesto homenaje á su interés por el conocimiento de la flora catamarqueña y tucumana donde herboriza desde años atrás. Tillandsia dependens Hirros. var. Sanzini Hicxex nov. var. Sazxicola, caule abreviato; foliis minoribus (10-15 mm. long.), bractea 5-nervia, sepalis apice purpureo-punctalis a typo magis differt. Esta nueva variedad se distingue fácilmente del tipo y de las dos variedades hasta ahora conocidas por vivir sobre piedras, por su tallo corto que alcanza más ó menos hasta 10 cm. de alto, cubierto por hojas cortas (de 10-15 mm. long.), por la bráctea 5-nervia (no 3- nervia), por los sépalos manchados en toda la extensión de sus ló- bulos con numerosísimos puntos purpurinos. De la var. perusneoides se distingue por sus tallos cortos y de la var. percordobensis por sus pedicelos mucho más breves que las hojas superiores. Esta variedad fué recojida por el señor RexaTo Sanzin, profesor de la Escuela de Viti-vinicultura de Mendoza en « Casa de Piedra » (Departamento de las Heras, sobre la Precordillera, á unos 2800 m. de altura. Florece á principios de noviembre. CrisrópaL M. Hicken. Buenos Aires, Enero 1 de 1914. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 389 CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA Excursiones científicas patrocinadas por el Museo Nacional de Histo- ría Natural. Por iniciativa del director del Museo, Dr. Garzarpo, y aprovechando los viajes que debe llevar á cabo el crucero Patria 4 la costa sur con objeto de efectuar estudios hidrográficos, dispuso que el Prof. M. DorLLo Jurano, secretario de nuestro Boletín y naturalista viajero de aquella ins- titución, se agregara á las expediciones á fin de que realizase un recono- cimiento de la fauna talásica de aquellas regiones y recogiese el mayor número posible de ejemplares. El 16 de Febrero próximo pasado partió el Patria, habiendo recorrido en este primer viaje 1856 millas desde La Plata hasta los 3g*5 lat. $S., estando de regreso el y de Marzo. Pocos días después partía nuevamente con el mismo objeto. Dado el corto intervalo entre la llegada y la segunda salida, nos ha sido imposible requerir del Sr. Doro Jurano detalles sobre el resultado de su primera excursión. Sin embargo, nos ha dado los siguientes datos : Principales organismos recogidos : Plankton : Diatomeas, Peridinias, Noctiluca, Radiolarios. etc. Esponjas, Antozoos, Equinodermos (diversos Equinoideos, AÁsteroi- deos, Holothurias), Anélidos, Quetognatos (Sagitta sp.), Moluscos, diver- sos Crustáceos, Tunicados, etc. Ha cazado también tres lindos ejemplares de Albatros. La colección reunida es bastante importante, pues la componen 20 frascos grandes (de 1 á 5 litros), otros tantos medianos (de 6o cm?) y 8o tubitos con muestras de plankton. Ha usado diversos instrumentos de pesca, habiendo obtenido los ma- yores resultados con las dragas ó rastros de fondo; ha dragado en esta forma fondos de profundidad variable entre 15 y 85 metros, aproxima- damente. Conocida la preparación del Prof. DoeLLo Jurano yy su dedicación á los estudios zoológicos, no dudamos que el resultado de estas excursiones será una importante contribución al conocimiento de nuestra fauna ma- rina, tan poco estudiada entre nosotros. Otra expedición patrocinada por el mismo Museo es la que se lleva á BOL, SOC. PHYSIS. — T. 1. 27 3go BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS cabo en las provincias del Norte y tiene por misión delimitar el área que ocupaban las tribus Diaguitas, lo mismo que el estudio de los restos arqueológicos que se encuentren en la región que aquéllos habitaron. La componen el Dr. Eric Bomax que actúa como jefe, el Sr. Acusríx PéxpoLa (h.) como secretario y Don E. GeEmicGxAM como preparador. En los primeros días de Febrero emprendieron viaje hacia La Rioja donde, previa adquisición de los materiales y equipos correspondientes, se iniciaron los estudios. En Aimogasta ya han hallado un cementerio indígena, varios esquele- tos y algunos objetos, tales como hachas, morteros, etc. La expedición recorrerá los valles interiores de la sierra de Velasco y Chilecito, Vinchina, Guandacol, etc., para luego pasar á las provincias de San Juan y San Luis. Las excursiones científicas del Museo de La Plata. Entre las excursiones realizadas últimamente, puede citarse como im- portante la que han llevado á cabo los Sres. C.'Brucn y E. Carerte á la provincia de San Luis. Durante un mes recorrieron las siguientes localidades : Alto Pencoso, Laguna Seca y Sierra del Gigante, habiendo reunido una rica colección de plantas é insectos, datos biológicos sobre estos últimos, varios ejem- plares de mamiferos, piedras, minerales y tomado numerosas fotografías interesantísimas. En un próximo número daremos más detalles sobre esta excursión. Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, t. XXIV, 1gr3. Este voluminoso tomo de 516 p. y muchas láminas, algunas de ellas en colores, está formado por una serie de importantes trabajos de los cuales nos ocupamos sepa- radamente en éste y en el anterior Boletín. Mycetes Argentinenses, por €. Specazzit. An. Mus. H. Nat. de BSAS. XXIV: Es la reimpresión de la 1* serie de los Mycetes argentinenses que había sido pu- blicada en los Anales de la Sociedad Científica Argentina. Se ha agregado en esta reim- presión algunas figuras de las especies más interesantes. Cróxica Y BinLIOGRAEÍA 391 Algunos datos sobre hemipteros hematófagos de la América del Sur, por Arturo Nerva. An. Mus. H. Nat. de Bs. As., t. XXIV. El autor se ocupa brevemente de las especies del género Triatoma halladas en la R. Argentina, Uruguay y sur del Brasil y describe el T. platensis n. sp. proveniente de la Pampa Central. La religión de los indios mataco-noctenes de Bolivia, por R. Kinstes. An. Mus. H. Nat. Bs. As.,t. XXIV. El autor relata en este trabajo la religión de los mataco-noctenes que viven en la margen derecha del río Pilcomayo y cuyas ideas y costumbres cree que se asemejan mucho á la de los mataco -vejos de la Argentina. En un primer capítulo estudia las Ideas religiosas en general; en el siguiente la Religión práctica ó el culto y en el último las Ideas de la vida futura. , Sobre un caso de fasciación en el Pirus communis L., por H. PouysséGur. An. Mus. H. Nat. Bs. As., t. XXIV. El autor hace un breve resumen de los estudios sobre teratología efectuados en la Argentina y luego describe una rama fasciada que ha observado en un peral. Apuntes sobre una saetilla híbrida Bidens platensis Mng. n. sp. (Bidens bipinnata L Q x= pilosa L 9), por Axa Maxcaxaro. AMS da Vat. BS. As.,t. AXIV. Es la descripción de una nueva forma de Bidens, mo estando segura su autora de que sea efectivamente una « bona species »; se inclina á creer que se trate simple- mente de un híbrido de cruza entre B. bipinnata Q y pilosa (F. Trae este trabajo un cuadro de las tres formas y tres láminas. Notas sobre la Anatomia del aparato espiracular, laringe y hioides de dos delfines : Phocaena dioptrica Lah, y Lageno- rhynchus Fitzroyi (Waterhouse) Flower, por A. GALLARDO. An. Mus. H. Nat. Bs. As., t. XXIV. El Dr. GarLarpo hace una descripción detallada del aparato espiracular, laringe y hioides de la focena y lagenorrinco donados al Museo en 1912 y capturados en Punta Colares y Mar del Plata respectivamente. Acompañan á este trabajo nueve láminas, cinco de las cuales son fotografías y di- bujos las restantes. Las Tenthredinoideas (Hym) de la República Argentina, por P. Jórncensen. An. Mus. H. Nat. Bs. As., t. XXIV, con 3 láminas. Es un interesante trabajo sobre las avispas de las plantas, que actualmente ascien- den al número de 35 especies en la Argentina. 392 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Además de algunos datos biológicos y de varias claves para la determinación de las familias, subfamilias y tribus de este grupo, trae la descripción de tres géneros y nue- ve especies nuevas. El autor nos hace saber que se ha deslizado un pequeño error en la pág. 258: en lugar de Aphilodyctium nigripenne hubo de poner Caloptilia thoracica. Después de la descripción de esta especie debe intercalarse : Caloptilia missionam Schrottky do) capturados ambos sexos en Bonpland en septiembre y octubre de 1909. Una omisión debe subsanarse agregando en la subfamilia de los Tenthredini, tribu Selandriades al Aphilodyctiam nigripenni Schrottky Q Bonpland, capturado el 16 de octubre 1909. Etude phytogéographique de la région du Río Negro inferieur, par L. Haumax Merck. An. Mus. H. Nat. Bs. As., t. XXIV, con 17 fig. Este trabajo está dividido en dos partes: la primera merece especial mención ; la segunda es un catálogo completo de la flora del Río Negro inferior con las observa- ciones descriptivas y datos geográficos que ha recogido el autor, fuera de la descrip- ción deespecies y variedades nuevas. Están en conjunto representadas en esa lista 486 especies distribuidas en 256 géneros y 73 familias. Esencial, como ya queda dicho, es la primera parte ; en ella el Sr. Haumay Merck, dando un rumbo moderno á los estudios botánicos entre nosotros, emprende el estu- dio de las plantas en las relaciones que ofrecen entre sí y con el medio ambiente ; así, pues, dedica una serie de capítulos á los caracteres geográficos de la meseta río negrense, al suelo de la región, al clima, á la fauna, á las diversas asociaciones vege- tales y á las modificaciones sufridas en la flora por la presencia del hombre y sus im- dustrias. Como conclusión, el autor considera la flora del Río Negro inferior representando el extremo oriental de la sección media, así la llama, de la región del norte argenti- no y como caracterizada por la predominancia de los elementos arbustivos frente á la pobreza en árboles y plantas herbáceas. En la formación de esa flora y de la consi- guiente repartición de las especies (asociaciones vegetales) son factores importantes la naturaleza del terreno, netamente arenoso y pobre en arcilla, y el clima, templado y seco ; intervienen también la reducida altitud de la comarca (35 m. en término me- dio), los accidentes del terreno, etc. Adoptando la clasificación de Warming distribuye la flora en diversos elementos : Hidrófitas en los ríos é islas del Río Negro, Xerófitas de la meseta y médanos litora- les, Halófitas de las aguas y terrenos salitrosos (salitrales) y de las salinas. La flora del Río, propiamente dicho, está caracterizada por la presencia de especies (más de 50). pertenecientes á la región del Río de la Plata y de algunas formas andi- nas, más abundantes, fuera del alcance de las mareas. En los « juncales » se presentan ciertas plantas halófitas é hidrófitas. El autor distingue para el monte, tres tipos : el monte de jarilla, el monte de pi- quillín y los esteros de junquillos. Elementos principales para el monte son la jarilla “Larrea divaricata), el chañar (Gourliea decorticans), el piquillín (Condalia microphylla), el algarrobillo “Prosopis juliflora), la uña de gato (Chuquiragua erinacea), la yerba de 7 Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 393 la oveja (Baccharis ulicina), todos arbustos; entre Jas plantas herbáceas, ocupan el pri- mer lugar las gramináceas con el junquillo (Sporobolus arundinaceus), etc. Sobre las demás, la flora se muestra pobre y muy uniforme: abunda el ya citado junquillo y el olivillo (Plazzia argentea). En las aguas salitrosas, dos especies de Spartina (Sp. montevidensis y Sp. brasiliensis) predominan ; en los terrenos salados (salinas) son las más frecuentes las quenopodiáceas herbáceas y arbustivas, conocidas como matorros y jumes, en unión de ciertas cactá- ceas (Cereus y Opuntia ). No podemos analizar aquí más detalladamente este interesante trabajo ; es de espe- rar que le sigan otros de la misma índole para el mejor conocimiento de nuestra flora y en particular de la fitogeografía argentina. — E. C. Nuevos comprobantes á propósito de la antigúedad del caba- llo en el Plata. An. Mus. H. Nat. Bs. As., t. XXIV. Á un precedente artículo del autor, donde indicaba que los restos fósiles del caballo americano se presentan en todos los pisos, sin excepción, desde el plioceno hasta los aluviones modernos y donde defendía la teoría del Dr. AmecHixo sobre la superviven- cia del caballo precolombiano, el prof. TrovessarT ha publicado una refutación valién- dose de pruebas, entre otras, geológico-paleontológicas y zoológicas (ver Revue Géné- rale des sciences pures et appliquées, 24* année, n” 19, pp. 725-729, 15 Oct. 1913). Son esas pruebas del Prof. Trovessarr, en parte basadas sobre opiniones antiguas del Dr. Amecuixo, que el Sr. Carposo pasa en revista y combate, pero sin aducir, paleon- tológica y zoológicamente hablando, ningún argumento nuevo en favor de su te- 5 == Nuevas consideraciones sobre las formaciones petroliferas de Tartagal y Aguaray (Dep. de Orán, Salta), por E. De Car— 09.21. Mus. 1. Nat. Bs. As., t. XXLV. Es un estudio comparativo entre un trabajo del Dr. Guimo Bowyarertr titulado : Las sierras subandinas del Alto y Aguaragiie y otro del autor titulado: Sobre algunos yacimientos petrolíferos en el Aguaray y Tartagal. Dep. Orán, Salta. Notes sur les Phytolaccacées Argentines, par L. Haunan Mencr. Anas Nat Bs. As: t. XXIV. En este interesante trabajo, el autor reune observaciones propias sobre las Fitolacá- ceas, con el objeto de complementar la monografía respectiva en el Pflanzenreich en lo referente á las especies argentinas. Estudia la estructura anatómica, etología floral, etc., de nuestro Vúmbú /Phytolacea dioica L.) ; discute la sinonimia de la Phytolacca bogotensis H. B. K. (+= Ph. australis, Phil. = Ph. micranta Walt. = Ph. parviflora H. Merck) y reproduce, pero corregida, la diagnosis de la Ph. tetramera H. Merck. Para terminar, hace una revisión, seguida de una clave analítica de las fitolacáceas argentinas que alcanzan á doce especies (15 si no se aceptan ciertas sinonimias), re- partidas en 8 géneros. De cada una el autor da su distribución geográfica. Además ilustran el trabajo cinco figuras en el texto. — NR 394 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Neue súdamerikanische Hymenopteren, voy €. ScmrorrkY. En- _carnación (Paraguay), en Deutsch. Ent. Zeitschr. Heft VI, Nov. 1913. Este distinguido especialista en himenópteros, residente en el Paraguay, da á pu- blicidad 15 especies nuevas de la América Meridional, entre las que se cuentan 8 argentinas, capturadas en Misiones por el Sr. P. Jórcewsex en los años 1909-10, perteneciendo estas últimas á las Tenthredinoidea. Las especies del país son : Siobla argentina, S. joergenseni, S. semiannulata, Aphilo- dyctium nigripenne, Ancylonema joergenseni, Brachyphatnus annulipes. Caloptilia missio- num y C. thoracica. Las otras especies proceden del Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela y pertenecen á los grupos : Ichneumonoidea, Chalcidoidea, Sphecoidea y Apoidea. — €. L. Nota sobre dos Ixodes de la R. Argentina y la medición de las garrapatas, por F. Lamuzz. Boletín del Minist. Agr., t. XVI, n”* 2 y 3, p. 280-289, con 6 fig. y 3 láminas. . En esta nota el autor describe una nueva especie del género lzodes, el 1. Nuttalli, parásito de roedores (Lagidio 6 Vizcacha de la sierra, Viscaccia viscaccia (Mol.) y hace nuevas observaciones sobre la morfología del [x. loricatus G. Neumann, cuyos hués- pedes son las comadrejas colorada y picaza (Didelphys crassicaudata Desm. y D. para- guayensis Oken). En sus descripciones el autor aplica un método (que ya ha preconizado para otros grupos zoológicos) basado en minuciosas medidas absolutas y relativas; dará posible- mente buenos resultados, siempre que esté apoyado en grandes series de medidas de una misma especie y sea menos complicado en sus operaciones. Para el género lxodes, da una pequeña clave de las especies argentinas, cuatro has- ta ahora : [x. putus (Camb) Neum. ; [z. auritulus Neum.; lx. loricatus Neum. é Iz. Nuttalli Lah. — E. C. Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, t. LAXVI, Julio á Diciembre de 1913. Contiene sobre Historia Natural los siguientes trabajos: Guino BowxareLtrI, Explo- ración de la región petrolífera de Salta; Exr1que De Cartes, Las geodas ferruginosas del Iberá (E. Ríos), etc. Catálogo sistemático de los Formicidos Argentinos, por C. Brucn. Un folleto de 23 p. extractado de la Revista del Mus. de La Plata, 4. MIX (9? serie, tb; VE p. 2tr 4234) TO: Del vasto orden de los himenópteros, son quizás las hormigas las menos estudiadas entre nosotros. La primera publicación sobre nuestras especies se remonta al año 1868 en que Mayr describe algunos ejemplares remitidos por el Prof. SrroBeL; á ésta le siguen otras de BerG (1881), ForeL (1886) y Emery (1888). En 1890 el Dr. Bere reunió en un catálogo los formicidos argentinos, chilenos y uruguayos en el que se encuentran 58 especies del país. Cróxica Y BibBLIOGRAFÍA 305 Quince años pasan sin que nadie se ocupe de este interesante grupo, hasta que en 1905 el Prof. Emery vuelve á publicar otro trabajo aprovechando la colección que hizo el Dr. Sirvestrr durante su permanencia en la Argentina. Á este abandono en que se tenía á nuestras hormigas, parece que en estos últimos tiempos le siguiese una favorable reacción y así vemos á varios autores ocuparse nue- vamente de ellas. Á más de los últimos trabajos del ya citado ForeL, el Sr. Semrorrky en su publi- cación del año próximo pasado La distribución geográfica de los himenópteros argentinos da como conocidas hasta 1909. 101 especies de formícidos. El Dr. ÁxceL GaLLarpo, á quien tanto interesa la vida y costumbres de estos insec- tos, les dedica desde hace algún tiempo preferente atención, habiendo ya publicado dos notas sobre la Iridomyrmex humilis Mayr en los n% 3 y 5 de este Boletín. Por fin tenemos el reciente catálogo sistemático del Prof. Brucn, en el que da co- mo conocidas hasta el presente 289 especies repartidas en /2 géneros con sus corres- pondientes subespecies y variedades. La importante y valiosa colección de hormigas reunidas por este naturalista, le ha permitido preparar este primer trabajo, base y punto de partida de futuros estudios mirmecológicos que, dada la perseverante dedicación que á ellos les depara, muy pron- to podremos ver sus resultados. L. El nuevo edificio del Museo de Historia Natural, por ÁxceL ArARDO) com 4 laminas: An. Mus. H.. Nat. Bs. As., t. XXVI, P1 3 20. 1914. En este folleto el autor relata la historia del Museo desde su fundación en 1823 por iniciativa de Rivanbavia hasta nuestros días. Comienza incicando las alternativas que se siguieron hasta que BurmeIsTER es nom- brado director en 1862 siendo este sabio el «verdadero fundador científico del Mu- seo ». Fallecido éste se hace cargo del establecimiento el Dr. BrereG, quien como su antecesor introduce algunas mejoras en el edificio, pero insistiendo, no obstante, sobre la conveniencia de trasladar dicho establecimiento á un local más amplio y adecuado. Viene luego el Dr. Auecmixo cuyas gestiones corren la misma suerte que las de BerG, hasta que el Dr. GatLarDo, por muerte del primero, es nombrado director. Siguen en el folleto los convenios, proyectos de ley y decretos relativos á la edifica- ción del nuevo Museo de historia natural. En otro capítulo el autor hace la descripción del futuro edificio que constará de un piso bajo, uno alto y un subsuelo. ¿Tendrá el actual director mejor suerte que sus predecesores? Así lo deseamos, esperando ver en un futuro no muy lejano terminado el monumento é instalada defi- nitivamente esa institución, que es una honra para el país y un verdadero exponente de cultura. L. A Contribution to the Knowledge ofthe Orthoptera of Argen- tina, by James A. G. Remy. From The Proceedins of The Academy of Natural Sciences of Philadelphia, May, 1913. La base de este trabajo es una importante colección de ortópteros reunida por el 396 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Sr. Penro Jórcewsex durante sus viajes por el terrilorio argentino y enviada para su estudio al especialista en este grupo, Mr. Remx. Formaban dicha colección 1020 especímenes representando 162 formas, de las cua- les tres géneros y 20 especies resultaron nuevas para la ciencia que el autor describe detalladamente dando de cada una de ellas un dibujo de conjunto ó de algún órgano ó parte característica. Además de estas formas nuevas, indica las 142 restantes, de las cuales 56 han sido recogidas por primera vez en la Argentina ; proviniendo solamente de Misiones hg de ellas. Los géneros nuevos son: Xiphophasma, Pachyossa y Callinsara con sus especies missionum, signata y clupeipennis respectivamente. Fourmis d'Argentine, du Brésil, du Guatemala et de Cuba, recues de MM. Brucn, Prof. vox ImeriscG, Mlle. Bazz, M. Prren et M. Rovererrto, décrites par M. A. Foregz. (Bull. de la Soc. Vaudoise des Sc. Nat., 5* S., vol. XLIX, Dec. 1913, N* 181.) Descripción de formícidos americanos entre los que se cuentan algunas especies ar- gentinas nuevas, enviadas al autor por el Prof. Brucn, para su estudio. Estas son : Eciton (Acamatus) Carettei; E. (A.) Lieselae; E. (A.) Richteri; Dorymir- mex (Conomyrma) Carettei. Además de estas cuatro especies describe 32 razas y variedades nuevas. Neuer Beitrag zur Kenntnis der Odonatenfauna von Argen- tina, von Dr. F. Ras. (Extrait des Mémoires de la Société Entomologi- que de Belgique, t. XML. 1915.) La base de este trabajo es una interesante colección de libélulas enviadas al autor para su clasificación por el Sr. P. JORGENSEN, algunos ejemplares remitidos por el Prof. C. Brucn y otras colecciones sudamericanas de los Sres. Werske, NorDENSKJÓLD, SELYS LoxccHames y la del propio autor. Cita 102 especies hasta ahora conocidas del país, entre las que se cuentan las especies nuevas siguientes: Medapodagrion erinys, Argia Joergenseni, A. Jujuya, Acantagrion interruptum bonariense nov. subsp., y Agriogomphus infans. Verzeichnis der sudamerikanischen Tricopteren, mit Bemer- kungen úber einzelne Arten, von Dr. Georc Urmer. (Deutsch. Ent. Zettschr. ,Heft IV. 1913.) Las 23 especies de tricopteros sudamericanos citadas por Hacex en 1861 — de las cuales 3 hay que suprimir por no haber sido descritas — el Sr. Unmer da como cono- cidas actualmente de Sud América, 162 especies, entre las que se cuentan unas 32 que provienen de nuestro país, muchas de ellas capturadas por P. Jórcexsex en Misiones y Jujuy y otras por SreixBacH en esta provincia y en la de Salta. e ' ATA AE e Ae ps CUE NA DITA A a EDUARDO L. HOLMBERG BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA JOSÉ CARBONELL No 7. — Buenos Aires, 31 de Diciembre de 19:14. — Tomo I CLARISSIMO VIRO PROFESSORI ACADEMICO DOCTORI EDUARDO LADISLAO HOLMBERG QUI QUADRAGINTA PER ANNOS IN ARGENTINA RERUM NATURAE SCIENTIAM SIRENAS SIWE COLUITE,:DOGU 1T LIBERALITER DIFFUSIT NUNC IN OTIA FECUNDI LABORIS RECEDENTI UT SE IPSAM HONORET SOCIl HONORARI! TITULUM «PHYSIS» SOCIETAS CONFERT IN UNIVERSITATE BONAERENSI, IDIBUS NOVEMBRIS A. D. 1914. 398 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Acción de los colorantes ¡minos y fenólicos nitrados sobre el Paramaecium caudatum Ehr. vor L. GUGLIALMELLI y JOSÉ J. CARBONELL. La science se trouve débarrassée de celte opinion erronée: que la celulle vivante est impénetrable aux réactifs colorants. A. Cenres. El estudio acerca de la influencia de ciertas materias colorantes sobre la vida de diversos microorganismos tiene, si se toma desde el punto de vista terapéutico, especial importancia, y no menos para la bioquímica y biología, si se considera la propiedad de muchas substancias colorantes de fijarse sobre el protoplasma de la célula viva. La acción eminentemente tóxica sobre los protozoarios ha sido ya puesta de manifiesto por varios investigadores; y se ha llegado á decir que todas las materias colorantes sintéticas, aun aquellas que parecen carecer de toda toxicidad, tienen una acción electiva bien especial para el protoplasma celular y en consecuencia no pueden considerarse del todo innocuas. NicoLLE (1) supone que toda coloración del protoplasma, sobre todo del núcleo, deberá ser considerada prácticamente como indicio se- guro de la muerte de la célula. Según Braxb (2), que en 1879 consiguió fijar el pardo de Bismarck sobre las granulaciones protoplasmáticas, cree que el protoplasma y el núcleo se colorean después de la muerte única— mente. Por otra parte, se sabe que ciertos infusorios pueden ingerir par- ticulas sólidas de materias colorantes insolubles (carmín e índigo azul) en suspensión en el medio acuoso en que viven (3). De los infusorios ciliados, las Opalinas, parásitos privados de toda abertura bucal, son los únicos á los cuales no ha sido posible hacerles ingerir partículas de colorantes insolubles. En estos ensayos, en los que sólo se han empleado (1) Revue Générale de Matiéeres Colorantes, 1902, pág. 147. (2) H. Damianovicn, Tesis, pág. 270. 1907. (3) L. Raxvier, Traité d'Histologie, pág. 165. L. GcctrarmeLtt Y J. CarsoxeLL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos 399 Qu cuerpos inertes, hay, dice Certes (1), ingestión de tales partículas colo- rantes y no una digestión ó asimilación propiamente dicha. En general, se admite que en las soluciones coloreadas en las cuales se produce, si no una combinación química, por lo menos una fusión íntima entre la ma- teria colorante y el líquido; en otros términos, en esta solución ó baño de tintura. tóxico Ó no, para los infusorios y los elementos anatómicos, en todos los casos, las células no se colorean jamás antes de la muerte (>). Experiencias continuadas durante un año han permitido á Cerres com- probar que existía, por lo menos, una excepción á esta regla general. En efecto, colocados en una solución débil de cianina (azul de quino- leína) muy poco soluble en agua, pero suficiente para el caso, los infu- sorios se coloreaban de azul pálido y vivían 2/4 y aun 36 horas. Á dosis más elevadas la solución se hacía fuertemente tóxica, provocando la muerte de todos los microorganismos. Estas observaciones han sido efectuadas por CerteS (3) sobre Paramaecium y Opalimas ; como estas últimas están desprovistas de abertura bucal, es fácil advertir que la colo- ración por la cianina debe producirse á través de la membrana celular. Este colorante se fija con particularidad sobre las granulaciones del pro— toplasma, siendo por excelencia el reactivo de la materia grasa. El núcleo y el nucleoio escapan por completo á la acción de la cianina. viniendo esto á ser una nueva prueba en apoyo de la diferencia de composición química del protoplasma celular y nuclear. Barmraxt (4) desde hace tiempo había señalado ya en sus clásicas experiencias esta diferencia, es- tudiando la acción del carmín sobre el núcleo de tales protozoes. Le Dawyrec y Certes (5) consiguieron colorear in vivo el pedúnculo de las vorticelas con la alizarina sulfoconjugada y con el azul PorrrierR € (28): este último autor á indicación de HexwvecuY ha utilizado también el pardo de Bismarck, obteniendo resultados análogos al azul de quinolina, y como en aquel caso, la coloración se concentraba en las granulaciones grasosas del protoplasma. Otros trabajos han sido llevados á cabo recientemente en este sentido, estudiando la acción fijadora y tóxica de algunas mate- rias colorantes sobre distintos microorganismos. Bokorxy (6) ha demos- (1) Comptes Rendus Académie des Sciences, t. MCU, pág. 425. 1881. =—Á 2. = .. (2) L. Raxvier, pág. 172 y 273. (3) Sur un procédé de colorations des infusoires et des éléments anatomiques pendant la vie. Comptes Rendus Académie des Sciences, pág. 125, t. XCH. 1881. (4) Recherches sur les phénoménes sexuels des infusoires, note, pág. 27. 1861. (5) H. Dauraxovicn, Tesis, pág. 271. (6) Notiz úiber die Giftigkeit einiger Anilin-Farber und andere Stoffe. Chem. Zeitung, t. XXX, pág. 217. 1906. (100 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS trado que los colorantes sintéticos derivados de la hulla se fijan electiva mente sobre el plasma celular y producen la muerte de la célula por im- pregnación de manera análoga á la acción producida por ciertas sales de metales pesados. Así es posible producir una intoxicación absolutamente segura en ciertos seres unicelulares con soluciones de mercurio (biclo- ruro) 1 en 1.000.000. La célula acumula el veneno por acción química, produciendo combinaciones insolubles con el albuminoide del plasma, hasta alcanzar á una dosis mortal. Si se toma pequeñas cantidades de la solución tóxica, Ó lo que es lo mismo, muchas células, entonces el efecto es mortal sólo para una parte de las células, la que lo acumula especial mente y con suma rapidez. Tales resultados deben obtenerse natural- mente con todas las substancias que se combinan con el albuminoide proloplasmático, aun para una gran dilución. Esto se produce con los colores de anilina y se observa que los infusorios se colorean hasta un cierto grado y mueren. Para estos pequeños seres la fuchsina es neta— mente tóxica á la dosis de 1 en 100.000. Análogamente se comportan otros colorantes básicos, como el violeta de metilo, la safranina, el azul de metileno y el azul victoria, distinguiéndose este último de los demás colorantes citados en que es absorbido hasta agotamiento de sus solu— ciones acuosas por los microorganismos. lo que se pone de manifiesto por la descoloración total del líquido. De los colorantes de alizarina BokorxY ensaya uno solo, el azul de ali- zarina, observando que con este colorante los infusorios pueden vivir en soluciones de 1 en 10.000. La diferencia respecto á los otros colorantes de anilina ensayados debe ser atribuida. dice este autor, sin duda alguna, á que el azul de alizarina no se combina tan fácilmente con el protoplasma animal. Colorantes que aun á grandes diluciones colorean ó tiñen. son también tóxicos en estas mismas proporciones para los microorganismos mencionados. Como los colores de anilina poseen una propiedad tintórea extraordinariamente poderosa, por lo menos, para ciertas especies de células, es de llamar la atención el hecho de que soluciones 1:1.000.000 y aún más diluidas actúen mortalmente; en esta dilución muchos de los tóxicos ya no surten efecto. Para establecer una comparación con venenos conocidos, BokorNY estudia la acción de la estricnina en las mismas condiciones de ensayo que los colorantes experimentados. En solución al 1 por 100 (de nitrato de estricnina) mueren los microorganismos mencionados recién á las varias horas, con visible enturbiamiento granular del cuerpo de la célula. En soluciones más diluídas los infusorios viven muchas horas sin una manifiesta perturbación en sus movimientos. Del mismo modo aquí L. GucLiarmeLtt Y J. CarsoxeiL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos Lo1 puede admitirse también que el alcaloide se combina con la albúmina del plasma y que para grandes diluciones sólo se forma esta combina- ción paulatinamente y en cantidades crecientes hasta producir, como consecuencia final, la muerte. Además, parece que la perturbación de la sal de este alcaloide ó la acción química de la misma se verifica algo lentamente, pues aun empleando soluciones al 1 por 100 pasan muchos minutos para manifestarse la acción mortal. Como fijando un límite de estas acciones, BokorxY preparó una solución de estricnina 1:100.000 y colocó en 2 cm* de ésta algunos infusorios. Después de una perma- nencia de 36 horas los animales se mostraron completamente inalterados; todos los movimientos se efectuaron como de costumbre, no observán- dose aparentemente nada anormal. La sal de estricnina parece en tal caso que no se acumula, por lo menos en dicha dilución, y esto se atribuye á que en tales condiciones no existe reacción química entre el albumi- noide del protoplasma y la sal de estricnina. La comparación entre co- lorantes de anilina y sal de estricnina, con respecto á los microorganis- mos, resulta favorable á los primeros en lo que atañe á su poder ó fa- cultad de combinación, siendo los colorantes más tóxicos en diluciones mayores que la sal del alcaloide ensayado. Estos interesantes trabajos de Bokorxy han sido continuados por Dawmaxovicn (1), quien confirma las experiencias del citado autor efec- tuadas con los colorantes básicos. Como las substancias colorantes que se mostraron tóxicas en las experiencias anteriores eran todas básicas, Dammaxovich estudia también la acción de ciertos colorantes ácidos, á saber: la fuchsina S (ácida por sulfonación), el metil orange, el ama- rillo de Marrrus y el amarillo naftol S, con el fin de ver si del mismo modo eran tóxicos para los microorganismos mencionados. Con los en- sayos efectuados verifica que, en general, los colorantes ácidos son mucho menos tóxicos que los colorantes básicos. Esta diferencia de acción la atribuye Dawmaxovicn ú la facultad de los colorantes básicos de teñir el cuerpo de la célula de los microorganismos, considerando que d un mayor efecto tóxico corresponde una tintura más intensa. Así ciertos colorantes ácidos que se muestran casi inofensivos, á su vez sólo son capaces de producir «débiles coloraciones vitales». Hace notar, además, que el número de experiencias es reducido y las pocas efectuadas como conti— nuación del estudio comenzado por BoxkorxY sirven para mostrarnos un terreno fértil que es necesario aprovechar. (1) Aplicaciones experimentales á la biología de las propiedades de las soluciones coloidales. Anales del Museo Nacional. Buenos Aires, t. AX. ho2' BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS « Un estudio sistemático con las materias colorantes representantes de los principales grupos químicos y con diferentes especies de microorga- nismos vendría á aclarar mucho el difícil problema de las acciones bio- químicas que tienen lugar cuando se pone la materia viva, elemental 0 diferenciada, en contacto con los diferentes agentes químicos. » Es precisamente en este sentido que hemos dirigido nuestras vistas. Nos hemos propuesto hacer un estudio sistemático con el mayor número posible de materias colorantes orgánicas artificiales, teniendo, además, muy presente los siguientes puntos : Relaciones entre coloídes. — No puede negarse la importancia del papel fisiológico que debe atribuirse en los fenómenos vitales á las substancias que forman la mayor parte del plasma celular y que se hallan clasificadas en el grupo físicoquimico de los coloides. Las funciones del protoplasma dependen de determinadas condiciones físicas ; y como éste está consti- tuíido en su casi totalidad por substancias coloidales, toda variación del estado coloidal producirá sensiblemente una variación funcional. Si bien la físicoquímica aplicada al estado coloidal llegará á dar los elementos necesarios para penetrar en los vastos dominios de la biología celular, los estudios recientemente esbozados no pueden por el momento orientarnos siquiera en uno de los fenómenos fundamentales del proceso vital, como ser el complicado mecanismo de ia absorción y eliminación de las substancias por la célula. Sin embargo, la teoría eléctrica de las solucio- nes coloidales ofrece una aplicación valiosa en la interpretación de ciertos fenómenos biológicos que tienen lugar en el seno del protoplasma vivo (1). Del mismo modo los fenómenos de la electrización por contacto y de precipitación de coloides de diferente signo desempeñan un papel muy importante que debemos tener bien presente en el estudio que hacemos sobre las acciones bioquímicas de las materias colorantes. Acción quimica y tintura. — Poco se sabe respecto á la naturaleza de las acciones que provocan ciertas materias colorantes sobre el albumi- noide del plasma. Ya hemos visto que BokorxY supone una verdadera acción química. | Desde hace mucho tiempo se viene debatiendo por medio de diversas teorías el proceso intimo de la tintura. Entre los partidarios de la teoría química se admite explícitamente que los colorantes se fijan sobre las (1) Dr. ÁxceL Gatrarno, La division de la cellule, phénomene bipolaire de caractére electrocolloidal. Archiv. f. E. der Org., septiembre, 1909, Leipzig, (Cf. Pnysis, L, 32), y L'interprétation bipolaire de la division karyocinétique. Anales del Museo nacional, Buenos Aires, serie 3*, t. VI, pág. 259-276) y H. Damiaxovicn, La teoría electrocoloidal de la cariocinesis : sus consecuencias y sus relaciones con los fenómenos dastásicos. Puvsis, pág. 32-43. 1912. L. Guectiarmetti y J. Carsoxeti : Acción de los colorantes iminos y fenólicos ho3 fibras textiles animales por combinarse químicamente con los principios activos, de naturaleza albuminoidea, contenidos en estas últimas. Damia- NOVICH supone que la acción nociva de los colorantes básicos está íntima- mente ligada á la facultad de teñir el cuerpo de la célula y cree que un mayor efecto tóxico corresponde á una tintura más intensa. Variando el medio es posible que la toxicidad de ciertas materias colorantes se ate- nuara ó anulara. Éste es uno de los puntos que ha sido sugerido por este autor y que pensamos muy próximamente dilucidar. Poco se sabe sobre las combinaciones de colorantes con albuminoides, pero hay motivos bien fundados para suponer que en la mayor parte de los casos existe una verdadera acción química entre estas dos categorías de substancias. Por eso se ha tenido muy presente la elección de ciertas materias colorantes que producen intensas tinturas con las fibras de origen animal y característicos precipitados con los cuerpos proteicos. Diastasas. — El hecho de que algunas materias colorantes tienen una acción nociva sobre ciertos microorganismos en concentraciones tan débiles que llaman la atención, hace también suponer que tales acciones no sean del todo ajenas á perturbaciones de índole antidiastásicas, provo- cadas por los colorantes, ya sea por inactivación, ya por una destrucción de las enzimas ó diastasas, tan necesarias en el metabolismo normal del protoplasma. Respecto á las acciones antidiastásicas que ejercen algunas materias colorantes han sido ya puestas de manifiesto por uno de nos- otros (1) demostrando que estas acciones son bien netas, produciendo pe- queñísimas cantidades de colorantes — en algunos casos — la paralización completa del proceso digestivo artificial. Presión osmótica y resistividad eléctrica. — Es bien conocida la notable influencia que presenta un grupo de condiciones en el desarrollo del pro- ceso vital, como ser: entre otras, la presión osmótica de los líquidos intra y extracelulares. Las condiciones que rigen estos fenómenos osmó- ticos están íntimamente relacionadas á las propiedades de los electrolitos y substancias coloidales que constituyen el protoplasma por un lado y la cutícula celular por otra parte y que puede esta última actuar como una membrana semipermeable. De esto deriva las condiciones necesarias para que los fenómenos de absorción y difusión de los diferentes cuerpos disueltos ó el intercambio intra y extracelular se verifique. Los organismos unicelulares se caracterizan, en general, por contener (1) H. Damaxovicó-L. Gueriarmettr, Action des matiéres colorantes organiques artificielles sur la peptolyses des albuminoides. Revue genérale de matiéres colorantes, t. XV, pág. 129-31, 1911 5 y recientemente Influence de la concentration des solutions des colorants acides el basiques sur la pro- tolyse de Ualbumine par la pepsine et la pancréatine, Ibid., t. XVIII, pág. 1€1-164, 1914. hoh BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS el líquido plasmático en equilibrio osmótico con el líquido en que viven y se multiplican. Sin embargo, este último puede ofrecer á veces diversa composición, sobre todo una diferente concentración, y por consiguiente, presentar así una diferencia de presión osmótica que puede variar de una fracción de atmósfera hasta 100, 200 Ó más (1). GrerELEY (2) ha encontrado en un estudio de los efectos de varios agen- tes químicos sobre el protoplasma de diversos Paramecios que la acción tóxica de soluciones idénticas en concentración no es siempre compa- rable cuando se ensaya sobre diferentes cultivos de Paramecios, porque no son estos exactamente iguales con respecto á la composición química de su protoplasma y presión osmótica. Algunos organismos celulares. por ejemplo, se desarrollan en infusiones ó en líquidos nutritivos pre— parados con agua destilada y muchos viven normalmente en aguas de rios, arroyos y lagunas con presiones osmóticas superiores á las pri- meras. La presión osmótica ó la concentración salina (electrolítica) ó en otros términos la resistividad eléctrica del medio desempeña un papel muy importante en la vida del protoplasma, ya desde el punto de vista de su alterabilidad ó estabilidad física ó química ó ya en la función ó funciones que desempeña en el intercambio continuo é incesante á que estos pequeños organismos se hallan en toda su vida sometidos. En nuestros ensayos los líquidos de culturas han sido preparados con agua destilada y agua potable al mismo tiempo, como también las di- versas concentraciones de soluciones de colorantes empleados. Si se tiene en cuenta el valor muy pequeño que representa la insignificante cantidad de materia colorante ¿n substantia agregado, debe considerarse también como minima, si no del todo eliminada, la influencia que dichos cuerpos pueden ejercer en el coeficiente osmótico y de conductibilidad eléctrica del medio exterior y por ende del medio interno. MÉTODO OPERATORIO Procedimiento de cultivo. El cultivo de infusorios deriva de varios individuos y fué preparado con agua potable uno y destilado el otro á la temperatura del laboratorio. Como medio nutritivo se utilizó el proceso de fermentación producido por el desarrollo de un bulbo de cebolla colocado en una amplia pro- (1) Hay organismos inferiores capaces de conservar una presión osmótica interna muy dife- rente de la del medio exterior. La razón de este desequilibrio osmótico ó las causas que lo esta- blecen aparecen por el momento múltiples y muy complicadas. (2) Journ. Biol. Chem., t. VÍL, pág. 1. 1904. , $ A L. GucLiarmeLL1 Y J. CarsoneLL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos 05 beta con agua. Para los ensayos se tomaba por decantación una cierta cantidad de este líquido cultural madre, el cual era en seguida reempla- zado por una cantidad igual de agua potable 6 destilada respectivamente. En tales condiciones se tenía siempre un desarrollo equilibrado de Para- mecios y sensiblemente la misma concentración salina del medio (1). Materias colorantes. En estas experiencias hemos empleado materias colorantes conocidas y pertenecientes al primer grupo de la división hoy más aceptada ó sea el de los colorantes nitrados. Se tomaron los representantes más típicos de este primer grupo, lo más puros posibles y de los cuales se tenía com- pleta seguridad de que constituían especies químicas definidas. Se eli- gieron aquellos solubles en agua, como ser : el decido picrico, amarillo de Martius, amarillo naftol S y la aurancia. Estas soluciones fueron preparadas con agua potable y destilada, di- solviendo un gramo de substancia colorante en 100, 500, 1000 cm? según su solubilidad. Previa filtración eran inmediatamente empleadas y luego dosificadas por medio de un colorante básico, según el clásico método propuesto por Seyewetz (2). Además se efectuó en cada caso un análisis cuantitativo del residuo mineral que estos colorantes dejan casi siempre por calcinación. De esta manera podíamos conocer la cantidad real de materia colorante y substancias minerales disueltas en un volumen dado de solución. Dispositivo experimental. En diferentes cristalizadores de igual tamaño (alto, 19 y diámetro, 6 cm.) se repartía la misma cantidad de cultivo que previamente se agi- taba á fin de diseminar aproximadamente igual número de individuos en cada cristalizador. Se tomaba de la indicada solución cultural 2,5 ó 5 cm?, según los casos. En seguida se agregaba la solución de colorante desde la concentración tóxica hasta diluciones convenientes. Esto se hacía por medio de una bureta y de medio en medio cm” hasta 2,5 6 5 cm” respectivamente, completándose con agua potable ó destilada en las dilu- (1) La cultura de Paramecios en estas condiciones presenta en sus primeros días un gran des- arrollo de individuos, pero á medida que el proceso de putrefacción avanza (que produce un desarrollo excesivo de bacterios) se observa una diminución progresiva en el desarrollo de los Paramecios y parece, después de 15 á 20 días, establecerse un equilibrio entre el desarrollo de estos y los bacterios. (2) Tesis inaugural. 1901. Lo6 ' BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ciones correspondientes. El total de 5 cm* puede considerarse una can tidad muy apropiada y conveniente para poder seguir en estos ensayos la observación normal y rápida al binocular Zeiss. Llenadas todas estas condiciones, se observaba detenidamente la perturbación ó la diminu- ción en los movimientos hasta la cesación completa é inmediata de éstos o sea la muerte en la generalidad de los casos. Las observaciones se pro- seguían de 15 en 15 minutos hasta la primera hora. Si durante este tiempo la solución de colorante no ejercía una acción tóxica neta, se con- tinuaban las observaciones de 2/4 en 2/4 horas durante /, 5 6 más días. Con el fin de evitar la pérdida de agua por evaporación se colocaban los cristalizadores debajo de una campana apropiada con entrada de aire y un depósito permanente de agua en la parte inferior para mantener una constante humedad. En cada serie de experiencias se colocaba siempre un cristalizador tipo, añadiendo para esto á los 2,5 cm* de cultivo madre 2,5 cm? de agua potable ó destilada, según los casos, y se observaba de la misma manera al binocular los movimientos y el número aproximado de infu- sorios por campo y el término medio de varias observaciones era anotado para ser comparado con los ensayos efectuados con las materias colo- rantes. ACCIÓN DE LAS MATERIAS COLORANTES NITRADAS SOBRE EL PARAMAECIUM CAUDATUM EHR. El orden seguido en estas experiencias no corresponde en realidad á un orden cronológico ; han sido efectuadas en diferentes épocas (más de un año), y con diversos cultivos de ciliados, en agua destilada y potable respectivamente. Por lo tanto, las pequeñas diferencias que se observan en algunos casos, aun en la misma concentración de colorante, pueden ser atribuídas á los cambios salinos producidos en distintas generaciones de estos microorganismos, asi como á la temperatura ambiente y otros factores que modifican las condiciones de alterabilidad físicas y químicas del protoplasma. Á continuación de cada cuadro damos una descripción minuciosa de las diversas acciones manifestadas por los colorantes ensayados, siguiendo paso á paso las perturbaciones visibles que estos provocan en los mi- croorganismos experimentados. Número (SS SI A SAGAS Concentración (8) LL 0 QQ) ¡CA o AS ES | [e) [e) TIN Ó OOO ORO IO O MOI LOIO” 10 OPOSITOR L. Gucniarmectt Y J. Carnoneti : Acción de los colorantes iminos y fenólicos ho5 color por ciento [EA SO O Acido pícrico Sh + | oo. 2 =— FO Ss Cuadro N” 1 (1) C¿H,(NO,) (0H), Día 20 Dias Y Día Trinitrofenol 1, Z Z E o Z SE TO A Ne ARO las) y LA A LR A TE (1) Explicación de los cuadros : En cada experiencia y en la casilla respectiva : | Destilada / 2, 4, 6 (ácido libre) Destilada Potable Destilada Potable Destilada Potable Destilada Destilada Potable Destilada Potable Destilada Potable Destilada Potable Destilada Destilada Potable Destilada Destilada Potable Destilada Destilada Potable Potable Destilada Destilada Potable Potable El signo + significa la muerte total de los ciliados, indicando por consiguiente que estos no soportan la respectiva concentración de colorantes. El simbolo MP indica que los ciliados se hallan muy perturbados en sus movimientos, aunque presentan los demás caracteres normales de vida. La sola letra P señala una perturbación visible. Las letras LP indican una ligera perturbación. La letra N indica una vida normal comparada siempre con el ensayo tipo. Los signos > ó < antepuestos son fáciles de comprender. 08 y As BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ACCIÓN DEL ÁCIDO PÍCRICO Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con agua destilada 3.75 (1). En esta concentración el ácido pícrico posee una acción tóxica enérgica y o) gl O o.60. 0.45. 0.25. 0.225, produce la muerte inmediata de todos los microorganismos con deformación y desprendimiento de la cutícula celular; tomando ésta, el plasma, el núcleo y las granulaciones protoplasmáticas una intensa coloración amarillo naranja. Los Paramecios no resisten tampoco esta concentración de colorante y á los. pocos segundos mueren todos, tiñéndose el plasma de amarillo intenso; el nú- cleo y granulaciones toman una coloración naranja. Acción tóxica menos enérgica y se observa una notable erupción de tricocis- tos con ligera deformación del cuerpo celular en algunos ejemplares. Á los 60. minutos aún viven ciertos individuos, el resto deformados y teñidos ó colorea- dos intensamente de amarillo. Alteración instantánea en los movimientos que se vuelven de rotación y rapi- dísimos, arrastrando algunos numerosos tricocistos. El movimiento de trasla- ción se atenúa visiblemente hasta cesar á los pocos minutos en muchos de ellos. Van tiñéndose gradualmente y á medida que la tintura se intensifica, los mo- vimientos se hacen menos perceptibles, fijándose en el fondo del cristalizador y conservando sólo un movimiento vibratorio de las cilias. Á los 15 minutos la mayor parte inmóviles y muchos han perecido. Á los 60 minutos rarísimos individuos vivos. Á las 2% horas todos muertos, deformados y teñidos de amarillo fuerte el plasma, núcleo y granulaciones. Perturbación rápida en los movimientos de traslación, aumentando los de rotación. Á los pocos minutos de experimentar la acción del colorante en la dosis indicada, se notó una sensible atenuación en sus movimientos, arrastran- do muchos gran cantidad de tricocistos. Á los 15 minutos son más apagados, intensificándose los movimientos vibratorios de las cilias y el cuerpo de la cé- lula se tiñe apreciablemente hasta los 6o minutos, en que se fijan todos y sólo muestran vibraciones enérgicas de sus cilias. Á las 2% horas todos los micro- organismos han sucumbido. Aumenta la aceleración en los movimientos con fuerte erupción de tricocis-- tos que arrastran, girando algunos alrededor de ellos. Por momentos se nota que estos rapidísimos movimientos atenúanse y á esta dosis, si bien los movi- mientos están muy perturbados, no se observan los movimientos de temblor ó- convulsivos, como Bororxy los denomina y que tienen lugar instantes antes de la muerte. Á las 2% horas se nota todavía perturbación y todos los Paramecios. se hallan teñidos intensamente de amarillo naranja. Hasta el quinto día siguen perturbados, pero esta perturbación disminuye paulatinamente y se desarrollan de manera normal hasta el décimo día. Como vemos, esta concentración de co- lorante es ya bastante tolerable por los Paramecios y puede considerarse casi inofensiva, á pesar mismo de la intensa coloración que produce el ácido pícrico en el plasma y sobre todo en las granulaciones y núcleo. Esta menor concentración parece ser más tóxica, pues produce una mayor perturbación y la muerte de muchos ciliados con deformación é intensa colo- ración. Sin embargo, algunos resisten y viven bien hasta el quinto día. Como. (1) Las cifras iniciales expresan la cantidad de colorante por 1000 cm* de líquido cultural, 0,20, ORTO: 0.075. 0.0). L. GucriarmeLii Y J. Carsonezr. : Acción de los colorantes iminos y fenólicos hog estas experiencias han sido hechas en diversos lugares y épocas, la variación observada puede ser debida á mínimos cambios del protoplasma celular, produ- cidos en los diversos cultivos y capaces de favorecer en ciertos casos ó- de per- turbar en otros la acción del colorante. Al instante de mezclar la solución pícrica con el líquido de cultura se obser- va unos movimientos giratorios acelerados ó de traslación en zigzag enérgicos. Se produce una ligera tintura y es digna de notarse la rapidez con que estos ciliados se trasladan de un punto á otro. Á las 2% horas persiste la intensidad de estos movimientos y se puede constatar la duración de esta vida agitadísima hasta el décimo día. Hemos considerado, como lo indica el cuadro anterior, esta con- centración de colorante como muy perturbadora para la vida de estos ciliados. En los primeros instantes hasta las 2/4 horas se nota un movimiento rápido de traslación giratorio y en zigzag. Luego disminuye el de rotación, continuan- do el de traslación con la misma intensidad. La vida en estas condiciones pare- ce activarse, y si no fuera por la notable intensidad de estos movimientos hasta el décimo día, ésta podría considerarse normal. De manera análoga á la concentración que le antecede. Los movimientos se alteran de un modo visible hasta los 3o minutos. Se acentúan luego por grados y á las 24 horas puede considerarse la vida normal. En el tercer día se presentan algunos Paramecios con tricocistos y girando sobre éstos, ligeramente teñidos, y el número ha disminuído en una forma aprecia- ble. La normalidad se acentúa hasta el quinto día y de éste hasta el décimo la vida es aparentemente normal. Todos los Paramecios adquieren un notable movimiento de traslación rápido y enérgico de rotación sobre sí mismos. Es fácil observar cómo esta agitación aumenta por minutos. Á los 30 minutos se alcanza el máximo de perturbación, disminuyendo poco á poco hasta los 60 minutos, llegando en este momento á ser normales. En el tercer día algunos individuos arrastran gran cantidad de tricocistos, notándose en general una ligera perturbación en los movimientos. En el séptimo día éstos se hacen giratorios y se trasladan de arriba hacia abajo. La vida se activa y se normaliza en los subsiguientes días. Ligera perturbación en los movimientos que se hacen en algunos giratorios, pero no muy enérgicos. Poco apreciable es la coloración del plasma y de las eranulaciones. Á las 24 horas no presentan más anormalidad que un acentuado movimiento de traslación. En el tercer día algunos Paramecios con notables erupciones de tricocistos que arrastran girando al trasladarse en espiral. En el cuarto día mayor agitación en los movimientoa que son rápidos y en todas di- recciones. La vida parece mormalizarse en el quinto día y aparecen de nuevo los movimientos enérgicos de rotación en el séptimo día. En el octavo, noveno y décimo día la vida es normal. Movimientos excesivamente rápidos en zigzag. Á las 2% horas se observan más atenuados y el desarrollo ó la vida de estos seres en los días siguientes es normal en apariencia. Á esta dilución el ácido pícrico parece destruirse dejando intacta á la célula viva, pues no ha sido posible observar coloración apreciable de ninguno de los elementos que constituyen el cuerpo del microorganismo. 0.0375. De modo análogo. 0,025. Se nota sólo una ligera modificación en la fuerza motriz y en las primeras 24 horas. En el segundo día la vida es ya normal, con excepción de muy pocos h1o BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS individuos que llevan consigo los tricocistos evacuados. Sigue la normalidad en los subsiguientes días, nolándose numerosos Paramecios muy desarrollados. B. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con agua potable 0.375. 0.25, 5, 2,50 y 1.25, Acción tóxica instantánea. Al ponerse en contacto el líquido cultural con la solución de colorante se observa de inmediato una perturbación en los movimientos, haciéndose cada vez menos enérgicos. Á los 15 minutos los ciliados toman formas esféricas y al mismo tiempo se produce una tintura gradual del plasma celular. Las granu- laciones intensamente teñidas de amarillo se acumulan en ciertas partes del cuerpo, á semejanza de un bolillero en reposo que contiene numerosas bolillas en su interior. Á los 30 minutos muchos Paramecios se fijan moviendo sólo las cilias, se deforman los más y algunos presentan notables erupciones de tri- cocistos que arrastran al trasladarse. Á los 60 minutos aumenta la perturba- ción y parecen estar todos heridos de muerte. Á las 24 horas persiste la vida, pero muy atenuada, redondeados y muchos fijos con movimientos vibrátiles de las cilias y un ligero temblor ó movimiento convulsivo de la masa protoplasmá- tica. Varios individuos muertos. En el tercer día se nota mayor cantidad de muerlos y teñidos intensamente en amarillo naranja. En el quinto día se obser- va en los pocos paramecios vivos la función vital muy atenuada y los movimientos que son muy lentos son de rotación. En el sexto día persiste la perturbación, viviendo sólo raros ejemplares. Siguen en estas condiciones hasta el décimo día muy coloreados y conteniendo grandes vacuolos diseminados en el cuerpo celular. Varias veces hemos tenido ocasión de observar la resistencia que ofrecen ciertos individuos con concentraciones de ácido pícrico fuertemente tóxicas (esta misma resistencia ha sido notada con otros agentes nocivos). En el cuadro respectivo hemos marcado en el sexto día la cruz que indica la desaparición completa de los Paramecios, teniendo en cuenta el reducido nú- mero de individuos y la perturbación grande que presentaban. Desde el primer momento se aprecia fácilmente las modificaciones que se operan en los movimientos de los Paramecios. Á las 2% horas éstos son más atenuados ; giran avanzando en espiral. En el tercer día se observa una mayor perturbación, encontrándose ciertos Paramecios fijos con movimientos vibrátiles pronunciados de las cilias. En el quinto día, á pesar de la fuerte coloración del plasma y demás elementos de la célula, la vida se intensifica, observándose en el siguiente día una mayor normalidad y algunos Paramecios en el primer esta- do de división. Este es un hecho bastante importante y nos proponemos hacer más adelante un estudio detenido con el ácido pícrico y otras materias coloran- tes, siguiendo paso á paso las diferentes fases de la división celular. En el octavo, noveno y décimo día no se nota apreciablemente nada anormal en la vida de estos ciliados y en las condiciones experimentadas. Conviene desde ya hacer notar que el ácido pícrico disuelto en agua potable actúa sobre culturas de Paramecios también preparadas con la misma calidad de agua, siempre de una manera me- nos enérgica. El medio salino parece atenuar el efecto tóxico de este colorante. Á esta concentración el ácido pícrico se muestra poco nocivo; sólo los movi- mientos fueron alterados de una manera visible, pero la acción ya del coloran- te es débil comparada con las que ejerce en concentraciones mayores. En el segundo día la perturbación de los movimientos persiste y son lentos y de ro- L. GucLiaLmeLLI 1 J. CarboneLL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos hr tación. Se trasladan describiendo grandes espirales. En el tercer día parecen aclimatarse al medio y la vida se activa, llegando en el quinto y sexto día á normalizarse. En el séptimo día se nota una sensible perturbación en los mo- vimientos, perturbación que desaparece en el siguiente día. En el noveno y décimo día se presentan con vida completamente normal y se distinguen los Paramecios por el gran desarrollo que han adquirido. : 0.125. Hasta las 24 horas la perturbación en los movimientos es poco apreciable. Á las 48 horas y días subsiguientes la vida se manifiesta sin alteración visible, observándose por el contrario un desarrollo notable de los Paramecios. 0.30% De análoga manera el ácido pícrico se comporta en esta concentración con respecto á la vida y desarrollo de los infusorios experimentados. Hasta el sexto día inclusive la existencia de estos seres no presenta nada anormal. En el sép- timo día aparece una perturbación en los movimientos, que se hacen lentos y en espiral. En el octavo, noveno y décimo día, normales y muy desarrollados. 0,0375. Hasta el sexto día el ácido pícrico, en estas proporciones, deja intacta la có- 0.025 lula viva de estos microorganismos y los movimientos se manifiestan con la 0.012 misma intensidad comparados con el ensayo tipo, preparado sin colorante y en igualdad de condiciones de temperatura, concentración, etc. En el séptimo se observa una perturbación en los movimientos, perturbación que se ha repetido en otras concentraciones y en el mismo día. Probablemente esto se debe á las condiciones climatéricas del día de la observación. Cuadro N* 2 Aurancia C¿H,(NO,),N(NH,)C¿H,(NO,), Exanitrodifenilamina (sal amoniacal) E [o) “9 a] o o o o o e o o o e a o E - S e) 57 10 o] => 70) S> o o E TO E A S S S S S E S E = Agua 138.300 A A a A A A A A A 3 [o 5 E A A A TO 110,500 | + » » » » » » » » » | Destilada 210,230 | + » » » » » » y » » |Destilada 310.20 — » » » ») » ») » » » Potable [0,190 | + » » » » » » » » » | Destilada y 30,129 | + » » » ») » » » » » Potable 6lo.100 + » » » » » » » ») » Destilada F AO) — » » ») » ») » » » » Destilada Slo.odo + » » » » » » » » ») Potable g|o 037 MP + » » » » » » » » Potable 10/0.02) + » » » ») ») » » » » Destilada 110.025 | MP + » » » » » » » » Potable 120,012 + » » ») » » ») ») » » |Destilada 13 0,0070 y- » » » » » » » » ») Destilada 14 0.009 -— » » » » » » » » » Destilada 15l0.005 | MP + » » » » » ») » » Potable 160. 0037 MP | MP | MP — » » » » » » Potable 17 o.o00252| MP + » » » » » » » » Destilada 180.0025| MP | MP | » A Bl A e AA AA » LP | Potable 19/0.0012| MP | P » e N N N N » N | Potable BOL SOC. PHYSIS. — T.I. 29 12 A. 0.500. o.250. 0.150, OF TOD- 0,027, BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ACCIÓN DE LA AURANCIA Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con aqua destilada Inmediatamente de ponerse en contacto el líquido de cultura con la solución de colorante se ve producirse la muerte de todos los ciliados. Los Paramecios acumulan colorante y aumentan de tamaño deformándose gradual y rápida- mente, tomando la cutícula una forma esférica. El protoplasma y el núcleo se tiñen de naranja intenso. Á los pocos minutos el núcleo desaparece y comienza á disgregarse todo el protoplasma, rompiendo la cutícula que lo rodea. Las granulaciones protoplasmáticas también se tiñen de naranja. Muerte instantánea con formación de una gran cutícula y disgregación del proloplasma. Todos los elementos constituyentes de la célula se tiñen de na- ranja. Acción tóxica enérgica. Al minuto todos los microorganismos muerlos, con deformación y disgregación del protoplasma. Fuerte tintura. Acción particularmente intensa con deformación y rotura de la cutícula en algunos casos. La muerte de los Paramecios se produce con suma rapidez. Antes del minu- to es visible la alteración profunda que experimenta el protoplasma. Bajo la acción del colorante se contraen á los pocos minutos y muchos se disgregan con rapidez. Á los 5 minutos se observan algunos con vida, pero se presentan fijos y únicamente con movimientos vibratorios débiles de las cilias. Se colorean ó tiñen intensamente y es fácil observar que en vida acumulan mayor cantidad de colorante, pues los últimos en sucumbir, 15 minutos, por ejemplo, después de la experiencia, están intensamente coloreados, sobre todo las granulaciones protoplasmáticas y el núcleo. 0.0125. A esta dilución extrema se observa aún una intensa perturbación visible por los movimientos atenuadísimos que se producen en los Paramecios por la presencia de este agente tóxico. Todos se fijan á los pocos minutos, las cilias pierden la propiedad de vibrar y comienzan éstos á deformarse. Á los 60 mi- nutos la vida se halla extinguida y el núcleo, las granulaciones y el protoplasma intensamente teñidos de naranja. 0.0075. Desde el primer minuto se observa ya una diminución apreciable de la 0,00). fuerza motriz y una inseguridad en los movimientos de traslación. El proto- plasma se colorea y se deforma. Á los 15 minutos la mayor parte de los imfu- sorios fijos y muchos muertos. Á los 30 minutos todos inmóviles. Continúa la aurancia aún á esta concentración produciendo una acción tóxi- ca enérgica. En efecto, á los 15 minutos se observa la paralización completa de: los movimientos de traslación. Todos los microorganismos se hallan fijos agi- tando sólo y débilmente las cilias. Toman formas redondeadas, acumulando en determinadas partes del cuerpo celular las granulaciones que se tiñen más in- tensamente que el núcleo y el plasma. Á los 60 minutos no aparecen Parame- ClOS VIVOS. 0.0025, Se produce una notable modificación en el movimiento de traslación, de tal manera que se hace en espiral y rotatorio y á una velocidad que va disminu- yendo apreciablemente. A los pocos minutos se fijan muchos y se prosigue esta perturbación hasta las 24 horas, donde la mayor parte de ellos no presentan L. GucLiarmeLti Y J. CarsoneLL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos 413 signos de vida y con deformación. Algunos conservan sólo vibraciones inter- mitentes de sus cilias. En el tercer día la vida ha desaparecido. B. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con agua potable 0.20 0.00). . Acción fulminante, con deformación protoplasmática é intensa coloración del plasma, núcleo y granulaciones. Casi todos toman á los varios minutos de estar somelidos á este tratamiento formas esféricas. Á los 60 minutos se notan mu- chos individuos muertos. Á las 24 horas rarísimos vivos y fijos con movimien- tos apenas perceptibles de las cilias. En el cuarto día no se observa ninguno con vida y todos con numerosos tricocistos próximos á la parte deteriorada de la cutícula ó abertura producida en ella por explosión interna del protoplasma. Acción perturbadora inmediata, mo observándose á los pocos minutos ya mo- vimientos de traslación. El plasma almacena gradualmente la materia coloran- te, tiñéndose el cuerpo de la célula, el múcleo y las granulaciones de naranja. Á los 60 minutos se nola una deformación y muchas han tomado una forma completamente esférica. Á las 24 horas, todos fijos y con movimientos vibrato- rios débiles de las cilias. Al cuarto día, muertos en su totalidad con la cutícula rota y rodeados de numerosos tricocistos. Hasta los ¿3 minutos disminuyen sus movimientos de traslación y terminan por fijarse, tomando formas redondas y agitan enérgicamente las cilias. La ac- ción tóxica parece estar ligada á la acumulación del colorante, pues se observan algunos individuos que se trasladan y no presentan una coloración apreciable del plasma y demás elementos del cuerpo celular. Á las 2% horas, todos inten- samente teñidos y fijos. Sólo en algunos se pueden notar ligeras vibraciones de las cilias. En el cuarto día, la muerte de todos y con rotura de la cutícula en muchos de ellos. De la misma manera que en el ensayo anterior pierden los Paramecios á los 15 minutos ya el poder de trasladarse. Se tiñe de naranja intenso el núcleo, plasma y granulaciones. Á las 2% horas conservan algunos movimientos cilia- res. Al cuarto día han sucumbido todos. Resisten algunos hasta el cuarto día, pero muy perturbados en sus movi- tos. Al quinto día, muy raros ejemplares vivos ; el resto muertos y deforma- dos algunos. 0.0037. Después de una permanencia de 30 minutos en este baño de tintura varios se fijan mostrando un principio de deformación del cuerpo celular con intensa coloración amarillo naranja. Á las 2% horas, la mayoría fijos con sólo vibraciones de las cilias. En el cuarto día, rarísimos vivos y con la particularidad de pre- sentar como signo de alteración sus movimientos de traslación rápidos y en Z18Z38. 0.002). Ligera perturbación en los movimientos, que se hacen muy lentos. Poco apreciable en la coloración de la célula aún á las 24 horas. Continúa estaciona- ria esta perturbación en el segundo día y en el cuarto se observan ya algunos fijos. En los subsiguientes días los movimientos se intensifican, siendo rápidos los de traslación y giratorios. La vida puede considerarse casi normal. El líqui- do desde el cuarto día no presentaba coloración alguna. 0.0012). Aun es visible de una manera neta á esta gran dilución la acción inhibito- - ria que produce la aurancia en los movimientos de tales microorganismos. Sin embargo, á las 24 horas éstos se hacen excesivamente rápidos, trasladándose en 414 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS todas direcciones sin cesar un solo instante. No se aprecia á la luz natural, al binocular y al microscopio, coloración alguna de los elementos constituyentes del cuerpo celular. En el cuarto y demás días los movimientos se hacen más normales y no se observa diferencia comparados con el ensayo tipo. Cuadro N” 3 Amarillo de Martius C,,H,(NO,),0OH Dinitro-alfa-naftol 2, 4 (sal de calcio) Número La O e h 5 [e] Concentración color por ciento Destilada Destilada Potable Destilada Potable ») » » » » Destilada MP | MP | MP | MP. | LP | LP Potable » » Destilada Destilada Potable Destilada Potable ¡Se = NN 2 'O (O Do Gt OTTO RUIDO ¡SAS ol a RDA O o) ACCIÓN DEL AMARILLO DE MARTIUS A. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con agua destilada 0.250 0.090 o.ob6o r . Muerte instantánea de todos los microrganismos. Á esta concentración las granulaciones y el núcleo se tiñen intensamente de amarillo obscuro. Se forma por hinchamiento gradual una gran cutícula que termina por romperse con disgregación total del protoplasma. Acción tóxica enérgica manifestada por la muerte rápida de los infusorios con deformación del cuerpo celular. El protoplasma y el núcleo se colorean ó tiñen en amarillo siendo mucho más intensa la coloración de este último. Al rato comienza á disgregarse todo el protoplasma rompiendo la cutícula que lo rodea. Las granulaciones protoplasmáticas también se colorean intensamente. . Se atenúan los movimientos y presentan signos de deformación. Á los varios minutos toman formas redondeadas con fuertes sacudimientos convulsivos del protoplasma. Después de los 15 minutos sólo se mota enérgicas vibraciones ciliares. Todos los elementos se hallan impregnados fuertemente de color como el plasma, núcleo y granulaciones, que resaltan por su intensa coloración que «presentan. 0.030. 0.01). L. GuuiaLmerntr Y J. CarsoxenL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos h1 ur Una acción nociva menos intensa, produciéndose la muerte de los Parame- cios recién á las 24 horas con deformación y coloración ó tintura del cuerpo celular. Á esta dilución los ciliados se perturban visiblemente y á los pocos mi- nutos los movimientos terminan por hacerse muy lentos con principio de deformación celular. Las granulaciones y el núcleo se colorean de amarillo obs- curo y de una manera más intensa que el plasma. Á las 24 horas no se obser- van Paramecios vivos y los restos de muchos de ellos con la cutícula rota y te- ñidos intensamente. Se hace sentir la toxicidad de este colorante en la indicada concentración por la diminución notable que se opera en la fuerza motriz de tales micro- organismos. Á los 15 minutos los movimientos muy perturbados, en particular los de traslación, que son giratorios y muy lentos. Á las 2% horas han sucum- bido en número apreciable con deformación del cuerpo, que adquieren formas redondeadas é impregnados fuertemente de color el plasma, núcleo y granula- ciones. Se observa que esta tintura ó' coloración se produce en vida por una acumulación gradual de la materia colorante en distintas partes del organismo. B. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con agua potable 0.125. 0.090. o.o6o. 0.030. 0.01). Acción tóxica manifiesta, con perturbación y deformación inmediata de la mayor parte de los microorganismos, tomando formas redondeadas y disminu- yendo paulatinamente sus movimientos de traslación. Terminan en poco tiempo todos por fijarse y mostrando sólo algunos movimientos vibratorios de las ci- lias. Á los 6o minutos en su totalidad muertos. Menor toxicidad, pudiéndose observar á los 60 minutos muchos con vida, aunque muy perturbada. Á las 24 horas, raros con movimientos de traslación, en su mayor parte fijos, algo deformados y con movimientos enérgicos de las cilias. En el cuarto día la vida ha desaparecido. Se nota una aceleración en los movimientos, que se hacen rapidísimos. Al- macenan poco á poco color en el plasma y en las granulaciones que se distinguen netamente por una coloración más intensa. Á las 24 horas los movimientos son por el contrario lentos, sobre todo los de traslación ; muchos están fijos en el fondo del cristalizador y presentan signos de deformación y movimientos muy atenuados de las cilias. Cuarto y quinto día: pocos Paramecios vivos girando débilmente al trasladarse, coloreados y algo deformados. Parecen todos estar heridos de muerte. Séptimo y octavo día : se notan más animados y en los dos siguientes se ven pocos pero con un aspecto casi normal. Al principio se nota poca perturbación en los movimientos, haciéndose ésta apreciable recién á los 60 minutos. Cuarto y quinto día : ligera perturbación casi normal. Séptimo día: algunos, raros, deformados ; y hasta décimo día se observa sólo una debilísima perturbación en los movimientos. En el primer momento se notó una ligera modificación en los movimientos, luego éstos se hicieron normales y vivieron inalterados durante 10 días. hL6 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Cuadro N” 4 Amarillo naftol S C,,H,(NO,),OH(SO,H) Dinutro-alfa-naftolsulfónico 2, 4, 7 (sal de polasio) AS ¿919 A Z 3 E 1| 2,0001 N N y N N N N N N N | Destilada 21+2.0008/ .N » N N N N N N N N | Potable 3|:1.¿b001. N N » N NOM N N N N | Destilada 4l 1.500|. N » N N N N N N N N Potable 5| 1,0001| N N » N N N N N N N | Destilada 6| 1.0001 N » N N N N N N-¿dN N | Potable 7| 0.500| N N » N N N N N N N | Destilada S| 0.500. N » N N N N N N N N Potable 910.250| N N » N N N N N N N | Destilada 10| 0.2501 N » N N N N N N N N | Potable ACCIÓN DEL AMARILLO NAFTOL SULFÓNICO A. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con aqua destilada 2,000. Se observa al ponerse en contacto el líquido cultural (5 cm*) con la solución de colorante al 4 por mil (5 cm?), durante los primeros minutos que los movi- mientos se atenúan y se hacen en espiral. Las granulaciones parecen teñirse algo más que el plasma, que se colorea ligeramente de amarillo. Á las 24 horas renace la actividad en los movimientos y vida de estos microorganismos, des- arrollándose y multiplicándose normalmente. Es notable observar en el décimo día el aumento considerable de individuos presentando sólo una ligera colora- ción ó tintura del plasma. 1.00. Hasta el décimo día no se presenta ninguna manifestación anormal, por el contrario, parecen reproducirse con mayor actividad. 1,000. De igual manera en estas concentraciones, el amarillo naftol S se mostró 0.500 completamente innocuo. Los ciliados se particularizan por vivir y desarrollarse 0.250 bien en este medio. B. Cultivo de Paramecios y solución de colorante preparados con aqua potable 2.000. En las mismas condiciones de concentración, tiempo y temperatura, el ama- 1.500 rillo naftol S, disuelto en agua potable, se mostró, como en el ensayo anterior, 1,000 del todo inofensivo. Parece que este colorante más bien activara la vida de los o.d00 Paramecios, provocando un desarrollo y una multiplicación considerable. Este 0.20 hecho muy importante merece un estudio especial y será motivo de un próxi- mo trabajo. L. Guentarmetta Y J. Carnnoxeri : Acción de los colorantes iminos y fenólicos h1 =] Interpretación de estos resultados y conclusiones. Fluye de los resultados obtenidos que es posible la vida de ciertos mi- eroorganismos, como la de los Paramecios y Otros ciliados, en un baño, por decirlo así, de tintura, cuando se utilizan determinadas materias colorantes. Este hecho demuestra, por consiguiente, que la célula viva es perfec— tamente penetrable por ciertos reactivos colorantes. No es única, por lo tanto, la excepción hallada por Certes á la opinión de que toda célula viva coloreada ó teñida debía considerarse como célula herida de muerte. Hemos podido observar que algunos Paramecios, con su plasma, núcleo y granulaciones intensamente teñidos, siguen viviendo y se desarrollan normalmente, como en el caso constatado con el amarillo naftol S, á dosis elevadas y con el ácido pícrico en menores concentraciones. Este hecho, que será objeto de ulteriores investigaciones, tiene especial im- portancia st se considera que las substancias colorantes empleadas por CerTeES, como el azul de quinolina, se fijan solamente sobre las granu- laciones del protoplasma, siendo por excelencia un reactivo de la ma- teria grasa. Además, dicho colorante, tan poco soluble en agua, no se fija en el núcleo, por lo menos, visiblemente en esa extrema dilución, mientras que en nuestros ensayos se producía una intensa coloración del plasma y del núcleo, diferenciándose en consecuencia la acción de los pocos colores ácidos experimentados con el colorante básico utilizado por el mencionado autor. Hasta ahora se había considerado como un carácter particular del protoplasma de no teñirse ¿n vivo. Sin embargo, se ha visto que algunos colores de anilina pueden penetrar en él sin perturbar aparentemente la función vital. El azul de quinoleína, el ácido pícrico y el amarillo naftol S, pueden colorear á los Paramecios y estos microorganismos así colorea- dos pueden vivir muchos días sin manifestar signos evidentes de altera- ción. Przesmyckt (1) comprueba la coloración intravital del protoplasma y del núcleo. Las diferencias que se observan serían debidas á diferencias específicas de la estructura viva, y según este autor, también las partes coloreadas intra vitam se descoloran cuando viene la muerte y durante la vida cuando la célula es sumergida en agua pura. Esta manera de ver, y por consiguiente los hechos anteriores estarían en pugna con lo sos— tenido por GaLeorrr, Borrazzr, Leg y otros, pues la opinión expresada (1) F. Borrazz1, Chimica fisiologica, t. 1, pág. 7. 418 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS y admitida por estos investigadores puede resumirse en los siguientes terminos : « La célula viva no se colorea totalmente, porque por la energía vital que posee impide la difusión de las soluciones colorantes en el interior del protoplasma. Si bien, verificándose estas condiciones, se pueden co- lorear en la célula viva algunos elementos, son precisamente aquellos que no desempeñan parte activa en la función celular, encontrándose encerrados en el citoplasma como substancia nutritiva ó como productos de elaboración secretoria y destinados á ser expulsados. » Y llegan á la conclusión que «no puede admitirse reacción colorante vital, consi- derando la coloración total de un elemento anatómico como un signo de la destrucción ó rápida muerte de éste. Las coloraciones parciales de una célula viva indican que las partes teñidas no poseen actividad alguna. Es el protoplasma muerto que se tiñe indiferentemente con muchísimos colores ». Hemos visto que existen excepciones á esta manera de ver, y Hexxe- cuY (1) entonces había objetado que las conclusiones de G¡aLroTrI, etc., eran demasiado exclusivas. Del estudio que acabamos de hacer también se puede formular esta objeción; y se deduce que la diferencia de acción de estos colorantes, á pesar de las muchas analogías que presentan entre sí, es bastante marcada. Efectivamente, las cuatro materias colorantes elegidas para estos ensayos se caracterizan por engendrar con las fibras textiles de origen animal, seda y lana, intensas tinturas. No trataremos de discutir aquí la naturaleza íntima de este fenómeno importante y com- plejo. sino sólo mostrar que si el efecto tóxico de estos colorantes estu— viera supeditado á la acción tintórea intensa que presentan con respecto á tales fibras, su acción nociva debería ser análoga. De tal manera que sí el efecto tóxico de la aurancia se debiera á la facultad de teñir el cuerpo de la célula, los otros colorantes experimentados deberían del mismo modo ejercer una acción tóxica (2). Donde la diferencia de acción tóxica resalta visiblemente es en el caso del amarillo naftol S y el amarillo de Martius : el grupo sulfónico SO,H que posee el amarillo naftol S y que lo diferencia del amarillo de Martius, anula ó destruye por completo la propiedad tóxica. Este hecho había (1) Ibid. (2) Estos primeros ensayos parecen no concordar con el hecho observado por Damiaxovicn de que las acciones tintóreas tengan relación con las acciones tóxicas mánifestadas por ciertos colo- rantes. Teniendo en cuenta las condiciones experimentales y el número reducido de colores en- sayados, hemos emprendido un estudio completo de este importante punto, que reservamos para una próxima memoria. L. GuciarmeLtr Y J. CarsonerL : Acción de los colorantes iminos y fenólicos hi9 sido observado en la acción nociva de ciertos alcaloides, en los cuales la propiedad tóxica también era considerablemente disminuída por la in— troducción en la molécula del alcaloide de uno ó varios grupos sulfóni- cos. CAZENEUVE y Lerive comprueban este mismo hecho con ciertas ma- terias colorantes, en las cuales la sulfonación hace desaparecer ó atenúa en sumo grado su poder tóxico (1). También Damraxovicn ha estudiado la toxicidad de ciertos colores, y los resultados obtenidos concuerdan con el hecho mencionado. Efectivamente, ha encontrado una diferencia de acción entre la fuchsina básica y la fuchsina ácida. Esta última, que se distingue sólo de la anterior por contener tres grupos sulfónicos, se ha mostrado para ciertos infusorios casi inofensiva en comparación á la pri- mera (2). Considerando los hechos que acabamos de exponer, se deduce en pri- mer lugar que las materias colorantes se comportan, en general, como venenos del protoplasma. Pero no todas ellas deben clasificarse como nocivas, pues hemos constatado ya el papel muy importante que desem- peña la constitución química de estos colorantes relacionada á sus pro— piedades tóxicas. Para estudiar más detenidamente el grado de innocuidad ó de toxicidad de las substancias colorantes, se investigó previamente la presencia de compuestos arsenicales (ácidos arsénico y arseni0so) que tanto empleo tuvieron un tiempo en la fabricación de ciertas materias colorantes orgánicas artificiales, como así también se investigó otras 1m- purezas consistentes sobre todo en ácidos, óxidos y sales ó combinaciones metalicas (ácido oxálico, estaño, zinc, etc.). De las cuatro primeras subs- tancias colorantes ensayadas, con excepción del ácido pícrico que se utilizó al estado de ácido libre, las demás se emplearon al estado salino : sal de potasio el amarillo naftol S, sal de calcio el amarillo de Martrus y sal de amonio el amarillo emperador ó aurancia. La base metálica unida á estos colorantes ácidos en dichas propor— ciones se muestra absolutamente innocua. He aquí la relación é interpretación que damos de los hechos obser- vados en la acción de cada colorante. Ácido picrico. — El ácido pícrico se manifiesta poco tóxico. En solu- ción de gramos 0,9 por mil los Paramecios viven, aunque muy coloreados y perturbados, 24 horas y hasta varios días cuando se emplean solu— (1) La coloration des vins, pág. 93. 1886. (2) Continuando estos estudios con el 2” grupo de colorantes, es decir, grupo de los colores azoicos (ácidos y básicos), podemos adelantar, como un hecho general, que la agrupación sulfónica introducida en la molécula del colorante disminuye considerablemente ó destruye por completo su toxicidad. 20 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS ciones y cultivos preparados con agua potable. Esta proporción de colo- rante es bastante considerable si se tiene presente la pequeñísima dosis nociva que presentan otros colorantes (sobre todo los de carácter básico) para dichos microorganismos. La solución pícrica tiñe con intensidad el plasma, núcleo y granulaciones. En concentraciones menores, 0,25 por mil, no se distingue en los ciliados experimentados, aun después de va- rios días, anormalidad en sus movimientos y funciones. Ésta es también una concentración apreciable y capaz de producir en tal proporción reacciones bien netas con ciertos compuestos. Se sabe, por ejemplo, que el ácido pícrico es un excelente reactivo de precipitación de los alcaloides y las substancias proteicas, en una palabra, de los complejos básicos orgánicos. Marnews (1) ha demostrado que, adicionando á una solución de albúmina ó albumosa ácido pícrico (ácido libre), se produce un abun- dante precipitado (combinación). Si este ácido es empleado al estado salino, no provoca entonces en estas mismas condiciones precipitación alguna, pero la adición de una pequeña cantidad de ácido acético es su- ficiente para producir una precipitación inmediata del albuminoide pícrico. Este hecho es de suma importancia. Todos los colores ácidos empleados por los histólogos reaccionan precisamente de esta manera. Estos colo- rantes ácidos son comúnmente usados al estado salino; y por tal razón, si se adiciona en esta forma á la solución neutra de albúmina, no se pro- duce precipitación alguna; pero, haciendo el medio ligeramente ácido un copioso precipitado de la combinación colorante albúmina, se producirá. Ahora bien, en nuestro caso el ácido pícrico usado al estado de ácido libre debe contraer una combinación con el albuminoide del plasma, del núcleo, de las granulaciones, ete. Podría argúirse que el medio no fuera favorable para que pueda tener lugar esta combinación, pero en el ensayo efectuado con agua potable, que contiene cantidades apreciables de sales, en particu- lar GlNa, la combinación pícrica debería efectuarse, pues el medio, como lo ha observado Traube MexGARINE y Scara (2), se vuelve netamente áci—- do. En efecto, estos autores han demostrado que por la acción del cloruro de sodio sobre los cuerpos albuminoides de la célula se forman sodatos proteicos. Empleando para esta demostración la técnica siguiente : Toman el violeta de metilo como indicador de los cambios internos producidos en la célula sometida á la acción del cloruro de sodio en solución acuosa. Este colorante es particularmente sensible á los ácidos minerales, virando al azul y al verde, mientras no experimenta modifica- (1) Amer. Journ. Physiol., t. L, pág. 445. 1898. (2) Biochemische Zeitschrift, pág. 448-490, t. XVII. 1909. L. Guerrarmectt Y J. CarsonetLí : Acción de los colorantes ¡minos y fenólicos h21 0 ción alguna en presencia de ácidos orgánicos. Para esto introducen bajo el microscopio algunas Opalinas ó Paramecios. Añaden una gota de solu- ción de cloruro de sodio al 3 por 100 débilmente coloreada con violeta de metilo y observan inmediatamente que el plasma de estos animales se tiñe intensamente de azul. Experimentando en las mismas condiciones con una solución isotónica de azúcar con violeta de metilo solamente, se colorea de violeta la célula de Opalina y el núcleo únicamente se tiñe de azul en la célula de Paramecio, á causa de su ácido mineral fisiológico que contiene. Por todo esto llegan dichos autores á la conclusión de que la acción nociva del ClNa sobre el protoplasma depende de la formación de un medio interior ácido y de los cambios físicos de los cuerpos albu- minoildes contenidos en la célula. En consecuencia, los colorantes ácidos deberían ser más nocivos en un medio salino que en un medio desprovisto completamente de sales. Los pocos ensayos efectuados parecen probar lo contrario; pues, como vere- mos más adelante, también otros colorantes ácidos parecen en un medio salino ser más tolerables por los Paramecios. Esta diferencia puede ser debida, aparte de la formación de un medio ácido, á variaciones mí- nimas en la composición del protoplasma, producidas por la presencia de pequeñísimas cantidades de electrolitos capaces de favorecer ó im- pedir la combinación del colorante con el albuminoide. Éste es un punto que conviene dilucidar. Ha sido sugerido por DamraxovicH, quien admite que la acción nociva de los colorantes básicos está intimamente ligada á la facultad de teñir el cuerpo de la célula y supone que á un mayor efecto tóxico corresponde una tintura más intensa. Variando el medio es posible que la toxicidad de ciertas materias colorantes se atenuara ó anulara. En el medio alcalino, por ejemplo, los colores básicos deberían mostrar una acción tóxica mayor, á causa de la facultad que poseen de teñir intensa— mente las fibras animales en este medio. Todos los colorantes básicos comúnmente utilizados por los histólogos se comportan precisamente de esta manera; agregando á una solución neutra de albúmina una solución de materia colorante básica, mo se observa ninguna modificación, pero basta la introducción de trazas de carbonato de sodio para que se produzca un abundante precipitado de albuminalto de colorante básico. Estos resul - tados comprobados por Marnews encuentran sólido apoyo en las interesan- tes investigaciones llevadas á cabo por Hr1imExNHA05w sobre las acciones reci- procas de colorantes y albuminoides. Este autor pone en evidencia que en la mayor parte de los casos existe una verdadera acción química (1). (1) Archiv. Gen. Physiol., t. XC, pág. 115. 1902. 422 BOLETÍN DE La SOCIEDAD PH1S/S No pretendemos por el momento dar una explicación satisfactoria sobre la resistencia que presentan los Paramecios á la solución de ácido pícrico de una concentración de 375 miligramos por mil, sino más que todo hacer resaltar el hecho observado de que á esta dosis las funciones de reproduc- ción no se hallan alteradas, desde que ha sido posible hallar Paramecios en completo estado de división. Admitiendo una combinación química del colorante con el plasma ó por lo menos con la substancia nuclear, dado que en el núcleo existe ácido clorhídrico fisiológico libre, condiciones éstas propicias para que pueda producirse una combinación del ácido pícrico con la nucleína 6 la albúmina del ácido nucleico (constituyente más importante del núcleo), esta función debería perturbarse completa— mente. Éste es un hecho paradojal que estudiaremos con cuidado, pues es bien sabido el papel importante que desempeña el núcleo en el metabo- lismo, desarrollo y reproducción de la célula. Amarillo naftol S. — Nos encontramos aquí con un colorante, impor- tante representante de los colorantes nitrofenólico sulfonados. que se nos muestra desprovisto por completo de toda acción tóxica. En soluciones conteniendo 2 gramos por mil, preparadas mezclando partes iguales de cultivo y colorante (0,4 ”/,), no se observa ninguna alteración visible en la vida de estos pequeños organismos. Por el contrario, hemos notado un aumento considerable en su desarrollo y una multiplicación normal cuando las condiciones del medio les era favorable. Respecto á la coloración de los elementos anatómicos de la célula, sólo se distingue que las granulaciones se tien más intensamente que el plasma, que se colorea ligeramente de amarillo. En este caso no es po- sible hallar diferencia apreciable de coloración del núcleo con relación al plasma. Ésto podría explicarnos la acción nula ó falta de toxicidad de este colorante á tan alta concentración, pero la introducción, como vere- mos en seguida, de un grupo sulfónico en la molécula orgánica del colo- rante puede interpretar mejor la anulación ó atenuación de las propie- dades tóxicas. En efecto, los colorantes ácidos sulfonados tienen propie- dades tintóreas más fuertes que los no sulfonados de donde provienen. En el estudio de la acción del dinitroalfa naftol, que á continuación hacemos, trataremos de dar una interpretación más satisfactoria de estos hechos. Dinitroalfa naftol. — Este colorante es muy tóxico comparado con el anterior. Á dosis de 1,5 en 100.000 ha mostrado una acción pertur- badora neta, produciendo la muerte total de los microorganismos en 24 horas. Operando con agua potable, la toxicidad es algo menor; la acción mortal en tal caso se produce en concentración de 6 gramos en 100.000. L. Gucrrarmertt x Y. CarsoxeLi : Acción de los colorantes iminos y fenólicos 423 Respecto á la diferencia de acción tóxica del amarillo de Marrius con relación al amarillo naftol S, color este último que, como hemos visto, sólo se distingue del anterior por contener en su molécula un grupo sul- fónico, mo podemos por el momento dar su verdadera explicación. Este hecho no estaría de acuerdo con la conclusión deducida por Damta- NOVICH (1) sobre la acción que los colorantes ejercen en los microorganis- mos y que atribuye á la facultad de teñir el cuerpo de la célula, admitien- do una íntima relación entre el poder tintóreo y el efecto tóxico. Por otra parte, también supone que la propiedad de ciertos colorantes de contraer combinaciones con los proteicos podrían explicarnos muy bien el compor- tamiento de estos como venenos del protoplasma. En los ensayos efectua- dos el ácido pícrico y el amarillo naftol S tienen propiedades tintóreas mucho más intensas que el amarillo de Marrrus, y sin embargo, se mues tran menos nocivos para los microorganismos experimentados. De igual manera los dos colorantes mencionados precipitan ó forman con los pro— teicos verdaderas combinaciones ; por lo menos, en ese sentido se combi- nan ó tienen un poder precipitante mayor que el dinitroalfa naftol. Estas acciones bioquímicas de las materias colorantes son múltiples y complejas. Intervienen, además del efecto químico, tintóreo y otros, los fenómenos de electrización por contacto y de precipitación de los coloides de diferente signo, la presión osmótica interna y externa, la acción de los electrolitos, que desempeñan un papel muy importante en los fenómenos de ósmosis y en geneneral en el metabolismo, desarrollo y reproducción de los ciliados. Aurancia. — Este colorante es particularmente tóxico y produce una muerte rápida de todos los ciliados cuando se halla en una concentra- ción próxima de gramos 5 en 1.000.000. En ensayos efectuados con esta materia colorante en diluciones en que no se distinguía coloración alguna en la solución se apreciaba aún una perturbación en la fuerza motriz de tales microorganismos. Éste es uno de los colores que más in- tensas tinturas produce tanto en el cuerpo plasmático de la célula como en las granulaciones y especialmente en el núcleo. Cuando la concen tración del colorante es mayor de 5 en 100.000 puede observarse que el núcleo, teñido de naranja intenso, al cabo de un cierto tiempo se dis- grega y por expansión progresiva termina por romper la cutícula que lo rodea, quedando trozos de ésta adheridos á restos informes de proto- plasma teñido intensamente de naranja. (1) Aplicaciones experimentales á la biología de las propiedades de las soluciones coloidales. Ana- les del Museo Nacional de Buenos Altres, tomo AX. 424 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYS/S En resumen, la aurancia ó exanitrodifenilamina es el colorante que se ha mostrado tóxico en grado tal que sobrepasa ó aventaja en dicha pro- piedad á muchos venenos ó antisépticos conocidos. Le sigue en orden de toxicidad el amarillo de Marrius ó dinitroalfa naftol y en mucho menos grado el ácido pícrico. El dinitroalfa naftol-sulfónico que se diferencia del amarillo de Marrrius sólo por contener un grupo sulfónico, se reveló com- pletamente innocuo. En experimentos continuados hasta 3o días y más, á dosis mayores (4 por mil), los Paramecios se han desarrollado y multi- plicado muy bien. Colocados por orden de actividad y tomando como dosis nociva aquella en que los ciliados resisten únicamente 2% horas, pero con visible per- turbación, y teniendo en cuenta la cantidad real de materia colorante dosada en cada caso por el método clásico de Seyewerz y descontada de su residuo mineral dejado por calcinación, se tiene aproximadamente : Concentración Colorantes —— a 7 gramos por mil corregida molecular I SA RE > 3 y 2 o Ss) A 0,0025 0.0020) N._ ———_—-- 100,000,000- ' AA Sn , 1.9 Amarillo de Marrius (tóxico) ..... 0.06 0.0396 N 10,000,000 ad. de A ] 2.5 Acido picrico LÓMICO) Lor o.6 o.6 E 1 ,000.000- 1 : ; . ] , 9 Amarillo naftol (inofensivo)....... 2.0 1.316 a dE 100,000 Octubre 22 de 1914. Cartos A. MareLti : Variaciones de los huesos del cráneo facial de la alpaca 42 [5] Varraciones de los huesos del cráneo facial de la alpaca (Lama huanacus pacos Linn.) POR EL DOCTOR CARLOS A. MARELLI. Dada la falta de materiales comparativos de las diferentes especies vi- vientes, el estudio de las variaciones de los huesos del cráneo no ha sido tan cultivado ; si su observación metódica fuera posible, tendría grande valor para la morfología y la sistemática, desde que muchas especies se fundan únicamente sobre la estructura de los huesos del cráneo y otras veces de las partes del mismo. a Es indispensable conocer en cada especie el significado que la osteo—- logía tiene en la clasificación, partiendo de las observaciones de los huesos de numerosos individuos de diferente edad, sexo y de distinta proceden- cia. Anotaremos, siguiendo estas ideas y para probarlas, las variaciones que tienen los huesos nasales de una serie de cráneos de alpacas adultos de la Sección de Zoología (Lama huanacus pacos Lixx.), que hemos dibu— jado cuidadosamente con las partes adyacentes y se observa la dudosa importancia que tiene fundarse en la descripción de los huesos teniendo otros elementos descriptivos. Con los dibujos á la vista se pueden hacer agrupaciones sin soluciones de continuidad, según su desarrollo, como se presentan las alas supe- riores, el cuerpo de los huesos, las apófisis y las condiciones de las su- turas. Tampoco es posible exponer los caracteres de una forma típica y vol- verlos á encontrar en los demás ejemplares examinados, fluctuando no obstante alrededor de una forma general, que al mismo tiempo harían necesaria una descripción para cada individuo, por cuyas razones resu— miremos solamente las diferencias fundamentales. Estas variaciones coinciden con desarrollos más ó menos acusados en el sentido transversal ó vertical Ó de ambos á la vez, que ocasionan dife- rencias por exceso y por defecto. Y son más frecuentes las provocadas por una falta de desarrollo en el sentido vertical. Entre las cuales se in- cluiría la fig. 1g con un proceso del maxilar sobre la cavidad nasal ; las 14 y y con otros procesos análogos muy diferentes del anterior, teniendo además asimetrías y fuertes complicaciones en el curso de las articula— ciones. La n” 22 en la cual la extremidad del hueso intermaxilar toca E ; A ds: 1150 y Fr. frontal; S. n. f., sutura naso frontal ; N., nasal; S. n. m., sutura naso maxilar ; A., apófisis ; Il. intermaxilar ; M., maxilar ; S. i., sutura internasal 3o eE BOL, SOC. PHYSIS, 430 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PH1SIS á la punta de la apófisis nasal, adelgazándose estas apófisis como en nin- gún caso. También se nota falta de desarrollo en el sentido vertical en las figs. 17, 9» 6 y 3, que parecen estar en relación con una mayor extensión de las apófisis, disminuyendo la longitud mediana ánteroposterior. Entre estas variaciones causadas por defecto unas se acusan en el sen- tido transversal inferior, por ejemplo: la fig. 2 y que da lugar a que las alas superiores se reduzcan en su alto y ancho. En estas alas se distin- guen tres lados, fig. 1, el primero es rectilíneo y corresponde.á una porción del curso de la sinartrosis nasofrontal, seguido por otro lado externo, complicado, que continúa á la misma sutura, y la otra porción inferior rectilinea pertenece á la articulación nasomaxilar. Ó bien suelen presentarse los tres lados del ala casi rectilíneos ó ligera- mente sinuosos, figs. 11 y 8; Ó complicarse arriba y abajo con el lado externo sinuoso n” 16, ó comenzar por ser rectilíneo complicándose la mitad externa con la otra mitad lineal, volviéndose á complicar el curso superior de la sinartrosis nasomaxilar; y de este modo con la observación de cada individuo anotaríamos una serie de variaciones individuales cau- sadas por el mayor ó menor desarrollo. La sutura maxilonasal es lineal Ó se complica en su parte superior tanto como la porción externa de la sinartrosis nasofrontal, cuya máxima complicación se ve en la fig. 12. Estas dos articulaciones derecha ó izquierda son casi lineales, n* 13, se desvían en ángulo recto ú obtuso y se dirigen hacia abajo, terminando en la mayoría de los casos con dirección suavemente hacia afuera. La sutura nasofrontal que separa los huesos frontales de los nasales es la que más varía por su orientación. complicación y modo de encon— trarse con la internasal; forma casi un semicírculo, fig. 13, Ó un arco, fig. 20; es rectilínea, figs. /4, 17. 7: suavemente ondulada, fig. 9. y más ó menos complicada. En el punto de encuentro con la sutura in- ternasal forma un ángulo recto, obtuso ó muy obtuso; sus porciones externas generalmente se complican y en parte pueden quedar lineales. El trayecto simple ó ligeramente ondulado de la articulación inter- nasal se continúa con el de la sutura frontal, sufriendo algunas veces en su intercepción con la frontonasal una pequeña desviación, n” 20, 24 y 22, etc. ; su curso inferior termina hacia un costado ó el otro, dando origen á una asimetría que resulta ser más común á la izquierda y por la cual un hueso invade el campo del otro, no concluyendo siempre en el medio de ambos nasales, como sería el caso normal. La longitud de esta sinartrosis varía entre los mínimos de 8,5, 14,5 Carros A. Mareut1 : Variaciones de los huesos del cráneo facial de la alpaca 431 Y 17,9 mm. y los máximos de 3o, 35 y 37 mm. En las cavidades na- sales las escotaduras que dejan los huesos nasales terminan en su parte media casi siempre en punta más ó menos acusada ; esta punta puede faltar y entonces se presenta una curva continua como en las figs. 17 y 19, siendo dicha cavidad simétrica ó no. Las apófisis nasales alcanzan diferente longitud; se reducen en los n” 22 y 19. dejando en este último un espacio que permite al maxilar llegar hasta el borde de la cavidad, ó tener un desarrollo más ó menos señalado y terminar en puntas muy agudas ó truncadas, como en el n' 29. Contrariamente á lo expuesto tenemos variaciones producidas por ex- ceso de desarrollo, en las cuales se notan alargamientos en el sentido longitudinal ; así serían las de los n”* 7, 20, 23, 17, etc., con relación a los anteriores ; asimismo, exceso de desarrollo en la dirección trans- versal, y por la cual las alas alcanzan una extensión acusada n” 20, 21, 23. 24, 17, etc. Comparativamente son más frecuentes las variaciones ocasionadas por defecto con relación á las por exceso. Los procesos del maxilar sobre las cavidades nasales pueden tener tam- bién desarrollo diferente, acusarse por ambas partes, figs. 19 y 9. limi- tándolas inferiormente las extremidades superiores de los intermaxi- lares ó bien presentarse un proceso á un sólo lado, fig. 2, 6 por ambos, llegando el intermaxilar hasta la altura media de las apófisis nasales, corriendo de arriba hacia abajo separados por los procesos maxilares. Examinando atentamente las figuras, sería posible formarse una idea de las variaciones, que no describiremos, de la parte superior de los in- termaxilares, las cuales terminan á diferentes alturas con relación á las apófisis laterales de los nasales ó las continúan desde sus extremidades inferiores n'”* 22, 10, etc., teniendo los cambios de esta región una va— riada representación, etc. Estas observaciones que exponen las variaciones diferentes entre sÍ y que importaría analizar no solamente para el esqueleto, sino también en los diversos sistemas orgánicos de cada una de las especies, de la mejor manera posible, separando aquellas frecuentes de las que son raras, buscar la forma normal, seguir los cambios que sufren, señalando al mismo tiempo las anómalas, contribuyen á enriquecer una parte de la anatomía, en la cual son insuficientes las investigaciones respecto de las variaciones individuales, las cuales sirven como elementos que, junto con otros, coadyuvan á la determinación específica. 432 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Nota biológica sobre un coleóptero galícola “» POR CARLOS LIZER En un trabajo titulado Notas botánicas, publicado en los Anales de la Sociedad Cientifica Argentina, t. LXV, pág. 290, 1908, el Dr. CristóBAL M. Hickex, al hablar de la Sagittaria montevidensis Cuam. et Scmr., dice lo siguiente : « Entre estas raíces se suelen ver agallas que son blancas al principio y de color marrón, chocolate y negro á medida que enve— jecen. » ] Por mi parte, comprobé que existe efectivamente una cecidia en las extremidades de las raíces de esa planta y cuyo interior está ocupado por la larva de un insecto. No teniendo noticias de que se conociera la biología de dicho insecto, me propuse seguir su desarrollo, obteniendo la ninfa y el imago después de año y medio de investigaciones infructuosas. Las cecidias se encuentran, casi sin excepción, en todas las plantas de Sagittaria jóvenes ó adultas, que crecen en todo el litoral del Plata, desde El Tigre á Río Santiago; no se tiene noticias de su existencia en otros parajes de la República. En cuanto al número que se puede hallar en cada planta, varía con la edad de ésta, habiendo contado en algunos ejemplares, relativamente jó- venes, hasta sesenta y cinco cecidias. | Para dar una idea de su abundancia puedo citar el hecho de haber ob- servado en la playa de los alrededores de Núñez, un verdadero alfom-— brado de agallas que, á primera vista, pueden tomarse por frutos ó semi- llas. Todas las cecidias son uniloculares y su mayoría piriformes ; hay, sin embargo, algunas de formas irregulares, redondeadas, achatadas, etc. Las dimensiones varían de 10 á 15 mm. de longitud y de 7 á 10 mm. de diámetro ; el espesor de las paredes es de 1 42 mm. El color es al principio blanco, llegando más tarde al negro y pasando sucesivamente por el de marrón claro, marrón obscuro y chocolate. (1) Esta nota fué presentada á la sección Ciencias Biológicas del Congreso Cientifico Interna- cional Americano celebrado en Buenos Aires en julio de 1910. (Véase Congreso Cientifico Inter- nacional Americano, vol. 1, pág. 351, 1gro.) En vista de la lentitud con que van apareciendo las publicaciones de ese congreso, me decido á dar á la publicidad este trabajo tal cual lo presenté á aquel certamen, reservándome para otro artículo mis ulteriores observaciones sobre el asunto. [9 Cartos Lizer : Nota biológica sobre un coleóptero galícola 43 Cada agalla se encuentra en la extremidad de una raíz, pudiendo tener esta última 10 y más cm. ; se observa también algunas que carecen de pedúnculo radicular, estando unidas directamente al cuello. La estructura histológica de la raiz se altera, en parte, en la cecidia. Las paredes de ésta se forman por la hipertrofia del tejido del parénquima cortical. Este tejido al leñificarse brinda á la larva y ninfa un habitáculo seguro y resistente, tan resistente que algunos imagos no llegan á per- forarlo. muriendo por consiguiente dentro de su propia vivienda. El cilindro central casi no se altera; á pesar de estar al alcance de las mandíbulas de la larva, parece que ésta lo ataca poco ó nada, prefiriendo alimentarse con las células del parénquima hipertrofiado. El diámetro de la cavidad de la cecidia va disminuyendo gradualmente y desaparece á los pocos milímetros de su curso en la raíz propiamente dicha, continuando ésta con su estructura normal. La larva. — Tiene el cuerpo de color blanco, excepto la cabeza, algo lustroso, blando, de 5 mm. de longitud y 2 de diámetro en la parte más ancha, ápoda, pudiendo arquearse hasta unir sus dos extremidades ; de 12 anillos, 3 torácicos y y abdominales ; los torácicos muy fáciles de reconocer por tener cada uno en la parte ventral un par de tubérculos locomotores mameliformes. El tubérculo anal con la hendidura trans— versal que lo divide en dos mitades iguales. La cabeza pequeña, esférica, con dos depresiones en la frente. Mandiíbulas fuertes, triangulares, de color ferrugimoso, cruzándose bajo el labro al unirse, bidentadas, con los dientes puntiagudos, el ex- terior mayor que el interior. Maxilas con el lóbulo interno provisto de seis dientecillos dispuestos en forma de sierra, palpos maxilares de dos artículos. Antenas imperceptibles, insertas en un lóbulo junto á la base de las mandíbulas. Dos puntitos negros colocados lateralmente y detrás de las antenas parece que fueran los ocelos; examinados al microscopio, se diría que son simples granulaciones pigmentarias subcuticulares. Clipeo más ó menos trapezoidal y separado del epicráneo por una línea de color ferruginoso. Labro con el borde exterior redondeado y provisto de pelillos. Labio inferior con palpos de dos artículos y sostenido por un mentón relativamente grande y circular. La ninfa. — Tiene todos los caracteres de las ninfas de curculiónidos, no presentando, á mi parecer, ninguna particularidad en su morfolo- gla. Las pocas que he observado estaban bastante avanzadas en su desarrollo 13% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS y eran de color marrón claro; además haré notar que las hallé algo de- terioradas. El imago. — He entregado el insecto para su determinación á mi amigo el distinguido coleopterólogo Dr. Carlos Bruch; no le ha sido posible clasificarlo aún, pero le encuentra algunas afinidades con los gé- neros Hidronomus y Bagous (1). Para obtener el imago he procedido de dos maneras: recogí nu- merosas agallas entre los meses de mayo y junio y puse una mitad en agua, dejando la otra en seco; á intervalos abría algunas y no observaba cambio alguno, "notando, sin embargo, que las larvas con- tinuaban con vida, á pesar de haber sido retiradas de la planta y de ha- llarse en condiciones muy diferentes á las naturales. Diré, de paso, que sacándolas de la agalla viven fácilmente veinte días. Al año siguiente, en el mes de marzo, dos de las cecidias que había colocado en el reci- piente con agua, y cuya agua hacía tiempo habíase evaporado total- mente, presentaban un pequeño agujero circular, hecho por el insecto perfecto para poder abandonar su vivienda. De las otras cinco cecidias que quedaban en el recipiente, cuatro con— tenían el imago, pero dos solamente estaban vivos; en la restante se hallaba éste con la mitad anterior del cuerpo fuera; no había podido salir del todo, debido al poco diámetro que dió á la abertura por donde debía pasar. El otro procedimiento que empleé para obtener el adulto fué llevando á mi jardín una planta joven de Sagittaria, que tenía solamente cinco cecidias ; al año siguiente y en el mismo mes hallé, con la sorpresa con- siguiente, no ya las cinco del año anterior, sino treinta y cinco; ahora bien, de estas treinta y cinco. una sola tenía la abertura de salida del insecto, cuatro con éste muerto y todas las restantes con larvas. Esto quiere decir, que los cinco coleópteros llegados á su completo desarrollo, eran los correspondientes á las cinco larvas que tenía la planta cuando la transplanté. | En cuanto á las otras treinta agallas que hallé de suplemento. se for— maron posteriormente, por cuyo motivo sus larvas se encontraban en un estado poco avanzado de desarrollo; para explicar esta nueva formación de cecidias en una planta que ha sido alejada de su ambiente natural, hay que admitir que los huevos ya se hallaban depositados en ella, antes de ser retirada de las orillas del río. (1) Algunos días después de clausurado el congreso, el señor Bruch me comunicaba que el insecto en cuestión era el Anchonoides bonariensis Brirn,, recién descripto en los Anales de la Sociedad Cienlífica Argentina. Juas Brérmes, Coleópleros argentinos y bolivianos, t. LXIX, mayo de 1910. Rorerto DarBene : Una ave nueva para la Argentina 435 Para concluir diré que en esta ligera nota, apenas doy una idea somera de la biología de este rincóforo ; quedan -aún bastantes puntos por dilu- cidar : la duración del período larval y ninfal, la producción de la hiper- trofia de la raiz, la puesta de los huevos, el número de éstos, etc. Una ave nueva para la Argentina por ROBERTO DABBENE. El Sr. don Darmiro Núñez ha donado últimamente al Museo Nacio- nal de Historia Natural de Buenos Aires, una hermosa é interesante co- lección de 275 ejemplares de aves recogidas por el Sr. Frawcisco MAxuEL Robrícuez en diferentes puntos de la República Argentina y especialmen- te en el territorio de Misiones. Debido á su posición geográfica, la avifauna de esta última región debe necesariamente comprender la mayor parte de los componentes de la Ornis del sureste del Brasil; y, por consiguiente, no es difícil que se encuentren con frecuencia en las colecciones de aves procedentes de Mi- siones, algunas especies no señaladas aún en territorio argentino. Entre otras varias especies de la mencionada colección y las cuales hasta la fecha habían sido señaladas en Misiones únicamente por el Sr. WixkeLrIED Berroxt (1), figura la especie de Píprido, que más abajo im- dico, perteneciente al género Manacus de Brrssow, el cual está carac- terizado por la forma peculiar de las primarias externas que, en el ma- cho especialmente, son fuertemente encorvadas hacia adentro, con las barbas muy atenuadas, y por las plumas de la parte mediana de la gar— ganta muy alargadas. Ha sido cazada en Santa Ana, y á pesar de ser co— mún en los estados brasileros limítrofes de Paraná y Santa Catharina, no había sido aún señalada ni en el Paraguay ni en la República Argentina. Manacus manacus gutturosus (Desuaresr) Pipra gutturosa DesmaresT, Hist. Nat. Tang., etc., t. 58 (1805) (sin lo- calidad. Se puede fijar como terra ¿ypica : Estado de Sáo Paulo). Chiromachaeris guttarosa PerzeLx, Ornith. Bras., p. 130 (1871) Sáo Paulo : Ipiranga (NartERER). — HamibTON, fbis, 1871, p. 30D (Sáo Paulo). — ScLater, Cat. Birds Brit. Mus., XIV (1888), (1) An. Soc. Cientif. Arg., t. LXXV, pp. 64-102. 1913. 436 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS p. 313 (S. E. Brasil). — H. v. InerixG, Revista Mus. Pau- lista, TIL, p. 209 (1898) (Sáo Paulo : S. Sebastiño, Iguapé, Pi- quete, Ipiranga, Piracicaba). Chiromachaeris gultarosus H. y R. v. Inertva, Fauna Braz., Aves (1907), p. 302 (Sáo Paulo : Jaboticabal, Cachoeira, Piquete, S. Sebastiño, Iguapé, Rio Feio, Avanhandava, Barretos, Ubatuba; Paraná: Ourinho; Santa Catharina). — BraBOURNE y Chus», Birds South America, t. 1 (1912), p. 311, 0.3175 (S. E. Brasil! Chiromachaeris manacus gulturosus MeLnimaYr, im WwsrMan, Genera Avium, pt. 9, Passeres (1910), p. 23 (E. Brasil desde Bahía á Sáo Paulo). N” 8521, J ad. Santa Ana, Misiones. — Fraxcisco M. RopríGUEZz, en colección Mus. Nac. Buenos Aires. Ala : 4g mm.; cola : 37 mm. Esta forma es muy parecida á4 Manacus manacus abditivus Baras de Colombia y W. Ecuador y se distingue de ésta solamente por tener la cola más larga. Ambas difieren de la forma típica Manacus manacus (Liyx.) y de Manacus manacus purus Baxes, por tener todo el pecho, abdomen y las tapadas inferiores de la cola de un color ceniza obscuro uniforme, sin el color blanco diferentemente distribuido, que se obser— va sobre estas partes en las otras dos formas. La distribución de las cuatro formas de Manacus manacus, según HeLL- MAYR (1) es la siguiente : a) Manacus manacus manacus (Liwx.). — Guayanas, Trinidad, re- gión del Orinoco y al este hasta el pie de los Andes en el Ecua- dor. Al sur, el norte del Brasil por el valle del Amazonas superior hasta el río Negro y Manaos; b) Manacus manacus purus Baxcs. — Noreste del Brasil al sur del río Amazonas, desde Maranháo y Pará hasta el río Madeira y al sur hasta el norte de Matto Grosso ; c) Manacus manacus abditivas Banes. — Colombia y oeste del Ecuador; d) Manacus manacus gutturosus (Desm.). — Este del Brasil desde Bahía a Sáo Paulo. Á esta distribución tendremos que añadir : Estados de Paraná y Santa Catharina (ImerivG) y noreste de la República Argentina, Misiones; Santa Ana. (1) Loc. ctt., pp. 22=2. Crisrópat M. Hicken : Algunas plantas de la región del Nahuel-Hnuapi 43 =] Algunas plantas de la región del Nahue/-Huapi. PoR CRISTÓBAL M. HICKEN. Á principios de este año, el Sr. Max Rornxteer, distinguido empleado dela sección bosques del Ministerio de Agricultura, hizo un viaje á la región del lago Nahuel-Huapi, con el objeto de reconocer los bosques desde el punto de vista económico industrial. El informe que con tal motivo acaba de presentar al ministerio, es muy prolijo y llamará justamente la aten- ción de los interesados en conocer y explotar las riquezas forestales de esa zona. Numerosas fotografías, mapas y gráficos ilustran su importante trabajo que será enviado á la Exposición Internacional de California como exponente del interés que estos estudios han adquirido ya en nues— tra República. El Sr. Rornxucet, en su gira, coleccionó las esencias forestales más importantes y éstas, con otras pocas plantas más, me fueron entregadas para su determinación y si bien la pequeña lista no presenta muchas novedades científicas, no deja de tener su interés desde el punto de vista fitogeográfico, razón por la cual he creído conveniente publicarla, tanto más cuanto que ofrece algunas plantas nuevas para la Argentina. Todas ellas han sido recogidas en el valle del Río Machete, pequeño torrente que desemboca en el brazo NW. del lago Nahuel-Huapi. CRIPTOÓGAMAS Musgos E Dendroliyotrichum dendroides (Hebw.) BrorH. Helechos 2. Blechnum magellanicum (Desv.) Merr. Licopodiaceas 3. Lycopodium magellanicam Sw. FANEROGAMAS Coniferas A. Libocedrus chilensis Ext. 138 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Gramineas 5. Festuca fueguiana Hoox. f. 6. Chusquea coleu Desyv. Fagáceas E Nothofagus antarctica (Forst.) OrrsrT. « Nire. » 8. » Dombeyt (Mirb.) Ornsr. «Coyhie. » 0- » pumilio (Porre. ExpL.) BLume. « Lengue. » Proteáceas 10. Embothrium coccineum Fonsr. « Notro. » 11. Lomatia obliqua R. Pav. « Radal. » Lorantáceas 12. Phrygilanthus tetrandras (R. Pav.) Ercuz. Misodendráceas 13. Myzodendron Gayanum Vax Tren. Santaláceas 14. Myoschilos oblongus KR. Pav. Poligonáceas 15. Polygonum tamnifolium Krm. Nueva para la R.A. Magnoliáceas 16. Drymis Wintert Forsr. Berberidáceas 17. Berberis buxifolia Lam. « Calafate. » 18. » Darwiniúi Hook. : 19. » linearifolia Pu. Nueva para la R.A. 90. « microphy lla Forsr. « Calafate. » De acuerdo con la monografía de ScHxeIDER, separo esta especie de la B. buxifolia, con la cual suele reunirse. Los ejemplares que tengo á la vista llevan todos flores blancas y hojas muy desarrolladas, habiendo algunas que miden hasta / cm. de long. por 2 cm. de lat. 21. Berberis Pearce: PmiL. « Salall. » Los frutos, que hasta ahora no se habían descrito, son bayas azules, Crisrósa M. Hickes : Algunas plantas de la región del Nahuel-Huapi 439 ovoideas de 8 mm. long.. coronadas por un estilo de 1-1,5 mm. long. y y que termina en el estigma. Saxifragáceas 22. Escallonia Fonkti Phu. «Chapael. » E » rubra R. Pav. « Siete camisas. » 2%. » virgata (R. Pav.) Pers. 23. Ribes densiflorum Pur. Nueva para la R.A. Cunoniaceas 26. Weinmannia trichosperma GCaAv. Leguminosas 27. Adesmia emarginata CuLos. Empetráceas 28. Empetrum rubrum Want. Anacardiáceas 29. Schinus montana (PmuL.) Exc. «Laura. » Celastráceas 30. Maytenus boaría Mot. « Maitén. » ¡$ » magellanica Hoox. f. « Naranjillo. » 32. Rhacoma disticha (Hook. f.) Logsx. « Maitén chico. » Ramnaceas 33. Colletía spinosa Lam. « Espina negra. » 34. Discaria serratifolia Miers var. foliosa Miers. « Chacal. » Tiliaceas 35. Aristotelia maquí L'Henrr. «Maqui. » Flacourtiaceas 36. Azara lanceolata Hook. Timeleaceas 37 Daphne pullo-pillo GA « Pillo-pillo. » 4ho di O . on > AS Ser o Sd DO. LN _—> E BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Mirtaceas Eugenia petiolata Pr. « Arrayan falso. » Nueva para la R.A. Myrceugenia apiculata (DC.) Noz. «Arrayán.» Nueva para la R.A. Myrteola Barneoudi Brro. Nueva para la R.A. Onagraceas Fuchsia macrostemma R. Pay. « Chilco. » Araliaceas Aralia laetevirens GAY. «Sauco del diablo. » Ericaceas Gaultheria elegans (Puu.) Pm. — «Chaursa.» Nueva para la R.A. Pernettya empetrifolia GAubn. » mucronalta (L. f.) Hook. « Chaura. » Loganiaceas Buddleía globosa Lam. « Pañil. » Desfontainea spinosa KR. Pay. « Michai grande. » Verbenaceas Diostea juncea (Hoox.) Miers. Gesneriaceas Mitraria coccinea Cav. Compuestas Baccharis Holmbergí HickEN. nov. spec. Eu-Baccharis, fruticosa, ramosa, foliús linearibus, capitulis solitariis fere sessilibus, achaenits glaberrimis. Habitu B. rosmarinifolia Hook. Anx. v. callistemordes (Ware.) Herr. simillima ita ut sine floribus peraegre inter se distinqguendae. Crisrópa M. Hicken : Algunas plantas de la región del Nahuel-Huapi ha A B. nivalis Sn. Bie., Jloribus Jere sessilibus et achaento glaberrimo maxime differt. Es una planta leñosa de 20 á 3o cm. de alto, con tallos ramificados desde la base, bastante gruesos, cubiertos de hojas lineales glabérrimas, de 13-15 mm. long. y apenas 2 mm. lat. en su parte más ancha. El borde. está algo engrosado y es integro ó rara vez con un dientecito de cada lado del ápice que es obtuso; son hojas gruesas y el nervio central aparece como. un surco muy tenue en ambas caras. Los tallos jóvenes son glabros, algo. prismáticos y resinosos como las hojas; terminan en una flor sostenida por un pedúnculo corto de 2-4 mm. long. y relativamente grueso que lleva 2 Ó 3 brácteas lineales junto al capítulo. El capítulo masculino lleva un involucro de 3-4 series de brácteas lan- ceoladas, obtusas, casi glabras, de borde escarioso algo fimbriado, las ex- teriores de 1-5 mm. long., las interiores hasta 6 mm. long. Flores regu- lares, hasta 5 mm. long. ; corolas glabras, el estilo termina en un estigma bifido con ramas glabérrimas lanceoladas, agudas; aquenio apenas de o,5 mm. long. glabérrimo, coronado por un vilano de pelos sedosos tortuosos apenas ensanchados en el ápice. La planta femenina me es des- conocida. Me complazco en dedicar esta especie al Dr. Enbuarno L. HoLmnerG, pequeño homenaje que le tributo con motivo de su reciente jubilación de la cátedra de Botánica. 51. Baccharis maqgellanica Pers. da. » patagonica Hoox. Arx. Da » petiolata DC. 54. Chiliotricham rosmarinifoluum Less. 99. Flotowia diacanthoides Less. «Palo santo. », 56. Senecio microcephalus Puxz. Buenos Aires, diciembre 12 de 1914. 442 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS Notes d'Erpétologíe. par PEDRO SERIÉ. /l. Sur la distribution géographique des deux especes de Boas aquatiques Eunectes murinus L. et Eunectes notaeus Cope. Un des serpents de plus grande taille de l'Amérique du Sud, appelé vulgairement « Lampalagua », « Anakonda «, ou « Sucury », et relative- ment commun vers le nord-est de l'Argentine, est reconnu comme appat- tenant a Vespece Zunectes murinus Linné (1766). Malgré que le Catalo- gue de BourexceErR (Bibl. 2) n'ait pas mentionné cette espéce en Argentine mais seulement á la Guyane, Brésil et nord-est du Pérou, les erpétolo- gistes Bera (1), KostowskY (6) et Peracca (7) la trouvant ensuite 1c1 n'eurent pas le moindre doute qu'il s'agissait de la méme espéce, alors la seule du genre. Plus tard, BourexcerR ajouta, á la fin du troisieme volu- me du méme Catalogue-Addenda (3), une autre espece : Eunectes nolaeus Cork (1862) (4), originaire du Paraguay et de la Bolivie, suivie d'une courte diagnose, espéce quí, jusquíá présent, n'a pas été signalée en Ar- gentine, sauf une vague indication de Werxer (8) quí croit qu'elle doit aussi s y trouver. D'autre part, une étude assez récente de M. R. v. Iner1x6 (5) sur les ser- pents du Brésil cite £. murinus L. comme la seule espéce quí existerait dans l'Amérique du Sud, habitant le Pérou, Guyanes, Amazones, Bahía, San Pablo, Minas Geraes, Matto Grosso, República Argentina (Chaco, Corrientes, Misiones), mais dont la présence n'aurait pas été constatée depuis le littoral de San Pablo au Sud, ni dans les provinces de Santa Catharina et Rio Grande do Sul. Le fait de réunir les exemplaires de Argentine et du Brésil sous la méme espéce, soi-disant « seule dans l'Amérique du Sud » prouverait que lexistence de H. notaeus n'a pas été reconnue 1c1, quoique signalée par Cork et BouLexGER dans les régions limitrophes du Paraguay et de la Bo- livie. Or, les spécimens trouvés sur ce territoire, n'ayant pas été jusqu'ici soumis á une étude spéciale, présentaient, par conséquent, une classifi- cation douteuse quí méritait d'étre vérifiée. Un récent examen des exemplaires de la collection du Musée National m'a donc permis de constater que l'espéce argentine s'accorde exactemen! avec E. notaeus, d'apres la description originale de Cork (4) et les obser- vations de BouLExGER (3) et de Werxer (8). Proro Serié : Notes d'Erpétologie 443 Cette espéce se distinguerait de E. murinus par sa taille beaucoup plus faible, Pabsence de plaques entre les labiales et les sous-oculaires. une plus grande dimension des écussons céphaliques, un nombre moindre de séries d'écailles autour du corps, dont les dorsales seraient plus lar— ges, moins de plaques ventrales et caudales, la coloration quelque peu distincte et une distribution géographique diflérente. Le Musée National posséde 8 spécimens (5 en alcool et 3 peaux), dont 4 sont du Paraguay, 3 du Chaco et 1 de Corrientes, lesquels n'of- frent pas de différences sensibles d'aprés les chiffres quí sulvent : a) Paraguay 5q.49 V.223 [A.1 Sc.56 (1) Long. tot. 1520="* Long. caud. 240 b) » » h9 » 22D E » 8 ») 2500 » » 420 c) ») ») 45 ») 231 y» Y y) 59 ») 2590 » » 370 d) » » 49 » 22% E » 46 » 2600 » » 390 e) Chaco ») 47 ADOS) 1 1 » 58 » 1720 » » 280 Le spécimen a présente quelques petites plaques intercalées parmi les écussons sus-céphaliques, et l'ceil entouré de 7 a S plaques, sans compter la sus-oculaire. Le spécimen b avec la troisieme sus—labiale gauche divisée transversa- lement, et la cinquiéme id. droite trés petite. Les 5-8 sus-labiales en con- tact avec les 2 sous-oculaires, et la plaque frénale, tres grande, repose sur les troissiéme-quatriéme labiales. La coloration générale, saccorde assez avec celle de E. murinus : des-- sus du corps fauve, jaunátre clair ou obscur, avec de grandes taches noi- res transversales, et sur les flancs deux ou trois séries de taches noires moins grandes, irréguliéres. Sur la téte tros larges rales noires qui se joignent en avant formant pointe sur le museau. Chez le spécimen e le noir des taches s'efface au milieu et découvre le fauve clair du fond, par- semé de points noirs. Ventre jaunátre, tacheté de noir sur les cótés, for— mant comme deux stries longitudinales. Caracteres différentiels des deux especes E. murinus E. notaeus Séries d'écailles autour du corps. 57-63 45-49 Piaques'ventrales... 2... 2... 242-266 221-231 ques anales. 0... I I Plaques sous-caudales......... 56-73 46-58 Plaques sus-céphaliques...... , Plus petites — Plaques sus-labiales........... 16-18 13=15 (1) Plusieurs divisées. BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1 31 Ah BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS E. murinus E. notaeus Série de petites plaques entre les sous-oculaires et labiales. .... 1 série 5 Longueur totale (maximum)... 6 á 10 métres 3 métres Coloration Sn. 2d Gris ou brun olivátre Partie antérieure du en dessus, avec une ou corps brun jaunátre deux séries de taches clair, et vers le milieu et noirátres transversales. partie postérieure brun Flancs á taches noirátres obscur. Grandes taches ocellées. Téte avec trois transversales noirátres larges bandes, s'unissant sur le dos, et sur les en pointe vers le mu- flancs deux ou trois sé- seau. ries de taches noirátres | irréguliéres. Trois rales noires au sommet de la léte se joignant au mu- seau. Ventre jaunátre, tachelé de noir en deux séries sulvies. Jistribution géographique..... Nord-est du érou, araguav, Bolivie, Distribut géographiq Nord-est du P p y, Bolivie Guyane, Amazones, Ba- Argentine (Chaco Aus- hia, S. Pablo, Minas tral, Corrientes). Geraes, Malto Grosso. BIBLIOGRAPHIE 1. Bera, Cantos, Contribuciones al conocimiento de la fauna erpetológica argentina y de los paises limitrofes, in An. Mus. Nac. de Bs. As., t. Vl, p. 10. 1898. 2. BouLencer, G. A., Catalogue of the Snakes in the British Museum, vol. 1, p. 115. 1893. 3. BouLencer, G. A., Addenda, vol. 1U, p. 594. 1896. h. Cork, E. D., Synopsis cf the Species of Holcosus and Ameiva, with diagnoses of new W est Indian and S. American Colubridae, in Proc. Acad. Nat. Se. Phil., p. 70. 1862. 5. Imerina, R. v., As cobras do Brazil, in Rev. do Mus. Paulista, vol. VMI, p. 323. 1910. 6. KostowskY, J., Enumeración sistemática y distribución geográfica de los reptiles argentinos, in Rev. Mus. de La Plata, t. VMI, p 29. 1898. 7. Peracca, M. G., Reltili ed anfibi del viaggio del dottor Alfredo Borelli, nella Repubblica Argen- tina e nel Paraguay, im Boll. Mus. Zool. Anat. Torino, X, p. 13, n* 195 (n” 2). 1895. S. Wenxer, F., Uber neue oder seltene Reptilien des Naturhist. Mus. Hamburg, 1. Schlangen, in Mitteil. Naturhist. Mus. — Jahr. d. Hamburg. Wiss. Anstalt., XXVI, 2 Beih., p. 211. 1908. II. Sur la coloration d'une « Lagartija » Saccodeira pectinata D. B. (1). M.J. J. Nácera a adressé á cette Société un spécimen de Saccodetra pectinata D. B., recueilli pendant son excursion á Sierras Bayas, province de Buenos Aires (sept.-déc. 1913), dont la coloration offre une particula- rité qui mérite d'étre signalée n'ayant pas été mentionnée jusqu'a présent. (1) Catalogue of the Lizards in the British Museum of Nat. Hist., vol. 1, pág. 159, by G. A. Boulenger, 188). e Proro Serié : Notes d'Erpétologie 445 L'exemplaire adulte (Q), trouvé avec ses 7 ceufs pres d'éclore et un jeune spécimen fraichement né, présente une large bande, ou tache ¡u- gulaire, d'un jaune orange vif, quí tranche nettement sur le fond blan- chátre du menton et du cou. Gette bande s'étend transversalement jusque sur les cótés du cou, et forme inférieurement un véritable croissant, dont la largeur recouvre de / a 6 rangées d'écailles. Le ¡eune spécimen éclos, alnsi que deux embryons a terme, extraits de la coque. offrent la méme coloration que l'adulte, avec la tache jaune vif aussi visible, formant un croissant plus prononcé, mais se prolon— geant un peu moins vers les cótés. Sur 45 spécimens de la méme Saccodeira, quí existent au Musée Na- tional, de diverses provenances et époques, et dont la coloration ne differe chez quelques-uns que par la tente du dos, a fond verdátre ou bleuátre, au lieu du gris fauve général, 1l ne sen trouve que 3 conservant des tra— ces a peine visibles de la tache jugulaire, ce quí prouverait qu'elle dispa— rait assez rapidement dans la liqueur préservatrice. Dimensions de lVadulte: longueur totale 140 mm. ; téte: longueur 19 mm.;largeur 12 mm.; corps : longueur 42 mm. ; membre antérieur : 25 mm. ; idem postérieur 34 mm. ; queue 893 mm. Dimensions du jeune : longueur totale 4g mm.; longueur téte 7 mm.; largeur idem 5 mm.; corps 15 mm. ; membre antérieur 10 mm. ; mem- bre post. 17 MmM.; queue 27 Mus. Les 7 ceufs, d'un blanc créme, de forme commune elliptique, finement rugueux et vermiculés, donnent une moyenne de 15 mm. de longueur sur 10 mm. de largeur. Ces exemplaires font maintenant partie de la collection du Musée National de Buenos Aires. Note. — Ce Musée a recu, plus tard : de M. Nacera et du méme en— droit (Sierras Bayas) deux autres spécimens Q, dont Pun a été pris avec 12 ceufs; de M. M. DorLLo-Jurabo, de Miramar (prov. de Buenos Aires), y individus, parmi lesquels 7 Q (dont une avec ses 6 ceufs) et 2 jeunes; de M. P. S. Casar, Commandant du croiseur Patria, de la cóte de Mar Chiquita (prov. de Buenos Aires), 1 exemplaire g'. Tous ces individus, á Vétat frais, semblables au premier comme coloration générale (la tache jugulaire aussi prononcée) et comme dimensions, alnsi que les ceufs. 446 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS Le Pyrotherium, l'étage Pyrothéréen et les couches a Notostylops. Une réponse a Mr. Loomis. bar CARLOS AMEGHINO, Chargé de la Section de Paléontologie au Musée National de Buenos Aires Le distingué paléontologiste nord-américain Mr. F. B. Loomis vient de publier (1) une partie des résultats scientifiques de l'expédition de l'Am- herst College en Patagonie, entreprise par lui et réalisée en 1911-1912, pendant á peu prés six mois. Nous ne connaissions lá-dessus qu'un trés bref rapport publié dans Amherst's Graduates” Quarterly, avril 1912. Le présent volume constitue sans doute une importante contribution á nos connaissances sur la faune ancienne de Patagonie. 1l n'a trait qu'a un seul étage (celui qu'Amecmxo désigne comme « piso Piroteriense », el que l'auteur préfere appeler « formation de Deseado », d'aprés TourNOUER et GauprY), el a une seule localité, celle du Rio Chico del Chubut. Nous n'allons pas faire une critique détaillée de l'ouvrage de Mr. Loo- MIS, Mais nous voulons relever quelques points que nous considérons d'une importance capitale pour la paléontologie et la géologie de Patago- nie, aussi bien dans le cas ou les idées et les observations de Mr. Loomis coincident avec les nótres que dans celui oú elles en diflérent. Ces points sont les suivants : 1” le Pyrothertum lui-méme; 27 la faune de l'étage dans son ensemble; 3" la localité explorée par l'expédition Loomis; 4” la ques- tion de l'étage a Notostylops: 5” Váge de l'étage Pyrothéréen; 6” “les Pyrothéres et les anciens Proboscidiens de 1'Afrique. 1” Le Pyrothertum. — C'est peut-étre le fait le plus intéressant a rele— ver, celui de la decouverte falte par Loomis, de deux cránes entiers du Pyrothertum dont on ne connaissait jusqu'a présent que la máchoire, les dents supérieures et des fragments trop incomplets du cráne. Or, cette trouvaille vient démontrer que le Pyrotherium était bien un Proboscidien, comme Amecuixo lavait toujours affirmé contre opinion de presque tous les paléontologues. (1) F. B. Loomis, The Deseado Formation of Patagonia, 1 vol., 232 p., 160 fig., Amherst, Mass., 1914. Qe = =] C. Auecnixo : Le Pyroiherium, lPétage pyrolhéréen et les couches a Notostylops Mr. Loomis fait un examen tres détaillé du cráne du Pyrotherium et le compare avec les anciens Eléphants de 1'Afrique, tout en reconnaissant la parenté de l'un et des autres. Nous verrons plus loin comment inter— prete-tl leurs rapports phylogénétiques; mais, quoiqu'il en soit, le fait d'avoir demontré que le Pyrotherium était un vrai Proboscidien (1), est une constatation dont l'importance ne peut pas échapper á quiconque ait sulvi plus ou moins de pres le développement des études paléontologiques en Argentine. 2" La faune de l'étaye Pyrotheréen dans son ensemble. — L"expédition de l'Ambherst College a trouvé (p. 19) «293 spécimens, chacun repré- sentant probablement un individu ». Ces spécimens correspondent (p. 21) a 3g especes différentes, la pres- (1) Lorsque cet article était déja écrit, il nous arrive le dernier numéro de V American Jour- nal of Science (4* sér., vol. 38, p. 482-484), ou nous trouvons un compte-rendu du livre de Mr. Loomis, signé par R. S. L., qui nous démontre combien les préjugés sont encore forts a Végard de cette question. Méme aprés avoir lu le livre de Mr. Loomis, dont il reconnait le grand mérite, Pauteur de Varticle ne veut pas croire que le Pyrotherinm était un Proboscidien : il pense qu'il ne s'agit que Vune coincidence de caractéres ! 11 n'attache pas, á ce qu'il semble, aucune valeur a Pexamen si prolixe et si approfondi que Mr. Loomis a fait des caracteres du Pyrotherium, en les compa- rant (pages 156-162, 164-174) non seulement avec les anciens Proboscidiens de l'Afrique, mais encore avec les Toxodontes et le Diprotodon. 11 s'appuie pour nier les affinités désormais indis- cutables des Pyrotheres, "sur deux faits. Le premier est cité d'apres Pautorité, que nous sommes les premiers á reconnaitre, de Mr. W. B. Scorr. En effet, celui-ci avait dit, dans son livre Land-Mammals in the Western Hemisphere (1912) que la ressemblance du Pyrothére et des Pro- boscidiens n'était qu'apparente. Nous regrettons de n'avoir pas á la main Pouvrage cité (qui ne nous est encore arrivé) ; mais quelles que soient les raisons que Mr. Scorr puisse y donner pour défendre son opinion, elles ne peuvent ¿tre que théoriques, puisqu'on ne connaissait pas jusqu'a la date (1914) de la publication de Mr. Loomis, des eránes entiers de Pyrothére, comme celui-ci le dit a la page 164 de son ouvrage. Si Mr. Scorr eút connu des cránes entiers, il serait incom- prébensible que Mr. Loomis ne mentionnát pas son opinion lá-dessus. Nous croyons donc que Mr. Scorr n'a pas eu á sa disposition que des cránes fort incomplets comme ceux qui avaient servi á AMEGHINO pour appuyer ses idées, et á d'autres auteurs, comme M. Have dans son grand Traité de géologie et M. Weser dans ses Sáugetiere (1904), pour accepter ces idées. Le deuxiéme argument que Mr. R. S. L. invoque á sa faveur, se tourne, nous semble-t-1l, contre luizméme. En eflet, il dit que si Pon accepte la parenté des Pyrothéres avec les anciens Proboscidiens de l'Afrique, il faudrait accepter existence d'une union continentale dans le Cré- tacé supérieur, et il croit, on ne sait pas trop pourquoi, que c'est la un áge trop ancien pour une telle union. Or, Váge crétacique des couches á NVotostylops (d'oú proviennent les ancótres des Proboscidiens de Patagonie et de P'Afrique) étant, comme nous le verrons, l'hypothése la plus vraisemblable, c'est lá une raison de plus pour croire á cette liaison et non pas pour la dénier. Mais quoi quiil en soit, il ne s'agissait pas de prouver ou dénier existence de cette union, mais de juger, sur la base d'un matériel originel et nouveau, des affinités tant discutées de ces animaux considérés en eux-mémes ; et voila que le rédacteur de l' American Journal of Science invoque l'im- possibilité (non démontrée !) de Vexistence d'une liaison continentale pour prouver que les Pyro- théres ne sont pas des Proboscidiens. 148 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS que totalité desquelles avait été déja décrite par Amecuixo, Bol. Inst. Geoy. Argentino, t. AV et XVIII. C'est ce que Mr. Loom:1s a pu constater lu-méme, puisque comme il dit (page 2), « cela a été pour nous un plai- sir de reconnaitre le soin avec lequel ces descriptions (celles d'Amecnio) ont été faites, de telle sorte que notre táche a consisté principalement á accroitre notre connaissance des diflérentes formes, et pouvoir détermi- ner sur la base de matériaux plus complets les relations de ces étranges formes ». Mais comme le nombre des espéces décrites par Auecmixo est de beau- coup supérieur á celu trouvé par lexpédition de l'Ambherst College, Mr. Loowis accepte, en les incluant dans son ouvrage, de nombreuses espéces d'AmecHixo, en se bornant á traduire les diagnoses originales et á copier les dessins. Cependant, il ajoute quelques nouveaux genres el especes, tels que Vo- ladiaphorus gen. nov. des Protérothéridés; Notogale gen. nov. des Bor- hyaenidés; Scotamys et Litodontomys, gg. nov. des Rongeurs. Comme nous l'avons dit plus haut, ce n'est pas notre intention, dans le présent article, de faire une revision de la partie systématique de cet ouvrage; mais on peut remarquer en passant quelques particularités. Il n'y a pas, par exemple, aucun index systématique, ce qui rend pénible la consultation du livre. En outre, un grand nombre de figures (toutes incluses dans le texte) n'ont pas de légende. et dans les descriptions on ne fait presque jamais mention du numéro de la figure correspondante, de telle sorte que dans beaucoup de cas il faut déduire le nom de l'espéce représentée dans le dessin par la place que celui-ci occupe dans le texte. On peut noter aussi quelques erreurs, comme par exemple dans la premiére figure, oú est représenté le cráne du Pyrothertum, on indique « Pe » de la grandeur naturelle ce quí est évidemment une erreur, car ce doit étre « */, ». Mais ce sont lá de défauts qui n'“ótent presque rien a grand mérite que nous reconnaissons dans l'ouvrage qui nous occupe. 3” La localité explorée par Uexpédition Loomis. — Cette localité, dit Mr. Loow:s, est située pres du Rio Chico del Chubut, a quelques 3 mil- les a lest de ce fleuve, et presque exactement á l'ouest de Puerto Visser (golfe San Jorge). Il donne en outre (page 5) un léger croquis ou le point sus-dit se trouve indiqué. 1l ajoute qu'il cro1t que c'est le méme gisement d'oú proviennent la plupart des types d'Amecntxo, et il dit (page 4) que «ce seralt important de savoir s'il s'agit en réalité du méme gisement, puisque si c'est ainsi, l'identification de nos spécimens avec les espéces décrites par ÁmecurxO se trouveralt étre beaucoup plus certalne ». C. Aursmixo : Le Pyrotherium, Uélage pyrolhéréen et les couches a Notostylops 449 Je suis en étal d'aflirmer que la localité est bien, comme Mr. Loowm:s suppose, la méme que j'ai explorée pour la premiere fois, et dans laquelle j'al obtenu beaucoup des types décrits par AMEGHINO. Mais, méme quand je n'aurais pas fait cette déclaration, il suftit d'exa- miner les données que nous avons présentées dans Les formations sédi- mentatres, 1906, p. 97-99» et les croquis et profils ¿bid., p. 99, fig. 24, pour se convaincre qu'il ne peut y avoir des doutes la-dessus. En effet, Il n'y a pas d'autre localité aussi rapprochée de celle indiquée par Mr. Loowmts, pour qu'elles puissent étre confondues. Mais quoiqu'il en soit, c'est Mr. Loomis lui-méme qui se charge de démontrer l'injustice du reproche qu'il adresse (pages 2 et 3) a Ámecuivo, de n'avoir jamais donné de renseignements au sujet des localités d'oú provenaient ses spécimens, puisqu'il reconnait, quelques lignes plus bas (p. 3), que dans les Forma- tions sédimentatres on trouve de tels renseignements. De notre part, nous regrettons de ne pas avoir pu donner des rensel- enements encore plus précis sur les divers gisements explorés par nous; mais ayant eu á parcourir seuls d'extensions si considérables avec si peu de moyens, et ne disposant en outre de cartes topographiques exactes, 11 nous a été impossible de faire autre chose. ll faut en outre remarquer qu'il ne s'agit pas d'un dépót d'une grande étendue, mais bien au contraire, 1l n'a qu'environ 60 metres de large par 300 metres de longueur. Ce n'est, en réalité, qu'un point dans les inmenses plaines de la Patagonie. Et si nous osons aflirmer, cependant, que c'est bien ce point-lá celui que Mr. Loomis a exploré, c'est parce que nous sommes súrs quíil n'y a point dans plusicurs lieues aux alentours autre gisement du Pyrothéréen. En plus, le profil (fig. 2) et la descrip- tion stratigraphique de Mr. Loom1s nous a permis de le reconnaitre sans la moindre hésitation. Nous en avons donné aussi un profil (Form. sédim., 1906, fig. 32) ou Pon voit la colline quí constitue le dépót en question : c'est celle quí apparait au milieu de ia vallée, et de laquelle Amecntio parle expressément dans le texte, page 113, en disant: « ¿.. cette coupe [celle de la fig. 32] est trés intéressante, parce qu'elle montre, dans la vallée intermédiaire sans nom, une colline isolée á sommet plat oú le Pyrothéréen repose sur la surface profondément ravinée du Notostylopéen, et le Patagonien repose sur la surface fortement érodée du Pyrothéréen ». La seule chose quí pourrait avoir donné lieu a des doutes, c'est que dans notre profil cette colline apparait comme ayant sa surface plate, et qu'Á- MEGHINO dit en outre, en en parlant, «á sommet plat », tandis qu'en réalité elle a au milicu une gorge qui la divise en deux; mais on comprend facilement, en regardant notre profil, qu'il est purement schématique. h5o BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Nous avons aussi indiqué dans la carte-croquis des Formalions sédi- ment. (fig. 24), non seulement la localité que Mr. Loomis a retrouvée, mais encore toutes celles qu'on connaissait jusquía cette date, méme celles que nous n'avions pas explorées personnellement, mais que nous connaissions par les rapports de MM. Rorn et Romero. Si nous laissons de cóté le gisement signalé de Misiones, dont on n'a pas de renseigne- ments exacts (1), comme l'a dit Amecnixo, Vextension des dépóts de cet étage en Patagonie, depuis le Neuquén jusqu'au Deseado, est encore trés considérable. Mr. Loomis pense que « tous les dépóts de cet áge et de ce caractéere, ont toujours été locaux et isolés ». C'est un point au sujet duquel nous sommes en complet désaccord avec lui. Son opinion peut se trouver vraie quand il s'agit de certaines régions isolées et surélevées de l'intérieur, mais point du tout pour le cas général : par exemple á Maza— redo, au sud du golfe San Jorge, une région déprimée et plate, dans laquelle le Pyrothéréen couvre plusieurs kilométres, qu'AmecnixO visita lui-méme en 1903, et dont il donna une carte-croquis spéciale (Forma- lions sédiment., fig. 25): c'est une des localités que Mr. Loomis n'a pas pu retrouver (p. 4). Ce qui. á notre maniére de voir, a induit Mr. Loomis dans l'erreur, c'est le fait que non pas dans tous les lieux la formation est également riche en fossils, bien au contraire, il y a de grandes étendues absolument stériles mais quí font bien partie de l'étage Pyrothéréen. Celui-ci n'est donc aucunement discontinu. ll y a encore, au sud-ouest de Deseado, une autre localité de cet étage, que Mr. Loom1s n'a pas visité, et qui couvre par de couches continues une étendue de plus de cent lieues carrées. (1) Cependant, il est tres vraisemblable que létage Pyrothéréen s'étende jusqu'au nord-est de Argentine, mais jusqu'a présent les dépóts de cette contrée se sont montrés trés pauvres en débris de mammiféres fossiles. C'est ici le lieu de rappeler l'existence de l'un des peu que l'on connait, Pu Ameghinotherium ». Ce genre des Typotheria fut découvert et décrit par M. Francisco Ponestá (La Escuela Positiva, Corrientes, t. V, p. 1-8, 1899; Cf. Amecuixo, Sinopsis Geol. Paleontol., Censo R. A., 1895, t. I, supplément, p. 5. 1899) 4 Curuzú-Cuatiá, province de Co- rrientes, dans ult carriére. Amecnixo, loc. cit., Vaccepta comme le type d'une famille particuliére de Typotheria, mais dans ses ouvrages postérieurs il n'en parla plus. Le cráne découvert par Popestá était á vrai dire tres incomplet et déformé, et Auecmixo ne Pavait pas examiné person - nellement. Mais peu de temps avant la mort de mon frére, M. le Prof. Marríx Herrera, de Rosario de Santa Fe, eut Pamabilité d'envoyer au Musée National de Buenos Aires la piéce ori- ginelle. Auecuixo Pexamina alors, et je Pai moi-méme étudiée plus tard. A notre avis, il s'agit Vune espéce du genre Entrachylherus, Yun des plus caractéristiques de la faune pyrotheréenne, et que Mr. Loomis a aussi trouvé en Patagonie. Le cráne du spécimen de Corrientes présente, quoique brisées, toutes les molaires et prémolaires, de telle sorte que la détermination du genre peut ¿tre considérée certaine jusqu'a ce que de nouveaux matériaux ne viennent pas nous démontrer le contraire. C'est-a-dire donc que la faune du Pyrothére s'étendait en réalité jusqu'au nord-est argentin. C. Aurcumixo : Le Pyrothérium, Pétlage pyrothéréen et les couches a Notostylops 451 La localité du Pyrothéréen que nous avons signalée (carte-croquis fig. 24) dans la partie nord du golfe San Jorge, se trouve au voisinage de Puerto Malaspina. Mr. Loomis a explorée un endroit dans ce voisinage, * celui qu'il signale avec A dans sa carte fig. 1, et dont ji présente une section dans la fig. 3. ll n'a pas trouvé, dans ce lieu, le Pyrotherium. mais 1l dit (page 11) qu'il croit que c'est notre localité du nord de San Jorge. Il y aurait au contraire des raisons pour croire qu'il nen est rien, puisqu'il n'a pas trouvé les fossiles caractéristiques; mais il est vrai que ceux-c1 n y abondent pas. C'est la couche N” 11 de son profil fig. 3, celle quíil suppose que nous avons signalée comme Pyrothéréen. Or cette couche est marquée sur le dessin comme étant constituée par des yrés verts (« green sandstone »), et dans le texte il en parle comme des sables verts grossiers («layer 11 was a coarse green sand », page 15, en bas). Il dit y avoir trouvé quelques os, bien peu démonstratifs sans doute, puisqu'il se borne á en dire «... some fragments of some sort of a bone. » Il ajoute ensuite (page 16) que ces dépóts ont le méme aspect et la méme couleur que les sables verts du gisement du Pyrothéréen du Kio Chico; mais il croit que ce sont des couches marines, parce qu'elles reposent sur des couches de cette origine et sont couvertes par d'autres du méme caractére. Mais alors, pourquoi suppose-t-il que ce sont lá nos couches a Pyrotherium ? C'est une supposition gratuite, que de croire que nous ayons confondu des dépóts marins avec ceux du Pyrothéréen... Mais en outre, comme nous le verrons plus bas en parlant des couches a Nolosty- lops, il est trés vraisemblable que cette couche N” 11 se trouve en dessous du Notostylopéen, ne pouvant pas par conséquent, appartenir au Pyrothéréen, ce quí prouverait que Mr. Loomis n'a pas bien interprété le caractére de ces couches. Mais quoi qu'il en soit, nous nous ratifions pleinement sur ce que nous avons dit au sujet de lexistence d'un gisement du Pyrothé- réen au nord du golfe San Jorge, que Mr. Loomis n'a pas, á ce quíil sem- ble, retrouvé. h? La question des couches a Notostylops. — Le sujet le plus important peut-étre au point de vue géologique, dans le mémoire de Mr. Loomus, est celui quí á trait a ces couches. Il est bien connu que dans la stratigraphie de cette contrée telle qu'elle se trouve exposée dans les Formations sédimentatres (p. 99-116), 1l y a en dessous du Pyrothéréen, des couches a Astraponotus, ou étage Ástrapo- notéen, et en dessous de celui-ci, les couches a Notostylops ou étage Notostylopéen (que Mr. Loomis appelle «couches de Casamayor », du BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS E a to nom d'une des localités). Ces étages, avec le Pyrothéréen, rentrent dans la grande formation guaranienne (dont 1ls représentent des facies conti- nentales) qu'Amecnixo considere dans son ensemble d'ige crétacique supérieur. Dans le gisement du Rio Chico del Chubut exploré par l'expédition de l'Amberst College et quí, nous Pavons dit, est bien 'un des nótres, nous avons indiqué (Formations sédiment., profil fig. 32 cité plus haut) le Pyrothéréen reposant en discordance sur le Notostylopéen (Vétage Astra- ponotéen manquant á ce point-la), et recouvert lui-méme (le Pyrothé- réen), en discordance, par le Patagonien marin. En outre, nous avons signalé la présence du Notostylopéen á plusicurs endroits dans le voisi- nage de golfe San Jorge, comme on peut le voir dans les cartes-croquis fig. 22, 25, dans le profil de la cóte patagonique qu'on trouve á la fin de louvrage cité, et dans les pages 91-96 du méme oú Amecnixo en parle avec assez d'étendue. | Or, c'est un fait trés curieux que Mr. Loom1s (page 11) n'ait trouvé les couches a Notostylops dans aucun de ces endroits, et ne les ayant pas trouvées il aflirme (pages 16 et 17) qu'il y a la-dessus une erreur de la part d'Amecniso. Nous pouvons aflirmer qu'il n'y a aucune erreur : ce quíil y a, c'est simplement que Mr. Loomis n'a pas été, quant au Notostylops ausst fortuné que pour le Pyrotherium, c'est-á- dire, qu'il n'a pas pu trouver les gisements fossiliféres de cet étage, qui a été exploré non seulement par nous, mais encore par M. Rorn et M. TOURNOUER. Dans le profil fig. 2 du livre de Mr. Loomis, des couches d'argiles sablonneuses blanches (« white sandy clay ») sont signalées comme se trouvant, en discordance, en dessous du Pyrothéréen. Comme ce profi) représente le méme gisement de notre figure 32, c'est tout clar que les « white sandy clays » de Mr. Loomis ne peuvent étre autre chose que notre étage Notostylopéen. Or, nous sommes absolument súrs quíil en est ainsi. Nous pouvons donc affirmer qu'a la base de cette petite colline prés du Rio Chico del Chubut d'oú Pexpédition de Amherst Gollege a extrait presque toute la faune du Pyrotherium, se trouvent les couches fossiliferes de Vétage Notostylopéen, qui consistent, eflectivement, dans des argiles sablonneuses blanchátres. Mais ce n'est pas lá seulement que se trouvent les fossiles de cet étage. lls se trouvent aussi — il semble superflu de le dire — á tous les points oú nous les avons signalés au voisinage du golfe San Jorge. 1ls forment partout des dépóts limités et isolés, le reste de la formation étant comme pour de Pyrothércen, stérile dans d'étendues considérables. Mr. Loomts E [yl (95) C. Auecmixo : Le Pyrotherium, Uétage pyrothéréen et les couches a Notostylops n'a trouvé probablement que ces parties stériles, ce quí. d'allleurs, nous regrettons vivement (1). La seule mantére de trancher la question serait de faire, en compagnie de Mr. Loomis, une nouvelle expédition dans ces endroits. Comme ¡al un grand intéréet a démontrer que mes observations sont exactes, j invite Mr. Loomis á venir de nouveau en Argentine. Je m'engage á l'accom- pagner dans la Patagonie, et a lu1 faire voir les dépóts du Notostylopéen qu'il n'a pas vu. Je me compromets á trouver dans sa présence, les fossiles de cet étage non seulement dans cette colline du Rio Chico del Chubut qu'il a visité, mais encore dans d'autres dix ou douze points différents du golfe San Jorge. Je me compromets en outre a trouver, non seulement le genre typique Votostylops, mais encore une demi-douzaine d'autres gen- res du méme étage, notamment Votoptlhecus, Henricosbornia, Acoelodus, Isotemnus, etc. S1 je remplis ce compromis — ce dont je n'ai pas le moindre doute — celui de Mr. Loomis ne serait que de vouloir bien le déclarer. Je fais extensive cette invitation aux paléontologistes des États-Unis ou d'ailleurs qui s'intéressent á ces études. Mais la question des couches á Notostylops ne finit pas 1c1. Elle a encore un autre cóté trés intéressant. Mr. Loom:1s considere sa « white sandy clay » comme faisant partie de la « série de San Jorge » de WiLckexs qu'il reconnait comme étant d'áge crétacique, comme Amecuio et WiLckess lui-méme Pont accepté. 11 ¿Ccroit en outre que ces argiles blanches sablonneuses sont toutes d'origine marine, ce quí n'est vrai quíen tant que cette «série de San Jorge » comprend aussi le Salamanquéen, qui est sans doute marin. Or, qu'est-ce que Mr. Loow1s dira si nous lui prouvons que c'est dans ces couches d'ige crétacique que le NVotostylops se trouve? Il faudra logiquement avouer que la faune Notostylopéenne était aussi crétacée, comme ÁAmecHixo Va affirmé. Dans lés sections du golfe San Jorge que Mr. Loomis présente (fig. ¡Se et 4), il signale des couches d'argiles sablonneuses blanches égales á celles qu'il a trouvées á la base de la colline du Rio Chico, et il les consi— dére comme appartenant a la méme formation. Mais dans ce cas une difficulté se présente que, nous l'avouons, nous n'avons pas pu surmon— ter. Mr. Loomis signale á la base de la section B la présence de l'étage marin Salamanquéen, avec plusieurs de ses mollusques fossiles. mais non (1) A la page 17 du livre de Mr. Loomis, J'auteur dit: «... Il only worked the Notostylops- beds at Mazaredo ... » mais il ne fait pas mention d'aucun genre, et on reste dans le doute, si c'est la faune ou seulement les couches du Notostylops, ce quíil a vu. 15% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS pas, parmi eux, Ostrea (Gryphaea) pyrotherioram lurG.; dans la section [, vers le milieu de la hauteur, une couche se présente avec O. pyrolhe- riorum, et en dessus des mollusques fossiles semblables á ceux de l'étage Sehuenéen (qu'on ne connaissait que du Rio Sehuen, bien plus au sud). Or, O. pyrotheriorum était connue comme une espéce typique du Salamanquéen. Le fait que Mr. Loomis ne Vait pas trouvée á la section B ne prouve pas, naturellement, qu'elle n'existe pas dans cet étage, puis- quíil peut s'agir d'une absence locale; mais le fait de ce qu'il Pait trouvée aux couches marines moyennes de sa section A (dépót N* 5) tendrait á prouver que ces couches sont bien du Salamanquéen, malgré la ressem- hlance de quelques-unes de ses espéces avec celles du Sehuenéen (ce qui, d'ailleurs ne nous semblerait pas étrange, puisque les couches de cet étage (du Salamanquéen) vont en s'élevant du sud vers le nord, et il serait tout naturel que dans la section A, plus septentrionale que B, elles se trouvassent plusieurs métres plus haut). Mais, Mr. Loowas affirme (p. 15) que a l'endroit représenté dans la sec- tion A, le Salamanquéen ne se voit pas, parce qu'il se trouve en dessous du niveau de la mer. En outre, 1l signale au milieu des argiles sablonneu- ses blanches de la base de la section A, une couche de concrétions renfer- mant Nautilus Valencienni HurÉ, espéce que nous n'avions jamais trouvé dans ces endroits. Tout cela résulte pour nous, á vrai dire, un peu obscur. Nous ne sommes parvenus á nous faire une idée claire de la stratigraphie que ces sections représentent. C'est peut-étre notre faute, et nous n'allons donc pas insister sur ce point. Seulement nous voulons dire qu'en général la maniére dont Mr. Loowss traite la stratigraphie de cette contrée nous sem- ble trop sommaire. Quant a ce qui a trait á ces couches marines en parti- culier, nous croyons qu'il faudra attendre jusqu'a ce que l'auteur ait décrit et figuré les mollusques fossiles qu'il a réunis dans ces lieux. Mais malgré cela, 1l y a une chose que nous considérons súre, et c'est que les couches 14, section A, et 13, section B (argiles sablonneuses blanches, sables blancs) quí se trouvent en discordance en dessous du Patagonien, sont bien du Notostylopéen. Nous sommes súrs qu'on y-trouvera des fossiles de cet étage que Mr. Loomis n'a pas trouvé. De'méme que pour les couches de la base de la colline du Rio Chico, l'auteur croit que les couches sont crétaciques. C'est lá, nous ajoutons, une raison de plus pour croire á l'áge crétacique du NVotostylops. Mais alors les couches N* 11, section Á, que comme nous l'avons dit plus haut, Mr. Loomis suppose étre celles que nous avons considérées comme du Pyrothéréen, ne peu- vent pas appartenir á cet étage, puisqu'elles se trouvent en dessous du Notostylopéen. C. Aurcnixo : Le Pyrotherium, Pélage pyrothéréen et les conckhes d Notostylops £55 L'auteur dit (page 17) que les couches du Notostylopéen, de l'Astra- ponotéen et du Pyrothéréen, sont toutes des dépóts isolés, parce qu'ils ne se recouvrent pas les uns les autres dans aucun lieu. Si Mr. Loomis eút exploré les gisements du lac Colhué-Huapi, il eút súrement trouvé que les couches de ces trois étages sont lá en superposition directe, com- me Amecmio l'a indiqué dans les Formations sédimentaires, fig. 31, pra. Quant á la question de la contemporanéité des Dinosauriens avec le Notostylops, Vauteur dit (p. 17) qu'il ne croit pas á telle contemporanéité, parce quíil n'a rien trouvé quí la lui indiquát dans les couches du Notostylopéen de Mazaredo. Nous avons déja dit plus haut qu'il ne nous semblait pas se déduire avec clarté de ses paroles s'1l avait trouvé á cet endroit les mammiféres de la faune Notostylopéene, puisquiil n'en citait aucun exemple, et que, plus encore, quand il parle, á la page 162, de quelques genres de cette faune, notamment Carolozittelia, 11 ne dit pas l'avo1r trouvé; mais quoiqu'il alt trouvé ces fossiles, et non pas de Dino- sauriens avec ceux, cela ne prouve pas que les reptiles n”y existassent pas. L'étage Notostylopéen est assez étendu, et l'on n'a pas trouvé de Dino- sauriens á tous les endroits. On comprend facilement que, dans ces cas. quelques faits positifs valent pour tous les faits négatifs qu'on puisse Invoquer. Il y a encore l'observation de Rorn, déja mentionnée par ÁmeGHIixO (1906) sur lPexistence de fragments d'os et de dents de mammiféres de la faune du Notostylopéen dans des conglomérats coquilliers de l'étage Sala- manquéen du Chubut. Ce sont tous, on le voit bient, des faits qui servent a appuyer l'opinion de la contemporanéité de la faune a Notostylops avec les Dinosauriens, ce quí est tout naturel, puisque, comme nous l'avons dit plus haut, les observations de Mr. Loomis tendent a prouver, contre sa propre opinion, que les couches a Notostylops sont bien crétaciques. Mais il y a encore d'autres faits tres démonstratifs, que nous n'avons pas besoin de rappeler ici, puisqu'ils ont été déja suffisamment discutés par ÁmecHiIxO á plusieurs reprises et surtout dans les Formations sédiment., p. 60-63, etc. Que l'on veuille aussi consulter á ce sujet les profils fig. 17 et 31 du méme OUVrage. Mais Vopinion de Mr. Loomis á cet égard se comprend bien, étant donné que, comme nous l'avons déja dit, il a méconnu le Notostylopéen ou il Pa trouvé sous la forme d'argiles blanches sablonneuses. Alors il résout la question dans une forme assez simple, en disant (p. 17) que « presque tout ce qu'AmecHixO a designé comme Notostylopéen est Cré- 456 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS tacé superieur, el que c'est dans ces depóts du Crétacé supérieur que se trouvent les Dinosauriens : celle-ci me semble étre la cause de la confu- sion». Mais, si comme nous l'avons déja dit, ces couches crétaciques sont du moins en partie les mémes du Notostylops, la confusion disparait, et il serait trés intéressant que Mr. Loomis eút fourni, en y trouvant des Dinosauriens, une preuve contre sa propre thése. 5" Lage de Pélage Pyrothéréen. — Mr. Loowmas dit (page 17) qu'il con- sidére les couches a Pyrotherium comme Oligocénes, sans pouvoir se pro- noncer quant á sí c'est a la partio inférieure ou supériecure de ce systéme qu'on doit les rapporter. 11 s'appuit pour cela sur deux faits. Le premier est l'áge miocene du patagonien marin qui se trouve en discordance sur le Pyrothéréen. Sur ce point, il accepte sans discussion les idées de OrrmanN (Princeton Univ. Exped. to Patagonia, IV, 1902) et 1l semble ignorer, puis qu'il ne le mentionne pas, que Inerive, dans son erand ouvrage sur les Mollusques Fossiles de l' Argentine (Anales Museo N. de Buenos Altres, t. MV, 1907) a discuté un á un les arguments de OrrmMaxy, en arrivant á la conclusion que la formation patagonienne est Éocéne. De la méme opinion est Amecuixo, dans son ouvrage déja cité. Ces deux auteurs ont accumulé un nombre trés considérable de faits en appui de leur opinion. Or, Mr. Loomis ne prend pas en considération aucun d'eux, de telle sorte que nous nous bornons a renvoyer le lecteur aux ouvrages cités, auxquels Mr. Loow:ts n'ajoute rien de nouveau sur ce point. Il dit seulement (page 11) quil a étudié une grande collection de fossiles du Patagonien (Vertebrés et Invertébrés) et que cette étude lui a donné la conviction que cette formation correspond au Miocéne ¡nférieur; mais jusqu'a ce qu'il n'ait pas publié les résultats de ses études, on doit considérer la question telle qu'elle était apres les publications de Orrmanxn, de InerixG el d AMEGHINO. On voit bien, qu'on ne peut pas invoquer, en faveur de l'áage oligocéne du Pyrothéréen, láge miocene du Patagonien, puisque ceci est loin d'étre prouvé. Nous croyons au contraire que tout tend a démontrer qu'il est Eocéne. D'autre part, Mr. Loowmas dit que puisque le Pyrothéréen repose sur le. Crétacé supérieur, 11 doit étre plus récent que celui-c1. Sur ce point, nous croyons que Mr. Loomis peut avoir raison. Nous n'en avions pas parlé plus haut, en traitant des Dinosauriens, parce que nous voulions le dire ici. Nous croyons, en effet, que le Pyrothéréen est peut-étre posté- rieur á Vépoque ou vivaient ces reptiles, et nous nous expliquons alors que Mr. Loomis n'en ait pas trouvé dans la localité explorée au Rio Chico. C. Auecumixo : Le Pyrotherium, Uétage pyrothéréen et les couches ú Notostylops 457 Nous acceptons la possibilité que le Pyrothéréen soit Tertiaire le plus inférieur, c'est-á-dire, Éocéne basal équivalent aux couches de Puerco et Torrejon de l'Amérique du Nord, mais pas plus récent. Quant á V'Astra— ponoltéen, plus ancien que les couches a Pyrotherium et reposant toujours en concordance sur le Notostylopéen, nous croyons qu'il doit étre référé, comme ÁmeGmHaxO la fait, au Crétacé supérieur. 6” Les Pyrotheres el les anciens Proboscidiens de "Afrique. — La ques- tion tant discutée de l'ancienne connexion de l'Amérique du Sud avec Afrique, est traitée par Mr. Loomis d'une maniére trés succincte, aux pages 26-27 de son ouvrage. Il accepte l'existence d'une telle union 'con- tinentale, et 1l croit en outre qu'elle doit avoir existé dans le Grétacé su— périeur, sur ce qu'il est d'accord avec plusieurs géologues. Il admet en outre que des migrations ont dú se produire entre l'Afri- que et l'Amérique du Sud, mais il croit que tous les mammiféres, sauf les Édentés, sont venus de celle-lá en celle-ci. Dans la plupart des cas ses affirmations restent comme de simples suppositions, puis qu'on n'en donne pas les preuves. D'allleurs AmecHixo0 a traité longuement dans son ouvrage déja cité tout ce qui a traitá ce sujet, et nous n'allons pas ré— péter 1c1 tous ses arguments. Le seul point que Mr. Loom1s traite avec quelque étendue, est celui des affinités des Pyrotheria, c'est-a-dire, du Pyrotherium et genres vol- sins. Il est donc le seul oú nous allons aussi nous arréter un pen. , Tout en reconnaissant, comme nous l'avons dit en commencant cet article, la parenté du Pyrotherium avec les auvciens Proboscidiens de PAfrique, Mr. Loomis, quí croit le Pyrothertum oligocéne, suppose que celui-ci dérive de ceux-lá, quí sont en partie de l'Éocéne moyen ou supé- rieur. Nous avons dit plus haut pourquoi nous considérions que le Pyro— théréen pouvait étre référé tout au plus á lPÉocene le plus inférieur. Mais nous allons supposer un moment qu'il eút raison, et que les couches a Pyrothére fussent oligocénes, et nous allons lui démontrer ensuite com- ment sa thése est encore insoutenable, tant au point de vue géologique qu'au point de vue purement paléontologique ou phylogénétique. Nous supposerons donc que les animaux du genre Pyrotherium soient les des- cendants des Proboscidiens de l'Afrique. Mais dans le groupe, ou sous— ordre, des Pyrolheria, il ny a pas seulement se genre-la, mais beaucoup d'autres quí se trouvent dans les couches du Pyrothéréen, de l'Astropono- téen et du Notostylopéen. Mr. Loow:s fait mention de quelques-uns d entre eux, et rejelte presque tous les autres parce qu'il les considere insuflisam- ment connus. Mais il en accepte deux, Propyrotherium, un animal de 458 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS beaucoup plus petit que Pyrotherium et appartenant á Pétage Astropo- notéen, et Carolozittelia, genre qu'il considere comme le représentant des ancétres de Pyrotherium. Or, ce genre correspond, comme il le dit lui- méme, aux «couches de Casamayor », c'est-á-dire, au Notostylopéen (pages 162-163 de son livre). A vrai dire, il ne se prononce pas sur P'áge des couches á Notostylops, mais 1l semble s'incliner, par ce qu'il dit á la page 17 de son livre, pour P'Eocéne inférieur, parce qu'il reconnait qu'en dessous du Pyrothéréen 1l y a encore deux faunes trés diflérentes, celle de l' Astraponotus et celle du Notostylops, qui manifestent un degré d'évolution de beaucoup moins avan- cé. Donc, il faut admettre que ce sont les ancétres de Carolozittelia (1) ceux quí ont immigrés de l'Afrique, et que cette immigration a dú avoir lieu dans le Grétacé. Mais, quels sont les mammiféres crétacés que Pon connait en Afrique, et quí eussent pu étre les ancétres de Carolozittelia ? Par ce que nous savons, on ne connait méme aucun placentaire de cet áge dans le continent africaim. Les Proboscidiens les plus anciens de ce continent appartiennent á 'Éocéne moyen ou supérieur, el sont par con- séquent plus modernes que Carolozittelia, méme dans la supposition (qui n'est pas exacte) que ce genre fút de P'Éocéne inférieur. L"hypothése de Mr. Loowmxs se trouve par conséquent démentie par les données géologi- ques, méme en acceptant sa propre appréciation de l'áge de ces formations. Quant au genre Carolozittelia considéré en soi-méme, il offre de caracté- res tels qu'il n'y a pas de droit pour le considérer comme un descendant d'aucun des anciens Proboscidiens connus de l'Afrique. Nous allons maintenant abandonner les hypothéses de Mr. Loomis pour nous placer dans celles que nous croyons étre plus rapprochées de la vérité. Nous avons tout récemment examiné, tous les spécimens des ty- pes des Pyrothéres quí sont conservés dans nos collections. Nous devons (1) L'immigration de mammiféres de l'Afrique dans la Patagonie est aceptée explicitement par Mr. Loomis comme s'étant produite dans le Crétacé supérieur, pour les ancétres des Typotheria, Toxodontia, Litopterna, Homalodontotheria et Astrapotheria, qui rentrent tous selon Jui dans le groupe des Notoungulata — ce qui, soit dit en passant, nous n'acceptons aucunement (page 27 de son livre). Quant aux Pyrotheria (page 25), il croit qu'ils ont fait leur apparition en Patagonie dans la partie supérieure de lAstraponotéen, mais il accepte (page 162) comme nous le voyons dans le texte ci-dessus, le genre Carolozittelia, de ses « couches de Casamayor », c'está-dire, du Vo- tostylopéen, comme un ancétre de Pyrotherium. Donc, le groupe ne peut pas étre arrivé en Pa- tagonie á Vépoque de l'Astraponotus, mais bien avant, á celle du Notostylops. A moins que Mr. Loomis n'accepte que c'est seulement Pyrotherium, et non les Pyrotheria, qui descend des Pro- boscidiens de 1'Afrique, ce qui serait, á ce qui] nous semble, en contradiction aves ses propres idées. Nous croyons cependant que la contradiction n'est qu'apparente, et que ce que Mr. Loo- mis a voulu dire est bien ce que nous disons dans le texte, c'está-dire, que tous les Pyrotheria sont des immigrants de Afrique. C. Aurcmiso : Le Pyrotherium, Pétage pyrothéréen et les couches 4 Notostylops => ot [lan] avouer quíil y a quelques-uns quí peuvent étre considéres douteux, parce qu'ils sont fondés sur des morceaux trop incomplets. Cela ne veut dire, naturellement, qu'on doive les rejeter, mais bien au contraire, les main- tenir, jusqu'a ce que de nouveaux matériaux plus complets soient trouvés. Nous mentionnerons par conséquent seulement deux genres, parce que nous les considérons les plus intéressants pour la phylogénie des Probos- cidiens. Le premier est Caroloz:ittelia. Ce genre représente, effectivement. Pun des ancétres les mieux caractérisés de Pyrothertum, comme Mr. Loo- mis V'a reconnu; mais il n'est pas Éocéne, sinon Crétacé. Pour le faire des- cendre des Proboscidiens. ou de n'importe quel autre Ongulé, de P'Afri- que, il faudrait faire rémonter l'áge de ceux-c1 jusqu'á une époque oú Pon a pas jusqu'a présent le moindre vestige de leur existence. Mais il y a encore en Patagonie un autre genre de la méme époque, que Mr. Loomis considere comme rejetable, sans en donner les raisons, mais que nous considérons au contraire, un tres bon genre bien caractéristi- que. C'est Paulogervaisia. 1 n'est pas nécessaire de le décrire, puisque Amecmixo la déja fait, en insistant sur ses aflinités, comme on peut le voir dans les Formations sédimentaires, 1906, page 329-341, oú se trouve résumée sa théorie sur les rapports phylogénetiques des Proboscidiens. La ressemblance des molaires de Paulogervaisia avec celles de Moerttherium, lun des Proboscidiens de l'Éocéne de l'Afrique, est frappante, mais elles indiquent un animal d'une moitié, á peu pres, plus petit, et qui est en outre du Crétacé. 1 ne faut pas dire lequel doit étre considéré comme Pancétre de autre. Mais d'un autre cóté, Paulogervaista, avec ses mo- laires en partie lophodontes, en partie bunodontes. est intimément lié aux Condylarthra, si abondants dans l'étage Notostylopéen, tels que Cepha—- nodus (1). Il est donc évident que du moins, on peut rechercher les ancétres des Pyrotheria dans les couches mémes de Patagonie. Et cela encore, sans parler de la formation chubutienne, encore plus ancienne, qui est accep- tée par tous les auteurs comme crétacique. On trouve ici déja des mammi- féres, tres rares, mais dont quelques-uns constituent des genres indiscu— tables, come Proteodidelphys et Archaeoplus. Sur ce sujet, Mr. Loom1s n'en parle point. Nous croyons donc que, dans l'état actuel de nos connaissances l'hypo- (1) Ce genre (qui difléere peu de Phenacodus, de Éocéne de l'Amérique du Nord), de méme que d'autres qui s'y rapprochent, a été toujours placé parmi les Condylarthra par AmeGHIxo. Cette opinion n'a pas a été généralement acceptéc. Mais nous voyons que dans les traités mo- dernes on s'incline cependant pour elle, comme on peut le voir dans Srkomer vox Reicuenpach, Lehrbuch d. Paláozool., 1, 209. 1912. BOL. SOG. PHYSIS. — T. I 32 h 60 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS these de l'origine des Proboscidiens (pour nous borner á ce groupe de mammiféres) dans la Patagonie elle méme, est la plus vraisemblable. Mais nous ne voulons pas nous arréter d'avantage sur ce point. Notre intention, en commencant cet article, a été d'abord de répondre a Mr. Loom:s au sujet du gisement de l'étage Pyrothéréen du Rio Chico del Chubut, et ensuite faire l'éclaircissement que nous avons fait a l'égard de l'étage Notostylopéen, quí est le point que nous considérons le plus im- portant et qui ne pourra se résoudre que dans le cas ou Mr. Loomr1s veuille bien accepter l'invitation que nous lui avons adressée plus haut. Nous faisons cette déclaration dans la croyance d'étre utiles á la science, et sans la moindre présomption; mais avec la conviction que notre lon- gue expérience dans l'investigation de la géologie de ces contrées nous a donnée. En effet, nous avons parcouru la Patagonie australe, non pas en- tre les années 1889-1894, comme le croit Mr. Loowm1s, mais depuis 1887 jusqu'en 1903, et pendant ce temps nous sommes revenus un grand nombre de fois sur les gisements du NVotostylops. C'est ainsl que nous avons pu réunir plus d'une centaine de genres diflérents de mammiféres de cet étage seulement. Nous regrettons de ne pas avoir eu l'occasion de nous mettre en rapport avec Mr. Loomis quand il retourna de Patagonie avec ses collections. Nous aurions eu le plaisir de mettre á sa disposition nos collections parti- euliéres á fin quil eút pu comparer ses spécimens avec les originaux. Si cela eút été le cas, nous croyons qu'il se serait fait une toute autre idée sur lcs anciens Pyrothéres, en particulier de genres tels que Paulogervai— sia, etc. Pour suppléer á cela, nous allons envoyer á Mr. Loomis des mou- lages des types de tous les genres principaux. Indépendamment du dit envo1, M. le directeur du Musée National de Buenos Aires, docteur ÁxGEL GALLARDO, avait resolu d'envoyer a l'expo- sition quí doit avoir lieu á San Francisco, California, des moulages de ces mémes fossiles, alnsi que ceux des divers restes humains fossiles décrits par AmecmiO et d'autres objets et tableaux qui ont trait á la méme question. C'est une coincidence dont nous sommes heureux, puisqu'ainsi le pu- blic scientifique que visitera l'exposition de 1915 á California, pourra observer des copies exactes de Pyrotherium, de Carolozittelia, de Paulo— gervaista, etc., et juger de leurs affinités. M. DorLLo-Jurano : Une expérience de laboratoire £61 Une expérience de laboratoire a propos du développement du poulet. PAR M. DOELLO-JURADO. Dans un travail antérieur, nous avions rappelé, á propos de lVorigine de l'amnios, l'expérience de WerLbox (1) quí consiste á faire développer des ceufs de poule en leur rendant l'eau perdue par évaporation au moyen d'un dispositif spécial. Dans ces conditions les embryons se développent sans amnios ou du moins avec cette enveloppe tres incomplétement for- mée, aprés 72 et 96 heures d'incubation, comme le démontrent les des- sins de WELpDox. Nous avions mentionné (2) ce fait en appui de Popinion selon laquelle Pamnios chez les vertébrés terrestres ne serait que le résultat de leur adap- tation a la vie dans un milieu non aquatique. conclusion que WerLbox lui-méme ne tirait pas. Mais nous n'avions pas vérifié les expériences citées. C'est ce que nous avons fait au Laboratoire de Zoologie de la Faculté des Sciences. Ayant besoin, pour les classes pratiques du cours, de suivre les pre— miers stades du développement du poulet, nous avons profité de cette occasion pour mettre en incubation quelques ceufs dans les conditions voulues. Nous n'avons pas suivi le procédé de WeLboyx, quí nous semble plus long et plus difficile, mais un autre bien plus simple, quoique sans doute on risque avec lui de perdre.quelques ceufs, ce quí du reste n'a pas d'im- portance pour le but qu'on se propose dans ce cas. En effet, on ne cher- che pas ici a obtenir des poulets bien développés et á terme (c'est pres- que súr que dans ces conditions les embryons n'arriveront pas á Véclo- sion) mais seulement a observer les premiers stades, et peu importe done que quelques-uns meurent un peu plus tót ou plus tard. Werbox introduisait par 'un des póles de l'ceuf, en brisant la coquille un siphon dont l'autre extrémité été introduite dans un récipient plein d'eau. D'ailleurs 11 ne donne pas assez de renseignements sur son procédé. Nous avons simplement placé les ceufs dans un récipient en verre (nous avons profité d'un dessicateur á acide sulfurique de ceux qui sont d'un usage courant dans les laboratoires). Nous avons mis les ceufs dans la par- tie supérieure du vase, sur la toile métallique, et dans la partie inférieure une capsule pleine d'eau. Le couvercle est fermé á la vaseline et le vase 162 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS tout entier est mis dans la couveuse. Nous avons laissé les ceufs se déve— lopper dans l'étuve de telle sorte qu'ils se trouvaient dans une atmos- phére sursaturée de vapeur d'eau. Pendant quelques minutes, lorsque nous ouvrions l'étuve pour aérer et remuer les autres ceufs qui étaient placés dans les conditions normales, nous laissions échaper par le robi- net en verre dont l'appareil est pourvu, l'excés de vapeur d'eau. En outre, deux fois par jour nous les sortions de l'étuve et pendant quelques minu- tes, les ceufs restaient exposés a Pair. En dehors done de ces moments, les ceufs sont restés dans l'atmos- phére de cette « chambre humide ». Ge n'est que par tátonnements qu'on arrive aux conditions quí permettent le développement, au moins les pre- miers stades. Les trois premiers ceufs que nous avons mis dans ces con- ditions étalient tous morts au bout du deuxiéme ou du troisiéme jour, lorsque nous les ouvrimes. C'est en les pesant qu'on se rend compte des conditions qui convien- nent le mieux. On sait en eflet que dans les conditions normales du dé- veloppement un ceuf perd de son poids, par évaporation, á peu pres un demi-gramme par jour. Or ces ceufs, á cause de l'excés de vapeur d'eau quí empéchait l'évaporation, au lieu de perdre journellement quelques centigrammes de Jeur poids, augmentaient, des le deuxiéme jour, et méme dans une proportion assez forte. Áimsi, par exemple, le premier pesait, au moment de le mettre dans la couveuse 60,83 grs. : au bout de 2% heures, 60,79 grs.; au bout de 48 heures, 60,86 grs.; aux 72 heures, 60,96 grs. et quelques heures apres la 72”", lorsque nous l'ouvrimes, 1) dépassait un peu les 61,10 grs. Il avait donc augmenté son poids en 3o centigrammes. Les deux autres avaient aussi augmenté leur poids, dans une proportion un peu plus forte. | Alors nous avons diminué un peu l'humidité, en laissant le récipient ouvert quelques minutes de plus, des que nous constations que le poids tendait á augmenter ou méme sil ne diminuait au moins d'une fraction de décigramme. C'est ainsi que nous avons obtenu l'embryon que nous figurons ici, au bout de 108 heures d'incubation. Voici les variations du poids dans cet ceuf : au moment de le mettre dans la couveuse, 56,92 grs. ; aprés 2/, heures, 56,85 ; apres 8 heures, 56,83; aprés 72 heures, 56,82 ; apres 96 heures, 56,90 et a la 108"* heure, a peu pres le méme poids. C'est-á-dire done que cet ceuf subit dans ce temps plutót une diminution d'á peu pres 2 centigrammes; mais, la quantité qu'un ceuf perd norma- lement de son poids chaque 24 heures étant, comme nous l'avons dit plus haut, d'environ 50 centigrammes, on peut dire que, pratiquement, cel ceuf s'est maintenu á peu pres dans son méme poids. M. DorLo-Juravo : Une expérience de laboratoire 163 S1, en répétant ces expériences on trouve que, dans ces conditions, les ceufs de poule peuvent suivre leur développement pendant quelques jours, on pourrait peut-étre construire un petit appareil permettant á l'ceuf de faire la régulation par lui-méme, de telle sorte qu'aussitót que son poids commencál a augmenter, une valvule (en connexion avec le plateau de la balance sur laquelle l'ceuf devrait étre placé) s"ouvrit pour laisser sortir Vexcés de vapeur d'eau. La construction du dit appareil est une question de mécanique, dont les détails pourraient se resoudre de plusieurs ma- niéres. Mais avant de parler de l'embryon quí fait Vobjet de cette note, nous allons dire quelques mots sur les conditions dans lesquelles 1l a été obtenu. L'idée de la possibilité du développement des ceufs dans de l'eau tiéde est tres ancienne. Réxumur avait déja fait des expériences á ce sujet. Plus tard Dareste (4) en reprenant ces expériences, trouve que dans ces con— ditions des embryons sont tous morts vers la 3o”” heure. PreYer, dans son ouvrage classique (5) dit que « P'arrét de l'évapora- tion de l'oeuf provoqué par la mise de cet ceuf dans un vase fermé dont air est renouvelé chaque jour, mais oú la vapeur exhalée s'oppose á l'émission d'autres vapeurs d'eau, parce qu'elle ne circule pas, mel la vie de Pembryon en danger » (page 136); mais 1l n'ajoute rien sur les carac- téres que présentent les embryons obtenus dans ces conditions, et 11 ne fait mention d'aucune expérience á ce sujet. Or, dans les conditions ou nous avons obtenu notre embryon de poulet, il est clair que l'excés de vapeur d'eau empéche presque complétement l'évaporation de l'ceuf; cependant, on voit que Vembryon a pu atteindre jusqu'au cinquiéme jour. Nous croyons que c'est á cet excés de vapeur d'eau qu'on doit prin- cipalement le manque de perte de poids de l'ceuf. Nous disons principa— lement, parce quíil y a sans doute d'autres facteurs qui interviennent aussi, á savotr les ¿changes gazeux dont on ne tient pas ici compte. D'ail- leurs la vraie nature des phénoménes chimiques qui tiennent lieu au de- dans de l'ceuf pendant les premiers stades du développement n'est encore trés bien connue, comme l'a fait voir Accazzorrr dans ses expériences toutes récentes (6). Ainmsi done, quand nous parlons 1c1 de la perte de poíds de V'oeuf, celle-ci doit ¿tre comprise dans un sens global. D'un au- bre cóté, les expériences entreprises dans des conditions contraires aux nótres, tendraient á prouver que la perte de poids est due des le commen- cement á la perte de vapeur d'eau. D'abord on sait que dans une atmos- phére tout á fait séche, les ceufs ne peuvent pas se développer, la quan— tité d'eau quils perdent dans ces conditions étant trop grande. Tout derniérement, Accazzorrt (7) a mis en incubation des ceufs de poule aux 1,61 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Alpes, dans une altitude de 2900 métres. 1! a trouvé que dans ces condi- tions la presque totalité des embryons mouraient bientót, les ceufs perdant de leur poids assez plus de ce qu'ils perdent aux altitudes moyennes et il attribue le fait a la diminution de la pression qui favorise l'évaporation. Quant a savoir ce quí, dans la perte de poids, revient a 'embryon lui- naayii Fig. 1. — Embryon de poulet aprés Fig. 2. — Dessin semi-schématique destiné á faire comprendre 108 heures d'incubation dans la la photographie fig. 1. La partie recouverte par l'amnios est «chambre humide ». Micropho- indiquée en pointillé, le reste représente la large ouverture tographie (*), grossisement 6 dia- de Pamnios. r. a. a., replis antérieur de Pamnios; r. a. p., metres. Comparer avec le dessin id. id. postérieur ; h. c., hemisphére cérébral ; v,, premitre suivant. vésicule cérébrale; v,, deuxieme id. id.; vz, troisieme id. id.; 0., il; c. cour; f.b., fentes brandriales; b.m. a., bourgeons membres antérieurs; hb. m. p., 1d. id. postéricurs; s. p., seg- ments primordiaux. Gross. + 12 diamétres. (Du naturel). méme, et ce quí correspond aux substances de |'ceuf tout entier, c'est une question que nous ne prétendons pas résoudre ici. Le fait bien connu qu'un ceuf non fécondé mis en incubation perd de son poids dans la méme proportion que l'ceuf fécondé et en cours de développement (Prr- YER, 3, P. 128, etc.) ne prouve pas que l'évaporation ne soit pas, des le commencement, nécessaire á la vie de lembryon, quoique PreYer, loc. cit., va jusqu'a dire que celui-ci non seulement ne perd pas de (*) Cette photographie a été obtenue au moyen de la chambre stéréoscopique Zeiss appliquée au microscope binoculaire de la méme marque, qui est tres commode pour les petits grossi- sements. Je dois remercier mes amis M. C. Wessez et M. R. Const Moria, du Laboratoire de photo- graphie de la Faculté des Sciences, qui m'ont aidé dans cette táche. Pour plus de clarté la photographie a été retouchée, mais seulement dans ses contours á fin de faire disparaitre les ombres produites par les plis resultant de l'impossibilité d'étendre d'une manicére absolument reguliére des membranes si délicates sans les déchirer. = [e] or M. DorLto-Jurano : Une erpérience de laboratotre la vapeur d'eau, mais quí plutót il en absorbe. Quoi qu'il en soit, le fat est que l'embryon que nous avons obtenu s'est développé dans une atmosphere sursaturée de vapeur d'ean, et que c'est lá sans doute la cause des anomalies qu'il présente, soit qu'il s'agisse d'un effet direct on indi- rect sur les premiers stades de l'embryon lui-méme. En revenant donc au cas dont il est question ici, nous voulons avant tout faire remarquer le principal caractére que cet embryon présente, á sa- voir, Varrét de développement de l'amnios. Celui-ci est en effet, comme on peut le voir dans les figures (1 et 2), largement ouvert, de telle sorte que la plus grande partie du corps de l'embryon plongeait directement dans l'albumen. La partie antérieure est comme on le voit dans les figures, couverte par le replis céphalique. Dans la partie postérieur, le replis amniotique est, á ce qu'il nous est paru, formé, mais l'extremité ne rentre pas sous lui, mais reste en dehors. C'est ainsi que nous le représentons dans la figure 2, mais nous ne pouvons pas aftirmer que le fait ne soit pas dú au maniement que l'embryon subit quand il fut sorti de la coquille. Dans son aspect général, cet embryon ressemble assez á celui de Wer- DON (2, fig. 2) quí fut obtenu apres 96 heures d'incubation; mais l'in- flexion est de beaucoup moindre dans notre cas. Lorsque l'embryon fut extrait de l'ceuf, il était encore vivant, et le coeur battait avec á peu pres 100 pulsations par minute. Nous l'avons observé dans de la solution physiologique pendant 45 minutes, aprés quoi nous l'avons fixé au sublimé. 1l est conservé mainte- nant dans l'alcool-glycérine (*). Le liquide sanguin qu'on voyait circuler dans le tube cardiaque et dans les valsseaux, était presque complétement incolore. On ne voyait que ca et lá, aux bords du sinus terminal, des taches irréguliéres de sang rouge. Il est á remarquer, outre la large ouverture amniotique, le grand dé- veloppement vers l'extérieur du tube cardiaque, quí dans les conditions (*) Nous nous sommes servis, pour étendre l'embryon sous le liquide conservateur, du ciment reccomandé par M. Laraste (Actes Soc. scientif. Chili, M, p. 190, 1892), composé de trois par- ties de paraffine et une de caoutchouc (tel qu'on le trouve dans le commerce). On dépose dans une capsule de Petri une couche d'aA peu prés un demi-centimétre de ce ciment fondu, et on le laisse refroidir. On verse alors le liquide conservateur (V'alcool ne dissout pas ce ciment), et on porte la piéce dans ce liquide. On peut la fixer sur la couche de ciment au moyen de mor- ceaux de crin. Ce procédé est aussi trés bon pour la dissection des petits animaux qwWon doit faire sous Peau ou sous un autre liquide. Si Pon désire conserver la piéce ainsi fixée de telle sorte qu'on puisse l'observer facilement, et méme la porter sous le microscope, on peut se servir d'une autre capsule plus grande comme Vun couvercle qu'on peut retirer a volonté. Nous avons conservé ainsi sans altération visible 166 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS normales ne fait pas, á cet áge, une si grande saillie. Il est aussi trés re- marquable le manque presque complet d'inflexion. En eflet, dans les conditions normales, la troisieme vésicule cérébrale devrait se présenter á droite, c'est-á-dire, que l'inflexion est a peu pres de 180” plus grande que dans notre cas. Dans son ensemble. un embryon de cet áge devrait présenter l'aspect de ceux qui sont figurés por Duvar (8) dans la figure 10, p!. 1, ou fig. 122, pl. VIII et quí ont une torsion bien. plus grande. Le manque d'inflexion est vraisemblablement un phénoméne qui dépend de l'ouverture de l'amnios. En effet, celui-ci ne s'étant pas fermé, le replis antérieur n'a pas exercé sur la téte de l'embryon la pression qui lPoblige á se courber, on du moins, elle a été moindre. Le manque d'inflexion a été observé par Week (9) dans des embryons dépourvus d'amnios, et attribué par cet auteur á la méme cause. ll est de méme probable que la grande saillie du tube cardiaque dé- pende á son tour du manque d'inflexion, et il se peut aussi que ce phé- noméne donne comme résultat l'exagération de celui-lá. Un autre caractére assez curieux est l'absence de lVallantoide. En effet, nous n'avons pas pu déceler le moindre vestige de sa présence. 1l est vrai que, désirant avant tout faire ressortir les traits principaux de la mor- phologie générale, nous n'avons pas voulu sacrifier ce spécimen pour en faire des coupes ; mais, méme quand la présence d'un rudiment d'allan— toide fút démontrée, cet organe aurait en tout cas un développement in- comparablement plus petit de ce quí correspond á un embryon de cet áge. Un phénoméne curieux observé par Week dans ses deux embryons, mais qui ne se présente pas dans le nótre, est l'inversion du sens de la torsion. En effet, les embryons observés par cet auteur, reposaient les deux sur son cóté droit, et non sur le gauche, comme c'est le cas géné- ral. Wear attribue cette inversion au développement particulier que le coeur prend en absence de l'amnios. Mais dans notre cas l'embryon suit la régle générale, comme on peut le voir dans la figure. cet embryon pendant seize mois; mais dans d'autres cas, la piéce “un autre embryon de poulet) s'est teint au bout de quelque temps de la couleur brune du cimentdans le cóté qui est appliqué sur celui-ci. La couche de ciment, dú peut-étre aux bulles d'air qu'elle conserve dans sa masse, s'éleve parfois dans la capsule (a laquelle elle n'adhére pas), de telle sorte que la piéce peut rester á sec. L'inconvénient peut ¿tre évité en placant dans la couche de ciment deux morceaux en bois ou en verre á la maniére de clous, dont l'extrémité supérieure reste pressée par le couvercle. Nous avons aussi trouvé tres utile ce ciment pour le bouchage des flacons cylindriques dont le couvercle est un disque en verre, ce qui rend innécessaire l'usage si ennuyeux de la vessie. La fermeture n'est pas sans doute si solide, mais elle en est assez pour les besoins pratiques, et a en outre cet avantage, que les flacons ainsi fermés peuvent étre ouverts avec beaucoup plus de facilités quand on a besoin de sortir Jes spécimens. Des flacons ainsi bouchés dans ce labo- ratoire il y a deux ans se conservent trés bien aujourd'hui. M. DorLo-Jurano : Une expérience de laboraloire 467 Des embryons sans amnios ou de moins avec cette enveloppe incom- pletement formée, se présentent parfois comme des anomalies. DaresteE (5) en a observé deux, l'un de cinq et V'autre de treize jours, vivants et sans ammnios, mais non pas obtenus expérimentalement. Par contre ceux de We:Lbnox et de Wesrk, déja cités, de méme que ceux de Lie ont été empéchés de former leur amnios par des procédés expérimentaux, mais diflérents du nótre. LiuriE (10) détruisait l'amnios avec une aiguille rougie, á travers la coquille. Il observe que dans ces conditions l'embryon se développe nor- malement sans cette enveloppe jusqu'au cinquiéme ou sixieme jour, et que l'absence de l'amnios n'a, au moins provisoirement, qu'un effet li- mité sur le développement de lallantoide. On peut se demander maintenant si les caractéres particuliers que pré- sente l'embryon dont il s'agit 1c1, doivent étre considerés comme de sim- ples etffets d'une cause tératogénique, ou s'il y a droit á les considérer comme une sorte de retour aux caracteres ancestraux, et par la comme une preuve de l'origine de l'amnios, comme nous l'avons dit plus haut. Sans doute, une réponse définitive ne peut étre donnée dans un sens ou dans l'autre; mais rien ne s'oppose, d'ailleurs, á ce qu'on accepte l'in- fluence des deux facteurs. Du moins, c'est un fait trés curieux qu'un étre, placé, au cours de son développement, dans des conditions semblables a celles ou se sont développés ses ancétres, présente, ne soit-ce que comme un fait tératologiqne, des caractéres semblables á ceux de ceux-lá. L'idée que P'amnios est un organe de protection dú au. passage de la vie aquatique á la vie terrestre, a été soutenue par Semox (11), Weser, loc. cit., SCHAUINSLAND (12), etc., par opposition á ceux qui, comme Vax BexeDEwN et JuLix (13), SeLeNRA (cité par SCHAuINsLaND, 12), O. Hert- wIG (14), etc., ne voyaient agir dans la formation de cette annexe foetale que des causes purement mécaniques. C'est la premiére théorie celle qui tend á prévaloir aujourd'hui. Cependant, méme en acceptant la cause signalée comme ayant déterminé la formation de l'amnios, il reste encore a expliquer beaucoup de points relatifs a la maniére dont il est apparu et s'est développé. C'est ici que des considérations mécaniques, ou plutót physiques en général, doivent sans doute intervenir. Au fond, la diffé- rence entre les deux théories n'est pas peut-étre tres grande. Ill est donc trés utile de pouvoir disposer d'un moyen tel que celui dont nous nous sommes servis, nous permettant d'empécher ou d'arréter ex- périmentalement l'apparition de lamnios. En effet, plusieurs détails que dans le cours normal du développement se réalisent trop rapidement pourront ainsi étre retardés presque á volonté, et partant mieux connus 68 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS dans eux-mémes. Mais comme dans ces conditions l'arrét de développe- ment de l'amnios va accompagné, ainsi que nous l'avons vu plus haut, de plusieurs autres phénoménes, plus ou moins directement liés avec lui, tels que la diminution de la torsion de lembryon sur son axe, la plus grande saillie du coeur, peut-étre aussi le manque de l'allantoide, et d'au- tres encore d'un ordre purement physiologique, nous croyons que le cas que nous présentons n'est pas sans intérét au point de vue purement ex- périmental. Laboratoire de Zoologie, Faculté des Sciences. Décembre 1914. BIBLIOGRAPHIE 1. WeLvoox, W. F. R., Professor de Vries on the origin of species. Biomelrika, t. IL, p. 265- 374. Londres, 1902. 2. DoeiLo-Jurano, Martín, Essai d'une division biologique des Vertébrés. Anales Sociedad cienti- fica argentina, t. 65, p. 189-217. 1908. Ce travail a été analysé dans Zoologischer Jahresbericht, 1908, Vertebr., p. 87; Nature. 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Recherches des premiers phénomenes, etc. Jour- nal de l'Anatomie et de la Physiologie, t. 39, 75-92, 1 pl., 1903. 10. Linn, F. R., Experiment. studies on the develop. of the org. in the embryo of the fowl. Biol. Ball, V, 927 VIH, 33: 1901: (Nous n'avons pas pu consulter la publication originelle, mais seulement Pextrait dans Année Biologique, p. 83. 1904). 11. Semon, R., Entstehung und Bedeutung d. embryon. Hilten und Anhangsorgane dl. Wirbeltiere. Comples rendus 3* Congrés international zool., Leyde, 1895, 289-316. 1896. 12. Scuauiseano, H., Die Eniwickl. der Eihúute der Reptilien und Voógel, in Handbuch der vergl. und experim. Entwicklungslehre der Wirbeltiere, hrsgb. von Dr. Oskar HerTwIG, E p- 177-234. 1906. 13. vas Bexeoes, Eb. et JuLis Cm., Recherches sur la formation des annexes fetales chez les mammiféres. Archives de Biologie, t. V, 369-434, 5 pls. 1884. 14. Herrwic, Oskar, Traité d'Embryologie. 2* édition francaise, d'aprés la sixiéme édition alle- mande, traduction Ch. Julin. Paris, 1900. - Crónica Y BiBLIOGRAEÍA 469 CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA Jubilación del Prof. Dr. Holmbergy. En noviembre próximo pasado el Prof. Dr. Ebuarno L. HormberG dictó sus últimas clases de Botánica en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, pues le ha sido acordada la jubilación, después de más de treinta años de enseñanza en la Escuela Normal y en la Universidad. Esta fecha marca una época en el desarrollo de nuestra cultura cientí- fica. No es esta la oportunidad para hacer la exposición de todo lo que las Ciencias Naturales deben en nuestro país al empuje vigoroso que les imprimió el Dr. HoruberG. Se prepara para el año entrante una gran demostración pública, con el concurso de todas las instituciones cientifi— cas y docentes de la República, en la que su personalidad será apreciada en su verdadera significación. Se espera que sea un homenaje digno, no solamente de quien lo recibe, sino también del país que tiene el honor de contarlo entre sus hijos y que se ha esforzado siempre en demostrar el alto aprecio que le merecen las obras de la ciencia. Adelantándose á este homenaje, nuestra Sociedad le ha conferido, como se expresa en la primera página de este número, el título de Socio Hono- rario que se acuerda por primera vez. Igual distinción le ha sido acorda- da por la Sociedad Científica Argentina. Además, esta Sociedad le ofreció el día de su última clase en nuestra Facultad (15 de noviembre) una comida íntima para expresarle lo que los títulos honoríficos no expresan esto es, el cariño de sus ex alumnos, alumnos y colegas, y el inevitable sentimiento de tristeza con que le ven alejarse del antiguo gabinete de Historia Natural, que tantos años re- sonó con su voz. Por su parte, la Universidad Nacional de Buenos Aires (de cuya Aca- demia de Ciencias Exactas y Naturales el Dr. HoruserG continúa forman- do parte) le ha acordado el título de Doctor en Ciencias Naturales hono— ris causa. El diploma correspondiente le fué entregado en la sesión del Consejo Directivo del 17 de diciembre por el Decano de la Facultad, Ing. Juax F. Sarnr, quien pronunció adecuadas palabras. El discurso correspondiente estuvo, por resolución del Consejo, á car— go del Prof. Dr. ÁxerL GaLLarpo, á quien contestó el Dr. HoLmbERG. He aquí el del primero : 470 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS « Doctor HoLmBERG : «Ll Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales me ha confiado el honroso encargo de dirigiros la palabra con motivo de la entrega del diploma de Doctor honoris causa en Ciencias Naturales que acaba de haceros el señor Decano. « Grata misión es esta para mí, pues si no he tenido la suerte de haber sido vuestro alumno en las aulas, soy vuestro discípulo y admirador des- de hace muchos años. «Gran influencia han ejercido sobre mi vocación por las ciencias na— turales vuestros escritos, vuestras brillantes conferencias en la Sociedad Cientifica y sobre todo esas amenas conversaciones que siempre os habéis complacido en tener con los jóvenes, que yo escuchaba ávidamente hace unos treinta años en el antiguo local social de la calle Victoria. « Después vino la amistad y la vinculación de colegas, las responsabili - dades paralelas de la cátedra, los discípulos comunes que crean nuevos lazos de vinculación afectiva, todo lo cual ha robustecido la admiración juvenil, haciéndola más razonada y fundada, sin perjudicar por eso el entusiasmo inicial. | «No hay para qué recordar aquí vuestra vasta obra en las ciencias na— turales, desde los trabajos sobre los arácnidos hasta los actuales sobre los moluscos, obra en la que habéis abarcado además los peces y las aves, la flora y la geografía botánica argentinas y muy especialmente el intere- santísimo orden de los himenópteros que siempre habéis cultivado con particular predilección. « Y creo que no es necesario recordarla y analizarla ahora, por ser bien conocida de todos los colegas presentes y por nadie mejor que por su pro- pio autor. « Hace muchos años que figuráis honrosamente entre los escasos sa— bios argentinos y lejos de necesitar justificación detallada, el diploma que el señor Decano acaba de entregaros, causará más bien sorpresa que lle- gue tan tarde la sanción documentada de un título desde largo tiempo discernido por el consenso unánime de vuestros compatriotas y por el veredicto de todos vuestros colegas del mundo cientifico universal. « Pero esta ceremonia tiene además el carácter de una despedida por cuanto señala vuestro retiro como profesor de esta casa, que siempre será la vuestra, aun cuando no tengáis en ella funciones tan activas como has- ta ahora. «Quiero, pues, dedicar breves palabras á vuestra labor docente. « Además de los prestigios de vuestros conocimientos y del encanto de Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 471 vuestra palabra elocuente que atraían la ¡juventud hacia vuestra cátedra, habéis ejercido como pocos la alta misión de suscitar las vocaciones, de estimular la curiosidad, de alentar á los principiantes, evitándoles los des- fallecimientos tempranos ante las escarpadas pendientes de la ciencia, al parecer inaccesibles y para cuya ascensión les habéis mostrado las sendas que conducen á la cumbre, con esfuerzo sin duda, pero alegrados por frescos helechos y hermosas flores que hacen menos penosa y hasta agra- dable la subida. « Esta es para mí la más alta y más difícil misión del profesor. « El secreto de la pedagogía está en ser aperitiva, si me permitís la ex- presión. Debe despertar ante todo el apetito de saber, porquela instruc- ción es una nutrición del espíritu y no una indigestión de conocimientos forzadamente ingeridos. La inteligencia debe ser alimentada y no cebada con un cúmulo de datos que excedan su facultad de asimilación. «No hay que empachar á los alumnos, y es necesario que el exceso de arboles no impida ver el bosque, como dicen burlescamente los fran- Ceses. « Es conveniente que las obligaciones escolares dejen á los jóvenes al- gún tiempo para pensar por su cuenta y no sólo al través del libro ó con la ayuda del profesor. «En particular en las ciencias naturales nada reemplaza las observacio— nes y pequeños descubrimientos que hace el niño ó el joven en contacto directo con la naturaleza. «Las detestables prácticas de la pedagogía tradicional « decía mi maes- tro Grarp á propósito de la educación del naturalista» destruyen rápida— mente los gérmenes preciosos de una iniciativa que hubiese bastado alen - tar para obtener de ella los mejores resultados. «No toques á ese bicho porque pica, se le dice al niño. « No tomes esa planta que es venenosa. No vayas al arroyo para no mojarte. No trepes al árbol que te vas 4 romper los pantalones. » « Felizmente para el progreso de las ciencias naturales, agrega el ilus—- tre Profesor, «hay aún bastantes niños desobedientes ». « Ardiente campeón de la libertad, habéis dejado desarrollar siempre en vuestros alumnos la iniciativa y el sentimiento de la propia responsa— bilidad, inculcándoles el amor á la verdad para que concibiesen gozosa- mente en este amor las ideas elevadas y fecundas que no se obtienen por obligación y por temor. « Vuestra sola presencia traía una ráfaga de vivificante pampero á la atmósfera enmohecida de nuestro laboratorio. Vuestra enseñanza, tan viva y tan personal, libre de trabas y de convencionalismos, introducía BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS = <=] 155 siempre algo del pintoresco desorden de la selva misionera en las severas platabandas universitarias, tiradas á cordel. « Es que tenéis además de vuestra experiencia, de vuestros viajes y de vuestros vastos conocimientos, aquello que no presta Salamanca : el ta- lento y la chispa genial de la originalidad fecunda. «Así habéis realizado la obra de formar escuela de naturalistas argen— tinos con ferviente patriotismo, enamorados de la ciencia y de la vida y con el culto de las ideas elevadas, nobles y desinteresadas. « Por eso esta despedida, que podría parecer un ocaso, se tiñe con los arreboles de la aurora. » El doctor HormBERG, contestó : «Debo declarar, Señores Consejeros, que, al penetrar en este recinto, creía hacerlo con la misma tranquilidad con que lo he hecho durante tantos años mientras formé parte de este Consejo; pero, después de oir las palabras lapidarias del Señor Decano al entregarme este diploma y la gentil alocución del Señor Consejero GALLARDO, me siento profunda— mente conmovido, y, por este motivo, seré muy breve al dar á Ustedes las gracias, y para que las palabras de ellos tengan mayor duración que las mías, tanto más cuanto que, tratándose de un acto tan personal como es este, daría una nota discordante al ocuparme de cualquier asunto extraño á dicho acto. «Pero algo debo decir, y recordaré solamente que el vigor incansable que se me reconoce lo debo muy probablemente á un aforismo que con— feccioné cuando, en esta misma casa, la antigua Universidad, y siendo cast un niño, estudiaba preparatorios. Este aforismo era : « In la natu— raleza todo es natural. » Mis amigos y compañeros de entonces, algunos de los cuales por su talento, por su aplicación ó por su suerte, han tocado más de una cumbre, reían de tan ingenua afirmación, denominandola peroyrullada. Han pasado muchos años, y anoche, pensando en lo que la etiqueta podría exigir de mí, observé en el espejo que mi frente carece de arrugas horizontales á pesar de mi edad, y sólo tengo entre las cejas, desde muy joven, los dos surcos verticales del observador. Aquel aforis— mo ha trabajado en las regiones de lo inconsciente, y en este momento lo transformo en estas palabras : « No te asombres de nada. » Sí. Eso es lo que ha significado «En la Naturaleza todo es natural » y al hecho de haberme acostumbrado á no asombrarme de nada, creo poder adscribir la serenidad de espíritu generadora de las energías que se me atribuyen. « Mil gracias. pues, por el diploma, y por la unanimidad con que ha sido concedido. » Crónica Y BiBLIOGRAFÍA 473 El viaje del Dr. Holland a la Argentina. Hallazgo de trozos de alfarería en el pampeano de Mar del Plata. El Dr. W. J. HorLaxp, Director del Carnegie Museum en Pittsburgh, U. S. A., vino á la Argentina en 1912 para dirigir la tarea de montar el modelo en yeso del Diplodocus que Mr. CarNeGtE obsequió al Presidente de la República con destino al Museo de La Plata. Gon este motivo, el distinguido naturalista norteamericano, después de dejar instalado el magnifico ejemplar del Dinosaurio, que constituye hoy uno de los ma— yores atractivos de las hermosas galerías de Paleontología del Museo de La Plata, visitó algunos lugares del interior del país. Sus impresiones sobre todo lo que vió, en diversos aspectos de la vida y de la actividad de la Argentina, en sus rápidas giras, las presenta hoy en un bonito volumen (To the River Plate and back, New York, 1913), de carácter más bien popular y ligero, pero no exento de observaciones y reflexiones interesantes. Como hombre de ciencia, el Dr. HoLLaxpb se ha interesado particular— mente por las instituciones cientificas del país, y, como es natural, más especialmente por la Universidad y el Museo de La Plata (pues allí ha pasado la mayor parte de su tiempo) y de ellos se expresa en términos muy elogiosos. Habla también, con la familiaridad y la confianza que son tan caracte- rísticas de los americanos del Norte, de varios de los profesores y hombres de ciencia del país á quienes tuvo oportunidad de conocer. Entre ellos, le ha impresionado vivamente, como se revela en sus palabras, aquel es- piritu de singular relieve y de amplia cultura, á quien tanto interesaba el progreso intelectual de su patria y que á él dedicó la mayor parte de las energías de su noble talento : nos referimos á Acustín ÁLVAREZ, cuyo fa- llecimiento ocurrió poco tiempo después de la publicación del libro de que tratamos. Como field-naturalist, Mv. HoLtaso ha observado y describe los há- bitos de varias de las aves comunes de la región, especialmente del hor- nero, la tijereta, la lechuza de las vizcacheras, el cardenal común, el tilx, el federal, el chajá. el carancho, el caracolero, etc., y figura varias de es- tas especies. También menciona el carpincho y la vizcacha. En general, sus observaciones coinciden con las que ya se conocían en la literatura ornitológica, sobre todo en las publicaciones de W. +1. Hupsox, de quien transcribe algunos párrafos. Dada la misión que le traía á la Argentina, se comprende que la obser- vación de la fauna extinguida le haya interesado también. Es importante BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 3 == el dato que consigna (pág. 209) de la existencia de Toxodon Burmeisteri en Bahía, Brasil, por tratarse de una localidad tan septentrional para la distribución de la extinguida especie. Un capítulo especial está dedicado al Neomylodon, que tantas páginas ha proporcionado á la bibliografía. Las que Mr. HorLLawp le dedica no agregan nada nuevo á la cuestión de la « bestia misteriosa », como él la llama, siendo desde luego mucho más incompletas que las que pueden leerse en otras obras también de carácter popular, como el libro de H. Heskern Pricuarb, Through the Heart of Patagonia, apéndice A, pági- nas 315-362 (edición 1911). Pero la parte más novedosa de este libro, es sin duda la que se refiere al hallazgo de un resto de la industria humana (un trozo de alfarería) en el pampeano de Mar del Plata, hecho en compañía del geólogo Dr. $. Rorn. La noticia de este descubrimiento, dado á conocer poco después de la publicación de la obra de Hrbricka y sus colaboradores (Early Man in South America, Bureau of Amer. Ethnology, Bulletin 52, 1912), en que se niegan absolutamente todos los anteriores descubrimientos análo- gos, hechos principalmente por AmecHixO, no dejará de producir impre- sión en los circulos científicos de los Estados Unidos, de donde procede también la obra de HirobLIckKA. He aquí la traducción del pasaje á que nos referimos (capítulo XIV, A trip to Mar del Plata) : La localidad visitada por Mr. HoLLaxp, á invitación y en compañía del Prof. Dr. S. Rorn, del Museo de La Plata, era la barranca del Norte de Mar del Plata. Después de algunas observaciones ligeras sobre la formación pampeana, el autor dice que no vió en ella nada que le inclinase á creer que su edad, (la del pampeano medio) (1), fuera anterior al Pleistoceno, ó, posiblemente, Plioceno superior, y agrega : « Después de haber echado una mirada á la formación, tal como se presentaba á la vista, nos entregamos á la busca de fósiles. El Dr. Rorn me indicó la presencia de una placa ósea de la coraza de un Glyptodon, que estaba enterrada en la roca: bastó un mi- nuto para desenterrar el ejemplar. En seguida vimos un sitio en que unas costillas de Megatherium, sobresalían de la barranca, y las extrajimos. Después hallamos restos fragmentarios de un Mylodon, y una mandíbula de roedor, hermosamente conservada. Un poco más lejos encontré un omóplato bien conservado de Palaeolama, un animal próximo al guanaco. (1) Es necesario tener presente que las capas que Mr. HorLaxp designa como pampeano medio, siguiendo la nomenclatura de Rorm, son las que Amrcmixo, Roverero y otros llaman pompeano inferior Ó ensenadense. Cróxica Y BinLioGrArÍíA 470 Cuando me hallaba ocupado en extraerla, mi acompañante me llamó, haciéndome animados signos de cabeza, para que fuera donde él es- taba. Guando llegué, señaló algo que era evidentemente un fragmento de vasija de barro asomando del loess color chocolate en que estaba incrus- tado, y me dijo : « Esto vale el viaje. Aún no lo he tocado ; mirelo usted atentamente, y digame si eso ha sido recientemente enterrado donde se halla, Ó si está donde ha estado por siglos hasta que las olas del mar, co- miendo la tierra, lo han dejado á descubierto »... Me arrodillé y examiné con espíritu crítico el objeto y le dije después : «Puedo afirmar sin res- tricción alguna (1 am able unqualifiedly to affirm...) que esta pieza de alfarería, pues tal me parece ser, está incrustada en sa molde y nunca ha sido removida por la mano del hombre ». « Bueno, replicó mi acompa- ñante, me alegro que usted haya venido conmigo y que haya visto el ob- jeto ín situ. Hace años estaba excavando para sacar los huesos de un Scelidolherium, y mientras lo hacía dí con una punta de flecha de silex enterrada al lado de los huesos. Llevé la flecha y los huesos á Burmeis- TER, entonces director del Museo de Buenos Aires, con el cual trabajaba yo. Le expliqué cómo y dónde había encontrado aquellos objetos, pero se mostró incrédulo y sostuvo que en una ú otra forma yo habría sido in- ducido en error. No sé lo que sucedió con la pieza de silex. La he busca- do después cuidadosamente, pero no he podido hallarla más. Varias ve— ces antes de ahora, en estos mismos lugares he encontrado trozos de va- sijas enterrados en las capas del pampeano medio. La gente es incrédula : no lo niegan rotundamente, pero sacuden la cabeza. Ahora usted está conmigo, como testigo del hecho de que esta muestra de la industria hu- mana forma parte del suelo, del cual hemos sacado hoy los restos de to- dos esos viejos animales extinguidos. Guárdela usted con cuidado, llévela al Museo CarxeGieE, como una prueba de que cuando vivía la extraña fauna pampeana en esta tierra, también existía el hombre ». Tomé el pico y cuidadosamente comencé á excavar para sacar un block de loess con el trozo de alfarería tal como lo habíamos hallado. Ya había cavado por los cuatro lados y creía que podría retirar todo el pan de tierra, cuando. ya al fin de mi tarea. el deleznable material cedió y se rompió, y desgracia- damente el trozo de vasija salió de su lugar... Pero el hecho incontestable es que aquella pieza de arcilla cocida, evidentemente un trozo de una va— sija de barro, se encontraba intacta en la parte inferior del pampeano medio, á muy poca distancia de los sitios en que habíamos hallado los restos de Mylodon y Megatherium. «Si el lector reflexiona un momento comprenderá cuanto interés se liga á tal descubrimiento. La presencia de este trozo de cacharro en estos BOL SOC. PHYSIS. — T. 1. 33 475 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS lerrenos conduce á una de estas dos conclusiones : ó que las capas en que se encontraba son relativamente modernas, desde el punto de vista geoló- gico, ó que el hombre ha existido en épocas muy remotas en Sud Amé- rica. S1 las capas son modernas, entonces los grandes Gravígrados y sus contemporáneos los Gliptodontes se han extinguido hace poco tiempo. habiendo sido coetáneos del hombre como el mammuth en Europa. Si las capas no son modernas, sino antiguas, entonces la antigúedad de la especie humana se aleja considerablemente en el pasado. Este trozo de una vasija rota, enterrado en el loess á treinta pies debajo de la superficie del suelo. tiene, pues, una historia, y despierta todo un mundo de pensa- mientos. Por mi parte, creo que el pampeano medio es una formación pleistocena, relativamente moderna desde el punto de vista geológico, quizá no mayor de cincuenta mil años, y que el hombre era el contempo- ráneo de muchos de los extraños animales que poblaban la América del Sur en aquel tiempo. » Universidad Nacional de Buenos Aires : Escuela de Ciencias Natu- rales. Premio Strobel 1913. — Este premio ha sido discernido por el Consejo de la Facultad, al exalumno D. ILberoxso €. VarruoxE. Beca para el Doctorado. — La primera beca para el Doctorado en Ciencias Naturales creada por el Consejo Superior el año pasado (véase Puysis. 1, pág. 103 y 285). fué adjudicada, en el presente año, á la Sta. Juaxa G. Perroccht. Recordaremos que de acuerdo con la ordenanza de su creación, el año próximo queda abierta la inscripción para una nueva beca. Tesis del Doctorado. — El 2 de diciembre del corriente año, rindió examen de Tesis el ex alumno D. Fraxco PasrorE. Su disertación inau— gural versó sobre la geología y petrografía de la Sierra del Morro (San Luis), de la cual presentó una rica colección de muestras de rocas y las preparaciones microscópicas correspondientes. Exhibió además los planos y croquis de la región. y dió sobre todo ello claras explicaciones. La mesa examinadora expresó, por boca de su presidente el Dr. HoLm- BERG, el excelente juicio que le merecía el serio y concienzudo trabajo del Sr. Pasrore, haciendo constar que sus miembros le felicitaban por una- nimidad. El padrino de tesis, Ing. ExriQue Hermrrre, profesor suplente de Crónica y BIBLIOGRAFÍA 477 la asignatura, manifestó la satisfacción con que veía, como Director de la División de Minas y Geología de la Nación, la labor de uno de sus miembros, y ratificó formalmente su propósito de continuar incorporando al personal de la repartición á su cargo, colaboradores argentinos que re- velen igual aptitud y laboriosidad. Una tesis argentina en el extranjero : el Dr. José M. Sobral. Nuestro compatriota 1). José María SoBraL, cuyo nombre se recuerda asociado al de la célebre expedición antártica sueca de 1902 dirigida por Orro NorDexskJóLD, en la cual representó honrosamente á la armada nacional, resolvió, al regreso de aquel penoso viaje, dedicarse al estudio de las ciencias naturales. Con este objeto pidió su baja de la armada, y fué á radicarse en Upsala (Suecia), donde se especializó en estudios geo- lógicos y particularmente petrográficos en la histórica Universidad de aquella ciudad. Allá ha permanecido once años dedicado por completo al trabajo científico. Bajo la dirección de competentes maestros, provisto de los más perfec- cionados elementos de trabajo, y sobre todo de un decidido y tenaz em- peño, como lo prueba ya su larga dedicación, es fácil imaginar cuáles habrán sido sus progresos. Prueba de ellos es la publicación que ahora tenemos á la vista “Contributions to the Geology of the Nordingro Region, by José M. SoBraL, 180 p., 12 pls., 1 mapa geol. Uppsala, 1913), que revela un resultado digno de tan prometedores antecedentes. El autor ha elegido para sus investigaciones una comarca del país en que ha estudiado (en Vesternorrland, golfo de Botnia), sobre la cual existían ya estudios de varios geólogos suecos, particularmente de LuxbsoHm. Sin embargo, el Dr. Sobran ha conseguido realizar apreciables progresos en el conoci- miento de esa misma zona, tanto desde el punto de vista geológico como del petrográfico, de modo que esta monografía quedará probablemente como el trabajo más importante que se ha hecho sobre esa región. Esto constituye, tratándose de uno de los países cuyo suelo ha sido más estu- diado, un mérito sobresaliente Sin embargo, esta publicación bastante extensa no agota aún las investigaciones del autor, pues prepara ya la segunda parte, que comprenderá el análisis de las rocas, y que ha sido hecha en colaboración con el Sr. Max Wuwxner, ayudante principal del renombrado profesor Durarc, de Ginebra. No pensamos analizar acá el trabajo del Dr. SoBraL, por tratarse de una región que tiene para nosotros un interés sólo indirecto, esto es, el interés que algunos de los puntos tratados tienen para la geología en 478 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS general. Pal puede considerarse el descubrimiento de una nueva roca, que el autor denomina « vársingita », del nombre de Várnsingen occi- dental, la isla donde la halló. Esta nueva especie petrográfica pertenece al grupo de las rocas intrusivas. ó rocas de los « dikes ». Es blanquizca, de grano grueso y de composición mineralógica particular: albita, piro- xeno, titanita, magnetita y apatita aparecen como sus constituyentes pri- marios; epidota, prebhnita y muscovita como secundarios, Por su com- posición, textura y relaciones en el terreno. puede ser considerada como una especie de pegmatita, una « diabasa-pegmatita ». Sigue un análisis químico y mineralógico detallado, del cual se deduce la posición siste- mática que la « vársingita » debe ocupar en el cuadro de la clasificación cuantitativa de los petrógrafos norteamericanos, tan poco generalizada aún entre nosotros. Kn resumen, esta obra revela un perfecto dominio de la materja y una mentalidad ya hecha á la solución de estas complejas cuestiones, á la vez que una respetable capacidad de trabajo. Con satisfacción lo consignamos y bajo los mejores augurios esperamos la incorporación de este nuevo trabajador al reducido núcleo de los naturalistas argentinos. — /. Recientes publicaciones ornitológicas sobre la América aus- tral (desde fines de 1912 hasta la fecha). El objeto de estas notas es el de dar periódicamente un resumen de todas las noticias y novedades publicadas en las revistas extranjeras y nacionales, y que tienen relación con el estudio de la avifauna de la parte austral de Sud América y especialmente de la República Argentina. Gomo la mayoría de esas publicaciones no está al alcance de todos los que desean ocuparse de estudios ornitológicos en nuest10 país, podrán encon- trar reunidos en algunas páginas de Puxsis los datos que los tengan al corriente de los progresos que se van realizando en esos estudios. HeLimMaYk, sobre Zonotrichia sirigiceps. (Bemerkungen ueber eine wenig bekannte neotropische Ammer (Zonotrichia strigiceps). Von C. E. HeLimarr, in Verh. Orn. Ges. Bayern, MI, 2 Heft., 1912, pp. 187-190.) El autor hace una breve historia de este Fringílido, descubierto por Dar wiw en Santa Fe y descrito por GouLp. Esta especie resulta ser idéntica á Zonotrichia Whiti SHARPE, cuyo tipo procede de Cosquín (Córdoba). El Sr. Herimayr encuentra que los especí- menes del norte de la República Argentina presentan algunas diferencias constantes con los de Córdoba y Santa Fe, y pueden, por consiguiente, ser separados como una forma geográfica distinta que ha denominado Z. strigiceps Dabbenel. Cróxica Y BipLIOGRAFÍA 79 Mier, sobre la clasificación de los Martín pescadores. (A Revision of the Classification of the King-fishers. By W. De W. Muzzex, in Balle- tin of the American Museum of Natural History, XAXX1, pp. 239-311, Sept., 1912.) Después de un prolijo estudio del viejo género Ceryle, el autor ha encontrado carac- leres para su subdivisión y adopta : Megaceryle hKaur para la especie vulgarmente lla- mada « matraca » (C. torquata) y Chloroceryle Kaur para las otras especies neotropica- les de color verde bronceado. MarHeEws, las aves de Australia. (The Birds of Australia. By Grecory M. Marmews. Vol. Il, pts. 3 y 4, pp. 237- 476, pls. 95-120. London, 1912 y pt. 5. Enero 1913.) El autor de esta gran obra en publicación ha hecho una revisión de los órdenes Procellariiformes y Lariformes, formando nuevos géneros y describiendo numerosas formas geográficas, muchas de las cuales pertenecen á la avifauna de los mares que bañan las costas argentinas y las islas del sur del continente. Están indicadas : Peleca- noides urinatriz Berard como habitando las islas Malvinas; Pelecanoides urinatrix Cop- pingeri y Puffinaria Garnotii magellani en el Estrecho de Magallanes; Garrodia* nereis Chubbi en las Malvinas y Macronectes (= Ossifraga) giganteus Solanderi en las mismas islas, mientras que la forma típica parece habitar las costas de Patagonia y de la Tierra del Fuego. El género Prion Lacér. es dividido en varios géneros : Pseadoprion Cours y Helero— prion (1). Para Diomedea melanophrys y sus formas emplea el género Thalassarche ReicHeNBACcH y para Thalassogeron chlororhynchus (Gm.) propone el subgénero Nealbatrus. Para Phaebetria fuliginosa (Gm.) sigue usando Ph. palpebrata (Forster) como corres— ponde por prioridad y separa dos especies con sus relativas formas geográficas : Ph. palpebrata y Ph. fusca (Hiusex). Una forma de la primera especie: Ph. palpebrata antarctica Marmews habita los mares al sur de la Tierra del Fuego. Para Megalestris Be. usa Catharacta Briivich con las especies y subespecies si- guientes : Catharacta sleua antarctica (Lesson). Islas Malvinas. Catharacta chilensis (Br.). Costas occidentales de Sud América. Catharacta Lonnbergi Clarkei Marmews. Orcadas del sur. Catharacta Maccormicki Wilsoni Marnews. Mar de Weddell. HeLLMAYR, notas críticas. ¡Critical Notes on the Types of Little-Known species of Neotropical Birds, by C. E. HeLimarr, Pt. 1. Nov. Zool., XX, pp. 227-256, Feb. 1913 y Pt. III, pp. 158- 179, Feb. 1914.) Entre las especies estudiadas por el autor, las siguientes pertenecen á nuestra avi- fauna : (1) Un ejemplar de Aeteroprion desolatus Bankst (Smirn) ha sido obtenido últimamente cerca de la costa del sur de la provincia de Buenos Aires por el crucero Patria y donado al Museo nacional por el comandante de dicho: barco Sr. Peoro S. Casar. Había sido señalado solamente una vez por los miembros de la misión Cap Horn en la bahía Orange. 180 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Emberiza obscura Larr. et D'Ons debe llamarse Catanemia obscura (Larr. et D'Onn.) y Spermophila obscura Tacz. (P. Z. S. Lond., 1874, p. 519, Palta y Pampa, Perú cen- tral) es un sinónimo de la misma. Poospiza assimilis CaBanis es sinónimo de Poospiza Cabanisi Br. Este último nombre es el que se debe usar por ser más antiguo. Emberizoides megarhyncha Be. incluida con duda por Suarre (Cat. B. B. Mas., XML, 769) en la sinonimia de Emberizoides herbicola (Viems.) es el joven de Embernagra platensis (Gm.). Tyrannus fumigatus Lar. et D'OrB. debe llamarse Myiochanes fumigatus (Larr. el D"Onn.) y Contopus ardesiacus ScL. et SaLv., 1879, es un sinónimo, mientras que C. ardesiacus Larr. es una forma de Myiochanes fumigatus. La distribución indicada por el autor es la siguiente : a) M. fumigatus fumigatas (Larr. et D'Oxn.). Altiplanicies de Bolivia. b) M. fumigatus ardesiacus (Larr.). Perú central á W. Ecuador y Colombia, W. Ve- nezuela; Guayana inglesa, c) M. fumigatas polioptilus Tomb. Costa montañosa de Venezuela. d) M. fumigatus brachyrhynchus (Cam.). Región montañosa del N. W. de la Repú- blica Argentina (Salta y Jujuy). Donacobias albivittatus Larr. et D'Orb. es el joven de Donacobias atricapillus (L.). Mimus herrmanni Rricn. es igual á M. modalator calandria (Larr. et D'Onb.), la cual habita el Paraguay, el sureste de Bolivia y las partes centrales y occidentales de la Re- pública Argentina, mientras que la forma típica M. modulator modulator (Gourn) habita el sur del Brasil, el Uruguay y la parte este de la República Argentina. Elainea albiventris CHapman es igual á Elaenia parvirostris Perz. Phyllomyias salvadorii Dunoxs es igual á Acrochordopus subviridis (Perz.) y Phyllomyias berlepschi (nec ScL. 1887!) Sarvanort (Boll. Mus. Tor., XII, N* 292, p. 15, 1897, San Lorenzo, Jujuy) es un sinónimo. Cinclodes molitor Scorr es igual á Cinclodes patagonicus rupestris (Karrr.). Penelope jacupeba (nec Srrx) Sar. et SaLv., 1870 (Río Janeiro, San Paulo) y Pene- lope nigricapilla (nec Grax) Prriz. (Orn. Bras., 1869, 281, 341, Itararé, San Paulo) pertenecen á una nueva forma distinta de Penelope obscura (Temm.) que el autor deno- mina P. obscura bronzina, cuyo tipo procede de Santa Calharina, Brasil. Cnuss, sobre nuevas especies de Avestruz pelizo. (Bull. British Ornith. Club, Ne CXCIIM, Dic. 23, 1g13.) El autor expone los motivos por los cuales el género Rhea debe ser dividido y adopta el nombre genérico Plerocnemia Grax para Rhea pennata D'OrB. (= Rhea Darwini GouLb) y describe además dos nuevas formas específicamente distintas de Pterocnemia pennata (D”Orñ.), las cuales son: Pterocnemia tarapacensis tarapacensis, de Chile; y Pterocnemia tarapacensis Garleppi de las altiplanicies de Bolivia y Perú. Dabbexse y Litio, sobre dos nuevas especies de aves argentinas. (Description de deux nouvelles espéces d'oiseaux de la République Argentine, par K. Dabsexe et M. Luro; in An. Mus. Nac. Hist. Nat. Buenos Aires, XXIV, 1913, pp. 187-194, láms. X, XI.) Cyanolyseus andinus y Calopezus intermedius, n. spp. De esta publicación ya se dió cuenta en Pnysis, t. 1, N* 5, p. 290-291. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 481 Dabbexe, Ornitología del Paraquay. (Contribución á la ornitología del Paraguay. Notas sobre las aves colectadas en Villa Rica por el Sr. Félix Posner, por RoBerro DaBENxeE, in An. Mus. Nac. de Hist. Nat. Buenos Aires, t. XXI, Dic. 1912, pp. 283-390.) De este trabajo ya se ha hecho mención en Pnhxsis, 1, N* 4, p. 216. JO y | BErTOxt, sobre aves argentinas. (Contribución para un catálogo de aves argentinas, por A. be WixkeLrIED BerrToM, in An. Soc. Cientif. Argentina, LXXV, entr. IL, Feb. 1913, pp. 64-96 y entr. III, Marzo 1913, pp. 97-102.) Este trabajo, que el autor presentó al Congreso científico internacional americano, consiste en una lista de las aves argentinas conocidas y es especialmente importante por las especies de Misiones y del Chaco oriental que el autor ha coleccionado, muchas de las cuales son nuevas para nuestra avifauna. Loro BRABOURNE y ChusB, sobre las aves de Sud América. (Véase el siguiente.) DabBexe, sobre distribución de aves en la República Argentina. (Distribution des oiseaux en Argentine d'apres Uouvrage de lord BraBOURNE et Cuusn : The Birds of South America, par R. Dasbexe, in Boletín de la Sociedad Pnuxsis, t. 1, pp. 241-261 y 293-366; 3o Set. 1913, 31 Marzo 1914.) W. Rornscuuo y €. Cuuss, sobre una nueva forma de Rhea americana. (On a new form of Rhea. By WaLrer Rorumscuio and CuarLes CuunB, Vov. Zool., XXI, N* 2, Junio 1914, p. 223.) Los autores describen una nueva subespecie de Rhea americana que denominan Rhea americana intermedia. y al mismo tiempo indican la distribución de las tres formas en el modo siguiente : a) Rhea americana americana (Liwx.). N. E. del Brasil (1). b) Rhea americana intermedia Rorus. et CuumB. Uruguay y Brasil meridional (el tipo procede de la Colonia, Uruguay). c) Rhea americana Rothschildi Brañ. et Cnubr (nuevo nombre para Rhea americana de los autores, no de Linneo). República Argentina. (O)BERHOLSER, Monografía del género Chordetles. (A Monograph of the genus Chordeiles Swa1rxsox type of a new Family of Goatsuckers, (1) Branourxe et Cuuss (Ann. Mag. N. H., ser. 8, vol. VIII, p. 73, 1911) han adoptado el nombre de Rhea americana para el avestruz que habita el NE. del Brasil, pues Struthio america- nus de Liwseo está fundado sobre el « Nhandu guacu » de Marcerave, el cual procede de las regiones habitadas por Rhea macrorhyncha Sci. Por consiguiente este último nombre resulta solamente un sinónimo de Rhea americana Linx. 182 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS by Harry C. Oñernorser, in U. S. Nat. Mus. Ball., No 86, 1914, pp. 1-120, pls. I-VI.) El autor indica los caracteres anatómicos que distinguen á esta nueva familia que llama Chordeilidae, cuyo tipo es el género Chordeiles Swarwsox y la cual comprende además los géneros Vannochordeiles Hart., Nyctiprogne Br., Lurocalis Cass. y Podager Wact. Para las especies Caprimulgus rufus Bovbb., C. vociferus Wixs., etc. ha creado el nuevo género Setochalcis con el tipo C. vociferus Wus. Rincwax, las aves de Norte y Centro América. (The Birds of North and Middle America, Pt. VI, by Rorerr Ripcwax, in Bull. U. S. Nat. Mus., N* 50, 1g14.) El volumen que acaba de aparecer es el sexto de esa gran obra y comprende las familias de las Piridae, Capitonidae, Ramphastidae, Bucconidae, Galbulidae, Alcedinidae. Todidae, Momolidae, Caprimulgidae, Nyctibiidae, Tytonidae (= Strigidae SmarpPE) y Bubonidae. El autor introduce numerosos cambios en la nomenclatura, especialmente en lo que se refiere á nombres genéricos. Los que son indicados á continuación se relacionan á nuestra avifauna. Soroplex (;LoGER (tipo, Picus campestris Viemut., reemplaza á Colaptes en parte (se entiende para las especies argentinas incluídas hasta ahora en este genero). Pituipicus Br. (tipo, Picus chilensis Gary. et Less. —= P. pitius Mot.), es usado para Colaptes pitius y probablemente también para C. rapicola. Tripsurus Sw. (tipo, P. flavifrons Viemt.+ reemplaza á Melanerpes en parte. Scapaneus Can. et Herxe (tipo, P. melanoleucus Gm.) reemplaza en parte á Campe- philas. | Phloeoceastes Car. Herx (tipo, P. robustus) para la especie Campephilus robustus. Trichopicus Be. (tipo, P. cactoram Larr. et Or.) reemplaza á Melanerpes en parte. Dyctiopicus Br. (tipo, P. bicolor Gm. = P. mixtus Bonn.) reemplaza á Dendrocopus. NWotharchus Car. et Here (tipo, Tamatia hyperrhynchus Br.) reemplaza á Bucco en la especie B. Swainsoni Grax et MrrcHent. Ecchaunornis Rinew., 1912 (tipo, Bueco radiatus Scr.) es usado para la especie B. chacuru Viert. Nystalus Can. et Here (tipo, Alcedo maculata Gm.) para la especie B. maculalus (Gm.) y formas vecinas. El género Ceryle es dividido en Streptoceryle Be. (tipo, Alcedo torquata E) y Chlo- roceryle Kaue (tipo, Alcedo superciliosa L.) usado para las especies americanas de color verde bronceado. Setopagis Rinaw., 1912 (tipo, Caprimulgus parvulus Gr+ouLb) es usado para esta especie. El autor sospecha que el « Urutau » de Azara, que habita, además del Paraguay, también el norte de la República Argentina, puede ser diferente de los especímenes del norte de Sud América (Vyctibius griseus griseus) y propone en este caso para la forma meridional el nombre de N. griseus cornutus (VrEILL.). , Para la familia Strigidae de Share (Cat. B. B. Mus., UU y Hand-List, 1) adopta el nombre de Tytonidae ya propuesto por Marmews (Nov. Zool., XVII, 1910, p. 500) puesto que Ty!o BiLBBERG, 1828, reemplaza á Aluco FLemix6 (ya usado para un molusco Crónica Y BiBLIOGRAFÍA 183 y Striz auctorum (nec Lis. 1758!). El tipo de Tyto es Strir flammea Liwxx., 1766 (no Powrorribax, 1703) = Striz alba Scoror1. Las lechuzas de distribución casi cosmopolita, pertenecientes á la especie antes lla- mada Strix flammea, se pueden separar, según el autor y por lo que se refiere á las especimenes del continente americano, en dos grupos distintos; uno principalmente continental y que se extiende además sólo en las islas de Cuba, Caymans y Jamaica, caracterizado por sus mayores dimensiones, y otro exclusivamente insular y más pe- queño. El primero comprende una sola especie. Tyto perlata (Licnr.), con varias formas geográficas; y el segundo comprende cuatro especies distintas, peculiares respectiva- mente á Haití, á las Antillas menores, á Curacao y á las islas de Galápagos. Es tam- bién opinión del autor que todas estas especies y subespecies americanas son específi- camente distintas de Tyto albus que habita Europa, tanto por caracteres de coloración, dimensiones, etc. Rhinoptynz Kaue, 1851, es usado en lugar de Asio en la especie Babo clamator ViEILLOT. Bubo virginianus magellanicus ¿Daubix, Tr. Orn., UH, 1800, 210, estrecho de Magallanes) es el nombre que se debe usar para la forma que habita gran parte de Sudamérica. En el Zool. Record, 1911, p. 88, Aves, refiriéndose al trabajo Sobre la existencia del avestruz petizo, Rhea Darwini Grouro en el N. W. de la República Argentina, por Ro- BERTO DaBBExE, in An. Mus. Nac. Buenos Aires, t. XXI (ser. 3*, t. XIV), p. 293-307, se hace mención de la Rhea Darwini como semifósil. El autor del Zool. Record lo inter- pretó de ese modo, probablemente porque en la página 293 del trabajo citado yo he dicho que los huesos de Rhea y de Huemul habían sido encontrados en las tumbas de las poblaciones prehistóricas indígenas del Pucará. Hago notar aquí que yo no he hecho referencia ninguna respecto al estado de aquellos huesos, los cuales seguramente per- tenecen á la época actual. R. Dabbene. Revista Chilena de Historia Natural, AVIl, N” 4-6. Diciembre de 1913. El infatigable naturalista chileno Prof. Carros E. Porter continúa a publicación de su excelente revista, con la cual no sólo difunde en su país el conocimiento de las ciencias naturales sino que hace conocer honrosamente en el extranjero el nombre de Chile. Como una justa recompensa á sus fatigas y á sus méritos, el Congreso nacional de aquella república ha votado una subvención anual para contribuir al sostenimiento de la Revista Chilena de Historia Natural. Hemos visto este hecho con particular satis- facción, por tratarse de un trabajador. que, á parte de sus méritos personales, se encuentra vinculado estrechamente á nuestras instituciones científicas y que ha contri- buído con éxito á hacer efectivas las relaciones intelectuales entre ambos lados de los Andes. La presente entrega de esta revista contiene el siguiente material : JeEax Brirmes, Une nouvelle espece de Diptere pupipare du Chal. Prof. C. E. Porter, Galería de naturalistas de Chile (cont.), (El yeó- logo y mineralogista chileno D. Mister R. Macuano, del Museo Nacional de Santiago). 18% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS AXNASTASIO ÁLEARO, Rocas volcánicas de Costa Rica. Prof. €. E. Porter, Notas para la zoología económica de Chile. A. E W. Bertox, Sobre aves del Paraquay poco conocidas. Prof. C. E. Porter, Bibliografía chilena de Herpetología y Batraco—- logía. Jeax Brirnes, Quelques lehneumonides nouveaux recueillis par C. E. PorrtEr. A. 0. Warxer, A new Amphipod from the Pacific Coastof S. America. K. P. Loxcriwos Navás, Mirmileónide de Chale. Prof. C. E. Porter, D. Filiberto Germain, fallecido el 9 de Dic. 1913. Novedades cientificas, Crónica, Bibliografía, etc. Los estratos araucanos y sus fósiles, por €. Rovereto. An. Mus. Vac. Hist. Nat. Bs. Atres. t. XXV, pp. 1-247, 92 fig.. 31 lám. Bue- nos Aires, 1914. Basándose en una extensa bibliografía y en observaciones personales, y habiendo revisado el material paleontológico conservado en los museos de Buenos Aires y La Plata y la colección particular de los hermanos Amecmio, el autor hace un estudio detenido de los terrenos araucanos en sus aspectos geológico y paleontológico. Por la importancia del trabajo y por las opiniones en él vertidas — que no siempre están de acuerdo con las de los autores — vamos á tratar de resumir, lo más brevemente que nos sea posible, la larga y meritoria obra del Sr. Roverero. En el capítulo que se refiere á la geología, el autor examina la formación araucana en conjunto y luego piso por piso. terminando con unas breves conclusiones sobre el lugar que en la cronología débese atribuir á esos terrenos, en vista del carácter de su fauna y en razón de las correlaciones que muestran con los estratos norteamericanos y europeos. El araucano. para el Sr. Roverero. es de edad pliocena y no miocena como lo esti- maban Amecmiso y Rorn; y comprende cuatro pisos terrestres con sus correspondientes facies marinas : el ríonegrense que el autor admite con reticencias dentro de la forma- ción, el araucanense, el hermosense, el chapalmalense. El piso puelchense que el Dr. AxeEcHixo había, en sus últimos trabajos, reunido al araucano, no representa para Roverero sino «el primer estadio de un ciclo climatérico nuevo y por lo tanto el principio de un nuevo período, el pampeano ». Para determinar la edad de la formación araucana, el autor, después de advertir que todas las conclusiones al respecto dependen de la edad que se atribuya á la formación pampeana, aduce las siguientes razones en favor de la época pliocena : 1* El pampeano es pleistoceno porque el « tehuelche » más antiguo que representa el producto de un primer ciclo glacial cuaternario, se encuentra en la base de esa for- mación (Guayquerías de San Carlos). El araucano que, al contrario, es anterior á esa primera fase glacial y que, en su fauna, presenta íntima conexión con el pampeano, es « forzosamente » plioceno; 2* Los primeros animales emigrados de Sud América á Méjico y Estados Unidos se encuentran allí en el plioceno y son de géneros iguales ó afines á los araucanos; Crónica Y BiBLIOGRAFÍA 485 3* Entre los tipos septentrionales que aparecen en el araucano «ninguno nos auto- riza á creer que sea más antiguo que el plioceno »; /* En el cuaternario de Norte América, todos los tipos meridionales son pampeanos, mientras que en la formación pampeana los inmigrados de Norte América son cua- ternarios; 5" Las facies marinas demuestran, en modo tan concluyente como las terrestres, la edad pliocénica del araucano : las especies desaparecidas del araucano alcanzan al 56 por ciento, cifra que corresponde al plioceno inferior de Italia; el pampeano, á ese respecto, corresponde á su vez al cuaternario de Europa. Incidentalmente el autor se ocupa del entrerriano y opina que su fauna está ligada directamente con la araucana, no siendo por lo tanto el entrerriano, como lo admitía AmecHiso, de edad oligocena, ni tampoco pliocena como lo quería SmrrH Woopwarp, sino miocena; y su fauna estaría formada por tipos mucho menos persistentes que los eurasiáticos de esa misma época. El horizonte rionegrense — areniscas azules Ó grises del norte de la Patagonia — cubre al santacruceño ó al cretáceo; falta en la cuenca del Plata. No se puede afirmar que él sea la base del araucano, siendo casi desconocidas sus relaciones estratigráficas con el entrerriano y el magallánico. La fauna terrestre del ríonegrense presenta carac- teres de mayor antigúedad que la de Monte Hermoso y muchos de sus tipos recuerdan al santacruceño y entrerriano. La fauna marina es sólo representada por 10 especies; la terrestre presenta 14 géneros con 1q especies, de las cuales dos son nuevas. El araucanense, cuya localidad típica es el valle de Santa María (Catamarca), también queda representado por la parte basal de los estratos de las Gruayquerías de San Carlos (Mendoza). En conjunto, la fauna terrestre alcanza á 43 géneros con 61 especies repre- sentadas; los descritos como nuevos por el Sr. Roverero son aquí numerosos : 10 géneros y 47 especies. El hermosense se halla en Monte Hermoso, en Jujuy (según be CARLES, 1912) y en las Guayquerías de San Carlos, en Mendoza. Falta en muchos lugares de Buenos Aires, donde el pampeano cubre al araucanense, pero no por eso se puede decir que el her- mosense sea la parte inferior del pampeano, ni que corresponda al cuaternario, pues la fauna que presenta es muy diferente de la del pampeano medio y superior, interca- lándose, además, entre ambas la del chapalmalense, que á su vez comprende una serie de géneros totalmente diferentes de los pampeanos. En su totalidad, la fauna del her- mosense, según la lista de Roverero, alcanza á 6/4 géneros y 75 especies entre mamí- feros, aves, reptiles y batracios; 7 géneros y 23 especies son nuevos. Las Guayquerías de San Carlos, en la provincia de Mendoza, representan, por sus estratos superiores, una formación intermediaria entre el araucanense (que ocupa la parte basal) y el hermosense, que también se encuentra allí típico. Esa formación consta de areniscas rojovinosas y ha proporcionado hasta ahora 21 géneros de mamífe- ros : 14 le son comunes con el araucanense y el hermosense. Las especies alcanzan tan sólo á 23. El género Palaeoctodon, y especies y 4 variedades son muevas. Este horizonte de transición está recubierto por aluviones que contienen restos de Selerocalyptus. El chapalmalense, descubierto por ÁmecHIvo cerca de Miramar, contiene una fauna algo más reciente que la de Monte Hermoso y más antigua que la ensenadense. Según Roverero, de 41 géneros de mamíferos que corresponden á ese horizonte, 20 le son comunes con el hermosense y 21 con el pampeano inferior; 18 géneros pertenecen también al araucanense y sólo 16 al pampeano superior. Todo esto demuestra la mayor relación del chapalmalense con la formación araucana que con la pampeana, de la que, 5 486 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS además, la separa una transgresión. La fauna marina no es aún bien conocida, pero la lerrestre, por más que sea tan reciente su descubrimiento, ya alcanza á 41 géneros y 65 especies. Otros yacimientos araucanos señala el autor: en San Juan y Mendoza, á lo largo de la precordillera, las capas de conglomerados y areniscas rojas y grises que SraprPENBECKR (1g1O) indica como capas calchaqueñas; en La Rioja, las mismas capas calchaqueñas estudiadas en la parte meridional por BonexBexperR; en la Pampa, ciertas capas fosilí- feras conocidas por perforaciones; en Santiago del Estero, á lo largo del río Dulce, ciertos yacimientos semejantes á los de las Gruayquerías, según be Cartes; en Córdoba, el loess arenoso y estratificado de la base de los terrenos de la cuenca que contienen Poxodon, Dicoelophorus y Lomaphorus: y, por fin, en la Puna, las capas fosilíferas de Abra Pampa (2) y Negra Muerta. * La fauna del araucano comprende tipos autóctonos sudamericanos que, libres de toda mezcla hasta el horizonte ríonegrense, se han asociado á tipos europeos y tipos nor- teamericanos inmigrados, éstos durante el chapalmalense, aquéllos durante el arauca- nense; entre ellos vienen representados los IIyaenodontidae (Acrohyaenodon, Parahyae- nodon), los Felidae (Felis), Canidae (Amphicyon), Ursidae (Chapalmalania), Equidae (Plagiohippus), Suidae (Listriodon), Tragulidae (Microtraqulas), Octodontidae (Phtoramys, Plataeomys, elc.), etc., y son los precursores de los inmigrantes que, más numerosos, llegaron de Norte América durante el pampeano. El carácter más singular de la fauna araucana, es, según el autor, la rápida transformación que sufre á través de los diver- sos horizontes, debido esto probablemente á las variaciones del medio ambiente en cada uno de ellos, sobre todo en lo que se refiere al clima. La fauna araucana es bastante rica: comprende 115 géneros repartidos entre 45 familias (adoptando la nomenclatura del autor); pero ya en su transcurso se puede notar un empobrecimiento paulatino que va acentuándose hasta la época actual. Las especies recientes aumentan poco á poco en los horizontes superiores : los géneros actuales son 6 en el araucanense, 7 en el hermosense y 10 en el chapalmalense. De las listas faunísticas que ofrece el autor para los diversos horizontes, se puede extraer el cuadro general siguiente para la fauna araucana, y comprendiendo á mamí- feros, aves, reptiles y baltracios. Es preciso hacer notar que los cuadros que para la fauna de cada horizonte da el autor, no coinciden en un todo con las listas descriptivas que me han servido para redactar el presente. MAMMALIA Didelphyidae (araucanense-chapalmalense). Gen. : Didelphys (D. tracheia n. sp.), Hyperdidelphys, Paradidelphys, Cladodidel- phys (Cl. parvula mn. sp.). [Iyaenodontidae (araucanense-chapalmalense). Gen. : Acrohyaenodon (A. ? acutidens n. sp.), Parahyaenodon, Hyaenodonops. Canidae (hermosense-chapalmalense). Gen. : Amphicyon. Procyonidae (araucanense y hermosense). Gen. : Amphinasua (A. longirostris n. sp.), Pachynasua (P. ? robusta n. sp.). Ursidae (chapalmalense). Gen. : Chapalmalania. Felidae (chapalmalense). Gen. : Felis. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 487 Oclodontidae (araucanense-chapalmalense). Gen.: Phtoramys (Pht. pulcher n. sp.), Plataeomys (Pl. elongatus, Pl. brevis, Pl. innominatus nn. spp.), Abrocoma (A. antiqua nm. sp.), Dicoelophorus, Pithanoto— mys, Palaeoctodon mn. gen. (P. simplicidens n. sp.), Ctenomys, Euchoelophorus, Eumysops (E. ponderosus, E. intermedius, E. parvulus E. serridens, E. parvidens nn. spp.), Tribodon. Myocastoridae (araucanense-hermosense). Gen. : Myocastor, Isomyopotamus n. gen. (Í. affinis n. sp.). Hystricidae (hermosense). Gen. : Proalherura. Dasyproctidae (chapalmalense). Gen. : Proaguti. Eocardidae (araucanense). Gen. : Neophanomys n. gen. (N. biplicatus n. sp.). Caviidae (rionegrense-chapalmalense). Gen. : Cardiotherium (C. [sseli n. sp.), Cardiomys (C. Ameghinorum n. sp.), Doli- chotis (D. andina, D. prisca nn. spp.), Palaeocavia, Microcavia, Caviodon, Phu- gatherium, Protohydrochoerus n. gen. (Pr. Rothi n. sp.), Caviops. Coendidae (ríonegrense-araucanense). Gen. : Disteiromys. Neosteiromys n. gen. (N. bombifrons n. sp.). Viscacciidae (rionegrense-chapalmalense). Gen. : Eusygmomys, Simplimus, Viscaccia (V. pretrichodactyla, V. angulata, V. vin- solila nn. spp.), Tetrastylus (T. intermedius, T.? atrophiatus mu. spp.), Me- gamys. Cricetidae (chapalmalense). Gen. : Reithrodon. Argyrolagidae (hermosense). Gen. : Argyrolagas. Megalonychidae (araucanense-hermosense). | Gen. : Pronolhrotherium (Pr. sublypicam n. sp.), Pyramiodontherium nm. gen. (P. dubium nm. sp.). Mylodontidae (ríonegrense-chapalmalense). Gen. : Veonematherium, Scelidodon (Sc. Almagroi, Se. gracillimus, Se. Pendolai mn. spp.), Sphenotherus, Pleurolestodon n. gen. (Pl. acutidens, Pl. avitus, Pl. ma- crodon nn. spp.), Glossotherium, Scelidotherium, Eumylodon. Megatheriidae (rioncgrense-hermosense). Gen. : Megalhericulus, Plesiomegatherium, Megatherium (M. .rectidens n. sp.). Rathymotheriidae (hermosense). . Gen. : Rathymotherium ? Myrmecophagidae (araucanense). Gen. : Veotamandua n. gen. (N. conspicua um. sp.), Palaeomyrmidon n. gen. (P. incomtus ú. Sp.). Peltephilidae (ríonegrense). Gen. : Epipeltephilas. Dasypodidae (rionegrense-chapalmalense). Gen. : Eutatas (E. praecursor, E. inornatus, E. fibularis no. spp.), Acantharodeia n. gen. (A. spicala n. sp.), Dasypus (D. laeviscalptus n. sp.), Macroeuphractus, Proeuphractus (Pr. villosissimus, Pr. minor nn. spp.), Zaédyus, Pontotatus. 188 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Chlamydotheriidae (araucanense-hermosense). Gen. : Chlamydotherium (Chl. subintermediam n. sp.). Gilyplodontidae (chapalmalense). Gen. : Glyptodon. Doedicuridae (araucanense-chapalmalense). Gen. : Neuryurus (N. solidas, N. giganteus nn. spp.), Doedicurus, Plaxhaplus. Selerocalyptidae (ríonegrense-chapalmalense). Gen. : Palaeohoplophorus, Plohophorus (Pl. coronatus m. sp.), Lomaphorus (L. co- rallinus n. sp.), Selerocalyptus. Trachycalyptus, Nopachtus. Suidae (chapalmalense). Gen. : Listriodon. Pragulidae (hermosense). Gen. : Microtragalus. Isquidae (chapalmalense.) Gen. : Plagiohippus. Proterotheriidae (araucanense-chapalmalense.) Gen. : Prolerotherium (Pr. ? simplicidens n. sp.), Brachytherium (Br. Morenoi nm. sp.), Epitherium, Eoauchenia, Diplasiotherium n. gen. (D. robustum n. sp.); Chapalmaltherium. Macraucheniidae (ríonegrense-chapalmalense.) Gen. : Phoenixauchenia, Promacrauchenia (Pr. calchaquiorum n. sp.). Haplodontidae (hermosense). Gen. : Trigodon. Toxrodontidae (ríonegrense-chapalmalense). Gen. : Stereoloxodon, Toxodon (T. excavatus n. sp.), Alitozodon n. gen. (Al. velustus N. sp.). Xotodontidae (araucanense-hermosense). Gen. : Xotodon (X. Ambroseltit, X. major nn. spp.). Protypothertidae (rionegrense y hermosense). Gen. : Epipatriarchus, Caenophilus, Protypotherium. Typotheriidae (ríonegrense-hermosense). Gen. : Trachylypotherium, Typotherium (T. externum, T. strictum, T. subinsigne nn. spp.), Pseudotypotherium (Ps. Carlesi nm. sp.), Xenolherium. Hegetotheriidae (araucanense-hermosense);. Gen. : Hemihegetotherium nm. gen. (H. achataleptum, H. robustum, H. gracile, H. affine mn. spp-), Tremacyllus (Tr. incipiens, Tr. latifrons, Tr. intermedius, Tr. subdiminutus An spp-), Pachyrucos. Incertae sedis (hermosense). Gen. : Tetraprothomo, Notocynus. AVES Rheidae (hermosense). Gen. : Heterorhea n. gen. (H. Dabbenel n. sp.). Tinamidae (hermosense). Gen. : Tinamisornis n. gen. (T. parvulus, T. intermedius nn. spp.). Hermosiornidae n. f. (araucanense-hermosense). Gen. : Procariama n. gen. (Pr. simplex n. sp.), Hermosiornis n. gen. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 189 Phororhacidae (araucanense). Gen. : Prophororhacus n. gen. (Pr. incertus n. sp.). Falconidae ? (hermosense). Gen. : Foetopterus. REPTILIA Tejidae (hermosense). Gen. : Tupinambis (T. preteguixin, T. prerufescens, T. brevirostris, T. multidenta- tus NN. spp.). Testudidae (araucanense-hermosense). Gen. : Testudo (T. Gallardoi, T. praestans nu. spp.). AMPHIBIA Cystignathidae (hermosense). Ceratophrys. Como nuevos para la ciencia, hay descritos 18 géneros y 83 especies, además de / variedades. Además de las diagnosis de esos géneros y especies, el autor revisa y anota las descripciones de los ya publicados, fuera de ilustrarlos en sus hermosas láminas. Entre las nuevas descripciones, sólo quiero llamar la atención sobre la presencia de Myrmecophagidae en la fauna araucana y recordar que el Sr. Roverero considera su nuevo grupo de los Hermosiornidae como descendientes de los Phororhacidae santacru- ceños y á su vez como los antecesores de los Cariamidae actuales. — E. C. Contribución á la petrografía de la Precordillera y del Pie de Palo, por el Dr. Orro SriecLrrz. Ministerio de agricultura, Dirección general de minas, geología é hidrología. Boletín N* 10, serie B (Geolo- gia), 97 pp.» 7 lám. y un croquis, 1914. El autor ha estudiado en el Instituto petrográfico de la Universidad de Munich unas hoo muestras de rocas coleccionadas por el Dr. R. SrarrexBeck en sus viajes á la Pre- cordillera de San Juan y Mendoza, cuyos resultados éste publicó en los Anales del Mi- nisterio en IQ1O. La clasificación de esta numerosa colección constituye un inventario de la composi- ción petrográfica de la vasta región occidental de las citadas provincias, comprendida entre los paralelos 30? y 33%. La breve descripción sucesiva de las muestras va acom- pañada de frecuentes análisis y de algunas observaciones sobre las relaciones y edades de las rocas, basadas en datos comunicados por el Dr. Srarrenseck. Pero el trabajo adolece, á nuestro modo de ver, de defectos, sin los cuales hubiera tenido mucho más utilidad y valor científico. El primero consiste en la falta de orden; no hay índice, y el texto no está dividido con claridad, pero se puede notar que comprende tres regiones, que son las dos largas fajas occidental y oriental de la Precordillera y la sierra de Pie de Palo. De ellas, la primera, que llama también región del pórfido cuarcífero, se compone, puede decirse, de una sola roca ; pero las otras dos presentan gran variedad litológica, por más que parte de sus elementos tengan parentesco magmático, y la interminable revista de muestras, dispuestas por localidades ó siguiendo itinerarios, reune rocas de origen, composición y estructuras á veces muy diferentes, aconteciendo que á un granito "190 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS sigue un meláfiro, á una traquita una filita, etc. Una misma roca se describe ligera y aisladamente cada vez que se presenta, en lugar de hacer agrupaciones que permiten la generalización y las comparaciones tan provechosas. Otro defecto grave del trabajo que analizamos es «que consta de cerca de ¿oo des- cripciones de pocas líneas, y tan incompletas que con frecuencia no se mencionan los componentes que justifican el nombre dado á la roca, sello de confianza que el lector siempre necesita. — P. Informe preliminar sobre un viaje de investigación geológica á las provincias de Entre Ríos y Corrientes, por G. BoxarELL1 y J.J. Nícera. Minist. Aqric.. Dirección Gral. de Minas, Boletín N" 5, Serie B (Geología), pág., 2 fig. Bs. ÁAs., 1913. Como resultado de las investigaciones practicadas en su viaje, los autores han llegado á la conclusión de que, contra lo que de siempre se ha creído, el « terciario guaraní- tico » de D'OrniGwY no se halla debajo de la formación entrerriana (« terciario patagó- nico » de aquel autor), sino que es contemporánea de ella y que representa una facies distinta de la misma. Los autores aceptan, pues, un « mesopotámico » con dos facies. la facies correntina que corresponde al guaranítico de Corrientes y la entrerriana al patagónico de D'OrnicxY. Observan que « no existen ni trazas de loess pampeano en la parte más inferior observable de los sedimentos marinos del piso paranense ». Creen que el « mesopotámico es probablemente de edad miocena ». Estas interesantes conclusiones que aquí se presentan en forma muy sucinta, como lo anuncia el título, serán desarrolladas en una futura publicación más detallada. — P. Contribución al conocimiento geológico de los territorios del Rio Negro y Neuquén, con un estudio de la región petroli- fera de la parte central del Neuquén (Cerro Lotena y Co- vunco), por el Dr. AxseLuo WixbuHausexs. An. Minist. Agric., Sec ción Geol., Mineral., t. X, N" 1, 60 pp.. 7 fig., 5 lám., 3 mapas geol. y un perfil. Bs. As., 1914. Es un estudio muy interesante el que presenta el Sr. Wixpbmacsex sobre la zona de la confluencia del río Negro. Sus observaciones agregan hechos nuevos y rectifican otros respecto de una región cuyo interés ya se conocía por los trabajos de Burcr- HAakbT. Rorm, Bormm, v. InerisG, los hermanos Amechixo, WiLckexs, etc. Los horizontes más antiguos que ha encontrado el autor son los del Cerro Lotena (Jurásico superior y Neocomiano), con los fósiles ya descritos por Haurr y DouviLtÉ, principalmente Ammoniles. Entre éstas, el género Perisphinctes cuenta un gran nú- mero de especies. El Sr. WixbHausex cree que de aquí proceden los ejemplares que, erróneamente según él, se dan como procedentes de Roca por AmecHixo y v. ÍnerrxG, pues afirma que en Roca no se hallan Ammonites, punto del mayor interés para la determinación de la edad de los depósitos rocanenses, cuya referencia al Eoceno infe- rior no le parecería de este modo inverosímil. El autor introduce una nueva denominación estraligráfica, la de « capas del Jagúel », areniscas semejantes á las del Ríonegrense, pero que están debajo de las capas fosilife- Crónica y BIBLIOGRAFÍA hor ras del piso Rocanense, y que descansan sobre el piso Pehuenche de Dorrive y Amr- curo, el cual á su vez reposa sobre la gran formación Chubutense ó de las Areniscas Abigarradas de CarLos AmecHixo (Bol. Inst. Geogr. Argent., t. XI, pp. 30-44, 1890). Es interesante el hecho de que sea en estas capas (Pehuenche y « capas del Jagiel ») donde el Dr. Wicummaxx ha hallado el esqueleto del Titanosaurus : serían éstas, pues, las capas con Dinosaurios, superiores entonces al Chubutense. El Dr. Wixbmausex está de acuerdo con otros geólogos en considerar que la trans- gresión Rocanense [no « transgresión del piso Rocanense » como él dice, desde que es aquélla la que ha dado lugar á la formación de éste] ha sido la primera transgresión del Atlántico hacia el occidente. El autor dice que el material paleontológico por él recogido será estudiado por un especialista europeo. Giuando esto suceda, podremos apreciar con mejor criterio las conclusiones á que el Sr. Wixbmausex llega en su presente trabajo, y que de seguro darán motivo á alguna nueva controversia. La relación de los depósitos de Roca con otras formaciones fosilíferas marinas de la Patagonia, es un punto del mayor interés y e que el autor deja aquí por resolver. — D. Contribution a l'étude des altérations microbiennes des or- ganes charnus des plantes, par Lucien Haumas Merck. An. de "Inst. Pasteur, juillet 1913, n” 7, p. 501, 27” année. El profesor Haumay Menck ha llevado á cabo este estudio en la Facultad de Agro- nomía de Bs. As., siendo su punto de partida una alteración grave y muy frecuente en las raíces de la batata dulce (Ipomea batatas), que el autor ha examinado durante los cinco últimos inviernos, llegando á demostrar que el agente de la putrefacción del órgano nombrado es el Mucor stolonifer Erbg. Notó, además, que la infección experi- mental no se puede obtener sino con la desorganización previa de las células superfi- ciales y al abrigo del aire (heridas contusas ó infección en el vacío). Con esta base, el autor se propuso proseguir, desde un punto de vista más amplio, el estudio de las alteraciones microbianas de los órganos carnosos de las plantas, ini- ciado por E. Laurewr y L. Lerourre y cuyas experiencias se realizaron, en parte, en su presencia. Los experimentos llevados á cabo son de dos órdenes : 1” Parasitismo del Mucor stolonifer con respecto á otras fanerógamas. 2% Facultad parasitaria de otros organismos para la batala. En el primer caso comprueba que la mucedínea sembrada en el vacío ataca la papa, zanahoria y nabo, penetrando hasta 1 cm. de la superficie, no así á la remolacha que queda inalterable. En el segundo obtiene alteraciones análogas valiéndose de otras especies del género Mucor (M. mucedo y M. caninus ?) y de algunos bacterios capaces de vegetar en el va- cío (Bacillus coli communis y B. fluorescens liquefaciens) ; estos últimos no atacaron la batata y se comportaron de diversa manera según los casos y según las especies de vegetales en que fueron sembrados. Otras experiencias de infección realiza con Mucor sembrado en discos de batata, pa- pa, nabo, zanahoria y remolacha, previamente sumergidos en una solución alcalina al 2 %/.,; obtuvo un ataque rápido de la batata, menos enérgico en la zanahoria, ci- catrizándose las demás. BOB. SOC) PROS. — Dd 34 92 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Estos resultados, en parte negativos, le parecen ampliamente explicables, debido á las diferencias considerables en la resistencia opuesta á los parásitos, ya observadas por Laurexr y LerourrE en variedades diferentes y según la alimentación y el grado de madurez de los órganos carnosos. Después de hacer algunas consideraciones sobre la dicha resistencia y establecer la poca importancia que da á la acidez del ¡jugo celular en la defensa contra los parásilos, describe otro método que ha experimentado para llegar á la penetración del parásito en órganos expuestos al aire y que se basa en la plasmolisis de las células superficia- les que han sido previamente heridas, plasmolisis que obtiene por inmersión en una solución de cloruro sódico al 10 ?/.. Con este procedimiento obtuvo siempre la infección de los órganos carnosos, ya con hongos, ya con bacterios. Por último, y á fin de colocarse lo más cerca posible de las condiciones naturales de infección, realiza las mismas experiencias, reemplazando la acción del vacío y las soluciones neutralizantes y plasmolizantes por la acción del filtrado aséptico de los ór- ganos descompuestos. Á renglón seguido indica los principios de este filtrado, así co- mo la técnica seguida llegando á los siguientes resultados : Después de una hora de inmersión en el filtrado, los fragmentos de varios órganos carnosos de las siete especies ya mencionadas, son enérgicamente atacados tanto por el Mucor, como por el colibacilo desde el día subsiguiente á la siembra. Solamente la remolacha resistió tres días. La batata y la papa dejados hasta el otro día en inmer- sión, se mostraron profundamente disociados ; la zanahoria pareció menos sensible, el topinambur menos aún y la remolacha no lo fué en absoluto. Con objeto de investigar la propiedad tóxica del filtrado, repitió las experiencias en algunas especies con diluciones al */,, */, y */¿, obteniendo muy diferentes re- a sultados según las especies parasitadas y las especies parásitas. Otras experiencias realiza sometiendo el filtrado aséptico zanahoria-Mucor á la ac- ción de diversas temperaturas. La pectosinasa del Mucor, como la del colibacilo y Bo- trytis cinerea se destruyen á una temperatura inferior á 65 grados ; la substancia tóxica por el contrario resiste mucho más. La zanahoria es todavía atacada por el Mucor y el colibacilo después de 1 hora de contacto con el filtrado calentado á 120 grados; á 75” asegura aún el ataque comple- to de la batata por el Mucor ; á 85%, 100” y 120” no permite más que una penetra- ción incompleta y á 65” es ya temperatura suficiente para impedir la del coli. Para concluir lleva á cabo experiencias semejantes á las anteriores con el precipita- do obtenido con alcohol (2 p. de alcohol por 1 de filtrado). Este precipitado se mostró con respecto á la batata y zanahoria, en presencia de Mucor, tan tóxico como el filtra- do, pero perdiendo esa toxicidad al experimentarlo sobre papa (no la ataca el bacilo, muy débilmente el Mucor). En medio neutro disoció los tejidos de las tres especies nombradas, respetando aquellos de la remolacha. Resulta que la penetración de los parásitos estudiados, prácticamente irrealizable en órganos sanos, se vuelve fácil cuando éstos han sido modificados por uno de los pro- cedimientos experimentados: heridas contusas, exposición al vacío, contacto con soluciones neutralizantes ó más bien plasmolizantes y acción de las toxinas del fil- trado. Una serie de investigaciones histológicas indujeron al autor á reconocer que aque- llos tratamientos tienen igual efecto : impedir la suberización de la parte externa de las células todavía sanas, permitiéndole afirmar —sin negar la posibilidad, indicada Crónica Y BiBLioGRArÍA 1093 por Laurexr y LeroutrE, del aumento de virulencia de un parásito ocasional y su verdadera especificación, en condiciones determinadas — que «el parasilismo de heri- das no depende sino del resultado de una verdadera carrera entre la multiplicación de los microbios en la capa de células heridas incapaces de defenderse y la suberización de las membranas de las células sanas situadas inmediatamente debajo de aquellas ». Llega por fin el Sr. Haumax Merck á las siguientes conclusiones que transcribimos integramente : I. En la Rep. Argentina, como en la América del Norte, la podredumbre de las hatatas, durante el invierno es causada por el Mucor stolonifer Erbg. La infección, que se produce con extrema facilidad al nivel de las heridas contusas, es imposible cuan- do los tejidos sanos están al contacto directo del aire (caso de cortes), por efectuarse la cicatrización muy rápidamente. Otras especies de Mucor, pueden experimentalmente producir alteraciones análogas. 11. Todo medio empleado para impedir la suberización de las membranas de las células sanas contiguas á la zona herida puesta á descubierto (mantenimiento al abrigo del aire, plasmolisis ó intoxicación de esas células), permite la infección inmediata de los tejidos vivos de órganos carnosos diversos (raíces, tubérculos, hojas) por hongos y bacterios saprofitos capaces de encontrar una alimentación que les convenga y de se- cretar una pectosinasa apropiada, esto sin que un período de accoutumance sea ne- cesario y sin que ese parasitismo ocasional haga adquirir ninguna virulencia al micro- organismo invasor. III. El filtrado aséptico de órganos invadidos en tales condiciones es tóxico para los tejidos sanos y constituye uno de los medios capaces de impedir la suberización de las membranas. Esta toxicidad, que se vuelve á encontrar debilitada en el precipitado ob- tenido por el alcohol, se atenúa por el calor sin desaparecer totalmente á 120 grados y no es específica ni con relación al huésped, ni con relación al microorganismo, lo que hace difícil admitir la existencia de una toxina secretada por éste y permite atri- huir, por el contrario, la toxicidad constatada á los productos de desasimilación que resultan de la vida del microbio á expensas del contenido de las células de los parén- quimas alterados. IV. El parasitismo de herida — denominación bajo la cual pueden colocarse, qui- zás, todos los parasitismos ocasionales — depende del resultado de una carrera entre el desarrollo del saprofito (Mucor, Fusarium, bacterios) en las capas superficiales de las células heridas sin defensa y la suberización de las membranas de las células sanas subyacentes inmediatas, suberización que pueden impedir los residuos de las prime- vas manifestaciones vitales del saprofito, si adquieren lo bastante pronto, un grado de toxicidad suficiente. — C. L. Coléopteres exotiques en partie nouveaux, par M. Pic. 'Echan- ye, Revue Linnéenne, 30”" année, N. 353, Mar 1914. M. Maurice Pic publica, entre otras, una nueva especie de Anthicidae, el Anthicus (Acanthinus) nigrotibialis, recolectado en el Chaco Santiagueño y vecino de A. maculi- fer Pie: Procedente de la misma región describe otra nueva especie de Melyridae, el Astylus santiagonensis vecina de A. tucumanensis Pic. — €. L. 294 , BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS Descripción de un Cerambicido extraordinario de la Repú- blica Argentina, Pleiarthrocerus opacus n. gen. n. spec., por CarLos Brucn. De la Rev. Mus. La Plata, t. MIX, 2* parte (2* serie, t. Vi). 1914, El autor da la descripción detallada de un nuevo género y especie de Cerambicido capturado en la provincia de Pucumán, que, por algunas de sus características, resulta un tipo verdaderamente interesante. lustran este trabajo una fotografía del imago y buenos dibujos de detalle. — €. £. Catálogo sistemático de los Coleópteros de la República Ar- yentina, por CarLos Brucn. Pars 111, VI y IX. Extractos de la Rev. Mus. de La Plata, t. XIX, 2* parte (2* serie, t. VI), 1914. En el número 2 de este Boletín anunciamos la aparición de las partes 1, IV, Y y VIII del catálogo de los coleópteros argentinos, al que se agregan hoy otras tres y en las que se insertan no menos de cincuenta familias. — C. L, Les ennemis de la Diaspis pentagona dans la République Argentine, par Jean Brerues. Buenos Aires, 1914. En un folleto de 16 páginas el autor menciona ocho especies de himenópteros pará- sitos de la Diaspis pentagona Varg., de los cuales son nuevos para la ciencia los géneros y especies siguientes: Passalida spinifera, Dimacrocerus platensis, Prospaltoides howardi, Diaspidophilus pallidus. Los otros cuatro himenópteros ya conocidos como parásitos de cochinillas son : Sig- niphora platensis, S. caridei, Prospaltella auranti y Trichogrammatoidea signiphoroides. — C. L, Contribución al estudio de los Lepidópteros argentinos, por Kucenio GracomeLLI. An. de la Soc. Cient. Argentina, t. LXX VIII, entregas lU-1V, p. 161-175. 1914. En este estudio el autor describe tres especies nuevas de lepidópteros riojanos y da á conocer las descripciones de algunas orugas y crisálidas desconocidas ó poco estu- diadas. Las especies nuevas son : Mathania carrizoi, Thecla pseudarcula y Apodemia drucel. Las orugas y crisálidas que aún no habían sido descriptas corresponden á Jlemero- planes griscescens Roths. y Jord., Chlosyne, probablemente C. saundersii Doubl. y Hew., Actinote calymna Jord., Phakellura hyalinatalis L., Prodemia latifascia W., Plusia, pro- bablemente P. nu Guér., Pyrameis carye Hbn. y Megalopyge uruguayensis Berg. Además de estas descripciones el autor agrega algunos datos biológicos con el pro- pósito de completar los que ya se conocían sobre los primeros estados de Celerio euphorbiarum Guér., Euptoieta claudia Gram., Colias lesbia Y. (quizás C. andina) y Halysidota texta Schaef. Con la presentación de un caso aberrante de Thecla valentina Berg. y uno anómalo de Tathochila autodice Hbn. concluye esta interesante contribución al conocimiento de algunos lepidópteros del país. — €. £L. Cróvica Y BiBLiOGRArÍíA 195 Die Bedeutung des Atlas fur die Anrthropologie unter Beruck- sichtigung des Fundes von Monte Hermoso, von AlcneL. Ána- tomischer Anzewger, Ergiáinzanysheft zum 46. B., 1914. El autor examina la forma del atlas en los Monos y en el Hombre y llega á la con- clusión de que esta vértebra ofrece excelentes caracteres diferenciales, en los unos y en el otro, pues permiten, por la forma de la articulación anterior, decir si se trata de un animal de andar erguido. Considera que el atlas de Monte Hermoso [Telraprothomo argentinas Amecm., Homo neogeus Lemm.-Nrrscne] tiene caracteres que por un lado lo hacen parecer humano y por el otro pitecoide, de modo que vendría á ocupar una posición intermediaria; pero cree que tal combinación de caracteres es fundamentalmente imposible. Concluye que el atlas de Monte Hermoso es un pequeño atlas humano deformado. — D. Uber eine neue Art d. Gattung Macrauchenia aus Ulloma, Bolivien, por Ivar Serve, Bull. geol. Inst. Untv. Upsala, MI, 205- 296, pl. 14-18. 1914. Después de una larga introducción de carácter geológico, el autor describe una nueva especie de Macrauchenia, M. ullomensis, fundada principalmente en huesos de las extremidades, vértebras, pelvis, etc., pues no se conoce nada del cráneo. — €. Estadistica de Pesca por los años 1909 á 1912, por la señorita Teresa Joax. Boletín del Ministerio de Agricultura, 1913. Entre las riquezas que proporcionan recursos cuantiosos tenemos la pesca; pero se debe combatir la explotación irracional por todos los medios. Ya se ha abusado dema- ciado de esta fuente, provocando la casi desaparición de los peces de consumo y de aplicaciones industriales. De ahí que los poderes públicos deben intervenir para que la obtención y venta sea realizada de acuerdo con aquella práctica previsora que permite un continuo movi- miento en la producción nacional pesquera ; sujetándose á las observaciones estadísti- cas por una parte y por la otra á los medios de explotación que se indican en este trabajo, donde el lector hallará una buena información. — M. Revista del Museo de La Plata, t. AXII (2* serie, t. IX). 1913. Este tomo contiene dos extensos trabajos lingúísticos : Ricnaro J. Hur, El vejoz 4 Atyo, introducción por SamueL A. Laro- NE QUEVEDO. R. Lemuans-NirscHg, El grupo lingiiístico Tshon de los territorios ma- gallánicos. Revista del Museo de La Plata, t. MA (2* serie, t. VIT). 1913. Trae el sumario que va á continuación : H. vox Iner1xG, Le chien domestique des calchaquis. 1096 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Pebro T. Vicxau, El asfalto de Auca-Mahuida. Moisés hawror, Minerales de Wolfram en la sierra de Velasco. H. kremeL y W. Scuuter, Los yacimientos de casiterita y wolframita de Mazán, en la provincia de La Rioja (Rep. Arg.). Luis M. Torres, [nforme preliminar sobre las investigaciones yeológi- cas y antropológicas en el litoral marítimo sur de la provincia de Buenos tires, con la colaboración de CarkLos ÁMEGHINO. a Enxesro LoxcoBarDt, Contribución al conocimiento de la formación petrolífera de la República Argentina y de Bolivia. P. Mentax, Les araignees de la Terre de Feu et de la Patayonie comme pomt de départ de comparaisons géoyraphiques entre diverses couches fau- nisl ques E Transcribimos de este último trabajo algunas de las conclusiones : « Les tendances de la Biogéographie étant de délimiter des régions, et de séparer, par une limite déterminée, avec ou sans zone de transition, une faune d'une autre faune diflérente, cela fait supposer que ces faunes seraient des unités homogénes. Mais en réalité une telle faune se compose de différentes couches faunistiques, qui wont rien de commun. Quelques-unes de ces couches faunistiques se rencontrent dans une région déterminée sous une forme des plus variables; dans une région plu- sieurs d'entre elles peuvent se combiner, mais il n'en sera pas ainsi dans une autre région. D'ot il ressort en premier lieu qu'on ne peut pas délimiter la faune qui en résulte. Une région déterminée par des limites qui s'étendraient dans le sens hori- zontal, ne peut étre considérée comme unité faunistique ou région biogéographique. En outre il y a des piaines et il y a des montagnes; une couche faunistique déter- minée a peuplé tout d'abord les régions basses, tandis que dans les montagnes une faune ancienne reste sans mélanges secondaires. Mais comme la distribution de la plu- part des animaux est influencée par des facteurs de climat, et que les régions basses, et les régions hautes d'une contrée tropicale présentent des diflérences tres prononcées de climat, il en résulte qu'une couche faunistique déterminée habite seulement la plaine, mais une autre seulement les montagnes d'une méme contrée., Comme dans la direction horizontale, de méme dans la direction verticale il n'y a pas non plus d'unité faunistique, et il est impossible d'indiquer dans une carte géographique, par quelques lignes de limites seulement, des régions biogéographiques, quand on veut donner a celles-ci un sens naturel c'est-á-dire précisément un sens biogéographique... Comme nous Vavons vu, la faune des araignées de la Terre de Feu et de la Patagonie qui se présente comme unité faunistique peul étre separce en trois couches faunistiques, dont une, dans sa distribution générale, s'étend sur toutes les terres de la zone suban- tarctique, el une seconde se compose de deux parties isolées dans les zones extra- tropicales du Nord et du Sud, tandis que la troisieme communique avec un grand centre faunistique tropical. Seule dans cette derniére couche existe non seulement la communauté générique, mais encore la spécifique entre la région magellanique et les contrées habitées par le gros de la méme couche faunistique. Avec cette répartition de la faune, des considérations nouvelles entrent dans la comparaison géographique ; á chacune des trois couches faunistiques correspond son probleme spécial : comment la couche faunistique subantarctique est-elle arrivée á sa Mor pu Pr Cróxica Y BinLioGraría 107 distribution ? Comment Pautre couche s'est-elle separée en deux habitats isolés dans le Nord et dans le Sud > Quel est Pessentiel d'une distinction entre unité générique el umilé spécifique dans la troisieme couche faunistique ? Ce qui es indiqué pour les araignées par Punité générique encore existant dans notre époque, est indiqué dans d'autres classes par des fossiles. Ce qu'on peut obser- ver chez les araignées se manifeste aussi dans d'autres classes, avec des diflérences graduelles, mais le principe est le méme. Ce n'est pas la détermination des limites artificielles entre une faune unique et stable que nous devons chercher : il nous faut suivre les migrations des diflérentes parties, qui peuvent former dans une région indé- finement limitée un ensemble instantané, dont les membres auraient chacun des limites tout á fait différentes. La biogéographie a abandonné l'ancienne maniére pour aborder á une autre métho- de d'études. Cette nouvelle direction est le résultat de Vétude plus approfondie des limites régionales ; on pourrait dire que dans ces études biogéographiques récentes c'est le caractere géographique qui est encore plus prononcé, dans Vapplication des résultats de investigation faunistique á la paléo-géographie. Comme on indique la distribution de terres de la planéte sur une carte, dans les comparaisons en question on considérail presque exclusivement la distribution horizontale des types d'animaux. et on donnait á toutes les comparaisons géographiques un sens paléo-géographique, dans le sens restreint du mot, c'est-a-dire que tous les fails observés devraient étre expliqués par d'autres combinaisons des continents et des ¡les, Le terme de couche faunistique a été introduit. el on a établi la distinction entre les couches anciennes el les couches modernes ; pour les migrations de chacune d'entre elles des conditions topographiques spéciales furent envisagées. On obtenait alors sur cette base l' histoire de Pévolution des formes terrestres... Le probleme d'un mouvement général de pro- pagation des types dans la direction Nord-Sud n'est pas nouveau pour la biogéogra- phie, mais il recoit ici une autre définition, et ce mouvement est considéré comme phénoméne partiel, quí aurait eu lieu dans certain temps et sous de conditions clima- tiques déterminées. D'apres notre déduction le phénoméne en général se présente plus ou moins comme il suit. Pendant Vépoque crétacée et encore dans la premiére moitió' de lVére tertiaire la propagation des types se serait eflectuée dans deux directions, savoir : depuis une zone centrale vers le Nord et vers le Sud, c'est-a-dire vers les po- les ; le mouvement de propagation consisterait alors dans une tendance générale des types de se distribuer ailleurs. Les types procédéraient d'une zone qui correspond a la zone subtropicale actuelle de lhémisphéere Nord, ou méme aux régions tempérées du Nord. A partir du milieu de lére tertiaire il y a deux tendances de migrations qui prévalent, Pune quí conduit a Pisolement de deux régions faunistiques orientées autour des póles, et Pautre quí cause un mouvement général des types depuis le Nord vers le Sud. Une sélection a donc lieu parmi les membres de la faune primitive, ce quí donne naissance á des couches faunistiques de caractéere déterminé. Los migrations ne produisent plus alors la distribution générale des types, mais leur localisation comme membres des unités faunistiques. La sélection et la localisation sont cau- se quá chaque unité determineé correspond un certain caractéere géographique. Comme en outre la tendance de propagation générale est suivie de celle des migra- tions de localisation, á un caractére déterminé de distribution correspondrail aussi cer- tain áge géologique. Mais comme les unités systématiques mémes ne sont pas du méme áge, et par conséquent elles sont influencées par d'autres facteurs dans un mo- ment donné de leur propagation, c'est pour cetle raison qu'áa un caractere déterminé 198 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS de distribution correspondrait une détermination absolue d'áge gcologique. Il n'est donc pas seulement question de la classification chronologique d'un type de distribu= tion dans le sens de couches faunistiques générales, mais aussi de celle de la distri- bution d'unités systématiques déterminées. » y Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, lt. AXVI. 1914. Correspondientes á este tomo, que aún no ha sido completado, han aparecido los siguientes artículos : Cantos A. Marti, Contribución « la craneología de las primitivas poblaciones de la Patagonia (pp. 31-91). L. Havuas-Merck, Les parasiles végétausx des plantes cultivées en Ar gentine (pp. 163-225). Es una útil obra de conjunto, en que se enumeran 175 especies de vegetales pará- sitos, dando sobre ellos diversas noticias. En los Anales de la Soc. Cient. Argentina, t. 78, pp. 5-15, el Sr. €. Lizer agrega 79 especies á las señaladas en el trabajo anterior, y hace algunas rectificaciones al mismo. r a y E 4 : 7 E / - - Jeax Brermes, Contribution a Pélude des Pepsis (pp. 235-355, 2 lám. y 1 mapa). Puede considerarse como una monografía de este interesante género de avispas, pues aunque no trae la descripción de las 154 especies, presenta una clave para la determinación de todas. Acompaña una lámina en colores con las alas de todas las especies nuevas, y un mapa que muestra la distribución geográfica de las principales. especies en Norte y Sud América. C. Specazzimt, Fungi nonnualli senegalenses el canarienses (pp. 117- 134, figuras en el texto). P. Serié, Votes d'Erpétoloqie. Description d'une variété de Philodryas: Baroni Berg (pp. 227-230 y 1 lám.). J. R. ve La Torre-Buexo y Thomas, Nota sobre Hemiplteros del Chaco de Santiago del Estero (KR. A.) (pp. 157-162). Exrioue Herrero Ducroux, Nota sobre el meteorito carbonoso de No- yoyd (pp- 99-116). Jay Brirmes, Description de síx Cecidomyidae (Dipt.) de Buénos-Ai- res (pp. 151-156); Note sur quelques Dolichoderines argentines (pp. 93— 96); Description P'un nouveau Syrphidae de la République Argentine (PP- 97-95). F. Lamuzeg, Sobre dos peces macrúridos de la costa de la Prov. de Bs. As. (pp. 21-29, 4 lám.). — D. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA SECRETARIO DIRECTOR ADMINISTRADOR M. DOELLO-JURADO J. M. DE LA RUA JOSÉ CARBONELL No 8. — Buenos Aires, 10 de Junio de 1915. — Tomo I Epirogenia y Paleogeografía de Sud América ' (Conclusión.) POR EL Dr. GUIDO BONARELLI. CAPÍTULO SEGUNDO UNIDADES ISOGÓNICAS DE LA GEOLEPIS No podemos tratar la epirogenia de Sud América sino después de haber trazado, sobre el plan general de nuestros conocimientos geo- morfogenéticos, las direcciones más acertadas que nos permitirán determinar sus relaciones con los ambientes contiguos y establecer así, con cierta seguridad, las diferentes etapas de su proceso tfor- mativo. A pesar de sus numerosos caracteres especiales Ó excepcionales, sabemos, sin embargo, que todo esto no se debe interpretar en el sen- tido de una absoluta autonomía, como hasta ahora se ha pensado; al contrario, las conclusiones generales de los estudios realizados en otros continentes, sobre todo en Europa y Norte América, pueden concep- tuarse ahora de valor suficiente para guiarnos en el estudio genético y geomorfológico del continente sudamericano. Los mismos estudios biológicos (Botánica, Zoología, Paleontolo- cía) ponen cada día más de manifiesto el valor relativo de dicha O pe ho] supuesta autonomía é interpretan la presencia de elementos extraños (1) El capítulo I apareció en este Boletín, t. 1, p. 221-241, 3o septiembre 1913. Véase la Errata al final del presente. BOL. SOC. PHYSIS. — T. I. 3) 500 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS y residuos exóticos en las faunas y floras, fósiles y actuales, del am- biente neogeo, admitiendo que en épocas diferentes hayan existido comunicaciones directas con África (Macizo Afro-Brasileño), Norte América (formación del istmo de Panamá), Archipiélago de Hawai (continente « Pacila» de ImexrixG) y tal vez con Australia (« conti- nente Pacífico » de BurckHARDT). Entonces, la Historia Natural de Sud América, no constituye un capítulo aparte, sino que forma un todo con la de los otros ambientes epíricos y contribuye con admirables episodios á enaltecer el gran poema geogónico. Epirogenia y paleogeografía constituyen, sin duda alguna, el fin supremo de los estudios geológicos. Naturalmente, como ambas se fundan en un amplio conocimiento de la estructura geognóstica de la corteza terrestre, se comprende que sólo en estos últimos años, dado el progreso realizado en las otras ramas de la geología, se haya po- dido alcanzar su mayor adelanto. Por la misma razón se comprende cómo en Europa y Norte América, por ser los continentes más estu- diados, se hayan obtenido ya resultados más satisfactorios y tal vez definitivos. En Norte América, desde el tiempo de Daxa (1863), las investiga- ciones de esta naturaleza han sido objeto de mucha dedicación por parte de algunos geólogos, entre los más distinguidos (WaLcorr, Wi- LLIAMs, WeLLer, Locan, OsBORN, ScnucnerrT, Emmons, Vea recu, Crram- BERLIN, SALISBURY, GRABAU, WiLLis, TayLor, etc., etc.). | La literatura norteamericana está, por lo general, penetrada de buen sentido y revela en sus múltiples manifestaciones el sereno espíritu crítico y el sano criterio lógico con que los yankees se dedican á la ereunesis de cualquier problema científico (1), así que bien podemos disculparles el varonil atrevimiento y cierta despreocupación con que á veces rompen sus lanzas en la defensa de algunas hipótesis, por más audaces que sean. Mucho más abundante es la literatura europea dedicada al mismo asunto: pero, si vamos á examinarla más de cerca, se impone en se- guida un trabajo de eliminación bastante laborioso para «quedarnos, al final, con las obras fundamentales de nuestros maestros (Surss, BrEr- TRAND, Hauc, etc.), y de unos cuantos secuaces (Vasseur, HuLz, NEu- (1) Es de lamentar, sin embargo, que algunos de estos autores (Van Hise, Metamorphism, 1904, p. 30) no tomen en cuenta, en sus trabajos, la literatura geológica redactada en idiomas extranjeros. (zuipo BoxaArErL1 : Eptrogenia y Paleogeografía de Sud América 501 MAYR, JUukES-BrROWN, Canu, SempPer, Karrivsky, De Lapprarenr, ArLpr, TouLa, UmLrc, RoLLier, Dacouí, etc., etc.), los que, al tratar la materia, supieron substraerse, más ó menos, á la influencia perni- ciosa de ciertas tendencias, algo futuristas, ya penetradas en nuestro campo para desalojar de su último refugio á la mejor cualidad del hombre : el buen sentido. « Ante todo los hechos. » (Boxar.) Trataremos ahora, á grandes rasgos, el problema epirogénico, su- bordinando la exposición de la materia á los comas fundamentales de la lógica. Ante todo, los hechos (el fenómeno), ó mejor dicho, el orden de sucesión de los hechos (las leyes). Morfología, Tectónica y Estratigrafía proporcionan los datos de detalle para la formación del cuadro. Haremos tal cuadro lo más conciso posible, pero bien documentado en cuanto á reconstrucción del conjunto episódico, aprovechando de preferencia lo que da la literatura más reciente, ya sea de Norte América, ya sea de la vieja luropa (1). Pero, antes de empezar con los verdaderos movimientos orogénicos y epirogénicos, desearíamos volver, por un momento, á ese « plan primitivo y permanente de arreglo... », á esa «ancienneté des traits du relief terrestre » (DE LabrArRENT), de que hablábamos en el capí- tulo primero del presente trabajo (2) y que representaría la fase em- brional, por decirlo así, en la que ya se habían esbozado, desde ¡un principio, los grandes rasgos de los fenómenos diastróficos en general. La admisión de tal fase pertenece al dominio de una convicción bastante generalizada entre los geólogos; más aún, se ha llegado, por parte de algunos hasta tal punto de exageración que ya, por haber sido aceptada como fundamental en tantas escuelas, se considera por mu- chos como un axioma inquebrantable el de atribuir á los continentes y á los océanos propiamente dichos, el carácter de formas permanentes (1) Las nuevas terminologías y las numerosas subdivisiones recién propuestas por CnaMBERLIN Jour. of Geol., XX, h, 1914) y Brackweroer (1bid., XXI, 7 1914), representando las ideas per- sonales de los autores sobre el asunto, no hemos podido tomarlas en cuenta por faltarnos el tiempo y los medios de estudiarlas eriticamente. La primera impresión, en todo caso, es que lo que hay de más nuevo en estos trabajos es la terminología. (2) Pis. 232, 239,209: o 5: 502 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS de la superficie terrestre, las que desde el fin del caos, es decir, « since the waters were first gathered » (1), siempre habrían existido más ó menos con la misma forma y con la misma extensión que presentan actualmente, salvo algunos leves cambios en sus bordes. Más todavía, los límites entre las áreas continentales permanentes y los océanos contiguos serían trazados por grandes líneas de dislocación (fallas. etc.), donde no lo sean por geosinclinales (2). No han faltado razones ó consideraciones para inducir á muchos autores á declararse en favor de tales interpretaciones. Según B. WiLLis las razones más importantes serían las que damos á conti- nuación : 1”. Que los continentes nunca se han sumergido á grandes pro- fundidades: 2 Que las aguas marinas nunca se han levantado mucho sobre los continentes, á no ser como mares epicontinentales poco profundos. demostrando una relativa constancia en la capacidad de las cuencas OCéanIcas: 3” Que el equilibrio isostático no habría permitido desplazamientos de masas tan notables, á no ser relacionados con las áreas de sedimen- tación. A todo esto se podría contestar, entre otras consideraciones : 1” Que para explicar la difusión de las floras y faunas continen- tales, es indispensable admitir conexiones y comunicaciones directas entre ambientes epíricos los que actualmente están separados por gran- des y profundas depresiones oceánicas; así que, entre Norte América y Europa, entre Sud América y África, entre Madagascar, India y Australia, entre Haway y Centro América, es decir : en las cuencas septentrional y meridional del Atlántico, en el océano Indico, en el Pacífico, deben de haber existido relieves continentales donde actual- mente la sonda ha medido profundidades hasta 2000, 3000, 4000 metros y más: 2 Que ciertas áreas de inmersión (d'ennoyage, Hauc) de los « escu- dos » han guardado por mucho tiempo el régimen marino (en condi- ción de verdaderos geosinclinales) —á pesar de la relativa rapidez con que los materiales sedimentarios de los continentes contiguos tendían al rellenarlos, á neutralizar el efecto de su « hundimiento » paulatino — y que no obstante la supuesta constancia en la capacidad de las (1) B. Wuuis, Principl. of paleogeogr. Science, new ser., vol. 31, p. 2h1-60, 1910. (2) Preciso es decir que dichas fallas nadie las ha visto. Guino BoxareLLI : Eptrogenia y Paleogeografía de Sud América 303 depresiones oceánicas, es seguro que á ciertos períodos (geocráticos) de máxima extensión superficial de los continentes (Precámbrico, Si- lúrico superior, Carbonífero, etc.), sucedieron otros períodos (hidro- cráticos, PavLow) de máxima extensión de los océanos en la super- licie del globo (Cámbrico, Devónico, Mesozoico, etc.); 3 Que el titulado equilibrio isostático se puede admitir si se admite la teoría de la isostasis, la que — por más que se haga por parte de algunos — no ha dejado de ser todavía una simple teoría, así que esta- ríamos en una especie de post hoc, ergo propter hoc, es decir, en un círculo vicioso que no contribuye por cierto al adelanto de la ciencia. Además, no hay que olvidar que gran parte de los viejos conti- nentes está formada superficialmente por rocas metamórficas de pro- fundidad. Pero todas estas cuestiones y la discusión correspondiente nos lle- varían muy lejos de nuestro argumento. Actualmente no tenemos ni el tiempo, ni la preparación adecuada para tratar detenidamente el asun- to, en vista de que últimamente se han publicado muchos trabajos al respecto, de los cuales conocemos poco más que los títulos y «que, por el nombre de sus autores, pueden suponerse de la mayor importancia (ABEDANON, Lerrm, LAcHmann, StiLLE, Horn, BarreLL, Horus, Mi- CHELSON, ÁNDRÉE, etc., etc.). Baste, por ahora, habernos declarado resueltamente contrarios á estas maneras de interpretar las cosas, lo que, por otra parte, permite suponer desde ya que tengamos al respecto opiniones muy diferentes; así mismo, si en el curso de las presentes líneas no se hará grande abuso de «fenómenos epicontinentales », de movimientos « radiales y tangenciales », de movimientos de « bloques », de movimientos « re- eionales », de « Senkungen », de « Zerrungen » y otras novedades por el estilo, esto no deberá imputarse á ignorancia, sino interpretarse como reserva prudente, hasta que podamos emitir nuestras vistas sobre el valor objetivo y subjetivo de dichas palabras y de los corolarios que ellas acarrean. Volvamos, pues, á aquella « anciennelé des traits du relief lerrestre » tan sólo con el propósito de hacer resaltar que la literatura posterior á la publicación del primer capítulo del presente trabajo (septiembre de 1913), no ha motivado cambio alguno de importancia en nuestras ideas fundamentales sobre tal punto, las que podemos resumir como sigue, distinguiendo dos fases sucesivas primordiales en los Ffenóme- nos epirogénicos : Fase primera: Individualización de los núcleos hurónicos (escu- 50% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS dos) como áreas sobreelevadas de los ambientes paquilépicos (conti- nentes nordatlántico, siberiano y hawayano, á lo largo de la paquilepis boreal y continentes sudatlántico, archilemúrico (1) y sudpacífico, á lo largo de la paquilepis austral). Fase segunda: Individualización inicial (alrededor de los escudos) de nuevas unidades morfológicas positivas de la geolepis en forma de fajas, zonas, etc., en parte sobreelevadas (ensanchando paulatina- mente las áreas continentales ya formadas, ú originando nuevos re- lieves aislados Ó núcleos secundarios), y en parte sumergidas, quedando en la condición de relieves submarinos. En el capítulo primero hemos hablado con preferencia de « plega- mientos » y « arrugamientos », pero en un sentido muy general. Ade- más recordábamos la experiencia de DauBrÉE para sintetizar la fiso- nomía del fenómeno. Ha sido falta grave por nuestra parte la de no haber completado en esa circunstancia la exposición de nuestro pensa- miento, agregando, como lo hacemos ahora, que en las palabras « arru- gamiento », « plegamiento », etc., y en la experiencia de DauBrér no vemos otra cosa que la representación esquemática más sencilla de fenómenos muy superficiales (epilépicos), mientras que en lo refe- rente á hipolepis, cualquier tentativa que se haga para explicar sus condiciones de movimiento no sale sino de un campo puramente hipo- télico. Ahora, como estamos tratando de hechos, dejaremos para otra ocasión cualquier argumento en que se deba razonar por vía de induc- ciones. Seguiremos, entonces, con el desarrollo de los fenómenos diastró- ficos, distinguiendo con los autores cierto número de «ciclos » (B. WiLtis), cada ciclo siendo formado por un «corto » período de acti- vidad (« epiciclo activo ») seguido por un «largo » período de calma (« epiciclo inactivo »). El corto y el largo son adjetivos que no nos pertenecen, pero dejé- moslos donde están antes de hacer justicia de ellos en la forma que más merezcan. Ciclo primero Fase activa: Movimientos hurónicos. — Los geólogos norteameri- canos han podido averiguar que en la serie prepaleozoica Ó, como ellos dicen, proterozoica (Precámbrico, Antecámbrico, Algonkiano, (1) O protoaustraliano. Guimo BoxareLt1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 509 Huroniano, etc., etc.), existen en realidad repetidas lagunas, ó hiatus, entre miembro y miembro y que en la base misma del Proterozoico se observan hasta la evidencia, en muchos lugares, los vestigios de un largo período de « subsidencia » continental. Se han distinguido hasta tres ó cuatro períodos más importantes de subsidencia continental en dicha serie, y parece que los sedimentos posteriores á cada uno de estos períodos diastróficos se han «deposi- tado sobre la superficie de erosión de plegamientos anteriores. La mayoría de estos plegamientos presenta un aspecto muy especial, pu- diendo más bien hablarse de arrugamientos regionales (fig. 3 y 4). Estos plegamientos en forma de pequeños y repetidos zig-zag y los otros en forma de repetidas ondulaciones no tienen nada que ver con los diferentes tipos de plegamiento orogénico propiamente dicho. INSI IN Todos estos movimientos y plegamientos han tenido por resultado la extremada complicación tectónica de aquellas partes de los. « escu- dos » donde aflora la serie « proterozoica », lo que, junto con otras dificultades por tratarse de formaciones en que los fenómenos meta- mórficos y los fenómenos eruptivos se han desarrollado con la mayor intensidad, impide muchas veces reconstruir exactamente la historia geológica detallada de los ambientes protepíricos. Sólo podemos decir, con seguridad, que el primer epiciclo activo de los movimientos á que se debe la formación definitiva de los conti- nentes primordiales, tiene su fase culminante al final del proterozoico (precámbrico) (1). En este mismo período, á lo largo de las fajas y zonas de relieves positivos de la costra terrestre, alrededor de los escudos, se acentuó la paulatina emergencia de unas cuantas exten- (1) Esta sería la verdadera fase (ó epiciclo activo) de los movimientos « hurónicos ». (« Peno— kean orogeny » de BrackweLDER). Así también opina B. Wirris quien adopta (ob. cit.) para ello, en carácter provisorio, la distinción cronológica : « Ciclo[n + 1] », por no haberse llegado todavía á un acuerdo definitivo en cuanto á número é importancia de los movimientos anteriores y en la espera que se resuelva la cuestión con nuevos estudios. 506 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS siones en forma de relieves, ó núcleos secundarios (continentales ó submarinos) y más ó menos alargados en el mismo sentido que las zonas y fajas de que son parte (Apalachia, Siouxia, Cascadia, Archi- guiana, Proto-Puna, Tandilia, Proto-Arabia y otros, tal vez). Fase inactiva. — Los geólogos norteamericanos han tenido ocasión de comprobar que los sedimentos del cámbrico inferior son menos extensos que los del cámbrico medio y éstos mucho menos que los del cámbrico superior y que en los bordes de las cuencas marinas cámbri- co-ordovicianas es el cámbrico superior el que, por lo general, des- cansa directamente sobre rocas precámbricas ó arcaicas en aquellos trechos de los relieves positivos proto y periepíricos que volvieron á ser cubiertos por los océanos en el momento álgido del fenómeno transgresivo (1). 1 Silúrico inferior (ordoviciano) descansa generalmente sobre el cámbrico en condiciones de concordancia perfecta y transición pau- latina. Ciclo segundo Fase activa: Movimientos caledónicos. — Yacimientos del Silúrico medio y superior son bastante raros, poco espesos y muy limitados sobre los relieves positivos preformados (geanticlinales de Haus). Al contrario, tienen gran desarrollo en las áreas plegadas « subpositivas » (ScHucHErT) y, por lo general, se puede decir que el silúrico es un período de regresiones marinas. Los fenómenos diastróficos del epiciclo caledónico actuaron con mayor intensidad al final del Silúrico y principios del Devónico : 1. Debido á fenómenos tectónicos, en las áreas subpositivas se for- maron verdaderas cadenas de montañas; 2. La intensidad del diastrofismo tuvo por resultado, en muchos puntos, la actuación de grandes sobreescurrimientos. 1l mejor cono- cido es el de la península escandinava; — otro muy conocido, pero con diferentes direcciones, es el de Escocia — y tenemos la opinión de que ciertas complicaciones tectónicas en las regiones suboriental de Cana- dá (Territorio de Quebec, orilla izquierda del San Lorenzo) y meri- (1) En el mapa de Haua (Traité, t. 1, p. 615, fig. 215, 1911) el Cámbrico de la Puna, lo mismo como en ciertas regiones del « Far West» norteamericano, está indicado como « dépóts plissés des géosynclinauz ». Al contrario, presenta en ambos casos los caracteres de un Cámbrico «incompleto » sobre « geanticlinales ». Guipo BoNAkrELLt : Eptrogenia y Paleogeografía de Sud América 507 dional de Siberia (bordes Sahaiano y Baikaliano de la « faite »), sean debidas á grandes fenómenos de sobreescurrimiento. 3. Tuvo lugar durante este epiciclo el diastrofismo definitivo, en largos trechos, de las fajas y zonas alrededor de los escudos ensan- chando los núcleos secundarios preformados. Fase inactiva. — En la mayoría de los yacimientos más importantes no existe discordancia entre Devónico superior y Carbonífero infe- rior (« Mississippian » Auct.). El fenómeno transgresivo durante esta Fase llega á su máximo al final del Devónico. Durante el Carbonífero inferior los mares internos siguieron recibiendo, desde los continen- tes contiguos, enormes cantidades de materiales sedimentarios, hasta preparar las condiciones de mares muy poco profundos para la for- mación sucesiva de inmensos estuarios (Carbonífero superior). Ciclo tercero Fase activa: Movimientos hercínicos. — Ya desde la mitad del Car- bonífero se había iniciado una nueva fase de diastrofismo en muchos lugares distintos; sin embargo, es al final del Carbonífero que el fenó- meno adquirió su máxima expresión y su mayor extensión conti- nuándose durante el Pérmico y hasta el principio del Secundario. RoLLieErR (1) distingue dos fases : la de los plegamientos hercínicos postcarboníferos (Harz, LKifel, Ardenas, cuenca franco-belga, etc.) y la de los plegamientos « variscos » (armónico-variscos de otros auto- res), « postpérmicos » (Turingia, Alpes ex p., etc.). Todo esto está de acuerdo con las opiniones más autorizadas y la literatura más reciente. Sin embargo, no sería el caso de admitir la existencia de un epiciclo inactivo entre las dos; más bien se quiere decir con tal subdivisión que la parte interior de las zonas hercínicas europeas inició su diastrofismo antes de la exterior. También, en la fase diastrófica del epiciclo hercínico, podemos dis- tinguir «movimientos regionales» y verdaderos « plegamientos », hasta sobreescurrimientos, según la terminología dominante. Los ple- samientos afectaron como siempre á las áreas subpositivas Ó mejor (1) Sur les plissem. du sol de Eur. centrale, etc. Arch. d. Se. de Genéeve, t. XXX, p. 499-506. 1911. También B. Wrirzis dice que la actividad del tercer ciclo no ha sido contemporánea en las diferentes provincias dinámicas. Y BrackwrLnekR piensa hacer algo nuevo con sólo inventar nuevos nombres, indicando con el de « Arkansan» á los movimientos precoces y con el de « Apalachean » á los tardios de esta misma fase. (Journ. of Geol., 1914, p. 636). 508 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS dicho á los « geosinclinales » (Europa central, Pensilvania, etc.) y los relieves positivos á cuyos « desplazamientos langenciales » se de- hen, como reflejo lateral, los plegamientos contiguos, se incorporaron por largos trechos (con sus áreas sobreelevadas) á los continentes preformados. ' Hauc considera (1) los movimientos regionales (epirogénicos) co- mo consecuencia de los orogénicos, es decir, de los fenómenos pticolé- picos. Á nosotros nos parece más bien, como veremos más adelante, que los movimientos regionales preceden — como causa inicial — á los orogénicos continuándose también durante la actuación de estos últimos — como causa indispensable de su desarrollo sucesivo — y per- sister á veces hasta después de terminado el arreglo orotectónico de los ambientes subpositivos. Fase inactiva. — Se inicia con el Triásico un nuevo y largo período de transgresiones. En muchos puntos, á lo largo de ciertos geosinclinales, formando mares interiores; la sedimentación ha sido muy rápida con respecto al hundimiento paulatino de aquellas partes subpositivas de la cor- teza terrestre, hasta quedar en seco durante largos períodos y conser- var por consiguiente un régimen continental, incorporándose á los ambientes epíricos. Ya les dimos el nombre de puentes. Sin embargo, durante el Jurásico y durante el Cretácico las aguas marinas consi- guieron invadir nuevamente gran parte de aquellas áreas y la presencia de ciertos depósitos silíceos (esquistos con radiolarios, esquistos con Aptychus, etc.) en muchos puntos del geosinclinal mediterráneo, ates- tiguan la grandiosidad de esas invasiones. Se trata indudablemente de dos transgresiones de las más importantes que se han efectuado en la historia geológica, especialmente la segunda (transgresión cenoma- niana). Dichas transgresiones, como todas las otras, representan otras tantas invasiones marinas (epicontinentales) producidas por el desborde de las aguas contenidas en las cuencas oceánicas. La explicación más ló- gica del fenómeno será que el fondo de algunos océanos se habrá « le- vantado » disminuyendo la capacidad de aquellas cuencas y el volumen de los nuevos relieves positivos representaría el volumen correspon- diente de las aguas desplazadas invadiendo los continentes. Ahora bien, como en la masa y en los bordes de las áreas continen- tales actuales faltan elementos suficientes para representar por com- (1) Traité, 1907, t. 1, cap. XXVIII y XXIX. Guipo Boxarett1 : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 5049 pleto el resultado y al mismo tiempo la razón adecuada de tan gran- diosos acontecimientos, durante el Mesozoico, habrá que: suponer una acentuación de las actividades epirogénicas y, tal vez, también ptico- lépicas á lo largo de los relieves positivos submarinos. Los plega- mientos mesozoicos á lo largo del geosinclinal pacífico, en Norte y Sud América, no serían sino un reflejo de tales movimientos. Todo esto está de acuerdo con las ideas de muchos autores, admitiendo la formación, mejor será decir el ensanche, de un « Continente pacífico » total (Hauc), ó parcial (BurckHarDT), ó de una « Pacila » (Inerrxo), durante el Mesozoico. Así que, en total, la fase inactiva del Ciclo tercero no sería tan « in- activa » como dejan suponer B. WirLtis y otros, al comprender en tal fase todo el Mesozoico y el comienzo del Cenozoico, desvirtuando de tal manera el significado y la importancia de dichos fenómenos trans- gresivos y pasando por alto los plegamientos « vindelicianos » (KRo- LLIER) (1), con que se inicia la fase activa del ciclo siguiente. Cuarto ciclo Fase activa: Movimientos « vi-pi-al-án-icos ». — Al final del Meso- zoico se efectuó en muchos puntos una regresión del mar substituyén- dose al régimen nerítico las condiciones continentales (cuenca anglo- parisiense, Dalmacia, etc.). Pero en dichas regiones el fenómeno no está relacionado directamente con movimientos diastróficos. (En otros lugares no afectados por el diastrofismo — no plegados — tal condi- ción continental ya existía desde el Pérmico, salvo algunas interrup- ciones). Sin embargo, hay ciertos puntos en que tuvieron lugar verdaderos plegamientos entre Cretácico y Terciario, por ejemplo, á lo largo de los Prealpes de Suiza. Estos son los plegamientos que RoLrrer lama «vindelicianos ». Con estos plegamientos se imicia la fase activa del cuarto Ciclo, la que todavía persiste, habiendo presentado sus mayores actividades á la fin del Eoceno (« Plegamientos pirineanos » RoLLIER), Mioceno (« Plegamientos alpinos », íd.) y Plioceno superior-Pleisto- ceno (« Plegamientos andinos » Boxar.). Entre estas diferentes fases ácmicas de actividades diastróficas pa- saron intermedios de calma relativa en que también han sido posibles (1) Laramide, de BiackweLber, ob. cit., etc. Dro BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS otros tantos fenómenos transgresivos (Oligoceno, Mioceno medio, Plioceno inferior). ln los párrafos anteriores creemos haber insistido lo suficiente para evidenciar el hecho de que los epiciclos diastróficos activos no son tan cortos como suele afirmarse y que las fases « inactivas » presentan una calma muy relativa. Sin embargo, no se puede negar esa alternancia entre fases activas y relativamente « inactivas » (6, mejor dicho, la- tentes) de diastrofismo. Pal circunstancia puede inspirar á primera vista alguna extrañeza s1 se acepta el principio axiomático (1) de que el proceso de arruga- miento geolépico sea debido, como consecuencia, á la gradual dimi- nución de volumen, esto es, á la contracción del núcleo terrestre (2). Este último fenómeno no puede por cierto efectuarse de una manera intermitente : por lo contrario, es lógico considerarlo como gradual y continuo en su desarrollo (3). La objeción más común es que tam- bién el «arrugamiento » de la geolepis debería haber sido gradual y continuo, siendo gradual el fenómeno de que procede. Pero tal objeción no es fundada. Basta observar que la contracción del núcleo terrestre es un fenómeno físico, mientras que el « arruga- miento » de la geolepis es evidentemente el resultado de un fenómeno (1) En su reciente trabajo : Ub. die Beding. d. Gebirgsbild. (G. Borntraeger, Berlin, 1914) K. Axprír, resume en cuatro palabras la sentencia definitiva y sin apelación en la que se de- creta un fin ignominioso, hasta ridículo, á la teoria de la contracción. Al fundar su veredicto este autor necesita la complicidad de un Reyer, de un Amererer, hasta de Runzkx el que, sin embargo, no tiene culpa. Falta Alcibiades con la cola de su perro para completar la lista de aquellos hipercríticos despreocupados de los cuales puede decirse que hacen de la ciencia algo parecido á lo que otros hicieron en diferentes campos de actividad intelectual, eso es, demoler lo ya hecho, á golpes de apriorismos sofísticos, y llamar la atención del vulgo con novedades fan- tásticas y escamoteos sensacionales. (2) En nuestro concepto, la objeción más grave que se pueda aducir en contra de tal principio sería la circunstancia de que los coeficientes de dilatación de Jos cuerpos sólidos y líquidos resul- tan insignificantes si se comparan con las cifras admitidas por ciertos autores como valor de la diminución que ha experimentado el radio terrestre. Pero todavia mo sabemos cuánto de sub- jetivo y cuánto de objetivo pueda tener tal objeción. Además, las ideas de ArrHemus, etc., sobre la constitución del núcleo terrestre sugieren una plausible explicación del hecho, Por fin hay que tener en cuenta la posibilidad de que los resultados activos del diastrofismo, localizándose y acentuándose en ciertos puntos, sean compensados parcialmente en otros puntos por fenómenos dle tensión. (3) El fenómeno más importante que acompaña al diastrofismo, y que no esté sometido a des- arrollo diferencial, es el de las grandiosas efusiones (diabasas caledónicas, meláfiros hercínicos, basaltos terciarios, ete.) cuya salida, al acto de efectuarse, ocasionó grandes vacios por debajo de la corteza. Pero, se trata de fenómenos locales, no obstante su magnitud á veces impresionante y que sólo pueden considerarse como un efecto del diastrofismo acentuando los fenómenos de hundimiento. Guipo Boxareri : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América S11 mecánico en que el sistema de las fuerzas externas que actúan sobre la masa geolépica no adquiere sino á través de largos períodos (ac- ción latente) el grado de intensidad y la disposición necesaria para destruir el estado de equilibrio que mantenía con las fuerzas internas. La misma localización, ó limitación del fenómeno pticolépico, en tre- chos elegidos de la corteza, lleva á la conclusión de que se trata de resultados en la masa y la fisonomía general del mismo muestra á la evidencia su desarrollo diferencial, hasta tener su epílogo (rotura de equilibrio), como resultado ú través del tiempo. Queda todavía una pregunta : ¿Cómo se explica la contemporanei- dad de los diferentes períodos diastróficos en diferentes puntos de la corteza terrestre ? En primer término, habrá que averiguar hasta qué límite se debe admitir esa contemporaneidad, lo que no quiere decir que se la niegue. En todo caso, no creemos que para tal pregunta podríamos hallar de inmediato una contestación satisfactoria, siendo de esperar que en el curso de nuestro estudio podamos llegar á ciertas conclusiones en que sea posible fundar alguna hipótesis al respecto. « Ahora las hipótesis. » (Boxar.) En la geolepis primordial, ó protolepis (formada por la consolida- ción definitiva del magma superficial), hemos distinguido una paqui- lepis y una leptolepis (fig. 5), la primera constituyendo (con sus áreas sobreelevadas) los núcleos continentales primitivos y la segunda for- mando el substrato de los primeros ambientes oceánicos. Hasta cierto punto, podríamos comparar nuestra paquilepis al sal y la leptolepis al sima de Suess, es decir : admitimos que el magma ori- ginario de la paquilepis haya sido preferentemente sálico y el de la leptolepis símico. Cuando á la fase preoceánica de la historia terrestre sucedió la oceá- nica (1), pronto se iniciaron los procesos « gradacionales » (Cmamb., etc.), á expensas de los relieves paquilépicos, con formación conse- cutiva de sedimentos en las cuencas oceánicas y depresiones conti- nentales. La serie sedimentaria constituye precisamente nuestra ept- (1) El primer acontecimiento grandioso, al formarse los océanos primitivos, ha sido el meta- morfismo superficial de la protolepis (fig. 6). - BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 512 [90 Guo Boxarettt : Epirogenta y Paleogeografía de Sud América 51 lepis descansando sobre la costra primitiva ó hipolepis. El límite entre hipolepis y epilepis no es evidente toda vez que el metamorfismo haya modificado ciertas rocas de la base sedimentaria hasta darles caracte- res que las asemejan á las rocas fundamentales, á las cuales por lo general se incorporan. Por otra parte, muchos excluyen terminante- mente que alguna porción de la verdadera hipolepis aflore á la super- licie de los continentes actuales; más bien se puede decir que existan tales afloramientos, pero es de pensar que á causa del metamorfismo sus rocas no presenten actualmente los caracteres originarios. Una diferencia esencial entre hipolepis y epilepis es que la primera se formó paulatinamente (insistimos en esto), por crecimiento cen- trípeto á expensas del magma interior, teniéndose por resultado el aumento de espesor, más ó menos uniforme, de toda la corteza te- rrestre, mientras que la epilepis debe su origen, como sabemos, al concurso de varios factores cuyo campo de acción es relativamente limitado á ciertos trechos de la superficie terrestre (sedimentos conti- nentales y sedimentos marinos, alrededor de los relieves continen- tales) (fig. 7), resultando para ella (además de otras diferencias, geo- enósticas, etc.), una extremada variabilidad de espesor hasta casi faltar en los ambientes pelágicos permanentes, donde nunca han llegado, ó casi munca, los sedimentos terrígenos. Nosotros sacamos de lo antedicho la deducción siguiente : que la veolepis superficial, por no haber sido siempre igual, á través de las edades, así como no presenta iguales condiciones de un punto á otro, los fenómenos de diastrofismo se habrán desarrollado con caracteres y resultados diferentes á través del tiempo, así como actuaron en con- diciones especiales en los diferentes trozos geolépicos. En otras pala- bras : nosotros vemos en los movimientos hurónicos, caledónicos, etc., algo especial y característico para cada uno (además de unos cuantos caracteres comunes), y pensamos que tales diferencias sean debidas á condiciones diferentes de la geolepis durante los epiciclos en que aquellos movimientos tuvieron su actuación. Con más exactitud : las «diferencias á que nos referimos, no se deben á un cambio específico de causas actuantes, sino al variar de la intensidad y forma con que la misma causa, principal y permanente (la presión tangencial) ha podido obrar sobre la geolepis, cuyo aumento de espesor y consolida- ción debe haberse efectuado paulatinamente. Hasta hace poco, no se hubiera pensado en emitir alguna duda sobre la regidez total y uniforme, aunque relativa, de la corteza terrestre. Pero, la Sismología moderna y ciertos estudios sobre vulcanismo nos 314 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS parecen encaminados decididamente á desvirtuar esta concepción anti- cuada para fundar sobre otra base teórica la explicación de unos cuantos fenómenos hipogénicos y sobre todo una taxonomía racional de los terremotos (1). Estas nuevas teorías están en armonía con las deducciones y conclu- siones á que se ha llegado estudiando la corteza terrestre desde otros puntos de vista. Veamos de qué se trata, muy ligeramente, dejando para mejor oca- sión el examen crítico de la literatura más moderna, dedicada á tal argumenio (Awpbr£E, Horn, Scuucnerr, CHaMBERLIS, BarreL, Hobbs, BLACckwELDER, LOUKASCHEWITCH, etc., etc.). Cualquier perfil, más ó menos completo de la corteza terrestre super- ficial, nos revela á menudo la sucesión siguiente, como regla general : una serie sedimentaria normal, sobre una serie equistosa metamór- (1) Ya se empezó con Davisox (1887, Phil. Tr. R. S. A., p. 178) á distinguir en la geole- pis: una condición « de compresión » en su parte superficial, una condición «de tensión » in- feriormente á la primera y un límite « neutral » entre las dos, asignando un espesor aproxima- tivo de 3 Km. á la parte superficial (« Kompressionsschale » de Runorr y Szimres, Globus, 60, LIV, 1914, p. 188). Las ideas de Davisox han llamado la atención de algunos sismólogos y vulcanólogos y también parece que algunos geólogos piensan sacar de ellas directamente y á guisa de corolario, algunas deducciones para fundar sus hipótesis sobre diastrofismo. Algo hizo en tal sentido E. Hors en una publicación reciente (Tiefseegraben, Geol. Rund., Y, 1grá, p. 423 y siguiente) pero en una forma muy curiosa. En primer lugar, este autor aplica las idcas de Davison á toda la corteza terrestre, en condiciones siempre iguales, es decir, de espesores uniformes, etc.; lo que no es lógico, pues, como los grandes fenómenos sísmicos, en compañia de otros (volcánicos, pticolépicos, etc.), son limitados á ciertos trechos de la corteza terrestre, esta limitación comprueba las condiciones especiales de la geolepis en dichos trechos, favoreciendo allí el desarrollo más acentuado de aquellos fenómenos que en otros puntos nunca se manifiestan con su frecuencia y violencia especifica. Además, dicho autor atribuye á la «Kom- pressionsschale », á la « Tensionsschale » y al límite « neutral » entre las dos (« Spannungslose Niveaufláche ») un valor efectivo, absoluto, como si se tratara de dos cortezas distintas, separa— das por un límite real. Para el mismo autor, dicho límite constituiría la superficie preferente de escurrimiento de la « Kompressionsschale » cuya tendencia, debido á su rigidez, seria la de romperse y subdividirse en grandes bloques: estos bloques deslizarían por hiperolistesis sobre las márgenes de las fracturas preformadas, determinando la estructura caracteristica, “en forma de grandes y repetidos isoclinales (« Schollenbau ») como substrato inmediato de la tectónica más superficial. Es de extrañar, de parte de un geólogo, que al formular estas vistas no haya tenido en cuenta los caracteres estructurales de la geolepis (geognóstico-estratigráficos) muy variables de un punto á otro y sobre todo el hecho de que el supuesto límite « neutral », á sólo 8 Km. de profundi— dad, corta á menudo, normalmente ó diagonalmente, otros límites naturales (tectónicos, etc.) en la forma más arbitraria y más inverosimil. Los ocho Km. asignados á la corteza « de compre- sión » no representan en muchos casos, ni la mayor hondura de ciertos geosinclinales, ni el espesor total de ciertas series sedimentarias y casi nunca el espesor posible de masas homogéneas diferenciándose de formaciones subyacentes. Guimo Boxarerti : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América ol lica. Complicaciones locales ó regionales se observan en ambas series debido á intrusiones, efusiones ó erupciones de materiales endógenos. A lo largo de ciertos relieves positivos (escudos hurónicos y núcleos secundarios antiguos), las rocas metamórficas afloran por grandes tre- chos, formando á veces la superficie misma del terreno. La única ex- plicación plausible de tal hecho (puesto que se considera al metamor- fismo regional como un fenómeno de profundidad) (1), es que en aquellos ambientes epíricos la serie normal sedimentaria superpuesta habrá sido destruida por los procesos gradacionales. Presión y calor son los factores principales del metamorfismo. De- bemos admitir un límite superior y un límite inferior para aquella parte de la corteza terrestre en que tienen lugar los fenómenos meta- mórfÍicos. La condición metamórfica es la de mayor estabilidad y «rigidez » para las masas rocosas, hasta tanto queden dentro de los límites de su ambiente originario. Pero sabemos que ciertas partes de la corteza terrestre tienden á « hundirse » y otras, por así decir, á « levantarse ». Entonces ya cambia, por eso, la situación de la serie metamorfizada, y otras masas rocosas entrarán en los límites en que actúa el metamor- fismo. En caso de « levantamiento » se efectuará el metamorfismo de otros materiales (hipolépicos ) por debajo de la serie ya metamorfizada y en caso de « hundimiento » el proceso metamórfico afectará á la serie (epilépica ) sobrepuesta á dicho complejo. El resultado, en ambos casos, es un aumento de espesor de la serie metamórfica. Pero los procesos « gradacionales » tienden á disminuir el espesor de la costra terrestre en aquellas partes afectadas por « movimientos diastróficos positivos ». Estos movimientos son muy lentos. Ahora, sabemos que también en el proceso metamórfico hay que considerar el factor tiempo ; pero todavía no sabemos cuál de los dos fenómenos (diastrófico y metamórfico) se efectúa con mayor celeridad. En caso de poderse admitir que el meta- morfismo completo de una grande masa rocosa precisa más tiempo para efectuarse, que un ciclo entero de movimientos diastróficos, las conse- cuencias serían que una serie ó masa rocosa en vía de « levantamiento », en la que los procesos gradacionales consiguen afectar al substrato metamórfico, constituye un ambiente « débil » con respecto á la « ri- sidez » de otras partes de la corteza terrestre. Se puede hablar, en tal (1) Ya hemos dicho, sin embargo, que, según nuestra opinión, al iniciarse la fase occánica de la historia terrestre, la hidrosfera en formación debe haber efectuado un protometamorfismo de la litosfera superficial primitiva (protolepis). ot * BOL. SOC. PHYSIS. — T. LI, a) 516 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS caso de una astenolepis, la cual, hay que decirlo en seguida, nada liene que ver con la « astenosfera » de BarkEL (1). Para nosotros, tal debilitación es un carácter transitorio limitado á la fase principal de un epiciclo diastrófico y á las áreas afectadas por movimientos positivos. Estas áreas constituyen fajas (astenolé- picas), rodeando los continentes preformados. Esquematizando el fe- nómeno, se acostumbra decir que en cada epiciclo diastrófico es una faja nueva de la corteza terrestre la que está sometida á diastrofismo, siendo su situación externa con respecto á las fajas afectadas por dias- trofismos precedentes, así que es la faja más antigua la que se apoya en los núcleos protepíricos. Los mismos «escudos » hurónicos fueron inicialmente otras tantas Fig. 8 Fig. 9 áreas astenolépicas. Lo demuestra la condición muy plegada de la serie esquistosa prehurónica que forma en gran parte la superficie de aquellos relieves; se trata, como ya dijimos, de un « arrugamiento regional » (2) y no de un plegamiento orogénico más ó menos loca- lizado. Para nosotros, todo esto constituye la mejor prueba (y al mismo tiempo sería la consecuencia inmediata) de que en aquellas épocas primitivas de la historia terrestre, el espesor total de la geolepis era menor de lo que ha sido después, debido á un gradual espesamiento y su « plasticidad » relativa, favorecida, entre otras cosas, por el calor+ endógeno, tuvo que ser mayor, resultando menores, por otro lado, cl espesor y la « rigidez » de la geolepis superficial. (1) The strength of the earth's crust. Journ. of Geol., XII, 7, 1914, p. 659. La «astenosfera » de este autor no es otra cosa que la « Tensionsschale » (Davis.) de Ruporr y Szirtes (= « plasti- sche Schicht » de Wikéckerr, Awbrer, etc.) y debería ser, en nuestro concepto, la verdadera «zone of flowage» Hem, Gimerr, etc.) según Van Hise y Lerrm, ó, mejor dicho, la « perma- nent zone of flowage ». (2) Los numerosos perfiles (esquemas) de CnamberLiy y SanispurY (Geol., vol. 11, 1907) mos- trando las relaciones mutuas de los diferentes miembros azoicos y proterozoicos de Norte Améri- ca, evidencian esta manera de interpretar las cosas. L- LO 1 América y Paleogeografía de Su: Epirogenia Guino BoxarELLI * 18 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Supongamos una capa de limitado espesor (véase fig. 8) y por eso poco rígida, sobrepuesta á una masa relativamente « plástica ». Las presiones laterales (tangenciales), obligan á esta masa á deformarse. Tendremos así, como resultado superficial el fenómeno evidenciado en la figura 9. Aumentando los espesores y con eso la « rigidez » de la corteza su- perficial, ésta ya no se arruga más; ya no son más posibles ni pequeños ni grandes plegamientos de toda la masa; la formación de grandes bóvedas geanticlinales, por más que digan ÁBENDANON y otros, es una cosa imposible (1). La rotura de equilibrio de las fuerzas tangenciales que actúan en la corteza rígida superficial sólo puede efectuarse local- mente con formación de grandes fracturas acompañadas por sobre- escurrimientos (fig. 10). Este sería el mecanismo inicial preferente de los grandes fenó- menos diastróficos desde los coledónicos hasta los más recientes. Necesitamos ahora hacer intervenir el fenómeno isostático, no por- que veamos en él una causa indispensable del diastrofismo sino porque le reconocemos el mérito de explicar unos cuantos hechos en forma satisfactoria (fig. 11 y 12). Las grandes fracturas epirogénicas siguen, más ó menos, el límite externo de las áreas de inmersión (« d'ennoyage »), sobrecargadas por sedimentos nerítico-batiales. (Este límite, algunas veces está ocupado por relieves positivos secundarios preformados; otras veces por bato- litos. Hay veces, como en el caso contemplado en las figuras, en que el borde ó6 labio externo de la fractura, levantándose con relativa rapidez desde niveles bastante bajos, resulta formado por rocas meta- mórficas de origen hipolépico, ú otras rocas antiguas. La falta, en estos casos, de verdaderos sedimentos abisales sobre la serie metamórtfica levantada, se debe probablemente al hecho de que los depósitos abi- sales no pueden tener grandes espesores y, á medida que emerge la región, habrán sido rápidamente destruidos por erosión. Pero extraña, en todo caso, la falta más ó menos absoluta de dichos sedimentos. Hé aquí un problema geológico no resuelto todavía.) Otro hecho que se explica con la teoría de la isostasis es que en la mayoría de los casos á lo largo de las fracturas epirogénicas es el borde externo (con respecto á los « escudos »), el que se levanta, hundién- (1) Axoréz (Ub. d. Beding. d. Gebirgsbiid., 1914, p. 10). El perfil de Senucuerr (Geol. Rund., V, p, 380, 1914) y el texto que lo acompaña no dejan entrever, sino en parte, las ideas del autor sobre las causas principales del fenómeno epirogénico. Guimo Boxarertt : Epirogenia y Paleogeografía de Sud América 919 dose, por así decir, el borde interior. Es claro que, de los dos bordes, se habrá levantado el que soporta menor peso; así, la sobrecarga de la serie sedimentaria en las áreas « d'ennoyage » es la que no permite su ascenso. Hemos dedicado hasta ahora nuestra preferente atención á los prin- cipales fenómenos diastróficos destinados á producir movimientos (ra- diales) epirogénicos. Los fenómenos orogénicos están subordinados á los epirogénicos con la intervención de otros factores. Consideremos un perfil esquemático á través de una faja astenolépica en vía de incorporarse á los ambientes epíricos preformados (fig. 13). Un primer acontecimiento de la más alta importancia, por el hecho de presentarse en la mayoría de los casos, consiste en la formación de erandes líneas de fractura delimitando externamente las fajas aste- nolépicas en vía de levantamiento. Estas fracturas serán la sede pre- ferida de los fenómenos volcánicos propiamente dichos (1) (fig. 14). Contemporáneamente, en la misma faja astenolépica, sometida á las fuerzas tangenciales, se irán produciendo toda clase de complica- ciones tectónicas superficiales. Levantamiento, plegamiento y gradación son fenómenos conco- mitantes, pero el grado de intensidad, con que cada uno actúa por su parte, varía de un caso á otro, así que (como tendremos ocasión de (1) Se trata de hechos que no escaparon á la perspicacia de otros y recientemente de Horw (Geol. Rund., W, 1914, p. 433). Confróntense sus perfiles con los nuestros. Sólo las interpre- taciones son muy diferentes. . 520 BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS decir al tratar la morfogénesis de los Andes meridionales) no es de extrañar que antiguas planicies ó peneplanicies de destrucción, casi intactas, sean llevadas sim mayores complicaciones á grandes alturas por movimientos radiales. Sigamos ahora con el desarrollo normal del fenómeno. Llega el momento en que se determina una consolidación relativa, desde su base, de las fajas astenolépicas aumentando su rigidez total por la formación de un nuevo substrato metamórfico. Así llegaremos al punto en que las fuerzas tangenciales ya no alcanzan á afectar mayormente el complejo de los nuevos relieves y el esfuerzo deformativo se loca- lizará, por así decir, á lo largo de las grandes fracturas epirogénicas en que el borde emergido de la faja astenolépica será empujado contra la serie (sedimentaria) de la zona de inmersión (fig. 15) (1). Yal empuje (unilateral) determinará, en mayor ó menor grado, el plegamiento de dicha serie sedimentaria en lo que se llama un geo- sinclinal. Hay veces en que la entidad de tal plegamiento, como nueva unidad morfológica de la geolepis, resulta de mucha mayor impor- tancia que la del trozo astenolépico á cuyo desplazamiento lateral debe su origen. Este es el caso, por ejemplo, del sistema andino principal frente á la cordillera de la costa. Pero dejemos los detalles, que nos llevarían demasiado lejos. y quedemos en la esquematización «del fenó- meno típico. Nos parece haber dicho lo suficiente para aclarar lo que en nuestro concepto debe entenderse por « unidades isogónicas de la geolepis ». ll mapa adjunto (fig. 16), es un primer ensayo de identificación gené- rica de dichas unidades. (1) Las fracturas epirogénicas representan también los ambientes preferidos de los grandes fenómenos de sobreescurrimiento. Al mismo tiempo, es á lo largo de aquellas fracturas que tu- vieron subida gran parte de los magmas originarios de los grandes mantos eruptivos. En casos de que el área de inmersión continúe guardando la condición geotalásica, tales fenómenos erup- tivos llegaran á tener los rasgos fisonómicos del vulcanismo propiamente dicho. Ya muchos han hablado de alineamientos volcánicos externos é internos. | "SOLABIO19] - O9TIPJIAD SOJUITULII]Y = Y SRuIseo01pI] = 20 (sepeao¡o91qos Seo y = 9 y-1) "SP9rUTDIDY SRUOY = *L SO[e1qn9u sedly =q8 (s9[eurtou seory = q y-1) “sesruopo]eo sele = ve s9u9n =.bC (sepruradop Sstdly =D Y-1) “SO9TUOQANY «SOPNOSH »> = *I VDOINODOSI SHA VAINA — “91 31 SIdATIOAD VI HA ds. IS: A A ds ¿ DIN e AR 522 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYS/S En la compilación de tal esquema se ha tenido en cuenta el mayor número posible de datos que se han podido sacar de la literatura, uti- lizando con preferencia las publicaciones más modernas. Por lo que se refiere á la morfología submarina se aprovecharon, como ya diji- mos, los mapas de GroLL. No creemos oportuno detenernos en la descripción minuciosa de sus detalles en vista de que se trata de una primera tentativa destinada Á sufrir, á la mayor brevedad, importantes modificaciones. Lo que más interesa ahora es formular la conclusión principal que nos lleva el presente estudio. La actuación del diastrofismo en algún punto de la corteza terrestre constituye un hecho (deformativo) que implica como necesaria con- secuencia la actuación complementaria y concomitante de otras mani- lestaciones diastróficas en otros puntos con el fin de mantener las condiciones de equilibrio en la estática general de ja geolepis. Así se explicaría la contemporaneidad del diastrofismo en diferentes puntos de la corteza terrestre. Relacionados entre sí, los fenómenos diastróficos contemporáneos, presentan el valor mutuo de hechos com- pensaltivos. Ahora, el plegamiento circumpacífico, además de ser, como ya di- jimos, un fenómeno longitudinal, debe también considerarse como un fenómeno compensativo. La intensidad del diastrofismo transversal en el hemisferio geocrático, no tiene un correspondiente adecuado á tra- vés del Pacífico ecuatorial, sino, por lo contrario, á lo largo de su periferia. FE DE ERRATA DEL CAPÍTULO 1 Página Línea En lugar de Léase 223 19 la invasión marina pampeana la invasión marina prepampeana 223 33 en la parte occidental en la parte meridional 22) 11 tiene, tanta mayor importancia no tiene tanta mayor importancia, no 22) 32 en los diferentes hechos en los diferentes trechos 226 5 elle ne repose pas elle ne répond pas 227 19 a continuación, creemos a continuación y creemos 228 26 Sudigirka Indigirka 228 30 (batipedios) (bafipedios) 233 37 el problema resulta el asunto resulta 239 9 luego de en lugar de 238 10 Sucesión especial Sucesión espacial 210 fig. Leptolepis austral Paquilepis austral 20 fig. Paquilepis austral Leptolepis austral Fraxco Pastore : Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del Morro 523 Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del Morro (San Luis) (). POR EL Dk. FRANCO PASTORE. Aspecto general. — La Sierra del Morro, situada á once leguas al norte de Villa Mercedes, tiene aproximadamente la forma de un cono truncado, cuya base, más ó menos circular, de quince kilómetros de diámetro, está á unos 990 metros sobre el nivel del mar, y cuyos cerros más altos forman el círculo de la pequeña base con algo más de 4000 metros de diámetro y alturas que varían entre 1500 y 1000. Dentro de la corona así constituída, queda escondida una hermosa cuenca redonda que baja hasta el nivel de los 1250 metros, llamada Potrero del Morro. En ella hay numerosos restos de pequeños aparatos volcánicos con cuerpos cónicos ó cupuliformes que tienen un aspecto muy pintoresco. Los portezuelos entre los cerros de las paredes del potrero son altos; la profunda Quebrada de la Cal da salida hacia el sudeste las aguas que se reunen en la cuenca; las demás quebradas son exte- riores. 3 Los esquistos cristalinos. — Exceptuando las acumulaciones vol- cánicas de su parte superior, la sierra está constituida únicamente por rocas cristalinas. Su composición es tan uniforme que en todas partes se trata de un gneis biotítico algo escaso de feldespato; pero los fenómenos metamórficos del conjunto petrográfico han sido de natu- raleza y grado diferentes en las dos mitades occidental y oriental de la montaña, resultando dos tipos morfológicos y estructurales bien distintos. La roca primitiva (quizá sedimentaria), se ha transforma- do en la parte oeste en un gneis muy esquistoso, fina y regularmente inyectado, y en la del este en un gneis granitoide. Una faja de transi- ción limita estas dos regiones corriendo de NNW á SSE. El gneis esquistoso de la región occidental. — Tiene en general (1) El presente artículo es un resumen del trabajo más extenso que aparecerá en breve en los Anales del Ministerio de Agricultura, Sección Geología, Mineralogía y Mineria. BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. 36 521% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS el tipo del llamado en alemán gebúnderter Adergneiss. Es una roca perfectamente esquistosa y llena de venas y láminas cuarzosas de im- yección, regularmente alternadas con las capas grises ricas de biotita. N. | PP pe CERROS (ANDE un 0% Í PUEBLO ne. MORRO Fig. 1. — Sierra del Morro (San Luis). Curvas de nivel cada 100 m. (1050 á 1550) : M, región del meso-gneis; €, región del cata-gneis; 1, Cerro del Hueco; 2, Cerro Pelado; 3, Cerro de los Ban- cos; 4, Cerro Horqueta; 5, Cerro Chato; 6, Cerro Malo; 7, Cerro de Cumbres Altas; 8, Mogote'; 9, Cerro de la Mina; 10, Cerro de la Puerta; 11, Cerro de los Cóndores; 12, Cerro Peinado; 13, Gerro de las Cuevas; 14, Cerro Pajoso; 15, Cerro de la Laguna; 16, Cerro Bayo. Los punteados señalan los orificios de erupción; las líneas interrumpidas, las dos fallas principales. Está casi siempre muy alterada, llena de hendiduras y sus lajas se se- paran con gran facilidad, cuando el plegamiento no las mantiene uni- das. Los bloques más limpios y frescos que se hallan en los saltos de los arroyos, permiten observar la uniformidad del proceso de inyec- o! [5] ot Frasco Pastrore : Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del Morro ción y las ondulaciones ó pequeños pliegues debidos á presiones más ó menos verticales. La posición del plano de esquistosidad de este gneis que corres- ponde á la posición del plegamiento productor del viejo macizo cris- talino, está determinada por la dirección muy poco variable N. 20% W. y la inclinación hacia el este con valores comprendidos entre 50” y 80". El estudio microscópico de varias muestras revela en la roca estruc- tura eranoblástica mediana, textura esquistosa, falta de acción cata- clástica, compresión bilateral muy fuerte, esquistosidad de cristali- zación, y adquirida. Estos caracteres corresponden á la zona media de profundidad del metamorfismo, que tiene por condiciones, tempe- ratura alta y presión hidrostática fuerte, dando lugar á fenómenos químicos y físicos, pero casi nada mecánicos. Es un « meso-gneis » biotítico con oligoclasa (Meso-Biotit-Oligoklas-Gnetss, según la cla- sificación de (GGRUBENMANN). En la parte noreste de la región occidental, ya sobre la faja interme- diaria (cerrito oriental de Guanaco Pampa y más al este), aparece otro eneis también biotítico y esquistoso, pero que por su estructura, su textura lenticular y su abundante contenido de granate y sillimanita, debe considerarse como formado en la zona profunda del metamortfis- mo, correspondiendo al « cata-gneis » biotítico con oligoclasa, silli- manita y granate (Kata-Biotit-Oligollas-Sillimanit-Granatgneiss de GRUBENMANN). Otra formación que interrumpe en el sudoeste la uniformidad de composición de la mitad occidental de la sierra, es una cal blanca cristalina interpuesta en concordancia con los esquistos, y que junto con ellos ha sufrido el proceso metamórfico, por lo que no presenta fósiles á pesar de su indudable origen orgánico. El gneis granitoide de la región oriental. — En toda esta parte de la sierra el gneis forma bloques bastante redondeados, muy poco es- quistosos y que apenas permiten notar de cuando en cuando la direc- ción general y la inclinación que tiene el de la región occidental. Macroscópicamente es un gneis granitoide homoblástico, de grano algo fino, en él se distinguen claramente el cuarzo, á veces algo ama- rillento, el feldespato blanqueado y la abundante biotita. Más bien que inyectado, se presenta como amasado junto con el magma activo en forma más ó menos desordenada. Las muestras estudiadas al microscopio ofrecen, principalmente en - 320 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS los caracteres de su estructura y textura, indicios de las cualidades de la zona profunda del metamorfismo (temperatura alta ó muy alta; presión hidrostática muy fuerte; compresión bilateral débil; conso- lidación lenta, simultánea y sin movimientos de orientación de los individuos cristalinos). Constituyen el « cata-gneis » biotítico con oli- yoclasa (Kata-Biotit-Oligollasgneiss de GRUBENMANN). En las preparaciones microscópicas se notan además, ligeramente, ciertds caracteres que parecen contradictorios con los anteriores (clo- ritización parcial de la biotita y leves indicios de acciones cataclásticas, ambos correspondientes más bien á la zona superior del metamorfis- mo); pero creo que estos caracteres se pueden atribuir á las nuevas condiciones que reinaron al final del proceso metamórfico, para la mitad oriental del trozo de macizo cristalino que ha formado la sierra, condiciones que serían consecuencia de una dislocación, como lo ve- remos al tratar de la tectónica. Los caracteres generales del gneis de esta parte de la Sierra del Mo- rro son algo variables según el grado de irregularidad que el meta- morfismo ha dado á sus cualidades macroscópicas. Como la roca po- seyó una considerable fluidez, las segregaciones magmáticas son muy frecuentes, principalmente en las partes inferiores de la falda oriental. Comúnmente son manchas obscuras formadas por acumulaciones es- camosas de biotita; pero se ha verificado también la separación de cuarzo puro en nidos redondeados, principalmente en el sudeste (Los Cocos). Además contiene este gneis verdaderas inclusiones, que sólo se pue- den reconocer en los bloques más limpios. Son restos esquistosos, arises y de grano más fino, correspondientes al otro tipo de gneis, que generalmente están torcidos, agrietados y penetrados por la pasta eranitoide. Se hallan también algunos que no pudiendo ser penetrados por el magma que los aprisiona, están envueltos por una capa blanca de cuarzo y escaso feldespato, que parece una secreción ácida de dicho magma. Origen y antigúiedad de los esquistos cristalinos. — En la pequeña región estudiada, las condiciones de observación para reconocer el origen sedimentario ó eruptivo de las rocas gméisicas, son muy pre- carias. Es muy probable que se trate de sedimentos metamorfizados, como en otros macizos análogos del continente, pero faltan acá los restos reveladores de los materiales primitivos. Unicamente existe la cal cristalina ya citada, de condiciones idénticas á las de las vetas de Frasco Pasrore : Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del Morro 527 la Sierra de Córdoba, en una de las cuales se han encontrado reciente- mente braquiópodos que implican la formación de depósitos sedi- mentarios con interstratificaciones de calcáreos orgánicos y permiten asignar con bastante probabilidad á su conjunto metamórfico una edad paleozoica. Esta edad podría tener igualmente el fragmento de macizo de la Sierra del Moro. Las vetas intrusivas. — Las innumerables intrusiones magmáticas que han cortado el cuerpo cristalino de la sierra, son en general peg- maltíticas y corren principalmente en concordancia con el gneis; pero hay muchas variaciones tanto en la roca que las constituye, como en la manera de su propagación. Las vetas más comunes son las de peg- matita gruesa, cuyos componentes esenciales se hallan en muy varia- les proporciones y se separan en masas grandes; la muscovita suele ser pequeña y no muy abundante, pero forma con frecuencia lindos cristales; el feldespato es microclino rosado, y el cuarzo que queda, gracias á su resistencia, más elevado que la superficie, constituye los crestones blancos característicos. Son muy frecuentes las variaciones aplíticas. Las largas vetas «le esta clase que pasan arriba de La Aguadita (región del cata-gneis biotítico con oligoclasa, sillimanita y granate), están llenas de granate y silli- manita, debidos al contacto con el gneis. He hallado también varias veces en la parte norte y noreste, segre- vaciones básicas verdes, compuestas casi únicamente de hornblenda, formando fajas delgadas que acompañan lateralmente á las pegmatitas. En la región del gneis esquistoso las vetas magmáticas son casi siempre largas, rectas y paralelas á los esquistos; mientras que en la región del gneis granitoide ellas son irregulares, ramificadas y entre- cortadas. Estas diferencias concuerdan con las de los procesos de in- vección y de impregnación y con las de las estructuras del gneis que nos han conducido á la distinción de las zonas media y profunda del metamorfismo. Excluyendo el cuarzo y el feldespato, los principales minerales ha- llados en las vetas intrusivas de la sierra y sus alrededores, son los siguientes : muscovita, biotita, turmalina, granate, hematita, wolfra- mita, apatita, fluorita, berilo y zircón. El granito. — El foco del proceso metamórfico del macizo crista- lino residió en un batolito granítico cuyas apófisis, merced al trabajo lareo y repetido de la denudación han quedado al descubierto en la 528 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS parte sudeste, al pie de la sierra y en puntos muy cercanos á ella de la vecina sierrita de Yulto. La roca de estos afloramientos es biotítica, de feldespatos rosados, generalmente grandes y bastante escasa de cuarzo; al microscopio presenta los caracteres de una granitita alca- lina biotítica. Rasgos tectónicos de la Sierra del Morro. — Ya se ha visto que el cuerpo de la sierra corresponde á un trozo de un gran macizo crista- lino formado, según parece, en el paleozoico, por el plegamiento y metamorfismo de rocas sedimentarias. Con la figura 2, que representa esquemáticamente la pequeña parte local de la corteza plegada y afec- tada por el metamorfismo, se trata de explicar mediante una disloca- M DN AO MR AAA A A Le E s qee PE E E O A - IA e O A E NAL Ta MAN v le Ñ JA A NE ñ ML y ETA A WA A le SAA AA. E PE EL Es PE E E A E A E A AA o G Fig. 2. — Posición relativa de las rocas metamórficas en el trozo cristalino de la Sierra del Mo- rro : S, sedimientos no afectados por el metamorfismo; E, epi-gneis; M, meso-gneis; C, cata- gneis; G. granito. ción (que parecería haberse producido al finalizar el proceso meta- mórfico) la posición relativa de las rocas correspondientes á los dife- rentes grados ó escalones del metamorfismo, pues al oeste se halla en la superficie el meso-gneis y aun la cal cristalina, que debe correspon- der á su parte superior, y al este de la línea de falla, está el cata-gners y hasta llega á aflorar el granito. La denudación ha ejecutado desde aquel tiempo un enorme trabajo de nivelación del macizo, eliminando sus zonas superiores (S y E del oeste, S, E y M de la parte oriental, fig. 2). Pero la montaña actual (fig. 3) se debe á un levantamiento que co- rresponde probablemente á los movimientos orogenéticos terciarios del resto de las sierras pampeanas. Tiene un relieve relativamente joven, Frasco Pasrore : Estudio geológico y pelrográfico de la Sierra del Morro 5929 y su cuenca central cerrada y de forma circular, no puede ser obra de la erosión. Parece muy verosímil que la sierra se haya levantado por el empuje de una gran masa magmática profunda que habría permanecido invi- sible, pero cuyas derivadas efusivas serían las rocas andesíticas. CGuan- do la enorme presión del magma hubiese podido romper la parte su- perior de la intumescencia formada, habría comenzado la erupción de las traquiandesitas y andesitas, regularmente, no en forma explosiva, aprovechando las grietas de rotura. Entonces la descarga que se efec- tuaba por unas doce á quince bocas, habría motivado el hundimiento de un trozo poligonal de la bóveda, formando la gran depresión que se llama Potrero del Morro. En la figura 1 se señalan las dos líneas de falla más notables del Fig. 3. — Gorte esquemático de la Sierra del Morro : M, meso-gneis; €, cata-gneis; G, granito; c, cal cristalina; f, falla principal (antigua); A, rocas andesíticas perímetro del hundimiento; sobre ambas se han localizado numerosos orificios de erupción. La que corre de NNW á SSE, coincide con la vie- ja dislocación del macizo cristalino. Se ve también que las mayores que- bradas que surcan las faldas externas, siguen la dirección de dichas líneas de debilidad de la montaña. Las rocas andesíticas. — El centro eruptivo de la Sierra del Mo- rro representa la extremidad sudeste de la serie de aberturas volcá- nicas que han cortado transversalmente toda la Sierra de San Luus, según los indicios que hasta ahora se tienen, hacia el final del terciario. Una parte de las rocas volcánicas tienen aspecto de traquitas; son ricas de sanidina, pero también de minerales hierro-magnesianos y plagioclasas relativamente básicas (andesina), por lo que les corres- ponde más bien la denominación de traquiandesitas. Son rocas de color gris azulado ó casi blancas, con grandes fenocristales del feldes- 930 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS pato alcalino transparentes y agrietados. Están casi siempre muy al- leradas; su pasta áspera, porosa y muy frágil, presenta generalmente al microscopio estructura hipidiomorfa ú ortofírica, y contiene horn- blenda, magnetita y un poco de augita en forma de puntos ó partículas fibrosas negruscas. Muchas veces estos minerales constituyen diferen- ciaciones melanocráticas de grano fino que aparecen en la fractura de la roca como pequeñas manchas obscuras redondas. Las demás rocas volcánicas son verdaderas andesitas augíticas, con nada ó muy escasa hornblenda, y pasta microlítica porosa (Cerro Pelado y alas exteriores del Cerro Horqueta), ó compacta fluidal y cataclás- lica (cerros Peinado y de los Cóndores). Macroscópicamente son de grano bastante fino y homogéneo; sus bloques muy duros, tienen color gris pardusco ó rojizo en la primera variedad, y azulado en la se- gunda. Dos de los orificios de erupción son exteriores, otros dos se han abierto sobre las altas paredes del Potrero del Morro; los restantes se hallan dentro de él. Se localizan generalmente por sus productos acu- mulados, que constituyen hermosos cerritos cónicos Ó de forma de cúpulas. Idea general sobre las erupciones andesíticas. — Los materiales que quedan, permiten conocer con alguna claridad, la ubicación, la sucesión y la magnitud de las acciones volcánicas. La sede principal de las erupciones ha sido la gran grieta del Cerro de los Bancos; ella ha emitido la mayor parte de los productos que corrieron por las faldas exteriores de la sierra y dentro del Potrero «del Morro, yendo, por este lado, á salir por la Quebrada de la Cal, para extenderse también afuera hacia el sudeste. En toda la superficie de distribución, los primeros materiales son conglomerados menudos y brechas tufáceas, en capas delgadas; sobre ellos han corrido brechas eruptivas gruesas, y arriba de éstas se extendieron en muchas partes las rocas lávicas. La erupción debe haber comenzado con la traquiandesita, porque á ella pertenecen exclusivamente las primeras capas citadas. La andesita augítica ocupa una posición superior y forma ella sola las capas que llegaron á mayor altura, pasando sobre la cima de los cerros vecinos y cubriendo toda la parte occidental de la sierra. El gran manto volcánico está ahora tan destruído que apenas quedan sobre el gneis de las faldas poco inclinadas, infinidad de pequeños bloques redondeados de la andesita: los materiales de las capas basa- Franco Pasrore : Estudio geológico y pelrográfico de la Sierra del Morro 231 les generalmente se conservan sólo más abajo en los bancos entrecor- tados de las planicies. ln cuanto á los demás aparatos volcánicos, parece que El Mogote, el Cerro del Tala y El Hueco, han emitido materiales que corresponden solamente á la erupción traquiandesítica; en cambio se ve que los cerros de la Laguna, de los Cóndores y Peinado, se han edificado du- rante la fase andesítica. Los dos últimos, pero especialmente el Pei- nado, son el resultado de una eyección en cierto grado viscosa, cuyos caracteres morfológicos (forma de cúpula y grietas de división con- céntricas, como una cebolla) concuerdan con los petrográficos. Á primera vista, observando la sierra casi completamente desnuda, y reconstruyendo con los actuales girones el destruído manto que sólo ha cubierto parcialmente sus faldas, pero que en muchas partes lenía espesores de cientos de metros, donde ahora ya no queda nada sobre el gneis, no se diría que hace poco tiempo que la montaña se cubrió con su tapado volcánico; pero se vuelve de la sorpresa si se piensa en la destructibilidad de ese abrigo, cuyas capas basales son tan inconsistentes y en el trabajo de las acciones diluviales que han He- gado á excavar grandes valles, principalmente al este y al norte «e la sierra. Los productos volcánicos que se reunían dentro de la cuenca del Potrero del Morro, han salido cast completamente, primero al estado [resco por las corrientes á que habrán dado lugar los fenómenos eruj- livos y más adelante por el proceso incesante de denudación, y la única vía de eliminación ha sido la Quebrada de la Cal, porque los demás portezuelos eran demasiado altos. Las rocas sedimentarias. — En la Sierra del Morro estas rocas tienen limitada extensión; cubren las partes más bajas de las planicies exte- riores y constituyen un rellenamiento en la elevada cuenca central. Su interpretación estratigráfica es muy dudosa en una región tan pe- queña y pobre de datos paleontológicos. Los depósitos de los valles y planicies que rodean a la sierra cons- tan generalmente de una capa de tosca compacta de color amarillo rosado claro, que hacia arriba se hace más terrosa, obscura y rica de arcilla; subiendo más, se pasa casi sin transición á una tierra arcillosa rojiza y muy poco calcárea, la cual se termina superiormente alter- nando con las primeras estratificaciones volcánicas. Por su composición y aspecto estos depósitos parecen pertenecer al terciario superior. BOL. SOG. PHYSIS. — T. 1. 36" 532 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS La formación sedimentaria interna del Potrero del Morro, es más reciente; se ha depositado arriba de los materiales andesíticos; llega en algunos puntos á más de cinco metros de espesor y se compone principalmente de un loes eólico amarillo, pulverulento, calcáreo y arcilloso, modificado en muchas partes por las aguas y mezclado con arena y aluviones. En él he encontrado, en una de las barrancas más profundas, un hueso que según el Sr. CarLos AmeGHIxO es un trozo de una vértebra lumbar de un gran gravigrado, probablemente del género Megatherium. Este único fósil casi no tiene importancia como dato cronológico, pero unido á la naturaleza y á la posición de los «depósitos loésicos, hace bastante probable que ellos sean del pam- peano más superior, que se considera generalmente cuaternario. Otras especies de aves nuevas para la Argentina. von ROBERTO DABBENE. Mi estimado amigo, el señor Srewarr Smierox de Tucumán, me ha comunicado que posee en su colección particular tres especies de aves no señaladas aún en el territorio argentino. La primera pertenece á la familia de los Plegadidae (1), la segunda á los Anatidae, la última á los Fringillidae. Son las especies siguientes : 1. Harpiprion cayennensis (GuL.). Tantalus cayennensis GmeLtx, Syst. Nat., ed. XMUL, 1, 1 (1789), p- 652 (ex Bur- FON et Daubewrox, Pl. Enl. 820, typ. ex Cayenne). Es el « Tapicurú » de los brasileros, el cual habita gran parte de Sud América y se extiende hacia el sur hasta los estados de Paraná y Sáo Paulo (H. y KR. vox Inerixa, Fauna Braz., Aves, 1907, p' 61) y hasta el Paraguay en donde ha sido encontrado por primera vez por el Dr. ALrreDO BorELL1I (SALVADORt, Bollettino Mus. Torino, X, n' 208, p. 22, 1895) y últimamente por el Sr. A. me WixkeLrieD Berrom (Fauna Pa- (1) La familia Plegadidae reemplaza á Ibididae (Véase : Marmews, Auk, MXV, Jan. 1913, n” 1,p:790) Romerto Danese : Otras especies de aves nuevas para la Argentina 533 raguaya, in Descripción fisica y económica del Paraguay, 59 : 1; 1914, p- 39). Los ejemplares de la colección del Sr. Suero han sido cazados en Bonpland, territorio de Misiones, por el Sr. Juan MocexsEx. 2. Dendrocygna discolor Scar. et Sary. Dendrocygna discolor Sciater et SaLvix, Nomencl. Av. Neotr., pp. 129, 101 (Hab. « Venezuela, Guiana et Brasilia », typ. in Mus. Brit., « Maroni River, Surinam »). Dendrocygna aulamnalis (nec Lixx.) PerzeLx, Ornith. Bras., 1871, p. 320 (Porto do rio Paraná). El Dr. Arrreno Boretrt1 encontró esta especie de pato en Carandasinho, Matto Grosso (SaLvaport, Boll. Mus. Torino, XV, n* 378. 1900, p. 16), siendo este el punto más austral en que había sido señalada en la parte occidental del Brasil. | Los varios ejemplares de la colección del Sr. Smirrox han sido cazados en Tres Pozos, localidad situada en la parte oriental de la provincia de Salta. El Museo Nacional posee un ejemplar joven, de la misma procedencia y cazado también por el Sr. Juas MoGExsEx. 3. Sporophila pileata Ser. Spermophila pileata (NarrereR M. S.) ScLarer, Proc. Zool. Soc. Lond. 1864, p. 607 (Sáo Paulo-NaTTERER). Esta especie, que habita el sudeste del Brasil, ha sido señalada en el Paraguay, aunque con duda, por el Sr. A. be WiwxkeLrnieD Berroxt (l. c., p. 65) y el Dr. H. vox Imerrxc, en la distribución de esta especie. indica también el Uruguay (Fauna Braz., Aves, 1907, p. 379). El ejemplar de la colección del Sr. Smeron ha sido cazado en Bon- pland, territorio de Misiones, porel Sr. Juax MoGExsEx. Por último, el Sr. Smierox me aseguró que en San Lorenzo (parte oriental de la provincia de Jujuy) habían sido encontrados varios ejem- plares de una especie perteneciente al género Psophia Liwx. Este género pertenece á una familia que no estaba aún representada en la República Argentina ni en el Paraguay, y sería de mucho interés averiguar si los ejemplares en cuestión pertenecen á Psopñia viridis Seix 6 á Psophia leucoptera Srrx, las únicas especies que pueden tener una distribución tan meridional. 534 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Algunas plantas de Cabo Raso (Chubut) POR C. CURT HOSSEUS. En el año 1889, el Sr. Ricarpo Fiscmer, de la Estancia Cabo Raso, coleccionó plantas, entregándolas al Sr. Berrrreuxb — conocido por sus tres tomos de la « Flora Argentina », Buenos Aires — quien los remitió al Sr. SPEGAZZIM para su determinación. Entre ellas se encuentran algunas plantas muy interesantes, cuyo estu- Fig. 1. — Estancia Cabo Raso (Sr. Fischer). Formación en la que aparece el Senecio albicaulis Hoox. et Arx. y S. Bettfreundit SpEG. dio fué publicado en la Revista de la Facultad de Agronomia y Veterina- ria de La Plata, Año MUI, 1897, Núm. AXXIT y XXXIII, con el título : Primitiae Florae Chubutensts, ¡anto con plantas de la exploración del Te- rritorio del Chubut por el Comandante D. CarLos Moyaxo. Recientemente he recibido algunas plantas de la misma región de parte del Sr. Erxestro MúxLter, de la Estancia Teutonia del Sr. CarLos MÚúLLER. C. Curr Hosseus : Algunas plantas de Cabo Jtaso (Chubut) 535 La colección procede de los lugares contiguos á la Estancia Cabo Raso, que dista 25 kilómetros de la costa, y es un complemento á la colección del Sr. FiscHer. El terreno tiene suelo seco, arenoso, que en algunas partes es también salitroso. por lo cual se explica la existencia de algunas plantas halófilas. En la estancia existen corrientes de agua, que provienen probablemente de unos montes que tienen una altura de 75 metros, y quizás compuestos de pórfido con vetas de cuarcita. En las areniscas se encuentra una serie de interesantes dendritas, con dibujos muy caprichosos. También se ha- llan maderas petrificadas dispersas. Fig. 2. — Zanjón Castro, Cabo Raso (Estancia Teutonia). Rocas con su parte inferior cubierta por Baccharis genistuides Prns. Las condiciones climatéricas son excelentes para la población, por el alre seco y la cercanía del mar. Desde el punto de vista agropecuario, la región es especialmente apta para el ganado ovino; además los frutales se desarrollan en excelentes condiciones cuando la irrigación es suficiente, debido á la abundancia de fosfatos en el lugar. También la plantación de las legumbres y papas ofrece condiciones provechosas, aun para la exportación. Debido á la temperatura relativamente baja y á la menor intensidad de la luz solar en estas regiones. las frutas llegan lentamente á su madurez, lo que da como resultado una mayor riqueza en elementos nutritivos y 536 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS aromáticos; obtiénense en esta forma frutas, legumbres y papas de mejor calidad. En las páginas siguientes daremos una lista de las plantas colecciona Fig. 3. — Zanjón Castro, Cabo Raso (Estancia Teutonia). Formación de pastos naturales entre los cuales encuéntranse Distichlis scoparia (Krm.) y Hordeum jubatum L. das hasta ahora porel Sr. E. Múxter, que es preliminar á la flora de estos lugares, que publicaremos más adelante en comparación con las plantas que se hallan en el herbario del Instituto de Botánica y Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. FANEROGAMAS Gramineas Cortaderia dioica (SprexG.). Srrc. en Nov. Add. Fl. pat. en An. Mus. Nac. B. A.. VIL, p. 194 (Syn.: Arundo dioica SerENG.; Cortade— ria selloana (ScHuLt.) ÁscHEx. et GRAEBN.; €. argentea Starr; Cynerium argenteum Nzrs.). E. Múter ! n* 35. Febrero 1915. Lugar: en terrenos donde hay agua á poca profundidad. Nombre vulgar: « Maciega » ó « Cortadera ». Distichlis scoparia (Krn.). ARECHAVALETA en Gram. urug., p. 397. con lám. (Syn.: Poa scoparia Krtn., Uniola spicata (Ners.). E. Mirren |! n” 33. Enero 1915. Lugar : terreno salitroso. Aplicación : habiendo esca- C. Curr Hosskeus : Algunas plantas de Cabo Raso (Chubul) 537 sez de pasto lo comen los animales. Nombre vulgar : « Gramilla Salada ». Hordeum jubatum L. Spec. 126. E. Mier ! n* 27. Enero, Fe- brero 1915. Lugar : en los bajos. Aplicación : para la alimentación de la hacienda. Polvgonáceas Polygonum aviculare L.; E. Mixer! n* 46. Lugar : en tierra la— brada. Color de la flor : blanca. Chenopodiáceas Chenopodium album Moo. E. Múxer, n* 8, 29, 46. Enero, Fe- brero 1915. Lugar: en los bajos. Color de la flor: crema, muy chica. Nombre vulgar : « Quinua ». Cariofiláceas Cerastium arvense L.; E. Múzxter, n* 3, 8, 17. Marzo 1915. Lu- gar : terrenos secos y húmedos. Color de la flor : blanco. Obs. del Sr. E. MúrnLer : Es pasto nuevo, se conoció por primera vez en el año 1911. Melandrium magellanicum Lam. var.?; E. Múrrer, n* 16. Enero, Febrero 1915. Lugar : en los llanos. Rosáceas Acaena multifida Hook. ri. Flor. antarct., p. 265. E. Múxter, n” 4. Enero, Febrero 1915. Lugar : terreno seco. Nola. — Sercazzim dice en la Revista ya citada, p. 604, entre Acaena multifida Hoox. var. glaberrima Serc. «Hab. In planitie arida submari— tima prope Cabo Raso. Obs. Forma a typo vix recedens foliolis omnibus et semper utrinque glaberrimis. » Esta planta tiene en todas partes mu- chos pelos blancos. Legumináceas Hoffmannseggia trifoliata Cav.; E. MúLter, n* 34. Enero 1910. Lugar : en lugares secos. Patagonium parvifiorum (Cros.) Rercue > en Gay, Il, p. 158. Cf. Re1icue, Fl. de Chile, 1, p. 173; E. MúLter, n* 1. Marzo 1915. Lugar : terreno cubierto de piedras. Patagonium sp. E. Múuxrer, n* 2. Marzo 1915. Lugar : en terreno pedregoso. Patagonium sp. parece ser bicolor ? E. MúxLer, n” 3g. Enero, Fe- 338 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS brero 1915. Lugar : pedregoso. Color de la flor: morada; lleva la semilla en forma de chaucha. Lathyrus nervosus Lam. Cf. DC., Pr., IM, p. 370. E. Miuten, n” 26. Enero, Febrero 1915. Lugar : entre las piedras. Color de la flor : morada. Nombre vulgar : « Alverjilla silvestre ». Nota. — En la colección se encuentran también dos ejemplares de Al- falfa (Medicago sativa L.), n* 4o, 41, que demuestran su buen creci miento en estos lugares. Geraniaceas Geranium patagonicum Hoox.; E. Miren, n” 18. Enero, Febrero 1910. ] Erodium cicutarium W:rb.; E. Múrter, n*32. Enero tg15. Lu- gar: en cualquier terreno. Color de la flor: rosada. Aplicación : alimento para la hacienda. Nombre vulgar : « Alfilerillo ». Euforbiáceas Euphorbia portulacoides Sprexc.; E. MúLter, n” 22. Enero, Fe- brero 1915. Lugar: parajes húmedos. Aplicación : lo toman los indíge- nas como té. Nombre vulgar : « Té dorado » ó « Culandrillo ». Malváceas Cristaria heterophylla (Cav.) Hook. et Arx. E. MúrLLer, n' 38. Enero, Febrero 1915. Lugar: en los bajos. Golor de la flor : rosada. Lithráceas Pleurophora patagonica Srec. en Rev. Agron. La Plata, 1877, p. 518. E. MúrLzter, n* 6. Marzo 1915. Lugar : terrenos secos. La flor de la planta es rosada. Nota. — En las Lythraceae del Sr. E. Koenxe, en Das Pflanzenretch, 1903, no se encuentra esta especie hermosa, nueva para la región de Cabo Raso. Pleurophora patagonica ha sido ya coleccionada en Comodoro Rivadavia (Chubut) y Puerto Deseado (Territorio de Sta. Cruz) por el Sr. CarLos BURMEISTER, ÍÍ, 1902. Oenanteráceas Oenanthera odorata Jaco. var. undulata Spec. ; E. Mútter, n' 24. Enero, Febrero 1915. Lugar : entre las piedras. Nombre vulgar : « Bue- nas Noches ». C. Curr Hosseus : Algunas plantas de Cabo Raso (Chubut) 539 Umbelliferas Mulinum spinosum Perxs.; E. MúLter, n* 20. Enero, Febrero 1915. Lugar: en lugares altos. Color de la flor: amarillo. Nombre vulgar : « Neneo ». Plumbaginaceas Statice brasiliensis Borss. var. patagonica (SreG.) Hoss. E. Mú- LLER, n* 45. Febrero 1915. Lugar : en el llano. Hyvdrofiláceas Phacelia magellanica (Lam.) Covmze, en Contrib. U. St. Nat. Herb.. IV (1893), p. 159. (Syn.: Phacelia circinata Jaco.; Hydrophy- llam magellanicum Lam.; Heliotropvum pinnatam VamL.; Aldaeea circi- nata Winb.; Phacelia heterophylla Pursm.; P. californica Cuam.; P. rudis DoucL.; P. hastata DovcL.). E. MúxLter, n* 9. Marzo 1919. Lu- gar : bajo las matas. Color de la flor : lila obscuro, forma racimo. Plantaginaceas Plantago patagonica Jaco. E. Miner, n* 31. Enero, Febrero 1919. Lugar : en los bajos. Compuestas Baccharis genistoides Pers. var. patagyonica HemrisG en E. Mú- LLER, N” 29, 42. Enero, Febrero 1915. Lugar : en todo terreno. Obs. La madera blanca es atacada por ciertos insectos. Heterothalamus spartioides Hoox. et Arx., Journ. of Bot., II, p- 43 (Syn.: Baccharis spartioides Hook et Arx.; B. sarophora Puu. E. MúLuer, n” 47. Enero, Febrero 1915. Lugar : en los bajos, cerca del agua. Gnaphalium luteo-album L. E. Múurter, n* 12, 23. Enero, Febrero 1915. Lugar: terreno pedregoso. Aplicación : lo toman los indígenas como té. Nombre vulgar : « Té blanco ». Culcitium Poeppigii DC. Prodr., VI, p. 324. (Syn. : C. Gilliesit SreG.). E. Mixter, n” 11. Marzo 1915. Lugar : crece en muchas partes. Senecio albicaulis Hoox. et Arx., Journ. of Bot., 1, p. 344. E. MiúuLter, n” 49. Enero, Febrero 1915. Lugar: en todas partes. Color de la flor : amarillo. Senecio Bettfreundii Srec. Cf. tipo coll. 20, 12, 1899, Berrrreuxp. BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. 37 S 540 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS E. Múrter, n”50. Enero, Febrero 1915. Lugar : entre piedras, tierra hú- meda. Quisquiragua hystrix Dox.; E. Múxer, n* 19. Enero, Febrero 1915. Lugar: terreno pedregoso. Nombre vulgar : « Uña de gato ». Quisquiragua Avellanedae Lorewrz var. Duseni (O. Horrm.). E. MúLLer, n” 21. Enero, Febrero 1915. Lugar: terreno seco. Color de la flor: casi igual á la anterior. Aplicación: purgante. Nombre vulgar : « Kelimbaj ». Perezia recurvata Less. Linnaea, V, p. 21. E. MúLter, n* 4. Lu- gar : terreno pedregoso. La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina por EL Dr. CARLOS A. MARELLI. CAPÍTULO 1 PRELIMINARES En 1908 efectué en el Museo de La Plata siguiendo el método de Pa- BLO Broca (1), la cubicación de 400 cráneos de indígenas, con motivo del examen de la influencia de la capacidad sobre la complicación y sinosto- sis de las suturas (2); y no habiendo sido interpretadas las cifras obteni- das de estas colecciones, las más completas que tenemos, analizaremos los promedios. los máximos y mínimos, los índices y coeficientes de va- riabilidad y sus relaciones con el sexo y la deformación. (1) Hemos seguido las instrucciones de P. Broca, Instructions crantologiques el craniométriques : Mémoires de Société d'Anthropologie (deuxiéme série). París, 1875; y que vuelve á exponer : P. Torixaro, La mensuration de la capacilé du cráne d'aprés les registres de Broca. Revue d'An- thropologie, 2* série, V, 395. París, 1882. Ib., Eléments d'Anthropologie générale, 604. Paris 1885. Puede verse también las exposicio- nes de los diferentes procedimientos para determinar la capacidad en : Fano Frasserro, Leziont di Antropologia, V. 1. Par. I, 251-264. Bolonia 1911. (2) C. A. Mareutt, La complicación y sinostosis de las suturas del cráneo cerebral de los primi- tivos habitantes de la República Argenlina. Revista del Museo de La Plata, XVI, segunda serie tomo II. Véanse las columnas correspondientes á la capacidad en los cuadros, 430-482. La Plata, 1909. CarLos A. Marertt : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 5/1 No se ha escrito una memoria que trate de la capacidad del cráneo en los aborígenes como se desearía, con excepción de lo publicado por nos- otros ó sean las medidas absolutas y los datos dispersos de la literatura antropológica sumamente limitados. Los consideramos de modo que respondan á las divisiones geográficas que se prestan para clasificar los grupos humanos somáticos, es decir, por regiones (1): litoral, mediterránea. serrana y patagónica, relacio— nando al final este carácter físico con el de las razas superiores, término obligado de comparación. Tampoco nos será posible tratarla con la amplitud debida en cada grupo étnico, porque no tenemos cubicaciones en número suficiente, pu- diendo éstas servir de base para investigaciones de mayor alcance sobre elementos procedentes de todas partes del país; y por las dificultades confusas para guiarnos en la clasificación por tribus, haremos uso de los términos colectivos de Patagones, Araucanos, Diaguitas, Fueguinos; que son las designaciones generales dadas á los indigenas de esta parte de América meridional. Con esta falta de datos fidedignos partiendo de la etnografía, no cono- ciendo á qué tribus pertenecen los distintos materiales, acomodaremos nuestras cifras con arreglo á la clasificación que á base de aquéllas sirve también para el conocimiento de la capacidad. Tenemos así : pueblos de las montañas del noroeste ó Diaguitas, pue— blos de los selvas chaquenses ó las distintas agrupaciones que encierran como tipos á los Tobas, Matacos, los Chorotes insuficientemente conoci- dos y los Chiriguanos procedentes del Chaco Boliviano; pueblos históri— cos del litoral de los grandes ríos : Minuanes y Charrúas desaparecidos y los Guaranies y Cainguás; pueblos de las llanuras: Querandíes extin- guidos, Puelches y Araucanos; pueblos de la Patagonia, Tehuelches ó Patagones ; pueblos de los Archipiélagos Magallánicos : Onas y Yamanas ó Yahganes, divisiones comprendidas en las regiones geográficas expues— tas y que ponen á la vista el extenso campo de investigación si se desea tener datos concretos de cada uno de ellos (2). Nos han faltado materiales de las agrupaciones históricas del litoral de los grandes rios y de las que poblaron el Chaco y los Archipiélagos Ma- vallánicos hemos tenido pocos individuos para determinar su capa- cidad. (1) R. Lemmans-Nirscme, Catálogo de la sección antropológica del Museo de La Plata. Buenos Aires, IQII. (2) F. F. Oures y €. Brucu, Los aborígenes de la República Argentina. Buenos Aires, 1910. [Bl == [50] BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS gs Il LA CAPACIDAD DE LAS DIFERENTES AGRUPACIONES ÉTNICAS De los pueblos históricos de las llanuras que comprenden los Queran- díes, los Puelches y los Araucanos tenemos los Araucanos del Museo de La Plata, que cuentan con más de 300 cráneos en parte examinados por TEN hare (1) y de los cuales no determinó la capacidad de ninguno. En esta colección la braquicefalía tiene 80,6 por ciento con 9,9 de me- saticéfalos y 9,2 de dolicocéfalos; lo que no excluye la presencia de indi— viduos con índices diferentes de los braquicéfalos que responden á un tipo dólico y mesaticéfalo con el cual se relacionan cefálicamente los Fue- guinos y los Patagones antiguos de Río Negro. Entre los braquicéfalos se presentan cráneos excesivamente deformados por aplastamiento parietooccipital oblicuo, á la vez que anchos y muy altos (ultra-braqui é hipsicéfalos) aproximándose según tex Kare á la de- formación patológica conocida con el nombre de acrocefalía, y mesaticé- falos con una saliente pronunciada de la escama occipital que ha elevado el diámetro anteroposterior, sin que la forma craneana general con rela- ción á la de los anteriores haya sido sensiblemente alterada. Fuera de esos braquicéfalos deformados, existe otro grupo de braqui y de mesaticéfalos con tendencia á la braquicefalíá que no son deforma- dos y que según Morexo sería el tipo Araucano primitivo sin deforma— ción étnica de la cabeza. Los demás braquicéfalos son femeninos y más 6 menos deformados por aplastamiento vertical del occipital como los cráneos de Araucanos descriptos por Riccaror (2). Los Araucanos presentan, pues, grandes diferencias en la morfología cefálica, en los caracteres faciales y también al examinar la capacidad, carácter que contribuye á su separación, hallándose íntimamente unida á la constitución de cada individuo. El límite inferior alcanzado por la capacidad en los individuos masculinos es de 1250 C. c. y el superior 1755 c. c. corresponde al n* 53, cráneo su- mamente deformado y es el del cacique Cmrerrkuz. Entre estos extremos los restantes 37 ejemplares, ofrecen variaciones por las cuales dicha agru-' pación étnica ha experimentado separaciones como las que caracterizan (1) H. rex Kare, Contribution á la craniologie des Araucans argentins. Revista del Museo de La Plata, YV, 209 y siguientes. La Plata, 1893. (2) P. Riccaror, Studi intorno ad alcuni crani Araucanos e Pampas, etc. Atli della R. Accademia de Lincet, serie 111, IV. Florencia, 1879. Carros A. Marurur : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 543 á las poblaciones y á las razas, dándole una posición independiente con relación á los demás. En los femeninos las cifras inferiores tienen 1155 c. c., que es un poco mayor del límite de la microcefalía, elevándose insensiblemente desde este punto hasta la oligocefalía, así que los volúmenes pequeños son fre- cuentes y acompañan á caracteres craneanos más bien gráciles y por el otro extremo alcanzan á 1630 c. Cc. Estas separaciones en los valores, son también influidos por otros ele— mentos étnicos, por los cruzamientos frecuentes con los pobladores euro- peos, como los hubieron en los Araucanos y donde son fáciles de ser observados en sus caracteres generales; sin embargo la capacidad los define independientemente de las demás razas, siendo el promedio total de 1426 c. c. en los masculinos y 1310 c. c. en los femeninos, con una diferencia sexual igual a 116 c. c. Refiriéndose á la deformación, tex Kate dice que 33 individuos defor— mados artificialmente recuerdan á la acrocefalía, y otros 36 son más ó menos deformados con asimetría occipital ó parietooccipital y por pla- ejocefalía; también hay individuos con una saliente notable de las bóve— das cerebelares del occipital y que se incluirían en los 33 deformados mencionados al principio, afectando la deformación el 82 por ciento. Prescindiendo de este porcentual tan elevado, hemos reunido ejem- plares muy deformados y normales, eligiendo sólo aquéllos en los cua- les la influencia de la deformación era aparente; 23 individuos muy de- formados del sexo masculino arrojan un promedio de 1445,8 c. c. v otra serie de 20 femeninos 1303,5 c. c. con una diferencia sexual de 142 c. c. y separaciones aparentes con relación á las cifras que tiene toda la serie. En los individuos normales 17 cráneos del sexo masculino dan 1389,4 c. C. y 30 femeninos 1302,5, C. c., siendo mayores las capacidades en los hombres deformados cuyo exceso es de 96,4 c. c. y manteniéndose equivalentes los promedios de los individuos del sexo femenino. En cuanto á las relaciones de la capacidad con el índice cefálico, tan importante para la sistemática craneológica, 18 cráneos muy deformados braquicéfalos, cuyos índices oscilan entre 82,76 y 92,66, me dieron un término medio de 1457,3c.c. comprendido entre 12504 1795 Cc. c.; otra proporción igual del sexo femenino, también braquicéfalos, con varia= ciones del índice entre 83,54 y 94,57 tienen 1299,1 C. c. variando de 1160 c. c. y 1605 c. Cc. Las medias de los índices en los masculinos son 87,02 y en los femeninos 87,40. Tres cráneos subbraquicéfalos (80.77) dan un promedio de 1330. c.: 544 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS otros cuatro ejemplares del sexo masculino con índice braquicéfalo (85,68) arroja 1343,7 c. c., oscilando de 1255 c. c. hasta 1445 c. c. Para el sexo femenino 23 cráneos de este índice (86,53) tienen como me- dia 13or c. c. comprendiéndose la capacidad entre 1160 c.c. y 1555 c. €. Entre ejemplares no muy deformados tenemos por índice medio 81,18 y como capacidad media 1428,33 c. c. Cuatro cráneos mesaticéfalos (78,75) dan 1367,5 c. c. para el sexo masculino y en otra proporción igual del sexo contrario 1395 c. e. con 79,12 de índice medio. Siguiendo sucesivamente á los índices : en los subdolicocéfalos (76,76) tres individuos masculinos tienen 1463,3 c. c. y en los dolicocéfalos tres cráneos (73,42), 1393,3 c. c. y del último índice dos femeninos (72,09);:12076.0: Existiendo diferentes deformaciones y siendo de interés observar cómo se comporta la capacidad con estas influencias complejas, en los deforma- dos se tendrían los siguientes términos medios : 1402,66 c.c. en q rc. Aplastamiento posterior....... : e / 1266,11 c.c. en 9 cr. Plagróocelalla 0 pea LEE 1337,50 C.c. en 12 cr. g Q Ú OS 1455,40 c.c. en 10 cr. tQ Y para que aparezcan más claramente los promedios de comparación hemos hecho dos series generales siendo la segunda formada por indivi- duos normales es número de 21 para los masculinos y 22 para los feme- ninos. Deformados ......... 1430,42 c.c. 1306,90 c.c. Normales. 0. o 1519.47 c.e. 1300,00 C.c. Donde se ve que los deformados tienen una capacidad media ligera- mente más elevada. De esta colección TEN KATE separó algunos tipos fundamentales : uno comprendería á los dolicomesaticéfalos y se aproximaría de los cráneos de Lagoa Santa, de los indios de la península de California y Fueguinos, cuya presencia independiente volvemos á comprobar con la observación de la capacidad, que es menor con relación á la de los demás, siendo 1307 c. c. en 5 cráneos, con oscilaciones hasta 1490 c. c. Su índice me- dio es 74,28 variando entre (69,3-77,9). El segundo tipo pertenece á los braquicéfalos deformados y aunque se hallan en este núcleo mesaticéfalos, la capacidad media es 1426,78 c. c. Carros A. Mareti : La capacidad del cráneo de los aborígenes de la Argentina 315 con oscilaciones entre 1290 C. C. y 1595 c. C. teniendo la mayoría un volumen superior á 1400 c. c. El índice cefálico medio es 86,4r, las separaciones andan entre 91,2 y 77,3 y por consiguiente este tipo es di- ferente del anterior, también por el volumen de la cabeza. El tercer tipo ó segundo grupo de braqui y de mesaticéfalos con ten— dencia á la braquicefalía, que sería el braquicéfalo precedente no defor— mado, tiene un valor medio diferente del anterior y de los dolicomesaticé- falos ; su capacidad de 1401, 8 c. c. es menor de la de los braquicéfalos deformados, lo que por otra parte está de acuerdo con lo obtenido sobre la mayor capacidad en los cráneos deformados. Su índice cefálico medio es 81,54, las oscilaciones del primer carácter fluctúan entre 1255 c. C. y 15965 c. c, y las del segundo de 77,0 á 87,1. Resumiendo el conjunto de observaciones que hemos expuesto, se po- nen á la vista caracteres particulares de la capacidad del cráneo y dife— rencias en cuanto al sexo, á la deformación y con los distintos tipos. La serie de Patagones antiguos del valle de Río Negro (1) tiene pro- medios diferentes de los anteriores. Son cráneos que presentan las distin- tas deformaciones que ya han sido descriptas y en los que son deforma- dos, las diferencias para el volumen no son sensibles manteniéndose sola- mente algo más elevados los promedios como en los Araucanos. Los masculinos deformados tienen 1518,5 c. Cc. y los femeninos 1328.5 c. c.; en los normales serían 1513,5c. c. para los primeros y 1319,3 C. c. para los segundos, con las diferencias de 5 c. Cc. y y Cc. c.en favor de los deformados. Entre los individuos normales, un grupo formado por 37 ejemplares del sexo masculino, oscilan entre 1310 C. C. y 1710 C.c. y enel sexo femenino 23 individuos dan un mínimo igual a 1175 C. Cc. y un máximo de 1b15 e - S y | AE a > = q Sr — . Sa O o "== y — 3 0 Z Pi 2 3 eS 3 0 e 9 = 0 Pe “y o y (e) o [e) e 0 3 » 215 o m o << Sn a] va Dm ¡O O. .. nt. Ll A 3 ¿Aa 3 Dn = Zo O ás. sd Oz, 3 2 vo 0 o 10 ” Ss - e A - E e rd = AECID A EVA ES Patagones antiguos............. E Patagones del Chubut .......... a Ne AE: Das 71 e ALEA : ao aa a a as a al de a / Q Mos Ii E A e ARNES + 1300 Tobas 14 AL A O e Patagones del Lago Buenos Aires.) o (1) G. Ser65, Specie e Varieta umane, 104. Carros A. Mareiti : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 399 De su examen se desprende que se nota en varios grupos una definida tendencia hacia la megalocefalía en el sexo masculino y en el femenino hacia las capacidades medianas con mayores distribuciones y un fuerte número de volúmenes pequeños. También se observa la similitud de las frecuencias en los Patagones de ambos sexos, diferentes de las de los Diaguitas y Araucanos. En los Araucanos, las notaciones más frecuentes se expresarían con metriooligoce- falía en el sexo masculino y elatooligocefalía en el femenino. Los Patagones de Río Negro tienen su promedio de 1497 que se sitúa en metriocefalía y es bastante próximo del límite inferior de las grandes capacidades, sin embargo dominan los volúmenes megalocéfalos y á éstos le siguen los metriocéfalos. Para el sexo femenino el término medio es 1376 c. Cc. y se encuentra en oligocefalía, y como en general las cifras absolutas son menores de las del otro sexo, sus valores individuales están más repartidos; la elatocefalía es más común con 20 (1180-1300), mien- tras que en los hombres tenemos 31 megalocéfalos (1500-1835). En los Patagones del Chubut masculinos el promedio de 1509 C. c. se sitúa en megalocefalía, los grandes volúmenes son los más frecuentes 2> (1510-1765), con proporciones menores de metriooligocéfalos y como en los demás Patagones, no hay microcéfalos. En el sexo femenino acentúase más la presencia de capacidades inter— medias y pequeñas, siendo su promedio 1384 c. c. Por último, en los Diaguitas masculinos la media es 1377 c. c. en oli- gocefalía y presentan variaciones hacia la megalocefalía 4 cr. (1500-157> C. C.) y, por otra parte, hacia los límites más inferiores de la elatocefalía ET RE!O: En el sexo femenino la media es 1222 C. €. para 13 individuos, aquí hay más microcéfalos : cuatro cráneos (1140-1085); y la elatocefalía es la notación más común. Los valores individuales son los de los cuadros siguientes de capacida- des y de frecuencias : 360 Patagones de Río Negro > o y 179 A 1700 1690 1685 1680 1075 1665 1625 1600 1595 1585 1580 1570 1560 1550 1545 1530 O? 0 00 O) VW QuE Qu) [Qu] BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Sexo masculino Patagones del Chubut 1660 1650 1640 1035 1600 1595 1590 1580 1965 1560 Araucanos Diaguitas A C.C. Cartos A. Maretti : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 561 Sexo femenino Diaguitas [a | [0] [o | 0 E (lo y do y [Se] o e) Ot O» 9,9) O a Ay a nea a DCI mi — La) La] a — Ot Ot Ot Or O) O Ot Ot Ol O) 00 Es Ot Ot —= em Oo OQ) E=- Qt (5, Mol, lo) OO 00 DO == mm Qi [Pl O o 0 (0) SS DU 0 (90d A ds Ls des O -] [AMAS SS) A A (0) lo [92] Le e ¿e e a NV Q0 01000 ml IAS EN eb A) O A o E o o E o E o] 0D w —] pd N wo ot (bate) HH 0) 0) hs [a] DD Y Y Y UU QQ dee dee de e ee 0101 O OQ O A E o E o O o E o] QO0 QU ww e w wW 0) Ot-=1 mm (5) — tr a) pl pl N w OorormOo AA 0055 O 2 y 2 0) 2 0) o 0) 2 y 2 w 0D oro lw 00 O lo lo a] (1) [0 L Y» lo Ot Ol -1 a Aa y lo VN OQ dee w w (AS AA e e) wW 00» Uli A = w 00 w a! mm de QUO Y w [5] A o A o A o E A | N wo O nm mm 562 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Sexo masculino Patagones de Santa Cruz Patagones del Chubut FPueguinos "> : AAA a 1630 c.c. 1640 .c.c OO Ce. 150) 1000 1520 1500 15940 1910 1475 1500 1450 1455 1440 1445 1435 1375 1405 1385 || 16730 1630 1440 1405 9 1305 1290 Indígenas có a 8 Pobas y varios del Neuquen o e A Col. F. G.C. F 1640 c.c. 1480 c.c. 1440 1470 1410 1465 1380 1400 1375 1375 | 1370 1320 1290 1205 2 122) 1200 1465 1450 1410 1375 132) LIO Sexo femenino Patagones Patagones Fueguinos > del Chubut de Santa Cruz == a A a: F, C.C. F. 1400 C.c. 1450 c.c. 1903) c.c 1345 1340 1400 1290 1280 1240 Indígenas Tol or z obas y varios del Neuquen Y añ CA: F. C.C. F. 1480 c.c. 1570 C.c. 1415 1390 1280 1325 1295 127 1970 1200 120 1200 1180 1160 110 1100 1070 CarLos A. Maretti : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 5603 La capacidad del cráneo es una de las medidas más importantes, por- que da razón de la masa cerebral contenida, que es el elemento de la pro- ducción de la energía intelectual, y es un carácter de clasificación y de lenta mutabilidad al través de los tiempos. Ya hemos expuesto sus tér- minos medios y sus separaciones sexuales distintas, habiendo prescin- dido de ella en la determinación del sexo, factor del cual también suelen valerse los autores ; refiriendo al sexo masculino los mayores volúmenes y al femenino los menores; basándonos solamente en el conjunto de carac- teres objetivos para su separación. Calculando las diferencias sexuales sobre la base de las cifras conteni- das en este artículo y habiendo realizado nosotros las operaciones con idéntico procedimiento, su conjunto es, desde este punto de vista, homo- géneo, y sería de distinto modo si los datos pertenecieran á varios auto- res; en este caso, los errores en más ó en menos serían mayores. Las diferencias sexuales las agregamos á las compilaciones de GrurrriDa-Ruc- GERI (1), que extraemos de su memoria sobre la capacidad de las pobla- ciones italianas, en las que hace el volumen de los masculinos igual á 100 y se dispone luego á la capacidad femenina relativa en serie ascendente. Roma mod. f' = 100 Q =86,6 Vascos españ. Q =86,1 Roma (Epoca del Imperio). . 86,9 Q e PI 86.6 Bolonia » OO Pat. R. Negro) 57,1 As O AS 87,2 (87,4 N. Pompeya » ..88,0 Diaguitas... 88,8 Negritos. E AN 85,5 Nápoles » . . 89,5 DOI ai 87,8 Apulias » 5 9957 Australianos....... 88,3 Mesina » ..89,8 Pat. Chubut. 89,6 Botocudos ........ 88,3 Siena » . - 90,0 Mongoles......... 88,6 Rimini » .. 90,6 Arabes 1 89,7 Pavía » .. Q1,1 Araucanos... Q1,S cis A go, 2 Trento » .. 92,2 Pat. Chubut. 91,7 Holandeses ....... 9o.S Sardeña » 00 Neo-Caledonios.... 91,1 Piamonte » . . 94,8 Cmos e 91,1 Franceses. ..:.... 91,4 Pollesios deco. Zen 92.1 Mio: 92.4 Esquimales ....... 92,8 Estonianos........ 95.5 En la tercer columna se ve lo que se obtiene en razas diferentes. Con estos prospectos, los aborígenes, dado lo limitado de sus indivi- (1) V. Grurrrima-Ruccert, La capacita del cranio nelle diverse popolazione ilaliane antiche e mo- derne. Atti della Societá Romana di Antropologia, X, 2ho y siguientes, Roma, 1904. BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. 38* 564 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS duos, no ilustran como deberían sus relaciones entre sí, ni lo pueden hacer en forma suficiente con las demás razas. Por sus diferencias bastante sepa- radas unos se aproximan á las poblaciones de Bolonia y Pompeya : los Patagones de Río Negro y Diaguitas y los Patagones del Chubut á los habitantes de Pavía y Trento, asimismo que á los Egipcios, Neo-Galedo- nios, Chinos y Negritos, etc.; confirmándose las conclusiones de Mor- SELLI (1) y Grurrripa-RucceEr1 (2) de que la capacidad femenina relativa no es más baja en los pueblos jerárquicamente superiores, ni más alta en los inferiores, en contra de la tesis sostenida por algunos autores y entre ellos G. Le Box (3), inversa de la conclusión precedente; lo que, sl así fuera, solamente sería explicable por el mayor trabajo físico á que se somete la mujer en las poblaciones inferiores, que desarrolla una consti- tución robusta y masas nerviosas psicomotoras más voluminosas. TorrixarD (4) atribuía los resultados obtenidos también por HoveLac- QUE y Hervé, de que en las razas inferiores la capacidad femenina sea relativamente menos separada de la del sexo masculino, por la razón de que en las razas hasta entonces estudiadas entraban numerosos individuos de baja estatura; ahora bien, cuanto más pequeña es la estatura en una población dada, menor es la diferencia entre los dos sexos y por conse- cuencia es menor la diferencia en el peso del encéfalo, ocurriendo en nuestras series otra cosa; no existe gran separación en los Patagones, y en los Araucanos y Diaguitas hay más divergencias, no obstante per— tenecer á un mismo substrato étnico y á una raza que no es de las supe— riores. Además Broca (5) había constatado la menor diferencia sexual en la capacidad de los cráneos que pertenecen al hombre de una edad geoló-- gica anterior á la actual y lo atribuía á la antigúedad, en la cual la lucha por la existencia producía en ambos sexos una selección somática que actualmente no se verifica; explicación que estaría más de acuerdo con las cifras de los primitivos habitantes de la Argentina, y con la hipótesis fisiológica de que á una constitución física más robusta ocurren masas nerviosas también mayormente desarrolladas. (1) E. Morsezut, Critica e riforma del metodo in Antropologia. Annali di Statistica, 100, 106, 1880. (2) V. Grurrrma-Ruccerr, Jbid., 262 y 263. (3) G. Le Bon, Recherches anatomiques el mathématiques sur les lois des varialions du volume du cerveau et de leurs relalions avec intelligence. Revue d'Anthropologie, 56 y siguientes. París, 1879. (4) P. Torrxaro, Eléments d'Anthropologie générale, 616. París, 1885. (5) P. Broca, Sur les cránes de la caverne de "homme mort. Revue d'Anthropologtie, fase. 1. Pa- rís, 1873. % CarLos A. Mareiti : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 565 Los que han sostenido lo contrario, partieron, para llegar á sus res—- pectivas tesis, de datos incompletos, con materiales escasos y represen— tantes de razas distintas, probándose nuevamente su error con el cuadrito de cifras anteriores. Según HoveLacque y Hervé (1), la capacidad del cráneo femenino se halla con relación al masculino como 85,8 : 100, esta proporción es baja y lo dice la revisión del prospecto anterior, siendo más próxima según las relaciones por nosotros halladas á la proporción de go : 100; lo que por otra vía se comprueba indirectamente de la relación entre el peso del encéfalo femenino y el masculino que MaxouvriekR da como 89 : 100 y Bob como 90,3 : 100. Los datos precedentes colocan á los Patagones entre las poblaciones con capacidad elevada, pero no entre las más altas, que es lo que no han sostenido los autores. Los Patagones del Chubut darían en conjunto 48 individuos metriomegalocéfalos contra /4o oligoelatocéfalos ; pero las más altas frecuencias de volúmenes realmente altos los encontramos en Kío Negro, con un total de 6g metriomegalocéfalos contra 46 oligoelatocéfa— los; apareciendo de nuevo el error de apreciar los datos estadísticos por los promedios, pues si nos sujetásemos á ellos se encontrarían por la ubi—- cación de sus valores oligocéfalos y metriocéfalos. Comparando ahora con una agrupación Europea : las poblaciones ita— lianas de las diferentes partes de la península, cuyas capacidades fueron medidas por distintos antropólogos y reunidas por Grurrria-RuGGER1 (2) en prospectos se situarían de la manera siguiente : Masculinos A AS RA do. Nacrrogo, ee... Diaguias cos 1377 6.6. MS e 100 1398 Nepoles: tc nea 50 1401 SC A 114 1403 Araucanos. ........ 1426 c.c. o A A 62 1450 A AS: 7 1475 Sr E TA 2% 1479 MA A A el o o 23 1481,6 Eolo a e 31 1487 Espaletos. Caer. Auos gd 41 1490 A A o 7 1494,8 Pomper LS 55 1500 Patag. del Chubut, . 1509 A A E A MAA TE 50 1900 Patag. del Chubut.. 1512 (1) A. Hoveracque et Hervé, Précis d'Anthropologie, 270. París, 1887. (2) V. Giurrripa-RuccEr1, Ibid., 266 y 267. a 566 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Roma (Época del Imperio). 56 1505 Roma moderna... Ar 1513 Patag. de Río Negro. 1518,5 N. Trentimos.. 1. NAAA 2% 1518 Patag. de Río Negro. 1513,5 D. SU O 21 1920 AVDA. AE OR 20 1550 28 1576 En los grupos cubicados por nosotros se ve que los Diaguitas están á la altura de las cifras más bajas, tanto en los masculinos como en los femeninos; siguen por orden sucesivo : los Araucanos y solamente en los masculinos, á continuación tenemos los Patagones del Chubut y final- mente los de Río Negro normales y deformados. La serie femenina nos da el cuadrito que sigue : Femeninos Mesa A 09 cr.- "1990 6:c.. "Diguios 0. CO 1324 0,0. Pana RA 16 1270 Napoli A 50 1294 Sardoma di A 07 1298 e A ho 1304 Espoleto a ol h4 1308 Roma (Época Imperial)... 31 1308 Flores 28 1309 Araucanos..... SAO Honta TOC TN el ct 18 1312 Patag. de Río Negro. 1319,3 D. Pompeya cc E 45 19293 Patag. de Río Negro. 1328,5 N. A id IR 31 1340,8 E A ON 50 1350 DADUDI A 26 1350 Patag. del Chubut. . 1356,4 cr. PraTmmonte 20 AO 31 1379 Patag. del Chubut. . 138% c.c. Ano AS poa 19 1401 En el sexo masculino los Patagones de Río Negro que son los más voluminosos, son excedidos por Italianos de más capacidad y mayor estatura. En la serie femenina se invierte el orden y para estos dos últi- mos grupos resultan con más alto volumen los Patagones del Chubut, no los de Río Negro, lo cual es otra excepción con la anterior que estable- ce poblaciones europeas de más alta capacidad que los Patagones. Análogos resultados consigue Grurrriba-Ruccert en cuanto al orden de sucesión para los cráneos Romanos, los cuales en el prospecto mascu- lino ocupan los lugares más elevados, mientras que en el femenino se sitúan en el medio de la serie y los de Rimini y Piamonte ocupan el fin. Con las columnas de capacidades, calculamos finalmente su variabili- dad biométrica y no es solamente el promedio el que da su razón de ser, Cartos A. Marenti : La capacidad del cráneo de los aborigenes de la Argentina 567 sino la totalidad de individuos con sus valores reducidos á un índice, pre- firiendo para hacerlo partir de toda la serie. Si los datos numéricos fueran más abundantes, convendría una separación previa objetiva, con elimi- nación de las cifras que por su elevación ó diminución fueran perturba- doras, como es de regla practicar en este género de determinaciones. Hallamos el índice y el coeficiente de variación con el método de la desviación simple media y la desviación cuadrada media por la fórmula ja)" general 18 la que haciendo m = 1 se tiene la desviación me- n dia simple NE 3 la desviación cuadrada media ó indice de variabilidad absoluta, fórmula ésta más preferida por ser menos sensible al número - de observaciones n; la variabilidad relativa la obtenemos con — 100. M Hemos hecho todas las operaciones para el cálculo de la media é índi— ces y éstos nos resultaron muy poco diferentes de los obtenidos en otro lugar. Con el fin de tener más individuos hemos añadido algunas nuevas cifras. El valor de s se puede hallar también por el primer y segundo mo- mento (1) y después casí simultáneamente se consigue el promedio y la desviación así: siendo f las frecuencias, y las separaciones de un origen arbitrario ym, d las diferencias entre las clases, se tendrá para el primer . / 9 py EY ENS : momento y, = yÍ para el segundo y, = — 8 para la media Im + n , n y, d, y para sigma d y v, — vi: Este método es muy cómodo por su rapi- dez, pero hemos preferido el anterior, si bien es cierto que es más largo y laborioso. (1) A. Niceroro, Sulla variabilita del peso dei neonati, etc., con un cenno su qualche metodo per il calcolo di variabilita. Rivista di Antropologia, XVII, fasc. HI, 17 y siguientes. Roma, 1913. 568 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Sexo masculino Patagones de Río Negro Patagones del Chubut Araucanos Capacidad media M = —. Variabilidad absoluta 5 = y: 128,65 - ¿ Variabilidad relativa C.V.=, Error de la media E, = += 0.6745 Error de la variabilidad absoluta E == + Error de la variabilidad relativa E. y= + 0.67 Sexo femenino o E S 80 o ba 2£ 2 Pp - Capacidad media. 2 o e IS od 1374 1384 1310 Variabilidad ALSO LOs a IO A o a 122,74 | 136,41 | 113,93 Vamabilidad «relativa. ls A UN 8,92 9,85 8,69 Ebror de dlamedia 5” o. ESA e A 0 OI RO Error-de la variabilidad absoluta. ae ia a DE Error de la varnabilidad.relabiva: IO IL ==. 3097 “==008 Las reducciones practicadas en 1911 (1) me dieron coeficientes que no se separan mucho de los últimos de los cuadros anteriores, siendo en los (1) C. A. Marectt, Contribución á la craneología de las primitivas poblaciones de la» Patagonia. Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires, XXVI, página 45, de la edición del autor. Buenos Aires, 1914. Cantos Lizur : Trois insecles parasites des plantes nouveauz pour l' Argentine 369 Patagones de Río Negro masculinos 7,94 y femeninos 8,24; en los Pa- tagones del Chubut y 8,30 y Y 9,43 y en los Araucanos 7,13 y Q 8,609. Los coeficientes de variación en el sexo femenino, obtenidos con el método estadístico, son, como se nota, más altos en el cuadro correspon- diente, es decir, que la variabilidad femenina es más elevada con relación á la masculina, comprobándose biométricamente, las consecuencias que hemos expuesto en las páginas precedentes. Troís insectes parasites des plantes nouveaux pour Argentine et leur distribution géographique PAR CARLOS LIZER. Une étude des plus importantes sous beaucoup de rapports, est celle de la distribution géographique des animaux et des variations qu'ils su— bissent dans leur structure, moeurs, régime, etc., lorsque de la région quí leur est propre, ils passentá d'autres diflérentes ou semblables. Ces variations ne se produisent pas pour toutes les espéces á un méme dégré, car il peul arriver que quelques-unes varient plus en passant d'une région á une autre voisine, Ou les conditions de vie ne semblent pas si tranchées, que d'autres espéces transportées a une région géographique assez opposée á celle dont elles sont originaires. Bien souvent, les auteurs créent des espéces et méme des genres, en prenant les caracteres dús aux variations dont je viens de parler, comme étant des caractéres génériques ou spécifiques vrais. D'autres, ne sont pas d'accord avec cette maniére de voir, et, plus conservateurs, ils gardent les mémes noms en y ajoutant, tout au plus, s'ils sont partisans des va- riétés, un troisiéme qui constituira seulement une nouvelle forme. Les discussions se succédent jusqu'au moment oú chacun prend le parti quí lui semble mieux, sans arriver, d'ailleurs, bien des fois, á faire avan- cer la question dans un sens ou dans autre. Plusieurs exemples pourraient étre cités pour les espéces qui ont été transportées de la région paléarctique aux néarctique et néotropique, ou vice-versa, á cause de la fréquence des communications entre ces deux continents. 570 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Comme ces trois régions sont diflérentes sous beaucoup de rapports, les dites especes ont dú subir quelques modifications, au fur el mesure de leur acclimatation. Fréquemment, te sont les mceurs, l'évolution, le nom- bre de générations par an (arthropodes en général), etc, qui peuvent changer avec une plus ou moins grande intensité. Ges modifications, sou- vent, n'intéressent pas la morphologie, quí peut rester invariable (par fois c est seulement la couleur qui s'altere). Un cas frappant est celui de la Driaspis pentagona TarG.: dans son pays d'origine, de méme que dans plusieurs contrées d'Ttalie, elle n'a que deux générations par an, tandis qu'a Buénos-Aires, elle en a quatre el méme six, comme jar pus le constater pendant ces deux derniéres années. Certaines des espéces quí ont été transportées chez nous, sont restées sans subir nulle altération, comme d'ailleurs partout oú elles se sont ré—- pandues. Ces quelques animaux exotiques que l'on connait comme habitant l'Argentine, ont été cités par plusieurs auteurs, lors de la publication des espéces indigénes, mais on ne dispose pas jusqu'á présent, d'un travail d'ensemble, pareil á ceux faits pour les plantes exotiques, jadis par BerG et plus récemment par kurrz. Néanmoins, déja WexexBerGH (1) en 1874, avait commencé a faire lénumération de ces animaux, qu'il subdivisait en immigrants el adventices. Vue Pimportance qu'a la distribution géographique des espéces anima- les, J'al jugé intéressant de faire connaitre dans notre Boletín les noms de trois imsectes nouveaux pour le pays, et n'ayant, á mon avis, aucunement varié, quant á leur morphologie, couleurs et dommages causés aux plan- tes hótes. Epidiaspis leperei (Sicx.) J'ai observé cet insecte pour la premiére fois, au mois de septembre 1912, sur plusieurs échantillons d'un poirier provenant de Las Flores (province de B. Ayres). Les exemplaires du diaspine n'étaient pas trés abondants. Aprés cette date, ¡'eus l'occasion d'observer la méme espece, sur quelques branches de pécher qu'on m'envoya de Carbon: (province de B. Ayres) et de Córdoba. "habitat de cet insecte s'étend en Europe de l'Italie a 1'Angleterre. L'espéce habite aussi l'Amérique du Nord; je ne sais pas sl elle a été ci- tée pour l'Amérique méridionale, mais en tout cas, c'est la premiére fois qu'on l'observe en Argentine. (1) Periód. Zoológ., t. 1, 1874. Carros Lizer : Trois insectes parasites des plantes nouveaux pour l'Argentine 5 Howardia elegans Berri. et Lrosx. A la fin de l'année derniere, j'ai trouvé cet autre diaspine en assez gran- de abondance sur une plante de Cycas revoluta Tuuxs., dans un jardin de Buénos-Ayres. Je n'y al vu que des femelles, quelques unes ovigéres. Les caractéres morphologiques, tant du folicule que du pygidium, ne différaient guére de ceux donnés par les auteurs, dans leur dessins et des- criptions. Le propriétaire de la plante de Cycas, layant totalement badigeonnée, je n'al pu suivre, a mon grand regret, l'évolution de l'insecte. On doit, donc, ajouter l'Argentine á la distribution géographique con- nue, de cette espéce : Italie, Angleterre, Portugal, eti'Amérique du Nord. Heliothrips haemorrhoidalis Bené. Dans un article de vulgarisation publié au commencement de cette an- née (1), ¡'al été le premier á signaler la présence de ce thysanoptére pour Argentine. Je P'ar vu pour la premiere fois en 1g1o sur les feuilles d'un Fusain, mais en nombre tres restreint. Il a été trouvé derniérement par un de mes amis, á Ramos Mejía (prov. de Buénos-Ayres), sur deux plantes d'ornement, Pelargonium peltatum et Lagerstroemia indica. J'a1 observé l'Heltothrips dans les stades de larve (premier et second stade), prépupa, pupa et imago. Depuis que BoucnÉ, en 1833, fit sa description, beaucoup d'auteurs se sont occupés de cette espéce, á cause de ses ravages, spécialement sur les plantes de serre. On pense que le pays d' origine de l'insecte soit 1'Amérique tropicale ; déja en 1838 BURMEISTER (2) disait : in hibernaculis calidis plantas com- plures tropicas devastat. PerGawDe, FrawkLix et MourLron sont de la méme opinion. Mr. Hixbs (3) donna en 1902 la distribution géographique connue jusquíá cette date d'apres diflérents auteurs et que je reproduis ic1 : Angle- terre (WALKER, CAMERON), Allemagne (Boucné, BurmrrsterR, Bremr, Jor- pax, Bonts), Vienne (Hercer, Lów) Finlande (Reuren) et les États Unis dans les distrits de Columbia, Iowa, Massachusetts et Michigan. (1) Sobre la presencia de Heliothrips haemorrhoidalis en Buenos Aires. Agronomía, VI, n* 36-38, pág. 9. 1915. (2) Genera quaedam insectorum, vol. 1. 1838. (3) Mon. Thys. of N. Amer. Proc. U. S. Nat. Mus., vol. 26, pag. 170. 1902. BOL. SOC. PHYSIS, — T. I 39 572 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Dubre Mourrox (1) a donné plus tard, la méme distribution géogra— phique que Hixps, en ajoutant Californie, Mexico, Hongkong et la Chi- ne. Moran (2), derniérement l'a signalé de son cóté dans la Palestine. RusseLL (3) plus récemment ajoute quant aux Etats Unis: Because of the fact that it has been collected in such widely distant places in all sections of the country, we can safely say that Heliolhrips haemorrhoidalis is gene- rally distributed in greenhouse throughout the United States. Y dit aussi quw'on la signalé en France, Italie, Espagne, Russie, Australie et ¡les d'Hawai (4). D'aprés ce quí est dit plus haut, aucun des auteurs ne parle de l'insecte comme habitant l'Argentine, ou tout au moins, les pays de l'Amérique méridionale; seul PerGaxbE (5) dit qu'on Pa trouvé au Brésil sur des plantes indigénes et cultivées. RusserL explique l' origine tropical de |' /Heliothrips, en disant qu'il se trouve plus fréquemment dans les serres, qu'au dehors et sur des plantes provenant des pays chauds. Cependant, d'autres auteurs assurent l'avoir vu sur des plantes á l'intempérie, á Saint Vincent et Barbados (FraxktiIw) a Santa Bárbara et Californie (Coxb1r); a Miami, Philadelphia et MouL— ron sur des Laurestinas. Je dois ajouter, pour ma part, que les plantes sur lesquelles je l'ai observé, n'étaient pas renfermées. Je crois exacte la déduction de RusseLL. A mon avis, si l'on voit 1'He- liothrips se plaire dans des climats comme celui de Buénos-Aires, qui est bien loin d'étre tropical, ou méme soustropical, il faut admettre, en sup- posant qu'il art été introduit, qu'il s'est fait á ce climat, assez différent de celui dont on le croit originaire; á moins, toutefois, que son habitat naturel ne s'étende jusqu'aux régions méridionales de l'Amérique du Sud. Cette derniére hypothése est, d'allleurs, peu probable, car, sil en était alnsi, il y a longtemps que sa présence eut été signalée. Je dois dire pour finir, que les exemplaires de ces trois insectes ont été incorporés aux collections entomologiques du Musée de La Plata et á celles du Cabinet de Zoologie de la Faculté des Sciences de Buénos-Ayres. (1) Synopsis, Catalogue and Bibliography of North American Thysanoptera. Bur. of Ent. U. S. Dept. Agr. Tech. Ser. n* 21, pág. 23. 1911. (2) New genera and species of Thysan. Proc. U. S. Nat. Mus., vol. 46, pág. 44. 1913. (3) The greenhouse thrips. Bureau of Ent. U. S. Dept. Agr. Bull., no 64. 1909. (4) The greenhouse thrips. Bur. of Ent. U. S. Dept. Agr. Girc., D* 191 pág. 3. 1912: (5) Insect life, vol. VII. 1895. Pebro Serié : Notas sobre la erpetología del Paraguay 573 Notas sobre la erpetología del Paraguay por PEDRO SERIE. /. Colección de ofidios del Dr. C. Fiebrig. Á principios de 1914 recibió el Museo Nacional de Buenos Aires una colección de ofidios para identificar, enviada por el Dr. Cantos FieBriG, director del Museo de Historia Natural de la Asunción. Esta colección, reunida personalmente por el mismo Dr. FiesriG, en Trinidad, Yaguarazapá y otras localidades del norte del Paraguay, se compone de go ejemplares, bien conservados, que comprenden 24 espe- cies (Ó sea aproximadamente una tercera parte del número de especies conocidas de ese país), entre las cuales tres nuevas para su fauna. Tratándose de una colección de esta importancia, con un material fresco y de procedencia segura, he creído oportuno publicar el resultado del examen verificado en los go ejemplares, con los datos y observaciones correspondientes. Los ofidios del Paraguay se conocen al través de varias listas dispersas en publicaciones europeas — en su mayoría — las que acaba de resumir BeErrToxm1 en su reciente trabajo : Fauna paraquaya. Después del estudio” de Borrrcek sobre la colección RhHopE, (1885) aparecieron las de BouLenGER (col. Bons-1894) con 26 especies; del mismo, en el Cat. Brit. Mus. (1893-96) de varias colecciones, con 42 especies; de Peracca (col. BoreLLI-1895), con 29 esp.; BouLENGER (col. Boccraxr-1898), con 12 esp.; BerG (1898), 19 esp.; KosLowskY (1898), 53 esp.; ScHENKEL (col. TerNErz-1901), 18 esp.; Peracca (col. BoreLtL1- 1904); WekrxerR (1899 y 1909); Inerixe (1910). La enumeración publicada recientemente por Berroxt, aun cuando incluye como especies varias que son simples sinónimos de otras y un regular número que cita con interrogante por no haber sido halladas aún en el Paraguay, es, sin duda, la más completa hasta 1913 — sumando el total yr ofidios — y por eso es de sentirse haya omitido señalar espe— cialmente las especies que ha podido observar personalmente durante su larga residencia en ese territorio. Cito, al final de esta nota, un cierto número de especies que no figu- ran en su lista. Las tres nuevas para la fauna paraguaya de la colección FieBriG son : / BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 57 f Liophis reginae (L.) D. B., Atractus reticulatus BLcr., y Oxyrhopus la— bialis JAx. Cumplo con agradecer aquí la eficaz ayuda prestada por el Dr. J. Frorexcio Gomes, del Instituto Seroterápico de Butantan (San Pablo, Brasil) para la identificación de varias especies dudosas. Fam. TYPHLOPIDAE Gen. TYPHLOPS Scuwe1n.; D. B. (1801-1844) :. Eyphlops reticulatus (L.) D. B. Un ejemplar joven, de Trinidad (colecc. FrebricG, N* 125). La longitud total es 22 veces mayor que el diámetro del cuerpo. Dorso y flancos pardo claro ó plomizo. Hocico con varias estrías longitudinales más obscuras. Partes inferiores de un blanquizco amarillento. Fam. GEAUCONIIDAE Gen. GLAUCONIA Grax (1845) 2. Glauconia albifrons (Wacr.) Bior. Un ejemplar (N” 82). Coloración normal con una manchita blanca en medio de la rostral. Cola más parda, con la extremidad blanca. Longitud : 200 mm. Fam. COLUBRIDAE Ser. A. AGLYPHA Subfam. COLUBRINAE Gen. HELICOPS Wacr.; Grax (1830-1842) 3. Helicops leopardinus (Senirc.) Jan Un ejemplar joven (N* 58). Escamas carenadas. Ventrales: 115. Subc.? Long. total: 240 mm. Íd. caud. : 60 mm. Gen. DRYMOBIUS Corr; Brer. (1860-1894) h. Drymobius bifossatus (Raoni) Bicr. Nyakaniná Tres ejemplares, entre los cuales uno joven (N* 36). Fondo pardo con grandes manchas circulares de un pardo más obscuro Peoro Serié : /Votas sobre la erpelologia del Paraguay 575 / y orladas de negro. Vientre amarillento salpicado de negro, más intenso sobre las subcaudales. a) TS > 90: YL Long. total : 1360 mm. Íd. caud. : 360 mm. b) NUDO E 56.02 » 1390 » » 370 .» c)juv. V. 180 Sc. 88 » 630 » » 160 » Gen. LEPTOPHIS BrrL; Wact. (1825-1830) 5. Leptophis liocercus (Wiro) D. B., Jan Un ejemplar (N* 56). Tiene 154 ventrales y 29 subcaudales. Long. total : 1100 mm. Caud : foo mm. Gen. LIOPHIS Waat.; Brer. (1830-1894) 6. Liophis poecilogvrus (Wir) Jan Varios ejemplares de Trinidad. a) V.153 Sc. /43 Long. total: 480 mm. Íd. caud. : 75 mm b) A » AID! Dd » 70 » Ni Y. abr Sec. 45 » 31,17 » S6 » diW 21 V. 151 Sc. 41 » 409 » » 67 » e) V..48 Sc. 45 » 475 y » So » f) NSTS Y: 147 Sc. 44 » 362 » » DD » 9) N* 68 V. 146 Sc. 41 » STD. » 59 » El ejemplar c tiene 1 +- 3 temporales, y hacia la mitad posterior del cuerpo rastros de dos líneas dorsolaterales pardo amarillentas con borde negro, las que se prolongan hasta la extremidad caudal. e presenta el fondo pardo plomizo común á los de esa región (en lugar de verde brillante), pero con vestigios negruzcos á la raíz de las escamas, y sobre los flancos y cola dos estrías longitudinales más claras. y cuenta 8 sobrelabiales en el lado izquierdo y 7 en el derecho, en donde las 3-4 tocan el ojo. 7- Liophis almadensis (Wacr.) Core a) V. 163 Sc. 57 Long. total : 550 mm. Íd. caud.: 100 mm. b) NE gu Ne eS oc. 00 » D259 » » 110 » c)Noga 0. :154 80.60 » 450» » 100 » d) (juv.) Y. bo Sc. 54 » 230 » » BO » e) Ne8 (quv.) V. 149 Sc. 48 » 147 » » 7 O 576 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS El ejemplar e es de fondo pardo claro con puntitos negros y lleva un collar negruzco detrás de las parietales. Vientre blanquizco con manchas negras en los costados. dl presenta las dos líneas dorsales amarillentas, visibles hasta el extre- mo caudal. S. Liophis typhlus (L.) Jas Un solo individuo, sin indicación de localidad. Uniformemente ver- doso sobre el dorso y flancos, hasta cubrir los ángulos de las ventrales. Vientre y cola blanquizco amarillento. V. 172 5Sc.54 Long. total: 540 mm. 1Íd. caud. : g7 mm. 9. Liophis reginae (L.) D. B.; Jas Especie aun no señalada en el Paraguay. Dos ejemplares de Trinidad. a) N20 V. 153 Sc. 79 Long. total: 663 mm. — Íd. caud.: 187 mm. BJ JUN AV. muAg 56: 7b » 225 » » 70 » b tiene manchitas negras en los flancos y la cabeza de un pardo más obscuro que el cuerpo. Gen. XENODON Box; Grmr. (1827-1863) to. Xenodon Merremi (Wacr.) Bucr. Especie muy difundida y de coloración poco variable. Veinte ejemplares, jovenes casi todos, entre los cuales varios de Trini- dad y de Kiriropitá. El mayor mide 730 mm. de longitud total y 120 de long. caud., y el menor 210 y Jo. Gen. LYSTROPHIS Core (1885) 1. Lystrophis D'Orbignvi (D. B.) Core Un ejemplar de Barbero (Norte del Paraguay). Coloración normal, con el fondo pardo muy obscuro. V. 134 Sc. 23 (mutiladas) Long. del cuerpo : 360 mm. Peoro Serié : Notas sobre la erpelología del Paraguay 577 Gen. APOROPHIS Core; Brur. (1877-1894) 12. Aporophis lineatus (L.) Cove Tres ejemplares de Trinidad. GIN EV. 190 Sc. 98 Long. total: 535 mm. Íd. caud.: 138 mm. DIN TR. LID: Sc. Sé » 640 » » 162 » c) (quv.) V. 164 Sc. 56 (mut.) » HO » 47 > 13. Aporophis coralliventris Bien. Un solo ejemplar (N* 59). V.156 Sc. 60 Long. total: 345 mm. Íd. caud.: go mm. Gen. RHADINAEA Corz (1863-1868) 14. Rhadinaea Jaegeri (Gúrn.) Bro. V. 162 Sc. 66 Long. total : 430 mm. Íd. caud. : 110 mm. Gen. ATRACTUS Waar. (1828) 15. Atractus reticulatus Buer. Especie aun no señalada en el Paraguay. Un ejemplar sin indicación de localidad. Color pardo amarillento, con manchitas negras irregulares encima del dorso, flancos y cola. Hocico y cabeza, hasta frontal inclusive, pardo obscuro con una faja ó collar más claro que abraza las parietales y las dos hileras de escamas que siguen; después otra faja negra que cubre / á5 hileras de escamas del cuello. Las manchitas de los flancos forman como series casi regulares. Inferior- mente blanquizco. WAS Se. 24 Long. total: 355 mm. Íd. caud. : 33 mm. Fam. COLUBRIDAE. Ser. B. OPISTOGLYPHA Subfam. DIPSADOMORPHINAE Gen. OXYRHOPUS Wact.; Brar. (1830-1896) 16. Oxyrhopus trigeminus D. B. Varios especímenes de Trinidad. La coloración difiere algo, especialmente en el número de las triples r series de anillos negros, que es de 11 á 13. Estos anillos están á veces BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 04) poco definidos, fundiéndose en manchas, dorsales irregulares ó en una línea quebrada, con pequeñas zonas rojas intermediarias. Cabeza negra; collar rojo; labiales manchadas de negro. Cola casi enteramente negra por encima. Vientre rojizo con manchas negras hacia la cola. a) V. 212. Se. 70 (32 div., 7 enteras, 31 div.) Long. tot. : 1110 mm. Íd. caud. : 1go mm. b) V. 214. Sc. 73 divididas. Long. tot. : 8go mm. Íd. caud. : 170 mm. c) V. 202. Sc. 83 divididas. Long. tot. : 740 mm. Íd. caud. : 170 mm. 17. Oxyrhopus labialis Jay Esta especie no ha sido señalada en el Paraguay. Un ejemplar adulto y tres jóvenes, de Remancito (Alto Paraguay), que corresponden á la var. A del Catálogo de BouLexGER. Coloración general pardo uniforme encima, con la escamas levemente orladas de ne- gro. Sobrelabiales, vientre y parte de los flancos blanco rosado. V. 178-183 Sc. 53-56 18. Oxyrhopus Cloelia (Dauo.) Gran. Dos individuos de Trinidad, de los cuales uno muy desarrollado. La coloración de éste es de un gris plomizo uniforme que se extiende hasta el borde de las ventrales. Vientre blanco; subcaudales con manchas del mismo tinte que el dorso. El ejemplar menor tiene el collar blanco amarillento juvenil, siendo de un pardo obscuro sobre el lomo, más claro en los flancos, con las esca— mas orladas de negro. Vientre lavado de negro, más intenso sobre las subcaudales. a) V.201 Sc.S8o Long. total: 1760 mm. Íd. caud. : 400 mm. b)juv. Y. 216 —Sc..70 » habs 3 » 79. Gen, RHINOSTOMA Frrz. (1826) 19. Rhinostoma guianense (Txroscu) Bicr. Un solo ejemplar joven (N” 15) sin indicación de localidad. Tiene el escudo rostral aplanado, sin carena superior y algo encorvado hacia arriba. Pardo uniforme por encima, más claro en los flancos. Vien- tre blanco. Escamas orladas de blanco, más pronunciado cerca de las ventrales. Cola levemente obtusa. V. 204. Sc. 70 (1 div. + gent. + 1 div. + 7 ent. + 52 div.). Long. total : 436 mm. Id. caud. : So mm. 4 sd Penro Serié : Notas sobre la erpetoiogia del Paraguay 579 Gen. THAMNODYNASTES Wact. (1830) 20. Fhamnodynastes Nattereri (Mixas) Grun. Varios de Trinidad (N* 14, 24, 25, 52), de coloración y caracteres normales. Escamas carenadas. El ejemplar mayor mide 6/40 mm. de long. total y 130 mm. de long. caud., y el menor 245 y 52. Gen. PHILODRYAS Wacr. (1830) 21. Philodryas Olfersii (Lcnr.) Grur. a) N*86 V. 1g1 Sc. 109 Long. total : 1215 mm. Long. caud. : 330 mm b) We 193: :9C. 107 » EA 0D » JIO » c) WES 30. 112 » go0o » » 260 » d)juv. V.189 Sc. 104 » 20 » » 139 » eJjun.. N. 187 SC. 108 » Li » 137 1» Gen. ERYTHROLAMPRUS Wacr. (1830) 22. Erytbrolamprus aesculapii (L.) D. B. 03 Un solo ejemplar (N” 3) sin indicación de localidad. Tiene tres postoculares en el lado derecho. Anillos negros en número de 12 series dobles sobre el cuerpo y 2 y media sobre la cola. V.202 Sc. 42 Long. total: 780 mm. Id. caud. : 100 mm. Gen. HOMALOCRANIUM D. B.; Jax (1853-1862) 23. Homalocranium melanocephalum (L.) D. B. Un solo individuo. Dorso y flancos pardo claro con manchitas obscuras formando como un reticulado. Collar negro. Línea de puntos negros sobre el dorso y par- tes laterales. La serie de escamas que toca las ventrales es blanca con un punto negro en cada escama. Vientre blanquizco. V.159 Sc.47 Long. total: 333 mm. Íd. caud. : 68 mm. - Gen. APOSTOLEPIS Core (1861) 21. Apostolepis ambinigra (Pres.) Bior. Un ejemplar (N” 16) de Mbeitaté. V. 231 St. 32 Long. total : 455 mm. Íd. caud. : ho mm. BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. ho 580 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Fam. COLUBRKIDAE. Ser. C. PROTEROGLYPHA Subfam. ELAPINAE Gen. ELAPS Scnwer.; Grmr. (1801-1859) 25. Elaps corallinus Wir ar (N* 6) de Yaguarazapá (Alto Paraná). Un ejemplar (N* 6) de Yaguarazapá (Alto Paran Tiene 21 anillos negros sobre el cuerpo y 4 sobre la cola. Los espacios rojos son casi dos veces más anchos que las fajas negras. El primer anillo de la nuca está separado de las parietales por una sola hilera de escamas. El anillo 13 está dividido sobre el dorso y el vientre. Cabeza, sobrelabia- 1OCIC oro. Las esc: s zonas rojas orlad e Negro. les y hocico negro. Las escamas de las zonas rojas orladas de negro V. 22% SC.-32 Long. total : 640 mm. Id. caud. : 55 mm. 26. Elaps frontalis 0. B. a) Nx . W..227 “Se. 20 *Long. total: 750 mm. 14. taud: amo 7 b) (cuero) V. 228 Sc. 20 » 730.» » ho » Las subcaudales en a presentan tres enteras después de la primera divi- dida. El primero tiene 13 y media series de triples anillos negros del mismo ancho y 14 y media el segundo. Cada serie separada por una ancha zona roja, y los anillos entre sí por espacios amarillos del mismo ancho, siendo las escamas negras en su extremidad. Cabeza negra con finos dibujos amarillos sobre las suturas de las placas cefálicas. Fam. AMBLYCEPHALIDAE Gen. COCHLIOPHAGUS D. B. (1854) |[ELeptognathus D. B. (1853)] 27. Cochliophagus ventrimaculatus Bier. Tres ejemplares de Trinidad. a) N*38 V. 172 Sc. 51 Long. total: 568 mm. Íd. caud. : rro mm. BIN 43 Vb Sc 0o 17S E » 87 dh Cc) Nido Y. 104) 58: 11 » 510 » ») IOO » QU Coloración normal, salvo en c, cuyas fajas negras están divididas sobre el dorso, formando como una línea de un pardo claro, hasta la extremi- dad caudal. Peoro Serié : Notas sobre la erpetología del Paraguay 581 28. Cochliophagus turgida Core (Ne 11) V. 156 Sc. /f1 Long. total: /2g mm. — Íd. caud. : 66 mm. Tiene la internasal dividida posteriormente con una plaquita suple- mentaria triangular que toca la nasal y la prefrontal del mismo lado. Fam. VIPERIDAE. Ser. D. SOLENOGLYPHA Subfam. CROTALINAE Gen. LACHESIS Daun. (1803) 29. Lachesis Neuwiedi (WacL.) Bior. Siete ejemplares de La Granja (N* 22, 32, 34, 44, 45, 46, 48) de ca- racteres y coloración normales. El mayor tiene 177 ventrales y 48 sub- caudales; mide 720 mm. de largo total y go mm. caudal. II. Addenda a los ofidios de la Fauna paraguaya de W. Bertoni. Además de las tres especies nuevas para el Paraguay de la colección FrebrIG, citadas en este trabajo bajo los N* 9. 15, 17, deben ser inclui—- das en la misma fauna las siguientes especies y variedades (que no figu— ran en la lista de Berrox1), de las cuales algunas nuevas. otras citadas por varios autores y otras por primera vez : 1. Drymobius Boddaertu Sextz Colec. Terwerz. Citada por ScuexkgL (Bibl. 10). 2. Liophis trifasciatus WErxerR Especie nueva (Bb. 11). 3. Aporophis lineatus L. var. meridionalis SCHENKkEL Colec. Terxerz, variedad nueva (B. 10). . Rhadinaea frenata WERrNER a Colec. RoLLeE, especie nueva (B. 12). 9. Oxyrhopus rhombifer D. B. var. inaequifasciata WErNer Colec. L. pes Arrs., variedad nueva (B. 12). 6. Paroxyrhopus reticulatus SCHENKEL Colec. Terwerz, género y especie nuevos (B. 10). 7. Rhinostoma quianense Yrosch Cit. por BouLexGER (B. 3-4) y SeriÉ (colec. FiEBRIG). . Tomodon ocellatus D. B. Cit. BouLexGER (B. 3-4). 09 582 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS 9. Philodryas Ternetz1 SCHENKEL Colec. Terxetz, especie nueva (B. 10). 10. Apostolepis D'Orbignyt (Scutec.) Corr Cit. BouLexGER (B. /). 11. Apostolepis erythronota (Prrs.) Core Cit. KostowskY (como Elapomorphus dimidiatus Jan), B. 1 y 7. 12. Apostolepis ambinigra (Prrs.) Biar. Cit. BouLexcEr (B. 3); Peracca, como: Elapomorphus erylhro- nota (B. 8); ScuexkeL, col. Terverz (B. 10); Serté (colec. Fire BRIG). 13. Cochliophagus (Leptognathus) albifrons (Sauv.) Bien. Especie aún no citada, pero que he observado en el Museo de La Plata con procedencia de Pto. Bertoni (Alto Paraná). BIBLIOGRAFÍA 1. BerG, Cantos, Contribuciones al conocimiento de la Fauna Erpetológica Argentina y de los pai- ses limitrofes. An. Mus. Nac. Bs. As., t. VI, pág. 1-35, 1898. 2. Berrost, A. De WiwsxkeLrIED, Fauna Paraguaya, in Descripción física y económica del Para- guay, 59 : 1. Asunción, 1913. 3. BouLencer, G. A., Catalogue of the Snakes in the British Mus., vols. 1, ll, HI. 1893-1896. h. BouLexcEr, G. A., List of Rept. and Batrach. collect. by Dr. J. Bons near Asuncion. Ann. Mag. Nat. Hist., XML (6) pág. 342-348 1894. 5. BouLenGER, G. A., A List of Rept., Batrach. and Fishes collect. by cav. Guino Boccraxi in the North. Chaco. Ann. Mus. Civ. Storia Nat. Genova, 2* S. (XIX) 3g pág. 125, 1898. 6. Inerixc, R. v., As Cobras do Brazil. Rev. Mus. Paulista, vol. VI. 1910. 7. Kostowskx, J., Enumeración sistemática y distribución geográfica de los reptiles argentinos. Rev. Mus. La Plata, t. VII pág. 161-200, 1898. 8. Peracca, M. G., Rettili ed anfibi del viaggio del Dr. Arrrevo BoreLt1 nella Repubblica Argen- tina e nel Paraguay. Boll. Mus. Zool. Anat. Torino, X, N* 195. 1895. 9- Peracca, M. G., Rettili ed anfibi (viaggio del Dr. A. Borezt: nel Matto Grosso brasiliano e nel Paraguay, 1899). Boll. Mus. Zool. Anat. Torino, XIX, N* 460. 1904. 10. ScuexkeL, E., Achter Nachtrag zum Katalog der herpetologischen Sammlung des Basler Mn- seums. Verhand. d. Naturfors. Gesells. in Basel., XIII, L, pág. 142-199. 1901. 11. Wenrxer, F., Beschreibung einiger neuer Schlangen und Batrachier. Zoologischer Anzeiger, XXII, N” 581, pág. 114, 1899. 12. Werxer, F., Ueber neue oder seltene Reptilien des Naturhist. Mus. Hamburg, 1, Schlangen. Jahrb. d. Hamb. Wiss. Anst., 2 Beiheft, XXVI, pág. 205-244. 1909. Juan Brirmes : Notas entomológicas 583 Notas entomológicas por JUAN BRETHES. 1. Iridomyrmex humilis Mayr Los casos de nidificación tan heterogéneos de esta hormiga son bien conocidos. No sé, sin embargo, si se ha hablado del siguiente : dos veces he observado en mi casa, General Urquiza, Buenos Aires, un pequeño nido de esta hormiga establecido en el embudo que formaban las hojas superiores de un maíz todavía joven. En ese nido habían larvas, ninfas é insectos perfectos. 2. Telraonyx decipiens Hasc-Rur. Este interesante meloideo era conocido hasta ahora de Méjico solamen- te. Lo puedo ahora señalar del Paraguay, pues el Sr. Don Kurt Scurort- ky me ha mandado para su determinación un ejemplar de esa especie, el que obtuvo parásito de un Megyachile sp., en Puerto Cantera, á orillas del Paraná, hacia los 27” de latitud $. 3. FProx suberosus Fas. Entre los enemigos de la langosta Sehistocerca paranensis (Burm.), se ha hablado bastante de este Goleóptero al que se llama vulgarmente champ!. Hay quien dice haber conseguido las metamórfosis de ese insecto de los desoves de la langosta. Creo que se ha exagerado un poco. En su artículo Sobre los enemigos pequeños de la langosta peregrina Schistocerca para- nensis (Burm.) in Comunicaciones del Museo Nacional de Buenos Altres, tomo Í, pág. 3o, dice BerG : «En mis observaciones de muchos años no he podido comprobar nada de eso » (que el champi es un voraz engulli— dor de los huevos de langosta). « Al contrario este coleóptero siempre ha rehusado los huevos de langosta ofrecidos, frescos ó podridos, mientras que no rechazaba pedazos de cuero y huesos secos que roía, alimentán- dose con las partículas que de ellos desprendía... Á pesar de lo dicho no puede negarse que el Champi contribuye poderosamente á la destruc- ción de los huevos de langosta. Mis observaciones me han conducido á reconocer que lo que este coleóptero en realidad apetece. no son los hue- vos, sino la substancia protectora que los envuelve y tapa. » De lo anterior se deduce que BrerG no admitía precisamente el para— 584 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHAYSIS sitismo del Champi, pues ningún hecho lo autorizaba. En su Curso de Zooloyía, p. 218, GALLARDO es igualmente muy reservado sobre el mismo insecto del cual dice « que ataca las osamentas y tal vez los canutos de huevos de la langosta ». | Para algunas personas, en cambio, fué suficiente que se encontrara al Trox suberosus atacando la materia que protege á los nidos de lan= gosta, para que las larvas encontradas en los mismos fueran larvas del Champi también. BrrG (1. c.) observa sin embargo que «la cría (larvas) que algunas veces se me ha remitido como prole de Champi, resultaba siempre ser de moscas ». Hace ya algunos años el Sr. Don Luciaxo Icnes, entonces naturalista en el Ministerio de Agricultura, me remitió varias larvas de Champt, to- das semejantes, recogidas en desoves de langostas. Puedo afirmar que esas larvas, aunque scarabeiformes, no son ni de Trox mi de ningún Troscinae. Sus caracteres son bien distintos de las larvas de esa tribu. Un error corregido es una verdad adquirida. ¿Cuál será, pues, el insecto perfecto que corresponde á esa larva? Llamo la atención de aquellos á quienes puede interesar el punto para saber de una vez qué coleóptero es « voraz engullidor de los huevos de la langosta ». Sin asegurar nada, tengo una cierta sospecha que esas larvas son las larvas scarabeiformes de Epicauta adspersa, Epicaula conspersa ú otros cantáridos. h. Tabanus uncinatus V. ». Wu El distinguido Jete de la Oficina de Zoología aplicada del Ministerio de Agricultura, Dr. Ferxaxbo Lammre, me ha hecho remitir para su estudio un Tabánido que resulta muy interesante por tratarse del Taba- bus uncinatus V. ». Wurr. del cual no se había vuelto á hablar desde su descripción. De ello resultaría ó que la especie es bastante rara ó que pocos se han ocupado de ella á pesar de ser especie bastante grande, pues mide algo más de dos centímetros desde la cabeza hasta la punta de las alas, y el cuerpo solo sin las alas mide alrededor de 18 milímetros (17 en el ejemplar que tengo á la vista). Es especie hasta ahora conocida de las provincias de Cuyo, San Luis, Catamarca, es decir, de la pampa de la precordillera, región que parece tener una fauna extratropical propia, y por tanto muy digna de estudiarse aisladamente. ye M. Dorzto-Jurano : Nota sobre dos Mycetopoda del Rio de la Plata 585 Nota sobre dos Mycetopoda del Río de la Plata POR MARTÍN DOELLO-JURADO. Las dos almejas de agua dulce de que aquí se trata, eran conocidas del Brasil ó de Bolivia y del Río Paraná, al Norte de la Argentina, pero el animal de una de ellas era desconocido. Por eso hemos creído útil seña- lar su presencia en latitud más austral, en la costa del Río de la Plata, varios kilómetros al Sur de la ciudad de Buenos Aires, y también en la Provincia de Entre Ríos y en la República Oriental del Uruguay, aña- diendo las observaciones que nuestros ejemplares nos sugieren. Todos éstos, salvo indicación contraria, han sido recogidos por el autor de estas líneas. Los moluscos bivalvos del género Mycetopoda b'OrbiGNY (más conoci- dos por Mycetopus D'OrBIGxNY, nombre que es sinónimo del anterior), se distinguen principalmente de los otros géneros que habitan nuestros ríos, por la forma peculiar del pie, que en vez de ser comprimido lateral- mente, como en la mayor parte de los bivalvos, es delgado, cilíndrico y largo (tanto como el cuerpo entero), rematando en un ensanchamiento en forma de botón, y por la gran longitud de las valvas, que son hasta tres veces más largas que altas. Esto último les da cierta semejanza externa con los Solen ó « navajas de mar » —sin llegar á ser tan largas — por lo cual se les suele llamar « navajas de río ». Son también, al menos en esta región, mucho menos comunes que las otras almejas de río. Fam. MUTELIDAE Mycetopoda legumen (Marrtexs 1888) Anodonta legumen vox Martexs 1888, Sitzungys-Ber. d. Gesell. nal. Freunde zu Berlin, p. 63. Mycetopus legumen (v. MarrtExs) v. Inerix6G 1890, Revision der von Spizx in Brasilien gesamm. Najaden, in Archiv fúr Naturg., 56. Jahbrg., IB p.103 Mycetopus legumen, v. lueria 1893, Najaden von Sáo Paulo, im Archiv fúr Naturg., 59. Jalire- Eb... p::56. 586 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Glabaris legumen (v. MarTExNS), SIMPSON 1900, Synopsis Natades, in Proc. U. S. Nat. Mus., Washington, v. 22, p. 932. Mycetopoda legumen (v. MartExs), v. Imerive 1910, Ueb. brasilian. Na- Jjaden, im Abhandl. senckenb. nat. Gesell., 32. B., 118, 120. Localidades nuevas : Punta Lara, Provincia de Buenos Aires; Guale- guaychú, Provincia de Entre Ríos; Arroyo de las Vacas (Carmelo, De- partamento Colonia) República O. del Uruguay. De esta especie no habían sido descriptas hasta la fecha más que las valvas, que á primera vista pueden tomarse (como lo hizo v. MARTENS) por las de una Anodonta muy alargada; pero, á pesar de que v. Ineri6G la refirió correctamente al género Mycetopus, Simrsox en su obra de 1900 continúa considerándola como Glabaris (= Anodontites, género al cual deben referirse las especies sudamericanas, que antes se llamaban Ano- donta, pues este género es sólo del hemisferio norte). Ahora, habiendo hallado nosotros varios ejemplares con el animal, podemos afirmar que se trata en realidad de una Mycetopoda. En su publicación de 1910, p. 120, v. Inerix6G dice que esta especie se halla «en el Río Paraná, República Argentina », sin mayor especifi- cación; pero en su trabajo de 1893, p. 56, menciona la localidad de Corrientes, á la cual probablemente quiere referirse en el de 1910. Nuestros ejemplares (Museo N. Bs. As., Catál. gral. N* 8417) proce- den del Arroyo Miguelete, en Punta Lara, en la costa del Río de la Plata, unos /0 kilómetros al Sudeste de la ciudad de Buenos Aires (1). Tres de ellos se hallaban enterrados en la arena, muy cerca de la desembocadura de aquel arroyo; pero los otros seis se encontraban como á 3oo metros hacia adentro, todos agrupados en un pequeño espacio, y hundidos en un fondo blando, fangoso, de arcilla con un poco de arena y tierra vege- tal, algo más abajo del nivel medio de las aguas, de modo que sólo se les halla con marea baja. Este parece ser su habitat normal. El animal se hunde verticalmente hasta que el borde posterior queda á flor de tierra, apenas visible, y así permanece un tiempo indefinido. Es sumamente sensible á cualquier excitación. No es necesario tocarlo, ó pisar el suelo en las proximidades, para que se hunda rápidamente : basta con interponer entre su extremidad posterior y la luz del sol cualquier cuerpo que proyecte sombra sobre los bordes del manto que aparecen por (1) Uno de estos ejemplares queda depositado en la colección del Gabinete de Zoología, Fa- cultad de Ciencias, Universidad de Buenos Aires. M. Dorro-Jurano : Nota sobre dos Mycetopoda del Rio de la Plata entre las valvas entreabiertas. Es el mismo fenómeno que se observa en otros bivalvos. S1 se le retira rápidamente del suelo, se puede ver el pie al máximum de extensión. Tiene éste entonces una longitud tan larga como la de las valvas, esto es, 12 centímetros, siendo su diámetro de unos 2 centíme- bros, más ancho cerca del cuerpo y más angosto hacia la extremidad. Ésta remata en el grueso ensanchamiento discoidal tan característico, que en este caso llega á tener /,5 centímetros de diámetro. En estas condiciones, el pie está en un estado de turgescencia extrema. En seguida empieza á contraerse, aunque con lentitud. En un caso he observado el hecho curioso de que, al contraerse, el animal expulsa, « través de la extremidad del pie, un pequeño chorro de un líquido perfec- tamente claro, que parece agua. Normalmente, este líquido se reabsorbe hacia el interior del cuerpo del animal. Un caso 1gual á aquél se cita en cierta Anodonta de Europa; pero, lo mismo que acá, parece ser excepcional. He conservado vivos algunos de estos ejemplares durante más de cinco meses en un recipiente con arena y agua, renovando ésta de cuando en cuando; pero en estas condiciones, el animal nunca estira el pie como en su medio natural. Es muy difícil (más que en los otros bivalvos) conseguir que, muerto el animal, el pie quede extendido como en vida. He empleado diversos meéto- dos, pero siempre se contrae considerablemente. En el ejemplar conserva- do en alcohol, que tiene el pie más estirado, éste mide sólo 25 milímetros de longitud (la parte que queda fuera de las valvas), y en vez de presentarse casi cilíndrico como en el vivo, está comprimido lateralmente, de tal modo que su espesor es de 15 milímetros en un sentido por 8 en el otro. Ll «botón » tiene un diámetro apenas mayor que el resto del pie. Así, este órgano presenta mayor semejanza con el de los otros bivalvos. En otros ejemplares el pie queda totalmente oculto entre las valvas. En el conjunto de su anatomía, estos ejemplares no difieren sensible- mente de la especie siguiente, tal como la ha figurado y descripto b'Or- BIGNY; pero como M. legumen no ha sido figurado nunca, nos propone- mos dar más adelante una descripción completa é ilustrada en los Anales del Museo de H. N. de Buenos Atres. Por ahora agregaremos solamente algunos datos respecto á las valvas. Las de los ejemplares de Punta Lara son, en general, grandes, pues miden de 115 á 125 milímetros de longi- tud, mientras que los mayores ejemplares de vox Imeris6 (1910) son de 120 milímetros. Tomando como ejemplo uno de 120 mm., se observa que la altura al nivel de los umbones es de 38-39 mm. y la altura máxima de 44-45 mm. 588 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS En nuestros ejemplares la altura máxima no corresponde á la parte media de la longitud, como lo indica la clave de von InerixG (op. cil.), sino que está un poco más hacia atrás. En efecto, en vez de hallarse á 60 mm. del borde posterior, está sólo á 45 mm. Se trata seguramente de diferencias individuales, pues los otros caracteres coinciden muy bien con los que consigna aquel autor. El diámetro es, término medio, de 25 mm. La dis- tancia del umbón al borde anterior es de 32 mm. y del umbón al seno ligamental 5/4 mm. Hay también, entre los de Punta Lara, dos ejemplares más pequeños, que son sin duda jóvenes de la misma especie. Uno de ellos mide 75 mm. de longitud, 26 mm. de altura al nivel del umbón, 28 mm. de altura má- xima y 11 mm. de diámetro. La mayor altura está, como en los adultos, situada un poco hacia atrás; pero la diferencia entre la altura debajo del umbón y la altura máxima es menor; es decir, que ambos bordes, dorsal y ventral, son más paralelos entre sí. El ángulo pósteroinferior es un poco más agudo que en los ejemplares grandes. Una valva izquierda aislada, procedente del Río Gualeguaychú, Provin- cia de Entre Rios (Mus. N. Bs. As., Catál. gral. N* 8723), es completa- mente semejante á las anteriores. Sus dimensiones son: longitud, 76 mm.:; altura al nivel del umbón, 23; altura máxima, 26; diámetro, 7 (<2). Como puede verse, es en proporción un poco más larga; el borde ventral algo más convexo, y en conjunto el ejemplar es más grácil. El seno ligamental en sí y la posición de la impresión del adductor posterior respecto de él. ofrecen caracteres interesantes, sobre los cuales von Imeriva ha llamado la atención en su última publicación. En los ejemplares menores el seno ligamental tiene 6,5 mm. en la base (es decir, sobre el borde dorsal) y 3 mm. de altura (6 profundidad). En los gran— des, dicha base es casi igual en longitud, mientras que la altura se ha hecho de 6 mm. : el seno tiene, pues, la forma aproximada de un trián— gulo equilátero. La impresión del adductor es en los menores exacta— mente subsinual ó un poco postsinual, mientras que en los grandes es siempre subsinual ó un poco presinual. En las valvas pequeñas el nácar es sonrosado-anaranjado, y visto por transparencia, sobre todo á la luz artificial, presenta una hermosa colo— ración, muy semejante á la de la aurora. Los ejemplares grandes son más sólidos y opacos, y el nácar es más obscuro, con matices violados, plo- mizos y azulados. Exteriormente estos últimos son obscuros, con un ligero matiz oliváceo, mientras que los chicos son más claros, ligera— mente rojizos Ó verdosos. Últimamente recogí un ejemplar en el Arroyo de las Vacas, frente al M. Doro-Jurano : Nota sobre dos Mycetopoda del Rio de la Plata 589 Cerro del Carmelo, R. O. del Uruguay (Mus. N. Bs. As., Catál. gral. N* 8724). Las valvas estaban vacias pero en posición, enterradas entre las raíces de unas plantas acuáticas. Sus dimensiones son : longitud, 87 mm.:; altura al nivel del umbón, 28; altura máxima, 31; diámetro, 16 mm. Como se ve, es un individuo todavía joven. Las valvas son « hiantes » (1) en la parte anterior, hasta 3 mm. en los ejemplares grandes, pero atrás cierran casi completamente. En su ci- tada publicación, v. ImerixG dice que son hiantes adelante y atrás, aun— que no mucho. Mycetopoda Orbignyi luerisG 1910 Mycetopoda siliquosus, D'ORBIGNY 1839, Synopsis Moll., in Guérix, Ma- gasin de Zoologie, V, p. 41. Mycetopus siliquosus, D'OrBIGNY, Voy. Amér. mérid., Moll., p. Got, Atlas, pl. 67 [nec M. siliquosus (Srix 1827) !, = Anodon siliquosus per Rest. ud: Bras., p..30, pl. XXIIL, fig. 2,3, 4]. Mycetopoda Orbignyi v. lnerisé 1910, Ueb. brasil. Najaden, in Abhandl. senckenb. nat. Gesell., 32 B., p. 118, 121. - Localidades nuevas : Punta Lara, Buenos Aires; Provincia de Entre Ríos. Aceptamos la sinonimia establecida por v. Inerive, pues este autor ha tenido á su disposición ejemplares de la especie de Srrx (de los cuales nos- otros carecemos), y asegura que debe considerarse distinta. Dejando la discusión del punto para cuando dispongamos de mayor material, ha- remos notar que en este caso se trata del animal que D'OrbicGNY descu— brió, describió y figuró con su habitual maestría, en su gran Voyage. M. siliquosa (SrIx) nec D'Orb., sería exclusiva del Brasil oriental. Según v. Imerisa, D Orsicny señala esta especie de Bolivia y del Río de la Plata; pero en lo que se refiere á este último, debe entenderse que es la región del Plata y no el río mismo, pues aquel autor, tanto en la 'Synopsis como en el Voyage, la menciona sólo de Corrientes. En el Arroyo Grande, en Punta Lara, hemos hallado un ejemplar (Mus. N. Bs. As., Catál. gral. N* 8417), pero se trata sólo de una valva (1) Del latín hians. Me permito usar esta palabra (que en español se emplea, con otro sen- tido, sólo en retórica) para expresar lo que, en la descripción de los bivalvos, se llama en fran- cés báillante (sobrentendido coquille), en inglés gaping y en alemán kla/fend, — pues es evidente que no podríamos traducirlo por «bostezante » ni nada análogo, y la palabra « entreabierta » no es suficientemente precisa, desde que puede dar la idea de un hecho transitorio ó accidental y no de un carácter orgánico bien definido como el de que aquí se trata. ” 390 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS izquierda, rota en la parte anterior. La longitud (aproximada) sería de 105 mm.:; la altura al nivel del umbón es de 33 mm.:; la altura máxima de 4o mm. y el diámetro de 12 (>< 2) mm. La impresión del adductor posterior es fuertemente presinual, pues la perpendicular bajada desde el borde anterior del seno ligamental pasa más atrás del medio de aquella impresión. Esto constituye una diferencia muy marcada entre esta especie y M. legumen, que es interesante anali— zar. La fuerte truncatura del borde posterior en M. Orbignyi ha hecho que el adductor se desplace hacia adelante; pero estó no es lo que ha influído principalmente en lo que se refiere á su posición respecto del seno ligamental : es éste, en efecto, el que se ha desplazado hacia atrás. La distancia entre el seno y la perpendicular que pasa por el extremo del borde posterior es de 16 mm. en M. Orbignyí (sobre una long. total de 105 mm.) y de 36 mm. en M. legumen (sobre una long. de 120). En parte, esto se debe á la mencionada truncatura; pero, si se mide la dis tancia entre el seno y el umbón en los mismos ejemplares, se halla que en M. Orbignyt esta distancia es de 62 mm. (para 105 de long.) y en M. legumen de 53 mm. (para 120 de long.), mientras que la distancia entre el umbón y el borde anterior es aproximadamente igual en ambos ejem— plares. La distancia entre el seno ligamental y el umbón, representa, pues, el 59 */, de la longitud total en M. Orbigny: y el 44 “Jen M. legumen. Aparte de este ejemplar, existen en la colección del Museo de Buenos Aires, desde hace más de veinte años (Septiembre 1894), dos con el ani- mal conservados en el alcohol, recogidos en Entre Rios y donados á dicho Museo por el Sr. Juax H. Ficuema, del Museo de Montevideo. Estos ejemplares son notables por conservar el pie muchísimo más exten— dido de lo que se puede obtener en M. legumen. Es posible que se trate de diferencias especificas, pero hasta ahora no he observado la M. Or- bignyt viva. Las dimensiones de estos ejemplares son las siguientes : ejemplar mayor (Catál. gral. N* 636): long. 114 mm.; alt. al nivel del umbón, 36; alt. máx., 45; diám., 25 mm.:; ejemplar menor (Catal. gral. N* 679): long.. go mm.; alt. al nivel del umbón, 29; ML. Hao 32; diám., 1g mm. Las dimensiones actuales del pie son : en el ejem— plar mayor 4o mm. de longitud, 12 de diámetro ó espesor medio y 16 en la extremidad ó « botón »; y en el menor, respectivamente, 33, 10 y 15 mm. En ambos el pie es subcilíndrico, un poco comprimido lateral— mente, sobre todo en la extremidad. El ejemplar menor tiene ambos bordes, dorsal y ventral, más parale— los, como consecuencia de la menor elevación de la parte posterior. Siendo ambos bordes sensiblemente rectos, podemos suponer dos tan— SR M. DorLLo-Jurano : Vota sobre dos Mycetopoda del Río de la Plata 591 gentes que pasen por ellos y continúen hacia adelante hasta cortarse. Se comprende, entonces, que en el ejemplar menor se cortarán más lejos y bajo un ángulo más agudo que en el ejemplar grande. Efectivamente, aquellas líneas se cortan á una distancia del borde anterior, igual aproxi- madamente al doble de la longitud (2 >< go mm.) en el ejemplar me- nor, y forman un ángulo de 7 48”, mientras que en el ejemplar mayor se cortan á una distancia igual, más ó menos, á la longitud misma (114 mm.), formando un ángulo de unos 13”. Se trata, naturalmente, de medidas aproximativas. que no pretende— mos sean matemáticamente exactas; pero lo son suficientemente para el objeto presente. y es siempre interesante poder dar una expresión numé- rica de estos caracteres. Las tangentes de que hablamos se refieren á la parte del borde que se conserva rectilínea en un trecho mayor. Otra diferencia entre el joven y el adulto que puede apreciarse en forma análoga (por tratarse de especies que tienen formas más ó menos geomé-— tricas) es el ángulo pósteroinferior, ó de truncatura, esto es, el que forman las tangentes al borde ventral y al anal. Éste es más agudo (unos 58”) en el ejemplar menor y se aproxima más al recto (unos 75”) en el mayor. El ejemplar de Punta Lara. que es intermediario entre ambos por su longitud (105 mm.), tiene también un ángulo intermediario : 70”. Una diferencia se nota á este respecto entre nuestros ejemplares y el figurado por D'Orb1GxY : éste, de 110 mm. de longitud, tiene un ángulo pósteroinferior de sólo 60”, y en su descripción dice el autor que es « oblicuamente truncado » y que la especie llega hasta 140 mm. de long1- tud. Como nuestros ejemplares pertenecen á la misma especie, esto signifi- caría que el ejemplar figurado por b'Ore1cxY (probablemente algo joven) debe de tener, bien desarrollado, un ángulo de truncatura más amplio. En M. Orbignyí el adulto es bastante distinto, en sus proporciones, del joven. mientras que en M. legumen lo es mucho menos : los indivi— duos de esta última especie se conservan, pues, durante su desarrollo más semejantes á sí mismos. Por otra parte, siendo los jóvenes de una y otra especie — como sucede generalmente — más parecidos entre sí que los adultos, esto nos conduciría á pensar que M. legumen es una especie más primitiva, esto es, más semejante que M. Orbignyi á las formas antiguas (que por ahora no se conocen), de las cuales ambas han derivado. Apun— tamos esto como una simple sospecha, pues nuestro escaso material de comparación no nos autoriza, hoy por hoy, para más. Museo Nacional de Buenos Aires, Mayo de 1915. 592 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Algunos moluscos marinos terciarios procedentes de un pozo surgente cerca de La Plata. vor MARTÍN DOELLO-JURADO. En los últimos días del mes de abril pasado, mi colega y amigo Dn. CARLOS ÁMEGHINO me entregó unos pocos ejemplares de moluscos fósiles que le había llevado el Sr. Lorexzo CasracxerO, de La Plata. Procedían de una perforación que este señor había hecho en busca de agua. Notando entre ellos algunas especies interesantes, especialmente una Limopsis que me pareció desconocida, requerimos del constructor datos precisos sobre el lugar de procedencia, y en los primeros días del corriente mes visité dicho lugar, en compañía del Sr. inceL L. Ranice. Mi princi- pal objeto era procurar mayor número de ejemplares. La perforación ha sido hecha en la propiedad de los Sres. JuLtáx y Demerrio EsprveL, cuya amable hospitalidad cumplo aquí con el deber de agradecer. El sitio queda á unas cuatro leguas al Sudeste de la ciudad de La Plata (Provincia de Buenos Aires), sobre el camino á la Magdalena, á pocas cuadras más allá del Arroyo del Pescado, á una legua de la costa del Río de la Plata y á pocos metros de la casa de los hermanos Esp1IxEL. La perforación ha dado lugar á la formación de un pozo surgente, que desde el 1/ de abril ppdo. está arrojando un grueso chorro de agua, con bastante fuerza. La extremidad superior del caño (que tiene 5 cm. de diá- metro) está doblada hacia abajo, de modo que no puede verse la altura hasta donde llegaría el chorro; pero aquellos señores me informan que alcanzó á un metro y medio aproximadamente. El enorme caudal arro- jado hasta la fecha ha sido encauzado por una zanja hacia el Arroyo de Pescado y por medio de éste al Río de la Plata. El agua es salobre y tibia (probablemente unos cuantos grados menos que la temperatura del cuerpo). Dejando el estudio de estos detalles para los que en ellos se interesen, mencionaré solamente algunos ligeros datos sobre los terrenos atravesa- dos por la perforación, según lo que los señores EsPINeL y (ASTAGNERO me han referido. Desde o á 60 metros, habrían hallado sólo arena, más ó menos fina. Después de encontrar, á 2-3 metros, el agua freática dul- ce, hallaron desde 3o á 4o metros la napa semisurgente, pero más salada M. DorLro-Juravo : Algunos moluscos marinos terciarios 593 que la actual. Desde 60 á8o metros, atravesaron una capa de « barro azul », de la cual observé muestras. Es una arcilla muy plástica, proba- blemente marina, y es ella sin duda la que constituye la capa impermea— ble necesaria para que la surgencia se produzca. Desde 80 m. hasta la profundidad actual (g7 m.), se encontró arena gruesa y luego conchilla. De aquí proceden, pues, los ejemplares de moluscos que he examinado, los cuales, como se comprende, han salido con el chorro de agua, desde, más ó menos, yo metros de profundidad. Cuando se ha procurado pro— fundizar más, han hallado una capa de rodados, muy suelta. Muy cerca de la perforación actual habían hecho otra que alcanzó hasta 94 m., que dió también agua surgente y de la cual salió un poco de con- chilla, pero luego se obstruyó. Otros pozos construidos á pocas cuadras, en la misma propiedad ó en propiedades vecinas, dan á los 6o m., más ó menos, agua semisurgente dulce, mientras que en esta perforación me aseguran que no han hallado tal napa. Los propietarios habían tenido la excelente idea de apartar y guardar un buen número de conchillas y las donaron desinteresadamente al Mu- seo Nacional de Buenos Aires. Siendo, como he dicho, el diámetro del caño de 5 cm., no han podido salir sino las especies medianas ó peque- ñas, y de las mayores sólo fragmentos. No obstante esto, el conjunto es, aunque pequeño, muy interesante. Corresponden, como ya se supondra, á la formación entrerriana marina de F. AmeGHixo, que aflora en Para- ná (Entre Rios), Río Negro, Península Valdez, etc., aunque con algunos elementos nuevos para ella. Ya Dar wrx había señalado, en su comunicación á la Sociedad Geológica de Londres, la presencia de estas capas marinas debajo de la formación pampeana de Buenos Aires (Cn. Dar wix, On the thickness of the Pampean Formation near Buenos Ayres, im Proc. Geol. Soc. London, Dec. 3. 1862; reproducido como suplemento en Geoloy. Observations on Sth. Amer., and. edition, 1876, p. 363-367). Se trataba de pozos, también artesia- nos, en Barracas al Sur, cerca del Riachuelo, y en la ciudad de Buenos Aires. Entre los moluscos obtenidos (á unos So m. de profundidad), cita «Ostrea patagonica, O. Alvarezi (9), Peclen paranensis and other shells », sobre cuya correcta determinación parece tener dudas, pero que cree son las mismas halladas por él y por D'OrsIeNY en Paraná y en varios puntos de la Patagonia. Parece que de estas mismas perforaciones es de las que se ocupó Bunr- MEISTER (1863-1864), reconociendo también que los moluscos fósiles correspondían á los de Paraná, pero sin mencionar ninguna especie en particular. (Cf. Description physique de la Rép. Arg., 11, 238-239. 1876). 594 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Más recientemente, en su Obra fundamental de 1907, el Dr. H. von ImerrvG menciona una nueva perforación en Puente Alsina (Barracas), enumerando q especies de moluscos (Moll. fossiles Rep. Argentine, im Anales Mus. N. Buenos Atres, t. XIV, p. 356). Doy á continuación una enumeración de la mayor parte de las especies obtenidas en la perforación de los señores EsriveL. Siendo varios de los ejemplares muy incompletos, es imposible determinar con seguridad la especie. En otros casos-esto no es posible por ahora, á causa de que este Museo carece del material de comparación necesario, pues como es sabi- do, la casi totalidad de las especies descriptas ó mencionadas por el Dr. voy lmerisG en su obra citada, forman parte de la colección particular del autor, donde ahora se conservan. De la Limopsis antes mencionada obtuve 11 ejemplares casi intactos, los cuales me confirmaron en mi creencia de que era una especie no des- cripta, á la cual he llamado Limopsis modesta. Es la primera especie de este género que se conoce en la formación entrerriana. Daré aquí una descripción sumaria de ella, y próximamente publicaré los dibujos corres- pondientes en los Anales del Museo de Bs. As., ¡untamente con los de algunas otras de las especies aquí mencionadas. 1. Limopsis modesta DorrnLo-Jurano, n. sp. L. testa crassiuscula, extus concentrice inaequaliter striata subtiliter cre- bricostellata, paulum obliqua, marqgine antica rotundata postica plus mi- nusve recta obliquaque, area higamental: laevi, lata, depressa, Jere vertica- liter plana, fossula cartilaginis obtuse isoscelis vel sub-equilatera, dentibus anter. 10-11, poster. 11-12, adductoris posterioris impressione fere ad cardinis marginem inferam altingente. Dimens. speciminis typict : long. 21 mm., alt. 19 mm., diam. Les Species, inter L. insolita (Sow.) el L. aurita (Broccn1) locanda, ver:i- similiter extincta. Valvas de tamaño mediano, algo gruesas, exteriormente estriadas con- céntrica é irregularmente y con costillitas radiales finas y apretadas; poco oblicuas, con el margen anterior redondeado, el posterior más ó menos recto y oblicuo; el área ligamental lisa, ancha, baja, casi verticalmente pla- na; la foseta del cartílago en forma de triángulo 1sósceles obtuso ó casi equi- látero; con 10-11 dientes en la mitad anterior de la charnela y 11-12 en la posterior; la impresión del adductor posterior alcanza casi al borde inferior de la charnela. M. DorrLo-Jurano : Algunos moluscos marinos terciarios 599 Dimensiones del ejemplar típico: longitud 21 mm., altura 1g mm., diámetro 5,5 (< 2) mm. Especie probablemente extinguida, que ocupa una posición interme- diaria entre Limopsis insolita (Sow.), de la formación patagónica y L. aurita (Broccnr), del Neogeno de Europa y Nueva Zelandia y viviente en los mares árticos — « y en los mares del Sur », según Surer (New Zealand Geol. Surv., Paleantol. Bull., N' 2. 1914); pero probablemen— te debe entenderse que se refiere al Pacífico, pues por lo que sabemos, no vive en el Atlántico, en nuestras latitudes. ni más al Sur. Las Lumopsis actuales de la región magallánica ó antártica, la mayor parte de las cuales se han dado á conocer en los últimos años, son todas di- ferentes de nuestra especie y de L. aurita. Dichas especies son : Limopsis hirtella Mas. er Rocn. 1889 (Mission du Cap Horn, Moll., H. 115); £. Jousseaumi [((Mas. er Rocn.), ¿bid., pl. VII, fig. 9), especie para la cual estos autores fundaron el género Felicia, cuya identidad con Limopsis ya fué apuntada por BerxarD (1898, Ann. Sciences Nat., Zool., (8), VII, p. 107), reconocida luego por Dar (1908, Moll. « Albatross », Bull. Mus. Comp. Zool. Harvard Coll., vol. 43, p. 3g3-394), el cual sin em- bargo no cita á BERNARD, — y reconocida de nuevo más tarde por Lam (1g10, Bull. Mus. Paris, p. 392) quien, á su vez, no cita á Dann; L. ma- billiana Dart (1908, ibid., 395); Limopsis laeviuscula y L. longipilosa, ambas descriptas por PerLsExEER (1903 Voy. « Belgica », Moll., p. 22); L. scabra TmmLE (1912, Deutsche Súdpol. Exped. MUI. B., Zool. YV., H. II, 228, Taf. 17, fig. 16) y L. grandis Smrrm, (1907, National An- tarct. Exp. 1901-1904, Moll. Lamell., p. 5, pl. 5, fig. 7), que según Lamy (1gro, zbid.), sería igual á L. Jousseaumi (Mañ. er Rocu.), pero que ThteLk (1912, ibid.) reconoce como buena especie. Hay que tener en cuenta que tampoco se conoce ninguna Limopsis en las transgresiones marinas más modernas (pampeana ó postpampeana) de la Patagonia, de Buenos Aires, ni del Uruguay. Hemos comparado nuestra especie con £. insolita Sow., de la cual difiere por su tamaño menor, la menor oblicuidad y menor altura rela- tiva, por el borde anterior redondeado y no truncado y dirigido hacia atrás, por su área ligamental de menor altura y más vertical y por la posición del adductor posterior, que en nuestra especie está bastante arriba, cerca del borde inferior del área cardinal, mientras que en £. insolita está mucho más abajo. De £. aurita difiere, en general, por los caracteres inversos, siendo esta última una forma más redondeada, menos oblicua y con los umbo- BOL. SOC. PHYSIS. — T. 1. h1 596 BOLETÍN DE La SOCIEDAD PHYSIS nes más prominentes. Por lo demás, £. aurita parece ser una especie variable, á juzgar por las figuras que publican los autores europeos, y la que aparece, por ejemplo, en Surer (1914, 0p. cit., pl. IV, fig. 3a-3b.) Vuestra especie se asemeja más á esta última configuración. £L. Zitteli Imeriva, de Nueva Zelandia, es mucho más parecida á £. insolita, al punto de que Zirrez la identificó con ella (1). Á pesar de lo que dice Ortmanx en su importante obra (Princeton Univ. Exped. Patagonia, 1VY, u, p. 92. 1902) al tratar de £. insolita Sow. (... «this shell represents a very peculiar type of the genus, that cannot be brought into closer relation to any of the known species »), creemos que tanto aquella especie como nuestra L. modesta y probable- mente también las especies de Nueva Zelandia, entran en el subgénero Limopstis «sensu stricto », tal como lo han definido recientemente Coss- MANN y Peyror (1912, Conchologie néogénique de "Aquitaine, MU, livral- son Í, p. 199). que tiene por tipo á £. aurita (Broccha). Es necesario hacer presente que Limopsis s. str. Cossmaxx el PexYror, no es lo mismo que £Limopsis s. str. Dar. 1908 (Moll. « Albatross », Bull. Mus. Comp. Zool. Harvard Coll., vol. 43, p. 393), el cual lo en- tiende en un sentido más amplio. Lo que hay de particular en £. insolita Sow. es la configuración ; pero L. modesta viene á constituir una forma de transición entre aquella espe— cie y las neogenas y actuales, quitando á la especie de Sowerbr el carácter semiaberrante que hasta ahora ocupaba, y que motivó el nombre que lleva. 2. Arca bonplandiana p Orb. De esta especie tan común en esta formación, existe una valva derecha casi entera. Observé también varios fragmentos. El Dr. vox Imerix6 la señala en la perforación de Puente Alsina. 3. Ostrea Alvarezi b Orb. Varias valvas, inferiores y superiores, medianas y pequeñas, de esta especie tan característica, observada también en las perforaciones de Ba— rracas al Sur. 4. Ostrea patagonica D' Urb. Una valva superior pequeña (15 >< 3o mm.) representa probablemente un individuo joven de esta especie, también hallada en las perforaciones de Barracas. (1) Véase Bibliografía, en este mismo Boletin : Mol. fós. Nueva Zelandia. M. Dorno-Jurao : Algunos moluscos marinos terciarios 597 3. Pecten (Amussium) darwinianus D'Onrb. Dos valvas pequeñas bien conservadas y algunos fragmentos. La espe— cie está indicada por v. ImerixG en la perforación de Puente Alsina. 6. Pecten (Myochlamys) paranensis b'Orb. Varias valvas enteras y fragmentos de otras. La semejanza de esta especie con P. tehuelchus actual, ya fué observada por el mismo b'Or— BIGNY (Voy. Amér. mérid., Paléont., p. 132). Imerive insistió en tal semejanza (Os Molluscos, etc., in Revista Mus. Paulista, 1, 226. 1897), diciendo que « no es diferente del P. tehuelchus ». Posteriormente Bavax (Journ. de Conchyliol., t. 54, p. 5-10. 1906) se expresa en sentido aná— logo, y finalmente el mismo vox ÍlmerING, en su citada obra de 1907 (p. 376), dice que P. tehuelchus debe ser considerado como una subespecie actual de P. paranensis, esto es, P. p. tehuelchus (D'Orb.). Por nuestra parte hemos podido comprobar, en ésta y otras ocasiones, la gran seme— janza entre las dos especies de D'ORBIGNY, pero nos parece que la cuestión no podrá considerarse definitivamente resuelta hasta que no se hayan estudiado buenas series de ambas, de procedencia estratigráfica y geo- eráfica completamente segura. Myochlamys luer1ix6 1907, es el nombre propuesto por este autor para substituir, entre los moluscos, á Chlamys BoLteN el Auct. 7. Crassatellites suburbana lueris6. Es la única especie de este género que se conocía de la formación en— trerriana y sólo de la perforación de Puente Alsina. Á ella deben referirse dos valvas del pozo surgente de los señores EsP— NEL : una izquierda á la que le falta sólo el borde posterior y una derecha reducida á la mitad superior y bastante desgastada. Nuestra valva 17— quierda es, en proporción, un poco más larga que el ejemplar del Dr. y. InerixG (1907, p. 381, lám. XIV, fig. 100, a-b), el cual tiene, como él lo dice, el borde inferior mal conservado y que, á juzgar por la figura, parece algo desgastado. El nuestro tiene, en cambio, dicho borde muy bien conservado, y exhibe en la parte anteroinferior crenulaciones bien mar— cadas, como v. InerisG suponía que debían haber. S. Crassatellites a//. Lyelli (Sow.). Tres valvas, dos derechas y una izquierda, regularmente conserva— das, son en todo semejantes á €. Lyelli SowerBxY (in Darwix, Geol. Observ., p. 605, pl. 2, fig. 10); pero este autor no da el dibujo de la parte interna de su especie. Nuestros ejemplares son aún un poco meno— ” 598 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS res; pero como InerisG y OrTMANx están de acuerdo en que la especie es de dimensiones normales mucho mayores, y que el ejemplar figurado por SoweErBY sería joven, suponemos que se tratará, también en este caso, de formas jóvenes. Por ahora no tenemos material de comparación para decidir el punto. De todos modos, es indudable que es una especie muy semejante, si no idéntica, á €. Lyelli, que hasta ahora no se conocía sino de la forma- ción patagónica. 9- Turritella ambulacrum Sow., var. Un fragmento pequeño, que representa sólo 1*/, de anfracto, pero que conserva muy bien los detalles de la escultura, se refiere á esta especie : pero es difícil decir cuál de las diversas variedades descriptas representa. Sus afinidades parecen más bien con las variedades de la formación pata- gónica que con var. pyramedesta lmerrscG, de la formación entrerriana del Chubut. Existe otro fragmento de Turritella, sólo 2 anfractos algo desgastados y por lo tanto de difícil determinación, pero cuyos caracteres parecen no coincidir con los de las especies de Paraná. No se conocía hasta ahora ninguna Turritella procedente de perfora— ciones en Buenos Aires, de modo que estos dos ejemplares, aunque des— graciadamente tan incompletos, revisten particular interés. 10. Trophon sp. No hay ningún ejemplar de este género, pero su presencia está indi- cada claramente por las perforaciones características en las valvas de Ostrea Alvarezt, Crassaltellites suburbana, etc. 11. Dentalium sp. Varios trozos, de tamaño mediano, se asemejan mucho á D. sulcosum Sow. de la formación patagónica; pero me parece más prudente no afir— mar nada por ahora respecto de ellos, tanto más que, como lo dice v. lmerivsa (1907, 0p. cit., p. 225), la distinción de las mismas especies fósiles de la Patagonia no está aún bien aclarada. Además, habría que tener en cuenta las especies actuales de Escafópo- dos de nuestros mares, de las cuales casi nada sabemos. Hasta ahora no se conocía ningún Dentalium de la formación entre— rriana. Museo Nacional de Buenos Aires, Junio de 1915. Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 599 CRÓNICA Y BIBLIOGRAFÍA Los nuevos hallazgos paleoantropológicos en las costas de Miramar. En los Anales del Museo de H. N. de Buenos Atres, tomo XXVI (1915), aparecen dos publicaciones muy importantes referentes á los hallazgos de Miramar. La primera (Nuevas investigaciones geológicas y antropológicas...) es el Acta labrada por una comisión de geólogos, designada para verificar, sobre el terreno, las condiciones de los hallazgos, consistentes, como se sabe, en varias piedras trabajadas por el hombre, y otros vestigios de su industria. Esta comisión (formada por los señores S. RorH, W. ScHiLLER, L. Wrrre. M. Kaxror, L. M. Torres y €. AmecHixo) ha examinado el sitio de donde procedían varios objetos de piedra tallados ó pulidos por el hombre, y afirma del modo más categórico que ellos se han hallado en el piso ú horizonte que F. Amecmixo llamó chapalmalense, y que estaban en su yacimiento primario, esto es, que no ha habido ninguna remoción ni intrusión. Así, pues, según la opinión de estos geólogos, los objetos son, sin duda alguna, contemporáneos del terreno en que se han hallado. Hay que advertir que la comisión misma encontró allí nuevos objetos. La segunda (El fémur de Miramar : una prueba más de la presencia del hombre en el Terciario de la República Argentina, por CarLos ÁME- GHINO) puede considerarse como el complemento de la anterior, pues el hallazgo á que se refiere fué hecho por el autor mismo durante el viaje realizado con sus colegas de la comisión. Se trata seguramente de uno de los más interesantes descubrimientos realizados hasta la fecha. Es un fémur de un Toxodonte (el cual formaba parte de un miembro posterior articulado ¿n situ) que presenta enclavada en su trocánter mayor una punta de cuarcita tallada por el hombre. No puede exigirse, como se ve, una prueba mejor de la existencia de éste, y de su contemporaneidad con el Toxodonte. CarLos ÁMEGHI«O cree que el ungulado es el Toxodon cha— palmalensis ÁmEGH., pero tiene dudas sobre la exacta determinación gené— rica. Sospecha que tal vez no fuera este género, sino algún otro de la misma familia; pero, en todo caso, la especie es más semejante á las de Monte Hermoso que á las del pampeano (en el sentido estricto): es una especie que no ha pasado del chapalmalense. La publicación de CarLos AmeGmixO constituye sólo una nota prelimi- 600 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS nar, pero contiene sin embargo todos los datos esenciales (incluso dos fo- tografías), sobre el importante hallazgo, del cual piensa ocuparse con más detención próximamente. Con el valioso artículo destinado á analizar la obra del profesor Loom1s sobre la formación del Piroterio, publicado en el número anterior de este Boletín, y con la presente nota, CarLos ÁmeGHIiyO reanuda de un modo brillante la tradición de su ilustre hermano, y lo hace (como él lo dice en el epígrafe y lo prueba en el curso de la exposición), con un amplio espíritu de imparcialidad y de tolerancia, dispuesto á olvidar, conforme á las justas palabras de MarceLtix Bourne que allí cita, todas las enojosas cuestiones extra-científicas en que se ha visto envuelto el problema del hombre fósil en la Argentina. Estos descubrimientos y comprobaciones marcan una época en la acci- dentada historia de nuestros estudios paleoantropológicos. La tesis que con tan profunda convicción y con tanto entusiasmo sostuvo siempre FLorewriv0 AmeGmHIvO, queda planteada ahora en un terreno mucho más favorable para su solución, y ésta se aproxima cada vez más á la que el mismo AmecHixo presentó. Falta ahora resolver de un modo claro lo que se refiere á la edad del terreno, que hasta ahora todo parece demostrar que es realmente terciario. Sobre esto, la comisión de geólogos guarda una prudente reserva. Pero, cualquiera que sea la conclusión final sobre este punto (difícil, sin duda alguna, y sumamente complejo), la cuestión es por ahora de un interés extraordinario, por lo mismo que aún no puede considerarse definitivamente resuelta. Universidad Nacional de Buenos Aires. Escuela de Ciencias Naturales. El premio SrroBeL para 1914 ha sido adjudicado al ex alumno Dn. AxcEL Biaxcnt LiscHerrr. Elogio de Ameghino, por Leorormo Lucoxes. 1 vol., 147 + xxvnpp. Bs. As., 1915. Hemos recibido este hermoso libro que su autor, el renombrado escritor D. Lro- poLDO Lucoxes, compuso, según lo manifiesta en el prólogo, por encargo de la Sociedad Científica Argentina, y que se ha publicado previamente en el folletín del diario La Nación, Febrero-Marzo de este año. Su lectura ha despertado vivísimo interés en el público culto (y éste es desde ya su mejor elogio), renovándose con este motivo la admiración que inspiran, tanto el sabio con su obra extraordinaria, como el poeta que en tan magnífica prosa nos narra su vida y nos pinta su carácter, dándonos de aquella obra, más que la imagen reflejada, Crónica y BinLioGRAFÍA Gor la imagen refractada al través del propio temperamento. Y éste no es de balde el de un artista, el cual, según Tarve, debe poseer, para ser tal, el dón de saber alterar en cierto grado las proporciones naturales de las cosas materiales ó morales para hacer resaltar aquello que él considera como el carácter fundamental. No nos interesa anali- zar aquí el contenido puramente informativo de este libro, pues él no se ha escrito para los naturalistas; pero no podemos menos de lamentar que aparezcan algunos errores de detalle que hubiera sido muy fácil eliminar, con lo cual se hubiera dado mayor realce al esfuerzo evidente y muy apreciable que el autor ha realizado para dominar el lado técnico del asunto. Con esta salvedad, que no afecta el verdadero valor de la obra, en cuanto ésta «no pretende más que contribuir al desarrollo de la cultura idealista, fundada en el bene- ficio de la verdad, el amor á la libertad y el desinterés de la belleza », tenemos que felicitarnos íntimamente de que este libro haya sido escrito y prodigarle nuestros más calurosos aplausos. Nada, en efecto, que no sea hermoso y noble puede resultar de esta deferente atención que el poeta preste á los asuntos de la ciencia. El mismo des- embarazo con que los aborda demuestra lo sincero de su interés. Ya nos dió una prueba de ello otro escritor argentino, D. Ricardo Royas, con el hermoso discurso sobre ÁmeGHIsO, pronunciado en la Sociedad Científica con motivo del primer aniver- sario de la muerte del sabio. Las mismas interpretaciones personales que el poeta presenta de los hechos y teorías de la ciencia, no dejan de tener interés para ésta, desde que — volviendo á nuestra comparación — la refracción no depende sólo del medio, sino también de la naturaleza de la luz que lo penetra. ' Por lo demás, el caso no es único entre nosotros, pues tenemos ya el precedente de SARMIENTO, que reunió y editó las obras del venerable Dr. Frawcisco Javier Muñiz, precediéndolas de un admirable prólogo, y que pocos años antes había pronunciado su preciosa conferencia sobre Darwiy. Otros ejemplos probablemente existirán que no conocemos ó no tenemos presentes; pero los citados son suficientes para demostrar que entre nosotros los más distinguidos talentos literarios se han interesado y se interesan por el desarrollo de las ciencias naturales en el país. No somos capaces de decir si esto es sólo el resultado del progresivo aquilatamiento de la cultura general, ó si puede considerarse como una característica ya esbozada de nuestra incipiente vida intelectual. Si fuera esto último, habría motivo, á nuestro modo de ver, para felicitarse de que un rasgo tan simpático se acentuase. Éste sería probablemente una manifestación más de la amplia liberalidad que se traduce en otras expresiones del pensamiento en esta parte de América, en cuanto ello significa un altivo desdén por las fronteras que gene- ralmente se establecen entre los distintos dominios de la inteligencia humana. El rasgo tiene también su valor moral, puesto que el interés que se demuestra en el trabajo de los demás denota generosidad. Debemos, nosotros más que nadie, alegrarnos de que la vida y la obra de AmecHio hayan inspirado páginas tan bellas, no sólo por lo que al gran naturalista respecta, sino por la ciencia misma, para la cual todos trabajamos con tan desigual capacidad pero con idéntica fe. El rayo de luz llega, pues, al corazón del obrero que en la senda obscura y trillada arrastra penosamente su carga insignificante, sin saber siquiera, en estos momentos de angustia universal, para qué ni para quién está trabajando... 602 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Revista de Filosofia, publicación bimestral dirigida por José IxcrE- MEROS. Año 1, n” 1-3. Buenos Aires, Enero-Mayo de 1915. La aparición de esta importante revista, dirigida por el Dr. IxcewtEROS, interesa, más ó menos directamente, á los que se ocupan de historia natural, pues su orienta— ción es decididamente científica. La filosofía de que aquí se trata es la filosofía de las ciencias en general, y en particular la de sus manifestaciones en la Argentina. Los N“ ¡-2 contienen, bajo el título de Origen y emigraciones de la especie humana, por Frorewrixo AmecHio, una exposición sintética de los trabajos de este autor, hecha por el Dr. IxcexeEROS ; es, según lo manifiesta éste (n* 2, p. 199), «la ordena- ción de fragmentos que me señaló personalmente AmeGHINO, en 1910, para publicarlos en su forma actual en los Anales de la Sociedad de Psicología que yo dirigía y que dejaron de publicarse durante mi ausencia del país. La redacción original ha sido res- petada al copiarlos ó traducirlos, sin más correcciones que las de forma ó estilo. Al publicarlos después de su muerte, y por un justo escrúpulo de fidelidad, he pedido á CarLos AmeGHINO el favor de que revisara los dos artículos, seguro de que nadie podría hacerlo con más autoridad ». Hay que anotar un lapsus (p. 11): el grupo de los Sarcobora de Amecnino (que en general no ha sido aceptado) comprendería mo sólo los carnívoros aplacentarios, sino también los placentarios: en esto consiste precisamente la originalidad de aquella denominación. En la página 8 hay otro de menor importancia, quizás un error de imprenta : dice... « ciertas ramas (philae) del árboi genealógico » [del reino animal]... Tenemos entendido que este caso no sería philae, sino phyla, plural de la forma latina phylum (tribu) de la palabra griega análoga. El sistema filosófico del cual el director de esta revista presenta un esbozo, es esen- cialmente biológico y por lo tanto impregnado de la idea de evolución, como puede verse por los párrafos que á continuación transcribimos : « Reconstruído así el plan de la filosofía, subvertida la gerarquía clásica de sus gé- neros y renovados sus métodos, suprimidos sus problemas falsos, excluídas sus preocu- paciones tradicionales, en ella tendrán los filósofos un campo fecundo para ejercitar su pensamiento : conocer mejor la humanidad y al mundo en que ella vive, para indu- cir orientaciones para su mayor bienestar. Saber es prever. «Las ciencias son impersonales. La autoridad no puede ya imponer errores; la apli- cación de los métodos cientificos impedirá que el pensamiento futuro incurra en nuevos dogmatismos, que obstruyan el camino de la experiencia ó del ideal. «La filosofía científica — hemos escrito —es un sistema de hipótesis fundado en las leyes demostradas por las ciencias particulares, para explicar los problemas que exce- den á la experiencia actual ó posible. «Es un sistema en formación continua. Tiene métodos, pero no tiene dogmas. Se corrige incesantemente, conforme varía el ritmo de la experiencia. « Elaborada por hombres que evolucionan en un ambiente que evoluciona, representa un equilibrio instable entre la experiencia que crece y las hipótesis que se rectifican. «Partiendo de la experiencia, la imaginación elabora creencias acerca del humano devenir. Al antiguo idealismo dogmático, constituído por «ideas » rígidas y aprioris- tas, la filosofía científica opondrá un idealismo experimental, compuesto de «ideales » incesantemente renovados, plásticos, evolutivos como la vida. Esta orientación es impersonal, como las ciencias mismas. No esun esquema, es un camino. Por él marcharán generaciones durante siglos. » Crónica Y BimLiOGRAFÍA 603 Moluscos fósiles de Nueva Zelandia y de la Patagonia. (Revi- sion 0f the Tertiary Mollusca of New Zealand, based on type material, Part 1, by Hexrx Surer. New Zealand Geol. Survey, Palaeontol. Bul- nos 0 p..- 17 pl., Wellington, N.'Z.,"rguU4.) Mr. Surrr ha emprendido una revisión de la colección del finado Capitán F. W. Hurrox, donde se conservan, en poder de la « Geological Survey » de N. Zelandia, los tipos descriptos por este autor en su renombrada obra Catalogue of the Tertiary Mollusca and Echinodermata of N. Zealand, 1873. La segunda parte de la revisión de SuteErR comprenderá las especies descriptas por Hurrox con posterioridad á aquella fecha. El autor ha estudiado previamente los moluscos actuales de la región, de modo que se halla en condiciones de poder establecer comparaciones exactas entre los fósiles y los recientes. Su obra tiene, pues, una gran importancia, no sólo para la fauna neoze- landesa, sino también para la de la América austral. Se sabía hace ya liempo que hay varias especies terciarias comunes á ambas regio- nes y otras muy afines. Es interesante poder comprobar, después de una confrontación prolija como la que el autor hace aquí, cuáles son esas especies. Es lo que vamos á examinar, poniendo al lado del nombre de cada especie la indicación estratigráfica que consigna SuTER y agregando por nuestra parte que, siempre que no indiquemos otra cosa, debe entenderse que las especies argentinas proceden todas de la formación pata- gÓnICA : Tarritella ambulacrum Sow., « Mioceno de Nueva Zelandia, Terciario de Chile y de la Patagonia ». Turritella (Colpospira) patagonica Sow., « Mioceno de N. Z., Eoceno de la Patago- nia ». El autor no ha examinado ejemplares típicos de la Argentina. Crepidula gregaria Sow., « Mioceno y Plioceno de N. Z., Terciario de Chile y de la Patagonia ». Chione meridionalis Sow., se menciona como del Mioceno de N. Z., pero no se dice, probablemente por olvido, que se halla también en la formación patagónica, como ya lo había mencionado Hurrox. Los ejemplares de N. Z., descriptos por este último con el nombre de Ch. vellicata, son considerados por Surer como idénticos á Ch. meridio- nalis. De opinión contraria es von InmerixcG (Moll. fossiles, p. 309, 1907), quien ha examinado ejemplares típicos de la especie de Hurrox y piensa que Ch. vellicata es un nombre que debe conservarse para la especie de N. Z., que sería por lo tanto distinta de la de Patagonia. Al tratar de esta especie, Surer señala incidentalmente la presencia de Ch. chiloén- sis Puiz. en el Mioceno de Castell Point, N. Z. Sería interesante comprobar si se trata de la especie típica de PuiLiepr, procedente de Ancud, en Chile, y del Estrecho de Magallanes, ó de la que Orrmawwx (Princeton Univ. Exped., p. 137, 1902) ha desig- nado con el mismo nombre, que vox ImerinG ha cambiado por Ch. Cossmanni. Esta especie corresponde á la formación magallánica. En cuanto á los Dentalium, Suter sigue la opinión de von IneriG, quien no admite la identidad de las especies de ambas regiones. Los ejemplares de N. Z. clasificados por Hurrox como D. giganteum Sow. (de la formación patagónica) serían una especie dis- tinta, D. solidam Hurrox. Cucullaea alta Sow. es también una especie común á ambas regiones, pero parece estar representada en N. Z. por una variedad (var. B., Hurrox). Suter no ha exami- nado ejemplares de la Patagonia. 60% BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PAYSIS Limopsis insolita Sow., de la Patagonia, que ZrrreL señaló (Novara Reise, p. 48) en el Mioceno de N. Z., sería, según vox InerisG y Surer, una especie distinta, L. Zil- teli ImnG. En cuanto á las grandes ostras fósiles, Surer cree que la especie del Mioceno de N. Z. (Ostrea ingens ZirreL) es distinta, aunque parecida, á la de la formación patagónica (O. Hatcheri Ortmanx). Esto era lo que sostenía el mismo Orrmawx en 1897, pero desde 1902 (Princeton Univ. Exped., p. 99) sostuvo, contra F. Amecuixo, von ÍnerixG, etc., que ambas especies eran idénticas, y así lo han admitido otros autores, como, por ejemplo, recientemente F. B. Loomis (The Deseado Formation of Patagonia, p. 6, 1914). O. ingens se asemeja también, según Surer, á O. faira lunG., pero esta especie no corresponde, como él dice, á la formación patagónica, sino á una transgresión mucho más reciente, representada por los depósitos marinos del Cabo Fairweather (Santa Cruz), descubiertos por Harcuer y referidos al Terciario superior. M. Doello-Jurado. Analyse der Sud-Amerikanischen Heliceen, por H. vox Ineris6. Journal of the Acad. of Nat. Sciences of Philadelphia, vol. XV, second series, p. 475-500, pl. 41-42. 1912. Este interesante trabajo (que hemos podido conocer gracias á la amabilidad de su autor, pues, según tenemos entendido, el Journal (no Proceedings!) of the Ac. of Nat. Se. of Philad. no se recibe entre nosotros en ninguna biblioteca), trata de varios pun- tos importantes de la sistemática, anatomía y distribución geográfica y geológica de los Helíceos, de los cuales el autor se había ocupado pocoantes (Zur Kenntnis der siid-ame- rikeanischen feliciden, in Abhandl. d. Senckenberg. nat. Gesell., t. 32, 417-427, 1 pl., 1910). En la presente publicación estudia la anatomía del género Solaropsis, la de Ma- crocyclis laxata, recogidos en el lago Nahuel-Huapí, del g. Strophocheilus (comparación de varias especies), del g. Tomigerus, del g. Oxychona (del cual describe dos especies nuevas, O. spiritualis y O. polytricha, ambas de Espíritu Santo, Brasil) y de las fami- lias Polygyridae y Streptaxidae en general, con la descripción de Streptaxris (Polygyra- tia) Derbyi, de Bahía, Brasil. Termina con una historia de los Helíceos en Sud Amé- rica, que nos proponemos analizar con mayor detención en otra oportunidad. Nuestra sorpresa ha sido grande al encontrar en este trabajo la descripción de una nueva especie fósil de almeja de agua dulce de la fam. Mutelidae (6 Unionidae, según otros autores), Pleiodon priscus, mo sólo por lo que el hallazgo tiene de interesante, sino porque nadie hubiera sospechado que se la encontraría bajo el título de Helíceos... El género Pleiodon, con charnela taxodonte, no se conocía hasta ahora sino reciente del África central. La nueva especie descripta por vox ImerivG procede de Itaembi, $. Paulo, Brasil, de depósitos del cretáceo superior ó del eoceno inferior. Su existencia en Sud América viene á aportar una prueba más á la hipótesis, sostenida por el autor, y de una antigua conexión entre este continente y el africano, la Archhelenis. M. Doello-Jurado. Sobre Esponjas perforantes fósiles y vivientes de la Argen- tina (Spugne perforanti fossili della Patagonia e di altri localita del Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 605 territorio argentino, nota del Dott. PaoLo Prixcier, in Rend. R. Acca- demia dei Lincei. vol. 24, serie 5%, p. 341-347, 1lám., 1915.) El autor da á conocer algunas especies nuevas de este grupo tan poco estudiado aún. Cliona entrerriana n. sp., procede de la formación entrerriana marina de Punta Norte, Península Valdez; Cliona Ameghinoi n. sp. del mismo horizonte, de Paraná, E. R. Am- bas se hallan sobre Ostrea patagonica, á la cual revisten y perforan. Cliona americana, C. Roveretoi y C. pampeana, n. spp., proceden de Los Talas, cerca de la ciudad de La Plata. El autor dice que corresponden á la transgresión marina que Amrcuixo designó como belgranense y consideró pliocena. Esto probablemente es un error, pues los depó- sitos marinos de Los Talas son típicamente post-pampeanos (transgresión querandina ÁMEGH.) y este autor los ha considerado cuaternarios, doble razón para asignar esta edad, como lo hace Prixcirr, á estas últimas especies de Esponjas. Ahora, como todos los moluscos que contienen los depósitos de Los Talas son sub- fósiles, esto es, representantes de especies aún vivientes, es muy dudoso que estas tres Clionas puedan considerarse fósiles, como parece creerlo el autor al decir (pág. 345) que de las seis especies que describe, sólo una (C. patagonica, de Puerto Madryn) es viviente. Deben, pues, hallarse representantes vivos de estas tres especies « querandi- nas ». Es muy probable, además, que las mismas especies ó algunas de ellas se encuen- tren también en el verdadero belgranense, pero entonces sería en alguna de las locali- dades próximas : Tolosa, la Magdalena, etc. El autor las señala sobre «una especie del género Voluta ». Por nuestra parte podemos agregar que muy á menudo hemos hallado ejemplares tanto de Voluta (Adelomelon) angulata como de V. (A.) brasiliana con las perforaciones de Clionmas, principalmente en el post-pampeano de Plátanos, Punta Lara, y otros depósitos entre Buenos Aires y La Plata. Todos los ejemplares descriptos en esta nota han sido coleccionados por €. Rovereto. M. Doello- Jurado. Presencia del Mastodon platensis Ámecn. en el pampeano de Corrientes. En un folleto de carácter popular, el Sr. J. W. Gez ha dado á conocer (Generalida- des sobre Paleontología... Conferencia auspiciada por la Asociación de Maestros, 54 pp.. varias fig., Jorrientes, 1915) el interesante hallazgo de varios restos de un Mastodon que CarLos AMEGHINO reconoce como M. platensis, en los alrededores de la ciudad de Corrientes, R. A., en la formación pampeana. Es sabido cuán raros son hasta hoy los hallazgos análogos en aquella latitud, de modo que el descubrimiento ha llamado jus- tamente la atención. — D. Enumeración y zoogeografia de los mamiferos de la Repú- blica Argentina, por el Dr. Fersaxbo Lamute. Un folleto de 4o páginas. Talleres gráficos del Ministerio de Agricultura. Buenos Altres, 1914. El autor, que años atrás publicara una lista de los mamíferos argentinos con su dis- tribución en zonas zoogeográficas, en este opúsculo da una lista tan sólo de los mismos - 606 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS mamíferos, con las adiciones que sobre ese tópico trae el suplemento al catálogo de mamíferos de TrovessartT (1903). Á causa de lo anticuado de esta fuente, esa enumeración en sí tiene un valor muy relativo, pues además de omisiones admite errores de nomenclatura, que han sido debidamente corregidos en publicaciones más modernas. Es de sentir también que el autor no haya tomado como base su trabajo anterior, para darnos la distribución geográfica de nuestros mamíferos, aprovechando los datos que seguramente tendrá á su disposición, como jefe de la sección de Zoología aplicada del Ministerio de Agricultura; pues la simple indicación de « Argentina » para nume- rosas especies que menciona el suplemento susodicho y que el Dr. Lame reproduce, está lejos de satisfacer los deseos de los naturalistas argentinos, si bien son suficientes para los biólogos europeos. E. Carette. Nota sobre la sarna sarcóptica del zorro gris, por Teresa Joay. Bol. Min. Agr., t. MA, n*” 1 y 2, enero-febrero, p. 123-131. Buenos Aires, 1915. La autora describe aquí un caso de sarna sarcóptica en un zorro (Canis griseus GrAY) proveniente del Chubut, especializándose en la descripción morfológica del parásito. Ciertos caracteres del Sarcoptes scabiei pudieran hacer pensar en una nueva variedad; sin embargo, la autora no cree conveniente su creación y, aunque no discute clara- mente el punto, parece inclinarse al parentesco del Sarcoptes scabiei del zorro con las var. ovis ó aucheniae. Si bien ciertas diferencias morfológicas separan la primera de esas variedades, las medidas hablan en favor de una infección de los zorros por las ovejas, lo que no sería de extrañar en una comarca donde estos rumiantes son tan abundantes. Además. la gran variabilidad de los caracteres morfológicos del Sarcoptes scabiei es anotada por todos los autores que se han preocupado detenidamente de este asunto. Antes de concluir, me permitiré anotar, respecto á la presencia de Sarcoptes scabiei en los zorros, que he entregado al Dr. WorrrmúceL, para su estudio, un trozo de piel de Canis azarai Wikb., proveniente de la provincia de San Luis y que he cazado en compañía del Dr. CarLos Brucn, en una excursión (febrero de 1914) en el distrito de Alto Pencoso. El animal en cuestión estaba enteramente cubierto de sarna en todo el cuerpo, principalmente en las partes superiores y la cabeza, ésta revestida de anchas costras; el pelo era muy ralo y el enflaquecimiento muy pronunciado. El Dr. Worrr- HúGEL, que en ese entonces lenía en preparación un trabajo sobre la sarna y su trans- misión, me ha comunicado que se trata de Sarcoptes scabiel DE GEER. E. Carette. Chasses de M. E. R. Wagner, Correspondant du Muséum, dans les provinces du Nord de la République Argentine. Cérambycides nouveaux ou peu connus, por M. E. GouxeLLE. Bulletin da Muséum d' histoire naturelle, Paris, 1913, 0" 4, p. 193-231, lám. Y (y figuras en el texto). Crónica Y BIBLIOGRAFÍA 607 Describe el autor en este trabajo 6 géneros y 22 especies nuevas, algunos de ellos son tipos verdaderamente interesantes de nuestra fauna de los Cerambycinae. Los nuevos géneros son : Staphylinoeme; Scapanopygus; Macellidiopygus; Dragomiris ; Hoplogrammicosum y Paraleptidea. Las demás especies nuevas pertenecen á los géneros : Oeme ?; Achryson; Spathopygus ?; Hamaticherus; Peribolum; Hemilissa; Heterachthes ; Ibidion; Odontocera; Acyphoderes; Mallosoma; Chrysoprasis y Oxymerus. Muchísimo es de lamentar que fué ésta una de las últimas contribuciones del dis- tinguido especialista, fallecido á fines del año pasado. GouxELLE era actualmente el mejor conocedor de los longicornios neotrópicos, un entusiasta entomólogo, un exce- lente amigo y consejero. Sus hermosas é importantes colecciones las había legado al Museo de París. C. Bruch. Collections recueillies par M. E. R. Wagner dans la Républi- que Argentine. Coléopteres Lampyrides, par M. E. Ornrtvien, Correspondant du Muséum. Bulletin du Muséum «histoire naturelle, 1913, p- 9, p. 573-574. El conocido especialista de los lampíridos, cuyo fallecimiento tenemos también que lamentar, describió, poco antes de morir, las siguientes 3 especies de la Argentina : Calyptocephalus inornatus ; Tenaspis zonulata y Lucidota sparcicolor. C. Bruch. Collections recueillies par M. E. R. Wagner dans la Républi- que Argentine. Coléopteres Buprestides, par Cn. KerrEMAsS. Bulletin da Muséum d' histoire natarelle, 1g13, n* 8, p. 580-589. Menciona el Capitán Cu. Kerremays las especies encontradas por Eme Wacwer en Santiago del Estero y algunas en Misiones. Las especies descriptas como nuevas son : Tylauchenia linearis; Agrilaxia Wagneri; Curis cinctipennis; Chrysobothris Wagneri : Chrysobothris furcata; Agrilus Aristaenus ; Agrilus Wagneri; Agrilas mandatus y Taphro- cerus vVagnert. C. Bruch. Neurópteros Sudamericanos, por Loxcmos Navás. S. J. Primera serie, Brotéria, serie Zoológica, vol. MIL, 1914, fasc. I. /dem. Segunda serie, Brotéria, serie Zoológica, vol. ML, 1915, fasc. 1. En los dos opúsculos describe el autor una serie de nuevos géneros y especies Sud- americanos, entre ellos el material recolectado por el que subscribe en Catamarca, San Luis y La Plata. Las nuevas especies argentinas son : Vella puerpera; Rovira (n. gen.) punctatus; Chrysopa Bruchi; Chrysopa Lafonei; Ungla (n. gen.) annulata ; Austroleon dolichogaster; Austroleon alienus; Ensorra (n. gen.) modestus: Caenis argentina ; Baetis opacus y Callibaetis zonalis. Ll des . Bruch. Formicides d' Afrique et d'Amérique nouveaux ou peu connus, por A. Fork. Ball. de la Soc. Vaudoise des Sc. Nat., 50, 184, 1914. ”, 608 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS En el capítulo HH, pág. 264-288, se ocupa el autor de los formícidos americanos, casi todos argentinos, enviados por el que subscribe. Describe de la Rep. Argentina 33 for- mas nuevas entre especies, razas y variedades. Las especies nuevas son : Pogonomyrmez inermis; Pheidole -Bruchi; Solenopsis Shiptoni y Dorymyrmezx alboniger. Las razas, variedades nuevas y formas recién descriptas corresponden á los géneros: Ponera, Pseudomyrma, Pogonomyrmex, Cremastogaster, Pheidole, Solenopsis, Wasman- nia, Cryptocerus, Cyphomyrmex, Acromyrmex, Dorymyrmex, Forelius, Iridomyrmex, Az- teca y Brachymyrmez. Ds C. Bruch. Acari nuovi (Manipulus IX), por Axroxio BerLeseE. Redia, vol. X, fasc. 1. Diciembre, 1914. El conocido especialista en ácaros, Prof. BerLese, da la descripción de 6 géneros, 2 subgéneros, 27 especies y 6 variedades nuevas, procedentes de diversas partes del mundo, entre las cuales se cuentan algunas de la República Argentina. Éstas son: Oribates australis (= O. elimatas K.), Oribates clericatus, Ologamasellus simplicior, Amblyseius grandis, Cercomegistus bruclkianus y Coleolaelaps lizeri. Excepto la primera y última especie, fueron las demás coleccionadas por el Prof. Canos Brucn en los alrededores de La Plata, varias de ellas halladas bajo la corteza muerta de algunos árboles. La última especie la encontró el que subscribe parasitando al Diloboderus abderus STURM. Habiéndole sido dedicada, oblígale á expresar aquí su agradecimiento al Prof. Benr- LESE. G.. Lizer. Description de trois especes nouvelles d'Histeridae (Col.), por H. Dessormes. Bull. Soc. Ent. Fr., n* 8, p. 232, 1914. Una de las tres nuevas especies de Histeridos descriptas en este trabajo, fué hallada en el Chaco de Santiago del Estero, y pertenece al género Terapus, siendo la especie T. wagneri. Acompaña á la descripción un dibujo de conjunto de este tipo tan curioso. Lizer. Un Heterarthron argentin nouveau, por P. Lesxe. Bull. Soc. Ent. Er BE II ADa TOS El Bostrychidae que en este artículo se describe, fué encontrado por el Prof. Brucn en la provincia de Catamarca, habiéndosele bautizado con el nombre de H. valleculatum. Es vecino de Heterarthron parvidens Lesye, que se encuentra en el Chaco de 5. del Estero y se extiende hasta el Brasil. Según su autor, contribuye á hacer más interesante esta nueva especie, el hecho de parecer el término de transición entre H. parvidens y el muy curioso H. gracilipes BLaxcH., que representa probablemente, entre todos sus congéneres, el tipo más extremo y evolucionado. Lizer. Crónica y BipuioGRAFÍA 609 Catálogo sistemático de los Coleópteros de la República Ar- gentina, por CarLos Brucn, pars VII. De la Rev. Mus. de La Plata, t. XIX, segunda parte (2* serie, t. VI), p. 401-441. Diciembre, 1914. El profesor Bruch incluye en esta parte 12 familias, cuyos nombres van á continua- ción con el número correspondiente de géneros y especies. Mordellidae (1 género y 7 especies); Meloidae (y g., 60 esp.); Pedilidae (1 g., 1 esp.); Oedemeridae (5 g., 8 esp.); Pythidae (1 g., 1 esp.); Melandryidae (4 g., 4 esp.); Curculionidae (99 g., 2 subg., 238 esp., 3 var.); Ipidae (14 g., 2 subg., 22 esp.); Platypodidae (1 g., 3 esp.); Brenthidae (6 g., 16 esp.); .Anthribidae (6 £:+ 7 espz) y Bruchidae (5 g., 2 subg., 27 esp., 2 var.). Con la parte II y el suplemento quedará concluído este catálogo, el que, constitu- yendo una buena base y mejor guía para el estudio de ese orden de insectos, es de desear no se haga esperar mucho su terminación. Lizer. Neue Coleoptera lamellicornia aus Argentinien, por el Dr. F. Onaus. Deutsch. Ent. Zeitschr., p. 299-304, 1914. En esta contribución al conocimiento de los lamelicornios argentinos se describe como nueva especie á Anomala stempelmanni, de la subfamilia Rutelinae, capturada en Rosario de Santa Fe por el Dr. H. SremPELMANN. La nueva variedad pertenece á la misma subfamilia y es Hoplognathus helmreicheni var. maculicollis. ; Lizer. Ein neuer Cupepide, por K. M. Herer. Wiener Entom. Zeitung, XXXII. Jabrg., Heft X. Nov. 1913. La pequeña familia de los Cupépidos consta apenas de cinco géneros, el último de los cuales es Tetraphalerus, fundado por Warermouse en 19OI para una especie (T. wagneri), hallada en el Brasil, Cerra das Organas, R. de Janeiro. Esta especie típica era hasta ahora la única del género. El nuevo Cupépido descrito por HeLLER, fué encontrado en Mendoza, Chacras de Coria, el año 1898 por el Prof. Brucn, quien la donó á este entomólogo. Después de esta fecha, el mismo Sr. Brucn: lo ha obtenido en Tucumán y S. del Estero. El Tetraphalerus bruchi, que así se le ha bautizado en homenaje á su descubridor, es más chico que el T. wagneri, 12 mm. el primero y 15 el segundo, distinguiéndose además, por otros caracteres. Tanto la especie brasileña como la argentina, son verdaderamente interesantes y no se asemejan, bajo ningún concepto, á los coleópteros que le son próximos, contribu- yendo á hacerlos aun más notables, la extrema separación que existe entre cabeza y tórax. Es de lamentar que el autor haya dado solamente dos dibujos de detalle y no haya agregado uno de conjunto de este tipo extraordinario y raro. Lizer. Une nouvelle espece d'Ulidinae du Tucumán, por J. Brirnes. Bull. Soc. Ent. Franc., n* 2, p. 87-88, 1914. Gro BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS El nuevo díptero, Euxesta chavannel, que en esta nota describe el autor, fué hallado por el Sr. CHavaxxNe, quien supone que su larva sirva de puerta de entrada al Bacillus sacchari SpEG., causante de la enfermedad de la caña de azúcar, denominada vulgar- mente « polvillo A Lizer. Las plagas de la agricultura, por Juas BrirHes, n* 1 y 2, Julio 25 y Agosto 25 de 1913. Buenos Álires. En estos dos folletos de vulgarización el autor se ocupa de tres moscas perjudiciales á las frutas en la Argentina, siendo ellas : Ceratitis capitata W1eb., Drosophila ampelo- phila Lw. y Anastrepha fratercula (Wien.) Lów. Además de la descripción de estos insectos, da algunos datos biológicos sobre los mismos y concluye indicando la manera de evitar en lo posible sus perjuicios. Lizer. Nota sobre la «ura» y Otras larvas dañinas de dipteros, por el Dr. Ferxawno Lamiue. Dirección General de Ganadería. Un folleto de 15 páginas. Buenos Álres, 1910. En esta nola de vulgarización el autor trata de algunas moscas, cuyas larvas son perjudiciales al hombre, ganado y frutas. Entre las primeras se encuentra la Dermato- bia hominis (Sax), vulgarmente llamada « ura », y que, á pesar de ser tan común en la región norte de la República, es muy poco lo que de ella se sabe; se agregan en este trabajo algunos datos nuevos sobre esta mosca. Entre las segundas cita á la Chrysomyia macellaria (Fab.), C. wheeleri HoucH. y una tercera especie que ha resultado nueva y que el autor describirá con el nombre de Chrysomyia lynchi, habiendo sido hallada por la expedición VirLamaYorR en Nueva Pompeya (Chaco), según parece, sobre un ternero agusanado. La mosca que cita como parásita de las frutas es la Anastrepha fratercula (Wirn.) Lw., hallada sobre chirimoya en Salta y Tucumán. Débese agregar á esto que este díptero fué señalado por WevyewxBerRGH en 1874 como parásito de los duraznos en el país; la describió con el nombre de Anthomyia frutalis, que ha resultado ser sinónimo de Anastrepha fratercula, según Brérnes, quien á su vez la ha encontrado, como lo hace constar en una de sus publicaciones. (Las plagas de la agricultura, un” 2, agosto 25 de 1913, página 23. Buenos Aires.) El Dr. LammutE dice en esta parte de su trabajo que ni él ni el entomólogo Sr. LouxsgurY, que visitó la República con objeto de estudiar las moscas de las frutas, han podido hallar la Ceratitis capitata en el país. El que subscribe encontró en 1913 en unos duraznos semipodridos dos larvas, de las que nacieron unas moscas en todo semejantes á los dibujos que de la Geratitis capitata traen algunos tratados de parasitología vegetal. Deseando cerciorarse si efecti- vamente se trataba de esla especie, llevó un ejemplar al señor BrérHes, quien recono- ció en seguida á la mosca en cuestión. Por otra parte, este mismo señor ha señalado la presencia de la C. capitata en la Argentina en un trabajo publicado en 1913. (Las plagas de la agricaltara, n* 1, julio 25 de 1913, p. 7. Buenos Aires.) Agrega, además, en él que dicha mosca « es conocida en Sud América desde más de veinte años y en varias parles se cita como existiendo también en Buenos Aires ». r , 4 Cróxica y BirmuioGraArÍa 6ri1 Á pesar de esta pequeña rectificación bibliográfica, la publicación del Dr. Lame no desmerece en nada, pues la mente de su autor ha sido dar á la publicidad datos prácticos para el reconocimiento de esas larvas de moscas dañinas. Fuera de los dibujos de conjunto y detalle intercalados en el texto, trae al final dos buenas láminas en negro, siendo de lamentar que por motivos de economía no se hayan iluminado. ; CG. Lizer. Neue amerikanische Dipteren, por F. HexbeL. Deutsch. Ent. Zetísch., p. 151-176, 1914. Entre los dípteros americanos nuevos que en este trabajo se describen, pueden con- siderarse como propios de la fauna argentina á los tres siguientes : Neodryomyza lenti- phora, n. g., n. sp.; Triconopsis longicornis, n. g., n. sp. y Aciuroides insecta, n. g., n. sp., á pesar de haber sido hallados el primero en Punta Arenas y los dos últimos en el Paraguay. : Lizer. Eine neue sudamerikanische Art der Dipterengattung Cyrto- notum, por el Prof. M. Brzz1. Deutsch. Ent. Zettsch., p. 199, 1914. Aunque este nuevo díptero, Cyrtonotum decumanum, haya sido capturado en Puerto Bertoni (Paraguay) por el Sr. Scmrortrky, es casi seguro que su área geográfica se extienda á toda la parte norte de la Argentina, y, por lo tanto, he creído conveniente se le diese á conocer. E izer. Beschreibung einer neuen Crabronide aus Paraguay, por C. SCHROTTKY. Deutsch. Ent. Zettschr., p. 624-625, 1914. La misma reflexión hecha para la especie anterior, es aplicable á este nuevo crabro- nido que describe el autor y cuya procedencia es también Puerto Bertoni. Su nombre es Xylocrabro umbrosus. hi Lizer. El género Tatochila Burr., lo que sabemos y lo que ignoramos de él, por el Dr. Eucexto GracomeLtI. Extracto de los An. Mus. Hist. Nat. Bs. Aires, t. XXVI, p. 4034 415. Mayo de 1915. En este trabajo el autor se ocupa de las relaciones y parecido del género Tatochila con otros, ya sudamericanos, ya de otras partes del mundo y en especial de las estre- chas relaciones con el género Pieris, de la región paleártica, del cual parece derivar. En seguida trata de las especies de Tatochila hasta hoy conocidas y da un árbol ge- nealógico provisional, en el cual ha procurado « reunirlas según su afinidad natural y de hacerlas derivar de la manera más lógica posible ». Es casi seguro que este árbol deba modificarse, como lo dice su autor, debido á los imperfectos conocimientos que de muchas especies se tienen. En efecto, de una de ellas se conoce solamente el ejemplar tipo, sin que haya vuelto á encontrarse otro igual. . , ROL. SOC, PHYSIS. — T. 1 19 bro BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYS/S Cuando se hallen nuevos ejemplares resultará quizás que el número de las especies ha sido exagerado. De ahí, pues, que las 11 especies de Tatochila se reducirán, si no á la mitad, quizás á las dos terceras partes, una vez conocidos ambos sexos, evolución, etc., de todas aquellas de las que por el momento muy poco se sabe. Concluye esta interesante publicación con un cuadro, en el cual se consigna todo lo que sobre las 11 especies se conoce. Á pesar de aportar el Dr. GracomeLr muchos datos nuevos, superabundan en dicho cuadro los interrogantes, que es de esperar los vaya haciendo desaparecer poco á poco. GC. Lizer. Zur Kenntnis der Syntomiden Argentiniens (Ler.), por P. Jór- GENSEN. Zells. fir wissenschaf. Insel:tenbiol., Bd. XVHLEIX, Heft 1, 2, 9, EQLS, Durante los viajes que el autor ha llevado á cabo por la República, tuvo oportunidad de coleccionar y hacer observaciones sobre los Sintomidos, todo lo cual reune en este trabajo, y, además, trata en la introducción de las relaciones de la fauna misionera y la de las regiones de los países limítrofes; de la diminución de esos lepidópteros á medida que se avanza hacia el sur; de la predilección que tienen por ciertas plantas, como el Senecio brasiliensis, sobre la cual se les ve agrupados por centenares, lo que facilita al entomólogo su captura. Dice que las 20 mariposas de este grupo por él coleccionadas forman una mínima parte de las existentes en el país, y que muy probablemente ascenderán á 70 y más especies cuando se visiten las regiones del norte, aun imexploradas desde el punto de vista entomológico. Agrega que los ejemplares recolectados en Misiones, son los mis- mos que aquellos obtenidos por Scmrorrky en el Paraguay, cosa que, por otra parte, no es de extrañar dada la semejanza de ambas regiones. Los Sintomidos nuevos para la Argentina son los siguientes: Pseudosphex sericea Scmror.; P. noverca Schaus.; Neotrichura penates Druce; Isanthrene melas (Cram.); Gymnelia ranthogastro (PerrY); Mesothen despecta Wex.; Leucotnemis pleuraemata para- nensis Scmror., todas ellas procedentes de Misiones; Cosmosoma centrale (Wek.), en Buenos Aires y Misiones; C. ignidorsia Hames y C. plulona Scnauss., ambas en Misio- nes; Eurota histrio (Guer.), en Salta y Jujuy; £. paraguayensis (Scuror.); Paraethria triseriata H. S.; Aethriopsis barbata Scmrot.; Argyroeides braco (H. S.); A. sanquinea Scuaus.; A. lydia Druce; A. favipes Hames; Diptilon bivittata (Wrx.); D. doeri (Scmaus.); D. telamonophorum Prirrw.: Eumenogaster pseudopolybia Scmror.; Tipolodes ima Borsb.; Callopepla inachia (Scmaus.); Aclytia terra Scmaus.; Neacerea rufiventris (Scmaus.1; Philoros opaca Bo1sp., todas de Misiones. : Además, describe como nueva especie á Eurota spegazzinii y Saurita trichopteraefor- mis, también de este territorio, lo mismo que las dos subespecies siguientes : Phara Jflavicosta missionam y Gymnelia taos jujuyensis, de Misiones y Jujuy respectivamente. Lizer. Descriptions of South American Micro-Lepidoptera, por E. Mexrick. Trans. Entom. Soc. London. LQLo: P. 170-200. Crónica Y BinrioGrArÍA 613 Esta contribución al conocimiento de los Microlepidópteros de la región Neotrópica, consta de 61 especies muevas para la ciencia, de las cuales y fueron recolectadas en la República Argentina. Ellas son : Cnephasia dryoglypta, procedente de Paraná; Argyrotoxa melanophyta, de Tucumán; Trichotaphe meconotis, de Paraná; Coptotelia chaldaica, de Paraná; Trichos- tibas cyanombra, de Paraná; Acrolophus practica, de Paraná y Tucumán; A. tricausla, de Paraná; A. subfusca, de Tucumán; A. phaeomalla, de Paraná. En la misma revista y en el año 1911, Mr. Mexr1c publicó un trabajo sobre los Microlepidópteros de Sud América, entre los cuales aparecen 13 propios de la Argen- tina. Á continuación van los nombres de esas especies, con la indicación de su pro- cedencia : Phalonia vorticata, procedente de Paraná; Capua eylophaea, de Tucumán ; Eulia tho- leraula, de Paraná; Cnephasia clisias, de Paraná; Eucosma leucodesma, de Paraná; Bork hausenia crimnodes, de Paraná; Machimia morata, de Paraná; M. chlorochroa, de Paraná; Coptotelia ioleuca, de Paraná; C. lecithitis, de Paraná; Cryptolechia chordostoma, de Paraná; Ethmia chalcodora, de La Plata; Brachysymbola sepuleralis, de Tucumán. La especie Lecithocera fausta Mexr., que el autor supone originaria de la región Indo-Malaica, le fué enviada de Paraná, resultando por consiguiente nueva para la Argentina. Lizer. > Beitrag zur Biologie einiger sudamerikanischer Bienen, por P. JórGewNSEx. Zelschrift fir wissenschaftliche Inseltenbioloqie, Bd. VIII, p. 268-272, 1912. El Sr. Jórcexsex durante su permanencia en Misiones tuvo ocasión de observar en su propio habitat á la abeja Megalopta (Megaloptella) ipomoeae, de la cual da en este trabajo algunos datos biológicos. La descripción de esta especie, que resultó nueva para la ciencia, la hace al final el Sr. €. ScurottTky. La otra abeja observada por el autor en la provincia de Mendoza es Hemisia nigri- ventris (Burm.). Lizer. Einige neue Bienen aus Sud-Amerika, por €. Scurorrky. Deutsch. Ent. Zeitschr., p. 625-630, 1914. Describe el autor un género y cuatro especies de himenópteros nuevos para la ciencia. Son ellos, de la familia Diphaglossidae : Ptiloglossa giacomelli, procedente de La Rioja (R. Arg.) y capturado por el Dr. Gracomertr, á quien está dedicada la especie. De la familia Andrenidae : Oxystoglossa posadensis, procedente de Posadas (Misiones). El género nuevo pertenece á esta familia y es Ctenocorynura con la especie C. ver- noniae, procedente de Puerto Bertoni (Paraguay). relacionándose su nombre con el de Vernonia scorpioides Perk., sobre cuyas hojas fué hallada. De la familia Anthophoridae : Melissodes bonplandianus, encontrado en Bonpland (Misiones) por el Sr. JórGeExsEx. De la familia Nomadidae : Odyneropsis melancholica, de igual procedencia que la anterior y cazada por la misma persona. Lizer. 614 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD PHYSIS Notes synonymiques sur quelques insectes argentins (Dirr. et Ler.), por J. Brirues. Bull. Soc. Entom. France, n” 1, p. 58-59, 1914. El autor comienza en este trabajo por ocuparse de la sinonimia de las especies des- criptas por el Dr. WeyewsercH en los Anales de Agricaltura de la República Argentina, desde los años 1873 á 1875. La Pyralis zapallitalis de este autor es simplemente Eudiopsis hyalinata de LixxEO, según ya lo había establecido Bera. Chyliza persicorum WeyexB.; dice el Sr. Brérnmes estar seguro que es sinónima de Drosophila ampelophila Lor w. Anthomyia (Trypeta) frutalis Wkeyexs.; la da como sinónima de Anastrepha fraterca- lus (Wiep.). Nemoraea (Doringia) acridiorun Wevewxn., es para el autor, como ya lo ha demostrado anteriormente, un verdadero taquínido, perteneciente al género Brachycoma Roxb., el cual tiene también por sinónimo á Sarcophaga minuta Lan. Lasioplera hieronymi WexewxB.; dice no conocerla aún, pero que Lorw la ha colocado en el género Asphondilia. Á la llamada vulgarmente « mosca brava » entre mosotros, la ha clasificado como Stomozis calcitrans L., dándole por sinónimo á la S. nebulosa de Fabnricius. Concluye el trabajo diciendo que el género Osca de Waker, debe emplearse en lugar de Diatomineura Roxb., puesto que la especie típica de los dos autores es Pan- gonia depressa Maco., resultando entonces Osca lata (Guer.) = P. depressa Macao. y O. australis (PmiuL.); por fin agrega que no se extrañaría si Scepsis nivalis Warxk. tu- viese por sinónimo á Pangonia lasiophthalma Vax ber Wure. Lizer. Beitrage zur Kenntnis der Cynipiden (Hvym.), por H. Henricre. Deutsch. Ent. Zettschr., p. 634-637, 1914. Entre los cinípidos neotrópicos nuevos que en este trabajo se describen, se cuentan algunos procedentes de la Argentina y uno del Paraguay. En la subfamilia Aspicerinae describe el autor un género y dos especies nuevas. Conaspidia neotropica, n. g., n. sp., fué hallada en Tucumán por el Sr. J. SrervmacH y Neralsia fiebrigi procede del Paraguay, habiéndola coleccionado el Sr. K. Fiemni6. En la subfamilia Eucoilinae una especie nueva, Cothonaspis steinbachi, y descripción del macho de Chrestosema pallidipes que no se conocía; ambos procedentes de Salta y enviados al autor por el Sr. Srerxpach. Lizer. Con el presente número termina el tomo | de este Boletín Se adjunta el sumario correspondiente ANIOS done Ae UA: Lira DA e y t A DE LA SOCIEDAD YSIS'M PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA o 1 E | DS Buenos Aires, 30 de Abril de 1912 E. | “TOMO 1. | ! ¿0 o SUMARIO | E 0 i + . k / é : ... ) Bareside la: Soviédad Moca LO e 2 | mM D. a. A e O A A AA 5 — Hduardo L. Holmberg... Moluscos argentinos en parte nuevos, coleccionados : OP PrRARGO AROSIOTE la alos ea 19 Cristóbal M. Hicken..... Contribución á la Flora de San Luis........... 26 Horacio Damianovich. La teoría electrocoloidal de la cariocinesis ...... 32 José M. de la Rua. . Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina. 43 qq Carlos A. Marelli... a OBERAOn fetos de P hocIdae, aio usa ajaja > 47 M. Doello-J urado. AE Td Apuntes NAO A AN 52 ¿Re - Cuónica Y Binliocnaría: El nuevo director del Museo Nacional de Buenos Aires. — Las obras de só Giard : algunas ideas sobre la educación de los niños. — -Á propósito de la estructura celular. — Flora de Buenos Aires — Las q gramíneas argentinas. — Los zooparásitos de los animales domésticos del país. — Los -— Protozoos de agua dulce de la Argentina — Los Sarcosporidios. — Un Anqui- -lostoma parásito del zorrino. — Los Briozoos fósiles de la Patagonia. — El y huemal y el avestruz palagón en el N. O. de la República..... e de 57 1 O AS DÁ y E BUENOS AIRES 1 ] IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CON[ HERMANOS 684 — CALLE DEL PERÚ — 684 — AS IQ +. : A | AMAN ANSAS SUN : E . pS STATE EN A GOcDETÍN '"DE LA SOCIEDAD PAYsis PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA N* 2 Buenos Aires, 31 de Agosto de 1912 TOMO I SUMARIO Angel Gallardo......... Visita á la Estación Bivlógica de Roscof]....... 69 Cristóbal M. Hicken.... Algunas plantas uruguayas... ....o.ooooooooooos 7h Juana G. Dieckmann... Un nuevo Solanum argentino................ 77 Lucien Hauman-Merck. Sobre la polinación de una Malpighiácea del géne- ro Stigmaphyllon ........ JR AN Jean Bréthes........... Description d'un Coléoptere argentin. nouveau. ... 87 J. M. de la Rua.-.....-. Sobre un ciliado parásito del sapo............. 88 M. Doello-Jurado.....-. Campaña contra la langosta en la región perma- e E o AO A RESTE Y O PEREA 92 Crónica Y BimLioGRAFÍa : Profesor D. José Arechavaleta. — Progresos de las Ciencias Naturales en el país debidos á la iniciativa privada : el « Darwinion » del Prof. Dr. Hicken. — Escuela de Ciencias Naturales : El premio Strobel para 1911. Creación de becas para el Doctorado. — Noveno Congreso Inter- nacional de Zoología. — Anales del Museo de H. Natural de Buenos Aires. — Especies nuevas de moluscos de la fauna argentina. — Arboles nuevos de Tucu- mán. — Signos actuales de evolución en el caballo criollo. — La destrucción de la langosta por sus enemigos naturales. — Revista del Museo Paulista. — Flora micológica argentina. — Catálogo de los coleópteros de la Argentina. — Revista : Chilena de Historia Natural .....ooomooocorroooccrnoccraro 96 — ATI BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — GALLE DEL PERÚ — 68% [912 BASES DE LA SOCIEDAD: PHYSIS rr, APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQHI e 1* El principal objeto de la Sociedad Pnxsis, que se ha constituido en Buenos Aires el 1* de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción cientifica del país en el ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, .mediante la asocicción amistosa de los que las cultivan desinteresadamente. 2* La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que insertará los trabajos de sus socios ó los de las personas que deseen colaborar en los fines de la asocia- ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta serie de publicaciones, la Sociedad Puxsis emprenderá la traducción ó adaptación de obras cientifi- cas extranjeras que juzgue interesantes, como asimismo la reimpresión de obras agotadas. 3* El fondo social, constituído por las cuotas mensuales de los miembros y por los me- dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente á costear las publicaciones de la Sociedad. *L* La Sociedad efectuará reuniones mensuales 'con fines de mutua aproximación y de inter- cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre temas de vulgari- zación de historia natural, y procurará pealtzas excursiones científicas en el territorio Ú ¿de de*él. ; -*5% La Sociedad Puysis, empeñada en la difusión de las ciencias naturales, intercederá ON los medios que crea más adecuados, á fin de que la enseñanza de estas asignaturas en los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, en la forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la naturaleza, cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas y morales. Á este fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos los elementos de que disponga, cada vez que le sean solicitados. 6* Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual aislado puede hacer en proba de estas ciencias, antes bien, apreciándolo de un modo particular, la Sociedad, convencida em- . pero, de.que una enseñanza superior, metódica y práctica, es altamente provechosa al adelanto. de ellas, y como constituida, por otra parte, en su mayoría por ex alumnos ó alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se empe- ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango que merece en la alta cultura nacional, como que representa un conjunto de fecundas disciplinas inte- lectuales que no tienen su equivalente en ninguna de las otras carreras universitarias, y aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos suficientemente preparados en su carácter de investigadores científicos, y con la justa conciencia del papel que les está asignado dentro de una civilización armónica, como encargados de conservar y acre- centar el inapreciable patrimonio constituído por las conquistas seculares de la filosofía natural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. DEA $ IN MA A AO Ya EN -BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ET q id 3 Ñ e SE ho h Ñ En 7 E ee y z — Ne 4 DAN ENE NA UA e LIA Le) o / Ñ A y 0 Y Se) A PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA t N* 3 Buenos Aires, 31 de Diciembre de 1912 TOMO I SUMARIO F-Ameghino..........-': Páginas inéditas : « La persistencia de la vida y la Or o A AA Cristobal M. Hicken.... Canistellam Neuqueni........0.o..oooo..o..oo... Angel Gallardo......... Observaciones sobre una hormiga invasora....... Carlos A. Marelli...... Notas sobre los Priapúlidos.................. HOM de 19 UA... ose Un Ciliado parásito de la lombriz de tierra..... Crónica Y BiLi0GRAFÍA : | Eugenio Autran, Prof. Francisco Podestá. — Escuela de Ciencias Naturales : Premio Strobel para 1912. — Contribución al estudio de las Solanáceas argentinas. — Contribución al estudio de las Escrofulariá- ceas bonaerenses. — Contribución al estudio de las Labiadas bonaerenses. — Contribución al conocimiento de la vegetación del Noroeste de la R. Argentina. — Constitución geológica de la parte meridional de la provincia de La Rioja. — Nuevas especies de Insectos Dermápleros de la Argentina. — Revista del Museo de La Plata. — Noticia preliminar sobre una especie de marsopa del Río de la Plata, Phocaena dioptrica. — Revista de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de La Plata. — Boletín del Museo Nacional de Chile. — Bulletin de la Bibliotheque Américaine. — Actes de la Société Scientifique du Chili. — Anales del Museo Nacional de Montevideo. — Tra- bajos del 4% Congreso Científico, Chile 1908. — Deustche Súdpolar-Expedi- E A A a A A BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — GALLE DEL PERÚ — 684 [gia 109 116 133 139 144 BASES DE LA SOCIEDAD PHYSIS APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQ11 1* El principal objeto de la Sociedad Puxsis, que se ha constituido en Buenos Aires el 1* de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción científica del país en el ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, mediante la asociación amistosa de los que las cultivan desinteresadamente. 2* La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que insertará los trabajos de sus socios ó los de las personas que deseen colaborar en los fines de la asocia- ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta serie de publicaciones, la Sociedad Puxsis emprenderá la traducción 6 adaptación de obras cientifi- cas extranjeras que juzgue interesantes, como asimismo la reimpresión de obras agotadas. 3* El fondo social, constituído por las cuotas mensuales de los miembros y por los me- dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente á costear las publicaciones de la Sociedad. ' 4* La Sociedad efectuará reuniones mensuales con fines de mutua aproximación y de inter- cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre temas de vulgari- zación de historia natural, y procurará realizar excursiones científicas en el territorio ó fuera de él. 9* La Sociedad Puysis, empeñada en la difusión de las ciencias naturales, intercederá por los medios que crea más adecuados, á fin de que la enseñanza de estas asignaturas en los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, en la forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la naturaleza, cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas y morales. Á este fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos los elementos de que disponga, cada vez que le sean solicitados. 6* Sin desconocer. todo lo que el esfuerzo individual aislado puede hacer en provecho de estas ciencias, antes bien, apreciándolo de un modo particular, la Sociedad, convencida em- pero, de que una enseñanza superior, metódica y práctica, es altamente provechosa al adelanto de ellas, y como constituida, por otra parte, en su mayoría por ex alumnos ú alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se empe- ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango que merece en la alta cultura nacional, como que representa un conjunto de fecundas disciplinas inte- lectuales que no tienen su equivalente en ninguna de las otras carreras universitarias, y aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos suficientemente preparados en su carácter de investigadores cientificos, y con la justa conciencia del papel que les está asignado dentro de una civilización armónica, como encargados de conservar y acre- centar el inapreciable patrimonio constituído por las conquistas seculares de la filosofía natural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA Aparece, impreso en los talleres de la casa Cowr Hermaxos, en números ó entregas, sin fecha fija, pero con intervalos de tres meses aproximadamente. Está consagrado á las ciencias naturales, y especialmente biológicas, de preferencia en lo que se relacionan con la República Argentina. Cuenta para ello con la colabora- ción de la mayor parte de los naturalistas del país. Sus artículos comprenden temas de BroLocía GENERAL, CrroLocía, HistoLoGíA, ÁNATO- MÍA, FysroLoGÍA GENERAL, ZOOLOGÍA DESCRIPTIVA (Fauna ARGENTINA), BOTÁNICA GENERAL Y ESPECIAL (FLORA ARGENTINA), MINERALOGÍA, GrEoLOGÍA, PALEONTOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, etc., sin excluir las demás ciencias físicas, en lo que se relacionan con aquéllas. Con el fin de contribuir á la realización del deseo expresado en sus Bases (5*), la Sociedad distribuye su Boletín á todos los Colegios Nacionales y Escuelas Normales de la República, á fin de que llegue á manos de los señores profesores de estas asignatu- ras, que á menudo carecen, por la falta de una publicación de esta índole, de datos ó reseñas que puedan facilitar el desempeño de sus cargos. Por la misma razón, pro- curará satisfacer cualquier consulta relacionada con la enseñanza de la ciencias natura- les en aquellos establecimientos, sea directamente, sea por intermedio del Boletín. SECRETARIO GENERAL PRESIDENTE TESORERO Martín DoeLLo-Jurapo Dr. José M. De La Rua AwceEL Brancmi LiscHETTI Profesor de Zoología Profesor suplente de Zoología Farmacéutico; Ayud. de Química en el Instituto N. del Profesorado enla Universidad de Buenos Aires en la Facultad C. Médicas SECRETARÍA Y ADMINISTRACIÓN DE LA Socienao PHYSIS LA3IRATORIO DE ZOOLOGÍA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS PERÚ 222, BUENOS AIRES SUMARIO DEL N* 1 (romo 1, PAG. 1-68, ABRIL 30-1912) ae Bases de la Sociedad. MID SA NE Florentino Ameghino. Eduardo L. Holmberg... Moluscos argentinos en parte nuevos, coleccionados po Franco Pastore. Cristóbal M. Hicken..... Contribución á la Flora de San Luis. Horacio Damianovich... La teoría electrocoloidal de la cariocinesis. José M. de la Rua....... Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina. Carlos A. Marelli........ Sobre dos fetos de Phocidae. M. Doello-Jurado....... Apuntes entomológicos. Crónica Y BrmLioGRAFíA : El nuevo director del Museo Nacional de Buenos Aires. — Las obras de Alfred Giard : algunas ideas sobre la educación de los niños. — Á propósito de la estructura celular. — Flora de Buenos Aires — Las gramíneas argentinas. — Los zooparásilos de los animales domésticos del país. — Los Protozoos de agua dulce de la Argentina — Los Sarcosporidios. — Un Anquilostoma parásito del zorrino. — Los Briozoos fósiles de la Patagonia. — El huemaul y el avestruz patagón en el N. O. de la República. SUMARIO DEL N" 2 (romo 1, PAG. 69-108, AGOSTO 31-1912) Angel Gallardo......... Visita á la Estación Biológica de Roscoff. Cristóbal M. Hicken.... Algunas plantas uruguayas. Juana G. Dieckmann... Un nuevo Solanum argentino. Lucien Hauman-Merck. Sobre la polinación de una Malpighiácea del género Stig- maphyllon. Jean Brethes........... Description d'un Coléoptere argentin nouveau. J. M. de la Rua.......-. Sobre un Ciliado parásito del sapo. M. Doello-Jurado....... Campaña contra la langosta en la región permanente. Crónica Y BibLIOGRAFÍA : y Profesor D. José Arechavaleta. — Progresos de las Ciencias Naturales en el país debidos á la iniciativa privada : el « Darwinion » del Prof. Dr. Hicken. — Escuela de Ciencias Naturales : El premio Strobel para 1911. Creación de becas para el Doctorado. — Noveno Congreso Internacional de Zoología. — Anales del Museo de H. Natural de Buenos Aires. — Especies nuevas de Moluscos de la fauna argentina. — Arboles nuevos de Tucumán. — Signos actuales de evolución en el caba- llo criollo. — La destrucción de la langosta por sus enemigos naturales. — Revista del Museo Paulista. — Fiora micológica argentina. — Catálogo de los coleópteros de la Argentina. — Revista Chilena de Historia Natural. Este BOLETÍN se halla en venta en la Librería del Colegio ÁLSINA y BOLÍVAR, Buenos Aires, á $ 1 m/n cada número BOLETIN DE LA SOCIEDAD PHYSIS PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA Aparece, impreso en los talleres de la casa Cow Hermanos, en números ó entregas, sin fecha fija, pero con intervalos de treg meses aproximadamente. Está consagrado á las ciencias naturales, y especialmente biológicas, de preferencia en lo que se relacionan con la República Argentina. Cuenta para ello con la colabora: ción de la mayor parte de los naturalistas del país. Sus artículos comprenden temas de BroLocía GENERAL, Crronocía, HistoLocía, ÁNATO> mía, FisroLOGÍA GENERAL, ZOOLOGÍA DESCRIPTIVA (FAUNA ARGENTINA), BOTÁNICA GENERAL 'Y ESPECIAL (FLORA ARGENTINA), MiweraLocía, GeoLoGíA, PALEONTOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, etc. sin excluir las demás ciencias físicas, en lo que se relacionan con aquéllas. 130 Con el fin de contribuir á la realización del deseo expresado en sus Bases (5). la Sociedad distribuye su Boletín á todos los Colegios Nacionales y Escuelas Normales de la República, á fin de que llegue á manos de los señores profesores de estas asignatu- ras, que á menudo carecen, por la falta de una publicación de esta índole, de datos ó reseñas que puedan facilitar el desempeño de sus cargos. Por la misma razón, pro- curará satisfacer cualquier consulta relacionada con la enseñanza de la ciencias natura- les en aquellos establecimientos, sea directamente, sea por intermedio del Boletín. SECRETARIO GENERAL PRESIDENTE TESORERO Manrtíx DorLLo-Jurapo Dn. José M. pe La Rua AxceL Brancmr LiscHerri Profesor de Zoología Profesor suplente de Zoología Farmacéutico; Ayud. de Química en el Instituto N. del Profesorado enla Universidad de Buenos Aires en la Facultad C. Médicas SECRETARÍA Y ÁbmINIsTRACIÓN DE LA Socienao PHYSIS LABORATORIO DE ZOOLOGÍA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS PERÚ 222, BUENOS AIRES SUMARIO DEL N* 1 (romo 1) (68 PÁGINAS Y 12 FIGURAS. — ABRIL 30 DE 1912) ' My : Bases de la Sociedad. MED Di UA ios Florentino Ameghino. Eduardo L. Holmberg... Moluscos argentinos en parte nuevos, coleccionados por Franco Pastore. Cristóbal M. Hicken..... Contribución á la Flora de San Luis. Horacio Damianovich... La teoría electrocoloidal de la cariocinesis. José M. de la Rua ...... Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina. Carlos A. Marelli........ Sobre dos fetos de Phocidae. M. Doello-Jurado....... Apuntes entomológicos. Crónica y BibLi0GrRAFÍAa : El nuevo director del Museo Nacional de Buenos Aires. — Las obras de Alfred Giard : algunas ideas sobre la educación de los niños. — Á propósito de la estructura celular. — Flora de Buenos Aires — Las gramíneas argentinas. — ¿Los zooparásitos de los animales domésticos del país. — Los Protozoos de agua dulce «de la Argentina — Los Sarcosporidios. — Un Anquilostoma parásito del zorrino. — Los Briozoos fósiles de la Patagonia. — El huemul y el avestruz patagón en el N. O. de la República. Este BOLETÍN se halla en venta en la Librería del Colegio ALSINA y BOLÍVAR, Buenos Aires, á $ 1 m/n cada número SECRETARÍA Y ADMINISTRACIÓN DE LA SocieDAaD PHYSIS LABORATORIO DE ZOOLOGÍA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS PERU 222, BUENOS AIRES Este BOLETÍN se halla en venta en la Librería del Colegio ALSINA y BOLÍVAR, Buenos Aires, á $ 1 m/n cada número E: AAAOBDALO 0 a Eduardo L. Holmberg. Cristóbal M. Hicken.... Horacio Damianovich.. 53 Carlos A. Marelli...... Jean Brethes..., Cróxica Y BIBLIOGRAFÍA : Carlos A. Marelli....... M. Doello-Jurado....... OLE TIN DE LA SOCIEDAD PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA N* 4 Buenos Aires, 31 de Mayo de 1913 TOMO I SUMARIO Páginas inéditas : «La persistencia de la vida y la A A A IS O Vaginúlidas Argentinas. ......ooomooomoo.... Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya..... Los fermentos oxidantes y la bioquímica del siste- ma nervioso. Oxidasas en la substancia gris... Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia)... PA Description d'un Pandeleteius (Coleopteres Curcu- lionides) nouveau de Buenos Aires........... Sinopsis eraneológica de los Patagones antiguos. . Conveniencia de establecer un parque natural en los alrededores de Buenos AldreS............... Ley nacional sobre yacimientos paleontológicos y arqueo- lógicos. — Las obras y correspondencia de F. Ameghino. — Sociedad « Phy- sis». Reorganización de la Comisión Directiva. — Cambios en el medio ambiente de la vida durante el cuartenario. — Sobre cerebros fósiles de la fauna argen- tina. — Trabajos prácticos para los cursos de Fisiología vegetal. — Manual de manipulaciones de Botánica. — Contribution a la Flore bryologique de 'Uru- quay. — Los mosquitos de la R. Argentina. — Contribución á la ornitología del Paraguay. — El delfin Lagenorhynchus Fitzroyi (Waterhouse) Flower, capturado en Mar del Plata. — Nota sobre siete peces de las costas argenti- nas. — Mortandad de peces en el río de la Plata. — Anales del Museo N. de Historia Natural de Bs. As. — Publicaciones de la Dirección Gral. de Minas, Geología é Hidrología. — Anales de la Sociedad Cientifica Argentina. — Actas del XVII Congreso Internacional de AmericanistaS.......ooooooo.... £ AO SS DA BUENOS AIRES - IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HEKMANOS Es 684 — CALLE DEL PERÚ — 684 1913 Y” - Es pe Be e ¿e de E on SN 157 lb, 162 e 179 8 182 1 pat: 186 0 ¿5 84 : E 192 ie ña 193 vel $ 200 ES dE pi $ vo a Mos A E E ba +4 ¡A e Ma pe e TITS CIAT pr [1] O 5 ] IIA Y A AD o 0 ad! PUIG E NS ñ AAA A Y a, UAEAO ds ll AÑ NAAA o po : CARA IIA TAS BASES DE LA SOCIEDAD PHYSIS ] 2 APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQTI w ETS: : , 1* El principal objeto de la Sociedad Puysis, que se ha constituido en Buenos Aires el e 1* de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción científica del país en el. ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, mediante la asocicción amistosa de fe los que las cultivan desinteresadamente. : 4 5 22 La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que insertará los 4 trabajos de sus socios 6 los de las personas que deseen colaborar en los fines de la asocia- des ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta serie de dor publicaciones, la Sociedad Puysis emprenderá la traducción ó adaptación de obras científi-- ] cas extranjeras que juzque interesantes, como asimismo la reimpresión de obras agotadas. E 3* El fondo social, constituído por las cuotas mensuales de los miembros y por los me- 8 dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente ú costear las publicaciones de la + Sociedad. | pes 4* La Sociedad efectuará reuniones mensuales con fines de mutua aproximación y de inter- cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre temas de vulgari- E zación de historia natural, y procurará realizar excursiones científicas en el territorio 6. 5 fuera de él. z ; ó* La Sociedad Puysts, empeñada en la difusión de las ciencias naturales, intercederá por los medios que crea más adecuados, á fin de que la enseñanza de estas asignaluras en los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, en la pe forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la naturaleza, A cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas y morales. Á estic oyes q fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos los elementos de - de que disponga, cada vez que le sean solicitados. a 0* Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual aislado puede hacer en provecho de. estas ciencias, antes bien, apreciánaolo de un modo particular, la Sociedad, convencida em- F. pero, de que una enseñanza superior, metódica y práclica, es altamente provechosa al Br. a adelanto de ellas, y como constituida, por otra parte, en su mayoría por ex alumnos ó ANA alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se empe- ES y a ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango quemerece j hi: en la alta cultura nacional, como que representa un conjunto de fecundas disciplinas inte- ES E lectuales que no tienen su equivalente en ninguna de las otras carreras universitarias, y % o. aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos suficientemente preparados. | Bop en su carácler de investigadores cientificos, y con la justa conciencia del papel que les. está asignado dentro de una civilización armónica, como encargados de conservar y acre- centar el inapreciable patrimonio constituído por las conquistas seculares de la filosofía natural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. o SS CArilos A. Marélli....:., 4 E y] NR ; ql rr : e z a So BOLETÍN DE LA SOCIEDAD - A PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA N* 5 Buenos Aires, 30 de Septiembre de 1913 TOMO I SUMARIO Guido Bonarelli........ Epirogenia y Paleogeografía de Sud América.... Roberto Dabbene....... Distribution des oiseauw en Argentine d'apres % Couvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds DO Armor: o de aa Luis María Torres ..... | Investigaciones antropológicas y geológicas en el lito- Carlos Ameghino ..... ral marítimo sur de la provincia de Buenos Altres. ' Angel Gallardo......... Dos palabras más acerca de la hormiga invasora Iridomyrmex humilis Mayr............... Examen anátomo-comparativo del encéfalo de La- gidium peruanum Meyen, en relación con el de O A NOS Observaciones referentes á los huesos supernumera- rios del cráneo cerebral........... MS SL Cróxica y BiLi0GRAFÍA : Ameghino en las escuelas. — Beca para el estudio de las Ciencias Naturales en la Universidad de Buenos Atres. — Concurso para el premio « Carlos Berg » 1913-14. — | José Mariño. — Geología y petrogra- fía de la Cordillera patagónica. — Nuevas especies de Aves de la Argentina. — Nota sobre los géneros Heptranchias y Hexanchus. — Himenópteros de la América Meridional. — Apuntes descriptivos sobre algunos Invertebrados en- contrados en un viaje á las islas Orcadas. — Notas sobre la helmintología chilena. — Contribución al estudio de las Pteridófitas de la isla de Pascua y descripción de dos nuevas especies. — Anales de la Sociedad Cientifica Argentina. a A BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONJ HERMANOS 684 — carre Perú — 684 o” 1913 284 BASES DE LA SOCIEDAD PHYSIS pr yn LA APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL 10 DE AGOSTO DE IQI1I e 4* El principal objeto de la Sociedad Puxss, que se ha constituido en [A Aia el ps 2 1% de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción científica del país da ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, mediante la asociación amistosa de E los que las cultivan desinteresadamente. eo 7 2: La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que casi po MS eco rapOS de sus socios 6 > los de las personas que inde E en. los fine ines e la asocia- q y + co se y Ls publicaciones, la cad Puysis emprenderá la iraduralfn ó Fdo AR de obras Pr cas extranjeras que juzque interesantes, como asimismo la reimpresión de obras EN 3* El fondo social, constituído por las cuotas mensuales de los miembros y por los me- dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente á costear las publicaciones de la Sociedad. ) E . 4* La Sociedad e fectuará reuniones mensuales con fines de mutua aproximación y de inter- cambio de opiniones entre sus miembros ; dará conferencias públicas sobre temas de vulgari- zación de historia natural, y procurará realizar excursiones científicas en el territorio 6 fuera de él. e A Y 5* La Sociedad Puxsis, empeñada en la difusión de las ciencias naturales, intercederá 27 por los medios que crea más adecuados, á fin de que la enseñanza de estas asignaturas en, los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, enla E : a: a forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas. dela naturaleza, - cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas Y, morales. Le este fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos. los elémentos de que disponga, cada vez que le sean solicitados. ¿Mo A ¿A e 0* Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual aislado. puede hacáb e en Ra estas ciencias, antes bien, apreciánaolo de un modo par ticular, la Sociedad, “convencida. em- pero, de que una enseñanza superior, metódica y práctica, es altamente provechosa al adelanto de ellas, y como constituida, por otra parte, en su mayoría. por. ez alumnos 6. A (de alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, «se empe- . ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango que merece. eS en la alta cultura macional, como que representa un conjunto de fecundas disciplinas inte- lectuales que no tienen su equivalente en ninguna de las otras carreras. Universitarias, y aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos sufi icientemente. preparados a: en su carácter de investigadores científicos, y”con la justa conciencia del papel que les está asignado dentro de-una civilización armónica, como encargados de conservar y acre- centar el inapreciable patrimonio constituido por las conquistas seculares de la fi losofía natural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á aros intereses generales. - pa . A . e 2 SA O ha + Ñ va e RN y 8 pP e o PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN 5 DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA E > A da PR LE o Buenos Aires, 31 de Marzo de 1914 [A | TOMO 1 A E SUMARIO EN Roberto -Dabbene ....... Distribution des “oiseauz en Argentine l'apres ET e q E ES - Vouvrage de Lord Brabourne et Chubb The Birds p A - of South America (suite et fin). ........... Carlos A Marelli. Luo. ¿Existen nuevas bandas sin tubérculos penr.ígeros co- ÍA RS - rrespondientes á las apterias, en los embriones o tl - de Pygoscelis adeliae Hombr. y. Jacq. ?...... ; cn A. Marelli ....... Otros datos acerca de los huesos fontanelari 10s- Y CC E E SS IM A O OS IPETNDE F. Outes... ooo... Sobre algunos objetos de piedra de forma insólita o A | % procedentes de Patagonia... .<...c...io.... Eq y - Carlos Eruch . qa y «+. Descripción de la hembra de Anoploderma (Pa- AN : thocerus) Wagneri Waterh........00..... LCR Cristóbal M. Hicken . Dos plantas nuevas y una nueva variedad........ IZ E ms : > > So Sn. -Cnóxica Y Hinodraa: Excursiones cientificas patrocinadas por el Museo Nacio- A os de Historia Natural. — Las excursiones cientificas del Museo de La Pla- e AR yé Y d ET ES a 5 > REN e y ta. — Anales del Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires. — e ¿ Mycetes Argenlinenses. — Algunos datos sobre hemíipteros hematófagos de la esa América del Sur. — La religión de los indios mataco-noctenes de Bolivia. — Sobre un caso de fasciación en el Pirus communis L. — Apuntes sobre una E saetilla híbrida, Bidens platensis. —*Notas sobre la Anatomía del aparato es- 5 piracular, laringe. y hioides de dos delfines : Phocaena dioptrica Lah. y Lage- cd norhynchus Filzroyi (Waterhouse) Flower. — Las Tenthredinoideas (Hym) de la República Argentina. — Etude phytogéographique de la région du Río Negro inférieur. — Nuevos comprobantes á propósito de la antigiiedad del caba- Mé en el Plata. — Nuevas consideraciones sobre las formaciones petrolíferas e de Tartagal y Aguaray (Dep. de Orán, Salta)..— Notes sur les Phytolaccacées : - Argentines. — Neue siidamerikanische Hymenopteren, — Nota sobre dos Ixodes de la R. Argentina y la medición de las garrapatas. —_ Anales de la Socie- dad Científica Argentina. — Catálogo sistemático de los Formícidos Argenti- nos. —“El nuevo edificio del Museo de Historia Natural. A Contribution to the Knowledge of the Orthoplera of Argentina. — Poma d' Argentine, * du Brésil, du Guatemala et de Cuba. — Neuer Beitrag zur Kenntnis der Odonatenfauna von Argentina. —-Verzeichnis der siidamerilcanischen Tri- chopteren, mit Bemerkungen úber einzelne Arlen........... ARA 8 >, pa ñ * y 3 SS EAS AN 5 E y 5% ” á e s - er A Y Sn pe > ; : SE A e A E SAIs AIRES 5 IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS A e 202.684 — CALLE PERÚ — 684 5 ad y 4 “A 4 mi Ti M y ' PS E a AS A J ra ASA EY 5. o 293 370 378 381 385 har publicaciones, la Sociedad Pnysis emprenderá la traducción: ó adaptación de obr cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre temas de o vulgari-= E zación de historia natural, ER Proeurará realizar. excursiones cio en. el terri fuera de él. A E. Ea , Pet Ho Ne sz. 27 forma más apropiada para. despertar ' en los alumnos el. gusto por las cosas de la. naturaleza, c+ fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro. de sus _PeGursos,. todos 1 o, elemen tos “adelanto de ellas, y como constituida, por otra Parte, en su mayoría. “por. en alum O o ll ae A E h 1 OEA BASES DE LA A SOCIEDAD PAS Ly 4 o . qe Sl As pe 42 Ú e 18 Pes APROBADAS. EN LA REUNIÓN DEL JO DE AGOSTO DE 1gra ' e Ñ y e] - e Eo eh E De ARS “, | | Eds ; y ; + , o : - : n des ' Ra 3 ha Y Eso BS CA | y , Y le ' z, 3 E? + d ¡Dd . e a iS LA A RS r” El pritlipó! objeto « de la Sociedad Puysis, que se ha constituído en Baenos Lires 1* de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción cientifica del. «palo vet ramo de ciencias naturales Y especialmente lote. mediante la no ny- los que las cultivan desinteresadamente. 0 AAC his 22 La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un. Boletín. en que insert as trabajos de sus socios ó. los de las personas que deseen colaborar en los Jines de la as asoc ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésla. Independientemente- de esta “serie d le Ñ ; 0 ; cas extranjeras que juzgue interesantes, como asimismo la reimpresión de obr ras agota das EA 3* El fondo social, constituído por las cuotas mensuales de los miembros. PE me- y dios que se resuelva arbitrar, se destinará Aereo á costear: las s: publicacio > 2 E EA Sociedad. : > » aa 4* La Sociedad a aa con fi ines ss de mutua road inter= A Po eS 5* La Sociedad Paysrs, ehpélada en la difusión de las ciencias naturales, eo por los medios que crea más adecuados, á fin. de”. que la enseñanza de estas. asignatur A ad de los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar. que los “planes les señalan, e enla. El cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas ¡Ese | este ». ES O ri Dn e -que disponga, cada vez que le sean solicitados. ES 268 A Sth 7 0 Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual ds puede hacer en provech de -. estas ciencias, antes bien, apreciánaolo de un modo particular, la Sociedad, convencida pero, de que una enseñanza superior, metódica y práctica; es en la alta: cultura nacional, como que representa un conjunto de 3 la ao lectuales que no tienen su equivalente en ninguna de las otras ctrreras INS aspira á le ¿A de 1 un perio: de PS, ei A céntar. el inapreciable patrimonio donstitaidó por Ted conquistas aspira a > natural, y de deducir de SS las ¿panties aplicaciones á los e al A ARO 5 . > Y DEERE A % A EN 1, pa Rs É Y «Pe A e - E: e RT A a e e e $ Pa. - % 4 ¿5 4 . A a Á , e y pa LIE A O E UE " A A E f . PE E LAA FA pe. E .. ra 2 : e Ed EE: RS] - A Ye m mL A o p 2 a , La > qn * '» si 1 . MS, ar > o e O E Boney DE LA SOCIEDAD PHYSIS. má y, Y D EL CULTIVO. Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA A pe : ñ s » a ja. pero con intervalos de tres meses aproximadamente; | tá. Cansojgrado ¿las ciencias "naturales, J O AE de cgi GÍA GENERAL, ZooLocía Descriptiva (Faura ARGENTINA), BorÁNICA GENERAL Y s de A más. ciencias físicas, € en pa qua se. relacionan con sao que: piel lo facilitar el ¡deipelfieno de sus cargos. Por e misma razón, pro- e cal E relacionada con la enseñanza de de ciencias natal yes COMISIÓN DIRECTIVA - yd ¿AOS > > del «Boletín y». : Josk M. DE. LA US : Cansos A A. Maneras ÉS z A 5 q $ * a Ed ¿QA Sociedad : o Josi Nácema Y Cantos Luzsn. > E : AxorL Braxcur Liscmerao. S A Gi - AL A « Boletín »: José Cannon. > da E % no rárdas! temas. lo BroLocía GENERAL, oli Hisrotodla; AÁwaro- A ARGENTINA), —MixERALOGÍA, GEOLOGÍA, PALEONTOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, etc, 1 E LABORATORIO DE ZOOLOGÍA DI ps q Ss + : > E ' AS 4 . y] Ja . o PS dE , A yr a 4 Jas Angel Gallardo. a E, MEE Visita á la , Estación PR eE Cristóbal M. Hicken.... Algunas plantas uruguayas. YA 7 GA Juana G. Dieckmann... Un nuevo Solanum argentino. e: ES es Lucien Hauman-Merck. * Sobre la polinación de una Malpighidcea ode inn ++ maphyllon. + %0S e Jean Bréthes, e Description d'un Caléópibre argentin nounea 2 J. M. dela Rua...... Sobre un Ciliado parásito del. sapo. M. Doello-J UTado....... - Campaña contra la langosto enla región per A IS > ¡Eronita 0% e E. O eS ee > ES . ee E e ARA SUMARIO DEL Ns 3 (rowo 4; PÁG. 109-156, DICIEMBRE. 31 Lapdes F. Ameghino. ADE Páginas indditas: na La persistencia de la vida. E la h .-- inmortalidad». 00 par AS Y DN Cristóbal M. Hicken.. .. Canistellam Neuqueni. O Angel Gallardo......... Observaciones sobre una hormiga invasora. A eb is : Carlos A. Marelli,..... Notas sobre los Priapúlidos. A *J. M. dela Rua......... Un Ciliado parásito de la lombriz de lierra. $ A e cid ¿Crónica y de El: PTE ES yn F.. Amoghino... A > Plginas inéditas : ale Pad! la cel $e la inmor 5 talidad».. se Yi NE E A -—Hduardo L. Holmberg.. - Vaginúlidas. osos CI RS: q A Cristóbal M. Hicken.... Dos nuevas plantas para la Flora. Uruguaya. PER Horacio Damianovioh. Los _Sermentos oridantes y la. bioquimica « del si e el y E. -vioso. Oxidasas en la substancia gris. za Carlos A. Marelli. «=..: Algas calcáreas de Golfo Nuevo Potasio E E Jean Bréthes. E EA + Description d'un Pandeleteius ( (Coleopteres taronida es) nouveau de Buenos Aires. E A AS Asis E | Ollas A. Marelli. - Sinopsis craneológica- de los Patagones antiguos Ss. . M. Doello-Jurado....... Conveniencia de establecer un Cua natural e en a A dedores de Buenos Areta Qi A 1 ; Sp, se FE za * ES E 7 SUMARIO DEL,N* 5. 5 (romo. IL, PÁG. 22 1299, serrano EJE TS Guido Bonarelli. Pe id Y: Paleogeografía de Sud Roberto Dabbene....... Distribution des oiseaux en rgentine « d'a pres Pa or is Lord Brabourne et Chubb “Phe Birds. of ¿South Ar mer: Luis María Torres .... ES Investigaciones antropológicas y geológicas enel 1 Carlos Ameghino...... l rítimo sur de la provincia « de Buenos Angel Gallardo......... Dos palabras. “más acerca de la: hormi myrmex humilis Mayr. A / Examen anátomo- -comparativ de pe _peruanum Meyen, en relación con el de ¿H Observaciones cel costes ee cráneo Dad AE Carlos A. Marelli... Este BOLETÍN se halla en eRbr e en Sd Lib : dela. a del Coleg ALSINA y BOLIVAR, Buenos Uca, á $ Y m/n cada n Mess TU ' a rece, palio en los talleres de la casa Cowmt Hermaxos, en núméros s ó entregas, echa: fija, pero con intervalos de tres meses aproximadamente. ; consagrado á las ciencias naturales, y especialmente biológicas, de- EA yA que se relacionan con la República Argentina. Cuenta para ello con la Sion la mayor parte de los naturalistas del país. E artículos comprenden temas de BroLoGía GENERAL, CrroLoGía, HisToLOGÍA, Axaro- , Cad GENERAL, ZooLoGía DESCRIPTIVA (Fauna ARGENTINA), —BoTÁNICA GENERAL Y sar Be ARGENTINA), MINERALOGÍA, GeoLoGía, PALEONTOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, elc., uir las demás ciencias lísicas, en lo que se relacionan con aquéllas. on el A Gn de contribuir ála realización del deseo expresado en sus Bases (5*), la da di stibuye su Boletín á os los St, Nacionales y Escuelas Normales de ] . á “menudo carecen, por de flia de una london de esta indole, de datos ó : qu ep edan: facilitar el desempeño de sus cargos. Por la misma razón; «pró- nl ts er cualquier consulta. relacionada con la enseñanza de la ciencias db : A o 12 0) Pe — COMISIÓN DIRECTIVA cs e o qa cn EE nte y Director d Nel « «Boleta » : José M. DE La Rua. E ae + $ + Cantos lt Marextr. : A ASI INS > iS creta e «Boletín» : :M. DortLo-Junapo. MA AS ce US, E dee a la Sociedad : Juan José NAGERA Y O o , a 2% ¿ : | l Ai A Ñ de Braxcmn Lisomertr. Na | Ea SECRETARÍA Y ADMINISTRACIÓN DE LA Socienao PHYSIS LABORATORIO DE ZOOLOGIA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS PERÚ 222, BUENOS AIRES o SUMARIO DEL N* 1 (romo 1, páG. 1-68, ABRIL 30-1912) ml Bases de la Sociedad. O A A A O Florentino Ameghino. Eduardo L. Holmberg... Moluscos argentinos en parte nuevos, coleceionados por Franco Pasltore, Cristóbal M. Hicken..... Contribución á la Flora de San Luis. Horacio Damianovich... La teoría electrocoloidal de la cariocinesis. José M. de la Rua....... Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina. Carlos A. Marelli........ Sobre dos fetos de Phocidae. M. Doello-Jurado....... Apuntes entomológicos. Hook Crónica y Bibliografía. SUMARIO DEL N* 2 (romo 1, PÁG. 69-108, AGOSTO 31-1912) Angel Gallardo......... Visita á la Estación Biológica de Rosco[). Cristóbal M. Hicken.... Algunas plantas uruguayas. Juana G. Dieckmann... Un nuevo Solanum argentino. Lucien Hauman-Merck. Sobre la polinación de una Malpighiácea del gerero Stig- . maphyllon. Jean Brothes.....:..... Description d'un Coléoptére argentin nouveau. 3. Mde la Rua.......:. Sobre un CGiliado parásito del sapo. M. Doello-Jurado....... Campaña contra la langosta en la región permanente. JO Cronica y Bibliografía. SUMARIO DEL N* 3 (romo 1, PÁG. 109-196, DICIEMBRE 31-1912) FP. ¡AMABAIDO. idos cs Páginas inéditas : « La persistencia de la vida y la o inmortalidad ». (3 Cristóbal M. Hicken.... Canistellum Neuqueni. Angel Gallardo......... Ubservaciones sobre una hormiga invasora. Carles A. Marelli...... Notas sobre los Priapúlidos. J,.M. de la Ruas "005. Un Ciliado parásito de la lombriz de tierra. HOME Crónica y Bibliograjía. SUMARIO DEL Ne A (TOMO 1, PÁG. 221-292, SEPTIEMBRE 30-1913) FP Ameghino o... Páginas inéditas : «La persistencia de la vida y la inmo:- talidad ». p Eduardo L. Holmberg.. Vaginúlidas Argentinas. Cristóbal M. Hickern.... Dos nuevas plantas para la Flora lirkguáyal Horacio Damianovich.. Los fermentos oxidantes y la bioquímica del sistema ner- : vioso. Oxidasas en la substancia gris. Carlos A. Marelli...... Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia). Jean. Brethes:.. is, Description d'un Pandeleteius (Coleopteres Curcalionides) $ nouveau de Buenos Aires. Carlos A. Marelli....... Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos. | M. Doello-Jurado....... Conveniencia de establecer un parque natural en los alre- dedores de Buenos Aires. Este BOLETÍN se halla en venta en la Librería del Colegio ALSINA y BOLÍVAR, Buenos Aires, á $ 1 m/n cada número Y PE ae 23 L CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN La ARGENTINA Nut MS sagrado á las ciencias naturales, y A cla de preferencia ade Y 3 sd relacionan con la E pública Acid Cuenta para « ello con la colabora- | AN GENERAL, ZOOLOGÍA DESCRIPTIVA 500 AN BoríniCA GENERAL Y AG FE E ) a (FLora arncewTiNa), MiveraLocía, GeoLocía, PALEONTOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA, elc., ES qe quás: ciencias E en eS que se relacionan con UE Pa que á menudo c carecen, por la falta de una publicación de esta dado, $e datos ó e as que puedan” facilitar el desempeño de sus cargos. Por la misma razón, pro- surará, ae EOS consulta relacionada con la enseñanza de ss ciencias ALTO COMISIÓN DIRECTIVA 'e A Presidente y Director del «Boletín» : José M. DE ta Rua. mt: : Cantos A. MarELLI. - Secretario del « Boletín» : M. DortLo-Jurano. E Secretarios de la Sociedad : Juan José Nácera Y Cantos Lizen. » - Tesorero : AxceL Brancmt Liscuertr. de Y leal E , 7 Administrador del « Boletín» : José CARBONELL. SECRETARÍA Y ADMINISTRACIÓN N DE La LABORATORIO DE ZOOLOGIA DE La FACULTAD: DE CIENCIAS as SUMARIO cd led cria 1, ráo. M. D.J.. Cristóbal M. Hicken. José M. de la Rua M. Doello-J urado - NE " 8 Angel Gallardo. . Cristóbal M. Hicken.... Juana G. Dieckmann.. Lucien Hauman-Merck. Sobre la polinación, de una Mola del y M. Doello-Jurado....... HA E Ameghino.. Dt a , Cristóbal M. Hicken.. Angel Gallardo......... Carlos A. Marell tio J.¿'M. de la Rúa.:..-: 2 AO j Horacio Damianovich.. Carlos A. Marelli........ DA Crónica y Bivioaa fía. Pr A y A qe A > ñ $ ld E 78 . ¿ ¿eS Ja SY £ > e 2 Y PERÚ: 292, BUENOS y Ni e Y 1-68, ABRIL . 30-19 Bases de la Sociedad. Florentino ná Ly Franco Pastore. : Contribución á la Flora de San Luis. Ye, La teoría electrocoloidal de la cariocinesis. pe Algunos Protozoos Tecamebianos de la Argentina na. Sobre dos fetos de Phocidae. Apuntes entomológicos. Crónica y Bibliografía. Visita á la Estación Bivtógica de Rosca. Algunas plantas uraguayas. Un nuevo Solanum argentino. maphyllon. >) Lo DS: Description d'un Coléoptere argentin nouvean. pj Sa un Ciliado parásito del sapo. Cronica y y Bibliografía 24 inmortalidad ». AER de Canistellum Neuqueni. o | E - Observaciones sobre una hormiga invasora. PA poa sobre los Priapúlidos. vn Ciliado parásito de la. lombriz de sierra ; j 7 F a 3 : » A EEN EN Este BOLETÍN se halla en LE en IS Librería el. e 1 Y EA Pac aa NTBOLETIN DE LA SOCIEDAD PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA De Buenos Aires, 31 de Diciembre de 1914 TOMO I SUMARIO olialmelli........ E Acción de los colorantes iminos y fenólicos nitrados . Carbonell....... sobre el Paramaecium caudatum Ehr....... Ss A Marelli....... Variaciones de los huesos del cráneo facial de la alpaca (Lama huanacus pacos Linn.)........ IO - Nota biológica sobre un coleóptero galícola...... erto Dabben=.....-. Una ave nueva para la Argentina............. ¡óbal M. Hicken.... Algunas plantas de la región del Nahuel-Huapt . . A A O RAN IEA SA os Ameghino ...... Le Pyrolherium, Pétage Pyrothéréen el les cou- ASS ches a Notostylops. Une réponse a Mr. Loomis. Doello-3 urado....... Une expérience de laboratoire d propos du dévelop- 7% ATA a E ARA et e IA Es Y Bincioonáría : : Jubilación del Prof. Dr. Holmberg. —El viaje del Dr. Holland á la Argentina. — Universidad Nacional de Buenos Aires. — Una tesis argentina en el extranjero. — Recientes publicaciones ornitológicas sobre Bos la América austral. — Revista Chilena de Historia Natural. — Los estratos araucanos y sus fósiles. — Contribución á la petrografía de la Precordillera A E del Pie de Palo. — Informe preliminar sobre un viaje de investigación geo- rlógica á las provincias de Entre Ríos y Corrientes. — Contribución al cono- cimiento geológico de los territorios del Rio Negro y Neuquén. — Contribution ES Uétude des altéralions microbiennes des organes charnus des plantes. — Co- _léopléres exotiques en partie nouveauz. — Descripción de un Cerambicido ex- - traordinario de la República Argentina. — Calálogo sistemático de los Coleóp- teros de la República Argentina. — Les ennemis de la Diaspis pentagona dans - République Argentine. — Contribución al estudio de los Lepidópteros ar- ; ntinos. — Die Bedeutung des Atlas fir die Anthropologie unter Berúck- : E nes - sichtigug des Fundes von Monte Hermoso. — Uber eine neue Art d. Gattung Macrauchenia aus Ulloma, Bolivien. — Estadística de Pesca por los años | Po 1912. — Revista del Museo de La Plata (t. XX y XXI). — Anales Par del l Museo Nacional de Historia Natural de Buenos Aires. ooo ooo.» —BUENOS AIRES IMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS 684 — cante PsrRú — 684 5 4 — 47 ss he : 1914 BASES DE LA SOCIEDAD PRYSIS Ta A s APROBADAS EN LA REUNIÓN DEL -10 DE AGOSTO DE 1grr xd 1* El principal objeto de la Sociedad Pnxsis, que se ha: constiiaido en Polos 3d 1” de Jutio de 1911, es el de atmata? y Pai la poe nO. del Palo en; los que las cultivan desinteresadamente. 5% Ek 22 La Sociedad editará, sin sujeción á forma IE un Boletín en que inser a a trabajos de sus socios ó los de las personas que deseen colaborar en los fines de la asocio ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta «serie. publicaciones, la Sociedad Pnxsis emprenderá la traducción ó adaptación de obras c cient cas extranjeras que juzque interesantes, como asimismo la reimpresión de obras agotac 3* El fondo social, constituido por las cuotas mensuales de los miembros y por. los m dois que se resuelva arbitrar, se destinará pin á costear las publicaciones. Sociedad. sy 4* La Sociedad efectuará reuniones mensuales con fines de mulua aproximación y iia cambio de opiniones entre sus miembros; dará conferencias públicas sobre lemas de vulgari zación de historia natural, y procurará realizar excursiones científicas en el territorio. eN pue de él. < q + Fe e q por los "medios que crea más adecuados, á fi in de que la enseñanza de estas asignaturas. los establecimientos de educación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, « en forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la natu co cuyo contacto directo puede-proporcionar tan altas enseñanzas estélicas y morales. Ae este 5 fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, todos los elementos de que disponga, cada vez que le sean solicitados. A RA 0d 0* Sin desconocer todo lo que el esfuerzo individual aislado puede hacer en provecho de En estas ciencias, antes bien, apreciánaolo de un modo particular, la Sociedad, convencida pero, de que una enseñanza as metódica y práctica, es altamente provechos atumnos de la Esto de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos. Alas se ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango 100 en la alta cultura ino como que representa un conjunto de fecundas iio aspira á la formación de un cuerpo de naturalistas argentinos suficientemente pre 'p en su carácter de investigadores científicos, y con la jusla conciencia del papel q está asignado dentro de una civilización armónica, como encargados. de conservar y centar el inapreciable patrimonio constituído por las conquistas seculares de la. fi nalural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. SE -— BOLETÍN o DE LA SOCIEDAD | PARA EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA E N?* 8 E “Buenos Aires, 10 de Junio de 1915 a / TOMO I rea - SUMARIO AO AS AS et E RS PL es l. oo... ... Estudio geológico y petrográfico de la Sierra del j TONTOS CAMAS AAA E as y E E DaRbonO. n=... Otras especies de aves nuevas para la Argentina. . . Curt Hosseus........ Algunas plantas de Cabo Raso (Chubut) ........ rlos A. Marelli....... La capacidad del cráneo de los aborígenes de la : RA e eE, E e ó == .. Trois insectes parasites des plantes nouveaux pour > ES A ; "Argentine et leur distribution géographique... O DOTA ho is Notas sobre la erpetología del Paraguay........ ¡BFOEROS.-.- o. IVOTAS ento Molagicas > E ti rtín Doello-Jurado.. Nota sobre dos Mycetopoda del Río de la Plata.. artín 5 A . Algunos moluscos marinos terciarios procedentes de , un pozo surgente cerca de La Plata.......... Crónica Y BIBLIOGRAFÍA : : Los nuevos hallazgos paleoantropológicos en las costas de Miramar. — Universidad Nacional de Buenos Aires. Escuela de Ciencias Naturales. — Elogio de Ameghino. — Revista de Filosofía. — Moluscos fósiles de Nueva Zelandia y de la Patagonia. — Analyse der Sid-Amerika- nischen Heliceen. — Sobre Esponjas de la Argentina. — Presencia del Mas- todon en Corrientes. — Enumeración y zoogeografía de los mamiferos de la República Argentina. zi Sarna sarcóptica del zorro gris. — Cérambycides nouveaux ou peu connus. — Coléoptéres Lampyrides. — Coléopteres Bupres- -tides. — Neurópteros Sudamericanos. — Formicides d'Afrique et d' Améri- que. — Acari nuovi. — Trois especes nouvelles d'Histeridae (Col.). — Un - Heterarthron argentin nouveau. — Coleópteros de la República Argentina. — o Coleoptera lamellicornia aus Argentinien. — Ein neuer Cupepide. — Une nouvelle espece d'Ulidinae da Tucumán. — Las plagas de la agricultu- ora, — Nota sobre la «ura» y otras larvas dañinas de dípteros. — Neue ame- -rikanische Dipteren. — Eine neue Cyrtonotam. — Neuen Crabronide aus Pa- - raguay. — El género Tatochila. — Syntomiden Argentiniens. — South Ame- -rican Micro-Lepidoptera. — Biologie súdamerikanischer Bienen. — Bienen aus Súd-Amerika. — Notes synonymiques sur quelques insectes argentins. — -—Beitráge zur Kenntnis A E IR Rd A BUENOS AIRES — AMPRENTA Y CASA EDITORA DE CONI HERMANOS a: 2 00684 — CALLE -PERÚ — 684 Do: USDA ES ES ¡E AS e Y, EA AA á OS Es PTE ESTRES / , a Y ¡A > - A Ae y á PA ET PE 3 , e ns: In , . Mr E A RG A Y O A INS Epirogenia y Palengecorafía de Sud América (con= o lo O O Ol 00 00-17 Sr Ol OD DO at o (e) « . 1* El principal AS de la Sociedad Puxsis, que se ha constituido: en Buenos. Air es el ws 1? de Julio de 1911, es el de estimular y facilitar la producción cientifica del país aia ramo de ciencias naturales y especialmente biológicas, madiaria la asociación amistosa de los que las cultivan desinteresadamente. : . ¿A A e 2* La Sociedad editará, sin sujeción á forma periódica, un Boletín en que. insertará E trabajos de sus socios ú los de las personas que deseen colaborar en los fines de la ción, y cuyas producciones sean aceptadas por ésta. Independientemente de esta. seri publicaciones, la Sociedad Puxsis emprenderá la traducción 4 adaptación de obras « cientí cas extranjeras que juzgue interesantes, como asimismo la reimpresión de obras ago tada 3* El fondo social, constituido por las cuotas mensuales de los miembros y por. los > ¡A dios que se resuelva arbitrar, se destinará principalmente á costear las spoblicaosa € Sociedad. : i p : A 4* La Sociedad efectuará réuniones mensuales con fines de mutua aproximación y de inter- pareado de opiniones entre sus miembros ; sE con ferencias dE sobre temas de ula a de él. - 9% La Sociedad Puxsis, empeñada -en la difusión de las ciencias naturales, inte : por los medios que crea más adecuados, á fin de que la enseñanza de estas asignatur Ss los establecimientos de edúcación, se dé, dentro del lugar que los planes les señalan, en la. forma más apropiada para despertar en los alumnos el gusto por las cosas de la na tar “alez: cuyo contacto directo puede proporcionar tan altas enseñanzas estéticas y morales. -4 es este fin, la Sociedad está dispuesta á facilitar, dentro de sus recursos, Jada los elemento Is. $ que disponga, cada vez que le sean solicitados. ; AS AA E Ter 1 de q e estas ciencias, antes bien, apreciándolo de un modo par ticular, la Said. contactan en > pero, de que una enseñanza superior, metódica y práctica, es altamente provechosa adelanto de ellas, y como constituida, por otra parte,“ en su mayoría por ez alumnos 6 alumnos de la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se emp PA ñará constantemente porque el Doctorado en Ciencias Naturales ocupe el rango que ES en la alta citltara. nacional, como que FOpreSqiA un conjunto de nd dea e el inapreciable ab constituído por las conquistas ES de la. natural, y de deducir de ellas las posibles aplicaciones á los intereses generales. x E | E « ; E Bor ; . EL CULTIVO Y DIFUSIÓN DE EA CIENCIAS NATURALES EN LA ARGENTINA 5% .3 a ER EN - > : ce ce, in mpreso e en los talleres de he casa Cor Hermaxos, en números ó entregas, - 8 de pero con intervalos de tres meses aproximadamente. ER consagrado ¿ á las ciencias naturales, y especialmente biológicas, de preferencia se relacionan con la República Argentina. Cuenta para ello con la colabora- pe n e la mayor parte de los naturalistas del país. > : Sus artículos comprenden temas de BroLoGíA GENERAL, Crrorocía, HistoLoGíA, Anirá: 'OLOGÍA GENERAL, ZOOLOGÍA DESCRIPTIVA (Fauya ARGENTINA), BOTÁNICA GENERAL Y E ECIAL ( Frora ARGENTINA), Mixerarocía, GroLocía, PaLeEoNTOLOGÍA, ÁNTROPOLOGÍA, etc., EN e 9 exo cluir las: demás ciencias físicas, en lo que se relacionan con aquéllas. ÉS) MER de contribuir á á la realización del deseo expresado en sus Bases, la Socie= % die buy e su Boletín 4 á E AOS Superiores cs enseñanza y á go los e a A AAA de Ha A $ ES 5 area dor del « Boletin» »: Ea CarnoNERL. CA E qe - E : a LA eb E Ms, ER £ ) 0 > » e do de SECRETARÍA Y A LAS -JEDA 4YSIS GABINETE DE ZOOLOGÍA DE La FACULTAD e CIENCIA AS TAS A PERÚ 222, BUENOS AIR e ES SUMARIO DEL Ne 4 (romo, L, PÁG. 157-230, MAYO 3 7 $ F. Ameghinmo........... Páginas inéditas : «La persistencia de la vida y la ; talidad ». a Lo AS Eduardo L. Holmberg.. Vaginúlidas Argentinas. AS A Cristóbal M. Hicken.... Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya. A Horacio Damianovich.. Los fermentos ovidantes y la bioquímica del sistema ne vioso. Oxidasas en la substancia gris. AN E Carlos A. Marelli...... Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia). ; a pp? Jean Brethes........ +... Description d'un Pandeleteius ( (Coleoptéres Curaainidos > $ nouveau de Buenos Aires. Carlos A. Marelli....... Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos. M. Doello-Jurado....... Conveniencia de establecer un parque natural en los dedores de Buenos Aires. - y AN 0% SUMARIO DEL N* 5 (romo 1, PÁG. 221-292, SEPTIEMBRE 30-191 Guido Bonarelli........ Epirogenia y Paleogeografía de Sud América. et Roberto Dabbene....... Distribution des oiseauz en Argentine d'apres on A Lord Brabourne el Chubb The Birds of South Americ Luis María Torres ..... y Investigaciones antropológicas y geológicas en el litoral m Carlos Ameghino ...... ( — rítimo sur de la provincia de Buenos Aires. Angel Gallardo......... - Dos palabras más acerca de la. hormiga invasora Trido- vn myrmex humilis Mayr. - Examen análomo-comparativo del encéfalo de Laidet E pS * $ y peruanum Meyen, en relación con el de algunos roedores. ua a qe Marea ES e / Observaciones referentes ú los huesos supernumerarios del E cráneo cerebral. A SUMARIO DEL N* 6 (romo 1, ¡páG. 293-390, MARZQ 31- o Roberto Dabbene....... Distribution des oiseaux en Argentine V'apres ER ide Lord Brabourne et Chubb The pre of So ad rica (suite el fin). E Carlos A. Marelli....... ¿Existen nuevas bandas sin tubérculos pennigeros corr | dientes á las apterias, en los embriones de Pygos adeliae Hombr. y Jacq.? | Carlos A. Marelli ....... Otros datos acerca de los huesos JSontanelari ios ica Félix F. Outes.......... Sobre algunos objetos de piedra de forma. insólita proce i dentes de Patagonia. * q: Carlos Brúch.......... . Descripción de la hembra de copied tala: Pat s ! Wagneri Waterh. rd Cristóbal M. Hicken .... Dos plantas nuevas y una nueva var viedad. SUMARIO DEL N> 5 7 (TOMO 1, PÁG. 398-498, DICIEMBRE Br -19 L. Guglialmelli. ....-.. Acción de EE colorantes iminos y fenúlicas: nitrados so José J. Carbonell....... el Paramaecium caudatum Ehr. a Carlos A. Marelli....... Variaciones de los huesos del cráneo Fde dela alg pa | (Lama huanacus pacos Linn.). TA Carlos Hizorto 1. ng, Nota biológica sobre un coleóptero galicola. : Roberto Dabbens....... Una ave nueva para la Argentina. E, Cristóbal M. Hicken.... Algunas plantas de la región del Nahuel- Huapi. a Pedro Berié ii Notes d'Erpétologie. : Carlos Ameghino...... Le Pyrotherium, l'étage Pyrothérien el les con Notostylops. Une réponse 4 Mr. Loomis. M. Doello-Jurado....-... . Une expérience de laboratoire d prono du dévelopy du poulet.. z E CONDICIONES DE SUBSCRIPCIÓN Desde la fecha este BOLETÍN aparecerá por lo menos cuatro veces por Precio de subscripción :8 $ /, anuales y el de cada número de 2$M/p. E AA Venta y subscripción : Librería del Colegio, Bolivar y Alsina. Buenos Aires. y Sera, ES NS : ADO a dd qu e lifonan con la República Argentina. Cuenta para e con la colabora- | la. uo pea, de los PSA del epeís; uir las demás ciencias , físicas, en lo que se relacionan con les l fin de contribuir á la realización del deseo expresado en sus Bases (5*), la ode su Boletín á PROS los celos TT y Escuelas orales de á do carecen, por la falta de una Bcliscan de esta índole, de datos ú qu puedan facilitar: el desempeño de sus cargos. hb la misma reno pro- A o - COMISIÓN DIRECTIVA A Horacio Damianovich.. Los fermentos oxidantes y la bioquímica del sistema no : vioso. Oxidasas en la substancia gris. Carlos A. Marelli...... Algas calcáreas de Golfo Nuevo (Patagonia). - Jean Bréthes......... . . Description d'un Pandeleleius (Coleoptéres Carsutionid nouveau de Buenos Aires. y FA Carlos A. Marelli....... Sinopsis craneológica de los Patagones antiguos. > Angel Gallardo......... Dos palabras más acerca de la hormiga Dei ATAR "e TADO SECRETARÍA Y PRO NE DE LA. polera puYs! LABORATORIO DE ZO9LoaR DE LA PASES, de DE CIENCIAS — F. Ameghino... 9.4 Páginas inéditas : « La persistencia de la vida y la E Wo . inmortalidad ». dll Cristóbal M. Hicken.... Canistellum Neuqueni. 7 per: Angel Gallardo......... Observaciones sobre una hormiga invasora. Carlos A. Marelli..... . Notas sobre los Priapúlidos. J. M. de la. Rua......... Un Ciliado parásito de la lombriz de tierra. HOR Crónica y Bibliografía. SUMARIO DEL N 4 (romo 1, PÁG. 107-220, MAYO 31- Edo BE ; y 203 FP. ARNEDO: er. Páginas inéditas : «La persistencia de la vida y abr talidad ». q AS Eduardo L. Holmberg.. Vaginúlidas Argentinas. Cristóbal M. Hicken.... Dos nuevas plantas para la Flora Uruguaya. fe: M. Doello-Jurado....... Conveniencia de establecer un parque natural en dedores de Buenos Aires. Guido Bonarelli........ Epirogenia y an ía de Sud América: des Roberto Dabbene....... - Distribution des oiseaux en Argentine d'apres Couvr Lord Brabourne el Chabb The Birds of South / Luis María Torres ..... í Investigaciones antr opológicas dy geológicas en el lito Carlos Ameghino......!l rítimo sur de la provincia de Buenos Aires. A: - myrmex humilis Mayr. Examen anátomo-comparativo del encéfalo de L y peruanum Meyen, en relación con el de algunos Observaciones referentes á los huesos dr Carlos A. Marelli.... có cráneo cerebral. 7d SUMARIO DEL N* (romo 1, PÁG. 293- 396, MARZO Braga Roberto Dabbene....... Distribution des oiseauz en Argentine PAS E de Lord Brabourne el Chubb The Birds of eo rica (suite et fin). Carlos A. Marelli....... ¿Existen nuevas bandas sin tubérculos pennigeros. cor dientes á las apterias, en los embriones de Pygc adeliae Hombr. y Jacq. ? e Carlos A. Marelli....... Otros datos acerca de los huesos Follar! y Félix EF. Outes.......... Sobre algunos objetos de piedra de forma insólil dentes de Patagonia. Carlos Bruch........ e Descripción de la hembra de Anoploderma Pa | Wagneri Waterh. y Cristóbal M. Hicken .... Dos plantas nuevas y una nueva variedad. pe a as ST AE ANA “y y 18 DAR 20 e 5 UTA AN ps MN AA Ñ > A $ ' A F ; A] Ñ y La 3 Da A > EY » 2 _ AA 2 lo PDA