vaa a Poda cido e e A MAI , ANA Matas At e, Ya em E ñ e 320% Hhas y k edi Pa 43 ; ' o ey: IN Met E) 5 je MEN 190 pe Sl elsa e E pen y AO] q. peo vé ves PA LA q ty 1d (ais A AS Es ANCIAR POR THE PEOPLE FOR EDVCATION FOR SCIENCE LIBRARY OF THE AMERICAN MUSEUM OF NATURAL HISTORY [fcund AMAN BOLETÍN DE LA Saciodad Hengráfica do Lima. "TOMO II-AÑO a LIMA IMPRENTA LIBERAL DE F. MASIAS Y Ca. 3 Calle de la Unión (Baquíjano) 317. 141-1893 iy > > ha 6 h- y cn ds M e lora tds e 5 pe hh , - 6 7100 JE UN TA Po A MAD ké ? 3 , | y | É 5 ; yA $ Gr 20%, 110) Gbbsioo 3 Qi 149575 - A q g 5 E, ES a SA a -1 (y Y 14-M OMA Ri 7 - q, E » j e O A A a bj as e A da y 0 A A Sociedad Geográfica de Lima, SS A CONSEJO DIRECTIVO 1893 SAD OUT, CAPranza le a. lt e os PRESIDENTE. » Capitán de Navío D. Camilo N. Carrillo... VICE-PRESIDENTE si D Modesto Basadre o... Ni dosicaaa o. TESORERO DR a emacio LC ARUEntE Doria ciar BIBLIOTECARIO A ECO IEA Dada e ele SECRET. INTERIN. sa EBmesto Malmowski ios... VOCAL El A A 5 A » Eulogio” Deleado. Moa Ss E Carios Paziooldan nie sl sd OSTs DOMO ROO. doo... A SE A A A a, Cptn. de Navío M. Melitón Carvajal .. OE y STADE Eecdericon Villareal o : se AS AA A MA a Cptn. de NavioCárlos Ferreyros... ..0tccts... 2 Sr. Ii ARTO A > O e od MA y A E >» ls s. Francisco AlmenararButler ...... A e a EMIAQUMCOE CLA ne A A SAN A E > E e ueomidas CARdEnaSso. Lado ooo .o E Aristides Vasquez de Velazco; ........ ES SAO A es a es E e A O A A A A S A o e NO 1 A a ADSL adea Moo a de A y ——— AOSTA] , 23 Dirección: Sociedad Geográfica de Lima. Altos de la Biblioteca Nacional. Apartado Correo: No. 267—Teléfono 556. > y ] a e ) Ss. » , k] SN ER o E A AS Al Sali de _ .. 1 . , ds HS “0 ' Ñ » * DN Y UIT WASTAS EYBDIE AñD a . q » $ 05 ¿e 3d cm *“ 411 h » e ha A 4 $ Cd ' F f ' "E 7 Pa LA Ñ A - 4 O PS ' $ la Ñ eá , , E A 1 A, ' é AU a PY e > ATI A E are b 4 1 dara 0 oa a E A el i v . > z co .... +. + e NÓ ROS a) At UA OO VAT OIEA SS E A 15k 3 » a A ON EN: 2 A 11 e TEE MOS + Y A « es :N ón Va pr , r A hi a 1 e IA A SU TN A E E LEI L 4' But UES LIMA Y .S o LE TEN aciodad Mengráfica de TOMO TAE. Lima, Jueves 30 pe Junto DR 1892.— Nuns, 1, 2 Y J, AÑO II Determinación de las diferencias de tiempo por el telégrafo, en las observaciones de longitud. Comenzamos este primer número trimestral del año, insertando los. estudios que el Teniente de Navío de la Marina Francesa, M. Le Clerc, hizo el año 1870 como oficial de la Astree, en Pisco, para rectificar los cálculos de longitud de aquel puerto y el Callao, valiéndose de la línea te- legráfica que une estos dos puertos. Este procedimiento es reputado como uno de los más precisos para fijar con mayorexactitud el meridiano de un lugar, y por esta cirecunstan- cia tienen un interés muy especial para los geógrafos, todos los datos re- lativos á observaciones de este género. He aquí el informe que el Teniente Le Clere pasó al Contra-almiran- te de la escuadra francesa en el Pacífico, con fecha 11 de Julio de 1870, precedido del oficio del Coronel Juan Francisco Balta, Ministro de la Ma- rina, al Director de la Escuela Naval, Capitán de Navío D. Camilo N. Carrillo, sometiendo á su examen aquel trabajo. Lima, Febrero 8 de 1877. y SEÑOR CAPITÁN DE NAVIO GRADUADO DIRECTOR DE LA ESCUELA NAVAL. Adjunto encontrará US. un cuaderno que contiene el infor- me sobre la determinación de la diferencia de los meridianos del Callao, Pisco y Tambo de Mora, hecho por el Teniente de Navío Le Clerc, de la marina francesa, para que US. examine el traba- jo. dando cuenta del resultado 4 este Despacho. Dios guarde 4 US. , 3. F. Balta. -, «Asiree», y Julio 11 de 1570. SEÑOR CONTRA—ÁALMIRANTE: El señor Fleuriais, Teniente de Marina, que fué enviado de Francia para determinar las longitudes precisas de algunos pun- tos de la costa occidental de la América del Sur, no “pudo efec- tuar observaciones en el Callao, debido á las constantes nieblas que reinan en este puerto. Siendo Yalparaiso, Pisco y el Callao los tres puntos cardinales en el compendio de la estación 4 car- go de US., para completar los trabajos de este oficial no quad ha más que intercalar entre estos hee puntos las diferencias de meridiano que el trasporte de los eronómetros debe dar de una manera bastante satisfactoria, en virtud de la brevedad de las travesías entre los diferentes puertos comprendidos en los inter- valos de estos tres puntos de partida. Era primerame nte necesario e de una manera pre- cisa, la posición relativa de Pisco y el Callao. Siendo el último puerto el más frecuentado, su Palo exacta era de absoluta ne- cesidad, puesto que los buques en general adoptan este lugar co- mo punto de partida, : US. me dió la comisión en unión del señor Bénazé, Ingeniero Naval, de determinar esta diferencia por medio del telégrafo, cu- yo resultado, fruto de dos operaciones distintas, tengo “ahora el honor de someter á su superior aprobación, y son: determinación de la diferencia de meridiano por medio del cá ilculo del tiempo, y determinación de la misma diferencia por medio del telégrafo, Comenzaré por exponer los resultados que me han dado los cronómetros, resultados que el telégrafo ha verificado de una ma- nerk satisfactoria. Para facilitar la verificación de mis operaciones, principlaré por dar las latitudes de los lugares donde he observado, 4 fin de que los observadores que viniesen después sepan si las diver- eencias en los resultados Lan de atribuirse 4 este elemento. CALLAO Latitud del muelle del tospital inglés (base) 122—04/—15" S. (EFlenriais, carta de marear N. 1764), Latitud del arsenal (asta este bandera) 12203" —53” $. 8 a PISCO Latitud de la base del muelle..... 139—42'—40” (Fleuriais) Idem de la Catedral.............. 139—42—40”2 (idem) - TAMBO DE MORA Latitud de la casa del telégrafo 13—27'—51” (Le Clerc). También he hecho uso de las cifras siguientes, resultado de las diferencias en las longitudes, ya se dé la triangulación, ó bien de las longitudes tomadas de la carta de marear N* 1764. La base del muelle del hospital inglés al Oeste del fuerte de San Felipe (centro) 2”37 (carta de marear 1764). La catedral de Pisco al Este de la base del muelle 3”89. (Fleuriais, Le Clerc.) Cálculo del tiempo Los cronómetros de que me he servido son, 1? un crónometro de Winnerl, N?* 191, que desde el principio de mis operaciones me ha servido de norma; 2? un cronómetro contador de Dumas, N* 230, que repite los 2 de segundo, por cuya circunstancia es menos apto á sufrir en el trasporte. Veinticinco series de observaciones del borde superior del sol, me han dado los resultados siguientes en el Callao: OBSERVA- CIONES FECHAS | HORAS ESTADOS DEL 230 ESTADOS DEL 191 Abril—13 3h—50m | +6h 10m—088s51 | +7h—37m—04837 | Estos 7%. 4 | | dos son ade- Id. —15 4h—06m| +6h—09 —59853 | +7 —37 —08893 lantos sobre el meridia- 1d. —19 '3h—50m | +6 —09 —42827 | +7 —37 —19877 e del Ca- | | llao. 3 1d. —21 3h—50m| +6 —09 —34s40 | +7 —37 —25830 Aplicando á estos guarismes el método de los mínimos cua- drados, y llamando to1, t11, tar € el tiempo medio de las observa- ciones, y Ao1, Aj1 los estados sobre el T.M. del Callao, resulta: » A PARA EL CRONOMETRO N? 230 A ¡-A y=-08898 (t,-to)= 48h 266 (A,-A 0) (t,-to)=- 433,428 (t,—to)2= 2.329,608 A2-Ay—-26824 (t¿-to)=144h 000 (A 3-A o) (t2-bo)=-5778,560 (t2—to)2=20.736,000 A¿-Ay=-34811 (t¿-t0)=192h 000 (A3-A 0) (b3-to)=-6549,120:(t 3 —to)2=36.864,000 A(A¡-Ao) (t¡-to) + 258,266,592 REA —— Xx 24=——— ———— ——=-—48809 5 (61 —to)2 59.929.606 La marcha del cronómetro N*230 tiene por consiguiente un atraso diurno de 48309. PARA EL CRONOMETRO N? 191 A¡-A0=-+ 4856 [t,-to]= 48h 266[A ,-A o ][t,-toJ=+ 220,092[t,-to]2= 2.829,606 A¿-A =+15840 [b-to]=144h O00[A ¿-A o ][1.2-to]=—2217,600[t2-to]2=20.736,000 A ¿-A ¿21893 [t3-to]=192h O00[A ¿-A 0 ][tg-to]=+ 4210,560[t3-t y ]2:=36.864,000 A[A¡—Ag] [t, a, +159,558.048 ——=- —— — —-—— XX 24h == ——— ————=+ 28585 5 [t1—to]? 59.929.606 La marcha del cronómetro N* 191 sufre en consecuencia un adelanto diurno de 28829. El 21 de Abril hice una observación en el Callao, y el 22 en la tarde practiqué en Pisco, desde la base del muelle, cinco series de observaciones del €, ¡ue dan por estado de mi cronómetro N? 230 sobre el meridiano del observatorio: Adelanto 6h —(05m--483867, siendo las 4h —21m T.M. Trayendo en cuenta el estado del 21 de Abril en el Callao, 4 lo que debía ser en el momento de la observación en Pisco, re- sulta que es 6h —09m—34 8 40 —(4%309 X1j0194)=6h — (9m-—- 90s008S. La diferencia en la longitud es evidentemente la diferencia úie los estados del cronómetro N? 230 sobre el Callao y Pisco. La sola lectura de estos estados demuestra en qué sentido debe interpretarse la diferencia; por consiguiente me dan por pri- mera diferencia: A: 3M—46$338 al £ste. Segundo cálculo del tiempo. ( El 23 de Abril en la mañana (tiempo ordinario) cinco series de observaciones del % me dieron por estedo absoluto del eronó- cetro sobre el meridiano de Pisco: Na Adelanto 64 —05m-—36* 34, siendo las 20h —13m_—-el día 22 en tiempo astronómico. El 24 de Abril en la mañana (tiempo ordinario) de regreso en el Callao, hice cinco series de observaciones del 0, resultán- dome por estado del cronómetro sobre el Callao: Adelanto 6h -—09m—17850 Operando sobre estos dos estados, como ya he hecho, y corri- giendo ahora el de Pisco, provisoriamente de [-—48309X1'006] se obtiene por diferencia de los meridianos: 3m 458494 al Oeste. Pero cinco series de observaciones del % practicadas después del medio día del 24, me dieron por estado del crónómetro sobre el T.M. del Callao 6h 09m 208710 á las 3h —33m TM. Esta observación parecida á las del 21 de Abril en la tarde, y hecha en iguales circunstancias, dan por variación del cronó- metro N* 2530:—1538 69 en 71b —12—ó sea 2—9.666. Supo- niendo que las variaciones-hayan sido proporcionales al tiempo, me resulta una nueva marcha diurna de 48581 por el intervalo del trasporte. Esta nueva marcha aplicada al estado sobre Pisco, da por segunda diferencia en la longitud: d......3M-455768 al Oeste. Tercer cálculo del tiempo. El 25 de Abril cinco series de observaciones de ambos bor des del sol, me dieron por estado absoluto de los cronómetros so bre el meridiano del Callao: Cronómetro N. 191 —7h —37M--32835 Id. N. 230—6h --09m-—14 858 siendo entonces las 3h —5¿4m P.M, Estos estados se determinan por medio de un teodolito de repetición de Lorien, cuyos resultados he comparado con los del anteojo meridiano. , Como me era necesario tener el tiempo medio exacto del Ua- llao, no me contenté con la simple observación de un borde del sol con el sextante Ó el círculo. Una larga práctica en observa- ciones, me ha hecho conocer que, para determinar la marcha de un cronómetro, la observación de un solo borde del sol cs preferi- ble, siempre que se tenga cuidado de no comparar más que los resultados parecidos; es decir, las observaciones del mismo borde, y en cuanto sea posible de las mismas horas de la mañana y la t arde. Es por ésto que prestándose mejor á la observación las ima- : a => genes que se alejan que las que se apróximan, me he adherido al primer método, resultando todos mis estados de un mismo borde, como se puede ver que jamás he comparado, ya sea para la de- terminación de mis marchas, Ó bien para la diferencia de los me- vidianos, que estados todos de la mañana ó todos de la tarde. Pero, si la observación de un solo borde es buena para de- terminar una macha, también es insuficiente para obtener el tiempo medio exacto de un lugar; y por este motivo, el día 25, an- tes de mi partida para Pisco, arregló el cronómetro N? 191 por medio del teodolito de repetición, cuyo error de nivel es conocido y por la observación mañana y tarde de los dos bordes del sol. El estado medio del N,* 191 era el 25 de Abril 4 medio día del Callao: Adelanto 7h —37M—31597. Si tomo de mi registro de obsevaciones los estado; de estos cronómetros provenientes de la observación del Y ejecutada en la tarde, resulta de la incorporación de la observación del 21 de Abril, el cuadro siguiente: ERVACIO- FECHAS | HORAS [ESTADOS DEL 230 ESTADOS DEL 191 Sa Pa | ARE] E? Abril—21 34—50m— 61 34540 ¡h—37m—25830 | Los estados | | | provienen d e Td. —24 3h—33m—478| 6h —09m—20870 | 7R—37mM—32802 lla observación | ¡del S con sex- 1d. —254h—03m—-24s 6h—09m —16875 | 1Hh—37m—34857 tante. | | | Í Aplicando estos elementos al método de los mínimos cuadra- dos, resulta la marcha de mis cronómetros: IN RT. —45394 NEON AS +95294 Lo que demuestra que el transporte ha influido poco en el N. 230 y sí algo más en el N. 191. Comparado el estado absoluto de la tarde del 25 de Abril en el Callao, con el de la tarde de 26 en Pisco, que es de: Adelanto 6h —05m--24 $83 4 las 4h —25M, me da por:ter- cera diferencia en longitud: Oe 3m-—.4784.8 Este resultado divaga mucho de los dos primeros, y como no resultase error en la marcha de mis cronómetros, seeín el exas CC ” l men á que posteriormente los sometí en Pisco, me veo forzado á admitirlo, aunque sin prestarle entera confianza. Como hubiese llegado tarde á Pisco, y el sol estuviese muy bajo, puede ser que mis observaciones hayan sufrido errores de refracción. Tres días de estadía en Pisco me permitieron arreglar mi cronómetro 230, valiéndome de un teodolito de repitición, y pu- de formar el cuadro siguiente: ESTADOS DEL CRONOMETRO 230 SOBRE EL MERIDIANO DE PISCO Abril 26—adelanto 6h—05m-—26815, á las 4h—26m Td. 273— id. 6h—05m—21-35, á las 4h—24m Id. 27— id. 6h—05m—18843, á las 20h—27m Aplicando á estos guarismos el método de los mínimos cua- drados, me resulta por elementos: t,—to=23h 966 Ay=5h 05m 263 15, A, Ao=4580 [t,-t,]:= 574,3691 t.—to=44h 016 A ,=6h 05m 21835, As Ay=7872 [t,-t,]:=1937,4082 A2—6h —05—18845 [Az —Ag] [t1—to]=—115,0368 [Ay—Ao] [to —to]=-—339,8035 de donde deduzco la ecuación: S (A1—Ap)—(t1—to) —10,916,1672 IP oo E taller 2 4849 e 2.511,7773 = e Habiéndome probado este resultado que no tenía razón para creer que mi cronómetro 230 hubiese alterado su marcha duran el trasporte, mientras que por el contrario abrigaba dudas sobre la exactitud de la observación del 26 en la tarde, y creyéndome con bastante razón para fundarme en que el resultado 3m-—47848 era inexacto, he combinado la observación de la tarde del 25 en el Callao por medio del teodolito de repetición, con la observa- ción del 27, y me da por diferencia en la longitud: d...3mu —44s47 ' al Este. Ya antes de ahora he transportado mis siete cronómetros en- tre Pisco y el Callao y de ese transporte ha resultado: A .3M--458970 E = NS Formando un resumen de todo, los cuatro cálculos del tiem. po me dan por resultado los guarismos siguientes, como diferen» cia de los meridianos del Callao y Pisco. d = 3m-—468338 dY = ¿m—-438768 d” = 3m-—44847 d”— 3Mm--458970 lo que arroja por término medio de diferencia 3m--458636 Esta diferencia se refiere á la base del muelle del hospital inglés, y á la base del muelle de Pisco. Aplicando Á esto la eo- rrección 28 37, y tomando el centro del fuerte San Felipe como punto de partida, obtengo por diferencia definitiva: 3m43 5266 Determinación de la misma diferencia por el Telégrafo Ya que he descrito las operaciones por medio del cálculo del tiempo, procederé 4 demostrar las operaciones por telégrafo, que son mucho más simples y precisas. Este telégrafo es un aparato del sistema Morse. Para enta- hblar una correspondencia mútua, el señor Bénazé se constituyó en la estación del telégrafo del Callao, y yo me mantuve en la de Pisco. Habíamos convenido en la trasmisión de la letra E, que en el sistema de señales adoptado es un simple toque del electro- magnético. Hallándose pues preparada la comunicación entre NS y el Callao, me apoderé de un manipulador, haciendo lo musmo el señor Bénazó de su parte. A cierta hora X de mi cronónometro 230, cuyas oscilaciones escuchaba con atención, trasmití la letra E por medio de un sim- ple toque del manipulador,el cual fué recibido en el Callao á cierta hora Y, y devuelto á Pisco algunos segundos después á cierta hora Y” del cronómetro. Si llamo x la hora que señala mi cronó- metro 230 en Pisco al tiempo de la recepción del toque del Ca- € llao, d la diferencia Y” —Y de la hora de recep:ión y trasmisión de la estación del Callao; y en fin «” la diferencia X"—X de la hora de la trasmisión y recepción en la estación de Pisco, la dura- ción de la trasmisión doble será A E t=d*-—d Concediendo pues, que la corriente tenga una intensidad idéntica, tanto de ida como de vuelta será: t=d'=—d ) - la corrección que se aplica al tiempo medio de una trasmisión simple. El número de nuestras observaciones fué de 12, de las cuales omitimos las 3 en cuanto á su exactitud. ) primeras porque dejaban algo que doscar He aquí el resumen de estas Y observaciones: Estación de Pisco. ga x —6h49m00s "| xx —6h49m40s a $ x —7h9m00s cn x” —7h01m40s ga fx —7h04m00s Lx —7h041403 a f x —7h071m008 "1x2 —71h071m3988 gaf x —1 7h10n100s x' —7h10m39s8 a] x —7h13m00s x —7h131.3986 E de x —7h161m008 ls € gu 107 y—7h16113986 *—7h191m3986 — 7112511008 122 2 7125103996 El término medio de | x' —x —408 J x? —x==40s > 2 —x=405 x? —x—3988 x?—x=3938 x? —x—3956 s6 ” x? —x-=3980 a ' x? —x=3986 NS OR o 6) (y ay (y 1] ga l a y'—8h33m1080 $ Iñ Estación del Callao. y —8hI17m30sL ) y? —wy==3989 y —8h18ml0s0 $ y' —y==3989 FOR ( —8h29115081 -) —8h30nm10s0 $ pa Y —y=93989 / —81132113082 ly? —y=3988 72 (y --Sh35:139852 Ly” —Sh36m10s0 ga l ya [y —Sh4tm30s2 | y —8h4201050 [2 ) y? -—y=-39538 y —8138m30s815 ! Men vas y —8h391m10800 f ? y 39:85 ' - y 39580 f y —Sh441130825 L y" —Sh45109-90 (e Sh47m30s: 20 e sb y —ShAS 110500 $ > 10 ES —y 39965 o S y —Sh53m130:30 ) 39870 “1 y —Sh54m10500 $ y el Y —Y de 39580. RE 39877, Estos dos cuadros demuestran que, de la duración de una tras- misión simple, se obtiene una cantidad negativa, que Cs: —-.0805 == ) _ ¿n este resultado no hay nada que asombre. E-to provigne 07 o == 10) de nuestros errores personales, y de la manera en que cada uno de nosotros pudo estimar la hora de la trasmisión y recepción. Para no haber incurrido en este error, habría sido necesario hacer uso de cronógratos eléctricos, y principalmente cambiar de estación. Todas estas cosas son incompatibles con la naturaleza de un buque. que no puede ocuparse de estas operaciones, No obstante, este resultado prueba, que considerada la trasmisión como instántanea, no se ha cometido error de consideración en- tre el Callao y Pisco, Durante mi estadía en Pisco los señores Dussand y Maréchal, se aseguraban en el Callao de la marcha regular del cronómetro 191, mediante observaciones continuas, Sin embar go, no hice uso del estado absoluto que aquellos señores formaron de ese eronó- metro. Hé aquí los motivos por qué. No consiste la dificultad en obtener trasmisiones eléctricas exactas é instantáneas Cualquiera que sea el error personal al dar el toque, es muy inferior éste al error de observación, Sobre todo, consiste la dificultad en obtener el exacto término medio de la hora en que tuvo lugar la observación telegráfica. Mientras que yo tenía el teodolito de repitición, aquellos señores no po- selan más que su sextante. El anteojo meridiano no había sido calado por falta de tiempo y local á propósito. Por otra parte, una larga serie de observaciones de antemano, me había confir- mado que mi error personal difería notablemente del de mis colegas, pues notaba una divergencia de 3£ generalmente. Por consiguiente, el objeto esencial que me proponía era, de que el término medio de las dos horas del Callao y Pisco, emanase de mi observación únicamente. Se comprende que al hacer observa- ciones en circunstancias análogas, hay muchas probabilidades para que desaparezca en una diferencia el error que exista en el término medio de una hora cualquiera. ln todo caso, era absolu- tamente indispensable asegurarse de la marcha del cronómetro or que podía haber variado durante nii ausencia, Refiriéndome al cuadro de mis observaciones precedentes, el estado absoluto del 191 era el 25 al mediodia en el Callao, un adelanto de 72 37mM368 558; lo que demuestra que la marcha había sido de42* 294. El estado absoluto del cronómetro 230 el 27 de Abril 4 medio día, es un udelanto de 6h 05120 $54, Tomando indistintamente dos observaciones correspondien- tes, y aplicándoles la corrección de los estados absolutos, obtengo por resultado de la séptima observación: € . A ESTACION DE PISCO. Hora de la trasmisión de Pisco..... ER 7h. 97M-008 * * » 6 estrado absoluto del 230... inocua ona a O — 29 8: 54 Tiempo medio SNE Ade e 1h — (1m-—39846 Corrección en la marcha... do ..osmmossraroo Pe + 08183 Menpomedio de Pisco 7 ora dh ame cesa .. 1h-—(]m--398 643 ESTACION DEL CALLAO. Hora de la trasmisión del Callao............ E AS EAN Estado adsoluto del 191............... coi TAM 368 508 Tiempo aproximado del Callao................ pa 57m 538 642 Corrección en lamarcha...... ........ ad — ()s8 112 Tiempo medio del Calla0.....ooooooonooocono. ha --57m- 538530 Buscando la diferencia del término medio de estas horas me resulta por diferencia de longitud 3M46$113; y aplicando la co- rrección de 2837 partiendo del fuerte, obtengo por diferencia de- finitiva: 3m43 8743 y los cronómetros han dado 3143 8266. No obstante la concordancia de estos dos resultados que so- lo difieren en 04 no pretendo que sea de una veracidad exacta; sin embargo, creo poder garantizar su exactitud hasta 4 segundo, Inátiles son las más minuciosas precauciones, y el más grande esmero; invarieblemente se deslizan errores de observarión Jifí- ciles de evitwr, y mucho más de valorizar. Estoy persuadido de que estos son errores de refracción E acontecen en la vecindad de arenales caldeados durante el s por un sol tórrido. Concluyo por determinar el Callao 4 los 3438 50 +- al Oeste de Pisco, .]+ Prefiero 4 este término medio, el resultado que dá el telé- grafo de 3M438 743, (Firmado) —G. Clouwé. Me parece oportuno demostrar los diferentes resultados al- canzados por los distintos autores que se han ocupado de esta di- ferencia. He aquí el cuadro de los que he podido recopilar. >» MES AUTORES DIFERENCIAS Cartas 1764 y 1724 de la hidrografía francesa... 3M—46828 Carta N.* 59 de la hidrografía de Robiquet...... 3M—448]1 Transporte de los cronómetros por Lemercier deliDiamante. a eo. ¿sicaileros a A | 3m-42890 Transporte de los cronóme stros por Lamothe AQUEL + <0ncoqueoo sue NS oa escvanceraceal SMA4]1 850 Derrotero de la Costa del Perú...........o.o.... a. | 31M-—40830 Conocimiento de los tiempos del870.............. 3m—46811 Tabla de posiciones por Fitz Roy................. 3m-—44s811 Resulta, pues, que en una distancia tan corta hay divergen- cias que alcanzan hasta 591. Buscando el término medio de to- dos estos resultados, y deduciendo de la suma la posición dada por Robiquet, que es tomada de Fitz Roy, se obtiene: 3m43s 51, cuyo resultado es precisamente el que el señor Bénazé y yo he- mos hallado. No por esto pretendo que esta coincidencia pruebe que nues- tro resultado sea inmejorable, porque en materia de longitud no hay seguridad plena; pero esto no impide que nuestro cálculo merezca confianza. LONCITUD DE TAMBO DE MORA. El pequeño puerto de 'Pambo de Mora ha sido abierto al co- mercio por el Gobierno Peruano. Habiéndome manifestado el Mi- nistro de Gobierno el deseo de que su posición sea determinada, he practicado allí la misma operación que entre Pisco y el Ca- Cao, en conformidad con las órdenes de US. Principiaré por determinar la latitud que es de 13%27'51”,33 Sur (Casa del telégrafo.) El 29 de Abril en la mañana, cinco series de observaciones de ambos bordes del Sol practicadas con un teodolito de repeti- ción, me dieron por estado de mi cronómetro 230 sobre el T.M. de Tambo de Mora: Adelanto 6h 05m0O7s841 á las 20h 27m el día 28 (TM . artr,); comparándolo á mi observación hecha en Pisco el 27 á la misma hora exactamente, y conservándole á mi cronómetro 230 su marcha de 4 $ 342 resulta por diferencia de estado absolu- to, y según longitud: AN AI (6h.05m, 18843) — — (48342) — (65-05m,07541)=6868 al Este de Pisco; y agregando 4 esto la diferencia, entre Pisco y el Callao obtengo por diferencia, según la ecuación del tiempo 3M.44850 +6:68—3m - 50218 (C allao, el fuerte) y (Tambo de Mora, ofi- cina del Telégrafo.) POR EL TELECRAFO. Seis series de observaciones que practicamos el señor Bénaz. y yo, han dado los resultados que se notan en los siguientes cua- dros: Estación del Callao. Estación de Tambo de Mora. | O e rr o [tm ramo (Y Img y yo ds, Jr ae (7 Inns ] 7000 e eo e (DIRE) y 105 O A Este resumen de observaciones arroja: [x—s1—Ly' —y] [80940] - [80%41] 2 2 En este caso la trasmisión ha sido por consiguiente matermrg- ticamente instantánea. Tomando cualquiera de las observaciones correspondientes, resulta por tiempo medio de Tambo de Mora, basado sobre la segunda observación: A AN 5h —47m — 008 Estado absoluto 4 las 20h —2 Lc... oo. 6h —(5m-—07841 Hora aproximada...... O 11h —4]m— 52859 Parte proporcional por 3h —l4 oconocccico ns. 0858 AEJEmpo IMedió.......ma coo»: AAA 11h —4 115817 4 » ASS Refiriéndome á mi observación del 27 de Abril en el Callao y haciendo uso de 28750 de la marcha determinada por las ob- servaciones del Callao, se obtiene por estado absoluto el 29 4 me- dio dia: 7h —37mM42 8 058 Resulta pues por tiempo medio correspondiente al Callao: Hora del cronómetro 191..................... /2—15m438600 Eistado absoluto... sar lea —42 8 058 Tiempo medio aproximado....o.omommmmosoooo... 11h --38m 008942 Parte proporcional por Mi. 08040 Tiempo medio del Callao............... 114 38m 008502 De donde resulto la diferencia de longitud entre Tambo de Mora(casa del telégrafo) y el Callao (muelle del hospital inglés): (115 —41m58 817) - (11h — 381008 502) =3m—528608; y trasportando esta diferencia al centro del fuerte San Felipe; es decir rebajándole 2% 38, se convierte en la diferencia definitiva de ¿3m—50'S 29, Este resultado concuerda hasta un décimo de segundo con la diferencia dada por el cálculo del tiempo. Además, justific: misoperaciones precedentes de la manera más satisfactoria; y aun va más allá de nuestras ilusiones. Los dos estados que trascribo 4 continuación: Diferencia entre el Callao y Piseo................ 3m—438 50 al Este Td. id, Callao y Tambo de Mora...... 3m-—50829 al Este son el resultado de 155 series de observaciones de ambos bordes del Sol. Un gran námero de observaciones prueba el esmero eon que se ha trab: ajado, para observar el objeto deseado. Permítame US. señor Almir: ante, que gar antice la exactitud que presentan nuestros tr abajos, y sirvase acordarles su «aproba- ción, pues son la continuación esmerada de los trabajos tan me- ritorios como rigurosos del señor Fleuriais. Suplico á ÚS. igualmente se sirva, si lo tiene á bien, man- dar comunicar el resultado de estos trabajos al Gobierno perua- no, que no ha cesado de prodizgarnos todos los medios posibles 4 fin de facilitarnos nuestras operaciones. Hace tiempo que las naves de la División del Pacífico han notado que la diferencia de los meridianos del Callao y de Paita, es errónea de una a verdaderamente peligrosa para los bu- ques que recalan á esos puertos. — 15 — Con el objeto, pues, le verificar tan importante diferencia me quedé en Lima por orden de US., miéntras que el señor Bé- nazé se ponía en comunicación conmigo desde Paita. Esta vez no me fué posible arreglar yo solo los dos cronómetros, y por consi- guiente tomamos otras medidas. El señor Bénazó instaló su an- teojo en Paita mientras que yo instalaba mi teodolito en el Ca- llao á guisa de instrumento de paso. Desgraciadamente el telé- erafo no pudo funcionar, y no nos quedó otro recurso para verifi- car la diferencia de longitud, que el trasporte de los cronómetros, que felizmente rindió un gran número de observaciones. Este resultado verá la luz pública en una nota general so- bre la diferencia de los meridianos de diferentes puntos de la cos- ta del Pacífico, y que es el fruto de los trabajos de mis colegas de las otras naves, más bien que el mio; por cuyo motivo me absten- go de hacer mención de él aquí. Boy-de US; “A. 5:05 7. Le Clere, Teniente de Marina. Es copia conforme—El Confra-Almirante, comandante en jefe de la División Naval del Océano Pacífico. [Firmado] —6G. Cloue. BENEMÉRITO SEÑOR CORONEL MINISTRO: En cumplimiento de la disposición de US. que contiene el. oficio que encabeza este expediente, tengo el honor de devolver 2 ese despacho los trabajos practicados por el Teniente Le Clerc, de la marina francesa, con las apreciaciones que he hecho de ellos, sirviéndome para el efecto de los mismos datos observados por di- cho oficial, y ejecutando todas las operaciones por el mismo sis- tema que él ha empleado para sus deducciones. Proponiéndose M. Le Clerc encontrar con suficiente aproxi- mación la diferencia de meridianos entre Pisco y Callao, y entre éste y Tambo de Mora, ha empleado para el efecto un gran nú- mero de observaciones tomadas en dichos lugares; y aunque en el desenvolvimiento de los cálculos pr: acticados se nota alguna — 16 — diferecia con los encontrados por mi, ambos resultados difieren muy poco, como podrá US. comprobarlo al examinar con el in- terés que demanda un asunto de tanta utilidad para la navega- ción en nuestra costa, Habiendo terminado los señores Pleuriais y Le Clerc las latitudes del hospital inglés, en el Callao; asta de bandera en el Arsenal, latitud de la base del muelle de Pisco, el de la Catedral en el mismo puerto, y latitud de la casa del telég 'afo en Tambo de Mora; considera como diferencia de meridiano entre la casa del muelle del hospital inglés y el fuerte de Real Felipe 2837, y entre la Catedral del Pisco y la base del muelle 3 $89; cuyos datos lo ponen en aptitud de encontrar con bastante aproximación las diferencias de meridianos entre los lugares indicados. En seguida se propone M. Le Clerc encontrar estas mismas diferencias haciendo uso del telégrafo, cuyos resultados han me- recido siempre completa confianza, cuando se han prevenido con anticipación las causas que podrían afectar los cálculos á que se han de aplicar, Cálculo del tiempo. Los cronómetros de que se ha hecho uso en estas observa- ciones son: N.* 191 de Winnerl, y el N* 230 de Dumas, Para determinar los movimientos diarios ha empleado M. Le Clerc el sistema de los mínimos cuadrados por Legendre, co- mo el método más exacto para el fin que se proponía; así es que he preferido éste para poder apreciar á cada paso las diferencias que se notan en ambos cálculos y averiguar su origen. | ESTADOS ABSOLUTOS | ESTADOS ABSOLUTOS OS HORAR DEL N.? 230 | DEL N? 191 o AA A A Abril—13 | 3h—50m | +6h—10m—08s851 +Th—37Tm—04837 Td. —15] 4 —06m | 6 09 59808 +7 —37 —08593 ld. —19| 3 —50m | +6 —09 —42827 +7. —37. 10M _1d.—21| 3 —50m +6 —09 —34940 de Estos estados absolutos son adelantos sobre el meridiano del Callao. SL = Aplicando á estas observaciones el método de los mínimos cuadrados, y llamando t1, to, tg ete. los tiempos medios de las observaciones, y Ao, A1, Az etc. los estados sobre el TM del Callao, resulta: PARA EL CRONOMETRO N? 230 A ,-A y=-08898 (t¡-b0)= 48h 266 (A ,-A o) (t1-to1= 433,428 (t,—bo)2= 2329,608 A¿-Ao—=-26824 (tato) =144h 000 (A 2-A o) (t2-to)=-5778,560 (t2—to)2—20.736,000 A¿-Ao=-34811 (t¿-bo)=192h 000 (A ¿-A y) (t3-to)=-6549,120 (t¿—t0)2=36.864,000 A (A¡-Ap) (t1-b0) +258,266,592 ar —— 24=—— ——————=—48309 5 (t1—to)? 59.929.606 PARA EL CRONOMETRO N? 191 A¡-Ao=+ 4856 [6 ,-to]= 48h 266[A ,-A 0 ][t,-t0]=+ 220,092[t,-to]2= 2.329,606 A ¿A 0=+15840 [t2-bo ]=144h 000[A 2-A 0 ][t2-bo]=—2217,600[t2-to]2=20.736,000 A ¿-A y =+21593 [t3-to]=192h O00[A ¿-A 9 ][t 3-bo]=-+-4210,560[t 3-t .]2=36.864,000 STA Ao lititol +159,558.048 A A E A Y 1 -28685 5 [t1—to]2 59.929.606 Resulta, pues, que el cronómetro N. 230 tiene un movi- miento diario de—45309, y el cronómetro N. 191 el de+2$585, Movimiento diario del cronómetro N. 230. según E IA E AT E AAN: 3 ARPA — 48309 Movimiento diario del cronómetro N. 230 por el DE E A A MA A 0 EA —4 8509 oo a 0.0 Movimiento diario del cronómetro N. 191 ssgún O a A A +25829 Movimiento diario del cronómetro N. 191 por el 3 A a aan nino rta ae +28 585 DP 0s 244 Siendo unos mismos los datos é idéntico el método de las operaciones practicadas, fácil me ha sido determinar la causa de esta diferencia. Mr, Le Clere se ha equivocado al sacar la ecua- ción A ¿3—Aop=+21593, debiendo ser Ag—A q =208 93, como puede comprobarse si se toma la diferencia entre los estados ab- solutos del cronómetro N. 191, de los días 13 y 21 de Abril; y como estas son simples operaciones de aritmética, debo supongr = 5 188 que ha cometido el error que aparece de 05244, que no deja de ser de alguna consideración en el movimiento diario de un cronóme- tro que se destina para la determinación de la diferencia entre dos meridianos muy inmediatos. Haré uso en adelante de los resultados que vaya obteniendo segnn mis operaciones, y haré notar cada uno de los errores que aparezcan. Se propone enseguida Mr. Le Clere encontrar la primera di- ferencia de meridianos entre el Callao y Pisco; para lo cual tomó en su observatorio situado en el muelle de Pisco cinco series de observaciones de 9, que le dieron por estado absoluto para el cro- nómetro N.* 230, el 22 de Abril. Adelanto * 6h —(5m--43567, siendo las 4h —21m 'T.M., y como había ya determinado el estado absoluto, para el mismo cronómetro, el 21 de Abril en el Callao, podré referir éste al mo- mento en que se hizo la observación anterior en Pisco. Entonces d=A ¿—M (T—T”) —6h-09m,508.40—(4m809X1 4 0215, esto es d=3m-465329 al liste, que compar: ado con l=3m>4683538 que le resulta 4 Mr. Le Clerc, sale una diferencia de 05009. Ahora como la diferencia de longitudes entre dos lugares, es igual 4 la diferencia del tiempo que hay entre ellos, es “elaro que d =3m405329 será la diferencia entre las longitudes de Pisco y el Callao. Segundo cálculo del tiempo. Las observaciones hechas por M. Le Clerc en Pisco y el Ca- llao, en las mañanas de los días 23 y 24 de Abril, dieron como estados absolutos para el cronómetro N.* 230: o MAZA 4 20h 13m TM. 6h 05m 26834 6 Callaorido 24 Rae áanose indica la hera 6h 09m]17s50. No estando indicada la hora en que se hizo la segunda ob- servación, colocaré el resultado hallado por el observador, como diferencia de meridianos, sin darle toda la fuerza que sería de de- sear. 3m_— 4554094 al Oeste. El 24 de Abril se tomaron cinco series de observaciones del % despues de medio dia, que dieron por estado absoluto del mis- mo cronómetro sobre el TM del Callao 6h 09m 205710, siendo las 3h 33m TM. Y Comparando esta observación con la hecha en 21 de Abril, bajo las mismas circunstancias, dá por variación del cronómetro N. 23 Observación en el Callao el 21 de Abril 4 3h. L OM. 6h 39m33 840 Observación en el Callao el 24 de Abril á 3h. EE O 6h (09m20s71 2 días 23 horas 43 minutos hubo de varn. 0m13s 69, Es decir, que en 71h 43m han habido 138 69, 6 sea en 24 988 hubo de variación 138 69; y concediendo que las variaciones hayan sido proporciona- les al tiempo, resulta una nueva marcha diaria de 4M581, que apli- cada al estado sobre Pisco, dá por segunda diferencia en longitud d' —3M-44 5372 d”—3m-—-45 5768: diferencia 155396 Es decir un segundo y trescientos noventa y seis milésimos; cu- ya diferencia proviene de que Mr. Le Clere considera 24666, como intervalo entre las dos observaciones, cuando por el cálcu- lo aparecen 24 988, Ó lo que es lo mismo 711 43m, Tercer cálculo del tiempo. Por observaciones tomadas el 25 de Abril dedujo M. Le Clerc como estados absolutos para los cronómetros N. 191—7h —37mM—32835 N. 230—6k ---Q9m-—14 558 Estado medio del N* 191 7h 37m, 31897 Haciendo un resumen de las observaciones practicadas en los dias 21, 24 y 25, resulta: : < ESTADOS ABSOLUTOS ESTADOS ABSOLUTO” A HE DEL N.? 230 DEL N9 191 » Abril—21 | 3k—50m 6h—091m—34540 7h—37m—-25830 1d. —24 | 3 —33m41s 6h—09m—20870 7h—37m>—32502 Td. —25 | 4—- 03m24s 6h—09 —-16875 7h—37m—34857 Apliquemos á estos datos el mismo sistema de los mínimos cuadrados, y resultará: á == PARA EL CRONOMETRO N? 230 A¡-A o=—13870 (t,-to)= 71h 729 (A,-A o) (t,-6,)=— 433,428 [t,-t,]»= 2.329,60 A 2-A y =—26924 (b2-to)=144h 000 (A2-A 9) (t,-t,)=—3778,500 [t,-t, JP=20.736,000 A3¿-A¿=-—34s11 (t¿-to)=192h 000 (Az-A 0) (t,-b,)——6549,120 [,-t, ]*=36.864,000 ETA AY Eh -+-258,266,592 a E 48467 o 59.929.606 PARA EL CRONOMETRO N? 191 A,-A,=+ 4856 [t,-t,]= 48h 266 (A,-A,) (L,-t,)=+ 220,062 [t,-t,]:= 2,329,606 A.,-A,=+15840 [t,-t,]=144h 000 [A,-A,] [t,-t,]J=—2217,600 [t,-t, ]:=20.736,000 A,-A,=+21893 [t,--t,]=192h 000 [A,-A,] [t,-t, J=-+4210,560 [t,-t, ]-=36.864,000 5 [A,—A,] Et, —t,] -+-159,558.048 -x24= O AS 59. 999.08 Comparemos «ahora el estado absoluto de este cronómetro el 25 de Abril en el Callao, que era de CRONÓMETRO N? 2530 Movimiento diario por M. Le Clerc........ m=-— 48394 ld. id. por el que suscribe.... m==—48467 Diferencia 1 0s073 Movimiento diario por M. Le Clerc........ m=-+38294 Ld. id. por el que suscribe.... m=-+28248 Diferencia tantas 0s046 Como M. Le Clere no ha desenvuelto el cálculo para la de- termina :ión de los movimientos diarios de ambos cronómetros, no me es posible indicar la causa de las diferencias que se notan; pero habiendo repetido por varias veces las operaciones que me han servido para mis deducciones, y encontrando siempre el mis- mo resultado, debo suponer que ha sufrido algún equívoco al eje- cutar sus Operaciones. SL se comparan los movimientos diarios de ambos cronóme- tros en las dos épocas en que se han hecho observaciones, $ se no- tará que el trasporte de estos instrumentos del Callao 4 Pisco ha - O ocasionado aleuna alteración en la marcha del N? 191, siendo pe- queña la que resulta para el N* 230, Adelanto 6h -—(09m-—]6875, con el de la tarde del 26 en Pisco, que es de Adelanto 6h —(05m--24883 Pero M. Es Clerc saca—4 $ 342, proviniendo esta diferencia de que (t,—t,), que yo encuentro igual 4 40% 016, difiere de la que él ha determinado igual 4 44h 016. Veamos, pues, en quien está el error. t,=26 dias 4 horas 26 minutos t,=27 dias 20 horas 27 minutos (t,—t,)=1 día 16 horas 01 minuto Esto es, 40 horas 01 minuto=40h 016 Si al hacer la traducción del francés al castellano no ha ha- bido error en los números, debo insistir en que M. Le Clere ha sufrido un nuevo equívoco al hacer la sustracción entre los va- lores de t, y to. Comparemos ahora la observación hecha en el Callao el 25 con la que se hizo el 27 en Pisco, á fin de deducir el valor de d”” FECHAS ESTADOS ABSTOS. DEL N.* 230 HORAS Abril 25 6 —09m_—]6875 4h (3m924s A 6-05 21839 4 24 . aa 9h 20m36s [6h 09m 16875 5]— —24 014 X458676=6h (9m 07833 Estado absoluto el 27 Gh Q5m 21835 de= 3m 45898 M. Le Clere ha sacado d'”= 3m 45897 d=0 801 3d Habiendo deducido los valores de d, Y, d” y d””, esto es, cuatro diferencias entre los meridianos del Callao y Pisco, fácil será sacar un valor medio para d d = 3m-—-468329 Y = 3m-—44s57 di 3m_—47846 d”"— 3m-—45808 d+ xd +4” =15m-—048139 de — 3m-.468035 » Pero como esta diferencia se refiere á la base del muelle del hospital inglés en el Callao, y á la base del muelle de Pisco, po- dremos aplicar le la corrección de 2537 para que dicha diferencia se refiera al centro del fuerte de Real Felipe. Diferencia de longitud entre la base del muelle de Pisco y la base del muelle del hospital inglés entel Callao a . 3m46s8035 Diferencia entre el hospital inglés y el Real Felipe 2837 os de longitud entre el muelle de Pisco el Real Felipe (Callao)...... ATA A Difere encia de longitud entre los mismos lugares ha- llada por Le Gleno* al DA o ¿erat y AS DiR a OE Om (5 399 Determinación de la misma diferencia por el Telécralo Para la determinación de la diferencia de longitudes entre Pisco y el Callao habría bastado el procedimiento anterior, si con el descubrimiento del telégrafo no hubiese también participado la navegación de sus grandísimas ventajas. La exactitud de sus resultados y la sencillez en el procedimiento de adquirirlos, ha hecho que los hombres que se ocupan hoy en trabajos tan deli- cados y útiles como el presente, comparen los de la observación con los producidos por el telégrafo. Este ha sido, pues, el fin que se ha propuesto M. Le Clerc en los trabajos que voy á analizar. Haciendo las mismas suposiciones que Mr. Le Clerc respecto 4 X, X”, Y € Y”, tendremos como resumen de las 9 observaciones que practicó. Estación de Pisco. Estación del Callao. a fx —6h49m00s l,_,-— sf y —Sh1730810 PE 0 E eo bulbidos ¡E 408 dE TN za Í x —7h00m00s 9 1x0 —7h01m40s ) a y —Sh29m80s1 Ga l x —7h04m00s ) : | ! j x”—x=408 [5% | y'—8h30m10s0 í y —8h32m3082 | y'—8h33m1080 —8h35m23052 —8h36m10850 ; y? —y=3989 x”—x=408 [16% ¡A x' —7h04m40s py y =3988 a $ x —7h07m005 70 a Í y Tex —7h07m3988 - ¡ E —2=38388 177 q 5 Vr Ly j y'-——y=3988 ga fx —7h10m00s ly —7h101m3988 ) x' —x—=3988 182 í y —8Sh38m30s15 ) ,, —39885 ) | y" —8h39m10800 y —y= x —7h13m00s5 ya f y —Sh41m3082 y uE : (AA A y —7h1313986 Es x—3986 Ly —8h42m1080 py y 39880 y f y —Sh44m30825 10 L y —Sh45m09s90 O O x —7h16m3956 $ y =39865 x —7h19m00s Y —7h19m3986 11 | xl —x=-3950 11 Sy —Sh47m30820 (PEE Ly —Sh48m10800 | Y Y 39880 12 es x —Th16n100s ¡IE 10 | —y 39870 1 ) LAIA CAME 2 A f y —Sh53m30830) , y —7h25m39s6 [% 3986 1127 7 8H54m10800 f Y El término nedio de x”—x=398 77d” Ed id. de y'—y=39 s 8U=d dd Así es que la ecuación t=—— 2 A ve será igual á (39877) —(39884) —0s 03 ==, cantidad negativa. 2 2 Aunque esta canti lad es pequeña, sinembargo manifiesta que hubo error, aunque no de consideración, en la trasmisión del Callao y Pisco sobre cuya circunstancia M. Le Clerc da las más claras y satisfactorias explicaciones. ESTACION DE PISCO. Hora de la trasmisión de PiscO.........o.oo... 7h —(7m—00s8 listado absoluto del 230 0 0..oocococueni caciones 6h —(5m-20 546 Tiempo medio aproximado.......oocoommom..... 1h —.Q1m-—39s 54 Vorreeción en la Marcha......cooiocococoocoos + 0s20 : a a y emipo medio de Pisco ito ciartandacaón «es 1h —(1m--39s74 ESTACION DEL CALLAO. Hora de la trasmisión del Callao.............. 3h —35m:—308 20 etado adsoluto del TW oiocacco caninos 7h —37m-—36846 Tiempo aproximado del Callao................. Yh —57m—55874 OrreccIóN em la Marcha... Doccoccconecan ooo — 0s09 tm pormedio Leal Callao. occccconacaras (h--57M538 6d AE COMPARACION TENE PISCO ena A e a ga do ]h. Q]m, 39574 ai ener Callao eta e EN Ob. 57m53865 Diferencia entre ambos M..... Ed e ee 3m. 46509 Aplicando la: Corrección del. acta cdaoa EE Diferencia de longitudes........om..o.. : 3m 43872 Esta ot de longitudes s se fare eá la que huy entre la base del muelle de Pisco y el fuerte del Real Felipe en el Ca- llao. Diferencia de longitudes por observación... 3M, 435605 Id. 1d. por el. telégralos....o.moneco. 3m, 43572() Dierencia o 05055 De manera que según mis ci Aleulos resulta una diferencia de 0s 05 en los dos métodos de observación, lo que manifiesta que tenía razón para confiar en los resultados que arrojaban mis ope- raciones. RESULTADOS DEL SEÑOR LE CLERC Diferencia de M, por observación................ 3m. 438266 Id. 1d. por telesralo ties 3m, 438745 Diferencia............. 0s477 Es decir que el señor - Le Clere ha encontrado una dife- rencia en sus cálculos de 05477, cantidad que excede á la que he deducido. Ahora, lo que parece más acertado es tomar el promedio en- tre el resultado obtenido por observación y el que ha dado el te- légrafo, en cuyo caso se puede decir que la diferencia de longi- tud entre el centro del fuerte Real Felipe en el Callao y la base gel muelle de Pisco, es 3m 43569 Callao al Oeste de Pisco. LONCITUD DE TAMBO DE MORA. Latitud de '"Pambo de Mora deducida por M. Le Clerc [casa del te légrato ] POS Cinco series de observaciones de ambos bordes del Y toma- das el 29 de Abril, con un teodolito de repetición, dieron por es- tado absoluto del cronómetro N.? 230 sobre el T.M. de Tambo de Mora. « Adelanto 61 05m-(7841 4 las 20h 27m el día 28 T.M as: E E dde tronómico; la cual comparada á la observación hecha en Pisco el 27 á la misma hora, y conservándole al cronómetro N* 230 su marcha de 48467, resulta por diferencia de estado absoluto (6h Q5m18 s 43—4 8467) —(6h 05m 07541)=68553 al Este de Pisco, y añadiendo á este resultado la diferencia entre Pisco y el Callao, obtengo por diferencia según la ecuación del tiempo 3m453s 69. Diferencia entre Pisco y Tambo de Mora...... 6s 553 al E. Diferencia entre Pisco y el Callao............... 3m 43569 Diferencia entre el Callao y Tambo de Mora... 3M 908243 El lugar del Callao á que se refiere la diferencia anterior es el fuerte Real Felipe, y el de Tambo de Mora la oficina del telé- erato. POR EL TELECRAFO. Las siguientes trasmisiones se hicieron entre 'Pambo de Mo- ra y el Callao por los señores Le Clerc y Bénazé. Estación de Tambo de Mora. ! Estación del Callao. 5 a 1] E a fx —3h45m008 lo, la $ Y —7h18m43s5 2 5.8088 > = —5h45103084 —x—=3094 sa y —7h14m1480 y'—y=3085 | 10 f y —7h15m4386 oS5u e) Y a e Ly —7h16m1450 py y =3084 ¿—5h47m3084 ( * —X=3084 encsa lloa $ y —7h17m4386 nda E ES | y'—7h18m14s0 ES y —7h19m4386 y'— 7h20m14500 ga Ñ x —5h4711003 x' —5h49m3084 ¿a l x —5h51m00s 2) da ¿ a xy 5h51m30s4 ¡ E —A—308é el —y=3085 pa f x —5h531m00s ( x"—5h53113084 za | y —7H21m435860) ) on Ma [ y'—7h22m14s00 . y'—y—3084 E x —5h49m00s y je 100s , o 50 a 513084 ira ERE a $ y —7h23m43860 ) , O notmiasoo p Y 153094 15 0 5h Haciendo el resumen de las observaciones anteriores resulta: BUS —x]— pa e [5 AE 3 0541] 2 2 La trasmisión en este segundo caso manifiesta haber sido matemáticamente instántanea. Tomaré dos observaciones cua- lesquiera con tal que sean correspondientes, y resultará la hor: del cronómetro N.? 230. ” 7 O ESTACION DE TAMBO DE MORA Horta del CXOMNÓMEO. AD SNE 5h —4'm -— (08 ESTado absolata las AU 6h —(5m_-()7541 Hora aproximada AR 11h —4]m--52859 Parte proporcional 41M 0859 E: Mode TamboideWMora ts Saa 11h —4]1m-——358 ESTACION DEL CALLAO Hora del.cronómetro LI a 7h —]5m--435600 Estado. absolutos... es el AA 7h —3'"m-42s058 Hora proximal a sc... 1156 ¿mE Parte pro e 0s040 Tiempo medio del Callao Ae 11h -—-38m (18502 Tomando la diferencia entre los tiempos medios en las esta- ciones de Tambo de Mora [oficina del telégrafo] y la base del muelle del hospital inglés en el Callao, habré determinado la di- ferencia de meridianos. Estación de Tambo de Mora—T. Y... O Y A E Estación del muelle del hospital imgles en el-::Callao = TAME de do E AA 111 —38mM 08502 Diferencia de Meridianos... 3m-—518678 Diferencia sacada por M. Le Clerc........... IMA IZMDDO Diferencia. di (05990 Esta diferencia proviene de que M. Le Clere se ha equivo- cado en 15 al hacer la sustracción entre 7h 15m43600 y 1h 37m425098 skando 11h 358m005542 debiendo ser 11h 38m01s542 que sale según se puede ver en mis cálculos Reduciendo esta diferencia al fuerte del Real Felipe, sale: Diferencia de meridianos 3mo518 678 Diferencia entre el fuerte y el muelle del hospital “inglés (Callao ia 253 Diferencia... sgte ae 3m49s 308 Resulta que la diferencia de meridianos en- e tre Bisco y iér Callao... o. uo OA 3m43s8 69 Diferencia entre Tambo de Mora y el Callao 3m49 s 308 ( «DNS La diferencia de meridianos entre Pisco y el Callao determi- nada hasta hoy por diferentes observ: wdores, según puede verse en la tablilla que M, Le Clerc « acompaña á sus trabajos, tiene mucho que desear en cuanto á su exactitud, habiendo algunas de ellas que difieren en más de 6 segundos, cuya cantidad es de alguna sienificación si se atiende á la proximidad de ambos meridianos; pero si estos trabajos de M. Le Clerc han venido á probar la nece- sidad de corregir la diferencia de longitudes entre Pisco y el Callao, han confirmado también la confianza que hasta hoy han merecido las observaciones que Fitz Roy hizo en la costa del Perú. Después de haber examinado minuciosamente los trabajos practicados por M. Le Clerc, que US. ha sometido al juicio de es- ta Dirección, me es grato manifestarle que son de un mérito es- pecial, y que sería muy conveniente su publicación en el periódi- co oficial para el conocimiento de la marina en general. A bordo del vapor Marañón, al ancla, Callao, Abril 15 de 1871. BSO: ME Camilo N. Carrillo. Lama, Abril 22 de 1871. Agréguese el documento original en trancés, y remítase al Director dela Escuela Naval para que examine y compare si áS errores á que se refiere, provienen de inexactitud al hacer la tri ducción. Santa Maria. BENEMÉRITO SEÑOR CORONEL MINISTRO. Examinado que ha sido el documento original á que se re- fiere el decreto de US. que antecede, debo informar que las dife- rencias que se notan entre los resultados hallados por M. Le Clerry y los que yo he determinado, tienen por origen pequeños errores cometidos por dicho señor, según he procurado probarlo en el curso de mis trabajos. La traducción que se remitió á esta Dirección, aun cuando adolece de errores en los signos algebrálcos de que se ha hecho uso, está conforme con el original en los resultados de cada cálculo; así es que me permito elevarlos nuevamente al despa- cho de US. para su conocimiento. A bordo del vapor Marañón, al ancla, Callao, Mayo 4 de 1871. Br 5:07 M: » Camilo N. Carrillo. RE Sección Etnográfica. Publicamos á continuación un artículo del Dr. Carranza sobre la raza indígena, el que juzgamos interesante para los que se de- dican á estudios sobre nuestros aborígenes, bajo su aspecto mo- ral é intelectual. Este artículo es una trascripción del que se encuentra en la Colecczón de Artículos de dicho autor. Condiciones físicas é intelectuales del indio. ÍNDOLE ARTÍSTICA. El indígena de la cordillera es un ser robusto: fuerte para re- sistir las fatigas de largos viajes á pié, y capaz de cargar 4 gran- des distancias pesos considerables. De constitución sana, como la de todas las razas puras: de es- tatura mediana, ancho de espaldas y corto de piernas: de una fuerza vital más poderosa para la resistencia que para la acción; poco sensible á las bajas temperaturas, y tanto al ménos como el europeo, á las influencias patológicas de los climas cálidos; y en fin con una organización desarrollada en una atmósfera seca y poco ox?dante; ofrece á las miradas del médico un tempera- mento linfático tan bien acentuado en su constitución física, como en los atributos de su carácter. Su fisonomía triste y severa, con cierta mezcla extraña de ma- liciosa distracción, es la de un ser que revela una intelectualidad paralizada, en medio de un lento. pero seguro progreso. Craneológicamente, es de esas razas en que los /óu/os ante- riores del encéfalo, no han alcanzado aún la plenitud de su desa- t. rollo, de manera que el hueso frorxtal del indio está en cierto grado de depresión comparado con las dimensiones de sus pa- rietales, predominando en su cráneo, por esta causa, el diámetro transversal superior al occipito frontal. ¿Deberá atribuírse 4 esta circunstancia, la poca aptitud que el 1mdio muestra para cl arte? No podría contestarse afirmativamente sin un estudio deteni- do de las influencias orgánicas, en el desarrollo de las facultades estéticas del espíritu. Pero es un hecho observado que el indio no es autista, en el sentido europeo de la palabra. « Así lo comprueban los monumentos que nos ha dejado el im- perio de los Incas. O Las ruinas de Saksahuaman, el palacio de Vilcashuaman y la fortaleza de Huaitará, entre otros monumentos arquitectónicos del génio indígena, producen en el espíritu una impresión que recuerda vivamente la que suele sentirse al contemplar las ruinas de Karnac en Egipto; y en general, como la que se experimenta ante toda obra humana, en la que no entra como elemento esté- tico sino la manifestación plástica de lo grandioso en su simpli- cidad geométrica, La uniforme superposición de gigantescas piedras, cortadas y pulidas bajo un mismo tipo, formando murallas, mas Ó menos elevadas, con pórticos rectangulares ó en forma de trapecios, sin proporción con las imponentes dimensiones de sus desnudas fa- En vano se busca en la pogsía guechua ninguno de aquellos cuadros que en Ossian y en los cantos populares de otros pue- blos, testifican las hondas huellas que las bellezas naturales deja- ron en su imaginación, según la índole estética de la comarca en que se desarrollaron sus facultades poéticas. Al leer los yaravtes y huaynos primitivos, y aun aquellos que evidentemente fueron compuestos después de la conquista; no se sospecha que hubieran herido la fantasía del indio, ni fugitiva- mente siquiera, las tempestades de la cordillera, las frías soleda- des de sus páramos, el trueno que retumba en esos espacios sj; lenciosos, donde se levantan, como gigantescos fantasmas, picos 57 ES nevados que se pierden entre nubes tenebrosas, Se creería que jamás sus miradas se extasiaron en los sublimes esplendores del cielo de la puna, en las noches serenas; ni que su imaginación se tiñó nunca con los colores de la aurora, en las mañanas radiosas de la montaña. El fondo melancólico de la poesía indígena, no está, pues, en armonía con el carácter de la naturaleza que lo rodea. Ésta ofre- ce todas las gradaciones de las bellezas físicas del mundo, desde los lúgubres paisajes polares, hasta los magníficos panoramas de los trópicos. Su poesía debía presentar, ya la pomposa grandio- sidad del Ramayana, ya la magestad solemne de las imágenes bíblicas, Ó los cuadros pictórico—románticos de Ossian. La melancolía de que está impregnada la poesía caledónica, | depende mas bien de la tristeza de los paisajes 422/4-landeses que del sentimiento y de las pasiones galésacas. En la poesía indígena, sucede lo contrario como se vé; la tristeza está en el espíritu de la raza, antes que en la naturaleza. Los mismos cuadros risueños y las imágenes gozosas, que decoran con frecuencia el melancó- lico sentimentalismo de su primitiva poesía, prueban que en el alma del indio ha existido un gérmen de tristeza, independiente del medio físico en que ha vivido. El amor parece haber absorbido el espíritu entero de esta raza, En vano se busca en sus cantos primitivos algún sentimiento guerrero, alguna de esas grandes pasiones que han conmovido tan profundamente el alma de otros pueblos en la infancia de las sociedades humanas. y Una suave tristeza, en medio mismo de los placeres; quejidos que nacen, mas que del dolor presente, de sombríos presenti- mientos que siempre han atormentado al indio; y en fin, su cons- tante desconfianza del bien actual, y sus continuos temores de su infelicidad futura; comunican á la poesía indígena un colorido “aracterístico que refleja fielmente la imagen de un ser que se consume en la monotonía de secretos tormentos, Un amante que describe su pasión al pié de un torrente, sen- tado bajo un guechual, á la incierta luz de la aurora, sin más tes- tigo que el Xoz2/or (1) luminoso de la mañana, ó el ave solita- ria que también canta sus amores: es el tema constante de sus yaravíes, concluyendo todos con los tristes acentos de la despe- dida de los amantes, que, sin racional motivo, se entregan al llanto de una separación eterna. También en los ¿xayros, se dejan oir los lamentos de un co- <(1) Estrella. GC 2; A razón celoso. El indio hace testigo de sus penas á esa colina que ántes fué confidente de su ventura; ó al Quechual (1) bajo cuyas ramas vió el amante á los resplandores del crepúsculo, por vez primera á la 2usta (2) de sus encantos. El canto matutino de las aves, la fresca brisa de la aurora, la luz fulgurosa de las estrellas y algunas pálidas flores de la mez- quina vegetación de las punas; forman todo el ornamento de sus cuadros poéticos, tan exuberante en la variedad de los matices de sus pasiones amorosas. Si alguna vez la opresion despierta en él los sentimientos de odio y de venganza, no se entrega á esos trasportes de viril fu- ror, en que el hombre encuentra en sí mismo fuerzas desconoci- das para desafiar á la humanidad y al destino. Una aptitud increí- ble para el sufrimiento, ha enervado en esa raza gran parte del poder dinámico de su espíritu. La idea de resistencia, el sentimiento de lucha; parecen estra- ños al carácter del pueblo que dominaron los Incas, Cuando las desventuras llenan de terrible amargura el alma del indio; cuando sus dolores presentes son tan intensos que des- vanecen la esperanza de mejores dias; busca en el silencio y en la embriaguez de sus mismos sufrimientos, el remedio que otros pueblos y otras razas han buscado en los grandes combates de la vida. Hay, pues, en la poesía indígena, acentos de una melancolía innata cuyo orígen es preciso buscar en distintas fuentes, de las que pueden derivarse del medio físico en que el indio ha vivido. ¿Pudiera encontrarse acaso esa causa en la índole moral de la sociedad incáica? Hagamos al efecto un ligero estudio de su legislación y de sus costumbres. * X* * , Al través de la oscura historia de la sociedad incáica, se vé al pueblo de este vasto imperio, sojuzgado por los Emperadores del Cuzco, vivir tranquilo, disfrutando los goces de la vida en proporcion á sus necesidades; y libre de la inquietud que en todos los países y desde las mas remotas edades, han agitado al hom- bre en medio de esa controversia vital que las leyes primitivas del trabajo y de la propiedad establecieron en los demas pueblos desde el orígen de las sociedadas humanas. (1) Arbusto de la puna. (2) En la acepción de doncella, RN EÁ La vida del indio se deslizaba tranquila, si no feliz, entre el sóbrio trabajo que le imponía el cultivo del campo, y los goces domésticos garantizados por leyes severas que ponían á cubierto, su honor, poco exigente, y el dominio temporal de sus tierras, contra cualquier atentado del poderoso, ó usurpación del vecino. El porvenir de sus hijos estaba asegurado por la paternal pre- vision y cuidado de su príncipe. Un censo tan perfecto como podía establecerseen un rebaño humano, bien administrado, ano- taba, dia á dia, el número de nacidos y el de muertos, en toda la vasta extensión del Imperio. Distribuíanse cierto número de Zo- Pos de propiedad pública entre los padres de los nacidos, según las indicaciones del censo, volviendo al dominio del Estado las tierras de los que habían muzrto. De esta manera la subsistencia de cada familia quedaba asegu- rada contra esos reveses de la fortuna inherentes al derecho de propiedad y á la competencia del trabajo, que han sido la causa de la grandeza de los pueblos, á la vez que de la miseria y de la secreta agitación de las sociedades modernas. Una legislacion penal, severa y justa, contenía á todos los súbditos dentro de los límites equitativos de sus derechos natu- rales, castigándose con rigor cualquiera transgresion de la ley en el órden civil ó religioso. Un código, tan sencillo, como los estatutos de una comunidad de Capuchinos, reglaba la vida del indio, en la sociedad como en la familia, señalando casi un límite á sus goces, para auxiliar- lo mejor en las necesidades de su vida. Mientras la miseria, el hambre y la desnudez, conducían á la desesperación y á la muerte á millares de seres humanos en los nacientes estados de Europa, y cuando hoy mismo, una mons- truosa distribución de la riqueza, tiene desherecada á una gran parte de la especie humana, concentrando entre unos pocos la suma de goces y placeres que la naturaleza ha derramado para thacer grata la vida de todos, el último súbdito del Inca podía mostrar en su humilde morada, una despensa bien provista, te- las suficientes para el abrigo de su familia, y un campo admira- blemente cultivado por el trabajo de su brazo, trabajo obligado por la ley, al mismo tiempo que ennoblecido por su objeto, al distribuirse sus frutos por iguales partes, entre la Divinidad, el Imperio y la familia. La división en clases ó castas gerárgicas, señalaba los límites entre los que debían moverse la ambición y las aspiraciones del indio. « Los Curacas, los sacerdotes y los militares, formaban el cuer- _— MN — po de la nobleza, casi toda de sangre imperial; y sin transición de castas intermedias, se llegaba al pueblo. Por encima de todos, se levantaba la imagen del Inca, como el símbolo terrestre de la divinidad solar y el” poder tangible de la sociedad entera. La vida debió de ser, sin duda, mas variada y mas inquieta en las castas superiores que en el pueblo. La ambición, el ódio, la mayor influencia con el monarca divino;las rivalidades, la envidia y las venganzas, debieron agitar sus espíritus en un campo mas vasto y elevado que aquel en que se deslizaba tranquilamente la existencia monótona del pueblo, mas libre de sufrimientos que rica en goces, Es extraño que los poemas y los dramas, que sin duda com- pusieron los poetas de la casta noble, para describir aquellas lu- chas de la ambición y de la envidia, no hayan llegado hasta noso- tros. El drama de Ollántay y acaso el Usca—Paukar, son, en su argumento, las únicas muestras, incompletas, de esa perdida lite- ratura, que hoy nos da una vaga idea del carácter y de la índole de la sociedad incáica. Es probable que el sentimiento poético hubiese llegado en las clases privilegiadas á un grado de desarro- llo desconocido para el pueblo; pero sucedió acaso con la noble- za imperial, lo que con la casta sacerdotal en el Egipto: su cien- cia y su literatura, vedadas para la inteligencia popular, se sepul- taron en las ruinas de su poder, mientras que sobrevivió el espí ritu del pueblo, en sus cantos y en sus costumbres. Condenado el indio á vejetar en el sociego de una vida esca- sa de necesidades, y sin ese estímulo que atormenta al hombre con el insaciable deseo de ensanchar el campo de su actividad y de sus goces, toda su felicidad la encerró en los placeres domés- ticos y en el amor. Un estado social y político semejante debía producir ese efec- to: desarrollar ámpliamente los sentimientos tiernos á expensas de la intelectualidad del indio; por eso cuando desapareció ell Imperio, y con él, la autoridad paternal de los Incas, presentán? dole la conquista ante sus ojos un poder dual, como el religioso representado por el clero, y el político, por un rey desconocido, entregó su espíritu entero al clérigo que le hablaba en nombre de una divinidad consoladora, cuando el corregidor le recordaba con la dureza del vencedor, que había perdido para siempre la autoridad protectora de su príncipe. Pero el cristianismo no operó en el carácter y en las costum- bres del indio, esa revoiución trascendental que en las sociedades bárbaras de Europa, porque allí el elemento intelectual fué el principal agente de la religión nueva: aquí fué solo el sentimiente. = 8 e Por eso, las verdades del Evangelio no han penetrado en el espíritu indígena, como en el de los pueblos europeos. Aquí, las sublimes revelaciones de la religión cristiana, se han transforma- do en una singular idolatría, porque el indio es mas apto para amar, que para comprender. Allá, han cambiado en pocos siglos la naturaleza misma de las sociedades, destruyendo la barbárie de los conquistadores y la depravada cultura de los conquistados, para impulsarlos por un nuevo órden de aspiraciones y senti- mientos, que han enaltecido la dignidad humana. Estos efectos del cristianismo en los pueblos europeos, se de- ben á su capacidad natural, que les ha permitido desde el pri- mer momento distinguir la verdad que encierran los símbolos del Evangelio; separando lo abstracto y elevado de la revelación cristiana, de las formas que la ocultan. El indio ha prescindido del dogma: ni acaso lo ha sospechado siquiera. Le han asegurado que hubo un ser divino que se en- carnó para sacrificarse por amor á los oprimidos; y esto ha sido bastante para que adore á su imagen como á la divinidad misma: le han hablado de la madre de ese ser divino, presentándola como la encarnación del amor; y ésto ha sido suficiente para que la india haya establecido la idolatría de la Virgen. * X Lo que llevamos dicho sobre las condiciones morales y socia- les del indio en los tiempos del Imperio, así como el breve aná- lisis de los efectos del cristianismo en su espíritu, nos hacen ver los elementos morales que deben haber nfluído poderosamente en su carácter, comunicándole esa extraña y crónica melancolía. La vida, cuando está obligada á ser monótona por las costum- bres y por la legislación, no permite el desenvolvimiento de las “grandes pasiones. El hombre, privado de todo estímulo expan- sivo, se encierra dentro de sí mismo ó en el estrecho círculo de sus afecciones domésticas, haciéndose melancólico. En este es- tado, las bellezas del mundo exterior no impresionan su imagl- nación, y el alma se entrega á la voluptuosidad de una tristeza subjetiva, ante la cual, la naturaleza pierde sus esplendores y sus seducciones, para presentarse á la fantasía, con el tinte lívido de las condiciones estéticas de su carácter. Así, pues, el indio del Imperio y el indio actual, no habiendo salido del mezquino círculo de la vida doméstica, han hecho del ¿mor el objeto único de su actividad; por eso el amor en él, es a un sentimiento siempre profundo y sério, y con frecuencia, tan intenso que llega á convertirse en verdadero sufrimiento: el amor en él, jamás tiene ese matiz ligero, ni esa frescura infantil que en otros pueblos: es una pasion esencialmente grave, y si pudiera decirse, esencialmente dramática para su espíritu. Raza profundamente sentimental, por la reducida esfera en que se ha movido su inteligencia, no ha podido elevarse nunca hasta la contemplación del Universo. Espíritu esencialmente concentrado por el respeto á la autoridad patriarcal que cuidó de él en su infancia, y por el despotismo de los conquistadores, que abatió su carácter después, ha sido siempre ajeno á las grandes expansiones del alma, que en otros pueblos han conducido al hombre á interrogar á la naturaleza el secreto de sus bellezas y de su destino. Hay, sin embargo, en los Zarahuzs Ó cantos pastoriles del in- dio, una melancolía poética que armoniza admirablemente con la suave tristeza de ciertos paisajes de la coydillera. Así, cuando un coro de pastoras, rodea la era, animando la trilla con sus karakuzs, al pié de la ladera que repite el eco pro- longado de sus últimas notas, el espectador que no tenga un es- píritu vulgar quedará profundamente conmovido ante ese cua- dro campestre, donde se vé en perfecta armonía á la naturaleza con el espíritu de la india, que interpreta con acentos patéticos las melancólicas y solemnes bellezas de esos paisajes en que se desarrollaran los poéticos sentimientos de su infancia. * * * Este ligero estudio que hacemos de las facultades artísticas del indio, conduce á un nuevo campo de investigaciones, respecto á la cultura que alcanzó esta raza bajo los Incas: á la índole tan singular de su legislación política, que absorbe y se confunde con su legislación civil: y á sus hábitos y costumbres, que han sobrevivido á la ruina del Imperio, sin haberse alterado por la influencia de la civilización europea ni por la moral cristiana. Estos estudios requieren mas trabajo y tranquilidad del que permite la época agitada que atravesamos; pero sería una tarea intelectual útil y honrosa para el que la acometiera con vasto acopio de datos y criterio despreocupado. Mayo 29 de 1885. Luis CARRANZA. 9 2 ¡NA La Lituania y sus Leyendas POR MME. ANNE NEUMANN. (Miembro corresponsal de la Sociedad Kedival de Geografía.) Los recientes descubrimientos de nuestros viajeros y sus ex- ploraciones atrevidas en el África Central llaman la atención de todos los espíritus de tal modo, que con verdadero sentimiento apartamos hoy los ojos de esas alejadas regiones, en donde tan- tos hombres valerosos y consagrados á la ciencia, se han inmo- lado por ser los primeros en abrir sendas civilizadoras al traves de los misteriosos desiertos y de las poblaciones nomades del continente negro. Lo desconocido, que tanta atracción tiene sobre nosotros, no es mas que la marcha irresistible de la civili- zación hácia esos países remotos é inexplorados hasta hoy. Con todo, existen cerca de nosotros en Europa misma, co- marcas poco conocidas y nada visitadas por los exploradores y touristas, que encierran en su seno, virgen todavía, tesoros para la linguística, la arqueología y otras ciencias, y aun para el sim- ple interés del curioso observador. En la parte NO. de la Europa, hácia las orillas del mar Bál- tico se extiende, precisamente entre dos de sus principales afluen- tes, el Duna y el Niemen, un territorio muy vasto, bastante lla- no y fértil, regado por muchas corrientes de agua, y que encie- rra diseminados esos grandes lagos, cuya superficie tersa y azul, tornasola al parecer, reflejando los bosques inmensos de encinas y de robles, que los circundan. Este país, tan rara vez visitado por los extranjeros, que casi nada se sabe de él en el exterior, y que ofrece ciertamente por su aspecto, modo de ser, usos y costumbres, interesantísimos de- talles, es la Lituania; país en otro tiempo independiente, ha con- tado dias de gloria y de poder en los anales históricos del Norte. Habitado por una raza robusta, de hombres honrados, valientes y de condición pacífica, aunque melancólicos y soñadores, sin dejar de ser enérgicos y tenaces en sus hábitos y creencias, este pueblo ha conservado con religioso respeto, hasta nuestros dias, gran parte de las tradiciones y prácticas de sus antepasados. Es innegable que bajo la influencia de diversos climas y de condiciones geográficas y políticas diferentes, á que está sujeto el desarrollo de los pueblos, es como se forman los usos y cos- Cumbres particulares de cada uno de ellos y que toman incre- — 41 — mento y consistencia las ideas, los. principios y las tendencias que constituyen el carácter peculiar y distinto de cada nación. No obstante, así como encontramos hombres que apesar de las vicisitudes d2 su vida tempestuosa, conservan poderosamente en el fondo del alma los piadosos recuerdos de la infancia, así también encontramos ciertos pueblos que saben perpetuar por muchos siglos las tradiciones heredadas de sus abuelos, las que han quedado vivas entre ellos á despecho de los mil cambios y emergencias que, con la marcha del tiempo, los separan de su primitivo estado. y La moderna civilización lucha vanamente por desarraigar las preocupaciones antiguas y borrar el vivo colorido de los pasados tiempos, tendiendo así á destruir toda individualidad nacional y á imponer unas mismas costumbres, unos mismos principios y unas mismas ideas tanto á los pueblos del norte como á los del mediodía. Al través de la capa artificial, al través de ese barniz moderno, surge á pesar de todo el carácter individual de cada nación; y aun hallamos ciertos países en los que existen palpitan- tes los vestigios casi intactos de la vida antigua y los ecos más Ú menos sonoros de las creencias de otro tiempo; lo que natural- mente trasporta nuestro pensamiento al través de las edades y nos pone en contacto con un pasado lejano, en donde entreve- mos la olvidada cuna de naciones, muchas de las cuales hasta se hallan en la actualidad á gran distancia de su primitiva morada. Los habitantes de la Lituania nos ofrecen, pues, un ejemplo palpable, quizá único en Europa, de esa persistente individuali- dad en la vida de una población primitiva, desde su más remoto origen hasta hoy, y eso tanto bajo el punto de vista etnológico como bajo el psicológico é intelectual; y es indudable que bajo este doble aspecto merece este país la atención de todos aque- llos para quienes uno de los estudios más interesantes y útiles es el del origen de los pueblos, que anhelan, con los elementos» del presente, reconstruir otras edades. Los lituanios han sido en Europa los últimos neófitos de la fé cristiana; pues solo abrazaron ésta hácia fines del siglo XIV y principios del XV,como consecuencia de su unión con la Po- lonia. A pesar de eso, las creencias del paganismo estaban tan profundamente arralgadas en el alma tenaz de aquel pueblo, que, según lo han afirmado escritores competentes, desde hace dos si- elos, aun se encontraban en el fondo de las selvas de la Lituania, campesinos que adoraban á las antiguas divinidades del paganis- mo, al pié y bajo la sombra de los árboles sagrados y seculareg que veneraban sus abuclos, go La Lituania no pertenece en manera alguna á la familia de los pueblos eslavos, por más que se ligara voluntariamente á la Polonia y le diera la gloriosa dinastía de los jagelones. No tie- nen, pues, de común con ellos más que ese lejano origen, perdi- do entre las tinieblas de la edad prehistórica, que « atribuye casi 4 todas las diferentes razas de Europa una misma fuente primiti- va, Ó sea la de los arzos, que habitaban las altiplanicies y las montañas de la India pérsica, Ya las investigaciones de la cien- cia moderna han llegado á probar, como es sabido, que* las tres grandes familias de “pueblos celtas, germanos y eslavos, no son otra cosa que ramificaciones de la raza aria, trasplantadas al Oc- cidente en épocas diversas y en edades muy remotas, á conse- cuencia de continuas emigraciones. La última de estas inmigra- ciones en Europa, muy posterior á las precedentes, aconteció en el siglo VII, antes de Jesucristo, y arrolló, á su paso, á los esci- tas cimerios, acampados en las estepas que se hallan entre el Volga y el Don. Fué entónces cuando tales hordas, trasponien- do los montes Cáucasos, llevaron la devastación al Asia occiden- tal y le dieron al poderoso imperio de los asirios esos golpes mortales, que fueron los precursores de su caída. Según los datos históricos más verosímiles, á esta última ave- nida de gentes arias pertenecen los lituanios; y las poblacio- nes que les son congéneres y su venida relativamente tardía há- cia Europa, nos explican suficientemente bien por qué su lengua se aproxima mucho más que todos los demás idiomas indo-ger- mánicos, á la lengua primitiva de sus comunes progenitores, esto es, al sanscrito. Aquellos de los pueblos arios que tomaron posesión de los te- rritorios comprendidos entre el Báitico, el bajo Vístula y el gol- fo de Finlandia, se dividieron en tríbus diversas conocidas con los nombres de letones ó lotiches, de kurones, de semigules, de tamogitios, de prusianos, y en fin de lituanios. En lucha cons- tante con los germanos y los eslavos, que por todas partes los asediaban, esas ; poblaciones acabaron por desaparecer en su ma- yor parte, aplastadas por adversarios que á la superioridad del número unían la de una civilización mucho más avanzada. Fué así como los prusianos, obstinados sectarios del paganismo, lle- garon á ser exterminados al cabo de un siglo de desesperada resistencia contra los caballeros teutones. Al país conquistado entre el Vístula y el Niemen, conservaron sus vencedores el nombre de Prusza, que ha alcanzado á ser con el tiempo el de gna monarquía poderosa. Los letones y los kurones fueron tam- bién á su turno subyugados por otra Órden monástica y militar pu AA alemana, la de los caballeros de la Espada: solamente los litua» nios y los samogitios consiguieron con prodigios de valor el man- tener su nacionalidad é independencia; y todavía, andando los tiempos, fundaron un Estado poderoso, el mismo que se hizo pronto temible entre sus vecinos y creció tan desmesuradamente con la invasión de la Rusia por los tártaros, que extendió su dominio sobre todos los países ribereños del Nieper y del Duna. Con el matrimonio de su Gran—-Duque /agelo, 6 Jagelón, con la reina de Polonia Heduviges, nieta de Casimiro el Grande é hija de Luis d'Angou, rey de Hungría, se abrió una era nueva para la Lituania. Siguiendo el ejemplo de su príncipe los litua- nios en masa recibieron el bautismo, y, como consecuencia na- tural de su espíritu esencialmente religioso é inclinado al mis- ticismo, llegaron con los años á ser fervientes partidarios de la fé católica. También la nobleza lituánica adoptó bien pronto la lengua de Polonia y sus costumbres menos rudas; pero el pue- blo se ha quedado fiel, hasta el dia, á las costumbres de sus ante- pasados y á su lengua primitiva, que aun hablan como dos mi- llones de habitantes de la Lituania, de la Samogitia y de * ciertos distritos de la Prusia oriental. “Esta lengua, que no cuen- ta sino con muy pocos monumentos escritos, ha sido estudiada con interés, desde Bopp y Khaproth, por los filólogos más nota- bles, los cuales han demostrado su derivación directa del sans- crito; Ó mas bien del pra-scrit, el vulgar lenguaje de los anti- guos indus. Una prueba no ménos evidente de las afinidades de raza entre los lituanios y los pueblos de la India, se encuen- tra en su mitología, que recuerda de una manera incuestionable las creencias de los sectarios de Bracma. Así, encontramos en dicha mitología la trinidad india de Bracma, Vichnu y Shiva. con los nombres de Perkunas, Atrimpos, y Poklons; trinidad que no es otra cosa que una manifestación externa, en el mundo crea- do, de ese Dios supremo, invisible, insondable, del que todo emana y á quien todo vuelve; en fin del 41m0—Para—Bracma de los bracmanes, ó del Bramziímas de los lituanios. Este Dios, único como creador, es múltiple en sus atributos, que toman sucesivamente formas de divinidades secundarias, Ó Vevas. Los lituanios adoraban una multitud de dioses, que todos tienen ana- togía correspondiente con los del culto de los indus. Es digno de notar que al lado de esa mitología prestada de las doctrinas panteístas de los bracmanes, los lituanios admitían tambien ese dualismo de Zevd, ó sea el dios de-la luz y el dios de las tinieblas; dualismo en el cual el principio del bien y el principio del mal, disputándose el dominio del mundo, se en- PS cuentran en eterna lucha por consolidar su respectivo poderío. Segun las creencias populares, hasta el presente, los bosques si- lenciosos y los lagos argentinos de la Lituania están poblados de genios del bien y del mal, que se deben temer y respetar igualmente. El culto del Fuego, tan dignificado por los sectarios de Zoro- astro, también lo era entre los lituanios: una de sus divinida- des más conspicuas era la diosa Pror2ma, símbolo de la madre naturaleza y del principio fecundo generador de todo lo creado, lá que corresponde á la /s2s25-Vedth de los egipcios y á la Vesta de los romanos. (1) En el santuario de aquella diosa ardía el fue- go eterno llamado Zreczo, hallándose consagradas á su conserva- ción y culto, vírgenes que llevaban el nombre de Vazdelotas, nombre con el cual tambien solía señalarse á los cantores y sa- crificadores, á cuyo cargo estaba el servicio de los altares. Una categoría superior de sacerdotes llamados Xreves, constituía una especie de casta clerical privilegiada, que el pueblo miraba con profundo respeto. A la cabeza de esta casta se encontraba el gran pontífice que llevaba el título de XArevé-Rkrevezté, salido por su antecesor Prato, de la raza de los dioses, y cuyo poder era aun mayor que el de los reyes mismos. La ordinaria residencia de este Gran Pontífice era primitivamente Xomové, en la Prusia antigua; templo erigido bajo el reinado del rey Vezdavutís que á la vez gobernaba á los prusianos y á los lituanios; y ese tem- plo, por mucho tiempo, fué el centro religioso de aquellos pue- blos. Después de su destrucción por los caballeros teutones y de la servidumbre á que pasó la Prusia, Vz/xza fué la residencia del Xrevé- kreveité, hasta la abolición del culto pagano por el Gran Duque Jagelón. Muy pocos vestigios de los templos antiguos se encuentran hoy en Lituania: sin duda el celo religioso de los sacerdotes cris- tianos hizo demoler desde los cimientos esos edificios consagra- dos á la idolatría. Aunque, por otra parte, es sabido que los sa- crificios y los ritos religiosos se celebraban frecuentemente entre la espesura de los bosques, al pié de los arboles sagrados. Este culto de los arboles nos recuerda vivamente el Soma de los in- dics, arbol consagrado á Dios, cuya savia servía para rociar y perfumar las ofrendas; y aun hoy día los campesinos de la Li- tuania miran ciertos añejos árboles con una especie de culto re- ligioso: casi en todas las aldeas existe una encina Ó haya, de al- gunas centurtas de existencia, que es venerable testigo del culto , (1) Y á la sacerdotisa del Sol, entre los Incas (N. del T.) A pagano de los antiguos. Desgraciado de aquel que se atreva á mutilar tal arbol Ó siquiera á “cortar una de sus ramas: sería he- rido por el rayo en castigo de semejante sacrilegio, según la creencia popular; Ó perecería por cualquier otro accidente ines- perado. Las serpientes, animales sagrados para los antiguos lituanios gozan aún de gran respeto entre sus descendientes: aun pue- den verse con frecuencia, en las chozas de los aldeanos, serpien- tes domesticadas que beben la leche en la misma vasija que los niños de la casa y que duermen al lado de ellos; es cierto que las especies de reptiles que se encuentran en los bosques del norte, por lo general son inofensivas; pero un lituanio, aun en el caso de que diera con una sierpe venenosa, no se decidiría fácil- mente á matarla, tal es la raíz que tiene en su alma la creencia de que bajo esa forma puede ocultarse un dios. Se ve, pues, por estos hechos que acabamos de mencionar, cuan vivas son entre los lituanios esas creencias heredadas del paganismo que se ligan de una manera tan curiosa á su sumisión sincera y profunda á la fé católica: casi se puede afirmar que no hay en Europa otro pueblo que sea al mismo paso tan devoto y tan supersticioso. Cada fiesta de familia, cada aniversario reli- gioso, da campo á ceremonias cuasi paganas, muy estrictamente observadas y seguidas de una multitud de sortilegios y abusio- nes mágicas. Entre esas solemnidades tradicionales merece, en primera lí- nea, citarse la “fiesta de los muertos”, que también se llama “fies- ta de los abuelos” (Dzzady) en la cual se muestra mejor que en otra cosa alguna la imaginación fantástica de aquellos hombres. Ellos creían no solamente en la inmortalidad del alma, sino tam- bién en la existencia eterna del individuo, prolongada más allá de la tumba, en un ser diferente. Esta es, como se vé, la creen- cia índica en la transmigración de los espíritus, Ó en la metem> sícosis, transportada por las tribus arias de las regiones Indus á las costas del Báltico. El alma podía, según esta creencia, tomar al morir el cuerpo que habitaba, cualesquiera otras formas, no- bles Ó abycctas, bellas ó repugnantes, según ella lo haya mereci- do, en vista de las acciones buenas Ó malas que hubiesen mar- cado su existencia anterior. Aún hoy en dia las enseñanzas del cristianismo no han lo- grado desarraigar por completo aquellas creencias: para el pue- blo lituanio un simple pájaro que á su paso lanza cualquier canto ó chillido triste al parecer, cualquier gato que maulla cop prolongados gemidos de lo alto de un tejado, Ó de cualquier otro =- 46 — animal por el estilo, es una alma en pena, implorando perdón y misericordia. Precisamente á estas almas en pena es á las que se halla con- sagrada la solemnidad del “dia de los muertos”: Vénse en mesas largas dispuestas en el cementerio, servidos los manjares más abundantes y exquisitos, destinados 4 los difuntos; y allí figura forzosamente un cordero macho degollado y sua en holo- causto: el trigo y los granos de adormidera sé derraman sobre las tumbas, y también se “echa en el'as la leche y la miel. Al fúnebre festín del día suceden los ritos misteriosos nocturnos: hacia la media noche se encienden los grandes fuegos, y en presencia de los aldeanos congregados, el hechicero del luga ar (cada aldea cuen- ta con el suyo) evoca los espíritus con cantos y ademanes mági- cos, y haciendo el sacrificio del incienso, del fuego y del agua. Los lituanios, como los demás cristianos, enterraban á los cadáveres: mas, si eran paganos, los quemaban; y esa costumbre se ha conservado entre ellos hasta fines del siglo XIV. En la crónica de Stryikowski, escritor polaco del siglo XVI, se halla una descripción bastante característica de la ceremonia fúnebre que se verificó con motivo de la muerte de Kieystut, príncipe de Troki, en 1382. “El cuerpo del príncipe Kieystut, dice el cronista, fué con- ducido á V2/na para ser incinerado según el antiguo rito: se le cubrió del manto ducal, de sus mas ricos paramentos, y se le pu- sieron sus armas. Su fiel escudero, su caballo favorito, su halcón y sus perros de caza fueron atados á la hoguera, para ser quema- dos vivos, en testimonio de su adhesión á su muy amado señor y dueño. El aceite, la leche y la miel, postreros tributos de la tierra fueron vertidos sobre la hoguera. En fin, después de las oraciones de estilo, el hermano del príncipe difunto encendió por sí mismo la hoguera, y una vez que todo fué convertido en cenizas, se recogieron éstas y se depositaron en la tumba de sus antepasados. Hácia la época del año que corresponde áda de la pascua cristiana, los antiguos lituanios celebraban la fiesta de la pri- mavera, y en ella el cordero y el huevo solían hacer el papel más importante en las ceremonias que acompañaban á esta solemni- dad, así como también figuran de una manera obligada en las fiestas pascuales de nuestros días. Así es que el huevo, que ha llegado á ser en los países del Norte el atributo esencial de la más grande solemnidad cristiana, es sin duda alguna un símbo- lo antiguo, que ha pasado del paganismo á las prácticas religio- sas de los pueblos convertidos á la fé de Cristo. Entre los'in- == dios, el huevo era doblemente sagrado, ya como el símbolo de la forma elíptica del mundo, ya como el germen de todo lo que existe. El génesis de la India enseña que Bracma mismo nació de un huevo: y que la figura del huevo es la de la tierra, Otra de las fiestas populares más interesantes es la llamada Sobotkí, comun tanto á los lituanios como á los eslavos. Esta fiesta celebrada en otro tiempo en el solsticio de verano y actual. mente el dia de San Juan, estaba consagrada á celebrar el triun- fo del dios sol (Sadastos) sobre el dios de las tinieblas; y hé aquí la gran ocasión en que se encendian magníficas fogatas en ho- nor al astro del día, fuegos que todavía se ven al presente por la noche del día de San Juan, en medio de los campos y en los lugares despejados de los bosques. Los jóvenes de ambos sexos, ataviados con sus mejores trajes y coronados de flores, forman alegres ruedas al rededor de esas fogatas, y suelen cantar ciertos aires tradicionales, en los que fre- cuentemente se hallan invocaciones paganas, ya incomprensibles hoy para los cantores mismos. Como en recuerdo de los sacrifi- cios antiguos, suelen arrojar al fuego de la hoguera plantas aro- máticas; y los j jovenes más listos y vigorosos desplegan su agili- dad al ponerse á brincar por encima de las llamas; y así pasan la noche entera en alegres distracciones, al rededor del fuego sa- grado. Esta fiesta del Sovot4z se considera como la época del año mas propicia á los amores y en la que suelen arreglarse los - enlaces matrimoniales. La situación geográfica de la Lituania, la naturaleza de su sue- lo y su clima, “favorecen muy particularmente la inclinación innata de sus habitantes á las prácticas místicas y al culto de lo sobrenatural. Los vivos fulgores de la civilización actual, no han podido aun disipar la fé ciega en esas añejas leyendas, abrigadas en el fondo de bosques sombríos é impenetrables, en las orillas de los grandes lagos de azules aguas veladas por las nieblas. La imaginación popular puebla la soledad de esas selvas de una” multitud de genios buenos ó maléficos, y las aguas de los ríos y de los lagos de tentadoras ondinas (Kuwsatkz), ya benévolas, ya pérfidas y fatales al incauto que se deja seducir por sus artimañas. Con todo, es innegable que aun en la Lituania los progresos de la cultura actual modifican el aspecto y la naturaleza del país, por medio de la tala de una gran extensión de los enmarañados bosques que antes cubrían la mayor parte de su superficie. Y á pesar de eso, los que todavía existen en pié son con seguridad los más vastos de Europa; y entre ellos hay algunas que pueden compararse á las selvas de la América del Norte. Esto puede AO referirse sobre todo al espeso boscaje de veintidos millas geo“ gráficas de superficie, situado en el angulo sudoeste de la Litua- nia, entre el curso superior del NViemer y el del Varezw y del Boug. Esta vastísima extensión territorial, formada entera- mente de primitivo bosque, cortado por pautanos, derrumba- deros y atolladeros invencibles, lleva el nombre de Desierto de bialoviez (Puchteha Pialoviezka). Verdadero desierto, en efecto, éste en que á excepción de algunas chozas de leñateros disemi- nadas en sus confines y de las habitaciones de los guardabos- ques, que se encuentran de distancia en distancia, en los inter- valos de las enramadas, todo hace del Bia/oviez una soledad in- mensa, cuyas misteriosas profundidades inaccesibles al hombre, son el asilo inviolable de animales salvajes de toda especie, últi- mos ejemplares de razas ya extinguidas hace algunos siglos del resto de Europa. Es solamente allí donde, al lado del oso, del ciervo, del venado y del cervato, huéspedes habituales de las es- pesuras del norte, se encuentran aún el lyxx, el elan, y el uroch ó bisonte de Europa, especies comunes antes en Sarmasia y en Germania, hasta el pié de los Alpes, y cuyo postrer refugio es ahora el desierto de Bialoviz;. | Gracias á la variedad de las condiciones del suelo, ya seco y arenoso, ya fértil y pantanoso, las clases de árboles más distintas crecen y prosperan en la Putehtcha, que en realidad resume en sí los diversos caracteres de la vegetación exuberante de Litua- nia, en todas sus distintas regiones. Las encinas, las hayas, los olmos, los álamos y los abetos, ya forman arbolados separados, ya crecen entrelazados, llegando á veces á tener prodigiosas di- mensiones y formando, con sus ramajes entretejidos, cúpulas som- brías por las que trabajosamente atraviesa tal cual rayo de sol. Patrimonio en otro tiempo de los grandes duques de Lituania y posteriormente de los reyes de Polonia, el desierto del Bialo- viej aun forma parte hoy día de los dominios del Estado, el que haturalmente mantiene allí administradores y algunos centena- res de guardabosques, consagrados á la conservación de las cace- rías verdaderamente regias que ofrece, por los exóticos anima- les de que es, como hemos ya dicho, último refugio. Las habi- taciones de este mumeroso personal estan diseminadas en los parajes accesibles del Puchtcha, pero hay en el interior rinco- nes escondidos á los que el pié del hombre aun no ha llegado; pues, sobre todo á estos bosques del Bialoviej, es á los que se aplica la descripción admirable de las selvas de la Lituania, he- cha por Mickiewiez en uno de sus poemas más bellos: “¿Quién (dice) ha podido sondear jamás los misteriosos antros que ocul- A tan los bosques lituanicos en sus más apartadas profundidades? Así como al pescador no le es dado explorar el océano sino cer- ca.de la orilla, así nuestros cazadores no han podido recorrer las selvas de nuestra patria, más que por sus alrededores: ellos no conocen más que su aspecto exterior; pero los misterios que guardan en su seno no llegan 4 nosotros sino bajo la forma de fa- bulosos cuentos. Aquel que ha logrado vencer las altas arboledas y los espesos matorrales, se estrella en el fondo del bosque contra una barrera inespugnable de troncos de árboles caídos, de ramas y raices amontonadas, que están defendidas por pantanos pro- fundos, por millares de arroyos, por montones de plantas enreda- das, por inmensas hormigueras y por nidos de avispas y de ser- pientes. Y más lejos, el que hubiese alcanzado vencer esos obs- táculos, sucumbiría devorado por una infinidad de charcos sin fondo, especie de abismos, cuyas aguas estan ocultas por carde- nas hierbas, y exhalan vapores mefíticos”. Mas allá de esta region temible, envuelta entre espesas bru- mas, se extiende, según las fábulas populares, una alegre y her- mosa comarca, reino reservado á los animales y á las plantas, cuyo acceso está vedado á los humanos: este es el Watetchni?, el asilo inviolable donde florecen y fructifican todas las plantas de la creación, y donde de cada especie animal conocida, por lo ménos existe un par, al abrigo de las persecusiones del hombre. El desierto de Bialoviej (la torre blanca) ha tomado tal nom- bre de un antiguo castillo cuyas ruinas aun pueden verse en me- dio del bosque. Esas ruinas, segun los cuentos populares, están asediadas por espíritus que allí se presentan en la forma de bes- tias monstruosas. Segun la leyenda este castillo en lo antiguo, se levantaba en el centro de un jardin verdaderamente fantásti- co; y era la mansión de dos hermanos jóvenes, hermosos y va- lientes, hasta que ambos cayeron enamorados perdidamente de una hada que se presentaba á ellos en la forma de una jóven, y lozana campesina: bien pronto los celos encendieron entre los dos hermanos la discordia y el odio, y un día libraron entre ellos un combate fratricida, en que uno pereció. La maldición divina cayó sobre el homicida; el castillo fue destruido por el rayo, y el jardin que lo rodeaba se convirtió en una espesa selva, guarida de bestias feroces. El Bialoviez nos ha prestado la oportunidad de citar algunos pasajes del poema del célebre Mickiewicz, poeta lituanio de origen y una de las mayores glorias de la literatura polonesa. La Lituania, en efecto, ya indisolublemente unida á la Polonia por el corazon y el espíritu, le ha d do, hace varios siglos, gran nú. 70 do OS mero de esos hombres eminentes en las armas, la política, las ciencias Ó las letras como Mickiewicz, Kosciusko y otros. La so- lidez y la profundidad del espíritu lituánico unido á la audacia y facultades brillantes del espíritu polonés han producido el ca- rácter verdadero de la Polonia moderna: la fusión de estos pue- blos hace que en Lituania las clases superiores y medias no ha- blen ni escriban más que en polonés; con todo, el bajo pueblo, y especialmente el de los campos, conserva la lengua primitiva y se mantiene fiel á sus antiguas costumbres, á sus fabulosas le- yendas, al culto de sus viejas encinas, y á sus tradiciones semi- paganas, últimas reliquias de su remoto origen. Así, una piedra arrancada de su primitivo sitio y arrastrada por rápida corriente muy lejos, conserva por siglos enteros im- presa la huella de los arbustos que en otro tiempo florecieron adheridos á ella, como testimonio fehaciente de su existencia pasada, bajo otro sol y en una época ya enteramente perdida en los lejanos horizontes del tiempo. : ——AA————_—_—_—_—— Hidrografía lacustre Publicamos la traducción del interesantísimo artículo que la gran obra de Geografía de Eliseo Reclus contiene, sobre el la- go Baikal, por los puntos de semejanza que ofrece, en su cons- titución física, con el lago Titicaca: ambos tienen por lecho profundos y estrechos valles, de limpias aguas, bajo una atmós- fera fría, casi glacial: éste por efecto de su alto nivel sobre el mar; aquel, por la elevación de su latitud. Ambos lagos han sido . objeto de culto de sus pueblos ribereños: el uno cima de una civi- lización ya extinguida, el otro santuario venerado aún por pue- blos sedentarios Ó nómades de las regiones más desconocidas del “Asia. Los dos situados en las fronteras de naciones á quienes sirven de lazo de unión, y de separación al mismo tiempo. Estas semejanzas que nacen de la geografía comparada, entre comarcas tan apartadas del globo, darán interés singular á la lec- tura de este artículo sobre aquel gran lago asiático. EL LAaco BAIKAL. El lago Baikal, cuyo nombre se deriva probablemente de las palabras yacutas Bai-khai, que significan mar 7+2co Ó afortunado, se conoce entre los mongoles con el nombre de Delaz—nozr Ó ce mar Santo; sobre todo los ribereños rusos son los que le dan éste nombre Sv'atoi More, pretendiendo que nunca cristiano al- co A guno pereció en él, sino fué en estado de pecado mortal. Todos, mongoles, urianques, curiates y rusos se indignan cuando oyen llamarlo lago: para ellos es un mar de agua salada. Los pescado- res mismos contaban en otro tiempo á Gmelin, que el mar se enojaba cuando le llamaban lago y que ellos cuidaban mucho de hablar de él, en términos de mucha veneración. Así es como, en todos los países del mundo las poblaciones salvajes que se en- cuentran á la merced de las fuerzas, aún no domadas de la na- turaleza, han aprendido 4 temerlas y á implorar su protección. Muchos escollos temibles se han considerado como sagrados y los ribereños han ido allí frecuentemente á hacer sacrificios, cuando el viento les ha permitido arribar á ellos. Cerca de la sa- lida del Angara, una de estas rocas es el trono del “Dios Blan- ” El promontorio sagrado por excelencia que se extiende á lo largo de la costa oriental, termina con las rocas del cabo de Chamanes que tienen como 50 metros de altura, y que se pre- sentan en forma de columnas, Ó estatuas, groseramente escul. pidas: para los tunguses, estas rocas son, los dioses y los dueños de las aguas que lavan sus piés, y los protectores de las aves que revolotean en su enorme boca. Lo cierto es que sea mar Ó lago el Baikal, es la más grande cuenca de agua dulce que, contiene el Asia, y aún la mayor parte de los geógrafos rusos le dan el primer lugar entre los la- gos del mundo, como si ignoraran la existencia de los lagos que forman en la América del Norte, el “Mediterráneo de agua dul- ce,” y como si el Gran Nyanza, y el Tanganiyka no estuvieran ya descubiertos. Sin embargo pues de que el Baikal, no puede competir en extensión con las vastas superficies lacustres del Africa, mi del nuevo mundo, sobrepuja á la mayor parte de ellas en cuanto al volumen de agua; pues-su profundidad es tan enor- me que la parte más honda de su hoya, esta más baja que el nivel del océano, (1) La profundidad media del Baikal, pasa de 250 > J (1) DIMENSIONES COMPARADAS DE 108 GRANDES LAGOS DE AGUA DULCE. Superácie. Prof. extrema, Prof. media, Contenido aproximado Bara e 34.975 k. cua.* 1.373 met. 250 met. 8.743 k. cub, Niauza (Ukereve)... 83.900 « Pa E DE 7 « eds > Eos 39.000 « ? a 2d ? “ Superior m....m.o...... 81.000 « 313 « 220 « 17.820 « INCRICAN ..:25:....<> 57.000 « 263 « 90 « 5.130 « Oron dios: ES 52.000 — « 213 « TÓ « 3.900 « E OA 24.600 « 62 « 15 « 369 « Ontario o. 55 16.200, a 183 « 1207 7 1.994 « émaD ta os DIS 334 « 150 « STA Titicaca (N. del T.) 13.260 « 500 « 100 ? LIZ a e E metros. Mas allá de los 100 metros, y con las cuerdas ordina- rias que disponen los pescadores, el lago es insondable casi en su totalidad, Cuando en 1859, se hicieron los primeros estudios para la colocación de un cable telegráfico entre la costa de Ir- kutsk, y el delta del Selenga, esto es de un lado al otro del lago, Kononov creyó haber encontrado que el fondo era en algunas partes de 1.280 metros, y después de una nueva exploración sublacustre de esta región todavía pudo ver que el fondo era de 1.491 metros, profundidad extrema de los parajes meridiona- les del Baikal; pero la exploración mucho más completa de esas cuencas, hecha por los sabios poloneses Dibowski y Godlewski, á la sazon desterrados, que se establecieron en el invierno de 1876 sobre las nieves y á los bordes de las bocas del sondeo, ha permitido rectificar aquellos primeros cómputos. La profundi- dad reconocida como la mayor, que probablemente se halla en el paraje más abierto del lago, es de 1373 metros. En superfi- cies de algunos kilómetros de extensión, el fondo ofrece con cierta regularidad planicies de 1.100, 1.200 y 1300 metros. El hecho más notable revelado por los sondeos es la existencia de unas crestas montañosas de más de 1.000 metros de altura, para- lelas á las costas de Irkutsk y de la Transbaicalia, las que se ex- tienden por el medio de la hoya y la dividen en dos cavidades secundarias. Hace mucho tiempo que los navegantes del Baikal han habla- do de ciertos bajios, tan poco profundos, que bien podrían arro- jarse á ellos las anclas, en caso de un mal tiempo; pero á estas relaciones se ha solido dar muy poca fé. Dibowski y Godlewsk: han probado que tal tradición tenía cierto fondo de verdad; pues los sondeos muestran que solo es de 60 metros de profundidad el volumen del agua que se encuentra sobre la cadena de mon- tañas sublacustres. Precisamente cerca de los mayores fondos se ¿hallan los montes más elevados del litoral; en el mar Santo como en el océano, se ha visto casi en todas partes que la profundidad de las aguas corresponde á lo escarpado de las riberas. Así, la parte del lago situada al norte de la isla de Olkhon y del pro- montorio Sagrado, tiene costas ménos escarpadas, y sus aguas tambien son de un volúmen menor. En el Pequeño Mar, como se llama el golfo formado por la isla de Olkhon y la gran costa, la profundidad no pasa de 63 metros. Gracias á la formidable masa líquida que contiene, distribuida regularmente á causa del peso que naturalmente arrastra hácia el fondo las aguas mas densas, la temperatura del Baikal, no “ofrece sino pequeñas variaciones: en la superficie el cambio no As pasa de 10” centígrados; á 150 metros, la temperatura es de 2 grados y medio, mientras que ya en el fondo la temperatura se mantiene á los 3 grados y medio. Por vasto y profundo que sea el Baikal, no es más que resto de otro lago más considerable. En todas las partes de la costa, en que las rocas no se levantan inmediatamente sobre las aguas, y en que las pendientes son suaves para que hayan podido for- marse las capas de la orilla, se notan líneas superpuestas deno- tando las orillas antiguas, cuyos guijarros y terrenos son de idén- tica formación que los de la orilla actual. Esas capas de otro tiempo, que estan señaladas en la playa por lineas equidistantes y se hallan paralelas á la de la orilla actual, y que tambien se ven en los valles por donde vienen los afluentes, nos demues- tran que en una época no lejana el lago estaba á unos 6 metros por lo menos sobre el nivel que tiene en nuestros días. En una época geológica anterior, el volumen de las aguas era mucho mayor y estaba comunicado con el antiguo lago del valle de Ir- kut por un estrecho, que por cierto no es el boqueron por don- de al presente se escapa el Angara; y la parte de esta corriente de agua comprendida entre el Baikal y un confluente del Irkut, no ha sido en otro tiempo más que un arroyo tributario de este río: una valla formada de rocas arcillosas separaba los manantia- les de que nace, de la cuenca del lago. Pero, mientras que la labor de socavación se hacía al norte de estas rocas por las ava- lanchas y las aguas torrenciales de las lluvias, la presion de las aguas del Baikal era fuerte hacia el Sur; así es que en un mo- mento dado en que las filtraciones minaron el muro de separa- ción, las aguas del lago se precipitaron por la abertura y forma- ron uno de los afluentes mas considerables del mundo, el Anga- ra, cuyo nombre mismo significa en lengua tungusa escape del agua y acaso podría denotar el violento derrame del torbellino por el boqueron del borde setentrional del Baikal. El canal se: ensanchó y ahondó por la fuerza de la corriente desbordada, y el lago ya desembarazado de las aguas excedentes pudo mante- ner su nivel en estrechos límites, La diferencia entre las aguas que durante el estío se aumentan naturalmente por los deshielos y las del invierno privadas por la helada del concurso de los arroyos, no es, poco, más Ó menos, sino de un metro; pero hay años excepcionales en que la creciente llega á cerca de dos me- tros. Esta crecida es más notable en los lagos alpinos, sobre todo en el Mayor, en que suelen llegar 4 7 metros las grandes crecien- tes; aunque es cierto que en las pendientes de los Alpes el des; censo anual de la humedad es mucho más considerable en pro- E porción á la extensión de las hoyas lacustres. Las crecientes de los tributarios del Baikal, como el Selenga, el Barguzin, el alto Angara y otros ciento, tienen tiempo de moderar su fuerza an- tes de penetrar en el común receptáculo, y así el Baikal recibe ménos aluviones, de toda especie, que los lagos alpinos; y aun- que el Selenga arrastre corrientes turbias y tumultuosas, el agua del Baikal es mas transparente que la del lazo Mayor ó la del Leman: á4 11 metros de profundidad se pue ede ver perfectamente hasta los guijarros mas pequeños; á 16 metros solamente se deja de distinguir bien las grandes rocas del fondo; y aun despues de las fuertes lluvias el agua permanece clara cerca de la playa are- nosa y en los arroyos. Esta proporción, relativamente pequeña, de lodo que los rios llevan al Baikal, está explicada por la limpieza que hay en las rocas tajadas, en los angulos cortados y en las aristas que forman los baluartes graníticos que circunvalan el lazo: las orillas del mar Santo parecen haber conservado su primitiva arquitectura, y su magestad es por eso mucho mayor: al vogar por la base de las altas peñas cortadas, que desde las más ignotas edades no ha podido socavar la mano del tiempo, se cree uno trasportado, millares de centurias hacia atrás, á una naturaleza enteremente vírgen. Apesar de eso, sobre las riberas del Baikal, no faltan al- gunos elementos modernos; sobre todo en su parte extrema se- tentrional, en que el fondo ofrece ménos profurdidad. En este paraje, el alto Angara y otras corrientes vecinas se reunen y forman como una especie de delta pantanoso, separado de la su- perficie despejada del lago, por hileras de colinas arenosas, espe- cie de médanos lacustres que de pronto se elevan de 2 4 9 me- tros solo, y van creciendo poco á poco, hasta desaparecer cast enteramente entre la densa espesura formada por los pinos tre- padores y otras plantas y arbustos leñosos. En la parte meridio- nal de la hoya, el delta del Selenga modifica, tambien, por la curva de sus avenidas, la antigua topogr afía de la ribera. A lo largo de las costas occidentales, principalmente de las rocas escarpadas de la isla Olkhon, hacia la aferencia ó salida del Angara, es en donde las altas peñas tajadas presentan el más grandioso y pintoresco aspecto. Los promontorios y crestas se elevan como torres desiguales hasta doscientos Ó trescientos me- tros de altura sobre el nivel del agua, mostrando aquí y aculla, pinos y arbustos en sus agudas cúspides. En esos cabos azota- dos incesantemente por las ondas que han oradado grutas en que ¿el agua penetra rugiente, los cimientos de las rocas mas débiles “se han sumergido parcialmente y por las brechas abiertas se pue- ES de percibir todo el grandioso espectáculo que ofrecen las mon- tañas ribereñas, que semejan inmenso anfiteatro cuyas vastas ga- lerías aparecen superpuestas sobre el terrado de las grutas. Cual- quiera que sea la grandeza de estos paisajes del lago, dejan siem- pre en el alma del viajero una impresión de tristeza. No hay poblaciones, ni casas, ni campos en esas playas; solo se halla la naturaleza salvaje y la soledad. Cuando se viaja costeando el lago, el aspecto de aquellas montañas casi no cambia: un pro- montorio sucede á otro; tras una ensenada de altas rocas, vuelve 4 verse otra, y otras en seguida: Al contemplar un paisaje uni- forme y al parecer inmutable, se pregunta uno si acaso no está aún en el mismo sitio. La vegetación que cubre algunas pen- dientes y los estrechos linderos del litoral no esta formada en su mayor parte más que de especies sibéricas de coníferos, pinos, abetos Ó alerces: no se encuentran en parte alguna ni el fresno, ni el olmo, ni el roble; esos árboles que en las campiñas de Eu- ropa tanto embellecen la tierra por la abundancia de sns follajes, los matices variados de sus hojas y la majestad de su aspecto; y al fin y al cabo el verde oscuro y monótono de esos pinos llega 4 cansar tanto como la negrusca vista de las rocas escarpadas, sobre las que se ven los rododendros con sus flores rojas y sus oscuros tallos, que aparecen á lo lejos como manchas de escoria. Solo hay un arbol en los bordes del Baikal que pueda recordar- nos por su tamaño y follaje á los copudos árboles de la Europa, y es el álamo dalsamífera, que ostenta al borde de los arroyos sus verdes ramajes, parecidos á-los del nogal. Entre las plantas, las más comunes en las márgenes del Baikal, son varias especies de trepadoras; en muchos parajes los remeros ven desde el me- dio del lago el azul de las aguas separado de lo oscuro de la playa por la linea blanca que en el linde forman los millones de trepadoras que allí florecen. El Baikal es demasiado vasto para que las aguas de sus tribu- tarios formen en él corrientes perceptibles: las aguas de la su- perficie van de un lado á otro siguiendo la dirección de las co- rrientes atmosféricas. El movimiento general de la masa líquida del NE. al SO., movimiento de que tambien habla Hess, no existe sino durante la influencia de los vientos polares; en la parte meridional del lago se da á estos vientos el nombre de Barguzin. porque parece que ellos provienen de la bahía en la cual se arroja el río así llamado, al S. del promontorio Sagrado. Los vientos contrarios, esto es los que soplan del O. y del SO. son los 42/44, que reciben ese nombre de la aldea situada en el angulo occidental del lago, Bajo el impulso alternativo de unos E y de otros vientos, corren las aguas hacia uno y otro lado del Baikal, elevando un tanto su nivel; aunque, fuera de estos vien- tos generales, las brisas y aun las tempestades violentas, viniendo por las quebradas y gargantas laterales, cambian frecuentemente la dirección de las olas; y con frecuencia se ven los pliegues Ó surcos de la superficie, cruzando como camellones de espuma la ondulación poderosa de las marejadas. La superficie del Baikal se hiela por lo comun en el invierno, hácia fines de Neviembre y principios de Diciembre, y no vuel- ve á estar libre de heladas sino en Mayo. La plancha helada no se forma de placas cristalinas, que se alzan del fondo como en el río Angara y en la mayor parte de las corrientes rápidas de la Siberia, sino que el hielo comienza en las márgenes, como en pequeñas películas que se pegan á las orillas, y con las cuales vienen á mezclarse los carámbanos y escarcha cargados por los ríos tributarios. Paulatinamente la superficie del agua se conjela de una orilla á la otra; pero vienen repentinas tempestades á romper la fragil capa de cristal y á fundirla en una masa caótica con los bloques de hielo, desprendidos de los bordes. Aun cuan- do el hielo tenga el espesor normal de 1 m. á 1 m. 25 c., en toda su extensión, que es cuando los trineos postales, arrastrados con la velocidad de un tren de mercancías, atraviesan el lago sin pe- ligro, aun entonces la capa helada no deja de remecerse sobre la masa líquida que la sostiene; y los viajeros pueden percibir el ronco mugido de las aguas que ruedan debajo de la bóveda só- lida, imprimiéndole largas ondulaciones. Muchas veces un cho- que súbito hace vibrar el cristal de hielo con un sonido metálico repercutido, á veces un prolongado gemido anuncia que el hielo se rompe, y las endijas casi imperceptibles se extienden á algu- nos kilómetros de distancia, y ora se vuelven á juntar bien pron- to, ora se separan más en grietas entreabiertas, cuyos labios lle- «gan á ponerse á desigual altura: entonces los caballos suelen te- ner arranque para salvar por encima de la abertura; no pocas veces hay accidentes y la z021%a cae al agua; mas de ordinario suelen sacarla antes que esa navegación forzada dure mucho tiempo. Probablemente, por estas hendiduras en el hielo es por donde de vez en cuando el aire penetra á las profundidades del lago, y así se comprende que los peces y las focas puedan vivir en invierno, á pesar de la especie de concha de hielo que las cu- bre. Con todo, lo cierto es que esos respiraderos momentáneos vuelven á helarse luego, bajo la influencia del gran frío; pues el Agua se endurece casi inmediatamente al contacto de una atmós- fera de 20” 4 40” bajo cero, al punto que aún en las murallas que a ofrecen las rocas que rodean el Baikal, se ven copos de espuma solidificados, que son restos de las tempestades que el exceso del frío ha cogido en pleno fragor, congelándolos súbitamente. A los hielos del invierno suceden las brumas de la primavera y el estío; entonces las aguas frias desprendidas por las tempes- tades de la costra que las cubría del aire, exhalan libremente sus vapores en el espacio y humea al punto como una inmensa cal- dera. En la primavera, una niebla espesa cubre todas las maña- nas el Baikal y oculta las costas á los navegantes; pero á eso del medio dia y por la tarde, la niebla desaparece á causa del calor que recibe la superficie del agua; y por la misma razón, la at- mósfera vuelve á tener su limpidez completa hácia fines del vera- no y principios del otoño: es entónces cuando la temperatura del agua se acerca más y más á la del aire, y acaba, á veces, por so- brepujarla. La fauna (1) del Baikal es pobre relativamente en especies: la ausencia de los terrenos de aluvión en las orillas del lago y el declive rápido que ofrecen las rocas hacia abismos de algunas centenas de metros de profundidad, no han permitido á los crus- táceos ni 4 otros animales de playa, nacer en gran número, y los volátiles también son en consecuencia bastante raros; pues, fuera de los cuervos marinos y de algunas especies de gaviotas, que suelen verse como nubes, revoloteando sobre los escollos, en- tre las cuales hay una no conocida sino en Islandia y en la Eu- ropa occidental, no se descubren mas aves, en verano, sobre el Baikal; mas, en la primavera y el otoño, los bosques del mar Santo se encuentran temporalmente poblados por enjambres de pájaros emigrantes, que van y vienen entre el Asia central y la Siberia. Las aguas del lago son ricas principalmente en especies de esturiones y en salmones, de los cuales es abundante la espe- cie llamada 0722) Pero como decía Pallas y los viajeros que le precedieron, los millares de peces que subían del lago 4 los rios tributarios, han dejado de ser un hecho actual; la destruc- ción de los huevos por los pescadores toma tales proporciones, que ya será asunto de pensar seriamente en la conservación de las especies, entre las cuales hay algunas que hoy son enteramen- te raras. Hay varias que han desaparecido en épocas ignoradas, y que solo pueden verse en un laguito situado no lejos de la ex- (1) Aun cuando la Academia Española no acepta el vocablo fauna, sino faunta, para expresar la colectividad zoológica de una región; no encontrando nosotros razón . Alguna para separarnos del uso común que ha consagrado la palabra fauna en estos casos, la adoptamos en nuestro Boletín. 87 ME tremidad setentrional del Baikal, en una depresión de la meseta: este laguito Ó laguna es el Frolika Ó el “lago de las Truchas” (Davatchanda amut) de los Tunguses. Esta cuenca, de gran profundidad, es muy abundante en truchas que aún no se han en- contrado ni en el Baikal ni en sus afluentes, y su fauna parti- cular comprende también muchas otras especies de peces. En cuanto á las focas, no habitan indistintamente todos los parajes del mar Santo: no se las encuentra en las costas occidentales; en verano se hallan sobre todo entre los escollos orientales de la isla de Olkhon; mientras que en el otoño frecuentan las riberas meri- dionales, entre el Barguzin y el Selenga. No se ha precisado aún si pertenecen á la fauna general del océano Ó si constituyen una especie aparte; con todo, es muy difícil distinguirlas de la foca Jjetula de Spitzberg. Acosados por los pescadores, que venden las pieles de ellas á los mercaderes chinos, á gran precio, no se presentan visibles en la superficie del lago, ni acostumbran salir sobre la playa, como las del mar polar, y aún á sus pequeñuelos solo les sirven de cuna los témpanos flotantes. Ya se comprende que en este mar interior, en que la pesca se halla decadente y en las orillas del cual no hay población alguna ni establecimiento industrial de importancia, la navegación ha de ser casi nula. Es cierto que el primer vapor construído en Si- beria fué lanzado á las aguas del Baikal, en 1844; pero fué solo para un servicio local, el que procuraba la travesía entre la costa de Irkutsk y el delta del Selenga. Puede decirse que en esta parte del Baikal es donde se concentra el comercio propiamente dicho; por abí pasan todas las mercancías y viajeros que se dirl- jen de Siberia á la China y al Amur. Antes que esta travesía se hiciera por vapor, acontecía frecuentemente que los buques de vela, impelidos por los vientos y extraviados entre las nieblas, eran juguete de las aguas, y empleaban más de dos semanas en «hacer un camino de cerca de 100 kilómetros á través del Bai-- kal; aunque es cierto que estos barcos primitivos, grandes cajo- nes de madera, son muy difíciles de gobernar, y los marznos del lago, buriates, Ó campesinos rusos de la costa oriental, no se arriesgan jamás á hacer la travesía sino con el viento en popa. Durante el espacio de tiempo que separa las épocas de la nave- gación de las del trineo, los comerciantes utilizan el camino de tierra, que circunvala la extremidad occidental del lago, prolon- gándose por la base del Kamar-daban. La vía antigua estaba suspendida con cuerdas en las pendientes de la montaña, cuyas £umbres había que vencer por entre nieves y derrumbaderos, para volver á descender hácia el Sud en dirección del Selenga. Bo co AE El Baikal recibe las aguas de un territorio cuya superficie se calcula en 320,000 kilómetros cuadrados, de los cuales ocupa por lo menos dos terceras partes la cuenca del Selenga, en Mon- golia y en Transbaikalia. El semicírculo que abraza la curva for- mada por dicha cuenca, vasta llanura cubierta de pórfido oscuro y poroso parecido á la lava, por lo menos mide 2.500 kilóme- tros; y la corriente principal, la que parte de Koso-gol, en la falda del Munku-Sar dik, que después de haber recibido en su curso varios nombres acaba por tomar el de Selenga, prolonga su larga curva en una extensión de 1.100 kilómetros más Ó mé:- nos. Este río es navegable en todo su curso inferior, esto es, aguas abajo del confluente del Orkhom, por buques de fondo chato; los negociantes de Kiakhta se sirven de ellos para remitir sus cargamentos de té; de modo que de la frontera china al océano Glacial, en un espacio de más de 4.500 kilómetros existe una vía navegable, no interrumpida: del Selenga al Baikal, del Angara al Yenesey y del Yenesey al Océano. Caudalosos afluen- tes se juntan al Selenga, principalmente el Uda de Transbaika- lia, que baña un gran valle que desciende del Stanovoy y co- mienza á una corta distancia del Amur. El llano formado por los aluviones del Selenga, al desembocar en el Baikal, abarca como 30 kilómetros de playa en el lago, y el río se divide allí en ocho ó diez brazos, que varían de importancia según las cre- cientes y las socavas que éstas causan; así, últimamente el delta ha cambiado de fondo en muchas partes. El Selenga, el Barguzin, cuyas riberas pueblan los buriates; el Verkhnaya-Angara, que recorre el país montañoso de los tun- guses, y otros afluentes de menor cuantía, á todo lo que se agre- gan las lluvias, traen al Baikal un excedente líquido considerable, el cual sale á su vez por el Angara, que es uno de los mas cauda- losos ríos del Asia y que ciertamente arrastra más de 3.000 me- tros cubicos de agua por segundo. Nacido de un gran golfo, cu- yas orillas estan sombreadas por alerces, rodea con sus bulliciosas corrientes la “Piedra de los Chamanes,” se desliza rápidamente por una pendiente inclinada de 30 á 40 centímetros por kilóme- tro, y pronto absorbe en su carrera, aunque sin crecer en la apa- riencia, á ríos tales como el Irkut, el Kuda, el Kitoy, el Belaya; y su dez es tan grande que sus aguas azules, casi negras aun Corren por los muros de Irkutsk, cuando ya todos sus afluentes estan cubiertos de una espesa capa de hielo, y todavía se halla este río excento de carambanos y escarchas, á pesar de que el in- vierno ha comenzado hace tiempo y el termómetro marca de 10" a 20* bajo cero; pero sus aguas humean incesantemente: una €s- — 60 —= pesa neblina se exhala de ellas, y con trabajo se puede divisar de lo alto de la ribera algunas de sus bullentes ondas ó sus blan- quiscas espumas, anunciando que aun las aguas no han cesado de correr. El Angara no comienza á helarse sino después de al- gunos días de frío de 30 grados bajo cero. Entónces la congela- ción es rápida: del fondo helado por la irradiación que se pro- duce á través de las aguas transparentes, se desprenden escarchas, que se mezclan unas con otras, entrelazando sus agujas, y doce horas después de presentarse las primeras capas cristalinas, ya los caminantes pueden pasar sobre el río como sobre suelo firme, En tiempo del deshielo, los carámbanos arrastrados por la co- rriente, van á estrellarse contra los puentes de hielo que existen aun aguas abajo, en los parajes más tranquilos del Angara, y acumulándose en las bocas de esos desfiladeros, se elevan á veces en montones que tienen más de 40 metros sobre el nivel del agua fluvial: cuando esas moles se derrumban, el río carga sus enormes restos revueltos con los pedrones y fragmentos de rocas, arrancados de las fragosidades de la ribera, Entre esos desfiladeros del Angara, el más notable es aquel en que el río se arrastra en 7apz2das, y forma entre los escollos verdaderas cascadas, en que no llegan á arriesgarse los barcos ordinarios. En un trayecto de 72 kilómetros, aguas abajo de la confluencia del Oka y el Angara, conocido en adelante con el nombre de Verkhñaya Tunguska, se suceden nueve rapzadas por entre rocas de granito y de sienita; y el mugido de esas corrien- tes torrentosas al chocar con los islotes de piedra, se oye como continuado trueno, á muchos kilómetros de distancia: los nom- bres que han recibido de los ribereños atestiguan el terror que les inspira. Con todo, las embarcaciones de vapor vencen esas rapidas sin peligro; y el movimiento, el ruido de las olas que se chocan, solo causan en los viajeros una emoción pasajera. Mas abajo de la confluencia del Ilim, el Angara pasa por la base de otra especie de rocas, de moles de serpentina y de basalto que se elevan á 180 metros de altura. Estas son las últimas fragosi- dades del río; sin embargo, el río no encapilla la meseta que se halla al norte; y replegándose hácia el Oeste, va á juntarse con el Yenesey, y no lejos de su unión con este río rival, recibe al gran río Tchuna, que le tributa las aguas de una gran cuenca bañada por los torrentes auríferos de los montes Sayan. Tam- bién se cuentan entre los afluentes del Angara los ríos Salados, y aun á 72 millas, aguas abajo de Irkusk, en una isla de aquel río, se ven algunos manantiales salinos que brotan de rocas, ro- deadas por todas partes de agua dulce, Capas de carbon de” pie- Mi dra que se encuentran en las riberas escarpadas del Angara, son aún riquezas reservadas para el porvenir. (De la Geographie Universell de Eliste Reclús). co Estudios lingúísticos americanos POR L. DARAPSKI, Guaranís, No se concibe contraste más vivo que el que ofrecen los ha- bitantes del gran oriente de la América meridional comparados con las naciones andinas. El célebre Martius compara á los in- dígenas que pueblan las extensas comarcas del Paraguay, Brasil y Venezuela, con una gran ebullición de agua en que cada nuevo borboteo agrupa de diverso modo las masas líquidas, por no en- contrar en ellas nada de fijo ni de sobresaliente. Mientras tanto, los Andes y sus faldas están repletas de individualidades etnoló- gicas bien conformadas y fuertemente consolidadas en sus mis- mas divergencias. La naturaleza allí no se muestra ménos cons- tante y exclusiva; porque tiene reservadas varias valiosas especies para sus dominios. No debe, pues, admirar que los idiomas también gocen de cierta inmunidad entre los montañeses, inmunidad fundada en su propio vigor, que la ardid política de los altaneros quechuas pudo violar, sí, pero sin lograr cegar la fuente de donde siempre brota nueva savia. Entre el Plata y Orinoco, á pesar de los inmen- sos obstáculos que la vegetación tropical opone al paso del hom- bre, un solo idioma de suave cadencia ha conquistado la selva, los ríos y el mar, constituyéndose en una lengua verdaderamente general que se extiende igualmente por casi todos los afluentes del Amazonas y por las dilatadas orillas del Brasil. Esta habla, llamada el ¿up? en el imperio, ¿cómo ha podido ensanchar tanto sus límites, si se considera que ni es propia de una nación gue- rrera, ni lleva gérmenes de una civilización superior á la de los demás pueblos indios? Mas aún, se puede sostener que su ex- tensión no reconoce límites en el norte, donde se enlaza con los dialectos de los caribes, que ocupan las costas y el interior de las Guayanas, Venezuela y Nueva Granada, y en tiempo de la con- quista eran dueños exclusivos de las Antillas. Porque cualquiera que sea la verdadera. relación entre ambas ramas reunidas por primera vez por D'Orbigny, nadie negará que sus idiomas mani- fiestan un parentesco más estrecho que ningún otro grupo étni” E co de ambos hemisferios, justificando la opinión del gran natu- ralista francés, quien no siempre con tan certera mano ha apro- vechado los inmensos materiales de que disponía. Tan poderosa ha sido la expansión de la raza tupí, que no solo en la cuenca del río Yapurá y en el alto Madera ha tocado al pié de los An- des, sino también, reprimiendo los pueblos aguerridos del Chaco, se ha abierto camino para combatir á los incas en frente de las mesetas que pasan por cuna y centro de su floreciente imperio, y suspendido allá mismo sus hamacas bajo el nombre de c/zr2- guanos y Sirionos. ¡Cómo, no digo explicar, pero armonizar por lo ménos, he- chos tan disonantes! Lo más natural parece suponer que la alta cordillera que separa la fauna y flora de lavante y poniente, se haya opuesto también como valla infranqueable á los intercam- bios de la humanidad, en sus orígenes por lo ménos, tomando ella distinto desarrollo á uno y otro lado de esa imponente mole. Entónces las montañas graníticas del Brasil habrían procreado otras gentes en susanchos declives que la escarpada costa del Pa- cífico, parecidas talvez, aunque separadas por una enorme ense- nada del Atlántico de la raza arcáica de Parime y su primitiva prole. Así los orígenes de la autoctonía americana se pondrían de perfecto acuerdo, no solo con sus destinos ulteriores, sino has- ta con la geología de su suelo. Desgraciadamente la complica- ción actual, á pesar de que distamos mucho de poderla apreciar debidamente, rechaza una solución tan directa y doctrinaria como la propuesta por Meyen. (1) Nada nos autoriza á relegar los peruanos á la arenosa playa del Pacífico en lugar de las mon- tañas que en tiempos históricos jamás abandonaron. Existen además numerosos pueblos como los del Chaco que mal se pres- tan para figurar en este dualismo: porque caracteres muy pronun- ciados los alejan de una y otra rama, si bien el roce con ellas les ha impreso cierta semejanza superficial con sus vecinos. Por úl- timo, ni siquiera sabemos si los llamados tupís deben reconocerse por el tipo de la raza oriental. Su procedencia, su pasado, es un misterio tan profundo que las asiduas investigaciones del docto Martius han adelantado poco más que pone” de relieve la oscuridad que cubre la historia del hombre brasileño. Las suposiciones más atrevidas no han su- gerido ningún resultado positivo en un terreno donde el camino va enredado por un follaje tan tupido que es harto difícil seguir ce (1) Uber die Kingeborenen von Peru (Acta Leop. Carol. Nat. Cur. XVI supl. p. 141, ES el rumbo primitivo. Al andar por el aire se pierde de vista el suelo; así ha sucedido con muchos exploradores de aquel labe- rinto que por falta de tradiciones y documentos tienen solo el estudio de los idiomas por guía y timón. Precisamente en la comparación lingiiística de aquellos bár- baros en vano se ha buscado hasta ahora una base segura para la especulación. Tantas tentativas emprendidas con parcos ele- mentos y según principios arbitrarios, han debido salir infructuo- sas. Al frente de un movimiento perpétuo declarado en ley su- prema, ni la soberana imposición de unas cuantas reglas grama- ticales de la escuela clásica, ni la aventurada aproximación de vocablos sueltos, como son las denominaciones de las partes del cuerpo, de las necesidades más urgentes, Ó de los objetos más importantes de la naturaleza, recogidos con minucioso afan por los viajeros, han podido señalar la senda que conduce á la fuente de la injustamente llamada degeneración y algarabía endémica, La variación, por supuesto, no puede servir de punto de partida para una teoría general; sería la negación en absoluto. Es pre- ciso tener presente que, en la corriente de esta vida azarosa, las palabras más usadas es inevitable que experimenten más fatales choques y lesiones. Por consiguiente, son las que, en general, ménos se prestan para identificaciones. Sin la inviolabilidad de las raíces y la constancia hereditaria de ciertas desinencias de flexión, ni en las lenguas arias se habría averiguado fácilmente la comunidad de su orígen por la homología de su organización. Donde esta última se oculta, cesa toda aproximación; y prueba eso que solo recientemente se ha reconocido alguna remota rela- ción entre dicho grupo y el semítico. Ahora bien, los idiomas de la América no representan lo que se puede llamar un orga- nismo; siendo esencialmente aglutinantes carecen de subordina- ción y división en todas sus partes. Inútil sería buscar en ellos las llamadas “partes de la oración” que algunos filósofos han creído dictadas por la lógica del pensamiento. No existen. Pero el mecanismo de los idiomas aglutinantes difiere de los flectantes no solo en uno que otro detalle. El sonido físico, ó la manera de combinar ciertas agrupaciones de ideas, poco signifi- Es indispensable penetrar al espíritu creador que se refleja en las articulaciones de la lengua: problema sicológico mas bien que filológico. Se sabe que el alcance de palabras correspon- dientes entre naciones cultas, raras veces se confina á círculos concéntricos; qué será entónces del significado de las voces mas usadas entre pueblos bárbaros en que las naciones equivalen á las familias ó á los deudos de inmediata consanguinidad! Se las (04 — puede comparar á las cristalizaciones en mineralogía que pare- cen carecer de regla y orden, miéntras se ignoran las sustancias que las forman, según leyes sencillas y eternas, que igualmente se reconocen en su descomposición y reconstrucción. No se ha inculpado de inhumanas y hasta diabólicas las costumbres de antropofagía y holocaustos, hasta que estudiando mejor el impe- rio que ejercen las supersticiones, que con frecuencia envuelven los gérmenes de nobles instintos, se ha reconocido el mismo ca- nibalismo por un acto de religión más bien que de bestialidad! El día en que se logre deshilvanar la sucesión de ideas que presiden á la combinación lingiística del indio, que nos parece fortuita y arbitraria por falta de mejor entendimiento, se habrá puesto el pié en el terreno propio de tales investigaciones. Es- tamos léjos todavía de esta aplicación del método deductivo; pero nada impide abrir camino inductivo por la atenta apreciación de las diversas caras de la cristalización, Ó sea en nuestro caso, de las partículas indicativas que claras y desnudas se exhiben en todos los dialectos americanos. De poco peso juzgamos las objeciones de los filósofos que pre- tenden modelar las creaciones del cerebro humano fundándolas sobre ciertos principios universales. Una vez para siempre ha probado Steinthal que la lengua más perfecta, sea la griega ó la hebrea, atropella á cada paso el supuesto órden de la lógica aris- totélica, manteniéndose tan solo fiel á las leyes que determinan la índole particular de cada pueblo. Fácil sería demostrar que un sistema tan admirable en su sublime abstracción como el de Santo Tomás de Aquino (1), nada tiene que ver con las catego- rías de la gramática indogermánica. En realidad, la última que es un título de gloria para nuestro siglo, fué elaborada por Bopp y otros sanscritistas, en abierta contradicción con las abstraccio- nes de los Hegel, Fichte y otros absolutistas. Si tan fecundo en revelaciones sobre los procedimientos del espíritu humano ha sido el estudio de una de las ramas de lenguaje más perfecciona- das; cuántos secreíos deben ocultar las esferas más humildes del pensamiento! Así la historia natural de las plantas, que parecía un laberinto de formas y variaciones, ha tomado nuevo vuelo con la dirección que le ha impreso la observación de criptoga- mistas y protistas. (1) Que culmina en el lema “nomina debent naturis rerum congruere” cuyas úl. timas consecuencias saca el padre Honorio Mossi en su “Clave harmónica ó concor- dancia de los idiomas” (Sucre 1859), asi es que se puede ir mas lejos que Fredegiso, el discípulo de Alcuin, quien declaró la nada por ente existente, porque cada pala- bra debía corresponder á una cosa real y positiva. y Pero volviendo al asunto de que partimos, dejemos á un lado los doscientos Ó trescientos idiomas con que cuenta el Brasil, para ocuparnos del tupí ó de la “lengua general” que, con insig- nificantes modificaciones en su estructura y algunas variantes lexicológicas, es la misma que el guaraní cuyo tesoro nos ha con- servado Ruiz de Montoya en su obra monumental. Martius (1) cuya autoridad no inventa teorías, sino ordena y discute solo los datos existentes, no vacila en designar el triángulo entre el Para- ná y el Paraguay como el asiento primitivo de la familia tupí. Por consiguiente los guaranís, en sentido estricto, serían el núcleo autóctona del cual sus hermanos se habrían separado en distintas épocas, invadiendo el norte por varias rutas; de modo que hoy se les encuentra en muchos puntos ya no como conquistado- res sino como restos dispersos de una gran nación. A la vez el sabio alemán (2) no desconoce que bien pueden reunirse los di- versos grupos en una unidad mas alta, de la cual habría descen- dido el mismo pueblo guaraní, notable por su docilidad, pero también por su poca resistencia y pronta decrepitud. Estas calidades solas bastan para separarlos de los habitantes del Chaco, sus vecinos, que viven bajo las mismas condiciones é igualmente ejercen la agricultura (3) A no ser por la diversi- dad del carácter, todos los llaneros debían resumirse en un solo tipo que el análisis de sus idiomas hace muy aceptable y que por esto no podemos desechar aunque carezcamos de razones con- vincentes en favor de su efectividad; 6, mirando el asunto bajo la hipótesis de una inmigración antigua del norte, se diría que los campos de la cuenca superior del Paraguay sembrados con palmeras, cubiertos de selvas y entrecortados por rios navegables, pero inseguros, se prestaban para alimentar una multitud de co- lonias advenedizas, pero no para acercarlas y refundirlas en individualidades prepotentes, como ha sucedido en las mesetas de los Andes, gracias á la distribución forzosa del trabajo que ha creado allá un sistema de castas análogo al órden establecido por egipcios y babilonios. Un paralelismo inverso se nota en la cuna de las dos grandes familias civilizadoras del mundo, la semí- tica entre el Nilo y el Tígris y la indogermánica en las frías altu- ras del Asia central. El sello Ó carácter de la lengua tupíes su asombrosa volubili- dad que aun sobrepasa la de la araucana ó yahgan. Como las pla- me Mm Zur Ethuographie Amerikas (1867) p. 182, opinión sostenida por él ya en 332. (2) L. e. p. 188. - (3) Omnes agriculture student. Dobrizhoffer I p. 158. 9 teadas burbujas de fresco manantial brotan los sinónimos, Ó, Més jor dicho, homónimos; las ideas mas extrañas se juntan en la misma palabra sin el menor inconveniente: todo el sistemá grama- tical se reduce á una serie ilimitada de elementos de igual rango. Mientras las lenguas cuyo prototipo es el quechua, son eminen- temente aglutinantes en cuanto el radical se modifica por sufijos meramente determinativos, el tupí puede pasar por el modelo de un idioma coordenante. De ahí nace una prolificación verda- deramente tropical: la fuente de bellezas siempre nuevas y admi- rables, pero que es á la vez señal de una actividad cerebral que se agota en desarrollar y reverberar, en lugar de absorber y ela- borar: es ese también el origen de aquella ; ausencia de vida pro- pia, que esos pueblos ofrecen bajo la férula de los solícitos misio- neros (1). La superioridad del quechua es incontestable. Supo- niendo, pues, una conexión evolutiva entre ambas clases de idio- mas, todo el sur y oriente de la América meridional debe conside- rarse como persistente en un peldaño inferior de su formación. “Idiomas de esta clase, observa Martius (2), son incapaces de constituir orgánicamente las ideas y de presentarlas como la tras- substanciación de la lógica innata del pensamiento, con arreglo á las leyes de la estética en sus formas. Sin embargo, la lengua general sirve perfectamente á las necesidades prácticas del co- mercio con los indios, para el cual la habilita además la facilidad de su pronunciación. La mayor parte de las sílabas son solo de dos letras, los diptongos dejan percibir la naturaleza de ambas vocales, las consonantes nunca se acumulan, siguiendo en las voces compuestas, á menudo, las reglas de una aposición que reune suavidad y sonoridad. Empero estas ventajas no caracte- rizan en igual grado el tupí primitivo que ha dado orígen á la lengua general brasileña en la cual no faltan vestigios de diver- sas influencias europeas. Tanto el dialecto de los guaranís en el Paraguay y Brasil austral, como los restos del lenguaje usado por los antiguos tupinambás, muestran una acumulación de con- sonantes, una vocalización impura que han sido rechazadas por la lengua general refinada de los colonos europeos. Es necesario imaginársela como un dialecto que no se debe exclusivamente á los indígenas; representa más bien una verdadera lengua fran- ca, en que entran los antiguos elementos tupís, modificados por una inteligencia agena á sus orígenes y particularmente adapta- da á la obra de conversión y civilización de los jesuitas.” Mer- « A) Véase Martius ]. e. p. 13. 12) L, e. p. 366. ( bed: Ae ced á esta importancia el idioma bastardo modelado y manejado por los misioneros, ha conservado cierta estabilidad que ¡gual- mente dista de su nueva savia, como de su fuente primitiva. A nuestro entender todavía no se ha hecho ninguna tentativa para restablecer los elementos constitutivos originales del tupí (con cuyo nombre será permitido designar una entidad más com- prensiva que el guaraní) aunque no faltan trabajos modernos de mérito sobre el idioma en general (1). Elúnico ensayo que trata de reducir á radicales sencillas el fenomenal acopio de formas, aplicando á su estructura los principios de la gramática general es: 7he Brasilian Language and tts Á£; elutinati0n, by Amaro Cavalcanti (Rio 1883). La tésis que el autor se propone demos- trar, que la lengua brasileña es aglutinante en todo sentido, está fuera de cuestión; las demás conclusiones á que llega necesitan restringirse en algunas partes. Siendo su exposición por lo demás, fácil y sencilla, la segui- rémos para no complicar inútilmente nuestra tarea; y así adop- tamos desde luego su ortografía que en el fondo es la de Ruiz de Montoya y de los religiosos portugueses, designando por ” (acento agudo) la sílaba acentuada A (acento circunflejo) la vocal larga Y (acento grave) la vocal ancha 7 la z gutural - (tilde) el sonido nasal f, lv, z mo se emplean; la g de los portugueses conveniente- mente se reemplaza por s. vn x tiene sonido portugués y solo impropiamente se cambia por c/% en castellano. Un rasgo peculiar de la fonética es la propensión de liquidar ó semivocalizar el sonido. Por ejemplo, la p y la 4, que á menu- do se confunden, asumen una 72 prefija que prevalece sobre las labiales y acaba por extinguirlas por completo. Asimismo la d se muda en 2d y 2 sola. La eufonía reclama frecuentemente la intercalación de una e ó z átona. Lar, s, ¿ cambian entre sí; pero es de advertir que la s nunca tiene el silbido agudo de las lenguas europeas. La r es la más soluble de las consonantes, y también suele servir de separación de dos vocales. Excusado es advertir que tanto esta 7 como las demás consonantes, suplentes en muchos casos, ocupan el lugar de combinaciones mas expre- sivas y originales al principio. La supresión acostumbrada de (1) _ Véase el catálogo de Alfredo do Valle Cabras [Annaes da Biblioteca Públi.» ca de Río, t. VITT.) == AAA silabas no acentuadas, la implicación de las partes vecinas en la nasalización dan á conocer que las transformaciones á que está sujeto el idioma deben ser muchas y profundas (1). Constante- mente la / inicial pasa á » después del prefijo posesivo de la pri- mera y segunda persona xe Ó se y ne Ó re; y la « en semejante caso se trueca en s después de 7 (prefijo de la tercera persona) Los recíprocos yé (se) y yó (uno al otro) tambien declinan en ñé ante 2 y sonidos nasales. Los pronombres absolutos pueden agruparse así: l 2 3 Sing, zxé, xé inde, ine, ne aé, ahe. . IA . xa - mo sx A , » , ww PRE $ zande, iane. Pee, peñe, pe. aétá, ariel a04. "Lore. Es doble el plural de la primera, según se excluye la segunda oré (nos—otros) ó se la incluye ¿ande=za (yo) +nde (tu)= (los dos) (2). El plural de Zoahá es koahd—étá; étá 6 sétá significa multi- tud y es el mismo sustantivo que se agrega á cualquier nombre. No puede menos de extrañar la imperfección de sonidos en la distinción de las tres personas. Solo la pe en peñé ocurre co- mo carácter constante de la segunda del plural, tanto en la for- ma absoluta como en la posesiva y verbal. A la vez recuerda la sílaba bo con que se construye una especie de dativo: ixébe, 2xébo (para mí) orébo (para nosotros) ndébo (para tí) Bo como posposición significa también “en, sobre, donde,” y talvez es idéntico con pé que se emplea en el mismo sentido. Pe¿ no admite la sufijacion de pé (en), sino suena pegmo (para vo- sotros), mientras opó es algo como acusativo “á vosotros.” Pero esta 1220, según toda analogía, no es más que una metabolía de PÓ (3) Distinta derivación debe tener la 720 que prefijada al verbo forma factitivos y transitivos. La regla manda desechar la parte no acentuada de la palabra y agregar sílabas eufónicas que, por supuesto, son otros tantos (1) “Muy frecuentemente la sílaba narigal hace narigales la antecedente y conse- cuente”, Ruiz de Montoya. (2) «El dual de la primera tiene áva por tema, siendo muy probablemente una mutilacion de 4á- (va, de suerte que propiamente significa yo y tú» Bopp, Kritische Grammatik der Sanskrita-Sprache 3. aufl. p. 167. (3) Véase Ratamann, Grammatik der brasilianischen Sprache $ 266. c. mo y meu en araucano. — (9 — elementos rudimentarios. Junto con un vocalismo artificialmen- te simplificado esto hace muy incierta toda derivación Ó concor- dancia etimológica. Basta referirnos, v. g., á la é, ora alargada ora nasalizada que termina tanto la primera como la segunda persona, para poner de manifiesto la suma dificultad que hay de aislar ciertos elementos. Las notas posesivas no contribuyen nada al esclarecimiento de la cuestion. dl 2 3 Sing. xé- se né— ve aé- i- 0 Plur. 2ane— peñe—- pee— aétá- attá— La reducción es completa en el verbo que invariablemente aparece provisto del prefijo personal, aun cuando la forma abso- luta del pronombre preceda: 1 2 3 Sing. a re 0— za (incl.) pe 0— ES o70- (excl.) La primera persona del verbo ordinariamente es acompañada de la forma llena: v. g., xé+a=xa, xa- saisú (yo amo) La union entre verbo y pronombre es tan estrecha que al concurrir varias voces se anuncia la que hace las veces del verbo por la partícula personal. Como se vé, los prefijos posesivos poco ó nada difieren de los pronombres absolutos. Las relaciones de los verbales entre sí y con aquellos son oscuras. Las concordancias, sean aparentes ó efectivas, como o- con oré y opé. ré con ore, recuerdan en cierto modo las afinidades correspondientes que se hallan en /u/e y abipor. Del reflexivo ya se ha hecho mención. Relativos é interroga- tivos no puede haber. El relativo que Humboldt designa acer- tadamente como la piedra de toque para la perfectibilidad de un idioma se suple por za4 (cosa, persona, cualquiera causa eficien- te). Los gramáticos traducen “quién?” per azá y “qué cosa?” por mad, segun ellos avd Ó sába designa algo como lugar, tiempo, instrumento, y mad “cosa, objeto en general.” Muy impropia- mente se los liama, pues, interrogativos; pero cuando fuera pre- ciso, la pregunta se intensifica por ciertas partículas como será, tahá, tá. Esta misma Zd sirve también de conjuntivo. Tanto más interesante es la lista de los pronombres demos- | trativos Ó indicativos, de los cuales los personales forman sólo Del y ta una sección. Tigueira (1) apunta varios “que todos y algunos más sirven para ambos números, para cualquiera persona y gé- nero.” Hélos aquí: aétmené co, 1co, cóbaé ang, tang, anga UN, "ebui, ebuínga akér, aquéta eboquéz, eboquéta a2pó, arpobaé Añadimos amó (otro) y yepé (uno). La terminación en baé= mbaé=ae, dice “cosa,” segun los autores, aunque no bien se vé, el por qué los indios hablarían tan filosóficamente. Otras combi- naciones de dichos pronombres entre sí y con diversos nombres suministran un sinnúmero de relaciones de lugar, v. g. coahd (este)= co (aquí) + ahá 6 uad; ñaha (aquel)= nz (no) + aé+ ahá, nahd-kuña-etá (aquellas mujeres= no +aquí+ cosa+mu- jer+ multitud). Lo que aquí nos interesa son solamente las ra- dicales, 4 saber 0, 0, me, £ 21% ke po y es un hecho de suma importancia que ellas concuerdan con las que forman demostrativos en numerosos dialectos america- nos, como ser el quichua, aimará, araucano, moja, chibcha y otros. Es una particularidad del tupí que las vocales acompa- ñantes aparecen siempre ensordecidas. El posesivo de la tercera persona merece consideraciones es- peciales. “El recíproco, como lo llama Anchieta (2), o se usa simplemente cuando la oración se refiere á la persona agente ut. Pedro o-yucá o-g tiva (Pedro mató á su padre)” Literalmente: Pedro su-matar su- padre. Pero la 0 ante el verbo asume también sentido mas indefinido Ó sea de infinitivo, como en 0=sa.sé (se ama=amar.) El que las voces que princi- pian por s, con el posesivo ¿ cambian la s en-x, parece ser exl- gencia de eufonía, v. g. cs (madre) xeci (mi madre) za? (su madre) (1) Arte de grammática da lingua brasílica (Lisboa 1687) reimpresión de Platzmann p, 85. € (2) Arte de grammatica da lingoa mais usada na costa do Brasil (Coimbra 1595) p. 16. La posesión puede expresarse también por s (6 ¿) y 2, que el primér gramático brasileño llama por esto relativos. Conforme á él, las se relaciona con asé (hombre). Así con ape ó pe (ca- mino), óca (casa), zzíba (saeta) miapé (pan) se forman: sa=pé (su camino) s-óca (su casa) suba (su saeta) se-miapé (su pan) Esta s no se admite ante palabras que principian por una / per- teneciente al radical (1) como /áda (pueblo) ¿pa (Dios). Pero la Z en algunos casos forma una especie de posesivo inseparable; son principalmente las voces que designan el parentesco ó par- tes del cuerpo humano, v, £: túba (padre ó más bien el padre de él) tamuya (abuelo) taíra (hijo) tazxó (suegra) teté (cuerpo humano) toó (carne humana) tesá (ojo humano) “Mi padre” se dice, pues: xwe- r-2í0a; O-g-úba (el padre del de quien se trata). La r y g son meramente eufónicas. S--elé (el cuerpo de-él); o—eté Ó o--2o-eté (el cuerpo del de quien se trata). Hay, sin embargo, una diferencia. Miéntras que la s ha pasa- do á ser un verdadero posesivo, en la £ prefijada no se puede ménos de reconocer una analogía con la en abipon y la 72 de las naciones que Von den Steinen cree caracterizadas por esta partícula. Tanto más primitiva debe ser esta ¿ en tupí, cuando con preferencia se junta á los vocablos de más inmediata nece- sidad. Entre adverbios y preposiciones no faltan elementos que mantienen estrecha unión con los indicativos citados; pero sería largo discutir su naturaleza y empleo en conjugación y sintáxis. Nos limitamos á señalar los de manifiesta semejanza con las mis- mas formaciones en lenguas afines, creyendo haber demostrado así que existe entre ellas un lazo de común origen. an (ya, ántes) afijo del pretérito. /e/é--an (demasiado tarde) =reté (mucho) + an (ántes) ana (ahora mismo); 21f:—ana (todavía no) Intro, nitio, ti, ni es la negación. M0 Le. p. 14. Po E aramé 6 ramé (entónces), es señal del imperfecto leuur (en esta ocasión) se emplea para hacer subjuntivos kurt es señal del futuro. Se compone de ca, una especie de hortativo y 7273 Ó riré, que dice “después, en seguida.” Auri- mirt (un poco mas tarde) = uri (después) + miiri (poco); imti- an—kurt (nunca = no + ahora + en seguida) Taltal, Noviembre de 1889. Dr. L. DaraAPSkY: Hidrografia oceánica DisERTACIÓN SOBRE LAS CORRIENTES OCEÁNICAS Y ESTUDIOS DE LA CORRIENTE PERUANA Ó DE HUMBOLDT, POR EL CAPITÁN DE NAVÍO D. CamiLO N. Ca- RRILLO, ViCE-PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA; LEIDA EN LA NO- CHE DEL 27 DE MAYO EN EL SALÓN DE LA SOCIEDAD, Y PUBLICADA EN ESTA SECCIÓN POR ACUERDO DEL CONSEJO DIRECTIVO, PREVIA REVISIÓN DE SU AUTOR. Señor Presidente: Señores: Corriente marítima es, como sabeis, la fuerza con que se mue- ven las aguas del mar en una dirección cualquiera. Las corrien- tes se dividen en corrientes de superficie y en corrientes subma- runas, segúm sean sus efectos ya en la superficie del mar ó ya en sus capas inferiores. Las causas de las corrientes son muy complejas y no están aún perfectamente determinadas; sin embargo, pueden señalarse, la acción combinada del movimiento rotatorio de la tierra con la distribución irregular del calor solar, los vientos, las mareas y muy especialmente la desigual densidad de las aguas del mar, que emanan unas veces de su temperatura y otras de la cantidad de sales disueltas que contienen. El estudio de los climas marítimos nos conduce naturalmente al conocimiento de las corrientes frias y cálidas que establecen la circulación del océano y mantienen cierto equilibrio en su temperatura. Cuando se encuentran dos corrientes de más Ó ménos caudal, dirigiéndose en sentido contrario, forman: ó una nueva corriente, ó dan nacimiento á una contra corriente, Ó en fin producen un movimiento circular Ó sea un remolino; tal es la causa de la cé- lebre vorágine de Maelstrom en la costa occidental de Noruega. « El método generalmente observado para apreciar la dirección y la velocidad de las corrientes oceánicas, es muy conocido; pues iS se reduce 4 comparar la posición del buque deducida de la ob- servación de los astros y de la obtenida por medio de la estima; sin embargo, hay nuevos procedimientos hoy que simplifican es- tos cálculos, como el empleado por el “Challenger” en sus explo- raciones del año de 1873, sirviéndose de un aparato especial que dá directamente la velocidad de la corriente. La acción variada de los vientos es naturalmente mas podero- sa sobre las corrientes de superficie que sobre las corrientes sub- marinas, CLIMA, TEMPERATURA Y SONDAJE DE LAS CORRIENTES OCEÁNICAS, El capitan Maury de la marina americana, en su geografía fí- sica del mar, dice: “Las observaciones hechas por los hidrógrafos de los Estados Unidos confirman que hay en el Gulf Stream bandas de agua cálida al lado de otras frías: estos filetes Ó bandas no se encuentran en el origen de la corriente, sino cuando sus aguas comienzan á enfriarse, avanzando en su curso. En general, las aguas de esta corriente tienen más elevada temperatura en la superficie, temperatura que disminuye en las capas inferiores gra- dualmente hasta el fondo, como lo comprueban observaciones hechas con termómetros de sonda.” El efecto de la temperatura de las aguas del océano sobre el clima-de los continentes es muy grande. Sin la temperatura cáli- da de las aguas del Gulf Stream, el clima del norte de Europa sería mucho mas frío; y asímismo, si el ambiente de nuestro litoral no estuviese constantemente refrescado por su contacto con las aguas frias que vienen del polo antártico, arrastradas por la corriente Humboldt y por los vientos que soplan del mar, la costa del Perú, tan escasa en lluvias, se transformaría en otro desierto de Sahara y la vida sería casi imposible. Generalizando más la idea puede decirse: que las aguas del océano en su sorprendente sistema de circulación, trasportan el calor á los lugares extratropicales, refrescando el ambiente de la zona torrida con las lluvias que producen; en tanto que las co- rrientes frías que se desprenden de los dos océanos glaciales en dirección á la línea ecuatorial, atemperan los calores de la zona tórrida. De esta manera, las corrientes y los vientos oceánicos son los verdaderos reguladores de los clímas del globo. Como se vé, las aguas del mar están agitadas en su masa por un movimiento especial que no es el de sus olas, y que ese mo- vimiento establece con sorprendente regularidad las corrientes marítimas, superficiales y profundas, sin que por esto deje de 10 E A ser estable el equilibrio del océano; puesto que su densidad mé: dia es cinco veces menor que la densidad media de la tierra: condición que el célebre La Place indicaba como necesaria para ese equilibrio. El termómetro ha sido y es hoy mismo el guía más seguro para el estudio de la dirección de las corrientes, asícomo para co- nocer su anchura y profundidad. La simple presencia de enor- mes masas de hielo polar flotando en el océano en latitudes que alcanzan hasta 40? demuestran el movimiento de las aguas de los dos océanos polares en dirección concéntrica al ecuador. Pero anotemos las principales observaciones termométricas que se han hecho en las aguas del océano por los navegantes y ex- ploradores más notables. Sir Thomas Clark Ross, de la marina inglesa, en su viaje de exploración á las regiones antárticas, hizo diferentes observacio- nes de temperatura del océano Pacífico, y entre otras las siguien- tes: En 3 de Enero de 1842 primero, y á mediados del verano después, y en la latitud 66*34' S, estando el buque rodeado de masas de hielo, sin límites visibles: hizo uso de una línea de sonda de 945 brazas Óó sean 1727 metros, en cuyo extremo iba adhe- rido un termómetro, y encontró contra todas las teorías y expe- rimentos practicados hasta entónces, un aumento constante de temperatura de la superficie hasta el extremo de la sonda, habien- do sido de 36” Fahr.(2%22 centigrados) la temperatura de la ca- pa superficial del agua y de 39'5 Farh. (416 centigrados) la del extremo de la sonda. ¿Cómo puede conciliarse este hecho con las observaciones practicadas en el otro hemisferio por MM. Bravais y Martins en Julio 20 de 1839 á la latitud 71336" N. entre Laponia y Spitbergen en un mar libre de nieve, donde la sonda y el termómetro mostraban una constante disminución en la temperatura desde 42% Farh (583 centigrados) hasta 822 Farh (011 centigrados) á la profundidad de 475 brazas? La explicación se encuentra en la superposición opuesta de las corrientes de diferente temperatura en aquellas dos regiones. Así en la correspondiente á la del capitan Ross del océano austral, las corrientes frias del mar antártico corren sobre la superficie del océano, encima de la contracorriente ecuatorial cálida que se dirije en opuesto sentido; por eso, un termómetro de son- da tiene que indicar un aumento gradual de temperatura de la superficie al fondo. Sucede lo contrario en la zona marítima comprendida entre las costas de Laponia y Spitbergen, donde un brazo de la gran corriente cálida del Gulf Stream forma las ca- pas superficiales, superponiéndose á la corriente glacial que des- ETE TAS ciende del polo, y es muy natural que en tales condiciones el termómetro de sonda: marque un descenso gradual en la tempe- ratura de la superficie al fondo. “Sir James Ross supone que hay una zona en el hemisferio sur y á la latitud media de 56%26' donde las aguas del océano tienen la misma invariable temperatura de 39% Farh. (416 centigra- dos) desde la superficie hasta el fondo. Funda su acerto en las siguientes observaciones: Temperatura constante de 39% Farh. (4"16 centigrados) desde las capas superficiales hasta las mas pro- fundas del océano en los siguientes parajes: da DAS. d ONgitud........ 11030 E.G. (1) : Es A 10 o ES ¿ 02 20" A OOO: + os 1d 20), Y. A e OS p as MOL 40. O, OLAS. a Mb A apSIZ 30): aio COD AOS Os EA pos Quad . 54%40' O. Esta serie de observaciones determinan una faja de 3? de an- cho por 319950” de longitud, en la cual el capitan Ross encontró temperatura uniforme de las aguas del mar: de manera que esa faja constituye un diafragma térmico, entre el océano antártico y el resto de los mares. Si en el hemisferio boreal se encontrara otra zona semejante de temperatura uniforme, resultaría que esas dos fajas dividirían en tres grandes secciones las aguas del globo: dos hácia cada po- lo de la Tierra, y la tercera en la parte central por donde pasaría la línea equinoccial. En estas secciones Ó grandes zonas oceáni- cas, á partir de las líneas de temperatura uniforme hácia las re- giones polares, las aguas del mar presentarían temperaturas dife- rentes en sus diversas capas, observándose un fenómeno análogo en las de la zona central: en éstas la temperatura bajaría de la superficie al fondo, á medida que se aproximase al ecuador; y en aquellas sucedería lo inverso, es decir, que aumentaría la tem- peratura de la superficie al fondo. _ Otras observaciones hechas por el mismo Sir James Ross tienden á probar que, en efecto, á partir de la línea de tempera- tura uniforme por él fijada en el hemisferio austral, el termóme- tro de sonda determina un descenso de temperatura en propor- ción á la profundidad del mar al aproximarse á la línea equinoc- . (1) Las lonjitudes se refieren á Greenwich, en las observaciones de capitanes a y al meridiano de París en las de los capitanes franceses citados en esto estudios, cial: y así opinaba este gran marino que á la latitud 45" S, la temperatura de 39%5 Farh. (416 centígrados) debe encontrarse á la profundidad de 600 brazas; y á 1.200 brazas en las regiones ecuatoriales, suponiendo la temperatura de las aguas superficiales del mar ecuatorial de 78” Farh, (25%6 centígrados). En confirmación de estas opiniones, el Coronel Sabine en- contró en la latitud 20-30" N. longitud 8330" O., una tempera- tura de 45% E. (7750 centígrados) 4 1.000 brazas, habiendo sido la temperatura de la superficie de 83” Farh. (2833 centígrados). Asímismo el Capitán Wawchope obtuvo á la latitud 10 N., lon- gitud 25" O. 51” Farh. (10%56 C) 4 966 brazas, habiendo sido la temperatura de la superficie de 80” F. (26%67 C). Observaciones semejantes practicadas por el mismo capitán á la latitud 3220” $, en el Atlántico, dió la temperatura de 42* F, (5%56 C:) 4. 1.300 brazas, habiendo indicado 73” F. (22978 C.) en las capas superfi- ciales del mar. Las observaciones hechas por el Capitán Scoresby en su viaje á las regiones árticas, tienden á probar una variación inversa de temperatura en las aguas de aquel océano polar; pues la tempe- ratura parece aumentar de la superficie al fondo, como lo indica el siguiente cuadro termométrico de aquel navegante: á la latitud 719%” N. y longitud 5%4' E; es decir entre Spitbergen y la costa oriental de Groenlandia, se encontró la temperatura de 36* F, (222 C.)á la profundidad de 400 brazas, cuando la de la superfi- cie había sido solo de 29” F. (167 C bajo 0%); y otro sondajeá la misma latitud dió 4 730 brazas, 37” F. (2978 C.) habiendo sido la temperatura en la superficie de 29* E. (1967 C.) bajo cero. Otro tercer sondaje con termómetro practicado á la latitud 782, N. y longitud 10* O. al N. de Spitbergen dió 38* F. (233 C.) á 761 brazas, cuando en la superficie había sido solo de 32% F. (0%00 C). De todas estas observaciones puede deducirse. 1? Que Sir James Ross ha marcado en el hemisferio austral un arco de círculo en un paralelo próximo 45626 que compren- de 319%50' longitudinales, donde las aguas del océano ofrecen en toda su profundidad, temperatura uniforme de 39% cuando en el resto del mar la temperatura de las aguas varía en sus diversas capas. Este fenómeno podría atribuírse á que en esa zona se mez- clan las aguas cálidas de las corrientes ecuatoriales que van al polo austral con las corrientes frías que de él descienden, comu- nicando una misma temperatura á la masa de las aguas que for- man ese disco líquido. 2? Que en el océano austral y aún en el océano ecuatorial del ÑN. el descenso de temperatura del mar es proporcional á su pro- e - fundidad al ménos hasta 1.000 brazas. Este fenómeno puede ex- plicarse por la regularidad del doble movimiento de las aguas del océano que van del ecuador á los polos y de estos al ecuador, en virtud del cual, las masas frías de las regiones polares por su mayor peso específico corren debajo de las capas cálidas y mas lijeras del mar ecuatorial, que avanzan á las zonas glaciales. 3? Que la aparente contradicción de las observaciones hechas por el capitan Scoresby y las de MM. Bravais y Martins en los mares árticos, no es sino el resultado de opuestas superposiciones de capas frías y cálidas que corren en contrario sentido en aque- llas rejiones recorridas por esos navegantes. Ya hemos indicado la razón por qué MM. Bravais y Martins observaron un descen- so en la temperatura, de la superficie al fondo en la latitud 7330" N. en aquella parte del mar ártico donde se esparcen las tibias aguas del Gulf Stream. Ahora indicaremos que el resultado in- verso observado por el Capitán Scoresby á la latitud 7940" N. y longitud 5%” E. y en el mismo mar, puede atribuirse á que en esa región del océano polar, los últimos restos de las aguas del Gulf Stream se sumerjen bajo la corriente glacial que baña las costas orientales de Groenlandia, en virtud de que allí alcanzan mayor peso específico que las de esta corriente casi dulce. LAS DOS GRANDES CORRIENTES OCEÁNICAS, GULF STREAM Y CORRIENTE HUMBOLDT. El cuadro general que acabo de presentaros de las principales observaciones termométricas verificadas por navegantes de gran autoridad, á diferentes latitudes del océano y á diversas profun- didades, ha debido servirme de preámbulo para entrar en el es- tudio de las grandes corrientes oceánicas, bajo su aspecto gene- ral, para llamar luego vuestra atención sobre la gran corriente polar que baña nuestras costas, Hemos establecido como un principio de física océanica, que la desigual intensidad periódica del calor solar, en la superficie de los mares de ambos hemisferios, por sí sola determina un do- ble movimiento de sus aguas: uno en sentido convergente á la línea equinoccial y otro en sentido divergente, del ecuador á las regiones polares. Las aguas tibias del oceáno ecuatorial, haciendo abstracción de la cantidad de sal que contienen, presentando un menor peso específico que el de las aguas frías del polo, por el efecto dilatante del calor, deben correr sobre éstas hasta poner- se en equilibrio de temperatura en su mútuo contacto; y así teó- — 18. — ricamente deberían haber dos zonas oceánicas de temperatura uniforme en ámbos hemisferios, producidas por la mezcla com- pleta de las aguas polares con las aguas ecuatoriales en sus opuestos movimientos. Hay, sin embargo, causas poderosas que perturban la regulari- dad de aquella marcha magestuosa de las aguas oceánicas, tales son: el movimiento rotatorio de la tierra y la desigual densidad de aquellas. En virtud del movimiento diurno, las aguas del mar son impelidas al E. y comio ellas tienen un movimiento primitivo en sentido de los meridianos, son en definitivo impelidas según la dirección de la resultante de estas dos fuerzas; es decir, hácia el NE.; de manera que, el movimiento primitivo de las grandes corrientes oceánicas es en aquel sentido, debiéndose á otras cau- sas complejas y perturbadoras la dirección inversa Ó variada que se nota en las corrientes derivadas. De esas grandes corrientes que pudiéramos llamar primitivas, las más importantes son la del Gulf Stream y la corriente Hum- bóldt. La primera es un inmenso río de tibias aguas que nace del Golfo de Méjico y del Mar de las Antillas, y sale por el ca- nal de Bahama, á los 80” Longitud O. y 4 los 24” Latitud N., y siguiendo la resultante casi geométrica, de las dos fuerzas de im- pulsión, la del N., según el movimiento primitivo de las aguas y la del E. según el movimiento diurno de la tierra, atraviesa diagonalmente el Atlántico, y después de bifurcarse á la Latitud 45” más Ó menos, sigue su brazo principal la dirección de su orígen bañando á su paso las islas Británicas y las costas de No- ruega, para perderse en el mar polar. Esta gran corriente con tanta elocuencia descrita por el Capi- tán Maury, tiene una temperatura 5 6 7? C. más cálida que la del resto del Océano. Su color es de un hermoso índigo y tan puro que, según la expresión de Maury, “se puede distinguir la parte de la nave que esté fuera de las aguas de la corriente, y la que queda sumerjida, por el contraste del color verde y azul que allí ofrece el tinte oceánico y el del Gulf Stream: tal es la clari- dad con que se marca la linea divisoria de las aguas por su colora- ción.” Su densidad fluctúa entre un máximum y un mínimum, fijado ya por un exceso de sal disuelta por sus aguas ó ya por la dilatación que en ellas produce su alta temperatura; de manera que, predominando la acción dilatante del calor, para disminuír el peso específico á su salida del- canal de Bahama, las aguas de la corriente flotan sobre la superficie del mar; mientras que, á * latitudes superiores á 73%, el exceso de sal que sus aguas disuelve, junto con el descenso de su temperatura, hacen que se sumerjan PS por el mayor peso especifico que por estas catisas alcanzan, cón- virtiéndose en corriente submarina. Este gran río oceánico de cálidas aguas, mantiene una fauna y una flora que le son propias, y arrastra los restos de todos los seres organizados que viven en su seno, depositándolos en in- mensos bancos que han hecho emerger el de Terranova: osario del Atlántico del Norte formado por el Gulf Stream en su se- cular curso. Si el Gulf Stream es la más notable de las corrientes del he- misferio boreal, la de Humboldt es la más considerable de las que presenta nuestro hemisferio austral. Su origen se debe al mo- vimiento de las aguas frías del mar Antártico en dirección á la línea equinoccial. A cierta latitud varía su curso hácia el oriente, bifurcándose á los 43% S.: uno de sus brazos se dirije al SSE. pasando por el Estrecho de Magallanes y el cabo de Hornos hasta penetrar en el Atlántico, mientras que el otro brazo corre hácia ENE. y NE. En Valparaíso toma la dirección N NE. ba- ñando la costa occidental de la América del Sur hasta el para- lelo de Arica. Pasada la inflexión que forma allí la costa, con- tinúa su movimiento hácia el N. 50 O. hasta la altura de Cabo Blanco á la latitud 5” S. donde se aparta bruscamente de la cos- ta para tomar la dirección ONO. pasando 20 leguas al N. del archipiélago de Galápagos, para entrar en el hemisferio boreal hasta llegar al paralelo 2” N. aumentando su velocidad, 4 la vez que avanza al O. Esta inmensa y fría corriente es á la que los géografos denominan corriente peruana, con más propiedad geo- gráfica, y de /Zumboldt, otros, con más justicia histórica: débele este último nombre, á la circunstancia de haber sido este sabio, quien primero la observó en el otoño de 1802, El resultado de estas observaciones fug publicado por el profesor Berhaus que acompañó á Humboldt en sus exploracio- nes á Colombia y el que practicó las observaciones del mar, desde el Callao á Acapulco, en un trayecto de más de 400 leguas marinas. Humboldt encontró la temperatura del Callao casi uniforme, y solo la notó 0'7 más fría durante la noche que durante el día. En el curso de estos estudios, sobrevino un singular fenómeno: una ola enorme que bañó súbitamente la costa, haciendo enfriar las aguas del mar en algunos décimos de grado. Desde principios de Noviembre hasta fines de Diciembre, observó que la tempe- ratura de la superficie del mar del Callao, de una manera gra- dual, subía hasta 21” C., cuyo hecho ha sido confirmado plena- mente por Dupertry. Bas A estos estudios termométricos verificados por Humboldt en las aguas de la gran corriente, podemos agregar los que en 16 de Abril de 1837 hizo el comandante de la fragata de guerra fran- cesa La Venus, M. Du Petit Thouars, Encontrábase la nave al SO. de Chiloé, latitud 43%47” S, longitud 83%46' O., de Paris, es- tando el cielo y el mar en completa calma y la fragata con su velamen aferrado, cuando se arrió una sonda de 1.000 brazas de cordel, con un termómetro á su extremo, y se notó que la línea de sonda permanecía perfectamente perpendicular, sin embargo de que la fragata era movida de S. á N. con la velocidad propia de la corriente de superficie, lo cual indicaba, con claridad, que las capas profundas del mar en aquella región, estaban impulsa- das por un movimiento igual y en el mismo sentido que las aguas de su superficie; pudiéndose establecer, en virtud de esta observación, que en aquella zona oceánica la corriente alcanza, á lo menos, la profundidad de 1.000 brazas. De estos hechos deduce Findlay, en su derrotero para el Océa- no Pacífico, que la corriente de Humboldt no debe considerarse como un simple río de agua fría, y que ella debe ser producida por las aguas del mar polar que avanzan magestuosamente del $. al N. atravesando la línea equinoccial, donde tiene lo menos 793 brazas de profundidad. Duperry, por su parte, nos suministra los siguientes datos ter- momeétricos en su notable estudio de esta corriente oceánica: TEMPERATURA MEDIA CALCULADA A LA LATITUD 12 S. (1) FUERA DE LA CORRIENTE. aire. océano. Temperatura tia a O 26.3 C. En el Callao mediados de Noviembre y Marzo delta A 20'02, 18,4 Diferencia 6.18. 120 En Paita latitud 5% S,, el mismo Duperry observó la tempera- tura de la corriente en Marzo de 1823, y encontró que oscilaba de 20.3 4 25”; dando un promedio de 22.65; mientras que la temperatura del océano fuera de la corriente, fué de 26.82;siendo la diferencia de 4.17 C. Según estas observaciores, resulta que, á la latitud del Callao, la corriente es en las aguas de esta babía 7.90 más fría, que en € (1) Paralelo próximo al de Lima, OS el resto del océano fuera de la corriente; y que, á la latitud de Paita, esta diferencia es solo de 4.17, lo que es muy natural, por- que la temperatura de sus aguas debe ir aumentando á medida que se acerca al ecuador, para ponerse en equilibrio con el calor del resto del mar. Hay otras observaciones hechas por M. Du Petit Thouasrs, en dirección trasversal á la corriente; así, en Marzo de 1838, habien- do salido éste de la isla de Pascua con rumbo á Valparaíso, y bajo el mismo paralelo, encontró que la temperatura de la super- ficie del mar disminuía de una manera gradual durante la nave- gación, de manera que el primero de ese mes á la latitud 29%56' S. y longitud 111*8' O., la temperatura media era de 23.89, co- rriente SE; en Marzo 5, latitud 32237, S., longitud 97%45” la tem- peratura fué 22.22; en Marzo 10, latitud 39044 S, longitud 8724”, la temperatura fué 20.56.;en Marzo 17, latitud 33%” S., longitud 79914”, la temperatura bajó á 19.44; habiendo sido constante la dirección de la corriente al E. En Marzo 19, á la latitud 3392 S, longitud 76%44', la temperatura fué de 15.40. Como se vé, las observaciones termomeétricas de M. du Petit Thouars, en latitudes próximas 4 Valparaíso, dieron, en una ex- tensión longitudinal de 3424”, un máximum de temperatura de 23.89, punto de partida, al O. de la corriente: y un mínimum de 15.40 término de sus observaciones, al E. de la corriente. Su- poniendo ahora que el punto de partida de estas observaciones termométricas, hubiesen correspondido á una región libre del océano, cuyas aguas debían tener la temperatura normal propia de la latitud 33% S. en los últimos días del verano; podría dedu- cirse que la segunda observación hecha en 5 de Marzo, se verifl- có ya en las aguas de la corriente Humboldt, presunción fortifi- cada por la indicación que consigna el mismo observador, de que las corrientes tenían la dirección de SE., que es la misma que sigue la de Humboldt. Prosiguiendo nuestros estudios termométricos de esta gran corriente polar, citaremos algunas observaciones más, verificadas por otros navegantes, de las cuales se deduce que sus aguas au- mentan gradualmente de temperatura, á medida que avanzan al ecuador. Así, en el derrotero de Becher se encuentra, aunque sin de- terminarse el mes, que la temperatura del mar eraen Valparaíso de 11%67 C.; en el paralelo de Coquimbo de 1389; en Cobija de 1778; mientras que en Arica fué de 18933, y en Pisco y el Ca- llao de 18%89” subiendo á la latitud de Trujillo 4 20%56; y en fin, en el Cabo Blanco á 23%38; mientras que á la misma latitud y a 11. muchas millas al occidente, tenía 1889. Fuera de la corriente y al N. de Cabo Blanco, se observó la temperatura del mar libre, unas cuantas horas después, y se encontró que excedía en 5 á la de la corriente en aquel Cabo. Todo esto demuestra que las aguas de la corriente polar que baña nuestra costa, se exparcen en aquellas latitudes, confun- diéndose en la corriente ecuatorial; deducción confirmada por los estudios del Capitán Findlay, en su derrotero del Pacífi- co, pues dice este Capitán en el indicado documento: “El archi- piélago de Galápagos es acaso donde podremos encontrar la me- jor prueba de la existencia de la corriente de Humboldt; pues es allí donde, según el testimonio de todos los viajeros se hace más notable; como resulta de los siguientes párrafos de una co- municación de Fitz Roy: “La Beagle estuvo aquí (Galápagos) en 1837, y se sumergió un termómetro de sonda, á un pié bajo la superficie del océano, en un punto vecino á la isla Abemarle, é indicó 2667 C; mas, en el lado opuesto de la isla, la tempera- tura del agua era sólo de 15%56. Esta variación es sorprendente y muy digna de atención para los futuros navegantes, que fácil- mente pueden verificar estas observaciones, haciendo un gran servicio á la hidrografía océanica.” Por su parte, el capitan Colnet, de la marina de los Estados Unidos, en su “Narrative of the United States exploring expe- dition”, Vol. V., dice lo siguiente: “Durante nuestro pasaje desde el Cabo de Santa Elena, á las islas Galápagos, en Junio de 1793, observamos una fuerte corriente de una milla de ancho, sin tér- mino visible. Ella variaba á cada instante el rumbo del buque, hasta la mitad del compás á pesar del timón, con una velocidad de 3 l¿ millas por hora. Jamás había experimentado una co- rriente como aquella, sino en la costa de Noruega. Se sondó en varias de estas islas, y no se encontró fondo con 200 brazas de línea. Traté otra vez de apreciar la dirección y fuerza de la co- rriente y noté que era SO. con 2 %¿ millas por hora.” Tales observaciones hechas por marinos de tanta autoridad, no dejan la menor duda de que la corriente baña el archipiélago de Galápagos, refrescando su ambiente tórrido. Respecto á su anchura, aparece sumamente variable. Alcan- zaría casi 37” longitudinales del paralelo 33, según las observa- ciones termométricas de Du Petit Thouars; aunque las del capi- tan Becher, en su derrotero del océano Pacífico, sólo le señala 120 millas marinas bajo ese mismo paralelo, mientras que á la tatitud de Paita, sería, según el mismo navegante, de 180 millas, O y en Galápagos alcanzaría á 500 millas; habiendo encontrado otro observador, 100 millas 4 la latitud del Callao. CONTRA—CORRIENTE. En el Boletín N? 9 de esta Sociedad, el Dr. Carranza ha pu- blicado un artículo en el que se ocupa de una contra—corriente observada en Paita y Pacasmayo el año pasado. Antes de emitir mis opiniones sobre este fenómeno, quiero demostrar que no es una novedad, y me referiré á observaciones hechas hace algún tiempo. M. Lartigue, á bordo de la fragata francesa La Clorinde, es- tando á las ordenes del Barón Mackau, en 1822 4 23, es el pri- mero que anunció esta contra-corriente hácia el Sur, muy pega- da á tierra. Hablando del mismo fenómeno se encuentra en el lerrotero del océano Pacífico por el Capitán Ray, lo siguiente: “El perío- do en que tiene lugar la corriente al Sur, no puede determinarse con seguridad: ella se presenta frecuentemente durante los vien- tos del norte; pero esto está muy lejos de ser siempre exacto, y ninguna regla general puede establecerse. No obstante, parece natural suponer que hay alguna relación entre ellos; porque á veces la corriente cambia y se establece al Sur, después que el viento norte ha soplado varios días seguidos. Sin embargo, pare- ce que ninguna desigualdad Ó irregularidad tiene lugar en la costa, ni efecto en la masa principal de la corriente, y cada nue- va Observación que se hace sirve para despertar nueva curiosi- dad, sin favorecer la determinación exacta del origen de estas singulares é interesantes anomalías. Estas corrientes irregulares pueden quizás tener relación con los choques del océano, ó con las corrientes inmediatas de las islas Galápagos.” También el capitán Fitz Roy, en su derrotero del océano Pa- cífico, hace alusión á esta contra—corriente, y dice que “vá á lo largo de la costa con dirección $. y velocidad igual Ó mayor que la corriente Humboldt. Dice que no se conoce la periodicidad de esta corriente; y que ni las estaciones, ni la edad de la luna, ni otras causas comunes que actúan sobre nuestras costas, pare- cen tener influencia aquí. Los marinos viejos y hombres acos- tumbrados á los viajes por esta costa, no pueden indicar la causa de tales cambios; ellos saben solamente que tienen lugar, y aprovechan sus efectos en su oportunidad.” “Durante la continuación de mis observaciones, esta contra— , corriente fué notada con frecuencia inmediatamente antes y du- E rante los vientos del Norte; mas, como nada de esto era frecuen- te, ninguna regla general puede establecerse.” “Las épocas en que estas observaciones se hicieron no están determinadas. No se conoce ninguna causa que explique este reflujo al Sur, el cual se suele experimentar inmediatamente an- tes Ó después que han reinado vientos del Norte; pero como esto no se verifica con regularidad ni constancia, no puede esta- blecerse como regla.” “Muy cerca de las costas de Chile y del Perú, en diferentes partes de las mismas, se nota una contra—corriente á la de Hum- boldt, cuyas aguas se dirijen principalmente al S. y siguen las sinuosidades de la costa, con velocidad horaria de 0'1 4 0'5 de milla.” Está, pues, fuera de toda duda, que hay una contra--corriente que se dirije del Norte al Sur, en la costa del Perú, en oposi- ción 4 la corriente de Humboldt. Pero debo hacer notar que ellas son completamente indepen- dientes: la primera corre de norte á sur, siguiendo la dirección de la costa, y pegada á ella; mientras que la de Humboldt, tiene una dirección opuesta, según la descripción que de ella se ha hecho. ' Los marinos paitefíos que navegan frecuentemente cerca de la costa y en embarcaciones pequeñas, ya al norte Ó al sur de Paita, conocen esta corriente y la denominan corriente del Vizo, sin duda porque ella se hace mas visible y palpable después de la Pascua de Navidad. Esta contra-corriente me parece que tie- ne su origen cerca ó en el mismo golfo de Guayaquil; de mane- ra que en ciertas épocas, particularmente en verano, se encuen- tran en las inmediaciones de la costa norte del Perú, hojas de palmeras, de platanos, naranjas y muchos otros objetos que las aguas del río Guayaquil y de Tumbes conducen al mar, y que la corriente del V¿%o, suelen arrastrar hasta la latitud de Sechura y Pacasmayo. Esta contra—corriente es muy poco sensible por su velocidad y no puede ser resultado de los vientos del N. como lo suponen algunos marinos, porque estos vientos no son frecuentes en esas latitudes, y porque de suponerlo así, era necesario aceptar que su acción fuese suficientemente activa para vencer la resistencia que opondría la corriente Humboldt hasta dominarla y formar la con- tra—corriente del Vz%o. Tales son los datos que hasta el presente tenemos, respecto á eesa corriente que, interponiéndose entre la gran corriente polar y a la costa, corre en opuesta dirección en el norte del litoral pe- ruano. Es indudable que sus aguas deben ser de más alta temperatu- ra que las de la corriente Humboldt, pues vienen del lado del golfo de Guayaquil. ¿Cuál es la extensión y profundidad de esta contra-corriente? ¿Desaparece en nuestra misma costa, Ó sumergiéndose corre hasta las latitudes de Chiloé, para hacerse luego superficial, bañando las costas patagónicas? Cuestiones son estas que por el momento no podemos resolver por falta de suficientes datos; mas, al con- siderar la exuberante vegetación del gran archipiélago que está al N. del Estrecho de Magallanes y que parece formado por frag- mentos desprendidos del continente, pudiera inclinarnos á supo- ner que la corriente antártica deja un gran seno entre ella y las costas occidentales de Patagonia, donde, acaso, las aguas cálidas de la contra-corriente del V2%o, entibia el frio ambiente de aque- llas regiones, favoreciendo su abundante vegetación. Resumiendo lo que llevamos expuesto sobre la corriente Humboldt, diremos: que su extensión puede fijarse en la distan- cia que media entre las latitudes del mar antártico y la línea equinoccial, y que su anchura variable tiene un mínimum hasta hoy medido de 100 millas á la latitud del Callao. En cuanto á su profundidad, los sondajes hasta ahora hechos y bien comprobados, no nos dan bastantes datos para fijar un má- ximum y un mínimum. Parece que el /tetrzever vapor de la West Coast of American Telegraph Company en sus sondajes á lo largo de la costa de Chile y el Perú, ha encontrado más de 2500 brazas de fondo, mas como estas medidas de profundidad no se han acompañado de observaciones termométricas, no se puede asegurar si esa profundidad corresponde toda á las aguas de la corriente Ó solo á una faja de ella. Su rapidez ó velocidad, aunque variable, parece que no es muy grande; así por ejemplo á 800 millas O. de la Tierra del Fuego, el Contra-Almirante ruso Litke encontró que era de 21 millas por dia hácia el N. 52 E. A su vez el capitan Wilkes de la ma- rina de los Estados: Unidos aseguró haber encontrado entre el cabo de Hornos y Valparaiso una corriente de 254 millas en di- rección al 'N ¿E que equivaldría 4 más de 11 millas por grado. Y, en fin, Findlay en su derrotero del océano Pacífico, indica haber observado una velocidad de 50 millas por dia entre el Cabo Blanco y las islas Galápagos, habiendo sido la corriente ONO. Por su parte el capitán Word del buque inglés Ca/zpso encontró que era de 25 millas por día, siguiendo el mismo trayecto, aun-» 2 corriente fué de N y O. Otro buque inglés Coway, en 1834 la estimó en 1 y 4 millas por hora, corriente NE; y el Tenien- Foster indica la misma velocidad al N. 64 O, y 4 la parte SE, de aquellas islas. Humboldt dice: “En esta como en otras corrientes, cuando encuentran un obstáculo al recorrer la costa, su velocidad aumen- ta y en estos casos su máximum de rapidez se halla cerca de tierra. La fuerza de esta corriente (refiriéndose á la que lleva su nombre) es la causa por la cual las naves de guerra, navegan- do de Quilca al Callao, no pueden observar la latitud duran- te varios dias, impidiéndoles por otra parte las nieblas apre- ciar la distancia 4 la costa para apartarse de ella, y son arrastra- das sin preverlo hasta el N. del Callao y muchas veces hasta Huaura y Huarmey, cuando en conformidad con su trabajo de estima debían hallarse aún al sur de estos puertos.” Cuando he viajado en buques de vela en la costa del Perú, generalmente he encontrado en la parte N., del Callao 4 Paita, de 15 á 20 millas de diferencia, durante 24 horas entre el punto de observación y el de estima; mientras que del Callao al Sur cal- culo la velocidad de la corriente entre 12 y 14 millas al dia. Si tan incompletos son los datos que hasta hoy poseemos res- pecto á la profundidad meaia de la corriente Humboldt, más de- ficientes son aún los que se refieren al relieve de su lecho. A es- te respecto recordaré una observación hecha por el capitan de navio don Nicolas Portal, creo que el año 1875, cuando fué co- misionado por el Gobierno para sondar del Callao al sur. Fué al mando de la corbeta Unión Ó del vapor Chalaco. Se trataba de tender el cable entre el Callao y Valparaiso, mas, desgracia- damente, en sus instrucciones se le prescribió buscar simple- mente una sonda constante de 400 4500 brazas de fondo, lo que hizo estériles estos trabajos. He buscado el informe de aquel co- mandante, pero no me ha sido posible encontrarlo, pues deseaba confirmar un hecho digno de estudio y que él me ha referido. Navegando hácia el Sur y siguiendo la sonda que se le había prescrito, encontró un bajo EO. de Pabellon de Pica que exami- nó con minuciosidad hasta determinar su forma perfectamente cónica. De este hecho, y de otras circunstancias que no recuer- do con exactitud, deducía el comandante Portal que no era un simple bajo el que había encontrado, sino un volcan submarino 4 cuya acción podían atribuirse las inundaciones de Arica, Pisa- gua é Iquique en 1868, ó sea ayjuel formidable g0/pe de mar, que hizo zozobrar tantos buques en Arica. “ Suponemos que la colocación del cable submarino haya pro- as E porcionado á la Empresa interesantes datos sobre el relieve del lecho de la corriente, y que sería de gran utilidad que la Socie- dad Geográfica los conociera. ACCIÓN PROPIA DE LA CORRIENTE SOBRE EL CLIMA DEL LITORAL, No habiendo tenido tiempo para hacer un estudio detenido sobre esta parte de mi programa, me limitaré á ciertas conside- raciones generales respecto á la parte meteorológica, en relación con la corriente Humboldt. El sabio de este nombre dice: que la diferencia de temperatu- ra entre las aguas de la corriente y las del resto del océano en nuestras latitudes, es de 12%; pues el termómetro sumergido en las aguas de la corriente es de 15%, siendo de 27” la del mar. Ob- servaciones posteriores hechas en diferentes regiones de la co- rriente, han dado siempre una diferencia mínima de 5%, como lo hemos indicado al hablar del curso de esta corriente. Una faja de agua fría tan considerable como la de la corriente Humboldt, bañando las costas occidentales de la América me- ridional, tienen sin duda una acción directa y poderosa sobre el clima de su litoral. Determinar con precisión los grados que el frío de la corrien- te hace perder al calor atmosférico de nuestra región marítima, es problema para el cual no tenemos aún suficientes datos, pues sería menester para resolverlo una série de observaciones cuida- dosas á lo largo de nuestro litoral por algunos años, para poder indicar con exactitud técnica la real y verdadera influencia que aquella fría faja océanica ejerce como agente perturbador, en la temperatura media del clima del litoral peruano. Aquí, me limitaré á citar lo que á este respecto dice el Dr. Carranza en su estudio sobre “/a costa del Perú y algunas sin- gularidades de su clima.” “Al entrar en esta consideración general sobre la influencia de la gran corriente océanica en el clima de nuestro litoral, la curiosidad nos induce á investigar con exactitud matemática los grados de calor que nuestra atmósfera pierda por esa causa. No tenemos noticia de que semejantes cálculos se hayan hecho; y al encontrarnos con un número reducido de datos termométri- cos para resolver el problema, dudamos que hoy haya quien pue- da emprender con ellos un trabajo sério.” “Sin embargo, haremos algunas apreciaciones.” “Kaemtz, discutiendo la dirección de la linea isoterma de 5? llega 4 esta conclusión: que hasta los 50* de latitud la distribu- » e E ción del calor solar es igual en los dos hemisferios. Si ésto es así, la isoterma de 25%6 debía pasar por el Loa cuya latitud es próximamente de 22*, poco diferente á la de Macao y Ava en el otro hemisferio, donde el promedio del calor es de 241; pero el suelo de Tarapacá debía tener, según sus condiciones físicas, acaso 1%5 más de temperatura, es decir, 25%. Por las mismas razones la temperatura de Tumbes debería de ser de 286, pues la de San Luis de Maranhao, casi á igual latitud, es de 27%1 se- gún Kaemtz; de donde resulta que la temperatura teórica de nuestro litoral no debía bajar de 27”1; mayor por consiguiente que la del suelo de Bengala y el de las Antillas, y casi igual al calor sofocante de Bombay, de Cumaná y de Maracaibo. Tschu- dy estima en 22% la temperatura media de la costa del Perú, es decir, en 4%6 ménos que su calor teórico. La influencia de la at- mósfera fría de la cordillera en esa disminución de la temperatu- ra no excede tal vez de 12”; y así podría fijarse en 4” el calor que pierde el clima de nuestra costa por la influencia directa de la corriente polar; á la cual debemos que su temperatura sea tan suave como la del Cairo 22%4 y la de Caracas 22” (tablas de Kaemtz).” Observaciones termométricas del mismo Dr. Carranza, por él practicadas en la bahía de Chorrillos, en los meses de Setiembre y Octubre del año 1872, dieron el siguiente resultado: TEMPERATURA MEDIA DE 15 OBSERVACIONES, HECHAS EN SETIEMBRE, Agua del mar (12 del día)......ccornocroooosormsos loo nonnconscaroprrtnnannannaneso s ASS Agua delas Cana nen ccnalr ace cndosocooanaoon ao none naE aa 218 Del aire (4 la sombra)........ OOOO gar unarEOONas Dora br ddcoy todos 1897 PROMEDIO DE LAS 13 OBSERVACIONES HECHAS EN OCTUBRE. Agua delman (12 Mdolidia otero coran os oa ao ISSO aa EROS es ESO Agua de las cañerÍaS....cmomooo.. A AN 2921 Del aire (4 la sombra) ..oocoonoccconoronsos ODANEIOnOS OOOO COSODO NOTE OOCuEdAcas 2091 PROMEDIO DE LAS 33 OBSERVACIONES ANTERIORES. INE DONE E oooO SOTO OO TONO UOOruEoOnOEdO pOrcVneaTouRVO ong odcoroV cora 1497 Agua de las Canon rscenoca sacaran pes ioa dalt oca TEE Aaa AOS 2199 Dear acnoccsnccocncanasondocta no dinccano ea tianooa opa aS Ac aEne da Ear EAS 1924 “Las oscilaciones de temperatura en el mar, fueron de 18.8 calor máximo á 138 mínimum, conservándose con cierta re- gularidad en 14%. Las del aire fueron de 17% á 21.6; mientras que la amplitud de las oscilaciones térmicas del agua de las ca- fierías solo fué de 1%4, manteniéndose con muy notable regula- ridad en 22.” E Realmente, la inflexión de las líneas isotermas al atravesar la costa del Perú es muy considerable; así por ejemplo, la ¡soterma de 23% coincide con el paralelo 3. en nuestro litoral, mientras que en la costa brasileña pasa por los 2250”, es decir, á la latitud de Rio Janeiro; y la de 19? pasa por Lima que está á los 12*14' de latitud, mientras que en la costa atlántica de la América, pasa cerca de Montevideo paralelo 35”. Estos hechos bastan para probar la poderosa influencia per- turbadora que sobre nuestro clima tiene la corriente Humboldt. Derroteros.— Los derroteros de que se hace uso para la nave- gación de la costa del Perú y que me son conocidos, son los si- guiéntes: 1.2 Sarling Directions for South America by captains Philip Parker King etc. Robert Fitz-Roy. 2.2 Navegación del Océano Pacífico por A. B. Becher tradu- cido del inglés por Joaquin Navarro y Murgado. 3.2 South Pacific Directory by A. G. Findlay. 4. The West Coast of South America revisado por K. C. Ray, U. S. Navy. 5.2 Derrotero de la costa del Perú por el capitán Aurelio García y García. De estos derroteros, el de Findlay satisface por completo á las necesidades de la navegación. Las rectificaciones y correcciones que hubiera que hacerle serían sobre puntos que influirían poco al objeto para que se le ha destinado, y las cuales no podrían rea- lizarse sino después de largas y penosas observaciones, que ten- drían que hacerse siempre bajo la protección y ayuda del Go- bierno y por oficiales capaces de llevarlas á cabo con provecho. La Inglaterra, Francia, España y los Estalos Unidos que tanto se han preocupado del ensanche de su comercio, nunca midieron el monto de los gastos que les ocasionaron las expediciones que en el siglo pasado y el presente hicieron para alcanzar los fines que perseguían, y por medio de las cuales llegaron á conocer el Océano Pacífico bajo su aspecto comercial y de colonización, dando á la vez á las ciencias un campo vasto donde ejercitar sus investigaciones y adelanto. Hoy que la navegación por vapor facilita tanto las operacio- nes en el mar, y cuando bastaría un solo buque para ejecutarlas, podría dedicarse alguno á la rectificación de las posiciones geo- gráficas de nuestra costa, al estudio Ge sus corrientes marcando su extensión, anchura, temperatura, dirección y fuerza; calor so- lar absorbido, vientos reinantes durante el año, sondas, mareas, densidad y otros muchos objetos de utilidad para las ciencias. 12. is Realizados estos estudios vendría la oportunidad de corregir y rectificar el derrotero de la costa del Perú. VIENTOS. Vientos en el litoral del Perú.— Los vientos en la costa del Perú soplan generalmente del SSE, al SO, con admirable uni- formidad y con una fuerza moderada, la cual aumenta conforme se aleja uno de tierra; sin embargo, á veces sopla con más in- tensidad que una brisa fresca, particularmente en Paracas y cabo Blanco. Estos vientos son constantes tanto de día como de noche. -Al- gunas veces sufren una pequeña variación inclinándose dos ó tres cuartos el primero, y al Sur el segundo, quedando en vien- tos del ESE. y del SSO. En ambos casos, el del 2. cuadrante toma el nombre de Zerradl, y el del 3% cuadrante se denomina Virazón. El primero sopla con frecuencia durante la noche, y el segundo en el dia. El viento del SO. es de más fuerza y sopla de 10." 4 hasta la puesta del Sol, y el del SSE. desde las 8.” ó hasta la mañana siguiente con algunas irregularidades. Según esto hay generalmente durante 24 horas dos períodos - de calma, á saber, desde la salida del Sol hasta que principia el SO., y desde la puesta del Sol hasta las 8.* ó 9.” p. m. en que principia el terral frío y húmedo, particularmente en invierno; pues viniendo este viento á la costa después de atravesar los An- des, se enfría al contacto de las heladas cumbres de la cordillera. Las brisas de tierra ó terrales en el Perú tienen una tempera- tura distinta de las de la misma denominación en la costa occl- dental de Africa por ser inversa la temperatura respectiva, del mar y del continente en ambas regiones. En el Africa los terra- les son cálidos, en tanto que los vientos del mar son frescos; de consiguiente, la temperatura de la tierra se comunica á los vien- tos terrales y los hace fríos Ó cálidos, así como las corrientes oceánicas trasmiten su temperatura á á las costas que recorren. Lo que sucede con los vientos que soplan del mar en la costa del Perú, se repite con los que soplan en todo litoral; es decir, hay un período de calma que precede á esta brisa y más largo que el que se verifica en el viento que le sigue. Arago, en su Astronomía popular dice lo siguiente: “Los que han habitado en climas cálidos sobre las orillas del mar, saben que todos los días á partir de cierta hora (nueve Óó diez de la maña- na), principia 4 soplar un viento del mar hácia tierra que se lla- 11" a. m. 9:* p.m. tao. ¡cda ma brisa del mar. Este viento, esperado ccn impaciencia por los habitantes, refresca la atmósfera durante la mayor parte del día basta las cinco Ó seis de la tarde. La causa de este viento es fácil hallarla, después de las experiencias de Franklin: depende en efecto, del calor desigual que la acción de los rayos solares comunica á las tierras continentales y al Océano.” “El agua tiene muy poca conductibilidad para el calor: de donde resulta que el calor solar absorbido por él, produce un aumento de temperatura en su masa; pero como esta misma cir- cunstancia provoca una gran evaporación de su superficie, resul- ta que la mar se calienta poco. "Lejos de tierra, en el océano, jamás se ha encontrado en efecto mas de 30”. La temperatura de la tierra se eleva al contrario en algunos lugares hasta 60%;nunca el aire tiene una temperatura superior á la “del mar. La brisa del mar comienza en el momento en que el ambiente de la costa eleva su temperatura sobre su calor medio normal, que es siempre menor que el calor medio del mar; mientras que los terrales se inician 4 las 9 de la noche, en el momento en que la temperatura de la atmósfera de la costa se hace inferior á su temperatura media normal. La razón de estos fenómenos está en esa ley meteorológica, en virtud de la cual se establece siempre una corriente aérea de las regiones más frías á las más cálidas. Durante el invierno, es decir, de Abril 4 Agosto, suelen so- plar vientos suaves del N. con niebla densa; lo cual suele ocu- rrir también de cuando en cuando en el verano, en cuya esta- ción hay 3 y 4 dias de calma bajo la acción de un sol vertical y una atmósfera perfectamente clara. Fitz-Roy en el 2.” volumen de su derrotero dice lo siguiente: “Los vientos que prevalecen en la costa del Perú soplan desde el SSE. hasta el SO.; raras veces más fuertes que una brisa fres- ca, y en ciertas partes de la costa, son apenas suficientes para facilitar á un buque el hacer un pasaje de un puerto á otro. Esto se nota especialmente en el trayecto entre el Callao y Cobija” “Algunas veces durante el verano, en tres Ó cuatro dias suce- sivos no se siente viento alguno. En los dias en que sopla la brisa del mar, ella comienza hácia las 10." a. m., suave y variable al principio, pero gradualmente aumenta hasta la 1.6 2.” p. m;, desde esta hora prevalece una brisa moderada hasta cerca de la puesta del Sol; mas, cuando termina el dia, y poco después que se ha puesto el Sol, empieza la calma. Hácia las 8." Ó 9." p. m. soplan vientos ligeros de tierra, y continúa así hasta la salida del Sol; apareciendo otra vez la calma hasta que sopla la brisa, después de medio día.” e Findlay en su derrotero del Oceano Pacífico repite más ó menos lo mismo que Fitz— Roy. Lartigue se expresa así: “En la costa del Perú hay dos esta- ciones solamente: verano, de Octubre 4 Abril; é invierno, que dura de Abril 4 Octubre.” “El viento es tolerablemente fresco en verano; el cielo es cla- ro, pero se oscurece al principiar la brisa de mar, ó si ha habido calma durante el día, entonces la brisa disipa los vapores. En invierno las brisas son generalmente suaves; presentándose en algunas ocasiones días de calma, que en la vecindad de Arica duran dos ó tres días, pero son de menos duración cuando se dirije uno al N. ó S, de ese lugar.” “En esta estación (invierno), el tiempo es nebuloso durante la noche y en la mañana; cuando la brisa del mar es fresca, la at- mósfera se despeja, pero vuelve á oscurecer tan luego como la brisa disminuye de fuerza.” “Al aproximarse á Arica durante el invierno, el horizonte se nota excesivamente cargado de nubes negras, que forman una banda oscura, que á veces tiene un ancho considerable; este es un signo de que la brisa, fuera de la costa, es suave; pero tan luego como ella principia á soplar, el horizonte aclara.” “Hay constantemente en invierno una marejada muy fuerte desde el SO. al SSO.; entonces es muy dificultoso comunicarse con la población. La costa es generalmente muy escarpada, ofre- ciendo pocos lugares de atracadero á los botes, ó sitios donde puedan abrigarse del mar, sin que sean arrastrados y precipita- dos contra las rocas ó sobre las arenas de la playa, y ocasionar infaliblemente su destrucción.” “La marejada es mucho menor en verano, y la comunicación con tierra más facil; pero ella se siente muy poco 4 4 Ó 5 leguas de tierra, y es cerca de ella donde se nota con mas fuerza.” Becher, en su derrotero nos dice: “Sobre la costa de Bolivia, desde. Copiapó al cabo San Francisco, en un grado de latitud norte, reinan todo el año vientos del sur, variables del SSE. al SSO , con cielo siempre cubierto de espesa celajería. Su fuerza nunca es considerable; y en determinadas localidades de la costa, apenas suelen tener la suficiente para permitir la navegación en- tre sus puertos.” “En el verano ocurren á veces dos ó tres dias consecutivos de calma, con cielo completamente despejado. Los días que hay brisa se entabla generalmente sobre las 10.” a. m: empieza bo- nancible y variable: vá tomando gradual incremento hasta la dl. 62," p. m. y continúa bien entablado hasta la puesta del Sol, a hora en que comienza á ceder. Poco después de esta, hay un in- tervalo de calma chicha, hasta las 8." Ó 9." p. m. en que salta el terral flojo, que subsiste hasta el retorno de la brisa. El terral es variable del NO. al NNE. y aun hasta el ESE. La brisa lo es de SSO,. al SO., y algunas veces hasta el OSO, Estos vientos se semejan mucho á los vientos solares. Durante la estación de invierno Ó sea de Abril 4 Agosto, deben esperarse también vien- tos bonancibles del norte acompañados en general de densas nieblas y celajería espesa. Estas últimas condiciones no son tan comunes en el verano, aunque las cimas estén cubiertas de nieve” “En Paita y proximidades del cabo Blanco no se experimen- tan vientos del N.; en vez de estos soplan los del S., que rara vez pican en el 2* cuadrante.” Algunos marinos opinan que los vientos al N. del Callao son más seguros que los del Callao al S., pero debe tenerse presente que en las inmediaciones de Mongón, latitud 938” S. las calmas son constantes y por efecto de ellas algunos buques de vela es- tán al frente de este cerro por varios días sin poder avanzar há- cia el S, No obstante que las brisas en la costa del Perá son modera- das, se experimentan rachas muy duras á la entrada de ciertos puertos, las cuales vienen del interior, haciendo difícil á los bu- ques de vela la entrada al fondeadero sino se disminuye de vela- men. : Como en la costa nose experimentan temporales, los marinos no tienen necesidad de examinar el barómetro para ver sus va- riaciones, como sucede casi en todas partes, en que el viento sufre modificaciones mas Óó menos violentas y temibles, que ese instrumento predice con exactitud. Terminaremos este estudio de los vientos en nuestro litoral, con la importancia del uso del termómetro en la navegación. El termómetro en relación con la proximidad á las costas.— La profundidad de las aguas del mar ejerce gran influencia en la temperatura de este. El descenso de la temperatura que se nota al aproximarse á la costa es muy sensible, hasta el punto que la observación del termómetro basta en algunas ocasiones para indicar á los marinos la existencia de una costa todavía in- visible. Humboldt ha dicho con mucha propiedad “La observación de que la proximidad de un banco es indicada por un descenso rápido de la temperatura del mar en su superficie, no interesa solo á la Física, sino que puede llegar 4 ser de mucha importan- cia para la seguridad de la navegación, El empleo del termóme- » == tro no debe hacer descuidar el de la sonda; pero muchos experi- mentos han probado suficientemente que hay variaciones de temperatura (sensibles aun para los instrumentos más imperfec- tos) que anuncian el peligro mucho antes de que el buque se encuentre sobre los bajo fondos. En este caso, el enfriamiento del agua puede inducir al piloto 4 echar la sonda en algunos pa- rajes en que, pocos instantes antes, se creía en la más perfecta seguridad.” Algunos marinos antes que Humboldt habían notado el mis- mo fenómeno: el primero que lo observó fué Bagden [1776], y en 1789 Jonathan Williams publicó un importante trabajo con el título de “Memoria sobre el empleo del termómetro en la na- vegación. John Davy y el viajero Perón han confirmado des- pués las observaciones de Williams. Poey, director del observatorio de la Habana, se ocupó de hacer diversas observaciones sobre termometría oceánica duran- te su viaje de Southampton á la isla de Cuba,á bordo del vapor Atrato, confirmando la exactitud de las indicaciones de Bagden y de Williams, pues estuvieron de acuerdo con los resultados que obtuvo en las islas Azores, San Thomas, Cuba, Santo Do- mingo, Puerto Rico, la Habana, Samaná etc., etc. FOSFORESCENCIA DEL MAR Y AGUA COLOREADA. La luminosidad aparente del mar, en la noche, ha sido objeto de admiración y de reflexión. Ella tiene lugar en la costa del Perú y en muchas otras localidades, manifestándose particular- mente con el rozamiento del buque en las aguas y tomando la forma de estrellas brillantes, al rededor de masas de color ver- duzco, que flotan al costado del buque, circundándolo: algunas de ellas bajando con el fondo de la quilla, y otras siguiendo la estela que deja el buque sobre la superficie del mar. En ciertas ocasiones, cuando la brisa es fresca y la rompiente de las olas produce espuma, esta luz se presenta como un campo cubierto de llamas de fuego. En el puerto de Tumbes es donde he notado este fenómeno en todo su esplendor, así como en el Canal de la Mancha. Los que hayan cruzado los trópicos ó el mar del Norte han podido notarlo en todas sus curiosas mani- festaciones. ¡Quién no ha oido hablar de los enormes tiburones de Bennet! “Dos veces, dice M. Lúccock, he podido observar esta fosfo- rescencia en toda su soberbia belleza; el mar estaba perfectamen- “te luminoso, hasta donde alcanzaba la vista, y el buque parecía En A sumergirse entre olas de fuego líquido. En ambas ocasiones la noche era oscura y encapotada, y la brillantez del agua formaba un gran contraste con la oscura concavidad que nos s circundaba. Al rayar el día, todos los frios esplendores oceánicos fueron eclipsados, y el mar exhibió, al primer golpe de vista, un color más oscuro que en la generalidad de los casos. Haciendo des- pués un examen más minucioso vimos unos séres animados que se presentaban como millares de cuerpos esféricos de la tribu de las medusas.” Findlay en su derrotero del Atlántico, al ocuparse de la fosfo- rescencia dice: “Este luminoso fenómeno se verifica por la pre- sencia de muchos seres animados que tienen el poder de emitir una luz fosforescente. Es evidente que aun fuera del mar con- servan su poder luminoso y su actividad. Una ligera agitación de las aguas, ocasionada por la acción de una suave brisa sobre su superficie, es á veces suficiente para el objeto. Que la luz en cuestión no proviene del cuerpo de estos animálculos, sino del agua que ellos agitan, Óó más bien de la materia que él contiene, es manifiesta, porque los mayores peces que se lanzan al rededor y bajo el buque durante la oscuridad, dejan tras ellos una larga cola luminosa, de la misma especie y de la misma manera que la que deja el buque en su camino. Mr. Webster, citado por Findlay dice: “Durante las prolon- gadas calmas por las cuales fuimos detenidos en la vecindad de la línea equinoccial, tuve oportunidad de examinar muchas espe- cies de medusas. Un día, mientras algunos de nuestros marinos estaban bañándose sobre una vela asegurada al costado del bu- que, algunos de ellos fueron cruelmente mordidos por estas me- dusas; y Mr. Miers, el carpintero, fué tan maltratado por ellas que lo incapacitaron para bañarse: sufrió mucho dolor é irritación, pero nada mas. Yo las he tomado en mis manos con frecuen- cia, é inmediatamente después, al poner la mano. sobre mis la- bios y cara, he experimentado algun dolor; por lo cual estoy in- clinado á creer que esto es producido por la secreción de alguna materia acre, más bien que por una propiedad eléctrica. Contraje una enfermedad en mis manos parecida á la sarna, con motivo de haber tocado la medusa ó el navío portugués, como general- mente se le llama.” Hasta hace algunos años se creyó que el fenómeno de la fos- forescencia era peculiar á las regiones tropicales. No obstante, él se verifica en las altas latitudes quizá con mas frecuencia, par- ticularmente en las costas de Francia que dan al Atlántico. M., Decharme, profesor del liceo de Angers, ha observado muchas A veces este estado fosforescente del mar sobre la costa de la Bre- taña, y crée que existe una relación entre este fenómeno y las grandes perturbaciones atmosféricas. En un intervalo de 20 días, es decir del 9 de Setiembre de 1869 al 29 del mismo mes, M. Decharme ha visto tres veces la fosforescencia sobre la costa de Bretaña. El efecto luminoso era particularmente intenso en la noche del Y de Setiembre, que fué seguido de una tempestad violenta y de otras que se verificaron “del 10 al 15 del mismo mes. Así lo expresa M. Decharme en una comunicación dirigida á la Academia de Ciencias, en la que describe la fosforescencia del mar, que observó el 9 de Setiembre, entre . Saint Nazaire y Croisic. Esta curiosa circunstancia no ha sido comprobada hasta aquí, particularmente en la costa del Perú, en donde, ya lo he dicho, las tempestades no se experimentan en ninguna de las estacio- nes del año; pero puede servir de guía á observaciones posterio- res, que arrojen mayor luz sobre este fenómeno y las consecuen- cias que crée hallar M. Decharme. En algunos lugares de nuestra costa, particularmente en el Ca- llao, he observado muchas veces, en el verano, unas manchas en la superficie del mar de un color ocre rojizo que siguen la direc- ción de la corriente, semejándose en cierto modo al color que presenta el mar en las proximidades de los bancos. Al examinar esta agua con un lente de muy poca fuerza, he notado ciertos filamentes unidos como los que forman una tela de araña, te- niendo adheridos unos glóbulos del mismo color ocre. El agua depositada en un vaso de cristal tenía un color pajizo. A mi juicio son huevos que depositan los peces en esa época, y que siguen en su período de incubación el camino de la corriente. La fuerza del sol durante el verano, que es cuando en mayor número de casos he notado este fenómeno, en el Callao, hace fermentar estos huevos y acaso otros cuerpos orgánicos que los acompañan, y produce á mi juicio de este modo lo que se cono- ce con el nombre de Pazrter, pintor, como le llama Hutchin- som, Ó el Barber, barbero, como lo denomina Fitz-Roy. Esta descomposición del agua del mar se comunica á la atmósfera, y ocasiona la fetidez de que.se han ocupado Raimondi y algunas otras personas. Estas emanaciones- fétidas de gas sulfhídrico se hacen muy fuertes en ciertos años, y de allí proviene esa alteración que se nota en la pintura de los buques y embarcaciones menores, par- ticularmente en los colores claros, y hasta en la ropa de lino “blanco, aun cuando esta se encuentra depositada en las cómodas = Mie de los camarotes. Sus efectos no se hacen sentir más allá de la orilla del mar, pues en la población no se experimenta más que la fetidez de que me he ocupado. Este fenómeno no se verifica solamente en los casos en que se presenta el agua coloreada, sino también en aquellas épocas en que aparece el mar de leche de que me he de ocupar después. Liúccock, á quien he citado varias veces, dice lo siguiente, se- gún lo refiere Findlay en su derrotero del Atlántico del sur: “¿Con buen tiempo cerca de la costa del Brasil, el buque pasaba frecuentemente sobre manchas de agua que exhibían un color ocre sucio, por muchas millas de extensión. Los que sean extra- ños á estos fenómenos pueden suponer que se hallan muy cerca de un bajo; y más de una vez, añade, he visto poner el timón 4 la banda, en órden á evitar un supuesto banco de arena. El co- lor ocre del agua es producido por los huevos de peces; y, cuan- do se la examina con microscopio ó una lente poderosa, se en- cuentra mezclada con un gran número de pequeños pecesillos que tienen existencia completa. Ellos parecen haber sido deposita- dos durante los meses de invierno, pues yo los he visto de Junio á Noviembre, pero no en Marzo, Abril ni Mayo. Probable- mente estos animales sirven como alimento á peces mas grandes.” En el 4.” volumen en que se describe el viaje de la fragata de guerra francesa La Venuvs, comandante Du Petit-Thouars, en- cuentro lo siguiente: “El 10 de Abril de 1837, en la noche, en la rada de Simon's Town (Africa), la mar presentó una fosfores- cencia de las más pronunciadas, y el agua en la superficie estaba fuertemente coloreada de rojo sangre, conteniendo una cantidad considerable de pequeños glóbulos de un aspecto gelatinoso.” “Echado un cubo para recojer esta agua, y habiendo sido esta filtrada á traves de un paño de lino, dejó sobre el filtro un vo- lumen de estos glóbulos más grande que el que tenía el agua que se había filtrado. Así estos glóbulos presentaban al lente el aspecto de pequeñas vejigas infladas y trasparentes, teniendo en su parte superior un punto negro cubierto de estrias radiantes. Tenían un olor de mar muy sensible (eran probablemente hue- vos de peces).” | “Estos glóbulos, separados del agua, eran eminentemente fos- forescentes; la menor agitación, el más pequeño contacto les ha- cía producir una viva luz verdosa, mientras que el agua filtrada había perdido completamente la propiedad de ser fosforescente por la agitación. Presionados ligeramente se sentía un suave cru- mE como el que produce la nieve al comprimirla entre los, edos. ] á 13, y ER “Después de un trascurso de doce horas y depositada esta ma- sa en un vaso, adquirió un olor desagradable de pescado podri- do, y no era ya fosforescente; al contrario de lo que sucede ge- neralmente en las materias orgánicas.” “Esta materia puesta á un lado de la ribera del mar brillaba en la noche, con un brillo tan intenso en el momento en que las olas reventaban sobre la orilla, que la claridad despedida en el cuarto que ocupábamos en tierra, en casa de M. Aull, simulaba perfectamente el efecto de un relámpago. Aunque yo estaba co- locado á mas de 50 metros de la reventazón ensayé leer con esta claridad, pero el brillo era de corta duración.” “La mayor parte de esta materia ha sido sin duda echada á la costa, donde se ha podrido y producido á lo lejos un mal olor; y las 27, partes al menos de esa inmensa generación se destruye antes de su completo desarrollo.” Fitz-Roy dice lo siguiente: “Añadiré algunas otras observa- ciones con respecto á las aguas coloreadas, por causas orgánicas. En la costa de Chile, pocas leguas al norte de Concepción, la Beagle pasaba un día sobre grandes bandas de agua color de barro; y en otra ocasión, un grado al sur de Valparaíso, la mis- ma apariencia era aun más extensa. Aunque estábamos próxima- mente á 50 millas de la costa, atribuí esta circunstancia al lodo conducido por las aguas del rio Maipo. M. Sulivan, no obstan- te, colocó una cantidad de esta agua en un vaso, y distinguió, con la ayuda de una lente, puntos que se movían. El agua esta- ba ligeramente manchada como si le hubiesen echado polvo rojo, y después de dejarla quieta por algún tiempo, notó en el fondo un asiento Ó residuo. Con una lente de un cuarto de distancia focal, podían verse puntos cristalinos moviéndose con gran ra- pidez y que saltaban frecuentemente. Examinada el agua con una lente de mayor poder, se encontró que esos puntos tenían una forma oval y contraida por un anillo en su parte media, del cual salían sus Órganos de movimiento. Un extremo del cuerpo era más estrecho y puntiagudo que el otro. De acuerdo con las indicaciones de Bori St. Vincent, estos animálculos pertenecían 4 la familia de los Trichodes; no obstante, era muy difícil exami- narlos aun con cuidado porque el movimiento cesaba al instante, y sus cuerpos reventaban, mientras cruzaban el campo de visión. Algunas veces ambos extremos reventaban á la vez, en otras uno solo, y en su camino expelían una materia granular oscura que se les adhería ligeramente. El animal, un instante antes de re- ventar, se dilataba; y la explosión tenía lugar cerca de quince se- undos después de haber cesado su rápido movimiento, y en al- — YY — gunos casos era precedido de un corto intervalo por un movi- miento rotatorio sobre su eje mayor.” Terminaremos estos estudios, citando los siguientes párrafos de la Colección de Artículos del Dr. Carranza, referentes á la fos- forescencia y manchas oscuras por él observadas en las aguas de la bahía de Chorrillos: “Las variaciones de temperatura de la corriente nos ha pareci- do que tienen mucha influencia en ciertos fenómenos que hemos notado en Chorrillos.” “En las noches oscuras de verano suele verse allí uno de los espectáculos más hermosos que puede ofrecer el mar de los tró- picos. La profunda oscuridad de la bahía, vista desde el Male- cón, se interrumpe repentinamente por innumerables ondas lu- minosas que van 4 romperse en el semicírculo de los barrancos que ciñen el mar, cuyas riberas se inundan con la suave luz de su fosforescencia. Si el mar está tranquilo y serena la atmósfe- ra, se vé como un filo brillante la curva de sus orillas y chis- peante la superficie negra del Océano; si está agitado, la intensi- dad de la luz crece y el efecto Óptico es magnífico; se- ven en- tónces largas fajas fosforescentes, moviéndose paralelamente en el espacio tenebroso de la bahía, como las hileras de un ejército en batalla, hasta confundirse con los penachos luminosos que forman los olas al chocar en la ribera.” “En las épocas en que este fenomeno es frecuente allí, se ha notado que el mar se enturbia de una manera extraña y que su temperatura sube notablemente.” “El color turbio del mar es debido á la inmensa cantidad de animales casi microscópicos que producen esos fenómenos Jumi- nosos como sucedió en el otoño pasado. Durante algunos días del mes de Abril el color de las aguas era café oscuro y la fos- forescencia en esas noches fué más intensa que nunca. Obser- vando el agua en una botella bien trasparente, se veían innume- rables vesiculitas gelatinosas flotando en su masa, las cuales emi- tían luz cuando se las agitaba; pero dejándolas reposar algunas horas cesaba todo movimiento autonómico en ellas y perdían su poder fosforescente, á la vez que en virtud de su menor peso es- pecífico subían á la superficie líquida, y aglomerándose allí for- maban una capa delgada color de tabaco, mientras que la masa de agua volvía á presentar su trasparencia primitiva.” “Este experimento basta para probar que esos animales gelati- nosos enturbian por su número inmenso las aguas del mar de Chorrillos, en ciertas épocas del año.” “La forma vesicular y la aparente sencillez de la estructura de” — 100 — esos seres, nos han hecho ver en ellos una de aquellas especies singulares de zoófitos fosforescentes que Milne Edwards nom- bra Voctilucos, y cuya presencia en esta bahía coincide siempre con un aumento muy sensible de la temperatura del mar. Así, en esos mismos días de Abril en los cuales hicimos la cbserva- cion anterior, se tuvo cuidado de medir la temperatura del océa- no, y el termómetro que en los días anteriores no había subido 4 15%, señaló entónces 16% y 1698, y hubo día en que el calor llegó 4 17%9 para descender hasta 15%8 luego que cesó todo fenó- meno de fosforescencia.” “¿Esto probaría que cierto grado de calor es necesario para la vitalidad de estos seres singulares? ¿O acaso es sólo una condi- ción para aumentar la intensidad de sus fenómenos luminosos?” “Milne Edwards dice que el frio disminuye la fosforescencia, pero que no la destruye radicalmente; y Macaire ha probado por una serie de experimentos que la luz del Zan:pzrus se extingue poco á poco á medida que se enfría el ambiente que lo rodea, y que se apaga cuando la temperatura desciende á 12?; pero el ani- mal continúa viviendo si el frío no llega á 0%.” “Estas observaciones podrían probar por inducción que los ani- males que producen la fosforescencia de la bahía de Chorrillos, viven en Sus aguas todo el año, y que hacen sensible su luz solo en las estaciones cálidas. Pero durante los meses fríos parece que nunca se ha visto al mar con ese color turbio tan caracterís- tico causado por la presencia de aquellos seres; por esta razón se puede suponer que vienen emigrados á nuestras costas en cier- tas épocas para irse léjos después.” Mar de leche.— Existe también en la costa del Perú el fenó- meno conocido con el nombre de mar de leche, Ó como le lla- man los marinos holandeses mar de nzeve, aunque no tan blanca como se presenta en otras partes. y cuyo color proviene de una infinidad de peces microscópicos que tienen una propiedad fos- forescente, sin ser los mismos que he descrito al ocuparme del agua coloreada. Figuier, en su Cuadro del Progreso de las ciencias y la indus- tria de 1867, dice lo siguiente: “M. Trebuchet al mando de la. fragata de guerra francesa La Caprichosa, comunica que ha- llándose en la rada de Amboine, en la noche del 20 al 21 de Agosto de 1860, su tripulación pudo gozar de un magnífico es- pectáculo que se prolongó hasta el amanecer, y que consistía en una dilatada extensión de mar blanca como la leche. Deseando encontrar la explicación de semejante fenómeno, M. Trebuchet creyó desde luego que esta anómala luz de las aguas provenía — 101 — de la reflexión 6 refracción extraordinaria de los rayos de la luna, la cual se hallaba en aquel momento muy cerca del hori- zonte; pero tuvo que abandonar esta hipótesis, al ver que el fe- nómeno subsistió y aun aumentó de intensidad cuando desapa- reció Ó se puso la luna. M. Trebuchet hizo subir entonces mu- chos cubos de agua luminosa, y, examinándola con una lente de aumento y después con el microscopio, reconoció que estaba llena de una multitud de animalillos microscópicos vivos y dotados de fosforescencia, Ó sea de la papisnan de emitir luz en la oscuridad. Estos animales, largos de uno á dos décimos de milímetro y BOE del grueso de un cabello. estaban unidos unos á otros por sus extremidades, formando largas hile- ras; y su número era tan considerable que estas hileras casi se tocaban, ocupando toda la extensión del campo del microscopio.” “De este examen dedujimos todos que el fenómeno designa- do bajo el nombre de mar de leche debe atribuirse ánicamente 4 la presencia de estos pequeños seres tan diminutos y tan nu- merosos, que nc pudiendo apreciar la vista su claridad individual, recibe una impresión análoga á la de la luz estelaria de la via— lactea.” Maury, en su Geografía física del mar, dice lo siguiente: “El capitán W. E. Kingman del cliper Skostín Star, menciona en su diario una notable mancha blanca 4 los 8246” S. y 105%0" E. de Greenwich. Él me la describe en una carta fecha 27 de Julio de 1854, 4 7." 45.” p. m.. Me llamó la atención, dice, el color blanquizco que tenía el mar. Recordando que esta parte del océano era muy frecuentada, y que no se había observado jamás semejante fenómeno en esta vecindad, puse el buque al pairo é hice echar el escandallo, no encontrando fondo á 60 brazas. Puse el buque en movimiento y encontré la temperatura del agua Fahr. 78% (26%3,C) y la misma á 8.” a. m. Llenamos una vasija con 60 galones de esta agua que hallamos llena de partículas lu- minosas, las que, puestas en movimiento, presentaban el aspecto más sorprendente. La vasija estaba llena de estos animales que, en la oscuridad y á una gran distancia, simulaban serpientes lu- minosas de fuegos artificiales. Algunos parecían tener seis pul- gadas de largo y eran muy brillantes. A la simple vista, y exa- minadas en la mano, aun á la luz de la lámpara eran invisibles; pero con la ayuda de una lente del sextante, encontré una gela- tina incolora; y al fin distinguí filamentos de dos pulgadas de largo y del grueso de un cabello. Aproximando uno de estos animálculos, de un cuarto de pulgada de largo, á una lámpara, la llama se extinguió, y el animal ardió con una luz roja; la sus- — 102 — tancia se encojió al quemarse, como un cabello, y pareció enro- jecerse al consumirse. En un vaso de esta agua habían animál- culos redondos, de 2; de pulgada de diámetro, que se alargaban y tomaban una dimensión doble para contraerse nuevamente. Cuando se extendían, el borde exterior tomaba la apariencia de una sierra circular con ¡jos dientes vueltos hácia el centro. Esta mancha de agua blanca se extendía sobre el océano 4 más de 23 millas de longitud norte-sur; estaba interrumpida en su centro por un espacio negruzco de 1% milla de largo. No pude estimar sus límites de este á oeste.” “Yo he visto todo eso que se llama aguas blancas en todos los mares, pero jamas nada comparable á esta en largo y ancho. Aunque navegaba á razón de 9 millas, el buque no hacía ruido alguno ni á proa ni 4 popa. Todo el océano parecía una plani- cie cubierta de nieve. No habían nubes en el cielo, el horizonte estaba encapotado hasta una altura de 10% como anunciando una violenta tempestad; las estrellas de primera magnitud despedían una luz débil, y los resplandores de la vía-lactea estaban entera- mente eclipsados por el del agua sobre la cual navegábamos. La escena era grandiosa Este mar fosforescente, este cielo os- curo, las estrellas desapareciendo, parecían decir que la natura- leza se preparaba al gran desórden con que debe, según la tra- dición, terminar el mundo material. Después de haber pasado esta mancha, observé que el cielo, á cuatro Ó cinco grados sobre el horizonte, se había aclarado como por efecto de una aurora boreal. Al fin perdí de vista este magnífico espectáculo y nada se había consumido más que el aceite de nuestra lámpara al exa- minar la naturaleza de las aguas.” Los hechos que he narrado hasta aquí vienen á manifestar de una manera ev:dente, que estos fenómenos de fosforescencia del mar, aguas coloreadas y mar de leche, no son otra cosa que orga- nismos pelágicos, con vida y movimiento propios, perfectamente definidos, sin que puedan confundirse con vegetales marinos, sea que estos se desarrollen en la superficie Ó en el fondo del mar. - Densidad de las aguas del mar.—La densidad de las aguas del mar en la costa del Perú aun no ha sido bien apreciada como hemos indicado; v en cuanto al Océano Atlántico, las observa- ciones que se han hecho hasta ahora son insuficientes para dar á conocer satisfactoriamente la ley que sigue en sus variaciones. Muchas teorías se han presentado para exp!icar la densidad del ¿Mmar, la mayor parte de ellas basadas en hipótesis insostenibles, “que no han podido resistir á un ligero examen, Sin embargo, en ( — 103 — la necesidad de decir algo sobre esta materia, voy á copiar lo que dice Figuier en Z'année Scientifique de 1869. “El Teniente Savy de la marina francesa presentó á la Aca- demia de Ciencias de París una teoría bastante científica y en todo caso muy original, respecto á las grandes corrientes del Atlántico, así como de muchos fenómenos peculiares de este Océano. He aquí sobre qué consideraciones M. Savy funda su teoría.” “En el viaje que él hizo en 1867 á Montevideo, este oficial confirma que existe entre los paralelos de 1* y 8” norte una gran zona en que las aguas tienen una densidad sensiblemente infe- rior á la densidad media del Océano. Comparando estas obser- vaciones con las que había hecho en años anteriores en el norte del Atlántico, y 4 las contenidas en algunos diarios de navega- ción, en que el valor de la densidad se había anotado, llega á la siguiente conclusión: que si en el Atlántico se sigue un meridia- no, la densidad del agua presenta una marcha regular, cuya ley puede formularse del modo siguiente” “En la zona comprendida entre los paralelos de 1” y 8” norte, la densidad del agua del mar es muy débil; su valor varía entre 30* y 38" del aerómetro marino, en las proximidades del meri- diano de 30 O. A partir de este mínimum, su densidad aumen- ta á medida que se avanza hácia los polos, volviendo pronto á tomar un valor próximo á 35” que podemos denominar la densz- dad media del Océano, porque ella permanece constante sobre un considerable espacio de latitud; pues aumenta progresivamente, y adquiere un máximum en cada hemisferio, entre los paralelos de 40 y 60?, presentando entónces un valor de 37” 4 38", M. Savy ha encontrado, en el hemisferio norte, que á partir de este máximum la densidad disminuye conforme nos aproximamos al polo; pero él no ha ido más al norte para poder designar un valor mínimum, que debe hallarse en las regiones polares. Para el hemisferio sur, no posée observaciones mas allá de 60%, donde la Cornelze, doblando el cabo de Hornos, ha encontrado 37" para la densidad. Entónces menos podemos asignar aquí el va- lor mínimum que, según esta ley, debe existir hácia el polo sur.” “Hay, pues, aguas ligeras que se dirigen hácia el polo norte, y probablemente lo mismo hácia el polo sur: aguas pesadas hácia las latitudes elevadas y aguas ligeras hácia el ecuador.” “Es á esta distribución de la densidad, cualesquiera que sean las causas, que M. Savy atribuye la mayor parte del movimiento que anima al conjunto de la masa fluida oceánica. Piensa que la circulación del mar proviene de la combinación del movimien- — 1 to diurno de la tierra con el movimiento vertical que provoca la densidad. Si, en efecto, existe una causa permanente para la as- * censión de aguas ligeras de la zona ecuatorial, veremos este mo- vimiento vertical conducir á la superficie de las aguas en retardo sobre el movimiento diurno; ellas se inclinarán entonces al Oes- te, y la existencia de la gran corriente ecuatorial podría expli- carse así.” “La zona ascendente ecuatorial se dilata, y dá lugar á dos on- das que se mueven hácia las altas latitudes para equilibrarse con las aguas pesadas que allí se encuentran. Su ligera densidad las conduce á estas altas latitudes por un camino de superficie, lo que las expone á la evaporación y á la irradiación, La evapora- ción aumenta su cantidad de sal, mientras que la irradiación las enfría, de tal suerte que cuando llegan á las altas latitudes, se ha- cen pesadas á su turno y se sumerjen bajo la onda que les sigue. El movimiento vertical de emersión las empuja hácia el Oeste; pero el movimiento de superficie las aproxima al eje de la tierra, y han debido enderezar su ruta dirigiéndose al este: su caida en las profundidades las aproxima bruscamente hácia el eje de la tierra, lo que acentúa la tendencia al este, dando lugar á la co- rriente polar del hemisferio sur y al Gulf Stream en el hemisfe- rio norte. Las aguas que se sumerjen trasportan á las profundi- dades su sal y un resto de calor, y continúan avanzando hácia los polos, tanto Á causa de la ligereza de las aguas polares, como por la velocidad adquirida en el camino recorrido desde el ecua- dor. El termómetro señala su presencia en el fondo de los ma- res polares donde ellas comienzan su deshielo. El agua dulce que resulta de esta fusión rompe el equilibrio del Océano, y hacién- dose ligera otra vez, se dispersa en los mares polares, en donde su dulzura la mantiene en la superficie desde que el frio les ha tocado.” Esta es, dice M. Savy, la explicación de las corrientes frías que descienden de los polos. Pero arribadas á bajas latitudes, se hacen pesadas á su vez por la concentración ó la irradiación; se sumerjen una segunda vez, pasan sobre las aguas cálidas que las separan del ecuador, donde se sumerjen en las profundidades del mar y en donde el termómetro señala su baja temperatura. En esta última parte del trayecto falta indicar que ellas son frias y dulces, y que es sobre todo su baja temperatura que las llama y conserva en las profundidades. A pesar de que las experiencias de M. Savy no van mas allá de 240 metros de profundidad, ellas confirman no obstante que las aguas profundas situadas entre la: “ emersión ecuatorial y el descenso en las latitudes elevadas, son. mm — 105 — muy á menudo menos saladas que las aguas de superficie. El análisis químico viene á cenfirmar este resultado indicado por el areómetro.” “Así las aguas profundas de la zona ecuatorial, siendo relati- vamente dulces, no tienen necesidad sino de un rayo de sol para transformarse en ligeras y conservar su emersión. Esta dulzura del agua es la causal permanente de su ascensión, punto de par- tida de todo el movimiento, y ella es necesaria para que el sol ecuatorial tenga el poder de provocar la emersión de las aguas profundas, en razón de que él envia los suyos á través de la capa líquida de superficie.” “Así se explica á la vez la ligereza, la dulzura y la baja tem- peratura de las aguas de la zona ecuatorial.” “Para conocer la variación de la sal en la superficie del Océa- no, M. Savy ha buscado experimentalmente la influencia de un grado de temperatura sobre el valor de la densidad. Él ha podi- do entonces reducir todas las densidades á una temperatura co- máún de 27”, que ha llamado grados de sal para calcular los valo- res de la densidad. La série de estos valores le ha mostrado que la distribución de la sal en la superficie del Océano sigue una ley idéntica á la de la densidad. Se encuentra, en la zona de las aguas ligeras, un mínimum de sal, después un máximum, aleján- dose del ecuador hácia cada uno de los polos; y en fin un segun- do mínimum en las regiones polares: solamente los máximums de sal se apartan poco de los trópicos y por consiguiente están más próximos del ecuador que los máximums de densidad.” “Esta ley revelada por el areómetro, está de acuerdo con los resultados de un análisis químico hecho en 1864 por el Dr. Roux, de Rochefort, sobre una série de muestras tomadas en todas las latitudes del Océano Atlántico desde 45% norte hasta 40% Sur.” “Trazando todos los paralelos sobre una escala de latitud y llevando sobre cada uno de ellos el valor de la densidad de la sal y de la temperatura de las aguas, M. Savy ha obtenido una curva para cada una de estas cantidades.” “La zona emergente de aguas ligeras está todo el año en el hemisferio norte. Ella sigue al sol en su movimiento de declina- ción; en Setiembre y en Marzo, llega á sus posiciones extremas hácia el norte y hácia el sur. El centro de esta zona es frecuen- temente indicado por un descenso de temperatura y más aun por una disminución de sal. En Junio, está en su posición me-| dia. Desde que nos encontramos entre los meridianos de 25* 4” 14. — 106 -- 30” oeste, la posición media de este centro parece estar sobre los paralelos de 4” 6 5% norte. La oscilación anual la conduce 2” al norte y 2? al sur de esta posición media.” “En las inmediaciones de los mismos meridianos, el máximum de sal en el hemisferio norte, se encuentra hácia el paralelo de 30” norte en Setiembre, y hácia el paralelo de 20” norte en Mar- zo, lo que hace próximamente 10? de oscilación anual.” “Los experimentos hechos sobre la evaporación del mar han permitido igualmente á M. Savy trazar una curva de evapora- ción sobre una escala de latitudes.” “Esta curva muestra que partiendo de las zonas lluviosas ecua- toriales para dirigirse hácia el norte, la evaporación aumenta á medida que se aproxima á los vientos alisios, y que la evapora- ción es máxima sobre el paralelo donde estos vientos tienen su origen y donde comienza la zona de los vientos variables. El máximum de evaporación se halla pues, como se vé, á muy corta distancia del máximum de sal, Las observaciones hechas sobre el meridiano de 30” oeste dan 1" 9 de evaporación media en veinte y cuatro horas en el mes de Octubre. Suponiendo que la evaporación de este mes sea media en el año, tendríamos 4”, 344 de evaporación anual entre los paralelos de 8* y 36” norte, en donde han sido hechas las observaciones.” “Estudiando las diversas corrientes que se observan en el Océano Atlántico y comparándolas con las observaciones hechas por M. Savy sobre el agua del mar en diferentes puntos de este Océano, el autor ha podido trazar aproximadamente sobre una carta la línea según la cual debe producirse la emersión ecuato- rial.” “Esta línea, teniendo una extensión de 50 á 100 leguas, parte de la isla de Anno—Bon en el fondo del golfo de Guinea, reco- rre la costa de Africa próximamente por 100 6 500 leguas y re- monta hasta las inmediaciones de las islas de Cabo Verde al este de este archipiélago. Esta es la línea de emersión de la par- te oriental del Atlántico sur que se eleva sobre los altos fondos de la costa de Africa. La línea desciende en seguida y se dirije á las inmediaciones del cabo San Roque; corta el paralelo de 82 norte por 25* de longitud oeste; el de 2” por 35% de longitud oeste, después sigue este paralelo de 2” hasta el meridiano de 45” Oeste; remonta entonces al nor—oeste paralelamente á la costa de las Guayanas donde queda á 100 ó 500 leguas. Después de la isla Barbada esta línea se bifurca en dos ramas: la una pasa al norte de todas las Antillas, y la otra penetra ensanchándose en “el mar de las Antillas y en el golfo de Méjico.” — ON ; “M. Savy muestra en seguida cómo esta línea de emersión explica naturalmente la existencia de las diversas corrientes que surcan el Atlántico, y termina con estas palabras.” “De una parte, la distribución de la densidad que he observado en la superficie del Océano Atlántico necesita, por decirlo ast, la circulación que he descrito; y por otra parte, la hipótesis de esta circulación dá la explicación símple y racional de las grandes co- rrientes que se observan en este Océano.” Sonda.—La profundidad del Océano Pacífico, en la parte que corresponde al litoral peruano, ha sido expuesta al ocuparme de la corriente de Humboldt, y al hacerlo he procurado recopilar cuantos datos se han suministrado hasta aquí. Pero este punto es de tan alta importancia para la hidrografía y la navegación, que vale la pena hacer una descripción, aunque sea ligera, refi- riendo lo que hasta aquí se ha hecho en el Océano Atlántico para determinar la máxima profundidad del mar. ¿De qué pueden servir los sondajes en las grandes profundi- dades? Esta interrogación hacía Franklin, á quien Maury se ha encargado de contestar: ¿Para qué puede servir un niño recién nacido? Cada hecho físico, cada acto de la naturaleza, cada des- cripción de la tierra, y todo trabajo de los diferentes agentes so- bre la superficie del globo, son, como lo hemos visto, hechos in- teresantes é instructivos. Hasta que se hayan agrupado los he- chos físicos no podremos conocer su utilidad práctica; no obs- tante, los espíritus rectos deben considerarlos como preciosos da- tos de que se servirán los sabios para guiar 4 los hombres en las más bellas aplicaciones. Ya la respuesta á la cuestión de utilidad de los sondajes en las grandes profundidades, se ha dado desde la inmersión del cable telegráfico al través del Atlántico. La primera dificultad con que se han encontrado los marinos para el sondaje en grandes profundidades, ha sido el aparato de que debían servirse para ejecutarlo provechosamente, pues no era bastante determinar el número de pies de profundidad, sino que era necesario también apreciar la calidad del fondo y esti- mar la temperatura del agua. Para lo primero se ha hecho uso siempre de la cuerda de cáñamo, del alambre de fierro y del cor- del de seda torcida; para lo segundo, desde el escandallo común de plomo hasta los aparatos de Brooke y de Miller—Casella. Es claro que si lanzamos una plomada al fondo del mar, ella descenderá de una manera rápida y con velocidad casi unifor- me, pero si á esa plomada se le asegura una cuerda, una vez que haya descendido unos cuantos centenares de piés, el agua ofre- cerá una resistencia al movimiento descendente A — 108 -- igual al peso total de la plomada, y conforme vaya descendien- do aumentará esta resistencia progresivamente, hasta que 4 2000 6 3.000 brazas de profundidad el peso desaparecerá enteramen- te por la resistencia del agua á lo largo de la línea. La mayor longitud de alambre que se ha arriado para el son- daje la empleó el Teniente J. C. Walsh en la goleta de los Esta- dos Unidos Zanxey, en Noviembre 15 de 1849, en una profun- didad de más de 5,700 brazas (32,000 piés) sin encontrar fondo, en la latitud 3159” N., longitud 5843" O, Gr. Este alambre se rompió á la extensión que he indicado de 5,700 brazas. Los aparatos de sonda inventados por Massey y Trowbridge permiten estimar la profundidad por la velocidad que tiene la línea en su descenso, pero siempre están sujetos á los errores que produce la hélice de que están provistos para desarrollar su movimiento por la presión de las aguas. Sin duda alguna que las corrientes submarinas, cuya velocidad se está apreciando ya con buen suceso, deben ejercer una gran influencia en la determinación de la profundidad del mar. El Te- niente Walsh crée haberla encontrado de 1 3% millas, y otras de 1 1, 1 y de 1 milla, moviéndose en direcciones contrarias á la corriente de superficie. La fuerza de estas corrientes subma- rinas actuará sobre el seno que forma el cordel en su descenso, cuando hayan pasado por ellas el plomo, y aun sobre este mis- mo hasta llegar al fondo; de manera que será siempre cosa difí- cil estimar con exactitud la profundidad del mar, si no puede apre- ciarse el desvío que sufren tanto el plomo como el cordel duran- te la operación del sondaje. ¿Cómo podría apreciarse entonces por estos medios la profundidad en los lugares en que esas co- rrientes Ó las de superficie tengan una velocidad de 2 1% millas por hora? Por los procedimientos que se han empleado antes y después de la colocación del cable submarino, resulta que la mayor pro- fundidad se encuentra al sur del banco de Terranova en una zo- na comprendida entre los paralelos de 30" y 45”, en la cual la sonda fluctúa entre 1,000 y 5,000 brazas. A la vez que ha podido estimarse la profundidad del Océano en medio de las dificultades que se han opuesto á este penoso trabajo, se ha hecho el análisis del fondo según las muestras que de él se han extraído, particularmente con el aparato de Brooke, muestras que sometidas á la acción del microscopio, han servido á los profesores Bailey y Ehremberg para sus interesantes inves- *tigaciones, con las que se ha pagado un tributo á los conoci- Se DA mientos adquiridos y á la infatigable labor con que los oceanó- grafos se han entregado á la observación del fondo del mar. En la expedición realizada por el buque de guerra inglés Cha- llenger se ha mejorado mucho el sistema de sondaje, pues se ha conseguido determinar la temperatura del agua á cada 100 bra- zas de profundidad hasta el fondo. El aparato de que se han servido se conoce con el nombre de /Z2dra-rod, llamado así por haber sido construído sirviendo de guía el de Brooke de que ya he hablado. Es un tubo cilíndrico de cobre de 1 YY pulgada de diámetro, y 3 1¿.piés de longitud, teniendo en su base una vál- vula de mariposa, y en su parte superior una varilla de fierro co- rrediza de 2 1% piés de longitud. Sobre esta varilla hay una pe- queña tachuela de cobre con un resorte que pasa fuera de la tachuela cuando no hay presión sobre ella. A esta varilla están adheridos pesos que por medio del resorte se desprenden cuan- do ha llegado al fondo. Este aparato tiene un termómetro para apreciar la tempera- tura del fondo, ó en cualquier profundidad intermedia, construí- do como para resistir la presión del agua, debido á Miller y com- probado por Casella, de donde toma el nombre de Miller Ca- sella. Con estas sondas el Challenger obtuvo profundidades de 500 hasta 3,000 brazas en el trayecto de Tenerife 4 San Thomas, y de Tenerife á las islas Vírgenes, en 1873. La temperatura encontrada en el fondo fué de 35%, (1.%6 C.) siendo muy parti- cular que nunca obtuviera una temperatura de 34” Fahr. (0*C.) Además el aparato de sonda tenía una botella automática in- ventada por Buchanan, químico de la expedición, con el fin de recoger el agua del fondo y una red para tomar los peces en la profundidad que convenía. Todos estos aparatos de sonda empleados por el C%allen- ger, han sido también usados en las observaciones hechas á borde del buque Zalisman, del gobierno francés, que salió á la mar en 1883, para un viaje de circunvalación, conduciendo una comisión científica. Hasta aquí las expediciones más importantes bajo el punto de vista marítimo que han sido realizadas, son las que el Challen- ger y Talisman han terminado con tan extraordinario éxito. El primero fué enviado al rededor del mundo con una comisión científica á su bordo, y regresó 4 Portsmouth en el mes de Julio de 1876. Su viaje de exploración ha durado tres años y medio, habiendo recorrido 68,184 millas inglesas. Las operaciones de sondajes han dado resultados inesperados y de mucha importan- * — 110' — cia respecto á las corrientes y al fondo del Océano; habiéndose medido un máximum de profundidad atlántica cerca de la As- cención de 2,400 brazas y de 4,750 brazas, en el Oceano Pací- fico, entre el Japón y las islas de la Sociedad. Según lo que hasta aquí he podido leer con relación al viaje del Talisman, debo suponer que el estudio de las corrientes, el examen del fondo del Océano y la temperatura de las aguas del mar, han sido los objetos principales á que se han dedicado los miembros de la expedición que conducía. En efecto, me- diante sus observaciones se ha enriquecido la fauna submarina, pues han recogido cuanto han podido en la costa de Marruecos, islas de Cabo Verde y á lo largo de las islas Azores, en profun- didades de 2,000, 3,000 y hasta de 4,000 metros, de donde han extraído peces de especial fosforescencia. Hace tres siglos que solo la presencia del sargazo en el At- lántico amedrentó á la tripulación del buque que conducía Co- lón en la grandiosa empresa del descubrimiento de América. Hoy los marinos ni se ocupan de examinarlo, aun cuando la pre- sencia de esta alga limite el horizonte, y mucho menos despues de las descripciones que sobre ellas ha dado Milne Edwards. Tal es, Señor Presidente, en síntesis, el cuadro de los fenó- menos oceánicos, cuyo estudio ha servido de tema al presente discurso. Si en este cuadro hay algún vacío, no debe atribuirse sino á la falta de datos con que he tropezado al ocuparme de una zona marítima que, como la nuestra, no ha sido aún bien estudiada; lo que, por otra parte no es extraño, porque solo des- de ahora pocos años se ha despertado el ardor por las investiga- ciones y estudios de oceanografía local; pues aún las que se re- fieren á los fenómenos pelágicos generales, no han sido impul- sadas sino en estos últimos tiempos. * En esta labor científica de común interés para todas las nacio- nes marítimas, toca á los países bañados por la corriente Hum- boldt emprender el prolijo estudio de ella, para revelar lo que hasta ahora haya de desconocido en el variado conjunto de sus fenómenos, y para completar las nociones y datos consignados en los anales de las expediciones oceánicas respecto á esta in- mensa faja de agua fría que, partiendo de las soledades glaciales del polo antártico, vá 4 perderse en las tibias regiones del océano ecuatorial. Camibo N. CARRILLO. — 111 — Uso del oxigeno en los altos niveles de la cordillera Todos saben lo que es el soroche Ó sea el vértigo angustioso que los viajeros suelen experimentar en las grandes alturas, muy especialmente en las regiones elevadas de los Andes. Este acci- dente reviste formas tanto más alarmantes cuanto más brusco es el cambio de presión atmosférica; de manera que en un viaje rá- pido, como el que se puede hacer en el ferrocarril de la Oroya, que hace cambiar en pocas horas aquellas presiones desde su máximum al nivel del mar, hasta la ténue densidad del ambiente de Chicla, ó la del túnel de Antaranga, 4 4.800 metros de eleva- ción, los efectos que tales contrastes pueden producir en el or- ganismo llegan á su más alto grado, exponiendo hasta á perder la vida á las personas pletóricas Ó que padezcan de afecciones orgánicas al corazón. La rarefacción del aire en las alturas, causa eficiente y única del soroche, produce un doble efecto perturbador en el organis- mo humano: uno y acaso el que primero se deja sentir, es el de congestionar con más ó menos intensidad las vísceras, particular- mente el cerebro y los pulmones, por el predominio de la fuer- za expansiva de los gases del aparato circulatorio sobre la fuer- za de presión atmosférica, brusca Ó gradualmente disminuída. Estas congestiones pueden llegar al grado hemorrágico más gra- ve y hasta producir la muerte por un derrame sanguíneo en el cerebro, ó por la ruptura de un aneurisma, etc., etc. El segundo efecto de esta rarefacción del aire en los altos ni- veles sobre el organismo humano, es la asfixia más ó menos acentuada, 4 consecuencia de una disminución proporcional de la cantidad de oxígeno inspirado, pues dilatado el aire por efecto de la menor presión atmosférica, hace penetrar en los pulmones una cantidad mucho menor de aquel gas vital que al nivel del mar, cuya atmósfera, en virtud de su alta presión, contiene en el mismo volumen más oxígeno. Cuando las personas se acostum- bran á respirar el ambiente oxigenado del litoral y se trasportan en pocas horas por el ferrocarril de la Oroya hasta Chicla ó Ca- sapalca, donde encuentran el aire menos denso, sienten en el momento aquellos efectos que Jourdanet llama el principio de la anoxthemz?a, ó sea la falta de oxígeno suficiente en la sangre: esta deficiencia produce cierto estado asfíxico pasajero, pero que en algunos casos termina en crísis violentas y en la muerte mis- ma, como se ha observado en algunas ascenciones aerostáticas hechas en los últimos tiempos con un fin científico. — 112 — El Sr. Malinowski, ingeniero jefe de la construcción del ferro- carril de la Oroya, que es el más alto del mundo, ha llamado la atención en un importante artículo sobre este último fenómeno, y ha propuesto que se establezcan depósitos de oxígeno purifi- cado y comprimido en las estaciones elevadas de aquella línea, con el fin de dar á inspirar ese gas por medio de aparatos apro- piados, previniendo así los accidentes del soroche que se dejan sentir con mucha frecuencia entre los transeuntes que van á la sierra por ferrocarril. El medio propuesto por el Señor Mali- nowski satisface ámpliamente las exigencias de un sistema cura- tivo y aun preventivo del soroc/%e, cuando éste es el resultado de un principio de asfixia, como sucede en la generalidad de los casos. También ha indicado la conveniencia de construír carros es- peciales, donde el aire se mantendría á una presión constante y convenientemente renovado: presión que sería más ó menos la del promedio de los niveles extremos de la línea de la Oroya. Este medio serviría para prevenir los accidentes del soroche que fueran el resultado de la simple diferencia de presión atmosfé- rica, Ó sea de la acción mecánica del peso atmosférico sobre el organismo humano, Tales indicaciones hechas por una persona de tanta autoridad como el Sr. Malinowski, esperamos que serán atendidas debida- mente por el representante de la “Peruvian Corporation” y que en breve se hará un ensayo técnico y práctico de estos procedi- mientos contra el sozoche. 0% A A Estudios Hipsométricos ALTURA DE ALGUNOS PUNTOS DEL INTERIOR SOBRE EL NIVEL DEL MAR. A mediados del año 1882 tuve ocasión de recorrer el camino que conduce de Yungay, población situada en el callejón de Huaylas, á Arequipa. Como es de suponerse, dados el estado anormal del país en aquella época y mis funciones propias como empleado del Gobierno, no tuve á mi disposición el tiempo ne- cesario ni los instrumentos adecuados para determinaciones pre- cisas; pero, con todo, peseía un barómetro orométrico de bolsi- llo y un hodómetro cuenta pasos que, debidamente rectificados, podían darme observaciones para calcular y determinar aproxi- A madamente las cotas de los puntos principales del trayecto y las distancias naturales que median entre éstos. El barómetro había sido préviamente comparado con otro de mercurio y rectificado en armonía con las indicaciones de este último; además, era aquel instrumento de buena calidad y per- mitía coutar con la regularidad de sus indicaciones, máxime ob- servando como observé en su trasporte los cuidados exigidos por este género de instrumentos. Así podía, pues, eludir los errores constantes que, como se sabe, inutilizan las mejores ob- servaciones, cuando no se tiene conocimiento exacto de ellos. El hodómetro es conocido como un instrumento impropio para medir con precisión las distancias; debe, por lo tanto, juz- garse los resultados deducidos de las indicaciones de este instru- mento como aproximaciones limitadas. Las personas habituadas al uso de los instrumentos matemáti- cos, conocen las exigencias á que está ligada una buena observa- ción; por esto, he creído necesario hacer preceder de la indica- ción de los medios de que he hecho uso los resultados que he obtenido, para que aquellas personas puedan estimar el grado de exactitud en que estos últimos deben ser apreciados cuando lle- gue el caso de aplicarlos al estudio geográfico de nuestro terri- torio. Además, puedo facilitarles esta tarea, en lo relativo á las cotas de altura, estableciendo que el error probable, consecuencia de los errores accidentales y del método empleado, está expresado por + 5” ++ N; representando N la cota sobre el nivel del mar. Las distancias consideradas en el cuadro siguiente parten des- de Yungay como origen y son naturales, es decir, siguen las on- dulaciones del terreno. La circunstancia de no encontrarse el ca- mino recorrido en el plano vertical que determinan dos cotas con- tíguas y la falta de otros datos, impiden reducir aquellas distan- cias al horizonte y por consiguiente trazar el perfil del camino. Temo que la ortografía de algunos nombres de localidades ca- rezca de corrección: el lector tendrá la bondad de excusar esta falta y aun las deficiencias que notare en este trabajo, en mérito á4 las condiciones particulares en que fué realizado. — 114 -- ITINERARIO DE YUNGAY Á SANTA ROSA Y COTAS SOBRE EL NIVEL DEL MAR DE SUS PUNTOS PRINCIPALES. LOCALIDADES. Departamento de Ancachs. EN Mancos Carhuaz Marcará Taricá Utcuyaco (hacienda) Huaráz Recuay Uchacancha (casa) Cotocoto (estancia) Ticllos Llaclla Chiquian (quebrada) Gorgorillo Mangas Cima intermedia Copa Puquian Rapaichaca Cajatambo Cima intermedia Sinsín Cima intermedia Fé (hacienda) Caujul Lancha er.n..... Poono.... eo... ... .o........ ........». hono..... ........». Departamento de Lima. Huaura (quebrada) Colcapampa Ayaranga Paccho Llacsanga Apache San Martín Auquimarca Llancao Otce Huachinga Yunguy Vilca (hacienda) Trapiche id, Macas id, Huarabí alto (chacra) Yaso Obrajillo Culluay ¿Capillayoc La Viuda (cima) rrrnm.... .onm..... ...n..... ......... moon...” m..n..... Distancias Cotas kilometros|metros —J Oia UN LOCALIDADES. Distancias| Cotas rilometros|metros Departamento de Junín. Marcapomacocha —— ...mm.... 747,8 |4500 Corpacancha (hacienda)... ..... | 760-4217 Santo Domingo id, —— .ccmooo.. 788,3 |— Hp a 790,5 |3883 Cochas' a e e EA 824.3 |3914 PBalucancia cas 826 — | 3800 LO conose 836 — |3133 Tarmatanabo 0 oreenctos 841 - |— Tingopacha 867,6 | — VALIA 874,3 | —— Aco0ma? MAN 879,3 | — TA A 887,6 [3467 Ataura. E. AA 893,2 | 3400 Huamali 1 895,3 | 3400 Sano razo 900,9 | 3400 Matabuas 0 905,8 ¡3400 CONC 910,7 | 3400 San Gerónimo sos.ooss. 916,1 | 3400 Huancayo a 937,7 ¡3400 Punta 944,4 |— Sonar 946,6 | — Pucca 1 953,7 |3433 Marcar A 964,7 |3900 Cima intermedia (Mar- cayalle) O 973,6 [4117 Departamento de Hunncavelica, Nahuinpuquio 986,2 [3783 COMO o ELO Casma (hacienda) ——.oo...o.o 1009,6 | — ERA ccoo 1073,2 | 3017 Huando 0: 21 none 1039,7 (3717 Acobambilla (hacienda) ........ 1051 » [3600 Cima intermedia —........ 063,6 |4533 Huancavelica .ocomoo... 1079,6 |3783 Huay aa 1084,2 | — Pachaclli (hacienda) ......... 1123,6 | 3929 Chopa Mela scoñonedo 1140,1 [3750 EME al eoosocc 114,8 Cima intermedia o... 1154,4 | 4033 Potaga (caserío) ' .ommuos..a 1155,8 INTA rn 1175,8 [3540 Cima intermedia cstosooo [120484807 Marcas (caserío) .o.mmoo.. 1215,3 | 3500 EHnuprpano). conos 1226,3 | 2286 Departamento de Ayacucho IAEA oo 1243,8| — IEA aro 1250 - [2785 — 115 — o NN Estudios sobre Señor Director: la corriente Humboldt. LOCALIDADES. kilomotoo)| metros LOCALIDADES. —— Elomeiros metros Departamento de Ayacucho, Departamento del Cuzco. Llamoktachi (hacienda)......... 1272,4 12486 || Mollepata cc. 1720,9 | 2986 ACUC aras 1298,4 [2857 || Huayronen ocmmommoo 1736,9 | 2529 Tambillor o. 0 ra 18221181670 Timatambor 0 inemaconss 1740,9 | 2657 Matará (estancia) — ......... 1364,1 [3150 || Cima intermedia 1757,9 | 3957 Cima intermedia (Pu- CAU A aa 1771,9 [3520 makahuanka) —...c...o.. 1376,7 [4150 || Zuyupuquio (hacienda)......... 1780,5 | 3467 A 1392,7 |3250 || Poroy 1809,1 | 3633 Río Pampas (puente) ... .... 1415,4 |2025 || Cuzco 1820,5 | 3560 San Sebastián 1825,5 | —- Departamento de Apurímac. San Gerónimo ——o.mmmmm.. 1833,2 | —- Chiñicara (hacienda) .......... 1849,5 | 3233 Cima intermedia ——— ...mm.. 1441,9 |2971 || Pacuto MA cd 1871,3 | 3283 CHICHE cera 145074129291 [Urcos E O toa 1875,8 |38317 Zoracocha (cima) —— ........ 1481814817 || Quiquijana + ccmecmo. 1901,4 |3333 MALA Ye Ln O ass MA A Cr O AO 1913,0 |3417 ¡Andahuaylas — mmsencos 1519 - [3017 || Oyobamba (hucienda) ......... 1920,8 | 3520 SAR GerÓmIDOo 1 11 freeczoios 1522,2 | — || Llueyura coco. 1929,4 | 3520 A A os 1546,6 |3283 || Chacacupe —— comcocooo 1933,9 |3600 Cima intermedia ——— ........ 1573,6 [3717 || Combapata 1946,9 [3600 Huancarama AS EE IN A 1953,9 |3600 Auquibamba (hacienda).. ...... TEOLOGIA MOE enanos 1963,9 | —— ADAC II es 624612107 [SaniBedro 00 Pccornnos 1965,4 | —- Cima intermedia 1643,6 |4033 || San Pablo — ..cmmmmm.. 1969,9 | —— OOXADUIST 0 amocanoso GTOFG 2800 SICA ans 1977,2 |3688 Mollemolle (hacienda) .......... 1671,6 |2829 || Maranganí oc... 1993,2 | 3850 , Agua caliente! 0 lmcaconncs 2013,7 | 4150 Departamento del Cuzco. La Raya (cima) o... 2025 6 | 4417 Río Apurímac (puente).......... |1686,3 | 1920 Departamento de Puno, a Banca (estancia) — ......... 1698,6 | 2557 El Retiro (hacienda) ......... 1102812986 [[MSanta ROSY L 1. Y esnocenoss 2064,2 | 4117 M. MeELIrTÓN CARVAJAL, — — Y Lima, Abril 26 de 1892. Señor Director de la Oficina Hidrográfica de Chile. Santiago. Siendo de un interés común para Chile y el Perú el estudio de todo lo que se refiere 4 la corriente Oceánica denominada “Corriente de Humboldt”, que baña las costas de ambos países, la Sociedad Geográfica de Lima invita á la Oficina Hidrográfi- ca que tan dignamente dirije U., á ponerse de acuerdo en un?” — 116 — plan metódico de observaciones y estudios respecto á esa co- rriente. El programa que á juicio de esta Sociedad, debe servir de base para el indicado plan, es el que tengo la honra de incluir en esta comunicación en foja separada, Esperando que esta invitación sea benévolamente acogida por U., y deseando que sea también de su aceptación el programa que por encargo de esta Sociedad someto al ilustrado criterio de U., me es grato suscribirme su muy atento. y SS. (Firmado) — Luis CARRANZA, PROGRAMA PARA LAS OBSERVACIONES Y ESTUDIOS DE LA “CORRIENTE HUMBOLDT. 1.2 Temperatura de la corriente. Observaciones termométri- cas diarias en cierto número de estaciones fijas en el litoral de Chile y en el del Perú. Estas observaciones comprenderían la temperatura de las aguas de la corriente en sus capas superfi- ciales y en su mayor profundidad; asímismo la temperatura del aire por observaciones simultáneas con las de la corriente, para anotar la diferencia entre la temperatura atmosférica y la del mar. 2.2 Dirección de la corriente en el litoral de ambos países. Estudio de la dirección de los vientos con relación á la de la corriente. 3. Sondajes de la corriente en puntos equidistantes, tomando como estaciones extremas de observación, la región más meri- dional de la Tierra del Fuego al Sud, y el Cabo Blanco al Norte. 4.” Estudio de la anchura y profundidad de la corriente, en zonas también equidistantes, entre los dos puntos extremos yá señalados. 5.7 Velocidad de la corriente en cada una de aquellas estacio- nes de observación. 6. Estudios y observaciones respecto á la evaporación de las aguas de la corriente y á su densidad. 7. Observación más minuciosa y atenta de la temperatura del mar en las costas patagónicas y en el archipiélago de Chiloé (1). (1) Estas observaciones pueden ser del más alto interés para la hidrografía océanica de aquella parte del litoral de Chile, porque ellas acaso suministren datos precisos para probar que la contra—corriente cálida del golfo de Guayaquil, hacién- dose submarina en cierta extensión, vuelve 4 convertirse en «corriente de superficie en Chiloé y en las costas de Patagonia, elevando, con sus tibias aguas, la tempera- tura del ambiente de aquellos lugares; siendo esta tal vez la causa de la humedad excepcional de aquella zona marítima, y de la exuberante vejetación del gran archi- piélago patagónico, o (NOTA DE LA COMISIÓN DE HIDROGRAFÍA OOÉANICA.) — 117 — 8. Hacer una colección de especies de animales y vegetales de la corriente. Estudiar la formación geológica del fondo de ésta. OFICINA HIDROGRÁFICA DE CHILE. Lima, Abril 26 de 1892. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima. He tenido el honor de recibir la importante comunicación de Ú. fechada el 26 de Abril pasado, en la cual invita á esta Ofici- na á cooperar á un estudio de la corriente de Humboldt que proyecta emprender la Sociedad Geográfica de Lima. En cuanto dependa de la Oficina que accidentalmente dirijo, puedo asegurar á U. que la Sociedad que U. preside podrá con- tar con todos los datos y trabajos que aquí se posée, como así- mismo los que puedan obtenerse más tarde, siempre que haya llegado el caso de darles inmediata y provechosa utilización. Pero lo hecho hasta ahora es poco comparado con la inmensi- dad de la labor total, y muchas de las investigaciones que son necesarias y que U. indica en el programa que acompaña á su nota, por ejemplo los sondajes á grandes profundidades, requie- ren aparatos é instalaciones muy costosas y un personal especial, que nunca han existido entre nosotros. Varios de los otros te- mas de estudio no son menos dificultosos, como la hondura y velocidad de la corriente. Hace como dos años el buque hidró- grafo norte-americano Blake, ocupado en explorar la corriente del Golfo en el Atlántico del norte, para averiguar si existían di- »ferencias de velocidad junto con las de profundidad, tuvo que estar varios días fondeado en alta mar 43,000 metros de profun- didad, verdadera hazaña en maniobra de este género. El examen de todas estas dificultades hace ver que una tarea tan grande como la de que se trata, será más fácil de realizar sl se llegara á contar para ello con el concurso de varios países. Por esto es de celebrar que la Sociedad Geográfica de Lima tra- te de agregar á los esfuerzos propios todos los que de afuera pueda recibir, y es de esperar que algun día los gobiernos de los dos países se pongan de acuerdo para llevar 4 cabo una empresa científica de tanta importancia como ésta. Aprovecho con placer, señor Presidente, esta ocasión, para suscribirme de U. muy atto, SS. (Firmado) — M. SEÑORET. — 118 — : Necrología. El 28 del presente dejó de existir en esta capital, tras de cor- ta enfermedad, el Señor D. Octavio Pardo, socio fundador de esta Institución. El Señor Pardo, oriundo de Caracas, habiendo emigrado de su país, por causas políticas, se radicó en el Perú, donde prestó útiles servicios al país en su profesión de ingeniero, ya como constructor de caminos, ya como Secretario de la Escuela Es- pecial de Construcciones Civiles y de Minas, de la que fué uno de sus profesores más distinguidos desde su fundación. Asíduo y constante en el cumplimiento de sus deberes, era infatigable para el trabajo; y las horas que sus diarias labores le dejaban para el descanso, las dedicaba el Sr. Pardo 4 ilustrar di- versos puntos científicos por medio de la prensa; y así 4:27 Bole- tín de Minas y otras publicaciones análogas, lo contaron más de una vez en el número de sus colaboradores. La Sociedad Geográfica de Lima, á la que cupo la suerte de contar entre sus miembros al Señor Pardo; se asocia al senti- miento general que tan sensible pérdida ha causado, sentimien- to revelado claramente en las muestras de condolencia tributa- das á sus restos por sus numerosos amigos y discípulos. AA A Miscelánea. 299) La oBRA “EL Perú” POR RamoNb.— Ya se halla definitiva- mente instalada en la calle de Fano N.* 187, la oficina que, bajo la dirección del Dr. D. Francisco Rosas, y bajo la inmediata inspección de esta Sociedad Geográfica, está encargada de los trabajos preliminares para la continuación de la obra “El Perú”, que dejó inconclusa el inteligente geógrafo y naturalista D. An- tonio Raimondi. Parece probable que, á fines del presente año, esta labor esté casi terminada; de modo que en el trascurso del siguiente se podrá principiar á redactar la Obra, que compren- derá: la geografía física y política del país; la estructura geoló- gica de su suelo; su climatología y las riquezas de su fauna y flora, así como la de su parte mineralógica. Socios NuEvos.— En las últimas sesiones celebradas por el . . . . 4 . Consejo Directivo de esta Sociedad, han sido nombrados socios de ella los siguientes señores: pS Sd y NA Corresponsales.—— D. Alejandro Rivera, residente en Iquitos. D. J. Henry Martinet, en Supe.— D. José Balta, en Bolivia.— M. Courtenay De Kalb, en Nueva York. Activos. — D. Ricardo García Rosell.— Dr. D. Manuel A, Muñiz. CONGRESO GroGrRÁrFICO HisPANO-PORTUGUÉS—AMERICANO.—Or- ganizado por la Sociedad Geográfica de Madrid, y en conmemo- ración del cuarto centenario del descubrimiento de América, debe celebrarse en el mes de Octubre próximo, en la metrópoli espa- ñola, un Congreso Geográfico en que ha de discutirse asuntos de la más alta importancia para el porvenir de las naciones ame- ricanas de origen español y portugués. En ese gran certamen, al que han sido invitadas todas las asociaciones que de algún modo influyen en el progreso comercial y político de sus res- pectivos países, se tratará de los medios de proteger la inmigra- ción y emigración, de ensanchar el comercio, de ligas aduaneras, de líneas de navegación, etc., etc, Invitada la Sociedad Geográfica de Lima para tomar parte en las deliberaciones de ese Congreso, ha tenido á bien nombrar como su Delegado al Sr. D. Ricardo Palma, uno de los miem- bros de su Consejo Directivo, quien, á su inteligencia é ilustra- ción, une otras excelentes cualidades para el objeto. El Sr. Palma representará además al Perú en los congresos: de americanistas, geográfico y literario; y al Ateneo de Lima en este último. CONFERENCIAS. Las siguientes se darán próximamente en esta »Sociedad: - El Sr. D. Ricardo García Rosell: — Estudio histó- rico, estadístico y geológico del asiento mineral del Cerro de Pasco. El coronel D. Samuel Palacios: — Estudio de la región ama- zÓnica peruana, bajo el punto de vista de la colonización. Esta conferencia será ilustrada con proyecciones fotográficas. El Dr. D. Ignacio La Puente:—Estudio etnográfico, lingiiís- tico y arqueológico de la región del Titicaca. - El Coronel D, Ernesto de La Combe:— Viaje descriptivo de Ayacucho á Pelechuco (Bolivia). EL Ixsrrruro CARTOGRÁFICO ITALIANO, que siempre nos favo- rece con sus importantes publicaciones y mapas, nos ha enviado últimamente: una carta topográfica de la provincia de Roma y regiones limítrofes; otra de la provincia de Catania, y una carta — 120 — general de Sicilia; notables por lo esmerado de su dibujo, gra- bado é impresión. IsLas SPIrzBERGEN.— Este archipiélago fué descubierto por Willougthy, navegante inglés, en 1553, el cual le dió el nombre de Groenlandia oriental; y en 1595 fué visitado por los nave- gantes holandeses Barentz y Cornelius, quienes lo bautizaron con el nombre actual, por tener los cerros de su isla principal muchos puntos culminantes en forma de agujas. Desde entónces se han hecho otras exploraciones en este sin- gular archipiélago ártico, que bajo los 80 de latitud ha servido y sirve aún de abrigo á los buques balleneros que se aventuran por esos fríos y solitarios mares en pos de aquella lucrativa pesca. En 1889 el Baron Oscar Dickson organizó á sus expensas una expedición científica á estas regiones, bajo la dirección del distinguido geólogo Gustavo Nordenskiold, hijo del célebre na- vegante del mismo nombre, que en el vapor Vega hizo la trave- sía por el Mar Polar, costeando la Europa y el Asia, y cuyo tér- mino fué su arribo al Japón. En Junio, la nave Zoften que conducía la expedición, llegó á Spitzbergen, donde, sin pérdida de tiempo, los expedicionarios se pusieron á examinar los ventisqueros centrales y las bahías de Hornsund y Recherche; habiendo sido del más alto interés la exploración de la península de Belsound, cerca de Icefjord. Allí se levantan estupendos ventisqueros, depósitos de nieves eter- nas, restos de la época glaciaria (1), que avanzan hasta el mar, cubriendo espacios más ó menos considerables de la isla, la qúe en aquellas regiones ofrece un testimonio visible de lo que fué gran parte de Ta Europa y del Asia en las edades en que fueron envueltas, tal vez por millares de siglos, con espesos mantos de nieve. Los exploradores encontraron entre otros objetos curiosos de aquellas edades conservados en los ventisqueros de la península de Belsound, restos de una vegetación tropical, como testimonio de los cambios que el planeta ha sufrido en la distribución de su temperatura y los grandes trastornos de los climas continen- tales é insulares. Mobesro BASADRE. (1) Esta época geológica que la escuela de Agazzis designa con el nombre de époque glacier, la traducimos gylaciaría, por juzgar que esta palabra es más propia que la de glacial y otras que hasta hoy se han empleado por traductores españoles. A > A a: IA dado in od Y PPOL BOLETIN Dociedad boográfica do Lima, | TOMO'IL, LIMA, VIERNES 30 DE SETIEMBRE DE 1892.—NUMS, 4, 5 Y 6, — ESA — Viaje a Andamarca y Pangoa. Publicamos 4 continuación unos apuntes que sobre Anda- marca y la región del Pangoa se nos ha remitido. No conoce- mos personalmente al autor, pero siendo éste un turista francés que revela dotes de buen observador, no hemos tenido incon- veniente alguno en dar á este trabajo de topografía descriptiva, un lugar en las columnas de este Boletín. Aun cuando habríamos deseado encontrar estudios más serios en estos apuntes, las apreciaciones que contienen de una región de las menos conocidas del Perú, como la del Pangoa, son sin duda, por esta misma razón, de un singular interés, suponiendo, como lo creemos, que en general son exactas y verdaderas las descripciones que se hacen sobre la orografía, costumbres y usos, de esa sección de nuestro territorio. Por lo demás, dejando á la responsabilidad de su autor la ve- racidad de todo el contenido de este artículo, lo trascribimos en seguida: Mayo-Setiembre de 1891. 1. Desde mucho tiempo atrás tenía la idea de hacer un viaje por esas regiones casi desconocidas por la generalidad. Aproveché, pues, de un pretesto comercial para ponerme en — 122 — camino con algunas cargas de mercaderías y un guía del mismo pueblo de Andamarca. El 12 de Mayo de 1891, salí de Jauja, capital de la provincia de ese nombre, ciudad confinada en la cabecera de aquel valle tan célebre. Es una población bastante triste y pobre y de un clima benig- nísimo y bien afamado para las enfermedades del pecho. Hasta la fecha, Jauja está muy abandonado por el Gobierno, y necesita, sin embargo, su ayuda para hacer regar esa pampa inmensa de Muquiyauyo, que es su única riqueza. Seguí el camino real de Jauja á Huancayo hasta el lugar lla- mado Pucucho (2 leguas), y siguiendo al pie de los cerros de la izquierda llegué pronto á Izcos, bonito pueblecito escondido en medio de arboledas, de las cuales saca su principal recurso, la leña, que traen los vecinos, una Ó dos veces por semana á Jauja. Aquí principia una subida algo larga y de un piso malo, que conduce á las alturas de San Antonio. Desde esos cerros se goza de una vista magnífica. El inmenso panorama del valle de Jauja se extiende hasta perderse de vista. Se vén los pueblos de Cincos, Muqui, Muquiyauyo, etc., luego, al pié de la subida: Apata, Izcos. A lo léjos la gran cordillera desarrolla sus anillos inmensos con los puntos nevados de Cara- huacra en Yauli. El camino principia entónces á tomar las alturas y llega 4 la puna brava. Mi primer campamento fué el punto llamado Pu- cacocha cerca de una laguna encajonada entre cerros muy poco elevados. Mi guía tuvo la suerte de encontrar un poco de paja con que hizo hervir agua para el té; en cuanto á mi lecho, hice el hallaz- go de una casucha abandonada á la cual faltaba el techo y mé apresuré á traer ponchos y pellón, y miéntras cocinaban los arrieros, me ocupaba en arreglar mi cama de viajero. El frío in- tenso que á esas alturas se deja sentir me despertó temprano. Llamé á mis compañeros y empezamos de nuevo 'la marcha en . medio de una neblina tan espesa que mi guía se equivocó de ca- mino, y no fué, sino cuando se levantó el sol (como dos horas después), cuando pudo encontrarlo de nuevo. Desde Pucacocha el camino baja suavemente, pero es mu- chas veces obstruido por peñascos sembrados aquí y allá, en me- dio del camino y de la puna helada que atravesamos. Llegando á una pampita, donde tomé mi desayuno, el cami- no cambia bruscamente de aspecto, se vuelve pedregoso y no e — 123 — / hace mas que subir y bajar de una manera atroz. El caballo de- be trepar sobre los escalones como una cabra, no pudiendo ir si- no paso á paso y muchas veces pararse para tomar aliento. En fin, tenía un consuelo, la esperanza de llegar 4 Comas pa- ra comer. Es necesario estar dotado de una paciencia inmensa para viajar en esos parajes. He tenido ese día un ejemplo de lo extraño del país. Después de haber llegado á alturas donde no crece más que una hierba dura y rara, descendimos á un valle profundísimo. El pasto de las alturas desaparecía poco á poco para dar lu- gar á unas plantas más robustas, después á arbustos y finalmente á bosques que cubrían el terreno en vertiente más suave que aque- lla que nos condujo á Pomamanta. Todo ese trayecto se hace en menos de dos horas. En ese miserable pueblecito, compuesto de tres ó cuatro casas techadas de paja, almorcé un mal chupe de papas, apenas cocidas, y algunos huevos que conseguí con mu- cho trabajo, aunque no faltan gallinas. En cuanto á pan, no hay que pensar, porque saliendo del valle de Jauja no se encuentra en ninguna parte por esas re- giones, apenas salidas de la barbarie. Allí la temperatura es muy agradable; un aire fresco viene de las alturas á templar el ardor del sol. Pomamanta está encajonado entre dos hileras de cerros inmensos que levantan sus cumbres casi inaccesibles á cada lado de esa honda garganta. De aquí á Comas, capital del distrito, dista una legua larga, una de esas leguas serranas que no acaban nunca, porque han sido calculadas por los indios, y Dios sabe si las hacen largas. Saliendo de Pomamanta el camino toma la falda del cerro de , la derecha y serpentea á la orilla de un precipicio en el cual co- rre con impetuosidad un torrente, cuyas aguas se reunen más abajo con varios riachuelos, para formar otro que toma el nom- bre de Comas. - Llegué á esa última población á las tres de la tarde y me apresuré á dirigirme á la casa del cura, la única segura de toda la aldea, y en donde podía esperar una buena acogida. No me había equivocado: fuí muy bien recibido. Esperando la hora de comer hice un paseo para conocer ese famoso pueblo que tan mala fama tiene en el interior, fama merecida sin embargo. IT. Comas está situado sobre un cerrito en forma de una pirámide truncada en medio de cumbres más elevadas, Al norte y al — 124 — sur se abren dos quebradas: la primera más pronunciada que la segunda, y en donde tienen los habitantes algunos maizales que ya estaban cosechados. La población está muy mal construida, todas las casas son de techo de paja, inclusive el convento que no se diferencia de las demás moradas sino por su extensión. La iglesia es el único edificio techado con tejas. La plaza es el paseo favorito de unos cuantos chanchos y algunos muchachos que juegan juntos y que se eclipsaron á mi llegada. Los chanchos me recibieron con gru- ñidos que me probaron no estar muy contentos de mi llegada intempestiva. Cada casa parece un reducto, estando aisladas completamente y sobre un montículo al cual se llega por un sendero saliendo del camino real. La mayor parte de los habitantes están en sus chacras, así es que nose vé á nadie. Las pocas mujeres que se en- cuentran piden pan haciendo ver que es un artículo de primera necesidad, muy raro y buscado. En cuanto á industria, el comasino no tiene ninguna; sus apti- tudes agrícolas consisten en cultivar un pequeño pedazo de te- rreno que le dá papas y maíz, únicos alimentos conocidos. En general es ocioso, falso y ladrón; desconfía mucho de todas las personas extrañas á su pueblo, sobre todo, de los extran- jeros. Está sumido en una ignorancia crasa. La autoridad no tiene ninguna influencia sobre su carácter independiente y agreste. Ha sucedido varias veces que en las fiestas sean apaleados los gobernadores por el pueblo. Comas ha dado muchos montoneros, cuyo jefe general, el cura Perez, dejó recuerdos sangrientos en las desdichadas provincias de Jauja y Huancayo ( y en particular en el pueblo de Concepción. Desde ese tiempo, los comasinos tomaron costumbres de be- duinos y de pillaje que los han hecho temibles, hasta que las recla- maciones, siendo más y más frecuentes, han obligado 4 la Subpre- fectura de Jauja á mandar, para ponerlos en orden, el batallón “Callao” de guarnición en esa ciudad; los indios que habían sido prevenidos prepararon en las alturas su sistema de defensa: las galgas. El batallón tuvo que retroceder sin haber hecho nada. Sin embargo, poco á poco se calmó la efervescencia y ahora es tran- sitable el camino, no sin algún riesgo. Contribuyó mucho á engreir á esa gente una matanza de chi- lenos que hicieron en esos parajes escabrosos, — 12% — Cuando los vencedores llegaron 4 Jauja tuvieron luego nece- sidad de carne; habian oído hablar, sin duda, de la hacienda de Runatullo, y se apresuraron á mandar un destacamento de trein- ta hombres con orden de traer el ganado disponible. Pasaron muy bien, pero al regreso fueron sorprendidos por una lluvia de piedras en una de esas quebradas que abundan en aquella región. Solo tres pudieron salvar para contar su tremenda aventura. Una vez destruído el enemigo, los comasinos se repartieron el ganado, aunque hubieran debido devolverlo á sus dueños. 14 de Mayo 1891.—Hoy el mismo paisaje, las mismas fati ga; en fin, uno acaba por acostumbrarse á esta vida de infierno. Hellegado á las cinco á un valle estrecho y hondo, llamado Chaicón, traducción de mi guía (donde aprieta el frío); y cierto, no es errónea, porque hace un frío capaz de helar á una foca; no sé donde tengo los piés ni las manos y apenas si puedo escribir estas líneas. Aquí empiezo á echar de menos los platos, objetos de lujo, únicamente reservados á las ciudades y á las aldeas importantes; como el sempiterno chupe, la sola cosa que se encuentra y que se suele mandar hacer por los indios, se sirve en mitades de calabazas, con cucharas de madera, no es muy apetitoso; pe- ro como no hay otra cosa, fuerza es conformarse. Maldigo una vez más mi descuido de no haber tomado mis precauciones para evitar estos contratiempos, y me consuelo to- mando una tasa de café del cual había llevado una buena pro- visión. Mi huésped, un joven indio, de unos veinte años, encantado por la presencia de algunos barriles de aguardiente que traigo, se muestra muy obsequioso y servicial, acabando por pedirme dos botellas de ese veneno, con que se embriaga en compañía de mi guía. Parece que los arrieros se resienten también del frío, se en- vuelven en sus ponchos, sordos á las observaciones que hago de vigilar las bestias, porque la casa de mi huésped y de sus her- manos (tenía dos) no me inspiran mucha confianza. En fin, des- pués de amenazarlos se levantan, reunen las bestias, renegando contra el patrón y contra el frío. Extendí mi cama bajo el co- medor de la casucha; apénas si pude cerrar los ojos: tan riguro- so era el frío en toda la noche. El camino de Comas á Chuicón, no es muy malo, pero fasti- dioso, Saliendo del primero se toma una bajada abrupta que debe de ser intransitable en tiempo de lluvias, siendo el te- E — 126 — rréno muy arcilloso; se atraviesa un puente sobre un ria- chuelo al pié de la cuesta. Pasando el puente se principia de nuevó á subir al otro lado. En ciertas partes ese camino es muy pedregoso y los caballos tienen que pararse muchas veces antes de llegar á la cumbre. La:cuesta de Huaribamba tiene tres le- guas de largo. Una vez enla cumbre se descubre á los piés el pueblo de Canchapalca encerrado en medio de una quebrada cortada por un torrente bastante caudaloso que vá á reunirse con el río de Comas un poco más abajo. La bajada de Canchapalca tiene cerca de legua y media. Seguimos á media falda del cerro para atravesar más arriba el río y subir otra vez. Esa parte del camino es la peor, cortada como está por algunos atollade- ros y peñascos. Llegamos al cabo de algunas horas á una semi- pampa cerrada por todas partes; no se veía rastro de camino; principió la neblina á caer: por fin, el guía me indicó un cerro pedregoso medio perdido entre las nubes: se debía trepar eso. Aseguro que no pensaba nunca llegar á la cumbre, tan malo es el piso. Después de una série de ejercicios de equilibrio, ejecu- tados por nuestras cabalgaduras, llegamos á descubrir á lo léjos una quebrada honda que se llama Chuicón. Desde ese punto á Andamarca hay seis leguas serranas, de un largo muy respetable. Saliendo de esa quebrada fría se encuentra la hacienda de Runatullo, célebre por los sucesos de la guerra y aun más por su mantequilla, Al frente, en los cerros, se percibe el camino que conduce á Pampa Hermosa, ramal perdido entre los cerros del oriente, de la cual hace parte también el Pangoa. Existe en esos parajes una leyenda popular, contando que las ruinas de Catalina Huanca están cerca de ahí. El guía 1me in- dica un cerro en forma de pan de azúcar y asegura que allí exis- te una boca-mina tapada que no se ha podido descubrir hasta ahora, sin embargo de que algunas personas han hecho muchas investigaciones, todas infructuosas. Algunos pastores conocen las boca-minas, pero no quieren enseñarlas, pretendiendo que se mo- rirían si las divulgaran. Esos rumores tienen algún fundamen- to: un amigo mío, el señor Seidano, socio-administrador de Ru- natullo, me enseñó un pedazo de rosicler de una riqueza extraor- dinaria que le había sido traído por uno de los indios de la ha- cienda. Todos esos parajes no carecen de leyendas maravillosas. Se pretende que las cincuenta mil cargas de llamas que traían los indios para el rescate de su emprrador, fueron enterradas en « esas cercanías. Esa fábula ha tenido crédulos y varias personas ” > notables de Jauja han hecho escavaciones .en los cerros, muy inútilmente. Desde Runatullo el camino sigue por una falda muy suave y perfectamente trotable; á la izquierda se distinguen varias casas, una vaquería, etc.; 4 dos leguas más lejos, un caserío con tres Ó cuatro casas, llamado Chaiua, donde hago:el almuerzo ¡tradicio- .nal.conocido, seguido de una tasa de té y de una copa de pzsco, auxiliar muy necesario para esa clase de viajes. Estamos cerca de Andamarca, me asegura mi guía, estoy con- tento; ese viaje en un país de chemen de fer vusse, estaría lejos de ser agradable. De Chaiua principia otra vez la bajada: veo de nuevo algunos árboles. El camino nos conduce al caserío Tam- bo de Vizcarrangra, donde somos recibidos por una nube de pe- rros que parecen lobos. Esos animales desagradables son muy abundantes en toda la sierra; cada casa tiene, á lo menos, tres Ó cuatro, que no hacen otra cosa que molestar á los tran- seuntes. Los vecinos aparecen un momento al umbral de la úni- ca puerta de la casa y se retiran pronto; no sé si mi carabina los espanta Ó si me toman por algún montonero extraviado por esos «mundos. No debo olvidar en el número de cosas curiosas, algu- nos chanchos que asoman sus cabezas puntiagudas por entre las piernas de-sus dueños, pareciendo preguntar, con sus gruñidos, cuál es la causa del movimiento insólito que se nota á mi llega- da á la población. Pasamos á prisa. De nuevo me encuentro con una subida, digna de figurar en el rango de los pocos caminos de la Repú- blica. En todas partes escalones por donde es casi imposible, pasar montado, sin correr el riesgo de redar al precipicio de una pro- fundidad espantosa, El camino tiene apenas una vara de ancho, en dos partes está remendado con palizadas; esos pasajes no de- jan de ser muy peligrosos. | Llegamos por fin á la última cumbre Churai. De aquí se dis- tingue una gran parte de la quebrada de Andamarca, célebre por su maíz y su ganado. Todas las chacras están vacias: habien- -do acabado la cosecha, ya no queda mas que el rastrojo muy: no- table. por su altura, que alcanza muchas veces á tres varas y. me- dia y algunas á cuatro. Hago también una observación que puede ser de alguna uti- “lidad. El camino de ida 4 Tambo sube para bajar después.á -Churai. Esos dos inconvenientes pueden repararse en cierta pro- porción, haciendo seguir el camino á la orilla del riachuelo que — 128 — pasa por el caserío de Tambo y vá á juntarse con el río de An- damarca un poco más abajo. Este último corre en una quebrada casi plana. El camino sería, pues, mucho menos fastidioso, aun- que un poco más largo. De Churai tenemos, para llegar al río, una bajada de legua y media. Ese trozo se debe hacer á pié, si uno noquiere apearse por las orejas de su cabalgadura. Pasamos dos puentes, no muy fir- mes, para llegar á ver Matapa, caserío perteneciente 4 Anda- marca y donde mi guía tenía su casa. Me convidó, pues, A pasar la noche con su familia, proposición que acepté gustoso, pen- sando poder descansar un poco de mis fatigas. Llegada la hora del descanso me hicieron una cama en un ca- tre donde cabía hasta las rodillas, y para colmo de desdicha fuí asaltado toda la noche por unenjambre de pulgas que me pusie- ron el cuerpo color de ají. Me levanté con el cuerpo más adolo- rido que la víspera, con un ojo hinchado por la mordedura de un mosquito y renegando contra mi huésped, contra mi viaje y contra mí mismo. Antes de montar para ir 4 Andamarca visité á Matapa. Es un caserío muy importante, teniendo á lo menos treinta ó cuarenta casas, con una población de trescientas 4 cuatrocientas almas. En todas partes no se vén más que maizales, la única pro- ducción del lugar; aquí y allí, algunas cabezas de ganado vacuno, todo bien gordo. Losindios son bien plantados, robustos y al- tos, pero tienen el defecto muy grande y general entre la raza indígena, de ser muy ociosos y de ningún modo llevados al pro- greso. La montonera ha sacado de aquí algunos adictos y las costum- bres del pueblo se resienten aún de esa mala escuela. Una hora después estaba en Andamarca, y me proporcionaba una casa en la cual ponía mis mercaderías. TE Andamarca está situado sobre una especie de plataforma, al SE.; tiene cerca de quinientos habitantes, que viven en el mismo pue- blo y en el barrio de Huara: ruinas de algunas casitas edificadas en el cerro que domina la población. Ha debido ver días más felices que los presentes, á juzgar por las ruinas de algunas ca- sas, los vestigios de muebles que se encuentran en ellas y las ha- bladurías de sus moradores. En la fecha Andamarca contará — 129 — apenas con tres Ó cuatro casas buenas, es decir que sean habita- bles; la gente es tan descuidada que todo se cae sin que le pon- gan ningún remedio, y luego el pueblo no existirá más que de nombre si no le viene un recurso poderoso para empujarlo de nuevo en la vía del progreso. Cierto que los vecinos nunca se- rán capaces de tal vigor: pruebas evidentes lo demuestran. La llegada de algunas familias trabajadoras sería el único medio pa- ra hacer volver á Andamarca á su antiguo bienestar. Encuanto á los indios se contentan con vivir en chozas sucias y repugnantes, donde todos, gallinas, perros, chanchos, cuyes y dueños, duermen juntos, pareciendo cada casita una verdadera Arca de Noé, que no peca, por supuesto, por la limpieza. Esas moradas llevan también impreso el descuido de sus dueños: á una falta un par de murallas, á otra están esperando que se caiga la mitad del te- cho para abrigarse bajo la otra mitad. La principal causa del decaimiento de la población, triste es decirlo, no es otra que la inercia de las autoridades tanto muni- cipales como políticas. Es cierto que estando ese centro muy retirado de Jauja, la autoridad Subprefectural se deja sentir muy poco; pero si esa autoridad se molestara en mandar aquí, por algún tiempo, una pequeña fuerza, haría variar mucho el aspecto de las cosas. Además, el Gobernador vive en Comas (no siendo Andamar- ca mas que Tenencia-Gobernación) y existe entre esos dos pue- blos un ódio que nada podrá extinguir, ódio que data desde la guerra, en cuyo tiempo los comasinos, robaron é incendiaron el pueblo rival, asesinando á varios miembros de las familias principales. Cosa extraña y digna de notarse: el comasino es, en general, mucho más pequeño que el andamarquino, pero tiene para sí el ser de más coraje y más emprendedor que el segundo. Doy en seguida algunos hechos que he presenciado y que pueden dar la medida del miedo que el andamarquino tiene para con su rival, El cura de Comas, que lo es también de Andamarca, trajo consigo cinco ó seis hombres armados, á manera de escolta y empleaba á' sus custodios en hacer rondas de noche para sor- prender á los amancebados. Los culpables, según el cura, se dejaban tomar y conducir, sin ninguna resistencia, á la cárcel, de donde salían á la mañana siguiente para ir á casarse á la ¡gle- sia, siempre con la misma tranquilidad, guardados por la vigilan- cia de la terrible escolta. He visto así quince y veinte matrimo- 2 — 180 — nios diarios y el cura me aseguró que si no empleaba ese medio nadie se casaría. Debo decir también que esos casados .volunta- rios mo salían de la iglesia sin haber pagado sus respectivos derechos. Era cosa triste y divertida á la vez, el ver al sacristán armado de su llave abrir la puerta del templo á cada pareja, la cual pasaba al convento á arreglar su cuentecita; ni más ni menos queen el camal cuando se cuentan las cabezas necesarias á la matanza del día, verdadera matanza también porque muchos de esos in- felices no tenían con qué pagar. | Una noche llegó el Gobernador de Comas á la cabeza de va- rios comisionados. Venía con la intención de tomar 4 algu- nos honraditos del pueblo. Los pájaros fueron cazados al des- pertar el alba y los vecinos, tan valientes entre ellos, no hicieron el menor movimiento subversivo en favor de los et La causa del delito era también peltaguda. Un padre había dado muerte á su hijo y el asesino fué 4 á su vez ultimado, según dicen, por su sobrino. Bonita familia! En cuanto al respeto á la autoridad, el andamarquino no tie- ne ninguno; cierto que también las dos autoridades se faltan mú- tuamente. He visto, en un día de fiesta, al teniente-gobernador tomar á un hombre con sus comisionados y querer llevarlo á4.la cárcel. Alcanzaron llegar hasta la puerta; pero allí:principió: una lucha entre el preso y sus apresadores. El teniente rodó al suelo de una puñada muy bien dirigida y los comisionados fueron apar- tados á puntapiés. Regresaban á la carga, y hubieran salido ven- cedores si en ese momento no llegaran los comisionados de los agentes municipales. Se trabó entonces otra lucha que acabó con la fuerza del te- niente y de sus compañeros, y la libertad del apresado, el cual, sin embargo, era culpable de insultos al teniente. Podría citar tres Ó cuatro de esos hechos que, desdichadamen- te, se renuevan muchas veces. Otro defecto de los andamarquinos es un gusto muy pronun- ciado para la pelea. Cada uno de ellos vá siempre armado: de un garrote que mide casi siempre vara y media de largo termi- nado por una tuerca de hierro: es un instrumento. muy terrible en las manos de esa gente que sabe servirse de élá la: perfec- ción. En las fiestas sobre todo, hacen lujo desu arte, muy. dañino para las cabezas de más de uno. Es suficiente que sobrevenga un disgusto entre dos de barrios diferentes, para que se levanten “en un momento doscientos palos. Muchos ruedan al suelo y las — 181 — mujeres en lugar de apaciguar la lucha, la enfurecen más con piedras tiradas 4 uno y otro bando. Qué hace en ese momento la autoridad política? Sería en va- no buscarla, y tiene razon, porque sería sobre ella contra la que se volvería el furor de los pobladores. Después vienen las quejas á los jueces de paz; en un asunto tan arduo, el tal juez se contenta con. arreglar, haciendo dar al herido una suma que varía de cuatro reales á un sol, y así todo queda concluído. El infeliz estropeado puede morirse dos días después, que ya nadie tiene derecho de reclamar. Quisiera pasar bajo silencio una costumbre más bárbara aún, pero de moda en toda la sierra; quiero hablar de los entierros, He visto bailar tres y cuatro días delante de un cadáver, ya en putrefacción, indios que parecían escapados del infierno, con sus ojos saliendo de sus órbitas por el fuego de la borrachera y con sus harapos sucios. Es horrible, es contra toda naturaleza, pero se hace en.todas las ciudades y pueblos del interior. Se vé muy bien que el adagio francés “Juste comme un enterrement” no ha sido hecho para los serranos. Para el trabajo el andamarquino tiene todo el carácter distin- tivo de su raza. Más ocioso que él no se podría encontrar; cul- tiva casi -por la fuerza su chacrita de maíz y en la puna algu- nas papas; eso basta para su alimentación. Algunos tienen su ganado, venden de tiempo en tiempo una cabeza para comprar- se la ropa. Otros tienen sus cocalitos en Pangoa, y con su pro- ducto hacen sus compras de mayor utilidad. Inútil es decir que están sumidos en la ignorancia más crasa; una persona que sabe firmar su nombre es una rareza. Tienen también, en alto grado, la afición de pleitear por la menor cosa. Para terminar citaré un hecho que he presenciado. Andamarca posee una bonita iglesia debida á la generosidad de la generación pasada. Legándoles ese edificio, los muertos pensaron, sin duda, que estaría cuidada como por ellos mismos: triste esperanza, porque el primer cuidado de los herederos fué dejar caer el techo y descuidar tanto el interior.que algunas plantas crecieron en los nichos de los santos. Por fin, al cabo de.dos años, tomaron la firme resolución de techarla de muevo. Hubo reuniones de principales y se decidió hacer faena de toda la comunidad. Para hacer respetar mejor esa medida se sacó el cepo de campaña á la plaza. ¿Dicho cepo fué debidamente consolidado y cada sujeto que faltaba al trabajo era reveteado por las piernas sin fórmula de — 132 —- proceso, expuesto todo el día al sol y á las malévolas intencio- nes de sus compañeros, quienes no contentos con injuriarlo, se distraían de tiempo en tiempo en vaciar al rededor del infeliz barriles llenos de agua, levantándolo y dejándolo caer varias ve- ces en la laguna en miniatura que debía á la complacencia de sus compañeros. Andamarca con todos sus caseríos puede contar con tres mil almas, y sin embargo la cabeza del distrito está en Comas, dis- tante doce leguas, miéntras que á una legua no más hay otro pueblo de alguna importancia también, llamado Acobamba, per- teneciente á Ta provincia de Huancayo. Esos dos pueblos uni- dos formarían un bonito distrito, sobre todo que uno y otro tie- nen los mismos intereses, pues la mayor parte de las familias es- tán unidas por muchos grados de parentezco y relaciones de in- terés. Esos dos pueblos pueden contar, sin exageración, con sus cuatro Ó cinco mil almas. ¡Qué facilidades y qué economías se harían con su unión! Podrían dar un contingente enorme de peones para la apertura de ese soñado camino al Pangoa! Dejo la cuestión á personas más competentes que yo en el asunto y creo que su opinión será la misma que la mía. Debo decir también que, en el tiempo de mi permanencia allí, he consultado á casi todos los principales, á una gran mayoría del pueblo y todos están entusiastas para hacer ese trabajo. ¿Se de- jará caer ese fervor? IV, Saliendo de Andamarca, el camino de Pangoa se vá derecho al Norte, siguiendo el de Jauja, hasta Tumbar (una legua y me- dia), punto que se encuentra bajando Churai. Sigue un momen- to por el río Andamarca, para lanzarse después á la media falda del cerro. El piso es bueno en toda esa cuesta y se puede andar montado hasta las alturas de San Miguel. Para hacerlo bueno, no se necesita más que ensancharlo un poco y suavizar las curvas que son, algunas, algo duras. San Miguel es un pequeño caserío de Andamarca; se compone de tres Ó cuatro casas diseminadas á alguna distancia. En tiempo corriente no se encuentra más ahí que un pobre indio que vende quesos y leche á los transeun- tes, en cambio de coca ó de aguardiente. Ese caserío ha sido en un tiempo punto de posada de los padres de Ocopa. De San Miguel principia la gran bajada al Pangoa, que no cesa sino en Llaclla, — 133 — Después de algún tiempo de marcha (una legua) se percibe el lugar llamado San José. En este último es de rigor dejar toda bestia, porque ya se hace imposible la bajada, montado. Perci- bimos de nuevo los arbustos precursores de una temperatura * mejor: á lo lejos una masa sombría, es el monte real. Desde San José el camino es pedregoso; los escalones suce- den á los escalones; no se anda, se brinca como una cabra de una piedra á otra. Esos escalones están algunas veces separados por la altura de una vara. Luego, cuanto más se baja el ca- mino, varía de aspecto: los escalones se cambian en atolladeros inmensos. Aquí se emprende los ejercicios gimnásticos, para brincar de ' , un palo á otro, bajo pena de caer en el fango hasta las rodillas y algunas veces hasta la cintura. Arboles caídos obstruyen tam- bién la vía: unos no caídos del todo quedan suspensos en el aire formando puentes naturales óarcos de triunfo, como uno quiera; ' opté por el segundo, porque hay que pasar por debajo encorvan- do un poco la espina dorsal. Una tercera comparación sería la mejor. Eso me recuerda los yugos de los antiguos romanos. Las” mulas que sacan coca de Pangoa tienen que transitar abajo mu replegadas sobre ellas mismas; las mejores sacan de 80 á 90 li- bras de peso. Siendo muy estrecho el camino, la carga no debe ser más ancha que el cuerpo de la mula. Desde el tambo Playa, después de haber pasado un río, mojados hasta la cintura, en- contramos cierta semejanza al monte real, no muy robusto toda- vía, aunque el calor aumenta y los mosquitos principian á fasti- diar. De San José á Llaclla hay 11 leguas buenas. En el tra- yecto se atraviesa cuatro ríos de un caudal regular, en tiempo , Je lluvia; son: San José, Santiago, Playa y Mariposa. Estacio- nes conocidas por los indios bajo varios nombres: Cueva Achi- ra, Cueva Grande, Playa, Santo Domingo, Choquitambo, Llac-. lla, etc., se encuentran á casi cada legua; en Llaclla se acaba la ' bajada. Aquí tenemos otro río, pero más caudaloso que los de- más y que hay que pasar sobre un árbol echado de un lado á otro. La travesía se hace, á menos de ser equilibrista, sobre la ' parte más pronunciada que nos dió la naturaleza. Algunas veces. sucede que el palo se vá con el río; entonces es necesario espe- rar que vengan personas del otro lado para poder colocar otro puente del mismo género. Tiene la gran ventaja de ser muy ba-- rato, y la facilidad de poder reemplazarlo cuando se quiera, no faltando el material á ambos lados. Pasados á la otra ribera caí- mos al verdadero monte real; es un espectáculo grandioso: el. — 131 — ver esos árboles enormes respetados por la mano del hombre, pigmeo al lado de ellos, y que parecen con sus ramas frondosas. querér impedir al sol pasar hasta la tierra. Bajo esa bóveda de- lictosa de frescura y de aromas renovados sin cesar, el camino sigue varias veces obstruido por árboles caídos. Pasamos á Cha=- vine, en donde mi guía me dice haber existido un convento de los padres de Ocopa, antes de la: Independencia; se encuentra un poco retirado del camino. Según aseguran varias personas que lo han visitado, existen aún las paredes de la iglesia y de: las casas. Una triste fama se ha extendido sobre esa «parte de Pangoa, así como sobre Pampa-Hermosa que sigue. Este lugar, según dicen los indios, es la parte más infestada por esa horri- ble enfermedad que se llama la //aga. Creo que es. una opinión errónea, porque varias personas serias me han asegurado que: existía en todo el Pangoa. Tengo el ejemplo de un extranjero que la tuvo á distancia de una legua más adentro. - Otro puente tenemos que pasar, que es porel mismo estilo que el de Llacila. El terreno sigue desde ese punto por un: lige- ro declive en la dirección del SE, Se llega porfin á Pangoa, pe- queño caserío perdido entre ese mar inmenso del monte real. Las: casitas y los corrales están en general cercados con una hilera de plátanos. En algunas chacras se distinguen ' plantas de cacao, café, tabaco, caña de “azúcar. Las principales producciones de Pangoa son el arroz y la coca; rara vez el roce: de una chacra pasa de una cuadra cuadrada; cada propietario tiene así pedacis tos rozados en medio del monte en los lugares que le parecen más convenientes. Cerca de aquí, á uma legua, existe un antiguo roce de una cólonia huancaina. Esá expedición tuvo mucho'en- tusiasmo al principio y cayó por falta de víveres, por la enferme- dad que sobrevino entre los miembros y el disgusto de ver que et fundador principal se había olvidado enteramente de la colonia. El plan de ellos era llegar al río navegable, pero se equivo- caron én la dirección: tomaron el SE. en lugar del NE. Aquí debo decir que Pangoa'no ha ofrecido nunca buen éxito á las escursiones que han: hecho allí varias expédiciones, sea por: la mala fé de los andamarquinos, encargados de los víveres,:Ó sea por algún disgusto. Caigo en el caso de una pequeña colonia alemana que fué á Pangoa á fines del año 90. Trabajaron algu- nos meses y uno por uno salieron, el primero al cabo de tres me: ses y el último á los nueve. ' A dos leguas dé Pangoa, al E., corre el río grande, AE « así por los indios, pero debe ser el río Pangoa. Del otro lado -- 135 — viven los chunchos cuyos roces se ven, perfectamente con sus casitas bajas y sus balsas amarradas á la orilla, Siguiendo el. río.al N. se encuentra á:8 leguas el puerto Je- sús María, fundación probable del padre Sobreviela de Ocopa. Aquí es el punto de unión de los ríos. Perené, Ene y Pangoa, haciendo un río perfectamente navegable, llamado Tambo. Je- sús María está situado en una ensenada magnífica, y puede ser más tarde un, punto muy comercial :en el caso de que se abra el camino, para el puerto, como se está haciendo para el famoso Pi- ehis. Según una vaga relación de un padre.de/Ocopa, cuyo nom- bre no.me viene á la memoria, la distancia de Jesús María á Sa- rayacu no sería más que de sesenta á ochenta leguas. v, Pangoa es, según. mi parecer, una ón de la Gran Pampa del Sacramento, la cual, por sí sola, forma la parte más grande del Brasil y sigue al sur para cambiar de nombre y de.as- pecto, para hacer la gran pampa argentina que acaba en el Estre- cho de Magallanes. Es cierto que esa llanura inmensa, que parte desde el sur de Vjenezuela, está cortada por cerros. de cierta elevación, pero son tan insignificantes que apenas se pueden mombrar. La naturaleza ha hecho en Sud-América dos de sus “Creaciones más sublimes; al. lado de las. cordilleras, á las cimas elevadas y casi inaccesibles, encerrando en su seno los minerales más preciosos, ha dado. al hombre una pampa espléndida, cu- bierta de una vegetación extraordinaria, para sacar. de ella rique- zas que por su.opulencia, pueden competir con las minerales. La agricultura y la minería se han dividido en partes. iguales “esa tierra única en el mundo. Escierto que la primera no está tan adelantada como la segunda, pero se puede esperar que el soplo de progreso. que ahora está recorriendo esa tierra privilegiada llevará á los pueblos de ese lado, la verdadera riqueza que nunca se agota ni se pierde. El reducido espacio conocido de esa hermosa pampa nos dió una idea de los prodigios que la naturaleza ha hecho en esa art, -La.montaña de Chanchamayo. tan. célebre, sin. embargo, es “una pequeñez en comparación de ese paraíso, terrestre . llamado Pangoa. Todo allí adquiere proporciones colosales que no tiene ninguna montaña conocida, Parece que la gran madre del mundo ha reunido en 1 Pangoa — 136 — todos los árboles más preciosos, todos los animales conocidos, un clima riquísimo, una fertilidad exuberante para hacer de él un Edén, que no necesita más que la mano activa é inteli- gente del hombre para sacar á luz los productos increíbles de su rico suelo. Aquí, todo junto, crecen la copaiba, la cascarilla, el cedro, el pucherí, el plátano, la zarzaparrilla, el cacao, la vainilla y la canela, y unen con sus débiles brazos el caucho, el sándalo, el árbol de rosa, de acero, el palmo, y miles de plantas cuyos nombres me son desconocidos; miles de flores de colores brillan- tes y extraños, miles de mariposas de vuelo caprichoso, de tin- tes espléndidos alegran la vista. Pájaros de todas colores y ta- maños, de cantos suaves y discordantes, llenan el aire: el Dios te dé, el trapicha, el paujil, el pacasmayo, el loro, etc.; bajo el monte se arrastran la culebra venenosa, el enorme boa, la víbo- ra, cuya mordedura causa una muerte casi instantánea, el tigre de pelaje brillante, de voz terrible; la puma, el jaguar, el tapiro, etc. En un pantano, en medio de un vacío de árbolesse revuel- can los chanchos de dimensiones colosales y los diminutos peca- ries. Al aproximarnos, una familia de venados se escapa en lo espeso del bosque. Sobre nuestras cabezas miles de monos de todos tamaños pa- san gritando y haciéndonos gestos amenazadores. En una noche de luna ese espectáculo es mágico. La música infernal de las bestias bravas y el suave canto de una especie de ruiseñor, forman una melodía salvaje que turba el alma; por en- cima de todo, la luna esparce sobre el valle su dulce luz y pare- ce más grande aún la naturaleza espléndida que durante el día. En un claro del bosque se eleva una columnita de humo y los gritos de los muchachos hacen un contraste profundo con las voces de la selva. Frente á frente el hombre y la naturaleza; lucha de titanes en la cual saldría vencedor el último. Es una cosa que altera verdaderamente el espíritu al ver esos hombres, familias perdidas en medio de los bosques, fuera, casi, de toda vía de comunicación, libradas á sus propias fuerzas y luchando con energía contra el suelo, que quiere siempre recuperar lo que se le ha sacado á costa de muchas privaciones y fatigas. Fuera de ese lado pintorezco, Pangoa tiene una ventaja muy grande sobre todas las otras montañas; hablo de la fertilidad de sus terrenos que es verdaderamente prodigiosa; se le compara con cualquiera otra conocida. La caña de azúcar crece, florece y voltea á los ocho meses; la coca dá cuatro cosechas por año y siendo bien esmerada puede PE EY — 1397 — producir cada dos meses y medio. La hoja de la coca de Pan- goa es en general pequeña y negra, de un sabor más dulce que la de Huánuco. Me han asegurado que en Pampa Hermosa, Chavine y Santo Domingo, donde la coca no dá más que tres cosechas al año, es de hoja bien grande y muy parecida á la de Huánuco por el verde claro que es su distintivo. El maíz á los tres meses está en estado de ser cosechado; los frejoles á los dos, y la especie llamada china, dá frutos casi todo el año sin tener necesidad de sembrar más que una vez, siendo una planta que no muere después de cosechado el producto. El café produce al año y medio y el tabaco tiene un perfume particular que lo hace muy agradable; siendo bien beneficiado > puede hacer competencia al habano, Las tierras se dividen en tres clases muy diferentes: colora- das especiales para la caña de azúcar; negras y cenizas las dos úl- timas, excelentes para toda clase de producciones. En fin, otras condiciones más, hacen de Pangoa una montaña riquísi- ma digna de la atención del Gobierno peruano, quien hasta la fecha no ha hecho absolutamente nada por su adelanto. Para formarse una idea de lo que es actualmente Pangoa, bas- ta decir que solo de los corralitos medio arruinados que existen allí, se saca de 1,000 á 1,500 arrobas de coca anuales, que son expendidas, la mayor parte, en las aldeas de Comas, Andamar- ca y Acobamba, salvo una pequeña cantidad que se vende en Concepción y Apata, donde esa coca es muy estimada y busca- da con preferencia á la de Huánuco, la cual abastece Jauja y los distritos cercanos. Huancayo consume la coca de Huanta que es muy parecida á la de Pangoa, por su color negro, sus pe- , queñas hojas y su sabor azucarado. Si en el estado actual se cosecha esa cantidad, cuánta no se podría sacar una vez arreglado el camino y protegiendo allí una inmigración escogida? Digo esto, ateniéndome á la producción de la coca en general, que es la explotación más valiosa por el momento. Pero, ¿por- qué no se podría también instalar en esa montaña haciendas de caña como en Chanchamayo? Se me dirá que la distancia es mucho más larga. No lo niego; pero como Chanchamayo tiene sus privilegios, Pangoa podría tenerlos también. Privilegios ne- q cesarios á la fomentación de la industria privada y nacional, que no podría rehusar el Gobierno á una colonia naciente. Además, Pangoa tiene la ventaja sobre su rival preferido, de producir la - 3. — 138 — caña en mucho menos tiempo, porque he visto en Chancha- mayo, cortar caña aún verde de más de un año. En Pan- goa está madura á los 8 meses, y en rigor se puede cortar á los 7. En cuanto á los otros productos de Pangoa, como cacao, val- nilla, caucho, canela, copaiba (esta última es abundante), espe- cies que se pagan á alto precio, tienen además otra vía de trasla- ción por el río navegable de Pangoa. Los gastos de viaje hasta Iquitos y Pará, á la desembocadura del Amazonas, son muy pe- queños, y, por consiguiente, muy halagiieño el beneficio neto. De las dos vías de comunicación que tiene Pangoa, le hace esperar un porvenir brillante para la exportación, es decir, por la sierra, con sus aguardientes; y por el exterior, es decir, por el Amazo- nas, con sus productos preciosos. Cierto que esas vías necesitan para abrirse un esfuerzo contí- nuo y un capital regular; pero los resultados serán tan grandes y verdaderos, que no sería en realidad más que un gasto muy pe- queño en comparación de los beneficios que sacaría de allí el Gobierno. La región de Pangoa á Jesús María, y de alli más adelante, es muy poco conocida, Ó á lo menos ha sido olvidada después de la desocupación de los moradores de Chavine. Sería, pues, necesario organizar una expedición sérza, compuesta de hombres resueltos y entusiastas para explorar esa parte habitada aún por los chunchos. Esos salvajes se dividen en dos tribus principales: los colorados ó chunchos campas y los negros, nombres que se les dá por el color empleado para pintarse la cara y las diferen- tes partes del cuerpo. Los primeros son muy pacíficos y vienen casi diariamente á, Pangoa para cambiar pescado seco, pellejería, arcos y flechas; por cuchillos, hachas, agujas y pañuelos de colores; hablan al- gunas palabras de guzchua y de castellano, prueba evidente que han debido estar desde algún tiempo en relación con los blancos ó con algunos indios de esos parajes. Me han asegurado que ha- ce cerca de cuatro años, algunos jefes guiados por un desertor del fuerte de San Román, habían llegado hasta Andamarca, don- de fueron muy bien recibidos y convidados á volver, lo cual prometieron. Los negros son más temibles y además caníbales; son de esta- tura alta, atletas y muy guerreros. Están siempre en guerra con sus vecinos y se comen á los prisioneros que hacen. Los colorados hablan mucho de Chanchamayo y del Cerro de ” 2 — - — 139 — la Sal. Es de creer que no debe distar mucho de Pangoa, no te- niendo poco más de veinte á treinta leguas de terreno propio. Parece que adoran al sol como los Incas, de donde deduzco que esas tribus esparcidas en todas esas regiones, se han refu- giado allí para escaparse á la sed de oro de los españoles. Hablando de oro, se asegura que en toda esa montaña existen muchos lavaderos muy conocidos de los chunchos, los cuales sin embargo no traen nunca ese metal precioso. Existe sobre ese punto una leyenda que me contaron en An- damarca y que reproduzco fielmente. £l hecho pasó en 1821, Cuando los revolucionarios de Comas y Andamarca bajaron á Pangoa para matar á los frailes y destruir el convento, hicie- ron alto en la última población antes de emprender su viaje de exterminio. Un indio muy adicto á los padres, sabiendo lo que iba á pasar, salió á toda prisa de Andamarca, subió á las alturas de Hatunhuasi y se dirigió derecho por el monte hasta Chavine. La montonera se aproximaba: no había tiempo que perder; el Superior hizo reunir á sus compañeros, enterraron la campana, dieron la libertad á los chunchos que los servían, y cargando con algunos de los más fieles, los objetos más preciosos, se dirigieron al Río Grande. En momentos de embarcarse vieron que faltaba uno de ellos, que había ido á cazar por la mañana y que no había regresado aún. El Superior rogó al indio volviese 4 Chavine y advirtiese al ausente lo que pasaba. A poco rato llegó el cazador acompaña- do de un lego al convento y extrañóle mucho hallarlo desocu- pado. El indio siguió su ruta, y viendo que no había medio de alcanzar á sus compañeros, regresóse; á la vez que el Padre. se Internaba de nuevo en el monte seguido de su lego. Anduvieron así dos días, viviendo de los pájaros que podía matar el Padre y de algunas frutas que encontraban en su ca- mino. Al anochecer del segundo día llegaron á una cueva, en la cual juzgaron prudente pasar la noche. Un poco más abajo corría un arroyuelo, cuyas límpidas aguas podían muy bien desalterar nuestros viajeros. El Padre mandó al lego sacar agua; quizá es- te último tuvo necesidad de escarbar en la arena para poder lle- nar la botella que llevaba: lo cierto es que trajo 4 su compañero tres pepitas de oro, gruesas como un frejol. El misionero se hizo explicar cómo y en qué parte las había encontrado, y haciéndolo poner de rodillas le hizo jurar, bajo santa obediencia (?), no / — 140 — revelar á nadie el tesoro que acababa de descubrir; el lego juró. Dos días después llegaron 4 Acobamba, casi muertos de ham- bre y muy enfermo el lego. El Padre, no sintiéndose bien segu- ro tan cerca de sus enemigos, tomó el camino y desapareció. El lego estaba peor de su enfermedad y una lucha tremenda se libra- ba en su interior entre la codicia y sujuramento. La primera aca- bó por triunfar y confesó todo á sus asistentes, rogándoles lo pu- sieran en una camilla y lo condujeran al sitio que él indicaría el camino. Había tomado la precaución de marcar su pasaje en los árboles. Todo anduvo bien el primer día; pero á la mañana del se- gundo el lego murió y con él desapareció la esperanza de encon- trar el lavadero, no queriendo sus compañeros seguir adelante, porque tal vez atribuían esa muerte como un castigo de Dios. Algunas personas han probado después hallarlo, siguiendo sus huellas; pero al llegar á una quebrada, distinguieron una hu- mareda á lo lejos y temerosos de caer en medio de una tribu de chunchos, se regresaron. Allí terminaron las investigaciones. No solamente el caudal de las aguas que pasa á Jcsús María anuncia que el río es perfectamente navegable, sino que tam- bién la fuga de los misioneros de Chavine lo confirma hasta cierto punto. Debían conocer muy bien esos caminos, puesto que penetraron muy al interior y convirtieron muchisimos chunchos, que han recaído á la barbarie después de su desa- parición. Sería, pues, conveniente hacer una pequeña expedición para sondear el río y asegurarse si es Ó no navegable. Deben existir en el convento de Ocopa muchos documentos que podrían dar luz sobre este particular, y al mismo tiempo, de- ' rroteros de lavaderos de oro; habiéndose llevado una gran canti- dad cuando tuvieron que abandonar su colonia. Insisto más sobrela venida á Pangoa, de una comisión cientí- fica, porque no existe, á lo menos para el público, ningún mapa bueno en el que pueda confiarse. La relación del viaje del lego ha dado la idea á dos indios de pasar por las alturas de Andamarca al otro lado del río. Esas al- turas se llaman Hatunhuasi; es una série de pampitas cortadas por pequeñas quebradas, en las cuales los andamarquinos siem- bran papas, legumbres que no se produce cerca de la población á causa del calor. Según la relación que hicieron y que me fué contada por uno — 141 — de los principales del lugar, esos individuos han asegurado que la vertiente opuesta 4 Andamarca desciende una inclinación bas- tante suave hasta Pangoa, desde Chavine, donde salieron esos exploradores improvisados. La distancia es mucho mas corta; hablan de cuatro Ó cinco leguas menos que por el camino actual. Eso no es de extrañar, porque este último hace una curva muy grande para llegar casi al frente del punto de partida. Sería este otro punto que habría que esclarecer, porque una economía de cuatro ó cinco leguas, y acaso más, no es de des- deñar, Me toca ahora hablar del gran defecto de Pangoa; quiero de- cir de sus enfermedades. La mayor parte de ellas son los atri- butos de todas las montañas, por eso me ocupaté especialmente de la particular de Pangoa: la //aga ó uta. La causa de esa enfermedad curiosa es algo desconocida has- ta la fecha, aunque la mayoría de las personas que la han visto, están acordes en decir que proviene del contacto de una mosca venenosa. En efecto, siendo Pangoa un lugar muy húmedo, posible es creer que los miasmas que se escapan de los atolladeros, pro- duzcan esas moscas tan temibles. Mi opinión es que ayuda mu- cho al veneno de esos insectos el desaseo y la intemperancia, propios de los trabajadores de esos lugares, El aseo es la primera condición de salud en las montañas, y sin embargo muchas personas parecen olvidarlo, aunque tengan ante los ojos ejemplos espantosos. La llaga se anuncia por un fuerte calor en la parte atacada, la cual, en general, es la nariz. Después esa parte se hincha, se po- ne colorada, luego morada y acaba por volverse negra. Se salpica entonces de un polvo ceniciento: es que empieza la gangrena de la carne que se cae así poco á poco y luego la parte afectada desaparece por completo para dejar un hueco horrible que vá agrandándose diariamente. He visto en Andamarca una persona que parecía una calave- ra con vida. La nariz había desaparecido: cinco ó seis dientes de la mandíbula superior sobresalízn en medio de una boca he- cha por la //aga. De la nariz, esa dolencia pasa regularmente á la garganta, donde acaba su obra de destrucción, haciendo pere- cer poco á poco al infeliz en medio de dolores atroces. Otros dos casos de //aga he visto: uno la tenía en la mano: — 142 — parecían ya los huesos; otro tenía una pantorrilla enteramente comida. Esta enfermedad tiene la ventaja muy grande de no ser con- tagiosa. Los mejores remedios son, en mi concepto, los corrosivos. Debo añadir que no he visto ninguna persona aseada, viajan- do y viviendo en Pangoa, padecer de esa dolencia, lo que prue- ba muy bien que es debida en gran parte al desaseo y á la intem- perancia. La segunda enfermedad particular de Pangoa es la 222runta. Es una dolencia muy curiosa y única en su género. Las perso- nas que padecen de ella, son sorprendidas una mañana por un dolor muy agudo en cierta parte del cuerpo. Se registran con minuciosidad y ven una hinchazón con tintes colorados y morados en la punta. Abriendo ese bulto se escapa un gusano grueso que está metido entre la cutis y la carne, el cual había ocasionado, con su presencia inoportuna, los dolores referidos. Según observaciones de un amigo mío que se quedó algunos meses en Pangoa, proviene esa enfermedad de dejar la ropa ten- dida después de puesto el sol; entónces vuelan muchas moscas que se ván á poner sobre la ropa, depositan sus huevos y se ván dejando semilla de algunos gusanos, los cuales puestos á luz por el calor del cuerpo, se introducen incontinente en los poros para fijarse después en la parte más conveniente á su apetito. El úni- co remedio es hacer la operación y sacarlo. Los preservativos son: recoger la ropa antes de que se ponga el sol y bañarse con frecuencia. Los baños en los países cálidos refrescantes, son agradables é higiénicos. En el rango de las otras dolencias conocidas, puedo citar la terciana, cuyos síntomas no son iguales á los de la costa, y la opilación Óó hinchazón de todo el cuerpo, especie de hidropesía, debida á la mala alimentación. Estas enfermedades son demasiado conocidas por todos, así como sus remedios, para hacer la descripción. AVAL: He hecho ver, con esta relación verídica, las ventajas y los defectos de Pangoa. Creo que los defectos no son suficientes para contrabalancer los inmensos recursos de esta región privile- glada; ahora me ocuparé del porvenir que puede ofrecer la ex- Plotación de esa montaña á las provincias de Jauja y Huancayo. da ¿UP — 143 Estas dos ciudades, la primera sobre todo, está vegetando en una miseria que el ojo de cualquier observador imparcial reco- noce al primer golpe. El poco negocio que se hace en esas pla- zas, (Jauja es un ejemplo vivo) se reduce á transacciones locales de un valor muy ínfimo. Jauja está aislado completamente en medio de la sierra, su plaza es pobre, porque sus anexos no pro- ducen sino apenas para ellos mismos. Siendo un depósito general de Pangoa, afluiría á él un gran número de negociantes que vendrían 4 comprar los productos sacados de la montaña. Por su situación y cercanía, Jauja es el mejor punto para esta clase de negocios. En fin, solo el pasaje de esos productos y las necesidades, sin cesar renovadas, de la colonia pangoina, serían motivos suficien- tes para dar vida á esa ciudad completamente muerta. ¿Qué ha hecho la superioridad de Tarma? No es Chanchama- yo? Por qué Pangoa no podría poner á Jauja á la altura de su rival? No hay en ello ningún inconveniente, siendo esa ciudad el único punto importante de transacción entre Lima y Pangoa. En cuanto á Huancayo, tendría las mismas ventajas que Jauja. Su distancia es la misma y por su plaza se podría expen- der muchas mercaderías para fuera. No hay, pues, duda que el porvenir de esas dos provincias se aseguraría con la apertura de un camino practicable, que les da- ría más vida, más comercio y por consiguiente más entradas. El Gobierno podría sacar de Pangoa, una vez instalada allí una buena inmigración, una remesa soberbia, que le ayudaría mucho á cubrir el Presupuesto General. Jauja, Noviembre 22 de 1891. E, BARRAILLIER. Itinevarzo. MA UCUCOO eto olsnaiticricsn “2, y leguas RUCUCNOAUIZCOS o ecioatazo ome sitos se, 2 z COSA MPOMACOCNd do coco taras o e Romacocha: 2 Pomamanta..eomsss 4 E Pomamanta a COMAS ic... bicasrioao 1 e 12 leguas c — 144 — Comas á Canchapalca. .......o.ooo.oooo 4% leguas Canchapalca á ChuicónN ....oocooo... a Chuicón 4 Chaves. soso qacéna ¿do 2 El Chavine á Tambo....... AER 1 : Tambo 4 Andamarca,...... bei Petad 3 e 12 leguas Andamarca á Tumbar....cmo...o. ooo. . 11% leguas Tumbar 4.San Migucli conocio. DAS San Miguel 4 Llaclla.. comio O E! $ Liaella 4: Pancon instar 4. dy AE AA 2 ás Del río á Jesús María (próxima- A A 8 PF 32 leguas E EEEEI0A A A La Fortaleza de Huichay y el arte de la fortificación en el tiempo de los Incas En el camino de Tarma á la Oroya, en el punto del caserío de Huichay, habíame llamado la atención una inmensa gruta que se destaca en la falda del cerro y que domina todo el cami- no por doquiera que se le mire. Prometíame estudiarla y sobre todo, hacer alguna luz, si se pudiera, sobre la leyenda que corre de un famoso subterráneo entre Huichay y Tarmatambo, el Ta- rama de los gentiles, en una distancia de ocho á diez kilóme- tros. Hoy quizá no llamaría mucho la atención, un subterráneo ó túnel de esa magnitud, después de los del Monte—Cenis, del San Gotardo y del minúsculo túnel de Galeras (1), que apenas mide 1550 metros, pero tiene relativa superioridad por la altura sobre la cual se encuentra y que alcanza 16,000 piés sobre el ni- vel del mar; 2,000 piés más que el Pico del Monte Blanco y el túnel más alto del mundo. [1] Túnel que actualmente se está construyendo en el Ferrocarril Central. Ñ ee AAA IA rr AA a A is — 145 — Como decía, todas esas maravillas de la ingeniería moderna ya no llaman la atención, pero un subterráneo de 10 kilómetros de extensión á una altura media de 10,000 piés, construído y aprovechado por los Incas, cuya existencia data por lo menos de 500 años, era para despetar el interés y la curiosidad. El sabio D. Mariano Eduardo de Rivero en su obra “Las an- tigiiedades Peruanas”, hablando de la fortaleza de Huichay, dice: “La pequeña fortaleza de Huichay á dos leguas de Tarma, que defiende la entrada de ese valle, era de una construcción muy particular; su entrada por un agujero en que se nota una pared hecha de pequeñas piedras con lucía á una galería que se dirigía á la fortaleza. Al pié del declive había un pozo profundo y tras de este, un baluarte de catorce piés de alto, flanqueado de tres almenas. Un ancho sótano, tal vez natural, conducía de esta fortaleza, por el medio del cerro, hasta Tarmatambo, en que se admiraba un gran palacio cuyas ruinas aún llaman la atención del viajero”. “En el sótano había muchas viviendas queen tiempo de guerra servían de graneros y de habitaciones á la población in- mediata”. Encontrándome en Tarma últimamente, me determiné á ha- cer una pequeña exploración y ver si podía descubrir la entrada del famoso sótano, y hé aquí el resultado de mis investigacio- nes en las pocas horas que duró mi exploración. Huichay se encuentra á 14 kilómetros más ó menos de Tar- ma, en el camino que viene de esa ciudad para Lima, el valle mide entre los cerros que lo forman unos trescientos metros de sancho, y en el thalweg corre el riachuelo de Huantay, que á la salida de Tarma y al pasar por Chancha toma el nombre de Chanchamayo ó sea en quechua río de Chancha; por el Este, á unos 300 piés de altura sobre su thalweg, se encuentra una gruta de piedra shzmga, formando con la salida del valle un ángulo de 120% más ó menos. Esa es la gruta que los Incas aprovecharon para formar una fortaleza, Ó mejor dicho una série de fortificaciones, que podría hoy competir con los últimos adelantos de la ciencía. La fortaleza de Huichay domina toda la entrada del valle, su sistema es el poligonal, y por la posición de sus casamatas per- mite fuegos concéntricos y convergentes, sin dejar, cosa admira- ble, un sector privado de fuegos; por supuesto, tomamos aquí la palabra fuego en su sentido genérico, puesto que entónces 4, — 146 — las tropas incásicas solo empleaban la flecha y la honda, úni- ca clase de proyectiles que conocían; varias caponeras en escalo- nes á ambos lados flanqueaban el frente de la fortaleza, co- mo lo recomienda en su último tratado el famoso ingeniero mi- litar belga General de Brialmont. Las casamatas, castillos y reductos están dispuestos de tal manera que no dej..n un ángulo muerto, esta es la construcción muy singular que nota Rivero, El baluarte del cual habla este sábio ha desaparecido; se co- noce que hace poco, manos inexpertas han hecho escavacio- nes, y que el trabajo mal dirigido ha traído abajo las paredes de los reductos y destruído ese monumento tan interesante de una época prehistórica. En el frente y al pié de la fortalezase encuentra un reducto con un agujero de un diámetro capaz de dejar pasar el cuerpo de un hombre; ese reducto que tendrá un metro cuadrado, se comuni- ca por la parte superior y por una abertura idéntica, con otro colocado sobre el mismo y que está ligado por derecha é iz- quierda con otros reductos que ocupan todo el frente de la for- tificación Ó gruta, sobre distintos ángulos que no permiten sec- tor privado de fuegos. Cada reducto tiene una tronera por don- de sus defensores lanzaban sus flechas, Esos reductos que comunicaban de uno á dos, de dos á tres, y así sucesivamente, iban después reduciéndose de tres en dos, de dos en uno hasta tocar el último reducto del fondo de la gru- ta que debía ser la entrada del famoso subterráneo de que nos habla Rivero y la leyenda, y que hoy no se encuentra ni se sos- pecha, por haber, como lo tengo ya dicho, echádose abajo la ma- yor parte de las paredes y rellenádose con éstas los últimos re-: ductos. Esa continuación de reductos que conexionaban entre sí, ha- cía inexpugnable la fortaleza; en efecto, si el enemigo con mu- cha bravura y después de haberse expuesto á las flechas á cuer- po descubierto, llegaba al pié de la fortaleza, se encontraba bajo el tiro mortífero y seguro de los defensores de las caponeras, que, como lo he dicho, flanqueaban el frente de la fortaleza; y si por fin lograban desalojar ó reducir 4 los defensores de las caponeras, nada habían conseguido: no podían entrar en la forta- leza sino uno por uno y eso agachados en el primer reducto, y al llegar, con una piedra arrojada de la altura, caían muertos, obs- truyendo con sus cuerpos la única entrada de la fortaleza y esto mismo tenía que repetirse sucesivamente en cada reducto; el único — 147 — medio era que los asaltantes llevasen materias inflamables para as- fixiar á los defensores con el humo, caso que también habían previsto los hábiles ingenieros incásicos, porque la bóveda de la gruta estaba perforada y daba paso al aire libre, haciendo el ser- vicio de chimenea; ya se vé que el secreto del subterráneo de los Incas estaba bien guardado. Laméntome de la falta de tiempo de que pude disponer y también el no haber contado con los elementos indispensables, á fin de emprender un trabajo sério que hubiera dado luz sobre este monumento tan interesante á la historia antigua. Sin embargo, me ha parecido que puede tener interés esta sencilla narración, sobre todo porque dá á conocer el estado tan adelantado de la fortificación en tiempo de los antiguos perua- nos, así como el sistema empleado en esta fortaleza, que es el prototipo buscado por los ingenieros modernos más célebres. ERNESTO DE LA COMBE. O A Ruinas de la fortaleza de Cuelap, En nuestro número de Abril publicamos la descripción que, en 1843, hizo de las ruinas de Cuelap, el que entónces era Juez de 1.* Instancia de Chachapoyas, Dr. D. Juan Crisóstomo Nieto. Otros, antes que él, habían llamado la atención sobre es- tas ruinas colosales; pero ni el Gobierno ni las personas dedica- das á estudios arqueológicos, hicieron nada para investigar su origen y la época á que corresponden: Mas, de veinte años á esta parte, han sido visitadas poringenieros y geógrafos europeos, como los Srs. Wertheman, Reiss, Stúebel y ctros, que han ins- peccionado minuciosamente ese monumento, haciendo la men- sura de sus murallas y torreones, y tomando al mismo tiempo fotografías del aspecto exterior de la fortaleza. : No tenemos conocimiento, sin embargo, hasta ahora, del re- sultado de los estudios de aquellas personas ilustradas; de mane- ra que puede decirse que hasta hoy no se ha aclarado la signifi- cación de estas ruinas que, en su conjunto, constituyen una de las más grandiosas que ofrece la arqueología peruana. Por ahora, nos limitamos á insertar en este número una co- municación muy importante dirigida por el señor Wertheman — 148 — al señor Malinowski, dando noticia de las excursiones practica- das por él en Cuelap, y asímismo ofrecemos á los lectores del Boletín un plano de esta fortaleza y un grabado del muro exterior y de la entrada principal. La Sociedad Geográfica se ocupa de mandar practicar nue- vos estudios. Con este objeto se encargó desde el mes de Abril, al Prefecto del Departamento de Amazonas, infor— mes detallados de aquellas ruinas. Este funcionario ha cum- plido dignamente esta recomendación, organizando una ex- pedición compuesta de un ingeniero y empleados de la. Prefectu- ra, que en 29 de Agosto pasado redactó su informe sobre las mismas ruinas de Cuelap, documento que insertamos junto con la comunicación del señor Wertheman. Empresa Minera “San Juan” Limitada. Tarica, Puerto Samanco, Perú, Tarica, Mayo 25 de 1892. Señor D. Ernesto Malinowski.— Lima. En el diario £/ Comercio del 12 de Mayo último, he visto un artículo titulado “Torre de Babel en el Perú” con algunas apreciaciones no completamente exactas, y he creído útil co- municar á los que tienen interés en los monumentos peruanos antiguos, lo que me acuerdo sobre la grandiosa obra, la fortaleza de Cuelap, á que se refiere el artículo. He leído una descripción de Cuelap, si mal no recuerdo, en la obra deTchudi y Rivero, y probablemente en muchos otros libros se han ocupado de ella y no es tan desconocida como pa- RECE: El Departamento de Amazonas es poco frecuentado por los arqueólogos, pues estos por lo general exploran los monumen- tos de la costa y los que se hallan en el camino de los Incas, entre Quito y el Cuzco por Cajamarca. El señor Raimondi permaneció en la hacienda de Celcas como ocho días, solo para estudiar Cuelap y la geología de estos cerros, y no hay duda que se encontrarán datos muy interesantes sobre esta fortaleza en su archivo. CASA EN JALCA Delalles Ade Arquitectura Litoprefí , Abele.. Lima. FORTALEZA DE CUELAP. Vista de una de las dos casas que aun conservan con esmero las auto- A] E ' ] A 2) 7 ono yn) ridades del pueblo de la Jalea. Es indudable que son del tiempo 1n- cáico Ó preincálco. Este dibujo fué hecho sobre un plano que levantó el Sr. Wertheman el año 1874, y que le mostró al Sr: Wiener. 7 E Enrique Liménez Góngora. al señor Mali das por él en Boletín un exterior y de La Socied. vos estudios. Abril, al Pr mes detalladc plido dignan pedición com ra, que en 29 mismas ruina la comunicac Empresa Minera * Tarica, Puert Señor D. Er En el diar un artículo t apreciacione: municar á lo antiguos, lo de Cuelap, á He leído 1 la obra de Tc libros se han rece. El Depart arqueólogos, tos de la cos entre Quito El señor como ocho « cerros, y no sobre esta fc PLANO APROX DE CUELAP. 777 » | $7 «peña dero perpendicular muy elevado. | Des REDUCTO PARTE Torre en cono , » MAS ELEVADA. invertido. l y AS gy) S a» y S 3 3 a AS S Y a S Seccion por Á B Mste peñón es de roca calcárea de fractura horizontal, lo que ha fa cilitado la construcción de la for- d) taleza. Como no se vé resto de can- o natu” tera, es probable que esta peña ha- Jere” yea sido desmochada vreviamente para formar une planicieconvenien- Cy d Muralla. te á la fábrica de este gran monu- ey £ fhelleno. a mento. a ES á Litografia dae Abele. Larigue ongora al: da: Bo ext ON Al me pli pe ra, mi: la Emp — 149 — Durante mi permanencia en Chachapoyas he visitado Cuelap una docena de veces, y de éstas, al menos dos con sabios. La una con el Dr. Steers de Ann—-Arbor, Estados Unidos, y otra vez con los Doctores Stiebel y Reiss. Con los últimos hemos he- cho algunas escavaciones. “También levantamos un plano y practicado observaciones astronómicas para determinar la posi- ción geográfica y hemos tomado rumbos á puntos conocidos. Mis apuntes sobre Cuelap se perdieron'con el resto de mi archi- vo en el Valdivza, así es que solo puedo decir lo que ha queda- do fresco en mi memoria y dar algunos datos que he encontrado en una hoja suelta extraviada en un libro que se salvó. Después de tantos años, la memoria no me permitirá sino dar una des- cripción aproximada. La primera visita mía á Cuelap fué en el año 1870. Pocos años antes el señor Prefecto de Chachapoyas había hecho ro- zar el espeso monte que cubría la fortaleza para poderla exple- rar con más provecho. Esto, desgraciadamente, ha contribuido á la mayor destrucción de las obras; y como el terreno, por los de- tritus animales, es tan fértil, cuando yo la visité por primera vez estaba cubierta de maleza y espinas, que para cada paso había que abrir trocha con mucho trabajo. Hoy, este sendero debe estar aún en peor estado. La longitud de la muralla no llega á 750 metros. El ancho es variable de 50 4 70 metros, y su altura máxima es de 20 metros, pero es mucho menor su promedio. En el interior hay una segunda muralla que ocupa más Ó menos la mitad del espacio de la exterior y que mide unos diez metros de alto. En la parte más elevada de la segunda ¿Planicie hay un tercer cuerpo en ruina que es más Ó menos cua- * drado. La muralla no tiene sino una puerta exterior en forma de embudo y con plano inclinado como lo dice el señor Nieto. Las otras dos puertas están muy destruidas y se hallan en el in- terior. La primera comunica al segundo cuerpo, y la tercera al mirador ó reducto más elevado. La fortaleza no ha sido rellenada sino en muy pequeña parte. Para la construcción se ha aprovechado de la forma del terreno que es la cumbre de un cerro. La muralla no existe sino sobre dos lados, pues para los otros doslados no era tampoco ne- cesario, puesto que la peña cae casi perpendicular hasta una pro- fundidad de más de 1500 piés. Un cróquis que adjunto hará comprender más fácilmente la construcción de esta grandiosa obra. — 150 — En el interior de la fortaleza hay muchas obras que llaman la atención. En el extremo opuesto al reducto y en la segunda plataforma hay una torre enforma de cono invertido, de piedras aun mejor labradas que las de la muralla exterior. Este contiene en la base 7 metros de diámetro y arriba mide 9 metros. Una corniza orna la parte de arriba sobre una altura de 80 centíme- tros. Para subir á este mirador hay dos alas de piedra labradas que encierran un plano inclinado, y á cada lado de éste hay una piedra cúbica de granito rosado con una cabeza humana escul- pida en relieve con mucho arte. Hemos creído que estas repre- sentaban el sol y la luna. (?) Este granito se ha traído de las orillas del Marañón Dios sa- be por qué caminos, pues no se encuentra granito más cerca. Todo el cerro y sus alrededores son de piedra calcárea. La mayor parte de las casas (1) son redondas como todas las de los gentiles é igual á las dos que se conservan en buen estado en el pueblo de la Jalca de las cuales añado un cróquis. Encontramos grandes estanques que deben haber servido pa- ra guardar las aguas de la lluvia, pues en este cerro no hay agua sino á grande distancia. Todas las soleras de las puertas son de diorita que indudable- mente ha sido traída del declive oriental de la cordillera de la Jalca á unas diez leguas de Cuelap. Encontramos también un pozo tapado con una hermosa pie- dra de diorita casi pulida, de un metro de lado. Este pozo es cuadrado, mide 60centímetros de cada la- do, pero á los 8 metros estaba obstruido y no pudimos lim- piarlo. Está tallado en la misma roca del cerro y en dos costa- dos opuestos hay huecos para poner los piés y bajar con facili- dad. Me llamó mucho la atención por haber visto un pozo igual" en todo, en la gran pirámide de Egipto, pozo que dicen comu- nicaba con la Esfinje. El pozo de Cuelap supongo habrá comu- nicado con algún escondite subterráneo Ó quizá con una salida oculta de la fortaleza para un caso de apuro Ó para dar paso á los espías. (2) Entre los objetos encontrados en Cuelap, citaré, fuera de las momias y tejidos, un huso grande y perforado de cuarzo verde, hondas de algodón y hachas de bronce muy duro. (3) (1) Suponemos que el señor Wertheman se refiera á las garitas Ó aposentos que se encuentran al lado Norte de la plataforma superior.—N. del E. (2) Quizá comunicaba con los depósitos de granos en caso de sitio. (3) Estos artículos fueron entregados al señor Raimondi. — 151 — Envié al Dr. Raimondi tres cráneos. El uno tenía la cicatriz de una pedrada, redonda como de bala. También encontramos el esqueleto de un hombre que nos llamó la atención por su es- tatura y para convencerme llevé el femur al señor Raimondi, quien calculó que había pertenecido á un individuo de cerca de dos metros de altura. El cráneo de este esqueleto estaba hecho pedazos. No hay duda alguna que todo el departamento de Amazonas haya sido habitado por una raza especial que tuvo el pelo rubio ceniciento, pues que todas las momias sacadas de los sepulcros de Macra, Huancas, Tingo, etc., son de pelo rubio y no hay de otra clase. Muchas de estas momias han sido llevadas á Europa en diversas ocasiones y debe haberse publicado opiniones sobre esta raza. No conozco en el Departamento de Amazonas antigúedades que se pudieran atribuir á los Incas, salvo quizá las de Pomaco- cha y Callacalla. Los principales monumentos de los gentiles en aquel Depar- tamento son: Cuelap, Huancas, Tincas, Macras, las peñas de la orilla de Utcubamba, las peñas de los alrededores de Santo Tomás y un gran pueblo situado en un cerro que domina la quebrada de Ji- nés cerca de Tambo Viejo, y que fué descubierto en nuestro viaje con los doctores Stiiebel y Reiss buscando una mula ex- traviada. Este pueblo de gentiles cuenta ochenta y cuatro casas dis- tinguibles hoy. La situación de Cuelap tiene de curioso que es visible desde otros pueblos de gentiles, situados en los valles vecinos y que ha sido escogida para poderse hacerseñales, de día con humo y de noche con candeladas. : El señor Wiener también ha visitado Cuelap según él me con- tó, y en la Zour du Moude está reproducida una de las casas de gentiles de la Jalca y las tumbas cerca de Santo Tomás. Se hallan en el número correspondiente al año 1884, página 392. Ya que se habla de antigúedades, me acuerdo que los habitantes de Amazonas siempre hablan de grandes cavernas artificiales que hay en su territorio. He explorado muchas de ellas y todas son naturales. Casi todo el Departamento es de formación jurásica y cretácea; las petrificaciones son sumamente abundantes. Sobre el camino de Celcas á Cuelap se encuentran ostiones gigantes- cos y gripheos, ( ¿rzphztes ). De Celcas al Tingo, y aun á una milla más al oeste, el camino está sembrado de amonitas de to- — 152 — do tamaño, belenitas de varias clases y de echinitos (ou7s2ms ) y ceraditos. Más allá, cerca de la hacienda de Utcubamba en un calcáreo hediondo ( 62tum22050 ), se encuentran conchas de toda clase, como pectens, rynchonelas etc. Más abajo se entra en la formación cretacea y no es raro encontrar hermosas muestras de echinitos y cangrejos. La bajada de Pucaladrillo y cerros de Pisco-huañuni constan en parte de una arcilla esquisitosa negra, en la cual se encuentra un sinnúmero de amonitas de varias clases. Todas las cuevas son formadas por la acción del agua que di- suelve el carbonato de cal en más Ó menos proporción, según la cantidad de ácido carbónico que tiene en disolución. Es ver- dad que en algunas cuevas se ha encontrado gran cantidad de fragmentos de artefactos de barro cocido, pero esto solo indi- caría que gentiles se hubiesen refugiado en estas cuevas casi inaccesibles. Esto es cuanto la memoria me permite decir por ahora, y solo me resta dar algunos datos geográficos tomados en Cuelap, en el año 1875 con los doctores Stúebel y Reiss. Longitud de Cuelap, Oeste de Greenwich... 77" 48' 15" Taba SU! LAO IE 6% 25 45" Altura sobre el nivel del mar 2,960 metros Rumbos á puntos conocidos, siendo la variación magnética en la época de 6* 5' al Este, Se observó en la parte más elevada de la fortaleza de Cuelap « en la tercera terraza. Al.pueblo«de .Leimebambaz:.. do damas 209 E 5 «Chachapoyas: adn aal se . 393 > pl «“: HuayrarTieranaihandrnda y ABRO S ps ¿LAA sbsballaits O " pi “e Jalcarusa rabia An DANS E Cesroude Oltra E 23 30 2 Pueblo; de .Magdalend. 01. atorado 335 20' Ha... Uteubambas..0t0naaun ae oie 117 20' Pueblo: del Tingo... uta Y EM NEO O 344” 40' Puente de Utcubamba............. A O ; Pueblo de Levanto. oline tin ias 1900% 40 = MES Cerro de o ie teo 183" 20' cele Pata, COrrItO. — 161 — Determinaciones telegráficas de longitudes en la América del Sur. (De La Revista Maritima y Colontal. ) TRADUCIDO POR EL CORONEL -D. ERNESTO DE LA COMBE. La comisión de oficiales de la marina de los Estados Unidos que fijó, hace algunos años, por medio del telégrafo, las longi- tudes de aleunos puntos principales dela costa oriental de la América del Sur, y cuyos resultados han confirmado la precisión tan notable de las posiciones determinadas anteriormente de la manera más absoluta por el almirante Mouchez (1), había sus- pendido sus trabajos en Panamá y Buenos Aires para continuar- los en los mares de la India y de la China. En la costa del Océa- no Pacífico los capitanes de navío señores Le Clerc y Fleu- riais, emplearon el método de culminaciones lunares para calcu- lar las posiciones de cierto número de puertos. Desde la terminación de aquellos valiosísimos trabajos, las costas de los dos Océanos han sido reunidas por el telégra- fo. En esas condiciones la oficina registradora de longitudes pensó que el envío de las comisiones encargadas de la ob- servación del pasaje de Venus en la América del Sur, presenta- ba la oportunidad más favorable para ligar de una manera defi- nitiva la costa del Océano Pacifico con ¿Europa y coope- rar así, con ese importante trabajo, á la construcción de »una inmensa red geodésica que comprenderá el orbe entero, fijando con la mayor exactitud la forma y dimensiones del globo. La marina que debía cosechar directamente las ventajas que resultasen de la determinación exacta de meridianos fundamen- tales en los mares del Sur, se asoció con un interés grande á esos estudios para los que prestó sus oficiales y marinos, así como todo el material de que podía disponer. Los instrumentos que nos eran necesarios para establecer un segundo observato- rio de longitudes, fueron con mucha amabilidad puestos á nues- tra disposición por el coronel Perrier. (1) El Contra-Almirante Mouchez, Director del Observatorio de París, murió el 25 de Junio de 1892, 6. — 162 -- De acuerdo con la oficina registradora de longitudes, el señor Ministro de la Marina designó al señor comandante Fleuriais, jefe de la misión de Santa Cruz de Patagonia, para hacer la es- tación de Buenos Aires, miéntras que yo recibía la Órden de ins- talarme en Santiago Ó Valparaíso y mandar uno de mis colabo- radores de la misión de Chile, el señor teniente de navío Bar- naud al Callao Ó 4 Lima. Más tarde, el señor Beuf, Director de la Escuela Naval de la República Argentina, fué llamado por la oficina registradora de longitudes para colaborar en la medida de la diferencia de los meridianos de Buenos Aires y Valpa- raíso. Algunas circunstancias tan favorables como imprevistas me han determinado á ensanchar el programa primitivo sobre la costa del Océano Pacífico: desde nuestra salida de Francia, el cable americano, destinado á poner en conexión el Callao y Li- ma con Panamá, acababa de terminarse; teníamos por consl- guiente la posibilidad de ligar la costa del Pacífico á la Europa por Panamá, las Grandes Antillas y la América del Norte; á la vez que por la de Buenos Aires, Brasil y Cabo Verde, es decir, cerrar un circuito completo de más de seis mil leguas marítimas y obtener así una comprobación perfecta. No tenía tiempo ya de avisar á la oficina registradora de lon- gitudes y pedir órdenes al señor Ministro de la Marina, pero la oportunidad era tan brillante, tan favorable la estación y la gran importancia de este nuevo trabajo se imponía de una ma- nera tan evidente, que tomé sobre mi responsabilidad intentarlo en unión de mi segundo colaborador, el señor teniente de navío Favereau. El señor capitán de navío Fleuriais, actualmente ausente des Europa, ha tenido la bondad de dejarme el honor de dar cuenta á la Academia de Ciencias y á la oficina registradora de longitu- des de las operaciones efectuadas, y que hemos tenido la felici- dad de llevar 4 bucn término. Estas están indicadas en el cuadro que sigue: Medidas de las diferencias de longitud. , ; M. M. Fleuriais, capitán de navío. Buenos Ares, Valparaíso. ( mese M. M. de Bernardiéres, teniente de Primera determinación .... s de L. navío — 163 — M. M. Beuf, Director de la Escue- la Naval de la R. Argentina. Segunda determinación.... | De Bernardiéres, teniente de navío Buenos Aires, Valparaíso. De Bernardiéres, teniente de navío Valparaíso, Panamá.......... Barnaud, teniente de navío. Favereau, teniente de navío. De Bernardiéres, teniente de navío Barnaud, teniente de navío. Favereau, teniente de navío. De Bernardiéres, teniente de navío Valparaíso, Chorrilos, Ca- econo : Santiago, Valparaíso...... Barnaud, teniente de navío. De Bernardiéres, teniente de navío Santiago, Cerro Negro... Barnaud, teniente de navío. La determinación de diferencia de longitud entre Santiago y el Cerro Negro, destinada á fijar la posición del lugar en que me establecí para la observación del pasaje de Venus, ha sido efectuada en el mes de Noviembre de 1882; todas las otras medidas han sido tomadas en los últimos días de Diciembre y en los meses de Enero y Febrero de 1883. Esta anotación está destinada á hacer conocer los resultados de las tres primeras determinaciones, que además son las más importantes. Los cálculos que conciernen las tres ulteriores Operaciones que están para concluirse y los resultados que serán ; próximamente terminados, serán el objeto de una segunda co- municación. Determinación de las diferencias de longitud entre Valparaíso y Buenos Atres—Valparatso y Panamá. La terminación del cable sub-marino me indicaba Valparaíso como estación principal, y es allí que establecí mi observatorio, sobre el cerro de la artillería al oeste de la ciudad. Había ob- tenido el apoyo gracioso del gobierno y el concurso solícito de la Administración de Telégrafos del Estado, de la Compañía del Telégrafo Trasandino, de la Compañía Inglesa de la West Coast of American Telegraph C* que posee el cable de Valpa- raíso á Lima, y, en fin, de la Compañía Central and South Ame- 4 — 164 — rican Cable, que es propietaria de la línea sub—marina reciente- mente establecida entre el Perú y Panamá. Ligué nuestra oficina meridiana á las tres primeras líneas y debido al celo inteligente de todos los empleados, las comunicaciones telegráficas, que desempeñan un papel tan importante en la exactitud de las ope- raciones que teníamos que efectuar, funcionaron con una regu- laridad que nunca nos hubiéramos atrevido á esperar por las di- ficultades excepcionales que teníamos que vencer, Las raras irre- gularidades que se produjeron fueron debidas á perturbaciones atmosféricas Ó á accidentes independientes de nuestra voluntad. El 8 de Enero de 1883, después de los ensayos preliminares, empecé por el trabajo con Buenos Aires por la línea trasandina que pone en conexión las costas de los dos Océanos, después de haber atravesado la cordillera de los Andes por 4,000 metros de altura y recorrido toda la República Argentina por medio de numerosos ramales que era preciso aislar en la noche miéntras duraban las observaciones. Mi primer colaborador, el señor Fleu- riais, se había instalado en el Observatorio de la Escuela Naval de Buenos Aires, dirigida por el señor Beuf. Desde el 18, habíamos sido bastante favorecidos para obtener tres buenas noches bajo el punto de vista astronómico y eléctri- co, siguiendo los métodos establecidos por el señor Loewy y con- formándonos al programa que este eminente astrónomo nos había trazado á nombre de la oficina registradora de longitudes. Conforme á este programa, no ha sido considerada cada noche como completa, sino después de la observación, tanto en Buenos Aires como en Valparaíso, de treinta estrellas ecuatoriales y dos circumpolares por lo menos, con inversión del instrumento. Ade- más los cronómetros han sido comparados dos veces por noche generalmente, á fin de comprobar más seguramente su marcha. Las mismas reglas han sido observadas en las demás operaciones. Del 22 al 26 hice una segunda série de determinaciones en las mismas condiciones con el señor Beuf. Estas dos séries son enteramente independientes la una de la otra; cada una de ellas asegura por completo la operación, y se verá un poco más lejos que la concordancia de los resultados obtenidos es de las más satisfactorias. Miéntras operaba con Buenos Aires, los señores Barnaud y Favereau se establecían en el Perú, cerca de las ruinas de la villa de Chorrillos á cinco leguas de la capital (1), y muy inme- [1] La villa de Chorrillos se encuentra á 14 kilómetros, solamente, de Lima. —N. DELT. -- 165 -- diato á los lugares en los cuales llegan á tierra los cables de Val- paraíso y Panamá. Por hoy no daré cuenta ni de la medida de diferencia de longitud que efectué con el señor Barnaud entre Chorrillos y Valparaíso, ni de la triangulación hecha por el Sr. Favereau para reunir nuestro poste meridiano de Chorrillos con los principales puntos geodésicos de Lima y Callao; comencé el trabajo con Chorrillos el 20 de Enero el que sólo fué terminado el 30, 4 causa de las neblinas que reinan en esta época sobre dicho punto de la costa del Pacífico. Esa razón, agregada á la gran pérdida de tiempo que me hubiera traído el trasporte de mis instrumentes al Perú, me decidió 4 operar directamente de Val- paraíso 4 Panamá. La dificultad de esta determinación iba evidentemente á con- sistir en el cambio de señales por el Cable Sub—marino: es sabi- do, que á causa de la debilidad de las corrientes empleadas en esta clase de líneas, las comunicaciones no pueden efectuarse sino por medio de señales luminosas que son producidas por los aparatos Thompson. La exactitud de estos trabajos exige más claridad en las señales, de la que se necesita en la correspon- dencia habitual; por este motivo era necesario aislar, cada noche, todas las partes de las líneas aereas que se conexan con esa sub- marina, á la terminación del cable para la comunicación con las oficinas intermediarias, y se cuenta más de doce de esas oficinas sobre una extensión de más de 1,000 leguas marinas que sepa- ran Valparaíso de Panamá. Además, si en una extensión tan larga era necesaria una es- tación intermedia, la debilidad de la corriente hacía imposible que funcionara tal estación; era necesario emplear otro modo de »trasmisión y hé aquí las disposiciones que tomé: el señor Fave- reau, situado á la extremidad de los dos cables en Chorrillos, te- nía á la vista dispuestos sobre la misma mesa, dos aparatos Thompson, con manipuladores, el uno para mandar á Panamá las señales recibidas de Valparaíso y el otro para mandar á Val- paraíso las señales recibidas de Panamá; es decir, que espiaba la imagen reflejada por el espejo de uno de los dos aparatos Thomp- son é inmediatamente que veía esta imagen moverse, mandaba una señal con el manipulador del otro aparato. Después de ha- berse ejercitado bastante mi colaborador, llegó 4 proceder de una manera uniforme sobre cada uno de los manipuladores; la pequeña pérdida de tiempo que resulta de ese modo de trasmi- sión, desaparece con los cálculos, porque es la misma en todos los casos, sea que la señal venga de Valparaíso, sea que venga — 166 — de Panamá. La experiencia ha demostrado la exactitud de este procedimiento. Mi colaborador, el señor Barnaud, había proseguido hasta Pa- namá, donde se había establecido, sin perder un momento, en el patio mismo de la casa del cable sub—-marino, puesto con mucha amabilidad á su disposición. Así como lo esperaba, el tiempo nos fué más favorable que en Chorrillos, y la operación empeza- da el 16 de Febrero terminó en la noche del 20. Habíamos reu- nido, en este corto espacio de tiempo, más de tres noches com- pletas, comprendiendo cada una, por lo menos, cien buenas se- ñales luminosas mandadas y recibidas en cada estación por séries de 20. Era la cifra mínima que creí determinar, á fin de asegu- rar una exactitud hasta donde fuese posible equivalente á la ob- tenida por el registro directo, siguiendo el método que se adop- ta en las operaciones análogas efectuadas por la oficina registra- dora de longitudes, el Observatorio de París y el Ministerio de la Guerra. La suerte nos favoreció hasta el último: el 21 de Febrero, en momentos que iba á la oficina á telegrafiar al señor Barnaud que consideraba nuestras operaciones como terminadas, toda co- municación con el Callao y Panamá estaban interrumpidas por mucho tiempo quizás: el cable Sub-marino acababa de romperse hacía algunas horas! El señor Barnaud antes de abandonar Panamá, “ejecutó el fin del programa que le había indicado y que yo cumplía en el mis- mo momento en Valparaíso: triangulación y determinación de la latitud. Es inútil agregar que todas las constantes de nues- tros dos círculos meridianos han sido medidos con el mayor es- mero y con mucha frecuencia. Para asegurar bien nuestro trabajo, no hice menos de siete séries de medidas de ecuación personal, en diferentes épocas, con el señor Barnaud, tanto por el registro de pasajes de estre- llas como por el de señales luminosas. El mismo estudio com- parativo ha sido efectuado con el señor Favereau por el registro de las señales recibidas en el galvanómetro. No me quedaba, al abandonar Chile, más que determinar mis diferencias de ecua- ción personal con los señores Beuf y Fleuriais; ese trabajo fué ejecutado con el primero de mis colaboradores en Buenos Ai- res, donde llegué en compañía del señor Favereau, atravesando la cordillera de los Andes y las pampas de la República Argen- tina. Tan solo á mi regreso en Francia pude hacer la misma de- terminación con el señor Comandante Fleuriais. — 167 — El cuadro que sigue suministra, al mismo tiempo que el re- sultado de las operaciones, un resumen de los elementos necesa- rios para apreciar su grado de exactitud: DIFERENCIA DE LONGITUD ENTRE VALPARAISO Y BUENOS AIRES. 1,2 MM. Fleuriais, De Bernardiéres. 2.” M.M. Beuf, De Benardiéres. FECHAS. LONGITUDES. FECHAS. LONGITUDES. Enero 12. 53m. Os. 09 Enero 22. Jam. Os. 12 Enero 16. Os. 2 ES Enero 28. Os. 03 Enero 18. Os TS Enero 26. Os.. 11 PROMEDIO. 53m: 0s. 13 PROMEDIO. 53m. Os, 09 Las diferencias de ecuación personal medidas entre el señor De Bernardiéres y cada uno de los otros observadores por tres séries que comprenden más de cien estrellas, son iguales las dos á Os. 06. y de signo contrario; el señor De Bernardiéres obser- vando el mismo fenómeno después del señor Beuf y antes que el señor Fleuriais; por consiguiente, no tiene influencia sobre el resultado que se obtiene tomando el promedio de los dos valo- res citados más arriba por la diferencia de longitudes, y se en- cuentra. [ Poste meridiano del Cerro ? | de la Artillería en Val. | Diferencia 0 paraíso. longitudes | Poste meridiano de la Es- cuela Naval de Buenos | ( Aires. ) 53m. Os. 11. Oeste Los resultados de las triangulaciones efectuadas en Valparaí- so por el señor de Bernardiéres, y en Buenos Aires por el señor Beuf, han dado: — 168 — f Poste meridiano del Cerro ) Disieraa de | dela Artillería de Val- cidos : paraiso. Os. 64, Este longitud. | Asta de la Bolsa de Val- L- paraiso. [ Poste meridiano de la Es- ) Diferencia de | cuela Naval de Buenos | Lonsitud A Aires. ' 4s. 76. Este 9" | Cúpula de la Aduana de | L Buenos Aires. Por consiguiente: (Asta de la Bolsa de Val- > Diferencia de | paraiso. | longitudes |) Cúpula de la Aduana ÓN te o L. Buenos Aires. DIFERENCIA DE LONGITUDES ENTRE VALPARAISO Y PANAMÁ. Señores De Bernardiéres y Barnaud, Diferencias de ecuaciones personales FECHAS. LONGITUDES. de los señores De Bernardiéres y - Barnaud. 1883 Febrero16. 31m. 34s. 42 Promedio de 174 es- trellas en seis noches Os. 08' Id 17. 31m. 34s. 713 El señor De Bernar- diéres observando después que el se- ñor Barnaud. Promedio de 820 se- ñales luminosas..... Os. Ol Febrero 18. 31m. 34s. 65 Esta última diferencia es demasiado peque- ña para que se tenga en cuenta. ld 19. 31m. 384s. 75) Trasmisión de señales entre las Id 20. 31m. 34s, 38 | dos estaciones. > Diferencia de] — 169 — Promedio. 31 m. 34s. 68 El intervalo de tiempo que ha separado el registro indirecto en los cronógrafos de Valpa- raíso y Panamá de la misma señal cambiada en las dos es- taciones, ha variado entre los valores extremos de 1s. 48 y 1s. 61 por séries de 20 señales, siendo el valor medio de 1000 señales, Is. 50. ( Poste meridiano del cerro ) de la Artillería de Val- | td ] paraíso. »31m.34s. 68.Oeste Poste meridiano de la ca- | Ll. baña de Panamá. Diferencia de ecuaciones personales........ > 0. 08.Oeste Diferencia de longitud entre los dos pos- Lei. e Oeste A A j > -[ Poste meridiano del cerro ) Dieréncia de | de la Artillería de Val- , paraíso. Os. 64. Este. petad. Asta de la Bolsa de Val- paraíso. Diferencia de baña de Panamá. 08 52. Oest longitud, Torre Norte de la Cate- A ES LL dral de Panamá. | ) ( Poste meridiano de la iS | ) Diferencia de longitud. paraíso. (Oh. 31m. 35s. 92. Torre Norte de la Cate- ' Oeste, UL. dral de Panamá. lr de la Bolsa de Val- — 170 — CONCLUSIONES. LONGITUD DE VALPARAISO. 12 Por Buenos Átres. Longitud de la cúpula de la Aduana de Buenos Aires, según el resultado de los tra- bajos de los Oficiales de la Marina de los Estados Uni- dos señores Green, Davis y NonflS.-sevaciat tia ra e a 4h. 2m. 49s. 88. Oeste. Diferencia de longitud entre la cúpula de la Aduana de Bue- nos Aires y el asta de la Bol- sa de Valparaíso, según las determinaciones delos señores Fleuriais y De Bernardiéres.. Beuty De Bernardiéres. o... : 53m. ás. 23. Oeste. Longitud del asta de la Bolsa de. Valparaiso o. 4h. óóm. 54s. 11. Oeste. 2 Poy Panamá. Longitud de la torre norte de la Catedral de Panamá, según el trabajo de los mismos Oficia- lés ¿americanos 5h. 27m. 29s. 75. Oeste. Diferencia de longitud entre la torre morte de la Catedral de Panamá y el asta de la Bolsa de Valparaíso, según las determinaciones de los seño- res De Bernardiéres y Bar- ; AA 3lm. 35s. 92. Este. Longitud de la asta de la Bolsa de ValparalSo soso ae 4h. 55m. 53s. 83. Oeste. Estas dos ecuaciones difieren en Os. 28 y este inmenso polígo- no que tiene por vértices: París, Greenwich, Washington, Pana- má, Valparaíso, Buenos Aires, Rio de Janeiro y Lisboa, con más «de 20 estaciones intermedias, cierra con menos de 150 metros. e — 111 — Nos falta por ahora las bases para encontrar las causas de tan mínima diferencia; quizá nuestros resultados se modifi- quen en algunos centésimos de segundos, cuando los valores de las ascenciones rectas de las estrellas empleadas, puedan ser objeto de una discusión completa; quizá convenga también no- tar que el más mínimo error sistemático puede adquirir impor- tancia cuando las estaciones son tan numerosas. En el estado actual de la cuestión, nuestros trabajos son solidarios de los de la comisión de la marina americana, y nos parece racional adop- tar el promedio de los dos valores procedentes para el meridia- no fundamental. Longitud determinada del asta del pabellón de la Bolsa de Valparaíso, contada del meri- O Es EOTÍS Sesma da ban 4h 53m. 53s. 97. Oeste. LATITUD DE VALPARAISO. La latitud del poste meridiano del observatorio del Cerro de la Artillería ha sido determinada por medio de 60 distancias ze- nitales meridianas de estrellas que observé con un círculo meri- diano, puesto sucesivamente frente al Este y al Oeste; de esa manera he obtenido: Latitud del poste meridiano del Cerro de la Artillería. ......... 33 UA TSur Diferencia de latitud con el asta del pabellón de la Bolsa (per Atrangulación)........ AS + E 23" 4 Sur. Latitud del asta del pabellón de la Bolsa de Valparaíso......... 392 ALO EL Sur. La misma operación de triangulación me ha permitido reu- nir varios otros puntos de Valparaíso con el poste de nues- tro observatorio del Cerro de la Artillería. LATITUD DE BUENOS AIRES. El señor Beuf ha efectuado la misma série de operaciones en Buenos Aires y ha encontrado los resultados siguientes: -— 172 — Latitud del poste meridiano del Observatorio de la Escuela Naval (por 60 distancias zenl- tales meridianas de estrellas). A A lc Diferencia de latitud con la cú- pula de la Aduana, por (trian- O E a A : 1” 14” 4 Sur. Latitud de la cúpula de la Adua- na de ¡Buenes! Ares ra 3413627 "ASA Los americanos han encontrado porel método Ralco re 34 36" 29" "SSL Al terminar esta nota, ya demasiado larga, séame permitido agregar, que las circunstancias nos han favorecido para el cumplimiento de la comisión de que he tenido el honor de da- ros cuenta. Hemos tenido la satisfacción de recibir de todos, y en todas ocasiones, el concurso más simpático y más decidido que los altos patrocinios de la Academia de Ciencias y la oficina re- gistradora de longitudes, no podían menos de dejar de provocar en favor de sus comisionados. Escuadra de evoluciones, 4 bordo del ZRzche/zea el 31 de Mar- zo de 1884. De BERNARDIÉRES, Teniente de navío, PA — SECCION ZOOLÓGICA. Auchenia Huicuña,. [1] Publicamosá continuación un estudio especial del señor B. Pa- checo Vargas, sobre el género llamado Auchenia Hutcuña, estudio que le sirvió de tésis al graduarse de Bachiller en Ciencias Natu- rales y que mereció la aprobación del Jurado. Lo interesante de este trabajo y las apreciaciones que el autor hace sobre la importancia, caracteres, nombre, historia, clasifica- ción, distribución geográfica, cruzamiento y utilidad de esta espe- cie, nos han determinado á darle un lugar en este Boletín, lo que contribuirá, á no dudarlo, á estimular á los jóvenes que se dedican á esta clase de investigaciones científicas. (1) Nombre que dá el autor á la especie llamada generalmente Auchenia Vicuña, PS niega la existencia de la letra V en el idioma quechua, de donde trae su eti- mología, d — 173 — En cumplimiento de uno de los deberes que me impone el reglamento, vengo á dar lectura á este modesto trabajo des- provisto de todo mérito, y si alguno tuviere, no sería otro que ser el estudio de uno de los animales más importantes, y que podemos asegurar, sin temor de equivocarnos, constituye la más valiosa riqueza de la fauna del Perú. Deseo que el presente trabajo sirva de base á otras personas que, con más conocimien- tos que yo, emprendan esta labor de una manera más completa y sobre un tema que tan latente interés ofrece á nuestra indus- tria y riqueza nacionales; la necesidad inaplazable que se hace notar en la conservación de la especie Auchenia huicuña, me ha impulsado á presentaros estos ligeros apuntes, llamando á la vez la atención vuestra y la del Gobierno sobre tan importante materia, que contribuirá, indudablemente, á levantar de su postra- ción á nuestro tan amado como digno país. Uno de los puntos, y precisamente el más importante, es sin duda la conservación de la especie que nos ocupa, que desde tiempos remotos es ob- _Jeto de una persecución destructora, cuyos funestos resultados para la riqueza pública y privada, estamos ya palpando muy de cerca. Hábnse, pues, sucedido los días, los meses y los años, por espacio de más de cuatro siglos, sin que el espíritu progresista del hombre de ciencia hubiera realizado hasta ahora la grande obra de llegar á dominar completamente estos animales, por medio de la domesticación, esa educación instintiva, podemos llamarla así, de los seres irracionales y que tanto los aproxima al hombre, ese monarca coronado de la creación. Con el objeto de ordenar el desarrollo de este trabajo, lo he dividido en seis partes. La primera, que versará sobre el género Auchenia, su importancia, caracteres y algunas consideraciones generales sobre él; en la segunda hablaré de la especie en parti- cular, su nombre, su historia y clasificación; la tercera tratará de la distribución geográfica, costumbres y régimen; en la cuarta me ocuparé de la domesticidad é importancia; la quinta versará sobre cruzamientos y la utilidad de éstos; finalmente, en la sexta parte enumeraré los productos en exportación, sus aplicacio- nes. PARTE PRIMERA. Género Auchenta, su 2mportancia, caracteres y algunas consideraciones sobre él. Este género, creado por el naturalista Illiger, está formado por cuatro especies de-animales originarios de la América del — 174 — Sur y muy particularmente del Perú; dos de estas especies son domésticas y las otras dos se encuentran todavía en el estado salvaje. Entre las primeras tenemos, la Llama (_Auchenza lla- ma ) que desde los priméros tiempos ha servido al hombre co- mo bestia de carga, que á semejanza de los camellos en el Afri- ca, aun cuando no con la fuerza y resistencia de éstos, soporta tanto los rigores del tiempo como todas las vicisitudes y even- tualidades propias de los viajes. El peso que generalmente con- duce es de ciento á ciento veinte libras y camina al día cuatro á cinco leguas, menos que más. Estos animales son de carácter taimado, excesivamente mansos y en extremo sufridos; su mar- cha es pesada y lenta; su estatura es de un metro más Ó menos. Este animal es el que se ostenta en nuestro escudo nacional á la izquierda del árbol de la Quina, en representación de la va- riada y rica fauna del Perú. “El otro animal doméstico á que he hecho referencia es la Paccocha [ Auchenza pacco ) cuya esta- tura es más Ó menos igual á la de la anterior; el pelaje sí, es mu- cho más fino y abundante y es sólo lo que explica el notable in- terés con el que se cría este animal; en cuanto al carguío no seles aplica por ser sumamente débiles, y además porque son atacados con mucha frecuencia de una espeeie de erupción de la piel, á se- mejanza da la sarza y que probablemente es originada por un sa7- coptes del género acarzus. Los naturales curan esta enfermedad hisopeándolos con grasas en descomposición; es necesario mu- cha previsión y esmero en estas curaciones, pues se malogra la lana y muchas veces causan hasta la muerte del animal. En cuanto á los animales que se encuentran en estado salya- je, son el Huanaco (Auchenza huanaco) animal mucho más fuer- te que todos los del género y que se le podía aplicar con venta- ja para el carguío, sin embargo de su pequeña estatura; su caza es muy difícil; carácter indómito. Dela otra especie que es la Hurcuña (Auchenta haicuña) que es la que me sirve de tema en el presente trabajo, me ocuparé más adelante. Todo lo dicho hasta aquí, nos hace conocer la importancia del género, tanto más cuanto que es uno de los de más interés de nuestra fauna. En este género, como dijimos anteriormente, se encuentran agrupadas cuatro especies; pero ciertas razones que las explica- ré, y más la carencia de caracteres diferenciales, me inclinan á considerarlas como variedades que, por circunstancias apropia- das, han llegado 4 constituir verdaderas razas. Una de las prue- bas es la siguiente: cualesquiera que sean los dos animales de es- — 175 — te género que se crucen, el resultado es, un individuo que tiene caracteres de ambos y que posee la facultad de reproducir otro ser semejante á sí mismo; como vemos, aquí no se realiza el fenómeno de la hibridación, que es uno de los más cons— tantes en el cruzamiento de animales de distinta especie. En estos nuevos individuos se realiza la ley del 4/avzsmo hasta la sexta Ó sétima generación, después de la cual, es sustituida por la gran ley de la Reversión de las especies, que se verifica en cualesquiera de los animales cruzados; pero aquí se nos podía ob- jetar, que para considerar una sola especie, es necesario que se realice la ley de la reverszón ála especie primitiva, es decir, á la que ha dado origen á las otras variedades que hemos indicado; para contestar esta observación sólo recordaremos una de las condiciones de la ley de lá reversión de las especies, y es la si- guiente: para que una variedad vuelva al tipo primitivo, es pre- ciso que dejen de actuar las fuerzas que la originaron, y como las fuerzas, que en este caso deben ser el cambio de régimen, costumbres y estado, no dejan de actuar, tenemos que no puede realizarse la vuelta al tipo primitivo Ú reversión de las especies, En cuanto á determinar cuál es la especie primitiva Ó material de estas cuatro especies, no podríamos hacerlo de una manera segura; pero cualquiera que ella sea se encontrará positivamente en el mismo caso. La trascendental importancia de todos estos animales es re- conocida desde los primitivos tiempos; estos seres eran estima- dos, unos como bestias de carga, otros como productores, otros como ofrendas á los dioses, Ó valiosos presentes á los monarcas y nobles, y finalmente servían como alimento. Cuéntase que huestros antepasados en la época de la:monarquía, celebraban fiestas ordinarias y extraordinarias: las primeras eran las más nota- bles y aun de estas, las más solemnes, correspondían á los solsti- cios y equinoccios; de éstas solo citaremos la más suntuosa que correspondía al mes de Junio, mes que era conocido con el nom- bre de 4ucay-cuzquz, la fiesta se llamaba /nt2cc-Raymz, era la más notable de todas las que se celebraban. Para solemnizar esta fiesta acudían á la ciudad del Cuzco todos los nobles del Imperio, Al amanecer el día, la Plaza Mayor de la población se encontraba ocupada por el Inca y toda la fami- lia real; los nobles ocupaban otra plaza llamada cusz pampa y el pueblo se situaba en las diferentes boca=calles Ó avenidas. No bien iluminaban los primeros rayos del día, cuando se oía una entusiasta gritería como para manifestarle un saludo al padre — 176 — Sol, y cuando aparecía el cuerpo luminoso en totalidad, todos se ponían de cuclillas, incluso el Inca, en señal de adoración. A po- co poníase de pié el Inca teniendo en cada mano un gran vaso de oro lleno de chicha (4cca); derramaba el de la mano derecha en un recipiente del mismo metal, líquido que iba hasta el templo de Coricancha por medio de canales subterráneos. Del vaso que tenía en la mano izquierda tomaba el Inca una porción, y des- pués daba de beber á su familia; los nobles y el pueblo hacían otro tanto; terminada esta ceremonia se dirigían en procesión al templo de Coricancha. El pueblo se descalzaba una ó dos cua- dras antes de llegar al templo, y la familia real sólo lo hacía en . la puerta. Después de una breve oración ante la imagen del Sol y de hacerle algunas ofrendas, regresaban á la plaza donde te- nían lugar los sacrificios, que consistían en consagrarles una he- catombe de animales que no eran otros que las Z/amas, Huicu- ñas y otros dedicados al padre Sol. Terminado el holocausto se mataban l/amas y otros animales con el objeto de repartir su carne á la gente del pueblo que sólo la comía en estas ocasio- nes, porque estos animales estaban consagrados al Sol y estaba prohibido cazarlos, y tan sólo por gracia especialísima concedía el monarca la crianza de estos animales á ciertas personas, pe- ro sin concederles el derecho de matarlos sino con anuencia del * Inca; finalmente se repartía chicha en abundancia y se bailaba alegres danzas con las que terminaba esta fiesta. Caracteres.—Todos estos animales son de carácter manso, tienen un pelaje fino y uniforme, sus colores varían; su régimen en lo general es herbívoro, viven en las regiones frías, casi al ni- vel de las nieves perpétuas; encuéntranse también algunos en climas menos fríos, como la Z/ama; pero ya obligados por el estado doméstico. Las demás especies son muy difíciles de acli- matar, razón por la que han fracasado todas las tentativas que desde los primeros tiempos de la conquista se hicieron en los diferentes países del mundo. Bajo mejores auspicios se repitie- ron las tentativas al respecto á principios del presente siglo; pe- ro también se frustraron desgraciadamente. PARTE SEGUNDA. De la especie, nombre, su historia y clasificación, El nombre de la especie que nos ocupa es el de Huituña, Ccu- . ya etimología, que trae su origen del quechua, no me ha sido 0.75 AN — 177 — posible determinar de una manera precisa; pero en mi opinión se deriva de las voces hueccaz, que significa cintura, y uña que quiere decir anzmal tierno, sin duda por la alusión Á que este animal tiene una cintura muy “estrecha y es de estatura pe- queña. Haustoria.—Este animal ha sido conocido desde los tiempos prehistóricos, según datos consignados por los primitivos histo- riadores de América; pero los primeros que lo dieron á conocerá los reyes de España, fueron los descubridores y conquistadores del Perú D. Francisco Pizarro y los catorce valientes que lo acompa- ñaaron en su tan atrevida empresa, quienes cuentan haberlos visto por primera vez en el puerto de Tumbes. Al llegar 4 este puerto Pizarro y los suyos, fué mandado á tierra DD). Alonso de Molina ante el Curaca (Gobernador ), con el objeto de adquirir algunos datos acerca de tan deseada región, y al regresar á la nave “llevó muchas noticias halagadoras y les relató todo lo que había visto, y entre otras cosas les ció la existencia de estos animales, á los que por la semejanza que encontró con los del género Ovzs, les “llamó Carneros de tierra. El 26 de Setiembre de 1513 Blasco Nuñez de Balboa, reco- nociendo las costas del Sur de Panamá, se encontró con el caci- que Cheopes, quien le dió idea de un cuadrúpedo de esta especie, modelándolo en un poco de barro, y expresándole al mismo tiempo la gran utilidad que les prestaba. Posteriormente, uno de los que dá noticia de este animal es el Capitán D. Pe- dro Cieza de León, que vino ála América el año 1531 y permaneció en estos lugares como diecinueve años, después de los cuales volvió á España en 1550, y el año 1553 publicó en Sevilla una obra titulada “La Crónica del Perú”, en que con- signa un párrafo á los carneros de tierra y dá ligeros apuntes de ellos. Uno de los primeros naturalistas que se ocupa de es- tos animales es el señor Hernandez, enviado por los reyes de España para estudiar la fauna, flora y gea de los nuevos te- rritorios agregados á la Corona. Después han seguido distintos profesores tratando sobre su clasificación hasta el Dr. Fischer, cuya clasificación es la adop- tada por la mayor parte de los autores modernos, y nosotros se- guiremos la de los señores Gervais y Van Benneden, con algu- nas modificaciones. Clasificación. —Siguiendo, pues, la enunciación arriba indica- da, debemos considerar á estos animales en la gran división de los vertebrados; clase de los mamíferos; placentarios; orden de 8 los bisulcos, sub-orden de los rumiantes; tribu de los camellos; género auchenia y finalmente la especie Auchenia huicuña (Fis- cher). Cas Este animal es de formas bastante finas y ele- gantes, su talla es variable, pero generalmente es de tres piés; bien que en las diferentes partes del cuerpo no es igual, pues se notan las siguientes diferencias: los miembros anteriores son más cortos que los posteriores, y por consiguiente la altura va- ría en el lomo y el anca; igual cosa pasa, aunque menos notable, en la parte inferior con el pecho y la barriga. La altura total del animal es, por término o en la parte anterior, 2 piés 9 pulgadas y en la posterior 2 piés 11 pulgadas, llegando algu- nas veces hasta tres piés. La longitud de cruz á fecha es de 2 piés 7 pulgadas más ó menos; las piernas son muy delgadas y finas, terminadas por dos dedos desprovistos de membrana in- terdigital (diferencia con los camellos) y protegidos por pezu- ñas corneas. El cuello es largo, más Ó menos tiene la longitud de la altura de la parte anterior del cuerpo del animal, tiene la forma de un cono truncado, de base inferior, y en la parte supe- rior termina por la cabeza que es la que trunca el cono. La ca- beza es un poco larga, redondeada superiormente, tiene orejas pequeñas y tiesas, los ojos grandes, hermosos y un tanto redon- dos, guarnecidos por pestañas crespas y por una especie de oje- ras de un color algo más oscuro que hace realzar más su belleza; la cara termina en un ángulo un poco agudo, y, como el primer cuarto del vértice, se halla desprovista de pelo y de un color más oscuro; el labio superior, de la nariz á la boca, se vé pro- fundamente partido; su boca tiene labios delgados; en la mandí- bula superior faltan los dientes incisivos: en algunos casos los hay en número de dos y muy separados; estos casos son muy rá- ros; en la mandíbula superior sí existen en número de seis; care- cen completamente de caninos, y en cuanto á los molares los po- seen en número de doce en cada mandíbula. ee Su pelaje es de un amarillo particular que les es característl- co; en todas las partes superiores y extremas es más subido, y, por el contrario, en la partes inferiores é internas, es más claro, llegando casi siempre al blanco; es muy fino, especialmente en el cuello; le cubre casi todo el cuerpo y llega por la parte infe- rior hasta el tercio superior del canon, desde donde principia á disminuir hasta los piés gradualmente. La cola es corta y ca- rece de pelos ¡nteormend Las mamas son en número de cuatro, inguinales. Su carácter es tímido, taimado, bastante ale- £l Y ER ñ — 179 — gre, su carrera muy veloz y.sus movimientos muy ágiles. Su defensa está en las patas y más particularmente en la saliva, con la que arredra á algunos de sus enemigos. La época del celo es del estío al otoño: la agitación dura aproximadamente diez meses. Tiene un solo parto al año y muy raras veces los fetos son en mayor número que uno. Viven de 12 á 15 años. La se- paración de los hijos Ó sea el destete se verifica de los 6 á los 8 meses de nacidos; los hijos nacen en perfecto estado de desarro- llo y en condiciones tales que pueden alimentarse por sí mismos pocos días después de haber nacido. PARTE TERCERA. Distribución geográfeca, costumbres y régimen. Estos animales viven en las altas y escarpadas regiones de los Andes, casi á la altura de las nieves perpétuas (de 124 1% mil piés sobre el nivel del mar). Difícil sería concebir la existencia de tan delicados seres, si la sabia naturaleza no hubiera cubierto su cuerpo de abundante lana, cuyo abrigo les podría permitir sopcrtar los más rigorosos fríos polares. Los tan frecuentes co- mo bruscos cambios meteorológicos de estas regiones, no per- miten determinar con exactitud la temperatura media de estos lugares; pero sí podemos calcular, de una manera aproximada, que la temperatura máxima es de 9” centígrados sobre cero y la mínima de 6” centígrados bajo cero. Esta región, conocida con el nombre de puxa, está formada por dilatados campos, cu- biertos por una débil vegetación que tapiza de un verde oscuro yel sinuoso suelo: es aquí donde vemos á estos animales pulular por distintas direcciones en busca del mejor alimento, que con- siste en vegetales de la familia de las gramináceas; así, entre otras encontramos el Stípahicha (ich), algunas especies de los géneros Deyeuxza, Avena, Bromus y otras, conocidas todas con el nombre general de faja; finalmente encontramos la grama (Loa michauxtz ) que abunda mucho, especialmente en ciertos lugares humedecidos por el agua de arroyuelos que, á manera de cintas argentíferas, descienden de las corpulentas nevadas, que magestuosas é imponentes son los mudos testigos de la tan eloriosa como desconocida civilización de los Incas. ¡Cuán be- llo es el paisaje que se nos presenta á la vista! Por un lado un conjunto de animales de diferentes especies armoniosamente di- seminados;, y si es verdad que la vegetación no es tan robusta — 180 — como la de otras regiones, déjanse notar muchos representantes de las familias de las algas, hongos, líquenes, varias especies de dicotiledones, en medio de las que se halla la importante com- puesta conocida con el nombre de huamarzripa (criptocacte an- dicola), una gerianácea, la m:t2ka-mitekp (Geranium acaule), flores todas que perfuman el enrarecido aire de estos lugares con el delicado aroma que exhalan de sus corolas. En conformidad con la ley de contrabalanceamiento formulada por Geoffroy, se vé que la Providencia ha dotado á estas regiones. de innumera- bles riquez as en el reino mineral, que nos ofrecen por do quiera la más halagadora perspectiva; cua! esquiera que sean las direc- ciones por “as que dirijamos la vista, hallamos inmensas lla- nuras limitadas por gigantescas porfídicas masas, en medio de las cuales se encuentran corpulentas rocas y no menos notables can- tos de naturaleza muy variada, por los que serpentean ve- tas y vetillas de múltiples minerales, entre los que más abun- dantes son los de plata, que reclaman la mano del industrial pa- ra su explotación. Nosotros, ante tan grandioso espectáculo, no podemos menos que prorrumpir, á semejanza del Dr. Haenke cuando vió por primera vez la Vzctorza regza, en un sublime vo- to de gracias al Todopoderoso por habernos prodigado tantos beneficios. Costumbres.—Los individuos de esta especie viven reunidos en grupos más Ó menos numerosos y en número impar por lo general, siendo de notarse que nunca hay más de un macho en cada porción; pues caso de haber traban entre ellos encarni- zadas luchas hasta que uno de ellos resulta inutilizado ó muerto, y entonces el victorioso queda regentando á la cabeza de la ma- nada; tan exagerado es este celo, que 4. sus propios hijos, apenas. han cumplido 6 á 8 meses, los botan, y si se resisten los maltra- tan; pero con éstos se quedan la madre y otras hembras con las que constituyen un nuevo rebaño. Estas diferentes agrupaciones salen al campo cuando apenas los tibios rayos del sol principian á iluminar las cumbres de los más elevados cerros, con el objeto de escoger el pasto que aún está cubierto de escarcha. Pasan todo el día andando en distintas direcciones en busca del mejor alimento; en todas estas correrías no se descuidan de tomar to- das las seguridades con respecto á sus enemigos Ó perseguidores; en ciertas épocas del año andan distancias considerables, y ha-*" cia el caer la tarde, á esa hora tan bella como melancólica del crepúsculo, cuando el astro diurno está ocultando sus últimos rayos de luz, se dirigen 4 paso incierto en busca de un lugar á . — 181 — propósito para guarecerse durante la noche; escogen de prefe- rencia los lugares más escarpados y allí se acomodan en las gru- tas que dejan las rocas entre sí, y una vez que se hallan bien si- tuados, principian á rumiar los alimentos acopiados, fenómeno que con cortos intervalos dura hasta el amanecer del nuevo día, en que comienza su peregrinación cuotidiana. Algunas veces el mal tiempo no les permite buscar un buen asilo, pues Ó los sorprende la noche ó se les desencadena una tempestad, y por lo tanto no pueden continuar su marcha y se quedan en el campo raso donde pasan la noche agrupados en círculo. En estas obligadas andanzas de cada día marchan diri- gidos por el macho que, como menos tímido, arrostra los peligros de las avanzadas y no hace escasear miradas tras de sí para cer- ciorarse si son perseguidos, y si son, dá aviso á la tropa con un chillido y parten todos á correr. Las hembras son de carácter más suave y profesan al macho excesivo cariño, hasta el extremo que habiéndole ocurrido á este algún percance ó recibido el tiro de algún cazador, las hembras no le abandonan hasta que haya muerto Óó que la presencia de sus perseguidores las obligue á huir; habiendo en no pocos casos dejádose coger una hembra en perfecto estado, por no quererse mover del lado del macho, miéntras las otras corren aterradas sin tener quien las dirija y ván repartiéndose en las diferentes tropas que encuentran á su paso ó también toman por director á algún pequeñuelo que hu- biera en el rebaño y constituyen de este modo un nuevo grupo. CUARTA PARTE. Domesticidad y su necesidad. Pocos son los trabajos que se han hecho al respecto, y con tal desgracia que los verificados no han dado ningún resultado prác- tico. Los jesuitas fueron los primeros que después de muchos años de incesantes trabajos obtuvieron un rebaño de más de 600 huicuñas entre machos y hembras, que se dispersaron y volvie- ron al estado salvaje á la expulsión de esta Orden religiosa de- cretada á fines del siglo pasado por bula de Clemente XIV, quien pagó poco tiempo después con la vida este paso tan avan- zado como liberal; fueron muchas las pruebas que hicieron al respecto y pocos los resultados que al efecto obtuvieron. Una de las que llegaron 4 comprobar fué la procreación en el estado doméstico, fenómeno que se creía imposible casi, pues llegaron 4 — 182 — obtener hasta cuatro generaciones; pero lo importante que les faltó observar era si estas nuevas generaciones habían perdido los hábitos salvajes. Posteriormente, por real orden del Príncipe de la Paz, comunicada en 1804, se colectaron animales de las cuatro especies del género Auchenia, para obsequiarlos á Md. Josefina de Bonaparte, ex-Emperatriz de los franceses, quien los deseaba para su colección de animales en el Jardín de Malmai- son; una vez que fueron colectados dichos animales los remitie- ron á Buenos Aires, adonde llegaron después de muchas pena- lidades, y se encontraban en esta ciudad cuando se verificó la entrada á ella de los ingleses en 1806. Con este motivo al- gunos de los animales murieron, ya sea por efecto de los tiros perdidos ó por miedo; los restantes fueron remitidos á Es- paña, pero con tal fatalidad que llegaron á Cadiz días antes de la toma de la población por los franceses, y por lo tanto sufrieron por segunda vez los efectos del hecho de armas, habiendo muer- to casi la totalidad; los pocos que quedaron vivos fueron remi- tidos á París, donde vivieron poco tiempo, pues no pudieron aclimatarse á pesar de los exagerados esfuerzos que en el Jardín Zoológico se hacían con tal objeto; y aun más los hijos que tu- vieron tampoco pudieron aclimatarse, pues, como sus padres, es- taban poseídos de una natural melancolía, producida sin duda por la falta de elementos vitales en la atmósfera y en los ali- mentos. A principios de este siglo un compatriota nuestro se decidió 4 la domesticación de estos animales y no sin grandes esfuer- zos consiguió un rebaño de más de cincuenta de ambos sexos, los mismos que los dedicó á diferentes cruzamientos que le die- ron resultados variados y de los que nos ocuparemos más ade-« lante. Posteriormente, en 1847, el párroco de Huaripampa (provin- cia de Jauja), Dr. Dianderas, obtuvo algunas huicuñas domesti- cadas en su casa y observó que había mucha dificultad para re- ducir al huicuña macho, que mordía y escupía á las mismas hembras y á cuantos se le acercaban, poniéndose-tan furioso que era necesario encerrarlo solo en un cuarto ó corral. Los medios que emplearon para la domesticación no son co- nocidos; pero los creemos fundados en no separarlos de su habi- tación ni cambiarles de régimen alimenticio y costumbres. Por tanto creemos que se podría obtener resultados satisfactorios de la manera siguiente: Constrúyase en los mismos lugares donde habitan estos animales, dos grandes cercos provistos de todas — 183 — las condiciones adecuadas para el objeto, es decir, abundancia de agua y vegetación apropiada. Luego hágase la caza de estos animales en la edad más tierna posible y enciérrense en uno de los cercos: los machos y en el otro á las hembras, teniendo cui- dado de que el pastor á cuyo cargo esté cada una de las manadas haga visitas frecuentes, á fin de que se familiaricen por me- dio de su presencia, y pierdan de ese modo el temor que les causa la presencia del hombre. Una vez que todos estos anima- les han llegado á su completo desarrollo, el que se verifica de diez á doce meses, se espera el estío y en esta estación se hace lo que los ganaderos llaman el extrevero, es decir, reunir los animales de ambos sexos en proporción variable y que en este caso es de cinco por ciento de animales machos; este encierro dura hasta el otoño, época después de la cual se les vuelve á separar hasta el próximo estío. Hecho este primer ensayo, la observación en la práctica podría proporcionarnos poderosos auxilios. Este medio lo creo bastante seguro, tanto porque lo primero á que propende es á familiarizar á los machos que en circunstan- cias que ya conocemos pueden hacerse daño, cuanto porque se logra de la época más favorable é imperiosa para la fecundación, al mismo tiempo que se puede modificar los hábitos salvajes. Y si aún con las anteriores experiencias no obtuviéramos la fecun- dación de estos animales, deberíamos llegar al extremo de va- lernos de los sistemas de fecundación artificial, cuyos resultados son ya bastante conocidos, y que por lo tanto en el caso presen- te nos servirían de provechoso y eficaz recurso para la consecu- ción de nuestro fin. Actualmente se domestican estos animales parcialmente, de una manera casi individual; esta domesticación consiste en criar uno Óó más desde muy tiernos, pues así pueden avenir- se en un caserío; los animales así criados se familiarizan con bas- tante facilidad con otros de género diverso como perros (carzs), caballos (eguos) etc., lo que nos hace abrigar mayores esperanzas en el buen éxito de la domesticación. Una vez que ya están al- gún tiempo en este estado doméstico, si así puede llamarse, se vuelven inquietos y esperan solo una ocasión propicia para fu- gar; su inquietud es mayor en la época del celo y es generalmen- te cuando realizan su desaparición de la casa. Sucede con fre- cuencia que después de algún tiempo de peregrinación, en la que probablemente satisfacen sus necesidades, vuelven á la casa donde permanecen un tiempo variable, pues algunos hacen es- — 184 — tas fugas periódicas, miéntras otros se quedan de una manera permanente. Estas huidas las realizan ,aun cuando en la misma casa donde habitan hayan animales del sexo contrario y de la misma especie; de aquí es probable que haya nacido la idea de la imposibilidad de la reproducción en el estado doméstico. Losanimales que hallándose en este último estado vuelven al pri- mitivo, son tratados por los individuos salvajes con mucho ale- jamiento, tanto que no les permiten incorporarse en sus respec- tivos grupos. Si el solicitante es hembra, después de mucho tiempo de persecución constante á la manada y otros trabajos, llega á incorporarse; en el macho es mucho más difícil: parta- mos que lo primero que tiene que hacer es entablar luchas tre- mendas que pueden salirle adversas y entonces vive solitario hasta refocilarse para emprender nueva campaña y llegar á vencer Ó hacerse derrotar, hasta que cansado, como último re- curso, vuelve á la casa donde lo criaron á pasar sus últimos días. Su necesidad. —Desde tiempos muy remotos estos animales son objeto de una incesante caza que tiende á hacer desaparecer tan importante especie y si no tomamos las medidas convenien- tes al caso, en época no lejana tendremos que lamentar la extin- ción absoluta de la especie Auchenta hurcuña. Han sido muchos los sistemas de caza que se empleaban para coger esos animales. Uno de ellos, el más usado en la antigie- dad, es el denominado //2mpz que en la época presente apenas se emplea. Llámase así una especie, de verja formada por cañas (soc- co) de un metro de altura más ó menos, colocadas en círculo á espacios iguales; estos piés Ó soportes eran atravesados en- la parte superior por una soga (huosciia) bastante resistente, y en las porciones de soga que quedaban entre los sostenes colgaban pe- dazos de género de distintos colores. Una vez conocido el apa- rato veamos cómo funcionaba: se principia por hacer un círculo de diámetro variable según la necesidad del caso; el objetivo principal es que los animales queden encerrados en el círculo; logrado esto se principia á estrechar toda la verja hasta que ten- ga un diámetro muy corto, el cual es variable según las circuns- tancias; los animales ván reconcentrándose hácia el centro, pues su natural timidez no les permite saltar y escapar de la red. A medida que los animales se encuentran más estrechados, se vé que algunos parecen revestirse del suficiente valor para arrostrar el peligro que les amenaza y decididos se lanzan á la circunfe- rencia; pero de aquí regresan al centro aterrados por los movi- — 185 -- mientos de los géneros que flamean, ya sea azotados por el vien- to Ó movidos por los cazadores. Luego que éstos han estrecha- do suficientemente el círculo se avalanzan muchos de ellos cada uno coge un animal, lo derriba al suelo y lo ma- niata de las cuatro patas disponiendo después de él como más le convenga. Este sistema fué empleado en lo que los an- tiguos llamaban chaco (cazas) y cogían los animales por cientos; pero en estos últimos tiempos no pasan de decenas, lo que ma- nifiesta la disminución de la especie. También la caza se ha he- cho por medio del /¿027%, que consiste en un lazo de ocho á diez varas de longitud, en uno de cuyos extremos tiene tres Ó cuatro lazos más delgados y de longitud de un metro á un me- tro cincuenta centímetros, cada uno de los que termina por una bola de piedra Ó madera de algun peso. Este lazo se arroja por el extremo múltiple á los piés del animal que se quiere derribar, al caer el lazo el animal se enreda y cae, y luego se le maniata co- mo en el caso anterior. Otros muchos sistemas eran usados, pero el más general, como dijimos antes, era el //2m2p?. El historiador D. Agustín de Zárate refiere que en tiempo delos Incas, los cha- cos se verificaban con miles de indios que agarrados de las ma- nos formaban un círculo de algunas leguas de diámetro, y que al estrecharlo lo hacían en medio de una terrible eritería con la que atontaban á diferentes animales como perdices | (yuto) viscachas (/uzscachas) quienes también caían. En el día se ha sostituído estos diferentes sistemas de caza con el uso de ar- . mas de fuego y otros medios que no es del caso enumerar; pero como cualesquiera que sea el sistema de caza que se emplee tien- de á extinguir la especie, somos de opinión que deben adoptar- se algunas medidas para evitar ese funesto resultado. Este es precisamente uno de los puntos sobre el que debemos llamar la atención de los encargados de vigilar por el progreso y buen go- bierno del Estado, á los que incumbe dictar disposiciones que tiendan á salvar la extinción de tan importante especie en nuestro territorio. Como desde los primeros tiempos fueron estos animales ob- jeto de incesante persecución, fué en la época de los Incas en que se vió la necesidad de dictar una ley prohibiendo semejante abuso; pues, como sabemos ya, en épocas anteriores á la conquis- ta sólo por distinción se concedía á los nobles tener un rebaño, cuyo derecho sobre él terminaba en el esguzleo. En la época de la conquista se volvió á practicar esta caza, hasta que esta- blecido el Vireinato se dictaron algunas medidas represivas 9, — 186 — que contribuyeron un tanto á estirpar este abuso. Posteriormente, en el tiempo de nuestra emancipación política el general Simón Bolívar (en 1825) dictó una ley con igual objeto, pero que des- graciadamente no llegó á cumplirse, por causas completamente extrañas. Finalmente el General Ramón Castilla dictó un de- creto en 1846, imponiendo una multa de cuatro soles de plata por cada individuo que se cazara; pero tampoco pudo darse el debido cumplimiento á este decreto, por razones que no es del caso referir; después se dieron otros decretos con igual objeto, pero también sin ningún resultado práctico, hasta el día de hoy que la necesidad de atender al incremento de las rentas públicas, nos obliga á solicitar protección para estos animales que pueden por sí solos colmar de riqueza nuestra empobrecida patria, po- niéndolos bajo el amparo de las leyes y de su extricto cumpli- miento. Para aumentar el número diminuto que existe de estos ani- males y resarcirnos de alguna manera de la considerable pérdida que hemos sufrido durante todo este tiempo, encontramos en la domesticidad grandes y poderosas ventajas; y al respecto pode- mos insinuar la idea de dar una fuerte cantidad de dinero en premio, en la primera Exposición Nacional, á la persona que presente mayor número de animales de la especie huicuña do- mesticados, acompañando esta presentación de una breve ex- plicación sobre la manera como lo han conseguido. Vemos, pues, que la domesticación de estos animales es de todo punto inaplazable para la conservación de la especie, tanto más cuan- to que los trabajos que desde fines del siglo pasado se han hecho para aclimatar estos animales en diferentes partes del mundo, no han obtenido buenos resultados, circunstancia que nos hace conocer que sólo en la parte andina de América, y más particu- larmente en el Perú y Bolivia, se encuentran los elementos para su desarrollo, y que por consiguiente si por alguna causa se per- diesen estos animales en estas regiones, habrían desaparecido del Universo todo, legando solo 4 la posteridad su recuerdo con- signado en la historia. QUINTA PARTE. Cruzamientos y su utilidad. Al ocuparme de esta materia, no podemos menos que tribu- tar un enaltecido recuerdo á la memoria del señor D. Juan Pa- ( — 187 — blo Cabrera, natural y cura párroco de Macusani (provincia de Carabaya, Departamento de Puno). Este ilustre sacerdote, hon- ra y gloria del clero nacional, fué el que durante algunos años de incesantes trabajos y revestido de gran resignación, que tan- to realza al sacerdote cristiano, se propuso cruzar algunos indi- viduos del género Auchenia, logrando con muy buen éxito el de la paccocha con la huzcuña. Los primeros trabajos sobre cruzamientos fueron dados á co- nocer por D. Francisco Terán, intendente del Jardín de Aclima- tación en San Lúcar de Barremeda, los que se publicaron en 1804 en la ciudad de Buenos Aires, en La Revista de Agricul- tura, Industria y Comercio. Pero los únicos trabajos que pueden ser considerados como tales son los del señor Cabrera, quien principió por domesti- car huicuñas, y merced á grandes esfuerzos alcanzó á reunir más de cincuenta, de los cuales dedicó algunos al cruza- miento con la paccocha, siendo durante muchos años infructuo- sos sus desvelos, hasta que al fin vió colmados sus esfuerzos con la aparición de la valiosa pacco huzcuña, que es de lana tan abundante como la de la facco y tan fría como la de la hui- cuña. No bien obtuvo algunos de estos animales, lo dió á conocer remitiendo tres de estos individuos de la nueva raza á la ciudad de Puno donde el señor Basagoytia, que se encontraba de Pre- fecto de ese Departamento; y este señor á su vez envió un indi- viduo de esa raza al Gobierno que en vista de tan valiosa adqui- sición premió los desvelos del señor Cabrera, dictando el decre- to tan honroso de 29 de Agosto de 1840, en que además de la mención honorífica, se le señaló una pensión pecuniaria. Los medios que hubiera puesto en práctica dicho señor nos son completamente desconocidos, pues se han perdido: del todo con el trascurso del tiempo; mas, no obstante, podemos asegurar que no fué otro que el siguiente: tener una facco Ó huzcuña pre- ñada, Ó mejor si se puede obtener de ambos y una vez que ha- yan parido cambiar los hijos, es decir hacer criar la Zuzcuña con la pacco y viceversa, lo que fácilmente se logra, pues tan- to la madre como los hijos se acostumbran con tanta mayor facilidad cuanto más tiernos son los hijos. Una vez conseguido este resultado habremos vencido uno de los mayores obstáculos cual es el de aniquilar la natural repugnancia que existe entre animales de distinta especie. Criado el animal bajo estas condi- ciones, y cuando ha llegado 4 su completo desarrollo, se hace — 188 — que regente un rebaño de animales de la especie á que pertene- ce la falsa madre; y por este sistema también podremos observar cuál es el mejor cruzamiento, siendo madres las huicuñas y pa- dres los paccos, Ó viceversa. Este sistema es generalmente adop- tado para los cruzamientos de los animales del género gus del órden de los jumentos, como el caballo (Egzws caballus) y el asno (Equs asinus) con excelentes resultados. Algunos otros sistemas hay que pudiéramos citar; pero como en esta clase de trabajos es la experiencia la que puede sumi- nistrar los mejores datos y la mayor luz sobre el particular, nos abstenemos de hacerlo. Los cruzamientos de la huicuña con los otros animales del género no han dado buenos resultados, por lo que no nos ocu- pamos de ellos, Utzlzidad.—Los defectos que en todo tiempo se han reconoci- do en la lana de huicuña, provienen de la poca cantidad que producen al año y el corto tiro que posee; y como con el cruza- miento desaparecen estos defectos, es indiscutible su importan- cia y utilidad; por otra parte no debemos vacilar un solo instan- te en llamar la atención de los industriales hácia este punto de alta consideración, para que con el estímulo de un lucro más favorable se dediquen á hacer desaparecer los inconvenientes que hemos señalado. Industria que, á no dudarlo, alcanzará ma- yor realce si se llega á importar capitales y á formar empresas de explotación, con conocimiento perfecto de los lugares donde estos animales se han reconcentrado, SEXTA PARTE. Productos en exportación, sus aplicaciones. La /ana es el principal producto de este animal; ésta como sabemos es un Órgano anexo á la piel y que le sirve de protec- ción para soportar las crudas variaciones climatológicas de las altas regiones donde habita el individuo. El término medio de la producción «al año de cada animal es de doce onzas cuando se les trasquila y una Ó dos onzas más cuando se les pela. En el Departamento de Puno la producción actual es de 200 quintales más Ó menos por año, lo que dá de 26 4 30,000 animales muertos. En los últimos tiempos la baja en la exportación ha sido tan considerable, que ha producido una verdadera alarma en nuestra he — 189 — industria nacional, y esto se explica muy fácilmente por las ra- zones que antes ya hemos expuesto. Las diversas aplicaciones de la lana de huicuña son muy co- nocidas por todos; no obstante, aunque de una manera ligera re- cordaremos las principales: la primera y más importante hasta el día es la fabricación de telas, que por su propia naturaleza son notablemente finas y por lo tanto muy estimadas. Sabido es, por otra parte, que desde tiempos inmemoriales los vestidos (anacos) de los nobles y de los Incas eran fabricados de dicha lana, cuyo hilado se encargaba á las vírgenes del templo del Sol (Acllas y Nustas), que hacían el trabajo más delicado. Al presente las aplicaciones más generales que se dán á esta lana están reducidas á la fabricación de sombreros en el Departa- mento de Ayacucho; ponchos, guantes, gorros, medias y aun te- las en los Departamentos de Puno y Cuzco; también se em- plea para objetos de lujo como sobrecamas, alfombras, etc. En cuanto á las telas fabricadas de esta lana en Europa son en muy poca cantidad, y por lo tanto apenas llegan hasta noso- tros unas cuantas piezas, pues también es muy estimada en el extranjero. Desgraciadamente parece que estas circunstancias no han des- pertado en nuestros industriales la feliz idea de implantar fábri- cas de telas que pudieran sobreponerse á la importación de la gran cantidad de estos artículos que se consumen del extranjero, beneficiando no sólo la lana de huicuña sino también otras mu- chas lanas que hoy son remitidas á los diferentes mercados de Europa. Al emprender este ligero trabajo, han sido muchos los incon- yvenientes con que he tenido que tropezar por la carencia de obras que se ocupen de estos importantes animales; y si á la ra- zón expuesta se añade la deficiencia de mis fuerzas para llevar á feliz éxito el término de estos estudios, tendréis en vuestro ánimo motivos poderosos para acoger con indulgencia esta mo desta tésis, en la que solo me he limitado á consignar ligeros datos históricos y algunas observaciones que tuve ocasión de hacer durante mi permanencia en el Departamento de Puno. B. PacuHeco VARGAS. Lima, Setiembre 18 de 1889. (PAE (0 _——— — 190 — Carabaya. La antigua provincia de Carabaya, departamento de Puno, Perú, ha sido dividida hace pocos años en dos provincias: la de Carabaya y la de Sandia. Como ambas tienen la misma formación geológica, el mismo clima é idénticas producciones, etc., creo más conveniente detallarlas en conjunto, dando solo los apuntes par- ciales, según sean necesarios, al hablar de sus respectivas pobla- ciones. ) Las provincias de Carabaya y Sandia lindan al sur con terri- torio de la República de Bolivia y de la provincia de Azángaro, Perú; al norte tienen un inmenso é inexplorado territorio que confina con el del Brasil; al este lindan con territorios del Brasil y Bolivia; y al oeste con territorios del Departamento del Cuz- co, Perú. Al sur y oeste de ese territorio existen elevadísimas cordille- ras que alcanzan quizá una altura hasta de 20,000 piés (1) sobre el nivel del mar. Al ocuparnos parcialmente de los distritos de ca- da una de las provincias, anotaremos las mayores alturas de sus respectivas cordilleras. Esos vastos territorios se hallan cruzados y surcados en todas - direcciones por numerosos ríos y riachuelos, que corriendo en su origen de los elevados cerros que cruzan de oeste á este so- bre el territorio, se acrecentan en su curso con las aguas de los diarios aguaceros que caen en todas sus dilatadas serranías y campos. El gran río Inambari' puede considerarse como el de- saguadero de todas esas quebradas, ríos y riachuelos, pues en su corriente, turbia generalmente, se mezclan todos los que cruzan, esos territorios. La formación geológica de estas provincias pertenece á las más antiguas épocas; todas las cordilleras ostentan crestas graníticas, y sobre esas moles graníticas se encuentran capas de todas las rocas antiguas, más modernas que el granito. Todos los cerros de las provincias de Carabaya se hallan cubiertos de capas de pizarra, sobre las últimas anteriores formaciones; y es- ta pizarra puede decirse que cubre todo el territorio, desde los _puntos de donde comienza la vegetación para abajo. La pizarra convertida en barro, por la constante acción de las aguas, y mez- clado ese barro con más ó menos cantidad de greda y arena, re- [1] Más de 6,000 m. | — 191 — sultado de la desintegración de las rocas primitivas, han forma- do sobre las faldas de los cerros, y en especial en los arroyos, al lado de los cauces de los ríos, terrenos de gran fertilidad, abona- dos como se hallan por numerosas cantidades de 20225, produ- cido por las ramas y hojas de los árboles, que se apiñan sobre sus cerros y arroyos en increíbles cantidades. Penetrando de la provincia de Azángaro á la de Carabaya, en el territorio al sur y oeste de esta, se hallan campos inmensos, cubiertos de greda gruesa y arena, formadas de la disgregación de las rocas de la cordillera. En esos vastos campos no se vé sino escasísima vegetación: el 2c/zx, paja brava de nuestra cordillera, escasea también y solo se encuentra alguna vegetación á orillas del río que tiene su ori- gen en la laguna de Aricoma y nevados de Ananea, el cual corre por la base de esa cordillera, pasando por el pueblo del Cru- cero, y recorriendo gran distancia entra á la gran Laguna de Ti- ticaca bajo el nombre de Río Ramis. Pasando al este y norte de la cordillera de Carabaya, por alguno de los escasos pasos Ú aberturas que se hallan en su formación, se encuentra las mismas greda y arena del otro lado; pero á pequeña distancia cambia por completo el aspecto de esos campos, hasta allí verdaderos páramos y desiertos. En pequeñas quebradas se vé ya hierba verde: á la altura de Huancaraní, por ejemplo, camino del pue- blo del Crucero al río Inambari, y á la altura de 14,000 piés so- bre el nivel del mar, el pasto es más abundante; en el pueblo de Phara 3.384 metros, ya se hallan algunos arbustos y pajonales; y en Palca, estancia de ganado, se vén abundantísimos pastos y comienza á verse algunos pequeños árboles. Desde Ucos 3,284 metros se notan crecidos árboles, y el huaturo, árbol de corta altura que produce la resina incienso, es allí abundante. Desde Huaturo, 3,033 metros, y Patalayuni, 2,650 metros, los cerros y quebradas se hallan cubiertos de grande y espesa arboleda; los ríos arrastran gran cantidad de agua, y el calor es sofocante. En Mamanta, 1,980 metros, se vé ya algunas palmeras; y estas son abundantes en la Mina, 1,355 metros, y 4 orillas del río Inambari, 993 metros. La descripción que he hecho del camino del Crucero al río Inambari, se puede aplicar á todos los caminos que, pasando la cordillera, bajan á los valles de Carabaya: al norte de ella en iguales alturas, igual vegetación; en todos, grandes fríos al pasar la cordillera; sofocante calor en todos los valles y quebradas al llegar 4 ellos. — 192 — Del río Ramis, que como he dicho tiene su origen en los ne- vados de Ananea y lago Aricoma, ya me he ocupado. Otros dos erandes ríos cruzan esos territorios: el Tambopata y el Inamba- ri. El Tambopata tiene su origen en la cordillera grande, que arrancando del nudo de Quito, forma la oriental, que corre desde ese nudo hasta perderse en las pampas de Potosí. En su origen el Tambopata es conocido con el nombre de Queñua- ni, por los árboles queñuas que crecen en esa quebrada: como á ocho leguas se le une á la derecha el río Palma, y juntos forman el Saqui, que atraviesa esa corta población situada 4 3,420 me- tros de altura. Saqui es el último pueblo del Perú, por ese lado, y casi linda con territorio de Bolivia; su población es como de ochenta personas, que se mantienen con el corte de cascarillas en el valle abajo, y lavando cortos depósitos de oro en esas que- bradas. A la derecha se le unen varios riachuelos y dos ríos, San Blas y Churubamba: á la izquierda se le unen varios riachuelos y el rio Inahuaya, á inmediaciones de los antiguos y renombrados placeres de San Juan del Oro. Desde ese punto el río toma el nombre de Tambopata; á ambos lados se le unen gran número de ríos y riachuelos y corre hacia el norte, hasta unirse con el río Pablobamba, que le afluye á la derecha. Unidas las aguas de estos dos ríos atraviesan las cachuelas de Putina—-Punco, donde mis cascarilleros sufrieron notables quebrantos por sus tormen- tosas aguas. Después de largo curso el Tambopata se une al río Beni, que tiene su origen en la quebrada de la ciudad de la Paz, Bolivia. El Beni y 3 Mamoré forman el río Madera, ramal inmen- so y muy conocido del Amazonas. Los altísimos nevados de Ananea dán origen á tres ríos: el Tambopata de que nos hemos ocupado; el Suches que corre al sur, forma en gran parte el lindero oriental de los territorios de las Repúblicas del Perú y Bolivia, en esa parte, y desemboca en la Laguna de Titicaca, cerca del pueblo de Escoma, Bolivia; y el gran río Inambari. Este río tiene su primordial origen en la quebrada de Sina, que baja de las alturas de Ananea al pueblo de Sina, 3,420 metros sobre el nivel del mar, uniéndose en ese punto con el río Soropata. De Sina corre el río norte á Chim- bata, antiguo placer de oro, donde se une con el río de Quiaca, el que 4 su vez baja por una quebrada, cuyo origen se halla á la mismá longitud que el pueblo Ananea, pero al norte de la cor- dillera. El río de Quiaca recibe muchos afluentes á ambos la- dos, y su caudal de agua es quizás más grande que el del río Si- — 193 — na: Quiaca se halla 4 2,874 metros sobre el nivel del mar. Uni- dos los ríos Quiaca y Sina forman el Huari, que corre al norte, hasta unirse al río de Sandia, $ á los 72"de longitud Oeste de París y á los 48*de latitud. El río de Cuyocuyo tiene su origen al nor- te de la alta cordillera de Accokunca; en el pueblo de Cuyocu- yo, 3,443 metros, se unen el Cuyocuyo y el Chacapampa: corre al Norte hácia el pueblo de Sandia, 2,103 metros, y desde allí to- ma el nombre de Sandia, y sigue hácia el norte, hasta unirse á los ríos que bajan de Sina y Quiaca. Del punto anotado corre el Huari al Norte, inclinándose un poco al Oeste, hasta llegar al punto donde se le une el río Chunchosmayo, á los 72? 20” longi- tud oeste de Paris, y 1340” latitud, después de haberse unido con el Pacchanien Palcabamba, 1,036 metros, recibiendo antes varios riachuelos, y en especial á la izquierda el Yuncajoya. El río Pac- chani baja de las alturas inmediatas á Cuyocuyo, según ya he dicho, llega al pueblo de Patambuco, 3,565 metros, y corre al norte hasta unirse al río Huari en Palcabamba, como he indica- do. De Palcabamba, el Huari sigue al oeste hasta unírsele el río de la Mina, como á 72? 20 Long. Oeste de París. Poco más aba- jo y á la derecha, se une al río Huari el Challuma, 993 metros; y desde ese punto toma el nombre de Inambari. La población Ver- salles se hallaba situada en la unión del Challuma con el Inam- bari, y en ese punto tiene este río 70 varas de ancho, y de 16 420 piés de profundidad, corriente poca, razón por la cual se escogió- ese sitio para establecer el puente colgante de Versa- lles. De Versalles, el Inambari se dirije decididamente al oeste, recibe á su izquierda el río Huma- Apacheta, y ásu derecha los ríos Machotacuma y Huaynatacuma y á su izquierda el gran río Pallani. Este río tiene su origen en los nevados de Aricoma, co- rre hacia el norte, y á corta distancia se le une el río de Phara, prosigue hacia el oeste y en Quzton—guztonse le une el Usicayos, que nace en los nevados frente al pueblo del Crucero, antigua capital de la unida provincia de Carabaya; corre de allí al norte y pasando por el pueblo de Usicayos, 3,875 metros, se une al Pa- llani, como he dicho, en Quiton—quiton. Llamo la atención desde ahora á esos ríos Machotacuma y Huaynatacuma, por ser, á mi juicio, centro de grandes placeres, y ser Quiton—quiton lugar de una notable producción natural. De Quiton—quiton, el Pallani corre al norte, recibe á su de- recha los ríos Sagrario y Cangali, sigue al norte y se une al - Inambari en latitud 13 50, y longitud 72. 30 Oeste de París. Desde el punto de unión del Pallani con el Inambari corre este 10 TOS último al oeste hasta la desembocadura de los ríos Coasa y Upi- na, que se le unen á la izquierda. El río Coasa tiene su origen en la misma cordillera, frente al pueblo de Akoyani, 4,142 me- tros, corre al pueblo de Coasa, 3,783 metros, y de allí se dirige al norte á unirse con el Inambari. El río Upina nace de unas lagunas en las faldas de la cordille- ra, Sigue hacia el norte, y se une al Inambari un poco al oeste de la desembocadura del Coasa. Después de recibir esos afluen- tes, el Inambari sigue con rumbo al oeste hasta unirse al río Ayapata, de fuertes corrientes. El río Ayapata tiene su origen en la misma cordillera, en la parte conocida con el nombre de Allin Capac, corre al pueblo de Ayapata, 3,605 metros, con rumbo norte, hasta unirse con el río Cajile, que también tiene su origen al este del mismo Allin Ca- pac, recibiendo en el curso el Ayapata varios ríos, entre ellos el Ituata, que entra por el lado derecho. El Ayapata se une al Inambari en un punto, 559 metros sobre el nivel del mar, y cer- ca de longitud 72.50 y latitud 13.40. Desde esa confluencia el Inambari se dirije hacia el NO. hasta reunirse con el río Ollachea, también llamado San Gabán, en 718” Oeste de París. El río Inambari en ese punto se halla á 478 metros sobre el nivel del mar. El río Ollachea es formado por cuatro grandes ríos y tiene su propio origen en la cordillera ya citada, y en el punto llamado cerro Quenamari, 6,450 metros: sus aguas siguen al oeste hacia el pueblo de Macusani, 4,336 metros, capital de la actual provincia de Carabaya, y á poca dis- tancia se le une el río Corani, que baja de las faldas de la misma cordillera y pasa por el pueblo del mismo nombre, 3,986 metros; | unidos el Corani y Ollachea corren hacia el norte pasando por el pueblo de Ollachea, 2,725 metros, y poco al norte de latitud 14? se les une el río Chia. El Chia baja de la misma cordillera al antiguo pueblo de Chia, 3,488 metros, sigue rumbo norte hasta unirse con el río Quicho, que desciende del antiguo placer Quicho, 3,862 metros. Unido el río Chia al Ollachea, corre éste rumbo Norte, y des- pués de recibir varios afluentes, en especial al Yuraccaca, al lado derecho, se une al Inambari como he dicho. Hemos recorrido el curso del gran río Inambari desde su ori- gen en el río Sina, en las alturas de la gran cordillera de Ananea, hasta llegar 4 los límites de la provincia de Carabaya. En este « largo curso, quizás de más de sesenta leguas, han descendido las Y -- 195 — aguas del río desde 5,200 metros á 478, lo cual demuestra lo to- rrentoso de sus corrientes. En la cordillera inmediata 4 Quicho, 3,862 metros, tiene sus vertientes el río Tripata, que se dirije al NO. hasta unírsele á la derecha el río Callamuri; sigue su curso norte hasta unirse al Inambari. Este es el último río al este de Carabaya. El gran río Inambari desagua en el Amarumayo ó Madre de Dios; éste en el Madera, y éste, á su vez, en el Amazonas, En algunas publicaciones nuestras hemos indicado que cree- mos que ese río Inambari podría servir de canal de comunica- ción entre el Amazonas y nuestros pueblos de Carabaya. El ni- vel de 478 metros 4 la desembocadura del Ollachea, y el de la desembocadura del Amazonas, nos ha dado esa esperanza. (1) De los puntos que he indicado no se han hecho exploraciones Yío abajo. Algunos peones mandados por mí, por el lado dere- cho del río, me han informado que para abajo existían muchas angosturas y cachuelas en el curso del Inambari, estos asertos pueden ser verdaderos, pero también pueden ser resultados del temor de los peones á los indios chunchos, cuyas humaredas se podían distinguir á la distancia, según aseguraron. Todos los ríos que hemos descrito tienen sus vertientes origl- nales en la altísima cordillera que se extiende de oeste á este, en toda la extensión de las provincias de Carabaya y Sandia. Todas las cumbres de esa cordillera se hallan cubiertas de nieve y hielos en enormes cantidades. Los ventisqueros Ó masas de hielo cubren los cerros, en muchos puntos hasta sus mismas ba- ses, como sucede en las inmediaciones de los lagos de Aricoma. AM el hielo tiene un tinte rosado en partes, y en partes azula- do; un ventisquero que casi se halla sobre el camino, fué calcu- lado por mí en setenta varas de espesor. Por la base de esos ventisqueros escurren pequeñas cantidades de agua, que forman las lagunas y ríos según he hablado. Esos enormes: cerros son los depósitos originales del oro, que en pepitas ó polvo, se en- cuentra en las playas de todos los ríos y riachuelos de las pro- vincias. Las vetas cuarzosas que cruzan en todas direcciones esos cerros, han sido derribadas, gastadas y destrozadas por la acción de las continuas aguas que OTE ellas caen, y por la fuer- za del frío. Los trozos de cuarzo, todos ellos con más ó me- nos cantidad de oro, han sido arrastrados por las quebradas, que en miles de miles de años se han ido formando, y que las mismas (1) Llamamos seriamente la atención sobre los niveles del rio Inambari y el mar, para demostrar que casi no puede existir torrentes en tan dilatado espacio, , — 196 -- aguas arrastraban y arrastran con violencia; y esos trozos, pulve- rizados Ó destrozados por esas corrientes, han ido depositando en hoyadas ó remansos ese oro que contenían, y que por su ley de gravedad ocupa las capas más profundas, Al tratar de- tenidamente de cada uno de los pueblos que constituyen las provincias de Carabaya y Sandia, cuidaremos de indicar los pun- tos principales donde se hán encontrado placeres de oro y vetas e cuarzo en la antigiiedad y en más modernas épocas. ES + os Las provincias de Sandia y Carabaya, como he dicho, consti- tuían la antigua provincia de Carabaya. Sus territorios se hallan divididos por una línea ideal, que partiendo de la orilla oeste del lago de Aricoma, sigue por las lomas hasta llegar al punto donde el río Ouiton— —quiton se une al Usicayos, formando así el Pallani; la línea divisoria pasa por el centro de este río has- ta su desembocadura en el Inambari, y pasando al lado opuesto de él, sube por la quebrada de Machatacuma hasta las regiones inexploradas al norte. La provincia de Sandia es formada por los distritos de Poto, Sina, Quiaca, Cuyocuyo, Sandia, Phara y Patambuco; su capi- tal es Sandia. El distrito de Poto perteneció 4 Azángaro hasta la división de la provincia de Carabaya. Este distrito, en toda la extensión de su territorio, es un verdadero páramo. Apenas en abrigados puntos crece el 22/22, paja que mantiene cortas tropas de llamas, y en sus pantanosos llanos se hallan rebaños pequeños de alpa- cas que pueden sufrir el frío de esos lugares, cuya temperatura está siempre bajo cero. La total población del distrito apenas lle- gará á 840 personas; y su capital Poto tiene 150 habitantes, resi- dentes en los lavaderos de oro Chuquiminas, Chuquina y Aven- tadero. Todo el territorio se halla situado al lado sur de la gran cordillera, y sobre sus faldas. Del Aventadero para arriba hacia las crestas de la cordillera, está situado el placer liamado Ana: nea á 9,210 metros sobre el nivel del mar. La tradición asegura que en la antigiedad ese placer dió inmensas cantidades de oro: hoy no se trabaja; el intenso frío y la escasez de agua, no permi- ten lavar esos depósitos. El placer de Poto pertenece al señor Peña, residente en Lima; y éste, según se me ha informado, ha introducido en esas labores el sistema de trabajo empleado en California. En las inmediaciones hay otras pequeñas labores — 19 — pertenecientes 4 particulares, que consiguen cortas utilidades con su reducido trabajo. Los placeres de oro de Poto son resultado de la destrucción de las vetas de cuarzo aurífero de las alturas de Ananea. Si por algún evento desapareciesen las inmensas masas de nieve que cubren esos cerros, se ostentarían vetas de cuarzo de increíble riqueza. La destrucción de las capas superficiales de esas vetas, cuyos fragmentos son arrastrados hacia abajo, han formado esos placeres que han producido y producirán increíbles riquezas. Sina, es un distrito al norte de la cordillera tantas veces cita- la, y su territorio comprende las quebradas de Sina y la del río Tambopata, más al este. En esta última quebrada se halla la única población existente en ese valle, y es el pueblo de Sa- qui con cien habitantes más ó menos; existen además varias ha- ciendas con cortísimos pobladores. Los grandes placeres de San Juan del Oro, situado, como he dicho, en la quebrada de Tam- bopata, están despoblados. La tradición asegura que allí el oro se recogía por quintales: ¿cómo es que ninguna sociedad se ha formado para explorarlos y explotarlos? Ese valle tan visita- do hace como cuatrocientos años por miles de mineros, y por cientos de cascarilleros después, es hoy un desierto, en el que ni siquiera se ven labores de agricultura en sus feracísimos campos. Donde se levantaron palacios y día y noche reinaba el bullicio del afortunado minero, hoy solo se oye el grito del yaguar, el la- mento del buho. El total territorio del distrito de Sina tendrá una población de menos de mil habitantes, que se mantienen con sus cortas chacras y reducidas tropas de ganado. ? El clima frío en las alturas, ardiente en las quebradas, y la criminal desidia de sus habitantes, hacen que este distrito sea tan escaso de las cosas aun más necesarias para la vida. ” Su capital Sina, á 3121 metros de altura, apenas tiene como doscientos habitantes. El distrito de Quiaca, es formado por el territorio de la que- brada del mismo nombre. Su capital Quiaca, 2874 metros, no tiene cien habitantes, y todo el territorio no mantiene mjl. En la quebrada se hallan las estancias Pampamarca, Usapampa y Quirigache de cortas tro- pas de ganado de llamas y escasas ovejas. Los sembríos son papas, quinua y en los extremos bajos algún maíz. El distrito de Cuyocuyo forma las cabeceras del distrito y quebrada de Sandia. — 198 — Su capital Cuyocuyo, 3,443 metros, no tendrá cuatrocientos habitantes; en sus inmediaciones se hallan las estancias Naccore- / que, Muchocachi, Cojeni, Punarillo, Uray y Huancaraganí. En las alturas de la quebrada se encuentra la estancia de Limata, cerca de la cual existe un placer antiguamente explotado. En la misma quebrada, arriba de Cuyocuyo, existen vertientes terma- les, que demuestran los fuegos subterráneos que dominan las cordilleras. Todo el distrito tiene como mil quinientas almas. Al distrito de Sandia corresponde inmenso territorio. Su ca- pital Sandia, 2,103 metros, es á la vez capital de la provincia y residencia de las autoridades. A pesar de estas circunstancias su población no llega á mil habitantes, y 4 menos de cinco mil el total de todo el distrito. Gran número de estancias y chacras hay en el dilatado territorio de este distrito hasta orillas del río Huari, poco después llamado Inambari. Al río Huari aflu- yen á la derecha los ríos Santiago y San Juán, en cuyas orillas han existido y aun existen grandes placeres, hoy inexplotados. Sobre el río Sandia, cerca del lugar llamado Iparo, hay un puente, que como otros existentes en la provincia, es de oroya. Los víveres no escasean. El distrito de Patambuco forma las cabeceras del río Paccha- ni; su capital Patambuco, 3565 metros, no tiene trescientos habi- tantes, y el total del distrito llegará quizás á mil seiscientos. A las cabeceras de la quebrada de Patambuco están los antiguos placeres llamados Pucarapata por el color rojo de sus cerros y rocas; hoy se encuentran abandonados. En este distrito, como en el de Sandia se hallan, en las partes más bajas, muchas cha- cras de coca, tabaco, maíz, etc. Los habitantes son más industrio- sos que los de los distritos de que nos hemos ocupado; y mucho más podrían hacer, en atención á la notabilísima feracidad de los terrenos y moyas. El distrito de Phara, cuya capital es Phara, 3,384 metros, tie- ne una población de cerca de dos mil almas: su capital ape- nas tendrá como trescientas. En su dilatadísimo territorio se encuentran las estancias de que ya hemos hablado al describir el viaje de Crucero á Versalles Entre el camino de Pharaá Ver- salles y el río Pacchani, están los renombrados placeres de Aporoma, en los que, es tradición, se halló una pepita de oro de setenta y ocho libras de peso que se mandó al Museo de Ma- drid, de donde la pidió prestada Murat, en la época de la ocu- pación de esa capital por el ejército francés. La misma tradición cuenta de otra pepita de ciento cuatro libras de Tambopata, que e. 3 IO corrió igual suerte. Aporoma está situado en las alturas del Puli-puli, afluente del río de la Mina, formado este de los ríos Machicamani y Capac-Mayo. El río de la Mina, como he dicho, desemboca casi frente á Versailles, y desde allí el río Huari toma el nombre de Inambari. Las tres quebradas de los ríos Puli-puli, Machicamani y Capac-Mayo, tienen un sinnúmero de placeres y lavaderos de oro, y en esos cerros se encuentran ve- tas de cuarzo de más Ó menos riqueza de oro; pero para explo- tarlos faltan capitales, y sobre todo, caminos. El gran mineral de oro de Capac—-Orco, en el cerro de Mon- tebello, se halla sin explotación. Miles de miles de soles se han gastado en armar quimbaletes para moler sus riquísimos meta- les; y miles de miles se han empleado en sus labores. ¿Qué se puede hacer cuando no hay caminos sino sendas; cuando todo, todo es preciso llevar 4 hombros de peones; cuando una chalo- na, por ejemplo, vale en Azángaro seis reales, y en Montebe- llo seis pesos? En la obrita que he escrito titulada M'zquezas Peruanas, se en- cuentran datos los más extensos y minuciosos de esos lavaderos y del sistema * de trabajos emprendidos en ellos y otros de los mismos territorios. ES La provincia de Carabaya la forman hoy los distritos del Cru- cero, Akoyani, Usicayos, Coasa, Macusani, Ayapata, Ituata, Co- rani y Ollachea. El distrito del Crucero ocupa el territorio sur de la gran cor- dillera, que como he dicho cruza de oeste á este todos esos ferritorios; pasa á las alturas de Colocolo, cordillera de Pelechu- cos, y corriendo de allí hacia el sur, se pierde en las painpas de Potosí, conteniendo en su larga formación los elevadísimos pi- cos de Illampu ó Sorata y el afamado Illimani. Todos los terre- nos de este desierto son punas, ó campos donde solo se produ- ce el 204%, paja poco sustentosa. Agricultura no existe de ningu- na clase. Los habitantes del distrito apenas llegarán á mil dos- cientos, y su capital, Crucero, cuando más tendrá doscientos. La población del Crucero fué fundada en esa alta planicie, como antigua capital de toda la provincia de Carabaya, porque desde ese punto los caminos á todos los valles al norte, se irra- dian, como he dicho antes, como las hojas de un abanico. El distrito de Akoyani tendrá cuatrocientos habitantes, de los cuales tres cuartas partes viven en la capital del mismo nombre, — 200 — El territorio es puna, situado todo á las faldas norte de la cordille- ra. Esta población se mantiene en esa altura, 4,142 metros, con el producto de sus escasos rebaños de llamas, como los del Cru- cero, y con el acarreo, con esas llamas, de alguna coca, etc. de los valles del interior. El distrito de Usicayos tiene por capital el pueblo del mismo nombre, 3,875 metros sobre el nivel del mar. La total población del distrito será de poco más de ochocientas personas, de las cua- les como la mitad residen en la población única del distrito, que es su capital. El río de Usicayos, á pequeña distancia del pueblo, comienza hasta su desembocadura á formar la línea divisoria con la pro- vincia de Sandia situada al lado este. En el río de Ancocala, afluente á la izquierda del Usicayos, existen lavaderos de oro en gran abundancia y vetas de cuarzo con oro. El nombre de An- cocala, que significa roca blanca, demuestra la existencia del cuarzo. Los habitantes de este distrito tienen sus sembríos en las ori- llas de los ríos; producen coca, café y alguna caña, todo en po- cas cantidades; son algo industriosos, explotando sus veneros y toccllas. Estos son empedrados que los indígenas forman en las orillas de los ríos, antes de las avenidas, buscando piedras largas y puntiagudas. Los ríos en sus avenidas arrastran canti- dad de oro que se vá depositando, por su gravedad, en los hue- cos de los empedrados; pasadas las avenidas, levantan el empe- drado y lavan la tierra y barro depositado, logrando algunas ve- ces pingiies resultados en oro en polvo, y aun en pepitas de re- gular tamaño. El distrito de Coasa tiene por capital el pueblo del mismo nombre, 3,7183 metros. El distrito todo tendrá como mil ocho- cientas almas, de las cuales más de la mitad viven en su capital. Este pueblo se halla á orillas del río Chuiquina, que, como se- ñala su nombre, produce oro en sus playas. Todos los ríos de este distrito tienen lavaderos de oro; y sus cerros vetas cuar- zosas de más Ó menos riqueza. El curato de Coasa es afamado por su riqueza. Los habitantes trabajan algunas chacras de co- ca, etc. El distrito de Macusani tiene por capital el pueblo del mis- mo nombre, el que á la vez es capital de la provincia actual de Carabaya. El total del distrito tendrá como mil quinientas al. mas, de las cuales como una cuarta parte residen en la capital. Macusani está situado en la falda norte de la cordillera, Su ” — 201 — altura de 4,336 metros, hace que el clima sea por demás frío; las producciones del distrito son idénticas á las de todos los pueblos de las punas. En Macusani residió por muchos años el cura Cabrera, quien con patriótico anhelo y constante empeño procuró la cría de esos curiosos animales llamados paco-vicuñas. Esta cría era in- jerto de la alpaca blanca y de la vicuña silvestre; el rebaño llegó 4 tener como cuarenta animales, y al fallecimiento del cura se concluyó la cría, debido á la incuria de sus herederos. El Con- greso discernió al cura Cabrera honrosos premios. El distrito de Ayapata es el más poblado de la provincia: tie- ne como dos mil doscientos habitantes; y su capital, del mismo nombre, como trescientos y tantos. : De Ayapata, 3605 metros, para abajo, y á orillas del río del mismo nombre y sus numerosos afluentes, se hallan gran núme- ro de lavaderos de oro y gran número también de chacras de coca, etc. Sobre este río, y en un punto llamado Esquilaya existe un puente colgante, hecho por los naturales por el siste- ma llamado oroya. En este puente fué donde el año 1853 se presentó una turba de indios bravos (chunchos), los que después de matar á los pocos habitantes que encontraron, se llevaron todas las herramientas allí depositadas. Hasta ahora no se ha po- dido descubrir cómo pudieron atravesar los chunchos el gran río Inambari, pues jamás se ha visto en él balsas Ó cosa pare- cida. Se infiere que los chunchos pasaron los ríos á nado. El distrito de Ituata tiene como mil seiscientos habitantes, de los cuales la mitad residen en la capital Ituata, 3693 metros. Este distrito está inmediato al de Ayapata, y es idéntico á él en , todas sus producciones. Posee notables y antiguos lavaderos de oro, hoy solo explotados por sus reducidos habitantes, »que son en verdad poco industriosos. El distrito de Corani tiene cerca de mil almas, de las cuales como una tercera parte residen en la capital Corani, 3986 metros. Este distrito es un territorio de puna; sus habitantes poseen rebaños de llamas y algunas alpacas. En sus quebradas, río aba- jo, hay cortos lavaderos de oro; pero la desidia de sus morado- res hace que el producto sea muy reducido. El gran distrito de Ollachea tiene como mil habitantes, de los cuales la mitad residen en la capital, 2,725 metros. Sobre el puente del río Quicho, que afluye á la izquierda al gran río Ollachea, existen inmensas y notables ruinas á 3488 metros de altura. Estas ruinas al parecer pertenecen á una época más 1: — 202 — antigua que la de los Incas, y la incuria de las autoridades loca- les no les ha permitido hacer un estudio y relación de ellas. Es de esperar que nuestra Sociedad tome la iniciativa en este im- portante estudio y exploración, pidiendo sobre el particular da- tos á las autoridades por conducto del Supremo Gobierno. Entre los distritos de Corani y Ayapata, y sobre un espolón de la altísima cordillera Allin Capac, se hallan situadas las labo- res de la antigua mina de plata conocida con el nombre de Uccuntaya. Estas grandes vetas de plata son las únicas de que tengo no- ticia como existentes en todo el territorio de Carabaya y San- dia. Dice la tradición que esa mina producía metales de más de tres mil marcos el cajón, y que no habiendo dejado en sus labores interiores los correspondientes estribos, se hundió la mi- na, sepultando en sus labores á gran número de peones. A mi juicio podría formarse un sindicato para la exploración y poste- rior laboreo de esas minas. También creemos conveniente que el Supremo Gobierno pida datos é informes á las autoridades del Departamento de Puno, sobre estos minerales tan afamados en la antigiedad. LÍ Eo + Por lo que llevamos expuesto se verá que los productos de las provincias de Carabaya y Sandia son por demás limitadas en su agricultura y ganadería. Ambas podrían ser de gran cuantía sino fuese por la criminal desidia de sus habitantes. Estos en su gran mayoría son indígenas, y contentos con adquirir lo suficiente para mantenerse en su miserable modo de vivir, no buscan ni se estimulan en lo menor para conseguir aquellos go; ces que los pueblos civilizados anhelan. Nacen miserables, lle- van una vida sin deseos de progreso, y sin necesidades; no pro- curan, pues, conseguir sino lo muy preciso para satisfacer el ali- mento diario más ruin, y algo para sus fiestas que son puras borracheras. Miéntras los gobiernos no impongan al indio el trabajo, es imposible el progreso y prosperidad pública. Vendrán compañías á explotar las inmensas riquezas auríferas de Uccuntaya y de esos territorios; pero esas empresas fracasarán ante la inercia y deserción de los indígenas; y digo deserción, porque las más lamentables experiencias personales me han con- vencido de que el indio no cumple ningún contrato de servicio, aun cuando sea el más ventajoso, marchándose cuando lo tiene — 203 — por conveniente. A las empresas de labores, de lavaderos etc., les será imposible conseguir peonada en Carabaya. Los empre- sarios de Poto se ven obligados á conducir peones de los pue- blos fronterizos de Bolivia, con gran aumento de gastos. Tanto se ha escrito sobre los bosques de Amazonas y sus afluentes, que son los mismos que los de Carabaya, que será inútil me ocupe de ellos. En zoología solo anotaré los animales que yo mismo he en- ' contrado en esos parajes. El primer lugar lo ocupa el yaguar ó tigre de esas montañas: es el felis onca delos naturalistas. En Riquezas Peruanas he referido algunas anécdotas referentes Á esos terribles animales. Felizmente no abundan en los valles po- blados de ese territorio. En la ceja de la montaña solo he visto un puma, /elzs concolor, y no he tenido noticia que se encuen- tren en abundancia. El puma existe en la Exposición de Lima. En la misma ceja se halla una especie de oso: uno de estos animales se halla en la Exposición de Lima; parado tendrá como cuatro pies de altura. Es de carne sabrosa, como que se mantiene con frutas, raíces, y el tallo de la achapalla, una espe- cie de agave que crece en esos lugares. Río abajo, y cerca de las orillas, se encuentra el agouti, coelogenys paca; es un animal de la misma figura de nuestros pequeños conejos y de carne muy sabrosa. En las alturas se encuentra el venado, llamado aruc. en todo es igual al venado de estos valles y lomas. En los valles bajos se halla de cuando en cuando una especie de gamo, de una rarísima belleza. Este animalito tiene la misma figura que esos perritos galgos conocidos con el nombre de 24poles. Su color es canelo pardo, y sus grandes ojos negros secretan, en el lagrimal, und sustan- cia con 'olor de almizcle. Es sobremanera tímido y veloz en su carrera, y como es tan pequeño le es fácil ocultarse en los ma- torrales. Cuando más, parado, tendrá tres piés de alto. En ornitología he visto la gran águila blanca de esas monta- ñas: es del tamaño de las águilas mas grandes conocidas; solo la he visto volando. Abunda en esos valles el tunqui, -up2co- la aurantza, de tan bellísimo color rojo anaranjado y con su elevada cresta. Dos Ó tres clases de pavas de la montaña, y gran número de pajaritos de bellos plumajes, pero que no cantan. £n las cordilleras se halla una especie de perdiz conocida con el nombre de tetrao mutus, es del tamaño de una gallina co- — WU mún. En Escocia esta clase de aves es muy buscada, y los lla- man growuse. Picaflores abundan en todas las localidades. En los ríos abunda el pescado: el robalo es grande y muy gra- to al paladar. Río abajo se encuentra la tortuga llamada c%a- apa. Insectos de todas clases son abundantísimos. Se hallan mari- posas de bellísimos colores tan grandes como un plato de pos- tre. Escarabajos de todos tamaños y de bellos colores. El insec- to mas abundante es la hormiga; y entre estas hay la conocida en la ciencia con el nombre de ecztoz. Esta hormiga anda en nu- merosos enjambres, y destruye cuanto encuentra á su paso en el orden animal ó vegetal; solo respeta los arboles. Forman ejér- citos formidables y compactos, y en las casas que invaden consu- men todos los víveres con maravillosa rapidez, Desgraciado del ser humano que no huye y se pone fuera del alcance de su vo- racidad; llegan 4 los ríos y los pasan en masa sólida como si fue- sen un madero, y son arrastradas en masa al otro lado, por la fuerza de la corriente de agua. Para el desarrollo de Carabaya, y para que se exploten sus grandes y positivas riquezas, es necesario abrir caminos. Sin estos, todas esas riquezas quedarán, como hasta ahora, ocul- tas € inexplotables. Las inmensas riquezas de oro que existían en los lavaderos y vetas metálicas de Transvaal, han sido ignora- das y por consiguiente nú explotadas hasta estos últimos tiem- pos; y campos desiertos se han visto cubiertos de improvisa- das ciudades y de poderosos ingenios y maquinarias, debido á las facilidades que bien administrados capitales han proporciona- do. Las ciudades de Knysna, Barberton, Lyndenburg, Pretoria y Johannesburg, deben sus grandes poblaciones y sus grandes adelantos á los ferrocarriles que partiendo de la bahía y ciudad de la Goa se internan hácia esas regiones, y á los espléndidos caminos carreteros que unen esos ferrocarriles 4 las ciudades y centros de explotación de Transvaal. Carabaya presenta sin du- da mayores dificultades que los campos de Transvaal, pero ante la ciencia moderna, ante el poder del vapor y con la aplicación de capitales, que serán, 4 no dudarlo, inmensamente recuperados, nada debe omitirse para proporcionar á los hombre laboriosos un campo vastísimo de explotación y de incalculables riquezas. No nos cansaremos de repetir: cada río y riachuelo de Cara- baya conduce pepitas de oro, y contiene en sus quebradas lava- deros de oro más ó ménos ricos; cada cerro contiene vetas abun- dantes de cuarzo con oro, que solo podrán ser debidamente ex- m — 205 — plotadas por máquinas poderosas. Además los minerales de pla- ta de Uccuntaya, cuyas tradiciones rayan en lo increíble, se en- cuentran abandonados ¿cuántos otros minerales de plata existirán en esas comarcas tan desconocidas, tan ignoradas? Las quebra- das de Carabaya producen cacao y café de superior calidad. En las orillas del río de San Gabán, famoso en la antigúedad por sus grandes lavaderos de oro, se halla la hacienda del señor D. Agustín Aragón. Café de esa hacienda remitido 4 París y á Hamburgo, fué declarado igual al mejor moká, por aficionados. La gran cantidad de capitales existentes hoy en los centros comerciales de Europa, nos debe hacer esperar que alguna parte de ellos se emplearán con positivo provecho en la explotación de las ocultas riquezas de Carabaya; y que esos capitales, á la vez que darán vida y progreso á esas abandonadas regiones, pro- ducirán pingúes rentas á sus dueños. Esperemos, pues, para esa región de nuestro territorio, próxl- mos y propicios días de ventura y prosperidad. MoDEstO BASADRE. Lima, Junio 15 de 1892. —D— A Los conocimientos geográficos respecto al Atlántico, en tiempo de Cristóbal Colón. (Traducido del Bulletin de la Société de Géographie Commercialr, de Bordeaux, por C. J. B.) » Queremos poner de manifiesto, por el análisis de las cartas de la época, cuáles eran las ideas de los sabios contemporéneos de Colón sobre la forma de la tierra; cuáles sus conocimientos geo- gráficos sobre las regiones oceánicas, y cuáles las leyendas .que entonces corrían, á fin de determinar las condiciones científicas que guiaron á este atrevido navegante en su viaje. hácia lo des- coñocido. Se sabe que Colón, durante su permanencia en Lisboa, trabó relaciones con Martín Behaim y con Toscanelli, y que recibió de este último noticias y una carta que le ayudaron á madurar sus proyectos. Martín Behaim, que era marino, astrónomo y cartógrafo, y que conocía las Azores, pudo muy bien dar nocio- nes técnicas, que las ideas de Toscanelli completaron é hicieron más prácticas; pues Behaim es autor de un globo célebre que — 206 — confeccionó en 1492, el mismo año de la partida de Colón, el más precioso documento que se posee sobre los conocimientos geográficos de aquella época y que se pudo tener en momentos que Colón emprendió su viaje de descubrimiento. ¿Cuáles eran, pues, las ideas que se tenían entonces sobre la forma de la tierra y sus diversos países; y cuáles fueron los me- dios gráficos que se emplearon para representarlos y darles un lugar en el espacio ? La representación gráfica de las diferentes regiones de la tie- rra, se modeló valiéndose del mismo procedimiento empleado para representar, —ya en globos, ya en cartas planas,—las posi- ciones relativas de las estrellas, puesto que la astronomía fué conocida mucho antes que la geografía; y así como no se puede conocer la tierra sino recorriéndola toda entera, se puede tener nociones muy netas sobre el cielo, sin moverse de un sitio á otro. En el curso de un año, las tres cuartas partes de las estre- llas desfilan á nuestra vista, y el observador menos atento queda sorprendido de la fijeza relativa de ellas. En buena hora se buscó la manera de representar las posicio- nes de las estrellas y fijarlas en globos y cartas! Ciento cincuenta años antes de Jesucristo, Hiparco inventó el astrolabio que sirve para la mensura de los ángulos, y dibujó en cartas las posiciones relativas de las estrellas. La división del día en horas indujo á que se trazaran merl- dianos en los globos, y las variaciones del sol sobre la eclíptica, hicieron necesarios los paralelos de declinación. Estos círculos meridianos y paralelos daban tal facilidad para encontrar las po- siciones de las estrellas, que cuando se deseaba hacer una repre- sentación gráfica de los diferentes puntos de la tierra, —ya fuera sobre globos óÓ sobre cartas, —bastaba transportar estos círculos máximos á la figura representativa; y á las líneas que ellos for- maban, se las llamó latitud y longitud. La latitud, que es la sección del arco que une el punto donde uno se halla con el ecuador, es muy fácil fijarla observando el sol al medio día con el astrolabio; por esto se ve en las cartas antiguas que este dato geográfico se halla determinado con cier- ta aproximación, al menos para los puntos principales. No sucede lo mismo con la longitud que es una medida de hora, y por lo que, antes del invento de los relojes, no se conta- ba sino con medios muy imperfectos de observación. Para ob- tenerla, se medían las distancias recorridas, —en tierra Ó en mar, —y el resultado se comparaba con la escala de latitudes, — 207 — Así , pues, la ciencia geográfica comenzó por descripciones de itinerarios con anotación de distancias; no siendo sino en la épo- ca en que los navegantes empezaron á alejarse de las costas lo suficiente para perderse de vista durante algunos días, cuando se difundió su fijación en globos y cartas. Entre los antiguos, sólo un pequeño número de sabios po- seían los conocimientos geográficos, que, á fines del siglo IV de nuestra era, consistían en una simple sospecha de la esfericidad de la tierra y en una concepción vaga de sus dimensiones, que ellos creían menos vastas de lo que son realmente. Las positivas nociones de los europeos estaban limitadas, de un lado, por el Océano Atlántico; y del otro, por el Océano In- dico; conocían también las regiones de Europa, Asia y Africa, que rodeaban el Mediterráneo: la Inglaterra, la Germania, la Arabia, la Persia y la India; y sólo después del primer viaje de circunnavegación llevado á cabo en el siglo XVI, fué cuando penetró realmente en el espíritu público laidea de la esfericidad de la tierra, Las Canarias fueron las primeras islas del Océano descubier- tas por los europeos, pues no tomamos en consideración las ex- cursiones que los normandos hicieron en el Atlántico del Norte en el siglo X, 4 causa de que esa tradición se perdió más tarde. Sin averiguar lo que de verdad haya en los relatos de los anti- guos sobre las islas Afortunadas, lo cierto es que en 1330, fran- ceses de Dieppe desembarcaron en las islas Canarias, y que esta noticia la llevaron ellos á los pueblos navegantes. En la carta de los hermanos Pizzigani, hecha por estos en 1367, vemos co- locadas exactamente en su lugar, en el camino al cabo Juby, la gran Canaria y la isla Forte Ventura. A partir de esta época se multiplicaron los” descubrimientos, y fueron conocidas: las Azores en 1432, el Cabo Verde en 1445 y las islas de este mismo Cabo en 1456. Estos nuevos hechos excitaron las imaginaciones, y se buscaron con afán las antiguas leyendas que señalaban islas desconocidas hácia el Oeste. En 1463 una carta de Benincasa indicaba, á gran distancia de Eu- ropa, la isla Antilia, de vasta extensión, así como la isla Salva- ga y más lejos aún la isla Roselia. En fin, en 1492, el mismo año de la partida de Cristóbal Co- lón, Martín Behaim confeccionaba un mapamundi, en el que trataba de representar los conocimientos geográficos que enton- ces se poseían, y en el que las islas Antilia y Cipango se hallan representadas. — 208 — Damos como apéndice un extracto y análisis de estas cartas, así como de la de Juan de la Cosa, piloto de Cristóbal Colón, hecha el año 1500, y también de la de Marcos de Benevent en 1508, en la que por vez primera se ven empleadas las latitudes y longitudes. En el análisis de esas cartas consignamos las le- yendas que las acompañan, haciendo sobre todo comentarios so- bre los errores que en esos tiempos dominaban, aun entre los sabics. Cierto es que Groenlandia, Terranova y Labrador, fueron vi- sitadas por los normandos antes del descubrimiento de Colón; mas, esas nuevas tierras no fueron objeto por varios siglos de posteriores investigaciones; y si bien la tradición no se había perdido aún en tiempo de Colón, sus proyectos no lo conducían hácia este fin. Lo que le hizo concebir la idea de ganar la isla de Cipango ó de Catay, dirigiéndose al Oeste, fué la lectura de los relatos de Marco Polo, las relaciones que mantuvo en Lis- boa con Martín Behaim y los consejos y documentos que reci- bió de Toscanelli. Los viajes que desde hacía cincuenta años verificaban los por- tugueses á lo largo de la costa africana, probaron la existencia de vientos alisios del NE.; y el regreso de las islas Canarias y del Cabo Verde 4 Europa, así como los viajes á las Azores, hi- cieron conocer que vientos variables que se prolongaban aún á gran distancia de tierra, al Norte de la región de los alisios, fa- cilitaban esa vuelta. Pero para darse cuenta de los errores groseros que corrían en- tonces, preciso es recordar que Copérnico no nació sino en la época en que Cristóbal Colón se radicaba en Portugal. Se creía aún que la tierra estaba inmóvil en el espacio y que todos los astros geraban al rededor de ella; también se le reconocía una cierta esfericidad, pero se dudaba que tuviese la forma de un dis- co. No había razón alguna para conocer el aplastamiento de los polos, y el sólo hecho de suponer que la tierra era redonda, era un gran atrevimiento. Sin embargo, en 1475, ya se podía ir lejos de la costa y vol- ver á encontrar el camino con facilidad, puesto que se contaba para orientarse con la aguja imantada, conocida desde dos si- glos antes por lo menos, y que se podía determinar la latitud por la altura meridiana del sol tomada con el astrolabio. Mas, la longitud no podía obtenerse sino estimando las distancias te- rrestres Ó marítimas que separaban los puntos considerados. Es- tas distancias se medían, en tierra, por el número de pasos 209 —= dados en el trayecto, y se concibe á cuántos errores daban mat- gen en esas evaluaciones las desigualdades del terreno y las si- nuosidades de la ruta; así, se estimó la distancia que separaba las costas de España de las de la China, Ó sea la extensión de las tierras de Europa y Asia, casi en el doble de la que realmen- te tienen. En el mar, donde no se podía contar los pasos, se obtenía esas distancias para estimar el camino recorrido por la nave, por la ligereza de ésta apreciada á la vista y avaluada en millas náu- ticas Ó en leguas marinas. Los navegantes que hacen sus corre- rías sobre un plano siempre á nivel, no tenían las mismas cau- sas que los indujera á error que los que marchaban sobre terre- nos ondulados; pero aún no se conocía la guindola que sólo fué inventada al siguiente siglo, y era solo á la vista que tenían que apreciar la ligereza del navío, tanto de noche como de día. Como se viajaba tanto en el Mediterráneo, la vista casi diaria de los puntos conocidos de la costa, permitía rectificar los erro- res cometidos en la estima, y hacía adquirir á los marinos una precisión notable en esta apreciación. Cristóbal Colón, entre otros, hizo gala de una ciencia de observación verdaderamente maravillosa; y se comprenderá cuanta importancia tenía esta es- timación de la derrota para asegurar el regreso, cuando al lan- zarse al Océano era necesario perder de vista las costas por al- gunos días. Se sabía también medir el tiempo con cierta aproximación, valiéndose de la ampolleta que, á bordo, daba tan buenos resul. tados como en tierra. Por consiguiente, en tiempo de Colón se podía determinar sobre una carta Ó un globo la posición de un navío, por su latitud observada y por la estimación de la distan- cia recorrida. » Hemos dicho que Colón era muy hábil en la confección de cartas náuticas; sin embargo, las distancias que acostumbraba avaluar en el Mediterráneo—de las que las más largas eran en el sentido Este y Oeste —resultaron muy cortas cuando hizo sus viajes en sentido Norte y Sur, ya fuera hácia el Golfo de Gui- nea, ya hácia la Islandia. En esos tiempos, se dividía el grado ecuatorial en 15 leguas y 60 minutos ó millas marinas: la legua ecuatorial valía, pues, cua- tro millas (7,400 metros.) Pero en el Mediterráneo, las distan- cias contadas en sentido Este y Oeste, sobre un paralelo de lati- tud, no daban para la distancia entre dos meridianos sucesivos, sino una extensión de 45 millas náuticas; la legua marina de 15 12. — 210 — al grado. no equivalía más que á 3 millas marinas (5,559 me- tros. ) Colón estimó que la legua que tendría que recorrer en el pa- ralelo de las Canarias, en su viaje á través del Atlántico, valdría un poco más que la del Mediterráneo, y adoptó un largo de 3,5 millas, Ó sea cerca de 6,000 metros. Realmente que en el para- lelo 27? de latitud que siguió Colón, el grado de longitud vale 54 millas náuticas; por consiguiente, la legua de 15 al grado tie- ne un largo de 3,6 millas. Así, pues, el Almirante no cometió sino un error de un décimo de milla en la estimación de su de- rrota, siendo éste un hecho que muestra lo profundo de su es- píritu de observación, y explica que, sólo, en su escuadra, pudo darse cuenta de la distancia recorrida y de la posición que él ocupaba en sus cartas. Todos estos detalles técnicos prueban que Cristóbal Colón era un marino de experiencia consumada y de una ciencia de navegación muy superior á la de la mayor parte de los hombres de mar de su tiempo. Ya hemos dicho (en la narración del viaje de descubrimiento,) que Colón quería llegar 4 Cipango y Catay, y que, según Mar- co Polo, Cipango se “hallaba á los 302 de latitud más 6 ménos. Colón, por razones de vigilancia fáciles de comprender, desean- do dirigirse rectamente al Oeste á fin de tener durante la noche una señal de su camino por medio de la estrella polar, fijó su verdadero punto de partida, al salir de la isla Gomera, en las Ca- narias, que está á los 28” de latitud Norte. Hay que añadir que, en esa época, la variación de la aguja imantada era en las cos- ' tas de España de cerca de 3” NE.; y por consiguiente el cami- no al Oeste del compás lo llevaba un poco al Norte, elevándolo, en latitud. No se puede dudar que algunos días después de su partida de Gomera, la declinación tuvo que ser NO, y que la ruta al Oeste del compás lo impulsaría al Sur, aproximándolo al trópico. Este cambio en la declinación que se efectuó el 18 de Setiembre, y la variación repentina del viento del SO. que se realizó del 23 al 25 del mismo mes, son los dos hechos náu- ticos que debieron llevar 4 su espíritu la mayor turbación y el más rudo golpe á su firmeza. Por eso se le vió, carta en mano, conferenciar á bordo de la Pz2ta con Alonso Pinzón, y ese do- cumento les sirvió para tomar nuevamente rumbo al Oeste. Ahora bien, hasta ese momento se habían hecho 547 leguas desde Gomera, según cálculos del Almirante, y se vé en la car- ta de Martín Behaim que la isla Antilia estaba colocada cerca A. — 211 -- de los 60” al Oeste de las Canarias, Ó sea 900 leguas de distan- cia. El Almirante no tenía, pues, sino 350 leguas que recorrer para encontrarla. Además, Martín Behaim coloca la isla Anti- lia entre el Ecuador y 20* de latitud Norte y siendo mucho más al Norte el camino que seguía el Almirante, estaba expuesto á no llegar á esta isla. Sabemos también que dos ó tres días des- pués se notó indicios de tierra hácia el Sur, y que Colón incli- nó entonces su derrotero al SO; pero reconocido el error, vol- vió á su primer proyecto y tomó rumbo al Oeste, hasta que el vuelo de ciertos pajarillos le dió la certeza aquel día, 7 de Octu- bre, de que no podía estar lejos de tierra. Se ha buscado con gran empeño, aunque en vano, la carta de Toscanelli que tenía Colón á bordo de la Santa María y que existió cincuenta y tres años después de su muerte en manos de Bartolomé de las Casas. Hay, pues, que atenerse á conjeturas á este respecto, y buscar en los monumentos geográficos de la época, que aún existan, los documentos sérios que él pudo con- sultar en Génova ó en Lisboa. Damos en seguida una relación de las diversas cartas anterio- res á Cristóbal Colón, y de algunas otras, más Ó menos contem- poráneas á su descubrimiento, que extractamos de las siguien- tes Obras: Les Monuments de la Géographte, Ó compilación de antiguas cartas europeas y orientales publicadas en facsímil, por M. Jo- mard, miembro del Instituto, París. United States Geographical Surveys, vol. 1. old Maps, ap- pendix F., Washington, 1889. Las más antiguas de estas cartas son de origen italiano, y, como es fácil de prever, fueron hechas en tiempo del poderío y lucha de Génova y Venecia. Todo el Mediterráneo se vé en ellas con una exactitud muy notable para la época, así como nu- merosos detalles sobre las costas, lo que hacía de esas cartas ver- daderos derroteros para los navegantes. Todos los puntos im- portantes, como cabos, bahías, ríos y puertos, están ahí consig- nados, Analizaremos las más interesantes de entre ellas, y re- produciremos extractos de las que dán,—sea por el dibujo ó por las leyendas, —una idea de las creencias que en aquel entonces dominaban sobre el inmenso océano que se extendía al Oeste de Europa, — 212 — LISTA DE LAS CARTAS CONSULTADAS Y ANALIZADAS, 1318—Atlas de Petrus Vessconte, conteniendo nueve cartas particulares del Mediterráneo. —Colección Jomard. 1367—Mapamundi de los hermanos Pizzigani; tres grandes cartas. —Colección Jomard. 1376—Carta catalana, extraída de los manuscritos de la Bi- blioteca del Rey; cuatro grandes cartas. 1463—La isla d'Antilia, por Benincasa, sacada de ls Geogra- phical Surveys (1889.) 1492—Mapamundi de Martin Behaim; dos grandes cartas.— Colección Jomard, 1500—Mapamundi de Juan de la Cosa; dos grandes cartas. — Colección Jomard. 1500—Carta del globo, por Mohamed....al-Charfy; dos cartas. —Colección Jomard. 1508—La América, según Márcos de Benevent, sacada de la Geographical Surveys. (1689. ) 1520—Globo de Francfort, de Schóner, sacadade la Geogra- phical Surveys. (1889.) 1530.—Mapamundi de Sebastián Cabot; cuatro grandes car- tas. —Colección Jomard. 1550—Mapamundi de Enrique 11 de Francia; seis grandes cartas—Colección Jomard. 1566—América del Norte, por Zaltieri, sacada de la Geogra- phical Surveys. (1889.) 1318.—A4tlas de Petrus Vessconte, de Génova, reproducido, en facsímil en la colección Jomard. Contiene nueve cartas que comprenden todo el Mediterráneo y las costas de Marruecos, España, Francia é Inglaterra. Este es el más exacto monumento cartográfico antiguo que conocemos: las numerosas indicaciones de derroteros y direc- ciones del viento que se ven en esas cartas, demuestran que el di- bujo ha sido hecho valiéndose de las oscilaciones de la brújula. Es sin duda el primer ensayo de un levantamiento topográfico exacto, Como no contiene ningún dato acerca de las ideas que se te- nían entonces de las regiones oceánicas, y ni siquiera hace men- ción de las islas Canarias que no fueron visitadas sino catorce años más tarde; sólo hacemos notar el modo como confecciona- — MA ban esas cartas náuticas, —cartas de marear, —que se empleó aún dos siglos después, hasta que se pudieron determinar las la- titudes y longitudes. La carta de este atlas que da el trazo del estrecho de Gibral- tar, comprende la costa de Africa. desde Mogador hasta Bou- gie, y las costas de España y Portugal, desde las Berlingues has- ta Barcelona. Comprende, además, un gran número de nombres de gran interés para la ortografía y pronunciación de los nom- bres de los lugares entonces en uso. No se hace mención en ella ni de las latitudes ni de las longi- tudes, pero la orientación y las distancias relativas son bastante exactas para un trabajo hecho por medio de la brájula. La orientación es hecha respecto al Norte del compás, sin co- rregir la declinación; y la escala de distancias, comparada con las de nuestras cartas actuales, muestra que las grandes divisiones equivalen á cerca de 35 millas náuticas, y las pequeñas á 7 mi- llas Ó 13,000 metros. Escala de valor idéntico emplearon también los hermanos Pizzigani, Juan de la Cosa y Enrique 11 de Francia, en sus res- pectivas cartas. Cada una de las grandes divisiones, equivalían á más ó menos IO leguas de Cristóbal Colón. 1367. Mapamundi de los hermanos Pizziganmz, venecianos, en la colección Jomard. Tres grandes cartas dan con precisión el Mediterráneo y da- tos aproximativos del Mar Rojo y el Golfo Pérsico; un trazo muy preciso de la costa de Africa hasta el cabo Bojador (llama- do Caput finis Africe), se ve al lado del Océano; hácia el Nor- te: Inglaterra, Irlanda, Dinamarca y una parte del mar YUel Nor- te, con muchísimos nombres de ciudades, cabos y ríos. Eos numerosos itinerarios de derrotas consignados en la car- ta han sido hechos por medio de las oscilaciones de la brájula. La escala de distancias, sin ser la misma que la de Vessconte, es proporcionalmente de igual valor. Los nombres de lugares presentan también algunas diferencias. Las Canarias, que acababan de ser descubiertas, se ven mar- cadas en la carta con nombres de los cuales algunos no han variado hasta hoy; estas islas están bien situadas respecto al ca- bo Juby. La isla Palma es la más occidental, y la isla Forte- Ventura la más próxima al Cabo, — 214 — En el camino de Mogador se encuentra una isla llamada Ca- naria, y en el del Cabo de San Vicente (España) otra isla lla- mada Bracir. Partiendo de este punto al Norte se ven inscritas leyendas más ó menos pavorosas. Una de éstas dice que una estatua fué co- locada en ese punto, que es el origen del mar, y que los navíos deben evitar aproximarse á él. Otra, puesta por el lado de Ir- landa, dice que si los navegantes se atreven á aventurarse hasta ese punto, serán presas de dragones, lobos, serpientes y can- grejos. 1376. Carta catalana, en las Votices et extratts des manus” crats de la Bibliotheque du Roz (tomo XIV.) Cuatro cartas te” rrestres y dos celestes en pergamino, pegadas sobre madera; cada una mide 23 pulgadas de largo por 18 de ancho. Estas cartas formaban parte de la biblioteca de Cárlos V, y estuvieron enel Louvre de 1373 4 1410; figuran en los inventa- rios de 1415 y 1425. Los hechos astronómicos citados en las cartas del cielo, y en- tre otros, el número áureo que es VIII, permite fijar la fecha de ellas en el año 1375, Ó sea en tiempos de Pedro de Aragón y del Papa Gregorio XI. ; En cuanto al dibujo y á los nombres consignados es estas cartas, tienen mucha semejanza con el mapamundi de los her- manos Pizzigani (venecianos) de 1367; son hechas también por medio de la brújula, y con distancias estimadas por mar, sin la- titudes ni longitudes. Ahí se ve Alejandría, colocada en la línea Este y Oeste partiendo del estrecho. Por otra parte, Cádiz está al Norte y al Sur del cabo Land's End, lo que prueba que en ese punto la variación era casi nula; mientras que Alejandría está colocada al Norte y Sur del golfo de Adalia y del cabo Tarkan, en Crimea, lo que demuestra que a la variación del compás era de 8% 4 10” al NE. en ese punto. Esta carta tiene mucho interés y puede ser consultada en la biblioteca de la ciudad; es posterior algunos años á la de los hermanos Pizzigani y construída casi sobre la misma escala. Contiene en el Atlántico una relación más completa de las Ca- narias, del grupo de Madera y de las Azores; estas. últimas, muy mal colocadas desde luego, forman una especie de cadena en sentido Norte y Sur, como están indicadas también en la carta de Benincasa de 1463. La carta catalana es, pues, intermedia ” — 215 — entre la de los Pizzigani y la de Benincasa; y en ella no se hace mención, como en la última, de la isla Antilia. Tiene también leyendas muy interesantes. Una de ellas, cer- ca de las islas Canarias, dice que: “el buque de Santiago Ferrer partió para el río del oro, el día de San Lorenzo, al que llegó el 10 de Agosto de 1346.” Otra leyenda: “Las islas Afortunadas están situadas en el gran mar, tocando el límite del occidente, á la izquierda: no están muy lejos. Isidoro dice en su libro XV: Estas islas se llaman Afortunadas, porque abundan en todo lo bueno: trigo, frutos y árboles. Los paganos suponen que ahí está el Paraíso, á causa del poco calor que se siente y de la fertilidad del suelo. Isidoro dice también que los árboles crecen en esas islas ciento cincuen- ta piés por lo menos, y suministran muchos frutos y pájaros, En ellas se halla miel y leche, sobre todo en la isla Capria, que se llama así por la multitud de cabras que la habitan, así como también se dá el nombre de Canaria á una de las otras islas, por el gran número de perros que en ella se encuentra. Plinio, ese padre de la geografía, dice que entre las islas Afortunadas hay una en la que se encuentran todos los bienes y crecen todos los frutos de la tierra, sin sembrarlos ni plantarlos. En lo alto de las montañas se ven árboles muy fragantes, cubiertos en todo tiem- po de hojas y frutos; los habitantes comen sólo una parte del año, y después recogen la cosecha en vez de cortar la hierba. Así los paganos de la India creen que sus almas, después de la muerte, van 4 habitar esas islas, y continúan viviendo ahí eterna- mente del perfume de esos frutos. Piensan que en aquellas islas está el Paraíso; pero, en verdad, esto no pasa de una fábula.” » Como todas las cartas de marcar, la catalana contiene un gran número de ángulos del compás ó de rosas de los vientas, desti- nados á facilitar á los navegantes la dirección que deben dar á la brújula para dirigirse de un punto á otro. Si no fuera porque nos alejamos demasiado de nuestro obje- to, llamaríamos la atención acerca de las diversas noticias que se refieren al Africa occidental, en los cuales los /zwaregs, Ó los de la cara oscura, están ES indicados, así como el co- mercio del marfil y del oro en los parajes donde en nuestros días va aún á buscárseles. Esto prueba que estrechas relaciones co- merciales existían más«le un siglo antes que los portugueses ocuparan militarmente las regiones del Africa vecinas á Sene- gambia y al golfo de Guinea. - — 0 1463. La isla d'Antzlía, por Benincasa, tomada de la Geo- graphical Surveys (1889.) Esta es una reproducción sacada de un antiguo portulano. En esta carta, mucho menos bien hecha que las precedentes, se ve, á partir del cabo Bojador (llamado Lucedor), el grupo de las islas Canarias, Forte-Ventura, Canaria y Palma; después, há- cia el Norte: Madera, Porto Santo, Chapiara, Bracil, San Geor- gio y Corvo Marino; esta última está á la altura de Portugal, y corresponde á las Azores, que fueron descubiertas en 1432. En el camino al Estrecho, hácia el Oeste, y á una distancia doble de la de las Azores, se halla consignada una gran isla lla- mada Antzlza, que parece tan vasta como el Portugal; más al Norte hay otra isla llamada Salvaga, y más al Oeste aún, la isla Roselza. En la isla Antilia se ven siete nombres de ciudades: es la le- yenda de San Brandán que toma cuerpo. Esta es la primera in- dicación de grandes comarcas que pueden hallarse al Oeste de Europa: no contiene escala de distancias, ni ningún paralelo de latitud. 1492. Mapamund: de Martín Behaím, en dos cartas. (Colec ción Jomard.) Esta carta tiene una importancia capital. Fué confeccionada el mismo año que Colón emprendió su viaje de descubrimiento, y da, de la manera más precisa, el conjunto de conocimientos geográficos de esa época; y probablemente con mucha exactitud, aquellos que pudo poseer Colón, cuyas relaciones con Martín Behaim nos son conocidas. ( Ester mapamuudi es el primero que lleva escalas de latitud y en el ecuador grados de longitud no numerados. Los círculos polares, los trópicos, la eclíptica y el ecuador, se ven marcados en él. Además, están señaladas las costas de Europa y Africa, des- de Irlanda hasta el Cabo de Buena Esperanza; las islas Cana- rias, las de Cabo Verde y las Azores están también consigna- das más Ó menos en su posición verdadera. Groenlandia, Terra- nova y Labrador no se hallan indicadas; no se tenían, pues, más conocimientos. , Lejos, hácia el Oeste, y 4 una distancia de la costa de Africa de 60* de longitud, se ve la isla de 4x£2/%a ó de las Siete cruda- des. Esta isla, de gran extensión, está cerca del ecuador. La se- sn IPE a gunda parte de este mapamundi comprende el Asia hasta Catay y la isla de Cipango. 00 Las dimensiones en longitud dadas al continente asiático son excesivamente exageradas, y colocan á la isla de Cipango á la extremidad oriental del cuadrado del plano, entre el trópico de Cáncer y el ecuador. Reuniendo las dos partes, se ve que Ci- pango está situado 4 30? al Oeste de la isla Antilia. Por consiguiente, según esta carta, saliendo Colón de las Canarias y siguiendo una ruta que lo aproximara al trópico, po- día esperar hallar la tierra de Antilia, después de recorrer 60” de longitud; y la isla de Cipango, después de recorrer 90” ó sea 5,500 millas marinas. Toscanelli, que dió sus consejos á Colón, estimaba que debía encontrarse la tierra de Cipango, viajando al Oeste, después de hacerse 6,000 millas náuticas, Óó 100” de longitud. Las dos in- formaciones estaban de acuerdo, y esta concordancia fué sin du- da de gran peso para que Colón se confirmase en su proyecto. Esta carta está acompañada de numerosas leyendas insertas en el texto; damos sólo las que se refieren á la isla Antilia y á la de Cipango. La siguiente es la leyenda de la isla Antilia, llamada de las Siete Ciudades: “El año 565 después de Jesucristo, San Bran- dán llegó:con su navío á esta isla; vió en ella muchas maravillas, y pasados siete años volvió á su país.” La de Cipango es: “Esta isla llamada Z2pangrd!, está situada al Este del mundo. Sus habitantes adoran los ídolos, y su rey es independiente. En la isla se encuentra, en gran cantidad, oro, piedras preciosas y perlas de Oriente. En esos mares índi- »cos los navegantes han hallado, según se dice, más de 12,700 islas. La que nos ocupa, es muy rica: se cosecha en ella*pimien- ta y nuez-- moscada, y se encuentra oro en abundancia.” 1500. Mapamundi de Juan de la Cosa, piloto de Cristóbal Colón, hecho después del descubrimiento. Tres grandes cartas de la colección Jomard. La primera comprende el mar de las Antillas y una par- te de la costa norte de la América del Sur: el dibujo es confu- - so; el ecuador y el trópico de Cáncer se ven en-este mapa, así como una escala de distancias, en la que las divisiones valen 35 millas, y gran número de trazos de caminos. Las islas Lucayas, Cuba, la Española (Haití), y la mayor parte de las pequeñas An- : 13 <= MES tillas, están colocadas en sus posiciones respectivas, aunque con grandes errores en la latitud; y así Cuba y Haití están puestas al Norte del trópico; Guanahaní al lado del nombre de Samaná y al Norte y Sur del punto: Este de Cuba; y la isla Habacoa mal representada y colocada, sin duda porque sólo se tuvo en cuenta los simples datos proporcionados por los naturales. Cuanto á Cuba, á la cual no se había dado todavía la vuelta, está muy mal dibujada, sobre todo por el Oeste: Juan de la Cosa no conocía aún sino una parte de la costa Sur. Esta carta suministra muchos dibujos de navíos que es inte- resante consultar, pues ellos indican por los detalles del casco velamen, lo que podían ser las carabelas de Cristóbal Colón. Casi todas las velas son triangulares y las vergas están coloca- das como las antenas de las tartanas del Mediterráneo. Las ver- gas en cruz y las velas cuadradas, no se usaron sino cincuenta años más tarde, con las largas travesías en las regiones de los vientos alisios del Norte y del Sur, cuando se pudo contar con vientos de dirección constante, por varios días consecutivos. 1500. Carta del Globo, por Mohamed—eon— A ly—en—A h- med—al—Charfy, de Sfax, en el año 1009 de la égira.—Carta en árabe de la colección Jomard. Las Canarias y las Azores, están indicadas por una sucesión de islas, que partiendo del camino que conduce al cabo Juby (Marruecos), termina en el que va al cabo Finisterre (España.) El dibujo es confuso é incorrecto; sin embargo, las distancias terrestres son bastante aproximadas. =— ( 1508.*La América, según Marcos de Benevent, complemento de la carta de Ptolomeo, de Roma, sacada de la Geographical Surveys (1889. ) Esta carta es la más completa y fiel de las que conocemos, y encierra todo lo que en aquella época se sabía respecto á la América. Fué dibujada después de los descubrimientos de Co- lón, y cinco años antes que Balboa, atravesando el istmo de Pa- namá, descubriera el Océano Pacífico. Los principales puntos que hay que examinar en esta carta, son los siguientes: Terranova y Groenlandia, están consignadas como Penínsu- las de Asia; también se ve como pertenecientes á esta parte del — 219 — mundo, las Provincias de Mangi, Ciamban, Tébet; las ciudades de Quinsai y Zaiton; y las islas de Java mayor, Java menor y Candyn. Cipango no está marcado, á causa de que el autor pensaba que esta isla, llamada por los españoles la Hispaniola, acababa de ser descubierta por ellos en lugar distinto; por esto la coloca un poco al Norte del trópico, como lo hace Juan de la Cosa. También señala algunas de las pequeñas Antillas, como Domí- nica, Montferra y Martinica. La isla de Cuba no figura aún completa y está mal trazada; su mismo nombre está alterado. Una inscripción latina dice que los navíos del Rey de España Fernando, no han podido ir más lejos: aún no se sabía si ese territorio era una isla Óó un con- tinente. En la América del Sur, la costa norte es llamado Terra Sancte Crucis; una inscripción dice que los portugueses han se- guido las costas hasta los 50” Sur, sin hallar el extremo de estas tierras. Esta es la primera carta en que se designan las longitudes y latitudes; los meridianos están marcados de 0? 4 360%, partiendo de las Canarias hácia el Este; la carta afecta una figura cónica, sistema abandonado en nuestros días. Consignamos á continuación algunas inscripciones de esta carta. 1.* Mare Sugenam. Aquí comienza el mar Sugeno; el com- pás no sigue en este punto las leyes de la naturaleza, y los na- víos que tienen fierro no pueden volver. 2.* Islandia. En el año 1456, estas islas fueron completamen- yte destruídas por el fuego. 3." Terranova. Marinos que han llegado otras vecgs hasta estas islas, dicen que no se puede tocar nada ahí sin peligro de las manos. 4.* Antilla. Esta isla fué conocida tiempo ha por los portu- gueses; pero por mucho que se haga no se puede volverla á ha- llar; en ella hay gentes que hablan la lengua española. Se cree que en tiempo de Rodrigo, último rey que hubo en España cuando los godos invadieron este país, mucha gente huyó á esta isla para escapar del furor de los bárbaros. El pueblo es cristia- no: tiene un arzobispo y varios obispos, y posee toda clase de riquezas. Se dice que en este lugar hay muchas islas y ciudades. 5." Cipango. Marco Polo dice que de Zaitón hácia el Este, á una distancia de 1,500 millas, existe una isla muy grande llama- — 220 — da Szpango, cuyos habitantes son idólatras, y tienen un rey par- ticular, sin ser tributarios de ningún otro soberano. En ella se halla oro y toda especie de piedras preciosas, en gran cantidad; marinos españoles descubrieron y ocupan esta isla. El autor agre- ga: nos atrevemos á colocarla en este lugar, juzgando que la isla que los españoles llaman .Spanzola es Sipaneo, y que todo lo que se ha escrito de Sipango puede aplicarse á la Spaniola, ex- cepto la idolatría, LS E Todas las cartas que acabamos de estudiar nos dan idea bien clara del estado de los conocimientos geográficos en la época del viaje del gran Almirante. Sin embargo, damos á continua- ción el análisis de algunos otros mapamundis del siglo XVI, ci- tando á la vez las colecciones donde se les puede encontrar; ma- pamundis que ponen de manifiesto los progresos de la ciencia. 1520. IZapamundi, segúm J. Schóner, de Nuremberg, en la Geographical Surveys (1889.) Reproducción de un globo terrestre que se conserva en Franc- fort, y en el cual se ve los círculos de latitud y los meridianos de longitud. El nombre de América está empleado por la pri- mera vez,faplicado 4 la América del Sur. 1550. IZapamundi de Sebastién Cabot, piloto de Cárlos V.— Cuatro grandes planchas en la colección Jomard. Están indicadas las latitudes y longitudes, y se ven: Terranova, Labrador, las costas de México y la América del Sur; así como! las islast descubiertas en el Pacífico por Magallanes. La posición de las Antillas está rectificada, y en la isla de Cipango se con- siena aún la leyenda original de Marco Polo. 1550. Mapamundi pintado sobre pergamino, por orden de Enrique II, rey de Francia.—Seis grandes fojas en la colección Jomard. Sólo los grados de latitud se marcan aquí; y tiene una escala de distancias análoga á las ya descritas. Las grandes y pequeñas Antillas, el golfo de México y Flo- rida, están bien colocadas. También se findican: Islandia, La- brador y Terranova, — 221 — Merecen examinarse con interés los numerosos dibujos de navíos de velas cuadradas que tiene este mapamundi. 1566. La América del Norte, por Zaltierí, en la Geographi- cal Surveys (1889.) La forma de los continentes es conocida en sus rasgos princi- pales; se ven: el estrecho de Anean (Behring) y la Groenlandia. Los nombres de China y Japón aparecen aquí. La tierra, en conjunto, está casi bien; sólo hay que corregir ciertos detalles. ES El análisis de estas cartas debe hacer resaltar la diferencia de los procedimientos empleados en la construcción de unas y otras; suministrándonos al mismo paso el objeto que nos propo- níamos. Las más antiguas, aquellas que no consignan ni latitudes ni longitudes, son levantadas según el rumbo, con escala de distan- cias, y eran hechas para servir á los marinos provistos de agujas imantadas, pues no poseían ningún otro medio de determinar la posición que la dirección del compás y la distancia recorrida. No debe buscarse en ellas, como en una carta moderna, las co- ordenadas geográficas de un lugar, sino únicamente la posición relativa de unos puntos respecto á otros. Así, por ejemplo, en las cartas del Mediterráneo de Petrus Vessconte, de los hermanos Pizzigani y de Juan de la Cosa, que están reproducidas en facsímil en la colección Jomard, se ve que Gibraltar y Alejandría se hallan colocados en una misma línea Este y Oeste. Esto no quiere decir que aquellos geógra- fos creyesen que Alejandría tenía la misma latitud que Gibraltar: sabían todo lo contrario. Lo que eso quiere decir es que, guián- dose por la brújula, partiendo de Gibraltar y siguiendo la línea Este y Oeste del compás, se debía llegar 4 Alejandría. Asímis- mo, según. esas cartas, saliendo de Alejandría y siguiendo el Norte del compás, se llegaría al fondo del golfo de Adalia; mientras que, en calidad el meridiano de Alejandría pasa al Oeste de ese punto, hácia Meis, y un poco al Este de Constan- tinopla. Estos hechos demuestran que, en aquella época, la declinación del compás era de 12” 4 15% al NE, cerca de las costas de Siria: la declinación hoy es solo de 5% al NO. De suerte que si hoy empleáramos el método de los antiguos para obtener una repre- = PPD sentación gráfica del Mediterráneo, llegaríamos al resultado si- guiente: la línea Este-Oeste, partiendo de Gibraltar, terminaría en medio del mar Negro, y Alejandría quedaría al Sur, mas allá del trópico, en el lugar que actualmente ocupa Khartoum. Los antiguos no conocían las modificaciones anuales que su- fre la declinación de la : aguja imantada; ellos creían esta desvia- ción invariable en cada lugar. Así, Colón, que descubrió el 13 de Setiembre que la variación del compás pasaba del Oriente al Occidente, 4 600 millas de las Canarias, juzgó que con este nuevo elemento sería posible determinar la longitud ó la distan- cia del punto de partida. Este viejo procedimiento de confección de cartas topográfi- cas por medio del rumbo, se emplea aún en nuestros días para espacios de poca extensión; mas, llega á ser un cúmulo de erro- res considerables, á medida que aumentan las distancias y que se alejan los puntos de dirección unos de otros. Por eso vemos á Juan de la Cosa colocar al Norte del trópico las islas de Cuba y la Española, y no poder llegar á cuadrar las nuevas tierras descubiertas por los ingleses en Terranova y Nueva Escocia. Fué menester buscar otro modo de representación gráfica so- bre plano, basándose definitivamente en las latitudes y las longi- tudes. La reducción sobre plano del globo de Martín Behaim, la proyección cónica de Marcos de Benevent, y en fin, el mapa- mundi de Sebastián Cabot, son los ensayos que precedieron á las cartas marinas de latitudes crecientes, inventadas por Merca- tor en 1569. Este último procedimiento es el que siempre se usa entre los marinos, pues tiene para ellos la inapreciable ven- taja de poder trazar en líneas rectas sus derrotas con el compás, y señalar también sus observaciones. ; Habiéndose hallado la manera de representar gráficamente la esfera sóbre un plano, y siendo ya fijos los contornos de loscon- tinentes, los grandes navegantes pueden lanzarse á lo descono- cido; y Drake, dando por la vez primera la vuelta al mundo pudo demostrar así su esfericidad. A. HAUTREUx. MMM El rio Nilo. En la más remota antigúedad, el río Nilo era conocido con el nombre de 4gyptus. Con el trascurso del tiempo, este nom- bre se dió al territorio que riega y enriquece, dándose el de Ni- -- 223 -—- lo, al río, en honor de uno de los reyes que gobernaron ese vas- to territorio. Este río tiene 4.100 millas, desde el lago Victoria-N yanza al mar Mediterráneo, en el que desemboca por dos grandes ca- nales, en una extensión de 120 millas de largo: el primero es co- nocido con el nombre de Rosetta, hácia el Oeste; y con el de Damietta, el segundo, hácia el Este. Tiene el Nilo la especiali- dad de que ningún río afluye á él desde su nacimiento, en una extensión de más de 1.500 millas; y está formado por dos gran- des ramas, conocidas con los nombres de Nilo blanco y Nilo azul. Tributarios de éstos son los grandes ríos Atbara Ó Tacaz- zé, que baja de las alturas de Etiopia y Abysinia; los ríos Sobat y Asna, que se le unen por el lado Este; y el río Bahr-el- galle- se, que se une por el lado Oeste. El Nilo está, como hemos di- cho, formado de dos grandes ríos el “Bahr-el-Aviek” ó Nilo azul, cuyo origen hemos indicado ya; y del “Bahr-el-Abiad,” Ó Nilo blanco, de cuyo orígen y exploraciones en especial nos vamos á ocupar. Homero, autor de la “Iliada,” hace como 3.000 años dijo: 4: Nilo tiene su orígen en los cielos!, refiriéndose sin duda á los in- mensos bienes que sus aguas proporcionan á los habitantes de aquellos países. En efecto, el Nilo que empieza á aumentar su caudal de agua en Junio, y corre muy abundante hasta Octubre, con sus aguas y el considerable limo beneficente que acarrea, pro- duce esas grandes cosechas de granos que desde las épocas más remotas causan el asombro, al par que el bienestar de esos pue- blos y de las comarcas vecinas. El limo rojo del Nilo, como el del Rímac, viene arrastrado de las alturas, y al derramarse sobre llos campos de ambas orillas, produce terrenos de asombrosa fer- tilidad: fertilidad tan codiciada, que ha causado la envidia de to- das las naciones limítrofes; y así ha llegado á ser el Egipto, una tierra invadida y explotada por multitud de naciones, que han reducido á los Coptas y Fellohs, habitantes de esas regiones, al estado de servidumbre y de vil objeto de explotación, en que hoy mismo se hallan sumidos. El gran historiador griego Herodoto, que vivió como cinco siglos antes de J. C. se constituyó en el Egipto, con el exclusi- vo objeto de averiguar los motivos de las crecientes, de las inun- daciones y de la vaciante del gran Nilo, hechos que llamaban la atención de todos los hombres estudiosos de las naciones veci- nas. Herodoto solo pudo conseguir de los sacerdotes de ese país informes vagos, pues ellos le aseguraban que el Nilo pro- — 224 a venía de las nieves derretidas durante el solsticio en las mon- tañas de Lybia que cruzaba la Etiopía, y entraba después á los territorios del Egipto; y el único que le pudo dar algunos deta- lles fué un Escriba que custodiaba el tesoro del templo de Mi- nerva en la ciudad de Sais-Gypto; pues los afluentes verdade- ros del río eran desconocidos para los griegos, y aun para los mismos naturales del Egipto. Durante la época de Homero, los griegos creían que el Nilo corría de Este á Oeste, y después al. Norte; Herodoto juzgó que el curso del río era de Oeste 4 Este, y después al Norte. Alejandro el Grande, (356-323. a. de J. C.) y Ptolomeo Fi- ladelfo, (309-247 a. de J. C.) rey de Egipto, pretendieron ha- ber descubierto el problema del origen del Nilo; Julio César, (100-44. a. de J. C.) intentó lo mismo que Alejandro, sin gran- des resultados; Séneca refiere que el emperador Nerón (37-68, de nuestra era) mandó una expedición, la que con mil penalida- des llegó á un punto del río blanco, donde encontró que éste se despeñaba, no pudiendo los expedicionarios pasar adelante hácia el Sur. Esta cascada es la misma que en nuestros días des- cubrió el General Gordon, que pereció en Khartoum á manos de los Mahdistas: la cascada tiene una altura de 40 piés. En el siglo segundo, el geógrafo Claudio Ptolomeo asegura que: el Nilo tiene su origen como 12 grados al Sur del Ecuador; que ese orígen proviene de gran uúmero de vertientes que forman dos lagos, y que de estos lagos nace el Nilo; que en esas comarcas existían las cordilleras llamadas Selenes Oros, de donde provte- nen las vertientes citadas. Han sido precisos más de ml guz- nientos años de constantes exploraciones, para confirmar en gran parte los asertos de este geógrafo. En 1154, el geógrafo" árabe Edrisi, (1099-1164) confirma lo dicho por Claudio Ptolo- meo; lo mismo que Abulfeda (1273-1331) otro geógrafo árabe de notable reputación. En el Museo Británico existe un mapa que tiene el nombre de Juan de la Cosa, piloto que había sido de Colón, y está fechado en el año 1500: en ese mapa aparece el Nilo, corriendo de varios lagos al Sur del Ecuador, pero no están señalados los Selenes-Oros, Ó cordilleras de la Luna, que otros ponían como corriendo más al Sur, del Este hacia el Oes- te. En 1591 Piga—Fetta, viajero y escritor portugués, aseguró la existencia de dos lagos que daban origen.al Nilo. Los viajeros de nuestros tiempos Burton y Livingstone, han creído ser esos lagos el Vyanza y el Tanganzyka. Los estudiantes de la primera: mitad de éste siglo podemos recordar que en los mapas de Afri- = ca que estudiábamos, se señalaba la existencia de un gran lago llamado Maraví; este es el Nyanza moderno. Los mismos estu- diantes recordarán haber visto en esos mapas los Kong-Monts, (cordilleras de la Luna) que parecían correr de Este al Oeste cerca del Ecuador en el continente africano, y estos errores han existido en los mapas del África hasta elaño 1849. En 1770 el inglés Bruce (vivió de 1730 4 1790) llegó al orí- gen del Nilo azul, yá pesar de sus exageraciones señaló el ver- dadero origen de este río cerca del lago Dembea, en las cordi- lleras de Abysinia. Bruce, con argumentos insostenibles, preten- dió haber resuelto el problema incógnito del orígen del río Ni- lo, cuando en realidad no había descubierto sino el origen de uno de sus más importantes ramales. En 1827 Linaut, viajero francés, ascendió por el Nilo hasta llegar á una distancia considerable, después de verificada la unión de los ríos Blanco y Azul; pero tuvo que regresar. En 1840 el célebre Mehemet-Ali, virey de Egipto, man 16 una ex- pedición que llegó hasta el grado 3”, al norte del Ecuador, de donde tuvo que regresar por la hostilidad de los naturales. En 1844 la Sociedad misionera (protestante) de Londres, estable- ció en Mombassi, isla y pueblo inmediatos á la gran isla Zanzí- bar, una misión á la que pertenecían Krapf, Rebmann y Er- hardt, alemanes. Estos hicieron varios viajes al interior del África, y en ellos descubrieron los grandes cerros volcánicos Kilimanjaro y Kenia; y adquirieron noticias de la existencia de grandes lagos más al interior. La Sociedad Geográfica de Lon- des, en vista de estos datos, mandó en 1857 una comisión ex- ploradora á órdenes de Burton y Speke, los que el 13 de Febre- Jo de 1858 descubrieron el gran lago Tanganiyka, y navegaron en sus plácidas aguas. En Mayo, los viajeros se vieromobliga- dos á regresar, habiendo adquirido datos sobre la existencia de dos lagos más, que los naturales llamaban Ukerewe y Ujiji. Burton y Speke, equivocadamente creyeron que el Nilo te- nía su orígen en el lago Tanganiyka. En Kasé, se quedó Bur- ton, pero Speke, unido á una carabana árabe, se dirijió al Nor- te, y el 30 de Julio de 1858 descubrió el lago Ukerewe, que es el conocido hoy como el gran lago Victoria-Nyanza. En Abril de 1860, la Sociedad Geográfica de Londres mandó una nueva expedición á órdenes de Speke y Grant, 4 explorar los territo- rios que se hallan al Norte del Victoria-N yanza, los límites, etc., de este gran lago. En Enero de 1861, la expedición llegó á Ka- zé, población situada casi á la mitad del camino de la costa al 14, lago Tanganiyka; y de allí se dirigió á Kuragwe, pueblo que está al Oeste del lago Victoria. En Kazé fué donde Speke, ad- quirió informes de la existencia de una cordillera, sobre la cual, al decir de los árabes, caía polvo blanco, que se convertía en agua (nevada.) De Kuragwe, Speke se dirijió á Uganda, donde á su llegada fué recibido con notable aprecio por Metesa, rey negro de esas comarcas. En Uganda adquirió Speke datos de que las aguas del Victoria corrían por un río hácia el Norte, á otro la- go llamado por los naturales Luta-Nzige. Después de casi tres años de exploración Speke, se dirigió á Gondokoro, pobla- ción del Egipto, cerca del grado 5” al Norte del Ecuador, de- jando aun sin resolver muchos punto importantes, respecto al curso setentrional de las aguas del gran lago Victoria. En Gon- dokoro, Speke encontró al Coronel Baker, inglés, quién 4 su costa había organizado una expedición para ayudar á Speke, ó para hacer descubrimientos sobre el orígen del Nilo, si Speke hubiera, como se creía, fracasado en su empresa. Speke comuni- có á Baker los datos que poseía sobre el lago Luta-Nzige; y Baker, con su jóven esposa, resolvió explorar ese lago. Después de mil dificultades logró llegar á sus orillas, y le denominó Al- berto-Nyanza. Allí fué donde Baker encontró un río y una cascada de 120 piés de altura, que comunicaba el gran lago Vie- toria con el Alberto, á la vez que éste unía sus abundantes aguas con el río Nilo. En este mismo tiempo la Señora Tinné y su hija recorrían el río Bahr-el-gaselle, afluente del Nilo, por el lado Oeste. Estas señoras eran belgas, de gran fortuna, y perecieron, víctimas de su entusiasmo, á manos de los na- turales: 5 Los descubrimientos de Speke y Baker suscitaron vivas, discusiones en Inglaterra. Burton, atacó con inusitada violencia los asertos de Speke y Baker, que aseguraban ser los lagos Vic- toria y Alberto el orígen de las aguas que forman el verdadero Nilo. Hasta Livingstone, el afamado viajero inglés en África, terció en las cuestiones, sosteniendo que las aguas del lago Tan- ganiyka, eran el verdadero orígen del gran Nilo. El lago cono- cido siglos antes por los portugueses con el nombre de Maraví, fué visitado en 1859 por Livingstone, á quien sus compatriotas atribuyeron su descubrimiento, cuando en los mapas de las es- cuelas, muchos años antes, ya se hallaba designado con el nom- bre de Maraví, dado por los portugueses. Resultado de estas dis- cusiones fué la comisión que la Sociedad Geográfica de Lon- dres dió á Livingstone de explorar por completo esas regiones. = 2 = Livingstone visitó aquellos territorios, y confirmó en gran parte los informes de los portugueses. El Lago Nyanza, ó sea el Maraví de los antiguos, no tiene comunicación con el lago Tanganiyka, y sus aguas se unen há- cia el Sur al gran río Zambezi. El lago Tanganiyka, no da sus aguas al río Nilo, sino que es afluente, por el río Lakuga, del eran río Congo, que corre hácia el Oeste. Livingstone, por fal- ta de medios, no pudo comunicar sus descubrimientos; y en Es- tados Unidos se organizó una expedición destinada á buscarlo: esta expedición dirigida por Stanley, fué la que en 1871 lo ha- 1ló en Ujiji, 4 orillas del Tanganiyka. Livingstone y Stanley comprobaron que este lago no daba sus aguas al río Nilo; Stanley regresó á Europa, pero Livingstone se propuso visi- tar los lagos de Bangweolo y Moero, al Oeste del Tanganiy- ka, creyendo que esos lagos eran los afluentes del Nilo seña- lados por Herodoto. En ese viaje murió Livingstone. En 1875, Stanley emprendió de Zanzibar, su memorable viaje al lago Vic- toria, adonde llegó en Febrero de 1875; Stanley dió la vuelta á todo este lago y se dirigió al Luta-Nzige, nombrado Alberto, por su descubridor Baker: no le fué posible cumplir su deseo de visitarlo, y se dirijió al gran lago Tanganiyka, donde encontró al inglés Cameron, empeñado en igual empresa, habiendo des- cubierto éste un gra río que del lago se dirigía hácia el Oeste. Este río resultó, según descubrimiento posterior, ser el Soulaba, gran ramal del Congo. Stanley siguió el curso de las aguas del Soulaba y al fin llegó á las costas del Atlántico, probando que las aguas del lago Tanganiyka no afluían al Nilo, sino al Con- go. Entre tanto, de Gondokoro, ciudad egipcia, había salido »una expedición con el célebre General Gordon, el que logró, ayudado por sus tenientes Gessy, Long, Mason y Linaat, reco- rrer el lago Victoria, y descubrir las grandes cascadas de Meka- dé, visitadas por los soldados de Nerón, más de mil novecientos años antes, y no reconocidas después. Desde 1876 4 1888, cesa- ron las exploraciones á consecuencia de la guerra de los Mah- distas, de la caída de Karthoum y de la muerte de Gordon. En Mayo de 1888, Stanley descubrió las inmensas moles de cerros, llamadas Ruwenzori, cubiertas de nieve y que levantan sus cres- tas á una altura de 19.500 piés; por su base corre el río Semliki, cuyo cauce recoje sus abundantes aguas, y las conduce al lago Alberto. El río Semliki tiene su orígen en el lago Alberto Eduardo, al sur del Alberto. Este pequeño lago Alberto-Eduar- do es la fuente del sagrado río Nilo, en cuyo descubrimiento se a han intentado, durante 3.000 años, tantísimas exploraciones. Cuatro grandes ríos, además de muchos otros notables por sus aguas, riegan el interior de Africa, que en nuestra niñez veíamos ocupados en los mapas por figuras de leones, elefantes, glrafas, y otros raros animales, ienorándose aun por completo la topografía de esos vastísimos territorios. El río Niger, teniendo su origen un poco al Este del Senegal, colonia francesa, corre al NE. hasta cerca del erado 0. de París; da una vuelta, hace una vasta curva al Oeste y Sur, y desemboca en la bahía de Benin, en el mar Atlántico, fertilizando con sus aguas y ramales gran- des territorios poblados de diversas y numerosas naciones. KRe- cuerdo el gran entusiasmo que en Inglaterra se despertó el año de 1830, 4 causa del descubrimiento de las bocas del Niger, por Sander; Sander era de. Liverpool, donde yo me hallaba 4 la Sazon. El río Nilo, el más grande del Africa por la extensión que re- corre, es ya conocido, y la relación anterior demuestra, que des- de el tiempo de Homero, hace como 3.000 años, eran sus bene- ficentes aguas las que fertilizaban el Egipto, Etiopía y otras na- ciones de variada y abundante población. El río Congo, que tiene una de sus fuentes en el gran lago Tanganiyka, y otras cerca del Lago Victoria, riega y fertiliza casi todo el centro del Africa, al Sur del Ecuador. Las colonias francesas, el gran Estado del Congo y las posesiones portugue- sas explotan esas pobladísimas comarcas, señaladas antes como vastos y desconocidos desiertos. En las márgenes del Congo y sus afluentes, se establecen colonias de hombres útiles y laborio- sos que llevan 4 esas remotas regiones la luz y el progreso de la Aaa civilización. El gran río Zambezi, que recorre los grados 5415 al Sur del Bees tiene sus fuentes no lejos de las costas del Atlán- tico, por una parte, y del gran lago Nyanza, el Maraví de los portugueses y de los mapas de nuestra juventud. Las orillas de este río Zambezi, y los territorios por los que «corre, han sido en épocas muy remotas el centro de uno ó más vastos imperios, en los que las ciencias y las artes habían alcanzado notable de- sarrollo. Vastas ruínas, enormes fortalezas, destruídos templos, demuestran la existencia de pueblos antiguos, de los que no se tiene hoy la noticia más pequeña. Allí sobre las pulidas rocas, como sucede en Pintados, Tarafraca, Paipay, etc. se encuentran grabados ó pintados, seres humanos, animales y letreros que no podemos descifrar, y cuyo Champollion parece aun no haber 4 Ñ AA A y — 229 — nacido. La multitud de viajeros que se ocupan en el estudio de esas ruínas, de esos grabados y pinturas, nos hacen esperar que quizás se halle una nueva piedra de Rosetta, con la que se pueda descifrar esos antiguos archivos. El gran río Nilo, el de las aguas sagradas, tiene pues su remoto orígen en el lago Luta-Nzige, ó sea Alberto-Eduardo, cuyas aguas conduce el río Semkili muy aumentadas por las nieves derretidas de las cordilleras de Ruwen- zori, al lago Alberto-N yanza. En este lago se unen al Nilo las aguas del gran lago Victoria; y ya unidas forman el Nilo, pasan- do por Wadelay, centro hoy del nuevo estado aleman, el que or- ganiza el tan buscado y renombrado Emin Bajá, aquel á quién al fin pudo hallar el inmortal Stanley. Repito que han sido precisos como ¿tres mel años de explora- ciones sucesivas para lograr el casi perfecto conocimiento del río Nilo, ¿por qué desmayamos nosotros hoy si en cuatrocientos años solamente aun no tenemos pleno conocimiento de nuestro Amazonas? ¿Por qué nos confundimos con el pretendido fracaso del Pichis? Perseverancia y adelante, deben ser nuestras aspiraciones; que el Gobierno proteja, que la Sociedad Geográfica trabaje con empeño, y al fin llegaremos á establecer nuestros puertos sobre las orillas del río Amazonas, el de zuestras aguas sagradas. Lastima y muy grande, es que la gran mayoría de los Misio- neros que se han ocupado y aun se ocupan de evangelizar á los habitantes de esas regiones, sean hombres de tan escasos cono- cimientos científicos, pues podrían contribuír en mucho al exac- to conocimiento de esas dilatadas regiones. Aun muchos de los exploradores nuestros han carecido de los conocimientos é ins- *rucción necesarios, para dar razón positiva aun de la situación geográfica de importantes puntos de nuestros ríos inveriores. Los trabajos y exploraciones, sin duda alguna importantísimos del almirante Tucker, por la incuria de nuestros Gobiernos de esa época, han quedado perdidos, á pesar de haberse gas- tado ingentes sumas en esas costosas exploraciones. Si nuestros Gobiernos se convenciesen que los gastos de exploraciones son siempre benéficos á la Nación, aun cuando de pronto no se pal- pen sus inmediatos fructuosos resultados, emplearían algunas su- mas en esas exploraciones, y menos en tantos fusiles, etc., que nada de positivo producen en pueblos nuevos como el nuestro. El afianzamiento de la paz pública, y la imperiosa necesidad de abrir vías de progreso y adelanto á nuestros conciudadanos, nos hacen esperar, en próximas épocas, grandes esfuerzos de — 230 — parte del Gobierno, del país, y aun de los extranjeros, para el reconocimiento de los afluentes del Amazonas, y la apertura de una vía más inmediata que la del cabo de Hornos, para poner- nos en contacto con los pueblos europeos. MoDrEsto BASADRE. Lima, Enero $8 de 1892, 7) 4 3 Opiniones de varios sabios. En una exposición que en noviembre de 1890 dirijió Lap- parent á la Sociedad Geográfica de París, encontramos detalla- das algunas de las opiniones que varios sabios han emitido, en diferentes partes del mundo civilizado, como resultado de pro-* longados estudios, sobre el relieve, edad, y probable duración de la Tierra. Los cartógrafos más eminentes aseguran que todas las tierras, continentales é islas, con sus alturas, montes, cordille- ras etc., unm2formemente repartidas sus masas sobre la superficie del Universo, lo cubrirían con una capa macisa de 700 metros de altura sobre el nivel del mar. La masa Tierra es objeto constante de los violentos ataques de las olas del Océano, de los aguaceros y ríos, de la acción di- solvente y destructora de la atmósfera. Los sabios juzgan, que en todo el litoral de la tierra que atacan las olas en todo el Or- be, las aguas del mar arrancan de su masa tres décimos de kiló- metro cada año. Murray, el eminente naturalista escocés, que aun vive, asegura que los ríos todos del globo, en sus vio- lentas avenidas, conducen al Océano diez kilómetros cuarenta y ' tres céntimos cúbicos de materiales sólidos cada año. Otros han juzgado que la acción disolvente de la atmósfera y de las aguas sobre las rocas, producen una disminución total de su vo- lumen de cinco kilómetros cúbicos en cada año. En resumen, los sabios citados y otros, después de grandes controversias, cálculos, etc, nos aseguran que la Tierra, cuya ma- sa total declaran ser de ciento cuarenta y seis mil millones de kilómetros cúbicos, sufre cada año una disminución, poce más Ó menos de diez y seis kilómetros cúbicos; y que por consiguiente, empleándose en lo futuro iguales fuerzas destructoras contra la Tierra, ésta quedara completamente destruída en cuatro y medzo mallones de años de la fecha. Nos debe quedar el consuelo de que nosotros, nuestros hijos y nietos, no seremos ni serán vícti- == 00% mas de tan grande cataclismo. Dana, sabio norte-americano, con gran estudio toma en cuenta los depósitos en el fondo de los ma- res, y la destrucción y pérdida anual de la masa Tierra, y con el ma- yor aplomo asegura, que ésta precisamente desaparecerá después de sesenta y siete dá noventa millones de años de la fecha actual! El afamado William Thompson, á quién acaba de ennoble- cer por sus méritos la reina Victoria, tomando en cuenta la constante disminución del calor del interior de la Tierra, como base de sus cálculos, asegura que ésta existirá por sezsczentos mt- dones de años! Me parece que como más conveniente debe- mos aceptar este cálculo en bien de nuestra descendencia. En- tre tanto que los referidos sabios coordinen sus cálculos y resul- tados, podemos suplicar al público, gue suspenda su juzczo. Con todo respeto y aún veneración por las conclusiones de tan grandes sábios, cuya inteligencia alumbra al Orbe, podemos y debemos aceptar sus citadas conclusiones con convenientes re- servas. De cien años á esta parte, las ciencias han hecho increí- bles adelantos; la Naturaleza y sus grandes y recónditos secretos son objeto de verdaderos y concienzudos estudios. Los descubri- mientos referentes á la electricidad y sus aplicaciones son de tal naturaleza, que á la verdad aturden las más grandes y preclaras inteligencias, Edison, Bell, y otros ver daderos vénios, cada día asombran más y más al mundo civilizado con sus maravillosos descubrimientos. ¿Es posible predecir y asegurar cuál será el porvenir del mundo, de la humanidad toda, en vista del adelanto intelectual en este siglo? ¿Puede asegurarse cosa alguna, con viso de hechos positivos, sobre los medios que la inteligencia hu- mana puede descubrir para prolongar la existencia del mundo fue habitamos, en caso de hallarse comprometida? Mobesto BasabrE? a IN a E METEOROLOGIA. Tempestades de granizo en Ayacucho El granizo es muy frecuente en Ayacucho al principio del ve- rano y al fin de la primavera, y como en esta estación florece la viña, causa el granizo grandes estragos en ella, destruyendo el polen y los órganos delicados de sus flores tiernas. Los hacen- dados suelen emplear petardos y cohetes para disipar las nubes — 232 — tempestuosas, Ó al menos tratan de impedir por este medio que el granizo se forme. ¿Este procedimiento empírico puede tener alguna explicación científica? Si es cierto. como los vinicultores aseguran, que real- mente las fuertes vibraciones acústicas en una atmósfera tem- pestuosa impiden que las gotas de lluvia se congelen al caer, debe depender este fenómeno de alguna ley física, que establez- ca una relación de causalidad entre las vibraciones acústicas y la no formación del granizo, para cuya investigación es preciso estudiar préviamente las causas generadoras de éste. Un suelo llano y desnudo, bajo una atmósfera seca cuya tem- peratura no sea muy baja, y la elevación de las nubes tempes- tuosas, son las tres circunstancias que reunidas en una localidad, hacen más frecuentes los granizos. Las llanuras pobres de vege- tación y especialmente cuando el suelo es calizo, producen una fuerte reverberación solar, que elevando la temperatura de las capas inferiores del aire, establecen en la atmósfera una corrien- te ascencional más Ó menos fuerte; y si en estas condiciones una nube tempestuosa, suspendida á mucha altura, hace pasar su va- por acuoso del estado vesicular al de lluvia, cada gota lluviosa al descender á la llanura, atravesará por aquella capa atmosférica cuyo movimiento ascendente aumentará el rosamiento de la es- fera líquida con el ambiente, produciendo en la superficie de la esfera acuosa una evaporación tanto más intensa cuanto mayor sea el espacio recorrido por la gota de lluvia y mas seca la zona de la atmósfera intermedia. Esta evaporación tan rápida hará ba- jar la temperatura de la superficie esferoidal de la gota lluviosa, con una celeridad proporcionada á la de su descenso y al grado de sequedad higrométrica del ambiente que atraviesa, y al mayor, espacio _ recorrido. Llegará un instante en que la temperatura descienda bajo cero en la superficie de esa esfera acuosa; entón- ces se congelará formando una cubierta sólida que impedirá la evaporación del núcleo líquido, el que, así protegido contra una causa tan poderosa de enfriamiento, conservará su estado fluído, como es fácil notarlo, estudiando la estructura del granizo, tan semejante al coco, por su núcleo líquido y su envoltura sólida. El suelo y la atmósfera de Ayacucho reunen en el más alto grado ese conjunto de condiciones favorables á la producción de granizadas; y no dudamos que si sus áridasllanuras se cubrieran de vegetación herbácea ó arborescente, el granizo sería más raro allí, y acaso llegaría á evitarse á los viñedos de su campiña una de las causas atmosféricas que más se oponen á su prosperidad, — 233 — Conocidas las causas generadoras del granizo investiguemos cuál es la acción de las vibraciones acústicas del are, “al pro- ducirse este fenómeno. En todo movimiento hay desarrollo de calor: esta es una ley física y nadie ignora que las vibraciones acústicas se convierten en ondas caloríficas; de manera que una detonación desarrollará en el ambiente una cantidad de calor proporcionada á su intensi- dad y á la resistencia que el medio oponga á la propagación del sonido. Así, si en un momento de tempestad se hace vibrar fuer- temente el aire, de manera que cause un rudo sacudimiento en la mube tempestuosa, la elevación instantánea de temperatura que este sacudimiento producirá en las capas superiores del aire, impedirá que la gota lluvioso encuentre el ambisnte en el grado necesario de frío para congelarse. Pero hay aun otro efecto de las vibraciones acústicas que acaso obre con mas eficacia para impedir que el granizo se forme, y es el movimiento ondulato- rio del aire, que, destruyendo la esfericidad de la gota de llu- via, impide su congelación, comunicando á la gota lluviosa un movimiento molecular, en virtud del cual no pasa al estado libre parte de su calor latente, oponiéndose de este modo á su rápido enfriamiento. De este modo se explicaría racionalmente ese procedimiento empírico usado por los agrónomos para disipar las tempestades de granizo. Al menos, las observaciones que hacemos en este artículo, están en armonía con los principios físicos aplicádos 4 la meteorología. Luis CARRANZA. (De la Colección de Artículos Publicados.) SSP ——— Viajes al través del continente africano Por muchos años los viajes de inteligentes exploradores al través del continente africano, han sido considerados como ma ravillosos hechos que debían dar á sus felices ejecutores bien merecida y notable nombradía. Un continente cuyo interior era desconocido, habitado por gran número de tribus salvajes, algu- nas aún tildadas de ser caníbales, de sangrientas costumbres é indómitos hábitos, no podrá menos que arredrar el entusiasmo de valientes y decididos exploradores. Por otra parte, la caren- cia absoluta en esas comarcas interiores de Africa de caminos 15. E y vías de comunicación; la escasez de víveres en muchos pun- tos; la abundancia de leones y demás animales carnívoros, temi- bles siempre al hombre; y los mismos habitantes de esas comar- cas, sanguinarios y violentos, ponían al parecer invencibles obs- táculos á toda exploración. Los portugueses, primer pueblo colonizador de los tiempos modernos, fueron los que iniciaron la colonización de varios puntos del Sur del continente africano, y crearon en el interior de sus costas estaciones comerciales. Esa, entonces ilustrada y progresista nación, fundó ferias y llevó misioneros que en apar- tadas regiones elevaron el estandarte del cristianismo. Dieciseis veces el continente africano ha sido atravesado por denodados é insólitos exploradores. La Historia guarda agradecida los nonmibres de esos ilustres precursores de una civi- lización, que á pasos agigantados recorre el vasto territorio de Africa, tan desconocido hasta nuestros días. Sobre esos territorios se establecen imperios, dependencias de naciones europeas; y millones de los hijos de éstas han buscado y hallado hoga- res propios de que en sus respectivos países carecían en lo abso- luto. De esos dieciseis exploradores, cinco han sido portugueses; cinco, ingleses; dos, alemanes; uno, italiano; uno, francés; uno, Sueco; y uno, austriaco. En 1802 de la costa de Angola, colonia portuguesa al SO. de Africa, se dirijió Honorata da Costa al interior, donde residió hasta el año 1811, alcanzando la costa oriental en Tete, cerca de la embocadura del gran río Zambeze. En 1838 salió Francisco J. da Coimbre del puerto de Mozam- bique, colonia portuguesa al SE., y viajando hasta 1848 en todos, esos territorios, llegó en este último año 4 Benguela, también colonia portuguesa al Oeste de Africa. El viaje de Coimbra, como se vé, fué al contrario del de Costa. En 1853 el portugués Silva Porto, sabio de Benguela, des- pués de tres años de peregrinaciones, llegó en 1856 á la desem- bocadura del Río Rovuma, lindero hoy de los territorios portu- gueses y alemanes en esa parte del continente. Cruzó pues, del Oeste al Este. El misionero escocés David Livingstone en los años 1854 4 1856 cruzó de Loando, colonia portuguesa al O., 4 Quilimane, tambien colonia portuguesa al E. del continente. Estos viajes de Livingstone, publicados en Inglaterra, causaron la más viva mpresión; y fué origen de muchas posteriores exploraciones, aa si — 235 — y del establecimiento de colonias inglesas, alemanas, etc., en esas apartadas regiones. En los años 1866 y 1867, el alemán Gerhard Rohlfs cruzó desde Trípoli, á orillas del Mediterráneo, á Lagos, colonia ingle- sa, en la costa llamada de los Esclavos al O. de Africa. Rohlfs es considerado como autoridad en asuntos del Africa en el día. En los años 1873 á 1875, Cameron, oficial inglés, se dirigió de Bagamoyo, población casi al frente de la isla de Zanzíbar al Es- te; y cruzó el continente al Oeste, llegando á Benguela, que, como ya se ha dicho, es colonia portuguesa al Oeste. En los años 1874 4 1877, Stanley, inglés de nacimiento, pero ciudadano norte—americano, cruzó de Bagamoyo, de que ya hemos hablado, y después de mil penalidades y sangrientos com- bates llegó á Berna, población sobre el gran Río Congo, que desemboca al Atlántico cerca del grado 6% al Sur del Ecuador. En 1877, Serpa Pinto, portugués, realizó una importante ex- ploración del territorio africano que duró hasta 1879 desde Benguela á Puerto Natal, colonia inglesa al Este del continen- te. El viaje, exploraciones y tratados celebrados por Pinto con los jefes africanos del interior, han servido en mucho en las gra- vísimas cuestiones que la Gran Bretaña ha sostenido contra el Portugal sobre propiedad de los ríos Shire y Zambeze. En los años 1880 á 1882 los italianos Mateucci y Masseri sa- lieron de Suakim, población inmediata al Mar Rojo, y atra- vesando todo el continente, en su parte más ancha, llegaron á las Bocas del Río Niger, Golfo de Benin, colonias inglesas hoy. El teniente Wissmann, alemán, en los años 1881 y 1882 atravesó desde Loando, colonia portuguesa al Oeste de Africa, ey cruzó á la ciudad de Saadani, en la costa de Zanguebar. En los años 1882 y 1884 el misionero inglés Amat atravesó desde Puerto Natal, colonia inglesa, á Benguela, de que ya he- mos hecho mención. En los años 1884 y 1885, Brito Capello y Roberto Ivens, oficiales portugueses, atravesaron el continente marchando de Mossamedes, puerto portugués, cerca del grado 15% á la ciudad de Quilimane, colonia portuguesa al Este. En los últimos meses de 1885 y primeros de 1886 el teniente G]e- erup, sueco, atravesó de Stanley Falls, centro del Estado Inde- pendiente del Congo, 4 Bagamoyo, colonia alemana, frente á la isla de Zanzíbar. En los años 1886 y 1887 Oscar Lentz, austria- co, cruzó también el continente africano, partiendo de Banana, puerto ála desembocadura del río Congo, abordando á Quili- mane. — 236 — En los años 1887 y 1889, el ya citado Stanley verificó su para siempre memorable expedición desde Banana á Bagamoyo, en auxilio de Emin Bajá. Los sucesos de esta expedición extraor- dinaria han sido publicados por Stanley, y han merecido ser tra- ducidos en todos los idiomas europeos. En 1889 Trivier, capitán del ejército francés, partió de Loango, colonia portuguesa al Oeste, y atrevesando con un solo acompañante, todo el conti- nente, abordó á Quilimane, que ya hemos nombrado como im- portante colonia portuguesa, situada poco al norte de la desem- bocadura del notable río Zambeze. Como se vé, los portugueses, con escasos recursos, han hecho notabilísimas exploraciones que merecen la gratitud de los es- tudiantes de Geografía. MobesTo BASADRE. (EN) A A A/A Miscelánez: OBSEQUIOS, — El socio fundador Sr. D. Ernesto Malinowski, ha hecho á la Sociedad el valioso obsequio de algunas 1 impor- tantes obras para su biblioteca, cuya relación aparecerá en breve en las columnas de este Boletín, cuando se haya terminado el catálogo general que actualmente se está haciendo de ella. . Tanibién el Sr. Dr. Teobaldo Cancino, socio corresponsal en Ayacucho, ha traído para el museo que la Sociedad está forman- do, algunas armas, utensilios y cráneos de la tribu de los chan- cas, primitivos habitantes de Ayacucho, objetos que ha ido co- leccionando pacientemente el Sr. Cancino, en su último viaje por aquellas regiones. “LE Tour bu MoxbE.”—La Sociedad Geográfica, compren- diendo el gran interés que como obra de consulta tiene esta im- portante publicación, encargó á su agente en París, Sr. Julio Perret, la compra y remisión de los números publicados hasta el día. El Sr. Perret ha cumplido ya tal encargo, y hoy cuenta la bi- blioteca de la Sociedad con tan útil colección. Además de Le Tour du Monde, remitió el mismo Sr. Perret algunos otros volúmenes, entre ellos el que se ocupa de los via- jes del Zravazlleur y del Talismán en el Atlántico, obra que dy — 237 — también pidió á París la Sociedad, á indicación del Sr. Presiden- te de la Comisión de Hidrografía Occánica. ExPosIciIóÓN NACIONAL. —En la que próximamente ha de inau- gurarse en esta Capital, con el fin de arreglar la mejor manera como el Perú ha de estar representado en la que se inaugurará en Chicago en 1893, en celebración del 4? centenario del descu- brimiento de América; tomará también parte la Sociedad Geo- gráfica, accediendo así á la invitación que oportunamente se le hizo. Aunque el poco tiempo que tiene de establecida esta Institu- ción científica, y la escasez de medios de vida con que cuenta, debieron de haber sido causas suficientes para declinar el honor que se le dispensara, solicitando su cooperación: su Consejo Di- rectivo, no obstante estas consideraciones, deseando dar á cono- cer, si bien modestamente, el papel tan importante que asocia- ciones de este género están llamadas 4 prestar á las naciones que las poseen, fomentan y sostienen; ha determinado tomar parti- cipación en ella, de la manera más adecuada que le sea posible. Con tal objeto, ha nombrado una comisión compuesta de los Señores Dr. Enrique Perla y Dr. Felipe de Osma y Pardo, que se encargue de todo lo que se relacione con la parte que la So- ciedad ha de tener en ese certámen nacional. Nuzvos socios. —Últimamente han sido nombrados: Socios corresponsales: Los señores D. Manuel Elguera, en Washington; y D. Ignacio Bendezú, en Ayacucho; y docto activo: El Sr. Dr. D. Ricardo L. Flores. SOCIEDADES Y ESTUDIOS GEOGRÁFICOS. —Los estudios geográfi- cos emprendidos por las Sociedades establecidas en gran núme- ro de ciudadas, inclusive Lima, revisten hoy el carácter de estu- dios de una ciencia esencialmente popular, y, si se nos permite ensanchar la idea, altamente democrática. Esos estudios son nacionales, por el interés primordial é inme- diato que los habitantes de cada país tienen en el verdadero y positivo conocimiento de su propio suelo; deben ser esencial- mente cosmopolitas, porque tienden á ensanchar la esfera de la exploración de la tierra, á derramar sobre su superficie los ade- lantos y” bienes dela civilización y 4 afianzar y robustecer los vínculos que deben unir á todos los pueblos. Entre estos debe haber luchas, —pero no las luchas que ensangrientan el suelo y LA lenan los hogares de sangre, desgracias y ruinas; —sino la lucha que da resultados de adelanto y bienestar á las naciones; estas luchas no ponen en juego ningún mezquino interés de pueblo contra pueblo, no hacen derramar torrentes de lágrimas ni cu- bren las comarcas de cadáveres, escombros y cenizas; ellas no son sino los impulsos del espíritu humano, que se dedica, que se empeña en arrancar á la naturaleza sus inagotables tesoros, sus ocultas riquezas, sus guardados depósitos de prosperidad y dicha para el bienestar y progreso de toda la humanidad. Los hombres sábios, los verdaderos patriotas cuya pátria es el Universo, se dedican con maravilloso empeño, digno de todo elogio, 4 descubrir todos los hechos que las ciencias deben ceno- cer, y rasgar el tupido velo que aún cubre tanta maravilla, tanta grandeza en la naturaleza. Esos empeños de los sábios no son rivalidades, sino trabajos en consorcio; en esos trabajos no hay ni émulos ni enemigos; en esos campos no hay victoriosos ni vencidos: solo son luchadores en bien de la humanidad. Colón descubriendo un nuevo mundo que sostendrá cien na- ciones; Watt, con sus máquinas de tejer que aumentan la rique- za y bienestar de los pueblos; Stephenson que con los ferrocarrl- les acorta las distancias de los pueblos productores y consumi- dores; Édison con sus maravillas de electricidad, que trasmite el pensamiento y la palabra á inmensas distancias en un instante; y tantos y tantos hombres grandes y estudiosos han hecho y ha- cen á la humanidad más bienes y dan más prosperidad á los pue- blos, que los conquistadores y grandes oradores. El establecimiento de Sociedades Geográficas, aunque como la de Lima, de modesto origen, es un hecho positivo que debe producir y forzosamente producirá á nuestro país grandes bie-« nes, si gsta Sociedad se dedica exclusivamente al desarrollo de sus verdaderos fines, y si merece de la Nación el apoyo de las luces y trabajos de sus hijos. Si abandonando las despreciables luchas de la política, nos dedicaramos á las fructuosas del estudio de las ciencias y de la geografía de nuestro país, recogeremos sin duda mayores bienes y dicha. MODESTO BASADRE. Observaciones MereoroLócICaAs.— Observatorio meteorológico Unánuc.—El 28 de Julio último se instaló con la debida solem- nidad, el Observatorio Meteorológico de Lima, en un adecuado edificio del Jardín Botánico. — 239 — Está provisto de los instrumentos principales necesarios á un buen Observatorio. El Director y los demás empleados han si- do nombrados por la Academia Nacional de Medicina, inspiran- do plena confianza la idoneidad de aquellos. El servicio del Ob- servatorio se hace de un modo regular, como el de cualquier otro establecimiento de su género en las ciudades más adelan- tadas. El Sr. D. José Unánue, hijo del célebre cosmógrafo Sr. D. Hipólito Unánue, ha proporcionado los fondos necesarios para pagar el costo de los instrumentos. Por esta razón lleva el ob- servatorio el nombre del Sr. Unánue. En lo sucesivo, las últimas páginas de nuestros Boletines re- gistrarán las observaciones termométricas, barométricas y acti- nométricas de aquella oficina. Comenzamos hoy por el cuadro de observaciones correspon- dientes á los meses de Agosto y Setiembre. Hé aquí la descripción que de esta oficina hace 7 MZon2tor Médico, del 15 de Agosto: “Esta dependencia de la Academia se halla situada en la parte del Jardín Botánico que mira al Sur. La orientación del edifi- cl esop E. Está formado por una planta baja que se divide en tres par- tes: una central y cerrada por los muros que forman el primer piso del edificio, con una area de 98 metros cuadrados, y dos la- terales, descubiertas, cercadas por rejas y cubiertas de vegeta- ción de pequeña talla, que miden cada una 90 metros cuadrados. En la parte central, dividida á su vez en tres: compartimen- tos, se hallan: en el del centro los barómetros en número de tres: uno registrador de Redier, gran modelo, que permite la, lectura fácil de centésimos de milímetro; otro registrador de Richard y uno Fortin, modificado por Tonnelot, de cuveta ancha, de lec- tura directa y normal. Se halla también en el mismo salón el contador eléctrico del molinete de Robinson, instalado en la cumbre del edificio. La habitación de la derecha es el escritorio y biblioteca, y la de la izquierda, dividida en dos, es el taller de reparaciones y depósito de instrumentos, y el gabinete de fotografía. En el segundo piso se halla el laboratorio de química con los elementos necesarios para los análisis del aire y de las aguas me- teóricas. Cuenta además con un aeroscopio registrador del doc- tor Miquel, para el estudio de las bacterias del aire, un aspira vas dor contínuo de aire, una estufa de Koch y los útiles y reacti- vos necesarios. También funcionan en esta sala, los higrómetros: uno de Reg- nault y otro de Alluar. Un microscopio de Vérick completa el material. Las dimensiones de esta sala son 49 metros cuadrados. Elstercer pisa; de forma octógona, contiene el anemómetro registrador de la dirección y velocidad del viento, construído por Richard hermanos, montado sobre una base que contiene el generador de electricidad. El cuarto piso cubierto por un techo en forma de pirámide octagonal sostenido por columnas, da paso á las trasmisiones de movimiento de los anemómetros de Robinsón y de Richard. En él se halla un anemoscopio de veleta, para el estudio de las bac- terias y polvos en suspensión en el aire. Finalmente, en la cubierta de este piso se encuentran los ane- mómetros ya citados, y al centro de ellos, á 20 metros sobre la superficie del suelo, una veleta con los cuatro puntos cardinales. En las partes descubiertas de la planta baja, se hallan: á la derecha y situado convenientemente para evitar la influencia de los muros del edificio, un abrigo de termómetros construído se- gún el modelo del “Bureau Central Metérologique de París,” bajo el cual hay: un termómetro registrador Richard, termóme- tros de máxima y mínima y un sicrómetro. Hácia la parte sur y sobre un poste á 1.m.50 del suelo, un pluviómetro, y un ter- mómetro del suelo 4 50 centímetros de profundidad. A la izquierda del edificio se halla otro abrigo de termóme- tros, construído según el modelo de Marié Davy, que cubre: el ozonómetro de Jame de Sedán, termómetros de máxima y mí-« nima, un higrómetro de Saussure, otro registrador Richard y un atmismómetro Piche. En el ángulo norte de este recinto descubierto, se halla un pluviómetro decuplador instalado en las mismas condiciones que el anterior, y otro termómetro para la temperatura del suelo. Los actimómetros funcionan tres veces al día alternativamen- te, en uno ú otro lado del edificio, pues por ser de lectura direc- ta, es inútil su instalación permanente. Las observaciones se hacen tres veces al día: á las 9 a. m., 4 la 1 p. m. y á las 6 p. m. aparte de la lectura AS los trazos he- chos por los registradores, lo que establece una mútua y cons- tante comprobación.” — LAA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA OBSERVATORIO “UNA NU JE> Observaciones Meteorológicas correspondientes al m | PRESION BAROMETRICA TEMPERATURA Hume- | Evapo- | Fuerza | Nebulo- | A A 0? centígrado A la sombra A la intemperie ba AOS dad ración: lelásticall sidad o 3 MÁx MÍN. | MED, máx. | mín. | meo. | máx. | míx. | meo emtaie 6% relativa | media [delvapor] 0.410 | “CP | | | | | | | 1 75000 748 |60 | 749/30 E O A A 19171 18|9| 74 2.5 ¡12/62 7 Sol 2 | 750/00 | 747/30| 748 65 | 19 0/12/4|15/7].. |. 20|0| 16|9| 75 2.4 11 83 9 |Nublad. 3 | 751110| 749 50 | 750/30]18/5|12/6|15 5]|.. |. [203 IO 6l 81 22 IA Sal > L-4 1750/80 | 748150 | 749/65 |16/1/12 0|14|5]1.. |. 20/2|16|7| 86 1.1 [rió] 1o > os | 749185 | 747|95 | 748/90 16/5|12/0|14|2].. ls | 20|2| 1616] 82 A A AS 8 E 6 | 750/84 | 749|50 | 750/17 |16/6[12/0|14/3]|... | .|.[|20|1|17|4]| 84 9.8 | 11/53 9 : 7 | 752 20| 750/60 | 751/40 1613 (O (AA | 20) PLONE A RO) 0.6 11183 10 Y 8 | 751175 | 749/00 | 750/30 |16|8 r1lol1413].. E 1917 16 |9l| 87 1.1 11183 9 y o | 750190 | 748/95 | 749/92 |16 9|11 9|14/4]..|- 19 |6| 17|4]| 91 0.7 10 88 9 hs Jo | 750153 | 748/80 | 749/66 |15/6|11l9|13|7]|..|- TO NONI SAO o.6 |10 88| 10 » Pl 750145 | 748|15 | 749 30|16/8| 1119/1318] .. | 19 6|16/8| 90 ¡ o.3 [rojo2| 9 a 12 750/13 748142 | 749/27 [16 7/1213|14|5]- “> 19 |6| 18|1| 87 2.7 |1O[95 9 » 13 | 750/20 | 748/40 | 749|30|20/2|11|4|15|8]. E 18 6|16|6] 86 1.9 [10/88 1 Sol 14 | 751133 | 749/15] 750 24|19 5/12 5|16/0]. | 18|6| 1717] 84 1.3 [10|So 2 S 15 | 750156 | 749/12 | 749/84 | 18/0/12 1|15/0]. 19 /4| 17|6]| go O PA 7 |[Nublad. 16 | 750175 | 748!90 | 749/82 |16/3|11/9]14| 1]... AS Ch MO (OO) LO 5 17 | 750153 | 748701 749/61 116/8112 10|14|4]..|- 19 7|18|9] 88 | 1.1 [10/95] 9 » 18 | 752 00| 750/39 | 751|19|20'5|12 8/16 loss 19 |6| 18|5] S4 27 ESO I Sol 19 | 75180 | 749148 | 750 64 |20/8/12¡6|16¡7|..|- 1917| 170 83 O LA EST I ES 20 | 750/89 | 749 50 | 750|19|18/0]12|2[15/|1]..|. 19|9| 17|1]| SI 1.4 [11/09] to Nublad. 21 | 751/20] 749/40 | 750/30|17/3|12|4|14|8]. 20l0| 1612| 85 1.6 10/60 1O A 22 | 751/60 | 750 30 | 750/95 [1618] 1210/1414]. 19l9|16 3| 94 | 1.1 [rrioz| to % 23 | 751164 | 747170 | 749/67 |19/8|12|4[ 1611]. 19|9| 16 8] 86 2 ES 4 Sol 24 | 748/61 | 747/25 | 747103 |17|8|12|2|15]|0]- 19|8| 16 6| 91 CO As 9 [Nublad. 25 | 74902 | 747115 | 748/08 |16/3|12/2|14 2]. , 19|8| 16 9| 88 16 |11|2 9 ” 26 | 749 Co| 747168 | 748/69 |16/8|12/0|15 3]. E A E CEA ASI 164 110) EE Sol 27 | 749190 | 747157 | 748173 |2112|1310/17|1|. 19|6| 17/6 86 2.2 [11 241 4 E 28 | 749/26 | 747125 | 748/25 |17|5]1216/15]0]. 19181714] 84 | 1.4 |rifjós| S [Nublad 29 | 748 67 | 746/95 | 747/81 |17|1]12|2|14/6]. 19|9|16/4| 91 [ 0.6 [12 9 > 30 | 749/52 | 747/58 | 748|55 168 11/9/1413]. 19|9| 16|9]| 91 0:35 188 O 5 31 | 749/68 | 748/40 | 749/04 158 11/8|13/8]. 19 |8 e 92 0.5 |IIrjo2| JO o e | A AAA É EF» L 13 | Í 0 A Ñ . AA 0 y ¡«. hi 1 ' s y" Í $ PR o dl! ) po Y - : : PA a E A ' J 04 ! o A y = a e ( de A a y y | Ma! LR. 4 BA ES ¿Hi ¿ e yo | t YN he A , Pp JA 14 A . - l y 4! 11 h , o a PT 4 e Í E) pS ES sl de A E Í 4 . J EN E his 1 >] Ñ 1h 4 A . A 4 hm y os -+5,.4 í IR TEN : 1] e) ' l des Mm y ip” Ñ o pe a | E ; y h | EN mM - ' * Erie A ' 2 . q | e Y 1 - - «1 EP * A ñ ( k NT per: A sen dh ba s + E y rr, aaa e a A mo 4 A A A A ES ñ A o r A á - Y 1 A d ) f , A . -l a ps | o a ) 4 S á y s O s Keri - » ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA OBSERVATORIO “UN.A JN > Observaciones Meteorológicas correspondientes al mes de Setiembre de 1892. A E PRESION BAROMETRICA TEMPERATURA A , , , VIENTO 2 ume- | Evapo- | Fuerza | Nebulo- == Lluvia A bj . LA A 09 centígrado A la sombra A la intemperie e an lación elástica sidad Ein Direc g= IKilóm|En 24) cn Actinó- > Fases de MÁX. MÍN. MED, MÁX. | mín. [ MED. | MÁx. síx. | mb gl suclolDel agua relativa | media [delvapor| 0 410 Udo ción ¿Ss por ES milímetros |. metro E la Luna 1 | 750/25 | 748/06 | 749 1517|12/0113/8/16/7|11/7|14/2| 19/16] 166] 92 | o.7 |rtolosl 10 [Cubiert.|S.W.' 1 |1.85| 16 alo dos ES 2 | 750/22 | 748 [96] 749 16/6/12/8|1417|1619|12 2|14|5| 19/41 16|8] 92 | o9 | 11/24] 10 P S.W.!| 1 |1.49| 14 A A E 3 | 750/87 | 748/95 | 749 16/4/12 /2|14/3|16 [9/11 9|14/4| 19/3(16 7| 88 [| 04 [rr[24] to e S. 1 (2.89| 2 MAA E 4 | 751142 | 747/45 | 749 17i0|12/6|14[8|17|[9|12|1|15|0| 19|2[ 18|1 | 9o MI MO (7 TO sz S. 2 13.35] 2 EU — | 51 751142 | 749/00 | 750 15/8[1214[14/1/16/7/11/8/14/2| 19/21 17|21 92 MO 53 TO Ss Se (1 2:54 22 OO — | 6 | 750117 | 748/65 | 749 16 6/12 6/14/7|16 8|12 1114 /4| 19|2| 17 4] 86 | o.9 |11[46] 9 » S:W8| "1 (1.3913 e AAN NOS Llena | 7 | 749142 | 747/85 | 748 18/8|1214/15/6/20|7|12|/2|16/4| 19 2| 170] 84 | 1.3 [|11r[61] 9 E S.W.| 1 |2.43| 21 EE o) S. | = | 8 | 748/83 | 746/80 | 747 18/4[12|¡5/15/4)19|1f12/4|15/8] 19|1| 167] 84 | 0.8 |irjog] 6 Sau S.Wel 2.541 22 991 03 (ns = | 9 | 749/83| 746/98 | 747 1sl9|12 4/14] 1]16/8|12/2|14|5] 19/2116 4] 87 | 04 [rrjog] 9 [Cubiert.| S.W.| 1 [1.85] 16 AAA = | JO | 748107. | 746|30 | 747 1713|12|1|14/7118/9|12[0|15/4| 19|2| 16|7| 87 TL MI (02 ELO A S. 1 |[2.08| 18 no] 216 =- | 11 | 747/82 | 740/20 | 747 1618|1214/1416]17|6|12 1148] 19/21 1714] 81 1.0 |Irjo2| 10 5 S: 1 | 1.96| 17 E E O — 12 | 748186 | 747/46 | 748 17(8[13/3f15/5]19/0/13|2[16/1] 19 1] 17|6]| 81 A SO e S.E. 1 |2.66| 2 o 13 | 749165 | 747|25 | 748 19/2|12|/8| 16/o[20/3]12|7|16|5| 19|1| 17|8]| Q1 1.o |12/106| 10 Pe Sd r |2.66| 2 0210373 SIN 14 | 749|10| 747140] 748 1819)12|5|1517|20/2|12/4116|3] 19 2/1 18|3]| 81 LO |1I2|06 8 |Despeja S. 1 |2.66| 23 O IN IO l-15 | 749/95 | 748/00 | 748 18|5l12[s|1515|19[511214[15/9|] 19/41 188] 83 | 1.r [12/22] 10 [Cubiert.] S.E. | 2 [3.24 28 A ON A -- 16 | 750104 | 748!28 | 749 16/9/12/6/14 [7/18 1/12 4[15/2] 19 5|18|4| 86 | 0.8 [11/53] 9 E SEA 2 370 F81 DEN A (OO — 17 | 7511741 749/20 1 750 16/6l13[0/14/8|17|5|12[6|15/0| 19 |6] 17|21 89 o.9, |Ir[ó8| 10 > Sh 1277 [62 Al o lo + 18 | 750/70 | 748|60 | 749 181411 2148194107] 15|0| 196] 17|8| 85 120 MT NOTO 5 SE 1 |2.66| 23 O 310 lens = Ig | 750/62 | 748|50]| 749 20/8|12¡8|16¡8/23|5|12/6|18/0/19|51 18|5| 72 2.8 |12|86 9 5 Si 2 |3.00| 26 O A;2 S. = 20 | 750/54 | 749/00 | 749 18/1]1219/15|5|19]6|12|8|16/3| 19/91 1713] 85 o Oe) 6 Sol] ['S.W. | 1 [2.3120 EA os = 21 | 750/10 | 747/75 | 748 18|9|12 9|15[9|19|9|12[6|16|5| 19[9| 1712] 89 o.9 |11|61| 10 [Cubiertf S. | 12.54 22 O AA Nuev 22 | 748/86 | 747|60 | 748 18/2|1219]15|5|19/5|12¡6|16j0o]| 20/0]| 1718] 9o 2 OSITO E S.W-Mpr (12.89 25 DNA ae - 23 | 7491361 747/88 | 748 20/6|13|0]16/8|22|7|12|8|17|7] 20]0| 16|7| 86 1.6 |12[14] 10 5 Sh 7 ZA: o llo aos =— 24 | 749136 | 748|30| 748 17 17113l0|1513|18/3|f2/6|15/4| 20 [0] 12 ol 87 1 OL 9 E S; 2 |3.00| 26 ALCA Mono car — 25 | 750/26 | 748/45 | 749 20|0|13|1J16|5|23|1|12[8|17[9| 200] 18|5| 85 TS (SS TO: > S' 2 13.47| 30 OO os — 26 | 749194 | 748|20| 749 16/7|1219/14[8|18/0/12[7|15/|3| 200] 17|6] 89 o.8 |1Ir|38] 10 [Nublad.| S. 2 |3.47| 30 OLA lio — 27 | 750/31 | 748/35 | 749 16/8|12/81418[1717|12/6|15|1f 199] 16|7| 88 | 1.6 |11 [381 9 |Cubiert.| S.W.| 2 |3.00 26 AA AA — 28 | 751/20 | 748|50| 749 181711217|1517|19/2/12/4|15|/8| 19/8| 17|8| 89 Spare 9 E S. I |2.31| 20 O e +. 29 | 750/70 | 749/60 | 750 18/3|113/3|15/8/19 1[13|0 16/0| 19/71 17|3| 85 1.9 |11|76 9 a S: 7 A AA €: 30 | 751164 | 749|10 | 750 18 1]12¡9)15[0[19/3|12|7[16|0| 19|7| 17|6| 89 1.4 |iriór| 10 a S. | 44.28 37 IA ooo == Total 15.0 * Las observaciones en 24 horas en la velocidad del viento, deben multiplicarse por 10.000 mm. V." B.—EL INSPECTOR. El Ayudante—0. Remy. y PO E PIN DE LA Saciodad Hengráfica de TOBTOKETL. LIMA, SABADO 31 DE DICIEMBRE DE 1892.—NUMS, 7,8 Y 9, Sección meteorológica y astronómica COORDENADAS GEOGRÁFICAS DEL DEPARTAMENTO DE LAMBAYEQUE. Este Departamento del Perú se extiende desde la punta de Zaña hasta el desierto de Sechura, y desde las riberas del Pacífi- co hasta la cordillera de los Andes. Muy pocas observaciones se han hecho sobre la latitud, longitud y altura de sus principa- les poblaciones; pero es necesario reunir los datos, algunos con- tradictorios y otros inexactos que se encuentran esparcidos en distintas Obras, y someterlos á una severa crítica, para dar á co- nocer la confianza que merecen, y evitar que algunos sscritores los reproduzcan con errores groseros, ya en su valor ó ya supo- niéndolos determinados por notables viajeros. Para apoyar lo anterior, basta citar los que se atribuyen al Baron de HuxmboLDr, que nunca estuvo en Lambayeque, y por lo tanto no pudo ob- servar la latitud y longitud de esa ciudad; y recordar que Don JoraE Juan y su compañero Don Awroxio UrLoaA no midie- ron ninguna longitud en los departamentos del Norte, sino so- lamente latitudes; sin embargo, se cita una longitud de la ciudad de Lambayeque medida por uno de esos españoles. Pero lo más grave es atribuir á dicha ciudad una longitud occidental de 76” 3534” respecto de París, lo que coloca á ese lugar cerca del na- cimiento del río Yavarí, Ó bien confundir á Lambayeque con la OO caleta de San José, señalando como punto de observación /a playa, es decir, suponiéndola un puerto del Pacífico, Ó finalmen- te, dándole 82*36'28” de longitud; lo quela arrojaría 40 kilóme- tros en el mar. : Para ordenar el presente trabajo, trataremos: 1.2 De los sa- bios que personalmente midieron algunas coordenadas geográ- ficas de ese Departamento; 2.” De los principales escritores que en sus colecciones citan algunas latitudes Ó longitudes de aque- llos lugares; 3.” De reunir los distintos valores que se dan á esas coordenadas; 4.2 De citar las alturas sobre el nivel del mar que se han encontrado en distintos lugares del Departamento; 5.* De revisar los mapas que se han publicado de esa parte de la Repú- | blica, E Solamente tenemos noticia de cuatro expediciones marítimas y tres terrestres, que hayan recorrido el Departamento de Lam- bayeque, midiendo algunas coordenadas geográficas, desde el año 1586 hasta 1868, y son las siguientes: 1586.—Towvás Cawbism.—Este caballero inglés partió de Pli- mouth el 22 de Julio de 1586 con tres buques armados y bien tripulados; entró por el estrecho de Magallanes en- Febrero de 1587, recorrió nuestras costas, se dirijió á Méjico, y doblando el cabo de Buena Esperanza entró en Plimouth el 8 de Setiem- bre de 1588. Esa expedición determinó siete latitudes de algu- nos puntos de las costas del Perú, aproximadas al minuto; aun- que se diferencian de las que se han medido después, son nota- bles por su antigiiedad. Una de ésas latitudes fué la de Chérve- pe, que entonces era el primer puerto de las actuales costas del Departemento de que nos ocupamos; y la población más impor- tante era Zaña, á la que servía de puerto Chérrepe. Ese pirata murió en las costas del Brasil, habiendo sido destrozada su flota' de cinco buques por una tempestad. El viaje de CANDISH fué publicado en inglés' en 1588 por Francisco Bretcio, y reprodu- cido en 1598 en los Prenciptos de Navegación de R, Hakloys. 1736.—Jorce Juan y Ayronio Urtoa.—Cuando vino la co- misión científica francesa á medir un arco de meridiano en Qui- to, mandó el Rey de España, que lo era: Felipe V, 4 aquellos españoles, los que partieron de Cádiz con dos buques el 28 de Mayo de 1735 y llegaron á Quito el 29 de Mayo de 1736. Por orden del Virrey vinieron á Lima en 1740, estuvieron el 24 de Noviembre de ese año en Sechura, llegando al día siguiente: á a Ml Mórrope; el 26 llegaron 4 Lambayeque, que tenía entonces 3,000 habitantes, determinaron la latitud el 27 de Noviembre de 17 40: dejando esta población se dirigieron á Monsefú y fueron 4 dor- mir á Lagunas; el 28 partieron 4 San Pedro, donde también de- terminaron la latitud. El 17 de Diciembre llegaron 4 Lima; y al regreso el 8 de Agosto de 1741, se embarc: won en el Callao para Paita. Aunque « estos españoles hici leron un nuevo viaje por la costa, en Febrero de 1742, caminaron día y noche sin cesar, y MN volvieron por mar el 27 de Enero de 1744; finalme ente en su úl. timo viaje desde Quito, 4 fines de ese año, lo hicieron rápida- mente para poder embarcarse en el ES en las fragatas fran- cesas Las y Deliberanza, dándose á la vela para “Chi : el 21 de > Octubre de 1744. Así, pues, en el Depart: amento' de que nos ] ocupamos sólo midieron la Zat2tud de Lambay. que Y 1789.——ALesaNDrRO MaLaspINa.—Caballero de la orden de Sas | Juan, fué el jefe de la expedición científica española que mandó Carlos IV. Se componía de las corbetas de guerra Descubierta y Atrevida; salieron de Cádiz el 30 de Julio de 1789; recorrie- ron la costa del Pacífico por dos veces, regresando nuevamente por el Cabo de. Hornos 4 Cádiz, donde llegaron el 21-de Se- tiembre de 1794, El Gobierno español no recompensó á este marino, que determinó 33 latitudes y otras tantas longitudes de la costa peruana, entre ellas la del erro de Chés qe. y el morro de Eten. Entre los oficiales de esta expedición conviene citar á Don FeLpgE Bauza—quien dejó un manuscrito muy interesante, —porque discute todas las observaciones astronómicas que se hi- cieron hasta entonces; fué traducido al francés por e en 1827, y contiene 18 latitudes y longitudes corresp: die: ntes al Perú; también rectifica la longitud del morro de Eten citando á Basilio Hall. Aunque Bauza | llegó á ser director del heee hidrográfico de Madrid, murió emigrado en Inglaterra 18 1820.—Basio Harx.-—Comandante del navío inglés la way que salió de Inglaterra en 1820; publicó la la relación de su viaje en Edimburgo en 1825 y se tradujo al francés en 1834; hi- zo observaciones astronómicas y magnéticas, las que estuvieron á cargo de ExrIquE Foster. En la relación de esta expedición se citan 14 latitudes y 15 5 longitudes de la costa peruana, encon- trándose entre ellas la del 220770 de Eten, que llama Montaña ó Cerro de Eten. 1836.—Roserto Frrz Roy.—La expedición científica inglesa que visitó nuestros costas en 1836, determinó 81 latitudes, otras tantas longitudes y 48 alturas de las costas del Perú. Parece que — 244 — muchos de estos datos fueron proporcionados por marinos pe- ruanos, entre ellos por don Fraxcisco CARRAsco. En el Callao se dividió la expedición tomando Frrz Roy la parte Sur de la cos- ta y su compañero UsBORNE el Norte; la mayor parte de las co- ordenadas geográficas del Pacífico se deben á esta expedición, compuesta de los buques Aventure y Beagle. A pesar de tener á bordo doce cronómetros se equivocaron las longitudes, colo- cando más de 7,000 metros más occidental la costa de lo que realmente está; se han hecho varias correcciones, y los escrito- res sin tenerlas en cuenta citan las primitivas. Corresponden al Departamento de que nos ocupamos las posiciones geográficas de la caleta de San José, que era entonces el puerto principal de Lambayeque, y la posición de las zs/as de Lobos; además de la del 220770 de Ften, que Usborne llama punta de Eten, debe te- nerse presente que diez años antes había venido la misma expe- dición, siendo los capitanes de esos buques, KixG y STOKES, en 1826. 1842.--J. M. Grirrs.— Habiéndose emitido en Estados Uni- dos la opinión de que era más sencillo determinar la paralaje solar por las observaciones de las oposiciones de Marte que por los pasajes de Venus y también por las estaciones del último planeta, para realizar este proyecto recorrió el Señor GILLIS, se- gundo director del observatorio de Washington, las costas occi- dentales de la América del Sur, y en la expedición que duró diez años, de 1842 4 1852, se determinó la latitud y longitud de OZ mos, pueblo que pertenece 4 Lambayeque. Aquí haremos cons- tar que el observatorio astronómico que tiene Chile, fué instala- do en 1849 por esa expedición, que al dejar estas costas lo ven- dió á aquella República. 7 1868:—Awroxto Ramoxbr.—Aunque este sabio visitó todo el Perú y se propuso levantar un mapa de la República, no hizo ninguna observación de latitud ni longitud; y aun les daba poca importancia, (tomo I. página 65); pero determinó muchísimas alturas barométricas. £l 6 de Junio de 1868 salió del bonito pueblo de Guadalupe para la hacienda de Ucupe, habiendo re- corrido 7 leguas largas. Ucupe está en la orilla del río Zaña 4 dos leguas de esta población; siguió al pueblo de Eten, que dis- ta de Ucupe solamente cinco leguas, se dirigió á Chiclayo que dista tres leguas de Eten, viendo de paso á Monsefú que está á media legua de Eten, y recorriendo desde Chiclayo dos leguas largas, llegó 4 Lambayeque. Para rectificar el barómetro se diri- jió á la caleta de San José, pasó á Pimentel y regresó á Lamba- — 245 — yeque; después de una pequeña excursión 4 Mórrope que dista cuatro leguas largas, volvió por tercera vez 4 Lambayeque. De esta ciudad salió para recorrer la hacienda Capote, el pueblo de Picci, las haciendas Tumán, Pátapo, Pucalá, Pampa grande y el pueblo de Chongoyape; hizo una excursión al Departamento de Cajamarca y volvió por Culpón; á las cinco leguas está Zaña que dista doce de Lambayeque, pasó por Reque y las haciendas de la Calera, la Punta, Calupe y Pomalca. El 18 de Agosto salió definitivamente de Lambayeque to- mando. el camino de Ferreñafe, pasó por Mochumí, Túcume, lllimo, Pacora, Jayanca, Motupe y Olmos; de este último pue- blo regresó á Motupe, pasó á Salas, hacienda de Mayascón y Batangrande, después de una visita á la laguna Mishacocha, que está en la provincia de Chota, se dirigió para Ingahuasi y visitó la laguna Yanahuanga; bajando á la hacienda de Moyan y de Canchachalá, se dirijió al pueblo de Penachí y á las haciendas de Chinama, Succha, Porculla y Congoña: ésta pertenece al Depar- tamento de Piura. Tal es la expedición de Raimondi en el De- _partamento de Lambayeque, donde midió 28 alturas baromé- tricas. Le Son muchos los que coleccionan coordenadas geográficas, in- sertándolas en sus obras sobre Geografía, Astronomía y Marina, pero se cuidan muy poco de indicar el lugar preciso de la obser- vación; y se sabe que esto puede dar lugar á diferencias, porque cada 30 m., equivale á un segundo de latitud si son contados de Sur á Norte, ó bien de longitud si se mide de E. á O. Además »algunos coleccionistas suprimen el nombre del observador, lo que impide hacer la comparación y reconocer si hay error e la cita. Finalmente se cometen equivocaciones en la reducción de un meridiano á otro, ó bien se mezclan longitudes de diverso pun- to de partida, refiriéndolas á un origen común. Vamos á citar los once coleccionistas principales de coordenadas geográficas que se refieren al Departamento de Lambayeque. 1786.—Awronio DE Arceno.—Este Coronel publicó en Ma- drid en 1786 un Diccionario geográfico-histórico en cinco to- mos, que fué traducido al inglés por Thompson en 1812, se in- sertan algunas coordenadas geográficas, sin precisar el lugar, sin indicar el autor, aproximadas al minuto, y son poco precisas; en- A ellas está la lat2tud de Lambayeque y la latitud y longitud de aña. L — 246 — 1802. —AreJaNDrRO HunmboLDT.—Este Barón hizo su viaje á América de 1799 á 1803, se le atribuyen muchas observaciones; pero sólo estuvo algunos meses en el Perú. Saliendo de Quito, llegó 4 Ayabaca, en el Departamento de Piura, el 2 de Agosto de 1802, siguió el camino de la sierra hasta Cajamarca, de den- de bajó á Trujillo; continuando por la costa llegó á Lima el 28 de Octubre y se embarcó en el Callao en Diciembre de 1802. Sus observaciones astronómicas, sus operaciones trigonométricas y medidas barométicas, fueron revisadas por OLTMANN8, de allí que algunos citan á uno ú otro de esos autores, no solamente dando diversos valores, sino atribuyendo 4 Humboldt, coorde- nadas que no midió, sino solamente coleccionó, como las de la ciudad de Lambayeque. 18309.—JosÉ EspPivoza Y TeLL0.—En 1809 publicó las Memo- rios astronómicas de las observaciones hechas por los navegan- tes españoles;¡en distintos lugares del globo; la segunda memoria se ocupa de las costas occidentales de la América Meridional, contiene los cálculos practicados desde 1789. La colección abra- za 56 latitudes y otras tantas longitudes referidas al meridiano de Cádiz, entre ellas las de los morros de Chérrepe y Eten, así como las de las islas de Lobos de Tierra. + 1811.—NaranieL BownbicH.—Este americano publicó en su obra £/ navegante práctico amertcano una colección de coorde- nadas geográficas en 1811, aproximadas al minuto, sin indicar á los autores. Contiene 33 latitudes y otras tantas longitudes de nuestras costas, entre ellas las de Xtex y las de las islas de Lo- bos de Mar y de Tierra. 1848.—Marzo Paz SoLpÁN formó la colección más completa de latitudes y longitudes, que fué continuada por Don MARIANO FenirE Paz SOLDÁN, inserta en su Geografía del Perú; pero corregida y ampliada en sus Atlas del Perú. Cita á los autores, aunque á veces no precisa los lugares; contiene 418 datos, algu- nos no pertenecen á la persona que indica, otros están mal re- ducidos al meridiano de París, y á veces el primer meridiano es el de Greenwich, el de Cádiz Ó el de Madrid y necesita una re- visión. 1858.—Ducom.— En su curso completo de observaciones náu- ticas con las mociones necesarias para el pilotaje y cabotaje, cuya tercera edición se ha publicado en 1858, inserta una colec- ción de coordenadas geográficas, entre ellas las de lás islas de Lobos de Tierra y de Afuera. 1863.—AureLIO García Y García, en el Derrotero que publi- — 287 — cóen 1863 sobre la costa del Perú, insertó la colección más completa de coordenadas geográficas que corresponden á nues- tra costa. Contiene 263 latitudes y otras tantas longitudes; éstas referidas al meridiano de Greenwich, Señala el punto preciso, pero no indica al autor que las determinó, limitándose á decir que la colección la ha formado con arreglo á las observaciones de Humboldt, Fitz Roy, Ribero, Smith y Daltan: de allí hemos tomado xueve que corresponden á la costa del Departamento de Lambayeque, y son punta de Zaña, caleta de Chérrepe, caleta del Progreso, Lobos de Afuera, morro de Eten, puerto de Eten, puerto de Pimentel, caleta de San José y Lobos de Tierra. 1889.— ALEJANDRO DE ÍIDIAQUEZ, en un opúsculo titulado /:/ Perú en 1889, publicado en francés, insertó una colección de coordenadas geográficas, pero sin señalar precisamente el lugar ni indicar el autor. Contiene 158 latitudes, 151 longitudes y 144 al- turas; el autor da á veces distintos valores en las diferentes par- tes de su opúsculo: allí encontramos las coordenadas de los puer- tos de Eten, Pimentel y San José; éste lo confunde con Lam- bayeque y por primera vez hallamos la posición geográfica de Chiclayo. Paz Soldán cita un autor llamado Purny al que atribuye 14 latitudes y otras tantas longitudes, entre ellas las de las islas de Lobos. El Conocimiento de los tiempos en su numerosa colec- ción, solamente inserta, para las costas del Departamento de Lam- bayeque, las observaciones de Fitz Roy, correspondientes á Sar José que confunde con Lambayeque; también dá la posición de las 2s/as de Lodos. , TIL. ) Las coordenadas geográficas que se han medido en el Depar- tamento de Lambayeque son trece, de ellas hay mueve pertene- cientes á la costa del Pacífico y las otras cuatro son de Chiclayo, Lambayeque, Zaña y Olmos, cuya discusión vamos á ejecutar. 1.—PUNTA DE ZAÑA que también se llama Morro de Chérrepe. Chérrepe (cerro.) 1 11 40” latitud—82" 6' 15" longitud— alaspina Chérrepe (punta del morro.) 72 11 40” latitud—81* 56' 30” longitud—£spixoza — 248 — Punta Zaña (extremo.) 1" 10' 39” latitud—82"” 3' 44” longitud—/2tz Roy Punta Zaña (extremo O.) 1 10' 50” latitud—82* 1' 4” longitud—García y García Discusión.—Don José Espinoza y Tello se refiere 4 Malaspi- na, que fué el que determinó las coordenadas, está conforme la latitud. —Raimondi y Paz Soldan, refiriéndose á Malaspina, dan 82%6' 15” para la longitud; pero Espinoza dice: pág. 150, tomo 1: Punta de Morro, Cherrepe 713 19 30” O del meridiano de Cá- diz; la oa de meridiano de Cadiz y París sería entonces 82 46' 45”, cuando según el conocimiento de los Tiempos es 8:3238”7 y Espinoza admitía 8” 37”, que es lo que hemos agrega- do para la comparación; luego se ha hecho mal la reducción y debe admitirse la de Espinoza; pero entonces se separa más de la medida por Fitz Roy y como también difieren las latitudes en 65”, se deduce que son puntos diferentes, á no ser que falte pre- cisión á las de Malaspina, como lo creemos por ser más antiguas. Fitz Roy determinó la longitud, respecto de Greenwich, en- contrando 79? 43" 30”, García y García da 79” 40” 50” referida al mismo meridiano, hemos agregado 2” 20" 14” para la diferen- cia de meridiano de Greenwich y París; como el marino inglés se equivocó unos 4' en las longitudes, queda explicada la dife- rencia de 2 40” que existe entre los datos de Fitz Roy y Gart- cía y García, no siendo admisible los 82* 3' 39” que le supone Raimondi, tomo III, pág. 124, a la punta de Zaña, apoyándose en Fitz Roy: primero porque comete un error de 5” y después porque no toma en cuenta el error constante de 4 minutos. “ También las latitudes de García y García y de Fitz Roy se diferencian en 15”, seguramente se refieren a puntos distintos, por eso en lugar de los 4? solo hay 2 40” en longitud y como el punto es más preciso, porque dice: Punta Zaña, Extremo Oes- te, debe pues adoptarse como coordenadas 7*10'50” latitud S. y 8214” longitud O. que da García y García. 2.—CALETA DE CHÉRREPE, he aquí las coordenadas medidas. | Chérrepe. 30, O dat cia eN Moto Candish. Chérrepe caleta (centro) 7% 10' 20” latitud—82" 0” 24” longitud—García y García. o — 249 — No hay en este caso duda y debe rechazarse las que encontró el marino inglés. que sólo se citan por su antigiedad; tampoco es admisible la que da Raimondi, pág. 166. tomo 11, donde di- ce que la latitud de Chérrepe, según las cartas marinas, es 72 11 0”, porque estaría el antiguo puerto de Zaña más al Sur que el morro, cuando éste forma la caleta al Norte, ya que he- mos admitido para aquella punta 7” 10" 50”, 3.—-CALETA DEL PROGRESO. Las únicas coordenadas son: Progreso, Caleta (centro. ) 4” 0” latitud—82" 3' 14” longitud—García y García. To / Esta caleta se encuentra siete millas al N. de Chérrepe, es desabrigada y la playa solo es accesible en lanchas cuando la mar está buena. 4.—MORRroO DE ErteEN.—Hé aquí las medidas ejecutadas: Morro de Eten: 6-56" 0” latitud—82* 12 30” longitud--Espinoza, Montaña de Eten: 6" 56 10” latitud—82* 5' 19” longitud— Hall. Montaña de Eten: AA . latitud—82" 12' 24” longitud—Bauza, Morro de Eten: 6” 56' 0” latitud—82* 22 0” longitud—Malaspina. Morro de Eten (cumbre.) 6% 55 0" latitud —82 14' 14” longitud—Fitz Roy. Punta Eten. 6” 40' 40” latitud—82* 14' 14” longitud—Usborne. Morro de Eten (Mogote S.) 6 56/ 30" latitud—82" 11' 14” longitud—García y García. Discusión. —Espinoza da la longitud 73* 35' 30” respecto del meridiano de Cádiz y se ha agregado 8? 37' para el de París, cuando debe ser 8? 32' 38” 7 que la acercaría al valor de Hall, éste dió 79" 45' 6” respecto de Greenwich que da 82” 5” 19” res- pecto de París; en la reducción se equivoca Raimondi en 5” en 24 — 250 — la pág. 72 tomo III; pero no se comprende cómo Bauza da un valor que se aproxima al de Espinoza y que separándose del de Hall, sin embargo lo cita á éste como autoridad. La longitud de Malaspina no la hemos visto original; pero Paz Soldán y Raimondi le dan 82? 22 0” que seguramente está equivocada porque se aleja mucho de las otras. Las longitudes de Fitz Roy y de Usborne coinciden, porque fueron compañeros de la misma expedición; pero la equivocación que sufrieron de casi cuatro minutos hace admisible la que da García y García, que se acerca á las indicadas por Espinoza y Bauza. En la latitud es- tá conforme Espinoza con Malaspina, solamente se separa 10” Hall y le falta un minuto á Fitz Roy, no siendo aceptable la de 6? 40' 40” que atribuye á Usborne la Guía de forasteros, que es de donde se ha tomado, porque se separa mucho de las demás; García y García da en la latitud medio minuto más que Espi- noza y Malaspina, 20 segundos más que Hall y minuto y me- dio más que Fitz Roy; pero como precisa bien el lugar Morro de Eten, Mogote Sur, debe adoptarse la latitud 6* 56' 30” Sur y 82% 11' 14” longitud al Oeste de París que señala García y García. 5.—PuErTO DE Eten. Hé aquí las coordenadas de este puerto. Eten pueblo: 6 57 0” latitud—82” 14' 20" longitud—Jorge Juan. Lten. 6 55' 51” latitud—82" 9' 0” longitud—Bowditch. Eten puerto (centro) 6 56' 10” latitud—82” 11' 44” longitud—García y García. Ya hemos dicho que Don Jorge Juan no determinó ninguna longitud en ese Departamento, ni menos midió la latitud del pueblo de Eten. Don Mateo Paz Soldán es el que las atribuye á ese autor, pero su hermano Mariano Felipe Paz Soldan dice que no son de Don Jorge Juan. Estas coordenadas se refieren al pueblo de Eten que es distinto del puerto de Eten, al que se- guramente se refiere Bowditch, y tal vez al Morro de Eten, ya que da la misma latitud, no siendo admisible la longitud, sin embargo que sería mas aproximada que la señalada por Hall; luego la posición que debe admitirse es la que dá García y Gar- cía que precisa el lugar. Puerto de Eten, Centro 6” 95' 51" la- fitud Sur y 82? 11' 44” longitud al Oeste de París; porque la de ú «y o, A aaa a IN + Ma — 251 — Bowditch se refiere al morro que queda al Sur, y las que se atri- buyen 4 Don Jorge Juan son las del pueblo de Eten 6” 57” lati- tud Sur, 82* 14' 20” longitud, cometiendo un error Idiáquez al decir que son las del puerto de Etch 9.—Purrto De PixeNTEL.—Conocemos las siguientes determi- naciones. Pimentel puerto, 6% 50' 25” latitud—82" 14' 44” longitud—García y García. Pimentel puerto. 6" 50' 25” latitud—82* 4' 54” longitud —Idiaquez. Discusión.—Don Aurelio García y García dá 79? 54' 30” res- pecto del meridiano de Greenwich, lo que daría 2* 20” 14” para la diferencia de meridiano de París y Greenwich; el Sr. Idiaquez no dice quién ha determinado esa longitud que difiere 9 50” de la de García; la de éste es mas probable, tanto por las discusiones anteriores, cuanto porque precisa el lugar: P2mentel, Puerto me- dianía con 6” 50' 25" latitud Sur y 82” 14' 44” longitud al Oeste de París. 7, —CALETA DE SAN JosÉ.—Hé aquí los valores geográficos: Lambayeque, playa. 6” 46' 00” latitud—82* 19' 44" longitud—Fitz Roy. Lambayeque, playa. 6” 46' 00” latitud—82" 15' 44” longitud— Fitz Roy. Lambayeque, puerto. 6” 46' 00” latitud—82* 16' 44” longitud—García y la, Todos confunden la caleta de San José, puerto principal en - Otro tiempo, con la ciudad de Lambayeque. Raimondi da las medidas de Fitz Roy con las palabras: «Lambayeque camino, Centro en la orilla» señala la medida antigua con 5” de menos. El Conocimiento de los tiempos, dice: «Lambayeque plage. Pe- rou» da la segunda medida que ha corregido de los 4' en que se equivocó el marino inglés. Aurelio García y García, dice: “Lam- bayeque, Puerto, la Iglesia.” Idiaquez da la del Coxocimziento de los tiempos, diciendo: “Lambayeque, Playa.” Seguramente el minuto que ha agregado García y García es para referir la posi- — 252 — ción á la Iglesia que es punto más fijo. Debe adoptarse: Caleta de San José, Iglesia, 6"46' latitud y 82% 16' 44” longitud al Oeste de París. 8.—IsLas DE LoBOS DE AFUERA. — Hé aquí la posición encon- trada: Lado E. de la caleta. 6 56' 45” latitud—83” 4' 9” longitud—Fitz Roy. Lado E, de la caleta. 6* 46' 45” latitud—83* 0' 9” longitud—Fitz Roy. Lado £. de la caleta. 6 56" 45” latitud—838 4' 19” longitud—Fitz Roy. Caleta del Este. 62 56' 45" latitud—83% 1' 9” longitud—García y García. Lobos de Mar. 6258 0” latitud—83% 4' 0” longitud—Bowditch. Lobos de Afuera. 7% 0 0” latitud—82* 37' 15" longitud —Purdy. Lobos de Afuera. 72 3/ 0" latitud—83* 1' 15” longitud —Ducom. Discusión.—Las tres últimas posiciones no son precisas y no deben admitirse, desde que difieren tanto en la latitud; las cua-' tro prirfieras latitudes se refieren á la medida por Fitz Roy. Se nota que la segunda dice 46' en lugar de 56', la hemos tomado del Conocimiento de los tiempos para 1893; es un error de esa obra, porque en los tomos anteriores á 1871 se ponía 56'. Es de sentir que esa colección contenga algunos errores para las cos- tas peruanas. Así coloca á las 1slas de Chincha al E. de Pisco y al puerto de Chimbote al S. de Samanco. En efecto, allí se po- ne: Islas de Chincha 76%24'15” y Pisco 7831/39" 6 para las lon- gitudes, de manera que las islas de Chincha estarían en el conti- nente, esta extraña equivocación proviene de que la longitud de las islas está referida á Greenwich; debe, pues, agregarse 2%20'14" y también Chimbote 9"44'; Samanco 9*15'30" para las latitudes. Debe suprimirse un 4 á los minutos de Chimbote, pues su lati- a — 253 — tud es de 9%', La primera longitud de Fitz Roy, para las Islas de Lobos de Afuera, no está corregida, ni menos la tercera. No es admisible el minuto de más que da García y García, pues no tiene razón de ser. Raimondi (tomo III, pág. 124) pone la an- tigua medida y se ha equivocado 5” en la reducción. Así debe admitirse: Lobos de Afuera Caleta del Este. 6* 56' 45" latitud Sur y 83%0'9” longitud al Oeste de París. 9.—IsLa DE LoBos DE TrierrRA.— Hé aquí las posiciones que se han dado: Cumbre central. 62 26' 45” latitud—83* 13" 4” longitud—Fitz Roy. Cumbre central. 62 26' 45” latitud—83 Y 4” longitud—Fitz Roy. 6-27 62 27 62 29 6- 30 62 25 694 Centro. 0” latitud--83* 19 44” longitud—García y García. Punta Sur. 0” latitud—83* 11” 40” longitud—Espinoza. Punta Norte, 0” latitud—83* 11 20” longitud — Espinoza. Lobos de Tierra. 0” latitud—838” 8' 15” longitud— Ducom. Lobos de Tierra. ) 0” latitud—82" 42 15” longitud —Purdy. Lobos de Tierra. 0” latitud—83 6” 0” longitud—Bowditch. Lobos de Adentro. Ñ 60 45' 45” latitud—83* 13 4” longitud—Usborne. Discusión.—La latitud de Usborne no es aceptable; la longi- tud es igual á la primera de Fitz Roy, antes de la corrección; no es pues admisible. Estos datos son indicados por la Guía de forasteros, las de Ducom, 'Purdy y Bowditch no precisan el lu- — 254 — gar, sólo quedan las medidas de Espinoza, García y García y la segunda de Fitz Roy, que admite el Conocimiento de los tiempos, y se refieren á distintos puntos de la isla. García y García da en su Derrotero 80? 59” 30” respecto de Greenwich que son los 83”19'44” de longitud, respecto de Pa- rís, lo que parece excesivo, pues Fitz Roy después de corregi- do, sólo da 9 y Espinoza 11”; además la latitud media de las dos que da Espinoza es 6%24'30”, que se diferencia menos de la de Fitz Roy que la de García y García. Así, pues, las más acepta- bles, son: Cumbre central, 6* 26' 45” latitud—83” 9 4” longitud—Fitz Roy. Punta Sur. 6 27” 0 latitud—88* 11” 40” longitud —Espinoza. Punta Norte. 6 22 0” latitud—83* 11” 20” longitud —Espinoza. Como la isla está casi en sentido Norte Sur, podía adoptarse como longitud, el término medio de los tres valores; es decir, 83"10' 41” que es menor que la de 83” 13” 4” que indicó primero Fitz Roy, y que después se ha reconocido que era exagerada, diremos pues: Lobos de Tierra, Cumbre central 626'45” latitud Sur y 83” 10' 41” longitud al Oeste de París. 10.—PueBLo DE ZaÑa.—Alcedo da 6252 de latitud y 8155/52" de longitud; pero los datos de este autor son poco seguros, 11.—CrupaD DE LAMBAYEQUE. —Tenemos las siguientes coor- denadas: z Lambayeque. CAITULIO ABU ati pen longitud— Alcedo. Lambayeque. 6* 41' 42” latitud—76" 35 34” longitud-—Humboldt? Lambayeque. 6% 41" 51" latitud......ococoooosos longitud— Oltmanns? Lambayeque. DAMAS TATU o O longitud— Ulloa. — 255 — Lambayeque. e AE A e longitud— Jorge Juan. Discusión.—La de Alcedo es poco precisa, y no se sabe quién la observó. Humboldt nunca estuvo en Lambayeque, segura- mente le dieron ese dato en Lima, sacado de Don Jorge Juan. Oltmanns, que corrigió las observaciones de Humboldt, hizo lo mismo con la de Lambayeque que no había medido el Barón y no necesitaba la corrección. Solamente quedan las de Ulloa y Don Jorge Juan, y no es admirable que discrepen en 5 segun- dos, cuando esos autores han dado en sus mismas obras diferen- tes valores para una misma localidad, lo natural es tomar la se- mi-suma y decir que Lambayeque tiene 6” 41' 40” latitud Sur. Sólo tenemos una longitud, que Don Mateo Paz-Soldán la atribuye á Humboldt, cuando este sabio, repetimos, no estuvo en Lambayeque; también la daba como referida al meridiano de París, error rectificado por Don Mariano Paz-Soldán que dice que se refiere al meridiano de Madrid; luego fué observada por españoles, y como la diferencia de meridianos es 6*1'30", agre- gando resulta que la longitud occidental de Lambayeque sería 82%37'4" referida 4 París, cayendo este lugar en el Pacífico; y aun haciendo la reducción como la hace Paz Soldán, que saca 8236/28”, no escaparía Lambayeque de caer en el mar. La lon- gitud de la ciudad de Lambayeque tiene que ser menor que la de la caleta de San José que es 8216/44”, 12. Crupan e CuicLaYo.—El Señor ldraguez ha dado para la latitud 6%48' y para la longitud 82*10', sin indicar quien ha sido el observador. 13. PueBLo De OLmos.—El Señor (72//s en la expedición que hizo en el departamento para buscar un lugar aparente para es- tablecer un observatorio astronómico, encontró para Olmos la latitud de 6%0'2” y para la longitud 82%3'15” Comparada esta lon- gitud con los 82%3'14” de la caleta del Progreso, se nota que es- tán en un mismo meridiano el pueblo de Olmos y esa caleta, que hoy está abandonada. IV: En la expedición que hizo el Señor Raimondi en 1868 tomó las siguientes alturas sobre el nivel del mar, según las indicacio- nes del barómetro. —Ucupe, 61 metros; Zaña, 58 metros; Culpón, 163 metros. — 256 — —Monsefú, 10 metros; Reque, 34 metros; Chiclayo, 25 me- tros; Pátapo, 69 metros; Pampa grande, 215 metros; Chongo- yape, 248 metros; Potrerillo, 907 metros. San José, 16 metro; Lambayeque, 18 metros; Ferreñafe, 37 metros; Mochumí, 41 metros (?); Jayanca, 54 metros; Motu- pe, 123 metros; Salas, 171 metros; Olmos, 185 metros; —Batangrande, 98 metros; Mayascon, 221 metros; Lutis» 1,245 metros; Moyan, 1,503 metros; Canchachalá, 2,634 metros; Portachuelo 1,860 metros; Huayabo 1,186 metros; Incahuasi 3,038 metros; laguna Vanahuanga 3,744 metros; Succha, 1,817 metros; Porculla, 2,820 metros. Colocando estos lugares por orden de alturas, tendremos: SAM JOSÉ. onerosa aero lms6 NOMS nt a ADS PO LID UA O SEU IAS CHACAO marras reto ooo a Zo E e da era ipuro PErrenate Ta ya toi aa SI NN INS A ts ROS condo a asha de ESA RE Ad AD aran bonud as. d4 “ a la LA cado ad LAS ¡A o e a BO Dn occcdoo 619% PELADO croceron o o a RA No o Oe Gu Batan ba eno aa do A 98" Motion IE CUPO o SE e LS Sl oO TON TAS ODO tt O a ae 187 LP amparorande re cunas os artes no da se E ZO Mayascon IO SA Se rboaso oe ALE CONO MAP ancora ao ADI 248 “ Potrero nt cda da RENE TAS el A A ISO o e tc cd Mo iso oido 1245 “ MoyaDo mn socomonro ds sens o TO E Succha.s. e eos 181 Portachuclo aras eh. e 1860 “ Chanchachali e. o o dio 1 OE 2634 “ Porculla o a RN 2820 “ NA a a A A ota 3038 “ = ME = No basta conocer las alturas de un país para darse cuenta de su relieve, es necesario medir las distancias que separan los”lu- gares para trazar las cortes respectivos. Hé aquí algunas me- didas: kilómetros. EA AAA 3 AAA A A A 3 Neuserua Chica yor cbc apo paar ip Sd alos 12 Uhiciayora Lambayeque iocnsopoopar cocina coria 10 Ia reque a PErenalO asias aonclas sidonia pe se 15 A o E AA A 70 Rumalca dl COMIDO. sde idia gas AAA oi ds 8 AA OO AA AAN 4 A AO POT 7 Ae OIC O arco toas eonesares eos capaoos 14 MIA QUINOS arado a puse sa gros gasas 10 sta IVTOCODE +. comacocaa codecs ace soqes aj vas dale 22 Mate A Jayanica.maonesoocans yes AA: ais 25 CA ARA eta da a PA ed OMA 5 ED AAA pere PORO 5 LME la ll EM CAPAS Pa Ye A apt MAA 3 Ma OCA decos alfa sao seso y maes a 3 Mochumra Lonbayeque rte. «obres so nspuzaeo sms 15 DIO A RE QUE tte co dc ies ao rie oo ages 10 EU EU S.A IPR 30 Mu ae blo NUEVO can to AER pta io o roo 30 a is dE SA or ae 4! y AN A O o AN E 125 Lambayeque á OS A . 220 Culpon ¿ A A A Zaña á Lambayeque... AS E A E E, San José á 4 Lambayeque. . RN 0 ce. A A A Con los datos actuales no es ble trazar ningún corte, por- que no se tiene todas las distancias de los lugares, ni menos las alturas de todas las poblaciones citadas en este itinerario. En el mapa del señor Kazmondz se pone al pueblo de Mo- chumí 14 metros de altura, lo que parece poco; sería convenien- te rectificar la medida barométrica. En el atlas del señor Paz-Soldán, se dice: que la altura del morro de Eten es de 199 metros sobre el nivel del mar y des- Ss = DN = pués agrega más atrás: Eten (rocas más altas) 746 metros, am- bas medidas tienen la anotación de que son de Fitz Roy; la úl- tima es exagerada porque en la descripción que hace de esa par- te de la costa el señor A. García y García, dice: que el morro de Eten está formado por dos cerritos muy cercanos y unidos, el del Sur es de mayor altura elevándose 640 piés sobre el nivel del mar, reduciendo se tendría 195 metros. No es, pues, aventu- rado opinar que los 746 sean pies ingleses y no metros; aun así se tendrían 227 metros, en lugar de 195 que es la altura proba- ble del morro. El Departamento principia desde la punta de Zaña; inme- diatamente al N. se encuentra el pequeño seno de la caleta de Chérrepe; á los 13 kilómetros al N. de Chérrepe está la aban- donada caleta del Progreso; á los 19 kilómetros al N. del Pro- greso está el morro de Eten, que tiene inmediatamente al N. al puerto de Eten; 4 71% kilómetros al N. del morro se encuentra, Santa Rosa; á 67% kilómetros al N. de Santa Rosa está el puer- to de Pimentel, á 10 kilómetros al N. de Pimentel está la cale- ta de San José; a los 51% kilómetros al N. de San José desem- boca el río de Lambayeque; á los 148 kilómetros al O N O. de la boca del río de Lambayeque esta la punta falsa de Aguja, que ya pertenece á Piura. Como la costa del Departamento la limitan enfrente de la isla de Lobos de Tierra, resulta que con- cluye á los 77 kilómetros de la boca del río de Lambayeque; luego toda la costa tiene 75 millas marinas ó sean 138 1% kiló- metros de desarrollo; mientras de Olmos 4 Ucupe son 148 kiló- metros y geográficamente sólo 135 kilómetros: tales son las lon- eitudes del departamento. € Por mar. kilómetros. Punta de Zaña al Progreso.......... Li AS Caleta del Progreso al morro de EtOMe.ccocooocononos. 19 Morro;de Eten'á Santa RoSas .ápes. secos E 7% Santa Rosa al puerto,de Pimentel. ano OS 6 1% Pimentel-4 “Caleta de San Joost. tai e 10 San José á la boca del TiO.aovajs cis. IA 5 Y Boca del río á 4 enfrente de la isla de Lobos ado Ad, 138 Y — Por tierra. Mitad de la distancia de Cascajal á Olmos............ 5 MITOS MQLUUPDE orar saldar le plis ion plo 22 Motupe á Jayanca ...... A A 25 MA Vancaral acOra coco ancriec ceca da e semoiensede 5 cora MIMO oscar saya padel 5 Mino UCM nano tete sad iran sube vá 3 arume: a. Mochuiiloorass ritos eps y 19 Michu Lambayeque Jal 07 doapensjetano e teflón ss 340 Lambayeque á UE ci Pal sei LO Chiclayo 4 Reque.... 2510 Reque á Ucupe.... 30 Mitad de la distancia de Ucupe $ 4 Pueblo Nuevo... 15 148 Geográficamente. Desde la punta de Zaña, latitud /” 10', hasta el paralelo 5* 55' son 75 minutos, á 30 metros por segundo son 135 kilómetros para el largo del Departamento; el mayor ancho es en el paralelo de Vanahuanga 158 kilómetros. Tomando sobre el mapa del señor Raimondi los paralelos de cinco en cinco minutos que atraviesan el departamento de Lam- bayeque, se tienen las longitudes .siguientes, que indican el an- cho en aquellos lugares: Punta de Lada ss A A id Bacardel Zaña. dui al aa o A A A EA Puerto de Eten roeocr.n.ococornr cc roronprnnnpnnocooprrss.o.. AO A Darnleloide: San TOSCA LA ea a oca delrio de Lambayeque... comesoceros erre Raralclodde Batanerinde de ios ad Paralelo entre Illimo y Pacora.... cl esalelo de Moya di inicio Paralelo de Vanahuanga ...occonoinnnonionioness » Paralelo de Call Paralelo de Cañ A A A ares.. Paralelo en el Despoblado... RT aralelofes Olmos 0 E econ biciios IS 0'0 km — 260 — Estas coordenadas equidistan 5 minutos que son 9 km. 21; aplicando la regla de los trapecios, resulta que la superficie es 12,222 kilómetros cuadrados; haciendo uso de la regla de Simp- son se encuentran 12,360 kilómetros cuadrados, y como este se- gundo método es más exacto, se puede decir en números redon- dos que la superficie que abraza el departamento de Lambayeque son 12,300 kilómetros cuadrados, admitiendo los límites que ha supuesto Kazmondz, que no son los verdaderos, porque quedan al lado de Piura haciendas y caseríos que pertenecen á Olmos. Después nos ocuparemos de los límites verdaderos. Las islas de Lobos de Afuera son dos, separadas por un ca- nal de 40 metros de ancho, la mayor longitud de estas islas de N. á S. es de 41% kilómetros y su mayor ancho es de 3 kilóme- tros de E. 4 O., su elevación media sobre el nivel del mar es de 30 metros; distan del morro de Eten 90 kilómetros de E. 4 O. y de la caleta de San José 883 kilómetros al OSO. La pro- fundidad del mar entre estas islas y la costa no pasa de 50 bra- zas Ó sean 85 metros. La isla de Lobos de Afuera solo dista de la costa 19 kilóme- tros; tiene de largo de N. á4 S. unos 10 kilómetros, distando de las islas de Lobos de Afuera 53 kilómetros. E Apreciemos la exactitud de los mapas del señor Paz—-SOLDÁN y del Dr. RarmoxbD1, respecto al Departamento de Lambayeque, comparando únicamente las posiciones de aquellos . lugares, cu- yas coordenadas geográficas se han medido. , LATITUDES. Lugares. Observadas. MM. Paz-Soldán, M. Raimondi Pintado Lana eee T-LO* 50. HAS DOI Caletalde Chérrepelscsino sus UUEITO: ANAIS qu YO” 307 Caleta: del Progreso. mir O: IRA o Preblecde ¿Etednsruniass: E A IA Lobeside-Añueraro sito 62 56". 451 146056" 300126 UBRO" Miorto.de Btehtes cera 62.56 301. 10 709:D0 MIDA Puerto ten cc 62391801 Ue MS 6% 59' 20" PuecbhlO WE Zahara 62 52*.01...G1UÍS' D0VIIMOAAe Puerto de Pimentel.inii.... 62:30:20 UG 94 6% 48' 920" a a — 261 — LATITUDES. Lugares. Observadas. M. Paz-Soldán. MM, Raimondi Ciudad de Chiclayo............ AS O AZ SU 00 dal 40" motera de San José. mermas: 0 AG 0", 640" 40". 649! .0” Ciudad de Lambayeque.... 6” 41' 40" 646" 0” 6” 41' 40" MObDOS:de TléETTA. ..cocmoooom»o DUO O ZO 0520 20" SS ODIOS as 0 02. OS do da . 6.0 20" A primera vista se nota que en el mapa de Paz-Soldán se han cometido dos errores: el primero, en adoptar para el pueblo de Eten la latitud de 6? 57' que se atribuye 4 Don JorcGE JUAN, cuando ya hemos dicho que este español no hizo observaciones en ese pueblo, esa latitud de autor desconocido, tal vez se refie- re al morro de Eten, de la que difiere en medio minuto. £se da- to falso condujo á Paz-Soldán á marcar el pueblo de Eten al Sur de su morro, cuando realmente está al Norte, y lo obligó además á dibujar el río de Eten desembocando al Sur del mo- rro, cuando la boca está al Norte, entre el puerto de Eten y la caleta de Santa Rosa. El segundo error del mapa de Paz—-SoLDÁN es adoptar para la ciudad de Lambayeque la latitud de 6” 46”, que pertenece á la caleta de San José; ya hemos dicho, que este error de Frirz Roy de escribir: Lambayeque playa en lugar de San José, puerto de Lambayeque, se ha reproducido en todos los libros que tratan de estas materias, confundiendo á la ciudad de Lambayeque, que era entonces la ciudad más notable del Departamento, con su puerto de San José, que también era en ese tiempo el princi- . »pal de la Provincia. Solo hemos admitido trece puntos determinados gepgráfica- mente en el Departamento de Lambayeque, porque las coorde- nadas del pueblo de Eten no las consideramos, pues además de ser de autor desconocido no son exactas; parecen referirse al morro de Eten. Para apreciar la exactitud del dibujo de los mapas, aunque se admite como límite de lo que se puede distinguir á simple vista un octavo de milímetro, les toleramos un milímetro completo; como la escala del mapa de Paz-Soldán es un millonésimo, un milímetro representa 1,000 metros, la escala del de Raimondi son dos millonésimos, un milímetro representa 500 metros, todo lo que pase de estos números debe considerarse como una'in- exactitud. — 262 — En el Departamento de que nos ocupamos un segundo de la- titud ó de longitud equivale 4 30 m. 7, así puede tolerarse al mapa de Paz-SoLDÁN un error de 30 segundos y al de RAIMONDI uno de 20 segundos. Psz-SoLDAN ha colocado más al Norte: á la punta de Zaña 3684 metros, al morro de Eten 1228 metros, 4 Chiclayo 10,131 metros, 4 San José 9,824 metros y á Olmos 8,811 metros; al contrario ha colocado más al Sur: al pueblo de Zaña 2,763 me- tros, á la ciudad de Lambayeque 7,982 metros. No se han mar- cado las caletas de Chérrepe y del Progreso, ni los puertos de Eten ni Pimentel. Solo es aceptable la posición de las islas de Lobos, porque las de Afuera solo están marcadas 460 metros más al Norte y la isla de Lobos de Tierra 1.074 metros más al Sur. He aquí el resumen de nuestras objeciones: Diferencia al Norte. Punta de Zaapa add VER es 3,684 m Morro de Eten. idos PA LLO Ciudad de Ghuclayo. .e acia oe TO TALES Caleta de San dose it. pens UA 9'824 “ Pueblo de Olmos 2... eo AA AS 8'811 “ Lobos de Afuera........ 0 15 460 “ Pueblo de Zanaearnsctelaes VIA 2,163.“ Ciudad de Lambayeque....... E A IS 1,982, “ bobos delierta as caca aos 030.1 1.074 t En el mapa del señor Ramonpr se ha colocado más al Nor- te: al puerto de Eten 952 metros, al de Pimentel 3,837 metros, á Chiclayo 4,298 metros y á San José 1,842 metros; al contra- rio se ha puesto más al Sur: al pueblo de Zaña 4,600 metros y á Olmos 553 metros. En ese mapa están bien marcados el morro de Eten y la ciudad de Lambayeque. Se puede tolerar que la isla Lobos de Tierra esté 154 metros más al Norte y que queden al Sur: la punta de Zaña 307 metros, la caleta de Chérrepe 307 metros y Lobos de Afuera 460 metros. No está marcada la caleta del Progreso de que habla García y García. He aquí el conjunto de estas observaciones: — 263 — Diferencia al Norte. Puerto de Eten..... et de 0 y ] Puerto de Pimentel ............ IO dh uudad de Chiclayo sos cazo sias AAA Galeta de San José...coccción: 00m. LD EOS de Erradicar UR” Pueblo: de LaÑa stióno is Puebla de OÍMOS. vacunas ara US TESIS es Punta de Zaña..io.. te. E e OL TO%. Galéta. de. Ghérrepe ..«dós: Mu Lobos de. Afuera... «Mos ¿SAS Chiclayo, que es la capital del Departamento, está marcado en estos mapas con una diferencia relativa de 3” 10”, que son 5,833 metros, hemos comparado su colocación con la latitud que ha publicado el señor IDIAQUEZ, que no dice quien fué el autor que la determinó; quedando por esto sin poder apreciar la confianza que merece aquel dato de 6” 48' de latitud, ni menos definir la precisión de los mapas de Paz-SoLDAN y de RAIMONDI sobre esa ciudad. 83 10' 41”... LONGITUDES, Lugares. Observaciones. M. Paz-Soldán. M. Raimond:, Pueblo de:Zaña.. ..oomommo AOS Sac) DES" 89D 713/01 Caleta de Chérrepe...... AAN A ES 829 03 0" Punta de Zaña..c.mió. 0... SAA a 20828: 10 NY Caleta del Progreso....... A A Pueblo.de Olmos ......... Suria o 9271001200: 1824421 0" Ciudad de Chiclayo....... O A de A E ON Morro de Eten. 820 110147 .829 16" 32... 812 12':0" Puerto de Etelhicio. ccoo Sir is 190 OR A 301 BueblodeEten...... Do. 8214” 207::82:12812.,822%1:1"80 Puerto de Pimentel...:... e A E A OD Galeta de San: José. ....... 82016 44%.. 8222811502 82 7:80" Ciudad de Lambayeque.. 82* 37" 4”... 82? 20' 49”.... 82* 12' 20” lobos de Afuera. ......ocs A A AA lobos de Tierras. ...t.ss. sa- 13" 28";.. 8391030" — 264 — Se nota inmediatamente, que en el mapa de PAz-SOLDAN se han marcado los lugares muy al Oeste: para el pueblo de Zaña 8,7118 metros, punta de Zaña 11,574 metros, pueblo de Olmos 22,257 metros, ciudad de Chiclayo 12, 034 metros, morro de Eten 9,762 metros, caleta de San José 12,003 metros, isla de Lobos de Afuera 8,749 metros, islas de Lobos de Tierra 5,127 metros. Es fácil descubrir, por qué Paz-SoLDAN se vió obligado á co- meter estas fuertes equivocaciones, que van desde 5 kilómetros hasta 22; se. explica perfectamente por haber adoptado la longi- tud de Lambayeque que, como hemos dicho, es exagerada y co- locaría á esta ciudad en el Pacífico; aún malogrando su mapa para acercarse á ese dato se vió obligado á disminuír á la longi- tud dada para esa ciudad 16' 15” que son 30 kilómetros, lo mis- mo que por haber aceptado la longitud del pueblo de Eten, que lo coloca mas al Oeste que al morro; y aún así se vió precisado 4 quitarle 52” que son 1,596 metros. Hé aquí las diferencias de que hemos hablado, todas al oeste. Pueblo de Lana. cres aia 4 44”...... 8,118 m. Bunta de Landa aaa cea PURA Ll AS Bueblo, de Mimosas. AAA A E Ciudad de Chiclayo ............. 2 02 beses 12,034: “ Miorro-de Eten ad: AS ATA 0,30 Caleta de San Jose OI 12,005 Lobos de Afueras... A AS 8,749 “ Lobos de Tiesto 2 O O, LAS De esto se deduce, que el mapa del Señor Paz-SoLDAN es en- teramente inexacto en la representación del Departamento de: Lambayeque; se ejecutó además cuando se creían exactas las observaciones de Frrz Roy, las que después han resultado equi- vocadas, pues ponían á la costa más de 7 kilómetros al Oeste. Pasando al mapa del Señor RaArmoNp1, prescindiendo de las longitudes del pueblo de Eten y de la ciudad de Lambayeque, que tantas veces hemos dicho que están equivocadas, y que no se sabe quién las midió; y de la longitud de Zaña, que pertenece 4 Alcedo, cuyo autor hemos dicho que es poco seguro, y que además sólo daba el minuto y en esta longitud va hasta los se-' gundos, se encuentran en el citado mapa diferencias pequeñas; pero que pasan de la tolerancia que hemos admitido. En efecto: el Señor RarmonbI ha colocado más al Oeste: á Chérrepe 6” que son 184 metros, á Olmos 45” que son 1382 me- DA A ds — 265 — tros, al morro de Eten 46” que son 1412 métros, al puerto de Pimentel 46” que son 1412 métros, á la Caleta de San José 46" que son 1412 metros, y á lasislas de Lobos de Afuera 21” que son 644 metros. Ha marcado más al Este 4 la punta de Zaña 4” que son 122 metros, á la ciudad de Chiclayo 30” que son 921 metros, al puer- to de Eten 14” que son 430 métros y la isla de Lobos de Tie- rra 11” que son 338 metros; hé aquí el resumen de estas obser- vaciones: e DIFERENCIA AL OESTE. Qaleta de Chérrepe: void... OD +. 184 m. Pueblo .de Olmos....... ¿a eos MIA Morro de Eten loo... 0 endfbes A al LALA Puerto de Pimentel.............. JAI TARDE Galetasde San! José des. o aaooocóa O AO actors 1:412.:: robos de Afuera ...Pesooesovo BA e EA 644 “ Hueblo¡ de Laña + ucioidi cocinan O as 3,009 “ Punta ue Zanña Lali e Mita tr 122 m. Ciudad; de Chiclayo, ...;..mes... Dec PAPA puerto: der Eten micras a AI 430 “ obeside Tlelta nocivas» Mi eS Con la tolerancia que hemos admitido de 500 métros, se ve que no están bien marcados en el mapa de Ramonbt: el pueblo - de Olmos, Pimentel, San José, Lobos de Afuera y Chiclayo, habiendo diferencias con la longitud observada que ascienden á tres cuartos de minutos, lo que es apreciable; pues un minuto en el mapa citado tiene la extensión de más de tres milímetros y medio; y en rigor sólo podía admitirse el octavo de milímetro y dar por inexacto todo lo que pasase de 60 metros; pero este es un límite al que se acerca la perfección de las cartas. El mapa de la República debe ejecutarse levantando el plano topográfico de cada Departamento; es decir, trazando una trian- gulación cuyos vértices sean los puntos elevados del terreno, á fin de que los triángulos sean los más grandes posibles, determi- nando las coordenadas geográficas de los vértices extremos como Zaña y Olmos y algunos de los intermedios como Chiclayo, 40 LB — Lambayeque y Ferreñafe, para el Departamento de que nos ocupamos; después medir dos bases, una al Norte y otra al Sur, ligarlas con los lados de la triangulación, y calcular los triángu- los, refiriendo los demás pueblos, haciendas y lugares notables á los lados de la triangulación por medio de visuales dirigidas á los vértices. La orientación del primer lado la latitud y longi- tud del primer vértice basta para determinar geodésicamente las coordenadas geográficas de los demás vértices, así como la de todos los puntos que se van á poner en el plano; estos resulta- dos se comparan con los obtenidos por las medidas astronómi- cas. Pero nunca puede ¡evantarse un mapa, como lo ha hecho el Señor Raimondi, es decir, procediendo de los detalles al con; junto, formando contornos cuyos lados apreciaba por los pasos de la bestia, sin medir los ángulos de los polígonos, ni menos orientarlos, valiéndose únicamente de la brújula que está ex- puesta á variaciones, sin fijar astronómicamente ninguno de sus vértices; hé allí el resultado: que no está bien representado el Departamento de Lambayeque, y esto, que hemos comparado aquellos puntos que seguramente marcó el Señor RAIMONDI, Va- liéndose de la longitud. y latitud que determinaron los autores que hemos citado, á pesar de lo que dice en el tomo I pág. 65 “que no tenía confianza en las engañadoras cifras que llevan los signos de grados, minutos y segundos.” Hemos terminado por ahora y próximamente nos ocupare- mos de las ciudades, villas y pueblos que forman la población urbana; así como Je las haciendas, caseríos y comunidades que constituyen la población rural. Discutiremos los límites del De- partamento con el de Piura por el Norte, con el de La Libertad por el Sur y con el de Cajamarca por el Este, y daremos á £o- noceí su hidrografía, orografía y ruinas. Desearíamos disponer del tiempo extrictamente necesrrio para hacer igual trabajo con todos los Departamentos, á fin de que no se citen datos inexac- tos é indicar el estado en que se encuentra en el Perú la Geo- grafía Matemática. Lima, Octubre Y de 1892. FPeperico VILLAREAL, A ALZADA A ——Á -— 267 — Región amazónica. CONFERENCIA DADA EN LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA, SOBRE LA COLONIZACIÓN DE LORETO, POR EL SEÑOR CORONEL DON SAMUEL PALACIOS MENDIBURU. Señores: El alto concepto que me inspiran los centros científicos, en los que el prestigio de la personalidad se conquista con el estu- dio, y se impone con la demostración de los trofeos que en ese »campo de lucha se obtienen, es sin duda el motivo que tengo para sentirme honrado con la atención que en este momento benévolamente me concedéis. Por esto, señores, mis primeras palabras no pueden ser otras, que aquellas que expresan los sentimientos de mi gratitud. En mi trabajo no váis á encontrar cosa alguna que despierte vuestro interés científico ni literario, Son apuntes descriptivos de una zona territorial muy extensa y casi totalmente despobla- da; sin embargo de ser muy rica en elementos de vida, de con- tar con muchas y muy buenas vías de comunicación fluvial, de gozar de un clima sano y en general ardiente; y de poseer terre- - nos agrícolas de singular importancia para el porvenir de la hu- manidad. Para disimular los defectos de mi notoria insuficiencia, voy á amenizar este trabajo, presentando diversas proyecciones de la colección de fotografías del señor Króeler y del viajero francés señor Paul Marcoy. CAPÍTULO L > Apuntes sobre el aspecto general del Departamento de Loreto. El Departamento de Loreto ha sido estudiado por eminentes hombres de ciencia que en distintas épocas lo visitaron: don Pe- dro de Osma, el sacerdote Felieu, el ingeniero Fresié, el sabio La Condamine, Ulloa, Humboldt (1), Ruiz, Pavón, Donvey, Nee, Pineda, Haenke, D'Orbigny, Raimondi, Whertheman, Po- peig, Tchudi; y multitud de exploradores, como Maw, Smith, (1) Humboldt no estuvo precisamente en Loreto; pero sí en la región orien- tal del Ecuador, desde donde apreció la zona que nos ocupa. — 268 — Low, Tucker, Raygada, Donayre, Gutierrez, Carbajal, Tirado, Samanés, Latorre, Proaño, Ross, etc., etc., que nos han dejado importantes estudios y preciosos datos sobre la flora, la fauna, la topografía, el clima y la navegación. El señor Raimondi en su notable obra titulada “El Perú”, tiene anotado todos los es- tudios verificados en esa región, así como los itinerarios segui- dos por la mayor parte de los exploradores. Solo talentos superiores y muy ilustradas observaciones po- drían agregar algo nuevo á lo que ya tienen escrito los sabios y exploraduies que he citado; pero para la vulgaridad de los via- jeros que solo se irapresionan con el aspecto general de tan rica vejetación, apenas queda un campo que explotar: el de la apli- cación. Ese es, señores, el terreno en que voy á desarrollar mis ideas: ese va á ser mi campo de acción. Las nubes que se forman con la evaporación de los mares y que caminan á merced de los vientos, chocan entre sí, Ó se 2s- trellan contra la muralla que con el nombre de montañas ó cor- dilleras encuentran á su paso. De ese choque se derivan varios fenómenos, de los cuales solo creo oportuno citar el de la con- densación que producen las aguas meteóricas. El lado oriental de la cordillera de los Andes detiene y con- deusa los vapores conducidos por los vientos alisios; y desde donde esos vapores vuelven al mar, que es su origen, trasforma- dos en torrentes de agua. Nuestra zona intertropical, que se halla al oriente de los Andes, recibe esos torrentes, los reune en diversos canales que recorren inmensas distancias, hasta encontrarse y dirigirse todos unidos al océano Atlántico. Esos torrentes de agua forman lo que nosotros llamamos las quebradas; esos canales son los ríos, , y por eso aquella zona se llama la región hidrográfica del Perú. Los ríos corren suavemente sobre inmensas llanuras cuyos terrenos de aluvión moderno, están sombreados por una tupida vegetación. Debajo de ella se presenta en todas sus manifesta- ciones la vida orgánica. Se comprende, que cuando un hombre civilizado navega esos ríos Ó se introduce en los bosques, encuen- tra en ellos sorpresas que impresionan su sistema nervioso y que su imaginación interpreta según el grado de su escitabilidad. Cuando por nuestro territorio un viajero se dirije del occi- dente al oriente, y llega á las últimas alturas del ramal oriental de los Andes, domina con la vista toda la extensión de las lla- — 269 — nuras orientales, y contempla en éxtasis aquella inmensidad « verdura; admira el furor con que las tempestades se desenca- denan á sus piés, mientras él tiene sobre sí un cielo azul y tras- parente, y palpa, si se me permite la frase, cómo las nubes que 4 lo lejos vienen con viveza, detienen lentamente su marcha, disminuyen su volumen aparente, cambian su color, se confun- den en un 22m06us, y de allí siente venir fuertes y prolongados ruidos á la vez que mira partir refulgentes y luminosas chispas de fuego. El viento más fuerte se lleva á las nubes, y éstas ca- minan dejando raudales de agua. Cuando se abandona ese punto de observación general y se desciende 4 las llanuras que de la altura se dominaban antes, cambia radicalmente el panorama, y el observador se siente abru- mado porque le falta el cielo, y porque allí camina ya sin hori- zontes. Penetrar á los bosques y recorrer sus sendas siempre misteriosas, debe ser algo parecido á una travesía por el fondo del mar. El viajero de las selvas vá colocando su pié 4 donde su mirada no puede penetrar; y por eso para él, todos son miste- rios, entre el humus que lo sostiene, entre el follaje que lo cubre, entre los troncos seculares que lo rodean. Triangulada sobre el mapa la región hidrográfica del Perú, tiene aproximadamente una extensión de 22,000 leguas cuadra- das, todas ellas de terrenos cuya fertilidad sorprende á la ciencia misma. En su clima ardiente y sano viven, fuertes y animosos, 60,000 individuos de la raza civilizada y 120 mil salvajes (1) más Ó menos. Estos territorios están cruzados por ríos Ó cana- les que son navegables en una extensión aproximada de 4,509 millas, y á ellos se penetra por el Río Amazonas que desemboca ren el Atlántico entre los 49 y 50” de longitud O. de Greenwich » y 0? de latitud. > Al río Amazonas se penetra por el canal de Braganza, que puede considerarse como una de las bocas del Amazonas; pues aunque está formado por multitud de ríos independientes, entre los cuales es el principal el Tocantines, recibe también por el canal de Breves gran caudal de agua del río Amazonas; la otra boca de este río situada al NO. de la desembocadura del canal de Braganza, que es la principal, no es sin embargo la traficada por los vapores; pues estos entran al Amazonas por los canales Braganza y Breves. _Muchas poblaciones brasileñas se levantan en las márgenes de (1) Raimondi. — 270 estos ríos; entre ellas las principales son: Belen del Pará, Maca- pá, Almerín, Praihua, Obidos, Silves, Manaos en la desembo- cadura del río Negro, Tefé, Tocantines y San Pablo de Oli- venga. En el territorio peruano, que comienza en la desembocadura del río Yavarí, se encuentran los siguientes pueblos y caseríos: Loreto que es el primero, apenas tiene 40 ranchos y 150 habi- tantes; sigue la población de Caballo-Cocha, situada en la mar- gen derecha del Amazonas y á la cual se penetra por un caño Ó pequeño canal: este pueblo comienza á progresar por su activo comercio de caucho, goza de muy buen clima, dispone de abun- dantes pastos naturales y cultivados, que permite la cría de ga- nado á que empiezan á dedicarse sus pobladores, que también cultivan el café, la caña de azúcar y el tabaco. Tiene en la ac- tualidad más ó menos 500 habitantes. y Siguiendo el Amazonas peruano, en el sentido contrario de su corriente, se encuentra en la margen izquierda el caserío de Pe- bas, cerca de la confluencia del río de este nombre: tiene más ó menos 25 ranchos, entre los cuales hay algunas casas de regular construcción. Su clima es ardiente, y á corta distancia dispone de una laguna maravillosamente provista de toda clase de peces. De este caserío se pasa á la ciudad de lquitos, situada entre los 32 44” 20” latitud Sur y 75” 31" 34” longitud O. P. Iquitos es una ciudad que por su aspecto alegre se hace inmediatamente simpática á los que la visitan. Está coloca- da á 107 métros sobre el nivel del mar. Su clima aunque húme- do y ardiente es constantemente sano. El termómetro centígra- do, en un año de observaciones, dá una temperatura mínima de 19” en el mes de Junio, y una máxima de 36* en el mes de Enero. Tiene una hermosa iglesia, un pequeño hospital, boticas, mé- dicos y curas. Hay un templo masónico, una cámara de comer- cio, una hermosa factoría á vapor con erandes sierras, un pe- riódico político y literario, buenas bibliotecas particulares, va- rios restaurantes y muchas tiendas de licores. Su población es de 5,000 almas: sus habitaciones unas de fierro, otras de la- drillo y la mayor parte de tierra, son por lo general elegantes, muy frescas y aseadas. Predomina la raza cruzada, constituída por lo general de los antiguos pueblos que formó la colonización española. Una gran parte de su población está representada por brasileños, portugueses, franceses, españoles y alemanes. Muy pocos ecuatorianos, y muy pocos americanos del norte. El co- mercio es muy activo, y consiste en la introducción de mercade- — 211 — rías y exportación del caucho, tabaco y algunos otros productos más. El carácter de sus pobladores es tranquilo y respetuoso á las autoridades y á las clases superiores. Én las costumbres se ad- vierte cierta ligereza, pues por lo general se detienen muy poco en el camino de los placeres. En materia de cultos, puede afir- marse que en Iquitos nadie se preocupa de las prácticas religio- sas de su vecino. La iglesia católica permanece por lo general desierta, y sus representantes, los curas, cansados probablemente de esfuerzos inútiles, rinden sin excepción su tributo á todos los placeres de la naturaleza. Al puerto de Iquitos entra mensualmente un vapor de 700 toneladas de la compañía del Amazonas, trayendo mercaderías y correspondencia de los puertos europeos. Vapores y lanchas de propiedad particular y de variado tonelaje entran y salen fre- cuentemente, ya sea para el interior de los ríos, ya para los puer- tos del Brasil. | El cambio mercantil es por lo general más barato que en Li- ma; y se consiguen letras de cambio para todos los mercados eu- ropeos. La vida es más cara que en Lima y, naturalmente, mucho menos regalada. De esta ciudad se pasa al caserío de Omaguas, que es una pe- queña ranchería sin importancia alguna. De allí sigue Nauta, población que, en un tiempo muy comercial, fué después casi abandonada, y hoy, como el Fénix, empieza á renacer. Su clima es bueno, su población pasa de 500 habitantes. Nauta se en- cuentra situada en la margen izquierda del Amazonas y frente á la desembocadura del río Ucayali. En todo el largo curso de este espléndido río cuyo _activísimo comercio contribuye en el 60 ¿8 á las exportaciones tdel Depar- tamento, no se-ha formado hasta la fecha ninguna población ó siquiera caserío que merezca citarse; sus pobladores que pasan de 20,000, viven diseminados en toda la extensión de ese río y afluentes, por familias que habitan en haciendas á largas distan- cia unas de otras. Los pueblos formados por las misiones como Sarayacu que tuvo cierta importancia, han desaparecido; y solo existen pequeños caseríos como Contamana, Pucalpa y otros, que sólo son fundos rústicos algo poblados. Hay un convento donde residen cinco frailes franciscanos y algunas familias de indios catequizados. Muchas veces en presencia de la vida tran- quila y laboriosa de aquellos abnegados catequizadores, he creí-, 2 — do que aquella forma de vivir es la que contiene mayor suma de felicidad. No entraremos, pues, en el Ucayali en busca de poblaciones; y solo seguiremos el Marañón hasta encontrar la desembocadu- ra del río Huallaga, por donde penetraremos, después de citar los pueblos de San Antonio y Barranca, situado el uno cerca de la confluencia del río Pastasa y el otro cerca del pongo de Man- seriche. Cahuapanas, Barranquita y Andoas son pueblos también marcados en la sección del alto Marañón; pero hago mucho con dejar aquí sus nombres, pues hoy se encuentran casi despobla- dos y en muy poco contacto con los demás pueblos. El pueblo de Barranca, situado como he dicho cerca del pon- go de Manseriche, tiene más ó menos 200 habitantes, un clima muy sano, y su población, compuesta totalmente de indios, se dedica á la explotación del caucho; y San Antonio, su vecino, es apenas un caserío, formado por el comercio establecido por el Señor Linares, que trafica con los naturales que habitan las sel- vas de los ríos Pastasa, Morona, Potro y Nieva. Penetrando pues al río Huallaga y pasando por hermosas y bien cultivadas haciendas, se llega á la ciudad de Yurimaguas, capital de la Provincia del alto Amazonas, y que se encuentra situada entre los 5% 59 15” latitud Sur y 78” 24' 32” longitud O P. con una población de 200 almas, y un clima sano. Es resi- dencia de una autoridad Subprefectural, tiene una iglesia católi- ca, varios colegios de instrucción primaria, pero no tiene médi- cos ni botica ni hospital. Esta población que está llamada á ser la capital del Departamento por la posición geográfica que ocu- pa, es, después de Iquitos, la de mayor importancia comercial, teniendo sobre ésta la ventaja de encontrarse más cerca de lose lugares en que con más abundancia se cría el ganado vacuno y “en donde por consiguiente se obtiene mejor calidad y mejor precio en la carne de consumo. El carácter de sus habitantes se distingue por su hospitalidad para con los extranjeros, quienes encuentran todo género de fa- cilidades para establecerse en aquella localidad. De Yurimaguas se pasa á Chasuta, pequeño caserío de indios tables por su pericia marinera en la navegación de ese río. se allí se sigue á Chupaja que apenas puede considerarse como una hacienda, cuyo propietario, el Señor Castillo, hace lo posible por fomentar la instrucción y el comercio de los cien habitantes que allí viven. Siguiendo el río encontramos la boca de un afluente que se — 273 — llama Sapo, y surcándolo se llega 4 Saposoa capital de la provin- cia de Huallaga, en que reside el Subprefecto, pero en la que no hay ni una escuela primaria. Tingo María, Pachisa y Juanfuí, que sólo pueden considerarse como caseríos compuestos de pas- tores, pues la única industria de esos pueblos es el ganado y el cultivo del frejol y el arroz. De ellos bajaremos por las aguas del Huallaga, hasta encontrar la boca del Paranapura, por don- de hemos de penetrar. En el trayecto de este río encontramos muchos rápidos y pongos, entre los cuales citaré el de Aguirre que es el más notable. Remontando las aguas del Paranapura y las del río Cachiya- cu, su afluente, llegamos al caserío de Balza Puerto que sólo es una ranchería con una población de cien almas. De este punto, trasmontando un ramal muy bajo de la cordillera oriental, de cuyo punto culminante llamado “la Ventana” se domina con la vista las llanuras en que se desarrollan los ríos, llegamos á la ciu- dad de Moyobamba que es la capital del Departamento de Lo- reto y de la provincia de su nombre. Se encuentra geográfica- mente situada á los 6* 12 10” latitud sur y 79"18'14” longitud O. P. y 860 metros sobre el nivel del mar; tiene 7,000 almas y su temperatura varía entre 20” 322? C en observaciones diarias. Llueve con bastante frecuencia y con mucha abundancia. La población se levanta sobre una meseta que está 4 97 me- tros de altura sobre el nivel del 1í0 Mayo, y 4 donde sus habi- tantes bajan diariamente para proveerse de agua. Sus vías de comunicación puede decirse que son todas pedestres, pues entre ellas, las que se denominan de herradura son tan malas y peli- grosas, que el viajero ha menester echar pie á tierra y tirar de su cabalgadura. ? En las cercanías de Moyobamba hay otros pueblos como Rio- _ ja, Soritor, Habana y Calzada bastante populosos, pero que vi- ven sin comercio y sin industrias. El tejido de sombreros de pa- ja á quese dedican las mujeres y el cultivo de la caña de azúcar, café y cacao en que se emplean los hombres en muy pequeña escala, es todo el campo de aplicación que tiene la inteligencia y actividad de sus moradores. En estos pueblos como en el de Jeveros, situado cerca de la margen izquierda del Paranapuras, es notable la hermosura de las mujeres, las formas esculturales de su cuerpo y la inteligencia natural de todos sus habitantes. Dirigiéndonos por el Sur y tomando un malísimo camino que llaman de herradura, llegamos á Tobalosos, titulada capital de distrito, que solo tiene unos pocos ranchos y cuyos habitantes se 52 DNA dedican á la arriería. Siguiendo ese camino se llega á la ciudad de Lamas, que es la más antigua de todo el Departamento, y que goza de un clima delicioso, Su población llega á 3.500 almas. Esta población como la de Moyobamba carece de industrias, pues ni el tejido de sombreros ni la agricultura les produce artí- culos de exportación que les permita disfrutar del movimiento comercial de que gozan los pueblos ribereños. El lamista es hom- bre fuerte, inteligente y activo; estas condiciones y la situación geográfica de su pueblo facilitan considerablemente la emigra- ción de él, y es por esto, sin duda, que en todos los puntos del Departamento, en todos los ríos y en los más apartados rincones de la selva, se encuentra al valeroso lamista trabajando acelera- damente por un porvenir que satisfaga sus aspiraciones. De la ciudad de Lamas y por un buen camino de herradura se llega 4 la ciudad de Tarapoto, que es la capital de la provin- cia de San Martín y en la que reside un Subprefecto. En esta ciudad, cuyo clima es muy bueno, hay una población de 6000 almas que por lo general se dedica al cultivo del tabaco, artículo que se exporta en gran cantidad y que se produce de esquisito gusto. El comercio es bastante activo y lo considero de mayor importancia que el de Moyobamba. El clima de Tarapoto es sano, sus habitantes hospitalarios y la sociedad es bastante culta. Tarapoto se encuentra á una legua del puerto de Chapaja en el río Huallaga y 4 cuatro leguas del puerto de Chasuta en el mismo río. Estos puertos sirven para la comunicación de Tara- poto con el río Amazonas y de los que ya me he ocupado. He pasado la vista por todos los pueblos del Departamento de Loreto, y para concluír con el aspecto general de esa región, sólo me resta emitir algunas ideas sobre la condición social y pc- lítica £e sus habitantes. Estos pueden clasificarse en tres clases: es la primera la com- puesta por los naturales que viven en el fondo de las selvas in- dependientes de nuestra civilización; es la segunda, la de estos mismos, preparados por la catequización evangélica y atraídos por nuestro comercio; y es la tercera, la clase proveniente del cruzamiento español y de los emigrantes extranjeros. Los salvajes, como se sabe, se organizan en tribus en el interior de los bosques, viven de la caza y de la pesca y cultivan en pequeña escala la yuca, el plátano y otras plantas. Se hacen la guerra entre sí, se roban las mujeres y los niños y comercian con los civilizados, ofreciéndoles canoas, muchachos cautivos, algunas resinas, como caucho, copal, etc., en cambio de armas de / A. ua — N5 — fuego, herramientas de agricultura y aguardiente. Los del Nor- te han convertido en una industria las cabezas humanas que, por medio de la deformación, reducen á un volumen muy pequeño y que los civilizados solicitan mucho, dando una escopeta en cam- bio de cada una de ellas. Por lo general son inofensivos, y el daño que hacen es casi siempre en defensa propia, y puede decirse que por instinto de - conservación. Me limito á estos ligeros datos al referirme á los salvajes, por - que no creo oportuno, en este trabajo, detenerme en estudios an- tropológicos que han servido de tema á eminentes publicistas. La clase de los catequizados que habitan los pueblos, los ca- seríos y las haciendas formadas en las márgenes de los ríos, está completamente vinculada á nuestra civilización. El comercio y la agricultura explotan su trabajo por medio de compensaciones, que si no satisfacen por completo todos los derechos conquista- dos por los principios liberales de la humanidad, revisten sin embargo formas suaves, que los dirigen, aunque lentamente, á ese orden de conquistas. La tercera clase, que podemos llamar la clase directora, y que está compuesta por el cruzamiento de los españoles y por los extranjeros de todas nacionalidades que concurren en esa loca- lidad al desarrollo de la civilización, es la que dirige el movi- miento comercial, introduce mercaderías de los mercados euro- peos, obliga su aplicación en las clases inferiores y extrae con auxilio de ellas los productos que exportan á otros países. Ade- más del tipo que os presento, podéis juzgar el de la clase á que me refiero, por el personal de los representantes de Loreto aquí presentes. Además os presento el tipo de la mujer de los Pueblos civilizados que corresponde á la última clasificación. Consideradas estas clases como elementos sociales, se com- prende que de su combinación resulta un estado social y político muy fácil de comprender. Reunidos todos por el interés, aspirando los diversos grupos al mismo fin, contando todas con el campo más productivo del globo, aprovechando de la gran facilidad que esa región ofrece - para la creación y fomento de la fortuna particular; se advierte que depende allí de los medios propios de cada raza la conquis- ta del producto derivado del trabajo de todos, haciendo práctica la fórmula que permite convertir por persuación el trabajo age- no en provecho propio. Y así sucede: los peruanos se dedican directamente á laexpoliación y esclavitud de los aborígenes, para — 276 — adquirir á su manera el producto que desean; los brasileños ob- tienen por su comercio liberal ese producto, que pasa después á los europeos para ser colocado en los centros de demanda. To- dos usufructúan, según su grado social y los especiales medios de que disponen. Sociedad así dispuesta, asociación cuyo vínculo esencial es el interés, comunidad donde se ejercita la fórmula ya dicha y que trae á la comunidad hácia el porvenir que todos vislumbramos, necesariamente habrá.de presentar anomalías trascendentales que parecen prepararle un futuro excepcional. Atraílos todos por el deseo de realizar sus aspiraciones en el menor tiempo posible; todos empeñados en hacer fortuna en tiempo demasiado exiguo, los demás puntos de sociabilidad quedan desvanecidos, y con- gregadas así, sin tendencia á la estabilidad esas poblaciones, apa- recen esencialmente precarias y su duración parece depender ex- clusivamente de los productos que de ese modo se adquieren. No hay, pues, la noción de la familia, con la predisposición de vida para el establecimiento de una sociedad verdadera; todo lo que se refiere á la afinidad sociológica, es meramente ocasio- nal; y los vínculos humanos que enlazan los diversos elementos sociales son considerados solamente como factores del interés particular. Mas, la naturaleza que en todos los instantes dispone de nues- tras deliberaciones; la maturaleza que jamás enagena sus dere- chos, mucho menos en donde con mayor fuerza ha desplegado sus dones y ofrece á la humanidad sus más ricos tesoros; tam- bién influye, con más vigor, sobre la máquina humana; la amol- da á su influencia, la reduce 4 su dominio, y poco á poco va creandp en esos elementos la necesidad de su contemplación. Por eso resulta que los que fueron por días contados, aplazan in- definidamente el momento de la partida. La naturaleza les obli- ga á vivir donde tanto les ofrece y tanto cumple, y por eso cada día es un motivo para continuar un día más; por eso van que- dando los aventureros haciendo fortuna, desligados de la socie- dad, pero necesitando vivir en ese medio, y aunque siempre es- tán en los aprestos de marcha, jamás logran traspasar el dintel de ese inmenso santuario donde se ha evaporado su voluntad. Hasta aquí el estado social cuya definición podéis compren- der así: La sociedad de Loreto es una inmensa caravana, que fué luchando por la vida y se detuvo allí, donde encontró inesperada- mente realizadas, las calenturientas fantasías de la miseria. FAMA ds 3 ' " — 2 — Ahora, su estado político, como derivado del social, es más fá- cil destacarlo. Lo político se basa en lo social, los intereses po- líticos se derivan de las fórmulas sociales; y las sociedades, según sus tendencias, según los principios de su constitución, formulan é imponen su existencia política. - En Loreto, donde la sociedad presenta las mil poros ala apuntadas, poblaciones tan heterogéneas sin más causa de afi- nidad que la explotación en común de sus riquezas, donde todas las nacionalidades se han reunido persiguiendo un solo fin, don- de todo converge al interés particular, necesariamente el nacio- nalismo es noción abstracta; la falta absoluta de estabilidad im- pide germinar el amor al suelo, y cualesquiera nacionalidad sería aceptada sin resistencia, por cuanto no se trata de defender inte- reses generales, sino los muy particulares de cada ocupante. Los peruanos allí nacidos, influenciados por las demás nacio- nalidades, también miran en menos el valor del nacionalismo de aquellas regiones; los europeos aceptan tácitamente cualquiera bandera, y solo queda el elemento brasileño de antecedentes his- tóricos bastante conocidos, y que influye por su posición me- dia en las inclinaciones de los demás componentes. En Loreto, la política no alcanza á desviar la tendencia gene- ral de sus pobladores; y para que el Perú pueda retener esa sec- ción bajo el régimen político en que vive, necesita escuchar á los que se inspiran solamente en el interés general de la Nación. En Loreto, la política hasta hoy se reduce al interés; todo principio de autoridad degenera en abuso y expoliación, y por eso, los loretanos que son valientes é infatigables campeones en la lucha del trabajo, no pueden tener otras nociones sociales que las que persisten en ese ambiente y no podrán jamás separar los intereses generales de los particulares, ni menos compr ender que la Nación es otra entidad distinta del ciudadano, ni que los in- tereses del Perú sean diversos de sus especiales conveniencias. CARILULO. IL. Extensión navegable de los rios. Después de los ligeros apuntes que he dado sobre el aspecto general, se comprende fácilmente que esas llanuras están cruza- das por una tupida red de canales cuya capacidad va aumentan- do á medida que va creciendo el agua que contienen. El más importante de esos canales es el denominado río Ama- AS zonas, que según nuestra gcografía se forma de la confluencia del Ucayali con el Marañón, y según la del Brasil, de la de los ríos Yavarí y Solimoes. El origen de estos nombres es muy conocido para: que me detenga en referirlo. En la región peruana hay cuatro ríos principales conocidos con los nombres de Amazonas, Ucayali, Marañón y Huallaga. ¿Los demás ríos, si bien son notables, pueden sin embargo clasi- ficarse en escala inferior. _ El Amazonas peruano que se forma á los 4” 30” latitud Sur y 5” 50' longitud O. P. es navegable en toda su extensión, de día, de noche y en todas las estaciones del año. Este río tiene una longitud desde su formación hasta la desembocadura del río Ya- « varí que es la frontera del Brasil, calculada en millas...... ... 400 El río Marañón, llamado así por nosotros desde Nauta en que se junta con el Ucayali hasta su origen en la laguna de Lauricocha, es navegable de día, de noche y en todas las estaciones del año, hasta Bor- ja, punto situado al pié del Pongo de Manseriche y hasta donde se cuentan en millas....... e 600. + El río Huallaga en las mismas condiciones se navega hasta un punto llamado Quillucaca junto al Pon- go de Aguirre millas aa TORA: 150 El río Ucayali toma su nombre desde la confluencia del río Tambo con el Urubamba, y es navegable en toda su extensión de millas ........ Pai e ; 1000 Se advierte á primera vista que los cuatro principales ríos de la parte peruana recorren extensos territo- rios á los cuales puede llegar el esfuerzo humano, puesto que la navegación á vapor está exenta de peligros, y hasta de la enfermedad de mar que pro- duce el movimiento de los buques en el Océano. Además de estos ríos hay multitud de otros que me he permitido clasificar en segundo orden y cuya ex- tensión navegable puede calcularse en la siguiente distancia: Río Vavari en millas a a o 475 “Napo, más OÁMENOS. aos eo CAI A AE 400 ON A ao RA de 100 e“ Pastas ea dd, 2 M0 E SN 3 250 Al fronteras. tea ESO E — 279 — MEE dar plas > 3970 Río A AAA as EAS, E AErbi 300 EIA aerea LA AAA eS 80 a DLapanas . ofrecio PMA VA SO e AN TÍA 90 7 EBL A A O 150 EA DADA. 2: PARA ARA. RATE AAA 60 ALAS AAA AA RANA 104 ANA AMI E A NES ENT AN O 200 AA IR RI AAA 100 SOmAO, Millas c+. 4.509 Quedan sin citar más de cuarenta ríos, cuya navegación, á más de accidentada, depende de las estaciones del año; pero me parece que es bastante el número de millas que constantemente puede navegarse en los ríos enunciados, libres á todas las bande- ras del mundo, y que recorren zonas cuyos terrenos agrícolas es- tán ofrecidos por las leyes liberales del Perú á disposición de la humanidad, para dar una idea de la importancia y del porvenir que tienen en el trascurso del tiempo. Navegan en ellos actualmente vapores de 800 toneladas de registro cuya proyección habéis visto en el capítulo anterior, y embarcaciones á vapor de todas dimensiones. En sus orillas se levantan ciudades, pueblos, caseríos, y fun- dos rústicos que se dedican generalmente al cultivo de la caña de azúcar. Los canales que sirven de lecho á estos ríos sufren cambios topográficos de singular importancia. Los terrenos de aluvión moderno que acarrean las aguas se desprenden fácilmexte de sus orillas, y es por eso, sin duda, que frecuentemente varía el rum- bo de su canal navegable. En diversos puntos por donde el año anterior se navegaba, suelen levantarse, al siguiente, bajos que progresivamente se convierten en islas hasta dividir el río en brazos que hacen variar la dirección del canal navegable; de este fenómeno resulta la necesidad de servirse siempre de timo- neles prácticos Ó sea individuos avezados á la navegación de los ríos. Estos prácticos son generalmente ó brasileños Ó peruanos, siendo los últimos indios « catequizados. He navegado con uno de éstos que conocía el canal del río por el sonido que producía en el agua el movimiento de la hélice del buque. Sometido este práctico á diversos medios de verificación, adquirimos el conven- — 280 — cimiento de que realmente apreciaba las diferencias de sonido, según el volumen de agua en que giraba la hélice. La navegación de los ríos, como se ve, no está sujeta como la del mar á los principios invariables de la ciencia. En ellos na- da significa el compás, ni es necesario el sextante. En los ríos nav egables están expuestos los buques á sólo dos clases de accidentes; consiste uno en vararse en un banco de arena, y el otro, en tropezar con el extremo de un tronco cla- vado en el cauce del río y oculto bajo la superficie del agua. En el primer caso se desprende el buque con los recursos de la maniobra Ó se espera la creciente del río. En el segundo, que sólo es expuesto para los vapores que tienen el casco de made- ra, se tapa el hueco, y si ésto no es posible, se arriba á la orilla en donde se desembarcan los pasajeros y toda la carga que se pueda. Mas, estos accidentes son muy fáciles de evitar con el auxilio de buenos prácticos y con la prudencia necesaria. Ni las tempestades con sus rayos y sus vientos, ni los de- rrumbes de terrenos en la ribera con el ruído de sus árboles que se desarraigan, constituyen peligro alguno para las embarcacio- nes á vapor. No pasa lo mismo con las embarcaciones menores ó canoas, porque éstas están muy expuestas á zozobrar cuando las sor- prende una tempestad, que allí se llama /arbonada, en medio río; Óó cuando, surcando por la orilla, un derrumbe de ésta ó un árbol que de improviso cae, las hunde irremediablemente. El primero de estos accidentes no suele ser fatal en todos los casos, cuando los tripulantes saben nadar, porque las canoas que se fabrican con una sola pieza de madera no se hunden jamás, y constitu- yen una salva—vida, en la cual el náufrago se sostiene hasta salir á la ribera; en el segundo caso, Ó sea el de los derrumbes, si el tripulaste no resulta herido, pasa fácilmente á la orilla, por cuyas inmediaciones navegan todas las embarcaciones menores que surcan los ríos. Esta es la navegación en los ríos principales del Amazonas, bajo su aspecto náutico; y los enunciados, son también todos los peligros que ofrece. Hay un dato más: los que navegan en el río no sufren los mareos que tanto fastidian á los que viajan por mar. En los relativamente pequeños rios próximos á la Cordillera, y en que sólo navegan las canoas, se presentan inconvenientes que éstas superan con peligro y excesivo trabajo. Los rápidos ó corrientes veloces, se navegan de bajada, con peligro; pues el — 281 — agua encajonada entre murallas de roca é impelida de un lado al otro, forma remolinos y levanta olas bastante agitadas. Para surcar estos rápidos se sufre mucho, pues hay que des- cargar las canoas, amarrarlas y tirar de ellas desde la orilla, por donde están obligados á caminar los tripulantes, hasta que la canoa consigue vencer la correntada y entrar en aguas tranqui- las. La operación de la descarga es de las más penosas; pues gene- ralmente en los rápidos tienen los ríos orillas muy escabrosas, en donde hay mucho que trabajar para levantar y trasportar la carga. Mucho se ha generalizado la palabra pongo, que traducida del quechua, significa puerta. Todos sabéis que los principales y más renombrados son el de Manseriche en el río Marañón y el de Aguirre en el río Huallaga. Este último os lo presento, y por él podéis formaros una idea del primero de los citados, pues poco se diferencian en su aspecto general, sin embargo de que en ciertos detalles no son parecidos. CAPÍTULO III. De la importancia que tienen los inconvenientes con que se detiene á la colonización. Habréis notado que en la navegación de los ríos no hay obs- táculos ni inconvenientes que detengan la inmigración, sino que, lejos de eso, son vías de comunicación más seguras y más có- ,modas que las del mar. Vamos ahorá á ocuparnos de responder á la interrogación del inmigrante, en cuanto se refiere al clima, á las tribus salvajes, fieras, reptiles é insectos. ; Hay tres puntos, y nada más que tres, en toda la extensión del Departamento de Loreto, en que efectivamente reina el pa- ludismo; estos tres puntos son los siguientes: Río Yavarí, Río Tigre y Río Marañón entre la desembocadura del Cahuapanas y del Pastasa, lugar conocido con el nombre de San Antonio; y por sólo estos tres puntos enfermizos se empeñan respetables oradores de nuestro Congreso y viajeros pusilánimes, en repu- tar de palíidica tan vasta extensión de nuestro territorio. Pero esta reputación es completamente infundada, como lo demuestran todos los estudios técnicos que médicos nacionales y extranjeros han practicado en aquellas localidades; pero si no 62 — 0 = bastan las teorías, se puede demostrar con hechos prácticos y tangibles, el por qué gozan de salud los extranjeros y naciona- les establecidos en los pueblos que se levantan á orillas de los ros. El Doctor Leónidas Avendaño, miembro de la comisión que el Supremo Gobierno envió á estudiar esa zona y que tuve la honra de presidir; hizo un notable estudio sobre el clima de Lo- reto, que se encuentra inserto en el artículo “Colonización” de la memoria presentada por la citada comisión. El paludismo no es, pues, una enfermedad terrible, tanto por- que son conocidos los puntos en que se desarrolla, cuanto por- que aun bajo su acción se le domina por el tratamiento que de- termina la ciencia médica. El clima de Loreto es cálido y húmedo, y de este hecho dedu- cen vulgarmente que debe ser palúdico La disentería es una enfermedad muy frecuente y que en oca- siones suele presentarse en forma violenta y contagiosa, pero estas ocasiones son tan raras, que este siglo solo conserva el re- cuerdo de dos, la última de las cuales hizo estragos en la ciudad de Moyobamba, capital del Departamento de Loreto, durante el año de 1888. Esta enfermedad tiene su origen en la mala alimentación, pues las personas que observan buen régimen en sus comidas están á salvo del contagio. La falta de asistencia médica y la falta de profilaxis, fomentan, como es natural, la forma epidémi- ca de esta dolencia. La disentería pútrida, que como he dicho apareció en 1888, fué combatida victoriosamente por el Doctor Leónidas Avenda- ño, 4 quien el Gobierno envió con este objeto; en aquella época* puede decirse que la epidemia mo salió de Moyobamba, pues fueron muy pocos y muy benignos los casos que se presentaron en Yurimaguas y Tarapoto. El sarampión es otra enfermedad epidémica que en algunos casos se presenta en el río Ucayali, y se propaga por la ribera de este y otros ríos. Ataca muy rara vez á los adultos, reservan- do toda su crueldad para los niños, entre los cuales hace notable mortandad, El Doctor Avendaño, que también combatió esta epidemia, nos declara que su peligro consiste en la falta de asis- tencia médica, pues en su práctica ha observado muy pocos ca- sos fatales. : La viruela es también epidemia conocida en la ribera de los ríos y en el fondo de los bosques que habitan los salvajes; pero — 283 — esta enfermedad, tan cruel como repugnante en su asistencia, se previene en todos los países del mundo por medio de la vacuna. Después de las enunciadas, no se conoce en la región de Lo- reto ninguna enfermedad de forma epidémica, así como tampo- co hay tradición de haberse observado caso alguno de fiebre ama- rilla, de cólera morbus, de grippe, ó de lepra. No es el caso, ni corresponde á micompetencia, hacer un es- tudio serio sobre la patología de aquellos lugares; para mi ob- jeto son suficientes lasideas generales que sobre el particular se forma la vulgaridad de las gentes; refiriéndome al estudio prac- ticado porel Doctor Avendaño, que ya he citado, para satisfa- cer todas las exigencias que sobre este punto pudiera tenerse. La humedad del aire y la intensidad de calor, que fecundan tan poderosamente aquellas tierras, debilitan también el orga- nismo de los individuos, hasta el extremo de producir un estado anémico en las personas que gastan su naturaleza con el esfuer- zo de trabajo Óse entregan á los vicios. En la localidad llaman Pochecos á los anémicos. Una vida metódica y ordenada, una alimentación sana y nutritiva, evitan esta enfermedad, Cuando se habla de las regiones amazónicas, después de ci- tarse como flajelo terrible las fiebres palúdicas de que ya me he ocupado, se dice siempre con espanto que el habitante de aque- llos lugares está expuesto á ser devorado por las fieras, envene- nado por las víboras, destrozado por los lagartos, ó clavado en la espina de una raya. En este orden, la fantasía de algunos via- jeros románticos ha inventado en la relación de sus viajes si- tuaciones violentas y quimeras cón que sin duda han querido despertar la admiración en favor de sus empresas, y con lo cual han conseguido infundir un terror completamente inmotivado; pero los viajeros serios, los hombres de ciencia que han investi- gado la verdad en los más escondidos y alejados bosques de es- tas selvas, nada nos dicen de terrible 4 este respecto. Por mi propia experiencia, en las repetidas exploraciones que durante tres años he practicado, puedo decir que, si bien es ver- dad que son muy abundantes las fieras, los lagartos y las víbo- ras, también es cierto que todas estas huyen violentamente del ser humano. Los hombres que caminan por los bosques tienen la precaución de hacerlo. acompañado uno con otro. Esta pre- caución no la olvidan ni los salvajes, ni los indios civilizados. Cuando un individuo se aventura sólo, suele tener malos encuen- tros en el bosque; pero acompañado, va seguro de sorpresas. Los tigres Ó jaguares adquieren grandes proporciones. En — 284 — mis largos viajes sólo he visto un hermoso ejemplar en una pla- ya del alto Marañón, que mató de un tiro de rifle el Señor Co- ronel Smith, compañero mío en aquella exploración; otro más pequeño que encontramos en el nuevo camino de Yurimaguas 4 Moyobamba, huyó de nosotros inmediatamente. En las cabe- ceras del río Potro, en donde según se dice se encuentra el ti- gre de piel negra, me aseguró uno de mis compañeros de aque- lla época, si mal no recuerdo el Señor Hernán Ventín, haber visto durante su guardia uno de estos cuadrúpedos, el cual bus- camos con afán, pero sin conseguir descubrir otra cosa que sus huellas. Salvo estos casos, no he tenido encuentro alguno con las fieras del bosque, de manera que siguiendo los dictados de mi experiencia, puedo asegurar que por ellos se camina sin peli- gro alguno, Las víboras son muy abundantes y tanto, que puedo citar una persona, el Comandante Cortez, que en un año de residencia en Iquitos formó una colección de dos mil ejemplares que con- servaba en alcohol; pero no todas estas son venenosas, ni las que lo son atacan al hombre. Por eso son rarísimos los acci- dentes, y para que se realice uno es preciso poner el pié sobre un áspid ó echarse sobre él. En los casos de mordedura se em- plea para la curación diferentes procedimientos: los naturales usan el hueso del palto ú beben gran cantidad de alcohol, y se cauterizan la mordedura con pólvora Ó con ácidos, como el ál- cali, el fénico, etc. Se usa también las inyecciones de permanga- nato de potasa. Ni yo, ni mis compañeros, ni explorador alguno de los bosques, ha sido mordido por las víboras. También el fondo de los ríos sirve á muchos viajeros de fuen- te de improvisación. Los lagartos, el boa, la raya y los carne-* ros y ayn los peces eléctricos, sirven de tema para interesantes impresiones. Los lagartos son abundantísimos y están destina- dos sin duda alguna á establecer en aquellas localidades una in- dustria más, pues, como se sabe, el aceite de lagarto se prefiere hoy al de bacalao. Estos anfibios se pescan á bala y á arpón; para el segundo procedimiento es necesario, como operación pre- via, echar al agua un pedazo de palo de balza envuelto en una tira de carne Ó de tripas, sobre el cual el lagarto hace presa y de- ja clavados los dientes, lo que le impide sumergirse, obligándolo á permanecer á flote y á la vista del pescador. La paña es un pez de forma elíptica cuyo diámetro mayor tie- ne más Ó menos un decímetro, tiene la propiedad de morder al ser humano hasta sacar el pedazo, pero solo puede ofender 4 los — 285 — que no conocen ni al pez ni sus costumbres, pues se dejan ver 4 flor de agua y en grandes partidas. Es muy perseguido por los pescadores por su gusto delicioso. El canero es un pez casi microscópico, que tiene la propiedad de introducirse por las vías urinarias en las que produce fuertes dolores, porque al tratar de espelerlo clava sus espinas. Este ac- cidente, que es muy raro, se salva tomando la infusión de una planta conocida con el nombre de hw2toc, con la cual se arroja tan inoportuno huésped. La raya es un pez de forma casi circular, cuyo diámetro llega en algunos ejemplares á 0'80, tiene en el lomo una espina de 3 4 5 centímetros de largo. Cuando un individuo camina por la playa de un río dentro del agua, lo hace con mucha prudencia, pues suele suceder, aunque rara vez, que pisa sobre la misma es- pina de la yaya y se clava en ella. La herida que resulta es casi siempre ponzoñosa y á veces mortal. Muchas personas creen que este accidente no es resultado de la casualidad, sino que el animal coloca su espina maliciosamente bajo la planta del pié. Estos peces son poco abundantes, y solo he visto uno en la boca del río Pichis, salido 4 flote por un tiro de dinamita. El oa, que conocéis bastante para que os distraiga con su descripción, mide una longitud que varía entre dos metros y longitudes fantásticas que para algunos ejemplares les atribuyen los naturales, Entre las preocupaciones que los ¿oas inspiran, hay una que no puedo resistir á la tentación de contarla. Sucede en alguna ocasión al viajero que en canoa surca de noche un río, que los bogas Ó indios remeros suspenden viol=n- »tamente su trabajo y atracan á la orilla, sin que haya fuerza humana que consiga obligarlos á seguir su camino. Cyando se les pide la explicación de su conducta, responden con una pala- bra quechua yacu—smama, que significa madre del agua. Según la opinión de las personas radicadas largos años en aquellos luga- res, tienen los indios la creencia de que existe una culebra tan sumamente grande, que coloca la cabeza en una margen del río y la cola en la opuesta, y que en esta posición pone su cuerpo á flor de agua para detener forzosamente toda embarcación que pase, cuyos tripulantes son pasto de su voracidad. La corriente detenida por el cuerpo del animal produce un sonido especial, que hace que los indios lo descubran y detengan su marcha, la que no prosiguen hasta que la luz del sol ilumine su camino. El señor José de la C. Vasquez, vecino del alto Marañón, me ha BONES referido haber visto un boa cuya longitud, según el ancho del río en que lo vió, aprecia en mil á mil doscientos metros, que es hasta donde puede llegar la fantasía de los crédulos. Si cuando fuí Prefecto del Departamento de Amazonas no hubiera recibido de muy estimable persona el encargo de enviar un ejemplar de Yacumama, no os hubiera distraído con esta anécdota. El boa, como sabéis, es un animal inofensivo y susceptible de domesticarse. El pez eléctrico se encuentra también en algunos lugares de esa zona. En aguas del río Chuchurras, al atravesar á pié un pequeño canal, sufrimos algunos una descarga cléctrica de pe- queña intensidad; cuando se pesca con anzuelo se siente á veces pequeñas descargas que se atribuyen al rozamiento de uno de estos peces con la cuerda del pescador. Los insectos capaces de mortificar al ser humano son mu- chos y terriblemente sanguinarios; pero sólo abundan en el cau- ce mismo de los ríos, ausentándose de los terrenos elevados como son las cabeceras de los ríos. En el Marañón desaparecen por ompleto desde el punto de - Borja, á corta distancia del Pongo Manseriche. Duante el día y en el trabajo hay que revestirse de santa re- signación y soportar los ataques de toda la familia Melipomena; pero en la noche se ve uno libre de todo, durmiendo bajo un mosquitero, que, como veis, es un toldo de percal que se cono- ce con ese nombre. Las hormigas en infinita variedad asombran al viajero por el fabuloso número en que se les vé caminar. Son una plaga para la floricultura y horticultura, pues cuando, invaden una huerta acaban bien pronto con todas las plantas. Los hoftelanos las matan por medio de la fumigación. Hay al- gunas cuyas picaduras producen dolores agudos que se prolongan en algunos casos hasta 24 horas. La hormiga de fuego y la 2¿sula son las más temibles. El dolor de su picadura se calma con ta- baco y láudano (uso externo). Se tiene la idea de que la zs1/a se convierte después de muerta en un fuerte y extenso bejuco, ve- jetal que, como sabéis, trepa enlazado á todos los árboles grandes. Puede suceder que las semillas de que se alimenta esta hor- miga expliquen tan curioso fenómeno. El indio salvaje tiene dos aspectos: uno como elemento de trabajo y el otro como elemento hostil á la colonización. Como el único objeto que tengo es borrar la mala impresión — 287 — que produce la idea de territorios habitados por tribus salvajes, me concretaré solamente á demostrar que los que habitan la re- ión del Amazonas y sus afluentes, son unos infelices á quienes el temor de lo desconocido retiene en el fondo de las selvas, Muy largo sería hacer un estudio detenido sobre la raza infe- rior que habita nuestros bosques, y no se escapa á la ilustración de este respetable auditorio, que el hacerlo así sería desarro- llar un tema bastante importante, por sí sólo, para una conferen- cia especial. El estudio de las tribus salvajes como raza es de gran interés, porque la condición y costumbre de su vida tiene muchos pun- tos de contacto con los primitivos pobladores de la América, y no sería extraño encontrar en ellos elementos suficientes para restaurar el cuadro de la civilización incásica; así como recibi- ríamos también en la observación de sus costumbres, de sus creencias, de su estado sociológico y político, impresiones sob; el horizonte 4 que lo dirije su porvenir. Los indios de la floresta peruana llaman la atención porque su condición social actualmente es más ruda y arcaica, no sólo que la de las tribus salvajes de Asia y del Africa, sino también que de las agrupaciones primitivas que la historia nos refiere ha- ber sido la cuna de nuestra civilización. El uso que hace el salvaje del Amazonas de herramientas de piedra, como hachas, cuchillos y otras, nos traslada al estado de cultura anterior al descubrimiento de las aplicaciones del fierro. El procedimiento para adquirir mujeres parece más antiguo que el Crohempio de los romanos que, como sabéis, consistía en un pacto, mientras que el de nuestros salvajes consiste en el rapto. » No es presumible sin embargo que por muy inferior que sea la raza que habita nuestras selvas orientales esté en las condicio- nes de las primitivas, y no parece fácil encontrar en ellas un caso de retrogradación. La lógica de la historia y la observación inmediata y directa sobre las agrupaciones salvajes de nuestro oriente, induce á creer que es una raza llamada á desaparecer brevemente por el cruza- miento. El fundamento que puede tener el terror que inspira el nom- bre de salvajes á los individuos de nuestra civilización, y la idea sobre el peligro que hay en visitar sus humildes y abandonadas chozas, es lo que conviene analizar y desvanecer, En todos los ríos que afluyen al Amazonas se encuentran po- blaciones salvajes y á todas ellas penetra impunemente el interés — 288 — comercial. El comercio les lleva como símbolo de paz el pacto de conveniencias mútuas. En la hoya de los ríos Palcazu, Pichis, Pachitea y Perené, existen varias tribus populosas, entre las cuales podemos citar á los Cachivos, á los Campas, á los Lorenzos y á los Amuesos. En aquellas dilatadas comarcas, rodeadas completamente de esas tribus, viven en paz y entregadas á un trabajo lucrativo, di- versas familias de nuestra civilización, que se sirven de los sal- vajes, tanto para la extracción del caucho, cuanto para los demás servicios en que son necesarios los brazos auxiliares. En comprobación de nuestro aserto, podemos citar al Señor Meza que, con su familia y asociado de un moyobambino, viven en el río Palcazu, cerca de la confluencia del río Chuchurras; al Señor Don Carlos Gans, súbdito alemán, que en las mismas con- diciones vive en la boca del río Mayro (este caballero es el que ha propuesto la apertura del camino del Pozuzo al Mayro); al ciudadano chileno Baeza, establecido en la margen derecha del río Pachitea; y en la boca de este mismo río al peruano Aladino Vargas, al español García y otros más. ] Estos huéspedes solitarios de las montañas son una providen- cia para los viajeros y exploradores que aciertan á pasar por sus casas, pues en ellas encuentran hospitalidad y facilidades para continuar su viaje. No ocupan otros brazos para sus múltiples y variadas operaciones comerciales que los salvajes, y con ellos penetran al fondo de los bosques sin escrúpulo ni peligro. En el alto Ucayali, en el curso de este río y en la boca del Tambo, se encuentran establecidas multitud de casas comercia- les que se sirven de indios Piros, de los Cunivos y de otras tri- bus más para sus explotaciones. He oído referir al señor Fis-, carral, ciudadano chileno de la razón social Cardoso y Compa- nía, estáolecida en el Ucayali, que su casa comercial trafica con más de dos mil salvajes, y que su comercio se extiende hasta las cabeceras del río Yavari por el O. y hasta la confluencia del río Ent por elS.E; Lo mismo que en los ríos citados pasa en el alto Marañón, en donde, entre otros, se encuentra establecido el señor Linares que trafica con los salvajes del río Morona y del río Pastaza; el se- ñor don José de la C. Vasquez, que comercia con los del río San- tiago, Nieva y Potro. Todos ellos viven tranquilos, visitan con frecuencia las habitaciones salvajes y sin el menor temor se aven- turan con ellos á todos los rincones de la selva, En las márgenes del río Marañón se encuentran las mejores — 289 — haciendas Ó fábricas de alcohol, y sus campos están cultivados en gran parte por salvajes traídos de sus casas. Los señores Ríos los traen del río Chambira, el señor Anselmo del Aguila de San Regis, y como éstos, todos los demás agricultores establecidos en aquellos ríos. Los salvajes mo solo son aptos para la agricultura, para el servicio de bogas, para mitayeros (cazadores), etc., etc, sino que también se prestan á trabajos de interés general, pues creo que puede llamarse así el camino abierto por el Señor Ross entre las cabeceras del río Tigre y las del río Pastaza que se trafica actual- mente por los caucheros, entre los que puedo citar al Señor Re- surrección Ríos, dueño de la hacienda de San Lorenzo, en el Marañón, quien últimamente se dirijió 4 Andoas por la ruta del río Tigre. Lo mismo pasaba en el río Napo hasta la época en que dejé esos territorios, así como en el río Yavarí. La tarea de estos comerciantes catequizadores de salvajes, es sumamente ruda, pero fecunda, fecundísima en sus resultados. Rara vez sucede una desgracia y son muy pocos los casos que la estadística criminal registra alguna producida por ellos. Estos infelices, cuando la presión es superior á su resistencia, huyen al fondo de la selva, ó en casos excepcionales asesinan á sus patro- nes. Representa el salvaje en la región comercial de los ríos un elemento de gran importancia, y es por eso muy solicitado por agricultores, caucheros y navegantes. No es extraño, pues, que exista un procedimiento cruel cono- cido con el nombre de correrías y que consiste en sorprender las habitaciones de alguna tribu y tomar prisioneros á los miem- Bros de ella. Estos prisioneros son llevados á lejanos territorios y se les dedica al trabajo. » También para la grandeza de Roma contribuyeron mucho los prisioneros que traían sus legiones conquistadoras! En nuestro siglo, el procedimiento es cruel y hiere todas las fibras de nuestra sensibilidad; pero hay que reconocer el auxilio poderoso y rápido que presta á la civilización. Efectivamente, los hombres así conducidos al trabajo adquieren en el roce con la gente civilizada "nuevas ideas que impresionan su espíritu y que los dirije hácia la conquista de nuevos elementos que con- curren ásu bienestar. Puedo decir, aún á riesgo de pasar por dogmático, que no hay sobre la superficie de la tierra seres hu- manos más inofensivos, ni elementos sociales menos exigentes. de NA Las criaturas' arrebatadas y vendidas por un precio que fluc- túa entre 100 y 200 soles, se dedican generalmente al servicio doméstico y adquieren en él toda la cultura que puede propor- cionar ese medio social. Esta forma de catequización tiene la ventaja de que el individuo prontamente obtiene conceptos precisos sobre la importancia que tiene su trabajo personal en el comercio de los civilizados, y sobre las ventajas que en su favor pueden reportar de aquella. El cambio de conveniencias recíprocas que el comercio y la agricultura imponen al selvaje, si se quiere, por la fuerza, es el camino más directo y en el que la barbarie emp!.n menos tiempo para llegar á la civilización. Os he ido mostrando, por metio de la lámpara, diversas foto- grafías en que aparecen grupos de salvajes á cuya cabeza se en- 1 cuentra un hombre civilizado que los dirige en el trabajo; así como también, por el mismo procedimiento, os he presentado los tipos de indios que pertenecen á diferertes tribus, y por los cuales podréis apreciar su constitución física. Si con lo expuesto estáis convencidos de que el salvaje no constituye un peligro ni es hostil á la colonización, si pensais que es exagerada la importancia que se da á éste como á los de- más titulados inconvenientes para la colonización: juzgaréis que aquellos campos, aquellos majestuosos ríos, y aquel clima be- nigno, esperan cariñosamente á la humanidad desvalida y mise- rable. Termino en este Capítulo la descripción é importancia que tienen los exagerados peligros con que se atemoriza á la inmi- gración, y ahora paso á ocuparme de las portentosas ventajas que ofrecen su suelo, sus rÍ03 y sus bosques. CAPÍTULO IV. z De las riquezas naturales y facilidades que encuentra el inmigrante. Las riquezas naturales en que abunda la región de los ríos son apenas conocidas, pues de elias solo se tiene ligeros bosquejos. Cada nuevo estudio, cada nueva exploración, descubre elemen- tos hasta entonces desconocidos y que lan fundamento para pensar que las riquezas naturales de esa región sobrepasan á cuanto la imaginación en ese orden pueda idear. Para el objeto que persigo, basta que me ocupe de las facili- dades que el inmigrante encontrará para satisfacer las necesida- — 291 — des de su vida, desde los primeros pasos que dé sobre la privile- giada región en que corren nuestros ríos del Oriente. La fauna constituye una de ellas, porque la caza ofrece un alimento de fácil adquisición y de gran abundancia. En la loca- lidad se conoce con el nombre de 2.2tayeros á los individuos que una familia designa para penetrar al bosque y traer la carne que han menester. Estos mitayeros son los despenseros de las fami- lias. Voy 4 hacer ligeramente una relación de la caza preferida para alimento, cuya abundancia es notable. La danta (Tapirus Americanus E. S. M.) conocida en esas localidades con el nombre de sachavaca, que significa vaca del monte, es un cuadrúpedo de uña partida en tres, que tiene mu- cho parecido al cerdo, y que alcanza la altura de un metro, medida de la uña al lomo. La carne de este animal, del cual se utiliza hasta el peso de dzeczsezs arrobas, es muy agradable y de muy buen aspecto. Su caza se hace sumamente fácil cuando se le persigue con un perro que siga su rastro. Cuando falta éste hay que descubrir los bebederos ó lugares en que acostum- bra tomar agua: allí se les espera y sin trabajo se les da caza. Las uñas de este animal son muy solicitadas, por que hay la idea de que con ellas se curan varias enfermedades. El ságino ¿ chancho del monte (Dicotiles Torcuatus Cub), es un pequeño cerdo de carne muy sabrosa, de cada uno de los cuales el cazador utiliza hasta 3 arrobas de carne. Caminan en el bosque en partidas muy grandes, y el cazador mata cuantos quiere. Por la proyección que véis, podréis juzgar de la abun- dancia de este cuadrúpedo de uña partida y de la facilidad de y darles caza. Cuando se les persigue con perros, suele ser peli- grosa su caza, si no se toma á tiempo la precaución de subir á un árboi, porque acometen al perro hasta destrozarlo. ? El ronsoco (Hidrocheeros Capivara E. R PD.) es también una de las más agradables carnes que se encuentran en la orilla de los ríos; más pequeña que la «anta, proporciona al cazador 10 arrobas de carne y mucha manteca; luego tenemos á los ve- nados (Cerbus nifus de Cub. Cerbos nemoribacus Cub. Cerbus artiensis Orf.) que también son muy abundantes y el cazador encuentra con frecuencia, El majas, (Cologenis Julnis Cub.) y otros más que ya sería largo e..unierar, que constituyen la abun- dante caza de que disponen los que viven en aquellas regiones. Debemos citar entre los más notables por su abundancia y por el agradable gusto de su carne, al mono, que constituye el 0 alimento predilecto, tanto de los exploradores de la selva como de sus naturales habitantes. Su abundancia es tan considerable que no hay punto en que no se les encuentre. El mono no sola- mente satisface esa necesidad del hombre, sino que también le indica en los bosques cuáles son las frutas que puede comer im- punemente. El explorador sabe que debe respetar el árbol, cu- yos frutos rosados y apetitosos invita, si en él no encuentra las huellas de los monos, porque seguramente son frutos venenosos que el mono conoce y que no los toca. Es además el mono un cuadrumano que llama la atención y detiene la observación del viajero. Efectivamente, una mona defendiendo á su hijo de las balas del cazador; un monito que se precipita sobre la piel de su madre estirada y clavada en el suelo, y mira con ojos llenos de lágrimas como implorando compasión de sus verdugos; un mo- no defendiéndose de los proyectiles del cazador con una hoja, tras de la cual oculta su cabeza; una pandilla de monos siguien- do y burlándose al parecer de las fatigas del caminante: son cua- dros que realmente impresionan, y confieso haber meditado en presencia de ellos si el ser humano fué mono en su origen ó si la humanidad camina hácia el estado sociológico de ellos. Es infinita la variedad que presenta la familia de los cuadru- manos desde el 22aguzsapa (Ateles Ater Cub) hasta el pinche- callo (Apahale labiatus Geoff.), se conocen más de quince clases que sirven de alimento á los habitantes de las selvas. Entre es- tos, el más solicitado es el maquisapa, tanto por ser el más gran- de cuanto porque su carne es sabrosa y la grasa que se le extrae tiene propiedades medicinales. La facilidad de cazarlos es tanta, que no hay mitayero que no traiga en la caza de un día dos Ó tres monos. El maquisapa produce aproximadamente de una ás dos arrobas de carne. En materia de aves, hay una variedad tan grande que puede considerarse su clasificación incompleta. Citaré aquí solamente aquellas que por su tamaño y lo gustoso de su carne son perse- guidas por el cazador. Tenemos en primer lugar: el par72/ (omras galatza Cub), la pava del monte (Penelope aburris Gontd), el piurt, la gallina del monte (Penelope atpersa Tschudz), las Perdices (odon Sophuny Spestosas Tsehudi). el pavo real (Anas Moscata Ling), los huacamayos (Macrose reus), los loros (Pshythacus amazontcus Tschudz y), el loro real (Colmurus Stlguerie Tschudr.) . Estas aves que apenas representan una infinitamente pequefñía parte de todas las que abundan en aquella localidad, ofrecen un = 988 -= alimento muy sano y muy agradable. Algunas de ellas, como el paujil y la pava, son domésticas y en esa condición se encuen- tran en casi todas las habitaciones de la localidad. Aquí mismo, en el Palacio de la Exposición, podéis ver un hermoso ejemplar del paujil de nuestras selvas. Los ríos ofrecen también una de las más notables facilidades para la vida del hombre, porque sus peces son muy abundantes, muy variados y de muy buen gusto: desde la vaca marina (ma- natus americanas hilinus y manatus latirostris de Orleands), has- ta el candiru (serra salmos Chombeus Frytz), hay infinitas espe- cies que tampoco están clasificadas ni son todas bien conocidas. Son varios los procedimientos empleados en la localidad para la pesca. Se usa el arpón para los peces grandes como la vaca marina y el pazche, cuya carne no solamente sirve de alimento, sino que después de salada constituye un artículo de exporta- ción. Puede confundirse ventajosamente con el bacalao que conocemos todos. Para dar una idea aproximada de la abun- dancia de este artículo, que fué el principal de exportación antes de que se explotara el caucho, puedo daros la cifra de 2,700 arro- bas de pescado salado que se exportó el año de 1865. La vaca marina y el pazche producen más Óó menos ocho arrobas de car- ne seca y conservada. Después viene la pesca al anzuelo, sobre la cual basta decir, en síntesis, que no hay individuo que disponga de uno de estos instrumentos que se muera de hambre; y aun sin anzuelo, usan con provecho la flecha para pescar. Hay otro procedimiento muy usado por los pobladores de aquella zona, que consiste en narcotizar el pescado echando al agua, después de macerada. una planta conocida con el nombre de barbasco ( Taguina amillaris fac.) Esta operación sepractica en los brazos de los ríos pequeños, pues es menester cerrar el canal, sin detener el agua, con una compuerta de cañas tejidas en la cual se detiene el pescado, que, adormecido Ó muerto, va á merced de la corriente. En este estado, las mujeres y los mu- chachos, por la playa Ó en canoas, van recogiendo el pescado que inmediatamente lo salan y conducen á sus “despensas. Otro procedimiento, el más fácil y más eficaz, consiste en la aplicación de la dinamita que en pequeños cartuchos se arroja en los lugares menos correntosos, obteniéndose fabulosos resul- tados. Si en los ríos es muy grande la cantidad de pescado de que fácilmente puede disponer el hombre, en los lagos sobrepa- sa á cuanto la fantasía puede forjar. — 294 — Para no extenderme mucho en este ramo, concluiré con la charapa (Podenemis Espinoza Nalles) que viene á ser la tortu- ga de agua dulce. Este anfibio proporciona un alimento de muy buen gusto y es muy abundante. Sus huevos, aunque de difícil digestión, son muy agradables y producen una grasa que se coti- za en alto precio. En la estación en que baja el nivel de las aguas en los ríos, las playas quedan descubiertas y en ellas se encuentran las charapas y sus huevos. El procedimiento para obtenerlas consiste solamente en inmovilizarlas, lo que se con- signe dándoles vuelta; en cuanto á los huevos, hay que escarbar la arena, donde los ocultan. Dos mitayeros sorprenden una ma- nada de charapas, y mientras éstas huyen al río, ellos las van volteando. Se ha visto caso de voltear quinientas por cuatro hombres. No hay casa de agricultor que no tenga un charapero, que viene á ser un pozo Ó pequeña laguna artificial, en donde las conservan vivas para que vayan abasteciendo á las necesida- des de la familia. En las poblaciones comerciales como Iqui-. tos, en que los habitantes no se dedican ni á la caza ni á la pez- ca, la charapa tiene demanda, y su cotización en ciertas ocasio- nes llega hasta cinco soles cada una. En tiempo de verano, cuando los ríos crecen y las playas de- saparecen, se halla á la charafa en extensas manchas sobre la superficie del agua: entonces los indios las matan á flechazos. También el reino vegetal contribuye poderosamente á las fe- licidades de la vida en los seres que habitan aquellas dilatadas selvas, En este orden se encuentran variedad infinita de frutas y plantas alimenticias, refrigerantes y medicinales. La coca (Ery- troxtlon coca quranr), el cacao (Theobroma caza. Lim) y el al- godón, son plantas espontáneas y á cuyo cultivo nadie se dedi-, ca. Es Sorprendente sobre todo la abundancia en que se hallan los cacahuales, cuyos fritos nadie beneficia y sólo aprovechan los monos. El pzajuayo (Ruibelma especiosa-Mart), la papaya (Carica pa- Paya Lino), la piña (bromea anamas Lzm), son plantas que se encuentran en las misimas condiciones que las anteriores, El á¿róol del pan (arto corpus incisa Lim), el palto ( percea gratisima Gartm.) y el palmito (Enter pe oleracea edulis encifor- 25), constituyen también frutos espontáneos de primera calidad. Muy largo sería que os citara en esta ocasión todos los frutos que hasta la fecha son conocidos en nuestros bosques y que es- tán clasificados por la ciencia. También creo inútil extenderme sobre la abundancia en que se encuentra la madera de construc- ción, ¿quién ignora que en las hoyas de los rios orientales se ha- llan 4 cada paso 4:boles de caoda (Singtenza Mohagant Lim), de cedro (cedrela odorata Lim), de nogal ( Juglans) y palmeras de todas las especies conocidas? Me parece, pues, obvio extenderme en este punto, sobre el cual puede afirmarse, sin temor de con- tradicción, que hay en las selvas de Loreto una cantidad de ma- dera de construcción mucho mayor de la que es posible imagi- narse. Fácilmente comprendéis que no hay territorios más apropia- dos para la agricultura; y reservo ocuparme de los frutos apro- piados para el cultivo, cuando trate de la exportación agrícola á que pueden dedicarse las colonias. Queda terminado el cuadro de las facilidades naturales que el inmigrante encontrará en aquella zona; ya conocemos también los fundamentos que ti» .en los inconvenientes Ó peligros con que se les asusta; ahora vamos á dar, escogiendo entre muchos, un medio de producir la inmigración espontánea. CAPÍTULO. Y. Sobre los medios de obtener la ¿inmigración espontánea. Mucho se ha dicho y elocuentes discursos se han dedicado á la cuestión inmigración, que revelan mucho gusto literario y adelanto en el movimiento de las ideas. La fantasía inspirada en el desenvolvimiento y progreso de otras naciones, nos ha induci- do siempre á proceder en singular oposición á los intereses na- cionales. En materia de inmigración, tenemos leyes y proyectos , de leyes, cuya aplicación sería por lo menos ineficaz, una vez que en ellos no se advierte ni el más ligero estudio sobre los te- rritorios destinados á la colonización, ni se hacen cálculos sobre el desarrollo comercial que pueden adquirir, ni se aprecian los obstáculos que es preciso vencer en el orden social y político de la Nación. Tal vez si este modo de ser es atributo de nues- tra raza, cuya tendencia hacia el aceleramiento en las evolucio- nes del espíritu, la obliga fatalmente 4 debilitar la consistencia de los conceptos. El hombre emigra de su país, animado siempre por el deseo de mejorar su situación. Cuando lo hace espontáneamente, asu- me todas las responsabilidades de su error. Cuando lo hace in- vitado por conveniencias extrañas á la suya, sus exigencias au- mentan á medida que se van satisfaciendo hasta hacer imposible -—-]) E el interés común. Parece, pues, evidente que las conveniencias nacionales señalan los medios indirectos como únicos aplicables á la inmigración, En Loreto hay muchos modos de llamar la atención del mun- do y entre ellos voy á escoger el que á mi juicio tendrá mayor resonancia: los placeres de oro. | La zona de Loreto está dividida por una cadena de cerros que arranca de la cordillera de Cerro de Pasco y se desarrolla de O.á E. hasta un lugar conocido con el nombre de Muña, desde donde varía frecuentemente su rumbo, entre el N. y NE. En esta misma dirección y paralelamente, corre el Huallaga has- ta el Pongo de Aguirre, punto en el cual atraviesa la cordillera para apartarse de su rumbo, La cadena de cerros sigue al NE., « pasa al Norte de Moyobamba, sigue al Norte de Chachapoyas, y es cortada nuevamente por el río Marañón en el lugar llama- do Pongo de Manseriche, desde donde corre con rumbo NE., hasta los territorios del Ecuador. Toda la extensión situada al E. de esta cadena de cerros se compone de vastas llanuras de exuberante vegetación, cruzadas por innumerables ríos navegables, cuyas aguas reunidas en un gran canal, el Amazonas, atraviesan el Brasil y se confunden con las del océano Atlántico. Aquella cadena de cerros es compuesta de gres Ó arenisca, co- rrespondiente á la formación del Z7zas y de tan poca cohesión, que se disgrega facilmente bajo la acción de las lluvias meteó- ricas que son diluviales en esa Zona. La cuarsita ferrugínosa se presenta en toda esa extensión en cantidad tan asombrosa, que donde quiera que se desarraigue un árbol se le halla, así como también se encuentra la »:2ca, el cuarso hialino, la pirita de hierro, el cobre, la plata y otros me- * tales már. Como se sabe, la cuarsita ferruginosa es el criadero del oro, y por eso en aquella cordillera se presentan en tanta abundancia los veneros de este metal. En muchos puntos de ella, desde las cercanías de Puno hasta el Ecuador y Colombia, son conocidos y explotados muchos de aquellos veneros. Su existencia en toda la extensión de la cordillera oriental, es un hecho demostrado por la observación fácil de verificarse y notablemente definida por las teorías geológicas que explican el origen, formación y clasificación de todos los metales. Conocido es el procedimiento que se usa para explotar los placeres Ó mantos auríferos de terrenos diluviales y que consis- == 297 — o te, como sabéis, en el auxilio de poderosas bombas que levantan y arrojan con gran fuerza columnas de agua, destinadas á de- rrumbar y hacer correr por canales expresos las tierras auríferas. Pues bien, en la cordillera oriental se realiza ese mismo fenóme- no, pero de un modo natural. La evaporación de las aguas del mar es la bomba que levanta, en forma de nubes, grandes canti- dades de agua que los vientos regulares conducen hasta las ca- denas de cerros que las detiene, las condensa y las convierte en raudales de agua, que caen sobre las cordilleras y hacen sobre toda la extensión de ellas el mismo efecto que la columna de agua levantada y expelida por la bomba de que he hablado. Las aguas meteóricas que lavan la cordillera oriental, gastan y aca- rrean los veneros auríferos en que abunda, y ese oro así despren- dido de su matriz sigue el curso de las aguas, hasta depositarse en los lugares preparados por los accidentes topográficos de los ríos. Todos sabéis en qué consisten las chacras de oro que cultivan los hacendados de Puno y Cuzco. Consisten en empedrar una extensión de terreno por donde en tiempo de lluvias pasan las aguas meteóricas que lavan las cordilleras, y esperar que venga el verano, en que desaparecen las aguas, para recoger el oro que dejaron en los instersticios del empedrado que previamente ha- bían fabricado. La aplicación del s/wces se practica echando por uno de sus extremos las arenas auríferas, á la vez que una corriente de agua. Las arenas y el agua van corriendo por este canal, al que se le da una inclinación conveniente, y en el cual dejan, entre piedra y piedra del artificial empedrado, el oro que contienen. Estos s/wces, así como esas llamadas chacras de oro, apenas son débiles imitaciones de los que la naturaleza tiene,construí- dos en la región hidrográfica de que me ocupo. En efecto, cada río es un s/mce, es una chacra de oro, porque son canales por donde corren torrentes de agua y cuyo lecho está naturalmente empedrado. Las lluvias meteóricas arrancan el oro de sus criaderos, lo acarrean y lo arrastran por el cauce de los ríos y entre las pie- dras de su lecho lo van dejando. Estos son, señores, los lavade- ros de aluvión que ofrece á la humanidad el Departamento de Loreto. La extracción del oro en estas condiciones sería muy difícil, Ó por lo menos obligaría á cambiar el curso de los ríos para sa- car de su lecho el oro depositado, si la Providencia generosa no 8? — 298 — hubiera salvado este. inconveniente con el desnivel que sufren las aguas de los ríos en las diversas estaciones del año. Después de un invierno en que las aguas alcanzan su mayor nivel, viene un verano que dura siete meses, en que bajan considerablemen- te y dejan en seco gran parte de su lecho, Como se vé, hay sie- te meses en el año en que la extracción del oro no exige más trabajo que el de colocar s/wces, levantar los cascajos y arrojar todas las aguas del río Marañón. No hay punto de este río desde Toyabamba, Parcas, Cochabamba, Balzas, Chinchipe, etc., hasta los cascajos del Ashual (abajo del pongo de Manseriche), en que no se encuentre oro entre los instersticios de las piedras que forman su lecho, y en ninguno de estos puntos hasta el pon- go de Huracayo (arriba del citado pongo), no hay un solo lugar en el que, con un corto canal de desviación, no pueda levantarse el agua por lo menos á 50 piés de altura. Estais mirando en la proyección que os presento una playa aurífera, un 1í0 que corre á su lado y una vegetación exuberante que demuestra la fertilidad de: aquellos privilegiados terrenos. En esa playa está la arena aurífera, en ese río el agua indispen- sable para lavarla, en esos campos el porvenir grandioso que su agricultura ofrece á la desvalida humanidad. La existencia de los ríos y sus terrenos feraces las conoPak desde tiempo inmemorial; pero lo que no conoceis, porque has- ahora no habeis visto resultados prácticos, es la existencia del oro. Sin embargo, os son conocidas las tradiciones que-sobre el particular recibieron nuestros padres; sabéis que después de Juan Salinas se levantaron populosos pueblos en la boca del río Za- mora, en la boca del río Santiago, en el Imaza, en el Chinchipe, en el Apaga, en el Sillay, etc. y en otros muchos ríos, cuyos ha-* bitantes.no se dedicaban Á otra cosa que á la extracción del oro. Sabeis que «uno de estos pueblos pagaba una contribución al Rey que llegó en una ocasión á una cantidad fabulosa, y habeis oído contar sin duda que un gobernador demasiado avariento sufrió terrible muerte con oro derretido que le introdujeron por la boca, los mismos á quienes obligaba á un trabajo exagerado en el lavado de-ese metal. Todos los historiadores que se han ocupado de aquellas regiones, refieren que la extracción del oro era la industria de sus moradores. Al Norte de Chachapoyas, capital del Departamento de Ama- zonas, se levanta una espléndida fortaleza, conocida con el nom- bre de Cuelap. Carece de historia. Se comprende que fué construída antes del: gobierno imperial de los Incas, pero'se 19- € — 20M — nora quién la mandó levantar. - Cerca, muy. cerca de ella, está situado el asiento mineral de Santo Tomás, en que aparecen trabajos anteriores á la conquista española y los posteriores del Señor Wertheman. La contemplación de esa fortaleza y de ese mineral de oro tan próximo, despertó en mi ánimo el interés de estudiar la relación que podía ligarlos, y he obtenido como resultado de mis obser- vaciones la idea, cada día más arraigada, de que esa fortaleza fué levantada allí como signo de dominio, y destinada á recibir en oro el impuesto que exigía la soberanía incásica. En mis inves- _tigaciones, pasé de los cerros de Santo Tomas á los lavaderos, porque los indios que viven allí no solo explotan las vetas aurí- feras, sino también siguen las aguas meteóricas que bajan de aquellos cerros, y en ciertos cascajales lavan arena aurífera. Cuan- do pasé al Departamento de Loreto amplié más mis ideas, por- que en aquel vasto horizonte abarqué con una sola mirada todo el trabajo portentoso de la naturaleza, y comprendí qué razón tuvo Atahualpa para ofrecer á la codicia del conquistador una habitación llena de oro. Esa fortaleza de Cuelap que debe guardar tesoros fantásticos, jamás ha despertado el interés de nuestros gobiernos ni de em- presas suficientemente fuertes que investiguen sus más escondi- dos rincones. Cuando fuí Prefecto de Amazonas tuve la idea de hacerlo, pero me encontré débil para vencer las preocupacio- nes de los habitantes del pueblo de Santo Tomas, el más viril de aquel Departamento, así como para hacer frente á los gastos que demandaba. Mi propia observación era deficiente para tener ideas precisas "sobre la naturaleza y riqueza de los lavaderos de oro, y por eso envié á ellos á dos ingenieros de minas que los estudiamn. Sus informes se encuentran insertos en la Memoria que presentó al Supremo Gobierno la Comisión especial al Departamento de Loreto, que presidí. El señor Wolff, que fué uno de ellos, dice que los lavaderos que se forman en la sección torrentosa arriba del Pongo de Manseriche, componen una zona aurífera de ma- yor importancia que la explotada en San Francisco de Califor- nia. El señor Vila que fué el otro ingeniero á quien se le en- comendó el estudio de las playas que se forman abajo del Pon- go citado, encuentra en sus arenas una proporción de oro igual á 8 tomines por cajón de 70 quintales. Con estos estudios había suficiente fundamento para aventurar alguna suma de dinero en verificar datos y adquirir seguridades — 300 — sobre la extensión de la zona aurífera, su proporción de oro y sus medios de explotación. Para este fin organicé en esta ca- pital una Sociedad de cincuenta amigos que erogaron ó deben erogar hasta la suma de cien soles cada uno, y envié al señor Wolff con ciertas instrucciones, de las cuales debo citar la si- guiente: extraer una tonelada de arenilla aurífera de la playa de- nominada Pato-huachana y enviarla á Londres, consignada á los señores C, de Murrieta y Compañía. Mientras tanto supli- cábamos al Banco del Callao de esta capital que pidiera á los citados señores Murrieta de Londres que hicieran los análisis y cotizaran las arenas. El Banco del Callao me trasmitió la res- puesta de los mencionados señores de Londres, en que dicen lo siguiente: “De los análisis resulta que las arenas contienen dos onzas de oro en tonelada, y en cuanto á la cotización de las are- nas en bruto, los corredores á cuya disposición la hemos puesto nos ofrecen Z 2 por tonelada.” Con tan brillante resultado no había que demorar en solicitar los amparos que según las leyes del Perú se pueden hacer, y ob- tener las adjudicaciones necesarias para garantizar los capitales extranjeros que quisieran aventurarse en esa negociación. Des- eraciadamente este trabajo se encuentra «paralizado por el pro- yecto internacional de límites con el Ecuador que en esta Legis- latura debe sancionarse, y que, en caso de serlo, despojará al Perú de esa zona aurífera. Está fuera de toda duda que el río Marañón corre por un le- cho de oro y que atraviesa campos feraces de un clima muy sa- no. La propaganda de estos hechos debidamente autorizada, se- ría, entre los medios indirectos, el más eficaz para producir sobre esa región una poderosa corriente de inmigración espontánea. * ¿Quéqpuede hacer el Estado en favor de esta idea? Cosas muy sencillas: 1.” Ayudar con todas las facilidades de que dispone y que no significan dinero, al establecimiento de la primera Sociedad que se aventure á esa explotación. 2.” Enviar á todos los Consulados facsimiles de los cascajales auríferos, con una colección de vistas fotográficas de toda la re- gión, y encargándoles que en los suburbios de las poblaciones populosas hagan dar funciones gratis de linterna mágica con vistas de la localidad y referencias. 3.7 Autorizar á los Cónsules para dar pasaje"gratis, hasta de- terminada suma anual, á todas las familias que voluntariamente quieran emigrar; rerlameéntando este procedimiento en forma — 301 — tal, que impida las burlas y con cargo á la Comisión de que paso á hablar. 4. Organizar en Iquitos una Comisión de inmigración en- cargada de recibir y colocar á los inmigrantes. 5.2 Declarar que el 50 ¿2 de las rentas que produce Loreto, Moo aplicarse por la Comisión citada á la inmigración que lle- gue á su territorio, pagando su viaje desde el lugar de su proce- dencia. En esta Comisión habrían dos médicos y el presupues- to de toda ella podía aplicarse á la partida de los 100,000 úl- timamente votados. Conceptúo que las resoluciones citadas no necesitan discusión, apenas si la última pueda alarmar á los pocos ciudadanos que se encuentran muy ligados al presupuesto de Loreto. Pero sería sin fundamento, puesto que no puede ocultárseles que el dinero gastado así daría mayor valor numérico, en relación con el total de hoy, al 50 por ciento de que siempre podrían disponer. CAPITULO. Del costo y forma de conducir y radicar ú las colontas. Hagámonos por un momento la ilusión de que en nuestro país pueden encontrar atmósfera propicia las ideas que dejo ex- puestas, y veamos cómo se arreglaría la Comisión para que los inmigrantes encontrasen en Loreto casa construída, terrenos desmontados, sementeras listas para cosechar, canoas, escopeta y ración de ar:0z y frejol por treinta días, De cualquier puerto europeo 4 Belén del Pará (Brasil, río > Amazonas) se emplean doce días y cuesta un pasaje de tercera En VA Más O MENOS +. bcccldi za cnn eco ne oo AN 20 De Belén 4 Borja (Alto Marañón) que sería el lugar que se preferiría para los primeros inmigrantes, emplean los vapores de la Compañía del Amazo- nas 18 días más Ó menos y cobran por pasaje en CUA más Ó MEA OS cl Dai TA ide h 50 Diez días de permanencia en el Pará á S. 0. 30 diarios. ft a) Un inmigrante gastaría de Lisboa, por ejemplo, 4 Bor- ja, Río Marañón....oiocoioccnnnes: Lead EE A. Sanp 18 Mil inmigrantes gastarían Soles ciccciononoss 5,000 Veamos sobre esta “base, qué economías o hacer la Co- misión de inmigración radicada en 1quitos, — 302 — Compraría el vapor “Huallaga” que puede conducir en sus actuales condiciones mil pasajeros cómodamente del Pará á Bor- ja y llevar 700 toneladas de carga de Iquitos al Pará. No con- ea el precio del vapor, porque tengo la seguridad de que sus dueños lo darían por 10,000 Soles pagaderos con el valor de los fietes de bajada. Este vapor consume mensualmente lo siguiente: DOTACIÓN Y AJUSTAMIENTO, Dosjéomandantes 1.2 y 2.50... EE S. 270 Tres maquinistas 1.22, y 3... AOS “300 MOS prácticos iio córnea IE eds +, 100 SEIS MADINCIOS Vilela Leen tá 0, ij 96 Dosicogineios ii O On E 50 Guaro Taoneross cialis 0 ION Cuatro :carboneros: sind ri ás 50 im DIA Or dOMO cenicienta op 30 Dos camatoteros...L MELIA Ls E es 40 Niueye SIrviente itnanscen es sos A 144 Untayudante, de, cocibal” roo e ib rik 10 Raciones:....:.. de añasip tora IN Gasto general de cubierta y máquina. Os eso Br Carbón: 20 toneladas al día 4 S. 32 la ton. hi (precindelPar arta abia ¡200 “Trasporte: mil O á 0040 diarios e u 30 - dias aro A q : 12,000 Flete de mil pasaje ros de Lisboa ¡al Pará 4 TAS A A d 20,000. Suma S. 40.930 Tenemos, pues, 41,000 soles de ab para cada importación de mil inmigrantes. Hemos considerado la ración «de pasajeros por todo el mes, sin embargo de que sólo permanecerán abordo, á lc más, veinte días, porque incluímos allí las estadías que por conexiones tengan los Inmigrantes que hacer en el Pará. El vapor «Hual laga” puede hacer descansadamente un viaje redondo cada mes. Vamos á calcular en seguida los gastos de instalación, Ó sean los que la Comisión de inmigración tenga que hacer para pre- parar habitaciones, terrenos desmontados, sementeras, canoas, escopetas y treinta raciones de frejol y arroz para mil inmigran- tes. : A — 303 — Puede construirse una casa habitación con capacidad suficiente para veinte personas, con cinco fanega- ' das de tierra desmontada y sembrada con 15 peo- nes que ganan cada uno diez soles mensuales, ó sean para cada casa 150 soles—se necesitarían para milinmigrantes:BÚ0 CasaS................. 55800 Tal vez os parezca difícil que quince hombres puedan en un mes desmontar y sembrar cinco fanegas de tierra. Para desmontar, que es el trabajo más se- rio, hay que tumbar solamente con trabajo los ár- boles gruesos, los demás caen fácilmente al mache- » te.—En seguida se quema y sobre la ceniza y en- tre los mismos troncos caídos se profundiza algo la semilla, que si es de frejol se tiene la cosecha á los 50 días;—si es de maiz, á los 90;—si es de arroz, á los 120;—si es de yuca, á los 180;—si es de caña, á los 300;—si es de camote, á los 240 días; y así etc., etc. La casa habitación se fabrica con el mismo desmonte. >» En cuanto á la alimentación, tratándose de países en | que abunda la caza y la pesca, se comprende que basta con asegurarle por 30 días una base de 11% libras de frejol y 11% de arroz á cada persona. Es- tos artículos se producen en gran cantidad en las -——ríberas del río Ucayali y del río Huallaga, y la Co- É misión de inmigración puede obtenerlos al precio de seis soles el quintal de frejol y cuatro el de arroz, que serían S. 10 por los dos quintales, ó sea , 0'05 por libra á cada inmigrante; puede dárseles diario 3 libras, en 30 días, igual 90 libras, 4 0'03, , serían S. 2.70, en 1.000 inmigrantes A TZ TOO Cada 20. helahres, Ó sea cada habitación, puede destinar en los primeros tiempos un individuo 4 la caza y p otro á la pesca. Para esto es necesario proveer á . cada casa desde el principio con una canoa y dos 4 escopetas; canoas aparentes para este objeto pue- e. den conseguirse fácilmente por S. 25 C/U.....ooo.. * 1.250 Las escopetas pueden hacerse venir de dos cañones, de fábricas alemanas, en donde pueden obtenerse á S..8 cada una, á dos escopetas por cada habitación, 4 E: A lavuelta...¿z.......- S. 11,450 A hd — 304 — De la vuelta. orto SAN en 50 habitaciones serían 100 escopetas que 4S.8 “ 800 En útiles de caza y de pesca como pólvora, etc......... «1,000 ESA 13.250 Conducción de Europa á Borja de 1,000 inmigrantes.. S. 40.950 Instalación decos mISMOS ie no ooo dono o a OR «13,250 Total.......... 5. 54,200 Como vemos, la introducción de mil inmigrantes, su estable- cimiento en las localidades determinadas y debidamente garan- tizada su estadía importaría la suma de S. 54,200, de donde se deduce que cada inmigrante debería á las rentas de Loreto la suma de S. 54-21, lo que induce á preguntar ¿un hombre po- seedor de tierras desmontadas y sembradas, con habitación cons- truída, con canoa, escopeta y treinta días de alimentación ase- gurada, tiene suficientes garantías para responder á las rentas de Loreto por un adelanto de S. 54,21? Dejo la respuesta para aquellas personas que trabajan incesantes por mantener en las tinieblas el grandioso porvenir que la Providencia le reserva á esas regiones. La aduana de Loreto produce más ó menos 200,000 soles al año, y no creo que sería difícil que esa producción aumentara mucho más, Pero calculando sobre la base de los 200,000 soles, la Comisión de inmigración podría disponer de 100,000 soles al año, Ó sea introducir 2,000 inmigrantes cada año. En diez años 20,000. A esta cifra habría que agregar el aumento de pobla ción nyiy natural al mavor desenvolvimiento comercial de esa región, y al aumento de la renta disponible para la inmigración. Veamos ahora á qué podrían dedicarse los inmigrantes. El trabajo del oro no lo considero, pues creo que sólo en la agricultura encuentra el hombre medio natural para su desarro- 1lo y para su engrandecimiento, Los inmigrantes encontrarían sus terrenos sembrados de fre- jol, camote, maíz, arroz, yucas, caña de azúcar y papas; pro- ductos todos cuyas cosechas se obtienen, con excepción de la caña y del plátano, á los tres meses de sembrados; y se dedica- rían á sembrar, en su propio terreno, productos de exportación como café, cacao, algodón y tabaco. El café que en todos los climas en que se cultiva sufre la in- t — 305 — fluencia de las heladas y contrae la clorosis, en el clima de Lo- reto desafía victoriosamente á estos flajelos, porque se encuen- tra cubierto y abrigado por una exhuberante vegetación y en un suelo sumamente permeable y constantemente húmedo. Hay más ó menos dos mil leguas cuadradas de terreno llama- das á ser colonizadas preferentemente por hallarse próximas á los yacimientos auríferos. Para dar una idea ligera de su períme- tro, daremos algunos puntos conocidos, como son: comunica- ción fluvial al Atlántico por el río Marañón; Perico, en el río Chinchipe, afluente del mismo río; Yambrasbamba en el río Ut- cubamba, también afluente del Marañón; y Jeveros con comuni- cación fluvial por los ríos Aipena, Huallaga y Amazonas. Me he fijado en esta sección del territorio con preferencia á las demás, que son sin embargo todas adaptables para el cultivo de las Rubzaceas, tanto por su proximidad á los lavaderos de oro, cuanto porque su accidentada topografía representada por una sucesión contínua de cerros, colinas y morros, sus terre- nos compuestos en general de dos tercios de arcilla amarilla y un tercio de humus; la gran inclinación de su plano que se di- rije á la hoya del Amazonas, lo que contribuye á su permeabi- lidad, y la naturaleza de sus bosques de troncos limpios y tu- pido follaje 4 cuya sombra pueden desarrollarse muchos millo- nes de aquellas plantas; son indudablemente los que mejor pre- parados se encuentran por la naturaleza para su cultivo. Las plantaciones de café que existen en Moyobamba y Tara- poto y que producen un grano de esquisito gusto, pueden dar una idea de la importancia que adquiriría la generalización de este cultivo cuya producción se encuentra hoy limitada al con- sumo, sin que pueda extenderse á la exportación, porque lo im- pide los crecidos fletes que señalan la tarifa de los vapores que navegan el Amazonas. El alto flete lo señala la exportatión del - caucho, artículo que puede pagarlo y ocupar la capacidad de todos los vapores que se dedican al tráfico en esos lugares. El café empieza 4 producir á los dos años de sembrado, pero su desarrollo completo no lo adquiere sino á los tres años. En- tre las plantaciones de café acostumbran sembrar en la localidad un frejol que produce á los cincuerita días, Ó camote ó maíz que, como ya he dicho, producen á los tres ó cuatro meses. Siendo el café un artículo noble que tiene demanda en los mercados europeos y que constituye una de las poderosas fuen- tes de riqueza de que dispone el Brasil, se comprende que la Comisión de inmigración no encontraría dificultades en dar sa- , 9. — 30d lida á esos productos de Loreto, en los primeros tiempos en que los comerciantes de la localidad tratarían de abarrotar el artículo, El cultivo del cacao es también un ramo de agricultura que tendría en esa región un vasto campo de desarrollo. Esta pre- ciosa planta que produce el cacao y la mantequilla de cacao, es la materia prima con que se fabrica el chocolate simple y aro- matizado; es, además, una sustancia muy nutritiva de gran de- manda en todos los mercados. Como sabéis, es un vegetal de la zona intertropical, á la que pertenece la que me ocupa, en la que basta sembrarlo una sola vez y cuidarlo en los dos primeros años de su desarrollo, para que se convierta en arbol frondoso y que produzca constantes y periódicas cosechas. Se encuentra en Loreto al estado silvestre, y he visto dilata- dos cacahuales en las riberas del río Cahuapanas, sin que pueda decir si espontáneamente se han producido allí Ó si alguna vez han sido plantados. Actualmente se cultiva en el río Utcubamba y á los alrededores de Moyobamba, capital del Departamento de Loreto. El cacao empieza á producir á los dos años, y su cultivo es sumamente económico, porque no se necesita ni remover el te- rreno ni limpiarlo demasiado. Teda la región de Loreto, tanto los terrenos altos como los bajos, las colinas como las llanuras, son apropiados para este fruto. La caña dulce que produce el alcohol y el azúcar, es una de las pocas plantas á cuyo cultivo se dedican los agricultores de la localidad. Esta preciosa graminea adquiere en aquellos luga- res una notable riqueza en principios sacarinos, y su reproduc- ción es tan asombrosa que es fácil encontrar, particularmente en el río Mayo, viejos agricultores que ignoran quién sembró la" caña que ellos cosechan y benefician. No creo necesario extenderme sobre las propiedades que para el cultivo de esta planta tienen los terrenos de Loreto; creo que es bastante decir que en todas partes se le encuentra, así en la orilla de los ríos navegables como en el fondo de las selvas, y que á los diez meses de sembrada se encuentra madura y lista para producir azúcar y alcohol. En la localidad solo se consu- men los que ella misma produce. La variedad de plantas textiles es infinita; el algodón es una que por su demanda en los mercados del mundo tiene notable importancia. En Loreto, el algodón puede decirse que no se cultiva, y que sin embargo se cosecha, pues crece en casi todos los bosques adquiriendo un desarrollo tan grande, que se con- in — 307 — funde con los elevados y frondosos árboles que lo rodean. En esta condición es recogido por los moradores que lo emplean en sus tejidos. El señor Arévalo Villarís, comerciante que fué en esas localidades, y que con espíritu patriótico impulsó las indus- trias de su país, hizo una gran sementera de algodón en el río Chanusi y trajo de Europa una máquina completa para limpiar y enfardelar este producto. El resultado agrícolo sobrepasó á sus esperanzas, pero la industria murió asfixiada por la enormi- dad de los fletes de exportación. Este inconveniente que mata en su cuna la agricultura de ex- portación de Loreto, desaparecerá inmediatamente que la pro- ducción sea tan considerable como es preciso para que tenga vapores especialmente aplicables á su exportación. Otro artículo de gran consumo es el tabaco, que tiene en Lo- reto su-suelo y su clima natural, y que constituye uno de sus ar- tículos de exportación. Su calidad es muy conocida y contribu- ye poderosamente al prestigio que tienen los tabacos del Pará, Bahía y Pernambuco, pues nuestro tabaco de Mainas sale á los mercados extranjeros como producto del Brasil. En la Provin- cia de San Martín, situada entre los ríos Mayo, Huallaga y Sa- posoa, tiene gran extensión el cultivo de esta planta; casi no hay familia que en sus huertas Ó chacras no la cultive y de cuyo poder las rescatan los comerciantes que se dedican á la exporta- ción. En menor escala se produce también en Jeveros, Balsa- puerto, Moyobamba y muchos otros lugares entre los límites de esa zona. La proporción de nicotina encontrada por el pro- fesor Raimondi fué de 11 */, en los tabacos de Loreto que ana- lizó. La planta á los noventa días de sembrada se encuentra en estado de cosecha, En este orden seguiría largo tiempo hablando de las plantas que por sus frutos, granos y tubérculos, por sus propiedades tó- nicas y medicinales y por sus resinas de aplicación industrial, sir- ven para el consumo de la humanidad que activamente las de- manda, y que tienen en Loreto el suelo y el clima adaptables á su cultivo y desarrollo. El movimiento comercial que actualmente se siente en la zo- na intertropical de que me ocupo, es originado y está constituí- do por la extracción y exportación de las gomas elásticas, que como sabéis se fabrican con el latex de los árboles que pertene- cen á la familia de las 227 42c4ceas y enforbiáceas, Estos vegetales son espontáneos en la selva, de donde se sa- can sus resinas á los mercados de consumo. — 308 — Sin embargo de que el Brasil se ha apoderado de su cultivo y organizado en estradas, hay campos inmensos cubiertos de ellos entre nosotros; en Loreto hasta hoy solo se piensa en extraer y coagular el latex de los que espontáneamente se presentan en su flora. Es verdad que parecen inagotables; es verdad que cuando los explotadores del caucho abandonan un río después de ha- ber cortado los árboles de caucho que encontraron, vuelven des- pués de algunos años y encuentran siempre nuevos árboles que cortar; es verdad que hay todavía multitud de ríos cuyos bos- ques vírgenes reservan un vasto campo á los explotadores de estas resinas, y cada vez que exploran uno de ellos encuentran siempre abundantes árboles que derriban y cuyo latex extraen; es verdad que la producción del caucho no disminuye, sino que progresivamente, de año en año, va aumentando; pero es sin embargo fácil comprender que si la agricultura se apoderara de estos vegetales y se dedicara á su cultivo y á una producción metódica, adquiriría un desarrollo notable y sería una fuente cuantiosa de recursos. Los inmigrantes podrían sembrar sus res- pectivos terrenos con árboles de caucho ó de jebe, de donde, perdonándoseme la frase, mamartan constantemente dinero. El caucho es un árbol que alcanza grandes dimensiones y cu- yas raíces se extienden serpenteando; es decir, penetrando y Sa- liendo en la superficie de la tierra. El caucho catea en el bosque el árbol por la raíz; cuando descubre ésta la sigue hasta encon- trar al árbol. Su primera operación consiste en practicar insicio- nes en todas las partes salientes de las raíces y en el tronco, y cuando éstas dejen de vertir el latex, derriban el árbol é insiden sus ramas. Reunen todo el líquido en huecos Ó cavidades prac- ticadas ep el suelo y allí lo mezclan con el jugo de un bejuco conocido con el nombre de camote del monte que provoca la coagulación. Coagulado el caucho, le dan una forma de plan- chas cónicas que por lo general tienen un volumen de 80 X 40 X 15 centímetros. En esta forma presenta un aspecto oscuro y poroso, conteniendo cerca de un 25 por ciento de su peso en agua. Su precio en Iquitos fluctúa entre 10 y 20 soles por una arroba portuguesa de 33 lb. El caucho tiene una variedad cono- cida con el nombre de gerzambt, y que viene á ser el latex que se coagula en las vertientes naturales del tronco, Esta forma alcanza mayor precio que el extraído y coagulado por la mano del hombre. El procedimiento de abatir el árbol para extraer el de sus ra- — 309 — mas, merece la censura de todas las personas que sin estudiar préviamente las causas que lo originan adelantan sus opiniones. Efectivamente el producto que se obtiene por las solas insicio- nes no alcanza al 40 q del latex que se obtiene derribando el árbol; además un árbol insidido queda enfermo, Con estas solas razones, se comprende claramente que el cauchero que encuen- tra un árbol no se conformará con extraer una parte de su con- tenido, dejando el resto para que otro lo explote. Y no se pien- se en la policía ni en los reglamentos, porque aquello es impo- sible en la inmensa extensión de los bosques, en cuyo fondo el cauchero no reconoce autoridad. Sólo estableciendo la propiedad real y dejando así bajo el cui- dado y protección de los propietarios los cauchales ó jebales que descubren, podría obtenerse su conservación; pero mientras el árbol del caucho permanezca sin dominio legal, tendrá forzosa- mente que ser derribado, porque es así como rinde mayor pro- vecho al explotador. Pretender que la acción oficial del gobier- no por sus medios de fuerza impida el procedimiento aludido, es pretender que detrás de cada cauchero penetre al bosque un agente de policía, cosa que á primera vista resulta impracticable, Además, parece probado que los individuos del género á que pertenece el caucho, se reproducen en el terreno mismo en que fueron abatidos, de manera que un campo explotado vuelve á los diez Óó doce años á ponerse en condiciones de una nueva explotación. Los géneros /Zebea y Sifonia á que pertenece el árbol del je- be fino, se diferencian de los anteriores en su forma, en su latex y en los agrupamientos en que se presentan. Efectivamente su tronco es de menor diámetro, su latex es más fino, y más com- pacto, contiene menos proporción de agua y se presenta en manchas Ó grupos hasta de quinientos ó más árboles. Para ex- traer su latex, se practica con el auxilio de una hacha bien afila- da seis incisiones á la altura de un hombre, junto á cada una de las cuales se incrusta una pequeña vasija de lata destinada á recibir el líquido que vierten. Conforme se van llenando estas vasijas, el trabajador reune su contenido en un depósito en el cual las condensa por la defumación. Está calculado como promedio de producción un kilógramo de jebe por cada árbol, y que un hombre, trabajando cinco horas en la extracción y cinco en la defumación, puede preparar ocho kilos de jebe por día. Su precio fluctúa en el Pará entre uno y dos soles por kilógramo, Beneficiado así, adquiere el latex un — 310 — aspecto de color cabritilla claro, muy elástico y de superficie lisa; su proporción de agua es muy pequeña y en Iquitos se cotiza entre 15 y 25 soles la arroba portuguesa de 33 libras. En el Pará y Manaos (Brasil) hay considerables cultivos de este vegetal y los agricultores que á él se dedican obtienen pin- gúes resultados. En la isla Marajó, situada en el Amazonas cer- ca de su desembocadura, hay extensas y valiosas estradas (ha- ciendas) en que se cultivan millones de árboles de jebe fino. En nuestro territorio estos permanecen todavía al estado silvestre, y, con raras excepciones, sólo se explotan los que espontánea- mente se producen en el bosque. Nuestros inmigrantes sembrando como adorno de sus chacras los árboles de jebe, tendrían en ellos una fuente inagotable é im- perecedera de recursos; y digo imperecedera, porque la industria descubre diariamente nuevas aplicaciones. Hoy empieza á apli- carse á la pavimentación de las ciudades, mañana tal ¡vez sus propiedades elásticas harán insumergibles los buques que se destinan á la guerra de los hombres, así como también los que se destinan á la navegación de los mares. La zarzaparrilla y el árbol de la quina, que también son es- pontáneos, y cuyo cultivo en las Indias inglesas ha beneficiado tanto á la humanidad abaratando el precio de la quinina, son también vegetales que los inmigrantes podrían cultivar con pro- vecho. Interminable sería, señores, mi discurso, si hubiera de deta- llar todo el partido que estos pueden obtener de la flora de nues- tra región intertropical. Como base de ilustración, creo que es suficiente lo que dejo expuesto, Para dejar en vuestra memoria una impresión latente de la triste y abandonada situación en que se encuentran los ciudada- nos det Loreto, quiero presentaros un cuadro en el que, como veis, los hombres cargan, como las bestias, las mercaderías con que se hace el comercio de esos pueblos. Esta condición en que están los hombres del pueblo en aquel Departamento, correspon- de á su estado de atraso, y toca á los legisladores dar á las cuan- tiosas rentas de que dispone aquella zona, la aplicación que ha menester su desarrollo, que pide la civilización y que exije la conciencia. Para terminar, voy á presentaros, en tres cuadros, una comi- sión en traje de exploración, y la naturaleza de los caminos que por dentro de los bosques hay necesidad de seguir cuando se viaja por la zona de que me he ocupado; y el procedimiento que — 311 — es preciso emplear para obtener las vistas fotográficas que aca- bais de ver proyectadas. CAPÍTULO VII. Conclusión. Pasando por Loreto, sin calma y sin método, chocando con el arte de bien decir y rehuyendo la responsabilidad de iniciar soluciones científicas, he derramado entre vosotros mis impre- siones de turista. Después de una guerra desgraciada en que he visto desapare- cer junto con los hombres, las cosas; junto con las cosas, la cla- sificación social en que fundan su fuerza los pueblos organiza- dos para las luchas del progreso; al frente de un cuadro de com- pleta desgregación nacional, coronado por el aspecto de nues- tras pasadas grandezas; cubierto el horizonte por nubes negras y navegando sin pilotos sobre las olas que levanta la codicia hu- mana; he pensado, señores, en la colonización de nuestra zona virgen, y pensando así he visto que un pueblo viril puede tener en su abatimiento mismo una reacción salvadora. La desgracia conduce al pesimismo y éste extravía el juicio de los cerebros mal equilibrados; pero los temperamentos sanos conservan su ecuanimidad, aun en medio de las más violentas sacudidas, y á ellos apelo, porque son ellos los que deben responder si la his- toria pregunta algún día ¿qué se hizo el Perú? Las personas que usan la forma externa de la circunspección "condenan la colonización de Loreto, porque creen que, satisfac- toriamente realizada, traerá la desmembración de esa parte de nuestro territorio. Semejante argumento no merece refutación, apenas si me recuerda á un notable caballero que decía 4 su pueblo, 4 propósito de un camino de herradura que se trataba de abrir: “Para qué queremos caminos nosotros, si andando á pié toda la vida nos ha ido bien. Estos caminos son para que vengan los extranjeros, nos hagan cargadores y se lleven nuestras mujeres.” : Si llegamos todos los peruanos á convencernos que el cami- no del progreso es contrario á nuestros intereses, nos reconoce- remos en estado de retrogra lación, y entonces nuestro período queda definido por la historia y nuestro rumbo marcado hacia el horizonte en que desaparecieron las naciones que ya no existen. — 312 -- Con abnegación personal y espíritu resuelto, podemos todavía lanzarnos á la lucha del progreso. Si en ella perecemos........ pe- receremos, señores; pero nuestro rol en el drama de la humani- dad, pasará á la historia sin inspirar compasión ni repugnancia. En gracia del sentimiento patriótico que me anima y del es- fuerzo que he hecho para sobreponerme á mi insuficiencia, Os Su- plico, señores, que recibais mi trabajo con indulgente simpatía. (1) Lima, Julio de 1892, SAMUEL PaALacios MENDIBURU. xq ———— MEMORIA QUE EL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA, DOCTOR DON LUIS CARRANZA, PRESENTA Á LA JUNTA GENERAL EN SU ÚL- TIMA SESIÓN DE AÑO. Señores: Por segunda vez, cábeme la honra, cumpliendo un precepto reglamentario, de daros cuenta de los trabajos de la Sociedad y de su movimiento administrativo, durante el año económico que termina. Informes pedidos por diversas oficinas del Estado. MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES Con fecha 22 de Marzo último la Sociedad remitió á este Mi-* nisterioclos datos estadísticos que el señor Clemente R. Mark- ham solicitó para la redacción de una obra referente al comer- cio y 4 la geografía general del Perú, Ese informe está dividido en tres secciones: 1.* Comercio é industrias, cuyos datos fueron suministrados por el Presidente de la Cámara de Comercio, don Pedro Correa y Santiago; 2.” Caminos, telégrafos, etc. que se encomendó á don Carlos Paz Soldán, y la 3.* referente á estadís- tica, demografía, instrucción y razas, al doctor don Enrique Perla. Con fecha 11 de Noviembre de 1891 se expidió otro extenso (1) Esta conferencia fué ilustrada con proyecciones fotográficas de paisajes, pueblos y tipos salvajes de la región amazónica. — 313 — informe, pedido por este mismo Ministerio, respecto á la mane- ra como el Perú puede estar representado en el gran Certamen á que se le invita ante el Congreso Geográfico hispano—portu- gués-americano de Madrid, Este informe está suscrito por los señores Manuel Irigoyen, Ricardo Palma y José Pardo. Por orden del mismo Ministerio, la Sociedad Geográfica ha distribuído en los centros científicos del mundo, los ciento cin- cuenta ejemplares de la obra del señor D. Federico Moreno, so- bre el petróleo de Piura. MINISTERIO DE INSTRUCCIÓN, Con fecha 29 de Setiembre último, este Ministerio expidió un decreto encomendando definitivamente á la Sociedad Geo- gráfica, el arreglo, orden y estudio minucioso de todo el mate- rial del archivo Raimondi, y además la redacción y publicación de la obra 41 Perú. Este decreto, y otros posteriores aclara- torios, han puesto á la Sociedad en vía de realizar aquel impor- tantísimo trabajo, creando al efecto una oficina especial con un Director competente, para proceder á las preliminares labores, es decir á la clasificación, por orden de materias, de todo el con- tenido del indicado archivo. Esta oficina funciona en un lugar apropiado y bajo la inmediata inspección de la Sociedad. Todo hace esperar que en los primeros meses del año próxi- mo esté concluída esta primera parte de los trabajos, de manera que en el resto del año, con suficientes datos, podrá juzgarse qué partes de la obra EL Perú pueden ser inmediatamente re- adactadas, y cuáles las que exigen completarse con nuevos estu- dios y exploraciones, que seguramente serán encomendadas á dos Ó más sabios europeos especialistas en esos ramos. ? Los trabajos relativos al mapa del Perú han continuado sin interrupción, habiéndose impreso durante el año siete fojas sig- nadas con los números 10,11, 12, 13, 14, 15 y 16, que compren- den los departamentos de Loreto, Amazonas, Cajamarca, Lam- bayeque, Ancachs, La Libertad y parte de Huánuco. En la actualidad se prepara, de una manera más conveniente, un local para los trabajos de la corrección del mapa, y los que demanda el trazo de los planos de Tacna, Moquegua, Arequipa y parte de Puno, que solo están en bosquejo. Esta nueva ins- talación de la oficina cartográfica ha interrumpido de pronto los trabajos del mapa, que serán proseguidos luego con actividad, 10 — 314 — El Congreso último ha sancionado la ley presentada por el Ministerio de Instrucción, en la que se eleva á S/. 13,480 la can- tidad destinada en el Presupuesto General de la República para la continuación de esta importante obra; y determina á la vez que esa suma sea pagada, en mesadas iguales, por la Tesorería de la Escuela de C. C. y de Minas. MINISTERIO DE GOBIERNO. Por este Ministerio se pidió á la Sociedad Geográfica informe respecto á la topografía del territorio de la región del Ucayali, bañada por el afluente de su márgen derecha, Abujao, el que, según la exploración hecha por un cauchero llamado Gaviria, tiene su origen muy cerca del río Yuruá. Las comisiones nombradas por el Consejo Directivo para abrir dictamen sobre este asunto, presentaron sus respectivos in- formes en la sesión del martes 19 de Julio, informes que, según acuerdo del Consejo, volvieron á las mismas comisiones para que unificaran su opinión, Ó emitieran su parecer en una forma más concreta y precisa, teniendo presente las ideas cambiadas en la discusión. Esas comisiones están formadas por los señores Camilo N. Carrillo, Carlos Wiesse, José T. Polo y Alberto Ulloa. CONGRESO. La Cámara de Senadores, á petición de su Comisión de De- marcación Territorial, pidió informe 4 la Sociedad respecto de ' los límites jurisdiccionales que deben marcarse entre los Depar- tamentos de Amazonas y Loreto. Este informe fué expedido oportunamente, con el plano respectivo, por los señores Samuel Palacios Mendiburu, Pablo Patrón y Elías La Torre, habién- dose remitido en el acto á la Secretaría del Senado. La Cámara de Diputados pidió informe sobre el proyecto de ley para la división de la provincia de Lampa, el que fué expe- dido por la comisión compuesta de los señores José M. Ma- cedo, Juan N. Eléspuru y Pedro M. Rodriguez, también con su respectivo plano topográfico, y oportunamente remitido á la mis- ma Cámara. miá — 315 — Trabajos propios de la Sociedad. En cuanto á los trabajos propios de la Sociedad, se puede juzgar de ellos por los BOLETINES publicados durante el año que termina. Además, se han emprendido los siguientes estudios: De la región comprendida entre Palca y las cabeceras del Pi- chis, de la zona limítrofe de Loreto y Amazonas, del territorio de Lampa, del campo histórico de Chupas, de la cuenca del Titicaca, del asiento mineral de Pasco, de la hoya del Ucayali y de un camino nuevo entre Ayacucho y Pelechuco. El capitán de navío Don Camilo N. Carrillo, presidente de la comisión de Hidrografía Oceánica, ha formado un cuadro de todos los datos que hasta hoy se conocen respecto de la corrien- te polar que baña nuestras costas, como punto de partida de nuevas observaciones que deben hacerse en lo futuro, conforme al plan acordado por dicha comisión. En ese cuadro se ha llamado la atención de los marinos hácia una contracorriente, poco estudiada aún, que periódicamente se hace sentir en el norte de nuestro litoral, y cuyo origen debe buscarse en el golfo de Guayaquil; siendo ella acaso la que, ha- ciéndose corriente submarina en su curso y volviendo á conver- tirse en corriente de superficie en las latitudes de Chiloé, entibia las aguas de aquella región marítima en su prolongación hasta las costas patagónicas. Con el fin de hacer investigaciones sobre este fenómeno, la Sociedad ha invitado á la Oficina Hidrográfica de Chile á con- certar un plan de observaciones y estudios simultáneos á lo lar- go de las costas de Chile y el Perú. El Director de aquella Ofi- cina ha contestado en términos corteses á esta invitación, pro- metiendo cooperar en la ejecución de aquel plan cli a llegue el tiempo oportuno, que, según dá á entender, sería cuando los gobiernos de estas dos Repúblicas tomaran la iniciativa de co- mún acuerdo, para proporcionar los elementos que este género de investigaciones demanda. De Geografía descriptiva y estadística, se han hecho trabajos que comprenden trece provincias de los Departamentos del Centro, á partir de Jauja hasta Andahuaylas. De Meteorología, no ha podido emprenderse estudios; pero sí se han publicado en el Boneríx observaciones hechas antes del año 79, sobre la climatología de la costa del Perú y causa de las heladas. — 316 — La Sociedad, además, ha dado seis conferencias sobre temas de mucho interés nacional, en el orden siguiente: 40d > Doctor don Ignacio de La Puente: monografía histórico-fí- sica del lago Titicaca; el capitán de Navío don Camilo N. Ca- rrillo: estudio sobre la corriente océanica de Humboldt; el co- ronel don Ernesto de La Combe: estudio topográfico descriptt- vo del camino que conduce de la Oroya á las cabeceras del Pi- chis; el señor don Ricardo García Rosell: estudio descriptivo del mineral del Cerro de Pasco; el coronel don Samuel Palacios Mendiburu: estudio sobre la colonización de las regiones ama- zónicas; y el coronel don Ernesto de La Combe: estudio des- criptivo de un viaje desde Ayacucho á Pelechuco (Bolivia.) Se emprenden también en la actualidad estudios etnográficos y arqueológicos, que servirán de temas á otras conferencias no menos interesantes. > La Sección Arqueológica ha llamado nuevamente la atención hacia las ruinas de la fortaleza de Cuelap en Chachapoyas, y afanosa por adquirir cuantos datos le fuera posible sobre de llas ciclopeas ruinas, solicitó se pidieran por Secretaría al señor Prefecto del Departamento de Amazonas, quien, con amabilt- dad suma y mostrando mucho entusiasmo, ha remitido ya, Jun- to con algunos planitos ilustrativos, un extenso informe que se publicó en nuestro BOLETÍN. : El señor Prefecto de ese Departamento coronel José Alayza, asociado al Secretario de la Prefectura señor Leopoldo A. Pé- rez y al ingeniero señor Federico Hohagen, están escribiendo un estudio especial sobre esa fortaleza prehistórica, el que uba vez terminado será impreso en folletos. También ha enviado á la Sociedad, para su museo, algunos cráneos extraídos por ellos « mismos en la excursión que hicieron para expedir el citado 1n- forme. ' Las relaciones de la Sociedad se han extendido considerable- mente de un año á esta parte, pues se ha establecido en este tiempo correspondencias y canjes con cuarenta Instituciones científicas más; habiéndose elevado hoy á diecisiete el núme- ro de sociedades sabias con las cuales la Geográfica de Lima mantiene correspondencia en América; á cuarenta y tres en Eu- ropa; á dos en Africa; una en Asia y dos en Australia, ó sea UN total de sesenta y cinco. Entre éstas, las que más interés han demostrado por el desarrollo y progreso de la Sociedad, han sido la Real Sociedad Geográfica de Londres, la Smithsoniana de — 317 — Washington, la Geográfica de Nueva York, la Paleontológica de Montreal, la de Neuchatel en Suiza, y la de Manchester en Inglaterra. A pesar de la escasez de medios con que ha tropezado la So- ciedad para comenzar sus labores de una manera satisfactoria y provechosa, ha hecho cuanto le ha sido posible para emprender trabajos y estudios en los diversos asuntos geográficos que su variado programa comprende, y si hasta hoy sus esfuerzos no han dado los resultados que se prometía en su entusiasmo, dé- bese exclusivamente á lo exiguo de sus rentas; pues exigiendo » aquellos gastos generalmente algo considerables, ha sido preciso aplazar toda labor técnica de importancia práctica hasta el próximo año, en que ya la Sociedad contará con mayores recur- sos, merced á la aprobación que el Congreso último ha dado al proyecto que desde la pasada Legislatura le presentó el Minis- terio de Relaciones Exteriores, elevando á 800 soles mensuales la subvención de sólo 300 de que ha dispuesto en el curso del presente; cantidad en verdad muy corta, y con la que no ha podido atender á todas sus necesidades. Si se hubiese sancionado ese proyecto desde que el Ministerio lo propuso á las Cámaras, la Sociedad Geográfica habría podido presentar hoy trabajos iniciados de tal importancia, que hubie- ran contribuido poderosamente á levantar el prestigio del país en el exterior, acumulando al mismo tiempo interesantísimos datos sobre topografía y estadística nacionales de gran utilidad para la administración pública, Desgraciadamente el Congreso pasado aplazó la resolución de ese asunto, retardando en dos años la iniciación de investigaciones, estudios y otro género de labores más importantes indicados en el programa de la Socie- dad; entre otros, el mapa climatológico de la hoya del Ucayali y de la costa peruana; así como la ampliación y conclusión del Diccionario Geográfico del Perú, obra comenzada por don Ma- riano Felipe Paz Soldán. El gran incremento que día á día toma esta institución, no sólo por expansión natural en el campo de los estudios fijados en su programa, sino también en sus relaciones con otras socie- dades de su género; crean para ella obligaciones y necesidades cada vez mayores, y á las que se hace urgente atender debida- mente, á fin de sostener su prestigio y acrecentar á la vez sy im- — 318 — portancia como centro intelectual llamado á recoger y á acopiar todos los conocimientos relativos al país, para revelarlos luego en el exterior, ya con un fin práctico, ya con un objeto pura- mente especulativo y por eso mismo más noble y elevado. Entre aquellas necesidades, la que se impone con más urgen- cia, es la formación de una biblioteca apropiada al carácter de la Sociedad. Felizmente, la que ha dejado el sabio Raimon- di puede servir de base para la que se ha de formar según las exigencias del porvenir. Esa biblioteca contiene todas las obras fundamentales de los diversos ramos de la Geografía y de la Historia Natural, é importantes documentos y publicaciones ve- cesarios como fuentes de información para la obra En Perú; de manera que esa biblioteca, no sólo es necesaria para esta institución, si no que es indispensable como complemento para la redacción de la indicada obra. Así, pues, bajo este doble aspecto, se hacía igualmente pre- ciso que el Gobierno proporcionase á la Sociedad Geográfica los fondos necesarios para comprar la biblioteca Raimondi; y com- prendiéndolo así, el Congreso ha votado también en el último presupuesto la suma de 5000 soles con tal objeto, cantidad de la que no excederá el valor de ella, según apreciación prudencial que se ha hecho. Ya en mi memoria del año pasado llamé la atención del Mi- nisterio respecto á la urgencia de completar el mobiliario del local de la Sociedad, con los estantes y demás muebles indis- pensables para su Biblioteca, y muy especialmente para su archi- vo, en el cual debe figurar una sección que contenga documen: Los de gran importancia, como los que se refieren á los límites del Perú con los Estados vecinos. Esta necesidad ha sido igual- mente satisfecha, como las anteriores, y se ha señalado 5000 so- les con el fin de invertirlos en los siguientes objetos: 1.2 Para mobiliario y compra de libros que completen lafBiblioteca, Raimondi. ......»- 0 ube ai 000 S/. 2000 2. Para instrumentos destinados á diversas observa- ARTS A 3000 S/. 5000 Invitada la Sociedad á tomar parte en la Exposición que con > RO — 319 — motivo del IV centenario del descubrimiento de América debe celebrarse en Chicago y Lima; así como al Congreso Geográfico Hispano Portugués Americano que se efectuó en Madrid en Octubre último; se ha visto obligada 4 aceptar esas señaladas muestras de deferencia, y el Consejo Directivo designó para que lo representara en el Congreso Geográfico al señor don Ricardo Palma, aprovechando de la circunstancia de ser este caballero el nombrado por el Gobierno como su Delegado en la Exposición Internacional de Madrid. El señor Palma aceptó desde luego con marcado interés tal honor. Cuanto á la Exposición de Chicago, 4 la que ha resuelto con- currir el Gobierno, ha sido encargada la Sociedad de una de las secciones en que dicha representación se ha dividido, y es la que se refiere á la parte geográfica, estadística, etc. Como según el decreto por el que se encargó á la Sociedad de esa sección, se pidió también que nombrara uno de sus miembros como dele- gado ante la Comisión Central organizadora de dicha Exposi- ción, el Consejo designó como tal al doctor don Manuel A. Muñiz; y como colector—receptor de esa misma sección al doc- tor don Alberto Gadea. La Sociedad Geográfica Italiana de Roma preparó también, en conmemoración del mismo centenario, otro Congreso Geo- gráfico Internacional para este año, al que se ha dignado invi- tarnos. Desgraciadamente ni nuestros recursos ni los elementos científicos con que contamos, nos permiten aceptar invitaciones de este género que ocasionan fuertes gastos; y á no ser por las facilidades que hallamos con la ida 4 Madrid del señor Palma, y de ser costeados por el Gobierno los gastos que ocasiona la jepresentación del Perú en el Certamen de Chicago, nos habría- mos visto obligados igualmente á declinar tan alto honor, que dice mucho en pro de lo que el país puede esperar de *entros científicos como éste, y del entusiasmo con que su establecimien- to ha sido recibido en otros análogos extranjeros. Como la participación de la Sociedad en la Exposición Nas cional no demandaba fuertes desembolsos, el Consejo Directivo aceptó la invitación que le hiciera el señor Alcalde del H. Con- cejo Provincial, iniciador de ella; y nombró como sus delegados para que se entendieran en todo lo que se relacionase con ese certamen, á los señores doctor Enrique Perla y doctor Felipe de Osma y Pardo, -— 320 — Biblioteca y Museo. La Biblioteca de la Sociedad que á causa de la falta de los muebles indispensables para contener los libros que en la actua- lidad cuenta, no ha podido tener aún el ensanche que el Conse- jo Directivo hubiera deseado darle, ha aumentado no obstante. Algunos de sus socios, como el Excmo. señor García Mérou, el señor E. Malinowski, el señor R. Palma y otros más, han he- cho obsequio de varias Obras, todas ellas de gran utilidad para la institución, y algunas de indisputable mérito y muy difíciles de conseguir. Felizmente, ya desde el próximo año contaremos con una bi- blioteca valiosísima y bien numerosa: la que dejó el sabio Rai- mondi, biblioteca que, con los libros que ya poseemos, entre los que existe una colección completa de “La Tour du Monde,” que el Consejo Directivo pidió á su agente en París, y que ya este ha remitido junto con otras obras bien importantes, y las que los socios obsequien, cumpliendo un precepto reglamenta- rio, se elevará su número á muy cerca de 2000 volúmenes y á más de esta cifra sus folletos. Como base de un museo arqueológico, cuenta la Sociedad con algunos objetos curiosos de los antiguos chancas, que el socio corresponsal, doctor don Teobaldo Cancino, ha recogido en su último viaje al departamento de Ayacucho Personal de la Sociedad. El personal de la Sociedad ha sido aumentado con el nombra- miento de algunos socios honorarios, corresponsales y activos. Según la última memoria que os presenté el año pasado, el * número«de honorarios era de 20; el de corresponsales de 32; el de natos de 14; y el de activos de 89. Hoy ese número se des- compone del modo siguiente, siendo de advertir que ya conta- mos entre nuestros miembros honorarios, al eminente geógrafo don Eliseo Réclus: E o O LU A O IO 5: TE SA DD O O Ll IE 14 y A A Ó sea el número máximo que según decreto supremo debe tener la Sociedad. A la vez que tenemos que congratularnos del' ingreso á nues- — 321 — tro seno de personas que con sus luces é ilustración darán nue- vo y poderoso impulso á las labores de la Sociedad; me es tam- bién doloroso rememorar el fallecimiento de cuatro de nuestros consocios: M. Quatrefages de Breu, socio honorario, Presiden- te de la Sociedad Geográfica de París; don Pedro Correa y San- tiago, socio nato, Presidente de la Cámara de Comercio de Li- ma; el Ingeniero don Octavio Pardo, socio fundador, tesorero de la Escuela de Ingenieros; y el Capitán de Navío don Nico- lás F. Portal, socio activo. La muerte de tan útiles colaborado- res, ha dejado hondo vacío en nuestra institución. Parte económica. Por resolución suprema de 2 de Diciembre pasado, se aumen- tó la subvención mensual de 300 soles con 200 más que han si- do abonados con alguna regularidad hasta Setiembre último. Su inversión ha sido la siguiente: Secretaría. UN O RA OO A NOS 100 AAA alla balon il ad al MS ON IN A EN E MAN 1) UIC pat sde aosak eno aia aa av asis a diia. 0 tos e ESC a ondaa eq unn: ¿ED OMLO Eros rene nacentnnoo, ancora tacna rinsss 17 239 Local. e AO cate aba) nalga delta o és 20) HE A O 5 25 3 . Libros é imprenta, E Compra de ObraS..o.iocociics... EAN OE Al, CA O e y a A O O E apados ILOSTAMNCOS 13h asado Miresoyadaco car caccent IO Em paste de lIDrOS uacovo timon unrala dae dodo va 20 Avisos y otros gastos de iMprenta.......... A 0d (Gastos de TECAUDACIÓN:.:ccoeces bacononoo a ZO EA A A A E p 493 quedando apenas para extraordinariOS.....oooooomosnocmommoo Ñ ¡ S/. 500 E ie Mao” : ' El balance de las entradas y gastos del año corriente que debe rendir el tesorero, deja un saldo favorable, pero no de gran significación, que servirá para saldar parte de los créditos pen-- dientes que la Sociedad tiéne. Esta cuenta que ya está revisada por la comisión respectiva hasta Setiembre, será completada en breves días hasta el presente mes, y sometida á la consideración de la asamblea. Al terminar esta ligera revista de los trabajos emprendidos por la institución durante el año, así como del movimiento de su caja, complázcome en declararos que el gobierno se ha mos- trado solícito protector de ella, y adelantándose á la penetración - del Congreso mismo, ha comprendido antes que las Cámaras Le- gislativas la importancia que tiene para el país y ha aumentado espontáneamente la mezquina subvención primitivamente acor- dada por la ley, recabando de la última Legislatura la resolu- ción por la cual se eleva aquella mensualidad 4 S. 800, cantidad extrictamente necesaria, por hoy, para satisfacer sus mas pre-- miosas necesidades. , Tal es, señores, el cuadro de los trabajos de la Sociedad y de 6 su estado económico en el año que termina. Lima, Diciembre 29 de 1892. : Luis CARRANZA. K-—— — _—_— El doctor Carranza, una vez terminada la lectura de la memo- | ria que precede, dijo, poco más ó menos: Y Señores: La memoria que acaba de leerse os habrá dado una idea ge-« neral de la marcha de nuestra Sociedad en el trascurso del año. Veis Cuanto ha ensanchado sus relaciones en el exterior, ele- vando de 304 65 el número de instituciones científicas que man- tienen correspondencias y canjes con la nuestra. Sociedades ru- - sas, como la Imperial Geográfica de San Petersburgo y la de Finlandia, han solicitado espontáneamente canjes con la de Lima. Ha sucedido lo mismo con la Sociedad Geográfica que acaba de fundarse en California y con la de Tokio, en el Japón. Todo esto prueba el interés que inspira fuera del país una So- ciedad destinada á revelar el Perú bajo su aspecto más útil é in- teresante para la ciencia geográfica. Este interés se debe sin du- da, antes que á nuestros merecimientos que por cierto no son aun muchos, al atractivo que los hombres estudiosos y los sabios que PS ¡HOR | — 328 — dirigen el movimiento intelectual de estos ramos de la ciencia, sienten hacia un país altamente seductor para ellos, ya por ser d su inmenso territorio de los más desconocidos, á pesar de estar habitado por un pueblo civilizado; ya por ser su historia una de las más interesantes, tanto por su originalidad como por simbo- lizar la cultura de una de las razas humanas más nobles y miste- ho riosas que de sí han dejado recuerdo: interés que aumenta la cit- 2 cunstancia de que esa raza tiende á extinguirse á nuestra vista. La Sociedad Geográfica ha mostrado en sus labores, cuando MENOS, cierta constancia y anhelo por llenar debidamente su com- > plejo programa. Ha despachado con prontitud diversos asuntos » sometidos á su estudio por las Cámaras Legislativas y el Go- bierno, ha emitido informes ilustrativos que honran la seriedad de su criterio, y ha dado conferencias sobre temas tan importan- tes en el campo puramente especulativo, como en el de su utili- q dad práctica, bajo el aspecto comercial é industrial. Tal es el carácter de las conferencias relativas á la constitu- ción física y topográfica del Titicaca y las que se refieren á la re- gión del Perené y del Ucayali; y en fin, las que han ilustrado al público trazándole en cuadros sintéticos la descripción del asien- to mineral del Cerro de Pasco y de los grandes fenómenos oceá- nicos. Registran todos estos trabajos los Boletines que se han pu- blicado con la puntualidad posible. En ellos la Sociedad ha he- cho supremos esfuerzos para dar lectura que ilustre, y cartas to- pográficas de nuestro territorio que den clara idea de regiones AUN POCO conocidas. En el orden administrativo, las escasas rentas de la Sociedad 3 han sido aplicadas con prudencia y utilidad, como veréis por los anexos que se publicarán. > A estas labores han concurrido los esfuerzos de muchos so- cios; pero debo declarar que, sin la cooperación del señor Basa- dre, con sus oportunas traducciones del inglés y trabajos pro- pios; y sin la inteligente y siempre entusiasta acción del Vice- Presidente D. Camilo: N. Carrillo y del Dr. Perla, la labor - encomendada al Consejo Directivo habría sido muy difícil. Tam- bién hemos sido atendidos por el gobierno que, antes que el - Congreso, ha sabido conocer y apreciar la excepcional impor- he tancia que para el país tiene la existencia de un centro como éste, lo cual honra su penetración, obligándonos al mismo tiem- po á proseguir con más fé en labor tan árdua y algunas veces n Pubgrata, como ésta, . E Señores: Ahora ha llegado el momento oportuno de señalaros, de un modo general, Tas cuestiones más importantes y que de prefe- rencia deben llamar la atención de la Sociedad, tratándose de cumplir el programa que su propia índole le ha impuesto. En los ramos de zoología y botánica, nuestras labores deben reducirse á presentar cuadros de la distribución de. las principa- les especies de estos reinos en nuestro territorio, por zonas pa- ralelas que marquen los límites hasta donde se extiendan estas especies en los niveles de nuestro suelo. Toca á la Academia de Medicina suministrarnos datos respecto al herbario nacional tan rico en plantas medicinales aún desconocidas para la farmacia europea. . En el ramo de mineralogía debemos circunscribirnos á la dis- tribución geográfica de las vetas metalíferas; siendo del resorte propio de la Escuela de Minas la parte que correspode á su es- tudio técnico. Ella nos proporcionará sin duda importantes da= tos en esta materia. Respecto á la geología, relacionándose más estrechamente esta ciencia con la geografía, hasta llegar á ser hoy su comple- mento necesario, el campo de nuestras observaciones y estudios tiene que ser más vasto en este ramo que en los anteriores. Así, siendo tal vez nuestro principal deber, como cuerpo científico, dar á conocer á las instituciones geográficas europeas los Andes peruanos, bajo $ punto de vista de su estructura orográfica y de su carácter geológico, nada puede ser indiferente para la Socie- dad de cuanto se refiere á estas ciencias, Sorprende hasta qué punto se ignora hoy mismo en Europa ciertas cuestiones relativas á la geología de nuestro territorio. Lapparent, uno de los más notables geólogos franceses, anota con un signo de interrogación, en su magnífica obra de geología general, la edad de los Andes, al considerar esta cordillera coe- tánea de la formación plzocena, es decir, de la última gran evo- lución cenozozca que acaso vió nacer al hombre. Esto prueba, señores, que los estudios de Humboldt, Orbigny, Crosnier, Agassiz, Piscis y Forhes, no dan suficiente luz para fijar la épo- ca en que se leyantaron los Andes peruanos, marcando con pre cisión los contornos indecisos de esta parte de la América Occi= dental, que según Lapparent fluctuaba en aquellas edades en. tre las playas del océano miocénico y las que bañaban las ondas del mar p/zocezo, -- 325 —- Otros geólogos, considerando dos sistemas orográficos en los Andes, dicen que la cadena oriental es mucho más antigua que la occidental. En efecto, la paleografía revela que la cordillera del Este es coetánea de las épocas pramarza y secundaria en sus diversas zonas, partiendo de la edad sz2/urzana hasta la cretácea, en tanto que los terrenos volcánicos modernos, representados por lavas y traquitas, al extenderse desde Tacna hasta el Norte del Ecuador, parece que demostraran claramente que nuestra cor- dillera occidental es p/zocénzca, alternando en algunos parajes las formaciones primitivas con las últimas capas reozózcas, como pa- rece que sucediera en el valle de Lima y en otros de la costa, donde los terrenos de aluvión moderno, y algunos de la época terciaria, se extienden á los piés de cadenas graníticas y que co- munican al paisaje un aspecto tan árido y desolado, como el que debió presentar el mundo antes de la aparición de los seres Orgánicos. De manera que la primera cuestión de gran interés científico que se impone á nuestro programa, es la de presentar á los geó- logos todos los datos que sean posibles sobre la constitución geológica de los Andes peruanos, para que ellos dén á esos es- tudios unidad y síntesis. Aquellos datos debe proporcionarlos en primer término la Es- cuela de Minas, porque es una de las obligaciones impuestas por sus Estatutos. Ella, pues, nos servirá de poderoso auxiliar en estas labores, Merece también estudio especial la naturaleza de las grandes dislocaduras que nuestra cordillera oriental nos presenta, al dar paso al Apurímac, al Pachachaca, al Pampas y al Mantaro. ¿Son - >estas simples fracturas de la cordillera Ó repliegues de ella, ó bien verdaderas soluciones de continuidad causadas por,cadenas trasversales que corresponden á otros sistemas orográficos? Cuestiones son éstas muy interesantes para la orografía na- cional. En la sección de climatología debemos recoger cuantas obser- vaciones se hagan y se hayan hecho respecto 4 temperaturas me- dias de nuestro litoral y de las regiones orientales; y de todas las que en general se refieran á esos climas, por ser este conoci- miento el más importante tratándose de formar establecimien- tos coloniales con razas europeas. Los Centros Andinos y el ob- servatorio “Unanue” en Lima, podrán suministrarnos buenas ob- -servaciones en el curso del año entrante. Los demás asuntos propios de nuestro programa, como los - A RD a y Ñ — 326 — ramos de estadística y arqueología, requieren tiempo y constan- cia para llegar á una labor provechosa. Las opiniones dominan- tes hoy entre los arqueólogos y etnógrafos, parecen inclinarse resueltamente á la creencia de que distintas razas de variada cul- tura han habitado desde remotos tiempos nuestro territorio. Es- tas Opiniones parecen fortificadas por los recientes estudios cra- neológicos que se han hecho, así como por el tipo arquitectóni- co de las diversas ruinas desparramadas desde Tiahuanaco hasta Cuelap, que parecen marcar otras tantas jornadas etnográficas, Para esta clase de investigaciones y estudios, nuestra Sociedad puede suministrar colecciones craneológicas y copias fieles de monumentos arqueológicos. En la parte de hidrografía fluvial hemos adelantado bastante. Las últimas exploraciones del Señor Samanés en el Apurimac, nos han revelado regiones hermosas y desconocidas que se ex- tienden 4 las dos márgenes de aquel río, y suministran importan, tes datos respecto á la navegabilidad del Eni y del alto Apurimac. Los estudios del ingeniero Perez en sus últimas exploraciones por el Pichis y el Pachitea, dejan despejadas todas las dudas que existían sobre el origen de estos ríos y su caudal. Con algunas observaciones más de posiciones geográficas á lo largo del cur- so de aquellos afluentes del Ucayali, podría trazarse el plano to- pográfico exacto de tan interesantes regiones. En resumen, presento á la consideración de la Asamblea Ge- neral, el siguiente cuadro de cuestiones geográficas de que debe ocuparse de preferencia: Zoología y Botánica. Distribución de las principales especies por zonas horizontales y gradación de niveles. Orografía y Geología. Edad relativa de las dos cordilleras. —Naturaleza de las gran- des dislocaduras de la rama oriental. Hidrografía fluvial. Curso del Paucartambo.— Nuevas exploraciones del Eni y del Bajo Apurimac, así como del Amarumayo (Madre de Dios.) Climatología. Cuadro metódico de observaciones termométricas en las di- ( versas regiones del territorio. — 3 — Sección de geografía descriptiva y estadística. Publicamos 4 continuación un interesante estudio descriptivo de la provincia de Huancayo, que nos ha trasmitido su autor, persona ilustrada que nos merece entera fé. Huancayo. (Ligeros apuntes sobre sus límites, constitución física, habitantes, caminos etc. ) LÍMITES. Confina por el E. con la región casi desconocida de la mon- taña (1); por el O. con la provincia de Yauyos, en los puntos denominados Condorí y Acuo; por el N. con la de Jauja en la colina llamada Alapa, que separa el pueblo de San Jerónimo del de Concepción; por el S. con la de Tayacaja, en un lugar que lla- man Tayaccasa. Su mayor extensión de N. á S. es de ocho le- guas, y de E. á O. hasta la parte indicada, de cuarenta y dos. (2) CONSTITUCIÓN FÍSICA. La parte central de esta vasta é importante provincia presen- ta un terreno llano, que se extiende hasta la de Jauja, conocido con el nombre de “Valle de Jauja”; la parte E. ofrece un terre- ho quebrado y montuoso, y la occidental además del quebrado, unas extensas llanuras frígidas conocidas con el nombre de Pampas. e Las principales cadenas de cerros que atraviesan la provincia de Huancayo de N. 4 S. son formadas por dos ramificaciones de la cordillera de los Andes, las que la cortan en toda su ex- tensión: una por el E. que la separa de la región de los bosques vírgenes, y otra por el O. que le sirve de límite con la provin- cia de Yauyos. La parte llana de la provincia de Huancayo, encerrada entre cadenas gigantescas de montañas que parecen desafiar osadas al (1) El Apurimac, en su zona del Eni. (2) 48 kilómetros y 252 kilómetros, respectivamente- (Notas de la Secrétaria.) — 328 —= cielo, y que forma, como se ha dicho, el “Valle de Jauja”, fué sin duda en tiempos prehistóricos el fondo de un gran lago, cuyas aguas depositadas por millares de años, se abrieron cauce á con- secuencia de algun fenómeno geológico, por la quebrada ó gar- ganta situada al SSO. de Huancayo y que lleva el nombre de Chanca, y por donde ahora se precipita el Mantaro. La calidad del terreno y la perfecta regularidad de las capas sedimentosas y estratificadas, no dejan casi duda alguna sobre la verdad de este hecho. El clima en esta provincia, varía mucho según los lugares, pues si en la región de las “montañas” el termómetro señala de 15 á 18” centísr ados durante la noche, con un tiempo calmado: en las frígidas altiplanicies llamadas “punas” baja hasta 5” bajo cero con el mismo tiempo. Si en las montañas se siente 4 medio día, donde el termóme- tro señala hasta 36” centígrados, un calor sofocante: en la re- gión de la puna se sufre un frío insoportable. Sin embargo, podemos señalar en 15? centígrados la tempera: tura media de la ciudad. En la provincia de Huancayo, en general, las lluvias son fuer- tes, comenzando desde principios de Setiembre hasta fines de Marzo, época que constituye la llamada en la sierra “estación de las aguas”, en la que los ríos, apesar de su pequeño caudal, causan graves trastornos en los negocios; pues los internadores y viajeros de las provincias del Sur tienen que esperar á veces un día entero á que “bajen las aguas”, por carecer casi en su to- talidad de puentes todos los torrentes y riachuelos de la pro- vincia. 6 ríos (Su origen y Su curso.) Río Mantaro.—Este río, como todos saben, nace en el lago de Junin, corre en dirección S, hasta el pueblo de la Oroya, donde tuerce bruscamente por algun trecho hácia el E; conti- núa después su curso de N, á S. atravesando las provincias de Jauja y Huancayo, para desviarse luego al E. en la profunda quebrada de Izcuchaca, pasando por Anco, Mayocc, Chiquiacc, etc., aumentando sucesivamente su caudal con el de los nume- rosísimos tributarios que recibe, hasta unirse con el Apurimac para formar el Ene. Este río divide la provincia de Huancayo en dos partes casi iguales, de tal modo que á cada lado quedan cuatro distritos; Huancayo, Sapallanga, San Jerónimo y Pariahuanca en la parte - E.; y Sicaya, Chupaca, Chongos y Colca al lado opuesto. Rito Sulcas. —Nace en los nevados de Huaritanga, á 30 kiló- metros al E. de Huancayo, corre en dirección de E. 40. y va unirse al Mantaro á poca distancia de la población. Sus principales afluentes son: el Ronda, Nuñunhuayu y Utu- - tupalla, que nacen en los nevados de Ronda y la laguna de Huacracocha. Rio Florido.—Este río toma sus aguas del Sulcas, y le dan A por contraste el nombre que tiene, por ser tanta la fetidez de los miasmas pútridos que exhala en verano, que es verdadera- -» mente asombroso que no se desarrolle alguna epidemia, corrien- do, como corre dicho río, por el mismo centro de la población. Sería de desear que las autoridades locales pensaran sériamen- te en aumentar el caudal de este río, lo cual nos parece suma- mente fácil, pues con bajar algo el nivel del que sale como he- mos dicho de la laguna de Huacracocha y poner á éste un di- que con una compuerta para manejarla á voluntad, estaría todo arreglado; y esto no valdría á mi ver más de S, 1.000. 2 Rto Chalca.— Nace al SE. del cercado de Huancayo de unas - vertientes situadas cerca de la laguna de Tiulla-cocha, se junta 2 con el riachuelo que viene de Huinchos, caserío situado al E. E de la ciudad, y corre por el S. hasta que, mezclando sus aguas [2 con las del río Florido, se une al Mantaro al SO. de la población. O Además de estos ríos, tenemos: el de la Quebrada—honda, que corre al N. de la ciudad, y el de Pishup-yacun y el de Aali, que son solo temporales y corren por el S. Enel distrito de Colca los principales ríos son: el Canipaco y el de La Virgen, que reunidos forman el río de Chacapampa que pasa por Colca, Carhuacallanga y Moya, donde toma el nombre de río Moya ó vapor brillante, y se une al Mantaro por el O. cerca de este distrito. ==: Enel de Chupaca, el río de su nombre, que atraviesa este distrito de NO. 4 SE y tributa sus aguas al Mantaro, hallán- - dose su confluencia casi al frente de la desembocadura del Sul- cas por el lado opuesto. Enel de Sapallanga, los principales son: el Pucará que na- ce en los nevados de Azapara, corre de E. á O. pasando por el -N. de Pucará; el de Caclas que nace en los nevados de Huari, se une á otro que viene de unas vertientes que están cerca de _Huacracocha, corre de E. 4 O., uniéndose en su curso los pe- queños ríos llamados La Punta, Melochaca y Quillis, y engro- AN 12 ñ ES Y $ 0 Ay y Y] «e — 330 — sado con estos afluentes se une al Pucard, para formar el río Chanchas, que continúa en la misma dirección hasta unirse al Mantaro. Los de San Jerónimo y Tunán, en el distrito de San TerónO mo, que se unen al Mantaro al SO. de este pueblo. En el distrito de Pariahuanca, los principales ríos son: el Y uracc-yacu que nace de Rondá, el Onza que nace de los ne- vados de Quimsa-cocha (tres lagunas), el Calla-cocha que nace en la laguna de su nombre, el Llacsapirca que nace en la laguna de Ulhus, el Aychana, el Arma que nace de la laguna de Visca- cruz y el Lihuina, que reunidos forman el río Pariahuanca, el mismo que unido con el Sagúinto de la provincia de Tayacaja, forma el caudaloso Andamayo. LAGUNAS. Las de “Huacracocha” en el distrito de Huancayo; Ñahuin- puquio en el de Chupaca; Tiullacocha y Patococha en el de Sapallanga; Aymará, Ayarcocha y Hornillo en el de Colca; Ca- llacocha, Ouimsacacha, Ulhus, Viscacruz y Pucacocha en el de Pariahuanca. CAMINOS. Los principales caminos que sirven de entrada á esta provin- cia, son los siguientes: el camino llamado de Pucará, que pone en comunicación la provincia de Huancayo con las de Taya- caja, Huancavelica, Huanta, Ayacucho, etc.; el camino llamado de Huayucachz, semejante al anterior, y que llena las mismas funciones, si bien tiene menor tráfico; el denominado de Ascá que camunica con algunos pueblecitos de la montaña; el de Huinchos que pone en comunicación con la montaña; el de Aco- palca que comunica Huancayo con la región del Pangoa, es el peor camino que hay, razón por la que no puede aun prosperar esa parte tan fértil é importante; el que pone en comunicación con la provincia de Jauja, y por consiguiente con Lima, y por último el del O. que conduce 4 Cañete, Ica, Lunahuaná, Chin- cha, etc. E POBLACIONES. La provincia de Huancayo está dividida en ocho distritos: Huancayo, San Jerónimo. Sicaya, Chupaca, Chongos, Sapallan- ga, Colca y Pariahuanca. DAA AS cd A me % 3 y dd 28 mm Distrito de H uancayo (curato.) Este distrito comprende la capital y los pueblos de Cajas, Pac- cha, Aza, Huari y Huancán, y los caseríos y estancias de Oco- pilla, Pichcos, Huanya, Llamus, Tinya, Ancala, Huicho, Ay- huán, Vilcacoto, Huinchos, Uñas, Chamiseria, Cochas, Incho, Mejorada, Hualahoyo y Tanquiscancha, y la hacienda Acopalca. Huancayo. —La ciudad de Huancayo es la capital de la pro- vincia, y por consiguiente la residencia de las primeras autorida- des; tiene cerca de 6.000 habitantes, se encuentra á los 12* 24” de latitud S. y 77” 13' de longitud al O. del meridiano de París; (1) su altura sobre el nivel del mar es de 3,205 metros. La población se halla situada sobre un terreno de aluvión (2) común á todo el valle de Jauja. El viajero que por primera vez llega á ella, se queda sorprendido al contemplar su hermosa calle de más de veinte metros de ancho, sus graciosas y elegan- tes casas y su pintoresca campiña. En esta ciudad se juró la independencia del Perú en noviem- bre del año 1820, entre el coronel D. Marcelo Granados, el cura coadjutor D. Estanislao Marquez y el Escribano D. Juan _de Dios Marticorena que encabezaban á los principales de la ciudad y al pueblo llano; se hizo la jura en un tabladillo que se formó en la 5.* calle de Huancayo, La actitud del pueblo iba tomando cada día mayores proporciones, cuando el general es- pañol Ricafort que venía del S. con mil doscientos hombres, ahogó este grito de libertad en un combate que tuvo con las fuerzas patriotas compuestas de once mil hombres armados de - *unas cuantas escopetas, sables, lanzas, palos, piedras, etc., com- bate en que el armamento y pericia de los españoles triunfó del número y la justicia. Este hecho no está consignado eh la his- toria, no sé por qué. La ciudad de Huancayo tiene 217 calles (cuadras); tres puen- tes de cal y piedra, uno de los cuales que se halla sobre el río Sulcas, es célebre por la derrota y muerte del subprefecto de (1) En «La Integridad» N? 174, correspondiente al 19 de Noviembre del presen- te año, aparece estar situado Huancayo á los 12 1 de latitud S. y 77? 31” de lon- gitud al O. del meridiano de París; pero este es un error, pues basta el sentido común, para ver lo falsa que es esa posición geográfica; pues estando Lima á los 122 2 y 15” de latitud $S., viene á resultar Huancayo á 1” 14” al N. de Lima; no siendo así, sino que al contrario está á mas de 20' al S. de esa capital, como lo sabe cualquiera persona medianamente instruída, (2) Más bien de sedimento lacustre. — (Vota de la $.) Jauja D. Casimiro Lizárraga, el 25 de noviembre de 1867: tres plazas, una llamada de La Constitución, otra de Armas y otra de Toros. La plaza de la Constitución fué fundada el año 1813, posee una preciosa pila rodeada de verja de hierro y jardín, y dos pl- letas que surten de agua á la parte N. de la población. La plaza de armas que es algo más grande que la anterior, posee lo mismo que aquella, una pila y dos piletas, que dán agua á la parte S. de la ciudad. Esta plaza es tristemente célebre por el fusilamiento da los patriotas Enrique Rosado Lindo, V. Sa- maniego y Tomás Gutarra (sicalnos), que hechos prisioneros por las fuerzas chilenas en la pampa de Chupaca, peleando valerosa- mente en defensa de su patria y sometidos 4 un consejo de gue- rra, fueron victimados el 20 de abril de 1882, conservando has- ta exhalar el último aliento un valor y sangre fría admirables, es- pecialmente Lindo, quien momentos antes de espirar pidió la palabra y se expresó en estos términos: “Muero contento, pot- que es muy dulce morir en defensa de su patria, y lo único que ruego á Dios es que sigan mi ejemplo y profesen un odio eter- no á Chile y sus bandidos hijos” ¡ Loor á esos patriotas, y paz en su tumba! El 3 de Julio de 1884 tuvo lugar en la misma plaza el fusila- miento de Tomás Laimes, Vilchez, Santisteban y Briseño, je- fes de montoneras que, se dice, cometieron en los pueblos de “la banda” tan gran número de crímenes, que dá horror el con- tarlos. El general Cáceres los tomó, los semetió 4 consejo de guerra y los hizo ejecutar el día citado. El panteón es bastante espacioso, aunque se halla en muy mal estado. Se está refeccionando y embelleciendo. El local del hospital que debía tener Huancayo, está comple- tamente arruinado desde el tiempo de la guerra, y abandonado por la increíble inercia de la Sociedad de Beneficencia. Hay una cárcel pública, recientemente refeccionada. El Colegio Nacional de Santa Isabel, reconstruido mediante fuertes desembolsos y esfuerzos de la Municipalidad, es bonito y espacioso, La ciudad de Huancayo tiene dos templos: la Matriz, con- cluída el año 1831 y que se halla en la plaza de La Constitu- ción, y la de Nuestra Señora de las Mercedes al N. de la po- blación. Además de estos, hay otro que fué construído en 1619, siendo corregidor de la ciudad D. Fernando Carbajal, y que es- taba en ruinas desde el 29 de octubre de 1876. Hoy se halla BOB, en estado de reconstrucción, merced á los esfuerzos y generosl- dad del cura Dr. D. Pedro T. Reyes. Huancayo tiene un colegio nacional llamado de Santa Isa- bel, doce escuelas municipales con las de los anexos y caseríos, de las cuales son dos de niñas y las demás de varones, aparte de tres particulares. Además, todas las cabezas de distrito, así como sus anexos y caseríos tienen escuelas de instrucción primaria. Hay tres sociedades: “El Club Internacional de Tiro al Blan- co”, la Sociedad “Unión Huancaina” y la Filarmónica.” La fundación de la ciudad de Huancayo se pierde en la os- curidad de lo desconocido, pues no existe documento alguno que dé luz sobre el particular. Debe su nombre, según la tradi- ción, á una gran piedra que existía en una laguna situada en el lugar en que hoy se encuentra la iglesia en construcción, de donde tomó el nombre de /Zuarcayocc (con piedra). Los espa- ñoles para construír la Iglesia, tuvieron que secar la laguna y volar la piedra. Pero la opinión más aceptable es la que cree que tomó el nombre de los mismos indios Zuwarcas que la habitan. Cajas.— El pueblo de Cajas se halla situado al pié de una co- lina al NE. de Huancayo, es vice-parroquia, y sus habitantes se dedican principalmente á la industria de la tintorería y car- pintería; el clima es algo más frío que el de Huancayo. Aza.— Este pueblecito se halla al ENE. de la población, en medio de una abundante vegetación. Sus habitantes se dedican á la agricultura. Huancán.— Este pueblo está al SSO. de Huancayo, tiene un clima húmedo; la principal industria de sus moradores es la de hacer suelas, ] » lHuarí.—Los habitantes de este anexo, aprovechando de la retirada intempestiva del coronel chileno Urriola, penetraron llevados solo de su instinto de pillaje y destrucción, en la ciu- dad de Huancayo, armados de rifles y lanzas, saqueando, asesi- nando y cometiendo mil excesos, el 4 de julio de 1883. Sus mo- radores se dedican al comercio de pieles de vicuña y ganado. Paccha.— Este pueblo se halla en la falda de un cerro, al NE de Huancayo, sus terrenos son áridos y sus habitantes se dedi- can principalmente á la sombrerería, así como las mujeres á bor- dar mangutas y tejer fajas de lana. Ocopilla.— Entre este lugar y el S. de Huancayo llamado Azapampa (pampa de hielo), tuvo lugar un combate entre las fuerzas del general Cáceres y las del general Iglesias al man- - do del coronel Yesupp, el 25 de mayo de 1885; combate que — 334 — duró desde las 7 p. m. hasta las 12 y terminó con la retirada del general Cáceres y defección de parte de sus fuerzas. La hacienda Acopalca es propiedad del señor Juan Vallada- res, se halla al Este de Huancayo, es bien extensa y de gana- dería. Distrito de Chupaca (curato.) El distrito de Chupaca se compone del pueblo del mismo nombre, y de los de Ahuac, Huayao, Pillo, Huarisca, Huaman- caca—chico, San Juan de Jarpa y Potaca; y los caseríos y estan- cias de Iscos, Acac, Cochangará, Pincha, Orconcruz, Villahur- co, Azana, Llacuas, Marcatuna, Ninahanya, Patococha, Anda- marca, Copca, Tacana, etc, y las haciendas de Laive, Antapon- go é Ingahuasi. Chrupaca.— El pueblo de Chupaca se halla situado sobre una pequeña colina, al O. de Huancayo; su clima es algo frío y sa- ludable; posee bastante agua potable, y sus habitantes se dedi- can principalmente á la agricultura y arriería. Ahuac.— Este anexo se encuentra al O. de Chupaca, tras de la colina donde se encuentra este pueblo. Tiene un baño llama- do de San Sebastián, al que se atribuye propiedades terapéuti- cas. Sus moradores se dedican casi en su totalidad 4 la arriería. Pillo. — A poca distancia de Huancayo y á la orilla del Man- taro, se halla el pueblo de Pillo, célebre porque sus habitantes cortaron el puente colgante de “La Mejorada” que los pone en comunicación con la ciudad, y sostuvieron, unidos con los de Chupaca y Sicaya, fuertes combates con los chilenos que que- rían reconstruirlo, por lo que éstos los incendiaron. Las tres haciendas son de ganadería y muy extensas, y perte- necen á D, Luis Duarte y D. Viterbo Hostas. Distrito de Sapallanga (curato.) Este distrito es formado por los pueblos de Sapallanga, Hua- yucachi, Pucará, La Punta; y los caseríos y estancias de Viquez, Cacas, Retama, Miraflores, Huacrapuquio, Huamanmarca, Cull- huas, Asca, Raquina, Paccha, Melochaca, Patalá, Sulla, Cochar- cas, Pihuas, Chucos, Mallqui, Pallahuarcuna, Marcavalle y Hualispanca. Sapallanga.—Este pueblo situado al S. de Huancayo, es de fundación anterior á él; su clima es sano y benigno; sus habitan- — 335 — tes se dedican principalmente á la agricultura y fábrica de teji- dos de lana, Huayucachi.— Situado al O. de Sapallanga, con una pinto- resca campiña, agua excelente y delicioso clima, Sería bueno que el Soberano Congreso decretase la emanci- pación de este pueblo del distrito de Sapallanga, como tienen propuesto los HH. Diputados por Huancayo, y formar otro aparte; pues además de que está llamado á ocupar un rango su- perior por su adelanto y prosperidad, es de muy difícil adminis- tración desde la capital del distrito por la distancia en que se encuentra. Parece que hasta la naturaleza hubiese querido divi- dirlos, porque se hallan separados ambos pueblos con igual nú- mero de caseríos en derredor por un elevado cerro calcáreo. Pucard.—Situado en la falda de una colina, es célebre por el combate del ejército peruano comandado por el general Cáce- res, con el invasor al mando del coronel Estanislao del Canto, el 5 de Febrero de 1882. La Punta.— Pueblecito situado á una legua al S. de Huan- cayo, de buen clima, bastante agua y rodeado de espesa vegeta- ción. Marcavalle.— Caserío célebre por el combate de las fuerzas del general Cáceres con el batallón chileno “Santiago”, el do- mingo 9 de julio de 1882, á las 5 a. m., combate que terminó con la derrota del último, y trajo por consecuencia la inmediata desocupación de Huancayo por el invasor, Distrito de San Jerónimo (curato,) Este distrito está formado por los pueblos de San Jerónimo, Hualhuas, Quichuay, Viloy, Ingenio, Ouilcas, Ranra, Puma- cusma, Tunán, Huando, Lastay, Casacancha y Saño. San Jerónimo.— Este pueblo, capital del distrito de su nom- bre, se halla al N. de Huancayo; carece casi por completo de agua, pues sus moradores se surten solo de una miserable ver- tiente que hay cerca del pueblo. La principal industria de sus habitantes es el comercio con las montañas y las provincias del S., y el oficio de la carpintería, especialmente en el ramo de si- lletas. Hualhuas y Viloy.— Que tienen en sus alrededores una can- tidad inmensa de árboles quinuales, están situados al NE. de Huancayo. Sus habitantes se dedican á la carpintería, agricul- _tura y tintorería. — 336 — Ingento.— Caserío al NE. de San Jerónimo; el negocio casi esclusivo de sus moradores es el beneficio de sus calizas, con las que surten de cal á las provincias de Huancayo y Jauja, y la venta de piedras de construcción. Distrito de Sicaya (curato.) Este distrito es muy limitado y solo comprende los pueblos de Sicaya y Huachac, y los caseríos y estancias de Llacuas, Es- malpago y Cachi. Sicaya,— Este pueblo que se encuentra 4 9 kilómetros al NO. de Huancayo, se halla sobre una colina árida de tierra blanquisca que hiere la vista con el calor del sol; no tiene agua ni para las primeras necesidades, de modo que sus moradores tienen que ir á buscarla hasta los bajíos de la población, donde corre un canal que han extraído del Mantaro. Esmalpago.— Sitio pintoresco rodeado de una hermosa cam- piña, surte de agua á Jos habitantes de Sicaya que tienen allí sus chacras; pues que en el mismo pueblo no produce sino ce- bada y un poco de trigo de mala calidad. Cachz?.— Situado en la región de las punas, notable por sus minas de sal gemma y vertientes de agua salada. Distrito de Chongos (curato.) Este distrito se compone de los anexos de Huamancaca-gran- de, Tinyari y Punpunya, y los caseríos y estancias de Chupuro, Copón, Carhuapaccha y Turpac. Chongos.— Está al SO. de Huancayo, y es de clima más frío que el de esta ciudad. Sus habitantes se dedican 4 la agricul- tura y 4 la arriería, Huamancaca-grande.— Este pueblo que se encuentra á las orillas del Mantaro, es notable por la excelente calidad é inmen- sa cantidad de guindas (cerasus capulí) que produce; y célebre en la historia de Huancayo, por el combate entre la juventud de esta ciudad y los bandidos que con el nombre de guerrilleros mandados por Tomás Laimes, venían á saquear la población aprovechando de que ésta estaba desamparada, pues las fuerzas del general Cáceres estaban recién en Izcuchaca. Mandaron un ultimatam intimando que la ciudad se entregara á su merced en el término perentorio de dos horas, y amenazando entrar á san- « gre y fuego si así no lo hacía; pero Huancayo que recordaba TADA "E pod, ds YE 1% | 4 ES e (7 ? y com horror los crímenes cometidos por la montonera de Huari sel 4 de julio de 18883, respondió: que antes sucumbiría luchando el último de sus hijos. que entregar la ciudad al saqueo y vanda- == laje. Laimes se venía á atacar la población por el citado Hua- mancaca, cuando se encontró con ochenta jóvenes que ¡ban ha- ciendo un reconocimiento; inmediatamente se empeñó el com- bate entre veinticinco de éstos y parte de los montoneros, que en número de más de 5.000 y provistos de todas armas, se en- -contraban ya en aquel pueblo. El combate tuvo lugar el 21 de mayo de 1884 y duró se:s horas, terminando con la retirada de ambos al aproximarse la noche. Distrito de Colca (curato. ) Este distrito se compone de los pueblos de Colca, Chaca- pampa, Carhuacallanga, Chongos-alto y Huasicancha; y los ca- seríos y estancias de Yanahulo, Chucho, Huahán, Quishuar, Uylumpo, Laria, Lapa, Chilcay, Rumi--chaca, Huancayo-co- rral, Nuestra, Oscullo, Chuchín y Antacocha, Colca.— Este pueblo se halla al SSO, de la ciudad de Huan- cayo, y á distancia de 30 kilómetros; su temperatura media es de 10? centígrados. La principal industria de sus moradores es la ganadería y la agricultura. Todos los anexos y caseríos de este distrito han sido el teatro de las correrías de la montonera (formada por sus mismos ha- - bitantes) que saqueaba las haciendas circunvecinas, incendián- = dolas en seguida, y asesinando sin piedad á cuantos tenían la desgracia de caer á sus manos, más aun si eran bancos á quie- - nes les ponían el epíteto de chzlenistas, A 0, » Distrito de Pariahuanca (curato.) Este extenso distrito que iguala en tamaño á todos los otros Juntos, comprende: Pariahuanca, Panti, Acobamba, Huachicna, - Chaquicocha, Tinco, Paurán, Lihuina, Haychulá, Huauyalá, - Tarapampa, Lucma, San Francisco, Lampa, Milobamba y Oco- ro; y las haciendas de Coyllorbamba, Huaribamba, Alcotanga, - Andaychahua, Aychama, El Viejo, Llacsapirca, Punto (1) y - Antarpa. he É (1) .La hacienda de Punto la poseen desde el tiempo de la guerra los indios montoneros, que aprovechando del estado anormal por el que atravesaba enton- ces el país, se la arrebataron á su legítimo dueño D. Jacinto Zevallos, sin que éste haya podido recuperarla hasta ahora, apesar de sus esfuerzos. » A 7 = y 13 E — 338 — Pariahuanca.—Capital del distrito de su nombre, tiene um clima cálido. Sus habitantes se dedican á la agricultura y al be- neficio de la caña de azucar. Pantr.—Célebre por el combate entre las fuerzas del gobier- no al mando del coronel La Torre y las de los revolucionarios: mandados por el valiente jefe D. Vicente Escobar el 3 de j ju- nio de 1873, HABITANTES. Los habitantes de la provincia de Huancayo en número de más de 65.000, se pueden dividir en tres secciones: 1.” los blan- cos, 2.” los mestizos y 3.” los indios que son los más numerosos. La raza blanca viste lo mismo que la europea y tiene más ó menos las mismas costumbres; así es que creo inútil ocuparme de ella. i Los mestizos hablan el quechua y el español. Los hombres visten pantalón de casinete Ó casimir, chaleco de paño y chaque- tón, que es un saco que les llega sólo á la cintura y muy holga- do; casi nunca dejan el tradicional poncho. Las mujeres visten una especie de traje de mucho vuelo, y comunmente de bayeta, merino, cachemira ó cienhilos, llamado /a/del/ín; un gabán muy corto ajustado al cuerpo y muy adornado que llaman monillo; una mantita de bayeta de castilla de dos tercias Ó tres cuartas (de vara) de largo, por la mitad del ancho de la bayeta rivetea- da con cinta de seda floreada llamada //zc/fita y que la llevan sujeta con un prendedor; otra manta de la misma tela, de una vara de largo, por todo el ancho de eJla, que les sirve parace embozarse y que lleva el nombre de man£2//a; sombrero de paja ó de fieltro. Los indios hablan el quechua que difiere mucho del antiguo y del de los del S., y mezclan ese idioma y el castellano á cada instante. Los hombres visten un calzón ancho de bayeta negía, que les llega 4 las pantorrillas, chaqueta del mismo género y fa- ja de lana más ó menos clara y vistosa tejida en el país, no de- jando el poncho sino cuando están de mayordomos en la cele- bración de alguna fiesta, Ó se les muere algún deudo; pues para ese día alquilan capas para acompañar el cadáver al.cementerio. El calzado diario es una especie de sandalia de cuero de vaca sin beneficiarse, llamado o07ota Ó sucuy, y solo en los días feria dos lo reemplazan con zapatos. : Las mujeres llevan una bata negra llamada cotóx, que los cu o bre todo el cuerpo, y cuyas mangas no les llega sino hasta el codo; á esto añaden un paño, también negro, que les cae tercia- do desde el hombro del lado izquierdo hasta la altura de la rodi- lla y que va sujeto con rma cinta de lana al cuello y ribeteado con franja de oro Ó plata: á este paño le llaman axzaco; sobre el anaco y el cotón se atan la cintura con una faja de colores muy vistosos; la porción del brazo que vá descubierta por llegar el cotón sólo hasta el codo, como llevamos dicho, la cubren con unas mangas de terciopelo ó paño, bordadas con seda de mil colores; á estas mangas que podemtvs llamarlas postizas, las de- nominan mungutas; una manta de bayeta de castilla de una vara y cuarta de longitud, llamada reboza, les cubre la espalda; esta manta vá prendida sobre el pecho con una cucharita de pra llamada /zcp?. La mayor parte de estos infclices indios se hallan entregados al más grande fanatismo, y su culto es puramente idólatra; pues para ellos su único deber religioso es hacer casi todo el año las fiestas de los santos, y luego emborracharse (¡ de gusto de haber salvado su alma!) hasta el extremo de cometer mil inmoralida- des y -hasta crímenes. Qué bueno sería que los señores párrocos, lejos de obligarlos (por conveniencia) á celebrar estas fiestas, en que los infelices indios gastan en un día el poco patrimonio que tienen, hasta el punto de no tener un pan que comer para satisfacer su hambre y quedarse ellos y su numerosa familia en la mendicidad: les pre- -dicasen la virtud, la moral, el trabajo, el amor al prójimo, etc., que es su principal deber. PRODUCCIONES. » Flora.— En esta provincia, la vegetación es muy variada y abundante, tanto por su extensión, cuanto por la desigualdad de su clima. Así entre los acotiledones tenemos: El Zullucha (Nostoc vessicolosus), alga que les sirve de ali- mento. Todos los cerros de la provincia se hallan cubiertos de varias especies de criptógamos de la familia de los /¿guenes, que las emplean contra las enfermedades del pecho, y son cono- cidas con el nombre de papelzllo. La calaguala (Rzchard¿a africana), la totora (Tiphus truxt- lensís) que la usan para hacer asientos de sillas, la salvagina (Fillandsia usneozdes) empleada para colchones, almohadas, etc: — 340 — á : el humiro (P/4telephas macrocarpa) cuyos frutos llamados maz- fil vegetal sirve para fabricar puños de bastones, el bombo- naje (Carludovica palmata) que es empleado para tejer som- breros de paja, industria que desde algún tiempo á esta par- te va tomando mucho incremento; el trigo (7+2£icum repens), ey máís (Zea mays) que es la gramínea más útil para las pobla- ciones del interior, pues que un poco de maíz tostado conocido con el nombre de caxzcha, cebada molida Ó machca y un talegui- to de coca, constituyen el único alimento de los pobres indios, v con solo eso emprenden tan largos viajes y pasan tantas pena- lidades, que asombra el verlos; la caña de azucar (Zaccharum oficinarum), la caña brava (Gyneróum sageittatum) y la avena (Avena sativa) crecen con bastante abundancia; la chonta (Bac- tris calzata) cuya madera emplean los salvajes para la construc- ción de los arcos de sus flechas, y en Huancayo para fabricar bastones, reglas, etc.; la camona (Martinezta cartotifolia) Cuyo cogollo tierno sirve de alimento, el ajo (4/zum satívum) y la cebolla (4/2um cepa) que usan como condimento, están dota- das de propiedades antihelminticas; el ichu Ó ussa (S£2fa ¿chu) gramínea que crece en las elevadas cumbres de los cerros y sir- ve de pasto sano y nutritivo á los ganados, es empleado para te- chos de cabañas y chozas, y también como combustible; el espá- rrago (Asparragus officinalas), la zarzaparrilla (Suilax oblicua- ta), la flor de lys (Amarylis formossisíima), y el narciso (Varcz- ssus tazzeta) crecen con abundancia; la esquisita piña (Brome- lía ananas). el plátano (Musa parad?szaca) que tiene muchas variedades, tales como el guzneo, el artabellaco, el de isla, el pa- lzllo, etc., etc.; el azafrán (Croccus satívus) que se cultiva en al- gunas huertas, la achira (Carra ¿ndica), la aromática vainilla (Vanilla aromática) que es estimada por sus frutos de un per- fume delicioso. Entre los dicotiledones tenemos: El ciprés (Cupressus sempervtrens) cultivado en algunos jar- dines; el laurel (Malica policarfa), el aliso (A/nus acuminata) que es una regular madera de construcción, el sauce llorón (Sa- l¿x alba), el sauce negro (Salix Humboldtiana), el matico (47- thante elongata) es una excelente vulneraria, y además, es em- pleada como sudorífica y diurética; el higo (4zcus carica), el caucho (Szphonza elástica) y la higuerilla (Recznus comunas), la yuca (Manhtot azpz), el ulluco (Ullucos tuberosus;, el camote (Batata edulis), el Mantén (Plantazo mayor); la acelga (Beta ct- cla), la palta (perssea gratíssima) y la quinua (Cenophodium — 34l — guinoa) de la que se conocen tres variedades: la quinua coman, la colorada y la achita, que sirven de alimento; la lengua de va- ca (Raumex) es empleada como vulneraria, la borraja (Sorrago officinalis) usada como sudorífico, una especie de canchalahua Er:ithrea) conocida con el nombre de p2que pachaco, el tabaco iio tabaco), el tabaco cimarrón (Vicotzana panniculata), el chamico (Datura stramontum) cuyas semillas creen que tienen la propiedad de volver idiota á cualquiera; de modo que si ven á algún tonto dicen: ese está achamacado, y sobre cuyo» uso corren infinidad de cuentos; el fioripondio blanco (WVatura' arbórea), el floripondio rojo (Datura sanguínea) y el amarillo: (Datura sulfur] que tienen propiedades narcóticas, crecen en abundancia; el capulí (Phzsalzs peruvzana), el ají largo (Caps:- cum anuum), el ajj verde (Capsicum frutescens) y el rocoto (Capsicum pubescens) empleados como condimento y excitantes, la papa (Solanum tuberossum) de la que se conocen muchas va- riedades, la yerba mora (Solanum n2grum), el ulmis (Solanunz : tomentosum>), la yerba santa (Cestrum hediondinum), el quinual (Polylepis rascemosa), el quisuar (Budleza ¿2ncana), el loque (Pen- meda incana), la verbena (Verbena officinalis), el cedrón (Aloz- sa citriodófora), la yerba buena (Mentha piperita), la muña (Mentha muña), el torongil (Mel?ssa o/fficinal?s) de la que se ex- trae una esencia conocida con el nombre de agua del Carmen, el orégano (Origanum vulgare), la sálvia (Salvza sageztaba), el -barbasco (Jacguinza armallar:s) conocido con el nombre de cz- be, y cuyas raíces machacadas y echadas al agua tienen la pro- piedad de embriagar á los peces; la valeriana (Valerzana o/ficz- Hadas), la altamisa (Ambrosia peruviana), el juan alonso [Xarz- - tzum ambroctordes | empleado como diurético, la manzanilla [ Ce-- phalóphora aromática), la yerba de santa mata (Balsamita sue- volens), el huaco (Mikanía huaco), empleado especialmente con- - tra la mordedura de las víboras, y en general como panacea para. toda clase de enfermedades y heridas, la huilahuila (Co/czt2ume canescens), la lancahuasa (Culsitium discolar) empleado como vulneraria, la huamanripa (Crzptochactes audícola) que goza de: justa celebridad contra las enfermedades del pulmón, el huaca- chofas (Cyrara scolynuus), el chuncho (Caléndula officinadzs), . la ambarina (Scobedia atropurpúrea), la dalia (Dalza varzabilos), . el jasmín del cabo (Gardenia florida), el arrayan (Myrtus arra. yan), la pimpinela (Poterzum sanguzsorba), el ñorbo (Fassiflora - punctata), la violeta (Viola odorata), la trinitaria (Vzola trico-- A E tay (Zagetes inínuta), el yacón (Polymnuza sonchifolra), las alca-- A — 342 — lor), el alhelí amarillo (Chezrantus chezre), el morado (Mathzo- la ¿ncana), la esencia de rosa (Pelargonzum yroseum), la malva de olor (Pelargonzum odoratissima), la col, coliflor, etc. (Brassz- ca olerácea), la lechuga (Lactua sativa), el café (Coffea arabz- ca), varias especies de cascarilla (C/2r2cona), el sauco (Sambucus peruvianus) al que le dan los indios el nombre de /ayax, el hi- nojo (4Fuenzcoleum vulgare), el peregil (Petroselínum sativum), el apio (4Apzum graveolens), la sanahoria (Daucus carota), la arracacha (Arracacha sculenta), el eucaliptus (Lucalyytus glo- bulus) que desde algún tiempo á esta parte se ha extendido de una manera extraordinaria, pues el primero fué importado solo el año 1872, y ahora hay millares de mirtáceas de estas; y aun habrían más, si no hubiese sido por la absurda idea publicada en “La Reforma” de esta ciudad, de que mantenía un parásito ve- nenoso para el hombre y los animales; artículo que dieron á luz los cronistas de ese periódico, sin fijarse que el animal en cues- tión era simplemente una garrapata (/xodes), el que hizo eco en la mayor parte de los habitantes de la provincia que trataron de extinguir ese precioso árbol; el manzano (Malus sativa), el membrillo (Cydonza vulgaris), la lúcuma (Lucuma obovata), la frutilla (Fragaria vesca), la fresa (Fragaria virgiíniana), el du- razno (Amygdalis persica), la guinda (Cerassus capulz), el frejol (Phaseolus vulgaris), la alberja (Pissum sativum), la haba (4a- va vulgaris), el maní (Arachis hipogea), alfalta (Medicago satz- va) de muy buena calidad, el trebol (Z72f0l2um pratense), la re- tama (Genzsta spartíum), el pacae (Inga reticulata), la tara (Coulteria tinctorza), el molle (Schinus molle), la tuna | Opun- tía tuna] de la que se conoce algunas variedades, como la tuna blanca, la colorada, la amarilla y la morada; el gigantón (Cactus peruvianus) que dá unos frutos comestibles de un sabor dulce y agradable, conocidos con el nombre de culumantas; la caigua (Momordica pedata), la calabaza (Lagenaría vulgaris), el zapa- llo (Cucusbita maxima), el tumbo (Passiflora cuadrangularzs), la granadilla (Passiflora ligularts), la papaya (Carica papaya), la chirimoya (Aroma chirunolia), la guanábana (Annona mur cata) y la (Annona pupurea) descubierta en el Pangoa por el sabio naturalista D. Antonio Raimondi, la oca (oxalzs tuberosa), la coca (LErytroxzlon coca), el cacao (Zeobroma cacao), el cedro (Cedrela odorata), la naranja (Citrus aurantium), la naranja ágria (Citrus vulgarzs), el limón (Citrus limonzum), la lima (Citrus lunetta), la cidra (Citrus medica), la toronja (Citrus decumana), la mazhua (Tropoclum tuberosum), la rosa (Rosa) mm — 343 — de la que se conoce infinidad de variedades, tales como la rosa té (Rosa tndica), la rosa de cien hojas (Kosa centifolza), la blan- ca (Rosa alba), la uña de gato (Kosa canina) etc.; varias espe- cies de fuxias (4ac/hsza) y otras mil que sería largo enumerar. Lo que llama la atención es que los señores hacendados no ha- yan pensado en implantar la uva (V2t2s vznifera), cuando esta ampelidacia cultivada con esmero, creo que les dejaría bastante provecho. Fauna.—La abundancia de animales es también muy grande, especialmente en la región de las montañas; pues do quiera que uno dirige la vista, observa ya un ágil mono que trepa de rama en rama, ya un pesado tapir que se revuelca entre el fango; ya el hermoso picaflor, que con sn bellísimo plumaje de brillo me- tálico, pasa por delante de nosotros veloz como el rayo y va á chupar el néctar de alguna flor; nuestro oído percibe ya el horrí- sono silbido de la serpiente ó el maullido aterrador del jaguar que nos llena de espanto; ya el gorjeo de alguna avecilla que con sus dulces trinos llena el alma de dulces emociones, ó el grito destemplado de algún mono aullador. Además de los animales domésticos como: caballos, bueyes, burros, carneros, cabras, llamas, alpacas, perros, chanchos, pa- vos, patos, etc. que existen de muchas razas, hay infinidad de sil- vestres, entre los que citaremos los principales, ya sea bajo el punto de vista de las utilidades que prestan ó de los daños que causan: Mamíiferos.— El venado (Cervus dama) y la taruka (Cervus antsiensis) que tienen excelente carne, y cuyas pieles beneficia- »das se venden para diferentes usos; la vicuña (Axukenia vicuña) cuya finísima lana se emplea en la fábrica de sombreros, chales, ponchos etc.; el guanaco (Aukenza guanaco) cuya piel curtida es muy estimada para, hacer lazos; la viscacha (Lepus viscacza), el feroz jaguar (4e/zs onza), el puma ó leon (Puma concolor), el ocelote (Felzs pardalzs) conocido con el nombre de 2turco, el gato de larga cola (4elzs macoura), el oscco (Felis celidogas- ter) que causan grandes destrozos en los ganados y gallineros; varias especies de monos: el maguzsapa (Ateles belsebuth, el ba- rrigudo (Lagotrix Humboldtz). el chamek (Ateles chamel), el gracioso capuchino (Cebws capucinas), el barbudo (Cebus leuco- genis), el huacari (Brachyurus calbus); varias especies del géne- ro hapale y otras de aulladores (Mycetes) conocidos con el nom- ¿bre de monos cotozos; la gran bestia (Zapzrus americanas), cu- ya piel es estimadísima para fabricar riendas; el chancho del C O monte (Dycoteles torquatus), el oso hormiguero (Mirmecophaga tamandua), el hormiguero grande (Mirmecophaga tridactila),el capicho (Mirmecophaga didactila), el ayay (Bradipus tridactt- lus), el unau (Colepu rnau), el hediondo zorrino ó añaz (Mephe- tas amazonica), el omeiro (Galictis bárbara) que se conoce con el nombre de huatari, el quirquincho (Dasypus tatus) con cuya coraza fabrican guitarras, bandurrias, etc.; el zorro Ó átu (Pseudo alopex azar), la perjudicial carachupa (Dzdelphis azare), la agil y graciosa comadreja | Mustela agzlzs |, el oso ucumali | Uz- sus frugilegus| y | Ursus ornatus|, varias especies de ratas de agua, y por último una especie de nútria |Lontra | semejante á la Lontra bracilensis, pero que difiere de ella por algunos carac- teres zoológicos, y que es conodida en el país con el nombre de yaco-leon [leon de agua]. Aves.—Entre las aves citaremos en primer lugar el majestuo- so condor | Sarcoramphus griffus), el harpia | Harpia destructor] conocido con el nombre de opa—anca, el huarahuao | Zbicter leu- cogaster |, varias especies de gavilanes y halcones | Falco], el cer- nícalo | Falco speriventur |, el buho | L£ubo virgimarnus| que cono- cen con el nombre de tuco, la bandurria [ /bís melanopis |, el yana- vico [ 1bis ordi |, la pariona | Fenicopterus ruber|, la garza | Ardea alba |, el pájaro bobo | Victicoraz americanus] al que le llaman huáhuas, el frailezco | Uharradrius resplends|, el chorlito [ Charra- dirus brevirrostris |, la becacina | Seolopucs frenata |, el pato negro [ Phalacrocoraz bractlensís |, la huachua | Ansar melanopterus] cuyo buche goza de celebridad para curar el coto, el pato real | Anas moscata), la gaviota | Larus serranus |, la choca [ fulica gigántea | conocida con el nombre de ujojoy, varias especies de zabullido- res | Pidiseps |, el paujil [ Ouraz galeata], la gallina del monte [ Pe- nélope adspersa |, varias especies de perdices y palomas, como la paloma torcaz [ Columba torcaz], las palomas de campo y quiteñas, y la tórtola [Columba gracilis] que se encuentra en gran canti- dad, el loro [ Camurus zlligeri], varias especies de papagallos [ Pse- tacus], el periquito | Bolvorincus awrens |, los hermosos tunquis [ Rupicala aurantia | y [ Rupicola peruviana |, innumerables y varia- dísimas especies de picaflores | Trochilus |, el carpintero [.Picus ematogaster |, varias especies del género ortolus conocidas con los nombres de pichcuto, tuya, jeslón etc.; el gilguero Ohrysomitriz capitalis |, el gilguero negro [Ch. capitalis v. p.], el gorrión [ Zono- trichra matutina |, el sarapojochi [ Cuculus], el chihuaco [ Turdus], y otra infinidad que sería demasiado largo enumerar. E Reptiles. — Entre los reptiles tenemos: la gran boa, yacu-ma- — 34 — ma 6 huata puño [Boa murina], la terrible serpiente cascabel [ Cro- thalus horridus), la sortijilla [Zlaps afinis), el gergón [Botrops pictus], y varias otras especies de culebras conocidas con los nombres de guanaco, tuya, yauri, etc.; numerosas lagartijas [ La- certa], zapos “[Bupos], etc. Insectos. — ¿Quién podría citar la infinidad de insectos que pululan en esta gran provincia y más aun en la región de la montaña? Las industriosas abejas | Melipona], las perjudiciales hormigas, tales como el coque [ecodoma), el chaco [Atta cefalo- tes], varias especies de cantáridas | Epicauta], el escarabajo £sca- -rabeus |, los venenosos cien-piés [Scolopendra Brandtiana| y [ Scolopendra gigas |, el grillo (Grillus domésticus), algunas especies de langostas [Locusta], otras de libélulas (Libellula) conocidas con el nombre de cachicachi, moscones (Bfombus), el auguillo (Bactria aurita), las arañas apanjoray y pacpaco (Mygale Blondir) y (MX. abicularia), la araña de las alas (Epetra), infinidad de lepi- dópteros, moscas (Musca), y millones de millones de mosquitos [ Culex] fastidian hasta el exceso á los pobres viajeros que tienen la desgracia de penetrar en esas vírgenes regiones. Reino mineral.— En este reino se encuentra algunas minas de plata en los distritos de Colca, Chupaca y Pariahuanca; in- dicios de lavaderos de oro en la región del Pangoa; plomo y óxi- do de fierro á poca distancia de la ciudad; mercurio nativo en pequeñas cantidades en la misma población; cal, hulla, turba y lignita; muy buena tierra de alfarería ó arcilla plástica en los al- rededores de la ciudad, greda en el distrito de Chongos, y piza- rras y mármoles en el de Chupaca. COMERCIO. El comercio de la ciudad de Huancayo consiste rincipal- mente en artículos europeos importados de Lima, y productos agrícolas talés como coca, pieles, sal, etc, y aguardientes y vinos de Ica, Chincha, Lunahuaná, Chanchamayo, etc., traídos de los distritos circunvecinos y provincias del S., regularmente los sá- bados, y que los expenden los domingos para comprar otros artículos, formando así la llamada /erza domintsal, que apesar de hallarse en decadencia desde el tiempo de la guerra, y más aun desde la caída del papel-moneda, atrae aun bastante gente . de las provincias de Cerro de Pasco, Tarma, Jauja, Tayacaja, Huancavelica, Huanta, Ayacucho y Yauyos. 14. ise A iS RAZÓN DE LA IMPORTACIÓN MEDIA ANUAL Á LA CIUDAD DE HUANCAYO, (A p 3 Aguardiente de uva... 3.000 (U) 4 | 50 13.500 p Id. “caña ..!. do: 3% 24.000 ho Mercaderías extranjeras 2.000 cargas | yo |“ 140.000 é E 5.000 (9) LO Mis 50.000 | é Ganado vacuno........ 2 600 cabezas| 20 |“ |: 52.000 ; Caballos y burros...... ¡EN 0 0 Ri 12 24.000 ! | Td ANOS 0 le LO 205 100 | “ -10.000 || € ; AAC A o A dE UN 500 qqts. 10 1:% 5.000 p Cerveza y licoresextran- JETS bad aaa So 1 ERE 4.000 Cigarrillos oe 140.000 cajts. ES 6.300 Suelas, pellejos de vicu, ña, trazadas) Cr. 0. lA AS EL 25.000 Chanshos/y. sal A a a 00 al ROD Harinas o iiO 3.650 sacos dl, 10% 18.250 Papas loe: 2:000' 7 SA, e 2.600 Granos diversos y chan- : e A O e SA ET 28.000 Total mi a e AAN S/. 424.350 ALTURA» DE LAS CAPITALES DE LOS 8 DISTRITOS DE LA PROVINCIA, SOBRE EL NIVEL DEL MAR, EN METROS. Huancayo. AOS A E San Jerónimo....... A O la ERE .. 3.236 O A A o Chupaca. ccoo dorolila e ocn lA DOL a CHONDOS +24 penetre e A ER Sapallanga iria. deme ra ao e elaala Da qn MAMA: ANA Parighuanca.-.2..oisceroas qe eaear oe alud de «Lot UR CN Cola... a AR E MOM AAA IU DANA — 347 — ANTIGUEDADES. Cerca de Huancayo se encuentran las ruínas de una ciudad cuyo nombre es completamente desconocido en la historia; tie- ne en la actualidad el de Coto-coto, mide unos dos kilómetros de diámetro; se ve aun vestigios apenas perceptibles de casas, ca- lles, etc., y habiendo escavado el terreno en diferentes ocasiones, he hallado restos de herramientas, armas, vestidos, huacos, etc. No lejos del pueblo de San Jerónimo existen también ruinas de una antigua ciudad, situadas sobre una pequeña colina á poca distancia del camino que conduce á esta población, conocidas con el nombre de Patan-coto. Sobre el pueblo de Pucará, casi en la cumbre del cerro que se encuentra sobre éste, se ve también una gran cantidad de ruí- nas conocidas con el nombre de Z/ama—-machay. Finalmente, en las cercanías de Cocharcas se ven los restos de un fuerte cuyo nombre se ignora por completo; están sobre una alta colina que domina los alrededores, y los murúós apesar de los muchísimos años que han pasado sin duda desde su construcción, están aun en buen estado. No terminaré este breve trabajo, sin hacer ver que Huancayo está llamado á ocupar un importante rango en la República, tanto por su adelanto, cuanto por las riquezas naturales que en- cierra; y ojalá no esté lejos el día en que el silbato de la loco- motora dé á conocer que ha llegado la hora de progreso para esta infortunada ciudad, que tanto ha sufrido y tan gran núme- ro de servicios ha prestado á la patria entera en la última con- fienda nacional. Huancayo, Noviembre 29 de 1892. , Nemesio A. RAEz. > = Pigmeosó Enanos. La Sociedad Geográfica Comercial del Havre, en su Boletín de Enero-Febrero de 1892, publica un artículo del Dr. D. En- rique Lievre, que creemos merece su trascripción en nuestro BoLETÍN. Dice así: “Es innegable hoy que los antiguos tuvieron conocimiento de — 348 — la existencia de pigmeos en los territorios del Africa central. In- tentaremos, pues, publicar un resumen de sus noticias y creen- cias á este respecto. Ya no nos es posible rechazar como leyen-. das poéticas, los documentos que sobre este punto nos han tras- mitido. Descubrimientos ulteriores, y sobre todo las pesquisas últimas que han comprobado ser el territorio de Mashonaland, el antiguo Reino de Ophir, de que habla la Biblia, son las prue- bas más positivas de que muchos siglos antes de nuestra era la civilización oriental había penetrado los misterios del continen- te africano. Por otra parte, la tradición de la existencia de pueblos ena-. nos Ó pigmeos, se deduce con la mayor facilidad de los escritos de autores griegos y latinos, según pasamos á comprobar por las citas siguientes: Homero, en su //¿ada, capítulo 3.” casi diez siglos antes de nuestra era, hace mención de los grullas, que sembraban la car- nicería y la muerte entre los pueblos pigmeos existentes á orl- llas del rí0 Oceánico. Sobre este río Oceánico de los antiguos, no se puede aun decir nada afirmativo; pero puede señalarse como tal, según las ideas de los escritores entendidos, el' mar Mediterráneo, el mar Rojo, ó con mejores datos el río Nilo. Seis siglos después de Homero, Herodoto refiere que los Nasa- mones fueron tomados prisioneros por los pigmeos y llevados á una ciudad enteramente habitada por enanos. Estos viajeros Nasamones se libraron de su cautiverio de una manera más orl- ginal que la de Hércules: los enanos pretendieron aprisionar al héroe durante su sueño, pero él, despertando, los envolvió en el pellejo del león que lo cubría, y los condujo así á la ciudad de Euristea. Según, nos informa Aristóteles, los grullas son originarios de las lagunas que existen más allá de Egipto y de los territo- rios donde el Nilo tiene su origen. Y añade: “Los pigmeos vi- ven en las mismas regiones con los grullas: esto no es una fábu- la, sino la verdad positiva.” El citado filósofo asevera, que los pigmeos en sus costumbres y hábitos son trogloditas (habitantes de cuevas ó cavernas), aseveración que no ha sido confirmada por posteriores viajeros ó escritores. Otros documentos de esa épo- ca nos aseguran que los pigmeos habitan chozas y aún villo- rrios, El viajero Schweinfurth, según dice, ha visto en el Museo de Nápoles un mosaico sacado de las ruinas de Pompeya, que representa una ciudad de los pigmeos. Lo que le llamó la aten- ción fué el hecho de hallarse todas las casas rodeadas de galli> Pe > y — 349 — nas, únicos animales domésticos que poseen hoy los Akkas, des- cendientes de esos enanos. Estrabón, que floreció en el primer siglo de nuestra era, y en cuyo ánimo dominaban el escepticismo y la crítica, no niega de un modo absoluto la existencia de seres enanos en la Etiopía, pero no los acepta como una raza especial del género humano. A su juicio, esas gentes no eran sino abortos individuales pro- ducidos por los climas tórridos. Plinio es más explícito: asegura que los pigmeos eran origi- narios de la Tracia, de donde fueron expulsados por los grullas; y que en esa época aun existían en la Etiopía, cerca de las ver- tientes del río Nilo; y que aun otros pigmeos, bajo el nombre de Espitamienos vivían también en las orillas del río Ganges. Allado de estos padres de las ciencias, es preciso ocuparse también de las opiniones de otros autores, cuyos pareceres deben tener por fundamento los asertos y tradiciones contenidas en al- gunos otros libros. -Un tal Basilide, Heresiarca de fines del siglo 1, refiere con la mayor soltura que los pigmeos hacían tirar sus “carros con per- dices! Filostrato, retórico célebre del tiempo del Emperador Séptimo Severo, asegura que los pigmeos cortaban sus trigales con hachas. Ateneo, en su obra “Deipnosophistes,” escrita en el siglo 11, afirma que los enanos se hallaban en guerra, ya no con los grullas, sino con las perdices, afirmación fundada sobre los escritos de Menecles, Si los grullas, enemigos declarados de los pigmeos, eran en verdad las avestruces; Ó si los trigos cortados con hachas, eran realmente cañas bhambús, son asertos inoficiosos hoy de discutir, *Las leyendas no se deben interpretar como documentos sérios ó científicos. Cualquiera que sea la verdad, esas tradiciones nos han sido trasmitidas por autores de la antigiiedad griegos ó romanos; en- tre tanto los escritores y los viajeros de la Edad Media han te- nido de los pigmeos al parecer, noticias y relaciones más direc- tas y positivas. Niceforo Calixto, escritor bizantino del siglo XIV, refiere que en su tiempo se podía hallar ciertossegipcios del alto de una perdiz; el citado autor se olvida de especificarnos si el sujeto de -que se ocupaba era un ejemplo teratológico. Dejando aparte la exageración de su relato, tiene para nosotros el interés de ser el individuo de quien habla originario de las tierras que riega el río Nilo, ( — 350 — Nos hemos decidido á escribir estos apuntes, en vista de los dos artículos siguientes: Odrio de Frioul, enviado en 1314 por el Papa para practicar la conversión de los llamados Malayos, hailó, según dice, que los pigmeos eran hombres con cabeza de perro, y perros con cabeza de hombre; y agrega: “Hallé 4 los pigmeos, súbditos del Prester Juan, al que conocemos con éste nombre; á esta ciudad llega un río que tiene por nombre Calag, que es el más grande de todo el mundo, pues en el punto donde es más ancho tiene una milla; este río corre por enmedio de la ciudad de los pigmeos, la cual es conocida por el nombre de Chaam, y es una de las más grandes y más bellas que yo he vis- to. Estos pigmeos son gente muy pepueña, pues no tienen sino tres palmos de alto; son bellos y graciosos, según su tamaño; á los ocho meses de nacidos los hombres y mujeres se casan, y cuando más viven hasta los seis años de edad: la gente de gran talla que reside en este país, si tienen hijos, son cuando más del mismo tamaño que los pigmeos. Por lo demás, es maravilloso el gran número de pigmeos que reside en esos lugares, los que se hallan en constante guerra con los grullas y con los cisnes que en ese país son más grandes que los pigmeos. Muchas véces en el año, estos pigmeos, en gran número y acompañados de gran muchedumbre, salen 4 combatir á los citados pájaros, con quie- nes luchan con tanta energía y crueldad como entre otras gen» tes,” (Odrio de Frioul, traducción francesa hecha por Jehan Lelong.) El autor que acabamos de citar sitúa la ciudad de los pig- meos en el país de Mangy ó clima del Sur; pero como al mismo tiempo afirma que Mangy es el reino del Prester Juan (1) per- sonalidad más ó ménos fabulosa de los cristianos de Abisinia, creemos que se trata de nuestros enanos de Africa, Por muchí- simo tiempo se ha confundido entre los diversos autores todos los países del Oriente; y Virgilio mismo asegura que las vertien- tes del Nilo se hallan en las regiones más remotas de la India. En la Cosmographia Universalis, libro VI de Munster, obra tan (1) El reino del Prester Juan ha dado motivos en épocas anteriores á muchos comentarios y á diversas exploraciones, Los portugueses en especial se empeña- ron en descubrirlo, porque según referencias, el tal príncipe cristiano poseía im- mensos tesoros. Gracias á los viajeros del Portugal como Covilham, Alvatez Ber- mudez, Paez y Lobo, podemos fijar los territorios del Prester Juan en la región del Africa Oriental; en los mapas antiguos ese reino ocupa la región de Abisinia; la parte más superior del río Nilo y los grandes lagos hoy conocidos. Según se co- lije de los últimos descubrimientos, se confirma todo lo que los antiguos escribían: sobre la patria de los pigmeos. ( — 351 — escasa como la de Odrio de Frioul, se halla una relación que co- piamos en su latín original: “Altos statura esse cubilalis quos Paig- meos Graci vocant qui annum oclavum vivendo non excedunt; pugnare diametur cum gribus sed vincunt. Horum mulieres quinto anno pa- riunt el sedescunt octavo; reponit que os Plinius in Indice montibus; et Strabo reponit eosin extremitate Africoe sí modo Pigmoe sunt in re- rum natura. Non nemo fide dignus inquisit Strabo id ex visu narrant.” En el siglo XVII, se nos presentan nuevos informes dignos de tomarse en cuenta. En 1625, Battet anota, bajo el nombre de Malimbo, unos pueblos de pigmeos en la misma región donde posteriormente Du Chaillu halló á los Obongos. Doppers, (Description de l' Afrique: traduction francaise), relata con mi- nucioso cuidado los descubrimientos de sus contemporáneos, de- signados con el nombre de Mimos ó Bakke-Cakke, y asegura que eran negros de muy pequeña altura, que residían en los te- rritorios bajos y medianos del río Congo. En la misma época y en las mismas regiones territoriales, autores portugueses señalan la residencia de enanos Bakka-—Cakkas; estos diferentes autores aseguran que los enanos eran hombres de una talla como los niños de doce años; que su cuerpo era grueso, y que vivían en los bosques; que cazaban al elefante, que el marfil que recogían lo entregaban á un príncipe nombrado Many-Kesoch que residía á ocho jornadas al Este de Mayomba; y que las mujeres se in- ternaban en los bosques, donde cazaban á los grandes monos Pongus con flechas envenenadas. Flacourt, director de la compañía francesa del Oriente en 1648, mandó una expedición á la isla de Madagascar, y allí ano- ta la existencia de los enanos Kimos, reconocidos posteriormen- te por Madar, gobernador de los establecimientos franceses en esa isla, desde 1768 á 1770; por Commerson, muerto en la isla de Francia en 1773; por Le Gentil en 1781, y por el médico Meunier en la misma época. Buffón, en su tratado De l' homme, sur les naíns de Madagascar, al expresar algunas dudas relativas á la existencia de los Kimos, menciona sin embargo que en las montañas del Tucumán en Patagonia, existía en esa época una raza de enanos blancos. Buffón, además, cita un trabajo lirerario del Abate Barnter de la Academia de Bellas Artes; este erudito autor de las Ceremonies des peuples du monde, después de estudiar detenidamente á varios escritores de la antigiiedad, llega á per- suadirse de la realidad de la existencia de los pigmeos de Etio- pía, que serán los Pechinienos de los geógrafos de esa época. Después de la época de Buffón, se ha mantenido por mucho -- 352 — tiempo un silencio completo respecto á los seres humanos A que nos referimos. En 1813, el geógrafo Malte Brun, sin de- mostrar convicción positiva de su existencia, se ocupa de los Cakke-Cakkes, y de los Malimbos. Bouillet, en 1830, en su Dictionatre historique, eco fiel y exacto del estado de las cien- cias en esa época, se ocupa de los pigmeos como de seres imagi- narios, á quienes los geógrafos antiguos han tenido la buena pru- dencia de localizar en los últimos confines del globo. Después de este aserto se cerró toda discusión. En 1855 fué reabierto este debate por D'Escoyral de Lan- ture en el Bulletin de la Société de Géographte de Parts, seña- lando la existencia de una raza de enanos al Sur de Baghiermo (Africa). Lanture los llamaba Mala ghilagés ú hombres con ra- bo; estos enanos son sin duda los mismos que reconoció el Re- verendo Keollé estando en Sierra Leona, y que se le aseguró habitaban el alto río Shiré. El autor de la Poly gotta Africana, los llama Kenkos ó Bet Sanes, Por fin en 1864, Speke, en su Viaje á las vertientes del río Nilo, publica el retrato de un pig- meo; en 1865 Du Chaillu nos dió á conocer á los Obongos del río Gabón (Africa.) Tres años más tarde, en 1868-1873, Giovani Miani remitió dos enanos Akkas á Italia. La publicación que en 1874 hizo Schweinfurth de sus viajes, convenció por fin á los más incrédulos sobre la existencia de los pigmeos en el Africa. No tenemos la intención de ocuparnos de los distintos des- cubrimientos que á este respecto se hicieron posteriormente. La existencia de los Akkas fué confirmada por el Coronel Chaille Long Bey en 1876, en el territorio del Sudan Egipcio; por los viajeros Compiegue y Marche en el territorio de Ogovué en 1873 y 1877; por el viajero Stanley en el Alto Congo en 1874: y 1877; ¿Por Farini en la región del lago N'gami en 1885. Así llegó á Saberse que esta raza de hombres, cuya existencia había sido considerada como dudosa en tantos años, en realidad exis- tía y ocupaba un vasto territorio en el centro del Africa, y se conocían entre ellos con los nombres de Akka, Okoa, Nikabba, Dokko, Tikki-tikki etc., y que las tribus vecinas los llamaban Bakouando, Bakaussie, etc. En cuanto al nombre Kimo dado á la raza que al parecer ha dejado de existir en Madagascar, se le halla establecida en el continente mismo con los nombres de Niberikimo, y de Onaberikimo. Según Schweinfurth estos nombres significan en Zanzibar, gente de dos piés de alto. Sea como fuere, nos aproximamos al nombre de kimos que indica Doppers, como el de los enanos del bajo Congo. — 353 — Todos los Akkas de quienes nos hemos ocupado habitan el Africa ecuatorial Ó austral, pero no debemos pasar en silencio una comunicación del S. R. G. Holisnton, leída en la Sociedad Geográfica de París en sesión de 4 de Enero de 1889; en este documento aparece que existe en el Sur de Sahara, (gran desier- to) un distrito estéril conocido con el nombre de Akka, y cuyos habitantes llevan el mismo nombre, Estos habitantes, según ase- guran los viajeros de las caravanas, son hombres que el que más tiene cuatro piés de alto; su color es rojo, por su aspecto y cos- tumbres parecen Frankis (así llaman á los europeos en esas co- .marcas.) Asegura Sir John Drumond Hay, que estos Akkas son conocidos igualmente con el nombre de Neezeegan, prove- niente de la ciudad de Neezeegan, que se halla inmediata á su territorio, El plan ú objeto que nos habíamos propuesto en este estudio, ha sido el de comentar la parte legendaria de los pigmeos, y creemos que no debemos dejar pasar desapercibidos las diferen- tes tradiciones que sobre el particular nos han sido trasmitidas. Los escritos más antiguos, de acuerdo con lo afirmado por los habitantes de Nubia y Zanzibar, representan á los Akkas como poseedores de grandes barbas. Los Betsanes, de quienes nos ha- bla el reverendo Keolle, son igualmente gente muy barbuda; cuando Schweinfurth recogió sobre esas gentes sus primeres in- formes, supo quese llamaban Chebbers-dinghintous, es decir gente barbuda ó con barba grande. Esta denominación, sin em- bargo, no se confirma con el aspecto de los Akkas, de Ouelle ó de Obongo sobre el río Ogovué (Africa); sin embargo si la in- terpretamos de un modo más lato, hallaremos que en efecto los Mala-ghilagés, del escritor D'Escoyral de Lanture, están com- pletamente cubiertos de vellos y que si se acepta el rabo, se ase- mejan á los monos; además los enanos vistos por StanJey en su última expedición se hallaban completamente cubiertos de vello largo de 0 m, 0 12, y aun más; pelo por otra parte bien tupido, Para terminar este artículo tenemos que decir que Mariette Bey (sábio francés al servicio del Egipto), en sus estudios sobre los monumentos del antiguo Egipto, ha encontrado en algunos de ellos indicios de pigmeos. En la época de los Faraones, esos pigmeqs llevaban el nombre de Nemna ó Nem—-Nem, que signi- fica enano; y en la misma lengua de esa época á los infantes se les llamaba Akka. Por otra parte, es de notarse que la residencia de los enanos Akkas actuales es casi original á la de la raza de los Nyam-—nyam, 15 sue YA, en el Nilo alto y 4 la de los Pahonin 6 Fan en época presente, sobre las orillas del río Bajo Congo; el sabio Edrisi de Cueta (árabe) en su obra Zas praderas de oro, escrita en el siglo X, : y Masondi en la ciudad de Bagdad, en su GFecografía Nubensis, escrita en el siglo XII, nos representan á los Mimos 6 Bakke-- Bakkes como habitantes de ese mismo país Vac-Vac Ó Jack-=- Jack, mombre que tiene pequeña semejanza con el Nyam-- Nyam. p En fin, sobre la orilla derecha del 1í0 Ivindo, el viajero Cram- pel ha descubierto la tribu de Bajagas, gente de muy pequeña talla, que habita en terrenos cubiertos de malezas, y cuyos inme- diatos vecinos son los Djandjams ¿no existe una gran similitud en la identidad de nombres y de palabras de estos diversos seres humanos ? Los Nyam-N yam, cuyo nombre aseguran los viajeros que sig- nifica glotones, parece que se han apropiado del nombre de sus. compañeros Ó vecinos cuando emigraron hácia el Oeste. Se pue- de dar crédito á esta opinión, si se tiene presente que la traduc- ción de la palabra Nyam--Nyam no descansa sino sobre el valor” fonético de una palabra onomatópica, Tenemos á la vista sin salir de los límites que nos hemos propuesto, un otro hecho de: la misma naturaleza, y susceptible de una análoga explicación. Aristóteles da el nombre de Tedas á los Pigmeos que habitaban los ríos que descienden del Sudán; en las regiones que él indica: viven en la actualidad tribus que se llaman Tedas, pero cuya ta- lla, contraria á la de los Akkas, es mayor due la común de gé- nero humano.” | Hasta aquí el texto de la memoria "del Dr. el Agregaré sin ¿Embargo las siguientes consideraciones: Los Pigmeos han existido realmente en la isla de Madasal Así lo asegura Flocourt, fundándose en los datos recogidos en a. misma isla. Cosa idéntica afirman: Modave, gobernador de los establecimientos franceses dé la isla desde 1768 á 1770, Max Leclerc, en la Revista Etnográfica de 1887. Si realmente en esa gran isla han existido Pigmeos, es indudable que los Havas de la tribu guerrera de ese territorio los han exterminado; en la actualidad no se tiene la más pequeña noticia de elles. Stanley, el afamado viajero del Centro de Africa, en su mar cha llevando auxilios á Emin—Pachá, tuvo que engolfarse en la gran selva del centro de Africa, abriéndose camino por enmedio de sus enmarañadas arboladuras durante muchísimos días. Igual — 355 — Ó muy parecida gran selva cubre nuestros vastos campos de la “Pampa del Sacramento”, y no tenemos noticia de que en esa ni en ninguna otra de nuestras selvas, hayan existido tribus enanas; por el contrario el testimonio general de todos los exploradores, tanto antiguos como modernos, nos presentan á los habitantes de esas selvas como hombres robustos y muy desarrollados. Stanley da sobre los pigmeos que encontró en su marcha los datos que podemos resumir en las palabras siguientes: Antes de ocuparnos de la gran selva en la que Stanley em- pleó 160 días para atravesarla, trataremos de los territorios don- de residen los Pigmeos; estos territorios ocupan un espacio igual a los de Alemania, Francia y Bélgica. Stanley, dice: Los Akkas ó Pigmeos son bien formados, bastante inteligentes, alegres y serviciales, una. vez que se toma relación con ellos; pero muy bárbaros y vengativos en sus naturales arranques; sus cuerpos están cubiertos de vello y pelo, y no dejan de ser modestos en sus acciones y comportamiento. Su vestido consiste en una es- pecie de delantal de caña—carrizo aplastada, y que usan al rede- dor del centro de su cuerpo. Su mortandad fué grande cuando se hallaron unidos á nuestra gente, debido exclusivamente á “enfermedades, heridas y aun al hambre. Los hombres tenían ar- -cos y flechas” que con bastante acierto podrían arrojar hasta la distancia de cién yardas; sus flechas son admirablemente bien construídas, y son bien mantenidas y adornadas. Las puntas de «las flechas son de fierro labradas en fundiciones, donde tienen carbón y fuelles de su especial invención, y todas están cubiertas de un veneno el más destructor, como fatalmente experimenta- n3os en la acción de Arasheba, en la cual todos los héridos de flechas sucumbieron, con excepción del teniente Stairs. Varios de sus villc»rios se hallan cubiertos de ocultas puntas de lanza que producen horrorosas heridas y positiva muerte, 4 causa del veneno que las cubre. Chaille Y.ong Bey, norte--americano al servicio de Egipto, nos dice hab« wr conducido al Cairo y presentado al Jedive Ismail, dos pigmeos: el hombre tenía 1 m. 50, la mujer 1 m, 36; que eran bien form ados é inteligentes. Esto fué el año 1885, Los Akkas a, ?tuales ocupan los mismos territorios que sus an- tepasados en la ¿ “poca de Herodoto, cerca de 500 años antes de la época de Cris, “o. Esos territorios son una floresta al centro del Africa, cabeze, as del Nilo y Congo, que cubre 63.714.000 metros cuadrados, V que tiene de largo como 600 millas, para - atravesar las cuales. mpleó Stanley cerca de seis meses. TO Y A A e E e by) a — 356 — AMí residirán los Akkas, libres é independientes, hasta que la civilización moderna los invada y destruya, en bien de lo llamado progreso de la humanidad. Monbesto BASADRE. ——— TNT a y A Ley aumentando la subvención a la Sociedad Geográfica de Lima. EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Por cuanto el Congreso ha dado la ley siguiente: El Congreso de la República Peruana Considerando: Que la Sociedad Geográfica de Lima está destinada á prestar grandes servicios á la administración pública y al país, muy es- pecialmente en los ramos de colonización y de estadística; y que: es necesario proveerla de la renta suficiente para que se halle en aptitud de realizar el objeto de su fundación; Ha dado la ley siguiente: Art. 1.2 Auméntase á ochocientos soles mensuales la sub- vención asignada á la Sociedad Geográfica de Lima. Art. 2. Esta mensualidad será abonada por la Tesorería dee la Escuela de Construcciones Civiles y de Minas, del sobrante de sus rentas. Art. 3.2 Si dicho sobrante no alcanzase á cubrir esta subven- ción, se integrará con rentas generales. Art. 4.2 De los mismos fondos:de la contribución de minas se entregarán á la Sociedad Geográfica de Lima cinco mil so- les, por una sola vez, para la compra de muebles é instrumentos científicos. Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo nece- sario á su cumplimiento. Dada en la sala del Congreso en Lima, á veinticinco de Oc- tubre de mil ochocientos noventa y dos. -M. CAnNDamo, Presidente del Senado; ALEJANDRO ARENAS, Pre sidente de la Cámara de Diputados; Leónidas Cárdenas, Senador — 851 — Secretario; Federico Luna y Peralta, Secretario de la Cámara de Diputados. Por tanto: mando se imprima, publique y circule, y se le dé el debido cumplimiento. Dado en la casa de Gobierno en Lima, á 22 de Noviembre de 1892. Remici0 MorALES BERMUDEZ, E. Larrabure y Unánue. Congreso Internacional de Ciencias Geográficas de Berna. El 10 de Octubre de 1891 abrió sus sesiones en Berna, el Con- greso Internacional de Ciencias Geográficas. El Congreso fué presidido por el señor Gobat, Presidente de la Sociedad Geo- gráfica de Berna, Suiza; y se hallaron presentes más de cuatro- cientos Delegados. En ese Congreso, el Doctor Von den Stei- nen, profesor de la Universidad de Marburg, Alemania, leyó un largo é ilustrado trabajo sobre /a: Patrza primitiva de los 2mdios Cartbes. Von den Steinen ha vivido en 1884 y 1888 en las in- mediaciones de los ríos Topajos y Xirigu, Brasil; y como con- secuencia de sus largos estudios, asegura que los Caribes que en la época de Colón poblaban el total de las Antillas y las costas' vecinas, son consaguíneos con los Indios Bakairís, que » residen en la actualidad en esa parte del Brasil; y que los Bakai- rís pertenecen aún á la época de Piedra y que constituyen el tipo más antiguo de las razas humanas. Von den Stsinen con- tradice, pues, por completo, los conceptos de los renombrados D'Orbigny y de Martius y queda, á su juicio, comprobado que la patria de los Caribes antiguos de las Antillas se halla consti- tuída al centro del Brasil. Por muy grande que sea la acepta- ción que nos puedan imponer los conceptos y deducciones de Von den Steinen, nos es difícil creer que la diminuta tribu de los Bakairís, establecida al centro de los vastos campos del Brasil, y de tan dificilísimo por no decir imposible acceso á las costas de las Antillas, pueda ser la fuente de las muchísimas tri- bus que hacen cuatrocientos años poblaban esas numerosas is- las. La semejanza del nombre ha permitido 4 Von den Steinen quizás á formar deducciones erradas. Por otra parte, la corta du- 9 Mi — 358 —— ración de su permanencia en:1884 y después en 1888 en Topa- jos y Xirigu, no creemos le hayan permitido asegurar como ver- daderas, deducciones tan trascendentales, sobre bases 4 la verdad muy delesnables. El ilustrado Vicente Lopez, escritor residente en Montevi- deo, se ha ocupado alguna vez de la facilidad, por no decir fal- sedad, con que escritores europeos han considerado la arqueo- logía de la América del Sur; y en uno de sus escritos dise: “Re- sentido también del desprecio, de la ignorancia, y aún de la ma- la voluntad que parece ser moda en Europa al ocuparse de nos- otros, presentándonos como semibárbaros, he querido lanzar en el mundo sabio una tésis fundada sobre los estudios concienzu- dos, á falta de otros méritos, cuyas conclusiones, en el estado actual de la ciencia, podrán no ser aceptadas, pero cuya base y filiación atraerán forzosamente la atención a lealtad de algunos sábios, sin ideas preconcebidas de escucha Ó de rutina, como ya lo he probado. No ha llegado el tiempo aún en que la ciencia (y yo agregaré la verdad) diga su última palabra, puesto que bien poco se conoce sobre la arqueología americana, y auz la ma- yor parte de los europeos ?gnoran hoy mismo lo que ha sido y es la América moderna. Persona he conoczdo, que ha vivido al- gún corto tiempo en el Callao, y sin haber viajado sino hasta Ancón y Pachacamac, se ha atrevido á publicar un libro sobre los peruanos y sus antigúedades. MODESTO BASADRE. => 00 == Miscelánea. t Socios CORRESPONSALES EN EL PERÚ, DE SOCIEDADES CIENTÍFI- CAS ESPAÑOLAS.-—La Academia de Ciencias de Madrid parece que en breve expedirá nombramiento de socios corresponsales en el Perú, á los señores don Modesto Basadre, Doctor Sebas- tián Barranca, Doctor Joaquín Capelo, don Manuel García Me- rino, Doctores Ignacio La Puente, Luis Carranza y Federico Vi- llarreal: socios activos todos de la Sociedad Geográfica de Lima. La Sociedad Geográfica de Madrid ha nombrado, á su vez, socios correspondientes en Lima, á los señores Dr. D. Luis Ca- rranza y Capitán de Navío D. Camilo N. Carrillo, Presidente (y Vice—presidente, respectivamente, de esta Sociedad. Exrunición Prarv.—El vapor X2l llegó 4 Filadelfia en la mañana del 23 de Setiembre último, conduciendo á su bordo 4 la expedición Peary. Por los artículos de la prensa norte=ame- ricana que tenemos á la vista, parece que el resultado de la tal 5 expedición ha sido un fracaso. Peary, que se había propuesto descubrir el término norte del territorio de Groenlandia, solo llegó 4 un punto $4 millas al Sur del que alcanzaran Lockwood y Bramard, quienes llegaron hasta los 83” 24” O, 0 Peary, acompañado dé un solo individuo, Austrup, alcanzó 4 los 82? 0' 0”; según dice no pudo pasar adelante por los depósi- tos de nieve, Verhoeff, uno de sus compañeros, Se suicidó Ó pe- reció casualmente ocho días antes de emprender el viaje de re- greso. Los datos que la expedición Peáry ha traído sobre los Esquimales, nada adelantan á los que ya poseífamos.— MoDEsto BASADRE. BpEJOS Nuevos: En las últimas sesiones celebradas por el Con- sejo Directivo de la Sociedad, han sido nombrados: : Socios corresponsales: Dr. Arthur de Claparéde, presidente de. la Sociedad de Geografía de Ginebra; D. Pedro Gárezon, Cón- sul General del Perú en Génova; D. Germán Torres Calderón, residente en Chiclayo; D. N. Alarco, en Huancavelica; D. An- gelo Divizzia, en Ica; D. Nemesio A. Raez, en Huancayo. Socio activo: D. Juan Manuel Iturregui. A TT NR IS e E a AS EE mis Y 2 A IAS ez Sexto CoxaREsO GroGrRÁFICO INTERNACIONAL, —LoxDres, 1895, —La Real Sociedad Geográfica de Londres, nos ha do la; 23 comunicación siguiente: ÉK—— 5 1, Savile Row, —Burlington Garda vn Londres W.— Julio de 1392. 1 Avtso preliminar. Al clausurarse el quinto Congreso Geográfico Inter nacional 0 que se celebró en Berna (Suisa) en 1891, se acordó, por unani-. m0 midad de votos. que el próximo Congreso se reuniría en Lon- A dres. E Comunicada esta determinación por el presidente del Con= greso de Berna, Sr. Gobat, al presidente del Gonsejo Directivo de la Real Sociedad Geográfica de Londres, para que éste dis- pusiese lo conveniente á su buen éxito, se nombró un comité 1 » " AA 76 A Dt xi e e qe ada, organizador compuesto de las personas que á 4 conte se expresan, encargado de dar los primeros pasos con tal objeto. Este comité, después de detenida discusión, ha decidido que el - sexto Congreso se reuna en esta ciudad en Junio de 1895; y con el fin de dar tiempo suficiente para preparar tanto el Con- e greso como la exposición que ha de acompañarlo, se ha juzga- A do conveniente enviar este anuncio preliminar con tanta antici- pación. ¿ De esperarse es que el Comité se halle, en el trascurso de un año, en aptitud de dar un programa más detallado. Entretanto, E le será muy grato recibir, por conducto de la Secretaría, todos E los avisos é informes que tengan á bien dirigirle. ¿don is ds k J. Scorr KELTIE. LEONARDO DARWIN. O A Secretario, Presidente del Comité. NY Personal del Comité organizador del sexto Congreso Geográfico. cd Internacional que se reutara en Londres en Junto de 1895. Major LeoxarD «Darwin, M. P,, E —RrT. Hox. Sir 22 MOUNISTUART E. GRANT Durr, G. C, S. 1. etc. Presidente R. G. 0 S,—DoucLas W. Fresurieto Y HenrY SeeBOBM, Secretarios ho- o qgorários R. G. S.— RT. Hon. Sir GEORGE F. BowENx, GICAVE = ¿G. etc.—COLONEL Sir CHarLeESs W. WiLson, R. E.,—K, C. B.,— F. R.S. etc.—GENERAL J. T. Warker, C. B.,—R. E.,—F. RS. 007 3d) -—.CLEMENTS R. Markmam, C. B.,—F. R.S.— Dr. R. N. Cust Es 2 E. DeLmarR MORGAN.— CUTHBERT E. Preex, F. R. A SM HALFORD J. MackINDER, M. A.—J. Y. BucHaNnan,— J. Scott y Na pisar, Secretario. de e Todos estos caballeros han sido designados por el Consejo de a Ñ, R. GS. : RS Además, forman también parte del Comité: e R Sir Frederick A. Abel, K, C. B.,—F. R, S,, Delegado del Instés he A A tuto Imperial E Sir Henry Barkly, G. C . M. G, —K. C. B.,—F. R. S., Delega A de do del Real tado Colonial. Faithfull Begg, Delegado de la Real Sociedad Ea de 8 y Bo grafía. A ie eS General J. F. D. Donnelly, C. B., —-R. E, E la 0. >= ciedad de las Artes. - Rev. F. W. Sharpe, Delegado del Departamento de Educación >. k . : z , . A l ES la N ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. * — O OBSERVATORIO “UNANUE>” Observaciones Meteorológicas correspondientes al mes de Octubre de 1892, TEMPERATU a Hume- | Evapo- | Fuerza | Nebulo- ye ANS Ozono¿| Lluvia | Actinó- E ] A la sombra A la intemperie Del suelo|y, ¡5 dad ración | elástica] sidad PR Direec- ES Iksóm En 24IDe 04% e as metro S SON NOTAS Méx. | mín. ya. MÁx. | mín. | mey P6m-0.5 E 0E%% relativa | media [delvapor] O 4 10 ción |¿< [por Ay 2 de " t-t = “- ! | 12/7 isl6|20 5|12/5|16/5| 19/19] 17 13185 E 10 10. ¡CublertI S.W21 2 [13.121-271518 41 0.8 LA Se — (1) Cada una de estas | 1212 1419/18/3|12¡0 151 19 /9 16 |9| 9o 0.6 II 10 S.W 2 |3.00| 26 14 0.3 MA li pan unidades vale 10 kilómtrs. 12181516 19/6/12/2| 15/[9| 19/8] 17 /8]| 85 Il e S. r [2.7724 | 13 ¡| 0.0 2 A — 1312l15/6/22/1/12/8/ 17/14] 19/81 18/7]| 85 A 4 ANSSET SS TRA IABE MO O eo -- 12/6/16/1|21/6|12¡4| 170] 199] 18|1] 87 E NO 9 [CubiertJ S. 1 |3.00| 26 | 14 1] 06 tl UI Llena 1214|16/3|230/12¡3|17/6| 19/9/18/5]| 85 23 O 7 S SW 11042513,81033 03 3 A - 12/8(15/2/18/4]12/2 1513 20101 17/71 87 1LÓ [11 10; [CubiertIS.W.|. 1 2.771 24 0.3 ALIEN — 13 0|16/4/23 0/12, 1 1715 2010] 18/4| 84 2.9) [01 4 Sol S. 2 |3.70| 32 0.3 Is — 131016/7|23|1|121|17/6| 2012] 194] 84 | 2.6 [11 3 y S.W. | 1.231] 20 o.1 EA) PND - 13/1J16/0/21/0|12¡6|16/8] 20/2| 17/4|] 89 1.6 | 11 6 e SW. |. 1 1:85| 16 0:3 O — 13/1|16/0/19/6 13,0/16/3| 20/21 18/31] 87 1] 10 |Nublad.|S.W.| 1 |3.00 26 O.1 o AAA C.M 131111713123 /5/12/8/18/2] 20/21 17|/8] 84 2.0511 6 Sol S. | 2 13.24] 28 0.0 A AA -- 1219|17 ¡21235112121 17/8] 203] 17|4] 86 da 10 9 [Cubiert S.W.| 1 |1.96| 17 0.2 A A — 13151165122 |5|13í0| 1717] 2014] 18/21] 83 | 2.7 [11 6 Sol |S.W.| 1 |2.081 18 0.0 O NAS 12/5l15/118/4[11/S|15|1[ 204] 17/2|[ 88 Lg [1L| 10 [|Nublad.|S.W.| 1 [2.54] 22 0.1 AA IS — 1341171023 |5/13/0/18|2| 2014] 17/5] 70 | 2.7 [15 7 Sol |S.W.| 213.471 30 oo MINA — 13 117124 012/81 18/41 2014] 19|6] 81 20 | 11 7 5 S.W. | 1:12:66] 2 0.0 ALA OTTO — 13,4/16/8/22 8|13/0|17|9/20/5|18/9| 84 O: 8 |Despej.[S.W.| 1 12.771 24: 0.0 3-3 =p 13/1|16/3!120/5|12 9/16/71 20/6/18 |7| 81 1937 ANO 9 |[CubiertS.W. | yl |2.19| 19 0.3 SN IATA Nuev 13131175123 /5|13/0/18/2| 206] 18|o] 83 20 ED 9 54 SWAT 23 T| 20 0.0 30 lic... = 13 |1J16/2|22/0|12/9|17|4| 20/7| 19|o| 87 OZ Sl Sol: 1S.W. | 1,112.54] 22 0.0 A EA - r2|9l15/14|21/6|12 5/17/10] 20/7| 17/4]| 90 1 9 |[Cubiert? S.W. | 1 | 1.38] 13 0.1 PA OE — 1218/15|7|19¡5/12/4| 15/19] 20|7| 17|9] 81 Ml tn 10 S. | 2 [3.47 30 0.0 A A — 1315 16/2|21/5|12/6|17|0] 2016] 174] 82 295 EL 7 |Despej.|S.W.| 2|3.58| 31 0.0 30 l...... = 1315|15!8|22/0/12 6/17/13] 206| 178] 86 | 20 [11| Io |[CubiertI'S.W.| 2 |3.12/.27[! .9 e 0.0 O O SS 1412117|5]22/6|13/9]18/2| 206] 1g|o] 85 E 8 E W. yal DS 0.0 EN AS El 1r210|16/8|24/0|11/8|%7/9]| 2016 2010 2 2.1 [11] 6 Sol SW O 20 1301012 0.0 A lapas e (aa 1313118/1|25/0|12/9|18|9| 20/7[22/|4| 38 3.0 |12|14 4 % S. 1 |2.08/ 18 0.0 A A — 13/8[1519118/6/13|2| 15/9| 21/0|18/8]| 87 27 2 Ta 5 h) SEPTAE2ASO | 2 0.0 TA — 13151172123 |5|12/9/18/2]| 21/2| 19/5]| 86 2.5 |rrjÓón 6 5 Se IA 2:31 20 0.0 EIA =- 12/8/17|7|25|4|12¡0/18/7| 21/4| 19|/7]| 34 3.0 | 11/68 6 > S. 1 |2.43| 21 0.0 UN O — | ' Y sal En e A e a _ _— N V.' B.—ElL INSPECTOR. El Ayudante—/rancisco B. Aguayo. pl e (e Er, z A 0 A Pr : sE ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. 0 O > OBSERVATORIO “UNA JN UU JE> Observaciones Meteorológicas correspondientes al mes de Noviembre de 1892. TMTPERATURA V.” B.-—EL INSPECTOR. El Ayudante=4rancisco B. Aguayo. Pa e Evapo- VIENTO 2 ; : Hume- lación En ebuloa Estado TE Ozono.| Lluvia | Actinó- E A la sombra A la intemperie Del sueld Deegual' dud media Oi sidad ERA Direo- gs Kilóm e De0á:l o cu STO! S Ario NOTAS MED. máx. ] mín. | meo. | máx. [ mín. | mep [60:50 relativa bra delvapor| 0 4 10 ción £¿= [por NÓ en 24 h. tt 5 3 > | | (1) Cada una de estas | 748|50|20/2[13 4116/8]22/8]12/8| 178 2115|20|1] 84 ng |12 06 3 Sol SW 762 T4: A AS va unidades vale 10 kilómtrs. | 747168 |231311319118/6/25/0|1310|19/0| 2115] 20|5| 81 | 2.6 [11168] . 3 E A A] a IIA se 747 122 |23/2113/8/18 5125/0[13[6|19/3| 2116| 19/6| 84 | 3.0 [12122] 3 A S. 1) 1 2.19/o19 |: +8 A O OS EL 747177123/1113/7/18/4124 5113/1[18/8/ 21 18| 19 7| 81 | 2.2 [12195]. 4 » S. |. 1-[2.89| 25 9 A Y A Llena 747165 |19/8/13 9/16/8121 /3|13/0/17|1| 21/9/18 |7| 77 | 2.3 |11 [24] to [Nublad.[S.W.' 1 [2.31] 20 8 A o IA HE 746194 |24|2|13¡7118/9/26/3|13/0| 19/6] 21 |9| 19 |9| 7o 2.8 [12114 4 Sol S.W.! 1 [2.19] 19 12 a o RA EL 747138 [2119/14 0/17 9126 1|13,0f19|5| 22|0| 19 6| 76 2.0 |12|38 6 > Sa TO MTO RENT Z O AL NAS — 746+30|2014|14 017/2126 1[13|2|19/6| 22(0| 19|7|] 79 | 1.8 |12 14] 7 ze S. 1 [3.00 26 | 11 ? A, E 746178 | 1915114 5117/0/21/4/14|1]|17|7| 22 0/19| 1] 84 2.6: 1121/22] 10 [Cubrert $. 2 13.35 29 9 a AVEO = 747140 1/21/6114 718 2/26/1|14/3|20/2| 220] 21 4] 76 3.1 12/70 3 Sol S.W. |. 2'[3:58| 31 1 A 110 AE E 747195 1231311417119/0|26/2|14/2|20/2| 22/0/21 |2| 80 | 3.1 [12122] 2 s S. 2 13.58 31 | to MA AE C.M | 747 99 [2313/14 9/19 1126/1114 /7/20(4| 22 0o¡21 [0| 89 | 2.7 [12 54] 2 A S.E. | 21|3.58| 31 9 A Ia Ple | 746 85 123/2115|1]19/12]25 4 148 20/1] 221212115] 84 2.6 | 15/95 2 > S. 2 [3.12] 27 7) ON (Er SAS =— 748/00 [23/3/15 Ó[19/4125 4/15 3[20/3| 22 0J21 4] 86 | 3.5 [13 54] 2 E S. 2 | 4.161 36 6 y O OA E = 748/64 [23/6/15 6/19/0126 [4/15/3/20/8] 22 [0 2110] 84 | 3.3 |13 145] 3 fi S. 2 (4.05 35 o, O Es 747132 |2118115/8/1818 231211513 19/21 22131204] 86 | 10 [13/62] 9 [Cubiert S. 2 13.12) 27 9 0.4 Cr APN — 1747 77 11916115/8/1717/20 4115 3[17/8| 22131 19/0( 92 | 06 [13/80] 10 [Nublad.| S.. | 11.85 16] 121| 06 | 13 |.... .]| — 748/05 1231711513|19/5126|4|15 0|20/71 22|2[2112| 75 | 2.8 [13/11 f 3 Sol SW. + Tol 19, 112 A en e ES 748/04 |23/6/15|2|19/4126/3114 [9/20/61 2212 | 2118] 87 | 3.6 |13/45| 3 Ñ ae e | A Ml Nuev 748/67 |2213|15/5|18/9126/4114[9;20/6] 22|1| 21 |5| 80 3.0 [13/11 2 47 S.E. | 2 |4.28| 37 MN O LE O = 747173124 5|15/0|19/4127/0|14 7/20/91 22|2| 20|7| 76 | 3.3 [13145] 1 sa SA O |. Os E 745/86 |20/6/15|2[17/9/23 7/14 71 19|2¡22|2| 20|7|. 77 2.1 [1I3¡11 5 ” WSW!| 1 |2.66| 22 8 E A — 746119|2216|14/4|18/5|25/2]1319P19 5] 22 0] 20 9]? 73 2.7. |12138] 6 % S.W.| 1 [2.08 18 6 AS e 747107122 14|14 19/18/0125 | 1/14 211915 22 10|20|2| 74 2.7 [121861 14 A SV AI 20) 8 A Mae A E 748121 |19 6/14 (9117|2[24/8/1413/19/6] 22[0]| 198] 78 1.3 |12146] to [Nublad.] S. ANA A E 0.4 Sl O — 7A7 [55 226 15/0/18/3/25/|2/14 219 8|22|2| 20|7| 78 AN 6 Sol S: I 12.66 23 13 0.8 FOO sá ¡COS 74702 |21/6/15/2/18/4[25/|1114/3119/7| 22 [0] 20|6]| 77 2.2 |12|095 6 ón A AD E a io cad -- 747|170|2216|14/9/18/7|25/0(14/0|19|5| 22102018] 79 | 2.4 [1371] 7 E A O ? A AE = 748|19|22|2|14|9|18/5/24|0 14/01 19/0/22 |0| 22|2| 78 3.3 |12 05 8 só S. 105 7 EAS 1 A ALO opio SS 748135 |22/8|15/1]18/9|26/6]14/8/20| 2] 22|1| 20|6| 74 2.5 [12/86] 8 pa S.S.E.| 12:19 19: | “to ? DOM EZ A El! eel Da AN A ¿ Total 22, ES ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA OBSERVATORIO “UU MN .A JN U JE > RS Observaciones Meteorológicas correspondientes al mes de Diciembre de 1892. . -BAROMETRICA TEMPERATURA Evapo- MIENTO Y PA A DRA ENEE A aora pS bulbos Estad PEE Í% Ozono,| Lluvia |Actinó-| Z 4 Mp Ernoo> ini AS Ss ha | dad | media | elástica] sidad a Direc- | E Kilóm|En 24|De 0 á4 21 1 metro S ¡A Si NOTAS MÍN. MED, Máx. | mín. | meo. | máx. | mín. | meo Já a [relativa [ona delvapor| y á 10 ción |£¿2 [pors. EA e aa tp S O 1746/80 | 747 75 [22 8|14/9/18|8 o) 1226/21 |2 76 30 p14 06 7 Sol Sy | I |2.66| 23 10 ? PO PR — (1) Cada una de estas | |-746|00 | 746|90|24|0/15|5]|19|7 o) 5221622 |5| 79 1.6 |t4 06] 9 de SESWE" Ia 2148 | 21 11% 01 a OLER E unidades vale 10 kilómtrs. | 746178 | 747152 |19/6/15/4]17|5|20/0 4| 2216/18 9] 80 | 2.1 |13/28] 7 [Cubiert] SSE. | 1. 2.66 23 | 10 ].. OI A 746|40 | 747 04 |20[8|12/9/16 3|22 9 3122 (4 [19|6| 77 | 1.9 |17|07| to sa AA e A do: E ES (| ER Llena 747 [00 | 747|60|2213|13/9/18 1 o) 512213 119 |8 77 2.5 [14/33 7 Sol SSEs 152 12791624 A. re pes q LE 74570 | 747 15 |21/4]15 0/182 2 5122 3[20/2| 78 2.5 |12/54 7 SSA 120 (2810/10 O SA [e an — 746140 | 747/27 [20/2114 1]17|2 3 6| 22/3198] 79 3.0 [10/46] 10 [Nublad.] SSE. ' 2 |2.89| 2 E dl TAO ON = 80 | 747163 |2413|12/5/18 4 o) 422/2202] 76 204 154,30 4 Sol SSE. 2 |2.89| 25 9 o E LA e SN - 746175 | 748/02 [24 5|13 8/19/2126 /6 9.225 210021 7341838 13 37]012 A o o A 2 50 | 748/25 |25/0|15|1]20/0127|3 9| 235122 4] 77 3.8 113| 11 3 7 SSB 21277024. A OO — 951 747178 |23|6|14/5119 0/25 0 01 23/2/21 8] 78 e SS 3 $ SSE. 1020 3.12/427 Aci WA O C.M 70 | 747130 [23/3/16 0119/6/25 5 4|2314|20181 75 | 3:8 [13103] 4 S. Aa EA pa IO Ol => 004 747122 |23|5|16 0/19 7126/01 5123 14|20 9] 72 3.4 |12|22] 6 SIMS En 0 22801625 Sol MI ONO -- 70 | 747169 |23|7 139 18/8126 6 912315122/3l 74 4.1 |13145 5 A SSE ANECA) 1 A OA ET — 704 747172 [24/0/14 2|19 1[27/0 3|23/6123/8 11377 461131371 3 A SSE. | 213.81|-33 2d cd OO e 6o | 748 051247 16/0/20 31274 41 23|3]22/8 74 4.2 13/03 4 ” SSE. 2 3.81 33 5 > VA 6.7 AS == Noche despejada, al E, to 1 748/28 25/0115 O|20/0/27 5 3824 |1f21/71 72 2,8 115136 3 ; SSE. 2 SO A PO a relámpagos 11 p. m. vo | 747 69124 8/16/1120 4]2712 212413] 209] 77 CS 3 eN SsE. 1 |2.99| 25 LO 2 A O o - 60 | 749/30|25/0/16/2|20.6/26 5 oj2414|23|3| 72 3.4 |13|11 2 En ¡SSERE MATA 25 O ALO 3 Alda Nuev. oo | 749 90|24 1|15/0/19|5|26 0 4124|5|21|5| 74 2.9 |15|17 I 5 SS; I |2.31|,20 2 A E - oo | 749178|25 0/16 1|20/5|27 3 21241412213] 75 3.4 |13|62| 2 ze S. 2 13.24 28 | 10 PA Wee 05 - 40 | 749/45 [24 4|16 4/20/4270 9| 241512316] 76 | 3.2 [12195] 2 » S. 2 13.47 30] 4 A E 40 | 749/27 |26 2114 1[20/0/27|4 4124/5121 8| 76 3.8 |14[51 1 E, S: 1 [2.08| 18 I AL e = Temblor 2 h. 5 m. p.m, $5 | 750107 |25 3117|2|2112|27/6 o| 2416/23 |5| 72 3-4 |13 891 4 SS ssw 2 13.24 28 | 10 A AOS — 30 | 749140|24/6|16/0|20|3/27 4 12417122121 75 o POS SUS) $ SSE. 1 TA 2106/5234) 10 2 cs = 8s | 74360124 |7|15/0|19/8|27| 1 312417122131 75 A PE 7 as SSE. 1 |266 23 2 a (e 15 | 748/72 |24/6[13/5]19 0/26|2 8| 24|9|21|5| 72 32/14 421). 59 EA SWSE. 1 |2.19 19 2 E = 30| 749/02 | 25 6|15|7/|20/6|27|6 3|24/19]20|5| 73 34 [1558106 ;s SSW.| 1-|2.19| 19 3 SOMA = 40 | 748/20 |21|2|15/3/18|2]25|5 3125/01 220]. 73 3.3 | 14/42 6 e SSW FE EOS 7 3 ANT. — 80 | 749/95 |26/0|15|3]20|6|27 |2 11 25/0/22 |4| 7o 3.4 113145 5 > SESW. 1 |2.19 19 2 o [a = 90 | 746/75|26|1| 15 7|2214|27 0 121 25/0120 51 77 3.1 113145 5 E SSE. |. 1 /|2.66| 23 3 A A - | | Í | | | | A B.—EL INSPECTOR. 00 de . % E E . El Ayudante— Francisco B. Aguayo. B OLETIN 40 DE LA ociobd Deográlica de Lino ¿He TOMO TT. LIMA, VIERNES 31 DE MARZO. DÉ 1893.—Nums, 10, 11 y 12, Colonización y explotación de la montaña. - Publicamos á continuación una interesante memoria sobre la necesidad de unir la costa con la región trasandina, y la coloni- zación de ésta, que nos ha sido dirigida por el socio cone en París, Sr. D. Felipe Barreda y Osma. * Este documento ha servido de tema para varias conferencias que la Sociedad ha dado en el presente mes de Marzo, en las que se ha discutido. 4mpliamente cuál debe ser la prolongación - que se prefiera en la línea de la Oroya, para aplicar los 160 ki- lómetros que la Peruvian Corporation está obligada á construír según: su contrato vigente con el Gobierno. Un extrato de estas conferencias es el que publicamas enveste número junto con aquella memoria. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica. Lima. Señor Presidente: El vivo interés que la Sociedad Geográfica demuestra por todo cuanto se relaciona. con la futura explotación y coloniza- ción de los territorios de la Montaña, me. anima á solicitar el « e ' apoyo de su opinión en o meterátan ilustrado c Ud: presidentes y EE ¡Es] fer carril de co e de con ón e - trato con los Tenedores de os era objeto de animadas dis- a: sultado el contrato en su forma ac- A y ee Wncakortes el asunto de convenientes que ofrecía el plan de construír los distintos trazos - de ferrocarril que figuraban en aquel proyecto, y recomendaba la construcción de una sola línea que, siguiendo de Chicla 4 la Oroya, se dirigiera al interior por la región de Chanchamayo, La y buscando la comunicación con los ríos navegables; y me esfor- a - cé también en demostrar la superioridad de los resultados que de esta vía podrían esperarse, en comparación á los que la línea pe e' al Cerro de Pasco, que se presentaba como su rival, hubiera po- - dido producir. des Desgraciadamente, estas ideas no encontraron eco en los cír- q culos oficiales: en el contrato definitivo se mantuvo el funesto e rincipio de diseminar por todo el país las construcciones de ki- = lómetros de ferrocarril y no se acordó preferencia alguna á la = wía de colonización. La cláusula 13* hizo obligatoria la cons: k e, - trucción de la línea de Chicla á la Oroya, la de Santa Rosa á de y 7 Sicuani y la de 160 kilómetros en cualesquiera de estas direccio- - nes: “De la Oroya al Cerro de Pasco; de Pasco al Mayro; de la 2 “Oroya á Tarmaó Chanchamayo; de la Oroya á Jauja, Con- A E cepción 6 Huancayo; dé Sicuani al Cuzco; de Suchimán á “« Yuramarca, Caraz, Huaraz Ó Recuay; de Samanco, Casmaó “«“ Supe á Recuay, Huaraz ó cualquier punto del Callejón dee 0 Huaylas; de Yonán á Chilete:ó la Viña; de Trujillo 4 Hua- - - «“machuco ó en dirección 4 Cajamarca; y, finalmente, en las pro- se longaciones Ó ramales de las líneas indicadas ó en cualquier «otra parte, debiendo, en este último caso, preceder el acuerdo GN «del Gobierno y la aprobación del Congreso.” 3 de No pudo persistirse de manera más explícita que con esta 3 h cláusula, en uno de los mayores desaciertos cometidos por la E 44 administración de otra época, cuando repartió sin plan alguno ' kilómetros de ferrocarril en todas las secciones del país, no con- tando con los medios de terminar las obras que emprendía; que- dando renovado ahora el mismo error, sin tener siquiera la es: cusa de la inexperiencia ó la ignorancia, al concederse á los Te- nedores de Bonos la facultad de hacer una repartición semejan e > Ñ > de Ms E , a y A O A E A PAT cia Si ye S % — 363 = te, sin otro guía en ella que su interés particular. Y en caso de suponerse que se: aceptó esta cláusula 13" con la seguridad de que los Tenedores de Bonos no se proponían construír, de entre toda aquella halagadora serie de líneas autorizadas, sino la de la Oroya al Cerro de Pasco, por ser ésta la que les interesa para la explotación del Mineral, ¿no merecería entonces esta parte del contrato enérgica censura por semejante falta de sinceridad? En virtud de tales concesiones, pronto quedará concluída la línea de Santa Rosa 4 Sicuani, de 66 kilómetros de extensión, y sus resultados bajo el punto de vista del interés nacional, no po- drán corresponder á los sacrificios que su construcción impone. 3 El costo de ella, según datos oficiales publicados, ha sido con- tratado en £ 191,000, que, en relación al crédito de la Peruvian Corporation, según el precio de sus “Debentures”, representan una anualidad de £ 16,000 con que ella se ha gravado; y es el caso de preguntarse si no hubiera sido mejor cálculo exonerar- la de esta construcción, y por consiguiente de tal gravamen, de- duciéndole en cambio Z 16,000 de la subvención de ochenta mil que debe recibir cada año, quedando aplazado el hacer estos 66 kilómetros hasta tanto que hubiera sido posible lle- var la línea á su término, que es el Cuzco; pues aquel trazo has- ta Sicuani no tiene, para el desarrollo y prosperidad del país, importancia equivalente al desembolso que, mientras tanto, in- directamente le causa. Esos mismos 66 kilómetros extendidos entre la Oroya y Chanchamayo, hubieran alcanzado á la mitad de la distancia á que queda San Luis, en el Paucartambo; de ' modo que ahora sólo faltarían, más Ó menos, otros tantos kiló- , metros para llegar á ese centro de la Montaña inmediato á la region fluvial, y con solo construírlos, lo cual hubiera sido de corto gravamen para el Estado en comparación al de £ 80,000 aceptado en el Contrato, se habría realizado el ferrocarril de co- lonización, que es la verdadera obra de importancia para el por- venir del país. No serían de gran trascendencia estos errores, si el estado de las rentas públicas permitiera concebir la esperanza de atender por medio de subvenciones, único modo posible de realizarla, á la construcción de las tres vías en curso de ejecución ó en pro- yecto: la del Cuzco, la del Cerro de Pasco y la de Chanchama- yo; pero gran ilusión sería el querer abarcarlas á la vez, en vista de la estrechez de los recursos fiscales, la cual tiene que ser aun mayor cuando, con el pago de la anualidad de £ 80,000 en mo- neda inglesa, se deduzcan en proporción, hoy de 10 por ciento c — 364 — y más tarde mucho mayor, las entradas generales de la Nación. Prever nuevas subvenciones sería, pues, insensatez. Por consiguiente, agotados los 160 kilómetros prometidos en el contrato, la construcción de ferrocarriles quedará paralizada por largos años; y esta consideración hace más necesario que nunca el fijar un orden de prioridad á que debieran someterse aquellas obras. Por ésto, hecha abstracción de la línea al Cuzco. por lo evi- dente de su secundario interés, creo del caso insistir nuevamen- te en que no es la de la Oroya al Cerro de Pasco, que parece ser siempre preferida por los Tenedores de Bonos, la que más importancia tiene bajo el punto de vista del interés nacional. Desde luego, sería esta línea exclusivamente alimentada porla industria minera, la única que allí puede desarrollarse; y su trá- fico de internación, insignificante, desde que los sencillos indios que pueblan esas serranías carecen de necesidades y no son con- sumidores, como tampoco productores. Menos podría esperarse tráfico local de consideración en un camino sobre punas, á más de 3,500 metros de altura. Es también de suponer que la exportación de minerales de Pasco, fueran ellos ricos Ó pobres, se haría siempre en forma de barras, para economizar así los gastos de transporte sobre la es sin valor del mineral; y sobre estos supuestos y el de que a tarifa por la conducción de barras fuera desde el Cerro de Pasco al Callao, de 4 por mil del valor transportado, guardando proporción con la que rije actualmente hasta Chicla (y si fuera mayor igualaría á la del transporte por mula y desaparecerían las ventajas de la conducción por ferrocarril), tendiíamos que ca- da millón de soles de producción de plata en barras daría 4,000 soles de flete, que serían 1,000 de producto neto, al ferrocarril. Suponiendo esté construído en las condiciones más económi- cas, las 560 4 700 mil libras que se emplearan en su construc- ción, demandarían á razón de solo 7 y medio por ciento de in- terés, prescindiendo de toda amortización, tal como si las minas fueran inagotables, no menos de £ 48,750 al año, que á los cam- bios actuales, son 400,000 soles; suma que, como productos de fletes conforme á la tarifa prevista y en las condiciones proba- bles de tráfico de la línea, representaría una producción de plata que excedería al triple de lo que hoy produce el mundo entero, Esta es la probabilidad que hay de que la línea 4 Pasco remu- nere su costo. No es el caso de decir que la suerte futura del mineral del n mn á e a > rr a ic TASTE AS cs PTI IES ATENTA h ] 7 4 j — 365 — Cerro de Pasco y del ferrocarril que se construya es negocio de los Tenedores de Bonos, y que á ellos toca el preocóparse de ella: muy léjos de eso. El Gobierno se ha obligado á pagar 38 anualidades de £ 80,000, 4 condición de que se le construyan 160 kilómetros de ferrocarril; y ha sido convenido en el contra- to, que el monto de la anualidad se proporcione al número de los kilómetros construídos, fijándose por la cláusula 16.* las re- ducciones correspondientes á los kilómetros dejados de cons- truír; de manera que cesa de ser obligatoria la anualidad, si nin- guno de los 160 kilómetros llegase 4 construírse. El Gobierno paga, pues, una subvención fiscal como medio de que se cons- truyan los ferrocarriles; y lo extraño es que, pagándola, no se haya reservado en el contrato el derecho de intervenir al desig- narse cuáles serán las direcciones en que esos ferrocarriles ha- yan de construírse con mayor utilidad para la Nación, sino que sean los Tenedores de Bonos los que han de decidir sobre este punto, tal como si en la materia se les reconociera mayor com- petencia que al Gobierno. Subvencionar el Estado la construc- - ción de ferrocarriles y no tener él ingerencia alguna en la elec- ción de las líneas que deban construírse con la subvención, es, en verdad, una anomalía. Sobre todo, al país no puede serle indiferente que la subven- ción de £ 80,000 sea mal empleada; y sostenemos que lo sería, si se empleara en hacer la línea al Cerro de Pasco, Antes-de concluír un ferrocarril exclusivamente mineral, lo prudente sería conocer cuáles serán las condiciones en que se han de explotar las minas que deberán alimentarlo; pero hasta hoy no se ha publicado ningún dato sobre lo que pueda costar la construcción del socavón del Cerro de Pasco, el desagie de las minas, la extracción del mineral; nicuál será la ley media de éste, ni en suma, si el negocio presenta todas las prbbabilida- des de dejar utilidades en su explotación. Nada de esto se sa- be; y sin embargo, hay un punto esencial que al Gobierno le in- teresaría saber, y es si, cualquiera que sea el precio normal 4 que la plata llegue á establecerse como consecuencia de su crisis actual, la ley de los minerales de Pasco y el costo de su extrac- ción, á pesar de lo dispendiosa que ésta ha de hacerse por los gastos que requerirán las obras que hay que ejecutar ahora y también más tarde, á medida que se profundice la explotación, serán siempre tales que permitan esperar, que, cualesquiera que sean las circunstancias, no se interrumpirá la producción de pla- ta en la vasta escala que será necesaria para que el ferrocarril'no — 366 — llegue á ser una obra sin objeto útil. No menos le interesa el conocer cuál sería la vida probable de las minas que han de dar tráfico al ferrocarril, por que ¿de qué uso sería él una vez que se agotaran tan rápidamente como «se agotan hoy las minas más abundantes, debido á los métodos modernos de explotación? A falta de tales datos, la construcción de los proyectados 160 kiló- metros de ferrocarril, que han de ser de vía ancha, porque así lo exije el contrato, no pasa de ser la operación más oscura y aven- turada que un Gobierno pudiera subvencionar; ¿y esto es lo que se pretende del Gobierno peruano? Este ferrocarril no es indispensable para hacer el socavón, ni tampoco para desaguar las minas; y si se arguyere que lo es para conducir las maquinarias, de desagiie, contestaríamos que para este solo objeto no debería hacerse nn gasto tan crecido y en condiciones tan aventuradas. Costosas maquinarias serían aquellas que, por sola su conducción, impusieran al Estado un gravamen anual de cientos de miles de soles durante 33 años! Y construír 160 kilómetros de ferrocarril, únicamente para con- ducir maquinarias por una sola vez, desdeñando en esta cons- trucción la economía de la vía angosta, ¿no sería un exceso de lujo aún en la nación más opulenta? Si la riqueza del Cerro de Pasco es tanta que puede alucinar hasta este punto, entónces las tres jornadas que median entre la Oroya y ese mineral no pueden ser obstáculo para que pueda explotarse con producto sin necesidad de ferrocarril; y en últi- mo caso, los trabajos que bastaran á mejorar esa comunicación hasta llegar á hacer fácil el transporte de maquinarias, no exigi- rían ciertamente las enormes subvenciones que el contrato acuer- da al ferrocarril. Mucho mayores dificultades que las que pre- . sentan esas tres jornadas ha tenido que vencer la Compañía del Real'Socavón de Potosí, al conducir maquinarias de desa- gie desde la República Argentina al corazón de Bolivia; y Sin embargo, las ha vencido sin que se le construyera ferrocarril, ni sele ocurriera solicitarlo. Se comprende que los Tenedores de Bonos quieran mante- ner su proyecto de llevar la línea de la Oroya al Cerro de Pas- co, halagados por la perspectiva de explotar el mineral con to- das las facilidades que les daría el ferrocarril que construyeran mediante la subvención del Estado; pero esta decisión, por muy. conforme que pueda ser á los intereses de ellos, jamás lo sería á los del Perú. No es un ferrocarril mineral, de utilidad dudosa, aleatoria, y en todo caso, efímera, de utilidad principalmente Ea e | | 1 | | l l - — 307 — particular y no nacional, el que el país necesita: tal elección equivaldría 4 desistir por muy largos años de la obra del ferro- carril de colonización, y á postergar indefinidamente la realiza- ción de las fundadas esperanzas que en ella se cifran. Porque yá la atención pública se ha fijado en que á distancia relativamente corta de la Capital, entre el Perené y el Pachitea, existe un rico territorio, el más apropiado que posee la Repú- blica para iniciar. los trabajos que más tarde han de hacer del Perú un país de inmigración á donde irá á fijarse el europeo, con tantas y mayores ventajas qne las que le ofrezcan otras na- ciones de Sud América; con lo cual, resuelto el problema de la población que detiene hoy el progreso del país; su transforma- ción sé haría en breve tiempo. No son, pues, las minas de plata de Pasco las que pueden ha- cer revivir al Perú; son sus ricos territorios y sus ríos navega- bles. Tales esperanzas no pueden realizarse sino abriendo á la explotación, por medio de ferrocarriles, la región de la monta- ña; sin ellos la colonización es imposible; y el primer paso para facilitarla tiene que ser la construcción del ferrocarril á Chan- chamayo. Llevada esta línea hasta Ja confluencia del Paurcartambo con el Chanchamayo, bastaría por algunos años 4 las primeras nece- _sidades de la colonización. Mientras se poblaba esa zona, se creaba tráfico y se formaba la base de nuevas ramificaciones de la línea. Ya desde ese punto podría aprovecharse la navegación del Perené, aún cuando habría que interrumpirla en las casca- das, para evitarlas, haciendo por tierra 20 kilómetros de un ca- mino que podría construírse sin gran costo. Desde el término del ferrocarril al primer punto navegable por vapor en el Perené, pasadas las cascadas, la distancia sería de unos 100 kilómetros y - no mucho mayor á Puerto Tucker, en el Pichis; de madera que aprovechando y mejorando el camino recientemente abierto entre San Luis y el Azupizú, y construyendo otro de una ex- tensión igual, desde el término del ferrocarril al primer punto navegable por vapor en el Perené, Ó estableciendo tal vez un sistema de tranvías, la salida por los ríos quedaría á lo más, 4 un par de jornadas de distancia; lo cual daría por algunos años, la suficiente facilidad para la explotación y colonización de ese te- _rritorio, Más tarde, sobre la base de buenos resultados ya obte- nidos y procediendo gradualmente, se llevaría el ferrocarril has- ta los puertos de los ríos navegables; pero por ahora ello no es indispensable, y la comunicación de la manera indicada bastaría, x 3 — 368 — Para llevar estas ideas á la práctica, habría que modificar la parte del Contrato con los Tenedores de Bonos concerniente 4 los ferrocarriles por construír, pues hasta sus condiciones técni- cas son un embarazo. En efecto, la cláusula 12.* dice: “Si se “ construyesen líneas independientes de las existentes, se usará “la vía ancha, salvo el caso de construírse el ferrocarril mencio- “nado de Samanco, Casma Ó Supe, que podrá ser de vía an- ““ gosta.” Ignoramos las razones que habrán podido determinar la pre- ferencia en favor de la vía ancha. La angosta puede tener in- convenientes cuando, en líneas de mucho tráfico, los trenes tie- nen que detenerse en los empalmes por la desigualdad de vía y hay que trasbordar pasajeros y carga; indudablemente ésto qui- ta facilidades á la circulación, causa “demoras, molestias, y oca- siona mayor gasto á la explotación; pero estos inconvenientes no tienen tan. gran importancia en líneas de poco tráfico, y mu- cho ménos cuando las condiciones de economía en los gastos de establecimiento deban anteponerse á todas las demás. En la República Argentina los dos sistemas, el de vía ancha y el de vía angosta, se hallan aceptados, y últimamente la vía angosta ha - sido la más generalmente adoptada. Las líneas de Santa Fé 4 las colonias, la Central de Córdoba, la de Córdoba al Rosario, la de Córdoba al Noroeste, todas construídas recientemente por los señores Meiggs, son de vía angosta: de los 2860 kilómetros que tienen por centro á Córdoba: 2035 son de vía' angosta. Ahora mismo está á punto de firmarse por el Gobierno Nacio- nal la concesión de una línea angosta de Buenos Aires al Rosa- rio, de manera que, desde la capital argentina á Jujuy, podrá ha- cerse todo el trayecto que es de 1822 kilómetros, por vía angos« ta, y hay proyectos para unir del mismo modo á Buenos Aires con Metadoza y empalmar allí con el Ferrocarril Trasandino, que es asímismo de vía angosta, no solo en su sección argenti- na, sino también en la chilena, hasta Santa Rosa. En Bolivia, en el Brasil y en otros países, nos sobrarían ejemplos que citar para demostrar la buena aceptación que tiene esta clase de vía. Además, cuando las necesidades del tráfico lo exija, previsión harto remota para el Perú, se puede ensanchar la vía, como aca- ba de hacerio en el Colorado la Compañía de Denver y Rio Grande, á fin de facilitar su comunicación con una linea vecina. Si el sistema de vía angosta no se ha generalizado en los Es- tados Unidos, débese á que allí la competencia entre las com- pañías de ferrocarril es extremada, así que si una de ellas impo- — 369 -- ne la molestia de un trasbordo para entrar á una red de vía an- gosta, eso basta para colocarla en inferioridad de condiciones para luchar con otras que no tienen esa solución de continuidad, De allí viene el que toda línea nueva necesite, para tener alian- zas y poder sostenerse, ofrecer á las vecinas facilidades de peaje y acarreo que la obligan á adoptar la vía mas generalizada, la “standard” de 4 piés y 8 y media pulgadas. Por esto, buscando la uniformidad que les es tan necesaria, unas compañías han teni- do que anchar su vía, como la deDenver y Rio Grande; y otras que reducirla, como la de Louisville y Nashville. Pero en Sud América las circunstancias son enteramente diversas. Así, es extraño que al pactarse en el contrato la subvención de ochenta mil libras esterlinas, en vez de la construcción de 160 kilómetros de ferrocarril de vía ancha, no se exigiera la de 200 kilómetros de via angosta, á que considerando la economía en la construcción, puede estimarse que equivalen aquellos; pues son evidentes las ventajas de la mayor extensión kilométrica, sin aumento del gravamen. Si los 160 kilómetros de ferrocarril que deben construír los Tenedores de Bonos, se redujeran á solo 130 kilómetros, que es la distancia aproximada, incluyendo desvíos de la Oroya á la confluencia del Paucartambo, la anualidad de ochenta mil libras esterlinas quedaría proporcionalmente reducida á sesenta y cin- co mil libras esterlinas; y construyendo estos 130, kilómetros de via angosta, en vez de ancha, la economía en el gasto permi- tiría disminuír esas sesenta y cinco mil libras esterlinas en un 25 ó 30 por ciento, según ello resultara de un estudio detallado é A: imparcial de los presupuestos; de modo que con ahorro de 30 mil libras esterlinas en la subvención, sin perjudicar con él ni el crédito de la Nación ni los legítimos derechos de los Tenedo- res de Bonos, habría ella obtenido la construcción del ferroca- rril de colonización, que tanto le interesa. Sobre esta base y de acuerdo con las demás razones que aca- bo de exponer, debería negociarse con los Tenedores de Bonos, á fin de llegar á las siguientes modificaciones del contrato: 1." Reducir los 160 kilómetros de ferrocarril de vía ancha que deben construír los Tenedores de Bonos, conforme á las cláusulas 13 y 14 de su contrato, al número de kilómetros de vía angosta que sea necesario para llevar la línea de la Oroya hasta la confluencia del Paucartambo con el Chanchamayo, fiján- dose provisionalmente en 130 kilómetros la distancia. 2,* Reducir la anualidad de £ 80,000 en la suma correspon- PA — 370 —= diente al número de kilómetros que dejarían de construir los Tenedores de Bonos y 4 la economía proveniente de ser de vía angosta, en vez de ancha, los que construyeran, Los mismos Tenedores de Bonos deberían dar facilidades para hacer estas alteraciones en su contrato, si se detuvieran á medir la inmensa responsabilidad moral que contraerían para con la Nación que pone en sus manos los últimos recursos de que puede desprenderse, si movidos exclusivamente por exage- radas esperanzas en la explotación del Mineral del Cerro de Pasco y persistiendo en ella en los momentos en que el inmi- nénte envilecimiento de la plata aconsejaría abandonarlas, desti- naran á una empresa temeraria, como es la construcción de la línea 4 Pasco, los elementos que deberían emplearse en dar al Perú la obra pública que verdaderamente interesa á su porve- nir: el ferrocarril de colonización. ¡Ojalá que estas ideas, señor Presidente, llegasen á merecer la aprobación de la distinguida Sociedad que Usted preside! El alto prestigio de que ella goza, y á que es acreedora por su ca- rácter científico, su anhelo por el bien del país y el mérito per- sonal de los miembros que la componen; las revestiría, ante la opinión pública, de una autoridad de que necesariamente ha- brían de carecer, expresadas por boca de un simple ciudadano, por mucho que el sentimiento patrio diera aliento á su voz: tan valiosa cooperación sería el mas poderoso estímulo á sus es- fuerzos. Soy de Usted, señor Presidente, muy atento y seguro servi- dor, US. Mb: F. BARREDA Y OSMA. ; Socio corresponsal, Coburngzo, 1.* de Setiembre de 1892. INFORME RECAÍDO SOBRE EL DOCUMENTO ANTERIOR, AA A A Señor Presidente de la Sociedad Geográfica: | A Nombrados los que suscriben por nuestro Consejo Directivo para dictaminar sobre la comunicación dirigida á la Sociedad por el señor don Felipe Barreda y Osma, cuyo título es “Coloniza- ción y explotación de la montaña” y publicada en la 2.* edición — 311 — del periódico En Comercio del 15 de Diciembre próximo pasa- do, se reunió la comisión el día 23, y después de un exámen pro- fundo del documento á ella sometido y tras una larga diserta- ción y discusión, estudió los dos puntos que el Presidente de la Sociedad le sometió y que son: 1.2 Aplicación preferente de los 160 kilómetros, bajo el pun- to de vista de la utilidad pública y de la conveniencia nacional. 2.” Si en el caso de prolongarse el ferrocarril de la Oroya hácia las regiones del Este, será mas conveniente hacer dicha prolongación hasta el Pichis ó hasta el Perené en su región na- vegable. Antes de empezar su trabajo, la comisión se hace un deber recomendar á la Sociedad el trabajo del señor Barreda y Osma, que, lejos de su país, dedica sus estudios á los problemas más trascendentales para el porvenir y progreso de su patria. Como sabéis, el punto llamado de la Oroya es el término ac- - tual del ferrocarril central que sale de las orillas del mar Pacíf- co en el puerto del Callao, sigue el torrentoso valle del Rimac y venciendo cuantos obstáculos ha puesto la naturaleza para ha- cer infranqueables los Andes, el riel conquistador é implantador _de la civilización somete la naturaleza en su forma más abrupta, y llega 4 conquistar la cima de la más grande cadena de nuestro orbe por 4,788 metros, á una distancia de 100 kilómetros en lí- nea recta, en el túnel de Galeras, el más elevado del mundo, ó sea una gradiente directa de casi 5 42 La Oroya está situado á 3,712 metros de altura, y el pue- blo se encuentra sobre las márgenes del río del mismo nombre que sale de la laguna de Junín á 4,063 metros (1); la Oroya hoy caserío sin importancia alguna, y donde se espera formar una ciudad por ser el término del ferrocarril, es un punto central, es- tratégico diremos, de mucha importancia. En efecto, es el pun- to de repartición para los caminos del Cerro de Pasco, de Tar- ma y Chanchamayo y de Jauja y Huancayo; provincias impor- tantes por sus productos, sus materias primas y hasta cierto pun- to sus industrias. El Cerro de Pasco, descubierto en 1630 por el 0d Huarl- pacha, es uno de los asientos minerales de más fama conocidos en el mundo; pero desgraciadamente los minerales se encuentran desde hace muchos años bajo las aguas, debido á las infiltracio- nes subterráneas de las lagunas que se encuentran en un nivel (1) Paz Soldán. — 372 — superior al de las minas, y por consiguiente inexplotables, hasta que grandes capitales se empleen en “desaguarlas. El Cerro de Pasco por su altura, 4, 352 metros (1), no tiene vida propia sino ficticia, por su riqueza relativa que son los me- tales de plata; y los minerales hoy en explotación en su mayor parte son los desmontes que dan cierta apariencia al comercio de esta ciudad que. necesita traer todo lo que consume de mucha distancia. Un ferrocarril en estas circunstancias sería contrapro- ducente, porque no llevaría nada y no traería nada tampoco, á no ser unas cuantas barras de plata, y por el consumo de la plaza que hoy tiene que ser muy insignificante por tener el Cerro de Pasco una población que no llega 4 4 4,000 habitantes; y tampoco dicho ferrocarril podría contar con esa última entrada á causa de las altas tarifas que el ferrocarril Central ha puesto á sus fletes, lo que kace que la mayor parte de los comerciantes traigan sus mercaderías de Lima, y los productores de la provincia encuen- tran más barato traer sus productos hasta la Capital á lomo de mula, y tenemos el espectáculo, por cierto original é increíble, de burros haciendo la competencia ventajosa á la locomoción á vapor. Ñ De otro lado, si se llega á formar una compañía con el capi- tal suficiente para llevar á buen término la obra tan deseada del socavón de Rumihallana, no hay duda alguna que, correspon- diendo el éxito de los trabajos del socavón “A las esperanzas que se fundan en él, será del interés de dicha compañía empalmar una nueva vía desde la Oroya, y con poco trabajo subirla hasta la pampa de Junín y al Cerro de Pasco. La Comisión cree digno de interés el estudio de la e de uno de sus miembros, el señor García Rosell, que en vista de la « poca diferencia de los niveles de la laguna de Junín y de la Oroya, que no son sino 351 metros, juzga que, después de un estudio poco costoso, podría utilizarse el río de la Oroya como medio de vía de tráfico por lanchas de poco calado. Los obstáculos naturales son, al parecer del señor Rosell, de poca dificultad; el río cuando menos tiene una profundidad mí- - nima en los vados de Huaypacha y Quiulla de 50 centímetros, y la gradiente desde Junín á la Oroya es de menos de 1 4, lo que indica, como en efecto sucede, poca corriente. En virtud de lo expuesto, la Comisión, por unanimidad, abun- da en el sentido de las ideas del señor Barreda y Osma, que son e (1) Paz Soldán. — 373 — abandonar la construcción de un ferrocarril de la Oroya al Ce- rro de Pasco, hasta que se resuelva la explotación del socavón y que se conozcan sus resultados. Las provincias de Jauja y Huancayo con las inmediaciones del Departamento de Huancavelica, son centros productores de mucha importancia para la vida; los artículos de primera necesi- dad abundan en esas provincias, y si se llegase á traer dichos ar- .«tículos de un modo fácil y rápido, abaratarían mucho los precios en q9s mercados de la capital; y también el trazo de la línea se- ría, á concepto de vuestra Comision, el más barato, por el mis- mo nivel que conservaría casi en todo el trayecto sin hacer gastos fuertes de obras de artes por no necesitarlos; pero aquí, como para la vía del Cerro de Pasco, tropezamos con la dificul- tad de las tarifas que no permiten traer dichos productos por la carestía del flete, y para no citar sino un ejemplo, es más barato traer papas de mala calidad de Chile ó de Australia, que la papa exquisita de la sierra; además, preciso es confesar que después de los artículos de primera necesidad de las provincias que aca- bamos de hacer mención, no hay tráfico para productos nobles, por no tener industrias ni retornos de alto precio, El valle de Jauja no se presta como muchos creen á grandes sembríos de trigo. Las razones que tenemos para dicha opinión son: primero, la altura; segundo, la falta de aguas Ó irrigación; las heladas del invierno que queman la planta, matándola; los vien- tos de la cordillera y las grandes lluvias que rinden hasta el sue- lo las espigas; sin contar la terrible enfermedad que en la sierra ataca al trigo y que se llama el polvillo Ó argenta, destru- yendo las esperanzas de los cultivadores que ven sus esfuerzos > coronados de éxito al contemplar las espigas maduras y rellenas, que, sin embargo, no contienen sino un polvillo amarillo que es- parce el viento al trillar el trigo; y es preciso saber queala harina que se expende en Jauja, Huancayo y Concepción, proviene hoy mismo de Lima. Pero, admitiendo que la pampa de Cachicachi, Jauja y Huancayo produjeran el mejor trigo del mundo, ten- dría que estancarse en el lugar de producción, porque ni aún de balde podría ser traído á la capital y mucho menos exportado por los precios de las tarifas del ferrocarril central; y los trigos que vienen de California serán mucho más baratos en Lima que los del Departamento de Junín, al menos que el Congreso pon- ga un fuerte derecho de importación á los trigos extranjeros para favorecer los nacionales; pero en ese caso de protección, á todo trance serían unos cuantos productores los que aprovecha- — 374 — rían, y sobre todo el ferrocarril central, en detrimento de toda la nación que vería recargada en un dos y tres por ciento la base de su alimentación; su primera necesidad que se llama el pan! No nos queda para estudiar sino la vía de Tarma, que con facilidad puede llevarse los ríos navegables. El camino de la Oroya á Tarma mide 35 kilómetros, pero hay que franquear un ramal de la cordillera, subiendo desde la Oroya, cuya altura es de 3712 4 4560 metros, para bajar después 4 la quebrada de Tarma, que no ofrece dificultad alguna, á4 3050 metros, altura en la cual se encuentra la capital de la provincia. Tarma, como sabéis, es un centro importante por su comercio, y la cabecera podemos decir del valle de Chanchamayo, cuyo comercio y base de operaciones de cambio y mercantiles es Tar- ma, donde se exportan todos los productos del valle, como azú- car, ron, café; este último artículo ha tomado un incremento increíble de pocos años á la fecha; un sólo ejemplo os hará ver de qué magnitud es este producto, cuando sepais que el se- ñor Juan Monier, eran hacendado del valle, sembró el año pasa- do 300,000 plantas de café. En 1892 2, el Perú por primera vez exportó café al extranjero en cierta cantidad, y eso por la suma no despreciable de 160,000 soles, á pesar de los fletes tan fuertes que tenía que sufrir este artículo tan noble; cuán distinto sería para esa industria si tuviera un puerto en su centro de producción para llevarlo directamente 4 Estados Unidos ó 4 Europa! El café del Perú en los últimos 10 años ha cuadruplicado su precio, lo que ha permitido, á pesar de los gastos tan fuertes de trasporte, que sea exportado. La explicación de este fenómeno económico es muy sencillo, El Brasil exportaba todos los años cantidades fabulosas de café, é inundaba los mercados del Havre, Amberes y Hambur- go, y no permitía competencia por su extrema baratura á ningún producto similar. En efecto, los pueblos ribereños del mar de la Mancha y del mar del Norte, es decir los Flandes franceses, la Bélgica, Holanda y Norte de la Alemania, tienen por base de su alimentación el café; esa gente es pobre y los jornales Y salarios insignificantes, razón por + la cual buscan el producto más barato aunque de mala- calidad, lo que explica la gran exporta- ción del café del Brasil hace algunos años; pero la abolición de la esclavitud obligó á los productores de café á á recargar como era natural la mano de la obra al producto; y si á eso agregan la revolución y las revueltas brasileñas, comprenderán las razones — 85 — por qué en los mercados más arriba mencionados se prefiere al mismo precio un producto rico y gustoso, 4 un producto de ma- la calidad é insulso, como el café del Brasil, y el incremento de la industria del café peruano, el producto más rico y más exqui- Y sito conocido, y que naturalmente tomará todavía más desarro- Mo y será una de las bases de la fortuna nacional el día que ten- l ga una salida fácil por los ríos navegables. | A Por fin, para demostrar no solamente la calidad superior de 5 café del Perú, sino también su superioridad en cuanto á la pro- A ducción, es preciso saber que en Ceylán, Centro América, el . Brasil y las Antillas, una planta rinde de 3 4 4 libras, mientras 9 queen Chanchamayo las plantas de café dan hasta 17 libras y un promedio de 12415 libras; y cosa admirable, no sufre en- fermedades ni es atacado por los insectos como en Java y Cey- E lán, adonde á veces destruyen todas las cosechas y las plantas. El señor Clarck, comisionado por el Directorio de Londres de La Peruvian Corporation, dice en el informe que presentó, lo 3 siguiente: h “Para la producción del café, el valle de Chanchamayo y los “ terrenos adyacentes ofrecen un vasto campo de empresa, y | “* pueden sin temor de equivocarme compararse con los campos Y “ más fértiles de Ceylán, Produce 8 4 10 quintales por acre”. | Luego en su informe agrega: “Incluyo á ustedes para conocimien- E “to de la Corporation, la opinión emitida por los señores Smith “y C.* de Londres, sobre una muestra de café del citado valle, A ““ beneficiado, según dejo dicho; opinión que considero satisfac- E toria”: (0) | > “Londres, 24 de Noviembre de 1897. | “Estimado señor: , “Hemos examinado la muestra de café del Perú que ustedes “nos han remitido, y nos es grato emitir el siguiente informe: “Grano pequeño, tamaño irregular, color verde corriente algo “pálido, bastante bien beneficiado, aroma puro, valor 85 sh, “ por quintal”. “De usted, eto: “Wilson Smith y C.*” Nos dispensareis el habernos extendido tanto sobre el valor (1) El señor Clarck dice que el beneficio de café en Chanchamayo es de lo más rudimentario, que le hace perder mucho y se quiebra. sá -- 376 -- de este producto; pero hemos creído conveniente hacerlo, por creerlo una fuente de riqueza para el porvenir. La agricultura en todos sus ramos puede ser desarrollada en eran escala en las montañas del Perú, porque no hay tierras más ricas en el mundo, por el humus acumulado siglo tras siglo des- de su transformación geológica. El cacao silvestre del Perú, al decir de Mr, Clarck, director del Jardín Botánico de Ceylán, es de calidad tan superior, que no puede sufrir comparación con el cacao de mejor calidad de Ceylán, uno de los productos más ricos que se conoce; esa Opi- nión de Mr, Clarck está comprobada con la experiencia que ha hecho en repetidas ocasiones un distinguido caballero ecua- toriano, aqui presente, que fabricando un licor de este producto sacaba de una libra de cacao del Ecuador 3 4 4 onzas máximum de mantequilla; mientras tanto, que con el cacao del Perú, por la misma cantidad, es decir una libra, con un licor mucho más rico, extraía de 7 4 9 onzas de mantequilla de cacao; me agre- gaba nuestro distinguido huésped, que al relatar el hecho á va- rios compatriotas suyos no quisieron creerlo, por lo cual hizo la experiencia en presencia de dichas personas, las que quedaron asombradas con la realidad. El arroz que se produce en Chanchamayo es de la mejor ca- lidad y se vende en el lugar mismo á un precio superior al de mejor calidad del que se trae del extranjero; el cacao y el añil son silvestres, sin hablar del caucho, jebe, zarzaparrilla, bumiro y cincuenta artículos que sería demasiado largo enumerar, Los productos del Amazonas peruano, como veis, son mucho más ricos que los similares.de las demás Repúblicas y de la Con- federación brasileña. La razón de esto es muy sencilla; en efec- to, como, sabeis, las montañas ó selvas del Perú se encuentran al pie de la cordillera y por consiguiente á cierta altura todavía sobre el nivel del mar, lo que permite el cultivo de muchos pro- ductos que son imposibles en las demás Repúblicas Orientales; además, al fundirse las nieves de las cordilleras, las aguas se re- parten sobre todos los terrenos, cambiándose luego en arroyos, riachuelos y ríos que son como canales puestos por la naturale- za para la irrigación, mientras que en los bajos niveles, es decir en el Brasil y demás Estados, no corren sino grandes ríos que dejan á veces centenares de leguas de terrenos que no reciben sino las aguas del cielo. Desde Chanchamayo hasta Iquitos no se conoce en el Ama- zonas Peruano enfermedades endémicas de ninguna especie, y — YN — no hay tradición, desde la frontera de la montaña peruana hasta los Andes, de un caso de fiebre amarilla, el flagelo «espantoso de las Repúblicas Orientales; el calor si es fuerte no tiene nada de excesivo, y en Iquitos, la capital de hecho del Departamento de Loreto, situada más cerca del Ecuador, la temperatura varía de 25” 4 31” y en los distintos puntos del colosal departamento que «abraza más de 22,000 leguas cuadradas, el termómetro centígrado acusa su mínima en 18” y máxima en 31”, según das Observaciones del periódico EL Amazonas del 9 de Octubre de 1892, publicado en la ciudad de Iquitos. Como se comprende, es una temperatura que los habitantes de las zonas templadas y hasta frígidas, soportan sin molestia alguna. ¡Cuán distinto es el Africa con su cortejo de fiebres temibles y sus calores que no puede resistir el europeo, y si Alemania, Francia y sobre todo Bélgica, hubieran gastado la décima parte de las cantidades fabulosas empleadas en el Congo y demás par- tes exóticas del continente negro, para desahogarse del exceso de población que busca la emigración por la vida, tendrían hoy establecimientos fantásticos, sirviendo al mundo de despensa! Pero, por desgracia, en el viejo continente nunca se ha hecho conocer las ventajas que tiene el colono en nuestros territorios, tanto por su subsistencia inmediata, como por la facilidad de ha- cer fortuna en pocos años, garantizadas como en ninguna parte las libertades individuales, ni tampoco la sábia ley del 4 de No- viembre de 1887 que no impone contribuciones personales ni directas, y es preciso saber que los únicos impuestos son los in- significantes de exportación de cinco centavos por cada kilógra- mo de caucho, y de un centavo por la misma cantidad de jebe fino; habiendo los prudentes legisladores rebajado por el Ama- zonas los derechos de importación y prohibido por otra ley, la del 25 de Octubre de 1889, pagar hasta los derechos Ye propie- dad. Pero, volvemos á repetir, jamás un cónsul nuestro hizo co- nocer esas ventajas y garantías, ni por los periódicos ni por pu- blicación alguna, lo que hace que nuestra rica é interesante hoya Amazónica, en donde hasta los salvajes son hospitalarios é in- dulgentes, sea más desconocida en Europa que la tenebrosa Afri- ca de Stanley, donde ejércitos de exploradores han sucumbido por la ferocidad de sus crueles habitantes, por el hambre, por las enfermedades de todo género y por el calor, que en el día al- canza hasta 4 50” y que en la noche baja hasta 14%; mientras via- jeros como el cónsul de Francia Olivier Ordinaire, el Ministro Ruso Yonine y muchos otros, solos y algunos como el señor Or- 37 : e — 38 — dinaire sin guía alguno y sin más compañía que su perro, baja- ron los Andes y atravesaron más de 2,000 millas de las selvas entre las tribus salvajes, que casi siempre les sirvieron, y que nunca hostilizan cuando no se les maltrata. Nos dispensareis, señor Presidente, habernos extralimitado de nuestro programa; pero cuando se conoce como nosotros las ri- quezas fantásticas de dichas regiones, se conmueve el alma al verlas tan abandonadas y sin producir fruto alguno al país y en circunstancias tan difíciles como la que atraviesan los peruanos, que tienen á la mano su independencia absoluta, su porvenir, su fortuna, y eso con el único capital de la resolución de la volun- tad y del trabajo. Vuestra comisión, con la fé del deber cumplido, la conciencia completa de la necesidad absoluta é improrrogable, crée urgen- te que el Supremo Gobierno dirija todos sus esfuerzos para que la Peruvian Corporation, que según el artículo 13, inciso C. de- be construír 160 kilómetros de ferrocarril, los plantifique de la Oroya á Tarma y al valle de Chanchamayo, y llegue al punto navegable del río Pichis, por ser el más cerca y más favora- ble que ha demostrado la experiencia y los estudios técnicos. Cierto que para llegar á ese punto faltaría 103 kilómetros, sien- do la distancia total de 263, pero creemos que los resultados tan grandes de esta obra magna merecen algunos sacrificios, y que si acaso no quisiera Ó no pudiera la Peruvian Corporation, pe- dir á empresas particulares dicha construcción. Vuestra comisión se ha pronunciado por el punto navegable del río Pichis en lugar del río Perené, tanto por el estudio dete- nido de los exploradores, como porque la ciencia no admite duda sobre la preferencia que hay que dar á este río. El Contra-Almirante Tucker, jefe de la comisión hidrográfica que explbró en 1873 el río Pichis, determinó los puntos geo- gráficos de una manera matemática; vuestro comisionado en 1891 que acompañó á la comisión inauguradora del camino de Chanchamayo al Pichis, verificó de un modo perfectamente exacto el sitio navegable, así como la formación del Pichis por los ríos Azupizú y Mazarette, como lo demuestra el valiente, hábil é ilustrado ingeniero Don Cárlos Pérez, uno de los explo- radores más modesto y más atrevido que haya recorrido los te- rritorios desconocidos de las selvas de la América del Sur, en su informe que publicó EL Comercio en la segunda edición del 10 del presente; cuyo informe se comprende es de una exacti- tud matemática. o O El señor Pérez concuerda de una manera completa en sus cálculos de latitudes con el Contra Almirante Tucker y con vuestro comisionado de 1891. Por esos cálculos é informes, el punto navegable del río Pi- chis es ya absolutamente conocido, y cualesquiera que tenga al- gunas nociones de geografía, lo determinará sin temor de equi- vocarse. El río Pichis en su punto navegable con el Pachitea, forma un lado de un triángulo escaleno, cuyos otros dos lados son: el Perené y Tambo y Ucayali, y es demás recordar que en un trián- gulo, un lado es menor que la suma de los otros dos. Cierto que la reunión del Paucartambo con el Chanchamayo forma un hermoso río, pero por desgracia se encuentra un obs- táculo terrible que ha puesto la naturaleza, y que se llama “Las Cascadas”, las que obstruyen el río siete millas consecutivas, se- gún el notable ingeniero Arturo Wertheman, el único que las haya pasado, y con una corriente de ocho á diez millas por hora. Hablando el señor Wertheman de las cascadas dice: “Esta parte “* del río nunca ha podido ser traficada por balsas y menos por “ otra clase de embarcaciones, como lo dice el Padre Amich en “su obra. Nosotros tuvimos la suerte de haber podido atracar ““ 4 tierra antes de ser arrastrados á esos malos pasos, donde in- “* faliblemente hubiéramos perecido, y esto, que el río estaba ““ aún algo crecido, pudiendo asegurar que en la vaciante los pe- ““ligros son mayores desde que quedan más peñas fuera del ““* agua.” El sabio Raimondi, por su parte, después de estudios compa- rativos hechos, dice: | “A esto añadiré que la exploración del río Pichis verificada “* por la comisión hidrográfica es de trascendental importancia ““ para el porvenir de la región del Chanchamayo, pues los puer- “tos Tucker y Pardo en el río Pichis se hallan en línea recta ““ 4 menos de 15 leguas de distancia de los ríos Paucartambo y “ Chanchamayo; de modo que, abriendo un camino por tierra entre estos lugaros, la región del Chanchamayo, en caso de no poder comunicar con el Ucayali y el Amazonas por la vía del Perené y Tambo, tendría una puerta abierta hácia el Pa- chitea, lo que de todos modos acortaría la distancia entre la región del Chanchamayo y la del Amazonas, pues no habría * necesidad de dar la larga vuelta por el Perené, Tambo y Uca- * yali, siguiendo por la vía del Pichis y Pachitea una diagonel ** que va á dar al mismo Ucayali en un punto mucho más abajo.” 5S — 380 — La opinión del Reverendo Padre Sala, Guardián del Con- vento de Ocopa, que ha recorrido todos estos lugares según sus afirmaciones, debe tomarse en cuenta. Ese padre, con la convic- ción, la lealtad y la fe de su conciencia, rectifica, en una carta pu- blicada en Ex Comercio, su primera opinión á favor del río Pe- rené, y declara al señor doctor don Joaquín Capelo, que la única ruta posible es la del río Pichis. La velocidad del río Perené varía, según Wertheman, de 8 á 10 millas en algunas partes, y en las demás es de 4 millas; la del Tambo es de 4 millas y en algunos puntos de 7 á 8. El vapor Pastasa que el año pasado hizo un viaje en este río, fué por va- rias veces casi arrastrado por la corriente, á pesar de hacer toda la fuerza de su máquina. El río Pichis tiene de corriente 2 millas */,, y el Pachitea 2 millas ?/,. En virtud de estos datos que son los exactos por emanar de personas absolutamente serias, verdaderamente ilustradas, vues- tra Comisión, por unanimidad, se pronuncia á favor de la ruta del río Pichis en su punto navegable, sobre la vía del Perené que crée impracticable. : Vuestra Comisión os ha demostrado que la construcción, Ó . mejor dicho, la continuación del ferrocarril central en cualquier dirección que no sea un punto navegable, sería un imposible eco- nómico para la misma empresa, porque sea del Cerro de Pasco, sea de Jauja ó Huancayo, no llevaría ni traería nada, y por que. el costo de la línea también sería quizás del doble que por los ríos navegables á la Oroya. En efecto: los materiales de construcción de un ferrocarril en el Perú, como sabeis, vienen todos de Europa Ó Estados Unidos, hasta los mismos durmientes que de Europa se traen por el Cabo de Hornos ó el Estrecho de Magallanes hasta el Callao; de allí tienen que trasmontar los Andes con un costo fabuloso, y hemos presenciado una de las poderosísimas máqui- nas del ferrocarril central, impotente para subir una gradiente cerca de Chicla con dos carros cargados de rieles, cuyo peso no era sino de 22,200 kilogramos, y que no representaba sino 410 metros de la vía, Se puede decir, pues, que un ferracarril cons- truído en esas condiciones, vale su peso de plata. Empezando la construcción por el río, el ferrocarril costaría á nuestro juicio muchísimo menos, teniendo á la mano y de bal. de uno de los factores importantes que se llama los durmientes, « yes natural que un ferrocarril que cuesta poco pueda abaratar — 381 — las tarifas de sus fletes por el interés del capital invertido, lo contrario de lo que sucede con el ferrocarril andino ó central, que tiene que cobrar en la nueva vía que quisiera construír en las direcciones del Cerro de Pasco Ó Huancayo, durmientes, cla- vos y pernos que habrán dado la vuelta al mundo y subido los Andes á precio de oro. Esa parte, es un pequeño corolario del teorema que hemos querido demostrar y que por su evidencia es más bien un axio- ma; si 4 eso se agrega la navegación establecida en los rios, la corriente de emigración, la importación y exportación, no se puede poner en parangón una vía con otra. El departamento de Loreto, colosalmente rico por sus tran- sacciones mercantiles, carece de los elementos indispensables á la vida, que son los artículos de primera necesidad, y eso al pun- to de esperar las remesas del vapor de la carrera para comer, como lo dice el periódico EL Amazonas, de Iquitos, en su nú- mero del 24 de Abril de 1892; y nadie quisiera creer que en Iquitos, Yurimaguas y demás puntos de navegación del depar- tamento de Loreto, las papas vienen de Portugal ó de Francia en tarros de conservas y valen de 24 4 25 soles el quintal, que un repollo se vende por cuartas partes en conserva y vale 1 do- llar y que los choclos tan esquisitos en el Perú provienen de la India pasando por Liverpool en sus respectivos tarros de lata. Esos precios, por fantásticos que parezcan, no son imaginarios y pueden verse publicados en la sección mercantil del periódico del lugar, y confirmados por el viajero señor Olivier Ordinaire, y la memoria del Prefecto del departamento. Esos productos rebozan en los departamentos de Junín y Huá- >nuco á precios ínfimos de baratura. El ferrocarril al río navegable en conexión con la navegación, es hoy para el Perú una cuestión de vida Ó muerte, tanto para su política interior como exterior, y es de una necesidad impro- rrogable, á costa de cualquier sacrificio, para su comercio, su in- dustria, su colonización, su independencia, su soberanía y su au- tonomía, y, sobre todo, para no estar aislado y preso en el Océa- no Pacífico. Tal es, señor Presidente, el informe que fluye del trabajo del señor Barreda y Osma; y vuestra Comisión espera que el direc» torio aceptará sus conclusiones, M. Mentón Carbajal, E. de La Combe, R. G. Rosell. ———— Cc — 882 — Prolongados aplausos siguieron á la conclusión de este infor- me, el que fué leído por el señor coronel La Combe. Pidió la palabra y ocupó la tribuna finmediatamente después el ingeniero señor b/ume (1) declarándose en contra de las con- clusiones del dictamen. Manifestó que para el progreso del país es indispensable desvanecer ilusiones que han causado su abati- miento actual. El ferrocarril al Pichis es un imposible económico, a por- que no habrá productos que puedan soportar el subido precio de los fletes. Fijando éste en 2 y medio centavos por kilómetro y por tonelada, llegó 4 un costo total de '£ 25 por tonelada tras- portada del Pichis al Callao. Para el señor Blume, ese ferrocarril solo podría aceptarse co- mo conveniencia estratégica, pues bajo el punto de vista co- mercial, todos los millones del Perú no bastarían á garantizar. un buen resultado. No lo considera imposible técnico, pero sí económico. Crée que la ejecución de esa línea podría aceptarse en los Estados Unidos de Norte América, donde la población afluye, pero no en un país que posée inmensas regiones desha- bitadas y donde no acude la inmigración. A su juicio, el ferrocarril á la Oroya no debió ejecutarse, y para comprobar su aserto, recuerda los millones que ha costado y establece comparación con los beneficios que produce. Está porque se inviertan los capitales en otro sentido. Se ma- nifiesta inclinado á que se proteja la industria algodonera en Piura, y pone en relieve la excelencia del algodón especial que allí se produce y que mezclado con la lana alcanza precios se- ductores. La irrigación de las inmensas “extensiones desprovis- tas de agua de ese departamento, le parece preferible á aventu-* rarse en las regiones despobladas de la montaña, porque debe hacerse productivo lo que está á la mano ántes de ir 4 buscar probabilidades en tan apartados territorios. Insiste en considerar absurda la línea férrea al Pichis, cuyo desarrollo depende exclusivamente de la practicabilidad de sus vías navegables. Juzga que solo la casualidad Ó el destino habrán de resolver sobre la posesión real porel Perú de sus regiones orientales, y termina manifestando que podemos descansar tranquilos respec- to 4 temores de que nos invada el Brasil, al cual considera muy (1) Los nombres de las personas que hicieron uso de la palabra en este debate y que no pertenecen á la Sociedad, van en letra cursiva y los de los socios en le- tra versalita. — 383 — ocupado en alcanzar un grado de civilización superior al en que se encuentra, El Capitán de Navío CamiLo N. CARRILLO vice-presidente de la Sociedad, ocupa la tribuna y declara que no es su ánimo entrar en el fondo de la cuestión que no ha podido estudiar con la de- tención que hubiera querido, á causa de la reserva sospechosa guardada al respecto por la comisión informante. Manifiesta que había llegado á creer que se trataba de alguna gran combi- nación que proporcionara los diez millones que el país necesita para la liberación de las provincias de Tacna y Arica, ó de algún otro vasto plan de prósperos resultados. Por el momento, conocido yá el asunto, solo quiere que se establezca método en la discusión, para lo cual propone á la co- misión las siguientes cuestiones: | ) ¿El rio Pichis es navegable en toda época del año y por toda clase de embarcaciones? Hace notar después que según el plano presentado por el Dr. Capelo á la Dirección de Obras Públicas—el que estaba á la vista—los rios Palcazu y Pichis corren paralelamente y hácia el Norte. En el primero el término de la navegación está mar- cado á los 10” 11"; y en el segundo, á los 10? 21” se encuentra el puerto' escogido, es decir, á las 21 millas de su nacimiento. El señor Carrillo desearía que se le dijera el por qué de esa di- ferencia de distancias de los puntos navegables de los dos ríos, y dice que hasta ahora no ha encontrado río que sea navegable á siete leguas de su nacimiento. DOE El señor La ComBeE subió por segunda vez á la tribuna, y contestando al señor Blume expuso que al discutirse la vía pre- Terible para la construcción de 160 kilómetros de ferrocarril, no se trataba de celebrar contrato alguno ni de desembolsar millo- nes, sino del cumplimiento de una obligación contraída por la Peruvian, que no hacía ni más ni menos oneroso el contrato de que ella estaba en posesión. A la comisión informante se le ha pedido opinión sobre el particular, y ella se ha pronunciado por la vía del Pichis, porque cree que es la que más se adapta á las conveniencias de la nación. Refiriéndose á la primera cuestión propuesta por el señor Ca- rrillo, dice el señor La Combe que la Comisión no se ha consti- tuído en el rio Pichis para estudiar por sí misma su navegabili- dad; pero que se ha atenido á informaciones suministradas por exploradores respetables. Se contrae al almirante Tucker, que navegó el Pichis hasta el puerto que lleva su nombre, en embar- — 384 — caciones que calaban 16 piés, y al audaz y modesto ingeniero se- fñior Perez, que acaba de practicar el viaje fluvial del Pichis 4 Iquitos, y que confirma en lo absoluto los estudios del almirante Tucker. Juzga que después de conocidos los datos precisos y conformes suministrados por estos dos exploradores, es ya im- posible dudar de la navegabilidad del Pichis. La observación relativa á la diferencia de distancia del punto navegable del Palcazu y del Pichis, no obstante el correr para- lelos, le parece desprovista de fundamento. A su modo de ver, tal circunstancia nada arguye contra la navegabilidad del Pichis en el punto designado. Recuerda que el Ródano y el Rhin nacen en los Alpes, y que sin embargo el primero solo es navegable á € los 201 kilómetros de su nacimiento, en tanto que el segundo lo es desde muy cerca de su origen. El Oder y el Elba están en el mismo caso. Considera, pues, que no es seria esa objeción, y establece que el punto de partida para la navegabilidad de los ríos, depende de la cantidad de agua que reciben. Declara, por lo demás, que la Comisión se ha limitado á exa- minar el trabajo presentado por el señor Barreda y Osma, que ese y no otro fué el encargo recibido del Consejo Directivo, y que, cumpliéndolo, los informantes creen haber llenado su de- ber al opinar por la prolongación del ferrocarril central hasta el puerto de Pichis. Pidió luego la palabra el señor Coronel PaLacios MENDIBURU, quien, manifestó no estar preparado para debate tan complejo é tuportante, limitándose á rectificar hechos. Dijo que el informe de la Comisión no era completo, pues dejaba á un lado el estus dio de las vías del Cerro de Pasco y de Jauja: inaceptable la pri- mera par fundadas razones; más no así la segunda, pues siguien- do las orillas del Mantaro, en la prolongación de la línea actual, por Jauja hasta Ayacucho, se llevaría la civilización y el progreso á doscientos mil peruanos que coadyuvarían al engrandecimien- to del país. ; Respecto á navegabilidad de los rios tantas veces nombrados, nada agregó á lo ya dicho por el señor Carrillo; pero sí sosten- go, dijo, que ni el Pichis ni el Pachitea son navegables. Insistió en que las correntadas y los bajos hacían imposible surcar el Pachitea, y citó en su apoyo un informe presentado á la compañía de navegación del Amazonas, por su agente:en Iquitos, en todo conforme á su parecer. se IR ps A RA EMIRATES 7 el y e Mc — 385 — Sostuvo que la diferencia de nivel y la influencia de las llu- vias, hacía que el Pachitea solo fuese navegable periódicamente. Terminó pidiendo más detenido estudio para este asunto; pero en todo caso pronunciándose por la prolongación por Tar- ma y Jauja hasta Ayacucho. El señor B/eme usa de la palabra otra vez, para apoyar las ideas del señor Palacios. Cree que el ferrocarril del Pichis ja- más tendrá ni carga ni pasajeros en la proporción necesaria pa- ra asegurar los desembolsos que demandaría. La línea á Ayacu- cho le parece preferible por la posibilidad de continuarla hasta el Cuzco, empalmándola con la de Arequipa y Puno. Sin em- bargo, en su opinión, no debe pensarse en construír ferrocarriles; debe más bien obtenerse de la Peruvian la cancelación del com- promiso de £ 60,000 en cambio de la no prolongación. El señor Blume insiste calurosamente en la irrigación de las pampas de Piura. El señor García RosÉLL ocupó en seguida la tribuna y pro- nunció un interesante discurso del que tomamos estos párrafos: Señor Presidente: El tema que motiva esta conferencia revis- te trascendental importancia. No es de extrañar, por lo tanto, que su examen suscite divergencia de opiniones y que el infor- me tenga impugnadores. Nada más lógico, más natural; ni na- da tampoco más del caso. Todas las cuestiones que interesan por su alta significación, todos los asuntos complicados, encuen- tran siempre, en razón de su misma trascendencia, opuestos pareceres, que no por exhibirse antagónicos, dejan de ser algu- nas veces perfectamente justificados. La verdad es un proble- ma muy difícil de exponer en toda su majestuosa esplendidez. Por mucho que nos guíen idénticos propósitos, hay tantas maneras de alcanzarlos, que la imaginación se pierde en su in- mensa variedad. Los asuntos de importancia son tan? delicados y presentan por lo general caracteres tan complejos, que sus distintas faces abren campo para las mas opuestas deducciones, Aceptado en principio que el ferrocarril Central Trasandino que acaba de llegar á la Oroya, es el que reune mejores títulos para ser prolongado de preferencia, aprovechando los ciento se- senta kilómetros de la línea nueva que tiene que construir la “Peruvian Corporation,” nos queda por resolver únicamente en qué sentido, Ó mejor dicho, en qué rumbo de los varios que pueden seguirse, hay mas perspectivas de ventajas y mayores esperanzas de suceso, 42 — 386 — La Oroya, término actual de la línea, es un lugar de crucero de donde parten tres rutas principales. Primero al Cerro de Pasco y Huánuco; segundo á Tarma y Chanchamayo y tercero á Jauja, Huancayo y Pucará. Estas líneas son á todas luces importantes. Utiles y prove- chosas por igual, tienen que llevarse á cabo indispensablemen- te tan luego como el buen juicio presida los destinos del Perú; pero forzados nosotros, entre tanto, á escoger una de las tres, ne- cesitamos comparar sus excelencias relativas. Desde luego, como la línea de Cerro de Pasco y Huánuco, lo mismo que la de Tarma y Chanchamayo, tienen ambas por objetivo los ríos navegables de la otra vertiente, para significar la. cuestión es oportuno comprender las dos por de pronto bajo un mismo título, sin perjuicio de volver más tarde sobre las cir- * cunstancias de detalle que las distingue. Así, la cuestión queda reducida á optar por la prolongación en provecho de los valles de la sierra, Ó por los rios navegables, esto es por la montaña. La sierra, es en la actualidad la región mejor poblada. Sus centros encierran las fuerzas vivas del país, tanto por el núme- ro de sus industrias y comercio, como por sus condiciones de suelo y recursos militares. La montaña, hoy casi desierta, cuenta muy escasos estableci- mientos y su importancia depende, no de lo que es en el día, si- no de lo que debe ser en un porvenir próximo, si logramos que la civilización penetre á sus selvas seculares. Entre una y otra región hay diferencias capitales. La una es- tá cruzada de caminos mas ó menos cómodos y en comunica- ción constante con la costa; mientras la Otra no se ha abierto de un modo franco á las especulaciones del progreso. La pri- mera expvotada durante siglos, tiene elementos y medios am- plios de desarrollo propio; la segunda mal conocida y abando- nada á su suerte, reclama una vía fácil para superar en produc- ción á las demás y para entregar á la industria, con la navega- ción Or: de sus rios, una zona inmensa sembrada de riquezas. No, señores; aparte de los intereses de convenieneia comer- cial, las naciones tienen otro género de ventajas que buscar. El Perú está amenazado y combatido, porque su debilidad actual lo hace una tentación para sus vecinos. Encerrado por fuerzas poderosas en Occidente, necesita abrirse campo hácia el Oriente, para salir al otro mar que le brinda benévola acogida. — 397 — Tal necesidad debe ser en estos momentos nuestra aspiración suprema. Necesitamos asegurar la vida y salvar los peligros que nos cercan para perpetuar nuestra bandera. Si el Inca Yupanqui civiliza la montaña, la conquista espa- ñiola tal vez no se habría realizado; si el -Perf logra abrirse ca- mino hácia la otra ribera, con salida fácil por el Atlántico y por el Pacífico, el Perú se hace invencible. Estas son, señores, las consideraciones principales que han inducido á la Comisión á apoyar las ideas presentadas por el señor Barreda y Osma, cuyo patriotismo le ha hecho ver desde el extranjero, con cierta percepción, las conveniencias reales de su patria. Entrando ahora en consideraciones de otro carácter, tenemos que basta formar concepto cabal de lo que promete una vía fá- cil hasta los ríos navegables, para decidirse en su favor. . Mucho se ha escrito sobre la montaña; pero pocos tienen no- ción exacta de lo que es verdad y de las diferencias notables que presenta. La montaña se compone de dos zonas, tan distintas entre sí y con circunstancias tan diversas, como las que existen entre la costa y la región andina. La primera de esas zonas, la montaña propiamente dicha, co- mienza al pié de la sierra, y comprende la base de la cordillera y sus pendientes, que en numerosos contrapuentes descienden accidentando el terreno y formando infinitas quebradas que se abren en valles altos, bien regados y fértiles. La segunda, la región de los bosques y de los mosquitos, es el país bajo y llano, que vá hasta el interior del continente, cru- zado á largos espacios por los grandes ríos y sembrado de char- cos é inundados con frecuencia. , Mientras una de estas zonas es esencialmente accidentada, como la costa y la sierra, está poblada de numerosas tribus sal- vajes y llena de mesetas y de valles, siendo la región más sana, la mejor del Perú, y tal vez del globo; la otra desierta y casi in- habitable, es tan baja que la invaden las aguas que desbordan de los grandes ríos; y su clima malsano mantiene endémicas y constantes las fiebres pútridas é intermitentes. El Perú, por cuyo territorio cruzan las más altas cadenas de los Andes, posée la mejor zona de la montaña. En su jurisdic- ción toman origen los grandes ríos, y puede, una vez en el puer- to navegable de uno de ellos, lo mismo descender hasta el océa- pl — 388 — no, como remontar sus corrientes y establecer un tráfico inmen- so en la extensa red de canales naturales, que en todas direccio- nes son aprovechables hasta el pié mismo de la cordillera. En esa zona, favorecida por la naturaleza, se encuentran cam- pos preciosos que, entre los trópicos, por razón de su altura me- diana, disfrutan de un clima suave y de todas las comodidades para hacer fácil y agradable la vida. Allí se ofrecen amplios te- rritorios, donde más tarde generaciones felices hallarán profu- sos medios de prosperidad y de grandeza. Entre el Huallaga y el Ucayali se extienden las pampas del Sacramento que miden cien leguas de largo por veinte ó cua- renta de ancho. El suelo vegetal no tiene fondo, porque á diez metros de profundidad se encuentra todavía que las capas que lo cubren, están compuestas exclusivamente del humus acumu- lado por las hojas y las plantas caídas en un largo curso de si- glos. Esos campos, admirablemente regados por numerosísimas corrientes, no presentan espacio ninguno sin agua propia. No hay nada con qué comparar semejantes tierras de bendición. Más bellas, más ricas y más grandes que los llanos de Castella- mare en Italia y que los de Mitraja en Argelia, sólo pueden ser puestos en parangón con los valles famosos de Cachemira en el Asia, que siendo diez veces menos extensos, alimentan una po- blación de 800,000 habitantes. Los terrenos llamados á ser favorecidos por un ferrocarril 4 los rios navegables, son tan numerosos y tan vastos, que es sufi- ciente compararlos con los que puede beneficiar una línea por los valles de la sierra, para que nadie trepide un punto en la elección. .e..eon..q..o.. Lorna o rn .or...o. o. 0. 0. .ar e... r.o..p9a¿.LOoOÚúñqOC.opoosoo sc... ..04:.0.. .00-0.o.nonnoo DOC rn e.oeonooo.oos 10€ ..0.0.000010.0.0.0.010001000.00... 0. 2 Juntando ahora las distancias susceptibles de ser recorridas por agua, mediante la red de canales que afluyen al Amazonas por el Ucayali, tenemos una extensión de orillas que no baja de 900 leguas que pueden comunicarse fácilmente y que un ferro- carril á la montaña pondría á pocos días de Lima. Si á esto se agrega: El Huallaga que tiene 95 leguas de curso, navegable y sus numerosos afluentes. El Marañón que tiene 242 leguas navegables y los varios ríos que bajan del norte, no es exagerado estimar en 1,500 leguas la extensión de canales que abre al tráfico posible comercialmen- te con la costa, y lo que es más importante á la comunicación — 389 — pronta para las operaciones militares y en recíproco y eficaz auxilio. Las facilidades que ofrece la navegación son inmensas. Nues- tros ríos nos presentan como un dón gracioso de la naturaleza, mil quinientas leguas de caminos expeditos, más baratos y más cómodos para el tráfico que los mejores ferrocarriles. Sin com- prender la introducción de mercaderías europeas, el comercio solo de la región trasandina y el intercambio de los productos de los miles de quebradas, de los valles y de las vegas de los de la otra vertiente, basta y sobra por sí solo para “satisfacer las exigencias más exageradas. La exportación de caucho por el Pará en 1891, fué de 18,000 toneladas con un valor de £ 5.000,000, producto de las monta- ñas de Bolivia del Perú y del Brasil. Con esa sustancia valiosa se sostiene en la actualidad un co- mercio activísimo en la montaña. El hecho sólo de proporcio- nar víveres á los que se dedican á ese tráfico, aún cuando no se encontrara cosa mejor, constituiría ya un movimiento respeta- ble; pero, si consideramos que la sola hoya del Ucayali encierra 40,000 bárbaros capaces de reducirse pronto y que ese territorio produce hoy en estado salvaje algunos millones por la exporta- ción de una sola sustancia, entónces sin esfuerzo se comprende que allí hay vasto campo de progreso, y que tan luego como pe- netre en esos centros la civilización, sus rendimientos sorprende- rán al mundo. En la actualidad los traficantes de caucho no revelan tenden- cias de colonización. Son simples pasajeros que no se radican ni establecen, cruzando tan solo la selva en cuadrillas nómades, que, como los antiguos cascarilleros, pasan talando los bosques sin consideración de ninguna especie, viviendo de ps esente y sacrificando sin escrúpulo el porvenir. La razón de tal procedimiento, estriva en la falta de comuni- caciones fáciles que permitan establecimientos regulares. Tan luego como se pueda contar con víveres y elementos seguros, tales tendencias se modificarán por si solas sensiblemente. Cuando se imagina que esa vastísima región está tan solo se- parada de la costa del Pacífico por una distancia de cuarenta á cincuenta leguas en línea recta; y que trasmontadas las cumbres de 16 á 18,000 piés de altura que coronan la cordilleras, casi al pié vienen hasta una elevación de 1,000 piés sobre el mar, los ríos navegables; el espíritu impresionado apenas puede compren- der y abarcar la enorme ventaja que se deriva de una circuns- — 390 — tancia tan propicia. La naturaleza, esa madre común, ha mirado con mucha predilección al Perú; pero desgraciadamente parece- mos empeñados en demostrar que los más señalados beneficios, con mucha frecuencia, no hacen más que fomentar ingratos. Con lo expuesto queda demostrado que la prolongación á la montaña, ofrece perspectivas más amplias que las que promete la sierra. Otra consideración, además, conviene tener en cuenta, por- que bien apreciadas sus circunstancias, se establecen bajo muy diverso pié las exigencias respectivas. La sierra está en comunicación actual con la costa. Mediante las comodidades recientes, puede ensanchar mucho su comercio; «€ y al aplazar para mejor oportunidad el favorecerla con una línea férrea, no se la reduce ni perjudica, pues salvados por la loco- motora los malos pasos de la cordillera, sus facilidades han au- mentado mucho y con ellas sus elementos de prosperidad, La región de los ríos navegables es hoy casi inaccesible, y esa vasta sección del territorio carece por completo de la defensa y del apoyo que le debemos. Allí, aparte de espectativas comer- ciales de incalculable magnitud, hay intereses políticos que de- fender y obligaciones sagradas para la solidaridad y recíproco apoyo de la familia, que cumplir. La montaña es un conjunto de promesas y á toda costa nece- sitamos salvar la distancia que nos separa; porque llegando á los ríos navegables se abren para el Perú nuevos y magníficos ho- rizontes, como se abrieron para el ejército de César en premio de su audacia al cruzar el Rubicón. En 1870, se creyó que un ferrocarril de la Oroya á Tarma y * Chanchamayo, ofrecía dificultades topográficas de “mucha con- sideración, El ingeniero Nistron, comparando las alturas siguientes: piés. A A A E Cumbre de Tarma..... e AO O A UE 0 A A ra e ol Ad assnendes” OJO Palcar. o a A La Merceditas AA sostuvo que para vencer las 14 leguas que separan en línea rec- ta la Oroya de la Merced, se necesitaba un desarrollo de 50, á , fin de conservar la línea con una gradiente de 4 por ciento, de- — 391 — duciendo en consecuencia que dicho ferrocarril sería mas costo- so que el de Lima á la Oroya. Posteriormente se han desvanecido tales temores, tanto por- que se han estudiado rutas más fáciles, cuanto porque los pro- gresos alcanzados en la construcción de ferrocarriles, durante los últimos años, han abaratado mucho su costo. Desde el año 1838, en que el célebre Mac Culloch demostra- ba, con las matemáticas en mano, que los ferrocarriles no po- dían apartarse de las fórmulas adoptadas en la vía de Manches- ter 4 Liverpool que se construyó casi en línea recta y con me- nos del 1 2 de gradiente, han cambiado mucho las cosas, seña- lándose cada año con un nuevo progreso que viene haciendo á los ferrocarriles el camino más fácil y de más expedita construc- ción. En el archivo de Obras Públicas existe el plano de un ferro- carril de la Oroya á Chanchamayo, levantado por los i ingenie- ros señores Francisco Paz Soldán y Octavio Pardo, según se asegura con tan minucioso estudio que costó su ejecución 40,000 soles. El ingeniero Walkuski levantó un trazo entre Tarma y La Merced, que solo abarcaba ochenta y dos kilómetros de desa- rrollo. Posteriormente, en 1886 el señor Blume propuso hacer por su cuenta un ferrocarril de Tarma á Chanchamayo, adoptando la vía angosta, para trenes de 20 toneladas del sistema Abt, que vence altas gradientes. Para llevar á cabo la obra pedía la adju- dicación del peaje que hoy se paga y que produce más Ó menos 50, 000 soles por año. Además, después de vigente el contrato con la “Peruvian Cor- poration”, el ingeniero señor Delgado ha levantado un trazo por encargo de dicha sociedad, que lleva la línea de la Oroya á Tarma, bajando por la quebrada de Chanchamayo, y de allí á La Merced con un desarrollo de 160 kilómetros. Hemos hecho las anteriores referencias, para dejar esclareci- do que en el día está perfectamente averiguado que puede lle- varse una línea de la Oroya al Pichis por Cacas y Acobamba Ó por Tarma, recorriendo algo más de 50 leguas ó sean de 250 4 280 kilómetros. Ahora bien, teniendo en cuenta que el ferrocarril Central del Callao á la Oroya, venciendo alturas de 15,540 piés en los altos pasos de los Andes, con túneles de grandes dimensiones é innu- merables obras de arte, y recorriendo 227 kilómetros, fué con- — 392 — tratado en 27.600,000 soles; la prolongación de la Oroya al Pi- chis costaría en el día, dadas las economías que pueden hacerse y los progresos alcanzados, menos, mucho menos de 20.000,000 de soles, Replicó el señor Ps al señor Rosell en lo relativo al in- forme del capitán Raigada, haciendo notar que los vapores construídos para la navegación del Pachitea eran de diverso ca- lado, y que uno de ellos permaneció varios días varado, habién- dole puesto á flote la subida de las aguas, circunstancia que pre- cisamente revela que es periódica allí la posibilidad de navegar. Dijo que las frases elocuentes nada significaban ante los he- chos, y que estos confirmaban sus observaciones. Para el señor Palacios es necesidad inaplazable y de alta con- veniencia pública, dar á los pobladores de Junín y de Ayacucho facilidades para el comercio con la costa. El señor B/ume á su vez, replicó también. Se lamenta de que la poesía y las ilusiones intervengan todavía en cuestiones de carácter práctico. Llama ilusión 4 la prolongación del ferroca- rril central hasta el Pichis, pues si hoy la línea de la Oroya no produce 2 ¿2, cuando se haya prolongado, como se propone la empresa, estará en ruina. Pide que se traigan pobladores para la costa; por ejemplo, para el valle de Chira (Piura) donde caben seis millones de habitantes. Disertó sobre tarifas de fletes ferrocarrileros, para demostrar que ningún producto de la región de las montañas podría so- portarlos, y volvió al tema de la irrigación de la costa. El señor García RoseLL combatió las ideas del señor Blume, manifestando la inmensa ventaja de flete por la vía fluvial. Al hablar de lo poco prácticos que hemos sido, citó el caso del fe rrocarril de Chancay, construído por el señor Blume, y que hubo necesidd de abandonar. El señor Ministro de Relaciones Exteriores cerró la actua- ción con conceptos por todo extremo halagadores para la Socie- dad Geográfica y demás personas que tomaron parte en esta im- portante discusión, que continuará, según expresó el doctor Chacaltana, el lunes próximo. ' 92.% CONFERENCIA. Concedida la palabra al vice-presidente de la Sociedad, señor CamiLOo N. CARRILLO, Ocupó. este la tribuna, comenzando por 7 a » e, Wi RO a q — 393 — manifestar que la presencia del señor Ministro Chacaltana y de muchas respetables personas que allí estaban reunidas, revelaba la importancia del asunto que se discutía. Para el señor Carrillo, en último análisis, se trataba de escogitar la aplicación que ha de darse á lo que nos resta del guano y “del salitre. Dijo que la comisión informante había contestado solo en parte, y de manera que no le satisfizo, en la sesión anterior, á la primera de las cuestiones previas propuestas por él, es decir, respecto á la navegación del Pichis en toda época del año y en toda clase de embarcaciones. “Esta es, agregó, la cuestión capli- tal; y ella debe preocuparnos antes de abordar el debate del 9 proyecto de prolongación del ferrocarril central. Llamó la atención del auditorio hácia la circunstancia de exis- tir 300 kilómetros por recorrer entre la Oroya y el puerto del Pichis, no estando obligada la Corporation á construír más de 160 kilómetros; pero dando de mano á este importante detalle, entró á ocuparse del tema en discusión bajo sus faces geográ- fica, comercial y política. Hizo una rápida reseña de todas las exploraciones llevadas á cabo en los ríos del Oriente, remontándose hasta 1791, época en que el padre Sobreviela exploró el Ucayali, el Marañón y las Pampas del Sacramento. Recordó que el P. Bosquet, en 1808, había navegado en el Ucayali llegando hasta Sarayacu; que la comisión enviada en 1827 por el gobierno de Estados Unidos había explorado el Huallaga, y que en 1830, los padres misio- neros de Ocopa habían rectificado el mapa de Sobreviela, en- cargando de perfeccionar ese trabajo al consul de Francia en Lima. Asegura que ha desaparecido el original de la carta de Sobreviela. Habla después de la exploración del Huallaga hecha por dos oficiales de la marina inglesa, la cual proporcionó á h ciencia una buena carta con aceptables posiciones geográficas. Para el señor Carrillo, la expedición que más profícua ha sido MN para el conocimiento de la región hidrográfica oriental, fué la de los señores Castelnau y Osseri, surcando éste el alto Amazo- nas y el primero el Ucayali. Hizo memoria de los dos vapores Morora y Paso de 500 toneladas y 9 piés de calado cada uno, mandados construír en 1861 por el Mariscal Castilla, á la vez que otros dos, de 100 to- neladas y 2 piés de calado, para iniciar el movimiento comercial del Perú hácia ese lado. Con uno de esos vaporcitos, en 1866, recorrió el Ucayali hasta llegar á:la boca del Pachitea el tenien- > pu Eso Muy? hu e A iq , 3 — 391 — te de Marina Vargas, comandante del Putumayo; pero la falta de víveres lo obligó á saltar á tierra, así como á los oficiales West y Távara, que fueron victimados por los indios cashivos. Para castigar á éstos, organizó el Dr. Benito Arana, Prefecto del departamento de Loreto, otra expedición, que por el Pachi- tea hasta el Mayro, fué conducida por los otros tres vapores. El señor Carrillo cree, que hay tres autoridades irrecusables en cuanto á exploraciones de los afluentes del Amazonas perua- no. Estas son: Raimondi, Tucker y Wertheman, De éstos, el se- gundo fué comisionado oficialmente para levantar las cartas de algunos de esos ríos, y los resultados que nos ha trasmitido, no han merecido hasta hoy correcciones sustanciales. Según el señor Carrillo, la expedición mandada por el almi- rante Tucker en 1867, fué la que dispuso de mejores elementos para el cumplimiento de su cometido, pues ese jefe, com- prendiendo la imposibilidad de navegar nuestros ríos orientales con los vapores de que disponíamos, hizo construír una lancha á vapor, en la cual partió de Iquitos, entró en el Pachitea y lle- gó hasta la boca del Pichis. El orador leyó la narración del viaje de Tucker consignada en “El Perú” de Raimondi. El resultado práctico de esta exploración, según el señor Tucker, es: : +], Que en la estación de creciente de los rios, un vapor que no cale más de 16 pulgadas de agua, podrá navegar desde Iqui- tos hasta el puerto que lleva su nombre, en la cabecera del río Pichis, una distancia de 1,049 millas marítimas.” 2,” Que vapores que no calen más de 18 pulgadas, podrán « surcar el río Pichis en cualquiera estación del año, á un punto exactamenée abajo de Herrera-yacu, denominado puerto Pardo, distante como 1,000 millas marinas de Iquitos. Después de conocidos los resultados de esa exploración, el señor Carrillo pregunta si esas condiciones son bastantes para considerar al Pichis navegable comercialmente. Se refiere en seguida al último informe del ingeniero señor Capelo, en el que consta que el ingeniero Perez, después de su viaje del Pichis á Iquitos, afirma que este río es navegable por va- pores que calen 50 centímetros. En vista de esta contradicción en- tre las afirmaciones del almirante Tucker y las del señor Perez, el señor Carrillo cree que muy poco ó nada conocemos del Pichis. « Se sorprende por lo mismo de que la comisión se haya declarado -- 395 -- tan fácilmente en favor de la prolongación de la línea férrea, y declara que'considera dudosa la navegabilidad del Pichis. Pero, suponiendo navegable el río y construído ya el ferroca- rril hasta el puerto, se pregunta ¿qué vamos á importar ó expor- tar por la vía fluvial? Dice que la navegación comercial requiere tres condiciones indispensables: rapidez, comodidad é innecesi- dad de trasbordos, y que ninguna de ellas puede conseguirse en nuestros ríos. Agrega que en las regiones que baña el Pichis no se encuentra el caucho, que solo es indígena de las del Ucayali, Morona y Pastaza. Se atiene al informe de los comisionados de la Peruvzan, que declaran no existir caucho en las márgenes del Perené, y cree por esto, que tampoco exista en las del Pichis. En cuanto al trasporte de pasajeros, le parece que no han de ser preferidos esos vapores sin comodidad alguna, 4 los de las líneas de Panamá y del Estrecho, que las reunen todas. No juzga necesaria como medida estratégica esa prolongación del ferrocarril de la Oroya, y recuerda, para comprobarlo, que, durante la última guerra, grandes cantidades de pertrechos fue- ron introducidos al país, por Bolivia. El señor Carrillo insiste en que está subsistente su primera cuestión previa, no menos que la segunda. A este respecto ma- nifiesta que según el plano del doctor Capelo, que considera oficial, los ríos Pichis y Palcazu nacen del Cerro de la Sal, co- rriendo paralelamente á una distancia de 6 á 7 leguas uno de otro; dice que hasta ahora no puede explicarse por qué á los 10* 11' está marcado el término de la navegación en el Palcazu, y en un paralelo más próximo al nacimiento, se encuentra el puer- to del Pichis. Cree imposible que pueda darse explicación satis- factoria de la navegabilidad de un río, á las ocho leguas de su na- cimiento. , Declara ignorar si la Comisión se ha limitado al estudio de la zona que prefiere en su informe, y hace referencia 4 la propo- sición presentada á la Cámara de Diputados por los represen- tantes del Cuzco, en solicitación de que los 160 kilómetros por - construír se hicieran en las líneas del Sur. El señor Carrillo conviene en la necesidad de contrarrestar “la influencia, cada vez más creciente del Brasil, sobre las tribus que pueblan las regiones de Oriente; pero cree que para conse- guirlo es menester, ante todo, fomentar la navegación fluvial que tanto ha contribuído al gran desarrollo de Iquitos, cosa que, á su juicio, no se alcanzará pevando el ferrocarril al Pichis, sino y -- 396 — dando facilidades al establecimiento de la bandera peruana en nuestros ríos navegables. El señor García RoseELL ocupa la tribuna, y desea de hacer entusiasta elogio de la erudición revelada por el señor Carrillo en el estudio de la cuestión bajo sus tres distintos aspectos, ma- nifiesta que la Comisión se siente contrariada por el riguroso examen á que se la somete, obligándosela á contestar observa- ciones de todas las personas que han estudiado ó estudian el pun- to en debate. Pide. por esta razón, excusa, si se le escapa alguno de los argumentos hechos en contra, Hace notar que el señor Carrillo ha hablado de la influencia del Brasil sobre nuestros indios, y deduce de ahí la necesidad de atraerlos, para lo cual juzga indispensable el contacto con los pueblos civilizados de la sierra y nuestra costa occidental. La conveniencia del ferrocarril propuesto, es por ésto para él indis- cutible. Cuanto á la proposición de los diputados por el Cuzco, no la considera obstáculo insuperable, desde que debe suponer á esos señores animados del deseo de engrandecimiento del país, y de consiguiente dispuestos á aceptar, para la prolongación discuti- da, la zona que se declare ser la más conveniente á los intereses nacionales. Concretándose á la insistencia del señor Carrillo en la cues- tión de diferencia de distancias del nacimiento al punto navega- ble de los ríos Pichis y Palcazu, dijo el señor Rosell que aquello no está sujeto á reglas matemáticas, dependiendo casi siempre de caprichos de la. naturaleza, según fuera mayor Ó menor la cantidad de agua que recibiera deter minado río después de su nacimiento. Citó en apoyo de su aserto el río Oroya, perfecta- mente navegable á cortísima distancia de la laguna de su origen, así come el río Desaguadero. Se refirió á la respuesta que sobre el mismo punto dió, en la sesión anterior, el señor Lacombe, en la cual citó los casos del Ródano y el Rhin, el Oder y el Elba. Negó el señor Rosell que el Pichis sea afluente del Palcazu, sosteniendo que sólo se juntan en el Pachitea. Reconoce las dificultades que por los trasbordos ofrece la na- vegación comercial; pero se fija en que los mismos inconvenien- tes presenta el trasporte de mercaderías por Panamá. y el Estre- cho. Sostiene que es, sin grandes tropiezos, navegable el Pichis por vapores de construcción especial, como en la actualidad se — 3N — construyen para el volumen de agua de cada río surcado por va- pores. Presenta el catálogo de la casa Yarrow y C* que construye embarcaciones de esa naturaleza de 10 4 18 pulgadas de calado, provistos de la comodidades racionalmente exigibles. Dice que vapores de esas condiciones pueden navegar desde la confluen- cia del Pichis con el Chivis, que es el puerto definitivamente elegido. El señor Rosell está persuadido de que, no de momento, pero sí antes de largo plazo, el ferrocarril 4 la montaña prestará posl- tivos servicios y rendirá utilidades. Cree que el tráfico entre las y poblaciones intermedias que atraviese, permitirá fijar fletes so- portables. Recuerda á este propósito que el solo valle de Chan- chamayo produce anualmentz 60,000 soles por peaje, los que, por las ventajas de sezuridad y rapidez en los trasportes, es indu- dable que al cabo de cierto tiempo percibirá el ferrocarril. Reemplazó al señor Rosell en la tribuna, el doctor Paro Pa- TRÓN, el que anunció iba á apartarse un tanto del debate, porque, á su modo de ver, antes de discutir la conveniencia del ferroca- rril proyectado, era necesario dilucidar si, por ahora, el Perú ne- .cesita ferrocarriles. Sostiene que, independizada como se halla por la topografía del terreno la montaña de la región de la cos- ta, debe buscarse su desarrollo abriéndole salida al Atlántico. Las leyes naturales así lo exijen, y considera de consecuencias fatales el contrariarlas, Cree que las riberas de los ríos de la montaña deben poblarse de la boca al nacimiento, y no al contra- rio, como se pretende. El progreso de Iquitos lo prueba. Podemos construír, dice, 160 kilómetros de ferrocarril; pero como de la Oroya al Pichis median 263, nos quedarán por ha- cer 103 kilómetros. ¿Está el país en condiciones de acometer esta obra? ¿ Refiriéndose al informe del doctor Capelo respecto al cami- no definitivo, expuso que había aún que estudiar la región, de- terminar la zona y ejecutar luego el trazo. Aplicando esto á la construcción del ferrocarril, insistió sobre las dificultades que sería necesario vencer, Después de disertar sobre la fijación de tarifas, en relación con los productos que podría trasportarse, el señor Patrón con- sembolsado, y que era, en consecuencia, necesario abandonar la idea. Está de acuerdo con la Comisión en cuanto á la vía esco- gida; pero cree que la obra deberá hacerla el Estado, cuando la cluyó que esa línea no pagaría jamás el interés del capital de- 3 5 E PES — 398 — montaña haya llegado á cierto grado de desarrollo, y entonces por necesidad política, no comercial. Aboga por la inmigración 4 la montaña, por el fomento á la navegación peruana en nuestros ríos, para destruír la preponde- rancia brasileña, y por la construcción de caminos vecinales que junten á los pobladores de los bosques con los de la sierra pri- mero y los de la costa después. El doctor. Patrón se pronuncia por esta obra de inmediato provecho, prefiriendo que para el Pichis se haga un camino ca- rretero, como indica el ingeniero Capelo en su memoria. Indica como de posible y necesaria realización el camino de Huancabamba al Palcazu, el de Huacrachuco, el de Sandia y el de Cajamarca á Chachapoyas. Habla de la utilidad de irrigar los valles de la costa. Cita los de Chimú, Lambayeque y Piura, improductivos hoy en gran parte por escasez de agua. Insiste sobre la fertilización de Piu- ra, no obstante esa escasez, y pone de manifiesto la fabulosa producción á que llegaría si fuera irrigado. Terminó negando las ventajas estratégicas de los ferrocarriles cuando están en manos de empresas extranjeras. Hizo mención de los servicios que al ejército chileno, durante la ocupación, prestó el ferrrocarril central. Se suspendió la sesión por cinco minutos. Al continuarla ocupó la tribuna el señor L/umc. Dijo que al insinuar, en la sesión anterior, la idea de llegar á un arreglo con la Corxporatzor, eliminando el pago de las £ 60,000 en cambio de no construir los 160 kilómetros de ferrocarril, ha- bía sido parco en la exposición; pero que se proponía tratar el asunto con mas detención. Manifestó que en la obligación de construír los 160 kilóme- tros de ferrocarril, la Corporation había de buscar la zova que más le conviniera, es decir, la que ofreciese mas tráfico, puesto que tal elección era potestativa de ella. : Cuanto al costo fijó en £ 250,000 el más bajo precio de los 160 kilómetros por camino fácil, por ejemplo, la ruta de Jauja á Huancayo; en £ 320,000 por vía algo accidentada; en £ 640,000 uno difícil por Chanchamayo; y en £1.600,000 por uno bas- tante difícil. Para efectuar esta obra, la Corporatzon tendrá que A capitales sobre la base de sus £ 60,000 anuales para el servi- cio de pcadión é intereses. Con ellas conseguirían la suma de ide 30%: a , Local é — 399 — Para que los 160 kilómetros paguen 5 por ciento de interés, y amorticen el capital en 30 años, se necesita que produzcan ca- da año una entrada neta, de £ 16,000, si cuestan £ 250,000; £ 20,816, si cuestan £ 320,000; £ 41,632, si cuestan £ 640,000; £ 106,690, y si cuestan £ 1.640,000. - Para que los 160 kilómetros produzcan esas sumas, es necesa- rio que las entradas brutas—que son tres veces las entradas netas —alcancen 4 £ 48,786 en el primer caso; £ 62,448 en el segundo caso; £ 124,896 en el tercer caso, y £ 320,070 en el cuarto caso. El flete mínimo por tonelada y por kilómetro en el ferroca- rril central es de 1% centavos, y aceptando que, del Callao al Pichis, hayan 500 kilómetros, tendremos que cada tonelada cuesta 60 soles, ó sea £ 7.2.5. Agregando flete de mar y comisiones, nos resultará por cada tonelada un gasto de £ 9.9.10; y como por los ríos del Atlánti- co cuesta solamente £ 3, resulta un aumento de £ 6.9.10, en el trasporte de cualquier producto por vía de Occidente. El señor Blume cree haber comprobado la inconveniencia de la prolongación del ferrocarril central. Abandonando la idea del ferrocarril, y suponiendo aceptada la compensación de no recibir las £ 60,000 por la Corporation», propone el señor Blume que el Perú haga en Europa lo que hubiera hecho esa empresa, y con el empréstito de £ 922,362, construír, si se quiere un ferrocarril sistema Abt, al Pichis, con un desembolso de £ 500,000 máximum, aplicando las £ 422,000 restantes, á la irrigación del departamento de Piura. El señor Blume se extendió mucho en este punto, presentan- do cálculos de los mas halagiúeños que sea dado imaginar. Sus últimas palabras fueron acogidas con entusiastas manifes- taciónes de aprobación. El doctor Chacaltana suspendió en seguida la sesión, fijando para continuarla el Miércoles próximo. 3% CONFERENCIA. El doctor CARRANZA abrió la sesión con las siguientes palabras: Señores: Vamos á continuar la sesión suspendida el lúnes, teniendo * presente que el debate debe circunscribirse extrictamente 4 1 lo: 1 asuntos de que se ocupa el informe de la Comisión, ó sea á pro- 2% ES E $4, Ls ; E A ) >... E ña ; — 400 — bar qué cosa puede ser más útil y más importante á los intere- ses generales del país, si prolongar la línea de la Oroya en sen- tido del Este hácia Chanchamayo, ó6 en sentido del Sur hácia Huancayo, contando con los 160 kilómetros que la Corpara- t2on está obligada á construír. Ahora, juzgo oportuno recordar á las personas que van á to- mar parte en este debate, que el carácter de la Sociedad Geo- gráfica requiere que sus discusiones sean graves y revistan la for- ma más moderada que sea posible; y así Tos señores que hagan uso de la palabra, deben evitar toda alusión personal y cualquier frase 6 expresión que pueda herir 4 determinadas corporaciones ó compañías, inspirándose exclusivamente en un espíritu bené- volo y en la verdad de las cosas. Solo de esta manera podremos conseguir que nuestros debates lleguen á tener autoridad en el público, é influyan de un modo saludable en la opinión y aun en los consejos del Gobierno; únicamente así se considerará nuestro juicio como la expresión sincera de las convicciones ilustradas de una corporación que está llamada á ser en breve una de las que más honren á este país, si se le permite vivir. Como el debate está muy avanzado y no conviene prolongar- lo más, se ha resuelto que termine en esta sesión; y no tenién- dose mucho tiempo disponible, los oradores sólo podrán hablar quince minutos; de manera que á las once y media se cierre la discusión, para recoger luego los votos de la asamblea, y se sepa así cuáles son las ideas dominantes en esta Sociedad, respecto á un asunto de tan alto interés para la República. Señores: continúa la sesión. El señor Paracios ocupó la tribuna, y después de aplaudir ell entusiasmo patriótico de los señores de la comisión informante, dijo que “ésta había descuidado el estudio de una de las dos cues- tiones propuestas en el trabajo del señor Barreda:—¿cuál zona del territorio debía ser la preferida para la construcción de los 160 kilómetros?—para limitarse á estudiar las tres vías.de la Oro- ya al Cerro de Pasco, 4 Huánuco y Huancavelica, y á Chan- chamayo. Combate el informe, en cuanto declara inaceptable la ruta de Pasco, sosteniendo que el estado de la agricultura y las indus- trias en los varios distritos de la provincia, puede hacer produc- tivo y útil un ferrocarril, no sólo por ellos mismos, sino también por sus relaciones con el departamento de Huánuco, así como por sus grandes extensiones de terreno colonizables, mil A pd de do 1 CS — 401 — Cuanto á la vía de Huánuco y Huancavelica cree, contraria- mente 4 la Comisión, que lo subido de los fletes no es obstácu- lo, pues está en el interés de las empresas fomentar la produc- ción, y las tarifas tienen que ser más reducidas á medida que au- mente la carga. Cree que los productos de Jauja, Huancayo y Huancavelica pueden sostener la competencia de los similares extranjeros, y que esa producción es abundante y relativamente barata. | Participando de la admiración de los informantes por la fera- cidad de'la región que baña nuestros ríos orientales, está en con- tra de la ruta preferida, porque á esa región se llega por cual- >. quiera de las tres vías, y no habiéndose fijado el punto hasta el cual se llegaría con los 160 kilómetros, no se sabe á qué distan- cia quedamos de los ríos navegables. Cree preferible seguir la dirección del Mantaro, porque se penetraría á la montaña de Huanta, cuya producción de café le dá excepcional importancia. Sostiene que el ferrocarril al Pichis no atraerá hácia el Occi- dente el comercio de Loreto, que hoy se realiza por el Atlánti- co, y que el caucho del Napo y Yavarí no vendrá á buscar sa- lida por el ferrocarril peruano; que las mercaderías llevadas de aquí costarían más que las introducidas por el Pará, y que el café, catao y otros productos de allá van á Europa con menos costo, por los ríos navegables, hasta tomar los vapores del At- lántico, que pasando por Lima. Como ferrocarril estratégico, no descubre su utilidad, pues si se tratara de una guerra con el Brasil y pudiéramos trasportar 30,000 hombres á la orilla del Pichis y en 3,000 balsas condu- cirlos hasta invadir el Pará, no sabe qué ventajas proporcione una línea férrea distante 3,000 millas del ejército de operaciones. El señor Palacios concluye proponiendo que vuelya el infor- me á la Comisión, para que estudie más detenidamente el punto, insistiendo en su preferencia por la línea de Jauja y Huancayo, en razón de lo numeroso de su población, de la variedad y abun- dancia de sus productos y la bondad de su clima. Subió á la tribuna en seguida el señor Coronel La Come, y aceptando como de su responsabilidad las deficiencias que se achacaban al informe, que á su juicio no podían ser imputables á los señores Carvajal y Rosell, expuso que al estudio de la Co- misión no se habían sometido las diversas cuestiones tratadas por el señor Palacios. Refiriéndose á la riqueza de Jauja y Huancayo la negó, y comprobó que el trigo, de malísima calidad que allí se produce, 62 . , de o . 4 O e E, y AE costaría en Lima S. 8.60 la fanega, Ó sea S. 4.91 más que el de buena calidad importado de Chile. La idea del ferrocarril por el territorio de Huancavelica, es á su juicio poco menos que irrealizable, por la naturaleza del te- rreno tan accidentado; que la línea de la Oroya sería fácil en comparación con la que debiera construírse. Sostiene que el Pichis y el Pachitea son navegables, por más que el señor Palacios diga todo lo e ntrario. Cree que éste no conoce el Pichis. Dice que el conflicto de opiniones entre los señores Tucker y Pérez, de que ha hablado en la sesión anterior el señor Carrillo, no existe, porque el ingeniero Pérez en su informe al Gobierno habla de la navegabilidad del Pichis por vapores de 50 centíme- tros de calado, y no de 5 piés, como se ha dicho. A mayor abun- damiento, cita al explorador Carlos Fry, quien en su memoria dice: “Que el vapor Loreto en Febrero de 1886, navegó el Pichis hasta más allá de la boca del Purus Ucayali, por tanto podía ir muy bien hasta el puerto del camino de Chanchamayo, pues que el Pichis se presta para ello, Respecto á la navegación del Pachitea, lee lo siguiente, dicho por el mismo señor Fry: : “El Pachitea es frecuentado por vapores, á pesar del poco movimiento que hoy ofrece el comercio, pues no hay más que tres casas en toda la longitud del río; además es navegable, como se sabe, 4 vapor de 2 m. de calado en invierno, y á canoa en verano, y en ese último caso lo es sin dificultad hasta el Mairo.” Y del parte oficial del capitán de navío E. Raygada, estas palabras: “Tengo, pues, la satisfacción de haber navegado todo el río Pachitea, penetrando quince millas del Palcazu en un buque que, como el lZorora, mide 500 toneladas, cala Y piés y tiene 188 piés de eslora, razón por la que he dicho ántes que el Pa- chitea es navegable sin dificultad, para vapores que tengan la condición de poco calado “y fuerza en sus máquinas.” Hace notar luego el señor La Combe, que en el informe pa- sado al Gobierno por el señor Palacios sobre sus exploraciones de las regiones orientales, figura un presupuesto para la cons- trucción de un camino al Pichis, y pregunta, ¿cuál podía ser el objeto de ese trabajo, si hoy el mismo señor juzga aquello inne: cesario é inconveniente, EAS Manifiesta las conclusiones del informe del ingeniero Pérez e queestán perfectamente conformes con las del almirante Tucker. e — 403 — Cree que la obra debe comenzarse del lado del río, por con- seguirse allí durmientes, lo que significa ahorro de gran canti- dad de dinero. Termina indicando que siguiendo la opinión de la Comisión, se aprovecha el terreno preparado del camino de Tarma á Chan- chamayo, y solo hay que ejecutar, en cuanto á obras de arte, cuatro puentes en el nuevo camino al Pichis. El señor Coronel ParLacros, rectificando hechos, asegura haber surcado el Pichis en una extensión de una milla, y que al hablar de innavegabilidad, sólo se había referido al Pachitea. Dice que en cierta expedición, una lancha que en la noche estuvo á flote, en la mañana resultó en seco, y que esto pinta la periodicidad de la navegabilidad de ese río. No hace hincapié en la posibilidad de navegar esos ríos, sino en la conveniencia de la construcción del ferrocarril. El señor B/uwme declara estar de acuerdo con la Comisión, respecto á la construcción de un ferrocarril barato; pero no en las condiciones en que, vor el primitivo contrato para la línea de la Oroya, debió construírse. El coronel La Combr insiste en la navegabilidad comercial del Pachitea, refiriéndose. al periódico EL AMAzONAs, que da cuenta de las lanchas que llegan á Iquitos procedentes de aquel río. El doctor ParróN dice que para hacer ferrocarriles no solo durmientes se necesitan; que, sobre todo, partiendo del Pichis Ó de la Oroya en la construcción de los 160 kilómetros, siem- pre quedará un claro, y que á menos que se plantifique una Oroya, no vé cómo se salvará esta dificultad. Se refiere al ingeniero Capelo, quien para la construcción de un camino de herradura definitivo, habla de estudios larguísi- mos, de 30,000 soles anuales y diez años de trabajo. El Capitán de Navío señor CARVAJAL deplora quesodo lo que ha oído sean censuras para la Comisión, que ha hecho cuanto ha estado á su alcance por cumplir dignamente su cometido. Dice que mal podía guardar reserva en asunto que era del dominio público, y que no ha incurrido en omisión alguna, porque sólo se le sometió el estudio de la prolongación de la vía férrea más conveniente para el país. Declaró que se había tenido en cuenta, al dictaminar, la circunstancia de haber hecho la Perzvzan estu- dios para colonizar el Perené, y la necesidad de poblar de la ca- pital hácia los extremos, para juntar éstos con aquella, é impedir que más ó menos tarde se disgregaran. Dijo que la navegación de los ríos orientales significaba nues- ; * + — 404 — tra presencia en el Atlántico, y que, privados de las riquezas de las costas occidentales, debíamos procurar resarcirnos con las del oriente. Considera el ferrocarril al Pickis como el más eficaz de evitar que, en el desarrollo de los intereses radicados en esas comar- cas, se llegue tal vez hasta procurar independizarlos del Perú. Quiere que los impugnadores de la Comisión no se limiten á destruírlo todo, sino que propongan algo. Declara que la Co- misión aceptará cuanto sea razonable. El Sargento Mayor señor Megal se contrae á inpugnar la opi- nión manifestada por el señor Patrón, el lúnes último, sobre la inutilidad del ferrocarril, bajo el punto de vista estratégico, Cree que con los adelantos de hoy, no basta para hacer con éxito la guerra la bravura de los combatientes, y que negar la utilidad del ferrocarril de que se trata, es exponerse á nuevos fracasos. Dice que si hubiéramos tenido facilidad de introducir armas por Iquitos durante la última guerra, no habríamos sufrido los desastres que originaron la ocupación. El señor Regal concluye su extensa y entusiasta disertación diciendo que el ejército peruano sabe que es honroso morir por la patria, pero que es más ventajoso triunfar de sus enemigos. ' El doctor AvexbaSo cree que el ferrocarril al Pichis es conve- niente, pero no necesario, Para él Loreto se desarrollará por el esfuerzo propio. Durante la época en que vivió delos contin- gentes del Gobierno, nada adelantó; desde que estos faltaron prosperó asombrosamente. En la lucha por la vida, los hombres se lanzaron á buscar el caucho y el éxito los alentó, Cuanto á la navegabilidad de los ríos, no le extrañan las dife- rencias entre los datos suministrados por las exploraciones ofl- ciales y las de los caucheros. Estos adelantan hasta donde con- viene á su negocio. Las vías no seguidas por el comercio, no son convenientes, Este no arrostra los peligros que está obliga- do á correr el explorador oficial. : Dice que el almirante Tucker salió de Iquitos con vapores, pero que entró al Pichis en canoa. Conoce las embarcaciones construídas por la casa Yarrow, y declara que soportan muy poca carga y que son de muy ligera construcción. p Niega ser exacta la aseveración del periódico EL AMAZONAS, de que llegan 4 Iquitos lanchas procedentes del Pachitea mismo; — 405 — dice que éstas solo llegan hasta la boca del río, donde reciben los productos que se llevan allí en canoas. Manifiesta que el trasporte de rieles, maquinaria y otros úti- les para el establecimiento de una línea férrea, por los ríos nave- gables hasta el puerto del Pichis, sería tan costoso que no ha- bría empresa que intentara hacerlo. El señor Avendaño dice, que no combate la idea, sino el sitio elegido. El ingeniero señor .S2/eado se refirió á los señores Tucker y Pérez para garantizar la navegabilidad del Pichis; declaró que la situación de la Oroya, respecto de Chanchamayo, hacía la vía preferida por la Comisión la más aceptable y racional; que los inconvenientes hechos resaltar para la construcción del ferroca- rril desaparecerían haciendo éste de vía angosta, y que, cuanto á las condiciones de los vapores, bastaba mandarlos construír bue- nos, aunque fuesen algo más costosos. El señor CARVAJAL expuso nuevamente que la Comisión no pretendía insistir en pequeños detalles; que el punto de partida de los trabajos podía ser el Pichis ó la Oroya, y que solo man- tenía como conclusión que la línea se trazase en el sentido que indicaba. Después de un intervalo de cinco minutos, continuó la sesión usando de la palabra el doctor PATRÓN. Dijo que el ferrocarril no era necesario para la inmigración, y que, como ya había manifestado, esas regiones debían poblarse partiendo de la boca de los ríos, Expuso que se estaba confun- diendo la necesidad de los caminos con la rapidez de la locomo- .ción, cosa que no necesitaba el inmigrante, ? Concretándose á las ventajas estratégicas de los ferrocarriles, insistió en los servicios que el Central había prestado al ejército chileno. ¿ El ingeniero señor B/wme recordó los servicios que á la causa nacional prestó, precisamente en la época á que aludía el doctor Patrón, el señor Cilley, superintendente de aquel ferrocarril. El señor CarvaJar hace algunas rectificaciones á lo dicho por el señor Patrón. : El señor RosrkLL, después de expresar que se ha exigido á la Comisión, en la variedad de cuestiones suscitadas, una autentici- dad solo exigible en las escrituras públicas, rectifica las cifras da- das por el señor Blume como producto neto del ferrocarril de la Oroya. Hace resaltar una diferencia de más de Z 26,000, y dice_que si hasta hoy ha producido £ 50,000, en el año próximo — 406 — bien puede producir Z 100,000. Se ocupa del notable aumento ¡do de producto de los ferrocarriles del Sur. a Para el señor Rosell el ferrocarril á la montaña es buen ne- d yocio: tiene una subvención de Z 60,000 al año. k Recuerda el contrato celebrado en 1890 por el representante ? de los tenedores de bonos con el Gobierno, para la construcción : de un ferrocarril de la Oroya hácia uno de los ríos navegables, y : se pregunta ¿quién pretenderá sostener que la Peruvian ha de [ negarse 4 cumplir su compromiso? q Enumera los pueblos que atravesará la línea proyectada, des- de Tarma hasta San Luis, y las haciendas comprendidas en esa q extensión, así como sus productos; y concluye que el ferrocarril « tendrá bastante carga. ¿ El Presidente doctor Carrawza declaró terminado el debate de esta importante cuestión. Dió gracias á todas las personas in- y vitadas que habían proporcionado el contingente de sus luces ] para el mejor acierto en la expresión de la opinión de la Socie- dad, que si bien no obligaba ni al Gobierno ni á la Cox poratzoz, serviría, sin duda, para que ésta influyera en la adopción de lo que se le propondría, ó sea en resumen el deseo público, Indicó que, por ser la hora avanzada, en una próxima junta general se votaría el dictamen discutido. A nn ÁS RU o Seccion de meteorología y topografia Apuntes topográficos y meteorológicos e Dedicados al Presidente de la República. ; di (Itinerario del “Batallón Ayacucho N9 3'* de Ayacucho á Ica) Ñ AYACUCHO. Ayacucho es una ciudad situada á los 13? 9' 0” lat. S. y á los 76 20" 0” long. O. de París. La altura media del plano de la ciudad sobre el nivel del mar es: Segúnvel naturalista ¡Raimondi ice 2.809 metros . ,» Capitán de navío M. Militón da NETAS 2 almanaque de “EN COMIELEIO patenta DAA ,, Sr. J. T. Cancino, miembro correspon- sal dela “Sociedad Geográfica de Lima” LAN O ALLA: vivi. coitaricado aro ve gus Vina 2 TOS... » Ingeniero Mr. Kelly, presidente de la comisión de estudios del ferrocarril AA 2,1007", Tomando la media de estas observaciones, resulta para Aya- cucho una altura de 2,762 metros sobre el nivel del mar. La población de Ayacucho es de 16,000 "habitantes, próxi- mamente. Según nuestras observaciones. la presión barométrica oscila entre 0,543 milímetros y 0.536. La altura barométrica llega á su maximum, 0,542 Ó 0,548, á las ocho Ó nueve del día; 4 patr- tir de las diez de la mañana, empieza á descender; baja á su mi- nimum, 0,537 6 0,586, á las cuatro Ó cinco de la tarde; en segui- da permanece estacionaria hasta las ocho de la noche; después de las ocho, vá elevándose progresivamente hasta las diez de la noche, en que llega otra vez á su máximum; de diez á doce de la noche permanece estacionaria; y después, bajando gradual- mente, toca de nuevo á su mínimum á las cuatro de la mañana. He aquí un cuadro de observaciones termométricas, hechas por nosotros, durante todo el otoño de 1892. FECHA. TEMPERATORA. . Mes. Dia. Máxima. | Minima. Media. |. MARZO 20 24.00 14.50 19.25 -— 21 24.00 14.00 19.00 — 2,2 23.50 14,50 19.00 — 23 23.00 14.50 19.00 =— 24 24.00 14.50 19.25) — 25 26.00 12.40 19.20 — 26 26.00 10.40 18.20 ¿— 27 24.00 9.00 16.50 | — 28 24.00 . 9.00 16.50 = 29 110, 9.90 17.70 ES 30 24.09 10.40 17.20 o —bÁ gb 23.00 10.50 + - 16.70 Según estas observaciones, la temperat ii máx mido los últi mos días estivales de Marzo, puede evaluimse cr 22-21; la tem- peratura mínima, en 11-95, y la tempe atura mola ca 18-12, =- 408 — | PECGRHAS TEMPERATURA. Mes. Dia. Maxima. | Mínima. Media. ABRIL. 1 24.00 14,00 19.00 — 2 24.00 14.00 19.00 — 3 24.00 14.00 19.00 — 4 22 50 14.00 18.25 sn 5 22.50 14.00 18.25 « -— 6 24.00 14.00 19.00 — y 26.00 14.00 20.00 — 8 26.00 12.00 19.00 -— 9 24.00 10.00 17.00 -— 10 24.00 8.590 16.25 — ol 25.00 9.50 17,25 — 12 24.00 10.00 17.00 — 13 23.00 10,08 16.50 e 14 23.00 10.00 16.50 — 15 23.00 10,50 16.75 — 16 25.00 11.50 18.25 — 17 24.00 12.00 18.00 — 18 25.50 11.50 18.50 — 19 24.70 12,50 18.60 — 20 23.20 13.00 18.10 — 21 24.00 11,50 17.75 O LI c O EI PA LA a OO 8.80 | 16.40 PI o 8.20 | 16,10 A O ALO 9.20 | 16.10 — 27 23.00 10.00 16.50 — 28 | 22.50 10.00 |- 16,25 - 29 22.50 9.50 16.00 = 30 23.00 9.00 16.00 Resulta de estas observaciones: 23-86 como máxima de Abril; 11-15 como mínima; y 17-51 como temperatura media, 1 TEMPERATURA. Máxima. | Minima. Modia. 26.00 9.00 17.50 24.00 10.00 17.00 27.00 9.00 18.00 27.00 11.00 19.00 = 24.00 12.00 18.00 24.00 11.00 17.50 20.00 8.00 14.00 25.00 9.00 17.00 24.00 9.00 16.50 24.00 8.00 16.00 21.00 9.00 15.00 22.00 10.00 16,00 22.00 10.00 16.00 22.00 8.50 15.25 23.00 2.00 15.50 23.00 10.00 16.50 21.00 10.00 15.50 21.00 8.50 14.75 20.00 « 8.50 14.25 20.00 9,00 14.50 19.50 5.00 LIZ 19.00 6.50 192.75 22.00 7.00 14.50 21.00 7.00 14.09 IDA 7.00: 14.00 21.00 --6.50 13.75 20.00 6.00 13.00 19.50 5.00 192.25 20.00 9.00 12.50 - 20.80 5.00 12,90 21.00 4.60 12.80 De las anteriores observaciones, resulta para el mes de Mayo: temperatura máxima 22-05; temperatura mínima 8-13; y tem- peratura media 15-11. de — 410 — TEMPERATURA: Máxima. Minima. Media. 20.80 5.60 . 13.20 19.00 7.50 13.25 19.50 6.00 12.75 19.00 7.80 13.40 19.50 6.00 12.75 20.00 7.00 13.50 20.00 7.00 12.50 19.50 7.00 13.25 18.50 8 00 13.25 19.50 9.00 14.25 20.00 8.00 14.00 21.00 9.00 15,00 21.00 8.50 14.75 19.00 7.00 13.00 19.00 7.00 13.00 18.50 5.00 delo PO 20.00 6.00 13.00 19.00 5.00 12.00 20.00 4.50 12.25 18.00 9.00 11.50 Según el cuadro de observaciones termométricas de Junio, re- sulta para los días otoñales de este mes: 19-54 de temperatura máxima; 6-79 de temperatura mínima y 13-16 de temperatura media. Tomando el promedio de las observaciones termométricas verificadas durante el otoño tenemos: Temperatura máximas otoñal: y... Ue tacna DUO 22-43 Temperatura: mínima. otoñal. 0d ol 9-50 Temperatura media otoñal ic ere La temperatura media anual de Ayacucho es, según el Dr. L. Carranza 17-5. La primavera es la estación más ardiente; y t el verano la mas lluviosa. — 411 — La atmósfera de Ayacucho es generalmente seca, y su cielo despejado y límpido, De Noviembre 4 Marzo enturbian la atmósfera las tempesta- des; y fuertes vientos soplan del S. en Agosto, 1 De Ayacucho Á HUANCAVELICA. 11 de Julio de 1892. A las 9 h. 15 m. a. m. salimos de la ciudad de Ayacucho, con el batallón “Ayacucho N? 3” de 300 plazas, bajo el mando del Coronel Samuel Arias. A las 5 h. 43 m. p. m. llegamos á Kayarpachi. Kayarpachi es una hacienda del Sr. N. Vidalón, cuyos viñedos producen un excelente vino áspero. La distancia de Ayacucho á Kayarpachi es 21 kilómetros 6 hectómetros. El tiempo que la tropa empleó en recorrerla, fué de 8 horas y 28 minutos. 12 de Julio. Salimos de Kayarpachi á las 7 h. 40m. a. m. Llegamos á - Julcamarca á las 3 h. 40 m. p. m. Julcamarca es una pequeña población de unos 1,500 habitan- tes, próximamente. Se halla á la altura de 3.460 metros sobre el nivel del mar. Sus habitantes se dedican al cultivo de la cebada y del maíz, y algunos pocos á la arriería. La distancia de Julcamarca á Kayarpachi es de 18 kilómetros. El tiempo empleado por el batallón en recorrerla fué de 8 horas. 13 de *elio. - Salimos de Julcamarca á las 8 h. 30 m, a. m. Bajamos por una larga cuesta, llegamos al fondo de una estrecha quebrada en donde cruzamos por un puente de cabuya, caminamos en se- guida por las faldas de varios cerros, atravesamos otro puente de cabuya, y después de recorrer una ladera llegamos 4 Urubam- ba á las 2 h. 50 m. p. m. Urubamba es una hacienda pertene- ciente al Sr. cura Luis Galvez. Se halla, allí, maizales, higueras, viñedos y cañaverales; y se elabora el aguardiente de caña. La - altura de Urubamba sobre el nivel del mar es de 2,600 metros. La distancia de Urubamba á Julcamarca es de 20 kilómetros. ? y — 412 — El tiempo empleado por la fuerza de infantería en recorrerla fué de 6 h. 20. m 14 de Judzo. Salióse de Urubamba á las 6 h. 43 m. Después de subir una larga y empinada cuesta, llegamos al pequeño pueblo de Huankallaco, distante 4,400 metros de Uru- bamba, y á una altura de 3.120 metros sobre el nivel del mar. Se cultiva en Huankallaco el maíz, la cebada y el trigo, en abun- dancia. Salimos de Huankallaco; recorrimos éxtensas lomas; pa- samos al pié de la laguna de Choclococha, célebre por un com- bate entre acobambinos y huantinos que tuvo lugar en sus orl- llas; y llegamos á Acobamba á la 1 y 30 p. m. La distancia de Acobamba 4 á Urubamba es de 18 .kilómetros un hectómetro. Fué recorrida por la tropa en 6 h. 47 m. Acobamba, capital de la provincia de Angaraes, cuenta con una población de 2.500 habitantes próximamente. Su altura so- bre el nivel del mar es de 3,440 metros. En toda la provincia de Angaraes se cultiva el trigo en gran abundancia. A e a dd 15 y 10 de Julio. A A A A A A A E Permanecimos en A He aquí las observaciones prac- ticadas entonces: TERMOMETRO |? gl DIRECCION [ESTADO [| TERMOMETROGRAFO |< DEL DEL Sol. | Sombra. | Dry. | Wet. VIENTO CIELO Mama Maa Media. - 20 | 10 10 | 6 [| SO/4 NE || Límpido [| 16.0 |—2,0 | 7.00 32 13 13| 6 [SE 4 NO || Límpido | 15.5 |—2.0 | 6.75 17 de Julio. Salimos de Acobamba, á las 8 h. 10 a. m. Atravesamos dila- tadas lomas sembradas de trigales: y llegamos á Paucará á la 1h. 40 p. m La distancia de Acobamba á Paucará es de 18 kilómetros. * La fuerza empleó en recorrerla 5 h. 30 m. OO — 413 — Paucará es un, pueblecito que se halla 4 3,900 metros sobre el nivel del mar; llaman allí la atención del viajero numerosas y enormes masas de conglomerado, de forma piramidal. Los ha- bitantes de Paucará se dedican al cultivo de la cebada. 18 de Julio Salimos de Paucará á las 7h. 35 a. m. Cruzamos las altísimas mesetas de Alto-Pongo, amarillentas y frías; caminamos algunas horas por laderas, y descendimos al fondo de una estrecha que- -——brada, en donde está situada la hacienda de “Molinos.” - Llegamos á “Molinos á las 4 h. 35 p. m La distancia de Paucará á “Molinos” es de 25 kilómetros. El batallón empleó en recorrerla 9 horas. 19 de Julio. Salimos de “Molinos” á las 7 h. 35 a. m. Subimos una empinada cuesta; recorrimos algunas lomas, y en seguida un camino de ladera; y llegamos á Huancavelica á las 13 y 35 minutos del día. La distancia de “Molinos” á Huancavelica es de 16 kilóme- tros 6 hectómetros. El tiempo empleado por la tropa en recorrer- la 5 horas. DE HUANCAVELICA. 19 de Julio á 6 de oa, Permanecimos en la ciudad de Huancavelica. Huancavelica es una ciudad situada 4 3,798 metros sobre el nivel del mar. Se halla 4 los 12? 33' 0” lat. S. y á los 77” 18' 37" long. O. de París, según el almanaque de EL Comercio. He aquí un cuadro de observaciones meteorológicas verifica- das, entonces, en Huancavelica: e a AAA vtr lANPTOS| Opidur7 9 6 6 albo [ad Ko | — E 52:61 + Sir |INPOS l O OI v1 bi oLr"o [md Hb £| — 3 00 “8 z vi lOSTAN Í oi Mor | borro | bona 14h ro [| “"uw:d6| z| — ce Ss Sz "8 + 21 Nes |oprladsag 1 8 Ss zlbv:o [w d%6| 1 (0750.57 ; OS “9 o “1 [anros | opeladssq 6 El €1 ££ [| oZlbro | urd+ 1181 —= | s DO S1 SP?YN Ad ae 8 S1 $1 ££ [| oZbro [wd o££| og | — , 1 00 9 q vI | SP?N opidwrT € 8 8 elb:o | w:d6|62| — 00 '9 q vI.LANPOS opeladsq OI vI br o£ || Ógb:o | “wd |gz| — oS “p Y £r [OSPTANÍ opiduur7 I 6 6 albo | “w:dó | oz] 09mf | -eIpa Ja Puna “QULIXP IA TEA Dan Uam Axa sIquog 195 E 10H “a som | Ai OLNTIA OTALO A | 'DAVADOALAMONI AL TA OOYISA | OULAMOYILSA 04L3HONAAL AMOAYS VHIHT — 415 — IV. HuANCcAveELICA Á HuAyTARÁ. Ó de Agosto. Salimos de Huancavelica 4 las 7 h. 55 a. m. Llegamos á Astobamba á las 6 h. 15 p. m. La distancia entre Huancavelica y Astobamba es de 30 kilómetros. La tropa em- pleó en recorrerla 10 horas 20 minutos. Astobamba es un caserío situado en una meseta altísima y fría. Cuando llegamos, toda la extensión que nuestra vista abar- caba se hallaba cubierta de una espesa capa de nieve; soplaba del ocaso un viento recio y helado; el granizo nos azotaba in- censantemente el rostro; y el termómetro marcaba cinco grados bajo cero. 7 de Agosto. Salimos de Astobamba á las 7 h. 40 a. m. Llegamos á Santa Ana, pequeño caserío, á la 1 y 50 p. m, Distancia entre Astobamba y Santa Ana 16 kilómetros. Tiem- po empleado por la fuerza de infantería en recorrerla 6 horas 10 minutos. 8 de A gosto. Ellos de Santa Ana á las 5 y 55a.m. Llegamos á Castro-Virreina á las 4 y 20 p. m. FS Distancia entre Santa Ana y Castro- Virreina 32 kilómetros. Tiempo empleado en recorrerla 10 horas 23 minutos. = 9 de Agosta Permanecimos en Castro-Virreina. 10 de Agosto. Salimos de Castro-Virreina á las 11 y 45 a. m. Llegamos á la hacienda de Cinto á las 2 y 20 p. m. Distancia entre Castro-Virreina y Cinto, 9 kilómetros. Tiem- po empleado por el batallón en recorrerla, 2 horas 35 minutos. 11 de Agosto. Salida de Cinto, 6 y 35 a. m, Llegada al caserío de Sacsaque- ro 3 y 20 p. m. A RA Distancia entre Cinto y Sacsaquero, 28 kilómetros. Tiempo empleado por el batallón en recorrerla: 8 horas 45 minutos. 12 de Agosto. Salida de Sacsaquero 6 y 15 a. m, Llegada á Huaytará 2 y 18 p.m. . Distancia entre Sacsaquero y Huaytará 24 kilómetros. Tiem- po empleado en recorrerla: 8 horas. a De HuaAYTaRrÁ Á CÓRDOVA, 12 á 29 de Agosto. Permaneció el batallón en Huaytará. Huaytará es una antiquísima población del tiempo de los In- cas. En esa época debió gozar de gran importancia, puesto que, ahora mismo, puede admirarse una hermosa fortalezal construí- da allí desde tiempo inmemorial, y que, posteriormente, ha sido transformada en templo católico. Huaytará tendrá una población de 300. habitantes próxima- mente. Las siguientes observaciones fueron allí realizadas el 6 de Se- tiembre de 1892, á la 1 y 45 p. m. Barómetro: 472 milímetros. Termómetro: á la sombra 20” al sol 32*. Psicrómetro: Dry 20%; Wet 15%. : Termometrógrafo: máxima del día (6 de Set.—93) 22%2; mí- nima 10%, 29 de A gosto. Salida de Huaytará á las 7 a. m. Llegada 4 Tambo á las 5 y y 30 p. m. Camino recorrido: 28 kilómetros. Tiempo emplea- do: 10 horas, 30 minutos. 30 de Agosto. Salida de Tambo á las 7 a. m. Llegada 4 Capillas 4 las 12 del día. Camino recorrido: 11 kilómetros, 7 hectómetros. Tiempo empleado: 5 horas. e 117 31 de Agosto. Salida de Capillas 4 las 7 y 40 a. m. Llegada á Sankayaico 4 la 1 del día. Camino recorrido: 14 kilómetros. Tiempo emplea- do: 5 horas, 20 minutos. 12 de Setiembre. Permanece el batallón en Saukayaico. 2 de Setiembre. Salida de Sankayaico á las 6 a. m. Llegada 4 Santiago á las 10 a. m. Camino recorrido: 10 kilómetros. Tiempo empleado: 4 horas. Á las 12 del mismo día, salida de Sañtiago. Llegada 4 Putu- ca á las 2 y 30 p. m. Camino recorrido: 6 kilómetros. Tiempo empleado 2 horas, 80 minutos. 3 de Setiembre. Salida del último lugar señalado 4 las 7 a. m. Llegada á Cór- dova á las 5 p. m. Camino recorrido: 9 y Y kilómetros. Tiem- po empleado: 10 horas. 3 de Setiembre á 7 de Octubre, Permaneció el batallón “Ayacucho” en Córdova, VE De Córpova A Ica, 7 de Octubre, » Salida de Córdova 4 las 7 a. m. Llegada á Cacray á las 8 p. m. Camino recorrido 36 kilómetros. Tiempo empleado; 13 ho- ras. Este camino es pésimo, casi impracticable para ja artillería y caballería, 8.de Octubre. Salida de Cacray 4 las 7 a. m. Llegada 4 Andamarca 4 las 9 - a. m. Camino recorrido 6 kilómetros, Tiempo empleado 2 horas, $ d 13 de Octubre. Permaneció el batallón en Andaymarca. 13 de Octubre, - Salida de E loiedarcl á las 5 h. 45 m. a. m. Llegada 4 San fio ála 1 y 30 p. m. Camino recorrido 26 kilómetros. Tiem. ] Se — 418 — po empleado 7 horas, 45 minutos. Este camino es muy escabros so y falto de agua. 13 de Octubre á 7 de Diciembre. Permanece en Santiago el batallón “Ayacucho.” 7 de Diciembre. Salida de Santiago á las 3 a. m. Llegada á Uchipa á las 3 p. m. Camino recorrido 36 kilómetros. Tiempo empleado 12 ho- ras. Este camino es bueno; pero desprovisto de recursos. 8 de Diciembre. € Salida de Uchipa á las 12 h. 30 m. de la noche. Llegada á Ica á las 12 h. 30 m. del día. Camino recorrido: 36 kilómetros. Tiempo empleado: 12 horas. Creyera faltar 4 un deber, sino manifestase aquí mi gratitud por las atenciones que durante este largo viaje les he merecido á los dignos jefes del batallón Ayacucho N.* 3, coronel Samuel Arias, Comandante Milcíades Cornejo y Sargento Mayor J. M. Rivera. Las anotaciones podométricas de este trabajo me han sido su- ministradas por el Comandante Cornejo. José TEoBALDO CANCINO, Socio corresponsal, Lima, Febrero 23 de 1893, TO aj CT El Mediterráneo (Física é históricamente considerado.) e a MEMORIA DEL TENIENTE CORONEL SIR R. LAMBERT PLAYFAIR K. C. M. G. H. M. CONSUL GENERAL EN ARGEL, PRESIDENTE DE LA SECCIÓN (GEOGRÁFICA, EN LA ASOCIACIÓN BRITÁNICA. Nada ha preocupado tanto mi ánimo, al merecer de vuestra benevolencia el inesperado honor de presidiros, como el asunto € que debía servirme de tema y ser el objeto de esta memoria. — 419 — La geografía, como ciencia, y la necesidad de fomentar su en- señanza por medio de mas prácticos y sistemados estudios, ha sido ya materia agotada en las asambleas anteriores. Los sor- .«prendentes descubrimientos de Stanley y las expediciones dilata- das de Emin, han sido también ampliamente narrados é ilustra- dos por la propia pluma del primero. Los progresos de las cien- cias geográficas en el curso del año pasado, han sido detallados por completo en la memoria del Presidente de la Sociedad Real de Geografía de Londres, presentada en Junio último; de modo que sería una tarea un tanto presuntuosa y hasta vana, el tratar yo de encerrar estos diferentes asuntos entre los límites de mi discurso de inauguración. Estrechamente relacionados con ellos, se hallan tambien las tentativas magníficas que, para la apertura del Africa al tráfico con el mundo, hicieran nuestros príncipes del comercio, entre los cuales predomina el nombre de Sir William Mackinnon, y nuestras congregaciones de misioneros de diversas. iglesias; obrando todos de común acuerdo y cordial- mente, sofocando así, allá en el continente negro, las mezquinas diferencias y el diverso fervor religioso que divide el culto cris- tiano en Inglaterra. Tampoco me ha parecido oportuno tratar cuestiones conexas con la política, que por lo mismo que no han pasado aún al dominio de la historia, serían prematuras. En mi vacilación acudí al consejo de uno de los geógrafos de más experiencia de esta corporación, cuya satisfactoria respuesta ha aliviado en realidad el embarazo de mi espíritu: él me ha re- cordado que ha sido siempre costumbre en los presidentes de las respectivas secciones, escoger los puntos con los cuales estu- vieran más familiarizados; y añadió: “¿Que asunto mas instruc- tivo ni más interesante podría desearse que el Mediterráneo fí- sica é históricamente considerado?” : Habiendo desempeñado por cerca de un cuartd de siglo un empleo oficial en Argel, ha constituído una de mis ocupaciones constantes y más entretenidas, el estudio hecho por mí mismo, de las islas y 'costas del Mediterráneo, con la mira de poder fa- cilitar á los viajeros de mi país sus excursiones científicas por esa hermosa parte de nuestro continente. Pero no pretendo arro- jar mucha luz nueva, en un campo ya tan ventajosamente cono- cido, y sobre el cual yo mismo he escrito frecuentemente; de modo que lo que paso á exponeros, acaso os parezca un cuento referido por segunda vez. Con todo, os ruego que me permitais descender del elevado tono empleado por mis sabios predecesores en esta tribuna, y hablaros de una manera más) — 420 — familiar de este llZare Tnternum de los antiguos, — “nuestro mar,"—ó del Mare nostrum, como le llama Pomponio Mela, Sus costas abarcan como tres millones de millas cuadradas, de las. más ricas tierras que el mundo ofrece en su superficie; con un clima tan delicioso, que no existe ninguna temperatura ex- trema y con infinidad de variados panoramas, casi todos forma- : dos por montañas y elevadas mesetas; y en cuanto á su común aspecto, es un conjunto cuyas muchas partes se hallan entera— mente definidas y precisadas, ligadas unas á otras por su carác- | ter geográfico, por su formación geológica, por su flora y su ] fauna y hasta por ¡a fisonomía de los habitantes que las pueblan. | En esta apreciación general, podemos hacer dos excepciones, € Primera: la Palestina, que más bien pertenece á los países tropi- cales que se hallan al Este de ella, y por lo cual podría ser eli- minada de nuestro cuadro; y segunda, el Sahara que se dilata más bien al Sur de la región atlántica, Ó región del Atlas, que se aproxima al mar de las Syrtis y también á la parte oriental de la Cirenaica, y en cuya desierta extensión el Egipto no es más que un gran oasis que ocupa las dos márgenes del Nilo, La región Mediterránea es el emblema de la fertilidad y la cuna de la civilización, mientras que la del Sahara, con excepción por supuesto del Egipto, es la tradicional piel de pantera, de parda arena, salpicada aquí y aculiá de algunos oásis, y siempre presentando la esterilidad y la barbarie, Entre esas dos regiones, este mar no puede ser considerado en ningún sentido, si no es el político, como un elemento de separación; pues no es más. que un mero golfo que en la actualidad, con el gran recurso de la navegación por vapor, más bien une y no separa las opuestas , riberas. No se concibe, que jamás haya existido la civiliza- ción, si esta especie de isla acuática no hubiera servido de cen- E tro de unión á los continentes circunvecinos, haciendo comoda- ] mente accesibles las costas de cada uno, al paso que cambiaba d favorablemente hasta el clima de ellas. La línea del Atlas es una mera prolongación de la Europa a meridional: es una larga faja de tierras montañosas, como de 200 y millas de ancho, cubiertas de magníficos bosques, fértiles valles, y en algunos parajes de áridas estepas, que se alejan hácia el Es- te del mismo Océano al cual le han dado su numbre. La cum- bre más alta de esa línea está en Marruecos, formando una ra- mificación de la Sierra Nevada de España, desde donde empieza “su prolongación, disminuyendo gradualmente su altura al pasar « por Argel y Tunez, Se ve interrumpida en Trípoli y vá á dar á — 421 — las bellísimas colinas verdes de la ¡Cirenaica, la que no debe con- fundirse con los oásis del Sahara, porque es una isla destacada de las mesetas orientales del Atlas, hácia el océano de arena. En la parte oriental del Mediterráneo, su flora y su fauna no difieren esencialmente de las de Italia; así como tampoco difie- ren en la parte occidental de las de España. Una de las especies más notables de coníferosy el 40zes pimsapo, se encuentra tam- bien en Ja Península Ibérica y en otros puntos de la tierra, y el importantísimo esparto, Stzpa tenacísima, con el que se elabora en el día una gran parte de nuestro papel, constituye uno de los artículos de mayor exportación en España, Portugal, Marrue- 9 cos, Argel, Tunez y Trípoli. La primera planta citada, se en- cuentra en las montañas más altas é inaccesibles de ambos la- dos del mar, entre nieves que duran la mayor parte del año; mientras la otra planta vive, aunque á 5,000 piés sobre el nivel del mar, en parajes que el calor y la sequedad agostarían cua- lesquiera otras plantas, donde las tierras arenosas están absolu- tamente desprovistas de agua. De las 3,000 plantas que se encuentran en Argel, una gran parte de ellas son originarias del mediodía de Europa. y no lle- gan á ciento, las especies peculiares del Sahara. El maguzs (6 macchie) de Argel, no difiere en nada del de Córcega, Cerde- ña y otros lugares, y consiste en lentiscos, fresales, arraganes, ja- ras, brezos y demás arbustos del Mediterráneo; de modo que, si tomamos la planta más común de la parte meridional de este mar, como por ejemplo la palma enana, (chamreops humzlzs) comprendemos á la simple vista, cuán íntimamente ligadas se hallan en este punto las diversas regiones del Mediterráneo, con solo la excepción de las localidades anteriormente señaladas. Es- ta palma todavía crece espontáneamente al Sur de España y en algunas partes de Provenza, Córcega, Cerdeña, el Atchipiéla- go Toscano, Calabria, Islas Jónicas y la Morea, así como en otras islas del Levante; y solo ha desaparecido, allí donde la tie- rra ha entrado en el dominio del cultivo cotidiano. Por lo de- más, no se encuentra en Palestina, mi en el Egipto, ni en el Sahara. La presencia de los pájaros europeos en las opuestas riberas no probaría mucho, si los mamíferos, peces, reptiles é insectos comunes en ambas, no corroboráran aquel aserto; siendo además «digno de notarse, que los animales de más importancia, tales como el león, la pantera, el chacal y otras fieras, si bizn han desa- parecido en un continente, como barridos por la civilización, parecen perpetuarse en el otro, á la sombra del barbarismo ma- hometano. Son, pues, abundantes las pruebas que acreditan la anterior existencia de estos y otros grandes mamíferos que ca- racterizan hoy el Africa tropical, en Francia, Alemania y Gre- cia; y es probable que hubiesen emigrado á sus presentes habi- taciones después de la gran marea que en la época eocena se levantó desde el Atlántico hasta el Océano Indico, haciendo del Africa del Sur una isla continental como Australia. La fau- na original de Africa, de la cual, el /emzuz es el.tipo que la dis- tingue, se conserva todavía en Madagascar, que entonces forma-: ba parte de ella. La existencia de ciertos peces, nos conduce. naturalmente á una evidencia concluyente sobre la verdadera línea de separación entre Europa y Africa. Encontramos la trucha en las regiones del Atlántico y en todos los ríos que desembocan en el Medite- rráneo y nacen de los nevados, en España, Italia, Dalmacia, tam- bién en el monte Olimpo, en los ríos del Asia Menor y aun en el Livano; pero nunca se encuentra al Sur de esa línea, en Pa- lestina, Egipto Ó Sahara. Estas aguas salmonizadas, no son exac- tamente las mismas en todas estas localidades, pues están suje- tas á considerables variaciones que las hacen mudar específica- mente. Sinembargo, es un tipo europeo que se encuentra en el Atlas, y no se halla una forma puramente africana en la Crómide, hasta que se avanza hácia Sahara, en Tuggurt, las que están geo- gráfica y ampliamente distribuídas, encontrándose en todas par- tes entre ese lugar, el Nilo y Mozambique. La presencia le las lagartijas (tazled batrachianms, en todas las comarcas que rodean el Mediterráneo, exceptuando aún Pales« tina, Egipto y Sahara, es otro ejemplo de la continuidad de la fauna del Mediterráneo, á pesar que las especies no son las mis- mas en todas partes. El Sahara es una inmensa zona desierta, que comienza en las costas del Océano Atlántico, á la latitud de las Canarias y el Ca- bo verde, y atraviesa totalmente el Africa del Norte, Arabia y Persia, hasta el Asia central. La porción de él que vá al Me- diterráneo, puede decirse que apenas se extiende entre los 15 y 30 grados de latitud norte. De aquí se supone generalmente que fué una vasta isla de tiempos geológicos muy recientes; pero la teoría se sostiene por hechos geográficos mal interpretados. Se ha probado abundan- temente, por las exploraciones de los viajeros y geólogos, que — 423 — un mar nunca ha podido ser la causa ni el origen del desierto de Libia. Aridas y estériles regiones.de esta naturaleza no son peculia- res al Africa septentrional, pues existen otras semejantes, en la América del Norte y en el Asia central; y asímismo en el he- -misferio austral, como las áridas llanuras del centro de Austra- lia y de la costa del Perú. Estas corresponden en localidad, á los grandes desaguaderos aéreos, de donde las aguas: no pueden ser arrojadas al Océano, y que ocupan cerca de un quinto de terreno de la superficie total del globo. El Sahara africano es sin duda una llanura uniforme, pero que forma varias y distintas planicies que contienen una consi- derable extensión que puede llamarse tierra montañosa. Las montañas de Hoggar, en el centro del Sahara, se elevan á 7,000 piés sobre el nivel del mar, y durante tres meses en el año están cubiertas de nieve. El promedio general de su nivel puede esti- marse en 1500 piés. El carácter físico de esta región es muy variado; en algunos lugares, como Tiout, Moghar, Touat y otros, que confinan con Marruecos, hay valles bien provistos de agua, con hermosos pal- sajes y una vegetación casi europea, en donde las frutas del Nor- te florecen lado á lado del palmero. En otros hay ríos, como el Qued Guir, un afluente del Niger, que los soldados franceses compararon al Loire cuando lo vieron en 1870. Además, como en el lecho del Oued Rir, hay un río subterráneo que dá una do- tación suficiente de agua para formar una cadena de ricos y po- pulosos estados, iguales en fertilidad á los mejores de Argel, Sin embargo, la mayor parte del suelo del Sahara es duro y on- >duloso, cortado por riachuelos secos, como el Igharghar, que ' desciende del Chott Melghigh y casi enteramente sin vida ani- mal, ni vegetal, Cerca de una sexta parte de su extensión se compone de du- nas de arena movediza, vasta acumulación de DETRITUS arrastra- do de las regiones septentrionales y meridionales (quizá durante la época glaciaria); pero sin restos fósiles marinos, Estas regio: nes son difíciles y á veces peligrosas para recorrerse, aunque no están enteramente desprovistas de vegetación. El agua es esca: sa, pero se encuentran intervalos bastante conocidos, y hay abun- dantes plantas salobres que sirven de alimento para el camello, Esta arena es evidentemente producida por la acción del aire so- bre las rocas del suelo que no son estériles por sí mismas, sino por la falta de agua que las hace ser así. Donde quiera que el > ( — 424 — agua existe, Ó donde se forman pozos artesianos, nunca deja de fertilizarse mucho el terreno. Algunas partes del Sahara están bajo el nivel del mar, y allí se forman las llamadas chot/s or sebkehas, abiertas depresio- nes sin salida, inundadas por torrentes de los descensos meridio- nales del Atlas en invierno y cubiertas con una eflorescencia salina en verano. Estas sales, por lo menos prueban la antigua existencia de un mar interior. Son producidas por la concentra- ción de las sales naturales que existen en toda variedad de terre- no, arrastradas por las lluvias del invierno, con las que, los resi- duos no evaporados del agua, quedan saturados. - Algunas veces los desaguaderos, en lugar de inundar espacios abiertos y de formar cho£fs, encuentran su salida, por la arena permeable, hasta que se detienen en la estrata que se halla de- bajo de ella; formando así, vastos depósitos subterráneos en donde los pozos artesianos, diariamente, operan grandes mila- gros, como el que realizó Moisés en aquellos tiempos con su va-' rita, en Meribah. He visto lanzarse, una columna de agua en el aire, que daba 1,300 metros cúbicos por día, cantidad suficiente para redimir de la esterilidad á 1,800 acres de terreno y regar 60,000 palmeras. Esta parece ser la verdadera solución al pre- blema de un mar interior: mar de verdura y fertilidad ocasionado por la multiplicación de pozos artesianos, que nunca dejarán de llevar consigo, la riqueza y la prosperidad. > El clima del Sahara, es completamente diferente al de la re- gión del Mediterráneo, en donde lluvias periódicas dividen el año en dos estaciones. Allí, en muchos lugares pasan los años sin un solo aguacero; no hay relente refrescante y los vientos ess tán desprovistos de humedad, por la inmensa extensión conti-' nental que recorren. No puede dudarse, que el Sahara debe su existencia(á estas causas meteorológicas, y no á las geológicas. Reclus divide el Mediterráneo en dos zonas, las que, en re- cuerdo de su historia, llama Fenicia y Cartaginesa, Ó mares Grie=" go y Romano, más generalmente conocidos por nosotros, como mares del Este y del Oeste, separados por la isla de Sicilia, : Si examinamos el mapa submarino del Mediterráneo, vemos que en un tiempo debe haberse compuesto de dos mares inte: riores, como el mar Muerto. El del Oeste está separado del At: lántico por el estrecho de Gibraltar, bajío cuya parte más pro: funda se halla al extremo Este, con un promedio de 300 brazas; mientras que por el Oeste, limitado por una línea que parte del cabo Spartel á Trafalgar, varía de 50 4 200 brazas. 50 millas há: 425 -- cia el Oeste del estrecho, el fondo se unde repentinamente á las profundidades del Atlántico, mientras que hácia el Este, des- ciende al nivel general del Mediterráneo de 1,000 4 2,000 brazas. La parte Oeste está separada de la parte Este, por el itsmo que se extiende entre el cabo Bon, en Tunez y Sicilia, conoci- do por el banco de la Aventura, el que no tiene más de 30 4 250 brazas. La profundidad entre Italia y Sicilia es insignifican- te, siendo Malta una continuación de la última, de la cual se halla separada por un banco pequeño, de 50 á 100 brazas de fondo; mientras tanto al Este y al Oeste de este banco, es muy grande la profundidad. Estos bancos dividen por completo las dos porciones, sin impedirles la comunicación superficial. La configuración del fondo demuestra, que todo este estrecho era antiguamente una tierra continuada que permitía la libre co- municación de animales terrestres entre Africa y Europá. La evidencia Paleontológica de esto, es casi concluyente. En las cavernas y grietas de Malta, entre los cauces de los ríos, se en- cuentran tres especies de fósiles de elefantes, de hipopótamos, de lirones gigantes y otros animales, que nunca pueden haber habitado una isla tan pequeña. En Sicilia, se han encontrado restos del elefante actual, como también del L/ephas antiguas y de dos especies de hipopótamos; mientras que, casi todas estas clases y muchas otras de animales de Africa, se han encontrado en los depósitos y cavernas de la región del Atlántico, La rapidez con que esta trasformación debe haberse efectua- do, puede juzgarse poniendo por ejemplo el bien conocido ba- _Jío de Graham, entre Sicilia y la isla de Pantelaria, Esta, debi: do á un agente volcánico, se levantó sobre el nivel del mar en 1832, y tuvo por unas cuantas semanas una área de 5,240 piés de circunferencia y 107 piés de altura. : Indudablemente, que la sumersión de este istmb acaeció cuando las aguas del Atlántico se abrieron paso por el estrecho de Gibraltar. La lluvia, sobre la superficie entera del área del Mediterráneo, ciertamente no es más que de 30 pulgadas; al paso que la evaporación es por lo menos dos veces mayor. Por consiguiente, si una vez más se cerrara el estrecho y no hubiera otro agente para subsauar esta deficiencia, el nivel del Medite- rráneo bajaría nuevamente hasta restringir sus zonas á una área no mayor que la que es necesaria para igualar el monto de eva- poración y precipitación. Así, no solo se secaría otra vez el - estrecho entre Sicilia y Africa, sino también el Adriático y.el mar Egeo y una gran parte del Mediterráneo Occidental, HR t ANAIS y 0 Da TA TAN x 1 a $7 El área total del Mediterráneo y del Mar Negro se estima en algo más de 1.000,000 de millas cuadradas, y el volumen de agua “de los ríos que desaguan en esos mares, en 226 millas cú- bicas. (1) Toda esta masa de agua y mucha más se pierde por la evaporación anual. Ahora, por el estrecho de Gibraltar pasan dos corrientes contrarias y “superpuestas: la superficial más cau- dalosa y más rápida, arrastra las aguas del Atlántico al Medite- rráneo, con una velocidad de 3 millas por hora y una masa de agua de 140.000 metros cúbicos por segundo, la cual reemplaza la diferencia que existe entre la evaporación y la lluvia; mientras que la otra corriente, submarina y cálida, concentrada ya por efecto de la evaporación, está continuamente desaguando sus aguas en el Mediterráneo con una fuerza igual á la mitad de la anterior, desprendiéndose del exceso de sales; y sinembargo de esto, deja al Mediterráneo más salado que cualquiera otra parte del Océano, excepción hecha del mar Rojo. Un fenómeno semejante se presenta en la zona Oriental, en donde el agua fresca del mar Negro afluye como corriente su- perficial á los Dardanelos; y el agua más salada del Mediterrá- neo, afluye al mar Negro como corriente submarina. La temperatura general del Mediterráneo, de 50 brazas para el fondo, es casi siempre de 1333 C. cualquiera que sea la ele- vación de su superficie, Este contraste es mucho mayor que el que ofrece el Atlántico, que, en una profundidad semejante, es por lo menos 3” más fría, y á mil brazas, es de 4” C, Este hecho fué de gran utilidad para el Dr, Carpenter, cuan- do trató de estudiar las corrientes que pasaban por el estrecho, poniéndolo en estado de distinguir con presición, las aguas del pi Atlántico de las del Mediterráneo, Para todos los estudios prácticos, puede aceptarse que el Me- diterráned es, como se supone generalmente, un mar sin flujo - ni reflujo; pero no es así en realidad: en muchos lugares sube y baja, aunque esto más frecuentemente es debido á los vientos y corrientes, que á la atracción lunar. En Venecia, sube de 1 á 2 piés en los flujos de primavera, según los vientos que rel: nan hácia arriba ó abajo del Adriático; pero en ese mismo mar los flujos son tan débiles, que difícilmente se pueden notar, excepto cuando reina el viento Bora, nuestro antiguo amigo Bos veas, que gerieralmente levanta el mar en toda la costa de (1) Debe suponerse que este volumen corresponde á la músa total de agua que los ríos vierten anvalmente en el Mediterráneo.—(N, de la $,) < Y a- Italia. En muchos estrechos y brazos angostos de mar, hay un. flujo y reflujo periódico; pero el único lugar en que la influen- cia de la marea, propiamente dicha, se observa sin equivocarse, es en el ZLesser Syriis Ó golfo de Gabes. Allí la marea corre en proporción de 26 3 millas marinas por hora y la subida y la ba- jada varía de 3 4 8 piés. Donde se nota con mas regularidad es en Djerba, la isla Homérica de los Lotophagi. Mucho cuidado debe tenerse al desembarcar en bote en ese lugar, porque pue- de uno quedarse en una altura y en seco á 1 milla ó 2 de la playa. Tal vez los compañeros de Ulyses fueron cogidos por una marea de resaca, y no solo fué un banquete de dátiles el “dulce fruto de miel de los ZoZws Ó el poderoso vino que se ex- trae de él, lo que les hizo olvidar el camino del hogar.” - El golfo de Gabes, por sí solo, nos recuerda los proyectos que se tuvieron hace pocos años para inundar el Sahara y res- taurar así á la región del Atlántico, la insular condición que se supone tuvo en los tiempos prehistóricos. No quiero aludir al proyecto inglés para introducir las aguas del Atlántico por las costas occidentales del Africa; esto no es concerniente á mi asunto. El designio francés, iniciado por el comandante Roudaire, y sostenido por M. de Lesseps, es total- mente visionario é impracticable. Al Sur de Argel y Tunez, existe una gran depresión, exten- dida hácia el occidente del golfo de Gabes, 4 á una distancia de cer- ca de 235 millas, donde hay varios chotts de lagos salados, —algu- nas veces solo pantanos, —y en varios sitios se hallan cubiertos con una costra salina, bastante resistente para soportar el pasaje de los camellos. El comandante Roudaire propuso cortar del todo los istmos que separan estos diversos chotfs, y preparar sus hondonadas para recibir las aguas del Mediterráneo. Hecho esto, se proponía introducir el mar por un canal, que debería tener una profundidad de un metro bajo el nivel de la marea vaciante. Est2 proyecto esta basado en la presunción de que la cuenca de los chotfs, fué un mar interior en los tiempos históricos, y que, poco á poco, debido á la diferencia entre la cantidad de agua que entraba y el monto de evaporación y absorción, ha de- saparecido, dejando los c2otfs como prueba de la anterior con- dición de las cosas. En realidad, este mar interior no ha sido sino el célebre lago Tritón, cuya situación fué siempre un enig- ma para los geógrafos. Tal teoría, sin embargo, es insostenible; el istmo de Gabes no es un mero banco de arena: hay una hilera de rocas entre el > nar y la cuenca de los chotfs, por entre las cuales el primero nun- ca pudo haber penetrado en-los tiempos modernos. Es mucho más probable que el lago Tritón fuera el largo seno de un ca- bo, entre la isla de Djer ba y el continente, en cuyas costas están las ruinas de la antigua ciudad de Meninx, que, á juzgar por la abundancia de marmol griego encontrado allí, debió ser centro de gran comercio con Levante. El proyecto ha sido, por ahora, completamente abandonado. Solo la manía de cortar istmos por todo el mundo, después del brillante éxito obtenido en Suez, puede explicar que lo hayan olvidado del todo. Por supuesto, una mera operación mecá- nica no es imposible en estos días; pero la mente rehusa la po- sibilidad de ver realizada la circulación de bajeles, en una región que nada produce; ó que, apenas una gota de agua en la 1 1n- mensidad del Sahara, pudiera tener aleán apreciable efecto en modificar el clima de sus costas. La hoya Oriental del Mediterráneo es mucho más desigual y está dividida en mayor número de mares separados que la de Oc- cidente; por eso se adapta mejor para el principio del comercio y navegación. Sus altas montañas servían de señal al inesperto marino, y sus numerosas islas y puertos ofrecían hospitalario abrigo á sus frágiles barcas, facilitando así la comunicación entre un punto y otro. ¿ El adelanto de la civilización, tuvo lugar naturalmente á tra- vés del eje de este mar: Fenicia, Grecia é Italia fueron sucesi- vamente las grandes cunas del conocimiento humano y del pro oreso. Fenicia tuvo la etoria de abrir la senda del antiguo co- mercio, pues su posición en el Levante le daba un fácil domi- nio en el Mediterráneo, y sus pueblos obtenían los provechos del tráfico con todas las naciones que tenían un puerto en los tres continentes bañados por este mar. Fenicia era ya una na- ción, antes que los judíos entraran á la tierra prometida, y cuan- do lo hicieron, llevaron el tráfico al interior, como al centro de un territorio fenicio. Muchos de los focos comerciales de las costas del Mediterráneo fueron fundados antes que Grecia y Roma adquirieran importancia histórica. Homero se refiere á ellos, como atrevidos comerciantes, cerca de mil años antes de la-era cristiana, . Por muchos siglos, el comercio del mundo estuvo limitado al Mediterráneo, y cuando se extendió en dirección del Este, fueron los traficantes del Adriático, de Génova y de Pisa, quie- nes trasportaron las mercaderías de la India, 4 un enorme costo, - C E MIA A O E A A daras sd por tierra, al Mediterráneo, y quienes monopolizaron el comer-. cio por mar. De este modo fué como el tráfico de elefantes de la India, y el pasaje de caravanas entre Babilonia y Palmira, y también el karimens árabe, se unieron con el comercio occiden- tal del Mediterráneo. Cuando la civilización y el comercio se extendieron hácia occi- dente, comenzaron los marinos á vencer su terror por las vastas soledades del Océano, más allá de las Columnas de Hércules; y desde el descubrimiento de América por Colón y la navegación al rededor del Africa por los portugueses, cambiaron enteramen- te la corriente del tráfico, aumentándolo enormemente, y así re- “legaron 4 un secundario papel al Mediterráneo, que había sido hasta entonces el mar central de la comunicación humana. El tiempo no me permite entrar en más detalles respecto á la geografía física de esta región, y su historia es un tema tan vas- to, que apenas me es posible tratar sobre unos pocos episodios de ella. Está íntimamente enlazada con la de casi todos los paí- ses del mundo y ha estado sucesivamente envuelta en todos los grandes dramas del pasado y en varios de los más importantes sucesos de edades menos remotas. Como he dicho ya. mucho antes del engrandecimiento de Gre- cia y Roma, sus riberas é islas fueron el asiento de una avan- zada civilización. Fenicia había llevado sus pacíficos colonos á las partes mas remotas, y existen vestigios interesantes de su es- tilo mecánico, que excitan pasmo y admiración. Tenemos los templos megalíticos de Malta consagrados al culto de Baal, el dios fecundo, y Ashtarthé, la diosa conceptiva del universo. Los tres mil 227 hag7 de Cerdeña, esféricas torres de admirable alba- ñilería, construídas probablemente para defensa en caso de un ataque imprevisto, y llamadas sepulturas gigantes, han sido un misterio para los autores clásicos, como lo son hasta *l presente para nosotros. Minorca tiene sus Za/ayofs, támulos algo análogos á los anteriores, pero de más ruda construcción que los 72207227 de los cuales existen en varias partes de la isla más de 200 gru- pos. Con estas están ,asociadas otras construcciones dedica- das á altares de adoración. compuestas de dos inmensos mono- litos levantados en forma de una T; sagrados claustros y habita- ciones megalíticas. Un tipo de Za/ayot es especialmente nota- ble, por su más perfecta construcción que parece exactamen- - te un bote invertido. se inclina uno á creer que los fenicios, tenían á la vista las grandes habitaciones de aprilia de los Númidas descritas por Salustio, y que se han esforzado en 3 , € — 430 — 4 reproducirlas en piedra: Oblonga, incurvis laterióus tecta, quasi navium carine sunt. Por largo tiempo los fenicios no tuvieron rival en el arte de navegar, pero en seguida los griegos (especialmente los focia- *nos) establecieron colonias al Oeste del Mediterráneo, en Espa- ña, Córcega, Cerdeña, Malta y el Sur de Francia; y por medio de ellas, propagaron no solamente su comercio, sino también sus ar- tes, literatura é ideas. Introdujeron muchas plantas valiosas. Co- mo el olivo, con lo que modificaron profundamente la agricultura en los países en que ellos se fijaron. Aun han dejado huellas de su sangre, y no hay duda que las mujeres de Provenza ostentan la belleza clásica de sus formas. Pero después fueron eclipsados por sus sucesores. El imperio de Alejandro les abrió un camino á la India, en el que verdade- ramente les fenicios los precedieron é introdujeron los productos del Este al Mediterráneo; mientras tanto los tirios, colo- nos de Cartago, fundaban la capital de otro vasto imperio, que, por su situación, Áá medio camino entre el Levante y el Océano Atlántico, les proporcionaba el dominio del Mediterráneo. Los cartagineses en un tiempo gobernaron sobre un territo- rio extendido á lo largo de las costas de Cirenaica á Numidia, teniendo una influencia considerable sobre el interior del Con- tinente; así que el nombre de Africa, dado á sus propios do- minios, fué gradualmente aplicado á todo un cuarto del globo. La pasión dominante de los cartagineses fué el deseo de lucro y sus guerras fueron larg> tiempo sostenidas con mercenarios. La excelencia de su constitución civil fué la que, según Aris- tóteles, mantuvo en conexión por muchos siglos sus posesiones ¿ diseminadas. Un país débilmente patriótico, que entrega su de- fensa á extranjeros, tiene el germen del inevitable decaimiento, que madbró en su contienda con Roma á á despecho del belico- so genio de Amilcar y del ardor del magnánimo Aníbal. La os- cura y cruel religión de Cartago, con sus humanos sacrificios á Moloch y su culto á Baal, bajo el nombre de Melcarth, los con- dujo ¿ 4 un criminal código de dracónica severidad que les enaje- nó las simpatías de las naciones circunvecinas; de manera que cuando comenzó la lucha con Roma, Cartago no tuvo amigos. La primera guerra púnica fué una contienda. por la posesión de Sicilia, cuya prosperidad ha dejado huellas en el esplendor de sus monumentos helénicos. Cuando los cartagineses perdieron Sicilia, perdieron también el dominio del mar, que hasta enton- ces había sido incontestable. — 431 — ¿Y De la segunda guerra púnica resultó la postración de Carta- go y la pérdida de todas sus posesiones fuera de Africa; y 201 años antes de Jesucristo, cuando terminó esta guerra, 552 años después de la fundación de la ciudad, Roma se hizo la señora del mundo. La destrucción de Cartago después de la tercera “guerra pú- nica, fué un rudo golpe para el comercio del Mediterráneo. Fué muy fácil para Catón publicar su severo “Delenda est Car- thago”: la destrucción siempre es fácil, pero la construcción es en sumo grado más difícil. Aunque Augusto con su poder edificó una nueva Cartago junto al sitio de la antigua ciudad, nunca pudo atraer de nuevo el tráfico del Mediterréneo que había sido desviado á otros ca- nales. La supremacía romana fué desfavorable al progreso del comercio, porque aún cuando ella permitía un limitado tráfico en su vasto imperio, adelantó grandemente la comunicación in- terna entre las naciones subordinadas. Roma por sí absorbía la mayor parte de la riqueza y no producía nada en cambio de su inmenso consumo, y por consiguiente al comercio del Medite- rráneo no aprovechó el poder de Roma. La conquista de Carta- go, Grecia, Egipto y de todo el Oriente llenó de riquezas á Ro- ma, dispensando á ésta de todo trabajo industrial. Solamente por la relación que tiene con el Mediterráneo pue- do hacer referencia á la historia romana; pero me es preciso aludir al interesante episodio de la vida de Diocleciano, quien, después de un penoso reinado de veintiun años, abdicó en Nicomedia y se retiró á su nativa provincia de Iliria. El dedicó el resto de su vida á los placeres campestres y de horticultura, en Salona, cerca del que edificó ese espléndido palacio, entre cuyas murallas se levantó la moderna ciudad de Spalato. Nada más interesante existe en las riberas del Mediterráneo, que este extjaordinario edificio, quizá el mayor de todos los levantados por orden de un solo hombre, notable no solamente por vasto y magnífico, sino por marcar una de las más importantes épocas en la historia de la arquitectura. Aunque hasta ahora está obstruído por calles estrechas y tor. tuosas, sus pronunciados rasgos son distintamente visibles. El gran templo, probablemente el mausoleo del fundador, ha lle- gado á ser la catedral; y después del panteón de Roma, no hay "mejor modelo de un templo pagano convertido en iglesia cris. tiana. Es extraño que la tumba de aquel cuyo reinado se hizo celebre por su inflexible persecución á los cristianos, haya sido. 3 — 432 — aceptada como el modelo de esos bautisterios, tan comunes en los siguientes siglos. De la Salona de Diocleciano, una de las principales cad del mundo romano, quedan muy pocos vestigios, excepto una pared irregular. Escavaciones recientes han sacado á luz mu- chas cosas interesantes, pero todas de la época cristiana, tales co- mo una gran basílica que se ha usado como necrópolis, y un bautisterio, copia de uno de los templos de Spalato, en cuyo pa- vimento de mosaico se puede leer todavía el siguiente texto: Sicut cervus desiderat fontem aquarum ita anima mea ad te Deus. La división final del imperio romano acaeció en el año 365. Cuarenta años más tarde los bárbaros del Norte principiaron á invadir Italia y el Sur de Europa, y en el año 429, Genserico, á la cabeza de sus hordas vándalas, atravesó de Andalucía, provin- cia que aun lleva su nombre, á Africa, devastando el país hasta Cirenaica. En seguida anexó las islas Baleares, ES y Cer- deña. taló las costas de Italia, Sicilia y aún las de Grecia é Illi- ria, pero el más notable de sus hechos fué el desastroso saqueo de Roma, de donde volvió á Africa cargado de tesoros y llevan- do cautiva con su botín á la Emperatriz Eudosia. Los emperadores degenerados del Oeste fueron impotentes para vengar este insulto, pero Bisancio, á pesar de estar ya en decadencia, hizo un gran esfuerzo para atacar al monarca ván- dalo en su fortaleza africana. Sin embargo, solo en el año 933, durante el reinado de Justiniano, cuando los sucesores de Gen- serico se habían entregado á la voluptuosidad y habían perdido el valor rudo de sus antepasados, fué cuando Belisario pudo des- truír su poder y tomar prisionero á su último rey, conducién- dolo á Constantinopla. El dominio de los vándalos en Africa fué destruído; pero el de los bisantinos nunca se llegó 4 conso- lidar del todo. No descansaba en su propia fuerza sino en la debilidad de sus enemigos, y eran enteramente incapaces de lu- char con la gran oleada de invasión que enseguida barrió la tierra; tal vez el mas extraordinario suceso en la historia del mundo, salvo la introducción del cristianismo. El año 647, veintisiete años después de la Egira, Abdulla- ibn-Saad partió de Egipto para la conquista de Africa, con un ejército de cuarenta mil hombres. La expedición tuvo dos causas determinadas; la esperanza del botín y el deseo de propagar la religión de Islam. Los arenales y el calor abraza: dor del desierto, que habían destruído al ejército de Catón, ( a dl e rl IO AQ E AS PROS A A LEA O Eee, 4 a 488 — ho fueron un obstáculo 4 los intrépidos árabes y sus sufri- dos camellos. La marcha á4 Trípoli fué muy penosa, pero eje- cutada con éxito. Los invasores no se debilitaron en vanos es- fuerzos para rendir sus fortificaciones, pero salvaron el desierto Syrtico, y más al norte de la provincia de Africa, cerca de la es- pléndida ciudad de Suffetula, se libró una gran batalla entre ellos y el ejército del exarca Gregorio, en la que los cristianos fueron totalmente derrotados y muerto su jefe. La hija de éste fué entregada á Ibn=ez-Zobar, que fué el matador de su padre. Los victoriosos musulmanes no solo recorrieron el norte de Africa, sino que muy pronto tuvieron numerosas escuadras con las que dominaron por completo el Mediterráneo, teniendo los Emperadores de Oriente bastante que hacer en defensa de sus propias capitales. Egipto, Siria, España, Provenza y las islas del Mediterráneo sucesivamente, cayeron bajo el poder de sus armas; y hasta que fueron contenidos por Carlos Martell en los Pirineos, parecía que todo el Sur de Europa iba á ser compelido á.someterse á los discípulos de la nueva religión. Los árabes, aunque violen- tos, implacables é irresistibles en la conquista, no fueron amos severos ni injustos en los países que subyugaban; y no obstante qe quese hizo toda clase de tentativas para obtener prosélitos, se permitía á los cristianos conservar su religión mediante el pa- go de un impuesto; y aún los Papas acostumbraron entablar rela- ciones amistosas con los invasores. Las iglesias de San Cipriano y San Agustín, con sus 500 diócesis, fueron destruídas sinem- - bargo, y cinco siglos después del paso del ejército mahometano de Egipto al Atlántico, se veían todavía vestigios de ellos. La religión y el lenguaje de Roma, no se A completa- mente sino en el siglo XII. Los árabes introdujeron una elevada Oivilización « en los lugas res en que se establecieron. Su arquitectura es hoy el pasmo y admiración del mundo; sus obras de irrigación en España, nun- ca han sido superadas; ellos fomentaron la literatura, las artes pacíficas é introdujeron un sistema de agricultura muy supe- rior al que existía antes de su llegada, - El comercio desalentado por los romanos, fué altamente hon- rado por los árabes, y durante el dominio de éstos, el Medite- rráneo recuperó el tráfico que poseía en tiempo de los fenicios y de los cartagineses; llevaron sus mercancias al archipiélago Ins dico y China; viajaron al Oeste hasta el Niger y al Este hasta > 10 A ys — 484. MadsasEss y de esa manera se desarrolló el gran camino para el tráfico del Mediterráneo. El poder y la prosperidad de los árabes llegó á su punto cul- minante en el siglo IX, cuando Sicilia cayó bajo sus armas; no pasó no obstante mucho tiempo sin que su imperio fuera mi- nado por disensiones. La autoridad, tanto temporal como espiri- tual de los califas Omniades, que se extendía desde Sind hasta España y desde el Oxus hasta Yemén, fué destruída por los Ab- basidas en el año 132 de la Egira, y 750 de la era cristiana. Sie- te años más tarde, España se separó del imperio Abbasida, se establecía en Córdova un nuevo califato omniade y las monar- quías hereditarias princ:ipiaron á levantarse en otros países ma- hometanos. El imperio Carlovingio dió un impulso al poder marítimo del Sur de Europa, y en el Adriático, las escuadras de Venecia y Ragusa monopolizaron el tráfico del Levante. Los comer- ciantes de esta noble y pequeña república llegaron también á nuestras costas, y Shakspeare ha hecho del 47g0sy Ó Ragusze una palabra familiar en nuestro idioma. En el siglo XI no quisieron los poderes cristianos soportar por más tiempo á los mahometanos, y principiaron á levan- tar armas contra ellos. Si estos asolaron algunas de las más hermosas comarcas de Europa, los cristianos tomaron brillante revancha: los mahometanos fueron arrojados de Córcega, Cer- deña, Sicilia y las islas Baleares, y no fué sino en 1492 cuando abandonaron totalmente Europa, después de la conquista de Granada por Fernando é Isabel. A mediados del siglo once, se verificó un suceso que modificó ¿ profundamente la condición de los mahometanos en el mundo. El califa Mostansir soltó una orda de nómades árabes que se fija- ron en Egipto y se extendieron por todo el norte de Africa, lle- vando la destrucción y la muerte por donde pasaban; así á la fundación de estados musulmanes subsiguió la anarquía, facilitan- do de esta manera la intervención de los turcos. El comercio inglés en el Mediterráneo no era sinembargo desconocido en tiempo de las cruzadas; pero ese comercio no se hizo en sus propios bajeles sino á principios del siglo XVI. En 15922 era tan grande, que Enrique VIII nombró un comer- ciante de Creta, a de Balthazari, como Señor, gobernador, protector y consul de todos, y en particular de los comerciantes y demás súbditos radicados entre el puerto, isla y ciudad de 4 Creta ó Candia. Este es el verdadero primer consul ingles co- : — 435 — vocido en la historia; pero el primer inglés de nacimiento que ocupó ese puesto, fué mi propio predecesor Master John Tip- ton, quien después de haber estado en Argel durante muchos años con caracter extra-oficial, elegido probablemente por los comerciantes con el fin de proteger sus intereses, fué nombrado cónsul por Sir William Harebone, Embajador en Constantino- pla en 1585; y recibió su exequatur de la Puerta, con las mis- mas lorinalidadés con que se han dado desde entonces á todos los Cónsules, por el gobierno del país en que residen. La piratería fué siempre el azote del Mediterráneo; pero es- tamos bastante inclinados á atribuir todos sus horrores á los moros y turcos. Esa calamidad existió desde las primeras eda- des. Aun antes de la conquista de Dalmacia por los romanos, los Illirios fueron los enemigos declarados del Adriático, y durante el reinado de los Vándalos, el Africa fué nido de crue- les piratas. Las crónicas de Venecia están llenas de lamentos so- bre las barbaridades de los corsarios de Ancona; y no puede dar- se otro nombre que el de piratería á los actos de los genoveses en los inmotivados pillajes de Trípoli por Andrea Doria en 1535. Pa- ra formarse una justa idea de los corsarios del pasado, es bueno recordar que, comercio y piratería, eran frecuentemente sinóni- mos, aún entre los ingleses durante el reinado de Isabel. En la descripción hecha por el piadoso Cavendish de su navega- ción comercial al rededor del globo, dice: “Plugo al Señor To- dopoderoso permitirme el dar la vuelta al mundo............o.o.ooo Hé navegado á lo largo de las costas de Chile, Perú y Nueva España, donde recogí mucho botín. Quemé y pillé todas las al- deas y ciudades donde desembarqué, y si no hubiera sido des- eo en la costa, hubiera tomado una gran cantidad de teso- " Y concluye así: “El Señor sea alabado por todas sus mise- Hcordias!” E Sir William Monson, cuando fué llamado por Jaime Í para que le propusiera un plan de ataque 4 Argel, recomendó que todos los poderes marítimos de Europa contribuyeran á los gas- tos y participaran de las ganancias por la venta de moros y tur- cos como esclavos. j Después del descubrimiento de América y de la expulsión de los moros de España, la piratería se desarrolló de una mane- ra extraordinaria. La audacia de los bárbaros corsarios parece increíble en los días presentes. Ellos desembarcaban en los puertos é islas del Mediterráneo, y aun extendían sus pillajes á Z la Gran Bretaña, llevándose á todos los habitantes 4 quienes 3 t — 436 — condenaban á la mas infeliz esclavitud. El más formidable de es- tos estados piratas fué Argel, oligarquía militar consistente en un cuerpo de genízaros reclutados entre aventureros del Levan- te, los proscritos del mundo de los mahometanos, criminales y renegados de todas las naciones de Europa. Ellos elegían su propio gabernador Ó Dey, quien ejercía un dominio despíótico, temperado por frecuentes asesinatos. Oprimían sin misericordia á los naturales del país, acumulaban inmensas riquezas, tenían un gran número de esclavos cristianos, y mantuvieron toda la Europa en un estado subordinado de sujeción, por el terror que inspiraban. Nada más triste ni más inexplicable que la vergonzosa mane- ra como este estado de cosas fué aceptado por las naciones civi- lizadas. Muchos esfuerzos inútiles se hicieron durante los siglos sucesivos para humillar su arrogancia, pero esto no hizo sino acre- centarla, por las muchas pruebas de impotencia que dió Europa para refrenarlos. Estaba reservado á un conciudadano nuestro, Lord Exmouth con su brillante victoria de 1816, el acabar para siempre con la piratería y la esclavitud de los cristianos en el Mediterráneo. Su obra, sinembargo, quedó incompleta, pues aunque destruyó la flota de los argelinos volviéndolos impoten- tes para causar daños en los mares, no por eso fueren humilla- dos: Continuaron menospreciando sus tratados y avasallando aun injustamente á los agentes de las naciones poderosas. Los franceses para destruír este nido de rufianes, emplearon los únicos medios posibles: la espontanea ocupación de Argel y la deportación de la aristocracia turca. Ellos encontraron todo el país como pueblos hostiles, algu- nos de los cuales no fueron jamás subyugados después de la caí- da del imperio romano; y el mundo debe á Francia una no pe- queña deutia de gratitud, por haber transformado lo que era un inculto y salvaje. país, en uno de los más ricos y hermosos de la hoya del Mediterráneo. Lo que sucedió en Argel se efectuó también en Tunez. El tratado de Kars-es-Said, que estableció un protectorado francés, y la militar ocupación de la Regencia, fueron hechos de los más imprevistos é injustificables que recuerda la historia; pe- ro no es posible improbarlos del todo, en vista de la importante obra de civilización y adelanto que resultó de ellos. Las cortes de justicia europeas fueron establecidas en todo el país. Las ex- portaciones é importaciones aumentaron de 23 á4 51 millones de francos, las rentas de 6 4 19 millones sin la imposición de nue- C AE E a. — 437 — vos impuestos, y cerca de medio millón de francos al año, se destinaron á la instrucción. Tarde ó temprano sucederá lo mismo en el resto del norte africano, á pesar de que al presente los celos internacionales re- tardarán esta deseada transformación. En verdad, parece mons- truoso condenar tan bellas comarcas á un barbarismo perpetuo en interés solo de los tiranos que mantienen el desgobierno y oprimen á sus pueblos. No debe estar lejos el dia en que to- dos los puertos del Sur del Mediterráneo quieran gozar de la misma prosperidad y civilización que las costas del Norte, para ver sus actuales desiertos, obra del despotismo, convertirse en fértiles campos y en focos de industria, renaciendo al progreso humano como la rosa humedecida por el rocío. No puede decirse que alguna parte de las riberas del Medi- terráneo sea aun desconocida, si exceptuamos el imperio de Ma- rruecos; pues aquel país ha sido atravesado en casi todas direc- ciones durante el trascurso de veinte años, y su geografía é his- toria natural han sido ilustradas por hombres de gran eminencia, como Gerhard Rohlfs, Monsieur Tissot, Sir Joseph Hooker, el visconde de Foucauld, Joseph Thomson y otros muchos viaje- ros. La porción menos conocida en las costas del Mediterráneo es el país de Riff, cuyos habitantes inhospitalarios han dado la palabra “rufian” al idioma inglés. Aun allí ha penetrado De Fou- cauld, disfiazado de judío, y el recuerdo de sus exploraciones es una de las más brillantes contribuciones que haya tenido hasta ahora la geografía de esa comarca. Sin embargo aun cuando queda poco que hacer en el camino de la actual exploración, existen muchas vías comparativamen- te poco conocidas para los turistas ingleses, viajeros por los que tengo muchísima simpatía. Estos afluyen á centenares á Ar- gel y Tunez; pero pocos de ellos visitan las espléndidas ruinas romanas en el interior de aquellos países. La Cyrenaica no es tan fácilmente accesible, y dudo si los ingleses habrán viajado por allí después de la exploración de Smith y Porcher en 1861. La Cyrenaica casi rivalizó con Cartago en importancia co- mercial. Las ruinas helénicas, que aun existen, dan testimonio del esplendor de sus cinco grandes ciudades. Fué la cuna de muchos distinguidos pueblos, y sus colinas y fuentes fueron teatro de algunas de las más interesantes escenas de la mitología, tanto como el jardín de las Hespérides y las silenciosas y me- lancó licas aguas del Leteo. ad DA y — 438 — Esta península solo está separada de Grecia por un reducido estrecho y por esto fué colonizada inmediatamente. El Sur de Italia es menos frecuentado por viajeros que cualquiera otra región del país. De los millares de pasajeros que anualmente se embarcan Ó desembarcan en Brindisi, pocos vi- sitan la tierra de Manfredo. Otranto es conocido de ellos, solo por las fantásticas descripciones hechas en el romauce de Horacio Walpole. El pueblo en este país, ignora por com- pleto de que se puede ir á Tarento por esta ruta, como 18- nora también la existencia del dique y gran arsenal que Italia esta construyendo en el Mare Piccolo, puerto de mar que en- cierra más de 1000 acres de anclaje para los mayores blindados que haya á flote, aun cuando tiene una entrada tan estrecha cerrada por un puente movil. El Adriático mismo, que diariamente es surcado por los va- pores de la compañía austriaca L/2yd, no es un camino real, y sin embargo, ¿donde es posible encontrar mayor número de intere- santes sitios en el corto espacio de un viaje semanal entre Corfú v Trieste, como á lo largo de las costas de Istria y Dalmacia y en las islas que orlan ésta, donde es difícil asegurar si uno está del todo en el mar ó en algún lago interior? Allí está la Bocche di Cattaro, una vasta desgarradura hecha por el Adriático entre las montafias, donde las crecientes del mar rodean sus curvas en una serie de canales, bahias y la-. gos de sorprendente belleza. La ciudad de Cattaro misma, la entrada de Montenegro, con sus pintorescas fortalezas venecia- nas, anidada á los pies de la negra montaña. Ragusa la sucesora romana de la hel/enzc Epzdaurus, reina del Adriático meridional, batalla con las olas en su península de abruptas rocas, único pun- to en todo este mar que nunca se sometió á Venecia ni á los turcos, y resistió durante siglos á los bárbaros de mar y tierra, como una plaza fortificada por la naturaleza misma y digna de haber dado su nombre á los bajeles que ella envió en ade- lante. Spalato, el más grande de los monumentos de Roma; Lissa, colonizada por Dionisio de Siracusa y memorable e todo por haber sido estación naval británica desde 1812 4 1814, mientras los franceses poseyeron Dalmacia; Zara la capital fa- mosa por los sitios que resistió cuando las Cruzadas, interesante también bajo un punto de vista religioso y venerada como el ú1lti- mo luyar de reposo de San Simeón, el profeta de Vunc d¿mzt- t2s; Parenza, con su gran Basílica; Pola, con su histórica ba- hía de donde salió Belisario á navegar, hoy el principal puerto C VIAEZA AA — 439 — del imperio de Austria, con su anfiteatro romano y graciosos arcos triunfales; además de muchos otros lugares de casi igual interés. Todavía más al Oeste están Córcega, Cerdeña y las is- las Baleares, todas fácilmente accesibles desde las costas de Fran- cia, Italia y España. Estos puertos son visitados constantemente por vapores de la mala y yachts privados; sinembargo, aún están ¿poco explorados en el interior. Tentación tengo de extenderme un poco más, justamente SO- bre uno de los “lugares que ya he mencionado, y dedicar más tiempo á la descripción histórica y física de Córcega, del que pude emplear hablando del Mediterráneo en general. Esta isla, está para todos los que viajan, llena de delicias: incomparables perspectivas, un clima agradable, recuerdos históricos y el estu- dio de una raza que aun conserva sus peculiaridades primitivas. Las facilidades para viajar, son tan grandes como pueden buenamente esperarse; caminos, como solo los franceses son ca- paces de hacer serpentean á lo largo de acantiladas costas y ele- vadas montañas, profundizándose « en los sombríos valles y tene- brosas selvas, en busca de lo que es tan grato al corazón de un ingeniero francés, á saber: una gradiente uniforme cubierta de granito tan maciso, que en' el tiempo más fuerte de sequía no ocasiona polvo. Córcega ha sido comparada en su forma á una mano cerrada que tiene el índice extendido, siendo este último el promonto- rio conocido con el nombre de Cabo Corzo. La isla está atra- vesada en toda su extensión por una cadena de altas montañas cuya dirección es de Norte á Sur y que la divide en dos partes y casi iguales. Colocada como está en el centro de la parte Oeste del Mediterráneo, entre los Alpes y el Atlas, y con tan grandes desigualdades de superficie, presenta un epítome completo de toda esa región, desde el caluroso nivel del mar, hasta el caracter alpino del interior, donde las montañas se elevan á una altura de cerca de 9000 piés y que durante la mayor parte del año se ha- llan cubiertas de nieye. Toda la costa Oeste y más de los dos tercios de la isla, están formados de granito. La cadena central se introduce en el mar, formando al lado Oeste mumerosas bahías de considerable ta- maño y profundidad. Nada puede sobrepasar la grandeza del paisaje en la costa, que tiene su punto culminante en las céle- bres Calanches de Piana, sucesión de estupendas rocas de gra- nito, gastadas y ahuecadas de la manera más fantástica; terribles en sus formas, pero de un colorido suave y hermoso, Hay mu- > — 440 — chas rocas semejantes en toda la isla, como las Calanches de Evisa, las Fourches de Asinao, y la Garganta de Inseca, donde corre un río entre grandes peñascos y entre murallas tapizadas de verdura, panorama que nunca se puede olvidar. El lado Este de la Isla se compone de rocas primarias más Ó menos pulverizables, siendo barrido su detritus por las lluvias, hasta formar los bajos llanos que bordean la costa. Como los ríos abren su camino por ellos con dificultad, se forman lagunas y pantanos. En el verano, estos desarrollan gérmenes de fiebres malarias, peligrosas aun para los naturales que emigran á las al- turas en esa estación. Los bosques que constituyen el principal orgullo de la isla, abundan en robles, hayas, avedules y Penus larzcio, indígenas de Córcega y monarca de las coníferas europeas, que se eleva tan alto como una flecha, algunas veces hasta 120 Óó 150 piés de altura. Castagniccia Ó país de los castaños, es un distrito extenso y muy hermoso, especialmente cuando los árboles están com- pletamente vestidos. La fruta es más útil á los habitantes de ese distrito, que el dátil á los árabes. Estos tienen que cultivar sus palmeros laboriosamente, regarlos en verano y coger la fru- ta con la mayor precaución. El castaño mo demanda cuidado; crece espontáneamente, no requiere cultivo y la fruta cae por sí misma cuando está suficientemente madura. Es el principal alimento del pueblo que lo come de todas maneras, y aún lo dá á su ganado en lugar de granos; sirviéndoles para todos los de- más objetos necesarios para la vida, la venta de lo que les sobra. Después de los bosques, lo que más caracteriza agradablemen», te á la isla en poco más de la mitad de su superficie, es el mac chic, (madera de leña) yá mencionado, que esparce su delicioso perfume por el aire y que alegra el paisaje. También se encuen- tran una colección de flores silvestres, plantas /2/24ceas, orgue- deas, ciclomenas y muchas otras. En un bosque de pinos ví el suelo alfombrado de violetas y primaveras, mientras que los hele- chos, desde el más vulgar hasta el noble Osmunda regad?s, se en- cuentran por todas partes. Las principales ciudades son: Ajaccio, al SO., bien conocida estación de invierno, capital de la isla, llena de recuerdos y de apuntes de Napoleón; Bastia, al NE., la capital comercial; Cal- vi al NO,, puerto pintoresco que se levanta á á gran altura sobre el nivel del mar y que domina el país que lo rodea; este último, es uno de los pocos lugares que permanecieron siempre fieles á ( A Nr A E e o a A si a id Ci + > kde ADA X Ñ a la causa de los genoveses y todavía lleva sobre la puerta de en- trada la siguiente inscripción: C7vztas Caluz semper fidelis. Hizo una résistencia desesperada á los ingleses bajo las órdenes de Hood y Nelson, en 1794, que la redujeron casi á un montón de ruínas, antes de rendirse. Nelson perdió un ojo en la refriega. Un anticuario del lugar ha tratado de probar que Colón nació aquí, de padres genoveses; pero que, de muy corta edad, pasó para Génova. ! Corte, situada +l interior de la isla, antigua capital feudal, era la residencia del gobierno de Paoli, y después el cuartel general de los ingleses, en su corta ocupación bajo Sir Gilbert Elliot. Está situada en la confluencia de los ríos Restonica y Tavigna- no, que descienden á las llanuras atravesando una série de mag- níficas gargantas. A lo alto de la ciudad, posándose en la cum- bre de una roca, se halla la pintoresca ciudadela construída á principios del siglo XV, Al extremo Sur se halla Bonifacio, otra antigua fortaleza, no solo rara y hermosa en sí misma, sino que ofrece desde sus mu- rallas bellos panoramas de las vecinas riberas de Cerdeña y de las numerosas islas de ambos lados del estrecho. Cargese, á 28 millas al N. de Ajaccio, es excepcionalmente in- teresante. En 1676, una emigración de cerca de mil griegos, de Maina, en la Morea. cansados de la opresión turca, se refugia- ron en Génova, de donde fueron enviados á Córcega. Al año siguiente partieron para unirse á ellos 400 emigrantes; pero fueron alcanzados por la flota turca y destrozados. La prosperi- dad de la pequeña colonia no fué de larga duración; cuando es- )talló en Córcega la insurrección contra los genoveses, los grie- gos, por gratitud á sus protectores, rehusaron mezclarse en ella, A consecuencia de cso, sus ciudades fueron - destruídzs, sus tie- rras confiscadas y sus rebaños ahuyentados. Se refugiaron en Ajaccio y permanecieron allí hasta el advenimiento de los fran- ceses. Uno de los primeros actos del Conde Marbeuf al asumir el gobierno de la isla, fué el de ponerlos en posesión de su nue- vo dominio, y él fué el que construyó la actual ciudad de Car- gese. Sus habitantes, á pesar de hallarse en plena comunién con la Iglesia Remana, conservan aún su liturgia griega y algo de su idioma, y viven en la más cordial armonía con sus vecinos de raza latina. La vendetta ha sido siempre uno de los rasgos característicos de Córcega, aunque prevalecía más en unas partes de la isla que en otras, ¿rales disenciones han persistido con una fuerza * 11, ( — 442 — hereditaria, envolviendo en ellas á todas las familias, por gene- raciones. Esta costumbre tuvo su origen en los tiempos en que la justicia de Génova era venal y corrompida, y los hombres te- nían que tomar bajo su propia custodia el honor de sus fami- lias. Después de haber satisfecho su vendetta, los bandidos, como se les llamaba, acostumbraban refugiarse en el macchze; pero nunca eran confundidos con los bandoleros, pues no se tiene no- ticia de que los extranjeros hayan sido molestados por ellos. Córcega tiene una historia antigua importante, pero como el tiempo no me permite entrar en detalles sobre este particular, consignaré aquí de un modo especial, un dato que no carece de interés: Séneca pasó en ella ocho años de destierro, sirviéndole. de prisión, según se dice, una torre situada en la parte alta de la costa occidental del cabo Corso. Las soberbias perspectivas de mar y tierra que la dominan, no pudieron compensarle su destierro, al recordar las fértiles llanuras de Italia; por esto, pue- de perdonársele su petulante injusticia sobre la geografía física de la isla, cuando escribió su célebre lamentación: AD CORSICAM, Barbara preeruptis inclusa est Córsica saxis, Horrida, desertis undique vasta locis, Non poma Autumnus, segetes non educat Aestas; Canaque Palladio munere Bruma carel; Umbrarum nullo Ver est lotabile fetu, Nullaque in infausto nascitur herba solo; Non panis, non haustus aquee, non ultimus ¡gnis; Hic sola hee duo sunt, exsul et exsilium. A CÓRCEGA. ds entre peñas Córcega bravía, c or todas partes hórrida y vacía; Ni otoño frutas ve, ni estío mieses, Ni el don de Pálas los glaciales meses.. No ve la Primavera alegre sombra; Hierba ninguna el triste suelo alfombra; Sin agua, pan, sin fuego. en este encierro No hay más que un desterrado y un destierro. (Traducción de Juan de Arona.) No es este el lugar de hacer un compendio de la historia mo- derna de la isla, aunque nada puede ser más interesante que la historia de la dominación Pisana, el largo y tiránico señorío de los genoveses, la lucha de los naturales para recobrar su inde- pendencia durante muchos siglos, el ridículo reinado de Teodo- E -— 443 — ro, el sabio gobierno de Pascual Paoli, la desgraciada ocupación inglesa y la subsiguiente conquista de la isla por los franceses, He tratado de delinear, aunque de una manera somera é im- perfecta, el carácter físico é histórico del Mediterráneo, para demostrar cómo es que el comercio del mundo surgió de un pequeño estado marítimo de su extremidad Este; cómo es que, gradualmente, avanzó hácia el Oeste hasta que atravesó el Es- trecho de Gibraltar, y se extendió sobre los mares y continentes, hasta entonces desconocidos: suceso que privó al Mediterráneo de esa prosperidad comercial y grandeza, que por siglos se ha- bía limitado á su estrecha cuenca. Una vez más este mar histórico ha llegado 4 ser el camino real de las naciones. La tenaz energía -y génio de dos hombres ha operado una revolución en los senderos marítimos, y abierto nuevo y vasto campo al comercio. Y no es mucho decir aún, que si el Mediterráneo volviera á tener su antigua importancia, si la lucha por Africa diera por fruto su regeneración, como sucedió con el Nuevo Mundo, si los recónditos lugares que aun existen en el lejano Oriente fue- ran civilizados; sería todo esto debido en gran parte á Waghorn y Fernando de Lesseps, quienes desarrollaron las vías terrestres, abriendo el canal de Suez. Pero solo en tiempo de paz puede esperar el Mediterráneo volver á ocupar su perdida posición; pues nada está más clara- mente demostrado por la historia que las guerras y conquistas han cambiado el curso del comercio, á pesar de las favorables posiciones geográficas. Babilonia fué conquistada por los Asi- rios, Persas, Macedonios y Romanos; y aunque, por algun tiem- po, su posición en el Eufrates la hizo levantarse como un fenix de entre sus cenizas, las conquistas sucesivas al mismo tiempo que el lujo y el afeminamiento de sus gobernantes oausaron su ruína. Tyro, conquistada por*Nabucodonosor y por Alejandro, sucumbió completamente como Babilonia y'su comercio pasó á Alejandría. Las ciudades que sufren .una completa ruina en su comercio, rara vez vuelven á ser el emporio de él. Alejandría es una excepción, por circunstancias muy especiales. El antiguo camino al Este fué surcado principalmente por buques de vela, y fué abandonado por el más corto y económico del Canal de Suez, que ahora facilita un viaje redondo que se “hace en 60 días, y que antiguamente requería de 6 á 8 meses. Este sin embargo, solo puede estar abierto en tiempo de paz, y es muy posible que, durante una guerra, vuelva á traficarse 3 — 444 — por el antiguo camino del Cabo, con detrimento del tráfico por el Mediterráneo. Los inventos modernos economizan bastante el uso del carbón de piedra, y los vapores con el uso. de máqui- nas dobles y triples, pueden andar con un consumo relativa= mente pequeño de combustible, dejando así mayor espacio para la carga. Inglaterra, la primera potencia comercial del mundo, encontrará más provechoso confiar en su propia fuerza y en su seguridad en medio de los mares, que correr á apoderarse de las numerosas posiciones estratégicas del Mediterráneo, tales como puerto Mahon, Bizerta y Tarento, cada una de las cuales es capaz de proporcionar un “asilo inexpugnable á una escua- dra hostil; y aunque la última llave del Océano Índico está en. nuestras propias manos, nuestro paso por allí puede ser abru- mado con mil peligros. No hay un hecho en mi carrera que haya visto recompensado con mas satisfacción, que la parte que me tocó en la ocupación de Perim, uno de es más importantes eslabones en esa cadena de estaciones de carbón que se extien-. de desde el Mediterráneo hasta más allá del Este, y que es muy necesaria para el sostenimiento de nuestra supremacía naval. Es un simple islote en verdad, una roca estéril; pero que circunda un magnífico puerto, colocado tan eminentemente en su justo lugar, que no podemos contemplar con ánimo sereno la posi- bilidad de que pudiera estar en otras manos que en las nuestras. Es innegable que los armamentos exagerados son muy apro- piados para mantener la paz ó acelerar una destructora guerra. La edad de oro, de desarme y arbitraje internacional, no , puede estar tan próxima, porque hasta ahora no se habla de ella sino como de una posibilidad. Deberían realizarse las poéticas profecías de los sueños patrió- ticos y una paz universal bendeciría á todo el mundo; entonces, este mar de tantas victorias continuaría siendo el emporio de un comercio tan noble como las conquistas. (Traducido de The JOURNAL Or THE MANCHESTER (GEOGRAPHICAL SOCIETY.) —— —y o — Exploración fluvial. PARTE CORRESPONDIENTE Á LA ÚLTIMA EXPEDICIÓN DEL PUERTO DEL RÍO AZUPIZÚ HASTA LA CONFLUENCIA DE LOs RÍOS PICHIS Y PALCAZU. El 26 de Julio del presente año llegué al Pichis, á los 99 ki- lómetros 600 metros del pueblo de San Luis de Shuaro, después ( — 445 — de haber mejorado, en lo posible, los desperfectos que en dicho camino habían hecho las lluvias de la última estación. En este punto me fué necesario é indispensable permanecer dos días para preparar los víveres y arreglar las cargas, de ma- nera que pudieran ser trasportados por los nueve operarios que me acompañaban. El día 28, estando ya hechos todos nuestros preparativos, emprendimos la marcha á las 11 h. a. m. El río Azupizú forma, 300 metros más abajo del puerto, una gran curva al SE. hasta la desembocadura del río Smac, á cau- sa de encontrarse con un contrafuerte elevado que le impide seguir su curso al NE. Obligado, pues, por la configuración del terreno, muy quebrado aún, tnve que retroceder una corta distancia, separándome del río para principiar el ascenso de este contrafuerte hasta su cima, distante 619 metros del punto de partida, cima que sigue rumbo NE., el que según todas las cartas geográficas conocidas, es el que más directamente condu- ce á la región cruzada por los ríos navegables. Esta cima pre- senta todas las ventajas para un camino, pues es bastante ancha, elevada, de muy pocos accidentes y de terreno arenoso y por consiguiente permeable para el establecimiento de una buena calzada, sin temor al lodo tan general de la región montañosa. En los 3,903 metros recorridos en el día, el terreno es tan seco, que no se encuentran ni vertientes donde pueda el viajero satis- facer la sed. Las dos chácaras de campas que hay en el trayec- to, están sembradas de yucas, piñas, maíz y caña de azúcar, y como sólo necesitan el agua para el uso de la vida, limitadísima en ellos, la traen del Azupizú, bajando hasta el río en la con- fluencia del Smac. En el punto marcado en el croquis número 1, con la altura 887 metros, encontramos una senda que se me dijo venía del campamento número 31, y la que los campas trafican para diri- girse al río Quiringa. Este río tan visitado por los salvajes de estas regiones y que creíamos fuera el mismo Azupizú después de recibir algún afluente, no es otro que uno de los que, en las cabeceras, forman al Palcazu; es allí 4 donde se dirigen las tri- bus del Chanchamayo, Paucartambo y Pereng, en busca de cha- mato, corteza á la que le dán tanta estimación. Desde el punto anterior el terreno es algo quebrado; dejamos ya el contrafuerte ó colina que seguíamos para continuar casi al Este por una falda, cortar dos contrafuertes y descender por un tercero al riachuelo Puchaliño de 8 metros de ancho y que vier- te sus aguas al Azupizú. Poco ántes de este riachuelo encon- *) € — 446 — tramos dos chácaras, una recién rozada y otra ya sembrada de yucas. Como seguíamos siempre por la altura sin descender á la hoya del río, atravesábamos terrenos completamente secos, ha- biendo encontrado « agua el día 30 de Julio que llegamos al ria- chuelo nombrado ántes. Habiendo encontrado seis campas que probablemente se diri- gían á sus cultivos, uno de ellos se nos ofreció de guía y con él fuimos por terreno más Ó menos llano hasta la chácara del can- pa Sebastián, distante 723 metros del riachuelo Puchaliñi. De esta chácara para adelante el terreno es casi llano, y por lo ge- neral sigue por las cimas ó cuchillas de las colinas. Encontra- mos dos chácaras más, y de ellas tomando rumbo 35” E., en- contramos á los 434 metros dos salvajes. Ellos me dijeron que era necesario y más directo bajará la quebrada é ir por ella al río. En este punto la colina desciende rápidamente y tuvi- mos que dar un faldeo hácia el O. para bajar con menor pen- diente; 377 metros más allá del punto donde principiamos el descenso, estábamos á orillas de un río de 15 metros de ancho y muy poca cantidad de agua; el cauce manifiesta que este río está sujeto á fuertes avenidas. Siguiendo el cauce hácia el O. llegamos á su desembocadura. Este río lo llaman Pirtatingali- ñi. En este punto, distante del puerto 12,740 metros, el río Azupizú no es aún navegable, y los salvajes que me guían di- cen que algo más adelante, 200 metros poco más ó ménos, se encuentra la última cascada. Pasé esta cascada y me convencí personalmente de que el río continuaba lo mismo, de tal. modo que era imposible la navegación ni en balsas. Era necesario rectificar, pues, la dirección y no descender á la cuenca del Azupizú sino mucho más al Norte. Desgraciada- mente me encontraba en imposibilidad de proceder de esta ma- nera: teníac tres hombres enfermos á quienes me era imposible abandonar, y carecía de víveres. En esta difícil situación decidí continuar por la margen 1z- quierda del río hasta la boca del Quintiriasuñi, afluente de la margen derecha, y á partir de la cual se me hizo comprender que ya no encontraría inconveniente alguno para la navegación. El día 1.2 de Agosto emprendí la marcha, y después de haber salvado el contrafuerte que forma la cascada de que antes he hablado, continué por la orilla del río. A las 3 h. 40 m. p. m. encontramos la confluencia del Quintiriasuñi, lugar en el cual había decidido embarcarme: había caminado este día 3,175 me- tros. Despaché á los seis operarios recomendándoles cuidaran y ( — 447 — llevaran á la Merced 4 los tres enfermos, y principié inmediata- mente los preparativos necesarios á la construcción de las balsas que debían servirnos para bajar el río. Este lugar está 4 293 metros sobre el nivel del mar. Río Azupizú. El día S de Agosto, después de terminadas las balsas en que debíamos embarcarnos, emprendimos la navegación á las 3 h. p. m. Media hora después encontramos una correntada tan fuer- te, con tantas piedras y tan poca profundidad, que fué necesario arrastrar la balsa á pulso para poder sacarla de ese peligroso lu- gar. Desde este momento la navegación en el río fué una serie de contratiempos que nos obligaba á estar casi desnudos y más tiempo en el agua que en las embarcaciones, pues las correnta- das que se suceden á cortos intervalos tienen tantas piedras, tan- ta velocidad y poco fondo, que no hay embarcación que pueda salvarlas por hábil y práctico que sea ei que las dirija. No me detendré, señor Director, á detallar todos los contra- tiempos sufridos en esta navegación, por ser innumerables y ca- recer en lo absoluto de interés práctico; pero sí daré á US. los datos que he adquirido en esta navegación. El río Azupizú mide desde su confluencia con el Quintiria- suñi hasta su unión con el Masaréteque, 29 millas y 1,5300 me- tros, teniendo en esta extensión cuarenta y nueve correntadas, en las qué no hay profundidad suficiente ni para balsas que, como las nuestras, calaban sólo 0 m. 25. Por la margen derecha no tiene ningún afluente y por la izquierda recibe las aguas de dos quebradas ó riachuelos llamados Quintolyaqui el primero, y Shin- chihuaqu: el segundo (Croquis N* 2). Las demás quebradas que vierten sus aguas á este río, son de ninguna consideración. El ancho del río es en término medio de 40 m. 0). salvo al acercarse á la confluencia del Masaréteque, donde mide un an- cho de 60 m. 00. Ñ Rto Pichis. El lúnes 15 de Agosto, á las 3 h. 24 m. p. m., encontramos la desembocadura del río Masaréteque, á la margen derecha del Azupizú. El río Masaréteque tiene, al parecer, mayor caudal - de aguas que el Azupizú y es notablemente más ancho, siendo - indudable que desde esta confluencia el río toma el nombre de Pichis, pues los demás afluentes de éste son mucho menores y » ) — 448 — de ningún modo capaces de merecer el cambio de nombre del río principal. Convencido, como estaba, de la imposibilidad de establecer navegación en el Azupizú, ni aun por embarcaciones menores, he procurado que el croquis del río Pichis sea lo más detallado posible para que pueda tenerse de él un conocimiento suficien- temente aproximado, hasta que, establecida la navegación, pue- dan efectuarse con detención y exactitud los estudios necesarios á su perfecto conocimiento. Como US. verá en el croquis número 53, de la confluencia del Azupizú y Masaréteque á la desembocadura del riachuelo Chi- vis hay 16 correntadas, en las que la falta de profundidad y mu- cha corriente, hace difícil y muy peligrosa la navegación en las 16 millas que abraza esta distancia. De la boca del Chivis para adelante, el número de correntadas disminuye notablemente, y aunque en algunos puntos la velocidad del agua es de 4 y 6 mi- llas por hora, el río ofrece bastante profundidad y el ancho sufi- ciente para que una embarcación á vapor venza esa corriente sin peligro alguno. La longitud total del río Pichis desde su nacimiento hasta su confluencia con el río Palcazu, para formar el Pachitea, es de 95 millas y 1,700 m. Sus principales afluentes son: San Lorenzo, distante 38 millas de la boca. Apurucayali, distante 43 millas de la boca. Quebrada de los Lorenzos, distante 46 12 millas de la boca. Anacagoli, distante 67 millas de la boca. Chivis, distante 79 millas de la boca. Se encuentra en sus orillas, á distintas distancias, platanales abandonados que pertenecieron á antiguos caucheros que fueron' á establecerse á esas regiones, y que en el año 1887 fueron de- salojados por los campas, Como US. verá, en el croquis número 3 he dado un Meri- diano y marcado en él las latitudes señaladas á los diferentes puntos de este río por el Almirante Tucker, Presidente de la Co- misión Hidrográfica exploradora de este río el año 1873. Com- parando esas posiciones con el dibujo, se ve que el río Apuru- cayali es el río Trinidad; que el Chivis es el Herrera-Yacu; y Puerto Tucker dista de la formación, 10 millas poco más ó me- nos. Debo manifestar á US. que la época en que he llevado á ca- « bo la exploración del Pichis, es una de las más favorables, pues ( -- 449 -- la vaciante (estzu7e), ha sido tan fuerte, que muchas de las que- bradas afluentes estaban completamente secas y los ríos de este departamento con tan poca agua, que el Ucayali es riesgoso el surcarlo en las lanchas que hacen el comercio en esa región, De la exploración que origina el presente parte, se desprenden las consecuencias siguientes: 1% El río Azupizú es innavegable en toda época del año, aun para embarcaciones menores. 2% El río Pichis es innavegable á vapor desde su formación hasta la desembocadura del Chivis ó Herrera-Yacu, en una dis- tancia de J6 millas. Desde este punto en adelante la navegación puede llevarse á cabo por embarcaciones de O m. 50 de calado y 10 millas de andar. 3* El camino de,San Luis de Shuaro al Pichis debe venir hasta el Chivis, siguiendo la ruta marcada en el croquis número 1, y de allí en adelante siguiendo la margen izquierda del Azu- pizú, bastante distante de este río para salvar sus sinuosidades, La extensión por recorrer para salvar todo el Azupizú es solo de 35 á 40 kilómetros. Dios guarde á US.—$S, D, CarLos A. PÉREZ, A ————— INFORM E DE LA CIMISIÓN AMERICANA DEL FERRISARRIL INTERCONTINENTAL, EN LA PARTE QUE SE REFIERE AL PERÚ, 0) El cuerpo N.” 3, que fué el encargado de hacer los estudios preliminares al Sur d> Quito, partiendo de esta capital y atra- vesando el Ecuador y el Perú hasta llegar al Cuzco, Se compo: nía de las siguientes personas: J. IMBRIE MILLER, tngentero, jefe del cuerpo, W. D. KELLEY, ingentero auxiltar. J. R. KURTZ, ¿ngeniero auxiliar. WINTER L. WILSON, topógrafo. ALGERNON B. ALDERSON, dibujante, J. DOUGLAS FORSTER, auxiliar segundo, CHARLES W. RUSH, médico de la marina de los Estados Unidos, médico del cuerpo. A O ROA AS DAA ADO OE ACOSO E COR A ARA boro o. ..—.0..0./1. 5 AO OO TI AMO ATA ER A la partida del Sr, Miller, quedó de jefe del cuerpo el se= 12, >: — 450 — ñor W. D. Kelley, y 4 él le tocó la honra de conducir los tra= bajos con éxito, bajo circunstancias sumamente difíciles, hasta su término en el Cuzco. Una sección, compuesta de los Señores Kelley, Wilson y Forster, salió de Loja el 19 de Octubre de 1891 en dirección á la frontera del Perú, 4 72 millas de distancia, que fué alcanzada el 26 de Noviembre. En Loja había sido preciso reorganizar el campamento, comprar mulas y alquilar nuevos trabajadores. Los que estaban sirviendo se amedrentaron con la perspectiva , que se les presentaba, y se negaron á penetrar en las montañas por temor á los indios y á las fieras. Se acudió entonces al gobernador para que se sirviese proporcionar el número de peones necesario para los trabajos y para conducir las mu- las. La obra de mover el campamento principal, en que estaban los señores Kurtz, Alderson, Rush y Bosanquet, el último de los cuales tenía 4 su cargo las provisiones que habían de llevarse para subsistir en el desierto entre Loja y los primeros pueblos del Perú, se pagó por contrata. El auxilio que se recibió del gobernador facilitó la traslación del campamento 10 leguas más adelante. En ese lugar se estuvo el 2, el 3 y 4 de Noviembre; pero como enla noche del 4 al 5, huyeron los obreros, fué necesario acudir de nuevo al gobernador por nuevos peones y por cierto número de soldados. No pudieron encontrarse traba- jadores, pero el gobernador mandó un capitán con 12 hombres de tropa, los que ayudaron á levantar el campamento y llevarlo 2 Y% leguas más adelante, á un lugar en la cordillera de Savant- lla. El 20 de Noviembre llegó, y hallándose en medio de gran- des lluvias, se desalentó de tal manera la partida que se celebró una junta, y se determinó regresar á Loja, dejando por lo tanto sin las provisiones necesarias á la sección que había marchado por delante. El Sr. Kurtz, que se enfermó de reumatismo, ha- bía tenido que quedarse en Loja, y al fin se vió obligado á re- gresar á los Estados Unidos, sin haber podido trabajar sobre el terreno sino tres semanas escasamente. El Sr. Bosanquet se de- cidió 4 hacer un viaje, á pié, al través de las selvas, para ir á en- contrar al Sr. Kelley é informarle de la situación. El resultado fué que el Sr, Kelley le encargó el mando del campamento, con instrucciones de regresar á Loja, hacer la reorganización nece- saria y ponerse de nuevo en marcha por otra. ruta, hasta venir á reunirse con él, Estas órdenes se cumplieron á la letra, y ha- biendo salido todo á satisfacción, llegaron por fin á reunirse las dos secciones del cuerpo expedicionario en Cajabamba, Perú, el ( ( q — 451 — 5 de Febrero de 1892. El Sr. Alderson y el Dr. Rush acompa- ñaron al Sr. Bosanquet. La energía que este último señor de- mostró, determinándose á hacer á pié el viaje al través de aque- llos desiertos, y por enmedio de aquellos espesos bosques, llevan- do del cabestro una mula:cargada de provisiones para los tres ingenieros que se habían adelantado, no solamente fué recomen- dable en el más alto grado, sino impidió lamentables demoras y tal vez pérdidas de vida. La línea que se estudió al sur de Loja tiene un descenso gra- dual, por espacio de 7 millas, en terreno llano y abierto, hasta - que se llega á la montaña llamada Cajanuma, de 8,302 piés de elevación. De allí sigue á la cordillera, cuya altura es de 9,350 piés, y está 4 35 millas de Loja, medidas por el camino tortuo- so que corre al pié de la montaña. Los pueblecitos de Vilca- -Lbamba y Yangana están en la parte baja hacia el oeste. Después de cruzar las altas aguas del Amazones, continúa la línea por una región muy montañosa, cubierta de espesas selvas que lle- gan hasta el río Canchis, sin que en todo el trayecto se encuen- tre sino alguna que otra cabaña de indios. Esta región está ab- solutamente desprovista de recursos, y los expedicionarios tu- vieron que subsistir casi exclusivamente con las provisiones en latas que habían llevado de los Estados Unidos. Las corrientes de los ríos y arroyos arrastran algún oro, y se ven también seña- les de la existencia de otros metales; pero en vista de lo remoto de la localidad y de su carácter casi inaccesible, no sería venta- joso por el momento emprender allí ninguna explotación mine- ra. En la época en que se atravesaron estos lugares, que fué en lo fuerte de la estación lluviosa, hubo que proceder con mucho cuidado para adelantar el estudio, y nc verse encerrado entre los torrentes que con gran volumen de agua se precipita- ban de las montañas. Los precipicios que en estaswse encuen- tran, y las espesas selvas de que están llenas, hicieron indispen- sables muchos desmontes y dilataron bastante la marcha de la expedición. Pero haciendo estos claros, despojando á los árbo- les de su corteza, clavándoles una rama ó viga en forma de cruz, para indicar las localidades, y haciéndolos servir de otros modos, se dominaron campos á veces de 6 millas de extensión y se ase- guró el progreso del trabajo en la proporción adecuada. El auxi- lio recibido de los indios fué muy reducido. Muchos de ellos estaban enfermos con fiebre, y como se estába siempre andando en el fango y en medio de la lluvia, así los hombres como los animales se cansaban pronto, Los animales, por otra parte, á pe- , e Y MIE N nas tenían otra cosa que comer que las hojas de los bejucos. Todo esto contribuyó á retardar la marcha. Debe hacerse especial mención del Sr. Dr. Castillo, dean de la catedral de Loja, que tuvo la bondad de suministrar personal- mente algunas provisiones y de enviar órdenes á las comunida- des indias para que hiciesen lo mismo. El tramo inmediato en los estudios fué el comprendido entre la frontera al noroeste del Perú y:Cajamarca, á 191 millas de distancia. Al sur de la frontera se encuentra el. mismo terreno montañoso que se ha descrito, y continúa por espacio de »0 mi- llas. Pasadas estas se llega á las tierras llanas del valle del Ma- rañón, á una altura de 3,000 piés sobre el nivel del mar. Aquí € el terreno es arenosy y el clima cálido. Los árboles de las mon- tañas están reemplazados en general por arbustos y malezas, pre- sentándose de vez en cuando, á manera de manchas, algún peque- ño bosque. Abundan mucho los insectos y el clima es insalubre. La línea se trazó de manera que fuera faldeando las bases de las montañas hasta llegar á la antigua ciudad de Jaen, y de allí se la continuó hasta un punto en el río Marañón 4 76 millas de la frontera del Ecuador y 12 al sur de Jaen, á una. altura de . 2,550 piés. De dicho punto sigue á lo largo de la margen occl-. dental del río, y en sentido inverso á la corriente de éste, por distancia de:20 millas, y á una altura de 2,957 piés; pero aquí se presentó abruptamente un espolón de la montaña de 4,000 piés de elevación, que alternando con profundas gargantas y desfila- deros atraviesa el camino en ángulo recto. Dx aquí resuitó la imposibilidad de continuar los trabajos por el valle, siendo nece- e sario torcerlos hácia la derecha y llevarlos á las aumiplanicies. (: En el punto donde se dejó el valle el terreno se compone de arena y rocas; el país está despoblado, sin caminos, ni aún para las mulas, y sin provisiones ni medios de sostenimiento para el hombre y los animales. LA Los estudios en el valle del Marañón pueden hacerse mejor, A partiendo desde su parte alta, cerca del Cerro de Pasco y bajan- do con la corriente. Llegado que se hubo á la altiplanicie, se estudió una línea pre- liminar que atraviesa las secciones de mayor riqueza agrícola y mineral del interior del Perú, hasta llegar al Cuzco. Esta línea pasa por todas las principales ciudades, lo cual le da una gran ventaja sobre la otra que se hubiera trazado, á ser posible, á lo largo del Marañón, pues que habría pasado por un territorio don- ( de no hay población ni recursos, : z — 453 — Sería de desear que se estudiara pronto la línea alternativa, también elevada, entre Loja, en Ecuador, y las cercanías de Chota, en el Perú. La fuerza que tenía el Sr. Kelley, consistente en sólo tres in- genieros y unos cuantos trabajadores indios, y la escasez de sus provisiones, reducidas á una pequeña cantidad del alimento más “simple, le impidieron hacer investigaciones á uno y otro lado de la línea principal que iba llevando adelante, sobre el mejor te- - rreno que podía encontrar. * El 15 de Enero de 1892 se llegó 4 Cajamarca, capital de la provincia del mismo nombre; y allí se perdieron 10 días para dar descanso á las mulas que estaban extenuadas, y para reunir los apuntes, coordinar las notas y hacer el desenvolvimiento de ciertas secciones. El prefecto de esta ciudad, Señor Doctor Don M. C. Várgas, hospedó á los ingenieros en la prefectura duran- te. esos 10 días, y no les permitió que pagasen nada ni por su -= sustento ni por el de las mulas. Los ingenieros fueron además obsequiados con un banquete; y por donde quiera se encontra- ron las demostraciones más vivas del interés de las personas eu favor del proyecto de la comunicación intercontinental por me- dio de un ferrocarril. La línea desde la frontera del Ecuador hasta Cajamarca, ex- cepto en un trayecto de 30 millas en las tierras bajas del Mara- ñón, será costosa y requerirá el máximum posible así de desni- vel como de curvas. - Es probable que cuando se determine definitivamente el tra- zado, se escogerá el que alternativamente se estudió entre Loja y Cajamarca. A lo largo del extremo sur de esta línea, se hallan pueblos de importancia; y certa de Jaen y Buena Vista se produce muy bien el café y el cacao, que pudjeran cose- charse en mucha abundancia y rendir gran provecho, si hubiera medios de transportarlos á un mercado. Cerca de Cajamarca hay muchas minas de plata, depósitos de carbón bituminoso de muy buena calidad y bastante abundantes y terrenos de cultivo de primera clase. Como 40 millas al este de esta localidad se encuentra el Marañón. El trayecto que sigue es el que se extiende de Cajamarca á. Huaraz, y abraza una distancia de 225 millas, según las medi- das hechas en los estudios preliminares. Los ingenieros salieron de:Cajamarca el 25 de Enero y llegaron á Huaráz el 12 de Mar- zo de 1892. A poca distancia de Cajamarca la línea baja por 5 : — 454 — un valle ancho y abierto, continuando sin obstáculo hasta llegar 8 al río Huamachuco que se encuentra á cosa de 35 millas, | La elevación en este punto, situado á 15 millas del río Mara- ñón que corre hácia el este, es de 7,500 piés. Sigue entonces la línea á lo largo del Huamachuco, río arriba, hasta llegar al lu- gar en que se encuentra la cordillera principal de los Andes, y de donde parte un espolón muy elevado, con cumbres cubiertas de nieve, siguiendo la dirección del este en rumbo hácia el Ma- rañón. Aquí se presentan dos alternativas, una por el lado del este, siguiendo la*vertiente de la cordillera principal hacia el río últimamente nombrado, y otra por el oeste, siguiendo la vertien- te del Pacífico. La primera requeriría necesariamente un gran € número de túneles para atravesar las montañas y grandes via- ductos para cruzar profundas gargantas y desfiladeros que se en- cuentran en ángulo recto con Ta línea de la ruta. Se tendría que recorrer de esta manera una distancia de cerca de 150 millas, sobre un terreno asperísimo, escasamente habitado y con recur- sos naturales sumamente limitados. La segunda cruzará la cor- dillera por su superficie, á una altura de 13,026 piés, y después de recorrer 90 millas entrará en el hermoso valle del río Santa, también llamado el Callejón de Huaylas, haciendo fácil que se lleve el resto de la línea en dirección al sur, y al través de este vallé, con inclinaciones suaves. Este valle puede decirse en ge- | neral que es el más fértil del Perú y tiene grandes ciudades, dis- tritos rurales bien poblados y en los lados del E. y del O. ricas minas, principalmente de oro y plata que se encuentran en ex- E plotación, y que, gracias 4 la introducción de la maquinaria ade- Y cuada, que pudo efectuarse porque el transporte á la costa es | | fácil, pueden trabajarse con mucho más provecho que el que rendían cuando se usaban los métodos primitivos, Más abajo en el mismíto valle están los campos en que se cultiva la caña de azúcar, y al E., formando una línea casi contínua, se levantan los Andes, coronados de nieves perpétuas. Resulta, pues, que en muy pocas horas de viaje se pueden recorrer todos los climas y todas las formas de vegetación. De lo expuesto, se deduce que la segunda línea fué la que adoptó el Sr. Kelley y la que en concepto suyo ha demostrado ser mejor. Las minas de oro de Pallasca y Cabana, que Son las más ricas del Perú, se encuentran en la inmediata vecindad de esta línea; y cuando empiece la construcción del camino, se encontrará que la proximidad de la costa y la facilidad de pro- € veerse de máquinas y de todo lo demás necesario, reducirán con- ( A ¿E siderablemente el costo de la obra. Además de esto, es proba- ble que el ferrocarril de Chimbote, que fué destruído y arrasado por las aguas, se construya de nuevo dentro de poco tiempo, y con esto, y con el hecho de que el tráfico local es por sí mismo suficientemente remunerativo, parece no quedar duda de que la vertiente del Pacífico es la que debe preferirse en todos conccp- tos 4 la del Marañón. AR Los ingenieros llegaron á Cajabamba, 60 millas al sur de Ca- jamarca, el día 3 de Febrero. Allí se les reunieron el día 5 los Señores Bosanquet, Alderson y Rush, del campamento de pro- visiones de Loja; y como ellos habían alquilado mulas hasta Ca- raz, que está á 125 millas más adelante, continuaron su camino hasta este punto, donde llegaron el 25 del mismo mes. En este punto esperaron la llegada de los ingenieros, intentando apro- vechar el tiempo en completar los mapas que no se habían aca- bado de dibujar. Pero cuando, el 4 de Marzo, llegaron á Caraz el Sr. Kellev y los suyos, se encontraron con que todos aquellos señores estaban postrados por la fiebre y en imposibilidad de seguir su camino. El Sr. Alderson estaba en cama, y el Dr. Rush y el Sr. Bosanquet en muy mala condición. Fué imposible por lo tanto continuar hasta el Cerro de Pasco, como se había pen- sado, y esperar á que las cosas mejorasen. Tan pronto como lo permitió el estado del Sr. Alderson se le transportó 4 la costa en compañía del Dr. Rush, y juntos regresaron á los Estados Unidos, donde llegaron en Abril de 1892, Por orden de la Co- misión se desbandó en Lima el cuerpo del Sr. Bosanquet, y este señor marchó á reunirse con el Sr. Kelley, á quien: encontró en los campos de Huancayo el 10 de Mayo de 1892. La desgracia de las enfermedades de los Sres. Kurtz, Alder- - son y Rush, y. el chasco experimentado en Savanilla, demues- tran bien las dificultades que se ofrecieron al pjogreso de la obra, la que hubiera tenido que abandonarse, á no haber sido por la firme determinación del Sr. Kelley, por la habilidad con que manejó las cosas y por los esfuerzos de los señores Wilson y Forster que lo secundaron con empeño y permanecieron todo el tiempo á su lado. El trayecto inmediato entre Huaraz y el Cerro de Pasco, mide una distancia de 144 millas, según los estudios prelimina- res. Se salió de Huaraz el 16 de Marzo y se llegó al Cerro de Pasco el 6 de Abril de 1892, A poca distancia de Huaraz el te. .rreno empieza á subir gradualmente, permitiendo una construc. ción barata, por un espacio, de 16 millas, á lo largo del río San-, ) — 456 — ta hasta llegar al pueblo de Recuay, á la cabeza de un populoso distrito industrial. Allí se encuentran muchos talleres de benefi- cio de mineral de plata. En Recuay se presentaron dos alternativas; pero no pudo examinarse más que una, 4 causa del reducido personal del cuerpo expedicionario. La primera alternativa era trazar la línea en dirección al E., cruzando tres veces la cordillera y pasando por Huallanca y la vertiente del lado del Marañón, hasta llegar al Cerro de Pasco. La segunda era conducir la línea hacia el O, por la vertiente del "Pacífico, pasando “por Cajatambo y cruzando un alto espolón de la cordillera, donde debía efectuarse uno de los tres cruzamientos de la otra línea. La primera de estas dos líneas pasa por el distrito de Hua- llanca, rico en minas de plata y carbón de piedra, y atraviesa el populoso departamento de Huánuco, cuyo suelo es muy fértil y productivo. La segunda cruza una montaña cuya cima es tan alta como la de la cordillera principal, y no cuenta para recomendarse con las minas y la población que la otra línea tiene á la mano. Ade- más ofrece dificultades de construcción mucho mayores que la otra, para alcanzar la elevada pampa del Cerro de Pasco. Bajo estas circunstancias se escogió la primera de las dos al- ternativas, y el Sr. Kelley cree que, aunque será bueno recono- cer y estudiar bien la otra línea ántes de resolver nada definiti- vamente, será aquella la que se elegirá para construír el camino. Cerca de Recauy se atraviesa la cordillera principal á una ele- vación de 14,927 piés; pero los dos espolones pueden pasarse por su superficie, desenvolviendo la línea por las laderas de las montañas, á elevaciones de 15,199 y 15,128 piés, Tal vez sería preferible hacer este trayecto por medio de túneles. De allí has- ta Huallanga se hace el descenso por un valle bastante estrecho, en que abunda el carbón de buena calidad y en que hay minas de plata, cuyo mineral se vende á nada menos que $ 320 la to- nelada. El mineral que no llega á $ 37 por tonelada es botado 4 un lado como inútil. Allí se están estableciendo en la actuali-. dad varios talleres de beneficio provistos de buena maquinaría. En este Jugar se recibió á los ingenieros con mucha hospita- lidad; y el prefecto de Huánuco y muchos de los vecinos de esta ciudad, que está á 32 leguas de distancia, vinieron á hacer- les una visita y ofrecerles sus respetos y sus servicios. De Huallanca al Cerro de Pasco, una distancia de 84 millas, la línea ha de ser costosa, porque hay que cruzar en ángulos t 5D 3 E PAY A á — 457 — rectos las numerosas gargantas que se encuentran en la parte al- ta del Marañón. Ese exceso de costo desaparece sin embargo de l llegar 4 15 millas del Cerro de Pasco, Pe El pueblo de este nombre es famoso por sus minas de plata, su activa industria, su gran comercio y el gran número de ex- -—tranjeros que formar su población. En todo un radio de 12 mi- llas está salpicado el terrenocon pequeños pueblos mineros y con haciendas de beneficio de plata. Hay allí un camino de hie- rro de tres leguas de largo, que reune las minas del Cerro con los establecimientos de beneficio. La mayor parte de las minas están camino abajo del pueblo; y además del ferrocarril se usan millares de llamas para el transporte del mineral. El pueblo mis- mo está situado á una altura de 14,293 piés; y por consiguiente no hay modo de conseguir madera en ningún punto de sus in- mediaciones. Puede sembrarse cebada en algunos lugares; pero nunca llega á fructificar, El pasto de las llamas consiste en una , yerba muy corta que allí se encuentra en abundancia; pero el alimento para las 1 múl as. tiene que traerse de fuera y á bastante distancia. Las obras « e reducción y refinamiento se hacen con carbón traído de 10 leguas; y ese es también el combustible empleado por el fenocarálldA por las familias ricas, El que más comunmente se usa por 9 gente del pueblo es el estiércol de las llamas, después de seco, que los indios reunen en sacos. Tam- bién suelen usar na espe cie de turba secada al sol, á que dan el nombre de “champa.”. En este punto el Sr, Chavez, prefecto interino del departa- b - mento de Junín, dió ut banquete á los ingenieros, y el Sr. Vil- 9 dósola, vice-cónsul de los Estados Unidos, les prestó muchas atenciones, Ed se e recibieron. órdenes de la Oficina central de Washington de cc uar los estudios de reconociriento hasta el Cuzco. al d “Después de reorganizar el cuerpo, abandonó el Sr. Kelley el Cerro de Pasco el 18 de Abril y siguió para Huancayo, á 140 r. lir, de Cerro de Pasco hácia el sur, atraviesa la alta pampa á ele- vaciones que varían de 13,000 4 14,000 piés sobre el nivel del mar y corre á lo largo del lado oriental del lago de Junín. Por lo que hace á la topografía del país, está parte de la línea será la más barata, porque los descensos y ascensos son suaves y no se necesitan cruzamientos difíciles, pudiendo mantenerse una bue- na alineación. Pero por otra parte hay que observar que cada buen travesaño de madera cuesta en Cerro de Pasco nada me: - 13. O — 458 — ños que $ 1.26 en la moneda del país, y que los precios de to- das las demás cosas son también muy altos. Después de pasar Junín, la línea sigue por la cima de una montaña (13,751 piés) y baja á lo largo | de un afluente del Oro- ya hasta llegar al valle de este río. La ruta seguida fué práctica- mente la misma del ferrocarril de Oroya y Cerro de Pasco; y el 28 de Abril, el Sr. Kelley y los suyos se hallaban en consulta con los ingenieros de aquel ferrocarril, tomando en unión de ellos notas de las alturas. Oroya está á 137 millas de Lima y el ferrocarril está ya con- cluído desde Lima hasta Casapalca, distante de Oroya 41 1% mi- llas. El tráfico en este trayecto no terminado se hace en mulas, necesitándose para el viaje día y medio. En la actualidad se es- tá trabajando para completar la ruta, y se espera que el camino quedará abierto al público el 1. de Enero de 1893. De Oroya á Huancayo, una distancia de 68 millas, la línea estudiada sigue. el curso del río Oroya, en la dirección de su corriente, sin en- contrar dificultades; y en las últimas 28 millas, desde Jauja hasta Huancayo, el territorio atravesado es abierto, y sumamente rico en cuanto á la agricultura, pero sin minas de ninguna clase. Su elevación varía entre 9,000 y 10,000 piés sobre el nivel del mar. Se asegura que en esta región puede cultivarse muy bien el té; pero todavía no ha empezado este cultivo. Hay muchos pueblos * en todo este territorio; y es que la construcción de un camino de hierro desarrollaría un tráfico considerable de carga y pasajeros. En Huancayo se obsequió á los ingenieros con un banquete, después del cual partieron el 13 de Mayo en dirección á Ayacu- cho, distante de allí 117 millas, 4 donde llegaron el 1.” de Junio. Al sur de Huancayo la línea empieza corriendo por 47 millas 4 lo largo del Oroya hasta llegar á Izcuchaca, á una altura de 9,413 piés. “En este punto se presentan dos alternativas igual- mente aprovechables. La primera es continuar todavía con el río Oroya hasta el punto en que se reune con el Huanta, y en- tonces seguir por este, río arriba, hasta Ayacucho. La segunda sería mantenerse en las tierras altas y continuar en una dirección generalmente recta, Como la primera línea ha sido ya estudiada por otros inge- nieros, el Sr, Kelley decidió no ocuparse de ella, aunque quizás sea la mejor de las dos. Consideró el Sr. Kelley que no debían duplicarse los reconocimientos sino para adquirir nuevos datos, y por lo tanto procedió á estudiar la segunda línea. Tal como € está hasta ahora trazada, pasará por algunos pueblos, y no á gran ( — 459 — distancia de las ricas minas de plata de Huancavelica, que que- dan al oeste. En este trayecto no hay mucha producción, no kay madera, ni tampoco minas, y la población es escasa y reducida á indios pobres. La primera ruta indicada atraviesa un territo- rio en que hay abundancia de madera de construcción, y pasa por cerca de los distritos más allá.-de Huanta, en que se cultivan la caña de azúcar, el café y el tabaco. Debe hacerse mención especial de la bondad del señor Don Leonardo Cavero, prefec- to de Ayacucho, y de los demás empleados de aquel Gobierno. AMí también se festejó con un banquete al Sr. Kelley y sus compañeros. De Ayacucho á Abancay hay 137 millas. De la primera ciu- dad se partió el 6 de Junio, y se llegó 4 la segunda 'el 8 de Ju- lio du 1892, La línea va subiendo gradualmente desde que se sale de Ayacucho, á 8,900 piés de altura, hasta que se llega á una elevación de 14,062, donde hay que cruzar una sierra que se levanta 4 38 millas del punto de partida: entonces baja tam- bién gradualmente hasta el río Pampas, á 7,070 piés de eleva- ción, recorriendo una distancia de 44 millas. El 18 de Junio se cruzó en una balsa el referido río, y continuaron los estudios del otro lado, llevándose la línea hasta lo alto del valle del Huan- caray, y por un suave ascenso hasta la cordillera central á una altura de 14,628 piés. Las montañas corren en este punto de E. á O. El pueblo de Andahuaylas está situado del otro lado de esta sierra, á distancia de 5 leguas, y por la parte del E. Desde la altura mencionada baja otra vez la línea, por medio de nume- rosas curvas, hasta otra de solo 5,800 piés, en el valle del río Pachachaca, que se presenta atravesando en ángulo recto el tra- zado de la línea en estudio. Después de cruzar esta corriente, hay que hacer otra subida por el valle de Abancay hasta llegar al pueblo de este nombre, siguiendo una ruta que pasa al través de los grandes ingenios de fabricar azúcar del Dr. Letona. En todo el trayecto desde Ayacucho hasta Abancay, se encuentran multitud de pueblecitos y aldeas y una población india esparci- da, de alguna importancia. El terreno es alto y muy á propósito para la crianza de ganados, y aunque se dice que contiene mu- cha riqueza mineral, hasta ahora no se ha trabajado en él ningu- na mina. En virtud de que es preciso atravesar el río Pampas y el Pachachaca, y algunos espolones laterales de la gran cordi- llera y aún la gran cordillera misma, la construcción de esta parte del Ferrocarril Intercontinental habrá de ser costosa. En la creencia de que esta ruta estaba infestada por indios — 460 — tiles, las autoridades de Ayacucho proveyeron á los ingenieros de municiones y armamento y les dieron una escolta de caba- llería, que los acompañó por 40 millas. Aquí como en todos los - demás lugares recibieron los ingenieros las mayores muestras de cortesía. El Dr. Letona los hospedó por varios días y proveyó de alimento á las bestias, sin permitir que la expedición gastase nada. El Señor Don Juan Pablo Palomino, subprefecto de Aban- cay, no fué menos pródigo en atenciones, y entre los obsequios ' tributados no ocupa el menor lugar el banquete que se dió en aquel pueblo. El trayecto medido en la línea de los estudios, que esde 69 millas, se extiende desde Abancay al Cuzco, en cuyo punto € el trabajo instrumental alcanzó su término. Los ingenieros salie- ron de Abancay el 11 de Julio de 1892, y llegaron á la antigua capital de los Incas el 20 del mismo mes. Cuando se sale de Abancay, la línea asciende hasta un punto que está á 12,900 piés de altura, y de allí baja hasta- otro que - . solo tiene 6,083 piés de elevación y se encuentra en el valle del Apurimac, pasando por un populoso distrito, muy fértil y culti- vado, y que especialmente produce grandes cantidades de caña | de azúcar. Después de cruzar el río citado hay que subir de nue- | vo hásta una altura de 12,438 piés para bajar de allí por el otro lado, faldeando las montañas, hasta el valle del Cuzco, que está á 11,103 piés sobre el nivel del mar. Antes de determinar nada fijamente con respecto á este tra- yecto, sería importante practicar un prolijo estudio de reconoci- miento de los valles del Pampas y del Apurimac, siguiendo el curso de estos ríos, y en dirección al E. y al N., y examinar también la línea alternativa que puede trazarse desde un punto á 12,900 piés de altura al sur de Abancay, hasta otro punto adecuado de la línea del ferrocarril de Maranganí á Santa Rosa, con lo que se permanecería siempre en la altiplanicie y se evita- ría el profundo cruzamiento del Apurimac. Un viaje de 75 millas, hecho en mulas y que necesitó tres días, condujo álos ingenieros á Sicuani, que es al presente el punto terminal del ferrocarril de Arequipa, Puno y Cuzco. Si- cuani está á 111 millas de Puno, sobre el Lago Titicaca, en la frontera occidental de Bolivia. Cuzco está 4 453 millas de Mo- llendo, en la costa del Pacífico; y de esas 453 millas, 378 se an- dan por camino de hierro. Es por tanto aparente que llevando los estudios hasta el Cuzco, se les ha llevado de hecho y prác- « ticamente hasta la frontera de Bolivia. A iS A AN E — 461 — Gracias á la cortesía y amabilidad del Sr. Mc. Cord Superin- tendente de la línea del Sur la expedición entera con sus equipa- jes fué llevada hasta la costa, y en una excursión que se hizo á Puno pudo examinarse toda la línea. Se llegó 4 Arequipa el 28 de Julio, y allí el Señor Abrill prefecto del departamento, y sus principales habitantes, tributaron las mismas atenciones que en los demás lugares, entre las cuales figuró con prominencia un gran banquete. En Arequipa vino á ver al Sr. Kelley el Señor Doctor Parró, director general de obras públicas en el Perú. Los ingenieros salieron de allí para Lima, á donde llegaron el día 2 de Agosto. Varios empleados del Gobierno salieron á recibirlos y á darles la bienvenida. El Doctor Parró dió en ho- nor suyo, en su residencia, una brillante recepción. El Señor Don Carlos M. Elías, jefe del gabinete, les dió un banquete. Se les presentó también oficialmente al Presidente de la República y á todos los miembros del Gabinete. El Sr. R. R. Neill y otros de la legación de los Estados Unidos, el Sr. Holcombe, de la casa de banco de Grace Bros. « C.” y el Sr. Thorndike, inge- niero en jefe del ferrocarril de la Oroya, les tributaron igual mente todas las atenciones posibles. El último señor arregló una excursión por todo el trayecto de su línea en un carro es- _pecial de observación. La expedición salió de Lima el 9 de Agosto y llegó á Wash- ington, de regreso, el día 30 del mismo mes. Desde entonces ha permanecido ocupada en reunir y coordinar los datos y en pre- parar mapas más perfectos. La tabla siguiente da los nombres de los principales puntos de la línea estudiada, sus alturas sobre el nivel del mar y su po- blación aproximada: = E LOCALIDADES U DISTANCIAS | ALTURA [POBLACION | (BSERV ACIONES HE - Al sur de Quito. Millas Piés Quito (la plaza de) . |. . .| 9,350 | 80,000 CUenca. . . . . ., 228.3 | 8,600 | 40,000 Cuenca está 4 247 millas al sur de Quito, en la locución definitiva, ZaraguroO .. .. >. [-3009,8 | 8,456 |' 5,000 Loja. . . . . . «| 341.0 | 7,138 | 18,000 Vilcabamba .....'. ..| 361.5: | :5,476 600 Wargames la 1 BO. | 6.273 200 | Rio Canchis . . . . | 413.1 | 3,000 |. . . Límite divisorio entre Ecuador y Perú. % La columna encabezada «Millas al sur de Quito» dá las distancias según la línea preliminar, 3 A — - 2 ' LOCALIDADES A a Pedo OBSERVACIONES | AÁl sur del rio Canchis Millas Piés TAO A 64 3 | 3,389 300 Rio Marañón . . . 76.3 | 2,550 |. . . [Primer punto en que se le toca. Rio Marañón . . . ODIA O e Chata... 1 0a0 06, ado [1243/07 (104000. |. 19,000 Cajamarca, . . . .| 591.2 | 9,843 | 30,000 Cajabamba. . . . .| 250.6 | 9,374 | 15,000 Huamachuco. . . .| 266.1 | 11,035 | 15,000 Cumbre... . . .| 283.8 | 13,026 |. . . [Dela cordillera, c Rio, Mollepata: ¿aja 3087 ROM ee Pallasta.¿-.0.72501300,09/1 10,350: | 6,000 Cambres4 Ao e 7 A E7O Segundo punto idem, De un espolón de la cordillera COTODZO! aio 1 338.311 110,008: 1117000 IR A E A Cata. ap a li BOO lA EAN OO FRUAraZ eses ey 20 A AO ZOW 0083 70 255 OQD Recuay aca a AS 7 ESOO LE O DOS Huarapasca . . . .| 456.8 | 15,199 |. . . [Cima de un espolón, Yanachachas. . . .| 4636 |)5,128|. . . [Cima de un espolón. Cumbre. . . . . .| 464.7 | 14,927 |. . -. ¡Cima de la cordillera, Huallanca. . . . .| 476.5 | 11,302 | 4,000 Cerro de Pasco. . .| 560.4 | 14,293 | 8,000 Al sur del Cerro de Pasco. Lago de Junín. . . 3357.11 3,422 Oroya 7. ¿ds 72.2 | 12,166 300 Tama icodo A 112.6 | 11,145 | 12,000 A MAS ORO OO Vamos pueblos: C Huancay0. . . +. .| 140.3 | 10,635 | 20,000 Rio Huancayo E o JA 187.3 OA de En el río Izcuchaca. j Cumbre... . . . .| 197.8 | 14,723 |. . . [Cima de un espolón. Ayacucho. .6, . .| 256.9 | 8,900 | 40,000 Cumbre. . . . . .| 294.6 | 14,062 |. . . [Cima de un espolón, * Rio Pampas... 0 1/321:.9| 7,040 1'. us 00 ¡Bt el vado, *k Huancaray. . . . .| 341.5 | 9,669 | 3,000 Cumbre + .1 364.8 |14,628|. . . ¡Cima en la cordillera misma, Rio Pachachaca . .| 388.8 | 5,800|. . . ALARCON] 74008 Cumbre. . . . . .| 401,0 | 12,900 |. . . [Cima de un espolón. Rio Apurimac . . .| 415.7 | 6,083|. . . [En el puente. Cumbre. oz 2.7 AS SOS Cima de un espolón. Cuzco. . . . . . . | 462.7 | 11,003 | 60,000 [Fin de los estudios de reconoci- miento. * Cordillera transversal de Pumakahuanka, sobre el Pampas.--(N. DE LA SECRETARÍA). +* Vado de Chinche, á legua y media al Sur del puente.—(N. DE LA 3.) RA.) E SUMARIO DE LOS TRABAJOS DEL y a CUERPO N.? 8, A a E A an a an nn POBLACIÓN EN LAS INMEDIACIONES DE LA LÍNEA DE LOS ESTUDIOS. A A A AS A A 215,500 VA A o A A Al cs 384,600 600,100 Total . En el curso de todos los estudios se corrió una línea de nivel y tránsito de estadíos, haciéndose uso del barómetro tan sólo para comprobar alguna cosa. El tiempo empleado en estudios sobre el terreno mismo fué desde el 2 de Junio de 1891 hasta el 20 de Julio de 1892, ó sea un año, un mes y un tercio de mes. La mayor altura á que se llegó estaba á 15,200 piés sobre el nivel del mar. La menor altura en que se trabajó estaba á 2,500 piés sobre el mismo nivel. Los mapas de la sección Ecuatoriana se hicieron en el campamento. Los de la sección del Perú se ¿están haciendo en Washington. El total de las 1,700 millas es- tudiadas se exhibirá en 50 mapas y en otros tantos perfiles. - El presupuesto del costo de construcción de la línea entre Quito y Cuenca, tal como lo formó el Sr. Miller, ha*sido dado más arriba. El Sr. Kelley ha formado el siguiente presupuesto total: De Quito á Cuenca (según el Sr. Miller: 257 millas, á $35,900 por milla. . . . $ 8.867,306 De Cuenca á Loja, 113 millas: 36-millas, á $25,000 por milla. . 900,000 77 1d. ágs55,000 id. id.. > 4.235,000 De Loja á la frontera del Perú, 72 millas: 5 millas, á $ 20,000 por milla IA 100,000 67 id. ág 60,000 IA E 1 4.020,000 E A AR A IS a o 3 LINEAS PE y bi x,| LATERALES | Ada TOTALES . A A La O RAMALES De Quito á la frontera del Ecuador .| 413.1 84.7 57:5 595: 3 De Quito á Cerro de Pasco . 973:5 127.5 | 739 | 1,1749 De Quito á Cuzco . 1.436 2 172.3 | 90.8 | .1,699.3 > Número de millas recorridas. . 1.699-3 — 464 — De la trontera Peruana á Cajamarca, 191 millas: 55 millas, á $ 29,000 por milla. ii ds TIOS 136 1d, 452,900. Md a al O ADOS De Cajamarca á Huaráz, 225 millas: 40.millas; 4 $18,000 por alla, 1 od es 720,000 185 1.4 E Hao id uso o MO ANO aa De Huaráz á Cerro de Pasco, 144 millas: 60 millas, á $ 20,000 por milla, A A A OOO 84. 1d. AESRLOOO Ma a e o, O De Cerro de Pasco á Huancayc: 140 millas, a $:20,0008'por milla. 1.0. de 2 BOO OAS De Huancayo á Ayacucho, 117 millas: 47 millas,:A $:25:000 pOr Milla 2. le dee o a E Y (e E A IL O E o oo De Ayacucho á Abancay, 137 millas: 43 millas, 4. $ 30.000 por milla... . 1. 0 0e 2. 1:200,090 94... 1d. 478 55 ¡00011 1 A AS TOO O De Abancay á Cuzco, 69 millas; 29 millas, 4.8 25000 por milla. dao o e 725,000 go 1d. 4%. 40,000 1d a is e ed AA OOO Por A e e A Para Ecuador. tana AN E DS O Para PAU A a cl Total... ia e a da E RS O Este cálculo se ha hecho sobre el número de millas que re- sulta de los estudios preliminares. Cuando se determine definitivamente la línea del ferrocarril, puede ser que el número de millas resulte mayor, debido á las curvas de desenvolvimiento, etc. Pero el costo de la construc- ción del Ferrocarril Intercontinental dependerá en gran parte de la mayor Ó menor facilidad que haya para obtener la maqui- naria, herrámientas, materiales, provisiones, etc, y llevarlos al interior. La construcción de los diversos caminos de la costa al interior que están ahora en proyecto, y la utilización de los que se encuentran ya construídos, disminuirán considerablemente los desembolsos. : € A. J. CASSATr, Presidente de la Comisión Ejecutiva. Washington, D. C., 31 de Enero de 1893. | TRES rro A A e A Pu + — 465 — Anexos á la memoria anual del Presidente. MEMORIA SOBRE LA ORGANIZACIÓN É INSTALACIÓN DE LA “OFICINA RAIMONDI” Y SOBRE LOS TRABAJOS QUE HA REALIZADO EN EL - ——GURSO DE ESTE AÑO. Do Señor Presidente: > Aunque desde e) 29 de Setiembre de 1891 se encomendó á la Sociedad Geográfica de Lima la publicación de la obra de A Raimondi titulada “El Perú,” la oficina creada para encargarse % E de los trabajos que demandaba esa publicación, no se instaló hasta el mes de Mayo de este año, y no organizó sus labores de una manera formal hasta el mes siguiente. El cuadro de empleados de la oficina y su presupuesto men- E sual, según lo acordado por la Sociedad Geográfica, son como 30 sigue: Ps: “Cuadro de empleados: un Motor dos auxiliares bachilleres lo en ciencias naturales: un archivero amanuense y dos amanuenses, ió mensual, E: Sueldo del director....... AS o o S00 E; Sueldos de dos auxiliares á S. 80 cada uno... “ 160 po: Sueldo del archivero amanuense........om..mo.. 60 dE Sueldos de dos amanuenses 4 S. 50 cada uno “ 100 pes Arrendamiento del local, útiles de escritorio, e vicio y (les de Pasco eli anporaminian 0 DO O) | AER CANE 4 a e EA Y e Este presupuesto asciende á Frias setenta sos, pero se E. - entregan á la oficina setecientos noventa, porque se le ha encar- - gado pagar el sueldo del dibujante geógrafo, que importa ciento - veente soles, ¡Además de la suma que representa el presupuesto ordinario, se Ran entregado á la Oficina guencentos soles para su instalación, trescientos de los cuales debían destinarse al arreglo del local y la compra de muebles y doscientos para habilitar 4 la secretaría de los útiles necesarios. La inversión de estas sumas se encontrará en la cuenta espe- cial que se acompaña á esta memoria. El señor Raimondi, como sabe la Sociedad Geográfica, no ha 11.3 yó id 4 AS dejado volumen alguno preparado para publicarse, los que de él quedan son los abundantes materiales que acumuló en más de veinte años de viajes y de estudios para la composición de su gran obra, Estos materiales consisten en objetos de diferente especie, como minerales, plantas, aves, cuadrúpedos etc, y gran cantidad de apuntes sobre los diferentes ramos de la Historia Natural, la Geografía y la Etnología del Perú que forman nu- merosos cuadernos y libros más Ó menos voluminosos, en que los hechos y los comentarios están consignados como las cir- cunstancias lo han permitido, sin obedecer á un plan determina- do; de manera que hay necesidad de extractarlos y descifrarlos, formando grupos, según las materias, para utilizarlos inmediata- mente, dándoles una forma apropiada á los que resulten com- pletos y procurar que se llenen los vacíos que ofrezcan los que no lo estén, á fin de que pueda aprovecharse y de que se cum- pla el deseo del Congreso y del Gobierno de ver terminada cuanto antes la publicación de la obra de Raimondi. Entre los indicados libros se encuentran más de sesenta de pequeñas. dimensiones, en que Raimondi escribió de un mode rápido y casi en abreviatura, sus impresiones, sus observaciones, los pueblos y todos los objetos que pudo ver y examinar en sus contínuas excursiones por los diferentes puntos del territorio. Por estos libros que contienen preciosos y abundantes datos, ha comenzado el trabajo la oficina que ha procedido á extractarlos y clasificarlos, inscribiéndolos en cuadernos separados según su ha- turaleza. Los empleados se han consagrado á esta labor con tal empeño que la han terminado del todo en 16 libros de esos, á 4 pesar del poco tiempo que ha trascurrido desde que comenzó á funcionar la oficina y de lo difícil y pesado del trabajo. Tan favorable resultado mereció los más benévolos calificativos de la comisióx especial nombrada por la Sociedad Geográfica para examinar el estado de esta oficina, en el informe que con tal motivo expidió el 4 de Setiembre próximo pasado. "Continuando los empleados el trabajo con el mismo empeño que hasta ahora, es probable que en el curso del año entrante quedarán extractadas en la forma que se ha indicado todos os libros de viajes del señor Raimondi. | Terminado el extracto de estos libros, se procederá á á hacer el de otros libros.y cuadernos que existen en el archivo, á fin de lle- gar á tener ordenados, clasificados y en condiciones de ser apre- ciados, los datos recogidos por el señor Raimondi y que han de servir para la redacción de su obra. Sólo cuando este trabajo e has qe y IS A E Pd Pa deb +) Lima, Diciembre 12 de 1892. e DS A Sy o Ñ « 7 — 467 — haya sido cumplido, se podrá: proceder á esa redacción y á la publicación de las diferentes partes que han de constituír esa obra importante. Esto, no obstante, puedo anunciar á US. que para mediados del año próximo estará en estado de darse á la prensa un tomo bastante interesante, que contendrá las numerosas observacio- nes meteorológicas hechas por el señor Raimondi en los princi- pales puntos de la República. Los trabajos para reunir y arre- elar los datos para esta publicación, se prosiguen cen actividad, al mismo tiempo que se impulsan Jos que tienen por objeto el extracto de los libros le viaje. A la publicación de las observaciones meteorológicas, seguirá la de la geografía física del Perú, sobre la cual ha dejado el se- ñor Raimondi estudios tan curiosos como interesantes, algunos de ellos completos y escritos con mano maestra, Esto es cuanto por ahora puedo á US. comunicar sobre esta oficina. F. Rosas. MEMORIA DE LA COMISIÓN DE ARREGLO DEL ANTIGUO ARCHIVO DEL ML NISTERIO DE HACIENDA. ; Lima, Diciembre 14 de 1892. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica de Lima. Cumpliendo la orden de US, me es honroso informarle del estado del archivo que corre á mi cargo, bajo ia dirección de esa Sociedad. , Según tengo manifestado, el arreglo quizás habría ya con- cluído, si 4 pesar de no contar sino con un amanuense, dispu- siera de estantes en que ir colocando, por años y materias, á me- d¡da que se revisan, los libros y legajos: cosas indispensables an- tes de formar un inventario más Ó menos detallado de todos los documentos. - De allí proviene, que el orden es precario, y que algunas ve- ces después de clasificados los papeles metódicamente, la con- fusión vuelva pronto, por la misma abundancia de ellos, y por no poderse mantener la separación de los ya examinados y de los que noo han sido. G é — 468 — Para sacudir una enorme masa de papeles revueltos, polvo- mentos y abandonados hace tantos años, y que se pudieran re- vistrar, pedí con insistencia un peon, que se me concedió por resolución suprema de 28 de marzo, asignándose para ese gasto y el de útiles de escritorio, apenas quince soles al mes, que des- de abril inclusive hasta agosto ha satisfecho la Tesorería Ge- neral; hallándose pendientes las mensualidades de setiembre á la fecha, y viéndome obligado á hacer esfuerzos, para que el peon no falte por el retardo de los pagos. El salón. espacioso en que se halla el archivo bastaría para contenerlo cómodamente y para hacer el arreglo, si hubiera es- tantes; pero hoy está la pieza llena y el paso casi obstruído, por- que, para conseguir algún orden y evitar la humedad del suelo mal enladrillado, se han colocado treinta y tantos tablones que descansan sobre adobes, y que soportan rimeros de papeles de un metro de elevación. Respecto á las materias Ó ramos sobre que ellos versan, creo haber dicho á US., en síntesis, lo preciso, en mi memoria ante- rior; pero á fin de evitar se busque en el archivo lo que no hay ' ni puede haber, y para que tampoco se le suponga un hacina- miento de papeles inútiles, repetiré 4 US.: que pueden suminis- trar datos preciosos para conocer los ingresos y egresos de- la Real Hacienda en la época del : coloniaje, y para formar el ba- lance de la riqueza pública: ora se trate de la producción de las minas, ora de la acuñación de moneda, ora del monto de las rentas por estancos, contribuciones, donativos Ó empréstitos. Sin embargo de que la base del archivo ha sido el del Tribu- nal de Cuentas, en la parte en que, por guardarse en otro salón, salvó del último incendio que hubo en la casa de gobierno, hay en dicho archivo papeles sobre el Consulado, sobre expediciones militares pata impedir la emancipación de Sud-América, y co- rrespodencia de los virreyes, al menos de 1806 4 1821. Esto acaso sea por el primer incendio de Palacio en junio de 1822, por los trastornos de las oficinas, por tratarse á veces inciden- talmente de gastos Ó por otras causas. Para que se forme mejor idea de lo depositado en el archivó, pongo á continuación los títulos de algunas piezas y documen- tos, entre muchos que pudiera citar: “Nuevo Gazofilacio, por Feijóo de Sosa—1771—1 tomo f?” “Informes y oficios del Tribunal Mayor de Cuentas en 1777 y 1778.” “Informes y consultas del mismo Tribunal en 1784.” ( sl ea . : y — 469 — “Informes y consultas de id., en 1806.” “Libros de tomas de razón de la visita de D. José Antonio de Areche—1781 y 1782.” “Oficios y providencias del Visitador general don Jorge»E? AER > Habiéndose acordado por los Consejos de la Escuela que en- tre otros trabajos prácticos de vacaciones, se efectuaría en el año actual por el Ingeniero y Profesor de Topografía y Geodesia, Dr. ViLLAREAL, en unión de los alumnos del primer año de di- cho curso, el estudio referente á los Límites entre el Departa- mento de Líma y la Provincia Constitucional del Callao, intere- sante cuestión que ha quedado por resolverse durante algún “tiempo, nos es grato dar á continuación el informe expedido por el Dr. VILLAREAL. A este trabajo acompaña, en hoja suelta, el cróquis corres- pondiente. A SA De Ctor: 2 Habiendo dispuesto el Consejo Directivo, que los alumnos de primer año de estudios hiciesen sus trabajos de vacaciones determinando los límites entre Lima y el Callao, dirigidos por el que suscribe, tengo la honra de dar cuenta 4 US. del modo como hemos cumplido esa comisión. Límites legales. —La proviocia litoral del Callao fué creada por SaNTa CRUZ por decreto de 20 de Agosto.de 1836, separándola de Lima y designándole como distritos varios pueblos. Derro- cado aquel Gobierno, el General La Fuewre, que solo era Jefe Superior de los Departamentos del Norte, declaró subsistente esta provincia con solo el distrito de Bellavista, por decreto de 12 de Abril de 1839. Así continuó hasta que el Congreso, no para legalizar su existencia, sino para declarar que se llantára Prov2n- ciar Constitucional del Callao, dictó la ley de 22 de Abril de 1857; y como no estaban indicados los límites, para salvar la omisión de esa ley, se dió otra el 25 de Octubre de 1889 que contiene los siguientes artículos: “1.” la Provincia Constitucional del Ca: llño se compondrá de la ciudad de su nombre, de los barrios de Bellavista y la Punta, de las islas de San Lorenzo y Frontón, de los islotes Hormigas de afuera y Palominos, de la roca Hora- dada y de los fundos rústicos denominados la “Chalaca” forma- da de los terrenos de Miranaves, Baquíjano y la Legua, la huer- ta de San Juan de Dios, Chacra Alta, Aguilar, Taboada y Vi- llegas; 2. los límites de dieha provincia son: por el Norte el Y = Sy KC — 472 — « mar Pacífico y el río Rimac, en que terminan los fundos de Mi- ranaves, Villegas y la Legua; por el Sur el mar Pacífico deno- minado Playa brava; por el O. el mar Pacífico, y por el E. los confines de los fundos llamados Chacra Alta, Taboada y la Le- gua; 5. las jurisdicciones política, judicial y eclesiástica de la provincia constitucional del Callao, comprenden toda la exten- sión de ¡os territorios mencionados en el artículo 1.” de esta ley; 4.” autorízase á la Junta Departamental del Callao para que de- marque los límites de los distritos en que debe dividirse la ciu- dad del mismo mombre.” Conforme á esta ley, deben determi- narse los límites con Lima, según /os confines de los fundos lla- mados Chacra Alta, Taborda y La Legua. Planos.—Antes de proceder, revisamos los planos que se te- nían de esta parte de la República, sacando las respectivas co- pias de los que existen en la Biblioteca Nacional, pertenecientes 4 Mazaspina y Firz Roy, el plano de los alrededores de Lima, y algunos cróquis del fundo La Legua y de los límites de la provincia que nos fueron proporcionados por el hacendado Sk. PininLos. Teniendo á la vista los planos de las ciudades de Limac «y el Callao, nos dimos cuenta del trabajo que tenfamos que em- prender, resultando que las haciendas limítrofes son: 1.” entre la Carretera y el río Rimac, pertenece al Callao el fundo La Legua y á Lima el de Puente; 2.” entre la Carretera y el camino de Bellavista 4 Magdalena, pertenece al Callao el fundo Aguilar y 4 Lima el de Concha y parte del de Maranga; 3* entre el cam1- no de Bellavista 4 Magdalena y el Pacífico, pertenece al Callao el fundo de Chacra Alta y á Lima la otra parte del de Maranga. De aquí resulta que el de Taboada no limita con Lima coma lo : prescribe la ley, porque ese fundo está rodeado por los terrenos de AguiLar, excepto por el frente que mira á la Carretera. Reconocimiento —Acompañado el que suscribe del alumno Sr. Muñoz, á quien nombré ayudante de la expedición, recorrimos 4 caballo el 20 de Febrero los límites que separan legalmente el Callao de Lima; conducidos por un guía que conocía dichos lí- mites, proporcionado por el hacendado Sk. PixILLOS, fuimos re- conociendo los confines del fundo La Legua, desde el estanque que está junto á la Carretera hasta un mojón que se encuentra en medio del río Rimac; después otro guía, que conocía los lí- mites entre Aguilar y Chacra Alta por una parte y Concha y Maranga por la otra, nos enseñó los confines desde la Carretera hasta el camino de Bellavista á Magdalena y desde este camino g hasta el Océano Pacífico. O Le Levantamiento del plano de los límites. — Del reconocimiento resultó, que el plano debía levantarse por el método perimétri- co, usando triangulaciones en los estanques, puquios y pantanos que existen en la línea limítrofe, cuyo resultado es el siguiente; 12 Entre la Carretera y el Rímac.— El estanque dela Le- gua forma un triángulo que está al N. de la carretera; el estre- mo O. de su base es la arruinada garita del estanque de La Le- gua y el extremo E. está 418 metros antes del kilómetro 5* del ferrocarril inglés; de aquí hemos principiado el deslinde, punto que corresponde á 4,582 metros desde la estación de San Juan de Dios, contados sobre la línea férrea. El Ingeniero de la Ca- -rretera, Sr. NicoLás MEQUER, dice que desde el Monumento Dos de Mayo hasta la garita de La Legua, que está cerca del kilómetro 7? del ferrocarril, hay 6,027 metros; luego rebajando 2,418 metros, se tiene 3,609 metros desde el Dos de Mayo hasta donde principia el Callao por esta parte. Término medio, se tiene una línea que se dirije al NO. for- mando con la carretera un ángulo de 36” y de 1,661 metros de Jargo, separando las tapias confines de los fundos La Legua y Puente hasta llegar á un callejón que forma con aquellas tapias 140 al S., término medio, siendo su longitud 435 metros; de aquí los límites se dirigen al ferrocarril Trasandino, formando un ángulo de unos 100" hasta llegar al puente N. 13 de dicho ferrocarril: hay 314 metros; del puente indicado, el límite va al mojón que se encuentra en medio del río Rimac, «contándose 916 metros. Para levantar el plano de estos límites se trazó un polígono topográfico de 14 lados, principiando en el kilómetro 5.” y ter- minando en el mojón del río; hé aquí los ángulos y la magnitud de los lados, unos medidos directamente y otros por triangula- ciones, que se verificaron en el estanque de La Lzgua y en el terreno que forma el lecho del río Rimac, Angulos Lados Angulos Lados “5 AB=180%58 5 A=269m HIS=119" 6 HI=166m . ó ABC = 37" 5. AB =149 IJK=164%40' Me=207 OD =132 257480 99 2 UK =257%21” "1 IK=228 CDB =170:361 01162 1 KLM=187%50" KL=240 DEG=169%35 DE =518>- L¿MN=>271” 3 LM=:74.: FGH=189%25' FG=28 MNm=110%7' MN= 87. GHI =180%7' GH=3436 N m=3878. Tomando por eje de abscisas la línea del ferrocarril inglés y: A PA El por ordenadas las perpendieulares á. dicha línea, se tienen las sico 2 úl — 414 — - guientes coordenadas de los vértices del polígono topográfico, siendo origen el kilómetro 5.': Angulos Abscisas Ordenadas O OSA 5: A=180* — 269,00 m 0,00 1H AB=180%58 — 417,98 — 2,51 C= 38 3 — 340,02 E OIR CD= 4028 — 216,77 A OS 1ÓS DES 32 UTE ODE yr Ya FS FG= 26739 + 446,81 + 601,47 GH= 36 4 + 799,24 + 858,15 Hi= 37” +- 931,78 + 958,09 1J=336* 7'' + .1121,05 + 874,28 e JK=320%6' +. 1208,07 +hi..139:59 KE 3817.47 1486.47 011979:20 EM= "46" 7H 1 1537,70 + 932,62 MN=13710" + 1473/96 + 991,77 Nm= 67%47” + 1805,94 + 1804,59 Estos ángulos son los que forman los lados del polígono con la línea férrea en el kilómetro 5.* y se nota que el mojón de) Rimac tiene la abscisa y ordenada casi iguales de unos 1,80 metros, Las distancias de los vértices del polígono At á las ¿apias límites, son las siguientes: Bála tapia 43m ree á la tapia 17m Es di FE y id. Le De 3d: 290% 7 id. e F id. 4» E id. Js Co id: 40 », HS ade Ea El vértice 4 está en la línea del ferrocarril inglés y el vértice MM en la del trasandino; el polígono se trazó en terrenos del fun- do La Legra, atravesando primero el estanque, en seguida cua- tro potreros, después un callejón y finalmente un potrero para alcanzar la línea férrea trasandina. 2." Entre la Carretera y el camino de Bellavista 4 la Mag- dalena.—Este límite está formado por una línea que parte 66 z metros más allá del kilómetro 7.” del ferrocarril inglés, formán- do con dicha línea un ángulo de 50* hacia el SO. con una lon- gitud de 1,593 metros hasta la Huaca del monte de Maranga, de los cuales 1,030 metros pertenecen al lindero del fundo Agui- a lar con el de Concha y 563 al de Aguilar con Maranga; estas | medidas son sobre el polígono topográfico. o El límite de los fundos Concha r Maranga está enfrente del ( — AT — estanque de Aguilar. Desde la Huaca del monte de Maranga, el lindero del Callao se dirije al O., rodea el monte menciona- do y alcanza una pared que separa el fundo Aguilar del de Ma- ranga; dicha pared va formando varios ángulos hasta el camina que va de Bellavista 4 la Magdalena. Este. segundo trayecto tie- ne 1,633 metros, medidos también sobre el polígono topográfico. Para levantar el plano de estos límite se trazó un polígono de 15 lados, habiéndose hecho tres triangulaciones; una para pasar por el estanque de Aguilar, otra para atravesar el monte de Ma- ranga, terreno pantanoso donde se encuentra el puquio del Ca- llao, y la tercera triangulación para medir un cañaveral de Ma- ranga, que estaba con agua. Angulos Lados Angulos Lados 7 AB=130%34 7 A= 66,6m H 1J= 904) Hl=174,6m ABC —=188%30' AB —680, EJE IZ AI =TO2, PUN —=16120" -B6:220,5 > JKL=1095%34. .J--K-146,6 DF G=281%58' DFT—562,7 LMN=159%13' LM=360, FGH=17415' FG —=197, MNO= 98 o” MN=142, GHI=222%58' GH= 97, NOP —=265%15' + NO=127, O P= 93, Tomando por eje de abscisas la línea del ferrocarril inglés y por eje de ordenadas la perpendicular trazada en el kilómetro Se tiene las siguientes coordenadas: CDF —185* $ CD=121, KLM=—z0o920 K L=104, Angulos Abscisas Ordenadas a: O + 66'60 m 0'00 1 AB= 4926 + 508'83 — 517'56 BC= y0'56 + 682%21 . — 666'92 A O AL PE RAS) DF= 5428. + 1070'47 — 1229'21 EG =312%30' + 1203'56 — 21083977 GH= 318915" + 127593 — 1019'38 HE=275%17 += /1202/01 — —845'53 IJ= 428 + 148343 -— 860'48 JK= 7215 + 1528'12 — 1000'10 KL= 5641? + 1585'25 — 1087/01 LM= 27%21' + 1905'01 — 125241, MN=: 48 8199978. 1358/15 NO=130” 8 + 191792 — 1455 25 DE roja 1985 3) 0 I2D4O El polígono se trazó en terrenos del fundo Aguilar, habiendo atravesado hasta la Huaca del monte de Maranga seis potreros, más allá de ese monte el palígono se construyó en terrenos de y 6 EN Maranga, atravesando dos potreros; las distancias de los vértices del polígono á las tapias límites, son las siguientes: $ A á la tapia 12,50m 1 quitando hacia el Este...44m SER, id 14, J formando 1//p=T42%4 "088 C id - 38 , Kseencuentra en el límite. D id Eb hacia el NOrten e TN 87 ,, F A E A A cio O E SI 19 G al STA. 222 WWihacta eur. Ae Ss H al N4 04 110'se encuentra, en exlnite h Zen la misma tapia P formando OPg=133"23'..80,, Tomando sobre el alineamiento 47/ solo 130 metros, se tiene un extremo del monte de Maranga, el otro extremo va al punto a del siguiente detalle, que se tomó con la brájula entre los pun- tos / y K siguiendo la pared límite, que está entre el monte y tiene como 3 metros de altura: | LJ O =1AR A: J p=88m e Y 2 aA= 000 Pod = 10.5 p ab=2200' a =B A. a bc=2250' b c=I15., acequia A, C bc k=260%0' ENiZIA 3% Entre el camino de Bellavista á la Magdalena y el Otal Pacífico.—Los límites siguen, desde la pared que rodea al fundo Aguilar, recorriendo el camino que va á Maranga, separando esta hacienda de la de Chacra Alta 978 metros, contados sobre el polígono topográfico; despues les límites se dirijen al Sur siempre separando aquellas dos haciendas hasta el mar, contán- dose 1,145 metros medidos también sobre el polígono. Para: levantar estos límites se continué cel polígono anterior, desde el punto 2, formándose otro de once lados, cuyos ángu- los y lados son los siguientes, habiéndose construído hasta Xen terrenos de¿Chacra Alta y el resto en los de Matanón para evi-. tar el estanque de Chacra Alta. Angulos Lados OBO:=70% 29) P¿QO 208104 POR ==104P 30 OR == "S2 0 OS 22010 SES RS M=sz nte a SEO 1 STAU.:=T02W0' TU F388 TV ==2 200084 UV. 101 UVX= 59 35' VX=37 MAGV= 25804 10s X Y = 85, 7. e ANA EN YZ= 994 » Y LZW=:070 27) LW =546 .,, ZWm =197* 52' “Wim =186 0, / Mi el A MA UC A O ON ¡O A A A o Y — 41M — Angulos Abscisas Ordenadas PO=14824' —+1812'45 —1628'77 OR=223%54. -+b1752265 —1571'22 R S=183%42". +1568'04 —1559'28 S T=I5154 00146307: -—1615,33 T U=139%54... +1166'27.. '—1865'25 WW= 2040 brzani23.. / —1933"11 VX=I4'1' +131640 —1956'30 AA +1351'00 --2034'70 UL 2 770 +1434'43 —- 1980'66 ZW= 4037" +1788'18 —2396'56 Wm= 3145" +1940'34 -——2494'44 Tomando los mismos ejes de coordenadas, supuesto que cste polígono es continuación del anterior, se tiene: Los vértices de este polígono distan de las tapias límites: , ' Rála tapia Norte 17 m2 Y á la tapia Oeste 44 m S id pd 22 Ys id e Tenla tapia Norte ZN A IN'OTte 17 O,5 U en la tapia Sur W id MIEStEN de Vá la tapia Este 37.,, OOO! Este 10,, Xen la tapia Este El punto zz está á orillas del Pacífico, y los límites forman un ángulo en el estanque de Chacra Alta, contándose los 44 metros de Y sobre el ángulo ZY7r=26" 31”, el otro ángulo está seña- lado por los detalles del punto Z. Comprobaciones.—La torre E. de la iglesia de La Legua, que llamaremos x, tiene por coordenadas 75 metros al E. del kiló- metro 7. y 40 metros hácia el Norte. El primer polígono se ha comprobado midiendo los ángulos V1/x=156* 12; VW/x= 313 24; /Vx=111* 55'. El segundo polígono con 4Dx=170" 19; L1Mx=354* 35. Para comprobación se tomó la casa de Cha- cra Alta que llamaremos y, midiéndose ZMy=157"43', POy= 31020" UVy=207"41, UVx=327 20", mWy=T75" 30", Wimy= 268” 39', El plano que sa ha trazado á la escala de 1/4000, tie- ne estas comprobaciones, habiéndose dirigido todas esas visuales, que casi se cortan en Jos puntos correspondientes á la torre de la igiesia y 4 la casa del fundo de Chacra Alta. - Conclusión.—Aunque se ha dibujado el plano á 1/4000 seña- lando los polígonos topográficos, las tapias límites, las tapias de división de potreros, los límites que no tienen tapias, la posición de las dos líneas férreas, río Rimac, Océano Pacífico, estanques y de La Legua, Aguilar y Chacra Alta; así como el monte de nd — 478 — Maranga y las visuales de comprobación, se va á dibujar otro plano á la escala de 1/20,000; terminando por ahora, indicando que los límites entre la provincia del Callao y el Departamento de Lima abrazan: Límites entre La Legua y Puente... ....n coco. 3,375 mM id serán: la Carreteras id a ES 2,484 ., 1d entre Aguilar y Concha... certo 1,030,5%, id entre Aguilar y Maranga............ 2,1059 1d según el camino de Magdalena....... OS id entre Chacra Alta y Maranga........ 1,145,095, Contado sabre el polígono topográfico...... = 11,209,3 12 Estos 11 kilómetros se proyectan sobre 4,400 metros de la. Carretera, de la cual dista el límite que está en el río Rimac 1,500 metros y el que queda en el Océano Pacífico 2,500 me- tros. La brújula marcó 108” hácia el O. para la línea férrea en- tre los kilómetros 5.* y 7.: como la declinación de la brújula es 10% 30 se tiene, respecto del meridiano astronómico, 97* 80"; tal es la orientación del plano. Lg Por el cróquis adjunto, trazado á la"escala de uno por 60,000, se tendrá una idea de los límites entre el Departamento de Lima y la provincia constitucional del Callao. Los alumnos que me han acompañado en esta expedición, han trabajado con mucho entusiasmo, principalmente el Sr. Muñoz, y creo de mi deber indicar sus nombres en órden tanto de su asistencia, como de su aprovechamiento: Juan C. Muñoz, Francisco Cagigao, Torcuato C. Conroy, Enrique Vantose, Francisco Carrera, Alberto Navarrete, Ricardo Ramos, José María La Torre, Julio Ribeyro, Francisco Menendez y Amadeo Drinot. Queda, pues, Sr. Director, terminada la Comisión que se me encomendó para levantar el plano de estos límites. So BA FEDERICO VILLAREAL.- Miscelánea. Socios nuevos.—En las últimas sesiones, han sido nombrados: Sr. D. Jorje Elster, como miembro activo; y el Sr. D. Carlos « Matzenauer, cónsul del Perú en Vigna, como corresponsal. , t j , , > y” AO SR -Auchenia Huicuña, por B. Pacheco Vargas -— 479 — INDICE Dx LOs ARTÍCULOS INSERTOS EN LOS BOLETINES DE LA SOCIEDAD GEO- GRÁFICA DE Lima, CORRESPONDIENTES AL SEGUNDO TOM” BOLETINES Nmxrs. 1, 2 y 3. (Junio 30 de 1892 ) Determinación de las diferencias de tiempo por el telégrafo en las obser- vaciones de longitud, por M. T. Le ClerC...oococnoncnrnnorornororcnccnonos Apreciaciones hechas sobre el trabajo anterior, por el capitán de navio De02milo NN. Carrillo uuiooor led rociar nada caen or oa intensa nero Condiciones físicas é intelectuales del indio, por el Dr. Luis Carranza.. La Lituania y sus leyendas, por Mme. A, Neumann (traducido del inglés) El Lago Baikal (traducido de la Geographic Unwverselle de Elisée Réclus) Estudios lingiiisticos americanos, por A A Estudios sobre las corrientes oceánicas y especialmente de la corriente ""umboldt, por el capitán de navío D. Camilo N. CarrillO......oo..... Uso del oxígeno en los altos niveles de la cordillera, por el Dr, L. C. Alturas de algunos puntos del interior sobre el nivel del mar, por el capi- fade navío DM: Melitón Carvajal so. acotosonoscrcciono sono drra tacos coo Estudios sobre la corriente Humboldt.—Notas cambiadas entre la Socie- dad Gecgráfica de Lima y la oficina Hidrográfica de Chile Necrología,—El Sr.» D. Octavio Pardo..:...oovooioocorcnerncrnano ooocoronnan inn Miscelánea.—La obra «El Perú» por Raimondi.— Socios nuevos..... Lo Congreso Geográfico Hispano-Portugués-Americano.— Conferencias. — El Tastituto: Cartográfico DEAÍTAMO. 1: .oonconiponconccccnnernccnno bananos cccns: Islas Spitzbergen, por D. Modesto Basadre ...ococmcconenonones +0... alo BOLETINES Nm:rs, 4, 5 y 6. ( Setiembre 31 de 1892) Viaje 4 Andamarca y Pangoa, por E. Barrailller......o.ooooorrircinnnacnnanosos La fortaleza de Huichay y el arte de la fortificación en el tiempo de los Incas, por el coronel D. Ernesto de La Combe.. o Ruinas de la fortaleza de Cuelap, por A. Wertheman, con dos Eee. Informe de la comisión nombrada por el Prefecto del departa.hento de Amazonas, porencargo de esta Sociedad, sobre la fortaleza de Cuelap Determinaciones telegráficas de longitudes en la América del Sur, por M. de Bernardiéres. (Traducido por el coronel E. de La Combe) ......o... hanna ra roo proronoroasasarosr».sarosns.s Carabaya, por D. AI RRE E L'5 conocimientos geográficos respecto al Atlántico, en apo de Cris- tóbal Colón, por A. Hautreux. (Traducido por el Sr. C. ]. B.)...... El río Nilo, por a e Opiniones de varios sabios, por D. Modesto BasadTe....oocoocccoonorenonanncos. Tempestades de granizo en Ayacecho, por el Dr. Luis Carranza............ Viajes al través del continente africano, por D. Modesto Basadre Miscelánea .-—Obsequios.— «Le Tour du Monde»...... e Exposición Nacional.— Nuevos socios.-- Sociedades y estudios. geográfi- cos, por D, Modesto Basadre lince nin ioocoo ooo rrananonerorans 0 AAA > o 144 147 161 172 190 205 222 230 231 233 236 237 QS y € ( (35€ £ ( — 480 — ; ; Esas. a a SA AMA O E A A e sec 238 Cuadros de observaciones meteorológicas, correspondientes á los meses de Agosto, y Setiembre de 1892 A BOLETINES Nmxs. 7, $ y 9. ( Viciembre 31 de 1892) ( Coordenadas geográficas del departamento de Lambayeque, por el Dr. Federico” VikiMeal. 3. cdas. Ocio soap ar e UN 241 Región Amazónica.--Conferencia dada por el Sr. Coronel D, Samuel Pa. lacios Mendiburu, sobre la colonización de Loreto....oooioccocnccrmno.. 267 Memoria que el Presidente de la Sociedad, Dr. D, Luis Carranza presen- ta ála Junta General en su última sesión de añO...cococcoocesrecronoro ros 312 Discurso que el Dr. Carranza pronunció después de leída la memoria an- A A > AN Huancayo.--Ligeros apuntes sobre sus límites, constitución física, habi- tantes “caminos, etc., por, D. Nemesio ¡Ac Rasa laos ade TR 327 Pigmeos ó enanos, por. D. Modesto Basadre. coomoonrcocnonnociononcnonasa sunvos 347 Ley aumentando la subvención á la Sociedad Geográfica de Líma.......... 356 Congreso Internacional de Ciencias Geográficas de Berna, por D, Modee; RN A 357 Miscelánea.--Socios corresponsales de Sociedades Científicas Españo'as... 358 Expedición Peary, por 1D. Modesto Basadre.-- Sociós nuevos.— Sexto Congreso Geográfico Enternacional ii aaa de o a 3% Personal del Comité organizador del 6” Congreso Geográfico Internacional 360 Cuadros de observaciones meteorológicas de Octubre, Noviembre y Di- cizmbre de 1892 Cagi De! BOLETINES Nmrs. 10 11 y 12. ( Marzo 81 de 1893 ) Colonización y explotación de la montaña.--Carta dirigida á la Sociedad, por el socio corresponsal en París D. Felipe Barreda y Osma......... 361 Informe. recaído en el documento Anterior ....ué soosroorovevaronanase ciao ale NS Primera conferencia sobre este asuntO...... ¿pupnstapodoten odo res opor ao oO Segundajconferencia dos paioss caondotns aulas abs velas e hyo nas de soc a a ON 392 Tercera y última conferencia ....... CO AELOOO: A ASSO nd) bos AA PJ) Apuntes topográficos y EOI de la provincia de Ayacucho, por E O A A veoonió 400 El Mediterráneo, por el teniente. “coronel. Sir R. "Lambert Playfair, (Tra- ducido del inglés) ...... o de Sian eonnrannanerinana nao ene 18 Parte oficial del ingeniero Sr. Carlos A, Pérez, sobre su expedición del puerto del rio Azupizú hasta la confluencia de los ríos Pichis y Palcazu 444 Informe de la comisión americana del ferrocarril intercontinental, en la parte que se refigré al Mena... caos co. cc 0 AO Memoria del Director de la oficina de la obra «El Perú», Dr. D. F. Rosas 465 Memoria del comisionado especial para el arreglo del archivo antiguo del Ministerio de Hacienda, Sr. D. , José Toribjo- Polo: ...«.0hs Aaa s0> 14075 Límites del Callao y Lima. PES, INS IES FAO TOA E A A Miscelánea. —Socios NUEVOS... soncooonnroronans EE A Ac IA IndiéSgeneral del tomo IL...oaooonóno 4909 IMA d ano ¿ls iv dj CS Cuadros de observaciones meteorológicas, corespondientes á 1OS meses de Enero Febrero y Marzo de 1893. * ¿! K ef aro ita t € CROQUIS ”) DE LOS LÉMITES ENTRE EL DEPARTAMENTO DE LIMA Y LA PROVINCIA ho CONSTITUCIONAL DEL CALLAO. 4 > Pace yn | oBocanegra Ú oValdivieso G Villegas”. o o Miranaves Barbosa Ad El A o Valverde Carretera o Concha == 0 Bellavista SS 9 Aguilar Chacra Alta ¡ sd, Eslanque Déguiin ¿ h Aguilar c Monte de Maranga 2 d Estanque Chacra Alla 34 FX Huaca de Maranga n Lindero de Concha y Maranga Escala 7 a Da a, 0 » Latitud S. 122-3'-44". de Paris 19-24 Presión barométrica Temperatura. Día. 40? C. A la sombra. A la intemperie MAX. | MÍN. | MED” MÁX.| MÍN. MED, MÁX. | MÍN. | | ¡AA! 1 1746.35/743.90 745.12[26.2| 17.0| 21.61 29.3 | 17.0 2 1 746.60| 744.80) 745.70] 27.0| 16.0 21:5] 30.0 | 15.9 3 1746.50 744-751 745-62|28.5/ 15.7) 22.1] 31.9 | 15.0 4 |74goo 745.97 746.48] 30.7; 17.8 24.2] 32.8 | 18.0 1.5 1747-47 745.00 746.23|30.0| 17.6 23.8] 33.0 16.8 1-6 [747.60 745.30 746.45]31.3 17.0 24.1] 31.5 | 16.6 y 747.00| 743. 71 746.48 30.0) 16.8| 23.4 ON E 748.25|746.20| 747.20] 30.0 18.2| 24.1] 32.0 | 17-5 9 1748.85 747.01 747-93| 28.3 18.2| 23.3] 32-5 | 17.6 10 | 749.25 747-905 748.15f28.0 20.0 24.0] 31.6 | 20.0 11 |747.40| 743-901 746.65|29.0| 16.5| 22. A a 12 | 748.00| 747.00 747.50] 28.9 17.3| 23-14 30-7 | 16. 13 1747.90| 746.60| 747-25|30-0| 18.8| 24. 32.6 | 18. 14 |748.70|746.30| 747-501 27.5| 18.9| 22.8] 29-9 | 18. 15 |749.15| 747.25 748.20] 29.0 18.5| 23.8] 31.0 | 15. 16 |749.20| 747.10 748.15]27.9 18.4, 24.1] 30.0 | 17. Ny 7 [749.51 747.90 745.20] 29.0 16.8 22.9] 32.5 15. 18 |749.40| 746.90 748.15127-5| 17-3 22-48 30.1 | 16. 19 1748.90| 747-02| 747-96| 28.1] 17.8| 22.9] 30.0 16. UN 20 [747.641 746.00 746.82/28.1 18.8 23.4 30.8 | 17 . | | 21 745.651 746.82] 28.9 16.5 22.7] 29-6 | 15. e 22 746.551 747.67|28.4| 17.9 23-1] 30-9 | 16. . 23 745.701 747.00/28.0| 18.9 23.4] 31.0 | 19.0 24 746.00| 746.87] 29.21 20.2 24.6] 33.0 | 18.0 25 745.851 746.30] 30.0] 18.6 24.3] 33.9 | 17.8 26 746.30|747-00|30.5| 18.5 24.5] 33-1 | 18.0 27 746.20| 747.02] 29.2 18.0| 23-6| 31.0 | 17.9 28 745-35| 746.90] 28.9| 18.3| 23 a OO EZ (1) Cada una de estas unidades vale 1o kilómetros. Vo Bo «CIÓN Me* |FUER-| METROS, ¡EN 24] / horas] del vapor q h. | tiva media. a. m. oá IO. di Estado del cielo Fuerza elástica Nobulosidad Evap; th [o e) HODNvowN EN E] rien Q1 ANI ul NI N VU vd [e] 5) Quad Nu nd 15) 15] GD OR-ODRA-0Ow DN bobedn DOSDADALSDA ESE SOS) DOO0 Qu un DINO 34 au IFNDNNMN DN + +00 nv 0 Ru yum Du V ExoumMm haya NON HA m4 A Ao o o GU HN VA +.” 23 ta o] ISS S] “np Qs 18) [ay NO a w NON (02) NUNa yn +0 0 0 QU UU Uy 6101 + GQ pr =1 ES] EHH Y QU 0 0W0auO » Su mu w a+ “2 DON On y ESOS NON Nao ISS] NNNNANNNO DO OO Ouanna ao Ord hd=ro AN DNOD an DORA AAHADXA”m >. GU NND-=GQ hmm mm AS AS NS 15) 15) + 0 eu ana dy th 15 OBRA DEDO 15) h un uu EMO 1] (37 an 11] : 14 | 7 13 | 6. 19 | 7- 21 7 20 3) C: M: [Mañana nublada 28 | 5: 26 | Ge 6 3 » SI 4 » 4 | IN 7 4 6 » 6 A 7 LANE 24 | 1 Días 22 U 2 » 21 Í E e 29 | A ' 6 » 19 E 30 | C: C: 16 | 1 Días [Mañana nublada. 13 2 » [Tarde id. yl 3 » [Temblor 2 h. zo m.a.m. y 4 19 | AD h.a. m. E | N VIV NNN UI LALALA . . . . . S + . du O HOoLiIDO Ca Ca a a e o e a HOODoOoOoun 0UYu YU 0 00M Oo MH DIGO No ISS] PES DE dí Dr. Retola. Inspector. ! ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. : OBSERVATORIO “0 DAN UE : PE : Observaciones meteorológicas correspondientes al mes de Febrero de 1893. (ÚNICA EDICIÓN AUTORIZADA.) 13.2. Altura sobre el mar 158 m. 50. (DIS Observadores, E. Remy.—FRANCISCO B. AGUAYO. Dr. FEDERICO y 7 pi i ——— SN a a a e : - A DEA $ ; PAN y ns Pas he e: y Ñ pa a e A Y rd Y Hi CNEA i nión T ja GIA s E e Es A E ES > E A e lr, Po Si ios yb be s Af e E, , A: a A AR. O dE Fura ja ty mf > Ss PA y A z Eo sd . , E A e or ah, Ep Ei 7 E ATA cl Di A FAN AER A ¡ A : A A = e Y 1 ete po DE MEDICINA. ABSEE VADO Ri. DANA NUBE.” Observaciones meteorológicas corresponientes al mes de Enero de 1893. ÚNICA EDICIÓN AUTORIZADA. de e E 3.3 2 a E d Presión barométrica Temperatura. 7 la ON Y See Viento. E 3 E po 33 1.3 eS el E 12 3 = A ==3 => No ES) v A ] E o) =—- — — [a E DA ES MONO , Ñ : 0 II II 3 Ta] +] 05 15M v Día. MOSAG: A la sombra. [A la intemperie] <3 E 3 els alas] o) mano la SS usa les | > NOTAS E A o e METIO PEE MEA ES le qa Eb E DIREC- | 7A | porsE- horas fo | 3 EN Es MAX. | MÍN. | MED |Máx. MÍN. MED.[MÁX. | MÍN. MED. 23 | 3s fou lí E (Es eS CIÓN: loág|cunbo. | (115 | 3 3 E | | 138 , | | | 1 [749-15| 747.00 748.071 25.4| 13-7| 19.51 27.2| 13.2 20.21 23.424.9]20.8] 74 | 4.2 [| 17.39 ¡| Claro | S. TT NES 3.0 | 2 [748.59 747-90 748. da 24.5 17.4 20.9426.1| 17.0] 21.5123.8124.8] 22.2] 728 3-2 lIi5987 | ' » S. 2 | 3.12 | 27 | 3] — 4.9 | Llena 3 | 749.40) 747-35| 748.3 7127-91 17.8| 22 [28.2 17.41 22.8] 23.6124.8] 23.0] 73 4.9 [15.85 ' » S.SE NA | 28 2d — 7.9 | 1Días 4 l75ob>| 748.70| 749. Ós 25.8 18.0 21.9[27.5| 17.6/22.5424.3)25.1822.5] 7o | 3.3 [18.95 | 0 SIS E 2891152 41 — Bz 2» 5 1751.00 748.15| 749-17[26.3| 17.2| 21 27.7 17.0 22.3124.5|25.4]20.9] 75 | 3.3 |15-75 ¿| Cubi. [S.SE. | 1 | 3.00 | 20] 3 | — HO IR y 6 [748.00| 749.60) 748.801 25.5| 17.2| 21.3] 28. o| 17. o| 22.5)24.0/25.4124.2f 74 2.7 [14.98 ( » S.SE. ZA 2 2 — 61.4 > 74 750.00| 748. 45| 749.22] 27.1| 16.0| 21.5] 29-4| 16.2 22.81 23.8] 25.21 24.6] 71 3.8 [15.07 ¿H Claro [S.SW IS 16 2 == 4.2 | 8 1749- 70| 748.20| 748.951 28.0| 16.9 22.51 30.4| 16. 5| 23-51 23-91 25-2124.8] 63 ASE AED O iO » S:SE. 2 | 3:24 | 28 2 = 4.5 | 6 » [Temblor á las 3 h. a. m. 9 1750. 40 747- 65 749.02|25.5| 16.8| 21 27.6 16.4| 22.0) 23-925.3125.0] 74 2.6 | 15.25 ¿ » S.SE. 1 | 2.89 | 25 2 — 3.4 | C: M: 10 |750.55 748.40] 749.471 28.4| 15.5| 22.0) 30.0 14.5 22.6)25.3125.3]23.8] 72 | 4.7 [17.18 ( Y SS a oi 9.5 |] 1Dias 11 |749.15|746.40| 747-77|22-6 17.0| 19.8] 28.2| 16.6|22.4]25.3125.4] 22.7] 73 E do » S.SE. 1 | 2019 "19 2 — gq.0n No 2 12 1747-45 745-60| 746.52] 21.0 15.6 18.3/27.2 15.4| 21.3]25.3]25.4/22.7] 74 3.2 [17.39 ( 5 sw. 11:73 | 15 3 EN 4-5 302» 13 |748.25 746-50| 747.37128.2 15-0| 21.6130.0 14.8/22.4I25.4]25.2J22.2] 68 055 ANA 72 4 » SSW. 2 [13.12 1.2 2l = 1O.I 4 » 14 | 748.30| 746.50| 747.40 26.6 17.0 21. [28.2 16.8 22.5125.4125.422.5] 71 3-9 [17.61 3 » S.SE. 2 | 3.00 1.26 2] — 12.8 E » 15 |747.70| 746.00| 746.85 26.4 17.0 21.7| 29.4 16.6/ 23.0] 25.4J25.6/22.51 74 |] 4.4 | 18.50 ( » S.SE 23.47) go 1 | — A 16 | 746.90 745.80 746.35125.0| 18.8 21.9I30.3| 19.0| 24.6/25.5]26.0] 22.5] 76 4.1 [18.27 |. 10] Cubi. 1S.SE. 2 14.05.13 1 — gal 7 >» 17 [746.55 745.10 745.82| 30.0! 17-8| 23.9132.1/18.0 25.0/25.6]26.21 23.2] 76 3.0 | 19.07 ANCONS 2.31 | 20 2 — 7.2 | Nueva MR, [746.70 745.00 745-85 28.0) 16.3 22.1]31.0 16.c 23.5]25.6126.5] 22.8] 73 | 3.4 [14.65 a SSW E zo 1 zo) mal > ES "D 1746.90) 745. 40| 7 46.15126.2| 16.8| 21.528 4| 17.5 23.4125.3 26.6]22.0] 73 3.2 | 16.81 3 » SSA A 22108 | P1g 2 45 | 20» 20 [747.00 744.68 PAGie 23.2 16.8| 20.0 28.0| 16.6 22.3 25.3426.61 23.31 71 3-3 [19.66 al» SSA | 2.89 | 25 | 10 | — A 21 [747.50 746.15 746.82|24.4 16. 9 20.6128.0 16.9 22.4f25.8/26.5124.5] 72 | 2.8 [16.15 | 9pCubi.[S.SE. | 1 1.73 55] 41 — asi 4» 22 [747.50 745.60 746.55126.6 15.6| 21.1128.4/15.6/22.0/25.7|26.41 23.8] 73 | 2.3 [15.65 4 Claro [S.SE 1 | 1-95 | 16] 1] — 9615 » | Ni 23 746. 65| 744.60| 745.62] 27. o 16.2| 21.6/30.0| 16.2| 23.126.126. 24.2] 70 3.9 N14.61 6» SE IO DAR 684 6 » Mañana lluviosa. ll 24 1747.30) 744.40| 745-851 25- 9|16.2| 21.5 27.6/15.8 21.7124.4]26.2124.87 72 |] 2.8 Pi3.11 | ¿MN >» S. 1| 2.19 | 198 41 — 84 l 7 > 25 748.30 746.751747.521 28.4 17-5/23-0/31.8| 17.0 23.8] 25.2125.8 24.18 70] 5.6 Pr14.15 | 5H » [S.SE.| 2 | 3.00 | 26 f 2] — 39.2 | C: C: 26 1747.80| 744. 29| 746.041 27.7| 16.6| 21.6 30-9, 16.9| 23-9126.4126.37 24.44 69 4.3 l18.50 6 SA S SW 2 1 3.47 30 2 | — 5.0 1 Días 27 [746.40| 743- 90 744.901 26.1| 16.5| 21.3 28.2, 16.5 22.3]25.1126.3) 24.0] 75 A (o 6 ) So: 0 77 EZ al — 3/8 2 » [Mañana nublada 28 | 746-00| 743.So| 744-90|27-6| 15. Al 21.3] 30.1| 15.2| 22.61 23.8/26.3| 25.1 2 3.5 116.56 "7 » SS a E 8 = dol 3 » |ld. id. y neblina en la no 29 |7NG.10| 744.20] 745-15) 28. 6 16. 9 22.8] 31. 6 16.8, 24.2 26.1 25.61 24.61 68 4-5 P1Ó6.15 5 » Sl Se ES A 0.7 4 »:]| che hasta 11 h.15 m.p.m. 30 1745-70| 744-50| 745-10[ 27. o 16. o! 21.5 28. 5|16.0| 22.2126 51 26.3] 23.7] 72 323 [17:50 E » S; A as 7 O.I 9.1 5 » [Arcoiris 6 h. 45 Mm. p.m. 31 1745.40 742.70| 744-05| 27:3 |TÓ6. 5121.9/31.4 16.4| 23-9/26.5126.5123.4] 67 327 [17.50 4 » S; TA O 5 == 6.3 6» | | | | | A (1) Cada una de estas unidades vale 1o kilómetros. Vo Bo—El Inspector. va x El ¿yudante, Dr. po ola. e E . Francisco B. Aguayo. : , La y dí 8 3 E A AE 1 7 Ji E a h Í Pa Ez ERA E ea Es a al ' va ES . A AA Ñ 5 es E A A P ” > ra a poi fl ye eo tor ion MAR ' e > SÓ CURA rel MA Y y a Nin A TARO - y A y PALIO E 5 4 + y me IR A? 7 y” > e. . e 1 Y id 4 e. 4 eE y il Ae A 4 A Rd cd / do td o y hs pa 42 p Es k em pi ] . En F $ 0 ÉS 4 Í y ls j Y U e 1 E A ! ES MA . SA Js 0 A A A AA añ AZ A 4 y A AR A E , , TA P a A SR ES FE E a NA AE 5 E A ARA .- A Enció ni js y A PO a > El LS 1 H n : 4 cod e 3 ñ q a Di » ¿ PY E k Ñ p j , AAA A O da di 4 1 L ¡ mo a di je í A > , 3 E A Ñ E e a A pr / a E - SS ae. 7 ” 5 , Ena > ¿Mes aa at > ” za 5 y ESA E 2 y Fr E > rr ae AA ARE A O ns 5 mi prrAs S Ñ 3 , > Zap ien 2. s 4 1 z 4 a Di u : l ER ; Mia 3 AR ae AI Bl E .- ai » dl. sad > cl A A o o AS o ' AA pro Aa po rn ci ra A seal . l : ad » 5 z HA. a . 4 ” ; y NE ES y : E PA E 7, FAO 1 AC - da ip Pr += “5% ACADEMIA NACIONAL DF MEDICINA. : OBSERVA TORI REN ADNTU E” e Latitud S. 12-3'-44".5. Longitud W. de Paris 792W-5".2. Altura sobre el nar 158 m. 50. | . 72 . . | (Observaciones meteorológicas correspondientes al mes de [Marzo de 1893. 14 > 7 | 1 ac Y (ÚNICA EDICIÓN AUTONIAAD A.) Lima e. Bit | Perú A 2 E E E - | (Presión barométrica Temperatura. Humedad re- | Fuerza elástica lo Z Viento. ES E | S - O A CS 3 | | ¿0% C A A AE NES ION ES lativa ds! vapor. A e ES E Día. LONE: A la sombra. A la intemperie [ Del suelo 9 h. a.m. || < ; 9 138 ] Ds IFUBR-| METROS, eN 2419 la 5(3 Y NOTAS a | = = —| Es = —— 12 9 34, pa E | za [| POR SE- [horas] 9 5 El RO ? | MAX. | MÍN. | MED MÁX. | mín.| MED. háx. mn. MED. ll eóntt: | contr: | corts | moco | Z% [MÁX.| MÍN. [MED. MÁX MÍN.| MED. Z an | CIÓN. poñ9|GUNDO. | (1) IS [EG IZ [S Era ua 0 ea ra A Te a | == 0 2 aa a DO 748.15 746.30 747.22] 28.2 19.4| 23-80 31.0| 18.5 24-75 26.8 27.5 26.8 2.2 22.11 94 60 77-09) 17.11 15.8 16.45 5 Claro 15 ) 2 | 212 ed al 6.3 | 2.747.851 746.45| 747.151 28.0! 18.5| 23.25.) 31.4 17.8. 24.601 27.9 27:3/26.7 26.2] 23.1] 96 | 61 |77.0 17.1/ 15.21 16.15) 7 » 2 | 3.%4 28| 9 | — 5.4 |L. 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A: s : | Dx. FebrriGCo E. Remy.—Francisco B. AGUAYO. Y, 2 e li Ala e TA Poe A — <-> 2 E Imp. area 1eres.—I50 “BN DO ñ vu pu AA (1, Cada una de estas unidades vale 10 kilómetros. A A a e E - E 5d UY pon e A AA e NS ; 1] = e. Me a ie e ii Lab io A Ñ y z a E A A AE A DI A (EA RAOS CAA SEA Rar Pie may. tu A A A = p Ed nba > J * 7 le pu hu tas * Í 1d dee Le ME UE de he 2 A > ME a L ” A, a : S l e 3 na + "1 va p. AD A O E 8 cn a » No pia a - q quo 5 Y a >< e DN 3 : ” Ñ . y E lea Ya »* E ES » E % q pl 7 Era E . % dl ] " > ¡ SO e pe. Ar de o e a e ie o e E O! $ E y ye de Al o "Qe " O > . o . .. 3 ES - y . : rs e $ ey e E > h a - y ¿7 Li G . t : , o - 5 e y: “su E n 8 s , y - - z y o e > e” hr, . Ade > Pbro Ea 2d. Amer. AS y ” , Ea e Ms . h 4 > -. Y p , jan z / 23 + = E e.” a - E A 6 Y = - E L ( 4 P le 4 «e - Ñ > ri N -4 e o > e 53 4 E $ ñ s e 3 Ñ - Fr ys A pl AA: Ed $ 1 > e , IA y 5 : P , 3 . sa er. pa p, e > ” IA Ear E * ' <= 3 ds . , ' 5 A dl - «1 sa Sd ¿ A e a £ > ” Ha de Je e. ió A MNR