I BOLETIN DE I,A 00ciiftlml ^ij0grá|ícíi ile iJiiiia SUMA.R10hb^ Páginas Itinerario de los viajes de Kaiinondi en el Perú — Des- de Acuri hasta Arequipa. 186:5. (contimiaeiún) 1 El mejoramiento de los pas- tos de la sierra del l’erú, por J. A. Lavalle y García. (Continuará) 42 Provincia litoi-al 23.97 15.54.45 1.584.93 1615.41 1645.89 1676.37 1706.85 1737.33 1767.81 1798.29 COOO 1828.77 1859.25 1889.73 1920.21 1950.68 1981.16 2011.64 2042.12 2072.60 2103.08 7000 2133.56 2164.04 2194.52 2225.00 2255.48 2285.96 2316.44 2.346.92 2377.40 2407.88 8000 24.38.36 2468.84 2499.31 2529.79 2560.27 2590.75 2621 .23 26.51.71 2682.19 2712.07 0000 274.3.15 2773.63 2804.11 2834.59 2865.07 2895.. 55 2926.03 29.56..51 2986.99 3017.47 10000 3047.94 3078.42 3108.90 3139,38 3169.86 3200.34 3230.82 3261.30 3291.78 3322.26 11000 3352.74 3383.22 3413.70 3444.18 3474.66 3.505.14 3535.62 3.566.10 3596.57 3627.05 12000 3657.53 3688.01 3718.49 3748.97 ,3779.45 .3809.93 3840.41 3.877 i 18..5925 18.8973 19.2021 19.5068 19.8116 20.1164 20.4212 20.7200 21.0308 70 21 .3356 21.6404 21.9452 22.2500 22.5548 22.8.596 23.1644 23.4692 33.7740 24.0788 80 24.3836 24.6884 24.99SI 25.2979 25.6027 25.9075 26.2123 26.5171 26.8-219 27.1267' 90 27.4315 1 27.7363 28.04M, 28.3459 28.6507 28.9555 29.2603 29.5651 29.8099 30,1747 ■ — - -il MAR 3 o 1912 BOLETIN DK LA TOMO XXVI AÑO n. lima, jueves 31 DE MAfiZO DE 19ID TRIM. I Itinerario de los viajes de Raimondi en el Perú De Caravelí para Atico [8o kms. lo hs]. Atico. — Es éste, pequeño pueblo, cuyas casas están esparcidas á uno y otro lado de la quebrada. La iglesia queda en la banda derecha. En esta misma banda, como una cuadra abajo de la igle.sia, se ve una pequeña reunión de casas. Atico distará 2*5 kms. del mar y su quebrada tendrá á lo más 5 kms. de terrenos cultivados. Los cultivos principales son: maíz, alfalfa, papas, chaucha (especie de papa con muchos ojos) camote y algo de trigo. Además, se ve en la quebradita de Atico muchos olivos que producen aceitunas de muy buena calidad de las que á su vez, se extrae aceite bastante estimado en el país. Para extraer el aceite, secan primero las aceitunas al sol varios días, según la intensidad del calor. Después ponen las aceitunas con agua debajo de una rueda de piedra que gira ver- ticalmente al rededor de un eje de madera, y movida por una palanca á la que está unida una bestia. Esta máquina tiene la misma forma que la empleada para moler minerales, lla- mada en el país sotil. Por medio de esta máquina machacan las aceitunas y forman como pasta rompiendo hasta los huesos de estos frutos. Con esta pasta llenan una especie de sacos he- chos de junquilla (especie de ciperus) que tienen forma especial. Así llenos, ponen los sacos de cuatro en cuatro, uno sobre otro, debajo de una prensa igual á la que sirve para pi'ensar la uva en la fabricación de vinos. El aceite mezclado con agua sale de la prensa y se vacía en una tinaja de barro en la cual, por ser mas liviano que el agua, se separa y ya en la superficie sale JVE W' VC-SX BOT/M¡CaL GARL'Efi!. 2 por el canal que tiene en su parte superior; en la parte infe- rior una llave para sacar el agua cuando la tinaja se llena. El aceite cuando está muy barato se vende á S. 2.40 arroba; En Caravelí se vende comunmente el aceite de Atico á S, 4,80 la arroba. De tres arrobas de aceitunas sale una de aceite. To- do el aceite de Atico se consume en Caravelí. La cosecha de aceitunas varía mucho en cantidad. Atico es el lugar de baños de los habitantes de Caravelí que bajan desde setiembre hasta diciembre (época que en Caravelí hace mucho calor) y se establecen ya en el pueblo ó bajo toldo en varios puntos de la playa. En estos meses, principalmente agosto, setiembre y octubre el clima de Atico es bastante agradable, porque no hay mucho sol y además los cerros de los alrededores, cubiertos de verdura, ofrecen á sus inmediaciones muy buenas loma.S. En diciembre regresan á Caravelí, pues en esta época empieza el cielo á nu- blarse y los días son muy templados; además, es la época de la cosecha del trigo, que es una de sus principales producciones. Los de Atico, además de ocuparse en la agricultura se de- dican también á la pesca de mariscos que venden en Arequipa y otros puntos. Las peñas de las inmediaciones de Atico, bañadas por el mar, son muy abundantes en erizos, de manera que sacan con facilidad gran cantidad de ellos. Los comen frescos y preparan además una especie de jalea\ después de procurarse buen nú- mero de erizos, cortan algunos y los hacen servir de recipientes, echando en cada uno los animales de otros tres ó cuatro, llenan- do así el pozo natural, después los ponen á las brasas para coci- narlos en sus propias conchas, á fuego lento. Por el agujero natural que tiene la cubierta del erizo se desagua completamen- te y después los sacan y ponen al sol para terminar su deseca- ción. Preparados de este modo se conservan todo el tiempo que se quiera; se trasportan con el nombre de “jalea de erizos” y se venden á precio bastante elevado. En Atico pescan también las Co7icholepas, que en esta costa las hay grandes, y se conocen con el nombre de '^pata de burro" ó de "íolina", cuyos animales se secan como los erizos y los lle- van á vender á Arequipa. En el mismo pueblo de Atico las to- Ibias secas se venden á S. 2.40 á 3.20 la arroba; por último, en los meses de diciembre, enero y febrero, época de pesca de íolinas, el mar arroja á la orilla inmensa cantidad de huevos de pescado, dispuestos en grandes racimos y envueltos á veces entre las frondas de los macrocistos llamados sargazos en varios puntos de la costa del Perú, y “aracanto”, en el lugar. Estos hue- vos se secan al sol y en este estado se conservan perfectamente hasta el año próximo y más tiempo todavía. Estos huevos se lla- man ataco en Atico y caiicau en Arequipa en donde se vende hasta S. 4.80 la arroba, En Atico se comen también los oscabrio- nes con el nombre de barquillos y las Fisur ellas llamadas lapas- Tanto los erizos como las tolinas y el caucan, basta remo- jarlos en agua para que se hinchen y se pongan como frescos. Atico á pesar de estas producciones no puede progresar por la escasez de agua y además por su aislamiento de todo punto habitado. Se encuentra á 80 kms. de Caravelf, 120 de Chala y á otros 120 de Ocofía. Los habitantes de Atico y de Caravelí tienen sinembargo la esperanza de que el Congreso declare puerto á la caleta de Punta Blanca que dista 10 kms. hacia el NE. de Atico, y enton- ces tocando los vapores podrían ensanchar su comercio, tanto de importación como de exportación. De Atico para la mina de cobre de Peña Prieta, [15 kms. en 2 horas] Noviembre ii — Saliendo de Atico, 9.40, se baja por la que- brada con dirección SE. Después se marcha, 9,45, al S.SE y al SE. Se continúa, 9.50, al S. Se ve Parkinsonia llamada monta- ña de gato y Calandrina llamada lengua de vaca. Esta última, especie de hojas grandes y carnosas presenta mucha variedad en el color de sus flores, ya rojo vinoso anaranjado, amarillas y amarillas con manchas coloradas en el borde. Por medio del cultivo y de la fecundación artiñcial se podría obtener variedades disciplinadas, esto es, con manchas de diferentes colores. En seguida. 9.51, se deja la quebrada y el camino que va directamente al mar. El camino que se sigue va al E. y E. SE. Se toma, 10.40, hacia el E. Más allá, 10,51, se va al E. NE. Se sigue 11.5, al E. SE. Cerca del mar, ii.io, el esquisto tai- coso está dispuesto en cajas algo inclinadas que se hunden hacia el O. En este punto se hallan muchas concholepas y muchas ve- nus del puerto de Lomas llamadas almejas. — 4 Siguiendo, 11.15, se marcha al E. Después, 11.56, se deja á la izquierda el camino de Calavera que se dirige á Ocoña por las lomas y se continúa por el de la playa. Este último camino no se sigue actualmente para Ocoña, por hallarse en muy mal esta- do á causa de las lluvias y de los despeñaderos producidos por la acción del mar; asi es que los arrieros que se dirigen de Atico á Ocoña pasan por el camino de Calavera, que aunque malo, es mucho mejor que el de la playa. Como á 2’5 kms. de la repar- tición de los caminos, en el de Calavera hay una aguada perenne llamada del Huaranguillo. Se pasa, 11.38, una quebradita y luego se baja á la playa. Pero más allá el esquisto talcoso se presenta muy cerca del mar, en capas verticales, y hácia los cerros en capas inclinadas que se hunden al NE. Después, 11.55, se llega á Peña Prieta, lugar en donde se halla la mina. En este camino se encuentran dos pequeñas caletas, la primera es más mansa y se llama del Morri- llo porque está situada á 1.25 km. más allá de un pequeño' mo- rro, aislado, situado hacia la playa y á 7:5 km. de Atico. Como á 2,5 kms. más allá de la del Morrillo se encuentra la caleta de Bodega, llamada así porque en este punto se nota una especie de corralón de piedra que se cree haya sido en tiempo de los españoles depósito para el embarque y desembarque de las mercaderías. La mina de cobre Peña Prieta, consiste en capas de cuarzo que corren en medio de las capas de esquisto talcoso. Estas ve- tas de cuarzo tienen diferente espesor y corren con la misma si- nuosidad que las del esquisto, el cual es muy cargado de cuarzo, de manera que á veces tiene aspecto de gneiss talcoso, notándo- se también algunos granos de feldespato. Muchas otras vetillas de cuarzo corren en diferentes sentidos alejándose ó aproximán- dose hasta reunirse. El cobre se halla en el estado de súlfuro de color rojizo morado; no forma veta seguida sino ojos en me- dio del cuarzo que á veces es enteramente puro y blanco. Esta intermitencia da lugar á que la explotación no tenga estabilidad y que muchas veces desaparezca enteramente el mineral de co- bre quedando el cuarzo puro. En varios puntos el cuarzo se presenta acompañado de óxi- do de fierro y hace sospechar la presencia del oro. 5 De Atico para el puerto de Punta Blanca: [15 kms. en dos horas] Noviembre 12. — El camino de Atico al puerto de Punta Blanca es muy bueno, excepto el último trecho para entrar al puerto, que es muy quebrado. Se sale de Atico, 10.32, hacia el SE. Luego, 10.37, se des- cansó. Continuando, 10.45, S. se sigue luego, 10.47, ^^.s di- recciones SE, S. y SE, y después, 10.51, las S, SSE, SE. ySSE. Marchando, 10.58, con rumbo S. se llega, ii.i, á las ruinas de un pueblo de gentiles, casi en la desembocadura del pueblo de Atico al mar, en la orilla derecha. Las paredes son de piedra. Se sigue, II. 5, al N. 80 O. Desde este punto se ladea el mar. Se llega, 1 1. 10, á una roca compuesta de cuarzo, feldspa- to rosado y talco en gruesos cristales (protógino porfiroide). Es- ta roca aparece á veces como estratificada y sus elementos en granos más pequeños pasando gneiss talcoso y á veces esquisto talcoso. Se llega, 11.39, á la quebradita del Jaboncillo, con agua que baja de las lomas. Esta quebradita tiene agua todo el tiem- po de lomas. Más allá, 1 1.57, hay arroyo y luego el puerto de Pullenca. Esta pequeña caleta es muy mansa y está defendida por una lengua de tierra. Puede servir de puerto muy seguro, ofreciendo además la ventaja de tener un arroyo perenne que baja al mismo puerto. Se sube, 12.10, entre peñascos al SO, y luego se baja. Po- co después se llega, 12.58, al puerto de Punta Blanca. La Punta Blanca conocida en los mapas marítimos con ei nombre de Punta de Atico es prolongación de una pequeña ca- dena de cerros que entra hacia el mar, casi 2.5 kms. con direc- ción hacia el S. 10 E. Esta lengua de tierra forma á ambos la- dos una caleta en donde el mar es bastante manso y podría ser puerto muy seguro. La Punta Blanca se halla al O. de Atico y no al SO. como se halla situado en el mapa del señor Paz Soldán. A 5 kms. de distancia de esta punta hacia el NO. se halla , / un pequeño chorro de agua no muy buena, llamado el Chorrillo, \/ agua que es escasa y que no hay gran posibilidad de llevarla ^ hasta el puerto. La roca de la quebrada de Atico es un esquisto talcoso y saliendo de la quebrada continúa una roca que varía á cada paso siendo á veces esquisto talcoso atravesado por veta de feldspato <5 la protogina porfiroide en donde se vé brillar grandes lámi- minas de feldspato rosado y escamoso de talco, de color pla- teado. Siguiendo la quebrada de Cachica por 20 ó 25 kms. se en- cuentra un lugar habitado [caserío] con cultivos de alfalfa y ár- boles frutales, que lleva el mismo nombre de Cachica. Este lu- gar es anexo de Caravelí. En los altos, entre Atico y Sondor, al otro lado de la quebrada de Cachica hay un lugar habitado, con agua y pequeños alfalfares llamado Huinllo. Este lugar adqui- riría importancia si tocaran vapores en Punta Blanca. Más allá de Sondor á20 kms. de distancia hácia los nevados de Sara-sara y Coropuna está el pueblecito de Cahuacho que tiene iglesia y mayor número de casas que Sondor. Este lugar queda situado casi al NE. de Caravelí; sus aguas bajan á la que- brada del mismo nombre. Cahuacho dista 50 kms. de Caravelí; calculan 60 por la dis- tancia de Caravelí á Sondor. El temperamento de Cahuacho es frío como el de Sondor y produce papas, trigo, cebada y al- falfa. Otro anexo de Caravelí es el pueblecito de Nauquipa, si- tuado como 70 kms. de Caravelí. Las aguas de Nauquipa ba- jan á la quebrada de Ocoña. En Nauquipa se produce mucha fruta como en Caravelí; también tiene minas de oro. Se en- cuentra situado sobre la misma línea de Sondor y Cahuacho. Datos sobre Caravelí El comercio de Caravelí, como hemos dicho, se reduce á la preparación de vinos y aguardientes. Los primeros se fabrican con pieles de chivato que obtienen enteras de modo particular. Para ello desuellan al chivato todavía vivo, sacándole la piel por la cabeza, con cinco aberturas, la de la cabeza y los cuatro miembros, las cuales cierran amarrándolas fuertemente, á ma- nera de saco. Las pieles así obtenidas sufren otras operaciones como quitar el pelo y untar interiormente con brea, que traen desde Chumpi. Los odres preparados de esta manera se expor- tan á Chala, lea, Moquegua, etc. haciendo tercios de 10 odres, de manera que una carga que llaman piara, se compone de 20 odres. Cuando quieren emplearlos es preciso pone'rlos al sol — 7 — para ablandar la brea y luego soplarlos porque con el trasporte se aplastan mucho y se adhieren entre sí las paredes inter- nas. Anualmente esta industria da á Caravelí de 50 á 60,000 pe- sos; cada odre se vende á 6, 7 y hasta 8 pesos. Actualmente se vende una piara en 138. Estos odres sirven para el trasporte del aguardiente y del vino. Cuando son recién fabricados co- munican gusto desagradable al vino y aguardiente, pero poco á poco mejoran á medida que seca la brea y se impregna en los poros de la piel. El aceite se trasporta en odres como los pre- cedentes, pero sin brea; se vende actualmente á 6 pesos la arro- ba. La parra que se cultiva en Caraveli no es gateadora como la de la quebrada de Chapara, sino sostenida sobre barba- coas. El vino se prepara como en la quebrada de Chapara en ti- najas grandes embreadas interiormente, en las cuales se conser- va. El vino de Caravelí se tuerce difícilmente. Desde agosto á diciembre el pueblo de Caravelí queda algo despoblado, porque la mayor parte de las familias bajan á Atico para tomar baños de mar. Desde pocos años á esta parte, en Caravelí se padecen algu- nas intermitentes, que antes eran desconocidas enteramente. Las mujeres, por lo general, son atacadas de blenorragia. En Caravelí se hacen encajes de hilo. No se encuentra carne todos los días, porque acostumbran matar reses ios sábados solamente. Plantas de las inmediaciones de Atico. — En las cerca- nías de Atico se observan varias especies de Nolana; muchas variedades de calandrinas de color rojo anaranjado, amarillo y amarillo con manchas rojas en el borde de los pétalos. Estas plantas se conocen con el nombre vulgar de “lengua de vaca”, son venenosas para los carneros y las vacas. La Alstroemeria peregrina es muy común. Además, se ve la Bignoniácea de Atiquipa; una monocotiledonea de flores azules, llamada “es- puela de caballero;” una ipo7nea también de flores azules; una compuesta con flores dispuestas en cabezuelas esféricas; una dianídcea; una boheravia; euforbiacea de tallo formado de espinas; otra calandrina de hojas muy pequeñas y cubier- tas de materia algodonosa; una borragindcea, el cochayuyo, el macrocystus. — 8 — De Caravelí para la hacienda del Gramadal [25 kms. en 3 ^ horas] Noviembre 17. — El camino entre Caravelí y el Gramadal es bastante bueno si se exceptúa un trecho algo pedregoso por estar en el cauce del río. Se sale de Caravelí, 11.38, con dirección hacia el S. SE. Se llega 11.55, á un lugar algo elevado, llamado Alto de Ananta, en donde se dió una batalla en tiempo de Salaverry en el afío 35 ó 36. Hay conglomerado traquítico. Se llega, 12.10, á un punto situado enfrente de la desembo- cadura de la quebrada de Chucani. Se va al E. SE. Se pasa, 12.15, el río que tiene agua en este punto, con muchas algas, Azolas y Potamogetón. Continuando por la otra banda, 12.18, se deja á la izquier- da la hacienda de Ceitiña. Se marcha hacia el E. Se ve molle y huarango. El camino sigue, 12.36, al SE. Más allá, 12.39, está la hacienda llamada la Huarca (de la familia del señor Antonio Demaison). La casa queda á la derecha del camino y á la iz- quierda de la quebrada. La dirección del camino sigue, 12.46, hacia el S. Después, 12.50, al SE. Luego, 1.3, se toma al S. Los cerritos que blan- quean de cerca de la quebrada son de roca porfírica y sobre ellos se halla depositado el conglomerado porfírico en ambas bandas de la quebrada. Se pasa, 1.15. el río, que tiene agua pero menor cantidad que arriba. Se vuelve á pasar, 1.18. Se va por la orilla iz- quierda. Luego, 1.23, se pasa nuevamente. Se sigue por la orilla izquierda. Los cerros á ambos lados de la quebrada son de pórfido; no se ve conglomerado. Se llega, 1.32, al lugar llamado Angostura. A la izquier- da hay cultivo de trigo. Continuando la marcha, 1.40, al SE., luego al S.SE., se pa- sa á la orilla derecha de la quebrada. Más allá, 1.53, se pasa á la izquierda; luego, 2, se marcha al S. Se ve sieiiita cubierta con conglomerado. Hay una quebrada á la derecha que baja de los altos de Calpa, Después, 2.7, hay conglomerado traquítico á uno y otro lado de la quebrada. Se sigue, 2.24. hacia el S.SE.; luego, 2.30, al S- El camino sigue, 2.35, al S.SE. — 9 Se llega, 2.39, á unos terrenos llanos sobre los que se mar- cha; por las líneas que se vé trazadas parece que hayan sido cul- tivados en tiempo de los gentiles.' notándose además sobre las faldas de los cerros, á la izquierda del camino, ruinas de casas. Siguiendo, 2.45, al SE., se marcha 2,53, hacia el S. SE. Se pasa, 3, el riachuelo que tiene buen arroyo de agua corriente. La dirección del camino va al SE. Se deja un camino á la derecha que conduce á las lomas de Caravelí, que distan de 70 á 80 kms. Se pasa, 3.12, el riachuelo y se marcha por la orilla izquier- da, luego, 3.17, se descansó. Se deja el camino grande que pa- sa á Ocofía sin entrar al Gramadal y se marcha por el cauce de la quebrada. Continuando la marcha, 3.23, se pasa el riachuelo dos veces. Después, 3.40, se sube á la izquierda del riachuelo y se llega al lugar llamado el Gramadal. El Gramadal era una haciendita, pero actualmente su terre- no aunque muy pequeño, está dividido en varias partes. Consiste en una llanura de forma semicircular rodeada de cerros, escepto por el lado del río que también es muy angosto y ladeado por cerros en la otra banda. Estos cerros son de conglomerado tra- quítico y completamente árido, de manera que los terrenos cul- tivados presentan hermosa vista por el contraste del color verde con el blanquecino de los cerros qué los rodean. El cultivo principal es la parra que la sostienen sobre barbacoas y forma como un corredor al rededor del terreno cultivado. En el medio se nota algunos alfalfares y hacia el lado del río unos bos- quecillos de árboles frutales. El vino que se prepara en este iugar es bastante bueno, y se vende hasta S. 2 la arroba, el aguardiente hasta S. 2,40. Todos estos terrenitos son regados por una acequia que sale del río, el cual no tiene más caudal que un arroyo. El Gramadal está situado fuera del camino recto, de manera que los arrieros pasan de largo y hacen una pascana á 5 kms. más abajo en otro lugar llamado Chinchín, en donde hay agua y nada más. El Gramadal se encuentra en la banda izquierda del camino. Del Gramadal para el mineral de Poseo [20 kms. en 4 hs.] Noviembre 18. — Saliendo del Gramadal, 5. 18, al N. 10 E. y 10 — E. NE. se sube luego, 5.23, al S. Se ve conglomerado traquí- tico. Se toma, 3.26, al E., E. SE, N. 80 E, ladeando la quebrada. Después, 5.31, se baja á una quebrada al NE. La quebrada á que se baja viene casi de N. á S. Tiene matas de Malesherbia blanca, algunas de las cuales son rosadas. En esta quebrada co- rre agua el mes de marzo. Luego, 5.34, se sube por la otra banda al SE, Hay malos pasos. Se continúa, 5,38, hacia el S. y más allá, 5.45, al E. SE, faldeando por arriba la quebrada grande; 5. 54 se descansó. Siguiendo la marcha se baja, 5.56, al NE. á otra quebrada;, se sube en seguida, 5. 58, al ENE. y NE, por el cauce de la que- brada; luego, 6.3, se toma al ENE.; 6.7, al ENE. se ve muchas piedras rodadas. Poco después, 6,20, se deja á la izquierda una ramificación de la quebrada, y luego otra y se sube una cuesta en zig-zag, entre esta xíltima quebrada y la principal. Se sigue hacia el S, 80 E. Más allá, 6.32, se cambia rumbo al N. 80 E, y se sube para tomar después, 6.38, las direcciones S. 80 E, E y S. Luego, 6.44, tomando al NE. se ve conglomerado traquítico. Por fin, 6.56, se continúa al N. 80 E, para llegar á un punto. 7, 12, desde el cual se ve los tres nevados: Sara-sara, Coropuna y Solimana. Continuando, 7.27, se ve el río de Ocoña, 7.30. que parece venir de N. á S. Se llega á un lugar donde hay una cruz, lla- mado el Alto del Campamento; se baja; se sigue descendiendo, 7.50, hasta el 3,80 E. Se toma, 8.20, al S. ; luego, 8.25, se des- cubre en las faldas de los cerros cubiertos de tierra muy suelta, algunas manchas de vegetación, en donde crecen: Chilcas, Pá- jaro bobo, Tipha y Equisetum. No se ve el lugar por donde pueda venir esta agua; si se excava el terreno se encuentra tie- rra muy húmeda que apenas tiene agua. Los habitantes del lu- gar del Gramadal, creen que debajo de este terreno hay una gran capa de agua pero esta opinión es errónea porque en estos cerros el terreno es muy inclinado y al pie^hay una quebradita profunda y si hubiera esa gran capa de agua, debería salir por los costados al estar formados todos los cerros de tierra suelta. Por la línea de vegetación que se nota en la falda hay en efecto como una capa de agua, pero es tan poca que apenas basta para hume- decer el terreno, á manera de una esponja empapada en agua, y se manifiesta con la vegetación. Pero esta agua no es suficiente para salir sobre las faldas y correr sobre la superficie. Siguiendo la marcha hacia el E. se encuentra la quebradita de Poseo, y bajando por ella se llega á los 20 minutos de camino al mineral de Poseo. Este mineral es de oro y ha dado varios millones de soles. Fué trabajado por más de 40 años con bas- tante actividad. Parece que haya sido abandonada como la ma- yor parte de las minas del Perú, en épocas de las guerras de la Independencia. Sus labores eran muy profundas y también elevadas, á chi- menea. Hay muchas bocas minas sobre la misma veta, que co- rre con poca diferencia de E. á O. La roca es una sienita á ve- ces talcosa y también cuarzosa. La quebrada de Poseo es muy estrecha; tiene hilito de agua que alimenta los quimbaletes pa- ra moler el metal. En la quebrada se nota las ruinas de muchos ranchos de piedra y paredes de una capilla construida de pie- dras unidas por barro. Como esta capilla fué levantada en tiempo de la boya del mineral, el barro que se empleó tiene oro y en el día han hecho varias tentativas de demoler estas paredes para lavar y extraer el oro que contiene el barro. Un vecino bastante religioso ha impedido que se votaran estas pa- redes que considera como sagradas. Actualmente (1863), dos ó tres individuos habitan este lu- gar para lavar y relavar los desmontes y aunque ya lo hayan hecho muchas veces, siempre sacan pequeña cantidad de oro- Para lavar estos desmontes hay un pequeño estanque en donde reúnen durante la noche la poca agua que corre por esta quebra- dita y durante el día llenan otros pequeños depósitos que tienen más abajo en los lugares en que está el desmonte que quieren lavar. Al lado de estos desmontes forman un pozuelo cuadrado de media vara de lado que llenan de agua por la pequeña aber- tura que tiene el depósito, y con la ayuda de un pedazo de caña. Junto al pozuelo cuadrado hay una especie de plano inclinado, en forjna de acequia poco profunda, revestida de pellejos. Para lavar, echan la tierra al pozuelo cuadrado en el que entra continuamente el chorro de agua que sale del depósito. Con una pequeña hoja de fierro remueven la tierra en este po- zuelo que arrastrada por el agua baja por el plano inclinado, de manera que el oro que contiene esta tierra, por ser más pesado, queda sobre los pellejos, mientras la tierra es arrastrada por el agua. El oro que recojen lo amalgaman en el quimbalete espe- cie de mortero que no es sino una piedra convexa en su parte in- 12 ferior como la de un batán, en cuya parte superior se halla ata- da una palanca de palo que mueven con los pies, siguiendo el mismo movimiento que la piedra de batán. En el mortero po- nen el oro ó los pedacitos que lo contengan con un poco de azogue. Por un lado entra en chorrito de agua que ayuda la amalgamación y además, va lavando continuamente la poca tie- rra que contiene. El oro de Poseo es en general blanquecino y tiene baja ley, sin embargo hay lugar en el mismo mineral que da mejor oro. Se vende en los pueblos pequeños de la quebrada de Ocoña, á 8o centavos cada adarme, ó lo que es igual S. 12.80 la onza. En la misma quebrada hay todavía varios quimbaletes; en- tre ellos se nota una piedra grande trabajada para este instru- mento que tiene más de una vara de largo por otra de alto. FORMACION GEOLÓGICA Saliendo del Gramadal se camina sobre conglomerado tra- quítico hasta concluir casi la quebrada señalada antes, 5.58. Su- biendo la cuesta se observa casi en la parte superior un gran depósito de conglomerado que tiene poca consistencia por estar reunido por cemento poco coherente, formado de tierra arcillo- sa. Este conglomerado es reciente porque tiene piedras rodadas de toda clase de roca: cuarzo, sienita, pórfido y traquita. Sobre él descansa una greda arenosa micácea y sobre ésta una greda blanquecina y fina que forma varias capas de color más ó menos blanco, habiendo algunas pequeñas capas muy blancas cerca del Alto del Campamento. En los cerros más elevados que este último punto se ve to- davía crestones de conglomerado traquítico. Bajando á la quebradita de Poseo desaparecen poco á poco todos estos terrenos estratificados de origen acuoso y aparece la sienita que contiene oro, la que continúa hasta el río grande. En la otra banda se ve la misma formación sienítica. cu- bierta en su parte superior por los mismos terrenos que hemos señalado arriba, formando una gran mesa llana en su cumbre. La sienita de Poseo aparece en algunos puntos como estra- tificada en capas verticales. De Poseo al río grande hay más de 5 kms. En el Gramadal el aneroide señaló 641.5. — 13 — Del Gramadal para Ocoña (85 kms. en 9 hs.) Noviembre 19. — El camino entre Gramadal y Ocoña es muy bueno en general, pues es llano en su mayor parte sin embargo de haber una cuesta de cinco kilómetros. Lo que es molesto en este camino son algunos trechos de bajada á la quebrada de Ocoña, que son muy malos, y 5 kms. de marcha por el cauce del río, sobre terreno muy pedregoso, teniendo que pasar además, muchas veces, algunos brazos del río. Se sale del Gramadal, 4.55, con dirección al S. SE.; se sube luego, 4.45, una cuesta con dirección S. para llegar al camino grande que se dejó antes; poco después se llega al camino gran- de. Continuando, 4.55, al SE. y E. SE. se toma, 5, la dirección SE. Hay conglomerado traquítico; luego, 5.20, se sigue hacia el S. ; y después, 5.30, al S. SE.; poco después se va con rumbo S. para bajar muy luego, 5.38, al río. el cual se pasa, 5.46; tiene mayor caudal que en el Gramadal; se descansó. Siguiendo la marcha, 5.5 5, se va sobre las masas de conglo- merado. Cerca del río se ve varios dibujos, algunos de los cuales parecen ser del tiempo de los antiguos indios. Se sube al E. y luego al S., empezando la cuesta de Chinchín. Con este nom- bre se conoce también un pequeño llano en la orilla derecha del río, en el punto por donde se pasa. Este lugar sirve de pascana á los arrieros que transitan entre Caravelí y Ocoña, los cuales no entran al Gramadal por no encontrar allí más que el agua del río. En el mapa de Castelnau se encuentra señalado este lugar como si fuera pueblo ó punto habitado. El camino sigue, 5.58, la dirección E. SE, subiéndola cues- ta de Chinchín; se va luego, 6.15, hacia el E.; en seguida, 6.17, se toma el camino á la derecha que baja al río, á una chacara lla- mada Seca, último lugar cultivado de la quebrada de Caravelí. Seca dista de este punto 2,5 kms. Siguiendo la marcha, 2,35, se sube la cuesta que es entera- mente formada por capas de barro y piedras rodadas, esto es, de terreno de aluvión; se llega luego, 6.45, á la cumbre de la cuesta de donde se ve los tres nevados S¿ira-sara, Solimana y Coropuna. El pirimero al N. 26 O; el Solimana al N. 24 E, y ha- cia el N. 37 E. el Coropuna. — 14 — Saliendo, 6.55, se continúa al S. SE, por terreno llano; hay pampa grande; se baja. 7.30, á otra pampa rodeada de cerritos, que debió ser fondo de lago. El camino sigue la dirección sur. Se baja, 7.38, á una tercera pampa al S. SE. ; se ve después 7.43 greda blanca que forma una capa; el camino continúa hacia el sur. Marchandó luego, 8.3, al E. se llega en seguida, 8.6, al SE. E.; más allá el camino toma, 8.12, al SE. y S.; luego se su- be para llegar poco después, 8.28, á la cumbre de la cuesta. Hasta este punto el camino faldea por arriba la quebrada de Caravelí. Este lugar es considerado por los habitantes del país como situado á la mitad del camino, entre Caravelí y Ocoña; pero no es así, pues está situado á distancia mucho menor de Caravelí que de Ocoña. El camino sigue rumbo SE. Continuando se va, 8.35, al E. y muy luego, 8.37, al SE.; después, 8.57, se descansó. Se sigue la marcha, 9.7, al SE. más allá, 9.28, al S. SE, y después, 9.50, al SE. Se llega luego, 10.30, á la repartición de dos caminos que se dirigen á Ocoña; el de la derecha pasa por las lomas, y el de la izquierda baja á la quebrada de Ocoña por una quebradita seca. Cuando llueve en las lomas se va por este último aunque tiene en la quebradita un trecho bastante malo. En esta época comunmente noviembre, han cesado ya las lluvias en las lomas; sinembargo, este año (63) parece ser más lluvioso porque toda- vía llueve con fuerza, de manera que el camino está casi intran- sitable, porque muy resbaloso, ofrece peligro á las bestias. Se va por el camino de la izquierda con dirección SE. Después, 10.53, se entra á una quebrada y se baja por ella nuevamente por camino sin piedras. El aneroide marcaba á la entrada de la quebrada 657. Se va, 11,27, trecho de bajada, malo, y luego se vió aparecer algunas plantitas de lomas. Desde este punto la que- brada baja con más inclinación y el piso no es tan bueno como antes. Se ve: Peregrina, Cactus, Oxalis, Liqúenes, Sidas, etc- Después hay, 11.55, Phtanita, y luego, 12, conglomerado con mucho óxido de hierro, 12.10, esquisto talcoso con cuarzo. En este punto de la quebrada hay otro mal paso peor que el anterior y mucho más largo. Se marcha por una senda desigual y muy estrecha cortada en la peña y con barranco profundo á los pies. Se continúa, 12.13, por el plano de la quebrada; más allá, 12.30, termina ésta que desemboca á la de Ocoña; el camino to- — 15 — ma hacia el E. SE, En la otra banda del río de Ocoña se ve restos de la hacienda de Huantay, que fué destruida por el río á principios de este año. Se ladea luego, 12.34, la quebrada de Ocoña en su orilla derecha y se va hacia el SE. S. y SE. Se pasa, 12.42, por cami. no muy malo cortado á pico en el esquisto talcoso. Este trecho de 200 á 300 metros de largo, es muy peligroso, se llama el Ca- mino de las lajas. En tiempo en que el rio no está cargado, se puede pasar por abajo, tomando por el cauce. Se llega, 12.52, á un ranchito, luego al lugar llamado Se- cocha. Se descansó. Se entra después. 1.40, al cauce del río y se sigue el cami- no en la orilla derecha hacia el sur; se pasa, 1.53, un brazo del río al S. SE. y al S. ; más allá, 2.25, después de haber caminado como 2’5 kms. y haber pasado varias veces algunos brazos de río, se sale al camino á la derecha de la quebrada. Desde Secocha hasta este punto se puede decir que todas las haciendas han sido destruidas por el río á principios de este año. Es cosa admirable que en todo el Perú hubo en este año tanta abundancia de aguas como no se ha visto desde hace veinte años. Varios ríos que tienen agua solamente en la estación de lluvias de la sierra, en este año no se han secado, [el río de lea, por ejemplo], otros han tenido tal caudal que invadieron terre- nos cultivados, destruyendo haciendas y hasta las mismas habi. taciones, tales como los de Tambo y el de Ocoña. Un brazo de este último entró á la misma población. Por último, manantia- les que desde 20 años se habían secado, brotaron nuevamente. Luego, 2.29, se descansó. Continuando, 2.43, hacia el SE, se sigue después, 3.5, al S. SE., E. y SE., más, 3.28, se llega á Ocoña. FORMACION GEOLOGICA La formación Geológica desde el Gramadal hasta principiar la quebrada es toda de aluvión, que se extiende hasta la quebra- da de Atico, en donde es formado por conglomerado traquítico que cubre los cerros sieníticos. y por otra parte desde casi las lo- mas de Ocoña hasta más allá de Caravelf, en el camino de Son- dor. Al bajar por la quebradita á la quebrada de Ocoña, aparece primero unas phtanitas, después un conglomerado muy cargado — i6 — de óxido de fierro; casi fierro oligisto y luego el esquisto talcoso que se continiía hasta Ocofía. En Ocofía el esquisto talcoso se presenta en algunos puntos en capas casi horizontales, y en otros con inclinación de más de 30 grados, hundiéndose hacia el sur. En los altos de Ocofía hay una mina de cobre. Hacia el mar en la banda derecha de la quebrada se ve un cerro con paredes casi paradas y encorvadas hacia las loma.s. Ocofía es pueblecito dividido por el río del mismo nombre, en dos partes casi iguales, y situado como á 10 kms. del mar; sus casas están fabricadas de adobes, con techos inclinados cu- biertos de esteras de totora. Las casas de la banda derecha es- tán dispuestas con muy poco orden y forman calle muy irregu- lar, otras están diseminadas, de manera que es muy difícil for- marse idea exacta de la extensión de este pueblo. No se nota en el pueblo ningún almacén de géneros y solo hay pocas tiendecitas, en donde venden pan, cigarros, jabón, aguardiente, azúcar y otros artículos de primera necesidad. En Ocofía hay muchos árboles frutales y principalmente pacaes é higueras. El principal ramo de industria de los habi- tantes es la del aceite de olivo cuya extracción se verifica del mismo modo que hemos descrito al hablar de Atico. Los olivos de Ocofía están atacados de mielecilla, pero tal enfermedad no ha cundido tanto como en Chala y Atico. El aceite de Ocofía se trasporta en odres hasta. Lima en donde comunmente se vende al mismo precio que en Caravelí, á S. 4.80 la arroba. Cuando la cosecha de Atico es muy mala los habitantes de Caravelí se proveen del aceite necesario desde Ocofía. El señor Pedro Gómez ha plantado por primera vez en este valle caña de azúcar que ha madurado en año y medio y en la actualidad se implanta el trapiche y se está construyendo la casa de pailas, la cual en pocos días más estará lista y se podrá empezar la molienda. La caña es muy buena y se espera de consi- guiente magníficos resultados. El trapiche es pequeño y lo mue- ven muías ó bueyes. La casa paila también es pequeña pero proporcionada á la cantidad de caña, tiene cuatro fondos y otro para la chancaca. El trapiche con las pailas importa 1,200 pesos. Los habitantes de Ocofía y de Atico se ocupan de la pesca de mariscos, como erizos, lapas, tolinas etc. que hacen secar para venderlos en Arequipa. Otro ramo de industria que hay en Ocoña es la pesca de ca- marones, que abundan en el río, para lo cual no hacen sino plan- tar numerosas estacadas en los brazos del río, dejando intervalos donde amarrar canastas cónicas, con la boca abierta hacia la co- rriente. de manera que el agua entra por estas canastas y pasa á través las mallas, quedando aprisionados los camarones. De cuando en cuando quitan estas canastas; sacan los camarones y los asan á medias, después los ponen á secar al sol algunos días, á veces los cocinan y los hacen secar. Así preparados se ven" den en el mismo pueblo de Ocoña á S. i.6o la. arroba y en Are- quipa á S. 4 y á 4.80. Se cultiva también arroz para el consumo del lugar que se limpia por medio de una pequeña máquina de pilones movida por rueda hidráulica de pequeñas dimensiones para lo cual es bastante el agua de una acequia. El agua en Ocoña es muy abundante, abundancia que es hasta perjudicial porque produce tercianas; y en tiempo de llu- vias en la sierra el río crece tanto que invade los terrenos, des- truye sembríos, haciendas y hasta las mismas habitaciones. . Casi todos los años sucede alguna de estas desgracias, pe- ro nunca han ocurrido tantos daños como en este año que se han destruido haciendas enteras y la misma población fué invadida por un brazo del río. Muchos habitantes de Ocoña se han que- dado en la miseria de la noche á la mañana y han quedado sin palmo de terreno, teniendo que establecerse en otro lugar como Caravelí, Camaná etc. No es libre la pesca en Ocoña, pues por antigua costumbre, el cura tiene derecho sobre la longitud del río comprendida en su curato, quién vende á particulares toda la orilla del río divi- dida en porciones que tienen 5 kms. [i legua] de largo. Cada trecho se llama un puesto, y se paga al cura desde S. 6.40 hasta S. 9.60 anuales por cada puesto para poder pescar camarones. El cura de Ocoña tiene 12 puestos que equivalen á una. renta de S. 96 á 112 anuales tan solo en este alquiler. A 60 kilómetros arriba de Ocoña en la orilla derecha del río se halla situado el caserío de Urasqui y en la orilla izquierda en frente de este lugar hay otro caserío ó pago llamado Piuja- El pago de Urasqui queda situado á 15 kms. de Poseo. A 2$ ó 30 kms. arriba de Urasqui se halla situado en la mis- ma banda derecha del río de Ocoña el caserío ó pago de Cha- — i8 — llanga, y enfrente en la orilla izquierda del río el pago de IjiPi. Callanga, Pinja é Ijipi pertenecen al distrito de Andaray de la provincia de Condesuyos, y Urasqui al distrito de Ocofía de la provincia de Camaná. Esta división tan arbitraria da lugar á mil inconvenientes. Así por ejemplo, los de Urasqui si son perseguidos por algún delito ó cuando notan que hay leva, no tienen más que pasar el río para ponerse á salvo, por estar Pin- ja comprendida en otra provincia. Entre Ocoña y Urasqui hay dos hacienditas solamente lla- madas Paipa y Huacan. De Ocoña para la hacienda de Pucchum (45 kms. en 5 ^ hs.) Noviembre 22. — El camino entre Ocoña y la hacienda es bastante bueno, casi enteramente llano. La única molestia que ofrece es el pasaje del río de Ocoña, que es el mayor de todos los ríos del sur del Perú. Se sale de Ocoña. 10.25, hacia el SE.; se pasa luego, 10.29, el río que está dividido en muchos brazos, algunos de los cuales tienen bastante caudal aún en esta estación en que los ríos están muy bajos. Cuando crece un poco este río es invadeable tenien- do que construir una pequeña balsa para trasladar sus personas y sus equipajes. Las bestias se hacen pasar á nado. En época de creciente, principalmente á principios de este año, el río arrastra tanta agua que los brazos desaparecieron lle- nándose completamente el cauce, é invadió las haciendas y la misma población. Siguiendo, 10.39, al SE. se llega, 10.56, al pueblo que lleva el mismo nombre, á Ocoña. Esta parte del pueblo tendrá casi igual número de casas que la de la banda derecha; solamente se ve que esta población es más reciente y la casas están disemina- das en llanura abierta, casi sinümonte. Esta parte de la pobla- ción forma un pueblo casi distinto y tiene iglesia. Después, II. 8, se pasa un pequeño trecho pantanoso y lue- go se va al E., SE. á poca distancia del mar; luego, 11.12, se su. be una pequeña meseta al SE. Hay esquisto talcoso. Se sigue II. 16, al E.; muy luego, 11.18, se va por terreno llano y luego hay pampa; más allá. 11.40, se sube; se descansó. Continuando, 11.44, se sigue luego por terreno llano, se ve capas de arena arcillosa; se toma después, 12, al S. 70 E. ; luego - 19 — 12.13, se sigue al E. y se toma las direcciones N. NE. (12.39), E. (12.50), SE. E. (1.26); en seguida, 1.28, se baja á una que- brada seca; se sigue 1.30, al SE. 1.37: se llega al cauce déla quebrada; se baja por él caracoleando con dirección general al SE. ; la quebrada es casi llana. Se ve, 1.43, terrenos formados por arcilla; se pasa á la otra banda, se sube, y luego se toma por una llanura hacia el E. SE. > se baja, 1.52, á la playa, dejando un camino á la izquierda que conduce al mismo punto. La dirección va al SE. Poco después, 2.5, debajo de los terrenos formados por ca- pas de arcilla de color amarillento; se ve salir algunas masas de conglomerado formado de piedras cuarzosas y porfíricas. Estas masas son algo inclinadas. Se llega muy luego, 2.7, á la playa; se ve muchos troncos arrojados por el mar en tiempo de braveza; se camina hacia el E. El aneroide señala en la pla3'a 756.5. Más allá, 2.30, hay una quebrada llamada del Jagüey con algo de monte y algunas aguadas. Hay eamino al NE. para llegar al camino grande. Poco después, 2.45, se toma por el ca- mino grande al S. 80 E. Se ve, 3.35, una salina; en este terreno un poco hacia el mar, había otra salina, y todavía se nota cerca del camino algo de sal, pero la mayor parte se ha perdido porque los terrenos de las salinas se hallan completamente inundados por los desa- gües de una hacienda. Luego, 4. 15, se llega á la hacienda de Pucchum, de don Be- nigno Rospigliosi, que tiene gran extensión, comprendiendo la quebrada del Jagüey y extendiéndose hacia el lado de Ocoña hasta el fin de la playa, esto es hasta el pie de lo's cerros. Los terrenos cultivados son pocos, comparados con su extensión. El cultivo principal de la hacienda es la caña de la que sacan chan- caca y aguardiente. La oficina se compone de un trapiche de fierro hecho venir de Inglaterra y movido por rueda hidráulica. La casa-paila tiene seis fondos también de fierro. Esta hacienda es nueva y los primeros plantíos de caña fue- ron inundados desgraciadamente por el río, que, aunque no ha destruido el terreno, ha hecho perder todos los sembríos, de- jando solamente pequeño cañaveral situado cerca de la casa. Esta casa de la hacienda también es nueva y aunque no está concluida, ofrece sinembargo bastante comodidad. 20 — De la hacienda de Pucchum para Camaná [lo kms. en hora y media]. 23 de Noviembre de 1863. — A las 7.45 a.m. el barómetro aneroide marcaba en la hacienda de Pucchum 757. Saliendo de la hacienda, 7.55, hacia el S. 70 E. y tomando luego, 7.58, al SE.; 8.3, al E. ; 8.7, al NE. dejando el camino del vado de abajo, se llega, 8.37, al vado: hay otro más abajo, pero actualmente casi todos los arrieros pasan por este primer vado por ser mejor. El río de Camaná, aunque algo menor, es sinembargo bas- tante caudaloso y después de Ocoña es el mayor río que baja al Pacífico en la parte sur del Perú. El vado del río de Camaná muchas veces es peor que el de Ocoña, porque aquel no se divi- de en muchos brazos como éste que en tiempo de seca tiene dos ó tres brazos. En época de creciente como el de Ocoña, forma solo un brazo que es intransitable por vado y se pasa co- mo este último por balsa. Poco después, 8.42, se pasó el río, y muy luego, 8.50, se vino á un caminito en la otra banda y luego el caserío llamado el Pago del Codo. El camino sigue al E. Más allá, 8.54, la dirección del camino va al S. 20 E. ; se llega, 9, al Pago del Cardo. El camino sigue hacia el E. Con dirección SE. 9.3, se llega, 9.7, al pago de la Pampa; se va por terrenos cubiertos de sal y con agua á poca profundi- dad. El camino sigue dirección sur; se toma luego, 9.10, al S. 20 E. ; muy luego, 9. 13, está el pago llamado de la Otra Banda, porque aquí se encuentra el otro vado que citamos arriba. Se va al SE. y al S. SE. Después, 9.10, se camina al E. ; se llega, 9.21, al pago de Chumayo; luego. 9.25, hay terrenos inúndanos sin desagüe. Estos pantanos son la causa de que el clima de esta población sea tan malsano. Siguiendo, 9.28, al SE. se llega luego al pueblo de Camaná. Camaná es un pueblo bastante grande y es la capital de la provincia del mismo nombre. Se halla situado á 2’$ kms. del mar, aun á i’25 km. en la banda izquierda del río que baña el valle de Mages, que lleva también el nombre de río de Cama- ná. Su población pasa de 4,000 almas pero se encuentra dise- minada en gran extensión, formando varios caseríos. Conside- 21 rando solamente las casas reunidas al rededor de la iglesia y dispuestas en calles, se puede decir que Camaná es pueblo pe- queño. Es residencia del subprefecto y del juez de derecho. Sus casas en general, tienen aspecto algo triste y miserable sin embargo hay algunas que son regulares. Las paredes son generalmente fabricadas con adobes, y los techos inclinados, cubiertos con caña 6 con totora y revestidos de una capa de ba- rro. Muchas casas, principalmente las que pertenecen á la gen- te pobre son hechas con quinchas de caña brava enlucidas con barro. Las casas tienen por lo general, las paredes blanqueadas. Las calles no están empedradas y á lo más lo están un trecho delante de las casas principales. Hay tiendas de comercio regularmente surtidas, botica, fonda regular, billar y varias fonditas chinas. El valle de Camaná es muy llano y tendrá como lo kms., [2 leguas] de ancho. A poca profundidad, excavando el terreno se encuentra agua en los puntos más bajos; y en los lugares más bajos por no tener desagüe á causa de la poca inclinacidn del valle el agua sale á la superficie y origina pantanos que con sus emanaciones corrompen la atmósfera y la hacen muy mal sana. Por eso en Camaná se padecen muchas fiebres intermi- tentes, de manera que desde hace tiempo se piensa en trasladar la población. Con este objeto hace pocos meses el supremo Go- bierno mandó á Camaná un ingeniero con objeto de delinear la nueva población. Será muy difícil que se lleve á cabo este pro- yecto por la falta de operarios, por la escasez de fondos y por ser la mayor parte de los habitantes de Camaná gente pobre. Actualmente se van estableciendo varios vecinos en un lu- gar llamado Deesa, casi en la misma playa. Este lugar dista menos de 2*5 kim. de Camaná. Es bastante sano y en muy po- co tiempo será población grande. En casi todas las partes del Perú se considera á los habitan- tes de Camaná como ignorantes y sencillos, de manera que cual- quiera tontería ó absurdo lo atribuyen á los camanejos. Bien puede ser que lo hayan sido en otro tiempo, pero actualmente no son como se cree. En Camaná se cultiva caña y ají. De la caña se extrae chan- caca, aguardiente y alguna azúcar. De las aceitunas se extrae buen aceite que se exporta hasta Lima ó al interior, es exporta- 22 — ble á las islas de Chincha. El valle de Camaná, dará término medio 5,000 quintales de aceite al año que se vende actualmen- te de 4. 80 á 5.60 la arroba, de manera que solo por este ramo entra al valle de Camaná más de 96,000 soles anuales. La extracción del aceite se practica en Camaná del mismo modo que en Europa, habiéndose establecido en este lugar des- de 1850, algunos italianos que implantaron las máquinas nece- sarias para esta industria. La cosecha de las aceitunas es muy variable dando á veces 12,000 quintales de aceite y otros años se puede decir que casi no hay cosecha. Camaná produce, además, algo de trigo y arroz que sirven para el consumo de la población. La parra no se cultiva en gran cantidad sino para tener uvas. La nueva población que se quiere formar está en una gran pampa al E.. SE. de Camaná, pero aunque algo más elevada no está sinembargo al abrigo de los efluvios de terrenos pantanosos inmediatos. Con todo, el punto mejor para la nueva población es el lu- gar que han escogido y que como ya se ha dicho se llama Deesa. Ya existen en este lugar muchas casas y una calle grande. Es- tas casas forman como tres cuarteles. El situado más al O. y cerca una acequia grande que riega algunas haciendas, lleva el nombre de Bellavista. El del centro se llama Chorrillos y el que está al E. lo han denominado Callao. En medio de estos dos últimos cuarteles pasa una acequia que viene de las inme- diaciones de Camaná. Las casas de esta nueva población llegan hasta la misma playa. Camaná tiene iglesia de aspecto ruinoso y muy pobre. A un costado de la iglesia se ve una palmera de dátiles. Siendo el valle de Camaná muy pantanoso crece en abun- dancia una especie de llamada allí matara; totora en otros lugai'es. Los habitantes han sabido sacar ventaja de esta plan- ta y la emplean en la construcción de sus techos como amarras para las quinchas de caña brava, ó también para hacer cercos con objeto de limitar ó dividir los terrenos, para lo cual prepa- ran haces cilindricas de 6 á 8 pulgadas de diámetro y de 2 á 2 34 varas de largo. Estos haces los disponen verticalmente, uno cerca de otro, amarrándolos con la misma matara. Los cercos bien construidos pueden durar más de 20 años. — 23 — Camaná es población muy antigua y cuando la conquista de los españoles la población estaba situada en la banda derecha del río; pero fuerte avenida de este río que inundó los terre- nos de aquella banda, parece que obligó á sus habitantes á es- tablecerse donde se encuentra actualmente la población. El valle de Camaná tiene muchos terrenos, pero en com- paración de la extensión, pocos son los cultivados. La causa de que no lo estén la mayor parte, se debe á la escasez de brazos y á que gran parte de los terrenos se encuentran inundados. Esto último podría evitarse en gran parte excavando zanjas profun- das á fin de dar desagüe á los terrenos desde que hay suficiente declive para que las aguas bajen al mar. Con esta operación se conseguiría dos objetos: aumentar los terrenos cultivables y mejorar la salubridad del valle suprimiendo esos pantanos cau- sa de las terribles fiebres intermitentes que se padecen en este valle, desde diciembre hasta mayo y junio. La campiña de Camaná es muy bonita, los terrenos son muy buenos y pueden producir toda clase de frutas. El café produce muy bien. Para los cultivos traen huano desde Is- lay. De Camaná para Quilca [40 kms. en 6 hs.] Noviembre 28. — Se sale de Camaná, 7.38. con dirección hacia el S. ; luego, 7.42, se descansó. Continuando, 7.45, se lle- ga luego á una pampa. Allí se mata reses los sábados. Se sigue al S. 10 E. Se toma, 7.48, hacia el SE. y S. SE.; después, 7.57, al S. 15 E. ; se llega, 8.4, al lugar llamado Dusa donde se estable- ce una nueva población, al N. 80 E. ; luego se pasa una acequia que sirve de desagüe á los terrenos; poco después, 8.8, hay otra acequia y luego laguna. Más allá, 8.24, hay cerros á la izquierda formados de capas de arcilla dispuestas horizontalmente; se sigue, 8.30, la direc- ción del camino al E.; hay salicornia y grama salada; luego, 8. 34, acaba la laguna formada de aguas de infiltración. En es- te punto se estrecha y forma como una acequia que baja á la iz- quierda del camino; se pasa muy luego, 8.36, esta acequia y se va por la orilla izquierda. Continuando, 8.41, se descansó, siguiendo después, 8.52, se ve, 9, que termina el arroyo describiendo una curva hacia atrás y desaguando al mar, que dista 200 metros. El camino sigue al ENE. ; se ve terreno con mucha arena. Poco después, 9.4. se marcha hacia el E. para seguir, 9.15, á la base del cerro sobre terreno que no tiene mucha arena. Los cerros están formados de capas horizontales de arcilla y tie- rra arcillosa enteramente cubiertos de arena. Se deja, 9.23, el camino que conduce á las lomas y que su- be á la izquierda; después, 9.43 se deja otro camino que sube y luego se nota una especie de gruta que parece haber sido exca- vada por el mar, aunque actualmente no baña este punto. El aneroide señalaba 758. 5. Se ve arena amarillenta endurecida y dispuesta en capas horizontales. A nivel del mar el baróme- tro señalaba 759. Más allá. 9.45, se ve peñascos aislados formados por el mis- mo terreno, de manera que parece que la presencia de estos pe- ñascos se debe á erosión producida por el mar. Hay grandes derrumbes que se observan al pie del barranco. Se ve también palos votados por el mar casi hasta el mismo pie del barranco. Se ve en este terreno muchas infiltraciones de sal. Luego, 9.50, aparece el terreno que ha cambiado algo de aspecto. Aunque presenta el mismo color amarillento, sinem- bargo los granos de que está formado son mucho más grandes y desiguales pudiéndose considerar como gres grossiére, forma- dos de granos de cuarzo, feldspato blanco y feldspato colorado. Además, aparecen también numerosos restos de conchas, prin- cipalmente de una especie de pecten pequeño, que no está vi- viente en la actualidad en el mar que baña la costa. Poco des- pués, 9.58, se descansó. Siguiendo la marcha, 10.2, se deja la playa, 10.15, y se su- be una cuesta con dirección hacia el E. ; luego 10.20, hay pe- queño llano rodeado de cerros con restos de conchas disemina- das sobre el terreno. Este lugar parace haber sido antigua pla- ya. El aneroide marcaba 755. Aquí hay un lugar llamado Punta de Palo, y que, según algunos habitantes de Camaná, se podría hacer saltar con pólvora para tener un camino en la pla- ya y caleta para el puerto de Camaná. Este proyecto es impo- sible llevarlo á término, á menos de gastar inmensa suma, por- que no solamente hay una punta sino un verdadero morro y después de él hay otros dos antes de bajar á la playa. Luego, 10.30, se baja á una hoyada; después, 10.34, se su- — 25 — be á la otra banda; se baja, 10.36, y luego se sube al ESE.; muy luego, 10.38, hay otra pequeña bajada y .subida de 100 m. de largo; se llega, 10.40, á la mayor altura del barranco; el ane- roide señala en este punto 753.5. Se baja nuevamente, 10.41, á una quebradita con dirección NE. ; se sube, 10.46, al SE.; se baja luego, 10.50, á otra que- bradita al NE. y luego al SE. hacia la playa; se llega, 10.58, á la playa del mar. El barómetro señala 759. 2; se descansó. Se sigue, II. 3, el camino en la playa ó todavía al pie del barranco; se ve numerosos cangrejos colorados en la playa, muchas conchas de Mactra [Mejillones] y algunas venus arroja- das por el mar. El camino toma hacia el E. ; después, 12. 15. Continuándola marcha, 12.30.se deja luego, 12.40, la pla- ya y se sube una cuestecita al ENE., 12.47, se ladea el mar poco más arriba; se ve, 12.51, una roca colorada en capas casi verticales debajo del terreno terciario. Esta roca está formada de feldspato colorado y talco clorítico (dispuesto en capas como una especie de gneiss.) En algunos puntos semeja la roca de Atico á la cual hace su tránsito el esquisto talcoso. Se sube, 12.55, sobre cerritos de la roca colorada, desapare- ciendo completamente el terreno terciario y notándose al con- trario la misma tierra blanca de Islay. La roca colorada se hun- de al S. con ángulo de más de 45 grados, y en este punto se halla en capas verticales. En esta playa se oyó gritería de lobos. Se llega, 1.25, á la segunda caleta, y se sube. Los cerritos forman varios caracoles por donde se sube y baja continuamen- te. Luego, 1.30, se llega á la cumbre; se vuelve á bajar y subir en zig-zag entre estos cerritos, los cuales están cubiertos de es- ta tierra blanca que parecen nevados. Hay luego, 1.34, un llano ligeramente ondulado; el camino sigue al SE. ; después, 1.47, está la caleta de Quilca. En una linconada que forman los cerros se encuentra situada la caleta de Quilca, que es muy mansa. En este puerto tocan los vapo- res, habitan algunas familias y habrá como 12 ó 15 ranchos de caña. Esta caleta no tiene agua dulce y por consiguiente no hay producción, de manera que es preciso traerla del pueblo de Quilca que no dista 2’5 kms. Para conocer y señalar esta caleta por el lado del mar, hay á la entrada sobre el morro de la dere- cha unos corrales de piedras y en el morro que estáá la izquier- da un palo ó asta de bandera. 26 Se continúa, 1.74, hacia el E. ; se observa luego, 2. nume- rosísimos esqueletos de la caballada que hizo degollar el gene- ral Torrico. Muy luego, 2.2. se ve el valle de Quilca hacia abajo; des- pués, 2.10, se llega al pueblo. El pueblo de Quilca se encuentra situado en la banda dere- cha del río del mismo nombre, como á 600 ó 700 m. de la orilla. El pueblo es bastante pequeño y construido sobre la falda de los cerros que los separan de la caleta. Sus casas, ó más bien ranchos son construidos en su mayor parte de caña cubierta con barro, muchas de ellas tienen la caña solamente. Una sola casa tiene aspecto decente tanto en su exterior como interior- mente, que es la del gobernador actual. El río de Quilca está formado por la reunión del río de Are- quipa con el de Siguas, cuya confluencia se verifica á 35 kms. más arriba del pueblo de Quilca. Los habitantes de este lugar se dedican al cultivo de Sus chácaras, sembrando maíz, papas, alfalfa etc. Pocos se ocupan de la pesca. El valle de Quilca es bastante estrecho y encerrado por ambos lados por una cadena de cerros muy bajos. De cerro á cerro la quebrada de Quilca tendrá á lo más 1.25 km. de ancho. Casi todos los terrenos cultivados se hallan en la banda de- recha del río. El río en tiempo de seca tiene poca corriente y se desliza sin ruido; en tiempo de creciente se pone casi impasable. De Quilca para Islay [90 klm. en 10 hs]. Noviembre 29. -El camino entre Quilca é Islay es muy quebrado, consistente en continuas subidas y bajadas, siendo la costa del Perú en este punto, cortada por innumerables quebra- ditas secas que bajan al mar. Saliendo de Quilca, 4,35, en dirección NE. se tuerce luego y se atraviésala quebrada por nn callejón con dirección al ESE. Poco después, 4.42, terminan los terrenos cultivados; se marcha al E. ; se llega en seguida, 4.44, al río que se pasa por vado. Pocos pasos abajo del vado hay dos palos atravesados que sirven de puente para los de á pie; se camina muy poco y luego se en- cuentra un segundo brazo del río algo menor que el primero, y por último, otro menor. Se marcha, 4.48, por la otra banda al S ,y luego se pasa — 27 — por un caserío llamado el Pago de Sárate. Se ve muchos arbus- tos de Chilco. El camino sigue, 4.51, la dirección S. 40 O.; se sube luego, 4.53, alSE. ; la roca es la misma (gneiss sienítico talcoso). Se continúa enseguida, 4.55, hacia el ESE. y S.; más allá, 5.4, al SE, y ESE.; después, 5.18, empiezan las lomas. La dirección del camino toma al E.; se observa algunas gramíneas, oxalis, solanutn, licopersicon, compuesta llamada suncho, galium, etc. Siguiendo, 5.34, al E., se pasa después, 5.55. dos quebraditas pocos pasos arriba del punto de su confluencia; estas quebradi- tas bajan de unas lomas muy cubiertas de vegetación. Se pasa, 6.2, otra quebradita y luego se marcha al ESE.; hay calandrina de flores amarillas con manchas coloradas; se pasa muy luego, 6.7, otra quebradita, para bajar después, 6.39, á otra al NE. ; se llega, 6.40, al plano de la quebradita que tiene arroyuelo y baja de lomas muy elevadas y verdes; se va en se- guida, 6.41, hacia el E; se llega, 6.51, á la repartición de dos caminos; se toma el de la izquierda. Se baja, 7, á una quebradita seca pero con vegetación. Esta quebradita baja de lomas elevadas y muy cubiertas de vegeta- ción; la dirección del camino es ESE.; se baja después, 7.30, á una quebrada y luego se va al ENE. Este punto dista del mar 1.25 km. Se llega, 7.35, á un olivar; en este punto situado al pié de unas lomas muy verdes, hay una llanura con olivar muy anti- guo por el grosor de sus troncos. Muchos de estos árboles pa- rece no tienen la suficiente fuerza de vegetación para dar frutos, por estar casi desprovistos de ramas. En esta llanura se ve va- rios depósitos de agua cubierta de tapiz verde; el agua no falta en ninguna época del año. Se continúa, 7.45, hacia el SE. pasando una quebradita y luego, 7.53, ais. 55 E. y ESE.; se pasa después. 8.3, una que- bradita seca, muy luego, 8.6, otra y se sube al ESE., y se ve verbena de hojas menudas y chiri-chiri; se toma, 8.20, hacia el E. y en seguida, 8.23, al N, 70 E. y al E. ; se baja poco después á una quebradita; se llega, 8.37, al plan de la quebrada; se des- cansó. Poco después, 8.40, se sube por la otra banda al SE.; más allá, 8.50, el aneroide señala en este punto 742; se pasa otra quebrada, 8.57, que se reúne con la precedente á 100 metros más — 28 — abajo; el camino toma el E. ; después se sigue, 9.10, con rumbo SE., y se llega, 9.37, á la punta de Hornillos, la cual entra al mar más de 1.25 km. y se pasa por el camino casi al pié de las lomas á 2.5 kms. distante de su extremidad. La dirección de la punta es de N. NE. á S. SO. hacia el mar. Se sigue, 10.7, la dirección ESE.; se baja, 10.22, á una quebrada con aguada, esta quebrada baja de unas lomas, pero el agua no sale en el plan de la quebrada sino que forma un puquial en la falda izquierda de la quebrada y baja como un hilo para reu- nirse en una especie de pozo en la orilla izquierda de la quebrada en el mismo fondo. De este pozo toman el agua los animales que pacen en las lomas inmediatas. Poco después, 10.25, se descansó. Se sube y se marcha, 11.2, con dirección ESE. • el mar dista como 2.5 kms. de este punto; se toma, 1 1.7, al S. y luego, II. 12, al N. pasando una quebrada y poco después al S. 70 E. ;se va más allá. 11.30, con rumbo SE. Se pasa, 11,34, una quebradita con agua, hay algunas hi- gueras en la orilla izquierda. Los arrieros que transitan por este camino designan este lugar con el nombre de Aguada del Higueron. El camino sigue al E. Se baja, 12,15. á una quebrada y se continúa por el cauce, bajando; la quebradita desemboca, 12.20, á otra mayor la cual se atraviesa y se sube por la otra banda; la dirección del camino sigue al SE. Luego, 12.25, termina la subida; el camino va hacia el S. SE. ; más allá 12.45, toma el SE.; 12.55, al E. ; se pasa, 1.12, una quebradita al ESE. y SE.; se marcha luego, 1.25, al ESE.; se baja, 1.33, á una quebrada; poco después, 1.36, se sube á la otra banda; en seguida, 1.38, se va al ESE. : se baja, 1.58, á otra quebradita; se llega, 2. al plan de la quebrada; se sube po- co después, 2,15. Se descansó. Continuando, 2.25, se llega, 2.30, á una quebradita con aguada perenne en una especie de corral; luego, 2.35, hay otra aguadita; en seguida se bajaá una quebrada y luego se sube por la otra banda ladeándola como 200 metros con dirección S. SO. Poco después, 2.41, el camino sigue hacia el S.; luego, 2.53, al ESE.; y más allá, 3.6, sigue dirección S. para llegar pronto, 3.21, al nivel del mar. El aneroide marcó 755. Siguiendo la marcha, 3.24, se sube como 200 metros [2 cua- dras]; luego, 3.30. se arriba á Islay. — 29 — Este puerto es una ensenada abrigada por una punta que entra al mar; el puerto es muy pequeño y algo dificultoso para entrar, debido á grandes peñascos ó islotes situados casi á su entrada. Islay no tiene playa, y por todas partes la roca se presenta cortada á pico, formando barrera de alguna elevación, contra la cual vienen á chocar las olas del mar. Hasta hace pocos años el desembarcadero ofrecía dificulta- des y aún peligro pues no existía muelle y había que subir y bajar por la móvil y bamboleante escalera de soga apoyada en la peña vertical y por la cual era preciso trepar con ligereza pa- ra evitar el daño de romperse las piernas, cuando la embarca- ción movida por las fuertes oleadas, rozaba con su bordo y con violencia la escalera. Para embarcar á las mujeres y niños se hacía uso de una silla sostenida por un pescante, como se hace con los fardos pe- sados. Posteriormente se construyó un muelle de fierro con esca- lera que llega al mar y que permite el embarque y desembarque con bastante facilidad. También se ha allanado el camino que conduce del muelle á la población, que antes era muy escabroso. Muchas mejoras se han practicado en Islay en estos últi- mos años, de manera que quien lo ha conocido hace poco lo des- conoce actualmente. Las casas de Islay son todas de madera, y muchas tienen bas- tante comodidad y están amuebladas con gusto. Las principales casas forman una gran calle ligeramente inclinada hacia el mar, que conduce al muelle. Esta calle tiene veredas de madera sien- do este el único material de construcción, no por falta de piedra que hay en abundancia, sino por carencia de agua para hacer la mezcla ó preparar los adobes. No hace mucho tiempo que Islay carecía completamente de agua dulce que era preciso traerla de fuera. Hoy tiene la cantidad suficiente para el consumo de la población y nada más. Esta agua la traen por cañerías de algunos ma- nantiales situados á 5 kms. de la población del lugar llamado Mataran!, en donde hay un olivar. La cañería alimenta dos pilas situadas en las plazas por donde pasa la calle principal; además se continúa hasta el muelle pasando debajo de este úl- timo, de manera que los buques que necesitan proveerse de agua no tiene sino enviar ^1 muelle sus barriles y con la ma- — 30 — yor facilidad llenarlos alli mismo sin sacarlos de la lancha. Es lástima que el agua no sea de muy buena calidad, pues es algo salobre. Pero también es felicidad que haya agua, por- que en la costa del Perú cuando no es en las quebradas por donde pasa algún río, en general es muy escasa de agua y casi todos los manantiales de la costa la tienen salobre. El agua que se derrama de las pilas de Islay no es perdida porque se reúne en unos pozos que sirve para que beban las bestias. Esta escasez trae consigo para Islay la falta de vege- tación en sus alrededores, lo que le comunica aspecto triste y árido y cuya desnudez de terrenos fatiga tanto la vista. So- lamente se nota en algunos patios pocas flores, lo cual es más apreciable por el contraste con la monotonía de las inme- diaciones. En tiempo de lomas y en los inviernos época en que las garúas son tan abundantes, los cerros cercanos se cubren de vegetación y gran número de flores animan esta muerta re- gión. Entonces los habitantes de Islay fatigados por la aridez del verano, marchan presurosos á instalarse bajo de toldos en las lomas vecinas para recrear la vista, respirar con avidez la perfumada atmósfera y aspirar la fragancia que exhalan tan delicadas flores Las personas que no tienen tiempo para estar varios días en las lomas van continuamente de paseo, convirtiéndose esos lugares en sitios de recreo. Desde que tienen agua, Islay ha crecido mucho, y lo que impide extenderse más todavía es la escasez de este indispen- sable elemento que se utilizaría con grandísima ventaja en el cultivo de los terrenos inmediatos. Como no hay producción alguna, es preciso que se lleve todo, por lo cual la alimenta- ción en Islay es algo cara. Los principales productos que allí se consumen vienen del valle de Tambo, distante como 6o kms. Para las bestias traen el forraje del mismo valle, y como no podría llegar fresco sin fermentar en el camino, acostum- bran traer alfalfa seca, la cual nunca falta. La mantención de las bestias es cara porque por lo menos se necesita 40 cen- tavos por cada bestia al día. En época de lomas se puede economizar mucho, haciéndolas pastar en los cerros de las in- — 31 — mediaciones, donde crecen expontáneas muy buenas gramíneas. El combustible se lleva también de afuera, usándose en las cocinas de Islay carbón de piedra de Inglaterra ó leña del va- lle de Tambo. La importancia de Islay se deriva de la importación y exportación que se hace por este puerto de todos los produc- tos que consumen ó se producen en los departamentos de Are- quipa y Cuzco. En los meses de setiembre, octubre y noviembre, Islay es concurrido por muchas familias arequipefías que van á tomar baños de mar. En diciembre es cuando regresan, pues en este mes comienza el calor en el puerto. Islay es capital déla provincia del mismo nombre, que com- prende además, Quilca y el valle de Tambo. Por consiguiente, es residencia del subprefecto y del juez de derecho. Hay algunos hoteles muy regulares, de manera que se puede hallar cómodo alojamiento. También hay paseo público; es el camino llano hacia la punta que defiende el puerto por el lado sur. Este lugar aunque desprovisto de vegetación por las tardes, cuando el calor disminuye, es concurrido por algunas personas que gozan de la fresca brisa y de la vista del mar, para lo cual se instalan á la extremidad del paseo en un banco de '^cal y ladrillo construido al intento. La población es bastante heterogénea, dado el gran núme- ro de extrangeros, principalmente ingleses que la componen. El puerto de Islay no es muy antiguo, pues fué fundado en 30 de agosto de 1827, en virtud de orden suprema, que lo declaró puerto mayor de la República y principal de Arequipa. El puerto de esta ciudad antes de esta época, era Moliendo. FORMACION Geológica La roca dominante á inmediaciones de Islay y sobre la cual se encuentra establecida la población, es de naturaleza feldspá- tica, tiene estructura cristalina y se compone en su mayor parte de feldspato blanquecino ó rosado con talco clorítico. Esta ro- ca tiene á veces cuarzo y se halla dispuesta en capas que en ocasiones están inclinadas bajo diferente ángulo y en otras se. observa en posición casi vertical. También presenta esta roca una especie de vetas de tierra ferruginosa mucho más blanda, hallándose en estas partes más fácilmente atacada por el agua — 32 — del mar, la cual por el choque continuo, llega á formar profun- das cuevas y á aislar, á veces, grandes masas originando varios islotes que se ven diseminados en el mar á inmediaciones del puerto. Fenómeno muy curioso debido á esta especie de erosión producida por el agua del mar, es la formación de grandes y profundas cavidades conocidas en el pais con el nombre de “ti- najones.” A primera vista parece muy dificil explicar la formación de estos tinajones, pero si se observa la forma que ofrecen, la na- turaleza de la roca y la comunicación que tienen por debajo con el mar, fácilmente se puede comprender el modo cómo se han formado. Para ello, la primera causa es una cueva excavada por la incesante acción del mar sobre una parte blanda de la roca. Si después de haberse formado la cueva en la parte más interna de ella y en su bóveda existe una de estas vetas en forma de clavo de la tierra ferruginosa que hemos citado arriba; ésta por acción del agua que golpea continuamente y se levanta en el interior de la cueva, empieza á desmoronarse y caer. Por otra parte, el agua de las fuertes garúas que cae en la superficie superior se filtra con facilidad á través de esta tierra ferruginosa que es bas- tante permeable y contribuye á su descomposición, de manera que llega á atravesar esta especie de veta y comunicar con la cueva. Entonces la acción del mar obra con más energía y lle- ga á formarse una especie de canal que pone en comunicación la superficie del terreno con el interior de la cueva. Una vez que se halla establecida la comunicación, la roca por su natura- leza misma tiende á partirse en diferentes direcciones y cae continuamente en trozos en esta especie de embudo. Pero como el fondo de este embudo está en comunicación con el mar, éste entra con fuerza y arrastra los desmontes. Las paredes de esta cavidad van descomponiéndose continuamente y se desmoronan hacia el fondo y el pozo que se forma va ensanchándose más y más hasta tener el diámetro de lo á 15 varas, como se presenta en las cavidades que se conocen con el nombre de tinajones. Las cuevas son muy numerosas en los barrancos que forma la roca de las inmediaciones de Islay. En muchas de ellas en- tra todavía el agua del mar, y van profundizándose cada día más. Entre otras es digna de citarse una que dista mucho del — 33 — lugar donde componen los botes, que está actualmente separada del mar por una barrera de desmontes caídos de la parte supe- rior por descomposición de la misma roca. Esta gruta tiene más de cincuenta varas de profundidad, es de bóveda muy ele- vada, teniendo en algunos puntos más de 6 varas, y su piso está lleno de piedras rodadas, lo cual da á conocer claramente que en otra época el agua de mar llegaba basta el fondo. El piso actual- mente se halla cubierto también de grandes piedras angulosas que se han desprendido posteriormente de su bóveda por la des- composición continua y tendencia de la roca á partirse en senti- dos diferentes. Las paredes interiores de esta gruta se hallan revestidas en varios puntos de eflorescencias de sal en forma de agujas finas como las que á veces afecta el alumbre. Si se camina algunas cuadras al sur del puerto, hácia una eminencia en donde hay una cruz, se nota que la roca varía de naturaleza presentándose otra de color rosado y compuesta de feldspato del mismo color con bastante cuarzo. Esta roca es una verdadera pegmatita y en algunos pocos puntos se ve apa- recer también la mica en grandes láminas de color plateado, dando origen á un granito cuyos elementos se hallan aislados» Esta roca (pegmatita) está situada debajo de la primera que forma todas las inmediaciones de Islay, y también tiene estruc- tura estratificada, estando dispuestas en capas cuya inclinación varia mucho, pero generalmente se hunde haciael NE., esto es, hácia la tierra. Varios islotes que se observan á alguna distan- cia en el mar parecen formados de la misma pegmatita, si juz- gamos por el color rosado idéntico al que se observa en la pun- ta de la cruz que hemos citado antes. Dos grandes islotes que se ven á cierta distancia y que se hallaban cubiertos de huano, parecen ser también de la misma roca, é importa notar que gran parte de roca de las islas de Chin- cha es pegmatita, como la que acabamos de citar. Salida de Islay para el valle de Tambo — Pueblo de CoCACHACRA. — (6o kms. en 7 hs.) Diciembre 5. - La primera parte del camino entre Islay y el valle de Tambo es bastante molesta por las continuas subidas y bajadas que hay que salvar para atravesar gran número de quebraditas que bajan de las lomas hácia el mar. 34 — De Moliendo para adelante el camino es mucho mejor y más allá de Mejía aparece completamente llano. Saliendo de Islay, 9. 15, se toma al NE. y luego, 9.20, al ENE.; se pasa, 9.32 una quebradita muy poco profunda, cuyo curso es casi de N, á S. Esta última quebrada se llama La Zorra. Se marcha, 9.50, al E. y luego, 10.12. se pasa una quebrada y luego otra; se sigue hacia el SE.; después, 10.20, se baja al E. á una quebrada profunda; luego, 10.24, se llega al plan de la quebrada, y más allá, 10.28, á la cumbre, en el otro lado. Se descansó. Continuando, 10.30, con dirección E. , se baja luego, 10.35, á otra quebrada profunda; el camino se encuentra á pocos pasos del mar. En las rocas ni en la playa se nota indicio alguno de levantamiento reciente. En la subida de la otra banda se obser- va algunas concholepas diseminadas en el terreno. El camino continúa, 10.40, en la otra banda hácia el E. Se baja luego, 10,42, á otra quebrada; la roca que se nota desde po- ca distancia de Islay, es la misma que la de Quilca, compuesta de feldspato colorado con talco clorítico y dispuesta en capas; luego, 10.45, se baja á una quebrada; poco después, 10,48. se desciende á otra más profunda; se llega, 10. 52, al plan de la quebrada; se sube por la otra banda para continuar, 10.58. hacia el ESE. Se baja luego, 1 1.3, á una hoyada y se marcha por terreno de aluvión que forma barranco hacia el mar; luego aparece la roca nuevamente; más allá, ii.io. está la repartición del cami- no que va directamente al valle de Tambo con el que conduce á Moliendo. Para este lugar se toma el de la derecha hácia el ESE.: se baja en seguida, 11.12. á una quebradita y luego se sube al SE. Se llega poco después. 1 1.20, á las ruinas de la antigua po- blación de Moliendo, á la derecha del camino; se baja á la playa hacia el SE., á la cual se llega en seguida, 11.23. Moliendo era, hará cosa de 40 años, el puerto de Arequipa, y fuá abandonado porque el fondo de la caleta .se llenó poco á poco de arena y el agua ya no era suficiente para el calado de los buques. Moliendo es caleta rodeada de barranco de peña, dispuesta en semicírculo. En la parte norte la caleta está abri- gada por gran islote que actualmente forma una gran península unida á la tierra firme por pequeña playa de arena. — 35 — En la época en que Moliendo era puerto el mar cubría esta playa y entonces el islote se hallaba separado déla tierra firme. Casi no había playa y en las mareas un poco altas el mar cho- caba contra la roca. Dos causas pueden haber producido este retiro del mar en la playa de Moliendo: i“ un levantamiento producido por mo- vimiento del terreno; 2° un depósito de arena producido por ac- ción continuada del mar. En el primer caso si ha habido ver- dadero levantamiento del fondo originado por movimiento del terreno, fácil sería conocerlo por la señal que debería haber de- jado el agua sobre las rocas, contra las que chocaba. Tal señal no existe en la caleta de Moliendo ni tampoco á sus inmediacio- nes; principalmente en las pequeñas ensenadas en donde hay playa con piedras rodadas; ensenadas que tienen una faja de es- tas piedras solamente, en las playas bañadas en la actualidad por el mar y que no se extienden hacia adentro como debía suceder, si el terreno se hubiera levantado. En Moliendo se observa dos caletas; una grande abierta ha- cia el S. y cuya playa es enteramente formada de arena que se extiende hasta el pie del barranco formado por la peña que dis- tará por lo menos cien metros; la otra caleta es muy pe- queña, separada de la primera por el cerro que forma la penín- sula y que era islote en otro tiempo. En esta pequeña caleta abierta hacia el O. se observa playa pequeña de piedras rodadas á las que baña enteramente la marea actual, lo cual prueba que por esta parte no ha habido levantamiento, porque no se ve piedras rodadas más adentro del puerto adonde llega el agua ac- tualmente. No habiendo señal de levantamiento en la roca debemos suponer entonces que la retirada del mar de Moliendo ha sido debida á un depósito de arena, formada por la acción incesante de las olas y del viento; arena que depositada continuamente sobre el barranco ha elevado poco á poco toda esta playa y el fondo mismo de la caleta; de manera que con el trascurso del tiempo la playa llegó á tener bastante elevación para no ser ba- ñada por las mareas más altas. El fondo de la caleta se elevó del mismo modo, de suerte que las embarcaciones no tenían el agua necesaria. Además, sería posible que después de haberse formado una pequeña playa de arena, haya ocurrido un ligero levantamiento producido por movimiento del terreno, que no — 36 hubiera dejado sefíal en la roca por hallarse fuera del agua. Lo que hace sospechar que se hubiera juntado á la acción de las olas alguna oscilación del terreno, es que la época en que fué abandonado el puerto de Moliendo, coincide con la época en que hubo levantamiento de la costa en Chile. Pero de todos modos este no .sería general, porque á inmediaciones del Morro de Ari- ca no hay indicio alguno, es decir, por los himiilus ó tumbas de los antiguos indios que se encuentran á muy poca elevación so- bre el nivel del mar y en las playas inmediatas situadas al norte de Moliendo tampoco hay sefíal de levantamiento. La población de Moliendo, en época en que este pueblo se hallaba frecuentado, estaba situada sobre el barranco en el pun- to indicado antes, 11.20. En la actualidad, este último lugar está completamente abandonado, notándose solamente las ruinas de las paredes de las casas. Al contrario, en la playa recientemente formada y al pie del barranco se observa numerosos ranchos de pescadores que se ocupan también de la preparación de erizos, tolinas, etc. que trasportan para venderlos en Islay y Arequipa. El agua que sirve para el consumo de esta población peque- ña la traen de un manantial situado más arriba, en una quebi'a- dita; agua bastante salobre, peor que la de Islay. Se salió de Moliendo, 12.15, con dirección al E. y luego al NE. subiendo. Se siguió luego, 12.30, al E. ; se baja, 12.39, ^ una quebrada profunda; se llega, 12.44, á un camino que conti- núa y se ve otro que baja á la playa; este último va al SE,; poco después, 1 2.48, se llega á la playa; el camino toma hacia el E. y se camina entre el mar y un barranco elevado de terreno de aluvión. Se marcha luego, 1.15, con dirección ESE. y se llega po- co después, 1.45, á una quebrada con algo de vegetación. Poco más allá, 1.55, se ve vegetación al pie del barranco, lo cual da á conocer la existencia en ese punto de agua subterránea. Lúe. go se pasa entre el barranco y un gran islote de este mismo te- rreno que tiene la altura del barranco y que parece haber sido separada de él por una denudación producida por una corriente de agua dulce. [El islote no se halla situado en el mar. Se da este nombre á una gran masa ó terreno de aluvión, completa- mente aislado]. Poco más allá se observa otro islote del mismo terreno. — 37 — Luego, 1.58, hay una quebrada de yapana. El agua que en otra época bajaba por esta quebrada parece haber producido la denudación del terreno de aluvión, habiendo separado del barranco los islotes mencionados más arriba. Poco después, 2.5, hay matas de Chiri-chiri, Baccaris, Sun- cho, Toñuz, etc. esparcidas con abundancia en el camino. Hay indicio de agua subterránea; en seguida, 2.8, acaba el barranco de aluvión y aparece la misma roca de Quilca; muy luego, 2.10, hay otra quebrada y 12.12, un rancho con banderilla á la derecha del camino. Esta banderilla indica el punto por donde debe pasar el ferrocarril que conduce á Arequipa. En este punto el mar se halla situado como á 1.25 km. de distancia y forma una gran playa abierta, llamada de Mejía porque más allá se en- cuentra el pueblecito que lleva este nombre. El camino conti- tinúa al ESE. Después, 2.30, á 200 metros á la derecha del camino se ha- lla situado el pueblecito de Mejía sobre una punta de piedra que por el lado del sur cierra la playa del mismo nombre. Se divisa el valle de Tambo. Para ir á Catas, se pasa cerca del pueblo de Mejía y se marcha por la playa pasando el río por vado en la misma desem- bocadura en el mar. Más allá, 2.52, el camino sigue la dirección hacia el E. ; se baja á un llano con vegetación, que es el principio del valle de Tambo; el camino cambia luego, 3.4, al S. 50 E., yendo por gran llano sin cultivo diseminado de matas de toñuz y otros arbustos; se sigue, 3.7, por la misma llanura, la cual aparece en este punto cubierta de grama salada; se va hacia el ESE.; lue- go, 3.17, al S. 80. E. ; 3.29, al SE.; 3,33, al ESE.; se ve terre- nos sembrados; muy luego, 3.36, el camino sigue la dirección N. 50 E., empezando á remontar el valle. Poco después, 3.40, se llega al pago llamado del Boquerón, que consiste en la reunión de unos 20 ranchos y casitas con te- rrenos sembrados de maíz, alfalfa, etc.; el camino sigue al E. y N. 75 E. Se ladea luego, 3.48, un cerro de arcilla gris dispuesto en capas horizontales; el cerro se halla situado á la entrada del ca- mino que sigue la dirección E. ; se ve chilco macho y toñuz. Luego, 3.56, se llega á otro pago llamado La Punta. Como también en la otra banda hay un pueblecito del mismo nombre, — as- para distinguir el uno del otro, llaman al primero Punta de Guardiola y al segundo pago Punta de la Banda. El aneroide marcaba 754.3. La dirección del camino es NE. Después, 4.4, está el panteón de gentiles con algunos hoyos en el terreno, como si se hubiera buscado algún tesoro; se con- tinúa, 4.6, hacia el N. NE.; más allá, 4.15, hay pantano á la derecha del camino; se sigue al NE. ; en seguida, 4.17, está la hacienda del general Canseco, y luego se ve varias casitas; este lugar se llama el Arenal, que es un pago. Poco después, 4.21, hay otro pantano, muy pequeño, á la derecha del camino; se ve grandes cultivos de maíz; luego, 4.33, se descansó. Aparece la primera acequia con agua. Continuando, 4.37, se llega, 4.47, al pago de Veracruz; el aneroide marcaba 75 1.9; más allá, 4.53, hay hermosos campos cultivados con maíz y alfalfa; se ve barranco de terreno de alu- vión á la izquierda del camino; se toma la dirección NE. y N.NE. Después, 5, hay otro caserío que lleva el mismo nombre, Veracruz; el aneroide señaló 751.8; hay una hacienda; la mar- cha sigue al ENE.; luego, 5.9, hay otra hacienda á la cual si- gue el pueblo de Cocachacra. Cocachacra se halla situado en la orilla derecha del río Tam- bo como á I o kms de distancia del puerto donde desemboca al mar. Es pueblo muy largo, pues se continúa desde el pago de Ve- racruz hasta muchos kms. más arriba. La parte principal del pueblo tiene dos calles con tiendas. La iglesia está casi á la extremidad del pueblo hácia arriba y se le refecciona actualmente por haberse caído en parte hace año y medio. La puerta principal y las dos laterales son de pie- dra de cantería y las paredes de adobes. En la puerta principal se ve una piedra que tiene la fecha del año 1782, y en la puerta lateral que da hácia la población .se ve otra piedra con la fecha de 1830, de manera que parece haber sido refeccionada en otra ocasión. Mientras se sigue la obra de la iglesia, se celebra debajo de una ramada construida á inmediaciones. La piedra de cante- ría la traen de un lugar situado á 20 kms. de distancia. Cocachacra es cabeza de parroquia. Sus habitantes se de- dican al cultivo del arroz, del ají y de la caña. El arroz en el valle de Tambo produce muy bien y su calidad es tan buena que es preferido al del norte. — 39 — Los 'terrenos del valle de Tambo son bastante fértiles y producen sembrados de arroz, el ciento por uno. En el pueblo de Cocachacra hay varias máquinas para pilar el arroz, de las cuales unas son movidas por animales, otras por hidráulica y otras por el vapor. Dos son las operaciones que sufre el arroz: la primera que es la de descascarar, consiste en quitarle la cubierta ó primera cáscara, cosa que se efectúa por medio de dos ruedas de madera horizontales á manera de molino: ó también de dos ruedas de piedra, una situada horizontalmente y otra vertical como en las máquinas para moler metales, llamadas sotiles. La segunda operación llamada mortear, se practica en mor- ter’os de madera en forma de pequeños barriles, en cada uno de los que cae un pilón provisto de una cabeza de fierro de forma especial. Los pilones tienen movimiento vertical comunicado por una rueda horizontal provista de cuatro planos inclinados sobre los que resbala una pequeña rueda situada á la extremi- dad superior de cada pilón. Esta rueda horizontal en las má- quinas más simples se halla implantada sobre el mismo eje de una rueda de paletas que se mueve horizontalmente como en los molinos para harina, ó en los rastros para la molienda de los metales. En las máquinas más complicadas y puestas en mo- vimiento por una rueda hidráulica de fierro vertical, el eje de esta última está provisto de una rueda dentada que engrana con otra más pequeña implantada sobre el eje de un tambor. Esta tiene una correa que hace mover otro tambor más pequeño, cu- yo eje tiene en su extremidad una rueda que engrana con los dientes que tiene en su parte inferior la rueda horizontal provis- ta de los planos inclinados llamados caminos, sobre los cua- les resbala la pequeña rueda que hace elevar el pilón. La operación de mortear dura seis horas en cuyo tiempo es preciso de vez en cuando vaciar arroz de un mortero para que el arroz que se hallara en la parte inferior del mortero pase á la superior, y de esta manera reciba la presión del pilón. El arroz así morteado se avienta para separarlo de la cás- cara y obtenerlo limpio. El grano de arroz de Tambo se encuentra entero y es muy pesado. En Cocachacra no se da lustre al arroz porque los com- pradores lo prefieren sin lustre. El arroz de Cocachacra se vende á S. 7.20 cada quintal; en — 40 — el valle de Tambo el arroz produce el loo por i. Un topo de tierra que equivale á 5,000 varas cuadradas produce de 30 á 35 y á veces 40 quintales de arroz en paja; el arroz en paja pierde la cuarta parte de su peso en la operación de mortearlo. Otra de las producciones de Cocacbacra es el ají que en es- te valle se eleva y crece mucho. Cada topo de tierra cultivado de ají produce término medio, de 60 á 80 arrobas; sinembargo, cuando se siembra en terrenos muy fértiles y en rompe de al- falfa la producción llega á loo arrobas, y más todavía. El ají se vendía en Cocachacra a 80 centavos ó un sol la arroba, pero habiendo arrastrado el río en este año casi todos los terrenos cultivados de ají, subió el precio de tal modo, que actualmente se paga de S. 4 á 4.80 la arroba. Por último, la caña es otra de las producciones de los terre- nos de Cocachacra. En este lugar y en todo el valle de Tam- bo, casi no fabrican chancaca, sino azúcar, que también es más estimada en Arequipa que el azúcar del norte, porque hay pleno convencimiento de que á peso igual, el azúcar de Tambo endulza más que las otras. Con la miel fabrican aguardiente. Cada topo de tierra cultivado de caña, calculan que da 400 soles de utilidad. Además del ari'oz, ají y azúcar, producciones que se expor- tan del valle y forman los principales artículos de comei'cio, se cultiva también maíz y algo de trigo que sirve para el consumo local. El maíz en el valle de Tambo crece con mucha exhu- berancia y cada topo de tierra cultivado de este cereal da de 20 á 25 fanegas de este grano. El trigo casi no se cultiva porque es atacado por el ollín, que en Cocachacra conocen con el nombre de “argenia.” vSinem- bargo, cuando se tiene el cuidado de cultivarlo en terreno per- meable. esto es, no tan arcilloso, se puede obtener todavía bue- nas cosechas. El arroz de Tambo se consume en Arequipa, Moquegua y se lleva hasta Bolivia. Este valle produce anualmente de 1 5 á 18,000 quintales de arroz. En febrero y marzo de éste año (1863), el río que antes corría por la parte media del valle, se inclinó hacia los terrenos de Cocachacra y los invadió en su mayor parte, arrastrando terrenos cultivados, casitas, etc. — 41 — Cinco kms. arriba de Cocachacra se encuentra la hacienda de Cachuyo; más abajo, cerca del pueblo, el río destruyó casi completamente la hacienda de San José, parte de la de Santo Domingo (del señor Cosío), parte de la del señor Romaña y parte de la hacienda da la señora Arispe Bustamante. Además de los anteriores, casi todos los vecinos de Cocachacra sufrieron algo perdiendo sus cultivos de arroz, maíz, ají, etc. Muchos quedaron arruinados en pocos días y tuvieron que abandonar el lugar. Actualmente un grueso brazo del río pasa cerca la misma población y amenaza nuevos peligros en la estación próxima. Las fincas de Cocachacra han perdido mucho de su valor, quedando casi sin terreno, y las haciendas que quedan, es- puestas á ser destruidas por las próximas avenidas, también han perdido mucho, pues apesar de que varios dueños han querido venderlas, pero no lo han conseguido, por no haber quien las compre. — Da lástima ver que un valle que ha pros- perado muchísimo en estos últimos cuatro años, aumentando considerablemente su población, y construido varias casas é introducido además muchas máquinas, para disminuir en cuan- to fuera posible la necesidad de brazos que son tan escasos; — da lástima se vea amenazado de ruina total por la invasión in- domable del río. Para evitar en lo posible esta ruina se construye actualmen- te un dique de piedra en un lugar llamado Cachuyo, en donde existía una hacienda que fué destruida por el río, en este año. Este lugar dista menos de 5 kms. de Cocachacra, y está situada al O. de la hacienda de Chucarapi. El dique está fabricado con piedras grandes sin cemento al- guno, y de 2)^ varas de ancho. Este dique tiene por objeto des- viar el brazo del rio que se formó este año, y hacerlo entrar en su antiguo cauce. ( Cojttinuard) — 42 — El mejofamiento de los pastos de la Sierra del Perú, INTRODUCCION. Es condición esencial de vida y de progreso de los pueblos ser productores, ser industriales, trasformadores de las riquezas existentes en ellos. La potencialidad y prosperidad de las na- ciones se mide por la fuerza productora, por su actividad indus- trial, que se traduce por la supremacía de sus exportaciones so- bre sus importaciones, por el continuo aumentar del capital na- cional. De todas las industrias, de todas las actividades humanas destinadas á producir riqueza, la Agricultura y la Minería son las más importantes, las que ocupan prominente lugar; son ellas las que suministran las materias primas, que las otras in- dustrias no hacen sino trasformar, cambiar ó trasportar. El de- sarrollo de éstas está íntimamente ligado al desarrollo de aque- llas. Cuanto mayor sea la actividad de las industrias agrícola y minera, será mayor la expansión de las industrias manufac- tureras, de trasporte y comercial. Las industrias agrícola y minera tienen ambas por objeto la extracción de los elementos minerales existentes en el .suelo, por intermedio de las plantas la primera, directamente la se- gunda. La industria minera yendo á buscar esos elementos en las capas más profundas, requiere más costosas obras, maquinaria más onerosa, mayor suma de mano de obra; ella exije, pues, fuerte inversión de capital, formación de grandes empresas ex- plotadoras. La industria agrícola [en ella comprendida, la industria ga- nadera] es mucho menos exijente; explotando tan sólo la capa superficial del suelo y haciéndolo por intermedio de las plantas, debe poner á éstas en las mejores condiciones de vida á fin de obtener una utilización máxima de los elementos en esa capa contenidos. La maquinaria empleada en las faenas agrícolas es — 43 — muy poco costosa; los productos de la Agricultura son más in- mediatos, de valor más constante y uniforme, de más extenso mercado, visto que tienen por objeto satisfacer inaplazables ne- cesidades humanas. Creando riqueza más rápidamente que las otras industrias y requiriendo menor capital, debemos darle lugar preferente, preferente atención, para que desarrollándose potente y vigoro- samente, sea fuente ingente de riqueza que irá, luego, á impul- sar á las otras industrias cuya explotación requiere suma mayor de capitales, mayor potencia económica del país. El Perú, por la constitución de su suelo y su subsuelo, por la variedad de sus condiciones climatéricas, por la multiplici- dad de sus producciones, está llamado á un grande porvenir in- dustrial. Las inmensas riquezas que en él existen en estado de latencia sólo esperan la acción liberadora de la Industria, que las ponga en circulación. Desarrollar las industrias debe ser la obra de todos los Go- biernos del Perú; son ellas las únicas fuentes verdaderas de ri- queza, las únicas que pueden inclinar en nuestro favor la balan- za de comercio, las únicas que podrán hacernos ricos y siendo ricos, podremos ser cultos, podremos ser instruidos, podremos ser fuertes. Las extensas altiplanicies de nuestros Andes ofrecen cam- po propicio y favorable para un grande desarrollo ganadero. La sanidad de su clima que se opone á la difusión de enfermedades contagiosas, la gran extensión de sus pastales y el bajo precio de su mano de obra, son factores que pueden contribuir gran- demente á hacer de nuestras serranías un poderoso centro ga- nadero, rival del Cabo, la Argentina ó Australia. Si bien es cierto que el medio no ofrece condiciones máximas para la explo- tación de razas vacunas perfeccionadas, él permite, sí, la explo- tación de razas rústicas, poco exigentes, que en esas condicio- nes especiales serán stiperiores á aquellas, porque la superiori- dad de las razas es algo esencialmente relativo que depende, en gran parte, del medio en que actúan como agentes de pro- ducción. En cambio, esas condiciones son óptimas para el desarrollo del ganado lanar. Sus pastos bajos y duros, su temperatura — 44 — baja sin ser minea extrema, la rareza de enfermedades micro- bianas, hacen de nuestras punas una zona ideal para la explo- tación de los ovinos. Sin embargo, á pesar de esas condiciones favorables, la in- dustria ganadera no ha tomado el impulso que debiera, no se ha desarrollado en toda su amplitud, su desarrollo no ha sido paralelo al desenvolvimiento de las necesidades nacionales. Pa- ra satisfacer esas necesidades hemos tenido que recurrir á los países productores, en demanda de materias que podríamos producir fácilmente y cuyo valor, cada año creciente, en vez de ir á impulsar industrias extrangeras, iría á beneficiar la indus- tria nacional. Es ingente la cantidad de leche condensada, mantequilla y quesos que importamos, cantidades que el desarrollo de nuestra industria ganadera podría suministrar y que podrían luchar fá- cilmente con los similares extrangeros, dado que su precio de costo se vería disminuido del precio de trasporte y de los dere- chos de aduana que son protectores para estos productos. Así, los derechos de importación de la leche conservada son de 40 % sobre un avalúo de S. o 40 el kilogramo; los de la mantequilla son de 65 % sobre un avalúo de S. o. 30 el kilogramo Para dar una idea del creciente aumento de esas importa- ciones, así como de la salida de metálico que anualmente pro- vocan voy a citar las cifras que representan esas importacio- nes durante 6 años á fin de que pueda observarse su proceso creciente. LECHE Y CREMA EN CONSERVAS Ano 1904 ADUANAS. KGS. VALOR ORIGEN KGS. A’ALOR Paita Pacasmayo .... SalaveiTv Callao Pi.SCü Moliendo Iquitos 1,029 104 3,084 176,157 390 16,272 279,939 £ S. C. 41. 1. 64 4. 1. 60 123. 3. 60 7,046. 2. 60 15. 6. 00 650. 8. 80 11,197. 5. 70 Alemania Bélgica Brasil Chile EE. UU. (A).... EE. UU. (P)... Paranoia Gran Bretaña Italia Portugal Uruguay 98,966 11,604 2,520 918 13,993 1,217 34,;¡52 304,926 2,073 6,199 207 £ S. C 3,958. 6. 20 464. 1. 60 100. 8. 00 36. 7. 20 559. 7 00 48. 6. 80 1,374. 0. 64 12,197. 0. 50 82. 9. 20 247. 9. 60 8. 3 20 476,975 91,078. 9. 94 476.975 19.078. 9. 94 — 45 CREMA Y LECHE EN CONSERVAS Ano 1905 ADUANAS KGS. VAUOK ORIGEN KGS. VAUOU Paita Etcn Pacasmayo. ... Salaverry Callao Pisco Moliendo Sama Iquitos 1,045 .54 64 3,561 196,279 672 18,418 28 234,947 £ S. C. 41. 8. 00 2. 1. 00 2. 5. 60 142. 4. 40 7,851. 1. 62 26. 8. 80 763. 7. 04 1. 1. 20 9,307 8. 70 Alemania Brasil Bélgica Chile EE. UU. (A) EE. UU. (P) Francia Gran Bretaña Italia Portugal Panamá Tacna 75.715 1,035 32,331 63 9,576 4,737 28,769 297,666 973 10 4,165 28 í P 3,028. 5'. 96 41.4.00 1,293. 2. 36 2. 5. 40 383. 0. 32 189. 4. 80 1,1.50. 7. 60 11,906. 6. 42 38. 9. 20 0. 4. 00 166. 5. 90 1. 1. 20 455,068 18,202. 7 16 4.55,068 18,202. 7. 17 Año 1906 ADUANAS KGS. A^\UOR ORIGEN KGS. VALOR £ S. C. £ S. C. it,>í 1.465 .58. 6. 20 Alemania 1.608,808 6 752 3 40 Eten 311 12. 4. 40 Bélgica 42,995 i’719 8 20 Pacasmayo 408 16. 3. 20 Chile ' 89 3. 5. 80 Salaverry 9,172 366. 8. 80 EE. UU 34,544 1 381 7 80 Callao 327^247 13,089. 8. 82 España 1,350 54 0 00 Pisco 5,185 207. 4. 00 Francia 22,007 880 2 80 Moliendo 15,402 616. 0. 80 Gran Bretaña 415,415 16,616. 5. 62 Buena Vista... 92 3. 6. 80 Italia 5,890 235. 6. 00 Iquitos 334,043 13,361. 7. 20 Tacna 92 363 6 80 Portugal 2,135 8.5! ¿ 00 693,325 27,733. 0. 22 693, 324 27,733. 0 22 Año 1907 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR £ S. C. £ S. C. Paita 1,753 69 4 08 .4 lema.nia, 371,575 14 863 0 20 Pacasmayo. ... 324 12. 9. 60 Bélgica 86;4.32 3,457. 3. 10 Salaverry 55 2. 2. 00 Chile 179 7 1 60 Callao 438,534 17,541. 3. 50 ÉE. UU. (A)... 72,939 2,917. 5. 28 Pisco 4,641 185. 6. 40 EE. UU. (P)... 6,553 262. 1. 20 Moliendo 55,297 2 211 8 80 Francia 50,140 2 005 6 20 lio 13 5. 28 Gran Bretaña 382,433 13.297! 2! 68 Buena. Vista... 34 1. 3. 60 Italia 3,709 148. 3. 80 Iquitos 424,-500 16,980. 0. 20 Panamá 100 4 0 00 Portugal 1,039 41 . 5. 80 Tacna 34 1 3. 60 925.133 37,005.3. 46 925,133 37,005. 3. 46 -46- LECHE Y CREMA EN CONSERVAS Año 1908 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR £ S. C. £. S. C. Paita 1,703 68. 1 28 Alemania 118,579 4 743 1 80 Pacasmayo. ... '274 10. 9. 60 Bélgica 76,899 3,075. 9. 80 Salaverry 1,217 48. 6. 80 Callao 235,334 9,413. 3. 58 Chile 156 6 2 20 EE. UU. (A).. 23,764 950. 5! 60 Moliendo 48,857 1,954. 3. 00 EE. ÜU. (P).. 21,695 867. 8. 20 Francia 24,626 985. 0. 48 Buena Vista... 10 4. 00 Gran Bretaña 226,560 9,062. 3. 78 Madre de Dios Holanda 4,825 193. 0. 00 Iquitos 215,991 8,639. 6. 40 Hong Kong... 643 25. 7. 20 Italia 5 559 222. 3. 60 Portugal 80 3. 2. 00 503,386 20,133. 4. 66 503,386 20,135. 4. 66 Año 1909 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR £ S. C. £ S. C. 1,303 52. 1. 00 Alemania 228,219 9.128. 7. 68 Pacasmayo. ... 386 15. 4. 40 Bélgica 100^387 4,015. 4. 80 2 253 90. 1. 20 Bollvia 240 9. 6. 00 225 31 3 9,012. 5. 20 Chile 235 9. 4. 00 Pisco 2,956 118. 2. 40 EE. UU. [A].. 31,204 1,248. 1. 60 Moliendo 14,465 578. 6. 00 EE. UU. [P].. 10,114 404. 5. 60 lio 1,107 44. 2. 80 Francia 26,141 1.005. 5. 60 Madre de Dios. 240 9. 6. 00 Gran Bretaña 268,362 10.734. 4. 74 425,456 17,018. 2. 62 Italia 8 418 336. 7. 20 Portugal 159 6. 3. 60 673,479 26,939. 1. 62 673,479 26,939. 1. 62 Como puede verse, la importación de leche y crema en conservas que en 1904 fuera de 476,975 kilogramos de un valor de Lp. 19078.9.94, en 1909 fué de 673.476 kilogramos de un valor Lp. 26939.1.62 después de haber pasado en 1907 por la enorme cifra de 925,133 kilogramos que representaban un valor de Lp. 37,005.3.46. Esto nos prueba un aumento considerable del consumo nacional que no ha sido correspondido por un au- mento paralelo de la producción; de ahí esa importación cre- ciente de aquellos productos. Aunque nuestros centros gana- deros se hallan, por lo general, alejados de los centros de con- sumo, los diversos procedimientos de conservación de la leche (pasteurización y homogeneización, refrigeración etc.) nos per- mitirían llevarlas á aquellos mercados alejados. En cuanto á 47 — Iquitos, que es el principal centro consumidor de esos produc- tos, si los actuales medios de comunicación no nos permitirían luchar con ventaja con el similar extrangero, la realización del ferrocarril al Oriente, por una vía ú otra, Ucayali ó Marañón, reduciendo enormemente el flete actual nos pondría en condi- ciones de ganar tan poderoso mercado. Si nuestra industria mantequillera ha progresado grande- mente, ella no lo ha hecho en grado tal que le permitiera se- guir el creciente consumo debido al cada vez mayor bienestar de las clases consumidoras; y, así, vemos aumentar cada año la importación de este producto, paralelamente á la progresión de su consumo. IMPORTACION DE MANTEQUILLA Año 1904 ADUANAS KGS. VAI.OK ORÍGEN KGS. VALOR Paita Eteu Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Moliendo lio Iquitos 4,654 274 58 585 100,117 1,072 25 17 69,234 £ S. C. 232.6.99 13.7.00 2.9.00 29,2.50 5,005.8,.50 53.6.00 1.2 50 0.8.75 3,461.6.95 Alemania. Argentina Arica Australia Bélgica Brasil Chile EE. UU. [A].. EE. UU. [P].. Francia Gran Bretaña Holanda Italia Panamá Portugal Uruguay 25,741 681 366 92 511 750 34,690 759 6 66,011 17,499 997 25,426 26 1,035 1,446 £ S. C. 1,287.1.44 34.0 50 18.3.00 4.6.00 25..5.50 37.5.00 1,734.4.60 37.9.50 0.3.00 3,300.5.20 874.9.75 ■ 49. 8. 50 1,271.2.75 1.3.25 51.7.50 72.3.00 176,036 8,801.8.19 176,036 8,801.8.10 Alio 1905 ADUANAS KGS. VALOR ORÍGEN KGS. VALOR Paita Eten Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Moliendo lio Iquitos 7.532 175 88 836 120,282 808 333 9 63.894 £ S. C. 376.6.25 8.7.37 4.4.00 41.8.00 6,014.1.05 40.4.00 16.6.50 0.4.25 3,194.6.95 Alemania Bélgica Brasil Chile EE. UU Francia Gran Bretaña Italia Portugal 44,619 1,489 3,467 40,-385 3,753 57,367 18,173 23,990 714 £ S. C. 2,230.9.32 74.4.50 173.3..50 2,019.2.55 187.6.50 2,868.3.25 908.6.75 1,199.5.00 35.7.00 193,957 9,697.8.-37 193,957 9,697.8.37 — 48 IMPORTACION DE MANTEQUILLA Ano 1906 ADUANAS KGS VALOR ORÍGEN KGB. VALOR Paita Eten Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Moliendo lio Iqultos 8,309 392 30 590 107,214 740 316 60,091 £ S. C. 415.4 50 19 6.00 1.5.00 29.5.00 5,360.7.10 37.0 00 15 8.00 1.1 50 3,004.5.50 Alemania Australia Bélgica Chile España EE. UU Ecuador Francia Gran Bretaña Holanda Italia Japón 43,730 6,015 1,535 27,039 55 8,009 153 45,906 16,067 68 29,000 10 £ S. C. 2,186.5.00 300.7.50 76.7.50 1,351.9.50 2 7.50 400.4 50 7.6 60 2,295 3.00 803.3 50 3.4.00 1,450.0.00 0.5.00 177,705 8,885 2 60 177,705 8,855.2.60 Año 1907 aduanas KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR £ S. C. £ S. C. "Ppi.itn, 13,363 179 668 1 50 Alemania 60,978 1,000 3,048.9.00 50.0.00 P,t,pu 8.4.50 Argentina Salaverry 719 35.9.50 Australia 11,567 578.3.50 rin.llfi.n 134,657 1,121 2,976 21 7.732 8 50 Brasil 6 3.00 P1ar»o 56.0 50 Bélgica 2,953 147,6.50 MnllpnHn 148 8 00 Chile 18,375 22,2.55 918.7.50 lio 1 0.50 EE. UU 1,112.7,50 Buena Vista... 11 5.50 Francia 35,879 1,793.7.50 Iquitos 64,683 3,234.1.50 Gran Bretaña Holanda Italia Panamá Tacna Uruguay 13,440 630 67,318 44 11 3,264 672.0.00 31.5.00 3,365.9.00 2 2.00 5.50 163.2.00 237,720 1 11,886.0.00 237,720 11,886.0.00 Año 1908 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR Zaru milla Paita Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Moliendo Iquitos 74 9,328 115 471 123,023 115 527 38,279 £ S. C. 3.7.00 466 4.00 5.7 .50 23. 5. 60 6,151,1.47 5 7..50 26.3.75 1,913 9.50 Alemania Bélgica Chile Ecuador EE. UU.(A)... Francia Gran Bretaña Italia Uruguay 49,651 1,589 4,720 74 9,509 31,151 6,066 61,869 7,303 £ S. C. 2,482.5 50 79.4 50 236.0.00 3.7.00 475. 4. 50 1,557.5.71 303.3.25 3,093.4 36 365.1.50 171,932 8,596.6.32 171,932! 8,596 6 32 — 49 — IMPORTACION DE MANTEQUILLA Ano 1909 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VAI.OR £ S. C. £ S. C. Zarumllla 12 6.00 Alemania 75,019 3,750.9.35 Palta 12,664 96 633.2.00 Australia 8,904 585 445.2.00 Pacasmayo .... 4.8.00 Bélgica 29.2.59 Salaverry. . 194 9.7.00 Bolivia 25 1.2.50 Callao 65,778 577 3,288.9.40 28.8.50 Chile 2,346 15 117.3.00 Pisco Ecuador .7.50 Moliendo 405 20.2.50 España 1,351 3,192 67.5.50 Buena Vista... 15 7.50 EE‘. UU (A).... 159.6.15 Madre de Dios 26 1.2.50 EE. UU. (P)... 1,822 91.1.00 Iquitos 84,713 4,235.6.60 Francia Gran Bretaña Holanda Italia Portugal Tacna 24,094 11,307 162 35,444 200 14 1.204.7.00 565.3.50 8.1.00 1.772.2.00 10.0.00 7.00 164,480 8,224 0,00 164,480 8,224.0.00 La importación de mantequilla que fuera en 1904 de 176.036 kilogramos de un valor de Lp. 8801.8.19 y que llegara en 1907 á 237,720 kilogramos de un valor de Lp. 11,886 ha su- frido una cierta depresión en los años de 1908 y 1909 debido al malestar económico que entonces se iniciara y aún perdura; malestar económico que actuando sensiblemente sobre la fortu- na particular ha restringido el consumo de un objeto de lujo en la alimentación, como es hoy la mantequilla entre nosotros. La fabricación de quesos en nuestros centros ganaderos se ’ ha mantenido siempre dentro de muy estrechos límites, á causa del mismo medio que ofrece condiciones poco favorables para dicha fabricación. La baja temperatura y altura barométrica de esas regiones son factores poderosos qtte se oponen á la vida microorgánica. La poca humedad del aire consiguiente á la baja presión no permite ó permite en muy pequeño grado, la vida de los hongos que son, como sabemos, los agentes del pro- ceso de maduración de los quesos. Es debido á esa latencia ó muy pequeña actividad de los hongos, consecuencia del medio, que han fracasado las diversas tentativas de fabricación de que- so hechas en la Sierra. Los agentes de los fenómenos de la ca- seificación necesitan para su vida ciertas condiciones de hume- dad y de temperatura que no encuentran en el medio ambiente; de ahí la necesidad del establecimiento de cámaras de fermenta- ción de quesos, donde esos microorganismos encuentren las 50 — condiciones de humedad y de temperatura que el medio les nie- ga. Se podría utilizar, asi, la gran cantidad de leche descrema- da que hoy se pierde, de donde resultaría un mayor rendimien- to de la industria lechera que podría, así, suministrar gran par- te de un producto que hoy traemos del exterior. La importación de quesos no ha seguido esa progresión cre- ciente que han seguido la mantequilla y la leche conservada: ella se ha mantenido dentro de cierta constancia variando entre límites muy estrechos. IMPORTACION DE QUESOS Ano 1904 ADUANAS KGS. V ALOK ORÍGEN KGS. VALOR £ S. C. £ S. C. Paita 649 19.4.70 26.4.90 6.2.10 Alemania 34,416 625 25,821 1,032.4.62 18.8.70 774.6.39 Eteii 983 Arica Pacasmayo .... 207 Bélgica Salaverry 2,292 68.7.60 Bolivia 18 0.5.40 Callao 203,604 .'Í55 6,108.2.01 16.. 5. 60 136.0.96 0.5.40 Brasil 457 13.7.10 0.1.50 2,314.8 34 11.5.20 Pisco Coloinl)ia .5 Moliendo 4,357 18 Chile 77,162 384 Ag. Aduanera. EE. UU Iquitos 48,101 1,443.0.33 Francia Gran Bretaña, Holanda, Hong Koug... Italia Panamá Portugal 9.750 12.750 680 732 87,510 10 10,622 292.4.76 382.4.76 20.4.00 22.0.20 2,625.3.00 0.3.00 318.6 60 260,946 7,828.3.60 260,946 7,828.3.60 Año 1905 ADUANAS KILOS VALOR ORÍGEN KILOS VALOR Paita Eten Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Moliendo lio Sama Ancomarca Ag. Aduanera. Iquitos 1,083 699 439 2,486 175,082 2,194 5,423 3 23 69 123 38,476 £ S. C. 32.4.90 20.9.55 13.1. .55 74.5.95 5,252.4.60 65 8.20 162.6.90 0.0.90 0.6.90 2.0.70 3.7.05 1,154.2.80 Alemania Bélgica Bolivia Chile Ecuador España EE. UU. [A].. EE. UU. [P].. Francia Gran Bretaña Holanda Hong Kong... Italia Portugal Tacna 39, .533 23,623 193 74,474 12 1,732 955 44 8,723 11,795 1,388 865 .56,974 5,766 23 & s. c. 1,185.9.90 708.6.90 5.7.75 2,234.2.20 0.3.60 51.9.60 28.6.44 1.3.20 261.6.90 353.8.50 41.6.40 25.9.50 1,709.2.41 172.9.80 0.6.90 226,100 6,783.0.00 226,100 6,783.0.00 IMPORTACION DE QUESOS Año 1906 ADUANAS KG8. VALOR ORIGEN KGS. VALOR Paitn 2,042 1,798 192 £ S. C. 61 2.75 Alemania 43,679 50,.521 20 £ S. C. 1,310.3.61 1,515 6.2o 6.0.00 Kten 53.6.70 5.7.60 B61}j;ica l’acasniayo .... Boíivia Salavftrry 1,453 258,488 43.5 90 7,754.6.36 Chile 55,387 573 1,661.6 10 17. 2. 05 Callao España Ecuador 23 0.6.90 Pisco 1,835 55.0. 50 EE. Uü. [A].. 337 10.1.10 Mollcnrln.^ 4,757 7 142.7.25 0.2.10 Francia 12,671 21,476 380.1,30 lio Gran Bretaña 644.2 95 Ag. Aduanera. 200 6.0.00 Holanda 9,595 287.8 65 J(JIlÍtO.S 66,385 1,991.5.50 Italia 133,599 9,087 4,007.9.70 272.6 10 Portugal 337,148 10,114.4.66 337,148 10,114.4.66 Año 1907 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR £ 8. C. £ S. C. Paita 2,272 957 68.1.45 Alemania 43,663 1,309.9 05 84.7.200 Eten 28.7 25 Bélgica 28,240 100 Pacasmayo .... 1,067 32.0.10 Brasil 3.0.00 Salaverrj^ 1,891 154,984 56 7.30 Chile 41,478 857 1,244 3.50 25.7.10 Callao 4,649.5.15 EE. üü (A).... PÍ.SCO 1,943 58.2.90 EE. Uü. (P)... 15 4.50 Moliendo 8,151 15 244.5.30 E.spaña 583 17.4.90 lio 4.50 Fra,ncia, 16,028 17,764 30,516 46,849 1 6,611 115 480.8.10 Iquitos 61,540 1,846.2.10 Gran Bretaña Holanda Italia- Panamá Portugal Argentina 532.9.20 915.4.80 . 1,40 54.70 0.30 198.3.40 3 4.50 232,820 6,984.6.05 282,820 6,984.6.05 Año 1 908 ADUANAS KGS. VALOR ORIGEN KGS. VALOR Zarumilla Paita Eten Pacasmayo. ... Salaverry Callao Pisco Moliendo lio Iquitos 45 1,266 1,338 426 555 209,151 2,404 7,364 13 29,140 £S. C. 1.3.50 37.9.80 40.1.31 12.7.80 16.6.50 6,274.5.26 72.1.20 220.9.35 3.90 874.2.00 Alemania Bélgica Chile Ecuador EE. UU [A]... Francia Gran Bretaña Holanda Italia Portugal 25,175 30,620 32,008 45 104 11,337 22,039 35,230 91,071 4,073 £ S. C. 755.2.58 918 6.06 960.2.43 1.3.50 3.1.20 340.1.04 661.1.70 1,056.9.00 2,732.1.21 122.1.90 251,702 7,551.0.62 251,702 7,551.0.62 — 52 — IMPORTACION DE QUESOS Año 1909 ADUANAS KGS. VAI.OR ORIGEN KGS. VALOR & S. C. £ S. C. Zarumilla 250 7.5 00 Alemania 32,590 977.6.95 Paita ;. 1,504 761 45.1.11 22.8.30 3.6.90 Bélgica 37,423 38,7.51 250 1,122.7.04 1,162.5.25 7.5.20 Eten Chile Pacasmayo .... 123 Ecuador Salaverrv 1,318 161,150 39.5.40 4,834.5.05 España 69 2.0.70 Callao EE*. ÜU. [A].. 3,271 98.1.45 PÍ.SCO 2,439 2,262 73.1.70 67.8.63 Francia 7,563 10,340 226.9.05 Moliendo Gran Bretaña 310.1.94 lio 15 4.77 Holanda 3,995 119.8..50 Buena Vista... 1 30 Italia 76,840 2,305.1.98 Iquitos 44,416 1,3.32.4.80 Panamá 13 3.90 Portugal Tacna 3,133 1 93.9.90 30 214,239 6,427.1.96 214,239 6,427.1.96 Durante el año 1909 hemos importado leche, mantequi- lla y quesos por un valor total de Lp, 41590.3.58 suma bastante considerable, que el desarrollo de la industria lechera nacional podría retener fácilmente en el país, impidiendo que emigrase á impulsar industrias similares extrangeras. Las necesidades nacionales esos productos, si bien no serían suficientes para sostener áuna industria llegada á su de- senvolvimiento, máximo, son base considerable para el desarro- llo de la industria nacional que podría satisfacerlas ámpliamen- te y recibiría de esa satisfacción impulso poderoso que le permi- tiría lanzarse, luego, á la conquista de los mercados extrangeros. A pesar de las salidas considerables que las necesidades na- cionales ofrecen á la industria ganadera del país, ésta no ha pro- gresado ó lo ha hecho en grado muy pequeño, insensible casi. A e.se desarrollo, á esa evolución de la industria ganadera se han opuesto causas de distinta naturaleza. Esas causas son: I. La mala calidad de los pastos. II. La inferioridad de las razas explotadas. III. La falta de conocimientos zootécnicos y de tecnología lechera. IV. Las enfermedades del ganado. V. La falta de protección de los poderes públicos. * ^ * * I. Los pastos de nuestras punas formados en su mayor — 53 parte de gramíneas bajas y duras, si bien son alimento exce- lente para los lanares, dejan mucho que desear en cuanto á la alimentación de los bóvidos. A su escaso poder alimenticio de- bemos atribuir el raquitismo y productividad mínima de la raza actual, en lo que hay, también, algo de atávico. Esos pastos bastan, apenas, para constituir una ración de mantención, para suministrar el alimento indispensable á la conservación de la vida; de ahí la escasa producción de la raza, su peso reducido, su mínima secreción de leche. La productividad de las razas es una función de su alimentación. La superioridad de unas razas sobre otras depende del mayor poder de utilización de los ali- mentos consumidos, y, en ningún caso, supone la formación de productos á la propia expensa. A la mala calidad de los pastos viene á unirse su escasez, durante los meses de sequía que son también de heladas. Esta escasez es á veces tan grande que son muchos los animales que mueren de inanición y de hambre. El escaso poder nutritivo de los pastos influye poderosa- mente en la densidad de la población animal dada la gran ex- tensión de terreno que exije para la alimentación de cada indi- viduo. Con la actual flora forrajera, se necesita, aproximada- mente, S hectáreas para la alimentación anual de un animal. El mejoramiento de los pastos es, pues, condición esencial y prévia de progreso de nuestra industria ganadera; pero, este mejoramiento no puede ser obra de un día, necesitamos que la experiencia nos diga cuáles son las especies forrajeras suscepti- bles de adaptarse á las especiales condiciones de nuestras se- rranías. La escasez de pastos en la Sierra tiene lugar de Abril á Se- tiembre, como consecuencia de la sequía y las heladas, pero más especialmente de la segunda, pues en las partes húmedas ó irrigadas vemos conservarse la vegetación durante esos meses. La irrigación permite, pues, la vegetación de los pastos en el tiempo de sequía y la irrigación es fácil en la mayor parte de los fundos ganaderos de la Sierra. En casi todos ellos existen manantiales y lagunas que pueden suministrar caudal ingente de agua para la irrigación y, además, durante el invierno se forman lagunas temporales que podrían ser represadas con gas- to muy pequeño y proporcionar, así, suplemento considerable de agua para la irrigación. — 54 — Los pastos mejorados provocarán no sólo una elevación no- table de la producción, visto que esta no es sino una función de la alimentación, sino que permitirán, también, la explotación de un mayor número de animales por unidad de superficie. II. La población bovina actual de nuestras punas se ca- racteriza por su productividad mínima y la ausencia de precoci- dad, resultados ambas de la acción conspirante del medio y de la herencia. Descendiente de una raza que no le trasmitió cua- lidad ninguna y sí, más bien, defectos, como son la bravura y la nerviosidad en un animal de producción, abandonada á sí misma en la lucha contra el medio, sin cuidado alguno en la selección, mal alimentada desde su primera edad, no pudo me- nos que degenerar rápidamente y crecer raquítica y miserable. Es, pues, necesario, mejorarla, crear en ella aptitudes produc- toras. Si bien, cuando la extensión de las razas se hace siguien- do las leyes de la selección y adaptación, su área geográfica im- plica para ella, la existencia de condiciones óptimas de vida, no sucede lo mismo cuando esa extensión es forzada, es obra del hombre. Por consiguiente, la existencia de la raza española en nuestras punas, no implica su triunfo sobre las demás, no fué el corolario de la selección, fué la obra del hombre; puede, pues, haber otras razas que, en condiciones idénticas, se mues- tren mejores utilizadoras de los productos consumidos, mues- tren mayor potencia productiva. Debemos, pues, buscar cuáles serán aquellas razas que nos permitan reemplazar gradualmente la población actual, que nos permitan aumentar la producción de la industria animal. III. La industria animal como todas las industrias exige de las personas que se dedican á ella, ciertos conocimientos, ciertas aptitudes. La Zootecnia moderna ha hecho de los ani- males, verdaderas máquinas que para dar un rendimiento máxi- mo requieren, como ésas, el conocimiento de su mecanismo, de sus mejores condiciones de trabajo. Y ese conocimiento no puede darlo la práctica sola; exige profundo y detenido es- tudio. La falta de conocimientos, la ausencia de ciencia de las personas colocadas al frente de nuestras explotaciones ganade- ras ha sido factor principal de estancamiento de la industria, pues á pesar de toda su buena voluntad, careciendo de toda 55 — educación técnica, no podían sino ser rutinarios, repetidores de prácticas seculares, trasmitidas de padres á hijos. La Agricul- tura y la ganadería son, hoy, verdaderas ciencias, para cuya explotación no basta sólo buena voluntad y larga práctica ma- niial, ella requiere toda una suma de conocimientos que sólo una educación especial puede dar. IV. Las punas de nuestra Sierra por sus condiciones cli- matéricás especiales ofrecen campo poco favorable para la difu- sión de las enfermedades microbianas que, muy raras veces, se presentan con "carácter epidémico grave. Délas enfermedades microbianas las más frecuentes son el carbunclo sintomático y la diarrea infecciosa de los terneros que, debido á las favora- bles condiciones del medio, no toman el carácter epidémico que debieran, como consecuencia de la ausencia de medidas pre- ventivas y el ningún cuidado tomado en la inhumación de los cadáveres. En cambio, si las enfermedades microbianas toman un ca- rácter de relativa benignidad, no sucede lo mismo con las enfer- medades parasitarias que si bien no producen grandes bajas en los rebaños, debilitan á los animales, inutilizándolos como fac- tores de producción. La distomatosis es sumamente frecuente; ataca á la mayor parte de los ovinos y vacunos, debiéndose su extensión á la gran existencia de charcos y pantanos que forman las lluvias del invierno y que favorecen la vegetación de Ranunculáceas que albergan en sus hojas á la Limnea, molusco indispensable pára la evolución del Distoma. El torneo es, también, bastante general en los carneros jó- venes, contribuyendo á su difusión la enorme cantidad de pe- rros que cada pastor posee. La equinococosis, la sarna ovina, la garrapata del carnero, los piojos etc. son excesivamente frecuentes en las diversas po- blaciones animales, entre las que causan profundo daño. Son éstas enfermedades, todas, que podrían combatirse fá- cilmente por una serie de medidas tanto de órden preventivo como curativo. V. Si bien es cierto que la iniciativa particular puede y debe hacer mucho por el desarrollo de la industria ganadera nacional, es deber de los Poderes Públicos impulsar esas inicia- tivas, encaminarlas, encausarlas por el camino que las lleve á - 56 - más pronto éxito. La falta de conocimientos de nuestras cla- ses rurales necesita de esa acción directriz, de esa acción impul- sora délos Poderes Públicos que le indique las orientaciones- nuevas de la ciencia animal, los procedimientos que conducen al máximun de productividad. Esa acción del Estado puede hacerse sentir bajo formas diversas, sea con la creación de esta- ciones experimentales, puestos zootécnicos, dación de primas de producción, publicación de cartillas, institución de ingenieros agrónomos ambulantes etc. etc. Así impulsada, así dirigida, la industria ganadera llegaría pronto á ser lo que debe: fuente fecunda de riqueza y engran- decimiento nacional. Como se vé, la falta de progreso de la ganadería nacional, no ha sido efecto de una causa única, sino de un conjunto de causas complejas, sobre todas y cada una de las caules debemos actuar hasta hacerlas desaparecer; y la industria ganadera na- cional, libre entonces de ellas, podrá crecer y desarrollarse li- bre y vigorosamente. Las condiciones favorables de nuestras punas para la ex- plotación de los lanares, así como las menores exijencias alimen- ticias y rusticidad mayor de éstos han hecho menos sensible la acción de esas causas sobre el desarrollo de la industriade la lana. Damos á continuación las cifras de exportación de este producto. EXPORTACION DE LANA DE OVEJA Año 1904 ADUANAS KGS. VAI.OR DESTINO KGS. VALOR Tumbes Paita Pacasmayo .... Salaverry Callao Pisco Chala Moliendo 46 573 4,992 17,199 60,586 92 300 1.217,882 £G. C. 1.6.10 20.0.55 174.7.20 601.9.65 2,120.5.27 3.2.20 10.5.00 42,625.8.70 Alemania Francia Gran Bretaña. Italia 23,102 21,272 1.257,278 18 £ S. C. 808.5.70 744.5.37 44.004.7.30 0.6.30 1.301,670 45,558.4.67 1.301,670 45,558.4.67 Año 1905 ADUANAS KGS. VALOR DESTINO KGS. VALOR Paita Pacasmayo. ... Salaverry Callao Chala Moliendo 1,1.37 3,008 34,471 5,609 500 1.408,426 £ S. C. 39.7.95 105.2.80 1,206.4.85 196..3.15 17.5.00 49,294.9.10 Alemania Arica EE. UU Francia Gran Bretaña. 19,634 8,200 17,461 079 1.406,877 £ S. C. 687.1.90 287.0.00 611.1.35 34.2.65 49,240.6.95 1,453,1.51 50,860.2.85 1.453,151 50,860.2.85 — 57 — A fio l9(Mi. ADUANAS KGS. VAUOK DESTINO kgs. VAI.OK Paita Pncasniayo. ... Salaverry Huacho Callao Pisco Moliendo 566 3,105 28,367 2,070 36,942 21,115 1.484,159 £ S. C. 25 4 70 223 5 60 1,276 5 15 149 0 40 1,731 3 21 1,520 2 80 100,187 3 43 Alemania EE. UU Francia Gran Bretaña. 9,582 7,344 15,063 1.543,435 & S. (’. 518 8 86 528 7 68 1,026 6 21 103,039 2 54 1.576,324 105,113 5 29 1.576,324 105,113 5 29 Lana lavada kgs. 1.265,887 — Lp. 91,143 8.64 „ sucia ,, 310.437 — ,, 13,969.6.65 kgs. 1.576,324 — Lp. 105,113.5.29 Año 1907. ADUANAS KGS. VAEOR DESTINO KGS. VALOR Pacasmayo Salaverry Huacho Callao Chala Moliendo 14‘657 36,460 2,586 82,899 395 1.364,139 £ S. C. 930 5 49 3,384 4 50 116 3 70 5,716 2 30 17 7 75 125,¡576 0 15 Alemania EE. UU Francia Gran Bretaña. 10,218 3,635 18,828 1.468,4.55 £ S. C. 826 6 59 262 7 20 1,665 7 56 132,987 2 54 11.501,136 135,741 3 89 1.501,136 135,741 3 87 Lana lavada kg.s. 1.439,031 — Lp. 131,844.0.24 ,, sucia 62,105 — ,, 3,897.3.55 kg'S. 1.501,136 — Ls. 135,741.3.89 Año 1908. ADUANAS kgs. VALOR DESTINO KGS. VALOR Paita ■ 383 8,654 42,740 950,837 1,150 312 £ S. C. 27 5 76 263 0 88 2,836 7 86 80,527 4 48 82 4 80 22 7 93 Alema, nía 5,219 1,462 400 1,796 9,198 981,001 £ S. C. 402 1 20 105 2 73 31 6 00 88 0 04 662 2 56 82,470 9 18 Pacasmayo .... Salaverrv Bolivia Chile Moliendo Puno EE, UU, [A],.. Francia. . . . Ag. Aduanera, Gran Bretaña, 999,076 83,760 1 71 999,076 83,760 1 71 _ 58 - Año Í909. .a.mvAN.\8 KGS. ' VALOR DESTINO KGS. VALOR Pacasmayo .... Salaverry H iiarmey Hiiaclio Pallao Moliendo £ S. C. 1,440 m 2 80 36,138 3,125 7 .58 1.144 99 5 28 2.144 109 3 44 44,166 8,842 4 42 1 079,437 90,638 6 75 Alemania EE. UU [A].... Francia Gran Bretaña. Italia 35,663 2,942 7,754 1.11.3.:i26 4,784 £ S. C. 3,102 6 81 255 9 54 489 5 58 93,753 8 10 339 0 24 1.164,469 97,941 0 27 1.164,469 97,941 0 27 Las altiplanicies de los Andes peruanos ofrecen amplio campo de desarrollo para la explotación del ganado lanar, de don- de no hay el peligro de verlo desaparecer por la invasión del cultivo, como ha pasado en casi todos los países productores de lana, dadas las condiciones poco favorables que aquella zona ofrece á la vida 5^ desarrollo de las plantas cultivadas. Los países nuevos, de población escasa y con extensiones enormes de terreno inculto, tuvieron fatalmente que dedicarse á la explotación del ganado lanar y no tardaron en invadir con su lana los mercados europeos: y las naciones de Europa no pu- diendo luchar con el similar extrangero que se producía á pre- cios mínimos, dado el precio ínfimo de locación de las tierras y de la mano de obra, fueron abandonando lentamente la explo- tación de los óvidos y sustituyéndola por la de los bóvidos y la cultura. Esa disminución notable de las poblaciones ovinas eu- ropeas puede observarse en las siguientes cifras: Población ovina en miíloncs do cabezas de 1 860-1 8T0,v de 1880-1898 Gran Bretaña '^34-1 '^30.5^ Francia 29.2 2 1 .4 Alemania 24.9 10.8 Hungría 15-0 8.1 Austria 50 3-1 108.2 73. De 1870 á 1902 esas poblaciones ovinas disminuían en los términos siguientes; Inglaterra 56 % Bélgica 6r ,, Dinamarca 42 ,, Alemania 62 % Holanda 17 Noruega 42 ,, Austria 48 ,, Suecia i8 ,, Francia 15 ,, mientras que el fenómeno contrario pasaba en las poblaciones bovinas que crecían paralelamente á la reducción de aquellas. Ese aumento de las poblaciones bovinas puede expresarse así: Inglaterra 23 % Bélgica 33 ,, Dinamarca 40 ,, Holanda 20 ,, Austria 28 ,, Suecia 38 ,, Pero esos países nuevos, de población escasa, de extensa superficie inculta, fuei'on poblándose rápidamente de inmigran- tes europeos, la densidad de su población fué en aum.ento y con ella la extensión de los cultivos y la explotación de los bóvidos que fueron, así, desalojando á los lanares de sus antiguas posi- ciones. En Australia donde la población ovina creció con rapidez extrema de 1840 á 1842, la vemos empezar á disminuir des- de 1892, disminución que se hace, luego, máxima de 1898 á 1904. Población ovina de Australia en millones de cabezas. 1892 . . • 124.9 1898 103-3 1893 124.9 1899 98.9 1894 120.0 1900 90.4 1895 1901 ...... 90.8 1896 IIO.9 1902 92-5 1897 I I I.O 1903 73-0 En 1 1 años esa población ovina ha disminuido de 5 1 millo- nes. Mientras que la población ovina así disminiiía, tomaba grande impulso la explotación de los bóvidos y la industria del queso y mantequilla, productos que encontraban fácil salida en el mercado de Londres. De ese progresivo aumento de la pobla- ción bovina de Australia pueden dar una idea las siguientes cifras: — 6o — Población bovina de Australia 1792 23 1800 1.044 1810 11,276 1821 102,939 1842 ... 1.014,833 1851 1.921,963 1861 4.039,139 1871 4.713,820 1881 8.709,628 1891 11.861,330 1902 8.469,616 En la República Argentina, la expansión que tomaban los cultivos del maíz, del trigo y del lino, así como el desarrollo inmenso de la industria frigorífica de la carne y la industria lechera, provocaron la depresión de la población ovina que se- gún el último censo (1909; ha disminuido en tres millones, en tanto que el ganado vacuno ha aumentado en siete y medio mi- llones, sobre la población animal en 1879. Examinando las cifras de la exportación de lanas de la Re- pública Argentina, podemos seguir con ellas las variaciones de su industria lanar. Como en los demás países ganaderos, la Australia, el Cabo etc. vemos aumentar su producción hasta el año 1895, época en que empieza á declinar, para seguir decli- nando todavía. Exportación de lanas de la República Argentina, en tnds. 1885 128,393 1886 132,130 1887 109,164 1888 131,743 1889 141,774 1890 118,406 1891 138,606 189?. 154,635 1893 123,230 1894 161,907 1895 201,353 1896 187,619 1897 205,571 1898 221,286 1899 237,111 1900 101,113 1901 228,358 1902 197,936 1903 192,989 1904 168,599 1905 191,007 1906 149,110 1907 154,810 — 6i — Es en 1895 que empieza la gran baja mundial de la produc- ción de lana, al desaparecer las condiciones especiales que ha- cían de ciertos países centros enormes de producción de ella. El aumento de la población de esos países, trayendo consigo la extensión de los cultivos y el mejoramiento de los pastos que permitía la mayor explotación de los bóvidos, fueron los facto- res principales que determinaran la disminución de la produc- ción mundial de lana. Para notar esa disminución basta ob- servar la marcha de las exportaciones de los tres países mayo- res, productores, Australia, Argentina y el Cabo. Estas ex- portaciones están expresadas en millares de pacas. AÑOS AUSTRALIA CABO ARGENTINA TOTAL 1895 2001 269 513 2783 1 896 1846 288 543 2677 1897 1834 274 550 2658 1898 1703 279 55 5 2537 I9OÜ 1456 140 468 2064 1901 1745 217 532 2494 1902 1699 234 512 2445 1903 1451 234 558 2243 1904 1371 201 496 2048 La población ovina mundial se encuentra, pues, en dismi- nución constante desde 1895 reducida por la extensión conti- nua del cultivo y de la explotación de los bóvidos. La disminución de la cría del carnero trayendo necesaria- mente consigo la disminución de la oferta mundial de lana ha provocado el alza continuada de su valor, paralelamente á la depresión de aquella. La lana es, hoy, el producto que mués, tra tendencia más marcada al alza por la disminución constan- te de su producción y el continuo aumentar de su demanda. La invasión de los mercados de Europa por las lanas de Australia, Argentina y el Cabo no pudo menos que traer con- sigo la baja de su precio, baja que fué acentuándose á medida que crecía la oferta de aquel producto; pero, desde 1895 esa oferta en vez de seguir su marcha progresiva, la vemos dete- nerse y retroceder á grandes pasos; empieza, entonces, el alza del valor de la lana, alza que hasta hoy se mantiene y que, pro- bablemente, continuará por muchos años. Esa variación de las cotizaciones de la lana descendente primero, ascendente después, puede notarse fácilmente obser- vando las cotizaciones de la lana peruana desde 1876. Como se 62 — sabe, la lana del Perú, es dividida en el mercado de Liverpol en dos categorías, una llamada Peruvian y la otra de Lima, com- prendiéndose en la primera toda la lana exportada por el puer- to de Moliendo y en la segunda, todas las demás lanas peruanas. Los dos cuadros siguientes expresan, el primero, las coti- zaciones máximas de la lana Peruvian de primera calidad des- de 1873 á 1905 y, el segundo, las cotizaciones máximas de la lana blanca sucia de primera calidad, de Lima, de 1876 ái905. CUADRO NÚMERO 1. AÑOS Enero rbro. Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Sbre. Otbre. Nbre. Dbre. 1873 16% 16 15 i5j^ 16 i6y I61 I6>4 1634 1634 lói- i6i 1874 15% 15% í6 17 17 17 17 17 17 17 16 16 1875 16 16 1534 i6}i 163^ 17 17 17 17 16 16 1876 16 16 15 15 15 143^ I4i 1434 U34 1534 163 1877 16% 16% 1654 16 15^ 15 15 1434 1434 14 14 1878 14 14 13 13 12 13 14 13 12 I 134 II 1 1 1879 I I I I 10^ loy I I 1134 lol 12 13 13 1880 13 14 15 16 133^ 15 I4i I4Í 14J 113 1881 13 13 12^ I2>^ 12 12 12 12 I2 123 1882 13 14 14 í3 Í2j4 1 2 12 12 12 12 I2 12 1883 12 12^ 13 13 13 13 13 13 13 I2Í 1884 io>4 10 10 93^ 93/4 934 934 934 934 9i 9i 1885 9h 9K 9X 9 93< 9K 934 9 9 9 9 9 1886 9 9 9 8}4 9 9>4 934 lOl 1234 12 ni II 1887 10^ 10^ loy ioy2 losy 1 1 1 1 II 1034 io4 io4 1888 10)^ loX 10 loy loy toy 1034 loi loi lOl 10^ io3 1889 10}^ 10 10 loy 10 10 1 0 10 10 10 10^- 103 1890 10% 10^ loy loy 1034 1034 1034 1034 1034 lOi 104 1891 IO¿ IOi< loX ioj/2 losy 1 1 1134 II 1034 lOl 10 934 1892 9% 9}^ 9 9>á 9H 93/4 9Í 9Í 9i 9 9 84 1893 SH 8>^ 834 8sy 834 8J H 8i 84 1894 8}< 8}4 10 9>^ 934 934 934 934 934 9 9 1895 9 9 9 9% 93Í 934 10 lOj lOl 1034 loi lO-l- 1896 loX 10 9X 9% 93< 9 8^ 8i 8 8i 8i 834 1897 8^ 83^ 9JÍ 9V4 93Í 9 9 834 834 834 8i 83 1898 8% 8/2 8 8 8 8 8 8 8 8 7i 7i 1899 7% 7/2 8 9 934 9i 9Í 934 934 934 934 1900 10 9H 9}4 93^ 9 9 H 8i H 9 9 9 1901 9 8/2 8y2 8}4 8y 834 834 8 7i 7l 7 734 1902 7 7 7 7 73Í 734 7é 734 7 7í 734 7 1903 8X SH m 8y 9)4 10 TO 10 10 1034 II 1034 1904 11% 10 10 10 10 1 1 iiá 12 12 123 123 1905 12%: 12^ 12 iiy 12 1234 I2é 123 12-3- 1234 1234 1234 — 63 — CUADRO NÚMERO 2 AÑOS Enoro Fbro. Marzo Abril Mayo Junio Julio Agostó Stbre. Otbre. Nbre. Dbre. 1876 I 2 12 12 12 124 1 I 1 1 I I 10 10 II>4 ii4 1877 Iü4 104 10 10 1 1 I I 104 104 10 10 1878 10 93/4 94 94 9i 94 9Í 94 10 10 94 94 1879 9 8 7Í 814 84 84 84 84 9 9f 10 1880 10 10%: 10^ I04 1 1 1054 io| I I io4 104 104 10 1881 10 93/4 93/4 9i 9K 94 94 94 94 9f 10 loK 1882 10 9i 9 9 , 94 94 8| 9 94 9 9 9 1883 SH 9 9 854 83/4 83/4 84 8| 8| 8| 84 84 1884 8 8 754 74 74 74 74 74 7i 74 74 7 1885 7 6^ 7 74 74 74 74 7 7 64 64 64 1886 6i 64 64 64 64 654 7 74 7I 84 84 8 1887 73/4 74 74 74 74 74 8 8 7\ 7 7 1888 7 63/4 63/4 63/4 63/4 7 7 7 7 64 7 7 1889 7 7 7 74 74 8 8 84 84 84 8| 8f 1890 su Si 84 8 8 754 7| 7I 7i 74 74 1891 7H 7¡ 7k 754 8 si 8 7? 8 7| 7 64 1892 6^ 64 64 64 64 64 64 64 6 64 64 1893 6i 6i 64 64 63/4 654 6| 64 64 64 64 64 1894 6i 64 64 6k 6 6 6 6 6 6 6 5f 1895 5^ sH 54 si 54 54 64 6| 7 6| 64 64 1896 6i 64 64 64 6 6 6 6 5I 5Í 6 64 1897 6 6 6 6 6 6 6>4 5l 5f 5f 5t 1898 6 6 6 6 6 6 5| 5l 5l 5l 5f 6 1899 6 6 644 6i 654 6}4 64 7| 8 84 84 84 1900 Si- 84 8 8 73/4 7/4 74 7 64 64 64 64 1901 6 54 5 4 54 5 4| 4l 4f 4| 4l 4f 4| 1902 4H 43X 454 454 5 54 54 54 54 5^^ 51 6 1903 6 64 64 64 64 64 64 64 6| 6f 6f 64 1904 6i 64 64 64 64 6| 7 7 74 74 7f 7f 1905 8 8 73/4 74 734 7| 8 8 8 8 84 84 Esa marcha ascendente del precio de la lana peruana se ha mantenido durante los años 1906 y 1907 y si en 1908 y 1909 se nota ligera baja, no es éste sino un fenómeno pasajero, por- que el alza del precio de los productos uo se hace de manera constante y uniforme ; hay en ese proceso progresivo, ciertas depresiones, temporales que no afectan, en modo alguno, su marcha general ascendente. — 64 Cotizaciones medias de las lanas peruanas en el mercado de Liverpool durante los años 1906, 1907, 1908 y 1909. LANAS l»0fi 1907 1908 1909 Fenivinn, merino lavada extra 1..3-1.4Í 1.31-1.5 1.1-l.lf l.Oí-1.21 » 1 yy > , media 1.1-13 0 11-0.11J Ü.lli-1.0¿ « > lana de 1“ , y i.oVi.íi O.lli-l.l 0.9S-0.10^ O.O-O.lli )) y O.lli-LO O.lO-O.lOi 0.61-0.7 0.51-0. 7i yy gris , O.lO-O.lOf 0.91-0. lOJ 0.61-0.71 0.6Í-0.7Í yy negra y O.IOS-O.14 O.ll-Ollf 0.8-0.9 O.Si-0.9 yy locks y 0.8í-0.10i 0.8-0. 9 0.5f-0.6i 0.5Í-0.61 Lima, blanca, grasa siipei’ior 0.9-0.10 0.7i-0.8i 0 6-0.61 0.6-0.6Í ordinaria O.oJ-0.7 0.5-0.6Í 0.4-0.54 0 4-0.54 yy yy de color ,, común 0.,5i— 0.6 0.5-0 5i 0.3-0.31 0.3-0.34 0.5.1— 0.7 0.44-0.6 0.34-0.4 0.34-0.4 yy y y y y y y común 0.4Í-0.3Í 0.34-0.4Í 0.2-0 3 0.2-0. 3 El siguiente cuadro, nos permite observar ese mismo au- mento continuo del precio de las lanas de Australia, la Argen- tina y el Cabo, y, especialmente de las lanas cruzadas comu- nes que, como puede verse, han aumentado de precio es un loo % desde 1901. Lanas merino AUSTItALIA CANA CRUZADA DK AUSTRALIA P. Phiüppe Buena Adelaida Media Buenos Aíres Media Cabo Corta Media Común 1895 S/ 0.82 S/. 0,70 S/. 0.58 S/. 0.54 S/. 0.60 S/. 0.58 1900 0.78 0.68 0.58 0-54 0.46 0.38 1901 0.84 0.74 0.62 0. 56 0.32 0. 26 1902 I . 10 0.94 0.76 0.74 0.46 0.36 1903 I.OO 0.88 0.78 0. 70 0. 56 0.44 1904 I .08 0.96 0.81 0.76 0.70 0.64 El precio de la lana va, pues, en continuo aumento por el disminuir constante de la producción mundial, consecuencia de la extensión de los cultivos y de la explotación de los bóvidos en los paises productores. Las condiciones especiales de las al- tiplanicies de los Andes peruanos que impiden la implantación en ellas del cultivo, hacen de esas zonas, campo inmenso de desarrollo para la explotación del ganado lanar, desarrollo que hará del Perú uno de los paises mayores productores de lana del mundo. * * * He tratado de esbozar á grandes rasgos el ámplio por- -65 - venir de la industria ganadera nacional, el mercado extenso abierto á sus productos y lo he hecho fundándome en datos numéricos precisos, recurriendo al poder convincente de las ci- fras, fuente tínica de autoridad, única forma de presentación de los problemas económicos. He indicado, también, cuáles son las causas que se han opuesto al libre desenvolvimiento de esa industria, á su evohr ción paralela á la de las necesidades nacionales que han sobre- pasado su producción y cuya satisfacción ha exijido recurrir á la industria extrangera, provocando así la emigración continua- da de capital que va á impulsar esa indusrria en vez de ser factor de desarrollo y de progreso de la industria nacional. Es mente del presente trabajo, el estudio de la manera de anular, de hacer desaparecer, una de esas causas que más se han opuesto al desenvolvimiento de la industria pecuaria na- cional, cual es la mala calidad y escasez de los pastos de la zo- na ganadera del Perú, la región andina, mala calidad y escasez que no permitiendo una buena alimentación del ganado han reducido notablemente su productividad. Por el mejoramien- to de los pastos de la sierra del Perú, que tiene que traer inde- fectiblemente consigo el mejoramiento paralelo del ganado, dado que la productividad animal no es sino una función de la alimentación, la industria ganadera nacional se encontrará en actitud no sólo de poder satisfacer ámpliamente las necesida- des del país, sino también, de ir á competir con el similar ex- trangero en los mercados extraños. De la necesidad y perfecta posibilidad de aclimatación de pastos en la sierra del Perú. El hecho de existir en una región, razas de ganado raquí- ticas, poco precoces, de escasa producción, sea de carne ó le- che, está indicando, desde luego, condiciones poco favorables para su vida y desarrollo. Esas condiciones que así influyen sobre el desarrollo animal son, bien de orden climatérico, ó bien, de orden cultural, pues el factor raza que tiene bajo su dependencia la precocidad y mayor ó menor productividad animal, no es sino un corolario, una consecuencia, de las dos primeras. En los países de suelo rico, bien laborado, de cli- ma suave, con praderas de vegetación abundante y nutritiva. — 66 — encontraremos las mejores razas productoras de carne 6 de le- che; no así, en las regiones de suelos áridos y, por consiguien- te de vegetación escasa y poco nutritiva, de clima inclemente y duro, donde veremos moverse una población animal mise- rable y raquítica que así la volviera la continua lucha contra el clima inhospitalario y rudo y una alimentación escasa y de poco valor nutritivo. Un ejemplo palpable de la influencia del suelo y, desde luego, de la vegetación sobre el desarrollo ani- mal lo encontramos en los caballos de tiro belgas. En las Ar- denas. áridas, de altura elevada, de clima rudo, de suelo es- quistoso y pobre, que no puede ofrecer sino condiciones pre- carias de existencia, encontra7nos el caballo Ardenés, que la lu- cha constante contra el medio y la continua peregrinación en pos del alimento escaso, hizo rudo y ágil, sobrio y enérgico. En cambio, las tierras ricas y fértiles de la orilla izquierda del Mosa, con alimentos ricos, sobre todo en ácido fosfórico, nos presentan un tipo de caballo, el Brabanzón, muy distinto del caballo ardenés, pues es bien modelado, de estatura podero- sa, formas ámplias y sólidas, de temperamento tranquilo y ca- rácter pacífico. Las razas mejoradas necesitan alimentación abundante y nutritiva, pues los mejores trasformadores de los productos vegetales son aquellos que más productos consumen. Por con- siguiente, toda tentativa de mejoramiento del ganado en la Sie- rra del Peni, sea por selección del ganado existente, sea por el cruzamiento con razas nuevas, razas introducidas, debe ser prece- dido de un mejoramiento correspondiente de los pastos, cuya es- casez y poco valor nutritivo nos está acusando el ganado actual. Ese mejoramiento de los pastos puede obtenerse por se- lección de las mejores variedades indígenas que serían, enton- ces, cultivadas con exclusión de las demás variedades nuevas, ó por aclimatación de variedades nuevas, de variedades impor- tadas, que vendrían á reemplazar la flora natural, prévios en- sayos en que hayan probado su adaptación al nuevo medio en que van á vivir. De los forrages indígenas cuya propagación podía intentar- se, creo que sólo los Chihuares podrían dar buen resultado, pues son los únicos que tienen regular poder nutritivo y la le- che de las vacas con ellos alimentadas dá una mantequilla de un bello color amarillo. En cuanto á las demás especies, por — 6; -- la rigidez y dureza de sus tallos y su escaso poder alimenticio, determinado únicamente por los efectos producidos, pueden, ventajosamente, ser reemplazadas por nuevas variedades acli" matadas. A fin de poder apreciar debidamente, las cualidades y de- fectos de las especies que constituyen la actual flora forragera de nuestras punas, se impone un estudio detenido de ellas. Este estudio deberá comprender no sólo su clasificación botáni- ca, sino, principalmente, el análisis químico de cada uno de ellos á fin de determinar su valor nutritivo, así como la deter- minación experimental de su digestibilidad, es decir, la medida en que los diversos elementos nutritivos constituyentes son aprovechados por los animales. Sólo después de un tal estudio podrá decirse á ciencia cierta qué especies merecen conservarse y cuáles nó. Sin embargo, aún cuando algunas merecieran conservarse, creo que no serían de gran valor alimenticio y que serían muy inferiores á muchas especies forrageras que forman la población habitual de las praderas norteamericanas y europeas y que se caracterizan por su elevado poder alimenticio. Por consiguiente, dada la inferioridad nutritiva de los pastos de nuestras punas, se impone la aclimatación de pastos nuevos, pastos exóticos, como base para el mejoramiento del ganado, pues con la actual flora forragera es inútil pensar en la introducción de razas mejoradas, como lo han probado las di- versas tentativas hechas hasta hoy; porque el hecho de ser una raza mejorada no quiere decir que un puñado de forrage de va- lor nutritivo casi nulo vá á bastar para su manutención y pro- ducción, porque si bien es cierto que el mejoramiento consiste en la mayor utilización de los productos nutritivos y, desde luego, en una mayor producción, esa utilización supone pree- xistencia de elementos nutritivos; y no debemos olvidar que ios mejores trasformadores de los productores vegetales, es de- cir, las mejores razas, son aquellas que más productos consu- men. La raza no comunica la facultad de crear productos á la propia expensa; supone, tan sólo, una mayor potencia asimila- * dora de los elementos utilizables y, por consiguiente, una ma- yor abundancia de los productos en que esos elementos entran como partes constituyentes. Desgraciadamente, entre la mayor parte de nuestros ha- — 68 — cendados, salvo honrosas excepciones, existe el prejuicio de que es imposible la aclimatación de especies forrageras exóti- cas y que en caso de serlo sus rendimientos serían muy infe- riores á los de las especies forrageras indígenas. El doctor Ga- dea tuvo que luchar contra esos prejuicios cuando quiso gene- ralizar el cultivo de las especies forrageras que mejores resulta- dos habían dado en sus ensayos de aclimatación. “En Puno, dice, domina el criterio de juzgar á priori, co- mo imposible la aclimatación de nuevas forrageras exóticas y, doloroso es confesarlo, la innovación que se pretende ofrece re- sistencia.” La bondad de un forrage es función de su cantidad y cali- dad. Ahora bien, estos dos factores dependen grandemente de las condiciones del medio, principalmente las condiciones cli- matéricas y la naturaleza del suelo, y es imposible poder afir- mar á priori cuál será la influencia de esas condiciones del me- dio sobre una variedad nueva, una variedad exótica. Sólo la ex- perimentación puede decirlo; y las diversas experiencias hechas prueban de modo palpable y evidente no sólo la posibilidad de aclimatación de especies europeas y norteamericanas, sino que esas especies, en sus nuevas condiciones de vida, han dado re- sultados que superan en mucho á los de las mismas especies en sus lugares de origen. El R. P. Sodiro, eminente autoridad botánica, así lo expre- sa en una carta al señor Emilio Bonifaz, al referirse á los ensa- yos de aclimatación de plantas forrageras hechos por este caba- llero, quizás si los ensayos más vastos hechos hasta hoy por un particular, en su Hacienda “La Merced” de Nono (Ecuador), cuando dice: “Otro punto de grande importancia que resulta de sus experimentos, es el haber resuelto prácticamente un proble- ma que podríamos decir fundamental en la cuestión presente: el de haber demostrado que las plantas europeas más preconiza- das para pastos, no sólo se aclimata^i con suma facilidad en el Ecuador, sino que desde el principio prosperan en tal grado que se aventajan co7i mucha á las indígenas." I en otro párrafo dice: “La experiencia nos muestra que la mayor parte de las plantas forra- geras, las más apreciadas aún en Europa se conforman desde el prmcipio y, sin especiales condiciones de aclimatación con las condi- ciones locales del Ecuador, de manera que prosperan y se desarro- ■— 69 — lian mucho más que las plajitas indígenas; este es un hecho mani- fiesto y, sin duda, notable, pero no único.” Muchas de esas plantas aclimatadas han dado resultados que están muy por encima de los resultados de las mismas plan- tas en las mejores condiciones en su país originario, lo que prueba que el nuevo medio en que ahora viven les ofrece una mayor suma de condiciones favorables. Estos son hechos que hubieran escapado á toda previsión, y que sólo la experimenta- ción y, no el juicio á priori, ha podido demostrar de manera evidente é indudable. “No dejaré, sin embargo, de decir, dice el señor Bonifaz en su contestación al R. P. Sodiro, que esos resultados superan las esperan más exajeradas. Pesando la yerba producida, se ha enconti'ado que el producto es superior al que dan las mismas plantas en las praderas más bien cultivadas de Inglaterra, Ita- lia, Francia y Alemania.” Entre nosotros, muchas de las plantas forrageras aclimata- das han dado el mismo satisfactorio resultado, obteniéndose rendimientos verdaderamente notables que superan casi en un 50 % al de las mismas especies en Europa. “El rendimiento observado en los ensayos preliminares, dice el doctor Gadea al referirse al Ray-grass italiano, está sobre toda ponderación, como aparece en las cifras indicadas [12,000 kgs. por hectárea en el primer corte y de 10,220 en el segundo], bastando decir que al compararlas con las consigna- das en las obras de Stebler, Vilmorin, Thonin y Heuzé, la pro- ducción en Puno, representa imiy cerca de doble de aquellas.” Como se vé, no hay razón ninguna para dudar de la posi- bilidad de aclimatación de plantas forrageras exóticas como lo demuestran los ensayos hechos en Puno y en la hacienda “La Merced” de Nono (Ecuador) que ofrece condiciones muy seme- jantes á las de nuestras serranías. Algunos de nuestros hacendados comprendiendo la necesi- dad del mejoramiento de los pastos han hecho diversos erí^ayos que han dado resultados más ó menos satisfactorios. El señor José G. Otero entusiasta propagandista de todo lo que á la cien- cia agrícola se refiere, ha ensayado diversos pastos en su quinta “La Florida” en las vecindades de Tarma, obteniendo explén- didos resultados, sobre todo con el Dactylis Glomerata y el Ray- grass inglés. Ha ensayado el Dactilis tanto en terrenos planos — 70 — como en laderas, en tierras de secano como de regadío y en to- das ha dado muy halagüeños resultados. Hoy, la Hacienda “La Florida” cuenta con varias hectáreas de praderas de Dacty- lis que se presentan en expléndidas condiciones. En la Hacienda “Pachacayo” de la Sociedad Ganadera de Junín ha sido, también, ensayado, el Ray-grass inglés con ex- pléndido resultado. Ha resistido muy bien las heladas y ha durado 1 2 años, obteniéndose siete cortes cada año. Pero, estos ensayos hechos por particulares son muy redu- cidos. La mayoría de los ganaderos si bien sienten la necesi- dad de mejorar sus forrages, ignoran por completo, las varieda- des que deberían introducir, la manera de sembrar, la cantidad de semilla etc. etc., y además, sienten yo no sé que secreta aversión por todo lo que significa aplicación de ciencia. Es por eso que se impone la creación de una estación ex- perimental de aclimatación de plantas forrageras, en algún cen- tro ganadero principal de la Sierra del Perú, que ensaye los di- versos forrages, indique aquellos que más convienen, la prepa- ración del suelo, modo de sembrío, etc. etc. , distribuya semillas á los hacendados y guíe sus experimentos. Así se evitaría esa serie de fracasos que son el corolario indispensable de los ensa- yos hechos por particulares que no tienen más guía en la elec- ción de las plantas por aclimatar que los catálogos de vendedo- res de semillas, poco escrupulosos, catálogos que son siempre exajerados y que atribuyen á las plantas, propiedades que no tienen y cuyo único objeto es alucinar al comprador. Estos fracasos no hacen sino desalentar al hacendado, que vé así confirmadas sus sospechas de la imposibilidad de aclima- tación de especies forrageras nuevas, llevan la desconfianza á su espíritu, desconfianza que hace que se mire con recelo toda propaganda nueva, toda nueva tentativa de aclimatación. El Congreso reconociendo la benéfica infiuencia que tienen las estaciones experimentales, donde los agricultores pueden ver que las plantas y los métodos de cultivo que las estaciones preconizan no son una utopía sino una realidad evidente y pal- pable, hizo, por resolución legislativa, del 29 de Febrero de 1899, que se consignase en el Presupuesto General de la Repú- blica, la suma de dos mil soles por tres años consecutivos para “hacer los estudios y ensayos que requiere la mejora de los pas- — 71 — tos y aclimatación de nuevas semillas en el departamento de Puno.” El corto tiempo de que dispuso la Junta encargada de los trabajos de aclimatación y mejora de pastos en el departamento de Puno no le ha permitido hacer un estudio completo de las diversas forrageras cuya vegetación sólo ha podido ser observa- da durante tres años, tiempo relativamente corto comparado con la duración vital de muchas de ellas. Sin embargo, el in- forme del doctor Gadea (Bol. de Fomento, N. 7 Año i) nos muestra los magníficos resultados obtenidos en la aclimatación, resultados algunos de ellos, verdaderamente notables que po- nen en evidencia que muchas de las plantas exóticas introduci- das encuentren en nuestro medio condiciones mucho más favo- rables para su desarrollo que las que les ofrecía su país ori- ginario. Pero no debe asignarse á las estaciones experimentales una duración definida. Es tan vasto su campo de acción, son tan numerosos y complejos los problemas que tiene que resolver que casi puede decirse que la labor de una estación experimen- tal no termina nunca. Porque la obra de las estaciones experi- mentales no debe reducirse exclusivamente á la experimenta- ción; su obra es más vasta. Deben ser, también, principalmen- te, centros de propaganda, centros de difusión de ideas nuevas por ellas evidenciadas, deben llevar la fé, la evidencia científica á lo.s espíritus que dudan, á los que como Tomás, el apóstol, necesitan ver para creer. Deben hacer ver á los agricultores, grandes )'• pequeños, que su obra es perfectamente desinteresa- da, que interés ninguno dirige sus móviles, que las plantas cuya propagación recomiendan, que los métodos de cultivo por ellas preconizadas no son el fruto de imaginaciones fantasistas, sino el resultado de la experimentación larga y continuada; es la be- lla y desnuda realidad, que quizás por ser tan bella, parece, á veces, utópica. Se podrían establecer estaciones experimentales de aclima- tación de pastos, que á la vez podrían .ser puestos zootécnicos, es decir, estaciones experimentales de Zootecnia, en que se en- sayase la aclimatación de las diversas razas animales, los méto- dos de cría, etc. y en donde los criadores pudieran encontrar animales finos á un precio de costo relativamente bajo, en los principales centros ganaderos como Cajamarca, Junín y Puno. — 72 Los gastos de sostenimiento de estas estaciones experimen- tales serían relativamente reducidos dado el bajo valor locativo de las tierras y el reducido jornal de ios peones en esas regio- nes. Al frente de cada una de esas estaciones se podría tener un ingeniero agrónomo, encargado de la dirección y vigilancia de los trabajos que en ella se efectúen. Al crear esas estaciones experimentales se habría dado un gran paso en pro de la Ganadería nacional, que tanta protec- ción necesita y que tan poca ha merecido de los Poderes Públi- cos, siendo ésta la causa por que no ocupa aún el lugar promi- nente que le corresponde entre las industrias nacionales. Los pai.ses que han disfrutado de la más permanente prosperidad son aquellos en que los pastos y la ganadería han ocupado lu- gar pr'ominente, así nos lo prueban las diversas regiones de los Estados Unidos. En los estados de Nueva Inglaterra que han sentido grandemente la competencia de las fértiles tierras del Oeste central, la agricultura ha podido sostenerse únicamente por haber consagrado á praderas, la mayor parte de sus tierras cultivadas. Es verdad que otras cosechas pueden formar la base de temporal prosperidad, como sucede en EE. UU. con el trigo en el NE. j el NO. del Pacífico y el algodón en el Sur, pero es una prosperidad que descansa sobre base muy frágil y poco du- radera, pronta al desastre. Características que debemos buscar en las plantas forrageras exóticas por aclimatar Puede decirse que en la Sierra del Perú sólo existen dos estaciones bien marcadas: el Invierno que dura de Octubre á Abril y el Verano que empezando en Abril concluye en Oc- tubre. Son las lluvias las que han servido para determinar estas dos estaciones y nó la temperatura, pues allí el Verano, si bien es el tiempo de .sequía, es la época de los mayores fríos, de las heladas. Es el Invierno para el ganadero serrano, la época de oro, en que los pastos mustios y tostados por la sequía prolon- gada y la acción de las heladas, vuelven á tomar su bello color verde, ese bello color verde que en Invierno cubre altos y ba- jos, cerros y llanuras. Es el tiempo de abundancia de los pas- tos, que de.spues del largo sueño del Verano, retoñan vigorosos — 73 -- y lozanos como todo lo que renace, y en que el ganado enfla- quecido por la lucha contra el frío y las largas peregrinaciones en pos del alimento escaso, vuelve á recobrar sus antiguas for- mas. En este tiempo, las lluvias caen abundantes y copiosas, im- posibilitando los caminos hasta el punto de hacerlos impractica- bles, formando charcos, creando lagunas; es la época de las cre- cientes de los ríos que llegan á trasformarse en verdaderos to- rrentes y que tantos destrozos causan en nuestras regiones andi- nas. Es, también, la época de las nevadas que, muchas veces llegan á cubrir los pa.stos en una capa de nieve de algunos cen- tímetros de espesor, lo que obliga al ganado á romper con las pezuñas, esa capa de hielo para poder encontrar el alimento. Desde el mes de Abril comienza á disminuir la frecuencia é intensidad de las lluvias hasta llegar á hacerse nulas. Es el Verano. En este tiempo el cielo que en Invierno es siempre negro, siempre triste, siempre dispuesto á deshacerse en lluvia, se presenta perfectamente limpio, sin una nubecilla, de un be- llo color azul intenso. Y es esa misma limpidez del cielo, la causa principal de las heladas, que principian cuando el sol em- pieza á irse para terminar á su regreso. La acción combinada de la helada y la sequía cambian el bello color verde de los pas- tos en un color oscuro y triste, como si estuvieran quemados. Es entonces que comienza la escasez de los pastos, hay que lle- var el ganado á las partes bajas y htimedas que son las únicas que se conservan verdes; pero, muchas veces, estas partes no bastan para alimentar á todo el ganado, parte del cual muere de hambre ó, al menos, se esqueletiza y crece raquítico y mise- rable. Como se vé, la escases de pastos en el verano se debe á la acción combinada de la sequía y de las heladas. Pero, de estas dos, la segunda es la que más funestos resultados produce, pues las partes irrigadas de los fundos con irrigación, se conservan bastante bien y parecen sufrir poco con las heladas. Por consi- guiente, el problema forragero de la Sierra del Perú se reduce á buscar especies forrageras cuyas características principales sean su resistencia á la sequía y á las heladas y es ese el criterio que me ha guiado en la elección de las especies que á continua- ción recomiendo. Pero, los efectos de la sequía pueden atenuarse grande- 74 — mente, hasta el punto de hacerse insensibles, por la irrigación. En la mayor parte de los fundos ganaderos existen lagunas per- manentes, algunas de ellas de cubicación enorme que podrían suministrar un caudal de agua suficiente para la irrigación de muchos millares de hectáreas. Los manantiales son, también, abundantes y muchas lagunas temporales que se forman duran- te el Invierno podrían ser represadas á muy poco costo, y sus aguas ser utilizadas en las épocas de escasez. En algunos fundos de la Sierra se ha comenzado ya á irri- gar y en estos fundos no se hace sentir ya la escasez de pastos en el Verano, pues las partes irrigadas conservan una vegeta- ción permanente durante todo el ano. Así, la Hacienda “Con- sac’’ en el departamento de Junín tiene cerca de 9 leguas cua- dradas irrigadas, irrigación á la cual debe atribuirse la superio- ridad forragera de este fundo sobre los demás del departamento. También existen obras de irrigación importante en “Atocsaj- co” y en ‘ ‘Cochas”. Flora forragera actual La ñora forragera de nuestras altiplanicies andinas está compuesta casi en su totalidad de gramíneas, siendo excesiva- mente raras las leguminosas, con excepción de algunos Astraga- lus y Lupinus. Las heladas y sequía del Verano hacen tomar á la vegeta- ción una vida latente, hasta que las primeras lluvias del invier- no les devuelvan de nuevo su vigor y lozanía. Con el regreso de las aguas toman de nuevo las plantas su coloración verde y las semillas producidas de Marzo á Mayo que han permanecido en el suelo durante todo el verano, germinan y producen plan- tas nuevas que van á remplazar á las que la inclemencia del tiempo ó las pisadas de los animales destru}?^eran. A fin de poder determinar las especies forrageras indígenas susceptibles de ser conservadas y propagadas, sería de grande utilidad el estudio completo de la vegetación forragera andina, tanto bajo el punto de vista de sus características botánicas y culturales como de su valencia nutritiva, de su poder alimenti- cio. Es esa, obra, que, además de requerir suma larga de tiem- po, necesita profundo conocimiento de la ciencia botánica. Las especies más frecuentes de la población forragera de la — 75 — Sierra del Perú, especies que designo por su nombre indígena son las siguientes: La^rt/rt íicsJia ó ucsha blanca que es una gramínea perenne, de regular poder alimenticio, pero muy inferior al Chilhuar. yana ucsha ó ticsha negra, pasto de cordillera, que vegeta en las más duras condiciones climatéricas, cerca de las nieves perpétuas y que como todas las Ucshas crece en grupos. La Palta Ucsha, más sensible que las dos anteriores, vegeta tan sólo en las partes abrigadas, más templadas, en quebradas y laderas. La Hiiaylla Ucsha es mucho más rara que sus congéneres y crece dispersa en los pajonales. El Chuo ó Chilhnar grande es uno de los pastos más abun- dantes á la par que más nutritivos y requeridos por el ganado. Es considerado como la mejor de las plantas forrageras indí- genas. El Chuo negro ó Chilhuar negro es un pasto excelente, pe- renne, que resiste los hielos por lo cual constituye un recurso precioso durante los meses de verano, los meses de escasez. El Chilhuar Crespilla es el más tierno de los Chilhuares. Provoca secreción abundante de leche, pero tiene el inconve- niente de ser muy sensible y desaparecer con los hielos. El Uctispa Shupa ó cola de ratón es también sensible á los hielos con los cuales desaparece como gran parte de las especies forrageras indígenas. El Milhua Pasto ó pasto lana es bastante abundante en las canchas de ganado, así como la Grama (Poa Meyenii.) La lotorilla (Scirpus Nudosus) es una planta de los terre- nos húmedos, pantanosos. Es perenne pero el ganado lo come con desagrado. En los terrenos húmedos abundan, también, el Tontójt y la Cerda de Chancho. El Pijoi es poco comido por el ganado. Son éstas las especies que constituyen la masa principal de la población forragera de la Sierra del Perú, población forra- gera que no suministra sino una alimentación de escaso valor nutritivo como lo demuestra la productividad escasa y falta de precocidad del ganado serrano que si bien dependen en gran parte de la ausencia de esas cualidades en la raza que le diera origen, ellas se deben, también, en mucho, al escaso poder nu- tritivo de los forrages de que han dispuesto, que en caso de ha- - 76- berlo sido buenos hubieran podido corregir en algo los defectos de la raza originaria. Es por eso que el mejoramiento de los pastos es de la ma- yor importancia en el mejoramiento, en el aumento de produc- tividad, de una raza animal, porque si bien las aptitudes pro- ductoras son, en parte, un carácter de raza, ellas dependen sen- sible, grandemente, del factor alimentación, Especies forrageras exóticas que por los ensayos realizados ó por sus caracteres muestran susceptibilidad mayor de adaptación Siendo la sequía y las heladas las causas de la escasez de pastos en verano en la Sierra, he buscado aquellas especies forrageras que presentan en más alto grado, resistencia á esos dos factores principales de destrucción. La mayor parte de las especies que recomiendo han sido ensayadas con éxito, unas en Puno, por la Junta de mejora y aclimatación de pastos del departamento de Puno, otras por el señor E. Bonifaz en su hacienda “La Merced” [Ecuador] y otras, por diversos particulares; y he buscado sólo los ensa- yos que, por la similitud del medio en que se han realizado con el de nuestra región andina, prometen iguales probabilidades de éxito. Hé aquí, por órden alfabético, las especies que dadas sus condiciones de vegetación, y dadas las condiciones clamatéricas de nuestra serranía, estoy casi seguro que darán buenos re- sultados. ACHILLEA MILLEFOLIUM L. — COMPUESTÁCEAS. AQUILEA DE MIL HOJAS. Es una planta de secano, es decir, de terreno seco. “Podría utilizarse, dice el señor Bonifaz, en terrenos que no tienen riego alguno; uniéndola al Llantén Lanceolado, al Holco blanco, al Cinosuro de crestas, á la Cañuela ovina, podrían formarse pas- tos de primera clase para carneros. ” El hecho de ser una planta de secano y de ser un buen ali- mento para los ovinos la hacen recomendable. — 77 — AGROPYRUM TENERUM — GRAMÍNEAS. Es una especie que crece bien en los terrenos secos y segvín lo afirma Spillmann, soporta los inviernos más rigurosos. Como se vé posee las dos cualidades que se requieren en la Sierra; re- sistencia á la sequía y á las heladas. AGROSTIS ALBA — GRAMÍNEAS. Llamado en los EE. UU. “Redtop”. Se adapta mejor á los suelos bajos, hilmedos ó mojados. Crece bien en tierras de- masiado húmedas para el cultivo y daría muy buenos resulta- dos en las partes bajas y hondas donde se acumula el agua du- rante la época de lluvias. En las regiones montañosas del Oeste de los Estados Unidos hay algunos valles en los cuales hay un mayor ó menor número de tierras bajas, á menudo demasiado hú- medas para poder ser aradas, en las cuales se siembra el Agros- tis alba, desparramando tan sólo la semilla. En esas praderas ci- fra su confianza el ranchero americano como alimento de invier- noy el Redtop goza de gran favor entre los ganaderos de esas re. giones. En la región montañosa del norte de Luisiana [U. S. A.] en los suelos arcillosos y húmedos de los valles, se dice que el Agrostis alba es la mejor de todas las hierbas. Tiene un buen crecimiento durante el invierno y su crecimien- to es muy rápido en los meses de primavera. “El Redtop, dice Spillmann, es una de las pocas hierbas que queda verde el año en- tero en el Sur; en resúmen, soporta más grandes extremos de cli- ma que ningtuia otra hierba en lo que d la temperatura se refiere y es, también, cultivada en más estados que ninguna otra. Como su germinación no es muy rápida y es lento su ere-* cimiento al principio, se le siembra, á menudo, con uno de los Ray-Grasses. AGROSTIS DISPAR MICH— GRAMÍNEAS. AGROSTIDE AMERICANA. Es una planta de riego y de secano. En los ensayos hechos en la hacienda “La Merced” del señor Bonifaz ha dado muy bien en terrenos de secano, algo húmedos y ricos, alcanzando hasta una vara de alto. En los terrenos de secawo, pobres y de mala calidad, vegeta -78 sin embargo, aunque no alcanza mucha altura. Cuando recibe riego, aunque sea pequeño, dá un producto considerable y de la mejor calidad. Es una de las plantas de más grande propagación. Se re- produce por estolones, naciendo á gran distancia de la planta madre y por semillas ligeras y finísimas que nacen en panícu- los muy numerosos, AGROSGIS STOLONIFERA VEL ALVA. - GRAM. En Francia se le llama “Fiorin”. Crece bien en los climas húmedos, marinos, lacustres ó de montaña, donde abundan las neblinas y el rocío. Es una planta que no teme el frío. Produce estolones largos y superficiales que llevan raíces en los nudos y desarrolla tallos muy foliáceos cuando la planta se encuentra en buenas condiciones. A este respecto, las pisa- das del ganado le son favorables. Se usa II kgs. de semilla por hectárea [10,000 metros cua- drados] Cuando se u.sa en una mezcla no se debe poner más de I kg. á I. 5 kg. AGROSTrS VULGARIS. WITH— GRAM. AGROSTIDE COMÚN “Esta planta, dice Bonifaz, difiriendo de la mayor parte de sus congéneres que exijen terrenos bastante húmedos ó abun- dante riego, es una de las principales de secano” . Resiste muy bien d la sequedad, lo que recomienda su em- pleo en la Sierra. ALOPECURUS PRAGENSIS L. — GRAM. ALOPECURO PRATENSE Es una planta alta, precoz, que dá un forrage excelente y abundante. Necesita cierta humedad para prosperar y en los terrenos que no la tienen requiere un riego abundante. Prospe- raría muy bien durante los meses de lluvia ó en las partes con irrigación. Su producto es poco importante el primer año; es ya bueno el segundo y alcanza su máximun desde el tercero. No se siembra nunca sólo, sino en mezcla. Se usa, enton- ces de 4-6 kgs. por hectárea. ANTIIYLLLS VULNERARIA. L. — LEGUMINOSA. ANTILIS VULNERARIA Es una de las plantas más recomendables para los terrenos de secaso de la peor calidad. Dá en los terrenos más áridos, pero necesita una cierta proporción de cal. ANTHOXANTUM ODORATUM. L. — GRAM GRAMA OLOROSA Ó FLUVA Es de secano y de riego. Es una planta de gran precocidad y que se multiplica expontáneamente por sus semillas. Resiste bastante bien d la sequía y es de muy fácil propagación. ARRENATHERUM ELATIUS — GRAM, Es una hierba excelente para los suelos altos, margosos, li- geros y secos. Es una de las más altas de las gramíneas de pradera. resistencia d la sequía la hace preciosa” dice Carola. Es tina planta perenne que permanece siempre verde, suminis- trajido bueyt pasto tanto en invierno como en verano. Como vegeta en grupos, no se siembra nunca sola sino en mezcla con otras gramíneas que llenen los espacios dejados por ellas. En las mezclas no debe emplearse en una proporción mayor que el 10 al 15 %. Como madura al mismo tiempo que el Dactylis Glomerata se le puede asociar con él. Tiene el inconveniente de ser un poco amargo inconve- niente que desaparece cuando se siembre asociado. AVENA ELATIOR L. — GRAM AVENA DESCOLLADA Se sembró en la quinta de ensayos de Puno en Enero de 1902. En Marzo del mismo año, su altura llegaba yá á 0,80 metros y en Julio á 0.81, alcanzando su máximun en Diciem- bre en que las plantas en plena florescencia medían i.io, Como se vé es una planta de un desarrollo sumame^ite rápido. El primer corte dio 5,888 kgs. de forrage por hectárea y el segundo 11,300 kgs; la cosecha de semilla fué de 115 kgs. “Esta es una de las forrageras ensayadas, dice el doctor Gadea, cuyo cultivo ofrece halagadora perspectiva para hacer que cambie la faz de la industria pecuaria del departamento de Puno, por las siguientes observaciones: su gran fuerza vital pa- ra resistir d las heladas; desarrollo activo para oponerse y domi- nar las malezas que le disputan el terreno: longitud de sus ca- ñas y poder alimenticio y gusto con que lo comen los óvidos, bóvidos y équidos.” Esta es una planta forragera de gran porvenir para toda la Sierra del Perú dada la semejanza de condiciones de sus distin- tas regiones. A pesar de que todos los libros diceti que es una planta de terrenos secos, de la experiencia del señor Bonifaz en su finca “La Merced” resulta que en terrenos secos muy sueltos y des- provistos de humedad, vegeta difícilmente, rindiendo poco pro- ducto. Creemos, sin embargo, que en las tierras arcillosas, com- pactas, de elevado poder retentivo resistiría mejor la sequedad. En todo caso, durante los meses de lluvia, en que abunda el agua, se obtendrían cosechas muy buenas, así como sembrando en los terrenos que tienen irrigación. BROMUS INERMIS. POLL. — GRAM. BROMO DE HUNGRÍA También le llaman “Bromo sin aristas” “Pasto ruso” “Bro- mo lampiño.” Refiriéndose á esta hierba, dice Spillman: “Es, sin cues- tión, el mejor pasto aún encontrado para las praderas de los es- tados del NO. y NE. En los suelos de gran producción de tri- go de las secciones mencionadas es un pasto no igualado en pro- ductividad por ningún pasto del país [excepto la hierba Bermu- da en el Sur] y sobrepasado en la calidad sólo por el Poa pra- tensis. ” Es perfectamente resistente d las heladas y cuando se aproxi- ma el invierno toma un color bruno pero no pierde, por eso. — Bi- nada, de sil sabor y siimÍ7iisíra un buen forrage, tnín bajo una ca- pa de ytieve. Carleton R. Ball en su obra “Winter Forage Crops for the South” dice de ella: “donde crece con éxito es uno de los mejo- res pastos del año entero. Siempre está verde, creciendo bien du- ratite el invieriio. Al lado de su resistencia á las heladas, tiene otra propiedad no menos preciosa para nuestras condiciones y es su resistencia á la sequedad. I esta doble resistencia á la sequía y á las heladas, esta fa- cultad de crecer en condiciones climatéricas adversaSj ha sido la causa principal de su triunfo, el principal cartel por que se diera á conocer en los Estados del Norte. “No es de ninguna manera, dice Spillman en su libro “Farm Gra.sses of the United States”, una hierba del desierto, pero en los climas fríos y en la tierra seca crece como ninguna de las hierbas cultivadas." Como se vé, es ésta, una de las plantas de más porvenir para la Sierra del Perú por su facultad especial de adaptación á la sequía y bajas temperaturas que son las condiciones domi- nantes durante los veranos de las regiones andinas. Es una planta forragera cuya aclimatación debe merecernos especial predilección. Tiene, como el Phleum Pratense, la propiedad de producir buena y abundante semilla. Esta semilla no pasa bien por las sembradoras ordinarias y es mejor sembrarla á mano. Se emplean 50 libras de semilla por hectárea. BROMUS PRATENSIS. EHR. — GRAM. BROMO PRATENSE “No obstante estar mencionada como una de las de secano, dice Bonifaz, los resultados no han correspondido á su reputa- ción.” Entre nosotros, se debe repitir los ensayos en terrenos secos y ver si, en nuestras condiciones, teme, también, la seque- dad. En caso de así serlo, se podría sembrar en las tierras regadas ó bien se obtendrían cosechas, únicamente, durante el invierno- No teme los extremos de temperatura y resiste tanto al frío in- tenso como d los fuertes calores. Tiene el inconveniente de no formar un césped continuo. (Continuiirá ) PROVINCIA ülTORflU DE TUMBES vSu situación limítrofe con el Ecuador, basta por si sola pa- ra demostrar su gran importancia y para que converjan sobre ella las miradas de nuestros Gobiernos, haciendo de esta zona, nuestro primer baluarte de la soberanía nacional. La enorme distancia á que se encuentra la Capital de la República, con medios morozos de comunicación, aún con el de- partamento de Piura, deja comprender el estado estacionario en que ha vivido durante tanto tiempo, sin que las corrientes de progreso y civilización hayan llegado á sus playas produciendo sus benéficos resultados. Siendo gran parte de sus pobladores de origen ecuatoriano, por el refugio de imigrantes ó expulsados de esta República, por diferentes razones, con mayores vías y medios de comuni- cación, por el intercambio de mercaderías y de consiguiente su mayor comercio con ésta, por el amortiguamiento del amor ha- cia el Perú y de indiferentismo hacia sus acontecimientos, debi- do al estado de abandono y de desprecio que han hecho nues- tros gobernantes de esta región ; es evidente y no es de extra- ñar que la codicia ecuatoriana mire en Tumbes un puerto im- portante que daría fácil salida á los productos de su interior. La ley que la ascendía á Provincia Litoral, no ha modifica- do de una manera latente, la vida peresoza y estacionaria que arrastran sus hijos y sólo su nueva condición como centro polí- tico y el revivir del cariño hacia la madre Patria por recientes medidas gubernativas y su rápida comunicación telegráfica y postal con Lima, hacen olvidar el peligro que corría en años an- teriores y que en la actualidad constituye una barricada para la conservación de nuestra integridad territorial. LIGERA RESEÑA HISTÓRICA Esta provincia está llamada á desempeñar un papel impor- tante en el desarrollo de nuestro engrandecimiento futuro, tan- to por su situación geográfica limítrofe con nuestra vecina del norte, cuanto por las inmensas riquezas que encierran sus semi- -83- vírgenes é inexplotadas selvas, cubiertas de la más frondosa y exhuberante vegetación, Al hacer una relación sucinta de esta privilegiada zona, precisa apuntar ciertos datos históricos, para poder formarse un concepto de lo que vale esta provincia, abandonada en épocas anteriores á sus propios esfuerzos. Allá por el año 1527 en que los españoles pisaron por pri- mera vez nuestras playas. Tumbes formaba parte del Tahuanti- suyo, con 80,000 habitantes y su estado floreciente y civilizado correspondiente á esta época incaica, hubieron de demostrarlo, por la manera pacífica y hospitalaria como recibieron á los con- quistadores. Olvidando los españoles toda idea de una conquista civili- zadora, en su afan inescrupuloso de saciar su sed de riquezas, se dedicaron á las más torpes y crueles violencias, dando lugar á que los moradores de esta zona no miraran con indiferencia sus vejámenes y que cuatro años después, en un nuevo desem- barco que hicieron, fueran recibidos con hostilidad; á tal punto, que la ciudad quedó voluntariamente reducida á escombros, de- mostrando su genio guerrero, la virilidad y fiereza de su raza. En la historia que sobre el descubrimiento y conquista de América, hacen los conquistadores, dicen que: “en sus prime- ros desembarcos en el reino del Perú, en la sección territorial denominado Numbes, tuvieron que luchar con una raza fuerte, guerrera, exaltada y de severidad de costumbres que ponía en evidencia la idea que tenían del amor al terruño y de defender el suelo de sus mayores de toda agresión. Como los españoles no encontraran acumuladas grandes cantidades de oro en esta ciudad, continuaron su excursión ha- cia el Sur dejándola abandonada; sinembargo, sus naturales si- guieron con empeño el desarrollo de la conquista y estirvieron siempre listos, presurosos y entusiastas para la resistencia. Difundida la conquista por todo el territorio, mal de su grado, cayó la célebre é histórica ciudad de Tumbes, bajo el yugo de la dominación española, principiando con el coloniaje su período de servidumbre. El estado de abandono en que los españoles dejaron esta zona sin aquilatar su valor, dió lugar á que los tumbesinos no desempeñaran papel importante en la causa de la libertad, de- negando sus hábitos de independencia, por falta de poder ma- -84- terial que personificara la tiranía de los conquistadores y de me- dios para trasladarse al teatro de la guerra. Sin embargo si- guiendo el ejemplo dado por otros pueblos como el Cuzco, Tru- jillo, etc., figuran entre los primeros que dieron el grito de in- dependencia el cual como todos fué abogado en su cuna por fal- ta de elementos para proseguirla. Consumada la independencia y constituido el Perú en Re- pública; en sus primeras divisiones territoriales, fué considera- do Tumbes como cacerío dependiente de la Provincia de Paita, basta el año 1871 que la hicieron provincia del departamento de Piura. Solo el 20 de diciembre de 1901, comprendiendo su va- lor é importancia fué elevada al rango de Provincia Litoral. Por las primeras demarcaciones territoriales se ve la poca importancia que daban los gobiernos á esta zona y se compren- de pués, que dada su situación, tenía que llevar una vida de somnolencia nociva. ASPECTO DE SU COSTA La flora que cubre su litoral bace contraste con el resto de nuestra árida costa, dándole á su babía un aspecto seductor y recreativo al contemplar su mil variado boscaje, que se extiende bacía el Norte, perdiéndose de vista, formando un conjunto sal- vaje, por su tupida y exbuberante vegetación. Su actual cordón litoral está invadido por esteros que pe- netran en la alta marea al interior de las marismas. Su flora es- tá constituida por manglares y arbustos del agua salada. Desde abordo se admira el atrayente panorama qne forma el encuentro de las aguas del caudaloso Tumbes á su entrada bacia el mar en una extensión de 3,000 metros. Nuestro asombro crece á medida que avanzamos bacia este sitio para penetrar al río, momento en el cual se siente vacilar nuestra embarcación al choque agitado de las olas, contra el banco de arena [la barra] que la corriente del río ayudada con la de Humbot han formado en sus diferentes desembocaduras, constituyendo su estuario. Pasado este momento, principia la pintoresca navegación fluvial, para llegar á la ciudad; las riberas del río ostentando un verdor y lozanía incomparables, bordeadas de árboles frutales y cocoteros, sus multicolores insectos, sus garzas rosadas de bellí- -85 - simo plumage, sus garzas morenas, multitud de pajarillos de variados colores y el rumor lento y acompasado de las aguas, hacen estos lugares encantadores que convidan á su contempla- ción. Esta nevegacidn que dura tres horas desde la orilla del mar y cuatro desde el fondeadero, para llegar á la población, se hace aún más deleitosa todavía si se tiene la precaución de evi- tar los rigores de un sol ecuatorial, cuya temperatura aumenta hasta 42°. CLIMA El clima de Tumbes es envidiable, no existen enferme; dades endémicas. Durante los meses de enero, febrero, marzo y abril, época en que á veces, llueve de una manera torrencial (los naüirales le llaman invierno), se siente un calor sofocante, cuya temperatura bajo sombra sube hasta 36°; en mayo princi- pia á declinar hasta el mes de julio, en que por las noches se siente un poco de frío, habiendo bajado la temperatura hasta 19". En mes de agosto vuelve á aumentar, hasta diciembre, tiempo durante el cual se siente un clima templado y agra- dable. Su clima saludable lo comprueba la estadística municipal que no arroja un cercenamiento, sinó del 4 por mil, lo cual ha- ce que sea la ciudad mas sana del Perú. CARACTER El genio de sus habitantes es apacible, tranquilo, cariño- so y hospitalarios: sinembargo, su indolencia hace con- traste con las heredades de una raza laboriosa y viril, como eran sus antecesores antes de la conquista. Las gigantescas obras que han servido de base para los estudios recientes de la irriga- ción de este valle y cuyos restos existen aún esparcidos en toda esta zona prueban la laboriosidad é ingenio de los indígenas. Llega á tal extremo su carácter estacionario, que las inmen- sas riquezas de que están repletas sus selvas la fertilidad de sus campos y las aguas del pintoresco Tumbes, se pierden de una manera imperdonable, riquezas que con un poco de ingenio bien podían explotarse aún en pequeña escala. — 86 — IMPORTANCIA DEL RIO TUMBES La superficie poco inclinada en que corre este río, desde el sitio denominado “Palo de Balsa”, hace que pueda denominár- sele de ajtchuroso cauce; su zona de recepciójt, está en las vertien- tes de Loja [Ecuador] hasta las montañas de Puyango, en donde se puede ver pequeños torrentes que juntan sus aguas á este río, los cuales obran y operan en la denudación y destrucción, arrastrando grandes productos sedimentarios; la zona de clasifi- cación, de estos materiales arrancados á los terrenos, cuya co- rriente es más tranquila, y corre por una superficie casi llana, está comprendida entre Puyango y Palo de Balsa; y su zo7ta de depósito, en donde adquiere el agua una tranquilidad suficiente, desde este sitio, hasta su deserq^bocadura formando nuevos te- rrenos con su contingente de depósitos sedimentarios. La intrincada orografia de esta región, hace que su hidro- grafia presente caracteres especiales variadísimos; trazaremos algunas consideraciones de índole general respecto á su sistema. Sus principales arterias son el Tumbes y el Zarumilla, tie- nen una dirección general de SE. al N. y corren casi paralela- mente. Esta dirección es regulada por los levantamientos que los circundan, formando grandes meandros encajonados, vegas forma de redomas escalonadas á lo largo de su curso, delimita- das de un lado por sus orillas y por otra las bases de las colinas del campo, y circos de flanco ó de erosión lateral. La forma indecisa y poco definida de las colinas que forman las mesetas de Tumbes, constituyen una gran serie de goteras que al reunirse forman pequeñas quebradas que corren en dis- tintas direcciones, arrastrando en época de lluvias gran caudal de agua. Cuando sobrevienen éstas, en la región de afluencia, los detritus aumentan, los limos enturbian el agua; su lecho en- cajonado en su mayor parte con una profundidad por término medio de 5 metros y ancho de 60 se hace insuficiente para con- tenerlo, se desborda por las partes mas bajas y cubre grandes extensiones de terreno que aprovechan los agricultores en una parte insignificante para su cultivo, dejando al descender su ni- vel depósitos aluviales de naturaleza mui variada, que unas ve- ces son causa de alegría para los labradoies, porque fertilizan el suelo y otras son, por el contrario, perjudiciales porque le este- rilizan. -87- E1 río de Tumbes después de haber recorrido una extensa zona, con una pendiente máxima de 2 por mil, en donde el agua ha perdido su fuerza discurriendo mansa, aun cuando llena de detritus, acumula en su desembocadura los materiales arrastra- dos, constituyendo un terreno especial que avanza con rapidez, formando en conjunto su delta. Sus tierras son propensas al paludismo, abundan en ella las marismas y las charcas y está atravezado por infinidad de esteros, teniendo su ángulo de tie- rra en el Puerto del Cura, Hacienda La Noria; sus dos ramas principales son : el río de Corrales que termina en las Dos Bocas y la otra el verdadero río de Tumbes, en las bocas de Santa Lu- cía, Las Loras y El Alamo. Su Superficie puede calcularse mas ó menos en i 50 kms.^ y está comprendida entre La Cruz y Za- rumilla. El largo medio del cauce del río Tumbes puede calcularse en 180 kms. y el área aproximada de su cuenca en 2,850 ks^, corre en dirección O. y en una vuelta cambia al N, Toda su hoya se encuentra en la región de lluvias anuales regulares. Su caudal de agua en época de sequía es suficiente para poder re- gar 200,000 hectáreas. Su gradiente desde el Estrecho del Ti- gre es de 2“ 10 por mil. Su navegabilidad puede hacerse en una extensión de 28 ks. por pequeñas lanchitas á vapor, como las que se emplean en los ríos de nuestro oriente y la extracción de maderas en balsas en una longitud de 65 kms. Entre nuestros ríos que bajan de la cordillera y que echan sus aguas al pacífico el Tumbes es el mas caudaloso. Célebre por ser el antiguo río Virú del cual se cree dieron los españoles el nombre de Perú al imperio del Tahuantisuyo. El hecho pues, de ser navegable, en su mayor parte, con ligeras reparaciones en algunos pequeños saltes, demuestra su gran importancia por constituir la única é inmejorable vía para la extracción de todos los productos de sus riberas y de sus sel- vas adyacentes. Selvas en cuyo seno existen magnificas maderas para dis- tintos beneficios y que con su explotación conseguiríamos tener un centro productor que haría competencia á las traidas del ex- tranjero, tanto por su menor valor, cuanto por su mejor é indis- cutible calidad. Todas estas consideraciones le hacen de gran importancia, porque es de calcularse los rendimientos de su aduana cuando sus productos tengan fácil salida y en cambio se importen otros. INDUSTRIAS Las industrias á que los habitantes de Tumbes se dedican son la quema de carbón, la ganadería y la agricultura; la que- ma de carbón se hace en gran escala, la ganadería es muy po- bre y la agricultura secundaria. Las que pueden establecerse con pequeños capitales y que rendirían grandes ventajas por el poco valor que tienen en ésta región son, la cáscara de ma7igle, la arcilla, la latía de seibo ó seda vegetal, la tagua ó marfil vegetal, el bálsamo peruano, la barba salvaje ó crin vegetal, la resina de palo santo, el aceite de resino y las mil variadas maderas para distintas aplicaciones que contienen sus bosques adyacentes. Todas estas riquezas que en la actualidad no son explota- das, se pierden por falta de capitales é industriales. Estos productos mas adelante los darémos á conocer á me- dida que hagamos la descripción de cada uno de los distritos á donde su producción es más abundante; .solo citarémos aquí, los que corresponden á los alrededores de Tumbes. La cáscara de mangle, es del árbol de este nombre, que cu- bre toda la extensa región de esteros del Tumbes. Su abun- dancia hace impenetrable sus bosques, tanto por estar muy jun- tos y tupidos, con sus raíces fuertes y enmarañadas á una altu- ra de im. 50, cuanto por el suelo fangoso en que están colocados lo que constituye un peligro para la exploración á travez del manglar. Esta cáscara da un tinte rojo que se emplea para darle color á las suelas curtidas, la exportan en gran cantidad para las curtiembres de Lima. Su madera la emplean para construcciones de casas, es fibrosa y resistente. El aceite de higuerilla ó de risiuo, es extraído de la semilla de la planta de este nombre, cuyas aplicaciones son distintas y bastante conocidas en la industria. El establecimiento de oficinas industriales que explotara todos sus productos, despertaría este pueblo dormido sobre sus riquezas y les daría á sus habitantes, energía, iniciativa y entu- siasmo para el trabajo. — 89 — AGRICULTURA El porvenir de nn pueblo depende del desarrollo de su agri- cultura, de su ganadería de sus industrias y por el trabajo constante, la economía inteligente y el genio emprendedor de sus habitantes. Entre todos estos factores prima la agricultura por ser el motor poderoso que en el porvenir y bienestar de una nación que quiere ser grande. Los productos arrancados al seno de la tierra después de una ruda labor, sirven de principal base para el sostenimiento de todo organismo viviente y esto tan solo basta para determinar su importancia y cuanto debe preocupar al hombre, no siendo nunca suficientes los esfuerzos que se hagan para el desarrollo y progreso de éste ramo. En esta provincia la agricultura no es mirada con gran in- terés, sus habitantes solo dedican al cultivo de las tierras, cuan- do han sido regadas por las lluvias ó el río ha hecho sus inun- daciones, lo cual no es muy frecuente, de tal manera que cons- tantemente se sufre la escasez de legumbres y todos los ali- mentos vegetales de primera necesidad. Su situación ecuatorial y las copiosas lltívias en cierta épo- ca del año, le hacen notable por la variedad de producciones que se pueden obtener, tanto los de esta zona como los de la templada y tórrida. Al hablar de la agricultura de esta provincia, precisa apun- tar ciertos datos de una de sus producciones que constituía en épocas anteriores una de las principales fuentes de recursos de sus habitantes. Esta es la producción de tabaco, que sujeta en la actualidad á los que se dedican á esta industria á fuertes im- puestos que les irroga perjiiicios y que les impide consagrarse á su sembrío. Este impuesto crecido para cada quintal de 92 soles, da idea del beneficio que obtendría el Fisco en caso de que cosscheros se dedicaran á su cultivo y produjera la zona de Tumbes al rededor de 10,000 ó 12,000 quintales al año como sucedía hasta el año 1899. Existen seis grandes haciendas que son: Zarumilla, Cerro Blanco, Cabuyal, Plateros, Bellevue y La Noria con extensas regiones de terreno irrigable; en la actualidad sólo se ocupan del cultivo de las orillas del río. Estas grandes extenciones de terreno irrigable, calculables — 90 — en faneg-adas, situadas á 8m. por término medio so- bre el nivel bajo del río en época de escasez y con todas las ventajas de su condición climatérica, hacen de Tumbes un mag- nífico campo de acción para capitalistas é industriales. GANADERÍA Sus extensos y fértiles campos cubiertos de algarrobos )'• abundantes pastos en época de lluvias, habían hecho de ésta provincia en años anteriores, un lugar esencialmente ganadero. En la actualidad el alejamiento de las lluvias y la tala de al- garrobos, han muerto esta industria no quedando sino el re- cuerdo de una época floreciente. ^ La casi destrucción de la cría se debe á diferentes causas: como la falta de pastos, la inercia é ignorancia de los ganade- ros y el abigeato impune en los campos. Sinembargo, existe una cierta cantidad que, dada la poca densidad de sus habitan- tes, el abaratamiento de los artículos de primera necesidad pro- porciona á las clases menesterosas una garantía para su subsis- tencia. El precio de la carne es ordinariamente de 15 centavos la libra; el de la leche en época de sequía, es de 10 centavos el litro, disminuyendo en tiempo de lluvias hasta 15 centavos el galón. Los cueros que se extraen del beneficio de las reses en el camal, los exportan secos para Lima. , La industria pecuaria puede establecerse perfectamente, pero su porvenir está ligado al de la agricultura, es decir, que solo podrá llevarse á cabo, cuando la irrigación del valle de Tumbes sea un hecho, de lo contrario estaría expuesta al ca- pricho de las lluvias y cuando estas faltaren la extinción del ganado sería inevitable por falta de pastos. Las clases de ganado que hay en ésta zona son: el vacuno, cabrío, caballar, mular y cerdo. El que mas existe es el cabrío porque se alimenta con las hojas secas de los árboles, al cual los naturales le llaman puño, de tal manera que este ganado no sufre los rigores de la escases de pastos, cuando faltan las lluvias. Las inmensas pampas que existen en Tumbes, de difícil y costosa irrigación, serían muy aplicables para el establecimien- to de un ‘ ‘Servicio de Remonta” que no solamente tratara de la reproducción de ganado para el ejército, sino que facilitara á los — 91 — particulares el dedicarse al cuidado y la cría de su ganado, por el interés de obtener ganancias en esta industria. La posibilidad de crear un Establecimiento Hípico en el Perú de interés indiscutible para el ejército y para los que se dedican á la reproducción de ganado caballar dió lugar á que el Jefe del Servicio Veterinario del Ejército Señor Teniente Coro- nel Bourgueil, formulara un proyecto sobre el servicio de Re- monta, fundándose en un viaje de estudio practicado, con ese objeto, en las Provincias de Piura, Paita y Tumbes. No entraremos á analizar la posibilidad y ventaja del pro- yecto, ni tampoco á formular nuestro criterio en esta cuestión de aspecto distinto al que nos ocupamos; bastará decir que esta- mos conformes con las conclusiones que sobre los valles de' Tnmbes tiene presentados en su proyecto el prestigioso Jefe del Servicio Veterinario. Sin embargo, para gravar mejor las ideas y para llevar al convencimiento del lector la importancia del va- lle de Tumbes, permítaseme trascribir la opinión de este Jefe, quien se expresa así: “Ahora, si se nos pregunta cuales son los puntos que per- sonalmente preferiríamos para instalar el Establecimiento Hípi- co en el Norte del Perú, diremos que estos son “Casa Blanquea- da” (situada en la margen izquierda del Tumbes en el fundo Plateros) y Pavur (Provincia de Piura.) “Esta zona estudiada en Tumbes conocida toda con el nom- bre de “Plateros” tiene la ventaja de poseer terrenos muy férti- les, llanos formados por vegas netamente delimitadas por las bases de las colinas. Irrigación relativamente fácil con bombas arietes. Irrigación permanente después de realizado el proyec- to de irrigación. Algarrobos en cantidad regulares. Río abun- dante y permanente.” Además la importancia que proporcionaría á la industria y ganadería los campos y valles extensísimos de la provincia de Tumbes, por la feracidad de sus tierras, nos inducen á insinuar la idea de construcción de reservorios naturales de agua que podrían utilizarse, tanto para las necesidades del ganado como también para la irrigación de los terrenos adyacentes al reser- vorio. En efecto, en el terreno impermeable que por un azar de la naturaleza estaban convertidas en depósitos naturales de agua formados por el estancamiento y escurrimiento de las que pro- — 92 - porcionaba al ganado durante muchos meses el elemento para su subsistencia. Algo más, á medida que el periodo de lluvia de- saparece los lugares de pasto van alejándose cada vez más de las cercanías de los ríos de Zarumilla y Tumbes; el ganado se interna al monte en busca de pasto y llega ocasiones en que es tal el alejamiento, que permanecen hasta cuatro días sin tomar agua, dando lugar con esto á la degeneración de la raza bovina, porque muchos de ellos adquieren enfermedades que trasmiten á sus descendientes. Esto se evitaría, si como he .dicho, se aprovecha de las capas gredosas é impermeables esparcidas por todos sus exten- sos campos, para con fáciles trabajos de reparación y conserva- ción, tales como: cercado del reservorio, para evitar su destruc- ción; aumento de profundidad y extensión y un pisonaje del fondo para aumentar la impermeabilidad y constituir observa- dores para el ganado. Esta labor la podrían llevar á cabo los propietarios con pequeños desembolsos de dinero porque en este trabajo podrían ser auxiliados por los crianderos puesto que se trata de un beneficio común. La construcción de estos re,servorios beneficiaría muy en particular á los ganaderos del distrito de Zarumilla, pues el río de este nombre no es constante sino periódico, á medida que se alejan las lluvias disminuye su caudal hasta quedarse completa- mente seco en un periodo bastante largo (Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre) durante el cual los crianderos practican escavaciones en el cauce del río para alimentar el ganado. Dada á conocer á grandes rasgos las facilidades como po- dría establecerse la industria pecunaria á salvo del abigeato y facilitar los medios de su desarrollo se hace necesario establecer una buena y numerosa gendarmería rural que vigilara ios cam- pos y persiguiera á los abigeos. La que en la actualidad existe es muy deficiente y solo la dedican al custodio del orden en la población. Con la creación de la gendarmería rural se conse- guiría que los actuales ganaderos se dedicaran con empeño al aumento de su cría, puesto que así tendrían la seguridad que ella no sería diezmada ni tendrían como enemigo implacable á los abigeos. 93 MINERÍA Con respecto á este ramo la naturaleza tampoco se ha mos- trado mezquina y así tenemos que si es verdad, no existen los metales preciosos, como la plata, el cobre, &, en cambio su sub- suelo es rico en yacimientos de petróleo que cubren todo su ex- tenso litoral. También se encuentra oro, los nautrales lo sacan en el sitio llamado “Rica Playa” cuando el caudal de agua ha disminuido notablemente. vSu cantidad no corresponde al es- fuerzo que se toman porque emplean métodos muy imperfectos y groseros: .sinembai'go reuniendo al año el conjunto formaría un contingente de gran importancia; hay también; sal, yeso, azu- fre y otros minerales que entre nosotros no tienen un valor in-" trínseco muy apreciable por lo que pocos industriales se dedican á su explotación. El descubrimiento del petróleo en la Provincia de Tumbes data desde el año de 1862 en que don Diego de Lama lo halló en su hacienda Máncora. Para explotar este yacimiento han habido diversos sindicatos: una compañía americana en el año 1864 que no practicó ninguna investigación, por la guerra civil de Estados Unidos, transfiriéndose entonces los derechos y pri- vilegios al Ingeniero E. P. Larkins, que no logró tampoco trans- formar la empresa en un negocio lucrativo, tomando entonces á cargo el yacimiento, el señor Mathius que tubo la misma suerte que sus predecesores. Solo el año 1870 el señor Enrique Smith con pequeño capital inició sus trabajos, viéndose luego obligado á paralizarlos por falta de dinero, entrando en seguida en socie- dad con don Faustino Piaggio que actuó como habilitador en el año 1875. Por esta misma época el representante de una com- pañía petrolera de Pennsylvania solicitó del gobierno, la conce- ción de toda el area petrolífera del Norte lo que le fué denega- do por no estar en conformidad con las leyes mineras penia- nas. En 1883 murió el señor Smith intestado, el .señor Piaggio tomó á cargo las deudas contra la compañía y asumió solo la propiedad de toda el area petrolífera, quien en la actualidad la posee y la explota con provecho. El establecimiento industrial de Zorritos, situado al O. de Tumbes, distante 28 kms. y unido por un camino carretero, es- tá situado en la costa á la mitad de la distancia que media entre — 94 — este pueblo y Máncora. Ha sido probablemente la primer zona petrolífera productora en la América del Sur. Su area puede calcularse en 4,000 kms^ y contiene unas 100 pertenencias, está ubicada á lo largo de la costa tiene como lí- mites por el N. una recta que se prolonga al SE. de Mal Paso Grande y por el S. la quebrada de Boca Pan. Su mayor ancho explotado es de 2 kms. Su producción mensual es en números redondos de mil toneladas. El petróleo de Zorritos es modera- damente pesado de olor agradable, ligeramente etereo y de co- lor verde á veces con reflejos amarillentos, su densidad es varia- ble. Su producto bruto se emplea: una parte como combusti- ble para los trabajos de explotación, otra se refina en Zorritos mismo y el resto se embarca en bruto para venderlo como com- bustible. Para el beneficio del petróleo, cuenta con una refinería que aun que no es de maquinaria moderna, su dirección que corre á cargo de buenos especialistas en el ramo suple su deficiencia. Consta la refinería de tres secciones: la primera se ocupa de la destilación primaria del petróleo crudo; la segunda recibe y pu- rifica la bencina y gasolina y la tercera se ocupa de purificar el kerosene: tiene además un departamento de destilación en el cual hay tres alambiques cilindricos de 9,000 toneladas y otro pequeño de 7,000 un departamento de rectificación en el cual hay un alambique horizontal con una capacidad para 3,000 ga- lones. El petróleo crudo asi como todos los productos refinados abastecen todo nuestro litoral y son trasportados en el buque- estanque á vapor llamado Ezio que tiene capacidad para 1,400 toneladas. En la zona petrolíferas de Tumbes ha habido otros esta- blecimientos industriales tales como Heath y Caleta Grau que ubican en la zona de “Zorritos” á unos 4 kilómetros de este. Estas empresas fracasaron, no por falta de petróleo sino: la pri- mera, por falta de capitales y la segunda por un derroche exaje- rado de dinero; empleando un capital de 3 y ^ millones de francos en dos años. PESCA Hay una gran variedad de pescado fino, en su extensa re- gión de esteros, cuya pesca es sumamente fácil y productiva. — 95 — Los que se dedican á esta industria, hacen una pesca cada mes y para ello, tapan la boca de los esteros en la alta marea, con una red, de tal manera que cuando viene la quiebra de las aguas ó baja marea, quedan una gran cantidad aprisionados. Su abundancia llega, en cada pesca, á diez 6 quince mil pesca- dos de diferentes clases que son salados y exportados al Ecua- dor en donde se vende en buen precio, dando magníficas ganan- cias á los beneficiadores. Este buen precio que consiguen en la vecina república y lo dificultosa y pesada que es la pesca diaria, hacen que no se dedique para el consumo de la población y que en consecuencia sea muy raro comer pescado fresco en Tumbes. También se dedican á la pesca de ballenas, en los meses de junio y julio que es cuando mas abundan, extrayéndole el acei- te para su exportación á Lima. Los criaderos de la concha perlera, productora de la perla negra, están perdidos por falta de cultivo y cuidado, habiendo en la actualidad, una cantidad poco apreciable. A la extracción de aceite de lagarto, se dedica un reducido número de pescadores, que extraen en consecuencia una insig- nificante cantidad á pesar de haber gran numero de estos anfi- bios. Los grandes criaderos de ostras que habían en épocas pasa- das, también se han perdido, existiendo por ahora, muy peque- ño número, que los habitantes no se dedican á su extracción diaria. Entre las varias clases de pescados que hay en sus esteros y bahía citaremos los principales; el robalo, el bia, la vieja, el to- llo, 8c. Además existen cuando el río baja una posa conocida con el nombre de “posa de los meros” de donde se extrae con arpón el pecado de éste nombre que presenta una forma obesa y deforme, de peso de mas de 2 quintales y de sabor muy es- quisito, no tiene espinas. MADERAS Apena el espíritu explorar sus extensos bosques maderables, en cuyo seno existen muchas clases para distintas aplicaciones indu.striales, siendo las mas abundantes las de hilo. Esta variedad, finas para construcciones de ebanistería co- mo el cedro, el ébano, el nogal, amarillo, bálsamo, zapote, 8c y otras fibrosas y fuertes para construcciones de edificios, como — 96 — el algarrobo, hualtaco, guachapelí y el jelí, sólo las utilizan sus habitantes para la alimentación del fuego y alguno que otro mobiliario. Estando ubicadas la selvas que las contienen en las márge- nes del río Tumbes, el caudal de agua de éste, hace fácil y sencilla su extracción hasta su embarque á los buques que las trasportarían á los puertos de nuestro litoral y á los depósitos de Lima. La explotación de estas maderas situadas cerca de la costa nos quitaría el tutelaje de países extrangeros como Estados Uni- dos y otros. Su magnífica calidad especialmente para susten- tación de edificios y para durmientes, servirían para renovar por una sola vez los de los ferrocarriles que cruzan nuestro te- rritorio, pues éstas maderas enterradas ó en el agua, se petrifi- can con el tiempo, tnuy en especial el hualtaco, huachapelí y algarrobo, lo que les hace de indiscutible mejor calidad que cualquiera otra similar extrangera. Su cantidad es tal que .serían suficientes para satisfacer nuestras necesidades y su salida .sería evidentemente más fá- cil que las traídas del extranjero, tanto por su menor valor, á consecuencia de tener menos derechos aduaneros, cuanto por su mejor calidad. DIFICULTADES PARA EL COMERCIO El estrado de atrazo en que vive este pueblo es debido en gran parte á la falta de medios de comunicación, para su co- mercio, con los puertos de nuestro litoral, inclusive con el de Paita, distante apenas 240 km. por mar. Las compañías de vapores obedeciendo á su economía, su- primen esta escala y solo llegan vapores cada 30 ó 40 dias; es natural pués comprender, que hayan dificultades para el desa- rrollo de las industrias en la provincia. Al hablar de las dificultades para el comercio, dirémos aquí la ninguna utilidad que para la exportación del carbón presta el ferrocarril de Tumbes á Puerto Pizarro y esto es evidente, porque además de estar alejado de la mayor zona productora, comprendida entre los distritos de San Juan y Corrales, expo- ne á este producto á las tarifas del ferrocarril, muellaje y lan- chaje y sobre todo al gran número de tra.sbordos que sufre has- ta llegar álos depósitos de Lima, lo que ocasiona una gran can- — 97 tidad de cisco y el aumento de su valor, aventajando entonces, el que se produce en el departamento de Piura, por su menor valor y su mejor calidad, lo que constituye inevitablemente la muerte de la industria del carbón en la provincia. El dia que baya una fácil comunicación con Tumbes, lle- garán á conocerse todas sus producciones y acudirán, los capi- talistas é industriales pára su explotación. En la actualidad hacen el tráfico marítimo, dos ó tres va- porcitos de propiedad particular, que llegan cada 20 ó 30 dias y veleros para el carguío de carbón que emplean hasta dos me- ses de viaje para llegar al Callao. De desear sería que se estableciera una rápida comunica- ción marítima entre Tumbes y Paita. SU PORVENIR Dada á conocer á grandes rasgos sus principales elementos de riqueza, es de pronosticar para esta zona, cuando hayan lle- gado todas ellas á su máximum de desarrollo, una era de pro- greso tal, que constituya en nuestra costa uno de sus principa- les puertos. Colonizada toda su extensa región, y constituido Tumbes en puerto mayor, la fuerza de los acontecimientos, aportaría capitalistas é industriales que derramando su contingente be- néfico, trasformaría rápidamente la provincia en un gran cen- tro productor y constituiría el granero que provea nuestra árida costa. Sus producciones no solo alcanzarían para nuestras necesi- dades, Sino para poderlas exportar al extranjero. Su movimiento marítimo y comercial, recibirá una gran influencia con la apertura del canal de Panamá, distante ape- nas de este puerto 770 millas, es decir, 3 días 7 horas de vapor, y con la construcción del ferrocarril intercontinental que lo uni- rá con Paita: factores son estos, que hacen vislumbrar para este pueblo una época risueña y halagadora. Incalculables son los beneficios que recibirá con la apertura del canal, tanto para el desarrollo rápido de sus industrias, que por su situación setentrional, serán las primeras en recibir las corrientes de civilización y de dinero que nos vengan del norte; cuanto, por sus condiciones de salubridad, que permitirá hacerle competencia al puerto de Guayaquil, endémico y enfermizo. — 98 — Este desarrollo llegaría á un período álgido, si fuese decla- rado puerto libre y se estableciese en él la estación sanitaria. Con lo primero llegaríamos á acreditar y á hacer conocido este puerto y las riquezas de su región, de tal manera que la co- rriente comercial de nuestra vecina república y la internación de artículos importados del exterior se haría por esta bahía. El establecimiento de la estación sanitaria en este puerto, lo cual es lógico, por ser el primero de nuestra República al norte, daría lugar á que todos los vapores hicieran su recalada forzosa para su desinfección. Con esto no perdería nada el puerto de Paita, por ser ya bastante conocido y acreditado y hacerse por él la exportación de todos los productos del departamento de Piura y la importa- ción de artículos para su abastecimiento, de tal manera que la escala en este puerto sería siempre importante para todos los vapores. Solo así conseguiríamos que Tumbes llegue á ser un puerto importante y que los beneficios de la apertura del canal de Pa- namá y la construcción del ferrocarril intercontinental, produz- ca de una manera latente sus saludables i'esultados. El genio emprendedor de los yanquis transformaría á sus habitantes y les daría hábitos de trabajo, destruyendo el maras- mo que por doquiera se nota é inaugurando una era brillante que haga de Túmbes una de las principales fuentes de riqueza del erario nacional, cuando sea establecido nuevamente como puerto aduanero, después de llevar unos cuantos años de exis- tencia como libre y de haber incrementado por consiguiente sus entradas, por el desarrollo de sus industrias y su comercio. su ASPECTO TOPOGRÁFICO El aspecto general de sus campos es muy accidentado, es- tán surcados en distintas direcciones por infinidad de pequeños thalwegs y depresiones con interposición de contrafuertes muy poco pronunciados que avanzan en uno y otro sentido, formando lomas, pequeñas colinas y una gran serie de chorreras que al reunirse constituyen grandes quebradas, de las cuales unas de- saguan á los ríos de Tumbes y Zarumilla; otras, al gran saba- nazo de Puerto Pizarro, y finalmente las situadas en el distrito de Corrales al océano Pacífico. Estas depresiones y levantamientos están bien marcados, corren de E. á O. y toman el nombre de cerros de Puyango, del Caucho; lomas de las peñas y Cerro Blanco, de Papayal y San Juan y otras, cada una de las cuales, en este orden, varían de altitud progresivamente en sentido descendente hasta llegar á las lomas de los alrededores de Tumbes, diferencia entre ellas que salta á primera vista. Cada una de estas características del terreno tienen diversas estribaciones, desde las grandes eminen- cias del Alamor y Célica [Ecuador] , ligadas por sus bases y que al separarse forman valles divergentes hasta las pequeñas coli- nas que circundan Zarumilla, Tumbes y Corrales, estribaciones que van disminuyendo de altitud lentamente hacia el mar para concluir por el norte en las pampas de Cardonsol y Zarumilla, y por el sur en las pampas de Corrales. Estas pampas están limi- tadas por la terrasa ó antiguo cordón litoral de esta región y cu- ya altura máxima sobre el nivel del mar alcanza en el punto lla- mado el Miradero. Los campos de Tumbes forman desde los cerros del Caucho hasta este antiguo cordón litoral una gran meseta de erosión y cuya altitud media pasa de . . . ; . . ofreciendo una superficie ac- cidentada, llena de ondulaciones en forma de lomas ó colinitas de de altitud por término medio sobre su base. La gran planicie ó pampas, llamadas el Sabanazo, de Puer- to Pizarro, pampas de la Gallina y otras forman una landa, limi- tada por el ya citado cordon litoral, que se extiende desde las pampas de Zarumilla por el Norte, hasta el Mal Paso por el sur- Este terreno cubierto hoy de una exuberante vegetación ha sido probablemente ocupado por el mar en época remota y su altura sobre el nivel del mar es de (i). Observando la tectónica y el origen de los materiales geoló- gicos constitutivos de esta región, sus cortes verticales en la te- rraza ó antiguo cordon litoral que limita la landa llamada de Car- doiisol, los barrancos en las orillas de sus ríos; podemos deducir que su superficie está compuesta de terrenos terciarios y preter- ciarios en su mayor parte, encontrándose granito en el camino de Cerro Blanco á Quebrada Seca, filitas en el camino al Cau- cho, cuarcitas^ en la quebrada de Hualtaco, y pizarra en el Cau- cho y aguas arriba del río Zarumilla. La población está situada sobre colinas y depresiones, lo (i) Cuando se haya establecido la irrigación de este valle, todas estas planicies serán transformadas en centros de gran cultivo agrícola. lOO que hace que sus casas estén diseminadas y en desorden, no ha- biendo una sola calle en línea recta. LEVANTAMIENTO DE SUS ALREDEDORES Para la ejecución de éste levantamiento fuimos encarga- dos los subtenientes Suárez y Rada, el cual debía abrazar una extensión de 48 kilómetros y estar comprendido en dos planche- tas. La escala sería la de 1:10.000. El carácter de precisión de estos levantamientos obliga pa- ra su prosecución proceder ordenadamente en su levantamiento á fin de acordarse fácilmente de los punto del canevás de con- junto y del de detalle; es decir, comenzar: 1° por las operacio- nes concernientes á la determinación del canevás de conjunto; 2.° el levantamiento del canevás de detalle: 3.“ los detalles de planimetría; y 4.° la determinación de las secciones horizon- tales. Como el levantamiento iba á ser comprendido en 2 planche- tas para poder empalmarlas, nos fué dado un número suficiente de puntos triangulados, de los cuales dos de ellos por lo menos, estuvieron contenidos en las dos planchetas; puntos que deberían servir de apoyo para el levantamiento de nuestro canevás de conjunto y además para refrenar y verificar los detalles de pla- nimetría. Estos fueron los puntos: A extremo S. de la base geodésica, B. torre de la iglesia (colocados en las dos planchetas para el empalme), C. mirador de la hacienda Bellevue, D. lomas del Tablazo, J. lomas de Pampa Grande, K. lomas del Puerto del Cura, L. en la Huaquilla, distanciados entre ellos de 3 á 4 kms. Con estos puntos se procedió á la determinación del canevás de conjunto, para lo cual se apoyó en ellos un polígono que ro- deara á cada plancheta, los que fueron cortados por dos ó más en- caminamientos. Estas operaciones nos precisaron sobre el te- rreno numerosos puntos bien nivelados y levantados, constitu- yendo nuestro canevás de co)tJunto. Para controlar los errores que pudieran cometerse al ejecu- tar el levantamiento del canevás de detalle, por la tupida vegeta- ción que cubre estos campos, fué necesario medir una pequeña base en las mesetas que forman las lomas del camino al panteón con las cintas metálicas de 100 y 50 metros. Para la elección del sitio en que debía ejecutarse la medición, hubo que hacerse un lOI prolijo reconocimiento, pues á causa del boscaje se hacía dificul- toso encontrar una base que diera regulares vistas. Antes de efectuar la medición, se fijaron los puntos extre- mos de la base, jalándola á las distancias probables de loo y 50 metros. Se midió 3 veces colocando estacas cuadrangulares en cada una de estas distancias, obteniendo una longitud de 478 m. reducida al horizonte con un promedio de error entre ellas de 5 cms. La reducción al horizonte de esta base fue referida á la cota del extremo sur de la base, la cual nos era conocida. Terminada esta operación, los dos extremos de la pequeña base fueron colocados y orientados en las dos planchetas, puntos que deberían servir de origen para una triangulación gráfica, al mismo tiempo que se ejecutaban numerosas transversales, apo- yadas las primeras sobre puntos del canevás de conjunto y las siguientes sobre estos puntos y los de las primeras; estas opera- ciones fueron ejecutadas con gran cuidado y nos determinaron sobre el terreno, una red de puntos y direcciones, correspondien- do á cada plancheta una malla de 10 á 12 km. 2 que servirían de esqueleto para el relleno de los triángulos. El levantamiento de este canevás fué precedido de un reconocimiento con piqueta- je y señalamiento preciso de todos sus puntos, lo cual tiene por objeto encontrar fácil y rápidamente los vértices de las trans- versales que sirven para apoyar el levantamiento de los deta- lles. Obtenido el canevás de detalle, se procedió al levantamien- to propiamente dicho, determinando simultáneamente la plani- metría y el figurado del terreno. Esta determinación se hizo siempre teniendo los objetos y el terreno á la vista, operando por encaminamientos secundarios, radiaciones y medidas al paso. En cuanto á la altimetría, fué referida á un punto Z. de la nivelación del ferrocarril á Puerto Pizarro y á la cota del extre- mo sur de la Base geodésica. Las secciones horizontales fueron determinadas con una equidistancia de 5 metros, hilando las curvas en sitios fáciles y en otros, determinando puntos de cota redonda é interpolando las curvas. Teniente SUAREZ. 102 INFORME SOBRE “SAN JUAN DE LA VIRGEN” San Juan de la Virgen es uno de los distritos de la provin- cia litoral de Tumbes, situado al sur de éste, distante 8 kilóme- tros y unido por un camino bastante sinuoso á consecuencia de las varias colinas que atraviesa. Saliendo de Tumbes en dirección á San Juan, á la salida del pueblo se trasmonta una loma de i6 metros de altura y de pen- diente suave, se continúa por una superficie plana bordeando la orilla del río, pasando por los caseríos denominados Pampa Grande, Pedro Viejo, hasta llegar á un punto denominado Cruz de Japa, célebre por contener los restos de algunos negros tacu- lareños fusilados para detener el robo escandaloso que se hacía en épocas anteriores, los cuales están sepultados al pie del cami- no, en el cuello que fórmala colina; teniendo como recompensa á sus hazañas de ruina, un cerco cuadrangular de madera algarrobo tan abundante en esta región. De este punto se desciende has- ta volver á trasmontar una colinita, llegando por una superficie sensiblemente horizontal hasta el caserío Garbanzal; se conti- núa en esta condición hasta pasar por otra nueva loma y llegar al distrito de San Juan, situado en una quebrada cuyo ancho máximo es de 410 metros. Su población es de 800 a 1000 habitantes. El sistema que se emplea para la construcción de las casas es tal, que puede re- sistir las lluvias, van sobre una estacada de Hualtaco, madera que en la humedad se petrifica, sus paredes son de caña brava ó caña de Guayaquil con barro, sus techos son en forma, dos aguas, con costillas ó travesaños de mangles, cubiertos con un tegido de paja totora; siendo muy contadas las que lo tienen de cala- mina; están diseminadas en la quebrada sin guardar ningún or- den. Hay dos escuelas: de hombres y de mujeres, que funcio- nan con un regular número de alumnos y finalmente, una igle- sia en construcción. San Juan es uno de los distritos de importancia de la pro- vincia de Tumbes, por ser el punto á donde concurren todos los caminos de los diversos criaderos de ganado y el pasaje obligado — 103 — para la exportácidn de la naciente industria de tagua y ser tam- bién uno de los caminos que conducen al Alamor y Célica, [Ecuador]. La principal industi'ia délos habitantes de este distrito es; la cría de ganado, la quema de carbón, la agricultura, la expor- tación de la tagua, la destilación de aguardientes y el cambio de mercaderías entre ambas repúblicas. Se sirven como medios de trasporte de burros, muías y balsas, aprovechando el caudal del río. La cría de ganado se hace en muy pequeña escala, por la falta de pastos y por la inmensa cantidad de abigeos ó cuatreros que hay en esta región, constituyendo el robo de ganado una industria para algunos moradores de esos sitios, que exportan clandestinamente los cueros y la carne charqueada al Ecuador. Esta desaparición del ganado en el campo se debe á la poca vi- gilancia de los ganaderos sobre su cría y á la deficiencia policía. Aquí es de notar la manera curiosa como los cuatreros se ponen á cubierto de la persecución de la gendarmería rural. Hay en la quebrada de San Juan, al pié del río. un cerro llamado “El Gritadero” de donde se domina todo el valle y desde el cual el eco de la voz se oye á 6 ú 8 kms. á la redonda: según versiones de los naturales del lugar, el origen del nombre es incaico y servía al jefe de las tribus de esa comarca para impartir sus ór- denes de viva voz; esta circunstancia la aprovechan ellos man- teniendo un vijía oculto en la parte dominante del cerro, el cual da la voz de alarma, por medio de un grito ó silbido convenido, en cnanto divisa á los gendarmes, cualquiera que sea la direc- cción que ellos traigan. Dada la voz de alarma huyen en distin- tas direcciones, en sus magníficas cabalgaduras que al efecto las tienen constantemente ensilladas, sin poder ser nunca encon- trados por la infinidad de caminos, vericuetos y escondrijos que existe en esta región tan exuberante y frondosa. El abigeato por una parte, la escasez de pastos naturales y de algarrobo por otra, han arruinado la cría de ganado, siendo en la actualidad muy pocos los ganaderos que tienen una canti- dad apreciable de éste. Esta escasez de alimentación para el ga- nado se debe á la falta de lluvias producida por la gran tala de de algarrobos, gual tacos y de toda clase de árboles productores de carbón, no estando lejano el día en que veamos convertidos los pintorescos y verdes campos de Tumbes en desiertos áridos — 104 — y sin vegetación. Sería de desear que el Supremo Gobierno dic- tara una ley que contuviera tan devastadora obra. El alejamiento de las lluvias producidas desde el año 1900 y que coincide con la época en que se principió á explotar en gran escala el carbón, ban ido abatiendo la población año tras año, matando sus principales fuentes de riqueza, en parti- cular el ganado y la agricultura, teniendo que dedicarse la ma- yor parte de sus moradores al intercambio de mercaderías entre ambas repúblicas y á la quema de carbón. La agricultura, riqueza de todo país, es en esta región, cues- tión secundaria: sus habitantes se dedican al cultivo de las tie- rras, solo cuando han sido inundados por un desborde natural de las aguas del río, en épocas de lluvias; siendo contados los que riegan su chácara con el sistema de palanca, tan fácil, tan barato y de tan buenos resultados. La feracidad de las tierras en este lugar, la gran cantidad de terreno irrigable en ambas riberas del río, en particular en la ribera izquierda, donde está .situada la hacienda “Plateros”, hacen del distrito de San Juan un pueblo digno de considera- ción por su vida futura y por el gran valor que adquirirán sus tierras cuando el proyecto de irrigación sea un hecho y cuando hayan capitales que exploten sus innumerables riquezas vegeta- les, desconocidas algunas, aún para sus propios habitantes. ^ A la industria que en la actualidad dan preferencia los mo- radores de este distrito, inclusive sus caseríos, es la quema de carbón, y sin temor de equivocarnos podemos decir, que sus bosques de algarrobos y hualtacos á pesar de la inmensa tala que se hace de ellos podrán producir alrededor de unos cuatro millones de sacos. La naciente industria de la exportaeión de tagua ó marfil vegetal, traída de las montañas de Puyango [Ecuador], no está completamente estudiada y son muy pocos los que se dedican por ahora á su exportación, debido al inconveniente que se pre- senta para su extracción de la montaña, y cuya distancia hasta Túmbes es de 70 kilómetros. El sistema que se emplea para sacar este producto es en acémilas (burros, mulos), lo cual hace costosa su extracción hasta su embarque directo para Europa. Al acarreo de la tagua se dedican muy pocos de los habitan- tes de esta región, siendo la mayór parte de las piaras consagra- das á esta labor, de las serranías del Ecuador [Alamor y Celaca]. — 105 Esta industria está llamada á ser el emporio de la riqueza de Tumbes, siempre que no sufra una depreciación en los mer- cados europeos, sino al contrario, suba, pués en la actualidad es muy poco el beneficio que deja á los que se ocupan de su expor- tación. El intercambio de mercaderías con la república vecina ocu- pa á gran parte de los habitantes de esta zona y se hace también por medio de acémilas. Al Ecuador llevan harina, arroz, azú- car, fideos, alcohol, vino y sal; en cambio traen: cigarros, chan- caca, plátanos, yucas y telas. Además, se dedican en pequeña escala á la destilación de aguardientes, sirviéndose de la chancaca que traen del Ecuador, la cual la ponen en fermentación y la mezclan con anís. Siembran muy poco el algodón y el tabaco á pesar de dar abundantes cosechas y de buena calidad, ambos por falta de irrigación y muy en particular el tabaco por el fuerte impuesto á que está sujeto, impuesto que es una de las causas principales de la muerte de esta industria en la provincia, habiendo cons- tituido en épocas anteriores una de las principales fuentes de riqueza de los moradores de esta zona. La alimentación de los animales que sirven para la explo- ción de la tagua, carbón, y el intercambio de mercaderías está constituido por el gramalote fino que siembran en las riberas del río, por la taraya (chala), hojas de camote, hojas de yuca, ho- jas de caña dulce y zapallo. Entre las riquezas inexplotadas por no haber sido estudia- diadas y no conócer su beneficio y el gran caudal de dinero que pueden producir, con un trabajo sistemado y persistente, citare- mos las siguientes: El bálsamo, madera abundante en las selvas de “Quebrada Seca”, “Las Peñas”. “Cabuyal” y el “Caucho” y á la cual se le puede dar dos beneficios: uno, utilizándola como madera de construcciones de ebanistería y obras finas por tener un jaspe natural- de vivo efecto, ser muy duradera, resistente y aromáti- ca, comparable con el cedro ; y otra, la de más interés y más pro- ductiva, la de extraer su sustancia resinosa, que da la eficaz me- dicina para distintas aplicaciones, en particular, para la curación de heridas, muy conocida con el nombre de Bálsamo Peruano. Esta industria es completamente desconocida para los poblado- res de Tumbes. — io6 La lana de ceibo, fruto del árbol corpulento, de ramas ca- prichosas, cuya impresión nos hace la idea de ver grandes gi- gantes con sus brazos abiertos, del cual están repletas las selvas de Tumbes y cuya altura varía entre 12 y 15 metros, es un pro- ducto esponjoso y sedoso, al cual los habitantes de esta región solo la dedican á la construcción de colchones, exportándose para Lima en muy poca cantidad por falta de brazos que se de- diquen á esta labor, debido á la poca utilidad que deja por aho- ra debido á que no es bastante conocida en los mercados euro- peos. La barba salvaje ó crin vegetal á la cual también le dan muy poca importancia y no la extraen; á pesar de ser tan abun- dante, por falta de medios para su beneficio y además no tener- se noticia en el extranjero de su existencia en esta región. También existen en esta zona privilegiada, muchas made- ras finas y abundantes, como el ébano, el cedro, el laurel, el za- pote, el amarillo etc., especiales para construcciones finas de ebanisteria y otras no menos apreciables como el algarrobo, el hualtaco y el huachapelí, el madero etc. magníficas para base de sustentación de edificios y durmientes de ferrocarril, por su gran duración y ser incorruptibles, bajo de tierra y en el agua, llegándose á petrificar. En la actualidad la “Hacienda Zaru- milla” proporciona durmientes de algarrobo etc. para el ferro- carril de Puerto Bolívar á Machala [Ecuador]. Con capitales que exploten todos estos productos vegetales, le está reservado á vSan Juan una era de progreso tal que haga de esta zona una de las principales fuentes de riqueza de la Provincia Litoral de Tumbes. — 107 — Informe sobre “Corrales” 6 “San Pedro de los Incas” Corrales ó San Pedro de los Incas, es el distrito de más im- portancia de la Provincia. El día que se hayan desarrollado to- das sus fuentes de riqueza y llegue á su apojeo el desenvolvi- miento de su zona comercial, será por su progreso y sus gran- des producciones, el llamado á ser la capital de la Provincia. Está unido á Tumbes por un camino carretero, duro [tie- rra gredosa], distante 4 kms. Para llegar á Corrales, saliendo de Tumbes, se pasa el río de este nombre, en canoa, cuyo an- cho es de 140 m, en el estiaje y de 220 m. en época de llu- vias; á los 2,350 m. se encuentra el estero del Piojo, cuya pro- fundidad es de 3 m. y su ancho de 10 m, con accesos de pendiente suave; se continúa, hasta llegar al cauce del río de su nombre con un ancho de 25 m. tanto este río como el es- tero del Piojo, solo tienen agua en época de lluvias y cuando el Tumbes hace sus inundaciones. Estas, han desaparecido des- de el año de 1900, siendo en los subsiguientes muy insignifi- cante, el caudal de agua que ha aumentado, éste río, para darle corriente al de Corrales? La zona pués, comprendida entre el río de Tumbes y el de Corrales es inundable cuando las lluvias son torrenciales, aumentando sus aguas el Tumbes á tal punto, que siendo su lecho insuficiente para contenerlo, da lugar á desbordes que cubren leguas cuadradas de extensión. La población de Corrales es de 2,000 habitantes, su topo- grafía es bastante regular, habiendo dos ó tres callecitas regu- larmente alineadas, el sistema de construcciones es el mismo que el de San Juan, habiendo en Corrales mas casas con techum- bre de calamina y de mejor aspecto. Hay una Iglesia, dos es- cuelas, y una buena casa de comercio que hace sus importacio- nes directamente de Europa. Esta rodeada de una serie de colinitas, en las que existe todavia, restos del antiguo San Pedro de los Incas, con una al- tura sobre la población de 22 metros. La industria de los habitantes de este distrito es: la quema de carbón y la cria de ganado; siendo muy secundario la agri- — io8 cultura é consecuencia de no tener medios de irnVación. La quema de carbón, se hace en gran escala y la cantidad de árboles productores en esta región es tal, que puede rendir de 5 á 6 millones de sacos. La cria de ganado, es aún todavía pobre y mas reducida que en San Juan, por la gran escasez de pastos y el alejamiento del agua. La escaséz de pastos y los medios de alimentación para el ganado, en esta zona, ha obligado á sus habitantes á asimilar á los animales á su manutención, en particular al ganado as- nal, con el Palo Guayaco ó Palo Santo, madera abundante, de corteza muy blanda y resinosa de sabor agradable para éstos. Las riquezas comprendidas en la zona de Corrales son: el Palo Bálsamo, de donde se extrae el especifico conocido en la medicina; la lana de ceibo, ó seda vegetal: la crin vegetal; la orchilla y otras plantas parásitas; el charán ó palo de campeche; el ricino ó higuerilla roja; resina de Palo Santo y una gran cantidad de maderas de distintas aplicaciones en la industria. La Orchilla, planta parasitaria, se emplea en la industria para extraer de ella dos tintes muy firmes: el rojo y el amarillo. El Charán ó Palo de Campeche, es un árbol del cual se ex- trae la sustancia conocida en la industria con el nombre de Campeche. La resina de Palo San/o, se extrae del árbol de este nombre y tiene múltiples aplicaciones en la medicina. La gente del lu- gar emplea la madera cuando está seca para el alumbrado y ex- tirpación de las plagas. El aceite de higuerilla ó de Ricino, es extraido de la semilla de este árbol, tiene aplicaciones medicinales é industriales: los habitantes lo emplean para la fabricación de jabón. La gran facilidad que el caudal del río Tumbes presta para la extracción de todas estas riquezas, distribuidas en estas dos selvas de San Juan, Cerro Blanco, Cabuyal y Plateros, impone la necesidad de establecer un puerto fiuvial ó embarcadero, en su márgen izquierda, frente á la ciudad, con un ferro-carril de via angosta que partiendo de éste sitio, atraviese la rica zona de Corrales y vaya á terminar en la hermosa y segura ensenada de La Cruz á donde se embarcaría todos los productos de expor- tación. La ciudad de Tumbes estaría unida á este embarcadero por un puente colgante, con pasaje para acémilas y peatones. — 109 — Al tratar del gran beneficio que reportaría para la explota- ción y extracción de todos los productos de Tumbes, la cons- trucción de itn ferro-carril á La Cruz, surge la idea de lo ex- puesta que estaría esta vía en caso de una inundación del Tum- bes, como sucedía año tras año, hasta el 1900, en el cual nos consta, que en épocas de lluvias, se hacía la comunicación con Corrales por medio de canoas á través de la inundación. Estas inundaciones que cubren completamente la zona comprendida entre el río de este pueblo y el de Tumbes, con una profundi- dad no menor de i metro con correntadas en distintas direccio- nes, duran, 2, 3 y 6 dias; y es fácil pues comprender, que la destrucción de esta línea sería inevitable. La manera de evitar- lo, queda al criterio de los técnicos en la materia; sinembargo, es de esperar que estas inundaciones no se repitan, por el aleja- miento de las lluvias y por hacer ya 9 años que el Tumbes no hace sus inmensos desbordes. La gran extensión de terreno irrigable, comprendida entre la margen izquierda del Tumbes hasta la falda de las colinas que lo circundan, desde Rica Playa hasta la Cruz, entre los que está comprendida la “Hacienda de Plateros” y teniendo en cuenta las riquezas vegetales inexplotadas contenidas en este valle y las que existen en sus extensos campos, cubiertos de la mas frondosa y exhuberante vegetación, hace de Corrales un magnífico campo de acción para establecer industrias é invertir capitales, con la fundada esperanza de hacer pingües ganancias. Demostrada la gran importancia de Corrales, podemos de- cir sin temor de equivocarnos, que es el corazón de la provincia litoral de Tumbes y esto es evidente, porque estando com- prendida en él la mayor zona productora de carbón y la más grande extensión de terreno irrigable y de mejor calidad, hará que corverjan sobre este punto todas las miradas y se acumulen en él los capitales y las casas de comercio. Teniente SUAREZ. OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO-PERÚ Kesúmen nieiisiial del mes de enero de 1910 FECHA máxima.... ...508.9 mm. 18 Presión barométrica •' mínima ...504.8 8—72 media ...506.8 >> máxima.... ...19.0 Centígrados 4-5-17-29 Temperatura mínima ...2.1 27 media ...9.10 máxima.... ...8.4 21 Tensión del vapor ■< mínima ...3.3 4 media ...7.0 5 > máxima.... ...90 30 Humedad relativa ■< mínima ...38 4 media ...75 >) Estado del cielo - media ...6,8 J J total mm. Agua caída máxima.... ...50 9 9 26 mínima ...2 9 9 2 máxima... ...90 9 Evaporación mínima. .. ...11 9 10 media ...28 99 máxima... ...21 7-15-27 Ozono del aire ^ mínima .... ...10 4-5 media ...16,8 Viento dominante superior.... inferior ...W. á E ..W. á E. Velocidad del viento en máxima ... ..19,000 Km. 6 24 horas mínima ...0.180 99 media ...7,442 30 serenos ...N.“ 0 h Días - mixtos ... „ 5 nublados .. ... „ 26 lluvia N 0 27 nieve ... „ 0 ] nieblas ... „ 30 rocío 0 Días con escarcha ... ... „ 0 helada ... „ 0 temporal .. ... „ 5 -< granizo ... „ 10 viento fuerte ,, 20 — III OBSERVACIONES METEOROLOGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO-PERÚ Biisuíil (IpI mes de febrero de 1910. FECHA máxima.... ...609,9 mm. 4 mínima .... 28 media ...507,21 f f máxima ... ...20 2 Centígrados 26 mínima .... ...4.3 23 media ...10.2 ) J máxima.... ...7.5 mm. 27 mínima .... ...5.2 26 media ...6.0 f f máxima ... ...82 17 raínima .... ...44 26 media ...66 media ...7 total ...567 mm. máxima ... ...95 21 mínima ...5 28 máxima ... ...85 10—23 mínima 20 media ...39.8- míí-xiina.... ...19 9 mínima ...12 19-27-28 media ...15 superior ... ...N. á S. inferior ...S. á N. máxima ... ...32.785 Km. mínima ...1.130 10 media ...10.759 24 serenos ...N.° 0 mixtos ... ,. 3 nublados .. ... „ 25 lluvia ...N.» 15 nieve .. „ 0 nieblas .. „ 26 rocío ... „ 12 escarcha... ... ,, 0 helada ... „ 0 temporal .. ... 4 i>'í’anizo .... .. „ 7 viento fuerte ,, 20 OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO - PERÚ Kesúnien nieiisiiiil del mes de marzo de 1910 Presión baroinétrica, Temi)ern,turfi Tensión del vapor Humedad relativa... Estado del cielo Ag-na caída Evaporación Ozono del aire máxima 508.7 mm. mínima 502.2 ,, media 505.20 ,, FICCHA 6 20 máxima .. ....20.0 Centigrados niíiiinia ....4.0 ,, media ....10.6 J» 1 21 ^ máxima 0.9 mm. < mínima 4.8 ,, ( media O.K! „ í máxima SO ,, < mínima 50 ( media. 05.41 media 7.04 í total 149 mm. < máxima 30 ,, I mínima 1 ,, 3-16 20 16 13 3 1-26 I máxima 09 ,, 3 < mínima 11 ., 9 ( media. 25.5 ,, j máxima 21 s mínima 8 I media 14.N3 14-23-25 19 Viento dominante j KTiperior W. á E. ( inferior W. á E. Velocidad del viento en 24 horas máxima 17.090 mínima. 0.015 media 0.048 í serenos N.“ 0 Días < mixtos ,, 10 ( nublados ,, 27 ^ llnvia N.” 10 < nieve o ( nieblas ,, 30 Km. 3 14 Días con ( rocío ,, 20 < escarcha 0 ( helada o ( temporal ,, 3 < g'ranizo 2 f. viento fuerte ,, 31 1 — Alturas pluviométricas y termométricas de Morococha, co- rrespondientes al primer semestre de 1909, por J. M. Murdok. Enero, 1 909. KOCIO TK.MPEU ATURA UI.UVIA 5 1 HORA j T. 2937 [seco] T 2938 [mojado] T. 4809 máxima T. 4387 miuima m/ / m O Ó M 6" 12“ -l" 10 I 12 ni. 7 5-5 17 I 7 2 > > 7-5 5 17 I 8 3 > > II. 5 4-5 17 2 2 4 1 > 1 1 4-5 16.5 I 0 5 > > 8 4-5 17-5 1-5 0 6 ) f 7 3 17 0.5 19 7 } } 1 1. 25 7 17-5 0 0 8 y y 9-5 6. 25 >7 0.5 20 9 y y 12.75 7-75 16.5 0.5 6 10 y y 6-5 5-5 15 0.5 18 1 1 y y 4 3-5 8.5 0.25 8 12 y y 7-5 4-5 10.75 0 5 * 13 y y 10.5 6.75 13 -I 2 14 y y ^3 6.5 16.5 0 0 15 y y 12.5 5-5 18.25 -I 0 16 y y 13 6-75 17-5 -1-5 0 17 y y 13-5 7 16.5 -0.5 0 18 y y 12.75 5-25 17-5 -0.75 0 19 » y 12.5 4 15 I 0 20 y y 9 3-75 15 -0.5 0 2 I y y 13 6 15 -2 0 22 y y 9 4-5 15 0.5 3 23 y y 1^-75 6 15 -1-5 4 24 y y 9-5 6 1 2 -2 15 25 y y 10 6.5 15 -2-5 8 26 y y 4-5 3 12-5 0.25 2 27 y y 4-5 3-5 7 0.25 12 28 y y 3-5 3-5 10 0.75 14 29 y y 8.75 4-75 10 1.25 ,3 30 y y 4-5 3 14.5 I 3 31 y y 9-37 5-15 14.65 -0.04 169 — II4 — Febrero 1 909 KOCIO TEMPERATURA I.I.UVIA < s T. 2937 T. 2938 ■ T. 4809 T. 4387 m / o 0 w ( seco ) ( mojado) maxima minima /m 5° 4" 6.5° 1-5“ 2 I i2in. 7-5 4-5 I I 0 0 2 » • 8-5 5-5 13 I 18 3 f ) 5-5 4-25 12 I 15 4 f i 8.75 5-5 13-5 0-75 2 5 f y 8.5 6 10 1-5 10 6 y y 10 4-5 15 0-5 25 7 y y 9 6 10.5 I 15 8 y y 10 5-5 10.75 ••5 3 9 y y 10.5 5 14 0-5 0 10 y y 8-5 5 12 I 0 1 1 y y 7 4-5 13 I 10 12 y y 7 4 8 1-5 0 13 y y 3-5 2.5 I t I 0 14 y y 8 5-5 9-5 0-5 8 15 y y 3-5 4 13-5 I 4 16 y y 5 3 9-75 0-5 23 17 y y 8 6 9 0 30 18 y y 7 5 10 -I 30 19 y y 7-5 5 10.5 -I 10 20 ,, 7 4 1 1 r 8 2 1 y y II. 5 7 II. 5 -I 0 22 y y 8.5 5-5 15 -1-5 8 23 y y 3 1-5 10 0 5 24 y y 9-5 6 II. 5 I 2 25 y y 7-5 5-75 1 1 0.25 30 26 y y 7 5-5 9-5 I 2 27 y y 9 5-5 II. 5 0-75 10 28 7 y 7.61 4.85 1 1. 19 0-54 270 - II5 — 3Iarzo 1909 ROCIO TEMPERATURA EI.UVIA < T. 2937 (seco) T. 2938 (mojado) T. 4809 (maxlma) T. 4387 ( miiiima) mi /m 5 0 a 8.5» 2.5» 12° 1.5“ 5 I I2«. 10 6 I I 0-5 15 2 i > 10.25 7 15 2 2 3 >} 5-5 4-5 17-5 I 8 4 y y 7-5 5-5 10 I 4 5 > y 7 5 14 2-5 0 6 y y 5 3 •5 0 7 7 y y 6 4-5 9 ‘•5 13 8 y y 9 5-5 9-5 I 12 9 y y 8.5 6-5 1 1 0-5 1 1 10 y y 8.5 6 1 1 2 0 1 1 ’ 10.5 7 II-5 1.25 10 12 y y 8.5 5-5 1 1.25 2 0 13 y y 9 5-5 15 1-5 2 14 y y 10 6.5 10.25 1-75 1 1 15 y y 10 7-5 >3 1-25 0 16 y y 8.75 6 1 1 I 10 >7 y y 9-5 6 13-5 0 9 18 y y 5-5 4 13 1-5 10 19 y y 10 7 T0.5 I 1 1 20 y y 5-5 3-5 10.5 '•5 3 21 y y 7-5 5-5 8 I 4 22 y y 4-5 4 •3-5 0 33 23 y y 4 3 8 0 5 24 y y 12.75 7-5 '3-25 I 0 25 y y 8.5 6 15-5 -1.25 30 26 10 4-5 12.5 - 1 0 27 y y 14 7 17 -1-5 0 28 y y 14 7 15-5 -0.5 0 29 y y 5-5 16 0 0 30 y y 9-5 5 16 0-5 0 31 8.68 5- 46 12.57 0.79 215 i — ii6 Abril 1909 ROCK) TEMPERATURA i.iaiviA -tí T. 2937 T. 2938 T. 4809 T. 4387 m / [seco] [mojado] [maxima] [minima] / m 6.75” 5° 14° 0.25° 25 I 6.5 3-75 9-5 I 0 2 5 3 ••5 0 3 ■ 5 2-5 12.5 0 0 4 9 4-5 10 -0-5 0 5 12.5 6-5 13 -0-5 0 6 12.5 5-75 135 -I 3 7 9-5 4-5 17 -I 0 8 12 5 13 -3 0 9 9-5 4-5 16.5 -0-5 0 10 10 4-5 13 1-5 0 9-5 4-75 13-5 -3-5 0 12 7 4-5 12.25 I 7 13 5 3-5 13 0 9 H 6 4 1 1 -0.5 12 '5 4-5 3-5 6.5 -0-5 •3 16 5 3-5 7-5 0.25 6 17 5 3 12 0 14 18 10 6 10.5 -0-5 0 19 7-5 5 14 I 3 20 6 3-25 12.5 0 0 2 1 9-5 5 10 -1-5 0 22 12.5 7 16 -1-5 0 23 n-5 6 16 -0-5 0 24 10.5 4-5 15 -1.25 0 25 II-5 4-5 14 -2-5 0 26 7 5 13 -2 20 27 9-5 4-5 17-5 0.75 0 28 1 9 5 12.5 1.25 0 29 1 1 1 6-5 H 0.75 3 30 8.51 4.6 1 12.80 -0.38 Mayo 1909 ROCIO TEMPERATURA LLUVIA < s T.’ 2937 ( seco) T. 2938 (mojado) T. 4809 (maxima) T. 4387 (mínima) m/ / m 12° 7° '3.5° -1° 2 I 4 • 1-5 13 -3-5 5 2 6 3 12 -2 0 3 lO 4-5 10.5 1-5 0 4 13 6.5 14-5 -1.5 0 5 9 5 15 -1.75 0 6 II 5 -4 0 7 9-5 5-5 14 -3 0 8 6 2 17 -4 0 9 II 4-5 -2-5 0 10 3-5 15 -6.5 0 1 1 9-5 3-25 15-75 -5 0 1 2 8-5 3-5 15 -2 0 13 1 1 4-5 15 -4.5 0 14 lO 3-5 17 -2.75 0 15 4-5 0-5 15 -5 0 16 12 4 15-5 -5 0 17 13 4-5 16 -3 0 18 13 . 5 15-5 -4 0 19 13 5-5 18 -4 0 20 12.5 5 17 -4.5 0 21 12 4 16.5 -5-5 0 22 12-5 4-5 17-5 -4.5 0 23 8 5 9-5 -3 0 24 1 1 5 14-5 -3-5 0 25 12.75 5 15-5 -3-5 0 26 12.5 5 16.5 -3 0 27 II 4-5 16.5 -4 0 28 12 5-5 17 -3 0 29 8 3-5 15 -2.5 0 30 10 4-75 10 -3 3 31 10.31 3-35 14.70 -3-33 10 1 2m. HORA Junio 1909 ROCIO TEMPERATURA LLUVIA < ii HORA jj T. 2937 [seco] T. 2938 [mojado] T. 4809 [maxima] T. 4387 [mínima] m/ / m 9- 75“ 4-75° 16° -2. 5° c I i2m. lO 4-5 1 1 -2.25 0 2 y y 9 4 14-75 -2 4 3 y « 8.75 3-5 10 -1-5 0 4 » y 10.5 4 13 -2.5 0 5 y y 9-5 3-75 14 -2 0 6 y y 11-5 3-5 12 -2.25 0 7 y y 10 3 13 -2 0 8 y y 10.5 3-5 14 -1-5 0 9 y » 1 1 2.75 13.5 -3 0 10 y y II-5 3 14 -3 0 1 1 y y 12 3-5 15 -4 0 12 y y 12 3 13 -4-5 0 13 y y 13 . 4 I35 -3-75 0 14 y y 12.5 4 14.75 -4-5 0 15 y y 1 1 3-75 14 -5 0 16 y y 11-75 2.5 14.5 -4.75 0 17 y y 10.5 2 15 -5 0 18 y y 10 I 16 -5-5 0 19 y y 10 I 17 -6 5 20 y y 12.5 3-5 13 -5 0 21 y y 12.5 5 16 -4-5 0 22 » y 12-5 4-5 17 -4-25 0 23 y y 12.25 4 17 -5 0 24 y y ^3 4 16 -2 0 25 y y 12 3 16.5 -4 0 26 y y 13 3-5 16 -5-5 0 27 y y 13 4 17 -5 0 28 y y 10.5 2-5 16 -6.5 0 29 y y 10 2-5 16 -5 0 30 y » II. 20 3.38 14.61 -3. 80 9 ERRATAS Además de las que salvará el buen sentido del lector, se han desliza, do las siguientes, en el artículo “Provincia litoral de Tumbes”. En la pág. 82, línea 5*, debe decir: se encuentra “de” la Capital. 83 87 87 88 88 88 89 89 90 91 92 92 92 92 94 98 24, dice: Niimbes por Tumbes. 11, debe decir: “que termina” en las bocas. 40, dice: le hacen de gran importancia. Debe decir: To- das estas consideraciones dan á Tumbes gran im- portancia. 10, dice: la arcilla por “orchilla”. 13, dice: resino por “ricino”. 3.5, debe decir: todos “estos” productos. 7, debe decir: motor poderoso que “iníluj’e en el pro- greso” j bienestar. 30, debe decir: Este impuesto crecido “de 92 soles por cada quintal”. 1'', debe decir: “en 160 toneladas”. 38, debe decir: En efecto, en el “trascurso de nuestro trabajo hemos tenido oportunidad de conocer zon.-is de” terreno 3?, dice: van alejándose cada vez más de. Debe decir: los lugares de pasto “quedan cada vez más léjos de” 6“, dice: es tal el alejamiento, que permanecen. Debe de- cir: “trascurren hasta cuatro dias sin encontrar 15, dice: observadores. Debe decir “abrevad oi’es” 29. Debe decir: establecerse la industria “pecuaria para ponerla á. salvo”. 35, dice: nn capital de 3>4 millones. Debe decir: “5 millo- nes”. 1“, debe decir: Este desarrollo “sería excepcional”. Mapa del Perú por Raimondi FKECIOS X>E Ij-R-S ^’OXAS: (*) N.” I — Norte de Tiímbes S/. (*) .. 2, 3, 4 y 5 — Norte de Loreto Amazonas, c/u. ,, ,, 6 — Resto de Tumbes y parte de Piura ,, 3.00 >> 7 y 8 — Parte de Cajamarca, Amazonas y Lo- reto, cada una ,, 2.00 ,, 9 y 10 — Región del Yavarí y Tabatinga, c/u. ,, i.oo (*) ,, TI — Lambayeque y parte de Cajamarca y Libertad ,, 2.00 ,, 12 — Cajamarca y parte de Libertad y Loreto ,, 2.50 ,, 13, 14 y 15 — Parte de los departamentos de San Martín y Loreto, cada una i.oo ,, 15. y 15.® — Cursos del Punís y Beni, c/u. . ,, i.oo (*) ,, 16 — Resto de la Libertad, y parte de Junín, Ancash y Huánuco ,, ,, 17 — Montañas de Huánuco y parte del Uca- yali 2.00 ,, 18 y 19 — Curso del Punís, cada una ,, i.oo ,, 19.'' y 19.® — Ríos Beni y Madera, cada una. ,, i.oo (*) ,, 20 y 21 — Parte de Lima, Junín, Huancave- lica y Ayacucbo, cada una ,, ,, 22 — Provincia de La Convención ,, i.oo ,, 23 — Ríos Madre de Dios y Beni ,, i.oo ,, 23. ' Parte de los ríos Madre de Dios y Ma- dera ,, i.oo ,, 24 — Parte de las provincias de Cañete y Chincha ,, i.oo ,, 25 — lea, Huancavelica y parte de Ayacucho y Apurimac ,, 2.50 ,, 26 — Cuzco, resto de Apurimac y parte de Puno ,, 3.00 ,, 27 — Provincias de Sandia y Huancané ,, 1.50 ,, 28 — Resto de lea y parte de Arequipa ,, 2.50 ,, 29 — Resto de Arequipa y parte de Moque- gua y Puno ,, 3.00 ,, 30 — Resto de Puno. . ,, 2.50 ,, 31 — Departamento de Tacna ,, 2.00 ,, 32 — Resto del departamento de Tacna ,, i.oo [*] — Agotadas ó por agotarse. De venta en las principales librerías de Lima. AVISO IMPORTANTE La Sociedad CTeoí>ráfl<ía de Lima, no admite res- ponsabilidad por las apreciaciones é informaciones contenidas en este Boletín. Esta publicación sale á luz cada trimestre. Además, al fin de cada año se dá un tomo con la Memoria anual anexos correspondientes. PRECIO DEL BOLETIN Año adelantado 4 soles Cada número 1 sol Se admite avisos á Lp. 1 por página. De todas obras geográficas que se remitan en doble ejemplar se dará cuenta detallada en la sección respectiva. DIF^íEOOlOrsl: Sociedad Geográfica de Lima ALTOS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL (PKRU) TLima BOLETIN I)R I,A ^ocitfilacl ilc ll£in| iVX) ‘^00 420.712 4.57.192 487.071 518.1.51 579.1 10 1 200;) (,0!).r>89 G40.0G8 070.548 701 .027 731.. 507 701 .980 792.400 822.945 8.5.3,425 883.901 o 000 !)14.:JS'! 944.80.3 975.342 1005.82 1030.30 1000.78 1097.20 1127.74 11.58.22 1188.70 lUUO 1219.18 1249.GG 1280.14 1310.02 1341.10 1371.58 1402.05 1432.53 1403.01 1493.49 5000 1. ‘.23.97 15.54.45 1.581.93 1015.41 1045.89 1070.87 1700.85 1737.33 1707.81 1798.29 cooo 1828.77 18.59.25 1889.73 1920.21 1950.08 1981.10 2011.04 2042.12 2072.00 210.3.08 7000 2i:!;l.r.G 2104.04 2104..52 2225.00 2255.48 2285.90 2310.44 2377.40 2407.88 8000 2438.30 2408.84 2499.31 2520.79 2.500.27 2.590.75 2021.23 20.51.71 2082.19 2712.07 unco 2743.1.5 2773.03 2804.11 2S34..59 2805.07 2895.. 55 2920.03 295Í1..51 2980.99 3017.47 iccao 3Ü47.94 3078.42 3108.90 3139,38 3109.80 3200.34 3230.82 3201 30 •Jl’Ui. < 8 3-322.20 IICOO 3.352.74 ooqo OO 3413.70 3444.18 3474.00 .3.505.14 3.5.35.02 9f'0íl.in 3.5"0..57 3027.05 12000 3i'.57.53 3088.01 3718.49 3748.97 3779.45 3809.93 3810.41 3970 99 3'.;oi.:;7 3931.85 ISOOO 3902.33 3992.81 4023.29 4053.77 4084.25 4114.73 414.5.21 417.5.09 4200.10 4230.04 14IIÜ0 4207.12 4297.00 4228.08 4358.50 4389.04 4-119.52 44.50.00 4.510.90 4.541.44 15300 ■1.571.92 400-\40 4032.88 40,03.30 4099.84 4724.31 47.54.70 47,95 "7 4,9| ., 4840.23 lOüüü 4S7G.71 4907.19 4937.07 4908 15 4998.03 5029.11 5059.59 5090.07 5120.55 5151.03 17000 5181.51 .5211.99 5242.47 5272.94 .5.303.42 f)0 5304.38 .f)39t 93 5425.34 54.55.82 181)00 548G.30 .5.510.78 5547.20 5577.74 5008.22 50.38.70 5009.18 5999 09 5730.14 5700.02 19000 .5791.10 5821 ..57 5852.05 5882.53 .5913.01 .5943.40 .5973.97 0994.45 0034.93 00í:5.41 20000 0095.89 0120.37 0150.85 0187.33 0217.81 0948. "9 0278.77 0399 "5 0339. 1 3 0370.20 21000 G100.G8 04.31.10 0401.04 0492.12 0.522.00 0.553 OS 0.583.50 0914 94 0044.52 0075.00 22000 G705.4S 0735.90 0700.44 6790.92 0827.40 GS57.SS GS88.3G 0918.83 0949.31 0979.79 23UC0 7010.27 7040.75 7071.23 7101.71 7132.19 7102.07 7193.15 7254.11 728-1.59 21000 7;V15.07 7345.. 55 7370.03 7400.51 7430.99 7407.47 7497.94 7.5'’9.42 7558.90 7589,38 ¿ó jt)0 7G19.SG 7050.34 7080.82 7711.30 7741.78 7772.20 7802.74 7933 90 '¡ 803.1 9 7894.18 2ÜÜU0 7924. GG 7955.14 7985.02 8010.10 8040.. 57 8077.05 81 07.. 53 9138.91 8108.40 8198.97 27000 8229.45 82.59.93 8290.41 a320.S9 8351 .37 8.381 .85 8412.33 8442.81 8473,29 850.3.7 1 28000 S534.25 8504.73 8595.20 8025.08 SG5G.1G S0SG.C4 8717.12 8747.00 8778.08 SS0S.50 TJnide.c3.e3 Escenas j 0. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. O. 0. Metros 1 Metros 1 Metros I Metros j Metros Metros 1 Metros Metros Metros Metron 0 0.00000 0.30479 0.00959 0.91438 1.21918 1 .52307 ¡1.82877 24.3350 2.43830 2. 7'! ^15 10 3.01794 1 3.35274 i 3.05753 3.90233 4.20712 4., 57192 ¡4.S7G71 54.8151 5.48030 5.79110 20 G.095S9 1 0.40008 0.70.548 7.01027 7.31507 7.01980 1 7.92400 8.22945 8.53-425 8.83,904 CJ 9.14383 9.44803 9.75342 10.0582 10.3030 10.0078 10.972(‘> ! 11.2774 1 1 .5822 11.8870 10 12.1918 ! 12.4900 12.8014 13.1002 13.4110 13.7158 14.0205 14.3253 1 14.0301 14.9349 50 15.2.397 ].5.5«5 1 15.8493 10.1541 10.4583 10.7037 i 17.0085 1 , 17.3733 17.0781 17.9829 <;o IM.2877 18..5925 18.8973 19.2021 19.5008 10.8110 20.1104 1 20.-42 12 20.7200 21 .0308 70 li] 21.0404 ' 21.9152 22.2.500 22.5548 22.8590 23.1044 1 23.4092 33.7740 24.0788 SO 24.3S3G 24.0884 ! 24.9031 25.2979 25.0027 25.9075 20.2123 1 20..5171 20.8219 27.1207 i)0 27.4315 *2 i .7í>0o ' 2S.04ÍI 28,3459 28.0507 28.9555 29.2003 29.5051 29.8099 30 1747 ti— BOLETIN DÉ LA 0 cíe ti a il lie TOMO XXVI LIMA, JUtVLS 30 OE JUNIO DE 1910 MONOGRAFÍA DEL DEPARTAMENTO DE LIMA PROVINCIA DE LIMA Fisiografía — Meteorología — Hidrogrefía — industrias — Vías de comunicación — Población — División administrativa. Fisiografía La región de la costa del Perú ofrece dos tipos de superfi- cies fácilmente apreciables, la de terrenos llanos y la de terre- nos montañosos. El territorio con^nado dentro de los límites políticos de la provincia de Lima, pertenece al segundo de esos tipos. Tres contrafuertes que se desprenden de la Cordillera Occi- dental la atraviesan y corren perpendicularmente hacia las cos- tas, uniéndose en su recorrido con una cadena de colinas ó lomas, determinando desde el nivel del mar, una superficie que se eleva rápidamente hacia el E. con terrenos relativa- mente llanos en las vegas de los ríos y á corta distancia del inte- rior de los valles. Esos contrafuertes de cerros altos y quebradas escarpadas las interrumpen otras laterales, secas, profundas, encajonadas, que socavaron las aguas que forman los ríos Chillón, Rimac y Lurin, que en su trabajo de erosión para alcanzar el mar, han determinado tres valles de igual nombre. Esas montañas no tienen la magestad ni el atrevimiento de las cimas andinas; son poco elevadas desde que apenas alcanzan looo metros. Se presentan bajo la forma de numero- sos y extensos macisos que se elevan encima de las depresiones y planicies que las separan. 122 ■ \ El contrafuerte que corre al N. alcanza en Pan de Azúcar en la quebrada de Canarios, altitud de loio m. sobre el nivel del mar. El segundo muere en tierras llamadas de San Agustín, en la Provincia del Callao, alcanza en el cerro San Gerónimo al- tura de 761 m, y en el San Cristóbal 395. El tercero va á rematar al borde del mar, en el mogote conocido con el nombre de Morro Solar de 266 m. de altura. Aquellos contrafuertes al unirse ó alejarse de las colinas, dan lugar á pequeñas pampas arenosas, de altura variable; bácia el N. existe la conocida con el nombre de Conchitas-, al E. la de Canto Grande y Cascajal, al S.E. la de Cieneguilla y al S. las lla- madas de las Minas, de Lurín y del Jahuay. La de Lurín es la más extensa de todas; á 22 m. sobre el nivel del mar. Los cerros se componen de rocas cretáceas é Ígneas. Sea á causa del relieve, sea á causa de su naturaleza, todas estas mon- tañas no se prestan á la vida de los hombres. No son sino ex- tensiones monótonas, desoladas, tristes, desnudas de toda vege- tación, áridas, estériles quizás. Nadie que sepamos ha hecho en- sayos de sembrío alguno, ni aún de plantas higroscópicas; sinem- bargo, creemos que la aridez no sea tanta que no pueda dar vida á algunas plantas. Si esos montes son secos y áridos; en cambio en los valles donde quiera que el suelo no es demasiado pedregoso y no fal- ta la humedad nece,saria, es feráz y se presta al cultivo de los productos más variados. Sinembargo, tan excepcionales con- diciones no son aprovechadas debidamente. Sorprende ver có- mo se han aclimatado vegetales de la zona templada al lado de los de la tórrida; así junto á la caña de azúcar álzase la yuca ó la papa como en la sierra y entre matas de algodón se ostentan cabezas de lechuga y col. Los rábanos, zanahorias, betarragas, alcachofas, crecen en la sombra del plátano; la vid se enreda en las ramas del palto y magníficos naranjos é higueras, .se yerguen junto á hermosas palmeras. Cada planta cultivada parece ha- llarse en su propio suelo y clima. El mar Pacífico que baña la provincia en la parte O. ata- ca la margen del terreno y ha formado hacia el norte la punta roqueña, conocida con el nombre Toma y Calla; la excelente bahía de Ancón con fondo de arena en catorce metros de agua; las puntas Mulatas y Pancha alta, con varios mogotes y 123 — ~*K cerros; la punta Bernal, cpie consiste en una lengua de tierra que se desprende del cerro blanco Montón de Trigo; á la extensa bahía del Callao y la punta del mismo nombre dentro de la ju- risdicción de provincia distinta; la espaciosa ensenada de Chorri- llos que empieza en la Punta del Callao y se extiende hasta el Mo- rro Solar. Esta ensenada la forman elevados y acantilados ba- rrancos de terrenos de aluvión con suave pendiente hácia el nor- te. Doblando la punta anterior se encuentran las caletitas de Conchitas y de la Herradura limitada por la punta Solar y domi- nadas por el Morro, Allí principia nuevamente una playa baja conocida con el nombre de “Conchán” que prosigue durante 1 1 y media millas con dirección al E. SE. hasta Lurín y siguiendo al S. empieza la ensenada de igual nombre que interrumpe la bahía de Curuyaco terminando en Chilca, límite de la Provincia. A lo largo de aquella playa corren dunas ó médanos de re- gular altura. Todo el seno formado por la costa de la provincia ofrece fondeaderos poco profundos, más auméntala profundidad en las inmediaciones de las puntas con rápida pendiente ha- cia el mar. En la jurisdicción marítima de la Provincia existen; dos farrallones con el nombre de Hormigas de tierra, hacia el norte y á una milla de éstos diez islotes llamados de Pescadores , designán- dose el más próximo á tierra de Solitario. Hacia el Sur se halla La Horadada, más adelante siguen las rocas de La Viuda, el arrecife del Corcobado, los islotes de San Francisco, Sauce y la isla de Pachacamac, separada apenas milla y media de la playa. Nunca se ha hecho detenido estudio geológico de la Pro- vincia y los pocos practicados pai'cialmente, han revelado que no carece de minerales de oro de cobre de fierro de magnesia, de cal, en especial de mármoles en Lurín, de minerales de potasa, de so- da, de vanos, silicatos; de combustibles fósiles, de restos fósiles va- riados y de arcillas. Así se ha comprobado la existencia: De oro nativo en el Morro Solar. De magnetita (oxido de fierro magnético) con caliza (carbo- nato de cal) en el cerro cerca del pueblo de Ate; fiierro olijisto (escamoso ó micáceo) en el cerro de Aman- caes; De Maloqtnta y piritas cobrizas en los cerros de La Molina. 124 — De epsnusita (sulfato de magnesia), en la hacienda de La Molina; De caliza (carbonato de cal) en el cerro de Amancaes; De caliza estdlacíiíica, en el barranco de Miradores; De mármol negro^ en las cercanías de Lurín; De mármol gris verdoso, cerca de la tablada de Lurín; De mármol jáspeado gris, amarillo, rojo, guinda, amarillo y rojo obscuro y amarillo leonado en la quebrada de Cascajal; De fluovina, en el cerro de San Cristóbal; De ivollastorita, en Monterico; Tíq, yeso fibroso en venillas en Amancaes; De silvina (cloruro de potasio) en la hacienda Asnapuquio; De tierras salitrosas, en la huaca El Lúcumo, en el camino que conduce de la capital á la hacienda Naranjal. Igualmente en el camino que se dirige á la hacienda Copacabana, término del pueblo de Carabayllo. En las huacas de la hacienda San Pe- dro y Castillejo, cerca de Lurín. En la chácara de Flores, cerca del pueblo de Lurigancho y en la hacienda Chácara de Cerro. De cuarzo prismático radiado en los cerros de la hacienda de la Molina. De anfibol ho^ieblejida co?i óxido de fierro en la hacienda de la Molina: De feldespato oligóclasa á inmediaciones del pueblo de Ate; De kaolin en el cerro San Cristóbal y Amancaes; De granates, turmalinas y epidoio en los cerros de Monte- rico, La Molina y Amancaes. De turba, en la hacienda de San Juan; De huano, en la isla de Pachacamac. Meteorología Middendorf al tratar del clima del Perú en su obra dice: (i) “La costa del Perú se extiende desde. . . . hasta. . . . latitud sur y sin embargo no se puede decir que tiene clima tropical. Es mucho menos cálido que el de otras regiones de las mismas latitudes, tanto en el hemisferio del sur como en el del norte. En el Brasil, por ejemplo, la temperatura media anual de la costa del Atlántico es 4® más alta que la del Perú. A esta dife- rencia notable se debe principalmente que el verano en el Perú (i) Perú, 1903. 125 — sea mucho ménos caluroso, dura de enero á mediados de abril; siendo los meses de más sol marzo y abril. “Durante lo años de observaciones hechas por mí en Lima con un termómetro centígrado, jamás llegó á 30 grados al revi- sarlo. En el verano del año 1883 que fué muy fuerte, llegó á 29®. “Se puede pues decir que la diferencia de temperatura del invierno y del verano es por lo común de 12“ y en casos extre- mos de 15". Estas diferencias son inferiores á las que tan bruscamente se presentan después de una tempestad en zonas templadas. “El tiempo fresco dura de fines de junio hasta mediados de setiembre. Las plantas introducidas de la zona templada comien- zan á brotar como la parra, higuera, manzano, perales etc. y los indígenas reverdecen á la vez que echan brotes. “Los meses de diciembre y noviembre son quizas los más agradables, marcando el termómetro 18 y 21". En diciembre principia el calor; más que por el mayor ó menor calor se dife- rencian las estaciones por el cielo despejado en el verano y cu- bierto de densas nubes en el invierno con las descargas consi- guientes de humedad. “En la costa del Perú en realidad casi nunca llueve propia- mente hablando, salvo uno que otro caso excepcional. Las particularidades del clima de la costa peruana se expli- can por acción de varias causas. En efecto, que la tempera- tura sea más baja que en otros países situados entre los trópicos proviene en primer lugar de la existencia de una cordillera in- mediata cubierta de nieves perpétuas. Además, ejerce gran in- fluencia una corriente oceánica que viene de las altas latitudes australes del hemisferio sur y corre á lo largo de la costa, llegan- do tan solo á la línea ecuatorial donde sesga al occidente. “En el invierno hay por una parte menos evaporación marí- tima y por otra las sierras de la costa reciben menos calor solar, asi es, que tanto el viento marino como la columna ascendente de los llanos son mucho menores. No se necesita insistir en lo agradable que tiene que ser un clima de semejante constitución meteorológica y por eso es quizás, que los antiguos cronistas lo mismo que los exagerados admiradores de Lima han considera- do su clima como paradisíaco. El frío intenso es desconocido y solo se siente uno mediano. El calor tampoco alcanza las altas I2Ó — cifras que con frecuencia se presentan en las zonas templadas. Por otra parte este clima tampoco es mal sano, puesto que todo individuo que se cuida de vivir en altos secos, evitando la hume- dad de las casas bajas y con ello las fiebres, están expuestos á muchas menos enfermedades que si vivieran en la misma Eu- ropa. “Sinembargo, precisamente por su suavidad ese clima trae consigo grandes perjuicios porque si bien es cierto que la sa- lud experimenta allí menos trastornos violentos en cambio una larga residencia en lugares situados en la costa del Perú espe- cialmente en Lima, trae por consigiuente una disminución len- ta de las energías y una relajación general del cuerpo y del es- píritu. Por lo tanto se hace uno sumamente sensible á ligeros cambios de temperatura, siendo así que esos cambios son ente- ramente corrientes en Europa. “Para concluir haremos notar otra particularidad del clima, que aunque no produce directamente el relajamiento del cuerpo ejerce sinembargo influencia deprimente en la disposición del espíritu y se refleja de modo inmediato y nocivo en la actividad del cuerpo. “Como la capacidad del trabajo disminuye notablemente en el verano por la falta de descargas eléctricas, la tensión del es- píritu en el invierno es también afectada por la falta de luz. En efecto, durante varios meses se vive en una atmósfera plomisa, cuyo aspecto sombrío en semanas enteras apenas es interrumpi- do por el brillo ocasional y pasajero del sol. Esta falta de luz es otra particularidad del clima de Lima. Tenemos la convic- ción de que el decaimiento moral que con razón tanto se repro- cha á los moradores de Lima, proviene principalmente de esta causa y no de las condiciones de calor.” A tan exactas y concienzudas observaciones del profesor Middendorf, tenemos que agregar: que el invierno se prolonga durante seis meses singularizándose por la acumulación de nu- bes, sumamente bajas que se ciernen sobre Lima y su campi- ña como bóveda de plomo, que rara vez rompe pálido sol. Esa singularidad del valle del Rímac, le fué señalada á Pizarro por los comisionados que envió á escoger sitio adecuado para fun- dar la ciudad de los Reyes. Durante esa época del año se ex- perimenta igualmente sensación de frío que no guarda relación con la temperatura que marca el termómetro. IT — 127 — P>1 profesor Raimondi durante su larga permanencia en el Perú observó aquel fenómeno; explícalo así: (i) “ Examinando con más detención este fenómeno, se ve que la sensación de frío se experimenta tan solo cuando el cielo está cubierto y la atmósfera cargada de humedad, y como el termó- metro marca 18° con cuya temperatura no se puede tener frío, es claro que la atmósfera cargada de humedad nos roba parte del calor de nuestro cuerpo. La razón es muy sencilla: como todos los cuerpos que tienen diferentes temperaturas y que se hallan en contacto unos con otros, el que tiene mayor temperatura cede una cantidad de su calor al que tiene menos hasta ponerse en equilibrio, y como la atmósfera cargada de humedad tiene mu- cha mayor capacidad para el calórico que la atmósfera seca y necesita de un mayor número de unidad de calor para elevar en un solo grado su temperatura, resulta que cuando la atmósfera se halla cargada de más humedad y no puede ser calentada por el sol por estar el cielo cubierto, nuestro cuerpo pierde; una gran cantidad de calor para calentar el aire saturado de humedad que lo envuelve por todas partes; entonces aunque el termómetro no marca una temperatura baja, nuestro cuerpo experimenta una sensación de frío por el calor que le roba la atmósfera. Es por esta razón que daría yo el nombre de frío fisiológico al que sien- te nuestro cuerpo en estas circunstancias. “Esta sensación de frío es común á Lambayeque y á Lima, pero en Lambayeque se experimenta al aire libre y principal- mente cuando hay viento ó el aire está ligeramente agitado; en Lima se siente aún en el interior de las casas, pero esto se ex- plica fácilmente por la diferencia de latitud y la consiguiente diferencia en la temperatura. “En Lima, en estas circunstancias, la temperatura que seña- la el termómetro es de 13 á 14'’, mientras que en Lambayeque es de 18; en consecuencia, en Lima el cuerpo pierde mucho más calor del que pierde en Lambayeque, y si en este lugar basta abrigarse del aire libre para no experimentar sensación de frío, no es lo mismo en Lima donde nuestro cuerpo sufre mayor pér- dida. Lo que prueba que la sensación de frío se debe al fenó- meno que acabo de dar á conocer, es que cuando el aire está agitado el termómetro señale la misma temperatura, la sensa- (i) Boletín de la Sociedad Geográfica, tomo IX, pág. 13. 128 ción de frío es mucho mayor, porque en este caso la pérdida de calor es mucho más grande, pues renovándose continuamente el aire al rededor de nuestro cuerpo, reemplaza el ya calentado por otro más frío.” La intensidad del frío se ha hecho mucho más sensible en los últimos años, apesar de no indicar el termómetro mayor descenso en la temperatura. Hemos observado que dicha in- tensidad ha coincidido con el talado efectuado en la escasa arbo- leda de la ciudad y campiña de Lima. Conforme el hacha de- vastadora derribaba las huertas de Lima para urbanizarlas, así como los vetustos olivares cedían ante el avance de los cultivos industriales de la caña de azúcar, sorgo, alfalfa etc., el frío se hacía más agudo, más húmedo. Es indudable que aquella tala ha debido contribuir poderosamente á aumentar el frío porque ha suprimido barrera que atajaba los vientos. Middendorf señala la ausencia de lluvias que afecta la co- marca, siendo esa tal, que en 1652 que llovió réciamente, el ar- zobispo mandó tocasen en Lima plegarias en todas las iglesias, pidiendo á Dios cesase el aguacero, (i) En las regiones cálidas, por lo general, las lluvias caen du- rante el estío, en esta región se verifica lo contrario, pues las llovisnas 6 garúas si á tales puede dárseles el nombre de lluvias, se dejan sentir en el invierno. Es indudable, que tan peculiar metereología nos priva de los espectáculos encantadores que ofrecen otras regiones, donde lluvias frecuentes y copiosas aunadas á un calor fuerte y cons- tante, hace que la vegetación revista un carácter esencialmente arborescente, con producciones naturales admirables. En cambio, tiene bajo el piaito de vista agrícola, ventajas inapreciables, porque da al hombre el poder de regularizar, á voluntad y conveniencia, las. cosechas. Los países que disfrutan de esas ventajas, son hoy los más productores, prósperos y ricos. Los elementos meteorológicos que determinan el clima de esta provincia son tan opuestos, que á pocos kilométros pre- sentan condiciones variadísimas. Así á 41 kilómetros de dis- tancia de la capital en la quebrada de Chosica y apenas á 854 kilómetros del nivel del mar, el cielo se presenta por lo general. (i) Cobo, Hist. del Nuevo Mundo, 129 zul, claro, profundo, que trasparenta aún más \in sol radiante durante la mayor parte del año, mientríis soplan durante el día — de lo a. m. á 5 p. m. — vientos secos, puros, que limpian la atmósfera de todo miasma. En cambio, durante la misma época, Lima y su campiña ofrece un cielo triste, encapotado, gris, falto de presión atmosférica, cargado de humedad desapacible, que determina frío sui géneris. Este medio, falto de horizonte, confinado entre cerros des- nudos, con cielo bajo, falto de presión, escaso de electricidad, es natural que ejerza influencia preponderante sobre el carácter de los habitantes de Lima y sus alrededores. Asi se explica que se resienta de tristeza melancólica, de apatía engendradora de la indiferencia enfermando la voluntad, de nerviosidad hasta con- vertirse en impulsivos y vehementes. Opuesto á los que gozan constantemente de sol, que enciende la vida física y la imagina- tiva. Hidrografía Los ríos Chillón, Rímac y Lurín penetran en territorio de la provincia por angostas quebradas siguiendo curso directo al mar por el fuerte declive del terreno, irrigando en su trascurso los valles que han formado, siendo el más dilatado el del Rímac. En este valle tienen asiento, la ciudad de Lima, capital de la República, el Callao, su puerto principal y las ciudades me- nores de Chosica, Magdalena, Miradores, Barranco y Chorrillos ligados entre sí por vías férreas. Estos tres ríos toman nacimiento en la divisoria continen- tal, dentro de la zona de lluvias anuales regulares; el primero, en la laguna de Lor ococha en la provincia de Canta; el Rí- mac en las lagunitas de Antanigra cerca de Ticlio á 4,774 ni. y el Lurín en las alturas de Tuquia á 4731 m. sobre el nivel del mar. Estos dos últimos en la Provincia de Huarochirí. El río Chillón, recoje las aguas de una área de 9,500 k. , aproximadamente, de las cuales 1,800 se encuentran en la zona de las lluvias, corre por el valle de área de 100 k. que ha forma- do, rodeado de cerros. Preséntase en su principio encajonado, estrecho, con laderas altas, escarpadás, interrumpidas á trechos por quebradas laterales secas, abriéndose después de Huacóy y describiendo hacia el O. una semicircunferencia hasta Tambo Inga, donde recobra su alineamiento anterior, que conserva hasta el mar. Por el lado izquierdo, también se aparta por el S. E. hasta que se reúne con los cerros que en los alrededores de Lima for- man la vértice derecha del Rímac. Después de la parte ancha del valle, en la que radican los fundos más importantes, se extiende una llanura formada pol- las deltas reunidos del Rimac y del Chillón. Mientras dura el período de las lluvias se disfruta de gran abundancia de agua y se presenta el río caudaloso, pero en el estiaje es escasísima, apenas si el agua llega al mar. Sin embar- go, ese elemento no escasea; debido á su lecho de arena y cas- cajo, asi como álas tierras de aluvión de la parte alta del valle que favorecen la infiltración de grandes cantidades de agua. Así tiene asiento en el valle poderosa capa de infiltración, co- rriendo en algunos puntos á poca profundidad y debido á la existencia de capas impermeables en el subsuelo dan lugar al alumbramiento natural de las aguas subterráneas, formando fuentes Ó piiquios y ciéjiagas. Los puquios se presentan solamente en la parte alta y es- trecha del valle y próximos á sus laderas. En la márgen iz- quierda hay dos en Chocas y dos en Punchauca. En la ladera de- recha, los de Htiatocay, de Huarangal y de Cuchicorral; en ellos el agua sale con presión del cascajo ó de las quebraduras de la roca junto á las laderas. Las ciénagas están situadas en la par- te ancha del valle á ambos lados del río y á mayor ó menor proximidad de su lecho actual, constituyéndolas manchas de te- rrenos cenagosos cubiertos de matorrales, de extensión variable. Durante la estación seca, el agua que abastece el valle proviene únicamente de los púquios y ciénagas, pero es insufi- ciente por la manera como se le emplea. La área de tierras cultivadas es de 12,000 hectáreas, distri- buidas en los fundos siguientes: á la margen derecha del río. La Molina, Chacra Grande, Pascal, Pueblo viejo, San Loren- zo, Chacarilla, Copacabana, Pancha Paula, San Juan de Dios, Tambo Inga y Pampá Libre; en la márgen izquierda: Caballe- ro, Caudivilla, Collique, Chacra Cerro, Comas, Infantas, Pró, Naranjal y Chuquitanta. El Rímac, río cuya hoya es aproximadamente de 3,700 k^ tiene 2,300 en la zona de lluvias anuales generales. En esa zona confluye el Yuracmayo el Blanco y el Sania Eulalia que á su vez recibe los afluentes Arauri, Viso. So7igos, Agua de zerrti- gas, San Bartolomé y Chilca, todos riachuelos insignificantes en tiempo de secas, pero que en el verano llegan á ponerse inva- diables. El Rímac desciende por la quebrada de Matucana efectuan- do su confluencia con el Santa Eulalia en San Pedro de Mama. De allí corre aprisionado entre escarpada garganta, saltando es- pumoso y rugiente hasta dilatarse y bajar con suave pendiente hacia el mar, atravesando en su curso el pintoresco pueblecito de aquel nombre y la ciudad de Lima (i), yendo á desembocar á poca distancia de la población del Callao. Al S. de la quebrada principia á ancharse, dilatándose el valle hasta el E. entre cerros escarpados de alturas variables, que van á morir en tierras de San Agustin, donde se confunde con el valle de Chillón. Al S. O. se abre grandemente entrecortándolo colinas ó lomas de granito cuarzozo feldespático ó sienita, que siguen di- vagando hasta rematar con los cerros de Marcavilca en el Morro Solar. En el descurso del río, dentro de la Provincia se han abier- to en la márgen izquierda, los canales de Surco, Huática y Mag- dalena y en la derecha, los de Lurigancho, Piedra Liza y Bocane- gra, para la irrigación del valle. Irrigación que se efectúa se- gún la unidad adoptada en la costa del Perú con el nombre de riego, pero cuya apreciación difiere de un lugar á otro. “Es indudable que en época anterior á la actual el río co- rría hacia el S.E. porque halló un curso más fácil al mar, pues existen huellas de un cauce bien marcado hacia la playa de Con- chán que desemboca en el mar. Igualmente lo hay de otro más antiguo, que pasaba por el abra de las colinas que quedan más al occidente. El cambio de curso del río de la márgen S.E. á su cauce actual probablemente se debe á los gruesos sedimentos acumulados cerca de Santa Clara y Ate á tal altura que obstru- yeron el curso del Rímac, siéndole más fácil correr al Oriente por entre las colinas y ocupado su cauce desde entonces la estre- cha garganta que queda al N. de los cerros de Quiroz. Una vez que el Rímac hubo pasado por este lugar, halló el vallecito de (i) La ciudad de Lima forma un estudio especial. 132 — Liirigancho, que debe haber ocupado antes la inárgen N., pero como era un río poderoso, escavó y echó su cauce sobre aquél.” La naturaleza del lecho del río,' de cascajo y arena suelta, asi como la del valle, de cascajo y arcilla de profundidad varia- ble, da lugar á grandes filtx'aciones del agua que drena, las que van á descargar desde San Agustín hasta Chorrillos 6 sean los límites del delta del río. Así el terreno alternativamente permeable é impermeable, constituye una zona filtrante, de fluc- tuación variable y dá lugar á una capa considerable de agua en el subsuelo, que se manifie.sta por medio de alumbramientos naturales ó piiquios de mayor ó menor consideración como los de Miranave y Chivato en tierras de la Provincia del Callao, el de la Atarjea que se ha formado por efecto de la ba- rrera subterránea que existe en el río, continuación de un cerri- to aislado existente cerca de la chácara de Vicentelo, que detie- ne las aguas de infiltración, que no pudiendo seguir su curso se acumulan y vienen á alumbrar formando un manantial. Son también dignos de considerarse, los puquios que alum- bran en tierras de Surco y de Villa hacia el S.O. de la Provincia. Los terrenos bajo riego en el valle se computan en 20,000 hect. [8.000 fanegadas], aproximadamente, y como la cantidad de agua para irrigarlas en el período de estiaje, según da- tos aislados de medición del caudal de agua del río. más abajo de Chosica, es de 5 m. cúbicos al segundo en el período de es- tiaje y de 235 m. cúbicos en el de creciente, 'no son suficientes para el regadío, se han represado desde 1875 lagunas de Sacsa, Quisa, Carpa, Huasca, Misha, Fuero, Huachua, Pirhua y Manca, situadas en alturas de la provincia de Huarochirí, pu- diendo suministrar por el río Santa Eulalia, deducidas pérdi- das, durante seis meses, 304,533 m^ por día. Esas obras ejecuta- das en condiciones tan especiales por la altura, pueden com- petir con las mejores de su género. Se aprovecha también el agua de este importante río, á la producción de electricidad, habiéndose instalado en Yanaco- to, á 5 k. más abajo del pueblo de Chosica, la más poderosa planta hidro-eléctrica de Sur América. Suministra luz á las poblaciones del valle y fuerza á varias industrias, 'especialmente á la de tranvías. Los púquios de agua surgente de Miranaves y Chivato, se aprovechan igualmente, y se han abierto pozos ordinarios y — 133 — tubulares para suministrar agua potable al Callao, que la recibe por pendiente natural. En el puquio de la Atarjea se han instalado pozos de filtra- ciones, galerías y pozos tubulares que rinden agua surgente de una profundidad de loo pies, para suministrar agua potable á la ciudad de Lima, á donde fluye por pendiente natural. En tiem- po de escasez, la dotación de agua se aumenta con el agua de regadío del canal de Surco. Así mismo, se aprovecha la capa de aguas subterráneas por medio de galerías filtrantes, con pozos de zanjas, de pendiente na- tural, para suministrar agua potable á las poblaciones de Mirado- res, Barranco y Chorrillos. En la Magdalena se aprovechan los chorros 6 manantiales de la ensenada de Chorrillos, por medio de elevadores hidráulicos, depositándose el agua en estanques de manpostería,de donde se distribu5’’e ála población por una bomba. En el valle hay también muchos pozos escavados á mano y cuya agua se logra por medio de molinos de viento y bombas á vapor ó eléctricas. Dado el gran aprovechamiento que del agua subterránea se hace en el valle, es de desear se preste seria atención á la speleo- lógia, que quizas podrá explicar las epidemias locales sin causa aparente. Los análisis químicos y bactereológicos practicados de la agua de la Atarjea, así como de la del canal de Surco, han lle- gado ála siguiente conclusión; quimícamente es en general po- table, sobrepasando un tanto la temperatura, las medidas admi- tidas. Bacteriológicamente también es potable; no así la del ca- nal de Surco^ que es mala, igualmente que todas las mezclas en que tome parte. El tercer río que corre por tierras de la provincia en su parte Sur, es el de Lurín que nace en las alturas de Taquía á 4,731 m. sobre el nivel del mar, en la provincia de Huarochirí. Este río es de la misma naturaleza y participa de las caracterís- ticas condiciones del Chillón y Rímac, torrentoso y abundante en el verano y escaso en el invierno, tanto, que se convierte en arroyo, llegando hasta secarse completamente. A ello con- tribuye la naturaleza de su lecho de arena y cascajo, que facilita la infiltración de las aguas en el subsuelo, manifiestándose en los puquiales de Mamacona, Bellavista, Lurín y otros. Desagua aproximadamente una extensión de 2,600 k. cua- — 134 — drados pero sólo cuenta i,ooo en la zona de las lluvias, razón de la escasez que se deja sentir en el valle para llenar las necesida- des agrícolas. Sin embargo sería fácil remediar ese mal, almacenando en reservorios agua en la época de abundancia. Este río de curso rápido y con acentuada pendiente, corre en su principio en medio de estrecha' quebrada, de laderas es- carpadas á la que convergen por ambos lados, arroyos pequeños, dejando en sus orillas escasos terrenos para cultivo. A la altura de Chontay la quebrada se ensancha bastante hasta Cieneguilla, volviendo á estrecharse en medio de cerros sieníticos, para abrirse niievamente entre cerros de igual es- tructura, formando entonces el verdadero valle, donde tienen asiento la mayor parte de las tierras de cultivo que forman fun- dos de consideración. Entretanto el río corre por un cauce poco profundo hasta alcanzar la* elevada y arenosa pampa ó Tablada de Lurín de k. de extensión, y limitada por el mar. Al E. por la cadena de lofnas de Atacondo, que después de atravesarla va á desembocar en la playa de Conchán. Los terrenos cultivados se pueden calcular en 5,500 hec- táreas. Industrias Por efecto de la naturaleza de los terrenos de aluvión que contienen materias silicosas, arcillosas ó calcáreas; que permiten toda clase de cultivos, ó de arenas cuarzosas feldespáticas arci- llosas, de su clima peculiar, y de lavS ventajas de la irrigación artificial, la principal industria de la provincia es la agricultura. En pocas comarcas se encuentra un conjunto de circunstancias que la favorezcan tanto. Hay que considerarla privilegiada por la naturaleza, con múltiples ventajas sobre los demás países agrícolas. Así las producciones agrícolas pueden ser tan variadas co- mo fáciles de obtener y si algunas enfermedades pueden con- trariar los rendimientos, ellas son de poca consideración y en la mayoría de los casos, tienen origen en la mala calidad de la semilla, excesos de regadío, falta de abono, poda inadecuada, etc. , etc. , males todos fáciles de remediar con conocimientos ge- nerales de agronomía. La tierra se explota de manera extensiva y se halla dividi- — 135 — da segTÍn las sementeras en grandes, medianas, ó pequeñas ex- plotaciones que constituyen Haciendas <5 Chácaras. Los grandes cultivaos han sufrido en esta provincia, con el trascurso del tiempo, cambios notables; predominaron en época lejana los del trigo, después olivos y algodón y actualmente los de caña de azúcar, pastos, constituidos por la alfalfa [medicago sa- tiva] sorgo, algodón y viñas. Las plantas predominantes en los pequeños cultivos son el maíz, las papas y \di yuca (manihot uti- lissima). Las hortalizas de todo género, se cultivan con provechosos resultados, pero van cediendo á los cultivos cada vez más ex- tensos de las plantas industriales. Los sembríos se efectúan: de setiembre á diciembre, el de la caña de azúcar; de mayo á agosto, el de alfalfa; de abril á se- tiembre, el de maíz; de mayo á junio, el de papas; de agosto á diciembre, el de la yuca; y las horUilizos todo el año. Las tierras de los tres valles de Chillón ó Carabaillo, Rímac y Lurín e.stán repartidos en 1 76 fundos con 30,674 hectáreas (7, 383 fanegadas) cultivadas y 16,000 hectáreas [5,544 f. sin cultivo] dis- tribuidos así: en 21 fundos en el valle de Chillón 4,942 II. de ca- ña y pastos; en el del Rímac 4,729 II. de caña, algodón, viñas y pan llevar; y en Lnrín 2,539 llevar, algodón y hortalizas. El valor de las tierras es muy variable, pues depende de la proximidad á Lima ú otros centros de consumo, de la can- tidad de agua disponible para la irrigaci('»n; de la fertilidad y de la situación con respecto á las vías de comunicación. Tenien- do en cuenta estos factores, puede calcularse el valor de la fane~ gada [2 hect. 6] de Lp.. 200 á 80 lo que pone la hectárea, al re- dedor de Lp. 90 á 35. Las condiciones de localidad son muy dignas de tomarse en consideración, porque no obstante de reunir dichos requi- sitos. no todos los puntos .son igualmente ventajosos, ni per- miten una producción idéntica con los mismos gastos, pues mientras en algunos lugares no se obtendrá de un sólo sembrío una co.secha, en otros podrá cosechar.se tres ó cuatro años .segui- dos; aquí podrá producirse sin labranza, mientras allá .serán pre- cisas cuatro ó cinco labores, costosas aplicaciones de abonos, y los jornaleros se conseguirán á 6 ú 8 reales, mientras que en otra parte, habrá que pagarlos más de i sol, fluctuación que se ob.serva en los jornales de la provincia. — 136 — Los rendimientos de la caña, del algodón y de la viña, han fomentado la fabricación de diversos productos, como: el azú- car, que se elabora con poderosas maquinarias obteniéndose un rendimiento de 200 qq. de azúcar por hectárea y destilándose los residuos en alchol, de 40° Cartier; el gossypiun herbaceum ó algo- dón llamado de Egipto, que es el que mayormente se cultiva, con un rendimiento medio de 17 qq. por hectárea, se transforma en tocuyos de calidad imcomparable, extrayéndose de la pepita, un rendimiento de 40 % de aceite, y 60 por ciento de pasta, que aprovechan otras industrias; las viñas que rinden de 80 á 100 hectólitros por hectárea, se aprovechan como vinos, de re- gular calidad ó se destilan en aguardientes. Cuatro litros de mostos, producen i de aguardiente de 19° C. Si los cultivos herbáceos conquistan mayor extensión de tierras anualmente, los arborescentes son nulos, al punto que pudiera colegirse que se desconoce la importancia y riqueza que tiene la silvicultura ó que imperara la leyenda de que el cli- ma no la favorece á pesar que los hechos lo desmienten, no so- lamente tratándose de la arboricultura indígena sino de la exó- tica. El único impuesto que grava la tierra, es el llamado predios rústicos, que se cobra sobre la renta líquida que produce un fundo. Ello da lugar á controversias por lo difícil que es esta- blecer la renta liquida, ocasionando á que ese impuesto resulte en el Perú insignificante comparado con- lo que reditúa en los demás países de Sur América. Los ingleses, con el espíritii práctico que los caracteriza, han resuelto en la India tan arduo problema de una manera equitativa y con entero beneplácito de los contribuyentes. Ese impuesto consiste en el gravdnien del 10% bruto sobre las cosechas. Tal es la justicia que entraña que no hay tradición de haberse presentado reclamación alguna desde que se implantó. La extensión de las costas que el Pacífico baña en la pro- vincia, la facilidad que aquellas ofrecen para embarcar ó desem- barcar, la mansedumbre del mar y la abundancia de peces, co- mo talvez no hay otras aguas que estén más copiosamente provistas de pequeños pescados (i), han creado la industria de la pesque- ría. De manera primitiva la ejercen conforme la practica- (1) Croker. Informe al Ministerio de Fomento. ron sin duda los aborígenes — reducido número de los poblado- res ribereños — y con tan mezquina ambición, que se contentan con satisfacer vínicamente el consumo local. Es inconcebible que industria tan noble, tan útil para la Nación, no baya estimulado al Estado á fomentar la explotación de los produc- tos del mar, ni tentado á capitalistas cuando es de las más re- muneradoras. Sería obra eminentemente nacional brindarle protección creando escuelas de pesquería porque se conseguiría entre otros beneficios, abaratar la vida del pueblo á la vez que proteger nuevas industrias, tanto más fáciles de implantar, desde que el cloruro de sodio, ó sal de cocina se halla en abun- dancia y de superior calidad en la vecindad de la provincia. Considerada como la agricultura de las aguas, la explota- ción de la pesca dá productos que en nada ceden á los del sue- lo, porque el mar se siembra por sí mismo y sin que nada le dé el pescador, le ofrece liberalmente sus productos y brinda sus riquezas. Cuesta más tiempo y trabajo producir joo soles en aziícar, que pescar por valor de j,ooo soles. La agricultura también podría beneficiarse si se explotaran las algas marinas para abonos, con igual ventaja que en otros países; su importancia comercial es poco conocida aquí, como en los demás países americanos, á pesar de que la preparación y utilización hace largo tiempo que forman industrias flore- cientes en los países de Europa, en la China y el Japón. Su importancia es tal, que solo en ese último país representa co- mo filón de riqueza más de Lp. 400,000 anuales. Las algas no sirven solo para abono por su riqueza en yodo, sodio, cal y potasa, sino que se transforman en productos que se utilizan en la clarificación de vinos, cerveza, para engomar telas, papel, para alimentos tales como gelatinas, &, á más de otros destina- dos á la química y á las artes. Ei gremio de matriculados pescadores es de 170 individuos. Las aguas de la provincia permiten la pesca del Peje-aguja, Anchovetas, Bagres, Barbones, Peje-blanco, Bocones, Bonitos, Cabinzas, Corbinas, Corcobados, Cóngrios, Cabrillas, Caballas, Chitas, Doncellas, Curacas, Jureles, Lenguádos, Lomas, Cocos, &. Durante el verano; Ayanques, Tollos, Cojinúas ó Coji- nova. Lizas, Pámpanos, Rayas, Pejerreyes, Róbalos, Sarajónes, Viejas, Robalillos, Machetes, Cazones, Viejas y Sardinas. - 138- Igualmeute abundan los mariscos: pataburro, concha-abani- co, choros, almejas (clams), barquillos, lapas, gambas, y can- grejos. Las rocas de naturaleza caliza y granítica han estimulado la explotación de la cal y piedras para diversos usos. Esta última industria lleva vida anémica y pobre, aunque por su utilidad debería ser lo contrario, tanto más, que las ciudades de la provincia en su mayor parte se encuentran pavimentadas con piedras y guijarros, rodados. Sinembargo puede asegurarse que está cercano el día que tome impulso^ por la convicción que van adquiriendo los municipios, que las ciudades más limpias y más aseables son las adoquinadas con bloques cortados de granito. Los gobiernos y municipios tienen allí fuentes de riqueza á la vez que de trabajo para aliviar las clases menesterosas. La singularidad del clima permite el cultivo y explotación de la flora tropical á la vez que la templada y también la frutí- cola de ambas regiones; peroá pesar de tan favorables ventajas, esas industrias viven poco menos que abandonadas. La primera tiene como horizonte tan solo el cultivo de las flores para recreo de los sentidos, y la segunda, entregada al generoso cuidado de la naturaleza. Los fragantes aromos, jazmines, magnolias, su- ches etc. , que en otra época alimentaron industria lucrativa, igualmente que las deliciosas frutas que conquistaron fama á la Ciudad de los Reyes, no son hoy sino leyendas. Existen las siguientes frutas: Huayaba, (Psidium pyrife- rum) — Palillo, (Campomanesia cornifolia — Ltlcuma, (Lucuma ovobata) — Tumbo, (Passiflora quadrangularis — Pacae, (Inga re- ticulata) — Chirimoya, (Anona cherimolia) — Huanábana, (Anona miiricata — Pepino, (Solanum variegatum)— Papaya, (Carica pa- paya— Cerezo, (Malpighia setosaj-Cirüela agria, (Spondias pur- purea.— Ciruela del fraile, (Bunchosia armeniaca) — Sandía, (Cu- cúrbita citrulus) — Melón, (Cucúrbita meló) — Naranja, (Citrus aurantium) — Lima, (Citrus limetta) — Uva, (Vitis vinifera) Hi. go, (Ficus carica) — Pero, (Pirus malus) — Membrillo, (Cidonia vulgaris. — Melocotón, (Amygdalus pérsica) — Plátano, (Musa pa- radisiaca y otros. — Granadas, (Púnica granatum)- Nísperos, (Malpighia germánica) —Nísperos del Japón, (Eryobotria japóni- ca)— Granadilla, (Pasiflora ligularis) — Palta, (Persea gratissima) — Pera, (Malus sativa) — Naranja agria, (Citrus vulgaris) — Li- — 139 — mon centi, (Citrus notissimus) — Albaricoque, (Armeniaca vul- garis) — Tuna, (Opuntia tuna)— Fresas, (fragaria vesca) — Fruti- llas, (Fragaria chilensis) — Aceituna, (Olea europea). Como se verá, las especies son numerosas pero la produc- ción es escasa. La demanda es suplida por la importación ex- tranjera. A tal extremo ha llegado la incuria, que la familia de las aurantiaceas casi ha desaparecido de la provincia por enferme- dad producida por insectos de la familia de los hemipteros. Lo mismo se puede decir de los manzanos. Los diversos ganados encuentran pocos elementos en la pro- vincia para su fomento. El bovino apenas alcanza á llenar las necesidades de las labranzas, y escasamente suministra leche á los centros urbanos; el rendimiento medio por vaca es de 6 litros diarios, de calidad mediocre, pobre en grasa debido á la clase de pastos que los nutre. El litro se vende al menudeo 0.30 centavos. Este mal se agrava por la liberalidad del aráncel de aduanas que concede la libre mtrodncción de leches y cremas con- servadas que hacen ventajosa competencia á la natural, cuando no facilitan la sofisticación. Consecuentemente, el precio de la carne de camal alcanza subidos precios, 52 centavos kilo la de primera y 26 la de tercera. Los equinidos, cabrío y porcino co- rren con excepción del último, parejas con el bovino. Los roe- dores tampoco abundan á pesar que el conejo, notablemente fe- cundo y de carne blanca, pudiera explotarse como objeto de lu- crativa industria y competir ventajosamente con las carnes rojas. Entre todas las industrias que se ejercen en esta juris- dicción, la aviculUira es la que más progresa debido á la afición que hay por los gallos de pelea y á los crecidos precios que al- canzan los productos. Una gallina vale S. 2.50 y un huevo fres- co 12 centavos. Las de razas finas como la Cochinchína, La^isgha- ns, Brahmas, Leghorns y Minorcas, tienden á implantarse y alcanzan el precio de Lp. 2 y los huevos S/. i pieza. Los elementos déla provincia podrían desarrollar fácilmente las industrias siguientes: Adoquines de granito de toda forma para pavimentos; ob- jetos de vidrio; conservas de pescados, crustáceos, moluscos, y abonos artificiales; pasta para papel (retama); apicultura; aceite de olivo; cría de gansos y conejos etc. — 140 — Viabilidad Cinco caminos departamentales comunican los centros po- blados con las provincias limítrofes. En la jurisdicción provin- cial, hay carreteros: de Lima al Callao, Chorrillos, Magdalena y Ancón, también los hay de herradura de Ancón á Huacho que corre hasta Tres Cruces, ? kms. ; de Lima d Canta, 5okms., atravesando el distrito de Carabayllo hasta Chocas. Yóq. Lima k Huarochirí, 50 kms., por entre fundos de los distritos de Ate y Lurigancho. De Luna á Cañete y Yauyos, 59 kms., hasta Cruz del Hueso, en gran parte carretero, atravesando los distritos de Surco, Pa- chacamac y Lurín. Contribuyen á los trasportes tres líneas de tranvías eléctricos y dos ferroviarias. El ferrocarril Inglés (i), construido en 1848, fué el pri- mero que se implantó en Sud América, y efectuó servicio de pa- sajeros y carga hasta 1904, quedando desde entonces afecto á ese último servicio para lo cual se le electrizó. El ferrocarril Central del Per^í que parte del puerto del Callao, atraviesa en su recorrido la provincia en toda su longi- tud hasta Chosica, ó sea 41 kilómetros con gradiente de 2.20 %; distancia que salva en i hora ^ y por S/. i. Un ramal comuni- ca con el puerto de Ancón. Los ferrocarriles han sustituido aquí como en la mayor par- te del mundo los caminos carreteros. Sin duda á ello se debe el abandono en que se hallan, dificultando que la locomotora sin rieles ó sea el automóvil, venga á despertarlos á la vida, difun- da alegria y movimiento, abriéndoles nuevos horizontes y esta- bleciendo con provecho nacional, competencia que rompa el mo- nopolio de que disfrutan. La red de viación no solo es deficientísima sino que en su mayor parte está, con contadas excepciones, en condiciones ver- gonzosas. La cuestión de trasportes reclama urgentemente la atención de los que se interesan por el desarrollo de la agricultura y el progreso de la provincia; sin comunicaciones rápidas y baratas no hay progreso posible. En cuanto á los trasportes por las vías férreas se efec- túan por lo general, en condiciones desfavorables para la agricultura por lo elevado de las tarifas, con el agregado más oneroso aún, que es costumbre de las empresas eludir toda res- ponsabilidad; ellas se niegan invariablemente á indemnizar mermas, averías, extravío ó retardo excesivo injustificado en los trasportes y despacho de las mercaderías. La vía marítima es poco utilizada por el comercio á pesar de las facilidades que brinda la costa. Correos, telégrafos, teléfonos, cable El servicio de correos se efectúa por medio del llamado de ¿as inmediaciones de Lima y del Distrito postal de igual nombre; así en lo que respecta á la provincia, existe el siguiente grupo de receptorías que sirve el de las inmediaciones : Ancón, Puente de Piedra, Infantas, Magdalena, Mirafiores, Surco, Barranco, Lu- ríu y el Distrito Postal de Chorrillos y Chosica. Todos los distritos están en comunicación con la capital por medio del telégrafo. LaPeruvian Telephoue Company, fundada el año 1888, tie- ne servicios en algunos fundos rurales y distritos siguientes: Chosica, Ancón, Magdalena, Mirafiores, Barranco y Chorrillos, donde tiene establecido servicio público, por el que cobra 20 centavos por cinco minutos de comunicación y 40 para Chosica. En la ciudad del Barranco, tiene su estación principal el cable, de la West Coast of America. Población La población de la provincia según el censo de 1876 consta- ba de 222,326 habitantes correspondiendo á la rural 20,836, con- tra la de 17,482 que arrojó el practicado en 1908, con un total de 276,264 para la provincia toda. De la comparación resulta que en 32 años, ha habido au- mento considerable'á favor de los centros urbanos con detrimen- to del campo. Este es fenómeno que aqueja hoy á la mayor parte de los países, pero reviste más ó ménos gravedad según sean las causas que lo producen. Numerosas son las que contribu- yen, aunque de manera paulatina pero constante á generar tama- ño mal. Entre ellas, quizás ha sido la principal la transformación que se ha sufrido tornándose de agrícola en industrial. El atrac- tivo de ganancias aparentes ó realmente superiores á las que se ob- tienen en los campos también han contribuido á la despoblación. 142 — Otra de las causas se debe igualmente á las facilidades de lo- comoción que ponen las ciudades al alcance de los campesinos. Así mismo, la mala distribución de las aguas de regadío; la con- centración de la propiedad en manos de latifundios por compra á los indígenas de lotes de terrenos cansados por larga explota- ción agrícola, y una irrigación mal entendida que lava los terre- nos en vez de enriquecerlos por depósito de limo, necesitando la ayuda de abonos para continuar dando cosechas satisfactorias, ó sean gastos que aquellos no podían satisfacer. Hay que agregar también la substitución de la máquina á la mano de obra y que en los últijnos 30 años el jornal ha disminuido en vez de aumentar- En i8y8 el jornal e7i la campiña de Lima alcanzaba á S.1.20, hoy es de S. 0.80 á 1.20. Los que más sufren de semejante situación son los pequeños cultivadores, porque necesitan emplear mano de hombre so- portando las fluctuaciones de los salarios y las exigencias del la- briego en la época de las cosechas. La consecuencia de ese cúmu- lo de circunstancias es suma dificultad para lograr beneficios sufi- cientemente remuneradores, determinándose malestar que infiltra el descorazonamiento. De allí el abandono del oficio ó cuando menos el envío de los hijos á las ciudades en busca de ocupacio- nes más lucrativas. Ruinas numerosas de pueblos, monumentos y liuacas ates- tiguan la gran población que habitó la comarca en otros tiem- pos. Esas ofrecen interés tanto más grande, desde quería ar- quitectura, material de construcción, &, parecen demostrar que fueron razas distintas las que formaron esos pueblos y sentaron planta en los valles. Solo las ruinas del templo del dios Pacha- camac, abarcan 2 kilómetros de circunferencia, y la Huaca ó ce- menterio de Ancón tiene 2 kilómetros de extensión. Al SO. de Lima, en el distrito de Surco, en la hacienda de Limatambo se yerguen, ruinas extensísimas cuyos vestigios re- velan que allí tuvo asiento gran población. En las faldas del cerro de Marcavilca, en la jurisdicción de “Villa”, también quedan restos de un gran pueblo. En el fondo de las tierras de Lomolargo, en el distrito de Ate, en la falda de los cerros se ven igualmente restos de otra población y aunque la labor del tiempo ha demolido casi todos los edificios, retiene aún la atención las dobles paredes de las habitaciones, su pavimento regular y los tejidos y alfarería que se extraen. 143 — Contiguo á la hacienda de Nie vería, en el distrito de Lu- rigancho existen extensas ruinas conocidas con el nombre de “Cajamarquilla” que alcanzan 5 kilómetros de c ircunferencia Esas ruinas acusan una población con calles que debieron ser muy estrechás, tanto, que 110 permiten recorrerlas á caballo. Las mo- mias que se encuentran se hallan sepultadas en tinajones. En la misma jurisdicción á i kilómetro del pueblo de Chosica en la falda izquierda de los cerros se ven también las ruinas de otro pueblo. Los huacos que se extraen de allí presentan diseños simbólicos. Desgraciadamente, la mayor parte de esas ruinas van desapareciendo por los desmedros del tiempo é incuria de las instituciones llamadas á velar por su conservación. Hay el derecho y deber patriótico de exigirles que sean más celosas en el cuidado de esas bellezas históricas. División administrativa En 1569 el virrey Licenciado García de Castro, dividió el virreinato del Perú en correjimientos. Uno de ellos fué el de Lima que comprendía siete curatos. Ese correjimiento, constituyó el partido de Lima, en la nue- va división que el Virrey Agustín de Jáuregui efectuó el 12 de Noviembre de 1782, en Intendencias y Partidos. La Constitución de 1823 dispuso, que la República se divi- diera en Departamentos formados por Provincias subdivididas en Distritos compuestos de parroquias. Así el Partido de Lima, for- mó la actual provincia de su nombre, con excepción de los pueblos del Callao y Bellavista que se le segregaron en 1836 para constituir la Provincia Constitucional del Callao. Según datos publicados por la Sociedad Geográfica, la provin- cia comprende la extensión superficial de 2,604 k. cuadrados, y constituye una de las 6 provincias que forman el Departamen- to de su nombre. Limita por el Norte con la provincia de Chancay, por el N.E. con la de Canta, por el K. con la de Huarochirí, por el S. con la de Cañete y O. con el Pacífico. La línea de demarcación principia en el distrito de Ancón, en la Punta de Toma y Cálla, sigue por Tres Cruces y las lomas de Caqui, Aucallama, Pasamayo, hasta Tmpiche; de allí, va á encontrar los cerros de Yanacoto, Doncella, Huachinga, y prosigue hasta Chontay para continuar por las lomas del 144 — Manzano, Pucará, Lucumo y Lusicasgo que termina al princi- piar la caleta de Chilca, 6 sea límite S. La Provincia está dividida en lo Distritos: Ancón, Ate, Lurigancho. Carabayllo, Magdalena, Miradores, San José de Sur- co, San José de los Chorrillos, Pachacamac y Lurin; que com- prenden 2 ciudades, 2 villas, 8 pueblos, 14 caseríos, 95 hacien- das, 98 chácaras y 12 huertas. Distrito de Artcón. — El antiguo pueblo de pescadores, que fué anexo de Carabayllo y situado en la espaciosa y tranquila bahía de su nombre, en un paraje en que los cerros forman herradura, recibió impulso de la administración Balta por decreto de 4 de Junio de 1869, que dispuso la cesión gratuita de terrenos, bajo la condición de fabricar ó cercarlos dentro de los 6 meses posteriores. Créose por ley de 29 de Octubre de 1874 y comprende únicamente el pueblo que la ley de 25 de Setiembre de 1902 elevó á villa y cuya posición geográfi- ca es de 47° 46’ L. S. y 70° 26 L. O. de París. Cuenta con 872 habitantes, (censo 1908) tiene bonitos ranchos de madera á lo largo de la bahía; goza de temperamento seco debido á los ce- rros de arena que lo rodean; de buenos baños con fondo de arena, pero carece de agua potable. Existe un regular Hotel. Esta unido á Lima por ferrocarril de la que dista 30 kilómetros. Produce Lp. 111.2.08 por contribución urbana. Distrito de Carabayllo. — Se halla al N. E. de Lima; de la cual dista 30 kilómetros; lo creó la administración dictatorial de Bolívar con el antiguo pueblo que le ha dado nombre, y de los caseríos de Gallinazos, Huacoy, Molino, Chacarilla, Bazanes y Pascal; la huerta de Guía; \‘&s, chácaras de Culebra, Huertas, .San Juan de Dios, Chacarilla, Pascal, Valdivia, Valdivieso, Villa Señor, Garagay, La Milla, Puente Palo, Palao, Conde de las Lagunas, Aliaga, Mulería, Asnapuquio, Piñonate y las haciendas de: Caudivilla, Chacra de Cerro, Caballero, Chacra Grande, Punchauca, Huarángal, Chocas, Copacabana, Pancho Paula, Puente Piedra, San Juan de Dios, Pampa Libre, Pueblo Viejo, Tambo Inga, Chillón, Márquez, Oquendo, Chuquitanta, Pró, Infantas, Collique, Granja, Comas, San Agustín, Santa Rosa, Taboada, Chavarría, Huacoy, Coronel, San Lorenzo, Naranjal, Gallinazos, Concón, Bocanegra, Buenavista y Molino. Distrito de Ate. — Este distrito se halla al este de Lima. Fué creado por la administración dictatorial de Bolívar y com- 145 prende el antiquísimo pueblo de ese nombre que es su capital y á 8 kilómetros; de aspecto miserable, con escasas fincas ruinosas de las familias que en otra época iban de estación para gozar de los aires puros de la Sierra: del caserío de Aican; de las huertas de Alzamora y Huaca; de las chácaras de: Inquisidor, Salaman- ca, Mendoza, Puruchuca, Pulido, Segama, Bravo Chico, Ase- sor, Barbadillo, Cárdenas, Ansieta, Casa Blanca, Menacho, San- ta Rosa, Bravo Grande, Nocheto, Vicentelo, Quiroz, Perales, Encalada y .Salinas; haciendas: Armellones, Beletmita, Bacallar, Pando, Santoyo, Monterrico, Vásquez, Melgarejo, Trapiche, Agustino, Camacho, Puente, Valdivieso, Rinconada; Pariache, Zavala, Vitarte, Huascata, Lomolargo, Portocarrero, Huanchi- guailas y Santa Clara. Distrito de Lurigancho. — Este extenso distrito abarca desde las afueras de Lima hasta los límites de la Provincia de Huaro- chirí. Fué también creado por la administración dictatorial de Bolívar con el pueblo de su nombre como capital y los caseríos de Monte Zarate, Amancaes, y la Pólvora. En 1 896 una ley trasladó la capital al nuevo pueblo de Cho- sica situado á ambas orillas del Rimac en la quebrada de aquel nombre y a 855 metros sobre el nivel mar. Dicha ley es incom- pleta porque comprende únicamente la parte del pueblo radica- do en la marjen derecha, dejando la de la izquierda en distinto distrito, sea el de Santa Eulalia de la Provincia de Huarochirí. Absurdo político-administrativo! pues asi Chosica disfruta de dos gobernadores. El pueblo presenta aspecto pintoresco apesar de los cerros altos, grises, desolados, que lo rodean en que hallan vida, solo raquíticos cactus. La congoja y depresión que sufre el espíi'itu contemplando ese panorama, se retempla ante el azul profundo de la atmósfera, un sol radiante que á diario convida á la vida y cuyos calores atemperan las frescas y puras brisas balsámicas de las cordilleras Andinas. Semejante ambiente tonifica al orga- nismo humano en general, pero especialmente las vias respira- torias, digestivas y todos los retardos de la nutrición. Lima tiene en Chosica un sanatorio; sanatorio admirable, por- que en el mundo rarísimos son los lugares que á las condiciones de clima anotadas agreguen el de contar escasos dias de lluvia. Sinembargo no parece tener conciencia de ello, porque de otra manera, es inconcebible que las Sociedades de Beneficencia, — 146 — de Obreros y el Estado no aprovechen esas excepcionales condi- ciones climatéricas para salvar tantas de las existencias que cus- todian y que permanecen imposibilitadas de salvar su vida por falta de medios para trasladarse á aquel paraje en demanda de ai- re puro que atempere los estragos de rudo trabajo, de la miseria, y que viven expuestas á merced de la terrible tuberculosis; de- jando igualmente al esfuerzo particular el progreso de aquella población. En la banda derecha se encuentra la parte mas importante, dividida en dos secciones, laque se halla contigua al rio, 6 Clm- paca, donde vive el pueblo y el comercio meniido y la que se asienta sobre el barranco, donde se alzan espaciosas y elegantes villas rodeadas de bonitos jardines que bordan anchas avenidas, en las que de noche numerosos focos de arco proyectan profu- sión de luz, que contrasta con la quietud que las envuelve. E.sa Chosica es triste; parece que albergara población con- ventual ! Le falta vida, movimiento, alegría, establecimiento de co- mercio, centro social, distracciones. L^nos cuantos almacenes cambiarían el aspecto melancólico que la áqueja. Es curioso observar que Lima la provea de los artículos de primera necesi- dad porque ninguna enerjia se ha dedicado en el lugar á explo- tar ese lucrativo negocio. La higiene ptiblica también anda maltrecha, pues las her- mosas avenidas nunca se riegan y se deja correr en ellas los de- sagües de la población en acequias descubiertas, que conspiran contra las bondades del clima. Asi mismo Chupaca, con la pla- za de abastos y la antigua Chosica en especial, pugnan con la escoba y el agua; allí hay moradas rivales de las que un higie- nista calificó como escarnio de la civilización, en los famosos ca- llejones de Lima. En la actualidad cuenta con un Higiocomio ó Casa de Salud que reúne las prescripcionse mas severas de la higiene; hotel es- pacioso y en situación envidiable; un edificio para colegio de niños digno de su instituto. Para alcanzar el rango de estación sanitaria con reputación mundial á que tiene derecho de aspirar por las condiciones ex- cepcionales con que la ha dotado la naturaleza, necesita Chosica canalizar la parte de rio que la atraviesa, y sembrar pinos y eu- caliptus, tapar las acequias, implantar riego diario en la pobla- 147 — ci(5n, servicio de baja policia y desinfección obligatoria para los propietarios que efectúen alquileres. Asi mismo propender á la rebaja de la tarifa de pasajes. La contribución urbana produce Lp. 188.976. También comprende el Distrito, las chácaras de: Campoy, Chacarilla, Zárate, Basilea, Alcarruz, Brequete, Manzano, Na- rangito. Hollada, Altillo y Muñoz, las haciendas de: Flores, Pa- lomares, Buenaventura, Ramos, Huachipa, Carapongo, Ñaña, Nievería, Huampani, Campos, Pedreros, Otero, Caraponguillo. Distrito de la Magdalena. — La existencia legal de este Dis- trito se confirmó por ley de 2 de Enero 1857. Formanlolos dos pueblecitos de su nombre, siendo la capital Magdalena Vieja si- tuado á 12“ 4’ 38” L. S. y 79” 27’ L. O. unido á Lima por ancha y bonita avenida de 2 kilómetros de largo, que recorre un tran- vía eléctrico. Esos pueblos cuentan con 863 habitantes [censo inedito de 1908] están llamados á formar en corto tiempo una sola pobla- ción dado el espíritu de progreso que los anima. Posee servicio de agua á domicilio inaugurado el año 1 909 y obtenida por bombas- Paga como contribución urbana Lp. 96.480 centavos. La playa de Magdalena de Mar es pedregosa y el oleaje tan fuerte que no se ha podido formar baño: se le frecuenta princi- palmente por su buen aire. Igualmente pertenecen al Distrito \a.slmertas de: Virreyna, Constructora, Higuereta, La Cruz, San Felipe Neri, San José de la Virgen, y las chácaras de: Molino del Gato, Ríos, Palomino, Aramburú, Huacas, Concha, Taboada, Colorada, Azcona, Pan- do, Breña, Desamparados, Mata Lechusita, Matalechuza, Oya- gue, Buenamuerte, Colmenares, Cueva, Orbea, San Miguel, San José, San Cayetano, Maranga, Rosario y Chacra Alta. La autoridad chilena que ocupaba Lima en 1881. declaró neutral, el 22 de Marzo de ese año el pueblo de la Magdalena con el propósito que se instalara el Gobierno Provisorio del Perú y del que había sido elejido Presidente el 22 de Febrero por 1 14 Notables de la capital, el doctor Francisco García Calderón, con el objeto de celebrar la paz con la República de Chile. Distrito de San Miguel de Miraflores. — La ley de 2 de Ene- ro de 1857 confirmó la existencia de este distrito, que compren- de la villa de igual nombre, que es su capital, y á cuyo rango fué elevada por ley de 25 de Setiembre 1902; la Imerta de Chim" — 148 — ba Chica; las chácaras de Lince, Lobatón, Conde de San Isidro, Orrantia, Santa Crnz, Torres de naturales y las haciendas de Santa Beatriz, Balconcillo, Limatainbo, Palma, Barboncelo, Ar- mendaris y vSurquillo. Esa villa, de pintoresco aspecto esta situada á poca distan- cia del mar, á 78 metros sobre su nivel y á 12® 94’ L. S. y 79° 22’ 24” L. O. de París. Cuenta con 1488 habitantes, (censo ine- dito de 1908). Fué destruida por fuerzas del ejército chileno en los terribles días de Enero de 1881. Como el fénix, gracias al civismo de sus municipalidades, ha renacido de sus cenizas. Tiene tres calles paralelas que conducen en línea recta al ptieblo siendo la principal una bonita alameda, formada de ficus y ála- mos. Tiene mercado, una modesta iglesia construida en 1879, y se halla ligada á Lima por un ferrocarril y tranvía eléctrico. Disfruta de servicio de desagüe y agua potable desde diciembre de 1896 obtenida por captación de aguas filtrantes del río Rímac cerca del pueblo de Surco, últimamente se ha abierto una her- mosa avenida que siguiendo la ribera del mar, va á empalmar con el pueblo de Magdalena del Mar. Paga como contribución urbana Lp. 281.2.44 centavos. Distrito de San José de Surco. — Por ley de 9 de Octubre 1893 se creó este distrito con el pueblo del Barranco como capital, elevado al rango de ciudad por ley de 30 Octubre 1902; el anti- quísimo pueblo de Surco; las huertas de Mendoza y Manzano; de las chácaras de: Manzanilla, Matute, Tebes, Higuereta, Chama, Galeano, Mancilla, Comuco, San Pedro, Pacayar, Condesa Ve- negas y Tejada; haciendas: Pino, Pólvora, San Borja, Calera de la Merced y Chacarilla. La ciudad está situada a 12'’' 9’ 3° L. S. y 79° 2’ L. O. de París á lo largo del barranco en la ensenada de Chorrillos y cuenta con 5911 habitantes (censo citado). Se halla dividida en tres cuarteles y es en la actualidad el primer balneario de la República, aunque no disfruta de playa arenosa. Su pintoresca planta así como la poética bajada á sus baños, sus suntuosas moradas , la campiña que la circunda y el afan de progreso que la domina, en el que rivalizan particulares y municipio, le asignan con todo derecho ese rango. Su crecimiento es de tal manera rápido que no está lejano el día que englobe á su anexo San José de Surco y quede unido á Chorrillos por el sur y á Miraflores por el norte. Posee am- 149 — plias avenidas, con elegantes villas rodeadas de pintorescos jar- dines, de fragantes vegetales ó sean pequeñas fábricas de ozono, dos iglesias, plaza de abastos, matadero, alumbrado eléctrico y por gas, desagüe y agua potable desde el año 1893 que se ob- tiene por captación de aguas subterráneas por sistema de gale- rías filtrantes, con potencia de 0.4 litros por segundo-metro, que descargan en una caja de agua pequeña de la cual parte una cañería á 180 metros bajo el nivel del agua y á una altura de 19 metros sobre el mar. El agua se paga según el diámetro de la cañería. Así es de $ 12 por 24 por 30 por ^ y 48 por Empero, carece esa ciudad de un centro social ó casino y de hoteles modernos. Reditúa Lp. 1.368 como contribución urbana. DÍSÍ7-ÍÍ0 de San ¡osé de los Chorrillos. — Por ley de 23 de ene- ro de 1857, se creó este distrito al SO. de Lima, con el antiguo pueblo de pescadores que le ha dado nombre y las chácaras de Santa Teresa, Orduñez, Cuadrado y las haciendas de Villa y S. Tadeo, asignándole como capital, el pueblo de San José de los Chorrillos. El gran mariscal Castilla le dió impulso eficaz dotándola en 1863 de agua potable, y mandando distribuir en i866 terrenos con la condición que se edificaran. Aquella población que se erguía opulenta y bella al pié del Morro Solar, fué reducida á cenizas el i 5 de enero de 1881 des- pués de la batalla de San Juan por fuerzas de la república de Chile. De ese crimen de lesa civilización, pudo aprovecharse para sujetar la reconstrucción de la nueva planta á las exigen- cias modernas. Pudo formarse un Chorrillos de urbanización tal que aprovechara las excelentes condiciones de que está dotado ese paraje; trazando amplia ribera que siguiera las sinuosidades del barranco, á la vez que anchas calles con vista al mar, etc. etc. No se aprovechó la oportunidad, imperó la indiferencia, la imprevisión, y se consintió reedificar bajo el plan primitivo de tres calles paralelas [del 'fren, Santa Teresa y Liina~\ de an- cho variable, á las que cierra el paso el amplio edificio de la Es- cuela Militar de Aplicación, el Morro Solar, con estrechas trans- versales, estrechadas por terrenos de la hacienda Villa. Así la po- blación presenta rectángulo irregular en el que alternan elegan- tes villas con ranchos bajos de arquitectura churrigueresca, de verjas altas, algunas de las cuales recuerdan las de Jardín Zoológico. Atraen la atención por su clásico estilo el templo del Buen Pastor en reconstrucción y el edificio de la bomba Ga- ribaldi. Tal situación dificultaría el ensanche urbano si por fortuna, la circunscripción de la ciudad no abarcara la caleta de la Herradura en la opuesta falda del Morro, y unida á la ciudad por medio de un túnel que atraviesa el maciso en 200 metros Si la planta actual, así como la bajada á los baños, es defec- tuosa, Chorrillos tiene títulos físicos de indiscutible mérito de que carecen sus rivales; disfruta de suelo seco porque las fil- traciones del “Rímac” no lo alcanzan; de privilegiada ventila- ción, gracias á las brisas marítimas que lo bañan por el Sud y SE., impidiendo que se aposenten en la atmósfera, miasmas de- letéreos; de baños stii gcneris, que presentan diversas temperatu- ras debido á que la corriente fria de Humboldt, que se dirige de SE. á NE., no penetra de lleno en la caleta sino que sigue su marcha lamiendo la ensenada, de modo que deja lugares en que el agua es más caliente que en otros situados en el camino de la corriente (?), de hermosa playa (Herradura) con agua pota,ble en la que se formará en no lejáno tiempo, un Chorrillos de moderna catadura. El día que á esas condiciones especiales se agregue el riego diario de la población. Chorrillos acumulará en favor de sus mo- radores beneficios de salubridad envidiables. Actualmente cuenta con 5,297 habitantes. Tiene bonito aunque pequeño paseo de ribera en forma de ancha calle ó malecón, dos iglesias, plaza de abastos, centro social ó Casino, servicio de luz eléctrica, telé- fono, dos compañías de bomberos “Olaya” y “Garibaldi”, desa- güe y agua potable desde 1863 que se trae por cañerías de la quebrada de Almendaris, por captación de las aguas filtrantes del Rimac. El pozo colector se encuentra á 61 metros bajo el nivel del mar y 17 sobre la entrada del pueblo. La cantidad de agua en 1885 era de 24 litros, 60 por segundo, hoy no alcanzará á 10 con la agravación que la Escuela de Aplicación retiene la mayor parte, entretanto la ciudad carece de dicho elemento. Sinembargo ese servicio se paga por anualidades anticipadas, según diámetro de la cañería, 54 pulgada $ 16; por S/q de 25; y por 40 por la de -)4!. Carece de Cementerio. Distrito de Lurin. — El distrito está formado por el antiguo pueblo de San Pedro de Lurín, que es su capital, los caseríos de Puente, Pasta y Lucumo; las chácaras de Quiutanilla, Purugay, Tierras de Lurin, Las Palmas, y Rinconada; las haciendas de San Pedro, Mamacona, Santa Rosa, San Vicente, Huarangal y Buena Vista, habiendo legalizado su existencia la ley de 2 de Enero de 1859. Aquel pueblo se halla situado á poca distancia del mar y á 42 kilómetros de Lima. Cuenta con 850 habitantes y sus casas son de aspecto miserable, ruinoso, con paredes de caña y sin en- lucido de barro. Tiene una iglesia de regular aspecto en la que se celebra anualmente, el 29 de Junio, .solemnes fiestas en honor del Santo que le ha dado nombre. Distrito de Pachacamac. — Creado por la administración dic- tatorial de Bolívar, consta de su capital, el pueblo de su nom- bre, la chácara de Cuatro Bocas y haciendas Venturosa, Casa Blanca, Tomina, Manchay y Cieneguilla. Los intereses de los Distritos se hallan á cargo de un Con- cejo de Distrito ele j ido por voto directo del pueblo, por un pe- ríodo de dos años. Compónese de un alcalde, dos síndicos y dos rejidores. Los acuerdos de esos Concejos son revisables por el Concejo Provincial. Aquellos proveen á sus rentas mediante arbitrios locales, previo remate público, tales como: rodaje, alumbrado públi- co, servicio de baja policía ó sea aseo de la población, baños, li- cencias, mercado de abastos, cementerio, obras públicas, mul- tas, juzgado de paz, venta de licores al por menor, postes y tranvías en los distritos, cuyas vías públicas ocupa ese servicio. Con el objeto de impulsar el desarrollo de esos pueblos, se ha autorizado por novísima ley, percibir la renta que producen los predios rústicos. La mayor parte tienen celebrado contratos con la Compañía Nacional de Recaudación, para el cobro de los arbitrios mencio- nados, podiendo disponer anualmente Ancón que tiene 17 arbi- trios, de Lp. 1199; Carabayllo que tiene 9 arbitrios, de Lp. 186; Ate que tiene 7 arbitrios, de Lp. 96; Lurigancho que tiene 12 ar- bitrios, de Lp. 839; Magdalena que tiene 9 arbitrios, de Lp. 150; San ¡osé de Surco que tiene 25 arbitrios, de Lp, 6,396; Chorrillos que tiene 26 arbitrios, de Lp. 4,945 Miraflores, que tiene 15 ar- bitrios, de Lp. 3,363; Líirín que tiene 12 arbitrios, de Lp. 192; y Pachacamac que tiene 9 arbitrios, de Lp. 120. Instrucción. — La instrucción primaria, obligatoria y gra- tuita, se da en las escuelas fiscales. Esas existen en la Provincia 152 — en luimero de 8 para varones, 8 para mujeres y 5 mixtas. En ellas había en 1910 matriculados 12,799 habiendo sido la ma- yor asistencia 7,570 alumnos. Policía de seguridad — La policía de seguridad de los distritos, está organizada en comisarías, según la importancia de ellos y divididas en urbanas y rurales. Así funcionan comisarías urbanas en: Miraflores, creada por ley de 1904; Barranco, creada por ley de diciembre de 1903 ; y Chorrillos. En los demás distritos las funciones de Comisarios, se ejer- cen por gobernadores ad honor em. Para la seguridad del campo, existen las comisarías rurales, siguientes: de Miradores, organizada por decreto supremo de II de diciembre de 1877: de Lurín y Pachacamac; Lurigancho, Piedra Liza y Bocanegra; y Magdalena DIVISIÓN JUDICIAL La provincia forma parte del Distrito Judicial de Lima. Su Iltma. Corte Superior nombra anualmente (ley de i.“ Diciembre de 1900) para cada distrito político, un juez de Paz con residen- cia en la capital, para administrar justicia en controversias de menor cuantía (200 soles). Para presentarse como demandante ó contestar la demanda es requisito indispensable abonar en la Tesorería municipal S/. i plata. DIVISIÓN ECLESIÁSTICA La provincia forma parte de la Diócesis de su nombre y comprende las siete parroquias de Magdalena, San José de Sur- co, Lurín, Ate, Lurigancho, Carabayllo y la de la Santísima Cruz del Barranco, creada por la resolución arzobispal, y solem- nemente instalada el 1° de enero de 1904. NOTAS: — En la página 122 y en la línea 22, se ha omitido la frase siguiente: Pa- rece tanto mas factible, que los cerros de composición sienítica se cubren durante la estación de invierno de diversas gramíneas, debido á la condensación de vapores acuo- sos. Un ensayo con la Mísembryanthenium edule probablemente daría sorpresas agradabilísimas. — En la página 123 y línea 26, se ha omitido igualmente: Todos esos islotes ofre- cen pocos recursos aprovechables; sirven mayormente de refugio á las aves huaneras. La de Pachacamac esta cubierta de fuerte capa de huano. — En la página 136 y línea 28 se ha dejado de consignar; En la provincia ese im- puesto alcanza á Lp 4,831 .1.68 cts. — En la página 137 línea 12 se omitió: A falta de una Escuela, podría implantarse en alguna de las ciudades de la Pro- vincia un establecimiento que á la vez que teórico, párctico é instructivo constituyera agradable atractivo. Asi podría crearse un aquario que, mostrara todo lo que el mar de la provincia encierra, seres estraños ó interesantes por su forma, color, vivacidad ó inercia que los acerca á los vegetales y delicados como las flores á las cuales muchos se asemejan; al mismo tiempo daría á conocer las numerosas especies útiles al hombre de que apenas conocemos contado numero. Seria una Escuela práctica de pescicultura. >53 — LIMA ADVERTENCIA En todo tiempo fué Lima campo fecundo para historiadores poetas y críticos; pero rara vez tentó alguna pluma acotar hechos y hacer comparaciones para deducir de ellos los progresos al- canzados tanto en la época del coloniaje como en la de la Re- pública. En 1839 José María Córdova y Urrutia, dió á la publicidad una interesante Estadística Geográfica, Industrial y Comercial, pero no la refirió á la ciudad de Lima, sino á los pueblos que componían las provincias del departamento. No es sino en 1858 cuando él erudito y laborioso Manuel Atanasio Fuentes emprende con su Estadística de Lima la árdua taréa de fijar el verdadero estado de esta y se ponen las bases de esos estudios dejando, así, establecido un punto de referencia de indiscutible utilidad é importancia para lo futuro. No obstante esto, lo cierto es que ni Fuentes, ni Urrutia, ni los que escribieron antes ó después, hicieron estudios esta- dísticos comparativos, ni utilizaron las diversas cifras consigna- das en algunas publicaciones, como en las Guías del Perú, á las que dió principio en 1741 el cosmógrafo mayor Cosme Bueno, hasta 1873, en que se dió la iiltima por Pedro M. Cabello; en el Mercurio Peruano en 1782; en las Matriculas de tributarios de los partidos que actuaban los apodei'ados fiscales durante el virrei- nato. No obedece á nuestro propósito salvar esas deficiencias, si- no establecer el balance de Lima en los años corridos del pre- sente siglo y cuando ya se puede contar con las cifras de dos censos levantados científicamiente; sin excluir, cuando sea pre- ciso, las consignadas en publicaciones anteriores. En 1884 José G. Clavero publicó un folleto titulado Demo- grafía de Lima, que aunque defectuosa y fantástica en algu- nas de sus informaciones, contiene, sin embargo, datos de uti- lidad. Se abre otro paréntesis hasta 1895 para que vea la luz la 154 — Sociología de Lima del ingeniero Joaquin Capelo; obra poco conocida á la que no se ha prestado toda la atención que merece, apesar de contener comparaciones numéricas dignas de estudio y reflexión y por estar concebida con conocimiento del medio y con espíritu filosófico de observador, aunque severo, original y verídico en muchas de sus deducciones. Sensible es qtre Capelo no dispusiera para sus cálculos en algunos casos, sino de cifras erróneas, debido á los censos defectuosos que entonces existían, que sirviéndole de punto de partida, le han dado resultados des- favorables. Se han publicado, además, muchas otras obras de diversa índole, conteniendo informaciones muy apreciables respecto á Lima que han enriquecido su bibliografía. Algunas de ellas son de carácter especial como la del jesuíta Cobo, la de Camilo Pradier Foderé y otras, éntrelas que consignaremos las más im- portantes que se refieren incidentalmente á ella. Desde 1840 hasta 1858, el Cosmógrafo mayor General Eduardo Carrasco, prosiguiendo la publicación de las Guías del Perú, introdujo en ellas buen número de datos estadísticos re- ferentes á Lima. Las Memorias de los virreyes, en seis tomos, que publi- cara Fuentes en 1859, contienen, como es de suponer, abundan- cia de datos é informaciones de toda índole respecto á la capital del virreinato. En 1860 da á la estampa la Guia histórica des- criptiva de Lima; y en 1866, en París, imprime Urna, esquisse historique, statistique, administrative, commcrciale et inórale, en- tresacada de las dos obras anteriores. A travers 1' Amérique du Sud por P'. Dabadie se dió á la pu- blicidad en París en 1859. En él consagra el autor dos capítulos á Lima con el título de Les curiositcs de Lima y Les Liménnienes. En el primero, crítica la monótona regularidad de la ciudad, las iglesias, la falta de educación cívica, la admirable pieza de escultura ó esqueleto que los Agustinos sacan en procesión en determinadas fiestas y que esculpió el artista limeño Balthasar Cavilan, la pobreza del Museo, de la Biblioteca &. &. Igual- mente le merecen viva crítica los defectuosos usos y costumbres de las limeñas. Esos capitulos son dignos hoy mismo de re- leerse y meditarlos para juzgar cómo á pesar del trascurso del tiempo y progresos realizados perduran los defectos, vicios y sentimientos de mala educación. '55 — En 1860, el visconde de Basterot, publicó en París De Qncbec á Lima. — (Viaje en las dos Aniéricas durante losañosi858-i859), en la que el autor emite apreciaciones apasionadas y erróneas de la sociedad de Lima. E. Grandidier, publicó en 1861, la obra titulada Voyage á í Amérique du Sud; que como la anterior se halla también pla- gada de errores y juicios inexactos Alfredo G. Leubel publicó en 1861 un Almario Nacional ó El Peni en 1860, con importantes datos y cifras. En 1862, don Mariano Felipe Paz Soldán, imprimió la Geo- grafía del Perú de su hermano don Mateo, la que si bien fué un paso adelante en esa materia, se resiente hoy, como es na- tural, de la exactitud que debe exigirse á esa clase de trabajos, dados los mayores conocimientos que se tiene de nuestro suelo y sus producciones. De 1863-77 el coronel Manuel Odriozola editó veinte y un tomos de los Documentos históricos y literarios del Peni con datos que abarcan hasta la fecha de su publicación entre los que se cuentan varios referentes á Lima. Louis Enault publicó en Paris 1867 la relación de su viaje en las Repúblicas americanas con el título de L' Amérique Cén- trale et Meridionale. En una mirada de conjunto del Perú trata rápidamente de Lima y solo le llama la atención que á los cemen- terios los denominen Panteones, sin duda por el alto concepto que se tiene de los que alli se entierran. Ricardo Palma, publicó en 1872 el primer tomo de sus Tra- diciones Peruanas que más tarde debían hacerlo popular en todos los países de habla castellana; y de las que decía Camacho en 1874: que eran “Sueños y fantasías que ni son verdad por lo “ mucho que tienen de inventiva, ni pueden ser mentira tam- “ poco, ya que en ellos intervienen, hablan, andan y viven, “ que tal parece, de bien finjido, personajes históricos que de “ bulto y con huesos y carne existieron, y parte en las crónicas ‘ ‘ tomaron ” Más cerca de nosotros, José de la Riva Agüero al referirse á aquéllas [i] juzga que: “Poséeü una mágia indefinible. Son como ‘ ‘ las tiernas y vagas memorias de la niñez: como los archivos de “ nuestros abuelos; como una galería de retratos de nuestros an- (i) Carácter de la “Literatura del Perú independiente”. Ano 1905. pag. 141 — 156 — “tepasados, cubiertos de secular pátina, á los que el amane- ‘ ‘ ramiento arcáico y la cándida ingenuidad de la pintura y las “actitudes, presta un encanto más; como una colección de pe- “ quefíos y graciosos cuadros de esmalte, que comprende los “ tipos de todas las épocas y todas las clases y condiciones socia- “ les de la historia peruana.” Posteriormente el General Manuel de Mendiburu, en el mo- numento histórico titulado Diccionario Histérico-Biográfico del Perú [1874-1890], consigna referente á Lima nutridas informa- ciones históricas de la época del coloniaje, acompañándolas con documentación y cifras útiles. El diario la “Opinión Nacional” publicó en 1876 un A tina- naque que consigna estudios de J. vSebastian Barranca de positi- va utilidad respecto á Lima. En 1876 Cárlos Lemale dió á luz el Almanaque del Comercio de Lima con datos de interés. En el Diccionario Geográfico del Peni publicado al año si- guiente por el distinguido geógrafo é historiador nacional don Mariano Felipe Paz Soldán, se trata también de la ciudad de Lima, describiéndola aunque á la ligera, pero sin dejar de con- signar cifras de verdadera utilidad para estudios comparativos. Los señores Enrique Elmore y R. L. Holtig, dieron á luz en 1879, su Directorio de Lima, en que se consignan infinidad de datos interesantes sobre la capital. Charles Wiener publicó con el tíbilo de Pérou et Bolivie en 1880 una obra de carácter etnográfico-arqueológico en la que de paso estudia la etnografia peruana en la plaza de armas de Lima. El célebre americanista Jiménez de la Espada principio á publicaren Madrid en 1881 Las relaciones geográficas de Lidias dando cabida en el primer tomo como apéndice á varios capítu- los de la obra inedita del jesuíta Cobo, concernientes á la Fun- dación de Lima. A pocos meses de distancia en 1882 Manuel González de La Rosa publico en Lima un tomo con el lema de Colección de Historiadores del Perú, que principia con la reproducción del manuscrito referente á la Historia de la Bundación de Lima, de la obra del célebre jesuíta Bernabé Cobo titulada Historia Gene- ral de Indias. Ese original, que guarda algunas variantes, con lo que antes se publicara de él, y que vió la luz dos siglos des- 157 — piiés de escrito, contiene respecto á la capital del virreinato y de las instituciones y establecimientos civiles y religiosos que tuvo en el primer siglo (1535-1635), descripciones valiosas. Ultramar de Frangois Viault, pareció en Paris en 1895. ^®e reputado médico que fué enviado al Perú en misión especial pa- ra estudiar la vida en las altiplanicies, consigna en algunos ca- pítulos las impresiones que le produjera Lima. Anota el cruel desengaño que sufriera, esfumándose con él soñadas ilusiones» al contemplar una Lima banal parecida á cualquier ciudad euro- pea; aunque constata que no se ha ido todo porque Lima conser- va la Limeña. Sorpréndese del abuso y profusión de crachoirs, al extremo que en la Cámara de Diputados contó 1 10 asientos y 1 10 escupideras. Critica asi mismo que se empareden en vez de enterrar á los muertos y que cada 3 años se quemen los des- pojos de los nichos temporales, operación peligrosa de la que pro- testa la higiene, pues los de concesión perpetua nunca se abren. Las tumbas de los Faraones y los cementerios incaicos no se ce. rraron también para no abrirse nunca! Su crítica se atilda contra los vended,ores de suerte, de plata para mañana, las procesiones acompañadas por el Presidente de la República. Visiones de la Edad Media; las diversiones populares ó noche buena con los consabidos picantes, mazamorra, buñuelos, camarones & en la plaza principal. En 1888 el General César Canevaro, entonces Alcalde de Lima, mandó descifrar y publicar el primer Libro de Cabildos de esta ciudad prestando con ello un gran servicio á la historia de la Metrópoli; comisionándose para la descifración y comen- to á los señores Enrique Torres Saldamando, Pablo Patrón y Nicanor Boloña. Comprende tres tomos de esmeradísima edi- ción, digna de la ilustre, antigua y en un tiempo opulenta Ciu- dad de los Reyes. El primer tomo se divide en dos séries com- prendiendo la primera las actas respectivas á la fundación de la ciiidad; y la segunda, los acuerdos del Cabildo desde el 30 de enero de 1535 hasta el 17 de noviembre de 1539. El tomo 2“ es un apéndice dividido en cuatro series: primera. Genealogías; — segunda. Historia;- tercera. Cabildo de Lima— y cuarta, Lima, El tomo 3” encierra los documentos justificativos del anterior. El original de esta obra, joya bibliográfica de valor inapre- ciable, se guarda celosamente por el Concejo Provincial. Con el título de Siid Amérique, el Conde Charles d’Ursel 158 - consigno en iin volumen editado en París en 1879 las impresio- nes de su estadía y viajes en algunas de las repúblicas de ese continente. Lima le fué un desencanto; sin originalidad; algunas casas viejas recordaban el esplendor de otros tiempos é iglesias y pocos conventos que habían resistido á los temblores. Decla- ra, que si Lima no corresponde á la idea que se había forjado, en cambio la reputación de gracia y belleza de las limeñas no es usurpada. Le estraña la alegría con que se honran los de- saparecidos el 2 de Noviembre. Anota que los chinos constitu- yen una de las fisionomías de la capital y que al ver calles en- teras con estos almacenes puede imajinarse trasportado á algún barrio de ciudad del Celeste Imperio. Nada falta para completar la ilusión; ni el teatro, ni la pagoda. En el mismo local hay ca- sa de juego y habitaciones para fumadores de opio. El sport ó jugadas de gallos le motivan severa crítica, al punto que juzga que el país rueda hacia el abismo. Des Andes au Para, por Marcel Monnier, vió la luz en 1890; contiene la mirada de conjunto sobre Lima, más interesante que conocemos. Carlos Prince publicó el mismo año, la obra impropiamen- te llamada Lima Antigua, pues los tipos y costumbres que en ella describe; lo habían sido ya hacia 40 años y aún hoy se con- servan algunos de ellos. Theodore Child publica en 1891 en París un estudio de las Repuhliques HispaJio-Antericaines — Lima le da lugar á compara- ciones y criticas mas ó menos benévolas y apasionadas. La es- tación del Ferrocarril Central la encuentra rudimentaria é in- digna de una capital; igualmente el Hotel donde tomó hospeda- je le parece que deberla llamarse con mas propiedad hospedería miserable, servida por negros, chinos y cholos. Encuentra en cambio que Lima es remarcable porque ha conservado su cachet de ciudad Española del siglo XVI pero como Constautinopla y otras villas de Oriente no resiste á un examen minucioso. Asi las iglesias existentes y la Catedral son construidas con barro, maderamen, ladrillos y otros materiales lijeros revestidos de yeso. El interior de esos templos en nada desdicen del exterior; mas, con sus estatuas cubiertas con ricos géneros según la cos- tumbre española. Opina que la iglesia de San Francisco es la principal déla capital; recuerda por alguna délas disposiciones, construcción, techumbre, la Alhambra de Granada y Alcázar — 159 — de Sevilla y el coro alto de la iglesia del Escorial. El cemen- terio lo compara al de Milán por el numero y belleza de la es- cultura de las tumbas. El monumento del Dos de Mayo, la alameda de los Descalzos con sus colosales estátuas y el palacio de la Exposición con sus magnificos aunque abandonados jar- dines completan todo lo que hay digno de ver en Lima. La perla del Pacifico, se le presenta como una perla cuyo brillo se ha opacado; es una localidad inerte y moribunda donde todo lleva la marca de decadencia y miseria. Los mendigos pu- lulan en las calles y gran parte de los 100,000 habitantes de la Ciiulad de los Reyes llevan vida primitiva, sin recursos ni hi- giene en medio de un clima que engendra algo asi como el fa- talismo de musulmanes. También las calles presentan espec- táculos análogos á los de Constantinopla, vendedores de comes- tibles á caballo, cuando no se ofrecen éstos á la venta esplaya- dos en el suelo. Alguno de los cuarteles de Lima le recuerdan las Antillas por los negros y sorpréndele la gran abundancia de hijos del Celeste Imperio que ejercen numerosas industrias y tienen el monopolio de los Restaurants baratos para los obreros, los pobres. Juzga que el limeño se nutre pero no come y no co- merá nunca mientras subsista la costumbre hispano-americana de dejar á la servidumbre los cuidados caseros Anota que en las clases acomodadas se da al cocinero dos ó más soles diarios y con esa suma compran lo que juzgan más conveniente sin que nadie les dé un consejo ni controle sus gastos. Concluye anotando que la vida civilizada se resiente de fal- ta de espontaneidad y de originalidad: no es sino una vida de imitación. Frank Vincent consignó también ese año en un volumen titulado Around & abont South America en Nueva York la im- presión de sus viajes. La catedral le mueve á critica por cuanto él edificio impre- siona agradablemente de léjos; de cerca resulta una desilusión debido al material con el que está edificado. El Senado no le produce mejor efecto, solo vé en él larga y angosta habitación empapelada de rojo, ocupada en toda la extensión con carpetas y con techado de hermosas é intrincadas talladuras que se hallan completamente fuera de lugar en tan miserable compañía. El Hospital Dos de Mayo ló crée el mejor de los edificios públicos dcí Lima y el más grande á la vez que mejor atendido — i6o — de los de Sud- América excepción hecha quizás del de Rio Ja- neiro. La estátua de Colón la juzga muy superior á la que os- tenta el puerto de Aspinwall (Colon) asusáudose su crítica ante las procesiones, con figuras pintadas de todos los colores ima- ginables; horribles caricaturas que profanan á la humanidad. La procesión de San Pedro que se celebra en Chorrillos le arranca la exclamación siguiente: “que cierto es que las teologías son efecto de imajinacióu y las religiones de educación” sin embar- go, opina que la vida en la capital del Perú es de las más agra- dables. En 1892 se publicó por Domingo de Vivero con texto del erudito José Antonio de Lavalle, La Galería de retratos de Gober- nadores y Virreyes del Períí. Contiene muchas noticias y cifras de Lima colonial. El doctor E. W. Middendorf, en su nutrida obra El Perú, publicada en Berlín (1893). dedica uno de los tomos á reseñar la ciudad de Lima, especialmente desde un punto de vista histó- rico. Lima et ses Alentours (1897), de Camilo Pradier Foderé; se limita el autor á reseñar las costumbres y usos peculiares de ésta capital con ligeras descripciones de la ciudad y sus alrededores. Esta obra es de la índole de la que publicara en 1856 en Paris con el título Souvenirs de V Amerique Lspagnole, Max Radiguet, secretario del almirante Du Petit Thouars que visitó en 1841 — 45 ; en la que estudia minuciosamente las costumbres y hace ob- servaciones sobre la sociedad del Perú y en especial de la limeña, censurando el lujo de la clase media y fustigando la plaga de unisexualistas que existía. Igualmente critica en el periodismo la sección de Remitidos (Comunicados), que registran los órga- nos de la prensa. En 1898 el cónsul de Bélgica en Lima, señor Carlos Renós, elevó á su gobierno informes interesantes y verídicos sobre nues- tro país, especializándose en nuestras finanzas, informes á los que dió posteriormente forma más adecuada, publicando dos fo- lletos que hacen honor á sus dotes intelectuales y estadísticas y que son reflejo fiel del estado de nuestro país en aquella época. Esas importantes publicaciones llevan por título I^e Pérou 1897-1899 y son, á nuestro humilde concepto, las mejores que vieron la luz por entonces, debidas á plumas extrangeras. En El Ateneo de Lima, órgano de la Institución literaria de — i6i — este nombre, se registra la conferencia que diera en 1890 el eru- dito doctor Pablo Patrón sobre Lima antigtw y sus costumbres fastuosas. Juan F. Pazos Varela y Luis Varela y Orbegoso, publi- caron en 1895 la Historia del Peni, por el R. P. Anello Oliva, quién la escribió en el siglo XVII y permanecía hasta entonces inédita. En colaboración con Rómulo E. García, escribimos en 1 898 una Guia de Lima, Callao y sus alrededores con la mira que sir- viera provechosamente á los extrangeros. El reputado periodista Frank Carpenter, imprimió en Alerón con el título de South America, el lijero estudio social, industrial y político que practicara de nuestro continente en 1900. Lima le merece la ingenua reflexión: dónde hay en el mundo una ciudad de trescientos años de existencia construida con barro! Allí hay casas que tienen doscientos años mas que Chicago ó Cincinati. En Lima todo perdura, menos el dinero. La gran Catedral aunque costó millones también es de ba- rro, pudiera traspasársele como una jaula. Sinembargo la ciu- dad tiene aspecto consistente; la imitación de la piedra y grani- to es tal que pudiera creérsele macisa, admirablemente tallada. Los techos de las casas le sorprenden y avivan su crítica porque constata que allí se crian y engordan miles de gallinas. Habla que la población está construida de manera muy compacta, sin jardines, y que las ventanas de las casas parecen de cárceles por los gruesos barrotes de fierro que las adornan. En cambio anota que el pueblo de Lima difiere del de Broadway. Nadie tiene prisa. Todos parecen tener tiempo que perder. Casi todos están bien trajeados y gastan maneras muy cortéses, tanto, que á fórmulas son la perfección misma, pudie- ra dar idea de caballeros que gozan de bienestar. La verdad es que la mayor parte son pobres. Desde algunos años el Perú viene jugando á pérdida con la fortuna. No es pueblo negociante; habiendo caido no sabe cómo le- vantarse. Los negocios del pais se hallan en manos extranje- ras. En la capital no hay dos grandes casas peruaniis de comer- cio. Por último se sorprende de la gran cantidad que ve vesti- da de negro al punto que pudiera suponerse una ciudad que ha caido en la orfandad y viudéz. — IÓ2 Ea 1901 se dió á la publicidad por la Biblioteca Nacional \q. Descripción del Perú del sabio austriaco Tadeo Haenke, cuyo original se encuentra en el British Museum de Londres, y co- pia en la Sociedad Geográfica de Lima. La obra de Haenke, escrita en 1791, consagra á Lima dos capítulos del mayor inte- rés por los conceptos y cifras que consigna. En 1903 aparecieron los Anales de la Catedral de Lima. Las Memorias Histórico- Físicas— Crítico- Apologéticas de la América Meridional, de don José FLisebio de Llano Zapata, que obsequiara el autor al rey de España en 1761, se publicaron en Lima en 1904. Este primer tomo parece incompleto, pues Men- diburu al hablar de Llano Zapata y dar el índice de su obra ase- gura que en las notas primera y segunda del artículo XVII, tra- ta de la grandeza y extensión de Lima, con la cronología de los terremotos que había padecido desde su fundación; notas que no existen en el tomo publicado. En 1906, monseñor Doctor Carlos García Irigoyen, dió á la publicidad en 4 tomos la obra titulada Santo Torihio que contiene abundantes é interesantes datos sobre Lima y su fun- dador. Alejandro Garland, infatigable y conceptuoso publicista nacional, dió á la estampa en 1907 la obra titulada El Perú en igo6 en la que Lima tiene capítulo interesante. Esta obra es un estudio de aspecto general sobi'e la civili- zación y el estado político, económico y social del país, llega- do á tiempo para servir de complemento á la que publicara en Paris, Francisco García Calderón, con el título de Le Pérou Con- temporain de índole filosófico-social, destinada á reclamar para el Perú un lugar en el concurso de los pueblos en la plena evo- lución de sus fuerzas. Ambas obras se completan, pues si la de García Calderón va en pos de las altas esferas del pensamiento critico y se infor- ma en ideales y métodos de carácter científico, hablando al pen- sador y al hombre de estudio; la de Garland se dirige al admi- nistrador y al político con un libro de consulta que servirá en el extrangero en los centros gubernativos, financieros, científi- cos y sociales, donde se nos juzga con tanta ignorancia. En el mismo año el laborioso paleógrafo Andrés Caballero y Lastres, sin más estímulo que su amor á la investigación his- tórica de la ciudad en que vió la luz, dá cima á la meritísima - i63 - labor de descifrar los libros lercero y Cuarto de Cabildo (i) que se hallan aún inéditos. En el año 1908, Pedro Dávalos Lisson publicó un folleto con el título de Lima en igoy constatando algunos de los ade- lantos alcanzados por la capital, habiendo reseñado con espíritu crítico lo que era aquella en otro folleto el año 1900 C. Reginal Enock, F. R. G. S. publica /Vrzí y The Andes and the A mazan obras que como su título lo indican se ocupan de nuestro país y contienen apreciaciones sobre Lima. Precursores de éste fueron Hutchinson, Squire, Plañe, Got- schalk, en obras de índole diversa, pero todas con alguna refe- rencia á esta capital. Le Pérou Econoinique, por Paul Walle, aunque publicado ese año, contiene datos anticuados respecto al Perú y Lima. En 1908 publica Mary Robinson Right, escritora america- na, después de haber dado á la prensa otras obras de suyo inte- resantes, por sus descripciones gráficas sobre México, Brasil y Chile, un tomo sobre el Perú, que en nada desmerece á los an- teriores. Esta obra lujosamente presentada, con profusión de fotograbados, se titula El Antiguo y Nuevo Peni y en ella se concreta más á apuntar datos referentes á nuestra historia in- caica y del coloniaje, que apreciaciones contemporáneas. Esta obra contrasta con la que en 1896 publicó May Cromelin en Lóndres con el título Over the Andes y en la que juzga á Lima con mas pasión que justicia. Cierra esta nomenclatura de obras sobre el Perú, en las que obligadamente sus autores se han ocupado de Lima, L' Empire du soleil por el Barón de Meyendorff y En Amé- rique du Sud por el reputado viajero Enrique Galléis publicadas en Paris en 1909 y 1910: respectivamente. Ellas son ojeadas rá- pidas, impresiones vividas, personales, del aspecto, costum- bres, habitantes, monuiuentos, industrias, vias de comunicación etc. etc. en las que se le hace plena justicia á Lima. Además, en los diarios, J. Vicente Camacho (Nazareno), Pedro Paz Soldán y Unanue (Juan de Arona), Abelardo Gama- (1) El libro segundo de Cabildos no existe, pues en 1794 don Ambrosio Cerdán de Landá, Oidor de Lima, hace constar en su Disertación inserta en el '‘Mercurio Peruano” de 3 de Abril del año indicado, la falta de ese libro. Torres Saldamando, confirma la aserción de Cerdán en su nota N. 2, apéndice del Libro de Cabildos, to- mo 2.°, página 351. que trata de los Alcaldes de Lima. rra (El Tunante), Oscar Wilde, Paul Groussac, Federico Elgue- ra (El Barón de Keef), y otros, asi como, en la Gran Revista, La Revista Americana, El Perú Ilustrado, las Revistas de Li- ma, Actualidades, Prisma, Siluetas, Cinema, Variedades, La Ilustración Peruana, etc. etc. y en novelas, se ha dado cabida en muchas ocasiones á artículos é informaciones relativas á esta capital conteniendo unas veces datos nuevos ó poco conocidos y otras, apreciaciones de crítica personal. Entre las publica- ciones periódicas merece citarse, á este respecto, el Almanaque anual que obsequia á sus suscritores “El Comercio.” Tal es en resúmen lo de más importancia publicado respec- to de Lima desde hace más de medio siglo, y aunque es cierto que la capital permaneció estacionaria durante muchos años, las notables transformaciones y progresos experimentados en la úl- tima década, que ha sido la más fecunda para su transformación, nos han decidido a dar á este capítulo la extensión que se mere- ce, para que se pueda apreciar debidamente los adelantos conse- guidos por la Ciudad de los Reyes, haciendo comparaciones que puedan servir de puntos de partida para ulteriores publicacio- nes de este género, que pudieran emprender personas mejor preparadas para tan laboriosa tarea. — i6s — ENSANCHE Y CRECIMIENTO Fim95 — después de la floración. Rebrota muy bien después de ser pas- tada. Crece en grupos y, por consiguiente, no forma un cés- ped apretado y continuo. Una prueba de que no se puede afirmar, á priori, la posibi- lidad de aclimatación de una planta, sucede con esta gramínea. Esta gramínea segtin las autoridades americanas, resiste muy bien al frío y las heladas'; en cambio, entre nosotros, parece ser muy sensible á esos fenómenos térmicos. Así, el boletín número 45 de la estación experimental de South Dakota, dice: “Es una cosecha remuneradora en todo el Big Stone Basin y el Sioux Valley; soporta el frío y las heladas secas de los inviernos de Dakota, pero sufre mucho con el fuer- te sol de Julio y Agosto.’’ I el boletín número 9 de la Alabama Canebrake Statión di- ce: “Creció bien durante el otoño y el invierno, pero no pudo soportar el tiempo caluroso de Mayo.” Como se vé, en los Estados Unidos, resiste perfectamente bien á las heladas, no así, desgraciadamente, entre nosotros. Refiriéndose á su ensayo, dice Gadea: “Al comenzar su creci- miento se presentó vigorosa, ofreciendo fundadas esperanzas pa- ra su aclimatación, pero quedó, luego, estacionaria, alcanzando, apenas, una talla de 0.40 metros. Es muy sensible á la acción de la helada, notándose en la estación de aguas, que, cuando se suspendían éstas por pocos días, tornaba su coloración verdosa en amarillenta, lo que ponía de manifiesto que su habitación es de terrenos húmedos. ” El Timothy, entre nosotros, sufre, pues, con las heladas y necesita, además, terrenos con agua. Estas cualidades hacen dudosa é inaparente su aclimatación en la Sierra. Sin embargo, deben hacerse nuevas experiencias, para poder llegar á una conclusión terminante. Sembrado solo, se emplean 1 8 kilogramos de semilla por hectárea. En mezcla, se usa sólo, de 5 á 8 kilógramos. POA ABYSSINICA. L. — GRAM. TEFF. Es un soberbio forrage que alcanza 1.30 de altura. Crece especialmente bien en las tierras arenosas y áridas. En Abisinia es una hierba perenne. — 196 — En la Escuela Nacional de Agricultura de Lima se ha en- sayado con éxito esta hierba. Fué sembrada el 7 de Noviembre de 1906. El primer corte se dió á fines de Diciembre; la plan- ta tenía 0.60 ms. de altura. El producto obtenido fué de 20,000 kilógramos por hectárea. Esta hierba desarrolló muy rápidamente y creció muy tu- pida, impidiendo, asi. el crecimiento de las malas hierbas. Dada su rusticidad y resistencia á la sequía, esta hierba se aclimataría muy bien en nuestra zona andina. POA AQU ATICA L. — GRAM. ROA ACUÁTICA. Es una hierba de las tierras pantanosas y húmedas. Sin embargo en la hacienda “La Merced” de Nono (Ecuador) hada- do muy buenas plantas bajas en los te}’ renos de secano. En condiciones favorables crece hasta dos metros de altura y produce un forrage de la mejor calidad. Daría muy buenos resultados en las partes bajas y hondas donde se acumula el agua durante el tiempo de lluvias, forman- do charcas y pantanos; en esas situaciones remplazaría ventajo- samente á la Totorilla y demás plantas acuáticas. POA ARACHNIFERA. — GRAM, TEXAS BLUE GRASS. “Produce un césped muy hermoso que conserva su color verde oscuro en todas las estaciones del año" dice Spillmann. Esta hierba permanece siempre verde^ invierno y verano, en el campo de experimentos de hierbas del Departamento de Agricultura de Washington. Como se vé, es una gramínea que resiste perfectamente bien el frío, sin sufrir detrimento en su vegetación. Se obtiene, difícilmente, de semilla y es, corrientemente, sembrada de pequeños trozos de tallos que se siembran, á lo más, á un pié de distancia, pues no forma césped muy rápidamente. POA COMPRESSA L. — GRAMÍNEA. POA COMPRIMIDA. — CANADA BLUE-GRASS Es una hierba que crece bien en los suelos arcillosos }nás po- bres y es excelente para los terrenos secos. — >97 — Alien, agrónomo americano, dice: “Es una planta enana que abunda en los estados del Norte y del Centro; es tenaz en mantenerse donde quiera que se introduce. Tiene poco mérito como heno, pero es valioso como pasto, pues proporciona al suelo un tapiz muy espeso y dá mucho rendimiento en pequeño espacio.” “Esta planta, dice Bonifáz, no debe omitirse en ningrín en- sayo para formar prados permanentes de secano.” Su poder de adaptación á los suelos pobres y secos así co- mo su desarrollo vigoroso que impide sea invadido por las ma- las hierbas, hacen de ella un forrage digno de atención para las condiciones de la región andina del país. POA PKATENSIS L. — GRAM. POA PRATENSE. — KENTUCKY BLUE-GRASS. Es la Única hierba celebrada, por los norteamericanos, en cuentos y leyendas, “Su buen gusto para toda clase de ganado, la igualdad del césped que forma, su bello color verde y su creciente producti- vidad con la edad, todo conspira para hacer de él, el rey de los pastos” dice Spillman. Esta hierba se extiende y multiplica enormemente por sus estolones. Su altura es pequeña, pero esta falta de altura es compensada por el gran número de hojas y de tallos que pro- duce. “El Poa pratensis, dice Stebler, es una hierba fina y pri- maveral que conviene perfectamente como pasto ó como hierba baja para los prados durables y permanentes. El Poa pratensis es sumamente lento en germinar. Una de las mejores autoridades en la materia dice que se necesita, por lo menos, tres años para obtener una buena pradera y es por eso que muchos hacendados americanos nunca rompen un cam- po de Blue-Gras. “Los mejores pastos de Blue-Grass que he- mos visto, dice un hacendado yankee, son en tierras que nunca han sido profanadas por el arado. Esta dificultad de germinación es no sólo una propiedad in- herente á la semilla del Blue-Brass, sino que depende, también, del bajo poder germinativo de la semilla que se encuentra en el mercado. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha de- terminado que esa falta de poder germinativo depende de la fal- ta de método en la manipulación de la semilla, que no sólo es cosechada verde, sino que es apilada en montones de 0.40 áo.8o metros de alto, lo que provoca un calentamiento de la masa que llega hasta 82° en 24 horas, lo que es suficiente para destruir el poder germinativo; después de este tiempo, solo el 3 conser- vaba su poder germinativo. Hace algunos años, esta manipulación era tan defectuosa, que una germinación de 25 °/q se consideraba como excelente. La germinación normal es hoy, de 45 á 50 El Poa pratensis soporta bien la sequedad y es resistente al frió. En la parte setentrional de los Estados Unidos, el Blue- Grass suministra más alimento en primavera y en otoño, pues el calor del verano lo agosta y la alta capa de nieve que lo cu- bre en el invierno impide que sea pastado. Más al Sur, la duración del agoste durante el verano es ma- yor debido á lo más pronunciado de la estación; en cambio, la menor profundidad de la nieve, hace de él un excelente pasto de invierno, por lo cual es muy apreciado, sobre todo, en el es- tado de Yowa. Los ensayos hechos en Puno no produjeron satisfactorio resultado. “Las pocas plantitas que nacieron, dice Gadea, lle- varon una vida lánguida en su lucha con las fuertes heladas, has- ta que fueron abatidas.” Nuevos ensayos deben hacerse, pues si bien, los realizados han dado un resultado poco satisfactorio, su gran poder nutriti- vo y sus preciosas cualidades de resistencia al frío y, las heladas hacen de ella una de las mejores hierbas forrageras. Sembrado solo, se emplean 20 kilógramos de semilla por hectárea. En mezclas, se hace entrar 5 á 10 kilógramos por hectárea. POTERIUM SANGUISORBA. — ROSÁCEAS. POTERIA No se ha llegado á conclusiones terminantes en su aclima- tación, pues la junta de ensayo y aclimatación de pastos en el Departamento de Puno, terminó sus funciones, dejando muchos ensayos inconclusos. Sin embargo, la Potería había demostra- do, hasta entonces, gran docilidad en su desarrollo. w — '99 — m SANGUISORBA OFFICINALIS L. — KOSAcEAS. Se acomoda á los peores terrenos de secano. Es muy precoz y retoña con gran facilidad. El señor Bonifáz dice que no debe faltar en ninguna mezcla para terrenos sin riego. Daría buenos resultados durante la estación de sequía, du- rante el verano. SPERGULA ARVENSIS L. — CARIOFILÁCEAS, ESPÉRGULA. Es una hierba de un desarrollo sumamente rápido; 8 á lo semanas bastan para que pueda ser segada. La mantequilla hecha con leche de vacas alimentadas con esta planta, es llamada “mantequilla de Espérgula” y es consi- derada como de calidad superior. En Puno, la Espérgula ha germinado muy bien y las pe- queñas plantas han resistido á las heladas, sin sufrir en lo menor. Su ya probada resistencia á las heladas, así como la buena calidad de la mantequilla hecha de leche de vacas con ella ali- mentadas, hacen de ella una hierba importante, que no debe faltar en ninguna pradera para ganado lechero. TRIFOLIUM HYBRIDUM. L. — LEGUMINOSAS. TREBOL HIBRIDO. Es una planta de los terrenos con humedad propia ó bajo irrigación y de los países fríos. Es muy abundante en el me- diodía de Suecia y en la Europa central. ''Soporta, perfectamente, los fríos rigurosos, aún tardíos,” dice Garola. Una atmósfera húmeda es favorable á su vegetación, mien- tras que una sequía continuada y persistente, le es nociva. “En mi concepto, dice Bonifáz, debería usarse, en los te- rrenos que le convienen, de preferencia al trébol blanco y, aun, al rojo; al primero, porque dá un producto enormemente ma- yor; al segundo, porque su abundantísima semilla al caer ex- pontáneamente, lo reproduce con gran facilidad.” Es probable que esta planta forragera dé buenos resultados en la Sierra, en los terrenos irrigados, pues resiste los fríos, bastante bien. 200 TRIFOLIUM PRATENSE. L. — LEGUMINOSA. TREBOL ROJO COMUN. En los ensayos hechos en la Hacienda “La Merced” de No- no, sus resultados han sido superiores á los indicados, como producción media, en las praderas europeas. Con poco riego, ha dado 3 y hasta 4 cortes al año. El Trébol rojo ha desarrollado de modo sorprendente en los campos de ensayo del señor Otero en “La Florida” así como en la hacienda “Maco” del señor Llaveiía, en la provincia de Tarma. Ordinariamente, se dice de esta planta que es bienal, pero esto se refiere sólo á las praderas temporales, para los efectos de la rotación. Refiriéndose á la duración del Trébol rojo, dice Alien: “Las observaciones anteriores (duración de dos años) se refieren á los suelos generalmente usados para Trébol cuando se les destina á la rotación de cosechas. Pero, la permanencia del Trébol rojo en las praderas altas permanentes, es con frecuencia, sorpren- dente. Lo hemos visto, con y sin abono ocasionales, mante- nerse en el terreno con maravillosa tenacidad, á la par con el Timothy y otras gramíneas, con las que está cubierto más gene- ralmente, el terreno. No aparece todos los años, igualmente. En algunos, se vé poco ó nada de Trébol; en otros, forma una parte considerable de la cosecha. Así ha sucedido en nuestras propias praderas. Tenemos un lote de familia, que nunca ha sido arado; en los últimos 50 años, ha sido ocasionalmente abo- nado y el Trébol rojo existente en él, ha alternado, más ó me- nos, desde que lo conocimos.” En las regiones meridionales ó continentales, de atmósfera seca, no dá buenos resultados sino con ayuda de. la irrigación. El Trébol rojo es la base de la producción forragera de los paí- ses de clima hiimedo. Es cierto que el Trébol es más resistente al frío que el al- falfa, pero en los inviernos sin nieve, es decir, precisamente el verano de la vSierra, las fuertes heladas hacen claros en las plan- tas, principalmente en los sitios húmedos. Como puede verse, su escasa resistencia á las heladas fuer- tes y la necesidad constante de humedad, harían del Trébol ro- jo, sólo una planta de invierno, en que la temperatura es tem- 201 piada y la humedad abundante. Es por eso que la conservación del forrage, sea ensilado ó al estado de heno, se impone en la Sierra, para poder alimentar el ganado lechero durante el vera- no, porque mientras no haya irrigación, será siempre escaso el forrage durante el verano, pues es relativamente poco grande el número de hierbas que resisten á la acción combinada de las se- quía y de las heladas; y, aún con irrigación, si bien es cierto que será grande el número de las gramíneas que den productos en ese tiempo, las leguminosas serán pocas y como sabemos, las gramíneas solas no bastan para constituir una ración para el ganado lechero. La composición del Trébol rojo es la siguiente: Antes de la florescencia En plena florescencia Bruto Digestible Bruto Digestible Agua 82 80 Materia seca 18 20 Albuminoides 2.5 1-5 2.5 1. 1 Amidos 0.9 0.9 0.6 0.6 Grasa 0.7 0.4 0.6 0.4 Hidratos de carbono. ■ 7-9 1 9.1 ) Celulosa 4,5 í 7.8 5.8 [ 9 Cenizas 1-5 1.4 TRIFOLIUM REPENS L. — LEGUMINOSAS. TREBOL BLANCO. El Trébol blanco es más rústico que el ordinario y soporta, notablemente mejor que él la sequedad; tiene, además, la ven- taja de vegetar en todos los suelos cualquiera que sea su fertili- dad, su naturaleza ó su profundidad. Por su misma naturaleza, el Trébol blanco és un pasto. Tiene la preciosa propiedad de brotar rápidamente bajo el dien- te de los animales y de .soportar, con provecho el pisoteo. El Trébol blanco es más rico en materias azoadas que el encarnado y un poco más que el violado. Su mayor rusticidad y poder de adaptación á las condicio- nes precarias de existencia, hacen su aclimatación más fácil que la del Trébol común. — 202 ULEX EUROPEUS L. —LEGUMINOSA. Es una Papilionácea, característica de la flora expontánea de las tiev7-as áridas y arenosas más pobres. Es una planta vivaz que crece hasta un metro y más y su- ministra varios cortes en invierno y primavera. Crece, también, muy bien en las tierras arcillosas y pro- fundas. Es muy buen alimento. En el país de Gales se mantiene el ganado durante todo el invierno, con los brotes machacados de esta planta. Todos los animales muestran por él especial predilección y lo prefieren al heno. La leche de las vacas alimentadas con Ulex europoeus es muy abundante y de muy buena calidad y pi'oduce una mante- quilla excelente. Es muy buen alimento para los animales jóvenes. “No sólo suministra un alimento sano, nutritivo, buscado por todos los animales y muy favorable á la secreción láctea, sino que vegeta en los suelos arenosos, pobres y aún secos” dice Damseaux en su “Manuel des plantes de la grande culture”. Es, pues, el Ulex europoeus una planta de gran rusticidad y de un alto valor alimenticio. VICIA VILLOSA. L. — LEGUMINOSA. VICIA VELLUDA. “La Vicia velluda ó Vicia de las arenas, dice Damseaux, ha adquirido bruscamente en nuestras regiones desde 1893, una boga particular, debida á sii resistencia á la sequedad y á los grandes productos que se puede esperar de ella.” Resiste muy bien al frió y d la sequedad. Es muy gustada por todos los animales y, especialmente, las vacas lecheras. Según análisis su valor nutritivo es igual al de la Vicia co- mún. Su resistencia al frío y sus cualidades nutritivas hacen de ella una planta muy apreciable. * * * Como se puede ver por la suscinta relación anterior de las cualidades y condiciones de vegetación de los diversos forrages, muchos de ellos han sido yá ensayados entre nosotros con re- sultados bastante satisfactorios y otros, por sus condiciones de vida son perfectamente aclimatables; sólo falta la experimenta- ción que venga á confirmar el juicio á priori, formulado como consecuencia del estudio minucioso y razonado de las cualidades vegetivas de cada planta forragera. El viejoramie7ito de los pastos de la Steri'a del P erú es un hecho perfectafncnte racio7tal y factible y nó tma quimera de espí- ritus ilusos y optimistas. El conocimiento de los ensayos hechos y de las cualidades y condiciones de vegetación de las plantas que constituyen la flora forragera, llevan esa certidumbre al espíritu; sólo se necesita un poco de iniciativa y de constancia de los parti- culares, y de dirección y protección de los Poderes Públicos. MEZCLA DE PASTOS Si bien hay muchos pastos cuyas modalidades de vegeta- ción permiten que se les siembre solos, hay muchos, también, que por sus hábitos vegetativos, dan resultados mejores cuando se les siembra asociados. La asociación lógica de los diversos forrages asegura un mejor rendimiento, un mejor sabor, así como una mayor esta- bilidad en la producción, debido á la distinta susceptibilidad de las plantas forrageras respecto á las condiciones climatéricas. El rendimiento es mayor porque hay una mejor utilización del suelo, que es completamente ocupado, lo que impide la in- vasión de las malas hierbas; pues, como hemos visto, algunas plantas tienen la costumbre de vegetar en grupos, lo que oca- siona un desperdicio de terreno y, además, esos espacios vacíos son otras tantas puertas abiertas á la invasión de las malezas. La asociación, como hemos dicho, dá mayor estabilidad á la producción forragera, es decir, hace que sea más ó menos uni- forme durante el año. Las diversas plantas asociadas reaccio- nan diversamente á las variaciones climatéricas; mientras unas sufren con el sol, á otras les es favorable; cuando el frío detiene la vegetación de algunas, favorece, por el contrario las de otras. Es por eso que la asociación establece una especie de equilibrio en la producción que es, así, uniforme tanto en verano como en invierno. Por otra parte, la asociación permite una mejor explotación del suelo, pues el diferente desarrollo radicular de las plantas - 204 asociadas hace que el suelo sea uniformemente explotado tanto en las capas superficiales como en las hondas. Además, la asociación racional asegura una alimentación continua y variada para el ganado. Si las cuestiones que conciernen á la práctica agrícola, pu- dieran ser resueltas con lápiz y papel, hace mucho tiempo que el problema de las mezclas de pastos hubiera sido resuelto. Es muy fácil figurarse mezclas que deberían dar pasto abundante tanto en verano como en invierno, pero esas mezclas formula- das, así, á priori, en el gabinete de estudio, fracasan la mayoría de las veces; es sólo la experiencia larga y continuada, la obser- vación permanente, la que puede decirnos de las mejores mez- clas, de las hierbas que deben componerlas y la proporción en que deben concurrir. I este rol de experimentación, continua- da y atenta observación es el que corresponde á las estaciones experimentales. Berthault dá las siguientes mezclas: PARA TIERRAS ARCILLO-CALCÁREAS. Poa pratensis Festuca pratensis Lolium perenne Arrhenatherum elatius, Dactylis glomerata. . . . Trifolium repens Medicago lupulina. . . . 5 9 5-5 4 2 3-6 kilógramos PARA TIERRAS ALCILLO-SILICOSAS HÚMEDAS. Poa pratensis Poa trivialis Phleuin pratense . . . Alopecurus pratensis Festuca pratensis... Trifolium repens. . . Trifolium hybridum Trifolium pratense. . 3 kilógramos 2.2 ,, 3- 6 1.4 4- 8 , , 3 ■ .. 1. 1 1,2 PARA SUELOS ARCILLOSOS Y SUPERFICIALES Phleum pratense . . . Dactylis glomerata. Agrostis stolonifera Lolium perenne . . . , Trifolium hybribum Trifolium pratense. . Chicorium intibis . . 1 . 5 kilógramos 2 1-5 9 2.8 4 1-5 205 — En la Sierra darían buen resultado las siguientes mezclas: Festuca elatior y Agrostis alba en terrenos con riego ó du- rante el invierno. Arrhenaterum elatius y Dactylis glomerata en terrenos secos. Cynosurus cristatus y Holcus Mollis, en tierras excesiva- mente secas. Cynosurus cristatus y Lolium italicum ó Cynosurus crista- tus y Poa pratensis. Como el Dactylis glomerata vegeta en grupos, lo que oca- siona una pérdida de terreno y una posibilidad de invasión de malezas se le puede mezclar con la Festuca pratensis que ma- dura al mismo tiempo que él ó con el Lolium italicum. Es posible que las siguientes mezclas dieran buenos resul- tados. Estas mezclas han sido formuladas teniendo en consi- deración los ensayos practicados en el país, así como las carac- terísticas culturales de las plantas aún no ensayadas y cuya acli- matación es posible augurar. Avena elatior 4 Bromus inermis - 9 Cynosurus cristatus 1.5 Dactylis glomerata 7 Holcus mollis 7 Poa pratensis 8.5 Onobrychis sativa 12. Trifolium repens i Agropyrum tenerum 5 Agrostis alba 2 Holcus lanatus 7 Lolium perenne 9 Lolium italicum 8 Anthyllis vulneraria 2 Lotus hirsutus 2 Sanguisorba officinalis 3 En los terrenos muy secos, creemos que la siguiente mez- cla daría buenos resultados: Agrostis vulgaris i Bromus inermis 10 Dactylis glomerata 7 Poa abyssinica 6 Poa annua 4 Lotus corniculatus 4 Medicago lupulina 1.5 2o6 Sanguisorba officinalis 3 Spergula arvensis 2.5 Una mezcla excelente en pastos para ganado lanar y en te- rreno seco, sería: Achillea millefolium 4 Cynosurus cristatus 2 Festuca duriuscula 10 Festuca ovina 8 Holcus mollis 5 Dactylis glomerata 7 Sanguisorba officinalis 2 Trifolium repens i Hé aquí un cuadro de las diversas hierbas en que están in- dicadas la pureza de su semilla, su poder germinativo, su valor agrícola y las cantidades de semilla sembradas solas ó en mezcla: FORRAGES Pureza Poder Germinativo Valor Agrícola CAN S Sola TIDAL) DB EMILI.A En mezcla Dactylis glomerata 75 70 52.5 40 6-8 Festuca pretensis 95 75 07 60 9-12 Phleum pratense 97 90 87 18 5-8 Arrhenatherum elatius 70 70 49 80 8-12 Avena fluvescens 40 40 16 33 3-4 Poa pratensis 95 50 47.0 20 5-10 Poa trivialis 90 50 45 22 4-5 Alopecurus pratensis 90 35 31-5 25 6-4 Lolium perenne 95 75 71 60 6-12 Lolium italicum 95 70 71 55 5-10 Bromus pratensis 80 64 51.2 60 6-12 Agrostis stolonífera 85 85 72.2 1 1 1-1.5 Cynosurus cristatus 90 60 54 28 1-2 Holcus lanalus 68 34 23 30 5-9 Trébol blanco 96 75 72 12 0.6-12 Trébol común 98 90 88 20 2-4 Trébol híbrido 97 75 37 14 1 . 4-2 . 1 Medicago lupulina 97 85 82.5 20 1-2 Medicago sativa • 98 90 88.2 29 1-3 Hedysarum onobrychis 98 80 78 1 80 9-18 ■ Anthyllis vulneraria 95 90 85.5 20 1-2 Lotus corniculatus 85 50 42.5 12.5 — 207 ESTABLECIMIENTO Y CUIDADO DE LAS PRADERAS. PREPARACIÓN DEL TERRENO Labranzas. — un suelo ha sido ocupado durante al- gún tiempo por un vegetal, tórnase duro y compacto, á pesar de los trabajos culturales dados que son siempre superficiales, y esa dureza y compacticidad serán mayores aún, cuando se trata de pastos y praderas que no reciben labor cultural alguna. Las labranzas tienen, por objeto, romper, moler ese suelo así compacto y favorecer los fenómenos de asimilación, desagre- gación y vida microbiana que en él se realizan. La labranza del suelo tiene por objeto no sólo aumentar el vülúmen de tierra explotable por las raíces y, desde luego, la cantidad de elementos nutritivos á disposición de éstas, sino que aumentan, también, la capacidad receptora de la tierra para el agua. En una tierra bien labrada, las raíces pueden desarrollarse libre y vigorosamente; de ahí, plantas fuertes y grandes, pues el desarrollo de un vegetal está en razón directa de su desarro- llo radicular. Por las labranzas, se pone en contacto de la atmósfera uu mayor volúmen de tierra de donde resulta una mayor actividad en los fenómenos de oxidación y desagregación que aumentan así el Stock de elementos nutritivos, susceptibles de ser asimi- lados, así como se activa por la aereación, consiguiente á la la- branza, los fenómenos de nitrificación que enriquecen también el suelo de un elemento esencialmente rico y raro, como es ni- trógeno. En la Sierra se deberá hacer las labranzas de Octubre á No- viembre, es decir, cuando las primeras lluvias han comunicado á la tierra un grado de humedad suficiente para poder .ser arada. Después de la primera reja, se dará una rastra á fin de re- coger la paja y después tantas rejas y rastras como la limpieza del terreno lo exija El paso del rodillo dará, también, buenos resultados, destruyendo los terrenos. Una vez limpio y mullido el terreno, deberá dejarse así du- rante el resto del invierno y durante todo el verano. Por las lluvias del invierno, las semillas de malas hierbas que hayan quedado en el suelo, germinarán y serán destruidas por las la- branzas necesarias con sus rastras correspondientes; se destruye, 2o8 — así, toda posibilidad de reaparición de las malas hierbas. Como á fines del invierno y durante el verano no es posible el sem- brío por la frecuencia de las heladas que destruirían las plantas tiernas, así como por la ausencia completa de lluvias, deberá hacerse éste al principio del invierno. Durante el verano, las heladas favorecerán la desagrega- ción y mullido del suelo y al fin de él, tendremos el suelo per- fectamente listo para hacer el sembrío prévia una labranza con su rastra correspondiente, pues las semillas de pastos son muy ' finas y necesitan un suelo perfectamente molido para poder ger- minar. Epoca del seml>7'ío. — En la Sierra se deberá hacer el sem- brío en los meses de Octubre y Noviembre que es el tiempo en que han cesado las heladas y en que las lluvias suministrarán á las semillas el agua necesaria para su germinación. La tempe- ratura favorable que reina en el invierno, así como el agua su- ministrada por las lluvias permitirán un rápid.o desarrollo de las hierbas que se presentarán yá bastante vigorosas cuando lle- guen las heladas del verano. Se deberá escojer para el sembrío un día tranquilo, en que el viento no sople muy fuerte á fin de tener una igual reparti- ción de la semilla. Cantidad de semilla. — Si el sembrar poca semilla tiene el defecto de tener una mala utilización del suelo y favorecer la in- vasión de malas hierbas, el sembrar demasiado espeso pone á las plantas en un estado de lucha entre sí, que no hace sino de- bilitarlas, perder sus energías en una lucha inútil. No se puede dar reglas absolutas sobre la cantidad de se- milla de cada especie vegetal que debe ser sembrada. Esta va- ría con el valor cultural de la semilla y con una serie de agen- tes que ejercen acción sobre la germinación. Aún suponiendo que todas las semillas conserven su poder germinativo hay muchas que no germinarán ya por haber sido enterradas demasiado profundo, ya por haber quedado dema- siado á la superficie; y otras serán destruidas por las aves, in- sectos ó roedores. Como se vé, se debe siempre emplear una cantidad de semilla mayor que la extrictamente necesaria, pues hay siempre un cierto número de semillas que no germinarán. En los suelos ricos emplearemos menos semilla que en los pobres, pues en ellos las plantas alcanzarán un mayor desarrollo — 209 — y por consiguiente se necesita menos semilla para obtener una buena ocupación del suelo. Debiendo ser enterradas más profundamente las semillas en los suelos secos, se deberá emplear en ellos más semillas, pues la profundidad disminuye la germinación. Cuando se siembra á mano, se emplea más semilla que cuando se usa una sembradora mecánica, pues con ésta última tenemos un sembrío más uniforme y, desde luego, una mayor germinación y una ocupación mejor del suelo. Como se vé, son muchas las condiciones y factores que in- fluyen sobre la cantidad de semilla que debe ser sembrada. No pueden, pues, darse reglas absolutas; por eso, las cantidades in- dicadas al tratar de cada especie forragera 5’^ en el cuadro ante- rior, servirán sólo de norma para indicar al agricultor cual es la cifra alrededor de la cual deben girar las variaciones de la can- tidad de semilla. Ejecución del sembrío. — El buen resultado de un sembrío depende no sólo de la bnena preparación del suelo, la buena ca- lidad de la semilla, la época favorable, sino que depende en gran parte de la ejecución misma del sembrío. Para que un sembrío sea bueno es necesario que sea uni- forme tanto en superficie como en profundidad. Por la unifor- midad en la superficie tendremos una buena ocupación del suelo que impedirá la invasión de las malas hierbas y por la profundi- dad uniforme se tendrá un igual de.sarrollo de todas las plantas. Esta doble uniformidad en la profundidad y en la reparti- ción en la superficie, hace que cada planta pueda disponer en el aire y en el suelo de un volumen más ó menos igual, de donde una igualdad en la cantidad de elementos nutritivos á disposi- ción de cada planta y. desde luego, uniformidad en la vege- tación. El sembrío puede hacerse á mano ó con sembradoras me- cánicas. El sembrío á mano requiere de parte de quien lo eje- cuta una gran destreza á fin de que sea uniforme y esa destreza no se adquiere en un momento, viene á consecuencia de una práctica larga y continuada; es por eso que son muy raros los buenos sembradores. En las haciendas de ganado de la Sierra del Perú, se ha uti- lizado siempre lol pastos naturales, así es que su población ru- ral desconoce los principios más elementales de cultivo, entre- 2 10 gada, como ha estado, sólo á las labores pastoriles. Por consi- guiente, sería imposible encontrar entre ellos buenos sembra- dores y el enseñarles sería tarea difícil y larga. Dadas, además, las grandes extensiones que habría que sembrar, el sembrío me- cánico es el línico posible. Por el sembrío mecánico no sólo se tiene una gran unifor- midad, sino que es, también, mucho más rápido que el sembrío á mano; una sembradora mecánica hace un trabajo doble que un sembrador á mano. Además, el sembrío mecánico permite sembrar á todo vien. to, pues la semilla cae miiy cerca del suelo. Una vez la semilla en el suelo es necesario cubrirla. Entierro de las semillas. — La profundidad á la cual deben ser enterradas las semillas, depende del tamaño de la semilla y de la naturaleza del .suelo. Las semillas grandes como las del Bromus, los Ray-Grass, las Festuca, deben ser enterradas más profundamente que las pequeñas, como las del Phleum pratense y las legumino.sas. En los stielos ordinarios, 5 centímetros de profundidad son suficientes para cubrir las semillas grandes, mientras que 1,5 á 2 centímetros bastan para las pequeñas. En los suelos secos se enterrará más profundamente las se- millas, á fin de ponerlas en mejores condiciones de humedad. En los suelos ligeros .se enterrará más hondo que en los duros y compactos. Cuando los suelos son ligeros, terrosos, y las semillas pe- queñas, el paso de un rodillo puede bastar para cubrir la semi- lla. En estas condiciones basta, á veces, una lluvia para cubrir las semilla.s. En algunas condiciones, se hace pasar sobre el campo recién .sembrado, un rebaño de ganado lanar, que entierran las semi- llas con sus pezuñas hendidas y ligeras. Pero, ordinariamente, se acostumbra enterrar las semillas con una rastra usada ó con una rastra especial con dientes de madera. También se hace uso, á veces, para enterrar la semiila de un arbusto espinoso que es pasado por todo el campo. Sembrío de las mezclas de forrages. — Si bien las sembrado- ras mecánicas reparten uniformemente la semilla cuando toda ella es de la misma naturaleza, esta uniformidad desaparece cuando se trata de semillas de distinto peso y densidad. — 211 vSi se mezcla semillas grandes con pequeñas, éstas saldrán siempre primero. Cuando semillas pesadas son mezcladas con ligeras, aún del mismo tamaño, las pesadas saldrán siempi'e primero, á menos de remover constantemente la mezcla. Por otra parte, estando basadas la mayor parte de las sembradoras mecánicas al voleo en la fuerza centrífuga la repartición de una mezcla de .semillas pe.sadas y ligeras, será desigual, pues estando la fuerza centrí- fuga en razón directa de las ma.sas, las semillas pesadas serán siempre arrojadas más lejos que las ligeras. Para evitar esto, se debe poner sólo una pequeña cantidad de la mezcla en la sembradora á fin de evitar la separación de la semilla pesada de la ligera; pero esto tiene el inconveniente de ocasionar una gran pérdida de tiempo en la carga frecuente de la sembradora. Es por eso que es preferible el método del sembrío fraccionado, es decir, dividir las semillas que constitu- yen la mezcla en tres categorías que se siembran separadamente. En la primera categoría ó primer lote se hace entrar las gramíneas que deben ser profundamente enterradas y que son de gran volumen. Tales son las Ray-Grass, el Arrhenatherum elatius, el Bromus y la Festuca. En el segundo grupo se reúne las semillas pequeñas que, apenas, deben ser cubiertas de tierra, como la Avena flavescens, el Dactylis glomerata, el Alopecurus pratensis, los Poas, etc. El tercero y último lote comprenderá las leguminosas y el Phletim pratense. Cada lote debe ser mezclado cuidadosamente á fin de tener una mezcla perfectamente homogénea que podrá ser uniforme- mente repartida. El primer lote es enterrado por el paso de una rastra ordi- naria; el segundo por un simple rodillaje; si hay lluvia, ésta bastará para cubrir las semillas del tercer lote y si nó, se pasa- rá de nuevo el rodillo. Se obtiene, así, una gran uniformidad en la repartición de la semilla y, desde luego, en la composición de la pradera. Conservación de las praderas. — Para que un pastal llegue rá- pidamente á su mayor productividad y se conserve en ella duran- te muchos años, e.s preciso prodigarle cuidados especiales, con- tinua atención. A pesar de todos los cuidados tomados en la preparación — 212 — y limpieza del suelo, y en la elección de la semilla, al cabo de algún tiempo se vé aparecer en los pastos, malas hierbas cuyas semillas han sido llevadas por el viento, las aguas y, aún, por los mismos animales. Dada la enorme fecundidad de las malas hierbas y su vegetación sumamente rápida, si no se toman enér- gicas medidas precautorias, veremos los pastales invadidos rápi- damente por las malezas que irán desalojando á las especies sembradas. Como la mayor parte de esas malas hierbas se reproduce por semillas, bastará impedir la formación de éstas para anular la multiplicación de aquellas. Bastará, pues, cortar las malas hierbas antes de la floración, operación que repetida durante tres ó cuatro años consecutivos será suficiente para librar á la pra- dera de sus terribles enemigos. Cuando hay partes de la pradera demasiado infestadas de plantas nocivas, vivaces, conviene romperlas para librarlas de ellas y volver á sembrarlas. RESULTADOS ECONÓMICOS DEL MEJORAMIENTO DE LOS PASTOS. El mejoramiento de los pastos, aumentando la cantidad y calidad de los elementos susceptibles de ser transforinados, no sólo permitirá un aumento de la producción dada la calidad me- jor de los alimentos sino que permitirá, también, aumentar la densidad de la población animal, visto que se necesitará espa- cio mucho menor para la alimentación de cada individuo. Actualmente, cada legua cuadrada puede alimentar anual- mente 300 vacunos y siendo el precio medio de locación de esa superficie de S/. 100 año, precio que puede estimarse como va- lor del pasto por ella producido, tendremos que el costo de la alimentación de cada individuo alaño será de S/. ^gg = S/. 0.33. El precio del litro de leche producido en la Sierra en las actuales condiciones puede calcularse como sigue: Alimentación de 456 vacas á S/. 0.33 $ 150.48 Pastores (S. 12 al mes por 40 vacas lecheras) ,, 1664.40 Intereses [8 % de S/, 22.800] ,, 1824.00 Participación en gastos generales ,, 1254.00 $ 4892.88 — 213 — Estas 456 vacas producen anualmente 205,200 litros de le- che, de modo que el precio de cada litro será: S/. 0.033 <5 sea S/. o.oj. La alimentación anual con pastos mejorados es mucho más cara, pero esta mayor elevación de precio es compensada por el aumento de producción, de modo que el precio del litro de leche viene á ser, más ó menos, el mismo. Pero las ventajas del me- joramiento de los pastos no pueden medirse por el precio de la unidad de producto producido; aún cuando ese precio fuere ma- yor, y desde luego, menor la ganancia, el enorme aumento que permite en la producción, hace enormemente mayor la ganancia total aún en el caso de que fuere menor la ganancia por unidad de producto. Vamos á ver cuál será el precio de alimentación anual con pastos mejorados y, deducir, de ahí el precio del litro de leche. El sembrío de pastos mejorados de una hectárea, en la Sie- rra, puede calcularse así: Romper con Colling número 9 S/. 2.16 Rastra ,, 0.50 Basureo [25 tareas á S/. o. 10 cada una] ,, 2.54 Reja Doble Disco ,, 2.72 Rastra ,, o. 54 Basureo [20 tareas] ,, 2.00 Rodillo ,, 0.54 Remojo ,, 0.40 Reja Doble Disco ,, 2.05 Rastra ,, 0.54 Basureo (i 5 tareas) ,, 1.50 Rodillo 0.54 Semilla ,, 20.00 Sembrío 0.54 Rastra ,, 0.54 Levantar acequias ,, 0.80 Riego ,, 0.40 Total S/. 38.30 Pudiendo apreciarse en 20 años la duración de una prade- ra, la participación anual en la preparación será: 38-30 T 2 14 — I el precio de costo del pasto producido por año será: Participación en preparación. . . ; S/. 1.91 12 riegos á S/. 0.40 cada uno 4.80 6 limpias al año [20 tareas cada una = 120 tareas] . . ,, 12.00 Participación en amortización maquinaria ,, 1.80 Participación en gastos de conservación de la misma ,, 3,00 S/. 23.51 Como cada hectárea de pasto mejorado puede alimentar 2 animales al año, el precio de alimentación de un animal al año, será: = S/. 11.75 Suponiendo que esos pa.stos mejorados permitan la produc- ción de 1,000 litros de leche por vaca al año, el precio de costo del litro de leche será: Alimentación de 456 vacas á S/. u.75 S/. 5358.00 Pastores (12 soles por 40 vacas al mes) ,, 1664.40 Intereses (8 % de S/. 22,800) ,, 1824.00 Participación en gastos generales ... ,, 2254.00 Total S/. 10,100.40 I siendo la producción total de 456,000 litros de leche el precio de costo de cada uno será: S/. 101000.40 C/ o n-7-7 456.000 ’^r Como se vé, el precio de costo del litro de leche sería, más ó menos, el mismo que en las condiciones actuales; pero, como hemos dicho, las ventajas que resultan del mejoramiento de los pastos, no se aprecian por el mayor ó menor precio de la unidad de producto, sino por la ganancia total por unidad de superficie. La producción forragera actual sólo permite la manuten- ción de 300 animales por legua cuadrada ó sean tan sólo yé de animal por hectárea, mientras que los pastos mejorados permi- tirían la alimentación de dos animales por hectárea ó 5,000 por legua cuadrada. Suponiendo que el 40 % del ganado esté formado de vacas lecheras, tendríamos 120 vacas por legua cuadrada en las actua- les condiciones y 2,000 vacas en igual superficie de pastos me- jorados. -- 2¡S — Suponiendo que una vaca en las actuales condiciones pro- duce 450 litros al año, la producción actual de leche por legua cuadrada sería: 120X450=54.000 litros y calculando en 1,000 litros la producción anual con pastos me- jorados, esa producción sería: 2,000 X 1,000 — 2.000,000 de litros. Necesitándose en la Sierra, 20 litros de leche para hacer i kilógramo de mantequilla, la producción de mantequilla por le- gua cuadrada será: ~~2%~ — 2,700 kilógramos en el primer caso y — 100,000 kilógramos en el segundo. Ahora bien, el precio de costo de la libra de mantequilla, según datos recogidos en el departamento de Junín, puede cal- cularse como sigue: f:^Í^Leche [145.333 Tetros á S/. 0.023] S/. 3,342.66 Mano de obra [S/. 98 al mes] ,, 1,176.00 Interés de valor de la oficina y maquinaria (S/. 5,488.20a! 8%) ,, 439-05 Amortización de la maquinaria (S/. 2,288.20 5 años) ,, 329-83 Amortización déla oficina (Si. 3.200 25 años). ... ,, 49.82 Sal , , 69, 1 5 Cajas ,, 325-42 Papel pergamino ,, 73.22 Total S/. 5,805.15 Cantidad de mantequilla producida: 16,271 libras. Precio de costo de la libra de mantequilla: SI. = S/. 0.356 ó sea S/. 0.36 I el precio de la libra de mantequilla puesta en Lima será; Precio de costo de 16,271 libras S/. 5805.15 Encajonado [S/. 0.70 cada cajón para 54 libras] ... ,, 210.00 Flete [SI. 17.40 por 1,000 kilógramos] 130.23 S/. 6,145.38 — 2i6 — Precio de la libra de mantequilla puesta en Lima. I siendo S/. i el precio medio de venta á los intermedia- rios, la ganancia por libra de mantequilla será; S/. i.oo— 0.38 = S/. 062. Siendo S/. 0.62 la ganancia por libra de mantequilla, la ganan- cia neta total por legua cuadrada, con los pastos actuales será: o:Tto 0-62 = S/. 3639- 1 3 mientras que con pastos mejorados esa ganancia sería; 062 =: S/. 134,782.61 Como puede verse, la ganancia neta obtenida por legua cuadrada sería Cuarenta veces mayor que en las condiciones forrageras actuales con los pastos mejorados y, esto, consideran- do que el precio de producción permanece el mismo, siendo así que á medida que aumenta la intensidad de la producción, dis- minuye el precio de costo de la unidad de producto. Puede deducirse de aquí la amplia evolución que el mejo- ramiento de los pastos está llamado á provocar en la industria ganadera nacional, aumentando no sólo la ganancia neta por unidad de superficie- en proporciones verdaderamente enormes, sino permitiendo aumentar notablemente la densidad de la po- blación animal de nuestras serranías, de donde resultará un au- mento notable de nuestra producción, aumento que permitirá no sólo la satisfacción de las necesidades nacionales, sino que nos permitirá, también, la exportación de nuestros productos pecuarios á los mercados de Europa. ALIMENTACION DEL GANADO LECHERO DURANTE EL VERANO. HENAJE Y ENSILAJE. Como hemos visto, el verano de las punas se caracteriza por su temperatura baja, los cambios bruscos de esa tempera- tura y, especialmente, por la ausencia completa de lluvias. Es, sobre todo, la sequía la causa principal de la escasez de pastos durante la estación, porque las partes irrigadas ó húmedas se conservan siempre verdes, siempre productivas. Además, las heladas impedirán la vegetación de muchas plantas legumino- sas que como hemos visto al estudiarlas individualmente, son — 217 — bastante sensibles á esos fenómenos y los pastos quedarán cons- tituidos durante el verano, únicamente por gramíneas. Por el contrario, durante el invierno, la época de lluvias, el pasto crece abundante y vigoroso y puede decirse, que hay hasta superabundancia de pastos. La temperatura relativamen- te elevada (i°i5°) y la gran cantidad de agua pluvial, son fac- tores que contribuyen poderosamente al desarrollo de las hier- bas que forman las praderas. En esta estación, las legumino- sas aletargadas por los fríos del verano, rebrotarían con vigor, de donde una superioridad en la composición de las praderas, pues, como sabemos, el valor nutritivo de las leguminosas es superior al de las gramíneas. Es en esta época de holgura, de abundancia de pastos, que debemos hacer provisiones para el tiempo de estrechez, para el verano. Debemos hacer sufrir al pasto cierta trasformaciones á fin de hacerlo susceptible de ser conservado. Esto se consigue por el henaje y el ensilaje. La lucha continua contra las condiciones climatéricas ad- versas, es tina de las causas principales de la generación del ga- nado serrano y, también, de su poca productividad, pues, ade- más de no constituir el alimento que consume sino una escasa ración de manutención, hay una gran pérdida de energía por la autocombustión indispensable para mantenerla temperatura ne- cesaria para la vida, temperatura que les niega el medio en que viven. Es por eso que para poder llegar á una producción ra- cional, debemos ayudar al ganado y principalmente, al ganado lechero, en su lucha contra el clima, sustraerlo á esas condicio- nes climatéricas adversas, evitar toda pérdida de energía, no sólo en la lucha -contra el frío, sino, también, en las largas pe- regrinaciones tras el alimento que ya escasea, alimentarlo de un modo racional y suministrarle los cuidados que requiere la higiene más elemental. I todo esto lo conseguiremos por la es- tabulación; pero no una estabulación absoluta, sino por una es- tabulación mixta, intermedia entre el pastoreo al aire y la esta- bulación permanente que usados exclusivamente tienen sus de- fectos y sus desventajas. El sistema de pastoreo al aire libre, si bien es cierto es el que más se aproxima á la existencia natural de los bóvidos, puesto que les permite buscar, seleccionar, los pastos que más les agradan y moverse sin restricción alguna, tiene sus incon- venientes. Hay pérdida de energía en el animal para mante- ner su calórico y pérdida de energía durante su marcha y sus movimientos que son más amplios, estando libre. Además, no es un método económico, pues hay un gran desperdicio de alimento; el animal destruye con los pies casi tanto forrage como el que consume M. Bouthier de la Toiir pre- tende que la misma pradera segada alimenta el doble de cabe- zas que pastada. El sistema de estabulación permanente, suministra mayo- res cuidados á los animales, cuida de su higiene y es el único método que permite un racionamiento racional y científico; pe- ro, siendo un método de explotación intensiva acaba por agotar al animal y, además, permite el rápido contagio de las enferme- dades, como sucede en todas las aglomeraciones animales. Es por eso que el método mixto, es decir, el método en el cual se suelta los animales á los pastos durante una parte del día, es el que mejores resultados produce. Se unen, así, las ventajas de la estabulación y del pastoreo y se evita una serie de enfermedades consecuentes de la inmovilidad, como son las artritis y otras. Si bien la aclimatación de pastos, nos suministraría forrage durante el verano, esta producción será siempre inferior á la del invierno, á causa de las condiciones desfavorables de vegeta- ción, como son la sequía y las heladas; por consiguiente, guar- daremos para el ganado lechero el pasto del invierno conserva- do que será más rico, pues contendrá leguminosas y dejaremos el pasto de verano para el ganado fuera de producción y para el ganado lechero en los momentos en que es puesto en libertad. El sistema de estabulación permitirá dar á los animales el cuidado necesario y permitirá, también, el doble ordeño. La alimentación con pasto conservado unida á la estabulación per- mitirá la alimentación racional del ganado, condición esencial de una buena producción. En cuanto á la hora en que se debe soltar á los pastos los animales en estabulación, ésta variará en la Sierra, con las es- taciones. Durante el invierno, se deberá ordeñar temprano, á las 8 a. m. por ejemplo y soltar después el ganado, hasta las 12 m. aprovechando así de la mañana en la que casi nunca llueve, pues durante el resto del día llueve torrencialmente. En cam- bio, en el verano, se deberá ordeñar más tarde, pues los pastos 2 19 — amanecen escarchados y soltar el ganado citando yá el sol ha derretido la escarcha y tenerlo en libertad hasta que, ya en la tarde comienza á descender la temperatura. Un ejemplo palpable de la favorable influencia del sistema de estabulación mixta, lo tenemos en la hacienda “La Florida’’ del señor José G. Otero, en Tarma. Esta hacienda cuenta con un establo perfectamente montado, con todas sus comodidades. Las vacas tienen, en su mayor parte, sangre suiza, pero hay al- gunas indígenas. El ordeño se hace tempráno (á las 6 a.) y las vacas permanecen en el corral hasta las 9 a. m. en que van á los pastos, para regresar, de nuevo, á las 5 p. m. Las vacas son ordeñadas dos veces al día y se les rasquetea y limpia todas las mañanas. Las siguientes cifras demuestran los excelentes resultados obtenidos: Nombre de la Parto Días de Producción total Producción maxima Taca lactación ' en un día Negra 2.° 239 1324 litros 12.5 litros Espinosita 2.° 283 843.5 >> 7 >> Nicolasita (i) . . i.° 166 569 ,, 6.3 ,, Pihsubamba. . . . 5.° 226 899.5 ,, 4.9 Gonzalo 5.° 241 1066 ,, Ingle.sita i.^ 284 812 ,, Comelona i.° 255 872 ,, Huaychan 6.° 257 854 ,, Chivilla 4.° 257 972.3 ,, Como se vé, la estabulación unida á una alimentación ra- cional puede hacer cambiar la faz de la industria lechera en la Sierra del Perú. Vamos á ver, ahora, las operaciones que debemos hacer, los^métodos que debemos seguir para poner el pasto en un es- tado tal que asegure su conservación. Estudiaremos, primero, el henaje y, luego, el ensilaje H E N A J E El henaje es el procedimiento que tiene por objeto some- ter la hierba á un proceso de desecación metódica que asegure su ulterior conservación. Pero, el henaje no se reduce sólo á (i) Esta vaca secó por la muerte de la cria, 220 una desecación, á una alimentación del agua de vegetación, sino que es acompañado de una fermentación que, bien condu- cida, bien encaminada, no sólo hace conservar al heno su valor nutritivo, su color y su perfume, sino que lo hace menos duro, más apetecible por los animales. Tiempo de la cosecha. — La regla que debe guiarnos para de- terminar la época de la cosecha, es, obtener el máximun de can- tidad unido á la calidad máxima. Las plantas jóvenes, las plantas que crecen, tienen más ni- trógeno, más materias proteicas, más ácido fosfórico; son, pues, más nutritivas. Además, su celulosa es más digestible. Ese aumento de nitrógeno cesa después de la floración y no tenemos ya aumento sino de celulosa poco digestible. A medida que una planta crece, se desarrolla, se realizan en su seno continuos cambios, no sólo bajo el punto de vista de su cantidad relativa sino, también, bajo el de la solubilidad de sus principios constituyentes. La composición de un vegetal vivo no es la misma dos días seguidos. En las plantas jóvenes y en los órganos nuevos, en que las células se multiplican ccn rapidez, los elementos proteicos son más abundantes y son más solubles que en las mismas plantas y los mismos órganos llega- dos á un estado de vegetación más avanzada. A medida que aumenta la edad de una planta, la cantidad de materia proteica crece mucho menos rápidamente que la cantidad de hidratos de carbono, una parte de los cuales se vuelve insoluble trasformán- dose en leñoso. El leñoso aumenta así, mientras que la pro- teína disminuye proporcionalmente y si hay un aumento de materias extractivas no azoadas hasta cierta época, á partir de ahí decrecen rápidamente. La digestibilidad es grandemente influenciada por la cons- titución del alimento. Esa influencia es incontestable, pues los estados moleculares variables que afectan los diferentes princi- pios nutritivos, los hacen más ó menos fácilmente atacables por los jugos digestivo.s. Este estado molecular varía no sólo de una planta á otra sino, también, con el grado de vegetación. Así, los brotes jóvenes de las hierbas son, casi, enteramente di- gestibles, mientras que en su madurez completa, su digestibili- dad es mucho menor. En las siguientes experiencias demuestra Wolff como la di- gestibilidad de un alimento está en razón inversa de su edad. 22 1 Estas constataciones han sido hechas con trébol verde consnmi- . do por carneros. TRÉBOL CONSUMIDO VKRDE Al principio En plena Al fln de la floración floración do la floración Sustancia seca digerida 68.8o Proteína digerida 75-04 Celulosa digerida 56.52 ,, 61.05 69.27 ,, 49-56 M 56.19 58-57 M 38.82 ,, En las plantas que dan varios cortes, el rebrote es tanto más rápido y vigoroso cuanto más temprano han sido cortadas. Pero ¿esta mayor riqueza en elementos nutritivos, esta ma- yor digestibilidad de esos mismos elementos, bastará, acaso, para compensar la deficiencia de la cantidad, el menor volumen del producto total? Nó. I por eso se ha tratado de conciliar la cantidad del forrage con su buena calidad y se ha hallado que estos dos factores se encuentran reunidos cuafido la mayor parte de las plantas comienzan d florecer. Por otra parte, para juzgar del valor de un alimento, se de- be tener no sólo en cuenta su valor alimenticio, .sino, también, su gusto y su efecto sobre los órganos digestivos. Por más ri- co que sea un alimento en principios nutritivos su valor será nulo, si no tiene buen gusto, si no es deseado por el animal; y la hierba jóven, la hierba tierna, es ácida y amarga, los anima- les no la comen bien. Además, las hierbas cortadas verdes son laxantes, debilitan al animal. Por consiguiente, los tres factores que determinan el mo- mento en que un forrage debe ser cortado son: rendimiento, gusto y efecto intestinal. I esos tres factores se encuentran reunidos cuando la ma- yoría de las plantas comienzan á florear. Es en este momento que los jugos nutritivos son más abun- dantes y sus elementos más asimilables. Además, esos jugos nutritivos son más uniformemente repartidos, pues desde que comienza la fioración hay una emigración de los principales ele- mentos hácia los órganos florales. Segando temprano, el forrage es demasiado acuoso, se seca difícilmente y hay peligro de ver pudrir el heno. Por el contrario, el pasto cortado tarde es muy leñoso, tiene una cantidad menor de elementos minerales y, especialmente, ácido fosfórico. Además, hay pérdida de hojas y flores, elemen- 222 — tos finos que son los más nutritivos. En el alfalfa, las hojas tienen de 7 á 8.5 % de proteína, mientras que los tallos no tie- nen más que 3 á 3.5 °/„. Cortando, tarde, se empobrece la planta y el rebrote es difícil y escaso. Cuando se trata de una sola planta es fácil determinar el momento en que la mayoría principia á florecer, pero las prade- ras naturales están formadas de un gran número de plantas di- ferentes que no florecen en la misma época, sino en épocas di- ferentes y, á veces, distantes. A menudo se espera -para comenzar la siega que toda la pradera esté en plena florescencia; pero, entonces, sucede que las leguminosas han pasado yá de la florescencia y han perdido gran parte de sus hojas y las umbelíferas han endurecido y son casi incomestibles. En Lombardía, se acostumbra dar el primer corte cuando florecen el Phalaris arundinacea ó el Poa trivialis. Procediendo así, se consigue que los tréboles estén aún en flor y además se obtienen cuatro cortes al año en las praderas irrigadas, mientras que en el Mediodía de Francia, donde se siega más tarde, no se puede dar sino tres. Por regla general, se debe cosechar cuando los trébolos ú otras leguminosas están en plena florescencia, pues son los pri- meros en perder sus hojas y flores que, como hemos visto, son las partes más alimenticias. Cuando el forrage debe ser consumido al estado verde, se deberá segar á medida de las necesidades, pues si sólo se empe- zase en la floración, habría que prolongarla hasta la fructifica- ción, época en que las plantas se lignifican y pierden la mayor parte de sus hojas y de su valor nutritivo. Secado de la hierba. — Como hemos visto, el henaje tiene por objeto principal hacer perder á las hierbas su agua de vegeta- ción, desecación que es acompañada de un proceso de fermenta- ción. Para obtener un heno de buena calidad, el secado debe ha- cerse sin exposición demasiado fuerte al sol. El heno secado rápidamente se quiebra y carece, además, de aroma, que no es sino un producto de fermentación, fermentación que es impedi- da cuando la evaporación es demasiado activa. Las mejores condiciones para hacer heno son: una atmósfe- ra cálida, un sol poco fuerte y un viento moderado. Como se — 223 — vé, para hacer heno en la Sierra, debemos esperar el principio del verano, en que han pasado yá las lluvias y el cielo es despe- jado y claro. Siendo el henaje iin proceso de desecación, las lluvias lo impiden ó hacen que el heno resulte de pésima calidad; por con- siguiente, en la Sierra, es imposible la fabricación de heno du- rante el invierno, solo se podrá hacer durante éste tiempo heno moreno, reservando la fabricación del heno corriente para el principio del verano. Wolff, analizando heno hecho en condiciones favorables y heno lavado dos veces por la lluvia y estudiando la digestibili- dad de los diversos elementos en ambos casos ha encontrado los siguientes resultados: COMPOSICIÓN CENTESIMA!. Heno de alfalfa secado con Sustancias azoadas Celulosa Cuerpos extrac- tivos no azoados Cenizas cuidado Heno de alfalfa que ha re- 17.00 31.81 43.80 7-39 cibido lluvia 14.94 33-90 44.22 6.94 Estos forrages, habiendo sido consumidos por carneros de dos años, sus diversos elementos han sido digeridos en las siguien- tes proporciones: Materia seca Materia orgánica Proteina Celulosa Cuerpos extractivos Cenizas Alfalfa secada con cuidado Alfalfa que ha re- 58.68 60.89 71-45 48.13 66.44 29. 10 cibido lluvia. . . Pérdida °/^ en cuer 54-30 56.53 66.53 45.26 61.90 22.84 pos digestibles . 13.98 10. 58 23.78 6.97 12.63 La hierba de las praderas lavada por las lluvias pierde. sobre todo, azúcar y otros cuerpos extractivos no azoados. Las pérdi- das son tanto mayores cuanto más avanzada está la desecación y especialmente, cuando el heno está podrido; entonces, según Em- merling hay, sobre todo, pérdida en las combinaciones azoadas, especialmente, de albúmina. Stockardt haciendo el análisis de un heno hecho en condicio- nes normales y de un heno cuya fabricación ha sido contrariada por las lluvias encuentra las siguientes cantidades: 224 Después de 3 dias de secado Después de 3 dias de secado contrariado por las lluvias Materias proteicas 00 c o 6-5 7o Leñoso y celulosa 3M ,, 36.5 ,, Otros principios nutritivos. ■. 53-3 49-7 Azúcar 0.7 ,, 0. 1 ,, Cenizas 6.1 ,, 7-2 ,, Además, cuando hay demasiada humedad, los productos aro- máticos que resultan de la fermentación, se descomponen y se pierden. Como se vé, son desastrosos los efectos de la lluvia sobre la calidad del heno, cuya fabricación debe emprenderse en una épo- ca en que no sean temibles esos fenómenos meteorológicos. La hierba segada, sea á mano, sea mecánicamente, se en- cuentra en el suelo dispuesta en hileras. A la mañana siguiente cuando ha desaparecido el rocío, se esparce la hierba sobre toda la superficie del campo á fin de que reciba mejor la acción de los rayos solares; Una vez seca de un lado, se le voltea y se repite esta operación 2 ó 3 veces al día á fin de obtener una desecación y un color uniformes. Por la tarde, antes de que se vaya el sol, se reúne la hierba en montones pequeños en que la hierba aún no seca, fermenta. A medida que se acerca el fin de la operación se aumenta el tamaño de los haces. La confección de los haces requiere especial cuidado, sobre todo en las condiciones lluviosas. L^n haz bien hecho, debe po- der recibir una gran cantidad de agua de lluvia antes que el inte- rior se moje. Cuando el montón está mal hecho, el agua penetra en el interior, se establece una fermentación activa y se obtiene un heno de mala calidad. Se conoce que el heno está seco, cuando tomando un puñado y esprimiéndolo, no deja salir humedad alguna. Se reúne, enton- ces, el heno en montones que llegan á tener dos y tres metros de altura por tres metros de ancho. El heno queda alguno*; días en esos montones grandes antes de ser almacenado. Para impedir el contacto del montón con el suelo, debe tener alguna base. Esta base puede ser una capa de paja de un pié de altura, pero es mejor una base de madera ó de rieles. Cuando el montón ha llegado á los dos tercios de su altura, debe levantarse considerablemente el centro y mantenerlo así. hasta terminar el montón. vSe dará, así, á la cima una forma có- nica que permitirá el escurrimiento del agua de lluvia. Una vez hecho el montón, antes de que esté bien compacto, se debe anclarlo para impedir que sea llevado por el viento. Un buen sistema consiste en colgar dos pesos en los dos extremos de una cuerda y colgarlos sobre la cima. , Dos de estas sogas cruzadas en ángulo recto defenderán muy bien un montón de los vientos ordinarios. El Reverendo J. D. Dietrich de Flourtown Pa que es el ma- yor productor de heno de los Estados Unidos emplea el siguiente método en su fabricación: “La hierba es cortada en la tarde. El rocío de la primera noche no le daña. Al día siguiente se deja hasta el mediodía. Se pone, entonces, en montones chatos. Los montones son dese- chos á la mañana siguiente, y, por la tarde, se hace un montón grande con cuatro de ellos, montón que queda así un día y es lle- vado, luego, al pajar.” Dada la gran superficie de los fundos ganaderos de nuestras serranías y dada la escasez y falta de práctica de su mano de obra, se impone el uso absoluto de las máquinas en las diversas opera- ciones que constituyen el henaje. Hoy día, la industria fabrica no sólo segadoras mecánicas si- no también segadoras, que tienen por objeto voltear la hierba es- parcida en la superficie del suelo á fin de facilitar su desecación uniforme y rastrillos de tracción que recojen el heno así esparcido, que es reunido en pequeños montones á fin de sustraerlo al rocío de la noche. FABRICACIÓN DEL HENO MORENO Cuando las condiciones atmósfericas no son favorables á la fabricación del heno, sea por la repetida frecuencia de las lluvias, como es el caso de la Sierra, ó la humedad constante llevada á la atmósfera por las neblinas, se prepara, entonces, una especie de heno que se llama heno moreno. El señor J. Vanderghem, Director de la Escuela Nacional de Agricultura de Lima, indica en su curso de Agricultura General, el siguiente modo de preparación del heno moreno: “Se acumula el pasto en montones de 5 á 6 metros de diá- metro. Estos montones pueden ser establecidos, sea en el mismo campo, al aire libre; sea bajo techo en un lugar cerrado. — 22Ó — “Este modo de preparación es el que más se usa para los pastos artificiales y, á veces, para las hierbas de los pastos natu- rales, cuando estas praderas se encuentran en las indicadas con- diciones. “Por la preparación, el pasto adquiere un sabor especial que lo hace muy apreciable para los animales y, por esta razón, se aplica á los pastos de calidad inferior. “He aquí como se hace: sobre el suelo bien nivelado y piso- neado, se extiende una capa de paja y sobre esta capa de paja, se dispone el pasto en capas uniformes, poco espesas y bien compri- midas. A medida que se eleva el montón, se pisotea el pasto comprimiéndolo del centro hácia el exterior. Cuando el montón tiene ^ á 6 metros, de altura, se cubre el todo con otra capa de paja, capa que se mantiene con alambres de hierro. “Visto el estado de humedad del pasto y la presión ejercida, la fermentación no tarda en establecerse, fermentación que es muy activa y hace subir la temperatura de la masa á 70° ú 80" Se deja durar 8 días la fermentación. “Durante la fermentación hay disminución considerable de volumen y aumento de densidad de la masa. “La temperatura baja poco á poco y después, de 5 á lO se- manas, la temperatura ha bajado á la normal y el heno está listo para ser consumido por los animales. “Para dar el pasto moreno á los animales, se corta el montón en secciones verticales. Este corte se hace con un cuchillo especial, llamado cuchillo de heno, que es un cuchillo grande con clientes.” Co7iservación del heno. — Una vez seco el heno, en los grandes montones, debemos trasportarlo á los lugares donde va á ser con- sumido y allí, debemos conservarlo. Este trasporte se hace, or- dinariamente, en carretas. La conservación en montones tiene la ventaja de ahorrar los gastos de construcción de edificios especiales; pero, si se conside- ra los gastos hechos para construir el montón y, sobre todo, para recubrirlo completamente de paja, se vé que esos gastos superan en mucho al interés del valor de los almacenes y sus gastos de conservación. Ahora, si para ahorrar, se suprime la cubierta de paja de los montones, el daño sufrido es mucho más importante por la pérdida de una masa considerable de forrage que es la que compone todo el exterior del montón y, necesariamente se avería por su larga exposición á la intemperie, 227 Además, la construcción de los montones debe suspenderse en los tiempos inciertos ó durante la lluvia, pues el heno se moja y hay peligro de que se pudra. En los heniles ó almacenes no ha- biendo el peligro de que se moje se puede guardar el heno tanto en el bueno como en el mal tiempo. Se dice, generalmente, que el heno conservado en montones es de mejor calidad que el heno almacenado y esto proviene de que el heno que forma los montones es amontonado más unifor- me, más igualmente, á fin de darle consistencia á aquellos, mien- tras que en los heniles no se tiene ese cuidado; se arroja descui- dadamente el heno, sin tener el cuidado de extenderlo uniforme- mente en capas y de amontonarlo con igualdad en toda la exten- sión del henil. Disponiéndolo con cuidado se verá que se con- serva mejor y mucho más tiempo en los heniles que en los mon- tones. Los montones se construyen de forma redonda, pero más co- rrientemente de prisma rectangular, orientándolos de tal modo, que una de las caras pequeñas sea la expuesta al lado de donde vienen las lluvias. Para el consumo, se corta el montón por la otra base, con ayuda de un hacha ó de un cuchillo de heno. El heno tan comprimido como sea posible en el henil, tiene el gran inconveniente de ocupar un gran volumen, lo que hace que se deba aumentar la capacidad de los heniles y hace el tras- porte del heno sumamente péno.so y caro. Es por eso que el prensado del heno, ofrece grandes ventajas, pues permite una economía de espacio y de gastos de trasporte. Además de éstas, ofrece las siguientes ventajas: I." El heno conserva su aroma y no se empobrece; 2.® no se llena de polvo y conserva sus granos; 3.® expuesto á la lluvia no se moja sino en el exterior y, de consiguiente, seca muy fácil- mente; 4.° la gran densidad que adquiere lo hace casi incombusti- ble; 5.° la reducción de su volumen al sétimo del que ocupa en los almacenes, antes de la compresión, hace que sea necesario menos espacio para alojarlo; 6.° el aumento de densidad del heno, trae como consecuencia una gran economía en los trasportes y 7.® el heno se conserva sin alteración durante años enteros. Como se vé, el prensado del heno es una operación económi- ca y provechosa que no produce sino favorables resultados. Salado del heno. — En Inglaterra, Escocia y otros países se- tentrionales se tiene la costumbre de salar el heno en el momento — 228 — de ponerlo en montones. Se emplea i kilogramo 250 de sal por cada 100 kilogramos de heno. Esa sal se disuelve en el agua que exhala el heno durante su fermentación y se esparce, así muy uniformemente en toda la masa. Es una excelente manera de suministrar sal al ganado y tie- ne, además, la ventaja de impedir el moho, moderar la fermenta- ción y asegurar la buena conservación del heno. Schathemann ha seguido esta práctica durante 35 años y ja- más ha encontrado en su heno, la menor traza de alteración. E N S I L A J E Es el sistema de conservación de forrages que consiste en acumular y conservar los pastos al abrigo del aire y tal como se encuentran en el momento de la siega, sin hacerles sufrir deseca- ción prévia. Este modo de conservación se aplica en los lugares donde la frecuencia de las lluvias y la humedad constante de la atmósfera no permite la desecación del pasto y, desde luego, su trasforma- ción en heno. El ensilaje es, especialmente, recomendable para la Sierra del Perú, donde las lluvias son más abundantes, precisamente en la época, que por la abundancia de los pastos, gran parte de ellos podría ser conservada. Esta continuidad de las lluvias haría impo- sible toda tentativa de fabricación de heno en el invierno, durante el cual emplearíamos el ensilaje y haríamos, también, heno more- no. Sólo al principio del verano es que podríamos hacer el heno verdadero, pues sólo entonces, el tiempo permitirá su fabricación. El ensilaje tiene la ventaja de poder ejecutarse en cualquier clima y cualesquiera que sean las condiciones atmosféricas; se su- prime la desecación que es un proceso lento y difícil, y, además, este procedimiento no requiere la construcción de almacenes cos- tosos necesarios para la conservación del heno. Al lado de sus ventajas, el ensilaje tiene el inconveniente de ocasionar pérdidas en el pasto, en peso y en poder nutritivo. Hay una pérdida en materia seca que si, corrientemente no llega al 10 7o, puede llegar hasta el 40 7„. Esta pérdida es debi- da á la descomposición, por la fermentación, de hidratos de car- bono fácilmente digestibles, con desprendimiento de CO'*. Hay disminución, también, de las materias abuminoideas y aumento, especialmente de amidos que son de menor valor nutritivo. — 22Q Weieske ha estudiado esos cambios, esas modificaciones en ensilajes de hierbas de pradera. loo kilogramos de materia seca introducidos en el silo ence- rraban las cantidades de principios inmediatos, encerrados en la columna I; y, después del ensilaje, estaban reducidos á las cifras de la columna II; la columna III hace notar las diferencias. I II III Materias azoadas brutas. 18.56 15-53 3-03 Grasa bruta 2.89 4-57 1.68 Hidratos de carbono. . . 38.90 23-47 15-43 Celulosa 33 63 26.74 6.89 Cenizas 6.02 5.50 0. 52 1 00. 00 75-81 24.19 El calentamiento del forrage produce una disminución en la digestibilidad de la proteína vegetal. Hay, también, una pérdida en el pasto vecino de las paredes, pérdida que puede llegar del lo al 20 7'- A pesar de estos inconvenientes, el ensilaje es el único de los medios de conservación de pastos recomendable en las situa- ciones lluviosas y húmedas que no permiten el henaje. El ensilaje puede hacerse de dos maneras; i." en silos, es de- cir en fosos hechos en el suelo, 2.” en montones sobre el suelo, que constituye el ensilaje al aire libre ó en montón. ENSILAJE EN SILOS El sitio en que vá á establecerse un silo debe tener un terre- no bien seco, consistente, al abrigo de las infiltraciones acuosas y ser vecino del lugar en que vá á ser consumido el forrage. Los silos pueden ser temporales ó permanentes según que se use de ellos, una ó varias veces. En los silos temporales se deja las paredes en estado natural, comprimiéndolas únicamente. En los silos permanentes se reviste las paredes de madera ó de cemento á fin de impedir el contacto de la hierba con la tierra é impedir las infiltraciones. Cuando se ensila pasto continuamente es preferible tener si- los permanentes y bien establecidos. Las dimensiones de los silos son casi constantes. El ancho de la abertura varía de 2 metros á 3.58, el ancho en el fondo de 1.50 metros á 2.75 y la profundidad de 1.25 á 2 metros. La lon- gitud de los silos varía con las necesidades, pero cuando el silo es demasiado largo es mejor dividirlo por tabiques trasversales, pues si hay principio de putrefacción, ésta se extendería rápidamente á toda la masa, mientras que así, los tabiques la localizan. Todo silo debe tener dos pendientes: una longitudinal y otras trasversal á fin de tener una rápida y fácil evacuación del agua. El pasto es acumulado en el silo en capas uniformes que son comprimidas con los pies ó si su extensión es muy grande, con un rodillo pesado. No se debe poner paja entre el pasto y las paredes del silo, pues la paja contiene aire y el aire es nocivo al ensilaje. Por la superposición de capas horizontales de pasto se llega hasta la superficie del suelo y aquí se podría detener el hacina- miento y colocar encima tierra ó pesos, pero hay el inconveniente de que por la compresión y por la fermentación, hay una contrac- ción, una disminución de volumen, de donde resultaría la existen- cia de un espacio hueco en que el agua podría acumularse. Por eso es preferible continuar el hacinamiento más arriba de la su- perficie, formando encima un montón que se llama sobresilo. Se cubre, luego, el sobresilo de una capa de tierra fuertemen- te pisoneada de 0. 40 á O. 50 de espesor ó se ponen tablas con pie- dras, fierros, ladrillos etc., de modo de conseguir una presión de 1,000 kilogramos por metro cuadrado. La masa así presionada, fermenta, se ealienta y la tempera- tura sube hasta 50“ C; hay también, reducción de volumen, en Después de tres meses el producto está listo para ser consu- mido y puede durar dos años. Cuando la presión ha sido enérgica, la fermentación es nor- mal, la atmósfera del silo está formada, sobre todo, de Co^ [anhi- drico carbónico] y el forrage desprende un perfume agradable y tiene un sabor agridulce debido al ácido acético y al ácido láctico, cuya proporción llega, á veces, á 6 y 7 ■>/„. Cuando hay acceso de aire en la masa, ésta toma un olor muy desagradable, debido á la formación de ácido butírico y se inicia un proceso de putrefacción con producción de amoniaco y otras bases volátiles. La extracción del pasto ensilado se hace por uno de los ex- tremos del silo y los cortes se hacen verticales á fin de tener un alimento de composición uniforme, pues, el pasto no es igual en toda la altura del silo, su composición varía con la presión, la hu" medad y el calor y estos factores son función de la profundidad. No se debe extraer del silo sino la cantidad extrictamente necesaria para el consumo diario; hay que desechar las partes su- cias con tierra y las partes enmohecidas. La sal no es, en manera alguna, indispensable para la con- servación; sin embargo, es útil para los pastos mediocres, de cali- dad inferior. Se usa á razón de o. kilógramos 250 á o. kilógra- mos 5.00 por 100 kilógramos de materia verde. Silo Corinouls-Houlés. — De todos los sistemas de silos ensa- yados, ei más económico, es el silo de albañilería tipo Cormouls- Houlés. C. V. Carola en su libro “Plantes fourragéres” dá la descrip- ción de ese silo. “El largo del silo, dice, es de 10 metros, su ancho en la base de 3 metros y de 3.20 en la parte superior. Las paredes son, pues, ligeramente oblicuas con el objeto de favorecer la compresión. El fondo del silo es un plano inclinado 0. 20. por metro, que parte del nivel del suelo en una de las extremidades, para descender 2' metros en la otra. Las paredes laterales se levantan dos metros encima del suelo. La tierra del desmonte es empleada para es- tablecer un plano inclinado detras del muro que cierra el silo, de modo de formar un camino de acceso para las carretas. “Se empiera á cargar el silo por la abertura situada al nivel del suelo; se establece las capas sucesivas comenzando por el fon- do y se continúa elevando el montón hasta la parte superior del muro, ó sea, hasta 2 metros encima del suelo. “Para terminar, se hace subir los carros por el plano inclina- do exterior y se sigue poniendo forrage hasta unos 50 á 70 centí- metros encima de las paredes. Los carros pasando encima del silo contribuyen á la mejor compresión de la masa. Los estratos y capas sucesivas tienen 30 á 40 centímetros de espesor y para su establecimiento se deja pasar el tiempo necesario para que la tem- peratura de la masa inferior llegue á 40” ó 50°. Se pondrá gran cuidado en la comprensión del pasto á lo largo de las paredes. “La fermentación más activa en el medio que en los bordes, hace desaparecer rápidamente el lomo que sobresale, bajo la car- ga de tierra, ladrillos ó piedras con que se oubre el silo de modo de tener una presión de 700 á 800 kilógramos por metro cuadrado.” — 232 — A pesar de no ser muy elevado el precio de costo de los silos en tierra, se ha pensado en suprimirlos, empleando el ensilaje al aire libre. ENSILAJE AL AIRE LIBRE El ensilaje al aire libre no viene á ser otra cosa que la fabri. cación del heno moreno con la diferencia de que aquí, la presión es continua durante todo el tiempo de conservación. Para esta operación se debe escojer un terreno bien llano se- co y de preferencia elevado, terreno que se pisonea bien. Sobre el terreno bien pisoneado, se acumula el pasto en ca- pas uniformes y paralelas, de modo de obtener un montón rectan- gular. A fin de facilitar esta acumulación de hierba, es preferible que esté un poco húmeda, pues, así, la compresión es más fácil. La altura de estos montones varía áe k $ metros y sus paredes serán bien iguales y verticales y, para eso, una vez acumulada y comprimida la masa de pasto, se debe cortar las paredes con un cuchillo á fin de limpiarlas y pulirlas. Más que en el ensilaje en silos, se debe en éste, levantar muy regularmente en montón, expulsando el aire lo mejor posible por una 'enérgica compresión si se quiere evitar el moho y la podre- dumbre. Una vez terminado el silo, se ejerce sobre él una fuerte pre- sión, que varía de i,000 á 1,500 kilógiamos por metro cuadrado. Esta presión puede obtenerse por medio de tablones cargados de pesos, por medio de palancas ó de alambras que se puede ir ce- rrando gradualmente. Hay una prensa, la prensa Bluiit que es muy económica y con la cual se obtiene mecánicamente una pre- sión continua, tiene la ventaja de permitir determinar de ante- mano la presión, así como de poder regularla durante la marcha de la fermentación. Como por la presión hay una emigrasión de la humedad há- cia las partes más bajas, se debe poner en éstas, la hierba más seca. Pero este sistema de ensilaje al aire libre, si bien no reouiere la construción de silos, tiene el grave defecto de ocasionar una gran pérdida de forrage, que en este caso, es casi doble que en el ensilaje en silos. Otro modo de ensilar al aire libre, sobre tierra es construir con la hierba montones trapezoidales de 2 á 2.50 metros de altu- — 233 — ra y que se cubren completamente con tierra comprimida que co- rrientemente se toma del pié mismo del montón, formando una zanja que permite el desagüe del terreno. Cuando principia la fermentación hay disminución de volu- men de la masa, lo que produce resquebrajaduras en la capa de tierra, resquebrajaduras que deben ser cuidadosamente tapadas á fin de impedir el aceeso del aire. CLASES DE PASTO ENSILADO El olor, color y sabor de los pastos ensilados, varían mucho; son estas variaciones, estas diferencias, lo que hace decir que el ensilaje es dulce, ácido y butírico. El ensilaje se llama dulce cuando el producto tiene un olor de miel después de fermentado; es el más apreciado, pero no se le obtiene siempre. Para obtenerlo, se requieren las condiciones siguientes: ensilar el pasto ya un poco seco y hacerlo muy rápida- mente, comprimirlo mucho (500 á 600 kilógramos por metro cua- drado) y tratar de conservar una temporada de 55® á 70° c. El ensilaje ácido, debe su nombre á la proporción más ó me- nos grande de ácido acético y láctico que contiene (6 á 7 °/^) Es- te ensilaje se obtiene, cuando los pastos son tiernos y recién se- gados, cuando la compresión no es muy grande y cuando la tem- peratura no pasa de 40" que es la temperatura óptima de las fer- mentaciones láctica y acética. Este ensilaje ácido dá un pasto más verde y más aromático. El ensilaje es burítico, cuando su producto tiene un olor de- sagradable debido á la formación de ácido burítico á consecuen- cia de un demasiado acceso de aire. * -.H Como ha podido verse los métodos de conservación de forra- ge no ofrecen grandes dificultades y, aseguran en cambio, la pro- visión de pastos durante el verano en que éste siempre escasea. El ensilaje, sea en silos, sea al aire libre y la fabricación del heno moreno deben merecer especial preferencia de los ganaderos de la Sierra del Perú, que por sus condiciones climatéricas durante el invierno, impide la fabricación del heno, el que puede sólo fa- bricarse al principio del verano en que ha pasado todo peligro de lluvia. Si bien entre las especies susceptibles de ser aclimatadas hay muchas que resisten perfectamente la sequía y las heladas del ve- rano, el rendimiento en estas condiciones es siempre menor; por eso debemos aprovechar de la abundancia de pastos del invierno, en que las condiciones climatéricas son favorables al desarrollo vegetal, para acumular pastos para el verano, en que si bien éste no faltaría con el cultivo de especies aclimatadas, la producción sería siempre menor que en el invierno y deberá emplearse para la alimentación del ganado fuera de producción y del ganado le- chero en los momentos que esté fuera del establo. CONCLUSIONES la — El mejoramiento de los pastos es condición necesaria pa- ra el mejoramiento del ganado. Toda tentativa de mejoramiento del ganado debe ser precedida, ó por lo menos ser paralela al me- joramiento de la alimentación. Los fracasos obtenidos, hasta hoy, con la introducción de razas mejoradas, se han debido en su mayor parte, á la falta de una alimentación apropiada. 2a — El mejoramiento de los pastos es perfectamente posible y hacedero. Así lo pfueban los diferentes ensayos hechos en el país y en las naciones vecinas. Estos ensayos han demostrado no sólo la posibilidad de aclimatación de las especies forrageras exóticas, sino que muchas de ellas encuentran en nuestra situa- ción, condiciones más favorables para su desarrollo que las que les ofrecía su país de origen. 3a — Si bien el esfuerzo individual puede y debe hacer mucho en el sentido del mejoramiento de los pastos, es deber de los Po- deres Públicos, alentar esas iniciativas, encausarlas y dirigirlas á fin de llevarlas á buen término. Si las estrecheces del erario na- cional no permiten aún el establecimiento de estaciones experi- mentales de ensayos de pastos, se puede, al menos, auxiliar la iniciativa particular, con la institución de ingenieros agrónomos ambulantes que conociendo las condiciones locales, absuelvan las consultas que de ellos soliciten los particulares, con la repartición gratuita de semillas de pastos susceptibles de ser aclimata- dos, la difusión de folletos de propaganda, concesión de primas á los que poseen terrenos sembrados de pastos artificiales etc. etc. 4a — Las dos causas que producen la escasez de pastos en el verano son, como hemos visto, las heladas y la sequía; pero de estas dos, la última es la más temible, la que mayor influencia ejerce sobre esa escasez, pues las partes irrigadas producen pastos abundantes tanto en invierno como en verano. Por consiguiente, la irrigación es factor esencial de producción de pastos durante el verano. I la irrigación en la mayor parte de los fundos ganaderos es perfectamente factible. En casi todos los fundos, existen la- gunas permanentes y manantiales y, además, durante el invierno se forman lagunas temporales de gran cubicación que pueden ser fácilmente represadas y aumentar, así, el caudal de agua para la irrigación. La topografía misma del terreno y el bajo precio de mano de obra hace bastante barata la ejecución de las obras de irrigación. 5a — A fin de poder obtener una buena producción es necesa- rio dar á los animales ciertos cuidados, alimentarlos racionalmen- te, sustraerlos á las condiciones climatéricas adversas y todo esto se consigue por la estabulación; pero nó, una estabulación absolu- ta, sino una estabulación mixta. La construcción de establos se impone en los fundos ganade- ros de la Sierra del Perú donde el ganado lechero, encuentra abri- go y una abundante alimentación. 6a — A pesar de que son muchas las especies exóticas que po- drían resistir las sequías y las heladas del verano, siempre estos fenómenos provocan una disminución en la vegetación y, por ende, en la cantidad de producto. Además, son pocas las legu- minosas que resisten las heladas, así es que á una disminución en la cantidad de forrage en el verano, vendría á unirse una dismi- nución en la calidad. Por eso, debemos aprovechar en la abundancia de forrage del invierno, para guardar pasto que permita soportar las estrecheces del verano. Esta conservación puede hacerse por el henaje y el ensilaje. Las condiciones climatéricas de la Sierra no permiten la fa- bricación de heno durante el invierno que es, precisamente, la época de abundancia de pastos, por consiguiente, debemos recu- rrir al ensilaje y á la fabricación del heno moreno, reservando los primeros meses del verano para la fabricación del heno corriente. José A. de Lavadle y García. — 236 - OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO-PERÚ Kesúuieit im‘ii!>ual del mes de febrero de 1910 FECHA máxima... ....507,8 mm. 12 Presión barométrica mínima.... ....498,96 3 media ....504,51 >> máxima... ....19“2 Centigrados 27 Temperatura mínima.... media .... 2 3 .... 9°9 9 máxima... ....7,1 inm. 1 Tensión del vapor mínima ....3,8 5 ' media ...6,2 máxima... ....81 12 Humedad relativa mínima.... ...39 5 media ....68 Estado del cielo media ....6 ? > total ....138,7 mm 11 Agua' c aída ^ máxima... ...18 mínima.... ....1,0 .. 25 máxima... ....58 10 Evaporación mínima. .. 13 media ....27 máxima... ....21 12-17-21 Ozono del aire.. i mínima .... .... 4 7 meilia ....15 Viento dominante ■ superior... inferior ..W. á E. ...N. á S. Velocidad del viento en 1 máxima ... ...16,160 Km 16 24 horas ^ mínima.... ... 2,695 media ... 6,582 18 ( serenos ...N.» 3 Días mixtos ... „ 10 / nublados .. • •• „ 14 lluvia ....N“ 18 nieve ... „ 3 • nieblas ... „ 17 rocío ... „ 8 Días con ^ escarcha . „ 0 helada ... 0 temporal .. - „ 2 granizo 2 viento fuerte ,, 7 ■— 237 — OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO - PERÚ Kesúnieii iiiensnHl d<*l mes de marzo de 1910 Presión barométrica. Temperatura . Tensión del vapor. Humedad relativa Estado del cielo i Aaua caída Evaporación. Ozono del aire. Viento dominante. Velocidad del viento en 24 horas Días . Días con , FKCHA máxima ... ...507,2 mm. 31 mínima ...502,95 1 media ...504,86 t i máxima ... ..19°2 Ceutigrados 11-19 mínima .. 3°3 14 media .. 8*4 máxima.... ..8,3 mm. 4 mínima ... ..4,5 7 media ...6,0 ? J máxima ... ...82 2 mínima .... 7 inedia ...63 ' media ....6 total ..79,3 mm. máxima ... ..19,5 25 mínima ... 0,4 17-22 máxim'a ... ...51 6 mínima .... ...13 2 media ...30 máxima ... ...21 12-20-24 mínima. ... ...11 7-11-15 media ..15 superior ... ...S. á N. inferior ...N. W S. á E. máxima... ...16,825 Km. 24 mínima ... ... 2,920 22 media ...89,26 .serenos ...N.» 13 mixtos ... „ 4 nublados.. ... „ 14 lluvia ...N’ 15 nieve ... „ 2 nieblas .... ... „ 14 rocío 16 escarcha . . 0 helada • „ 0 temporal.. - „ 2 granizo. ... ... „ 3 viento fuerte ,, 9 238 — OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN LA ESCUELA SALESIANA DEL CUZCO-PERÚ ReSíúinen iiieiisual del mes de abril de 1911. ( máxima 509,2 Presión barométrica •< mínima 503,0 ( media 505,9 í máxima 18°4 Temperatura ■< mínima 0,1 ( media 7°7 FECHA mm. 10 4 Centígrados 1-2-3-13 22 ( máxima... ....6,3 mm. Tensión del vapor ....2,6 ( media ,...5,1 )5 4 25 ( máxima 86 Humedad relativa ■< mínima 27 i media 63 19 27 Estado del cielo Agua caída < media ,...5 total ...99,0 mm. máxima .., ....26,0 mínima.... ....0,5 if 22 17 í máxima 52 Evaporación i mínima 3 ( media 34 > > 24 22 ( máxima 21 Ozono del aire ■< mínima 11 ( media 15 18—19 11-12-25-29 Viento dominante ( superior S. á N. í inferior W. á E. Velocidad del viento en 24 horas máxima 14,960 mínima 0,640 media 67,40 Días Días con i serenos .N° 14 < mixtos . „ 5 ( nublados „ n lluvia N» 14 nieve 3 nieblas „ 20 rf)cío „ 14 ( escarcha 7 helada „ 0 temporal „ 4 granizo „ 0 viento fuerte „ 9 Km. 28 18 — 239 OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYLLOMA IvíTA'S'O 1910 Fecha Mínimum Máximum Aguacero pulg. ingle. I -2.5"C 2 -6.5 14.0 3 -4.0 12.5 4 -4.0 12.5 5 -3-5 lO.O 6 -3.0 13.0 7 -2,0 14.5 8 -1 .0 II. 5 9 -2.0 lO.O 0.625 10 -3-5 5-5 1 1 -2.5 10.5 12 -30 9.0 0.031 13 -2.5 8.5 0.032 14 -7.0 8.5 15 -6.5 8.5 16 -7-5 10. 0 17 -6.5 II. 5 18 -5.5 I I.O 19 -4.0 10. 0 20 -1-5 9.0 21 -2.0 7.0 0.062 22 -4-5 10. 0 0.250 23 -4.0 I I.O 24 -5.0 II. 5 25 -5.0 II. 5 26 -5-5 I I.O 27 -6.0 II. 5 28 -7.0 II. 5 29 -7.0 13-5 30 -7.0 12.0 31 -7.0 13.0 Máximum térm. med. io.8"C Mínimum term. med. -4.5‘^C Máximun 14. 5’C Mínimum Aguacero pulg. ingles, i.ooo xirasrio 1910 Fecha Mínimum Máximum Aguacero pulg. Ingle. I - 6.5T i3.o°C 2 - 6.5 12 5 3 - 6.5 14.5 4 - 7.0 14-5 5 - 7.0 13-5 6 - 6.5 13-5 7 - 7-5 16.0 8 7.0 1 2.0 9 - 8.5 I I.O 10 - 8-5 13.0 1 1 - 7-5 I I.O 12 - 5.0 1 1.5 13 - 3-5 10. 0 14 - 9.0 9.0 15 - 5-5 10.5 16 - 2.5 lO.O 17 - 6.5 I I.O 18 - 7.0 12. 0 19 - 7-5 13-5 20 - 7.0 14.5 2 1 - 8.0 12.5 • 22 - 6.5 12.5 23 - 5-5 12.5 24 - 8.0 14.0 25 -10. 0 13.0 26 12.5 27 - 7-5 12.0 28 -10. 0 I I.O 29 -II. 5 9.5 30 -13.0 9-5 Máximum term. med. i2.2"C Mínimum term. med. -7.5^0 Máximum i6.o"C Mínimum -i3.o“C Aguacero pnlg. ingles. 0.000 Alfredo Fox. Soc. Corr. de la Soc. Geogr. de Lima 240 OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS TOMADAS EN SAN IGNACIO, CAYLLOMA arxjiL,io 1Q1.0 Fecha Minimum Máximum Aguacero pulg. ingle. Fecha Mínimum Máximum Aguacero pulg. ingle. I -I2.0°C ii.5°C 17 -io.o”C i3-o°C 2 -13.0 12.0 18 - 8.0 13.0 3 -I I.O I I.O 19 -10. 0 9.0 4 -lO.O I I.O 20 - 9.0 II. 5 5 -10. 0 13.0 2 I -10.5 I I.O 6 - 7-0 12.5 22 - 9.0 12.0 7 - 8.5 13.0 23 - 9-5 12.0 8 - 7-5 II. 5 24 - 8.5 I I.O 9 - 9.0 13-5 25 - 9-5 12. 0 lO - 9.0 14.5 26 -10. 0 13.0 1 1 - 9.0 16.0 27 - 9.0 13.0 12 - 8.5 13-5 28 - 9.0 12.0 14 - 8.5 13-0 29 -10. 0 II. 5 15 -lO.O 14.0 30 -lO.O 12.0 16 -II. 0 12.0 31 - 9.0 12.0 Minimum termino medio 9.5“C Minimum -i3.o°C Máximum termino medio i2.5°C Máximum i6.o®C Aguacero pulgadas inglesas o.ooo Alfredo Fox. Soc. Corr. de la Soc. Geogr, de Lima Mapa del Perú por Raimondi i’iaECios X)E XjAS p'oxas: (■■'■) N.” I — Norte de Tumbes S¡. (■^■) ,, 2, 3, 4 y 5 — Norte de Loreto Amazonas, c/u. ,, ,, 6 — Resto de Trímbes y parte de Piura ,, 3.00 >> 7 y 8 — Parte de Cajamarca, Amazonas y Lo- reto. cada una 2.00 ,, 9 y 10 — Región del Yavarí y Tabatinga, c/u. ,, i.oo (*) ,, II — Lambayeque y parte de Cajamarca y Libertad 2.00 ,, 12 — Cajamarca y parte de Libertad y Loreto ,, 2.50 ,, 13, 14 y 15 — Parte de los departamentos de San Martín y Loreto, cada una ,, i.oo ,, 15.^ y 15.® — Cursos del Punís y Beni, c/u. . ,, i.oo (*) ,, 16 — Resto de la Libertad, y parte de Junín, Ancasb y Huánuco ,, ,, 17 — Llontañas de Huánuco y parte del Uca- yali ,, 2.00 ,, 18 y 19 — Curso del Punís, cada una ,, i.oo ,, 19. y 19.® — Ríos Beni y Madera, cada una. ,, i.oo (*) ,, 20 y 21 — Parte de Lima, Junín, Huancave- lica y Ayacuclio, cada una ,, ,, 22 — Provincia de La Convención ,, i.oo ,, 23 — Ríos Madre de Dios y Beni ,, i.oo ,, 23. Parte de los ríos Madre de Dios y Ma- dera ,, i.oo ,, 24 — Parte de las provincias de Cañete y Chin cha ,, i.oo ,, 25 — lea, Huancavelica y parte de Ayacuclio y Apurimac ,, 2.50 ,, 26 — Cuzco, resto de Apurimac y parte de Puno ,, 3.00 ,, 27 — Provincias de Sandia y Huancané ,, i 50 ,, 28— Resto de lea y parte de Arequipa ,, 2.50 ,, 29 — Resto de Arequipa y parte de Moque- gua y Puno , , 3.00 ,, 30 — Resto de Puno ,, 2.50 ,, 31 — Departamento de Tacna ,, 2.00 ,, 32 — Resto del departamento de Tacna ,, i.oo [*] — Agotadas ó por agotarse. De veiitíi eu las principales librerías de ITina. AVISO IMPORTANTE La Sociedad Géográflca de Lima, no admite res- ponsabilidad por las apreciaciones é inlormaciones contenidas en este Boletín. Esta publicación sale á luz cada trimestre. Además, al fin de cada año se dá un tomo con la Memoria anual y anexos correspondientes. PRECIO DEL BOLETIN Año adelantado 4 soles Cada número 1 sol Se admite avisos á Lp. 1 por pág^iníi. De todas las obras geográficas que se remitan en doble ejemplar se dará cuenta detallada en la sección respectiva. o 1 F=R E: o o i o N : (para correspondencia y canje.s.) Sociedad Geográfica de Lima (PKRXJ Sud-Am.) TLAma. BOLETIN DE LA S U M A. RIO ■í®*’ PáKi lias Alíiiinas variíicioiiosjmntrtnii- cas (le los íiiitiíi iios cráneos lieniíinos, por Morales M acedo 241 Itiiierano (le los viajes deRai- inondi en el Perú: De Cuyo- enyo al caserío de Acocnnca ;127 La Cartografía en el Depar- tament(j de San Martín, por Jenaro E. Herrera 339 Páginas Rectificación en la extensión superficial del Perú, por M. Melitón Carvajal 344 Monoarafía del Departainen- to de Lima, por Carlos B. ' - Cisneros (Contiiiuíirá) 345 Del Pacífico al Madre de Dios, por R. Tizón y Bueno 351 ANO XX— TOMO XXVI. TRinE5TRE TERCERO l_ I IVI A LITOGRAFIA TIP, CARLOS FABRRI — MERCADERES 140 a 19 11 REDUCCION DE PIES INGLESES A METROS 1 pie ingles = 0.30479449 metro I í Píos iiiíjlo- i büb 1 Centenas | j Minaros 0. ICO. 200. 300 400. 500. 600. 700. 800. 900. j Metros j Metros Metros Metros Metros Metros Metros Metros Metros Metres 0 000.000 80.4791 60.9589 91.4.8,88 121.918 1.52.897 182.877 213.8.56 248.886 274.5151 1 ic;)i) :;o4.7;)4 885.274 86.5.76-8 8,96.288 426.712 4.57,192 187.671 .51.8,1.51 548.630 679.110 20¡):> (,()', 640.068 670.548 701.027 78,1.507 76l.!:.^U 70-M66 822.915 858,425 883.904 SOO) !ii4.:;s:: 944.80,8 975.842 1()05.82 108,6.80 1066 78 1097.26 1127.74 115,8.22 1188.70 4UÜ0 1219.18 1249.66 1280.14 1310.62 1341.10 1871.58 1402.05 1482.53 1463.01 1493.49 6ono r.2n.07 1554.45 1.5,84.93 161.5.41 164.5.89 1676.37 1706.85 17.87.88 1767.81 1798.29 Gjoa 1828.77 18.59.25 1880.73 1920.21 1950.68 1981.16 2011.64 2042.12 2072.60 2103.08 7U00 2i:!0.r)G 2164.04 2194.52 2225.00 22.55.48 2285.96 2.816.44 2.816.92 2877.40 2407.88 8000 2in.8.n() 2468.84 2499.31 2529.79 2.560.27 2.500.75 0^0^ oo 26.-.1.71 2682.19 2712.67 «roo 2742.1.') 2778.63 2804.11 2834.59 2.S65.07 2, 895.. 55 2926.08 2956. r,i 2986.99 3017.47 ICO'J!) :;U47.04 8078.42 3108.90 3139.38 3109.86 3200.34 3230.82 8261 80 .8291.78 3322.26 IICOO 22r.2.74 00^0 00 3413.70 3444.18 3474.66 3.505.14 3535.62 8.-66.10 8596.57 3627.05 12000 IÍ0.57.Ó3 86,88.01 3718.49 3748.97 3779.45 8809.93 8,810.41 .8870.89 3901.37 3931.85 13000 0, 90, 2.82 8992.81 4028.29 4053.77 4084.25 4114.73 4145.21 4175.68 4206.16 4236.64 14000 420,7.12 4297.60 4228.08 4358.56 4389.04 4419.52 44.50.00 4180.49 4510.96 4541.44 15300 ir>71.92 4602.40 4682.88 4663.36 4698..84 4724.81 47.54.79 4785.27 4815.75 4846.23 lUOOU 4876.71 4907.19 4987. C7 4968 15 4998.63 .5029.11 5059.59 .5090.07 5120.55 5151.03 1 nono 5181.51 .5211.99 5242.47 5272.94 5.808.42 .5888.90 5864. .88 .5894 86 5425.34 5455.82 IStiüO 5486.80 5516.78 5547.20 5577.74 .5608. 9-2 568.'’.70 5669.18 .5699.66 5730.14 5760.62 19000 .5701.10 .5821. .57 5852.05 5882.53 .5918,.ni .5948.10 5978.97 6004.4.5 G034.93 6065.41 20000 6005.89 6126.87 61.56.85 6187.33 6217.81 6248.29 6278.77 6809 25 6339.73 6370.20 2Í000 6100.68 6431.16 6461.64 6492.12 6.522.60 6558 08 6.588.56 6614.04 6644.52 6675.00 220ÜÜ (Í705.48 6735.96 6766.44 6796.92 6827.40 6857.88 6SS8.36 6918.88 6949.31 6979.79 23000 7010.27 7040.75 7071.28 7101.71 7182.19 7162.67 719.8.15 72‘’.8.68 72.54.11 7284..50 21000 7815.07 7845.55 i O i 7406.51 7486.99 7467.47 7497.94 7.528.42 7558.90 7589.38 25 jOO 7610.86 76.50.84 76.80.82 7711.30 7741.78 7772.26 7802.74 í 863.7o 7894.18 2 5000 7924.66 79.55.14 7985.62 8016.10 8016. .57 .8077.05 ,8107.58 8188.01 8168.49 8198.97 27(100 8229.45 ,82.59.93 8290.41 8320.89 8851.87 .S8.01 .85 8412.88 8442.81 8473.29 8.503.77 2SU00 8584.25 8564.73 8595.20 8625.68 8656.16 8686.64 8717.12 8747.60 8778.08 8808.56 TJniciadles 2?sccnas 0. 1. 2. 3. 4. 6. 6. 7. 8. 9. Metros j Metroe i Metros I Metros j Metros Metros ^ Metros 1 Metros Metros Metros 0 0.00000 0.80479 0.609.59 0.91438 1.21918 1.. 52.897 ; 1.82877 24.8.856 2.43836 2.74315 10 8.04794 3.85274 8.6.5758 ' 3.962.83 ' 4.26712 4.. 571 92 1 4.87671 ,54.81.51 5.486.30 .5.79110 20 6.095S9 6.40068 0.70548 ¡ 7.01027 1 7.81.507 7.61986 : 7.92166 8.22945 8.53425 8.83904 30 9.14.8,88 9.44863 0.75842 1 10.0582 : 10..8680 10.6678 10.9726 11.2774 11.5822 11.8870 40 12.1918 1 12.4966 12.8014 1 13.1062 1 i 13.4110 13.7158 * U,02i}o 1 14.;íi»5C 1 14.6301 14.9349 50 15.2.897 , 15.. 5445 15.8498 1 16.1.541 ! 16.4.583 16.7637 1 1 17.06.85 1 17.37.88 17.6781 17.9829 «0 1.S.-J, 877 1 18..5925 18-Slií o 19.2021 ' 19..50í:8 19.8116 20.1161 ' 20.4212 20.7260 21 .0308 70 21 .8856 21.6404 21,9452 22.2500 22.5548 22.8596 28.1644 28.4692 •33.7740 24.0788 80 24.8886 24.6884 24.9031 25.2979 2.5.6027 25.9075 ¡ 26.2123 26.5171 •26.8219 27.1267 90 27.4815 ¡ 27.7363 28.04n 28.3459 28.6507 28.9555 ÍÍ'J.2003 1 29.5651 29.8699 30.1747 i 1 / I ” ;• librad í N£>V V;>i.'.;< (inx l ■ .-■ ^ BOLETIN DE LA TOMO XXVI LIMA, VIERNL8 30 OE SETIEMBRE DE 1910 TRIM, !!! Dos móviles tenemos para reproducir las interesantes obser- vaciones que, en forma de tésis para optar el grado de doctor en ciencias naturales, ha llevado á cabo el señor Carlos Morales Macedo, sobre algunas variaciones anatómicas de los antiguos cráneos peruanos. Es el primero, la obligación que nos hemos impuesto de dar á conocer, á los centros científicos que reciben en el extrangero este Boletín, los trabajos nacionales en que fi- guren las colecciones del Museo Raimondi y en que se describa, ó se aproveche de algún modo, el inmenso material que este emi- nente sabio reunió en sus viajes á través del Perú. Y el segun- do de esos móviles, es el mérito mismo de la referida tesis y la importancia cada vez mayor que, para la Historia y la Etnogra- fía, tiene el estudio de los cráneos extraídos de las ruinas y de las sepulturas antiguas. Abundando en las mismas ideas que el autor creemos, en efecto, que si el cerebro, como órgano de la actividad psiqnica, expresa en su extructura y en los accidentes de su configura- ción, las condiciones del ser á que pertenece, y si á la vez este órgano trasmite su forma peculiar á la envoltura ósea que él mismo se modela, deben considerarse los detalles de esta envol- tura como otros tantos signos perdurables, que las ciencias bio- lógicas permitirán descifrar cada vez con mayor amplitud y cla- ridad. 242 Considei'ado asi, el estudio anatómico del cráneo antiguo ofrece singular interés y puede ya afirmarse que llegará á ser tan importante en Historia y Etnografia y á suministrarle los mismos datos sobre el pasado y las civilizaciones extinguidas, que el fósil paleontológico lia proporcionado á la Geología sobre la vida primitiva en el planeta y sobre la sucesión de sus diver- sos terrenos y edades. Las variaciones anatómicas, tan esmeradamente estudiadas y clasificadas por el autor sobre 924 cráneos de indiscutible proce- dencia antigua, representan pues una valiosa contribución que interesa á todos los que se ocupan del Perú y estimándolo asi, hemos deseado insertarlas, como lo hacemos, en las páginas de • nuestro Boletin. [i] La Redacción. (1) El grande é involuntario atraso con que se lia enviado á la im- prenta el pre.sente número, explica que la tesis del señor Morales Macedo aparezca publicándose con fecha anterior á aquella en que su autor lo ha terminado y presentado á la Facultad de Ciencias. — A', de hi R. ALGUNAS VARIACIONES ANATÓMICAS DE LOS ANTIGUOS CRÁNEOS PERUANOS Los vivos son gobernados por los muertos y lo serán cada vez más. Aug. Comte La fórmula de Augusto Comte encierra, en síntesis admirable, uno de los fundamentos de las ciencias histó- ricas y biológicas. Aquella frase, famosa en los anales del saber humano, da realce á la obra animada y artísti- ca de la Historia, da importancia á la paciente investiga- ción arqueológica evocadora de lo antiguo; ella mira en el hombre de ahora al efímero representante de una sola vida, íntegra y armónica, cuyo origen se pierde en el de todos los seres; ella nos invita á buscar en el pasado la razón de todo lo presente. En las grandes conquistas de la Biología acerca del misterioso problema de la herencia, tiene parte esta vas- ta idea filosófica, hecha observación y experimento en los laboratorios modernos. De acuerdo con las leyes de la evolución, la frase sabia dice á la Anatomía que vaya á pedir á los seres inferiores el secreto de la organización humana. Ley de general aplicación en las ciencias biológicas es la que consagra á las disposiciones anatómicas de un ser, por insignificantes que sean, como el resultado de una lucha con el medio, como representantes de un pe- riodo^ de una época, de un momento de la vida orgánica. De donde se infiere, que en la anatomía de un ser se en- cuentra escrita la historia de sus ascendientes y la suya propia. Pasará mucho tiempo para que las ciencias natura- les progresen al punto de poder descubrir la causa que dió origen á determinada variación anatómica; pero si aquellas leyes de la evolución se aplican hoy á las gran- des transformaciones de las familias y especies biológicas, es preciso pensar en que el porvenir ha de aplicarlas á las variaciones en las razas y en los individuos. Es asi como llegará un día en que la anatomía de un grupo étnico nos cuente la historia de la raza, sus vicisitudes, sus luchas por la vida^ la infiuencia de elementos extran- jeros. Y cuando se trata del hombre en el antiguo Pe- rú, de una raza bien definida, antaño dominadora y de inmenso poderío y hogaño reducida y decadente, la Cien- cia tiene sobrado motivo para recoger las huellas de la pasada grandeza, los restos antropológicos que revelarán la parte que el abolengo tiene en el destino de los hom- bres de ahora. Desde muy antiguos tiempos, los hombres de cien- cia se han interesado en el estudio del cerebro, sede de las mas elevadas funciones psíquicas y predominio de la especie humana, que á ello debe su grandeza. Suges- tivas ideas ó hipótesis peregrinas se han formulado para explicar, de alguna manera, la íntima relación entre las — 245 — nobles funciones del sistema nervioso y la anatomía en- cefálica. Merced á los recientes progresos de la técnica histológica, se conoce un tanto la finura de la red cro- mática de las neuronas, se sabe que varían de forma y disposición en las diferentes zonas de la corteza cerebral, se sigue el trayecto de los cilindro-ejes y se van preci- sando las relaciones entre los elementos nerviosos. Audaces experimentadores, valiéndose de la excitación parcial del manto encefálico y utilizando las observa- ciones clínicas, han descubierto una zona motriz bien definida, los centros que presiden la función del lenguaje en sus variadas manifestaciones^ las esferas sensoriales, etc. Por el empleo de nuevos métodos experimentales se llegará á precisar la localización de las mas elevadas facultades de la psiquis, la parte que las fibras comisu- rales tienen en la asociación de las imágenes y su evoca- ción mnemónica. Conocida de manera precisa la función del cerebro en armonía con su constitución morfológica, los anatomistas y fisiólogos de los tiempos venideros po- drán leer en la complicada estructura de cada cerebro humano la cumplida historia de una vida psíquica. Si la Embriología ha probado que el cerebro da la for- ma al cráneo, si en la superficie endocraneana se ven las huellas de circunvoluciones, pliegues y cisuras de la cor- teza cerebral, cabe pensar en que la Ciencia del porvenir determinará qué particularidades del cerebro, fruto de de- terminadas funciones, se hacen tangibles por el minu- cioso estudio del cráneo. Entonces se verá realizado el hermoso sueño del frenólogo Gall. — 246 — Los que tengan fé en estos futuros avances de las ciencias biológicas, los que gusten de los' estudios anató- micos y amen también las cosas de la historia nacional, han de mirar con especial veneración los cráneos que los antiguos peruanos nos legaron como una muestra del de- sarrollo de su cerebro. Enciérrase en ellos, á manera de símbolo, la vida peruana, desde la época paleolítica con sus hordas errantes hasta los tiempos famosos del Imperio. Allí existen las trazas del pensar rudimenta- rio de los primeros pobladores de las serranías, las de esos pescadores que dejaron en la costa los restos de su primitiva cultura; allí se grabaron las civilizaciones su- cesivas. En aquellos cráneos aparecen los primeros des- tellos del sentimiento artístico; allí está la razón de las soberbias construcciones, el espíritu religioso y guerrero, el afán organizador de las clases dirigentes; allí imprimió profunda huella la teocracia comunista de los incas. Para el estudio de las razas humanas, muy en boga están los procedimientos que determinan la forma cra- neana por obra de los diámetros, curvas é índices cefáli- cos en cuya medición precisa se aguzó el ingenio de los craneólogos del siglo pasado. El valor científico de estos procedimientos craneométricos, corre parejas con el del simple estudio anatómico de las variaciones que los hue- sos del cráneo ofrecen en las diferentes razas. Cuando Rivero y Tschudi anunciaron que el hueso epactal era patrimonio de las razas primitivas del Perú, el mundo científico, vivamente interesado, consideró re- suelto uno de los mas oscuros problemas de la etnografía — 247 — í americana. Y es que si hubiera resultado cierta tan sin- i guiar afírmación, la existencia de ese solo carácter espe- I cífico daba fundamento para suponer que las antiguas ra- ! zas peruanas tenían idéntico origen, porque en todas ellas I se presentaba la anomalía; y que eran autóctonas, pues tan solo en el suelo americano se observaba el epactal I en proporción tan notable. Investigaciones posteriores, I llevadas á término con laudable celo científico, probaron I que el epactal no merecía ser llamado “hueso de los in- {' cas”; pero quedó afianzada la creencia de que cuando se ' trata de definir la antropología de una raza, tiene un gran I valor el estudio de la frecuencia con que en ella se pre- sentan determinadas anomalías. Este asunto de las variaciones morfológicas en las razas, tiene para el antiguo estudiante del anfiteatro ana- tómico, avezado á la simple descripción de lo plástico, i el amable encantó de permitirle un vuelo á las altas re- giones de la Anatomía trascendental, discutiendo el senti- I do étnico de cada anomalía, si es degenerado fruto del atavismo ó si representa un progreso en la organización humana. Dos ciencias le brindan sus alas: la Anatomía comparada y la Embriología. * Inspirada en la unidad de composición del universo todo, la Anatomía comparada descubre las analogías y dife- rencias en la organización de los seres vivos y nos enseña % ji. las modificaciones que las células sufi’en al pasar, en pro- greso constante^ desde los fitozoarios hasta el hombre. Es ciencia digna del más meditado estudio, no solo porque es- clarece el conocimiento de la anatomía humana, sino por- que formula las leyes generales de la morfología viviente. — 248 — La Embriología, de antiguo origen, venida á menos y abandonada en épocas posteriores, juega un rol de pri- mer órden en el movimiento científico de nuestros días. Numerosas investigaciones, salidas de los laboratorios mo- dernos, han demostrado que el desarrollo embriológico de un ser es la repetición, en plazo corto, de la larga historia de su especie, que para llegar al estado actual hubo de recorrer las diversas etapas de la escala zoológi- ca. «La Ontogenia es una breve recapitulación de la Filogenia.» Esta ley, sólido apoyo de la teoría evolucionista, domina toda la Anatomía moderna y encierra el gérmen de sus futuros progresos. Ejemplo de ello nos ofrecen las variaciones anatómicas que he observado en los crá- neos peruanos. La fosita cerebelosa mediana, rara ano- malía del hombre, no existe en los vertebrados inferio- res, se encuentra al estado de boceto en algunas aves de organización avanzada y aparece con caracteres bien de- finidos en los mamíferos. En efecto, preséntase en los masurpiales y cetáceos, afecta disposición especial en los ungulados_, es grande en los rumiantes y sirénidos, cobija á manera de celda el hermoso vermis de los roedores é in- sectívoros, adquiere notable desarrollo en los carniceros, constituye el segmento principal del cráneo de los quiróp- teros, llega á su apogeo en los prosimios. Si la seguimos entre los antecesores de la especie humana, vérnosla de- crecer en los monos inferiores y comenzar á ausentarse en los antropomorfos: no siempre se la encuentra en los gibo- nes, es aún mas inconstante en el orangután y el gorila, en el chimpancé su presencia es casi tan rara como en el — 249 — hombre. La fosita cerebelosa mediana, formación osea subordinada á la función que desempeña, varía en la se- rie zoológica á la par que el vermis, el cual es en los ma- míferos inferiores más grande que los hemisferios cere- belosos y va disminuyendo su relativo volumen hasta terminar con escasas dimensiones en el encéfalo hu- mano. Todas estas disposiciones que el vermis y la fosita que lo recubre tienen en la escala animal, se encuentran brevemente reproducidas durante la vida fetal del hom- bre. En efecto, de la cuarta vesícula cerebral surge el cerebelo representado únicamente por su lóbulo media- no, tal como se le observa en los peces y en las aves; posteriormente aparecen los lóbulos laterales; hacia el cuarto mes de la vida intra-uterina el vermis es enorme, disposición que recuerda á la de los roedores é insectí- voros; crecen rápidamente los hemisferios cerebelosos y ya cercana la época del nacimiento se encuentra, como en los monos, la relativa pequeñez del lóbulo central; el hombre adulto se distingue por el predominio de los ló- bulos laterales sólidamente unidos por el puente de Va- rolio. La admirable concordancia entre el desarrollo em- briológico de un ser y la evolución de su especie, funda- mento de la Anatomía trascendental, es un precioso guia para el estudio de la morfología humana y el fiel cri- terio con que juzgamos de la importancia científica de una disposición anatómica cualquiera. Con lo cual di- cho se está, que cada una de las anomalías que he estu- diado tiene cierto valor étnico, deducido de su Anatomía 250 — comparada y de su Embriología. La fosita cerebelosa mediana^, por ejemplo^ es la reaparición de una particu- laridad anatómica que los progresos biológicos habían hecho desaparecer del cráneo humano, es la reliquia de un lejano atavismo: su exagerada frecuencia en los crá- neos que he observado, es un signo de inferioridad para las antiguas razas del Perú. Pero la Anatomía filosófica no termina allí, investi- ga la causa que ha producido cada variación anatómica. Busca el origen de la fosita cerebelosa mediana en una hipertrofia del vermis y discute la parte que en el proce- so tendría un exhuberante desarrollo de los senos veno- sos de la dura-madre. Y averiguada esta causa inme- diata, todavía cabe pensar en las necesidades fisiológicas del cerebelo que dieron lugar al anormal desarrollo de su lóbulo mediano. El estudio de la naturaleza viviente revela por do- quiera una maravillosa armonía entre la conformación de un órgano y la función que ejecuta. La Fisiología y la Anatomía son ciencias inseparables, porque existe entre ellas una íntima relación de causa á efecto: la función crea al órgano. Si las diferentes etapas de la evolución morfológica tienen por origen otras tantas variaciones funcionales, podemos sustituir el clásico concepto anató- mico “la ontogenia es una breve recapitulación de la filo- genia” por su equivalente fisiológico: la vida de un ser es la repetición de la vida de sus antepasados. Gran parte de la historia biológica se encuentra, en efecto, reproducida en la corta vida de cada hombre. Embrión ó feto, pasa por una serie de evoluciones aná- — 251 — logas á las del mundo animal antes de que se formara el organismo humano; después del nacimiento, el hombre es el fiel reflejo de la historia de su especie, privilegiada con las nobles funciones del cerebro. Hermosa comprobación de estas verdades debe encontrar quien compare la psico- logía del niño civilizado con la del salvaje adulto ó quien, estudiando la evolución del pensamiento de un solo hom- bre, asista á la aparición progresiva de las grandes ideas que dominaron en la reciente historia de la humanidad. Tales razones me han movido á escojer, como asunto para mi tesis doctoral^ el estudio de algunas variaciones anatómicas observadas en los cráneos de los antiguos pe- ruanos: la fosita cerebelosa mediana, el hueso interparie- tal, los wormianos suturales^ el hueso epactal, el astérico, el ptérico y el bregmático, el hueso petro-escamoso^ el metopismo y la vicera frontal. En el estudio de cada una de estas anomalías he se- guido un mismo plan: 1" la Anatomía Descriptiva^ ajus- tada á la disposición que se me ha ofrecido con más fre- cuencia y seguida de las variantes que considero merece- doras de ser descritas; 2° la Etnología, donde he investiga- do la frecuencia de cada anomalía en el Perú, comparán- dola con la que ha sido señalada para otros países; 3? la Embriología', 49 la Anatomía Comparada', y 5" las con- clusiones ó sea la Anatomía Filosófica, deducida de los es- tudios anteriores. Apóyanse mis conclusiones en el relativo valor que corresponde á la observación de 924 cráneos de proceden- cia peruana bien legitimada; de los cuales, 551 pertenecen — 252 — al Museo Nacional, 102 forman la sección craneológica del Museo Raimondi y los 271 restantes son el fruto de mis escursiones á las ruinas de Pachacamac y á las hua- cas vecinas del pueblo de Ancón. Lima, setiembre de 1911. LA FOSITA CEREBELOSA MEDIANA Histoeia. — En el año 1863, Andrea Verga describió, á título de curiosidad anatómica, una depresión situada en la superficie endocraneana del hueso occipital y generada por la cresta occipital interna, que al descender desde la protuberancia hasta el agujero occipital, suele dividirse en dos crestas laterales, limitando así una fosita mediana más ó menos profunda. Algunos años después. Cesare Lombroso presentó al Instituto Real de ciencias 5^ letras de Lombardía (1), el cráneo de un criminal que ostentaba por encima del fora- men magnmn la fosita cerebelosa mediana. El ilustre autor de V TJomo delinquente, fundándose en posteriores observaciones, sostuvo que semejante variación del occipi- tal humano era una de las características del tipo cra- neano criminal. Para defender su opinión, Lombroso estudió esta cu- riosa anomalía en todos los grupos en que clasificaba á los criminales y buscó la frecuencia con que se presentaba en las diferentes razas humanas. Esta última investiga- ción le condujo á una conclusión que nos interesa muy de cerca: la fosita cerebelosa mediana se encuentra en notables proporciones entre los cráneos de los antiguos (1) C. Lombroso. Esistenza di una fossa occipitale mediana nel cra- nio di un delinqueute. Notta letta adunanza del Real Istituto Lombardo di Scienze e Lettere, del 12 gennaio 1871. — 254 — peruanos. Para perpetuar esta afirmación, Lombroso creó el nombre de fosita aimará, señalando así en nues- tra raza el estigma de los delincuentes. Los estudios de Lombroso llamaron la atención de los antropólogos y criminalistas de la época, y siguiéron- se numerosos trabajos. Al rededor de la interpretación que habría de darse á esta variación anatómica, giraban numerosas hipótesis y se suscitaban acaloradas discusio- nes, circunstancia muy explicable si se toma en cuenta la preferente atención, el favor desmedido, que se brindaba en el último tercio del siglo XIX á todos los trabajos de criminalogía. Entre Jos autores que se han ocupado de la fosita cerebelosa mediana, merece citarse á Albrecht (1), que hi- zo un importante estudio de anatomía comparada y creó el nombre de fosita vermiana, para significar que está destinada á servir de alojamiento al lóbulo medio del ce- rebelo ó vermis. Se debe á Frank Pussel (2) una minuciosa observa- ción en los numerosos cráneos de los museos de Norte América. Manouvrier y sobre todo Le Double en Fran- cia; Romiti, Marimó, Ottolenghi y otros más en Italia, han contribuido al conocimiento de esta variación morfo- lógica. En los modernos tratados de Anatomía, se la encuen- tra catalogada con los nombres de fosita occipital media- na, fosita cerebelosa mediana, fosita aimará, fosita vermia- na. Es impropio denominarla fosita vermiana, . porque aunque ello haga á suponer que corresponde al vermis, la formación ósea á que se refiere, carece del parecido que (1) P. Albrecht. — Sur la fossette vermienne du craue des mamiferes. Bulletius de la Societé d'Antliropologie de Bruxelles 1883. (2) Frmik Rus, sel. — Studies in cranlal variation. The American natu- ralist Boston 1900. — 255 — justificaría tal nombre. Tampoco debe llamarse fosita aimará, denominación que sin indicar nada respecto á su anatomía, tiende á extraviar el criterio prejuzgando su grado de frecuencia en una raza. Preferible es usar el término fosita cerebelosa mediana^ que indica bien á las claras el sitio que ocupa en la superficie endocraneana y su relación con el lóbulo medio del cerebelo. Desceipcion. — Los límites de las cuatro fosas (dos superiores ó cerebrales y dos inferiores ó cerebelosas) que presenta la cara interna de la escama occipital, están cla- ramente marcados, en un cráneo normal, por crestas ó emi- nencias que se reúnen en la línea media para formar la protuberancia occipital interna. Las dos fosas cerebelo- sas están separadas por una cresta saliente, que arranca de la protuberancia occipital interna y avanza hacia el agu- jero occipital, para perderse insensiblemente en el contor- no posterior de este agujero. Esta cresta, por lo general muy acentuada, sirve para dar inserción á la hoz del ce- rebelo. Se ha observado que, en algunas ocasiones, la cresta occipital interna se divide poco después de su origen en dos ramas divergentes que van á terminar á los lados del agujero occipital. Semejantes eminencias circunscriben una depresión más ó menos acentuada: es la fosita cerebe- losa mediana, la fosita vermiana, la fosita aimará. Tiene generalmente la forma de un triángulo isósceles orientado, como lo está toda la primera porción de la esca- ma, en un plano sensiblemente horizontal. La base de este triángulo es anterior, corresponde á una porción ma- yor ó menor del contorno posterior del agujero occipital, y por consiguiente es curva, de concavidad dirigida hácia adelante. El vértice está formado por un ángulo muy agudo y corresponde al origen de la cresta occipital Ínter- — 256 — na. Los dos bordes laterales, formados por el desdobla- miento de esta cresta,, son ligeramente curvos con la con- cavidad orientada hácia adentro. La disposición que acabo de describir, la de una fo- sita mediana y simétrica, un tanto profunda, bien limi- tada, que constituye una formación ósea perfectamente definida, es la que corresponde, por ejemplo, al cráneo Núm. 52 de la colección Raimondi, la que puede tocarse en el Núm. 122 del Museo Nacional, en los Núms. 83 y 102 de mi colección; tal es la fosita cerebelosa mediana clásica. Pero semejante disposición no corresponde á todos los cráneos donde se presenta esta anomalía, pues veri- ficándose siempre la separación en dos ramas de la cresta occipital interna, se observan numerosas variaciones. Hay casos, y son relativamente frecuentes (10 á 12 % en cual- quiera clase de cráneos), en que la fosita cerebelosa media- na está reemplazada por una superficie triangular á cuyo nivel la escama es gruesa, superficie plana que ha sido lla- mada por Regnault triángulo vermiano (1), denominación que usaré en este estudio. El triángulo vermiano, que se encuentra profusamente representado en los cráneos pe- ruanos, significa una tendencia hacia la fosita cerebelosa mediana, es la primera etapa de la evolución osteológi- ca de esta variación anatómica. Entre el triángulo vermiano y la fosita cerebelosa mediana clásica existe una disposición intermediaria; tal es una ligera excavación que el dedo introducido por el agujero occipital puede tocar, pero cuyos contornos no es- tán suficientemente limitados. Ocasiones hay en que uno de los bordes es saliente y bien perceptible y el otro difuso y mal formado (modalidad muy frecuente en los (1) F. Regnault.— reiidues de l‘Assoc. des anatomistes. Nan- cy 1901. i — 257 — cráneos plagiocéfalos que ofrecen la anomalía). He creí- do conveniente estudiar por separado los cráneos que po- seían esta disposición intermediaria, señalando en ellos una fosita cerebelosa mediana en boceto. En otros cráneos se observa, al contrario, una fosita profunda con una pared casi trasparente, debido á que las dos tablas que constituyen el hueso plano han perdido su tejido esponjoso y se sueldan entre sí. Cuando hay un desdoblamiento de la cresta occipital interna, ya sea que dé origen á un triángulo plano ó á una fosita profun- da, la hoz del cerebelo es doble, insertándose por separa- do en cada una de las dos anómalas crestas occipitales internas^ derecha é izquierda. Estas dos hojas de la hoz cerebelosa se sueldan bien pronto para formar un solo ta- bique, que se une hacia arriba con la tienda del cere- belo. Hay cráneos que ofrecen una fosita cerebelosa me- diana de forma especial, que no tiene cabida en las des- cripciones precedentes. El cráneo Núm. 53 del Museo Raimondi y el Núm. 80 de mi colección, ofrecen curioso ejemplo de fosita transformada en una acanaladura que partiendo del endinion aborda el agujero occipital, cons- tituyendo así un canal limitado lateralmente por dos cres- tas paralelas. Los cráneos 303 y 394 del Museo Nacional, el Núm. 164 de Pachacamac, poseen una fosita cerebelosa desvia- da de la línea media, un tanto lateralizada. El Núm. 20 del Museo Raimondi presenta un triángulo vermiano y al lado de él una fosita bastante profunda. Se ha encontrado cráneos que presentan una disposi- ción todavía más rara. La fosita cerebelosa mediana, formada por la bifurcación de la cresta occipital interna, estaba dividida á su vez por otra cresta naciente en dos canales longitudinales; la presencia de esta fosita vermia- — 258 — na doble ó fosita en doble cañón de escopeta como la lla- mó Lucy, coincidía con tres hoces del cerebelo: una me- diana que correspondería á la hoz normal y dos laterales que se fijaban á cada lado de la hoz mediana. Hay que hacer referencia á un cráneo de hombre adulto, descrito por Albrecht, que presentaba una fosita cerebelosa mediana con la particularidad de estar dividida por una cresta transversal, en otras dos fositas secunda- rias, superior é inferior. Le Double (1) cita con el nombre de fosita cerebelosa mediana en bissac, una anomalía se- mejante á la anterior y encontrada también en un crá- neo adulto. Lucy hizo el hallazgo de un cráneo de Kanak que presentaba una disposición interesante; existía en casi to- da la parte central de la escama occipital, una excavación de dirección longitudinal dividida á nivel del endinion, por una cresta oblicua, en dos fositas: una superior, que correspondía á la porción membranosa de la escama y que bien podría llamarse fosita cerebral mediana, y otra infe- rior, verdadera fosita cerebelosa mediana, que avanzaba hasta el agujero occipital sin llegar á confundirse con él. Aumenta el interés de este ejemplar, la circunstancia es- pecial de que en la superficie exocraneana no se observa- ra la más ligera prominencia que pudiera hacer sospechar la existencia de semejantes depresiones en la cara in- terna. Las descripciones que anteceden, ponen de manifiesto la gran variedad de formas que ha podido observarse en la fosita cerebelosa mediana. En consecuencia, es impo- sible dar un número, que expresando el grado de separa- ción de las dos ramas terminales de la cresta occipital in- terna, indique las dimensiones habituales de la fosita ver- il) A. F. Le-Doijhle. — Variations des os dn crane. París 1903. — 259 — miaña; pero si tenemos en cuenta que la distancia normal entre el endinión y el agujero occipital es de 35 mm., se puede señalar esta cifra como la mayor dimensión longi- tudinal que puede alcanzar la fosita cerebelosa mediana. Lombroso describió un cráneo donde esta depresión lle- gaba á 34 mm. de alto y 13 mm. de ancho. Zoja la encon- tró enorme en el cráneo de un presidiario calabrés: 34 mm. de largo, 33 mm. de ancho y 11 mm. de profundidad. Etnogeafia. — Desde el 12 de enero de 1871, fecha en que Lombroso presentó á la Sociedad Real de Ciencias y Letras de Lombardía, un cráneo que ostentaba la fosita cerebelosa mediana, el ilustre criminalista investigó, du- rante largo tiempo, la frecuencia de esta singular anoma- lía en las diferentes razas humanas y en los alienados y delincuentes. En el año 1883, Lombroso ofrendó á la Sociedad de Antropología de París con la siguiente estadística: (1) 7 cráoeos 1 prehistóricos hiiy 1 fositii cerebrlosa iiiediaiui 14 7o 84 egipcios n 6 n 55 ” 1 1 ” 34 etrnscos 5 > i .. ^10 „ 8 n chip ríanos 2 55 „ J 16 1 • neoTos O íí 1 n '5 55 6,2 „ 252 papúes, etc. 1? 3 59 55 55 1 „ 10 ? ) mongoles n 0 55 55 55 0 2000 5? europeos n 100 55 55 55 5 „ 46 americanos n 12 55 5 5 55 26 „ 10 n aimaraes M 4 55 55 55 40 ., Apoyándose en estas proporciones numéricas, Loni- broso reclama para la fosita cerebelosa mediana el nom- bre de fosita aimará y concluye afirmando que la «coin- cidencia, en América, de esta anomalía con la del hueso- [1] Lombroso . — Bull. de la Societé d‘Anthrópologie de Pai-is 1883. so de los Incas, que se presenta en las mismas propor- ciones, demostraria: 1" Que si la raza americana no es autóctona, su derivación de las razas amarillas (menos sujetas que aquella á la anomalía) data de una época in- calculable; 2° Que las anomalías no parecen ser siempre paralelas con el salvajismo de una raza.» Investigaciones posteriores, han venido á probar que las conclusiones de Lombroso son del todo aventuradas en la parte que se refiere á la extensión de esta anoma- lia en los cráneos peruanos; que la circunstancia espe- cial de haberla encontrado cuatro veces al estudiar diez cráneos aimaraes, no permitía fijar su frecuencia en las razas del Perú; y que esta aseveración tenía por base un dato numérico demasiado débil para servir de apoyo á la tesis del origen autóctono de los primitivos pobladores de la América. Frank Pussel, que nos brinda con una rica docu- mentación tomada de los museos de EE. UU., (1240 crá- neos entre los cuales se cuentan 437 peruanos) no ha ob- servado la fosita cerebelosa mediana en la alarmante pro- porción que señala Lombroso. Y por lo que al Perú se refiere, semejante anomalía ha sido observada entre los cráneos de Ancón, Casma, etc. en la proporción del 5,9 %, apenas superior á la que el mismo Lombroso señala para los cráneos europeos. He aquí la estadística de Frank Pussel: (1) 49 cráneos de Esquimales ... 10,2 50 „ Nueva Inglaterra ... 6 47 Florida ... 8,5 425 „ Ohio y Tenessee ... 3,7 21 „ Nuevo Méjico ... 0 158 „ California ... 3,8 (1) F. Riissel — Loe. Cit. Rupra. — 2ÓI En 55 cráneos diversos . 1,8 % „ 47 „ Méjico . 6,4 „ „ 803 „ América del Norte...., . 4,1 „ „ 437 „ Perú (antiguo) . 5,9 „ 1240 cráneos ! O . 00 He investigado esta anomalía en 912 cráneos pe- ruanos, pues de los 924 cráneos examinados he elimi- nado 12 ejemplares (9 del Museo Nacional, 2 del Mu- seo Eaimondi, 1 de Pacliacamac) en los cuales la por- ción cerebelosa de la escama occipital estaba destruida, haciéndose imposible el estudio de su fosita mediana. Con el objeto de no reunir cráneos que presentaban la anomalía en muy diferentes grados de evolución anató- mica, be procurado clasificarlos en estas cuatro categorías; A) . — -El triángulo vermiano que representa una ten- dencia á la fosita cerebelosa mediana. B) . — La fosita cerebelosa mediana en boceto, fosita aún mal constituida é imperfectamente limitada. C) .— La fosita cerebelosa mediana bien definida, tal como corresponde á la descripción clásica. D) . — La fosita cerebelosa mediana de forma especial (fosita lateralizada, fosita en canal, fosita doble, etc.) El resultado numérico de mis estudios va consigna- do en el siguiente cuadro: A ). — Triángulo vermiano: En 100 cráneos del Museo Eaimondi.... 24.... ....24 ' °/ /o ,, 542 ,, ,, ,, Nacional 112.... ....20,6 n ,, 270 ,, (colección del autor).... 68.... ....25,2 í? En 912 cráneos peruanos 204.... ....22,3 % B). — Fosita cerebelosa mediana en boceto. ; En 100 cráneos del Museo Eaimondi.... 6.... .... 6, % — 2Ó2 En 542 cráneos del Museo Nacional.... 18 3,3 % ,,270 ,, (colección del autor).... 7 2,6 „ En 912 cráneos peruanos. 31 3,4% C). — Fosita cerebelosa mediana clásica: En 100 cráneos del Museo Raimondi.... 4 4, % ,, 642 ,, ,, ,, Nacional 30 5,5 „ ,, 270 ,, (colección del autor) 18 6,6 „ En 912 cráneos peruanos 52 5,7% D). — Fosita cerebelosa mediana de forma especial: En 100 cráneos del Museo Raimondi.... 2 2, % ,, 542 ,, ,, ,, Nacional 2 0,3 „ ,,270 ,, (colección del autor) 4 1,5 „ En 912 cráneos peruanos 8 0,8 % De las cifras que anteceden se deduce que, al estu- diar los cráneos peruanos, he encontrado la fosita cere- belosa mediana en proporciones centesimales algo sicpe- riores á aquellas con que los autores expresan la frecuen- cia de esta anomalia en los cráneos de procedencia ex- tranjera. El triángulo vermiano, primera etapa en la constitu- ción de la fosita, se ofrece en el 22,3 "/o de los cráneos del Perú, en proporción doble de la que se ha señalado como habitual para cualquiera clase de cráneos (10 % ^ 12 °/„). Preciso es dejar anotado que estos numerosos casos de simple triángulo vermiano, no van á ser tomados, en cuenta para establecer la frecuencia de la anomalia en los cráneos del Perú, porque no constituyen una ver- dadera fosita. No obstante, aquella cifra del 22,3 tie- ne singular importancia, porque significa que en buena — 203 — parte de los cráneos peruanos se encuentra la indeleble huella de una tendencia á la fosita cerebelosa mediana. La fosita bien definida, la que está en boceto y la que afecta disposición especial, consideradas en conjunto, van á decirnos de la frecuencia de la anomalía en el Pe- rú antiguo, de acuerdo con la siguiente relación. En 912 cráneos peruanos, he encontrado: la fosita cerebelosa mediana en boceto 31 veces 3,4 % „ „ „ „ clásica.... 52 „ 5,7 „ „ ,, „ „ especial.. 8 „ 0,8 „ la fosita cerebelosa mediana 91 veces 10, % La fosita cerebelosa mediana es pues, relativamente frecuente entre las antiguas razas del Perú, en la propor- ción aproximada del 10 que alcanza al doble de la que se acepta como término medio para las demás razas del mundo. Al estudiar la embriología y la anatomía compa- rada de esta variación morfológica, procuraré interpretar su significación anatómica y los alcances que su frecuen- cia en el Perú tiene como carácter antropológico de la raza antigua. Todos los autores que han investigado esta anomalía en cráneos de muchas procedencias, han asignado al Perú la mayor proporción centesimal. Pero sus resultados di- fieren de los que he obtenido y también difieren entre si, pues mientras Lombroso encuentra la fosita vermiana en el 40 % de los ai maraes, Prank Russel solo ha podido ha- llarla en el 5,9 % de los cráneos de Ancón, Casma, etc. Es muy posible que en semejantes diferencias tenga mucha parte la procedencia de los cráneos peruanos exa. minados. En consecuencia, creo interesante indicar la ft’ecuencia de la fosita en algunas de las comarcas del territorio peruano, en aquellas que han contribuido á mi estadística con mayor número de cráneos. El escaso nú- — 264 — mero de ejemplares de algunas procedencias muy impor- tantes 5^ la proporción desigual con que concurren al re- sultado definitivo, me impiden hacer comentarios. He encontrado el triángulo vermiano en: 204 cráneos de Lima (Templo del Rimac) Período último 50 veces 24,6 % 36 1) ,, Lima (Magdalena del Mar) n „ 5 „ 13,8 „ 34 5? ,, Ancón (huacas inmediatas) n (?) 5 )> „ 271 )) ,, Pachacamac (en las ruinas) „ 69 „ 25,2 „ 201 n ,, Nieveria (cementerio) ,, primero 42 „ 20,9 „ 18 ?j ,, Acarí (Hacienda Chaviña) ,, épigonal 3 „ 16,6 „ He encontrado la fosita cerebelosa mediana en: 204 cráneos de Lima (Templo del Rimac) Período último 21 veces 10,3 % 36 ) J ,, Lima (Magdalena del Mar) 4 „ lU „ 34 n ,, Ancón (huacas inmediatas) „ (?) 3 M 8,8 ,, 271 )? ,, Pachacamac (en las ruinas) „ 28 „ 10,4 „ 201 ,, Nieveria (cementerio) ,, primero 13 0,5 ,, 18 5? ,, Acarí (Hacienda Chaviña) „ epigooal 3 „ 16,6 „ Anteopologia ceiminal. — El asunto muy debatido de la presencia de la fosita cerebelosa mediana en los crá- neos de los delincuentes, tiene singular importancia para el estudio de la interpretación que debe darse á esta ano- malía. Las primeras investigaciones se deben á Lombroso, que ba publicado en diversas ocasiones numerosos estu- dios sobre los cráneos de los delincuentes, llamando siem- pre la atención sobre esta anomalía que^ en concepto suyo, se observa con especial frecuencia entre los crimi- nales y los locos, confirmando así la vinculación estrecha entre el crimen y la locura. En V Uomo delinqiiente (1) Lombroso asegura que la fosita cerebelosa mediana se encuentra en el 13 % de los (2) Lombroso— Uhomme criminel, pag. 170 — 265 — asesinos, 23 % de los ladrones y 85 % de los envenenado- res, Estudios posteriores le inducen á afirmar que la ano- malía se presenta en la proporción de 16 % en los cri- minales, 12 % en los locos y 5 % en los individuos nor- males. Al profesor Lombroso, ya tantas veces citado, siguió una pléyade de cranéologos, en su mayoría italianos, cu- yas investigaciones tienden á considerar la fosita cerebe- losa mediana como un estigma anatómico de la crimi- nalidad. Verga afirma haberla encontrado en el 23 % de los bandidos. Tamassia en el 24 % de los delincuen- tes de todas clases. Examinando Romiti (1) un buen número de cráneos europeos, encontró la anomalía en el 12 % de los alienados, en tanto que los ejemplares procedentes de individuos que no tenían ninguna tara mental, ofrecían un porcentaje mucho menor. Marimó y Gámbara observaron la fosita lombrosia- na en el 26 % de los criminales y en el 6 % de los nó criminales. Morselli tuvo ocasión de estudiarla en el 14 % de los locos. Examinando 60 cráneos de alienados Min- gazzini (2) llegó á la conclusión de que la fosita cere- belosa mediana se presentaba con más frecuencia entre los epilépticos (38,5 %). Ottolenghi y Roncoroni (3) la han encontrado 11 veces en 100 cráneos de delincuen- tes. Sería pesado citar la larga serie de investigaciones que hubo de llevar á cabo la escuela lombrosiana para declarar que la fosita cerebelosa mediana es más frecuen- te entre los delincuentes que entre los individuos nor- males. Esta opinión ha sido enérgicamente combatida [1] Tiowiti.—CevyeWi di delinqneuti. Siena, 1880. [2] MiiifiHzziui. — Atti della R. Accad. di Roma 1886. — Rivista speri- meutale di íreniatiMa, 1888. [3] Ottolenghi et Roncoroni — Anomalies reucoutrées á 1‘autopsie de 100 criminéis. Tiirin, 1891. 206 por un buen número de craneólogos que, tachando de apasionadas las investigaciones de la escuela italiana, sostienen que la fosita del vermis no es una tara carac- terística de la criminalidad. En Austria, el profesor Beneditk; en Bélgica, Heger y Deliemágne (1) que la vieron una sola vez á pesar de haber estudiado en los cráneos de 36 asesinos gui- llotinados; Debierre y Le Double, en Francia, conside- ran la fosita vermiana como una variación morfolóofi- ca tan rara en los criminales como en las demás gen- tes. El profesor Debierre (2), hace excepción en lo que se refiere á los alienados. De sus estudios se deduce que la anomalía es más frecuente entre los locos que entre los cuerdos, aseveración que va en armonía con las estadísticas de Lombroso. Le Double (3), que es- tudió los 10 cráneos de delincuentes y 35 de alienados que posee la Facultad de Medicina de Paris, participa de la opinión de Debierre. Hace el recuerdo de famo- sos criminales cuyos cráneos no presentan la anomalía, hace notar que si bien es cierto que el audaz ladrón Villela fué poseedor de la más hermosa fosita ver- miana, que si el parricida Vallet tuvo un hueso epac- tal, un hueso astérico y una fosita cerebelosa mediana, también lo es que esta anomalía se ha observado en el cráneo de muchas personas honradas. Defiende Le Dou- ble la integridad psíquica de Carlota Corday, que pudo ser una alucinada pero nó un criminal innato, por más que el cráneo suyo, de escasa capacidad, dolicocéfalo y ortognato, con huesos wormianos ptéricos y una sutura sagital asimétrica, con un vestigio de apófisis yugular [1] Hef>ev et Delleina.gDe — Armales de 1‘Université de Bruxelles, 1881. [2] Debierre— cráne des criminéis. Lyou, 1895. [3] Le Double — Loe. cit. pag. 36. — 267 — y una gran fosita vermiana, sea para Lombroso uno de los ejemplares que mejor se adaptan al “tipo craneano criminal.” No me hubiera extendido en estas consideraciones sobre la frecuencia de la fosita cerebelosa mediana en los cráneos de los delincuentes, si no estuviera convencido de la importancia de este estudio para determinar la signifi- cación anatómica que tan singular anomalía tiene en los cráneos peruanos. Las escasas colecciones de nuestros museos, no brindan material suficiente para hacer un es- tudio bien documentado de antropología criminal, que se- ría la única manera segura de definir una opinión en esta contienda que armaron los criminalistas italianos. Pero examinando con independencia de espíritu las conclu- siones de los antropólogos, no puede dejarse de reconocer que la escuela lombrosiana se ha preocupado mucho de investigar la fosita vermiana en los criminales, sin deter- minar antes, de manera precisa, su frecuencia en los indi- viduos normales; faltando así el indispensable término de comparación. Tomando el promedio de todas las estadísticas que he podido reunir, y uniendo á ellas el resultado de mis investigaciones entre los cráneos del Perú antiguo, he for- mado el cuadro adjunto: 268 o o -a di O Z Cá Q A oo O OJ P O d P > So S g ■3 = ®W ® Có G a ^ w c S O t- 3 cDa u s: có -p 0) T3 Ü 0) T3 4¿ ^ d o k. ^ ►-Í OJ O'O co id íS P cd Q) cd X5 a p o -p cd c rS o> 0.2 ídCu p 'O o o *0 TT cd cd Pn . ^ o o 'V p p o T3 OQ o 0> OQ 3 O t: ^ S § § ^ c cé o CU o I z X o o K < OQ - :; O tí 00 05 CV c H 2 o irj uo - - GO^ co_^ t- f Oí co"' Oí 10, »ó OD X‘ < -< H X 2 W n ■< S « O fc w a ?í S z 5 co o o Tf< cr> a co co Oí 05 tn trx 05 o en ce < 3 VI ú en C/3 cñ 05 tfx c C/2 cd O o o aj o C 0 o H 2 0 CJ aj aj aj tn 05 be 2 tí til Th a p , Oí CJ a cd 0 cd tí o aj a; o o O 0 4-í o Ü tí p 3 o « 'B g cd Vi 0 a; Vi 0 a-> Vi o aj cd Od rH 05 Id XJ )-< O r-\ ^ 05 a u, 2 O O LO O o tH í- o Oí co 'ds lOÍ CO LO o •sf^ co o tH Oí co tH tH co T-* co o 05 of tH tH lO C^í m O OJ O 'Cj u o íM CO o_ co !' ® 'i H I' BS ¡I I ' ; o z O w O u n 'g O x4 tu «3 en O peí 'O aj Vi Vi cti cd cd í-H • rH s o C5 3 >*> C5 0 05 !o 05 C^ >■ O • IfH tís Cíí E-¡ x4 Q o O "O (U u ctí aj N Cd Vi Vi a; U-t V, O So 3 3 '~o h4 •si O H — 269 — Los 8062 cráneo que figuran en el cuadro poseen 425 fositas cerebelosas medianas, lo cual permite afirmar que dicha anomalía se encuentra 5,2 1 de los cráneos de todas las procedencias. Hay que adver- tir, que solo tomo en cuenta los cráneos que presentan la verdadera fosita vermiana y que elimino los casos de simple superficie triangular, que figuran en algunas esta- dísticas como la de Lucy. Reuniendo ahora los resultados, }^a anotados, de las investigaciones sobre los cráneos de los criminales, se obtiene una proporción co,nÍQ^mial( 15% aproximadamente) que es muy superior á la que arrojan los cráneos de indi- viduos normales. Yo creo, como le Double, que algunos autores italianos comprenden en sus estadísticas ejem- plares en los que no existe una fosita vermiana bien de- finida; pero hay que convenir en que por mucho que se rebaje esta notable proporción del 15 %, siempre queda- ría superior á la del 5,27 % que corresponde á los crá- neos de individuos que no dejaron las huellas del crimen. El propio Debierre, que es contradictor encarnizado de la escuela lombrosiana, dice que ha observado la fosita en el 3,4 % de los delincuentes y en el 2,8 % de los in- dividuos normales. Si estas investigaciones nos autorizan á escribir, á título de conclusión, que la fosita cerebelosa mediana es más frecuente entre los criminales que en los nó cri- minales, no es menos cierto que la escuela italiana andu- vo errada en sostener que semejante anomalía era uno de los estigmas del crimen. El desarrollo que han alcanzado en los últimos tiem- pos las ciencias antropológicas, es todavia insuficiente pa- ra poder señalar los vicios de conformación del cráneo ó del encéfalo, que son indicios seguros de una tendencia al crimen. La fosita cerebelosa mediana se encuentra en el caso de estas alteraciones morfológicas mal conocidas. Se la ha observado en el cráneo de buen número de de- lincuentes, pero en cambio se la ha encontrado también en muchas gentes que nunca manifestaron inclinaciones criminales. Y se cita á muchos delincuentes, que deja- ron triste recuerdo de sus hazañas, cuyos cráneos no pre- sentan la anomalía. Lo que está fuera de duda, es que la fosita cerebe. losa mediana se encuentra en grande proporción entre los alienados. De los estudios que se han hecho al res- pecto, resultan conclusiones casi uniformes, que tienden á intimar la relación que existe entre el crimen y la lo- cura. Sin embargo, tampoco puede deducirse de ello que la fosita vermiana sea un signo característico de la lo- cura, ni siquiera podría hacer presumir una inferioridad mental. En el estudio de esta anomalía, como en el de mu- chas otras, la Naturaleza parece jugar con la desmedida curiosidad científica, cuando nos presenta, al lado de los cráneos de criminales y degenerados, al cráneo horiible- mente asimétrico del Dante, al filósofo Kant con un hue- so interparietal, al físico Volta con una sutura metópica, á Byron, Humboldt, y Meckel con sinostosis craneanas prematuras, á Bichat con un hemisferio cerebral mucho más grande que el otro, á Scarpa con una gran fosita ce- rebelosa mediana. Embriología. — Apesar de que en la actualidad se conoce un tanto el desarrollo embriológico del cerebe- lo y el del hueso occipital que lo protege, cuando se trata de investigar el proceso evolutivo que genera la fosita ce- rebelosa mediana, se advierten serias dificultades, que se tornarían casi insalvables si se intentara analizar, una á 2/1 una, las muchas interpretaciones que los craneólogos han dado á esta anomalía. Una rápida excursión por el terreno de la embriolo- gía normal va á servir de base para este estudio. Está generalmente admitido que el occipital se desarrolla por cinco ó siete puntos de osificación principales, que van los unos al encuentro de los otros mediante la absorción progresiva del cartílago. En la época del nacimiento, las porciones óseas ya están apenas separadas por una pe- queña lámina de cartílago, exceptuando la unión de la escama con los cóndilos del occipital, que se hace por una amplia banda cartilaginosa, la charnela de Budin, des- tinada á permitir ciertos movimientos de báscula á la porción escamosa. La escama, que es la parte del occipital que más nos interesa, se presenta diferenciada en dos partes: una su- perior, llamada también pieza interparietal ó supra-occi- pital, que se desarrolla en el cráneo membranoso desde la octava semana de la vida intra-uterina; y una parte inferior, infra-occipital, que desde la misma época se de- sarrolla en el cráneo cartilaginoso. La porción superior ó membranosa corresponde al cerebro y la inferior ó car- tilaginosa recubre el cerebelo; entre ambas divisiones de la escama va á colocarse mas tarde la protuberancia oc- cipital. La parte membranosa ó interparietál se genera por dos puntos de osificación y á veces por cuatro, según Stieda. Los dos puntos más elevados son inconstantes 5^ forman los pre-interparietales que van á soldarse con el occipital ó con los parietales, circunstancia que expli- caría las múltiples variaciones en la forma del lambda. En la parte cartilaginosa de la escama, formada por dos puntos de osificación, se presenta un nódulo óseo, al que — 272 — se atribuye un rol de primer orden en la formación de la fosita cerebelosa mediana: es el huesecülo de Kerckring. Situado en la parte inferior de la escama, entre ésta y las formaciones condíleas, el nódulo de Kerckring se encuentra perfectamente desarrollado en el quinto mes de la vida fetal (véase la figura). Conserva su indepen- dencia hasta el sexto mes, para después fusionarse con las partes vecinas, constitu5^endo asi el lazo de unión en- tre la escama y los cóndilos. La porción de lá escama occipital donde se insinúa el liuesecillo de Kerckring, y que corresponde á la fosita vermiana, es en un principio cartilaginosa. No están de acuerdo los craneólogos respecto á la frecuencia con que dicho huesecülo se presenta en el crá- neo fetal. Kerckring, Rambaud y Renault, afirman que es disposición anatómica normal y constante; Lucy cree que se observa en la inayoría de los casos, unas veces entero y otras al estado de boceto; Debierre, Poirier y Bianchi le tratan de inconstante, opinión de que partici- pa Stieda quien no' le ha encontrado sino en el 29 % de los fetos de cinco meses; para Staurenghi y Delisle, el nó- dulo de Kerckring es muy raro. Los datos embriológicos que he anotado, aún nó per- fectamente sancionados, han servido á los craneólogos para emitir opiniones respecto de la manera cómo se pro- duce la fosita cerebelosa mediana. Las numerosas teo- rías que se han emitido, pueden agruparse en cuatro ca- tegorías: A) . — La fosita cerebelosa mediana es generada por la presión que ejerce el vermis hipertrofiado sobre la ca- ra interna de la escama occipital; B) . — A la coincidencia de una hipertrofia del vermis con el desarrollo rudimentario del hueso de Kerckring; - 273 — C) . — A la ausencia, según unos, ó á la presencia, según otros, del Imesecillo de Kerckring; D) . — A un exhuberante desarrollo del sistema veno- so de la dura-madre. A). — Estudiando la embriologia del cerebelo, leve- mos en un principio formando parte de la cuarta vesícu- la cerebral; después adquiere independencia, siendo el vermis mucho mas grande que los hemisferios cerebelo- sos; en una época ya más avanzada, los lóbulos laterales adquieren un volúmen mayor que el vermis. La Ana- tomía Comparada comprueba la veracidad de esta afir- mación, pues cuanto más se avanza en la escala zoológi- ca, los hemisferios cerebelosos tienen un desarrollo mayor y el vermis queda más pequeño. A pesar del importante rol fisiológico del vermis, el hombre se distingue por la relativa pequeñez de este ló- bulo y por la preponderancia de los hemisferios cere- belosos. Lombroso afirma que la hipertrofia del lóbulo me- diano del cerebelo se encuentra con gran frecuencia en los delincuentes, coincidiendo en la mayoría de los casos con la presencia de la fosita cerebelosa mediana; disposi- ción que se encuentra en el hombre durante el cuarto mes de la vida fetal y que recuerda á la que poseen mu- chos mamíferos. Uniendo sus observaciones con las de otros craneó- logos italianos, Lombroso ha deducido del examen de 107 cadáveres que la fosita cerebelosa mediana y el ver- mis hipertrofiado coinciden en el 60 % de los casos (1). En opinión de Albrecht, la fosita cerebelosa mediana también es producida por el empuje de un vermis au- mentado de volúmen. []] Lombroso — Rivista sperimentale di freniatria e di medicina lé- gale, 1876. B) — La escuela lombrosiana hace intervenir ade- más la ausencia ó el insuficiente desarrollo del liuecesillo de Kerckring, formación ósea que estaría destinada á llenar el espacio vacío que queda hacia atrás del agu- jero occipital. A j uzgar por los datos anteriores_, habría de aceptarse la teoría de Lombroso si no existieran serias objeciones emanadas de estudios posteriores. Verga y Giovanardi han podido convencerse de que en el 40 % de los casos, la hipertrofia del vermis no coincide con la presencia de una fosita. Rossi (l) hizo la descripción de una curio- sa anomalía que la escuela lombrosiana no podría expli- car: la falta del lóbulo mediano del cerebelo y la pre- sencia de una gran fosita vermiana. Sería imposible negar al vermis toda participación en la génesis de la escavación que en ocasiones le re- cubre y en espera de convincentes observaciones que nos permitan definir una opinión, ha}^ que reconocer por lo menos, que un vermis hipertrofiado favorece la pro- ducción de la fosita cerebelosa mediana. Va en apo- yo de la teoría de Lombroso la siguiente revelación que nos hace la Anatomía comparada: las grandes fositas vermianas observadas en los mamíferos coinciden con los vermis más desarrollados. El vermis prominente de los hidrocéfalos, que se imprime en el endo-cráneo dando lugar á una verdadera fosita, es una observación que contribuye también á sostener esta tesis. C) — Con independencia de toda presión que el vermis pudiera ejercer sobre la escama occipital, algunos craneólogos culpan al huesecillo de Kerckring ( 2 ) de producir la fosita cerebelosa mediana. [1] Rossi — Eivista sperimentale di freniatria, 1891. [2] Til. Kerckring — .Spicigelimn anat. Osteogenia foetum. p. 212 Amstelodami, 1670. La ausencia del nódulo de Kerckring originaría, según Marimó, una defíciencia ósea en la porción inferior de la escama. Numerosas observaciones se encargan de desautorizar esta teoría, pues aunque no está bien de- terminada la frecuencia del hueso de Kerckring, todo in- duce á creer que no existe en la mayoría de los cráneos fetales y si su ausencia es tan frecuente^ no podría ex- plicarse la relativa rareza de la fosita cerebelosa mediana • Al hacer el estudio detallado de la anatomía com- parada de esta anomalía humana, pondré de manifiesto su constancia en la serie zoológica; pues bien^ está pro- bado que todos aquellos animales que normalmente lle- van la fosita vermiana, especialmente los carniceros y roedores que la tienen muy desarrollada^ no poseen el huesecillo de Kerckring. Este mismo razonamiento, que está basado en obser- vaciones comprobadas^ puede oponerse á los que como Chiarugi sostienen, por el contrario, que la fosita vermia- na se debe á la presencia del nódulo de Kerckring. No puedo dejar pasar una observación que me han sugerido dos cráneos de niños de corta edad que posee el Museo Nacional. El cráneo Núm. 35, con una fosita cerebelosa mediana, presenta en la base de la fosita, só- lidamente implantado en el opistión, un nódulo óseo prominente del tamaño de un grano de trigo que avan- za hácia el agujero occipital desviándose un tanto de la línea media. El cráneo Núm. 37, que no posee fosita vermiana, ofrece también un nódulo óseo del todo pare- cido al anterior. La circunstancia especial de tratarse de cráneos in- fantiles y de no haber visto nada semejante en ios nu- merosos cráneos adultos que he examinado, la posición anatómica de este nódulo, su aspecto y disposición re- — 2/6 cuerdan al liuesecillo de Kerckring descrito en los crá- neos fetales. Creo mu}’- posible que tales observaciones se refieran á dos casos de persistencia de este hueseci- 11o. El hecho de que en uno de los cráneos exista la fo- sita vermiana y el otro carezca de ella^ tiende á romper la íntima relación que se pretende establecer entre el liuesecillo de Kerckring y la fosita cerebelosa mediana. D) — Benedikt (1) cree que la aparición de la fo- sita vermiana se debe á un exhuberante desarrollo de los senos venosos de la dura-madre, en especial del siam cru- ciatiis. Cita en su apoyo á la raza judía, estigmatizada por Lombroso, como poseedora de la fosita vermiana en notable proporción, y observa que dicha raza es favorecida cual ninguna por el sistema venoso, predispuesta á las vá- rices, hemorroides, glaucoma, etc. Le Double ha demostrado que las modificaciones en la amplitud y en el trayecto de los senos venosos pos- teriores de la dura-madre se imprimen en los surcos en- do-craneanos; de donde se infiere que es posible que los hombres cuyo sistema venoso es muy desarrollado, están predispuestos á despertar la influencia atávica que les traiga la fosita cerebelosa mediana, pero no hay ninguna observación que tienda á comprobar esta manera de ver. Anatomía comparada. — -Recorriendo la anatomía de los vertebrados, no encontramos en los peces y bactracios ningún indicio de fosita cerebelosa mediana. El cráneo de los reptiles con sus cuatro occipitales (uno superior, dos laterales y un occipital basilar), no presenta crestas ni depresiones que hagan sospechar la próxima apari- ción de la fosita vermiana. En las aves se encuentra una disposición anatómica parecida á la de sus antece- [1] Carta dirigida á Le Double en 29 de agosto de 1899. — Le Double loe. cit. pag. 44. — 277 — sores, aunque reveladora de un grado más avanzado en organización. La fosita cerebelosa mediana aparece en los mdjmífe- ros con caracteres bien definidos. Su cráneo, como el de las aves, es poseedor de un hueso interparietal y pre- senta en la superficie endo-craneana del occipital tres fosas: dos laterales destinadas á protejer los lóbulos la- terales del cerebelo (fosa cerebelosa derecha é izquierda) y una central que recubre al vermis (fosita cerebelosa mediana). Estas tres depresiones producen en la super- ficie endo-craneana otras tantas eminencias: dos laterales y una mediana, que corresponde á la fosita del vermis. Los lados de esta formación anatómica están perfecta- mente limitados por dos crestas laterales^ que se acusan en el exo-cráneo por dos escavaciones alargadas que reci- bieron de Albrecht el nombre de fositas para-vermianas. Tal es la disposición más frecuente de la fosita ce- rebelosa mediana en el cráneo de los mamíferos. En la •descripción que antecede, tomada de un cráneo de perro que he disecado, tienen cabida las variaciones de forma y extensión que se observan en las diversas especies de mamíferos. Estas variaciones se refieren especialmente á las relaciones entre la fosita vermiana y la protube- rancia occipital interna, relaciones que señalan la por- ción mayor ó menor de la escama occipital que se en- cuentra invadida por la fosita cerebelosa mediana. El profesor Albrecht (1) ha señalado la fosita ver- miana en el cráneo de los siguientes masurpiales: Di- delphis quica, Párameles nasicta, Bideleus australis, Dor- copsis luctuosa, Halmaturus derhiaeus. Se presenta tam- bién en los cetáceos, (delfines), en los desdentados (pere- zosos, tatuados, etc). [1] Albrecht — ^\xv la fossette vermieune du cráne des raammiféres BulletÍTis de la Societé d’Anthropologie de Bruxelles, 1S83. — 278 — La región occipital presenta en los ungulados una disposición digna de mencionarse: al nivel de la sutura del hueso iuterparietal, que poseen estos animales, con el occipital mismo, la hoz del cerebro se osifica, dando lugar á una eminencia curva, de concavidad inferior, que se continúa en la fosita vermiana formando ángulo con ella. Resulta así, que el vermis se encuentra pro- tegido hacia arriba por un verdadero opérenlo óseo y descansa hácia abajo en la fosita cerebelosa mediana. Albrecht, á quien la osteología comparada debe impor- tantes investigaciones, dió á esta formación el nombre de opérenlo vermiano y lo describió en los équidos (que lo tienen mu}^ manifiesto), en los delfines, focas, arctocé- falos y en la mayor parte de los carniceros. Entre los suidos (Sus scrofa, etc), solo puede ob- servarse la fosita vermiana en los individuos jóvenes, porque en el adulto la escama del occipital es cóncava hácia el exterior en lugar de presentarse convexa. La fosita cerebelosa mediana se presenta también en los rumiantes. He podido comprobarlo estudiando un cráneo de llama {Auchenia g la nía) que escogí entre los muchos que existen al pié del cerro Manchán (Casma). La fosita vermiana se ha encontrado en los siré- nidos [Manatus australis, Halicore indica). Encuéntrase admirablemente desarrollada en los roedores., y ha sido especialmente descrita en los lepóridos (Lepus timidus,) en los subungulados {Ccwia aperea, Cavia cohaya) y en los múridos ( Mus rattus, Mus musculus ). Los insectívoros presentan una fosita vermiana de caracteres mu}'' definidos; Le Double (1) pudo compro- barlo en los erizos [Erinaceus europoeus) y las musarañas (Sorex vulgaris). [1] Le Dnuhie — Loe. cit. pug. 47. — 279 Ascendiendo en la escala animal encontramos la to- sita cerebelosa mediana notablemente desarrollada en los carnívoros. Obsérvase en las diferentes especies de zorros [Canis tmlpes, Canis alopex, Canis lagopns). He po- dido estudiarla en un cráneo de perro {Canis famüiaris), cuya fotografía presento: el occipital está perfectamente dividido en tres zonas, una central que hace marcada pro- minencia al exterior y dos laterales separadas por crestas bien acentuadas; en la cara endo-craneana existe una enorme fosita vermiana que tiene su punto culminante en el endinión, de donde desciende 3^ se engancha para abar- car el contorno del agujero occipital. Los úrsidos, en espe- cial el oso blanco ( ürsus maritiirms), poseen una cresta lon- gitudinal mediana muy resistente, que corresponde al si- tio de implantación de la eminencia vermiana de los otros carniceros. La fosita cerebelosa mediana del gato {Felis domestica)., llama la atención por su profundidad y tamaño. La fosita del vermis tiene caracteres bien marcados en los quirópteros, ofrece como particularidad digna de especial mención una gran cantidad de canalitos y cres- tas transversales, destinadas á intercalarse entre los surcos interlobulares transversales que presenta el vermis. Le Double observó esta disposición en el Pteropus edulis, en el Hinolophus unihastatus y en el Vespertilio pipistrellus. Entre las especies que pertenecen al orden llama- do de los prosimios se encuentra la fosita cerebelosa me- diana bien definida. Ha sido particularmente estudiada en los lemilridos, que poseen dos huesos interparietales sinostosados en la línea media y un occipital inferior que ostenta la fosita vermiana, tan desarrollada, que sube has- ta los interparietales. El cráneo de los primates ofrecé ciertos detalles de interés en lo que se refiere á esta particularidad anató- mica. En efecto, entre los antecesores del hombre se es- — 28o tablece, por gradaciones insensibles, la transformación que determina por fin la desaparición de la fosita en la es- pecie humana. En los arctopitecos y platirrinos se encuentra la fosita cerebelosa mediana; pero ya no asciende hasta el occipital superior, sino que se limita á la parte inferior de este hueso. Ha sido descrita en el tamarino [Midas rosalia), en el sagú [Cehus apella), etc. La primera familia de los catarrinos, los cinocéfalos, ofrecen la fosita vermiana, sin que hasta ahora se haya descrito algún ejemplar que no la posea. Igual cosa se puede decir de los cercopitecos, pues dicha fosita ha sido descrita en el mono-cochino [Rliesus nemestrinus), en el macaco [Corcopithecus sahaeus) donde presenta, al estado normal, la disposición que más semejanza tiene con la que, á título de anomalía, suele poseer el hombre. Entre los seinnopitecos, ya se encuentra una especie» el colobo [Colobus guereza,) que hace excepción; todas las investigaciones de fosita cerebelosa mediana que se han hecho en el cráneo de este simio, han dado resultado ne- gativo. Acercándonos á la especie humana, tócanos estudiar la fosita en los antropomorfos. Las especies del género Hylobates, los gibones, la poseen; Albrecht (1) la descri- bió en el Hylobates leuciscus bajo la forma de una esca- vación dividida en dos fosas, por una cresta transversal: una fosa superior ó epiestafilina, que es la más grande, y otra inferior, ó estafilina, más pequeña. Lucy hizo una observación análoga en un Hylobates concolor. Pero, si bien está probado que la fosita vermiana es disposición anatómica normal entre los antropoides del género Hylo- bates, no es menos cierto que su ausencia es anomalía [1] Albrecht — Loe. clt. que se observa con frecuencia en estos animales. En 6 cráneos de Hylobates^ Morselli (1) constató, en efec- to, que cuatro de ellos poseían la fosita y que en los otros dos estaba reducida á una superficie triangular. En el orangután {Satyrus orang), rara vez se encuen- tra la fosita del vermis: una vez en 30 investigaciones de Morselli. En el gorila {Gorilla gina)^ su existencia debe considerarse también como una disposición anómala. El chimpancé [Troglodites Niger) tampoco posee fosita cere- belosa mediana: su presencia es casi tan rara como en el hombre (2). En resumen, la Anatomía Comparada nos muestra á la fosita cerebelosa mediana^ formación normal en los ma- míferos, que llega á su mayor desarrollo en los monos inferiores y comienza á desaparecer en los antropomorfos. La Embriología humana^ reproduciendo y condensando, de manera admirable, lo que pasa en la escala zoológica, nos ha enseñado que la fosita vermiana es normal durante la vida intra-uterina. Estas dos ciencias, que corren pa- rejas, dan á esta anomalía del hombre un carácter de in- ferioridad anatómica, porque es una reliquia del más leja- no atavismo, la reaparición de una disposición anató- mica que los progresos de la organización habían hecho desaparecer del cráneo humano. Conclusiones. — Llegado al término de este estudio, deduzco de él, en lo que se refiere al Perú, las siguientes conclusiones; — La fosita cerebelosa mediana se encuentra en el 10 0^ de los cráneos peruanos que he examinado, fre- [1] Morselli — Atti della Soc. Ligulstica di Scieuze Natur. Genova 1890. [2] En 18 cráneos de chimpancés, 9 de gorila, 3 de orangután y uno de gibou, Debierre no lia logrado ver la fosita cerebelosa mediana. — Debierre. Mem. de la Soc. de Biologie de Paris, 1892. — 282 — cuencia muy superior á la que se ha señalado para las de- más razas. 2^ — El triángulo vermiano se ofrece en el 22.3 % de los cráneos del Perú, elevado porcentaje que indica una acentuada tendencia á la anormal posesión de la fosita. 3^ — La exagerada frecuencia de esta anomalía en los ci áneos que he estudiado, constituye un carácter de inferioridad para las antiguas razas del Perú. EL HUESO INTERPARIETAL Historia. — Epactal é interpaeietal. — El hueso interparietal es una anomalía producida por la falta de unión entre las dos partes, cartilaginosa j membranosa^ en que está dividida la escama occipital del feto. Se atri- buye á Eustaquio (1) el descubrimiento de esta formación ósea, aunque no podría asegurarse si la descripción que ha- ce el ilustre anatomista, del os magnuin triangulare occi- pitis, corresponde al interparietal ó al hueso epactal con el que hasta ahora se le confunde. No hay razón alguna que justifique esta manera de ver, pues ambas variacio- nes anatómicas difieren por caracteres esenciales. El epactal es una pieza ósea triangular, encajada en- tre las dos ramas de la sutura lambdoidea 3" que jamás desciende hasta la línea bi-astéricá; los huesos occipital 3^ parietales se articulan, por consiguiente, en la parte inferior de la sutura lambdoidea. El interparietal ocupa igual situación topográfica al nivel del lambda, pero se extiende hasta cerca de la protuberancia occipital externa y sus ángulos inferiores corresponden á los asterions; la presencia del interparietal establece una separación com- pleta enti-e el occipital 3" los dos parietales. A juzgar por la descripción que precede, no habría una razón poderosa para estudiar por separado estas dos (1) B. Eust achí— O-gwnc. Anat. Veneti, R534. — 284 — formaciones óseas que solo se distinguen por sus dimen- siones; pero aplicando el criterio embriológico que en Anatomía debe primar sobre el criterio simplemente mor- fológico, encontramos muy razonable aquella diferencia establecida por algunos autores. El epactal procede de uno ó más núcleos de osifica- ción supernumerarios y en tal virtud representa el esfuer- zo que hace la naturaleza para llenar á debido tiempo el espacio descubierto que al nivel del lambda hubiera deja- do un deficiente desarrollo de la parte superior de la es- cama occipital. Como tendré ocasión de probar en su oportunidad, la existencia del epactal no debe ser con- siderada como un signo de degeneración ó inferioridad. Cuando los centros de osificación que normalmente deben soldarse á nivel del inion para formar la escama, dejan de hacerlo, se genera el hueso interparietal, que constituye una anomalía de origen atávico nacida de una paralización en el desarrollo de un hueso. Esta diferencia establecida por la Embriología, se acentúa más cuando estudiamos la Anatomía comparada y constituye á mi juicio, un argumento lo suficientemente poderoso para sostener la opinión de los craneólogos que consideran á los huesos interparietal y epactal como dos variaciones morfológicas completamente distintas. Sin embargo, justo es consignar que esta opinión no es la más generalizada, lo cual se debe á la propaganda que hacen en contrario algunos tratadistas modernos. En- tre otros, el profesor Testut (1), á quien tanto debemos los estudiantes de Anatomía, considera como sinónimos los términos epactal é interparietal. La afirmación del maes- tro lionés emana de un cambio de nombres, pues llama epactal á una formación ósea independiente que separa el (1) Testut — Traité d’Anatomie Humalne. 1899. occipital de las parietales, definición que encuadra per- fectamente con la que se da para el hueso interparietal; la producción ósea que accidentalmente ocupa la región del lambda sin llegar á separar los parietales del occipital, el verdadero epactal es para Testut el ‘diueso wormiano fontanelar lambdoideo/’ Dksceipción. — El interparietal tiene la forma de un triángulo: su vértice, dirigido hacia arriba, corresponde á la terminación de la sutura sagital, al lambda mismo; sus lados, derecho é izquierdo, son las dos ramas de la sutura lambdoidea; su base está representada por una línea trans- versal, que iniciada en un asterion, pasa un poco por encima del inion y va á terminar en el otro asterion, reflejando de esta manera la separación que existía en el cráneo fetal entre las dos partes de la escama. La superficie exocraneana del interparíetal es lige- ramente convexa, de aspecto pulido, y atravesada por agujeritos que sirvieron de pasaje á los vasos del diploe. Su cara endocraneana es cóncava, está atravesada en la línea media por un canal óseo, lecho que se ha cavado el seno longitudinal superior; queda así dividida en dos compartimentos, las fosas cerebrales, que ofrecen las de- presiones sinuosas correspondientes á las circunvolucio- nes occipitales del cerebro. La descripción que antecede corresponde al hueso interparietal clásico, tal como le he estudiado en el crá- neo Núm. 3 del Museo Raymondi, en el Núm. 257 de mi colección y en otros más que pueden escogerse como mo- delo. Análoga disposición, con pequeñas variantes, se observa en la mayor parte de los cráneos que poseen esta anomalía, (en el 80 por ciento según mis investigacio- nes), pero hay algunos ejemplares que se desvían del ~ 286 — tipo clásico hasta el extremo de necesitar una descrip- ción especial. Desde luego, es relativamente frecuente encontrar interparietales cuyos bordes carecen del fino engranaje de las demás suturas y se presentan desiguales, irregu- lares, como en el cráneo Núm. 34 del Museo Raymondi. Huesos wormianos pequeñitos se encuentran incrusta- dos á veces, en los bordes suturales y modifican sensi- blemente la forma triangular del interparietal; ejemplo de ello nos ofrece el Núm. 290 del Museo Nacional, cuyo interparietal lleva un cortejo de 37 wormianos. El cráneo Núm. 314 del Museo Nacional, y el Num. 93 de mi colección presentan un interparietal doble, for- mado por dos triángulos separados entre sí por una su- tura, que tomando su origen cerca del lambda cae per- pendicülarmente sobre la anormal sutura bi-astérica, di- vidiendo el interparietal en dos partes desiguales. La preexistencia de dos puntos de osificación para la parte membranosa de la escama, como admite Stieda, nos ex- plica este interparietal doble. He observado también la presencia de una mitad aislada del interparietal, disposición que se debe á que la sutura bi-astérica no ha permanecido abierta sino en el espacio que corresponde á una de las dos mitades de la escama (cráneo Núm. 214 del Museo Nacional). Los craneólogos han descrito curiosas anomalías pro- vocadas por uno ó más huesos que se intercalan entre las dos anómalas mitades del hueso interparietal. Entre las disposiciones especiales de esta anomalía, el cráneo Núm. 324 del Museo Nacional es uno de los más inte- resantes que puede encontrarse. Tres suturas vertica- les, iniciándose en la sutura lambdoidea, descienden per- pendicularmente sobre la sutura bi-astérica, dividiendo así el interparietal en otros cuatro huesos: dos internos — 287 de forma cuadrangiilar y dos externos triangulares; pero la sutura bi-astórica no está completa, hace falta el seg- mento que corresponde al lado inferior del hueso inter- no de la izquierda. Existen, además, dos pequeños hue- sos astéricos simétricos. No podríamos explicarnos es- ta curiosa anomalía, si no admitiéramos que han existi- do cuatro puntos de osificación para la parte superior de esta escama occipital. En algunos cráneos peruanos he notado la perma- nencia, hasta la edad adulta, de las dos extremidades de la sutura bi-astérica del feto, de los extremos vecinos ' de ambos asterions; lo cual indica una tendencia á la for- mación del hueso interparietal. Semejante disposición está profusamente representada en el Perú (cráneos Núm. 101 y Núm. 202 de mi colección, Núms. 281, 404 y otros más del Museo Nacional). Etnología. — No puede decirse nada de la frecuencia del interparietal en las diferentes razas humanas. La razón está en que la mayor parte de las estadísticas que han hediólos craneólogos presentan aquella lamentable confusión entre el epactal y el interparietal verdadero. De todos modos, teniendo en cuenta que es más frecuen- te observar epactales que interparietales y tomando por guía algunos trabajos modernos, se puede señalar la propor- ción de 1,6 % como aproximada para los cráneos europeos: He aquí el resultado de mis investigaciones en los cráneos del Perú: En 102 cráneos del Museo Raimondi hay 4 ¡ntcrparidales 3,9 % ,, 551 ,. ,, Museo Nacional ,, 10 „ 1,8,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 11 ,, 4,1,, En 924 cráneos peruanos hay 25 iulci'jiarietaltís 2,7 % Las diferentes formas del hueso interparietal se han — 288 — oft’ecido en los 924 cráneos que he examinado, en las si- guientes proporciones: El hueso interparietal sencillo (clásico) 20 veces 2,2 % 5? doble 2 ,, 0)2 ,, ,, ,, ,, forma particular 3 ,, 0,3 ,, El interparietal se presenta, pues, en el 2,7 % de los cráneos que he estudiado, lo cual indica que esta ano- malía es más frecuente en el Perú que en los demás países. Los datos que se poseen respecto á la frecuen- cuencia del interparietal en los cráneos de todas las procedencias, no están suficientemente documentados pa- ra determinar, de manera precisa, el valor de este aumento que mi estadística señala para los cráneos peruanos. Llama la atención la circunstancia especial de que los cráneos de mi propiedad posean 4, 1 % de interparietales, mientras los ejemplares del Museo Nacional los ofrecen en la proporción muy inferior de 1,8 %, contribuyendo ambas colecciones, en desigual medida, al resultado final. La razón está en que la frecuencia de dicha anomalía es va- riable según las regiones del Perú de donde proceden estos cráneos. En efecto, investigando la procedencia de cada uno de los interparietales encontrados, he obtenido este resul- tado: todos los cráneos que poseen interparietal proceden de la costa peruana (huacas de las inmediaciones de Lima) Nievería, Pachacamac, Ancón, etc.), no habiendo encon- trado esta anomalía ni en los cráneos extraídos de nues- tra sierra (Arequipa, Cuzco, etc.), ni en los que di- rectamente corresponden á la antigua civilización de Nazca. Asi puede apreciarse en la siguiente relación, donde se expresa la procedencia de los 25 interparietales que he encontrado: — 289 — En 207 cráneos de Lima, Templo del Rímac, etc. 4 interp. 36 99 ,, Magdalena del Mar . . . 1 99 n 17 99 ,, Rinconada de Ate . . . 1 99 n 4 99 „ La Legua . 1 99 n 1 99 ,, Huacas de San Isidro . 1 > 9 )) 205 99 ,, Nie vería (cementerio) . 3 ^9 ).? 34 99 Ancón (huacas de las inmediaciones) . 2 99 9) 1 99 Huaura (cerca del pueblo) .... . 1 99 99 272 99 Pachacamac (en las ruinas) . . 10 99 99 1 99 Moliendo, Chuli . 1 99 Por uniforme que sea este resultado, habiendo obser- vado mayor número de cráneos de la costa que de las otras regiones del Perú, no estoy autorizado para deducir que el hueso interparietal fúé anomalía exclusiva de la civilización costeña; pero es evidente que fúé menos ra- ra entre los pobladores de la costa que entre los de la sierra. Hay un dato que abona esta conclusión: en los cráneos de Tiahuánaco (y aún en los de Nazca), ni siquie- ra he observado aquella persistencia de los extremos de la sutura biastérica que indica una tendencia á la pose- sión del interparietal; en cambio semejante huella ó quizá boceto de la anomalía existe en varios cráneos de Pacha- camac, Lima y Ancón. Embeiologia. — La escama occipital del adulto está transversalmente dividida en dos partes que se conocen con los nombres de porción cerebelosa y porción cerebral. Semejante división se acentúa más en Embriología^ por- que la parte cerebelosa nace en el primitivo cráneo carti- laginoso y el segmento cerebral se desarrolla en el cráneo membranoso. La parte cartilaginosa del occipital primitivo se trans- forma en hueso circunscribiendo un anillo que limita el futuro agujero occipital^ por el crecimiento de cinco pun- — 290 — tos de osificación: uno para el cuerpo fbasi-occipital), dos para las masas laterales (occipitales laterales ó excoccipi- tales) )’■ dos para la porción cerebelosa de la escama (infi’a- occipital). La parte membranosa constitu5^e únicamente el segmento superior ó cerebral de la escama; se desarrolla por dos puntos de osificación (cuati'O según Stieda). El solo hecho de que las dos partes de la escama, primitiva- mente aisladas tengan distinto origen^ nos explica su po- sible separación en el cráneo adulto, produciendo así el hueso interparietal. Aparecidos durante la octava semana de la vida intra- uterina, todos estos mídeos de osificación absor viendo el cartílago y la membrana, conclu3’en por soldarse unos con otros. La parte superior de la escama se suelda con la parte inferior en el curso del tercer mes, esta unión es len- ta, comienza por la porción central (inion) y termina por las partes laterales (asterions), sitio donde persiste hasta después del nacimiento, una fisura que atestigua la penu. lia con que se ha llevado á cabo la sinostosis. Cuando por una causa que es difícil precisar, las dos partes de la escama no se juntan y persiste la sutura bi-as- térica que las separa, queda aislada toda la porción supe- rior de dicha escama, constituyendo un hueso grande, de forma triangular, regularmente articulado con occipital y los parietales: tal es el hueso interparietal. Anatomía comparada. — El cráneo de los peces ofre- ce disposiciones progresivas, desde la cápsula membrano- cartilaginosa de los Cyclostomos hasta la compleja bóveda de los Teleoscianos. El cráneo osificado de los Ganoideos, por ejemplo, está formado en su parte posterior por cuatro placas osteodérmicas, que según Maggi (1), representan los cuatro segmentos de la primitiva escama occipital del (1) Mnggi — Ardí, ital de Biologle — Turiu, 1897. 291 — hombre, opinión que lia sido muy discutida. Análoga disposición ha observado Maggi en algunos fósiles. Puede decirse que la mayor parte de las aves carece de interparietal, pues las investigaciones que se han hecho demuestran que la manera como se desarrolla el occipital en las aves, no es siempre igual á la del hombre. La pa- loma común {Columba livia) y algunas especies vecinas de ella, son las únicas aves donde ha podido comprobarse un boceto de interparietal. Entre los mamíferos, los masurpiales poseen un inter- parietal que conservan toda su vida. Los équidos lo tienen solamente durante la época fetal. Cuvier (1) ha menciona- do el interparietal en los rinocerontes {Rhynoceros indicas, Rhynoceros javanus). Negativas han resultado las inves- tigaciones en el cerdo {Sus scrofa), adulto ó recién nacido, pues tan solo durante la vida intra-uterina ha podido ver- se el interparietal representado por un núcleo óseo. Entre los rumiantes, el interparietal fué señalado por Cuvier en el venado {Cervus dama), donde Le Double (2) lo encontró ocupando tan solo la mitad derecha de la esca- ma membranosa. El carnero { Ocies aries) y el buey {Bos taurus) poseen un interparietal con caracteres bien defini- dos; sin embargo, Staurenghi (3) no lo ha encontrado en un feto de carnero, yBianclii (4) tampoco tuvo éxito en sus investigaciones sobre dos cráneos fetales debúfalo {Búhalas buffelus). El intei-parietal de la cabra (Capra hircus) se suelda á los parietales; igual particularidad poseen otros rumiantes, lo cual demuestra que la permanencia, hasta la edad adulta, del interparietal como hueso aislado no es la disposición más frecuente en estos vertebrados. En [1] Cuvier— Ohmm. foss. t. II y t. III. (2) Le Double — Loe, cit. pag. 56 [3] Stiiurengbi — Varietá anatómica. Milano, 1891 (4) Binnchi — Sopra alcuue varietá clel cranio. Firenze, 1893. — 292 — un cráneo de llama adulta {Auchenia glama), que poseo, persiste una de las extremidades de la sutura que sirvió de límite al primitivo interparietal. Muchos roedores llevan, durante toda su vida, un in- terparietal autónomo; así ha podido comprobarse en el li- rón [Mioxiis glis), en el ratón (Mus musculus) y en otros más. Sin embargo, el interparietal del cuy (Cavia cohaya), el del conejo (Lepus cuniculus) y el de la liebre (Lepustimi- dus) se suelda al resto del occipital. Las investigaciones que se han hecho en los carnlvo- 7'os han probado la ausencia del interparietal en los ani- males adultos y su constancia durante la vida fetal. Un cráneo de perro [Canis familiaris) me ha permitido estu- diar esta disposición. En los fetos de algunos quirópteros (Vespertilio Dau- hentonii, Vespertilio murinus) se ha observado un interpa- rietal dividido en dos partes simétricas por una sutura que baja del lambda. Schwalve (1) ha visto un interparietal independiente en algunas especies, Chirogaleus y Chiromys, del orden de los prosimios. Ha sido buscado en vano en los monos platirrinos adultos. Feliz fué la investigación de Otto en un macaco (Ce^'copitecus cinicus). Según Gruber, el in- terparietal es frecuente en los chimpancés jóvenes dites niger) y no se encuentra en los Cercopitecos. Le Double (2) dice que este hueso existe en los tres cráneos de chimpancé y dos de orangután que se conservan en el Instituto anatómico de Estrasburgo. Ha sido observado por Deniker en un cráneo fetal de gibon [Hylohates con- color) donde ofrecía una disposición especial. Las investi- gaciones que se han hecho en el gorila (Gc»r^7¿a ^?«a)prue- (1) 5cA wa7re — Comptee renduea du Congrés des Sciences med. de Strasbourg. 1899. (2) Le Douhie — Loe. cit. pag. 56. — 293 — ban que el intevparietal se une al occipital durante la vi- da intra-uterina, tal como sucede en el hombre. La Anatomía comparada nos enseña, en resúmen, que el interparietal se encuentra siempre en la serie zoológica vertebrada, que es constante en la época fetal é incons- tante en la edad adulta. Esta conclusión, que va de acuerdo con los datos de la Embriología, da á la anomalía humana el carácter de una reliquia atávica, y en tal vir- tud, la presencia del interparietal en el hombre significa un atraso en su organización. Conclusiones. — En conformidad con el estudio pre- cedente se pueden formular las siguientes conclusiones: — El interparietal se encuentra en el 2,7 % de los cráneos peruanos, proporción un tanto superior á la que ha sido señalada para los cráneos de otras pro- cedencias. 2^ — Los cráneos procedentes de Pachacamac, Ancón, Lima (Nievería, etc), y los que se han recogido en el li- toral^ ofrecen esta anomalía con mayor frecuencia que los cráneos de otras regiones del Perú (Cuzco, Arequipa, Naz- ca, etc.) 3^ — La relativa frecuencia del interparietal es un carácter antropológico de inferioridad, que corresponde á un probable grupo étnico del Perú antiguo. LOS HUESOS WORMIANOS SUTURALES Descripción. — En las márgenes de los huesos del crá- neo y mu}^ especialmente á nivel de la sutura lambdoidea, se observa á veces unas formaciones óseas supernumera- rias, independientes de las partes vecinas. No deben llevar el nombre de huesos lüormianos, con que se les conoce, porque hoy está averiguado que fué el sabio Hi- pócrates quien los mencionó por primera vez y que aún antes de Olaüs Wormius, (1) correspondió á Oonthier d’Andernach, médico de Francisco I y maestro de Vesalio, el honor de haberlos descrito con detalle en el año 1574. Los wormianos son huesecillos que accidentalmente se encuentran en el cráneo y que se han desarrollado por puntos de osificación anormales. Precisa fijar bien los alcances de esta definición, porque gran parte de los anatomistas (2) consideran dos clases de huesos wormia- nos: los verdaderos que son elementos óseos sobre-agre- gados é independientes y los falsos wormianos que se han desarrollado á expensas de un centro de osificación ñor* mal y representan la parte de un hueso que ha quedado aislada sin soldarse al todo á que pertenece. Un estu- dio profundo, basado en la Anatomía comparada y en la Embriología de ambas categorías de wormianos, establece entre ellas diferencias tan notables que obligan á rechazar aquella clasificaciónen verdaderos y falsos, impidiendo que (!) Olaiis Wormius — Epiatolae. Copenhague, 1671. [2] Testnt — Anatomie humaine. Parle 1899. — 295 — se dó el mismo nombre de wormianos á dos variacio- nes anatómicas qne tienen una interpretación científica casi opuesta. En consecuencia, solo llamaremos wormianos á los verdaderos huesos intercalados y suplementarios, como son los lambdoideos y coronales, el bregmático, el ptéri- co, etc. Aquellos falsos wormianos, huesos complemen- tarios como el interparietal, formados por la falta de unión en las partes de un hueso normal, constituyen va- riaciones morfológicas de índole muj^ diversa: no las to- maremos en cuenta en esta monografía. Generados por núcleos de osificación erráticos, los wormianos varían mucho en número y disposición. Sin embargo, es de uso describir wormianos suturales, fon- tanelares é insulados^ según que se presenten á lo largo de las suturas, á nivel de las fontanelas ó en el medio del hueso, alejados de los bordes. En este capítulo voy á ocuparme exclusivamente de los wormianos suturales. Aunque su espesor es generalmente igual al de los huesos vecinos, no es raro observar que estas formaciones óseas correspondan únicamente á la cara externa de la bó- veda ó que tan solo conserven su independencia y puedan apreciarse examinando el cráneo por su parte interna. Los wormianos suturales tienen predilección por la sutura lambdoidea, pero también suelen presentarse en la coronal, en la sagital, en la temporo-parietal, etc; pue- de decirse que la presencia de elfos es frecuente en la lambdoidea y excepcional en las otras suturas. Su tamaño es corrientemente de 5 á 10 m m., pero no es raro encontrarlos de notables dimensiones. Por lo general, el tamaño va en razón inversa del número, que es factor muy variable. Ejemplo de abundancia es el cráneo ISÍ.° 301 del Museo Nacional, donde pueden con- tarse 45 wormianos en la sutura lambdoidea. En cam- — 296 — bio, en el N.° 15 de la colección Raimondi, existe uno solo, muy grande, que ocupa la parte media de la sutu- ra del parietal derecho con el occipital. A veces es im- posible contarlos porque son numerosos y pequeños y es- tán perdidos en el engranaje de una complicada sutura lambdoidea. Los wormianos tienen las foranas mas diversas y se les encuentra en puntos muy variables de una misma sutura. Es raro encontrar cierta simetría en la aparición de los wormianos; ejemplo de ello tenemos en el crá- neo N® 70 de la colección Raimondi, que ofrece dos gran- des huesos simétricamente colocados en el medio de am- bas suturas parieto-occipitales. Etnología. — Para iníormarnos de la frecuencia de los wormianos en las diferentes razas humanas, tene- mos que recurrir á la tesis que Chambellan (1) presentó á la Facultad de París. Los materiales del Museo de Broca sirvieron á este autor para llegar á la conclusión de que los wormianos son mas numerosos en las razas civilizadas que en las salvajes; que en los auverneses se presentan más á menudo que en los parisienses, quienes á su vez los poseen en mayor número que los peruanos, los neo-caledonios y los negros. Justo es dejar anotado que las estadísticas de Chambellan señalan mayor propor- ción de wormianos en los hombres que en las mujeres y prueban que el número de estos huesecillos en el lado dere- cho del cráneo es superior al que ofrece el lado izquierdo. En los cuadros que van á continuación, se expresa el número de cráneos peruanos que poseen wormianos sutu- rales y el número de wormianos lambdoideos que he po- dido contar en todos los cráneos peruanos que he exa- minado. [l] Tesis de París, 1883. — 297 — >■ {• Wormianos en- la sutura lamhdoidea: En 551 cráneos del Museo Nacional hay 345 f|ue poseen worniianos... 62,6% ,, 102 ,, ,, Museo Hainiondi ,, 35 ,, ,, ... 34.2 „ ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 139 ,, „ ... 51,3,, En 924 cváneus peninno.s hay 519 (|ue poseen worniianos... 56,2% En 551 cráneos del Museo Nacional hay 2193 wornii:\nos lambdoicleos ,, 102 ,, ,, Museo Hainiondi ,, 178 ,, ,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 679 ,, En 924 cráneos peruanos hay 3060 worniianos lambdoideos, lo cual corresponde á más de tres Avormianos lambdoideos (3,3) por cada cráneo peruano. En los 924 cráneos peruanos, el número total de ■w’ormianos lambdoideos se encuentra distribuido de la siguiente manera: En 405 cráneos peruanos no hay wormianos lambdoideos 59 60 49 46 35 35 30 23 13 18 56 18 11 8 1 1 ? ? n 11 11 11 11 11 11 1 1 11 1 1 11 1 1 11 11 1 1 11 11 11 11 hay 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 á 15 worniianos 16 á 20 11 21 á 25 11 26 á 30 11 30 á 40 11 40 á 50 11 2Q8 — Los tres cuadros que anteceden prueban que los wor- mianos lambdoideos se presentan en el Perú, con una frecuencia que en nada cede á la que corresponde á los cráneos europeos. Los 45 liuesecillos con que está ata- viada la sutura lambdoidea del cráneo N.° 301 del Museo Nacional, hacen una cantidad notable, ya que Le Double (1) señala los 50 wormianos de un cráneo extranjero, co- mo la cantidad mayor que ha podido contarse. En lo que se refiere á la presencia de wormianos en la sutura sagital, he obtenido los resultados que se expre- san á continuación: incluyendo en ellos al obélico, que es el wormiano que con más frecuencia he observado en la sutura sagital. Wormianos en la sutura sagital: En 551 cráneos del Museo Nacional tiaj 13 que poseen estos worniianos 2,3 % ,, 102 „ ,, Museo Raimondi ,, O ,, ,, ,, ,, O ,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 1 ,, ,, ,, ,, 0,4,, En 924 cráneos peruanos haj 14 que poseen estos wormianos 1,5% El total de wormianos sagitales encontrados está dis- tribuido, en los 14 cráneos que los poseen, de la siguien- te manera: En 9 cráneos peruanos existe 1 wormiano sagital. R 9 ^ yy " ?? ,, 2 ,, ,, ,, mas de 2 wormianos sagitales La existencia de wormianos sagitales en el 1,5 % de los cráneos peruanos, es una proporción sensiblemente igual á la que corresponde á cualquiera clase de cráneos. Reuniendo observaciones sobre 498 cráneos europeos. Le Double ha deducido la proporción de 0,8 %, que se refiere únicamente al hueso obólico, wormiano sagital que [1] Le Double — Loe. clt. pag. 52. — 299 — ocupa el sitio de la inconstante fontanela de Gerdi. Bus- cando Stolyliwo (1) la presencia de huesos separados en la sutura sagital de 82 cráneos peruanos, los ha encon- trado en el 8,54 % de los individuos adultos, elevada proporción que difiere notablemente de la que resulta de mis investigaciones. Wormianos en la sutura coronal: En 551 cráneos del Museo Nacional hay 14 con wormianos coronales ,, 102 ,, ,, ,, ñalmondi ,, 0 ,, ,, ,, ,,271 ,, (colección del autor) ,, 3 ,, ,, ,, En 924 cráneos peruanos se encuentra 17 con worm. coronales 1,8 % El total de wormianos que he encontrado en la su- tura coronal, se distribuye en los 17 cráneos que los po- seen de la manera siguiente: 13 de estos cráneos poseen 1 wormiano coronal. 2 ,, ,, ,, wormianos coronales. 2 ,, ,, ,, ,, mas de 2 wormianos coronales. La escasa proporción de 1,8 %, con que mi estadísti- ca espresa la frecuencia de cráneos peruanos con wor- mianos coronales, está en contradicción con el resulta- do que Stolyhwo obtuvo del exámen de 82 cráneos adul- tos, (4,88 yj, en lo cual debe tener mucha parte la dis- tinta procedencia de los cráneos peruanos que han sido sometidos á ambos estudios. Wormianos en la sutura occipito-mastoidea: En 551 cráneos del Museo Nacional hay 68 con estos wormianos ,, 102 ,, ,, ,, ñaimondi ,, 11 ,, ,, ,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 28 ,, ,, ,, En 924 cráneos peruanos se encuentran 107 con estos wormianos 11,6% [1] stolyhwo— CzHszki peruwlauskie. Bulletin de l’Academle des desrices de Cracovie. 1906. — 300 — Los 107 cráneos poseen 135 Avormianos occipito-mas- toideos, distribuidos en la siguiente forma; En la sutura occipito - mastoidea derecha 74 54,8 % ,, ,, ,, izquierda 61 45,2 ,, Wormianos en la sutura escamosa: En 551 cráneos dei Museo Nacional Inpv 4 con estos Avormiauos ,, 102 ., „ ,, Raimondi O ,, 271 „ (Colección del autor) ,, O ,, ,, En 924 cráneos peruanos existen 4 con estos AAa)rinianos.... 0,4 % Los 4 cráneos poseen 5 Avormianos que están repar- tidos á razón dé 3 AA^ormianos en las suturas temporo-pa- rietales derechas j dos en las del lado izquierdo. Los números que anteceden ponen de manifiesto la frecuencia con que los wormianos lambdoideos se presen- tan en los cráneos del antiguo Perú. En efecto, parece que el lambda y sus alrededores fueran el sitio de im- portantes modificaciones osteogenéticas, que constitu- yen una de las características de la craneología perua- na. En los cráneos que he estudiado, llama la atención lo irregular y mal constituida que está aquella región. La sutura lambdoidea que las más veces se presenta desigual, de engranaje amplio y difícil, como si su construcción hu- biera costado grandes esfuerzos, la frecuencia del epactal, los numerosos AA’ormianos, son incentivos para el preferen- te estudio del lambda y de sus inmediaciones. Embeiologia. — Antiguamente se creía que los AA^or- mianos aparecían siempre después del nacimiento, á los cinco ó seis meses, según lo enseñado por Beclard. Repe- tidos exámenes de cráneos fetales han permitido compro- bar la existencia de estos huesos supernumerarios durante la vida intra-uterina. Pero, si bien es cierto que pueden — 301 — existir en el feto, tajnbién lo es que se encuentran en ma- yor abundancia en el cráneo infantil, á la edad de dos ó tres años, tomando ya una disposición que generalmente persiste en el adulto. Algunos wormianos se inician por un punto de osifi- cación que aparece entre dos bordes suturales todavía se- parados y que después se extiende llegando á servir de materia ósea unitiva cuando adquiere íntimo contacto con los huesos vecinos. Formado por un núcleo de osifica- ción especial, el wormiano así constituido es una pieza ósea independiente, sujeta á crecer como los demás hue- sos; esta es la razón de que los wormianos grandes y aun medianos sean raros en los niños. Sin embargo, en la mayor parte de los casos los wor- mianos hacen aparición tardía. Una perturbación trófica, un inesperado desarrollo del cerebro ó cualquiera otra cau. sa, pueden hacer que los huesos normales de la bóveda_, los parietales y el occipital, por ejemplo, se encuentren anor- malmente distanciados, sin esperanza de unirse á debido tiempo y en inminente peligro de dejar un espacio vacío en el sitio que, en mejores condiciones, hubiera ocupado la sutura lambdoidea. Entonces surge la necesidad, na- tural é imperiosa, de que aparezcan en la membrana primitiva varios centros de osificación sobre -agregados, que serán futuros wormianos. Tal es el origen de aquellos wormianos que se forman después del nacimiento, en una época que coincide con la normal desaparición de las fon- tanelas ó con el afrontamiento de los bordes óseos que per- manecen separados en el recién nacido. No hiciera yo estudio de ciencias naturales, si al señalar estas dos modalidades en la embriología de los wormianos, no diera por bien entendido que entre aquellos dos términos extremos, precoz y tardío, existen todos los intermediarios; los wormianos pueden aparecer en cual- 302 — quiera de las muy diversas etapas evolutivas de la bó- veda ósea. La presencia de los wormianos atestigua la insufi- ciencia de los huesos normales para suministrar la pro- tección que el cerebro reclama en tiempo oportuno. Hay dos causas que pueden invocarse para explicar esta fal* ta de armonía cefálica: el cerebro se desarrolla mucho y con rapidez ó el cráneo crece muy despacio. Si el desarrollo del encéfalo se hace muy rápidamente con relación al del cráneo, las zonas de osificación no llegarán á juntarse; pero la membrana que las separa sigue su evolución hasta convertirse en hueso, lo cual se hace mediante un núcleo independiente que es un fu- turo wormiano. Pero no debemos olvidar que, aunque el encéfalo tenga un crecimiento normal, si el desarrollo de los huesos es lento y tardío, se presentarán las mismas condiciones y en la membrana unitiva aparecerán wor- mianos. Esta teoría del desequilibrio ontogénico entre el en- céfalo y la bóveda ósea que lo recubre, nos da la razón de que los wormianos se observen de preferencia en los crá- neos de mayor capacidad, de que su número sea conside- rable en los hidrocéfalos, de que sean raros en los microcé- falos cuyo pequeño cerebro no corre el riesgo de que el tejido óseo lo deje á descubierto. Anatomía compaeada. — Cúmpleme ahora pedir á la Zoología que nos diga si los wormianos del hombre son una reliquia atávica, si significan la reaparición de huesos que normalmente existen en especies ancestrales. Las investigaciones que se han hecho demuestran que estos huesos supernumerarios no existen ó son muy raros en los mamíferos, pues tan solo de manera accidental ha podido observárseles en algunos de los primates más veci- r — 303 — nos de! hombre. Feré encontró un hueso obélico y va- rios lambdoideos en un gorila y Maggi tuvo á singular hallazgo la presencia de worniianos en el cráneo de un joven orangután. Aparte de otras muchas razones, el hecho de que los wormianos sean tan numerosos y que su aparición se ha- ga en épocas tan diversas y poco precisas, induce á darles el carácter de accidentales, negándoles así una gran sig- nificación morfológica. La Etnología demuestra que los wormianos se en- cuentran de preferencia en las razas superiores, según la Embriología deben su principal origen á un desarrollo del cerebro que el cráneo no puede seguir, la Anatomía Com- parada niégala presencia de ellos en la escala zoológica y las tres ciencias se unen para dejar establecido que, en la ma5’or parte de los casos, los wormianos son el indicio de una organización avanzada, de una superioridad ana- tómica. Tan autorizadas conclusiones, no son, á mi juicio, extensivas á todos los casos, porque es mu}'^ posible que los wormianos tengan por causa una perturbación en el desarrollo del hueso mismo, con independencia del cere- bro. Y creo que está es una razón que debe tomarse muy en cuenta en la craneología del Perú antiguo; aque- llas frecuentes irregularidades en la sutura lambdoidea y la presencia de numerosos wormianos á ese nivel en los cráneos que he estudiado, pueden tener origen en una deficiencia nutritiva del hueso, provocada por la deforma- ción ci’aneana que estaba en boga entre los antiguos pe- ruanos. Conclusiones. — Del estudio de los wormianos sutu- rales, podemos deducir, en lo que se refiere al Perú, las siguientes conclusiones: 304 — — Los wormianos lambdoideos se presentan en el 56,2 % de los cráneos del Perú. El 43,8 % de cráneos que no poseen estos wormianos ofrece, á menudo, una sutura lambdoidea muy complicada. 2^ — La notable proporción de wormianos es un sig- no de organización avanzada, pero es posible que la apa- rición de wormianos lambdoideos en los cráneos peruanos haya sido estimulada por la deformación craneana. 3“ — Los wormianos de las suturas sagital, coronal, escamosa y occipito - mastoidea, existen en los cráneos pe- ruanos con una frecuencia aproximadamente igual á la que se ha observado en los cráneos extrangeros. EL HUESO EPACTAL Histoeia. — Suele encontrarse en el lambda una for- mación ósea que ha despertado siempre la atención de los craneólogos, es el hueso epactal de Fischer, el gran wormiano occipital como lo llamó Calori. De gran tamaño para semejar un simple hueso wor- miano, y con una disposición anatómica relativamente constante^ el hueso epactal ha servido de tema á nu- merosos estudios. Se le encuentra descrito por Wor- mius (1) con el nombre de Os triquetra, Rivero y Tschudi (2) le llamaron hueso de los Incas, que es el mismo hueso lambdoideo de Debierre ó hueso de la fontanela poste- rior. Calori (3) cree que fué señalado en 1598 por Ruini al estudiar la anatomía del caballo, y no faltan autores que afirman que el epactal es el Ossiculmn antiepilepti- cum de Paracelso, venerado en la antigüedad, porque se creía que el polvo de ese hueso encerraba un divino re- medio que estuvo muy en boga entre los médicos de la Grecia antigua. Hacer la historia del hueso epactal y, lo que es mas importante, compulsar las estadísticas que nos señalan su fi-ecuencia en las diferentes razas humanas^ es asun- to difícil^ porque se le ha confundido y muchos autores (1) OIhuü TTVír/iJÍus. - Epistolae. Copenhague, 1671. (2) Rivero y Tschutli— Antigüedades peruanas, pag. 25. Viena, 185¡1. (3) Calori— Mem. de l’Accad. delle scienze dell ’lstituto di Bologna t. Vil pag. 23. — 3o6 — le confunden todavía con el hueso ihterparietal. Ya he señalado los caracteres que lo distinguen consagrándo- lo como una variación anatómica especial. Descripción. — No es posible dar una descripción exacta y cumplida del epactal, porque á semejanza de los demás huesos que no son constantes en el hombre, ofrece gran variedad de formas. Tomando como modelo la disposición que observo con más frecuencia entre los cráneos peruanos que estoy estudiando, el epactal se ofre- ce á la Anatomía descriptiva como un hueso impar y mediano; es casi triangular y presenta, por consiguiente, dos caras, tres bordes y tres ángulos. Su superficie exo- craneana es convexa y lisa; la cara endocraneana ofre- ce en su parte media una acanaladura de dirección lon- gitudinal superior, este canal no es tan marcado como el que se observa en la escama occipital normal. Los bor- des superiores están erizados de digitaciones que se en- trecruzan con las del borde posterior de los parietales para formar la parte culminante de la sutura lambdoidea, es digno de notarse la frecuencia con que esta articula- ción epacto-parietal se presenta interrumpida por huese- cillos wormianos; el borde inferior ú occipital es ligera- mente curvo, de concavidad superior, su engranaje es mucho menos amplio que el de los bordes superiores. Los ángulos laterales son romos é irregulares; el ángulo su- perior es agudo y se encaja en el ángulo entrante que los dos parietales forman hacia atrás. La descripción que precede corresponde al hueso epactal clásico, tal como lo poseen los cráneos N? 100 y N® 255 del Museo Nacional, el N° 89 y el N° 91 del Mu- seo Raimondi, el N° 15 y el N° 186 de mi colección y muchos más que he observado en los cráneos peruanos que sirven de material para este estudio. — 307 — El epactal presenta, á veces, variaciones de forma y de extensión tan considerables que lo alejan mucho de la descripción precedente. Contribuye á ello la presencia de huesos wormianos que alteran la forma de sus bordes y de sus ángulos. El epactal del cráneo 231 del Mu- seo Nacional, por ejemplo, lleva un cortejo de 13 wor- mianos lambdoideos. El N° 96 del Museo Ráimondi po- see un epactal con 5 wormianos satélites. No es raro encontrar epactales pequeños, de forma irregular, del todo semejantes á los wormianos lambdoi- deos que le acompañan. Ejemplo de ello nos ofrece el cráneo N° 386 del Museo Nacional, que posee 22 wor- mianos lambdoideos, uno de los cuales, situado en el lambda, que no difiere en nada de los demás, es un epac- tal; en el cráneo N.° 442 de la misma colección existe un epactal pequeño y desigual que se confunde con los 23 wormianos que ocupan la sutura lambdoidea; el N'^ 175 de mi colección presenta esta sutura ataviada con 14 wormianos, uno de los cuales ocupa el lambda. En oca- siones, los wormianos que se alojan en las ramas de la su- tura lambdoidea son mas grandes que el epactal mismo; el cráneo N° 365 del Museo Nacional ofrece esta particu- laridad. Muchos otros ejemplos obligan á considerar al ej)actal como un wormiano lambdoideo. El epactal suele presentarse con forma muy irregu- lar. El cráneo N° 76 del Museo Raimondi, el N.° 275 del Museo Nacional, el N? 175 de mi colección y otros más, ofrecen nutrido ejemplo de esta modalidad. He observado también un epactal que se desvía ha- cia un lado, sin abandonar por ésto su situación en el lambda mismo. Presentan esta disposición los cráneos N° 7 y N*^ 181 de mi colección y algunos del Museo Na- cional. Se obsei’va á menudo que la sutura inferior del epac- — 308 — tal es la que tiene más tendencia á sinostosarse (cráneo N” 122 del Museo Nacional, etc.) El epactal del cráneo N° 49 del Museo Raimondi, ofrece una disposición parti- cular; su borde izquierdo está sinostosado y no existe^ por consiguiente, la parte que le corresponde en la su- tura lambdoidea. Se ha podido observar epactales formados por dos ó tres piezas distintas, que atestiguan su procedencia de dos ó tres centros de osificación (Os Iiicae didimium, Os Licae tripartitum de Ranke.) En los casos de epactal doble, la división se hace por una sutura que, iniciada en el lambda, cae perpendicularmente sobre el borde in- ferior del epactal; asi puede verse en el cráneo N.° 198 de mi colección; el N” 77 del Museo Raimondi posee un epactal doble cuyos bordes están interrumpidos por pe- queños .wormianos. El epactal triple está formado por un hueso supe- rior, triangular, que ocupa el lambda y dos huesos, mas grandes, de forma, trapezoidal, situados inmediatamente por debajo. Esta disposición ofrece el cráneo infantil N® 121 del Museo Nacional. En el N° 506 del mismo Mu- seo, también cráneo de niño, el epactal triple está forma- do por un hueso superior que es romboidal y dos huesos inferiores de forma triangular. Etnología. — Para conocer la frecuencia del hueso que hemos descrito, en las diversas razas humanas, toma- remos en cuenta únicamente los estudios de los autores que consideran al epactal como un hueso wormiano y no como un desdoblamiento de la escama occipital, estable- ciendo así su diferencia con el hueso interparietal. Tschudi y Rivero, (1) que estudiaron la craneología [1] Rivera V Tschudi — Loe. cit. supra. — 309 — de las tres razas de que consideraban poblado el anti- guo Perú, chinchas, aimaraes y huancas, afirmaron que la existencia del hueso epactal era constante, por lo me- nos en los niños, y que los cráneos que no presentaban este “hueso de los Incas” hacían excepción en la antro- pología peruana. Las conclusiones de Rivero y Tschu- di revisten grande importancia porque consagran al epactal con el carácter de constante y especial para las razas del Perú. En 1879, Anoutchine, (1) en una gira que hizo por los museos de Europa, tuvo ocasión de observar en mi- llares de cráneos la frecuencia con que se presentaba el epactal. Su estadística nos ofrece las siguientes propor- ciones centesimales: el 20 % para los cráneos peruanos, el 9 % para los cráneos americanos, el 5 ^ para los cráneos negros y el 2 % para los europeos. Presento también la estadística de Frank Russel, (2) que se refiere á 1456 cráneos americanos, antiguos y modernos: 49 cráneos de esquimales 2. 7 /o 66 5? ,, Nueva Bretaña 0 ) ) 62 1? ,, Florida 11,7 n 581 ?) ,, Ohio y Tenessee 3,1 !) 21 1 ? ,, Nuevo México 0, ?? 159 ?) ,, California 4,7 69 5 ) ,, diversos 13, 57 ,, México 12,3 1005 ,, América del Norte 13 9) 451 ; 5 ,, Perú (Ancón, Casma, etc).... 21,5 99 Los interesantes datos numéricos que anteceden se- (1) Anoutchine — Boletín fíe la Sociedad de Antropología de Mo.scow. 1880. [2] Frank iíusse/— Studies iii cranial variation. The American natu- raliet. Boston, 1900. — 310 — ñalan para el Perú la elevada proporción de 21,6 % de cráneos con epactal. He aquí el resultado de mis investigaciones en los cráneos peruanos: En 551 cráneos del Museo Nacional hay 129 con epactal... 23^4% ,, 102 ,, ,, Museo Raimondi , , 17 ,, ,, ... 16,7 ,, ,, 271 ,, ,, [colección del autor] 54 ,, ,, ... 20, ,, En 924 cráneos peruanos hay 200 con epactal. .21,6 % El crecido porcentaje que he obtenido está de acuer- do con el que resulta de las investigaciones de todos los autores que se han ocupado de craneología peruana. Comparando aquella frecuencia de epactales en el Perú con la que se ha señalado para los demás países^ se ad- vierte que dicha anomalía existió entre las razas perua- nas en proporción doble de la que corresponde á las otras razas de la América y en proporción diez veces mayor de la que poseen los cráneos europeos. Los 200 epactales que he encontrado ofrecen las si- guientes variaciones de forma: 78 epactales de regular tamaño y forma triangular 39, % 97 ,, pequeños y de forma irregular 48,5 ,, 19 ,, dobles 9,5 „ 4 ,, triples 2, ,, 2 cráneos con 4würmianos que se disputan el lambda 1, ,> En la relación que va en seguida se expresa, por se- parado, la frecuencia de esta anomalía en las regiones del territorio peruano que han contribuido á mi estadísti- ca con mayor número de cráneos: He encontrado el epactal: 39 veces en 207 cráneos de Lima (Templo del llimac) 18,8% 9 „ „ 36 ,, ,, Lima, Magdalena del Mar 25, ,, 6 ,, ,, 17 ,, ,, Lima, Rinconada de Ale 35,4 „ 9 veces en 34 cráneos de Ancón (huacas inmediatas al pueblo) .. 26,4% o4 ,, ,, 272 ,, Pachacamac (en las minas) • 19,8 „ 58 „ „ 205 n ,, Lima, NiíToría (cementerio) .. 28,3 „ 8 V >) 14 ,, Huacho [lliianra y haciendas vecinas]... ,. 21,4 „ 2 „ „ 19 V ,, Acarí (hacienda Chaviña) .. 10,5 „ Como se vé. el epactal es muy frecuente en los crá- neos peruanos cualquiera que sea su procedencia, pero lla- ma la atención la cifra 10,5% que arrojan los 19 cráneos de A cari (provincia de Camaná, Arequipa), porcentaje que á estar apoyado por mayor mímero de observaciones, demostraría que el epactal se presenta con menor frecuen- cia en los cráneos procedentes de la sierra peruana que en los que se recogen en la costa. Embriología. — Cuando el desarrollo embriológico de la parte superior de la escama occipital se hace de manera insuficiente, surge á nivel del lambda un punto de osificación supernumerario que, creciendo más tarde, llega á formar la pieza ósea independiente que conoce- mos con el nombre de hueso epactal. Stieda (1) admite que la porción membranosa ó ce- rebral de la escama pueda, en ocasiones, desarrollarse si- multáneamente por cuatro puntos de osificación: dos infe- riores que son constantes y dos superiores que son acci- dentales. Estos dos núcleos superiores son los que da- rían lugar al hueso epactal. Stieda cita en su apoyo los casos de epactal doble, epactal dividido en dos partes por una sutura longitudinal. Tschudi y Rivero (2) creen que la gran frecuencia del epactal en el Perú tiene por causa determinante la defor- mación artificial del cráneo infantil. Le Double (3) obje- (1) H. stieda. — Auatomlsche Hefte. Wiesbaden, 1892. (2) Rivera y Tschudi — Loe. cit. supra. (3) Le Double — Variatlons des os du cráne. pag. 61 París, 1903. — 312 — ta esta interpretación aduciendo que en el momento del nacimiento la escama del occipital está ya completamen- te desarrollada y que las maniobras de la deformación no pueden alterarla. Solo podría atribuirse el epactal á la deformación voluntaria del cráneo, haciendo intervenir en esta re- lación al poderoso factor de la herencia y aceptando que la compresión craneana produce una debilidad del hueso que se trasmite de padres á hijos bajo la forma de una perturbación en la osteogenesis de la escama occi- pital. Analicemos esta hipótesis. En la tesis que escribí para el bachillerato en esta Facultad (1), al tratar de la trasmisión hereditaria, de las deformaciones artificiales del cráneo, llegué á las si- guientes conclusiones, que van de acuerdo con las moder- nas conquistas de la Biología general en lo que se refiere á la herencia de los caracteres adquiridos: que por regla general, las deformaciones artificiales no se trasmiten por herencia,- pero que las deformaciones mal ejecutadas, las que traen consigo alteraciones mórbidas del sistema nervioso, se heredaban. La existencia de una perturba- ción funcional es, pues, lo que nos ha servido para juzgar de la herencia de un carácter anatómico adquirido. La presencia del epactal, que nace en la fontanela lambdoidea por un núcleo de osificación aislado, represen- ta un depósito patológico de sales de cal. Como resultado también de una calcificación prematura debe estimarse el hecho de que la escama occipital en lugar de avanzar has- ta el lambda^ se haya detenido más abajo de lo normal, dejando así una gran fontanela que hubiera persistido si no se desarrolla un epactal. Pues bien, hoy está averiguado en Patología general, (1) C. M. M. — Lias (leformacioues artificiales del cráneo en el antiguo Perú — Tesis de Lima, 1909. — 313 que la calcificación se observa cuando la nutrición de los tejidos y su funcionamiento están profundamente de- bilitados. Yo creo posible, que la comprensión del crá- neo infantil haya modificado la nutrición de los huesos, en especial de la escama occipital; semejante trastorno trófico ha traído como consecuencia un depósito patoló- gico de sales calcáreas. Si la costumbre de deformar el cráneo ha alterado la osificación, es muy posible que haya habido una tras- misióíi hereditaria representada por la tendencia á una precoz osificación de la escama occipital. El epactal surge entonces^ creado por las necesidades del organismo, para aliviar á los huesos de la bóveda que no pueden cum- plir la tarea que les corresponde, que no se dan abasto para formar la coraza protectora del cerebro. Anatomía coMPAEADA.— Maggi y Ruggeri (1) creen que el epactal y los demás huesos wormianos son los representantes en el hombre de una disposición anatómi- ca normal en los vertebrados inferiores, cuyo cráneo está formado por numerosas piezas óseas que proceden de otros tantos núcleos primitivos de osificación. Dedúcese de allí que el epactal constituye una anomalía de orden regresi- vo, un signo de inferioridad. En algunos vertebrados se ha logrado comprobar la presencia de huesos en el lambda, pero está averiguado que son tan excepcionales como los que se encuentran en el hombre. Puede afirmarse que el epactal no es formación habitual en el cráneo de los mamíferos. Apenas si se le ha podido señalar en dos leopardos [Felis concolor) de seis meses de edad, en un león {Felis leo) de cuatro meses y en un león recién nacido. Ha sido también descrito en un puerco-espín {Hystrix cristata). (1) G- Ruggeri — Atti della Soc. romana di Antropología. 1901. — 314 — En el ói-den de los primates ha sido observado, de ma- nera casual, en un cercopiteco por Otto, en un gibon (Hilo- bates voncolor) por Ranke; en un Hilobates leuciscus j en tres chimpancés (Troglodytes niger por Trail y Owen, en un gorila hembra adulto (Gorilla gina) por Le Double. Pistos datos de Anotomía comparada^ recogidos por Le Double (1), prueban que el epactal, que á título de anomalía se observa en el hombre, no constituye un hue- so normal en los animales, pues solo se le ha observado accidentalmente en unos pocos vertebrados superiores. Los gérmenes óseos miiltiples del cráneo de los verte- brados inferiores invocados por Ruggeri para sostener que todos los huesos wormianos son signos de degenera- ción, nunca han sido observados en el hombre normal y no ha podido comprobarse ni su trasmisión filogénica ni su correspondiente reproducción ontogénica. En conse- cuencia, tenemos que negar al epactal toda significación morfológica cu}^as proyecciones en la escala animal tien- dan á considerarlo como un estigma de inferioridad. El epactal está destinado á suplir la deficiencia en el desarrollo de los huesos constantes del cráneo. Esta insuficiencia suele tener por causa una perturbación os- teogenética de la escama occipital, pero es frecuentemen- te motivada por el aumento de la capacidad craneana que es la consecuencia inmediata del crecimiento del ce- rebro. Mirado desde este último punto de vista, el epac-^ tal significaría una evolución avanzada, una superioridad orgánica. Algunas observaciones van en apoyo de esta interpretación: al estudiar una colección de cráneos se no- ta que el epactal y demás wormianos se presentan de pre- ferencia en los ejemplares de mayor capacidad, en todos aquellos cráneos que atestiguan una penuria ósea durante [1] Le Double — Loe. clt. pag. 64. — 315 — el desarrollo de la bóveda^ debida al excesivo volúmen de los órganos nobles que contiene. Conclusiones. — De acuerdo con lo anteriormente expuesto y refiriéndome á la craneología nacional, puedo formular las siguientes conclusiones: 1^ — El epactal se presenta en el 21,6% de los cráneos peruanos, proporción muy superior á la que ofrecen los cráneos de otras procedencias. 2^ — La exagerada frecuencia del epactal en los crá- neos del Perú tiene . gran importancia científica, porque contribuye á apoyar la opinión del origen autóctono del hombre americano ó su derivación de otras razas que vi- vieron en época muy remota. — El epactal es un signo de superioridad anatómi- ca, pero es posible que su elevada frecuencia en los crá- neos peruanos haya tenido por causa la deformación ar- tificial del cráneo infantil. La deformación actuaría per- turbando la nutrición del hueso^ debilitando el tejido de la escama occipital; semejante alteración trófica se tras- mitiría por vía de herencia, en la forma de una predis- posición á las anomalías de la región lambdoidea. EL HUESO ASTERICO Descripción. — Este wormiano fontanelar está situa- do, como su nombre lo indica, en el punto de convergen- cia de los huesos parietal, temporal y occipital. Su for- ma es muy variable y casi siempre irregular. Sus dimen- siones son por lo general pequeñas, insinuándose á veces entre las suturas normales que los limitan ó perdiéndose en las anfractuosidades de 'la región. Suelen observarse huesos astéricos de notables dimensiones: el que lleva á la derecha el cráneo Núm. 94 del Museo Raimondi, los que ostenta en ambos lados el cráneo Núm. 315 del Mu- seo Nacional. Está articulado y en íntimo contacto con los tres hue- sos que concurren á formar el asterion, lo cual es condición indispensable para su identidad. Se presentan, en efec- to, en las inmediaciones de aquella región, huesos wor- mianos que ocupan una posición excéntrica y carecen de relación con algunas de las suturas que convergen al as- terion; semejantes huesecillos deben ser considerados co- mo wormianos pertenecientes á la sutura lamhdoidea, á la sutura occipito-mastoidea ó á la temporo-parietal. Etnolooia. — El hueso astérico es el wormiano fon- tanelar que con más frecuencia se encuentra en toda cla- se de cráneos. Examinando Chambellan (1) 110 cráneos parisienses (220 asterions) lo encontró 36 veces. Le Dou- [1] Cbainhellan — Tesis de París, 188íi. — 317 — l ble, (1) reuniendo los resultados de algunas investigacio- nes, ha obtenido el promedio de 28 % de cráneos con hue- so astérico. Mis estudios en los cráneos del Perú permiten formar el siguiente cuadro: En 551 cráneos del Museo Nacional hay 97 con huesos astéricos... 17,6% ,, 102 ,, ,, Museo Raimon di ,, 19 ,, ,, ...18,6,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 59 „ ,, ...21,8,, En 924 cráneos peruanos hay 175 ,, 18,9% El porcentaje obtenido es, pues, un tanto inferior al que se ha señalado para los cráneos, europeos. He aquí el número total de huesos astéricos: En 551 (‘rálleos del Museo Nacional (1102 asterlons) haj 137 huesos astéricos ,, 102 ,, ,, Museo Raimondi (204 ,, ) ,, 23 ,, ,, ,, 271 ,, (colección del autor) (542 ,, ) ,, 85 ,, ,, En 924 cráneos peruanos (1848 ,, ,, 245 ,, ,, Los 175 cráneos que poseen la anomalía, se distribu- yen los 245 huesos astéricos encontrados, de la siguien- te manera: 70 cráneos poseen un hueso astérico á cada lado 40 % 53 ,, ,, ,, ,, á la derecha.. ..30,3 „ 52 „ ,, ,, ,, á la izquierda.. ..29,7 ,, Como se vé, es más frecuente encontrar el hueso as- térico bilateral y la anomalía no manifiesta preferencia por ninguno de los dos lados. Embriología. — La fontanela astérica del hombre, que también se llama fontanela de Casserius^ en memoria del anatomista que la dió á conocer, desaparece por lo ge- [1] Le Double — Lot. cit. supra. pag. 53. - 318 neral durante el primer año de la vida. Hay datos que permiten asegurar la anormal persistencia de esta fonta- nela hasta una edad relativamente avanzada, hasta los 19 años en una observación de Pacchioni. Este excepcional retardo en su oclusión, nos explica el nacimiento de un punto óseo destinado á constituir el astérico, que por esta circunstancia viene á ser un simple wormiano fontanelar, nacido á exigencias de los huesos de la bóveda, que no se han dado abasto para cerrar oportunamente la fontanela astérica. El núcleo de osificación aparece en una época tardía, pues ha de esperar que se constituya la fontanela y que los huesos que concurren al asterion no manifiesten tenden- cia á juntarse en tiempo oportuno. A juzgar por las consideraciones embriológicas que anteceden, el hueso astérico no tiene gran significación anatómica^ es una formación ósea accidental. Esta con- clusión está apoyada por el hecho de que en los fetos humanos no existe dicho hueso al estado normal. Así se desprende de las numerosas investigaciones que se hicieron con el objeto de averiguar si el hueso astérico del adulto era una reliquia atávica, representante de al- gún hueso normal en el feto humano y en los animales. Estos datos tienen cierta importancia, porque algunos craneólogos creen que los huesos astéricos no son simples wormianos sino prolongaciones de la cara endo-craneana de la escama membranosa del occipital. Anatomía comparada — El astérico, como hueso com- plementario y accidental que es, se encuentra con menos fi’ecuencia en los animales que en el hombre. En efecto, debe considerarse como muy raro el hallazgo que hizo Otto del astérico en una foca [Phocaena communis j y en un topo adulto (Talpa e-uropciea). Sin embargo, justo es — 319 — citar la opinión de Maggi (1) que considera el hueso asté- rico como el homólogo de una de las placas espirales de los poUpteros; y la de Debierre, que lo hace representar al occipital externo de algunos peces óseos y reptiles de las familias Chamaeleonidoe (camaleones) y Chaloniadoe (tortugas marinas). Conclusiones. — P El hueso astérico se encuentra en el 18,9 % de los cráneos peruanos, frecuencia menor que la que corresponde á los cráneos europeos. 2^— El hueso astérico humano no es un carácter ana- tómico de inferioridad. La frecuencia de esta anomalía en los cráneos del Perú, no dice nada del valor étnico de los antiguos peruanos. [1] AÍHg'ffi — Arch. ital. de biologie. Tu?ín, 1897. EL HUESO PTÉRICO Desceipción. — La región del pterion se encuentra á veces ocupada por una pieza ósea independiente: es el hueso crotatal ó escamo-parietal de Zoja, el hueso temporo- parietal de Verga, el \\wqqo epitérico á.Q Virchow ó sim- plemente hueso ptérico, denominación que le dió Broca y que es la más generalizada. Esta formación ósea afecta variadas formas, que son difíciles de referir á una figura geométrica. Sus dimen- siones varían desde las más diminutas hasta 12 ó 15 cen- tímetros cuadrados. Puede presentarse en un solo lado ú ocupar los dos pterions. Greneralmente está formado por un solo segmento óseo, pero suele presentarse divi- dido en varias partes independientes. El hueso ptérico tijiico es el que se articula con los cuatro huesos que concun’en á formar el pterion: el fron- tal, el parietal, el esfenoides y el temporal. Esta dispo- sición clásica, es la que he observado con mayor frecuen- cia entre los cráneos peruanos que son el objeto de mi estudio; pero suelen presentarse huesos ptéricos que tie- nen una posición excéntrica, lo cual ha dado margen á la clasificación de las siguientes variantes: El hueso epitérico anterior (Ficalbi) (1) articulado con el frontal, el parietal y el esfenoides, pero sin ningún contacto con el temporal. No es disposición muy rara; [1] Ficalbi — Monitore zoologico. italiano, 1890. la ofrecen, por ejemplo, los cráneos N" 82 y N‘- 404 del Museo Nacional, el N" 214 de mi colección. El hueso epitérico posterior (Ficalbi) que no tiene ninguna relación con el frontal,- uniéndose á los otros tres huesos del pterion. Ejemplo de esta variante se encuen- tra en el pterion izquierdo de los cráneos N." 204 y N.° 266 de mi colección; en el pterion derecho de los Nos. 439 y 571 del Museo Nacional. El hueso ptérico mediano (Zoja) (1), que tan sólo se articula con el parietal y el esfenoides. Debe ser ano- malía muy rara, pues no la he encontrado en mis estudios. El hueso ptérico inferior (Zoja), articulado con el esfenoides, frontal y temporal, y separado del parietal por la apófisis anterior de la escama temporal, anormal- mente desarrollada. Por consiguiente, para que se pro- duzca esta variedad es indispensable que exista un pte- rion en zn ó por lo menos en k, única manera de que el huesecillo situado en el pterion carezca de contacto con el parietal. No me ha sido dado observar un solo caso de esta anomalía. He encontrado una disposición que bien podría de- nominarse, por oposición á la anterior, hueso ptérico supe- rior. Consiste en un huesecillo situado en el pterion, en relación con el frontal, el parietal y el temporal, pe- ro separado del esfenoides por el ¡irocessus frontcdis squa- mae teinporis de Yirchow, anomalía que da lugar al pte- rion en uz. Esta disposición posee uno de los 924 cráneos que figuran en este estudio: el cráneo N.° 295 del Museo Nacional, procedente de Nievería, cuyo pte- rion derecho está ocupado por un hueso típico y cuyo pterion izquierdo, en zc , posee un huesecillo superior de regulares dimensiones. [1] Zq/a— Bollet. 8ci«utií. Pavía 1896 - 322 — El cráneo N.” 234 de mi colección, ofrece en la re- gión del pterion derecho un huecesito situado entre el frontal, y el parietal permaneciendo distanciado del esfe- noides y del temporal. Esta variedad merece designarse con el nombre de hueso ptérico antero-sjiperior. Cuando el hueso ptérico es doble, triple ó está for- mado por varios fragmentos, se originan múltiples y com- plicadas variantes. Los cráneos N.” 168 y 359 del Mu- seo Nacional poseen en el lado derecho un doble hueso que ocupa todo el pterion impidiendo que los huesos tem- poral y frontal, parietal y esfenoides, se pongan en con- tacto. Los cráneos N° 231 5^ N*^ 312 de la misma co- lección, presentan un hueso doble que llama la atención en el pterion izquierdo. El cráneo N."^ 92 del Museo Nacional lleva el úni- co caso de hueso ptérico triple que he visto; su pterion derecho está ocupado por tres huesecillos: uno posterior (grande), uno antero-superioi’ (mediano) y el otro antero- inferior (pequeño). Etnolooía. — Reuniendo varias investigaciones sobre la frecuencia de hueso ptérico. Le Double (1) ha reuni- do el siguiente cuadro, que se refiere á diversas razas humanas. El hueso ptérico ha sido encontrado: 64 veces en,... 414 cráneos por Zoja 14 15 •••• lio 55 ,, Chambellan 98 n 55 •••• 1000 55 ,, Marimó y Grámbara 26 í) 55 •••• 200 55 ,, Le Double 202 veces en 1724 cráneos ó sea 11,7 %. Semejante proporción centesimal demuestra que el [1] Le Doiihle — Lot. clt. pag. 306. — 323 — hueso ptérico es anomalía relativamente frecuente. Es menos i-aro encontrarlo unilateral que bilateral. Los cráneos del Perú, que son materia del presen- te estudio ofrecen el hueso ptérico en las proporciones siguientes: En 551 cráneos del jMuseo Nacional hay 76 huesos ¡lléneos 13,8% . ,, 102 ,, „ „ Rainiondi ,, 6 ,, ,, 5.8 ,, ,, 271 ,, (colección del autor) ,, 23 ,, ,, 9,2 ,, En 924 cráneos (1848 pterions) hay 109 huesos ptéricos 11,8 %> El hueso ptérico se observa pues entre los cráneos peruanos, con una ñ’ecuencia sensiblemente igual á la que se ha señalado para los cráneos de todas las pro- cedencias. Los 109 huesos ptéricos han sido encontrados en 9D cráneos peruanos. Si referimos esta cifra á los 924 ejem- plares examinados, se obtiene el 10,1%, que representa la frecuencia de cráneos peruanos con hueso ptérico. De estos 99 cráneos, 10 ofrecen la anomalía en los dos lados y los 89 restantes la poseen en un solo lado. Es decir, que el hueso ptérico unilateral se presenta con frecuencia nueve veces mayor que el hueso ptérico bi- lateral. Las diversas variantes en la forma y disposición del hueso ptérico, se han ofrecido en los 1848 pterions que he estudiado, de la manera siguiente: LADO LADO DERECHO IZQUIERDO TOTAL 27 veces 30 veces 57 veces 17 „ 10 „ 27 „ 7 „ 11 „ 18 „ 0 „ 1 „ 1 „ Hueso ptérico típico ,, ,, anterior.. ,, ,, posterior ,, „ superior. 324 — Hueso ptérico an tero- superior 1 veces 0 veces 1 veces „ „ cloble 2 ,, 2 „ 4 „ ,, „ triple 1 „ 0 „ 1 „ Hueso ptérico 55 veces 54 veces 109 veces En el cuadro precedente puede apreciarse: 1° que la anomalía se presenta con igual frecuencia en ambos lados (55 veces á la derecha y 54 á la izquierda). 2° Que la dis- posición más frecuente es el hueso clásico, articulado con los cuatro huesos que forman el pterion, pues se ha pre- sentado 57 veces, lo cual equivale al 52,3 % de todos los casos anómalos. 3° Que el hueso anterior es más fre- cuente en el pterion derecho (17 veces) que en el izquierdo (10 veces); y el hueso posterior es, por el contrario, más frecuente á la izquierda (11 veces) que á la derecha (7 ve- ces). 4° Que los demás huesos ptéricos, superior, póstero- superior, antero-superior, etc., son muy raros. 5° Que el hueso doble se ha ofrecido en 4 pterions (3,7 % del total de anomalías) y que el hueso triple solo se ha presentado en un ejemplar. Embeiologia. — A semejanza de los demás wormia- nos, el hueso ptérico es el resultado de la anormal persis- tencia de la fontanela ptérica. Dicha fontanela, irregular- mente cuadrilátera, de tamaño apenas mayor que el de la fontanela astérica, desaparece al fin del noveno mes de la vida fetal; si por una causa cualquiera permanece abierta, la membrana que la forma se convierte en un hueso inde- pendiente. El hecho de que la fontanela ptérica esté destinada á desaparecer en las postrimerías de la vida intra-uterina, nos hace suponer que el punto de osificación del anor- mal hueso ptérico aparezca también en época embrioló- gica avanzada. — 325 Es posible que la deformación artificial del cráneo, cuyos efectos en la región del pterion son notables, ex- tienda su influencia hasta el punto de favorecer ó impe- dir la formación del hueso ptérico. Desde este punto de vista, he procurado determinar las condiciones en que se produce el hueso ptérico^ comparando con este objeto la frecuencia de la anomalía en los cráneos deformados y en los que no lo están. Entre los 924 cráneos peruanos que he estudiado, hay 107 que ofrecen de manera bien definida las diversas deformaciones que se usaron en el Perú y 61 que están ligeramente deformados. Los 107 ejemplares bastante de- formados poseen 8 huesos ptéricos (7,4%) y los 61 lige- ramente deformados ofrecen 5 huesos ptéricos (8 %). De lo cual se infiere que esta anomalía es un poco menos fre- cuente en los cráneos deformados que en los demás. Semejante diferencia, relativamente pequeña, alcan- za proporciones considerables cuando solo tomamos en cuenta los cráneos que lucen la deformación fronto-occi- pital de los aimaraes. En efecto, pasan de 40 los cráneos observados por mí que se distinguen por su deformación aimará clásica, llevada las más veces á límites extremos, y entre todos ellos, solo dos poseen el hueso ptérico (crá- neos Núms. 155 y 439 del Museo Nacional). En muchos de los cráneos que llevan este tipo de deformación, he ob- servado interesantes modificaciones en la región del pte- rion, especialmente la tendencia al pterion en k ó en zn, anomalías humanas que constituyen una disposición nor- mal en los animales. Anatomía compaeada. — Ranke, Bardeleben y Ba- raldi, creen que el hueso ptérico se encuentra represen- tado en la serie zoológica por el hueso esfenótico, propio de los reptiles y los peces teleosteanos. Apóyanse estos — 326 — autores, en felices investigaciones sobre fetos de oveja {Ovis aiv'es), ya llegados á término, y hacen notar que el hueso ptérico humano, por su forma y situación topográ- fica, se asemeja mucho al hueso esfenótico. Considera- ciones de orden embriológico hacen muy objetable esta interpretación. El hueso ptérico ha sido hallado en un orangután {Satyriis orang) y en un chimpancé {Troglodites niger). El resultado negativo de muchas investigaciones en crá- neos de primates, despoja de valor á los anteriores datos aislados. Fueron vanas, en efecto, las tentativas de Le Double para encontrar el ptérico en 37 cráneos de gorila {Gorilla ginci) en diferentes edades^ lo cual demuestra que se trata de una anomalía aún más rara en los an- tropoidea que en el hombre. De todo lo expuesto se deduce, que el hueso ptérico no tiene una significación morfológica que pueda rela- cionarse con el atavismo. Es un simple hueso wormiano y como tal, solo representa una dificultad en la osifica- ción de la fontanela ptérica, que puede tener por causa un aumento de volumen del cerebro ó perturbaciones tróficas del cráneo. Conclusiones. — D El hueso ptérico se presenta en el 10,7 % de los cráneos peruanos, frecuencia un po- co inferior á la que corresponde á la raza blanca. 2^ — La presencia de esta anomalía en las antiguas razas peruanas, no es un signo de inferioridad étnica. 3^ — Los cráneos peruanos deformados, especialmen- te los que llevan la deformación aimará, ofrecen el hue- so ptérico con menos frecuencia que los cráneos nó de- formados. (Continuará) — 32/ — Itinerario de los viajes de Raimondi en el Perú De Cuyocuyo al caserío de Acocunca Al pasar por la población, el río está encajonado en pare- des como de metro y medio de altura. En la cabecera de Cuyo-cuyo, en la cordillera, hay terrenos auríferos conocidos con el nombre de Hanccocala adonde tra- bajan oro algunos indios del pueblo. Cuyo- cu tiene por anexo doce caseríos, á saber; Limata, de 64 habitantes con capilla en donde se festeja la Pu- rísima Concepción. Su industria es la pastoril y apacentan lla- mas, pocas pacochas ó alpacas y ovejas y algunas vacas y ye- guas. Los habitantes se ocupan como fleteros con el nombre de alquilas. Rotojoni, á las goteras del pueblo, 125 meti'os, con 57 habi- tantes. Agricultores, trabajan cocales en los valles y semente- ras de papas. Algunos mantienen ovejas, á fin de poder abonar el terreno, que por sí es improductivo. Ccojene grande de 130 habitantes á 125 metros, de elevación sobre Cuyo-cuyo, en la banda derecha. Ejercen las mismas industrias que en los pueblos anteriores. Ccojene chico, situado poco más abajo que Ccojene grande; tiene 79 habitantes del mismo ejercicio que en los otros pueblos. Sayaja, Al frente de Rotojoni y á la izquierda de Cuyo- cuyo, á 2 Y2 km. de elevación con 55 habitantes. Tiene capilla pequeña adonde se festeja á San Andrés. Sus habitantes son mineros: trabajan en la cordillera de Hanccocala y también cul- tivan .sus chacras de papas, ocas y cebada. Tienen ovejas y car- neros. Hualtasccapa de 80 habitantes, del mismo ejercicio que los de Sayaja. Suniyapo de 170 habitantes. Estos dos caseríos se hallan situados mas abajo que Sayaja y más cerca de Cuyo-cuyo. Tienen las mismas industrias y algún ganado. Muchocachi, de 180 habitantes, situado á la margen del río, — 328 — á menos de 125 metros de Cuyo-cuyo. Al pié de Muchocachi está situada la pampa de Sollanqque de 125 metros de latitud por otro tanto de longitud, adonde apaceiitaii sus ganados, los habitantes de los caseríos mencionados. Sollanque, en el costado derecho de la pampa, sobre un morro poco elevado. Tiene 147 habitantes, agricultores de co- cales y de sementeras; también poseen ovejas que como se ha dicho las utilizan para abonar las tierras. Ñaccorc.qjie, sitiiado casi á espaldas de Cuyo-cuyo y como á algo mas de cinco quilómetros. Tiene 160 habitantes. Ñaccoreque chico, al pié del anterior y á unos 60 metros ha- cia abajo; tiene 90 habitantes. Estos dos caseríos se encuentran á las faldas del cerro Huaccántara que forma meseta con vista á la quebrada de Sandia. En Ñaccoreque hay una eapiña en don- de se festeja la Santa Cruz. Huancasayani, á de legua) de Ñaccoreque por el S., quebrada arriba hácia la cordillera de Huallathuni. Tiene 122 habitantes: como los de Ñaccoreque, son labradores de cocales. La siembra de las primeras papas llaman milli. Los habitantes de Huancasayani no tienen ovejas sino al- gunas vacas. No se dedican á la minería á pesar de que el río de Ñaccoreque es aurífero. El origen principal de éste río está en los nevados de Canaspallca y San Francisco. Este río se une con el de Cuyo-cuyo en el puente de Pallccachaca que se halla á más de diez km. abajo de Cuyo-cuyo. Aripo, con 20 habitantes se halla situado un poco retirado del camino y á pequeña distancia más abajo del puente de Pal- lccachaca. Porojoni algo mas abajo de Aripo y también con unos 20 habitantes. Este punto es más abrigado. Se dan las primeras papas de milli (*) que se co.sechan por diciembre. Además, se produce maiz, habas, chochos, arvejas, aracachas, mauccas, ya- cones, calabazos, &. Fuera de estos caseríos hay una capilla casi solitaria en la cordillera, sobre un lago llamado Pacharia y en donde festejan (*) Se da éste nombre ó miska á las primeras producciones, antes de tiempo, sean de papas, maiz &, Las papas áemii/i se siembran en mayo y se recogen en noviembre ó diciembre. El maiz de milli, se siembra en junio y en noviembre ó diciembre se recoge. Las otras siembras se realizan en octubre. — 329 — á Santa Bárbara. Por último la quebrada de Huacuyo y su río que arranca de la cordillera de Sallaco y se une con el de Cuyo-cuyo á 2 y km. por abajo en un lugar llamado Larra- cani. En esta quebrada no hay más que tres familias pertene- ciente á Suniyapo. Cuyo-cuyo, la capital del distrito que es Cuyo-cuyo tiene cer- ca de 500 habitantes casi todos agricultores. Crían ovejas para utilizar sus escrementos como abono. La carne de estas es muy insípida porque los pastos son escasos y faltos de sal y además porque se mantienen de poleo y de Chica. El distrito 'esta di- vidido en 6 parcialidades dirigidas por siete alcaldes, 7 segun- dos, 7 celadores y 7 ilacatas que están bajo las ordenes de un go- bernador. Industria. La industria del distrito es minera y agrícola; cuanto á la primera se reduce al trabajo de los caños de oro en la cordillera de Hanccocala, que producirá unas 10 libras de oro que venden á S/. 9.60 (12 pesos la onza), 1860. La industria agrícola se reduce al cultivo de la coca en el valle de Iparo y Valle grande, la que dará 300 cestos de 20 li- bras que se vende á S/. 5.60 (7 pesos). Se hacen tres mitas al año, de manera que el producto anual es de 900 cestos. Siem- bran también papas, 50 carguillas de 4 arrobas, las que dan 5 á 6000; cebada 10 á 12 cargas, recogen 100; habas 5 á 6, recogen 50 á 60. Papas lisas siembran 10 á 12 cargas y recogen 200 á 300. Producciones de la quebrada de Sandia, según EL CATASTRO FORMADO EN l860. Número de habitantes 2742. En 1853 habían 2721: hom- bres 1410 y mugeres 1311. PAPAS En' Ccapuna, 195 fanegadas sembradas Cosechadas 845 Laqueque 150 ,, ,, ,, 723 Apabuco, 60 ,, ,, ,, 240 Es de notar que estas cosechas no corresponden á las espe- ranzas de los labradores á causa de los fuertes soles de los meses de Julio hasta Enero y de las exesivas aguas que vinieron des- pués. Producios de maíz en toda la quebrada. La cosecha del maíz no ha sido muy abundante. Lugares — 330 — Semillas (fanegas) Cosecha (fanegas) Cercanías de Sandia 58 248 Queneque 32 12 1 Cuyu-cuyo 38 182 Quiaca 25 153 Toruro 19 128 Apabuco 20 115 Laqueque 23 131 Los nombres de Cuyo-cuyo y Quiaca no son de los pueblos sino de las parcialidades del distrito de Sandia. El valle de Sandia produce muchas frutas como duraznos, pinas, higos, manzanas, granadillas, que se espertan formando un artículo de comercio en el Collao (parte fría del departamento) Coca. Lugar Por cada mita Cestos al año Valle de Hipare 500 1500 Valle grande . . . 1 1 50 3450 Cafe. Entre el Valle grande y el de Iparo, suministran 350 quin- tales. Además se producen plátanos de dos clases, pinas, canas dulces, naranjas, papayas silvestres, chirimoyas, limones y rai- ces de la montaña. Capital en ganado. Cerdos, 25 cabezas. Vacas i roo. Datos estadísticos del Distrito de Corani. 1860 Anúnales. — Se crían Llamas 10000, Alpacas 10000. Se ca- zan algunas vicuñas. Huanacos se encuentran en algunos ce- rros. Hay abundantes venados. Se espertan 10000 ovejas y algunas vacas. Hay poco ga- nado caballar y mular. La lana de las alpacas se esperta y par- te se consume en el país. Las llamas sirven para el servicio. Es muy buscada la lana de vicuña. Las ovejas se espertan casi todas. Vegetales. — Se cultivan en sus quebradas; papas dulces y — 331 — amargas, ocas, papas lisas, años? quimia, canihua, habas y ce- bada. Minerales. — Hay en el cerro Cubillas mineral de plata que actualmente labora D. Lorenzo Ortiz; no se conoce bien su producto por no haberse hecho todavía ensayo al por mayor. El cerro de Checcaconisa tiene minas antiguas. También hay minerales de plata en los cerros de Ajorani y de Pucyuni. Datos estadísticos del Distrito de Quiaca. 1860 Tiene 1279 habitantes. Lugar Fanegas sembradas Fanegas recogidas Maíz Papas Haiz Papas Quiaca 10 21 — 155 Chichihuaya 15 00 74 — Poqquepa. . . — I 10 — 650 Huntuca . . . — 67 — 366 Sina 6 100 50 500 La cosecha al decir de los habitantes ha sido pésima á causa de las exesivas aguas. Coca y otros productos del Valle Estos artículos han estado casi abandonados, pero de poco tiempo á esta parte, van estableciéndose algunos vecinos y cul- tivan cocales. Quiaca, por cada mita, 30 cestos. Sina id. id. 20. O sea 50 cestos al año. Ganado en el distrito: — Vacas 700. Ovejas 1300. Llamas 1200. Yeguas 65. Comercio. — Se puede decir que es nulo porque la coca se consume casi toda en el lugar. Datos estadísticos del Distrito de Coasa. 1860 Con 1224 HABITANTES. Término medio de la cosecha anual. Papas dulces. . , , amargas Ocas Papas lisas. . . . 8 mil fanegas 2 ,, ,, I — 332 — La midad de estas cosechas sirve para preparar chuño; la otra para consumo, para semilla, y vender á los pueblos de Ajo- yani, Nuñoa, Sta. Rosa, Orurillo, Ayaviri, Macari, Cupi, Llalli, Umachiri, &. De las ocas hacen dos clases de chuño, que lla- man simplemente Ccaya si solamente se hiela y Uno ccaya si se pone en agua. Ganado Llamas (machos) 2 000 Id. (hembras) 500 Vacas I 000 Ovejas 20 000 Alpacas 200 Muías 100 Caballos 150 Yeguas 100 Valles del distrito En las montañas de la jurisdicción de este distrito según antiguos descubrimientos existen tres valles. El primero y es el mas vasto, se llama Santiago de Inambari; dista de Coasa 90 km. Los otros dos valles se llaman Huanchicaña y Cumuri, y se hallan á menor distancia. La quebrada de. Inambari es ancha y por en medio pása el río del mismo nombre. Los cocales se encuentrán en las pam- pas. En la primera hay una capilla con una campanita y en su interior tiene una plancha de plata en la cual se halla esculpida la imagen de Santiago que es el patrono. Por las ruinas de varios edificios que se hallan en medio del monte, se puede deducir que existía en este lugar una población que tal vez fué destruida por los bárbaros. Este lugar tiene un tambo que es el principal, del cual se reparten los trabajadores á sus cocales. Para el arreglo y la se- guridad pública son nombrados por las comunidades un alcalde ordinario, para cada año; sus ministriles se componen de trece individuos, un alguacil, seis chunches y seis guardás con la obligación de reparar la capilla, tambo, caminos y puentes y cuidar además del orden público. — En los demás tambos no hay mas que un alcalde y un alguacil. Todos prestan sus cargos concejilmente. — 333 — Productos de estos valles Se calcula la producción de la coca libre de gastos compren- dida la palla y cultivo, en mil cestos al año recogida en tres mitas. Cada mita no da igual cantidad, no siendo igual los bro- tes en las diferentes estaciones. En estos valles no hay mas que dos haciendas que producen cada una cien cestos de coca porca- da mita; estas son las de Jesús María y de Chigllapuri. Hay seis haciendas remontadas por muerte de sus dueños. Los de- más pequeños cocales pertenecen á los indígenas. Se cultivan naranjas dulces, piñas, plátanos guineos, cidras, paltas y cañas, pero apenas alcanzan para el consumo del lugar. También hay café aunque poco en Jesús María, pues cuando mas se sacarán dos quintales. En tiempo de verano se saca un poco de oro de las “toclla” ó empedrados que se hacen expresamente en la orilla del río. Anualmente se sacarán unas 200 onzas que se venden si es en reparto á S/. 9.60 la onza y si es en rescate á S/. 120 12.80. El trabajo de la quina ó cascarilla se ha paralizado desde el año 1850. Las clases de cascarilla que se hallan en esta quebrada son: la morada y la naranjada, pagándose en aquella época por los empresarios S/. 16 quintal por la morada y 12 por la naran- jada. A la distancia de 60 km. de Coasa hay un valle denomi- nado San Bartolomé de Quitunquito y en una falda abierta hay un lugar que lleva este nombre y en donde se producen unos ajíes verdes muy aromáticos que son muy estimados en todo el departamento. Este lugar produce también coca de hojas muy pequeñas, maíz, papas, chauchas, plátanos guineos, yucas, ca- motes, zapallos, aracachas, calabazas, etc. Es de temperamento muy agradable y además tiene pajonales para mantener ganado. Antes de la epidemia era parcialidad que tenía mas de 40 habitantes que vivían alli mismo, de manera que hacían buen comercio con sus ajíes, y entraban del Collao, chalonas, carne fresca, quesos, sal, panes, bayeta y todo lo que podían necesitar Pero al presente existen solamente 12 individuos, algunos sin familia; de manera que el lugar se encuentra en gran decaden- cia. — 334 — Beneficencia. — Justicia La cárcel que existe se halla en muy mal estado y no pres- tá seguridad alguna. El panteón se estableció en 1851. Instrucción. — Había una escuela de primeras letras sostenida por el gobierno, hasta 1855 ario en que fué clausurado. La muni- cipalidad ha ideado que se forme un cocal en el valle por medio de faenas de manera que pueda producir unos 50 cestos de coca por mita, cuyo producto serviría para tener una finca propia y atender al preceptor y los demás gastos necesarios para soste- ner debidamente una escuela. Camino. — En 1856 el gobernador D. Lucas Jara del Mar emprendió la apertura de un nuevo camino para facilitar el co- mercio de la población. Comercio. — El comercio de este distrito es bastante activo. Se internan bayetas, chalona, harinas, pan, quesos, licores, vi- no y se esporta coca, café y algunos víveres. La cocase paga de S/. 5.60 á 9 el cesto de 20 libras, según la demanda. Las papas valen S/. 0.80 por cada fanega de 5 arrobas y 5 libras; las ocas 40 cts. la misma cantidad; lana 80 cts. lá arroba. Sucesos. — En el año 1858, se quemó la iglesia de la parro- quia de Ajoyani (diciembre). Todo el altar mayor que era an- tiguo y de madera fina tallada fué destruido por el incendio; se salvaron todas las imágenes pero la iglesia permanece sin techo. Población del Distrito de Ayapata. 1859 Niñas 353. Niños 347. Solteras 267. Solteros 318. Viudas 119. Viudos 160. Casadas 377. Casados 377. Eclesiástico i. To- tal 2219. Otro censo del mismo año da 2693. Ciudadanos con derecho á sufragio 755. Datos sobre el Distrito de Phara En 1859 había 4500 habitantes. La coca se vende en el mis- mo pueblo ó en la vecina provincia de Azángaro en S/. 5.60, 7.20, 9.69 y hasta 1 1.20 el cesto. Este último precio tuvo la co- ca en octubre de 1859. Su comercio principal es el de licores, pan, chalona, & que llevan á vender á las minas de oro del interior. Hay algunos — 335 — aventaderos que podrían trabajarse con ventaja como son el de la Asunta, Monserrate, Layllapata, &. En 1859 D. Félix Ro- dríguez trabajaba el aventadero de Santa María de Aporoma, pero fué abandonado porque además de tener mucha carga, no tenía más agua para el trabajo que la de las lluvias. Datos sobre el Distrito de Macusani. Noviembre 1859 Se crían pacochas, siendo reducido su número; sinembargo su lana es estimada y se vende en el mismo distrito y en uno que otro pueblo de las provincias de Azángaro y Lampa. Llamas, hay regular número; las hembras las crían para la multiplicación y los machos para el servicio doméstico y pa- ra trasportar cargas á partes lejanas. Huanacos se encuentran en pequeña cantidad en la cordi- llera. Vicuñas; su número es abundante apesar de la continua caza que se les hace. Su lana es apetecida en todas partes. Paco-vicuña, mestizo de pacocha con vicuña. Su lana es buena, pero era mejor la de las primeras crías. Esta raza ha sido criada ahora 20 años; el número actual es de 300; son de dos colores blancos ó castaños. Venados (tarujas) son abundantes y perjudiciales á las se- menteras. Guies silvestres hay muchos; pocos son los domesticados. Zorros se encuentran muchísimos, y no se sabe que método emplear para destruirlos. Animales que se espartan. — Ovejas; el número existente en el distrito será de 50,000; la lañase espende en el mismo distrito y en las provincias de Azángaro y Lampa. Vacas, en poco número, se llevan á Arequipa, Tacna y otras partes. Vegetales. — Se cultivan papas amargas y dulces, ocas, años, papas lisas, cebada, cañihua, á veces quinua. Minerales. — En los cerros Allinccapac y Chicaccapac hay metales de plata, cobre y fierro. En el de Iqueñamane hay minas de plata; en el de Iquellosane oro y plata; en el de Huila- cunca, plata. Todos estos minerales están paralizados; el últi- mo fué trabajado hasta hace poco. — 336 — Datos estadísticos sobre el Distrito de Ollachea. Noviembre 1859 La población que será de 1003 habitantes ha disminuido á consecuencia de la peste que grasó con fuerza en estos últimos años. Los productos vegetales que se encuentran son los de los climas templados y calientes de la provincia. Coca hay en muy poca cantidad. Los productos animales son: lana de alpaca de 30 á 35 qq. y lana de oveja de 800 á 900. La de llama no se exporta si- no en pequeña cantidad y sirve para la fabricación de sogas y costales. No alcanzará á 500 arrobas. Animales silvestres. — Se encuentran vicuñas, huanacos, ta- rucas, en los lugares fríos y venados en las montañas; gatos monteses de dos clases siendo el mas dañino el de color castaño que persigue á las bestias caballares y á los chanchos hasta den- tro de las casas; osos en abundancia y de gran tamaño: atacan á las crías de las vacas y hacen grandes daños en los sembríos de maíz. Minerales. — Se encuentra oro, plata, cobre, plomo y otros metales. Entre los minerales mas notables del distrito se cuen- ta el de Ocuntaya cuya riqueza es de celebridad histórica y por el fatal derrúmbe que sobrevino en el cerro, dejando escondidos los tesoros que estraíau y sepultando gran número de trabaja- dores. El descuide que existe en el país para conservar las tra- diciones de los más importantes hechos, es causa de que se ca- rezca de datos positivos sobre esta catástrofe y aún de la época fija en que sobrevino. Posteriormente algunos mineros han in- tentado restablecer los trabajos perdidos y es triste tener que repetir lo que ellos: “nadie duda de la riqueza del cerro, pero ofrece algunos inconvenientes”, primero, la falta de brazos y de hombres inteligentes en el ramo de minería y segundo, la poca protección que se ha dado á quienes han intentado esta impor- tante empresa. Las últimas personas que trabajaron fueron se dice los Astetes, un eclesiástico Valdez y don Juan Antonio Sa- las. Se asegura que los primeros fueron más felices que los úl- timos cuyo mal éxito se atribuye á la dirección de sus depen- 337 — dientes y á descuido en ei trabajo. Pero es tal la ignorancia de los habitantes y su inercia llega á tal punto que ni de estos su- cesos contemporáneos dan razón exacta. Los únicos que dieron noticias de este mineral fueron dos ancianos indígenas llamados Felipe Alférez y Cipriano Ancos, casi centenarios. También conocía la historia de este cerro Manuel Colque, quien alcanzó á trabajar con los últimos empresarios como barretero, y es él el único individuo que visita el cerro de vez en cuando y estrae algunos metales urgido por la necesidad. Se cree que es posee- dor de una de las mejores minas y la esplota con sigilo, reser- vándose especialmente de los que tienen interés en restablecer los trabajos antiguos, pero tal temor es característico de los in- dígenas, que no lo juzgo infundado si se recuerda lo que suce- de con frecuencia y cuyo mejor comprobante lo tenemos en Huaillura y aún en Challuma. Lo positivo es que Ocontaya ofrece al viajero algo que ob- servar, mucho que esperar y bastante que meditar .sobre el tris- te espectáculo que forman sus ruinas. Además de este mineral existe la tradición de otras minas trabajadas por un indígena Chuquitarqui, la cual se funda en el hecho de haber sido el que abasteció la iglesia del pueblo de Ollachea de todos los enseres de plata que tenía hasta el aflo de 1829, época en que fueron despojadas todas las iglesias del departamento. A la fecha sólo existe un atril, una cruz de ciriales y una Paz todo de hechura antigua pero trabajados con gusto y á todo costo. En Ayapata existe un frontal de la misma hechura sustraido de esta iglesia y llevado á aquella á título de préstamo y que no ha sido de- vuelto. Estas tradiciones me han estimulado á hacer algunas in- vestigaciones obteniendo por resultado la certidumbre de que existen minas antiguas en el cerro denominado Humancaya, en- tre las que á mi entender están las de Chuquitarqui, pues se han estraído de una de ellas algunos pedazos de metal de buena ley. Otro cerro mineral que llama la atención de todos los afi- cionados al cateo es el que se denomina Allin ccapac, término que quiere decir “bastante rico”. Aseguran que tiene boca- minas tapadas, que fueron trabajadas por los portugueses y sólo han quedado tradiciones oscurísimas insuficientes para formarse — 338 — por ellas juicio cabal, sin ocuparse detenidamente en examinar- las; pero que tampoco se deben desestimar porque pueden ser- vir de base para ulteriores investigaciones hasta obtener el fru- to que se persigue. .Según mi opinión, no se debe dejar de visitar todos los minerales trabajados antiguamente por los portugueses, por las razones siguientes: i.® porque el abandono que hicieron no fué voluntario, sino que los espulsaron. Si dejaron tapadas las mi- nas fué sin duda porque ellas ofrecían provecho ó algunas espe- ranzas, puesto que suponíah volver si conseguían concesión del rey de España que se sabe la intentaron; 2.® porque ellos traba- jaron con más acierto que los españoles y sin omitir todo géne- ro de gastos y mejoras; 3.“ porque los supongo más peritos en aquel tiempo á aquel que esclusivamente se trasladaron á estos lugares para buscar ejercicio de su profesión, que á los españo- les á quienes bastaba pisar América para tenerlo todo; y la mi- nería era para ellos industria en que solo empleaban los cauda- les sobrantes, que adquirían en el comercio ó en los destinos lu- crativos á que tenían opción con preferencia á los hijos del país; sin que fuese su profesión esclusiva, como sucedía con los por- tugueses mineros que se trasladaron á estos lugares, á trabajar minas. Trabajos de oro. — Como señales de los antiguos trabajos de los aventaderos, existen algunas cochas y se nota que algunos cerros están con la peña madre al descubierto. También hay indicios de trabajos en el rio y con respecto á la labor en las ve- tas de este metal, existen los restos de los antiguos trapiches y quimbaletes. Aquellos tienen en la solera el ojo que se forma á los quimbaletes en que se muele el metal de oro con agua y azogue. Se encuentran trapiches (Continuará) — 339 — La Cartografía en el Departamento de San Martín De nuestro estudio “Apuntes sobre la Cartografía de la región oriental del Perú, y con especialidad de los departamen- tos de Loreto y San Martin y río Amazonas peruano” desglosa- mos las siguientes páginas que tenemos escritas con relación á Carlos Luis Cavaillier y al Atlas que este organizó respecto de la que fué provincia litoral de Loreto, en i86i; precioso trabajo gráfico hecho en serie que, desgraciadamente, no fué escoltado de texto ó parte descriptiva, ni tampoco contuvo planos topo- gráficos de conjunto de los doce distritos administrativos en que ella por aquel entonces fué dividida, que en tal caso hubiera si- do completo; no refiriéndose él tal como ha llegado á nuestras manos, sino á las poblaciones de las tres provincias que hoy forman el departamento de San Martin, sin duda á causa de la temprana y súbita muerte del autor, quién, á loque parece tuvo en mira hacer la planimetría de todos los centros populosos de esa vasta unidad territorial. Dicho álbum, que se halla aún manuscrito é inédito, pues no se ha litografiado hasta aquí, fué obsequiado por su autor á S. E. el presidente de la república, Excmo. general don Juan Antonio Pezet el 14 de enero de 1862. Ignoramos el modo y forma como llegó dicho Atlas, cuarenta y dos años más tarde á poder del ex-presideiite don José Pardo y Barreda; pero lo que sí sabemos es que éste obsequió tan raro y curioso ejemplar, bien empastado y mejor conservado, á la Sociedad Geográfica á principios de 1904; feliz circunstancia que hoy nos permite apre- ciar dicha obra y darla á conocer al público como lo hacemos. El Atlas eñ referencia contiene una elegante carátula ma- nuscrita y 63 planos topográficos de las ciudades y villas, pue- blos, aldeas caseríos y puertos de la región oriental que hoy constituye cabalmente el departamento de San Martín; inclu- yendo, como es natural, los planos urbanos de las capitales de los distritos de Moyobamba, Tarapoto, Pachiza y Tingo María; siendo el tamaño corriente de cada plano el de 42x33 cm.; ha- biendo otros que tienen mayor formato como son los signados 340 — con los niímeros lO al 13 inclusive, que lo tienen de 62x48 cm. el 14 que es de 83x60: y el número 1 de tamaño máximo; que es de 178x74 cm. Contiene dos planos de ciudades, que son las de Moyobam- ba y Lamas; cuatro de los de villas que son las de Rioja, Sori- tor. Calzada y Tarapoto; veinticinco de los pueblos á saber los deYuracyaco de Moyobamba, Habana, Tabalosos, San Miguel del Río, San José de Sira, Saposoa, Morales, Cumbaza. Shapa- ja, Juan Guerra, Yuracyaco de Saposoa Shanusi, Juan Coma, Pachiza, Juanjui, Tocadle, Uchiza del Valle, Utcubamba, Hon- gon, Sliepte, Huicuiigo, Sion, Tingo Maria y San Antonio nue- vo; dos de los puertos que son los de Chazuta y Acipuy; seis caseríos á saber: los de Pato, Pushurumbo, Crisneja, San Anto- nio, Taiitaquilla y Lacre; y veinticuatro “aldeas” que son: las de Juningue, Jepelacio, Yantaló, Tonchillo, Quilluallpa, Suclla- quiro, Jacinto, Tumbaza, Shanao, Cacatache, Curiyacu, Rumi- sapa, Huayruro, Anchuajo, Piscoyacu, .Sacanche, Ahuansillo, Papaya-isla, Tiraco, Lupuna, Ledoy, Huayabamba, Lamacillo y Pizana. La escala de los planos fluctúa entre 100 varas castellanas, que es la menor, usada para caseríos ó poblaciones muy peque- ñas, como son las de Pato y Pushurumbo, en la provincia del Huallaga y looo varas, que es la máxima, para centros populo- sos mayores, cuales son: la villa de Tarapoto y las ciudades de Lamas y Moyobamba. Tienen la de 200 varas castellanas, los planos de las 34 po- blaciones siguientes: Juningue, Yurac-yaco de Moyabamba, Toucillo, San José de Sisa, Cumbaza, Shanao, Cacatache, Curi- yacu, Rumizapa, Huayuro, Sacanche, Shanusi, Juan Coma. Ahuashillo, Papaya-isla, Acipuy, Tiraco, Tocache, Uchiza, Va- lle, Utcubamba, Hongón, Shepte, Huicungo, Sion, Ledoy, Huayabamba, Lamacillo, Pizana, Crisneja, San Antonio viejo, Tantaquilla, Lacre y San Antonio de prreblo nuevo. Tienen la de 300 varas castellanas, los pueblos de Jepela- cio, Yantaló, Sucllaquire, Anchuajo, Juan Guerra y Juanjui. Tiene la de 400 varas el pueblo de Cumbaza, que hoy se halla ya extinguido. Y, por último, tienen la escala de 500 varas los pueblos de Quillu-allpa, Jacinto, Habana, Tabolosos, San Miguel del Río, 341 Saposoa, Pishcuyaco, Yuracyaco de Saposoa, Chasuta Morales, Shapaja, Pachiza, Lupima y Tingo María y las villas de Soritor, Calzada y Rioja. Pero el Atlas en referencia no tan solo contiene, segvin lo que llevamos expuesto, la planimetría ui'bana, casi en su totali- dad, de las tres provincias que hoy forman el departamento de San Martín, sino que también el resumen de la población, ano- tado al pie de cada plano con 'especificación de sexos, en 1862^ arrojando ellos una población urbana de 36,339 habitantes; ex- clusive el cálculo de las poblaciones fiotante y agrícola, el que no puede ser insignificante, dada la tendencia migratoria, ca- rácter nómade de los hijos de aquéllas comarcas y vida rural á que la generalidad se consagra. La factura de los planos se recomienda por el lujo de detalles que contiene cada uno y la relativa nitidez y ele- gancia con que están fabricados, dando á su autor el título de perito calígrafo ó, diremos mejor, el de cartógrafo, que bien se lo merece. Es de lamentar que dicho Atlas no contenga planos to- pográficos de conjunto de las tres provincias que hoy consti- tuyen el departamento fluvial de Loreto, ni carta general de él, ni los parciales de sus principales centros populosos, no obs- tante que había derecho de esperarlos, á juzgar por el título que lleva; “Atlas de la provincia litoral de Loreto,” ni tam- poco cartas especiales de las otras tres provincias que forman el departamento que hoy se llama de San Martín, ni mapa general de él; ni cartas hidrográficas de ninguno de los gran- des ríos peruanos que constituyen la cuenca amazónica nacio- nal, ni cartas orográficas agrícolas é industriales especiales que hoy se usan en trabajos de esta naturaleza. Y como punto de reparo observamos que faltan planos de los caseríos de Uquihua y Yorongos, en la provincia de Moyo- bamba: y los de Roque y Cainarachi, en la de San Martín, sin duda á causa de su pequeña significación. Más así, y todo, estamos íntimamente persuadidos que ninguno de los veintidós departamentos que en la actualidad constitu)'’en la República, ni aún el mismo de Lima, ha sido tan favorecido como el de San Martín que posée gracias al ta- lento y laboriosidad de Cavaillier, un trabajo gráfico tan va- — 342 riado, minucioso y exacto, que nos permite ahora apreciar lo que fué esa región en 1862, casi en su plenitud, bajo el prisma topográfico de sus principales núcleos populosos. Con las 63 cartas de dicho Atlas, el plano topográfico de la ciudad de Iquitos, levantado por el capitán de navio F. Enrique Espinar, en 1890; el de Yurimaguas por el agrimensor Emilio Iriarte en 1904; los planos de las ciudades de Tarapoto y Moyobamba qiie inserta el doctor Mariano F'. Paz Soldán en su Atlas del Perú, levantado por A. Raimondi y Juan N. jMonte- ro, respectivamente; los planos de Contamana y Jeveros hechos por Estanislao Castañeda y Presentaci(5n Pinedo Montalván, el plano del pueblo de Nazareth, del río Yavarí, porque en el alto Marañón existe otro del mismo nombre, levantado por Emilio Iriarte en 1902: el plano de la ciudad de Iquitos, hecho en 1905 por el ingeniero Ramiro Ferradas bajo el punto de su nivela- ción, para la provisión de los servicios de agua potable y desa- güe; las fototipias contenidas en el Atlas del Perú de Carlos B. Cisneros con relación al departamento de Loreto; los planos le- vantados por la comisión hidrográfica que presidió el almirante Juan R. Tucker, de 1873 á 1875; los varios que hizo el ingenie- ro A. Wertheman, de 1873 á 1878 que se recomiendan por su posición y exactitud científicas; el de la provincia de San Mar- tín levantado durante el año 1908 por Othmare, caballero de Hai;tck, (escala de 1-200000); y los que mandó hacer el coro- nel Pedro Portillo durante los tres años de su administración política en Loreto que serán materia de estudio separado, nos dan una idea gráfica, bien concreta, de los departamentos de Loreto y San Martín, bajo los puntos de vista de sus principa- les centros populosos, topografía, hidrografía y trajes de cos- tumbres regionales. Respecto del autor, he aquí los datos que hemos podido reunir. El súbdito francés Carlos Luis Cavaillier llegó á la ciudad de Moyobamba en 1861, como adjunto de la comisión nombra- da para la formación del censo en el cordón de pueblos ubica- dos en las vegas del Huallaga y demás que constituían la pro- vincia litoral de Loreto; cargo que le permitió recorrer los dis- tritos que en ese entonces la formaban, cuyos principales pue- — 343 — blos visitó, explorando también el Amazonas y algunos de sus afluentes. Cavaillier fué perito agrimensor, buen calígrafo y eximio dibujante; teniendo el oficio si se quiei'e en las manos y brin- dándole aquella provincia tan amplios horizontes para sus in- vestigaciones gráficas, no nos admira por lo mismo que se hu- biese dedicado á ellas con todo empeño: siendo víctima de su amor á la ciencia y á la topografía de esa importante circuns- cripción, pues murió ahogado en el río Mayo, al hacer la trave- sía por agua, de Juningue á Moyobamba, el año 1870, habiendo dejado, como símbolo de su laboriosidad, el atlas que nos ocupa; y como herederos de su nombre, en la señora Rosario Vela, tres hijos nombrados Teófilo, Catalina y Luis: de los que el primero, ha muerto también en 1909 en la ciudad de Iquitos. El cartógrafo que nos ocupa fué también hábil en artes mecánicas, compostura de relojes y comerciante en pequeña es- cala rescatando sombreros de paja “bombonaje” que fué á ven- der al Pará [Brasil] en el año 1867. Y no obstante sus importantes trabajos gráficos y estadísti- cos, vemos que R. García Rossel apenas le consagra seis líneas en su obra “Conquista de la Montaña” (Lima, 1903): Raimondi ni siquiera lo menciona en la suya titulada “Apuntes sobre la provincia litoral de Loreto”, no obstante que bien lo conoció y auxilios que le hubo de prestar durante su primer viaje, ha- ciéndole varios cróquis y dibujos; y Cárlos Larrabure y Correa lo pasa por alto en los dieciocho tomos de su “Colección de Le- yes sobre Loreto”, con todo lo relativo á su organización, des- cubrimiento, colonización y exploraciones; omisiones que noso- tros hoy felizmente reparamos, en gracia de su laboriosidad, del mérito del Atlas que analizamos y del positivo servicio que ha prestado á la especial geografía del departamento de San Martín, en lo que atañe á la planimetría de sus centros populo- sos, que dicha obra contiene casi por completo. Lima, 1910. Jenaro E. Herrera. — 344 — Rectificación en la Extensión Superficial del Perú En el tomo VI, página 223 del Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, con el título de “La extensión superficial del Perú” corre inserto el resultado de mis mediaciones plani- métricas sobre la extensión superficial de cada una de las pro- vincias y departamentos del Perú, conforme á los linderos in- ternacionales que en aquella época, 1897, consideramos oficial- mente, pero habiendo los arreglos sobre límites cotí Bolivia y Brasil respectivamente celebrados á fines del año 1909, modifi- cado sustancialmente dichos linderos ha sido necesario rectificar las extensiones de los departamentos de Loreto, Cuzco y Puno que son los apartados por tales arreglos. Practicada nueva medición en los planos y con referencias publicadas encuentro estos resultados: Tenia en 1897 Porción cedida Tiene en 1910 Departamento de Loreto 747,296 km.^ 227,200 470,096 Id. de Cuzco. 404,845 120,150 284,695 Id. de Puno.. 106,731 26,712(1) 80,019 La nueva superficie del Perú que en el primero de dichos años se estimaba en 1.806,894 km.^ comprendiendo la porción peruana del lago Titicaca y las islas del Pacífico, queda pues hoy reducida á 1.382,832 kilómetros cuadrados. M. Meliton Carvajal. (i) Esta cantidad representa la diferencia entre las porciones que el Perú y Bo- livia se han cedido reciprocamente, sobre la base del laudo Argentino, por consiguien- te la cesión líquida. — 345 — EDIFICACIÓN Consideraciones generales.— Las «•onstrucciones. — Lima subterránea. — Orien- tación de las calles. — Iglesias y conventos. — Visita á los conventos.— La influencia religiosa. — Providencias respecto á construcciones. — Casas so- lariegas.— Materiales de construcción. — Casas para obreros. — Educación popular. — Ediflcacióu escolar. — Instrucción secundaria. — Universidad é Institutos Superiores. — Reformas y nuevas orientaciones. — Exposición de maquinarias. — Pensionados en el extranjero. — Bibliotecas y Archivos. — La Imprenta eu Lima. — El estimule oficial. — Publicaciones — El diaris- mo.— Ediflcacióu de empresas periodísticas. — Libros publicados. — Repre- sentaciones teatrales. — Teatros en construccióu. — Autoridades policiales. — I.a policía. — Escuelas Correccionales. — Presidio y ('árceles. — El Poder Judicial. — Colegio de Abogados- — Registro de la Propiedad Inmueble. — (b)ngreso. — Banco é Instituciones Comerciales. — Moneda nacional. — Pro- gresos económicos. — Cabildo y Municipios. — Lo que necesita Lima. — Areas urbanas. — Su valor. , Los afanes y esfuerzos de los municipios por embellecerlas ciudades, tienen que estrellarse, si en la construccidn de edifi- cios públicos y de casas particulares no .se persiguen condicio- nes de belleza; y más aún cuando la ley al crear las contribucio- nes locales tuvo como espíritu aplicarlas al fomento de las pro- pias localidades, y no como sucede en Lima, donde sus produc- tos sirven para hacer caminos, dar subsidios á provincias vecinas ó aplicaciones distintas fuera de la localidad. Es también digno de anotarse, que mientras el Poder Le- gislativo concede con tanta liberalidad la introducción de artículos sin pago de derechos, los municipios que velan por la salud y la vida de los vecinos, estén obligados á pagarlos por los que importan pai'a mejorar las condiciones higiénicas de or- nato ó de comodidad de las poblaciones. Lima á este respecto es un ejemplo. Así la apertura de nuevos barrios ó calles que representa para la Municipalidad canalizarlos, pavimentarlos, alumbrarlos y dotarlos del servicio de baja policía, es para ella causa de angustias y dificultades económicas en vez de satisfacción por su crecimiento. — 346 — Siguiendo este sistema, las municipalidades tienen que re- currir para llenar las necesidades que el progreso les impone, á nuevos arbitrios que, aparte de las resistencias naturales que encuentran, traerá como consecuencia un mayor encarecimiento de la vida. Difícilmente se tendrá idea precisa del efecto que produce una ciudad cuyas casas todas estén construidas sobre un modelo tínico, y más aún, cuando aquel modelo no reúne los elementos necesarios de variedad y gracia que suprimen la monotonía, y cuando en su elección no influyó para nada, en las instituciones ni en los propietarios, el amor hacia el ornato público, y se hizo de la arquitectura un arte sin aplicación. Tal ha sido en su generalidad Lima por varias centurias, con el agregado del aspecto terroso, polvoriento que la distin- gue. En las poblaciones europeas las edades han dejado sus hue- llas; el arte gótico, el renacimiento, los recuerdos griegos, la imitación de la obra romana, el arte ecléctico que reúne los más diversos elementos y la construcción industrial que suprime to- da apariencia de estilo, toda sospecha de coquetería, toda traza de ornamentación. Las calles de Limase semejan; pero las casas representan una variedad inflnita de una misma especie que no corres- ponde á orden arquitéctonico alguno; el hibridismo reina en su conjunto. Explícase esto por las tres épocas bien definidas que en el progreso de las construcciones ha tenido la ciudad: la del colo- niaje que le imprimió carácter con su ornamentación notable- mente recargada y sus colores chillones que le daban aspecto de ciudad oriental; la época de relativ^a tranquilidad pública en la cual se mandaron derribar las murallas, pues en la anterior y aún en las posteriores á aquella los gobiernos se limitaron á re- paraciones, reformas y adaptaciones de más ó menos conside- ración; y la iniciada en 190 1,* que entraña verdadero progreso, durante la que parece acentuarse el estilo Renacimiento con las modificaciones impuestas por el clima y las condiciones especia- les de la localidad. Añádase á esto la necesidad de construir edificios adecuados, reemplazando las antiguas casas de alegre — 347 — aspecto interior, pero de descuidadas reglas arquitectónicas, con su desigualdad en tamaño y hechura y sus viejos halcones especie de palomares de tupidas celosías: época en la que la evo- lución sufrida en la educación cívica impone levantar edificios especiales al objeto que se les destina: apartándose de la regla seguida anteriormente de destinar á los servicios públicos casas particulares, tales como las actuales oficinas del Estado Mayor é Intendencia de Guerra que fueron primitiva y sucesivamente Colegio del Real Felipe, escuela de Artes y Oficios y cuartel: la Biblioteca Nacional antes claustros del templo de San Pedro, el Palacio de Justicia que fué aduana y escuela Normal; el Se- nado, anteriormente ocupado por el Tribunal de la Inquisición, la Cámara de Diputados construida para que funcionara la Uni- versidad; la Escuela de Ingenieros que primero fué hospital del Espíritu Santo y luego Escuela Naval y Militar; y tantas otras que sei'ía largo enumerar. Lima, construido seguir el antiguo sistema español de man- zanas, se levanta soiire un plano inclinado que desciende del NO. al SO. hallándose la parte superior á 185 metro^s sobre el nivel del mar y la inferior á 135. Parece que Lima está construida sobre una red de galerías subterráneas que ponían en comunicación diferentes lugares, respecto á lo cual en las “Tradiciones peruanas” se dice: “El palacio de los Virreyes está edificado sobre bóvedas que condu- cen al conventillo de los Desamparados, á San Francisco, al Hospital y Colegio del Espíritu Santo, á la Barranca ó márge- nes del río y aún creo al cuartel de San Lázáro.” “Camino subterráneo hay de San Pedro á San Carlos y á la Hacienda de Santa Beatriz, y nada digo de las bóvedas de .San- ta Teresa y otros monasterios. ...” “. . . . La verdad es que Lima está sobre un laberinto de caminos subterráneos.” La orientación de las calles en la parte antigua ó sea en la central, obedece á un plan formulado indudablemente por per- sona competente, pues siendo de noreste á noroeste hace que á toda hora del día se encuentre siempre una acera en la sombra. Se dió entonces á las calles un ancho que variaba de 10 á 12 me- tros y un largo de 1 10 á 115. Desgraciadamente, en el creci- — 348 miento que ha ido experimentando la ciudad con el trascurso de los años, no se ha respetado ese trazo y orientación primiti- vos, y así vemos que sin obedecer á plan alguno, en el barrio de la Victoria se han escogido tres anchos para las calles ha- ciendo onerosísima la implantación de los servicios municipales y dotando á Lima de un barrio sin condiciones viables de pro- greso; y en la urbanización del barrio de Cocharcas, en la que para la ubicación de las calles, la Compañía tuvo en cuenta ante todo conveniencias y por ello no relacionó el trazo con el de las vecinas sino en lo que no la dañaba, no refiriéndolo por consi- guiente á direcciones generales en la planta urbana. * * * Monumentos perdurables de la dominación española son las iglesias y conventos construidos en esa época, en que la iglesia gozaba de influencia todopoderosa per el desarrollo ex- traordinario del espíritu religioso, que redundaba en donativos de considerable entidad destinados á la edificación de templos y á revestir de suntuosidad increible las ceremonias del culto. La Iglesia se conserva poderosa en el Perú y fuerte con su prestigio, mantenido gracias á la más hábil de las políticas. En esta ciudad, cuyas calles han sido tantas veces ensangrentadas por los motines, es la única institución durable que se mantiene en el terreno neutral, ante el que se detienen todos los partidos políticos. La labor destructora del tiempo, los terremotos, incendios, etc, han obligado á multitud de reparaciones en las iglesias y en las que, por desgracia, la ignorancia unas veces, el espíritu de reforma mal entendida otras, han ido despojándolas del sello que las distinguía especializándolas. Buena parte en esta obra que acusa falta de gusto y de cultura, tienen las comunidades religiosas, que en su decadencia, no se han preocupado de con- servar para la capital los monumentos representativos del perio- do histórico más interesante de su existencia. Las cinco principales órdenes religiosas que han existido en Lima han sido la de los dominicos, franciscanos, mercedarios, agustinos y jesuitas, y cada una atendió á la edificación de sus templos respectivamente. — 349 — La edificación de Santo Domingo se principió en el terreno donado por Pizarro, donación que confirmó más tarde el rey, y á la que agregó más tarde el mismo Pizarro en 1539 las tierras de Limatambo y la hacienda de Palpa en Chancay. Fueron los sacerdotes de esta orden los que celebraron las primeras misas en la que hoy es Catedral, y administraron los primeros sacramen- tos; pero no fué su iglesia la que primero se levantó, ni tampoco la de las más notables; pero sí es aquella en que el abandono y la incuria han dejado huellas más marcadas. No se sabe con exactitud la fecha en que fué fundada la igle- sia y convento de la Merced, pues hay historiadores que le seña- lan el año 1534. es decir, uno antes de la fundación de Lima; ex- plicando esto el hecho de que Hernando Pizarro, conocedor de las intenciones de su hermano P'rancisco, de fundar Lima á principios de 1535, solicitó de éste que aplazase dicha fundación hasta después de la del convento. Hay cronistas que contradi- cen esta versión, pero lo cierto es que aunque la autorización real para fundar el convento, solo se otorgó en 1571, en su ar- chivo se conserva la relación de los prelados provinciales desde 1534. El actual convento de la Merced se halla casi en ruina y su extensión se encuentra reducida á dos claustros, por ventas enfitéuticas que ha hecho la comunidad. La fachada de la igle- sia, transformada por refección reciente, ha sido desprovista de su antiguo aspecto, sin mérito arquitectónico es cierto, pero de más valor histórico y hasta artístico si se quiere, que la actual que no es sino una desfiguración ramplona de su torre y fa- chada. A la iglesia y convento de San Franci.sco se le señaló sitio por Pizarro en la cuadra en en que hoy está Santo Domingo, le. vantándose allí una pequeña capilla. Más tarde se vió que no era conveniente que dos conventos estuviesen tan próximos, y Pizarro señaló á los franciscanos el lugar que hoy ocupan, que fué ensanchado más tarde merced á una estrategema de los re- feridos sacerdotes. De las iglesias y conventos de Lima, es el de San Francisco, comenzado á edificar en 1546, uno de los que gozan de más celebridad por las bellezas y obras de arte que encierra; como son sus ricos artesonados, columnas, zócalos de azulejos, etc. , etc. , á pesar de ser sombra de lo que fué y de — 350 — que nos cuenta los cronistas de la época. La iglesia está cons- truida sobre otra que no se le diferencia sino en la altura y cu- yas bóvedas y arcos le sirven de sostén. Los desperfectos su- fridos en su parte exterior han sido reparados respetando, con criterio digno de alabanza, su forma y decorado. Al convento de San Francisco se le ha cercenado gran parte de su primitiva extensión con diversos objetos, entre ellos para fundar el vSe- minario de vSanto Toribio. Los padres agustinos fundaron su convento, en un princi- pio, junto al lugar que hoy ocupa la iglesia de San Marcelo, állá por el año 1552 en que llegaron al Perú; trasladándose después al lugar que ocupan hoy, donde principiaron en 1554 la edifica- ción de su local, que fué durante muchos años uno de los más hermosos. En los primeros tiempos de la República se le des- pojó de parte del terreno para formar la plaza 7 de setiembre ó del Teatro, y la comunidad vendió después enfitéuticamente, otra, en la que se construyó lo que se conoce con el nombre del Portal de San Agustín, En la iglesia se está efectuando una transformación radical interior y exterior; siendo de aplaudir el tino que han tenido de respetar su vetusto frontispicio de piedra tallada. Los primeros jesuitas arribaron al Perú en 1 568 y ese mis- mo año se les señaló sitio para edificar el Colegio Máximo de S. Pablo. En 1628 eran ya dueños de toda la manzana y en ella •se elevaba el suntuoso edificio que ocuparon por entero hasta 1767 en que gobernando don Manuel de Amat, fueron expulsa- dos del virreinato, donde tenían una infiuencia todopoderosa. Su extensión está reducida hoy al espacio ocupado por la iglesia de San Pedro, que fué restaurada y modificada en su aspecto exterior hace pocos años, variándose la forma de las sólidas to- rres de ladrillo, y al ocupado por la capilla anexa conocida con el nombre de Penitenciaría. Los antiguos claustros los ocupan la Escuela Normal de Mujeres, el Colegio de Santa Eufrasia, la Biblioteca Nacional y la Sociedad Geográfica. {Continuará) — 351 Del Pacífico al IVIadre de Dios Del Ferrocarril Moliendo- Arequipa-Puno-Cuzco se despren- den los diferentes caminos de acceso á la región montañosa del Madre de Dios. Las estaciones de las cuales arrancan esos ca- minos se hallan comprendidas en el tramo Juliaca-Cuzco, pun- tos terminales inclusive: ESTACIONES DISTANCIA EN KU.ÓMETROS PARCTAI.ES TOTALES i Moliendo i a Arequipa 172 172 j a Juliaca 305 477 i a Pucará 56 533 ! a Tirapata I 1 544 i i a Santa Rosa 64 608 ] 1 a Sicuaiií 66 674 j a Urcos 88 762 a Cuzco 52 814 i Nota.— Como es sabido, de .Juliaca parte el ra- 1 mal á Puno con 47 kilómeti’os, lo que hace subir | la extensión de esta red á 861 kilómetros. \ Pero de todas las vías de acceso al Madre de Dios, lo que presenta mayor interés, ya por ser la más traficada, ya por ser la mejor construida, es la que partiendo de Tirapata llega á As- tillero sobre el río Tambopata. A ella únicamente vamos á referirnos en este artículo. I Originariamente solo .se construyó un camino entre Limba- ni y la mina Santo Domingo. La propuesta que al respecto formuló la “Inca Mining Co.” propietaria de ese rico mineral, fué aceptada por el Gobierno en 3 t de agosto de 1899; y se au- — 352 — torizó la entrega al tráfico público en 8 de noviembre de igoi. En 1902, don ChesterW. Brown, por la “Inca Rubber Co.'’ se presentó al Gobierno proponiéndole construir un camino de herradura de la mina Santo Domingo al río Madre de Dios ó á un punto navegable del Tambopata. La propuesta fué acepta- da por resolución suprema de 16 de mayo de escaño. Por otro lado, el mismo Brown, como gerente de la “Inca Mining Co.” había propuesto y el Gobierno aceptado [resolución suprema de 30 de agosto de 1903] construir un camino carrete- ro de Tirapata á Limbani. En virbid de estos antecedentes y construidos los tres ca- minos existe hoy una vía continua entre la mayor parte del trá- fico de pasajeros y carga entre la costa y la rica región del Ma- dre de Dios. Representa esta obra, sin duda alguna, el mayor esfuerzo hecho en el Perú, en materia de caminos por el capital privado. Los otros caminos con que en tan escaso número contamos en nuestro pais, han sido ejecutados, salvo algunas excepciones, con fondos públicos. Y la importancia de la vida que nos ocupa es verdadera- mente grande, porque ha favorecido de manera efectiva el de- sarrollo de la región del Madre de Dios, y ha traído hacia el Pa- cífico una apreciable corriente comercial, que de otra suerte se habría derivado indudablemente hacia el lado de Bolivia y el Brasil, )’• ha contribuido, además, á asegurar el dominio del Pe- rú sobre una extensa zona de su territorio oriental, por lo cual está llamado á incrementar esos beneficios en el porvenir si es atendido como se debe y como conviene al pais. Será el obligado precursor del ferrocarril al Madre de Dios, como lo fué la carretera Sicuaní-Cuzco del ferrocarril entre esos puntos, y como lo habrá sido el camino al Pichis del ferrocarril al Ucayali. Porque la línea al Madre de Dios se construirá cuando el desenvolvimiento industrial de esa región sea lo bas- tante apreciable para exigir ese medio de transporte, esto es, cuando el simple camino carretero y de herradura hayan permi- tido desarrollarse lo suficiente la industria de las gomas para hacer productiva una línea ferrea. La producción actual de caucho en el Madre de Dios, que — 353 — apenas alcanzaría 750 toneladas anuales, no puede sostener una línea tan larga y tan costosa como será aquella, aunque costea en demasía la conservación y el servicio de una vía de herra- dura. Manteniéndose en buen estado el camino, abaratándose los fletes, haciéndose más cómodo, seguro y rápido el transporte, seguramente que aquella producción aumentará en mucho, y se explotará en el Madre de Dios no ya solo el caucho [que dicho sea de paso, tiende á desaparecer], sino también el jebe, y se establecerá la agricultura y mil otras industrias para las que es propicio el suelo del Madre de Dios. El ferrocarril será enton- ces indispensable. Hay, pues, en mi opinión, conveniencia nacional en procu- rar que el camino Tirapata-Astillero se conserve en buen esta- do y preste efectivamente facilidades al trasporte, cosas que hoy no suceden, según se verá en el curso de este informe. Camino de herradura I Camino Carretero 354 — CUADRO ITINERARIO K8TACIONE8 tí 0 <0 5 ^ Q 0 1 Alturas en metros sobre el mar 0 3881 25 3883 3892 49 50 58 86 4084 94 4178 118 4385 154 4917 168 4186 173 180 185 200 210 230 240 255 1740 1862 280 1177 317 577 367 352 286 382 254 1 u Tirapata [km. 67 del ramal Juliaca-Cuzco] Asillo [población] Casa-blanca (finca) El Recreo (finca) Chielluma (finca, frente á San Antonio) . Triunfo (finca) Carmen [finca] Puerto Arturo (finca) . Crucero [población] . Abra del Aricoma Huancarani (Almacén de la Inca). I < Huancasallani (finca) Limbani [población] Agualani Ocofíeque (finca de la Inca) . Quiton [finca] Sagrario [finca] Oroya [finca de la Inca] , Mina Santo Domingo. . . Abra Campamento N.° 5 La Pampa (finca de la Inca). Huacamayo Candamo Astillero (rio Tambopata). 7V2 Según el cuadro anterior, tenemos; De Tirapata á Limbani 180 kms. De Limbani á Santo Domingo. ... 75 ,, De Santo Domingo á Astillero. ... 127 ,, Total 382 kms. — 355 — II Condiciones del trazo y estado del camino Las condiciones del trazo exijidas por los contratos fueron: Para el camino carretero: 5 metros de ancho y 5 ó 6 % de pendiente máxima. Para el camino Limbani-Santo Domingo: i á 2 metros de ancho. Para el camino de Santo Domingo á Astillero: 2 metros de ancho y 10 % de pendiente máxima. El camino parte de Tirapata, estación del Ferrocarril del Snr á 37 kilómetros de Juliaca, en el ramal Juliaca-Cuzco. Tirapata se compone del edificio de la estación, la oficina y corrales de la “Inca”, la oficina y depósitos de Carpió y Mar- queze, la oficina de la compañía Inambari gold, un hotel y unas pocas casas más. Pertenece en lo político á la provincia de Azángaro. Dado el movimiento comercial de este lugar, su desarrollo como población podría ser mayor, pero lo impide la circunstan- cia de estar asentado en terreno de una finca particular, propie- dad del señor Víctor Belón, quien no presta facilidades para la compra de terrenos destinados á la edificación. Empieza el camino carretero atravesando la gran altiplani- cie del Titicaca que se extiende entre la cordillera central y la oriental desprendidas del nudo del Cuzco. Pasa por Asillo, capital del distrito de su nombre, de la mis- ma provincia de Azángaro, y después por diversas fincas ó ha- ciendas hasta llegar á Crucero, siguiendo, favorecido por la topo- grafía, un trazo llano, con pocas curvas y casi á nivel conservan- do el ancho uniforme de 5 metros con cunetas longitudinales de desagüe. A poco de salir de Crucero, se encuentra la laguna de Aricoma y contornéandola en gran trecho empieza á ascender con gradiente superior al 5 por ciento para atravesar la cordille- ra de aquel mismo nombre, y sigue del otro lado ya con más suave pendiente hasta Huancarani, lugar donde hay un depósi- to de la Inca y en el que termina la carretera. Desde Asillo ha seguido la margen derecha del rio de Poto que nace en la lagu- na de Aricoma y lo ha atravesado muy cerca de ésta. — 356 — En Huancaraui comienza, como ya se ha dicho, el camino de herradura, tomando la ladera izquierda del río llamado de Limbani. Se presenta hastá el lugar de este mismo modo nom- brado, en condiciones de trazo bastante buenas con algunos cor- tes en roca y uno que otro desarrollo. Limbani es capital del distrito de su nombre perteneciente á la provincia de Sandia. Poco después de Limbani se baja por un pequeño desarro- llo y una larga cuesta de pendiente bastante pronunciada. Sigue el camino con pendiente suave y casi todo corte en ro- . ca en medio túnel, pero con ancho tan escaso, (apenas i metro), que se hace difícil el paso de una sola bestia cargada. Es sin du- da, ésta, una de las secciones cuya construcción ha demandado mayor gasto. Un kilómetro ántes de llegar á Oconeque, no hay realmen- te camino sino una senda quizá hasta de 30 por ciento de pen- diente, al término de la cual se encuentra el primer puente de alambre. Oconoque es hacienda de la Inca; de pastos y maíz- Por tres puntos sucesivos se pasa de uno á otro lado del río y por un cuarto un afluente que viene por la izquierda y se llega á Quitón, lugar notable por la calidad de café que produce. Hasta el primero de esos puentes el camino tiene ancha gra- diente. Hasta el 3.° disminuye ésta, presentándose el ca- mino casi todo cortado en roca. Del tercer puente hasta el úl- timo de los mencionados [que es el de LTsicayos] aumenta la pen- diente y después disminuye hasta Quitón, ofreciéndose ya terre- no blando. Siguiendo de Quitón, 4 kilómetros más allá, se presentan de nuevo buenos cortes en roca, por pendientes muy fuertes, quizá algunas hasta de 30 por ciento. Pasando por un puente á la otra banda del río, siguiendo por un pequeño desarrollo y atravesando sobre otro puente un río lateral, se llega al Sagra- rio, almacén de un señor Moyorovich. Sigue después una planicie á nivel, hasta la Oroya, hacienda de la Inca, sobre la margen derecha del Inambari, río que en este lugar se atraviesa por un hermoso puente colgante. De la Oroya empieza á ascenderse por la quebrada del río Santo Domingo, ribera derecha, con buena gradiente, hasta el puente de Tunquipata en que se pasa á la otra márgen, y se sigue por gradiente muy pronunciada hasta la mina del mismo nombre. — 357 — De Santo Domingo se asciende para tomar la divisoria Inambari-Tambopata, principiando por un bonito desarrollo. Pero también empieza desde allí y sigue hasta el Tambopata el terreno arcilloso tan favorable para la formación de fangales, que fácilmente se producen merced á esa circunstancia, las to- rrenciales lluvias de la región y la deficiente conservación del camino. El trazo sí es inmejorable de Santo Domingo á Candamo, quizá si demasiado bueno, porque la gradiente, más suave aún que la permitida por el contrato, ha hecho innecesariamente de una longitud muy grande el camino en esa parte. Salvada la divisoria se toma la margen derecha del río Nue- vo hasta la Pampa, hacienda de la Inca, después de la cual se salva un pequeño túnel de 20 metros de largo, en roca. Se pasa después el río por un punto en el sitio La Unión en donde aquel toma el nombre de Huacamayo, y se llega á Can- damo, almacén de la Inca, en la confluencia West — Huacamayo donde empieza el Távara. En Candamo se pasa el West por un hermoso puente y por otros dos el Tigre y el Yalu, afluentes del Távara y se llega á Astillero, sobre la margen izquierda del Tambopata. En Asti- llero hay oficinas y unas cuantas casas de la Inca. Reside como autoridad un comisario nombrado por el comisionado especial en el Madre de Dios. De Candamo á Astillero el camino no es propiamente tal, sino un fangal en forma de camino, en que las bestias se hunden hasta el pecho, con subidas y bajadas fuertes é innecesarias, sin puente sobre las quebradas laterales. Como anexo al camino se halla establecida una línea tele- fónica. Aunque la tensión- de esa línea solo se estipuló en el contrato relativo al camino de herradura, existe desde Tirapata hasta Astillero. Hay ii oficinas telefónicas. El servicio de trasmisión de despachos se hace con intermitencias porque la línea .se interrumpe con frecuencia, principalmente en la región de la montaña, por la caída de palos, pero en general ese servi- cio es bueno. Cobra la Inca dos soles por cada veinte palabras ó fracción. Damos á continuación una relación de los puentes colgan- tes que existen en el camino. - 358 - NO DE (OEDEN NOMBRE BEL PUENTE RÍO SOBRE EL QUE SE HALLA TENDIDO LUZ I i Oconeque 3 4 5 6 7 8 9 10 I r 12 13 H 15 16 17 Usicayos . . . Quitón Sagrario. . . . Oroya Tunquipata. Huacatnayo. Candamo. . . Colorado. . . Tigre Oconeque ) > Quitón >7 M Un afluente del mismo río Quitón Ságrario, aflte. del Quitón Inambari Santo Domingo Quebrada lateral M 7 7 Huacamayo West Colorado ó Yalu Tigre io“ 25” 23 25 25 60 15 16 95 20 20 20 15 lio III Dato interesante con respecto á este camino es el relativo á los derechos de peaje que se cobran en él con destino á su con- servación. Según el contrato para la construcción del camino Santo Domingo-Astillero la tarifa de peaje para éste debe ser: Muías y caballos con carga y pasajeros. . Burros con carga y pasajeros Llamas cargadas Muías y caballos de vacío. Burros de vacío Llamas de vacío .... Ganado mayor Ganado menor Personas á pié, con ó sin carga 2 I I I cts. c/u. ^ 7 7 » J >« ” r ^ > 7 7 7 7 7 Para el camino de Limbani á Sanio Domingo, se aprobó la siguiente: — 359 — Llamas sin ella 0.50 f 0.80 t f 0.40 y y 0.50 y y 0. 25 0.50 y y 0.20 y y 0.20 y y 0.25 y camino de Tira- Personas sin ella, gratis. No conocemos la tarifa aprobadá para pata á Limbani. Lo que cobra la Inca en concepto de peaje por cada muía es lo siguiente: Carretera Inca Mining S. i.8o Camino heradura Inca Mining i.oo ,, ,, Inca Rubber 2.55 S. 5-35 IV Para terminar daremos algunos datos sobre la navegación del Tambopata. De la sección del río Tambopata aguas arriba de Astillero, casi ni puede hablarse á este respecto, porque toda navegación es riesgosísima, pudiendo apenas hacerse en balsas muy peque- ñas y livianas, como lo hizo el año pasado la comisión boliviana de límites, y como lo realizó yo mismo, poco tiempo después que aquella, ambos desde Marte, punto situado casi á igual distancia de Astillero que éste de Maldonado; únicas dos veces que se ha intentado navegar todo el alto Tambopata. La parte media es recorrida por canoas solo porque á ello obliga la fuerza de la necesidad, desde que no hay camino te- rrestre; pero no puede afirmarse la navegabilidad, en el sentido genuino de la palabra, ni aún tratándose de esas simples ca- noas. Desde Astillero hasta algo más abajo de Baltimore, presenta el río tres secciones, caracterizadas cada una por una clase especial — 36o — de obstáculos. Vienen primero los rápidos^ en que la poca profundidad del agua hace que ti'opieze en el lecho el fondo de las embarcaciones, obligando á los tripulantes á echarse al agua para arrastrarla ó empujarla- siguen las palizadas^ enormes troncos que el río ha arrastrado en sus crecientes y que al bajar las aguas han quedado enclavadas en el lecho, aumentando la velocidad de la corriente por la interposición del obstáculo, lo que obliga á la embarcación á deslizarse diestramente, sortean- do con habilidad el peligro; y se concluye por las cachuelas ó pequeñas cascadas en partes en que el lecho presenta rocas y que originan pronunciado y verdaderamente terribles oleajes, en especial las palizadas llamadas de Napoleón y la formada en la boca del Malinowski, y las cachuelas de Banda-banda, el Con- denado y el Gato, (aquella poco antes de Baltimore y algo más abajo de este punto las otras dos) merecen especial mención. Son frecuentes, por razón de tales obstáculos, las viradas de las canoas, con pérdidas de cargas y equipajes, y aún en ocasio- nes de vidas, dada la estructura especial de esas embarcaciones, hechas ahuecando un tronco con fondo corvo y sin quilla, que por la fuerza de la corriente si las toma de través, ó llenándose de agua por el oleaje en las correntadas aun por cualquier brus- co movimiento de los mismos tripulantes, pueden fácilmente dar vuelta de campana, y que son sin embago, por su lijereza casi las tínicas apropiadas para la navegación en estos ríos. Como quiera que las dos últimas cachuelas que he mencio- nado no son en realidad muy peligrosas, puede afirmarse que desde Baltimore, es decir, en lo que podemos llamar la parte baja del río, y hasta Maldonado la navegación es franca y sin peligros para canoas en toda época. Naturalmente, con mayor razón esa navegación solo será posible para lanchas entre los mismos dos puntos. En Astillero (que por esa razón lleva tal nombre) se armó la “Inca”, lancha de la Compañía también llamada así, de 40 toneladas, que cala 3 pies y es accionada por una rueda poste- rior, la que bajó hasta Baltimore en una gran creciente, y aún volvió á surcar hasta Astillero, pero con gran trabajo, como que para ello demoró cuatro meses, deteniéndose á esperar las cre- cientes máximas. La “Madre de Dios” de la casa Souza y Var- — 36i — gas, que cala i tu. 6o ha surcado hasta Baltimore en creciente, lo mismo que la “luambari” que cala un poco menos, pertene- ciente á la casa Rodríguez. La lauchita del coronel González, de cinco toneladas, á alcohol, ha surcado en época de aguas un poco más arriba de Baltimore, hasta Setico, pero en la seca va solo hasta la cachuela del Gato. Puede establecerse que una canoa demora, según el estado del río, de dos á cuatro días entre Astillero y Maldonado, y de siete á doce en la surcada. Se cobra por fletes y pasajes, por lo general, lo siguiente: Bajada.— Astillero á Maldonado S. 8 quintal Surcada. — Maldonado á Astillero ,, i6 ,, Pasajes. -De 35 á 100 soles por persona. La lancha “Margarita” [la de González] ha establecido la siguiente tarifa: PASAJES IDA REGRESO Porvenir (frente á Maldonado) á Chonta. . £ £ i Porvenir al rio La Torre ,,2 ,,2 Porvenir á Baltimore ,, 3 ,,3 PELETES Caucho. — Arroba portuguesa [10 kilogramos]. Porvenir á Baltimore S. 1.60. Mercaderías. — Precios convencionales. El movimiento es relativamente crecido. Véase las si- guientes cifras, que corresponden á la época corrida del año presente: EXPORTACION CAUCHO ENTRADA MERCADERIAS 4^5,593 kgs. Enero 12,825 kgs. 57>3Úo ,, Febrero 8,974 ,, 97,064 ,, Marzo 9,742 ,, 59,642 ,, Abril 13.852 ,, 28,243 >' Mayo (hasta el 25) 14,989 ,, Casi todo este tráfico, según ya llevo dicho, se hace en ca- noa. Las canoas cargan de 60 á 300 4, 500 klgs.] arrobas portuguesas [900 á 3Ó2 — Se comprende, por las anteriores cifras, que ya es aprecia- ble el movimiento comercial por el Tambopata, y la importan- cia que tiene para la región el conseguir organizar un buen ser- vicio de navegación. Dos medios hay para destruir los obstáculos que el rio mis- mo presenta para ello: Uno es la destrucción de las palizadas y las cachuelas rectificando en lo posible el curso del rio y for- mando canal apropiado paia el pasaje de las embarcaciones, y otro es la prolongación del camino hasta Baltimore. Bien vale la pena de esbidiar técnicamente las ventajas é inconvenientes y el costo comparativo de ambos remedios. Ricardo Tizón y Bueno Ingeniero. Mapa del Perú por Raimondi FI^E:cIOs I3E Xjjls (*) N.” ’i — Notte de Ttimbes S/. (*) ,, 2, 3, 4 y 5 — Norte de Loreto Amazonas, c/u. ,, ,, 6 — Resto de Tumbes y parte de Piara ,, 3.00 .. 7 y 8 — Parte de Cajamarca, Amazonas y Lo- reto, cada una ,, 2.00 ,, 9 y 10 — Región del Yavarí y Tabatinga, c/u. ,, 1.00 (*) ,, II — Lambayeque y parte de Cajamarca y Libertad ,, 2.00 ,, 12 — Cajamarca y parte de Libertad y Loreto ,, 2.50 ,, 13, 14 y 15 — Parte de los departamentos de San Martín y Loreto, cada una ,, i.oo ,, 15. y 15.® — Cursos del Purús y Beni, c/u. . ,, i.oo (*) ,, 16 — Resto de la Libertad, y parte de Junín, Ancash y Huánuco ,, ,, 17 — Montañas de Huánuco y parte del Uca- yali 2.00 ,, 18 y 19 — Curso del Punís, cada una ,, i.oo ,, 19.^ y 19.® — Ríos Beni y Madera, cada una. ,, i.oo (*) ,, 20 y 21 — Parte de Lima, Junín, Huancave- lica y Ayacuclio, cada una ,, ,, 22 — Provincia de La Convención ,, i.oo ,, 23 — Ríos Madre de Dios y Beni ,, i.oo ,, 23."^ Parte de los ríos Madre de Dios y Ma- dera ,, i.oo ,, 24 — Parte de las provincias de Cañete y Chincha . ,, i.oo ,, 25 — lea, Huancavelica y parte de Ayacucho y Apurimac ,, 2.50 ,, 26 — Cuzco, resto de Apurimac y parte de Puno ,, 3.00 ,, 27 — Provincias de Sandia y Huancané ,, i 50 ,, 28— Resto de lea y parte de Arequipa ,, 2.50 ,, 29 — Resto de Arequipa y parte de Moque- gua y Puno 3.00 ,, 30 — Resto de Puno ,, 2.50 ,, 31 — Departamento de Tacna 2.00 ,, 32 — Resto del departamento de Tacna ,, i.oo [*] — Agotadas ó por agotarse. De venta en las in-incipales librerías de Lima. AVISO IMPORTANTE La Sociedad Geosráíiiai de Lima, no admite res- ponsabilidad por las íiprecinciones é informaciones contenidas en este Bntinuaci6n) 361 ICl monopolio de la sal, por M. (}. Montero y Tii'ado 450 Nivelación diferencial del Ca,- lla(3 á Ancón, por Jo.sé .1. Bravo 462 Páginas Discurso pronunciado á nom- bre de la Sociedad Geográ- fíca por su secretario en la inauguración del monumen- to á Raimondi 467 Alturas iduviométrieas y ter- moimítricas de Morococlia, correspondientes al segun- do semestre de 1900, por J. M. Murdok 477 ANO XX— TOMO XXVI. TRir\E5TRE CUARTO L_ I IVl A LITOGRAFIA TIP. CARLOS FABRRI — MERCADERES I40 a 10 11 REDUCCION DE PIES INGLESES A METROS 1 pie ingles = 0.30479449 metro ríos Injílo- 1 blTS i Centenas I 1 1 aúllales 1 O. 1 100. 200. 300. 400. 500. 600. 700. 600. 900. ; Moti'os Metros Metros Metros Metros Metros Metros j Metros Metros Me tres 0 nnn.noo .30.4791 30.9589 91.438.3 121.918 1.52.397 1 82-877 213.353 243.830 274.315 1000 ;;o4.7S)4 3.35.274 33.5.70-3 :)93.233 423.712 4.57.192 487.371 518.1.51 .548.030 570.110 20!) 0 (.oo.óso 340.03S 070.548 701.027 731.. 507 731 .983 792.430 822.945 853.425 883.904 ■ :!oao :)i4.:¡s;! 944.833 975.342 1005.82 1033.30 1033.78 1097.23 1127.74 1158.22 1188.70 4UÜ0 1213.18 1249.38 1280.14 1310.02 1341.10 1371.58 1102.05 1432.53 1433.01 1493.49 .5000 1.52n.07 15.54.45 1.581.93 1315.41 1345.89 1373.37 1703.85 1737.33 1737.81 1798.29 0000 1828.77 18,59.25 1889,73 1920.21 1950.38 1981.13 2011.34 [1042.12 2072.30 210:!.08 7000 2i:!;i..5G 2134.04 2194.52 2225.00 2255.48 2285.93 2.313.44 2.343.92 2377.40 2407.88 8000 24 28. 30) 243,8.84 2499.31 2529.79 2500.27 2.590.75 2321.23 23.51.71 2382.19 2712.07 !)C00 2743.1.5 2773.33 2804.11 2834.59 2835.07 2895.. 55 2923.03 2953.51 2983.99 3017.47 ¡ ICOüO 3047.94 3078.42 3108.90 3139.38 3109.83 3200.34 3230.82 .3201 30 3291.78 3322.23 11000 33.52.74 3413.70 3444.18 3474.33 .3,505.14 3.5.35.32 3533.10 3590.57 3327.05 12000 3i!.57.53 33,88.01 3718.49 3748.97 .3779.45 3809.93 3840.41 .3.870.89 3901.37 3931.85 13000 3932.33 3992.81 4023.29 4053.77 4084.25 4114.73 4145.21 4175.38 4200.16 4230.64 14000 42C7.12 4297.30 4228.08 4358.53 4389.04 4419.52 44.50.00 4X80.48 4510.96 4.541.44 1.5000 4.571.92 4302.40 43.32.88 4303.38 4093.84 4724.31 47.54.79 4785.27 4815.75 4843.23 lOÜÜO 4870.71 4907.19 4937.37 4938.15 4998.63 .5029.11 5059.59 .5090.07 5120.55 5151.03 17000 .5181.51 .5211.99 .5242.47 5272.94 5.303.42 53.33.90 .5334.38 .5304 83 5425.34 54.55.82 ISIIOO .5483.30 5.513.78 5547.20 5577.74 5308.22 533.'J.70 5339.18 5399.33 5730.14 5760.32 13000 .5791.10 5, 821., 57 5852.05 5882.53 5913.01 .5943.49 5973.97 3004.45 3034.93 0035.41 20000 3095.89 3123.37 31.53.85 0187.33 3217.81 3248.29 3278.77 3309.25 3339.73 0370.20 21000 3100.38 34.31.13 3431.04 0492.12 0522.30 3.553 08 3.583.53 3014.04 3344.52 3375.00 22000 3705.48 8735.93 0733.44 6793.92 6827.40 3S57.SS 0SS8.30 3918.83 3949.31 0979.70 23000 7010.27 7040.75 7071 .23 7101.71 7132.19 7132.37 7193.15 7‘’23.33 7254.11 7284.59 24000 7315.07 7.345.55 7370.03 7403.51 7433.99 7437.47 7497.94 7.528.42 7568.90 7589.38 20 000 7319.83 73.50.34 7080.82 7711;30 7741.78 7772.23 7802.74 7833.22 7833.70 7894.18 2CUOO 7924.33 79,55.14 7985.02 8013.10 8043.57 S077.05 8107.53 8138.01 SI 38.49 8198.97 27000 8229.45 82,59.93 8290.41 8320.89 8351.37 83.81 .85 8412.33 8442.81 8473.29 8503.77 2SÜ00 8534.25 8oG4. i 3 8595.20 8025.38 8053.10 SOSO. 34 8717.12 8747.30 8778.08 8808.53 XJnidadles 1 docenas 1 I O. 1. 2. 1 4. 6. 6. 7. 8. 9. Metros I Metros í Metros j Metros Metros Metros ^ Metros j Metros Metros Metros O 0.00000 0..30479 0.00959 , 0.91438 1.21018 1.. 52397 1 1.82877 24.3.350 2.43833 2.74315 10 3.04794 3.35274 3.C5753 j .3.90233 4.23712 4.57192 1 4.87371 .54.81.51 5.48380 5.70110 20 3.095S9 3.40038 3.70.548 1 7.01027 1 7.31507 7.31983 ¡ 7.92433 8.22945 8.53425 8.83904 30 9.143.83 9.44833 9.75342 1 10.0582 10.3330 10.3378 10.972(; 11.2774 11.5822 11.8870 40 12.1918 ' 12.4933 12.8014 1 1 13.1032 1 j 13.4110 13.7158 14.0205 ' 14.;í25C 1 14.0301 14.9349 ' 50 15.2-397 , 15.5443 15.8493 1 16.1.541 1 13.4.583 13.7337 1 17.0085 1 17..3733 17.0781 17.9829 t;j IS.2877 I 1 8.-5925 18. bU i 19.2021 , 19.. 5038 19.8113 : 20.1131 20.4212 20.7230 21 .0308 1 •'» -1 21.3404 21.9452 22.2500 ' 22.5548 22.8590 23.1344 : 23.4392 23.7740 24.0788 80. 24.3833 24.0884 24.9931 25.2979 ; 25.3027 25.9075 23.2123 , 23.. 51 71 23.8219 27.1207 30 27.4315 i *^oG3 28.Ü4S?; 28.3459 28.3507 28.9555 29.2303 29.5351 29.8399 30,1747 f i! — - BOLETIN DK LA TOMO XX\ I AÑO n. SÍ.BAOO 31 OE OICIEWBRE BE 1910 TRIM, 17 Algunas variaciones anatémicas en ios antiguos cráneos peruanos EL HUESO BREGMÁTICO Historia, — Por su tamaño, relativamente grande, y por lo ostensible de su situación en parte tan culmi- nante del cráneo, el hueso bregmático ha sido objeto de preferente estudio. Cruveilhier dice que fué Bertin quién lo describió por primera vez, y según Guinterius (1), corresponde á aquel Ossiculuin antiepilepticum de Pa- racelso, al hueso de los dioses, dotado de la singular pro- piedad de curar la epilepsia y todas las neurosis. Descripción. — El hueso bregmático tiene á veces for- ma triangular, con el vértice dirigido hacia atrás, en con- tinuación con la sutura sagital, y la base orientada hacia abajo, rindiendo á la sutura coronal. Pero la configuración más frecuente se acerca á la de un rectángulo, cu}m eje mayor sigue la dii-ección de la sutura sagital y cuyo lado inferior forma parte de la sutura coronal; tal sucede en el cráneo Núm. 236 del Museo Nacional, en los Núms. 270, 290 y otros más de la misma colección. En ocasiones ofrece la forma de un trapecio, ó bien toma las figuras redondeadas del círculo ó de la elipse, presentándose muy irregulai-, como en el cráneo Núm. 88 del Museo Raimondi. A veces se le vé tomar disposiciones especiales, que se conocen con los nombres de hueso hemi-bregmático. [1] GuinterinK — Secondmn comentarinm. Basilea, 1571. f — 362 — 3 superior ó inferior, según que solo se presente la mitad que está por encima ó por debajo de la sutura coronal considerada en la posición que normalmente tiene. Apenas se conocen unos cuantos casos de hueso breg- mático doble ó triple, anomalías que han servido de tema á especiales descripciones. Citaré entre ellas la obser- vación de Tricen en un cráneo hidrocéfalo, las de Gruber, Centonze, Bianchi y Meckel, que se refieren á cuatro ca. sos de bregmático doble y el valioso hallazgo de Pitzor- no (1), un bregmático triple en un cráneo adulto. Es por estas razones muy interesante el cráneo Núm. 421 del Museo Nacional, que ofrece un doble hueso bregmático, con la rara particularidad de que las dos partes que lo componen son de dimensiones casi iguales. El tamaño del hueso bregmático simple, que es el me- nos difícil de encontrar, oscila entre 2 y 4 centímetros de largo y un poco menos de ancho, pero se han observado ejemplares de dimensiones sorprendentes. Desde este punto de vista, llama la atención el bregmático del cráneo Núm. 23G del Museo Nacional. Etxc»logia. — El hueso bregmático es uno de los wormianos fontanelares que se observan con menos fre- cuencia. Los museos anatómicos conservan los cráneos provistos de esta anomalía entre los ejemplares notables por su rareza, como que muchos craneólogos la han busca- do en vano, y Sergi tuvo que revisar 600 bregmas para en- contrarla una sola vez. Le Double, (2) que ha hecho la compilación de mu- chos estudios y unido. á ellos sus propias investigaciones, trae la siguiente estadística, que nos dá la medida de la fre- cuencia de esta anomalía en las razas de Europa. [1] Pitzorno — Arcliives pour rAiitliropoloj^ie. 1803. [2] Le Doiihlp — V\'n iiitioiis des os (In crane. pag- (i8. I’aris, ]!)03. — 363 — La preBencia del hueso bregmático ha sido consta- tada: En 49 „ 10 cráneos rusos ,, italianos..., ,, italianos.... ,, alemanes... ,, parisienses ,, parisiense.. ,, turingios... sobre 10500 por Gruber ,, 600 ,, Zoja ,, 400 ,, Centonze ,, 804 ,, vSpringer ,, 198 ,, Chambellan ,, 100 ,, Le Courtois ,, 821 ,, Le Double En 81 cráneos sobre 12923 ó sea 0,62 % Resulta, pues, la escasa proporción del 0,62 %, que consagra al hueso bregmático como anomalía muy rara en la raza blanca. Si nos guiamos por la investigación de Sergi, ya citada, esta variación anatómica sería aún me- nos frecuente en las razas que los europeos llaman exó- ticas, pues arroja la ínfima cifra de 0,17 %. Debemos á Bianchi (1) una observación que nos in- teresa. Este autor buscó el bregmático en 450 cráneos de mongoles de x4sia, de polinesios, de papúes, de aus- tralianos y negros de Africa, sin lograr verlo una sola vez; en cambio, al investigar más de 200 cráneos del Perú, lo encontró en la proporción de 2,47 Semejan- te excepción induce á creer que el hueso bregmático es mucho menos raro en los cráneos de los antiguos pe- ruanos que en los que corresponden á las otras razas del mundo. Frank Russel (2) haciendo la misma investigación en 449 cráneos procedentes de Ancón, Casma, etc., llegó á una conclusión que está en desacuerdo con la anterior, [1] Bianchi — Citado por Le Double. [2] Riissel — Studies ia eranial variation. American naturalist, Bos- ton, 1900. — 364 — pues tan solo encontró el liueso bregmático en el 0,2 7 de aquellos cráneos peruanos. El resultado de mis investigaciones es el siguiente: En 102 cráneos del Museo Rnimondi liay 2 bregmáticos 1,96 % )> .1 Museo Nacional ,, 5 ,, 0 91 M 271 ,, (colección del autor) „ 0 „ 0 En 924 cráneos |,erunnos hny 7 bregiiiátiMs 0,71 % Loa estudios que he practicado, me permiten sos- tener, hasta donde alcanza el relativo valor de los 924 ciáneos que he reunido^ que el hueso bregmático es una anomalía tan rara en el Perú como en los demás países. Embeiologia. — El hueso bregmático nace, como to- dos los Avormianos fontanelares, por un punto de ositica- ción que aparece en la membrana que forma la respec- tiva fontanela. A juzgar por un hallazgo que hizo Le Double, el bregmático en un feto humano de cuatro meses y medio, su trasformación en hueso sería relati- vamejite precoz, pues seguiría inmediatamente á la osi- ficación de los parietales y de las dos mitades del frontal. Como AAmrmiáno que es, el bregmático re\^ela la in- suficiencia de los huesos vecinos para llenar el espacio fontanelar coi-respondiente. Es fruto de la natural ac- tividad del sistema óseo cuando los parietales y las dos mitades del frontal son impotentes para juntarse oportu- namente á nivel del bregma. Anatomía compaeada. — El hueso bregmático ha sido muy buscado en la escala zoológica. Las minu- ciosas iuAmstigaciones de Gruber (1) conducen á admitir (1) Grubfír—Mem. de 1’Ac. des .Sciences de Saint-Petersbnrff 1S73 v Vir- chow’s Archiv. 1875. — 3^5 la existencia de esta formación ósea en muchos mamífe- ros: el erizo (Eriiiaceus europeus), que en el 80 % de los casos posee un bregmático simple ó doble; el gerbo [Pe- detes calfer) que lo ofrece triple; el oso bruno [Ursus arctos) y el gibon {Hilobates leiiciscas). Maggi (1) logró observar- lo en algunas especies del órden de los quirópteros 5^ Ho- wes (2) observando varios centenares de conejos {Lepus cuniculus) hizo el hallazgo de tres huesos bregmáticos. Se le ha visto presentar formas casi constantes en al- gunos de los monos platirrinos de América, especialmente en los géneros Cebus y Ateles. Con todo, el resultado ne- gativo de numerosas investigaciones, permite afirmar que esta anomalía, tan rara en el hombre, no forma parte del cráneo de los mamíferos, considerado en su disposición anatómica normal. No hay, pues, datos suficientes para afirmar, como lo hacen muchos autores, que el hueso bregmático, in- terfrontal, suprafrontal ó interparietal anterior, como tam- bién se le llama, sea una formación anatómica peculiar á ciertos animales y una anomalía humana que signifique un paso atávico, interpretación que se encontraría en riña con los datos de la embriología. Conclusiones. — 1“ El hueso bregmático se encuen- tra en el 0,71 % de los cráneos peruanos, proporción aproximadamente igual á la que se ha obtenido para los cráneos europeos. 2^ — El bregmático humano no es un signo de in- ferioridad étnica. El hecho de que esta anomalía sea tan rara en los cráneos del Perú como en los de Europa, debe interpretarse como un progreso en la organización anatómica de las antiguas razas peruanas. [1] Míig'gi — Eeal istitnto lombardo di scienze e lettere, 1900. [2] Howea — .Journal of Aiiatomy and Phj'siologie. 1890. EL METOPISMO La sutuea metópioa en el niño. — Es de uso, en cra- neología, dar el nombre de metopUmo (de metopos, fren- te) á la persistencia parcial ó total de la sutura medio- fronta.1 ó metópica. El niño recién nacido tiene un frontal dividido en dos partes iguales y simétricas por una sutura ámplia, depresible y de consistencia semi-membranosa, como lo son todas las del cráneo infantil. Esta sutura se inicia á nivel de la espina nasal del frontal, aún no perfecta- mente formada, y siguiendo la línea media va á conti- nuarse con la sutura bi-parietal, ensanchándose notable- mente en su parte superior para contribuir á formar la fontanela bi’egmática. Semejante disposición anatómica experimenta du- rante la infancia modificaciones rápidas, permaneciendo, sin embargo, totalmente apreciable hasta la edad de un año, época en que comienza, al estado normal, la unión de las dos mitades del frontal. La soldadura se inicia en el tercio medio, dejando á las dos mitades del fron- tal separadas hacia abajo y arriba por escotaduras cuya amplitud disminuye poco á poco. Hácia los comien- zos del tercer año ésta osificación podría considerarse como definitivamente concluida si no quedase hacia la parte inferior, una fisura vertical de 10 á 15 m m. de extensión que está destinada á subsistir hasta la edad de 7 ú 8 años y aún más tarde. — 367 — La sutura medio-frontal interviene en la formación de las fontanelas inter-fron tales, cuya existencia en el feto humano y en el recién nacido debe ser tomada muy en cuenta para éste estudio, porque lás fontanelas re.ve- lan, bien á las claras, el sitio en que la actividad nutritiva del hueso es insuficiente. Dichas fontanelas son tres: una superior ó bregmática normal en la época del nacimiento, (mu}" conocida), una inferior ó naso -frontal (muy rara) y una mediana ó medio-frontal que es la que más nos impor- ta conocer pues está formada tan solo por el hueso coronal. La fontanela medio-frontal^ se ha observado en el 5 % de los recién nacidos bajo la forma de un rombo de gran eje vertical y de dimensiones trasversales muy res- tringidas. Está generalmente ubicada en la unión del tercio inferior con los dos tercios superiores de la sutu- ra metópica. La interpretación anatómica de esta fon- tanela es objeto de controversias; algunos craneólogos la consideran como la reliquia de un agujero que corres- pondería á la parafisis de los vertebrados inferiores, ór- gano sensorial, de atavismo lejano y análogo á la glán- dula pineal del hombre. Estos datos que nos brinda la Anatomía normal, perfectamente conocidos desde los tiempos del gran Fa- lopio, que fué el primero que describió el frontal doble del niño, constituyen una razón más que suficiente para considerar como anormales á todos los cráneos de adulto que ostenten la sutura metópica. El metopismo de los craneólogos es la variación morfológica materia del pre- sente capítulo. Descripción. — -Los cráneos peruanos donde he podi- do observar la persistencia de la sutura medio-frontal, ofrecen material suficiente para hacer la descripción de esta variedad anatómica. Podría escoger como tipo 368 — de la disposición mas común, al cráneo N.” 36 de la co- lección Raimondi, al N? 565 del Museo Nacional ó al N.° 194 de mi colección, sin que por ello corra riesgo de caer en error. Presentan estos ejemplares, una sutura metópica que sigue exactamente la línea mediana y se continúa con la sutura sagital. Se presenta finamente dentada, como lo están las demás suturas, sin que el aspecto del engranaje haga presumir que se trata de una formación anormal . La sutura metópica y la sagital en la dirección an- tero-posterior, y la sutura coronal orientada transversal- mente, forman en la bóveda craneana una gran cruz (el capiit crnciatum de los antiguos anatomistas) que tiene por centro al bregma, y cuyos brazos, curvos y finos, terminan por abajo en la gl abela, por atrás en el lambda y por los lados en ambos pterions. Lá frecuencia con que esta disposición simétrica suele presentarse en los cráneos metópicos, se explica fácilmente considerando que en el cráneo infantil dicha sutura es mediana y di- vide al coronal en dos partes iguales. Sin embargo, preciso es dejar anotado que hay ca- sos, no raros, en que el metopismo rompe la simetría craneana. Tal sucede en el cráneo N‘-’ 40 del Museo Raimondi, donde puede notarse la manifiesta disconti- nuidad de la sutura sagital y de la sutura metópica, pues ésta última, un tanto desviada hacia la derecha, se vé obligada á hacer una curva para poder continuarse con la sutura bi-parietal. En el metopismo asimétrico de los cráneos N." 205 y N” 437 del Museo Nacional, debe tener mucha parte la notable deformación aimará que se hadado á estos ejemplares. Etnología. — La frecuencia del metopismo en las diferentes razas humanas es asunto que parece bien es- y, 1 X i — 369 ~ tablecido y sancionado por ricas estadísticas. Ha con- tribuido á ello, lo ostensible de esta variación, que cuan- do existe, es lo primero que llama la atención del era- neólogo, quien no pierde la oportunidad de señalarla; de allí que para hacer una estadística general, sea suficiente revisar algunos estudios documentados con los numero- sos materiales de los museos europeos y americanos. Tomando por base el estudio de 16000 cráneos, Anou- tcliine (1) ha establecido el cuadro siguiente: En 11459 cráneos de raza blanca 8,2 ^ 621 ,, ,, ,, mongólica.... 5,1 ,, ,, 698 ,, ,, melanésica .. 3,4 ,, ,, 1191 ,, ,, ,, americana.... 2,1 ,, 802 ,, ,, ,, malaya 1,9 ,, „ 959 „ „ „ negra 1,2 „ ,, 199 „ ,, australianos 1,0 „ Esta y otras estadísticas de no menos valor esta- blecen, con pequeñas diferencias de número, que la per- sistencia de la sutura medio-frontal es más frecuente en la raza blanca que en otra alguna. Semejante conclusión tiene gran importancia para determinar el significado que debemos dar á esta variación anatómica, porque ya induce á creer que el metopismo revela un progreso en la organización, que es un signo de superioridad de que ca- recen las razas inferiores. Sirven para apoyar esta tesis, las investigaciones de Manouvrier y Topinard (2) sobre 10.000 cráneos de las catacumbas de Paris y su comparación con los estudios sobre cráneos de franceses modernos: el metopismo se- ría más frecuente en los hombres de ahora (10 %) que en los de antaño (9,91 %). (1) Ano'itchine — Revue de l’lícole (rAiithropologie de París, pag. 258. Paris, 1883. (2) Topiimvd — Elein. d’Anthropologie génerale pag. 793. 370 — Se ha formado así, en lo que á la frecuencia del metopismo se refiere, una escala á la cabeza de la cual está la raza caucasiana 3" cuyo término corresponde á la raza negra. Los cráneos del Perú, considerados en unión con los de toda la América, ocupan un puesto apenas su- perior al de los negros 3^ muy inferior, por cierto, al que se asigna á la raza blanca. El metopismo se ha ofrecido á mis investigaciones en la siguiente proporción centesimal: En 551 cráneos del Museo Nacional.... 5 veces 0,95 % ,, 102 ,, Museo Raimondi... 4 ,, 3,92 ,, ,, 271 (colección del autor) 1 ,. 0,37 ,, En 924 cráneos peruanos 10 veces 1,08 % En la relación que precede se advierte la escasa fre- cuencia del metopismo en los cráneos peruanos. De los 10 cráneos metópicos que he encontrado, 7 presentan el metopismo simétrico (70 %) y 3 lo ofrecen asimétrico (30 %). Algunos autores han sostenido que la persistencia de la sutura metópica era más frecuente en las razas primitivas que en las actuales. Semejante creencia está contradicha por las convincentes conclusiones de la gran mayoría de los autores que se han ocupado del asunto. Por esta razón, es interesante dejar constancia de la procedencia de los 10 cráneos metópicos que he obser- vado. Cráneo N" 205 (Museo Nacional) — Nazca. Periodo último.* ,, ,, 306 ,, ,, — Lima. Nievería (cemen- terio) Periodo D ,, ., 423 ,, ,, — Lima. Nievería (cemen- terio) Periodo 1° 371 — Cráneo N‘* 437 (Museo Nácional) — Caylloma (Dep. Arequi- pa) Periodo (?) „ „ 566 „ „ — Acarí. (Dep. Arequipa) Periodo epigonal. ,, ,, 15 (Museo Raimondi) — Arequipa. Período epi- goual. ,, ,, 28 ,, ,, — Huacho. Periodo (?). ,, „ 35 ,, ,, — Arequipa. Periodo epi- gonal. ,, ,, dO ,, ,, — Chullapa. Anday mallo (Dep. Ancash) Per. (?). ,, ,, 194 (colee, del autor) — Pachacamac, (ruinas) Periodo (?). Como puede apreciarse en la relación precedente, yo no he podido comprobar aquella preferencia que el metopismo tiene por los ejemplares menos antiguos. En efecto, tratándose del departamento de Lima, los 205 crá* neos de Nievería, que según el profesor Uhle pertenecen oX periodo iwimero de la arqueología peruana, ofrecen dos veces el metopismo; mientras que en los 207 ejemplares de la huaca “Pan de Azúcar”, del Templo del Rímac, que han sido extraídos junto con objetos pertenecientes al periodo último, no he encontrado un solo cráneo metópico. Esta observación, apoyada por un número relativamente escaso de cráneos, no autoriza para concluir, contra lo que está sancionado para otros países, que el metopismo sea más frecuente entre las razas primitivas del Perú que en las modernas. Llama mucho la atención, que las serranías del de- partamento de Arequipa estén representadas por cuatro cráneos metópicos, observación que es aún más in- -teresante si se tiene en cuenta que todos los cráneos are- quipeños que he estudiado apenas son en número de 25 — 372 (19 de Acarí y 6 de las inmediaciones de la ciudad de Arequipa). Resulta, pues, que el metopismo se ofrece en el 1 6 % de los cráneos arequipeños, proporción superior á la de los cráneos europeos de civilización más avanzada. En cambio, sj distribuimos los 6 cráneos metópicos res- tantes entre los 899 ejemplares que no proceden de Are- quipa, obtenemos la escasa proporción de 0,61°/^ frecuen- cia que es inferior á la que corresponde á la raza negra 5’’ á los australianos. Ambas observaciones, la que se refiere á la frecuen- cia de esta anomalía en los cráneos peruanos antiguos ó modernos, y la que toca á la notable diferencia entre los cráneos de la sierra y de la costa peruanas, inclinan á creer que el metopismo se relaciona más con determina- das condiciones étnicas que con el hecho de que las razas sean antiguas ó modernas. Dado el número relativamente pequeño de cráneos peruanos que he examinado, no doy á estas proporcio- nes centesimales todo el valor científico que represen- tan en números; pero la enorme diferencia que existe en- tre la frecuencia del metopismo en la sierra de Arequipa, en la región genuinamente aimará, y la que ofrece la cos- ta del Perú, por ejemplo, me obliga á concluir afirmando que en los aimaraes existió el metopismo con mayor fre- cuencia que entre los otros pobladores del Perú antiguo. Antropología criminal. — La Antropología crimi. nal que en gran parte debe sus recientes progresos á las investigaciones craneológicas, ha extendido su radio de acción al estudio del metopismo, siguiendo en ello el plan trazado para las otras malformaciones craneanas. Haciendo una revisión de los restos de criminales que se conservan en los museos europeos, especialmente en Italia, los diversos criminalistas han encontrado la sutura — 373 — medio-frontal en proporciones muy diferentes. Reunien- do todas las investigaciones, obtiene Le Double (1) la cifra de 154 cráneos metópicos en 1519 cráneos de delincuen- tes, lo cual equivale á 10,1 %. Este porcentaje difiere tan poco del que se deduce de las investigaciones sobre los cráneos europeos modernos, que hay que renunciar, por ahora, á considerar el metopismo como uno de los estig- mas anatómicos de la criminalidad. Los cráneos de los alienados, han sido objeto de aná- logos estudios. Topinard y Pommerol (2) obtuvieron un 14 % de ejemplares metópicos, cifra que les permitió sostener que semejante anomalía es frecuente en los alie- nados. Mingazzini (3) afirma, que la sutura medio-fron- tal se encuentra en el 12 % de los locos y en el 18 % de los epilépticos. Esos estudios serían bastante probatorios si no hubiera que oponerles las opiniones de Sander, de Si- món y, en especial, la muy elocuente de Sommer (4) quien declara que tan solo ha encontrado el metopismo en el 5,3 % de los alienados. Embeiología. — El hueso frontal inicia su desarrollo con la aparición de dos grandes centros de osificación á nivel del arco orbitario. A estos dos puntos primitivos que ya se bosquejan desde el 60° día de la vida intra- uterina, se agregan en breve seis puntos secundarios. Los primitivos núcleos de osificación irradian hacia arriba j'- están destinados á formar, el uno la mitad dere- cha y el otro la mitad izquierda del coronal. Los pun- tos secundarios son tres por cada lado: uno para la es- pina nasal, es el punto nasal; el segundo situado hacia [1] Le Double Variations des„os du cráne. pag. 152 París 1903. [2] Pommerol — Tesis de París. 1869. [3] Miügíizzini — Contributo alia cranialogia degli alienlati. Torino 1893. Sommer — V^irchow's Arcñiv. 1873. — 374 — adentro y atrás de la apófisis orbitaria interna es el punto frontal anterior de Cuvier; el tercero y último, situado cerca de la apófisis orbitaria externa, está desti- nado á formar la porción del hueso que se articula con la grande ala del esfenoides, es el punto frontal pos- terior. Durante el cuarto mes, estos puntos frontales acceso- rios comienzan á soldarse á la pieza principal correspon- diente; el frontal queda así constituido por dos únicos seg- mentos óseos, que permanecen separados en la línea me- dia por un espacio que vá haciéndose cada vez menos amplio. En la época del nacimiento el frontal se encuentra todavía dividido en dos mitades. Lo normal es que las divisiones de la sutura metópica se cierren en el órden si- guiente: 1° la parte mediana; 2° la parte superior; 3° la parte inferior (el punto nasal se desarrolla muy lenta- mente). La presencia de la sutura metópica en el cráneo adulto, con caracteres que tienden á perpetuarla, es pues, una variación anatómica cuya frecuencia se explica por lo lento y difícil que es al estado normal, la unión de los dos hemi-frontales. Investigando ahora la causa determinante del meto- pismo, se hace imposible dejar de atribuirlo á un aumen- to de volúmen del cerebro ó á un retardo en la osificación del frontal. Examinemos cada una de estas dos hipótesis. Un desarrollo exhuberante del cerebro colocaría á este órgano en condiciones de no poder ser fácilmente protegido á nivel de la parte média de la frente. Los huesos que forman la bóveda craneana del hombre, el frontal, los parietales, el temporal escamoso y la mitad su- perior de la escama occipital, revisten la corteza cerebral reflejando las principales variaciones morfológicas del — 375 - ' encéfalo. El cerebro se desarrolla antes que el cráneo y le dá su forma, de lo cual resulta verosímil suponer que la persistencia de la sutura metópica sea debida á un des- proporcionado volúmen del cerebro en especial de sus ló- bulos anteriores. Contribuyen á afianzar esta creencia las observacio- nes que he citado en la parte etnográfica de este capítulo y que ponen de relieve la mayor frecuencia del metopis- mo en las razas humanas de organización mas avanza- da. Con todo, semejante variación anatómica no reve- laría siempre una mentalidad superior, como pretenden algunos autores, sino más bien una falta de armonía en- tre el volúmen del cerebro y la talla del individuo, lo cual es una tendencia, quizá degenerativa que se acentúa cada vez mas en los pueblos que conducen la civiliza- ción de nuestro siglo. Hay algunos hechos experimentales que vienen al caso. Por una serie de mediciones y cubajes comparati- vos hechos sobre 90 cráneos de adultos con sutura medio- frontal y sobre muchos otros no metópicos de la misma procedencia^ Manouvrier y Papillault (1) han demostrado que el metopismo ha tenido por causa una presión inter- na de origen cerebral, que actuó con mayor intensidad á nivel de las eminencias frontales y cuya dirección trans- versal dió por resultado la anormal separación de las dos mitades del hueso coronal. El escaso número de cráneos metópicos que he encontrado en mis estudios, me ha im- pedido comprobar este aumento de la capacidad cranea- na. Pero es evidente que el metopismo no ha sido ob- servado en aquellos cráneos que se distinguen por su escasa capacidad, en los microcéfalos, siendo frecuente por el contrario, eñ los ejemplares de mayor volúmen, en los hidrocéfalos. (1) Míinotn rier et Pupilhinlt.—CÁtiidos por LeDoiible. Loe cit. pag. 166. — 376 — No todos los antropólogos acusan al cerebro de pro-* Yocar la persistencia de la sutura medio coronal. Hay muchos autores que la atribuyen exclusivamente al crá- neo de conformación irregular ó deficientemente nutrido. Las perturbaciones tróficas alterando la estructura de la sustancia ósea retardan, en efecto, su desarrollo é impiden la formación de las suturas. Conviene advertir que el crecimiento de los huesos planos, como lo son todos los de la bóveda craneana, se hace por los bordes, pero que interviene también, y en no escasa medida, un crecimien- to intersticial. El raquitismo, la sífilis y muchas otras enfermeda- des producen grandes alteraciones en la nutrición del cráneo y traen consigo la anormal persistencia de los es- pacios cefálicos que quedaban al descubierto en el cráneo infantil: tal suele acontecer á la sutura medio-frontal. Co- mo fácilmente se advierte, este metopismo de origen pa- tológico es muy diferente del metopismo considerado co- mo variación anatómica, que es la manera como se le juzga en el presente estudio de craneología. Si apartando toda causa morbosa, investigamos qué otras particularidades exclusivamente anatómicas puedan originar la persistencia de la sutura medio-coronal, nos damos con un conjunto de deformaciones craneanas producidas por la oblitemción precoz de unas suturas, lo cual obliga á las demás á permanecer abiertas por- que así lo exige el cerebro que aspira á un desarrollo normal. Entre estas deformaciones merecen citarse; laplagio- cefalía, que en este caso significa cráneo ancho de fren- te apianada; la escafocefalía, cráneo en forma de barco originado, probablemente, por la sinostosis prematura de la sutura sagital; la megaloce falla, cráneo de capacidad exagerada; etc. Sería largo y por demás pesado estudiar — 377 — la parte que cada una de estas deformaciones pudiera tener en el metopismo, pero cabe afirmar de manera general, que si, por una razón cualquiera, una de las su- turas se cierra precozmente, semejante anormalidad re- percute en las demás suturas de la bóveda craneana; queda rota la correlación íntima que preside la soldadura de todo cráneo. La influencia de la sinostosis prematura que cada una de las suturas craneanas tiene sobre la metópica, estaría determinada por la concurrencia de muchos factores: el indispensable desarrollo del cerebro, las leyes de la me- cánica de acuerdo con la arquitectura del cráneo, la edad en que se hace la obliteración, etc. Para Ribbe, (1) por ejemplo, el metopismo tendría por causa lá necesidad que tiene el cráneo de favorecer la obliteración de las partes superiores de la sutura coronal; el hueso frontal se vería precisado á desarrollarse hacia arriba, descuidando así su crecimiento transversal y dejando abierta la sutura metó- pica. Respecto á este asunto de las sinostosis, justo es citar una interesante observación de Gratiolet (2), aunque care- ce de pruebas suficientes: la sinostosis normal, la que co- mienza desde los 45 años y se cumple al estado senil, in- vade el cráneo de atrás hacia adelante en las razas supe- riores y de adelante hacia atrás en las razas inferiores. En opinión de algunos craneólogos, existe íntima relación entre la sinostosis del cráneo y el desarrollo ó la conservación de la inteligencia. Broca dice que en las razas superiores el peso del cerebro aumenta has- ta la edad de 40 años, después permanece estacionario y comienza á disminuir hacia los 50 años, época en que (1) Ribbe — Tesis para el doctorado en medicina. Paris 1895 (2) Grutiolet — Citado por Manoufrier. [Artículo “suturas” del Dlc- tionnaire des Sciences anthropologiques”. Pai’is. — 3?8 — hacen su aparición las sinostosis, lo cual coincide con la paulatina pérdida de las facultades intelectuales. En apoyo de esta afirmación, se exhibe el cráneo de un vie- jo que murió en plena potencia psíquica á los 102 años y que poseía todas las suturas craneanas admirablemen- te conservadas. Algunos autores han sostenido que el índice cefáli- co tenía grande influencia en la producción del metopis- mo, anomalía que sería mucho más frecuente en los bra- quicéfalos. Numerosas observaciones se encargan de po- ner en duda la veracidad de esta teoría, demostrando que el metopismo es frecuente en muchas razas dolicocéfalas. No se puede dejar de atribuir grande importancia á toda esta discusión en la que los craneólogos aparecen di- vididos en dos bandos: los que señalan como causa del metopismo interesantes variaciones en la forma del crá- neo y los que invocan una presión excéntrica del cere- bro. La interpretación que se debe dar á la sutura me- tópica depende, en efecto, de la teoría que se acepte. Si suponemos un mayor desarrollo del cerebro, el metopis- mo, revelaría un progreso en la organización del hombrel si lo consideramos como un trastorno anatómico del cráneo mismo, el metopismo carecería de una gran significación morfológica. Tomando el asunto de una manera general, obsér- vanse casos en los que dicha discusión tiene alcances verdaderamente prácticos. Es preciso saber qué influen- cia tiene una sinostosis precoz sobre el desarrollo ence- fálico, para explicarnos las tentativas de curación por cranioctomías, destinadas á permitir la expansión de los cerebros atacados de perturbaciones intelectuales. Yo creo que la causa piimordial del metopismo está en la presión que el cerebro ejerce sobre el cráneo. Casi todas las adquisiciones de la Embriología, que he ex- — 379 puesto, tienden á afianzar esta teoría presentándonos á la bóveda craneana, como la obediente servidora del ce- rebi’o, órgano el cual le impone la forma definitiva que ha de adoptar, La circunstancia especial de que este vicio de conformación sea muy frecuente en las razas de cerebro más gi’ande, corresponde también á aquella in- terpretación. Por otra parte, en estos últimos años se observa en Antropología la muy razonada tendencia á culpar al ce- rebro de todas las alteraciones en la forma del cráneo. La microcefaha, por ejemplo, que antes se atribuía á una sinostosis generalizada y precoz, está hoy considerada por la mayoría de los autores, como una paralización en el desarrollo del cerebro: se es microcéfalo é idiota, mucho antes de que las suturas craneanas estén cerradas Sin embargo, la teoría de la presión excéntrica del cerebro no merece ser defendida á capa y espada, como lo hacen á menudo, ni puede aplicarse á todos los casos de metopismo. No debemos olvidar que el desarrollo embriológico del cerebro y el del cráneo, marcan las di- ferentes etapas de una lucha entre el contenido y el con- tinente, y que si de ordinario vence el contenido, esta victoria no se hace sin cierta resistencia de parte del con- tinente. Ahora bien, esta resistencia mayor ó menor que ofrece la bóveda ósea señala la parte que ,le corres- ponde en el metopismo. De lo cual se deduce, que una deficiencia nutritiva del frontal, quizá un alejamiento de sus dos primitivos centros de osificación, ó un antiguo proceso de osteítis, pueden dejar abierta la sutura metó- pica aún en el caso de que el cerebro no necesite un mayor espacio para crecer. En conclusión, el metopismo se pro- duce por la presión excéntrica del cerebro, pero se en- cuentra poderosamente influenciado por condiciones in- herentes al cráneo. — 38o — Anatomía comparada. — El diminuto cerebro de los vertebrados inferiores^ está revestido por un cráneo, cu- yos huesos dérmicos sostienen los maxilares y sirven pa- ra pi’oteger los órganos de los sentidos. Es preciso llegar á los mamíferos para encontrar en el cráneo algo que se relacione con la sutura medio- frontal. En muchos de ellos, el hueso coronal está di- vidido en dos partes que pueden permanecer separadas toda la vida ó fusionarse en edad temprana, pero cual- quiera que sea su suerte, el hueso obedece siempre á la presión centrífuga del cerebro. El encéfalo de los mamíferos difiere del que es patri- monio del hombre por su menor peso y volúmen por lo elemental de su constitución histológica, por lo rudimen- tario de sus circunvoluciones. Llama la atención en los diversos mamíferos el excesivo desarrollo de algunas par- tes del cerebro, muy especialmente de aquellas que son la sede de los órganos de los sentidos. En los masurpiales y mohofi'ernas, los bulbos olfativos se presentan muy creci- dos y el hueso frontal los deja á descubierto permanecien- do dividido en la línea media; hacia atrás, carecen tam- bién de proteción los tubérculos cuadrigéminos, los lóbu- los ópticos y el cerebelo que son órganos mu}^ desarrolla- dos en estos animales. Avanzando en la escala animal, nos damos con los rumiantes, los roedores, los carniceros, los quirópteros. En todos estos mamíferos, los lóbulos ópticos han dejado de ser visibles y son los bulbos olfativos, verdaderos lóbu- los, quienes se encargan de producir la presión que mantie- ne divididas las dos mitades del frontal. El órden de los prosimios y el de los primates ofre- cen importantes modificaciones en el cerebro y en el crá- neo. Los lemúridos tienen un cerebelo que todavía so- brepasa hacia adelante al cerebro; en los pitécidos y cebi- - 381 - dos, ambos órganos llegan de ordinario á un mismo nivelí en los monos superiores ya predominan los hemisferios ce- rebrales. Pues bien, la sutura metópica de los primates se oblitera en una época que está en perfecta concordan- cia con el creciente desarrollo de los lóbulos frontales, ló- bulos que en el hombre llegan á ocupar casi la mitad de todo el cerebro. Los simios poseen todos los lóbulos cere- brales aproximadamente de igual tamaño, siendo el lóbulo parietal el que predomina entre los mamífei-os de organi- zación inferior á la de los monos. La persistencia de la sutura metópica en el hombre es, pues, signo del mayor desarrollo de los lóbulos fronta- les que presionan al hueso destinado á protegerles, es un estado superior de organización anatómica. Sin embargo, un buen número de antropólogos pre- tende que el metopismo del hombre representa un estado degenerativo y que la persistencia de la sutura metópica es provocada por el atavismo. Tiene por fundamento es- ta opinión, la existencia de dos frontales independientes en muchos animales, entre otros, los équidos, los bóvidos los óvidos y los cánidos. Vá en abono de la tesis contraria, además de lo ante- riormente expuesto, la manera desordenada con que el metopismo surge en un grupo de animales y desaparece de improviso en las especies vecinas, para presentarse de uuevo. Así, los ungulados, los roedores, los carniceros, poseen la sutura medio frontal, mientras que los insectívo- ros, sus intermediarios, carecen de ella, puesto que el fron- tal se oblitera poco después del nacimiento. Aún en es- pecies afines, suele observarse que la sinostosis medio- frontal se hace en épocas muy diferentes; tal sucede con los proboscídeos que la verifican pronto y los paquidermos que conservan sus dos frontales hasta la edad adulta. Por otra parte, si el metopismo humano fuera un ca- 382 — rácterde inferioridad, debía encontrarse de preferencia en los primates y debía ser más frecuente en los monos infe- riores que en los superiores. Si la persistencia de la sutu. ra metópica del hombre fuera la reliquia de una disposi- ción atávica, abundaría más en las razas humanas salvajes que en las civilizadas. Y sucede todo lo contrario, pues como ya he dicho, es rrKUcho más frecuente en la raza blan- ca que en otra alguna y se le ha observado en cráneos que, como el del filósofo Kant, alojaron cerebros de men- talidad sorprendente. Conclusiones. — De todo lo que se ha expuesto en esta monografía, se deducen las conclusiones siguientes, que se refieren á la craneología peruana: D — El metopismo se encuentra en el 1,08 % de los cráneos peruanos que he estudiado, frecuencia muy infe- rior á la que corresponde á la raza blanca y apenas supe- rior á la que posee la raza negra. 2° — La persistencia de la sutura metópica, variación anatómica producida por el crecido volumen de los lóbu- los frontales del cerebro, se observa de preferencia en las razas humanas más civilizadas y significa un progreso en la organización. Su escasa frecuencia en el total de los cráneos peruanos examinados es un signo de inferioridad étnica. 3® — En los antiguos aimai'aes la sutura medio-fron- tal persistía con frecuencia mucho mayor que en los habi- tantes de la costa peruana, lo cual es poderosa razón en pró del distinto origen de los primitivos pobladores del Perú. 4^ — El metopismo, considerado como un carácter antropológico señala á los aimaraes un elevado puesto en- tre las razas de civilización más avanzada; en cambio, los antiguos habitantes de la costa peruana ocupan el último lugar en la escala de las razas humanas. LA VISERA FRONTAL Descripción. — Se ha dado el sugestivo nombre de visera frontal, á la marcada prominencia de los arcos su- persciliares y de la gl abela. Es disposición anatómica característica de la mayor parte de las razas prehistóri- cas, pero suele observarse en el hombre moderno. Los cráneos Núms. 60 y 428 del Museo Nacional son del todo dignos de servir de modelo para la descripción de esta anomalía. La cara exo-craneana del frontal, de suaves curvaduras en un cráneo normal, se presenta ru- damente accidentada en su parte inferior á causa de un hundimiento transversal seguido de una notable eleva- ción de los arcos supersci liares. La glabela, redondeada y un tanto saliente en el cráneo normal, se dirije resuelta- mente hacia adelante y abajo, á la manera de una apófisis. Preséntase de esta suerte un verdadero rodete, limi- tado hacia arriba por un ancho surco y que termina ha- cia abajo en el borde órbito-nasal ó anterior. Este borde, que Poirier describe con el nombre de cresta cráneo-fa- cial^ está formado por los arcos orbitarios, bastante acen- tuados en estos cráneos anómalos. Si con una cinta de plomo, tomamos el perfil de uno de estos frontales^ resulta una línea sinuosa; menos cur- va que al estado normal en su tercio superior, es recta en su tercio inferior; se dobla á nivel de la glabela, contor- neándola en cerrada curva, y termina, bruscamente, en la escondida espina nasal. — 384 — Etnología. — La descripción que antecede corres- ponde á la visera frontal bien definida, propia de las ra- zas prehistóricas y remedo de la que presentan los monos superiores^ la cual es rara anomalía en los hombres de ahora. El famoso cráneo de Neanderthal, la antigua raza de Cannstatt, dolicoplaticéfala, con los arcos supersci- liares prominentes y la frente achatada; el hombre de So- lutré poseyó también una enorme visera frontal; en la ra- za de Cro-Magnon^ de época posterior, cuyas huellas reve- lan un desarrollo intelectual más avanzado, la visera fron- tal está poco marcada. Casi todos los cráneos prehistóricos encontrados en las cavernas de América ofrecen especial ejemplo de vise- ra frontal; el cráneo de Calaveras, reputado de terciario; los restos de las cavernas en Virginia y Tenesee; el anti- quísimo cráneo de Lagoa-Santa (Brasil) que, al decir de Quatrefages (1), lleva la frente baja y dirigida hacia atrás, la glabela y los arcos orbitarios prominentes. La visera frontal aparece, á título de anomalía, en las razas actuales. Es raro encontrarla tan bien defini- da como en los cráneos cuaternarios; menos difícil es ver- la poco acentuada, á modo de una elegante elevación de la parte inferior de la frente. Los estudios que se han hecho no traen la docu- mentación necesaria para establecer la frecuencia de esta anomalía en las diferentes razas. Sin embargo, todo in- duce á creer que la visera frontal se presenta de preferen- cia en las razas inferiores. Le Double, (2) observando los cráneos de la Sociedad Antropológica de Paris, cree que los australianos ofrecen los arcos supersciliares mas pro- minentes que las otras razas. Se ha dicho que los negros (1) Anales del Congreso de Antropología de Moscow, en 1879. [2] Le Double — Varlatlous anatoiulíjues des os du cráne. París 1903 pag. 172. - 385 - de las montañas de la India, parientes de los Veddahs, po- seen la visera frontal (1). En el Perú, esta variación anatómica se ha ofrecido á mis investigaciones, con la siguiente frecuencia: La visera frontal acentuada: En 551 cráneos del Museo Nacional 23 veces ,, 102 ,, ,, Museo Raimondi 1 „ ,, 271 ,, (colee, del autor) 3 ,, En 551 cráneos peruanos 27 veces 2,9 % La visera frontal poco acentuada: En 551 cráneos del Museo Nacional 35 veces ,, 102 ,, ,, Museo Raimondi,... 0 ,, ,, 271 ,, (colee, del autor) 9 ,, En 551 cráneos peruanos 44 veces 4,8 % La carencia de datos respecto á la frecuencia de esta anomalía en los demás países, me impide comentar este porcentaje que mis observaciones señalan para los anti- guos cráneos del Perú. Embkiología. — El estudio embriológico de la vise- ra frontal se hace muy difícil, porque no se trata, como en las otras anomalías que he estudiado, de una formación ósea particular, sino simplemente cTe" la exajeración de una disposición anatómica normal. Lo más ostensible de esta variación morfológica, es la prominencia de los arcos supersciliares y de la glabela, de allí el nombre de visera frontal; pero lo que, á mi jui- cio, constituye la anomalía, es la depresión que está por (1) Le Douhle — Loe. cit. pag. 172. — 386 - encima de la tal visera. He aquí las razones en que me apoyo. uzgando siempre á la bóveda craneana por lo que refleja de la anatomía del cerebro, cabe pensar en que esta anomalía revela un escaso desarrollo de los lóbulos frontales. Así lo hace suponer el hecho, bien averigua- do, de que la visera ñiontal sea un distintivo de los crá- neos prehistóricos, de que preflera presentarse en las razas inferiores y de que la Anatomía Comparada la consagre como un signo de inferioridad étnica. Si la anomalía con- sistiera en una elevación de los arcos supersciliares, fuerza sería admitir que el espacio que tales arcos limitaban, á no estar ocupado por cerebro, debería corresponder á un ma- yor volúmen de los senos frontales. Las investigaciones que he practicado sobre cráneos de una misma proceden- cia, prueban que los senos frontales más pequeños se ah bergan en los ejemplares con visera. Hay observaciones que van en apoyo de esta tesis. Le Double dice que en los europeos los senos frontales son más grandes que en los negros, y Owen asegura que los australianos poseen senos frontales rudimentarios; lo cual no armonizaría con el hecho de que en las razas inferiores la visera frontal es muy frecuente. No ha- biendo relación entre la anormal prominencia de los arcos supersciliares y el desarrollo de los senos frontales, ha}^ que dar al cerebro una parte directa en la génesis de esta variación anatómica. Si seguimos el desarrollo embriológico del cerebro anterior, vemos que la sustancia nerviosa comienza á ex- tenderse por la parte inferior, donde órganos sensoriales la reclaman, quedando para lo último el crecimiento ha- cia arriba. La membrana primitiva sigue servilmente estas variaciones en la forma del encéfalo fetal. Y si acaso, á la hora de la osificación, los lóbulos cerebrales — 387 — no se hubieran desarrollado como de costumbre, el fron- tal quedará recto ó hundido en su parte mediana y apare- cerá saliente la glabela y los arcos supersciliares. La visera frontal no se produce, pues, por un exceso de crá- neo, sino por una falta de cerebro. Anatomía Compaeada. — La Anatomía Comparada comprueba todo lo anteriormente expuesto, presentándo- nos á esta variación anatómica como una disposición en el cráneo de los primates superiores. En los géneros Pithecia, Cehus, Ateles y demás mo- nos platirrinos, no se observa la visera frontal. El Cy- nocephalus hamadryas, el Macacus sinicus, etc. poseen una amplia visera que les domina la reducida frente. El cráneo de gibón se hace notar por lo acentuado de su glabela y arcos supra-orbitarios y el orangután tiene al- go semejante, pero de forma menos ruda; en el gorila y en el chimpancé, la visera frontal es levantada y forni- da y deja hacia atrás un profundo surco. Conclusiones. — La visera frontal es el resulta- do de un escaso desarrollo de los lóbulos frontales del ce- rebro. 2'^ — La visera frontal del hombre es un signo de in- ferioridad anatómica. 3^ — Se la encuentra bien definida en el 2,9 % délos cráneos peruanos, y poco acentuada en el 4,8 %. LOS CRÁNEOS DEL MUSEO RAIMONDI La Facultad de Medicina de Lima, posee los valiosos materiales que el sabio profesor Raimondi recogiera en sus largos viajes por el territorio peruano. Con la auto- rización del doctor Miguel Colunga, celoso guardador del Museo, he estudiado los cráneos que allí se conservan. Al lado de los ricos minerales, de los vegetales apri- sionados en amplios volúmenes, de los animales cuidado- samente disecados, lugar muy secundario ocupáoslos 102 cráneos que forman casi toda lá sección antropológica. Todos estos cráneos proceden del Perú y han sido bien hallados. Así puede asegurar quien halla leído los apun- tes de viaje, todavía inéditos, donde el sabio naturalista anotaba sus observaciones (1). En el año 1896, el doctor Rodríguez Dulanto estudió, desde el punto de vista craneomótrico, 72 cráneos del Museo Raimondi; desgraciadamente no se conservan [1] Con celo científico minea bien poiuleraclo, Raímoiull viajaba A través del Perñ, investigando la flora y la fauna, recogiendo minerales, haciendo observaciones meteorológicas y sin descuidar por ello los estudios de et- nografía nacional. Durante el viaje que el 14 de octubre de 1858, empren- dió á las huacas de San Isidro, en ías inmediaciones de Lima, escribió lo siguiente: “ En estas hiiacas los cadáveres se hallan, por la. mayor par- te envueltos en algodón cubierto por una manta rodeada de una esiiecie de red formada, con totora. Los niños se hallan todos envueltos en algo- dón y después en una manta, las mujeres también, los hombres rara, vez. En esta huaea se hallan una infinidtid de ol)jetos, huesos trabajados en punta, otros que servían de instrumentos musicales ” El 16 de octubre de 1861, Raimondi visitó de nuevo las huacas de San Isidro "se excavaron las momias, todas envueltas en varios trapos, al- gunas de las cuales tenían además, una especie de red. Todas tenían al cuello un paño enroscado Muchas de las momias de la huaea. de San Isidro tienen la /bs/ía del h ti mero, que corresponde al olécrano perforado de banda á l)anda, como los huanchos de las Canarias. Las cabezas de muchos de estos Indios asemejan á la de los caraibos.*' — 389 — todos los números que corresponden á tan interesante estudio. Me he visto en la necesidad de hacer una nu- meración nueva; pero deseando conservar lo que resta de los estudios anteriores^ precedo la descripción de cada cráneo con una relación de todo lo que he - encontrado inscrito en él. N. 1. — Inscripciones: «Núm. 2. — Indice cefálico 104,61. Diámetro trasversal 136 mm. Diámetro antero posterior 130 mm. Deformado. Huacas de Papallal,. cer- ca de Huacho.» — Cráneo de joven. 14 huesos wormianos en la sutura lambdoidea. N. 2. — Insc. «Núm. 68. Huacho.» — 10 wormianos lambdoideos. N. 3. — Insc. «Núm. 18. Raza antigua. Ancón.» — Crá- neo de joven. Gran hueso inter-parietal con su sutura inferior bien definida, que podría desarticularse con faci- lidad. 20 wormianos en la sutura de los parietales con el inter-parietal y 2 wormianos en la de este último hueso con el occipital. Superficie triangular ver miaña. Hueso astérico izquierdo. N. 4. — Insc. «Núm. 29.» — Ejemplar bien conservado. No ofrece ninguna de las particularidades anatómicas que son objeto del presente estudio. N. 5. — Insc: «Núm. 52. Cueva de Chullapa, á una le- gua de Andaymayo.» — Triángulo vermiano. Línea curva occipital superior muy marcada. Hueso petro-escamoso derecho. N. 6. — Insc: «Núm. 26.»— Cráneo de niño. No se ob- serva nada digno de especial mención. N. 7. — Insc: «Núm. 66. Raza actual. Salvaje de Huachillapa, valles de Paucartambo.» — Boceto de fos-ita cerebelosa mediana. Huesos petro-escamosos simétricos. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. — 390 — N. 8. — No tiene inscripción alguna. — 2 wormianos lamdoideos. N. 9. — No tiene inscripciones. — Fosita cerebelosa mediana bien limitada pero pequeña. Perforación al nivel de la sutura lambdoidea, cerca del lambda. N. 10. — Insc: «Núm. 53. Huacho. Huacas del Paca- yal.» — Deformación occipital sencilla poco acentuada. Hueso astérico izquierdo. N. 11. — Insc: «Núm. 19.» — Superficie triangular vermiana. N. 12. — Carece de inscripciones. — Cráneo infantil. 2 wormianos lambdoideos. La sutura metópica semi-sinos- tosada. Un wormiano en la sutura occípito-mastoidea iz- quierda. N. 13. — Insc: «Núm. 9. Indice cefálico 97,8^. Braqui- céfalo sin deformación. Sin procedencia determinada.» — El occipital presenta hacia su parte superior una perfo- ración (osteitis sifilítica?) Varios wormianos lambdoideos. N. 14. — Insc: «Núm. 71.» — Suturas casi sinostosadas. Línea curva occipital superior muy marcada; inion pro- minente. N. 15. — Insc: «Núm. 10. Indio de Arequipa.» — Me- topismo frontal simétrico. Fosita cerebelosa mediana. Un gran wormiano ocupa la parte media de la sutura del parietal derecho con el occipital. N. 16. — ’lnsc: «Núm. 36. Raza antigua. Huancabam- ba.» — Vertex levantado é inion prominente 3" bajo. La lí- nea curva occipital superior muy acentuada. Hueso as- térico derecho. N. 17. — Insc: «Núm. 21» — Llama la atención la es- tructura de la escama occipital: muy gruesa en su porción cerebral, es delgada, casi diáfana en la parte cerebelosa donde presenta una perforación. Hueso petro-escamoso derecho. — 39> — N. 18. — Insc: «Núm. 5. Indice cefálico 100. Braqui- céfalo. Deformado. Huacho. Huacas de Pacayal.» — Sinos- tosis en las suturas próximas al lambda. Deformación occipital sencilla. N. 19. — No tiene inscripciones. — Es cráneo plagio- céfalo. Un wormiáno en cada una de las suturas occi- pito mastoideas. N. 20. — Carece de inscripciones. — Triángulo ver- miano. Hacia la izquierda del triángulo vermiano, pre- senta una fosita bastante profunda, del tamaño de una almendra. N. 21. — Insc: «Núm. 41. Cueva de Cbullana, á una legua de Andaymayo». — Triángulo vermiano. Las fosas ' cerebrales de la escama occipital son muy profundas. N. 22. — Insc: «Núm. 69» — He encontrado dentro de este cráneo un papel donde el profesor Raimondi escri- bió lo siguiente: «Cranio de Cuelap, sacado de la pared del costado norte cerca de la torre cónica» Triángulo vermiano. Un gran wormiáno lambdoideo. Un wormia- no en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Pte- rion derecho en K.; la rama trasversal del pterion iz- quierdo es muy pequeña. En la base de este cráneo se observan muy interesantes anomalías. N. 23. — Insc: «Núm. 28.» — Irregularidades en ambos asterions y wormiáno en la sutura occipito-mastoidea iz- quierda. N. 24. — Carece de inscripciones. — Hueso epactal. Eminencias frontales muy acentuadas. Suturas semi- sinostosadas. Hueso astérico derecho. N. 25. — Insc: «Núm. 9. Raza antigua del Perú. Huacas de San Isidro». — Hueso interparietal. El inion prominente hace apófisis dirigida hacia abajo. Llama la atención lo acentuado de la glabela y la notable depresión de toda la parte situada por encima de ella. Se observa 392 — en el frontal un hundimiento circular; la estructura del hueso no parece alterada á este nivel. Huesos astéricos simétricos. N. 26 — Insc; «Núm. 62. Huacho». — Triángulo ver- miano. Ligera deformación levantada. Hueso astérico izquierdo. N. 27. — Insc: «Núm. 22». — Hace falta el occipital y la base de este ejemplar. En lo que se conserva de él, no se observa nada anormal. N. 28. — Insc: «Núm. 56. — Huacho. Raza antigua» Persiste la sutura medio-frontal: El metopismo es media- no y simétrico. N. 29. — Insc: «Núm. 17. Raza antigua» .— 3 wormia- nos lambdoideos. En la derecha, el pterion en K. N. 30. — No tiene inscripciones. — No se observa nin- guna particularidad anatómica. N. 31. — Insc: «Núm. 70». — Fosita cerebelosa media- na en boceto. Hueso epactal. 7 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. N. 32.' — No tiene inscripciones. — Esbozo de fosita ce- rebelosa mediana. LTn wormiano lambdoideo. Ligera- mente plagiocéfalo. N. 33.— Insc: «Núm. 57». — 2 wormianos lambdoi- deos. Hueso astérico derecho. Wormiano en la sutura oci- cipito-mastoidea derecha. N. 34. — Insc: «Núm. 12». Indice cefálico 93,42. Braquicéfalo deformado. Huacas de Huaura.» — Hueso in- terparietal de suturas desiguales. Hueso astérico izquier- do. Hueso petro-escamoso derecho. N. 35. — Insc: «Núm. 38. Indio de Ai'equipa.» — Triángulo vermiano bien definido. Hueso epactal. 7 wor- mianos lamdoideos». — Hueso en cada una de las suturas petro-escamosas. Metopismo simétrico. Hueso astérico de- recho. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. — .393 — N. 36. — Insc: «Núm. 40 Ccacapimco, cerca de Lau- ramarca. Raza antigua.» — Suturas semi-sinostosadas. Inion prominente. N. 37. — Insc: «Núm. 15. Indice cefálico 93, 24. Bra- quicéfalo. Deformado. Sin procedencia determinada.» — Fosita vermiana en boceto. Hundimiento á lo largo de la sutura sagital. Hueso astérico izquierdo. N. 38. — Insc: «Núm. 35» — Triángulo vermiano. 14 wormianos lambdoideos. En la línea curva occipital supe- rior se notan dos eminencias laterales y una depresión central que corresponde al inion. Hueso petro-escamoso izquierdo. Engrosamiento y elevación del frontal en to- do el sitio que ocupó la sutura metópica. N. 39. — Insc: «Núm. 72. Huacho. Quipico.»— Es cráneo plagiocéfalo. No ofrece nada digno de mención. N. 40. — Insc: «Núm. 45. Cueva de Chullapa á una legua de Andaymayo.» — 5 wormianos lambdoideos. Hue- so astérico izquierdo. Hueso petro-escamoso á cada lado. Metopismo asimétrico: la sutura medio-frontal, ligeramen- te desviada hacia la derecha, tiene que hacer una curva para poder continuarse con la sutura sagital. N. 41, — Insc: «2 Huacas de Ancón. 1875.» — Hue- so petro-escamoso derecho. N. 42. — Insc: «Núm. 10. Indice cefálico 95,67. Bra- quicéfalo. Sin deformación. Huacas de Quipico. Hua- .cho.» — Hueso epactal. Semi-sinostosado, como lo están los huesos normales de la bóveda. N. 43. — Insc: «Núm. 31. Raza antigua.» — Sutura lambdoidea muy irregular. N. 44. — Insc: «Núm, 65. Raza actual. Cráneo de salvaje de Huachica^ú. Valle de Paucartambo.» — Fo- sita cerebelosa mediana pequeña y bien limitada. Hueso ptérico izquierdo. N. 45. — Insc: «Núm. 24.» — Sutura lambdoidea an- — 394 — fractuosa y con 5 wormianos. Hueso petro-escamoso á ca- da lado. Hueso epactal doble muy irregular. N. 46. — Insc: «Kúm. 47. Ccacapunco, cerca de Lau- ramarca. Raza antigua.» — Triángulo vermiano. 2 wor- mianos lambdoideos. Visera frontal poco marcada. N. 47. — Carece de inscripciones. — 11 wormianos lambdoideos. Perforación en la parte superior del frontal y en la línea media. Huesos astéricos simétricos. N. 48. — Insc: «Núm. 27. Raza antigua. Ruinas de Cuelap á una legua de Chachapoyas.» — Cráneo de ado- lescente. Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea irre- gular. De la sutura metópica solo persiste la fisura infe- rior. N. 49. — Insc; «Niim. 67. Raza antigua. Huacas de San Isidro.» — La sutura sagital^ en el punto que corres- ponde al lambda, se desvía hacia la derecha continuándo- se con la rama correspondiente de la sutura lambdoidea, no existiendo toda la porción superior de la rama iz- quierda de dicha sutura; se diría que existe un hue- so epactal cuyo borde izquierdo se ha sinostosado. Hueso ptérico típico en el lado izquierdo. Hueso astéri- co derecho. N. 50. — No tiene inscripciones. — 7 wormianos lamb- doideos. Perforación en el parietal derecho. N. 51. — Insc: «Núm. 15. Raza antigua.» — Notable deformación aymará. No presenta particularidades mor- fológicas. N. 52. — Insc: «Antiguos indios de Chuli entre Mo- liendo y Mejia.»— Ejemplar deformado. Rosita aimará clá- sica. Hueso interparietal. Pterion en zn , más manifies- ta en el lado izquierdo. N. 53. — Insc: «Núm. 18. Indice cefálico 92, 76. Bra- quicéfalo. Sin deformación. Sin procedencia determina- da.»— Fosita cerebelosa mediana transformada en ancho — 395 — surco que va desde el endinión hasta el agujero occipi- tal. Sutura lambdoidea muy irregular con varios wor- mianos. Plagiocéfalo. N. 54. — Insc: «Núm. 4. Indice cefálico 102, 83. Bra- quicófalo. Deformado. Huancané.» — Ejemplar notable- mente deformado. No presenta particularidades anatómi- cas independientes de la deformación. N. 65. — Insc: «Núm. 7. Raza antigua del Perú, cerca del Cuzco.» — Deformación aimará muy acentuada. Gran hueso petro-escamoso derecho. Irregularidades en los as- terions. N. 66. — Insc: «Núm. 8. Indice cefálico 98, 63. Bra- quicéfalo sin deformación. Sin procedencia determinada.» — Triángulo vermiano. Pterion derecho en K. N. 57. — Insc: «Núm. 33. Raza antigua de las Huacas cerca de Lima. Cráneo deformado.» — La deformación ha producido una notable simetría. No se observa nada anormal. N. 58.— Insc: «Núm. 8. Raza antigua del Perú.» — Triángulo vermiano. N. 59. — Insc: «Núm. 25. Raza antigua de las ruinas de Cuelap á doce leguas de Chachapoyas.» — No se ob- serva nada digno de mención. N. 60. — No tiene inscripciones.— Carece de variacio- nes anatómicas. N. 61. — No tiene inscripción alguna. — Hueso epac- tal. Triángulo vermiano. Hueso ptérico típico derecho. N. 62. — Carece de inscripciones. — Sutura lambdoi- dea muy desigual con huesos wormianos semi-sinostosa- dos. N. 63. — Insc: «Núm. 7. Indice cefálico 99, 30. Bra- quicéfalo. Deformado. Sin procedencia.» — 2 wormianos lambdoideos. N. 64. — Insc: «Núm. 67. Ruinas de Tarmatambo 396 — cerca de Tarma.» — No presenta variaciones anatómicas, N. 65. — Insc: «Núm. 17. Indice cefálico 93, 15. Bra- quicéfalo. Deformado. Sin procedencia determinada.» — Triángulo vermiano. N. 66. — No tiene inscripciones. — Irregularidades en la sutura lambdoidea, donde pueden contarse 4 wormia- nos. Hueso epactal. Hueso ptérico derecho. Huesos petro-escamosos simétricos. N. 67. — Insc: «Núm. 55». — Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoideos. N. 68. — Insc: «Núm. 32. Raza antigua de las huacas cerca de Lima». — Sutura lambdoidea muy desigual. N. 69. — Insc: «Núm. 16. Bra^quicéfalo sin deforma- ción. Huacas de Chinchin, cerca de Supe.» — Hueso as- térico izquierdo. N. 70. — No tiene inscripciones. — 2 wormianos simé- tricos en la sutura lambdoidea. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. N. 71. — Insc: «Núm. 44. Huacho.» — Hueso epactal doble acompañado de pequeños wormianos lambdoideos. N. 72. — Insc: «Núm. 14. Indice cefálico 93,42. Bra- quicéfalo sin deformación. Huacas de la hacienda Huma- ya» — Triángulo vermiano. N. 73. — Insc: «Núm. 54. Huacho». — Gran hueso pe- tro-escamoso derecho. N. 74. — Insc: «Núm. 6. Indice cefálico 100.00. Bra- quicéfalo. Deformado. Culebras.» — Hueso wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. N. 75. — Insc: «Núm. 3. Huanca. Raza antigua del Perú. Cueva de Buldibuyo.» — Interesante deformación de los aimaraes. No se observa ninguna particularidad in- dependiente de la deformación. N. 76. — Insc: «Calavera encontrada en San Pedro de Mama, cerca de Lima.» — Notable deformación levantada. — 397 — Hueso ptérico izquierdo superior y anterior. Hueso epac- tal muy irregular. Triángulo vermiano. N. 77. — Insc: «Núm.4. Raza antigua, » — Deformación análoga á la del N. 76. Doble hueso epactal con muchos pequeños wormianos satélites. N. 78. — No tiene inscripciones. — Triángulo vermiano. N. 79. — Carece de inscripciones. — Triángulo ver- miano. N. 80. — No tiene inscripciones. — En* las inmediacio- nes del lambda se agrupan muchos wormianos pequeños- Wormiano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Hueso petro-escamoso izquierdo, N. 81. — No tiene inscripciones. — La línea curva occi- pital superior es gruesa y colgante; el inion hace apófisis. Pterion izquierdo en k y tendencia á la misma anomalía en el lado derecho. N. 82. — Carece de inscripciones. — Cráneo de niño. Ninguna particularidad digna de ser anotada. Sutura me. tópica sinostosada. N. 83. — Insc: «Núm. 39. Cueva de Parara á tres leguas de Andaymayo, en la cordillera.» — Hueso astérico derecho- N. 84. — Insc: «Núm. 11». — Triángulo vermiano. 8 wormianos bien definidos, uno de los cuales es epactal. N. 85. — «Núm. 1. Indice cefálico 115,70, Braquicéfalo. Sin deformación. Sin procedencia,» — Se cuentan hasta 14 wormianos lambdoideos: uno de ellos, situado en el lambda y más grande que los demás, es un hueso epactal. Hueso ptérico clásico izquierdo. Hueso astérico izquierdo. N. 86. — No tiene inscripciones. — No ofrece nada de notable. N. 87. — Insc: «Núm. 60. Raza antigua.»— Deforma- ción levantada. Hace falta la parte inferior de la escama occipital. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 88. — Insc: «De estos últimos años. Huancabamba- — 39» — 1878.» — Hueso bregmático un tanto irregular. Hueso pe- tro-escamoso izquierdo. N. 89. — Insc: «Núni. 63. Raza antigua.» — Deforma- ción levantada. Hueso epactal clásico. Está destruida la parte cerebelosa de la escama occipital. N. 90. — Carece de inscripciones. — No se observa nin- guna de las variaciones anatómicas que estudiamos. N. 91. — Insc: «Núm. 48. Raza antigua. Cuzco.» — De- formación aimará. Triángulo vermiano. Hueso epactal tí- pico. Varios wormianos lambdoideos. Hueso astérico úni- co al lado derecho y huesos múltiples en el asterión iz- quierdo. Huesos petro-escamosos simétricos. N. 92. — Insc: «Núm. 3. Indice cefálico 103,89. Braqui- céfalo, deformado. Raza mesorrina. Sin procedencia.» — Ro- sita cerebelosa mediana en boceto. Suturas sinostosadas. N. 93. — Insc: «Raza antigua.» — 16 wormianos lamb- doideos de diferente tamaño; dos de ellos, situados en el lambda, pueden considerarse como un epactal doble. Hueso bregmático. Huesos astéricos simétricos. Un wormiano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. N. 94. — No tiene inscripciones. — Triángulo vermia- no. Algunos wormianos lambdoideos. Rresenta señales de heridas hechas en vida. Hueso astérico derecho. Irregula- ridades en el asterión izquierdo. N. 95. — Carece de inscripciones. — Triángulo vermia- no. 6 wormianos lambdoideos. N. 96. — Insc: «Huacho. Pacayal». — Hermoso epactal con un cortejo de 5 wormianos lambdoideos. Cráneo de niño. N. 97. — No tiene inscripciones. — Nada notable para nuestro estudio. N. 98. — Insc: «Núm. 16. Raza china (?)» — Esbozo de fosita vermiana. Pequeño epactal irregular, como lo está to- da la sutura lambdoidea. Hueso petro-escámoso izquierdo. 399 — N. 99. — No presenta inscripciones. — 4 wormianos lambdoideos. N. 100. — Insc: «N. 11. Huacas de Ancón.» — Cráneo de gran capacidad. La sutura metópica aún perceptible en su parte inferior. Marcadas eminencias á los lados de la glabela (visera frontal). N. 101. — No tiene inscripciones. — No presenta nada digno de mención. Existe un hundimiento central á nivel del vértex. Hace falta la base de este cráneo. N. 102. — Carece de inscripciones. — Algunos wormia- nos lambdoideos. Es cráneo plagiocéfalo. LOS CRÁNEOS DEL MUSEO NACIONAL El Prof. Max. Uhle, director de nuestro «Museo Na- cional» y arqueólogo eminente, ha tenido la fineza de con- tribuir al valor científico de este trabajo mediante una generosa ofrenda. El doctor Uhle puso á mi disposición la sección antropológica del Museo, dándome las facili- dades necesarias para el estudio de 600 cráneos, aproxi- madamente. Yo le agradezco con todo afecto, 5^ me consideraría feliz si el resultado ,de mi estudio pudiera corresponder en algo á tan benévola deferencia. Casi todos los materiales de esta colección han sido extraídos de las antiguas tumbas peruanas, durante ex- ploraciones arqueológicas que, por haber sido llevadas á término con rigor científico, dan á cada cráneo un valor inapreciable. Conócese, en efecto, la procedencia inme- diata de cada ejemplar, la clase de tumba en que estuvo sepultado y hasta las armas, tejidos y objetos de cerá- mica que le acompañaron. De acuerdo con tales datos, se lleva un catálogo, donde está anotado el periodo ar- queológico que corresponde á cada cráneo, según la clasi- ficación del doctor Uhle. Pasando por alto los números del catálogo que no se refieren á cráneos, sino á otros restos humanos, y respetando algunas cabezas provistas de piel, las bóve- das craneanas que he utilizado para mi estudio son en número de 551. — 401 — N. 1. — Procedencia: Huaca «Pan de Azúcar», Templo del Rímac. Hacienda «Conde San Isidro.» Valle de Lima. Período de tres colores. — Suturas semi-sinostosadas. No presenta las variaciones anatómicas que son objeto del presente estudio, N. 2. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Wor- mianos lambdoideos. Un wormiano en cada una de las su- turas occipito-mastoideas. Un wormiano en la sutura coro- nal. N. 3. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Fosita cerebelosa mediana. Visera frontal poco acentuada. N. 4, — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Fosita cerebelosa mediana en boceto. 6 wormianos lambdoideos. Hueso ptérico derecho. N. 5. — Proc: Huaca «Pande Azúcar». Lima. — Un wormiano lambdoideo. Visera frontal apenas apreciable. N. 7. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 19 wormianos lambdoideos grandes y bien definidos, uno de los cuales es un epactal. N. 8,— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Trián- gulo vermiano. 6 wormianos lambdoideos^ uno de ellos es epactal. Hueso bregmático clásico. Ligeramente defor- mado. N. 9. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 2 wor- mianos lambdoideos. Pterion izquierdo en ni producida por una prolongación anterior de la escama del temporal, (procesos frontalis esquamae temporis de Virchow). N. 10. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — 3 wor- mianos lambdoideos. Huesos petro-escamosos simétricos. N. 11.— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Línea curva occipital superior muy prominente. Las suturas es- tán sinostosadas á nivel del lambda. N. 12. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Trián- gulo vermiano. Hueso astérico izquierdo. Wormiano en 402 — la sutura occipito-mastoidea. 2 wormiauos lambdoideos. N. 13. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima.— No ofrece ninguna de las particularidades anatómicas que es* tudiamos. N. 14. — Proc: Huaca «Pande Azúcar». Lima. — 3 wor- mianos lambdoideos. Eminencias parietales muy acentua- das y depresión á nivel del lambda. Deformación occipital. N. 15. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima— 9 wor- mianos lambdoideos bien definidos. Un wormiano en la parte derecha de la sutura coronal. Hueso ptérico ante- rior, lado derecho. N. 16. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Crá* neo de adolescente. Un wormiano lambdoideo. Hueso as* térico derecho. N. 17. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá* neo de jóven. Un wormiano lambdoideo. N. 18. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — 4 wormianos lambdoideos mal definidos. N. 19. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fosi- ta cerebelosa mediana. Un pequeño epactal. 3 wormianos lambdoideos. N. 20 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. Hueso inter-parietal. Un pequeño epactal excéntrico. 3 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Hueso ptérico anterior izquierdo. N. 21 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 3 wormianoslambdoideos. Un wormiano en la sutura sagital. N. 22 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un hueso petro-escamoso izquierdo. . N. 23 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Lige- ramente deformado. Ninguna variación anatómica. N. 24 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — 12 wormianos lambdoideos pequeños y mal definidos. Visera frontal. — 4«3 N. 25 — Proc: Hiiaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. Pequeños huesos astéricos simétricos. 15 wormiános lambdoideos. Un wormiano en el lado derechó de la sutura coronal. Hueso ptérico posterior derecho. N. 2G — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — Todas las suturas de la bóveda están sinostosadas á excepción de la temporo-parietal. La línea curva occipital superior muy acentuada. N. 27 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Algu- nos wormiános lambdoideos pequeños y mal definidos. Hueso petro-escamoso derecho. N. 28 — Proc: Huaca Pan de Azúcar.» Lima. — No se observa ninguna particularidad anatómica. N. 29 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fosi- tacerebelosa mediana estrecha. Suturas semi-sinostosadas. N. 30 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — No ofrece variaciones anatómicas. N. 31 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — La lí- nea curva occipital superior un tanto prominente. N. 32 — Próc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Nin- guna variación morfológica. N. 33 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — El inion muy prominente hace apófisis dirigida hacia abajo. Hueso petro-escamoso simétrico. N. 34 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. Línea curva occipital superior muy mar- cada. Visera frontal poco acentuada. N. 35 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. Posita cerebelosa mediana. Existe en el opis- tión un nódulo óseo bastante desarrollado y un tanto la- teralizado. (huesecillo de Kerckring?) 23 wormiános lamb- doideos, uno de ellos es epactal. Un wormiano en la su- tura sagital. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 36 — Proc: Huaca «Pan deAzúcai’.» Lima — Hueso — 404 — interparietal con 7 wormianos satélites. Hueso astérico á cada lado. Wormiano en las suturas occipito-mastoideas. N. 37 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño con sutura metópica sinostosada. Existe en el opistión un nódulo óseo prominente, (huesecillo de Ker- king ?) N. 38 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo adolescente 4 wormianos lambdoideos. Hueso ptérico derecho anterior. N. 39 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — No se observa ninguna particularidad mórfológica. N. 40 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Hue- llas de huesos wormianos. Suturas semi-sinostosadas. Hue- sos astéricos simétricos. N. 41 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Línea curva occipital superior muy marcada. Suturas semi-si- nostosadas. N. 42 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima— Trián. guio vermiano. Hueso epactal con 2 grandes wormianos lambdoideos. (Epactal triple). N. 43 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá. neo de jóven. Triángulo vermiano. Hueso epactal acom- pañado de 7 wormianos lambdoideos bien definidos. N. 44 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. Suturas semi-sinostosadas. Se dibujan 4 wormianos lambdoideos. Ligera visera frontal. N. 45 — Proc. Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Línea curva occipital superior é inion bastante prominentes. N. 46 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima— Hueso epactal irregular y mal limitado. Pequeño hueso astérico izquierdo. N. 47 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un pequeño wormiano larabdoideo. Hueso petro-escamoso de- recho. — 405 N. 48 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de jóven. Triángulo vermiano. Hueso epactal. 2 wor- mianos lambdoideos. N- 49 — Proc. Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fosi- ta cerebelosa mediana. Pequeño hueso astérico derecho. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 50 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima.— Nin- guna particularidad anatómica digna de mención. N. 51 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. Las ramas transversales de los pterions son mu}’ cortas, especialmente la de la izquierda (tenden- cia al pterion en K). N. 52 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. 12 wormianos lambdoideos. Sutura metópica sinostosada. N. 53 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo wormianos. 6 wormianos lambdoideos. N. 54 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. —8 wor- mianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. Persiste la parte superior de la sutura petro-escamosa. N. 55 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- sos astéricos simétricos. N. 56 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fosi- ta cerebelosa mediana. Suturas sagital y lambdoidea semi- sinostosadas. N- 57 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — En la sutura lambdoidea hay más de 12 wormianos y un epactal- N- 58 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. » Lima. — Trián- gulo vermiano. 7 wormianos lambdoideos, uno de ellos es un pequeño epactal. N. 59 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trián- gulo vermiano. N. 60 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Línea 4o6 curva, occipital superior mu}' acentuada. Suturas semi-si- nostosadas. Visera frontal notable. N. 61 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá. neo de joven. Hueso ptérico izquierdo. N. 62 — Proc: lluaca «Pande Azúcar.» Lima -'-Trián- gulo vermiano. Suturas semi-sinostosadas. N- 63 — Proc: Huaca «Pan de Azúcai-.» Lima. — Fosi- ta cerebelosa mediana de forma estrecha. El lambda si- nostosado. Sinostosis parcial de algunas suturas. N. 64. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Fosi- ta cerebelosa mediana. Hueso astérico derecho. Las suturas lambdoidea j sagital algo sinostosadas. N. 65 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Trian guio vermiano. Un gran hueso petro-escamoso á cada lado. Hueso astérico derecho. 4 wormianos lambdoideos. N. 66 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Si- nostosis del lambda y de las suturas vecinas. Se descubren las huellas de 9 wormianos lambdoideos. N. 67 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so epactal con 4 wormianos. Deformado. Plagliocéfalo. N. 68 — Proc: Huaca »Pan de Azúcar.» Lima— Trián- gulo vermiano. Hueso astérico izquierdo. N. 69 — Proc. Huaca «Pan de Azúcar.» Lima— Trián- gulo vermiano. 2 wormianos lambdoideos. N. 70 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Am- plio triángulo vermiano. 11 wormianos lambdoideos, al- gunos de ellos muy grandes. Hueso ptérico izquierdo. N. 71 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Sinos- tosis á nivel del lambda. Se bosquejan 4 grandes wormia- nos lambdoideos. N. 72 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Vise- ra frontal. N- 73 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 2 wor- mianos lambdoideos. — 407 — N. 74 — Proc; Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue. so petro-escamoso izquierdo. Depresión en la sutura sagi- tal á nivel del obelión. N- 75. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano mal definido. 3 wormianos lambdoi- deos. Hueso petro-escamoso izquierdo. Hueso ptérico iz- quierdo. N. 76— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Parte de la escama occipital está destruida. Ninguna particula- ridad morfológica. N. 77 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Trián- gulo vermiano. Hueso petro-escamoso derecho. Plaglioce- falia mu}^ marcada. N- 78 -Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima.-Trián. gulo vermiano mal definido. 3 wormianos lambdoideos. Pequeño hueso petro-escamoso izquierdo. N. 79 — Proc: «Huaca Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so astérico izquierdo. Visera frontal poco acentuada N. 80 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Sutu. ras sinostosadas en parte. No se observa variación alguna digna de anotarse. N. 81 -Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Sinos- tosis en las inmediaciones del lambda. Hueso petro-esca. moso izquierdo. N. 82 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. -5 wor- mianos lambdoideos. Gran hueso ptérico anterior derecho. N. 84 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Sutu- ras en gran paide sinostosadas. Inion prominente. Plagio- céfalo. Ligeramente deformado. N. 85 — Proc. Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Trián- gulo vermiano. 6 wormianos lambdoideos. Inion promi- nente. Gran hueso petro-escamoso derecho. Visera fron- tal. N. 86 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Pla- giocéfalo. Nada digno de mención. N- 87 — Proc. Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un epactal pequeñito. Plagiocéfalo. Ligeramente deformado. N. 88— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — No posee las variaciones anatómicas que estudiamos. N • 89 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. » Lima. - Trián- gulo vermianó. Pterion derecho en m (prolongación ante, rior de la escama temporal). N. 90 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un wormiano lambdoideo. Persiste la parte superior de la su- tura petro-escamosa. N. 91 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue. sos astéricos simétricos. Ligera visera frontal. N. 92 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 11 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Hue- sos petro-escamosos, también simétricos. El pterion dere. cbo posee un hueso triple. N- 93 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de joven. Hueso epactal grande. 7 wormianos lambdoi déos, todos al lado derecho. N. 94 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un wormiano lambdoideo. N- 95 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar »Lima. — Trián- gulo vermianó. Profunda depresión encima del inion. Sutu- ras de las inmediaciones del lainbda sinostosadas. Pte- rion izquierdo en zn. N- 96 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Línea curva occipital superior muy acentuada. 3 wormianos lambdoideos. N. 97 — Proc: «Huaca Pan de Azúcar.» Lima. — 7 wormianos lambdoideos. Ligera visera frontal. N. 98 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — La sutura lambdoidea es muy irregular: está semi-sinos- — 409 — tosada y posee más de 14 wormianos. Asterions irregula- res. Visera frontal. Deformación echada. N. 99 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Pe- queño epactal. Algunos pequeños wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. Ligera visera frontal. Existe una depresión al nivel de la eminencia frontal izquierda. N. 100— Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. Hueso epactal grande. 3 wormianos lamb- doideos. N. 101 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Su- tura lambdoidea irregular con 3 wormianos N. 102 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so epactal irregular. 4 wormianos lambdoideos. N. 103 — Proc: Huaca«Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. 7 wormianos lambdoideos. Visera frontal. N. 104 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar » Lima.-- Hue- so astérico derecho. Suturas semi-sinostosadas. N- 105— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. Fosita vermiana en boceto. Pequeño epac- tal. Un wormiano lambdoideo. N. 106 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 9 wormianos lambdoideos. Un hueso petro-escamoso iz- quierdo. N. 107 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» Lima — 2 wormianos lambdoideos. Hueso astérico á cada lado. Pía. giocéfalo. N. 108 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» Lima — Wor- miano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 109 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima— De- presión por encima del inion . Suturas sinostosadas en parte. N. lio — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Crá- neo de niño. Un hueso astérico derecho. — 410 — N. 111 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima — Fosi- ta cerebelosa mediana. Pequeño hueso astérico izquierdo. Visera frontal poco acentuada. N- 113 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. 8 worinianos lambdoideos. Huesos as- téricos simétricos. 2 wormianos en la sutura occipito-mas- toidea izquierda. Pequeño hueso petro-escanioso izquierdo. Hueso ptérico, uno á cada lado. N- 114 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima^No se conserva la parte inferior de la escama occipital. Ninguna variación anatómica. N. 115 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so epactal. 5 wormianos lambdoideos. 2 wormianos en la sutura occipito-mastoidea izquierda y otros dos en la de- recha. N. 116— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de joven. Un wormiano lambdoideo. N. 117 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar » Lima. — Crá- neo de niño. Hueso epactal. Un wormiano lambdoideo. N. 118- — Proc: Huaca «Pan de Aúucar.» Lima. — 7 wormianos lambdoideos. Hueso petro-escamoso derecho. Visera frontral poco acentuada. N. 119 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. No ofrece anomalías. N. 120 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 5 wormianos lambdoideos semi-sinostosados. Triángulo ver- miano. N. 121 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — Crá- neo de niño. Epactal triple, en disposición clásica. N. 122 -Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa mediana clásica. Hueso epactal. (su su- tura inferior semisinostosada). 4 wormianos lambdoideos. 123 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa mediana. Hueso epactal. Hueso petro-esca- moso derecho. N. 124 — Pioc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Gran hueso astérico derecho. N. 125— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima — Línea curva occipital superior bastante acentuada. Suturas ca- si sinostosadas N. 126 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima.- -2 wor- mianos lamhdoideos. Plagiocéfalo. N. 127 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so epactal con su sutura inferior casi borrada. Un wor- miano lainbdoideo. N. 128 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Suturas semi-sinostosadas. Hueso petro-escamoso iz- quierdo. N. 130 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so ptérico derecho. N. 131- — ^Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 3 wormianos lambdoideos. N. 132 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa mediana formada por dos canales longitu- dinales. Suturas semi-sinostosadas. N. 133 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de joven. Triángulo vermiano. Un pequeño wormiano lambdoideo. Un pequeño hueso ptérico izquierdo. Pla- giocéfalo. N. 134 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Su- tura lambdoidea muy irregular. N. 135— Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — Un wormiano lambdoideo. N. 136-Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima— Hueso epactal . N. 137 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Pe- queño epactal^ — 412 N. 138 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — No presenta ninguna particularidad morfológica. N. 139 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa mediana mal definida. 5 wormianos lamb- doideos mal definidos. Hueso astórico izquierdo. Hueso pe- tro-escamoso izquierdo. Un wormiano en la sutura coronal. N. 140 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de adolescente. 3 wormianos lombdoideos. Un hueso astérico á cada lado. N. 141 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de adolescente. 8 wormianos lambdoideos, uno de ellos es un epactal. N. 142 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar». Lima. — Triángulo vermiano. Las suturas están sinosotosadas á nivel del lambda. Deformación echada. N. 143 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita aimará en boceto. 4 wormianos lambdoideos. N. 144 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar'» Lima. — 5 wormianos lambdoideos^ uno de ellos es el epactal. N. 145— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Su- turas semi-sinostosadas. Se descubre un wormiano lamb- doideo. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha y otro en la izquierda. Hueso ptérico derecho. Existe un hundimiento en la eminencia frontal derecha (patológico). N. 146 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. Hueso epactal. Suturas un tanto si- nostosadas. N. 147— Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Se dibujan algunos wormianos lambdoideos. N. 148 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — Fosita cerebelosa mediana poco profunda. Hueso astérico iz- quierdo. 4 wormianos lambdoideos. Visera frontal poco marcada. Sinistisis parcial de algunas suturas. — 413 N. 150 — Pi'oc: Hiiaoa «Pan de Azúcar. Lima. — Trián- gulo vermiano. N. 151 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — Hueso epactal con 6 wormianos lambdoideos. N. 152 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — Trián- gulo vermiano. Hueso epactal. Un wormiano lambdoideo. Un hueso petro-escamoso izquierdo. N. 153 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. »Lima. — Trián- gulo vermiano. Un wormiano lambdoideo. Hueso astérico derecho. N. 154 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Su- tura lambdoidea muy irregular con 4 wormianos. N. 155 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de joven. Triángulo A^ermiano. Un wormiano lamb- doideo. Hueso ptérico derecho. Deformación aimará. N. 156 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima.' — Hue- so interparietal. Las suturas están en parte sinostosa- das. N. 157 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Nin- guna particularidad digna de notarse. Deformado. N. 158 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 2 wormianos lambdoideos. Deformación echada. N‘ 159 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo A^ermiano. Hueso petro-escamoso derecho. Li- geramente deformado. N. 160 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa mediana en boceto. Línea curva occipital superior muy prominente. Visera frontal poco marcada. Ligeramente deformado. N. 161 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. Sinostosis de la sutura sagital. Hueso ptéri- co posterior izquierdo. N. 162 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 4 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Peque- — 414 ño hueso petro-escamoso derecho. Hueso ptérico dei’echo. Un wormiano en la sutura sagital. N. 163 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. Hueso petro-escamoso izquierdo. Vi- sera frontal poco manifiesta. N. 164 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. Ligeramente deformado. N. 166 — Proc: Huaca tcPan de Azúcar.» Lima. — Si- nostosis de la sutura sagital. N. 166 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 8 wormianos lambdoideos, uno de ellos es epactal. N. 167 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 5 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occi- pito-mastoidea derecha. Hueso petro-escamoso izquierdo. Notablemente deformado. N. 168 — Proc: Huaca«Pan de Azúcar.» Lima. — -Hue- so ptérico izquierdo y doble hueso ptérico derecho. N. 169 — Proc; Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de joven. Plagliocéfalo. Nada digno de mención. N. 1 70 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — Crá- neo de niño. Triángulo vermiano. Hueso interparietal. Un wormiano lambdoideo. N. 171. — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — No' se encuentran las variaciones anatómicas que estudiamos. N. 172 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Hue- so epactal acompañado de 12 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Un wormiano en la sutura coronal. Plagiocéfalo. N. 173 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Su- turas sinostosadas. No puede descubrirse ninguna particu- laridad anatómica. N. 174 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. Crá- neo de joven. Triángulo vermiano. 28 wormianos lamb- doideos, uno de ellos es epactal. N. 176 — Proc: Huaca ((Pan de Azúcar.» Lima. — 7 wormianos lambdoideos, uno de ellos es epactal laterali- zado. N. 170 — Proc; Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fo- sita cerebelosa dirigida hacia un lado. Unwormiano lamb- doideo. Un wormiano en la sutura coronal. Ligeramente deformado. N. 177 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Inion muy prominente, hace apófisis dirigida verticalmente ha- cia abajo. Visera frontal. N. 178 — Proc: Huaca «Pan de azúcar.» Lima. — De- formación echada. Ninguna particularidad anatómica. N. 179 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Inion muy prominente. Suturas semi-siiiostosadas. Por encima de la g] abela hay una perforación circular y más arriba de ella existe una gran perforación se mi-lunar, con hun- dimiento de la parte correspondiente de la bóveda. En todo el cráneo existen huellas de osteítis. N. 180 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Un wormiano lambdoideo y un epactal pequeñito. N. 181 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano bien definido. Hueso epactal. 4 wor- mianos lambdoideos. N. 182 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 6 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Hueso petro-escamoso derecho. Hueso ptérico anterior derecho. N. 183 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Al- gunos wormianos lambdoideos diminutos. N. 184 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. 5 wormianos lambdoideos. Un wor- miano en la sutura coronal. Ligeramente deformado. N. 185 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 4i6 — Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoideos. Plagio- céfalo. Ligeramente deformado. Existe un hundimiento encima del inion. N. 186 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. — Un wormiano lambdoideo. X. 187 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. Pequeño epactal. 8 wormianos lamb- doideos. Huesos astéricos simétricos. Hueso petro-escamo- so derecho. N. 188 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — 2 Avormianos lambdoideos. N. 189 — Proc: Huaca Pan de Azúcar.» Lima. — La línea curva occipital superior muy prominente. Plagiocé- falo. X. 190 — Proc: Pluaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo A^ermiano. Depresión supra-iniaca. 2 wor- mianos lambdoideos. Plagiocéfalo. Deformado. X. 191 — Proc: Huaca Pan de Azúcar.» Lima. — 2 Avormianos lambdoideos. X. 192 — Proc: Huaca «Pan de Azñcar.» Lima. — 2 pequeños wormianos lambdoideos. Plagiocéfalo. X. 193 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar. Lima. — Sutu- ras semi-sinostosadas. Se notan la huellas de 11 Avor- mianos lambdoideos. Visera frontal. Deformación leA^an- tada. X. 194 — Proc: Huaca «Pan de azúcar.» Lima. — 14 wormianos lambdoideos mal definidos. X. 195 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — SP nostosis completa de la sutura sagital. X. 196 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Crá- neo de niño. Hueso epactal con 11 AA^ormianos lambdoi- deos. Hueso petro-escamoso izquierdo. Hueso ptérico pos- terior izquierdo. Hueso ptérico anterior derecho. Un aa'OI’- miano en la sutura esfeno-frontal derecha. - 417 — N. 197 — Procí Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea muy irregular. Hueso astérico izquierdo. Visera frontal poco marcada. N. 198 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Inion muy prominente, constituye una apófisis dirigida hacia abajo. 2 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. N. 199 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Nin- guna particularidad anatómica. N. 200 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Ha- ce falta toda la base de este ejemplar; en lo que se con- serva de él, se encuentran 3 wormianos lambdoideos. N. 201 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — Fosi- ta cerebelosa mediana mal limitada. 10 wormianos lamb- doideos. Irregularidades en ambos asterions. N. 203 — Proc: Huacá «Pan de Azúcar.» Lima. — Sutu. ra lambdoidea muy irregular con algunos wormianos mal definidos, N. 205 — Proc: Región de Nazca. — Periodo último. — Persistencia de la sutura medio fi'ontal. (metopismo si- métrico). 5 wormianos lambdoideos. La rama transver- sal de ambos pterions es sumamente estrecha (tendencia al pterion en K). Notable deformación de los aimaraes. N. 206 — Proc: Nazca, — Visera frontal. Deformación aimará. N. 207 — Proc: Nazca. — Fosita cerebelosa mediana. Huesos astéricos simétricos. Deformación aimará. N. 208 — Proc: Nazca. — Triángulo vermiano. Defor- mación echada (aimará). N. 210 — Proc: Huaca de la Avenida José Pardo. Mag- dalena del Mar. Valle de Lima. Periodo último.— Fosita cerebelosa mediana en boceto. 3 wormianos lambdoideos. Huesos petro-escamosos simétricos. 2 wormianos en la sutura témporo-parietal izquierda y uno en la derecha. — 4i8 — N. 211 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Wormiano en las suturas occipito-mastoideas. N. 212 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Hueso as- téiico izquierdo. Hueso petro-escamoso en ambos lados- N. 213 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 15 wor- mianos lambdoideos: uno de ellos es epactal. Irregulari- dades en ambos asterions. Hueso ptérico anterior dere- cho. 2 wormianos en la sutura sagital. Plagiocéfalo. Li- geramente deformado. N. 214 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Un gran hueso ocupa casi toda la rama derecha de la sutura lamb- doidea y alcanza el asterion de ese lado, como si fuera la mitad del hueso inter-parietal, correspondiendo así á toda la fosa cerebral derecha de la escama. 5 wormianos en la rama izquierda de la sutura lambdoidea. Huesos astéricos simétricos. Plagiocéfalo. N. 215 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 6 wormia- nos lambdoideos. Irregularidades en ambos asterions. Pterion en ix:. N. 216 — Proc: Magdalena del Mar Lima — Hneso epac- tal grande. Un wormiano lambdoideo. Hueso petro-esca- moso izquierdo. N. 217 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Un wor- miano en la sutura coronal. Triángulo vermiano. N. 218 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Hueso epactal irregular. 3 wormianos lambdoideos. N. 219 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 5 wor- mianos lambdoideos. N. 220 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Triángu- lo vermiano. Plagiocéfalo. Ligeramente deformado. N. 221 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — La V lambdoidea es muy estrecha, el lambda está muy alto. Hueso ptérico posterior izquierdo. N. 222 — Procí Magdalena del Mar. Lima. — Peque- ño epactal. Un wormiano lambdoideo. 419 — N. 223— Proc: Magdalena del Mar. Lima.— Cráneo de niño. Fosita cerebelosa mediana. Hueso ptérico posterior izquierdo. Deformado. N. 224 — Proc: Magdalena. Lima.— Ninguna particu- laridad anatómica. Deformado. N. 225 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Fosita ce- rebelosa mediana en boceto. Epactal pequeño. 2 wormia- nos lambdoideos. N. 226 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de niño. Un wormiano lambdoideo. N. 227 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Un wor- miano lambdoideo. Hueso ptérico anterior derecho. N. 228 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 4 wor- mianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. 2 wormia- nos en la sutura occipito-mastoidea derecha. Hueso pté- rico anterior derecho. N. 229 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de adolescente. 10 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Un wormiano en la sutura occipito- mastoidea derecha. N. 230 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Wormia- no en las suturas occipito-mastoideas. Un wormiano en la sutura sagital. N. 231 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Hueso epactal irregular acompañado de 13 wormianos lamb- doideos. En el pterion izquierdo existen dos huesecillos. N. 232 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Un wor- miano en la sutura occipito-mastoidea derecha. N. 233 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Plagiocé' falo. Ninguna particularidad anatómica. N. 234 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de niño. Suturas metópica y sagital ya sinostosadas. < N. 235 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Triángulo vermiano. 2 wormianos lambdoideos. 420 — N. 236 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 14 wor- mianos lambdoideos, uno de los cuales es un epactal irregular. Gran hueso bregmático de forma cuadrangular. N. 237 — Proc: Magdalena del Mar. Lima.— Triángulo vermiano. Wormiano en cada una de las suturas occi- pito-mastoideas. Ligeramente deformado. N. 238 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — 3 wormia- nos lambdoideos. N. 239 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de adolescente. No se observan variaciones anatómicas. N. 240— Proc: Magdalena del Mar. Lima.— 3 wormia- nos lambdoideos. N. 241 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Sutura lambdoidea irregular con algunos wormianos. N. 242 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de niño. Triángulo vermiano. 4 wormianos lambdoideos. Si- nostosis de la sutura metópica. N. 243 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Fosita ce- rebelosa mediana. 4 wormianos lambdoideos. N. 244 — Proc: Magdalena del Mar. Lima. — Cráneo de niño. Un wormiano en la sutura temporo-parietal derecha. N. 245 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» (templo del Rímac). Hacienda Conde San Isidro. Lima. Período de tres colores. — Suturas semi-sinostosadas; se notan las hue- llas de algunos wormianos lambdoideos. Hueso petro- escamoso izquierdo. N. 246 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. — No- table apófisis en el inion desviada hacia la derecha. 3 wormianos lambdoideos. N. 247 — Proc: Falda N.E. del Cerro de San Agustín. Hacienda Puente. Lima. Periodo último. — 6 wormianos lambdoideos. Hueso petro-escamoso izquierdo. Hueso ptérico superior izquierdo. N. 248 — Proc: Huaca al S.E. de la Hacienda Zavala. Lima. Periodo último — 4 wormianos lambdoideos mal de- fínidos, Plagiocefalia notable. N. 249 — Proc: Nievería. Cementerio al S. de Río Seco. Lima. — Periodo primero. — Sutura lambdoidea muy irre- gular. Irregularidades en los asterions. N. 250 — Proc: Nievería. Lima. — Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea irregular. N. 251— Proc: Nievería. Lima. — 13 wormianos lamb- doideos, uno de los cuales es epactal. Tendencia al pte- rion en K. Notable deformación aimará. N. 252 — Proc: Nievería. Lima. — 4 wormianos lamb- doideos. Un gran wormiano en la sutura occipito-mas- toidea izquierda. N. 253 — Proc: Nievería. Lima. — No ofrece ninguna particularidad anatómica. N. 254 — Proc: Nievería. Lima. — Un pequeño epactal. Plagiocéfalo. N. 255 — Proc: Nievería. Lima. — Hueso epactal grande. 14 wormianos lambdoideos. 2 wormianos en la sutura occipitü-mastoidea izquierda y uno en la derecha. N. 256 — Proc: Nievería. Lima. — Triángulo vermiano. 4 wormianos lambdoideos. N. 257 — Proc: Nievería. Lima. — Epactal irregular en posición excéntrica.. Hueso astórico derecho. Hueso pe* tro-escamoso derecho. N. 258 — Proc: Nievería. Lima. — ■ Fosita cerebelosa mediana. 2 wormianos lambdoideos. Hueso ptérico pos- terior derecho. Plagiocéfalo. N. 259 — Proc: Nievería. Lima. — Está destruida gran parte de la bóveda de este cráneo; en lo que de ella queda, no se observan variaciones anatómicas. N. 260 — Proc: Nievería. Lima. — Triángulo vermiano. Pequeño epactal. 9 wormianos mal definidos. Hueso ptérico izquierdo. Pterion derecho en K. — 422 N. 261 — Proc: Nievería, Lima. — 7 wormianos lamb- doideos. Un wormiano en cada una de las suturas oc- cipito-mastoideas. N. 262 — Proc: Nievería. Lima — Triángulo vermiano. Pequeño epactal acompañado de 7 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Gran hueso petro-escamoso de- recho; en ]a sutura petro-escamosa izquierda se nota el mis- mo hueso semi-sinostosado. Hueso ptérico típico izquierdo. N. 263 — Proc: Nievería. Lima. — Triángulo vermiano. N. 264 — Proc: Nievería. Lima. — Pequeño epactal. Plagiocéfalo. Deformado. N. 265 — Proc: Nievería. Lima. -18 wormianos lamb- doideos. Ligeramente deformado. N. 266 — Proc: Nievería. Lima. — Sutura lambdoidea irregular con algunos wormianos. Hueso petro-escamo- so derecho. N. 267 — Proc: Nievería. Lima. — Fosita cerebelosa mediana mal definida. Suturas semi-sinostosadas. Se cuen- tan hasta 9 wormianos lambdoideos. N. 268 — Proc: Nievería. Lima. — Triángulo vermiano. N. 269 — Proc: Nievería. Lima. — 28 wormianos lamb- doideos independientes. Huesos astéricos simétricos. Un wormiano en la sutura sagital á nivel del obelion. N. 270 — Proc: Nievería. Lima. — 19 wormianos lamb- doideos, uno de los cuales es un epactal, acompañado de 3 wormianos más que se insinúan en la sutura sagital. Hueso bregmático irregular. N. 271 — Proc: Nievería. Lima. — Fosita cerebelosa mediana mal limitada. Sutura lambdoidea muy irregular. Un wmrmiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 272 — Proc: Nievería. Lima. — 2 wormianos lamb- doideos. Ligeramente deformado. N. 273 — Proc: Nievería. Lima. — 6 wormianos lamb- doideos. Hueso astérico izquierdo. — 423 — N. 274 — Proc: Nievería.Lima. — Ninguna particiiJari- dad morfológica digna de mención. N. 275 — Proc: Nievería. Lima. — Hueso epactal irre- gularmente conformado. Pueden contarse 10 wormianos lambdoideos. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. Hueso ptérico anterior derecho. Hueso ptérico típico izquierdo. Wormiano en la sutura esfeno-frontal izquierda. N. 276 — Proc: Nievería. Lima. — Sutura lambdoidea irregular con algunos pequeños wormianos. Plagiocéfalo. N. 277 — Proc: Nievería Lima. — Triángulo vermiano. 6 wormianos lambdoideos. N. 278 — Proc: Nievería.Lima. — Triángulo vermiano. Hueso ptérico izquierdo posterior. N. 279 — Proc: Nievería. Lima. — Pequeño epactal. Huesos astéricos simétricos. Huesos petro-escamosos si- métricos. N. 280 — Proc: Nievería.Lima.— Triángulo vermiano. 6 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es el epac- tal. Wormianos en ambas suturas occipito-mastoideas. N. 281 — Proc: Nievería. Lima. — 7 wormianos lamb- doideos. Huesos astéricos simétricos. Persiste parte de la sutura bi-astérica (tendencia al hueso interparie- tal). N. 282 — Proc: Nievería.Lima. — Triángulo vermiano. Sutura lamdoidea muy irregular. Ligeramente deformado. N. 283 — Proc: Nievería. Lima. — Hueso epactal. 14 wormianos lambdoideos. N. 284 — Proc: Nievería.Lima. — Wormiano en la sutu- ra occipito-mastoidea izquierda. Plagiocéfalo. N. 285 — Proc: Nievería.Lima. — Plagiocéfalo. No ofre- ce particularidades anatómicas. N. 286 — Proc: Nievería. Lima. — Pequeño epactal. 2 wormianos lambdoideos. — 424 — N. 287 — Proc: Nieveria Lima. — Triángulo vermiano. Hueso epactal. 5 wormianos semi-sinostosadas. N. 288— Proc: Nieveria Lima. — Hueso epactal. N. 289 — Proc: Nieveria Lima.- 4 wormianos lamb- doideos semi-sinostosados. Wormiano en la sutura occipito mastoidea izquierda. Wormiano en la sutura coronal cer- ca del pterion derecho. N. 290 — Proc: Nieveria Lima. — Hueso interparietal, rodeado de 37 wormianos. Hueso epactal muy irregular y dividido. Huesos astérico simétricos. Un wormiano grande en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Un wormiano en lá sutura sagital á nivel del obelion. Hueso petro-escamoso derecho. Hueso bregmático de forma cuadrangular. N. 291 — Proc: Nieveria. Lima. — 3 wormianos lamb- doideos. N. 292 — Proc: Nieveria. Lima. — 2 wormianos lamb- doideos. Hueso ptérico posterior izquierdo. N. 293 — Proc: Nieveria. Lima. — Sutura lambdoidea muy irregular; se descubre en ella 4 wormianos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 294 — Proc: Nieveria. Lima.— 5 wormianos lamb- doideos. Ligera visera frontal. N. 295 — Proc: Nieveria. Lima. — Pequeño epactal. 4 \A"ormianos lambdoideos. LTn wormiano en la sutura oc- cipito mastoidea derecha. Hueso ptérico tipico derecho; pterion izquierdo en □□ con un hueso superior (disposi- ción muy particular). N. 296 — Proc: Nieveria. Lima. — 3 Avormianos lamb- doideos semi-sinostosados. Pequeños huesos petro-esca- mosos simétricos. N. 297 — Proc: NieA^eria. Lima.-No ofrece variaciones anatómicas. N. 298 — Proc: Nieveria. Lima. — Encontrado en entie- — 425 — iTOs de bóvedas (periodo primero b.) — Triángulo vermia- 110. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. Ligera visera frontal. Plagiocéfalo. N. 299 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — 4 w'ormianos lambdoideos, uno de ellos es un epactal. N. 300 — Proc: Nievería. Lima — Un wormiano lamb- doideo. N. 301 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Pueden contarse hasta 45 wormia- nos lambdoideos, uno de ellos es un pequeño epactal. Hueso ptérico posterior derecho. Hueso astérico izquier- do ligeramente deformado. N. 302 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Suturas semi-sinostosadas. Se notan las huellas de un epactal doble y de algunos wormianos lambdoideos. Visera frontal. N. 303 — Proc: Nievería: Lima. — Periodo primero b. — Foscita cerebelosa desviada de la línea media. 5 wor- mianos lambdoideos semi-sinostosados, uno de los cuales es epactal. Irregularidades en ambos asterions. N. 304 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — 11 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. Hueso petro-escamoso á cada lado. Hueso típico en ambos pterions. Un wormiano en la sutura tempero parietal derecha. N. 305 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b — 10 wormianos lamdoideos, uno de ellos es epactal. N. 306 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. En la sutura lambdoidea se ven al- gunos lambdoideos semi-sinostosados. Persisten los ex- tremos de la sutura bi-astérica (tendencia al hueso in- terparietal). Metopismo mediano y perfectamente simé- trico. N. 307 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — — 426 — Hace falta la parte inferior de la escama occipital y toda la base de este ejemplar. Algunos wormirnos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Wormianos en la sutura occipi- to mastoidea derecha. Deformación levantada. N. 308 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. N. 309 — Proc: Xievería. Lima. — Periodo primero b — Sinostosis parcial de algunas suturas. Vestigios de wor- mlanos lambdoideos. Plagiocéfalo. N. 310 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b — 11 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal- Irregularidades en ambos asterions. Visera frontal poco acentuada. N. 311 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b — Cráneo de adolescente. 10 wormianos lambdoideos. De- formado. N. 312 — Proc: Aievería. Lima. — Periodo primero b — 8 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Doble hueso ptérico izquierdo. N. 313 — Proc: Nievería. Lima — Periodo primero b. — Se desqjíbren 5 wormianos lambdoideos. Hueso astérico á ambos lados. Wormiano en la sutura occipito-mastoi* dea derecha. N. 314 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Gran hueso-interparietal dividido por una sutura longi- tudinal en dos partes desiguales. Huesos astéricos si- métricos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 315 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Hueso epactal acompañado de 23 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos grandes y si- métricos. Wormiano en la sutura sagital á nivel del obe- lion. N. 316 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea muy irregular — 427 — con más de 13 worrnianos, uno de los cuales es epactal. Hueso astéi’ico derecho. Plagiocéfalo. Deformado. N. 317 — Proc: Nievería. Lima.— Periodo primero b. — Ti’iángulo vermiano. Suturas semi-sinosotadas. Se notan las huellas de varios worrnianos lambdoideos. N. 318— Proc: Nievería. Lima.- -Periodo primero b. — No ha podido determinarse si el entierro ha sido tendido ó de bóveda. Cráneo de joven. Un wormiano lambdoi- deo. Hueso astérico izquierdo. N. 319— Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — 2 worrnianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Wor- miano en la sutura occipito-mastoidea derecha. Pterion izquierdo en K. Ligeramente deformado. N. 320 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Huesos astéricos simétricos. Hueso petro-escamoso iz- quierdo. N. 321 — Proc: Nievería. Lima. — Periodo primero b. — Triángulo vermiano. 11 worrnianos lambdoideos — Hueso astérico derecho. Hueso petro-escamoso izquierdo. Pterion izquierdo en K. N. 322- — Proc: Nievería. Lima. — Primer periodo b — 5 worrnianos lambdoideos. N. 323 — Proc: Nievería. Lima. — Primer periodo b. — 23 worrnianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Hueso astérico á ambos lados. La sutura sagital está completamente sinosotosada. N. 324 — Proc: Rinconada de Ate, Lima. — Pe- riodo último. — La parte superior de la escama oc- cipital llama la atención por la presencia de una ano- malía que puede considerarse como un hueso interpa- rietal dividido en 4 partes por medio de 3 suturas lon- gitudinales; se circunscriben así 4 huesos, de los cuales 3 están completos, y hace falta uno de los bordes del — 428 — 4" hueso. Huesos astéricos simétricos. Hueso petro-es- camoso á ambos lados. N. 326 — Proc: Rinconada de Ate. Lima — Periodo úl- timo.— 0 wormianos lambdoideos. Wormiano en la sutu- ra peti'o-escamosa izquierda. Hueso ptérico típico derecho. N. 326. — Proc: Rinconada de Ate. Lima. — Periodo último. — La sutura lambdoidea es muy irregular, se di- bujan en ella hasta 10 wormianos. H. 327 — Proc: Rinconada de Ate.— Periodo último.— 3 wormianos lambdoideos. N. 328 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. — Periodo úl- timo— Posita cerebelosa mediana. Hueso epactal. 2 wor- miano.^ lambdoideos. Irregularidades en ambos asterions. Hueso ptérico anterior izquierdo. Deformación. H. 329 — Proc: Nievería. Cementerio al Sur de Río Seco. Valle de Lima. Periodo primero — Hueso epactal rodeado de 14 wormianos. N. 330 — Proc: Nievería. Lima. Período primero. — Hueso epactal lateralizado. Un wormiano lambdoideo. Hueso ptérico anterior izquierdo. N. 331 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Cráneo de adolescente. 2 wormianos lambdoideos. N. 332 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero! — Hueso ptérico antero superior derecho. N. 333 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 3 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occi- pito-mastoidea derecha. Hueso petro-escamoso derecho. N. 334 — Proc: Nievería, Lima. Periodo primero. — 14 wormianos lambdoideos uno de los cuales es epactal. N. 335 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. 12 wormianos lambdoideos. Visera frontal. Plagiocéfalo. Deformado. N. 336 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. -Su- — 429 — turas semi-sinostosaclas. No ofrece particularidades ana- tómicas. N. 337 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 9 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Un wor- miano en la sutura coronal. Es cráneo de jóven. N. 338 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 3 wormianos lambdoideos. N. 339 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Cráneo de niño. Falta lá parte inferior de la escama occi- pital. Un wor miaño lambdoideo. N. 340 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Hueso epactal acompañado de 9 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Hueso ptérico típico izquierdo. Visera frontal poco acentuada. Ligeramente deformado. N. 341 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiauo. 13 Avormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. Un wormiano en la sutura occipito mastoidea derecha. Deformado. N. 342 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Fosita cerebelosa mediana grande y profunda. N. 343— Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.— Hue- su epactal doble con un cortejo de 22 Avormianos lambdoi- deos. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquier- da. Hueso petro-escamoso á ambos lados. Hueso ptérico típico derecho. Ligeramente deformado. N. 344 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano ligeramente deformado. N. 345 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. Mas de 30 Avormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Lln Avormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 346 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Un Avormiano lambdoideo. Huesos astéricos simétricos. Hue- so petro-escamoso izquierdo. Ligeramente deformado. — 430 — N. 347 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 11 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 348 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.-Bo- ceto de fosita cerebelosa mediana — 7 wormianos lambdoi- deos^ uno de los cuales es un pequeño epactal. Irregula- ridades en ambos asterions. Ligeramente deformado. N. 349 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. -Un wormiano lambdoideo. Un wormiano en la sutura occipito- mastoidea izquierda. Pterion izquierdo en K; la rama transversal del pterion derecho es muy corta. Visera frontal. Deformación echada. N: 350-Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero.-Do- ble hueso epactal. N. 351 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 4 wormianos lambdoideos. Hueso petro-escamoso á ambos lados. N. 352 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. N. 353 — Proc: Nievería. Lima. Periodo piimero. — Cráneo de joven. 2 wormianos lambdoideos. LTn wormia- no en la sutura occipito-mastoidea derecha. Un gran hueso petro-escamoso á cada lado. N. 354 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 6 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. N. 355 — PrOc: Nieveria. Lima. Periodo primero. — Se distinguen 8 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es un epactal pequeño. Hueso ptérico anterior izquierdo. N. 356-Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero.-Crá- neo de joven. Pequeño epactal. Un wormiano lambdoideo. N. 357 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero. — Fosita cerebelosa mediana. Suturas semi-sinostosadas. N. 358 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. 10 wormianos lambdoideos. — 431 — N. 369 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.-Un wormiano en la satura occipito-mastoidea izquierda. Gran hueso ptórico anterior izquierdo; doble hueso ptérico típi- co derecho. N, 360 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoideos. Plagio- céfalo. N. 361 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 14 wormianos lambdoideos bien definidos, uno de los cuales es epactal. N. 362-Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.-Hue- su epactal con 9 wormianos lambdoideos. N. 363 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. Hueso epactal con 2 wormianos lambdoideos. N. 364 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero.-Po- sita cei’ebelosa mediana. 10 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es un epactal irregular. Hueso ptérico an- terior derecho. N.365 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. Epactal pequeño. 2 wormianos lamb- doideos más grandes que el epactal. Hueso astérico iz- quierdo. Plagiocéfalo. Deformado. N. 366 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Sutura lambdoidea irregular con un wormiano. Un wor- miano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 367 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero. — Triangulo vermiano. Hueso epactal. 10 wormianos lamb- doideos. N. 368 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Suturas parcialmente sinostosadas. Irregularidades en ambos asterions. N. 369 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — — 432 — Triángulo vermiano, 2 pequeños Avormianos lambdoideos. Hueso ptérico posterior izquierdo. N. 370 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Cráneo de adolescente. Epactal doble y grande. Sutura lambdoidea ataviada de 12 pequeños wormianos. Persis- ten los extremos de la sutura bi-astérica (tendencia al hueso interparietal). Huesos petro-escamosos simétricos. Sutura metópica sinostosada. N. 371 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Cráneo de adolescente — Hueso astérico derecho. N. 372 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Fosita cerebelosa mediana en esbozo. Hueso epactal. 21 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. N. 373 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Profundo hundimiento circular en la mitad superior de la escama occipital. Sutura lambdoidea desigualmente si- nostosada, con un wormiano. N. 374 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — 9 Avormianos lambdoideos. Un wormiano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Hueso petro-escamoso iz- quierdo. N. 375 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero. — Triángulo A^ermiano. 7 AA'ormianos lambdoideos. N. 376 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — 11 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Persiste la parte superior de la sutura petro-escamosa de- recha. Hueso ptérico posterior derecho. N. 377 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — 4 wormianos lambdoideos. Pterion derecho en K. N. 378 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea con algunos Avor- mianos pequeños y mal limitados. Hueso petro-escamoso derecho. -- 433 — N. 379. — Proc: Nieveria. Lima, l^eríodo primero. — No se observa nada digno de mención. N. 380 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — La sutura coronal está irregular, con algunos wormianos pequeños y mal limitados. N. 381 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Cráneo de adolescente. En el lambda se agrupan 4 wor- mianos desiguales (epactal cuádruple?) Sutura lambdoi- dea ataviada con 16 wormianos. Ligeramente deformado. N. 382 — Proc: Nieveria. Lima, l^eríodo primero — Cráneo de adolescente. Un wormiano lambdoideo. N. 383 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Sutura lambdoidea irregular, semi-sinostosada. N. 384 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Cráneo de joven. 2 pequeños wormianos lambdoideos. Pequeño hueso astérico derecho. Plagiocéfalo. N. 385 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Cráneo de niño. Sutura lambdoidea irregular con algu- nos wormianos. N. 386 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. — Perío- do último. — 22 wormianos lambdoideos, uno de ellos es epactal. N. 387 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Período úl- timo.—Línea curva occipital superior muy prominente. En la sutura lambdoidea se dibujan 3 wormianos. N. 388 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Período úl- timo.— Están destruidos los contornos del agujero occipi- tal. Un wormiano lambdoideo. Un epactal pequeñito. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 390 — Proc: Rinconada de Ate. Lima — Sinostosis parcial de algunas suturas. N. 391 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Período úl- timo.— Triángulo veriniano. Sutura lambdoidea irregular. Hueso astérico izquierdo. 434 — N. 392 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Período úl- timo.— No se observan variaciones anatómicas. N. 394 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. — 2 v^ormia- nos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occipito- mastoidea izquierda. Profunda fosita cerebelosa desviada de la linea media. N. 396 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. — 18 wor- mianos lambdoideos. Hueso epactal. Hueso astérico iz- quierdo. Wormianos en las suturas occipito-mastoideas. Hueso ptérico anterior derecho. N. 397 — Proc: Nieveria. Cementerio al S. de Rio Seco. Valle de Lima. Período primero — Sutura lambdoi- dea muy irregular. N. 398 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Triángulo vermiano mal limitado. Un wormiano lamb- doideo. Un wormiano en cada una de las suturas occipi- to-mastoideas. Hueso ptérico anterior izquierdo. N. 399— Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Persisten los extremos de la sutura bi-astérica (tenden- cia al hueso inter-parietal). N. 400 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — 3 wormianos lambdoideos. N. 401 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Sutura lambdoidea irregular. Un wormiano lambdoideo. N. 402 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Algunos wormianos lambdoideos. Giran hueso ptérico tí- pico izquierdo. N. 403 — Proc: Nieveria. Lima. Período primero. — Triángulo vermiano. Se disputan el lambda 4 wormianos (epactal cuádruple?) 8 wmrmianos lambdoideos.-Hueso ptérico típico izquierdo. La rama trasversal del pterion derecho es muy corta (tendencia al pterion en^ K) N. 404 — Proc: Nieveria. Lima — Periodo primero — Triángulo vermiano. 9 wormianos lambdoideos. Huesos as- -- 435 téricüs simétricos. Persisten los extremos de la sutura bi-astérica (tendencia al hueso inter-parietal). Hueso pe- tro-escamoso en ambos lados. Un wormiano á nivel del obelion. Hueso ptérico anterior derecho. N- 405 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Irregularidades en la sutura lambdoidea. N. 406 — Proc; Nievería. Lima. Periodo primero. — 7 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. N. 407 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. -Fo- sita cerebelosa mediana, grande. Sutura lambdoidea irre- gular, ataviada de wormianos incontables. N. 408 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 2 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Wor- miano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 409 — Proc: Nievería. Periodo primero. — Un wor- miano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 410 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Si- nostosis parcial de algunas suturas. Línea curva occipital superior mu}^ acentuada. N. 411 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Su- turas casi sinostosadas. Ligera visera frontal. N. 412 — Nievería. — Lima. Periodo primero. — Hueso epactal. 6 wormianos lambdoideos. Asterions irregulares. Visera frontal. Plagiocéfalo. N- 413 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 11 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Huesos astéricos simétricos. Wormianos en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Hueso petro-escamoso derecho. N. 414— Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Hueso epactal j varios otros wormianos lambdoideos semi-sinostosados. Plueso petro-escamoso izquierdo. Pla- giocéfalo. — 436 — N. 415— Pi •oc: iS'ievería. Lima. Periodo primero. — Hueso astérico izquierdo. N. 416 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Suturas uii tanto anfractuosas. N. 417— Proc; Nievería. Lima. Periodo primero.— 8 wormi anos lambdoideos. N. 418 - Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — 8 wormianos lambdoideos casi borrados. Visera frontal. N. 419 — Proc: Nievería, Lima. Periodo primero. — Epactal doble grande. 3 wormianos lambdoideos. Huesos as- téricos simétricos. Wormiano en la sutura occipito-mastoi- dea derecha. Hueso petro-escamoso. Ligera visera frontal. N. 420 - Proc: IVievería. Lima. Periodo primero.-Pe- queño epactal con 5 wormianos lambdoideos. Huesos as- téricos simétricos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 421 — ^Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Sutura lambdoidea con 21 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Irregularidades en ambos aste- rions. Huesos petro-escamosos simétricos. Hueso ptérico- típico izquierdo. Doble hueso bregmático. N. 422 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. -Pla- giocéfalo. No ofrece variaciones anatómicas. N- 423 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. -Fo- sita cerebelosa mediana. 17 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. — Metopismo completo y simétrico. N- 424 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.- Su- tura lambdoidea irregular. Ligera visera frontal. N. 425 — Proc: Nievería. Lima. Periodo último. — 4 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occi- pito-mastoidea derecha. Hueso petro-escamoso izquierdo. Visera frontal poco marcada. N. 426 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero — Su- turas un tanto sinostosadas. Túgera visera frontal. Pla- giocéfalo •• 437 — N. 427 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.— Su- turas algo sinostosadas. Hueso ptérico anterior izquierdo. Visera frontal. Plagiocéfalo. N. 428 — P]-oc: Nievería. Lima. Periodo primero.— Su- tura lambdoidea irregular con más de 5 wormianos. Hue- so petro-escamoso izquierdo. Notable visera frontal. N- 429— Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.— 6 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. Wor- miano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Vi- sera frontal poco acentuada. N. 430 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Un wormiano lambdoideo. Pequeño hueso petro-escamoso de- recho. Hueso ptérico típico derecho. N. 431 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Triángulo vermiano. Sutura lambdoidea irregular, N. 432 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero.-Pue- den contarse hasta 5 wormianos lambdoideos. Un wormia- no en la sutura sagital. N. 433 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero — .Su- turas muy irregulares. Ligera visera frontal. N. 434 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Un Avormiano lambdoideo. Hueso astérico derecho. N. 435 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero. — Su- tura lambdoidea irregular un tanto sinostosada. N. 436 — Proc: Huancavelica. Periodo (?) — Notable de- formación aimará. Tendencia al pterion en K . N. 437 — Proc: Cailloma. Periodo (?) — Sutura lambdoi- dea muy irregular. I^ersiste la sutura medio-frontal, un tanto desviada. Existe una depresión á nivel de la emi- nencia frontal derecha. Notable deformación de los aima- raes. N. 438 — Proc: Cailloma. Periodo (?) — Se descubren 8 wormianos lambdoideos. Wormianos en la sutura coronal, en un sitio que corresponde al lazo constrictor que produ- — 438 — jo la notable deformación aimará que presenta este ejem- plar, N. 439 — Proc: Vegueta. Valle de Huacho. Periodo último. — Hermoso ejemplar con sutura lambdoidea muy irregular. Hueso petro-escamoso derecho. Tendencia al pterion izquierdo en K — Hueso ptérico posterior derecho. Deformación echada clcásica. N. 440 —Proc: Cailloma. Periodo (?)-Pterions en zn. ■ Cráneo muy deformado. N. 441 — Proc: Nievería. Cementerio al Sur de Rio Seco. Valle de Lima. Periodo primero.- -Triángulo ver- miano. Sutura lambdoidea irregular ataviada de pequeños wormianos. Huesos astéricos simétricos. Hueso ptérico típico derecho. Perforación grande en el frontal. N. 442— Proc: Rinconada de Ate. Valle de Lima, Pe- riodo último.— 23 wormianos lambdoideos, uno de los cua- les es un epactal desigual. Wormianoen la sutura occipito- mastoidea izquierda. Persiste uno de los extremos de la su- tura bi-asterica. Notable deformación que ha producido un ensanchamiento de la bóveda craneana. (Al lado de este cráneo se encontró la maza con estrella de oro que se con- serva en el Museo con el número 2044, lo cual acredita que el dueño de este ejemplar fué poseedor de aquellas armas). N. 443- Proc: Oeste de Arequipa. Sierra del Perú — Periodo epigonal. — Triángulo vermiano. Ejemplar defor- mado (deformación de los aimaraes). N. 444— Proc: Rinconada de Ate. Valle de Lima. Periodo último. — 6 wormianos lambdoideos — Hueso astéri- co á cada lado. AVormiano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Persiste uno de los extremos de la sutura bi-astérica. N. 445 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Periodo último — Epactal doble con un wormiano en su vórtice. Hueso astérico izquierdo. Deformación occipital. — 439 — N. 446 — Proc: Nievería. Falda del cerro del Sur, Pe- riodo último. — Pequeña fosita cerebelosa mediana. 4 wor- mianos lambdoideos. Un hueso petro-escamoso á cada lado. Visera frontal poco acentuada. Existe una depre- sión en el frontal á nivel de la sutura fronto-parietal de- recha (herida). N. 447 — Proc: Nievería. Cementerio al Sur de Rio Seco. Lima. Periodo primero. — Cráneo dejóven. Trián- gulo venniano. Sutura lambdoidea irregular con 2 wor- inianos. Pei’sisten las extremidades de la sutura bi-asté- rica. Osificación de la articulación temporo-maxilar de- recha (patológico); el arco zigomático de ese lado consti- tuye un hueso que se ha independizado del temporal. N. 448 — Proc: Yucay. Valle de Urubamba. Periodo pre-incaico. — Suturas en parte sinostosadas. Existe una perforación en el frontal. No se observa ninguna particu- laridad anatómica. N. 449 — Proc: Yucay. Valle de Urubamba. Periodo pre-incaico. — 15 wormianos lambdoideos. ITueso petro- escamoso derecho. Cráneo de jóven. Ejemplar mal con- servado. N. 450 — Proc: Yucay. Urubamba. Periodo pre-incai- co.— 4 wormianos lambdoideos. N. 451 — Proc: Ruinas de Q’atan, cerca de Urubam- ba. Periodo (?). — Triángulo vermiano. Epactal doble ó irregular. 12 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 452 — Proc: Yucay. Urubamba. Periodo pre-in- caico.-Su tura lambdoidea irregular con varios wormianos. Ligera visera frontal. Notablemente deformado con de- presión á nivel del lambda, amplitud de las eminencias parietales y aumento del diámetro transversal. N. 453 — ^Proc: Nievería. Cementerio al S. de Rio Seco Valle de Lima. Periodo (?).-Perforación en el parietal de- — 440 — recho. No ofrece ninguna particularidad anatómica. N. 454— Proc: Ruinas de Q’atan, cerca de Urubamba. Periodo (?). — Sutura lambdoidea con algunos wormianos mal definidos. Dos grandes perforaciones en los parietales con notable espesor de la pared ósea, (osteítis sifilítica?) N. 455 — Proc: Pacliacuti. Oeste de Arequipa. Perio- do epigonal. —Triángulo vermiano. Ligera visera frontal. Deformación poco acentuada. N. 456— Proc: Pachacuti. Oeste de Arequipa, periodo epigonal — Rosita cerebelosa mediana mal limitada. Sutu- ras semi-sinostosadas. Deformación de los aimaraes. N. 457 — Proc: Pachacuti. Oeste de Arequipa. Periodo epigonal — Hueso astérico izquierdo. Ligera deformación aimará. N. 458 — Proc: desconocida. -Triángulo vermiano. Vi- sera frontal. N. 460 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» en la Hacien- da San Isidro. Lima. Periodo último. — Cráneo de niño. Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoideos. Sutura metópica ya sinostosada. N. 461 — Proc: Ruinas de Armatambo, falda Este del cerro Solar. Lima. Periodo último. — Pequeña fosita cere- belosa mediana, bien limitada. 16 wormianos lambdoi- deos. Huesos astéricos simétricos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 464 — Proc: Huaca en la Avenida José Pardo, Magdalena del Mar. Lima. Periodo último. — Sutura lambdoidea irregular. Existe la huella de varios wormia- nos lambdoideos. Línea curva occipital superior muy marcada. Visera frontal. N. 465 — Proc: Isla de San Lorenzo. Periodo último. — Suturas casi sinostosadas. 5 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. Hueso petro-escamoso derecho N- 466 — Proc: Huacas de la Legua. Lima. Periodo — 441 Último. — Ligeramente deformado. No ofrece variaciones anatómicas. N. 467 — Proc: La Legua. Lima. Periodo último. — Hueso epactal. 2 wormianos lambdoideos. Huesos petro- escamosos grandes y simétricos. N. 468 — Proc: La Legua. Lima. Periodo último. — 2 wormianos lambdoideos. N. 469 — Proc: La Legua. Lima. Periodo último. — Hueso petro-escamoso derecho. N. 470 — Proc: La Legua Lima. Periodo último. — 6 worniianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. N. 471 — Proc: La Legua Periodo último. — Cráneo de adolescente. Hueso-interparietal clásico. Deformado. N. 475 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» en la haden- da Conde San Isidro. Lima. Periodo último. — Sutura lambd oidea irregular con pequeños wormianos. N. 476 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar» Lima. Pe- riodo último. 5 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquiei’do. Visera frontal. N. 477 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. Pe- rio último. — Triángulo vermiano. 12 wormianos lambdoi- deos, uno de los cuales es epactal. Wormianos en las su- turas occipito-mastoideas. Pterion izquierdo en m . N. 478 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. Perio- do último — 7 wormianos lambdoideos, uno de ellos cons- tituye un epactal. Ligeramente deformado. N. 479 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. Perio- do último. — Sutura lambdoidea irregular con 2 wormianos. Visera frontal. N. 480 — Proc: Huaca «Pande Azúcar.» Lima. Periodo último.-Fositacerebelosa mediana, mal limitada Las sutu- ras lambdoidea y sagital están llenas de pequeños wormia- nos. Línea curva occipital superior bastante acentuada. N. 481 — Proc: Huaca «Pan de Azúcar.» Lima. Perio- — 442 — do último. — Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoi- deos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 482 — Proc: Rinconada de Ate. Lima. Periodo último. — 8 wormianos lambdoideos. Hueso astérico de- recho. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea de- recha. N. 498 — Proc: Nieveria. Cementerio al sur del Río Se- co. Lima. Periodo primero b. (entierro de bóveda). — Triángulo vermiano. Hueso interparietal incompleto ó irregular; la sutura inferior avanza hasta el asterion iz- quierdo y se queda á la mitad de la rama derecha de la su- tura lambdoidea. 6 grandes wormianos lambdoideos y muchos pequeños. Hueso ptérico anterior derecho. N. 499 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — Fosita cerebelosa mediana. 15 wormianos lambdoideos. Ligera visera frontal. N. 500 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — Triángulo vermiano. 7 wormianos lambdoideos. Hueso astérico derecho. N. 501 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — 2 wormianos lambdoideos. N. 502 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Hueso epactal grande, con 2 wor- mianos en su vértice. 16 otros wormianos lambdoideos. N. 503 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — Suturas lambdoidea y sagital con muchos wormianos. Li- gera visera frontal. N. 504— Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — Cráneo de adolescente. 7 wormianos lambdoideos bien de- finidos. Huesos astéricos simétricos. Un gran wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. Hueso petro-es- camoso derecho. N. 505 — Proc: Nieveria. Lima. Periodo primero b. — — 443 Hueso epactal. 13 wormianos lambdoideos. Está destrui- da gran parte de la base de este ejemplar. N. 506 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — Cráneo de niño. Triángulo vermiano. Epactal triple. 11 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. Nota- ble plagiocefalia. N. 507 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Pequeño epactal. Hueso astérico iz* quierdo. Hueso ptérico típico izquierdo. N. 508 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — Triángulo vermiano. Suturas un tanto sinostosadas. Hue- llas de varios wormianos lambdoideos. Ligera visera fi'ontal. Plagiocefalia muy acentuada. N. 509 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — Cráneo de adolescente. 6 wormianos lambdoideos. Hueso petro-escamoso izquierdo. N. 510 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — Hueso epactal pequeño. 5 wormianos lambdoideos. Hue- sos astéricos simétricos. Hueso ptérico típico derecho. N. 511 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero b. — 7 wormianos lambdoideos. N. 512 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Pequeño epactal. 12 wormianos lambdoideos. Wormiano en la sutura occipito-mastoidea. N. 513 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Vestigios de 3 wormianos lambdoideos. N. 514 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Pequeña fosita cerebelosa mediana. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. Pequeño wormiano en la sutura coronal cerca del pterion izquierdo. Pequeño wormiano en la sutura esfeno-frontal izquierda. N. 515 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Epactal grande dividido por una sutura longitudinal en — 444 — dos partes iguales y simétricas, (epactal doble). Más de 6 wormianos lambdoideos. N. 516 — Proc: Nie vería. Lima. Periodo primero a. — 8 wormianos lambdoideos. Huesos astéricos simétricos. N. 517 — Ib’oc: iS'ievería. Lima. Periodo primero a. — Está destruida la parte inferior de la escama occipital. 7 wormianos lambdoideos. N. 518 — -Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — 14 wormianos lambdoideos, uno de los cuales es epactal. Hueso astérico izquierdo. Hueso petro-escamoso derecho. Plagiocéfalo. N. 519 — Proc: Nie vería. Lima. Periodo primero a. — 11 wormianos lambdoideos. Hueso astérico izquierdo. N. 520 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Fosita cerebelosa mediana en boceto, l’equeño epactal, con 30 wormianos lambdoideos grandes y bien limitados. Hueso ptérico anterior izquierdo. N. 521— Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Se cuentan 3 wormianos lambdoideos. N. 522 — Proc: Nievería. Lima, l’eriodo primero a, — Sutura lambdoidea un tanto desigual. Ligera plagioce- íalia. N. 523 — Proc: Nievería. Lima. Primero primero a. — Triángulo vermiano. 4 pequeños wormianos lambdoideos. N. 524 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — No ofrece variaciones anatómicas. N. 525 — Proc: Nievería. Lima, l^eriodo primero a. — 7 wormianos lambdoideos casi borrados. N. 526 — Proc: Nievería. Lima. Periodo p»rimero a. — Suturas parcialmente sinostosadas. Vestigios de 16 wor- mianos lambdoideos. N. 527 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Hueso ptérico posterior derecho. Hundimiento encima del inion. — 445 — N. 528 — Proc: Nievería. Lima. Periodo primero a. — Hueso epactal. Hueso astérico derecho. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea derecha. N. 529 — Proc: Ancón. Terraza al NE. del pueblo anti- guo y al E. del pueblo nuevo. Periodo (?).— Triángulo ver- miano mal definido. 13 wormianos larabdoideos, uno de los cuales es un epactal pequeño. Irregularidades en am- bos asterions. Hueso petro-escamoso izquierdo. Deforma- ción con ensanchamiento de la bóveda y depresión á ni- vel del lambda. N. 530 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Sutura lambdoi- dea irregular. Deformado. N. 531 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Suturas sagital y lambdoidea parcialmente sinostosadas. Un wormiano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. Visera frontal. No- table deformación fronto-occipital ancha. N. 533 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Sinostosis par- cial de las suturas sagital y lambdoidea. Hueso petro-es- camoso izquierdo. Pterion derecho en ie: . Deformado. N. 534 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Cráneo de adoles- cente. 4 wormianos lambdoideos. Plagiocófalo. N. 536 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Fosita cerebelosa mediana. Ligeramente deformado. N. 537 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Pequeño epactal. 8 wormianos lambdoideos mal definidos. Irregularidades en ambos asterions. Un wormiano en la sutura coronal. Deformado. N. 538 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Huellas de 3 wor- mianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura occipito- mastoidea izquierda. Ligera visera frontal. Deformación análoga á la de los cráneos precedentes. N. 540 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Triángulo vermia- no. Pequeño epactal doble. 14 wormianos lambdoideos. — 446 — Huesos petro-escamosos simétricos. Hueso ptérico típico á ambos lados. N. 541 — Proc: Ancón Periodo (?). —Pequeño epactal. N. 542 — Proc: Ancón. Periodo (?). — 3wormianos lamb- doideos. N. 543 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Hueso epactal. N. 544 — Proc: Ancón. Periodo (?). — 6 wormiano lamb- doideos semi-sinostosados. Ligera visera frontal. N. 545 — Proc: Ancón. Periodo (?). — No ofrece las va- riaciones anatómicas que estudiamos. N. 546 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Suturas semi-si- nostosadas. Ligeramente deformado. N. 547 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Posita cerebelosa mediana mal limitada. Hueso epactal. Un pequeño wor- miano en la sutura occipito-mastoidea izquierda. N. 548 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Hueso ptérico tí- pico derecho. N. 549 — Proc: Ancón. Periodo (?) — Algunos wormia- nos lambdoideos. N. 550 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Posita cerebelosa mediana mal definida. Suturas lambdoidea y sagital un tanto irregulares. Wormiano en la sutura occipito-mastoi- dea izquierda. N. 551 — Proc: Ancón. Periodo (?). — Triángulo ver- miano. Hueso epactal. 2 wormianos lambdoideos. N. 552 — Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal y de 3 colores. — Epactal muy irregular. Vestigios de 4 wor- mianos lambdoideos. Notable deformación ancha. Pterion derecho en K. N. 553 — Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal. — 10 wormianos lambdoideos casi sinostosados. Plagiocéfalo. N. 554 — Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal. — 10 wormianos lambdoideos. Un wormiano en la sutura sa- gital á nivel del obelion. — 447 — N. 555— Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal.-3 wor- mianos se disputan el lambda (epactal triple). 7 wormia- nos en el resto de la sutura lambdoidea. Deformación an- cha. N. 556 — Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal. — Sutu- ra lambdoidea irregular. Ambos pterions en nz . N. 557 — Proc: Ancón. Periodo fin de epigonal. — Se cuentan más de 6 wormianos lambdoideos. Irregularida- des en ambos asterions. Visera frontal. La rama trans- versal de los pterions es muy estrecha (tendencia al pte- rion en K). Plagiocéfalo. Deformado. N. 558 — Proc: Chaviña; hacienda del valle de Acarí. Periodo epigonal. — Suturas semi-sinostosadas. No ofrece las variaciones anatómicas que estudiamos. N. 562 — Proc: Hacienda Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Suturas un tanto anfractuosas. Un wormiano en cada una de las suturas occipito-mastoideas. Hueso pe- tro-escamoso derecho. Ligeramente deformado. N. 563 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigo- nal.— Triángulo vermiano. Deformación aimará clásica. N. 564 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigo- nal.— Fosita cerebelosa mediana bien definida. Deforma- ción de los aimaraes. N. 565 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — La sutura medio frontal persiste (metopismo simétri- co). Deformación aimará. N. 566 — Proc: Hda. Chaviña, Acarí. Periodo epigonal. — Hueso astérico izquierdo. Deformación aimará. N. 567 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — 2 wormianos lambdoideos. Pterion izquierdo en K. Pte- rion derecho en nz . Notable deformación de los aimaraes. N. 568 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — 2 wormianos lambdoideos. Plagiocefalia notable. Defor- mado. — 448 — N. 569 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Fosita cerebelosa mediana en boceto. En el lainbda se agrupan 3 wormianos (epactal). 16 wormianos lambdoi- deos. Hueso astérico derecho. Hueso petro-escamoso de- recho. Plagiocéfalo. Ligeramente deformado. N. 570 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigo- nal. — Triángulo vermiano. Hueso astérico derecho gran- de. Plagiocéfalo. Ligeramente deformado. N. 571 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Triángulo vermiano. Hueso ptérico posterior derecho. N. 572 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Hueso ptérico anterior derecho. La bóveda de este crá- neo está destruida en gran parte. N. 573 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Vestigios de 6 wormianos lambdoideos. Ligeramente deformado. N. 574 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Triángulo vermiano. 14 wormianos lambdoideos, uno de ellos es epactal. Wormianos á nivel del obelion. Vi- sera frontal. Deformación levantada. N. 575 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Deformación levantada. No se observa ninguna parti- cularidad independiente de la deformación. N. 576 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonah — 2 Pequeños wormianos lambdoideos. N. 577 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — Sutura lambdoidea irregular. Muy deformado. Solo se conserva la bóveda de este cráneo. N. 578 — Proc: Hda. Chaviña. Acarí. Periodo epigonal. — 3 wormianos lambdoideos. Hueso ptérico posterior iz- quierdo. N. 581 — Proc: Poroma. Acarí. Periodo antiguo de Nazca. — Hueso petro-escamoso derecho. Deformación echada. — 449 — N. 582 — Proc: Poroma. Periodo antiguo de Nazca. — Triángulo vermiano mal limitado. Hueso petro-escamo- so derecho. Suturas casi sinostosadas. Deformación echada. N. 583 — Proc: Poroma. Periodo antiguo de Nazca. — Triángulo vermiano. Deformación análoga á la del crá- neo precedente. N. 585 — Proc: Poroma. Periodo antiguo de Nazca — Cráneo de adolescente. Pequeño epactal con más de 7 wormianos lambdoideos. Wormianos en las suturas ócci- pito-mastoideas. Hueso astórico derecho. Sutura metópi- ca ya sinostosada. N. 587 — Proc: Hacienda Chaviña. Yalle de Acarí. Pe- riodo epigonal. — Sutura lambdoidea un tanto irregular. N. 588 — Proc: Distrito de Carabayllo. Periodo (?) — Fosita cerebelosa mediana bien constituida y profunda. Hueso petro-escamoso izquierdo. Ligera visera frontal. N. 591 — Proc: Pachacamac. Periodo (?) — Pequeño epactal. 13 wormianos lambdoideos. Wormianos en las suturas occipito-mastoideas. Plagiocéfalo. Ligeramente deformado. N. 592— Proc: Pachacamac. Periodo (?) — Pequeño epactal. Varios wormianos lambdoideos mal definidos. De- formado. N. 593 — Proc: Pachacamac. Periodo (?) — Suturas un tanto sinostosadas. Plagiocéfalo. N. 594 — Proc: Pachacamac. Periodo (?) — Suturas un poco borradas. Ligera visera frontal. N. 595 — Proc: Pachacamac. Periodo (?) — Triángulo vermiano. 3 wormianos lambdoideos. Hueso petro-escamo- so izquierdo. ( Continuará ) — 450 EL MONOPOLIO DE LA SAL Pocos países en Sud América, quizás ninguno, pueden ser considerados más ricos en yacimientos salinos como el Perú. En su territorio se encuentran muy variadas combinaciones; pero las más notables por su abundancia y valor comercial son los boratos de soda que se explotan en Arequipa y Puno; los carbonates, cloruros y nitratos de soda que existen en el prime- ro de esos departamentos y en el de lea; los nitratos de potasa que aparecen en las pampas arenosas de la Costa y el cloruro de sodio, que es objeto de este trabajo. El cloruro de sodio que es el priucipal componente de la sal común ó de comer, puede citarse entre los productos natura- les del Perú más dignos de llamar la atención, por la abundan- cia de salinas en todo el territorio, las facilidades que hay para su explotación, y la buena calidad del artículo, que lo colocan en situación privilegiada respecto al similar de otros paises de América, en los que la producción es generalmente eventual y escasa, ó requiere el empleo de laboriosos procedimientos indus- triales que aquí no son necesarios. Las salinas del Perú pueden clasificarse en tres categorías: salinas de evaporación, yacimientos superficiales de sal compac- ta y minas de sal gema. Las primeras se encuentran á lo largo de la Costa del Pací- fico y en algunas regiones del interior, y consisten, en unos ca- sos, en extensas lagunas naturales de agua salada, y en otros, en pozas abiertas en los terrenos salinos, las que se alimentan de ese líquido por filtraciones subterráneas provenientes del mar unas veces, y otras de las aguas que bajan de la Cordillera de los Andes que corre paralela á dicha costa. Los únicos agentes para la evaporación del agua y la cris- talización de la sal son el calor solar y el viento, de manera que aquella llega hasta el estado de cristalización sin que la mano del hombre haya tenido que intervenir en forma alguna. — 451 — En todas las salinas de evaporación, con excepción de las de Huacho, la sal se produce en granos y trozos más ó menos grandes; en la última se forma una masa compacta y dura que es necesario cortar con hachas, obteniéndose así blocks de 20 á 30 centímetros de espesor, de 50 á 70 kilos de peso, que pueden trasportarse á grandes distancias sin envase alguno. La ley de cloruro de sodio de esta sal fluctúa entre el 96 y el 98 % y la de las sales de grano entre el 94 y el 98, consistiendo los demás componentes en diversas sustancias, en proporciones tan peque- ñas, que son inofensivas para la salud. Aunque el número de esta clase de salinas es muy grande, la explotación está limitada actualmente á 22 en la Costa y á 5 en la Sierra, figurando en las primeras Matacaballo, en Piura; Guafíape, Chao y Guadalupito, en La Libertad; Casma en An- cachs; Huacho y Chilca, en Lima; Caucato en lea; y, entre las segundas, Pichu-pichu, en Arequipa; Azángaro, en Puno; y Maras, en el Cuzco. Los yacimientos superficiales de sal compacta, que forman la segunda categoría, están en pocos lugares, pero cada uno de ellos abarca gran extensión. Los principales son los de Sechu- ra y Mórrope, situados en el desierto de Sechura, á más ó me- nos 40 kilómetros del mar, con un ancho de 3 á 5 kilómetros, en una extensión aproximada de 100 kilómetros de largo los primeros y de 30 á 40 los segundos, siguiendo de Noroeste á Sudeste. Como la capa de sal no está siempre á la vista y hay ade- más espacios que carecen de ella, la explotación de los de Se- chura se hace en diversos sitios que se conocen con distintos nombres. El trabajo del hombre se reduce á quitar la pequeña capa de arena, que á veces cubre la sal, y cortar ésta con ha- chas, formando pequeños blocks rectangulares una sal cristali- na, con ligeras vetas rosadas ó plomisas; pero toda de exelente calidad, teniendo la condición especial de ser muy resistente á la humedad atmosférica, lo que la hace singularmente aprecia- ble para los climas húmedos, como el de Colombia, á donde se exporta. En los departamentos de lea. Arequipa y Moquegua, se en- cuentran también yacimientos de esta clase; pero en los dos pri- — 452 — meros su calidad no es tan buena y la explotación se hace en to- dos de manera muy reducida. Las minas de sal gema, que forman la tercera categoría, se hallan principalmente en la Cordillera de los Andes y en la re- gión de los bosques, siendo las tínicas que requieren trabajos preparatorios especiales, como la apertura de socavones, que se están construyendo en las que carecen de ellos, á fin de facili- tar la explotación y seleccionar el producto, que en algunas se extrae muy mezclado con arcilla y piedras, que desmejoran mucho su calidad y le dan mal aspecto. El número de minas en explotación' es de 14, siendo especialmente notable la de Puite, en el Sur, á 40 kiló- metros del mar, que contiene una inmensa cantidad de sal en cristales, casi pura, [99.95 % de cloruro de sodio] que permite considerarla, quizas, como la mejor sal natural del mundo, según la apreciación hecha por los distintos profesiona- les del país y extranjeros que la han analizado. Esta sal y la de Huacho [escogida] tienen especial aplicación como sal de mesa en polvo, y son las que se destinan á este objeto con re- sultados muy satisfactorios. Cerca de la ciudad del Cuzco hay también una mina descu- bierta recientemente, que tiene el nombre de Occopata, donde se obtiene una .sal blanca de 99 % de pureza; y por último, en el Departamento de Junín, la de San Blas, inmediata á la lagu- na de este nombre, que en los tiempos de apogeo de la plata, abastecía á los mineros del Cerro de Pasco, de las ingentes can- tidades que empleaban en su beneficio, y la del Cerro de la Sal, en la montaña de Chanchamayo, que más propiamente debería llamarse “Los Cerros de la Sal” por tratarse de una pequeña ca- dena de cerros divididos por una angosta quebrada, en los que la sal se encuentra por todas partes, sin mas que quitar la capa de tierra vegetal y la exuberante vegetación que la cubren. El mapa de las salinas del Perú que se acompaña como anexo, permite apreciar la ubicación de cada una en el territo- rio de la República. Hasta el año 1896 la explotación y expendio de la sal eran enteramente libres en toda la República. Aunque las salinas, en su mayor parte pertenecían al Estado, estaban explotadas por particulares, ya como arrendatarios, á mérito de contratos celebrados con las Juntas Departamentales, Municipalidades ó Beneficencias, á las que el Gobierno había cedido algunas, ó ya como dueños de ellas: en unos casos, de acuerdo con las dispo- siciones de la ley de 12 de enero de 1877; 7» otros, por ser los explotadores propietarios de los terrenos donde estaban ubi- cadas y haber ejercido dominio absoluto sobre ellas durante muchos años. Esta situación quedó modificada por la ley de 1 1 de enero de 1896, que estancó la sal en todo el territorio: prohibió el denun- cio de minas, criaderos y yacimientos de sal y pozos de agua salada y la importación y exportación de la sal por toda otra persona que no fuera el Estado; y determinó las reglas á que debian sujetarse los explotadores de las salinas que habian en- tonces en trabajo. La ley autorizó además al Poder Ejecutivo para que, si el estanco presentaba dificultades, fijara á la sal un derecho de con- sumo, disposición que fué adoptada'por el Gobierno, según de- creto de 18 de julio de 1896, que señaló 5 centavos por kilo á la de uso doméstico y i centavo á la industrial, encargándose su recaudación á una dependencia del Ministerio de Hacienda con el nombre de Administración de la Sal. Este régimen estuvo en ejercicio hasta junio de 1901, en que la Administración de la Sal fué sustituida por una Compa- ñía anónima fiscalizada, con el nombre de “Compañía Salinera del Perú”, que dió comienzo al estanco, estableciéndolo primero en las salinas y después en las poblaciones de algunos departa- mentos, administrando el ramo hasta diciembre de 1905, en que á .su vez fué remplazada por la “Compañía Salinera Nacional”, que continuó el trabajo en los demás departamentos; siendo por último sustituida por la nueva “Compañía Salinera del Perú”, que desde el 16 de febrero de 1910, corre á cargo de la admi- nistración y ha .seguido el mismo sistema. De los 22 departamentos y provincias litorales que tiene el Perú, en 18 está funcionando el estanco de manera normal, exis- tiendo en ellos 103 depósitos de provisión, con existencias que al 31 de diciembre de 1910 alcanzaban á 12,863 toneladas de sal, — 454 y 2,228 puestos de venta en los que se adquiere la sal durante todo el año á los precios fijados por el Gobierno en armonía con la ley. El movimiento habido desde la creación del impuesto pue- de apreciarse por las siguientes cifras: Cons7imo de sal doméstica en la Reptíblica Total— kilos Promedio auual-kilos De agosto 1896 á diciembre 1900.. . 38.168,216 8.641,860 ,, enero 1901 ,, ,, 1905... 60.414,838 12.092,968 ,, ,, 1906,, ,, 1910... 82.163,552 16.432.710 Total 180.746.606 Consumo de sal industrial en la Reptíblica De agosto 1896 á diciembre 1900.. . , 26.614,517 enero 1901 ,, 1905 .. 1905.. 1910. 15.683,547 15.263,864 Total 57.561,928 Venta de sal para la exportación De agosto 1896 á diciembre 1900... 13.468,820 , , enero 1901 ,, ,, 1905. . ,, ,, 1906,, ,, 1910.. 15-543.349 13.981,894 Total 42.994,063 6.025,928 3-136,709 3-052,773 3.049,544 3. 106,669 2.796,379 De los datos anteriores se desprende que mientras las ven- tas de sal para el consumo doméstico han seguido marcha as- cendente, no interrumpida, las efectuadas para usos industria- les y para exportación han sufrido, por el contrario, un descenso. Lo primero se explica por el desarrollo gradual que ha te- nido el estanco, á mérito de las facilidades dadas para la adqui- sición de la sal en todas partes, y por restricción del contraban- do. Respecto á la disminución en la sal industrial tiene su ori- gen en el escasísimo empleo que se dá hoy á esta sustancia en la minería — que antes consumía fuertes cantidades— por ha- ber variado el sistema de beneficio de la plata y no necesitarse sal absolutamente para el del cobre que ha reemplazado á aque- lla en los centros más importantes, como Cerro de Pasco, Yauli, etc. En cuanto á la exportación, no ha podido desarrollarse por la clausura de los mercados chilenos, á causa de los dere- chos prohibitivos establecidos en 1898, y por las vicisitudes que por diversos motivos han pasado los de Colombia, Ecuador y Centro América, á que se exporta nuestra sal. La importancia de cada una de las salinas en explotación, en relación con el movimiento habido puede juzgarse por el cuadro adjunto á esta monografía. Las sumas percibidas por el Fisco como resultado del es- tanco alcanzan á Lp. 811.210,256 distribuidas así: Producto liiiuido total Período de la Administración Fiscal Lp. 177.467,672 Id. de la Cia Salinera del Perú 220.565,161 Id. id id Salinera Na- cional ,, 334.777,048 Id. 2.* Cia Salinera del Perú (febrero 15 de 1910 á noviembre 1910) 18.400,375 Total Lp. 811.210,256 Promedio anual Lp. 36.095,119 ,, 49,014,480 ,, 81.158,072 ,. 99.032,052 Es justo reconocer, desde luego, que en los primeros tiem- pos de la implantación del impuesto las difícultades con que tropezó la Administración Fiscal y las resistencias que encon- tró para el pago de la contribución fueron extraordinariamente grandes, requiriendo para vencerlas todo el prestigio y decisión del gobierno de 1895, eñcazmente secundada por el gerente de dicha administración, el malogrado señor don Ricardo Rossel, que durante cuatro años dedicó á este servicio público toda su inteligencia y energías. El nombre del señor Rossel está pues intimamente vinculado al éxito de la contribución de la sal, y el que estas lineas escribe, que maneja el ramo desde julio de 1901, se complace en presentarle en esta ocasión el homenage póstumo que por su competente actuación merece. — 456 — Todo hace esperar que á medida que se perfeccione el es- tanco y se complete su organización en los lugares en que, por causas diversas, agenas á la Compañía, no ha sido posible lle- varlo aun á cabo, los rendimientos sean cada año mayores hasta donde lo permita la potencia consumidora del país, que les sir- ve naturalmente de límite. El monopolio de sal que por tantas vicisitudes ha pasado, puede considerarse, pues, definitivamente incorporado á nues- tro régimen tributario, en el que ocupa ya lugar prominente co- mo una de las más saneadas rentas fiscales. Lima, 29 de Mayo de 1911. M. G. Montero y Tirado. Estadística del expendio de sal por salinas de Agosto de 1896 á Diciembre de 1910 — 457 — -t: o « O H ON ON 00 M 6 Tt Ti- fO Tf M o vo 00 M Tí- 00 o o tN^ M M Oí M 00 M cfv 'í xr\ \o vo xr\ M W-» ■LTi Ov dv dv i_rv vr» M li-» o — M M CVJ o 00 Os^ ir% 1/^ ON ro Os.» o Ov t^oo o O vo PO u-\ O O O ^ PO ON Oí oí Tj- NO PO Tf 00 NO po 3‘ N ov d\ po — o PO — NM xr\ 1— I — N ov — vo 00 VO n Ov fñ tP, tC. VO rí un M VO Ln irv \r\ OO O X CL O VO TÍ- t:í' ro ro >-i TÍ* Ci TÍ* fó M s Oí Gn « Oí no" o" On TÍ- Oí ro ON w o On O '-PN un o PO O M ON un ON O Oí OI Oí TÍ" vO_^ ON vjD PO vO^ ON un NO TÍ- Tf On vo” tÍ T? tC oC T? vd Oí ON .-T vr> 00 o Oí o N vo PO 00 O — On o 3-vO PO o O Oí Oí vo - Tt un LO N — fO TÍ- 0 un -H 00 « Oí un ro PO vO 3' ov vo un un vo 0 00 PO On un ov Ov vO <0 PO ON un Tí 3- 00 PO t-T - 4 - d OV dv M Tt >- Ti- oó M Cí 0 0 Oí co un N-« - vo un TÍ- Ov rO| vo Tí- Tf; M PO> t a a Oh rt o o ctS pq co u O V) 4J O ^ •- cí . tí ^ . 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(i 00 o\ 00 vr\ M M Cí ON ON Tt T?- Tt vq TÍ- 0 vo Ov cT vo Tt M VO 281.302,597 ro W vO OV t1- 0 \0 0 fO \r> M 00 M i>% tJ- xr> H Tt ro ro 00 ^ M 0 fO 0 M Ov M eo co tO VTí '4 Tt* CO vo o ON c\ oí ro VO O ON ON oí XJ '3 a es o vo VO t_o vrj O es 00 o o vo r^vo vo (S ^ 2 ^ bo.';:: ."J 5 a <¡ H ¿í o a ri Oh o U rt o -i O Cm a o d § Montero y Tirado. — 462 — MINISTERIO DE FOMENTO CUERPO UE INGENIEROS DE MINAS DIRECCIÓN Lima, Noviembre ^ de ipio. Señor Presidente de la Sociedad Geográfica. S. P. Durante el año 1905 hizo practicar esta institución una cui- dadosa nivelación desde el Callao hasta Ancón, pasando por Li- ma, y mandó colocar en diferentes sitios marcas permanentes para que sirvieran de puntos de referencia en cualquiera opera- ción de esta especie que se intentara ó necesitara ejecutar en lo sucesivo. Los resultados de esta operación, consistentes en las cotas al milímetro de las señales permanentes, quedaron archi- vados en esta oficina y solamente hace pocos meses el suscrito dispuso que se grabaran en las cabezas de cobre que constituyen las indicadas marcas, las cifras correspondientes. Pero como el hecho mismo de la nivelación no fué conocido por muchas per- sonas y es muy probable que la generalidad no tenga noticia de la posición de los hitos y quizás de su existencia; estimé conve- niente hacer preparar por el ingeniero don Jorge F. Remy, que tomó parte en esa operación hipsométrica, una ligera noticia acerca de los métodos empleados en el trabajo y sus resultados con el fin de hacerla publicar para llevar al conocimiento de las personas que puedan interesarles la existencia de esos hitos y para que quede constancia impresa de sus cotas respectivas. En ninguna publicación creo que podría realizarse mejor este objeto que en el Boletín de esa ilustrada institución y con este propósito tengo la honra de adjuntarle la indicada noticia. Válgome de esta oportunidad para ofrecer á Ud. los senti- mientos de mi mayor consideración. Dios guarde á Ud. S. P. José J. Bravo. r — 463 — Nivelación diferencial del Callao á Ancón Se principió este trabajo en Enero 23 de 1905, siguiendo instrucciones que en lo referente á los resultados decían que ha- bía de dejarse marcas permanentes (B. M.) en los lugares cuyas alturas se indican más adelante y que al cerrar el circuito, esto es, al regresar al punto de partida; el error máximo admisible sería igual á: 0.07 \ distancia en kilómetros. Para ejecutar la operación se usó de un nivel americano, “Gurley”, de 18 pulgadas, que debía verificarse diariamente y corregirse en esas ocasiones ó más amenudo si necesario, y una mira de tarjeta (tipo Filadelfiaj que permitía hacer las lecturas en milímetros; llevaíido el nivelador y el porta-mira cuadernos de notas separadamente y comparándose las alturas obtenidas al fin de cada día. Para evitar variaciones en la altura de los puntos de cambio, se usó una pieza de fierro de forma cónica que se clavaba en el terreno lo suficiente para asegurar- la, sirviendo la base del cono que tenía la forma de casquete esférico para fijar el punto de cambio. Las distancias de las vistas atrás y adelante en cada estación, habían de ser iguales y de 50 me- tros aproximadamente, debiendo equilibrarse la suma de distancias pai'a golpes atrás y adelante al fin de cada día. En las instrucciones, se daba como punto de partida la altu- - ra de una cabeza de bronce colocada en la base del monumento Grau, en el Callao; cuya altura 3.683 m. era referida al nivel medio del mar, determinado por medio de un mareógrafo, colo- cado en el muelle dársena. La distancia nivelada diariamente fué alrededor de 5 kiló- metros, con un promedio de cincuenta estaciones. Las alturas encontradas en las nivelaciones de ida y regre- so, fueron las siguientes: — 464 Distancia Ida Regreso Callao — Plaza Gran 3-683 m. ,, — ,, Mercado 4.887 ,, Bellavista i3-ioi ,, La Legua 47.638 ,, Mirones ... 105, ... ,, Lima-Monumento 2 de Mayo 136.644 ,, ,, - ,, Colón 139.260 ,, ,, -Panteón 195.257 ,, ,, -Correo . 152.527 ,, ,, -Iglesia de San Alfonso 148.258 ,, Repartición 71.361 ,, Infantas 102.823 ,, Puente de Piedra 184.261 ,, Piedras Gordas 218.567 ,, Ancón 3.033 ,, 3.748 m. .... 4-957 M 1120 m. 13.202 ,, 1133 ) ) 47-784 3389 } ) 3768 ) > 2x31 } 1 2188 1 ) 5166 ) > 5258 > } 883 f t 71.442 ,, 7663 » f 102. 911 ,, 4564 i I 184.308 ,, 7485 ) » 218.540 ,, 5927 i f 8942 y » Estas alturas han servido para fijar las que llamaremos al- turas corregidas, que se han obtenido basándose en las siguien- tes suposiciones: 1. — que la altura 3.683 m. dada para la cabeza de bronce en la base del monumento Grau es altura ya corregida; 2. — que las condiciones han sido idénticas al hacer las ni- velaciones de ida y regreso, habiéndose dado, por lo tanto igual peso á las alturas determinadas en una y otra; y 3. — que el error en el circuito DK ha sido proporcional á la distancia. CALLAO í i. i 465 — Representando por AA, BB, CC, DD, etc. las alturas en- contradas para cada uno de los lugares mencionados, y por Ac, ^c, ^c. mismas alturas corregidas, tendremos: A = A, (B-A) + (B,-A.) 2 (D-C) + (D,-C,) c '"c T 2 ^(L-K) + (L,-K,) ^c ~ "^c Dp — -f ^c - ^c + (C-B) + (C,-B,) K = D -}- u c 2 M, ^ , (M-L) + (M,-L,) ^c ~ ^^c + (N-M) + (N,-M,) Para O = + (O - N) . .etc. e. t. = error total = ( ) - (K - D) Distancia total DK = 24987 m. Ee = E + Fe = F + e. t. 24987 e. t. 24987 X. X, X = distancia de D á E X, = distancia de D á F Las alturas corregidas y la descripción de las marcas per- manentes (B. M.) es como sigue: Callao — Plaza Grau. — Base del monumento sobre una cabeza de bronce 3.683 m, ,, — Plaza del Mercado. — Entrada en la esqui- na N. O. (Calles Saloon y Lima) sobre una cabeza de bronce, 4.887 ,, Bellavista. — Paradero del tranvía eléctrico al lado de la garita de la Recaudadora, tubo de fierro 13.118 ,, La Legua. — En la puerta del cuartel, tubo de fierro 47-677 Mirones. — En la esquina N. O. del tambo que hay en el óvalo, tuvo de fierro Lima. — Monumento 2 de Mayo. — En la base del monumento sobre una cabeza de bronce. ,, — Plaza de la Exposición. — En la esquina N. O. de la base del monumento Colón, cabeza de bronce , , — Panteón. — Sobre una cabeza de bronce en la base del monumento, frente á la puer- ta principal ,, — Casa de Correos. — Sobre una cabeza de bronce en el quicio de la puerta izquierda ,, — Iglesia de San Alfonso. — Sobre una cabe- za de bronce en el segundo escalón de la gradería Repartición. — En la estación, tubo de fierro Infantas. — En el extremo sur del andén de la esta- ción, tubo de fierro Puente de Piedra. — En la mampostería de la torna- mesa, cabeza de bronce. Piedras Gordas. — Punto más elevado de la línea de Lima á Ancón, sobre un tubo de fierro al lado de la marca del kilómetro? Ancón. — En el andén frente á la entrada principal al hotel, tubo de fierro Setiembre 28 104.986 135.622 139.240 195-243 152.516 148.248 71-367 102.832 184.249 218.518 2.998 de 1909. — 467 — Discurso pronunciado á nombre de la Sociedad Geográfica por su secretario en la inauguración del monumento á Raimondi El señor Liona se expresó en los términos siguientes: Excmo. señor: Señor Ministro: Señores: Como el ilustre maestro don Ricardo Palma, antiguo pre- sidente de la sociedad geográfica y una de nuestras glorias na- cionales, vengo en nombre de nuestra institución á depositar su más respetuoso homenaje al pie de esa estatua y hablaros de Raimondi, doble honor que he debido aceptar sin más títulos que el cargo oficial que en la sociedad invisto y al que sólo po- dría agregar el de mi afecto, mi admiración sin límites por el mejor y más grande de los sabios que, nacidos en otro país, ha- yan consagrado las facultades de su poderosa inteligencia, las cualidades de su carácter, los esquisitos sentimientos de su co- razón, al estudio y progreso del Perú. Nuestra sociedad ha deseado y no podría dejar de oir su voz en este momento. Ella que vió brillar en su seno á Rai- mondi como socio fundador y que ha venido custodiando la va- liosa herencia de sus apuntes de viaje y de sus manuscritos, élla que se ha esforzado, á través de las vicisitudes nacionales, por terminar, como lo ha hecho, la publicación del gran mapa del Perú por Raimondi, proponiéndose además dar á conocer como lo está haciendo y lo hará, el inmenso material que él reunió para su gran obra sobre el Perú, nuestra institución que ha ve- nido descifrando y coordinando sus inapreciables apuntes geo- gráficos y va dándolos á luz sistemáticamente en el Boletín de circulación mundial que ella publica, debía y podía asociarse á esta manifestación, para aclamar, en unión de todos nuestros centros de estudio, al audaz conquistador de los tesoros que la ciencia ambiciona y que la naturaleza ha acumulado y defiende ella misma en nuestro suelo y para saludar á Raimondi como al padre de la moderna geografía nacional. — 4^8 — ' A? Bien saben todos los que han contribuido con su iniciativa y esfuerzo á elevar este monumento, que él viene á satisfacer un antiguo anhelo nuestro, pero la institución desea felicitarles pviblicamente, y agradecerles la obra de justicia que han realiza- do. Un grupo selecto de conciudadanos de Raimondi resolvió asegurar el éxito del proyecto. Hijos, como él, de esa reina de la historia, creadora secular de hombres de genio, habían apren- dido de ella el modo de recompensarlos: venidos como él á con- tribuir al más rápido de.sarrollo de esta república, elegirla como patria adoptiva, han comprendido que no podían adornar la ca- pital con una ofrenda más grata y que mejor simbolizara, que más estrechos hiciera los vínculos fraternales que nos unen. En la marcha ascendente de la civilización, el último y más alto período es aquel en que los servicios de orden científico comienzan á ser premiados de este modo, porque es necesario que tras de un lento amanecer, surja por fin el sol de la más brillante cultura, para que la admiración pública apartándose de objetos más cercanos, contemple iluminados por los primeros rayos, las altas cumbres intelectuales. No pretendemos que tal era se haya iniciado aún para nosotros, pero es indudable que este ejemplo servirá para apresurar su llegada. Sí; era necesario y es justo que se eleve la noble figura de Raimondi en una de las plazas principales de la capital peruana. Era necesario presentarle como ejemplo á las juventudes estu- diosas del porvenir, es justo que su afectuoso recuerdo venga á vivir entre nosotros, que el pueblo viéndole al lado de sus hé- roes, aprenda á conocerle como á uno de los benefactores de la nación. El heroísmo de sus solitarias campañas por los Andes y á través de las selvas orientales, es de otro orden, pero no in- ferior al que afronta á la muerte en los campos de batalla. La tranquila é inquebrantable energía que exigió la realización de sus proyectos, es digna de los caracteres históricos. Su entu- .siasmo, su amor por nuestro país, asumió las proporciones del más abnegado patriotismo. Sus sacrificios han sido provecho- sos para todos, menos para él; y los servicios que prestó á su pa- tria adoptiva han influido y seguirán influyendo en el engran- decimiento de ella, de la manera más eficaz Cuando Raimondi, realizando una de las aspiraciones de — 469 — su juventud, llegó á las playas peruanas, á mediados del último siglo, se vió en un escenario digno de su vocación, como natu- ralista y geógrafo explorador. Se hallaba en una región del mundo en donde la naturaleza ha concentrado sus fuerzas crea- doras, amontonado las formas de la vida y prodiicido, así, con- trastes que parecen prodigios de la imaginación. Desde esas playas lamidas por las olas del más grande y sereno de los océa- nos, se podían divisar las nieves eternas de la más gigantesca cordillera; país donde el viajero que ha dejado al amanecer los sofocantes desiertos africanos de la costa, se encuentra, mucho antes de caer el sol, en los frígidos climas de los círculos pola- res ó en donde, sin moverse de lugar, puede ver el mercurio subir de día á 28 grados, para bajar en la noche á 24 grados, bajo cero, región en donde los ríos de la costa, formidables to- rrentes en verano, se trasforman, periódicamente, en mezqui- nos riachuelos que desaparecen antes de llegar al mar, mien- tras que en la vertiente opuesta de la cordillera, el más impor- tante sistema hidrográfico del planeta, el Amazonas y su ma- gestuoso séquito de ríos tributarios, asombran al océano con el inmenso caudal que le traen del interior del continente. Vió á los Andes, ejército de titanes ignorados por la mito- logía, pero que los antiguos peruanos denominaron en nuestras latitudes, Vilcanota, Sarcantay, Misti, esos colosos del sur, Co- ropnna, el más gigantesco de todos, sin exceptuar al Hnascarán, el monstruoso bicéfalo del norte; ejército que salido de los ma- res polares, desfila á lo largo del grande océano y transpasa la línea ecuatorial, en busca de otro hemisferio. Los Andes, el más soberbio esfuerzo de las épocas geológicas, inexpugnable fortaleza de la América del Sur y cuyas torres y almenas .se ilu- minan de día con el brillo de sus nevados, de noche con el res- plandor de sus volcanes, vigilando las llanuras interminables, vírgenes y fecundas á la vez, que duerinen esperando á las ra- zas emisarias de la civilización del porvenir. Con la imaginación vislumbró á lo léjos, hacia el sudeste, al Titicaca, sagrado mar de agua dulce, suspendido por las dos cordilleras sobre el nivel de los mares á tan grande elevación, que la superficie de sus aguas, cuna religiosa de la civilización incaica, es más alta que las cumbres nevadas de otras cadenas — 470 de mont:iñas, mientras que en la misma región del sur, y al centro y al norte, el legendario Urubamba, el misterioso Apu- rimac, el tortuoso Mantaro, el extenso Marañen, en lucha todos con la cordillera oriental corren á gran profundidad bajo el ni- vel de sus primitivas márgenas, en el fondo de las cuencas y de los pongos y cañones abiertos por el secular esfuerzo de sus aguas. Vislumbró diseminados en el subsuelo, incrustrados en los cerros y terrenos, la maravillosa variedad de tipos de la más rica región mineralógica del mundo, así como los secretos que debía ocultar uno de los terrenos geológicos y paleontológicos menos explorados hasta entonces; variedad superada, sin em- bargo, por la multitud de ejemplares ignorados que debía ofre- cer en el reino vegetal y en los ramos de la entomología y orai- tología, una flora y una fauna que pasa por todos los climas, desde el de las nieves eternas hasta el de los ardientes llanos sin lluvia de la costa, ó hasta el de los cálidos y húmedos llanos del oriente, desarrollándose allí con ímpetu irresistible, multipli- cando las especies junto con los individuos, y desplegando toda su fantasía creadora, estimulada por los ardores de la naturaleza tropical. Vió que representante de las más variadas épocas, razas y costumbres, parecían haberse dado cita allí, y que sin salir del teatro en que se hallaba, un filólogo podía estudiar desde las tribus numerosas y de tan variados dialectos que al estado primi- tivo vagaban en los bosques amazónicos, hasta las razas autóc- tonas que han conservado en gran parte sus antiquísimas ideas, costumbres é idiomas, no obstante varios siglos de contacto con la civilización moderna trasplantada al Perú. Vió que todas esas civilizaciones antiguas habían dejado rastros indelebles, no sólo en los manuscritos de algunos espec- tadores ilustrados de la conquista, no sólo en los templos y for- talezas monumentales, cuyas murallas pudieron resistir á me- dias los sacudimientos del más completo cataclismo político y religioso que registra la historia; sino también en los cráneos, momias, utensilios y abundante alfareria de los sepulcros, en las telas y maderas que un clima excepcionalmente seco ha guar- dado intacto durante siglos, esperando al arqueólogo que me- 471 — diante ellos haga surgir del subsuelo de la costa el viejo mundo que yace sepultado en él. Y vio, en fin, Raimondi que, hollando con sus piés las ca- pas de polvo etnográfico de imperios extinguidos, sentada sobre las ruinas del más vasto sistema político y religioso prehispano, y heredera además del soberbio virreinato, se presentaba, ante él, la más joven de las repúblicas del continente, poseedora de esas riquezas históricas y natui'ales, ansiosa de explorar sus do- minios, de inventariar sus tesoros para ofrendarlos á la ciencia, á sus hijos, á sus huéspedes, á las demás naciones. ¡Qué obra benéfica y gloriosa la que el destino le invitaba á emprender! Dedicarse del todo á esta nación, recorrerla de un extremo á otro, llegando hasta las más lejanas y opuestas fronteras, para llevar la investigación moderna por todos sus ámbitos y alum- brar con la luz de las ciencias todos sus misterios. Es cierto, que en esa obra, Raimondi tenía precursores y entre estos algunos de las más altas reputaciones científicas del antiguo mundo. Desde el siglo que presenció la conquista y el que le siguió, podían citarse además de las descripciones de los historiadores contemporáneos de aquella época, y de los esfuerzos hechos por los pilotos, como Maffra y Roche, y los más eficaces de Caven- dish para fijar puntos de la costa del Peni, los descubrimientos de los mismos conquistadores y de los misioneros, y la expedi- ción de Orellana que dió el primer cróquis del Ñapo y Amazo- nas ó la de Alvarez Maldonado al Madre de Dios, ignorada has- ta últimamente por la geografía. Al terminar este período el astrómono Koening fundaba en Lima el “Conocimiento de los tiempos.” El siglo siguiente nos trae la visita de los más notables via- jeros científicos: Frezier, Feuillé, que traza la primera carta fi- dedigna de la costa y da, como el anterior, informaciones sobre historia natural peruana. Luego el sabio La Condamine, quién después de ejecutar, junto con Bouger y Godin yen combi- nación con Jorge Juan y Antonio Ulloa, la famosa medición del arco de meridiano de Quito, regresa á Europa por Jaén y el Amazonas, dándonos el primer mapa fidedigno de ese río, con 472 — una importante memoria. Luego llegan á Lima sus compañe- ros Juan y Ulloa, que vienen recorriendo la costa desde Tum- )bes, determinando posiciones geográficas de gran valor. Poco después las producciones naturales de las montañas de Huánuco son estudiadas por Ulloa. En seguida los eminentes y desgra- ciados botánicos Ruiz y Pavón, estudian los alrededores de Li- ma y Chancay, Tarma, Huánuco y Arequipa, viendo desapare- cer sus colecciones todas en él naufragio del “Alcántara” y sus apuntes en el incendio de una hacienda de Huánuco; sin dejar- se abatir, practican nuevas exploraciones botánicas, redactan la “Flora peruviana y chilense”, pero sólo alcanzan á publicar cuatro volúmenes y quedan los demás inéditos hasta ahora. En seguida llega, junto con Espinoza, la expedición Ma- lespina para rectificar las posiciones geográficas de la costa. Agregados á ella vienen, además de los sabios Ness y Pineda, el naturalista Haenke, quien, después de estudiar, en unión de éstos, Huánuco y su montaña, regresa al Perú varios años más tarde, y continúa sus estudios etnográficos y exploraciones es- pecialmente en el Huállaga y Ucayali. En Lima, Cosme Bue- no, Moreno y Unánue siguen publicando sus interesantes guías y los misioneros con Sobrevida trazan una carta de las misiones por ellos regentadas. Pero antes de terminar el siglo se presenta Humbold con Bompland y Kunt. Viene desde Quito, por Ayabaca á recorrer Cajamarca y Trujillo y visitar Lima é lea. Además de sus ob- servaciones astronómicas, calculadas por Olttmans, y de su her- bario que resulta contener 3,000 especies desconocidas hasta entonces, la magia de su estilo y sus observaciones en todos los ramos de las ciencias naturales y físicas, atrajeron el interés del mundo sabio europeo sobre la América del Sur, determinando así un período de mayor actividad. No bien se inicia el siguiente siglo, Dupperry recorre las costas peruanas recogiendo muestras de sus productos. Lister Maw baja al Huallaga y al Amazonas, por Chachapoyas y Mo- yobamba. Pentland estudia la cordillera, los departamentos del sur y la hoya del Titicaca. Von Tschudi visita una parte de la costa y explora las vertientes orientales de los Andes. D’Or- bigny, llegando de Bolivia, visita Lima. Fitz Roy y Usborne — 473 — determinan todas las cordenadas de la costa. Von Popping, el botánico, baja al Huallaga y sigue al Atlántico por el Amazo- nas. Smitli y Lowe reconoce igualmente el Huallaga y Ama- zonas. La expedición Wilckes, á lo largo de las costas, practica estudios físicos y metereológicos, mientras que su naturalista, Dana, se dedica de preferencia á la geología y mineralogía. Cas- telnau, en fin, después de viajar entre Lima, Cerro de Pasco y Cuzco, sale al Atlántico por el Urubamba, Ucaj^ali y Amazonas. De nuestra parte. Colmenares rectificaba los trabajos hidrográ- ficos de la costa. La Academia real de Lima con Baleato ter- mina la carta esférica del Perú, que no alcanzó á publicarse, corriendo igual suerte los trabajos geográficos de Althaus y los misioneros en el oriente siguen sus exploraciones del Pangoa, Andamarca, el Urubamba y otros ríos. Esto era lo que se había hecho hasta entonces, hasta 1850. Legado de tres siglos, de los caules dos nada ofrecieron que pu- diera satisfacer á la geografía moderna, el material, era además de escaso, heterogéneo. C>bra de distintos viajeros, cada uno de nivel científico, diverso del otro, y que, además, habían visi- tado caprichosamente, de paso, sólo determinadas regiones, esos datos habían enriquecido la ciencia contemporánea, pero era imposible formar con ellos una descripción completa, una geo- grafía general del Perú. Para utilizarlos era necesario comprobar muchos de ellos, seleccionar, rectificar, llenar los enormes vacíos que entre ellos se presentaban, y, por consiguiente, emprender, como si nada se hubiera hecho hasta entonces, la exploración total y metódica del territorio; verlo todo de nuevo, penetrar en las quebradas, remontándolas hasta sus orígenes, para bajar por otra de ellas hacia el mar y seguirlas recorriendo todas con el áfán de la in- vestigación propia, inobjetable. Era necesario caminar meses y años, á veces en las eleva- das cadenas, cruzando los arenales y desiertos colindantes con el océano lo mismo que las punas y las mesetas y los valles an- dinos vecinos de las selvas, internarse en el dédalo orográfico de las serranías ó en el de los bosques, contar en la marcha sus pasos incansables, atendiendo, á la vez, las desviaciones de la brújula, para anotar, junto con los elementos de las alturas ob- 474 — servadas, las distancias y los rumbos que permitirán formar un mapa general, más completo y aproximado que los anteriores, capaz de contener la suma de anotaciones geográficas personales insertadas en las libretas 6 acumuladas en la memoria. Surcar los ríos y los lagos del Perú, analizando sus aguas, observando su temperatura, lo mismo que las de sus múltiples aguas termales 6 las del océano en sus riberas 6 la del ambiente en todas sus regiones. Contemplar las ruinas de sus destruidos palacios y fortalezas para diseñarlas en el álbum, junto con los dibujos de plantas, insectos, animales raros, habitaciones, capas geológicas especiales, ya que el estado embrionario de la foto- grafía de viaje no permitia entonces al explorador, reproducir- las de una manera más cómoda y exacta, Y después de visitar al pastor indígena en su humilde cho- za, llegar á los centros poblados. . . . ¿para descansar de las fa- tigas y peligros de tan prolongado viaje? ¡No! el hombre que ha asumido semejantes obligaciones ante la ciencia, ante su pa- tria de adopción, no tiene ya el derecho de pensar en el descan- so como los demás. En las ciudades deberá estudiar sus archi- vos, interesarse por sus adelantos, compartir al pasar sus vicisi- tudes, examinar sus edificios públicos y fábricas, averiguar las causas de su progreso ó su decadencia y reunir en las amistosas conversaciones con los hombres ilustrados del lugar á la vez que nuevos datos históricos, estadísticos y etnográficos, aquellos que servirán para formarse una idea fidedigna de los lugares próximos que no piense visitar ó de aquellos que ofrezcan inte- rés de cualquier orden. Y emprender nuevamente la marcha interrumpida, seguir en busca de otras observaciones, de otros conocimientos, de otros ejemplares, cosechando y .sembrando á la vez en el campo de las ciencias, seguir enriqueciendo, á medida que se avance, el gran herbario, las espléndidas, únicas colecciones de aves, de insectos, de minerales, de fósiles, de restos antropológicos y et- nográficos, para ofrecerlas al Perú y al mundo, rubricadas por el gran viajero, selladas con la sangre de sus venas, acreditadas contra toda duda por una reputación científica mundial. Tal fué el plan que Raimondi se trazó y bastaría que un hombre de su carácter lo haya concebido para que mereciera esa estatua. — 475 — Pero él hizo mucho más. Lo ejecutó. Sí! todo lo que acabo de exponer no es sino la expresión de todo lo que él hizo por la ciencia y por nosotros. Diez y nueve años se le ha visto recorrer de sur á norte nuestros Andes, salir de sus quebradas, peregrinar por nuestras playas, ascender á nuestras cordilleras y nevados, perderse en las selvas orientales para regresar protegido sin duda por el ge- nio de la ciencia ó por los dioses tutelares de la patria, regresar cargado con las muestras de todos los valiosos productos disemi- nados en los dominios del Perú. Diez y nueve años se le ha visto presentarse una tras otra en todas nuestras capitales, las del norte, las del este, las del sur, averiguando en ellas y en la extensión de sus departamen- tos cuanto pudiera contribuir á su bienestar futuro, á su pro- greso ó que pudiera interesar al país, á la Europa, á Italia, ma- dre de Raimondi, como lo fué de Colón. No ha sido él una ilusión nuestra; allí están sus manuscri- tos, sus artículos, sus folletos dedicados todos á la nación pe- ruana, valiosos fragmentos de la obra que él, ambicionó á fabri- car, piedras preciosas de la espléndida diadema destinada al Perú; allí está esa misma obra, comenzada, cuya publicación interrumpió la muerte; allí está la vieja casa en donde el sabio, rodeado de sus materiales, clasificados, analizados, esperó en va- no la hora de continuar y terminar su obra predilecta, monu- mental. Que esa imagen suya de preferencia nos recuerde su sacri- ficio, sus virtudes, su abnegación, su entusiasta y generoso afec- to por nosotros. Las ciencias agradecidas que han inmortalizado su nombre rivalizarán en perpetuar su gloria, porque así como el astrónomo calcula y descubre la existencia de un astro igno- rado ó el lugar que otro ya extinguido ocupó en los espacios si- derales, al observar las perturbaciones producidas en las órbitas de los demás, bastará así mismo contemplar el campo déla geo- grafía nacional en la segunda mitad del siglo XIX para descu- brir que un gran explorador científico, un sabio enciclopédico, un geógrafo de primera magnitud ha revolucionado é impulsa- do en esa época todos los conocimientos concernientes al terri- torio peruano. — 476 ~ ¡Raimondi!.. .. vive aquí para siempre rodeado de la ad- miración, y lo que es más valioso para tí, del carino de tus dis- cípulos, de tus conciudadanos. Las largas peregrinaciones que hiciste en nuestro suelo, han sido provechosas para todos. Tu patria natal y tu patria ádoptiva, unidas, se enorgullecen de tí y has conquistado, junto con el aplauso y respeto de la severa ciencia europea el amor de la juventud peruana que está apren- diendo en tus libros, en tu museo y en tus colecciones, la mane- ra mejor de servir á la ciencia y aprenderá de esa estatua, en el ejemplo de tu vida, la mejor manera de servir á la nación. He dicho. — 477 — Alturas pluviométricas y termométricas de Morococha, co- rrespondientes al segundo semestre de 1909, por J. M. Murdok. JULIO 1909. ROCÍO TEMPERATURA LLUVIA m m T. 29Í7 [Seco] T. 2938 [Mojado] T. 4809 1 Maxima] T. 4387 [Minima] DIA HORA 8 2.5 14.5 -5-75 0 I I2IU. 9-5 2.5 12 -5-5 0 2 y y lO 3 14 -5 0 3 y y 9 3 15 -4 0 4 y y 1 1 4 15.25 -4 0 5 y y 7 0 15 -4-5 0 6 y y 8.5 0 14.5 -4 0 7 4-5 -I 14.5 -7 0 8 y y -1.5 -1-5 14.5 -5-5 0 9 y y 0.5 -3 15 -4-5 0 10 y y 9 4 12 5 -5 0 1 1 y y -1-5 -2 13-5 -6.5 0 12 y y 6 0 8 -7-5 0 13 y y 8.5 2 8.5 -5-5 0 14 y y 1 1 2-5 13 -5-5 0 15 y y 12.5 3-5 15-5 -3-5 0 16 y y 12.5 4 16.5 -4-5 0 17 y y 1 1 5 17-5 -5 0 18 y y 1 1 4-5 16 -4-5 0 19 y y 9-5 4 15.5 -5-5 0 20 y y 10.5 3-5 14.5 -5-5 0 21 y y 10.5 4 16 -6 0 22 y y 9-5 3 14.5 -7 0 23 y y 6 0 15 -4 0 24 y y 3-5 0 13-5 -4 75 0 25 y y 6 3 14 -5 0 26 y y 6.5 0 6.5 -7 0 27 y y 10 3 14 -7 0 28 y y 10 3-5 II-5 -8 0 29 y y 5 0 11.5 -2-5 0 30 y y 9-5 3 10 -I 0 31 y y 8.00 1-93 13.60 -5.17 0 — 478 — AGOSTO 1909. ROCÍO TEMPERATURA lluvia m m DIA HORA T. 2937 [Seco] T. 2938 (Mojado) T. 4809 [Maxima] T. 4387 [Mínima] 10° 3-5” 14.5“ -3” 0 I I2m. 2 2 II -5 0 2 » f 6.5 3 14 -2 0 3 > » 12.5 5 13.5 -5 0 4 10.5 3-5 15 -5-25 0 5 9 3-5 15 -4-5 0 6 I 6 3 16 4 3 7 » > 4 2 13 -2 0 8 7-5 3-5 10 -2-5 2 9 > > 7-5 3-5 10.5 -0.5 2 10 » f 8.5 3.5 12.5 -3-5 0 1 1 f t 10 5 15 -3-5 0 1 2 » ) 13 8 17-5 -3-5 0 13 14 6 18 -4 0 14 ” 12 8 17 -4 0 15 f f 13 8 18 -4-5 0 16 ,, 10 4-5 17-5 -4 0 17 12 4-5 16 -4 0 18 f f 12 3-5 15-75 -6 0 19 f i 12 3-5 16 -5-75 0 20 . ,, 12 4 15 -5 0 21,, II 3-5 15 -5 0 22 f f II. 5 4-5 14 -6.5 0 23 > f 7 2.5 14.5 -3 0 24 f f 9-5 4-5 13 -1-5 0 25 f 9 8.5 4-5 15 -1-5 0 26 1 f 9 4-5 15 -2 0 27 9 9 10.5 5 17 -3-5 2 28 9 9-5 4 13 -2 0 29 9 9 II 5 13 -2.5 0 30 7 3 13 -4-5 I 31 9 9 9.62 4.25 1 1 14.62 -3-66 10 — 479 — SETIEMBRE 1909. lí o c í o TEMX’EKATUKA LLUVIA in/m DIA HÜHA T. 2937 [Seco] T. 2938 [Mojado] T. 4809 [Maxima] T. 4387 [Minima] 12.5^ 5° 13" -5° 0 I 12. m 9-5 3 '3-5 -3 3 2 1 » 10 0 12-5 -6 0 3 > t 7-5 0 12,5 -5 ü 4 » » 1 2 4.5 ' 3 -7-5 0 5 ‘3 4.5 '5 -4-5 0 6 1 11.5 4-5 19 -3 0 7 10.5 5 16 -1-5 0 8 ) 9 1 1 5-5 '5 2 0 9 9 9 10.5 5 '5 -2 4 10 9 y 10.5 5 16.5 -2-5 6 II 9 9 9-5 4.5 15 -3-5 0 1 2 9 9 10 4 14-5 I 0 13 9 9 10 4 16 -2 0 14 9 9 12 4.5 16.5 . -0.5 0 15 9 9 12 5 '3-5 -3-5 2 16 } 9 7 3-5 '5-5 -1-5 I 17 9 9 14 7 15-5 -I 0 18 9 9 12 5 '5 -3 0 19 9 9 12.5 5-5 17 ~4-5 0 20 9 9 10 4-5 15 -3 0 2 I 9 » 9-5 4 17 -3-5 5 22 9 9 6.5 3 12 -3 0 23 i 7 9-5 5 9 0 7 24 9 9 9-5 5 1 2 2 17 25 9 9 8.5 4.5 14 0-5 0 26 9 9 9 4-5 16 0-5 0 27 9 9 10 5 14 0-5 0 28 9 9 10 5 14.5 -I 0 29 9 9 9 4.5 13 0-5 0 30 9 9 10.30 4-33 14-53 -2. 10 45 48o — OCTUBRE 1909. ROCÍO TKMPERATURA LLUVIA m'm DIA HORA T. 2937 (Seco) T. 2938 (Mojado ) T. 4809 (Maxima) T. 4387 ( Mínima) 9" 4“ 14 - I 0 1 1 2111. 85 3 16 -0-5 0 2 » 9 4-5 17 -1-5 0 3 9 ♦ 10 5 13 0.5 10 4 1 12. 5 7 13-5 0-5 25 5 • t 12 5 7 14 0-5 0 6 1 j 10 5 14-5 -1 0 7 12 4-5 17 -1-5 0 8 1 * 12 8 14 -3 0 9 1 í 13 7 14.5 -2 0 10 « t 14-5 6-5 15 -2 0 1 1 1 » 9-5 7 18 -2-5 0 1 2 1 ♦ 9-5 4 16.5 -I 0 '3 9 » 9 5 9-5 -2.5 9 14 9 9 13 6 14 -1-5 0 '5 9 9 7 4-5 17-5 1 2 16 9 y 10 5 17 -2.5 3 17 i 9 1 1 5-5 II-5 -3-5 0 18 i » 7 4 16 -1.5 0 19 9 9 5 * 4 6 -1-5 0 20 9 » 7 4 >7-5 -i 5 2 1 1 9 13 6-5 14 -2 0 22 9 9 M-5 6 17 -1-5 0 23 9 9 10 6 ¡8.5 0 0 24 9 9 1 1 6-5 1 1 0 3 25 » 9 10.5 7 ’ 155 -1-5 20 26 9 9 1 1 6-5 14-5 -0.5 0 27 9 » 13-5 8 16 -‘•5 2 28 9 9 1 1 7 16 -‘•5 0 29 9 9 15 7 17-5 -2.5 3 30 9 9 15 5 18 -3 0 31 9 9 10.82 5-67 14.96 1-33 82 Mapa del Perú por Raimondi I3E XjAS fojas; (*) N.” I — Norte de Tumbes S/. (*) ,, 2, 3, 4 y 5 — Norte de Loreto Amazonas, c/u. ,, ,, 6 — Resto de Trímbes y parte de Piura ,, 3.00 >> 7 y 8 — Parte de Cajamarca, Amazonas y Lo- reto. cada una ,, 2.00 ,, 9 y 10 — Región del Yavarí y Tabatinga, c/u. ,, i.oo (*) ,, II — I^ambayeque y parte de Cajamarca y Libertad ,, 2.00 ,, 12 — Cajamarca y parte de Tubertad y Loreto ,, 2.50 ,, 13, 14 y 15 — Parte de los departamentos de San ^lartín y Loreto, cada una ,, i.oo ,, 15.^ y 15.® — Cursos del Punís y Beni, c/u. . ,, i.oo (*) ,, 16 — Resto de la Libertad, y parte de Junín, Ancash y Huánuco ,, ,, 17 — Montañas de Huánuco y parte del Uca- yali ,, 2.00 ,, í8 y 19 — Curso del Punís, cada una ,, i.oo ,, 19.^ y 19.® — Ríos Beni y IMadera, cada una. ,, i.oo (*) ,, 20 y 21 — Parte de Lima, Junín, Huancave- lica y Ayacuclio, cada una ,, ,, 22 — Provincia de La Convención ,, i.oo ,, 23 — Ríos Madre de Dios y Beni ,, i.oo ,, 23.'^ Parte de los ríos Madre de Dios y Ma- dera , , 1 . 00 ,, 24 — Parte de las provincias de Cañete y Chincha ,, i.oo ,, 25 — lea, Huancavelica y parte de Ayacucho y Apurimac ,, 2.50 ,, 26 — Cuzco, resto de Apurimac y parte de Puno ,, 3.00 ,, 27 — Provincias de Sandia y Huancané ,, i 50 ,, 28 — Resto de lea y parte de Arequipa ,, 2.50 ,, 29 — Resto de Arequipa y parte de Moque- gua y Puno 3.00 ,, 30 — Resto de Puno ,, 2.50 ,, 31 — Departamento de Tacna ,, 2.00 ,, 32 — Resto del departamento de Tacna ,, i.oo [*] — Agotadas Ó por agotarse. De venta en las principales librerías de Lima. AVISO IMPORTANTE La Sociedad Greográfica de Lima, no admite res- ponsabilidad por las apreciaciones é informaciones contenidas en este Boletín. Esta publicación sale á luz cada trimestre. Además, al fin de cada año se dá un tumo con la Memoria anual y anexos correspondientes. PRECIO DEL BOLETIJN^ Año adelantado 4 soles Cada número 1 sol Se admite avisos á Lp. 1 por página De todas las obras geográficas que se remitan en doble ejemplar se dará cuenta detallada en la sección respectiva- CD I F=? E o o I o N : (para correspondencia y canjes.) Sociedad Geográfica de Lima (Peni Sud-Am.) Pima.