23 WEST MAIN STREET WEBSTER, N.Y. 14580 16 1,4 1,25 IMAGE EVALUATION TEST TARGET (MT-3) (716) 872-4503 SY CIHM/ICMH Microfiche Series. Canadian institute for Historical Microreproductions / Institut canadien de microreproductions historiques CIHM/ICMH Collection de microfiches. The Institute has attempted to obtain the best original copy available for filming. Features of this copy which may be bibliographically unique, which may alter any of the images in the reproduction, or which may significantly change the usual method of filming, are checked below. 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ER EE EA EA O EA Ce document est filmé au taux de réduction indiqué ci-dessous. 10X 14X 18X 2X 26X 30X A O O 12X 16X 20X 24X 28X 32X Th to ¡ls lu difier ¡ne age )elure, The copy filmed here has been reproduced thanks to the generosity of: Mills Memorial Library McMaster University The images appearing here are the best quality possible considering the condition «nd legibility of the original copy and in keeping with the filming contract specifications. Original copies in printed paper covers are filmed beginning with the front cover and ending on the last page with a printed or illustrated impres- sion, or the back cover when appropriate. All other original cupies are filmed beginning on the first page with a printed or illustrated impres- sion, and ending on the last page with a printed or illustrated impression. The last recorded frame on each microfiche shall contain the symbol ==> (meaning “CON- TINUED”'), or the symbol Y (meaning ““END””), whichever applies. 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DE LOS INDIOS DE AQUELLOS PAISES, SUS COSTUMBRES Y USOS, DE LAS PETRIFICACIONES DE CUERPOS MARINOS, Y DE LAS ANTIGUEDADES. Con un discurso sobre el idioma, y conjeturas sobre el modo con que pasáron los primeros pobladores, SU AUTOR El Exc. Sr. Don Antonio de Ulloa, Comendador de Ocaña en la Orden de Santiago; Teniente General de la Real Armada ; de la Real Sociedad de Londres, y de las Reales Academias de las Ciencias de Stockolmo , Berlin, Sc, CON LICENC!I? , MADRID EN LA IMPRENTA REAL, AÑO 17092» »99, DEA AMARA RAR SHO AAA 2 ORO INTRODUCCION. El deseo de hacer comunicables tas noticias de las Indias ha sido el objeto de esta obra, fun- dándose en la escasez de Autores que traten de lo mucho que encierran aquellos diiatados terri- torios; pues á correspondencia de su extension ministran 'matería sobre que hacerlo abundante- mente. No ha sido el intento formar una des- cripcion general y completa que lo abrace todo, porque Áá tanto empeño sería necesario compo- ner una obra que correspondiese á lo vasto del objeto, y haberlos exáminado enteramente con este fin en sus largas distancias , cuyo asunto pl- de la vida de varios que se ocupasen en formar memorias de las particularidades que fuesen en- contrando. Esta se reduce á las noticias genera- les que sirven para el conocimiento de aquella parte de mundo , y de la Física: natural, con las correspondientes á lo que se registra en ellas de mas particular ; siendo esto lo que parece mas conforme al intento y á la comprehension de las raras producciones de la naturaleza. Estos asun- tos han merecido en todos los tiempos la apli- cacion de los hombres, tomando por principios fundamentales de sus luces el estudio de aquella sabia maestra , y la comparacion de sus obras con otras, pues en ellas se encuentra quanto hay de raro y admirable en el mundo , hasta los términos 4 donde puede llegar la comprehension humana, *2 Los Los pueblos que no conocen cultura, y son de alcances limitados , puede decirse que lo son por carecer del conocimiento reflexivo de las obras de la naturaleza, cuya falta los tiene sumergi= dos en el estado infeliz de la barbarie; y'la dis- tancia que hay de ella al discernimiento racional hace la diferencia entre las dos constituciones mas opuestas de los hombres: los unos cultos, y en estado de discurrir; y los otros cercanos 4 €qui- vocarse en muchas cosas con los brutos: aque- llos , con el conocimiento de las obras de la na- turaleza, comprehenden lo que-son en sí, saben darles el grado de 'estimacion que corresponde, y usar de los medios de discurrir, de pensar, de reflexionar , y producir: los otros, ignorando los principios de las cosas , lo miran todo con igualdad , lo estiman con indiferencia, no per- ciben las particularidades de cada una , y no sin= tiendo la diferencia, ni estiman lo bueno, ni desprecian lo que no lo es. El mundo para es- tos es igual en todos modos, y su cuidado solo se ocupa en aquello que es indispensable para la subsistencia de la vida , al "modo que los irracio» nales que buscan la amenidad de los prados para la necesidad , sin conocimiento de la hermosura que les comunican los matices que los adornan; acudiendo 4 los lugares abrigados para no pere= cer con las intemperies, ó con el fuerte calor que comunica el sol con sus rayos,:sin que su ins- tinto alcance á discernir la diferencia que hay entre lo llano y lo escabroso. La tierra profiqua ofrece. á esta especie de gentes todo lo necesa- rio rio, sin conocet, ellos la causa primera que le co: munica la virtud para que sea abundante, y no detienen la consideracion sobre las propiedades, los efectos , y lo raro de las cosas en sí, porque no llegan á tocar con el entendimiento el mé- rito que encierran, y la diferencia que hay de lo uno á lo otro, Las gentes mas sabias son asimismo las mas cultas; cuya ventaja adquie- ren por medio de la instrucción , siendo sus ru- dimentos cl estudio que hacen del mundo for sus partes. Á medida que se alejan mas de estas luces, se acercan ú4 la ignorancia hasta degene- rar en la barbarie. Pero si se mira la vida como puramente rústica, no es necesario mas concci- miento que el que corresponde al instinto de la irracionalidad ; y asi lo acredita , no solo lo que sucede con los Indios, que permanecen en su primitivo estado, sino tambien con distintos pue- blos Europeos, hácia lo mas retirado del Norte, del Asia, y del Africa, en algunas partes , que discrepan poco entre sí, con la diferencia en que los de las Indias , hasta el término en que en- tráron los Españoles , eran quasi todos bárbaros, apartándose poco de esta esfera con los escasos rudimentos que adquiriéron por medio de los Soberanos que con mas luces que el resto pu- diéron levantarse con la soberanía; y que en las otras partes hubo naciones y pueblos cultos, que siempre se diferenciaban de los que, subsistien- do en el primitivo estado, vivian en la mayor tosquedad; y aun todavía hay bastantes en e€s- tas partes civilizadas, que no conocen mas re- glas glas que las de la vida animal, El conocimiento que se adquiere de las na. ciones rústicas incultas da reglas para compre hender lo que se debe á la instruccion, y que sin ella se careceria de los principios que dis- tinguen sensiblemente á los hombres de los bru- tos. Esta instruccion, quanto se halla mas ade- lantada, despierta mas los entendimientos, y les enseña á pensar y discurrir; por cuyo medio se distingue lo mejor de lo que no es tan bueno , y se hace justicia al mérito , que consiste en el mo- do de pensar y discernir las cosas mas confor- mes , y arreglado á razon. El que carece de ta- les principios no puede percibir los ápices de perfeccion que concurren en los objetos que se le presentan ; y graduándolos por un modelo, los iguala en su opinion, sin que los unos le causen mas novedad en la estimacion que los otros. Este moro de pensar es el que se advierte en los In- a. que están reducidos á lo retirado de las sel vas , siguiendo á tiempos las fieras para vivir, ó embarazados en una canoa persiguiendo el pes- cado , al modo que las aves del mar lo hacen; con el fin de sustentarse. Tales gentes no cono- cen pudor: se dexan arrastrar enteramente de las pasiones, y no se alteran por las del mundo, porque no las conocen ; sucediendoles lo mismo que a los irracionales , que comen porque la ne- cesidad les oprime; duermen porque el exercicio de comer y de digerir les inclina á ello, y no adelantan mas las funciones, porque tienen sin uso las potencias para poderlo hacer.. Las A oia a E AAA A Las noticias del mundo, y de lo que contie» ne en sí, no se adquieren sin el de las partes que lo componen , pues una sola no da ¡idea de lo que encierra en todo el resto, Este desvelo es el que adelanta las gentes al termino de elevar. se sobre los que saben ménos, y por grados va subiendo de punto desde lo ínfimo hasta los tér- minos mas altos á- donde puede llegar la com- prehension, Los que mas se aplican á ello: son los que consiguen la superioridad, mediante las luces que el entendimiento les ministra para ha- llar los recursos que no pueden conseguir los li- mitados. Si los Indios hubiesen sido igualmente instruidos que los Españoles, no hubieran sido sojuzgados con tanta facilidad , ni se les hubiera hecho extraño ver gentes blancas, y con barbas, ni otras muchas cosas que les sorprenhendiéron, Esta comparacion es como de lo máximo á lo mínimo , entre cuyos términos caben otros mu- chísimos , y en todos ellos es principio seguro, que el que tiene la superioridad en las luces del entendimiento , la tiene igualmente en el modo de pensar y discurrir con sujecion á la razon, Despues del descubrimiento de las Indias no se ha trabajado con la aplicacion que se reque- ria en conocer lo que encierran de raro, hacien- do poco aprecio de esta parte, como ménos ape- tecible, siendo pocos los que han parado la con- «sideracion en ella, fuera de aquellas primeras «noticias que se adquiriéron en los tiempos inme- diatos á la conquista: no se han repetido, ni se han hecho especulaciones para adelantarlas ; por CS. esta razon son mas extrañas, y con particulari- dad las que pertenecen á la Física terrestre, á las antiguedades, á las costumbres, y al carácter, genio, € inclinaciones de aquellos habitantes, en su estado natural, y en el que tienen des. pues de haber entrado baxo de otra dominacion, ofreciendo cada uno de estos asuntos no pocas particularidades en que ocupar el juicio, que son otros tantos documentos para el conocimiento del mundo y de las variedades que encierra. La Física terrestre descubre allí unos fenómenos que no son comunes en las otras partes, siendo tales, que si la idea se los figurase, sin haberlos vis- to, se persuadiria no ser posible que existiesen, sin que el órden natural dexase de seguir las pre- cisas reglas de la uniformidad , porque es repug- nante 4 la comprehension lo que dexa de acomo- darse á los sentidos. Sin embargo de esto queda convencido el entendimiento , y persuadida la ra. zon, quando advierte, que en los preceptos de la creacion usó la Omnipotencia de sus maravi- llas, y sin interrumpir el órden general que im- puso á las cosas creadas, varió los accidentes por una de aquellas providencias reservadas 4 la Sabi- duría , con lo qual mudó enteramente los efec- tos , conservando en todo su vigor las causas, á fin de que el juicio humano tuviese mas que ala- bar, admirando el órden y método con que las coordinó. Este conocimiento, que ministra ma- yores motivos para adelantar el del Supremo Au- tor, no amplificaría las luces que franquea si per- mancciesen sepultadas en la ignorancia aquellas par- Da ye ls a w particularidades; y así quando de ello no se sacase otro adelantamiento mas que este, bastaría para ar- rastrar el desvelo y la aplicacion de los hombres, Los fosiles y petrificaciones marinas son el co- nocimiento demostrativo de los acaecimientos ded mundo , cuya parte no es la que ménos interesa, aun separando la que pertenece á la instruccion, considerada como mera curiosidad. En ella se des- cubre , que aquella diferencia sensible que varía los territorios, no fué impedimento para que par- ticipasen con igualdad de unos mismos accidentes, conservando señales que lo testifican, sin dexar de ello equivocación. Estos monumentos llenan de confusion la incredulidad, siendo bastante mo- tivo para que merezcan en todos tiempos la ma- yor aceptacion, y el aprecio de los hombres sa- bios, que apoyando en ello las verdades mas re- comendables de la Fe, han conseguido combatir con señales palpables, que no admiten interpre- tacion , la temeridad de los impíos, reduciéndo- los 4 confesar la realidad, contra lo que la ma- licia les inspiraba. El conocimiento de los diversos pueblos de la tierra, sus usos , costumbres , € inclinaciones, ilustra el entendimiento, dando luz de lo que se diferencian entre sí: unos inclinando á la mayor cultura , y al adelantamiento de las luces natura- les , y de la razon; otros declinando al estado de la mayor ignorancia en la vida inculta y animal, al trato torpe y tosco, semejante al de los bru- tos , y á la impropiedad en todas las acciones. De esto se saca el provecho de saber estimar la ins- HR truc- truccion , de percibir lo que se debe 4 las reglas de la enseñanza en el conoci niento de lo bueno, y la abominacion de lo malo, y que sin tales documentos el entendimiento no sabria usar de sus facultades, como les sucede á los Indios, que se mantienen en el estado d. la barbarie, hacien- do vida de fieras, sin conocimiento de Dios , y sin señales de racionalidad. Estas noticias propor- cionan t.mbien el conocimiento de la dispariedad que hay de unas gentes á otras, y que no son todas iguales, aunque en la total estructura son parecidos , con la diferencia de algunas alteracio- nes que se notan. Enseña á conocer las providen- cias del supremo Criador, que habiendoles dado un mismo orígen, las ha diversificado despues por unas causas tan ocultas, que no alcanza á pene- trarlas el entendimiento humano , ostentando mas en ello su grandeza, y lo inmenso de sus provi-= dencias , a fin de que se distingan segun los va- rios parages, regiones , y lugares que habitan; y «dando á conocer al mismo tiempo, que de un prin- cipio único dimanan cosas distintas en los acciden- tes, sin que se cambien, ó se altere la esencia: al modo que en lo reducido de las familias no se've- rifica semejanza perfecta, saliendo los que la com- ponen de un mismo tronco. Estas noticias animan el entendimiento , le sacan del letargo de la es- tupidez , le enseñan el modo de discurrir por com- paraciones , y mantienen en exercicio sus faculta- des; pues de no ser así se hallarian tan reduci- das y limitadas como las de aquellas otras gentes, que no tienen mas conocimierto que el de las co- sas sas presentes y forzosas para la “vida, Las memorias de la antiguedad son las demos- traciones verídicas de lo que fueron las gentes en los tiempos á que se refieren: por ellas viene á averiguarse lo que alcanzáron, el modo en que se manejáron , su gobierno y economía ; y á este res- pecto lo que han adelantado ó perdido, lo nume- roso de sus gentíos , la industria, el valor, y las máximas de manejarse: sin los monumentos ,.que, sin embargo de la ruina de los tiempos , se con- servan en alguna parte, no habria documentos formales por donde inferirlo. De ellos se compre- hende la semejanza que tuviéron unos pueblos con otros; y por este medio llega, en aquella forma que es posible , á desentrañarse su orígen, que es una de las particularidades que mas incitan el de- seo , como sucede con los Indios, que por estar separados de las otras tierras, y por tener diso- nancia en el color, y en otros accidentes de la contextura , dificulta el juicio el modo de haber transitado 4 poblar, y el orígen de donde salié- ron. Estos asuntos serian de la mayor confusion para el entendimiento, si no se les encontrase una solucion regular en los vestigios de las cosas, en los usos , las costumbres , y las demas particula- ridades que descubre la investigacion, ayudada de la inteligencia. Estas son las ventajas que se adquieren con las noticias de la antigúedad , con las relaciones de lo que produce la tierra, con el conocimiento de sus regiones Óó temperamentos , y con las luces de la forma y estructura de las partes. que constítu- he, HK 2 yen yen el globo total, siendo los medios, como se ha dicho , de que aprendiendo 4 comprehenderlo, se sepa discurrir y discernir , sin que las confut- da la falta de luces, como les sucede a los que carecen de ellas, pues no acertando a darles sen- tido, no tienen facultades para hacer distincion de ellas, y darles el grado de aprecio que les con- viene segun sus utilidades. Si hay gentes que conserven parte del primi- tivo estado de los hombres , deben ser los Indios; y €s la razon, porque habiéndose mantenido en una situacion que les separaba del comercio y co- municacion de las demas, es natural que mantu- viesen entre sí algunas cosas de las que lleváron los pobladores, mayormente no manifestando dis- posicion ni talentos para inventar , ni para hacer novedades en las que son regulares al uso pre- ciso de la vida ; y así puede inferirse de lo que se reconoce en ellos, hablando de los que sub- sisten en la total incultura, lo que serian los hom- bres en lo primitivo, ántes que empezasen á ci- vilizarse con el exercicio de las ciencias naturales, por cuyo medio consiguieron el adelantamiento que se ha dicho de las cosas de la tierra, de los astros , y por el conjunto de todas, del Criador, de sus providencias infinitas, y del órden y coot- dinacion con que todo lo dispuso : conociendo igualmente lo que se debe á estos rudimentos y luces particulares , sin las quales el entendimien-- to sería como una joya encerrada en las canteras profundas de la tierra, sin lucimiento ni provecho. La presente obra está dividida en EnTRrETENI= MIEN- y y mteNTOS, Cuyo titulo se les ha dado por interesar la curiosidad, al paso que dan instruccion: sien- do regular esto en los asuntos que tratan de ma- terias de Física, y de la Historia de los pueblos, las quales se hacen gratas 4 los Lectores por las luces que les ministran de las cosas poco conoci- das; pero con particularidad quando se reconoce sobresalir en ella el estilo de la verdad, con pre- ferencia al de admiracion que causa lo raro, cuyo defecto suele experimentarse tratándose de regio- nes distantes, mayormente si ha faltado el escrú- pulo con que se deben exáminar las que son poco comunes: sucediendo no pocas veces errarse el con- cepto que se forma de ellos, ú dar demasiado va- lor á las exposiciones de la vulgaridad ; y de incur- rir en uno ó en otro defecto se sigue sorprehen- der al público, llenándole de especies inciertas, que admite gustoso por la propension que tenemos á lo que da mas golpe en los sentidos. Aquí se han precurado salvar estos defectos, haciéndole una pintura exácta de las cosas, y descifrando lo que representan de extraordinario , con el juicio de las causas, de donde procede la desigualdad , para que en este modo, al paso que divierta su lectura, se registren en aquellos paises retirados la diversidad de los territorios , las distintas especies de climas y temperamentos, las producciones , con todo lo demas que encierran, y quede satisfecho el enten- dimiento, encontrando la razon de todo ello: re- concciendo al mismo tiempo que las diferencias sensibles que tienen, á lo que es regular en el conocimiento comun de las gentes , es preciso que sean sean así, por hallarse conformes á los accidentes que ocasionan la variedad, Solo resta desear que el público, Siendo el ¡n- 1 teresado , por haberse escrito 4 su beneficio , la á hacerlo, franqueándole las noticias que por sí NO Puede alcanzar > Y el medio de que registre otros Paises distintos de aquellos que cada individuo co. NOCE, ú Otros fenómenos » OÍras gentes, otros ani- males, y otras Producciones : si con estos fines se logra tener sy aprobacion , será una recompensa . Muy apreciable Y Correspondiente al trabajo que se a impendido en escribirlas, y á los afanes de la aplicacion en el cuidado de Observar con prolixi. dad las cosas mas notables del mundo > Y las obras Maravillosas de la Naturaleza, TA. => rr PA Fenbe ad : lentes el in- », la ido or sí tros ) CO- ani- s se -nsa e se ela IXI- ras TABLA DE LO QUE CONTIENEN LOS Entretenimientos de esta obra. icrrtaiaia 1.: Scbre las varias disposiciones que vienen los territorrios en diferentes partes de la tierras y los efectos que esto ocasiona en los tempe- ramentos , no ménus que en las producciones. Pag, 1 Jl. El óraen y disposicion en que están los terrenos de ¿as Indias Occidentales, y de la notable varic- dad que bay en ellos. 10 TI. Se explican los temperamentos y climas de los di- * vers.s territorios de aquellas partes del mundo. 33 IV, Continúa sobre los varios temperamentos, 47 V. Sobre los distintos temperamentos de la parte alta. de la América, efectos que producen, y causas de lo que alli se experimenta contra el órden general de las otras partes. a .64 VI. De las producciones vegetables de los varios ter- ritorios. 80 VII. De los animales, y sus particularidades. 100 VIII. De las particularidades de los volátiles. 123 IX. Sobre los pescados particulares. 132 X. De los lagos y de los rios , dando noticia de lo que contienen de particular, 144 XI, De las dolencias que son particulares , segun la variedad de los climas, y su comparacion, 160 XII. De los minerales , principalmente de los de pla- ta, y del modo de entablar su trabajo. 179 XIUl. Continúa el asunto de los minerales, y se ex- plican quales son las principales caxas , y lo que se funde de plata en ellas, 191 XIV. Sobre el estado actual de las minas, y las que se benefician por el fuego ó por el azogue, 204 XV. XV. Se trata del azogue y de la sal, materias pres cisas para el beneficio de la plata y de las minas de estas dos especies, 223 XVI. Trata de los fosiles, y particularmente de- las petrificaciones. 235 XVII. De los Indios de las dos Américas, y de sus cos- tumbres y usos. 251 XVIII. Contintanse las noticias del carácter y cos- tumbres de los Indios, con la comparacion de unos con Otros. > 264. XIX. Trátase de la religion de los Indios , de sus entierros, de su disminucion, y de las castas de Mes- tizos, 233 XX. Dase noticia de las antigiedades de los Indios, y de las cosas que se conservan de ellos. 295, XXL. Explicanse algunas obras de los Indios para sus precisos menesteres, y de algunas figuras á ma- nera de idolos , ó dixecillos. ' - GEL XXI. Sobre el idioma de los Indio: , y juicio del mo- do en que se pudiéron poblar las Indias. 323 EN- 223 235, 25 1 264, 283 295, 31 323 EN- I MOD OA DODOO D DEEA e dd dde e ote feo ee e e e e ele orto : deere eee eee eee eee ele eee eee deere ee % AS ÓN A AO A ENTRETENIMIENTO L Sobre las varias disposiciones que tienen los terre- nos en diferentes partes de la tierra; y los efectos que esta ocasiona en los temperamentos , 10 ménos que en las producciones. I E, admirable la naturaleza en todas sus obras, “y participan de esta prerogativa con singular recoimen- dacion las distintas disposiciones que dió á los territo- rios , supliendo con la hermosa variedad en que los dispuso , las ventajas que dexó de franquearles en las recomendaciones de los lugares que les destinó. Por este medio repartió sus apreciables dotes tan general- “mente, que al paso que se esmeró en ostentar su fe- cundidad con los mas pingúes, no dexó de comunicar sus prodigios á los que parecia tener ménos ventajas; bien fuese por la situacion en que están , Ó por los ac- cidentes que concurren en ellos. Acostumbrados á aque- llo primero en que nos criamos, se nos hace dificil comprehender , que los paises que no conocemos pue- dan ser diferentes de ellos; ó que siéndolo participen de las propiedades que son regulares en los que habita- mos : sin exceptuarse de estas dudas los sugetos mas instruidos, los mas aplicados y estudiosos, ni aun los que miden los arcanos de la naturaleza con la especula- cion. Todos incurrimos en esta flaqueza, como efecto indispensable de nuestra limitacion 3 y esto procede de que lo que se considera con las luces del entendimien- PO puramente, no hace la misma impresion que lo que ] se 2 ENTRETENIMIENTO se toca desde luego con los sentidos , y pasa de ellos al convencimiento del alma. La Zona Tórrida hace mu- chos años que se conoce habitada : pero nu hace tantos que entre los hombres sabios y físicos consumados se comprehendió , que no solamente era habitada, sino que hay en ella regiones dilatadísimas, en que se expe- rimentan los efectos de la frígida y de la templada. No se ignoraba que habia montañas en las inmediaciones de la Equinocial, pero no se comprehendia bastante- mente que la ménos densidad del ayre moderaba de tal modo los efectos de los rayos del sol, quando están mas perpendiculares sobre la tierra, que pudiese ser esto un equivalente á la obliquidad que tienen, quando este astro se halla mas apartado del Zenit, y que pro- duzca nieves, hielos y frialdad por este medio , COMO en las regiones que se acercan hácia los polos. Tampo- co se alcanzaba a comprehender, que en los parages en donde el ayre lega a tener una dilatacion tan conside- rable, que á corta diferencia es la mitad de la que por naturaleza tiene sobre la superficie total de la tierra, considerada llana como lo están los mares, pudiese ha- ber vivientes, No entendian que pudiese haber parage en donde perennemente se experimentasen los efectos de los quatro tiempos del año , sin que en la duracion de los dias y las noches hubiese variacion sensible. Tampoco podian concebir los que habitan en aquellas partes, en donde ni el frio ni el calor molestan , que se pudiese resistir á la alternativa continua de invierno con frios excesivos, y de verano con calores extrema= dos. Á unos les parece cosa rara la igualdad de los dias y de las noches, sin ignorar la razon que lo dispone así5 y a otros, sin carecer de la que hay para la des- igualdad , les parece que será penosísimo á la vida aco- modarse á unas noches largas, y pasar despues á tener- las aun mas cortas que lo fuéron los dias en aquella precedente estacion. 2 Muchas otras cosas 'se hacen. difíciles á á la credu- li- PRIMERO. lidad, hasta que la experiencia fecundiza las ideas de la comprehension , y desvanece la repugnancia en lo que parece ménos regular. La naturaleza, próvida en todas sus obras, sembró el mundo de maravillas, sin sujecion á la limitacion de los entendimientos: siendo ella misma la que con facilidad enseña la concordancia que les dió , distribuyéndolas con tal igualdad, que lo que parece mas raro en unas partes, es comun en otras, Por este término vienen á quedar iguales entre sí, sin que tengan que envidiarse , porque en todas se vive con regularidad ; y la vida, que es la prerogativa mas principal de las criaturas, no tiene ventajas en los pai- ses que logran una primayera continua, sobre los otros en donde entre el estio , el otoño y el invierno com- ponen las tres quartas partes del año. Er. todos subsis- ten las gentes y los animales ; y las particularidades de los climas benignos no tienen privilegio para alargar la vida , respecto de los que habitan en otros Jlenos de molestias y pensiones. Los rigores del calor son tan propios á los que se habitúan á cllos, como los des- temples del frio a los que están acostumbrados á sobre- lleyarlos; y como si la naturaleza hicicse fuego de sus accidentes, iguala entre sí los temperamentos mas dis- tantes dentro de una misma region, colocando en los ardores de la Zona calurosa las frialdades de las partes glaciales. Esta sola circunstancia basta para que no cau- se repugnancia lo que parece menos conforme; pues á vista de unir los dos extremos mas opuestos , queda persuasible todo lo demas: si los propios hechos no lo demostrasen; no se crecria que podrian estar unidos baxo de un mismo distrito el calor y la frialdad, el fuego y el hielo, las Muvyias abundantes y la est.rili- dad de la nubes, sin mas distancia que los separe que la elevacion ; pero la naturaleza , maestra de los ma- yores prodigios , se gobierna per leyes tan Sabias y tan próvidas que lo abraza todo, 3 Los paises remotos , y particularmente los de Az las ENTRETENIMIENTO las Indias, ministran cosas bien raras al juicio de los que las registran de lejos, y se harian repugnantes si ella misma no enseñase cl convencimiento de la posi- bilidad. Debemos llamar aquellos paises el Mundo mo- derno , ú distincion de las otras partes que estaban co- nocidas , en lo que alcanza la memoria de los hombres; pues aunque las partes orientales del Asia y las meri- dionales del Africa lo fuéron por los Europeos, mu- cho despues que el resto, hay sobradas noticias de que en los mas retirados siglos se traficaba á ellas, siendo regular, que hallándose contiguas Ó unidas entre sí las naciones, de unas en otras penetrasen hasta lo mas retirado , no sucediendo lo mismo con las Indias Oc- cidentales, porque mediando un ámbito de mar bien dilatado , que las separa del Africa y de la Europa por la parte occidental, y del Asia por la oriental, no habia para con ellas la misma proporcion que tienen las otras, Ni hay memoria alguna que indique con bas- tante seguridad esta comunicacion, aunque se quiera buscar su noticia en las historias mas antiguas, De aquí viene, que quanto se reconoce en ellas es nuevo, causando tanta extrañeza, como si en realidad se hu-: biese pasado de un mundo á otro, Nace de aquí el nombre que se le dió desde luego de Nuevo Mundo 3. porque de un modo era nuevo para los que habitaban en las otras partes; y de otro lo era per las particula= ridades que encierra en todo género de cosas, como se reconoce en la forma y disposicion de los terrenos; en las diversas producciones que tiene, segun la natu- raleza de los teimperamentos; en los temples varios, que no son semejantes entre sí; en los animales de la tierra, y en los volátiles del ayre, no menos que en las otras cosas, Esto llega a ser tan extraordinario que en aquel Nuevo Mundo se deben considerar dos , el uno dentro del otro, como lo indican las dos regiones. opuestas, que se experimentan en un mismo: espacio 3 la una calidísima , y la otra muy fria, sin dexar de par= PRIMERO. participar ambas de una propia direccion de los rayos del sol; y como si estuyieran apartadas de una quarta parte del globo , se experimentan climas, fenómenos, y efectos enteramente diversos” y encontrados : «pués se ven los de las partes medias del Africa, y los de las mas septentrionales de la Europa, que es quanto puede observarse de mas raro en la naturaleza. 4 Muchos hombres sabios y curiosos se han dedi-. cado con aplicacion al conocimiento del mundo , por el de sus producciones; con cuyo designio han forma», do gabinetes prolixos y abundantes de quanto se pro. duce en sus distintas regiones, y se cria en los parti-. culares territorios de ellas : cuyo trabajo da solo cono cimiento de una parte de lo raro , sin extenderse á dar luz de las principales particularidades , que consisten: en la física de la corteza Ó parte exterior del globo, : que es en la que reside la propiedad y causa primitiva de las producciones. Estas se hacen recomendables por. su particularidad al juicio de los que no tenian noti- cias de cllas, y quedan preocupados de la misma nove=, dad, sin penetrar el orígen, ínterin que no lo desen=. trañan ; para ello se requiere una aplicacion prolixa, y examinar las cansas, que son el fundamento de quanto. se observa de mas extraño. Las producciones, en las. tres clases en que los físicos dividen la naturaleza, dan luz de lo que puede formar la combinacion y concurso de los climas; pero dexa en confusion la parte mas prin= cipal, que es la matriz en donde se imprimen sus in- fhuxos , para que resulten de ello las producciones: esto. es lo que debieran haber explicado 3 pero escasos de, noticias no han podido pasar adelante con sus deseos. -; 5 Los gabinetes de Historia natural son sin duda: los archivos de la naturaleza, en donde la curiosidad registra lo admirable y lo raro que se encuentra en di- versas partes del mundo : esta especulacion no es su=. ficiente para dexar satisfechos los designios del enten= dimiento en el empeño de conocer fundamentalmente. la 6 ENTRETENIMIENTO la causa de la variedad. La naturaleza es admirable en sus producciones, y tal se reconoce generalmente ; pe- ro el confesarlo así, no la hace mas comprehensible, Descúbrense los efectos er fi diversidad sin alcanzarse el orígen; y hay infinidad de maravillas que las perci- ben los sentidos, sin que el entendimiento se detenga á considerarlas : del mismo modo en otras cosas se de- tiene poco la reflexion, por no poder encontrar lo que encierran de raro 0 de particular: naciendo de esto, que continuamente se trabaja en investigaciones, por cuyo medio se adelantan los descubrimientos , aunque sin llegar á ver el fin. - 6 El Mundo Nuevo tiene muchas cosas extrañas pa< ra los de las otras partes; y entre ellas hay algunas tan escondidas al juicio, que no se pueden explicar sus cau- sas de un modo que convenza : de este niúmero son los minerales de plata, que siendo especial patrimonio de aquellos paises, son raros en lo restante del mun-= do, sin que la circunstancia de haber montañas eleva= : das, ni la del calor y el frio , Ó la humedad y la se quedad , sean las únicas de donde dependa, porque en: las otras hay los mismos accidentes , sin ser comunes, como allí, los minerales de este metal, Otras cosas hay que parecen particulares de aquellas regiones , pero en correspondencia faltarán en ellas algunas, que lo son en las que no participan de las suyas: para ello no hay, mas razon física que lo enseñe , que la de haberlo dis- puesto así el Autor de la naturaleza, no siendo posi- ble penetrar sus arcanos mas allá de lo que alcanza la comprehension del entendimiento 3 pues aunque se quieran hacer composiciones de temperamentos y de terrenos, de vientos y de humedades, nunca llegare- mos 4 formarlas con tal precision, que no se encuentre alguna semejanza en los que carecen de esas produccio- nes3 y se reputan por raras, nacido de estar acostum- brados á otras que se diferencian de ellas. Algunos fí- sicos trabajaron mucho en explicar la causa de la cor- ge PRIMERO. y pulencia de unas naciones respecto de otras que son pequeñas : del color negro de las que habitan la mayor parte del Africa, y de la blancura de las que viven en las mas septentrionales ó meridionales del globo; y despues de parecerles haber adivinado las leyes oculrás de la naturaleza , se ven precisados á conocer que con qualquier accidente se desvanece lo mas esencial del sis- tema , demostrando que quanto se establecia como se- guro, se halla desacreditado por la experiencia : conti- nuamente se palpan estos desengaños, con los quales se vicne en conocimiento de la facilidad que acompaña los juicios quando se separan de ella 3 y que para acer- tar no hay otro camino que el de llevarla por guia, y razonar con la misma. | wn 7 Las causas primitivas de quanto se registra sobre la tierra, se explican bastantemente por las reglas co- munes ; pero luego que se encuentra nueva observacion que desdiga , varían enteramente los principios; y de aquí se origina , que el juicio mas bien fundado se ha- ce falible. 8 La direccion de los rayos del sol sobre la tierra debe ser causa del mas Ó ménos calor; y nos funda- mos en la propiedad que tienen de calentar, y el mo- do de penetrar la atmósfera para hacer su impresion: sin embargo de ser este un principio innegable, algu- no de los accidentes del segundo órden, como sucede en las Indias Occidentales, hace que varíe en parte; y no solo dexan los rayos directos Ó perpendiculares de causar el calor que correspondia , sino que se experi menta frialdad, con todos los efectos que son conse- qúentes á ella; de cuyo modo aquel principio, tan se- guro á nuestro juicio, muda con la casualidad de con- currir otra causa accidental que modifica su fuerza. Á este simil sucede con los vivientes de todas especies en los vegetales y en los minerales, siendo preciso para no errar en los juicios, gobernarse por la observacion, sin atender á los principios de la teórica , que determi- nan 8 ENTRETENIMIENTO nan lo que deberia suceder , segun las reglas generales, pero sin el total acierto en los efectos, que son corres- pondientes á los accidentes casuales que intervicnen. 9 En las partes que se hallan fuera de la Zona ca- lurosa , se observa que quando el sol está mas inmedia- to al Zenit, se experimentan los calores grandes; y quando está mas apartado, los frios y los hiclos. Este «principio, y la circunstancia de suceder lo contrario en -€l ámbito de la tierra, en donde debia experimentarse el mayor calor , sor la señal mas convincente de que allá existen otras causas que apartan la naturaleza de su órden comun 3 y que su Áutor quiso subordinar los entendimientos de las criaturas , limitándolos, para que no pudiesen penetrar enteramente los arcanos de la ¡Providencia aun en las cosas mas palpables. | 1Oo Es reparable que ¡os mayores entendimientos, despues de un trabajo constante de toda la vida, se hallen de este modo contenidos por uno de los acciden- tes extraordinarios que sobrevienen , sin que el discur- so, acostumbrado á trabajar sobre las cosas de la natu- ¿yaleza, les ministro las luces necesarias para el acierto; y que quando 'discurrian tener baxo del dominio de sus ideas la clave general de las cosas del mundo, se hallen engañados, careciendo aun en muchos casos de la comprehension de lo mas trivial. Causó novedad á “varios sabios del primer órden el yer que se podia vi-= vir sin mayor incomodidad en donde el ayre era tan li- gero , que discrepaba muy poco de la mitad del peso que tiene en la superficie total del globo. Las razones -en que fundaban cesta opinion, se hallaban apoyadas -sobre principios regulares de física , con: varios experi- -mnentos 3 pero no tenian presente que la naturaleza se sirve:de otros medios distintos de los que alcanza la comprehension humana para ostentar sus providencias. Tambien admira, y no sin sobrado fundamento ,' que en la Zona Tórrida, inmediato á la Equinocial, haya parages en:donde las gentes sean de una li y + > 'Cr- > a it PRIMERO. 9 hermosura, de color tan particular , que no tengan 4 los paises mas señalados de la que envidiar en ello a Europa, ó del Asia; y que los accidentes del tem- peramento no influyen en ellos, como sucede en otras partes en donde son de color ménos blanco: los que concurren en unos hacen variar la regla general de los otros; y estas son las providencias admirables de la naturaleza. Muchas otras cosas se notan en aque- llos parages, que no son ménos extrañas que las an- tecedentes; y si hasta aquí no se ha tenido puntual conocimiento de ellas, es por no haber habido quien se dedicase 4 observarlas, y hacerlas comunicables con la extension y prolixidad que merecen, despreciándo- se este género de noticias en aquellos parages, pot- que la principal atencion la arrastran unos incentivos que lisonjean la inclinacion de las gentes. IO ENTRETENIMIENTO Il. El órden y disposicion en que están los terrenos de las Indias Occidentales, y de la notable variedad que hay en ellos, I S. reconocen de ordinario, por las particula- ridades que se notan en los efectos, los atributos de las causas: así sucede en la naturaleza , que por las obras se hacen perceptibles las singularidades de su providencia; y lo confirma la variedad que reyna en ellos, sin apartarlas de las leyes precisas para la sub- sistencia, Si las cosas fuesen en sí iguales, sin despro- porcion, no habria motivo para que tuviese que admi- rar la especulacion, ni para hacer comparacion de unas con otras. La uniformidad es de ordinario poco re- comendable á los sentidos, porque no se distingue en elía cosa que sobresalga y llame la atencion : por el contrario , la variedad suspende la atencion á la pri- mer vista de los objetos, que no siendo semejantes tienen una misma perfeccion, sin ser dable discernir qual sea mas completa en su especie. Una montaña y un valle son dos cosas diferentes; y si en la pri- mera admira la especulativa la corpulencia y las des- igualdades de que se compone, no se recrea ménos en la llanura é igualdad del segundo; pero un llano dilatado, donde se pierde la vista, molesta tanto co- mo una serranía continuada; y parece q..e en esta y en aquel hace falta la variedad, para que los objetos se diversifiquen, y no sean siempre unos mismos. En la tierra dispuso la naturaleza llanuras, montañas, va- lles , desigualdades, riscos, lagunas, rios caudalosos, arroyos, fuentes, y aun dió á la tierra varios colo- ridos para que no fuese todo una misma cosa, y qn a SEGUNDO, TI la alternativa de unas con otras hiciese mas comple- ta la obra. A esta semejanza no hizo las portes de la tierra con rigurosa igualdad; pere le dió a cada una cierta forma en su estructura, Ó en las producciones que le señaló, por donde se distinvuiese de las de- mas. Esto lo hizo sin apartarse de las reglas gene- rales que guardó con todas, cuya circunstancia es Otro aditamento muy recomendable, La parte meridional de las Indias Occidentales, conocida por América Me- vidional , se diferencia de las otras sensiblemente en sus dilutadas llanuras, y en sus elevaciones considerables, que tienen el nombre de Cordilleras , siendo tan €es- paciosas, que parece haberse dispuesto un pedazo de mundo superior al otro, en bastante altura, y den- tro de él, tan desemejantes entre sí, que quasi no se parecen; porque lo material de los territorios, la dis- posicion y simetría de sus partes, las estaciones del año , los temples, las producciones, y los animales, todo es diverso, ó se halla encontrado : siendo muy particular, que en un propio continente, y no á mu- chas leguas de distancia, sea verano en una parte mien- tras es invierno en otra; y al contrario, que los ar- boles que produce el un territorio, sean tan distin= tos de los del otro, como si entre ellos mediysen cen- tenares de leguas; y que en los frutos, avimales y aves suceda esto mismo. De aquí resulta poderse con- ceptuar, segun queda dicho, como dos mundos dis. tintos dentro de uno. 2 El ámbito de la Zona Tórrida, que es el que hay e el un Trópico al otro, coge toda la isla de Cu- ba, la de Santo Domingo, COn Otras ; 5 y la ciudad de la Hubana se halla á muy corta diferencia debaxo del de Cancer, extendiéndose hasta Morro- moreno, cerca de la bahía de Mexillones, al Sur, cosa de un gra- do del puerto de Cobija, en las costas del mar del Sur, y paises del reyno del Perú. Los climas que se reconocen en estos 47 grados son muchos, y la Va- 2 ría 12 ENTRETENIMIENTO ria disposicion de los territorios lo mismo; á cuyo respecto son las producciones, sin que esto siga un órden preciso, por el qual los que se acercan mas á la Fquinocial sean los mas cálidos; ni por el contra- rio mas moderados de las influencias del sol los que se hallan mas próximos á los Trópicos; cuya diso- rancia no la alcanza la especulacion de Ja física sin el auxilio de la experiencia, mediante que en el ór- den natural correspondia , que el calor mas intenso estuviese en la medianía del espacio que anda el sol en el discurso del año, y que fuese moderándose á medida que se aparta de aquel punto: esta contrarie- ded hace rera la cosa, criginándose de ello el deseo de averiguar la causa; porque lo extraño, segun el órden natural de las cosas, mueve la curiosidad a des- cubrir el orígen que tiene, y á penetrar los secretos de que se sirvió la naturaleza para apartarlo de las reglas comunes de su providencia. 3 No son todos los territorios del espacio del glo- bo, segun se ha dicho, semejantes: hay en él paises muy baxos, otros que son alguna cosa altos respecto de aquellos, y otros que son altísimos: de estas di- versas graduaciones procede despues la variedad de temperamentos, que son la causa accidental o segun- da de la desigualdad que se experimenta en ellos. La isla de Cuba, considerada por sus costas, es en mu- cha parte baxa, y en parages tanto, que parece es- tar igual con el mar, lo que se nota particularmente en los que llaman Cayos. Por lo interior de ella se yen montes y alturas; pero no son estos de una ele- vacion comparables con otros que hay en distintas partes de la tierra. La isla de Jamayca, que dista po- co de la de Cuba, y está á la parte del Sur, es al- ta en forma de montañas, desde las cerillas del mar, hácia su interior3 haciéndose reparable, que en un ám- bito tan corto como el que las divide, se encuentre estra disparidad, pues en dias claros se ve desde la pri- SEGUNDO. 13 primera la de Jamayca. Las costas de la América Me- ridional, que miran hácia el Norte, son en lo gene- ral de una altura regular, descubriéndose en ellas há- cia lo interior montañas medianas, y en ciertos dis- tritos serrani.s tan altas, que se dexan ver desde mucha distancia; siendo tanto lo que se elevan, que hallán- dose poco apartadas de la Equinocial, están cubiertas de nieve , excediendo aquel punto de la atmosfera, en donde se forma la congelacion. En las partes occiden- tales de la America Meridional, que es de las que se ha de tratar principalmente, se ve de todo; pero las tierras que se reputan por baxas, no lo son tanto como se ha dicho de la isla de Cuba y Golfo Mexi- cano. Las costas que siguen por el Occidente del mar de Cartagena, desde Honduras, por Yucatán , Golfo de México, dando la vuelta por la Luisiana y Flori- da, y las que corren hácia la Nueva Inglaterra por el Canal de Bahama, son igualmente baxas y rasas, en tanto grado, que parecen á un nivel con el mar, asi como los Cayos de la isla de Cuba. 4 Esta parte de la América Meridional y Occi- dental es principalmente la que representa el particu- lar fenómeno de la desigualdad en territorios, y con- sequente á ellos en los climas y producciones , de- biéndose mirar como dos paises diversos en uno mis- mo. El ¿mbito que mira hácia el mar del Sur es ba- xo, formando como una faxa, que corre desde el Cho- có en 748 grados de la parte del Norte de la Equi- nocial, hasta los 26 0 28 de la del Sur, cuya anchu- ra es con variedud desde 8 hasta 20 leguas, ensan- chándose en unos pareges mas que en otros. Desde donde ferecen estas llanuras baxas empiezan las ser- ranías que lleman Cerdilleras, elevándose tanto, que parece ir á rematarse con las nubes. Allá en Jo alto forman otro pais, interrumpido en lo dilatauo de sus distancias de varias montañas y quebradas; y este se extiende en lo largo todo lo que tiene aquella Amé- ri- 14 ENTRETENIMIENTO rica; pero en lo ancho es con variedad de 30 á 50 leguas: al fin de ellas, por el lado del Oriente, vu.l- ven á descender las serranías para formar otro pais baxo , que es el que corre desde su pié hasta las ori- llas orientales de la misma América en el Brasil; sien- do esta a la que allá se da el nombre de Montaña de los Andes , nacido de dos razones: la una, porque aunque es pais baxo, no faltan en él montes, ni de- xa de ser escabroso y desigual en partes; la otra, por ser poblado de bosques espesos, que es a lo que por allá dan el nombre de montaña , aun quando el suelo es llano. De esto se ve, que en lo interior de aquella América hay una faxa de territorio sensiblemente mas alto que todo el resto, y mas que los paises habitados de las otras partes del mundo; porque su clevacion es tan- ta, que excede á las que se conocen en ellas, como lo tienen demostrado los experimentos y medidas que se han hecho para su averiguacion, 5 En esta parte alta de la América hay luego otros cerros, que se levantan de su suelo a unas alturas considerables, lo mismo que sucede en los paises mas conocidos de Europa; pero en la parte poblada alta, que les sirve de basa, hay provincias, y aun reynos de mucha extension y gentío: hay tambien en ella despoblados dilatados; y como si fuese otra tierra distinta de la baxa, varía todo allí en tanto grado, que quasi no hay cosa que sea igual del uno con el otro; debiendo ser así, porque variando el clima, va- rían todas las producciones de la tierra, Es convenien- te para la inteligencia segura de esta tierra superior, no equivocar la que llamamos parte poblada a:ta con la mayor elevacion que tienen los montes y serranías que se levantan de ella; y para esto se debe suponer, que la parte habitada tiene de altura , respecto de las tierras baxas que están inmediatas al mar, 4536; va- .as5 pero las cumbres de las montañas, que nacen de la misma planicie alta, tienen mas de 6600 varas, y con- SEGUNDO. 15 conseqiientemente respecto de aquella 2100. Así se es- tablecerá haber tres graduaciones de tierra, que son la baxa , que está contigua al mar: la alta que está en lo corpulento de la cordillera, ó serranía; y la mas alta, que son las montañas que se levantan de esta. Si estas alturas fuesen con poca diferencia se- mejantes á las de las montañas de que se tiene noti- cia en las otras partes del mundo, no darian asunto para que se reputasen por cosa raraz pero no es así, su elevacion excede á lo que conceptuaba el juicio, originándose de ello lo extraño y particular que se no- ta, y la diversidad de cosas nada comunes que proce- den de este principio. 6 Enel territorio baxo dominan los areniscos, y esto sucede en distancias bastante dilatadas : hay tam- bien algunos espacios de tierra limosa. Como no fal- tan montañas en algunos parages, hay en ellas can- teras, y toda especie de tierras, como es regular en todos los paises que tienen extension. En la “parte al- ta, que así la nombramos mirada en total, no faltan espacios bien grandes de arena, infiriéndose de ello no poderse absolutamente atribuir 4 la inmediacion del mar los largos terrenos de esta especie, Parece que la naturaleza andubo jugando con sus Obras al dis- poner aquella ges del mundo , y que para interrum- pir el órden de los climas formó un pedazo de tierra sobre otro, sin diferenciarlos mucho en la especie; pe- ro po niendo tan elevado el uno, que tuviese semejanza con los que están mas apartados. 7 La tierra alta se dilata con corta diferencia tan- to como la baxa, corriendo desde las partes que cor- responde a las costas de Caracas, Santa Marta, Car- tagena, y el Chocó, hasta muy cerca del Estrecho de Magallanes ; pero con una particularidad , y es, que así como lo mas ancho de la América está en la Equinocial, y sus inmediaciones , es tambien lo mas ancho y alto de la tierra alta en este parage. La tier- ra 16 ENTRETENIMIENTO ra de esta América, mirada en su totalidad, va es- trechándose á proporcion que corre hácia el Sur, y lo mismo le sucede á la parte alta; pero hay otra particularidad mas, y es, que desde Jos 30 grados, Sur en adelante, el clima es correspondiente a las muta- ciones de la Zona templada en las divisiones de in- vierno y verano; y comu mér.os necesario de alli en adelante suplir con la altura lo que falta á la natu- taleza del clima, fué haciendo algo mas baxa la alta de lo que esta en la Equinocial: de modo que esta, que puede figurarse como una colina de muchos cen- tenares de leguas, va siendo mas estrecha, y menos elevada, quanto se acerca mas á las partes meridio- nales, lo qual es regular en este modo, porque de lo contrario sería intratable por lo muy frio en tiempo de invierno; pues si la tierra de la Equinocial , por razon de su mucha elevacion, es fria de continuo, conservándose cubiertos de nieve todo el año los cer- ros; si esta altura en la Zona templada, en donde hay invierno y verano, fuese la misma, se duplicarian las causas de la frialdad con la obliqúidad de los ra- yos del sol, y sería intolerable por la mucha nieve y hielos que la cubririan; y así, próvida la naturaleza en sus obras, se manejó en esta de tal modo, que disminuyó la causa accidental que puso allá para que en nada hubiese exceso. En aquellas cordilleras de la parte mas al Sur no se han hecho experiencias del barómetro, como en las de la Equinocial, y solo pue- de conjeturarse por el juicio prudente de la vista, y por lo que indica el grado de frialdad en el verano: convendria mucho asegurarlo con observaciones for- males. No se trata en esto de "lo que se elevan las otras montañas y serranías sobre la tierra alta, pot- que en aquellas, como que no las disponia para que fuesen habitables, dexó de ceñirlas á la regla que guat- dó en las segundas; y así: se ve, que quando en las Provincias que están entre los Trópicos son tratables en a CS- 1r, y otra 5, Sur uta= e in- lll en natu- alta esta, cen- enos idio- de lo mpo por nuo, Cer- nde rian S ra ve y leza que SEGUNDO. 19 en todos los tiempos las serranías altas, las que es- tán de los 30 grados en adelante no lo son en el in- vierno, porque la abundancia de la nieve, que cubre la tierra, no lo permite. 8 No son comparables aquellas dos tierras alta y baxa con las que se ven en las demas partes del mun- do; porque aunque en todas hay serranías dilata- das, y €n sus alturas y valles no faltan poblacio- nes, Sin embargo de las nieyes que caen en ellas en sus tiempos, no se encuentran las llanadas cxtendi- das que en las de allá , siendo tales, que estando allí no parece hallarse sobre los pinículos de la tierra; y así los nacidos en aquellas eminencias, que no han salido de su patria, juzgan que toda la parte habita- ble del globo está en la misma altura ó nivel, sin fi- gurarse la gran distancia perpendicular que el mar es- tá mas profundo que ellos; y al contrario , los que nunca subiéron á aquellas cumbres no pueden com- prehender la diformidad de la mole de tierra que se halla leyantada sobre la planicie regular del mundo, constando de muchos centenares de leguas en lo lar- go, y de bastantes en lo ancho. 9 La tierra está en aquella parte alta entrecortada de aberturas ó quebradas , segun allí las nombran, de una anchura muy grande; siendo estas el ámbito que dexan entre sí unas llanuras ó serranías con las del la- do contrario; y son tales, que tomadas por el ayre tienen algunas dos leguas Ó mas de anchura : estas van estrechándose tanto, quanto son mas profundas, y por lo mas hondo es por donde corren los rios, llevando su cauce a corta diferencia por la medianía; y en la parte baxa de los quebradones , por los dos lados, dexa otras llanuras de competente extension. Lo notable es, que las vueltas y tortuosidades que hacen los rios, corresponden á las que forman las al- turas de los dos lados; de tal modo , que si se llega- € sen 18 ENTRETENIMIENTO sen á juntar, se ajustarian exáctamente la una con la otra, y formarian un territorio seguido sin rotura al- guna. Estos rios van continuando su carrera siempre por entre aquella caxa de montañas hasta salir al ter- reno baxo, y de allí al mar; pero el cauce que for- man en esta segunda parte es de poca profundidad, hallándose á corta diferencia como en la superficie: de ella : de esto se puede colegir , para formar verdade-= ra idea, que quanto son mas elevadas las cordilleras, los cauces de los rios son mas profundos : la abertura de los tierras es mas ancha por la parte de arriba, y en lo profundo son asimismo mas espaciosas las llana- das que acompañan al rio, que es á lo que allí dan el nombre de valles, á imitacion del que tienen los paiscs de la parte baxa de la América, que los distin- guen con el propio nombre, á distincion de la habi- tada alta, que llaman sierra. 10 En la Provincia de Angaraez, entre los mu- chos juegos de la naturaleza, que son tanto mas yá- rios y maravillesos, quanto son «los paises mas espa- ciosos y dilatados , se observa una cosa bien particu- lar : consta aquella Provincia, que es la que perte- nece al Gobierno de Guancavelica , de várias doctri- nas Ó partidos: en una de ellas, que se llama de Co- naica, hay un pueblo pequeño llamado Viñas: en la distancia que corre desde este hasta el principal Co- naica, que es de 9 leguas , se pasa álas 5 de ellas un cerro nombrado Corosunta : báxase de este, y se entra en una abertura, por donde corre el rio que llaman Chapllancas ; este , por espacio de media legua, va en- callejorado por una caxa, cuya anchura es de 64 8 veras y mas de 40 de altura , sin ensancharse sensi- blemente por la parte superior mas que por la de aba- xo : per este suelo, que en donde se angosta ocup el rio todo su ancho, va el camino que conduce al pueblo de Conaica , y solo en los ámbitos donde la an- SEGUNDO. 10 anchura es de las 8 varas que quedan dichas, se tran- sita por la una de las orillas, y se atravicsa nueve ve- ces, buscando aquella en donde se aparta del mura- llon que forma la caxa ; lo qual sucede principalmente en donde hace vueltas ó recodos, porque en donde va derecho no tiene mas anchura que la precisa para darle paso al agua. Esta caxa ó cauce está cortado en peña viva con tanta precision, que las desigualdades , del un lado entrantes corresponden á las del otro la- do salientes, como si aquella altura se hubiese abier- to expresamente, con sus vueltas y tortuosidades, pa- ra dar tránsito á las aguas por entre los dos mura- llones que la forman; siendo tal su igualdad , que si llegasen á juntarse se endentarian uno con otro, sin dexar hueco. El caminar por allí no tiene peligro, porque, siendo peña sólida , no hay el de que se des- prenda alguna parte al tiempo de andarlo , y el agua no lleva tanta rapidez que ocasione peligro : con to- do esto causa horror , y se estremece el cuerpo de verse encerrado en aquella estrecha caxa, cuya eleva-= cion y la perpendicular , guardan no ménos que la correspondencia de partes salientes del un lado y en- trantes del otro, que parece indican quererse juntar en cada instante para volver al primitivo ser que tu- vicron. 11 Esta abertura es un modelo de las grandes que- bradas, dando á entender lo que fuéron en los prin- cipios, quando su profundidad no era mayor que la que tiene ella, y que entónces los costados , que al presente están con regular declive , serian perpendi- culares Ó poco ménos, como sucede con esta; pero que á medida que el curso del agua fué profundándo- los y haciéndolos mas hondos, se han ido derrum- bando por lo alto, no pudiendo mantenerse perpen- diculares, en cuyo modo han ido buscando la incli- nacion que tienen. Á esta semejanza es regular que y Ca con 20 ENTRETENIMIENTO con el curso del tiempo, y el efecto que las lluvias, los hielos y el sol hacen en los cuerpos mas duros y recios, vaya desmoronándose la de Chapllancas, y pierda la igualdad de anchura que ahora tiene de alto á baxo, habiéndola conservado mas que otras por la cir- cunstancia de ser de piedra dura, y no hallarse inter- polada con betas de tierras faciles á moverse; pero así como debemos persuadirnos á que solo la flotacion del agua ha socavado aquella madre hasta el punto en que al presente se ve, el tiempo, que reduce á arenas los peñascos mas compactos y duros, irá haciendo el propio efecto para ensacharla por la parte de arriba, de lo qual se ven bastantes señales en los pedazos me- nudos de piedra que hay en el cauce, y en los que se. encuentran en la planicie quando el arroyo sale de la montaña a territorio mas ancho, 12 Sea por efecto de la flotacion de las aguas, que se haya formado aquel cauce profundo, hasta el esta- do que tiene al presente , ó por el de algun terremoto que abrió la montaña , para que el arroyo , que ántes iba por otra parte, entrase por allí, no tiene duda. que esta abertura es posterior á la disposicion en que. quedaron las tierras despues del Diluvio; y que á su: exemplo , las quebradas disformes que hay en aquella parte alta de la América las ha formado el tiempo con la flotacion que hace la rapidez de las aguas, pues se observa que en la fuerza con que corren quasi todos los rios de aquella parte, arrastran peñasquerías ex- traordinarias de grandes, y en parages dexan en me= dio del cauce vestigios de lo que profundizan, á mo- do de dados, de un tamaño excesivo, por no haber-, los podido dividir con la misma facilidad que el resto. En el rio de Iscuchaca , cerca del lugar del mismo nombre, hay uno de estos, cuya figura es precisa= mente como la de un dado, teniendo fuera del agua, quando el rio está baxo, de 7 á 3, varas, “y por cada: >, las SEGUNDO. 21 lado en quadro como 12; para que esté, y otros me- nores que hay en los rios de diferentes figuras , que- dasen así , es preciso que el agua haya ido descarnan- do las piedras y arenas que estaban contiguas á cllos, y arrastrándolas los hayan dexado desmembraádos por todas partes , en cuya forma se mantendrán hasta que, profundizando mas , encuentre por su raíz algu- nas betas de materia endeble , las penetre, deshaga y debilite su subsistencia : despues de tenerlo vencido en una de las grandes crecientes , en que de las 8 va- ras solo quedá fuera como una, lo arrancará, y hará correr, con cuyo movimiento y el choque que hacé contra otras peñas menores, se irá rompiendo y se re- ducirá á partes mas pequeñas que ruedea con ménos dificultad: a esto debe atribuirse verse aquellos rios en todo su cauce, y en las orillas mas cercanas al agua, llenas de peñasquería suelta, y de tamaños tan disfor- mes, que no es posible moverlas con las fuerzas hu- manas. Para que se pueda formar idea de la profun- didad que tienen aquellas quebradas, respecto del ter» ritorio ó suelo habitable de la parte alta de la Amé rica , será bien citar algunas experiencias que lo mani fiesten. La villa de Guancavelica se halla fundada en una quebrada que forman varias cordilleras de cerros: en ella se mantiene el Mercurio dentro del tubo del barómetro en 18 pulgadas, 15 línea, siendo el mex dio entre 1; y 13, que es la mayor variacion que se experimenta alli : segun esta, es.su altura sobre el ni- vel del mar 1949 toesas, Ó 45363 varas. En lo alto del cerro de la Mina de Azogucs , que todavía es ha- bitable , habiendo otros inmediatos que le superan otro tanto , como el supera á Guancavelica , se man- tiene el Mercurio en 16 pulgadas : su altura sobre el nivel del mar es 2337; toesas, Ó 5448 varas, con que desde la planicie alta del cerro de la Mina, has- ta el suelo en donde está fundada Guancavelica, hay la 912 22 ENTRETEN/MIENTO 9125 varas, que se han profundizado por los varios ' rios que baxan por aquel cerro despues del Diluvio, los quales van á juntarse con el de Guancavelica, que lleva su orígen de otra parte que Jlaman el Icho. 13 Enel pueblo de Iscuchaca, que dista cosa de una legua del de Conaica (y es del propio partido) y de Guancavelica ocho, la altura del Mercurio es 19 pul- gadas y 10 líneas, que corresponden á 1575 tocsas respecto del mar, Ó 3668 varas : aquel suelo está mas baxo que el de Guancavelica 857 varas 5 y el rio de Iscuchaca, en su quebrada, ha profundizado toda es- ta cantidad; pero el de Guancavelica entra en él, y en el parage en donde se hace la union, está: mucho mas baxo que en Iscuchaca : con que allí la excavacion de las aguas ha sido desde lo alto del cerro de la Mi- na: 1769; varas, y. ademas, todo lo que. serhalla mas _ baxo que en Iscuchaca. | 14 El terreno ó planicie, en donde está el pueblo de aquel nombre, es mas alto que las aguas del rio, quando estas se hallan en su altura regular de 10 4 12 varas, siendo desigual en extension, como despues se dirá : con que las aguas han :hecho esta. segunda ex- cavacion sucesivamente, hallandose sobradas señales de ello, y lo son el que por ¿ía parte que está cercana al cauce del rio, se '1alla la ¡misma peñasquería suelta que hay en aquel , no dexando duda que corricron por su nivel en otros tiempos, y que á fuerza de des- membrar las partes del suelo., lo han ido pato dizando, - 15. Como abundan quellos rerritorios de rios, no habiendo abertura de tierras Ó de muntañas por don- de no corra alguno, sucede que en los parages en don- de hacen union, la llanada de su cauce es mas dilata- da que en los otros; porque el cerro ó eminencia que se halla en él con curso, parece haberse disminuido en la parte donde habia de formar la punta, á eíccto de "SEGUNDO. “. 23 de lo que las aguas han ido robándole por uno y otro lado , a medida que le han profundizado, Estas llanu- ras están en forma de graderías, unas ias altas que otras, como que se fuéron disponiendo con'casuali- dad, á medida que las quebradas fuéron haciéndose mas “profundas. Al contrario sucede en las partes don- de los rios llevan el curso algo derecho, que quasi no tienen extension las urillas 'altas3 y siendo en estas en donde los caminos se hallan cortados, en el poco declive de las pendientes, son muy estrechos y peli- grosos, pues apénas tienen la anchura precisa para que pueda sentar los pies un animal. En. donde el rio hace vuelta tiene mas capacidad la llanura de la orilla alta, pero no tanta como en donde hay union de rios; y es la causa , porque al dar vuelta las aguas se espla» yan mas que quando van línea derecha, y comen la punta de las eminencias por el lado que rodean ó que hace. como centro a la vuelta que toman. ' | . 16 Delo que queda dicho se puede: colegir, toda la elevacion que tiene la parte alta 9 serranía de la América respecto de la baxa; y que en ella misma hay parages profundos, á modo de senos, que tienen, como se ha explicado , 17693 varas perpendicular- mente, y mucho mas con extension suficiente para po- blaciones y sembrados de muchas especies , pero se Falla entrecortada con estas aberturas ó quebradas dis, formes, urnas mas profundas y anchas que otras : de- biendo entenderse, que á imitacion de lo que queda ex- plicado , es toda aquella paite del mundo que se par= ticulariza en ello. 17 Para el asunto presente es indiferente que aque- llas grandes quebradas Ó aberturas sean la obra de los rios, Ó formadas por otra causa: lo que se intenta ex- plicar es, que al respecto de la mucha elevacion que tiene aquella tierra, son mas profundas ymas anchas; no siendo.comparables con ellas las de las otras mon- : ta- 24 ENTRETENIMIENTO tañas que se conocen en las demas partes del mundo, porque exceden á las mas afamadas en altura, y en muchas leguas en la extension de lo ancho. . 18 Dexemos ahora las altas cordilleras de aquella parte de la América, y pasemos á exáminar algunos de los paises que van acercándose hacia la Equinocial, y desde allí se dilatan por el emisferio del Norte, en los quales, aunque se encuentra alguna semejanza, no dexan: de. .tenet bastante disparidad. En la parte de Guayaquil, que estáen 2 grados, 11 minutos Sur, poco mas, cuyo rio es uno de los caudalosos de las costas de la América del mar del Sur, son las tierras tan llanas y baxás , que se inundan por espacios di- latados de muchas léguas en el tiempo de las. lluvias, guúe-es lo que llaman invierno; y empieza allí en el mes de Diciembre, quando el sol está en el Trópico de Capricornio, por causa de la llanura del te: en los rios no tienen pendiente sensible; y con Jas liu- vias, que son muy copiosas , crecen saliendo de ma- dre; y con poco que se levanten sobre el nivel regu- lar, es suficiente para que cubran la tierra en el mo- do que va dicho, y así se camina en cavalgaduras por dentro del agua, dirigiuas de los que son prácticos, sin que exceda la altura en unos parages mas que en otros. La tierra es limosa, y está pobladísima de árbo- les, que con la abundancia de la humedad y el calor crecen y se hacen fornidos en corto tiempo. En los otros territorios baxos que siguen de allí para el Sur, no es tanta la igualdad y la poca elevacion, que den lugar a que se inunden las tierras , que por lo general son de arena; de modo que se diferencian en estas dos circunstancias de la mas ó ménos altura y en la ca- lidad. 19 Las altas cordilleras siguen quasi hasta la ve- cindad del mar del Norte, en las costas que corren desde Cumaná hacia Portovelo , y. dan la wuelta por el - t SEGUNDO. 28 el Golfo de Honduras; pero los parages 4 “donde con- cluyen, hasta las orillas del mar, el terricorio es baxo en bastante distancia, en partes anegadizo', y en otras con 'álguna mas elevacion, que les liberta de ello; pero generalmente los de las “cercanías de los rios caudalosos, como el Orinoco, Madalena, Sinú, Chocó, y los demas, las llanadas tienen mas leguas de extension, y sus orillas empiezan por ser tierra muy baxa, que en algunos 'se mantiene «mas que eñ otros, 'sin salir de aquel nivel: no faltan Naturalis- tas que piensen que los rios caudalosos van exten- diendo la tierra con el limo, y las otras materias qué arrastran, depositándolas en las orillas del mar por su: desembocadura, y que alejan el mar de las orillas antiguas; originándose de esto, que la parte' mas in- mediata 4 él es la mas baxa, y "que entrando algunas leguas 4 lo interior, va levantándose el nivel algu- na cosa. Otros han" pensado diversamente; pero de qualquier modo que suceda, es constante que los gran- des riós de aquella parte, antes de “salir al mar cor- ren grandes distancias por parages muy'"llános, y que en las inmediaciones '4 él “són tan baxos, que luego que crecen los cubren enteramente con sus aguas. 20 Otro tanto sucede por la parte del Oriente de aquelia América, desde-el Orinoco, hasta el riode la Plata; y así la parte alta, de quese habla, está ro- deada de una faxa de “tertitorios baxos, los que por este último lado'aun tienen más anchuta que por el Occidente, pués corresponden á él las Pampas de Bue- nos Ayres, que son dilatadísimas, y las del Paraguay y el Tixtuman; peró como estos paises se hallan dis tantes del mar, no'se ¡bandan, y su nivel es de al guña mas altura. " “4: 21 La isla de Cutazaoy! Qué. ocupan los Hof nde- ses, es alta, al modo de un pan de azúcar: la de Ja- mayea es de serranía bien elevada; y estando cerca de la 26 ENTRETENIMIENTO la de Cuba, sus inmediaciones al mar son baxas y ra- sas por la parte del Sur, y. se ancgan muchas en los aguages que ocasionan los temporales. Las tierras mon- tañosas y altas están, hácia: el centro de,ella, y no son muy elevadas: la parte del Poniente, por el lado del Norte, es:baxa, y la del Oriente alta, haciendo mon- tañas, aunque tampoco son estas comparables en la altura, con mucha diferencia, aylas de la América Me- ridional, segun se dixo antes, Lu isla de Santo Domin- go es alta, en la mayor parte, y hácia el lado del Oc- cidente escarpada; y así se ve, que la naturaleza pa- rece que no guardó regla fixa en las disposiciones que les dió, para que no hubiese uniformidad, pues en dis- tancias cortas varió las cosas,de una misma especie., 22 .La Florida, y las tierras.que corren desde:ella hácia el Nc :*> en lo que ocupa la Nueva Inglaterra, hasta llegar .. ¡io San Lorenzo, son paises por lo general llanos, dilatándose en esta forma hácia lo in- terior algunas leguas, hasta las montañas .de Apala- ches, que corren del Sur hácia.el,Norte, y «están; apar- tadas de las costas. de Virginia, y, Carolina de 25.4, 30 leguas. Lo mismo sucede con las que corresponden al Seno Mexicano en toda su circunferencia; y las ticr- ras altas se hallan por lo comun. distantes de la ma- rina, de modo que. parece que. la naturaleza quiso co- lncar-las que tienen eleyacion. hácia el centro de. los espacios de tierray haciendo ¿tan rasás €, ¡iguales las que se aproximan al.mar , que en muchas se represen» tasen como que empiezan ¿a salir de, el, pues no: son pocas las que por largos espacios quedan sumergidas en las crecientes, y solo, se. descubren en las menguany res. En. Jas costas de la Habana,. por: la parte del Sur; es bastante comun en los que llaman Cayos; pero donr de se hace mas perceptible es en la ensenada ide Pan- zacola y la Luisiana, cuya, circunstancia da motivo á detenernos en gu, explicacion 20.051 rs Bee (1 Son SEGUNDO. 27 23 - Son tan baxas las tierras de la desembocadura del rio Misisipi, que mucha parte de ellas están ane- gadas, y solo se conocen por los carrizales que sobre- salen: por esta razon aquellas, y quasi todas las cos- tas contiguas, son difíciles para llegar a ellas, porque el mar las confunde, no pudiendo reconocerse eston- do algo apartados: otras quedan sobre el “agua en las menguantes, y debaxo en las crecientes: esto sucede hasta 15 leguas mas adentro de la boca; y de allí pa- ra adelante es tan corta la diferencia, que “para em- barazar que el agua las bañe, quando el rio está“cre- cido, levantan diques 0 murallones de tierra de to- da la altura que tóntan aquellas, segun lo tiene en- señado la experiencia de' muchos años. Á corta dife- rencia sucede esto en quanto' aquel tio corre' hácia el Norte, pasando de 550 leguas las conocidas. Esto no obstante, se ve que el pais mas distante del mar' es algo mas alto que el que está inmediato y de ta pro- . , erecientes. | | O A, "24 A esta semejanza aquel dilatado “espacio, que corre hácia el Poniente” y “el Norte; es de 'llanttis muy grandes, entrecortadas de rios, que 'juntándo- se unos con 'otros van al fin á descargar* 128 ¿guas al Misisipi, y de alguñás montañas 'salfPicadas en la larga extension:' De: esté- modo siguert' hasta ir muy al Poniente'á encontrar «las montañas''Blev:das de la América Septefitrional, que: córfespondeh: bácia el mor de California, y “por ell'Norte: de “esta ; siendo cen- tenares de leguas de tiérras baxas y Ílanas lis que se cuentan desde las serranías de Apalaches hasta den- de empiezan aquellas montañas' Occidentales: en esta conformidad puede mirarse la parte de América, que corre desde los 2 diia latitud: para el Norte, A 2 di- 28 ENTRETENIMIENTO dividida: en dos partes: la mas dilatada del Sur al Norte, y del Oriente hácia el Occidente, llana en ámbitos espaciosos, muchos de estos de territorio ba- xo, y dividida por muchos rics, y ¡por montes sal- picados; y la otra, que corresponde al mar Occi- dental de la California alta, de terreno elevado, al modo del de el Perú, siendo esta, la que compone les Reynos de Nueva España, Nueva Galicia, y Nue- va, Vizcaya; y aunque estos son bien anchurosos, no tienen comparacion con la, parte que va desde sus pendientes, hasta la serranía, occidental de los Apa- laches, y desde la orienta] de esta ¡al Occéano, por las cOStaS. de. la Nueva Inglaterra», - 25, Aquella parte, de. territorio, cléyado hácia el mar de; California. del qual no se tiene conocimien- to, para poder hacer juicio de. su altura sobre el ni- vel, del ¡mar, ni tampoco “delo que.se extiende en lo. ancho, de ¡Oriente 4 Occidente , es ¿la continua- cion; de. Ja. América, Meridionál;, que, «despues de ha- berla. gcupado., en ¡su medianía ¡desde el Sur ¡hácia el Norte y ¡hastá cerca de las,,costas de. Caracas, Santa Marta, y parte del Dariel, se comprimén: pasan por el Reyno. de ¡Fierra Firme é. Ismo. de Panamá, en dónde; ¡val peducidas.: á una,cosdillera; estrecha) y na muy: altas y, despues » siguiendo, por la Provincia. de Goatemala.,,. Juels yen á extenderse, y tomar elevacion, continuando “así, por. las Provincias. de los Reynos de Nueva España; hasta. perderse: en. los, paises del Norte de. aquella América, ; que. están, desconocidos por no haber, llegado, a clips los desqubrimientos. 26. En,esta, América. dominan, mas las. lgnuras y topriporios. -baxos que las, tigrras. eléy, agas; lo que na sucede en la Meridional, no obstante: delas, muchas que tiene desde Buenos Ayres hasta,el Tucumán, -y «por la ¡parte de los rios Grande - Marañon». Orinos co, y otros que. SON; ¡ caudalosos, ; y de bastante AD of chu- w e O re” - Y? ya SEGUNDO. 209 chura, pues las tierras altas se extienden todo lo que se'ha dicho, y ocupan la parte interior y centro de aquel dilatado espacio de mundo. 27 El rio Misisipi no tiene conocido atar el se' sabe el curso que trae hasta los 43 grados; pero por las relaciones de las naciones de Indios, que ha- bitan aquellos territorios mas interiores, se deduce que viene de las partes de Occidente, y que nace en las cordilleras de montañas, que corresponden hácia el mar, mas arriba de California, cuyos paises, aun- que son continente con los Reynos de Nueva Espa- ña, no se han reconoctdo bastantemente, y así son confusas las noticias que se han adquirido en este asunto. Se ofrece una reflexiom bastante curiosa, y es, que en el Perú los parages á donde ménos se ha internado el empeño de los descubridores, sen los paises llanos que hay desde las faldas orientales de la cordillera hacia el Occéano; porque entre ellas y los del Brasil hay territorios muy extendidos, que se mantienen en el primitivo estado que les dio: la naturaleza, habitados de Indios, tan incultos y dis- tantes de la civilidad, que viven como las fieras, solo se diferencian de ellas en la figura. En la Ameé- rica: Septentrional son conocidos los dilatados espas cios. de llanura que: corren desde los límites occiden- tales del Occéano en la Nueva Inglaterra, hasta las montañas de Apalaches, en los que continúan desde estas hasta el rio Misisipi, y en los que van desde este rio hasta las que forman la cordillera: de la par- te occidental; pero. las otras:que corresponden á es- tas llanuras yd las Provincias de la Nueva Inglater- ra, hasta la latitud del Canadá; se hallan tan. desco“ nocidas como las llanuras del Perú entre los rios Ori- noco y Marañon; entre este y el rio Grande, y Si- guiendo hasta Buenos Ayres y el Sur; no encontrán- dose mas motiyo para lo uno que. para lo Otros por= que il go ENTRETENIMIENTO que sí en la Septentrional se quisiere atribuir á lo frígido de aquellas montañas, por hallarse desde los 37 grados hasta los 46; en la Meridional los ámbi- tos desconocidos corren desde las inmediaciones de la Equinocial hasta Buenos Ayres y Estrecho de Magalla- nes; y no ofreciéndose el impedimento de lo frigido, ni el de lo áspero y escabroso de las cordilleras, no hay otro que el de no haberse cumplido el término que hay en todas las cosas, para que Se penetre á unos y á otros á fin que se conozcan. 28 Las cordilleras de los And:s, en la Améri- ca Meridional, estaban habitadas por gentes cultas, y segun sus leyes y costumbres civilizadas; por es- to se entró en ellas, y se conquistáron' con facilidad. Las llanuras que desde aquel mundo alto corren has- ta el Brasil, lo están por naciones bárbaras y fero- ces, que no conocen ningun género de civilidad, y, por esto ha sido dificil introducirse en ellas, estable- cer algun trato sociable, y llegar á conocer lo que son. Esto mismo sucede en las montañas de la Sep tentrional, y permanecerán así unas y otras, hasta:que corriendo mas el tiempo se vavan insensiblemente abriendo caminos por donde se facilite la comunica- cion, y se venga a saber con certeza lo que contie- nen en calidad de gentes, de animales, de plantas; y de otras cosas particulares,!'que no sean comunes a las demas partes :del mundo. - 29 Debaxo de las aguas parece que el suelo 0 fondo de ellas imita en lo llano y en las desigual- dades la disposicion que tienen las tierras que se ha- llan fuera de ellas; y así en aquellas partes, donde los territorios son muy rasos, baxos, y que siguen con igualdad largos espacios, los que están contiguos á ellos debaxo del agua son en la misma forma; y esto es á lo que en la Náutica se llama Sonda, pot- que en bastante distancia de la tierra visible, ó supe- | rior SEGUNDO. 31 rior á las aguas, se encuentra el suelo'ó fondo, y la cantidad de agua se va disminuyendo poco á poco hasta la orilla. Así se experimenta en las costas de la Florida, en la ensenada de Panzacola, y en todo lo que se conoce con:el nombre de Seno Mexicano, que comprehende las costas de Campeche, hasta las de Honduras. No es ¡así en donde hay tierras eleva- das inmediatas al mar, Ó poco distantes, porque en sus orillas se halla mucha profundidad , y. así en las del mar del Sur no se encuentra sonda, siendo pre- ciso estar á la vista de tiera, y algo cerca para ha- Mar el fondo. Las llanuras del fondo del mar son tan iguales como las de la tierra, enseñandolo así los Pla- ceres, que.son parages donde hay poca profundidad: el de lá Vívora se atraviesa por la parte: del Oeste del Cascavel,. yse andan sobre él 12 leguas del Sur al Norte, siendo tal. la igualdad del suclo, que en esta distancia no «baxa. de 12 brazas, ni llega á com= pletar 133 pero luego que se sale de él se conoce, y se aumenta de repente la profundidad en tanto gra- do, que no se encuentra el fondo con 50 brazas. De esto puede colegirse, que si las aguas baxasen de to- da la cantidad que lo cubren, se descubriria una lla- nada, que tendria de largo del Norte hácia el Sur las 12 leguas que se han dicho, pero esta se hallaria al modo de las tierras altas de la América Meridio- nal, en lo alto de unas en:!'encias, respecto de lis profundidades que la rodean. 30 Navegando desde la “Trinidad al Batabano se hace la mayor parte de este camino por Placer de po- ca profundidad, por cuya causa solo pueden ir por allí embarcaciones pequeñas. Entre las varias profun- didades que se ven en él, hay un tramo que llaman el Quebrado de Cayo Cacao, sobre el qual solo hay 11 pies: las embarcaciones que necesitan agua de este van arrastrando la quilla sobre él; y si no fuese tan igual 1 no :32 ENTRETENIMIENTO no sería practicable, porque habiendo de hacer camf- no por espacio de hora y quarto, quedarian estan- cadas si hubiese en su distancia algunas desigualda- des donde el agua disminuyese: en sus inmediacio- mes es la profundidad desde 12 hasta 20. pies, y sin “aumento siguen así distancias de 3 Ó 4-leguas. A la semejanza de estas llanuras, que están debaxo del 'mar, son las de la misma isla de la Habana, ha- llándose tan. iguales, que se anegán con las lluvias, por no tener pendiente alguna para que corran 'las aguas. | ¡ 31 De las alturas y llanadas dilatadas que hay sobre las tierras altas de la América, ó de aquel mun- do empinado, se ha venido con la idea á dar una noticia de las que están cubiertas de un piélago di- latadísimo 7: aguas, para que se admire la providen- cia del Autor supremo en el órden de semejanza que guardó en ciertas cosas, al paso que en otras qui- 30 que no se pareciesen, y tambien que la variedad no fuese regla fixa que hubiese de prevalecer en todo, EN- | 33 ASIIAAAAASAASSSASSDSSSONSNAIÓOSODOÓN O A ENTRETENIMIENTO ll. Se explican los temperamentos y climas de los di- versos territorios de aquellas partes del mundo, I E, el conjunto de partes que constituyen es- te globo, era consiguiente que se correspondiesen unas á otras, y que la variedad fuese participable á cada una de ellas. Así se observa en los tempera- mentos, que en sus desigualdades imitan las que tic- ne la tierra. Los ardores de la Zona Tórrida Merí- dional se encuentran en ella, pero no en todos pa- rages; y se reconocen tambien en la templada en la estacion del estío. Los frios y hielos de esta en lo rígido de los inviernos , son naturales en ella, y sin parecerlo, en la calurosa se experimentan tan ex- cesivos como donde mas incomodan : no solamente se hacen naturales allí, sino que á imitacion de aque- llas partes en donde por el retiro del sol son ménos extraños los efectos de la frialdad , se ven continua- dos , con corta intermision , entre las dos estaciones mas opuestas. Los tiempos siguen' ordinariamente la regla de los rayos del sol; y por esta causa en aque- llos parages, en donde hieren mas perpendicularmen- te, se impregna la tierra de mas partículas ígneas: la reflexion es mas sensible quanto es mas eficaz, y quanto los rayos reflexos están mas próximos á ser coincidentes con los de inflexion: de donde dima- na , que la impresion que hacen sobre los cuerpos es mas fuerte, y se dexa sentir mas el calor, in- comodando á proporcion que es mas grande. La va- ria direccion de los rayos , mas obliqua , ó mas cet- cana á la perpendicular , causa:las divisiones del año, se= ENTRETENIMIENTO segun todos saben : por esta regla, tan generalmen- te recibida, el calor deberia ser mayor que en nin- guna otra parte en los puises que están debaxo de la Equinocial. Así se creyó en lo antiguo , y que á este respecto sería mas sensible en los que están cerca de ella, que en los que se van apartando; pero no sucede así, porque hay otras causas que interrum- pen esta regla, que sería segura si las circunstancias fuesen iguales en todas partes; pero como no suce- de así, dimana de ello que en algunas partes cerca- nas á la Equinocial, y baxo de ella misma , se experi- menta un clima frigidísimo, como en el de las Zo- nas templadas en las proximidades de las frias; y por la contraria, en los extremos de la Zona Tórri- da y en la templada hay otros parages en donde los calores son tan incómodos como en los que mas mo- lestan cerca de la Equinocial, y en ella misma. 2 La primer causa del calor es sin dificultad la actividad de los rayos del sol sobre la superficie de este globo; pero luego hay otras causales, que e- den llamarse secundarias , las quales lo modif .., interrumpen todo el efecto, y ocasionan contrarias influencias. Una nube interpuesta entre el sol y una parte de la ticrra, es un pabeilon que , no dexando tránsito á sus rayos , estorba que pasen hasta ella; y debiendo ser caluroso con exceso aquel espacio, lo es con moderación , tanto mas , quanto la nube fuere mas permanente. La clevacion de un parage respecto de otro , hace el ayre mas sutil y ménos pesado : los rayos del sol, subdivididos en' partícu= las mas menudas que quando la atmósfera es densa, reflexan con la misma sutileza , y no tienen lugar para unirse: siendo conseqúente , que el grado de calor debe ser menos que quando penetran por un, ayre mas pesado y denso , el qual une las particu= las ígneas , se impregna de ellas , y las reflecta con : : mas 'm TERCERO. mas actividad. En los lugares elevados, por lo comu no falta algun movimiento en el ayre, que en los baxos, por el contrario , no es tan comun, y este esparce las partículas ígneas en diferent: direccion de la que llevan en la inflexion de los rayos, y con la que retroceden en la reflexion. La elevacion de los parages y sus desigualdades no permiten que el número de rayos que caen sobre ella sea tan creci- do como en el nivel general del globo; y esta es otrá causa que altera su efecto para el demasiado calor. 3 Alas razones antecedentes , que se hallan sos- tenidas con la experiencia, se agrega otra muy po- dérosa, y es, que segun los Naturalistas, el ácido nitroso es, de los tres que se conocen en la natura- leza, volátil y muy ligero, atribuyéndose á su con- curso la formacion de la nieve, el granizo y el hie- lo , lo qual sucede en una region algo elevada de la atmósfera : quanto los territorios estuviesen mas al- tos en ella, tanto mas cercanos se hallarán de esta region , y los efectos serán contrarios al calor: por esto se experimenta que en las cumbres de las mon- tañas altas hay nieve quando en su pié no se ve, y por el contrario se experimenta calor, cuyo fenó- meno es tan comun , que no hay pais en donde dexe de verse; y si la montaña se figurase ser de una al- tura tan excesiva como los terrenos altos de la Amé- rica Meridional, y de la extension que tienen aque- llos, se comprehenderia mejor ser natural en ellos, aunque se hallan debaxo de la Equinocial , Ó en sus cercanías , lo mismo que en las montañas de la Eu- ropa : con la diferencia de que lo que acá se ex- perimenta en una altura de 1500 Ó 2000 v.ras, allá necesita que sea de 405000, O tal vez mas, segun las otras circunstancias que concurren en cl. 4 Por estos términos la naturaleza ha formado a E2 un ld $ = q + 5 ¿ye == — E —= 36 ENTRETENIMIENTO un juguete tan particular de sus Obras, que por me- dio de un accidente ha variado enteramente los efec- tos , apartándolos del órden en que deberian estar si se ciñesen á la causa general. Esto mismo sucede por el órden contrario , pues en los paises que de- bieran ser ménos cálidos, y aproximarse a ser frios, no sucede así; y la continuacion de las llanuras di- latadas y baxas, el poco movimiento que el viento tiene en ellas, y la densidad y gravedad de la at- mósfera, concurien para que el efecto de los rayos del sol sea mas sensible; y estando en los ámbitos de la Zona templada se experimentan los efectos que son provios de la ardiente ó calurosa. 5 Por lo comun es temible el atravesar la Foui- nocial en las navegaciones, donde es preciso ha- cerlo, á causa de los accidentes que se atribuyen al mucho calor, y á las enfermedades que son de este número : en realidad sucede así, pero los calo- res no son tan excesivos como se cree; aunque es cierto que sobrevienen eníermedades de escorbuto, que son lis que ocasiona el calor;z pero esto se ye-. rifica quando concurre' la circunstancia de, ser en navegaciones largas. El calor es mas grande que en el mar debaxo de la Línea, en tierra apartados de ella, y aun fuera de la Zona Torrida , y con todo no es regulai que ocasione escorbutos, aunque sí otras enfermedades propias de la dilatacion de las partes de la agitacion de los fluidos, y de la cor- rupcion de la sangre; concluyéndose de ello, que el calor excesivo puede contribuir á que el escorbuto se declarase mas pronto, sin ser la causa primitiva de el. Esta debe considerarse en el ayre que se res-. pira en las enmbarcaciones, en los alimentos mal sa- nos que se usan, en el agua corrompida, y en la atmósfera que circunda las personas, distinta de la de tierra; y así se ves que en Jas navegaciones lar- gas o ay | TERCERO. 357 gas el frio excesivo ocasiona tanto el escorbuto co- mo el calorz y que esta enfermedad no es tan temi- ble al pasar por la Línea, quando no hace mucho tiempo que se ha salido del puerto, como quando se navega por parage muy frio, como el Cabo de Hor- nos, Ó el de Buena Esperanza , despues de haber es- tado largo tiempo en el mar sin refrescar los víve- res en algun puerto, y reponer la naturaleza en su estado natural con los ayres propicios de tierra. 6 En el mar del Sur se atraviesa frequentemente la Línea , pasando del Callao ó de Guayaquil a Pa- namá, y al contrario, sin experimentarse efecto al- guno perjudicial á la salud; y es sin duda por ser de cortos dias estas travesías: siendo natural, que si fuesen largas sucedería Jo mismo que en las otras en donde hace destrozos lastimosos contra los na- vegantes; y así parece que no deben atribuirse tan- to al demasiado calor, que se supone, como á las Otras causas que son inseparables en los viages lar- gos por cel mar. | | 7 Para comprobacion de no ser el calor baxo de la Línea en 'el mar tan grande como en los pa- rages que están fuera de ella, se hará relacion de los que se han observado en varias partes , cuya no- ticia podia servir de convencimiento. El año de 1758, cortando la Equinocial , segun la frase que se acos- tumbra en la Náutica, en el mes que el sol debia hacer todo el efecto de sus ardores, por ser en Mar- zo quando hace su tránsito por ella, el dia 3, te- niendo de declinacion meridional 6 grados, 42 mi- nutos, y Cstando la embarcacion en 7 grados, 47 minutos septentriona!, el termómetro de Mr. PReau- mur señalo á las 2 de la tarde 20 grados; de ca- lor. Desde este grado fué aumentando poca cosa. El dia 14 la declinacion meridional cra 2 grados, 25 minutos ; la embarcacion se hallaba en 31 minutos : al s se 38 ENTRETENIMIENTO al Norte de la Equinocial, y el termómetro marcó, expuesto al ayre, a las 6 de la mañana 234 gra- dos, á las 2 de a tarde 25, y á las 11 de h nO- che 24. El viento que reynaba era muy floxo, por- que la embarcacion, quando mas andaba, era una milla, y en algunos intervalos solo media, y ve- nía del Nordeste. El dia 16 quasi fué todo él de cal- ma, pues en las 24 horas solo' se andubiéron 5 mi- llas: el navio se hallo por la observacion en la Equi- nocial: la declinacion del sol fué un grado, 38 mi- nutos Meridional , y el termómetro marcó constan- temente 25 grados. a las 6 de la mañana, a las 2 de la tarde, y á las 11 de la noche, habiendo habido variedad en el tiempo, porque hubo nubes rasgadas en ciertos tiempos, en otros estubo despejado, ya las 9 de la noche hubo aguaceros. 8 El dia 17 fué calma , como el antecedente, la embarcacion se hallaba en 35 minutos Sur: la decli- nacion del so! Meridional un grado, 14 minutos: el termómetro á las 6 de la mañana 25 grados, á las 2 de la tarde 26, y á las 11 de la noche 25. Durante el dia el sol estubo fuerte: á ratos hubo nubes; des- de las 9% de la noche aguaceros fuertes, relampa- gos, truenos, y pusiera o de viento. Este fué el dia de mas calor que hubo en el paso de la Línea. 9 El 18 la declinacion del sol 507 minutos Me- ridional; la latitud un grado y 133 Minutos; el termómetro á las 2 de la tarde 24 grados. El 19 en 2 grados, 6 minutos de latitud : el termómetro á las 2 de la tarde 24 grados. El 20 el sol quasi en la Equinocial : la embarcacion en 3 grados, 2 minutos Meridional : el termómetro á las 2, 25; grados, ha- biendo tenido el viento Esueste como el dia ante- rior moderadamente recio. Tres Ó quatro dias se mantubo el calor en el mismo tenor, á diferencia de un grado ó de medio; pero desde el 26, en la ds [o ( UN Ed UN HE H URL RON pl Ñ p HU YN ' A A! m4 | Ad AE vi viu 1 $ H ¡1 H Ñ MN MN ME l ml ! 4 4] 1 AN Mi y LIE ¡Ñ 1 j ' ñ yA 4 $ ms da | h 5 1 1 É ! fi fl Í 4 d 1 $ l | s MER y y ' Í Mm qe | M 1] 4 4 mi U Al 1 l A " Ñ 1 yl eN oia TERCERO, 39 de 11 grados, empezó á disminuir á 23, y con la mis- ma lentitud que habia aumentado volvió á ser ménos. 1o En el mes de Noviembre de 1764, atravesan-= do la Equinocial en el mar del Sur el dia 28, la em- barcacion se hallaba en 52 minutos Sur: á las 5 de la mañana el mismo termómetro marcaba 21 grados, á las 2 de la tarde 235, y á las 11 de la noche 224 : el viento vário , floxo por el Sur, Sueste y Sudueste : la atmósfera opaca mucha parte de! dia. 11 El dia 29 del mismo , á las 5 de la maña- na, señalaba el referido termómetro 22 grados; á las 2 de la tarde 24, y á las 11 de la noche 232: el viento y la atmósfera lo mismo que en el dia antecedente : la latitud 35 minutos Septentrional; de suerte que en el intermedio de un dia al otro se hizo la travesía de la Línea. 12 Por este término se mantubo el calor todo lo que duró el viage hasta Panamá , sin exceder á las 2 de la tarde de 23 grados, y a las 5 de la ma- nana de 21, siendo su mayor alteracion con las cal- mas y el tiempo cargado un grado, en cuya dis- posicion duraba poco. 13 En Panamá no señaló el termómetro mas ca- lor que en el mar y en el tránsito de la Línea. Des- de el dia 4 de Dic re hasta el 18, á las 5 de la mañana , marcaba 21 grados, á las 3 de la tarde 233, y uno ú otro dia llegó á subir hasta 24. En aquella ocasion es quando cesan los vientos Sures, y empiezan á recalar algo las brizas; pero esto no sucede todos los dias, ni en todos los años es en un propio tiempo , aconteciendo que en unos se adelan- tan mas, y en otros se retardan : en aque! se adelan- táaron, y desde el dia 8 hasta el 17 :ecaló a las 2 de la tarde: el 13 fué floxa, y el termómetro es- tubo en 24: el 14 no la hubo, y estubo en 243: el 15 la hubo, y el termómetro estubo en 23. En esta | for- 40 ENTRETENIMIENTO forma siguió aquellos dias. En el año de 1736, los dias 5 y 6de Enero el termómetro marcaba á las 6 de la mañana 203, álas 12 del dia 232, y á las 3 de la tar- de 25. Esta corta diferencia, que rigorosamente es de medio grado , proviene de que en aquel año se retar- dáron mas las brizas, no habiéndose experimentado hasta entónces, y tambien de no ser el termómetro el mismo que el que sirvió el año de 64: tambien pudo concurrir á ello la disposicion que tenia en cada uno de estos dos tiem;zos. La latitud de aque- lla ciudad está determinada de 8 grados, 58 minutos Septentrional, por las observaciones que se hiciéron el año de 36, : 14 Podría excusarse la repeticion de noticias del calor en Portovelo y Cartagena , no teniendo sen- sible diferencia á los que se expresan en la obra de Observaciones , hechas de órden de S. M., € impresas en Madrid en el año de 48; pero como esta ya es rara, no se dexará de hacer memoria de ello, tan- to mas que se tendrá la serie de los grados de ca- lor, sin la necesidad de irlas á buscar á aquella. 15 Desde el dia 23 de Diciembre hasta el 29 del propio año de 64, el termómetro estaba á las 5 de la mañana en Portovelo en 21 grados; á las 2 de la tarde en 224, yá las 11 de la noche en 22. En la obra de Observaciones el 4 de Diciembre de 1735 a las 6 de la mañana marcaba los mismos 21, y al medio dia 23: la diferencia es medio grado , que pue- de consistir en haber sido entónces las brizas mas endebles, y no haber refrescado tanto la tierra, co- mo quando están mas entabladas. La latitud de aque- lla ciudad , determinada por las Observaciones del año de 35, es de 9 grados, 343 minutos Septentrional. 16 En Cartagena de Indias estaban entabladas las brizas, y con bastante fuerza, en el mes de Enero de 1765; y desde el dia 10 hasta el 14 constante- men- TERCERO. 41 mente el termómetro marcaba á las 6 de la mañana 22 grados, á las 12 del dia 24, y a las 2 de la tar- de 241. El año de 35, el 19 de Noviembre, tiempo en que las brizas no estaban entabladas, el termó- metro marcaba de 24 á 26 grados, que en rigor es grado y medio mas que lo que se observó en el úl- timo. La latitud de aquella ciudal es, por las ob- servaciones , 10 grados, 253 minutos Septentrional. * 17. No se hace mencion por ahora del tempera- mento de Lima, cuya ciudad está en 12 grados, 2% minutos en el emisferio Austral, porque aquel sigue otro régimen distinto del de las partes de que se va tratando, y se irá desde luego á ver el de la Ha- bana, cn las extremidades de la Zona Toórrida, y vecindad de la templada, En este parage se encontra- rá un efecto contrario al órden que se debia espe- rar. En algun modo sería regular que en la Haba- na el calor fuese ménos que en los parages que que- dan citados, por hallarse mas apartado que ellos de la Equinocial; pero si se atiende al mas tiempo que el sol se mantiene perpendicular en el Zenit, ó inme- diato á el, el calor deberá ser mas fuerte que en los lugares que se hallan en la Equinocial, ó cerca de ella; suponiendose igualdad en altura de los terrenos, que es, con toda precision, lo que acredita la ex- periencia. 18 El calor de la Habana, en los meses que el sol se halla de la Equinocial para el Norte, es mas fuerte que en Panama, Portovelo, Cartegena, y que debaxo de la Línea en el mar del Sur; y en cl tiem- po que corren los 6 signos Australes, es igual al de aquellos. La ciudad se halla en 23 grados, 10 minu- tos de latitud Septentrional en una bella disposicicn de terreno; por el un lado tiene la bahía, por ctro el mar grande, y por el resto pais llano, en el qual, aunque hay algunas eminencias, es á larga distan- cia, A 42 ENTRETENIMIENTO cia, y no son de mucha altura, con que los vien- tos la bañan sin embarazo. Las observaciones del temperamento se hiciéron unas allí, y otras en Gua- nabacoa, lugar que dista dos leguas, y se tiene por mas sano y ménos caluroso que la ciudad, por es- tar situado en una mediana altura, donde le bañan los vientos, que templan el calor del sol. 19 El dia 7 de Febrero de 1765, á las 6 de la mañana, marcaba en la ciudad el termómetro 182 grados, á las 125 20; en la tarde hubo turbonadas de viento, y algunos aguaceros. Así permaneció has- ta el dia 19, que fué mayor el calor; a las 6 de la mañana estubo en 20 grados, y á las 12 del dia en 223: de las 3 de la tarde á las 4 mudó el tiempo con aguaceros, y calmó el viento: á las 5 empezó á correr por el Norte, y refresco el tiempo, de suer- te, que en el siguiente dia 20, á las 6 de la maña- na, estaba en 17 grados, continuando sin aumento el resto del dia, y en los dos siguientes. 20 El verano fuerte empieza allí en Mayo: en aquel mes, á las 5 de la mañana, el termómetro se- ñalaba 223 grados, á las 12 del dia 254, yá las 11 de la noche 227. En Junio 23 grados, 264, y á las 11 de la noche 233. En Agosto y Septiembre sucedió lo mismo. En Octubre se reconoce algo mo- derado el calor, por no mantenerse constante el ter- mómetro; pero no por eso faltan dias en que se ve el licor hasta 25 grados, siendo lo regular de 23% a 24. En Noviembre es lo regular á las 2 de la tar- de desde 213 á 233. Esto propio sucede en Diciem- bre y Enero, que son los meses del invierno, en Jos quales se dice, que se siente frio; con que la dife- rencia entre estas dos estaciones es de 3 grados. De- be entenderse, que este grado de calor en todos tiem- pos es, situando el termómetro en alguna pieza abier- ta, donde reciba las impresiones del ayre, sin que ; el - TERCERO. el resplandor «.! sol le hiera, pues quando se colo- ca en parage donde participe de él, se dilata el li- cor hasta 303 grados. 21 En los meses de invierno siempre vienen los vientos del Norte, se comprime el licor, y es quan- do se siente mas frescura. En los de verano, aunque llueva, como sucede de continuo, no se modera el calor, porque de ordinario sobreviene a la lluvia al- cun intervalo de calma, y despues vuelven los vien- tos á la parte del Sur, que son calurosos. No es lo particular el grado en que asciende el licor del ter- mómetro, sino la permanencia que tiene en él, y lo poco que varía de una estacion á la otra, pues en la Zona templada, y bien al Norte de ella sube 4 los mismos grados; pero esto es por espacio de un mes, Ó poco mas, en algunos dias, y despues vuelve a descender por los mismos términos que fué subien- do. En Diciembre, quando el sol está en el Trópi- co de Capricornio, «ista del Zenit de la Habana 47 grados, lo mismo que dista del de las partes meri- dionales de la España. En 20 de Octubre, acabado de pasar cl verano; y er. 20 de Febrero, quando va terminando el invierno, en el primero de estos dos tiempos cl termómetro, d las 6 de la mañana, se- ñala en Cadiz 143 grados, á las 2 de la tarde 16%, y a las 11 de la noche de 15 á 16. En el segundo, a las 6 de la mañana, señala de 12 á 13 grados, a las 2 de la tarde de 144 15, y á las 11 de la no- che de 13 á 145 y así hay de 84 9 grados ménos calor que allá quando el sol dista del Zenit el pro- pio número de grados, segun queda explicado. Por estas experiencias se reconoce, que aunque la Haba- na está distante de la Equinocia! todo lo que”el Tró- pico, esto no es suficiente causa para que el calor s2 experimente ménos fuerte que en los lugares que están cercanos a clla, guardando igualdad en quan- Fa to ENTRETENIMIENTO to á la forma de los terrenos, porque, en las para tes que quedan anotadas, son baxos, llanos, € inme- diatos al mar. PA 22 La causa de esto es, como queda dicho, la direccion perpendicular de los rayos del sol, que en la Habana es mas permanente que en los otros para= ges que se hallan mas cerca de la Equinocial, porque el movimiento del sol en declinacion es lento quan- do se acerca á los Trópicos, y acelerado quando es- tá inmediato á su medianía; y por esto permanece mucho mas tiempo en las cercanías del Zenit de aquella ciudad, que en la de los otros parages; á cu- yo respecto calienta mas la tierra, y la penctra con mas actividad que en donde pasa acelerado sin de- tenerse. Desde el 21 de Junio hasta el 12 de Julio está el sol sobre el Zenit de la Habana, á diferen- cia de un grado: este intervalo es de 22 dias; pero en las dos estaciones, que pasa por el de Panamá en Abril y en Agosto, solo está 11, 52 en cada una, esto es, desde que se acerca el grado inmediato, án- tes de llegar, y despues de haber pasado por él, con que viene á ser la mitad del tiempo; sucediendo es- to con la intermision de 6 m” * € * QUARTO. 6t estos con aquellos, es raro el día en que no hiela mas Ó ménos fuerte, Ó que no llueva, nieve, ó gra- nice; por este término es mas visible que en otras partes la agitacion continua de los tiempos en la repetida mutacion que tienen quando se interrumpen las Muvias, pasando el clima al opuesto extremo de hielo : cesan los vientos de las partes de tierra, dominan los de la costa, penetrando hasta allá; y así los vientos siguen el órden de las estaciones, 28 Aquel temperamento varía muy poco en las distintas horas del dia: lo mismo sucede en el vera no que en el invierno: de las 2 de la tarde á las 6 de la mañana, Ó a las 11 de la noche, es la di- ferencia 3 de grado, ó 3, y rara vez llega á medio grado : por una serie de observaciones de cerca de seis años, desde Noviembre de 1758 hasta Agosto de 1764, está comprobada esta igualdad, sin que en unos años hubiese mas diferencia que en otros. 29 Elinvierno empieza en Diciembre, como que- da dicho: el temperamento es en las piezas habitam bles de 83 grados de calor hasta 9: expuesto al ay re, pero sin recibir el sol ni su reflexo, es de 5 gram dos hasta 6, debiendo entenderse por piezas habi. tables las que tienen precaucion de vidrios ó lienzos que las resguardan del ayre exterior. Este tempera- mento dura hasta Abril, y desde Mayo empieza el verano con los hielos, segun se ha dicho; entónces es lo mas comun señalar el termómetro expuesto al Ay» re el término de la congelación, y lo mas que ba- xa es tres grados de hielo; pero estando en el res. guardo de las viviendas se conserva en 8 grados ú 8;, Sin que en ellas haya fuego que las caliente. Estos grados de frio no son á la verdad considera= bles ; pero siendo quasi continuos, y corta la dife- rencia que hay entre el verano y el invierno, pues consiste la mayor en 9 grados, resulta que los hie- los 62 ENTRETENIMIENTO los son permanentes en los parages que no baña el sol. Allí no es extraño mantenerse el termómetro constantemenie 15 ó 20 dias en el término de la congelacion; y á la hora que sube de él es indicio de que se suspenden para llover en la forma que se ha explicado. 30 Comparando, pues, aquel temperamento con el de la Luisiana, se ve la diferencia notable que hay entre uno y otro. En una parte entre el invier- no y el verano solo hay 9 grados de diferencia, que empiezan en 3 grados de hielo ó congelacion, y ter- minan en 6 de calor. En el otro es 41; grados, des- de 7: mas baxo que el término de la congelacion hasta 33%» En la Luisiana es interrumpido el invier- no por dias calurosos lo que va de 7; grados de hie- lo a 21 de calor: en la parte alta del Perú el in- vierno lo está por dias de hielo y frialdad; y aun- que el verano lo es tambien por otros de nieve y lluvia, rigurosamente es mudanza de voz, por la cor- ta diferencia de 4 Ó 5 grados, que es en lo que va- rían, y en la especie del frio, que el uno es húmedo, y el otro seco. 31 El verano de aquella parte alta será repara- ble sobrevenir en los mismos meses que en Europa, porque empieza en Mayo, y finaliza en Octubre ó Noviembre, contra lo que debia ser si se arreglase á la mayor inmediacion del sol al Zenit; pero allí no se sigue esta regla, y en su lugar se toma la de estar el sol descubierto, y que caliente la tierra, lo qual sucede en los meses que se han señalado, y no en los otros. El decirse que calienta las tierras parece contra lo que se ha explicado ántes de la frial- dad de aquel clima en todos tiempos; pero no es así, porque en efecto calienta el sol en verano, y quan- do mas calienta es quando son mas completos los hielos. Este verano y el calor de él no sobrevienen quan- m- . PR o o QUARTO, 63 1 o. quando el sol corre lc: seis signos de la parte Aus- o tral, como queda dicho, sino quando corre los Sep- ' tentrionales, hallándose mas apartado del Zenit, | 32 Llaman de ordinario alií Sol de Puna al sol o que se siente en los meses de verano; y quantos co- nocen aquellas tierras saben que es muy activo, potr- que quando da de lleno calienta tanto que no se : puede tolerar, y causa dolores de cabeza fuertísi- " tl mos , con otros malos accidentes. Es tal su fuerza, | a li que parece hacer mas impresion que en los paises i , que son calientes por naturaleza , siendo allí expre- ó sion general decir que el sol abrasa, y la sombra ! q hiela. Varias veces se ha hecho la experiencia , es- d tando en un ámbito cerrado por todos quatro lados: y á la una del dia, puesto á la distancia de dos pies | , fuera de la línea de la sombra, no se podia tolerar l el calor; y pasando otros dos pies mas adentro de | | la sombra, no habia resistencia para el frio. La cau- | y sa de esto es la sutileza del ayre, que no retiene en | ' sí los corpúsculos ígneos que reflectan en la parte | | ilaminada, y así no hay allí resplandor : la parte JN donde el sol no hiere es verdadera sombra en quan- lo ' to al temperamento, y la otra es parecida á un vol- i € can : por esta razon el calor que l1 tierra contrae | € en el discurso del dia es casual, perdiéndolo desde 4 luego que se oculta; y desde esta misma hora em- pieza á helar, porque la atmósfera no conseiva las | qualidades del calor como en las partes donde el ayre | tiene otra densidad. | 33 Enel invierno acontece muy diverso de esto; ¡ los dias son nublados, el sol quando se descubre es por pocas horas, los vientos son recios y varios, las lluvias quasi diarias, segun que queda dicho, y las tempestades de truenos les acompañan por lo co- mun. En la entrada del que allí tiene lugar de oto- | | ño, el frio, aunque no es de hielo, es mas moles- ? to .. e ITA 64 ENTRETENIMIENTO, to, porque penetra, y no hay sol que caliente; pe- ro entre todas estas cosas, la que distingue con mas propiedad las dos estaciones, es la vegetacion, que al igual de Europa hace sus progresos desde Now viembre hasta Abril, renovandose entónces las si» mientes y plantas. Sigue despues el estío desde Ma yo hasta Octubre, en cuyo intermedio todo está sew co y árido: de aquí procede la particularidad de que las estaciones sean encontradas al órden regular del curso del sol, determinándolo por los efectos y ace cidentes, y por el órden de la reproduccion. ENTRETENIMIENTO V, Sobre los distintos temperamentos de la parte al- ta de la América, efectos que producen , y ¿aus sas de lo que allí se experimenta contra el órden general de las otras partes, 1 No son iguales los temperamentos en aqué- lla parte elevada de la tierra: hay en ellos de to R das clases, segun la altura y disposicion de los ter» | ritorios. A proporcion de aquella son los hielos mas constantes en el verano, y las nieves y granizos mas ; comunes en el invierno; y quanto mas se desciende van siendo mas calurosos , y ménos regulares los frios. Aquellas grandes profundidades por donde cor- ren los rios, que por allá llaman quebradas, y dice el nombre lo que en realidad se representa, son lu- gares que tienen todos los accidentes de la Zona Toórrida. El ayre tiene mas densidad que en los otros, y el calor del sol lo imprime en él con mas efica- cía Se e... ..-a * PUINTO, : Ós cla que en donde está mas ligero; cl abrigo de las eminencias, que forman aquellas concavidades”, con- tribuye á que la reverberacion sea fuerte; y de'uha y otra causa. resulta, que los calores" sop sensibles, y que la tierra lo dé 4 entender en sus producciones; : 4 La profundidad , ó quebrada, de Iscuchaca ,'de la que se ha dado yá alguna noticia, no es de-las mas profundas,.y consiguientemente su «temperamen- to no, estan cálido como en otras. En los meses de verano el "termómetro; colocado dentro de,las vi- viendas; está en*11 grados,“y su mayor variacion en jo mas entrado del dia es 13, subiendo hasta 12%» En el invierno sc halla desde 14 hasta 16, suce diendo esto constantemente en todos los años. Esta diferencia que tíene del temple de Guancavelica, aun= que ho es grande, causa efectos muy sensibles en ani: males y yegetales, de tal modo, que al liegar a la mitad de la cuesta por donde se baxa, se sienten los movimientos de la dilatacion sensiblemente; por= que no correspondiendo todas las partes de la orga- nización con igual prontitud, hay alguna sofoca- cion mas-ó menos grande, que se manifiesta en zum- bido pronto de los: oidos ,. y. torpeza de este senti: do, en el hormiguéo de las extremidades del cuer- po, y en otras señales. semejantes , no dexando du da proceder de lo que se “dilata *la sangre, sin. dar tiempo a que los vasos tomen. la "correspondiente ext tension, La ropa .que se lleva del otro temperamen- to , pesa .c incomoda3 y a-cste respecto parece ha- berse salido de un invierno,:-y estar en un verano repentino. Esta mutacion sucede:en el «espacio de 8 leguas, que son. las que hay. de:un parage»al otro, y se andan en :otras tantas horas, O'en menos.tiem- po: con que no es menester mas tiempo que esté para transferirse de los hielos “al calor, ó de un invierno de frios rigurosos á un verano, cuyos calores, aun que 66 ENTRETENIMIENTO que en realidad son moderados, no dexan: de ser sensibles para los que se hallan habituados al clima frigido del otro parage.. « . -3 Las producciones de la tierra son el termóme= tro y regla de aquellos temperamentos. En los fri- gidos, como Guancavelica , solo se crian pampas, que es lo que en Europa llaman batatas de Irlanda, La cebada crece, pero no da grano, y allí no pre- valecen*los árboles frutales de ninguna especie, En Iscuchaca grana la cebada; se produce. el trigo, y tambien el maiz, que requiere temperamento de mas calor que aquel grano: allí subsisten los .sauces, y los “cedros : hay, otras especies de árboles, “y las fal- des: de aquellas pendientes están. pobladas de arbus- $06, que no se encuentran en los territorios altos. 2 4 A. esta semejanza, en otras profundidades mas baxas que aquella, .el calor se aumenta tanto, que se cria la caña del azúcar, cuya planta requiere mu- cho. calor: para madurar 5. y los árboles de climas cá- tidos dan todo género de frutas, propias de ellos, como los. platanos, las piñas, aguacates Ó palras, .guabas, por utro nombre pacaes, y todo genero de raices “y legumbres. En estos lugares profundos no falte la division de tiempos, pero la diferencia de unos. a otros na es grande: sin embargo de ello, fas, mañanas , ántes de salir el sol, son frias mas de lo que corresponde á un temperamento de primave- ra regular5:y en el verano no dexa de sentirse el hielo. alguna vez, que aunque no es grande, es su- ficiente para no dexar de hacer daño á las plantas, s Dentro de un territorio de cortas leguas se. ven allí los quatro tiempos del año constantemente: en uno los: frios rigurosos del invierno; en otro las de- licias de la primavera, sin las molestias del otoño; y en otro los calores fastidiosos del verano,» y las producciones de la Zona Torrida. Esto sucede, y do SRA A _ . A o añ ed a De Da 7 a 1D A QUINTO, 67 do notable el tenerlas trastornadas , mediante que quando el sol se halla mas distante del Zenit , se experimenta el verano, como queda prevenido ;'y quando está mas próximo, y que deberia calentar mas, es el invierno. De esto sacamos que la natu- raleza no se sujeta a reglas precisas, y que tiene re-= servadas providencias para invertirlas, sin interrum=- pir el. órden necesario para la subsistencia. | 6 En la corta distancia de” ro leguas, que es to- do lo que puede mediar entre el territorio baxo y el alto, se ve el extraordinario deberse de estar encontrados los tiempos. Parece fenómenomirar esta circunstancia como una de las mas raras particula- ridades que hay en aquellos paises, La diferencia de altura, y las profundidades encaxonadas y abriga- das pueden ocasionar, como se ha explicado, el mas O ménos frio, y el grado de calor mas activo; pero la contrariedad de tiempos es cosa mas singular. El invierno es en el terreno baxo en los meses de Ju- nio hasta Noviembre , que es en el que correspon- de, por la carrera que lleva el sol en aquel tiempo en los signos Seprentrionales; pero que en este pro», pio tiempo sea verano, cuya estacion es diametral- mente opuesta en la parte alta, sin que medie en- tre las dos mas distancia que la que hay desde el uno alrotro por aquel tránsito inclinado de las:mon= tañas por. donde suhe, parece repugnante á la coi prehension, no ménos que el que la naturaleza los distinguió tan por entero, que no hubiese cosa en ellos que tuviese semejanza. Las nubes continuas y las garuas causan el invierno en la parte baxa: las nubes con las lluvias, nieves y granizos lo causan igualmente en la alta, sucediendo lo contrario en el verano; y así es consiguiente, que quando abaxo el tiempo es'claro, lo sea arriba obscuro; y d este mo- do anden opuestas. las estaciones. la La 68 ENTRETENIMIENTO 7 La floxedad de los vientos Sures, “v tal.vez la suspension. de ellos, por intervalos de algunos dias, causa la nube que encubre el sol en la costa y paf- te baxa; porque no habiendo viento que la mueva, están los vapores húmedos , que se levantan de la tierra'y parados. Esta nube no se pone"tan alta, co- mo'. lo.“está .la. parte superior .de la tierra, detenién: dosé a una. determina?” elevacion. Los vientos Suz; res, que «son “los 'contin: .<' en. aquellos mares, 1laá- mándose así aunque toquen algo del Sudoeste, pier= den la fuerza en la parte baxa de la atmósfera, man. reniendola en la que esta mas altas y corriendo por: un espacio superior a las nubes, igualan con el niz vel “de la tierra alta”, y corren: por ella sin embara zo. De este modo no. solo no dan lugar a que. se formen allí nubes, sino que siendo constantes las di- sipan , haciéndolas correr hácia la parte opuestas Por el contrario, en el verano de la tierra baxa., los vientos corren cón fuerza' inmediatos á+ su superficie, disipan las nubes', y.los dias son claros, Estos vien= tos no se levantan entónces a toda la elevacion que necesitarian para bañar-la alta; y dominando entón= ces con variedad los de tierra, dan lugar a que .se formen las nubes, que se-hagan densas, y que ocas sionen lluvias; pero como en la rarefaccion que: el ayreutiene allí, agregada á.la abundancia de' parti» eulas nitrosas, “que por su sutileza se. levantan hasta aquella altura, ocasionan el frio , que es:comun en todo tiempo, nace de ello, que lo que habia de ser ip se congela unas veces.en granizo., otras en nic- , y no pocas mezclado esto con el agua. Los. vien= tos Sures. en aquellas partes: son lo:'mismo que los Nortes en el. Emisferio Septentrional; limpian la at- mósfera 5 .son frios.; -porque corren de las partes me- ridionales, “y :el sol se hálla en aquella. estacion, en la mavor distancia del Zenití todas estas, causas cons cur - Md 4) DA er. QUINTO. . 69 “urren para que sí experimenten hielos; siéndolo tam- bien para que estando en la sombra se sienta frio; y “pasando al sol -calor: con los hielos se endurece la tierra, comprimiéndose sus poros; la reflexion del sol debe ser mayor entónces que quando sus rayos hieren una superficie esponjosa; y a esto. se debe atribuir, que el sol de Puna sea mas. aciivo € in- soportable que el de los territorios templados, Ó cá= lidos,+en donde todos los cuerpos están dilatados, y sús porosidades son mayores que en el otro Casos Del mismo modo, los poros del cuero se hallan cerrados con el frios la actividad del sol no encuen= tra disposicion para la transpiracion; , el efecto del calor .es mas sensible en las partes Cxtermnas, que las quema 6. acbicharra ,que los de temperamentos que son verdaderamente cálidos. Otra particularidad tie- ne el sol de Puna, y es, que aunque parece que abra- sa , y estando parados es inaguantable, no causa su- dor, ni'es suficiente para ello el que se agite el cuer- pos regularmente la causa es por la frialdad que con= serva el ayre, la qual comprime los poros, no dan= doles lugar d que transpiren con facilidad ; de suer= te que de una parte se siente el calor por la refle- xion de los rayos del sol; por otra el frio", que es natural' en la ligereza de aquella atmósfera; y en es- ta contrariedad “de climas a un mismo tiempo pade- ce la naturaleza, y sobrevienen las incomodidades que quedan dichas; pues si pudiese desahogarse des- cansaria, asi como “sucede en los di eta» cd= lidos. : 8 . Sin: otra causa mas que los vientos bam y la forma en que reynan y parece estar explicada la de las estaciones encontradas en aquellos parages, y la de: los inviernos frios en la mediania de la Zona Tórrida, entre la Equinocial y el “Trópico de Ca- pricornio-, contra «lo que debia suceder si solo se aten- 70 ENTRETENIMIENTO atendiese á la proximidad del sol; pero su influen- cia se modera con las otras causas: y en donde el calor debia ser continuo, es moderado respecto del que hay en otros parages. La diferencia de alturas, y el abrigo de las aberturas Ó quebradas, son cau- sa, aun allí mismo, para la variedad en los climas; bien que las estaciones no son encontradas, como su- cede respecto del pais baxo. 9 El temperamento de la Luisiana en el verano es mucho mas cálido, sin comparacion, que el del territorio baxo del Perú, y que el de las profundi- dades del alto; y no obstante este mas calor, la ca- ña de azúcar prevalece en él con dificultad, quan- do en estos otros se cría regularmente: la causa de ello es; que en los meses de verano, en la Luisia- na no tiene todo el tiempo que necesita para com- pletar el período de la vegetacion, interrumpiéndo- la los frios y hielos alternados del invierno. En el otro pais no sufre estas alteraciones, porque la des- igualdad del temperamento entre el invierno y ve-= rano no es grande; y necesitando alli el término de tres años para ponerse en estado de madurez, no le perjudica el temperamento de los del invierno que intervienen: lo que en la Luisiana no puede ser, mediante que entre dos veranos median hielos que la secan, y detienen el curso de la vegetacion, sien=- do preciso que crezca y tome madurez en el tiempo que dura el verano. ] ro Por medios opuestos sigue la naturaleza cier-* to régimen de semejanza , y parece conformarse unos climas con otros, aunque esten muy apartados, En la Luisiana alternan en el invierno dias de tanto ca- lor, que pudieran tomarse por verano de otras par- tes; pero en el verano no alternan dias de hielo, y los tiempos , segun queda dicho, están en continua variacion de frio. y calor. En el verano de la parte al- A ARKÁ t 4 RETAIL 7 0D O ADA e QUINTO. 71 alta del Perú sucede lo propio. Los días de hielo, que son los de verano, están interrumpidos con otros de invierno, al modo de aquel pais, porque suspen- diéndose la fuerza de aquellos, siguen inmediata- mente las lluvias, nieves y granizos, que son señales de invierno, y €l temperamento se halla igualmente en la misma agitada alternacion que la que tiene alla, Lo que esto tiene de particular no es la cesacion de un temperamento , para que le suceda otro mas moderado en su especie, sino el exceso de pasar re- pentinamente del uno al otro en extremos Opuestos. 11 El verano de la parte alta del Perú da la ul- tima sazon a los frutos; pero si se adelanta los pier= de enteramente. Puestos en sazon durante el invier- no, con las lluvias y la moderacion del frio, luego que empiezan los hielos , desde el primero se agos- tan, y al tercero están enteramente secos, haciendo el hielo y el'sol de Puna lo que habia de resultar solo del calor del sol: de esto nace que quando so- brevienen los hielos, antes que hayan tomado toda la madurez que conviene, se secan fuera de tiempo, y quedan sin sustancia. Los efectos del hielo son mas prontos que los del sol , porque en el término de uno, á dos dias hacen con las mieses lo que el sol .por grados en el discurso de muchos. 12 En las profundidades no “son los: hielos los que perfeccionan las cosechas; porque aunque alcan- zan algunos , segun'queda explicado, no son fuer- tes ni continuos ; pero quando empieza la estacion de ellos en ¿lo mas alto, siendo los dias claros es- tá el sol descubierto, y calienta lo bastante para que se perfeccionen; y por esto su total madurez la tie- nen del calor del sol. De este: modo se: ve alli el raro fenómeno de que en una parte se hace por efec= to del frio. lo que en otra procede del calor, siendo en todas a un mismo tiempo. Los pS 2... (2 ENTRETENIMIENTO 13 Los efectos del hielo y de la sutileza del ay- re son tan sensibles, que se perciben igualmente en los cuerpos y en los metales. Los ayres son secos y sutiles; estos causan tal aridez, que las partes deli» cadas del cutis se rajan, y particularmente los las» bios poniéndose doloridos, y brotan sangre; las más nos se ponen asperas y escamosas, y en las articu- laciones de los dedos por la parte superior de ellos son las escamas mas gruesas que en el resto, toman= do un color renegrido,; que permanece, sin que el lavarse «de continuo lo quite: á esto llaman chuño, que es palabra de la lengua de los Indios, y signi- fica cosa arrugada y curtida con el frio, Obsérvase en'los metales la penetracion del hielo en aquella atmósfera, y lo: manifiestan las campanas , que ge- neralmente se rajan, sin que las liberte de este mal la precaucion. de darles mas grosor que el que se acostumbra de ordinario. Esta, que no se ve tan co- mun como allí en otras partes, “donde hay hielos mas fuertes, prueba que concurre:á ello ademas la. suti- leza del ayre, ó su.ménos densidad. 14 La frialdad del:clima en el vetano precave allí de corrupcion, siendo de tal modo, que los pes- cados que se cogen en el mar, de 50 Ó 60 leguas, se llevan y se comen :tan frescos y buenos como si.se estuviese en .la misma orilla de él, No solo se usa de ellos quando llegan, despues de haber hecho via= oe largo, sino que se guardan el tiempo que se quies: re, y se encuentran siempre en: aquel mismo esta- do que tuvieron al principio. Para esto tienen la pres caucion de hacer las pescas de: parte de. tarde; y lue- go que llegan con él: á las playas, lo abren. para sa- carlé las tripas, y puesto en las banastas caminan por el pais baxo la primera noche, de modo que al ama- necef hayan llegado á las primeras alturas de la Pu- na: estando allí no tienen peligro de que se dañe, por- DUINTO, porque recibiendo la primer helada del nuevo tem- peramento , queda asegurado para conservarse todo el tiempo que se quiere. El pescado en esta forma está endurecido 5 quando se quiere usar de €l se pone en agua por espacio de media hora , lo qual se hace para que se deshiele, y vuelva á su estado natural, en cu- yo modo vuelve a quedar como si se acabase de sacar del mar. La diligencia de deshelarlo es tan precisa, que sin ella no se le puede separar la escama , ni cue- ce , quedando siempre duro y empedernido; pero puesto en agua fria, que es la del tiempo , se liqui- dan las partes que están coaguladas, y queda flexible y docil: en agua tibia O caliente no se deshiela como en la del tiempo. Lo mismo que con el pescado suce- de con las carnes y las frutas : las primeras durun quanto se tarda en consumirlas, sin que disminuyan su bondad ; las segundas se conducen de las profur dida- des , Ó de otros territorios baxos, que llaman calien- tes, y con el beneficio del hielo se mantienen sin so= brevenirles corrupcion, Lógrase la ventaja de que no habiendo en las partes altas fruta alguna , se consi- guen las mejores, porque todas ellas están heladas naturalmente. En el invierno no disfrutan de esta co= modidad aquellos paises, embarazandolo la abundan- cia de las lluvias, que son frequentes , como queda dicho. 127 15 , Aunque en el invierno es aquel país tan Jlu- vioso,que son raros los dias en que no suceda, es el ayre seco en todos tiempos: suelen las paredes de las casas estar manando agua, que se introduce por las porosidades de los materiales, y los suelos estar lú- medos durante el tiempo de las lluvias, sin que por esto se reconozcan los efectos de ella, ni en la si tud ni en los metales , que uno y otro se censervan sin alteracion, Al contrario sucede en el territorio bexos las lluvias son cortisimas , pues consisten en aquellas K me: Pa o pe cr A A A A gn ós e ENTRETENIMIENTO menudas qué no llegan+a formar gotas sensibles, y sin embargo £s el ayre húmedo con exceso, no pu- diéndose conservar las cosas de hierro ó acero sin que desde luego los entre el moho, á cuyo respecto su: cede con las demas. Los paises calidos son por lo ge: neral lluviosos, “y se experimentan todos los accidens tes de ello, Esta diferencia que hay" con el territorio alto, no puede proceder de otro principio que de: la diferente densidad de la atmosfera”, que en donde lo es mas ,tiene disposicion para contraer Jas particulas menudisimas del agua, y al contrario no las admite en donde es mas ligero. Esto procede de no tener bas: tante cuerpo para mantener las fluctuantes , Y ¡sl su- cede que se precipitan convertidas en lluvias”, dexan- do el ayre libre de ellas, Así como el calor del sol en aquellas elevaciones se sienté de distinto modo que en los paises baxos , el frio se hace sensible de otra suerte que en los climas que naturalmente lo son, por la obliquidad de los rayos del sol, Luego que se su- be del pais baxo siente el cuerpo un desconsuclo tan dia s y los efectos de la frialdad , sin embargo de los abrigos exteriores , y de las precauciones que se to- man , se hace sentir en lo interior del cuerpo un frio semejante al que precede á las calenturas tercianarias. La razon de ello puede ser la mudanza repentina de un clima templado á otro frio; y no habiendo tenido en tan breve tiempo el suficiente para que los poros se compriman en la correspondencia que conviene, las partículas frígidas se introducen con libertad, y hie- ren las fibras delicadas de los nervios, causando ura sE= A a => , . $ ea” DD A a, E , QUINTO. sensacion extraordinaria, que ocasiona la displicencia del cuerpo; y por esta causa ni basta el abrigo, ni el calor, ni la agitacion para evitarlo. Esta incomo” didad dura 20 ó 30 dias, hasta que poco á poco se disminuye , y la naturaleza se habitúa al clima. La misma novedad en los principios vuelve en lo sucesi- vo por el lado opuesto. Acostumbrada la narnraleza á aquel temperamento, no Se le hace despues tan sen- sible el frio, como sucede en las partes donde entre el verano y el invierno hay muchos grados de diferen- cia, Las casas tienen poquísimas precauciones. En el vestuario, aunque regularmente se trae el de invict: no, no es con la duplicación que parece pedirlo la destemplanza del ayre. No se usa de fuego para Ca- lentarse, y á este respecto se viye como si se Cstu. viera en una primavera, sin faltar aquellas señales que convencen lo contrario en el chuño de las manos, en las aberturas de los labios y la aridez del cutis,, verificáandose en ello la disposicion que tiene la natu- raleza para acomodarse sin molestia a los distintos temples quando son continuos. 16 Por lo que queda explicado debe entenderse variar aquellos temperamentos á proporcion de la ma: yor elevacion en que se hallan, ó de la profundidad en que están , y que en esta parte se diferercia la tierra alta de las restantes, pues las reglas, que son comunes, se ven totalmente variadas en tauto grado, que las estaciones , los tiempos y los efectos son di- versos ; allí es invierno quando correspondía ser ye- rano ; reynan los yientos contrarios a les del fis baxo : llueve mucho, y es el ayre seco : hiicla, y en- tónces es quando se traduran Jas mieses, ó á lo mré- nos toman el último srado de perfeccion, aunque scíi pocas las especies que pueden prevalecer: y última- menta, el frio y el calor se sienten de distinto mecdo que en las demas partes, el uno abrasando, y el erro Ka cbran- DS NS SY SS Y S 16. |.4 pric Ogrd ciences Corporation 3 1,25 IMAGE EVALUATION TEST TARGET (MT-3) Phot 23 WEST MAIN STREET WEBSTER, N.Y. 14580 S (716) 872-4503 76 ENTRETENIMIENTO obrando en lo mas interior del cuerpo. 17 Las personas que no están habituadas á trafi- car por allí, ademas de la novedad que experimentan en los primeros dias de frio , están expuestas á otra mas molesta y extraordinaria; esto es , el maréo de la Puna, siendo raros los que se libertan de él. Consis- te en un mal tan incómodo y penoso como el del mar , guardando el órden de Jos accidentes que son comunes en aquel. La cabeza se desvanece, y se aca- lora con fuertísimos dolores; á esto acompañan nau- séas y fatigas, que producen vómitos bi'iosos 5 cl cuerpo descaece y siente la falta de fuerzas, que es regular, y tambien suele acarrear calentura : el ali- vio que hay en ello es el vómito ; pero algunos lle- gan á ponerse tan abatidos, que dieran cuidado si no se tuviese certeza de que todo el mal no es otia co- sa que mardéo, Dura esta incomodidad uno ó dos dias, y despues quedan buenos. No es en todos igual ; se- gun la disposicion de las personas es mas Ó menos grave, pero es raro el que no lo padece. Despues de haberlo pasado una vez no cs regular que repita quando se vuelye á transitar por Puna, yendo á ella del pais baxo, Ó de Otras partes, cuyo temperamen- to es cálido. Este accidente no puede atribuirse al frio, porque si solo fuese esta la causa, sería comun en todos los parages donde lo hace; y es preciso que proceda de la qualidad del ayre, bien sea por su li- gereza , Ó por otra que no esté bien conecida. En el territorio alto de la parte de Quito , que no lo es ménos que el de la parte del Perú, no se reconoce tal mal, siendo distinto del de en Paramarse ,Ó a lo ménos no se experimentó quando se hicieron las observaciones, y por esto no se trata de el ; pero en la parte que conduce a aquellas otras es general, ob- servándose tambien que las personas que son propen- sas 2 Cl en el imar, lo son en las Punas, y al contra- rio QUINTO. 77 río no lo padecen las que allí no lo han experimen= tado, bien que nunca dexan de tener novedad. En las altas montañas de la Europa, y en las de las otras partes de la sierra, no dexa de sentirse algo que se parece á esto , particularmente por las personas delicadas; pero no son los efectos tan sensibles y gra- ves, ni tan generales como allá , procediendo en es- tas partes de la rarefaccion del ayre y el frio que se experimenta en las alturas , cuyas dos circunstancias es preciso que causen algunas alteraciones. 18 Otro accidente se observa con los animales en aquel clima, y es, que quando suben de las planicies a los cerros O Punas, como del parage en donde se halla alguna poblacion, á los que le circundan , es tanto lo que se les comprime la respiracion , que sin embargo de hacer varias pausas para que tomen alien- to, suelen de repente caerse, y quedar muertos. Las gentes de allí llaman a esto pasarles la veta , preten- diendo que generalmente por todas aquellas serranías no fultan vetas de minerales de algun metal, y que de ellos se exhalan por las porosidades de la tierra partículas de antimonio , azufre , arsénico y otros, atribuyéndoles estos accidentes. Semejante opinion tiene en su contra, que si fuese así, los que van mon- tados en las bestias , pues experimentarian el mismo daño, y tambien aquellas quando están paradas 3 pe- ro no sucede esto, porque ni' los unos ni los otros reciben ma! ; y es de creer que la causa sea la sutileza del ayre, ayudada de algun otro cuerpo que se halle esparcido en el, sin salir inmediatamente de los po- ¿ros de la tierra. Hay para ello tambien la circunstan- cia de no tener probabilidad que se encierren mine- rales en lo interior de todas las alturas Óó montañas en donde sucede esto, por no reconocerse señal exte- rior que lo indique, y que para que fuese así sería preciso que todo aquel terreno alto:en muchos cente- Ñ nado 8 ENTRETENIMIENTO nares de leguas estuviese contaminado de ellos, sín que hubiese cerro ó eminencia en donde no se hallase alguna. 19 Hay tambien otra razon que se opone, sién- dolo que, si los minerales causasen este accidente, se- ría comun en Europa en los muchos parages que los hay, sin que por ser de plata, de azogue ó de otro metal dexase de suceder , pues se encuentran de todas especies. Mirada la opinion por otro sentido , no es tampoco persuasible, porque aquellas gentes Son muy escasas de luces en estas materias, no teniéndolas de la densidad ó ligereza del ayre , ni conociendo los efectos que de ello pueden seguirse ; y faltándoles estos principios mal pueden determinar la causa con certeza 5 y asi lo executan en lo que esta mas aparen- te a su comprehension, que es las minas, persuadién- dose á ser tan comunes , que no se puede romper la tierra por alguna parte en donde dexen de encontrar- se. Sus conocimientos de física subterránea, no obs- tante ser el exercicio de muchos las minas, son tan escasos , que por lo general carecen aun de los mas vulgares principios; y así para ellos el ayre de aque- llas elevaciones, y el de la parte baxa , es uno mis- mo en propiedades, sin pasar de aquí ; no conocen lo que es elasticidad , densidad ni gravedad. Tambien los racionales experimentan , quando son nuevamente entrados en aquellos climas, algo que tiene semejan- za con lo que queda dicho de los animales , porque al andar sienten una fatiga á modo de sofocacion, que les molesta mucho, cbligandoles á hacer largas pausas ; y esto sucede aunque sea por terreno llanos para lo qual ho hay Otra causa que la sutileza del ay- res pero á proporcion que los pulmones se van habi- tvando á aquella atmósfera, va siendo menos; bien que siempre que se intenta subir alguna cuesta se en- cuentra la dificultad , tio -siendo posible practicarlo 6 ca- Ñ P ' | | ' QUINTO, como se hicicra en otra parte , en donde la atmósfera tuviese Ja densidad regular. | y 20 Por la misma razon de ser el ayre ligero es propicio para los asmáticos , que contraen la enfer- medad en otra mas densa. Conocen allá esta por el nombre de ahogos , y es bastante comun : por esto los que la padecen en el pais, baxo procuran irse al alto, en donde, aunque no sanen del todo, viven sin mo- lestia, Por el contrario , los que la padecen en cl pais alto se hallan bien pasando al baxo3 y así. la mudan= za de atmosfera de mas á ménos densa, y de ménos á mas, es medicamento seguro para este género de achaque, cuya noticia podia ser útil en la Medicina, enviando los enfermos de unos parages á otros, aun cue la diferencia de altura no. fuese tan consideragia como aquella. 21 Alguna cosa de esta dificultad en la respira- cion se reconoce en los territorios altos de la Provin- cia de Quito, pero no es tanto como en la otra par- 10, debiéndose atribuir á la circunstancia de estar la una en la Equinocial, ó muy cerca, y la otra no: de esto nace la opinion comun de que las Punas del Pe- rú son mas rígidas y fuertes que las otras > debién- dose entender , que lo que se dice de las de Guanca- velica es general en todas las otras que corren hacia el Sur. ho | . 22 Para la mejor inteligencia, ántes de: concluir este Entretenimiento , es conyeniente advertir, que lo que llaman Puna éh el Perú:, es lo mismo que Pá- ramo en el Reyno de Quito, y que todo aquel pais frígido descampado, en donde no se habita, Ó no hay poblaciones, tienen el propio nombre, bien que hay unas Punas mas altas que otras, segun se hallan mas elevadas. De aquí proviene dar á los soles fuertes la denominacion de Soles de Puna , la misma que á los vientos. frios desapacibles € incómodos. En- 80 AAA AAA ENTRETENIMIENTO VI, De las producciones vegetables de los varios territorios. T No es particular que en climas diferentes, y donde los temperamentos son tan diversos , las pro- ducciones de la tierra sean distintas entre sí. El ca-= lor y la humedad son los medios sensibles de la ye-= getacion; y á proporcion que es mayor el grado de cada una de estas dos causas , hallándose unidas , la vegetacion es mas pronta y vigorosa en aquellas es- pecies que lo requieren 3 y del mismo modo, otras que necesitan de ménos calor , y aun de algunos gra- dos de frialdad , prevalecen en donde la encuentran, sin que se yean en los terrenos cálidos, ni en los pa- rages que abundan de humedad : de aquí nace, que tan favorable es para las unas el calor en grado exce- sivo, como para las otras la frialdad mas ó ménos grandes entendiéndose lo mismo de la humedad ó se- quedad, Con todo esto es mas comun que los cam- pos se vistan de toda suerte de plantas en los climas cilidos y húmedos, que en los frios; y son muchas las especies que prevalecen en aquellos , respecto de las pocas que visten la tierra en estos, sucediendo que los unos son naturalmente frondosos, y los otros se miran como áridos : en aquellos ve renovarse la naturaleza por instantes; y en estos, aun quando quiere dar señales de su mayor vigor, se registra des- nuda la tierra, y que miseramente da algunas señales de no ser del todo estéril. Esta proporcion con los temperamentos es necesaria para la variedad , que es la hermosura de la naturaleza, pues por su medio se ven CM a: z 4? $ y J SEXTO, 81 ven multiplicadas las especies en tanto grado, que se requiere mucho estudio y aplicacion para conocerse las mas comunes. 2 La naturaleza, liberal en todas sus providen- cias , distribuyó los dotes de su generosidad con proporcion á los climas , á los territorios , y á las propiedades del ayre: hizo comunes entre todos, Ó en los mas, ciertas cosas, y reservó otras para dis- tinguir con ellas aquellos que le viniese mejor, 3 Entre la parte baxa del Perú, y la alta; en- tre estas y las que están cerca de la Equinocial; y entre unas y otras, y las que están debaxo del Tró- pico, se reconoce tanta diferencia , que parece va- riada la naturaleza , porque lo que se ye en la una no se encuentra en las otras; pero lo notable es, que en la Luisiana se hallan algunas cosas de las que son comunes en la cercania de la Equinocial, y otras diferentes de ellas é iguales á las de Euro- pa, no faltando tambien algunas que son extrañas de uno y otro pais. La parte baxa del Perú , que Maman Valles, y son llanadas dilatadísimas en lo Jar- go de Norte á Sur, producen de sí mismas muy poco , por ser territorio de arena; pero ayudadas del arte, y fecundadas con humedad , brota con vigor aquellas piantas que son adequadas al clima; pero esto es solo en los sitios por donde corre algun arroyo ó rio , donde se ven árboles y cultu- ra, como que teniendo el grado de calor que se requiere , solo le falta el de la humedad , la qual se le ministra por acequias grandes que se hacen, y de unos campos estériles se disponen otros, cuya fertilidad no tiene que envidiar a los mas pingúes. Allí prevalecen el maiz, las batatas , que llaman ca- motes, y en otras partes moniatos, yucas, y muchas especies de simientes, granos y raices, como la ca- ña de azúcar , á cuyo simil crecen tambien dl 1u- 82 ENTRETENIMIENTO frutales de aquellas especies, que son regulares allá. En esta clase entran los chirimoyos, aguacates, Ó pal- tas, guabas, Ó pacaes, nísperos , guayabos, lucumos, pal- mas , Y plátanos , con otros que no dan frutas de exquisito gusto, como los algarrobos , guarangos, sa- otes silvestres, y otros varios. Tambicn prevalecen los frutales de Europa, como naranjos, limones, li- mas , manzanas , nogales é higueras; y de los de fruta de hueso, duraznos , priscos , melocotones, ciruclas y olivos; pero entre unos y otros no se ven encinas, alcornoques , ni castaños, y si de es- tos hay algunos es hácia las partes del reyno de Chile, cuyo clima es totalmente igual al de España, con las quatro estaciones del año bien distinguidas. 4 Es necesario tambien hacer distincion de la parte baxa con atencion, no á la mayor inmedia- cion de la Equinocial, sino á los vientos que rey- nan. En aquel dilatado espacio, en donde los viern- tos Sures son perperuos, que es desde los 26 Ó 27 grados al Sur de la Línea, hasta los 35 grados del propio lado, donde está el pueblo de "Tumbes, pre- valecen con mas ó meénos abundancia las plantas que quedan dichas, y ademas de ellas hay tambien las parras y cepas de uvas; pero desde los 34 gra- dos Sur hasta pasar la Línea, y todo el ámbito que hay desde ella hasta el Trópico de Cáncer, abunda solo en arboles silvestres y frutales, no prevalecien- do en plantas menores otras mas que las que son propias de paises de mucho calor y humedad ; y así los cedros de distintas castas , los caobos , los ceibos, las marias , los évanos , granadillos , las palmas de mu- chas especies, y Otros diversos se encuentran tan tupidos, y son tan corpulentos, que no pueden pe- netrar por entre ellos los rayos del sol, texiéndolos una infinidad de vejucos mas ó ménos gruesos, y las plantas pequeñas, con tanto enlace, que es dificil des- SEXTO. 83 desembarazarse de su confusion. La parte del pais baxo, donde los vientos Sures son continuos, ca- rece de lluvias; y aunque tiene el grado de calor que conviene á aquellos otros árboles, les falta la correspondencia de humedad , que es esencial para el brote de la vegetacion. En los parages donde es- ta se halla por la industria del riego, que los ce- quiones distribuyen, sacándose de los rios, no de- xan de prevalecer; pero son árboles plantados ex- presamente, y no producidos por sí, y sin cuida- do, como sucede en los otros. 5 Desde la parte baxa hasta la alta, cuyos tem- peramentos y el ayre son enteramente opuestos, se siente por grados la diversidad de producciones. En las quebradas profundas, y en los parages ménos altos, se produce con vigor la caña de azúcar, no tanto con el beneficio del riego , quanto por la abun- dancia de las lluvias, y á este respecto los árboles y frutas que crian som las de los climas de la parte baxa; pero como el grado de densidad de la atmós- fera no es el mismo que allá, quanto esta es mas li- gera, son las vegetaciones ménos prontas, pero los frutos no son de inferior sazon. En los parages que no son quebradas profundas, ni tampoco de los mas altos , prevalecen especies que son regulares en Eu- ropa , y que requieren temple frio, como el trigo, la cebada, y otras simientes; pero en árboles es muy escasa, no hallándose allí los pinos, robles, casta- ños, encinos , alcornoques, cuyas especies son des- conocidas, y solo de los pinos se dice , que se en- cuentran en la parte meridional hácia el reyno de Chile, no habiéndolos en lo demas de la cordille- ra, desde la Equinocial hasta los 23 Ó 24 grados. Los sauces son muy comunes en aquellos tempera-= mentos medios , y los cedros no dexan de prevale- cer en ellos, aunque con lentitud. La Los a a A a a 84 ENTRETENIMIENTO 6 Los parages clevados, que verdaderamente son frios, crian tres especies de árboles particulares á ellos; estos son los quinuales, especias y casis: todos indican en su estructura y en el colorido de las ho- jas la desapacibilidad del temperamento. Sen los quí- nuales , Ó por otro nombre qguisuales, de regular al- tura y corpulencia, poblados de ramazon competen- temente, y como á la altura de dos varas se divi- de el tronco en distintos brazos. La hoja es menuda y gruesa al modo de las encinas, ó mas propiamente al de las carrascas : su color es opáco, de un verde obscuro macilento: su corteza es particular en cir- cunstancia del quantioso número de capas de que se compone, con el que parece haber intentado la naturaleza hacer al tronco otros tantos abrigos pa- ra defenderlo de la rigidez de los climas en donde prevalece : esta corteza, pucs, consiste en el grue- so de una pulgada poco mas, compuesta de crecido número de capas, que estando pegadas entre sí, se separan si “ificultad, y no es facil averiguarlas, pues habici.. y contado mas de 150, faltó la pacien- cia á vista de no haber llegado á la mitad. Dichas capas son muy delgadas, aun mas que el papel, lisas, suaves al tacto, y de un color que tira á roxo claro, £,1 arrancar del tronco un pedazo de corteza empiezan á dividirse de sí mismas; y debaxo de aquel pedazo, que parece ser el tronco, se saca otro de innume-= rables capas, y mas delgadas, tersas, y xugosas que las exteriores. Al fin de todas esta el tronco, que es de una madera obscura, dura, compacta y pesa- da. Fl fruto es una especie de grano menudo en forma de racimos, del que no se conoce uso alguno. 7 Se podria equivocar el árbol que llaman espe- cia con el guinual, mirado de repente, si su corte- za no fuese enteramente diversa. La de este es del grueso de dos á tres líneas, bastante dura, y aun- que SEXTO, 85 que tiene algunas pequeñas grietas, en el total es unida, dura, y se halla tan adherente al tronco, que no se dexa separar con facilidad, La hoja es al- go mas grande que la del otro, pero del mismo co- lor; y la frutilla que da es igualmente mayor. La flor de estos árboles es al modo de los olivos, pe- ro de color obscuro, de modo que es preciso mi- rarlos con cuidado para distinguirla de la hoja. 8 En alturas mas elevadas, cuyo clima es asi- mismo mas frio, se crian los casís, cuyo árbol es menor que los antecedentes, y á proporcion el tronco ménos grueso: al símil de aquellos da muestras del rí- gido y continuado invierno, al que resiste con su du- reza: la madera es obscura, y la corteza delgada, y muy unida con el tronco: es de mucha dureza y peso, y no teniendo nada de vidrioso, la preficren para las obras que se hacen en lo interior de las minas. Fuera de estas tres especies de árboles no se crian de otros por allí, lo qual conviene con lo que se ha dicho, de ser escasa de producciones naturales. 9 Aun en las yerbas hay tambien notable di- ferencia. Desde que se sube á temperamento algo frio se empiezan á ver pajonales, que en nombre pro- pio son ¿chales , porque á la paja que crece allí se llama ¿cho : el de temperamento ménos frio es mas largo que el de mayor frialdad, y tambien mas es- peso, y la hoja mas fuerte, pareciéndose al esparto, del qual se diferencia en ser mas endeble. 10 En la parte baxa la yerba comun ces la gra- ma, y no se encuentra entre ella icho alguno; de modo que cada clase de terreno tiene por yerba co- mun una distinta del otro. Ademas de estas , que son las de abundancia , no faltan de otras varias especies, lo qual sucede en las cercanías de los arro- yos Ó rios, en las partes donde el frio reyna mé- nos, y en las quebradas. El trevol es entre mir e 86 ENTRETENIMIENTO de las mas comunes en aquellos parages donde no prevalece el icho, 11 En los lugares donde el frio no es de lo mas excesivo, hay una planta que brota un vastago como de una vara Ó vara y media de alto, y al fin de el hace como un penacho: el grueso de este vástago es como pulgada y media de diametro: introdúcense en €l ciertos gusanos, como de dos pulgadas de lar- go, y grueso algo ménos que el dedo pequeño. Quan- do el vástago se pone seco, los gusanos están en su mayor vigor, y son de un color ceniciento. Es- tos, comidos, tienen la propiedad de hacer venir le- che á las mugeres, aunque no estén en positura de tenerla. El modo de usarlos es cocidos ó fritos; no tienen gusto fastidioso ni malo, consistiendo su car- ne en una crasitud al modo de tocino. Es experien- cia hecha varias veces, no de casualidad, sino con intento determinado, y nunca han faltado los efec- tos. Esto se hará repugnante por no ser comun, pe- ro allá es tan corriente, que en pidiendo gusanos para la leche, luego los traen en sus vástagos, que son al modo de cañas, y usan de ellos las mueres que los necesitan para facilitársela , ó hacer que abun- de. Igual virtud tiene la yerba llamada nuñu-quebua. El nombre nuñu significa los pechos, y de el se de- riva el del ama que da de mamar. 12 Otra planta hay de una rara virtud para cu- rar y cicatrizar toda suerte de llagas; llámanla yer- ba de mataduras, en la lengua de los Indios hual//ua, por ser con la que curan las de las bestias: es tan eficaz, que en cortos dias las pone buenas; y el mo- do de aplicarla es molida, poniendo sus polvos so- bre la parte que se halla mala, sea llaga, herida grande Ó pequeña; y lo que hacen los ingredientes, de que usa la cirugia en mucho tiempo, facilita es- ta sin auxilio de preparacion, ni de otros simples, y con SEXTO, 87 con la ventaja de la brevedad, 13 Si no son muchas las especies en plantas gran- des y pequeñas de aquel pais, tienen la excelencia de hallarse en ellas alguna virtud buena; al contrario de lo que sucede en los territorios de climas calientes, La cascarilla, Ó quina es de temperamento frio, per- teneciente al territorio alto, y no es en el de Lo- xa, en donde únicamente se cria, participando de es- ta ventaja otros muchos: sus virtudes son bien co- nocidas y apreciadas, á correspondencia del benefi- cio que por su medio consigue la salud. En los tem- peramentos calientes de la Zona Tórrida hay incom- parablemente mas fecundidad en especies, y mas her- mosura en los árboles; pero entre los muchos bue- nos, y de maderas exquisitas, no faltan algunos que sean nocivos, como sucede con el manzanillo, que es bien comun, cuya sombra hincha á los que se aco- gen á ella contra los fuertes calores que allí reynan. El guao, Ó guau es una planta en forma de arbusto, cuya malignidad parece no le dexa levantarse al igual de los otros. Su veneno es tan pronto, que solo con el contacto hace hinchar la parte del cuerpo en don- de toca, y la indispone de tal suerte, qué necesita de alguna curacion para restituirse á su ser. Esta ma- la calidad de las plantas no quita que en la muche- dumbre haya algunas con virtudes particulares, pues. vemos que aun las que son venenosas se aplican con conocimiento y buen éxito á ciertas enfermedades. Entre las de la isla de Cuba hay con particularidad una, que merecia ser mas conocida de lo que está. Esta es el árbol que llaman ocuge, el qual destila una resina tan adecuada para las relaxaciones, que las suelda enteramente. Aseguran las gentes de allí, con el fundamento de la experiencia, que es de tantra ac- tividad, que puesto el parche de ella en donde en- cuentre articulacion, la une y consolída, quitándo- le 88 ENTRETENIMIENTO le totalmente el movimiento; y por esto es necesa- rio al tiempo de ponerla cuidar de que no se ex- tienda á parte donde pueda resultar daño. Dicen tam- bien que su virtud es igual para relaxaciones anti- guas como para las recientes, y lo propio en las personas de mayor edad que en los jóvenes. - 14 No basta la resina sola para esta curacion, pues es sola una parte del medicamento; y para que sea completo se le agregan los polvos de mates, que se ponen sobre ella despues de hecho el parche. Es- tos mates son unas pepitas del tamaño de avellanas, pero chatas de los dos lados, duras, tersas, de un color roxo, hermoso, y por el uno de los dos lomos tiene una raya negra: los produce un arbusto peque- ño, y los montes se hallan llenos de ellos, siendo tan comunes, que sirven para el entretenimiento de los muchachos. Convendria el uso de este medicamen- to, siendo lastimoso que no se difunda su conoci- miento, como importante, contra un género de ac- cidente que inhabilita a muchas personas, poniendo en riesgo sus vidas, sin libertarse de tal peligro las de la mayor gerarquía. 15 Entre la muchedumbre de plantas que da aquel clima cálido y húmedo, se singulariza una, que es de la especie de los solanos, conocida por el nombre de fraylecillo, cuyas hojas sirven de purgante eficaz, sin causar incomodidades á la naturaleza: es tambien emética; y sobre el modo de operar hay en aquellas partes la vulgaridad de que, segun el modo con que se arrancan las hojas, así operanz si se desgajan, tirándolas hácia abaxo, pretenden que obre por la cámara, precipitindo los humores que disuelve; y si es tiráandolas hácia arriba, por el vómito. La tienen por eficaz desostruyente, y la atribuyen ademas la propiedad de ser buena para la fecundidau en las mu- geres estériles, sobre cuya virtud se refieren algunos ca- er SEXTO, 89 casos, Dicen los que la han: usado por purgante, que ro pide sesguardarse el dia que se usa de ella, co- no se practica con otras medicinas, y que el efecto que causa es grande, El modo es, cocidas dos ó tres hojas, beberla, ó comer las mismas hojas, ó echar- las en almívar al modo de conserva, O tambien to- mada en polvos. Despues de seca, es tarda en operar, y por esto la toman de parte de noche, para expe- rimentar los efectos en el siguiente dia, Da una fru- tilla del tamaño de una avellana, con tres divisio- nes, en las quales contiene otras tantas almendras lar- gas redondas, formando arriba como una coronita; siendo de aquí de donde toma el nombre de frayle- cillo. Asimismo es comun fuera de aquella isla en los demas paises calientes de aquellas partes. 16 Los piñoncillos, cuya planta es tambien muy comun en los climas cálidos, sirven de purgante efi- caz; pero estos son demasiado activos, y suelen oca- sionar malas resultas. 17 Los campos de aquella isla en muchas partes, y con particularidad los que están hacia la Habana, ' abundan naturalmente en la yerba de añil; pero las gentes de allí no la aprovechan, sin faltarles el co- nocimiento de su utilidad, pues tienen el exemplar de haber enriquecido á cierto extrangero que se cs- tableció en aquella cludad, el qual, con mas apli- cacion que los naturales, estableció una manufactu- ra en un sitio que no tenia dueño, v era silvestre, y haciéndola cortar de los campos, le fructificó so- bresalientes utilidades, Este añil es de mejor calidad que el que da la Luisiana, sin embargo del cuida- do con que se siembra y cultiva, En aquel clima da: tres cortes, que se hacen en el verano: la silvestre de la Habana se seca en el tiempo caluroso, y se” reproduce en el de las lluvias, 19 La calaguala y la canchalagua, mas conocidas y M ya 90 ENTRETENIMIENTO ya por sus virtudes en Europa que ahora veinte años, son producciones de aquellos inhabitables pináculos de la cordillera, donde la nicve raras veces enel año dexa descubrir la tierra. Hay otra yerba llama- da culén, que crece en las alturas del reyno de Chi- le, cuyas virtudes no son ménos recomendables que las anteriores. Esta es una planta de hojas piquetea- das, al modo de las del peregil, de un color verde obscuro: sus virtudes son tan generales, que la apli- can con buen éxito á diversas indisposiciones: es es- tomacal sudorífica, pero con particularidad es muy favorable para las dolencias ordinarias de las muge- res; siendo tal su eficacia, que las que padecen re- tenciones periódicas, flatos, y otros accidentes his- téricos, curan felizmente, por lo que hacen allí mu- cho caso de ella. 19 Ha hecho notable pérdida la Botánica en la retardacion del regreso á Europa del Profesor de la Real Academia de las Ciencias de Paris D. Joseph de Jusieu, que en el año de 1735 pasó, en compa- nía de los Académicos de ambas Naciones, con el cargo de exáminar lis plantas particulares de aque- lla parte del mundo; pues hubiera podido ilustrar la Historia natural con noticias muy nuevas y útiles, habiéndose esmerado «con la mayor aplicacion y pe- nalidad en correr de un cabo al otro el Perú en sus dilatadas distancias; pero un conjunto de accidentes imprevistos malográron las esperanzas que debian fun- darse en su sobresaliente aptitud y diligencia; pues habiendo determinado, con el deseo de acrecentar sus observaciones, y el motivo de las guerras que sobre- vinicron desde los años de 1740 en adelante con la Inglaterra, pasar de Lima, donde se hallaba , á Bue- nos Ayres, para de allí transferirse al Brasil, y ha- cer su vuelta á Europa baxo de bandera segura; he- cho ya la mayor parte del vizge, le sobrevino que an SEXTO. 91 un sirviente que le habia asistido mucho tiempo, y de quien tenia confianza, por robarle el dinero, y las cosas de algun valor que llevaba, aprovechando la ocasion mas oportuna, se le desapareció con la pe- taca, que contenia el principal tesoro de su traba- jo, consistiendo en los Herbarios que habia forma- do, y los Quadernos de las descripciones de plan- tas, y Otras cosas que tenia observadas: y aunque desde luego se diéron eficaces providencias por los Gobernadores y Jueces para descubrirlo, no se pu- do encontrar luz de él, dexándose inferir que to- maría el camino para alguna parte del Brasil. Vién- dose despojado del fruto de sus tareas, y que era vergonzoso venirse á Europa sín las noticias que se esperaban, que su naturaleza se hallaba cansada, y no estaba capaz de volver á emprender el trabajo que habia hecho ántes para formar nuevas relaciones de Historia natural, resolvió retroceder á Lima, donde se mantubo haciendo vida privada, entregado á la lectura y exámen de algunas plantas que se le pro- porcionó; pero al tiempo de estarse escribiendo es- ta Obra se supo haberse regresado por la Habana, y que habia llegado á Madrid, con lo qual debe es- perarse que hará publicar las noticias y observacio- nes que pudo practicar en el tiempo que se detuvo. 20 La coca es planta muy comun en los territo- rios altos de aquella. parte: el modo de usarla es con la tierra llamada toccra, ó llipta, que es una' pasta que componen á manera de bollos de chocolate, aun- que algo mayores y del mismo color: estos son pre- parados con las cenizas de la mazorca del maiz sin granos, y la de algunas otras plantas silvestres, abun- dantes de sales, lo qual amasan junto, y queda du- ro quando está seco. Las coqueras, que son por lo regular Indias, ministran graciosamente este ingre- diente en proporcionada cantidad á los que se la com- Ma pran, 92 ENTRETENIMIENTO pran, como que sin cl le falta la mejor sazon á la yerba. Es muy grande el aprecio que los Indios ha- cen de ella, y no trabajarian con gusto si los fal- tase: ántes de dar principio se sientan a prepararla, a lo que llaman acullicar, y poniéndose en la boca una buena porcion, con un pedacito de la toccra la van humedeciendo y reduciendo á una pelota: quan- do la tiznen bien amasada la sacan y ponen en la bolsa ó saquillo en donde guardan la coca, y toman- do otra porcion hacen con ella lo que con la prime- ra: esto lo repiten hasta tener cinco ó seis bolas, que son las que consumen en dos ó tres horas de tra- bajo. Luego que se les acaban vuelven á acullicar pa- ra seguir adelante con la obra: cada bola la man- tienen en la boca todo el tiempo que sienten el gus- to áspero y. fuerte de la hoja; y quando le falta, la arrojan, y toman otra. Usan de unas bolsas hechas del pellejo entero de algun animal pequeño, como de zorrillo, ú otro equivalente, y en este traen, la coca y la toccra pendiente de la cintura, al modo que en Europa los que usan del tabaco traen el de polvo en caxas, y €l de humo en bolsas proporcio- nadas para cl. 21 Es muy comun allí la yerba que llaman he- dionda , cuyo nombre dice bien con su propiedad , por- que el olor que despide tocándola Ó moviéndola, es muy fastidioso é incómodo: es una de las muchas especies de solano que hay; y esta de que se trata erece en arbusto bastante grande. Usan de ella para varios medicamentos; y en la Luisiana, donde tam- bien es muy comun, para matar las lombrices, sien- do eficaz para ello. Esta no prevalece en los tem- peramentos mas frios, pero sí en los que son mo- derados y cálidos, y así viene á ser comun en am- bos. 22 Parece, por lo que la experiencia enseña allá, que - A? AT A a A — O Ir e GT o O i * . i SEXTO. 93 que el ajo es natural del temperamento frio: en aque- llos parages altos no se cultiva, y es una de las yerbas nocivas que inficionan las tierras, porque en las que empiezan á nacer propagan tanto, que se inutilizan para producir otras cosas: aun la vecindad es incó- moda por cl olor fuerte que exhalan; así este géne- ro no cuesta allí mas que el trabajo de cogerle. 23 La naturaleza tiene reservadas sus prerogati- vas para distribuirlas en distintos paises, y no á to- dos los hace igualmente partícipes de unas propias cosas. Los de la Luisiana, hácia la parte de'su me- dianía, son abundantes de viñas naturales, y crecen con tanta lozanía y perfeccion, como si se hubiesen plantado á mano, y estuviesen cultivadas. De este modo se reconocen en el territorio que «media entre los Opelusas y los Natchitochas, cuya distancia es de 40 leguas. Las viñas forman á modo de cepas, ex- tendiendo los sarmientos con sobresaliente vigor. En principio de Mayo se hallaban cargadas de racimos de uva en algo mas que esquilmo, y señales de dat buen fruto y abundante; pero no llega á madurar; porque la muchedumbre de venados, gámos y:0sos que hay en aquellas partes, las consumen ántes de tomar sazon. 24 Las plantas de fresas son igualmente natura- les en aquel territorio, y el fruto es tan bueno co- mo el que se coge en los jardines, dándole la cultu- ra regular. En el reyno de Chile, en las campiñas de la Concepcion, que están en poca mas altura me- ridional que los campos expresados de la Luisiana, son igualmente naturales estas dos plantas, hallán- dose esparcidas por ellas en la misma forma que allá. En esto se ve la igualdad que tienen: los dos paises, sin embargo de la mucha distancia que média en- tre ambos; pero no se ven en el territorio de la par- te alta del Perú, donde reyna el temperamento frio, ni ENTRETENIMIENTO ni en la que goza mas templado, sin exceder en es- tos dos extremos: debiéndose colegir de ello, que es- tas plantas no solamente necesitan de un grado de calor moderado, que alterne con el frio del invier- no, y lo mas cálido del verano, sino una atmósfe- ra proporcionada, cuyo ayre no sea tan sutil y li- gero como el que reyna allí. 25 Los campos de la Luisiana son muy fértiles y abundantes de plantas : circunstancia que debe ex- perimentarse en ellos, porque el clima las favorece, y las alternaciones de lluvias y soles los fecundizan. Son asimismo vírgenes, no habiendo tenido cultura alguna, y con esta circunstancia crian lozana nente aquellas plantas que son propias de ellos. 26 El zarzafrás es árbol muy comun, y de aque- Jlos que contribuyen á hacer espesos € impenetrables los bosques. El capiler, que vulgarmont: llanamos ca- lantrillo, se produce abundantemente hácia las partes altas del Misisipi, por los Ilinoeses, y mas hacia el Norte; siendo el de allí estimado con particularidad por la eficacia de sus virtudes. «237 Envlas partes mas al Norre de la Luisiana, hacia lo interior del rio Misuri, que va á confinar con Santa Fe en el reyno de Nueva España, y pot el Norte de esta Provincia se halla la planta llamada por los antiguos mandrágora , de la qual hablan bas- tante los Historiadores de aquellos tiempos, haciéndo- lo con particular estimacion. De.esta, dicen los tra- tantes de la misma Luisiana (que son los que se in- troducen por aquellos parages), observarse en ella no solo la semejanza que tiene á la figura huma- na, sino que se distinguen los dos sexós; y aunque conducen algunos trozos, no se percibe por ellos la semejanza que pretenden atribuirle. Hay autores que aseguran haberla en el Canadá, lo que no tiene dificultad , porque los dos parages se dan la mano uno o om 2 DATA AaanaóaxX7n NT A LY ¿TATI IATA e am SEXTO. uno con otro; y de haberla en alguno de ellos, es regular que participe el «¿que se hala contiguo. En la Provincia de Pequin, en la China , las hay, bien que, segun la opinion mas acertada, no es allí donde se cria , sino que las llevan de la Tartaria. Llámanla los Chinos gímseng , aludiendo á la figura de hombre que tiene; y los Tártaros orkota, que significa la primera de las plantas, dándole este nom- bre por razon de las excelencias de sus virtudes. Son tantas y tan particulares las que se le atribuyen, que se mira entre ellos con el mayor aprecio. Las principales consisten en restablecer los espíritus vi- tales, y vigorizar las fuerzas quando se hallan des- fallecidas por alguna fatiga del cuerpo; y entre otras muchas que se le apropian, dicen que prolonga la vida en los ancianos, y la renueva en los que pa- decen achaques. Sin embargo de ser cara en donde se coge , por venderse á peso de plata, no lo es tanto como corresponde á las grandes virtudes que se refieren. El primer descubrimiento que se hizo de ella en la Luisiana fué en el año de 1768. Aun- que no se dé credito á todo lo que ponderan las relaciones Chinas, y las que hacen los Tártaros, se- ría muy digna de que se mandasen recoger algunas porciones para hacer experimentos en la' Medicina, pues con una parte que se verificase de lo que se relaciona, sería bastante para deberla estimar entre las cosas mas preciosas. 28 Lo que falta de frondosidad á los territorios de la ¡parte alta del Perú, tiene de abundancia la Luisiana en 'árboles de muchas especies : la tierra está. tan cercada de ellos, que la hacen impenctra- ble, son de una elevacion muy alta, y en todo lo: que corre aquel rio no se descubre espacio que no esté pobladísimo de ellos, y con bastante distancia hacia lo interior. Como esto sucede en las «orillas de de 96 ENTRETENIMIENTO de los rios y sus inmediaciones, y son tantos los que corten por aquellos dilatados paises, dando el caudal de las aguas al Misisipi, se propagan á cor- respondencia los bosques, y solo algo retirados de los rios es donde las tierras parecen descubiertas, formando praderías dilatadas. 29 Los árboles mis comunes son los que llaman siples (cuya madera es muy semejante a la del pino del Norte, y por lo tanto la aplican á hacer ta- blazon y viguería), el laurel, el roble, el ulámo, el siuce y el pino, siendo varias las especies en que se divide cada una de estas. Otras dos especies de árboles se encuentran allí, que parecen ser particu- lares de aquel pais: la una de estas llaman pacanos, que es un género de nogal de mas corpulencia que ellos, pero en madera y hoja muy semejante : el fruto es en el gusto parecido al de la nuez, mas delicado y fino, con ménos partes aceytosas : en la figura es diferente, y se parece á los dátiles, sien- do. en el ramiño quasi el mismo , Ó poco menor; la cáscara es muy delgada y lisa, sin las escabrosi- dades que tiene la nuez. El otro es el árbol de ce- ra3 este es mediano, acopado, y da una semilla en forma de racimos, que es con la que se hace la ce- ra. El modo es, quando tiene la madurez regular, hervirla en agua, con la qual se extrac una parte grasosa, que recogida se coagúla, y es la cera; su color es verdoso obscuro , y la luz que hace tira á este, no siendo tan clara y viva como la de cera de abejas,:o0 la “de esperma, de que se fabrica :mu- cha en la Nueva Inglaterra. Le dan el nombre de cera por la consistencia que toma, sin derrctirse, ni ablandarse con calor moderado, como sucede con el sebo: propiamente no es cera, sino.una materia. oleosa crasa, que toma consistencia, y forma cuer- po duro , diferenciándose en esto de los otros acey . ) tes ” 4 al YE SEXTO. 07 tes de que abundan ciertas semillas, como la del Ji- no, cañamo, nabo, colsac y otras distintas. Suelen beneficiar esta cera extrayendo de ella con repoticion de evolucion:os las partes mas impuras , con lo qual pierde el color verdoso en muclhia parte, pero sienpre conserva algun viso, que no dexa equiyocacion de ser materia vegetal. o Los árboles del Misisipi en la vigorosa frondo- sidad que manifiestan quando se ven vestidos de ho- jas, se reconocen poblados de unz produccion Ó plan- ta extraña, que en la estacion del estío, quando se despojan de aquella , queda mas visible , y los afea, representándolos como viejos y en el último estado de decadencia. Esta planta, que allí conocen por el nombre de barba Española,se compone de un conjun- to de filamentos delgados de color ceniciento obscu- ro , y dividida en multitud de ramificaciones fiexi- bles, parece como una maraña de hilos que cuelgan de las ramas en tanta abundancia, que lo pucblan por todas partes : quando se hallan vestidos de la ho- Ja, y adornados con el vérdor de esta, no se percibe tanto; pero luego que con el estío se despojan de ella, se ven las ramazones , y hasta el tronco desfiguradas con ellos, manifestando tristeza. Esta planta s2 array- ga en la corteza del árbol, y vegr:a: sus semillas , lle- vadas por el ayre , van á los otros, siendo este el mo- do de propagarse , y de hallarse tan cundida. Sírven- se de ella para hacer colchones y otros reenchidos, á cuyo fin la ponen á secar y la varean, con cuya dili- gencia despide la cortecilla, y queda el corazon, que es de un color negro: en esta forma engaña , porque parece cerda rizada, no distinguiéndose de ella ni en el color ni en el grueso, y los que no están hechos a verla Ja equivocan facilmente. En esta y otras par- ticulares producciones se reconocen los juegos de la naturaleza , que entre la distante variedad de, sus do- N tes 98 ENTRETENIMIENTO tes imita con cllos lo que parece mas disonante. En varias partes de los paises calientes de América, cel arbol llamado ceibo imita con su fruto la lana de los animales, y sirve para muchos usos de los que se apli- ca aquella, El algodon es una especie de seda finísima y suave. La piña de Indias es en la figura parecida á la que dan los pinos, y en la sustancia totalmente di- versa : los arboles de cera la dan, como se ha dicho, semejante a la que laborean las abejas , y la que lla- man barba : siendo una produccion yegetal , se toma por las clines de los animales. 31 Entre la diversidad de plantas que son comu- nes en aquel clima , puede mirarse como especial la que llaman viperina : esta es de la clase de las meno- res, y se encuentra hacia las partes altas del Misisipi: su virtud es muy conocida para libertar de malas re- sultas á las mugeres despues que han parido, y la usan en estos casos con buen éxito; no ménos que para purificar la sangre, y corregirla en el retroceso que hace la leche al tiempo de extraviarla el curso natu- ral, para que se les seque. A esta semejanza hay otras muchas que conocen los naturales , adequadas para varias enfermedades ; y así se ye que se cuian con ellas aun de las mas peligrosas y difíciles. Sería muy conveniente que en cada pais se hiciese un catálogo de las plantas y sus virtudes, con el modo de aplicarlas, para que las conociesen' y se aprovechasen de ellas en los que no las hay. 32 Otra planta menor hay no menos rara que las antecedentes : esta, quando se halla en sazon, que es- tá florida, tiene la propiedad de coagular el agua, al modo que el cuajo ó la flor del cardo lo hacen con la leche, quedando “aquella con la misma consistencia que esta., y coagulada no es perjudicial á la salud : es bastante abundante por aquellos campos, 33. El añil, como se ha dicho, es de las plantas | que SEXTO. 99 que se cultivan en los territorios de la Lusiana ; del mismo modo lo son el tabaco y la caña de azúcar; cl primero de estos hace mejores progresos en su vepe- tacion que la segunda , bien que su calidad no iguala con mucha distancia al de la isla de Cuba, ni tiene la fortaleza y olor que el de la Española. El azúcar es de inferior calidad , y por la misma razon que abun- da de humedad el pais, y que sus colores son repen= tinos , no cuaja á proporcion de lo que abunda cn xugo la caña, Esta se siembra de un año para otro, y no tiene mas que un corte, originado de sobreyenir los frios grandes del invierno despues de haberse he- cho : en esto es diferente de lo que sucede en la parte baxa del Perú , llamada Valles, y en las quebradas de la alta, pues en ambas tarda desde que se siembra con brevedad, dos Ó tres años, hasta que se corta en ma- durez ; y despues de este primer corte da otros dos en los años consecutivos : siendo el tercero el que lla- man soca , que sirye para volverla á plantar. Por esto en aquellas haciendas de caña, que en unas partes lla. man Trapiches , y en otras Ingentos ', con alusion á la imáquina donde se muele, tienen quatro suertes, que plantan en distintos años , y cortan en cada una la que corresponde estar madura , de cuyo modo nunca cesan de moler , ni de” fabricar azúcar, Contribuye á ello ld poca diferencia que hay en el temperamento entre el invierno y el vefano , y por ello son igual- miente favorables para que el azúcar cuaje. No sucede así en la Lusiana, en la Habana, ni en los otros pa- rages donde son grandes las diferencias de los dos temperamentos, ó donde reyna con exceso el calor, porque entónces no cuaja con perfeccion, y solo mue- len en aquella coyuntura que es favorable al intento. 34 El tabaco, sin ser de la mejor calidad, es re- gular. El consumo que tiene es en andullos ó rollos para hacer rapés, y. en hoja para fumar : no tiene N2 mu- fl j | di j ñl | | o. 100 ENTRETENIMIENTO mucha extraccion, y por esto son moderadas las c ose- chas: es no obstante: superior al de las colonias de Vi ginia y resto de la Nueva Inglaterra, y. al que se culviva en Holanda y en las Provincias Septentriona- les de Alemania : por esto si se le procurase dar sa- lida no dexacía de tener aceptacion, y pudiera ser uno de'os ramos Je comercio considerables de aquel pais, al modo que lo es el de Virginia, Drasil y otras partes. PORNO NOOO IO E NOOO ENTRETENIMIENTO VIT De los animales , y sus particularidades. I ja AS de haber explicado lo correspondiente á plantas, es consiguiente seguir con los animales, cu- ya materia ministra un campo Sobradamente extenso, si se hubiese de tratar con la: expecificacion correspon- diente; pero se ceñirá su noticia á lo mas particular y digno de ser sabido, para que sirva de ilustracion al conociniento mas completo de lo que se registra en el mundo.. La curiosidad no siempre se contenta con la relacion de las -cosas que están fuera de los. lí- vites de nuestra vista, sino que desea conocer 'sus cir- cunstancias particulares, los modos de que pueden ser útiles, y los usos á que las destina la industria en ca- da pais: por esto, quantas mas luces puedan adquirir- se de ellas, serán mas auxilios para el logro de estos fines, y el de comprehender las. obras de la naturale- za en quanto alcanza el entendimiento, 2 Entre los animales particulares de la tierra alta del Perú son los mas comunes las vicuñas , alpacas y dlacmas 3 ¿2xes especios, queen la extructura, se diferen- da S cian SEPTIMO, IOÍ cian poco , pero se distinguen en el tamaño, en las propiedades, en el color y lo largo de la lana. Sobre estos animales hay varias cosas que decir, 3 Las alpacas son en la especie semejantes á los guanacos , y la mayor diferencia consiste en la lana, que la de este último es tosca , de color pardo, y de poco uso , lo que no sucede con la de las alpacas. Es- tas y las lacmas, que tambien llaman carneros de la tierra, se domestican, lo que no sucede con la vicu- ña , que siendo de las tres lade ménos cuerpo, de fi- gura mas ventajosa, mantiene siempre con lo arisco la propension á buscar la libertad; suele por curiosi- dad tenerse alguna en las casas, que por no ser ani- males dañosos no hacen mal, pero no se sujetan á la carga como los otros, ni se olvidan de los campos que la naturaleza les dió para correr sin sujeción. Andan en tropas ó manadas mas 0 ménos Cre= cidas, pero no lo son tanto que pasen de 20 6 30. Su mansion es en las Punas desiertas y frias, donde cre- ce el ¡chu Ó. pajón, de que se alimentan : es animal muy sentido, que no dexa se le acerque la gente: corre con tanta ó mas ligereza que los gámos; y no viéndo- se perseguido , está con sosiego paciendo lo mas del día. El son que hace con la boca es agudo, á modo de silyido , no correspondiente al cuerpo; y estando en su libertad lo repite á menudo , teniendo mas. se- mejanza al silvido de algun páxaro que al ruido de animal quadrúpedo. No es ficil cazarlo con la esco- peta, ni detenerlo con los perros, por la ligereza con que corre. Es ayroso de todos modos , pero en su li- bertad mas , por la disposicion y señorío con que lleva la cabeza levantada , y haciendo con el cuello como una $, sin descomponerla aunque corra yeloz= mente. Lo que se aprovecha de él. es la lana por su finura y suavidad : si no tuviera el defecto de ser flo xa pudiera sacarse mayor ventaja de ella para distin- tos 102 ENTRETENIMIENTO tos texidos y sombreros, cuyo defecto le quita parte del yalor que tendria, 5 No siendo facil cazarlas con la escopeta ni con perros, hay otro medio , que es causa de su destruc- cion : este es el de hacer chacos, voz que en el idioma Indio significa union , ó compañía de muchos para alguna cosa. Es la vicuña animal muy tímido 3 qual- quier ruido lo azora , y con facilidad se espanta: con este conocimiento disponen cerrar una cañada con al- guna cuerda que la circunde , dexando un corral bas- tante espacioso , y con una sola entrada: ponen la cuerda en altura proporcionada, de modo que corres- ponda á la medianía del pescuezo de las vicuñas , y en pequeñas distancias cuelgan unos pedazos de lana colorada Ó de otros colores, para que se mueyan con el ayrc. Antes de disponer este cerco tienen exámi- nado el sitio donde pacen algunas manadas, y lo for- man lo mas cercano á ellas. Estando preparado hacen una especie de batida, ayudándose la gente de algu- nos perrillos que tienen industriados para el intento, y llevan acosadas las vicuñas, hasta que logran me- terlas en el cerco : ellas, viéndose encerradas, pro- curan escapar , pero advirtiendo los colgajos, se es- pantan, sin determinarse á saltar por encima de la cuerda, nia humillar el cuello, para pasarla por de- baxo. En esta forma entran los hombres que las enla- zan y matan, desollándolas para conservar la lana en los pellejos. Por lo comun son Indios los que se ocu- pan en este exercicio , Ó algunos mestizos: es duro y penose or hacerse en las Punas rígidas, cuyos pa- rages son despoblados, sin que en la inmediacion ni en algunas leguas se encuentre poblacion, d alvergue donde recogerse. Necesitan estar meses en €l para ha- cer cacería de algun fundamento : la carne de las vi- cuñas y el maiz que llevan les sirve de alimento; y quando el tiempo es malo, que nieya, ó que los yien- tos SEPTIMO. 103 tos son muy recios, se alyergan al respaldo de algu- nas peñas, ó en lo abrigado de alguna cañada. 6 Entre las manadas de vicuñas suelen encontrar- se algunas alpacas; pero tambien se yen otras de es- tas , aunque no en tanto número como aquellas. Estos cazadores no separan la lana de los pellejos , porque si lo hicieran no se los comprarian, á causa del frau- de que se ha solido hacer en mezclar la de alpaca con la de vicuña , siendo facil por ser esta de un mismo color, aunque mas larga, y no tan suave y fina. Los tratantes que la compran en pellejos, la mandan se- parar, y despues la empaquetan para remitirla a Es- paña. 7 Por esta causa matan quantas entran en el cha- co , hembras y machos, de donde resulta la diminu- cion de la especie, y esto sin necesidad, porque es- tando encerradas podrian trasquilar las hembras, y minorar el número de los machos, segun se hacia en tiempo de los Incas , con cuya providencia se multi- plicarian, y cada vez habria mas abundancia de lana, quando al presente cuesta trabajo encontrarlas. Las alpacas y los guanacos son de las tresespecies la mayor, y conservando una semejanza a la vicuña , son feas: su pescuezo largo y grueso, pero no en figura de $ como la vicuña , sino quasi derecho , levantado arri- ba, perpendicular á las espaldillas: la cabeza y parte alta del cuello poblada de lanas largas y espesas , lo que no sucede a la vicuña; y el resto de las lanas tam- bien es largo , particularmente en los brazuelos y há- cia el vientre, Se domestican como las llacmas y la al- pacas sirye para cargar, pudiendo llevar á proporcion del cuerpo mayor peso que ellas; lo que no sucede al guanaco. | 8 El animal mas útil para los Indios, y que se acomoda mas á su carácter , es la llacma ó carnero de la tierra: con él hacen toda suerte de carguíos, no so- a A POR a PEI pens AA 104 ENTRETENIMIENTO solo en las minas , sino para transportar lo que se ofrece de unas partes á otras, La estimacion con que le miran pasa los términos de la racionalidad, y ma- nifiesta su natural ignorancia. Á todos los animales domésticos tienen un género de afeccion , que no se ve en otras gentes, pero es mayor con las llacmas, y así lo dan á entender por las demostraciones que hacen. 9 Antes de empezar á servirse de ellos para la carga hacen un festejo, que á lo que indica la exte- rioridad , es como celebrando tenerlos por compañe- ros. Este se reduce á traerlos al cercadito de su cho- za, engalanarlos, poniéndoles muchas cintas y colga- jos de seda O lana en la cabeza: preparan porcion de chicha, aguardiente y maiz tostado; y convidando a los Indios, sus amigos, concurren todos con sus mu- geres € hijos en el cercado ó corralillo donde están las llacmas : tocan sus tamborilillos y flautillas, y em- pieza la danza, que dura un par de dias, continuán= dose en la noche como en el dia por intervalos. Quan- do están fatigados lo suspenden , y vuslven á seguir luezo que toman nuevos brios, ó que los vapores de la bebida se disipan. De tiempo en tiempo van á los animales , que por lo ordinario se hallan recogidos en uno de los rincones del corral, y los abrazan, ha- ciéndoles mil agasajos; les presentan las totumas, Ó Ca- labazas de chicha y de aguardiente; y aunque no las beben, se las aplican al hocicc, quedando satisfechos con esta demostracion : tambien les hablan en su len- gua, diciéndoles mil cosas de amistad y cariño , sí como pudiera hacerse con una persona con quien se tratase de algun géncro de alianza: concluido este fes- tejo, que es como anuncio de la amistad, empiezan á servirse de ellos, pero sin quitarles los adornos y ga- lanerías que les pusiéron. 10 Antes de haberlos puesto á la carga Jus tratan : con SEPTIMO. * 105 con tanta moderacion, que no es regular ni apurarlos en las marchas, ni castigarlos, acomodándose al pa- so de ellos, y se sirven del silvido para gobernar- los. Con facilidad se hacen á:la carga, aurque no dexa de haber algunos que lo resisten; : pero esto es de un modo que se conoce no inclinarse á hacer da- ño, y que su resistencia es por no sujetarse á lle- var el peso que les intentan poner. No come este animal mas yerba que la que coge del campo, y se puede pasar sin alimento dos dias, y aun mas tiem- po quando no trabaja. Si llega á cansarse , y se tira en el suelo, sea por haberle dado mas camino del que puede sobrellevar, por estar necesitado de ali- mento, Ó por haberle puesto mas carga de la que sus fuerzas permiten, no vuelve á levantarse mas, y allí se queda hasta que muere, siendo inútiles quan- tas diligencias hace el Indio para ponerlo en pié; cu- ya particularidad es bien rara, por no ser regular en los otros animales, como tampoco el que, domés- ticándose del modo que se ha dicho, no coma mas que la yerba que pace: por esta razon caminan tan- to de noche como de dia, y van cogiendo la yerba que encuentran en las inmediaciones del camino; pe- ro sin embargo de ello les dan descanso en distin- tas horas, y en ellas, despues de haber pastado, se echan en el suelo para rumiar y recuperar nuevas fuerzas, manteniendo siempre la cabeza alta y el cue- llo derecho hácia arriba. El modo de echarse tam- bien es particular , diferenciándose de los otros ani- males : para ello se hincan lo primero de rodillas, y en- corvando las piernas las acomodan debaxo del vientre una por cada lado; en esta forma queda el cuerpo de- recho, lo mismo que los que están en pié, el espi- nazo en medio, y no se les ve pierna ni brazo, por- que las encubren enteramente con el cuerpo. 11 Quando empiezan á cansarse, ó que se enco- 0) le. ia AA IS a A o > _—_ _ 5 _ -. A 106 ENTRETENIMIENTO lerizan, hacen un chillido agudo, distinto del de las vicuñas, á modo de quejido , pero diferente quan- do es por cansancio de quando están embravecidos. Yendo cargados, sin tener cansancio, llevan en con- tinuo movimiento la:cabeza, mirando con señorío á uno y otro lado, como para registrar la campa- ña. La lana es basta respecto de las vicuñas y al- pacas, y la aplican 4 ciertos usos en que no se re- quiere fina: tienen variedad en los colores, porque hay algunas manchadas de blanco y acaneladas: otras de blanco y negro, sucediendo á los guanacos lo mismo; pero lo mas regular es el color de canela, menos subido que el de las vicuñas. En los tiempos presentes no hay de estas llacmas montaraces, sien- do. manadas domésticas las que se encuentran en las Punas, én: cuyos parages las tienen sus dueños pa- ra.que proereen con libertad en el clima y pastos que son propios para ellas; de suerte que estando allí sin encierro ni sujecion, no se hacen ariscas, co- -mo lo son siempre las vicuñas. | 12 Así como+las plantas tienen sobre la tierra sus distritos particulares para vegetar, sin propagar- se por toda clla con igual generalidad, tienen igual- mente los animales .sus domicilios señalados por la naturaleza para procrear y mantener la especie, sin pasar á otros territorios distintos de los que les des- tinó. Las llacmas son comunes en el reyno de Qui- to; y las vicuñas sen particulares de este último en el del Perú, sin hallarse en el otro, no obstante ser todo un continente, ser muy uniforme el clima en la sutileza del ayre y en los pastos, habiendo en uno y otro pais Punas con el mismo grado de frialdad, siendo la yerba comun el ichu, y la qua- lidad del ayre, en quanto alcanza á percibirse , la misma. Así hay motivo de creer que concurra algu- na causa no perceptible á los sentidos por donde se dis- SEPTIMO. Loy distingan las Punas, y parte alta de aquella tierra, en la Equinocial, y grados inmediatos de la otra, que está mas apartada, y que esta es la legítima ra- zon de que los animales, que son naturales de la una , no puedan prevalecer en la otra. 13 Tal vez aquella causa que ocasiona el »maréo en las Punas del Perú, cuyos efectos no se experi- mentan en las del reyno de Quito, puede variar lo esencial del clima en tanto grado que sean: diversos, sin embargo de ser iguales en la dilatacion del ayre, en la frialdad, y en las yerbas. | 14 Al contrario sucede con la casta de conejos silvestres: los hay con abundancia en el reyno de Quito, siendo de la misma especie que los de: Eu- ropa en todas sus circunstancias de tamaño, figura, color y gusto; y en el reyno del Perú no los hay, porque aunque no dexa de verse la raza de los que llaman caseros, es distinta de la otra, y estos solo se ven en las casas donde la curiosidad los mantie- ne. En correspondencia de los conejos que faltan en el Perú, hay otra casta de animales que llaman víis- cachas, de que el reyno de Quito carece enteramente: son en la figura y en el color del pelo lo mismo que el conejo, y se diferencian de él en que tiene rabo largo, poblado de pelo esponjoso, al modo de las ardillas: hácia el nacimiento es muy ralo, y há- cia la punta espeso y largo: no lo traen vuelto l14- cia la cabeza como la ardilla, sino tendido quasi horizontalmente: las articulaciones son menudas y €s- camosas. Se esconden en los agujeros de las peñas, y en ellos tienen sus madrigueras, no haciéndolas en la tierra como los conejos : allí están juntas mu- chas, y lo mas del tiempo se les ve sentadas sin co- mer: se alimentan de las yerbecillas y de los arbus tos que se crian entre las mismas peñas: son de mu- cha viveza; su huida no la tienen en la carrera, si- O2 no 108 ENTRETENIMIENTO no en la prontitud de buscar la concavidad, y me- terse en ella: de ordinario lo executan quando se sienten heridas, y por esto el modo de matarlas es tirándolas á la cabeza, pues aunque reciban el gol- pe en otra parte, y les hagan mucho daño, no de- xan de ir á morir á lo interior de la madriguera. Tienen la particularidad de que luego que mucren se les cae el pelo, y por esta razon, aunque es mas suave y algo mas largo y fino que el del conejo, no se pueden aprovechar sus pieles para los usos co- munes. La carne es blanca, pero no de buen gus- to, por ser fastidiosa, con particularidad en algu-= nos tiempos, en los que del todo repugna. 15 La casta de los conejos parece ser una de las que mas cunden: en la tierra, siendo raro el pais en donde no se encuentren de un modo, ó de otro. En la Luisiana los hay, y aunque de la misma es- pecie que los de Europa, son algo mayores, como en un medio entre la liebre y el conejo : no hacen madrigueras en la tierra, y en su lugar buscan los arboles viejos que tienen el corazon podrido, y si hallan huecos en ellos se recogen , internándose has- ta lo mas alto que pueden penetrar; por esto el mo- do de cogerlos es haciendo humareda en la parte in- ferior, y cerrando las correspondencias de arriba, para que la fuerza del humo los sofoque, y des- prendiendose caygan. Los perros con que se les per- sigue dan indicio del árbol a donde se acogen los que han sido perseguidos, Puede inferirse de aquí, que la propension de hacer madrigueras debaxo de tier- ra no es general en todos los paises, y que varía segun las circunstancias. La abundancia de árboles en la Luisiana, en la extension de aquellos bosques, proporc wa muchos, que con la vejez están huecos, y este animal se aprovecha de ellos para su guari- da , evitando la humedad de la tierra y las inunda- cio- varía rboles sques, uECOS, Uari- unda- cio- SEPTIMO. 109 ciones, que son regulares allí por la gran llanura del terreno y la poca elevacion que tiene respecto de los rios. 16 La parte alta de la América Meridional es poco abundante en especies de animales silvestres; pero las que hay no se sabe que sean comunes a las restantes del mundo. Vicuñas , alpacas y llacmas no las hay en la Luisiana, ni en todo lo que se extien- den los reynos de Nueya-España , ni fuera de la America; pero en el Perú no se ven ciboros, nartas, castores, y otros de pelo fino: en ambos paises hay conejos, pavas montesas, COrzOS, gamos y Osos, aun- que con algunas diferencias, que las ocasionan los climas; y así hay unos animales que son comunes, y otros particulares á cada territorio , sin que se ten- gan noticias de que la falta presente proceda de ha- berse extinguido con la sucesion de los tiempos los que no hay, teniendo el clima proporcion para man- tenerlos. 17 El ciboro es animal propio de la Luisiana y de las partes septentrionales de Nueva-España : co- munmente le dan el nombre de vaca silvestre, y los Franceses le llaman buey silvestre. Es parecido al to- ro Ó vaca domesticos en la figura, tamaño y sabor de su carne, diferenciándose en tener una lana fina rizada y corta en lugar de pelo. Hay mucho con- sumo de su carne, y la usan salpresada, no pudien- do conducirlas de otro modo, por hacerse las cace- rías muy léjos. 18 En los paises de Buenos Ayres , cuyas espa- ciosas llanuras son abundantísimas de pastos, hay, como se sabe, crecidas tropas de vacas silvestres, que no reconocen mas dueños que los que van á matar- las; pero estas son de la misma especie que las de Europa, sin que se reconozca la de ciboros, cuya falta no puede atribuirsg á la calidad de los pastos ni A . E ——Á - a AS AA A 110 ENTRETENIMIENTO ni al ayre, porque en donde se mantienen las unas con tanta abundancia, deste que se hizo la conquis- ta, podian haberse hallado los otros, como sucede en las partes del Norte. Dbese admirar en esto, co- mo en Otras cosas, la lin del supremo Au- tor, que dispuso no fuesen comunes unas mismas producciones en todas las partes de la tierra, para que cada pais tuviese en las que le son propias el dote que le correspondia, y con el incentivo de la va- riedad se hiciesen comunicables. 19 Uno de los animales comunes es el oso, que lo hay en la parte alta del Perú, en la América Sep- tentrional, y en otros muchos paises del mundo an- tiguo, pero en la Luisiana abunda mas que en otras partes: allí se hacen crecidas matanzas de ellos; y el aceyte que se saca de sus mantecas es el que se gasta para condimentar los alimentos. La carne se aprovecha 3 pero lo principal son las piernas y bra- zuelos, de que hacen jamones al modo de los del puerco. 20 Es tambien ordinaria en aquellos bosques la ardilla, que no solo se encuentra en los parages mon- tuosos de la América, sino en las demas partes de la tierra. En la Luisiana hay una casta enteramente negra, Sin exceder en el cuerpo á las del color re- gular : estas se hallan hácia la parte alta del Misi-= sipi, y no son comunes. Las mas particulares, y que no se yen en otros paises, son las voladoras, las qua- les hacen un vuelo como de la distancia de 20 varas, ayudándose para ello de dos membranas que les sa- len por los costados del vientre, y se unen con las piernas y brazos: para volar las extiende, y así prac- tíca los tránsitos de unos árboles a otros, midiendo lo que puede sostenerse sin caer con la distancia que hay entre ellos. Son algo mas pequeñas que las or- dinarias, pero parecidas á eallas en el penacho qe Or- SEPTIMO. 111 forma la cola, en la estructura de la cabeza y cuer- po, y en la agilidad y prontitud de estar siempre en movimiento, 21 En la parte baxa de la América Meridional, conocida con el nombre de Valles, no se ven saban- dijas ni animales ponzoñosos. "Tampoco los hay en la parte alta. La primera goza de un calor modera- do en verano, sin participar de lluvias; la segunda de un frio mas ó ménos grande, lloviendo con abun- dancia 3 pero hay parages intermedios en donde, sin ser los calores de los mas fuertes, ni participarse de las lluvias de la parte alta, abundan las sabandijas ponzoñosas, y particularmente las vívoras, cuya ac- tividad es tanta, que su mordedura es mortal, como sucede en Europa. Esto se observa en los valles y cañadas que están al pié de la serranía, entre ella y los paises baxcs inmediatos al mar. Á 34 leguas de Lima , por la parte del Sur y del Este, están los va- lles de las Capillas, de Huaquina, Huanca-conachi, y del Topara, que confinan unos con otros, y en ellos abundan mucho las vívoras; pero á la corta distancia de 4 leguas, sea subiendo la serranía, Ó di- rigiéndose al pais llano, no se ven, sucediendo lo mis- mo en el valle de Luna-Guana, cuya situacion es co- mo la de los antecedentes, al pié de la serranía, y distante de ellos cosa de 12 leguas, en el que no hay tales sabandijas; de que se debe inferir, que en la tierra hay alguna qualidad que no se percibe para que prevalezcan en los unos, y dexen de verse en los Otros. 22 Qual sea esta en los paises que no son mon- tuosos y húmedos como los de Guayaquil, Pana- má Ó Cartagena, no es facil de averiguar, pero pue- de atribuirse á que el criarse las vivoras y Otras sa= bandijas ponzoñosas en determinados parages, dimana de ser la naturaleza de la tierra algo pedregosa, y no | de 112 ENTRETENIMIENTO de arená pura, como lo es la de los valles en general, 23 Ostenta la naturaleza por todas partes sus ma- ravillas en la extraña variedad con que colocó las co- sas, sin dexarnos penetrar las reglas de su providen- cia. En la isla de Cuba hay abundancia de culebras; pero su picadura ó mordedura no causa daño de con- sideracion, como acaece en los otros climas cálidos y pluviosos de la América, y en ella no se ven las culebras, corales, y las cascabeles, no obstante que son tan freqúentes en Cartagena y Tierra-Firme, y que tambien son comunes en la Luisiana, donde se ven de unos tamaños disformes: fuera de estas dos especies hay allí otras varias; las mas ordinarias son de color negro, siendo rara la que no sea ponzoño- sa y del mayor peligro. Durante el tiempo frio del invierno no se yen, siendo opinion muy valída, que se mantienen dormidas enterradas en el lodo, pero al calentar el tiempo salen del lecho en donde están, siendo entónces peligroso andar por donde hay yer- ba, por lo abundantes que son. 24 La circunstancia de ser isla la de Cuba, no parece suficiente motivo para que falten en ella y en las otras sus confinantes los animales ponzoñosos, que pudiéron haberse propagado en ellas, como los que no lo son. Allí son comunes, entre esta clase de reptiles, las culebras de tamaño disforme, que lla- man bobas, al modo que las de los rios Orinoco, Ma- rañon, y otros de la Ámerica. El insecto, tan ge- neral en las Indias, llamado nigua, Ó pique, cuya in- comodidad es freqúente, como el peligro que se cor- re despues de la extraccion, si por casualidad se mo- ja el pié en la isla de Cuba, no le hay en la Luisia- na. Por el contrario, se encuentran en la provin- cia de Quito, no obstante la pureza de su ayre, que no permite animales ponzoñosos, ni de insectos mo- lestosá la vida, | La SEPTIMO. 113 25 La parte alta del Perú logra esta prerogativa mas de no participar de su molestia; y aunque la casualidad haga que alguno las lleve sin haberlas sen- tido, luego que llega a aquellas partes se mueren, y la naturaleza las hace salir sin diligencia, por sepa- rarse ellas mismas de la carne. Posible será que en los valles de las quebradas, cuyos temperamentos son calientes, no falten; pero saliendo de ellos pa- ra las partes altas, perecen. Los frios grandes de la Luisiana en los intervalos de invierno pueden ser causa de que no subsista allí este insecto, sí bien hay otro tanto, ó mas pequeño, y no ménos incó- modo que las niguas. 26 Las yerbas de aquel pais, al paso que son viciosas, producen con abundancia un insectillo de los mas molestos que se puedan discurrir; basta pi- sarle para que se pegue á las piernas: llamanle los Franceses bete rouge, animal roxo: es tan pequeño que se necesita tener una vista muy perspicaz para dis- tinguirlo, y con la ayuda del microscopio se reco- noce tener la figura de un cangrejo, y que es colc- rado: se introduce por el cutis, y causa una pica- zon tan viva, que parece fuego: si se rasca en don- de se siente se imposibilita despues el sacarlo, por- que se interna en el cutis; con cuya advertencia se procura sufrirla, y se extrae con la punta de un al- filer : luego que sale cesa el ardor; este ocastona am- pollas, que se llenan de agua, y llegan a hacer ma- teria, como sucede con las quemaduras, ó con los cáusticos, lo que es bastante prueba de la actividad que tiene en la mordedura. Parece imposible que un animalillo tan pequeño, que lo es como la punta de un alfiler, pueda hacer mal tan sensible. No es so- lo en las piernas en donde se introduce, sino en to-= do el cuerpo, no habiendo parte reservada para Cl. El remedio para mitigar el ardor es lavar con vi-= na- e 114 ENTRETENIMIENTO nagre la parte donde está; y repitiéndolo se muere, pero nunca es tan pronto que no dure algunos dias, 27 Aquel pais es de los mas pensionados de in- sectos molestos que puedan verse: las moscas cantári- das son muy comunes, y las garrapatas de monte, que llaman los Franceses pou de bois, piojos de bosque; con dificultad puede andarse por entre ellos sin en- castarse. No son estas garrapatas de las grandes que se conocen en otras partes. Su tamaño es como la quarta parte de un grano de trigo, pero los efectos no son ménos que los de aquellas: al arrancarlas de la parte donde se pegan, es necesario tener la pre- caucion de aplicar aceyte y sebo, ú otra cosa, para que suelten, porque de lo contrario se rompen por el cuello, y quedando la cabeza dentro de la piel causan el propio mal que si cl animal estuviese en- tero, y dura por muchos dias, hasta que con la con- tinuacion de aplicar cosas untosas llega á perder la fuerza. La cabeza, separada del cuerpo, se siente mor- der á ratos; de donde se infiere que no muere del to- do, ni pierde la actividad, que es lo mismo que se observa en cl polipo de agua, -. 28 Entre los varios insectos que abundan en la Luisiana, hay mosquitos de distintas especies, cuya incomodidad es tanta, que no le excede la de los rios y climas mas calurosos y húmedos: en parte algu- na se puede estar que no se experimente el ardor de las picaduras; y ademas de los comunes que llaman mosquitos , Ó zancudos, y gegenes, hay los llamados fra- pe dabor, pega de repente, damoiseles , moscones, cuya picadura es sin ardor, y hacé saltar la sangre, de mo- do que son innumerables en especie y cantidad. Por esta razon es un muéble muy comun el mosquitero de lienzo, y generalmente usan calzon largo, que cubra toda la pierna; pero la cara y manos, que no pueden estarlo, se hinchan cón el veneno que intro- du- SEPTIMO. 115 ducen las picaduras; siendo mas insoportable quan- do se viaja por los rios, que es el modo mas ordí- nario de transitar allí. | 29 La humedad excesiva de aquel. pais, los char- cos y lagunillas que se forman en su planicie, y el calor del verano, que es bien grande, segun queda explicado, son suficientes motivos para que abunden los sapos. Portovelo, donde son tan comuncs, no €s comparable en esto con la Luisiana; los hay de di- versas castas y tamaños, siendo una tan disforme, que solo el cuerpo, sin comprehenderse las piernas, tiene de diámetro una tercia, ó algo mas, y exten- didos casi tres quartas: el ruido de estos, en lo bron- co y recio, parece al de una ternera de un año. La circunstancia de mantenerse en el agua de continuo da lugar á que las gentes los tengan por ranas; pero el color de un verde obscuro, y lo redondo del cuer- po persuade á lo contrario. Quando cantan muchos sobresalen en la voz á los de las otras especies, co- mo haciendo los baxos; y es tal el ruido que inco- moda bastante. TT 30 Entre los insectos abunda el ciervo volante, con cuernos largos, y varias puntas en ellos, al modo de los de venados: son peligrosos por el daño que pue- den causar en los ojos, mediante que se lanzan con- tra la cara con mucha violencia: su color es negro, y el tamaño como el de los escarabajos grandes. : 31 Las cucarachas, que son comunes en la Haba= na, y en.los otros climas cálidos, no lo son ménos en la Luisiana, con lz circunstancia de ser allí de peor calidad; llámanlas ravers; son mayores que las de Cartagena ó de Cuba, de fastidioso olor, y tan perjudiciales que hacen los estragos que los ratones; porque no hay cosa que no roan y destrocen con mu- cha ligereza, y por esto es necesario gran cuidado para conservar papeles de importancia, ó la propia .s P2 ro- LA a o 116 ENTRETENIMIENTO ropa: son muy sentidas y astutas, y huyen con gran ligereza al mas leve ruido. 32 Entre las especies de animalillos que hermosean la tierra en distintas regiones, debe mirarse como ra- ra y vistosa la de los cucuyos, que abundan mas en la isla de Cuba que en las otras inmediatas. Estos son de la clase de las lucernas, que se ven volar de noche, pero muy diferentes de las comunes, y dis- tinguiéndose de ellas en la viveza y claridad de la luz que dan, y el no ser el animal de la de gusa- nos con alas, a manera de mariposas. Su extructura es al modo de las curianas , Ó de las cucarachas, tenien- do quatro alas, que desenvuelven de la concha ó cos- tra que las cubre por la parte superior. En medio de la barriga tienen dos depósitos, á cada lado el suyo, por los quales despide la primer luz, siendo del gran- dor de dos pequeñas lentejas. Otros dos tiene en la cabeza en el lugar donde corresponden los ojos, y estos son algo menores que aquellos; así entre todos quatro hacen una luz bastante grande y luciente. El animal la descubre por intervalos a su voluntad, man- teniendola bastante tiempo, y ocultándola quando quiere. Poniéndolos en agua se alegran y vivifican; aclarándoseles la luz si están opacos 6 adormccidos, basta moverlos para que la den quando por sí no lo 0 hacen. Dexase comprehender abundar mucho en ma- + teria fosforosa; debiendo notarse, que los parages lu- minosos son de color baxo amarilio quando muerz, i Ó retira la luz. En el verano, que es el tiempo en : que llueve, y de mayor calor, es quando se ven en b abundancia, no encontrándose en el invierno. Su ali- mento es ei xugo de la caña de azúcar, que crece | y toma sazon en la misma estacion 3 y por esto es en % los cañaverales donde se hallan con mas abundancia. : No los hay en la Luisiana sin embargo de la cer- >. canía en que está, y de cultivarse la caña, como tam- po ' SEPTIMO. 117 poco en los parages donde esta planta prevalece. Pue- duen mantenerse en xaulas pequeñas, que se hacen pa- ra el intento, quasi dos meses, dándoles de comer ter- rones de azúcar, cuya sustancia chupan, y es la que les conviene como extraida de la caña. 33 Siendo de noche quando este animalillo se de- xa ver, y que esto sucede por causa de la luz que despide estando volando, no sería facil cogerle si pro- penso a la hermosura de su brillantez, no se enga- ñase con las ascuas de fuego, á las quales acude lue- go que se le presentan, aunque vuele en larga dis- tancia, y acercándose á ella se dexa coger. Esta pro- pension procede de parecerle ser otro animal de su propia especie, y venirlo á buscar: así se ve que luego que ven la brasa acuden a ella quantos hay por allí, no sucediendo lo mismo con la luz de la vela. 34 Enel tiempo que parecen estos cucuyos, quan- do la luna no alumbra, es una hermosura ver los campos poblados de tan brillantes lucernas. Las gen- tes se divierten en cogerlos para ponerlos en xaulas; sueltan algunos en una pieza obscura para que la lle- nen de claridad, siendo divertido ver gozar las lu- ces por varias partes en ¿odo su ámbito. Las mu- “eres, quando se pasean de noche buscando el fres- co, suelen adornarse las cabezas, el cuello y los bra- zos con sartas de ellos, colocándoios de varios mo- dos, y van resplandecientes como si lleyasen coronas y collares de luces naturales. 35 En los otros paises de temperamento cálido, donde se produce la caña, y en muchos donde no la hay, no faltan lucernas; pero estas son de la cs- pecie de mariposas nocturnas, y la luz que dan no es comparable con la de los cucuyos, pues con uno de estos en la mano se lee muy bien qualquiera letra. ' 36 Parece que este animal se sirve de su propia luz para dirigir el vuelo, con el qual se remonta bas- tan- 118 ENTRETENIMIENTO tantemente para distinguir los cogollos de la caña, de donde se ha de alimentar. De dia está adormeci- do, y entónces es quando ne da luz, sucediendo lo contrr rio en la noche. 37, Tambien es comun 4 la Luisiana la mucarma- ca, Ó chuca: llamanle rá devvis, nata de bosque , y tiene las propias particularidades que las de los otros paises: así se ve ser este uno de los animales que se hallan esparcidos en las dos Américas. 38 Parece que los rigores de los frios y hielos del invierno no debian permitir allí ciertos animales que son como naturales de los temperamentos cali- dos, y de esta clase es el caimán; pero no sucede así, "siendo tantos los q que hay en aquellos rios, que no cede su abundancia á la que se nota en los de la Zona Tórrida, y se encuentran de disforme ta- maño: diferenciándose los de allí de los de Guaya- quil, Chagres, y otros rios, en que son de un co- lor obscuro tirando á negro, a contraposicion de otros que tienen el color de tierra parda. Danles ci nom- bre de cocodrillos, y son dañosos para “on los anima- les y con las personas quando se hallan hambrientos. Su tragadero es tan amplio, que tragado el cazone- tc de media vara de largo, y el cebo con él, lo en- gulien hasta su vientre, y al tiempo de llegar cer- ca de la orilla, tirado por la cuerda á que está asi- do, lo sucien vomitar, quedándose con la carnada, de lo que hay experiencias repetidas, 39 Los animales que se juzgan perjudiciales por la inclinacion que tienen á mantenerse á costa del trabajo de los hombres, no dexan de participar de alguna particularidad por donde se remunera lo que causan de perjuicio. Las hormigas son notoriamen- te de esta clase, por lo que disminuyen las semillas recien sembradas en la tierra para proveer sus grane- ros. Las plantas mas útiles y bien cuidadas se ani- qui- 2 ES SEPTIMO, 119 quilan con el estrago que hacen en ellas, royéndoles sus raices y cortezas, siendo temibles quando abun- «dan, y particularmente las castas que hay de tama- ños grandes. En las casas no son ménos perjudicia- les, porque se proveen para su sustento á costa de muchos daños. Este animal, que por todas partes es destruidor y molesto en los Andes del Perú, es un grande auxilio contra las sabandijas venenosas. Es de suponer, que aunque la parte alta de aquel dilata- do pais se denomina Cordillera Real de los Andes, allá se entiende por Montañas de los Andes los paises mon- tuosos de las vertientes orientales de la Cordillera, euyo clima es cálido y húmedo, porque llueve mu- cho en él, y viene á corresponder en altura á la parte baxa occidental, llamada Valles, donde no Jlue- ve. Es abundante en culebras de las especies veneno- sas mas activas, como corales, cascaveles, las que lla- man de dos cabezas, bejuquiilos, y otras, en cien- topies, alacranes, y de las demas clases comunes, Áque- Mos paises abundan tambien de una especie de hor- migas grandes, que por el tamaño son fuera de lo regular, y sería inhabitable si se diriziesen contra los racionales cor. el ímpetu y voracidad que lo exe- utan contra las sabandijas. Estas hormigas, no pu- diendo subsistir con el método que guardan las or- «d'narias, tienen otro muy particular. Son viageras por los campos, y andan á caza de sabandijas en tro- pas Ó compañías numerosísimas, trepando en los ár- boles, y buscando en la tierra el alimento, sin de- xar animal que nc consuman. Del mismo modo que corren los bosques y las cañadas, se apoderan de las casas que hay esparcidas en las orillas de los rios y campos, y subiendo por las paredes no dexan rin- con que no visitan, ni sabandija que no destruyan. Las culebras, de mas ponzoña y tamaño grande, los cientopies ;' alacranes, los sapos y lagartijas, y quan- to Me e tin A ll a > 7 | 120 ENTRETENIMIENTO to animalejo se procrca á beneficio de la humedad y del calor, no tiene resistencia para librarse de la per- secucion de estos hormigones. Luego que la casa que- da limpia la abandonan, y continúan su marcha bus- cando otros parages en donde encuentren igual pas- to. Es tanto el número que carga sobre qualquier animal, que sin dexarle arbitrio para escapar, lo de- voran al mismo tiempo que hace sus esfuerzos para desembarazarse de la persecucion; reconociéndose en ello, que el gran número triunfa con facilidad de la fuerza, de la ligereza, y de la activa ponzoña que hay en los que son acometidos. Llaman chaco á es- tos crecidos hormiguero; * exércitos de hormigones, y hacen tal ruido sobre í.. 10jas secas de los árbo- les caidas en tierra, que se sienten desde alguna dis- tancia. Con este aviso las gentes se salen de las ca- sas dexándolas yermas, hasta que reconocen que han salido, y entónces vuelven á ocuparlas, con el be- neficio de hallarlas limpias, y la seguridad de que el chaco no ha de volver por allí hasta el tiempo que es regular, porque sin duda sienten con algun instinto los parages cn donde hay sabandijas. La na- turaleza, que se lo dió proporcionado a los anima- les, puso en estos la propension de alimentarse de los mas yenenosos, colocándolos en aquellos territo- rios que son mas abundantes de ellos; y así no es de admirar que no busquen á la gente, ni á otros animales mas que á los que son incómodos y peligro- sos por el veneno que encierran. La voz chaco se ha dicho ya que significa junta ó compañía; y asi aquí explica compañía de hormigas, como allá de vicuñe- vos y vicuñas. 40 No están libres aquellas partes del territorio alto del Perú, sin embargo de lo frio del clima, de las plagas que suelen padecerse en Europa. La de la langosta se experimenta algunas veces. En el año de 62 A SEPTIMO. : 121 62 por el mes de Diciembre la hubo en la Provincia de Angaraez, del Gobierno de Guancavelica, cuyas quebradas, que en unas cs:el ancho media legua, y en otras mas, se cubrieron de este insecto en tanta abun- dancia, que quando volaba formaba nubes espesísimas, y permanecian varios dias pasando sin cesar , de suerte que se fatigaba la vista con la perturbacion que le causaba el movimiento. acelerado y continuo de. ellas. Quando se sientan hacen mucho daño, parti-" cularmente, si encuentran tierno el vástago de la mies: entónces se observó: que: el curso que hacia éra con-- tra el de las aguas de los mismos rios, y que no llegaban á las alturas, manteniéndose en la parte- baxa de ellas, entre las cordilleras. que ¡tas, forman: de una y otra parte. Esta: plaga :no sobreviene con' frequencia,.sin.embargo: del poco esmero que se pa». ne en aniquilarla: pasado el año en que. sucede, ' median muchos sin que se reconozcan reliquias de ella. Aunque causan daño en los sembrados, no es tan considerable como el que se experimenta en Eu- ropa, y puede ser la causa la diferencia de tem- peramento, porque en Europa sobreviene quando los calores son mas fuertes en el verano, y el tempe- ramento de la quebrada de Iscuchaca, y de otras se- mejantes á ella, es como el de primavera. 41 No sería bien pasar en silencio lo que se han propagado en la isla de Cuba, por la parte de la Habana, los enjambres de abejas domésticas , en el corto tiempo desde el año 64, despues que se hizo la paz con la Inglaterra. Antes de esta época no las habia allí, pues zaunque no faltaban de las otras que llaman montaraces, son distintas en especie; y habiéndose transferido allá las familias que habitaban en San Agustin de la Florida, quando se evacuó, lleváron consigo algunas colmenas, que pusicron en Guanavacoa, y en algunas estancias, por modo de A Y Q cu- | 4 ] 1 1 e An E a >= AA - e a hb | 4 ] 122 ENTRETENIMIENTO curiosidad : estas se multipliciron de tal suerte, que se difundiéron en los montes, y se conocia que empezaban á “perjudicar en las plantaciones de caña, de cuya sustancia,se mantenian: su fecundidad era tal, que sin tenerlas con los resguardos que se acos- tumbran en Europa , daba cada eolmena un enjam- bre al mes, y á veces dos; el uno regular y el otro pequeño, castrándose' mensualmente ; y en la cera y miel que se sacaba no eran ménos abundantes que aca, en donde solo se hace esta operacion una:ó quan- do:mas dos veces al año. Es tan blanca la cera, y la miel tan clara y de buen gusto somo la mejor. Con estos principios, sin aplicar demasiado cuidado en su fomento , ni ¿descuidar::el cultivo de la caña como principal, podria ser el ramo de la cera y miel de aquella ista de los mas ventajosos ¡para el comercio nacional. DAS 1 ho EN- o 323 NOOO NONI MNNOANSNONONIDADNOIODOÓ OOO ENTRETENIMIENTO VIII De las particularidades de los Volátiles, I L, parte alta del Perú no es abundante de especies de volátiles, particularmente los de plu- mages hermosos y. canto suave y armonioso; parece que la circunstancia de ser el clima frio es causa de no haberlos. Al contrario sucede en los climas calientes de la Zona Tórrida: la Luisiana, que par- ticipa de uno y otro en: los veranos € inviernos, no tiene la variedad y hermosura que' hay.en la Habana, ' Cartagena , y demas parages semejantes; pero logra algunas. especies de los de pluma bien matizada , cuyo gorgéo es divertido y agradable. El sinsonte, no tiene en la pluma cosa particular, pero en la armonía: del «canto, y en la variedad de sus trinados , es de ¡un embeleso. singular quando' se halla en libertad : su modo de cantar no es estan- do parado, sinw revoloteando y. haciendo mil ju- guetes con las alas en el :ayre , como dexándose: caer cerca de ¡algun vastago de arbol, en el qual se apoya y levanta prontamente cosa. de quatro ó seis: yaras: entretanto que. permanecé en este género de- revo- loteo no cesa: de cañtar , y muda de tonos con la misma ligereza que de positura: luego que posa enteramente entra en silencio;!y por esta razon,.es- tando encerrado no,serparticipa de: toda su melodía: Los Franceses le; llaman :moqueur:, :burlador-, porque remeda:á quantos animales oye; en'lo que, y en la variedad «del canto: é: inquietud: que le -acompa- ña , manifiesta su: alegría y. viveza. natural. Esta-es causa de queen viéndose: esicerrado; se ertristezcay: ! Q2 y j 1 1 | 124 ENTRETENIMIENTO y que muera prontamente; á lo que tambien con- tribuye el ser delicado para mantenerse en xaula: sin dificultad puede mirarse como cl Rey de los pá- xaros por-el canto: su alimento «son los "mosquitos, moscas y Otros insectos, y por esto tiene el pico largo y delgado , dispuesto para cogerlos. 2 Son iguaimente propios de aquellos paises otras tres especies de páxaros ,: cuyo: canto: es divertido y particular :'los Franceses, atendiendo á los matices de. log colores, los nombran á los unos papas, á los otros cardenales, y á los terceros obispos 5 unos y otros abundan mucho; los que llaman papas son los que en Español se nombran mariposas , aludiéndo á la per- feccio* de los coloridos que tienen sus ¡plumas tor- nasoladas.: los obispos son'los que llamamos. azulejos: estas dos, especies son menores que la de los carde- nales, y todas. tres tan delicadas para mantenerlos encerrados, que mueren' muchos ántes de conseguir- se algunó que resista, n O 3 Así como los. cardenales tienen la pluma de todo el cuerpo colorada , hay otros páxaros del pro- pio tamaño, que tienen parte amarillo el cuello, y los encuentros de. las alas negros ,:y son los turpianes, cuyo canto es tambien, entretenido: otros que son de un color 'rosado herntoso:, y 4 este modo mucha va- riedad; todo” 7'os¡son. de paso:, mediante que en el invierno, no se ven. por: ninguna parte, y sin duda van á4 buscar clima mas benigno adequado á su naturaleza. pa nyorogi! - 4. En las partes altas del: Perú, los páxaros mas particulares son. los piches, muy comunes en todas las: Indias:: 'y tienen:buen canto»: ' tambien hay gil- gueros , y en las quebradas no faltan periquitos Ó cotorritas de casta” pequeña 5 y al:pié de la serranía, que: son las ¡cabeceras ¡de Valles.,:. se ven :cotorras en abundancia. de la 'especie: regular de los ¡paises ra e U 1- << Ho n— > apo RAR OCTAVO. 1235 lidos; siendo reparable que en la parte llamada Va- lles, no las hay. Aun mas > de notarse es, que siendo abundante la isla de Cuba y costa de Cam- peche de paxaros grandes de plumage, matizados de colores vivos, como guacamayos de distintas espe- cies, y cotorras, ni estos ni los periquitos se ven en la Luisiana. La razon que puede encontrarse para ello es, que estos necesitan de temperamento que -constantemente sea cálido , por no ser capaces de resistir los frios del invierno; y no siendo de trán- sito, que con el vuelo puedan atravesar el mar co- mo otros, no pueden subsistir allí, donde los hie- los del invierno los aniquilarian. En el territorio baxo del Perú no dexa de haber invierno, aunque el frio es moderado, procedido de mantenerse cu- bierto el sol por espacio de algunos meses, y de experimentarse las garuas. En las quebradas de las cabeceras que están lejos del mar, no son tan per- maneníes; y á correspondencia aun es mas modera- do el grado de frio ; resultando de ello que en al- guna parte se hallan las aves de temperamento cá- lido, y en la otra no. 5 En las cotorras y guacamayos se observa que se ponen “sobre las palmas ú otros árboles en cre- cido número, en cuya forma se les tira, y caen quantos puede abrazar la municion; entre ellos no dexa de haber algunos que solo es:un lastimados; es- tos , viéndose sin facultades para volar , graznan sin cesar, y al ruido acuden los que espantados al tiro saliéron volando ; y revoloteando al rededor del cai- do, se les tira; con cuyo arbitrio es considerable la mortandad que se hace de ellos, que es un mo- do divertido para los cazadores. -6 Las ayes de agua parece que se acomodan me- jor a todo género de temperamentos ; las especies de patos, que son distintas, se hallan con abundancia en a 126 ENTRETENIMIENTO en los rios de la parte alta del Perú, y en lagu- nas que están sobre los cerros de mas elevacion, cuyo grado de frialdad es bastante : siendo las es- pecies mas comunes las que llaman patos reales , que son de los mayores, labancos , patillos y gallaretas. De estas propias especies se encuentran en los ¡Va- lles; los hay en Guayaquil, en todos los paises de la Zona Tórrida, en la Habana, en la Luisiana, y en las partes mas al Norte de la América Sep- tentrional ¿ de modo, que es entre las aves la mas difundida y abundante. Esto propio se observa en las partes mas frígidas hácia el Sur, lo qual con- firma su generalidad. ? 7 Son muy crecidas las matanzas que se hacen de ellos en la Luisian”.: diariamente se ven caza- dores cargados de elios quanto pueden soportar, sien» do la carne mias ordinaria que se consume desde Noviembre hasta Marzo , y por lo regular tienen las familias un Indio ó Mulato cazador , que salien» do por la madrugada vuelve á hora competente con porcion necesaria para el gasto del dia, 8 En las lagunas de la parte alta del Perú hay una especie semejante á la gallareta , que llaman ju- jui: es esta de pluma negra , y engaña con el eco de la voz, imitando en ciertas sílabas la de las per- sonas , con tal propiedad que los cazadores se equi- yocan, creyendo ser los compañeros que los llaman: no levantan vuelo, y su defensa es' zambullirse ai sentir el rastrillo de la escopeta: esto propio suce- de con los zambullidores , que tampoco lo levantan, y es otra especie diferente de la de patos: en, el tamaño seca como palomos; la pluma blanc, y á manera de pelo, el pico agudo , 'sin paletas: las ga- llaretas son comunes a todos temples, encontrándo- se con abundancia en las lagunas que son fecundas: de aves. Son a A qm» ci OCTAVO. 127 9 Son vistosas y particulares entre las aves aquá- tiles las perionas por el color , siendo en el cuello, pecho y hasta la medianía del lomo de un rosado muy vivo, y tan hermoso que se viene a los ojos: desde allí va disminuyendo, y termina en blan- co por la parte de la rabadilla ; su cuello es lar- go y encorvado, al modo del de las garzas; el ani- mal es del tamaño de las abutardas, y vuela en ban- dada , manteniéndose de los-animalillos del agua, y de las raices de plantas que se crian en ellas: despues de muerto se apaga sensiblemente el co- lor , perdiendo la viveza , y queda amortiguado : por esta razon es el ave en donde propiamente se dis- tingue la vitalidad de la pluma. En la Luisiana hay de estos páxaros y en otras partes de las Indias, como en los Cayos de la isla de Cuba por la parte del Norte: danles tambien el nombre de FRamencos, y tienen un olor fuertísimo de mariscos , que los hace insoportables , bastando solo tocarlos para in- ficionarse. El pico es largo y grueso, adequado pa- ra cortar las raices de las eneas y juncos. 10 En los valles de la parte baxa del Perú son mas abundantes las garzas que en la alta; y en sus especies hay variedad : en la isla de Cuba los hay con mayor freqúencia; y en la Luisiana son igual- mente comunes. De esta clase hay una especie, que no se encuentra en la parte alta, y sí en la baxa del Perú; la llaman espátula, porque su pico es precisamente en figura de ella; su largo es de 3 á 4 pulgadas, una ó poco ménos de ancho, y en la extremidad hace una figura circular, siendo mas an- cho que el resto. Es al mismo tiempo muy delga- do, consistiendo en dos hojas finas y lisas; de suer- te que no tiene diferencia á la espátula : el mo- do que tiene de pescar es particular , haciendo un medio círculo con la espátula tanto de un lado co- mo 128 ENTRETENIMIENTO mo de otro; y usa de ella con tanta destreza, que no se le escapan los pescadillos quando la dirige hácia ellos: en el tamaño del cuerpo y en el co- lor es como las garzas pardas de la casta pequeña. Es la Luisiana mas abundante de páxaros de agua que los demas paises: la casta de anzares silvestres es crecidísima; la de grullas y abutardas igualmen- te, y la carne de estas aún es mas gustosa que la de los patos, sin el defecto de sentir amarisco, como sucede con estos , particularmente desde Fe- brero en adelante , en cuyo tiempo sobresale de tal modo, que no se pueden comer sin fastidio. 11 Allí son de paso estos páxaros de agua, vi- niendo de las grandes lagunas que están hácia la parte del Norte : en el verano no se ven, y en los dias que hace hielo es en los que son mas freqiúen- tes las bandadas; pero si al frio acompaña alguna niebla y viento, entónces vuelan mas cerca de la tierra, y se pueden tirar mejor: de aquella costa de la Luisiana y Florida pasan á Cuba y á las otras islas, y nunca se les ve volver á buscar los paises del Norte en tiempo de calor. 12 Otra especie de páxaros hay en la parte al- ta del Perú, que no entran en el agua, y andan siempre á las orillas de las lagunas: su tamaño es como el de una gallina; el color obscuro , tirando á negro, la zanca larga, y el pico largo, encorva- do y delgado , parecido al de la gallineta; vuela re- gularmente, y su carne es buena : de esta especie no se encuentra en la parte baxa, ni los hay en la Luisiana , porque necesitan temple frio para man-, tenerse. 13 Los sarapicos y los cherlitos son de la espe- cie de los comunes ¿ distintos temperamentos: con. igual generalidad se ven en aquellos destemples de, la parte:alta, como en los de la baxa del Perú; y: en topa; allí andan aparcadas Ó solas, y esto es causa de R OCTAVO. 129 en la Luisiana no son ménos abundantes. 14 Lo propio sucede con otra casta que llaman Frayletes , y algunos les dan cl nombre de gritadores: son en algo parecidos á las aves frias. De ordinario están en la parte en donde hay humedad, siendo los enemigos de los cazadores, porque luego que los sien- ten se levantan gritando con un graznido agudo y penetrante, que sirve de aviso á Ja caza; y espantada ántes de tiempo, alza el vuelo, sin dexar proporcion para tirarla. 15 La parte-alta del Perú por razon del clima frio, y la baxa por la de no llover, son diferentes de los territorios cálidos en donde llueve, y del de la Lui- siana: en aquellos la tierra se halla desnuda, y los ár- boles están esparcidos, á excepcion de las quebradas, en donde el temple y accidentes varían 5 y estos otros se hallan tan poblados de ellos, que convidan á las aves para que vayan á anidar entre la frondosidad de sus hojas , y mantenerse con la diversidad de sus pro- ducciones. Estas circunstancias facilitan que haya en ellos las que son propias de monte. Las pavas montesas es una de las especies que allí se crian con bastante abundancia, cuyo tamaño es mayor que las de otras partes y que las domésticas :: su carne es gustosa 3 y es tan poco lo que se diferencian unas de otras en la figura , que se equivocan. Tienen el vuelo ligero co- mo otras aves,siendo esto en lo que mas se distinguen de aquellas. 343] | 16 En correspondencia de esto la parte alta del Perú logra tener perdice,, y criarse alcones muy fi- nos, con los quales se hace una de las cacerías mas gustosas y divertidas que pueden verse. Las perdices se encuentran en los Ichales , que son, parages frios, y no se ven en las quebradas , cuyo temperamento €s mas benigno , ni se juntan en bandadas como en Eu- que a <> - “_ - a a o a SS a O AA A a | e e er AS 130 ENTRETENIMIENTO que no séa tan ¿ácil su caza: los paises son doblados, y lo que llaman llanadas son lom.+s , mas d ménos pendientes, y baxos ó cañadas, que con la freqiencia de cuestas, y la fatiga que causa en la respiracion la sutileza del ayre , no permiten hacerla con escopeta, y por esto se usa de los alcones industriados por los Indios, de cuyc modo la perdiz que levanta el vuelo acosada por los perrillos, baxa precipitada entre las garras de aquellos que van en su seguimiento. Allí son sin comparacion mas que en el reyno de Quito. En los cerros de !a parte baxa las hay tambien, sin embargo de que el clima no es con mucha diferencia de la trialdad que el de la alta. En la isla de Cuba, que es temperamento cálido , las hay asimismo, aun- que en algo diferentes. 17 Las berasinas se encuentran al simil de las an- tecedentes en lo destempiado de aquellas eminencias, no siendo ménos comunes en la I nisiana ; suelen en- contrarse tambien en la parte baxa, aunque no con abundancia. 18 Los condores , cuyas singularidades merecen no pasarse en silencio, son sin duda de las aves que vuc- lan la mayor que se conoce, sirviéndonos de esta fra- se para distinguirla de los avestruces, que aunque se sirven de sus pequeñas alas , no son suficientes para el vuelo. Estos otros, por el contrario, son de los que mas se remontai en aquella atmósfera , cuya den- sidad desde luego se puede asegurar sin error ser la mitad de la que tiene en el nivel del mar. El cs tan propio de los climas frios como de los calientes , en- “«contrándose en lo alto de las Punas del mismo modo que en los Valles; pero no los hay en las partes que están pobladas de árboles , ó son montuosas como Guayaquil, Panamá y otras: su pluma forma un en- tretexido tan bien preparado, que no lo penetra la bala de fusil, ni. cl animal se inmuta al recibir el gol- pe. OCTAVO, 131 pe. Ha” sucedido tirarle 8 ó ro tiros seguidos , oyen- do dar las balas sobre él, y caer estas al suelo de re- chazo sin haberle hecho daño alguno : por verias ve- ces repetida esta experiencia en la parte:alta del Perú, no hubo exemplar de poderles penetrar con tiros re- gulares. Debe suponerse que lo que sucede ¿11 puede no ser regla para otras partes, porque con el frio del temperamento están los poros mas cerrados, la piel es ménos flexible para dexarse penetrar, y a su semejan- za la pluma, con particularidad en una ave que está tan vestida de ella. Er las playas del mar del Sur, que desde los quatro grados por aquella parte empiezan los Valles, hay mucha abundancia de ellos , saciando su voracidad en el pescado muerto que arroja el mar, y se tiene por peligroso pasar por donde están , pues siendo animal de tanta fuerza darán fin de quien lo in- tentase. 19 La variacion que tienen las cosas en el mundo se toca á cada pasoz y lo que un dia se registra de un modo , con el discurso del tiempo se halla diverso otro. El rio de Chagres es muy diferente al presente de lo que era 20 años há : la frondosidad de sus orillas, la abundancia de animales propios de aquel tempera- mento , la hermosura en los matizes de las distintas especies de aves que se registraban entre los pimpo- llos de los árboles, y alternaban en 'sus cantos, y el conjunto de un verdor muy vivo y variado , se ha transformado en casas de madera, fabricadas á distan- cía unas de otras por las gentes que se han establecido allí, las quales, desmontando desde las orillas husta cierta distancia en lo interior, han dado cultura en la tierra, desterrando por este medio la abundancia de aves y animales que poblaban ántes aquel rio, 20 A vista de este exemplar no es dudable que con el curso de los tiempos las cosas de aquellos rey- nos muden de aspecto tomando otro diyerso , y acer- R2 cán- a E ae AZ - A A A A ns AR a = A A Es A A NA — 0 A a 132 : ENTRETENIMIENTO cándose al que tiene Europa. En estas novedades se conservan las razas de animales y de las aves sin alte- racion, con solo la diferencia de que unas se retiran de los parages donde no encuentran las proporciones que necesitan para hacer sus nidos y alimentarse; y las otras se minoran sensiblemente , como sucede con las vicuñas , a fuerza de perseguirlas y de hacer creci- das "natanzas en ellas, g OSOS ENTRETENIMIENTO 1X. Sobre. los. Pescados particulares. 1 N o es ménos abundante cl elemento del agua en los pescados, que los de la tierra y el ayre en los animales¿y volátiles. Estos se mantienen de los ali- mentos que les da la” misma tierra, y 4 medida que varían por causa del temperamento, ó-por la de la su- tileza del ayre,es ménos extraño que se diversifiquen entre sí; y que los que se hallan en una region no sean comunes á otras. En el agua y en sus produccio- nes parece que no deberia ser tan sensible la variedad, por no constar de la combinacion de partes que cons- tituyen aquella; no obstante se observa: que las pro- ducciones de animales aquátiles no son unas mismas; y que las especies que hay en unos mares no son co- munces á otros, si bien hay algunas que lo son. De esto debe inferirse que ademas del temperamento , y de los pastos de que se alimentan', concurre, la gene- ralidad de las semillas, ó su falta. El mar del Sur es abundante de pescados: la parte alta en sus rios y la- gunas no lo es tanto en el Perú, y ménos en la de Quito; sin que esto pueda atribuirse á ser mas m9 pro NONO. 133 pladas las aguas en unos que en otros, ni á la cir- cunstancia de llevar mas rapidez , porque en esto son iguales. Pero ántes de explicarlo será bien decir algu- nas particularidades de aquellos mares. 2 Las ballenas sen bastantemente comunes en 2 del Sur, no solo en la bahía de la Concepcion, y de allí hacia mayor altura, sino en los parages dentro de los Trópicos, y hasta los 12 Ó 13 grados de latitud. En Europa es regular irlas á buscar los que se ocupan en su pesca a los climas frios del Norte, siendo raro verlas de los 40 grados hácia ménos latitud. La cau- sa de esta diferencia no es fácil averiguarla , porque si fuese por razon de ir a los mares en donde no hay sardina, las costas de Galicia son abundantísimas de ella, y no por esto se yen con frequencia , como su- cede en 21 mar del Sur. Lo que alla se repara es que acuden a la anchoba ó anchobeta , cuyo pescado es abundantísimo , y que con este incentivo se ven en cantidad , y algunas quedan baradas en las playas por ir en su seguimiento, y allí mueren despues de mu- cha brega. 3 No es facil decir si las que allí frequentan las «ostas de poca altura son con toda precision del mis- mo tamaño que las de los 1» .+s de Europa; pero lo que no admite duda es que son parecidas en la fig; ra, y disformes en el grandor, pues las hay tales, que puestas al costado de una embarcacion de 700 toneladas , cogen tanto espacio como las tres quartas partes de su largo, considerándolas desde e! principio de la cabeza hasta la extremidad de la cola ; de suerte que pueden regularse á corta diferencia de 25 varas de largo; y como entre ellas hay mayores y mm. nores, no puede ser este tamaño regla fixa para touus las de aquel mar. Sus cabezas, como si fueran peñascos don- de batiese el mar, se hallan llenas por la parte supe- rior de escaramujos y de conchas de varias especies, que A A 134 ENTRETENIMIENTO que se pegan y hacen allí su procreación, no ménos que de verdin, al modo del que se cria en las mismas peñas, ó en las partes de los navios que baña el agua despues de mucho tiempo de no haberse limpiado, 4 Este pescalo monstruoso se sustenta de la an- choba, y el modo de proveerse es digno de notarse. Se acerca á los parazes en donde hay cardumen , esto es, que se halla en gran porcion por ser comederos; y allí, azotando el agua con la cola muchas veces, y batiéndola á fuertes golpes, mata quanta puede alcan- zar, que por ser grande y muy abierta tiene bastante extension ; y así continúa hasta que el cardimen se divide huyendo de la persecucion 3 entónces come la que queda muerta , y vuelve despues en busca de aquel para darle nueva embestida. Sucede en los pes- cados lo que entre los animales terrestres , que unos andan separados, y otros en compañía: la sardina y anchoba son de la clase de estos segundos; y los para= ges en donde tienen comederos están tan poblados de ellas que no se ve otra cosa : de aquí viene que las matanzas que hace en la muchedumbre son correspon- dientes a lo que necesita para mantenerse. 5 Es perseguida la ballena de otros pescados que tiene por enemigos, pero principalmente del pexe es- pada y pexe sierra: su defensa es con la cola, como que siendo de un tamaño disforme es la mejor arma de que se puede servir. El combate de uno con otro es divertido por las vueltas y movimientos extraordi- narios que hace con ella y con la cabeza : unas veces saca fuera del agua la una, que parece salir un pro- montorio; otras la otra, como si fuese vela de em- barcacion, en donde reverbera el sol como si diese en un espejo , y dexándola caer rabiosamente sobre el contrario, azota el agua fuertemente levantándola en gruesos borbollones. Entónces se le percibe estar en- furccida , y lo denota no solo en la forma de mover- se NONO. 135 se y manejarse, sino tambien en los mugidos roncos que despide , siendo tales que se perciben á la distan- cia de una legua de la playa. Es cosa sabida ser este' pescado de la clase de los que arrojan por las trompas Ó aberturas que tienen sobre la cabeza el agua que re- cibe por los conductos de las quixadas y agallas. Esto lo hacen al tiempo de sobrenadar en el agua, y la que levantan en penachos muy altos es en bastante por- cion. Quando descubren la cabeza por estarse comba- tiendo,no son tan altos nitan abundantes los penachos, siendo la causa la agitacion que padece; pero quando no milita este empeño ni el de la pesca, parece que se recrea , porque con tranquilidad descubre la cabeza señoreándose en las aguas, y con el bufido ó soplo despide los promontorios de ellas, que divididos en el ayre hacen una vista hermosa , á lo qual ayuda el refiexo del sol que da en ellos. 6 Así como tiene combates con sus contrarios, y persigue a los que necesita para alimento , se exercita otras veces en retozos con sus semejantes : entónces se aproximan sacando la cabeza fuera del agua á un tiempo , se ponen muy cerca la una de la otra, y ha- ciendo demostracion de quererse asir con la boca, se desembarazan como burlándose la que huye de la que acomete: otras veces se enroscan por las colas, y en- tre estos movimientos sacan del agua mucha parte del cuerpo con ligereza, como haciendo amago de saltar. Todos estos exercicios son por lo regular dilatados : en el combate suele mantenerse una mañana entera; en el retozo ó juego con las de su especie lo mismo; y en la pesca permanece quanto le dura el hambre, ó halla cardumen en donde cebarse. Los dias serenos, quando el sol esta mas vivo, son por lo comun en los que da señales de retozo : en los turbulentos y Opa- cos es regular no parecer; y al nadar sobre las aguas para arrojarlas saca la cola, despues de zambullir la ca- P. SI AGR ic cc Pera o iia O o apur rG jo rm A Qe e 136 " ENTRETENIMIENTO cabeza , haciendo tantos remolinos como los que fot- ma un nayio por su popa. 7 Tiene espiracion, que es con la que despide el agua : en ella suele arrojar eructos de tanta fetidez, que inficionan el ayre en dilatado espacio, siendo tan fastidiosos é insoportables, que no se pueden resistir quando los repite mucho: este es efecto de la porcion de escrementos ó materias indigestas que encierra en su estómago. 8 En Europa se van á buscar á las partes frígidas del Norte , armándose embarcaciones expresamente para ello, y esto se hace con el fin de convertirlas en aceyte , y de aprovechar sus agallas, que es lo que co- munmente se llama barba de ballena. En las costas de la Nueva Inglaterra se hacen tambien pesquerías con bastante estipendio ; y de lo que llaman esperma se fa= brican las yelas que tienen este nombre, siendo de tanta Ó mas duracion que las de cera , con la yentaja de ser mas blancas, transparentes, no correrse, ni dar olor alguno : hacen la luz muy clara, y nada pe- sada para la cabeza. De lo que se saca de este pesca- do se proporcionan distintas cosas para el uso de la vida y del comercio. En el mar del Sur, donde sin trabajo y sin armamentos ni gastos pudieran hacerse pescas crecidas, aun dentro de las mismas bahías, y sin apartarse de las costas, no se ha pensado en ello, y se desprecian las utilidades que facilitarian , no so- lamente á aquel reyno, sino 4 la España , por las crecidas cantidades que se gastan en barba y cera del Norte para alumbrarse y para el consumo de ambas Indias. En estas se hace poco aprecio de lo que no es plata ú oro, siendo esta la causa del abandono en que se advierten esta y otras especies de comercio , sin consideracion á que la plata se desaparece como los vapores de la tierra quando faltan las otras cosas ne- cesarias para la vida, y que sin tener los medios de con- H E NONO. | 137 conservarla, es un engaño de la aprehension. Allí podrian hacerse grandes pesquerías sin mas trabajo que ir sobre ellas por las costas en lanchas con los atavíos necesarios. El aceyte tendria el propio uso que se hace de él en las demas partes 3 y las agallas, osamentas y grasa producirian muchos quintales de esperma , así como en la Nueva Inglaterra, donde son estas cosas parte de las minas que les proporcionan las riquezas que atraen con ellas. 9 Delos pescados que abundan mas en aquel mar es uno el que llaman chita : su calidad es delicada , y se conduce fresco sin sal para el consumo de la parte alta. Su tamaño es como de media vara, y tiene de ancho gosa de una tercia, haciendo figura quasi oval: su carne es en hojas, y estas muy blancas al modo de la corbina; y el mucho gasto que hay de él, así fres- co como salado , acredi:a su abundancia; la que tam- bien se verifica de otras especies que son comunes. 10 De los pescados de rios, los de la parte alta por lo comun se reducen 3 .los clases, que son preña- dillas y bagres 5; y solo se distinguen en que las prime- ras son pequeñas , no excediendo de pulgada y media ó dos; y los segundos los hay hásta de mas de ter- cia : unos y otros son de cabeza chata y redonda, de pellejo que tira a obscuro, y sin escama, sobre el qual hay una baba pegajosa , que para comerlos es necesa- rio quitarla estregándolos mucho con ceniza , porque de lo contrario les comunica olor y gusto fastidioso, La carne es blanca, delicada y sabrosa, y no tienen mas espinas que la de en medio, En los rios que cor- ren por aquellas quebradas es en donde los hay, pero no con mucha abundancia. En el reyno de Quito, aunque en algunos de sus rios se crian preñadillas, los mas de ellos no tienen bagres, siendo así que ni en temperamento ni rapidez tienen desigualdad. Solo hácia la parte de Cuenca se encuentran de ellos, cu- yo 138 ENTRETENIMIENTO yo temperamento es desde 13 hasta. 15 grados de ca- lor constantemente todo el año : dos grados mas que el de Iscuchaca en invierno, y uno mas fresco que el mismo en verano 3 pero sin llegar á aquel parage hay cerca de la ciudad de Quito muchas quebradas, en cuyos terrenos se cria la caña de azúcar , que requie- re clima mus calido que el de Cuenca, y sin embar- go de ello no los crian; de lo que se debe inferir, que el no haberlos es por faltarles la especie. Tienen tambien los rios de las quebradas de la parte alta del Perú un anfibio que llaman zaramagullon : este es to- do negro, el cuello largo , y el pico al modo del de los patos, pero mas estrecho : su tamaño es como el regular de aquellos, y la pluma tan pequeña , que es un medio entre pluma y pelo : en su carne sobresale mucho el gusto de marisco, de que se inficre que se mantiene con las preñadillas ó con los bagrecillos chicos. 11 En loslagos situados en partes frígidas, supe- riores al terreno en que están las poblaciones, no se encuentra especie alguna de pescados, dexándose en- tender no ser adaptado el clima para ellos por causa de la mucha frialdad. 12 Parece que los pescados mas s2randes deberian tener mayor resistencia al frio que “os pequeños; y que aquel clima en donde empieza á haber propor- cion para la subsistencia de estos vivientes habia de verificarften aquellos que son de mas corpulencia, con respecto a la cantidad de agua que llevan los rios, para que pudiesen nadar 5 pero no sucede así, siendo muy al contrario, que los mas pequeños son: los. que se crian en ellos. En aquellos, cuyo clima es:mas frio que el de las quebradas, como de 5 a 6 grados sobre la congelacion , se crian unos pescaditos tan chicos, que aun no llegan al tamaño de media línea; lláman- les chiches : son de la hechura de un di y abun- NOVO. . 130 abundan tanto que no tienen número; nadan por la superficie del agua, y los Indios los pescan con unos cedacitos ó esterillas de junco, metiéndolas en el agua como para espumarla : hacen de ellos unas tablillas de media quarta de largo y quatro dedos de ancho con medio de grueso , poniéndolos en prensa para que se unan unos con otros, y despues los preparan al hu- mo: sirven así para condimenvar las comidas, á las quales comunican un ligero gusto de marisco, que se acomoda al paladar de aquellas gentes agradablemen- tc. En Lima , como en todo el Perú, se hace consi- derable consumo de ellos, entrando en el número de las especerías, No se encuentran en todos los rios, siendo señalados en los que los hay, y se cogen en donde hacen remanso. Nunca llegan á crecer mas de aquel tamaño ; y los hay tambien en temperamentos algo cálidos. La circunstancia de estar en la superfi- cie del agua da á entender que viven de los insectos imperceptibles del ayre que se mantienen de la misma agua. 13 Los antiguos Indios usaban del chiche para aderezar sus comidas, y de ellos lo aprendiéron los Españoles ; siendo la esterilla en su hechura y el mo- do de usarla semejante á lo que acostumbraban para otros fines; y ellos son los que se ocupan en este gé- nero de pesca, que pide bastante paciencia, habién- dose de mantener en el agua hasta la rodilla, en cu- ya forma van andando lo largo del rio , y espuman- do el agua , como queda dicho , para sacarlos, Quan- do están vivos se les nora algun movimiento , pero sin saltar mucho, tal vez porque su pequeñez no se lo permite, _ 14 No se reconocen en aquellos rios otras espe- cies de pescados mas que estos, y es natural que sea por no haber en ellos la semilla correspondiente, pues: así como los que se han nombrado subsisten , lil S2 a- 140 ENTRETENIMIENTO haber otros que én rios de climas frígidos y de bas- tante corriente no faltan. | 15 Dexando los paises Australes , se pasará á dar noticía de algunas particularidades en los de la parte del Norte de la Equinocial; y empezando por la Ha- bana , será lo primero la infeccion de la ciguatera; esta es una enfermedad , que comunica el pescado quando se halla maleficiado de ella, y con particula- ridad cierta especie que dicen ser mas propensa á él que las otras : basta comer una vez de él para con- traer el mal. Esto se atribuye á que come la fruta que llaman manzanilla, la qual es de las que crian aque- llos campos, y se tiene por venenosa, á lo qual cor- responden los efectos que causa; por esta razon está prohibida la venta de los que llaman ciguatos , y di- cen que se conoce en que tiene los dientes amarillos; y poniéndole en la boca quando está cociendo algo de plata, toma el color de cobre, Los efectos de este mal consisten en laxitud de todo el cuerpo , ponerse el color pálido , el semblante abatido y macilento, la vista triste, dolores fuertes en las coyunturas y hue- sos por todo el cuerpo , y enflaquecerse sensiblemen- te, acompañandolo la inapetencia á comer y disgusto a todo. Si no se procurase atajar el progreso, termi- naria fatalmente. El remedio que comunmente prac- tican es usar del aguardiente bebido, y de algunos apósitos que aplican para mitigar los dolores: la par- te espiritosa de este licor anima los espíritus, pone en movimiento la sangre para que se sacuda del humor maligno que la inficiona, y se restablece la naturale- za, pero no sin que se tarde algunos dias y aun me- ses en ello. 16 Esta qualidad nociva de los pescados no se conoce en las costas de Cartagena , Tierra-Firme, ni en las vtras de aquella parte, sin embargo de haber por allí el árbol del manzanillo con abundancia de e AO A pá RR L NONO0. 141 de tenerse su fruta lo mismo que en lá Habana por venenosa, y reputarse hasta su sombra por dañosa 5 siendo digno de notar , que en los pescados afectos á este vicio no queden señas del yeneno en la carne, ni se adviertan á la vista desmedrados y enfermos. 17 La tortuga es muy comun en aquella isla, y se vende su carne del mismo modo que la vaca: la pesca grande de estas se hace ¡en la parte occidental en los parages baxos de Santa Isabel, y en otros de ella donde el mar tiene poco fondo : para ello se echan al agua los pescadores, y siguiendolas se abrazan con la que encuentran, y la trastornan , poniendolas bo- ca arriba, cuya diligencia les quita la facultad de na- dar. De este modo las colocan en las embarcaciones para llevarlas á la Habana, y allí las ponen en corra» les de estacadas que tienen hechos dentro del agua, para que se conserven vivas, hasta que llega el tiem- po de matarlas para yenderlas« La carne es blanca co- mo la de la gallina, pero de más consistencia. En la estacion del estío busca este animal las playas de are- na para poner sus huevos en ella, y el instinto: les hace elegir los parages donde peligren ménos con :los pescadores que las persiguen : las islas de los Caima- nes son de las que mas se pueblan; y luego que sa- can las crias se yuelyen con ellas á los antiguos co- mederos, | 6 18 Tambien abundan aquellas costas de carcis; y aunque estos son parecidos á aquellos , por ser una de las especies de ellas, hay mucha diferencia en la car- ne, siendo nociva para la salud, quando la otra no lo es : las costas y demas islas de aquel mar, particu- larmente las que están entre la Equinocial y el Tró- pico de Cáncer, son abundantes de las primeras; pero fuera de las inmediaciones de la Habana no son fre- quentes los careyes, En el mar del Sur no son tan ge- nerales las tortugas; y en la Luisiana son bien.raras; pe- A O A 142 ENTRETENIMIENTO "peroen los riós que entran en el Misisipi las hay, cu- yo grandor es hasta de media vara; siendo muy. pe- queñas respecto del tamaño que tienen las del mar, y particularmente desde la Habana hacia Cartagena y Tierra-Firme. | 19 El rio Misisipi, sin embargo de ser uno de los grandes de la América, y de tener la profundidad que sei hra dicho ántes , es pobre de pescados , y entre las pocas especies que tiene, el que mas abunda cs des- preciable. Este es uno que llaman: barbudo , de la fi- gura de; bagre; los hay muy gran!es, y tienen algu- na semejanza en el vientre á los taburones. La carne es muy floxa, flemosa y de un gusto insípido; por. esto soto'la.come-la gente pobre y los negros. Los lagos que por la parte del: Norte forman la isla en que está el Nuevo Orleans, y son formados de la entrada que hace el mar entre la costa firme de la Moyila y la isla, tienen abundancia de pescados, siendo de estos de los que se abastece Ja ciudad. Las aguas del rio son frias en todo tiempo, cuya circunstancia puede ser “causa de la escasez que tienen de pescados en especies y en cantidad. | 20 No sucede así con los camarones y con los lan- gostinos ; delos quales parece estar sembradas las tier» ras con sus “semillas, segun la abundancia y facili- dad con que se procrean, multiplicándose sin térmi- no. Cada especie de estas tiene su tiempo; y es tanto lo que hay de ellos , que vulgarmente dicen allí ser el maná del pais, porque en realidad se suple la nece- sidad de aquellas gentes, sirviéndoles en parte de ali- mento y de gusto. Cón las lluvias en tiempo de: ve- rano, que son copiosas , se llenan de agua los parages desiguales y los hoyos de donde se ha sacado alguna tierra, y luego se encuentran en ellos los langosti.- nos en bastante número; pero consumida el agua, porque dexa de lloyer , vuelve á quedar el parage se- co, A e ali- | é NO0NO0. 143 o e. Y v co, sin indicios de haber en ellos tales animales. La causa de esto parece no ser otra que comunicarse las semillas con-las mismas aguas del rio , quando estas en las crecientes rebosan por lás orillas , Ó por medio de los caños Ó cequiones que abren para los molinos; y esparcidas por la tierra se recogen en las lagunillas, y procrean en ellas con brevedad: allí es regular ir por la tarde á pescar los langostinos que han de ser- vir de cena ; cada familia envia algun muchacho de sus esclavos., y estos hracen la provision que' se nece- sita , sin que se reconozca ménos abundancia en to- do el tiempo que es regular haberlos ; pasado este no vuelven á verse hasta el año siguiente. 21 Quando concluye el tiempo de los langostinos empieza cl de los camarones ;. no' siendo ménos abun- dantes que “aquellos : y aunque hay de estas. especies en otras muchas Provincias y en los rios del Perú, no son freqúentes como en la Luisiana, ¡ .22 De los otros pescados que son' ordinarios en los mares y costas, hay abundancia 5; pero la isla de Cuba lo es en conchas y arborizaciones marinas , :de las quales hay variedad de especies, cuya descripcion y noticia pedia un tratado particular, 0 A : . 11 s ? desd EN. LEA e pan A Po” + > e > A ig TR l 144 pre ENTRETENIMIENTO X. De los lagos y de los rios , dando noticia de lo que contienen de particular. 1 Dos paises:mas, abundantes de rios én terrenos desiguales y escabrosos , parece que deben serlo tam- bien de lagunas: porque de estas salen aquellos, y se forman , recogiéndose el agua en los yalles ó llanuras 2lgo profundas, hasta que rebosando por la parte que está ménos alta , se desahoga por ella, distribuyén- dose en.uno.ó mas rios, segun la division que des- pues hace, ó los distintos surtideros por donde se derrama, sin que esto obste á que las haya en los lla- nos donde concurra la misma razon, y aunque no .en tanto número son regularmente de mayor exten- sion. ( | | Ea ..2. Enel Canada, por la parte que corresponde al Sur y al Occidente , entre ella y la Luisiana, hay va- rios lagos , y algunos de 60 a: 30 leguas de largo, con el correspondiente ancho , siendo así que el pais es - llano y baxo; pero esta misma circunstancia contribu- ye á ello, porque las aguas que se recogen en su an- churoso espacio , encontrando terrenos baxos é infe- riores al resto de la llanura por donde corren, los líe- nan hasta ponerlos iguales con la que sigue, por don- de se les franquea el paso hasta el mar. De este modo se forma el rio de San Lorenzo, ministrandole el caudal de aguas el lago Hontario. Este las recibe del Erie, á quien las comunica el Hu- ron, y á este las da el Superior , que está de los 46 grados hacia el Norte, ocupando entre todos de Orien- te a Occidente como 400 leguas, a O — DECIMO. "148 4 No solo recibe cada uno de estos lagos el agua del inmediato que le precede, sino tambien de mu- chos arroyos y rios que van á dar á ellos: por es- to vienen á hacerse mares en medio de la tierra, de- biendo reputarse por rales quando son de tanta ex- tension. Lo mismo sucede en Europa, y en las Otras partes del mundo. Las desigualdades de la parte al- ta de la América Meridional, siendo correspondien- tes 4 la freqiiencia € inmediacion que tienen las mon- tañas elevadas, no” pueden dexar parages llanos de tanta magnitud como aquellas. | 5 Dáseles tambien el nombre de /agos, aunque impropiamente, á algunas ensenadas que forma el mar entre dos tierras, introduciéndose ó teniendo su co- municacion por alguna boca estrecha. De esta clase son-los lagos Borgne, Pontchartrain y Maurepas, que por la parte del Sur se hallan contenidos con la is- la del Nuevo Orleans. Á estos, si no se les quisie- se aplicar el nombre de bahía por su poco fondo, pu- diera dárseles el de balsas Ó ensenadas del mar, para distinguirlos de los otros. | 6 Hay otra suerte de lagunas que forman los rios quando su caudal es corto en las orillas del mar, pues al modo que los grandes forman barra, los peque- ños, no teniendo fuerza para romper el impedimen= to que las olas les oponen, se rebalsan, franqueán- dose paso unas veces por entre las concavidades y poros de las piedrecillas y arenas que los contienen, y otras rebosando por encima á donde el impulso de aquella no alca1za. De lo que queda dicho se ve que los lagos deben entenderse de tres mados : en el uno los grandes de una extension de muchas le- guas como mares, otros pequeños; y otros los de las orillas del mar, Que los primeros están en las lla- nadas de mucha extension: los segundos en los pai- ses altos de serranía escabrosaz y los terceros en don- de Hice A e E Po 0 eme - ' 146 ENTRETENIMIENTO de los rios yan á dar al mar. 7 En los territorios baxos y llanos los arroyos y pequeños rios, juntándose en un solo parage, si encuentran proporcion para ello, forman lo prime- ro una laguna: el desagúe de esta es un rio, que despues engruesa con las que se le juntan en el trán- sito hasta el mar. En los paises montañosos se reco- gen las aguas del circuito de las montañas en el valle que forman entre si, como si cayesen en la concavidad de un estanque : de su desagiúe se forma algun rio, y tiene principio la quebrada por donde corre: aquel y esta son en el orígen pequeños, pero el primero se va engrosando , y la segunda va toman- do profundidad de tal modo, que á la distancia de dos ó tres leguas forman cauce; la profundidad y las eminencias, que le sirven de caxa, son montañas de bastante altura, en cuya proporcion quanto mas se apartan del orígen son mayores. De este modo vie- ne á conocerse el nacimiento de aquellas grandes que- bradas Ó aberturas, que por sus cabeceras no son de consideracion, y despues aumentan de profundidad y anchura, 8 La parte alta del Perú se halla por todos Ja- dos dividida en quebradas , por las quales corren otros tantos arroyos, que por Jo comun tienen su principio en los lagos, como se ha dicho: así no es extraño que sean alli mas freqúentes que en otras par- tes, y que se encuentren a cortas distancias unos de otros, como de dos od tres leguas; pero por lo re- gular su extebsion no llega á un quarto de legua en lo largo. Crecen en sus orillas ó en las islas que for- man algunos carrizales, eneas y juncos: lo mas or- dinario es hallarse en las partes superiores á las po- blaciones, y muchos de ellos en donde no consien- te el clima, por lo frio, que crezca el icho ó pajón. 9 Estos rios, que baxando de la cordillera siguen su A DECIMO. 147 su cutso por el pais llano, padecen diminucion de sus aguas, por las que se emplean con necesidad en fertilizar las tierras que no participan del riego del cielo, y no llevando fuerza suficiente para entrar en el mar quedan detenidas las aguas, esparciéndose con el rebalso que hacen; para lo qual contribuye tambien la circunstancia de ser muy llano el terri- torio, y sin declive. Estas lagunas desaguan filtrán- dose, segun se dixc, por entre las mismas piedras, ó rebosando por el bordo que las detiene. ro Por lo general los rios de la parte occiden- tai del Perú, que' van al mar del Sur, no son tan caudalosos como los de la oriental, que salen por las costas del mismo lado, porque el mayor espacio que corren estos últimos les facilita el ingreso de mas aguas que los van engrosando. 11 En las lagunas donde es excesiva la frialdad del clima, y que esta comunica esterilidad a la tier- ra, no se ven animales; y los volátiles, á excepcion de los que son propios de agua, se ven muy raros; pero hay otras en que abundan, con tanto exceso, que las aguas están cubiertas de ellas , y por lo or- dinario son estas las que están en parages mas des- campados, por hallarse los cerros mas distantes en- tre sí, y por lo regular situadas en los lugares mas altos, Ó en otros que no están inmediatos á las Pu- nas mas eminentes, donde nunca se desaparece la nieve: de lo que puede inferirse que estos animales buscan lo mas desembarazado , sin que les perjudi- que lo mas frio. 12 Del mismo principio que tienen allí los ar- royos y rios nace la abundancia de los manantiales que se ven: los receptáculos de agua dexan filtrar mucha de ella por las porosidades de la tierra: ha- llándose en elevacion corre por los conductos sub- terraneos hasta que se abre salida por donde encuen- T2 tra 148 ENTRETENIMIENTO tra ménos resistencia. Por esta razon: son tan comu- nes, que se encuentran ojos de agua á cada paso, y algunos de ellos tan considerables, que desde su principio forman arroyos: estos corren á juntarse con el rio mas cercano, y la concurrencia de mu- chos lo engruesan; así, aunque la parte que rebosa de Jas lagunas no sea considerable, desde luego que sale de ella va aumentandose con la que le tributan los innumerables surtideros ú ojos que va encontran- do en el camino; unos dimanados de la propia la-= guna, otros de diversas, y todos siguen por donde corre el principal brazo. De aquí resulta que aquel territorio esté dividido *: ramificaciones de arroyos y rios por todas las partes que se mira, cuya pin- tura da idea de las aguas subterráneas, pues siendo tantos los surtideros, es correspondiente el número de veneros ó arroyos ocultos que la penetran. 13 En los territorios baxos y Jlanos corren los rios á su centro naturalmente con curso lento, y nada estrepitoso: las vueltas y tornos que forman dilatan su camino, y esto ayuda a fecundizar mas parte de tierra; supliendo así en el Perú la falta que le hacen las lluvias, las fuentes y arroyos, pues en ellos es preciso andar algunas leguas para encontrar- los, 14 Por lo comun son las aguas del pais alto del- gadas, cristalinas, y muy puras: naturalmente siem= pre están frias, conservando esta qualidad del clima de donde provienen; pero es bastante regular incor- porárseles otras de ciertos veneros, que las vician: alli llaman á estas colpales , siendo propiamente vitrióli- eas: esta qualidad la toman de los minerales por don- de pasan; de ello se origina, que tanto quanto son saludables ántes de la union, son nocivas despues de ella; y no solo se distinguen en el gusto, sino en el color, que comuricon a las peñas que bañan, y á las DECIMO 0 149 las orillas , poniéndolas roxas anaranjadas, procedi- do de la costra que van formando en ellas. La abun- dancia que hay de este género de aguas indica sex bastante comun el vitriolo y los betunes en aque- las tierras: por esto varios rios grandes , que en el orígen tienen aguas buenas, despues de haberse en- grosado son malas y de gusto salobre ; pero estos mismos , juntándose ántes de salir al pais baxo con otros de igual Ó mayor caudal, que no participan de tal defecto, vuelven á mejorar perdiendo la ma- lignidad. Tambien concuíre á disminuirla el sedimen- to que dexa por donde pasa, no ménos que aquella costra que forma en la peñasquería que va lavando: por esto en la parte del territorio baxo, que corre desde que entran en el, no se percibe el mal gusto, y son útiles para el regadio y para beberse. | 15 Hay ciertas aguas con la propiedad de petri- ficar las cosas que caen en ellas, como las hojas de los árboles, las maderas, los huesos, ú Otras, espe- cialmente si abundan en porosidades: la causa de ello es que contienen mucha parte de limo sutil, y al= gun ácido mineral, que; al paso. que se para aquel, se une y endurece, fixindose en los remansos , Ó en el mismo suelo del cauce; pero es particular que la misma agua pierda la fluidez, siendo una de las qualidades esenciales de ella, y que se fixe, forman- do canteras como las de:qualquiera otra piedra, Es comun el concepto de decirse que la villa de Guan- cavelica está fabricada con piedra de agua; y que allí la de ciertos manantiales que están inmediatos se convierte en piedra, que despues cortada y labra- da se emplea en los edificios. Si lo antecedente es tan extraño, no deberá serlo menos la circunstancia de que esta agua, de que se forma la piedra, es tan cristalina, transparente y pura, que parece no con- tener cuerpo extraño. Aquella villa está rodeada de €S-. 150 ENTRETENIMIENTO estos manantiales, y en cada uno de ellos hay can- teras de la misma piedra: el agua es caliente en tan= to grado, que de continuo humea , pero particu- larmente al salir de la tierra, de tal modo, que aun- que no llega al grado de herbir, no se puede tener la mano mucho tiempo en ella. Reposada en un gran- de estanque cortado en la misma piedra, que está in- mediato a uno de estos mismos Ojos manantiales, no se reconoce que haga incrustacion en los costa- dos, ni-que por el suelo deponga la materia, que petrificada disminuya la profundidad. En él se crian aquellas yerbas que son regulares en donde está el agua retenida. Los derrames del estanque, bañando la tierra por donde corren, sin haber perdido del todo el calor, hacen en quanto humedecen una cos- tra delgada , que tira á color amarillo, y esta con el transcurso del tiempo va engrosando' y tomando cada vez mas cuerpo: en los principios no es dura, pero á medida que va quedando mas profunda adquie- re mas consistencia. Las yerbas que no están arrai- gadas, las astillas: ó ramas que se quedan paradas en algun remanso, “se. petrifican igualmente, y se en- cuentran incorporadas con las mismas costras. Esta piedra €s ligera, aunque no tanto como el agua, po- rosa y blanda pata cortas, cuyas qualidades conser- va aun despues de haber. pasado tiempo de estar al ayre. La hay de dos especies; una cenicienta clara, y otra naranjada : la primera es de mas consistencia que la segunda, siendo diversas las canteras; de lo qual debe colegirse, que segun la especie de la tierra que baña el agua, así resulta la piedra distinta en el co- lor y solidez, | | 16 El gustó del agua es malo, ¡or ser gruesa y salobre, pero los efectos son peores; y por esto los animales no la beben aunque estén precisados de la sed. En el olor no se le percibe cosa extraña, y e e 06 (9 pue 19 — Y pus i Xx "» e y 29 ñ 2 A Y DECIMO. 151 de ellas para baños, sin que se haya reparado haber ocasionado malos efectos. en 17 Inmediato á Guancavelica, y por su frente,, hay un cerro de regular altura, que llaman Potocche:, del pié de este, á corta distancia, salen varios ojos de agua; los unos las dan en extremo saludables y delicadas, y los otros nocivas en. el mayor grado: las primeras salen en el grado de frialdad que es re- gular en aquel temperamento 5 las otras con huma- reda tan abundante y densa, particularmente en la estacion de los hielos, que forma nube sobre ella: de las unas a las otras habrá medio quarto de legua, y en esta corta distancia se encuentra repetida esta gran diferencia. Las calientes son las que, como, va explicado, forman la piedra; de lo que se dexa in-= ferir , que aunque se hallan tan cercanos entre sí los surtideros por lo interior de la montaña, siguen dis- tintos conductos, que no se comunican; siendo muy particular que alternandose.unos ojos con otros, y siendo varios los que hay de cada especie, no se cru= cen por adentro, ni salgan sus aguas mezcladas. 18 Estas aguas calientes petrificantes son muy re- gulares en la parte alta del Perú, encontrándose en muchos parages, pero en ninguno son tan abundan- tes como en aquel territorio de Guancavelica. Sobre la formacion de la piedra se ofrece:un reparo, y €s, que los parages que baña donde: se reconocen las in- erustaciones, no se ve que con el transcurso de los tiempos hayan crecido sensiblemente en altura mas que las tierras contiguas, hallándose iguales con ellas: y las canteras de donde se saca la piedra están des- de aquella superficie profundando hácia abaxoz de mo- do que se hacen hoyos muy profundos en donde se abre cantera, lo mismo que sucede con las de otras especies: esto da lugar á creer, no que el agua, co- mo crec la vulgaridad, se convierta en piedra por un mo- 152 ENTRETENIMIENTO modo de coagulacion, sino que tiene la propiedad de unir las partes de la tierra, y darles la dureza que se ve en la piedra: de no ser esto, era preciso que el estanque que se ha dicho, despues de los años que existe, se hallase macizado de la misma piedra; que las tierras que baña el agua creciesen sensible= mente en altura , respecto de las otras inmediatas que no baña; y que los surtideros que están al igual de ella se tapasen, y sucesivamente se abriesen por otros parages mas altos de la montaña 3 pero no hay tradi- cion de que haya sucedido; y así no hay indicios de la mutacion del agua en piedra, no obstante las in- crustaciones que se ven de ella. : 19 La parte baxa es sumamente escasa de manan= tiales, y los que hay están en las pendientes de la alta. La falta de lluvia y de congelarse hielos no permite que haya depósitos de ella: la igualdad del pais es otro impedimento: y así se diferencian tam- bien en esto , pues lo que mas abunda en la alta es fo que mas escasea en la baxa, la qual no podria subsistir si no le contribuyese la abundancia de rios de la otra que la bañan para fertilizarla. 20 Enlos territorios cálidos, como Panamá y cos- tas de Cartagena, que son baxos, no son freqúen- tes los manantiales, y los que hay dan el agua en el mismo grado de *calor-que tiene el ayre, sin que la circunstancia de haber corrido por lo interior de la tierra las haga algo mas frescas, procediendo de que los venetos no están 4 mucha profundidad , y él calor del sol penetra hasta ellos, que es lo que se dixo tratando del temperamento de la Habana. Por- tovelo está rodeado de montañas de bastante altura, siendo los ramos de las cordilleras que pasan por el: Ismo : allí hay abundancia de arroyos, cuyas aguas son muy delgadas, puras y cristalinas; y son asimis- mo algo mas frescas que el temperamento del ayre, aun= l ve —_DECIMO. ! 153 aunque la diferencia no es mucha : la misma causa que concurre para que Jos manantiales de terrenos baxos en aquellos climas se hallen en el grado de su temperamento, contribuye por el contrario para que en Portovelo sean diferentes en las montañas de alguna altura; no hace tanta impresion el calor co- mo en las llanadas baxas. A proporcion de la altura son los veneros mas profundos, y alcanza ménos pat- te de calor; y por conseqúencia el agua lo percibe ménos; y quando sale de ellos se siente con alguna frescura , que no llega á ser frialdad. 21 Las aguas del rio Misisipi parecen á la vis- ta las mas impuras y nocivas; pero en realidad no lo son : de continuo están turbias, y tan sobrecar- adas de limo, que al tomarlas en un vaso empiezan á hacer asiento, y se ven moverse las partículas ter- reas en el agua en tanta abundancia, que repugna á la vista: en el tiempo de las crecientes son muchas las palizadas que arrastra, trayéndolas de distancias muy dilatadas, unas de árboles, que tienen algo de verdor, otras de troncos grandísimos , secos y po- dridos en parte: esta abundancia de árboles y tron- cos no puede dexar de dar al agua muchas partes de la sustancia que en si contienen; pero no solo no se ¡percibe en ella, sino que la experiencia tiene acre- ditado ser saludables y benéficas para la naturaleza. Entránle tambien arroyos y rios, cuyas aguas están mezcladas con materias extrañas; otras salobres, pe- ro la porcion considerable de las suyas no da lugar a que sobresalga la mala calidad de las que recibe, predominando siempre la parte saludable. En el ve- rano, quando se halla en su mayor menguante, es- tán algo claras, y entónces no son tan buenas co- mo quando está crecido, siendo la causa porque le entran las del mar á alguna mas distancia con las ma- réas , y hacen rebalso las dulces, sin que por esto V, scan 154 ENTRETENIMIENTO sean perjudiciales para la salud. Entónces se sienten Calientes por la superficie, pero en lo profundo man- tienen la frescura. los 22 Siendo tan limosas como se ha explicado, no engendran picdra, debiéndose suponer, que por mas clarificada que esté, siempre dexa muestras de con- tener algun limo: de ordinario se llenan varias va- sijas para que tenga tiempo de sentarse, y se bebe de la mas antigua: esta misma, despues de reposada, aunque sea por tiempo de un año, tomada en algun vaso , no se le descubre á la vista señal de cuerpo extraño, porque se reconoce tan diáfana y pura co- mo el cristal mas trasparente, y dexada alli uno ó dos dias,.se ye en el asiento: un limo sutilísimo , que parece xabon , el qual se nota tambien sobrenadar en las vasijas grandes donde se pone para que se acla- re. La gente comun, y la que trafica por el rio, la bebe turbia como viene naturalmente, y no. háy exemplar de que les haya ocasionado mal, aun usan- dola quando se hallan fatigados y sudados del traba- jo de remar. 23 La qualidad fria que tiene puede proceder de venir de las partes del Norte, y de las muchas nie- ves que'se derriten en ellas, que son , segun lo que puede juzgarse , las que le dan orígen: desde ellas sigue recogiendo las de aquellas dilatadísimas llanu- ras, que tiran hácia el Poniente y Norte de los 45 grados en adelante; en cuyo largo curso, y en el que hacen los otros rios que lo engruesan, se carga de las partes limosas de aquellos territorios , y 4 fuer- za de mantenerlas agitadas con el 'movimiento de tanto viage, las adelgaza y sutiliza en los términos que se ven; pues miradas en el vaso parecen como un humo que ocupa su capacidad. Esta misma su- tileza del limo, siendo «de tal modo ligero, es sin duda la que comunica al: agua la qualidad te le DECIMO. | 155 ble para que facilite la digestion, avive el apetito, y mantenga la salud sin las intercadencias que se ex- perimentan con las que no'son tan buenas, 24 Obsérvase allí con las aguas de las lluvias una particularidad, que no se óye de otras partes , y es, que en ciertos tiempos, quando son mas abundantes, se ve sobre ella una nata amarilla, que parece azu- fre;. esta la hay en los charcos y en las vasijas de madera que usan para recibirla; es en bastante abun- dancia', recogiéndose hácia los bordes en la que está detenida, ¡Aquella atmósfera parece que abunda de partículas sulfúreas, y lo acreditan las fuertes tem- pestades que se experimentan, siendo muy raro el que llueva sin que acompañe alguna con :formida- bles truenos, que hacen estremecer los: edificios. Se- gun lo que dicta la experiencia, trae el orígen de los bosques espesos de arboles, que abundan en re- sinas, los quales exhalan lo mas sutil, y en estas materias van mezcladas las partes 'azufrosas sutiles, que siendo en mucha abundancia, se incorporan: y precipitan. con la: nube que da el aguacero y tem- pestad. Esta nata ó azufre es tan ordinaria, que des- de luego está visible, y en unas ocasiones se nota mas abundante que en otras, procediendo de aquí la wulgaridad allí esparcida de que llueve «agua y azu- fre , aunque no pueda: tomarse mas que por la parte oleosa sutil: de él. | 25 El rio, cuyas aguas quando crece se ponen mas altas que el territorio vecino, y lo inundan en las partes donde no tiene malecon ó dique que las contenga, sirve de mucho beneficio en' aquel pais, donde - toman las que necesitan; y conducidas por -ce- uiones ó canales, las aprovechan para los molinos O sierras de aserrar madera, siendo una de las prin- cipales industrias que tienen aquellos vecinos. Áun- que es tan caudaloso y ancho el rio Misisipi, se re- V 2 pa- 156 ENTRETENIMIENTO para, contra lo regular de otros, no hacer mayores es- tragos en las orillas, lo qual se atribuye á la pro- fundidad que tiene, y que por esta razon lleva la mayor fuerza su corriente por la parte baxa del cau- ce, como que allí es en donde concurre todo el peso y rapidez: por esto los diques ó malecones que ha- cen para evitar que se explaye , no son anchos, ni se les da mas altura que la que toma el agua en su mayor creciente. 26 Estas aguas que se toman del rio, y las que se juntan con las lluvias, van á dar á los lagos en la extension que tiene la isla donde está situado el Nuevo Orleans, que desde la embocadura del rio has- ta el caño que llaman impropiamente Río de Tvervila, es de 68 leguas del Sueste al Norueste, contando las vueltas que hace. El declive que las tierras tienen lle- vando los desagiies hácia el lado de los lagos, hace perceptible que el limo que el rio depone levanta con la continuacion las tierras que baña, y juntamente su cauce; de donde procede aquella inclinacion hácia la parte que está mas distante. Parece por las seña- les, que el cauce se levanta al igual que las tierras de su inmediacion , dándolo 4 conocer la circunstan- cia de necesitar siempre de un malecon ó dique que lo contenga para que no inunde las poblaciones, ni los lugares que se desmontan para el cultivo; no co- nociéndose diferencia de la altura que tenia en los tiempos pasados á la que tiene en los presentes. 27 En la desembocadura al mar hay. tambien al- guna señal de levantarse el cauce; y consiste en que 50 años ha, tenia 24 pies de agua la barra, y al presente solo tiene 12 en las mareas llenas, conser- vando. por la parte de adentro la misma profundi- dad que tenia entónces. Bien pudiera suceder que la barra, en las distintas desembocaduras que tiene el rio , creciese en altura, sin que el cauce se levantase; pe- ' DECIMO, 157 pero siendo uno mismo el volumen de agua que lle- vaba en lo antiguo que el que lleva'al presente, y consiguientemente igual la fuerza de esta contra los embates de las olas , parece que no hay razon para que ahora se detengan las arenas sobre aquel nivel en mas cantidad que entór.ces; y parece mas regu- lar que sea el cauce el que se haya levantado, lo qual contribuye á que estén mas extendidas, y que lleyen ménos fuerza que quando salian por canales mas reducidos y profundos. 28 Llama la atencion: sobre lás aguas , de que se ha dado noticia, y de sus qualidades, una curiosa comparacion entre las calientes de la pare alta del Perú, y particularmente en el Gobierno de Guan- cavelica , y estas de que acaba de tratarse: aquellas son cristalinas , trasparentes, y puras á la vistas y no obstante esto que manifiestan en la apariencia, forman canteras de los territorios que bañan, redu- ciendo á la misma especie las cosas que caen en ellas: estas otras son turbias, sobrecargadas de limo, de tierras, y de las partes gomosas de los árboles, y 'no ocasionan piedra á los que la beben, ni resulta otro algun iwal, pues se ha dicho ser saludables y buenas. Estas dos opuestas propiedades, que recaen sobre accidentes encontrados, no pueden proceder de círa razon, que de contener las primeras, en par- tes inperceptibles 4: Ja vista, unas materias propias á unir y endurecer la tierra luego que se detienen en sus porosidades, y que el limo de las segundas, por el contrario, subsiste en partículas muy menu- das, que sobrenadan, y no se unen, ni forman con- crecionz pero siempre es particular por el engaño que causan a la vista unas y otras; 1 29 Aquellos lagos Borgne, Pontchartrain, y Mau- repas, que por la parte del Norte y Levante circun- dan la isla del Nuevo Orleans, son la entrada del | mar; 158 ENTRETENIMIENTO mar; entre ella y la tierra firme y cuyo paso llaman el Rígole; y su:anchura es competente para que pue- dan entrar toda suerte de embarcaciones : hácia la parte del mar tiene de. 164 18, pies de agua, pero en todo; su largo hay: de 10.412 brazas: de esta profundidad se vuelve á disminuir '4'11 Ó 12 pies, que es, la que ¡tiene el lago' Pontchartrain': despues de este el Maurepas, á donde se entra de el; de suer- te que la ¡distancia que. hace aquella garganta, cú- yo largo es de tres leguas, huce;un pozo, que ex- cede» end, profundidad 4 su: entrada «y salida ens 50 pies por lo ménos.''El primero de los tres: lagos, 1lá- mado 'Borgne Ó' Tuerco, es ménos: profundo que los otros dos, no “teniendo mas que de á a4:8 pies sus | aguas hácia el lado de Levante, y aunque son'dul- | ces, son gruesas:, de mal olor: y gusto, de un o- lor verdoso, al modo que lo están las encharcadas: | desde la medianía hácia el Poniente son del color de | las del rio, y buenas para beber, Esta diferencia vie- | ne de que.por este lado no le entran caños Ó este» ros, que vicien la calidad de.los derrames del Mi- | sisipi; Y por el 'opuesto sí. De esté: lago se salc al | mar, € inmediato á sa embocadura está el Rígole, que es la. entrada 'á los otros dos Pontchartrain y Maurepas: sus aguas son saladas, mezcladas con las dulces: que: caén en ellos por varios. esteros Ó caños que les entran, donde se: recogen las de la isla del Nuevo'Orleans, oro mor o bar 30 Descúbrese horizonte en todos tres; y aun» que su profundidad es poca, se agita el agua lo bas- tante quando sobreviene tormenta de viento. Las em- barcaciones que los navegan son pequeñas, con cu- bierta, no permitiendo las de mayor porte el agua y las barras:que tienen los caños de San Juan Ti- guyu, y otros que van a dar cerca del Nuevo Or- leans ,.en las. quales solo hay de uno y medio á.dos " pies: A DECIMO. 159 pies: son muy abundantes de pescados de varias es- pecies y buenos, con“particularidad los que llaman pcges colorados, que son grandes: de estos lagos se provee el Nuevo Orleans y aquellos habitantes que están en las orillas acl Misisipi. “31 Cada: pais tiene sus costumbres y'usos parti- culares; sucediendo lo mismo,con las diversidades de las gentes, En el Nuevo Orleans, molestados sus habitadores de los grandes calores, y convidados de las proporciones que ofrecen' los lagos en la bondad del suelo y poca profundidad, de sus orillas, es uno de los entretenimientos que practican ir á bañarse y pescar. Para esto van a ellos en barquitos peque- ños; y sin despoja+se de la ropa-se meten en el agua, por la qual corretean y juegan, haciéndose varias burlas, como si estuviesen en tierra, La ropa no les, incomoda, por ser delgada la que usan; y pueden pasearse hasta larga distancia ae la orilla sin mojar- se mas'arriba de la cintura, porque hasta estar bien: apartados de ella es el fondo igual, siendo despues de. esta distancia quando empieza á reconocerse la pro- fundidad. Tendiendo las redes los pescadores, se di- vierten las personas que están de paséo en tirarlas hasta la orilla, y. ver salir el pescado que va en éllas: esto se repite las mañanas enteras, sin que resulte da- ño. Despues se retiran a las casas de los mismos pes- cadores que hay allí, donde mudan de ropa, y con- cluyen la funcion con la comida, -que- se prepara en mucha parte de los pescados que se han cogido. El lago Pontchartrain está en buena proporcion para es- tos paseos, que se concluyén en:el mismo dia pasan= do a el por el Caño de S. Juan. | 160 ENTRETENIMIENTO XL De las dolencias que son particulares , segun la variedad de los climas , y su comparacion. I E, regular que la naturaleza de las gentes y los animales participe de las distintas qualidades de los temperamentos; y que, segun la variedad de es- tos, sea la disposicion de los humores, y propension a las dolencias que predominan en ellos. Los tem- peramentos frios están preservados de muchas de las enfermedades que reynan en los cálidos, y en estos son comunes las contrarias á las que allá son ordi- narias: en unos proceden de la constipacion, de la falta de transpiracion, de la coagulacion de los hu- mores, y de la demasiada tension y entumecimiento que sufren las fibras: en los otros de la mucha di- sipacion de laxitud de estas: de la agitacion de los fluidos, y de la corrupcion puede decirse, que en el primer caso la naturaleza se halla demasiado com- primida, y que en el segundo peca por muy rela- xada, Los territorios que están fuera de la Zona Tór- rida participan de ambas intemperies con otro exceso distinto, procedido de pasar de un extremo al otro, pues en el verano se experimentan los efectos del ca- lor; y en el invierno los del frio, sin mas interme- dio que la primavera y el otoño, que son los que preparan para pasar. a ellos, E 2 La diferencia de temperamento del invierno al verano en las cercanías de la Equinocial, y aun en lo que coge la Zona Tórrida, no son considerables; y así se observa en la parte alta, como en la baxa del Pe- la UNDECIMO. 161 Perúz de aquí nace, que las intercadencias de la sa- lud son quasi las mismas en todas estaciones, con la diferencia de ser en unas mas repetidas que en otras; pero la naturaleza trabaja ménos, porque no pasa de una especie de temple á otro enteramente opuesto. La juventud está muy expuesta en los cli- mas cálidos por la disposicion que tiene á la fermen- tacion de los humores. La vejez se mantiene bien, y adquiere otras fuerzas distintas de las que tendria en donde el clima no guarda estabilidad : unos y otros viven sin mayores incomodidades en los que son frios, porque una vez connaturalizados á ellos, no tienen que fatigarse en acomodarse á las extremas desigual- dades de las dos estaciones opuestas. 3 En la parte alta del Perú se dice comunmen- te, que el que va sano se manticne en el mismo estado; pero que el que lleya enfermedad padece mas que en el parage de donde la sacó: esto mo sucede con todas, pues hay algunas que se curan solo con la mudanza del clima, En la parte baxa no es así, porque hay enfermedades que quando el grado de calor aumenta, sobrevicnen á los que están sanos del mismo modo que á los que padecen males ha- bituales. Hay no obstante una diferencia entre estos climas calurosos y los que pasan de un extremo al otro, y es, que habiéndose habituado á ellos. con la larga residencia, no viven tan expuestos; y así todas las incomodidades se sobrellevan, y nunca son tan penosas como el salir de un invierno crudo, y entrar ed un verano caluroso, exercitando la robus- tez con pruebas de enfermedades y epidemias encon- tradas. 4 Son las enfermedades ordinarias de la parte alta las que provienen de constipaciones, afectos de pecho, pleuresías, y algunos reumatismos. Estas son mas ó ménos graves, segun la disposicion en que X en- 162 ENTRETENIMIENTO encuentran los sugetos; y quando están bien humo- rados no es regular que les sobrevengan. Las fiebres intermitentes y las pútridas no reynan allí; pero se nota en ellos que los que van de la parte baxa las llevan, y aunque parezcan sanos, a cortos dias de llegados se manifiest”.., causando accidentes penosí.- simos, que en algunos son de peligro, pero no se comunican á otros, ni trascienden á las gentes que están acostumbradas al pais. 5 En las quebradas profundas de aquella misma parte, donde se produce la caña de azúcar , sucede por el contrario; las fiebres intermitentes son comu- nes; siendo tal el estrago que causan, que llegan á despoblarse las haciendas por la mortandad que oca- sionan en los Indios, y demas gente que las habi- ta. Esta enfermedad es maligna, a distincion de las fiebres de la parte baxa, que aunque sean molestas por la duracion, no suelen ser de peligro; sin ser remedio suficiente salir de allí, y pasar a curarlas al temperamento frio; porque esto prueba en unos, y en otros no. 6 En algun modo tiene semejanza con la intem- perie de algunas partes de Italia en quanto á con- traerse con facilidad, y á reynar por tiempos, de- xando de molestar en otros. Quando está en vigor, basta hacer mansion en la quebrada para contagiar- ses y si llega á dormirse en ella, sea de dia ó de noche, es infalible contraer el mal; por esto los que caminan no excusan rodear algunas leguas, yendo á buscar la cabecera de las quebradas para evitar cel tránsito por ellas; y los que mas se arriesgan lo ha- cen sin detenerse en el camino, procurando atrave- sarlas en horas que sea lo ménos nociva que se pue- da. De continuo se padece este mal en tales para- ges, pero no son malignas en todo tiempo: hay al- gunos en que se declaran tales, lo qual dura uno, | dos, q “35 ve Ye UNDECIMO. 163 dos, Ó mas años, en cuyo término se despueblan, muriendo la mayor parte de la gente, y huyendo la poca que queda, despues de haber visto los estra- gos y su permanencia; de suerte, que hacen al fin lo que deberian practicar en el principio. Pasado al- gun intervalo de tiempo vuelven á quedar habitables, y se pueblan de nuevo con aquellos restos que salié- ron fugitivos, y otros que se les agregan, sin em- bargo de no ser nunca sanos. La causa de esto es natural: aquellos lugares están profundos, no se ven- tilan: los vientos corren segun las quebradas van, unas veces de un lado, otras del -ontrario; y asf los vapores que se levantan del rio, los que salen de las ticrras húmedas y movidas gara la cultura de los cañaverales, y los que esta :r:sma planta exhala, y la reverberacion del sol en aquellos sitios encerra- dos, se junta todo para inficionar el ayre, y hacer el temple enfermo. Despues que se despueblan cesan la cultura y labranza de las tierras, los plantios de cañas, los humos del caldo de estas en las oficinas donde se reduce a azúcar, los bagazos, y las heces de aquel, que todo se corrompe, y ayuda á inficio- nar el ayre: por esto, despues que pasa algun tiem- po de la despoblacion, cesa el mal ayre, y vuelve el temperamento al estado regular de un clima calu- roso, propenso á las enfermedades que son ordina- rias en los de su especic. 7 En la misma parte alta, fuera de las quebra- das, siendo las enfermedades comunes del pecho, sue- len ocasionar asmas, pero viven con ella los que las padecen mucho tiempo; allí la dan el nombre de aho- gidos. El remedio mas propio que se conoce es irá la parte baxa, así como los que la contraen allá con- valecen mudando de ayre á la alta: cn los unos el demasiado resorte y compresion de las fibras, y la sutileza del ayre, ocasiona la enfermedad ; en los otros X 2 pro- 164 ENTRETENIMIENTO procede de un ayre muy denso, pesado, y de la de bilidad de las fibras; por esto, mudando de clima los unos á donde el ayre es mas pesado y cálido, y los otros á donde es sutil y frio, consiguen meje- ría, y que no les moleste tanto el accidente. 8 Dos causas hay en aquella parte alía para que la naturaleza se debilite, sin que le aprovechen las prerogativas del clima: una es el mal venéreo , que está muy propagado; otra el uso inmoderado de las bebidas espiritosas: sin ellas vivirian las gentes con mucha robustez, y sin experimentar las indisposi- ciones y achaques que padecen: así se ve, que las pleuresias, los ahogidos, y las fluxiones de pecho so- brevienen regularmente á los que están tocades de aquel mal, y á los que usan con desorden las be- bidas. 9 Esto se advierte mas bien en el tiempo de los hielos, y se confirmó en el año de 1759 en una epi- demia general que sobrevino, en la que pereciéron los que estaban con mala disposicion; y al contrario, de los que no padecian de aquel mal, ni estaban ha- bituados con exceso á las bebidas, aunque lo pade- ciéron no peligráron. 10 El estrago que hizo en los Indios fué consi- derable, ayudando a esto la demasía con que se en- tregan á la embriaguez: á estos sucedia que desde los principios del mal se aparataban de muerte, y duraban pocos dias: conocido este daño, se prohi- bió la venta del aguardiente, y luego se sintió el beneficio, cesando la mortandad; y aunque la epide- mia continuó, no eran tan fatales sus estragos. 11 Pudiera tomarse por anuncio de este mal, si se reputasen por seguras las ideas antiguas, la apa- ricion del cometa que se vió entónces, con corta di- ferencia de meses: este apareció en aquellas partes desde 25 de Abril, llevando su curso de las partes me- | | o . UNDECIMO. 163 meridionales á las septentrionales: la epidemia se de- claró en Guancavelica, hácia los fines de Julio, y corrió toda aquella vasta extension de pais; empe- zando igualmente en las partes meridionales, de don- de fué sucesivamente siguiendo á las septentriona- les; y como si fuese cosa viagera, pasaba de unas ciudades 4 otras, conociéndose por la distancia de estas, á corta diferencia, lo que tardaria en llegar a las de mas adelante: su principio fué, cómo va di» cho, en las partes del Sur; pero como aquellos pai- ses son de tanta extension, quando se tuvo la noti- cia en las mas cercanas á la Equinocial fuc al tiem- po que estaba en Potosí y Chuquisaca: de allí pasó a la Paz, a Oruro, Chucuito, el Cuzco, Guaman- ga, Guancavelica, Xauja y Lima; y fué siguiendo despues por los territorios alto y baxo hácia Quito y demas Provincias. Sus progresos eran rapidísimos, de tal forma, que si hubiese tenido la malignidad á correspondencia de la generalidad, sería bastante para la exterminacion del género humano en quan- to comprehendió, pues en el término de cinco ó seis dias no quedaba persona grande ni pequeña , que no adoleciese de ella, manifestandose er unas con mas rigor que en otras: las calles quedaban desiertas, sien- do raras las personas que en ellas se veian: las casas solitarias, y postrados quantos vivian en ellas: las plazas de la provision totalmente yermas, sin haber ni quien vendiese, ni pudiese ir á comprar; y en este conflicto faltaba la regular asistencia, porque to- dos estaban en el caso de necesitarla. La providen- cia de Dios permitió que lo fuerte del mal durase á las personas bien complexionadas solo dos ó tres dias, y aunque quedaban con una debilidad extra- ordinaria, podian en algun modo dar auxilio á las que se hallaban mas agravadas. 12 El mal consistia en un gran desyanecimien- to 166 ENTRETENIMIENTO to y pesadez de cabeza, flaqueza en todos los sen- tidos, y dolores fuertes en el cuerpo, indistintamen- te en las partes de él; calentura no muy violenta, laxitud general, sangre por boca y narices, sorde- ra y un gran abatimiento, con total inapetencia: a los que padecian males habituales, particularmen- te del pecho, se les agravaban; y alargándoseles la enfermedad, morian; los que no estaban en aquel estado mejoraban usando de sudoriíficos y de abrigo para mover la transpiracion: despues de pasado lo fuerte del mal se sentian en la convalecencia los efec- tos de él, siendo larga y penosa, porque quedaban debiles los cuerpos, la vista perturbada, el aspecto triste, y el ánimo abatido, necesitándose mas de un mes para disipar estas reliquias. 13 Observóse entónces que los perros participá- ron del mal epidémico: en las calles se veian ten- didos, sin poderse poner en pie; algunos muriéron; pero se observó que tambien fué benigno para con ellos. 14 Así como fué rápido en empezar y en pro- pagarse en los vecindarios de las poblaciones, don- de picaba, fué pronto en terminarse, cesando en co- sa de un mes. En las partes por donde empezó fué mayor la mortandad, por falrar el conocimiento de la curacion; observándose que el uso de las sangrías era pernicioso y aun mortal, con cuyo antecedente, sin embargo de los grandes aparatos que le acompa- ñaban, se reducia despues la curacion al método que se ha dicho. 15 En aquellas partes no conocen la enfermedad de la peste, ni tienen en lo comun idea de ella: con asta escasez de noticia, la aplicaron el nombre de tal, como lo hacen en todas las enfermedades epidé- micas , las quales se experimentan por tiempos, y son mas comunes en la parte baxa que en la alta. La UNDECIMO. 167 La causa del mal, segun toda apariencia, estaba en el ayre; y entre las señales. que lo persuaden, lo es el que en aquel mes, y desde fines de Abril, rey= nan los vientos Sures arriba, y la epidemia corria, como ellos, del Sur al Norte; porque si no fuese asi, y la comunicacion procediese solo del contagio de unas personas á otras, no las comprehenderia tan ge- neralmente como sucedia, y ménos a los irracionales que van expresados. 16 En los parages cálidos de la parte baxa es en- fermedad comun la de las tercianas, Ó fiebres inter- mitentes; duran mucho tiempo en las personas á quie- nes dan, pero sin la malignidad que las de las que- bradas de la alta; y aunque no dexan de morir al- gunos, es quando se les complican con otros males, 0 despues de largo tiempo de padecerlas, sin hacer- se cura formal que lo extinga; y asi acaece á mu- chos, que viviendo en aquellos campos esparcidos, y lejos de las poblaciones principales, no tienen pro- porcion para ella. 17 Este género de enfermedad es sin duda el mas comun en los parages que por naturaleza son cali- dos, Ó participan de veranos calurosos, y en los pri- meros son tenaces y difíciles de extinguirse. La gen- te del campo, en la isla de Cuba, tiene una obser- vacion particular, y es, que quando se mojan, yen- do de camino, si el agua les cae sobre la ropa, aun- que sea en poca cantidad, juzgan por seguro que les han de sobrevenir tercianas, pero no así recibiéndo- la sobre las carnes; y que quanto mas copioso es el aguacero, ménos riesgo hay de que les haga mal: por esto, luego que empieza á llover se quitan la ro- pa que llevan, que es bien ligera, y quedan de la cintura arriba en cueros, afirmando ser esto lo mis- mo que bañarse; y que lavándose el cuerpo por igual, no experimentan el daño que percibiendo la hume- dad 168 ENTRETENIMIENTO dad de la ropa, durante el tiempo que caminan, y el calor que comunica quando está mojada, 18 El pais de la Luisiana es propenso á la mis- ma dolencia en tiempo de verano: quando los calo- res son fuertes, y las lluvias ó turbionadas, ó bor- rascas pasageras, muere bastante gente de ellas, á causa de que algunas son malignas, lo que procede tambien de la falta de curacion; pero luego que se declara el frio con los primeros Nortes en Noviem- bre, cesan y se convalece de ellas la mayor parte, sin otro medicamento mas que la mudanza del tem- peramento. 19 La enfermedad que llaman de siete dias en las criaturas recien nacidas, es general en ambas Amé- ricas, y no ménos peligrosa en la parte alta que en la baxa: muchas de las que nacen perecen con él, y aun sin tener antecedente para sospecharlo: hallán- dose, al parecer, sanas y robustas les sobreviene este mal acompañado de alferecía; y es muy raro el que escapa si llega á darle. Aunque en Europa se cono- cc igualmente, no es tan general, ni tan grave co- mo en aquellas partes; y por esto acostumbran res- guardarlos del viento, hasta que pase aquel térmi- no, fuera del qual quedan libres: de aquí viene lla- marle de siete dias, porque dura el peligro este tiempo. 20 En Guancavelica hay otra enfermedad en los niños bien rara: salidos del peligro de los siete dias, se crian regularmente hasta que tienen tres ó quatro meses: entónces empiezan á padecer de tos y afecto al pecho, que llaman allí pechuguera; van agraván- dose, sin que los medicamentos que se les aplican les alivien: á esto sigue el hincharse, y á poco de estarlo mueren. Este estrago se experimenta con los blancos hijos de Españoles, no sucediendo lo mismo con los Indios y Mestizos, cuya resistencia es ma- yor. El modo de precaverlos es sacarlos de allí án- tes UNDECIMO. 169 tes que pasen de los dos meses, y llevarlos á climas mas benignos en alguna de aquellas quebradas, que están á poca distancia: la vulgaridad atribuye esta poca resistencia á la frialdad € intemperie del clima: en mucho puede contribuir; pero tambien es parte de ello el estar los padres mal humorados, y los hu- mos azufrosos que se respiran de continuo, proce- didos de los hornos en donde se extrae cl azogue, los quales son en tanta abundancia, que en tiempo de verano con los hielos forman nube densa, que cu- bre el ámbito de la poblacion. 21 Las /ombrices, en toda suerte de personas gran- des y pequeñas, cs enfermedad muy comun en la Luisiana, y de las diversas castas que hay de ellas se padecen las mas, quando no seca de todas, sin ex- cluirse el toenia, Ó solitario: la causa que esto tenga pueden ser las grandes humedades de aquel territorio, la abundancia de semillas de insectos y reptiles que allí hay, y la calidad de los alimentos; pues se ob- serva con la fruta, particularmente con las de hue- so, y con las legumbres, que no duran; y á los dos dias de cortadas se empiezan á podrir y se corrom- pen, procedido de ser de un terreno enaguazado, y de una atmósfera siempre húmeda: con esta en- fermedad sobrevienen fuertes calenturas, mucho des- caeccimiento, languidez, y melancolía: la curacion que se tiene mas conocida es el zumo de la yerba llamada Le/ionda, ó de lombrices, que ya se ha nom- brado. Tambien usan cl aceyte de nueces, que en algunos hace buen efecto; pero se nota que no to- das las personas curan radicalmente, repitiéndoles des- pues de pasado algun tiempo. 22 Las viruclas , enfermedad tan conocida por lo muy propagada que está en el mundo, no mé- 3 nos que por los lastimosos extragos que causa, tie- ne sus tiempos. En todo el Perú, no siendo anua-» Y les, Zz e, pum <« —) paar < > ER4 154 19) << E TEST TARGET (MT-3) 16 La 1.25 23 WEST MAIN STREET (716) 872-4503 WEBSTER, N.Y. 14580 170 ENTRETENIMIENTO les, como sucede en Europa, se pasan varios años sin haberlas ; pero quando reynan ocasionan mucha mortandad, no solo en los Blancos, que allí lla- man Españoles, sí tambien en los Indios y Negros: el año de 64 las hubo en la parte baxa, y pere- ció mucha gente de todas edades, experimentando este quebranto las principales familias de aquel rey- no. Aunque los climas son tan diversos, no puede hacerse juicio de que sean mas malignas las de la parte alta que las de la otra, mediante que en una y otra fué crecido el número de los que muricron. En la alta suelen usar un método de curarlas muy contrario á las precauciones que se han acostum- brado en Europa, porque las Indias no resguardan del ayre á sus hijos quando las padecen, y los tienen acostados junto á sí sobre alguna zaléa, con el poco abrigo que usan; pero aunque aquel clima es tan frio, no mueren mas de este modo que de los que se resguardan con las precauciones mas escrupulosas: á esto se junta no usar ellos el auxilio de Médico ni de medicina , dexando á la naturaleza que haga toda la costa : quando mas, se valen de algunas yerbas que conocen, y estas se las aplican , como si fuera sanalo-todo, a quantas enfermedades les sobrevienen. Quando las viruelas les cogen grandes, son pocos los que escapan, porque teniendo el cu- tis grueso , encuentra el humor impedimento , y no se hace con regularidad la erupcion: por esta razon son mas temibles en ellos que en las otras gentes , causándoles horrible desolacion. No lo se- rian tanto, ni tan generales sus estragos, si las hu- biese anualmente , pues entónces las pasarian de po- ca edad, y no moririan tantos, acreditándolo así la experiencia en los que encuentra pequeños. 23 Sobre este particular imprimió Monsieur de la Condamine, de la Academia Real de las Ciencias y años ucha lla- sros: )ere- ando rey- uede le la una ron. muy tum- rdan enen poco frio, ¡le se losas: edico haga unas como s les ndes, l cu- o Y esta otras O SC= s hu- e po- o así nr de ncias y UNDECIMO. 171 y de la de Bellas Letras, en el año de 1764, cinco Cartas que escribió al Doctor Macy, de la Socie- dad Real de Londres, dándole noticia del estado en que se hallaba la controversia sobre la utilidad de la inoculacion en aquella capital, y los funda- mentos del partido que la sostenia. En estas Cartas desvanece los recelos que hasta entónces se tenian del peligro á que voluntariamente se exponian los que se inoculaban , y el concepto de no quedar pre- servados , para no volverlos á padecer por contagio; cuyos exemplares son los mismos que han dado lu- gar á los de la Nueva Inglaterra para hacer general esta operacion, que se halla no ménos puesta en uso en la Vieja. 24 En los territorios cálidos de la Zona Tórri- da no son tan perniciosas; pero quando median al- gunos años sin haberlas, causan bastante mortandad: esto mismo se observa en la Luisiana , concluyén= dose de ello, que no es felicidad el que interven- gan diez ó doce años sin sentirse sus efectos , si al cabo de ellos es mas sensible el daño: sin duda ha contribuido este conocimiento en la Nueva Inglater- ra para el uso público de la inoculacion establecida alli, por cuyo medio se precaven desde la eúad pue- ril, quedando para en adelante sin los temores de peligrar en las viruelas; y es tan corriente, que hay casas públicas y hospitales donde se practican con el mayor acierto en toda clase de personas. Con este motivo acuden tambien de fuera, y de la Lui- siana ha habido varias, que en una edad crecida se han hecho inocular alla. Muy conveniente sería que de los paises donde no se conocen bastantemente las grandes ventajas de esta providencia preservati- va, se diputasen Médicos habiles para que fuesen á exáminar las resultas que tienen los inoculados durante el curso de la operacion : que se asegura- Y 2 sen 172 ENTRETENIMIENTO sen por el quantioso número de los que la han pa- sado , si quedan con el mismo peligro de padecerla en las grandes epidemias; y en caso de esta reinci- dencia , de qué calidad son, si benignas ó pernicio- sas; si con la providencia de estar inoculados todos, ó los mas, se extingue la causa epidémica ; el mé- todo de preparar, é introducir la semilla; la elec- cion de la que usan; las precauciones que se guar- dan durante sus efectos; la estacion del año mas propicia; el temperamento, y aquellas otras circuns- tancias que conducen al pleno conocimiento de este asunto; por donde pudiera preservarse de perecer la mitad ó la tercera parte de las criaturas que na- cen en cada estado , grande Ó pequeño; y lo que es mas que todo, las cabezas de los Imperios, y sus felices sucesiones , pues con unas obs2rvaciones, practicadas por sugetos de conocida reputacion, sa- biduría y concepto , se desvanecerian los reparos y contradicciones que ofrece la novedad de esta in- vencion, que se hace repugnante por recaer en un mal , cuyas consequencias son fatales. 25 Así como los afectos de pecho son comunes en la parte alta, lo es tambien el arrojar sangre por la boca, lo qual sucede en los parages mas frios. En Guancavelica es bastante ordinario, y vi- ven con ella algunos años: suelen los que lo pa- decen sanar enteramente pasando á otro tempera- mento ménos rígido; pero otros mueren , sin que haya regla fixa en quanto á la duracion. Aquel no es temperamento de héticos, sin embargo de lo que se padece del pecho, siendo raro verse alguno; por el contrario , el territorio baxo es propenso a ellos, no siendo comun el arrojar sangre. En la Luisiana se padece bastante de ambas enfermedades , abrazan- do en esta parte los dos males mas peligrosos de los territorios alto y baxo del Perú. El .. 8 UN DECIMO. 173 26 El accidente del pasmo es temible en la par- te baxa del Perú por la facilidad que hay de con- traerlo, y por ser mortal: lo primero sucede con muy ligero motivo, no siendo capaz de tenerlos presentes para precaverse de todos; basta salir algo caluroso de una pieza, y que dé el ayre, para que se siga el pasmo. Esto no sucede siempre, pero es una de las causas : otra es salir al ayre, ó poner- se en donde haya correspondencia acabados de beber el mate, que es al modo del té: en la parte alta no se conoce tal enfermedad ; y siendo como inevita- ble quando ha habido alguna picadura en las plan- tas de los pies, que sin reflexion se mojan , Ó se humedecen , no corre este peligro en la otra. En la isla de Cuba, y en todos aquellos temperamen- tos cálidos, es igualmente peligroso, sin que se co- nozca curacion segura contra ello, siendo raro cel que escapa. En la Habana no obstante se citan mo- dernamente algunos exemplares de haber curado; pe- ro el método no se halla tan entablado , que no sea siempre arriesgado. De esta enfermedad participa «al- go la Luisiana en los casos de picadura , pero sin ella no la hay. 27 Goza tambien la parte alta del Perú el be- neficio de no ser comunes en ella las perlesías, que allí llaman ayre; y aunque del todo no faltan, no son tan frequentes como en la baxa: esto procede de la igualdad del temperamento y de ser siempre frio, sin mutacion de invierno ni de verano, y de estar los poros del cuerpo cerrados, en disposicion de re- sistir la introduccion del ayre; así quando sobre- viene semejante accidente, es en personas de avan- zada edad, que ya se sienten achacosas. Los insul- tos apoplcticos son rarísimos; y en este particular no es ménos favorecido el un pais que el otro; en el discurso de muchos años no se oyen estos casos, cu- A A DA pc Dis 17 ENTRETENIMIENTO cuyo beneficio debe tambien atribuirse á la poca va- riedad en el temperamento entre las dos estaciones opuestas, pues los humores se conservan en un mismo ser, los alimentos no varían, y el ayre que se respira es, á corta diferencia, el mismo. Sentados estos prin- cipios, es necesario que en la atmósfera haya cuer- pos desconocidos perceptibles, que son la causa de los pasmos, pues de otro modo podria sobrevenir una constipacion de aquellos ligeros descuidos, pe- ro no una contraccion tan terrible como la del pas- mo, y la muerte que se sigue á ella en término de cortos dias. 28 Siendo, como queda dicho, las pleuresías el mal peligroso de aquellos climas frios de la parte alta, no son estas muy comunes en las personas bien complexionadas , pero sí en las que se hallan mal dispuestas de las enfermedades venéreas, ó de la fuer- za de los licores espiritosos. Se conoce por remedio eficacisimo contra ellas el hígado del zorrillo, toma- do por la boca, y se ven curas prodigiosas. No es del caso que sea fresco ó viejo, porque de todos modos son seguros sus efectos, y dicen, que habiéndolo usado quedan asegurados para que en lo sucesivo no repita el mismo mal, 29 En la vida desarreglada de los Indios, que tienen por único deleyte la embriaguez , y pasa to- da comparacion el aguardiente que beben, no se ve que sean propensos á pleuresías, ni á otras enfer- medades del pecho, cuya particularidad debe atri- buirse á la fortaleza de su complexion, y á ser muy, raro en ellos el mal venérco. 30 Es bastante comun en fos climas cálidos el de la lepra, conocido por mal de S. Lázaro: en la parte alta del Perú no se conoce; en la baxa, aun- que lo hay, no es en abundancia: en las costas de Tierra-Firme, que corresponden al Norte , se pro- UNDECIMO. 175 propaga lo bastante, y en la Habana es una de las partes donde se ven sus estragos con lastimosas con- seqiiencias. Allí juzgan proceder de la calidad de la carne de puerco , que se gasta con abundancia; pretendiendo que el fruto de una especie de palma, distinguida con el nombre de real, á que llaman palmiche, y come mucho este animal, aumenta la causa. La carne que se ha mantenido con el se distin- gue en ser mas abundante de glandulillas que la otra, siendo estas de color negro, y desde luego son per- ceptibles en toda la parte del pescuezo. Aunque tal opinion corre por segura, debe mirarse como prin- cipal en el orígen la introduccion de Negros Afri- canos, en cuyas partes es muy antigua, y como natural. Contra semejante accidente, que por todos motivos es de los mas horrorosos, se deberian du- plicar las precauciones, y emplear el mayor cuida- do en que se fuese extinguiendo , para que sus es- tragos no fuesen comunicables. En la Luisiana no se conocia, y de poco tiempo a esta parte ha empeza- do á padecersc. | 31 La enfermedad de la culebrilla, muy conoci- da en aquellos climas cálidos, es otra que se crec haberse introducido en ellos por los Negros de A fri- ca. Puerto del Príncipe y su territorio experimentó con mas generalidad que otros parages, aun de la mis- ma isla.de Cuba , los efectos de este mal; pero ha- biéndose convencido de que se adquiria por conta- gio, tomáron providencia para contenerlo, y fué la de quemar los trapos que servian para las curacio- nes; de los quales, despues de secos, resultaban in- finidad de insectillos, que esparcidos por el ayre la hacian comunicable a los que estaban buenos; y con solo esta precaución, y la de curar á los Negros recien llegados de su pais, quando se reconoce estar con ella, ha sido bastante para que no sea tan comun. Es 176 ENTRETENIMIENTO 32 Es cosa sabida que no se conoce en aque- llas partes el mal de rabia en los perros , ni en al- gun otro animal; y esto sucede, no solo en la Amé- rica Meridional, sino tambien en todas las Indias; ero en su lugar padecen otro que es general, y del que resulta mucha mortandad en ellos. Este en- tra en la clase de los que llaman peste : de ella no resulta la propension á morder, que la rabia les da, ni el daño de comunicarla. En algun modo es un equivalente de las viruelas en los racionales. Em- piezan por ponerse tristes, no querer comer , en- flaquecerse , € irseles la cabeza, de modo que se caen, y no pueden andar : en esta forma están por es- pacio de quince ó veinte dias , resistiendo unos mas que otros, y al fin la mayor parte muere. Les aco- mete de ordinario en el primer año, siendo cachor- ros; pero habiéndolo pasado una vez , no les repi- tc. Los perros estimados para la caza se procuran curar, que es el modo de que escapen algunos mas: los medios que se ponen para ello es cortarles la punta del rabo ó de las orejas a fin de que desan- gre, y darles á comer los hígados de las reses, co- cidos y mezclados con buena porcion de flor de azu- fre : se les unta el lomo con manteca de puerco, y se tiene cuidado de sobarlos hacia el rabo , con cu- ya diligencia se les ve expeler por la cortadura he- cha en él, porcion de podre, á modo de filamen- tos, lo qual parece ser la causa del mal. El año de 67 hubo en la Luisiana una epidemia de estas, que los exterminó quasi del todo, habiendo sido muy pocos los que escapiron. 33 Otra enfermedad particular padecen las mu- las, que llaman mal del bazo. Las crecidas tropas de este ganado, que se conducen del Tucuman por todo el Perú anualmente, y constan de millares de ellas, suelen tener pérdidas crecidisimas , procedidas de aque- -n al- Amé- adías; E, y e en- a no mas: s la san- CO- 1Zu- ), y cu- he- len-= ano tas, ido nu- pas por de das de - -UNDECIMO. 177 de ella. El mal es en los cascos, sin tener scme- janza con el hormiguillo: se les hinchan las ranillas, pasa el malá lo interior de las piernas, y Mueren: su contagio es tan eficaz, que aseguran los que ha- cen este trato, que solo de pisar por donde han an- dado las que lo tienen, se comunica. Esto procede sin duda de dexar entre las yerbas algunos irsecti- llos, que sean la causa del mal. Esta crecida por- cion de mulas sale de los territorios del Tucuman, en tropas de dos ó tres mil, en tiempos determi- nados , para hacer el largo viage de 600, y aun hasta 1000 leguas desde allí á la Tablada de Tucle, en la jurisdiccion de Guancavelica, que es dende se hace la feria de ellas, y pasan algunas partidas hasta el reyno de Quito. Para caminar tanta tierra eligen ir por las Pumas ménos frias apovechando los pastos, y regularmente siguen unas tropas á Otras; siendo el cuidado de los que van posteriores in- formarse si ha picado el mal en las que preceden, para extraviar viage, y no ir por sus huellas en los pasos precisos , evitando así que se comunique el contagio. En cada tropa observan el mismo cuí- dado, separando las que se reconocen picadas, y llevándolas por sendas extraviadas para que no se inficionen las bucnas. ! | 34. No llegan estas crecidas partidas en todo su número á la Tablada de Tucle , porque ántes de salir del Tucuman tienen hechos tratos sus dueños con los Corregidores de Provincias de las contida- des que necesitan, y al tránsito las van dexando; y asi solo entran aquellas que no han tenido salida hasta aquel término, y son las que despues pasan á las Provincias de los Valles, á Caxamarca, y hasta Quito. 35 En las mugeres se experimenta con bastante frequencia en el Perú el mal temible del sancro, que, Z se- 178 ENTRETENIMIENTO segun la opinion allí admitida, se difunde por co municacion : sus estragos van en aumento, hacién- dose mas comun cada vez: de este modo se ha pro- pagado á la parte alta, en donde veinte ó veinte y cinco años hace no se conocia. Algunas obser- vaciones han dado indicios de que el orígen sea de 'Africa, por ser en las Negras y en sus generacio- nes mas ordinario ; y que siendo estas las que sir- ven de amas, comuniquen con la leche á las perso- nas blancas la disposicion á él. Esta opinion tiene dos contras : la primera el no ser regular en los otros paises de las Indias, en donde la mayor parte de las poblaciones se componen de Negros y de gen- te de castas : la segunda, el que las Europeas que pasan allá no están libres de él, de lo qual hay exemplares muy autorizados. Lo que se sabe de se- guro es, que sobreviene de resultas de algun gra- ve pesar , de algun quebranto sensible que indispo- ne el ánimo, y lo mantiene en continuo disgusto, y que en las doncellas no es regular , como en las casa: Muy en los principios suele contenerse el progr..> con freqúentes baños, con cosas humec- tantes, con diversion , y poco exercicio; pero es muy raro que llegándose a formar se contenga , siendo lastimosos y fatales los fines, que terminan con do- lores y accidentes cruelísimos, y con la vida. EN- e e E A o 179 ONVONOILMODONIVOINOONIIVIDIONAOICIOLOLILIVON 9000 ENTRETENIMIENTO XII. De los Minerales, principalmente de los de Plata, y el modo de entablar su trabajo. I E, incentivo mayor de las naciones ha sido en todos tiempos las riquezas y metales preciosos, que son los medios de adquirir las demas cosas. El oro y plata tienen en sí tanta recomendacion, que sin fixarles valor seguro , se miran en el mayor apre- cio aun entre las naciones que menos los necesitan para sus tratos. Estos metales dan la ley en el mun- do; y los Príncipes, segun el estado actual de las qosas, no pudieran hacerse respetables si carecie- sen de ellos, y no se hallasen en proporcion de sos- tener los gastos indispensables de la soberanía. Así como dan la ley, dan el valor , arreglándose las de- mas cosas por la abundancia ó escasez en que ellos corren : con que son verdaderamente la balanza ge- neral entre los menesteres de la vida , que se regu- lan por partes pequeñísimas de ellos. En esta clase en- tra, como principal, el trabajo de los hombres: des- de el mas alto al mas humilde no hay quien dexe de recibir la recompensa de su mérito, de su habi- lidad, ó de sus fatigas , en las mismas partes de ellos, proporcionadas á la entidad de las obras de cada individuo. Los Chinos trabajan incesantemente para adquirir plata, que no da su pais, siendo una de las naciones que ménos la necesita. Los Europeos afanan mucho para adquirirla, con el fin de servir a los Chinos, llevándoles lo que apetecen. Los Mo- ros Africanos hacen continuas piraterías, anhclando á adquirir plata, y se valen del medio de escluvi- Z2 zar 180 ENTRETINIMIENTO zar hombres, para tener prendas que se la propor- cionen, aun siendo las naciones mas bárbaras y que trafican ménos de quantas se conocen. Los Europeos se exponen á toda suerte de peligros para abaste- cerse de estos metales; y llenos de una emulacion interminable, se aniquilan recíprocamente en las guer- ras que suscitan , por el deseo de poseer la mayor porcion de ellos. Los Americanos desentrañan la tierra, introduciéndose por sus profundos senos, con la esperanza de ser mas felices con el dominio de semejantes ídolos; pero son los que ménos gozan de ellos, porque insensiblemente se les desaparecen, y en brevísimo tiempo los encuentran haber hecho la mitad del giro de la tierra, pasando sin detenerse de las manos de varios poscedores á los que se ha- llan mas distantes. Su poderío excede en cierto mo- do á las ideas de los hombres, y los precisa á que se traten unos con otros, pues sin este atractivo serian incomunicables las naciones, manteniéndose cada una en el distrito de su territorio ,' sin “inco- modarse en ir á buscar las mas remotas'y' ménos conocidas. Con las partes diminutas de ellos se mue- ven las voluntades á quanto se intenta; y acrecen- tándolas á medida de las dificultades, se allanan los caminos de lo que parece imposible, y se hace fa- cil lo mas arduo. 2 Por esta razon pueden tenerse la plata y el oro por unas materias, que sirven de medida comun entre las gentes, y estas con su incentivo se mue- ven á distribuir el tiempo en las ocupaciones, tra- bajos y desvelos de la vida humana; concurriendo á este destino la disposicion de la misma naturaleza en no haberlas hecho tan comunes que se consi- guiesen facilmente , pues a serlo se disminuiria su aprecio , y tambien en no haberlas depositado con igualdad en todu la tierra, á fin de que los para- ges TOpPor= y que ropeos baste lacion guer- nayor an la , con io de an de n, y ho la nerse > ha- ) mOo= - que ctivo dose Ínco= IÉNOS nue- 'cen- 1 los - fas y el nun Me- tra- ndo leza 1SÍ= su on [q ses DUODECIMO. 181 ges donde faltasen se valiesen de los medios corres- e dientes para atraérselos dá expensas de la mayor ndustria y de la constancia en la aplicacion. En Dodd las partes del mundo suele haber algunos de- biles indicios de estos estimados metales; pero la misma escasez con que se encuentran en las mas, Ó la suma dificultad que hay para conseguirlos, los hace mas apetecibles, sirviendo aquellas cortas re- liquias de muestra para que se conozcan, y que el desco se esfuerce á lograr con abundancia lo que la suerte les repartió con escasez. 3 Las Indias Occidentales, que gozan por pri- vilegio de las minas de plata y oro en mayor abun- dancia que las otras partes de la tierra juntas, tic- nen unos naturales, quales son los Indios , nacion de suyo la mas desidiosa y ménos aplicada a todo género de trabajo de quantas se conocen;3 y quan- do hacen alguno los que se tienen por civilizados, es 4 fuerza de muchos cuidados y de precisarlos á ello; pues si se les dexase enteramente a su volun- tad, se pasarian los dias sin moverse de un lugar, como lo practican los no reducidos: por esto la pla- ta y oro, que ellos mismos poseen los primeros, se les desaparecen de entre las manos, y van corrien- do de dueño en dueño , sin hacer mucha mansion en ellos. 4 No solo está la dificultad de adquirir estos dos metales en su extraccion de las entrañas pro- fundas de la tierra, sino que parece haber de pro- pósito separado el Supremo Autor de lo criado de las otras partes de ella, con mares dilatadísimos, la que habia de lograr el privilegio de tenerlos con mas abundancia; y sobre la regular altura de su re- dondez hizo aquella tierra elevada, que predomina á todas las restantes, como indicando cierta ana- logía lo físico con lo moral 5 pues así como el ter- 16 182 ENTRETENIMIENTO Ne reno no reconoce otras elevaciones, que puedan com? 8 parársele en la altura, no se conoce tampoco ma= ds teria alguna que sirva de medida al poder, á la au- l toridad , al dominio, á la dignidad, al gusto, al porte , á la decencia , y descendiendo por todas las raduaciones desde la buena suerte hasta la mas des- valida mendicidad de los preciosos metales que en él se contienen. 5 Antes del descubrimiento de las Indias, y en | lo que alcanza la memoria del mundo, habia oro y y plata, que en todos tiempos han servido al des- ' tino que va expresado; pero despues de aquel fa= moso suceso , han venido a ser el poderoso incen= tivo de mantener á todas las naciones en moOvi= miento, y de inducirles á un continuado empeño y emulacion para adquirirlos. La solicitud de estos metales ha sido causa de civilizarse las gentes entre sí con el trato; de poblarse los mares de flotas nu- merosas, que navegan sobre las aguas, como si fue- ran Repúblicas enteras; ha adelantado las artes, su- tilizado la industria, ilustrado las gentes, y les ha proporcionado el conocimiento de la tierra, que án- tes estaba muy incompleto, ignorándose muchas de sus producciones propias, y sus particularidades. 6 Es cierto, que en correspondencia de estas utilidades, el descubrimiento de los tesoros ha oca- sionado otras malas consequencias, y particularmen- te para la nacion en cuyo seno nacen, siendo las principales su propio descaccimiento, y las guerras repetidas que se le originan por la envidia que re- sulta a las demas en la pretension que cada una tiene sobre la preferencia para disfrutarlas; bien que estas es de crecr no faltarian, aunque cesase la ra- zon del incentivo que añaden las riquezas; porque siempre habria los otros que acredita la experiencia haberlo sido entre las naciones, en quienes el uso de DUODECIMO. 183 de estos metales no se halla introducido, por lo di- ficil que es contenerse los anhelos del corazon hu- mano dentro de los límites de lo que cada qual go- za y posee. 7 El reyno del Perú es uno de los grandes de- pósitos del mundo, donde están los metales: allí los hay de todas especies, de plomo, de cobre, de es- taño, de azogue, de plata, y de oro: los hay igual- mente de los que se llaman semimetales , y los hay particulares de sal comun, de azufre y de betunes; pero se llevan la principal inclinacion los de plata y oro, como mas preciosos, y como tales apetecidos con igualdad de las gentes; y aunque en los otros tambien se trabaja, sacando el regular fruto , no es con tanta aplicacion. 8 Parece que aquella tierra elevada fué dispuesta expresamente para que sirviese de caxa, Ó receptá- culo de la plata, siendo particular á ella las minas; y aunque en las cabeceras de la tierra baxa no dexa de haber algunas, son pocas y de corta entidad. La experiencia enseña, que este metal se halla en las Punas y parages mas frios, así como es lo ordina- rio estar las de oro en las mas cálidos, aunque sue- len encontrarse algunos en territorios que no lo son tanto. Los minerales de plata no son en el crecido número que se persuade la vulgaridad , imaginándo- se haberlos en cada cerro, y que solo se necesita abrirlos, y desenterrarlos para que se haga patente. Este error es provechoso, pues sirve con el engaño de incentivo para empeñarse á buscarlos por todas partes, y si unos fallan otros se aciertan. 9 La misma preocupacion que se figura ser tan comunes los minerales de plata, los supone todos ri- cos, y conviene tambien este segundo error; pues en tanto que se encuentra la abundancia, que la idea se promete, se saca alguna plata, no obstante de ser con 184 ENTRETENIMIENTO con duplicado ó triplicado costo de su valor; la péra dida en estos casos es para los que hacen ios gastos; pero la cantidad se aumenta y en el público se goza. No hay entretenimiento mas agradable para los que se entregan á el, ni asunto en que se gasten los cau- dales con mas franqueza, sin quedar el remordimien- to de haberlo malogrado. Embelesados los mineros en las señales de su veta, que es el nombre que dan á la mina, en la distancia que llevan trabajada, en las calidades de tierras que han ido encontrando, en la clase de metales que pintan (así llaman á la tierra, ó materias que sacan de ellas), á los visos de plata que suelen reconocerse de tiempo en tiempo, y á las historias que les refieren los que se ocupan en este exercicio, lo único que sienten quando se les acaba el caudal es no tener á su disposicion otro tanto como el que han consumido, para continuar la em- presa; y así, aunque gasten mucho y recojan poco, no se consideran perdidos, contando por mas pingiie el que esperan que les produzca la mina. Algunos en el crecido número lo consiguen; y el exemplar de pocos mantiene á los demas gustosos y satisfechos de su alhaja , embelesados en continuar la obra, para en- contrar con el tesoro. Es de tal modo la pasion que se contrae con las minas, que el hombre que llega á mezclarse en ellas, aunque sea ligeramente y por modo de ensayo, queda viciado y dispuesto á hacer el sacrificio de quanto caudal posce por el deseo de disfrutar sus riquezas, siendo el exercicio único en que no se conocen los económicos y míseros; por- que en el empeño de llegar á lo rico de la veta don- de esperan cortar la plata á cincel, y poscer un te- soro sin límites, no escasean el dinero, ni se acor- tan ínterin que les dura, por crecidos que sean los gastos. No es lo mas notable en este asunto que gas- ten en minas de crédito, que prometen esperanzas, $i- DUODECIMO. 185 sino que lo hagan en las que despues de haber sido la destruccion de otros, estaban abandonadas, y en el embeleso que tienen de ocuparse en buscarlas; ha- ciendo varias aberturas en los cerros, movidos pa- ra ello de ciertas señales exteriores que encuentran, y del concepto que forman de que debe haberlas con precision. Para el primer empeño siguen la opinion de que las riquezas son depósitos que Dios tiene re- servados para los que los destina; y que aunque mu- chos hayan empobrecido buscándolos, no siendo pa- ra ellos para quien estaban, no se llegaba el térmi- no de que se hiciesen patentes. A lo segundo les mue- ve la disposicion y forma de la peñasquería del cer- ro, la direccion que lleva, la positura de las lajas, el ancho que tienen, la figura del cerro en su total, su magnitud, y aun hasta las yerbas que se crian, El concepto de estas señales se vigoriza con el jui- cio de los que tienen opinion de inteligentes, y so- bre cada circunstancia forman un pronostico, y ex4- geran como intalible la mejor pintura de la rique- za que debe haber: para ello usar. de un lenguage particular de minas, que tiene la virtud de apartar de la imaginacion todo otro asunto, y de recrear- la. Con estos preparativos el hombre mas apretado se hace generoso, el mas indiferente se dexa poseer de la persuasion, y creyendo de dia en dia, y de ho- ra en hora que se cumple el instante de tener ba- xo su dominio la riqueza mayor, se entregan á su solicitud con tal empeño, que ni piensan, ni tratan, ni entienden de otra cosa, reduciendo todas sus con= versaciones y negocios a este, | 10 El incentivo de la plata llega hasta cl térmí- no de que claudiquen los hombres de mas peso, ma- durez y juicio, sin que haya desengaños ni razones que los persuadan una vez que se empeñan en cllo. Todas sus conversaciones se reducen á tratar de los Aa | asun- 186 ENTRETENIMIENTO asuntos de las minas, de las dificultades vencidas, ó que faltan por vencer, de las señales que prometen su abundancia, de los medios de su habilitacion, y de los exemplos de las grandes fortunas de los famo- sos mineros, y felices descubrimientos, 11 No siempre, ni aun por lo comun, los que se ocupan en este exercicio son hombres de posibles y ricos: los mas de ellos son pobres sin recurso, y no pocos los que se pierden en la mercancía. Estos se agregan de compañía con algun cateador, y pa- san á denunciar una de las minas que tienen reco» nocidas, Ó á pedir la adjudicacion por compra al Rey de alguna de las que se hallan despobladas, cuyo va- lor es de muy poca monta. Tambien suelen negociar con el dueño de otra de las corrientes, que les ce- da veta en ella: de qualesquiera de estos modos so- licitan la posesion, y afianzan en la caxa Real, á donde toca dársela, pagar al Rey el diezmo de la pla- ta que sacaren, y el importe del azogue que nece- sitaren para el beneficio. Este es el principio, y los debiles fundamentos que tienen los trabajos conside- rables de desentrañar cerros enteros para extraer la plata. Con la posesion no basta quando falta lo prin- cipal, que es el caudal que se ha de emplear en ello, y en esto es en lo que entra la industria, la persua- sion, y el influxo que la riqueza tiene aun para ven- cer á los mas cautos y reservados. 12 Con las muestras de los metales ricos, que su- ponen ser de la suya, se dirigen á algun sugeto de caudal; y haciéndole manifestacion de ellas con gran misterio y mucha reserva, le hacen observar los fi- lamentos de plata que la atraviesan: le ponderan la bondad de la veta, su grueso, con las demas señales que tiene favorables, dandole á entender ser de los pollacos que están fuera, y que solo con la diligen- cia de ponerla corriente se descubrirá el metal, su- pu- DUODECIMO, 187 poniéndole, que de resulta de cierto derrumbo se abandonó; pero que sacados los escombros, y llegado á limpiarse, quedará clara: á esto añaden no ser ne- cesario mucho caudal para conseguirlo; y formándo- le un plan de lo que hay que hacer, le van sabo- reando para que entre en el empeño, con una no- ticia muy prolixa de lo que se sacó en otro tiempo, ántes del accidente del derrumbo; reduciendo al fin el discurso 4 persuadir, que con un gasto modera- do, como de 500 pesos, de 1000, Ó por este tenor de una cosa de poco momento, está facilitado todo, Para acabarlo de vencer, le ofrecen que sei4 de su cuenta toda la piña que se saque, y que no se ne- cesita del dinero en especie, sino en ropa, aguar- diente, hierro, acero, y otros efectos que se distri- buyen entre los trabajadores, Aunque á la primera diligencia no surta el efecto que se pretende, que- da sembrada la semilla para que labre en el ánimo, disponiéndolo á facilitar la primer cantidad. | 13 Con este metodo hacen tentativas en distins tos sugetos, procurando que no sepan unos de otros, para lo qual tienen la facilidad de elegirlos en lu- gares distantes, como en Lima, y en Guamanga, ó el Cuzco, la Paz, Guancavelica, ú otra de las mu- chas ciudades y villas de aquellas partes. Con estas persuasivas no dexa de haber alguno que se anime mas que los otros, y no pocas vzces son dos, Ó tres los concurrentes, que se ofrecen administrar para los gastos. Consumido el primer caudal, es foizoso am- pliar nueva cantidad por no perder aquella, porque estos, que son los que llaman aviadores, no tienen de donde hacerse pago, hasta que la mina lo pro- duzca. Los mineros, mirando siempre el fin de que los desembolsos sean ménos violentos, les presentan nuevas señales de irse logrando el intento; y aun suelen llevar á los aviadores algun piñoncillo de po- Aa2 cos 198 ENTRETENIMIENTO cos marcos que se lo confirme. De este modo se g as- tan cantidades de 50 Ó 60000 pesos insensiblem en- te, sin adelintamiento conocido. 14 Estos grandes expendios, que no tienen mas límite que lo que duran los caudales, á ménos que la fortuna sea favorable, ofrecen dos cosas notables: la primera, que los dueños que los franquean que- den tan satisfechos de haberlo hecho, que no cono- ciendo la flaqueza en que han incurrido, no les re- sulte sentimiento contra quien les induxo; y que los que son escasos para otros gastos, no lo manifiesten en el de csta especie, de lo qual se ven muchos exem- plares; lo otro, que corrido largo tiempo de estar- se trabajando sin sacarse fruto de entidad, nunca fal- ta en su inteligencia mas obra para encontrar la ve- ta rica que la que se puede hacer en un dia, cuyo término, al parecer corto, no tiene fin, porque siem- pre sobreviene nueva dificultad que lo dilata otro tan- to, y de este modo pasan muchos, y se cumplen años sin verse el éxito que tiene presente la imaginacion. 15 Quando sucede que el trabajo se hace en rmi- na antigua, que estubo abandonada, ó en veta de mina corriente, no dexa de sacarse alguna plata; pe- ro es tan poca, que no tiene comparacion con lo que se gasta, y el marco sale por tres Ó quatro tantos de sy valor: al contrario, si despues de muchos afa- mes y expendios se logra la felicidad de dar con la riqueza, se recupera en breve tiempo lo consumido, y quantos tienen parte en la mina se enriquecen, el aviador, el minero, y el cateador, que de ordina- rio es el capataz, y quien dirige los trabajos. Los buenos éxitos, que la casmalidad proporciona á una arte de los que se dedican á este exercicio, animan á muchos á que permanezcan con constancia;z pero siendo todo casualidad, es aun mas seguro el riesgo de perder que el de adelantar. | De 0 DUODECIMO. 189 16 De esto proviene decirse comunmente entre los mineros ser ellos los que hacen un servicio dis- tinguido al Rev, porque á no entrar con tanto em- eño y facilidad en el trabajo de las minas, expo- niendo caudales considerables, no se sacaría la pla- ta, que constituye la riqueza de la Monarquía. En algun modo van fundados, porque en realidad su- cede así; pero si se mira bien el fin que en ello lle- van, no es enriquecer la Monarquía, sino hacerse ellos poderosos con la. posesion de mucha plata, cu- yo deseo es el que los enagena á los términos que se han explicado. 17 De ordinario hay junto á las minas que han estado abandonadas, montones de escombros, siendo los que quedáron allí por inútiles quando se traba- Jjaban: los que se dedican á ponerlas corrientes, ha- cen escoger en ellos aquellos pedazos de mineral que manifiestan buenas pintas, y los benefician, con cu- ya diligencia sacan alguna plata, y en ocasiones les dan mas que el mineral recientemente sacado. Á es- tos pedazos llaman pallacos, y la diligencia de esco- gerlos pallaquear: de esto ha nacido la opinion, de que la plata se cria con el tiempo, y que la piedra, ó tierras de la veta son el vehículo cn donde: sc fi- xan las semillas, que preparadas con las varias ma- terias que contiene, se va perfeccionando y crecien- do: para ello suponen, que quando los abandoná- ron fuc por no contener parte alguna de plata, pues. á no ser así no los hubieran despreciado. Este dic- támen pudiera tener la réplica de que en el tiem- po que los abandonáron, los miraban de poco pro- vecho, respecto de la mayor ley que tenia el mine- ral que beneficiaban; pero es tan comun hallarse pla- ta en razonable cantidad en los pallacos antiguos, que no está totalmente desnuda de fundamento la idea, hallándose apoyada del exemplar de suceder lo | mis- > == a ER RE RR | | nl AE E 190 ENTRETENIMIENTO mismo en las minas de azogue, y de experimentar- se dentro de las mismas vetas que las que se aban- donáron, por no sacar de ellas plata alguna, vuel- tas á trabajar despues de 60 ó mas años, la dan, y tal vez con regular abundancia. : 138 Corrobora lo antecedente el que en tanto que la mina mantiene señales de plata, y que no falta dinero para sus gastos, no se abandona, subsistien- do la esperanza de encontrar la riqueza que se so- licita; y así quando estaba abundante no era regu- lar hacerlo, y quando escasea se aprovecha todo, con la consideracion de que aunque sea poco lo que rin- da, siempre ayuda; con que no puede suponerse co- mo cierto que los pallacos tuviesen plata al tiempo que se extraxéron de la mina, y que se desperdicia= sen por haber otros que rendian mas. 19 Quando se trabaja en vetas que no han de- clarado la plata, ó quando la que rinden es poca, : se procura pallaquear, si se encuentran escombros en que hacerlo; y fuera de lo que contribuyen para los gastos, sirven los piñones, y las piedras sobresalien- tes que se encuentran para sostener el concepto con los aviadores a quienes las presentan, en apoyo de las noticias que les dan sobre los progresos que se van haciendo, y así mantienen las esperanzas de que irá siempre en aumento: con estos convencimientos abren la mano, y franquean caudal para llevar la obra á su perfeccion. 20 No hay satisfaccion que iguale a la de un aviador, 0 dueño de mina, que la hace trabajar por medio de administrador, quando le presentan algun piñon Ó piña por premio de sus expendios, entre- gándole una Ó varias piedras donde se dexa ver la señal de la plata en algun filamento. El gusto que en ello reciben hace olvidar la memoria de quanto ha costado, que suele ser por cada marco uno ó va- rios DUODECIMO. 191 Y 7 ' v $4 , ríos miles de pesos. Esta complacencia, adquirida á tanta costa, dexa descansado el ánimo, no solo por la esperanza que confirma del logro total, sino por la circunstancia de ver el parto de la tierra en el me- tal precioso, cuyas señales, como principio del triun- fo, las ponen con cuidado en el principal lugar de la casa, donde esté patente a todos, y 4 quantos con- curren se las muestran, para que ayuden á la cele- bridad y á los plácemes: eutónces se repiten las re- laciones que el minero ó el capataz han hecho, sin faltar señal alguna; y se embelesa la imaginacion, prometiéndose ver multiplicadas las piñas, á corres- pondencia de los deseos. : MOPHOSOPGOADIOIIOD A SÓONÍÑIOIOROIOSIAISASANGÍON ION ENTRETENIMIENTO XIII Continúa el asunto de los minerales , y se explica quales son las principales caxas, y lo que se funde de plata en ellas. 1 E, el anterior Entretenimiento se ha dado noticia de los debiles fund.mentos con que se da principio al trabajo de las minas, y que empren- didas muchas de ellas por hombres que no tienen caudal alguno, aun para la propia subsistencia, se gastan por sus manos crecidos miles en solicitud de la plata. En este se seguirá dando la de los mi- nerales , y del modo con que se manejan en ellos, por no ser esta de ménos industria y habilidad, que el conseguir fondos con la vana idea de multiplicar- los en las cosechas abundantes de piña, que se pro- ponen sacar de ellas: para esto es preciso dar idea del modo con que se ministra el azogue, por ser el “sa RS 2 . Om Sn e- mr ASS Et A il e 4 A y p 192 ENTRETENIMIENTO el principal agente, que facilita el labordo de las minas. 2 El azogue es la medida de la plata, ó el mas seguro testigo de lo que se extrae de las minas, por- que beneficiindose generalmente por el método de la amalgama, no puede separarse del mineral sin el auxilio de este metal. Hay no obstante algunas mi- nas que se trabajan por el fuego , pero son pocas, y ademas concurre el inconveniente de no haber con abundancia la leña cn donde están, ni el icho, que es un equivalente para suplirse: por esta razon, aunque algunos minerales podrian rendir mas por este segundo mvtodo que por el primero, no es practicable, Sentado pues que la mayor parte se ha- ce por medio del azogue, conocido el consumo de este, puede averiguarse, con alguna corta diferen- cia, lo que se saca de aquellas, 3 Es opinion corriente por allá, y muy compro- bada, que las principales minas de crédito en lo an- tiguo han ido en descaecimiento; allí lo han sido las de Potosí, y en realidad no rinden al presente, ni á mucha distancia con la abundancia que en otros tiempos; esto procede de dos causas, la una de hallarse en tal profundidad parte de sus vetas, que el costo de desaguarlas , con el de las obras que necesitan para que se mantengan, y el de atraer los metales, son mayores que las utilidades que rin- den: la otra , porque á fuerza de haber sacado lo mas pinglie de ellas por largos años, han descacci- do; y aunque esto no suceda en todas, se experi- menta en las mas, considerándolas por lo que va corrido de este siglo: parece que al paso que unas van en decadencia, se descubren vetas algo sobre- salientes en otras, resultando que en el total de aquel dilatado pais no se extrae ménos plata al pre- sente de la que se sacaba ahora 70 ú $80 años, con e las mas por- o de in el s mi- )OCas, naber icho, AZON, ¿ por o es e ha- o de ren- pros o an- sido ente, le en una vetas, obras traer : rin- do lo cacci- xperi- le va unas obre- tal de l pre- años, con DECIMOTE RCIO. 193 con la diferencia de haber mudado de lugar. 4 El cerro de Potosí debe considerarse como un panal de abejas en las innumerables bocas que tiene, y en las concavidades y minas que hay en su interior, y así lo da á entender la monstruosa cantidad de material que se ha sacado de sus entrañas, para lo- grar la parte de mineral, que al modo de venas se halla repartido en cl, siendo de este del que se saca despues la plata; y así, si fuese dable registrarlo de una vez, quitada la capa exterior, se descubriria un sin fin de caminos y calles subterráneas , conducidas sin regularidad en las direcciones, segun la disposi- cion en que van las vetas. Aquellos minerales, que en el lenguage comun llaman metales, despues de los pri- mitiyos tiempos inmediatos al descubrimiento , en que fuéron muy ricos , quedaron de poca ley ; siendo tal, que si no tuvieran la ventaja de ser dóciles para, extraerse, y para el beneficio, no se podrian aprove- char; pero con esta circunstancia viene á ser la doci-= lidad compensativo de la falta de riqueza. Otros mi- nerales hay en distintas partes, que siendo de mas plata son ménos proporcionados para el trabajo por la dureza, por los gastos que de ella se siguen, Ó por la mezcla de antimonios y de otras varias materias, que no dan lugar á que se pongan en punto de que el azogue obre en ellos. Aun con estos inconvenien- tes €s tal el atractivo de unos y de otros , que no falta quien sé dedique á probar suerte, sin reparar en la baxa ley , en la dureza, ó en la dificultad de acer- tar con el método del beneficio que requieren. 5 Hallanse repartidas las minas de plata en varias Provincias , y parece que en esto guardó la naturale- za un órden correspondiente al de los animales y plantas, no haciéndolas comunes á todos los paises, aun del mismo continente , como lo acredita el que siendo Punas de quasi igual altura y frialdad las que Bb cor- j ij e*7 : - NN A 04 ENTRETENIMIENTO corren desde la parte del Norte de Lima hasta el pas ralelo de Potosí, y de allí hasta Chile , es en el ámbi- to que hay desde el de Lima al de Potosí donde abund in; y en los que corren desde el mismo parale- lo de Lima hácia la Equinocial yan siendo ménos , co- mo to confirman las pocas que se conocen en el reyno l d:Q..ito, y de allí hacia la parte de Santa Fe , en cu- AÑ yo ámbito son mas regulares las de oro, bien que es- EN tas estin er ls climas calientes , siendo muy raro que las haya fuera de ellos. Lo mismo sucede desde Potosí hiácia el Sur, en cuya larga extension por gran casualidad se sabe de alguna. La física mas sutíl no ' ] facilita reglas seguras para explicar de un género que M0 satisfaga este raro fenómeno , mediante que al pare- Mi cer concurren unas mismas circunstancias en todos ellos, 6 Habiéndose de beneficiar los minerales de plata por medio del azogue , tomó el Estado á su cargo el cuidado de ministrarlo, para que este principal in- grediente, sin el qual no podian ser útiles aquellos, no estuviese expuesto á contingencias , y que sin em- barazo pudiesen dedicarse los mineros á las labores, con seguridad de tenerlo siempre que lo necesiten. A este fin se estableciéron varias caxas en aquellos parages donde habia mas abundancia de minerales, siendo estas otros tantos depósitos de él, y por con- sequiencia los lugares determinados á donde debe lle- varse á fundir lo que se saca de plata, pára satisfacer al Rey el derecho del diezmo y el valor de los azo- gues que se franquea á cada individuo en el discurso del año. 7 Entre estos depósitos, 0 caxas Reales , se halla una principal, que ministra á todas las otras cel azo- gue, y es la de Guancavelica, siguiéndose luego, por la parte del Norte, Xauja , Pasco, Lima y Truxillo: por la del Sur el Cuzco, Chucuito, la Paz , Cayllo- ma, pa- bi- onde rale- , CO” yno | cu- eS- raro esde gran. l no ) que Dare- odos plata go el l in- ellos, 1 em- JOres, siten. uellos rales, :- con- e lle= sfacer ) AZO- curso halla | azo- O, por ixillo: ayllo- ma, DECIMOTERCIO, 195 ma, Carangas, Oruro y Potosí; de suerte que en to- das vienen á ser doce; pero no en los distritos de to- das hay abundancia de minerales , pues en algunas son tan escasos , que apénas hay indicios de ellos, De estos depósitos sacan sus provisiones los mineros q están en cada jurisdiccion, y se les subministran fia- dos por término de un año, para facilitarles que pue: dan trabajar, sin hacer de pronto desembolso, por ser uno de los mayores costos que tienen. El método que se sigue en esto es acudir los mineros á la caxa Real, y afianzar el azogue que necesitan para el uso de los metales que deben sacar de la mina en el dis- curso del año, con obligacion de tenerlo pagado al tiempo de cumplirse. Este año se cuenta empezando por un antiguo uso , el primer dia de Mayo, y fina- lízase el último de Abril del siguiente. Obsérvase así no solo en lo perteneciente al azogue, sino en todos los ramos de la Real Hacienda, orque en aquel dia deben concluir todas las cuentas de las caxas Reales, y empezar otras nuevas, que llaman cerrar las Cartas- Cuentas. 8 Es de mucho alivio , como se dexa comprehen- der , para los mineros la proporcion de tener el azo- gue, Sin hacer de pronto el desembolso de su valor, usando de este caudal por el discurso de un año; y con la misma plata que les facilita, lo pagan ; pero aun todayía no basta para que se sostengan, acaecien- do con bastante frequencia hallarse, sin cumplirse el año, sin fondos para salir de este empeño , que es consequente, ó á la poca ley que tiene el metal, ó á los gastos que se les aumentan , bien sea por su dure- za y dificultades que hay para sacarlo , Ó por las obras y trabajos que necesitan hacer dentro de la mi- na. De aquí se origina que se abandonan aquellas que no sufragan para sostenerse quando los dueños no voseen caudal propio, ú tienen aviadores que se lo Bb2 sub= A se "> me e UP rd 196 ENTRETENIMIENTO subminístren. Las minas se deben considerar como un juego de fortuna, que para el que está favorable le enriquecen , y por el contrario destruyen y aniquilan al que les es contraria, 9 El que dexa de corresponder á la paga del azo- gue de un año , no puede prometerse tenerlo en lo su- cesivo; y careciendo de este principal agente, se inu- tiliza la mina y se abandona , volviendo 4 ponerse en aquel primer estado en que la halló el que empren- dió su trabajo : se hacen derrumbos considerables; las aguas se aumentan aunque fuesen pocas; se ciegan las calles; y al cabo de tiempo, quando otru la emprende de nuevo, tiene que hacer el mismo trabajo que el antecesor con mucho gasto. 10 Al ver las cons:derables porciones de plata que se conducen todos los años de las Indias á España, no es facil de concebir la dificultad que cuesta de conse- guirla en su propio orígen , y que se logra á expen- sas de muchos caudales , y de la infatigable pasion de los que se dedican á este exercicio, que es la que los empeña, segun se dixo en el Entretenimiento an- terior, para no abandonarla, ínterin que se les pro- porciona el modo de tener azogue, aunque sea muy poca la plata que saquen de ella ; y así esta providen- cia es uno de los mayores auxilios que tienen para promover su trabajo. 11 Sin duda fué fundada en este conocimiento la disposicion en aquellos reynos de franquear el azogue al costo que tiene; contribuyendo tambien la circuns- tancia de ser bastante crecido , respecto del regular en España; por cuya regla no es igual en todas partes, proporcionándose á las distancias; y así en Guanca- 65 velica es á 79 pesos 72, en Xauja á 5 ¿ enPasco y á 845 en Lima á 84 ZE, en Truxillo se ¡es carga el mo un able le quilan Ll azo- lo su- se inu- JONErse npren- les; las gan las prende que el ata que ña, no conse- expen- pasion la que nto an- es pro- ca muy oviden- en para iento la azogue 'ircuns- lar en partes, juanca- n Pasco es Carga el DECIMOTERCIO. 197 el mas costo que tiene su conduccion desde Lima alla; ! 875 ) 69 en el Cuzco dá 95 pes ; en Caylloma á 86 —> en Caran- 103 / 1 , 2% 7 Potosi a gas siendo del cargo de los mineros la conduccion despues desde las caxas hasta los asientos de las minas. 12 El Erario gozaba los dos derechos que le cor- respondian en el quinto del azogue que se sacaba, y en el de la plata : este último se rebaxó al décimo en el año de 1737, €en fuerza de reiteradas representacio- nes que hiciéron los mineros, y de sérias justificacio- nes : por donde se averiguó, que la situacion de ellas no permitia tanta contribucion 3 pues por no sufragar a ello, se abandonaban muchas, y el Estado padecia el detrimento de su pérdida. Con iguales fundados motivos se libertó a lus mineros, en el año de 61, de la contribucion del quinto del azogue por tiempo de dos años , reservando a la voluntad de S. M., y a lo que la experiencia enseñase, el dexarlo así para lo su- cesivo , Ó que espirados volviesen á contribuir 3 pero parece que hasta el presente va corriendo en la misma forma 3 que es convincente prueba del descaecimiento de su respectiva mina; y que mirado este asunto, como el.mas importante para la subsistencia de las de pla- ta, se ha tenido por ménos inconveniente perder la Real Hacienda aquel ingreso, que mantenerle con el menoscabo de que se arruinasen las otras; con que la única utilidad que ha quedado a su beneficio es el diezmo de la plata que se saca, bien que sin disí :utar- lo integramente. | 13 Las minas en su generalidad subsisten en re- gular estado ínterin que se trabaja en ellas, porque á medida que se adelantan en lo largo y profunaidad , se tiene cuidado de irlas asegurando con empotrados, dexando ademas los correspondientes estrivos de dis- tán r 50 : LA —; en Oruro a gasa 94705 e 27 198 ENTRETENIMIENTO tancia en distancia para la fortaleza, á cuyo fin hay Or- denanzas y Leyes que lo previenen ; pero quando les so- brevienen aguas en cantidad, y que no hay arbitrio pa- " ra hacerles socavones por donde desagúen, es preciso abandonarlas, aunque se hallen en el término de la abundancia de la plata. El trabajo que se practica en ¿las es continuo, haciéndose tanto de noche como de dia, y lo mismo el beneficio de metales en todas sus funciones, pues por una parte se muelen los que se sacan , hasta convertirlos en polvo muy menudo, y por otra se preparan los cuerpos para la amalgama, y se lavan los que tienen disposicion para ello, De esto resulta ser preciso que el azogue esté pronto, sin lo qual experimentarian grandes perdidas los mineros; y una de las mas considerables sería el hallarse preci- sados a suspender las manipulaciones. Por esto es ne- cesario mirarlas como un encadenamiento en donde los eslabones estan enlazados el uno al otro , siendo el principal el azogue , sin el qual quedan divididos los demas, 14 A proporcion que los metales son mas ricos, necesitan de mas azogue para la amalgama ; y al res- pecto que la mina es mas opulenta de metales , por estar sus vetas mas pujantes , se saca mayor porcion de ellos, que es lo que los dueños apetecen , pues aunque la ganancia sea corta, la hace crecida la abun- dancia : por esta razon , los consumos del azogue no pueden ser iguales, ni tener regla la distribucion; pero cada uno sabe 4 corta diferencia , segun las ve- tas que trabaja , su grosor y riqueza , lo que puede necesitar para darles el último beneficio en el discur- so del año, y procura proveerse de él con anticipa- cion. 15 Por las cantidades de azogue expendidas en el discurso de varios años , en once de las caxas que se han nombrado , y son las principales, no incluyendo la DECIMOTERCIO. 199 la de Lima, se podrá venir en conocimiento del esta- do presente de los minerales de plata de aquel reyno; y para la mejor claridad se pondrá por su Orden: CAXAS. |Añode 1759.| de 1760. de 1761. de 1762. | de 1763. Qs. lib. onz.[Qs. lib. onz.[Qs. lib. onz|Qs. lib. omz. Qs. 1ib. onz. Guancavelica. | 298. . 00. . $0. 00, + OO, 00, j 130. . 00. 888 ed .- 3 . 00. , 10, , 00. . 00, . 00, . 14. Sumas. 4727. SI. 10.15375. 21. 3.5295. 76. 3.[|5195. 4H. 14.|5245. A 16 El consumo del primero de estos cinco años está incompleto , faltando lo correspondiente a las ca- xas de Truxillo y de Caylloma: en el segundo y ter- cero falta el de la primera ¿ y aumentandolo de lo correspondiente por el de los años de 62 y 63 , ven- drán 4 completarse, y serán el año de 59, 5155 quin- tales, 94 libras y 2 Onzas : el de 1760, 5503 quinta- les, 63 libras y 9 onzas; y el de 1761 , 5424 quinta- les, 18 libras y 8 onzas: en esta forma , tomando un medio entre todos cinco, es:5304 quintales y 84 libras: 17 Son yarias las opiniones sobre la cantidad del consumo que se experimenta en el azogue que se em- plea en la amalgama de la plata: unos lo fixan á 14 onzas por marco, otrosá 12 , y otros lo ponen en algo ménos ; pero generalmente convienen en que el preciso y verdadero consumo es el equivalente al pe- so de la plata que se saca; por cuya regla, el marco de esta debe consumir media libra de azogue, y 4 to- do el exceso llaman pérdida. Hay metales, scgun la Opinion de los mineros, que por su calidad consume mas que otros, y de estos dicen tener mas pérdida, con» 17 th A : = , : $ ¿ > : > ; > = A E = z 4 e SE - a A : 2 == = es a a ao Ca e e === > > A , S R . A nz == 200 ENTRETENIMIENTO contándola en lo que excede al peso de la plata; y así la mina que necesita para cada marco 13 onzas de azogue, sin yolver á recogerse, tiene de pérdida 5 on- zas 5 la que necesita 14 Onzas, 6; y por este término, otros metales hay qué pierden ménos, pero no se co- noce alguno que poca Ó mucha no la tenga. Sin ha- cer cuentas imaginarias puede terminarse el consumo y perdida del total de las minas, unas con otras, por 'r2 onzas el marco, y en esto convienen los mas; en cuyo caso, los 5304 quintales y 84 libras que se gas- tan en el año, deben producir 707,312 marcos de plata de piña, que son 5.658,496 onzas de la misma plata. Á esta cantidad debe aumentarsele lo que cor- responde al ménos azogue que las 12 onZas por mar- co de consumo, y la que se saca por fundicion, cuyos dos puntos son inayeriguables;:no siendo facil conse- guir que con ingenuidad digan los mineros en lo que consiste su verdadero consumo y. pérdida. /18 Es misterio tan reservado la noticia fixa de la cantidad de marcos de plata que cada minero saca del azogue que consume , que la mas eficaz diligencia no es suficiente para conseguirla; pero averiguado esto del mayor número de las caxas podrá formarse el cóm- puto de la plata que, sacaron, y la que faltó para completar la que correspondia al azogue que consu- imiéron. e 19 El añode1763 la caxa de Guancavelica dió por consumidas 13,448 libras de azogue ménos que lo expendido : fundió 18,021 marcos, por los quales con- tribuyó por el Real derecho de diezmos y cobos 17,743 pesos y 3. reales. Segun la regla de las 12 onzas, de- bia haber fundido solo 17,930; , y así tuvo de au- mento 907 marcos, que no son de consideracion en el todo de la cantidad. Será reparable que los consumos de azogue para esta cuenta de marcos, no son igua- les 4 los gastos de,él en el año; y esto procede unas vE- ¿” DECIMOTERCIO. 201 veces de no fundir todos los mineros la piña que sacan en el corriente del mismo año que recibiéron el azo- gue, y otras de aumentarse las fundiciones con los que dexáron de hacerlas en el año antecedente. 20 La de Xauja consumió 26,742 libras mas que lo expendido : fundió 14,565 marcos, por lo que so- to contribuyó de derechos 14,340 pesos y 3 teales: debia haber fundido 35,656 marcos, y haber contri- buido 35,105 pesos y 4; reales; con que le faltaron para la cuenta 21,091 marco, y dexó de contribuir 20,765 pesos. 21 La de Chucuito consumió 42,962 libras; fun- dió 48,063 marcos y 3 Onzas; pagáron 47,322 pe- sos y 3 reales: su fundicion de plata debió haber sido de 57,28235 le faltáron 9219 y 3 Onzas, por los quales dexó de contribuir 9065 pesos y 3 reales. 22 Lade la Paz tuvo de consumo de azogue 3025 libras ; fundió 1601 marcos, por los quales contribuyó 1571 pesos y 5 reules: deberia haber fundido 40343 marcos : vino á ser diminuta la fun- dicion de 24323 marcos, á los quales corresponden 2395 pesos y 2 reales, que dexáron de contribuirse. 23 La caxa de Caylloma consumió 49,059 libras de azogue: se fundiéron 28,029 marcos, cuya con- tribucion de derechos fué 27,596 pesos y 7] reales; pero la fundicion debia haber sido de 65,412 mar- cos, y hubo de ménos 37,3823 marcos; y el im- porte de los derechos disminuyó de 36,305 pesos y 5: reales. 24 La de Carangas consumió 15,004 2 libras : fundió 22,304 marcos y una onza; por los quales contribuyó de derechos 22,076 pesos: su fundicion excedio, al respecto de las 12 onzas, en 2299 mar- cos y una onza. 25 La caxa de Oruro consumió 125,463; djs Cc e 202 ENTRETENIMIENTO de azogue : su fundicion fué de 121,856 marcos y 4 onzas, por los que contribuyó 119,975 pesos y 7! reales; pero segun el azogue consumido debió haber- se extendido la fundicion a 167,284 marcos, mayor que la que se hizo de 45,427 marcos, cuyos dere- chos corresponden ser 44,726 pesos y 7: reales. 26 En las cinco caxas que quedan nombradas hu- bo de ménos en fundicion de marcos y de derechos Reales, como se sigue : CAXAS. | cs la fun- ¡Pisminucion es Po! Icion. eales. le de Xdtujdocoroooo] 21. 091.7 | 20. 765. 2. La de Chucuito.....| 9. 219. 9. 065. 3. La de la Paz......| 2. 432.5 dy 0d de La de Caylloma....| 37. 382.; 36. 805. 5.2 La de Orur0......o..| 45. 427-5 44. 726. 7.7 Mi ETICA 27 El importe de los derechos que el Rey sacó de las minas de la pertenencia de las siete caxas que quedan nombradas, fué: De las de Guancavelica... 17. 743. 3- De las de Xaljdecccomo.o 14. 340. 3» De las de ChucuitO...o.oooooo 47» 322. 3» De las de la Pazeocorommoo 571. $. De las de Caylloma.......» 27. 596. 7. De las de Carangas........ 22. 076. De las de Orur0....... ss 119 975. 7 SUMA... 050. 620. q 28 De modo que de las siete caxas recibe la Real Hacienda la quarta parte de un millon de pesos, á corta diferencia , y dexa de percibir mas de la deci- ma parte del millon, Las DECIMOTERCIO. 203 29 Las quatro caxas restantes son Pasco, en la Provincia de Tarma, que es de consideracion: la del Cuzco, que no funde plata: la de Truxillo , que es mediana; y la de Potosí, que es la mayor, pues ex- cede á la de Oruro en 54000 libras de azogue de consumo; y haciendo un juicio prudente no llegará á medio millon todo lo que reditúan á S, M. en ca- da año las minas del Perú, que usan de él. 30 La cantidad de marcos que dexan de fundir- se en sus respectivas caxas, respecto del azogue que se les ministra, y la mas porcion que benctician quando el consumo y pérdida no llega á las 12 On- zas por marco, no menos que toda la que se saca por fuego, tiene tres destinos: una parte se extra- vía, otra se funde para convertirla en vaxilla, y otra pasa á fundirse á la caxa de Lima por especial gracia que se les concede; pero rigorosamente debe- ria llevarse á la caxa que ministra los azogues, que es la del distrito, así por ser la mas inmediata, co- mo para satisfacer los derechos con ella, y hacer constar haberse hecho el uso que corresponde con el que se les ha ministrado. ENTRETENIMIENTO XIV. Sobre el estado actual de las minas, y las que se benefician por el fuego ó por el azogue. 1 L, jurisdiccion del Cuzco es limitada; en su distrito no hay minas, y por esto allí no se fun- de plata: el poco azogue que se consume es para las manufacturas, de las quales hay bastantes en aque- lla ciudad, siendo sus vecinos industriosos en obras de mano. 2 En los tiempos pasados fué rica la Provincia de Castro-Virreyna por las muchas y sobresalientes minas de plata que se trabajaban en ella, de modo que tenia fama en esta parte; pero ha venido á tal decadencia, que es al presente de las mas pobres, y solo se trabaja escasamente en una, ú otra por su- getos de pocos arbitrios, que lo mas que hacen es pallaquear, y hacer las cortas fundiciones que les permite este arbitrio: es dependiente de la caxa de Guancavelica. 3 La de Vilcas-Guaman tiene algunas minas, aun- que solo se trabaja en una con buenas muestras de dar riqueza: en la de Guanta se sacaba plata de otra; pero esta habia arruinado al que la tenia por su cuen- ta, gastando en ella un caudal bastante crecido, en cuya correspondencia le daba algunos marcos de pi- ña de tiempo en tiempo, lo suficiente para mantener las esperanzas, mas no para poder enteramente cos- tearse. 4 Enla de Angaraez hay algunas que están lo O que 'n Su fun- para aque- bras incia entes nodo á tal es, Y r su- en es je les xa de , 2uN- as de otra; cuen- o, en de pi- ¡tener > COS- aban- do- DECIMOQUARTO. 205 donadas; una de ellas, de mejor señal que las otras, la tomó á su cargo un sugeto de conocido caudal, que lo consumió en ella, contentándose con sacar algunos piñones de poco valor, y algunas piedras de plata blanca, que tambien llaman machacado, cu- yas muestras servian de embeleso al amo, y de dar por bien empleado el caudal que consumia en los trabajos emprendidos hasta conseguirlas, porque con estos indicios se prometia lograr la riqueza grande que suponia en la plata. 5 Quasi todo el azogue que se expende por la caxa de Guancavelica va a la Provincia de San Juan de Lucanas, que es donde hay algunas minas de consideracion, y particularmente una que tuvo bastante crédito; pero como en ellas son regulares las altas y baxas, descaeció en términos de no sufragar á sus costos: no obstante, con la fama que tenia por la riqueza que habia dado, se conti- nuaba su trabajo con constancia , esperanzados que la veta volviese á su primer estado de mayor abun- dancía. 6 La caxa de Pasco se halla en lá jurisdiccion de la Provincia de Tarma, y no está en la principal po- blation, por haberla situado en la inmediacion á las minas para la mejor proporcion de proveerse de azo- gues, y de conducir las piñas que se deben fundir. De algunos años á esta parte han tomado incremen- to, prometiendo que se hará allí uno de los mine- rales pingúes del reyno: son varias las minas que se trabajan con utilidad conocida, acreditándolo así el consumo del azogue, que un año con otro sale por 500 quintales á corta diferencia. 7 Las del distrito de Chucuito se mantienen en regular estado en lo presente; y aunque en el con- sumo de azogue se repara que en los dos primeros años de la comparacion subia á 733% y 740 quin- ta- = A A FTE PI. 206 ENTRETENIMIENTO tales, y en los tres siguientes sale uno con otro á 450 con la disminucion de cerca de 3005 no proce- de esto de haber descaecido en el término de estos cortos años; la flaqueza de sus minas viene de tiem- pos mas distantes, originada ó de la mucha profun- didad que tienen unas, Ó de los impedimentos que se encuentran en otras, para llegar á sacar el metal de buena ley. 8 De las caxas de Truxillo se proveen aquellas minas que hay en la serranía que corre desde don- de terminan las jurisdicciones de las de Xauja y Tar- ma hácia el Norte, yendo al reyno de Quito, en donde están las de Caxamarca , Chachapoyas , con otras: por el consumo que tiene anualmente se com- prehende su cortedad, proveyendo desde allí quan- tas hay en un espacio de mas de 200 leguas, hasta los términos de las caxas de Piura y Cuenca, á don- de no se hacen remisiones de azogue. 9 Reconócese que la caxa de Carangas fundió 2299 marcos de plata mas de lo que correspondia al azogue que expendió; y parecerá por este aumento haber habido en los minerales de su distrito ménos pérdida que en los de las otras caxas; pero no su- cede así, y tal vez será mayor en ellas, de que Hay bastantes indicios. En la pertenencia de aquella ca- xa se hallan las famosas minas de Huantajaya; y tan- to en estas , como en el mayor número de las de su jurisdiccion , se benefician los metales por fundicion, sin necesitar de azogue; con que siendo el menor número y las de ménos riqueza: las que gastan las 150,004 5 libras de aquel metal, deberia ser la fun- dicion de marcos mucho mas quantiosa, y no faltan pruebas que lo convenzan. 1o Entre los grandes descubrimientos de mine- rales de plata que se han hecho en el teyno del Pe- rú, ha sido famosísimo el de Huantajaya en los tiem- pos tro á proce- estos tiem- 'ofun- Js que metal uellas don- 'Tar- ), en , con com- quan- hasta ' don- undio dia al nento nénos o su- e hay la ca- / tan- de su icion, nenof in las a fun- faltan mine- el Pe- tiem- pos DECIMOQUARTO. 207 pos modernos, porque en su riqueza fué tal, que quanto cogia el ancho de la veta era de plata ma- ciza, que se cortaba á cincel, de modo que verda- deramente le decia el nombre de mina de plata, por estar visible este metal en quanto se descubria; y tu- vo parages donde, formando nudos la veta, se sa- caban pedazos muy gruesos de ella. Esta famosa mi- na ha tenido, como sucede con todas, sus variacio- nes; y aunque no ha seguido en la abundancia de riquezas coin que empezó, se sostiene, y trabajaba sin descaecimiento, dando siempre buenas porciones de aquel precioso metal. 11 Confírmase con la situacion de esta mina la singularidad que la naturaleza guaida con los meta- les preciosos de colocarlos en la tierra tan resguar- dados, que no sea dable desentrañarlos sin mucha penalidad y costos; pues siendo tan abundante de ellos, son excesivos los gastos que se ocasionan. La naturaleza eligió para hacer aquel rico depósito de plata el pais mas solitario y mas estéril de quantos hay en aquellas partes, en un despoblado retirado de las playas del mar á alguna distancia, y en un terreno de arena muerta: entre cerros difíciles de transitar por lo pesado del piso:, que es de la mis- ma arena , tan desproveido de.fgdo , que: no pro- duce cosa alguna; siendo necesario: que hasta el agua que se ha de beber, por no haberla allí, ni en las inmediaciones, junto con los víveres para ali- mentarse racionales y animales, se conduzcan de afuera en embarcaciones, y que puesto en tierra vuel- va á transportarse por aquel pais dificil, hasta el sitio donde está la mina. Á este respecto es cos- tosísimo el beneficio de los metales , porque igual- menté carece de leña aun para preparar el mante- nimiento , siendo forzoso llevarla de lejos. Alli se reparte todo por racion del mismo modo que se ha-= ce 208 ENTRETENIMIENTO ce en las navegaciones largas; y aseguran los que han estado ser tan escaso, que en ocasiones cuesta una botella regular de agua un peso. Se han practi- cado muchos pozos, se ha reconocido el pais, y ni en los unos se ha encontrado agua, ni en las ex- ploraciones se han visto indicios de algun manantial ó arroyo , no ménos que de plantas , de donde pudiese sacarse leña para los grandes consumos que se hacen en la subsistencia de la gente, y en el beneficio de los metales: hallándose este parage en la Provincia de Arica, y es el puerto mas inmediato que tiene para los embarcos y descarga de cosas el de Iquique. 12 De este modo la abundancia y riquezas de tan especiales vetas se consume en el propio costo de trabajarlas; y empleado en ella misma lo que da, no es mayor la ganancia de suz dueños que las de otros, cuyas minas, sin iguales inconvenientes, son de ley muy inferior, igualándose por este término la mas rica y abundante con la que no lo es, para que así se mantenga en equilibrio la estimacion de la plata por las penalidades que se superan para con- seguirla, en unas partes de la escasez, y en otras de la dureza de la piedra en donde se halla incor- porada, ú bien :¡parwda demasiada profundidad, por la abundancia de «quo que las anega, por los metales extraños que» están>interpolados con ella, ó por las dificultades de; los lugares donde están, como suce- de eon la de Huantajaya. 13 En las minas de Potosí, famosas en lo an- tiguo , sucede lo contrario que en las antecedentes: su ley es tan “baxa en los tiempos presentes , que no podrian aprovecharse , si las proporciones que ofrecen para el beneficio, no lo facilitasen; son dó- ciles para sacarse y molerse; no tienen mayor di- ficultad en las operaciones que deben practicarse con ellos hasta sacar la piña; logran la comodidad y a ->.2. ar e a a Dis DO O TE. da SO TE ds PA Ph As y sx» o A DECIMO QUARTO, 209 la célebre Laguna, que á gran costo se dispuso en el espacio que forman entre varios cerros, donde se recogen las aguas llovedizas, que saliendo despues por un rio, sirven para los ingenios en que se mue- len los metales, cuyos ahorros recompensan en mu- cha parte lo que les falta de plata. Aquel cerro ha dado en otros tiempos metales bien ricos, de donde procedió su gran fama: aun todavía subsisten en algunas vetas señales de su primitiva riqueza; pero por lo general son de escasa ley los que se traba- Jaban. Fuera de las muchas vetas que tiene el ¿m- bito del cerro, hay otras distintas minas en las Pro- vincias de sus contornos, que han tenido fama en lo antiguo, pero al presente las mas de ellas han descae- cido á semejanza de las de aquel: estas se proveen de azogue de las mismas caxas, debiendo hacer en ellas la correspondiente fundicion de plata, y generalmente ha sido la parte mas abundante de ellas en todo el Perú. 14 Dudariase de la gran riqueza de aquel cerro en lo antiguo, si se hubiese de conjeturar por la de sus minas en el tiempo presente, y no tratasen de ella autores de toda fe; porque es tanta la distancia que hay de unos a otros, que no tienen compara- cion, y a este simil sucede con las otras minas fa- mosas de aquel reyno; pero para que se comprehen- da esto, se hará una breve compatacion entre lo que se dice en el libro intitulado Pretensiones del Potosí, que imprimió el Procurador General de aquella vi- lla D. Sebastian de Sandoval y Guzman en el año de 1634, y lo que al presente manifiesta el consu- mo de azogues, de que se ha dado noticia. 15 El descubrimiento de aquellas minas se hizo en el año de 1545, tan reciente á la conquista, que solo habian pasado 19 años de la entrada de los Es- pañoles en aquellas partes, habiendo sido en el de 1526; que es buena prucba de estar vírgenes los cer- A PE RE E cn a A A e ; p Asa il Po o A TÁ TI 30 AAA NT, 210 ENTRETENIMIENTO cerros, brotándose la plata por elles con abundan- cia. En aquellos principios se beneficiaba por fundi- cion, siendo en tal grado la riqueza, que de cada quintal de metal se sacaba la mitad de plata, con cuyo atractivo se estableciéron mas de seis mil guai- ras, ú hornillos en donde se fundia. Esta abundan- cia no duró mucho, pues en el año de 1571, que habian pasado 26, se hallaban bastante disminuidas; y no siendo suficiente el método de fundir para ex- traer la plata, se entabló el del azogue por Pedro Fernandez de Velasco, bien que no con la perfeccion que al presente se practica, pues á medida que los metales han ido descaeciendo de ley, se ha sutilizado el modo de aprovecharlos, y de sacar de ellos la mayor utilidad que pueden dar, trabajando mucho en des- cubrir el método de beneficio que necesita cada uno. 16 Er, aquel tiempo el quintal de metal daba, se- gun lo que queda dicho, 5o libras de plata, que son cien marcos, y venia á salir á marco de plata por libra de metal. En el presente, segun noticias muy segu= ras, la mina de aquel cerro, que da quatro marcos de plata por caxon de metal, es buena, y dexa com- petentes utilidades á su amo: se trabajan muchas que no liegan á esta ley; y las que dan de quatro mar- cos para arriba se consideran sobresalientes. El ca- xon de metal, en las minos de plata, cs de 50 quin- tales, que en el pie de los 4 marcos corresponde á 21 adarmes de plata por cada arroba de metal, y sale la proporcion como 1 4 1250; esto es, que de la cantidad de metal que en aquel principio se sa- caban 1250 marcos, sé saca ahora solo uno. Esta dis- forme disminucion sería increible si no se hallase ve- rificada por la autenticidad de la obra que queda ci- tada, y fud dispuesta para presentarla a S. M.; bien que no es la misma esta proporcion en la «isminu- cion que han tenido los quintos. Des- DECIMOQUARTO. 211 17 Desde el año de 1545, que fué el descubri- miento de la mina , hasta el de 1564, dió de quin- tos aquel cerro 76 millones de pesos ensayados de 131 reales de plata: corresponden en cada uno de los 19 años á 4 millones de pesos. 18 Desde 1564 hasta 1585 dió 35 millones; cot- responde á cada uno de los 21 años 1.666,666; pe- sos ensayados. 19 Desde 1585 hasta 1624 se pagáron de derechos 52 millones; y habiendo sido 39 años, corresponde á cada uno 1.333,333 pesos ensayados y «¿. 20 Desde 1624, hasta 1635, que fué el antece- dente al en que escribió, se pagáron 6 millones; y habiendo corrido 9 años, corresponde á cada tino 666,666; pesos ensayados. | 21 En el año de 1763 consumió Potosí en las minas de su cerro, y en las de las Provincias co- marcanas 179,2867 libras de azogue: por la re- gla de las 12 onzas de consumo en cada marco de plata corresponde haber sacado 239,049 marcos, á los quales pertenecen por 5% y cobos,:á corta dife- rencia, 426,463 pesos de a 8 reales; que reducidos á los ensayados de 133 reales, son 252,719, y viene 5 . e á ser como 1 á 152. La gran diferencia que hay en esta proporcion de lo que contribuye, á la que re- sulta de la ley del metal, nace de dos causas ; la primera de hallarse comprehendidos en los marcos que se funden al presente, los que proceden de to- das las otras minas que se proyeen de azogue de aquella misma caxa; la segunda, de que la cortedad que la ley tiene al presente, obliga á sacar incom- parablenmorte mayor número de caxones de metal que los que se sacaban quando este era abundante en pla- taz y así suple al presente en parte el mayor traba- jo á lo que falta de ley. Dd 2 Es. 212 ENTRETENIMIENTO 22 Esto se confirma con el cómputo de los que debiéron sacarse en cada uno de los 19 años prime- ros, y los que se sacan al presente : los 4 millo- nes de pesos ensayados de quintos que contribu- yéron al Rey aquellas minas anualmente en el tiem- po primitivo , corresponden 4 20 millones de los mismos pesos de total saca de plata, que hacen 33:750,000 pesos de a 8 reales, ú onzas de plata; y siendo la mitad de lo que se sacaba en metal, venian á ser 4.218,750 libras de este, que compo- nen 42,187 quintales. 23 Al presente, suponiendo que la ley del me- tal sea, tomándola por un medio, á 4 marcos por caxon, para sacar los 239,049 marcos, se necesitan 59,7523 caxones, que hacen 2.988,100 quintales, y entónces se conseguia la misma plata con sola 2:01 quintales de metal, en lo que se ve la gran di- rencia que hay de aquellos tiempos á los presentes; y sia esto se junta la porcion de desmontes que se necesitan sacar ahora para lograr los 59,762 ca- xones de metal, iria la cuenta incomparablemente mas larga: debiendo suponer, que este número de caxones se saca de todos los minerales de la juris- diccion de aquella caxa, como ántes se dixo. 24 Desde el año de 1633 hasta el tiempo pre- sente ha tenido de disminucion la plata que se sa- ca de solo aquel cerro algo mas de las dos tercias artes, sucediendo esto en el discurso de 130 años: á cuyo respecto , si continuase la misma disminu- cion, se inutilizarian aquellas minas en otro tanto tiempo, ó en ménos; y por esto es muy convenien- te en aquellos paises el fomento de los nuevos des- cubrimientos, con le qual se recompensa en el mo- do posible el descaecimiento que tienen las mas an- tiguas con las modernas. 25 La gran riqueza de las minas antiguas está con- que YIME- millo- ribu- tiem- e Los hacen plata; metal, Impo- l me- Js por esitan les, y 2000 dife» entes; s que 62 Cca- mente ro de juris- ) pre- se sa- ercias años: minu- tanto enien- Ss des- el mo- AS an= está con- DECIMOQUARTO. 21 confirmada en la circunstancia de sacar plata de ellas los Indios , porque estos no conocian otro benefi- cio que poner al: fuego, en tiestos, el metal donde la plata estaba visible y abundante, y derritiéndose la recogian: con cuyo modo sencillo, solo la que es- taba limpia de otros metales podia fundirse. De esto ha nacido conservar el nombre de cayama los hor- nos en donde se hace la fundicion de la piña; por- que en la lengua de los Incas significa tiesto. De esta grande abundancia se participo en los tiempos primeros de la conquista ; y aun en los presentes sucede, que las minas que por alguna rara inclina- cion manifiestan los Indios a los Españoles, cuyas noticias conservan de sus antepasados, tienen la pla- ta visible, siendo desde luego perceptible su riqueza. 26 El azogue que distribuye la caxa de la Paz es en corta cantidad, como queda visto : parte de cl tiene su consumo en las minas de Larecaxa , Jara- ca, y otras que hay en su jurisdiccion : estos van 4 quintar á las caxas de Lima , teniendo permiso del Virrey para hacerlo así. Las de piata que están corrientes no son mas, ni de la abundancia que tu- viéron en los tiempos pasados, 27 .0s minerales de Caylloma se sostienen con regularidad, sin ser de los mas abundantes ; pero hay Opinion de que mas bien han aumentado que disminuido. Entre todos los de aquellos dilatados reynos , son ahora los mas sobresalientes los de Oruro, á cuyo parage parece irse transfiriendo las riquezas que gozáron en lo pasado las minas del distrito de Potosí: por el consumo de azogue se ve lo que va acercándose , pues un año con otro consumió quasi 1300 quintales; y se asegura por ya- rios sugetos inteligentes y dignos de fe, que la ley de los metales, en la mayor parte de los minera- les, era buena respecto de las de otras minas, y que A A O A APA PP NO, AUR ARA A e ld ER 0 214 ENTRETENIMIENTO que se reconocia ir en aumento. 28 De la noticia que queda dada se concluye, que en el total de aquellos reynos no han dismi- nuido sensiblemente las minas de plata de lo que fucron en el principio de este siglo, 0 en las cer- canías de entrar en el; pues si en unas partes han ido á menos , en otras se ha reconocido aumento, como sucede en Pasco, Oruro y Carangas, de que es prueba la regularidad de satisfacer el importe del azo- gue los mineros: al contrario de aquellos que traba- jan en vetas pobres, que quando llega el fin del año es forzoso proceder contra ellos y sus fiadores para ha- cer efectivo el entero en caxas, á que están obligados. 29 En cl año de 60 solicitaron los vecinos de la Provinc.. 1 Tucumán que se les proveyese de azogue, por ivner esperanzas de ciertas minas que empezaban á descubrirse, y por carecer de él no podian darles el beneficio necesario , ni averiguar lo que producirian; y siendo en aquellos reynos uno de los principales asuntos el fomento de las mi- nas de oro y plata, obtuviéron 5c quintales, pero parece que no correspondiéron á lo que se pensa- ba; porque hasta el de 63 no habia muestras de ello. Quasi lo mismo sucedió en el reyno de Chile, donde se creyó que se habian descubierto del mismo metal, y que prometian abundancia; pe- ro las que allí se han hallado no son de la entidad y firmeza que las del Perú, y por lo comun con- sisten en mantos, que son superficiales, y llegadas á profundar pierden; no sucediendo lo mismo con las minas que van en vetas entre caxas formales; pues aunque hay muchas, que la mayor riqueza la tie- nen en la superficie, siempre conservan alguna par- te en lo profundo , sucediendo en otras al contra- rio, que hasta llegar á las humedades no manifies- tan toda su ley. La icluye, dismi- o que 18 COr- s han nento, que es 21 azo- traba- año es ra ha- sados. os de se de Ss que él no iguar eynos 18 mi- y pero )ENSa= is de o de Dierto 15 pe- tidad con- gadas ) con pues a tie- par- ntra- ifies- Le DECIMOQUARTO. 215 30 La piña y los tejos de oro, quando no es- tán quintados, llevando en los sellos que se les im- primen la marca, son contrabando en todo el Pe- rú, y solo es permitido conducirlos via recta des- de los minerales a las caxas á donde pertenecen, pa- ra fundirlos allí, y pagar al Rey los derechos que le pertenecen del diezmo y cobos; pero en aque- llos paises dilatadísimos , donde las poblaciones es- tán apartadas unas de otras, y que se anda por lo regular por los despoblados para buscar los pastos, hay facilidad de conducirlos extraviadamente, y por esto no se verifica fundirse en las caxas toda la que se saca de las minas. 31 Los establecimientos de fundicion están en las caxas Reales donde hay depósito de azogues; y á estas fundiciones llaman cayana, como queda explica- do. En estas oficinas se convierten en barras, y se van numerando desde uno en adelante, empezando con el año, y concluyendo con él: se les pone el año en que se han fundido, el peso que cada una tie- ne en marcos, onzas y adarmes, y la ley; á cuya noticia se agregan los sellos Reales: con esto que- dan convertidas á una moneda del valor de 26 3 mil pesos, y aun solian «pasar. En esta forma se tra- gina á donde se quiere dentro del reyno, porque lle- van los requisitos que manifiestan quantas circunstan- cias son precisas para la buena fe, y la de haber con- tribuido al Rey sus Reales derechos. Las barras ya selladas, y lo mismo los tejos, iban á parar despues a las Casas de Moneda de Lima: allí se volvian á exáminar de peso y de ley, para ver si habia equi- vocacion, ó descuido en la que se fundidron, cuya diligencia se practica con presencia de los interesa- dos, y se convierten en moneda. Las de Potosí no hacian este curso, porque en atencion á ser alli don- de están las minas mas antiguas y acreditadas del rey- no, 216 ENTRETENIMIENTO no, hay establecimiento de Casa de Moneda: mo- dernamente se han hecho en Santiago de Chile y Oruro para eyitar la incomodidad de conducirlas has- ta Lima. 32 La plata, como se ha visto, sale de las mi- nas á expensas del trabajo de los mineros: corre des- de ellas á las primeras caxas Reales, quando nb se extravía, Ó se convierte en vaxilla; y sigue despues á ¡a Casa de Moneda. Convertida allí en pesos du- ros viene á España, para repartirse por todo el mun- do, sin que le sirva el signo que lleva mas que pa- ra la primer venta, porque despues se admite, y es apetecida como materia sin respecto al signo. No son siempre los mineros los que conducen de su cuenta las piñas á las caxas Reales para fun- dirlas y pagar los derechos. Esto solo se practica por los acaudalados que las trabajan sin empeñarse; pe- ro los que no se hallan en este caso pagan con ella a los aviadores, que los fomentan, ó la dan a los rescatadores en pago de los efectos que les llevan á las minas para el consumo de los trabajadores, y pa- ra la habilitacion de los menesteres, siendo ellos los que las presentan en las caxas para que se fundan. “Tambien entra en parte de la habilitacion el azo- gue, a cuyo fin los mismos aviadores y rescatadores lo solicitan, á fin de que no haya motivo de que cese el trabajo ni el beneficio, por ser esto en lo que tienen la utilidad. El negocio de ir á comprar piña á las minas llaman rescatar, y de ello toman nombre de rescatadores los que llevan cosas que vender. 34 Los mineros acomodados, siendo así que es de la mina de donde consiguen las riquezas, no son con» tinuos en ellas: unos van de tarde en tarde, y otros rara vez Ó ninguna, haciendo confianza de los ca- pataces que dirigen los trabajos y cuidan de los gas- tos. Esto nace de que por lo regular están en para- ges DECIMOQUARTO. 217 : mo- ges 'desabridos y muy incómodos por el frio, y por nile y la intemperie que reyna; pero desde allí hacen con- is has- ducir los metales al asiento, siendo en é€l donde se | benefician, de cuyo modo los tienen á la vista pa- s mi- ra presenciar las labas, que es la última diligencia e des- que se hace para sacar la plata. no se 35 Los metales se conducen de las minas á los espues asientos en llacmas ó carneros de la tierra, y en al- 's du- pacas, siendo estos los animales mas propios para ello mun- por lo escabroso de los caminos, cuya aspereza es tal, 1C pa- que los de otras especies se maltratarian mucho, y no podrian traficar. Esta es una de las grandes pro- es En videncias que tienen aquellos reynos, asi como en la ducen Laponia son los renes los adequados para mancjyrse , fun- en la desigualdad de las montañas, y en los hielos. 4 por El carguio se hace en costales, cuyo ramo, y el de e5 pe- las cuerdas con que los atan sobre los animales, es n ella la entrada mas segura y quantiosa que tienen los In- 4 los dios del pueblo de Juli en el Gobierno de Chucui- war á to, por ser allí donde se hacen, y se llevan á la ma- y pa- yor parte de los minerales del reyno. ' os los 36 No es bastante que las minas sean de buena ali ley para que sus trabajos se costeen con lo que rin- azO= den, Ó que produzcan utilidades á los dueños: hay dores en ellas varios accidentes que interrumpen sus pro- que gresos: estos son las pérdidas de las veras, dividién- en lo dose en ramificaciones muy delgadas, hasta que en- prar teramente no se descubre metal en ellas, en cuyo ca- perl so es precisa mucha destreza y buen acierto para vol- arabe: verlas á encontrar, y en el ínterin se trabaja sin re- de coger provecho, y con la duda de lo que durará la Ei suspension de los metales. Los toros que se encuen- proa tran, y son unos nudos de piedra durísima que in- Huapi terrumpen la veta, ignorándose lo que tendrán de ao magnitud, ni qué partido convendrá mas, si el de para- atrayesarlos con la mina, ue se va abriendo, ó el e de ges 218 - ENTRETENIMIENTO de pasarlos rodeando por alguno de sus lados. Lo que se sabe de cierto es, que vencido el toro vuel- ve la veta á continuar con igual ó mayor riqueza . que la que tenia ántes. Los terrenos de naturaleza falsos, que necesitan muchos empotrados, y obras de materiales para sostener los derrumbos y las aguas, quando son abundantes, y están muy profundas las minas, cuyo inconveniente suele equiponderar á sus mas sobresalientes riquezas, obliga á practicar soca= vones á mucho costo por aonde.se facilite el desagúe, cuya diligencia no en todas tiene proporcion, por no permitirlo la disposicion del cerro. Bstos y otros va- ios embarazos minoran sensiblemente las utilidades en tales términos, que ponen á los dueños mas pró- ximos á la pérdida que á las ganancias. 37 El trabajo se hace con Indios y Mestizos , unos voluntarios y otros de obligacion: estos últimos son los Mitayos: la diferencia que hay en estas dos cla- ses es, que los primeros son contingentes, y los otros seguros, pues en quanto a los jornales son iguales, siendo muy competente el que se les da, y arreglado á arancel, por cuya regla nunca es ménos de 4 rea- les de aquella moneda, aunque hay minas, como su- cede en Potosí, que ganan un peso los dias que tra- bajan. Es vulgaridad muy errada la de que el tra- bajo de las minas es recio, y que aniquila estas gen- tes, porque ni uno ni otro sucede: siendo buena prueba la de acudir los Mestizos y.otros Indios, á quienes no toca la Mita , á ofrecerse voluntariamen- te; y que los mismos Mitayos, concluidas las horas de su trabajo, se convidan á doblarlo, que es tra- bajar noche y dia, para ganar mas, ó todos los dias seguidos. Los trabajos que allí se ofrecen unos son subterráneos, y otros fuera, que consisten en acar- reos de metales, y de materiales en las varias mani- pulaciones para el beneficio, sin que se reconozca que per DECIMOQUARTO. 219 por causa de ellos enfermen, ni les sobrevenga mal de consideracion. En este destino logran la mejor y mas puntual paga de quantas pueden tener en las otras ocupaciones; y así, á exemplo de los voluntarios, se quedan varios de la otra clase despues que concluyen el tiempo preciso de la Mita. .38 Los Mitas duran seis meses, y concluidos se cambian, haciéndose así para que se restituyan á sus pucblos, y cultiven las tierras que les pertenecen: despues tienen dos, tres ó mas años libres, sin vol- verles á tocar turno, segun son mas ó ménos creci- dos de vecindario los pueblos. Ademas de los Mita- yos siempre necesitan de gente libre las minas, pues la que goza 6 ú 8 de aquellos, ocupará 15, 20, Ó mayor número, á proporcion de las vetas que se tra- bajan, Por razon de la mucha frialdad de aquellos parages no se acomodan á ellos los Negros, que lue- go mueren, lo que no sucede con los Indios, cuyas naturalezas son propias para tales climas, y así los resisten sin pension. 39 Se dixo ántes que el consumo de azogue es la cantidad de este metal equivalente á la plata que se saca, y que lo que excede de esto es lo que llaman pérdida. Por esta regla puede sacarse plata sin pér- dida, pero no sin consumo; y así, el que saca cien mzrcos de ella, ha de consumir en el beneficio por la amalgama 50 libras de azogue por lo ménos: de esto ha nacido la opinion de que se convierte en plata este metal, esforzándola con la circunstancia de no ser visible la plata en la mayor parte de los me- tales, como sucede con los que llaman pacos, que son de color de tabaco, y los que mas abundan : supo- nen para ello, que el mineral contiene materias pro- pias para fixar el azogue, y purificarlo de los cuer- pos extraños que tiene, y que los metales donde la plata es visible, que son los que llaman machacados, Ee2 se 220 ENTRETENIMIENTO se hallan en esta forma, porque en su mina abun- dáron las materias primitivas del azogue en tanta can- tidad, quanto es su abundancia; pero que ademas de esta, que es sensible á los sentidos, la restan- te materia que está con ella combinada con el azo- gue que se le incorpora, lo fixa y reduce á plata. Esta opinion , segun el sentir de los mas bien ins- truidos entre ellos , es efecto de la ignorancia, por- que hay otras distintas causas para el desperdicio del azogue, sin que sea preciso ocurrir á que mu- de de especie, por razon de la mixtura con las par- tículas metálicas de la mina: concluyendo, que si las operaciones hubiese arbitrio para hacerlas en otra forma , se volveria 4 recoger todo el que se incor- pora en las amalgamas; y en efecto, los grandes Me- talúrg'os de Europa, que tienen conocimiento prác- tico de ellas, se admiran del desperdicio excesivo de azogue que se hace en las minas de Indias, atri- buyéncolo á no valerse de los métodos mas segu- ros € industriosos para evitarlo. 40 En realidad , despues del largo tiempo que el mejor y mas pingúe patrimonio de la España son las minas de plata y oro de los dos Imperios de las Indias , hubiera sido conveniente establecer Elabo- ratorios de ensayos, donde la aplicacion adquiriese el conocimiento práctico y especulativo acerca del modo de beneficiar los metales, con aprovechamien- to del azogue, y de los de plata y oro, pues a to- dos se extienden las pérdidas en muchas ocasiones por faltar la inteligencia para separarlos de los cuer- pos extraños que los perjudicar, como el vitriolo, el antimonio, el arsénico, alumbre , azufre , oro- pimente, y otros varios, que de ordinario acom- pañan á la plata, y es forzoso apartarlos ántes de hacer la incorporacion con el azogue, pues de no practicarse esto con la exáctidud que conviene, re- sul- abun- a can- demas stan- l azo- plata. n ins- por= dicio 2 mu- S par- ue sí otra nNcor- 5 Me- prác- resivo atri- segu= ) que a son de las Jabo- liriese a del mien- a to- iones cuer- riolo, OrO- Icom- tes de e no , re- sul- DECIMOJQUARTO, 221 sultan dos daños: uno el de no sacarse toda la pla- ta que contiene el mineral, por estorbar la interpo- sicien, ó mezcla de alguna parte de estas materias, que el azogue se una bien, y abrace todas las par- tículas de aquella , que están contenidas en el mi- nera): otro, que absolutamente no se consiga la amalgama , sierdo esto á lo que llaman disparar los cuerpos, porque subdividido el azogue en partículas minutísimas y ligeras, se escapa con el agua; y la plata, no habiéndose llegado á juntar, tambien se desaparece, 41 Logrado el fin de purgar los metales de pla- ta de las materias extrañas que le dañan, y el de hacer las incorporaciones del azogue sin la fuerza de repasos que se les dan, se trabajaria en evitar los consumos de él; y quanto mas se aprovechase ten- dria ménos costo la plata: los mineros excusarian es- te gasto, y se harian útiles muchas minas que se abandonan por ño alcanzar la ley de sus metales á los costos del beneficio; pues en el supuesto de consumirse 12 onzas en cada marco, al respecto del precio que tiene en Potosí, son 6 reales lo que impor- ta solo cl coste del azcgue. Ademas, habria tambien la ventaja de no estar pendientes del azogue para tener la plata; pues siempre que faltase aquel ce- saría la extraccion de esta, y las minas quedarian inútiles. Por el contrario si el azogue no tuviese con: sumo, Ó á lo ménos este fuese corto, con una can- tidad moderada habria bastante para algunos años, y en ningun caso sería sensible la falta de su abun- dancia. El descaecimiento de la mina del Almaden, que puede suceder de lo qual haya exemplar, es un peligro que amenaza a la subsistencia de las de pla- ta. Las guerras que pueden sobrevenir es otro; y todo se salvaba con el medio que se ha dicho. Los mineros se aplican en quanto pueden al conocimien- tQ E ATT dd + sv e a li « E 222 ENTRETENIMIENTO to de sis metales, y al modo de aprovecharlos; pe- ro recayendo en unas personas que nunca tuvidron principios de ello, ni conocimiento de la facultad de minas y metales, á quienes la falta de otra ocu- pacion les inclina á este exercicio, y. el parecerles que para sacar plata basta mover las tierras, nun- ca pueden adelantar cosa de substancia , y quando lo consiguen es despues de bastantes pérdidas, que- dando siempre con sobradas imperfecciones los mé- todos que descubren. Los beneficiadores son asimis- mo gente de pocos alcances, que aprenden lo que ven hacer á otros; y al paso que son hábiles en esto, no tienen la mejor disposicion para adelantar ni dis- currir por sí, ni para mudar de método en las opera- ciones : conocen bien el mineral que contiene plata, pero no los medios de separarla con perfeccion de las otras materias á que está unida, cuyo punto es esen- cialísimo, como se ha dicho. No saben discurrir mo- dos de aprovechar el azogue, que es otro muy prin- cipal. No ha faltado autor grave, y miner” habil de aquel reyno , que lo ha conocido así * que es de opinion que puede hacerse el benencio sin consumirse , ni desperdiciarse azogue alguno. Este invento, en que debiera pararse mucho la consi- deracion , valdria tanto a la Monarquía como las minas de plata que le proporcionan las riquezas que posee, y se las asegurariz para lo sucesivo, disfru- tándolas sin desperdicios. A fin de que esto sea mas percetible será bien decir que se reconocen minas, cuyos metales en los ensayos pequeños manifestan una riqueza increible, y trabajados en grande nun- ca dan la ley, y muchos disparan en el beneficio. 223 IOOCOLODORIDIOSIO NOIA ION SISSI O ENTRETENIMIENTO XV. Se trata del azogue y de la sal; materias precisas para el beneficio de la plata y de las minas de estas dos especies. 1 E, beneficio de los metales necesita dos in- gredientes esenciales , que son el azogue y la sal: sin estos no podria tener lugar la amalgama, sien- do el primero el que los une, de donde nace que su obra se llame incorporacion; la segunda los dis- pone para que aquel pueda obrar, á cuyo fin los purifica de las muchas partículas extrañas que tie- nen. Ademas de la sal hay otros, de que tambien se usa para el mismo efecto, segun lo requieren las distintas materias que se hallan interpoladas con ellos. De este trabajo están libres en parte los meta- les que se benefician por fuego, pero son pocas las minas que tienen disposicion para ello. 2 El reyno del Perú fué privilegiado respecto del de Nueva España en la conveniencia de tener una mina abundante de azogue, con cuya proporcion no ha estado dependiente de España para el que necesita, y en ocasiones ha contribuido al otro con algunas porciones, cuyo auxilio ha sido muy im- portante, pues ha haber faltado, era preciso que hu- biesen padecido mucho sus minas. 3 La de azogue se halla en el distrito de Guan- cavelica, nombre corrompido de Huanca Vilca, que son dos de la lengua de los Indios, propios de na- ciones entre ellos; el cerro donde está se halla dis- tante como legua y media de la villa, que tiene el mismo nombre, la qual está á su pié: los que le han vay ¡5 Mr 224 ENTRETENIMIENTO Han reconocido y visto , igualmente que el de Pos tosí, aseguran guardar mucha semejanza el uno con el otro. 4 No guardan igual semejanza en la disposiclot» interior, porque el de Potosí consta de muchísimas bocas, que dan entrada a otras tantas minas de dis- tintos dueños, hallándose por todo el difundidas las ramificaciones de yetas; y el de Guancavelica solo tiene quatro entradas por lo mas alto, que es la cumbre del cerro, y tres socavones, que sirven pa- ra darle viento y desague, no porque tenga ma- nantiales, sino para la que le entre de las goteras. 5 Esta mina no tiene extension á lo largo, y con- - siste en un gran pozo, bien que cerrado por la par- te superior, sin mas abertura que las puertas de entrada que se han dicho, cuyo circuito es de 180 varas su extension, ú diámetro de 60, y su profun- didad de 513; en este ambito han estado contenidos los metales que han producido el azogue con que se abasteció aquel reyno desde los principios, y fue- ra de él no lo hay; en lo antiguo fué abundante, pero faltándole extension, está reducida hoy á un esqueleto de palizadas, y algunos retazos, que ha- biéndose dexado con el fin de sostener la mina, y precaver sus ruinas, han podido escapar de la as- tucia de los mineros : les dan el nombre de estri- vos estos se disminuyen sensiblemente todos los dias por sacarse de ellos principalmente el azogue para el abasto regular. Pertenece 4 la Corona, y esto ha contribuido no poco a su mala conservacion , por la circunstancia de estar cedida á un número de personas que la trabajan por compañía , siendo la mayor parte hombres destituidos de posibles, y fo- rasteros , que se recogen allí á tentar fortuna, sin principios, ni conocimiento del exercicio. El Rey les paga un tanto por cada quintal de azogue que le cn- e Pos o con sicLOL! ísimas le ais- das las r solo es la 2n pa- a ma- teras. y coto - la par- tas de de 180 orofun- tenidos on que y fue- ndante, y 4 un que ha- xina, Y la as- e estri- los dias pue para y esto ¡on , por ero de iendo la Ss, Y to- na, SI5fi 1 Rey les e que le en- DECIMO QUINTO. 025 tregan, y les adelanta caudal para que empiecen á trabajar : en otros tiempos, que la capacidad de aquel gran pozo, ó depósito se hallaba en mucha parte ma- cizo, lograban sobresalientes utilidades, sin perjudi- car á la mina; pero no así al presente por la falta de ley á que han venido los metales. La villa, que es bastante grande, se mantiene de la Real Hacienda por las utilidades que dexa el azogue. 6 Se trabaja, como las de plata, con Indios de Mita , pero ademas de estos exceden los voluntarios, así de la misma casta como de Mestizos. La ley del metal en el dia es baxísima , correspondiendo á cada caxon , que se regula allí de 6 arrobas , siendo dis- tinta esta medida que los de las minas de plata des- de ménos de libra hasta 27 Ó 3. Las debiles señales que han quedado de estrivos , tienen la de 8 Ó ro li- bras; pero quando estaba en su fuerza la habia de 25. a 30 libras, que llamaban metal de Apunchao , palabra India, que significa metal rico, Vese allí repetida una particularidad semejante a la de los metales de plata sobre la regeneracion de ellos; pues en los parages que han estado abandonados por largo tiempo, como de 60 ú 80 años, vueltos a habilitarse se encuen- tran en sus superficies unas costras , Ó capas mas Ó meénos gruesas, cuya ley es sobresaliente, y quitada vuelve á quedar la piedra de una calidad metálica, pe- ro sin contener azogue, Ó tan poco, que es despre- ciable. Esto hace creer que la mejoría de ley que se halla es posterior al tiempo del abandono; porque quando se hizo fué por no contener cosa de sustancia; habiéndose aprovechido con codicia los metales de ley regular en todos los tiempos, sin excusar trabajo para solicitarlos. A esto se agrega no ser natural que los abandonasen quando les quedaba el groscr de una vara, poco mas ó ménos, habiendo hecho grandísi- mas excayaciones en aquellos mismos sitios para ex- 133 tracr == => 28 226 ENTRETENIMIENTO traer otros, que tal vez no serian tan buenos como estos que se encuentran en los tiempos presentes. Si esto solo se viese en una parte, podría atribuirse á ca- sualidad , pero experimentándose en todos los que se encuentran , cuya memoria está quasi perdida , hay bastante motivo para discurrir que la ley fué poste- rior al abandono ; lo que comprueba tambien el poco grosor de las capas. 7 La piedra donde el mercurio se fixa es de un color particular; y aunque no lo contengan, se co- noce por ella que en mas profundidad, Ó sacando al- gunas capas, se encontrará el cinabrio natural, que es la misma piedra , cl azogue y el azufre unidos y mixturades. Á esta piedra llaman metal de azogue, á distincion de la otra en donde nunca lo hay, á la qual dan el nombre de desmonte, y es al modo de pizarra. Esto asentado , se puede concluir que despues de saca- do el metal útil de un parage, lo abandonaban, y quedaba macizado con los escombros que echaban en él de los otros cercanos. Los efluvios y partículas primitivas que constituyen el azogue , subiendo de lo mas profundo , circundan por las porosidades de la pic ira met: lica, que tiene disposicion para recibirlos, y al llegar á la superficie se detienen ,no teniendo ma- triz por donde continuar la circulacion; y unidas con la piedra mudan su color obscuro , dandole el que ti- ra a rubicundo mas ó ménos vivo, segun son abun- dantes las partículas mercuriales, y los «zufres que les acompañan ; de cuyo modo aquella piedra estéril ya sobrecargándose de ellos , y reduciéndose á cinabrios: de esto resulta, que á proporcion que ha corrido mas tiempo desde el ab:ndono, ó que la memoria de él está mas perdida hasta el descubrimiento , es mas Ó ménos espesa la capa que se encuentra de la que con- tiene azogue. Suelen ser tan abundantes en algunas extremidades de la piedra metálica las partículas del 1 az.o- la qual Izarra. saca- ibrios: o mas de él mas Ó e con- gunas as del az 0- DÉCIMOQUINTO. | 225 azogue , que no pudiéndolas mantener fixas, € incor- poradas en sí, se ven en su propia forma; y sacudien- do la piedra contra una cosa dura, despide glóbulos de azogue , al modo que la piña de plata quando es- tá en pasta; y si se comprime , despide el azogue su- perabundante sin otro auxilio: las piedras que contie- nen el azogue en su forma metálica , tienen un color de plomo brillante, que tira 4 rubicundo, y en don- de él está hace briscado semejante a las cristalizacio- nes menudas que se suelen encontrar en las minas. 8 Tambien entre los escombros antiguos que han pasado por el fuego , se encuentran algunas piedras que contienen azogue, de lo qual ha nacido , como en las minas de plata, persuadirse á que la piedra por su calidad es la matriz donde el azogue se fixa, com- parando su propiedad á la de la esponja que recibe el agua; y que comunicandosele con el ayre las partícu- las sutilísimas del azufre, y de las partes que forman el azogue , vuelven á adquirir en parte la union que tenian en la mina con este metal. Que sea esto, d el no haber quedado totalmente despojadas de €l quan- do se hizo la operacion , lo cierto es haber mineros que se dedican , quando la mina no les produce con regularidad, á escorer Ó pallaquear, y aprovechan lo que encuentran pu: sacar azogue. | 9 Los lugares protundos de la mina , que despues de largo tiempo de habci estado ciegos con los es- combros , se abren, tienen un ayre de naturaleza que mata de improviso si se respira, observ ndose en esto varias particularidades. Llaman á esta especie de ayre umpés; en su peso y elasticidad no se conoce circuns» tancia por donde pueda venirle esta propiedad , pues introduciendo un barómetro con '“ austria donde lo habia, no mudó al mercurio sensivlemente de situa- cion de como estaba á la parte de afuera donde no lo habia, siendo tan eficaz y pronto, que al presentar Ff 2 tres A S PP 228 ENTRETENIMIENTO tres velas de sebo unidas y encendidas, cuya luz era bien grande, luego que entráron en el umpé se apaga- ban, sin dexar señal de haber estado encendidas en los pábilos: tampoco en el termómetro se reconoció mutacion, ni en las demas qualidades de húmedo y seco, Ó las que pueden percibirse por el olfato; y no obstante esto, quando falta precaucion en los traba- jadores , al llegar 4 romper alguna antigua concavi- dad suelen quedarse muertos, y no volver con ningu- na diligencia: para experimentar estos raros acciden- tes no es necesario que el agujero que se abre sea grande, basta el que hace la punta del pico ó de la palanqueta con que trabajan. Precávense de este pe- ligro con el cuidado de no respirar al dar los golpes, quando sienten estar próxima a romperse la comuni- cacion, y luzgo que se abre presentan una luz , la que introducen por toda la abertura en un palo quan- to este puede alcanzar 5; si no se apaga es señal de no haber umpé , pero porel contrario, extinguiéndose lo hay, y el término es todo el espacio. en donde sus cede esto. 10 Deesta qualidad tan rara del ayre , que no consiste en su peso, ni en su elasticidad , es muy difi- cil asignar la causa, pero se nota que se reproduce y, se mueve en el mismo ayre,dándolo á conocer la cir- cunstancia de sobrevenir en algunos parages donde no se habia advertido; y sin esperarlo, ni haber an- tecedente para ello, se ve que las luces se quieren apa- gar, lo qual se indica de un modo raro, La luz ente- ra se separa del pábilo, y sube hácia arriba con mu- cha prontitud, volviendo a baxar hasta el mismo pá- bilo, donde se mantiene un breve rato , y vuelve á repetisse el mismo salto, hasta que en alguno de ellos se desparece enteramente: en estos saltos sube como anedia quarta , sin dexar en el pábilo señal alguna de haber estado encendido; pero quando sube demasiado | es Z era 0 aga- ÁS en noció edo y y no raba- cavi- ingu- iden- € sea de la e pe- olpes, uni- z , la quan- de no ose lo ac sua ue no y difi- duce y, la cir- donde er an- n apa- Z Ente- nh mu= no pa- lelve 4 e ellos - como ma de rasiado es DÉCIMO QUINTO. 229 es señal de que el umpé tiene fuerza, y entónces al se- gundo ó tercer salto se apaga. Estando en este térmi- no aun puede resistirlo por breve rato la vida de los hombres, pero quando de repente se apaga sin dar estos saltos, con la misma prontitud instantánea caen muertos, 11 La propiedad de moyerse se percibe en que unas veces se mantiene en aquellas concavidades don- de se descubre ; otras se adelanta á la calle por donde se hizo la entrada; y diariamente avanza alguna cosa: y se observa , que teniendo una luz en la mano don- de no se perciben los efectos, y alargando el brazo á donde son sensibles, la luz se queda apagada; entón- ces con la que está en la otra mano se vuelve á encen- der ; y quantas veces se repite el introducirla , tantas sucede el apagarse. 12 Las personas que impensadamente se han en- contrado donde empieza á huber zmpé , que no esté en toda su fuerza, sienten un hormigueo grande por el cuerpo, pero con particularidad en las extremida- des, en la cara y en la cabeza , sordera y mucho so- nido en los oídos, los ojos hinchados , como que se les quieren salir del casco, que son los efectos que ocasiona la extraccion del ayre dentro de la máquina pneumática. Para conocer si los del umpé eran prove- nidos de igual causa de rarefaccion de este ayre , se han hecho repetidas experiencias en dos parages di- versos donde lo habia, y no podian subsistir luces en= cendidas : para esto puso unos lienzos al rededor de las narices y boca la persona que se preparó para en- trar, y reteniendo el resuello, llevó el barómetro montado 4 varas mas adentro de donde se apagaban las luces; y colocado allí , salia y entraba para ver sí hacia movimiento; lo reconocia distintamente con la claridad que comunicaba una luz puesta del lado de afuera 2 varas del límite del umpé. En esta forma ob- ser- 230 ENTRETENIMIENTO servó mantenerse el mercurio en 17 pulgadas, 11 lí- nea: sacado afuera y puesto en el lugar donde esta- ba la luz, que era al mismo nivel, estaba en 17 pul- gadas y 2 líneas; la diferencia era media línea, que nunca podia causar este particular efecto. En el se- gundo parage donde se hizo la experiencia, que igual- mente el umpé no admitia luz, y es lo mas hondo de la mina llamada Hoyo negro, estuvo el mercurio en 17 pulgadas y 2; líneas. Al mismo tiempo se introduxo un termómetro , y tampoco tuvo alteracion, respecto de como estaba del lado de afuera; sacándose de aquí que la qualidad nociva de aquel ayre no procede de una gran rarefaccion, ni de ser mucho ménos pesado que lo que corresponde á la atmósfera de aquella al- tura. En estos parages no habia mas que una entrada sin tener correspondencia. 13 El modo de disipar el umpé es haciendo otra abertura al parage donde lo hay , y que el ayre tome movimiento; de cuya circunstancia puede inferirse venirle aquella qualidad de estar sin él algun tiempo enteramente. Si este contribuye ó no á que pierda la elasticidad en el todo, ó en alguna parte, no es fá- cil averiguarlo , pero se dexa conocer le adquiera al- guna propiedad particular dañosa á la vida, indicán- dolo así la prontitud con que esta se termina donde lo hay. 14 Esta "propiedad singular del ayre se conoce igualmente en distintos parages de Europa, en algu- nos pozos no muy profundos, y en la Gruta de! Perro, segun la llaman en Italia; pero no basta la sola cir- cunstancia de estar parado el ayre, pues son raros los pozos en donde se ye, lo que tambien sucede en las minas 3 pero se nota, que donde hay metal de algun provecho , ó lo ha habido, es mas expuesto que don- de no lo hay; de lo que se colige, que los efluyios de este pueden comunicarle algunas partículas, que son con- DÉCIMOQUINTO. 231 contrarias á la vida. No sería extraño que la materia ignea ó la eléctrica, que se hallan esparcidas por el ayre , las absorviesen en sí los metales, y que por esto la luz no tenga subsistencia, faltándole en el ay- re partículas correspondientes para animarla 3 pues entónces ,sin haber mutacion en cl peso ni en la elas- ticidad , podria producir los efectos que se yen. No sucede en aquella mina azogarse la gente que trabaja en ella, como se cree comunmente : en lo antiguo se dice era mas frequiente este daño, y se atribuia á dos causas; una la porcion mayor de azogue que conte- nia el mineral; otra el modo de desprenderlo de la mina con el pico; entónces el polvo que despedia in- troduciéndose por la respiracion en la sangre , les cau- saba el mal. Los que al presente se azogan son po- cos, y estos lo contraen en los hornos al tiempo de cargarlos, por entrar en ellos quando están todavía calientes; pero siendo los metales de poca ley, ni aun ast es comun. 15 Los que se azogan practican allí un remedio facil, con el qual se ponen buenos en poco tiempo, quando no pueden resistir mas, porque se ven en con- tinuo temblor de todos los miembros. Estenuados y macilentos se transfieren á alguna quebrada de tempe- ramento cálido. En ella se aplican a labrar la tierra, con lo qual sudan mucho y expelen el azogue, ponién- dose del todo buenos; y despues que lo consiguen vuel- ven á tomar el antiguo exercicio , sin que les violen» ten a ello. 16 Creyóse un tiempo que las minas de azogue eran en el Perú tan comunes como las de plata; y con escrupuloso cuidado se dispuso que no se traba- Jase en donde al parecer se habian encontrado indi- cios de ellas, para estorbar que en azogue y en plata se defraudasen al Rey los derechos Reales ; pero quan- do llegó el caso de necesitarlas , por el descaccimiento de 232 ENTRETENIMIENTO de la de Guancavelica , se halló ser engaño del poco conocimiento; y aunque se practicáron quantas diligen- cias dictaron el deseo y la importancia , solo seencon- tráron desengaños y el convencimiento de que las que en lo antiguo se tenian por minas de azogue , lo eran de hierro y de otras materias de esta naturaleza , cu- vo color tira á roxo, como lo manifestáron muchos y prolixos ensayos que se han hecho. Las que se de- nunciáron en distintas provincias, y las del reyno de Chile, no han dado mas indicios de azogues que las otras. De esta escasez que se nota de tales minas , se reconoce la providencia del Criador, que como ménos útil que los otros metales , por su rara qualidad de ser fluido € inestable, aun siendo tantas las de los meta- les preciosos de plata y oro que distribuyó en todo el mundo , y de que hizo ostentacion en aquellas dos Américas, son tan raras las que se conocen de azo- gue, que se hallan reducidas á la de Guancavelica en el Perú , la del Almaden en España, y la de Frieste en el Fruili; pues de haber otras, son de poca reputa- cion, y no las hay en la América Septentrional, cu- yas minas de plata no son ménos pingúes que las del Perú , como lo tiene acreditado la porcion que se saca de ellas todos los años. 17 El azogue se emplea tambien en amalgamas de las minas de oro quando este se halla en partículas tan diminutas, que no se puede recoger por la fundi- cion, ni por las labas. De algun tiempo á esta parte se usa de él en Portovelo con motivo de haber en- contrado en los cerros inmediatos minas de este rico metal , las que en dictámen de los inteligentes prome- ten aumento, á medida que se vayan adelantando sus trabajos; pero como allí no ha sido regular hacer con- sumo de azogue, padecen escasez ; y esto perjudicaba á los progresos que deseaban sus dueños. 18 Proveense las minas de la sal que necesitan; unas poco igen- con- s que eran , CU= chos se de- o de e las IS , Se 1éNoOS le ser meta- ido el s dos aAzo- a en rieste puta- y CU= as del e saca 1as de ículas tundi- parte r en- e rico rome- lo sus - con- licaba sitan 5 unas DECIMOQUINTO. 233 unas de la que se coge en el mar, y otras de la que sé saca de las minas que hay propias de ella, segun la proporcion en que están , siendo uno de los ren- glones de expendio que tienen , y en las que se hallan muy retiradas es bastante costoso. Goza en este par- ticular aquel pais la ventaja de no ser necesario que intervenga el trabajo Ó inaustria de los hombres : se forma la sal, ó la congela la naturaleza de sí misma, sin mas pension que irla á coger. En el distrito del pueblo de Chilca, que es del Corregimiento de Cañe- te, baña el mar con las crecientes algunos valles en- tre alturas de poca eleyacion, dexando en lo mas hon- do lagunas , que se renuevan de continuo, Este agua, por la calidad del suelo, se congela en sal, siendo tan- ta su abundancia, que se abastece con ella mucha par- te del pais, pero no tienen facultad para extraerla de allí otros mas que los Indios de aquel pueblo, y son estos los que se ocupan en conducirla á los demas pa- rages donde se necesita. Á esta semejanza hay en aquellas costas otros lugares, que son salinas natu- rales. 19 En la parte alta del Perú , que parece haberla proporcionado la Providencia para depósito de toda suerte de minerales, los hay de sal, y son en la mis- ma disposicion y estructura que las de los metales : en ellas hay las entradas regulares, y la sal se halla en cuerpo duro , macizo y continuo como la piedra : se corta á fuerza de pico , er pedazos proporcionados, para que las bestias de carga puedan llevarla; y así se conduce á las poblaciones y á los minerales : á la vis- ta es engañosa , teniendo semejanza de piedra de co- lor morado, que tira á obscuro , con vetas al modo del jaspe, y la venta no se hace por peso ni por me- dida, sino por piedras, en cuyo tamaño es poca la diferencia. De estos minerales de sal se encuentran en casi todos aquellos paises, y su especialidad consiste Gg en 234 ENTRETENIMIENTO en la dureza, en el color, y en estar en aquellos cer- ros de tanta eleyacion al igual de los de plata y de mercurio , cuya variedad contribuye 4 hacer admira- bles en todo las obras de la Providencia. 20 Puede ser digno de repararse, que habiendo sido tantas las riquezas , especialmente del oro que se sacaba en las islas de Santo Domingo y de Cuba en los tiempos cercanos á su conquista , al presente se encuentran tan cortos indicios de ello. En la de Cuba snbsisten vestigios de antiguas minas con solo el nom- bre: á poca distancia de la Habana, por la parte de Bacuranio , hay unos cerros de poca elevacion, y allí un parage que llaman la Mira , por haberla, aunque ni está corriente, ni parece haberlo estado de mucho tiempo á esta parte, sucediendo lo mismo á las otras. Hay noticia no obstante de que lavando las arenas del arroyo Escambray , que esta tres leguas de la villa de Santa Clara , en el hato de Manicaragua, y en al- gunos otros de la jurisdiccion de la Trinidad, se sa- ca algun oro en polvo y pagillas, refiriéndose otro tanto de los que están hácia la ciudad de Holguin; pero son muy cortas estas señales para compararse con la fama de la riqueza antigua. En la isla de Santo Domingo no son tampoco de mas entidad que en aquella, y á esta semejanza sucede lo mismo en las otras de dond= se sacó algun oro en los tiempos de su descubrimiento. 21 Enla Luisiana uno de los incentivos que tu- viéron los Franceses para poblarla, a costa de muchas vidas que perdiéron en los principios, fué la esperan- za de encontrar minas de metales ricos, guiados por la conjetura de ser un mismo Continente con la Nue- va Españas y aunque en su solicitud y descubrimien- to han practicado algunas diligencias, y cn efecto han logrado descubrir algunas de plomo y de cobre hácia la parte de lus liinueses, pero ninguna de oro ni plata. EN- er- de ra- do ese en se uba m- de allí que Icho ras. enas ¡la al- sa- Otro uin; - con anto e en 1 las de su le tu- 1chas eran- Ss por Nue- nien- y) han hácia plata. EN- 235 SISMO SOSMIOOSOOSONOSNDODODODODIOLIDO ENTRETENIMIENTO XVI, Trátase de los fosiles , y particularmente de las petrificaciones. I H, sido siempre unos de los desvelos de los hombres el averiguar lo pasado , y descubrir testimo- nios visibles que lo convenzan; y quanto mas remo- tos son los asuntos, mas eficaces y mayores son las di- ligencias para conseguirlo. Con este designio no ha quedado cosa que no registre la diligencia, ni ha ha- bido obstáculos que no venza la constancia á costa de las mayores fatigas. Los hombres se han repartido por el mundo con el objeto de exáminar por sí lo que refieren las historias, sin dexar region exénta de sus especulaciones, ni lugar a donde no les haya introdu- cido este deseo de saber. Este mismo fin es el que ha dado lugar al estudio de las antiguedades, en el qual la inteligencia, alumbrada de los descubrimientos, usa de sus facultades para descifrar los testimonios de lo pasado desfigurado con el tiempo; y por su medio vienen á descubrirse convencimientos de los mas pro- digiosos acaccimientos del mundo, 2 No hay quien ignore el círculo continuo que hacen las cosas , decayendo despues de haber llegado al punto mas alto de su auge, y pasando con la mis- ma aceleracion que subiéron al mas ínfimo de su 1ui- na, cuya alteracion es el testimonio mas irrefragable de la inestabilidad a que están sujetas, Los Imperios mas famosos se han deshecho y desvanecido, lo mis- mo que el humo se disipa en el ayre. Las ciudades mas opulentas, populosas y ricas se han aniquilado, deshaciéndose los mármoles y los bronces que las Gg2 ador- a > mn PU PRES E IA Ss A AS A 236 ENTRETENIMIENTO adornsban, como si sus fundamentos hubiesen sido aprehensiones de la fantasía : y hasta las naciones se han extinguido , como si se hubicsen desaparecido de entre las gentes. El mundo mismo por partes tiene variedades, y las montañas que representan mas cor- pulencia, y parecen incapaces de mutacion, experi- mentan con el trascurso de los tiempos, y los acacci- mientos que sobrevienen, novedades muy sensibles, y disminucion de sus alturas. Los rios mudan de cau- ce; y unos pierden la profundidad que ántes tenian, al paso que otros se abren distintos caminos para di- rigirse al mar, En este no son ménos sensibles las mutaciones , como lo testifican las playas, los puer- tos, las ensenadas , Jos promontorios y las islas 5 unas que se romjyen y se disminuyen , otras que aparecen de nuevo como si creciesen desde lo profundo del fon- do; y en este modo con el curso de los tiempos todas las cosas corren, haciendo un período continuo de variciones. Este convencimiento induce á indagar los acae- cimientos mas notables del mundo para saber lo que fuc en su primitivo estado, y considerar las mutacio- nes que ha tenido hasta llegar á la disposicion en que se halla al presente, pasando por grados de una po- situra á otra, sin que se noten las variedades, hasta que cl intermedio de muchos años y de siglos las ha- cen sensibles. No se satisface el gusto con las relacio- nes que se adquieren de la antigúedad, ya sea por no hallarse con la extension ó claridad convenientes, Ó por sospecharlas desfiguradas con interpolacion de las fábulas que vician lo que está enlazado en ellas ; á que se agrega la particular recomendacion de afianzarse con señales yisibles, que desvanezcan todo género de duda en lo que se adquiere de la tradicion, y la de ver que en medio de las grandes alteraciones que han sobreyenido en el mundo, se conservan reliquias e OS sido eS se 1O de tiene COr- peri- acci- bles, caul- nian, a di- 5 las quer- unas 'ecen fon- odas >) de ¡Cae= que 4cio- que po- asta s ha- 1Ccio- r no 5,0 e las que Larse o de a de han s de los DECIMOSEXTO. 2237 los acaecimientos mas grandes y remotos. No hace muchos años que la liberalidad del Rey de Dinamar- ca despachó varios sabios de aquella nacion, para que pasasen al Asia y parte del Africa, y corriéndola cor todas partes, exáminasen prolixamente una serie de asuntos de la antigiiedad , cuyo catálogo componia un volumen de bastante bulto; y para amplificarlo mas en observaciones de entidad , fuéron convidadas las Academias y Congregaciones de sabios de Europa, para que propusiesen los puntos y asuntos que les pa- reciesen convenientes, á fin de eyacuarlos con igual exáctitud. Esta expedicion, que tenia en espectacion á los sabios y curiosos , no llegó á perfeccionarse, por haber experimentado la desgracia de morir en ella los comisionados , a excepcion de uno que pudo escapar del rigor de lis intemperics, y de las grandes fatigas que experimentáron en este encargo. No obs- tante este sensible contratiempo , apetece el deseo ver las resultas de lo que habian adelantado, aunque se crea haber quedado incompletas las averiguaciones, 4 Otros muchos han tomado por objeto averiguar por sí mismos las cosas de la antiguedad para hacerlas comunicables al público, contribuyendo á que se de- terminen á ello, sin reparar en los peligros, ni en las incomodidades, iguales motivos á los que van expre- sados. Las Indias Españolas no han estado en el caso que las Otras partes de la tierra , concurriendo para eilo dos causas : la primera, ser unos paises moder- nos en el descubrimiento: la segunda, la total igno- rancia que se tenia de ellos ántes de descubrirse, sin ha- ter autor antiguo de quien seguramente se pueda de- «cir que diese ni aun confusa luz de sus particulariaa- des; y hallándose separadas enteramente de las otras* tres partes, segun lo que se tiene reconocido hasta aquí, no participaron en ningun modo de los acaeci- mientos y grandes revoluciones que han sobrevenido en : e 238 ENTRETENIMIENTO en estas otras, despues de la renovacion total de la tierra con el Diluvio, manteniéndose por espacio de tantos siglos con entera independencia. Se azrega a esto ser tan reducidas las memorias que se han halla- do de las suyas particulares , que no pasan por lo to- cante al Perú de los trece Incas, que se sabe haber reynado antes del descubrimiento y conquista; los quales, dandoles lo mas que pueda reputarse, será en cada uno 30 años de reynado, que no llegan á 4005 los que rebaxados de los 1525 , que se contaban quan- do se empezó la conquista , vienen á ser 1125 de la Era de Christo; con que los sucesos y alteraciones de aquella parte se reducen á seis siglos y medio : época la mas antigua , en que puede considerarse ser exten- siva su historia. De esto se ve haber subsistido como en lo confuso de un caos, mediante no saberse cosa alguna de lo que fuese, ni de lo que sucedia entre sus habitudores en el largo espacio de mas de 4000 años; y aun en los quatro primeros de los trece In- cas tiene mas parte el discurso de los Historiadores en lo que se refiere , que las verdaderas Historias funda- das-en los Quipos. Por esta causa son escasísimas sus noticias, no hallándose señales que dirijan el discur- so de los tiempos mas retirados, ni aun con el defec= to de la confusion. 5 La total reforma del antiguo mundo , y su re- novacion , completa con el Diluvio universal, fuc co- mo una segunda creacion. Rara será la nacion de gen- tes que no conserve alguna idea de ello, aunque en muchas se mezcle parte de la fabula con lo verdadero; y ann entre las Bárbaras no dexan de alcanzar confu- samente sus especies, Por lo tocante á los Indios, hay autores que aseguran haberse encontrado , al tiempo de la conquista, algunas noticias de este famoso) acae- cimiento, aunque desfigurado y confuso. En los tiem- pos presentes no se halla en ellos indicio alguno que lo e A PS de la cio de rega á ' halla- lo to- haber ta; los será en | 400; | quan- ae la nes de época exten- como e cosa entre 2 4000 ce In- res en funda- 1AS SUS liscur- defec= su re- fué CO- le gen- que en ladero; confu- s, hay tiempo ) acae- tiem- 10 que lo DECIMOS E XTO. 239 lo convenza , sucediendo esto con los civilizados , ó que fuéron conquistados, como con los que han sub- sistido en su plena libertad. Esta falta de noticia pue- de nacer de la indiferencia con que miran el curso de la vida, como se explicará en su lugar; y así no sa- ben lo que fué Diluvio, ni tienen idea de sus porten- tosos efectos , no siendo capaces de comprehenderlo aunque se les quiera explicar, no debiendo parecer extraño mediante no descubrirse en ellos mas luces que las de la vida animal, y la memoria de los Incas sus Soberanos , de cuya época no pasan sus mas anti- guas noticias, 6 Entre las ocupaciones de los Historiadores y Antiquarios ha sido de las que mas han llenado su atencion el descubrir señales del Diluvio , que no se puedan equivocar con otros acasos posteriores, y son tantas las que ha encontrado la aplicacion , que no tienen número , sacando de lo alto de las montañas mas elevadas, y de la dureza de sus entrañas peces del mar , embutidos y engastados en el macizo de las peñas; algunos de ellos en tal disposicion, que aun se conserva la espina principal y la cabeza, estando lo restante del cuerpo y Jas escamas señalucdas, y con el lustre que tienen quando están en el animal. Por este término se sacan conchas petrificadas de distintas especies, y de las mismas que solo se crian en el mar, a diferencia de los caracoles de tierra, y de las con- chillas que suelen encontrarse en algunos rios. Tam- bien se sacan arborizaciones marinas , corales blancos y roxos, y toda suerte de plantas que se crian en el fondo del mar , las quales estsn encerradas en el co- razon de l.s piedras, sirviendo de señal incontestable de haberlas dexado allí las aguas. 7 Las montañas de la parte alta del Perú, segun se ha dicho en el segundo Entretenimiento, exceden en eleyacion 4 quantas se conocen en las otras partes del 240 ENTRETENIMIENTO del mundo, Las diligencias que se han repetido en es- tas no habian tenido proporcion en aquellas, dudán- dose si tambien se hallarian las mismas señales, pro- cedido de ser-poco freqiientadas de personas inteligen- tes. La parte correspondiente al reyno de Quito fué reconocida quando se practicó la medida de los gra- dos de Meridiano, para averiguar la figura y magni- tud de la tierra; pero aunque con este motivo estu- viéron frequentadas sus montañas, no se descubrió en ellas señal alguna de las que indican la estada de las aguas allí: y siendo lo largo del espacio que entón- ces se andubo de 9o leguas , empezando algo al Nor= te de la Equinocial hasta el Sur de la ciudad de Cuen- ca, se creyó que en lo restante de la tierra alta , que corre por el Perú, sucederia lo mismo, cuya circuns- tancia si se llegaba a verificar sería particularidad de aquel pais, respecto de lo que se advierte en los otros, y tanto mas digna de reparo, quanto son mas dilata- das aquellas eminencias que corren desde el Ismo de Panama hasta el Estrecho de Magallanes , Ó cerca de él un espacio de 60 grados de Norte á Sur, que es la sexta parte de la relondez de la tierra. 8 En el reyno de Chile, por las cercanías de la Concepcion , se habian visto minas de conchas en cerros algo elevados, pero su altura apénas llegará á ser la síptima parte de la que tiene el territorio alto; de modo que el encontrarse allí no concluye nue las debiese haber en él. Además de esto , las que se en» cuentran en Chile no son petrificadas, ni unidas ha- ciendo cuerpo con los peñascos, sino sueltas en ban- cos, Óó capas enteras de ellas, rodeadas por todos la- dos de tierras, segun la calidad de la de aquellos lu- gares. 9 Esta duda se halla ya del todo desvanecida con las petrificaciones que hay en la parte alta, en los cerros que se elevan cerca de Guancavelica, y aun en O en es. —dudán- S, pro- teligen- 1ito fué OS gra- magni- O estu- Ibrió en 1 de las entón- al Nor» ¿ Cuen- ta , que ircuns- idad de Ss Otros, dilata- smo de erca de ue es la s de la has en egará á alto; me las se en- as ha- n ban- dos la-= llos lu- ida con en los y aun en -— DECIMOSEYXTO, 241 en el mismo donde está la mina de azogue, donde las hay en abundancia y con diversidad de especies, cuyo exemplar convence que las debe haber en otros muchos parages de aquellos dilatados y altos paises. 10 En los peñascos que aparecen en aquellas mon- tañas, quando la continuacion de las lluyias descar- nan la tierra que los encubrian , se ven embutidas las conchas er.:eras petrificadas, y haciendo cuerpo, de tal modo, que la parte que fué concha siempre se distingue en el color, en la estructura, y en la qualidad de la materia, de la piedra que las rodea, y de la que maciza el hueco interior entre sus dos tapas; así rompiéndola, se reconoce en ella cada co- sa distintamente , sin que pueda padecer engaño ni equivocacion la vista: la mayor porcion de ellas es de la especie de bibalbos; y en quanto a los tama- ños no hay regla fixa, encontrándose pequeñas co- mo de una pulgada, y aun algo ménores, y gran- des hasta de quatro pulgadas por su mayor largo, con 3; de ancho: otras hay medianas; las chicas son por lo comun de figura convexá en las dos tapas, sin discrepar la una de la otraz y las de los otros tamaños son de la especie que comunmente llaman concha de peregrino, teniendo la una tapa convexa, y la otra plana; todas son estriadas, y derechas las es- trías, encajando las de una tapa con las de la otra perfectamente. 11 Estas conchas dan a entender haber padecií- do algo con el movimiento pronto y fuerte de las aguas, y con los choques que tuviéron entre sí, pues se encuentran algunas en que las dos tapas se hallan desquiciadas, y no obstante están cerradas, pero so- bresaliendo la una de la otra alguna cosa, y sin ajustarse las estrías entre sí; dexándose percibir que el nervio Ó tendón que las juntaba por la articula- cion, se relaxó, y dió lugar á que perdiesen la igual- Hh dad. AITIA TA AIAL, ltd a o a sl FT A | nl AU 242 ENTRETENIMIENTO dad. No sería tampoco irregular que la compresion que hacia en ellas la materia, quando se iba endu- reciendo y petrificando , no siendo igual, y el ani- mal, hallandose ya muerto, precisase la una de las tapas á resbalar sobre la otra la cantidad que permi- tiese la relaxacion del tendon. 12 Por la circunstancia de estar completas Ías dos tapas y cerradas, se da á entender, que el animal estaba vivo quando la materia que las contenia se endureció 3 porque lo regular, quando este muere, es perder la fuerza del tendon, y abrirse la concha; y así parece sin duda fuéron llevadas desde los abis- mos del mar á aquellas grandes eminencias, y se man= tuviéron vivas Ínterin que la materia de las piedras estaba líquida; pero luego que empezó á endurecer- se, faltandoles la humedad con que se mantenian, muriéron los animales, y ellas no pudiéron abrirse, porque la compresion de la materia que rodeaba, y se iba endureciendo , no les daba la liberdad para apartarse. E | ; 13 La materia lapidífica donde están las conchas no es en todo igual, unas se sacan de color negro, euyo grano es muy fino, y á correspondencia su pe- so y dureza: otras de color ceniciento obscuro, no tan dura y pesada como aquella; y otras en piedra blanquecina porosa, sucediendo esto segun la cali- dad de las canteras Ó de los cerros, cuyo interior ocupan. Hay algunas en peñascos tan duros, que no ceden al pedernal, y cuesta dificultad sacarlas ente- ras3 pero al practicarlo se reconoce que la piedra y la concha no hiciéron union perfecta, pues á la fuer- za de los golpes, dados con alguna maza de hierro, se separan, quedando la concha con sus estrías di- vidida de la piedra, y señaladas en esta las mismas estrías en toda su profundidad. 14 Ademas de las conchas de las, especies que se 1 14N R ARO presion iz endu- €l ani- 2 de las permi- las dos animal enia se muere, concha; 3s abis- e man- piedras urecetr- tenian, abrirse, aba, y d para onchas negro, su pe- ro, no piedra a cali- nterior que no S Ente- edra y a fuer- hierro, ías di- nismas que se han DECIMOSEYTO, 243 han explicado, se encuentran bastantes de otras di- versas : estas son llanas univalbas , de la clase de hongos, cuyas estrías salen de un punto que no es- tá precisamente en el centro de su ámbito, y ha- cen tres Ó quatro curvaturas, encontradas hasta lle- gar á los bordes de ella, siendo estas en figura de S repetida: el tamaño es vario, pues llegan las ma- yores á tener 5 pulgadas de diametro por donde mas se extienden, en una figura quasi Oval: su grosor es de una línea con poca diferencia, y se distingue, como en las otras, de la piedra donde está, no- tándose la misma circunstancia que en las otras, de romperse aquella separándose la concha, y dexando las estrías enteras como que nunca tuviéron cuerpo, ni formáron perfecta union con ella. | 15 Supuesta la grande altura que tienen aquellos parages respecto del mar, y la particularidad de ha- llarse estas en el corazon de aquellos peñascos que forman el corazon ó interior de los cerros, se hace preciso inferir que no eran piedra quando las aguas las depositaron allí, y que su dureza es adquirida despues, siendo entónces la materia tan líquida, que penetraban por ella sin impedimento los varios ma- riscos que se encuentran, pues de otro modo era imposible : siendo pues líquida la materia, que aho- ra €s la mas dura, pesada y compacta, parece que las Otras ménos compactas y recias lo serian igual- mente, siguiéndose de ello la precisa conclusion de que toda aquella tierra elevadísima debia hallarse en la misma disposicion. 16 Aquí se ofrece una dificultad bien rara so- bre e! estado líquido de la materia en los tiempos inmediatos despues del Diluvio, y es, que en esta disposicion no podia mantenerse elevada , sin po- nerse á nivel con las otras partes que estaban in- feriores. La solucion que esto tiene es suponer , que Hh 2 lo re > li. aa E A WA | l | | 244 ENTRETENIMIENTO lo mas interior de las altas serranías no experimen: tó las grandes mutaciones que hubo en las partes mas próximas á la superficie; y que sirviéndoles de apoyo las que no se liquidáron, se sobstuviéron y fuéron agregando a ellas las que lo estaban, y por esto no corriéron á buscar la igualdad ; á lo que se agrega , que ántes de dividirse en quebradas profun- das de mucha anchura, eran territorios poco ménos que iguales, donde se mantenian sin notable des- igualdad , las que al presente son montañas : esto es lo mas natural y verosimil , pues solo de este mo- do se puede comprehender que las conchas del mar estén embutidas en las peñasquerías, y que se sobs- tuviese la materia a donde alcanzó la liquidacion, formando aquella altísima eminencia de tantos cente- nares de leguas en lo largo que hace la parte alta de la América Meridional. 17 Es natural que así como quedáron conchas en lo interior de las montañas, y de sus bancos Ó can- teras, se detuviesen muchas en la parte exterior de su superficie, pero como ménos arraygadas y fixas fuéron las primeras que corriéron á buscar su pri- mer centro, siendo esta la causa de no encontrarse sucltas y esparcidas sobre la tierra, ni sin estar pe- trificadas, La disminucion que tienen las montañas, sin embargo de su solidez y de la dureza de la ma- teria que encierran, llega á ser perceptible en algu- nas de estas mismas conchas petrificadas que se en- cuentran en los rios que descienden de ellas. Estas se ven separadas enteramente de la piedra, donde estaban contenidas algunas tan perfectas en sus es- trías, que no les falta cosa alguna , y otras con-" servando algun pedazo pequeño de la piedra exte-: rior, como testimonio de haber sido desmembrada de ella: todo lo que con las lluyias, los soles, los hielos y las nieves se separa de aquellas montañas, j as” / a á erimen: partes oles de esto es te mo- lel mar > sobs- lacion, cente- alta de has en Ó can- jor de y fixas u pri- ntrarse ar pe- 1tañas, la ma-. algu- se en- Estas donde us es- con=' exte-: 'brada Ss, los tañas, has- DECIMOSEXTO. 245 hasta descarnarse lo interior de sus canteras, y di- vidirse las conchas que estaban embutidas en ellas, es disminucion que tienen de su primitivo estado, y 2 proporcion fué mas facil que las que no se halla- ban tan sólidamente retenidas, siguiesen con las aguas, sin dexar indicios de haber estado allí, 4 ménos de suceder lo que se ve en la Concepcion de Chile, de quedar baxo de tierra, cubiertas con un grueso ban- co de ella, cuyo volumen en los tiempos inmedia- tos del Diluvio no es facil determinar. Otra señal no ménos convincente de haber estado las aguas en aquella vasta eminencia, y de la liquacion de la ma- teria exterior de la tierra, se hace perceptible en las concreciones de varias piedras, que en canteras con- siderables se encuentran igualmente en los cerros. Estas consisten en una porcion grandísima de guijos menudos, unidos por medio de otra materia lapi- dífica, y el todo forma una argamasa durísima, que es lo que corresponde á la naturaleza de la materia que las incorporó: al paso que con la disminucion: de la capa exterior que cubre las montañas, van descubriéndose en ellas los bancos considerables de canteras , aparecen igualmente los de esta especie, siendo de una magnitud bien grande, pues por es- pacio de un quarto de legua, y aun á mas distan- cia, se reconoce extenderse lo que de ellos se ma- nifiesta á la vista. La piedra, ó guijos que hacen la concreción , es como queda advertido, pequeña, del tamaño de nueces, y menores; diversas en las figuras, unas chatas, otras ovales, y tambien mas' redondas que largas: la materia que las une es de color de ceniza blanquizca , con grano, pero durísi-. ma y pesada. 18 Estos guilos en sí son como las conchas pre- cedentes al Diluvio , y la concrecion se formó de sus resultas, mediante que para ello era preciso que la 246 ENTRETENIMIENTO la matería que las unió estuviese líquida para que pu= diese llenar los intersticios que habia entre ellas, con- sideradas en monton, pues de lo contrario se hu- biera hecho la concrecion perfecta en las partes ex- teríores, y en lo interior habria quedado solo con la presion que se comunicaban unas á otras. Cor- robórase esto con la circunstancia de que en aque- llos mares cs muy comun en lugar de arena, ó de lama, ser su fondo cerca de las orillas de este gé- nero de guijos, lo qual se ve así por ámbitos de bastantes leguas , de suerte que lo que en otras par- tes es arena, en esta es guijería sin mezcla ni union de aquella. Los embates disformes que las aguas ten- drian durante el Diluvio, con el mismo poder que lleváron las conchas á aquellas eminencias, lleváron sin duda la guijería , haciéndose entónces una mez- cla de las cosas que ántes estaban divididas, unas como propias del elemento del agua, y la otra co- mo perteneciente al de la tierra. Puestas allá, y en- vueltas en una materia que se hallaba líquida, se incorporaron con ella : las que encontráron la que era propia para petrificarse, formáron concrecion; las que no, quedaron sueltas, y por esto se encuen- tran tambien otros bancos donde la guíjería no la forma , hallandose suelta y mezclada con distintas especies de tierras; pero como las de esta clase se hallan mas expuestas á rodar con las aguas, no son subsistentes como aquellas despues que pierden la ca- pa exterior que las mantenía, siendo en tal modo las concreciones que salen de la tierra, que al mo- do que los picachos de la demas peñasquería, se le- vantan de ella á proporcion que se van descarnan- do de tierras, 19 Én estas concreciones se ven , como en las conchas, dos materias distintas, que se hallan in- corporadas, Ó unidas la una con la otra. Ésta cir- cuns- as ten- er que eváron a mez- , unas ra co- y y €n- da, se la que recion; ncuen= no la istintas lase se no son 1 la ca- - modo al mo- se le- carnan- en las lan in- ta Cir= cuns- DECIMOSEYTO. 247 cunstancia obliga á conocer que la una fué primero que la otra; y que la que hizo la union se halla- ba líquida quando la que se unió se introduxo en ella, cuya obra no pudo perfeccionarse en otro tiem- po que quando con las aguas experimentáron la ma- yor alteracion todas las cosas de este globo. 20 En las peñas que contienen conchas petrifi- cadas se encuentran tambien otros cuerpos, que in- dican ser maderas, persuadiéndolo así la disposicion de las fibras y porosidades en la que se distingue la corteza de las otras partes leñosas. Esta circunstan- cia aumenta la particularidad por no críiarse árboles grandes ni pequeños en las eminencias, bien que en algunas distancias de ellas, hácia las partes ménos rigidas, hay los casís , especias , y quinuales, de que se ha dado noticia; y así en el cuerpo de un mis- mo peñasco se descubren las señales de las cosas del mar y de las producciones de la tierra ántes del Di- luvio, De esta no es posible conjeturar si entonces era mas fecunda de plantas mayores que lo que se ve despues; pero sí, que para que sucediese sin sa- lir del órden natural de las cosas, era preciso que el clima fuese mas benigno, y para ello aquella par- te de mundo habia de ser ménos elevada de lo que se halla, respecto de que de su mayor elevacion re sulta la ménos densidad del ayre, y de esta la frial- dad y congelacion. 21 De esta mayor elevacion que tiene aquella parte de la tierra, comparada con las otras, se sa- ca por consequúencia, que aunque se le llama Nzxe- vo Mundo, con atencion á su descubrimiento por los Europeos, es verdaderamente el Mundo Viejo, Ó mas antiguo, porque fué el primero que salió de las aguas despues del Diluvio; y aunque no fuesen mas que instantes los que precediesen de la aparicion de las tierras mas altas á las que no lo eran tanto , basta es- A! 248 ENTRETENIMIENTO esto para que tuviesen la antelacion. 22 Suele descubrir la casualidad ciertas cosas, que hacen titubear el juicio, sin acertar á darles una interpretacion adequada, y tal, que no dexe dudas y dificultades. Esto sucede con unas pirámides que se hallan en el Llano de Paucara, las quales al pa- recer son obra de la naturaleza, aunque por otra parte no se conforman con ello las circunstancias que en sí tienen. El pueblo de Paucara es uno de los que componen la Doctrina, ó Curato de Aco- bamba en la Provincia de los Angaraes, del Gobier- no de Guancavelica. El clima es de lo mas frio de aquellos en donde no granan las sementeras ; allí las serranías se apartan , y dexan espacio bastante dilatado para una llanura, que hace algunas pen= dientes en forma de lomas, En esta llanura se ven sembradas unas piedras en forma de pirámides, re- dondas, cortadas con toda y :feccion, siendo cada una de una picza : en su altura hay variedad por serlo unas mas que otras: algunas llegan á 1o varas, otras á 8, y otras mas pequeñas 3 pero sus stiper- ficies son seguidas é iguales, yendo a rematar en punta; y muy pocas se hallan truncadas por arriba, lo que debe atribuirse á la ruina que causan los tiem- pos; en quanto al número no se puede determinar, estando repartidas por aquellas lomas, sin que en sus inmediaciones se encuentren otras piedras de di- ferente figura: el color de estas es blanquecino, y no se reconoce en ellas grietas ni rajaduras. Algunos han pensado ser obra artificial de los Indios, tenien- do por muy extraño que pueda serlo de la naturale- za: á la verdad se hace dificil concebir quáles fuesen los moldes de que esta se valió para dexar en lo es- pacioso de aquel llano unas obras tan admirables, en figura de tanta perfeccion, y que fuese á poner allá los modelos de lo que el arte habia de imitar des- pues s, que "$ una dudas es que al pa- r otra tancias mo de . Aco- sobier- frio de 5 allí astante Ss pen= se ven es, re- o cada ad por varas, super- atar en arriba, s tiem- rminar, que en s de di- ino, Y Algunos tenien- aturale- s fuesen n lo es- bles, en ner allá tar des- pues DECIMOSEXTO. 2.19 pues en las que eligicron los Egipcios con «l fin de inmortalizarsc. 23 A que sca sola obra de la naturaleza , inclina el crecido número que hay de ellas. La circunstancia de ser de una sola pieza la altura y magnitud, y la dureza de la piedra , da motivo para discurrir bastan- te sobre las que erigiéron los Egipcios, cuya ¡dea pu- do haber sido heredada por la sucesion de los ticm- pos; pero si por el contrario se atribuyen á obra de los hombres , es forzoso pensar haberla llevado de donde la tomáron los Egipcios: en este caso se abre camino con alguna mas facilidad para discurrir sobre el origen de los Indios , y el nundo con que se poblá- ron aquellos paises , sobre que se ha pensado tanto, sin acertar á determinarlo de un modo que satisfaga á la razon. 24 En el reyno de Quito se ven las guacas que servian de monumento donde se enterraban los In- dios; y aunque no son precisamente en figura de pi- rámides, tienen semejanza con ellas en quanto lo per- mite la tierra, que es el material de que las hacian, y la precision de darles la pendiente necesaria para que se sostuviesen. En la parte de Guancavelica, y por aquellos paises que corren en adelante , no se encuen- tra este género de monumentos , porque en cada pais varían los usos, aunque generalmente eran propen- sos á conservar la memoria de los que morian: ha ademas de esto tradicion de que en el llano de Pau- cara era el parage á donde se iban á enterrar los Cu- racas y Caciques de aquellas comarcas que sobresalian en poder, y eran de la primer consideracion; y así no sería irregular que hiciesen erigir las pirámides que ahora se ven , así como en el reyno de Quito. Es- tablecian las guacas, que era obra no ménos grande, por la cantidad de tierra que entra en ellas, siendo unos cerros artificiales , hechos en forma de pan de Li azú- = e - na += _ dt A A ra 252 ENTRETENIMIENTO sobre ello, hallandose falsificado el sistema con las mismas razones en que se ha fundado ; y ademas de la debilidad que en él se advierte , queriendo atribuirla a lo cálido y frio de los climas, nunca se da cumpli- da satisfaccion á la diversidad de contexturas y dispa- ridad de las facciones, en lo que hay tanta disonan- cia como la que se percibe en los coloridos, 2 Los Indios son de un color que tira á roxo, y a fuerza de tostarse con el sol y con el viento, to- man otro que obscurece; pero es necesario advertir, que lo frio de los temperamentos ni lo caluroso , no induce en esto variacion sensible; y así los lidios de la parte alta se equivocan con los de la baxa del Pe- rú; y entre estos los del pais que llaman Valles con los de:otros mas calurosos ; sucediendo lo mísmo á los de la parte Meridional desde los 40 grados hacia el Sur, y los de la Septentrional desde los 40 grados, y de allí para el Norte, los quales no se distinguen en el color de los que habitan hácia la Equinocial; de modo ,.qune mezclados unos con otros no es facil dis- cernir qual sea de una parte, y qual de la otra; pot- que recayendo sobre el color propio el efecto que: causa el sol, es ayre y el frio, vienen a quedar todos de un roxo obscuro , que es el general entre ellos, como se asentó. En la raza de Indios se distinguen menos las diferencias que en las otras: como , por exemplo , entre los Negros hay unos belfos de nariz aplanada, y ojos cargados de carne, que comunmen- te se llaman Getudos, y en lugar de cabellos tienen lana, Otros, cuyo color es tan negro como el de aque- llos, y las facciones son semejantes á los blancos, par- ticularmente en boca, nariz y ojos, y el cabello es lácio, aunque grueso; hay algunos colorados, y otros de color claro, tirando al de los Mulatos. En los In- dios se percibe poco la diferencia del color, y aunque en las facciones varían bastante, las que son propias ( $ on las s de la ibuirla umpli- dispa- sonan- OXO, y O, to- vertir, o, no los de el Pe- "Ss con » a los cia el tados, nguen ial; de l dis- 5 por- o que todos ellos, iguen , por nariz 1men-= ienen aque- , par- lo es otros 3s In- Inque 'opias pas dm DECIMOS EPTIMO. 253 de la raza son sensibles en todo; como es la frente muy pequeña y poblaa de cabello hasta las extremi- dades, o la medianía de las cejas',[los ojos pequeños, la nariz delgada , pequeña y encorvada hácia el labio superior , el todo de la cara ancha, las orejas grandes, el cabello renegrido, lácio y grueso, las piernas bien hechas, los pies pequeños, y los cuerpos fornidos y dobles , el ser lampiños , pues solo quando llegan á viejos tienen alguna barba, pero nunca en las mexi- llas; y aunque tengan alguna discrepancia en esta contextura , conservan siempre el ayre de la raza, y no se equivocan con los Mulatos , que son los que les acercan algo en el color. Visto un Indio de qualquier region , se puede decir que se han visto todos en quanto al color y contextura 3 pero en quanto á corpulencia no es así, variando segun los parages. Los de la tierra alta del Perú son de mediana estatura : los de la baxa la tie- nen algo mayor, aunque la diferencia es poca. No así los de las partes Meridionales desde lós 36 grados para el Sur, ni los de los Cayos en la parte de la Flo- rida, ni los de la parte Septentrional desde los 30 gra- dos para el Norte, en quanto hay conocido por el Misisipi, el Canada, y hacia la parte de la Nueva Es- paña, que son de estatura alta, bien hechos y forni- dos, cuya diferencia no puede atribuirse ni al frio ni al calor, mediante que en el Perú hay de uno y de otro, en tanto grado como en los paises de mucha la- titud, ó en los que no la tienen. Poco ménos que con el color sucede por lo tocante á usos y costum- bres , al carácter , genio , inclinaciones y propiedades, reparendose en algunas cosas tanta igualdad como si los territorios mas distantes fuesen uno mismo, To- das las naciones de Indios han gustado mucho ae pin- tarse los cuerpos de colorado , buscando para ello las tierras que dan este color; y la mina de Guancaveli- ca 254 ENTRETENIMIENTO ca no tenia otro uso entre los del Perú, que servirse del cinabrio para este fin: los de la Luisiana, del Canadá , y los mas remotos hacia el Norte, propen- den á pintarse con extremo, y no hay mejor mercan- cía para ellos que el bermellon. Parecerá particular, que siendo de naturaleza colorados usen tanto de este color ; pero en esto no hacen mas que lo que se prac- tica entre las naciones mas cultas de Europa, que siendo blancas usan varios ingredientes para hacer so- bresalir mas la blancura. Los Indios civilizados del Perú no lo acostumbran ya, pero lo usaban ántes de la conquista ; y entre las naciones que subsisten en su libertad no dexan de practicarlo. En las de la parte del Norte es general, y para ello se sirven , ademas del color roxo, que es el principal, de blanco , negro, azul y aun verde. 4 La obra de pintarse en los Indios de la Luisiana y en los que pueblan aquellos dilatados paises hacia el Norte , viene a ser como en las naciones cultas el ves- tirse y ponerse decentes para parecer. Llámanlo ellos mactacher , y es en lo que emplean sus talentos, prac- tic'ndolo con la mayor prolixidad y delicadeza; en lo que se dexa conocer su paciencia , siendo la única co- sa que hacen sin pereza, y para que están siempre prontos. Necesitan cinco ó seis horas, que es una ma- ñana entera, para esta operacion 5 y la dama mas de- licada y prolixa no hace tanto uso del espejo para to- carse como ellos : van aplicando los colores con tal arte, que se requiere tener destreza para hacerlo: por la raiz de las pestañas , sobre los dos párpados , po- nen dos líneas de color del grosor de un hilo :lo mis- mo executan en los labios ,en las aberturas de las na- rices , y sobre las cejas : en las orejas tambien ponen haciendo las mismas vueltas que ellas tienen. El resto de la cara lo distribuyen en varias figuras, siendo el roxo el que sobresale, y los otros siryen para realzar- lo, Pa. os del ntes de n en su a parte ademas negro, uisiana , prac- en lo ¡ica Co- iempre na ma- 1as de- ara to- on tal lo: por y po- lo mis- las na- ponen l resto ndo el alzar- lo, Ex DECIMOS EPTIMO. 2588 lo. Tambien parte del pescuezo entra en esta galanu- ray y de ordinario sobre las mexillas ponen chapas bastante espesas de bermellon, Para inventar las fi- guras que han de hacer, y tirar las líneas con sutile- za y perfeccion, necesitan del tiempo que se ha di- cho; y como no siempre corresponden á la idea que se fotinan , sucede el borrarlas despues que están he- chas para sobstituir otras que les quadren mejor á su modo de juzgar. Es tal la presuncion y el deleyte que tienen en esto, que despues de estar mactaches no sueltan el espejo de la mano, ni cesan de mirarse en éÍ, recreandose con su propia figura: el resto del cuerpo queda a lo natural, y lo mismo la cabeza, sin ropa que les cubra la carne; siendo lo comun andar en cueros, y solo con lo que llaman tapa-rabo. 5 Los Indios guerreros , que son como los Capi- tanes de yalor y crédito, se distinguen de los otros en traer pintado el cuerpo en estampado , introdu- ciendo los colores por el pellejo , que llaman p: ¡quetea- do, por hacerse á fuerza de piquetes ; 5 y 4 proporcion de las proezas se extiende este modo de pintura ; los unos no traen mas «que los brazos, otros aumentan las piernas, en otros se extiende á los muslos , y en otros desde la cintura arriba , que son los principales en la guerra : de este modo, á medida que las accio- nes y la reputacion van creciendo , lo ya tambien el estampado, 6 Estos guerreros usan tambien de plumages, que ponen en la cabeza en forma de garzota, en los bra- zos y en las piernas, mas arriba de los tobillos, al modo de brazaletes, siendo asimismo distintivo de las armas y señal de y alor; y asi los que no son guerre- ros no los traen. 7 La propension al ocio y a la desidia es la mis- ma en los de la Luisiana y el Canada que en los del ia y partes meridionales de la América , ciyiliza- dos 256 ENTRETENIMIENTO dos ó gentiles; y los únicos exercicios en que se ocu- pan los que subsisten en su libertad , es la caza y la pesca, lo qual sucede asimismo á las naciones que es- tán vecinas al Paraguay en las Pampas de Buenos A y- res: las mugeres son las que tienen el cuidado de ha- cer unos cortos semurados de maiz , y de algunas ca- labazas , l?. que lo muelen para prepararlo del modo que lo usan, y las que disponen las bebidas que acos- tumbran ,cuidando al mismo tiempo de los hijos , por- que en esto no se embarazan los padres. Las Indias reducidas de toda la America Meridional usan lo que ilaman el arca, que significa el cerro , y estirarse el cabello desde la mitad de la cabeza sobre la frente, y cortarlo todo al rededor desde las orejas , por encima de los ojos , tapando con él la frente y cejas. Esto mismo practican las del Norte; unas y otras atan el resto del pelo atrás, haciendo coleta, y son tan igua- les en ello, como si se hubiesen modelado las unas por las otras. Esta uniformidad hace ver venirles la moda desde la primera raza en que empezáron á es- parcirse por aquella inmensidad de paises. 8 No sucede lo mismo con los Indios en este par- ticular ; los del Perú en la parte alta traen el cabello largo y tendido, sin cogerlo, siendo esto un género de galanura 5 los de la baxa muchos lo cortan, ha- ciéndolo así por causa de los calores, é imitando á los blancos ; los de la Luisiana se lo arrancan de raiz desde media mollera adelante, para hacer la frente grande , habiéndosela dado muy pequeña la natura- leza , y el resto de él lo cortan corto : esto lo hacen para que en la guerra no tengan los contrarios de donde asirlos , ni facilidad para arrancarles las cabe= lleras quando caen en su poder, porque es uso entre ellos llevar los vencedores por triunfo las cabelleras de los vencidos. El modo de sacarlas es cruel : los usei por los cabellos quando son Européos , que los acos- tum- * se ocu- iza y la que es- 105 Ay- ) de ha- nas cas el modo ue acos- 0S , por- Ss Indias 1 lo que rarse el rente, y encima IS. Esto atan el in igua- 1S unas 1irles la 1á fs- ste par- cabello género in, ha- tando á de raiz frente natura- ) hacen rios de s cabe ) entre belleras OS uSCil JS ACOS- tum- DECIMOSEPTIMO. 259 tumbran l¿rgos, y cortándoles el pellejo de la frente al rededor meten los dedos por entre el y el hueso, y arrancan de quajo todo el pellejo de la cabeza, y el cabello que está con cl: sin embargo de ser tar inhumana y dolorosa esta operacion, viven al- gunos que han pasado por ella: quando no tienen cabellos los vencidos es mas dificil !s. val obra, fal- tando de donde asirlos para tenerlos sujetos. g Generalmente es inhumana esta nacion, y se observa lo mismo en los del Perú , civilizados ó libres, que con los de la Luisiana, diferenciando- se, en que la circunstancia de estar civilizados los unos, y sujetos á leyes y gobiceri:5, no pueden prac- ticar su inclinacion en los racismnales; pero con los animales se les yen hacer cosas que no dexan duda en ella. Su gusto en las fiestas de toros es llamarlos con 6 ú 8 lanzones , guarnecidos de re- jones anchos, y clavárselos á la embsstida á un tiem- po, cada uno por donde puede , bastando esto pa- ra que sin mas diligencia cayga el animal en tier- ra : inmediatamente acuden á cortarle el hocico, ra- bo, y varios pedazos de carne de los muslos, y los comen antes que acabe de morir; para qualquier co- sa que sea de crueldad se les encuentra dispuestos, reconociéndose en la alegría que muestran tener com- placencia de ello. De esto se puede colegir , que si viviesen en toda su libertad como los de la Lui- siana , Florida, y los de las partes mas imeridiona- les, harian con los racionales lo mismo. Lo mas notable en estos casos es executar las crucldades á sangre fria , sin manifestar cólera, ni tener en que fundarla , al modo que hicieran qualquier otra obra que no participase de inhumanidad. ro La particularidad de ser lampiños, y no te- ner bello en parte alguna del cuerpo, es general en toda la raza, desde las partes septentrionales á Kk las 258 ENTRETENIMIENTO las meridionales , y en esto se distinguen de las de- mas gentes. 11 Tienen el pellejo grueso, la carnadura recia, y ménos sensible que los de las otras partes del mundo; y entre varios exemplares que se pudieran referir, y lo confirman, será bueno el de la opera- cion de la piedra: ha sucedido en esta tardarse 27 minutos en extraerla á un Indio, sin dexar de ma- nipular en él, quando lo regular es de 3 á 5, por- que estaba adherente, y al tiempo de quererla ti- rar se escapaba de la tenaza: fuéron muchas las ve- ces que el operario la introduxo y salía sin ella, en cuyo tiempo no se le notaron los grandes es- tremecimientos y sensibilidad que regularmente cau- sa el dolor, ni mas que un quejido lento que de tiempo en tiempo daba, al modo que quando se sien- te alguna leve incomodidad. Por último salió la pie- dra al cabo de repetidas diligencias, y á los dos dias clamaba el paciente porque le diesen de comer, dexando la cama antes de los 8 dias sin dolerle na- da, aunque la abertura no estaba del todo cerrada. Otro tanto les sucede en fracturas de hueso, en heridas, y los demas accidentes , notándose que con facilidad curan, y que no demuestran tanto dolor como las otras gentes. Reconocidos los cráneos que se sacan de las sepulturas antiguas, se ve tener mas grosor que lo regular, siendo de 6 á 7 líneas; lo mismo se repara en el pellejo, manifestándolo asi las operaciones de cirugía, y los esqueletos que se sacan de los sepulcros. De esto se infiere ser en ellos la organizacion mas tosca y de mayor resistencia; por lo qual es méros sensible. Lo acredita tambicn la resistencia con que sobrellevan las miserias y las intemperies. Los de la parte alta del Perú, que se exercitan en ser ganaderos, habitan'en las Punas mas rígidas , donde el frio y la nieve son quasi con- tin= comer, rle na- errada. so, en ue con , dolor 20s que 1er mas eas; lo olo así que se n ellos ias por en la y las que se 1aS MAS | con- tin= | DECIMOSEPTIMO. 259 tinuos; y siendo muy poca la ropa que usan, se acomodan á tales destemples sin molestia, ni expe- rimentar los efectos que causan en las p2rsonas de contextura mas delicada. Mucho puede contribuir el hábito, pero este no les libertaria del todo si la dis- posicion de los poros y el grosor del pellejo no ayudase. Los de la parte del Norte, semejantes á aquellos , resisten los grandes frios y hielos del in- vierno, sin dexar de ir á cazar, y no usan ropa con que abrigarse; porque aunque se ponen sobre las espaldas una manta de lana, que no ciñe al cuerpo, Ó en su lugar alguna picl de animal, mas parece que lo hacen por gala que para resguardo; porque en lo fuerte de los calores la traen igual- mente, quando las otras gentes blancas y negras no pueden sufrir ni aun las cosas mas delgadas de li- no ó seda; y quando están cazando no la acostum- bran para hallarse mas desembarazados, y llevar mé- nos estorbos al penetrar por aquellos bosques llenos de ramazones y de espinas; siendo de opinion, que estas resbalan sobre el pellejo, y sobre cosa de ro- pa hacen presa. 12 En todos tiempos andan con las cabezas des- nudas, sin ponerse cosa alguna que los resguar“*e de la impresion de los rayos del sol ni del efecto de los hielos, y no se ve que padezcan de las in- comodidades que causan , ni en la Luisiana de los violentos efectos del sol en verano, que matan pron- tamente á los de orras razos. La costumbre y el há- bito desde pequeño contribuyen sin duda en mucha parte, y estas tienen mayor vigor quando recaen en complexiones fuertes, que de suyo son poco sen- sibles. En la América Meiidional se diferencian los Indios en los trages modernos , no siendo general uno mismo. Los del reyno de Quito conservan el que acostumbraban en tiempo de sus Reyes: en la Kk 2 par- 260 ENTRETENIMIENTO parte de Valles, y tierra alta del Perú, visten en parte á la Española, y en lugar de sombreros se sirven de monteras de paño muy pesadas y dobles, sin que les molesten quando van á los parages ca- lientes, ni les hagan falta en los mas frios quando no las tienen : no usándolas todos con igual preci- sion , andan desnudos de piernas y pies, y lo mas que suelen usar es alpargatas de pellejo de buey, que humedecidas despiden un olor muy malo: estas no se las quitan de los pies para dormir, ni para secarlas , manteniéndolas hasta que se rompen, y es una de las señales de sm desaseo, y de no conocer fastidio a las cosas mas impuras. 13 Es general en esta gente la propension a la embriaguez, y para ello prefieren siempre los lico- res mas fuertes. Los del Perú usaban de la chicha hasta de pocos años a esta parte, que por la uti- lidad de los dueños de haciendas en la parte ba- xa, donde se crian viñas, y principalmente en los Valles de Ica, Pisco y Nasca se ha introducido el aguardiente, con el qual se aniquilan visiblemente. Igual inclinacion se nota en las muchas naciones que pueblan la América Septentrional desde la Florida y el Misisipi, hasta los parages descubiertos mas al Norte, a quienes los Ingleses de la Nueva Inglater- ra por una parte, y por otra los Franceses de la Luisiana, y los que habitaban en el Canadá, los han habituado á esta bebida, siendo el medio de que se vayan exterminando; y así se ha reconocido haber- se disminuido sensiblemente cada nacion. 14 La grande aficion que conservan al ocio y á la floxera les induce á ser extremosos en el uso de las bebidas que embriagan; siendo tal el desatino que tieren por ellas, que lo atropellan todo, ar- rastrando por quantos peligros pueden oponérseles, por saciar esta desenfrenada pasion. En la Luisiana sé en en ros se lobles, ES ca juando preci- lo mas buey, : estas i para , yes onocer nm a la s lico- chicha 12 uti- te ba- en los ido el mente. ¡es que rida y nas al alater- de la os han que se haber- lo y a 1so de satino ), Ar- rseles, isiana sé DECIMOS EPTIMO. 261 se ha visto, no una sola vez, el Indio de mayor con- fianza, y al parecer de mejor razon, matar a su amo alevosamente acompañándole á la caza, Ó yendo de viage, solo con el fin de robarle una limeta de aguar- diente que le habia notado, y esperar para hacer el golpe el instante en que estuviese dormido, beber- se el aguardiente, y dexar la limeta vacía á ccrtos pasos del cadáver. En la parte alta del Perú se ve con freqliencia amanecer muertos en las calles de re- sulta de la embriaguez, quando perdido el senti- do se quedan á dormir en ella, y el hielo los en- fria; sin que estos exemplares lastimosos y repetidos les intimiden, ni las amonestaciones continuas que se les hacen les persuadan para contenerse, Ó para valerse de alguna precaucion que les liberte del pe- ligro. En Quito era costumbre no beber las Indias, y acompañar a los maridos para recogerlos quando no pudiesen, á fuerza de eimbriagados, con sus cuer- pos. En el Perú beben las mugeres al igual de los maridos; se privan con ellos, y no pueden socorrer- se uno á otro; pero lo que es mas particular en es- te exceso es, que las madres incitan á los hijos des- de muy tiernos del pecho, dándoles de lo mismo que ellas beben, y ántes de dispertar a las luces «el co- nocimiento los acostumbran á la embriaguez. 15 Les sucede con este vicio lo que es regular en todos, que quando empiezan á beber no tiene tér- mino el exceso, continuando hasta que enteramente caen, y quedan privados de sentido; y aunque se procure separarlos, fuera de lo mucho que lo resis- ten, vuelven á él llamados del frenesí de la pasion. Son en esto, como en las otras costumbres, herma- nos legítimos los de unas partes con los de las otras, sin que las distancias mas dilatadas de los paises cau- sen diferencia, En Guancavelica, con motivo de los muchos Indios que allí acuden para los trabajos de las 5 A 262 ENTRETENIMIENTO las minas, en Potosí, y en los otros minerales gran- des, se toca mas que en otras partes la fuerza de este exceso: es el uso allí pagarles los Domingos lo que han trabajado en la semana á los que no son Mitayos, y á estos darles á cuenta la mitad, que- dando el resto para satisfacérselo junto al tiempo de concluir la Mira, Este pagamento se concluye á las 405 de la tarde por los mineros, é importa en Guancavelica cosa de 10,000 pesos; los 4000, á cor- ta diferencia, se beben de aguardiente en el resto de la tarde y noche; originándose de aquí que los Lunes hasta la noche es poco lo que se trabaja, á cau- | sa de no estar los Indios para ello, y así no les que- | da dinero para el gasto de la semana, y pagan el : Domingo siguiente lo poco que consumen de alimen- to en el discurso de ella. Ha habido Indio que se ha bebido en aquellas cortas horas el importe de 7 pesos, que vendrá a ser lo que cabe en doce, ó tre- ce limetas, sin que de pronto le resulte mas daño que la embriaguez, siendo bastante prueba de su re- sistencia. La chicha les embriaga en fuerza de la gran | cantidad; pero no les resultaban los daños que se ven con el aguardiente, cuyo uso deberia estar tan seriamente prohibido como si fuese veneno, mirando á la conservacion de aquellas gentes; y que quanto mas se disminuya, irán por precision en mayor des- caecimiento en aquellos reynos, siendo ellos los que se exercitan en toda suerte de trabajos recios de mi- nas, labranza de tierras, guardas de ganados, y, Otros. 16 Si es perjudicial la embriaguez con los Indios por la disminucion de' la especie, y la falta que ha- ce a la subsistencia de aquellos reynos, no lo son ménos por los desastres que acarrea de unos con otros, pues es ordinario dimanar alborotos, quime- ras, y acabar en tragedias, que por no ser regular per- cd 4 " 41 1 l / 31m 5 Hi me ! ' " | $ ml ! ' Erin y o 1) Ú Y Y / 1 Ñ ' UN] MH y 1 MEN ' Me 1 w " 1] f p U h ' í A me A DM ' f AR ñi HN 1 i . eN ' J 4 ¡0 UA MN | AY y nv ó 4 PJ 1 0] ' wo 4 / | 1 ! AR ! 4 AÑ 7 ie á ] 4 e ñ h d 4 e 5 » 1 ¡EE EN y El il i ne Hol AIN A | 4 1440 NN ¡ ¡ 4 ñ ¡0 Ñ Wi 1 4 i y Í 4 1H y) Mi ] IM 144 ñ 1771 ; Í vu 4 ¡ ii Í y 10 Ñ el % jj Ñ Ms MA ¡A IN , A r | Me ERA 1 Ni ' mé ; SA EIA 1 ¡ Y i 7 Pe e > $ A E aL d ME y 44 | EEN 1eÑ A 0Í LAS IO 4) de | A 3 POR A + E EA y ma Nr 4 ESA y Pp 1078 1 DAL ji 7 i $ o ' ; AAN j ! 6h AN $ > os : E 4 ¡0 p $ 1 . 1 $ WT! + UN A ! A ni ] P y + $ q 48 Ñ y bss 1) e. 30] AA 1 41 Y ' Y y Si f TA p 4 18, do > AR UN Í Dz 4f y Í | AL A! 7 E sl y 4h y . ] y í € Es 1 E ! p Te V at ¡ a y “Te uanto ir des- )s que le mi- 3S, Y, ndios 1e ha- ) son s con uime- gular per- A a $ DECIMOS EPTIMO. 263 permitirles armas, no son de las mas lastimosas; pe- ro no dexa de correr la sangre en las lastimaduras que se hacen con piedras ó con palos, y alguna vez con cuchillos; de suerte que el dia de Domingo, que debia ser solemnizado con la mayor reverencia y te- mor, se ven las poblaciones llenas de gentes sin sen- tido, unos con las caras ensangrentadas, otros con las cabezas rotas, otros lastimados en el cuerpo, y por este término con reliquias de la privacion, has- ta que rendidos se tiran por las calles á templar con el sueño las furias de los vapores, 17 Las muertes que los Indios del Norte execu- tan en Blancos, 0 Negros, ó con los de otras nacio- nes de ellos mismos, aun estando en paz con ellas, no tienen otro orígen que el de la embriaguez, con la qual se enfurecen, y son muy ocasionados á ha- cer daño, no respetando, ni temiendo cosa alguna; y aun los mismos que les ministran la bebida es pre- ciso que se precaucionen contra sus frenesíes, sien- do esto en algun modo el principio que tienen las guerras que se suscitan entre varias naciones: pues siendo regla entre ellos satisfacer el agravio con igual- dad en la pena, la cabeza del que mata es la que desvanece el sentimiento en la que se halla ofendi- da, y quando esto no se puede cumplir, ó hay re- sistencia en darla, pasa á ser la satisfaccion motivo de disension, debiendo tomar la venganza completa hasta la exténsion de la nacion, si fuese posible, de donde fué el agresor. En el trato y comercio que estas naciones admiten de los Europeos, es el prin- cipal renglon el aguardiente, sin el qual no apete- cerian las otras cosas, por haberlos acostumbrado á ello; y á este respecto los regalos que. reciben han de comprehend:: parte de este licor, que es el que moviéndoles los espíritus al partido de la alianza, les incita tambien á la ira, y á cometer con ceguedad las IMAGE EVALUATION TEST TARGET (MT-3) e AE RENEL ES ERAN SNA AE AN A y: 16 LA 1.25 6" 23 WES MAIN STREET phic lences Corporation 30 5 “EASTER, N.Y. 14580 (716) 872-4503 264 ENTRETENIMIENTO las mas inhumanas atrocidades; llegando el aprecio á tanto, que le llaman leche de sus amigos, com- parandolo con el primer nutrimento. Otro tanto su- cede con las naciones Bárbaras del rcyno de Chile, y con quantas mantienen trato con los Españoles en las partes meridionales del Perú: resultando de su asion desmesurada, no conocer amistad donde fal- ta el regalo de la bebida; y siendo forzoso con- descender en ello, se procura minorar quanto es po- sible. SONSOOPIOIOOIOIVMAIRIODIVIRIOSOOIASIOARICOSILICIA ENTRETENIMIENTO XVIII. Continúanse las noticias del carácter y costumbres de los Indios, con la comparacion de unos con otros. 1 No son temibles los Indios por su valor, co- mo lo son por sus alevosías y las astucias de que se valen para cometerlas. Vencedores por sorpresa, son inhumanos hasta el extremo, sin conocer piedad ni compasion, y esto lo hacen á sangre fria, deleytán- dose en la carnicería. Vencidos, son los mas cobar- des y pusilánimes que se puedan ver: en el primer caso tienen complacencia en derramar la sangre de los infelices que han sorprehendido; y en el segun- do se hacen inocentes, se humillan hasta el despre- cio, disculpan su inconsiderado arrojo, y con las sú- plicas y los ruegos dan seguras pruebas de su pusi- lanimidad, Todas estas son propiedades que convie- nen con la cobardía y con la alevosía, que es el ca- rácter propio de ellos: ó lo que refieren las Histo- rias de la conquista sobre sus grandes acciones es en un q ss r, CO- que se 1, SON lad ní y tán- cobar- rimer re de egun- espre- as Sú- pusi- nvie= el ca- listo- es en un DECIMOOCTAVO. 265 un sentido figurado, ó el carácter de estas gentes no es ahora segun era entónces; pero lo que no tiene duda es, que las naciones de la parte septentrional subsisten en la misma libertad que siempre han teni- do, sin haber sido sojuzgados por algun Príncipe ex- traño, y que viven segun su régimen y costumbres de toda la vida, sin que haya habido motivo para que muden de carácter; y en estos se ve lo mismo que sucede en los del Perú, y de toda la América Meridional, reducidos, y que nunca lo han estado, 2 No pueden, aunque se intente, atribuirse cs- tas propiedades en los reducidos del Perú á las cir- cunstancias de haber mudado de dueño, de hallarse dominados de una nacion extraña para ellos, de la sujecion en que están, ni á las demas causas que vie- nen con esta; atento que así como no han mudado de lengua, de usos, de propensiones, ni de costum- bres, no es regular que mudasen de carácter, ma- yormente quando se ve no haber entrado despues de los años que van pasados de la conquista en las de la Nacion dominante: ademas, que la sujecion no es tal como se suele figurar la idea, porque ellos vi- ven en sus pueblos con entera libertad, siendo go- bLernados por sus Curacas y Caciques, al modo que lo estaban ántes de ser conquistados; y lo que en este asunto se advierte de particular es la igualdad que hay en los reducidos con los qué nunca lo han sido, tanto de aquella misma parte, como de las mas distantes de «ilas. No habrá exemplar de que hombre á hombre, ó número igual de una parte y otra, hagan frente los Indios á otras gentes, scan Europeos, Ó Negros Africanos, ni que los esperen aunque sean superio- res: son, sin embargo de su poco brio, temibles, y sucede con bastante frequiencia, que un corto núme= ro pone en derrota á otro MA de tropa bien ar- l re- 266 ENTRETENIMIENTO reglada ; pero esto es tomándola por sorpresa en país ses cerrados de bosques, favorecidos de las ramazo- nes que los encubran. De este modo atacan un cuer. po, haciéndole descarga donde se considera mas se- gura, y €n el instante se trasponen, sin ser senti. dos, ni dexar rastro del camino que llevan: esto bas- ta para que empiece el desórden en la que se ve in- sultada , ignorando qual sea el número de los con- trarios, y las emboscadas que puedan tener dispues- tas; por este método repiten de distintas partes los insultos, y haciendo sobre seguro las descargas, no hay tiro perdido: no encontrando objeto, los que las reciben para defenderse, al primer desórden si-= gue la consternacion y la pérdida de la empresa. Pa- ra este género de guerra son habilísimos, astutos y, sutiles; saben tener tanta espera, que para no per- der el golpe, dan lugar á que se les logren las ven- tajas que premeditan, y la executan con quanta se- guridad es necesaria para salir con el intento: se ocultan entre los troncos de los arboles, como se dixo, y con las ramazones; y quando les faltan es- tos efugios se ponen tendidos sobre la tierra, y co- sidos contra ella, de modo que no se perciben. 4 En el parage llamado Natckées en la Luisiana, que era una de las principales poblaciones que los Franceses tenian, practicáron en una nochr el cruel asesinato de dar muerte á quantos le habitaban, executándolo sin embargo de la bucna amistad y confianza con que vivian: en ello observaron tan= to sigilo, que hasta despues de dado el golpe no se tuvo noticia de lo que pensaban; únicamente pu- do escapar uno, favorecido de las sombras de la noche, siendo el que quedó para dar testimonio de la inhumanidad que exercitáron con los demas; y por una particular compasion de algunas Indias no padeció el mismo fatal destino todo el resto de aquel. pais, E: po ER 1 0 A] o n0 A: + E pe A y Y e / DECIMOOCTAVO. 265 pais, que estubo sentenciado á ello. Las Indias eran las depositarias del secreto, y la conspiracion se ha- bia hecho convocando la nacion Natcheca á las otras de aquellos territorios , hasta largas distancias, pa- ra que un determinado dia acomctiesen á las pobla- ciones Francesas, cada una a la que estuviere mas inmediata, y no dexasen hombre á vida: el dia es- taba señalado en un manoxito de varillas que les repartiéron á cada una, con la disposicion de arro- jar una cada dia de los que se pasasen, desde el que se dispusiéron los manoxillos, para que quando no quedase mas que una, fuese este el señalado para la sorpresa general en lo mas silencioso de la no- che. Repartidos estos manoxillos, quedó el que cor» rospondia en Natchees, y la India que lo tenia á su cargo , Ó por sí, ó consultando con otras, com- padeciendose del fatal golpe que habia de exterminar a los Franceses, quitó del manoxillo tres ó quatro varillas en un mismo dia, y con esto vino á acor- tar el término para los de su nacion, que apura- das en los siguientes dias las restantes varillas, prac- ticó el asesinato quando faltaban las mismas tres Ó quatro varillas, que se habian quitado, á las otras naciones, y por esta razon no pudo ser á un tiem- po en todas; lo que dió lugar á que descubrién- aose la conjuracion se tomasen providencias para la defensa, y para cortarla el curso , sin cuya ca- sualidad hubiera sido inevitable el premeditado in- tento. 5 De este modo destruyéron los Indios de la Provincia de Macas, en el reyno de Quito, la rica ciudad de Logroño , la poblacion de Guamboya, con su capital Sevilla del Oro, que eran muy po- bladas, perdiéndose la memoria de los parages du1.- de estuviéron, y de los que daban las crecidas can- tidades de oro, por donde adquirió el nombre: en Ll2 el AA o a a A 268 ENTRETENIMIENTO el reyno de Chile, la Imperial, con otras de su dependencia, por los Indios Araucos y Tucapeles: los pueblos de Misiones de los Chunchos, en la ju- risdiccion del Gobierno de Tarma: los del Darjel, en el reyno de Tierra-F'rme; y otras varias que se han experimentado en distintos tiempos en aquellos paises , siendo iguales en el método de las convo- catorias , en el disimulo con que guardan el sigi- lo, sin que falte por alguno de los convocados; y, aun en las horas que eligen para executar el golpe, no ménos que en la clase de crueldades que come- ten, quitando la vida á sangre fria, y sin conoci- do mctivo de sentimiento, a los varones de todas edades , y conservando las mugeres, como despojo del triunfo alevoso , para servirse de ellas. 6 No se trata aquí de las inhumanidades que executan en tales ocasiones, y del secreto que guar- dan en ellas como cosa extraordinaria , pues estas mismas son regulares en iguales acaecimientos en todas las gentes: lo particular entre Jos Indios es la conformidad que guardan , sin que las distancias en que viven causen variacion en el método y la inhumanidad con que lo executan; sin que pueda atribuirse a tenerles oprimidos , pues las naciones que pueblan los vastos territorios desde la Luisia- na y Florida hácia el Norte, no han sido sojuz- gadas , ni privadas de su libertad, para que pu- diese atribuirse a ello; y aunque son limitadísimos de entendimiento , y torpes en los asuntos en que se necesita obrar con reflexion, en los de esta espe= cie, en que se mezcla la inhumanidad, la infiden- cia y el interés del pillage en los despojos de la accion, los de la Luisiana, y los de Chile , los de Quito, y los de Tarma, con todos los otros, son h: biles y expertos, como si hubiesen tomado las lecciones en una misma escuelas; y como parte de h ellas DECIMOOCTAVO. 269 elas son tan cautos en la observancia del sigilo, que no flaquean con motivo alguno, 7 Aqueila gente no cuenta los dias numerándo- los, ni distingue los de la semana , siendo para ellos todos como Hno mismo : solo conocen las lunacio- nes, por ser objeto visible, no gustando de que trabaje la memoria con semejante embarazo, y por esto quando deten hacer alguna convocatoria con otras naciones les envian un mensagero y un ma-- noxillo de varillas con tantas de ellas, como dias han de pasar desde el que premeditan la cosa, has- ta el que se debe exccutar , que es lo mismo que decir dentro de tantos dias. 8 Es preciso alvertir , que el agravio particu- lar de un solo inJividuo entre ellos, ó de una nacion, se hace causa comun , comprehendiendo aun á las mas distantes, y que para este caso no les detiene cl pacto de la amistad recíproca en que se hallan ligados, con la que intentan ofender, ni el reconocimiento de los beneficios que reciben de ella, atropellando estos respetos, y con ellos la buena fez acreditase con ello la poca seguridad que puede ha- ber en sus palabras, siendo forzoso vivir en des- confianza y con cautela, pues no es seguridad la amistad para estar libres de sus conjuraciones im- previstas. g Acometen con resolucion y ferocidad á algun individuo que encuentran indefenso, por robarle lo que tiene y vestirse de sus despojos. Lo mismo hacen con astucia y prontitud en alguna casa retirada de po- blado , asaltándola por las paredes con mucho sigilo, O introduciéndose con silencio sin ser vistos, siendo la primera diligencia el asesinato de los que duermen; y estando asegurados en esta parte roban lo que en- cuentran; pero si perciben disposicion para resistirles, se retiran con el mismo silencio que emprendiéron, y vuel- A SÉ ... AA > EL A A Á N n TZ E GN ” 270 ENTRETENIMIENTO vuelven á emboscarse hasta hallar mejor' ocasion. Se observa en los de la parte del Norte, que quando se calientan con la bebida, y que se quiere incor- porarlos con la tropa , como se practicaba en las guerras que ha habido entre Franceses é Ingleses; son arrestados, pero no subsisten mas que Ínterin pasa el fervor de los vapores del licor, y que se ven bien sostenidos; pero faltando una de estas dos cir- cunstancias, se separan para volver á su modo de emboscadas. Á esto alude la frase que usan los In- dios civilizados del Perú, que hablan algunas pala- bras mal pronunciadas en Español: quando se al- borotan empiezan por beber bastante aguardiente, y á esto llaman animó, pronunciado largo, que es lo mismo que decir, tomar valor. Con ellos no de- xan tambien de experimentar alborotos repentinos, juntándose muchos, y á pedradas acometen con in- trepidez y gritería; pero con poca gente que se les opongan vuelven la espalda, se ponen en fuga, hu- yendo sin tino por distintos lados, para disimular haber tenido parte en el alboroto. ro Por su ninguna fe, por su facilidad en al- borotarse, y por la complacencia con que concur- ren á todo lo que mira a hacer daño, ha sido una de las providencias que se han dado la mas pruden- te y sabia para el gobierno de las Indias Españolas no consentirles armas á los que están reducidos y subordinados, ni darles conocimiento de su manejo, tenerlos sujetos, y precisarlos á que trabajen en las cosas que se les ocupa, como son las Mitas de mi- nas y de haciendas de labor; porque de no obser- varse así no habria seguridad de mantenerlos en obediencia, comu lo manifiestan los varios lenvanta- mientos ó alborotos, que con muy ligeros motivos suceden en las Provincias, los quales si llegáran á tomar cuerpo, serian temibles. Las naciones Francesa on. Se puando incor- en las 18 leses; nterin se ven OS cir- do de os In- pala- se al- liente, que es o de- itinos, on in- se les 1, hu- imular en al- INCur- lo una ruden- añolas dos y anejo, en las le mi- obser os en lanta- tivos ran á Incesa DECIMOOCTAVO. 27 e Inglesa se han manejado en las partes del Norte de distinto modo. Les introduxéron armas de fue- go, y les enseñaron á usarlas, con el fin de qué hiciesen mas crecidas cacerías, para que fuese mas considerable el comercio de las pieles, y con la máxima tambien de aumentar sus tropas quando las necesitasen , para emplearlas recíprocamente la una contra la otra; pero de aquí ha resultado ha- berlos armado y dispuesto contra sí, pues siempre que no les conceden quanto piden , vuelven las ar- mas contra los mismos que se las han franqueado. Cometen ccrrerías y viclencias en sus establecimien= tos; les precisan á solicitar su amistad por medio de regalos y gratificaciones, sin poder contar con su amistad; porque en la ocasion son de quien mas les da de pronto , olvidando contribuciones y be- neficios pasados ; y por esto es una de las princi- pales máximas de aquellas partes tenerlos gratos, no darles ni aun remotos motivos de queja, y quan- do la forman procurar con dones aplacarlos, aun+ que sean mal fundados. ) 11 Esta gente tiene la propiedad de dormir po- co, y de pasar lo mas de la noche en vela : sus funciones de alegría y regocijo , que son insepa- rables de la embriaguez , duran tanto de dia co- mo de noche: quando se sienten cansados indistin- tamente se tienden y duermen, y á la hora que despiertan vuelven á continuar , sucediéndoles lo mis- mo en qualquier tiempo; y así quando todo el mun- do está entregado al descanso, ellos andan vaguean- do de un lado al otro, sin objeto determinado, «nj serles impedimento el tener que trabajar despues en los destinos que les ha impuesto la sujecion. Los que subsisten en su libertad en las partes de Chi- le, Pampas de Buenos Ayres, y en los demas paí- ses de Montaña, y los de todo el Norte qe la Q» 272 ENTRETENIMIENTO Florida en adelante , tienen esta misma costumbre, no obstante la precision de buscar el alimento en la caza ó en la pesca. 12 Por lo que queda explicado se reconocerá ser la vida de estas gentes semejante á la que hacen los brutos, sin horas determinadas para las distribu- ciones, y que tambien les parecen en ser de poco sueño , manteniéndose en vela la mayor parte de las noches: lo mismo se advierte en el modo de descansar, 0 de mantenerse quando no se hallan ocu- pados : los de los paises muy cálidos se tienden en las jamacas que ellos mismos fabrican, pero los de- mas lo hacen en el suelo unos entre otros, sin dis- tincion de sexós ni de estados; de donde puede in- ferirse las consequencias que sobrevendrán , propias de una vida brutal. 13 A la rusticidad y barbarie, de que respectí- vamente se hallan poseidos, se sigue la cortedad ó falta de nociones: ya se ha dicho no contar los dias, ni distinguir semanas. La luna quando la ven les in- dica el: ino de un tiempo, sin embarazarse en los dias que contiene: los frios en el invierno, y los calores en el verano, Ó la alteracion de hielos y de nieves, les determinan el período de un año, pero sin ocupar la memoria en retener el número de lu- naciones que contiene, mucho ménos las otras me- didas mas pequeñas del tiempo: quasi no tienen idea de lo que es año; y exáminando á algunos, que ma- nifiestan mucha vejez, de los mas civilizados del Pe- rú, sobre la edad que tendrán, nunca se puede sa-= car de ellos mas noticia que la de los Gobernadores ó Caciques que han conocido, y aun así son imper- fectas las que dan; sucediendo tambien que conser- van la de los mas antiguos, y no se acuerdan de otros que ha habido posteriores, porque tal vez son los acaecimientos particulares los que se los hacen te- tumbre, nto en cerá ser cen los istribu- le poco arte de odo de an ocu- iden en los de- sin dis- rede in- propias espectí- edad Ó os dias, , les in- > en los , y los os y de ), pero de lu- as me= -n idea Jue ma- del Pe- ede sa-= adores imper- ONser- dan de ez son hacen te- DECIMOOICTAVO, 293 tener presentes. Lo mismo sucede con los que se man- tienen en su primitiva libertad, sin percibirse que pongan cuidado en mantener especies de lo pasado, ni en ampliar las ideas a lo sucesivo: unicamente se ocupa su imaginacion en lo presente, y de cilo en lo que tienen mas inmediato. No sería esto notable si no se advirtiese ser igual entre los que reciben do- cumento de cultura, y los que carecen de ella, pues los reducidos del Perú, que de continuo se están ro- zando con Españoles, que tienen Curas que quasi diariamente les doctrinan y les instruyen, que tra- tan con las gentes de todas clases sociablemente, son en este particular tan indiferentes y torpes como los que siempre han vivido en la primitiva barbaric en- tre las fieras, haciéndose mas notable á vista de los Negros de Africa, que llaman allí Bozales, porque estos con menos instruccion, y quasi sin documen- tos, despues de haber estado allá algunos años, ad- quieren el conocimiento de numerar los dias, los años, y otras luces muy distintas que los Indios; de donde procede, que aun siendo esclavos se tienen por mas que ellos, y les miran con desprecio como in- capaces, y sin discernimiento de racionalidad. 14 Los del Perú, en tiempo de los Incas sus Se- ñores naturales, conservaban memoria de los hechos notables, y tenian cierto modo de policía, que re- fieren sus Historias. Esta cultura la debian princi- palmente al cuidado de aquellos Soberanos y al ré- gimen que entabláron con ellos, precisándolos á vi- vir con reglas de racionalidad, dando lugar á dis- currirse haber sido aquellos Legisladores de alguna raza mas culta y civilizada que la de los demas In- dios comunes, de la qual no se percibe conservarse algunos. 15 Son por lo general de larga vida, aunque dificil de averiguar el número de sus años, por la Mm ra- 274 ENTRETENIMIENTO razon que va enunciada; pero hay dos señales, que manifiestan quando son de edad muy avanzada; la una las canas, y la otra las barbas: aquellas no em- piezan á parecer hasta que están en 70 años ó cer- ca de ellos: estas otras hasta que pasan de 60, y siempre son pocas; y así quando se ven del todo en- canecidos, y que las pocas barbas lo están igualmen- te, se juzga que pasan de un siglo. Preguntándole á uno, cuyas señales indicaban ser de mucha vejez, su edad, respondió, que tendria mas de 20 años; y exáminándolo por otros medios, decia que su ma- chú le hablaba quando era niño de las cosas de los Incas, á cuyos Principes habia alcanzado; segun es- ta relacion, era preciso que entre los dos hubiesen compuesto 232 años á lo ménos: el machú venia á ser €l abuelo; y este de quien se trata, en el año de 64 aparentaba mas de 120 años; porque fuera de tener blanca toda la cabeza y barba, estaba muy agoviado del cuerpo, pero sin indicios de impedi- mento ó achaque que le causase la edad. Esta larga vida, y la sanidad con que la mantienen, es conse- qiente á la falta de asuntos que ocupan sus imagi- naciones; á la vida puramente animal que hacen, y á no tener que desear, ni que temer en sus interio- res; á la organizacion ménos delicada y mas tosca Ó basta que las otras gentes; pues si no se aniqui- lasen tanto con las guerras que subsisten entre sí los Gentiles, que los Franceses llaman Salvages, origi- nadas únicamente de la venganza, ni fuesen tan ex- tremosos en el desórden de la embriaguez con las be- bidas fuertes, sería una raza de gente que disfruta- ria las conveniencias de la libertad y de la indepen- dencia con perfeccion, y estaria ménos expuesta á pe- recer temprano, 16 Es costumbre de ciertas naciones de Indios del Perú abrirse las orejas todo al rededor por el plie- | gue en, Y ¡terio- tosca niqui- sí los origi- an ex- las be- fruta- lepen- a pe- os del plic- gue AS DECIMOOCTAVO. 275 gue mas exterior, para hacerlas mayores, teniendo esto por galanura, lo qual se conserva hácia las par- tes del Marañon, en las que por alusion los llaman Orejones: Otras acostumbran hacerse agujeros en las ternillas de las narices, en los labios, y en la bar- ba, para poner en ellas unas varitas delgadas, co- mo de una quarta de largo, al modo de las puas del puerco-espin. Esto mismo practican las naciones ge- neralmente del Norte, y así están conformes en ello unos y otros, no dexando duda de haberse conser- vado en ellos estos usos desde los primeros pobla- dores de aquel mundo, y que su antigiiedad viene de los mas remotos tiempos. Lo notable en este par- ticular es, que guardando tant2 uniformidad las na- ciones que habitan aquel Nuevo Mundo, á tan gran- des distancias las unas de las otras, nó se encuentra igual semejanza con los pueblos de las otras partes del Mundo antiguo, cuya circunstancia induce a con- cluir que desde los primeros hombres que se repar- tieron por aquellas tierras se han conservado los usos y costumbres sin variacion, y que las que tienen son coetáneas á su poblacion. 17 Entre los Indios de las partes Septentrionales se nota introducida la costumbre de tomar otra mu- ger quando la que tienen envejece, sin separar á es- ta de la casa, la que queda haciendo cuerpo con la familia, y sirve para cuidar de los pequeños sembra- dos, moler el maiz, y preparar á su moda la comi- da y la bebida, de suerte que viene á ser como la criada que sirve á los demas: la jóven acompaña al marido á la caza y á la pesca, y es la que carga las piezas que marta: cada una cuida de Jos hijos que la pertenecen, hasta que crecen y se separan de los pa- dres. Quando salen á cazar quedan sus pueblos, ó rancherias al cuidado de las mugeres reformadas co- mo por modo de descanso, no contemplándolas bas- Mm2 tan- a A . e e on -_ A A A 276 ENTRETENIMIENTO tantemente robustas para resistir las fatigas que son anexás al exercicio. 18 Los Indios civilizados del Perú no tienen pro- porcion para hacer otro tanto, porque no se les per- mite, y se les reprehende con castigo qualquier des- órden que toque en esto; pero hacen un equivalen- te en cambiarse las mugeres, y en tomar alguna otra soltera, dexando á la propia, sin que en ello ten- gan rubor ni cautela, siendo uno de los cuidados que tienen los Curas, los Corregidores, y aun los propios amos 4 quien sirven, aunque con poco fru- to, por no ser ellos pundonorosos, ni hacerles la ma- yor impresion las amonestaciones ni consejos que se les dan. De esto se puede inferir, que si tuviesen la libertad que los otros, harian lo mismo que ellos, Las Indias reformadas no manifiestan sentimiento, conformaándose sin repugnancia con lo que miran ad- mitido por costumbre, que en ellos se reputa por ley. 19 Por lo tocante al modo y disposicion de sus alojamientos, se nota haber concurrido la necesidad, ayudada de la naturaleza, á darles reglas de edificar con sencillez para resguardo de los temporales en las horas y tiempos que lo requieren; y así se ve que las naciones, sin embargo de su barbarie y falta de civilidad, se hallan juntas, y tienen poblaciones á su moda, donde viven y hacen la principal residen- cia. Las casas de los Indios son en figura redonda, y hasta la altura de un hombre ó poco ménos; su- be la pared derecha, despues cierran con la techum- bre en forma piramidal, y al rededor ponen por lo interior un tabiado, que les sirve para tenderse so- bre algunas pieles de los animales que cazan: en el centro hacen el fogaril, y la pieza no tiene mas aber- tura que la puerta, la qual es bien estrecha, y del alto preciso para entrar; el humo sale por ella y por ) ten- dados in los o fru- la ma- que se viesen ellos, lento, in ad- 1 por le sus sidad, lificar en las e que Ita de nes á iden- onda, 3 su- hum- or lo DECIMOOCTAVO. 277 por entre las ramazones y hojas que hacen la te- chumbre: el material es en unas barro y piedra, en otras madera, cerradas las junturas con el barro en donde no hay de aquella. 20 Por la parte de adentro en la pared hacen unos nichos quadrilongos de un pie Ó media vara de alto, y una quarta de ancho, al modo de los que se ven en los Palacios de los Incas en el Pe- rú, que les sirven para poner Jas pocas cosas de que hacen uso. Cada familia tiene su casa Ó choza dispuesta en la misma figura , siendo unas mas gran- des que otras. 21 En cada poblacion hay tambien una casa co- mun con tablados al rededor ; esta es mucho mas grande que las particulares, en figura quadrada ó quadrilonga , y sirve para juntarse, y hacer sus concejos, en que tratan sobre el tiempo en que han de salir a hacer caza Ó pesca, los que han de ir en cada quadrilla, los parages 4 donde se han de dis- tribuir, el tiempo que han de estar fuera para vol- verse á juntar, y el modo de hacer las correrías con- tra los extrangeros establecidos , y lo que han de practicar en ellas, que todos son asuntos intere- santes. En esta se juntan para beber, y para cele- brar sus festividades con danzas: sobre ella tienen el granero donde recogen el maiz y las calabazas que les ha dado la cosecha. Estos pueblos no guar- dan formalidad de calles ni de plazas, estando las casas sin órden, y de ordinario las hacen en las orillas de los rios. Aun todavía conservan los In- dios civilizados del Perú el mismo modo de casas Ó chozas, y el tener en cada pueblo una comun pa- ra hacer sus juntas, y tratar de sus negocios par- ticulares , con la diferencia de los no reducidos; que los que lo están deben ceñirse á las cofradías y mayordomías, cuya invencion , quando es mode- ra- 278 ENTRETENIMIENTO rada, y no con el exceso que suele introducir el abuso, es muy buena para tenerlos sujetos y en obediencia, por ministrarles asuntos sobre que tra- tar, muy distante de los que les inspira la propen- sion con que se inclinan á lo malo. 22 Los Jueces y Curas no obstante zelan mu- cho sobre estas juntas, evitando que traten en ellas cosas de alborotos, ú otras que puedan tener ma- las consequencias, y para ello tienen algunos de confianza que les dan noticia de lo que pasa; y quando se sospecha que se apartan de lo que les es- tá permitido, van allá, y los separan, aplicando al- gun moderado castigo á los autores que inspiran en las otras malas ideas, siendo suficiente esta di- ligencia para desvanecer lo que premeditaban; pero quando se sospecha asunto de mayor gravedad , se procura contener con providencias y castigos de mas formalidad. 23 No es posible apartar esta nacion, despues de tantos años de reducidos, de sus antiguos usos y costumbres; y si se intentase resultarian mayores in- convenientes , pues de prohibirles en una parte pú- blica las juntas, irian á tenerlas de noche á los pa- rages retirados donde no fuese averiguable lo que discurrian en ellas. 24 Ya queda dicho y comprobado, que el tra- bajo que hacen los Indios en las minas del Perú no tiene cosa de perjudicial á su subsistencia; y el se- ñalar Mitas para ellas, y que verdaderamente va- yan con poca voluntad, es por repugnancia natu- ral que tienen á todo género de trabajo, pues si se dexase á su arbitrio nunca hicieran mas que los pequeños sembrados, al modo de los que practican los que subsisten sin sujecion. 25 Las Mitas, ó servicios de las haciendas, y guardería de ganados tampoco los disminuye quan- do lucit el 5 y en ue tra- propen- In mu- 2n ellas er ma- nos de sas y les es ndo al- ispiran sta di- 3 pero ad , se de mas lespues usos y res in- "te pú- los pa- o que el tra- rú no el se- te va- natu- ues si ue los ictican las, y quan- do pod rro A AS , DECIMOOCTAVO. 279 do en el trato hay regularidad. La de los obrages sería lo mismo si en estos hubiese ménos rigor, y mas consideracion para el régimen de las tareas, y el jornal que se les hubiese de pagar, proporciona- do á que pudiesen subsistir; pero mirando los due- ños a su propia utilidad, y no al bien de los obre- ros, los tratan con poca humanidad, y de ello re- sulta la disminucion de los que entran : el reme- dio sería absolutamente quitárselas del todo , y que sus dueños empleasen gente libre de la mucha que abunda sin oficio ni ocupacion, Mestizos y de otras castas, prohibiéndose el perpetuo encierro para los que no estuviesen por órden de las Justicias, y jun- tamente que en ellos no se pudiese castigar corpo- ralmente como se hace al arbitrio de los que los tie- nen á su cuidado, sino que en todo se gobernasen al modo que lo están las manufacturas en Europa. Ciertos castigos moderados son precisos en los In- dios, porque sin ellos son irreducibles al cnumpli- miento de lo que se les dedica, predominar:do en ellos la propension a la ociosidad y al abandono; pero esto no se debiera permitir que se practicase por los amos á quienes sirven, que se exceden, y los maltratan en lugar de corregirlos, sino por la Justicia; de cuyo modo serian moderados, y en eilos harian mas impresion, sin quedarles el resentimien- to de que sea la fuerza, y no la Justicia quien los castigue. De este modo hay suficiente experiencia, que enseña no ser necesaria, como pretende la vul- garidad , y la facultad despótica, para que cada uno sea árbitro de castigar sin limitacion 4 los q2 le sirven, siendo los instrumentos por donde aumen- tan sus riquezas. La total desidia y el abandono propio de su carácter obliga siempre á estar en con- tinua batalla con ellos para que trabajen aun en aque- llas cosas que son de propio provecho y beneficio su- PA 280 ENTRETENIMIENTO suyo, como es en los sembrados comunes, y en las otras ocupaciones que les han de sufragar para ves- tirse: en ellos no obra la razon, ni se reconoce que las persuasiones muevan sus voluntades: uno y otro lo desprecia la inclinacion al ócio, y por esto se ha- ce preciso que se les apremie con el castigo, y que se les den destinos á las Mitas, donde por necesi- dad vivan ocupados; pero aun de este modo la obra que hacen en el discurso de un dia, apenas corres- onderá á la que un hombre regular acabará en la mitad del tiempo á lo sumo : esto nace, no de fal- tarles fuerzas, sino de aquella natural propension que los hace tardios en las operaciones, y lentos en lo que es trabajo. La caza y la pesca son los úni- cos exercicios entre los que viven en su primitivo estado; y esto es, lo uno porque la necesidad les obliga á tomar este empleo para mantenerse; y lo otro, porque son exercicios donde el discurso ni la precision trabajan mas de lo que apetece el gusto, y que no lo hacen de continuo, pues guardan las carnes para algunos dias, y en tanto que duran no se molestan, pasandolos en inaccion y entregados a la ociosidad. 26 Los conquistados que viven en obediencia ha- cen um sembrado comun, para lo qual se juntan to- dos los de la Parroquia, hombres, mugeres y mu- chachos, á lo que llaman tambien chaco; y la obra que entre seis ú ocho hombres pudieran descansa- damente acabar er. el dia, la hacen ellos entre 60 ó 70 de todas edades y sexós: llevan porcion de be- bida, los tamboriles y flautas; y al son de estos instrumentos trabajan, beben, comen y descansan á ratos , reduciéndose á un dia ó dos de diversion. Otro tanto practican quando recogen la cosecha, de cuyo modo la mayor parte de su producto queda consumida en estos diss; y si les faltasen tales atrac- tl- ” en las ra ves- pce que y otro ) se ha- y que necesi- la obra cOrres- a en la de fal- pension ntos en bs Úúni- imitivo dad les y lo o ni la gusto, an las tran no gados á ¡cia ha- tan to- y mu- la obra 'scansa- tre 60 de be- e estos ansan a rersion. cha, de queda $ atrac- ti- DECIMOOCTAVO, 281 tivos de bebida y bayle, no concurririan. 27 Las personas que no tienen experiencia pro- pia del carácter, propensiones, genios é inclinacion de los Indios, se persuaden á que el oblizarles 4 que trabajen, el destinarlos á las minas, y darles otras ocupaciones , tiene visos de tiranía; y no es así, porque cada nacion y raza de gentes tiene sus leyes propias para gobernarse, dispuestas con conocimien- to, que miran al fin de mantenerse baxo de un buen órden, como lo pide el bien comun de la sociedad: las de. los Indios es preciso que sean muy diversas de todas las otras, así como sus inclinaciones y pro- piedades lo son. El inmoderado uso del aguardiente destruye mas Indios en un año que las minas en 50, aun entrando en estas los extraordinarios accidentes de derrumbos que pueden sobrevenir. Los obrages los aniquilan por la inhumanidad con que se les tra- ta, sin que hayan sido remedio las visitas que se practican de tiempo en tiempo, pues al cabo de tan- tos años no se reconoce enmienda. Estas dos cosas convendria que se reformasen por respecto á la hu- manidad , y a lo que debemos al proximo, y por conveniencia propia, para cuidar de la conservacion y aumento de una raza, que sin embargo de sus ma- las propiedades, vicios y “desidia, es por JA que se man- tienen aquellos vastos dominios. | 28 Se cree esta raza de. gentes mas A Jvarridalo y hábil que la Europea, siendo en ellos iguales los que pueblan las vastas campañas del Norte, con los del Perú civilizados ó montaraces, pareciéndoles que no hay gentes que puedan ser tan sabidas como ellos, Esta presuncion es hija de la malicia y pasion fro- pia, y tambien de sus alcances; y quando sucede salirles al encuentro en alguno de los muchos enga- ños que premeditan, dicen que los Españoles ó Vi- racochas quieren ya saber tanto como ellos. Los de Nn la 282 ENTRETENIMIENTO la Luisiana , y todas aquellas partes están persuadi- dos á que los Europeos no pueden igualarles en tras- cendencia, nacido de que su intento es siempre en- gañar sin que se perciba, y no ser engañados.: así se sienten mucho, y no perdonan el agravio quan- do se les falta á lo que se les promete ; siendo así que no conocen buena fe ni legalidad, pues en lo mas urgente de las ocasiones faltan, disculpándose despues con prétextos que forxan al intento. Son so- licitados para la paz, sin solicitarla ellos, y esto por libertarse de sus correrías: son temibles por la liber- tad y astucias de que se sirven para sorprehender: son despóticos, no reconociendo subordinacion á otro: son obsequiados con regalos, y ellos no los hacen, con el fin de que no comcran robos y asesinatos; y. de aquí forman ellos. el concepto de ser mas hábiles, sabios, y astutos que los que los solicitan, los te- men, y los obsequian. La mentira y el engaño son tan propios en ellos como la embriaguez, y no se sonrojan quando se les descubre, buscando salida 4 los cargos, aunque no vengan al asunto. Sobre tan errados principios y debiles fundamentos se. sostie- ne la creencia «que aquellos Indios forman de sus vens tajas y superioridad, -+:29 * Quando :tienen parlamentos los que viven en su libertad con las naciones Europeas, hacen.unos discursos, :á su parecer , pomposos, pero sin coor- dinación nimétodo , hablando por figuras y com- paraciones, que por lo regular tienen el fundamen- to en el sol, por su luz, por su calor, y por la car- rerá que hace, y esto lo acompañan con acciones y señas. demostrativas : son largos en los discursos, re- pitiendo .muchas veces: la misma cosa, y durarian el dia entero sin añadir nada á lo que dixéron al prin- cipio , si no se les procurase cortar : piensan mucho lo que han de decir, y al cabo no producen mas | Le que iy. suadi- 1 tras- rte en- S.: asi quan- do así en lo ¡ndose n SO- O por liber- 2nder: 1 Otro; hacen, tos y. abiles, los te- 10 son no se lidad re tan sostie» IS Vens Jen en Jj. unos coor- C 10) m-«* lamen- la car- mes y S, TO= ian el pibe nucho n mas que DECIMOOCTAVO, 283 que aquello que les parece propio á persuadir para que se les dé lo que desean. En este modo de pero- rar con presuncion fundan tambien su ciencia y la habilidad con que sobresalen á las otras personas Europeas con quienes tratan , persuadiéndose á que los inducen á franquearles lo que desean con su gran- de eloqúencia. Los Indios reducidos son lo mismo en sus discursos, largos, cansados é importunos has- ta el extremo, no teniendo térmirio en ellos, de suer- te que no se diferencian; y si el lenguage no fuese distinto, podria creerse que un Indio del Perú ha- blaba en el Norte, o al contrario. ENTRETENIMIENTO XIX, Trátase de la religion de los Indios , de sus en- tierros , de su disminucion , y de las castas de Mestizos. 1 Ls Indios de la América Meridional, suje- tos al Imperio de los Incas, tributaban cultos al sol, á quien erigidéron varios templos, y sus vesti= gios aun se conservan : los que no lo estuviéron, y, que hasta los tiempos presentes permanecen incultos, sin sujecion, ni señas de civilidad, no se sabe que lo den al sol, ni á algun otro objeto determinado; son supersticiosos por herencia; y segun las pro- porciones que ¡es ofrece la casualidad, suelen teríer veneracion á los objetos mas despreciables que se les ofrecen á la vista, aunque sin llegar á la formali- dad de darles culto. Lo propio se observa con fos de las partes del Norte en las muchas naciones que Nn 2 ha- 284 ENTRETENIMIENTO habitan sus dilatados territorios. Distintos France ses han vivido entre estos por espacio de 10 ó 12 años con el fin de aprender las lenguas; y segun las relaciones que hacen , no tienen ni aun ligeros indicios de rito, ni de cosa que se parezca á reli- gion , asegurando no haberles descubierto ideas que den luz de tener conocimiento de una primera cau- sa, ni sensaciones, de que dependen de un Criador que lo hizo todo; que para ellos son iguales todos los dias y las horas; que no se les advierte rezo, deprecacion , sacrificio, ni otro género de adoracion; y siendo , como va dicho, supersticiosos, sin atri- buir los acaecimientos á una voluntad suprema, se dexa inferir, que sin sujecion á ley mas que la de la propia voluntad, ni aun siguen la natural en un método regular. 2 Este modo libre de vida, sin precepto ni ley contra la propension á las pasiones , ni freno que modere los impulsos de los vicios, ha causado mu- cho daño á varios de los Europeos establecidos en aquellos paises, que seducidos con el mal exemplo se hallan entregados al mismo género de vida, no solo en lo perteneciente á la religion, sino tambien en Jas otras costumbres. Estos se hallan retirados por los campos con sus esclavos ó familiares , sin acor- darse de dar al supremo Criador, á quien debemos el ser, y quanto nos concede, el tributo justo de las gracias que el reconocimiento y la obligacion de- be ofrecerle. 3. Los: Indios civilizados del Perú conocieron des- de el tiempo de los Ípcas una primera causa; y aun- que ¡sus templos esteban dedicados al sol, y le da- ban «culto, no dexáron por esto de tencr alguna idea de que habia otra, que era mas poderosa, sin te- net necesidad de girar continuamente para dar ser y vida á. las cosas. Estos consagráron al sol sus ofren- Sha SA das, na idea sin te- dar ser ofren- das, AS AAA DECIMONONO. 285 das, como deidad mas perceptible á los sentidos, atribuyéndole los beneficios, que por medio de su calor y luz recibe la tierra; y esta fué doctrina que les enseñaron sus Soberanos, y á que no alcanzáron otras naciones de Indios, que no estaban tan civi- lizados. 4 Estos Indios reducidos del Perú tienen ciertos parages conocidos, que de ordinario están en lo al- to de los cerros, siendo los que llaman .Mochaderos: la vulgaridad pretende ser á donide concurren á ido- latrar; con este motivo dicen que llaman al Diablo, y que tienen largas y freqlientes conversaciones con él. En estos lugares se ven montoncitos de piedras puestas cerca de donde pasa el camino, que son he- chos por los Indios, pues cada uno de los que sue- len concurrir quando pasa por ellos tiene cuidado de llevar en la mano una piedra, y colocarla en el monton que le pertenece, haciendo así como ofren- da en esta especie de supersticion que conservan : en lo antiguo practicaban esto los Gentiles con su Dios Mercurio, colocado regularmente en las encrucijadas de los caminos. La palabra Mochadero puede venir de muchar, que significa besar. 5 Han participado todas las naciones de la tier=“ ra de la costumbre de honrar los cadáveres de los difuntos, y en esto les han imitado los Indios, ma- nifestando así las huacas en donde se enterraban, y, juntamente la circunstancia de tener lugares determí- nados para ello. Semejantes en todo á las del reyno de Quito y las del Perú se encuentran en la Luisia- na: dos de ellas están como 100 leguas mas arriba del Nuevo Orleans, en el camino que va de los Ope- luzas á los Natchitochas, en una habitacion que lla- man de Richard, vecino de la Puna Cortada: la fi- gura á modo de tumba ovalada, el tamaño y la po- situra en un llano, próximas á las casas de la habi- ta- era IN 286 ENTRETENIMIENTO tacion, no dexan duda de ser sepulcros como aque- llos, indicándose haber sido dispuestos para algunos Indios de la mayor consideracion; pues para llegar á formarlos necesitaban de mucha gente que concur- riese á mudar la tierra de donde la sacaban para ponerla allí y hacer cerros bastante abultados; sien- do tambien particular en aquel parage, por no es- tar en uso entre los Indios de aquellas naciones en- terrarse de este modo, formando semejante género de monumentos para la posteridad. 6 Lo que hacen es formar en alto una especie de tumba con cañas puestas unas contra otras, y €n ella colocan el cadáver. Estas las hacen hácia uno de los lados exteriores de la poblacion, y la altura que les dan del suelo es como dos varas; tienen de largo poco mas de lo que ocupa el cadáver. Esta tumba está sobre unos pilares de madera; su ancho es una vara, con corta diferencia, y otro tanto de alto, desde el extremo de los pilares: con el difun- to ponen cosas comestibles, como mazorcas de maiz, y las composiciones que hacen de él; por la parte de afuera, en el pilar que corresponde á la media- nía de la tumba, por el lado de la cabeza , cuelgan algunas cosas de las que fuéron del uso del difunto, y principalmente manojos de cabellos sueltos sin tren- zar, que serán sin duda de las mugeres que viven al tiempo del fallecimiento del marido, en señal del sentimiento de haberlo perdido , y se repara ser el uno de los manojos entero de una cabellera cortada por el tronco Ó atadero, y los otros solo mecho- nes delgados, indicando el mas grueso ser el ofreci- miento que le hace la muger última, y los otros de las que ya estaban reformadas; y así no se ven mas que dos ó tres de estos mechones. Allí dexan los cadá- vercs en sus tumbas hasta que el tiempo los consuma: en los principios no pueden dexar de causar sal ec- aque- gunos llegar NCUL- para ; sien- 10 €S- es en- ero de cie de y en a uno altura ren de . Esta ancho DECIMONONO. 287 feccion , traspirando el mal olor por éntre las ca- ñas, 4 ménos de que con la resina del pino ó de los cipreses los embalsamen para moderarlo. No se sabe con firmeza qué es lo que hacen con los hue- sos despues que quedan separados de las otras par- tes que se consumen; pero es natural que los que- men , para no dexarlos expuestos á que rueden so- bre la tierra, 7 Reconócese en esto que siguen la costumbre general de todas las naciones desde los tiempos mas remotos , que guardan á los cadáveres de sus ma- yores , Ó allegados cierta veneración, preservándo- los de que fuesen pasto de los animales y aun de la tierra, no acostumbrando enterrarlos, así como se observó en varias naciones de las mas antiguas; y los Egipcios principalmente los preparaban contra la corrupcion bálsamos y resinas, envolviéndolos con distintas bandas, y despues los colocaban en los ni- chos ó sepulcros que hacian, adequados para su con- servacion. Tambien se dexa percibir en la circuns- tancia de ponerles comestibles, sea por el fin que se quisiere interpretar, que conocen no morir el es- píritu con el cuerpo, y que tienen idea de la in- mortalidad del alma; porque de no ser así no ten- dria objeto la ceremonia de acompañarlos con tales cosas. Qual sea el modo en que ellos lo conciben no €s facil de averiguar, por ser en sus explicaciones sobre este particular limitadísimos y confusos. 8 En algunos parages de la parte baxa del Perú, y principalmente en los pueblos que habia en los Va- lles de las Capillas y sus contiguos, se encuentra otra suerte de entierros diferente de los de la Lui- siana. Estos están en las propias casas, y cada uno tenia el suyo á manera de panteon: para ello des- tinaban una de las piezas, cuya capacidad, aunque variaba á proporcion de la voluntad ó representa- cion 288 ENTRETENIMIENTO cion de los dueños, lo regular era tener de 4 á 6 va- ras en quadro: en el uno de sus ángulos correspon= dia el lugar sepulcral subterráneo, con tres varas de largo, 2 de ancho, y de 1; á 2 de profundo, dán- doles la figura oval. Las paredes de estos panteo- nes, que aun se conservan, eran de piedra de mam- postería y barro: su techo lo disponian con tron- cos de arboles sin labrar, que servian de vigas, y por encima de estas acababan de cerrar con caña brava y tierra, haciendo suelo firme, que es el que sirve de techo al panteon ó sepulcro. Esta pieza pa- rece que no tenia otro uso : la puerta por donde se entraba en ella solo tiene de alto tres quartas, y, de ancho dos tercias; siendo por su estrechez bien incómoda para entrar y salir; y aunque generalmen- te las otras de las mismas casas son pequeñas, lle- ga su altura á una vara, y el ancho entre media y dos tercias. En su interior se observan varios nichos Ó alacenas, semejantes á las que se han dicho ha- blando de las casas de los Indios de la Luisiana, cu- yo uso es comun en las del Perú; pero en las pie- zas destinadas para sepulcro no las hay, como no necesarias allí. 9 Es bastante crecido el número de calaveras que se encuentran en cada uno de estos sepulcros , como de 30 a 40; unas de personas grandes, y otras de pe- queñas, hallándose allí el resto de los esqueletos: por este número puede conjeturarse el de la antigiiedad de los pueblos, mediante que cada matrimonio tenia su casa, y en cada una de estas habia su entierro; y así suponiendo la familia de 6 personas, y que de es- tas muriesen 4 en el discurso de cada 25 años, ven- drian a ser 250 años, y esta la antigiiedad de aque- llos pueblos ántes de la conquista. Los Incas , que se sabe haber reynado hasta el último Huascar, en cuyo tiempo terminó su imperio , fuéron 13; y excluyen- 1d 6 va- rrespon= varas de do, dán= - panteo- de mam- on tron- vigas, y con caña es el que pieza pa- donde se lartas, Y hez bien neralmen- ñas, lle- . media y os nichos ticho ha-= siana, cu- 'n las pie- como no veras que os, como ras de pe- letos: por ntigúedad pnio tenia tierro; Y que de es- nos , VEn- de aque- as , que se , en cuyo excluyen- do ARA e PA AER AA ti A A S a IN DECIMONONO, 289 do 4 este, vienen á corresponder los 250 años, entre los 12 que hubo, á 21 años de reynado unos con otros, que es un tiempo algo corto; pero se debe su- poner, que aquellos pueblos no se civilizáron desde el tiempo del primer Inca, y que sus entierros y po- blaciones tomarian toda su formalidad despues que fuéron juzgados e instruidos por ellos. 10 En los sepulcros se encuentran los vestuarios que usaban , y eran blancos , de algodon , texidos al modo que ahora lo hacen , con algunas labores y co- lores diversos; pero están tan consumidos con el tiem- po, que al tocarles se deshacen como si fueran de yesca. Tambien se encuentra lana de alpaca; y no viéndose la osamenta de este animal, se infiere pon- drian con los cadáveres algunas pieles de él, y es re- gular que fuesen las mismas que en vida le servian para dormir ; y de todo se deduce la uniformidad, ó diferencia que en quanto á esto observaron las varias naciones de Indios esparcidas por aquellos vastos paises. 11 Es opinion por aquellas partes bastante cundí- da, que ciertas naciones de Indios mas resueltos , ó de mayor corage que las otras, al ver sojuzgados aquellos paises por una gente extraña, tomáron el des- esperado partido de enterrarse vivas con “sus fami- lias , huyendo del trance duro de sujetárseles quando no les quedaban esperanzas de defender la libertad: aunque esto fuese así, y que los de aquellos Valles se señalasen en esta resolucion, nunca se opone á que fuese costumbre en ellos tener los sepulcros dentro de sus mismas casas, como lo manifiesta lo que se ve en ellas, y la solidez con que están hechas, el no en- contrarsele otro destino, y el no faltar en ninguno de los muchos pueblos que habia por allí, y acaso la circunstancia de tener á la mano el lugar donde en- teramente pudo moyerles á tomar esta bárbara reso- Oo lu- A a a a IS 290 ENTRETENIMIENTO lucion : para lo qual era preciso que en cada pueblo quedaran algunos que cerrasen los panteones, forman- de los terraplenes de los suelos en la sala que está so- bre ellos en el modo que se encuentran. 12 Los Indios de la parte del Norte acostumbran el calumó , que es una pipa , cuya canalilla tiene como una vara de largo, y de una misma chupan el tabaco quantos están en la compañía, Este calumó sirve de cumplido ó saludo entre ellos , como entre los Euro- péos el brindarse con el vino. El uso del tabaco es allí bastantemente moderado. Entre los del Perú no se nota introducido , principalmente en los de la par- te alta; y en los de la baxa en pocas partes, y en es- tos no de continuo : en que es digno de advertir, que siendo este fruto propio de aquellas partes, no sea general, ni muy freqliente su admision entre los naturales de ellas ; y que en Europa se haya hecho tan comun y necesario,que forma al presente uno de los mas quantiosos ramos de las rentas de los Prínci- pes, y el mas seguro , por el gran consumo que de él hay. Los Indios que lo usaban era únicamente en humo; pero en Europa lo gastan en humo, en polvo y mascado , lo que igualmente conduce á que su ex- pendio sea tan quantioso como a todos es constante. 15 Los Indivs del Norte de la América toman el tabaco de humo en las pipas largas que se ha dicho, y estas están engalanadas con labores de varios colo- res y colgados de plumas diferentes , cuya moda es la misma que acostumbran los Orientales, que ob- sequian á las personas que los visitan , presentándo- les pipa para que fumen , y café ú otras bebidas; y así sin haberse eomunicado unas naciones con otras, convienen entre sí, siendo de las partes mas remotas de la tierra: lo qual arguye, así por el uso como por el modo , haber tenido principio en un mismo tiem- po. Las pipas, en la parte donde se pone el tabaco, no p z ES vá 3 Ñ , forman- € está so- el tabaco sirve de los Euro- tahaco es Perú no de la par- , y en es- advertir, artes, no entre los ya hecho te uno de ss Prínci- que de él mente en en polvo le su ex- nstante. toman el 1a dicho, los colo- moda es que ob- entándo- bidas ; y n Otras, remotas omo por 10 tiem- tabaco, no - EE A e nr isa 3 EA ds as E = A A E AR E y AI, DECIMONONO. 291 no son tampoco parecidas á las que usan los Euro- péos , diferenciándose en la figura, así como lo son en la caña, 14 No puede juzgarse que el uso del tabaco en humo vino á los Europeos de las Indias Occidentales, porque siendo muy antiguo en el Oriente, era preci- so que se comunicase de allí desde que hubo comer- cio por tierra de aquelias partes con el Mediterráneo, el qual hacian los Venecianos, ántes que los Portu- gueses descubriesen el paso por el Cabo de Buena Es- peranza en 14875 pero lo que no admite duda es, que despues del descubrimiento de ellas se fué haciendo general hasta el término en que al presente se ve, y que desde entónces empezáron á variarse los métodos de usarlo , advirtiendo los que hay de componerlo ; y así esta moda y el uso del chocoíate, han venido del Occidente al Oriente, aumentandose con ellas las co- sas precisas en el uso de la vida. 15 Es cosa constante irse disminuyendo por to- das partes el número de los Indios, bien sea por los estragos formidables que hace:: las yiruelas, bien por el uso de las bebidas fuertes y su inmoderacion inca- paz de contenerse, bie" por la repugnancia que les causa verse sujetos á naciones extrañas , y precisados á trabajar contra su inclinacion, ó por otras causas ménos visibles, aunque son bastantes las anteceden- tes. En las islas de Cuba , Santo Domingo , Jamayca, y las demas de aquella parte , sucede en este particu- lar lo mismo que con el oro y la plata , que puede dudarse si los ha habido antes de la conquista, ó á lo ménos si eran con la abundancia que se hallaron, segun las pocas señales que subsisten de ellos. En la isla de la Puna, que está en la embocadura del rio de Guayaquil, y en todas las islas de la costa de Pa- namá, han faltado tambien los Indios; y lo mismo se obserya en los varios pueblos que habia en las ca- Oo 2 be- 292 ENTRETENIMIENTO beceras de la tierra baxa del Perú, donde empieza 4 subirse a la alta, en los Valles de las Capillas , el Ta- para, Luna Guana, y Otros diversos. Los vestigios que subsisten de los muchos que habia en tiempo de la Gentilidad , indican lo muy poblado de Indios que eran, pues cada quarto de legua , Ó cada media legua se encuentra uno con sus casas y calles, dispuestas en toda forma, sin faltarles mas que las techumbres, y al presente están despoblados. Las naciones comarca- nas a las colonias Européas de la Luisiana, y las que lo están en la parte de la Nueva Inglaterra, se ven tan disminuidas , que se componen de doce ó quince familias cada una, siendo así que quando se empezá- ron á establecer allí los Européos eran crecidas ; y sensiblemente se ve su disminucion en el término de pocos años; dexándose comprehender que en breve se hallarán enteramente extinguidas como las anteriores. En la parte alta no es tan considerable la disminu- cion, aunque no dexa de reconocerse bastante , par- ticularmente en los pueblos que hacian cabeza de par- tido, y eran la residencia de los Curacas. 16 Al paso que se extingue la raza de Indios en aquellas tierras, se pueblan estas de Europeos, y de las castas que dimanan de las Africanas; bien que los Negros en su primer grado no subsisten á proporcion del quantioso número que se ha introducido de ellos, procedido sin duda como en los Indios de la sujecion que se les impone al trabajo contra la vida holgaza- na que cllos usan en sus tierras. En cierto modo pare- ce que el empeño de los hombres y su ocup2 “on es transferir las gentes de las dos partes del mundo an- tiguo á la poblacion del nueyo, al paso que las cosas de este, y principalmente la plata y el oro , por un órden contrario,lo sacan de allí para depositarlo en el lodo de la tierra. Por esté término, considerado lo que se han mudado aquellos paises en Jos primeros tres ieza 4 el Ta- tigios po de ps que legua tas en es, y arca- AS que se ven uince pezd- as 3 y no de reve se riores. ¿minu- , par- le par- jos en , y de que los orcion : ellos, jecion lgaza- ) pare- 'on €s lo an- S COSAS Or un ,) en el ado lo meros tres DECIMONONO. 203 tres siglos despues de su descubrimiento y conquista, se puede suponer , que en el discurso de otros tan- tos seran muy pocos los restos de Indios civilizados que subsistan, y que con la confusion de mezclas de castas Européa, Africana é India, vendrán a poblar- se enteramente de una raza mixta que participará de todas , sin ser perfectamente de ninguna de las primi- tivas. Aquel mundo , nuevo á la verdad para las gen- tes que no lo conocian , podrá serlo tambien en sus pobladores respecto de las otras partes. 17 Los vecindarios de los pueblos del Perú se componen en gran parte de Mestizos , que son dima- nados de la generacion de Blancos e Indios , cuyas razas van despues haciendo por grados otras distintas. En la parte baxa hay igualmente con alguna abun- dancia la de Zambos , que procede de la mezcla de Indios con Negros: en la alta son pocos los de esta especie, por no ser muchos los Negros que van a ella, á causa de no permitirlo el clima por su mucha frial- dad. La de Mestizos proviene en lo general de la pro- creacion de Indias con Blancos fuera de matrimonio, Ó de Mestizos, siendo raros los que se ven de Indios con gente blanca; porque así como lo primero se tie- ne por distintivo apreciable de la calidad , lo segun- do es despreciable y vergonzoso , cuya recomendacion se imprime en unos y en otros, con la prerogativa que los de Blancos en Indias están fuera de la obli- gacion de pagar tributos , no sucediendo lo mismo con los de Indios y Blancas , que siguen la condicion de los padres. Esta exéncion favorece las generaciones mixtas , dimanando de ello una de las causas de acre- centarse las razas de Mixtos, y disminuirse la de In- dios puros; porque es muy raro, y se tiene á cosa vergonzosa y despreciable aliarse de nuevo las Mesti- zas con ellos, 0 al contrario. : 18 Lo mismo sucede con la raza de Zambos, aun- que € 204 ENTRETENIMIENTO que en el primer grado no es tan comun la exéncion de tributos ; bien que siendo una generacion que se equivoca por el color con los Mulatos, mo es muy corriente estar sujetos á ellos, y siempre al segundo grado estan exéntos, porque no se mezclan tampoco con los Indios. De ello se origina ser abundantes las generaciones que resultan de Indias , quanto mayor es la disminucion de los Indios puros , que segun su im- portancia para toda suerte de trabajos en aquellos reynos , recomiendan la aplicacion de todos los me- dios conducentes á que se mantuviesen á lo ménos, ya que no fuese posible que se acrecentasen. Esta ha sido una de las principales políticas del Gobierno; pero la experiencia hace ver no ser suficientes las pre- cauciones dirigidas á este fin, y que sería convenien- te establecer , que los trabajos de cultura de tierras, de minas, las manufacturas ú obrages , y los oficios mecánicos , se hiciesen indistintamente por la gente blanca como por los Indios, sin que er. ello hubiese distincion , de cuyo modo se iria entablando este ré= gimen , y despues de conseguido no sería tan sensible su disminucion. Solo en los paises poseidos por los Españoles miran con desprecio los Blancos tales tra- bajos , pues en las Colonias de las otras naciones, y en lo que se extiende la Nueva Inglaterra, es la gen- te blanca Européa la que se ocupa en ellos sin distin- cion alguna, del mismo modo que lo practican en Eu- ropa: siendo el modo de que estén bien pobladas, aprovechadas sus tierras, opulentas y ricas con las producciones que dan. ] 19 No sería obra dificil conseguirlo así siem- pre que por el Gobierno se expidiesen y sostuviesen con empeño las providencias convenientes , acomo= dadas á su logro; y sin alterar en lo demas las sá- bias y justas leyes por donde se gobiernan, se ade- lantaria extinguir el crecido número de gente va- Ba” cion e se muy undo poco Ss las or es im- ellos me-= énos, ta ha rno;5 pre- ien= rras, ficios pente biese 'e Té sible Y los tra- es, y gen- istin- n Eu- adas, n las siem- 'iesen 0mO= as sá- . ade- . va- Ba” | VIGESIMO. 205 gamunda y ociosa que llena aquellos paises, hacién- dola útil en alguna carrera, cuya política contri- buiria no poco al fomento de las minas, pues ha- bria mas que se dedicasen á trabajarlas en todas sus manipulaciones, y que se estableciesen formando fa- milias , que es la máxima que han llevado las otras naciones para poblar las suyas, y que florezcan hasta el estado opulento en que se hallan. ARAROON AAA ENTRETENIMIENTO XX. Dase noticia de las antiguedades de los Indios, y de las cosas que se conservan de ellos, 1 La, memorias de los Indios del Perú, anteriores á su conquista, se conservan en las poblaciones, edi- ficios y muros en las guacas ó entierros , y tambien en aquellas cosas que les eran de propio uso, como son herramientas ó instrumentillos de que se servian para hacer sus obras, y en las figuras de ídolos que al modo de dixes acostumbraban ; pero los que viven en su natural libertad por aquellas partes, y en las del Norte, no dan muestras de servirse, ni de fabri- car con ningun fin figuras humanas ni de animales. Estas antiguas memorias de los que fuéron sujetos al imperio de los Incas, ministran larga idea de lo: que eran aquellos pueblos, y del punto de civilidad á que habian llegado : distinguiéndose entre ellos y los que no lo estaban algun género de cultura , que sin apar- tarlos de las propensiones propias de la raza, hacen perceptibles la distancia que hay entre el hom!:se abandonado a la barbarie, a la desidia y al ocio, y € 296 ENTRETENIMIENTO el que subordinado á las leyes de una superioridad mas instruida, adquiere conocimientos de racionali- dad en las lecciones que aquella le ministra, 2 Los Indios del Perú civilizados tenian poblacio- nes en toda forma aun ántes de ser sojuzgados por los Incas, y les daban aquellas distribuciones que eran correspondientes al género de comodidad que acos- tumbraban ; y así entre ellos se conocia este adelanta- miento , respecto de las otras naciones de la misma raza, que aun se mantienen sin tanta formalidad , re- ducidos a lo mas preciso € indispensable. Esta mayor formalidad no se opone en nada á lo que se ha dicho en el Entretenimiento anterior sobre sus propiedades y propensiones , y principalmente la desidia 3 porque el caracter natural de una especie de gente es diverso de la mas ó ménos perfeccion que den a las cosas que son indispensables para el uso, así como en la irra- cionalidad de los brutos se ven unos que con mas ins- tinto que otros, ó con mas propiedad, á nuestro mo- do de juzgar , disponen los nidos, hacen las cuevas y, los parages en donde se han de recoger. 3 En el Perú se conservan bastantes vestigios de los palacios de los Incas , que son de otro órden y so- lidez que las obras de los Indios rústicos, 0 por me- jor decir, que las que hiciéron las naciones ántes de ser conquistadas por ellos; reconociéndose que entre las cosas que adelantaron , sujetándolas á reglas mas metódicas, lo fué el edificar con algun género de sun- tuosidad ; por esto pueden mirarse las habitaciones ó viviendas de los Indios en tres clases : la primera la que les enseñó la necesidad desde los tiempos mas 1c- motos, reducido á unas cabañas Ó chozas en figura circular, como las que se han explicado en los anterio- res Entretenimientos, y se hallan todavía entre el co- 1. 1 de ellos y. en las Punas , como tambien en las naciones de la parte del Norte, que no han recono- ci- perioridad racionali- poblacio- gados por 5 que eran que acos- adelanta- la misma lidad , re- sta mayor ha dicho opiedades 3 porque ES diverso cosas que n la irra- mas ins- estro mo- ' Cuevas y tigios de rden y so- por me- antes de Jue entre glas mas > de sun- iciones Ó imera la MAS I- n figura -anterio- re el co- n en las recono- ci- rm VIGESIMO 297 cido ningun género de cultura: la segunda es la que se ve en los pueblos antiguos del Perú; y la ter- cera la que se practicó con las disposiciones y re- glas que inventáron los Incas: en todas ellas hay alguna parte que guarda semejanza, aunque varían en la figura de los edificios, en la »Itura y en las comparticiones interiores: los de la primera especie no necesitan mas explicacion que la que se ha dado, siendo el método general que usan las naciones, que permanecen en la primera rusticidad en todas las partes del mundo. 4 Son bien comunes fos vestigios que se conset- van en el Perú de las poblaciones antiguas, y los hay en todas sus Provincias, infiriéndose por ello su crecido número ántes de la conquista. Entre otros parages que lo testifican son, a lo que pare- ce, de los que estuviéron mas poblados los Valles de las Capillas, por su propio nombre Guanquina, Guanca-Comachi , y Topara, como ya queda en parte advertido. Así en las distancias que hay del parage que al presente llaman Capillas, hasta Topara, que es de 4 4 5 leguas, caminando hácia la sierra, se ven por uno y otro lado rastros de 15 Ó 20 pucbios que allí habia; y siguiendo hácia la parte opuesta, que es la que conduce al mar en la misma con- formidad, al presente no hay poblacion formal en aquellos parages, y solo tal qual casa Ó rancho don- de habitan Mulatos ó Mestizos , y estas están muy separadas unas de otras, siendo de cañas su cons- truccion. 5 Las poblaciones estaban regularmente en las pendientes de los cerros que forman aquellos va- lles; y aunque en estos hay bastante extension, no la ocupaban, eligiendo los lugares elevados que do- minasen , acaso para tener esta ventaja; y en caso de ser acometidos por los que les hacian la guerra, Pp i po- ns pr ad 298 ENTRETENIMIENTO poderlos rechazar con mas facilidad, y no estar ex- puestos á ser sorprehendidos. Tambien llevaban en ello la mira de que estuviesen sus pueblos venti- lados y libres de los vapores que se levantan de las llanuras por donde corren los rios, que eran las tierras que aprovechaban en sus sembrados, lo qual debia hacerlas ménos sanas que las otras que csta- ban con alguna elevacion. : 6 La capacidad de estas poblaciones era varia; pero regularmente se observa desde 300 pasos de largo en unas hasta 600, que era la de los mayo- res, siguiendo segun corren los valles. Su ancho es de 80 a 100 pasos con corta diferencia : este ám- bito ocupaban las casas, y separado de ellas, hácia la parte alta del cerro, se conservan los vestigios de fortalezas, no en todas, pero sí en las mayo- res, y hay apariencias de haber sido establecidas por los Incas despues que sojuzgáron aquellas naciones, así por la circunstancia de dominarlas, como por su construccion, que es uniforme á la que se ve en las que se fabricaron por disposicion de aque- llos Soberanos , consistiendo en tres murallas, con sus terraplenes, las quales están en forma de gra- dería, superiores unas á otras, con aquella altura que va tomando el terreno de los cerros de abaxo para arriba. Estos muros siguen las desigualdades que tienen los cerros por la parte exterior, y baxo de cada uno se reconoce haber estado rodeados de un foso. 7 La precisa disposicion de las casas está desfi- gurada con las ruinas que causa el tiempo, pero se conoce bien que constaban de 3 Ó 4 piezas habi- tables, siendo una de estas la que destinaban para abrir en su suelo el panteon ó sepulcro donde se enterraban : las puertas de su entrada son pequeñas y estrechas, teniendo de altura cosa de una vara, 0) » A! a A e e o A) pS aque- S, Con 2 gra- altura abaxo es que Xo de de un desfi- ero se habi- para le se neñas vara, Ó AO NT IT o A TA EN AN A A VIGESIMO. 209 ó poco mas, y dos tercias de ancho, como ya sc dixo, siendo la única respiracion que habia en ellas; pues no acostumbran ventanas. Dentro de las pie- zas , en el grueso de las paredes, hacian unos ni- chos como alacenas, cuyo ancho era de dos tercias, su alto una, y de profundo una quarta: de ordi- nario hacian dos contiguas, que distaban entre sí vara y media ó dos. Este uso fué general en toda la raza de Indios; pues en las casas de los de la Luisiana y de todo el Norte lo siguen sin diferen- cia en los tamaños y en la disposicion de hacer dos contiguas, como para que sirviesen de adorno en la pieza, al mismo tiempo que de comodidad, para poner aquellas pocas cosas usuales que tenian. 8 La materia de las paredes es de tierra en for- ma de tapias; pero no las hacian al modo de las de Europa: las suyas seguian á lo largo todo el que tenian las paredes; y quando la extension de estas era demasiada, las hacian en dos, Ó tres trozos. Los tapiales no tienen una misma altura, variando mucho en ello: el uno suele tener 3 pics, y el in- mediato alto ó baxo dos, ó solo uno3 ni tampoco tienen la misma altura en todo su largo; por el un lado es de dos pies Ó algo mas de alto, y luego va disminuyendo hasta finalizar el uno en el otro; pe- ro esta desigualdad la suple el que está inmediato por la parte de arriba ó por la de abaxo de ella. Las mas altas de estas paredes, compuestas de 4 Ó 5 tapiales, no tienen mas que dos varas Ó dos y media; y hallándose sin techos las casas, no puede saberse todo lo que tenian; pero juzgándolo por las puertas, y por la generalidad de no exceder en el tamaño algunas de las muchas que existen, se in- fiere ser esta su altura regular: sobre ellas se levan- taba la techumbre, que seria correspondiente á la fi- gura de las casas quadradas ó quadrilongas. El gro- Pp2 sor 300 ENTRETENIMIENTO | sor de las paredes es algo ménos de medía vara; siendo digno de reparo que sin otra fortaleza que esta, y sin techumbre han resistido desde su cons- truccion todo lo que ha corrido de tiempo hasta el presente. 9 Estos edificios que allí hacian de tapiales en otras partes eran de adobes; en otras de piedras bru- tas ligadas con barro; en otras de madera, y en otras de cañas, correspondientes á los materiales que tenian mas á la mano y á los climas que cada nacion habitaba. 10 La misma especie de casas se halla en la par- te alta del Perú, en donde tenian pueblos formales, bien que en estos no faltaban de las otras mas sim- ples, en figura redonda, al modo que todavía las hay en los lugares despoblados; y se extiende igual- mente ¿4 ellos la práctica de los sepulcros subterrá- neos; pero con alguna mas prolixidad que los de los valles de que se ha tratado; porque los enlucian por adentro con un género de composicion tan dura y lustrosa, que quedaban muy lisas, € impenetrables a las humedades, no ménos que á las savandijas que suclen criarse en tales lugares; infiriéndose de ello el particular cuidado que tenian en la conservacion de los cadáveres. 11 Entre los edificios grandes en que se acredita la magnificencia y poder de los Soberanos del Perú, es de los principales el del valle de Pachacamac, nom- bre que entre ellos significa el Dios Supremo , invisi- ble y desconocido, Ó el Criador. Este se halla cerca del pueblo de Lurin, que dista de Lima 5 leguas. Al presente solo existen de él ruinas, con algunos trozos que están en pic: hállanse divididos en tres distintos parages, que consisten en un palacio, una fortaleza y un templo ó adoratorio, reconociéndose en todos por aquel término que les permitia la rus- ti- GEMA vara; pa que cons- hasta ales en as bru- y en les que nacion la par- males, as sim- ía las igual. terrá- de los n por ura trables as que ello el ion de redita Perú, nom- NVÍS i- cerca 'guas, "Unos l tres una dose rus- ti- Amo VIGESIMO., 301 ticidad, un ayre suntuoso y grande, que denota las ideas de los Soberanos que los hiciéron fabricar. 12 Hacia la parte del mar, donde termina el va- lle de Pachacamac, en un parage elevado de arena están los vestigios del palacio, cuyos muros subsis4 ten todavía hasta la altura de 44 5 varas, mirado por la parte exterior; pues por la de adentro no es tanta su altura. Descúbrense en él varias habitacio- nes Ó viviendas; y á no hallarse comprehendido de- baxo de una cerca, con la qual unen los murallo- nes de las comparticiones interiores, y sin disposi- cion de calles, podria discurrirse que mas bien era poblacion que palacio, por tener mas de media legua de circuito; pero este ámbito no componia, á lo que denotan las señales, mas que un edificio; y no pue- de formarse juicio de las distribuciones que tenia, porque se halla desfigurado en montones considera- bles de adobes, que se han quitado de las paredes, con el fin de descubrir entierros, y aprovecharse de las riquezas que se dice habia ocultas, incitando á ello la noticia de haberse sacado algunas de consi- deracion. 13 Como a 600 pasos de este palacio, sobre un cerro de arena como el antecedente, y siguiendo siempre hácia el mar, está la fortaleza, que tambien es de adobes, y consta de tres muros, mas anchos que los del palacio, dispuestos en forma de grade- ría, de modo que el mas interior dom'na al de afue- ra sucesivamente. Cada muro tiene su terraplen bien encho, y la altura de ellos es muy competente, ex- cediendo tambien 'la que subsiste a la: del palacio: su capacidad es de un quarto de legua en circuito, ocupando la cumbre del cerro con parte de su pen- diente al rededor de el: distínguense todavía las vi- viendas de los que se mantenian en ella, y los ni- chos, que al parecer eran cuerpos de guardia, det mis- 302 ENTRETENIMIENTO mismo modo que los que tenian en las fortalezas de piedra que hacian los Incas en otras partes, 14 A una legua de la fortaleza, en la medianía de la pendiente de un cerro bien alto, al Sur del valle , está el templo nombrado Pachacamac, cuyas pa- redes exteriores subsisten en toda su altura, ó po- co ménos; pero en lo interior se halla muy deshe- cho, con el mismo motivo que hubo en los otros de buscar entierros. Su exterior es correspondiente en lo grande á la de las otras obras, sucediendo lo mismo en quanto á la solidez. Por razon de la al- tura señorea los demas edificios, descubriendo con ventajas las llanuras de aquel pais. 15 En todo esto se ofrecen varias cosas que no- tar, y son los adobes de que están hechas las obras, la elevacion de los parages, la magnitud que les diéron, y las dificultades que venciéron para conse- guirlas. 16 Los adobes son de distinto tamaño que los regulares, pues tienen dos tercias de largo, media vara de ancho, y una-“quarta de grueso. La tierra de que se hiciéron fué preciso llevarla del valle, me- diante á que en los cerros donde están los edificios no hay mas que arena muerta, y son totalmente ári- dos: su composicion es tierra y arena, pero sin es- tar cocidos.son de una dureza como piedra: se con- servan sin rajarse, ni haberse deshecho con el tiem- po, aun los que se hallan fuera de colocacion en mon- tones recibiendo la humedad de las gardas; lo qual da lugar á pensar que tuviéron algun particular mé- todo de trabarlos para que se endureciesen sin abrir rajas, cuyo secreto se ignora al presente, pues los que se fabrican en estos tiempos no tienen esta ma- cicez y dureza, aun siendo menor su volumen. 17 Es reparable que teniendo allí cerca el valle de Pachacamac, fertilizado por el rio del mismo nom- bre, $ h X Ú mi lezas de ) edianía Sur del yas pa- ó po- deshe- Otros diente ndo lo la al- do con pue no- obras, pue les conse- ue los media tierra e, me- lificios te ari- sin es- e con- tiem- mon- ) qual r mé- abrir os los 1 ma- 1. : valle nom- bre, VIGESIMO. 303 bre, y de mucha amenidad, lo dexasen y fuesen á establecer el palacio y el adoratorio en la aridez de la arena, y en aquellos cerros donde la vista no tie- ne cosa que la recree. La causa de esto parece que fué el darles una situacion ventajosa para que no pu- diesen ser sorprehendidos, mirando la seguridad de las personas de los Soberanos con preferencia á las comodidades y á la diversion: á esto se junta ser lo mas ventilado y ménos expuesto á enfermedades, pues en el valle, por razon de estar en baxo y de los va- pores húmedos del rio, no son los ayres tan puros y saludables como en las alturas, donde siempre cor- ren los que son generales en aquellas costas. 18 La grandeza con que hiciéron estos edificios no pudo ser mayor, como lo dicen los dilatados re- cintos que ocupan el grosor extraordinario de los mu- ros exteriores, que no tiene comparacion con ningu- no de los que se conocen de la antigiedad, princi- palmente en los palacios de mas ostentacion, y otros del uso civil, pues aun exceden al grosor que se da modernamente á los muros de fortificacion. La igual- dad con que están trabajados parece explica el desig- nio de que hiciesen resistencia á lo mas dilatado de los tiempos, y se mantuviesen contra sus ordinarios acaecimientos; como hubiera sucedido por muchos si- glos si el deseo de buscar las riquezas, que se juz- gaban enterradas, no se hubiese empleado en demo- lerlos, anticipando su destruccion á lo que podian discurrir, los quales fabricáron, y quedando para me- moria aquellas partes de muros, disformes en sus pro- porciones, que inccican lo que serian en las compar- ticiones interiores, 19 Para su fabrica, siendo de tanta magnitud, son sin número los adobes que se empleáron, y pre- ciso conducirlos del valle, que dista algo mas de me- dia legua, venciendo ademas de la distancia las cues- » tas 304 ENTRETENIMIENTO tas para ponerles en las alturas, agregándose al tra- bajo del transporte el de la precision de llevar el agua para las mezclas de las obras, y para el cre- cido número de gente que se empleaba en ellas, pues en sus inmediaciones no la hay, ni indicios de que practicasen pozos, cuya invencion parece no cono- cian, por no encontrar señales de ellos en sus po- blaciones; pero aun quando no fuese así, allí no eran de uso por las circunstancias de los parages; y es de presumir que la llevaban del rio, por ser la mas in- mediata. Este inconveniente subsistia despues para cl crecido consumo de aguada, que debian hacer los que se aposentaban en aquellos edificios, que á propor- cion_de sus capacidades vendrian á componerse en vecindario capaz de formar una ciudad ó grande po- blacion, por cuyo motivo se hacia preciso que -se emplease un número muy quantioso de Indios solo en el exercicio de conducir el agua; luego se agrega el correspondienteá los demas menesteres, y así hacen comprehender estas circunstancias el gentío numero so que habia en aquellos paises antes de haberse he- cho la conquista; pues en la lentitud natural de ellos, y en la circunstancia de hacer los acarreos por lo mas comun á espaldas de Indios, tenian abundante- mente para perfeccionar tales obras, y superar las di- ficultades que parece se acrecentaban de intento á fin de hacerlas mas recomendables, 20 Descúbrense entre las mismas ruinas y en las demoliciones que se hacen osamentas de cadáveres en bastante porcion, y muchas de las calaveras, con- servando todavía el cabello, pedazos de vasijas de aquellas que eran de su uso, y entre estas cosas una gran red rota y consumida por partes, que á lo que se reconoce serviria para pescar, cuyo hilo es de pi- ta, siendo estas cosas lo único que ha quedado des- pues de las muchas piezas de alguna curiosidad, hs ] e 0 A E RI is á Es, es A Pot A para cl agrega 51 hacen 1UMEro= orse hre- le ellos, por lo ndante- r las di- to á fin ren las eres en , Ccon= ijas de sas una lo que de pi- lo des- lad, y de mas ¡n- | ' o id >, AS A PO A E VIGESIMO 305 de otras de valor que han sacado los que han teni- do la ocupacion de de hacer los edificios, cuyo em- beleso aun no ha cesado, exercitandose en él de tiem- po en tiempo algunos que se aplican á continuar la demolicion. : 21 Por las tradiciones y noticias de aquellos tiem- pos eran este palacio, ador>torio y fortaleza las mas considerables obras que se encuentran de. su especie por aquellas partes; y así lo da á entender la exten- sion dilatada y solidez con que las dispusiéron, ha- ciendo ostentacion del poder que tenian, y de su aplicacion á grandes empresas, aunque sin gusto, apar- tandose de la limitacion de luces que se notan gene- ralmente en los Indios, cuyas ideas, por lo ordina-: rio, están ceñidas á lo que piden las necesidades de la vida, sin trascender á suntuosidad ni magnifi- cencia. 22 No se sabe con certeza quien fuese el autor de estas memorables obras; en lo comun se tienen por de ¡os Incas, y hay señas que lo persuaden ; pe- ro esto tiene la contra de que al tiempo de hacer ellos la conquista de aquel valle estaba ya en él establecido el culto al Dios Pachacamac, y edifica» do su templo, bien que este podria haber sido am- pliado yy mejorado por los Incas, quienes, segun las Historias de sus reynados, no dexaban de conocer- lo, y lo veneraban interiormente como una de las deidades Supremas; pero por no ser visible llevaban la opinion de que no correspondia hacer, respecto de él, las demostraciones exteriores que practicaban con el sol y con la luna. El Señor que dominaba en aquel y en los otros valles contiguos, llamado * Cuismanca, tenia por el primero de los Dioses á Pa- chacamac, á quien reconoció por autor y mantene- dor de todas las cosas, y en esta atencion estaba eri- gido el templo en aquel valle, y deberia atribuirse Q 4 306 ENTRETENIMIENTO á Cuismancu, ó á sus antecesores; pero “la grande- za de los edificios, el método y órden en que esta- ban dispuestos, y su estructura, siendo en todo igua- les á los que se fabricaron por órden de los Incas, sin otra diferencia que el material, hace prevalecer la conjetura de que sea obra suya este de cuyos ves- tigios se trata, al ménos en la ampliacion y recdi- ficacion. ( 23 Se hace preciso recordar ahora lo que se ad- virtió ántes tocante á la aptitud, discernimiento y alcances de los Indios antiguos por lo que dicen las Historias, y lo que se reconoce en sus monumentos, comparandolos con las cosas de los modernos. En aquellos habia, segun todas las noticias, religion, conocian idolatría, daban culto, y hacian sacrificios, Los Indios actuales son totalmente indiferentes en ello en tanto grado, que no se les encuentran *: ñales que lo persuadan, ni de seguir rito alguno en su interior. Todavía subsisten naciones dilatadísimas en el Perú que no han sido sojuzgadas, y en ellas no se ve otra cosa mas que una vida animal, sin que puedan percibirse se” ales que los diferencien; pe- ro lo que se nota es, que en tratándose de culto in- terno de sujecion á cosas espirituales, deliran y lo tienen por superfluo, al modo que aquellas cosas que se hacen sin objeto ó fin determinado. 24 Lo que de esto puede inferirse con mas pro- babilidad es, como no pocos han pensado , que la raza de los Indios fué gente que por uno de los efectos raros de la Providencia pasasen allí de otra parte, del mismo modo que conduxo los primeros pobladores, y los de las islas que están habitadas en medio de los mares; y que estos, Jlevando ins- truccion de la idolatría dirigida al sol, la introdu- xéron allí, la qual no apartándose de lo aparente y exterior , halló disposicion en ellos, porque son in- | » Cli- 5 ó A E 5 grande- ue esta- do igua- Ss Incas, evalecer OS VEs- y recdi- e se ad- iento y dicen las irmentos, nos. En eligion, crificios, entes en tran 3 guno en adísimas en ellas nal, sin len; pe- culto in- an y lo osas que nas pro- , Que la de los de otra rimeros abitadas do ins- ntrodu- lrente y són in- » Cli- VIGESIMO. 3oy - clinados á todo género de actos de esta especie; y por aquí se propagó con facilidad, tanto mas que sus fiestas han sido siempre acompañadas de la em- briaguez y bayles, que es lo que mas les agrada, y que aquel culto no les sujetaba á ocupar las ideas en los actos internos del alma , que miran con in- diferencia. Estos mismos les darian el modo de ha- cer grandes edificios; y abundando mucho el gen- tío lo dedicaban á fabricar los que se ven, prac- ticándolo con la que habia de sobra, cuya máxima siguiéron los Incas para evitar que con la ociosi- dad cavilasen alborotos, y se sublevasen. 25 En esta forma los edificios de Pachacamac, con otros diversos que se encuentran, no obstante lo que dicen los Historiadores, debe creerse que con- curriéron á su fábrica los Incas en algun modo, y por esto fuéron tan semejantes á los del Cuzco, á los del reyno de Quito, y de otras partes donde se extendió el dominio , pues no les falta circuns- tancia; y así las comparticiones, en lo que puede alcanzarse á reconocer , los cuerpos de guardia, el órden de colocar los adobes, y los restantes requi- sitos, son lo mismo que los que se reconocen en aquellos otrus. Ademas de esto, el Señor de Pacha- camac y de Rimac no podia ocupar un palacio tan disforme , y solo para los Incas, con toda su co- mitiva , venia bien; porque no se tiene noticia que otros Soberanos, de los que habia en aquellas par- tes, tuviesen, familia , y séquito tan crecido, que necesitasen edificio de tanta magnitud para hospe-. darse. 26 Otro palacio algo semejante al antecedente ' hay en Herbay, que es la orilla meridional del rio de Cañete , distando de Pachacamac 233 leguas: es de bastante magnitud , aunque no tanta como aquel, teniendo de largo 400 pasos, y el correspondiente Qq2 an- 208 ENTRETENIMIENTO ancho: su situacion es sobre el barranco que for- ma el rio, y está construido de árbol:s de igual tamaño a los otros: las parades se mantienen en pié con la regular altura que tenian; pero en lo inte- rior se halla demolido con igual motivo al que se dixo del otro, ) 27 Tambien se conservan á retazos las paredes que acompañaban los caminos en el que conducia del Cuzco á Lima. De estas se encuentran en dis- tintos tránsitos de aquella larga distancia, mantc- niéndose en pié, sin que hayan hecho metla en ellas los incidentes del tiempo, pues en los tramos que se han arruinado ha sido por la diligencia de des- hacerlas pu> “nrovechar sus adobes en las fabricas modernas, 28 En la raza de los Indios es necesario distin- guir los actos y operaciones del entendimiento de los que son de pura manipulacion ó industria: ó por otro modo aquellos en que trabaja el discurso de los que solo se terminan a los sentidos: en los primeros son totalmente negados , corpísimos, y sin discernimiento ni comprehension; dimanando de ello no hacerles impresion aquellas cosas que se les di- cen para que conozcan la razon, y la distingan de lo que se opone á ella: no alcanzan a sentir lo que puede resultar de las malas oferaciones, y por esto obran sin reflexion, ni pensar mas que en lo pre- sente. Lo propio sucede en los asuntos de religion, oyen con serenidad quanto se les dice; pero ni se les imprime, ni causa en sus ánimos novedad , de suerte que con la misma disposicion reciben lo que se les anuncia de la verdadera, que de qua!quiera otra, porque ninguna mueve la voluntad, ni les sujeta á se- guirla por razon de convencimiento, y de formar idea, que de ello deben esperar una vida eterna. Si se quiere que concedan en alguna cosa , lo hacen sin di- 5% paredes onducia en dais- mante- en ellas fabricas o distin- iento de stria: Ó discurso s: en los 'Os, y sin lo de ello se les di- tingan de tir lo que r por esto n lo pre- religion, ero ni se edad , de en lo que ¡era otra, ujeta á se- e formar 'rna. Si se nacen sin di- E ud na $ VIGESIMO. 309 dificultad; y si aquello mismo se les persuade 4 que lo nieguen , convienen sin repugnancia. Por exem- plo, se les dice que el diablo es malo : responden que no les ha hecho mal alguno, pero así será. Se les di- ce del mismo modo de uno de Jos Santos que es bue- no; y responden igualmente que así será. Si esto se les vuelvé al contrario, conviene en la misma for- ma; sacándose de ello que ni uno ni otro hace efec» to en sus ánimos. 29 De las cosas de este mundo ni desean ni es- peran mas de aquello preciso para el dia, y en es- tas el satisfacer la pasicn de la embriaguez: de las del otro las ideas que puedan tener son muy dé- biles, y segun ellas no necesitan hacer méritos pa- ra ir alla, porque no dan luz del mode en que la conciben, figurándose que en este mundo, co- mo en aquel, todo es igual en la clase de hom- bres, y que el fin es uno mismo; con que por es- tas señales no puede penetrarse qual seca el fin que llevan en la idolatría estos que son civilizados, y la conservan, segun el sentir vulgar, desde los tiem- pos de la Gentilidad: no se les ve sacrificar ni ha- cer ofrendas, ni otros actos que lo acrediten, ig- norándose en qué consiste la que se les atribuye. 30 Las cosas aparentes y actos exteriores ocu- pan todo su cuidado, y son en algunas obras ¡n= dustriosos; pero esto no es particular, ni arguye las" mayores luces del entendimiento: pues de los animales se ve que disponen las obras para la con- veniencia con tanta delicadeza, que trabaja el dis- curso de los hombres en imitarlas, y nunca lo con- siguen con la perfeccion que ellos las hacen. Las redes de la araña indican la mayor industria y ar- tificios; lo mismo sucede con los capullos de los gusaros , las casas de los castores dispuestas dentro del agua, y sin que les entre, ni moge esta su de- li. 4108 310 ENTRETENIMIENTO licado y suave peio; la variedad de nidos de los páxaros, que no tiene fin, ni pueden imitarse, y otras muchas cosas que les enseña el instinto, dicta la necesidad: por esto en las de los Indios puramente exteriores, aunque parezcan grandes no contienen cosa de discursivo por donde se perciba haber trabajado mucho el entendimiento , diferen- ciandose en lo mas d ménos grande, pero sin va- riarse, ni encontrarse adelantamiento de unas á otras; y así vista una, lo están todas. Los de la parte del Norte hacen pinturas en algunos cueros, que pre- paran al modo de gamuzas, pero en ello imitan aquellas figuras que tienen mas presentes; y emplean- do una lentitud y paciencia sin igual, necesitan que la vista vaya corrigiendo lo que yerra el tino, y que les dé reglas que suplan por la falta de idea en lo que desean sacar, convenciéndose en ello ser en todo materiales, de los se, y to, Indios des no perciba iferen- sin va- A Otras; rte del e pre- imitan plean- an que no, y de idea llo ser EN- A ee Sa LA PE + qe ÉS 8 E pS 5 S ee A E E y hs i z PER 311 SODODIOIOVODIOILALIVOROSODOLODONOCIOINONA A ARNO ENTRETENIMIENTO XXI. Explícanse algunas obras de los Indios para sus precisos menesteres, y algunas figuras á manera de ídolos, ó dixecillos. 1. La necesidad ha sido la primer maestra de las gentes para las cosas del preciso uso, y con la apli- cacion han pasado á las que son de gusto, ó de con+ veniencia, resultando que las mas inclinadas al tra= bajo han adelantado mas que las otras, En los In- dios se reconoce poca variedad en punto de obras; pero no obstante se advierte haber hecho algunas para la comodidad, ó para cl adorno, distinguién- dose en esto las naciones entre sí, segun el grado de cultura ó de civilidad que llegáron á tener. En una cosa han sido iguales, y sin discrepancia indus- triosos, que es en las armas, pues generalmente to- dos usaban del arco y flechas, y los hacian sin di- ferencia sensible de un mismo modo, imitando en ello á las naciones de la antigúedad que poblaban el Asia, y las otras dos partes del mundo; de mo- do que siendo comunes en ello; se deduce haberse derivado de un mismo principio, y que fuéron las primeras armas de que -usáron, aunque despues fue- ron introduciéndose otras. Entre los Indios civiliza- dos del Perú no se conserva ya memoria de ellas; y aunque del todo no está perdida en las naciones del Norte, es muy raro el manejo que hacen de ellas, habiéndose acostumbrado á la escopeta, cuyo uso les han introducido las naciones Europeas Francesa é Inglesa, como queda dicho: enseñan pues el del arco y flecha á los muchachos, y son diestrísimos | en - 312 ENTRETENIMIENTO en él; pero despues quando llegan á grandes lo de- xan para aplicarse á las otras. Las naciones que vi- ven retiradas de los Europeos en el Norte, sin te- ner trato con ellos, y las que permanecen en su !i- bertad en lo dilatado de las dos Américas, no co- nocen otras, sirviéndose agilmente de ellas para la caza, para pescar, y para ¡e guerras. Los arcos los hacen de madera recia flexible; la cuerda es de ner- vio de anima!; y las flechas de otra madera recia y; pesada, cuyas puntas, Ó “as endurecen con el fue- go, Ó engastan en ellas pedazos de pedernal para herir. Tambien usan lanzas de poco mas de dos va- ras de largo, no gruesas, de madera igual á la de las flechas, las quales arrojan con la mano diestra- mente, y con ligereza. Los civilizados del Perú no conocen al presente mas armas que las piedras, y estas las despiden asimismo con la mano, sin la ayu- da de hondas, dirigiéndolas con particular acierto, Esta nacion es muy diversa al presente de lo que fué ántes, en quanto á la agilidad con que hacia aquellas cosas de que se servian quando se mante- nian baxo del dominio de sus Soberanos naturales, 2 Entre las piezas que se encuentran en las anti- gúedades, son las hachas de cobre; estas por el un lado tienen el cortante, por el otro una punta agu- da; en cl medio tienen el ojo por donde se enca- baban: este cabo no era mas largo que lo necesa- rio para cl manejo con la una mano; por lo que se ve les servían á un tiempo de señal o insignia distintiva de la soberanía, y de armas ofensivas que usaban los Reyes. Lo primero era al modo que los cetros, donde se indica la suprema dignidad y el poder; y lo segundo como insignia propia de la jus- ticia. Es regular, segun el número que se suele ha- llar, que ademas de los Soberanos las usasen los otros xefes, en quienes sobstitulan parte del poder, para que lo de- que vi- sin te- su !li- no co- para la cos los de ner- recia y, el fue- al para dos va- a la de diestra- Perú no aras, y la ayu- acierto, lo que 1e hacia - mante- aturales. las anti- or el un nta agu- se enca- NECESA r lo que insignia sivas que ) que los lad y el de la jus- suele ha- los otros der, para que Eva VIGESIMOPBRIMO. 313 que gobernasen los pueblos, Los que estaban emplea- dos en el mando para las conquistas y guerras, y los Príncipes de la sangre Real las tenian con algu- na distincion correspondiente á la autoridad y exer- cicio de cada uno. 3 Igualmente se encuentran otras piezas en fi- gura de estrellas, cuyo diámetro, tomado de las ex- tremidades de las puntas, es de 5 á 6 pulgadas, y en estas las hay de dos materias, y de quatro di- ferentes hechuras: la primera es de cobre, con el diás metro que se ha dicho; en la medianía tiene un agu- jero de pulgada y media de diámetro para que en- trase el cabo: su circunferencia está dividida con igualdad en seis partes; cinco de estas son las que forman la estrella; y la sexta es el cortante de ha- cha: las puntas son redondas, rematando agudas, 4 La segunda especie es en tamaño y figura cow mo la primera ; pero se distingue en que no tiene cortance de hacha , constando de 6 puntas iguales, en forma de estrella, y son redondas. 5 La tercera se diferencia de la antecedente en que las seis puntas que hace la estrella no son re- dondas, sino en figura de hojas, eon filo por los dos lados y por la punta, sizndo su ancha el que ticne la estrella, que por la encabadura es de una pulgada, Ó poco mas, y va disminuyendo hacia las puntas que no rematan agudas, sino algo circula= res, 6 La quarta es como la segunda , á diferencia de ser piedra, y esta es de una calidad dura y de color obscuro ; siermdo digno de reparo, que no te. niendo herramientas de acero ni de hierro, porque no conccian estos metales, pudiesen darles la per- feccion que tienen, y hacerles el agujero en el me- dio en figura citcula: perfecta, lo qual no podia conseguirse de otro modo que con mucha pacien» | Rr cia, 314 ENTRETENIMIENTO cia, 4 fuerza de frotar unas con otras. 7 La primera de estas quatro especies era, se- gun lo demuestran las señales, la que servia de in- signia á los Soberanos; y las otras á los que go- bernaban, usándolas tambien como armas para la guerra, al modo que era comun en la antigúedad con las mazas, pues su figura y tamaño indican no ser para otra cosa que para descargar sobre los ene- migos ofendiéndoles. Este uso se ve que á semejan- za del de las flechas lo lleváron desde los principios, habiendolo adquirido en donde lo tuviéron las de- mas gentes que guarnecian con puntas las mazas de las armas. 8 Los Indios de la parte del Norte usan unas hachas de mano, semejantes á las de cobre que se han explicado, con punta y corte: los Franceses las llaman casarete; y así esta nacion, como la Inglesa, son las que les proveen de ellas, diferenciándose en ser de hierro y acero; pero es regular que la figura fue- se tomada de las que viéron en sus principios, acre- ditándolo así la circunstancia de no ser arma que se acostumbra en Europa, pues aunque las practican en los navios, no dexan de tener alguna diferencia; y de ello se colige, que fué comun este uso entre los de la parte meridional y los de la mas septentrio- nal; de suerte que en las mas de las cosas se reco- noce uniformidad, sin que las dilatadas distancias y el curso largo de los tiempos , que han pasado desde que se dividiéron del origen, las hayan variado aun en los accidentes ménos esenciales. 9 Hállanse tambien hojas de metal de 5 á 6 pul- gadas de largo, y poco mas de ura de ancho, sien- do su grueso dos líneas: por la ura extremidad ha- ce filo algo circular , y por la otra es la cabeza al modo de los escoplos de hierro, indicandose ser her- ramienta para corte al modo de las que usan los cat- pin- ra, se- de in- ue go- para la guiedad can no Os ene- Emejan- cipios, las de- razas de n unas que se eses las esa, son e en ser ira fue- )S , ACSe- a que se tican en encia; y »ntre los tentrio- se reco- ancias y lo desde lado aun á 6 pul- 10, sien- idad ha- cabeza al - ser her- 1 los car- pin- | VIGESIMOPRIMO. 3I5 pínteros. Otra especie de hacha se encuentra de la misma materia que las antecedentes: su grandor y figura circular es como las cuchillas que usan los turroneros; con la diferencia, que la empuñadura para hacer fuerza es del mismo metal que la hoja, 10 Conocian aquellos Indios las mezclas de los metales en alguna parte, y se manifiesta en los co- lores de las piezas que se han explicado; unas son coloradas, tirando al del cobre natural; Otras ama- rillas como el laton, y entre estos dos hay varie- dad; unas piezas son mas parecidas al laton que otras; pero en todas ellas se repara que sin estar cu- biertas de betun alguno, no crian verdin ó cardeni- llo; sacáandose de ello, que Ja mezcla que les po- nian era tal, que mudaba enteramente la qualidad del cobre, ignorándose este secrero; pero lo mas ra- ro es, que habiendo conservado Jos Indios, por el largo espacio de muchos siglos, sus usos y costum-= bres, y el modo de hacer aquellas cosas que entre ellos eran comunes, en el corto que ha pasado des. de la conquista han olvidado enteramente la memo= ria de las cosas ingeniosas, sin sucederles lo mismo con las primeras; y así es un asunto para ellos des- conocido en el tiempo presente la fundicion y mix. tura de Jos metales, el modo de yaciarlos, la fá= brica de las yasijas antiguas, de que se dará ra- zon mas adelante, el modo de labrar la piedra du- ra, con aquellas herramientas de metales dóciles, y el de fabricar las armas de que se servian entón- ces; siendo tal este olvido, que los civilizados no acertarian á preparar una flecha, engastándola el pedernal, ni á colocarla las plumas, para que fue- se derecha á donde la encaminase el impulso, mu- cho ménos á disponer el arco en la debida propor- cion : esto mismo,”que para los que subsisten en la barbarie primitiva es un juguete, para los sucesow Kr a 1CS» IÓ SRO a Es e > rms H . > 16 ENTRETENIMIENTO res de Jos que fuéron en un tiempo mas ágiles, es un imposible, sin que haya mas razon para ello que la falta de uso. 11 No solo en las estrellas y en las hachas se distinguian, sino que unas eran de color que tira á roxo, y Otras amarillas : sucedia lo mismo en las herramientas para trabajar , lo qual da idea de que hacian las mezclas para darle dureza al cobre, y tam- bien para variar el color, y que fuesen mas parti- culares á la vista. 12 Usaban de pinzas, que hacian del mismo me- tal que las otras piezas: no hay duda que las di- ferenciarian en los tamaños; pero las regulares son pequeñas, de pulgada y media de largo, y media dé ancho; delgadas , consistiendo en una hoja de metal, doblada por la mitad de su largo, con filo en las bocas, y alguna elasticidad, Estas les'servian para arrancar los bellos de la cara, quando con la vejez empezaba a salirles, porque siendo por natu- raleza lampiños, se miraria como cosa impropia de- xarlo crecer quando la edad lo producia; al odo que por el contrario en las naciones Orienta... , y entre los Mahometanos es irregular cortar la barba, ó en los Europeos en estos tiempos mantenerla cre- cida, á excepcion de algunas naciones del Nor-= té, que las conservan como en lo antiguo ; pero los Indios civilizados en el tiempo presente no lo prac- tican. 13 No.se encuentra entre los vestigios de aque-= llas antiguedades instrumento que sirviese para gol- pear, como martillo ó mo2za, y es que estos los harian de piedra, y se hallarán desfigurados ; pero siempre es teparable que en las huacas ó entierros no los haya. Al modo que fundian los metales pa- ya les fines que se han explicado, hacian eon ellos ciertas figurillas; unas eran macizas, y otras vacia- ' das, t « O y tams parti- mo me- las di- res son media hoja de on filo 'servian con la r natu- opia de- 11 odo dre ) y a barba, erla cre- 2] Nor= pero los lo prac- le aque- ara gol- stos los 33 pero ntierros ales pa- on ellos as vacia- das, AU B la Ñ dr E Ed VIGESIMOPRIMO, 317 das, sumamente delgadas y pequeñas, como para tracrlas colgadas; y no solo las disponian de metal, sino de plata, de oro, de piedra y de barro cocido. Su representacion era de los Indios que llaman Opas, que son monstruosos € insensatos, no reconocién- dose que hicieran de Otras ménos disformes. Esta cs- pecie de defectuosos abunda mucho entre ellos en uno y otro sexó, y parece que á la circunstancia de la disformidad , es conseqúente la demencia, porque no se reconoce lo uno sin lo otro. Sus figuras son hior- rorosas en cara, cabeza y cuello , teniendo este po= blado de eminencias, Ó paperas quasi tan abulta- das como la cabeza. Los Indios los atribuyen varias particularidades, y principalmente la de ser adivinos, consultándoles en sus urgencias: los miran con ve» neracion, y como que tienen algo mas de particu- lar que los otros hombres, por cuya razon formas q » P ban sus figuras en modelos á modo de dixes, que es lo que se tiene por ídolos, bien que no se sabe que les diesen algun culto ó adoracion, ni que en la antigúiedad los reputasen por cosa divina. En los que viven a su libertad no se reconoce tampoco sex mejante idolatría, porque si tal fuese procurarian conservarlos y mantenerlos con alguna veneracion; de lo que puede concluirse, que los que estuviéron civilizados contraxéron este uso de las leyes que les impusiéron los Incas, ó los primeros: hombres que pasáron de otras partes 4 sojuzgarlos.- - | 14 Las ofrendas que dirigian al sol en sus tem= plos tenian por objeto el agradecimiento á Jos be- neficios que les acia por medio del calor que co- municaba á la tierra, y a la luz con que alumbra- ba, porque dexándose llevar de ló aparente, aunque conocian al Dios invisible Pachacamac , se conten= taban con venerarlo interiormente, y atribuían al astro brillante , por los efectos aparentes, lo que q COL= A P AE » +. ze 2 - A E A 2 A E A ” A —Ú e e 318 ENTRETENIMIENTO correspondía al Criador que lo gobierna; pero no se encuentran entre las fguras que hacian alguna que lo representase, ni otras que no sean las que se han dicho, no siendo facil comprehender qué fin lle- vaban en ello, es P Ad 15 Reconócese en estas gentes particular incli- nacion y complacencia á ias figuras feas con estra- > vagancia; siendo de esta especie las mascarillas que hacen de madera para desfigurarse; y sin tener estas cosa de monstruoso, son tan feas, que no les imi= tan las de Europa, sin embargo de las varias ideas extraordinarias que hay para ello: quando llega el ca- so de disfrazarse toman Jos modos mas extraños y ri- dículos que se puedan inventar: á este respecta no es extraño que en los dixes d ilolillos copiasen á los Opas, que son los mas feos y horrorosos de quan- tos. la idea pueda figurarse en la especie humana, Algunos quieren que estas figuras las tomasen de aquellas en que se les aparecia el Diablo para in- ducirlos á que se mantuviesen en sus errores, vicios y supersticion ; pero de esta opinion es forzoso pres- cindir por las dudas que pueden ocurrir sobre el modo y circunstancias de estas apariciones : lo mas regular *s atribuir á la grande ignorancia el aprecio y distincion que tributan á estas figuras y á las per- sonas de notable deformidad; y aun al presente en los casos de cosas perdidas, Ó en los ganados ex- traviados, acuden a ellos para que les den noticias de sus paraderos, confirmandose su inadvertencia en la flaqueza de suponer con mas dotes naturales á los de= mentes que á los que tienen cabales los sentidos, Por estas cosss queda el discernimiento y ¡a razon en ellos en el estado de la infancia, aunque lleguen á la mayor edad , pues al símil de los muchachos se entretienen con aquellas figurillas, sin que el aprecio pase mas alla de lo que es diversion, y depositan €n la es= ' tus pero no alguna as que se é fin lle- ner estas les imi= ias ideas le quan- humana, lasen de para in- Ss, Vicios )SO pres- sobre el : lo mas | aprecio las por= sente en ados ex- ticias de la en la a los de- dos, Por en ellos a mayor retienen pase mas 2n la es- ty- Si VIGESIMOPRIMO. 31 tupidez las esperanzas de sus deseos. Cierto Sabio del primer órden en Europa, tratando de los In- dios, decia que era de las cosas mas particulares en el mundo que hubiese una nacion dilatadísima , que: subsistian siempre en el estado de niños, aunque tu-: viesen ochenta años, atento que sus Operaciones eran en qualquier edad que se hallasen como si no hubie- sen salido de los 7 Ó 9 años. 16 Sácanse tambien de los entierros unas vasijas: de barro cocido, que tienen mucha semejanza con las que se suelen ver de la antigúedad Romana, Grie- ga Ó Egipcia, cuyas figuras se encuentran represen- tadas en los geroglificos y en los dibuxos Mosaycos de aquellos tiempos. El tamaño de estas es de vara y quarta, Ó algo mas: el cuerpo de la vasija es mas largo que grueso, rematando en punta por la par-= te de abaxo : el cuello largo y seguido, y la boca ancha, haciendo como embudo: en otros no es la boca tan esparcida, pero guarda la misma figura, y, el barro se reconoce estar bien cocido. Estas piezas, de las quales no dexa de haber bastantes , indican que la norma de hacerlas fué llevada por los pri- meros pobladores, habiéndola tomado del mismo orí- gen de donde la tuviéron aquellos pueblos. | 17 Al presente no hacen los Indios modernos las que tienen para el uso en esta moda, y así se distinguen facilmente unas de otras. Tambien hacian otras pequeñas, y algunas representando la figura de la llacma , estando echada, que por el medio del vientre tiene hueco, no pudiendo reputarse por co- sa de ídolos , sino que les daban aquella figura pa- ra variar la pieza, al modo que se hace entre las demas gentes. Otras hacian algo semejantes á las jar- ras Catalanas de beber, observándose tambien, que variaban en la calidad de los barros, pues se ven al- gunas negras , aunque en las vasijas grandes lo co- mun 320 ENTRETENIMIENTO mun es ser blancas. 18 Los Indios modernos conservan sín duda el uso de las balanzas desde la antigiledad; las que ma- nejan son sin fiel, consistiendo en dos asientos de calabazos chatos , suspendidos por unos hilos de un palo, con otro hilo en el medio para levantarla; las pesas zon unas piedras proporcionadas á su modo, que no guardan igualdad con el marco de España. Estas les sirven para vender la coca, el algodon y la lana, que son entre ellos los géneros que necesi- tan peso, entendiéndose en todo lo demas á ojo: en las piezas de antigúedad se encuentran balanzas pe- queñas, cuyos platos son de plata, y lo mismo la barretilla por donde se suspende : aquellos no son llanos, sino rematando en punta al modo de conos al reves. Estas por el tamaño parece que les servian para pesar cosa de oro ó plata, porque para las de otra volúmen no son suficientes: no se encuentra igual adelantamiento entre los Indios no reducidos, los quales parece no necesitar de ello, porque en sus cambalaches se entienden al tantéo. Los de la parte del Norte en el Canada y Luisiana, en el co- mercio que hacen con las picles de los animales que matan de todas especies, tienen un género de ta- rifa dispuesto por los Europeos Ingleses y Franceses, y can atencion a ella está establecida lo que se les ha de retornar de las especies que son usuales entre ellos par cada piel , proporcionado á la clase de las que venden. Otro tanto sucede con los del Sur del reyno de Chile, y con aquellas naciones de la par» te del Paraguay confinantes con los reducidos: con- cluyéndose por cllo, que el uso del peso sería in- troduccion que hiciéron los Incas cn aquellas nacio- nes que conquistáron, No se encuentran medidas, paro es regular que las tuviesen, las quales, consi- derando el modo de las de estos tiempos, serian al- gu- O 20 - PARAR, a o . duda el que ma- ntos de Ds de un arla; las modo, España. odon y necesi- ojo: en nzas pe- nismo la $ no son de conos s servian ra las de ncuentra educidos, )rque en os de la en el co- nales que o de tái- “ranceses, ue se les ales entre ise de las 2] Sur del le la par» jos: con- sería in- las nacio= medidas, es, consi- serian al- ga- A A a eo Y $ E VIGESIMOPRIMO. 327 gunas de aquellas vasijas de barro que fabricaban, pues las que ahora acostumbran para cosas líquidas y granos son unas ho/litaside barro de la misma espe- cie-que las que tienen para hacer sus comidas. E - 19 Esta gencralidad de cosás' que se yen entre log Indios, iguales á las que fuéron comunes á las gentes de las demas partes, persuade 4 que los que pasáron a ser pobladores de aquellas tierras no eran en corto número ; porque para mantener las especies de mu- chos asuntos se necesitaba que hubiese pueblo formal de gentes que las observasen. Los antiguos Persas, Griegos y las demas naciones Orientales, yendo á la guerra , tomaban figuras particulares para animar el valor y aterrorizar al enemigo : se vestian d se pinta- ban de serpientes, de leones, de tigres, y de otros animales feroces, y se cubrian los rostros con másca- ras, que los desfiguraban. Esto mismo han practicado los Indios , y conservan todavía las naciones que sub- sisten en su libertad. El uso de las plumas de los pá- xaros pará engalanarse, puestas en forma de penachos ó garzotas en las cabezas, en los brazos y en las pier- ñas en forma de brazaletes , el de los carcaxes de fle- chas y de arcos engalanados para despedirlos, el de las lanzas para tirarse á l1 mano, y todo lo demas que se ha referido, no dexa la.en que saliéron de un mismo orígen las primeras tazas. El cubrirse por las espaldas con pieles de animales es otra costumbre co- mun , engalan2ndolas con pinturas; y así miradas con cuidado las cosas de los Indios y las de los puenlos an- tiguos, se hallan muy conformes, tánto, quanto son diversas y disonaántes de los modernos. 20 En- la línea de texidos se encuentran todavía en los entierros las mantas que hacian p. 4 cubrirse: estas eran de algodon; lo mas comun eran blancas; otras hacian con listas roxas y azules, cuyos tintes daban con el achote, con diversas yerbas, y con una Ss es- 322 ENTRETENIMIENTO especie de papas silvestres, llamada chaucha, que se crian en la parte alta, y dan el color azul: aun toda- vía usan de ellas las Indias. Hacíanlas tambien negras, y estas eran las que servian á las mugeres para llicllas, que es una especie de manta quasi quadrada, con que se cubren las espaldas , poniéndola sobre los hombros, y prendida enel pecho con un punzon, que llaman ticpe : de estos se encuentran en los entierros algunos, y son de plata, pero las Indias del comun suelen ha- cerlo de madera ó de espinas , de las quales se crian en los campos bien largas. Por lo que se ve al presen= te, los Indios usaban el color blanco en las yestimen- tas, y las Indias el negro, diferenciándose aquellos de los del reyno de Quito , que acostumbraban este mis- mo. | 21 A excepcion de estas piezas de que se ha vado noticia, no se encuentran otras en los entierros, y de ellas se conservan pocas; ocasionado de que las de oro ú de plata las funden, y lo mismo sucede con las de cobre Ó metal compuesto, sirviéndose de ellas los plateros para hacer las mezclas. Ademas de esto, en los tiempos presentes es con ménos abundancia lo que se saca de los entierros que en los pasados , habiendo sido exercicio muy comun desde la conquista hacer excayacic nes en los parages donde se sospechaba que pudicse haber depósitos, para aprovechar Ja plata y, oro que en varias figuras encerraban, fundiendolos in- mediatamente, sin reparo á las ideas que podian mi- nistrar de la antigiedad. Este mismo incentivo es el que ha ocasionado la ruina de los edificios, que segun la solidez con que estaban trabajados hubieran dura- do algunos siglos, sin mas que dexarlos al curso y accidente; regulares de los tiempos. A , que se aun toda- n negras, ra llicllas, con que hombros, e llaman algunos, elen ha- $ se crian al presen- yestimen- quellos de este mis- se ha cado ierros, y que las de de con las e ellas los e esto, en cia lo que habiendo lista hacer chaba que la plata y ¿ndolos in- odian mi- tivo es el y que segun eran dura- al curso y EN- E 5 E Poe 4 E | 323 O OOOO NOS sede HA A A RRA ENTRETENIMIENTO XXII. Sobre el idioma de los Indios , y juicio del modo en que es regular que se. poblasen das Indias. ESA ds E, opinion muy valida entre las personas eru- ditas, que poseen con perfeccion la lengua Quichuá, traer esta algun orígen dela Hebréa , con la qual le hallan mucha semejanza, por-aquellas palabras que en la Sagrada Escritura se conservan de esta ; y siendo en la pronunciacion y en el sonido iguales, no dexan de ser bastantes las que se notan con esta íntima se- mejanza: de suerté , que juzgándolc por este princi= pio no admite duda guardar entre sí mucha consonan- cia. Resta saber si el significado que tienen en la He- bréa es con precision el mismo que en la otra, por- que las palabras de la Sagrada “Escritura , que se ha- llan en la Quichuá , son por lo comun aquellas en que los Intérpretes no se»han hallado conformes , ó que no les han podido encontrar la: inteligencia que les corresponde, no siendo extraño que'en lo uno sé parezcan , sin suceder lo mismo en el significado: pa- ra poder determinar sobre ello con: propiedad ; sería preciso que los sujetos instruidos en la Quichua , des- de la infancia que la hablan y entienden en toda su fuerza , por serles natural como á los mismos Indios, poseyesen el Hebréo antiguo con la misma perféccion, y entónces podrian hacer la comparacion de una con otra ; y por la semejanza de algunas frases, de las ex- presiones, y de los nombres de las cosas, vendrian en conucimiento de la igualdad que conservan 'entre sí, y tal vez no sería dificil darle la interpretacion que Ss 2 se 324 ENTRETENIMIENTO se requiere a las que se mantienen en obscuridad en el Hebreo. | yl 2 Enla Quichuá hay una frase,entre otras varias, que se nota ser de las primeras que pronuncian los purvulos quando quieren empezar á hablar, sucedien- do esto con los de todas las naciones, y fuera de los Indios no es usual en el lenguage : esta es apa, que es la primera del verbo .Apani , Apanqui , traer, cuyo im- perativo es Apamui5 y si se repara bien quando los niños la pronuncian, es señalando alguna cosa , que quieren que les acerquen , Ó que les den: comunmen= re no se les hace caso , ni se les percibe, porque no se pone cuidado en ella á causa de ignorarse su alusion; pero entre los Indios, que se conoce por ser propia de ella, cuidan de darles lo que señalan : 4pachiy es el imperativo de remitir.ó enviar; y Apariy el de tomar O llevar; y así para pedir , para enviar, y para lleyar empiezan los verbos con las dos sílabas Apas : la pala- bra mama, que en todos los idiomas es asimismo de las. primeras,es la que propiamentesignifica madre enr treiclios; y. así aunque entre las otras nacionesempiezan las criaturas 2 prorrumpir este nombre en lenguagé natural, despuesilo varían , conservandolo en su ser y fuerza solo:los Indios, Á este respecto. se nota , que otras varias palabras, pronunciadas en los principios ántes que tenga lugar la enseñanza, son las primeras por donde empiezan los nombres d- expresiones del idioma, vin.que! muden el sonido para el lenguage usual ; resultando de esto, que de no ser el de los In- dios el que mas se acerque al ¡natura! , es el mas se- mejante á la primer pronunciacion de los niños, 3 ¿Es cortísima esta lengua en quanto á las voces, y al mismo tiempo muy abundante de expresiones , nacido de que una palabra mudando el acento signi- fica varias cosas. Muchas de sus expresiones consisten solo en la repeticion de la precedente sílaba, y al fin ' un uridad en as varias, incian los sucedien- era de los pa, QUE es cuyo im- ando los osa , que munmen=- que no se 1 alusion; er propia achiy es el de tomar ara llevar : la pala- mismo de madre enr empiezan -lenguagé n. Su ser y ota , que principios ) primeras iones del lenguage de los In- l mas se- ños. las voces, resiones, o signi- consisten , y al fin un -DECIMONONO, 325 un acento 'Ó una letra mas es lo que determina lo que se intenta explicar, Por exemplo , Acacau signifi- ca me quema, hablando del sol ó del fuego , ó de lo que se come Ó bebe: Alalzus, tengo frio: Ananaú, me duele; y así estas tres frases explican las tres princi- pales sensaciones de calor, frio y dolor; pero mu- dandoles la final, mudan del todo el significado , co- mo Alawni huay , ten lástima de mí,ó compadéceme: Anallan , qué cosa tan buena, ó tan dulce: á cuya semejanza sucede con muchas otras. Hállase reducida á reglas de Gramática, con Diccionario correspon- diente; y se ha escrito sobre su origen y elegancia con la extension que pide la matería, como tratada de intento. 4 Es asimismo suaye y tierna , dudandose que ha- ya otra que la iguale en frases propias de agasajo y de cariño: no hay en ella composiciones de períodos largos , ni frases pomposas: en lo reducido de las que tiene es elegante , compres ensiva y agradable, sin to- mar cosas de las otras lenguas usuales, como que nun- ca estuviéron en proporcion de hacerlo; por estas cir- cunstancias se hace juicio de ser una de las primitivas, participando de algunas palabras de la Hebrea, segun se ha dicho : de lo que se puede inferir haberlas to- mado muy en su orígen , y que el pueblo de donde saliéron aquellos primeros pobladores, si en el todo no eran Hebréos, era alguna otra nacion de las que vivian contiguas á ellos ; con cuyo motivo , conser- vando su lengua natural, tomáron parte de los que estaban en mas inmediacion. Para prueba de ello hay algunas otras señales en las propensiones y costum- bres que se observan en los Indios, que se acercan á las de los Hebreos : tales son la que tienen á la men- tira y al engaño,.mo pudiendo formarse juicio de lo que dicen en muchas cosas, por ír envuelto en este vicio, y con la misma facilidad que añrman, dais a 326 ENTRETENIMIENTO la propia cosa. El engaño es tan ordinario en ellos, que se necesita de mucha sutileza para no caer en él, hallando pronta salida para la disculpa quando se les reconviene: son zalameros, se hacen inocentes y con extremo ceremoniáticos ; propiedades todas que se en- cuentran en los Hebreos, y en unos y en otros son naturales por herencia , sin que parezca que en ello hay estudio. De estos antecedentes se debe concluir lo que se ha dicho sobre la antigitedad de la lengua, pues en los principios quando no habia estudio de cien= cias, ni uso de otras facultades y oficios, debian ser las que se practicaban al modo de la de los Indios, re- ducida , expresiva y elegante, supliéndose con la dis versidad de los acentos que les daban á unas mismas sílabas lo que faltaba de palabras en las distintas combinaciones de ellas; y así aunque es breye y su- cinta en un modo, es abundante, expresiva, suave y, tierna en el otro; nacido de que con. los acentos acompañan los afectos que se intentan explicar. La lengua Quichuá es la general en el Perú; pero des- pues las distintas naciones de Indios tienen otras par- ticulares, en lo qual hay mucha variedad , sucedien« do entre ellos lo que en las demas partes de la tierras pero es rara la que no tiene algu.Jas palabras semejan» tes á ella, ó totalmente conformes ; lo mas regular es que varíen en la pronunciacion tomando diverso so- nido. Las. de los Indios de la parte del Norte, con ser totalmente distintas de aquella, y pronunciadas con otra fuerza y acento gutural, tienen muchas palabras de la Quichuá , siendo bien reparable que habiendo entre unos y otros distancias tan largas , aun conser- van estas señales de ser todos de una misma raza, descendientes de los primeros pobladores que pasaron a la América ; lo qual corrobora lo que se ha dicho sobre los usos y costumbres, y que en el orígen man- tuviéron las cosas en el estado que las lleváron, sien- . do n ellos, en él, o se les s y con e se en= ros son en ello icluir lo ua, pues le cien bian ser lios, re- n la di= mismas distintas e y su- suave y, acentos car. La ero des tras par- ucedien= a tierras semejan. -gular es 'erso SsO= , CON SCÉ idas 'con palabras 1abiendo | CONSer- na raza, pasaron 1 dicho en man- on, sien- do VIGESIMOSECUNDO. 327 do de esta clase la lengua, 5 Semejantesá las particularidades que se han di- cho de la Quichuá son las que se conocen en la He= bréa, siendo amplísima en expresiones al paso que es elegante, suaye y sucinta;cuya semejanza , si no con- firma el dictómen de proceder de ella, dexa indicios de serle muy parecida , recomendándola como la que tiene mas analogía con la que se: reputa por la primi- tiva. 6 La Quichuá es comun en toda la parte alta, siendo la primera que hablan entre sus habitadores, y en la que se hallan versados. La Española es tam- bien regular; pero no dexa de tener sus imperfeccio= nes, particularmente en el acento , cuyo vicio con- trae del que es natural en la otra. Entre las mugeres es mas facil explicarse en la Quichuá , sucediendo es- to con las de todas clases, á lo qual contribuye ser- virse de gente India de ambos sexós y Mestizos, así como en la parte baxa se hace con la Negra , y de es- tas castas. No es la misma la Quichuá en toda la ex- tension de la parte alta zen el reyno de Quito, y por aquel lado , es diferente de la que está en uso en el Perú, variando bastante en los nombres de las cosas y en la significacion 3 pero la verdadera Quichua es la del Perú, y por lo tal la general, con la qual se entienden las otras, á lo ménos en las cosas usuales y mas precisas, porque las frases y verbos principales son quasi los mismos , á diferencia del modo de la pro- nunciacion, . 7 Ma sido siempre muy grave la dificultad de de- terminar el modo como pasaron los primeros pobla- dores á las Indias despues del Diluvio universal , tra- bajando mucho el discurso en buscar continuacion de tierras por las partes frigidísimas del Norte , para que hiciesen tránsito por ellas ó por las Orientales del Asia, que son las que se conocen mas próximas a 328 ENTRETENIMIENTO á las Occidentales y Septentrionales de la América: por otro método se ha pretendido imaginar un paso en la continuacion de tierras desde el Cabo de Boja- dor en el Africa € Islas Canarias , hasta las de Barlo- vento, atravesando el Occéano en 800 leguas de dis- tancia, y que estas dilatadísimas tierras hayan ido desapareciendo despues, y reduciéndose á mar tod» el espacio que divide por esta parte las Américas del Africa, de modo que se pretende que los Indios fuéw sen Européos antes de haber pasado á aquellas partes; por otro juicio que fuesen Asiáticos, y por otro Afri- canos : de alguna de estas partes es preciso que salic= sen; pero en el modo se ofrecen dificultades grandísiz mas , que parecen insuperables al entendimiento, quando no se supone que hubiese navegacion mas ó' menos larga en el tránsito; y siendo principio cons- tante que pasaron , es-eonsequente que quando suce-' dió no subsistian las dificultades que ahora se figura la imaginacion. | Dial] bl 9 GIO) 8 "Tenemos por principio sentado que las espe- cies de vivientes de la tierra que se reservaban pa- ra la nueva poblacion, se salváron del Diluvio, por disposicion de Dios, en el Arca: que esta andubo flotante sobre las aguas, hasta que disminuidas, y descubierta la tierra descansó sobre ella. Sábese tam- bien, que despues de estar la tierra bastante pobla- da, el desvanccimiento de los hombres intentó fabri- car la Torre de Babél, con el fin de conservarse sí volvia 4 verse la tierra cubierta de las aguas. An- tes de llegar a esta resolucion, y teniendo presente el Arca en que Noé con su familía se habian salva-' do, era regular que fabricasen otras semejantes, aun- que no fuesen de tanta capacidad, para el mismo in= tento; y aun separando de la idea aquel motivo, la: memoria del Árca, en los tiempos y siglos siguien- tes al Diluvio, -diéron 4-los hombres la primer idea de Américas un paso e Boja- c Barlo- de dis- van ¡do todo el icas del ios fuéxw 5 partes; ro Afri- e salic= randísia. miento, mas Ó O cons- lO Ssuce= figura: IS espe= ban pa- 10, por andubo idas, y Se tam- : pobla- S fabri- varse si Is. An- Jresente ni salva-' Ss, aun=> smo in-: tivo, la iguien- er idea de VIGSEIMOSEGUNDO. 329 de embarcaciones para navegar, capaces no solo de llevar personas, Ó á lo ménos para mantenerse so- bre las aguas sin sumergirse, sino tambien animales de todas especies. Con esta idea basta para discur- rir, que aquellos primitivos tiempos fuese una de sus ecupaciones hacerlas al modo del Árca, y navegar por los rios y los mares, reconociendo si al igual de las tierras, que fuéron las primeras pobladas, ha- bia otras, y exáminando lo que contenian: para es- to no podian tener objeto mas adequado que la mis- ma Arca, la qual ministraba toda la luz convenien- te del modo de juntar los maderos, de la figura que debian darles para que se mantuviesen flotantes, y de las comparticiones que convenia hacer: de este modo, sin apartárse de lo natural, y sirviéndose de las luces que les ministraba aquel portentoso suceso, es facilísima la poblacion de las Indias, excusando cl recurso á los climas inhabitables de la Zona Frígi- da, ó de que el Occéano no lo hubiese sido antes, sino tierra que se convirtiese en mar, despues de ha- ber dado paso á los pobladores de aquelta parte, y sin que de lo mas Oriental y Septentrional del Asia fuesen á embarcarse para pasar á lo mas Septentrio- nal y Occidental de las Américas. En las embarca- ciones propuestas de aquellas primeras gentes pudié- ron llevar cómodamente animales, fuese de propio in- tento Ó por casualidad; así como despues de la en- trada de los Españoles allá se han llevado las espe- cies que no habia, y han multiplicado con la abun- dancia que se ve: en todo lo qual no hay eosa que repugne a la razon. 9 Mas regular es que en aquellos tiempos los hombres fabricasen embarcaciones grandes, y que na- vegasen, que el que dexasen de hacerlo entónces, y que lo practicasen muchos siglos despues; porque te- niendo el exemplar mas presente, conocian lo que Tt po- 330 ENTRETENIMIENTO podia aguantar una embarcacion, y que los mas fuer- tes cnbates de las olas del mar, agitadas, no eran suficientes para deshacerlas; sabiendo al mismo tiem- po que podian unirse muchas piezas de madera de tal modo, que el agua no penetrase por sus juntu- ras: y en fin, tenian presente el exemplar para se- guirlo, mas bien que despues de corridos muchos si- glos; y no obstante de estar la memoria mas remo- ta, se fabricaron embarcaciones, se dispusigdron flo- tas numerosas, y se navegáron los mares, cuyo ar- resto ha sido ordinario en todos los tiempos, como lo tesiifican las noticias mas distantes. 10 De este modo fué facil poblarse las Indias en aquellos primeros siglos despues del Diluvio, no mé- nos que la muchedumbre de islas distantes de la Tier- ra Firme, de que están llenos los mares; muchas de las quales aun no están enteramente conocidas, co- mo lo acreditan los descubrimientos que freqiiente- mente se hacen, particularmente en el Emisferio Aus- tral, ) ( 11 El tránsito á las Indias desde las partes Orien- tales es regular, por ser los vientos favorables y bo- nancibles para ello en todo tiempo, pues qualquic- ra embarcacion que se dexe correr á su voluntad des- de las costas de Europa en las partes Meridionales, ó de las de Africa, ha de ir por precision á dar á las Indias mas 0 ménos apartadas de la Equinocial entre los Trópicos, sin necesitar de aguja, ni del co- nocimiento de las estrellas para dirigirse, porque los vientos sen de la parte del Levante desde las islas de Canarias en adelante, que llaman Brisas; y Ccu- pando las Américas toda la parte del Globo, desde las del Norte, á donde han podido llegar los descu- brimientos, hasta los 55 grados en el Emisferio Aus- tral, era preciso que la embarcacion que se dexase levar de ellos fuese á dar á aquellas tierras, En los. tiem- > Orien- s y bo- 1alquie- tad des- ionales, a dará ninocial del co- que los as islas y 0cu- , desde descu- o Aus- dexase En los. tiem- PIGESIMOS EGUNDO. 331 tiempos que el mundo empezaba á poblarse de nue- vo, era regular que las gentes procurasen esparcir- se tanto por tierra, pasando de region á region, co- mo en naves, que imitasen, segun se ha dicho, la que habia conservado las especies de vivientes, de- xándose conducir por los vientos y de las corrientes, asi como el Árca estubo á la voluntad de estos ele- mentos, hasta que descansó en tierra; pues aunque esta iba gobernada de la mano de Dios, que lo te- nía dispuesto, los hombres, inclinados á imitar lo que ven, tenian bastante con aquel exemplar, para no detenerse en poner Py obra lo que les inclina- ba la curiosidad, y el fin que les movia de ocupar toda la tierra para hacerse dueños de ella. P.sados aquellos tiempos en que se emprenderian cstos via- ges, y visto por los contemporáneos que no vol- vía ninguno de los que iban en ellos, ni se tenia noticia de su paradero, es natural que les entrase el temor de las resultas, y que no se determina- sen á hacer nuevas tentativas: así como no hubie- ra habido resolucion para seguir los pasos de Co- lon, sí no hubiese regresado del primer viage, ni se hubiese tenido noticia de haber llegado á descu- brir tierras nuevas felizmente. Con esta desconfian- za, no solo cesaria el empeño de arriesgarse , sino el motivo de hacer embarcaciones grandes, y así se iria perdiendo el método de fabricarlas, hasta que corriendo los tiempos volveria á renovarse, como sucedió por los Argonautas, en parte guiados de la disposicion de las embarcaciones pequeñas, en par- te de algunas luces que no dexarian de conservarse d: la antiguedad, y al mismo tiempo alentados del conocimiento de las estrellas, del curso de los as- tros, y de las luces de la Astronomía, que ya se tenian en la Grecia, y empezáron á navegar y e€s- tablecer naves, capaces de surcar los mares con se- Tra gu- 332 ENTRETENIMIENTO guridad, y con conocimiento distinto del que po- dian tener las primeras gentes, para la direccion de sus viages. 12 Los que pasarian pot el método que s* ha dicho á las Indias, no podian volver de ellas por la misma razon que les era favorable para ir , te- niendo los vientos contrarios: debiendo suponerse que entónces no poseian todo el conocimiento ne- cesario para el manejo de las velas, ni el corres- pondiente de la Náutica para hacer rumbos con- trarios á donde el viento les impclia : por esto se hallarian precisados á permanecer en las primeras tierras que encontraron, abandonando enteramente la idea de restituirse algunos de ellos al parage don- de habian salido; debiendo suponer , que al empren- der el viage no presumirian, ni que estuviese tan distante, como despues experimentaron, la tierra, ni que les fuese imposible el regreso. Llegados allá recapacitarian sobre lo que habian tardado en lle- gar, y las cotrariedades que se ofrecian para la vucl- ta: todo lo qual les determinaba al partido de per- manecer en las primeras tierras, que serian natural- mente las islas de Barlovento: irian pasando sucesi- vamente en embarcaciones chicas hasta la Tierra Firme, y en ella se constituirian nuevos poblado- res, y ducños de una gran parte del mundo, man- teniendo los usos y modales que llevaron de don- de habian salido; unos se harian rústicos y fero- ces , Otros mas dóciles y sociables: los primeros se- rian, como todavía se ve, los que habitaban en los paises montuosos de bosques, donde hay fieras y animales dañosos en abundancia: Jos segundos los que se estableciéron en parages donde no hay bos. ques ni árboles , al modo que la parte baxa del Perú, en lo que llaman Valles, y en la alta, que tampoco se crian espesuras, ni la pueblan animales feroces... : La ue po- ion de se ha las por ir , te- DONErse 1to ne- COrres- Ss con- esto se rimeras amente e don- mpren- ese tan tierra, los allá en lle- a vuel- dle per- atural- sucesi- Tierra »blado- , man- e don- y fero- YOS Sse- en los eras y los los y bos. | Perú, mpoco roces... : La VIGESIMOSEGUNDO. 333 13 La comunicacion despues de los'que se es- tablecicron en las Indias con la Europa y el Africa, por la parte Oriental, era imposible, faltándoles el conocimiento de navegar por varios rumbos, el de la aguja magnética, O en su lugar el de las estre- llas, como tambien el de disponer las velas para que las naves hiciesen camino quando el viento no era favorable, porque no siendo practicable por entre los Trópicos, se hacia preciso buscar otro ' camino donde constantemente no fuese contrario como allí; y esto, para unas gentes que sc habian dexado lle- var por los vientos, no era asequible: así, puestos allá, quedáron aquellas tierras en la misma ignosan- cia que estaban ántes de haberse poblado para los que habitaban en las otras partes. Por la parte Oc- cidental de la America, y las Orientales del Asja, las islas de los Ladrones y Filipinas, se ofrecen los mismos embarazos, necesitándose de tomar cierta al- tura para buscar los vientos ménos contrarios; y así por todos lados se hallaban atajados, reducidos á sub- sistir en donde se estableciéron, olvidando estos mis- mos con el tiempo que hubiese mas tierras que las que habitaban. 14 Los vientos desde la Equinocial, y aun algo mas al Norte, hasta quanto corre la / mérica Me- ridional, en el mar del Sur, son constantes del Sur para el Norte en todo tiempo hasta la distancia de 80 4 roo leguas de las costas; y desde Mayo has- ta Noviembre siguen igualmente en el espacio que hay desde la Equinocial hasta las costas de Pana- má: desde Diciembre hasta Mayo son del Norte pa- ra el Sur en este último espacio, y suelen recalar así hasta los 3 grados Sur, que llaman Brisas. Lo mis- mo sucede en las demas costas que van dando la vuelta, y forman la América Septentrional, que unas veces corren del un lado, y otras del opuesto, pe- ro 334 ENTRETENIMIENTO ro siempre segun ellos: por esto para hacer largas travesías es preciso forcegear con las embarcaciones muchas veces contra el viento, 'é ir á buscar los que son ménos contrarios á los parages donde reynan, sien= do preciso para conseguirlo ciencia. nántica, y co- nocimiento de los mares; de todo lo qual carecian aquellas gentes primeros pobladores, y por conse- quencia era imposible que saliesen de allí. para nin- guna parte, porque: aunque lo 'intentasen los habian de volver, los vientos a las propias costas de donde habian salido, á'ménos que por una providencia pat- ticular de Dios se mudase el órden de los vientos del curso regular que les dió; de modo, que siendo natural el que qualquiera embarcacion que se alar- gase un .poco de las costas Meridionales y Occiden- tales de ¿la Europa, ó de las Occidentales del Afri- ca, vaya a dar a las islas de Barlovento, seria sobre- natural que las que estuviesen en estas, entregándo- se al impulso de los vientos, viniesen al Africa ó a la Europa; cuya circunstancia da motivo a admirar: los secretos de la Providencia, que pudiendo haber. detenido el Arca en las altas cordilleras de las In- dias, que por ser las mas elevadas de la tierra son, como se ha dicho, las primeras que se descubriéron, no lo permitió así, porque en este caso era nece-" sario obrar un segundo milagto, haciendo que el cur- so de los vientos, que va, segun el órden r:ural, de Oriente a Occidente en el ámbito de la Zon: Tór- rida, y mares grandes, y en lo restante del globo varía segun las estaciones, si regular fixeza, mu- dase á la direccion opuesta de Occidente a Oriente, que era lo mismo que trastornar una parte de la naturaleza en aquel primer impulso que le dió su poder; y así le destinó el lugar para descansar en el ““asto continente, que comprehende tres partes de las quatra del mundo.; porque desde ellas era pre- ci- largas aciones los que n, sien= ) y co- arecian conse- ira nin- ' habian * donde cia par- vientos * siendo el Afri- 1 sobre- egando- rica od admirar: » haber. las In- rra son, riéron, a nece=" - el cur- racural, my Tór- - globo 2, mu- Jriente, > de la dió su nsar en artes de ra pre- ci- se alar Icciden= VIGESIMOSEGUNDO. 335 clso que se esparciesen las gentes y animales á la otra que se hallaba enteramente separada de ellas, sin sa- car las cosas del órden natural, 15 Christobal Colon fué al descubrimiento de las Indias por la noticia y los derrotaderos que tuvo an- tecedentemente , de donde supo que habia tierras por aquella parte, siendo en la isla de la Madera donde los consigió del piloto que en sú casa estubo hospeda- do. Este habia «“do arrojado allá por los vientos; y aunque con certeza no se sabe en que forma hizo el viage, es natural que navegándose entónces de las Terceras á las costas de Portugal y de España, en al- guno de los viages los vientos del Norte le cargasen mucho, y le llevasen 4 ménos latitud, donde los del Este son continuos; y puestos en la region de ellos lo fuesen llevando, sin tener arbitrio para volver á to- mar el parage de donde habia salido , hasta que llegó á reconocer la primer tierra. Este exemplar, y el de Colon, que le siguió y sucedió en los siglos moder- nos, abren camino a la idea, para conocer que un acaso, sobrevenido en los tiempos que habia cono- cimiento de la Náutica, enseña lo que sucederia en los que se ignoraba; y que así como fucron estos dos con embarcaciones pequeñas, irian en los pri- meros siglos con otras de la misma especie, ó ma- yores, aunque con ménos conocimiento de la Náu- tica, y ninguno del método de navegar por rumbos obliquos y extraviados 4 los mismos parages. 16 La casualidad en mucha parte, por el curso de las corrientes, ayudada de la Astronomía y de las reglas de la Náutica, fuéron las maestras de estos dos célebres pilotos pára discurrir el modo de regre- sarse á Europa, desembocando por los canales que for- man las islas de Barlovento, y poniendose en altu- ra para buscar otros vientos distintos de los que les habian llevado, porque ya sabian que desde los 25 á 336 ENTRETENIMIENTO á 30 grados para el Norte no eran los mismos que desde aquella latitud hácia la Equinocial, como que traficando ellos á las islas de la Madera y Terceras, que están entre los 32 y 40, experimentaban ser los que allí reynaban del Norte, del Nordeste y del Oeste en unos tiempos; y que aunque en otros eran de las partes opuestas, no se mantenian fixos sin cam- biar, como sucedia desde la cercania de los Trópi- cos en la Zona Tórrida: sabian el modo de tomar la altuta por las estrellas, y aquellas otras reglas pre- cisas para encaminar las naves 4 donde intentaban ir, Con estos fundamentos no fué dificil discurrir el de regresar desde ella, poniéndose en la altura donde la experiencia les tenia enseñado que halla- rian vientos que lés conduxesen a las mismas islas y a Europa. Si el primero de estos dos no hubiese vuel- to, no hubiera tenido luces el segundo para cm- prender su viagez y si este con sus compañeros se hubiesen quedado por allá, se hubiera confirmado de temericlad su empresa, como se creyó quando la pro- puso, ¿stimando por fabulosas las tierras que preten= día buscar, y que habian perecido en los mares, que es lo que se debe creer que sucederia respecto de los primeros hombres que pasáron allá, y de otros que la misma casualidad llevaria; de donde fuc re- sultando poblarse aquellas Américas, y una parte de la muchedumbre de las islas que hay en el mar, por toda su extension; pues si en el crecido número se han descubierto algunas que no lo están, es porque la misma casualidad que llevó gentes a las que se encuentran pobladas, dexó de llevarlas á las que se reconocen desiertas, sin indicios de haberlo estado. 17 El uso de embarcaciones y de navegar es tan antiguo, que no se le encuentra principio si no se le busca en la misteriosa navegacion del Arca: to- das las gentes, y en todos los tiempos, han nave- gd- in cam- Trópi- tomar entaban 5 islas y se vuel.. 1ra em- leros se nado de la pro- preten= res, que ecto de le otros fué re- arte de ar, por mero se porque que se , que se estado, res tan Í no se ca: to- 1 nave- ga- VIGESIMOSESUNDO. 337 gado y han tenido embarcaciones: unos se sirven de ellas en los rios caudalosos y pequeños, para atra- vesarlos de una banda á otra, y para navegarlos como corren las corrientes, no ménos que haciéndo- les oposicion , y subiendo contra ellos: otros las usan para surcar en los lagos, y pescar en cllos: otros en el mar, exponiéndose á salir buena distancia de sus costas; y por este término cada pueblo, segun los parages en que ha hecho su establecimiento, lo practica; pero generalmente se repara, que los In- dios han preferido las orillas del agua en rios, la- gos ó mares para establecerse, por la proporcion que les ofrecen de la pesca, que es uno de sus principa- les alimentos: siempre han usado embarcaciones de distintas figuras y tamaños: familiarizándose de tal modo con este elemento, que parecen anfivios, pues se exponen sin temor en canoas endebles , donde ninguna persona de reflexion lo hiciera: ellos no so- lo son nadadores desde pequeños, sino agiles em el agua como pescados; hacen sus embarcaciones de troncos de árboles, unas mayores que otras , de cor- tezas de los mismos árboles, de hojas, de pellejos de lobos marinos, y de otras varias especies: con ellas se echan al mar, sin temor de las olas, ni descon- fianza de la debilidad de la materia, y se alejañ quan- to quieren, sin que haya embates que se lo impi- dan. Sobre un solo palo redondo van á pescar, y guardan el equilibrio tan diestramente, que aunque el palo ruede, y aunque haga muchos tumbos, no caen, ni parece que trabajan con el cuerpo; siendo tan ágiles para pescar, como arrestados para salir «% mar: si la embarcacion se les trastorna no se alte- ran, y desde el agua, nadando, vuclven á endere- zarla, y se ponen dentro; observándose por regla general, que al paso que las gentes son mas bárba- ras, incultas y feruces, son mas arrestadas y mas Vv dies- 338 ENTRETENIMIENTO dicstras en el agua, familiarizándose mas con ella, 18 Las islas de Juan Fernandez, en el mar del Sur, distan 100 leguas de Ja costa de Valparaiso, esto es, la que está mas inmediata; y los mares de este intermedio son recios y alterados, por ventar los Sures con fuerza, y ser esto continuo; de lo qual resulta, que los navios trabajan bastante en esta travesía. Por los años de 38 ú 39, hallindose en ellas un piloto de aquel mar , llamado Don Pe- dro Le Gu, que habia ido con el fin de hacer pes- ca, por ser entónces muy abundante de ella, tenia la gente de su embarcacion ocupada en este exer- cicio en canoas que habia llevado para el intento: á cada 3 Ó 4 Indios daba una, y los repartia por la costa de la misma isla, á fin de que pasando el dia en ello, volviesen á la noche al puerto , que era donde se salaba y preparaba el pescado: en uno de los dias le faltó una canoa, y creyó que se hu- biese pasado á la isla de Fuera, que dista. 20 leguas de la de Tierra hácia el Oeste; pero viendo que no volvia al cabo de algunos dias, consintió en que se hubiese perdido : concluida su pesca fué con la embarcacion á Valparaiso, pero quedo bien sorpre- hendido al encontrarse allí con los Indios y la ca- noa, que sin mas motivo que el disgusto que te- nian de hallarse en aquella ista despoblada, rusol- viéron irse á la de Tierra-Firme, y únicamente con los canaleres para begar: sin mas agua ni provi- siones que las que luabian sacado para el manteni- miento del dia, se determináron a hacer el viage, arrostrando a Jos peligros, y sin embarazarse en los gruesos mares que no ignoraban debian experimen- tar en la travesía. De estos exemplares hay mu- chos que pudieran citarse, con Jos quales se acre- dita Ja facilidad que tienen Jos Incios y las gentes mas bárbaras para hacer tales arrojos. de , e e. ar del iralso, res de ventar de lo te en ndose m Pe- r pes- tenia exer- tento: a por ndo el y) que n uno e hu- leguas ) que n que on la orpre- la ca- e te- rusol- e con rrOvi-= iteni- age, mn los men- mu- acre- entes Del VIGESIMOSEGUNDO, 339 19 Del mismo modo que en estos tiempos se ve el molo que tienen los Indios y otras gentes bár- baras para hacer travesías en el mar, es regular que las hiciesen quando se poblaba el mundo; pues no se encuentra mas dificultad, ni tanto peligro en atravesar desde las islas de Canarias á las de Barlo- vento, que en hacerlo desde la de Tierra de Juan Fernandez a Valparaiso: el espacio que hay entre la del Ferro en Canarias, y la Martinica, es de 800 leguas, que á un navegar regular se pueden hacer en trece dias, y viene á ser al respecto de 22 leguas por hora. Tambien puede hacerse en menos tiem- po, encontrando una coyuntura de brisas algo mas fuertes que lo regular. Esta travesía es tan natural, que los. mares por lo comun están sosegados y se- renos, sin alteracion; de tal modo, que los navios van andando mucho, y parece que no se mueven, siendo totalmente distinto de lo que sucede de la de Juan Fernandez á Valparaiso; y así en canoas pue- de practicarse con ménos riesgo de que se voltcen, que aquella; originandose de esta tranquilidad el darles a aquellos mares el nombre de Golfo de las Da- mas, Supuesto esta serenidad, queda la dificultad re- ducida al modo de subsistir los que fuesen en las embarcaciones grandes Ó pequeñas, que no habién- dose prevenido de víveres, y siendo casualidad el haber ido, es preciso suponer no llevaban los con- verientes. Tambien debe advertirse, que las gentes bárbaras que no guardan régimen seguro en sus co- sas, suzlen pasarse dos y tres dias sin comer , su- friendo el hambre por costumbre, que sus n:tura- lezas están hecnas a ello, y a uesquitarse despues quando tienen proporcion, practicandolo así aun es- tando en tierra: parece regular que un ayuno de ro ú 11 dias seria en ellos lo mismo que en las que estan arregladas, y en costumbre. de comer varias Vyva ve- E 340 ENTRETENIMIENTO veces en el dia, el de 4 Ó 5, y esto se ha visto muchas veces en pérdidas de navios; pero ni aun era necesario tal ayuno, porque si los primeros po- bladores emprendiéron el viage exprofeso para bus- car tierras, y Ocuparlas, era correspondiente que Mevasen provision para algunos dias, que no se ne- cesitaba hacerla muy grande, porque la gente que trabaja poco no es tan consumidora como la civili- zada, que se emplea en exercicios recios , y nece- sita alimento 4 proporcion; pero si se quiere que fue- se la casualidad quien los arrojó allá, es regular que acaeciese quando salian á pescar , que es el único objeto que entónces, como ahora, los llevaba al mar, y con poco pescado que hubiesen cogido les bastaba para mantenerse algunos dias. Ademas de esto , en aquellos mares hay abundancia de volado- res, que en partidas ó bandadas grandes vuelan bas- tante trecho, huyendo de los derados, taburones , y otros pescados que les persiguen , y en el vuelo no dexan de caer algunos dentro de las embarcaciones: hay tambien de estos otros, y con poca porcion que tomasen tenian suficiente para alimentarse Íín- terin que llegaban á tierra; con que de qualquier modo no habia dificultad en que fuesen, y se ha- llasen en aquellas islas primeras, donde se repon- drian de los ayunos de la navegacion. 20 Los Indios, aun en los tiempos presentes, sin em..“zo de estar civilizados, acostumbran co- mer el pescado crudo y vivo, quando está saltan- do en las playas, acabado de sacar con las redes, sien- do esto tan comun en ellos, que hacen su comida al mismo tiempo que pescan. Esta costumbre la con- servan sin duda de lo antiguo, debiendo inferir de ello serles mas facil el sustentarse en qualquier ac- cidente, que á las personas que necesitan condimen- tarlo al fuego; y de aquella forma les sustenta mas, Y visto ií aun OS po- bus- e que se ne- que civili- nece- e fue- ir que unico ba al lo les s de olado= bas- 5, y lo no ones; rcion e ín- quier ha- pon- ntes, - CO= ltan- sien- nida con- r de ac- 1en= nas, Y VIGESIMOS EGUNDO. 341 les altera ménos, necesitando ménos de beber que quando el alimento está preparado con sal, con co- sas gras1s, Ó con otros ingredientes que se le aña- den para avivar el gusto. 21 Si se quiere que en aquellos tiempos las gen- tes no se alimentasen de cosa que tuviese vida, y que lo hiciesen de yerbas, de raices y de frutas, es ne- cesario que los pobladores salieran de intento á bus- car la tierra, porque no tenian otro motivo que Jes moviese á salir al mar, faltáandoles el de solicitar el pescado para alimentarse; y entónces era preciso que embarcasen Jos víveres convenientes para determina- do número de dias, sin que embarace la mayor du- racion del viage, respecto de los que llevaban: tal vez sucederia que la necesidad les enseñase á comer el pescado, que hasta entónces no lo tenian en uso. Otra razon hay que corrobora la idea de que la po- blacion se hiciese transfiriéndose por mar, v no por tierra; y es el que para que se poblasen las Islas Ter- ceras, que distan de la Europa 300 leguas, las de Ca- bo Verde 100, y otras varias, fué preciso que los pobladores se trasportasen por mar, porque absolu- tamente no habia medio para discurrir que lo hicic- sen de otro modo; y esto acredita que en aquellos tiempos era general el emprender los viages de esta especie, logrando unos encontrar las tierras mas bre- ve que otros. Las dos Américas en total, por lo que hasta el presente se sabe, son islas; y quando esto no sea, y que tenga union por el Norte con la Eu- ropa Ó con el Asia, será por parages tan remotos, que son intratables, y no comunicables por el mu- cho frio y nieves, "siendo un clima helado, que no consiente quasi animal; y así por todas ra zones pa- rece no dexar duda que los primeros vivientes fué. ron conducidos por el agua, que es lo mas natural, mayormente si se sigue el órden de la semejanza: Lib 12- 342 ENTRETENIMIENTO habiendo Dios elegido para conservar las especies el medio del Arco, que era una grande nave, y que entregada a la voluntad de las agnas v de los vien- tos se mantuviese sin detrimento hasta que se re- tiraron aquellas, parece regular que por el mismo medio volviesen a poblarse Jas tierras que habian quedado sin habitantes, y estaban separadas de las otras, inspirándolo así 4 las gentes para que lo pu- sicsen en planta, y dandoles por norma la misma Arca donde se conservaron tan prodigiosamente las criaturas y animales, cuyo portento fuc, á imitacion del de la Creacion, la obra de la Oimmnipotencia, y una de las maravillosas señales que dexó en el mun- do de la Sabiduría infinita, y de sus incomprehen- sibles providencias, con las quales reparó piadoso lo que el brazo de su Justicia habia exterminado. especies el £, y que los vien- IC SO: FO el mismo e habian as de las ¡e lo pu- a misma mente las mitacion encia y Y el mun- nprehen- iadoso lo ado,