f

CLUB CONSTITUCIÓN

^■^^ ^

/UlanüPl EsFrada Cabrera

POR

ENRIQUE GÓMEZ CAltRILlO

-^-^"«gí-^í-

\

1 S 9 S Tipografía de Arturo Síguere y Cía.

J

•*.: Ií;:.

.ate^!^^'..

/iílanüPl EsPrada Cabrera

,s^

Colección Luis Lujan Muñoz

Universidad Francisco Manoqum

www.ufm.edu - Guatemala

^* Estrada :*v ' Cabrera '

EnriqüB Gómez Carrilio

MDCCCXCVIIl flpografíft de Arturo Sigue re y Clav

Manuel Estpada Gateepu.

Uno de nuestros más ilustres escritores aseguraba, pocas sema- nas hace, que los extranjeros de paso en Guatemala se irían sin conocer á Estrada Cabrera, á causa de lo mucho que sobre él se escribía.

La paradoja es justa. Nada deforma canto las siluetas de ac- tualidad, como la prensa ligera y violenta que, procediendo de un modo fragmentario y frivolo, grita, gesticula, se mueve y llega

6 MANUEL ESTRADA C.

á hacernos pensar en Tartarín escondiendo con su cuerpo agi- tado el paisaje que deseaba ha- cernos ver.

Los que sólo han visto á Estrada Cabrera en los días de lucha electoral, de manifesta- ciones callejeras, de gritos con- tradictorios y de rudas polémi- cas, no le conocen, pues. Pero le conocen, en cambio, y le cono- cen á fondo, los que le han visto más tarde.

Durante los días de solemne silencio, cuando la prensa itiÍ7iorc dejó de vocear, cuando todo el

MANUEL ESTRADA C.

mundo pedia más silencio aún I>ara oír los cañonazos que sona- ban del otro lado de la montafta, cuando dejó de pensarse en las {)ersonas para soflar en la Patria, la silueta del mandatario liberal destacóse claramente. Y el pue- blo le pudo ver, entonces, en la grave serenidad de su gabinete de estudio, siempre sereno, siem- pre enérgico, siempre preocupado por el bien del país.

•K-

Si en todas partes del mundo los decretos de suspensión de

8 MANUEL ESTRADA C.

garantías producen un extreme- cimiento popular, en América ese extremecimiento llega á con- vertirse en temblor. ¡Tenemos tan malos recuerdos! ¡Hemos visto tantas víctimas! ¡Acuden á nuestros labios los nombres de

tantísimos sacrificados ! Al

suspender las garantías, nuestros presidentes han perdido gran parte de su prestigio; los que ya estaban desacreditados, han aca- bado de desacreditarse; y los que gozaban de simpatías, han co- menzado á perderlas. Porque cuando las garantías no existen,

MANUEL ES^RAÍ)A C.

el responsable ante la conciencia pública de todos los actos oficia- les es el jefe de la nación, cuya iniciativa debe preverlo todo, cuya vista debe abarcarlo todo. Es necesario, en esos casos, sef fuerte y ser bueno, ser hábil y ser robusto. Es necesario, ante todo, pensar.

El Señor Estrada Cabrera ha pensado^ por eso la historia dirá, más tarde, á nuestros hijos, que si fueron las suspensiones de garantías en épocas aciagas y peligrosas las que mataron moral* mente á muchos jefes centro-ame»

lO MAMUEL ESTRADA C.

ricanos, fueron también las que consolidaron y exaltaron la po- pularidad de Estrada Cabrera, haciéndolo salir, de una prueba difícil, con la oriflama de la Patria más alta más luciente, más lim- pia que nunca.

Hace dos meses, nuestro can- didato era una Esperanza; hoy es una Realidad.

Hace dos meses nos animaba la confianza en sus principios, en su corazón y en su talento. Hoy es su conducta la que acre- cienta y fortifica nuestra con- fianza.

MANUEL ESTRADA C. 1 1

Por eso después de haber teni- do un candidato que era el del Partido Liberal, tenemos hoy á un candidato que es el de la I'atria. Era lo que necesitá- bamos.

■X-

Ya en otra ocasión hice un ligero retrato de Estrada Cabrera. De lo que entonces dije, obede- ciendo á impresiones momentá- neas, nada tengo que borrar.

Conversador agradable y pro- fundo, Estrada Cabrera sabe se- ducir á sus auditores sin buscar

12 MANUEIv ESTRADA C.

efectos de frases. Todo lo que »ale de sus labios, está impreg- nado de cierta gravedad sonrien- te, melancólica y discreta.

Ks un hombre sincero. Tam- bién es un hombre convencido, de buena voluntad y de entera. Tiene ideas por las cuales lucha y en aras de las cuales se sacrifi- caría si fuese necesario.— Es un hombre.

Sus labios forman un contraste con sus ojos. Los ojos siempre brillantes, siempre serenos, reve- lan la fuerza interior y el domi- nio de su propia alma. Los

MANUEL ESTRADA. C. 13

labios son bondadosos y senti- mentales. La frente es amplia y sin pliegue alguno, frente de hombre estudioso, frente en la cual se refleja la robustez intelec- tual.— Es un pensador.

Al llegar ai poder, llamado por la Lev Costitutiva, traía ya una reputación de hombre inteligente y estudioso tan sólidamente esta- blecida, que aún sus mismos ene- migos—los más encarnizados y los de más mala fé, no se atre- vieron nunca á negar la virtua- lidad de su intelecto. '*Es un talento pcdeío^o decían pe-

14 MANUEL. ESTRADA C.

ro " Y en los "peros'' no

aparecía sino la saña de partido.

Siempte recordaremos, no sin cierta ironía, un paralelo entre el Señor Estrada Cabrera y otro candidato—paralelo escrito por el único verdadero literato de la oposición— en el cual aparecía el primero como muy superior al segundo intelectualmente.- -Sólo que para el autor del artículo, era inútil que el mandatario fuese más ó menos inteligente. iOh Eironeiai

Si la oposición considera inú- til el talento en un mandatario^

MANUEL ESTRADA C.

no así nosotros que nos sentimos orgullosos de tener á la cabeza de nuestro partido, como porta- estandarte de las generaciones liberales, como iniciador de la era del Progreso, á un letrado verdadero que sabe lo que pensa- ron los filósofos, que ha oído la voz de la sabiduría humana, que respeta el esfuerzo en donde quiera que lo encuentra, que ad- mira siempre el talento, que es. en fin, entre los políticos ameri- canos, un raro ejemplar del esta- dista profundo reclamado por to- dos y por todos deseado.

l6 MANUFX ESTRAI>A C.

Es un hombre dije antes en el sentido absoluto y robusto que á la frase se da. Ahora quiero agregar que es un hombre que lee, que estudia, que piensa y que siente.

En más de una ocasión, ante las manifestaciones j>opulares que clamaban su nombre á sus ven- tanas, sus ojos se han humede- cido de emoción,, porque su alma, exaltada en esos momentos, sién- tese llena de nobles anhelos y por- que desearía,, entonces, ser más grande de lo que es, ser más grande que todos» tener una con-

MANUItl. XSTRADA C 1 7

ñailza ciefpi en si mismo y decir al pueblo: *'¡Yo te haré felii!*' Lo único que dice es: **Yo ^nviré tu vida, pueblo, yo sentiré con tu alma, yo trabajaré contigo. Yo te daré esfuerzo, mi tranquili- dad, mi sociego. Viviré por tí, noble pueblo de Guatemala y si es necesario también moriré por ti! " Estrada Cabrera tiene las cua- lidades que para hacerse querer de la multitud se necesitan. Tiene la entereza de carácter que inspi- ra respeto. Tiene la inteligencia vigorosa que inspira confianza; tiene la franqueza de alma que

MANUEL ESTRADA C.

inspira simpatía.

"El pueblo dice el sabio Tar- dée quiere siempre contemplar su imagen engrandecida en su gobernante." Nuestra democra- cia laboriosa, hija de sus obras, ve en el Señor Estrada Cabrera una representación de sus cuali- dades, de sus ideales y de sus entusiasmos.

Por eso le aclama.

■X-

Don Manuel Estrada Cabrera nació en Quezaltenango, en el año 1857. Sus padres no eran

MANUEL ESTRADA C. 1 9

ricos y darle una instrucción com- pleta, en harmonía con sus pre- coces vocaciones, fué para ellos un sacrificio cuyo premio ha re- cibido la madre, que vive aun, dichosa de los triunfos de su hijo. Los colegios en que Estrada Cabrera se educó, no eran como los nuestros. Seminarios aun no siéndolo seminarios por la dis- ciplina— tenían, como Schake- speare "muy poco latín y menos griego** y no tenían otra cosa. Dicen que eso era fatal, y en efec- to lo era» porque no formaba afi- ciones científicas. Pero, en cam-

20 MANUEI. ESTRADA C.

bio, cultivaban, mejor que nues- tras escuelas modernas, las afi- ciones literarias, y enseñando á leer á San Agustín, permitían á los chicos listos, el placer, de que ya nosotros no gozamos, de sabo- rear á Virgilio- De aquellas escuelas, anteriores á la revolución del 71, no salían ingenieros, solían abogados; no salían naturalistas, salían litera- tos.

Estrada Cabrera terminó ta-n tapidamente sus estudios, y de jnodo tan brillante los hizo, que fué necesario dar un acuerdo

MANUEL ESTRADA C. 21

especial para autorizarle á ejercer su profesión de abogado y notario antes de tener la edad que la ley exigía entonces. Su tesis fué un notable estudio de derecho penaL

Ejerció su carrera algún tiem- po; fué luego juez en Retalhuleo, y en seguida magistrado y cate- drático.

Como catedrático, dejó en la memoria de sus alumnos un re- cuerdo que se borrará difícil- mente.

En 1892 fué nombrado ministro de Gobernación y Justicia.

2 2 MANUEL ESTRADA C

Hablemos de sus ideas política, recordando las frasesde su mani- fiesto electoral.

lyos candidatos que en Europa se dirigen al pueblo en manifies- tos ó programas, dicen : ' ' yo haré el bien de la patria" El Señor Estrada Cabrera dice en su man- ifiesto: "he aquí los principios á que me sujetaría si el voto popu- lar me elevase al Poder."

Aparentemente esta cuestión de tiempos de verbo no tiene gran importancia; pero en el fondo la tiene, y mu}- grande, puesto que revela, desde luego, un res-

MANUEL ESTRADA C. 23

peto ilimitado por la voluntad del Pueblo.

"Yo haría!" Y lo que el Señor Estrada Cabrera haría, está com- prendido en doce párrafos de una precisión casi matemática, cuyo espacio habría apenas bastado á un político vulgar para encerrar los prolegómenos de una pro- clama electoral.

"No ofreciendo sino lo que sin- ceramente pienso cumplir, y lo que los recursos nacionales me pongan en capacidad de poder realizar,— dice— no me pondré en el caso de que algún día se me

24 MANUEL ESTRADA C.

enrostre haber faltado á mi pala- bra sólo por halagar á mis elec- tores con frases bien torneadas; tanto menos necesarias cuanto que no es esta una época de grandes reformas, sino de repa- ración."

He ahí la palabra que nadie se había aun atrevido á pronunciar: reparación. I^a políta futura de Guatemala, tiene que ser una po- lítica reparadora, tanto en el sen- tido material, como en el sentido moral de la palabra.

Las circunstancias, si no los hombres, han creado entre noso-

MANUEL ESTRADA C. 25

tros lo que en términos muy am- plios se llama una crisis crisis económica y crisis moral. Des- pués de la depreciación de café y del sacudimiento de las recientes revoluciones, el país apenas ha tenido tiempo para entrar en una éj)oca de convalescencia nacional. La reparación á que se refiere el Señor Estrada Cabrera y en la cual todos los buenos patriotas piensan con apasionado interés, consiste en hacer recobrar sus fuerzas perdidas á la nación, antes de lanzarla en nuevas em- presas.

26 MANUEL ESTRDAA C.

Otra palabra que era necesario pronunciar y que el Señor Estra- da Cabrera pronunció, es la pala- bra "nacionalismo."

"Sin olvidar, dice, que mi Ad- ministración debería tener el ca- rácter de nacional, y sin dejar de promover la concordia entre todos los guatemaltecos, gobernaría con los principios del Partido Liberal, que son los que informan nuestras actuales instituciones, pero lo ha- ría en presencia de los adversa- rios, y aprovechando sin distin- ción de partidos todo el elemento útil al servicio de la patria."

MANUEL ESTRADA C. 27

Eti suma el manifiesto del Señor Estrada Cabrera respira tal hon- radez y tal franqueza, que tendrá que inspirar respecto aun á aque- llos á quienes no les inspire sim- patía el hombre que lo firma.

* * *

Ahora que el país ha recobrado la paz un instante comprometida, trátase de nuevo de votar. Dentro de pocos días el pueblo será con- vocado á comicios y el Partido Liberal, más unido que nunca, más compacto que nunca, más entusiasta que nunca, irá á las

28 MANUKI. ESTRADA C.

urnas seguro de su triunfo.

Mañana todos los Guatemalte- cos dirán, pronunciando las dos palabras de un nombre, sus ideas, sus esperanzas y sus principios. Mañana, en fin, cada patriota hará ver hasta dónde llega su patriotismo y cada liberal de qué matiz es su liberalismo.

Porque entre todos los lengua- jes convencionales de que dispone el hombre moderno, ninguno es tan gráfico y tan elocuente como el del voto.

Decir un nombre, ante una comisión electoral, es aliarse á un

MANUEL ESTRADA C. 29

programa y expresar la concep- ción completa de una filosofía especial de la vida política.

Par mi parte, yo diré, franca- mente y voz muy alta:

Estrada Cabrera.

Diré Estrada Cabrera que sig- nifica nacionalismo, que significa reparación y que significa sen- cillez dentro de nuestra política complicada.

Diré Estrada Cabrera que sig- nifica, también, entelectualismo y sentimentalismo, porque siendo él un intelectual ayudará al desa- rrollo intilectual del país todo—

3o MANUEL ^StRADA C.

sentimentalismo porque siendo un hombre de corazón, que com- prende las necesidades del pueblo, del obrero sobre todo, contribuirá á satisfacerlas.

Mi Voto, pues, no querrá decir:

"Quiero que triunfe Estrada Cabrera."

Sino:

''Quiero que triunfe (en Estra- da Cabrera) el Nacionalismo, que es la unión de las fuerzas vivas del país, el Intelectualismo, que es el ennoblecimiento cerebral del país,— el Sentimentalismo, que es el embellecimiento moral del país,

MAMUEL ESTRADA C. 3 1

le Liberalismo, que es el engran- ilccimiento progresista del país."

Quiero que triunfe todo eso en un hombre que es la encarnación de todo eso.

Por eso v^otaré por él.

Por eso votarán, asi mismo por él, los obreros del yunque y los obreros de la idea, que ven en su nombre, el estandarte sincero y luminoso cuyos colores alegran nuestras almas.

Votaré, en ñn, en favor de Es- trada Cabrera, para votar con el Pueblo y por el Pueblo.

FIN.

OBRAS DE E. GÓMEZ CARRILLO

Sensaciones de Arte.

Literatura Extranjera.

Notas y Estudios.

Almas y Cerebros.

La Suprema Voluptuosidad.

Del Amor, del Dolor y DEL Vicio.

Bohemia Sentimental.

(En prensa)

Tristes Idilios. *