f* ff 1*2 f¿ ' "v ¡A ; Ltv TTlemorif ‘UUí* "S- vV^ r 7 i 7 1892 Kcllo^ 1989 ,-■% JP- amni al o q *to,v ■>¿7 paleo rilol Oy Lst-7?'l-s ' •;,/ fiy' ■"> .. 33 33 CO02 K&ju ACTAS DE LA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN CÓRDOBA TOMO VI BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — calle perú — 680 V; r,‘ '"3 1889 CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO 0 ¿¿raM^^ ,^y 0 DE LOS MAMIFEROS FOSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA OBRA ESCRITA BAJO LOS AUSPICIOS DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA PARA SER PRESENTADA Á LA EXPOSICION UNIVERSAL DE PARIS DE 1889 POR FLORENTINO AME GEINO Autor de Fii.ogrnia Miembro activo de la Academia Nacional de Ciencias, Doctor Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Físico- matemáticas de la Universidad Nacional de Córdoba, Antiguo catedrático de Zoología y Anatomía comparada en la Universidad de Córdoba, Ex-conservador de los museos de Paleontología, Antropología y Zoología de la misma Universidad, Ex-miembro académico de la Facultad de Ciencias Médicas, Ex-sub-clireetor del Museo de la provincia de Buenos Aires, Corresponsal del Instituto Geográfico Argentino, de la Sociedad Geográfica Argentina, etc., etc. IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 1889 Concluyóse ele imprimir esta obra el 20 de Mayo de 1889 A Su Excelencia el Señor Presidente de la República Doctor Don MIGUEL JUAREZ CELMAN No olvida el autor los servicios recibidos de V. E., en su carrera científica , cuando erais Senador Nacional. En prueba de agradecimiento, os dedica esta obra, colocándola bajo vuestra alta protección. Florentino Ameghino. . / ‘K- ' 1 ■ ) I , - • ■ : ... « ' . • - - PRÓLOGO La presente obra tiene por objeto dar una idea de las distintas faunas de mamí- feros, que se han sucedido en otras épocas en lo que hoy es el territorio de la República Argentina, y debe considerarse como una simple introducción que será mas tarde completada con el descubrimiento de nuevos materiales, y la aparición en el escenario de otras personas que, mas felices de lo que he sido y disponiendo de mayores recursos puedan en un cuadro mas vasto trazarnos un conjunto mas perfecto. Desde hace quince años, vengo enriqueciendo la fauna de mamíferos extinguidos de nuestro suelo con numerosas formas de las que he publicado cortas descripciones, á menudo simples diagnosis, sin estar acompañadas de ilustraciones, siempre necesarias en este género de investigaciones, pero sí con el compromiso de ampliarlas é ilustrarlas tan luego como las circunstancias me lo permitieran. La conveniencia de cumplir tal compromiso, como la necesidad de reunir todos esos materiales en un conjunto que fuera accesible á los que se interesan en el adelanto de la ciencia, óá los que buscan en ellos datos geológicos que puedan servir afines industriales, era evidente, yen Febrero del año pasado (1888) decidí emprender este trabajo con el propósito de que pudiera que- dar concluido para figurar en la Exposición Universal que se inaugura en París en Mayo del presente año. La Academia Nacional de Ciencias de la República Argentina se ofreció á costear una parte de los gastos que exigía una obra costosa, que no me hubieran permitido llevar á buen término mis escasos recursos particulares; puse inmediata- mente manos á la obra, y hoy, después de 14 meses de trabajo incesante, al trazar estas líneas, tengo la satisfacción de dejar concluida la primera obra de conjunto que hasta ahora se haya publicado sobre los mamíferos fósiles de la República Argentina. Sin duda dejará bastante que desear, y se notará mas de una imperfección, pero en una obra de estas proporciones, redactada, ilustrada é impresa en el corto término de un año, era imposible que llevara siempre á la par mi trabajo de redacción con el de los dibujadores, de los impresores y de los litógrafos. He hecho lo que huma- VIII MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ñámente me era posible. Pero el buen lino del lector, ayudado por la explicación de las láminas, salvará con facilidad esos vacíos é incorrecciones. Consagrada esta obra al conocimiento de los mamíferos fósiles argentinos, se notará que también se encuentran incluidos en ella todos los actualmente existentes indígenas de nuestro suelo. Ello es debido, á que la mayor parte se encuentran igualmente fósiles, habiendo entonces creído útil citar todos los mamíferos argentinos existentes, con el objeto de hacer resaltar Jos claros, poniendo asi en evidencia cuáles son los que se han encontrado en estado fósil, la época de los terrenos en que han sido extraídos, y cuáles son los que por ahora á lo menos parecen presentarse como exclu- sivos de nuestra época; pero unas y otras, fósiles ó no, todas las especies actuales están simplemente enumeradas, pues su estudio minucioso no forma parte de la paleontología. En un trabajo de conjunto de esta naturaleza, no podía extenderme en ciertos de- talles; asi que, de aquellas especies clásicas, como el Megatherium amcricanum , el Mylodon robustus, el Panochtus tuberculatus , etc., d escripias de una manera completa por Cuvier , Owen , Burmeister y otros sábios paleontólogos, solo doy un resúmen de sus principales caractéres, pues los que deseen mayores datos pueden encontrarlos en las obras publicadas de los mencionados autores, habiéndome extendido de preferencia sobre las especies y géneros nuevos ó muy poco conocidos. Se notará igualmente que en la mayor parte de la obra solo lomo en consideración los cráneos, partes de cráneos ó la dentadura. La razón es sencilla ; esas son las piezas que se recogen de preferencia porque son mas fácilmente determinadles, mientras que, los huesos del esqueleto, cuando no se encuentran acompañados de pedazos de cráneo ó de dentadura, si se trata de especies nuevas, no son fácilmente determinaba pudiendo agregarse que en muchos casos es con ellos hasta difícil de reconocer con seguridad el género. Es debido precisamente á la cantidad de huesos aislados que se han querido determinar sin conocimiento del cráneo, reuniéndolos á veces de varios individuos para montarlos en esqueleto, que se debe en gran parte la confusión de ciertas especies pampeanas, habiéndose así armado esqueletos híbridos de los que no se han vuelto á encontrar ni se encontrarán iguales. El ejemplo de la coraza del Glyplodon clavipes del Museo de Cirujanos de Londres al que se ha ingertado una cola de Hoplophoms quedará célebre. En cuanto á los esqueletos montados en los museos con restos de individuos distintos, en la generalidad de los casos lo son con huesos de individuos de especies diferentes. Así todos los huesos de Lestodon, han sido atribuidos al Lestodon armcitus , mientras que hay varias especies del mencionado género. Todos los esqueletos de Scelidolherkm que conozco, considerados como Scelidotherium leptocephalum, son, con excepción de uno solo, PRÓLOGO IX el que ha descrito Burmeister en la Osteología de los gravigrados, formados con restos de individuos de dos especies distintas, el verdadero S. leptocephalum y el S. Bravardi, á la que pertenece el esqueleto dibujado por Burmeister. Otro tanto sucede con los esqueletos de Mylodon , Pseudolestodon, etc. Por otra parte la recolección de huesos fósiles habiéndose vuelto una industria hasta cierto punto lucrativa, á lo menos para aquellos que la hacen bajo un punto de vista mercantil, los coleccionistas salvo rarísimas excepciones, han contribuido no poco á esta confusión, pues siendo muy raro encontrar esqueletos completos, para obtener un precio mas elevado han tratado siempre de completarlos con restos de otros indivi- duos, que, desgraciadamente, no siempre eran de la misma especie. Los esqueletos que se encuentran en estas condiciones, no deben ser tomados en cuenta para nada, y es mil veces preferible dejarlos incompletos, que completarlos con huesos sueltos de otros individuos, délos que no se tenga completa seguridad de que proceden de una misma especie. Y la determinación de los huesos aislados, es por eso mismo trabajo sumamente lento y de muchos años, pues solo pueden irse repartiendo, á medida que se encuentran piezas parecidas en contacto ó articuladas con partes características, como lo son casi siempre los cráneos, las mandíbulas y la denta- dura. Por esto es que he pasado por alto una infinidad de piezas sueltas, pues así, repo- sando mi trabajo mas ó menos sobre la repetición de las mismas piezas, es evidente que no puedo haber incurrido en exageración en el número de especies, y que muy pocas pueden ser las puramente nominales. No por eso dejará de estar mi obra exenta de errorés, pues solo los que no trabajan no los cometen, y en las investigaciones paleontológicas sobre los mamíferos extinguidos, por mas tino que en ellas se desplegue, se incurre con facilidad en falsas determina- ciones ó identificaciones erróneas. Los objetos que se encuentran en la mayor parle de los yacimientos fosilíferos, son generalmente piezas sueltas, dientes aislados, fragmentos de mandíbulas y huesos de todas clases, reunidos á menudo sin orden alguno, de manera que no se puede afirmar quedos de ellos pertenezcan á un mismo individuo. En tales condiciones, y á pesar de lo que se ha dicho de la ciencia del gran Cuvier, se tropieza en este caso con grandes dificultades. Tratándose de familias repre- sentadas por varios géneros muy cercanos, mas ó menos del mismo tamaño, y cada género con varias especies, todas ellas conocidas solo por reducidas partes del es- queleto ¿cómo poder distinguir los huesos que pertenecen á cada género y á cada es- pecie? No siempre es fácil en medio de un cúmulo de piezas parecidas, reconocer qué muelas X MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de la mandíbula inferior deben corresponder á una especie fundada sobre muelas superiores, ó vice-versa, qué muelas superiores corresponden á una especie fundada sobre muelas inferiores, ó qué premolares corresponden á ciertos verdaderos molares, ó cuál es el tipo de los incisivos que corresponde á dos ó mas especies parecidas en lo demás de la dentadura, etc., etc. Estas dificultades se presentan á cada paso. No se puede fundar sobre cada parte distinta del esqueleto ó de la dentadura una especie, pues estas se multiplicarían mucho mas allá de su número real, de modo que luego, á medida que se descubrieran nuevos materiales sería necesario irlas reuniendo de á dos, de á fresó mas en una sola, dejando detrás una lista de nombres y de sinónimos que fueron y son siempre el verdadero escollo que se opone á los progresos de la clasificación sistemática. Ni tampoco es posible siempre determinar si varias partes distintas que tienen entre sí ciertas analogías per- tenecen realmente á una sola y única especie, ó se refieren á dos ó mas especies afines. En todo caso declaro que me ha guiado desde el principio hasta el fin, el pro- pósito bien determinado de no crear especies nuevas sin motivo bien justificado; que he tratado, tanto cuanto me ha sido posible de referir los nuevos restos á las espe- cies ya establecidas, y de reunir bajo un mismo nombre las partes distintas y aisladas que me parecían debían referirse á una misma especie. En vista de las dificultades mencionadas, no es imposible haya incurrido en algunos errores, y que algunos de los restos descritos bajo un mismo nombre, puedan quizás mas tarde ser reconocidos como pertenecientes á especies distintas. Cuando eso suceda, los naturalistas y especialmente los paleontólogos que no ignoran las dificultades que para la determinación ofrecen las piezas encontradas en tales condiciones, no dudo sabrán mostrarse indulgentes, disculpándome de esos errores. La masa de materiales que he tenido que reunir y consultar es enorme, como lo atestigua el hecho de que haya enumerado en mi Irabajo unas 570 especies de mamí- feros fósiles argentinos, de las que mas de 450 han sido fundadas por mí. Pero es justo declarar que, por mi solo esfuerzo, jamás hubiera podido alcanzar tan brillante resultado, que es debido á la cooperación valiosa de una falange de colaboradores, que, de la manera mas espontánea y desinteresada me han suministrado la mayor parte del material, y que sería ingratitud no recordar acá sus nombres. Debo mencionar en primera línea mi hermano Carlos Ameghino que me ha acompa- ñado en estas investigaciones un considerable número de años, y ha luego recorrido en busca de fósiles los territorios mas desiertos é inhabitables de la República, ha- biendo descubierto él solo mas de la tercera parte de las especies de mamíferos fósi- les argentinos hoy conocidos. — El Dr. Oscar Doering, catedrático en la Universidad PRÓLOGO XI de Córdoba, quien, en su calidad de Presidente déla Academia Nacional de Ciencias de 1a. República Argentina, no ha cesado un solo momento de prestarme su valioso concurso. — El Señor Pedro Scalabrini, profesor en la Escuela Normal del Paraná y Director del Museo provincial de Entre Ríos, que ha puesto á mi disposición la rica colección de fósiles oligocenos recogidos por él en las barrancas de la misma localidad. — Los señores Juan R. Ambrosetti, gefe de la sección zoológica, y Toribio E. Ortiz gefe de la sección paleontológica, del mismo Museo, infatigables colaboradores del profesor Scalabrini, que han recogido un considerable número de materiales que han puesto sin reserva á mi disposición. — El eminente profesor Alberto Gaudry, miembro del Instituto y Director de la sección palentológica del Museo de Historia Na- tural de París, que para facilitar mis estudios me ha obsequiado con una magnífica colección de moldes en yeso de fósiles típicos de Rueños Aires conservados en aquel Museo. — El Dr. Enrique Gervais, gefe de los trabajos anatómicos del Laboratorio de anatomía comparada en el Museo de Historia Natural de París, quien ha colaborado en mis primeras determinaciones, y me ha comunicado un cierto número de dibujos inéditos de fósiles pampeanos, particularmente una colección de dibujos y manuscritos dejados por el malogrado Bravard. — El Teniente Coronel Dr. Luis Jorge Fontana, Gobernador del territorio del Citubut, que ha puesto en mis manos todos los fósiles reunidos en su exploraciones en la Patagonia central. — El Dr. Adolfo Doering, miembro de la Academia Nacional de Ciencias y catedrático en la Facultad de Ciencias físico-matemá- ticas déla Universidad de Córdoba, quien me ha facilitado fósiles de distintas procedencias, me ha acompañado repetidas veces en mis escursiones y me ha comunicado preciosos datos geológicos. — El Teniente de Navio Carlos M. Moyano, ex-gobernador del territorio de Santa Cruz, que me ha entregado todos los fósiles por él recogidos en la Patagonia austral. — El Dr. Eduardo L. Holmberg, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, Director del Parque 3 de Febrero, que repelidas veces me ha obsequiado con fósiles de distintas proce- dencias, entre ellos los primeros restos del Pachyrucos bonaeriensis. El Teniente General Julio A. Roca, ex-Presidente de la República, á quien debo la comunicación de las prime- ros huesos de dinosaurianos descubiertos en nuestro territorio, quien los había recibido del comandante Buratowich, descubrimiento importante que ha servido de fundamento para la determinación de los horizontes de la formaciones terciarias antiguas. — El Dr. Ar- turo de Seelstrang, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, Décano de la Fa- cultad de ciencias físico-matemáticas de la Universidad de Córdoba, quien me ha co- municado varios fósiles de los alrededores de la ciudad de Córdoba. — El Dr. Esta- nislao S. Zeballos, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, diputado nacional, quien continuamente me ha entregado todos los fósiles que ha podido reunir. — El Dr. Carlos Spegazzini, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, profesor en el XII MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS Colegio Nacional de La Plata, á quien debo un cierto número de fósiles interesantes procedentes de las excavaciones del puerto de La Plata. — El Dr. Domingo Lovisato, miembro corresponsal de la Academia Nacional de Ciencias, Catedrático en la Univer- sidad de Cagliari, que me ba comunicado todos los fósiles que recogió en sus via- jes en la provincia de Buenos Aires, Patagonia y Tierra del Fuego. — El Dr. Brac- kebusch, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, catedrático de mineralogía y geología en la Universidad de Córdoba, que me ha comunicado varios fósiles de los valles de la Sierra de Córdoba. — El Dr. Bodenbender, conservador del Museo paleon- tológico de la Universidad de Córdoba, que me lia obsequiado con varias piezas interesan- tes procedentes de los alrededores de la misma ciudad. — Los señores Ramón Lista, miembro de la Academia Nacional de Ciencias, Gobernador del territorio de Santa Cruz, y Capitán Cándido Eyroa ex-secretario de la misma Gobernación, quienes han prestado á mi hermano Garlos Amegliino en su expedición á la Patagonia austral, la mas decidida cooperación. — El señor Félix Lynch Arribálzaga, miembro de la Aca- demia Nacional de Ciencias, entomologista distinguido, quien me ha comunicado inte- resantes yacimientos fosilíferos de la región snd de la Provincia. — El presbítero Gerónimo Lavagna, director del Museo politécnico de Córdoba, que ha puesto á mi disposición los nu- merosos materiales por él recojidos. — El señor León Lelong Thévenet, infatigable coleccio- nista residente en la ciudad del Paraná, quien ha igualmente puesto á mi disposición todo el gran material de que dispone, en el que hay piezas verdaderamente inte- resantísimas. — El erudito ex-Director de la Biblioteca y del Archivo nacional, señor Ricardo Trelles, que me ha comunicado varios fósiles de la colección Bravard. — El erudito publicista Dr. D. Andrés Lamas, que ha puesto á mi disposición los materiales de que dispone, y me ha comunicado diversos dibujos inéditos de fósiles, que fueron del conocido presbítero é historiador oriental Dámaso Larrañaga. — El señor Enrique de Cárles, naturalista viajero del Museo Nacional, que me ha facilitado diferentes ma- teriales de comparación indispensables. — El señor José M. Muñíz que ha depositado en mis manos todos los manuscritos de su malogrado padre, el Dr. Francisco Javier Muñiz, el primer argentino que se ocupó en el estudio de los fósiles de nuestro suelo. — El señor Santiago Pozzi, primer preparador de paleontología en el Museo de La Plata, quien en el corto espacio de tiempo que permanecí en ese establecimiento, me ha pres- tado en el estudio de los fósiles pampeanos, todo su valioso concurso. — El capitán de ingenieros militares (hoy Teniente Coronel) D. Jorge Rhode que me ha obsequiado con una considerable cantidad de fósiles recojidos por él en los territorios de la Pampa y de la Patagonia setentrional, que solo ha podido trasportar á costa de grandes sacri- ficios. — El Capitán Antonio Romero, que me ha obsequiado con distintos fósiles proce- dentes de los territorios del Chaco y del Neuquen, entre ellos los primeros restos del PRÓLOGO XIII jiganlesco paquidermo llamado Pyrotherium. — El ingeniero E. Godoy que me ha facilitado algunos fósiles procedentes del interior de la República. — El distinguido historiador Dr. Angel Justiniano Carranza, auditor general de guerra, que ha puesto á mi disposición los fósiles que conserva en sus colecciones. — El distinguido Dr. Christian Heusser, autor de un notable ensayo físico sobre la provincia de Buenos Aires, que me ha comunicado interesantes materiales procedentes de distintos puntos de la provincia. — El Dr. Jorge Claráz, colaborador del Dr. Heusser en el ensayo mencionado, que me ha comuni- cado interesantísimos d^tos geológicos recojidos en sus viajes. — El señor Emilio Carba- jal, Director del Instituto Mercantil, que ha puesto á mi disposición la colección de fósiles pampeanos que ha reunido en el establecimiento. — Mi hermano Juan Ameghino, que me ha entregado varios fósiles interesantes recojidos por él en la provincia de Buenos Aires y en la República Oriental del Uruguay. — El hábil coleccionista Señor San- tiago Roth que me ha facilitado varios objetos que me eran necesarios y una serie de fotografías de las piezas mas interesantes de su colección. — El Dr. Cristafolleti que me ha obsequiado con varias piezas interesantísimas procedentes de la excavaciones del puerto de La Plata. — El Señor Angel Fiorini, que ha puesto su colección á mi disposición, en la que he encontrado objetos importantes procedentes de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y el Norte de la República. — El Señor José Varas de la redacción de La Nación, á quien debo un interesante tubo de Hoplophorus procedente del partido del Monte. — El Señor José Larroque, coleccionista, que me ha facilitado varias piezas procedentes del Oeste y Norte de la provincia. — La señora Petrona Eguía de Molina, que ha puesto á mi disposición la numerosa colección de fósiles argentinos que fué del finado Manuel Eguía, á quien tanto debe la paleontología ar- gentina.— El Señor Julio Migoya que me ha facilitado algunas piezas interesantes, entre otras, muelas superiores del Mastodon rectas. La señora Eloísa González de Andrade, viuda del malogrado poeta Olegario V. Andrade, que me ha proporcionado distintas piezas, entre otras, el tubo caudal del Plohophorus orientalis. Por fin, no puedo omitir tam- poco el nombre del eminente Director del Museo Nacional Dr. Germán Burmeister, por haberme permitido el uso de la biblioteca del establecimiento, la mas rica sobre la materia, que exista en el país. Los caballeros mencionados, y aquellos que involunta- riamente haya olvidado ó que por distintas causas no haya podido recordar acá sus nom- bres, al hacerme un servicio, lo han hecho igualmente ala ciencia. Reciban todos la ex- presión sincera de mi mas profundo reconocimiento. — Pero si es justo que tribute un homenage y manifieste mi gratitud hacia los que me han ayudado, es igualmente equitativo mencione la única excepción, la del Dr. Francisco P. Moreno, Director del Museo de La Plata, que no ha omitido esfuerzo para impedir la realización de mi trabajo, lo que ha alcanzado en parte, pues á él se debe que un cierto número de XIV MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS especies fundadas por mí en publicaciones anteriores, no estén acompañadas de ilustra- ciones, por encontrarse los materiales por mí reunidos, en el Museo de que por desgracia para la ciencia es él Director. Florentino Ameghino. Buenos Aires, Marzo de 1889. Nota. No hubiera dicho una palabra al respecto, si no fueran los compromisos morales contraidos con el mundo científico, que, de no cumplirlos me perderían por completo en la estimación de los hombres de ciencia y concluirían con la pequeña reputación cientí- fica que pueda haber adquirido siempre que una causa mayor ajena á mi voluntad no justificara tal falta de cumplimiento. Esa causa mayor es la actitud del Dr. Moreno en cuyo poder (en el establecimiento que él dirije), se encuentran los materiales que había reunido para dar cumplimiento á la palabra empeñada. Mi pluma se resiste, á menos que no me vea obligado á ello, ¿i trazar las causas que han motivado mi alejamiento de dicha persona, pero transcribo á continuación algunos documentos que constituyen el epílogo, y bastan para disculparme ante mis colegas. La Plata, Enero 17 de 1888. Al Exmo. Señor Ministro de Obras Públicas, Dr. D. Manuel B. Gonnel. Cuando á mediados de 1886 fui nombrado Secretario sub-director del Museo de la provincia, acepté por repetidas instancias de su Di- rector el Dr. Francisco P. Moreno, quien con un cúmulo de promesas consiguió hacerme abandonar un empleo en el que gozaba de mayor sueldo, de mas libertad y de mayores elementos de trabajo. Al Dr. Moreno le constaba que me había dedicado especialmente al estudio de los vertebrados fósiles de la República Argentina, y acepté el cargo que se me ofrecía con la condición de poder continuar mis trabajos y creyendo que esa posición me sería ventajosa para propender á un conocimiento científico de la paleontología estratigráfica de la República, — pero me engañaba... Pasó todo el año 86 ocupado en el trabajo puramente material del arreglo de las coleciones en la esperanza de que al siguiente aparecerían los prometidos Anales del Museo ; como pasarán sin duda el 88 y el 89, y si alguna vez dicha publicación llega á aparecer, á juzgar por el carácter del Señor Moreno, serán probablemente algunas entregas de costosas ilustraciones que agolarán fondos sin resultado científico práctico. No he exigido del Señor Director del Museo que costeara la impresión de mis trabajos; he pedido simplemento lo que á nadie se podría negar sin cometer una injusticia, — que, mientras el museo no tuviera publicaciones propias, me permitiera que yo publicara mis estu- dios en la forma que me fuera mas conveniente, contestándome que no permitiría la descripción é ilustración de objetos del estableci- miento fuera de los Anales del Museo , y como estos se publicarán quien sabe cuando, mis estudios saldrían, esto si se publicaran al- guna vez, cuando ya no tuvieran interés, ó cuando fuera necesario empezarlos de nuevo, como me sucede ahora con la Monografía de los toxodontes, impresa en Mayo del 87, páralos Anales del Museo, pero de la que solo he repartido un limitadísimo número de ejem- plares. Las investigaciones científicas marchan tan de prisa que ese trabajo en gran parte ya solo tiene un valor histórico, y su distribución por el Museo un año ó dos después de impreso será, por no emplear otros términos, sencillamente una ridiculez. No puedo avenirme á este papel, pues no necesito del beneplácito ni del visto bueno del Dr. Moreno, para cumplir con mi deber hácia la sociedad, pues solo personas dominadas por un egoísmo desmedido pueden guardar para sí los resultados de sus trabajos, ó poner tra- bas á otros para que no los den á la publicidad. Habíame propuesto concluir este año el catálogo de los mamíferos extinguidos de la República Argentina, acompañado de una descrip- ción de todas las especies hasta ahora conocidas, de sus relaciones fdogénicas y de su distribución geológica y geográfica, trabajo de la mayor importancia científica por cuanto vendría á ser la base de la división estratigráfica de los terrenos sedimentarios de nuestro suelo, cuyos datos serían preciosos para una multitud de industrias. Ese trabajo lo llevaré á cabo á pesar de todo, con la única diferencia de que no será tan completo como si hubiese podido disponer de las colecciones del Museo; pero no puedo dispensarme de poner en conocimiento de V. S. cuales son los materiales cuyo acceso se pretende negarme. Esos materiales son mi antigua colección particular comprada por el Exmo. gobierno á instancias del Dr. Moreno, áquienie consta no quería enajenarla, pues tenía un vago presentimiento de lo que iba á suceder, y que acepté por ella lo- que buenamente se me ofreció; son los objetos que recogí personalmente en Monte Hermoso, siendo empleado del Museo, pero por cuyo viage no he cobrado un centa- vo, siendo por consiguiente dichos objetos de mi propiedad: son por último las colecciones que acaba de traer mi hemano Carlos Ame- ghino de la Patagonia austral, por cuyo trabajo ha recibido una recompensa pecuniaria irrisoria, siendo luego despedido del estableci- miento, viaje que ha hecho á instancias mias, y cuyo buen resultado se debe, no tanto á los escasos fondos suministrados por el museo, cuanto á mis relaciones personales que le han proporcionado gratuitamente en aquellas regiones los medios de trasporte necesarios, sin los cuales la expedición hubiera sufrido un fracaso total. PRÓLOGO xv Vine al Museo animado de la mejor buena voluntad, y durante el tiempo que he permanecido en él, no he omitido esfuerzos, aunque inútiles, para tratar de regularizar su marcha interna. Hoy puedo decir que he sufrido acá la mas grande decepción de mi vida. . . mi permanencia en el museo es ya inútil é incompatible con la de un director dominado por sentimientos de swpérflua ostentación y alucinaciones de grandeza, que de continuar serán en nuestro país una rémora desastrosa á las investigaciones científicas de carácter sério y desprovistas de charlatanería. En vista de lo expuesto, tengo el honor de elevar á V. S. mi renuncia indeclinable del cargo de secretario sub-director del museo; pero como los estudios que tengo empezados tienen un fin de utilidad pública, práctico y cientifico á la vez, pido lo que es justicia, se me conceda el derecho de completar mis trabajos ordenando al director del Museo ponga á mi disposición las colecciones de paleonto- logía en las horas en que el establecimiento está abierto al servicio público. Ruego al Señor Ministro quiera recibir la expresión de mi mas profundo respeto y consideración. Florentino Ameghino. Partícula!'. La Plata, Enero 31 de 1888. Al Dr. D. Manuel B. Gonnet, Ministro de Obras públicas de la provincia. Muy respetable señor : He reflexionado sobre lo que V. E. tuvo la deferencia de proponerme el sábado último, y encuentro que lo que se me exige no se ajusta á mi carácter acostumbrado siempre á llamar la cosas por sus nombres. Si en mi nota se hubiera deslisado involuntariamente alguna palabra ofensiva para el Exmo. Gobierno, no titubearía un instante en da las satisfacciones que se me exigieran, pero pedirme que modifique los términos de mi renuncia de sub-director del Museo, motivada por los procedimientos irregulares del Dr. F. P. Moreno como Director, cuando tengo mi conciencia tranquila y la convicción de haber cumplido con mi deber, me parece poco correcto, ó á lo menos poco decoroso para mi nombre si me prestara á ello. El conflicto sobrevenido con el Director del Museo tiene mayor trascendencia que la que sin duda le ha dado el recto é ilustrado Go- bierno de que V. E. forma parte, y por su naturaleza está destinado á salvar los límites de la Provincia y de la República, para ser juz- gado en todas partes del mundo civilizado en donde haya personas que sigan con interés el movimiento científico de los distintos ramos del saber humano que mas ó menos directamente se ligan á los estudios para cuyo fomento fué creado el Museo de La Plata. Después de haber aparecido en las columnas de los periódicos el texto de mi renuncia, después de haber recibido de personas respe- tabilísimas de distintos puntos de la República la expresión de su sentimiento por mi separación del Museo acompañada por la aproba- ción de mi actitud como la única que ponía á salvo mi dignidad personal y mi humilde reputación científica, y cuando tengo la con- vicción de que me asiste la razón como lo demostraré en oportunidad probando que el Dr. F. P. Moreno ha faltado á su palabra de caballero, juzgo infinitamente mas honroso para mi ser destituido del empleo que desempeñaba, que modificar ios términos de mi renun- cia, á lo menos en lo que al Director del Museo se refieren. Si mi destitución en estas condiciones llega á considerarse motivo suficiente para que no se me permita el acceso de las colecciones para proseguir mis estudios, paciencia!. .. se me negará lo que espontáneamente me ofrecen los museos del extrangero ! — Trataré en- tonces de pasarme de esos materiales, así á lo menos, cuando no pueda completar á mi satisfacción algún trabajo, siempre me quedará a escusa de que ello es debido á la prohibición de consultar las colecciones del Museo, — y, que los que disponen de ellas como propie- dad particular hagan luego mejor. Agradezco infinito los móviles que han impulsado á V. E. á tenerla deferencia de pedirme el retiro de mi renuncia en la forma expre- sa, y con el mayor sentimiento por no poder acceder á tal deseo, créame siempre sumas respetuoso y atento servidor Q. B. S. M. Florentino Ameghino. La Plata, Febrero 25 de 1888. Habiendo presentado renuncia del puesto de secretario sub-director del Museo de esta ciudad D. Florentino Ameghino, y estando dicha renuncia concebida en términos cuya inconveniencia, respecto del Director de esa repartición, no puede dejarse sin correctivo, el Poder Ejecutivo. DECRETA Art. Io. — Devuélvasela renuncia interpuesta y exonérese del puesto de secretario sub-director del Museo á D. Florentino Ameghino. XVI MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Art. 2o. — Sin perjuicio de lo anterior, el señor Ameghino podrá en las horas y dias en que el Museo está abierto para el público, estu- diar las colecciones de paleontología que allí existen, de acuerdo á los reglamentos del establecimiento. Comuniqúese, etc. M. PAZ. Manuel B. Gonnet. Reglamentos del Museo nunca han existido. Pocos dias después de publicado el precedente decreto, el Museo de La Plata, abierto an- tes al público todos los dias, cerraba sus puertas con el pretexto de una exposición industrial que se había abierto en parte de los salo- nes. Concluida la exposición mencionada, se anunció que no se abriría al público hasta el 19 de Noviembre del mismo año en cuya fecha se haría su quinta ó sexta inauguración, lo que no puedo precisar pues ya he perdido la cuenta de ellas. El 19 de Noviembre, sexto aniversario de la fundación de La Plata, se abrieron en efecto las puertas del Museo declarándolo su director abierto al servicio público, pero habiéndose probablemente notado mi presencia, fueron luego cerrados los salones destinados á la paleontología, quedando sin duda reservados para otra inauguración (pues parece reserva una para cada nuevo gobernador de la provincia), que no estaría de mas anun- ciara á la manera de los saltimbanquis de teatro, como la última representación. Omito comentarios sobre el inusitado é injustificable proceder del director del Museo, pues no encontraría en nuestra lengua términos cultos suficientemente severos para expresarlos. ÍNDICE DE MATERIAS Páginas Resumen histórico 1 Algunas palabras sobre la nomenclatura zoológica aplicada á la paleontología , .. 9 Resúmen geológico . 13 Cuadro de las formaciones cenozoicas de la República Ar- gentina 14 Límites entre las formaciones secundarias y terciarias 15 Piso pehuenche 15 Formación santacruzeña 16 Piso sub-patagónico 16 Piso santa-cruzeño 17 La formación basáltica y el antiguo continente patagónico.. 19 Formación patagónica 20 Piso paranense 20 Piso mesopotámico 21 Piso patagónico 22 Formación araucana 23 Piso araucano 21 Piso hermósico 25 Piso pehuenche 26 Formación pampeana 27 Piso pampeano inferior ó ensenadense 20 Piso pampeano medio ó belgranense 3L Piso pampeano superior ó bonaerense 32 Piso pampeano lacustre ó lujanense 33 Formación tehuelche ó erótica 36 Rodados de la Patagonia y época glacial 36 Terrenos post-pampeanos 37 Piso querandino 38 Piso platense 39 Piso aymará 40 Piso ariano 42 MAMMALIA DIT11EMATA HETER0D0NTA PLAIVUIVGULATA Anthropoidea 45 HOMINIDA 45 Resúmen de nuestros conocimientos sobre el hombre fósil argentino 45 Páginas Reseña histórica Cuadro de las subdivisiones de la época antropozoica en el Plata El hombre en la época cuaternaria Época mesolítica Arroyo de Frias Cañada de Rocha Partido de Juárez. Rio Negro de Patagonia Córdoba Época paleolítica Tandil Montevideo Córdoba Lobos Villa de Lujan La Plata Bahia Blanca Época eolítica El hombre en el terciario superior ó plioceno Piso lujanense ó pampeano lacustre Mercedes Arroyo de Marcos Diaz Villa de Lujan Azul Bahia Blanca Piso bonaerense ó pampeano superior Villa de Lujan Mercedes. Arroyo Samborombon Rio de Arrecifes Rio Carcarañá Córdoba Piso belgranense ó pampeano medio Villa de Lujan La Plata Piso ensenadense ó pampeano inferior Buenos Aires La Plata. Condiciones de existencia del hombre durante la época pam- peana ó pliocena El hombre de la época miocena y sus vestigios en la forma- ción araucana Caractéres físico-osteológicos del hombre fósil argentino. . . Restos humanos del cuaternario superior Restos humanos del cuaternario inferior Restos humanos del piso lujanense Restos humanos del piso bonaerense Restos humanos del piso ensenadense Caractéres del precursor ó de los precursores del hombre en la época miocena 46 48 49 50 50 50 52 52 53 53 54 54 55 56 56 57 58 60 60 60 61 62 62 61 61 64 65 65 66 66 67 68 69 69 69 70 70 71 72 77 81 83 83 83 85 85 XVIII MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Simioidea Platyrrhini Cebidce Mycetes carayá Cebus libidinosus Pilhecidce Nyctipithecus felinus Arctophiteci.. Hapalidce Hapale.. penicillata Prosimia Eosimia Daubentonioidea liolodonta Condilarthra Platyarthra Observaciones generales sobre los Planungulados Páginas 100 100 100 100 100 100 100 101 101 101 101 101 101 101 102 102 102 103 103 103 101 UNGUICULATA TR0G0D0NTA Tseniodonla Tillodonla Trogosa Hodentia Lacomorpha Leporidce Lepus braziliensis aff, braziliensis. . SciUROMORPHA Myomorpha Hesperomyidoe . . Reithrodon typicus typicus fossilis. . cuniculoides chinchilloides. . . Ptyssophorus elegans Oxymycterus rofus • rufus fossilis — impexus Habrotbrix arenicola arenicola fossilis micropus obscuros internus Calorays griseo-flavus Bravardi elegans anguya canescens xantorhinus longicaudatus. . . magellanicus. . . . 106 105 106 106 107 108 108 108 108 108 109 109 109 110 110 111 111 111 111 111 112 112 112 113 113 113 113 113 113 114 114 114 114 115 115 115 115 115 115 Calomys xanthopygos bimaculatus. . . . flavescens auritus Holochilus vulpinus multannus Bothriomys catenatus Hesperorays tener molitor Tretomys atavus Necromys conifer HvSTRIf.OMORPHA Pnradoxomid(R Paradoxomys cancrivorus patagónicas . . . . Cercolabidce Acarerays murinus. . . . . . . messor minutus minutissimus. . Sciamys principalis varians Steiromys detentus duplicatus Sphingurus prebensilis insidiosus Dasyproctidae . Dasyprocta Azarae. Echinomyidae Myopotamus coypus coypus fossilis. priscus paranensis diligens Neoreomys australis indivisus decisus insulatus Scleromys angustus Adelphomys candidus Stichomys regularis constans Spaniomys riparius modestus — , . Tribodon clemens Eumysops plicatus Páginas 116 116 116 116 116 116 117 118 118 118 118 119 119 119 120 120 121 122 122 122 124 124 125 125 126 126 126 127 127 127 128 129 129 130 130 130 131 131 131 131 132 132 133 133 134 135 136 136 137 137 138 138 138 139 139 140 140 140 14 L 141 141 142 142 142 113 ÍNDICE DE MATERIAS XIX Páginas Eumysops leeviplicatus 144 robustus 144 Olenopsis 145 uncí ñus 145 Morenia 146 elephantina 146 complacita 148 Discolomys 148 cuneus 148 Orthomys 150 dentatus. 150 proeedens 150 resecans 151 Observaciones generales sobre los Echinomydae 151 Octodonlidae 153 Ctenomys 154 brasiliensis 154 bonaerensis 154 magellanicus 155 magellanicus fossilis 155 lujanensis 155 Dicoelophorus 150 latidens 157 simplex 158 celsus 159 priscus 159 Phtoramys 160 homogenidens 160 Plataeomys 161 scindens 161 Pithanotomys 162 columnaris 162 similis 164 intermedius 164 macer 165 cordubensis 165 Schizodon 166 fuscus 166 Observacioness generales sobre los Octodonlidec 166 CapromyidcB 167 Eryomyidce 167 Sphaeromys 169 irruptus 169 Sphodromys 169 scalaris 170 Sphiggomys 170 zonatus 170 Perimys 170 erutus 171 onustus 172 proceras 172 Pliolagostomus 172 notatus 173 Prolagostomus pusillus 173 divi sus 174 profluens 174 imperialis 175 Lagostomus ' 175 Representantes fósiles del género Lagostomus 175 Lagostomus tricodactylus 179 tricodactylus fossilis 179 tricodactylus f. angustidens 179 debilis 179 minimus 180 cavifrons 180 Páginas Lagostomus heterogenidens 182 incisus 182 spicatus.. 184 antiquus 184 pallidens 185 lateralis 185 primigenius 186 Scoteeumys 188 imminutus i 189 I.agidium 189 peruanum.. 189 Eriomys 189 laniger 189 Megamys 189 patagoniensis 194 Laurillardi 198 depressidens 199 Holmbergii 201 Racedi 203 prsependens 205 Burmeisteri 206 formosus 207 Neoepiblema 208 horridula 208 Tetrastylus 209 lee viga tus 209 diffissus 210 Observaciones generales sobre los Eryomyi'dee 211 Caviidce i 212 Eocardia 214 montana.... 214 divisa 215 perforata 215 Schistomys 216 erro 216 Phanomys 217 mixtus 217 Hedymys 217 integras 218 Orthomyctera 218 rigens 218 vaga 219 lata 220 lacunosa 220 Dolichotis 221 patachonica 221 patachonica fossilis 221 minor 221 major.... 221 intermedia...... 222 platycephala 223 Cerodon 224 leucoblepharus 224 australis 225 turgeo 225 antiquus 225 priscus 226 pygmeus 226 (?) breviplicatus 227 Microcavia 227 typica 228 robusta 228 intermedia 229 dubia 230 uncí nata 230 XX MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Páginas Microcavia prona 330 Palseocavia 231 impar 231 a vita 232 pampasa 233 minuta 233 Cavia 233 porcella 234 porcella fossilis 234 Neoprocavia 235 mesopotamica 235 Cardiomys 236 cavinus 236 Cardiodon 237 Marsh» 237 Anchimys 238 Leidyi 239 Procardiotherium 240 simplieidens 230 crassum 241 Phugatherium 241 cataclisticum 212 Cardiotherium 242 Doeringii 211 petrosum 217 denticulatum 2 18 minutum 249 Diocartherium 249 australe 250 Plexochcerus. . . . 250 paranensis 250 adluis 252 Hydrochoerus 253 capybara 253 capybara fossilis 254 giganteus 254 magnus . 255 perturbidus 255 Caviodon 256 multiplicatus 256 obtritus 258 S trata 259 elevata 259 Incertoe sedis 259 Callodontomys vastatus 259 Observaciones generales sobre los Cavidae y los otros gran- des grupos de roedores sud-americanos 260 ALLOIDEA 263 Insectívora 263 Microbiotheria 263 Microbiotheridce 264 Microbiotherium 264 patagonicum 264 tehuelchum 265 Stilotherium 265 dissimile 265 Peramelia 266 Maeropoda 266 Macropodidce 267 Macropristis 267 Marsh» , 267 Plagiaulacoidea 268 A bderitesidce 269 Abderites 269 meridionalis 269 Páginas Epanortidce 270 Acdestis 270 Owenii 270 Epanorthus 271 A ratee 272 Lemoinei 273 pacbygnatus 273 intermedius 274 minutus 274 pressiforatus 274 Observaciones sobre los representantes del orden de los Pla- giaulacoidea 275 SARCOBORA 276 Phonoetonia 276 Pcdimana 277 Didelphydce 277 Didelphys 277 Azaree 278 Azara fossilis 278 Azara m. antigua 278 lujanensis,. 279 inexpectata 279 triforata 280 incerta 280 juga 281 grandeva 281 crassicaudata 282 crassicaudata fossilis . . 282 dorsigera 282 elegans 282 elegans fossilis 282 cinérea 282 cinérea fossilis 282 Dimerodon 282 mutilatus 283 Consideraciones generales sobre los Didelphydce 283 DASYÜRA 284 Creodonla 285 Cladosictis 286 patagónica 286 Hathlincynus 286 lustratus 286 Agustylus... 287 cynoides 287 Borhyaena 288 tuberata 288 Anatherium 289 defossus 289 Acrocyon 289 sectorius 289 Acyon - 290 tricuspidatus 290 bardus 292 Sipalocyon 292 grácil i s 292 Observaciones generales sobre los creodontes 293 Carnívora 294 C anides 295 Gañís 295 ensenadensis 297 Azara Azara 298 Azara m. fossilis 298 Azara m. antiquus 298 cultridens 299 gracilis.... 300 INDICE DE MATERIAS XXI Páginas Canis griseus 300 bonaerensis 301 jubatus i. ... i 302 protojubatus 303 culpeus . 303 avus 303 cancrivorus 301 Lydekkeri 305 lycodes 305 acutus..... 305 paranensis 306 Macrocyon 306 robustus 307 Consideraciones generales sobre los representantes de la familia de los Cánidos 309 Sub-ursidce 312 Nasua 313 narica 313 Cyonasua 313 argentina 313 Ursidce 315 Arctotherium 315 bonaeriense 318 angustidens 318 vetustum 319 Mustelidwtí , 321 Lutra...... 321 paranensis 321 Gallictis 321 barbara 321 vittata 321 Mephitis 322 suffocans 322 primeeva 322 mercedensis 323 cordubensis * 323 Lyncodon 324 patngonicus 324 lujauensis 324 Felidce 325 Felis 326 yaguarundí 327 eyra 327 pajero 327 coloco! o 327 Geoffroyi 327 mitis . 327 longifrons 327 concolor 329 concolor fossilis 329 platensis 329 onga 330 onga fossilis 330 onga m. antíquua 331 palustris 331 Smilodon . ... 333 populator 336 Maehserodus 339 ensenadensis 339 Apera 340 sanguinaria 310 Observaciones filogénicas sobre los Felides argentinos 341 Pinnipedia 342 Phocidce 342 Arctophoca 342 Páginas Arctophoca Fischeri 342 Otaria 343 jubata 313 Algunas observaciones sobre el encadenamiento filogénico de los mamíferos carniceros en general 343 ARGHjEOIDEA . . 346 Atava 317 Plias col o Ihe ría 347 Stilodontheria 347 Mirmecobia 348 PTETICA Proeliiroptera 348 Chiroptera 318 Philloslomidm 349 Phyllostoma 349 superciliatum 349 lineotum 349 lilium 319 Glossophaga 349 ecaudata. 349 Desmodus 350 rotundatum 350 D’Orbignyii 350 Drachyuridce 350 Noctilio 350 leporinus 350 Gymnuridce 351 Nyctinomus 351 nasutus 351 Promops’ 351 bonaerensis 351 Vespertiliónidos 351 Nycticejus 351 ruber 351 Atalapha 351 bonaerensis 351 villosissima 352 Vespertilio 352 Isidori 352 Vesperugo 352 nigricans 352 Vesperus 352 velatus 352 montanus 352 HYDROT1IEREUTA Zeugdodonta 353 Saurocetes. 353 argentinus 353 UNGULATA AMPHIDAGTYLA 355 Hiraeoidea n.55 Toxodontia 355 Reseña histórica 356 Afinidades y colocación zoológica de los Toxodontes 360 XXII MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Páginas Toxodontidce 375 Toxodon 373 platensis 387 ensenadensis 333 paranensis 334 bilobidens 38fi Burmeisteri 337 proto-Burmeisteri 338 Danvinii 388 paradoxus 339 virgatus 389 graciíis 390 Toxodontherium 394 compressum 392 Haplodontherium 3g4 Wildei 395 linrnm 396 Dílobodon 397 lujanensis 398 lutarius 399 Trigodon 399 Gaadryi 400 Observaciones generales sobre los representantes de la fami- lia de los Toxodontes 401 Xotodontidce 402 Eutomodus 403 elautus 403 Xotodon 403 foricurvatus 404 prominens 407 Stenotephanos 409 plicidens 499 speciosus 411 Lithops 413 praevius 413 Observaciones generales sobre los Xotodontid® 413 Typotheridc e 414 Typotherium 444 insigne 417 cristatum 418 masndrum 419 pachygnatum 419 exiguum 420 Entelomorphus 421 rotundatus 421 Pachyrucos! 422 typicus 428 teres 429 trivius... 429 absis 429 nsevius 430 Moyani 430 ictus 431 bonaerensis 432 impressus 433 diminutus 434 Hegetotherium 436 mirabile 438 strigatnm 439 Observaciones generales sobre los Typotheridas 439 Protoxodontidce 439 Protoxodon 440 Sulivani 443 conspurcatus 445 marmoratus 445 Protoxodon obliteratus Adinotherium magister , splendidura proxiinum ferum nilidum Acrotheriurn rusticum Phobereotherium sil va ticuna Adelphotherium ligatura Gronotheriurn decrepitura . ( Rhadinotheriura liraitatum Colpodon propinarais Observaciones generales sobre los Protoxodontidaa Interatheridce Interatherium rodens superaran Icochiius extensus excavatus undulatus rotundatus Protypotherium antiquura australis preerutilura attenuatum obstructum.. claudum Patriarchus palmidens Observaciones generales sobre el grupo de los Interatheridae. Atryptheridac Atryptherium bifurcatura Scopotherium cyclops Nesodon ovinus imbricatus Observaciones generales sobre el orden de los Toxodontes . . CR1STAVA ARCHAEODONTA PERISSODÁCTYLA Stereop terna Tapiridae. Tapirus americanus Ribodon limbatus Antaodon cinctus — . Rhinoceridae Plicatodon perrarus Equidce Equus curvidens Páginas 448 448 450 452 453 454 455 455 456 457 457 458 458 460 460 461 461 462 462 461 465 465 467 468 469 471 472 473 473 474 477 478 478 479 479 480 480 481 481 482 482 482 483 483 485 487 488 489 490 491 491 492 492 493 493 493 493 496 497 499 500 500 502 503 501 ÍNDICE DE MATERIAS XXIII Equus argentinus .... rectidens Hippidion neogaeus principalis compressidens . angulatus Hipph aplus entrerianus Bravardi antiquus Litopterna Macrauchenidte Macrauchenia patachonica. . . . boliviensis antiqua ensenadensis. . . Scalabrinitherium Bravardi Rothii Oxyodontherium Zeballosi Diastomicodon lujanensis Mesorhinus pyramidatus Theosodon Lydekkeri Ilomalodontolheridai . . Homalodontotherium . . Cunninghami. . . Prolerotheridai Proterotherium cervioides americanum australe (?) cavum Brachytherium cuspidatum Thoatherium minusculum. . . . Diadiaphorus velox majusculus. . . . Licaphrium Floweri parvulum Epitherium laternarium. . . . ARTI0DACT1LA Stereoarthra.. . Suiua Suido* Dicotyles taja cu tajacu fossilis'. labiatus stenocephalus ? Proruminantia OreodontidcR Diplotremus agrestis Iluminan tia Camélidos, Páginas 501 505 513 515 516 511 520 521 521 522 522 523 523 525 529 529 530 532 533 538 512 513 513 516 516 511 511 549 549 551 551 552 554 556 558 559 559 560 501 561 565 566 566 566 . 561 568 568 569 , 569 569 512 512 513 . 513 . 513 511 511 514 . 515 516 . 516 . 511 . 511 . 518 . 519 Auchenia lama lama fossilis intermedia gracilis frontosa Castelnaudi sp. ? cordubensis ensenadensis luj anensis paca Weddelli mesolithica Mesolama angustimaxila Palaeolama leptognata major mesolithica Stilaucbenia Owenii Protauchenia Reissi Hemiauchenia paradoxa.. Eulamaops parallelus Tvagulidcs Eoauchenia primitiva Cervidce Coassus.. rufus rufus fossilis nemorivagus nemorivagus fossilis rufinus rufinus fossilis mesolithicus Cervus . brachyceros lujanensis palamplatensis latus tuberculatus Paraceros ensenadensis fragilis vulnera tus avius Blastóceros campestris campestris fossilis.. paludosus paludosus fossilis.. Azpeitianus Antifer ultra ..... Furcifer bisulcus bisulcus fossilis sulcatus seleniticus Epieuryceros Páginas 580 580 580 580 581 582 583 584 584 585 586 581 581 588 589 589 590 590 591 591 591 592 593 593 593 594 594 595 598 598 598 599 599 600 600 600 600 601 601 601 602 602 603 604 604 605 605 605 606 606 601 601 608 608 608 609 , 609 610 610 610 611 611 611 612 . 613 XXIV MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Páginas Epieuryceros truncus 613 Antilopidce 614 Platntherium 615 pampíieum 615 AMBLYPODA 616 Dinoeerata 616 Pantodonta 617 Corypodontidm 617 Pyrotherium 617 Romeri 618 Planodus 619 ursinus 619 Adelotherium 619 scabrosum 620 Adrastotherium 620 dimotum 621 Tal i grada 621 Astrapotheridce 621 Astrapotherium 622 raagnura 622 PACHYTHERIA 631 Ghoerodonta 631 Proproboscfdca 632 Proboseidea 632 Elephanlidce 632 Mastodon 633 Sobre los mastodontes de Sud-América y especialmente de la República Argentina 633 Mastodon amlium 639 platensis 641 rectus , 643 argentinus 644 Humboldti 645 superbus 647 Distribución geográfica, sucesión geológica y descendencia. 650 HALOBIOIDEA 652 Prosirenia 652 Sirenia 653 Páginas Tardigrada 660 Gravígrada 661 M egatheridcB 665 Megatherium 666 americanum 668 tarijense 670 Lundii 671 antiquum 671 Essonodontherium 672 Gervaisi 672 Neoracantbus 673 Burmeisteri 674 Brackebuschianus 676 Promegatherium 677 smaltatum 677 remulsum 679 Interodon 680 crassidens 680 Zamicrus 681 admirabilis 682 Observaciones generales sobre los Megatlieridte 682 Ortotheridce 683 Ortotherium .* 684 1 a ti curva tu m 684 Schismotherium 685 fractum 686 Hapalops 686 rectangularis 689 elipticus 687 indifferens 687 Planops 688 longirostratus 688 Xyophorus 688 rostratus 689 simus 689 Megalonycidce 690 Megalonyx ....... 690 Eucholoeops 692 ingens. 693 iofernalis 694 . . 69 4 .. 695 .. 695 .. 696 ,, 697 .. 697 .. 697 . . 697 .. 699 .. 699 .. 700 .. 700 .. 700 . . 702 .. 703 . . 710 .. 711 .. 712 .. 713 . . 713 .. 713 .. 714 .. 715 . . 715 .. 716 H0MAL0D0NTA BRUTA PRI0D0NTA 654 PLEI0D0NTA 654 Entelopsidce . 654 Entelops.. 654 dispar 654 Delotherium 655 venerandum 656 ANICAN0D0NTA 657 Vermilinguia 657 OrycteropidcR 658 Pcotoeops 658 simplex 658 MyrmecophagidcB 658 Myrmecophaga 659 jubata 659 tetradactyla 659 Phororhacosidce 659 Phororhacos 659 longissimus 659 adteger Pliomorphus mutilatus robustus Trematherium intermixtum Nothropus priscus Coslodon tarijensis Yalgipes deformis. Gnathopsis Oweni Lestodontidce Lestodon armatus trigonidens Bocagei Gaudryi Bravardi Blainvillei antiquus paranensis Laniodon robustus ÍNDICE DE MATERIAS XXV Diodomus Copei Annaratonei . . . . Scclidolherida! Scelidotherium leptocephalum. . Bravardi Floweri bellulum elegans Pozzii Scelidodon patrius tarijetisis Capellini Copei Stenodontherium modicum Platyonyx Oliveri Nephotherium atnbiguum Glossotherium D anvi ni i Zaballosi bonaerense Mylodontidce Mylodon robustus Sauvagei Wieneri intermedius. . . . Promylodon paranensis Pseudolestodon myloides Reinhardti Morenii debilis bisulca tus trisulcatus Lettsomi eequalis pseudolestoides injunctus Nematherium angulatum sinuatum H1CAN0D0NTA Glyplodontia Glyptodontülce Glyptodon Grupo A Glyptodon clavipes . . . euphractus subelevatus principalis Muñizii minor' Grupo B Glyptodon reticulatus. elongatus lee vis perforatus rudimeníarius. , Paginas 71G 717 718 719 720 721 722 72á 724 724 724 724 726 728 729 730 731 731 732 732 732 732 734 737 738 738 740 741 742 743 743 744 744 744 745 746 748 748 749 750 750 750 751 753 753 754 754 755 758 758 775 775 779 779 781 782 782 782 783 784 784 786 787 787 788 Glyptodon Falkneri . . Fiorinii. . Grupo C , Glyptodon geramatus Neothoracophorus . . . eleva tus depressus minutus Cochlops muricatus Hoplophorida : Propaloehoplopliorus . australis incisivus Palaehdplophorus Scalabrinii — pressulus disjunctus Hoplopborus Meyeri ornatus pseudornatus. . linea tus perfectus evidens cordubensis. . . paranensis pumilio verus ........ Lydekkeri Bergi Heusseri. Clarazianus . . . scrobiculatus.. Migoyianus . . . Lomaphorus imperfectus . . . compressus . . . elevatus elegans cingulatus graciüs, Asterostemma depressa granata larvata Plohophorus figura tus Ameghini orientalis Zaphilus Larrañagai Nopachtus coagmentatus.. Panochtus tuberculatus. . . Morenii bullifer Frenzelianus . . Vogliti Nodotianus. . . . Protoglyptodon primiformis.. . Eleutherocercus setifer Páginas 788 789 789 789 790 791 791 792 792 792 793 794 794 798 800 800 801 802 802 805 806 808 809 810 811 812 812 813 814 814 815 816 817 817 818 819 819 820 820 821 821 821 822 823 823 823 824 824 825 827 828 828 828 829 829 833 834 835 835 836 837 838 838 839 839 XXVI MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dmlicuridce Ncuryurus. radis. antiquus interundatus Cotnaphonis . .... concisus Doedicurus clavicaudatus Pouchcti Kokenianus ... Plnxhaplus cnnaliculatas antiquus.. Pscudoeuryurus Lelongianus I>asypo«ia Chlamydolhendce Chlamydotlierium typura, , , , . . , paranense extremum intermedium . anstrale .. . Pellephilus strepens ... ... . . , * pumitas Praopidce . Tatusia * - hybrida . * hy brida fossilis . .. novemcincta novemcincta fossilis Propraopus grandis. Dasypid(B • Dasypus sexcinctus. - • ailinis sexcinctus yillosus. ■ yillosus fossilis affinis villosus major platensis. patagonicus ........ • • • Zaedyus niinutus i • minutas fossilis proximus ............ . . . .. .. . . exilia ¡- . minimus Pj'ceupliractus ( ( . limpidus recens. ...... Macroeuphractus retusas Eutatus Seguini. brevis punctatus . . . - . minutas — oenophorum lagena distans * ! ■ ■ Tolypeutes PAgiaas 840 810 842 842 843 844 841 844 847 848 849 849 850 850 851 852 852 853 854 854 855 857 858 858 859 859 8G0 860 861 861 861 801 801 862 862 861 864 861 864 865 865 865 865 866 866 867 867 867 867 868 868 868 869 870 871 871 871 871 872 872 873 873 871 874 871 Páginas Tolypeutes conurus 875 conurus fossilis 875 Priodon 875 gigas 876 fossilis 876 Xenurus 876 unicinctus 876 unicinctus fossilis 877 Clüamydophoridfe, 877 Chlamydopltorus 877 truncntus 877 truucatus fossilis 878 Peltatelóidea 878 Steriolheridcc 878 Stegotherium 878 tessellatum 878 Observaciones generales sobre los mamíferos del grupo de los Hicanodontes 879 CETACEA Prolei’oeeta Odón í oceta Plalanislidcc Pontoporia Blainvillei Pontistes rectifrons Delphinidce Delphiuus ceruleo-albus . . Tursiops cymodoce obscuras Orea mngell anica, . . . Pseudorca . . Grayi Phocaena spinipinnis — Monodoulidce Physetheridce Physeter mocrocephalus. Ziphiidtr Ziphius australis Mystacoceta .... Balenidce Pataco bal rena Bergii Baleena australis dubia . . . , Baleenoptera bonaérensis. . . . patachónica. . . . antartica Megaptera Burmeisteri 883 883 884 881 884 881 884 885 885 885 885 885 885 886 886 886 886 886 886 887 887 887 887 887 888 888 888 888 888 888 888 888 889 889 889 889 889 890 890 ÍNDICE DE MATERIAS XXVII Páginas MONOTREMATA CACODOÍVTA AGATHODOBíTA SPOIVDILOCCELIA Rápidas consideraciones generales sobro la clasificación y descendencia de los mamíferos 891 SUPLEMENTO Adición al piso pehuenche 899 Adición á la bibliografía sobre el hombre fósil argentino. 899 Adición á la reseña histórica 899 Los vestigios del hombre en el plioceno inferior de la Plata. 899 Sobre la época geológica de los cráneos humanos descubier- tos por Lund en las cavernas del Brasil 900 Phanotlierus marginatus ...... 900 Myopotamus obesus * - . * ■ • 900 Olenopsis 901 typicus 901 Discolomys cuneus 902 Orthomys procedens 902 Pthoramys homogenidens 903 Perimys Scalabrinianus. 903 Lagostomus pallidens 903 Eupliilus 903 Ambrosettianus 903 Kurtzi. 901 Briaromys. 904 Trouessartianus 901 Megamys patagoniensis 905 Laurillardi. . . . . 905 Holmbergi 905 Racedi 905 prcependens ... 905 formosus 906 Neoepiblema horridula 906 contorta 906 Tetrastylus Isevigatus 906 diffissus 907 Dolichotis centralis 907 Cardiomys cavinys 907 Neoprocavia mesopotamica 908 Procardiotherium crassum 908 Cardiotherium Doeringii 908 petrosum 908 minutum 909 Plexochoerus paranensis 909 adluis 909 Lynchii... 910 Hydrochoerus giganteus 910 magnus 911 Páginas Hydrochoerus irroratus 911 Macropristis 911 Notictis i--* 911 Ortizii 912 Ganis paranensis 912 Cyonasua argentina 912 Procyon cancrivorus 913 Apera sanguinaria 913 Toxodon paranensis 914 virgatus < • < • • 914 Toxodontherium compressum 911 reveredum 915 Haplodontlierium Wildei 915 Dilobodon lutnrius 916 Trigodon Gaudryi 916 Eutomodus elautus ■ . . 916 Stenotepbanos plicidens 917 Typotherium rasendrum * ... ... 917 exiguum 917 Pachyrucos typicus . 918 Tracbytherus 918 Spegazzininnus 919 Ecpius australis 919 Hippidion nanus . • . 919 Scalabrim'tberium Rothi 920 Paloeolama promesolitbica 920 Platatherium pampteum 920 Astrapotberium ephebicum 920 Mastodon rcctus 920 Delotherium 920 Promegatherium smaltatum . 921 Promylodon paranensis.. 921 Plobophorus Amcghini . .. 922 Dasypus hesternus. 922 Adición a! conocimiento de los cráneos humanos fósiles des- cubiertos en el rio Arrecifes y en el rio Samborombon. . . . 922 Distribución de los mamíferos fósiles argentinos por horizon- te y determinación de la época relativa de cada fauna 923 Piso pehuenche 923 Piso Santacruzeño , 923 Formación patagónica .. 929 Formación araucana 931 Formación pampeana 938 Formación post-pampeana ó cuaternaria 951 Época actual 954 Paralelo cronológico de las faunas mamalógicas de la Repú- blica Argentina con las de las otras regiones del globo. . . 958 Fauna palaeocena 959 Fauna eocena 959 Fauna oligocena. 965 Fauna rniocena 969 Fauna pliocena 974 Fauna cuaternaria 979 Relación de las faunas de mamíferos pliocenas y cuaterna- rias do la República Argentina, con la que se encuentra en estado fósil en las cavernas del Brasil 982 Apéndice..... 991 Lista alfabética de los nombres de los autores, coleccionis- tas, etc., mencionados en esta obra 1001 Indice alfabético de los nombres técnicos mencionados en esta obra, los sinónimos incluso 1005 LISTA DE LOS GRABADOS INTERCALADOS EN EL TEXTO Dislocamiento de los terrenos eocenos de la Patagonia aus- tral, á 35 leguas del Atlántico, sobre la margen norte del rio Santa Cruz 18 Sucesión y superposición de las formaciones eocenas en la Patagonia austral 22 Corte de la barranca de Punta Alta en Babia Blanca 28 Corte geológico de La Plata (ciudad), al Rio de la Plata 30 Corte de la barranca del rio Lujan, sobre su margen izquier- da, entre el puente y el molino viejo de Lujan . 35 Corte transversal del valle del rio de la Matanza, á la altura de San Justo 38 Curva de los avances y retrocesos del Océano durante los tiempos cenozoicos, en el territorio de la República Argen- tina 12 Hacha chelleana en pedernal, del cuaternario inferior de los alrededores de La Plata, vista por sus dos caras. (Colum- na izquierda) 58 Punta musteriana en cuarcita, del cuaternario superior de La Plata, vista por sus dos caras, (Columna izquierda) 58 Punta musteriana en cuarcita, del cuaternario superior de La Plata, vista por sus dos caras. (Columna derecha) 58 Hacha chelleana en cuarcita, del cuaternario de los alrededo- res de Bahía Blanca 59 Hueso largo tallado, procedente del pampeano lacustre de los alrededores de Mercedes (Piso lujanense) 61 Trozo de una muela de Toxodon retallada á pequeños golpes sobre uno de los bordes, procedente del limo pampeano de los alrededores de Mercedes, visto por tres lados 61 Puntas de hueso groseramente talladas, del pampeano lacus- tre de las cercanías de Mercedes, vistas por dos caras 62 Cuarcita tallada de los alrededores de Mercedes (Pampeano superior) 62 Diente canino de Smilodon populalor partido y trabajado por el hombre, procedente del pampeano inferior de la Ense- nada, en La Plata (Plioceno inferior) 72 Casco de cuarcita ohtenido por percusión intencional, visto por sus dos caras, procedente del yacimiento de Monte Hermoso (Mioceno superior) 75 Cráneo humano del pampeano superior (plioceno superior) del rio de Arrecifes, en la parte norte de la provincia de Buenos Aires 84 Cráneo humano encontrado en el pampeano superior (plioce- no superior) del rio de Arrecifes 85 El mismo cráneo visto de lado 86 Iltjdrochcerus per túrbidas. Muela tercera inferior del lado de- recho. Corte transversal 256 Rama izquierda de la mandíbula inferior del Canis ensenaden- sis 297 Rama izquierda de la mandíbula inferior del Canis bonacren- sis 301 Mandíbula inferior del Macrocyon robustas, individuo muy joven con parte de la dentición de leche 308 Cuarto premolar inferior del Macrocyon robustas adulto, visto por sus dos caras 309 Diente carnicero superior izquierdo del Felis platensis, visto por sus dos caras 330 Pié posterior izquierdo del Toxodon platensis 379 Defensa de Maslodon andium 640 Defensa de Mastodon platensis 641 Defensa de Mastodon reclus 643 Defensa de Mastodon argentinas. 644 Defensa de Mastodon Humboldti 646 Defensa de Mastodon superbus 647 ERRATAS NOTABLES Páginas Columna Líneas Dice Léase 18 derecha 17 patagónico patagónicos 22 — 8 Larraze Larrazet 23 izquierda 43 piso paranense piso patagónico 26 derecha 11 Chamydotherium Chlamydotherium — — 1 representado representados 48 derecha 23 Corbícula Stelneri Corbícula Stelsneri 54 izquierda 32 hemisferio boreal del cuaternario inferior. hemisferio boreal, del cuaternario inferior. 56 — 35 punta de flecha y de dardo puntas de flecha y de dardo — ~ 36 mezclado mezclados 57 — 31 Scherb. Scureb. — — 53 Didelphys lujan ensis * Didelpys lujanensis 82 — 31 cuaterinario cuaternario — " — 45 estrecéhz estrechéz 101 derecha 15 ARCTOPITEC! Arctopitijeci 104 — 7 Playrlarthra Platyarthra 108 — 22 Lydeker Lydkkker 112 — 31 Wnv gen Winge 113 izquierda 33 tamado tamaño 125 derecha 27 laca ra la cara 127 izquierda 32 munde muela 180 — 44 New-Jed Nevv-Wied 148 derecha 33 anterior posterior 156 izquierda 41 Lykdeer Lydekker 179 derecha 35 sebrepasan sobrepasar 190 — 35 su Rio Negro du Rio Negro — — 43 los l’os 214 izquierda 3 toxodonte toxodontes 215 — 43 correspondiente correspondientes 220 derecha 20 Dolichotis existente Dolichotis existente 235 — 21 A. F. 241 izquierda 21 Cardiotherum Gardiotherium — — 11 a la — — 44 fig. 1 fig. 14 218 derecha 46 arista aristas 252 izquierda 1 actúa actual 254 — 1 Weddel Weddele 258 derecha 30 dedemuestra demuestra 282 — 13 Birtrage Beilráge 304 — 44 Veverra Viverra 310 — 38 consittuir constituir 314 derecha 29 Cyonsua Cyonasua 316 izquierda 21 y 22 Hyae el nardos el Hyaenarclos 318 — X P. Gev. P. Gerv. 322 — 27 cordubenssi cordubensis 323 — 17 ss es 325 derecha 27 mercerdensis mercedensis 339 — 30 cúspidede cúspide de 341 izquierda 10 dentaduaa dentadura 359 derecha 35 crée creé MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS XXXII Páginas Columna Líneas Dice Leáse 359 derecha’ 49 conipurcatus conspurcatus 358 — ■ 32 Synopotlicrium Synoplolherium 364 izquierda 15 y 16 de de de 368 derecha 1 laño llano 378 — 48 de centro muy cortas, de centro muy corto 389 . — 14 (P- 5) (p. ¿) 390 izquierda 12 en los animales en los demás animales 393 — 22 coron corona 398 derecha 33 excavado excavada 408 — 35 limitados limitado 409 izquierda 17 y 18 mienras mientras 410 derecha 7 convexidad concavidad 415 izquierda 42 (m. 3) (m. y) como sucede 425 derecha 9 comosud e 433 — 38 P- 3 p. » 437 izquierda 1 ÍP> t) (P- L) 440 — 1 interrumpida ininterrumpida 451 — 37 pepueño pepueñas 466 derecha 29 y 33 2 469 izquierda 40 mu y muy 478 — 1 australis australe 484 — 32 rotoen roto en 490 derecha 9 nuncan nunca 495 — 10 infinidad afinidad 500 izquierda 24 Homorhinocenos Homorhinoceros 516 derecha 37 E. neoaqeus II. neoagcM 531 — 40 pero niana peroniana 533 — 40 aguda agudo 534 — 7 Palceothnrium am ericanum PaUcotherium par míense 541 derecha 36 aguadas agudas 550 10 es de un diente es un diente Intercalar. Localidad, Patagonia austral, — — 33 Horizonte, piso santacruzeño 577 — 24 dondetermina donde termina 594 izquierda 2 m. y y ni. a m. i. y m. i — — 36 m. 3 m. í — — 45 (P- 4) (p. ±) 595 derecha 21 m. m. ¿ 599 izquierda 6 mas á lo menos mas ó menos 611 derecha 21 literalmente lateralmente 668 — 32 Cuvier Cuvieri 695 izquierda 5 Euchalceops Huello leops 697 — 3 Horizonte Localidad 723 derecha 20 realrnenteel en angostamiento realmente el enangostemiento 726 — 48 formand oúna formando una 736 izquierda 23 no tienen no tiene 762 — 50 diagnóticos diagnósticos 790 izquierda 33 de los del de las del — * derecha 13 y 14 procedente procedentes 799 izquierda 3 primas prismas 804 derecha 46 y 47 típico tipo 831 izquierda 23 convexa convexo 839 — 20 y 21 presentado presentando 869 — 30 una de la una placa de la 881 — 1 ipo tipo 884 derecha 24 patoporia pontoporia 898 cuadro 7 spondicocoelia spondilocoelia — — 7 pelyconsaria pelycosauria 909 izquierda 8 (ro- -) (m. y) 921 — 8 (pág. 680) (pág. 677) derecha 12 (pág. 745.) (pág. 744) 922 izquierda 2 (pág. 828) (pág. 825) 924 derecha 15 creondonta creodonta 966 izquierda 9 las especies los géneros. MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS RE SÚMEN HISTÓRICO Poco tiempo después de la ocupación del país por los españoles, los grandes Huesos fósiles de animales extinguidos que se encuentran en su suelo, empe- zaron á preocupar la atención del pueblo, que los atribuía á una antigua raza de gigantes. Y aunque ya Falkner á mediados del siglo pasado encontraba una coraza de Glyptodon , que reconoció como la cáscara de un animal parecido á un armadillo actual pero de talla gigantesca, esto no impidió que se con- tinuara considerando los fósiles, hasta por las clases elevadas, como huesos de gigantes, y que algunos años mas tarde se exhumara en el norte de la pro- vincia de Buenos Aires el esqueleto de un Mastodonte en presencia délas autoridades civiles y militares, escribanos, módicos y cirujanos de la armada, que levantaron un acta en la que se daba fó de que los huesos eran de un gigante de forma humana ! Pero, á fines del siglo pasado, época en que el Marqués de Loreto desempeñaba las funciones de Virey de España en Buenos Aires, las riquezas pa- leontológicas de las llanuras bonaerenses empeza- ron á preocupar la atención de los naturalistas. En 1789 se encontró no léjos de la ciudad de Buenos Aires, á algo mas de una legua de la Tilla de Lujan, un esqueleto gigantesco que, años mas tarde, desig- naba CuviERCon el nombre de Megatherium . Loreto lo hizo estraer remitiéndolo luego á Ma- drid, y el rey Carlos III, creyendo que la especie á que pertenecía era actual, dió orden al gobierno de la colonia de enviarle un ejemplar vivo, y si esto no era posible, visto lo muy uraño que debía ser, de espedirlo empajado. La vista del esqueleto armado provocó una serie de discusiones, hasta que se consultó la opinión de Cuvier remitiéndole dibujos, con los cuales dió la descripción del animal á principios de este siglo, designándolo con el nombre de Megatherium ( Rech . oss. foss. v. 1, p. 174). En 1827 llegaba á nuestras playas el joven Alci- l>es ü’Obbigny que tanto renombre debiera alcan- zar mas tarde. Visitó la parte austral de la provincia de Buenos Aires, en la embocadura del Rio Negro, gran parte de la llanura argentina y las barrancas del Paraná, en las que hizo preciosas colecciones de fósiles, encontrando entre los mamíferos, los pri- meros restos del Megamys , restos de un Toxoclon, etc. A este ilustre viagero se deben los primeros ensayos de clasificación de los terrenos sedimenta- rios de nuestro suelo. Divide D’Orbigny los terrenos sedimentarios post-cretáeeos ó supuestos tales, en cuatro grandes formaciones que son : Ia La división inferior , formada sobre todo por areniscas rojas, que denomina formación guaraní- tica, sin fósiles, y sobre la cual el autor no dá una idea clara de su opinión respecto á la época que re- presenta, si bien deja creer, que la considera como equivalente del terciario inferior, dividiéndola en tres distintos horizontes. 2a La formación patagónica, que denomina así i 2 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS por estar sobre todo muy desarrollada en las costas de Patagonia. Compara esta formación, de la que estudia detalladamente los moluscos que contiene, al horizonte del calcáreo grosero de Paris, es decir, eoceno superior ú oligoceno. Y aunque entre sus capas encuentra intercalados algunos estratos con fósiles terrestres ó de agua dulce, no les presta de- masiada importancia, considerando el todo como una formación marina. 3a La formación pampeana, llamada así por cubrir toda la llanura conocida en esa época bajo el nombre de Pampa, formada por una arcilla are- nosa y rojiza, que es la que contiene en abundan- cia los huesos fósiles de grandes mamíferos extin- guidos que se encuentran en nuestro suelo. No nos dice á qué división exacta de las de Europa corres- ponde el pampeano, pero lo incluye positivamente entre las formaciones terciarias, designándolo con el nombre de terciario superior, lo que, de acuerdo con la nomenclatura geológica de la época de D’Or- bigny, equivale á decir que corresponde á la mas moderna de las grandes divisiones del terciario esta- blecidas luego por Lyell, laque lleva el nombre de plioceno. Supone que esta formación tuvo su origen en un gran cataclismo que produjo el surjimiento de los Andes, seguido de una perturbación general de la superficie del continente sud-americano, que se co- municó á las aguas del mar, las que fueron fuerte- mente balanceadas invadiendo los continentes y arrastrando los grandes animales que vivian en los climas tropicales, para sepultarlos en la región de las pampas, debajo de las capas de limo depositadas por las turbulentas aguas de dicho cataclismo. 4a La formación diluviana , que comprende to- dos los terrenos que descansan encima de la forma- ción pampeana, como ser los depósitos marinos de la costa, los médanos, etc. En la época en que escribía D’Orbigny, los geólogos no hacían aún dis- tinción entre el cuaternario y los aluviones moder- nos, entre el clüuvium y el aluvium , reuniendo todos los depósitos post-terciarios bajo el mismo nombre de terrenos diluvianos. La clasificación de D’Orbigny estaba de acuerdo con los conocimientos de su tiempo. Pocos años después (1832), llegaba á su vez á nuestras playas, Carlos Darwin, en las que recogió los primeros elementos de su futura celebridad. Visitó las costas de Patagonia, hizo la primera ascen- sión del rio Santa Cruz, y cruzó la pampa en varias direcciones, recogiendo colecciones valiosísimas, con los primeros restos de los géneros Macrau- chenia, Scelidotherium, Toxodon y Mylodon. Darwin no emite opinión sobre la formación ciuaranít i ca, que no tuvo ocasión de conocer, pero considera la formación patagónicaque estudió en detalle, como un equivalente de la formación eocena de Europa. Sin embargo, supone el limo pampa de una época tan reciente que apenas puede considerarse como pasada, atribuyendo á una misma época los mamíferos extinguidos de la formación pampeana y algunas capas de conchas marinas que tuvo ocasión de estudiar cerca de Bahía Blanca, en la barranca de Punta Alta. En cuanto al origen mismo de la formación, este ilustre naturalista no participa de la opinión de D’Or- bigny, particularmente en lo que se refiere al su- puesto cataclismo imaginado por este. Crée que la cuenca del Plata estuvo ocupada en otros tiempos por un mar ó un inmenso estuario, en el que vertían sus aguas grandes rios, que arrastraron en su fondo los materiales que componen el terreno pampeano, con- juntamente con los esqueletos délos animales que en él se encuentran sepultados. Mientras tanto, el conocimiento de los vertebrados fósiles que contenían esos terrenos, avanzaba rápida- mente. Lund y Claussen exhumaban de las cavernas del Brasil, una cantidad sorprendente de especies de mamíferos, muchos parecidos ó idénticos á los que se encontraban en el terreno pampeano. Woodbine Parish, el almirante Dupotet, Wed- dell, Castelnaü, Villardebó, Larrañaga, etc., remitían sucesivamente á Europa restos de vertebra- dos fósiles del Plata, y Owen describía pronto el género Glyptodon, con varias especies, la Macrau- chenia, Toxodon, Nesoclon, Mylodon y Scelido- therium ; mientras Nodot, Gervais, Blainville y Laürillard, aumentaban considerablemente el co- nocimiento de los mamíferos fósiles del terreno pam- peano. En la misma época, en la República Argentina, un ciudadano distinguido, por más de un motivo digno de mención, el Dr. Francisco Javier Muñíz, se ocupaba también y con excelente resultado, del es- tudio de los huesos fósiles que se encuentran en este suelo, haciendo algunos descubrimientos dignos de mención, entre ellos el de los géneros Smilodon, Hippidium y Arctotherium ; pero las dificulta- des de esa época para seguir el movimiento científico dél viejo mundo, unidas á la ausencia de bibliotecas y RESEÑA HISTÓRICA 3 museos que pudieran proporcionar materiales de comparación, y sobre todo á la mala voluntad del Dictador Rosas, que lo despojó de parte de su co- lección para enviarla de regalo á los museos de Lon- dres y París, no le permitieron ocupar el lugar á que lo predestinaba su clara inteligencia. Hácia esta época (1852), llegaba al país Augusto Bravard, naturalista meritorio, que, desde el primer momento se dedicó con ahinco á reunir colecciones y practicar estudios estratigráíicos, pero fué sor- prendido por la muerte en el terremoto de Mendoza antes de que pudiera dar á sus estudios una forma definitiva. Con todo, aumentó el número de mamí- feros fósiles hasta entonces conocidos con algunas formas notables como el T ypotherium, y publicó algunos estudios geológicos de importancia, siendo el primer autor que haya tratado con estension y en conjunto de los terrenos post-pampeanos marinos. Al tratar de determinar la época de la formación patagónica, se encuentra con grandes dificultades y datos contradictorios ; algunos restos que creyó pertenecieran á los géneros Anoplotherium y Palseotherium le conducían á considerarla como eoceua, mientras la presencia de restos de ballena le indicaban una época que creía no podia ser mas anti- gua que la miocena; además, como los restos de ba- llena no ofrecían trazas de transporte secundario, mientras los que suponía de Palseotherium presen- taban evidentes vestigios de haber sido arrancados de una formación mas antigua, que no conocía, pero que supuso eocena, consideró la que estudiaba como miocena. Respecto á la formación pampeana combate con vehemencia la teoría de un origen marino, ó de su deposición en el fondo de un estuario, sosteniendo que es una formación absolutamente terrestre, sin vestigios marinos en su seno, y formada probable- mente, en gran parte á lo ménos, por la acción prolongada de los vientos que internaban cordones sucesivos de médanos. En cuanto á la época de la formación, se esfuerza en demostrar el error de Darwin al considerarla como de época muy reciente, y después de un estu- dio prolijo llega á la conclusión de que pertenece por completo alas formaciones terciarias, de las que representa el terreno terciario superior conocido con el nombre de plioceno, pero incurre en el error de designarlo con el nombre de terreno cuaternario, designación que ya en Europa se había aplicado á los terrenos post-terciarios mas antiguos conocidos con el nombre de clüuvium. De esto ha resultado que muchos al leer el trabajo de Bravard de una manera superficial, se han figurado que este autor refiere el terreno pampeano á la época cuaternaria como está definida en el dia, cuando lo que afirma bien esplícitamente, es precisamente lo contrario ; esto es, que el terreno pampeano es plioceno. De acuerdo con estas ideas, divide Bravard los terrenos post-pampeanos en dos horizontes distin- tos, uno que designa con el nombre de terrenos diluvianos, y el otro con el de terrenos recientes. En los terrenos diluvianos coloca los depósitos post-pampeanos marinos de la costa, y algunos depó- sitos post-pampeanos de agua dulce del interior, agregando que corresponden á los terrenos designa- dos en Europa con el nombre de terrenos diluvia- nos, ó clüuvium, lo que no deja duda que en su entender, corresponden á los que los geólogos actua- les designan con el nombre de terrenos cuater- narios. Los terrenos recientes, incluyen las sedimenta- ciones formadas por los rios actuales y los médanos de arena superficiales, correspondiendo en un todo á los terrenos de aluvión ó recientes de los geólogos. Burmeister, estudiaba en el Paraná la formación patagónica, casi en la misma época que Bravard, y algunos años después establecía su residencia defi- nitiva en la República, en donde era nombrado director del entonces Museo de la Provincia de Buenos Aires, hoy Museo Nacional, á cuyo frente continúa todavía, dedicándose desde entonces v con preferencia al estudio de los mamíferos fósiles de la República, y de los terrenos que contienen sus restos. Como paleontólogo, no ha contribuido gran cosa á aumentar el catálogo de los mamíferos fósiles ar- gentinos, pero se le deben algunas buenas mono- grafías, particularmente la que trata (de los glipto- dontes, la de los gravigrados, y la de los caballos fósiles. Como geólogo, empezó á manifestar una marcada tendencia á rejuvenecer todas las formaciones sedi- mentarias cenozoicas de nuestro suelo, influido quizás por Lyell que decía que en Norte-América la fauna pampeana de vertebrados se encontraba mezclada con una fauna malacológica absolutamente idéntica á la actual, y probablemente también por la opinión de los geólogos europeos, que se manifesta- ban predispuestos á considerar todas las formacio- nes norte-americanas, de edad un poco mas reciente 4 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que aquellas que eu Europa presentan fósiles aná- logos. Así, la formación patagónica, que, para sus ilus- tres predecesores, D’Orbigny, DARwny Bravard, era eocena, ó por lo menos miocena, se vuelve para Burmeister pliocena ; si se recuerda que la fauna malacológica de esta formación es casi absolutamente distinta de la actual, la época moderna que le atri- buye se puede considerar como una verdadera here- gía geológica. Reconoce de acuerdo con Bravard que la forma- ción pampeana no es de origen marino, pero la con- sidera cuaternaria, con cuyo nombre la designa, ó con el de diluvium . Todos los terrenos que se encuen- tran encima de esta, constituyen para él los aluviones modernos. Estas opiniones, preconizadas durante años por Burmeister, haciendo camino y llevando las cosas aún mas léjos, empezaba á verse en las formacio- nes sedimentarias cenozoicas de la República Argen- tina, tan solo una inmensa y vastaformacion pampeana de época cuaternaria. En cuanto á la fauna de mamíferos fósiles de la República, el Dr. Burmeister reasume todo lo que sabe al respecto en el tercer volúmen de la Descr. phys. de la Rep. Arg ,, año 1 879; en el que enumera 56 especies repartidas en 36 géneros. En este estado se encontraban nuestros conoci- mientos sobre los mamíferos fósiles argentinos y los terrenos que los encierran, cuando empezó la publi- cación de los resultados de mis primeros trabajos. En 1880, publicaba en colaboración con el Dr. H. Gervais un catálogo general de los mamíferos fósiles sud-americanos, en el que enumerábamos 55 especies nuevas de la República Argentina, repartidas en 31 géneros, de los que 5 también nuevos. A este trabajo hice seguir La antigüedad del hombre en el Plata, obra destinada á demostrar la existencia del hombre fósil en la República Argentina, y al año siguiente (1881), aparecía mi Formación pampeana, trabajo dedicado especialmente al estu- dio de dicha formación, y á la de los terrenos que le están sobrepuestos. En esta obra, solo de paso me ocupo de la formación patagónica, llegando á la con- clusión de que es por lo ménos miocena, pero de nin- guna manera mas moderna. Demostré que lo que se llamaba formación y fauna pampeana, era una suce- sión de tres faunas diferentes correspondientes á tres distintos horizontes equivalentes al plioceno de Europa y Norte América. Al mismo tiempo traté de esponer la importancia de los depósitos post-pam- peanos, tanto marinos como de agua dulce, demos- trando que ellos representaban los verdaderos terrenos cuaternarios, como lo probaba por otra parte el hecho de contener todavía los restos de algunas especies de animales extinguidos, aunque casi siempre pertenecientes á géneros todavía exis- tentes. En esta época, los sorprendentes descubrimientos paleontológicos verificados en Norte- América, em- pezaron á cambiar las opiniones de los geólogos respecto á la antigüedad pretendida moderna de las formaciones americanas, inclinándose los paleontó- logos á considerarlas todas mas bien como un poco mas antiguas que las correspondientes del viejo mundo. La importancia de este cambio de ideas era tanto mas notable, cuanto que en esos años se había encontrado, en distintos puntos de Norte- América, un considerable número de géneros carac- terísticos de la formación pampeana, procedentes de capas que fueron clasificadas como debiendo representar el plioceno inferior. Al mismo tiempo, mientras se abria una ancha brecha en el antiguo, cuanto erróneo sistema de clasificación de las formaciones sedimentarias de nuestro suelo, otros se ocupaban en darle el golpe de gracia, atacándolo por su base, reduciéndolo á la nada, para rehacer la clasificación sistemática de nuestras formaciones sedimentarias á la luz de los principios que suministra la estratigrafía y lapaleon- tologíacomparada. Estofué tarea delDr. A.Doerikg, quien después de prolijas observaciones perso- nales y de un estudio comparado de todo lo que se había escrito sobre las formaciones cenozoicas sud- americanas, clasificaba las de la República Argentina según el sistema que indica el cuadro adjunto : RESEÑA HISTÓRICA 5 I. FORMACIONES FOCENAS Todas las especies, y de los animales superiores, casi todos los géneros extintos I Cretáceo superior 1. Piso guaranítico \ 0 Post-cretaceo. f ( Larámico .) (FORMACION LIGNÍTICA) 1, FORMACION GUARANIT1CA. 2. Piso pehuenche ó huilliche. ( Mesothe - , / Eoceno. num )« !3. Piso paranense. ( Ostrea Ferrarisi ) 4. Piso mesopotámico. ( Mecíamos , Anoplo- \ thermm) s Okgoccno. 5. Piso patagónico. (Ostrea patagónica) ) II. FORMACIONES NEOGENAS I. FORMACION ARAUCANA. (F. post- patagónica y sub-pampeana.) (tobas traquíticas en la patagonia) 6. Piso araucano. ( Nesodon , Anchitherium). 7. Piso puelche II. FORMACION PAMPEANA. (subpampeano) 8. Piso pampeano inferior. ( Typo - iherium ) 9. Piso eolítico. ( Equus ) 10. Piso pampeano lacustre. ( Pala - destrina Ameghini) I III. FORMACION TEHUELCHE ó errá- tica IV. FORMACION QUERANDINA ó post- pampeana V. FORMACION ARIANA ó aluvial.. 11. Piso tehuelehe (rodados de la patagonia) 12. Piso querandino. ( Asara labiata, Ostrea puelchana ) 13. Piso platense. (Ampollaría D'Or- bignyana ) (antiguos ríos cuaternarios) ♦ 14. Piso Ariano, ■« í C_> O NI O 0 05 E- 1 O / ] Mioceno. Plioceno y Preglacial. Glacial. Diluvial. S3 • Si ««• o O $ "O •Si *3 Aluvial. Aluvial ¡ Catorce horizontes geológicos en vez de dos ó tres que se admitian según el viejo sistema ! La di- ferencia no era pequeña. La parte superior de la formación guaranítica resultaba representar por lo menos dos horizontes distintos : uno inferior preterciario y equivalente probable del larámico de los Estados Unidos, y otro superior, referible al eoceno inferior. La formación patagónica, que hasta entonces se refería á un solo horizonte, el plioceno, resultaba 6 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS representar tres pisos bien distintos con sus res- pectivas faunas bien delimitadas, el paranense, el mesopotámico y el patagónico; el primero refe- rible al eoceno superior, y los dos últimos al oligo- ceno. De la formación patagónica pasábase siempre á la pampeana, como si ésta hubiera sucedido inmediata- mente á aquella, mientras la fauna indicaba entre ambas un gran hiato. Doering demuestra que entre ellas se interpone una gran formación arenosa de origen fluviátil ó sub-aéreo, que denomina formación araucana y corresponde al mioceno. Desde entonces, el conocimiento de las formacio- nes cenozoicas de la República y de los fósiles que contienen, no ha cesado de avanzar constantemente. En 1883, el comandante Buratowich recogía sobre la márgenes del Neuquen, en una capa de areuiscas rojas, en la que el capitán Ed. Moysés habia encontrado antes el cráneo de un mamífero, algunos grandes huesos que remitió como regalo al general Julio Roca, entonces Presidente de la República, restos que, sometidos á mi examen resul- taron pertenecer á un gigantesco reptil de la familia de los Dinosaurios. De la misma procedencia recibía mas tarde numerosos fragmentos debido á la amis- tad del capitán Rhode, que me permitieron afirmar que se trataba de un horizonte comparable al lará- mico de Norte-América. Hacia la misma época, el profesor Pedro Scala- brini, sometió á mi exámen la gran colección de restos de mamíferos fósiles que habia formado en las barrancas del Paraná, resultando de su estudio un considerable número de géneros y especies nuevas, que, por el conjunto de sus caractéres confirmaban la edad oligocena atribuida á su yacimiento. Mientras tanto continuaba avanzando el conoci- miento de la fauna pampeana, descubriéndose conti- nuamente algunas formas nuevas, completándose el conocimiento de la parte estratigráfica con el descu- brimiento de dos capas de origen marino, interpam- peanas, que hasta entonces habían pasado desaper- cibidas. El año pasado (1887) en un viaje al Sur de la provincia de Buenos Aires, visitaba la localidad conocida con el nombre de Monte-Hermoso, cuyas barrancas también habian sido consideradas como pampeanas, descubriendo una fauna de mamífe- ros completamente distinta, referible al mioceno superior, mientras que otros fósiles procedentes del interior de la República, me revelaban la existencia de capas de la misma época en Catamarca, y en el interior de la Sierra de Córdoba. Durante ese mismo año, mi hermano Carlos Ameghino, verificaba un viaje al interior de la Patagonia Austral, con el esclusivo objeto de recojer restos fósiles de mamíferos, y después de una ausencia de 9 meses regresaba con una colección valiosísima compuesta nada ménos que de 122 especies, de las que ya he dado las diagnosis, y cuyo estudio conduce á constatar que se trata de una fauna característica de la base del eoceno. 1 Sin duda, todavía faltan muchos yacimientos in- termediarios que esplorar, pero lo hecho hasta ahora, particularmente en estos últimos ocho años, es alta- mente satisfactorio, y nos permite desde ya hacernos una idea de la división y articulación sistemática de las formaciones cenozoicas de la República Argen- tina, y trazar un cuadro de las distintas faunas ma- malógicas que se han sucedido en nuestro suelo, de algunas de las cuales no teníamos la mas leve idea hace pocos años. En resúmen, los 3 ó 4 horizontes geológicos que se reconocian en las formaciones cenozoicas argenti- nas, han sido cuadruplicados, y las 50 especies de mamíferos fósiles citadas por Burmeister, se han elevado á mas de 500, que lian sido en su mayor parte descubiertas, descriptas, y catalogadas por esploradores y naturalistas argentinos. Entre las personas que han contribuido á la ad- quisición de estos resultados, debo mencionar los nombres de los señores Aguirre, Ambrossetti J., Ameghino Carlos, Burmeister G., Brackebusch, Bodenbender, Carees E., Doering, Dubois, Fon- tanal. J., Holmberg, Lista, Lelong, Lavagna, Lallement, Moreno, Moyano C. M., MovrsÉs, Ortiz T., Romero A., Rhode J., Roth, Stelzner, Scalabrini, Zeballos, E. S. etc. etc. Cuando solo en este reducido ramo de las ciencias naturales tenemos tantos nombres que han contri- buido á que en tan corto espacio de tiempo se quin- tuplicaran nuestros conocimientos, podemos quedar altamente satisfechos, pues es evidente que existe ya una ciencia nacional, que trabaja con elementos propios y métodos nuevos, llevando cada año un no despreciable contingente á la ciencia univer- sal. Llegados á este punto, podemos tender tranquilos 1 Mientras escribo estas líneas, CÁiu.os Ameghino, efectúa un nuevo viaje á las regiones del Sur, de cuyos resultados espero tener tiempo de aprovechar en el trascurso de este trabajo. RESEÑA HISTÓRICA 7 la vista al camino recorrido, y con paso seguro diri- jirnos adelante, abandonando de una vez esas auto- ridades de otra época, que encadenaban nuestro pensamiento con teorías concebidas en la infancia de la ciencia. Como dijo un autor francés : « el mundo marcha», y nosotros ya hemos conquistado el dere- cho de desembarazar nuestro camino de los obstácu- los que en él acumulaban viejas teorías erróneas de autoridades que pasaron, para juzgar con criterio propio las silenciosas é imponentes manifestaciones de la majestuosa naturaleza argentina de los tiempos pasados. . - ■ *1 '< ; _ ' A ■ < ALGUNAS PALABRAS SOBRE LA NOMENCLATURA ZOOLÓGICA APLICADA A LA PALEONTOLOGÍA Dos tendencias opuestas guían desde hace un cierto número de años, á los naturalistas que se ocupan de la clasificación y colocación sistemática de las distintas formas de organismos existentes ó extinguidos. Unos, dominados por la tradición bíblica, ó por el respeto á la autoridad de una vieja falange de naturalistas que dió brillo y lustre á la escuela clá- sica que basta abora pretende negar la mutabilidad déla especie, no queriendo reconocer ciertas formas como mutaciones de un mismo tipo por temor de proporcionar argumentos á la escuela contraria, aumentan desmesuradamente el número de especies, elevando á tal categoría toda forma ligeramente dife- rente que se presenta á su examen. Otros, afiliados á la nueva escuela transformista, que ha contado con personalidades que forman ya un brillante pasado, y presenta actualmente en sus filas las mas altas lumbreras científicas de nuestra época, dominados al contrario por la influencia de la teoría de la evolución que no vé en todas partes mas que series interminables de modificaciones, disminuyen exageradas el número de especies, constitu- yendo o tológicos á los que reúnen con una \"' ominacion las modificaciones ó variacio- _jue parecen ser simples mutaciones de esos .ipos, á veces en número verdaderamente conside- rable. Cou la disminución exagerada del número de es- pecies, resulta que solo vienen á ser designadas con un nombre especial las formas bien distintas, tomán- dose en poca cuenta las numerosas variedades de esos tipos, basta que se acostumbran á pasarlas por alto, de modo que mas tarde prescindiendo ya por completo de las formas secundarias intermediarias. nos figuramos que esos tipos son perfectamente defi- nidos y distintos unos de otros, dando así argumen- tos á la escuela que sostiene la entidad de la especie una é invariable, cuando justamente se busca con ese sistema probarlo contrario. Siguiendo ambas tendencias ese camino, será difícil llegar á un resultado práctico. El número de espe- cies de un género ó de una familia será siempre distinto según la escuela á que pertenezcan los auto- res, continuando los unos en negar la mutabilidad de la especie, y los otros en afirmarla. Un cierto número de naturalistas evolucionistas, que se dedican de preferencia al estudio de los séres extinguidos, y por consiguiente con mayor autoridad para dar su opinión en la cuestión de origen, filia- ción y clasificación, que los que solo se ocupan ó solo conocen los séres existentes, han creído que era necesario reaccionar contra esa tendencia de la es- cuela transformista á reunir bajo una denominación común formas bien distintas y separadas, por el solo hecho de que ciertas formas intermediarias denotan que son modificaciones de un mismo tipo. Creen ellos que mientras se persista en pasar por alto las variaciones morfológicas de pequeña impor- tancia, privándolas de un nombre que permita incluirlas en los cuadros de las clasificaciones, estas serán forzosamente siempre imperfectas. Por otra parte, careciendo basta ahora la ciencia de un medio preciso para determinar exactamente lo que es una especie y lo que es una variedad, continuará reinando como basta ahora el arbitrario, los unos reuniendo decenas de variedades en una sola especie, — consti- tuyendo otros con cada una de esas variaciones, una especie distinta. Creen además los mencionados naturalistas, que 10 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS el ordenamiento de las variedades y su designación según cierto orden, introduciéndolas en los cuadros de clasificación, no solo pondría término á esa confu- sión, sino que facilitarla el restablecimiento de la filiación de un considerable número de seres exis- tentes, lo que equivaldría á una constatación práctica de la teoría de la evolución, puesto que podríamos entonces encontrarnos delante de grandes séries de esas mutaciones sucesivas, por las que según nues- tras teorías han pasado todos los seres. En mi obra Filogenia, he expuesto estas tenden- cias distintas de los naturalistas, concluyendo por afiliarme al grupo que reclama la modificación de la clasificación, en lo que concierne á la denominación de las variaciones morfológicas de menor importan- cia que la especie, debiendo ellas en mi opinión, llevar siempre un nombre que las distinga. «No des- preciemos, pues, (decía entonces) esas colecciones de individuos de una forma distinta por el poco va- lor gerárquico que representen, aunque sus carac- teres distintivos nos parezcan de poca importancia. Siempre que podamos apreciar esos caractéres dife- renciales, distingámoslas con un nombre especial ; no importa que las califiquemos de especies, razas ó variedades — poco importa el nombre y mayor ó menor valor gerárquico. Lo esencial es que tengan uno, para que no prescindamos de ellas, podamos jalonarlas, y podamos así pasar de unas formas á otras formas, de una especie á otra especie, de la especie al género, de este ála familia, y remontando y descendiendo podamos de este modo recorrer en todos sentidos el grandioso árbol de la série animal. Este es el objetivo á que debe tender toda buena clasificación.» (() Admitida la necesidad de la reforma, era igual- mente necesario ponerse de acuerdo sobre la termi- nología á adoptarse. No bastaba reconocer que las pequeñas variaciones morfológicas tenían derecho á figurar en nuestros catálogos con un nombre propio, exclusivo: era necesario también distinguir con nombres especiales esas distintas clases de variacio- nes, y creo por mi parte que también debe buscarse en una buena definición de los distintos términos, el medio de no confundir el género con la especie, el grupo con el tipo, ó la forma. Distinguidos paleontólogos alemanes é italianos han tratado de distinguir las distintas variaciones de una misma especie, designándolas con nombres par- (1) Amegiiino. Filogenia, púg. G0, 1884. ticulares según que correspondan á variaciones de una especie en una misma época, ó á variaciones que representen modificaciones de un mismo tipo en épocas ú horizontes sucesivos, distinguiendo la va- riedad, la mutación y la forma. Los franceses han seguido el ejemplo, y últimamente el empleo de estos términos ha recibido de parte de los paleontó- logos una especie de sanción oficial. Los trabajos paleontológicos que tengan por objeto completar el encadenamiento de la série animal en los tiempos pasados, ya no pueden ser fructuosos y de resultados perfectamente comparables, si no se acepta la modificación de la nomenclatura propuesta por los autores mas recientes. Por lo que á mí me concierne, inauguro su aplicación que continuaré en lo sucesivo, con el presente trabajo, ampliándola en ciertos detalles que me parecen necesarios, dando á continuación un resúmen y definición de las modificaciones y nuevos términos que se introducen en la nomenclatura, tanto para dar á conocer las ampliaciones que en ella introduzca y de las queme serviré en mis trabajos, cuanto para que puedan aprovechar de ellas aquellos que por acaso hayan pasado por alto estos nuevos rumbos que han abierto los paleontólogos transformistas. El punto de partida fijo é invariable de la no- menclatura debe ser el genero, del que debe darse una definición tan exacta é inalterable cuanto lo permita el estado actual de la ciencia. Me parece que ese punto de partida fijo para determinar el género, pueden proporcionarlo los caractéres de organización tal como los lie definido en mi Filo- genia (I). Toda variación en el número de órganos de un animal tiene mayor valor que un simple cambio de forma de ese mismo órgano : de consiguiente, una vértebra, ó un diente, ó una costilla, de mas ó de ménos, la presencia ó la ausencia de un hueso, de un músculo, etc., etc., como carácter constante de una forma, debe ser el distintivo del género, debe autorizar su formación, y asilo definiremos. Constituyen un géinero todos los séres ó co- lecciones ele séres de un mismo orden ó de una misma familia natural c¡ue se distingan por un carácter de orgamzactojj que les se a propio y exclusivo. Así como los caractéres de organización servi- (1) Amegiiino. Filogenia. Cap. IV, púg. Cl. Caractéres de adap- tación y caractéres de organización. N O M E N C L A T U Ii A Z O O LOGIC A 11 rán para distinguir el género, la modificación de esos mismos caracteres, ó sea los caracteres de adaptación, servirán para distinguir las especies. Definiremos pues, la especie, como la reunión de todos los individuos ó colecciones de indivi- duos que se distingan por uno ó mas caracteres de adaptacion importantes. El nombre de las es- pecies en la clasificación se empleará siempre como hasta ahora según el sistema de la nomenclatura bi- nominal, precedido del nombre genérico y seguido del nombre del autor que creó la especie. Para la distinción de las modificaciones ó variacio- nes de una misma especie, se adoptará la nomencla- tura trinominal en la forma que sigue : Guando las modificaciones de una misma especie correspondan á una misma época y á una misma re- gión se distinguirán con el nombre de variedades, en esta forma que escribo solo como ejemplo : Canis Azaree v. gracilis, seguido del nombre del autor que creó la variedad. Cuando las modificaciones de una especie perte- nezcan á distintos horizontes ó á distintas épocas de una misma región, de modo cpie se pueda demostrar ó sea evidente que esas distintas formas correspon- den á modificaciones sucesivas de una misma especie, se designarán con el nombre de mutaciones, en esta forma: Canis Azaree m. antiquus, seguido del nombre del autor que creó la mutación. Cuando las modificaciones pertenezcan á una misma época ó á un mismo horizonte, pero que pro- vengan de regiones apartadas, de modo que se co- nozca son modificaciones geográficas de un mismo tipo, se designarán con el nombre de traslaciones, en esta forma : Canis Azaree t. cordubensis, se- guido del nombre del autor que creó la traslación. Cuando sobre las modificaciones de una misma es- pecie no se tengan datos suficientes para determinar si se trate 'e variaciones, de mutaciones ó de tro ° 7 _ , se designarán simplemente con el nom- formas, de este modo : Canis Azaree f. ro- astus, seguido del nombre del autor que creó la forma. Pero tan luego como se obtengan los datos necesarios para su exacta determinación, se susti- tuirá el nombre de forma por el que le corresponda. Todo tipo ó modificación sobre la que no se esté de acuerdo si debe representar una especie, una varie- dad, una mutación ó una traslación, se designará igualmente con el nombre de /orma, que se em- pleará también siempre que se quiera hablar de algunos séres sin emplear en el curso del discurso, los términos, especie, variedad, mutación y tras- lación. Toda variedad, forma, mutación, ó traslación, que por un autor sea elevada á la categoría de espe- cie, no autoriza á suprimir el nombre del pri- mer fundador de la forma, sustituyéndolo por el que simplemente cambia su valor gerárquico, de- biendo la especie continuar llevando el nombre del autor que primero la distinguió, ya sea bajo el nom- bre de forma, de mutación, de traslación ó de va- riedad ; y del mismo modo, el cambio de una espe- cie,en forma, variedad, etc., no autoriza tampoco la supresión del nombre del autor fundador, pero en el caso de la división de la especie en varias formas ó variedades, solo se conservará el nombre del autor fundador á la forma típica, repitiendo el nombre es- pecífico como equivalente de tercer nombre de va- riedad, forma, mutación ó traslación, de este modo : Canis Azaree Azaree P. Wied. Todo ser, ó todo resto de un ser que se encuentre en un yacimiento de una época determinada, ó de cierta región distinta á la que habita ó habitó la es- pecie á la que parece corresponda, y que no se ten- gan los datos necesarios para determinar si es exac- tamente la misma especie, ó si representa una forma distinta, variedad, traslación, ó mutación, se desig- nará provisoriamente con el nombre de la especie á que parece corresponder, con el nombre del autor entre paréntesis, y seguido de la palabra affinis, de este modo: Canis Azaree (Pr. Wied), affinis. Toda especie actual, que se encuentre igualmente en estado fósil, siempre que se trate del represen- tante fósil, se designará con el nombre específico, seguido del nombre del autor entre paréntesis, se- guido á su vez de la palabra fossilis y del nombre del que primero ha encontrado ó señalado los res- tos del representante fósil. La palabra tipo se empleará, no para espresar una división determinada, sino una forma morfoló- gica dada que sirva como término de comparación, y á la que se referirán todas las formas que parezcan haber tomado origen de ese tipo primitivo, por via de modificación. Así se podrá decir, el tipo de los zorros, como el tipo de los perros, ó el tipo de los carnívoros, de los mamíferos, etc. A la denominación de grupo tampoco deberá asignársele ningún valor gerárquico. Deberá consi- derarse como una simple espresion destinada á fa- cilitar las descripciones, pudiéndose aplicar indis- tintamente y con igual propiedad á todos los seres de 12 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un orden, ó ele una familia, como á toda reunión ó colección de géneros, especies, variedades, muta- ciones, traslaciones, ó aún individuos. Así, podrá decirse, el grupo de los placentarios, como el grupo de los carnívoros, el grupo de los perros, el grupo de los zorros, etc., etc. En la denominación de nuevos grupos, géneros y especies, me he sometido en absoluto, á la ley de prioridad, que no permite se cambie el nombre publicado siempre que esté acompañado de diagnosis que permitan reconocer las especies ó los géneros de que se trata. Las simples listas de nombres sin diagnosis, no constituyen prioridad, sino simplemente un estorbo para el adelanto de la ciencia, y no hay la menor obligación de tomarlos en consideración ; ni tampoco pueden resucitar esos términos otros naturalistas, aunque esos nombres sean los mas antiguos, si las especies de que se trata recibieron mas tarde otros, acompañados de diagnosis que permitan su dis- tinción. Esas listas sin diagnosis entran en la categoría de nomina nuda, y los nombres específicos ó genéri- cos en ellas mencionados deben ser rayados de todos los trabajos, evitando de nombrarlos bajo cualquier forma. Eli este caso se encuentran la casi totalidad de las denominaciones genéricas y específicas de Bravard. Por otra parte, como es una de las leyes elemen- tales de la nomenclatura que el mismo nombre en zoología no puede ser aplicado mas que á un solo género, he cambiado todos los nombres genéricos que tenian doble empleo, respetando el mas anti- guo. No insisto mas sobre esto, porque son principios universalmente reconocidos, y á los que tienen for- zosamente que someterse todos aquellos que quieran que sus trabajos sean tomados en consideración. RESÚMEN GEOLÓGICO Los medios de que disponen los geólogos para la determinación de la edad de las diferentes capas, son, la estratigrafía y el examen de los restos orgá- nicos que contienen. Es un hecho ya por nadie discutido, que, los ani- males fósiles que se encuentran sepultados en las entrañas de la tierra en un punto dado, son tanto mas diferentes de los que en la actualidad pueblan la misma comarca, cuanto datan de una época mas antigua, y tanto mas parecidos cuauto mas próximos son de la época actual. De ahí que se haya juzgado de la antigüedad de los terrenos según el tanto por ciento de las especies de moluscos extinguidos que contienen, — y por mas que se haya criticado este sistema, él es hasta ahora el único práctico, racional, que se presta á deducciones generales siempre de idéntico valor y comparables entre sí, que permi- tieron la división de los terrenos sobrepuestos á la creta, en eoceno, oligoceno, mioceno, plioceno, cuaternario y reciente. Sobre el mismo principio se ha llegado á una división mas práctica y mas fundamental, que, sin escluir la anterior, permite dividir el conjunto de las formaciones cenozoicas en tres grandes divisio- nes fundamentales fáciles de reconocer por pocas que sean las especies de moluscos que contengan, llamadas, eogena, neogena y plioneogena. La época eogena, la mas antigua, está consti- tuida por terrenos cuyos moluscos fósiles son todos extinguidos, y se divide á su vez en tres períodos, llamados palaeoceno, eoceno y oligoceno. La época neogena está formada por terrenos cuya fauna de moluscos contiene una mezcla de especies extinguidas y existentes, y comprende los períodos mioceno y plioceno. La época plioneogena, la mas moderna, compren- de aquellos terrenos cuyas especies de moluscos, sin excepción, existen todavia en la actualidad, y se reparten en dos períodos, el cuaternario , y el reciente . Sobre esta base, y según el sistema de clasifica- ción espuesto, está construido el adjunto cuadro de las formaciones cenozoicas de la República Argen- tina. 14 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CUADRO DE LAS FORMACIONES CENOZOICAS DE LA REPUBLICA ARGENTINA PISOS Ú HORIZONTES GEOLÓGICOS FORMACIONES CRETACEO? Palaeoceno I. EOCENO. -To- \ dos los moluscos de .' especies extinguidas. 1 Eoceno Oligoceno . Mioceno. II. NEOGENO. Mo- luscos de especies ( extinguidas y exis- tentes Plioceno III. PLIONEO- GENO. Todos los mo- luscos de especies existentes Cuaternario Reciente ^ Guaranítieo inferior ( Guaranítieo medio . . Secundario Pehuenche (guaranítieo sup.). ( Goiaranitica Mamíferos (. Pyrotherium ), etc. y Dinosaurios Sub-Patagónico [Baculites) . . . . Santa-cruzeño [Plagiaulacidae , CreodontaY Paranense (O sírea Ferrarisi)., . Mesopotámico ( Sea la brin ithe- rium, Megcmys Patagónico ( Ostrea patagónica). Santa- cruzeña Patagónica Araucana Araucano ( Plohophorus Ame- ghini, Azara occidentalis).. . . Hermósico [Pachy rucos iy pi- cas) Pehuelcbe (sub-pampeano). ( No - pachtus coagmentatus ) Ensenadense (pampeano inf.). ( Typo therium cris ta tu m) Belgranense (pampeano medio) (Neoracanthus-Asara sp.cxting.) Bonaerense (pampeano superior) (. Dilobodon , Glypiodon iypus ). Lujanense (pampeano lacustre) \ ( Hydrobia Ameghini ) Tehuelche (Sin fósiles) Tehuelche Terciario Pampeana Epoca Antropozoica / Querandino (post-pampeano ma- í riño) ( Azara labiata ) ÍPlatense (post-pampeano lacus- tre) ( Palaeolama mesolílhica) . . /' Aimará (reciente) (. Anchenla gua- \ } naco) \ Ariano ( Equus caballas). ...... / Cuaternaria Posterciario Reciente RESÚMEN GEOLÓGICO 15 El conjunto de los terrenos de sedimento de nues- tro suelo, posteriores á la época secundaria, está formado por una sucesión de capas de origen marino y sub-aéreo, que marcan otras tantas oscilaciones continentales, ó sea avances y retiradas del océano, observándose que las formaciones terrestres ó sub- aéreas, son mas estendidas á medida que son de época mas reciente, y vice-versa, las marinas son tanto mas limitadas, cuanto datan de tiempos mas modernos. Los primeros avances marinos alcanzan hasta el pié mismo de la cordillera, mientras que los mas modernos solo lian invadido una angosta banda á lo largo de las costas actuales. LÍMITES ENTRE LAS FORMACIONES SECUNDARIAS Y TERCIARIAS Eu Europa, las formaciones secundarias mas mo- dernas y las terciarias mas antiguas, están perfecta- mente delimitadas. El fin de la época secundaria está indicado por la gran estension de la formación de la creta, depositada en el fondo de un mar que ocupaba casi toda la Europa. A este mar, sucede el estado insular, desaparece la creta y aparecen directamente superpuestos los terrenos terciarios inferiores con los primeros gran- des mamíferos terrestres, sin vestigios ya de los grandes saurianos de la época secundaria. En Norte-América, la separación entre ambas formaciones, no es tan neta, pues entre la parte superior de las inmensas capas de tiza del mar cre- táceo, y los depósitos terciarios inferiores, se en- cuentran diseminados una série de depósitos de naturaleza lacustre, que no pueden ser colocados de un mo jfinitivo, ni en el secundario, ni en el te j ; contienen una fauna mixta, una mezcla de .sos de corpulentos reptiles terrestres del orden de los dinosaurios, tipo mesozoico indiscutible, con otros géneros de reptiles y de pescados que en Europa se muestran en la base del terciario conjun- tamente con restos de mamíferos, los que también se han encontrado últimamente, aunque no muy abundantes, en los mismos depósitos de Norte-Amé- rica. Esos yacimientos constituyen el horizonte larámico ó palaeoceno de los geólogos norte-ameri- canos, intermediario entre el cretáceo y el eoceno. Idéntica cosa pasa en la República Argentina, en donde el límite de ambas formaciones parece aún mas difícil de trazar que en Norte-América. No te- nemos acá depósitos de creta, pero ella está reem- plazada por inmensos depósitos de areniscas rojas que aparecen á descubierto en las faldas de varias montañas de Sud-América, y parecen constituir en todas partes la base sobre que descansan las forma- ciones terciarias. Estas areniscas constituyen en parte la formación guaranítica de D’Orbighy, muy desarrollada sobre todo en la provincia de Corrientes y en el territorio de Misiones por donde se estiende al interior del Brasil, sepultándose háeia el Sur, en la llanura argentina, á cientos de metros de profundidad, des- cansando encima de las rocas metamórficas, en donde invariablemente la han encontrado las perforaciones artesianas bastante profundas que se han practicado. Si bien Buhmeister, considera la formación gua- ranítica como terciaria, después de las observacio- nes practicadas por geólogos distinguidos eu el interior de la República, en el Brasil, Bolivia y Chile, que han determinado de un modo exacto la estratigrafía y clasificado algunos de los fósiles característicos, ya no puede quedar absolutamente duda alguna que pertenece á la época cretácea, siendo en su máxima parte una formación marina. Eu la época de la formación de ese depósito, el océano ocupaba la llanura argentina, rodeando la base del macizo central constituido por la sierra de Córdoba, estendiéndose por el Oeste y por el Norte hasta el pié de la cordillera y la meseta boliviana. Ha sido esta una época sin duda de duración inmensa, durante la cual, el continente Sud-Ameri- cauo, debe haber cambiado sucesivamente de aspec- to, — pero, por ahora, solo podemos avanzar con certitud, que el fin de este largo período ha coinci- dido con una retirada del océano, pues he podido determinar con la mayor precisión que la parte superior de la formación guaranítica, en Corrientes y el Paraguay, es decididamente de origen sub- aéreo, y con ella empiezan en nuestro suelo las formaciones terciarias inferiores llamadas palaeoce- nas, que se distinguen por la mezcla de tipos caracte- rísticos, unos de las formaciones terciarias, y otros délas secundarias. PISO PEHUENCHE Una arenisca absolutamente idéntica al guaraní- tico superior de Corrientes y de la Asunción del 16 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Paraguay, ocupa la parte superior del Rio Negro de Patagonia, y una parte considerable del triángulo comprendido entre el Limay y el Neuquen, en donde alcanza un espesor de 200 á 300 metros, estando surcada por profundos barrancos de ero- sión, que presentan á la vista mil distintos aspectos, á cuales mas fantásticos y caprichosos. Los materiales que componen esta formación, son capas de areniscas rojizas, en unas partes poco coherentes, y en otras cimentadas por otros mate- riales formando masas sumamente duras, entre las que se encuentran á menudo interpuestos bancos de margas arcillo-arenosas del mismo color rojizo, ó capas delgadas de arenas amarillentas. El doctor Adolfo Doering ha designado el hori- zonte de estas areniscas con el nombre de piso pehuenche, refiriéndolo al eoceno inferior, basán- dose casi exclusivamente sobre datos estratigrá- ficos. Pero últimamente se han descubierto en esas are- niscas numerosos huesos de grandes reptiles del orden délos dinosaurios, acompañados de otros que parecen representar la extinguida familia de los cocodrilos opistocelios, conjuntamente con huesos de mamíferos del orden de los edenlados, y otros cercanos de los corifodontes. Esta mezcla singular demuestra que se trata de un yacimiento de carac- téres intermediarios, que se interpone entre la parte superior del cretáceo, y la inferior del eoceno; es decir, corresponde precisamente al horizonte larámico de los norte-americanos, que constituye la base del palaeoceno. La edad de esta vasta formación de areniscas rojas, queda así fijada con bastante precisión, hecho im- portantísimo por cuanto nos permite seguir con cierta facilidad relativa el encadenamiento de las demás formaciones cenozoicas á las que sirve de base. FORMACION SANTACRUZEÑA En la Patagonia austral, desde el rio Deseado hácia el Sur, alejándose unas 1 5 á 20 ó 25 leguas de la costa, desaparece la gran formación marina cono- cida con el nombre de patagónica, que hasta ahora se suponía se internara en el interior hasta la misma cordillera. En su reemplazo, aparecen debajo de las capas de rodados y del manto de basalto que les sigue, una vasta formación terrestre ó sub-aérea, formada por estratos de arenas, arcillas, calcáreos, y rocas mas ó ménos compactas de origen volcánico, dispuestas en lechos horizontales, con numerosos fósiles terrestres, particularmente huesos de mamí- feros, y con un espesor de 100 hasta 200 metros. La parte inferior, pasa insensiblemente á una forma- ción marina, de espesor indeterminado, pero de caractéres constantes. El conjunto de estos terrenos constituye una serie completamente distinta de los conocidos con el nom- bre de formación patagónica, que propongo desig- nar con el de formación Santacruzeña, dividida en dos horizontes, el superior ó Santacruzeño de origen fluvial ó sub-aéreo, referible al eoceno infe- rior, y el inferior ó sub-patagónico, de origen ma- rino, referible al palaeoceno superior. PISO SUB- PATAGONICO Las capas de areniscas rojas del piso pehuenche, un poco mas cerca déla costa que la confluencia del Neuquen y del Limay, en el punto conocido con el nombre de Fresuo-Menoco, disminuyen de espesor aparente hasta que pasan debajo de una formación marina muy antigua, que es el horizonte inferior de la formación Santacruzeña. Este manto parece se estiende sobre casi toda la Patagonia, aunque á grandes profundidades. Se ha encontrado en la parte inferior de las barrancas del Rio Chico, y Cáelos Ameghijno lo ha seguido todo á lo largo del Rio Santa Cruz, desde Rarrancas Elaucas á unas 15 le- guas de la costa, hasta el lago Argentino. En toda esta estension se encuentra siempre en la base de la barranca, elevándose su parte superior á unos 25 á 30 metros sobre el nivel del agua del Rio, pero su parte inferior desaparece debajo del agua. En unas partes está completamente despro- vista de fósiles, y en otros abundan, encontrándose sobre todo en cantidad una especie de Ostrea todavía no descripta, muy distinta de la Ostrea pata- gónica. Esta formación marina corresponde á un avance del océano sobre el continente pehuenche de los últimos tiempos de la formación guaranítica, y representa sin duda al este de los Andes, los depó- sitos terciarios antiguos de Chile, que contienen todavía algunos géneros evidentemente cretáceos como el Bépulites, Cinulia y Trigonia ; citando RESÚMEN GEOLÓGICO 17 * Philtppi entre los vertebrados un representante de la familia jurásica de los enaliosauros, prueba evi- dente de que esta capa no puede referirse á un horizonte mas reciente que la división inferior mas antigua del terciario designada con el nombre de palaeoceno , del que representa la parte superior. Esta es también la opinión de mi hermano Cáelos Ameghiho que se espresaá su respecto de la siguiente « manera : Esta formación marina, que surge en el in- terior de una manera repentina y aislada, no es de suponer sea la continuación de la misma que se mues- tra á lo largo de toda la costa patagónica y en la Bahía de Santa Cruz, porque á mas de hallarse á un nivel muy inferior, contiene una Ostre a al parecer de especie distinta de la común 'Ostrea patagónica de aquella formación costanera, y creo mas probable represente una segunda formación mas antigua que en las regiones del litoral no pasa á descubierto, hallándose probablemente á un nivel demasiada- mente inferior para permitir ser observada » C PISO SANTACRUZEXO Este manto marino mas antiguo, está cubierto en la Patagonia austral por una vasta formación de ori- gen terrestre ó sub-aéreo, de varios cientos de pies de espesor, con numerosos fósiles terrestres, parti- cularmente huesos de mamíferos, y corresponde á otro avance continental sobre el antiguo mar palaeo- ceno. El continente adquirió, á lo rnénos en la Patagonia austral, una estension mucho mayor que durante la época pehuenche, poblándose de nume- rosos mamíferos de órdenes muy variados, pero sin vestigios de huesos de los grandes dinosaurios de la época palaeocena. Esta formación ha sido examinada por Cáelos Ameghiwo todo á lo largo del rio Santa Cruz, de manera que para dar una idea de ella, me parece lo mas conducente extractar algunos párrafos de su informe : « Dirijiéndose liácia el interior, el primer punto en que aparece á descubierto la formación es « Bar- rancas Blancas » , en la estremidad O. de la gran cur- * xa que el rio describe en Svvamp-Banclí ó Bincon Grande, donde existen algunas barrrancas denuda- L Carlos Ameghino. Informe sobre un viaje á la Patagonia austral, elevado al Director del Museo La Plata en Diciembre de 1887. Ms. das, por efecto de la anual y poderosa erosión que ejercen las aguas provenientes del deshielo de las nieves acumuladas durante los inviernos en aque- llas alturas. « Este solitario y devastado fragmento de meseta, en todo sentido surcado de ásperas quebradas, de valles y cerrilladas, ofrece importantes y preciosas riquezas paleontológicas para el estudio de la extin- guida y casi desconocida fauna mamalógica que durante la época Eocena habitó la extremidad aus- tral de la República. « La estructura geológica y disposición estrati- gráfica de los terrenos que constituyen este notable yacimiento, esceptuando su división mas inferior, presenta, como todos los que tuve ocasión de visi- tar mas tarde en el curso superior del mismo rio, una uniformidad y regularidad sorprendente, lo que, agregado á la estrecha semejanza que entre sí muestran los restos de organismos en uno y otros recojidos, hacen suponer para esta formación, una larga y no interrumpida edad, referible, á juzgar del exámen de los fósiles que contiene, á la época eocena. « Examinando la elevada barranca, que en este punto se levanta de 80 á 100 metros de altura, se nota, en primer lugar, á partir de la cumbre, el infaltable manto de rodados y conglomerados que por todas partes cubre la superficie de la meseta patagónica. Inmediatamente debajo viene una vasta formación sedimentaria de origen fluviátil ó sub- aéreo, que alcanza hasta 60 y mas metros de espesor, que encierra numerosísimos restos fósiles de mamí- feros y algunos huesos de aves, lagartos y pescados de agua dulce. Esta formación, se compone princi- palmente de gruesos estratos arcillo-arenosos, de color gris verdoso, y estratos margosos, blanquizcos, de detrito volcánico, alternando con bancos arenosos y bancos pétreos de naturaleza calcárea. « Esta importante formación, con insignificantes variaciones de estructura, ocupa toda la parte cen- tral del territorio, y pasando por debajo de la región basáltica, parece estenderse al Occidente hasta el pié mismo de la precordillera. « Mas al interior, á solo unos tres dias de marcha del lago Argentino, cerca de Iaten-Huageno, también sobre la ribera sur, la constitución geológica es con corta diferencia, en su aspecto general, la misma de Barrancas Blancas, notándose, sobre todo, al com- pararlo con este último punto, la falta de los fre- cuentes bancos de calcáreo y la presencia aquí de 3 18 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un enorme banco de grés amarillento que corona la cúspide de la barranca, alta de 120 á 150 metros. « Un poco mas cerca de la costa, y sobre la ribera norte, los estratos de la misma formación aparecen fuertemente dislocados; aquí, parece que á lo largo de la costa del rio, una estrecha pero prolongada faja de meseta, baya esperimentado en tiempos rela- tivamente modernos un violento hundimiento, que diera por resultado una notable diferencia en la actual posición de la capas. Llama particularmente la atención un gran banco de grés de color gris amarillento, y de 15 á 20 metros de espesor, que en otros yacimientos vecinos y en este mismo en la parte no afectada, se presenta siempre coronando la cumbre de la barranca, y que acá, por efecto del citado hundimiento, lia sufrido un desnivel de algu- nas decenas de metros. Este inmenso banco de grés se encuentra actualmente descansando en el fondo de un pequeño valle conjuntamente con los subsi- guientes estratos inferiores arrastrados en su caida, Dislocamiento de los terrenos eocenos de la Patagonia Austral á 35 leguas del Atlántico sobre la margen Norte del Río Santa-Cruz. (Según corte tomado por Carlos Ameghino en 1887 ). 1. Arenas de color rojizo, de poca consistencia y con escasos fósiles. — 2. Arcilla blanquizca casi pura y bien estratificada, con restos de Protoxodon. — 3. Banco de calcáreo de aspecto rojizo, sumamente duro. — 4. Arcillas arenosas de color amari- llento, horizonte en que mas abundan los restos de Pachyrucos y pequeños roedores. — 5. Margas blanquizcas de detrito vol- cánico.—6. Arcillas blanquizcas finamente estratificadas. — 7. Banco de gres arcilloso dé aspecto rojizo con restos de Astra- potlieriwm. — («'. Aluviones actuales. — (b). Nivel del agua del Rio Santa-Cruz. los cuales se muestran fuertemente inclinados y contorneados, afectando en algunos fragmentos una disposición casi vertical » *. La fauna de mamíferos de esta formación es muy numerosa, habiendo recogido en su viage, restos de 122 especies distintas. Es de interés la presencia de cierto número de representantes de la familia de los Plagiaulacidse, cuyos géneros hasta ahora conocidos son de los 1 Carlos Ameghino. Informe sobre un viaje á la Patagonia Austral, etc. Ms. terrenos secundarios y de la base del eoceno de Europa y Norte-América. Los géneros patagónicos llevan los nombres de Abderites, Acdestis y Epa- northus. Los géneros Cladosictis, Hatliacynus, Agus- tylus, Anatherium, Acrocyon, Acyon , etc., son representantes patagónico del orden de los Creo— donta, característico de la base del eoceno tanto en Europa como en Norte América. Los roedores están representados por un consi- derable número de géneros, todos de dimensiones reducidas, siendo los mas comunes y característicos RESÚMEN GEOLÓGICO 19 Sciamys, Steiromys, Adelphomys , Spaniomys, Neoreomys, Prolagostomus, Perimys y Bo- ca relia. Los toxodontes, son tan abundantes como los roe- dores, pero todos de tipos muy distintos de los mas modernos ó pampeanos. Los géneros mas comunes y característicos son: Pachy rucos, Hegetotherium, Intera therium , Protypotherium , Nesoclon , Protoxodon, Icochilus y Adinotherium. Los demás paquidermos están representados por los géneros Theosoclon, Homalodontotherium, Astrapotherium, Proterotherium, etc. Los edentados tenian ya en esta época numerosos representantes, unos como el Propalaehoplopho- rus, Peltephilus y Stegotherium, del mismo grupo que los armadillos; los otros, como los géne- ros Eucholceops, Hapalops, Nematheriurn, Tre- matherium, Planops, Entelops y Xyophorus , eran mucho mas próximos del grupo de los megate- roides. LA FORMACION BASÁLTICA Y EL ANTIGUO CONTINENTE PATAGÓNICO Los terrenos del piso santacruzeño mencionado, están cubiertos sobre una parte considerable de su estension, por mantos de basalto de 50 á 100 metros de espesor, que pasa de 150 en algunos puntos, estendiéndose á menudo sin interrupción sobre de- cenas de leguas de superficie. Esta formación basáltica se ha considerado hasta ahora.no sé con qué fundamento, como de época muy reciente, y como depositada en el fondo del mar, surgiendo luego inmediatamente para ser cubierta por los hielos de la época glacial. Pero ocurre una dificultad: que encima de los estratos sub-aéreos que contienen la fauna eocena mencionada, no se encuentra el mas pequeño depósito en el que se pueda encontrar el mas mínimo vestigio de un orga- nismo marino, de donde se deduce forzosamente, que, á partir del principio de la época eocena, la Patagonia ha sido una tierra emergida sin disconti- nuidad hasta nuestros dias, y que de consiguiente, el manto de basalto no se ha depositado en el fondo del mar, pero sí en la superficie de una tierra emer- gida. Si se observa la línea que forma la región basál- tica, se advierte pronto con sorpresa que corre pa- ralela á la costa del antiguo continente eoceno ; en la región del Santa-Cruz y del Deseado, los mantos basálticos recien aparecen á 1 5 ó 20 leguas de la costa, en donde ya ha desaparecido la formación ma- rina patagónica y surge en las barrancas la formación fluviátil mas antigua. Mas al Sur, en la región del Gallegos, en donde los estratos fluviátiles ó sub- aéreos de la formación eocena llegan hasta cerca de de la costa, los basaltos que los cubren también se aproximan al Atlántico. Al contrario, toda la región costanera ocupada por la formación marina patagónica está desprovista de basaltos, no conociéndose hasta ahora un solo punto en el que estos estén directamente superpuestos á los bancos de la Ostrea patagónica. Las erupciones basálticas de la Patagonia son por consiguiente an- teriores á la formación patagónica, pero posteriores al continente eoceno, cuya estension no debía ser mu- cho mayor que en la actualidad; pues si fuera lo con- trario, los estratos de origen terrestre eocenos que se encuentran en el interior á un nivel relativa- mente elevado, deberían mostrarse visibles sobre la misma costa del Atlántico, mientras que por el contrario, las barrancas están formadas en todo su alto por estratos de origen marino en su totalidad. De estos hechos es permitido deducir : 1 0 Que la Patagonia es una tierra emergida desde la época eocena ; 2o Que desde entonces nunca tuvo una mayor es- tension territorial que la que presenta en nuestra época; 3o Que el manto de basalto que cubre el territo- rio no se ha formado en el fondo de un mar, sino encima de la superficie de un continente ; 4o Que la edad del basalto patagónico es poste- rior al continente eoceno, pero anterior á la forma- ción patagónica oligocena. Que la Patagonia sea el resto de un continente mas estenso hoy sumerjido, que, después del prin- cipio de la época terciaria haya sido emergida y sumergida repetidísimas veces, y que el basalto sea un mar de fuego que se estendió sobre ese terri- torio en época reciente, sucediéndole inmediata- mente una época glacial que cubriera de formida- ble capa de hielo todo el territorio austral de la Re- pública, son simples alucinaciones de cerebros enfermos y calenturientos 1 . 1 Moreno. Patagonia, resto de un antiguo continente hoy su- mergido. Buenos Aires, 1882. 20 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FORMACION PATAGÓNICA La formación patagónica, asi designada por D’Or- bigny, se presenta muy desarrollada sobre las bar- rancas de la márgen izquierda del rio Paraná en la provincia de Entre-Rios ; mas al sur, en toda la provincia de Buenos Aires, pasa debajo de la for- mación pampeana, hundiéndose su parte superior hasta una profundidad de 100 á 150 metros, para reaparecer en la embocadura del Bio Negro desde donde se estiende sobre casi toda la costa marítima de la Patagonia hasta el Estrecho de Magallanes, con un espesor á la vista que alcanza en puntos hasta cerca de 300 metros. Creíase en otros tiempos que su estension de Este á Oeste era igualmente considerable, suponien- do la mayoría de los autores que se estendía de- bajo de la llanura argentina hasta el pié mismo de la cordillera de los Andes : pero las investigaciones mas recientes demuestran que se estiende en forma de banda angosta dirigida de Norte, á Sur, formando una especie de cordon á lo largo de la costa de un antiguo continente. En la parte Norte, al Oeste del Rio Paraná, no se ha encontrado ni en las faldas de la sierra de Córdoba, ni en ningún otro punto del interior de la República, y mas al Sur, en la Patagonia austral, Carlos Amegiiuvo, ha encon- trado que solo se estiende hácia el interior hasta unas 15 ó 20 leguas de la costa, desapareciendo precisamente en donde empieza á desarrollarse la formación Santacruzeña. La misma formación y también en forma de cordon dirigido de Norte á Sur, se estiende en la costa del Pacífico sobre casi todo el litoral chileno. En cuanto al conjunto de la fauna fósil de mo- luscos de la formación patagónica, se ha llegado á los siguientes resultados fundamentales : Io Que la totalidad ó casi totalidad de las espe- cies que contiene, son extinguidas, lo que demues- tra evidentemente la edad eogena de la formación ; 2o Que las especies que se encuentran en los de- pósitos de las vertientes del Atlántico eran ja casi completamente distintas de las que en la misma época vivian en las costas del Pacífico, lo que prueba que, ambos océanos estaban desde esa lejana época completamente separados por un continente esten- dido de Norte á Sur. Si bien D’Orbigny, Burmeister y Bravaru, han enumerado escrupulosamente las distintas capas que en determinados puntos constituyen esta formación y los distintos fósiles que contienen, mencionando especialmente la existencia de capas con fósiles ter- restres ó de agua dulce interpuestas entre las de origen marino, no intentaron una división estrati- gráfica y paleontológica, que sin embargo se im- pone después de las prolijas observaciones deD’On- BIGNY. El Dr. Doering, basado sobre los datos de su ilustre antecesor, yen sus observaciones personales, ha subdividido la formación en tres distintos hori- zontes que designa con los nombres de paranense, mesopotámico y 'patagónico, el primero que cree todavía referible á la época eocena, y los dos últi- mos á la oligocena ; y los descubrimientos paleon- tológicos de estos últimos años concuerdan con esta división. El piso inferior ó paranense y el superior ó pata- gónico, son de origen marino, y el intermediario ó mesopotámico, es de origen terrestre ó sub-aéreo. PISO PARANEjNSE Los estratos de esta sub-formacion son todavía poco conocidos, debido sobre todo á que se encuen- tran en todas partes á grandes profundidades, la mayor parte de las veces á un nivel inferior al del océano, ó están cubiertos por los estratos de las for- maciones superiores que dificultan su estudio, pre- sentándose á la vista tan solo en un limitadísimo número de puntos. En la Patagonia austral no se presenta á descu- bierto en las barrancas del Santa Cruz en donde se vé la formación Santacruzeña que al aproximarse de la costa pasa debajo del piso patagónico, y en la embocadura misma del rio Santa Cruz las capas de Ostrea patagónica, características de este último horizonte recien forman la base de la barranca al nivel del agua del mar, lo que prueba, ó que faltan acá los estratos del piso paranense, ó que se en- cuentran á una profundidad considerable. Hácia el Norte, los estratos del piso paranense recien pasan á descubierto en la embocadura del Bio Negro de Patagones, en donde han sido estu- diados por A. Hoerikg y D'Orbiginy. Aquí, sepre- RESÚMEN GEOLÓGICO 21 senta en la base de la barranca con un espesor visi- ble de pocos metros, descendiendo hacia abajo del nivel de las aguas del rio hasta una profundidad desconocida. La parte visible se compone de estra- tos grises, verdosos ó rojizos, según los puntos, for- mados por un gres cuarzoso de grano fino unido á menudo por un cemento calcáreo. Los moluscos ca- racterísticos de esta formación son : la Ostre a Fer- rarisi que forma bancos con las conchas en su po- sición natural y ambas valvas unidas, y el Peden patagonensis . Mas al Norte, vuelve á aparecer á descubierto en las barrancas del Paraná cerca de la ciudad del mismo nombre, pero apenas es dado observarlo en las grandes bajantes, durante las cuales queda en- tonces á descubierto la parte superior formada por una especie de marga arenosa de color verduzco. Todavía mas al Norte, en el Arroyo Verde, está for- mado por un gres rojo ferruginoso con conchas ma- rinas trituradas, que no lejos de ese punto se pone en contacto con la formación guaranítica en estrati- ficación discordante. En ese horizonte aparecen en Sud-América los primeros cetáceos, representados por un género ex- tinguido de delfín, el Pontistesredifrons, algo pa- recido á la Pontoporia actual de la embocadura del Plata, precisamente el tipo mas primitivo de los del- fines actualmente existentes. El carácter primitivo de este tipo, unido á la presencia de huesos de un representante de la fa- milia de los Zeuglodontidae, confirman la edad eocena superior atribuida á este horizonte según los datos proporcionados por el estudio de los mo- luscos. Como estas capas marinas no se han encontrado hasta ahora en el interior descansando encima de las capas de origen terrestre déla parte media de la época eocena, parece probable que el antiguo con- tinente representado por la formación santacruzeña conservó durante la formación de las capas del piso parauense, mas óménos sus antiguos límites. PISO M E SOPOTÁ MICO Pero, al período representado por las capas del piso paranense, sucede un gran retroceso del océa- no, y un avance continental durante el cual la tierra firme ocupó una liten sion bastante aproxi- mada á la que presenta en nuestra época. La primera etapa de esta vasta estension continental, está indi- cada por estratos de arenas grises y amarillentas de pocos metros de espesor qne se encuentran al pié de las barrancas del Rio Chubut, conteniendo restos de mamíferos fósiles de géneros que se en- cuentran también en las barrancas de la embocadura del Rio Negro y en las de! Paraná en el mismo horizonte. En la embocadura del Rio Negro de Patagones, estas capas intermediarias del piso mesopotámico alcanzan un espesor de 10 á 15 metros, estando formadas por estratos de gres y de calcáreo muy duro, con huesos de mamíferos terrestres y molus- cos de agua dulce. En los alrededores del Paraná aparece la misma formación unas dos leguas aguas arriba de la ciudad del mismo nombre, en donde constituye la parte inferior de las barrancas con un espesor que alcanza á menudo 25 á 30 metros, estando constituida por delgadas capas de arcilla y otras mas espesas de arenas, en unas partes sueltas y en otras conglo- meradas por un cemento de óxido de hierro hidra- tado que las ha teñido de un tinte amarillento. La misma formación parece se presenta toda- vía mas desarrollada en el curso superior del Rio Negro, y en el triángulo del Neuquen y del Limay, en donde está representada por espesos mantos de gres arcilloso con numerosos fragmentos y aún tron- cos enteros petrificados de antiguas palmeras, coni- feros y otros árboles que indican la existencia de un clima y bosques de carácter subtropical, pero des- graciadamente hasta ahora ha sido muy poco estu- diada en esas regiones. Los terrenos de este período en las barrancas del Paraná y en las del curso inferior del Rio Negro, son sumamente abundantes en vertebrados fósiles de todas las clases, pero los mas conocidos ó que á lo menos hasta ahora han sido objeto de un estudio sério, son los mamíferos, de los que se conocen ya unas 90 especies distintas, en su casi totalidad her- bívoros. Apenas se han encontrado hasta ahora tres ó cuatro carniceros, de los que, solo uno de talla algo considerable ( Ardotherium vetustum), pero perteneciente á la familia de los osos que es la ménos carnicera de todas. Los animales predominantes son los roedores, que constituyen un 40 por ciento de la anti- gua fauna de mamíferos del Paraná, alcanzando al- MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS gunos (Megamys) dimensiones gigantescas. Des- pués de los ratones, los que mas predominan son los edentados, que aún en la actualidad caracterizan la fauna niamalógica de Sud-América, y que no hace aún mucho tiempo se creían en nuestro conti- nente de época reciente. Algunos representantes de otros dos grupos particulares, hoy completa- mente extinguidos, pero que en las épocas pasadas fueron esclusivos de Sud-América, el de los toxo- doutes y el de los macroquénidos, á Jos que hay que agregar todavía tres ó cuatro géneros de colo- cación dudosa (Brachytherium, Ribo don), com- pletan la antigua fauna de mamíferos del horizonte mesopotámico. Entre los reptiles caracterizan este horizonte el Proalligator australis Brav., Rhamphostoma neogaea Burm., Platemys para nensis Brav., y Platemys torrentium Burm. Los pescados cuyos restos se encuentran con mas frecuencia son Silurus Agassizii Brav., Raía Agassizii Larrazet., Dynatobatis paranensis Larraze y Dynatobatis rectangularis Larr. Entre los moluscos caracterizan esta sub-forma- cion la Chilina antigua D’Orb. y el Unió d.ilu- vii D’Orb. Entre los restos de maderas fósiles encontra- dos en los estratos de esta época en el curso su- perior del Bio Negro de Patagonia, hay un género, Sucesión y superposición de las formaciones eogenas en la Patagonia austral i. Océano Atlántico. — 2. Formación errática. — 3. Formación basáltica. — 4. Formación patagónica. — 5 y 6 Formación santacruzeña. — (5). Piso santacruzeño. — '6). Piso subpatagónico. el Rhizocupressinoxylon cuyas especies no lian podido ser determinadas, y cuatro especies pertene- cientes á géneros que se encuentran en los terrenos oligocenos de otros países, el Cupressinoxylon patagonicum Cox., Cupressino xylon latiporo- sum Cox., Glyptostroboxylon Goeppertii Cox., y Ar aucario xylon Doeringi Cox. PISO PATAGÓXICO Al período del continente mesopotámico sigue luego un gran descenso del suelo, y el mar vuelve á penetrar tierra adentro cubriendo otra vez poco á poco los terrenos de origen sub-aéreo que contie- nen los restos de mamíferos mencionados, for- mándose sobre ellos lentamente el inmenso banco de conchas marinas que constituye la parte media de las barrancas del Paraná, pasa á mas de 100 me- tros de profundidad debajo de la superficie del suelo de la provincia de Buenos Aires, y reapa- rece al Sur del Bio Negro estendiéndose por casi toda la costa patagónica hasta el Estrecho de Ma- gallanes. El molusco característico de esta inmensa forma- ción marina que, en las regiones australes alcanza cientos de metros de espesor, es la gigantesca Ostrea patagónica , apareciendo con ella en Sud- América los primeros representantes de la familia de las ballenas. La casi totalidad de las conchillas recogidas en esta vasta y espesa formación, han sido reconocidas RESÚMEN GEOLÓGICO 23 como de especies extinguidas, con escepcion de un 2 por ciento de especies actuales recogidas en los estratos superiores, de donde se deduce claramente que todos los terrenos enumerados superpuestos á las areniscas rojas hasta el banco marino en cues- tión, pertenecen indudablemente á la división infe- rior de los terrenos terciarios designados con el nombre de eogenos, formando el piso patagónico la división superior del oligoceno. En el curso intermediario del rio Paraná, sobre su margen izquierda, en la provincia de Entre-Eios, los estratos de esta subformacion pueden seguirse en un espacio de 80 leguas, en donde forman la parte superior de la barranca inmediatamente debajo de la capa homogénea de arcilla roja pampeana. Se componen de capas horizontales de arenas rojas ó amarillentas, arcillas verdosas y calcáreo mas ó me- nos compacto, terroso en unos puntos y cavernoso en otros, en unas partes sin vestigios de conchillas, en otras formado por conchas de moluscos triturados, y á menudo constituyendo bancos enormes for- mados por una inmensa acumulación de ostras intactas. En la parte inferior predominan las capas areno- sas, ó areno-arcillosas verdosas, y el calcáreo en la superior. El conjunto de estas capas alcanza acá un espesor de 20 á 30 metros, según los puntos. Los fósiles son muy abundantes, encontrándose huesos de ballenas, otarias y delfines, restos de es- cualos, rayas, silúridos y tortugas, etc. Entre los invertebrados hay infinidad de restos de crustáceos, equinodermos y moluscos. Las especies de molus- cos características de esta sub-formacion son : la Ostre a patagónica. D’Orb., Ostrea Alvarezii D’Orb., Peden par anensis, D’Orb., Peden Dar- wñnianus, D’Orb., Arca Bomplandiana D’Orb., Cardium multiradiatum Sowerby, Venus Munsteri D’Orb., Venus meridionalis Sower- by, Cerithium americanum, Erav., Voluta alta Sowerry, y otras todavia poco conocidas. En la parte inferior del curso del Eio Negro de Patagonia, y en las costas marítimas de la Patagonia seten trienal, las capas del piso paranense alcanzan hasta 70 á 80 metros de espesor. La parte superior se compone de estratos de arcillas, arenas y calcá- reos, estos á veces bastante compactos, presentando en su conjunto un aspecto muy parecido á la parte superior de la misma sub-formacion en el Paraná ; pero la parte inferior, con un espesor de 20 á 50 metros, en vez de estar constituida por estratos arenosos y arcillosos amarillentos verduzcos, está formada acá por capas horizontales de un gres azu- lado de grano fino y poco coherente, generalmente sin fósiles. Un fenómeno importante en estos estra- tos, es la aparición de sustancias detríticas de origen volcánico, especialmente partículas trituradas de piedra pómez. Los fósiles acá mas abundantes son : la Ostrea patagónica, Ostrea Alvarezii, Peden patagonensis, Venus Munsteri y Arca Bom- plandiana. Mas al Sur, en la Patagonia Austral, en las costas de San Julián y en la embocadura del Santa Cruz, las capas de este horizonte empiezan sobre el mismo nivel del agua del océano, elevándose hasta mas de 250 metros. La parte inferior en donde sobre todo abundan los fósiles marinos, se compone de estratos de arenisca arcillosa ó margosa muy compacta y de color oscuro, con algunas partículas volcánicas. Pero la parte superior, con un espesor aproximado de 100 metros, está compuesta de estratos arenosos, en los que predominan los materiales de origen volcánico, cenizas, tobas, etc., resultado de la descomposición de rocas traquíticas y pumíceas, y en las que se encuentran muy pocos fósiles marinos, mientras que en las capas mas superficiales parece se presentan á veces huesos de mamíferos terrestres. Los estratos de la formación patagónica desapare- cen tierra adentro á unas 15 á 20 leguas de la costa, en donde empieza á desarrollarse la formación eo- cena ó santacruzeña. El límite entre ambas formacio- nes está bien indicado por un cordon de conchas trituradas de ostras y otros moluscos, que corre de de Norte á Sur en el interior de las tierras marcando la antigua playa del océano patagónico. Los fósiles característicos de este horizonte en la Patagonia austral, son : la Ostrea patagónica D'Orb., Peden paranensis D’Orb. Peden cen - tralis Sowerby, Pede¿n geminatus, Sowerby, Terebr atula patagónica Sow., Struthiolaria ór- nala Sow., Fusus patagonicus Sow., Fusus Noachinus Sow., Scalaria rugulosa Sow., Tur - ritella ambulacrum Sow. FORMACION ARAUCANA Una de las causas que han retardado la determina- ción aún aproximada, de la edad de los sedimentos 24 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS terciarios de nuestro suelo, fue la ausencia aparente de estratos que se interpusieran entre la parte su- perior de la formación patagónica y la inferior déla formación pampeana, pues en las barrancas del Pa- raná, punto clásico de observación, ambas forma- ciones se encuentran directamente superpuestas. Es cierto que en la provincia de Buenos Aires, tanto en la región comprendida entre el Paraná y las sierras del Tandil, como en los alrededores de la Sierra de la Ventana, existen capas arenosas particu- lares cubiertas por la arcilla roja del terreno pam- peano, conocidas desde hace ya muchos años, pero en ambos casos dichas capas han sido consideradas como formando parte de la formación pampeana. También en el interior de la República, cercado las faldas andinas, se habían descubierto capas de areniscas particulares, que fueron atribuidas, ó á la formación pampeana ó á la patagónica, hasta que el Dr. Adolfo Doeripíg, demostró que los menciona- dos estratos formaban parte de una vasta formación de aguadulce ó sub-aérea, mas moderna que la for- mación patagónica, pero anterior á la formación pam- peana, que denominó formación araucana. Los estra- tos de esta formación se presentan á descubierto en toda la pampa delS. O. en donde alcanzan un espe- sor considerable, que parece disminuye gradual- mente hácia el Este, hasta que, al llegar á las fron- teras occidentales de la provincia de Buenos Aires pasan debajo de la formación pampeana, intercalán- dose entre esta y la formación patagónica, en forma de cuña que continúa adelgazándose hácia el Este hasta el Atlántico. El priucipio de la formación araucana coincide con un nuevo movimiento de báscula de la corteza terrestre de esta parte de América, seguido de otro retroceso del océano, que indica el principio de la época neogena, durante la cual el avance continen- tal fué tan acentuado, que la tierra firme estendió á intérvalos sus limites orientales muy léjos de las costas actuales, sobre vastas superficies ocupadas en nuestra época por las aguas del Atlántico. La época de la sedimentación de las capas de la formación araucana parece haber sido un período de gran actividad volcánica, pues casi en todas partes los terrenos de esta formación están acompañados de detritus de rocas volcánicas diseminados en su masa general, y formando también á veces capas secunda- rias interpuestas entre las otras. Un carácter general que distingue estos terrenos de los mas modernos de la formación pampeana, es su composición esencialmente arenosa, casi siempre con poquísima arcilla, faltaudo también en elfos las concreciones calcáreas características de los terrenos pampeanos, si bien no es rara la presencia de la cal en su composición general, que le dá en ciertos pun- tos una apariencia margosa. También forman capas mas compactas, que en muchos casos pueden clasi- ficarse como areniscas de grano fino y poco cohe- rentes. El conjunto délos terrenos de esta formación cor- responde á la época miocena, y según nuestros co- nocimientos actuales se reparten en tres distintos horizontes, el araucano, elhermósico y elpehuelche ó sub-pampeano. PISO ARADCAKO Las capas de este horizonte se encuentran bien desarrolladas en la Pampa occidental ó del Sud-Oeste, y en la parte intermediaria del curso del rio Colo- rado y del rio Negro, en donde constituyen la elevada meseta araucana, profundamente denudada y en parte dividida por valles de erosión en mesetas se- cundarias y colinas aisladas con sus flancos cubiertos por médanos y arenas movedizas, producidas estas por la desagregación délas capas que constituyen la formación, la que parece se caracteriza por la presen- cia de la Chilina Lallemanti Doer. Las capas arenosas, presentan un color gris pá- lido, estando en partes los granos de arena ligados por un cemento gredoso-blanquecino, semi-pulveru- lento, encontrándose también en ciertos puntos le- chos de calcáreo mas puro que la tosca pampeña y sin aspecto concrecionario. El espesor de esta sub-formacion en la pampa occidental no baja de 20 metros, y pasa en partes de 40. Sobre las riberas del curso intermediario del rio Negro, las capas araucanas tienen un espesor todavía mas considerable, y en ciertos puntos,, como el co- nocido con el nombre de Sierra Chichi nal, están for- madas « por la sedimentación de detrito y materias volcánicas de transporte, cenizas y tobas de pómez, mezclados en parte con innumerables granos porfíri- cos rodados » . (Doerthg). Desgraciadamente las capas de este horizonte, una de las formaciones mas desarrolladas en las pía- RESÚMEN GEOLÓGICO 25 nicies del interior de la República, han sido hasta ahora poco estudiadas, ni tampoco se han hecho colecciones de fósiles, los que, sin embargo, pa- rece abundan en algunos puntos. Pero algunas placas déla coraza del género Plohophorus, y hue- sos de un toxodonte del género Xotodon vienen á demostrar su edad mas moderna que el piso pata- gónico, y mas antigua que la formación pampeana, pues el género Xotodon aparece en el piso rnesopo- támico sin alcanzar hasta la formación pampeana, mientras el Plohophorus no se encuentra ni en el pampeano, ni en el mesopotámico, representando un tipo particular cuyas especies son todas característi- cas de los distintos horizontes de la formación arau- cana. En la Patagonia austral, este horizonte parece estar representado por las capas de aluvión, mezcladas con fragmentos de rocas volcánicas descompuestas y con estratos intercalados de guijarros, menciona- das por el capitán Sulivan como existentes en la embocadura del Gallegos. Estos aluviones, de época notablemente mas moderna que los estratos de la formación patagónica, contienen numerosos restos de mamíferos conjuntamente con infusorios de agua dulce, y no deben ser confundidos con los estratos eocenos que se encuentran mas abajo de donde se han estraido el Nesodon y el Ilomalodonlo- therium. Sulivan recojio una rica colección de huesos de mamíferos de diferentes órdenes que hu- bieran arrojado mucha luz sobre la verdadera edad de esta capa, pero se estravió antes de que hubiera podido ser determinada. Parece con todo que abun- dan allí los gliptodontes, probablemente el género Plohophorus, que parece se ha encontrado también en estratos mas ó menos parecidos y sin duda de la misma época, que se encuentran en la parte superior de las barrancas de la boca del rio Santa-Cruz, en donde elDr. Garlos Spegazzini ha recojido un cráneo del género Auchenia que basta para referir la formación á la época neogena. En la parte Norte y Occidental de la República, el piso araucano está bien desarrollado en el valle de Santa Maria en la provincia de Catamarca, en donde está representado por capas de areniscas os- curas ó verdosas, poco coherentes en unos puntos, pero muy compactas en otros, afectando una estruc- tura esquistosa que muestra numerosas impresiones de conchas de moluscos, entre los que se pueden distinguir una especie extinguida del género Azara llamada Azara occidentalis Doer. y la Corbicula Stelzneri Roer, que pueden considerarse como los fósiles característicos de esta formación. Los verte- brados fósiles tampoco son raros, siendo el mas abundante el Plohophorus Ameghini Mor., es- pecie de gliptodon peculiar á este horizonte. Los estratos de esta formación en la parte sur de la provincia de Buenos Aires llegan hasta la misma costa del Atlántico, pero no son accesibles á la ob- servación directa á causa de encontrarse á un nivel muy inferior al de las aguas del océano, pero su presencia se constata por los fragmentos de roca y los fósiles que se desprenden de las barrancas sub- marinas y que luego las olas arrojan á la playa, indicio igualmente evidente de que la tierra firme en lo que es hoy la provincia de Rueños Aires se estendia sobre el Atlántico, mucho mas allá de sus límites actuales. PISO HERMOSICO Al período de la formación del piso araucano, sucede inmediatamente sin discontinuidad el de Monte-Hermoso, representado en la localidad ele este nombre, en la parte sur de la provincia de Buenos Aires, á 60 km. de Bahía Blanca, por una espesa formación de agua dulce ó sub-aérea, con un espesor á la vista de unos veinte metros, hun- diéndose la base en las aguas del océano hasta en- contrar las capas del horizonte araucano. La masa que constituye este depósito presenta aparentemente una cierta analogía con la de la for- mación pampeana, distinguiéndose sin embargo por un rojo mas oscuro, y por presentar vestigios de estratificación mas aparentes. En los materiales que constituyen el conjunto de la masa predomina en mucho la arena sobre la arcilla, encontrándose tam- bién capas formadas por una mezcla de arena, ar- cilla y cal, pero esta última, está distribuida en toda la masa, sin afectar la forma concrecionaría que presenta en el terreno pampeano. En la parte inferior de la barranca, la cal unida á una masa arcillosa casi pura, forma estratos horizontales de pocos centímetros de espesor, pero que se estienden sobre grandes superficies, separando capas areno- sas bastante compactas. La masa en todas partes presenta una dureza con- siderable, pero particularmente en donde contiene en su mezcla carbonato de cal. Especialmente en la parte inferior, se ven lechos horizontales de es- 4 26 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tratos de arcilla roja muy compacta y aparente- mente muy pura, pero conteniendo sin embargo siempre una pequeña proporción de cal, y á veces con lechos horizontales intermediarios de tosca. En ciertas partes se vén especies de hoyas secundarias escavadas en la misma época, y rellenadas con mate- riales generalmente mas sueltos, á menudo pulve- rulentos, en los que se distingue fácilmente una mezcla de partículas trituradas de pómez, con ma- teriales arcilio-arenosos muy subdivididos. Tam- poco es raro encontrar, en distintos niveles de la formación, pequeños guijarros rodados de la misma naturaleza que los bancos mas duros que constitu- yen la masa, lo que prueba la gran lentitud con que se sedimentaron esas capas. La parte superior de esta formación está coro- nada por una capa de 60 cent, á 1 m. de espesor, formada por un polvo muy oscuro, probablemente en parte de naturaleza volcánica, y aglomerado formando una masa compacta y dura. Esta barranca, de capas fluviales ó sub-aéreas, dominando el océano en unos veinte metros, prueba que también en la época de la deposición del piso hermósico, la tierra firme se esteudia muchas le- guas mas al Este sobre lo que hoy es el Atlán- tico. Los fósiles en este punto son sumamente abun- dantes, encontrándose huesos de pescados de agua dulce, restos de lagartos, corazas de grandes tortu- gas terrestres, algunos huesos de pájaros, entre los que los hay de tamaño considerablemente superior al del avestruz, y por último numerosos huesos de mamíferos, los únicos que he sometido á un estu- dio detenido. Los carnívoros hasta ahora solo están representa- dos por un diente canino que parece proceder de una especie de perro (Canis acutus). Entre los roedores hay todavía una gran especie de Meg a- mys (M. formosus), un gran carpincho ( Hyclro - chcerus perturbidus ), varios cavinos de menor tamaño ( Phugatherium , Diacartherium , Pa- laeocavia} Ortomyctera, etc.), algunos repre- sentantes de la familia de los octodontiuos ( Pitha - notomys, Dicoelophorus, Phtoramys, Eumy- sops ), y una vizcacha particular ( Lagostomus in- cisus). El grupo de los toxodontes tiene representantes anormales como el Trigodon , otros de una confor- mación particular como el Pachyrucos y Xotodon, conjuntamente con varias especies de T ypotherium. Los demás paquidermos solo están representado hasta ahora por una pequeña especie de Macrau- chenia y el Epitherium , y los rumiantes por el género precursor Eoauchenia, conjuntamente con un gran ciervo. Entre los eclentados sin coraza se encuentra en abundancia una pequeña especie de Scelidotlierium (S. patrium ); y entre los acora- zados el Plohophorus figuratus muy abundante y característico de este horizonte, algunas especies particulares de los géneros Ploplophovus, Doedicu- rus y Euryurus, el Nopachtus, el Chamydo- therium, y dos géneros extinguidos de verdade- ros armadillos, el Pra&uphractus y el Macroeu- phractus , el primero pequeño y el segundo de la talla de un Glyptodon. Eucuéntranse también en dicho yacimiento las primeras trazas de la existen- cia de un ser intelijente, precursor del hombre. Los estratos de este horizonte se estienden en el Sur de la Provincia de Buenos Aires hasta el rio Colorado y rodean la Sierra de la Ventana, pero solo aparecen á descubierto en el fondo de los barrancos y torrenteras mas profundas que perforan por com- pletóla gran formación de tosca dura déla superficie, en donde muestran intercalados espesas capas de guijarros rodados. PISO PEHUELCHE Al horizonte hermósico, tan notable por los inte- resantísimos fósiles que en él se han descubierto, sigue el de las arenas semi-fluidas llamadas sub- pampeanas, que en la parte norte déla Provincia de Buenos Aires alimentan los pozos semi-surgentes é inagotables. Estas capas de arena del piso pehuel- che, en Monte-Hermoso están directamente super- puestas á las capas areno-arcillosas del piso prece- dente, coronando la barranca con un espesor de6 á 8 metros de arena suelta estratificada, algo aglomerada en algunos puntos, y presentando intercaladas capas de ceniza volcánica blanca de origen pumiceo, endu- recida, y de hasta 60 á 80 ctm. de espesor. En el resto de la provincia, la misma formación arenosa se encuentra debajo de la arcilla pampeana, á profundidades distintas. En la ciudad de Buenos Aires se encuentra á 45 metros de la superficie del suelo, 25 metros mas abajo del nivel del agua del Plata ; en la parte Oeste de la Provincia solo se encuentra á 20 ó 25 metros de la superficie, pero en la parte Este, y sobre todo en la cuenca del curso RESÚMEN GEOLÓGICO 27 inferior del rio Salado, desciende tanto que su parte superior se encuentra á 80, 90 y aún á veces á mas de 100 metros debajo de la superficie del suelo. EL espesor de esta sub-formacion varía entre 10 á 40 metros, descansando en la Provincia de Buenos Aires en unas partes inmediatamente encima de las arcillas verdosas de la formación patagónica, pero en otras, y especialmente en la rejion del Sur, se baila directamente superpuesta á los depósitos areno - arcillosos de la sub-formacion hermósica. En casi toda la estension de la cuenca bonaerense, esta sub-formacion consiste en capas de arena estra- tificada, casi siempre suelta é impregnada de aguaá tal punto que se designa con el nombre de arenas semifluidas. A menudo contiene capas intercaladas de guijar- ros de cuarzo, pequeños y redondeados, mezclados con fragmentos de conchas fluviátiles, en algunos de los cuales se han podido reconocer fragmentos de Unió, de manera que no queda duda sobre su origen fluvial ó sub-aéreo. Por otra parte, la circunstancia de encontrarse en Buenos Aires á 25 ó 30 metros debajo de las aguas del océano, y en Monte-Hermoso á 20 metros encima, pero sobre la misma barranca, prueba en el primer caso que la capa ha sufrido un gran abajamiento después de la época de su forma- ción, y en el segundo que las capas que hoy sobre el borde mismo del océano se elevan á una considera- ble altura sobre su nivel, se estendian mas al Este, de donde se deduce con la mayor seguridad que tam- bién durante esta época el continente tenia una estension hacia el Este notablemente mas considera- ble que en la actualidad. A esta misma época se refieren algunos depósitos délos valles de la Sierra de Córdoba, formados unos por capas de arenas rojizas con poca arcilla pero con una gran cantidad de pajuelas de mica, y otros por depósitos de arcilla roja con poca arena y muy com- pactos. Los fósiles son en estos terrenos muy abun- dantes, siendo los mas frecuentes y característicos, una tortuga terrestre gigantesca, probablemente el Testudo elata, un Hoplophorus de caractéres intermediarios entre los Glyptodon y los TIojjIo- phorus ( H . cordubensis), un Panochtus (P. bullifer ) que presenta una marcada tendencia al género Plohophorus, y por último el Nopachtus coagmentatus que presenta todavía en grado mas elevado la misma tendencia y parece ser verdadera- mente característico de este horizonte. FORMACION PAMPEANA La formación pampeana, así llamada casi al mismo tiempo por D’Orbigjny y por Darwiiv, es una de las mas vastas del territorio argentino y también la mas accesible á la observación, debiéndose á esta cir- cunstancia el que ella sea sin duda la mejor cono- cida de todas las formaciones cenozoicas de laBepú- blica, si bien también es cierto que su estudio ha dado lugar á las mas variadas controversias. Sóbrela mayor parte de la llanura argentina y so- bre la superficie total de las provincias de Buenos Aires y Santa Fé, debajo de la tierra vegetal, de los médanos, de las antiguas lagunas desecadas y délos bancos marinos modernos de la costa, se presenta una capa de tierra areno-arcillosa, ó arcillo-arenosa, de un espesor de 40 hasta 100 metros; es esta la for- mación pampeana. Su color es generalmente rojo-oscuro, á veces pardo ó amarillento, con estratificación difícil de distinguir. Su composición es en todas partes la mis- ma; una mezcla de arcilla y arena, predominando, ya la arcilla, ya la arena y conteniendo generalmen- te una infinidad de concreciones calcáreas. Esta mez- cla forma un polvo muy fino, en el que generalmente no se encuentran ni aún granos de arena sensible al tacto. Capas de guijarros de rocas antiguas faltan com- pletamente en el centro de la formación léjos de las montañas, pero al acercarse á estas empiezan á pre- sentarse en forma de capas delgadas intercaladas en la arcilla y aumentan gradualmente de espesor. Distribuidas de la manera mas irregular y á todas profundidades, se presentan grandes masas de rocas á veces muy duras, llamadas toscas, compuestas de una mezcla de cal, arcilla y arena, dispuestas unas veces en estratos horizontales, otras en aglomera- ciones, nodulos y ramificaciones de diferente tama- ño y figura. Examinando la arcilla pampeana al microscopio, muestra pequeñísimas partículas de cuarzo casi pul- verulentas, mezcladas con un polvo rojo muy fino de naturaleza arcillosa con algunos pequeños granos de feldespato. Se distinguen también, aunque con mucha dificultad, pequeñas partículas blancas de cal y granos pequeños de óxido de fierro titánico, muy 28 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fácil de separar por medio del imán; en ciertos pun- tos abundan pequeñas partículas blancas y relumbro- sas, que son pequeñísimos fragmentos de pajuelas de mica. En otras partes, el limo pampeano toma un aspecto mas pulverulento y más suelto, con un color ceniza, producido por una mezcla de detritus volcáni- co; pero, lo que es mas singular es que hasta á cientos de leguas délas montañas actuales, como, por ejem- plo, en la misma ciudad de Buenos Aires, se en- cuentran intercalados en el limo pampeano estra- tos de ceniza volcánica blanca de origen pumíceo. Be distancia en distancia y á diferentes profundi- dades, se ven en la arcilla roja pampeana depósitos aislados de poca extensión y de color blanco amari- llento; son antiguas lagunas de la época pampeana, en las que se encuentran á menudo numerosos fósi- les de agua dulce, particularmente moluscos y pes- cados. Los huesos fósiles de mamíferos abundan en toda la extensión de la formación, encontrándose á me- nudo esqueletos enteros. En las capas mas modernas de la formación se encuentran capas de guijarros rodados producidos por la desagregación de las capas mas antiguas de Corte de la barranca de Punta Alta en Bahía Blanca, (según croquis de Carlos Amegiiino) i. Pampeano rojo (Piso ensenadense). — 2 á 4. Pampeano de sedimentación marina (Piso belgranense). — (2) Conchas con estratos intercalados de arcilla roja pampeana. — (3; Arcilla roja muy dura con conchas y guijarros. — (4) Conchas marinas casi puras. — s. Guijarros rodados. (Espesor total de g á 8 metros). la misma formación, probando así que esta se ha de- positado con grandísima lentitud. La misma formación se encuentra también en el interior de la República, tanto en las llanuras como en valles que se elevan á algunos miles de metros de altura, pero en ninguna parte alcanza la potencia que presenta en la hoya pampeana. En cuanto á su modo de formación, es en casi su totalidad de origen fluvial ó sub-aéreo, formada du- rante una época en que la tierra firme continuaba extendiéndose hácia el Este sobre vastas superficies ocupadas en el dia por las aguas del Atlántico. Pero esta época fué de tan larga duración, que durante ella se verificaron grandes oscilaciones continenta- les, invadiendo por tres veces el océano la llanura pampeana, depositando en ella estratos de conchas marinas que se encuentran intercalados en la masa de la formación, por lo demás homogénea, de la ar- cilla pampa. Durante mucho tiempo se ha discutido sobre si la formación pampeana era de origen marino ó flu- vial, hasta que los trabajos de Bravard, de Bur- meister, y los míos, probaron hasta la evidencia que era de origen fluvial ó sub-aéreo, fundándonos todos en el hecho principal de que en el terreno pampeano no existían restos de organismos de ori- gen marino. Hoy, sin embargo, ya no se podría negar de bue- na fé la existencia y en gran abundancia de fósiles marinos en el seno de la formación pampeana, pues RESÚMEN GEOLÓGICO 29 conozco dos capas de conchas marinas, separadas la una de la otra por 12 á 14 metros de arcilla pampea- na é interpuestas en la parte inferior de la forma- ción. Pero ellas sólo indican avances del océano, quedando en pié las demostraciones anteriores de que la formación pampeana en su conjunto es de origen fluvial y sub-aéreo. Es de sentir haya faltado el tiempo necesario para hacer un estudio de las conchas que contienen los estratos marinos mencionados, entre las que se encuentran algunas de especies desaparecidas; pero se ha examinado ya en parte la fauna de moluscos de agua dulce y terrestre de la capa más moderna de la formación pampeana, encontrándose que contiene una fuerte proporción de especies extinguidas, lo que prueba de una manera irrefutable que el con- junto de esta formación pertenece á la división supe- rior de los terrenos neogenos conocidos con el nom- bre de pliocenos. El conjunto de los terrenos de la formación pam- peana se ha dividido en cuatro horizontes ó sub- formaciones: el pampeano inferior ó ensenadense, el pampeano medio ó belgranense, el pampeano su- perior ó bonaerense, y el pampeano lacustre ó luja- nense. PISO PAMPEANO INFERIOR Ó ENSENADENSE Al piso pehuelche ó de las arenas semifluidas sub- pampeanas, siguen inmediatammente las capas del pampeano inferior con un espesor de 25 á 50 me- tros. Desgraciadamente esta subformacion está en todas partes cubierta por las capas superiores que la ocul- tan al observador y dificultan su estudio. Solo en uno que otro punto aparece á la vista la parte superior, particularmente en el municipio de Buenos Aires, en donde está representada por las toscas del fondo del rio, y en la base de las barrancas del Paraná, en la provincia de Buenos Aires. Como composición, el pampeano inferior es casi idéntico al superior, pero es mucho mas compacto, debido sin duda á la gran presión de las capas supe- riores, y con una mayor abundancia de tosca. Un ca- rácter que distingue muy fácilmente esta sub-forma- cion de las superiores, es la existencia de una consi- derable cantidad de concreciones que, á primera vista, parecen de igual naturaleza á las concreciones calcáreas del pampeano superior, pero que exami- nándolas con mas detención se apercibe pronto que predomina en ellas el elemento silíceo. La distinción por capas es también generalmente mas aparente que en el pampeano superior, exis- tiendo en diversos puntos depósitos verdoso-amari- llentos, con impresiones de moluscos de agua dulce y de vegetales, vestigios de antiguas lagunas de esa época. La parte superior del pampeano inferior está li- mitada por una formación marina, que en otros pun- tos deja lugar á depósitos lacustres que se internan en el interior de la provincia. En la ciudad de Buenos Aires, el pampeano infe- rior se eleva de 4 á 7 metros encima del nivel del agua del rio y desciende hasta 30 metros debajo de este, de manera que presenta acá aproximadamente unos 40 metros de espesor, aumentando todavía mas, háciael Sur. Los fósiles que contiene esta sub-formacion son en gran parte característicos de este horizonte. En- tre los mamíferos predominan el Diccelophorus la- tidens , Canis bonaeriensis, Canis ensenadensis, Typotherium cristatum , Pachyrucos bonae- riensis, Hippidion compressidens, Macrauche- nia ensenadensis, Scelidotherium Capellini, Mastodon platensis, Hoplophorus imperfectus, etc. En La Plata, las grandes excavaciones ejecutadas para la construcción del puerto, en la Ensenada, han puesto á descubierto las capas del pampeano infe- rior hasta una profundidad de 7 á 8 metros debajo del nivel del agua del rio, proporcionando una oca- sión para su estudio que no se presentará quien sabe dentro de cuantos años. Uno de los resultados mas imprevistos ha sido la constatación, de que el pampeano inferior está sub- dividido en dos secciones por una capa de origen marino que se interpone mas ó ménos en la mitad de su espesor con un grueso de t á 3 metros. Esta capa marina se ha encontrado en las excavaciones del puerto, precisamente en el fondo de la excava- ción, á 7 metros debajo del nivel del agua del rio. Está formada por una capa de color pardo, verdoso, algo arenosa y aglomerada por un cemento calcáreo en el que se ven innumerables impresiones de mo- luscos marinos, particularmente de los géneros Aza- ra, Cardium y Ostrea , conjuntamente con nume- rosos Balanus, de los que ha desaparecido casi por completo el esqueleto calcáreo. La existencia de esta 30 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS capa en la ciudad de Buenos Aires la he podido constatar por el examen de las muestras extraídas de les pozos semi-surgentes, y parece se extiende á una parte considerable de la provincia, pues se ha encontrado en los Altos Verdes, partido del Sala- dillo, cerca del rio Salado, á mas de 80 metros de profundidad déla superficie del suelo. Tenemos así los indicios mas evidentes de que hacia la mitad de la formación del pampeano infe- rior, en los primeros tiempos de esta época, hubo un abajamiento del suelo durante el cual las aguas del Atlántico ocuparon una parte conside- rable déla provincia; pero esta invasión parece no fué de larga duración, retirándose pronto otra vez léjos de sus límites actuales, cubriéndose los de- pósitos marinos con la parte superior de la sub-for- macion del pampeano inferior, que es de origen ab- solutamente fluviátil y sub-aéreo. La parte superior del pampeano inferior, que des- cansa encima de la capa marina mencionada, tiene en La Plata un espesor de 12 á 15 metros, habién- dose encontrado en ella una gran cantidad de fósiles, puestos casi todos á descubierto por las grandes ex- cavaciones del puerto. En ciertos puntos se han des- cubierto verdaderas acumulaciones de huesos hechas evidentemente por el hombre, como lo demuestran las trazas de percusión y pulimento que muchos de elfos presentan en la superficie. Las especies de mamíferos fósiles característicos de este horizonte encontradas en el pampeano infe- CORTE GEOLÓGICO DE L.\ PLATA, AL RlO DE La PLATA t y 2. Formación cuaternaria. — (i) Piso pístense (Cuaternario superior). — (2) Piso querandino (Cuaternario inferior).— 3. Formación pampeana. — 3 a. Formación marina interpampeana (piso belgranensel que separa el pampeano superior (piso bo- naerense) del pampeano inferior (piso ensenadense). — 3 b. Segundo estrato de formación marina intercalado en el pampeano in- ferior (piso ensenadense). rior de la Ensenada, son : Üicoelophorus látidens, Arctotherium bonaerense, Canis ensenadensis, Typotheriwn cristatum, Toxodon ensenaden- sis, Hippidion compressidens , Macrauchenia ensenadensis, Scelidotherium Capellini , Glyp- todon Muñizii, Hoplophorus imper fectus, Chla- mydotherium sp? y Propraopus grandis. E11 la parte basal de las barrancas del Paraná, en San Nicolás y Rosario, se han encontrado casi todas las especies del pampeano inferior de Rueños Aires y déla Ensenada, conjuntamente con depósi- tos de ceniza volcánica fuertemente endurecida. En Córdoba, á lo largo del Rio Primero, el pam- peano inferior se presenta en la parte basal de las barrancas, formado por una capa de arcilla rojiza, generalmente con muy poca arena, bastante pare- cido al de Rueños Aires, pero casi siempre más compacto y con pocos restos orgánicos. Esta sub- formacion presenta acá una superficie muy irregular, elevándose en algunas partes tan solo á 2 ó 3 metros sobre el nivel del lecho del rio, y en otras 15, 20 y más metros, mostrando á la vista numerosas grie- tas ó hendiduras antiquísimas, largas, estrechas y profundas, por las que han penetrado otros materia- les conjuntamente con aguas calizas que han cimen- tado el todo, formando como especies de diques ó murallas verticales, prueba irrecusable de la acti- vidad de las fuerzas subterráneas en esa lejana época, en lo que es hoy el suelo de Córdoba. Aun- que los huesos fósiles son allí bastante raros, he po- dido determinar unas cuantas especies de mamíferos ( Dicoelophorus látidens, Toxodon ensenaden- sis, Hoplophorus imper fectus) , lasque, conjunta- mente con los datos estratigráficos, no permiten abrigar dudas sobre la contemporaneidad del pam- peano inferior de Buenos Aires y el de Córdoba. RESÚMEN GEOLÓGICO 31 PISO PAMPEANO MEDIO Ó BELGRANENSE A medida que se van estudiando con mayor de- tención las formaciones cenozoicas de nuestro suelo, determinándose su naturaleza y origen, resulta que la línea divisoria entre las tierras y las aguas ha estado en continuo movimiento, avanzando ó re- trocediendo, siguiendo en sus oscilaciones á las tierras y á las aguas, en lucha constante á través de las edades. Así, á la formación del pampeano in- ferior, sigue un nuevo abajamiento del suelo, que deja avanzar las aguas del océano que penetran en el interior de la llanura, cubriendo nuevamente una gran parte de la provincia de Buenos Aires, depo- sitando en la superficie del pampeano inferior espe- sos mantos de conchas marinas, que hoy se encuentran en el interior de las tierras á muchos metros de pro- fundidad debajo de la arcilla roja, mas abajo todavía que el nivel de la primera napa de agua subterrá- nea, por lo que no alcanzan hasta ellos los pozos de balde ordinarios. Esta segunda formación marina interpampeana, constituye el pampeano medio, que sirve de línea divisoria entre el pampeano inferior y el superior. Solo aparece á descubierto en las barrancas que dominan el cauce antiguo del Plata y del Paraná, y en las que acompañan la línea del Atlántico á veces á varias leguas de la costa. En La Plata, en donde esta sub-formacion está regularmente desarrollada, se presenta á descu- bierto á lo largo de la barranca que domina el bajo que se estiende hácia la Ensenada hasta la playa del rio, mostrándose casi al mismo nivel del terreno bajo también de origen marino pero mucho mas re- ciente, dominado por la barranca. Su altura sobre el nivel de las aguas del Plata es de tres á seis metros, encontrándose su parte inferior á cerca de un metro encima de las primeras aguas subterráneas, pero alejándose del borde de las barrancas se encuentra debajo de la capa de arcilla roja del pampeano su- perior, la que aumenta gradualmente de espesor al mismo tiempo que sube el nivel de las aguas. A distancia de una cuadra de la barranca se encuentra á 5 ó 6 metros de profundidad, al ni- vel del agua de los pozos, y en el centro de La Plata, se halla término medio á unos 1 8 metros de profun- didad, 4 á 6 metros mas abajo que el nivel de las aguas de los pozos de balde. Su espesor es muy va- riable ; en algunos puntos no alcanza á un metro, mientras en otros tiene mas de cuatro, estando for- mada casi toda la capa por una aglomeración de con- chas de moluscos marinos, de especies muy variadas, en unas partes casi sueltas, pero generalmente aglo- meradas y cimentadas por un cemento calizo, pre- sentando entonces una dureza y consistencia pa- recida á la del calcáreo de los bancos ostreros de la formación patagónica. Esta misma capa se sigue á lo largo de la costa, ha- biéndose encontrado en Tolosa, Binguelet, Pereyra, Conchitas, Quilines, Belgrano y San Pedro. En Bel- grano constituye los bancos marinos estudiados por Bravard que los había tomado por post-pampeanos, como también Burmeister y Moreno. Los pozos de balde practicados en la meseta han demostrado lo erróneo de esta opinión poniendo á descubierto la capa de conchilla á 8 ó 10 metros de pro- fundidad debajo de la superficie de la arcilla roja. Pero en algunos puntos, como por ejemplo en la mis- ma ciudad de Buenos Aires, falta completamente, al parecer debido á antiguas denudaciones que la barrieron de la superficie del suelo de entonces. Que el movimiento de descenso que ha producido esta invasión marina no ha sido de carácter pura- mente local, se prueba por la existencia de las mismas capas en la barranca pampeana de las inmediaciones de Bahia Blanca, en donde constituyen el famoso depósito de Punta Alta, primeramente estudiado por Darwin. Los moluscos, desgraciadamente, no han sido toda- vía determinados ; sin embargo el Dr. Doering que ha examinado la Azara pampeana de Belgrano dice es específicamente distinta de la actual. Conjuntamente con las conchillas se encuentran restos de crustáceos, huesos de pescados, restos de cetáceos y también huesos de mamíferos terrestres, entre los que he podido reconocer las especies si- guientes : T ypotheriiim cristatum , Toxodon ensenadensis, Mastodon platensis, Hoplophorus imperfectus, Eutatus Seguini, Neoracanthus Burmeisteri, etc. El descenso continental, ha sido forzosamente acompañado por una interrupción de las corrien- tes de agua de entonces, que se estancaron en la parte inferior de su curso formando grandes lagunas que se rellenaron poco á poco de sedi- mentaciones lacustres, que empiezan en el in- terior de las tierras en donde concluyen las for- maciones marinas, y aparecen á menudo á la vista 32 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en el lecho de ciertos rios de cauce profundo, como el de Lujan y el de Arrecifes. A lo largo del rio Paraná, puede seguirse la misma formación lacustre desde San Pedro, hasta mas allá del Rosario, en una estension de 50 leguas, en donde se encuentra más ó menos á un tercio de la altura de la barranca, in- terrumpiéndose á veces para volver á aparecer á corta distancia. Los fósiles característicos encontrados en estos depósitos, son : el Neoracanthus Burmeisteri, Di- lobodon lujanensis, Hoplophorus perfectus y el Scelidotherium Capellini. Mas al interior todavía, en los alrededores de la Sierra de Córdoba, el pampeano medio está repre- sentado por una serie de capas de guijarros inter- pampeanas, que en la ciudad de Córdoba alcanzan un espesor de 10 á 12 metros, descansando encima del pampeano inferior rojo anteriormente mencio- nado, y cubiertas en partes por los estratos de la for- mación pampeana superior con un espesor de 15 á 20 metros. Los rodados son de distintas dimensio- nes, habiéndolos del tamaño de melones y sandías, pero generalmente son mucho mas pequeños, alter- nando con capas de cascajo mas fino y arenas gruesas generalmente de color rojo. Es de esta formación de arenas y cascajo que proceden todos los guijarros y piedras rodadas que se encuentran en las faldas y en el fondo del valle del Rio Primero, como también la casi totalidad de los que se encuentran en el lecho actual del rio . Los restos orgánicos en esta capa son sumamente escasos, no conociendo hasta ahora, mas que una muela de Mastodon y algunas placas de un Hoplophorus . PISO PAMPEANO SUPERIOR Ó BONAERENSE Concluida la deposición del pampeano medio, empieza un nuevo movimiento ascencional del con- tinente, cuyos primeros efectos fueron denudar profundamente su superficie barriendo de algu- nos puntos por completo los sedimentos mari- nos que lo forman. Este movimiento ascencional fué seguido de grandes sacudimientos que dis- locaron los sedimentos mas antiguos, agrietán- dolos en todas direcciones como puede observarse en el pampeano inferior de Córdoba, y su intensi- dad desigual produjo una profunda hendidura de Sur á Norte que partiendo de la Provincia de Rue- ños Aires penetra hasta el interior del continente sud-americano L Las capas marinas de los primeros tiempos terciarios se levantaron desde las profundi- dades del suelo hasta el nivel que presentan sobre la márgeu izquierda del Paraná, en la Provincia de Entre Ríos, mientras quedaron sepultadas debajo de las aguas sobre la márgen opuesta en la Provincia de Santa Fé, produciéndose un desnivel de unos cin- cuenta metros ; las aguas dulces corriendo hácia esa cuenca se precipitaron en la hendidura formando el bajo Paraná y su prolongación hácia el Norte el rio Paraguay, empezando luego la deposición del pampeano rojo superior, que en las llanuras de las provincias de Rueños Aires y Santa Fé tiene un espesor de 1 5 á 20 metros, constituido por la tierra arcillosa roja que se encuentra inmediatamente debajo de la tierra vegetal. Es en esta capa que están cavados los cauces de todos los arroyos y rios secundarios de la llanura, que no la perforan por completo sino en ciertos puntos en que el terreno es muy bajo ó los cauces muy profundos. El pampeano rojo superior, solo se distingue del inferior, aparte la estratigrafía y la fauna distinta que contiene, por tener en general una menor pro- porción de cal y una cantidad mayor de arena, aunque en ciertos puntos también contiene gran- des depósitos de tosca; sin embargo, en general puede decirse que es menos compacto y menos coherente que el pampeano inferior, y constituido por una masa de elementos mas pulverulentos. Toda esta vasta formación, en su conjunto, es de origen sub-aéreo, coronando al sur del cabo Cor- rientes, barrancas que tienen mas de sesenta metros de elevación sobre el océano, lo que demuestra que también en esta época la tierra firme se estendía considerablemente mas al Este que en la actua- lidad. En el seno de la subformacion abundan los depó- sitos de carácter lacustre, verdoso-amarillentos con conchas de moluscos de agua dulce, é impresiones de vegetales, conjuntamente con huesos de mamí- feros que fueron arrastrados al fondo de las lagunas por corrientes de agua que formaron capas de tos- quilla rodada, procedente de la denudación del terreno pampeano mas antiguo. 1 El fuerte temblor de tierra que sorprendió á Buenos Aires en la noche del 4 de Junio último, hizose sentir sobre una línea lon- gitudinal cuyo eje coincide exactamente con el de la falla que ha trazado el curso del Rio Paraná y su prolongación inferior el Rio de la Plata. Véase á este propósito mi artículo publicado en La Na- ción del 14 de Junio (1888), titulado, El temblor del 4 de Junio, sus antecedentes geológicos. RESÚMEN GEOLÓGICO 33 Pero, lo que mas llama la atención, es la abun- dancia de depósitos de ceniza volcánica, de origen pumíceo que se encuentran en todos los puntos de la República en donde está desarrollada esta sub- formacion • los hay debajo de la misma ciudad de Buenos Aires, y en Olivera á 80 kilómetros al Oeste, hay estratos que se pueden seguir por espacio de kilómetros, y depósitos que tienen mas de un metro de espesor. Estas capas de ceniza volcánica se estienden hácia el Oeste cada vez mas espesas hasta el pié de la cordillera de los Andes, y por el Norte las he encontrado en la Provincia de Entre Ríos, en el territorio del Chaco, y hasta en el interior del Paraguay. El pampeano superior, en las cercanías de las montañas, como por ejemplo, en los alrededores de la ciudad de Córdoba, tiene una mayor propor- ción de arena, y un color rojo mas claro que en la parte inferior de la cuenca del Plata, conteniendo también algunos lechos de carácter semilacustre, y á menudo capas de arena y de guijarros de pequeñas dimensiones, generalmente de corta esteusion. En Córdoba v en Bahía Blanca contiene una gran cantidad de conchas de moluscos terrestres de espe- cies variadas, predominando una especie d eHelix ó género muy parecido, y otras de Bulimus de tama- ños distintos, ó géneros muy cercanos ; pero léjos de las montañas desaparecen completamente, siendo reemplazados por moluscos fluviátiles ó lacustrinos, que solo se encuentran en el seno de lagunas relle- nadas. Los huesos de mamíferos son muy abundantes, siendo las especies que se encuentran con mas fre- cuencia y mas características las que siguen : Smi- loclon populator, Arctothermm angustidens, Lagostomus angustidens, Mastodon Humbolcl- tii, Toxodon Buvmeistevi, Dilobodon luj a- nensis, Eulamaops parallelus, Ilippidion prin- cipalis, Macrauchenia patachonica, Ctenomys viagellanicus, G-lyptodon typus , Panochtus tu- berculatus, Doedicurus Poucheti, Hoplophorus ornalus, Eutatus brevis, etc. El Typotherium, el Dicoelophorus, el Pachy- rucos, el Euryurus, el Mastodon platensis, el Neoracanthus, el Hoplophorus imperfectus, la Macrauchenia ensenadensis, y otros mamí- feros característicos del pampeano inferior han completamente desaparecido. Doering cita como moluscos fluviátiles y terres- tres característicos de este horizonte, el Bulimus neogaeus Doer., Bulimus ci'assus Doer., Succi- nea Rosarinensis Doer., é Ilydrobia Ameghini Doer. PISO PAMPEANO LACUSTRE Ó LUJANENSE Con la deposición del pampeano rojo superior, termina en la superficie de la llanura argentina la acumulación de terrenos de transporte en grande escala, empezando en cambio una época de denuda- ción que continúa aun en nuestros dias. Con el fin de la época de la formación del pam- peano rojo superior, la llanura alcanzó el máximo de su elevación sobre el Océano, que era término medio, unos 30 metros mayor que en la actualidad ; las aguas pluviales corriendo de las lomas á los bajos, y siguiendo luego por las partes mas bajas del terreno hácia el océano, empezaron á denudar profundamente la superficie del suelo de la llanura argentina, cavando en él las grandes hoyas, caña- dones y depresiones en cuyo fondo han formado su cauce las corrientes de agua actuales de la Pampa. Si quisiéramos rellenar las inmensas hondonadas en medio de las cuales corren el rio Salado, el rio de la Matanza, el rio Lujan, el de Areco, el de Ar- recifes, etc., y todas las demás depresiones secun- darias en que corren las corrientes de agua de menor importancia, y quisiéramos reconstituir idealmente la antigua superficie de la Pampa tal como debía ser antes de haber sido denudada por las aguas, tendríamos que figurarnos una masa inmensa de materiales, que si fuera esparcida encima de la llanura argentina, formaría una capa uniforme de varios metros de espesor ; y esta inmensa denuda- ción se ha verificado en una época antiquísima, antes que se extinguiera la fauna pampeana, puesto que los últimos representantes de esta se encuen- tran sepultados en depósitos de carácter lacustre, acumulados en el fondo de las depresiones de erosión mencionadas. El espacio de tiempo transcurrido entre el fin de la deposición del limo rojo del pampeano superior, y el principio de la acumulación de los depósitos de sedimento en el fondo de las depresiones cavadas por las aguas, debe haber sido excesivamente largo, comparable por lo ménos al que representa uno de los horizontes de la formación pampeana. El fin de esta época de erosión fué el principio de un des- censo gradual del continente ; las aguas cesaron de 34 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS correr con fuerza de los terrenos altos á los bajos, y acentuándose mas el descenso, los rios inter- rumpieron su curso, estancándose las aguas en for- ma de lagunas á lo largo desús cauces, y en el fondo de esas lagunas empezaron á formarse con suma lentitud depósitos de lodo, que sirvieron de tumba á la gigantesca y maravillosa fauna de eden- tados extinguidos de la Pampa. Estos depósitos, poco notables por su extensión, pero importantísimos como representantes de un período geológico del que permiten rehacer la historia, constituyen el pampeano lacustre. Su extensión es siempre reducida y limitada al fondo délas depresiones actuales de la Pampa, pero su espesor puede alcanzar desde uno á seis metros, estando formados por una arcilla seladonítica blanca ó amarillenta verdosa, á veces con una fuerte proporción de carbonato de cal, y presentando capas intercaladas de tosquilla rodada, á menudo de un espesor considerable. Lafaunamamalógicade estos depósitos es todavía la pampeana, compuesta particularmente de eden- tados acorazados y megateroides, que se nos pre- sentan acá bajo la última y mas gigantesca faz de su desorrollo. Los huesos de Mastoclon, Megathe- rium, Glyptodon, Panochtus, Mylodon, Lesto- don, Pseudolestodon y Scelidotherium, se en- cuentran en estos terrenos por millares, formando á veces esqueletos completos de una conservación maravillosa. Además, estos depósitos se distinguen con seguridad por la presencia de millones de cas- caritas de un pequeñísimo molusco, la Hydrobia Ameghini Dóer. que falta absolutamente en las formaciones lacustres mas modernas. Los depósitos de esta naturaleza hasta ahora mejor conocidos, son los del rio Lujan en el pueblo del mismo nombre, de los que se han estraido objetos trabajados por el hombre, conjuntamente con huesos de mamíferos, de tortugas, de pájaros y pescados, acompañados de innumerables moluscos, numerosos vestigios de vegetales que demuestran que la flora no era muy diferente de la actual, y hasta insectos perfectamente determinables. La fauna de moluscos aún no ha sido completa- mente estudiada ; sin embargo los primeros estu- dios practicados por el Dr. Doering permiten reco- nocer que contiene una proporción | notable de formas desaparecidas, lo que coloca decididamente estos depósitos en las capas superiores de los ter- renos neogenos del período plioceno. Además de la IIgdrobia Ameghini , especie completamente extinguida, ya mencionada, se en- cuentra el Planorbis peregrinus D’Orb., Ahcylus culicoides D’Orb., Ampullaria australis D’Orb., Unió lujanensis Doer., forma extinguida, Sphee- rium convexum Doer., igualmente extinguida, á las que habrá pronto que agregar un número con- siderable de otras ¿formas todavía no clasificadas. La gran capa de tosca dura de los territorios del Sur, que con un espesor de varios metros rodea la base de la sierra de la Ventana, y que sobre la misma costa del océano se nos presenta con una altura de 50 metros|sobre el nivel del mar, eleván- dose al pié de la sierra hasta cerca de 300 metros, es un inmenso depósito lacustre de esta misma época formado por una tosca dura con una gran cantidad de detritos volcánicos, ^particularmente de origen pumiceo, con numerosas impresiones de vegetales y algunos huesos de mamíferos idénticos á los que se encuentran comunmente en el pampeano lacustre de las cercanías de Buenos Aires. Este depósito lacustre en la posición en que ahora se encuentra prueba que la 'sierra de la Ventana se ha elevado desde esa época, mas de¡’250’metros sobre su nivel primitivo. El abajamiento que ha dado origen al pampeano lacustre, se lndestendido sobre una vasta superficie, pues los mismos depósitos, de idéntica naturaleza y con los mismos fósiles que los de*[Lujan, los he ob- servado' en distintos puntos del Chaco sobre la costa del riopParaguay. Hácia el Oeste, al contrario, cambia de natura- leza ; en Córdoba el pampeano lacustre está repre- sentado por una capa de 2 á 5 metros de espesor, de color pardo oscuro, formada por un polvo finí- simo tan suelto que, al ser removido con la pala es inmediatamente barrido por el viento que lo levanta formando nubes de polvo : es lo que puede llamarse con propiedad una capa pulverulenta. Con- tiene también acá muchas conchillas de moluscos terrestres ó de aguas estancadas, y restos de mamí- feros específicamente idénticos á los que se en- cuentran en el pampeano lacustre de Buenos Aires. Mientras tierra adentro se depositaban las arcillas seladoníticas del pampeano lacustre, cerca de la costa, el mar avanzaba hácia adentro, desalojando de los estuarios las aguas dulces, formando un cordon de depósitos marinos colocados sobre la parte inferior de las laderas de las antiguas barrancas, casi al mismo nivel que los depósitos marinos de la CORTE DE LA BARRANCA DEL RIO LUJAN, SOBRE SU MARGEN IZQUIERDA, ENTRE EL PUENTE Y EL MOLINO VIEJO DE LUJAN *0 n tí o •*<> W - G '•O o g g © "tí O o 5 'tí ® U1 ^ G en tí en s d 2 a * tí oí « „ S 1 a 1, en © O 'G 'G en "tí 0 to tí en © 'fe G en X tí O en en O G G 0 © en G © '© G £J3 O © © "tí >» en •cS « ^ ÍO G CO G o< ^ © 'G tí en G +? © X cd cd' -cd CU 'G -j cd cd títí ü 'G ^ en o a a tí s - s p§ . ^ .2 g O 3 O +* g'S ® en tí cd ^ *G © cd en •q» o 3 ^ .0) o >3 m g d US" 53 Gd § a as' ® s o ^ a o C3 U =2 en o o 0) 3 t3 » 3 © g O tD S 3 3 en cD te a; •“■ e* ^ -3 «3 3 en -3 S ¿D 2 ‘en ^ es a) a) en Jh § a¿ a tí en -3 ^ © cd '5 í>-. — o P en o en :0 cu g-< u ^ > 'S tí ® 03 03 tí tí O, tí ® & S «Yol Cd 3 © Oh 33 en O) G ^ en 2 O G o G en ~ D 0) X ® § en en © G © cd Td tí o 03 _g ° ^ cu o © en "tí oT fe « S ‘O S jO . 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FORMACION TEHUELCIIE Ó ERRÁTICA RODADOS DE LA PATAGON [A Y ÉPOCA GLACIAL Aquí es el lugar aparente para decir algunas pa- labras sobre la enorme capa de rodados que cubre el territorio de la Patagonia en toda su estension, con un espesor que pasa en puntos de 50 metros, predominando en ella los rodados de pórfido, á menudo fuertemente conglomerados por un cemento calcáreo y á veces ferruginoso. Esta formación, sin duda una de las capas de rodados mas vastas y de mayor espesor que exista sobre la superficie de la tierra, ha sido considerada por casi todos los autores modernos como de orí jen glacial, emitiéndose en cuanto á su época con relación á la formación pampeana, los juicios mas encontrados. Los que suponían el limo pampeano como un detrito producido por el derretimiento de los hielos, consi- deraban los rodados patagónicos como sincrónicos de la formación pampeana; aquellos que creían esta de época muy antigua suponían los rodados mucho mas modernos, y vice-versa, los que creían la forma- ción pampeana muy moderna, atribuían á los roda- dos una considerable antigüedad. Las observaciones directas se prestaban á todas las suposiciones, pues en unas partes se encontraron depósitos de limo pampeano encima de los rodados patagónicos, en otras se observaron los rodados encima del limo pampeano, y en algunos puntos se pudo constatar que estaban engastados en la parte superior de dicha formación. Lo que hay de positivo es que, la formación pam- peana, como se ha demostrado de una manera evi- dente, no presenta vestigios de un clima glacial, y por los datos que me ha suministrado mi hermano Carlos Ameghino parece que tampoco los presenta la forma- ción de los rodados patagónicos, pues no se trata de un depósito de piedras angulosas y estriadas como las que resultan por el transporte y fricción de los gla- ciares, sino de una vasta acumulación de guijarros redondeados por el agua como todos los que se for- man en los cauces de los rios que corren por co- marcas pedregosas. Puede así esa formación corresponder á épocas distintas, sin que sea por el momento posible esta- blecer ninguna correspondencia sincrónica exacta con las capas sedimentarias de la Pampa, á causa de la ausencia completa de fósiles que puedan servir de guía. Es también un hecho que la Patagonia es una tierra emergida desde la época antiquísima de la formación del basalto, que por consiguiente desde entonces pudieron empezar á acumularse los de- pósitos de rodados, y esa acumulación puede ha- ber continuado hasta la época relativamente reciente en que se ha producido el escavamiento de los cau- ces de los rios actuales de esa región, Es con todo probable que los ventisqueros de los últimos tiempos de la época terciaria y del principio de la cuaternaria, hayan desempeñado en este proceso un papel importantísimo, sin que por esto haya habido una época glacial, en la verdadera acepción de esta palabra. No puedo así prescindir de dedicar algunas lí- neas á la pretendida época glacial, para desarraigar, á lo ménos en parte, esa creencia en una época de in- tenso frió que en cierto momento hubiera hecho sen- tir sus efectos sóbre la superficie entera de la tierra, sin duda el mayor de los contrasentidos á la cosmo- gonía terrestre que se haya podido inventar en este siglo. La pretendida época glacial ha dado origen para esplicarla alas mas raras teorías que se puedan imaginar, entre otras, á aquella de la periodicidad de las épocas glaciales, á favor de la cual se pudie- ron encontrar vestigios de la acción de los hielos en los terrenos pérmicos y silúricos, y por poco que hubieran continuado hubiéranlos encontrado desde la época en que nuestro globo estaba todavía en es- tado incandescente. Concretándome esclusivamente á la América del Sur, puedo avanzar que las trazas glaciales descu- biertas por Agassiz en las comarcas tropicales del Brasil son un mito. El inmenso depósito de drifft glacial de la cuenca del Amazonas, es un depósito de loess como el de la Pampa ; y como afortunada- mente todavía estamos en la época de los glaciares, se ha podido constatar de la manera mas perentoria que en ninguna parte del mundo los ventisqueros dan origen á depósitos parecidos al loess. Este, así en la India como en la China, tanto en las llanuras argentinas como en el valle del Bhin, en todas par- RESÚMEN GEOLÓGICO 37 tes en donde ha sido objeto de un estudio especial, ha sido reconocido como formado al aire libre por las aguas pluviales y los cientos, ó empleando lapa- labra adoptada, ha sido reconocido como de origen sub-aéreo. El gran depósito de piedras erráticas de las cerca- nías del cerro de Montevideo, ha resultado ser una vasta acumulación de piedras procedentes de dis- tintas regiones de la Banda Oriental, traidas allí por los charrúas, encima de algunos médanos que los con- virtieron en un vasto taller de instrumentos de piedra. Y las famosas roches moutonnés de la playa, son grandes bloques de granito desprendidos sobre es- trechos senderos, en los que millares de cabezas de ganado vacuno que diariamente iban á apagar la sed en estanques vecinos, refregaban de paso sus lomos sobre esos trozos que tomaron con el tiempo un as- pecto parecido al de las rocas pulidas por el hielo. La mayor ó menor estension en latitud y en alti- tud de los ventisqueros, son hechos locales, debi- dos á accidentes físicos de las regiones continenta- les y de los mares adyacentes, como también de la dirección de las corrientes atmosféricas que dichos accidentes determinan y del grado de humedad que contienen, sin que esos fenómenos locales hayan po- dido en ningún caso alterar en lo mas mínimo la temperatura media general del globo. Hay un hecho incontestable que está mas arriba de todas las teorías. Si los ventisqueros son el pro- ducto directo délas nieves, las nieves son el resul- tado indirecto del calor que proporcionó el vapor de agua indispensable. No pudo formarse sobre un punto dado de nuestro globo una inmensa acumula- ción de nieve, sin que en algún otro punto hubiera una vastísima evaporación, indicio evidente de una temperatura elevada ; y si en nuestra época no exis- tieran los calores estivales en las zonas templadas y los tropicales de la tórrida, ni sobre Jas mismas re- giones polares se depositaría una partícula de nieve. En las zonas templadas pudieron formarse ventis- queros desde el momento en que hubo montañas que alcanzaron en altitud el límite de las nieves per- pétuas. La Cordillera de los Andes en Patagonia alcanzó al fin del período plioceno un volumen y una altura probablemente triple de la actual. Tan solo los ro- dados patagónicos, destrozos de la antigua cordillera, bastarían para formar otra cadena de un volumen igual á la actual y que á ella sobrepuesta le daría do- ble elevación. El máximo desarrollo de los Andes, en vol limen y en elevación, coexistió precisamente con una tem- peratura quizás apenas un poco mas elevada que la actual, pero con un clima mas húmedo, como lo de- muestran evidentemente los cauces de los grandes rios, hoy sin una gota de agua, cavados en la misma formación pampeana, y los grandes lagos desecados que se encuentran de un estremo á otro de la Repú- blica. Esa gigantesca cadena de montañas se convirtió entonces en un condensador y congelador inmenso, del que descendieron los grandes ventisqueros que bajaron á la llanura llevándose á grandes trozos la antigua cordillera para ser desparramada por las aguas en forma de rodados, sobre toda la superficie del territorio austral de la República, sin que por eso las mesetas patagónicas estuvieran cubiertas por una capa de hielo, ni en la Pampa existiera un clima glacial. TERRENOS POST-PAMPEANOS Los terrenos post-pampeanos, comprenden todos los que se han depositado á partir del fin de la deposición del pampeano lacustre hasta nuestra época. En la llanura argentina son necesariamente poco importantes, pues no hubo desde entonces cuen- cas profundas en donde pudieran depositarse, y las aguas tenian ya sus cauces trazados hacia el océano. Puede ser que en el interior de la Repú- blica en donde se pierden las numerosas corrientes de agua que descienden de las vertientes orientales de los Andes, existan vastos y espesos depósitos post-pampeanos, pero en todo caso no han sido hasta ahora objeto de un estudio especial. Pero nuevas oscilaciones en los niveles respecti- vos de las tierras y las aguas dieron origen á cor- dones costaneros de formaciones marinas algo mas importantes, sin que tampoco dejen de alcanzar un espesor no despreciable algunas formaciones de agua dulce del interior de la provincia de Buenos Aires, directamente superpuestas al pampeano la- custre, pero con los restos de una fauna completa- mente distinta. La fauna de moluscos, tanto de estos depósitos marinos costaneros post-pampeanos, como de los de agua dulce, se compone de especies todas existentes en la actualidad, de manera que todos los depósitos 38 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS post-pampeanos de la República entran en la divi- sión de los terrenos plioneogenos. Pero, en los mas antiguos, se encuentran todavía algunas espe- cies de mamíferos extinguidos, unas pertenecientes á géneros desaparecidos pero característicos de la formación pampeana, y las demás á géneros exis- tentes, por cuya razón deben ser considerados como de una época geológica anterior á la actual, representando los terrenos cuaternarios de los geó- logos. Encima, vienen otras capas de formación mas moderna, con restos de mamíferos de especies todas existentes. Así, los terrenos post-pampeanos, que, á no juz- gar mas que por su escaso desarrollo parecían de es- casa importancia, tienen bajo el punto de vista geoló- gico un considerable interés, porcuanto representan cuatro períodos distintos, fáciles de reconocer tanto estratigráficamente, como bajo el punto de vista paleontológico. Los terrenos formados durante estos cuatro períodos, constituyen cuatro pisos ú horizon- tes que han recibidolos nombresde piso querandino, piso platense, piso aimará, y piso aciano; de estos, los dos primeros representan los terrenos cuater- narios, y los dos últimos los terrenos recientes. PISO QUERANDTKO A la formación del pampeano lacustre, y al des- censo del suelo que lo acompañó, sucedió un nuevo levantamiento continental ; las aguas marinas se retiraron de sobre una parle considerable de la llanura, y las aguas estancadas de los antiguos rios pampeanos emprendieron su antiguo curso inter- Cortf. transversal del valle del Rio de la Matanza, á la altura de San Justo l. Cauce del rio de la Matanza. — 2. Formación cuaternaria (piso querandino) estratos de arena y conchilla de 6 á 12 metros de espesor. — 3. Banco marino mas antiguo contemporáneo del pampeano lacustre (piso lujanense; conservado en una ense- nada de la antigua barranca. — 4. Formación pampeana (piso bonaerense). rumpido, llevándose poco áfpoco una parte conside- rable de los sedimentos lacustres ¡¡pampeanos por ellas mismas depositados, mientras que las aguas pluviales barrian á su vez poco á poco los bancos de conchas dejados por el mar en las pendientes de las barrancas, de los que apenas con dificultad se encuen- tran vestigios. Pero, pronto sucedió un abajamiento mas considerable, el último que esperimenta nues- tro suelo, á lo ménos que haya hecho sentir sus efectos sobre una vasta superficie, puesto que pue- den seguirse sus efectos, en la forma de una nueva cadena de bancos marinos costaneros superpuestos al terreno pampeano, desde Santos en el Brasil hasta el Estrecho de Magallaues. En las costas del Tuyú y de la Mar Chiquita, los bancos marinos de esta época se internan diez leguas tierra adentro. El estuario del Plata fué completamente ocupado por las aguas saladas que penetraron hasta mas arri- ba de San Nicolás de los Arroyos, con un ancho mucho mas considerable que el cauce actual, pues las aguas marinas remontaron el Rio de la Matanza hasta el partido de Morou, penetraron en el de Las Conchas hasta el puente de Márquez, y llegaron en el Rio Lujan á solo tres leguas del pueblo del mismo nombre. En San Pedro, los bancos de esta formación con- sisten en una acumulación de conchas de Azara labiata, de 2 á 3 metros de espesor, colocados en el dia encima de la barranca á 30 metros sobre el nivel actual del Rio de La Plata. En Buenos Aires, los terrenos de este horizonte rellenan toda la cuenca del Matanzas, que se interna hacia adentro unas 6 leguas con un ancho de 4 á 15 kilómetros, presentando un espesor de 5 á 10 metros, formados por estratos de arena y arcilla con capas de conchas marinas intercaladas. Y en La Plata, la misma formación ocupa vastas superficies, presen- tando á menudo capas de pura conchilla de 2 á 4 RESÚMEN GEOLÓGICO 39 metros de espesor, esplotadas en grande escala para las construcciones de la nueva capital. Las conchi- llas se encuentran sueltas, pero otras veces fuerte- mente aglomeradas por un cemento calcáreo bastante duro. La misma formación se estiencle todo á lo largo de la costa, desde Buenos Aires hasta Bahía Blanca, con un ancho de varias leguas, pero en las costas patagónicas ya solo aparece á trechos. Todas las especies de moluscos que se encuentran en esta capa, entre las que predominan la Azara labiata, Ostrea puelchana, Mytilussp ?, Trochus patagónicas , N atica Isabelleana, Solecurtus ¡olatensis, Hydrobia australis, y muchas otras, conjuntamente con algunos Balanus y huesos de pescados y de cetáceos, viven todavía en las aguas cercanas, ó han emigrado á no grandes distancias. Pero á menudo, particularmente en los depósitos que se formaron cerca de la costa, se encuentrau también huesos de mamíferos, cuyo estado de con- servación indica claramente vivieron en la misma época, y pertenecen en parte áespecies extinguidas ; entre esos restos hay huesos de una especie de Myloclon que por ahora no ha sido posible deter- minar, y además partes características de Canis cultridens, Auchenia mesolithica, Palaeolama mesolithica, Cervus mesolithicus y Euphrac- tus platensis. PISO PLATENSE Mientras en la costa se depositaban los bancos de conchas marinas mencionados, tierra adentro se formaban grandes lagunas á lo largo del curso de los antiguos rios nuevamente interrumpidos. El abajamiento que produjo el avance del océano, como en los casos anteriores, fué seguido de un levanta- miento lento del suelo, empezando áretroceder poco á poco las aguas marinas, y las aguas dulces bajando lentamente hácia las embocaduras de sus cauces cubrieron los estratos marinos con una espesa for- mación lacustre, que se encuentra á lo largo de las barrancas del curso inferior de casi todos los rios y arroyos de la provincia, sin que tampoco sea raro observarla ascendiendo el curso de las mismas corrientes, presentándose entonces en forma de de- pósitos aislados de corta estension, pero á veces de mucho espesor. A menudo se encuentran directamente superpues- tos á los depósitos del pampeano lacustre, pero la separación entre ambas formaciones lacustrinas, es tan aparente que parece estuviera trazada con un hilo; el color gris ceniza de los depósitos lacustres post-pampeanos contrasta con el verdoso amari- llento de los mas antiguos, y aunque á veces los estratos de conchas de moluscos de agua dulce que contienen se tocan, pasando la línea divisoria de ambas formaciones ya no se encuentran las mismas especies. Interesantísimas son bajo este punto de vista los millones de cascaritas del género Hydro- bia que en ambos horizontes forman por sí solas, grandes acumulaciones, pero aunque estén direc- tamente superpuestas, á solo un centímetro de la línea divisoria se observa un cambio completo ; to- das las cascaritas que se encuentran arriba de la línea pertenecen á la Iiydrobia Parchappi, espe- cie todavia viviente, mientras todas las que se encuentran abajo de la mencionada línea pertenecen á la Hydrobia Ameghini, especie completamente extinguida, de la que no se encuentra un ejemplar en los estratos de la sub-formacion superior. Ai examinar por primera vez la superposición directa de estas dos sub-formaciones lacustrinas, la primera idea que á uno se le ocurre es que se han sucedido la una á la otra sin interrupción ; pero el cambio completo de fauna, tanto en los mamíferos como en los moluscos, indica claramente lo contra- rio. Para que desaparecieran los grandes edentados del pampeano lacustre y fueran sustituidos por otras especies, para que desapareciera la Hyd7'obia Ameghini que vivia por miríadas de individuos, y fuera reemplazada por la PIydrobia Parchappi, tiene forzosamente que haber transcurrido un es- pacio de tiempo suficientemente largo para que pudiera verificarse una evolución tan completa. Las aguas de las lagunas post-pampeanas, no pueden haber sido las mismas aguas de las lagunas pam- peanas, como también indica claramente esto mismo la naturaleza distinta de los estratos de ambas sub- formaciones. El estudio minucioso que he hecho de ambas sub-formaciones eu los clásicos yacimientos de Lu- jan, y las vastas escavaciones que (con recursos proporcionados por la Academia Nacional de Cien- cias) he hecho practicar en el punto conocido por Paso de la Yírgen del que acompaño el corte geoló- gico (pág. 35) me ha demostrado que entre el pam- peano lacustre subyacente (piso lujanense), consti- tuido por las capas 5 á 9, y el post-pampeano lacustre (piso platense), constituido por la capa 40 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS número 4, ha pasado un larguísimo intérvalo, todo un período geológico, que correspoude en parte á la formación marina post-pampeana (piso queran- dino), y en parte al levantamiento continental que siguió inmediatamente al pampeano lacustre (piso lujanense), ya anteriormente mencionado, levanta- miento durante el cual fueron denudadas por las aguas y entrecortadas en algunos puntos las capas lacustres y marinas del piso lujanense, formán- dose hoyos profundos en donde se depositaron luego los sedimentos cuaternarios del piso pla- tense como lo demuestra claramente el corte men- cionado (pág. 35) en el que se vén las capas nú- meros 5 á 8 entrecortadas por la parte mas profunda de la capa número 4. Estos depósitos, mas ó ménos desarrollados se encuentran desparramados en todas partes de la provincia, pero en donde adquieren una 'esten- sion y espesor considerable, es sobre todo á lo largo del Rio Salado, y en ciertos puntos del Rio Lujan, Rio del Salto, Rio de la Matanza, San Eo- rombon, etc., en donde á menudo pueden seguirse sus estratos con 3 á 5 metros de espesor, tapizados en todas partes por innumerables Ampullarias, durante leguas enteras. El color es invariablemente un gris ceniza, á veces bastante oscuro, estando constituidos por es- tratos de arcilla y arena, con una mezcla conside- rable de carbonato de cal, que predomina en algu- nos puntos formando bancos calizos de una dureza extraordinaria, pero siempre con el mismo color ceniziento, que parece producido por una infinidad de infusorios de aguas dulces y estancadas que cons- tituyen una parte considerable de la masa. Las conchas de moluscos, unas veces enteras y otras trituradas, forman por sí solas estratos de consideración, casi siempre sueltas, pero á veces también aglomeradas por un cemento calcáreo. Los huesos de mamíferos, son mucho mas es- casos que en el pampeano lacustre (piso lujanense), y además, casi siempre en un pésimo estado de conservación que dificulta la exacta determinación específica. Con todo, la mayor parte pertenecen á especies todavía existentes, entre las que predo- minan el Felis onga, Conepatus Humboldtii, Canis Azarae, Myopotamus coypus, Lagosto- mus tricodactylus, Cervus campestris, Auche- nia guanaco, Euphractus villosus, etc. Estos huesos están acompañados de otros pertenecientes á especies emigradas, como el Dolichotis patacho- nica, Hesperomys tener, Euphractus minutus, etc., encontrándose también todavía algunos huesos, y á veces, aunque son estremadamente raros, es- queletos de géneros de edentados pampeanos, como el M y loclon y el Megatherium , pero hasta ahora no ha sido posible determinar si se trata de especies que ya vivían en la época anterior, ó de otras dife- rentes características de este horizonte. Por último, se encuentran huesos de especies extinguidas, pertenecientes á géneros todavía exis- tentes ó muy parecidos á los actuales, especies que pueden considerarse como características de esta subformacion ; las mas comunes son el Canis cul- tridcns, Palaeolamamesolithica, Auchenia m.e- solíthica , Cervus mesolithicus , Euphractus major, Euphractus platensis, Hidrochoerus sulcidens, Equus rectidens, etc. Los moluscos de estos mismos depósitos, deter- minados por el Dr. Doerijng, son: Succinea me - ridionalis D’Orb.,, Chilina ftuminea Mat., Physa rivalis D’Orb. , Ancylus culicoides D’Orb., Planorbis peregrinus D’Orb., Hydro- bia Parchapii D’Orb., Ampullaria D”Or- bignyana Par., Ampidlaria austral D’Orb., Unió solisiana D’ Orb., y Cyclas variegata D’Orb. piso AYMARÁ La estabilidad es desconocida ; todo en el Uni- verso está en continuo movimiento, y la relación en- tre las tierras y las aguas, obedeciendo á este princi- pio, siquiera sea lentamente, ha modificado constan- temente la faz de los continentes. El movimiento ascencional de la parte austral de Sud-America se acentuó mas durante la deposición del post- pampeano lacustre (piso plateóse), hasta que las cadenas de lagunas que se habían formado á lo largo de los antiguos rios, empezaron á desaguar de una en la otra limitándose gradualmente el espa- cio que ocupaban á reducidas proporciones. ) Luego continuando el movimiento ascencional, esas mismas aguas empezaron á denudar las vastas superficies que antes ocuparan, cavando los cauces de los rios actua- les á través de las formaciones lacustrinas por ellas mismas depositadas. El espacio de tiempo transcur- rido desde el fin del post-pampeano lacustre hasta nuestros dias, á juzgar por los vastos cauces forma- dos durante esta época, es verdaderamente conside- rable. RESÚMEN GEOLÓGICO 41 Los depósitos verificados durante este lapso de tiempo, si bien de naturaleza distinta, tampoco dejan de ser importantes, distinguiéndose de los anteriores por una fauna completamente idéntica á la actual indí- gena del país, por lo que entran sin discusión entre los depósitos posteriores al cuaternario, llamados recientes ó de los aluviones modernos. Entre estos depósitos, los hay de origen fluviátil sobre las barrancas de los mismos rios secundarios de la provincia, depositados á niveles distintos, que indican los diferentes lechos ocupados por los cursos de agua antes que sus cauces alcanzaran la profundi- dad actual-, pero en otros casos han rellenado vueltas ó ensenadas cavadas por los rios en el terreno pam- peano ó en el cuaternario, como hay un buen ejemplo sobre el rio Lujan en el punto en que ha sido tomado el corte geólogico representado en la página 35. Aquí la formación aymará ó de los aluvionnes modernos, figurada en el corte con los números 2 y 3, es una acumulación de arcilla, arena y cascajo, el todo mez- clado con huesos de mamíferos y de pescados, y nu- merosas conchillas de agua dulce, formando un de- pósito de unos 3 á 4 metros de espesor que se es- tiende varias cuadras sobre la ribera, depósito que ha sido constituido poco á poco por el rio actual en época distinta de los tiempos mas modernos poste- riores á la conquista, cuando el agua corría en nive- les mas elevados que los actuales. En ciertos puntos, en la base de esta formación, se encuentra una espesa capa de toscas rodadas de gran tamaño, situadas siempre á un nivel superior al del agua actual del rio. Los restos de mamíferos allí recogidos son todos de especies existentes, siendo los mas abundantes los del Cervus Camrvpestvis, Auchenia guanaco, Lagostomus tricodactylus y Canis Azaree. Los moluscos son: Ampullavias en escaso número aun- que suficientes para probar que en el rio Lujan toda- vía existían algunas en esa época; Planovbis, Hy- drobias, Physas, una especia de Bulimus que aún vive en los alrededores, y numerosos Unios y Ano- dontes, moluscos que ya no se encuentran en las aguas del rio Lujan, pero sí en algunos de sus afluen- tes, como la Cañada de Rocha y Arroyo de Marcos Diaz, Arroyo de Frias, etc. Pero mucho mas importantes son los depósitos de la misma época, formados en la embocadura de los rios por las materias terrosas traídas en sus- pensión por las aguas. El delta y tierras formadas en la embocadura del Rio Lujan, tienen varios kiló- metros de estension y 7 á B metros de profundidad, y todo el bajo de la Boca, en la embocadura del Riachuelo, está constituido por aluviones déla mis- ma época, que alcanzan en ciertos puntos hasta 12 á 1 i metros de espesor. Los cangrejales que se estienden á lo largo déla costa, desde Rueños Aires hasta Rahía Rlanca, y que tanto desarrollo alcanzan en la ensenada de SanRo- rombon, en donde tienen un ancho de hasta 30 kiló- metros y un espesor desconocido, pertenecen tam- bién á la misma época. Mas imponente todavía es la vasta formación alu- vial formada por el rio Paraná, cuya parte mas des- arrollada está constituida por las islas que forman en su embocadura el hermoso delta que inspiró á Marcos Sastre el célebre Tempe Argentino, y la franja de terreno bajo de la parte Sur y Sudeste de Entre Rios. Esta formación, desde la boca del Paraná hasta enfrente de la ciudad del Diamante, ocupa una superficie de muchas decenas de leguas cuadradas, con una profundidad que pasa en partes de 25 me- tros. Mas al Norte, los terrenos de aluvión de época reciente se estienden á lo largo de la ribera derecha del Paraná hasta la confluencia del Paraguay, esten- diéndose luego sobre la ribera de este, ocupando en conjunto varios centenares de leguas de super- ficie. Todos estos terrenos de aluvión formados por los rios Paraná, Paraguay y Uruguay, están constitui- dos por arcilla negruzca, arena parda muy fina y detritus vegetal, alternando en finísimos estratos en los que no se encuentra tosca ni guijarros de nin- guna especie. A la misma época de los aluviones modernos ó piso aymará, pertenece la vasta acumulación de are- nas que se estiende á lo largo del Atlántico en una estension de cerca de 200 leguas, con un ancho de 5 á 20 kilómetros y un espesor que varía entre 10 á 30 metros, como también todos los médanos del interior. Pero cerca de las montañas, los aluviones mo- dernos están representados por grandes aglome- raciones de guijarros y escombros de toda clase, mezclados con arena y un poco de polvo, el todo procedente de la denudación y desagregación de las rocas de las montañas vecinas, alcanzando en al- gunos puntos hasta una legua de ancho con un es- pesor que á menudo pasa de 10 metros. Pertenece igualmente á esta misma época la for- mación de casi toda la capa de tierra vegetal que cu- bre la llanura argentina. 6 42 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PISO ARIAKO* El piso ariano, está constituido por todos aquellos depósitos cuya formación data de una época posterior á la ocupación del país por los españoles. No tienen importancia bajo el punto de vista geológico, pero son de gran interés histórico y arqueológico, por cuanto permiten determinar en parte la edad de los vestigios de la industria indígena que se encuentran en los terrenos recientes. Estos terrenos modernos posteriores á la conquis- ta, están representados por sedimentos de limo de corta estension y poco espesor, aplicados contra las barrancas en declive ó en sus anfractuosidades, ó por depósitos de tosquilla y cascajo que se forman en el lecho de los rios ó en las ensenadas que se encuentran en el fondo de las curvas. En los ter- renos bajos, los aluviones arianos constituyen un estrato á veces de mas de un decímetro de espesor, superpuesto á la capa de tierra vegetal mas antigua. El medio para distinguir los estratos del piso ariano de los del piso ay mará, es la presencia en los primeros de restos de caballo doméstico ( Equus caballus). La introducción del caballo es el primer elemento europeo que ha hecho sentir su influencia sobre la civilización indígena. Pocos años después de la ocupa- ción del país, se había propagado de una manera pro- digiosa, cambiando completamente los hábitos de la población indígena. Así, la presencia ó la ausencia de restos de este animal debe servir de criterio para dis- tinguir los aluviones modernos formados posterior- mente á la conquista, de los de época mas antigua. Todos los terrenos modernos que contengan esclusiva- mente huesos de la fauna indígena del país, pertene- cen al piso ay mará, y los que además muestran hue- sos de caballo, son posteriores á la conquista, y per- tenecen de consiguiente al piso ariano. Guaranítico inferior Guaranítico medio Pehuenche (guaranítico superior) Sub-patagónico Santacruzeño Paranense Mesopotámico * • • • Patagónico Araucano Hermósico Pehuelche . Ensenadense Belgranense Bonaerense Lujanense Tehuelche Quer andino Platense Aymarano Ariano Curva de los avances y retrocesos del Océano durante los tiempos cenozoicos, en el Territorio de la República Argentina MAMMALIA Vertebrados de sangre caliente, provistos de pelo, vivíparos y con mamas; el hueso cuadrado de los demás vertebrados se ha transformado en la apófisis zigomática del escamosal y lleva la cavidad glenoides en la que se articula la mandíbula inferior. El cráneo se articula con el atlas por medio de dos cóndilos occipitales. Los mamíferos se dividen en dos sub-clases, que se caracterizan de este modo : Coracoideo reducido á una pequeña apófisis soldada al omóplato. Cloaca ausente. Coracoideo independiente. Una cloaca, un epicoracoideo y un episternum. Ditremata. Monotremata. DITREMATA Esta sub-clase comprende la casi totalidad de los mamíferos hasta ahora conocidos, y la totalidad de los que hasta ahora se conocen en el continente americano. Se dividen en dos grandes ramas que se distinguen por los siguientes caracteres : Dientes compuestos, de formas distintas, siempre con esmalte, y los verdaderos molares con dos ó mas raíces, escepcionalmente de base abierta, y en este último caso siempre como resultado de una evolución secundaria. Heterodonta. Dientes simples, nunca con mas de una raíz, generalmente de base abierta, á menudo sin esmalte, y en algunas familias atrofiados ó completamente desaparecidos. Homalodonta. HETERODONTA Los mamíferos heterodontes, mucho mas numerosos y de formas mas variadas que los homalodontes, se dividen en cinco grandes secciones, cuyos caractéres distintivos culminantes son los siguientes: 44 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Falanges ungueales terminadas en uñas planas, acompañadas á veces de otras com- primidas, pero que nunca envuelven la parte inferior de las falanges ungueales. Planungulata. Falanges ungueales terminadas en uñas comprimidas transversalmente, puntiagudas y arqueadas. . UnguicuUita. Uñas que envuelven la parte distal de las falanges ungueales, dando vuelta en su parte inferior en forma de estuche, nunca comprimidas transversal mente ni arqueadas. Ungulata. Miembros reunidos por una membrana y transformados en órganos de locomoción aérea. Ptética. Miembros dispuestos para la locomoción acuática. Hydrothereuta. F^LAISIXJISTGí-ULATA El grupo de los planungulados comprende los mamíferos de organización mas elevada, y se divide en ocho órdenes que se distinguen por los siguientes earactéres: I Pulgar del pié oponible. Órbitas de arco cerrado. 1 Cavidades orbitarias sin comunicación con las fosas temporales. a Posición vertical ú oblicua. Cola no aparente. Anthropoidea. b Posición horizontal. Cola generalmente larga y aparente. Simioide a. 2 Cavidades orbitarias en comunicación con las fosas temporales, a Caninos presentes. aa Incisivos f á §. Muelas | á f. Prosimia, bb Incisivos §. Muelas f. Eosimia. b Caninos ausentes. aa Incisivos de aspecto rodentiforme y separados de los molares por una larga barra. Danbentonioidea. 11 Pulgar del pié no oponible. Órbitas de arco interrumpido. I Astrágalo con troclea poco escavada. a Dentición completa. Molares cuadrituberculares. Carpo en série lineal y con un hueso intermediario. Dolodonta. 2 Astrágalo plano, sin troclea. a Hueso intermediario del carpo ausente. Calcáneo siu articulación fibular. Condilarthra. b Hueso intermediario del carpo presente. Calcáneo con articulación fibular. Platyarthra. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 45 ANTHROPOIDEA Los representantes de esta sección se distinguen muy bien por la fórmula dentaria invariable de ¡i, fc,§m todos los dientes en série continua, y los verdaderos molares tuberculosos. Todos los dientes radicula- dos. Las órbitas se dirigen adelante formando un arco completo, con las cavidades orbitarias separadas de las fosas temporales por una pared ósea. Las vértebras dorso-lumbares no pasan de 18 y generalmente sin anapófisis. La cola es rudimentaria y no aparente al esterior. El sacro está formado por la reunión de 5 ó 6 vértebras. Las clavículas siempre bien desarrolladas. Los huesos del carpo están colocados en dos líneas transversales alternadas. Cinco dedos en cada miembro, todos con uñas anchas y deprimidas. Pulgar de la mano oponible. Miembros posteriores terminados por un verdadero pié, aunque á veces pre- hensil, pero siempre plantígrado. Se conocen dos familias de este grupo que se distinguen de este modo: Posición vertical, miembros anteriores cortos, cerebro sumamente grande. Hominiclze. Posición oblicua, miembros anterioresdargos, cerebro por lo ménos una mitad menor. Anthropomorphidse. HOMINIDA HOMO lin. RESUMEN DE 'NUESTROS CONOCIMIENTOS SOBRE EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO Burmeister, Anales del Museo Público de Buenos Aires, t. I, p. 121 y 298. — Id. Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, p. 76,a. 1875. — Id. Descr. Phys. de la Rép. Arg., t. III, p. 41, a. 1879. — Id. Verhandlungen der Berl. Gessellsch. für Anth. etc. a. 1884, p. 246. Strobel en los Materiaux pour l’histoire posit. et philo- soph. de l’homme, t. III, p. 394, a. 1867. — Id. en Materiali di paletnologia comparata raccolti in Sud- América, terzo fascícolo, p. 34, lam. YI., fig. 47, año 1885. Gervais. Zoologie et Paleontologie genérales, t. I, a. 1867. — Id. Journal de Zoologie, t. II, 1872. Ameghino. Nouveaux débris de l’homme et de son industrie, mélés á des ossements d’animaux quaternaires re- cueillis prés de Mercedes, Journal de Zoologie, vol. V, p. 527, 1875. — El hombre fósil argentino, en La Prensa del 28 de Marzo de 1877. — Catalogue spécial de la section anthropologique et paléontologique de la Rép. Arg. h la Exp. de 1878. — L’homme préhis— torique dans le bassin de la Plata, en los Comptes rendus du Congrés International de Sciences anthro- pologiques tenue ci Paris du 16 au 31 aoút 1878, p. 341. — L’homme préhistorique dans laPlata, Revue d’Anthropologie, vol. II, ser. 2“, p. 210, 1879. — la plus haute antiquité de l’homme en Amérique, Compte- rendus du Congrés des Americanistes de Bruxelles, 1880. — Los mamíferos fósiles de la América Meri- dional, p. 2, 1880. — Armes et Instruments de l’hom- me préhistorique des pampas. Revue d’Anthropologie, vol. IY, ser. 2\ p. 1, 1880. — La antigüedad del hom- bre en el Plata, t. I, p. 563 á 628, 1880; Id. t. II, p. 373 á 549, 1881. — Excursiones geológicas y pa- leontológicas en la provincia de Buenos Aires, en el Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI, p. 168 y 195, 1884. — Lnforme sobre el Museo antropológico y paleontológico de la Universidad de Córdoba, en Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, a. 1885. — Monte Hernioso, p. 6, a. 1887. — Id. Lista de los mamíferos fósiles de Monte-Hermoso, a. 1888. 46 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Lacerda y Peixoto, Contribucoes para o estudo anthropoló- gico das ragas indígenas do Brazil, en los Arch. del Mus. Nac. a. 1876. Estanislao Zeballos y W. F. Reíd, Anales de la Soc. Cient. Argent., entrega de Junio de 1876. Estanislao Zeballos, Estudio geológico de la provincia de Buenos Aires, a. 1877. Paul Bert, Revue Scientifique, deux. ann. p. 366, a. 1880. Moreno Bulletin de la Soc. d’Anthr. de París, a. 1880, p. 490. Vogt, C., Squelette humain associé aux glyptodontes, en Bulletin de la Société d’Anth. de París, 3a ser., t. IV, p. 693, a. 1881. Lacerda (A. de), Documents pour servir a Vhistoire de l’homme foss. du Brésil, en las Mémoires de la Soc. d’Anth. de París, 2a ser., t. II, p. 516 y sig., a. 1882. Wirchow, Berichte über ein mit Glypiodon Resten gefundenes menschliches Skelet der Pampa de la Plata, en Verhan- dlungen der Berl. Ges. fiir Antli. etc., a. 1883. p. 485. Roth S., Fossiles de la Pampa, Catalogue n° 2, p. 3, 1884. De Quatrefages, Introduction a l’étude des races humaines, p. 85 y 104, a. 1887. Al querer emprender la enumeración de las espe- cies de mamíferos fósiles que se encuentran en el suelo argentino, nos encontramos desde luego con el hombre, del que no podemos prescindir, puesto que ha dejado vestigios materiales de su antigua existencia, pero cuyo estudio ofrece las mas sérias dificultades, por relacionarse con cuestiones gene- rales de antropología y de clasificación que no han recibido hasta ahora una solución satisfactoria. Ade- más, por el hecho de que su existencia puede reve- larse sin que haya vestigios de sus restos óseos, y por su discutida unidad ó pluralidad específica, no puede ser estudiado en la misma forma que los demás mamíferos. El estudio del hombre, bajo todos sus aspectos, es el objeto de la antropología, pero el estudio del hombre como uno de los representantes de las for- mas de las épocas pasadas, es también parte de la paleontología ; es la tan debatida cuestión de la existencia del hombre fósil, que, resuelta afirmativa- mente, revive á cada instante al querer fijar la época de la primera aparición de nuestros antepa- sados. Las investigaciones hechas en este sentido en la República Argentina, son de la mayor importancia, y contribuirán no poco á fijar rumbos definitivos para el estudio del hombre de las edades geológicas pasadas. RESEÑA HISTÓRICA Quien primero suscitó la cuestión de la existencia del hombre fósil sud-americano, fué el Dr. Lund, quien encontró durante sus esploraciones en las ca- vernas del Brasil, algunos huesos humanos mezcla- dos con los de varios mamíferos extinguidos, por lo que los consideró como de una época muy remota, pero sin que afirmara de una manera categórica que fueran contemporáneos, contentándose con obser- var, que, unosf y otros presentaban el mismo as- pecto. En la República Argentina, el primer descubridor del hombre fósil fué Francisco Seguin, hábil colec- cionista de fósiles, quien encontró algunos frag- mentos de cráneos, |dientes y otros huesos de un es- queleto humano,'[mezclados con huesos de Arcto- therium , eu el pampeano inferior del rio Carcara- ñá, en la provincia de Santa Fé, restos que fueron dados á conocer por el profesor Gervais. En 1869 empezaba mis primeras escursiones en busca de fósiles, y con tan buena suerte, que alaño siguieute(l870), descubría un cráneo y partes consi- derables de un esqueleto de hombre fósil que fué llevado á Europa por un coleccionista y regalado al Museo Cívico de Milán, pieza que todavía no ha sido descripta. Tres años después, descubría en el mismo punto (Arroyo de Frias, cerca de Mercedes) nuevos fragmentos de huesos fósiles humanos, y sucesiva- mente aumentaba mis datos con numerosos objetos trabajados ó que llevaban impresa la acción de la mano del hombre, recogidos en el terreno pampeano de Mercedesy de Lujan, conjuntamente con los restos de grandes edentados extinguidos. En 1874, el Profesor Ramorino, que ya años antes ( 1869) había recojido cerca de la Villa de Lujan, una punta de piedra en contacto con una coraza de Glyptocion , se trasladó á Mercedes, y en el Arroyo de Frias recojimos nuevos huesos humanos insitu conjuntamente con restos de Hoplojihovus, etc. En 1875 presentaba una série de objetos del hombre fósil en una Exposiciony Concurso celebrado por la « Sociedad Científica Argentina », mereciendo por dichos trabajos una mención honorable, y al fin del mismo año el profesor Gervais publicaba un re- súmen de mis descubrimientos en el Journal de Zoologie. Desde esta fecha hasta principios de 1878, conti- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 47 nué descubriendo nuevos vestigios de la existencia del hombre fósil, interrunpiendo mis investigaciones durante mi viaje á Europa (1878-82), pero fueron continuadas por mi hermano Carlos Ameghtno con igual provecho, recojiendo una cantidad de objetos hasta ahora inéditos. En este tiempo, D. Santiago Roth, hábil colec- cionista ?de fósiles establecido en San Nicolás de los Arroyos, descubría no lejos del rio de Arrecifes, parte de un esqueleto humano con el cráneo casi in- tacto dentro de una coraza de gliptodon, envueltos en la misma arcilla roja, conjuntamente con algunos instrumentos de hueso groseramente tallados. En 1882, el profesor Lovisato, uno de los miem- bros de la espedicion antártica Ítalo-argentina, des- cubría en el arroyo del Azul, cerca del pueblo del mismo nombre, una cantidad de huesos fósiles de varios géneros de mamíferos extinguidos, mezclados con huesos trabajados por la mano del hombre, parti- cularmente pulidores. En el mismo año, D. Enrrique de Carles, natu- ralista viajero del Museo Nacional de Buenos Aires, exhumaba del pampeano superior del Arroyo de Sam- borombon un esqueleto humano casi completo, en- terrado bastante mas abajo que algunos huesos de Scelidotherium y otros animales extinguidos. Esta pieza, notabilísima bajo muchos aspectos, perma- nece aun inédita. A principios del año siguiente (1883), Carlos Ameghino encontraba algunos huesos tallados y tierra cocida en las toscas del fondo del Rio de La Plata en Buenos Aires, primeros indicios de la exis- tencia del hombre señalados en este horizonte, y á fines del mismo año y principios del 84, las grandes escavaciones practicadas en el pampeano inferior de la Ensenada para los trabajos del puerto de La Plata, pusieron á descubierto verdaderas acumulaciones de huesos de géneros de mamíferos extinguidos, as- tillados, tallados, quemados y pulidos por el hom- bre. En los meses de Enero y Febrero del mismo año, llevaba á cabo por cuenta de la Academia Nacional de Ciencias, grandes escavaciones en un depósito lacustre pampeano de la Villa de Lujan, encontrando también un cierto número de objetos de la industria del hombre de los últimos tiempos pampeanos. En 1885, estudiaba el terreno pampeano de la ciudad de Córdoba, recojiendo en él numerosos fósiles y vestigios abundantes de la existencia del hombre fósil, algunos de cuyos yacimientos los des- cubrí acompañado por los doctores Adolfo Doering y Guillermo Bodenbender. Por último, á principios delaño pasado (1887) en mi viaje á Monte-Hermoso, recojí vestigios evidentes de la existencia del hombre en las capas mas antiguas de esta localidad, que remontan á una época geológica muy anterior á todas las que hasta ahora en nuestro país habían proporcionado indicios de la existencia del hombre. Estos son á grandes rasgos, los puntos mas cul- minantes de los descubrimientos sucesivos concer- nientes al hombre fósil argentino, pero por sí solos serian insuficientes para dar una idea de los conoci- mientos adquiridos al respecto. Para ello, es nece- sario entrar en algunos detalles, tratando de cada época ó de cada horizonte en particular. Época antropozoica 48 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CUADRO DE LAS SUBDIVISIONES DE LA ÉPOCA ANTROPOZOICA EN EL PLATA ÉPOCAS GEOLÓGICAS HORIZONTES GEOLÓGICOS ÉPOCAS ARQUEOLÓGICAS Ariano Histórica Reciente , Ay mará Neolítica Platense \ Mesolítica Cuaternario < Paleolítica Querandino ¡ Paleolítica Tehuelche Lujanense Bonaerense Plioceno 1 Belgranense Ensenadense / Eolítica Pehuelche Mioceno ■ Hermósico Araucano ESPECIES Y GÉNEROS CARACTERÍSTICOS Animales domésticos europeos y fauna actual indígena. Fauna actual indígena del Plata. t Pal asolara a mesolíthica, Cervus mesolíthicus, Equus rectidens. Euphractus platensis, Equus rectidens, Mylo- * don, Megatherium. \ Azara labiata, Mylodon, Palseolama, Mastodon. Sin fósiles. Hydrobia Ameghini, Palaeolama equina, Cervus lujanensis. Glyptodon typus, Macrauchenia patachonica, IDilobodon. Neoracanthus Burrneisteri, Scelidotherium Ca- pellini. Typotherium cristatum, Mastodon platensis, Propraopus. Nopachlus coagmentatus, Hoplophorus cordu- bensis. Pachyrucos typicus, Diccelophorus, Xotodon prominens. Azara Occidentalis, Corbícula Stelneri, Ploho- phorus Ameghini. Oligoceno Patagónico. . . Mesopotámico Ostrea patagónica, Pecten Darwinianus, Pecten paranensis. Megamys, Ribodon, Scalabrinitherium, Prote- rotherium. Eoceno Paranense.. . . Santacruzense Ostrea Ferrarisi, Pontistes rectifrons. Plagia ulacidee, Creodonta, Proterotheride, In- teratheridae. Palaeoceno ÍSub-patagónico Pehuenche . . . . Ostrea sp?, Baculites, Cinulia, Trigonia. Pyrotherium Romeri, Macropristis Marshii, Di- nosaurianos. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 49 EL HOMBRE EN LA ÉPOCA CUATERNARIA La época cuaternaria, ya se lia visto que está representada acá por los estratos de terreno de los pisos platense y querandino, los del primero de origen marino, y los del segundo de origen lacustre ó fluvial. La correspondencia de estos estratos con los terrenos cuaternarios de Europa lia quedado de- mostrada en el resumen geológico, y aunque lo ha sido de una manera muy abreviada, su articula- ción con los terrenos mas antiguos y mas modernos es tan evidente que me dispensa de entrar en mayo- res detalles. Durante esta época, las condiciones físicas de la comarca eran bastante distintas de las actuales. Los rios y arroyos que cruzan la provincia corrían en niveles mas elevados y presentaban cauces rnénos profundos pero de un aucho considerable. Los bajos en donde corren muchos de los rios actuales, esta- ban ocupados por cordones de lagunas que se comu- nicaban unas en otras como sucede todavía en la actualidad con las Encadenadas del partido delMonte. Las lagunas eran numerosísimas sobre toda la llanura bonaerense, y vastos pajonales cubrían la superficie de la llanura argentina. Estas condiciones parece eran idénticas en todo el resto de la República, pues hasta en la misma ciudad de Córdoba se encuentran moluscos fluviátiles ó de aguas estancadas, en las capas superficiales de la meseta á 20 y 30 metros encima del nivel del agua del Rio Primero, en el que por otra parte ya no viven los mismos moluscos, y cuyo cauce actual es posterior á la época cuater- naria. Evidentemente, el clima era entonces consi- derablemente mas húmedo, pero también un poco mas cálido, pues algunas de las especies de moluscos de los climas sub-tropicales han emigrado mas de un grado hácia el Norte, mientras que el océano pene- traba en las costas un poco mas adentro de sus lími- tes actuales. La fauna de mamíferos era con corta diferencia la actual, con algunas especies extinguidas pertene- cientes á géneros existentes ; sin embargo, en la primera parte de esta época, ó sea la mas antigua, todavía existían algunos géneros pampeanos, como el Mylodon, Megatherium y Mastodon. Pero, como el continente sud-ainericano era en esta época una tierra ya completamente emergida, no han podido formarse en su superficie depósitos sedimentarios de gran estension, escepcion hecha de la costa, en donde son formaciones marinas, y en la parte inferior de las cuencas de los rios. Los vestigios de la existencia del hombre, durante la época del piso platense, son bastante numerosos, pero en muchos casos, particularmente cuando no se encuentran sepultados en los estratos característicos de esta formación sino en la tierra vegetal de las lomas, en donde han estado larguísimo tiempo á descubierto, han concluido por mezclarse con los objetos de la industria de los indios anteriores á la conquista, con los que casi siempre han sido con- fundidos. Tampoco los que se encuentran enterrados en los depósitos in situ del piso platense, presentan el mismo aspecto ni el mismo grado de adelanto ; unos, que se encuentran en mas abundancia, consisten en instrumentos de piedra regularmente tallados, mez- clados con otros que tienen un principio de puli- mento y con fragmentos de alfarería, corresponden al cuaternario superior ; los otros son mas toscos, no es- tán acompañados de alfarería y corresponden al cua- ternario inferior. Los instrumentos de piedra del cuaternario inferior pertenecen, evidentemente, á la época paleolítica de los arqueólogos. Los del cuaternario superior, dado su grado de adelanto relativo y la variedad de formas que presentan, difícil sería incluirlos entre los de la época paleolítica, pero tampoco pueden ser confundidos con Jos neolíticos que se encuentran en la superficie del suelo, en la tierra vegetal, ó en los estratos recientes del piso afinará, por lo que evi- dentemente representan una edad intermediaria que he designado con el nombre de mesolítica. La época neolítica, remonta á tiempos demasiado modernos, con los que nada tiene que hacer la pa- leontología. Por otra parte, los objetos de esta época han sido ya tema de numerosas publicaciones, y su estudio es del resorte esclusivo de la arqueología prehistórica. Los objetos mas recientes del hombre fósil son los de la época mesolítica, con los que empezaré el rápido bosquejo de nuestros conocimientos actuales sobre los vestigios dejados por el hombre en las formaciones sedimentarias de nuestro suelo, ante- riores á la época actual. 50 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ÉPOCA MESOLÍTICA ( Cuaternario superior) En las hondonadas, ó á orillas de los arroyos, debajo de la capa de tierra negra ó vegetal que con- tiene los objetos neolíticos de la provincia de Buenos Aires, se encuentran depósitos aislados, en estratos regulares, depositados en el fondo de lagos, lagunas y pantanos de los últimos tiempos de la época cua- ternaria que se han desecado gradualmente debido á la denudación de sus riberas por las aguas fluviales y al polvo depositado por las tormentas ó polvaredas. Constituyen estos depósitos la parte superior del piso platense, la que en los puntos en que está bien desar- rollada, se muestra directamente superpuesta á la inferior. Es en esta división superior del piso pla- tense que se encuentran los objetos mesolíticos. ARROYO DE FRIAS (Partido de Mercedes) Un yacimiento de esta época, bastante extenso, se encuentra cerca de Mercedes, sobre el pequeño arroyo de Frias próximamente á una legua de su desembocadura. La barranca, bastante baja, consta acá; Io de una capa de tierra negra vegetal de 10 á 35 centímetros de espesor; 2o una capa de tierra negra algo cenizienta de 25 á 30 centímetros de espesor, con vestigios de infusorios, una pequeña mezcla de carbonato de cal y algunas amputarías y planorbis; 3o una capa de terreno blanquizco bas- tante duro y compacto de unos 40 centímetros de espesor y con una fuerte proporción de cal; 4o terreno pampeano de color verdoso-amarillento correspondiente al piso lujanense. En la capa dura número 3, asoman á la superficie en un trayecto de mas de 200 metros, astillas de huesos largos partidos longitudinalmente para extraer la mé- dula, mezclados con ceniza, carbón, pequeños frag- mentos de alfarería casi cruda, manos de mortero, morteros, alisadores y fragmentos de bolas arroja- dizas trabajadas en diorita, y cascos de cuarcita gro- seros. Los huesos que he podido determinar pertene- cen á tres especies existentes, Auchenm guanaco, Cervus campestris y Rhea americana, mezclados con la de una extinguida, el Palseolama mesoli- thica. CAÑADA DE ROCHA Mucho mas importante es el yacimiento ó para- dero de la Cañada de Rocha, en el partido de la Villa de Lujan, á una legua de la boca del arroyo de Márcos Diaz, del que forma la continuación, á unos 50 pasos antes de llegar á su principal bifurcación, sobre la márgen derecha del arroyo. Descubrí este yacimiento en 1875, y á pesar de haber trabajado allí un par de meses, solo he podido remover una pequeña parte de la vasta superficie que ocupa. La estructura geológica del terreno, de arriba hácia abajo, presenta; Io una capa de tierra vegetal de 80 centímetros de espesor correspondiente al piso aimará y con algunos objetos de la industria neolítica; 2o una capa de tierra negruzco-cenizienta, ferruginosa, de2á 3 metros de espesor, correspon- diente á la parte superior del piso platense y es la que contiene los restos déla época mesolítica; 3o el terreno pampeano rojo del piso bonaerense que constituye la base del yacimiento. La capa número 2 en que se halla el paradero, forma una especie de hondonada en el terreno pampeano, y presenta todos los indicios de haberse formado en una especie de pantano, entre otros numerosos restos de infusorios y conchillas de am- pularias y planorbis. En muchas partes, está endu- recida por infiltraciones ferruginosas, y contiene numerosas concreciones de óxido de fierro hidratado, algunas del tamaño de huevos de gallina. Todo el espesor de la capa está atestado de huesos, peder- nales tallados, fragmentos de alfarería, instrumen- tos de hueso, etc., etc. Enlaparte del paradero que he removido, recogí unos 500 pedernales traba- jados, 800 fragmentos de alfarería, unos 50 instru- mentos de hueso, y una cantidad asombrosa de huesos diferentes. A cada golpe de pala salia un cierto número de huesos acompañados de algún fragmento de alfarería ó algún pedernal tallado. Los instrumentos de piedra consisten en puntas de flecha y de dardo talladas en cuarcita sobre una sola cara como las puntas que se encuentran en Europa EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 51 conocidas con el nombre de tipo de Moustier; en pe- queños raspadores semi-circnlares finamente retalla- dos en los bordes como los que comunmente se en- cuentran en la superficie del suelo ; hojas y cascos de pedernal que probablemente sirvieron como cuchi- llos pero sin retoques en los bordes, bolas de piedra perfectamente circulares, y morteros chatos con una cavidad poco profunda y en declive. Los objetos de hueso son : puntas de dardo pulidas en las dos caras y triangulares pero sin pedúnculo, punzones y alisadores ó pulidores. Las alfarerías son muy groseras y cocidas de un modo muy imperfecto. No existen pipas, ni pesones, ni botijas como entre las mas modernas ó neolíticas ; todos los vasos parecen reducirse á una sola forma comparable álade un medio melón dividido por su eje mayor, sin que ninguno presente verdaderas asas ni gollete, pero los hay que tienen grabados in- formes hechos con la uña ó con un punzón. Los huesos largos de mamíferos, salvo rarísimas escepciones, están partidos longitudinalmente para extraer la médula, y los cráneos rotos para extraer los sesos. La mayor parte de los huesos están rotos, quemados, ó cubiertos de rayas é incisiones hechas con los instrumentos de piedra. Los restos de animales allí acumulados pertene- cen á mamíferos, aves, pescados y hasta algunos rep- tiles, todos idénticos á los existentes, ménos en los mamíferos en los que hay algunas especies extingui- das acompañadas de otras emigradas. Las especies de mamíferos existentes recogidas en este yacimiento son: Felis onq a, Felis con- color, Canis jubatus, Canis Azar ae, Conepatus Humboldtii, varias especies de ratones de los gé- neros Reithrodop y Hesperomys probablementeto- das existentes, Myopolamus coy pus, Ctenomys sp? Lagostomus trichodactylus, varios cavinos pequeños, Cervuscampestris, Auchenia guanaco, Euphvactus villosus y Praopus hybridus. En- tre las especies emigradas figuran el Tolypeutes co - nurus y el Dolichotis patagónica. Las formas extinguidas son: Palaeolama mesolithica, Cer- vus mesolithicus , Felis onqa m. fossilis, Canis Azaras m. a ntiquus, Equus recticlens. El plano de división entre la capa número 2 que contiene el yacimiento, y la capa número 3 sobre cuya superficie descansa, no es uniforme sino acci- dentado de una manera muy singular. Toda la su- perficie del terreno pampeano sobre que reposa la capa de terreno ceniciento ó ferruginoso, presenta una gran cantidad de hoyos circulares colocados á una distancia de 20 ctm. á 1 m. unos de otros, con un diámetro que varía de 20 á 80 ctm. y una pro- fundidad que alcanza á veces hasta dos metros, de modo que su fondo se encuentra á mas de 4 metros de la superficie del suelo. Estos pozos están relle- nados con la misma tierra cenicienta y ferruginosa del yacimiento, con huesos, alfarerías y pedernales tallados, y á veces con solo ceniza y carbón vegetal. Algunos de los de mayor diámetro bajan hasta una profundidad de 50 á 60 ctm. subdividiéndose luego en 3 ó 4 hoyos de diámetro menor, los que, en vez de descender verticalraente toman una direc- ción algo oblicua y divergente. La arcilla roja pam- peana extraída de estos hoyos, fué acumulada entre ellos de manera que formara pequeñas ele- vaciones. La Cañada de Rocha y el Arroyo de Márcos Díaz corren en medio de una gran depresión. Esta hon- donada estaba ocupada en otros tiempos por una gran laguna algo pantanosa, de mas de una legua de largo y de cerca de un kilómetro de ancho, y en su fondo se depositó una capa de terreno mas ó mé- nos ceniciento en el que se encuentran los vestigios de los seres animados que vivían en el fango del. antiguo pantano. Esta capa se presenta sin inter- rupción en las barrancas del arroyo y en una parte de las de la cañada, debajo de la tierra vegetal y encima del terreno pampeano, y el paradero men- cionado forma parte del sedimento depositado en el fondo de la antigua laguna, bien que su posición indica estaba situado cerca de la orilla. La tribu que ha dejado esos restos residió en ese punto un espacio de tiempo considerable. Lo prueba la inmensa cantidad de huesos allí acumulados, el es- pesor medio de dos metros de terreno depositado en parte por las aguas, y la espesa capa de tierra vegetal que se halla encima. Sin embargo, esa no fué su residencia única, y es probable que solo la habitara durante el verano. Los objetos trabajados lo mismo que los huesos se encuentran dispuestos en un cierto número de capas que marcan las épocas en que el paradero estuvo habitado, y están separadas por otras capas compuestas esclusivamente del limo del pantano; ellas indican otros tantos períodos du- rante los cuales los habitantes abandonaron la po- blación, debido quizás á las aguas que durante el invierno debían subir á un nivel muy elevado, pues aún en la actualidad que el nivel de las aguas ha bajado notablemente, al remover el paradero durante 52 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS el mes de Enero, en lo fuerte del 'verano y en un año de gran sequía, brotaba el agua en abundancia de su parte inferior. Todo esto nos demuestra que, en una época bas- tante alejada de nosotros, en la que la configuración de la llanura argentina no era absolutamente igual á la actual y durante la cual se habian extinguido los grandes edentados característicos de la formación pampeana, pero que sin embargo existía una fauna mamalógica sensiblemente diferente de la de nues- tros dias-, en esa época, cuya verdadera antigüedad es difícil de precisar, existía en casi todo el largo de lo que hoy se llama Arroyo de Marcos Diaz y Cañada de Rocha, una gran laguna quizás en parte cubierta por vastos pajonales. En ella, cerca de la orilla, ha- bía establecido su morada una tribu de hombres cu- yos caractéres étnicos y antropológicos aún nos son desconocidos, y que vivían en un género de habita- ciones construidas según un sistema que todavía está por conocer. Esa antigua toldería, aldea ó paradero, recuerda por su situación, hasta cierto punto, las habitaciones lacustres del sistema alpino, y por los numerosos restos de festines allí acumulados presenta una gran analojía con los kjokkenmoddings de Dinamarca. Los hombres que allí habian fijado su morada po- seían instrumentos fabricados en rocas que habian traido de grandes distancias, y el tamaño de algunos de esos objetos demuestra que era una tribu de há- bitos en grau parte sedentarios. La inmensa cantidad de residuos de sus festines, allí acumulados, prue- ba que el paradero fué habitado durante un larguí- simo número de años, pero los estratos que forman tales residuos y la alteración de ciertos pedernales producida por el sol, y que se encuentran á diferen- tes profundidades, prueban también que no fué ha- bitado de una manera continuada, que lo abando- naban durante ciertas estaciones del año, ó quizás cuando las aguas subían á niveles demasiado eleva- dos, para volver probablemente en el estío cuando había desaparecido el peligro. PARTIDO DE JUAREZ En la provincia de Buenos Aires no conozco per- sonalmente ningún otro yacimiento importante de esta época, pero se ha encontrado uno sumamente interesante, en el partido de Juárez á orillas de la pequeña laguna conocida bajo el nombre de Santa Clara de Udaondo. Acá, en un estrato de arena pardo- amarillenta bastante espeso que descansa encima del pampeano rojo y está recubierto por la tierra vegetal, se ha recogido una cantidad considerable de instru- mentos de cuarcita sumamente toscos, parecidos á los de la cañada de Rocha, conjuntamente con bolas arrojadizas, morteros también del mismo tipo que los del paradero mesolítico antes mencionado, etc., el todo mezclado con huesos de animales que des- graciadamente no han sido recogidos, y con algunos huesos humanos, entre ellos varios cráneos en buen estado de conservación y de un aspecto serni-fósil verdaderamente notable, pero que hasta ahora no han sido objeto de ningún estudio especial. La presencia de huesos humanos dá á este yaci- miento una importancia escepcional, tanto mayor, cuanto que no habiéndose recogido en él el mas pe- queño fragmento de alfarería, no puede quedar la menor duda de que es de una época bastante mas remota que el de la Cañada de Rocha. RIO NEGRO DE PATAGONIA Parece que también se encuentran yacimientos de esta misma época en la estremidad Sud de la pro- vincia, en el valle del Rio Negro, y de uno de estos debe proceder el famoso cráneo fósil de que ha ha- blado Moreno en los Bulletins de la Societé d'Anthropologie de París como encontrado en un depósito de arcilla pampeana del valle de dicho rio, de la que dice estrajo también algunas placas de la coraza de un Glyptodon. No existen vestigios de terreno pampeano en todo el curso inferior del Rio Negro, nitengo conocimiento de que se haya encontrado hasta ahoraallí el mas pequeño frag- mento de coraza de Glyptodon. El cráneo en cues- tión, por su fosilización demuestra remontar sin duda alguna á una época muy remota, pero el estado gene- ral del hueso y la incrustación calcárea que pre- senta en la superficie andocraneana, su textura y su color ceniciento, lo colocan sin apelación entre los objetos procedentes del post-pampeano, y según todas las probabilidades, su mayor antigüedad puede remontar á la época mesolítica. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 53 CÓRDOBA En las cercanías de la Sierra de Córdoba, los yaci- mientos referibles á esta misma época, son mas numerosos, y los objetos que contienen presentan un aspecto y caractéres especiales. Existe uno en la misma ciudad de Córdoba, en el trozo de meseta en que se levanta el Observatorio, desde este hasta la barranca. Esta, con una elevación de unos 30 metros sobre el nivel del rio, está coronada por una capa de polvo pardo-rojizo, poco coherente, de 0m60 á lm40 de espesor, con la superficie profundamente denu- dada por las aguas pluviales que se han llevado la tierra vegetal, y atacando la capa subyacente men- cionada, han puesto á descubierto una cantidad de objetos trabajados, mezclados con los restos óseos á menudo en completo estado de fosilización ó pe- trificación, de una raza dolicocéfala, de cráneo estraordinariamente espeso, frente deprimida y arcos superciliares muy desarrollados, que parecen representar en algo el famoso tipo de Neanderthal. Algunos fragmentos de cráneos (pues hasta ahora no se ha podido conseguir uno entero), parecen presentar ligeros vestigios de una deformación algo parecida á la conocida por aimará, de la que parece ser una variedad. Los restos de esta raza primitiva están acompañados de numerosos objetos en pie- dra tallada de formas variadas, pero generalmente toscos. El instrumento mas caraterístico es una especie de punta de dardo (?), unas veces peque- ña y otras de dimensiones considerables, tallada en sus dos caras de modo que represente la forma de una almendra. Sigue á este instrumento una cantidad considerable de piedras arrojadizas talla- das que presentan numerosas facetas, ángulos y aristas, y que sin duda lanzaban con la honda ; pequeños molinos primitivos formados por dos piedras aplastadas en forma de pequeños quesos que frotaban unas sobre otras, percutores, mar- tillos y algunos rascadores de gran tamaño iguales á los racloir del tipo Moustier, etc., pero no se ha encontrado allí hasta ahora ningún vestigio de alfarería, cuya primera aparición en América es sabido data de época muy remota. Este hecho ne- gativo me conduce á atribuir á este yacimiento una mayor antigüedad que al de la Cañada de Ro- cha, siendo probablemente contemporáneo del de Juárez en la provincia de Buenos Aires. En los mismos alrededores del Observatorio, hay otros paraderos prehistóricos, pero de época mucho mas reciente, con puntas de flecha en piedra y en hueso talladas artísticamente, hachas pulidas y una asombrosa cantidad de alfarería de formas variadísi- mas pero toda quebrada, siendo asi absolutamente imposible confundir estos paraderos con el mas antiguo. Los objetos del yacimiento antiguo mencionado están acompañados de numerosos huesos de animales, pero todos en fragmentos, y de consiguiente de difi- cilísima determinación específica. Los huesos lar- gos han sido partidos para extraer la médula, y los cráneos rotos para sacar los sesos. Entre los huesos de animales recogidos en este punto, hay restos de una especie de perro parecido al Canis Azaree pero no idéntico, y que parece re- presentar una forma extinguida; una especie de Do - li chotis , del tamaño del D. patagónica ; dos ó tres especies pequeñas del género Cavia ; el Ctenomys magellanicus ; restos de Lagostomus tricodac- tylus; algunas muelas del Equus rectidens ; una especie extinguida de guanaco de gran talla, Auche- nia cordubensis ; el Cervus campestris ; varias piezas de Myloclon sp ? ; restos abundantes de Euphvactus minutus , etc., conjuntamente con moluscos de agua dulce que hoy no se encuentran en los alrededores, y un gran Bulimus que ha emigrado 25 leguas mas al Norte. Todo induce á creer que el depósito data de una época en que el clima era allí mas húmedo, mas cálido y con vastas arboledas. Si tratara de determinar á qué período de la época cuaternaria de Europa, corresponden los yacimientos mesolíticos de la República Argentina, sin contar para ello con una unidad de medida que me permi- tiera establecer un sincronismo exacto, me inclinaría á considerarlos como un equivalente de las épocas arqueológicas de la Magdalena y de Solutré, ó sea de la época paleontológica llamada del reno. ÉPOCA PALEOLÍTICA (Cuaternario medio é inferior) Los estratos inferiores del piso platense, bien desarrollados en Lujan, el Salto, el Salado y otros 54 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tantos puntos déla provincia, si bien están atestados de conchas de moluscos terrestres y de agua dulce, son sumamente pobres en huesos de vertebrados, y especialmente de mamíferos. En el mismo caso se encuentran los vestigios atribuibles al hombre; son tan escasos, que al principio creí faltaban por com- pleto, y supuse la existencia de un gran hiato ar- queológico y paleontológico entre las capas mas modernas de la formación pliocena ó pampeana, y las del cuaternario superior. Pero el hallazgo suce- sivo de algunos mamíferos fósiles característicos de este horizonte, conjuntamente con algunos instru- mentos evidentemente tallados por la mano del hombre, si bien unos y otros en corto número, bas- tan para rellenar la laguna ó hiato mencionado. Los escasos restos de mamíferos extraídos de estas capas, han revelado la existencia en esa época de una fauna mamalógica compuesta principalmente de especies y géneros existentes, con algunas especies extinguidas y unos pocos géneros pampeanos; esta fauna es todavía muy pobre en especies, pero su número aumentará seguramente con el tiempo, sobre todo si se descubren yacimientos mas ricos que los hasta ahora conocidos. Los vestigios de la existencia del hombre en esta época, relativamente escasos hasta ahora, se reducen á algunos huesos partidos ó muy toscamente tallados, mezclados con fragmentos de tierra cocida y de vez en cuando algunos instrumentos de piedra tosca- mente tallados, entre los que predomina la forma conocida por de Saint-Acheul ó de Chelles , carac- terística en el hemisferio boreal del cuaternario infe- ferior; este instrumento está acá acompañado de la clásica punta m usier i ana, de una especie de cuña hecha de un guijarro rodado una de cuyas extremi- dades está tallada en bisel en sus dos caras opuestas, y de la forma de rascador conocida con el nombre de racloir mousterien. El descubrimiento de la industria chelleana en las regiones meridionales de Sud-América, mezclada á restos de animales extinguidos, y sucediendo inme- diatamente á los terrenos considerados como plioce- nos, desapareciendo luego en las capas superiores tan luego como aparecen las puntas musterianas, es algo mas que una coincidencia casual, demos- trándonos que la evolución de la inteligencia hu- mana ha obedecido á ciertas leyes, que han hecho que en todas partes pase por las mismas faces y en la misma sucesión ; en todo caso, queda como un hecho adquirido que la industria chelleauahasido universal. TANDIL El primero que ha mencionado la existencia en el país de objetos de piedra del mismo tipo que los del hombre cuaternario de Europa, conocidos con el nom- bre de hachas de Saint-Acheul ó de Chelles, es el antiguo profesor de historia natural de la Universidad de Buenos Aires, doctor Pellegrino Strobel quien en 1867 describió una hacha de cuarcita procedente de las cercanías del Tandil, tallada en sus dos caras, espesa, puntiaguda en una extremidad y redon- deada en la otra, afectando una forma amigdalóidea, con un largo de 125 milímetros por 70 de ancho máximo1. Este objeto, tan diferente de los que se encuentran en la superficie del terreno pertenecientes á la industria de los indios anteriores á la con- quista, supuso desde el primer momento el sagaz profesor que debía remontar á los tiempos cuaterna- rios, y los últimos descubrimientos confirman com- pletamente tal manera de pensar. Se ha encontrado en la misma localidad sobre las barrancas del arroyo y á una profundidad considerable, hachas de la misma forma y grandes núcleos de cuarcita blanca, completamente patinados por el larguísimo tiempo que habían estado enterrados en esas capas, y en contacto con huesos de un gran guanaco del subgé- nero Palaeolama, y del caballo indígena del país Equus rectidens única especie de las numerosas que habitaron nuestro suelo durante los últimos tiempos terciarios, que prolongó su existencia du- rante los tiempos cuaternarios. MONTEVIDEO La primera vez que personalmente recojí objetos parecidos, fué en 1877, en la Banda Oriental, en las faldas del Cerro de Montevideo, en donde tanto abundan los objetos de piedra de formas variadísi- mas procedentes de los antiguos charrúas. Mezclados 1 Strobel en los Materiaux pour l’hist. posit. et phylosoph. de l’homme, a. III, 1867 p. 394. — Id. Muleriali di palelnologia com- parata, raccolti in Sud-América. Terzo fascicolo, p. 34, lam. VI, fig. 47, a. 1885. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 55 con los numerosos objetos de piedra pulidos ó fina- mente tallados de una industria relativamente avan- zada y de época reciente, descubrí un cierto número de objetos tallados á grandes golpes ja sobre una, ya sobre las dos caras, imitando perfectamente la forma de los objetoschelleanos, y todos de un tamaño muy considerable. Uno de estos objetos tallados en sus dos caras á grandes golpes, con borde cortante todo alrededor, muy grueso, ovalado y con sus dos extremidades bastante redondeadas, tiene 19 centí- metros de largo, 12 de ancho y 8 de grueso en su parte mas espesa. Estos objetos los consideré como de la misma época que aquellos con que estaban mezclados, pro- cedentes de la industria charrúa, bien que presen- taban en su forma y en su aspecto caracteres diferentes bien aparentes, y mas tarde hube de con- vencerme de que eran de una época distinta, con- siderablemente mas antigua. Los paraderos charrúas en que los había recojido se encuentran á 20, 30 y mas metros sobre el nivel del océano, en donde los objetos solo están envuel- tos en arenas movedizas transportadas por los vien- tos, de manera que, en esas alturas donde las aguas no han formado depósitos sedimentarios desde épocas antiquísimas, se encuentran los objetos arqueológicos de distintas épocas mezclados y envueltos en las mismas arenas que los vientos sin cesar continúan acumulando ya de un lado, ya del otro. Bajando á la costa, al llegar á la playa, se encuen- tran depósitos estratificados regulares de origen marino, pertenecientes al piso querandino que re- presenta acá el cuaternario inferior, y cubiertos por tierra vegetal mezclada con arena. En estos depósitos marinos, en sus capas superiores y cerca de los puntos que en esa lejana época constituían la playa, se han encontrado mas tarde, y he recojido perso- nalmente, grandes hachas de la forma de Chelles ó Saint-Acheul, iguales á las que años antes había recojido en las alturas; pero acá se encontraban en estratos regulares que determinaban su época, mez- cladas solo con la especie de cuña ya mencionada, mientras en la capa de tierra vegetal que cubre estos antiguos depósitos, se encuentran los restos de la misma industria charrúa ya observada en los parade- ros, con objetos de formas variadísimas y restos de alfarería, de la que no se encuentran vestigios en los depósitos mas antiguos subyacentes. Entonces, vol- viendo á examinar los instrumentos de forma che- lleana que había recojido en las mesetas, me apercibí de que en realidad no solo diferian de los mas mo- dernos con los que estaban mezclados, sino que realmente presentaban un aspecto mas antiguo, mostrando su superficie profundamente alterada, en unos casos por la acción prolongada de los rayos del sol, en otros por patinas adquiridas en el contacto secular con los terrenos en los que en un principio fueron envueltos. Es una lástima que hasta ahora no se conozcan restos de mamíferos procedentes de los bancos ma- rinos de la costa mencionados, pero esos depósitos corresponden exactamente á los que se encuentran en la costa bonaerense, de los que son contemporá- neos, y constituyen acá la base del cuaternario. CÓRDOBA Parece que la industria chelleana, se encuentra mejor representada en las cercanías de las montañas que en medio de las vastas llanuras bonaerenses, en donde los instrumentos de piedra de esta época son mucho mas raros, y de dimensiones mucho menores. Así, en los alrededores de Córdoba, sin que se pue- da decir que sean abundantes, se han encontrado con alguna frecuencia, en las capas superficiales de la meseta, debajo de la tierra vegetal, hasta uno á dos metros de profundidad, particularmente cerca de las barrancas del Cúteoslo. En este punto, á orillas de una pequeña torrentera cavada por las aguas plu- viales, y á una profundidad de dos metros, he reco- jido varios instrumentos en cuarzo v cuarcita, y algunos en una especie de roca oscura de apariencia basáltica, todos tallados groseramente sobre las dos caras, de forma mas ó ménos amigdaloidea, unas puntiagudas en una estremidad y redondeadas en la otra, y las demás ovaladas, redondeadas en las dos estremidades, de un largo variable entre 6 á 1 4 ctms. En los mismos estratos se encuentran guijarros ro- dados tallados sobre un costado en forma de cuña, y algunas grandes lajas retalladas sobre uno de los costados laterales en la forma de los racloirs mous- teriens, conjuntamente con piedras de cuarcita ó basalto, con numerosas facetas, que parecen haber sido percutores ó machacadores. Los fósiles, como parece ser la regla en los estra- tos de esta época, son bastante escasos, escepto los de roedores de pequeña talla que en el momento 56 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en que escribo estas líneas no están aún completa- mente determinados, pero los que he recogido bastan para datar la época del yacimiento. Hay una especie de Canis cercana del Azarae, un Dolichotis pro- bablemente idéntico al actual ; restos de tres especies del género Cavia de las que una sola habita todavía los alrededores de Córdoba; numerosos restos de Ctenomys magellanicus, Lagostomus tricodac- tylus, y Euphraétus minutus, fragmentos de dientes de Megatherium, algunos huesos de Mylo- don, restos de un caballo, probablemente el Ec¡uus rectidens, y huesos partidos de guanaco, específi- camente indeterminables. LOBOS La laguna de. Lobos, á unas 15 leguas de Buenos Aires, es uno de los puntos mas interesantes tanto bajo el punto de vista arqueológico como paleontoló- gico. Las barrancas tienen allí de 4 á 5 metros de alto, formadas en su parte superior por una capa de tierra negra bastante espesa, y mas abajo por el limo pampeano superior, de color rojo pardo, poco com- pacto, constituido por un limo pulverulento muy fino. La capa de tierra negra ó vegetal tiene un es- pesor variable de 0m20 hasta 1 metro, pero el pasaje del terreno rojizo pampeano al moderno se verifica aquí por una gradación insensible en el color y com- posición, de modo que se vuelve difícil sino imposi- ble, trazar un límite definidoentreambasformaciones. Esto parece indicar que dicha transición es aquí regular, probablemete á causa de no haber sido de- nudada en este punto la superficie del terreno pam- peano después de su deposición. La parte superior de la capa de tierra negra está llena de objetos de la industria de los indios anterio- res á la conquista, como punta de flecha y de dardo, cuchillos, rascadores, etc. mezclado con numerosos fragmentos de alfarería cubiertos de grabados. Mas abajo estos objetos desaparecen mucho antes de lle- gar á la parte superior del terreno pampeano. En un punto en la zona intermediaria en la parte superior del terreno pampeano y la inferior de la capa de tierra negra, he recogido una pequeña hachita en cuarcita de la forma clásica de Saint-Acheul, perfec- tamente característica, y que bajo ningún concepto puede confundirse con los instrumentos de piedra modernos que se encuentran mas arriba. Esta ha- chita está tallada en sus dos caras á grandes golpes, conservando hácia el centro, en una de ellas, un espacio sin tallar que muestra la corteza natural del guijarro de cuarcita, como sucede á menudo con es- tos instrumentos primitivos. Tiene 54 mm. de largo, 36 de ancho hácia la mitad de su largo, y 18 mm. de espesor. No he recogido en el mismo horizonte otros obje- tos, ni restos orgánicos que determinen su época, pero esta se fija fácilmente por la posición que ocu- paba en el terreno. Es evidentemente anterior á los objetos mas superficiales que representan una indus- tria de la piedra ya muy avanzada, y posterior á los estratos mas superficiales de la formación pampeana, lo que unido á su forma, y á loque ahora sabemos sóbrela época en que ella se desarrolla, dá la casi certidumbre deque remonta á la época cuaternaria. VILLA DE LUJAN Sobre las orillas del Rio Lujan, á inmediaciones de la Villa del mismo nombre, los depósitos de agua dulce del cuaternario inferior se encuentran bien desarrollados y con un espesor considerable, pero los vestigios dejados por el hombre, sin faltar en absoluto, son bastante escasos. Sin embargo, se ha recogido en ellos una pequeña hachita chelleana y otra muy grande, ambas en cuarcita, acompañadas de lajas, de algunas puntas musterianas, y de una espe- cie de cuña generalmente de la misma piedra, con- juntamente con tierra cocida, huesos quemados ó par- tidos para extraer la médula, y algunos toscos pun- zones de hueso. La edad de estos yacimientos está fijada estratigráfica y paleontológicamente, de ma- nera que no deja lugar á dudas; son los depósitos de agua dulce mas antiguos que suceden á los estratos mas modernos de la formación pampeana, y corres- ponden por consiguiente al cuaternario medio ó qui- zás inferior. La importancia de los yacimientos del piso pla- tense de la Villa de Lujan, no consiste precisamente en la presencia de vestigios de la industria humana, que son rarísimos, sino en que habiendo sido elfos esplorados durante años, apesar de contener pocos fó- siles se han recogido piezas suficientes para dar una idea de la fauna mamalógica de entonces, interesantí- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 57 sima por la mezcla (le géneros y especies existentes x extinguidas, como lo demuestra la siguiente lista de los mamíferos de esta época hasta ahora conoci- dos, de los que, los extinguidos están precedidos de un asterisco. Canis Azarae Pr. Max. de Wied. * Canis lycodes Lund. * Canis Azarae m. antiquus Amegh. * Canis cultridens Gerv. y Amegh. Felis onq aLra. * Felis onqa m. fossilis Amegh. Felis concolor Lin. Conepatus Humboldtii Gray. II y dr o chacras capybara Erxl. Dolichotis patagónica Shavv. Cavia porcellus Lineo. Cavia sp.? no determinada, diferente de la ante- rior y probablemente extinguida. Lagostomus tricoclactylus Brook. Ctenomys magellanicus Benn. Myopotamus coypus Mol. Reithrodon typicus Waterh. * Hesperomys molilor Wjnge. Hesperomys tener Winge. * Mastodon saperias Amegh. * Equas rectidens Gerv. y Amegh. Dycotyles torquatus Cuv. * Cercas mesolithicus Amegh. Cercas campes tris Cuv. Cercus paladosus Cuv. Auchenia guanaco Scherb. * Auchenia mesolithica Amegh. * Palseolama mesolithica Gerv. y Amegh. * Mylodon sp. ? * Megatheriumsp. ? Euphractus villosus Desmarest. Euphractus minutas Desm. * Euphractus major Amegh. * Euphractus platensis Amegh. Praopus híbridas Burm. Tolypeut.es conurus\ Geoff. St. Hil. Didelphis Azarae Temm. Didelphis lujanensis Amegh. Los restos de estos animales están representa- dos por huesos sueltos, siendo rarísimos los casos en que se encuentran partes articuladas del es- queleto. la plata Eh La Plata, los depósitos del cuaternario inferior ocupan una superficie vastísima, representados en casi su totalidad por bancos de arena y conchillas de origen marino, á menudo cubiertos por una delgada capa de origen de agua dulce, á la que sigue hácia arriba la tierra vegetal. Estos estratos que empiezan en la orilla del agua del Plata concluyen al pié de la barranca que se en- cuentra de una á dos leguas tierra adentro, en donde son esplotados en grande escala para la extracción de arena y conchilla empleada en Ja edificación de la nueva ciudad. En las grandes escavacioues hechas con ese obje- to, principalmente al pié de la barranca que érala antigua costa, se han encontrado numerosos huesos de mamíferos acuáticos, particularmente ballenas, de las que hay esqueletos casi enteros ( Balaenoptera ), delfines de los géneros Delphinus , Pontoporia, Orea , Tursio , etc. y huesos de Otaria. Desgra- ciadamente, estos restos no han sido hasta ahora objeto de un estudio sério, de manera que no sabemos si se trata de especies idénticas á las ac- tuales, lo que es probable, ó de formas extingui- das. Con los huesos de esos animales, envueltos en las mismas capas de arena ó de conchilla, se han reco- jido á menudo fragmentos de cuarcita informes pero que evidentemente llevan vestigios de la acción de la mano del hombre, lajas de la misma piedra que pueden haber servido como cuchillos mientras otras están retalladas sobre sus bordes longitudinales para formar el característico racloir mousterien , con- juntamente con algunos ejemplares de la no ménos característica cuña ya mencionada, y piedras mas ó menos redondeadas que han servido probablemente como proyectiles, armas que en Sud-América, pare- ce datan de la mas remota antigüedad. Por último, se ha encontrado repetidas veces la característica hacha de Saint-Acheul ó de Chelles; uno de estos objetos, de forma ovalada y regularmente tallado ha sido recojido por mis propias manos cerca de Tolosa, con huesos rotos y quemados de Cercus campestrís y Palseolama mesolithica, y otro de forma amigdalóidea , mejor tallado, parecido al del 8 y* 58 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Tandil figurado por Strobel, se ha encontrado entre la conchilla y se conserva en el Museo de La Plata. Hacha chelleana en pedernal, del cuaternario inferior (lelos alrede- dores de La Plata, vista por sus dos caras. (Una mitad del tamaño natural1. En la parte superior de estos depósitos, y casi siempre en las cercanías de los restos de esqueletos de ballenas, se encuentran en cierta abundancia puntas musterianas perfectamente caracterizadas, de las que he recojido varios ejemplares, algunos en compañía del profesor Spegazzusi. Punta musteriana en cuarcita, del cuaternario superior de La Plata, vista por sus dos caras. (Tamaño natural). también huesos de mamíferos terrestres, que muchas veces presen tan en su superficie vestigios evidentes de la acción de los instrumentos de piedra; éntrelos que he tenido ocasión de examinar, he reconocido restos de un gran Felis, probablemente el F. ong a; un perro del tamaño del Canis Azar se; dos espe- cies del género Cavia ; restos de Lagostomus tri- codacti/lus, Myopotamus coy pus y Equus rec- tidens; un canino de un gran paquidermo inde- terminado, que parece tener alguna relación con el Tapirus ?; Cervus campestris, Auchenia gua- naco, Palseolama mesolithica, Myloclon sp?, Eupfiractns villosus. Euphvactus platensis y un Praopus parecido al híbridas, probablemente idéntico. Punta musteriana en cu reitadel cuaternario superior de La Plata, vista por sus dos caras (tamaño natural). En los depósitos mas cercanos á la barranca se encuentran á menudo fragmentos de tierra cocida rodada, arrancada por las aguas de los fogones an- tiguos de la costa, pero otras veces se encuentran fogones entre las mismas capas de arena y de con- chilla, probando que el hombre avanzaba en marea baja sobre la playa para aprovecharse de los restos orgánicos dejados en seco por las aguas. Por último, aunque incompletos, he encontrado en los mismos depósitos huesos humanos dispersos sin orden al- guno, á veces rotos transversalmente ó en astillas, intencionalmente(?); mezclados en las capas de arena y de conchilla con huesos de delfines, de ballenas y de escualos. En las mismas capas, cerca de la antigua barranca, conjuntamente con los instrumentos mencionados y los huesos de mamíferos acuáticos, se encuentran BAHIA BL AISLA En las costas de Bahia Blanca, los depósitos del cuaternario inferior, principalmente de origen ma- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 59 riño, se estienden también sobre grandes superficies con un espesor que pasa á veces de 5 metros. El valle del arroyo Napostá, escavado en las capas de la formación pampeana, está en parte rellenado por la formación cuaternaria marina, la que desapa- rece poco á poco hacia el interior reemplazada por formaciones de agua dulce ó lacustrinas, cenicientas, que aparecen primeramente cerca de la costa sobre- puestas á la formación marina, en forma de capa delgada que aumenta de espesor rio arriba á medida que disminuye el de la capa inferior. Hucha che ¡lea na en cuarcita, del cuaternario de los alrededores de Bahía Blanca. (Tres quintos del tamaño natural). Estas capas, tanto marinas como de agua dulce, en los puntos cercanos á la barranca contienen res- tos de animales terrestres, particularmente huesos de mamíferos, de las mismas especies que los que se encuentran en la parte norte de la provincia de Buenos Aires. En una decena de dias que lie perma- necido explorando esos yacimientos he recojido hue- sos de LagosLomus tricodactylus, Cavia sp?, Ctenomys magellanicus, Equus rectidens, Au- chenia guanaco, Palseolama mesolithica, My- lodon sp?, Euphractus minutus, Euphractus platensis, Tolypeutes conurus, numerosísimos fragmentos de cáscaras de huevos de avestruz, que en parte parecen haber soportado la acción del fuego, y astillas de huesos largos de ruminantes partidos longitudinalmente para extraer la médula. Debido probablemente á la vecindad de la mon- taña, los instrumentos de piedra son acá mas nume- rosos que en los demás yacimientos de la misma época ya mencionados, habiendo recojido varias la- jas de pedernal en cuarcita, tres rascadores musteria- nos, y dos haehitas chelleanas ; una de estas, larga, ancha y redondeada en una extremidad, puntiaguda en la otra, y bastante delgada, tiene 9 centímetros de largo. La otra, tallada en cuarcita, es mucho mas tosca, espesa, de 15 centímetros de largo y 11 de ancho, con su parte inferior ó basal sin tallar, de manera que podía ser asegurada fácilmente en la mano. Estos objetos, groseramente tallados, contrastan con el trabajo delicado de las puntas de flecha y de dardo, cuchillos y raspadores que se encuentran en la tierra vegetal ó en la superficie del terreno de la misma localidad. Délo espuesto se deduce con la mayor evidencia, que ha habido acá una industria de la piedra muy atrasada, con instrumentos toscos y generalmente de gran tamaño, tallados sobre la misma forma que los del hombre del cuaternario medio é inferior del hemisferio boreal conocidos con el nombre de punta musteriana y tipo de Saint-Acheul ó deChelles. Estos objetos son muy anteriores á los de época moderna que se encuentran en la superficie del suelo ó en la tierra vegetal, como también á los de la época mesolítica del cuaternario superior, cuyas formas eran mas variadas, y ya no estaba entonces en uso el instrumento chelleano. Esta industria se pre- senta también en todas partes como posterior al ver- dadero terreno pampeano, pero mezclada con una fauna de mamíferos que como en el cuaternario euro- peo, se compone de una mezcla de especies existen- tes y extinguidas pertenecientes á géneros existen- tes, y unos pocos géneros característicos del terciario ó pampeano. Las especies extinguidas son en su má- xima parte características de este horizonte, ménos tres ó cuatro que ya se encuentran en el pampeano lacustre ó piso lujanense. Los instrumentos chelleanos son mas escasos, mas pequeños, pero mejor trabajados en las llanuras bonaerenses, lejos de las montañas ; y mas numero- sos, mas toscos y de mayores dimensiones, en los alrededores de las montañas en donde existen en abundancia las rocas que aprovechaban para su con- fección. 60 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Como correspondencia geológica me parece que los yacimientos que contienen los objetos y la fauna mencionada, equivalen á los terrenos cuaternarios antiguos del Támesis, del Sena, de la Somme, etc. en Europa. ÉPOCA EOLÍTICA EL HOMBRE EJN EL TERCIARIO SUPERIOR Ó PLIOCEJSO La presencia del hombre terciario tan discutida en Europa, se está resolviendo en Sud-América, con ménos ruido, pero con resultados mas positivos. Por lo pronto, es ya innegable su presencia en las capas de la formación pampeana. Nadie puede poner en duda su existencia durante esta época, pues las pruebas que de ello poseemos son de natu- raleza que no dejan lugar á Ja incertidumbre y han sido recogidas por distintas personas, casi todas de una competencia especial indiscutible. En su mayor parte no han creído descubrir las trazas del hombre terciario, sino del de la época cuaternaria, así que sus descubrimientos ni han producido conmoción en las ideas corrientes en el mundo científico, ni han dado lugar, escepto rarísimas escepciones, á esas interminables discusiones producidas por oposición sistemática, tan frecuentes cuando se trata de he- chos nuevos en contradicción con las creencias pre- dominantes. La existencia del hombre en la forma- ción pampeana ha sido reconocida y admitida aún por muchos de los adversarios á la idea de Inexis- tencia del hombre terciario. Pero, poco á poco, las investigaciones geológicas y palentológicas, han determinado con precisión la época de la formación pampeana, que parece repre- senta los terrenos pliocenos del hemisferio boreal, y envista de los notables trabajos á que esta cuestión ha dado lugar, difícil parece poder pretender para ella una edad mas reciente. Algunos, asustados por las consecuencias de las opiniones vertidas por los geólogos sobre la edad de la formación pampeana, emitiéronla opinión de que ella podría realmente dividirse en dos secciones, una mas moderna con los vestigios de la presencia del hombre, la que correspondería al cuaternario, y la otra mas antigua, sin vestigios del hombre, que sería ter- ciaria. Pero es que ahora, también se tienen pruebas indiscutibles déla existencia del hombre en el pam- peano inferior, y si todavía no fuese suficiente, agre- garé que se han encontrado vestigios de la acción del hombre, en terrenos todavía mas antiguos que la división inferior del pampeano, y con una fauna completamente diferente. La existencia del hombre en el Plata, durante los tiempos terciarios, es pues un hecho al abrigo de toda crítica, pues los vestigios que aquí ha dejado son mas convincentes que los que sellan descubierto en los terrenos pliocenos y mioce- nos del antiguo continente. Los primitivos habitantes de Europa durante la época terciaria parece estaban en la infancia del arte de tallar la piedra ; el profesor De Mortillet desig- na esta época con el nombre de eolítica. El mismo nombre conviene admirablemente á la época arqueológica que indican los vestigios humanos encontrados en la formación pampeana, ó en terre- nos aún mas antiguos, tanto por la época geológica á que pertenecen, cuanto porque realmente la in- dustria de la piedra estaba en su primera infancia, y en algunos puntos era casi desconocida. En las llanuras bonaerenses, lejos de los países montañosos, el hombre solo poseía pequeños cascos de pedernal que traía de larguísimas distancias, y debían constituir para él una materia tanto mas preciosa cuanto que le era sumamente difícil pro- curársela; solo empleaba esos objetos para partir y trabajar los huesos con los que hacía toscos punzo- nes y otros instrumentos igualmente groseros. En los depósitos pampeanos quese encuentran pró- ximos á las sierras como por ejemplo, el de Córdoba el empleo del hueso era desconocido, pero los obje- tos de piedra si bien relativamente mas abundante se reducen á la especie de cuña fabricada con un guijarro rodado, ya mencionada, que parece carac- terística de la formación pampeana, y á piedras sin formas definidas que parecen haber servido como machacadores para romper y partir huesos. Hé aquí ahora, repartidos por horizontes, y com- pendiados los principales datos relativos al hombre de la formación pampeana, ó sea de la época plio- cena, empezando por las capas mas recientes. PISO LUJ .VIVENSE Ó PAMPEANO LACUSTRE (Intermediario entre el cuaternario y terciario) Estos estratos, los mas modernos de la formación pampeana, frecuentes á orillas de los rios y por con- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 61 siguiente fácilmente accesibles d la observación, son aquellos en que se han encontrado mayores vesti- gios de la existencia del hombre fósil. MERCEDES Cerca de Mercedes, sobre la margen izquierda del rio Lujan, á unos 400 metros de distancia aguas abajo de la boca del Arroyo de Trias, en una bar- ranca de 2 á 4 metros de alto formada de terreno pampeano lacustre que descansa sobre la arcilla roja y está cubierto por una delgada capa de tierra Hueso largo tallado, procedente del pampeano lacustre de los alrededores de Mercedes (Piso lujanense) vegetal, se ha encontrado una cantidad de frag- mentos de coraza de glyptodon apilados unos sobre otros en dos montones distintos, conjuntamente con astillas de huesos largos de Mastodon gastados en una estremidad como pulidores, ó con surcos é inci- siones en la superficie, y huesos largos de un ru- minante partidos longitudinalmente. Estos restos estaban mezclados con huesos de Lagostomus tri- codactylus, Mastodon Ilumboldtii, Cervus sp. ? Mylodon sp. ? y Glyplodon typus. Sobre el mismo Arroyo de Frías, sobre su margen derecha, á unos 500 metros antes de la boca, á solo unos 80 centímetros de profundidad, en un terreno pardo recubierto por una capa de tierra vegetal de 30 centímetros, se han encontrado objetos parecidos, particularmente huesos de mastodonte con pro- fundas incisiones, acompañados de algunos gro- seros fragmentos de cuarcita mezclados con huesos de Mastodon Ilumboldtii, Lestodon sp.? y Glyp- todon typus. Eio abajo de la boca del Arroyo de Frias, á unos 4 km. de Mercedes, se encuentra sobre la márgen izquierda del rio un depósito de pampeano lacustre de solo unos 40 metros de estension á lo largo de la barranca, que desciende hasta una profundidad de 2 metros. En este terreno, de color verdoso amari- llento, se han recogido numerosos huesos rayados y con incisiones, huesos largos de ruminantés par- tidos longitudinalmente, mandíbulas partidas para dejar á descubierto el canal alveolar, huesos y Trozo de una muela de Tóseodon retallada á pequeños golpes sobre uno de los bordes, procedente del limo pampeano de los alrededores de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires dientes de diferentes animales toscamente talla- dos, huesos quemados y tierra cocida. Entre los huesos tallados, hay astillas de huesos largos, con sus cortaduras perfectamente regulares y dis- tintas, y los concoides de percusión bien aparen- tes; una cantidad considerable de pequeñas as- tillas de hueso, angostas, delgadas y puntiagudas, aguzadas en una ó ambas estremidades por una sé- rie de pequeñas entalladuras, otras veces cortadas en bisel, ó talladas simétricamente sobre ambos lados; astillas de hueso algo mas grandes y retalladas todo á á lo largo de uno de los bordes longitudinales; la- jas de dientes de Mylodon y de Toxodon afiladas por pulimento en uno de sus bordes y que sirvieron probablemente como cuchillos; trozos de dientes de Toxodon retallados sobre uno de los bordes, etc. Los mamíferos recogidos en el mismo yacimiento son : Canis sp.?, Myopotamus priscus, Reithro- don fossilis, Toxodon platensis, Mastodon Hum- boldtii, Equus rectidens, Cervus sp. ?, Paleeo - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS lama Weddellii, Mylodon Sauvayei, Hoplopho- rus radiatus, Glyptodon typus , y Enlatas bre- áis. Otro yacimiento no menos importante se encuen- tra todavía un poco mas abajo, á una legua al este Puntas de hueso groseramente talladas del pampeano lacustre de las cercanías de Mercedes ¡Piso lujanense) dos longitudinalmente, pedazos de cuernos de ciervo cuarcitas toscamente talladas, etc. En el resto del yacimiento se han recogido cuarcitas groseramente talladas como la que representa el grabado adjunto, huesos de ciervo reducidos á astillas y que han so- portado la acción del fuego, fragmentos de tierra co- cida envueltos en tosca dura, etc. La fauna mamaló- g'ica está representada por el C anís pr oto jabatas, Canis Azaree m. fossilis, Microcavia robusta, llesperomys sp. ?, llipphaplus Bravardi, Toxo- don platensis, Cervus lujanensis, Auchenia sp. ?, Mylodon Wiener i , Panochtus tubercu- latus y Glyptodon Typus. ARROYO DE MARCOS DIAZ de la ciudad, en el punto conocido con el nombre de Paso del cañón. La tierra vegetal tiene acá un metro de espesor, siguiendo luego una capa de tierra parda amarillosa que desciende basta 3 m. 50 de profundidad. En la base de esta capa se ha encon- trado una coraza de Glyptodon con la abertura ventral hacia arriba y algunas astillas de huesos Cuarcita tal'ada de los alrededores de Mercedes (pampeano superior).. largos en su interior, y otra de Panochtus en su posición natural, con la abertura ventral abajo y el dorso arriba, pero el interior en vez de los huesos del esqueleto contenía un considerable nú- mero de fragmentos de dientes de Toxodon y de Mylodon que parecen ser esbozos ó residuos de la fabricación de instrumentos deesa materia, mezcla- dos con huesos largos de ciervos y guanacos parti- Otro yacimiento interesante de esta época se encuentra sobre la margen izquierda del arroyo de Mai ’cosDiaz en el partido de Lujan, á unas 10 ó’, 12 cuadras de su embocadura. Ea capa superior’de tier- ra vegetal tiene 0m40 de espesor, y la capa de tierra pardo amarillosa inferior que constituye el depósito contiene los vestigios de la antigua exis- tencia del hombre conjuntamente con huesos de mamíferos extinguidos, desciende hasta 1 .50 á 2 me- tros de la superficie del suelo. A esa profundidad sehan recogido huesos con incisiones, escoriacio- nes y señales evidentes de percusiones que han he- cho saltar astillas dejando concoides en hueco bien característicos; huesos largos de ciervos y guanacos partidos longitudinalmente ; mandíbulas partidas para poner á descubierto el canal alveolar ; crá- neos rotos para extraer los sesos ; astillas de huesos cortados en las estremidades de modo que presen- ten filo ó punta; astillas pequeñas puntiagudas ó cortadas en bisel, grandes astillas pulidas en los bordes por frotamiento, y algunos informes frag- mentos de cuarcita ú otras piedras, conjuntamente con huesos de Canis cultriclens, Canis Azaree m. fossilis , Canis sp.?, Toxodon platensis, Cer- vus sp.?, Paleeolama sp.? , Glyptodon sp.?, Prao- pus aff. hibridus, Euphractus aff. villosus. VILLA DE LUJAN El vasto depósito de pampeano lacustre que se es- j tiende sobre las barrancas del Rio Lujan en la Villa EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 63 del mismo nombre por un espacio de cerca de 2 leguas, es sin duda el yacimiento mas rico en ves- tigios dejados por el hombre que durante esa época habitó la provincia de Buenos Aires. Desde que el profesor Bamorijno señaló allí los primeros restos (1869) hasta ahora, todos los que han removido las capas de ese interesantísimo yacimiento, han reco- gido vestigios de la industria ó de la acción inteli- gente del hombre de entonces. El terreno que contiene estos objetos es una arci- lla verdoso-amarillenta, con capas sobrepuestas ó intercaladas de arenas y guijarros de tosquilla ro- dada. El espesor, y variedad en el número de las capas intercaladas es considerable, pero en su con- junto en donde se encuentra bien desarrollada, presenta una parte superior arenosa, y una inferior arcillosa asentada sobre un estrato de tosquilla ro- dada y cubierta por otro algo mas grueso. Por lo demás, en todas partes se halla debajo de los depó- sitos lacustres mas modernos y bien desarrollados del piso platense. El corte geológico inserto en la página 35, tomado en el Paso de la Virgen, en donde todas las capas están bien representadas, dará una idea exacta de la estratigrafía y posición relativa de este yacimiento, en el que está representado por las capas 5 á 9, las dos primeras, ó sea 5 y 6, estériles ó casi estériles, y las capas 7, 8 y 9, muy ricas en fó- siles, contienen también los vestigios de la existen- cia del hombre, que consisten : Io En huesos rayados y con incisiones, á veces profundas y hechas evidentemente con instrumentos cortantes. Algunos grandes huesos de animales ex- tinguidos están completamente cubiertos de incisio- nes transversales, ó de ranuras profundas, hechas al parecer para dividir los huesos en determinadas di- recciones ; 2o En huesos largos partidos longitudinalmente para extraer la médula; estos se encuentran en gran cantidad, siendo difícil descubrir un hueso largo de rum inante ó de c: bailo que no haya sido partido en sentido longitudinal. La mayor parte de estos hue- sos presentan las roturas tan netas y frescas que parece vinieran de ser partidos, distinguiéndose perfectamente en su superficie las señales de los choques recibidos., y á menudo los concoides en hue- co ó en relieve. Los cráneos de ruminantesy caba- llos también se encuentran todos con su parte posterior separada de la anterior por rotura intencio- nal practicada con el objeto evidente de extraer los sesos; 3o Fragmentos de carbón vegetal y huesos quema- dos, generalmente enfragmentos y dispersados entre la tosquilla rodada; 4o Astillas y lajas de dientes de grandes edenta- dos y de Toxodon, producidas intencionalmente, algunas á medio tallar y con rayas é incisiones, otras retalladas ó pulidas en los bordes; 5o Pequeñas astillas de huesos largos, tallados en las estremidades de manera que concluyan en punta aguda ó tallada en bisel; 6o Astillas de huesos largos gastadas por frota- miento en una de sus estremidades de manera que concluyan en punta y sirvieran probablemente como punzones; 7° Fragmentos de huesos gastados en uno de sus la- dos ó estremidades, por un prolongado frotamiento; 8o Astillas de huesos largos redondeadas en una de sus estremidades, que aparece pulida de modo que termine en borde cortante y en declive, proba- blemente pulidores; 9'’ Huesos largos, partidos y retallados simétrica- mente sobre uno de los bordes, cuyo uso ú objeto es desconocido; 10° Fragmentos de tierra cocida convertida en ladrillo, de dimensiones variadas y siempre roda- dos, mezclados con la tosquilla; 1 Io Instrumentos de piedra, escasos, pequeños y toscos, casi todos en forma de escoplo ó cuña, trabajados en una sola estremidad de manera que presenten el chaflán en declive que caracteriza estos objetos. A estos hay que agregar todavía piedras informes ó mas ó menos redondeadas, que pueden haber servido como proyectiles arrojadizos, ó como percutores ó machacadores. La mayor parte de estos objetos se encuentran rodados, particularmente los fragmentos de tierra cocida, como que no se encuentran en su primitivo yacimiento. Esa era una gran laguna, y el hombre habitábalas lomas vecinas, de donde las aguas plu- viales arrastraban al fondo de la laguna los des- perdicios de sus comidas conjuntamente con los fragmentos de tierra cocida arrancados de los fogones encendidos en las lomas. Pero, en ciertos puntos las alturas vecinas llega- ban hasta el borde del agua de la laguna formando altas barrancas, como debía suceder en el punto conocido con el nombre de Paso de la Virgen. Acá, sobre la márjeu izquierda del rio, el fondo de la antigua laguna forma un plano inclinado hácia el rio actual, y debía alcanzar su mayor profundidad 64 Mamíferos fósiles argentinos cerca de la otra orilla, en la barranca de enfrente que, entonces muy elevada, era también la que por ese costado en este punto servia delimite á la la- guna. En efecto, en la barranca opuesta no se ven trazas de terrenos lacustres ni pampeanos ni post- pampeanos, estando toda ella constituida por pam- peano rojo. La superficie del suelo en este punto forma igualmente una loma elevada de terreno pampeano rojo que aparece á la vista fuertemente denudado por el agua, lo que prueba era todavía considerablemente mas elevado durante los tiempos pampeanos cuando se estendía al pié de la loma la laguna hoy cegada, en cuyo fondo se encuentran los restos de la vida animal y vegetal de una época pa- sada hace miles de años. La loma nunca fué cubierta por las aguas de ese lago ni por las del gran lago mas moderno post-pampeano ó del piso platense ; y á pesar de haber disminuido la altura de ella por la denudación cien veces secular de las aguas pluvia- les, todavía se muestra como isla en medio de las aguas cuando en las grandes crecientes se desborda el rio inundando los terrenos circunvecinos. Allí encima de esa loma debe haberse refugiado el hom- bre de todas las épocas que se han sucedido á partir del pampeano superior, y allí debía habitar, aliado déla laguna y de la alta barranca que la limitaba, el hombre que vivió durante los últimos tiempos de la época pampeana, cuando todavía vivían los glipto- dontes y toxodontes y se depositaban los estratos de arcilla verdosa del pampeano lacustre. En ese punto, en los meses de Diciembre del 83 á Febrero del 84, llevé á cabo subvencionado por la Academia, Na- cional de Ciencias grandes escavaciones, que proporcionaron un considerable número de objetos. La remoción del barro arcilloso acumulado en el fondo de la antigua laguna pampeana la practicaba á tan solo 25 pasos de distancia de la antigua mora- da de los hombres que habitaban sus orillas ; recojí allí numerosos fragmentos de tierra cocida, car- bón vegetal, huesos quemados, huesos trabajados ó partidos longitudinalmente, etc. etc, objetos casi todos sin trazas de haber sido rodados, arrojados al pié de la antigua barranca por el hombre que habi- taba sus orillas en la loma mencionada. AZUL Cerca del pueblo del Azul, sobre el arroyo del mismo nombre, se encuentran importantes depósitos de fósiles pampeanos, esplorados en parte por el profesor Lovisato á fines del año 1 883, quien reco- jió en pocos dias una interesante colección de fósiles conteniendo restos d eGlyptodon, Sceliclotherium, Toxodon, Anchenla, Lagostomus, etc. En uno de estos yacimientos, cerca de Ja estación Parish, reco- gió á una profundidad de algo mas de tres metros, en una capa de arena que se encuentra debajo de un fuerte estrato de limo pampeano, varios fósiles de animales extinguidos conjuntamente con algunos bu esos que llevaban trazas evidentes de un trabajo intencional, entre ellos uno pulido por frotamiento en una de sus extremidades como si hubiera servido de pulidor, ó alisador. Esta pieza curiosa ha sido descripta y dibujada por el autor del descubrimiento en una revista italiana. BAHIA BLANCA Aquí también ha dejado algunas trazas el hombre de la época pampeana, aunque no muy numerosas, pues durante unos quince dias de exploraciones en la costa del Napostá, solo he podido recojer algunos huesos largos de guanaco y de caballo fósil partidos longitudinalmente para extraer la médula. Estos huesos se encuentran en una capa oscuro-amarillenta, que v iene inmediatamente debajo de la capa ceni- cienta cuaternaria, y contiene numerosos ejem- plares de moluscos terrestres ó de aguas están cadas. De la misma capa, ha extraído Carlos Ameghino un fogon de bastante extensión, con el terreno com- pletamente convertido en ladrillo, huella evidente de la residencia del hombre en esa localidad durante los últimos tiempos de la formación pampeana. PISO BONAERENSE Ó PAMPEANO SUPERIOR ( Pliooeno superior) Los vestigios dejados por el hombre en el pam- peano superior, sin ser sumamente escasos, no se encuentran en el mayor número de casos en yaci- mientos de gran extensión como sucede con los de la época precedente, sino mas bien en forma de objetos ó indicios aislados ó depósitos de corta EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 65 extensión, porque una vez puestos á descubierto, son completamente barridos por las aguas, sin dejar de ellos el mas mínimo vestigio. VILLA DE LUJAN En esta localidad, en la que tantos restos ha de- jado el hombre del pampeano lacustre, las trazas del que vivió durante la época del pampeano supe- rior parecen ser muy escasas, pues personalmente en los muchos años que allí he examinado las bar- rancas, no he podido encontrar de él los menores vestigios. Sin embargo, el hombre ha vivido allí en esa época como en todo el resto de la llanura argentina; los únicos vestigios de su existencia hasta ahora cono- cidos, han sido descubiertos por Carlos Ameghino en Mayo de 1884, á corta distancia del Paso ele la Virgen, en una capa subyacente al depósito lacustre pampeano arriba mencionado, hallazgo que publiqué ese mismo año con las mismas palabras con que por carta me lo comunicaba: «La última creciente del rio de hace pocos dias, ha puesto á descubierto, á pocos pasos del molino de Bancalari, un fogon del hombre, enterrado en el pampaeano rojo superior, y ocupando un circuito de unos dos metros de super- ficie que parece corresponder á una cavidad que existió en la superficie del suelo. Consiste en una gran cantidad de tierra cocida, carbón vegetal y algunos huesos carbonizados y reducidos á astillas, todo mezclado y formando una masa sumamente dura. El terreno del piso del fogon se halla conver- tido en ladrillo, en algunos puntos tan duro como para resistir á la hoja del cuchillo. A consecuencia de hallarse casi debajo de las compuertas de la represa las aguas lo habían minado, quedando á descubierto bancos del fogon que aún resistían á la acción del agua, que los he sacado para salvarlos de una des- trucción completa. Examinando con un lente el ter- reno se notan claramente las fibras de la madera carbonizada. Un fragmento de tierra cocida, partido por la mitad, presenta la impresión de una semilla de cepa-caballo ( Xantium sp?), lo que hace creer que uno de los combustibles que se usaron en ese antiguo fogon fué esta planta. El terreno conglome- rado por el fuego del antiguo fogon penetra en la barranca con un espesor de mas de una cuarta (20 centímetros), y es posible que si se practicaran es- cavaciones darían por resultado el hallazgo de objetos de importancia ». En la misma capa que contenía el fogon se han recojido restos de Hoplophorus ornatus y de Glyptodon typus. MERCEDES En los alrededores de Mercedes, los vestigios dejados por el hombre del pampeano superior se encuentran con mayor frecuencia, aunque siempre aislados; pero en un punto, á unos 3 ó 4 kilómetros de la ciudad, sobre el Arroyo de Frías, no léjos del puente construido sobre el mismo arroyo, los he en- contrado reunidos en cantidad, constituyendo un verdadero yacimiento, tanto mas interesante cuanto que además de los vestigios de la industria humana, se han recojido acá los huesos mismos del hombre, en las mismas capas y en las mismas condiciones que los de las especies de animales extinguidos. El arroyo de Frías, como casi todas las pequeñas corrientes de agua de la llanura bonaerense, corre en medio de una planicie casi completamente hori- zontal y de constitución geológica uniforme, con un cauce cuya profundidad varía de dos metros á dos metros treinta centímetros. En este punto faltan por completo las formacio- nes de los pisos platense y lujanense, presentándose inmediatamente debajo de la capa de tierra vegetal de un espesor de 40 centímetros, el pampeano rojo superior, cuya primera capa, muy arcillosa y con huesos de grandes animales extinguidos casi descompuestos, solo tiene 20 centímetros de espesor ; sigue luego hácia abajo una capa de tierra margosa con huesos de grandes edentados, de 30 centímetros de espesor ; otra capa de terreno rojizo, areno-ar- cilloso, con muchas concreciones calcáreas y huesos de mamíferos extinguidos, de 60 centímetros de es- pesor; una capa de terreno rojizo, de arena y arcilla en igual proporción, de 0m55 de espesor, que consti- tuye el fondo del cauce del arroyo ; sigue debajo una capa de terreno rojo, que solo se distingue del pre- cedente por una mayor proporción de arcilla y un ma- yor grado de dureza, que desciende 1 m50 mas abajo, último límite á que alcanzáronlas excavaciones que en ese punto hice practicar. Todas estas capas no están perfectamente delimitadas, pasándose al contrario de la una á la otra por gradaciones casi insensibles. Los vestigios de la antigua existencia del hombre y los 9 66 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS huesos humanos se encontraron en la penúltima capa al nivel del agua del arroyo, y mas abajo, en la úl- tima capa hasta un metro debajo del fondo del cauce del mismo. En 1870 extraje de este punto, situado sobre la margen izquierda del arroyo, un cráneo humano acompañado de una parte considerable del esqueleto, y muchos huesos de animales extinguidos. Poca im- portancia presté entonces á este hallazgo, y el cráneo fué llevado á Europa por un coleccionista y regalado al Museo Cívico de Milán, en donde se conserva, permaneciendo aún inédito. Tres años después, en Setiembre de 1873, encon- tré en el mismo punto nuevos restos humanos. Em- prendí entonces una gran excavación cruzando todas las capas desde la tierra vegetal hasta mas de lm50 debajo del cauce del rio, practicada en parte en pre- sencia del profesor Ramorijvo, recogiendo muchos huesos humanos acompañados de huesos rayados ó con incisiones, una gran cantidad de huesos largos de rumiantes partidos longitudinalmente, huesos agujereados, lajas de dientes de Mylodon, algunos cascos de cuarcita, fragmentos de tierra cocida, huesos quemados, y una considerable cantidad de carbón vegetal, en parte formando trozos considera- bles como si hubiera sido producido por la combus- tión de gruesas ramas de árboles. Al practicar la excavación, se encontró en las capas superiores á laque conteníalos huesos huma- nos, restos de Auchenia guanaco, Cervus campes- tris, , Palseolama Wedclelii, Mylodon robustus y Glyptodon typus. Conjuntamente con los huesos humanos y los objetos mencionados, se recogieron una cantidad de fósiles pertenecientes al Gañís sp.? parecido ñl Aza- ree, Canis protojubatus, Macrocyon robustus, Conepatus mercedensis , Lagostomus debilis, Reithrodon fossilis, Hesperomys sp.?, Microca- via robusta, Ctenomys sp.?, parecido al magella- nicus, Equus sp.?, Cervus sp.?, Auchenia ? ó Paleeolamaf, Hoplophorus ornatus, Eutatus brevis, Euphractus minimus, y una cantidad considerable de fragmentos de cáscaras de huevos de avestruz. Además, en el fondo del cauce del arroyo hasta una distancia de 100 metros de la excavación, se re- cogieron huesos ó partes mas ó menos importantes d eArctotherium bonaerense, M acr auchenia pa- tachonica, Toxodon Darwinii, Paleeolma Wed- delli, Scelidotherium leptocephalum, Pano- chtus tuberculatus y Chlamydotherium Ilum- bolclti. ARROYO SAMROROMBON El arroyo Samborombon, en las inmediaciones de su confluencia con el Arroyo Dulce, tiene un cauce de tres átres y medio metros de profundidad, cuyas barrancas, ya verticales, ya en declive, están forma- das, exceptuando la capa superior de tierra vegetal que no alcanza á 40 centímetros de espesor, por arcilla roja pampeana, en cuyo espesor, de distancia en distancia, se encuentran intercalados pequeños depósitos de pampeano lacustre verdoso amarillento, casi siempre de poco espesor y de corta estension. En uno de estos depósitos de pampeano lacustre, sobre el mismo Arroyo de Samborombon, á cortísi- ma distancia de la boca del Arroyo Dulce, encontró el naturalista viagero del Museo Nacional de Buenos Aires, E. de Carees, un esqueleto humano casi completo, con excepción del cráneo del que solo queda la base, parte de la región posterior y la man- díbula inferior. Los huesos estaban articulados, aunque el esqueleto se encontraba dividido en dos trozos, el tronco con los miembros superiores y el cráneo de un lado, y la cadera, con el sacro y los miembros inferiores del otro, á distancia de un metro del primero. La única parte visible, puesta á descubierto por las aguas, era el cráneo, por cuya causa solo existe de él una parte relativamente pe- queña. Ese depósito ó capa lacustre en que yacía el esqueleto, de solo unos 40 á 50 centímetros de espe- sor descansaba sobre el pampeano rojo y estaba cubierto hácia arriba por un metro de limo arcilloso rojizo de la misma formación. En el mismo depósito en que estaba envuelto el esqueleto, no encontró otros vestigios, pero en la capa roja superior, sino precisamente encima del esqueleto á lo ménos á una muy corta distancia, re- cogió la base de un cuerno de ciervo de gran ta- maño, que se conserva en el Museo de Buenos Aires, y una mandíbula de una especie de Scelidothe- rium. RIO DE ARRECIFES En la parte norte de la provincia de Buenos Aires, se han hecho descubrimientos parecidos. El señor EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 67 Santiago Roth, uno de los coleccionistas de fó- siles mas hábiles del país, residente en San Nicolás de los Arroyos, ha encontrado en el punto conocido por Pontimelo, cerca del Rio de Arrecifes, en una loma denudada por las aguas, un esqueleto humano en una coraza de Glgptoclon , conjuntamente con los huesos de un edentado muy joven, un instrumento en cuerno de ciervo y una concha de Unió (?). Hé aquí en qué términos expone él mismo su descubrimiento: « Este esqueleto se ha encontrado en el terreno pampeano superior, al hacer una excavación para la extracción de u nGlyptodon, del que poseo la coraza; la primera parte del esqueleto humano que apareció, fué la cabeza; el punto donde se encontraron estos restos fósiles está situado sobre una ligera pendien- te que parte de una ondulación superior del terreno, para unir esta al borde del rio, pues el punto en donde se encontró el hombre, está situado mas ó ménos á una media legua del rio de Arrecifes. El punto en donde practicaba la excavación había sido denudado por las aguas pluviales, la capa de tierra vegetal había sido arrastrada, y el cráneo del hombre se encontraba al mismo nivel que la coraza, del lado del rio ; los huesos humanos se econtraban desparramados un poco en todas direcciones ; un fémur y la cadera se encontraban debajo de la cora- za del animal. El cráneo se encontraba solo, en posición vertical, el maxilar inferior abajo, el instru- mento de cuerno de ciervo debajo del maxilar con el que estaba en contacto; las costillas estaban des- parramadas, el atlas y el axis se encontraban á lm50 de la cabeza, y lo que he podido recoger de la columna vertebral se encontraba solo. Los huesos de los piés estaban desparramados, los de una mano estaban juntos, y los de la otra separados. La con- cha de un bivalvo se encontraba en la cadera, y la encontré en mi casa conjuntamente con los hueseci- llos de un pequeño edentado al limpiarla de la tierra que la envolvía. La coraza del Glyptodon estaba dada vuelta, con la parte dorsal hácia abajo y el borde aflorando fuera de tierra. La posición del esqueleto humano me hace suponer que ha sido cubierto de tierra por las influencias atmosféricas después de haber quedado espuesto al aire y á la lluvia durante algún tiempo, lo que nos explica por qué una cierta parte de los huesos tienen sus par- tes externas destruidas, mientras que otros que fueron cubiertos mas pronto se encuentran bien conservados . » Según estos datos, este esqueleto pertenece real- mente al pampeano superior, pero á sus capas mas superficiales, siendo así bastante mas moderno que los de Mercedes y el del Rio Samborombon. Esa región del Rio de Arrecifes, parece fué en esa época una región mas poblada, ó mas fácilmente ha- bitable para el hombre que el resto de la provincia, pues mientras escribo estas líneas, recibo la noticia del descubrimiento de un cráneo humano, evidente- mente fósil, mas ó ménos en las mismas condiciones que el precedente, á unas cuatro leguas del pueblo de Arrecifes, cerca del pequeño Arroyo de Merlo y á corta distancia del cauce del rio, sobre un declive del terreno pampeano denudado por las aguas. Toda- vía no he visto la localidad, pero el aspecto del crá- neo y sn estado de conservación demuestran eviden- temente que procede de la arcilla roja pampeana. rio garcarañá Ya mucho antes que yo descubriera los fósiles hu- manos de Mercedes, y por consiguiente antes tam- bién que Roth y de Carles, un coleccionista fran- cés, Francisco Seguí n, hacía en 1864 un hallazgo parecido, en la provincia de Santa Fé, sobre el rio Careara ñá, á varias leguas de su embocadurá. Aquí, en medio de la arcilla roja del pampeano superior, encontró una cantidad considerable de huesos hu- manos fragmentados, pertenecientes á cuatro indi- viduos. Recogió porciones de mandíbulas superio- res é inferiores con dientes, varias porciones de crá- neos, 32 dientes aislados, diversas porciones de vértebras, costillas, huesos largos y falanges. Estos huesos estaban mezclados con algunos restos de ca- ballo fósil (. Equus curvidens), y muchos huesos de Arctotherium bonaeriense ; tanto estos como los del hombre, presentan el mismo aspecto, color y grado de conservación, están envueltos en el mismo limo rojizo, y unos y otros presentan en la superfi- cie las mismas incrustaciones de tosca característica de la formación pampeana, como he podido consta- tarlo por exámen personal. En la misma capa que contenía los huesos huma- nos y los del Arctotherium y caballo, pero á una cierta distancia, y separados, recojió también restos de Hgdrochoerus rnagnus, Mastodon sp.?, Me- gatherium americanum, Leslodon trigonidens , y Neoeuryurus ruclis. 68 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CÓRDOBA En Córdoba, los vestigios del hombrean el pam- peano superior son mas frecuentes que en las pro- vincias de Buenos Aires y Santa Fé, aunque hasta ahora no se hayan encontrado allí sus restos óseos fó- siles en los estratos de esta época. En los cinco me- ses que he dedicado á la exploración de las numerosas barrancas de los alrededores dé la población, he en- contrado repetidas veces vestigios materiales de la existencia del hombre en el pampeano superior, con- sistentes: unas veces en groseros instrumentos de piedra en los que apenas con dificultad se aperciben trazas de un trabajo intencional, una especie de pie- dra reducida á ciertas proporciones por medio de un cierto número de golpes, que ha servido como ma- chacador, y una especie de cortador (?) grosero, he- cho en un guijarro rodado todo él en bruto, sin tallar, escepto una de las estremidades de la que hicieron saltar media docena de cascos de uno y otro lado de manera que presente un borde delgado que se engruesa hacia arriba hasta tomar la forma de una cuña; otras veces, y es el caso mas frecuente, esos vestigios consisten en restos de fogones acompaña- dos de huesos partidos y quemados. Varios son los hallazgos de esta clase hechos en las mencionadas barrancas, pero solo voy á dedicar unas pocas líneas, á dos cuyo descubrimiento no me pertenece en ex- clusivo, por haberlos encontrado en compañia de al- gunos de mis colegas en la Universidad. Uno de estos fogones ó yacimientos, de extensión considerable, data sin duda de los últimos tiempos del pampeano superior, y ha sido puesto á descu- bierto por los trabajos hechos para la vía férrea de Córdoba á Malagueño. Para llevar la vía de la parte baja del valle de Córdoba á la meseta vecina se ha ca- vado un gran corte en la barranca de unos dos hiló- metros de largo próximamente, cuya profundidad pasa en algunos puntos de 20 metros. En Octubre de 1885 recorrí en compañia de los Drs. A. Doering, geólogo distinguido y catedrático en la Universidad de Córdoba, yG. Bodenbender, igualmente geólogo y conservador del Museo paleontológico de la misma Universidad, toda la estension del mencionado corte examinándolo con el mayor detenimiento, con el ob- jeto de levantar el plano y corte geológico del ter- reno; de este exámen ha resultado que esta gran zan- ja ó corte está cavado en su casi totalidad en el pampeano superior, exceptuando una pequeña por- ción de su parte basal cerca del valle que pertenece al pampeano medio, y algunas capas pulverulentas en la otra extremidad, al subir á la meseta que for- man la división superior y son un equivalente pro- bable del pampeano lacustre (piso lujanense), pero de ninguna manera mas modernas. Al llegar al úl- timo tercio de esta vastísima excavación, encontra- mos á una profundidad de 5 á 6 metros, un poco mas abajo de las capas pulverulentas del piso lujanense, una capa de terreno de unos 20 á 30 centímetros de espesor, que se presentaba sobre los dos lados opues- tos del corte en una estension de 15 á 20 pasos, conte- niendo en todo su espesor y desparramados sin nin- gún orden, pequeños fragmentos de carbón vegetal y de tierra cocida, conjuntamente cou huesos que- mados, y una grandísima cantidad de pequeños frag- mentos de huesos de Toxodon, Mylodon y Crlyplo- don, etc. la mayor parte indeterminables; estos in- numerables fragmentos presentan el aspecto de hue- sos que hubieran sido machacados y pisados entre dos piedras, y luego en parte quemados, estando mez- clados con fragmentos de cáscaras de huevos de aves- truz que también han sufrido evidentemente la acción del fuego, y algunas astillas de huesos largos partidos para extraer la médula, que por acaso han escapado á la trituración, por decirlo así, á que han sido so- metidos todos los demás huesos. Con mucha dificul- tad he podido conseguir algunos fragmentos que me han permitido las siguientes determinaciones: Co- nepatus cordubensis, Cavia tres especies, Lagos- tomus heterogenidens, Orthomyctera lata, Cte- nomys magellanicus, Cervus sp.?, Equus sp.? Auchenia (?) ó Palzeolama (?) , Macrauchenia , To- xodon, Mylodon, Scelidotherium, Hoplophorus ornatus, Panochtus tuberculatus, Eutatus. El segundo fogon ó yacimiento es considerable- mente mas antiguo, pues se encontraba en la parte inferior, casi en la base del pampeano superior, en las barrancas de los Altos de Córdoba en donde ter- mina la calle de la Universidad, en la base de una barranca de unos 15 metros de altura. Fué encon- trado en una escursion en compañia del Dr. Adolfo Doering, y luego visitado antes de su destrucción por mis colegas de la Universidad y miembros de la Academia de Ciencias, Dres. Oscar Doering, Brac- kebusch, F. Kurtz y G. Bodenbender. Este fogon se presentaba á descubierto al pié de EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 69 la barranca, sobre los dos costados opuestos de una pequeña canaleta ó hendidura formada por las aguas pluviales. Presentaba una superficie aproxi- mada de un metro y medio cuadrado, con un espe- sor de Í5 centímetros. El terreno estaba conglo- merado y convertido en ladrillo por la acción del fuego, y consolidado además por infiltraciones calcáreas y vetas de tosca. En todo su interior es- taba lleno de huesos quemados y fragmentados de Toxodon, Mylodon, un edentado indeterminado, quizás el Valgipes, y huesos y fragmentos de coraza de un Tolypeutes, conjuntamente con algunos fragmentos de cáscara de huevos de avestruz. En el mismo nivel que el fogon, pero á alguna distancia, recogidos cuarcitas talladas sobre el mismo tipo que las ya mencionadas, parte del esqueleto de un To- lypeutes, y algunos huesos de Scelidotheriiim y de Lagostomus heterogenidens . En la misma bar- ranca, 6 metros arriba del fogon, recogí la mandí- bula inferior y parte del esqueleto de una Macrau- chenia, y 10 metros mas arriba todavía, 16 metros arriba del fogon, siempre en Ja misma barranca, recogí parte de la coraza, de un Eutatus y restos de Iloplophorus ornatus. PISO BELGRANENSE Ó PAMPEANO MEDIO (Plioceno medio) Si los datos que poseemos sobre la existencia del hombre en el pampeano superior, son relativamente abundantes, los que se refieren al hombre del pam- peano medio son excesivamente escasos. Débese esto á que una parte considerable de la llanura du- rante esta época no se encontraba en condiciones habitables á causa del avance del océano que ocupó una parte del territorio, y de la gran extensión que adquirieron en el interior los depósitos de agua dulce, en parte también á la naturaleza de los ter- renos de esta época formados de depósitos lacus- tres ó de capas guijarrosas que no han conservado vestigios orgánicos, pero sobre todo, á las dificul- tades que presentan para tales investigaciones, pues escapan casi siempre á la observación directa á causa de las capas superiores que en todas partes los cubren. Sin embargo, puesto que el hombre, como se verá mas adelante, ya habitaba la llanura argentina desde la deposición del pampeano inferior, es evi- dente que también existía durante el pampeano me- dio, aunque los vestigios que de él se han reco- gido, hasta ahora sean escasísimos, y en solo dos puntos, Lujan y La Plata. VILLA DE LUJAN En Lujan, el pampeano m^dio pasa á descubierto de trecho en trecho en el fondo del cauce del rio, en donde está representado por una série de depó- sitos lacustres con capas intercaladas á veces muy espesas de tosquilla rodada. En estas capas guijar- rosas se encuentran á menudo huesos aislados, casi siempre rodados, y entre ellos se han recogido algu- nos huesos largos de rumiantes astillados longitudi- nalmente, por sí solos de escaso valor, pero que es- tán acompañados de fragmentos de tierra cocida, rodada cotila tosquilla, indicio evidente de la exis- tencia en esa época de fogones en puntos no muy lejanos, de los cuales las aguas arrancaron los frag- mentos que llevaron á depositar conjuntamente con las tosquillas en el fondo de las lagunas inmedia- tas, cuyos sedimentos se encuentran ahora en el fondo del cauce del rio. Los mamíferos recogidos en estas capas son : Hydrochoerus magnus, Lagos- tomus cavifrons, Arctotherium, Typotherium , Macrauchenia, Scelidotherium Capellini, Gry- potherium, Neoracanthus Buvmeisteri, Ho- p lophorus imperfectus . LA PLATA En La Plata, en frente y á algunas cuadras del hipódromo, en la base dé la barranca que limita el bañado que se estiende hácia la Ensenada, he en- contrado, descansando inmediatamente encima de la capa marina interpampeana que separa el pam- peano inferior del superior, un depósito de huesos de pescados fósiles, mezclados sin orden alguno con pedazos de carbón vegetal y tierra quemada, y hue- sos fragmentados y casi pisados como los de los yacimientos de Córdoba arriba mencionados, perte- necientes á pequeños mamíferos, particularmente de Lagostomus cavifrons y Cavia. En el mismo ho- rizonte, pero á alguna distancia se han recogido huesos de^N eoracanthus Buvmeisteri, Scelido- therium Cajeellini y Eutatus Seguini. 70 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS riSO ENSENADENSE Ó PAMPEANO INFERIOR ( Plioceno inferior) Hace 8 años, al escribir La antigüedad del hom- bre en el Plata., hacía las siguientes preguntas: « ¿Hasta donde remonta la antigüedad del hombre en el Plata? ¿Ha existido durante la deposición del pampeano inferior ? » Y contestaba: «Creo haber hecho bastante en constatar y en afirmar de una manera positiva la existencia del hombre en los niveles medios y superiores de la formación pampeana. El dia que tenga la misma cer- tidumbre por lo que concierne á los niveles inferio- res, no vacilaré un instante en anunciarlo. «Entre tanto, no quiero exponerme á ser mas tarde reprobado por haber afirmado ó negado hechos que pueden ser ó no ser confirmados; y, con tanta mayor razón, que, como se verá mas lejos, admitirla con- temporaneidad del hombre y del Typotherium seria hacer remontar su existencia en el Plata á una épo- ca excesivamente remota. En efecto, si el hombre en Buenos Aires hubiera sido contemporáneo del Typotherium, la existencia del hombre fósil ar- gentino remontaría á los primeros tiempos de la época pliocena. » 1 Al escribir las precedentes líneas, ignoraba que tenia entre manos restos óseos del hombre de esa lejana época, de ese hombre contemporáneo del Ty- potherium, cuya remota antigüedad casi me asus- taba. En efecto, en 1877, había recogido en las toscas del fondo del Bio de la Plata, en Buenos Ai- res, al lado de la usina del gas, un cierto nú- mero de fósiles de varios géneros de mamífe- ros, y entre ellos algunos dientes, particular- mente incisivos de un carácter particular , algo semejantes á los del hombre, mezclados con dien- tes de otros animales, y particularmente, dien- tes y huesos de pescados. Al querer determinar esos dientes, no sospechando que pudieran ser hu- manos, por cuanto estaba léjos de suponer la exis- tencia del hombre en capas de época tan remota, en- contré sus mayores analogías con los monos, y como Luwd había mencionado un género de monos extin- 1 La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 512, a. 1881. guidos de gran talla ( Protopithecus ), supuse que podia proceder de una especie del mismo género. En el catálogo de los mamíferos fósiles sud-america- nos que publiqué en 1880 en colaboración con el Dr. Gervais inscribimos esos restos, aunque pro- visoriamente, como de un Protopithecus bonae- rensis, y poco tiempo después, su parecido con la dentadura humana me preocupaba tanto, que al pre- sentar mis publicaciones en una reunión ordinaria de la Sociedad de Antropología de París, manifesté la probabilidad de que entre los restos fósiles de primatos de la América del Sur hubiera representan- tes del grupo de los antropomorfos, refiriéndome á los dientes en cuestión. Mas tarde, cuando se encontraron otros vestigios que establecian de una manera indubitable la presen- cia del hombre en las capas inferiores de la forma- ción pampeana, procedí á la comparación directa de esas piezas con las similares del hombre, y pude en- tonces determinar con toda precisión que se trataba de incisivos y caninos de la primera dentición de un individuo ciertamente del género Homo. A lo ménos, en este caso no se podrá decir que el descubrimien- to haya sido hecho con la idea preconcebida de en- contrar el hombre fósil. Los terrenos pampeanos inferiores, como ya lo he hecho notar, se presentan á descubierto en un reducido número de puntos, y solo han sido objeto de investigaciones minuciosas en Buenos Aires, y últimamente en La Plata, encontrándose en ambos puntos numerosos vestigios materiales del hombre del pampeano inferior, contemporáneo del Typo- therium. BUENOS AIRES Aparte los dientes humanos mencionados, recogi- dos al lado de la usina del gas, las primeras trazas del hombre del pampeano inferior en las toscas del cauce del rio en el municipio de Buenos Aires, fue- ron descubiertas por Carlos Ameghino el año 1883. Primeramente recogió un fragmento de hueso largo de un rumiante absolutamente igual á esas astillas modernas producidas intencioualmente para dejar á descubierto el canal medular, con sus roturas y las trazas de percusión perfectamente aparentes. Este ejemplar fijó bastante mi atención, pero no era sufi- ciente para dilucidar una cuestión tan grave. Mas tarde recogió otros ejemplares parecidos, acompa- ñados de huesos con incisiones y señales evidentes EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 71 de percusión; la solución del problema ya se impo- nía, cuando euconcontró en las mismas capas, en- vueltos en la tosca, trozos de tierra cocida, que ve- nían á levantar las últimas dudas que podían existir sobre los huesos recogidos precedentemente; eran, en efecto, huesos partidos longitudinalmente para extraer la médula. Fué entonces que sometí á un examen minucioso los dientes del pretendido Protopithecus bonae- riensis, reconociendo en ellos dientes de la prime- ra dentición, ó dentadura de leche del hombre. La fauna de este horizonte, recogida en las mis- mas toscas del rio, es ya bastante conocida, pudien- do citar como sus representantes mas característi- cos el Dicoelophorus latidens, Typotherium cristalum, Typotherium pachygnatum , Toxc- don Darwinii, Macrauchenia cnsenadensis, Hippidiom compressidens, Arctotherium bo- naeriense, Canis bonaeriensis, Scelidotlierium leptocephalum, Scelidotlierium Capellmi, A Jeo- racanthus platensis , Hoplophorus imper fectus y el Eutatus Seguini. LA PLATA Mas importante todavía son los descubrimientos hechos en La Plata, al practicar las inmensas excava- ciones, que todavía se continúan, para la construc- ción del puerto. Durante el año 1884 y principios del 85, al hacer la excavación del canal de conjunción que une los dos canales de cabotaje, del Este y del Oeste, los obreros encontraron un gran depósito de huesos, de los que estrajeron una cantidad considerable, casi todos en fragmentos, con los que cargaron un carro, enviándolos al Museo. ¡Qué destrozo! Fué una ver- dadera desgracia que no asistiera á la excavación una persona competente. Esos huesos, casi todos de un color negro lustroso, son huesos quemados, rotos, partidos, tallados y pulidos por la acción del hom- bre. Los huesos largos de rumiantes y de caballos están casi todos partidos longitudinalmente para ex- traer la médula, otros presentan señales de escoria- ciones, golpes, rayas é incisiones profundas; muchos están tallados, presentando extremidades que termi- nan en punta ó lados en fdo, mientras un cierto número están pulidos en uua extremidad por el des- gastamiento producido por frotación, pues eran fro- tadores ó pulidores del hombre antiguo. Visité el punto en que se habían encontrado esos objetos, si- tuado hacia la mitad del largo del canal de conjun- ción, y pude entonces constatar que habían sido todos extraídos en un trecho de 20 metros sobre ambas paredes opuestas del canal, en un depósito lacustre verdoso-amarillento que penetraba hácia abajo rodeado por la arcilla roja, formando como un pozo del cual el canal no ha alcanzado el fondo. Fué ese punto una laguna ó la ensenada de un rio, en cuyas orillas habitaba el hombre, que arrojó á su fondo los desperdicios de sus comidas. El yacimiento corresponde sin disputa al pampeano inferior, tanto por su posición y nivel inferior como por su fauna, de la que he podido hacer las siguientes determinacio- nes: Felis gran especie, Felis especie mas pequeña, Arctotherium bonaerense, Dicoelophorus lati- dens, Typotherium cristatum , Toxoclon ensena- densis, Macrauchenia ensenaclensis, Hippidion compressidens, Cervus ensenadensis , Auche- nia (?) ó Palaeolama, Mastodon platensis, Mega- tkerium sp.?, Lestodon , sp.?, Scelidotherium leptocephalum, Scelidotherium Capellini, Neo- racanthus platensis, Grypotherium sp.?, Glyp- todon Muñizii, Panocthus sp.?, Doeclicurus cla- vicauclatus, Propraopus grandis. Lo que es hoy La Plata y la Ensenada, debió ser un punto muy frecuentado por el hombre del pam- peano inferior, pues se han encontrado también sus trazas evidentes en las excavaciones de la gran dár- sena ó canal central de la Ensenada, á unos 4 kiló- metros del punto anterior. Las excavaciones del gran canal fueron vigiladas durante casi todo el año 87, por un empleado del Museo La Plata, con el objeto de recoger los fósiles que de tiempo en tiempo se encontraban. En corto tiempo se descubrieron un número considerable de esqueletos, de los que solo pudieron conservarse partes, debido á la dificultad de poder vigilar á un tiempo los trabajos que se ejecutaban sobre varios kilómetros de extensión; los esqueletos eran des- trozados por los trabajadores antes de que tuviera conocimiento de ello el encargado, ó eran hechos pedazos por las excavadoras á vapor. Sin embargo, muchas partes llegaron al Museo, predominando los esqueletos de Scelidotherium, y rara coincidencia, casi todos de individuos jóvenes. Al constatar la re- petición frecuente del hallazgo de esqueletos de individuos jóvenes de Scelidotherium, mientras era sumamente raro encontrar partes de individuos adul- tos, supuse una selección intencional, y di instruc- 72 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dones al empleado para que investigara si en las excavaciones no se encontraban objetos de otra na- turaleza. Corto tiempo después me traía una gruesa piedra que aunque aparentemente no presentaba tra- zas de trabajo intencional, era extraña al yacimiento, y sin duda traída allí intencionalmente. Mas tarde me trajo un grueso fragmento de tierra cocida medio redondeada, parecida á un trozo de ladrillo, asegu- rando que se habia encontrado en el fondo de la ex- cavación, lo que era cierto, pues el limo pampa y la tosca lo envolvían en parte, adhiriendo á él fuerte- mente. Luego recogió un cierto número de huesos largos de rumiantes partidos longitudinalmente. Al mismo tiempo el Dr. Cristafoletti, distinguido mé- dico residente en la localidad, recogía algunos obje- tos, y me comunicaba un canino de Smilodon, ó mas bien la mitad de un canino, partido artificialmente en sentido longitudinal y en la dirección de su eje mayor, de manera que forma una hoja plana, tallada y pulida sobre la superficie inferior puesta á descu- bierto por la rotura, objeto notabilísimo, que, ya fuera un instrumento ó un simple trofeo de caza, prueba de una manera irrefutable la acción de un sér inteligente. Posteriormente he hecho repetidas visitas álos trabajos del gran canal, y he podido re- coger personalmente en distintos puntos objetos pa- recidos, particularmente huesos partidos, carbón y tierra cocida. Los numerosos esqueletos de Scelido- therium allí recogidos son de individuos que sir- vieron de alimento al hombre, y son casi todos de individuos jóvenes, porque sin duda era la carne de estos mas blanda y mas apetitosa que la de los viejos. lI "‘A 1 ,1 •'i ' ’fev WSBST '-*-r *** Xr — r; -*1 i ¡ 1 • • — w ■ • Diente canino de Smilodon populator partido y trabajado por el hombre, procedente del pampeano inferior de la Ensenada, en La Plata. ( Plioceno inferior). Este terreno se encuentra de 6 á 8 metros mas abajo que el del fondo del cauce del Plata en Buenos Aires; es, pues, mas antiguo que el pampeano infe- rior de Buenos Aires, y el mas antiguo de todos los yacimientos pampeanos hasta ahora conocidos. La fauna mamalógica está representada por las siguien- tes especies: Canis ensenadensis, Felis sp.?, M a- chaerodus ensenadensis , Smilodon populator, Arctotherium bonaerense, Macrauchenia ense- nadensis, Toxodon ensenadensis, Hippidion compressidens, Palaeolama sp.?, Auchenia sp.?, Cervus truncus Cervus ensenadensis, Sceli- dotherium leptocephalum, Scelidotherium Ca- pellini, Grypotherium sp.?, Glyptodon Muñi- zii, Doedicurus clavicaudatus , Hoplophorus imper fectus, C lamido therium typus , Eutatus Seguini. CONDICIONES DE EXISTENCIA DEL HOMBRE DURANTE LA ÉPOCA PAMPEANA Ó PLIOCENA ¿Cómo ha podido conservar su existencia el hom- bre de esa lejana época, casi completamente despro- visto de medios de defensa? En los bosques podía ponerse en salvo en las copas de los árboles ó cons- truirse chozas con sus ramas; en los países pedre- gosos podía construirse abrigos con las piedras; en las montañas podía refugiarse en las cavernas... Pero en las llanuras de la Pampa, en donde no hay ni ca- vernas, ni piedras, ni árboles, ¿cómo se preservaba EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 73 de los ataques de las bestias feroces, y en donde se reposaba durante la noche de las fatigas del dia? Una série de hal lazgos y observaciones me han de- mostrado que el hombre de la formación pampeana habitaba ó buscaba refugio en las corazas de los glip- todontes. Desde 1869 encontraba cerca de Lujan corazas de Glyptodon colocadas invertidas con la parte dorsal abajo y la abertura ventral arriba, ó colocadas de costado sobre uno de los flancos, posición sin duda singular y difícil de explicar sin la intervención del hombre. Esas corazas no tenían en su interior hue- sos del esqueleto, pero contenían en cambio huesos de otros animales, particularmente de rumiantes, partidos longitudinalmente, que se extendían tam- bién á los alrededores, mezclados á menudo con carbón vegetal, fragmentos de pedernal ó tierra co- cida. Observaciones parecidas habían ya sido practi- cadas muchos años antes en Mercedes y otros puntos de la provincia. En 1876, encontraba á unas dos leguas al Oeste de Mercedes una coraza de Panochtus, colocada en una rara posición: estaba, por decirlo así, como cla- vada perpendicularmente, la abertura anterior ó ce- fálica abajo, la abertura posterior ó caudal arriba, y de consiguiente, la abertura ventral á un lado en sentido perpendicular figurando una especie de puerta. A poca distancia de la coraza recogí el cráneo con su casco cefálico, la mandíbula inferior, el atlas y varios otros huesos. En el interior no había ningún hueso del esqueleto, pero en la parte inferior, sobre el nivel del suelo sobre que descansaba la abertura cefálica, recogí un fragmento de cuerno de ciervo. Corto tiempo después emprendíala exhumación de otra coraza del mismo género, cerca de Olivera, en medio de la llanura, á distancia de un kilómetro del rio, colocada en el terreno en la misma posición que la precedente. Al rededor recogí la mandíbula infe- rior y varios huesos del mismo animal. En el interior no había trazas del esqueleto, exceptuando un pe- queño fragmento de cadera sinostisado con la co- raza, pero había en cambio numerosas placas aisla- das déla coraza y fragmentos de tierra cocida. Numerosísimos son los hallazgos de corazas vacías é invertidas, ó colocadas de lado, etc., acompañadas de objetos extraños ó huesos de otros animales, pero el mas importante es otro descubrimiento personal, de una coraza de Panochtus á una legua al Este de Mercedes, cerca del punto llamado Paso del Cañón, en donde existe un yacimiento de objetos del hombre fósil, ya precedentemente mencionado. Empezó la extracción de la coraza, y pronto pude reconocer su posición. Estaba colocada horizontalmente, la aber- tura ventral abajo y el dorso arriba, descansando so- bre una capa de tierra mas dura y diferente de la que la rodeaba: era la antigua superficie del suelo. Todo al rededor había una gran cantidad de car- bón vegetal, cenizas, huesos quemados y partidos y algunos pedernales. Veíase, aglomerada alrededor de la coraza, una cantidad de tierra rojiza del suelo primitivo. Empezóse á vaciar la coraza, y en vez de encontrar, como yo lo esperaba, el esqueleto, se en- contró vacía. Llegado al nivel que marcaba al exte- rior la superficie primitiva del suelo, me apercibí que el interior descendía mas profundamente. Se continuó la excavación, y extraíde sobre la superfi- cie interior del suelo un instrumento en cuarcita, huesos largos de guanaco y de ciervo partidos y al- gunos con trazas de trabajo artificial, dientes de Toxodon y de Mylodon partidos y en parte traba- jados, fragmentos de cuernos de ciervo, etc. Ya no había lugar á la duda: el hombre se habia apoderado de la coraza del animal muerto, la habia vaciado y colocado horizontalmente, después habia ahondado el suelo al interior para procurarse un poco mas de espacio y establecer allí su morada. Para formarse una idea del tamaño de esas corazas y de la posibilidad de que hayan podido servir de morada al hombre primitivo, hé aquilas dimensiones que dá Burmeister de la coraza de un individuo de este género, no de los mas grandes: diámetro longi- tudinal 1 m. 54, diámetro transversal 1 m. 32, altu- ra 1 m. 05; ahondando un poco el suelo en el inte- rior podían obtener fácilmente un abrigo de un metro y medio de altura; muchos salvajes actuales no los tienen tan cómodos. El hombre ciertamente habitaba las corazas de los gliptodontes, pero no siempre las colocaba en la po- sición que acabo de indicar: los hechos mencionados anteriormente demuestran que en algunos casos las colocaba descansando sobre uno de los flancos, ó las clavaba perpendicularmente en el suelo, la abertura cefálica abajo y la caudal arriba, lo que explica perfectamente la posición singular y anormal que á menudo presentan las corazas de estos animales. Las observaciones mías en este sentido tampoco son aisladas, pues casi al mismo tiempo que las pu- blicaba por primera vez, el Sr. Roth comunicaba al profesor Vogth que, á menudo había encontrado las corazas paradas dispuestas de modo que pudieran 10 74 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS servir de refugio á dos personas, y vueltas hácia el Norte como para abrigarse del viento. Pero parece que también los gliptodontes servian de alimento, y ciertamente que si sil carne era tan sabrosa como la de las actuales mulitas no debia ser despreciable. Repetidas veces se han descubierto corazas destro- zadas de manera que parecían indicarla intervención del hombre; pero hace unos dos años encontré en Jáuregui una mitad de coraza, extraida luego por Carlos Ameghino, que estaba dividida en el mismo terreno en sentido longitudinal siguiendo la línea media del dorso, conteniendo en el interior todavía algunos huesecillos, particularmente costillas, y con su superficie externa negra, teñida de hollín y des- compuesta por el fuego; era sin duda un trozo de asado, de un animal quemado con su cáscara, el pri- mer asado con cuero de los tiempos antiguos deque tengamos conocimiento. Ni eran tampoco los glipto- dontes una excepción, pues la misma suerte estaba re- servada á los mas grandes megateroides cuando po- dia apoderarse de ellos; y cuando no, cuando en su fuga se metian en pantanos que los privaban de sus movimientos, entonces eran asados vivos. Una prue- ba de esto la tenemos en un esqueleto de Megathe- rium que exhumé en Julio del 85 en la Villa de Lu- jan. La cabeza, parte anterior, los dos miembros anteriores y uno de los posteriores ya habían sido destruidos por las aguas del rio; solo quedaba enter- rado en la barranca la parte posterior con una gran parte de la columna vertebral, costillas, etc. en un terreno verdoso-amarillento que indicaba claramente su naturaleza de barro de laguna. La parte mas su- perficial del esqueleto, formada por la cadera, la columna vertebral y las costillas, estaba completa- mente destrozada, hecha pedazos, y con los huesos con la superficie cubierta de incisiones y profundas cortaduras, con todos los fragmentos mezclados sin orden, alternando con capas de ceniza y de carbón en un espesor de 60 centímetros. Mas abajo venía una de las piernas con el fémur, tibia y peroné, y todos los huesos del pié que ocupaban la parte mas inferior articulados y en su respectiva posición, sin que allí hubiera ni trozos de huesos, ni cenizas, ni carbón, ni ningún otro indicio de que la parte infe- rior del pantano hubiera sido revuelta ó removida después del empantanamiento del animal. Lo que ha pasado es evidente: el gigantesco animal, incauta- mente ó perseguido se metió en empantano, del que dado su enorme peso ya no le era posible salir, y el hombre entonces lo quemó vivo in situ, destrozan- do toda la parte superior accesible al fuego y á sus manos, con la que se dió un abundante festín, que- dando intacta y articulada la parte inferior sepultada en el fango. Ese hombre, que así asaba y destrozaba los gigan- tescos mamíferos de esa época que caían en su po- der ó quedaban aprisionados en el fango de las ori- llas de las lagunas, se hallaba en un estado de barba- rie del que difícilmente podríamos formarnos una idea no existiendo en la actualidad seguramente nin- gún pueblo que se le pueda comparar. En las llanu- ras de las Pampas, entonces inundadas durante la mitad del año, seguramente no estaba representado por un gran número de individuos. Debia vivir en pequeñas tribus ó grupos de individuos que fijaban su morada en las orillas de los lagos y lagunas de en- tonces; allí podía obtener agua potable y la caza ne- cesaria para su sustento, y allí es donde se encuen- tran los restos de sus festines. En las pampas faltaban los bosques, y de consi- guiente los árboles frutales; así el hombre de ese tiempo debia ser esencialmente carnívoro. Cazaba las llamas, los palaeolamas, los ciervos, los caballos y Jos pequeños roedores; pero atacaba también á los acorazados gliptodontes, al gigantesco mastodonte, al anómalo toxodonte y á los corpulentos megateroi- des. Cuando conseguía dar muerte á uno de eso gi- gantescos colosos, hacia la adquisición de un verda- dero tesoro; la carne le servia de alimento, el cuero quizás le sirviera de lecho, con los tendones fabrica- ría cuerdas, los huesos eran partidos para extraer la médula, y con las astillas de esos mismos huesos fabri- caba punzones, rascadores, cuchillos, pulidores, etc. Conocía el fuego, como lo prueban los huesos quemados y la tierra cocida, restos de antiguos fogones, y ciertamente se servia de él para asar la carne, pero apenas hacía uso del pedernal, no había descubierto aún la alfarería, ni tenía otra guarida que la que arrebataba á otros séres que la tenían como parte de sí mismos. Nada prueba tampoco que el hombre de entonces tuviera alguna idea religiosa ni que se hubiera pre- sentado á su mente la posibilidad de una vida futura, ni aún que tuviera un simple respeto por los muer- tos, pues sus huesos, tanto en Mercedes como en el Carcarañá, en el Samborombon como en el Arrecifes, se han mostrado desparramados con los de otros ani- males que fueron sus contemporáneos, casi siempre sin orden alguno, y á veces mezclados con carbón y restos de antiguos festines. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 75 EL HOMBRE DE LA ÉPOCA MIOCENA Y SUS VESTIGIOS EN LA FORMACION ARAUCANA A pesar de la remota antigüedad de los vestigios de la existencia del hombre recogidos en el pampea- no inferior, todavía se encuentran indicios evidentes de Inexistencia de un sér inteligente, antecesor del hombre, en terrenos considerablemente mas anti- guos, tan antiguos que contienen una fauna mamaló- gica compuesta de especies y aún de géneros distin- tos de los que se encuentran en las capas mas infe- riores de la formación pampeana. En Febrero del año 87 hice una excursión por la parte sur de la provincia de Buenos Aires, y después de explorar los alrededores de Bahía Blanca, resolví visitar el punto conocido por Monte-Hermoso, á unos 60 kilómetros de aquella localidad, en el que de tiempo en tiempo se habían recogido algunos frag- mentos fósiles que mas de una vez habían excitado mi curiosidad, por cuanto, considerados como pam- peanos, no podía con todo identificarlos con ninguna de las formas características hasta entonces conocidas como procedentes de la formación pampeana. Al visitar ese punto, sobre el que ya he dicho a'go en el resumen geológico, comprendí inmediatamente que se trataba de un horizonte mucho mas antiguo, que formaba parte de la formación araucana que corresponde en nuestro suelo á la época miocena. Casco de cuarcita obtenido por percusión intencional, visto por sus dos caras, procedente del yacimiento de Monte-Hermoso (Mioceno superior). Tamaño natural. Ese punto es sumamente rico en fósiles, así que en corto tiempo pude recoger restos óseos de un consi- derable número de especies, que demostraban per- tenecer á una fauna mas antigua que la del pampeano inferior é intermediaria entre la de este horizonte y la del oligoceuodel Paraná, aunque por sus caractéres más cercana de aquella que de esta, como puede demostrarlo la siguiente lista de mamíferos fó- siles que en ese punto se encuentran con ma- yor frecuencia: Canis? acutus, Megamys for- mosus, Dicoelophorus latidens, Phtoramys ho- mogenidens, Pithanotomys columnaris, Pitha- notomys similis, Cavia avita, Orthomyctera lacunosa, Phugatherium cataciisticum, Iíydro- choBVUs perturbidus, Cavia impar, Tribodon clemens, Eumysops plicatus, Lagostomus in~ cisus, T rigodón Gaudryi, Xotodon prominens, Typotherium insigne, Typotherium maen- drum, Typotherium exiguum, Pachyrucos typicus, Pachyrucos impressus, Cervus avius, Epitherium laternarium, Eoauchenia primi- tiva, Macrauclienia antigua, Scelidotherium patrium, Lestodon, sp.? Plohophorus figura- tus, Nopachtus, sp.? Hoplophorus lineatus, Neoeuryurus antiquus, Doedicurus antiguus, Chlamydotherium intermedium, Praeuphrac- tus recens, Macroeuphractus retusus. Ocupábame de la extracción de parte del esqueleto de una Macrauchenia antigua, cuando fui sor- prendido por una cuarcita rojo-amarillenta que salió de entre los huesos. Becogíla, y reconocí inmediata- mente que se trataba de un casco irregular de cuar- cita, con doble concoide en hueco y en relieve, su- perficie de percusión y rasgadura del concoide, ca- ractéres que atestiguaban de una manera irrefutable que me encontraba en presencia de un objeto de piedra tallado por un ser inteligente durante la épo- ca miocena. Continué mis trabajos, y pronto me en- contré en presencia de varios objetos parecidos. La duda ya no era posible, y ese mismo dia, el 4 de 76 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Marzo de 1887, comunicaba á La Nación el descu- brimiento de objetos evidentemente tallados por un sér inteligente, en las capas miocenas de la Repú- blica Argentina. Posteriormente, á instigación mia, el Museo de La Plata enviaba al mismo punto con el objeto de colec- cionar fósiles al preparador Sajntiago Pozzt, y este encontraba objetos parecidos en contacto con los restos de un Doedicui'us antiquus. En Europa, la cuestión de la existencia del hombre ó de su precursor durante el período mioceno, es sumamente discutida. La mayoría niégase á ver en esos toscos pedernales que se han encontrado en los terrenos miocenos de Francia y Portugal, los ves- tigios de un trabajo intencional; pero, esa mayoría la componen personas que solo conocen los ins- trumentos de piedra de una manera sumamente su- perficial . La minoría, que afirma que tales pedernales pre- sentan realmente trazas de un trabajo intencional, la forman personas especialistas que conocen los ins- trumentos de piedra de todas las formas y de todas las épocas, que han pasado la mayor parte de su existencia estudiando la antigua industria del peder- nal bajo todos sus aspectos. Por lo que me concier- ne, ha tiempo que me encuentro enrolado entre los últimos; creo que los pedernales miocenos del Ta- jes y de Aurillac son la obra intencional de un sér inteligente, y en cuanto á los de Monte-Hermoso, con su talón, su superficie de percusión, el doble concoide en hueco y en relieve y la rasgadura de la cúspide de este último, me parece no dejan igual- mente duda que se trata de cascos de cuarcita obte- nidos por percusión intencional hábilmente diri- gida. Con todo, en Monte-Hermoso hay todavía algo mas que no se ha observado hasta ahora en los yaci- mientos miocenos europeos; la presencia conjunta- mente con es :s objetos de huesos largos astillados longitudinalmente y huesos quemados, y la existen- cia en distintos niveles de la formación de verdade- ros fogones engastados en las capas de arcilla y arena endurecida, en los que por la acción del fuego la tierra se ha convertido en ladrillo y hasta vitrificado, sin que haya en toda la formación depósitos de turba ó lignita, ni otros vestigios de vegetales que pudieran hacer creer en un fuego accidental que gozara de la rara propiedad de presentarse á intérvalos sucesi- vos á medida que se iban depositando las capas que constituyen el yacimiento. Y luego esos fogones, ra- rísima coincidencia, están acompañados á veces con huesos quemados, y que han soportado una tempera- tura tan elevada que, como en los mismos trozos de terreno, se han formado en el interior de la masa cavidades esféricas debidas á la dilatación del aire ó al desarrollo de gases producidos por la combus- tión. He dicho, hace un instante, que la cuestión de la existencia del hombre ó de su precursor direc- to durante los tiempos miocenos preocupa desde hace años al mundo científico, siendo fuertemen- te combatida por unos y sostenida por otros, funda- dos en pruebas materiales mas ó ménos convin- centes. Sin embargo, nadie ha tocado hasta ahora la cues- tión bajo el punto de vista puramente teórico, la po- sibilidad ó no posibilidad déla existencia del hombre mioceno. Claro está que no me refiero acá á las con- diciones físicas de la tierra en esa época, cuestión re- suelta ya desde hace tiempo en el sentido de que eran favorables á la existencia del hombre, sino á las leyes generales que en biología rigen la distribu- ción y aparición sucesiva de los grupos, y su evolu- ción y encadenamiento natural que nos permite res- taurar sin discontinuidad el eslabonamiento de los séres actuales con los que los precedieron en épocas pasadas. El hombre no escapa á la aplicación de estas leves, pues forma parte del mundo viviente, y está ligado á él por vínculos de parentesco que han impreso en su morfología general un sello de procedencia inde- leble, que se trasmitirá por las generaciones dé las generaciones, sean cuales sean las transformaciones que estén destinadas á sufrir en lo futuro. El hombre, como parte integrante de la animali- dad, está sujeto á las mismas leyes aplicables al con- junto del reino animal; como vertebrado, le es apli- cable Jas leyes que rigen la evolución de los verte- brados; como mamífero, aquellas aplicables á los mamíferos, y así sucesivamente hasta el hombre ac- tual en sus últimas variedades. La autigua idea que disponía todos los animales en una sola série lineal continua, de la que el hom- bre formaba el último término, ha resultado errónea, habiéndose probado hasta el exceso que la série ani- mal está dispuesta como las ramas divergentes de un gran árbol, cuyo tronco destrozado se pierde en la profundidad de los tiempos pasados. Desde luego entonces, ya no hay una razón perentoria para con- siderar al hombre como el último de los séres apare- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 77 cidos, pues es evidente que cada una de las ramas, al separarse del tronco ha continuado evolucionando por separado, y entonces, el hombre, tan solo tendría derecho á considerarse como último término de la evolución de la rama de que forma parte. Sabemos también que, si los animales son tanto mas diferentes de los actuales, cuanto datan de épo- cas mas remotas, también son de un tipo ménos es- pecializado, y de caractéres intermediarios entre animales actuales tanto mas diferentes, cuanto pro- ceden de terrenos mas antiguos, lo que es el resul- tado evidente de la ramificación sucesiva en el tiem- po de las ramas principales de la série animal. Y es también por esto mismo que los grupos zoológicos son de época tanto mas antigua, cuanto mas elevado es el grado jerárquico que ocupan en la clasificación. En otras palabras, podemos establecer como un he- cho indiscutible que el tipo de la especie ha apare- cido antes que la variedad, el género antes que la especie, la familia antes que el género, el orden an- tes que la familia, y así sucesivamente. Ni se nece- sita tampoco una larga reflexión para reconocer que esta es una regla general, sin excepción, y por con- siguiente, aplicable tanto al hombre como al resto del mundo animal. Ahora bien. Si echamos una ojeada al conjunto de los mamíferos existentes comparados con los de la última época geológica, podemos constatar lo que podíamos prever de antemano, esto es, que todas las especies actuales tenían ya representantes desde la época cuaternaria, y por consiguiente, el hombre, considerado como especie, debe igualmente datar de la misma época. Pero el hombre no solo representa una especie, sino que constituye un género zoológico bien defini- do, el ménos discutible. Y como ninguno de los gé- neros de mamíferos existentes es de origen reciente, y como todos ellos existían ya desde el principio de la época cuaternaria, no hay absolutamente razón al- guna para considerar el género Homo como de épo- ca mas reciente. La casi totalidad de los géneros de mamíferos todavía existentes han aparecido en los últimos tiempos terciarios, á principios ó mediados del periodo plioceno, y lo natural es creer que el género Homo no constituya una excepción, y que, por consiguiente, data, según todas las probabilida- des, de la misma época, de donde podemos igual- mente deducir que el precursor del hombre data de época aún mucho mas remota, lo que puede pro- barse por otros razonamientos. En efecto, el precursor del hombre no era un orangután, ni un gorilla, ni un chimpanzé, sino un sér mas parecido al hombre que el mas perfecto de los monos hasta ahora conocidos; pues por mas que se quiera acercar el hombre á los monos antropo- morfos, los mismos transformistas, procediendo con toda lealtad, reconocen que existe entre ambos tipos una diferencia profunda, suficiente para separarlos en dos familias distintas, la de los hominidse ó de los hombres, actualmente representada por un solo género, y la de los anthropoidee, representada por tres géneros existentes y varios extinguidos. Y como, por otra parte, ninguna de las familias de mamíferos existentes data de una época mas mo- derna que el mioceno, deducimos igualmente que el tipo hombre como familia ha aparecido desde mediados de la época terciaria. Pero, además, como sabemos que los monos antropomorfos y el hombre, según lo demuestran las investigaciones íilogénicas, descienden de un antecesor común, y como los mo- nos antropomorfos sabemos con certeza que ya exis- tían di ante el período mioceno, en cuyos terrenos se han encontrado sus restos, tenemos la prueba de que desde esa lejana época ya se habian separado las dos familias del tronco común mas antiguo, y así, aunque hasta ahora no se hayan encontrado sus restos óseos, de deducción en deducción podemos llegar á probar con toda exactitud, como dos y dos son cuatro, que el hombre, ó su precursor directo, remontan por lo ménos al periodo oligoceno. Así, á nadie debe sorprender el hallazgo de vesti- gios dejados por un ser inteligente, antecesor del hombre, en los terrenos de Monte-Hermoso, que, como época geológica, remontan tan solo al mioceno superior. CARACTERES FÍSICO-OSTEOLÓGICOS DEL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO El estudio de los caractéres de las razas fósiles, tanto en Europa como en América, está erizado de las mayores dificultades, entre las cuales las que opo- nen el engaño voluntario ó involuntario de los co- leccionistas son las mas deplorables. En un principio, todos negaban la existencia del hombre fósil; hoy que ya no se puede negar, todos pretenden conservar en sus colecciones ó museos los restos de 78 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ese hombre primitivo, y los cráneos humanos lla- mados fósiles surgen pronto á centenares, como por encanto y sin el menor escrúpulo. Por doloroso que sea, es preciso resolverse á de- cir la verdad. Esos numerosos cráneos que, particu- larmente en nuestro país, se muestran y se citan ac- tualmente, como habiendo sido contemporáneos de los grandes animales extinguidos, son cráneos rela- tivamente recientes, que en comparación de la larga duración de las últimas épocas geológicas, se puede decir datan de ayer, que conservan en el mayor nú- mero de casos la gelatina ó materia orgánica del hueso. Es cierto que la palabra fósil es muy elástica, puesto que fósil es todo loque ha quedado sepultado en las profundidades de la tierra; se ha querido fijar luego su aplicación tan solo á los cuerpos orgánicos que datan de una época anterior á la presente, pero refiriéndose al hombre no basta, pues no puede y no debe confundirse bajo la misma denominación de fósil un esqueleto ó un cráneo procedente de las capas mas superficiales del cuaternario, con otros procedentes del cuaternario inferior ó de uno de los horizontes del plioceno. Como también debe proce- derse con la mayor circunspección en la determina- ción de la época á que remontan tales restos, tra- tando de juzgar libres de preocupaciones é ideas preconcebidas. Las razas humanas fósiles, como las especies, se han extendido sobre grandes superficies continenta- les, por lo que es de suponer que los restos de las antiguas razas encontrados en los países limítrofes de la República Argentina han habitado también nuestro suelo. Pero, si bien en los demás países de Sud-América se han practicado investigaciones fruc- tuosas que han proporcionado un considerable nú- mero de restos humanos, estos son simplemente pre- históricos, ó anteriores á la conquista, no entrando, por consiguiente, su exámen, en el plan de este tra- bajo. Hay que hacer, sin embargo, una excepción para los restos humanos encontrados por Lund há cerca de medio siglo en las cavernas del Brasil, ge- neralmente considerados como fósiles y como repre- sentantes de una raza contemporánea de los gigan- tescos edentados de Sud-América característicos de la formación pampeana. Uno de los cráneos recogidos por Lund ha queda- do en el Brasil, en donde se conserva en el Museo Nacional, habiendo sido estudiado por los señores Lacerda y Peixoto, cuyas conclusiones sobre los caractéres osteológicos son en resúmen las siguien- tes: Por su conformación general presenta un notable parecido con el cráneo de los esquimales, pero mas todavía con el de los indios botocudos del Brasil, so- bre todo por su gran dolicocefalía, cuyo índice es de 69.72, por la verticalidad de las paredes del cráneo y por su alto considerable, acrocefalía característica de casi todas las razas americanas, pero se aleja de ellas por su índice nasal platirriniano de 53.33. La frente es angosta, los huesos zigomáticos proeminentes, el frontal muy deprimido y el occipital aplastado y casi vertical. Por todos sus caractéres generales se acerca de los cráneos de las razas americanas, loque ya lo había dicho Luxd, aunque algunos naturalistas le han atribuido opiniones contrarias. La glabela es bastante saliente, y los arcos superciliares muy des- arrollados, sin ser francamente neandhertaloides. Las apófisis mastoideas son voluminosas, las protu- berancias parietales muy acentuadas, las suturas muy simples y los dientes fuertemente gastados horizon- talmente, caractéres todos que se encuentran reunidos ó separados en las razas existentes. El índice orbita- rio es de 80, y la capacidad craneana de 1 ,388 cen- tímetros cúbicos. Este cráneo fué recogido por Luwd en una caverna de Lagoa Santa conjuntamente con huesos de ma- míferos existentes reunidos á otros de especies ex- tinguidas. Sin embargo, la cuestión de la antigüedad de esos restos no se resuelve tan fácilmente como lo dejan creer algunos autores. El mismo Luad no afirma de una manera positiva que esos restos sean fósiles ó contemporáneos de los mamíferos extinguidos-, solo dice que los huesos humanos tenían todos los carac- téres de huesos fósiles, y que los cráneos pertene- cían á una raza de cráneo chico y frente deprimida, de caractéres idénticos á las razas americanas existentes. Este exceso de prudencia contrasta con las afir- maciones explícitas de autores recientes, que dan dichos restos como de la misma época que el Smilo- don, el Platyonyx, el Megatherimn, el Hoplo- phorus y otros animales extinguidos de las cavernas del Brasil, característicos también de la formación pampeana, cuando desde entonces no se han practi- cado en esos yacimientos otras investigaciones que confirmen los descubrimientos de Lund y fijen su verdadero alcance, ni cita este autor los huesos de las mencionadas especies, entre los que acompaña- ban los restos humanos. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 79 Se olvida con demasiada facilidad todas las críticas de que han sido objeto y son todavía susceptibles todos los descubrimientos hechos en las cavernas, la facilidad con que en ellas se mezclan los objetos de distintas épocas, la prontitud con que toman el mis- mo aspecto, etc. etc., sin contar las diferencias de faunas según los distintos niveles, investigaciones y distinciones que no "eran del tiempo deXuxD. Con todo, sabemos que las cavernas exploradas por el distinguido naturalista dinamarqués contienen de- pósitos fosilíferos, por lo ménos dedos épocas dis- tintas: una mas antigua, que corresponde á los úl- timos tiempos pliocenos, y la otra mucho mas mo- derna, correspondiente á los últimos tiempos cua- ternarios y á la época reciente. ¿En cual de estas dos séries de depósitos fueron encontrados los fósiles humanos? Esta pregunta no se puede contestar con los datos de Lujnd; para ello se necesitan nuevas in- vestigaciones sobre el mismo terreno; pero mientras tanto, tal como se nos presenta el problema y con los datos de que podemos disponer, me inclino á creer que los restos humanos proceden de los de- pósitos mas modernos. La presencia de restos de al- gunos géneros extinguidos característicos del pam- peano en el mismo depósito que contenía los huesos humanos, no sería una prueba de contemporaneidad, pues en los removimientos sucesivos que han sufri- do esos yacimientos, es natural que algunos objetos procedentes de las capas antiguas se hayan mezclado con los que se encuentran en las mas modernas. Un ligero examen de la lista de los fósiles extrai- dos por Ltnxn de las cavernas del Brasil demuestra inmediatamente una mezcla de especies actuales y extinguidas, las que comparadas con las que se han encontrado en los depósitos sedimentarios regulares al aire libre, demuestran inmediatamente que repre- sentan dos faunas muy distintas: una muy antigua, compuesta casi exclusivamente de especies extingui- das, que corresponde á la de las capas superiores de la formación pampeana de Buenos Aires, y la otra compuesta de especies casi todas existentes y de gé- neros exclusivamente actuales, que es post-pampea- na, y de la que sin duda formaba parte el hombre que allí ha dejado sus restos. Por fin, me parece también que la misma manera como Luxd ha anunciado sus descubrimientos, no autoriza á considerar los huesos humanos recogidos en la caverna da lagoa do Soumidouro ni como contemporáneos indiscutibles de los grandes edenta- dos extinguidos del Brasil, y mucho ménos, por con- siguiente, tratar de referirlos á la misma época que la formación pampeana déla República Argentina. No tendría por qué extenderme mas sobre estos restos de los primitivos habitantes del Brasil si no fuera que á menudo se citan los descubrimientos de Lund como una prueba irrefutable déla contempora- neidad del hombre con los mamíferos extinguidos de la formación pampeana, y como una demostración de que esta es de origen relativamente reciente. Es, pues, conducente poner bajo los ojos de los que tal afirman las propias palabras de Lund, reimpresas últimamen- te por el Dr. Lacerda en las Memoires de la So- cieté d’ Anthropologie. En 1842 escribía Lund lo siguiente: «He encontrado esos restos humanos en una ca- verna, en la que se encontraban mezclados con hue- sos de diversos animales de especies decididamente extinguidas, circunstancia esta última suficiente para llamar vivamente la atención sobre esos interesantes vestigios. Además, tenían todos los caractéres físi- cos de los huesos realmente fósiles. «Estos huesos estaban en parte petrificados, en parte impregnados de materias ferruginosas, que les daba á algunos un brillo metálico imitación bronce, como también un peso extraordinario. No es, pues, posible poner en duda su remota antigüedad: pero en cuanto á la cuestión de saber si los individuos á que han pertenecido fueron ó no contemporáneos de los animales con cuyos restos fueron encontrados, es desgraciadamente muy difícil llegar á nin- guna conclusión decisiva. La razón es muy sen- cilla: la caverna en donde estaban enterrados estos huesos se halla á orillas de un lago cuyas aguas, subiendo de nivel en las épocas de las crecientes, podían penetrar en el interior. « Esas crecientes periódicas de las aguas eran más que suficientes para producir, no solamente la intro- ducción sucesiva de restos de animales en el interior de la caverna, pero también la mezcla de los hue- sos arrastrados con los que ya allí se encontra- ban depositados. Esta hipótesis ha sido verificada, puesto que entre los huesos pertenecientes á espe- cies decididamente extinguidas, hemos encontrado otros de especies todavía vivientes. Los huesos de estos últimos, que se encontraban en buen estado de conservación, debían ser sin duda de una edad diferente, pues algunos tenían un gran pareci- do con los huesos frescos , mientras otros se encon- traban en el estado sub-metálico mencionado. Debo agregar, sin embargo, que la mayor parte presenta- 80 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ban un grado de descomposición intermediario entre esos dos estados extremos. Tal diferencia , aunque ménos considerable, ha sido observada igual- mente sobre los huesos humanos, de lo que de- bemos deducir que no son todos de la misma época. Sin embargo, es preciso reconocer que están todos fuertemente alterados, sea en su composición, sea en su textura, de modo que estamos autorizados á atribuirles una gran antigüedad. «Ahora, si no tenemos derecho á invocar esos do- cumentos para resolver la cuestión principal de la contemporaneidad del hombre con las grandes espe- cies extinguidas de mamíferos terrestres, debemos sin embargo suponer que ofrecen á este respecto un gran interés «Un instrumento muy grosero que ha sido en- contrado al lado de ios esqueletos, viene al apoyo de esta conclusión. Este instrumento en anfibol, de forma hemisférica y de diez pulgadas de circunfe- rencia, debía ser evidentemente destinado á un uso especial, tal como la trituración de granos ó de otras sustancias duras. » Dos años mas tarde, sin duda en presencia de nue- vos documentos, es mas afirmativo. En Abril de 1844, escribía: « Es desgraciadamente muy raro en- contrar en las cavernas del Brasil esa mezcla de huesos humanos con restos de animales extinguidos. El año pasado he llegado á constatar este hecho por la primera vez; los huesos humanos estaban mez- clados con los de animales diversos, pero todos en el mismo estado de conservación y debían haber sido depositados mas ó ménos en la misma época. «La descomposición avanzada de los huesos con- tenidos en ese depósito demostraba que eran muy viejos. Colocados sobre carbones rojos no exhalaban ningún olor empireumático, se pegaban á la lengua, y tratados con el ácido clorhídrico se disolvían com- pletamente con efervescencia. Estaban entonces completamente calcificados, en parte petrificados, lo que constituye precisamente los caractéres de hue- sos fósiles. «Después de haber hecho esta constatación, he tratado de hacer un estudio zoológico de esos hue- sos, y he concluido por reconocer que algunos per- tenecían á animales todavía vivientes, mientras que otros proceden de animales cuya especie ha desapa- recido. Entre los últimos hemos encontrado: Io un jaguar que tenía una talla doble de la del jaguar ac- tual; 2o una especie de carpincho que se acercaba por la talla al tapir. Esas dos especies diferían de las especies cercanas que existen actualmente no solo por la talla pero también por algunos detalles de conformación, de modo que les hemos dado los nombres de Felis protopanthér é Hydrochoerus sulcidens ; 3o una especie de guanaco; 4o un caba- llo muy parecido por su conformación al caballo do- méstico actual.» Los párrafos transcriptos bastan para demostrar que si bien no es posible referir esos huesos á una época determinada, todas las probabilidades tien- den á hacer creer que datan de época relativamente reciente. El estado de metalización de los huesos humanos no prueba su remota antigüedad, pues se ha obser- vado sobre cráneos ciertamente de época reciente, y el mismo estado de fosilización tampoco es un criterio absolutamente exacto, pues en la República Argentina, conozco muchos huesos humanos que tienen la completa apariencia de fósiles, y que son sin embargo muy posteriores á la formación pam- peana. Después el hecho mismo de haber sido recogidos esos restos en las cavernas, en una de las cuales según declaración del mismo Lund las aguas podían penetrar y mezclar los objetos de distintas épocas, como dice que allí mismo lo ha constatado por la presencia de huesos de apariencia frescos, mezcla- dos con otros de aspecto mas antiguo, nos muestra la circunspección con que debemos servirnos de esos datos. También Castelivau hizo una colección de fósiles en una caverna del Perú situada á cuatro mil metros de altura (Sansom Machay) entre los que se encontraban huesos de Scelidotherium , de hombre y del buey doméstico. Hasta los mismos huesos hu- manos declara Lujnd que se encontraban en distinto estado de conservación. Pero en ninguna parte nos dice que el hombre haya sido contemporáneo del Megatherium (que sin embargo ha vivido hasta tiempos relativamente muy modernos), ni del Ho- plophorus, ni del Smilodon, ni del Chlamydo- therium, ni de tantos otros géneros característicos de la formación pampeana. En el caso ménos discutible, nos muestra los hue- sos humanos mezclados con los de algunos animales extinguidos y otros existentes, lo que ya demuestra no son de una edad sumamente remota, pues en el pampeano superior apenas se encuentra uno que otro mamífero existente. Y, por otra parte, entre las formas extinguidas que menciona, no hay nin- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 81 gana que pueda considerarse como exclusiva ó carac- terística del pampeano. El Felis protopanther es una especie todavía imperfectamente conocida, pero reunida, al parecer sinrazón, al Smilodon, y que hasta ahora no se ha encontrado en la formación pampeana. El Hydrochceerus sulcidens, se ha encontrado también en la República Argentina, pero en el piso lujanense que es el estrato mas moderno de la formación pampeana, y en los terrenos post- pampeanos mas antiguos ó sea cuaternarios ; no existe en el pampeano superior en donde está reem- plazado por el Ilydrochoerus tnagnus. La Anche- nla ó guanaco no está determinado específicamente, y los representantes del género viven aún en Ja actualidad. En cuanto al caballo muy parecido al caballo do- méstico, que designó con el nombre de Equus ca- ballus affinis, todavía imperfectamente conocido, me parece corresponde al Equus rectidens, que en la provincia de Buenos Aires recien aparece en el piso lujanense y se encuentra con cierta abundancia en los terrenos post-pampeanos antiguos ó cuaterna- rios; sino es idéntico es á lo ménos muy cercano, y muy diferente de las especies mas antiguas del sub- género Hippidion , características de la formación pampeana tanto acá como en el Brasil, pero que no aparecen allí en compañía de los restos hu- manos. De consiguiente, la fauna, por lo poco que de ella se conoce, demostraría que los restos humanos recogidos por Lund, admitido que fueran contempo- ráneos de los cuatro animales mencionados, serían con todo, ó de la capa mas superficial del pampeano, ó lo que es mas probable post-pampeanos. Pero, otros datos confirman estas deducciones. El cráneo del hombre fósil encontrado por Lund y que se conserva en el Museo de Rio Janeiro, presenta sobre la región temporal derecha, una herida pro- funda de 5 ctms. de largo por dos de ancho, que se supone ha causado la muerte del individuo. Esta he- rida, presenta un borde liso y en declive conocién- dose que ha sido producida por un instrumento de filo regular y muy cortante. El hombre de la época pampeana no poseía arma alguna capáz de producir una herida semejante y de la forma indicada. Ella solo puede haber sido hecha por medio de una ha- cha de piedra pulida como las que se encuentran en los sambaquis de la costa, instrumento absoluta- mente desconocido tanto del hombre de la época pam- peana ó p] focena como del que vivió en los tiempos cuaternarios, loque probaría que el cráneo en cues- tión es de época muy reciente. El Dr. Lund confirma esta opinión, pues dice ha encontrado al lado del esqueleto un instrumento en anfibol de forma hemisférica y de 10 pulgadas de circunferencia que debe haber servido como molino primitivo, objeto que juzga como lo mas rudimen- tario por cuanto entonces no se tenía aún idea de la industria mucho mas rudimentaria de la época cua- ternaria. El hombre de la época pampeana, lo mismo que el del cuaternario medio é inferior, no han empleado el anfibol, ni la diorita, ni otras rocas parecidas en la fabricación de sus instrumentos, por cuanto es- tos eran simplemente tallados, y en la confección de los de las rocas mencionadas entra en acción el pulimento que es de una época mucho mas reciente. El instrumento mencionado por Lund es caracterís- tico para la época reciente, y la máxima antigüedad á que su uso puede remontar es á la época de la for- mación de las capas mas recientes de la formación cuaternaria. La misma cantidad considerable de esqueletos hu- manos allí encontrados, se opone á la idea de una tan remota antigüedad, como se les quiere atribuir, ai mismo tiempo que parece se trata en este caso de verdaderas sepulturas, mientras que nada prueba que el hombre de la época pampeana enterrara sus muertos, por los que parece no tenía mayores cui- dados que sise tratara de huesos de otros animales. Por consiguiente, sin negar que esos restos huma- nos sean fósiles, mi opinión es que no son de la época pampeana, ni aún del cuaternario inferior; que la mayor antigüedad á que pueden pretender es á la de las capas superiores de la época cuaternaria, de manera que serían mas ó ménos contemporáneos con los objetos de la parte superior del piso platense en la cuenca bonaerense, clasificados en la época meso- lítica, como parece probarlo también la conforma- ción del cráneo, y sobre todo la dolicocefalía pronun- ciada, característica de los cráneos antiguos de esta época recojidos en la República Argentina. RESTOS HUMANOS DEL CUATERNARIO SUPERIOR Los restos humanos del cuaternario superior cor- respondiente á la época mesolítica, no son raros, habiéndose encontrado cráneos mas ó ménos com- pletos en distintos puntos de la República. Desgra- ii 82 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ciadamente, esos cráneos, concentrados todos en el Museo de La Plata, no han sido hasta ahora estudia- dos por su director, quien tampoco me permitiría que tomara datos sobre ellos, de manera que sobre este punto tengo que limitarme á algunas observaciones generales, que servirán luego de base para estudios mas sérios, pero que por ahora bastan para el carácter del presente trabajo que es el de un resúmen general de lo que hasta ahora sabemos sobre esta cuestión. Los pocos restos de esta época que he estraido del paradero mesolítico de los alrededores de Cór- doba, al lado del Observatorio, ya he indicado en otra parte que pertenecen á una raza dolicocéfala, de cráneo extraordinariamente espeso, frente depri- mida y arcos superciliares muy desarrollados, repre- sentando en algo el famoso tipo deneanderthal, carac- terístico del cuaternario inferior y cuaternario medio de Europa, en donde desaparece en el cuaternario superior, mientras que parece se propaga entonces, aunque ya algo modificado, en la América del Sud, en donde está representado por algunos cráneos des- cubiertos en el Brasil, y por un cierto número de cráneos antiguos del valle del rio Negro, recogidos por Moreno y reconocidos por el Dr. Topinard como de una raza extinguida dolicocéfala, de carac- téres neanderthaloides. Las razas actuales de esta parte de América son braquicéfalas ó sub-braquicéfalas, mientras los crá- neos procedentes de los mas antiguos yacimientos del rio Negro, que remontan probablemente á las capas mas superficiales del cuaterinario (no pam- peanos) son todos dolicocéfalos, con un índice ce- fálico de longitud que varía entre 69.30 y 77 ó 78, con una media según las séries medidas entre 72.02 y 74.40. Estos cráneos, todos bastante bien conservados, pero con un principio de fosilización producido por el enterramiento durante largo tiempo en terrenos con fuerte proporción de carbonato calizo, que ha producido á menudo incrustaciones cenicientas fá- ciles de determinar como de origen post-pampeano, son todos de un aspecto primitivo muy pronunciado. « A primera vista se tomarían por cráneos de es- quimales. La estrecéhz de la frente, su altura, su convexidad á la altura de las protuberancias fronta- les ; el alargamiento ántero-posterior del cráneo, su parte superior formada de un plano inclinado, des- pués de una curva redonda ; la altura de su diámetro vertical ó acrocefalía, la caida vertical que muestran sus costados, la disposición alargada de la cara, la proyección hácia adelante de sus huesos malares, el grado de prognatismo, la estrechez del intérvalo orbitario, la armonía de forma entre la cara y el cráneo, todo esto es del esquimal; los dientes mis- mos están usados horizontalmente como los de este último. Pero le falta varios caractéres, sus huesos malares vistos de perfil, se proyectan hácia adelante y caen derechos como los de los esquimales, pero vistos de frente no se proyectan hácia afuera ni son tan fuertes. El índice cefálico de cinco cráneos, es de 72.02, es decir, entre los dolicocéfalos mas pronun- ciados del globo después de los esquimales, y su prognatismo de 69.04, es decir ménos que el ame- ricano, y tanto ó mas que el esquimal; en cambio, son mesorrinianos, muy cercanos de los platirri- nianos, mientras que los esquimales son los mas leptorrinianos del mundo » L Es cierto que este tipo no es constante en todos los cráneos antiguos del rio Negro, habiéndolos de frente aplastada y arcos superciliares enormes, re- presentando el tipo de Neanderthal aún mas acu- sado, mientras que otros presentan las líneas tem- porales muy desarrolladas y próximas de la sutura coronal, acompañadas de frente angosta y de un notable prognatismo, todos caractéres de inferio- ridad muy acentuada, pero la dolicocefalía es cons- tante y muy pronunciada, lo que demuestra que son tipos de razas emparentadas, á las que se ligan probablemente también los cráneos recogidos por Lund en la caverna del Somidouro. Una circunstancia digna de atención, es que mu- chos cráneos de esta época, tanto de Córdoba como del rio Negro, presentan ya un principio de la de- formación artificial conocida con el nombre de Ai- mará, aunque poco acentuada. El dia que se estudien los cráneos en bastante buen estado del yacimiento de la Laguna de Santa Clara de Udaondo, auténticos é indisputablemente mesolíticos, sabremos sin duda áqué atenernos con mayor precisión, pero desde ahora podemos afirmar que el hombre que habitaba la República Argentina durantedos últimos tiempos de la época cuaternaria, era dolicocéfalo, aunque de dos ó mas tipos distin- tos, uno neanderthaloide, parecido al del hombre cuaternario europeo, y que parece ser el mas anti- guo y hoy extinguido; mientras el otro es simple- mente hypsistenocéfalo como el de las cavernas del Brasil, mas moderno, y que todavía se conserva, 1 Topinard. L’ anthropologie. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 83 mas ó ménos modificado en algunas pequeñas tri- bus aisladas del Norte y de Sud-América, pero es- pecialmente del Brasil. RESTOS HUMANOS DEL CUATERNARIO INFERIOR Los restos humanos del cuaternario inferior son sumamente escasos. Hasta ahora solo conozco algu- nos huesos largos, casi todos fragmentados ó astilla- dos, recogidos en los bancos de conchilla y de arena de las inmediaciones de La Plata, al pié de la anti- gua barranca, en los mismos yacimientos en que se encuentran los objetos trabajados mencionados mas arriba. Entre esos huesos, la pieza mas completa que conozco es la mitad inferior de un húmero mas bien chico que grande, pero cuya cay idad olecraniana lleva una perforación de 15 milímetros de diámetro, la mayor que conozco sobre un húmero humano. No deben confundirse estos restos de una edad remotísima, intercalados y dispersos entre las capas de conchilla, con los ocho ó diez esqueletos que se han encontrado cerca de Tolosa en una cantera de conchilla, cuyos cráneos se conservan en el Museo Nacional, pues en’estecaso se trata de sepulturas que, aunque de indígenas, apenas remontan á los prime- ros tiempos de la conquista. RESTOS HUMANOS DEL PISO LUJANENSE ( Capa la mas superficial del plioceno ) Tampoco se han encontrado hasta ahora huesos humanos en los depósitos lacustres del piso luja- nense, tan ricos, sin embargo, en objetos de la industria humana, ó que llevan vestigios dejados por un trabajo intencional. RESTOS HUMANOS DEL PISO BONAERENSE (Pampeano ó plioceho superior) Los restos humanos de este horizonte, sin ser abundantes, se encuentran de tiempo en tiempo, co- nociéndose actualmente, aparte los restos incomple- tos y aislados descubiertos por Seguin en el Carca- rañá, tres esqueletos mas ó menos completos, que permitirían fijar con bastante precisión los caractéres del hombre del plioceno superior. Desgraciadamente estos esqueletos permanecen hasta ahora sin descri- bir, habiendo examinado solo los restos de dos de ellos, y esto de una manera superficial. Los restos recogidos por Seguin fueron objeto de una corta noticia por parte del profesor Gervais, que parece no pudo encontrar en esos fragmentos ninguna particularidad digna de mención, pues solo cita el desgastamiento horizontal de los dientes, particularmente de los incisivos, propio de ciertas razas primitivas. En cuanto al esqueleto que descubrí en 1870 so- bre el arroyo de Frías, del que se conserva el cráneo casi intacto, fué donado al Museo Cívico de Milán y permanece allí olvidado, sin haber sido hasta ahora objeto de ningún trabajo especial, que bien lo mere- cería tan importantísima pieza. Por los vagos recuer- dos que conservo, y de una época en que mis cono- cimientos sobre esta materia eran muy superficiales, se trata de un esqueleto de pequeñas dimensiones, con un cráneo muy dolicocéfalo, de frente angosta y muy deprimida, y dientes también gastados horizon- talmente. Posteriormente, como ya tuve ocasión de recor- darlo, recogí en el mismo punto otros fragmentos que supongo del mismo individuo, y que quizás con los que se encuentran en el Museo de Milán comple- tan el esqueleto. Estos nuevos restos, evidentemente muy incompletos, fueron sometidos por mí al exá- men del profesor Broca, quien me dio de ellos la si- guiente enumeración: « 1 0 Una porción de hueso ilíaco del costado iz- quierdo, perteneciente á una mujer de edad avanza- da y de talla muy pequeña; el contorno déla cavidad cotilóidea ofrece trazas de artritis seca. « 2o Cuatro vértebras mas ó ménos enteras y tres ó cuatro fragmentos informes. Las primeras son, la sexta cervical, la séptima cervical, cuya apófisis es- pinosa es bifurcada; la primera y la segunda dorsa- les. Pertenecen manifiestamente á un mismo indivi- duo detalla muy pequeña, y presentan en el contor- no anguloso de 'sus dos caras superior é inferior, trazas de osificación patológica, perteneciente á esta alteración senil que, sóbrelas articulaciones délos miembros, se clasificaría de artritis seca ó reumatis- mo crónico. « 3o Doce costillas ó fragmentos de costillasprove-; nientes de un mismo individuo, igualmente de talla pequeña. Una de las costillas entera presenta sobre 84 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS su borde inferior un ensanchamiento que haría creer que pertenece á otro individuo, si una disposición análoga, pero atenuada, no existiera sobre otra costi- lla; es el resultado de una hiperostósis del mismo género de la que presentan las vértebras. «4o Un escafóideo del pié y un metatarsiano. Es el escafóideo humano mas pequeño que se pueda imagi- nar; la grande depresión de su fosa articularía no mide mas de 26 milímetros. «5o Siete metacarpianos, algunos de ellos retorci- dos de un modo anormal v ofreciendo en sus extremi- */ dades trazas de artritis seca . Uno, el metacarpiano del pulgar izquierdo, tiene 38 milímetros de largo. «6o Ocho falanges de la mano. « 7o Una cabeza de rádio, muy pequeña. « 8o Un diente, probablemente un incisivo supe- rior mediano, cuya raíz se halla desfigurada por un abundante depósito de cemento y cuya corona está muy gastada en bisel . « De este conjunto, se puede legítimamente con- cluir que todos estos huesos pertenecen á una mu- ger de edad muy avanzada atacada de alteraciones Cráneo humano del parnpeanojpuperior (plioceno superior) del Rio de Arrecifes, en la'parte norte de la provincia de grafía de S. Koth. (Raza braquicéfala) Buenos Aíres,' según foto seniles del esqueleto, y cuya talla muy pequeña des- cendía seguramente mas abajo de lm50. » Bastan estos datos para demostrar el alto interés que tendría el estudio del esqueleto con el cráneo que se encuentra en el Museo de Milán. El segundo esqueleto humano fósil, de esta época, encontrado por Both en Pontimelo cerca del rio de Arrecifes, tampoco ha sido hasta ahora objeto de un estudio especial, é ignoro en donde se encuentra de- positado. El autor del descubrimiento, ha remitido fotografías del cráneo á varios naturalistas, ofrecién- dolo en venta. Según esas fotografías se trata de un individuo muy adulto, y en bastante mal estado de conservación, evidentementebraquicéfalo, el que Yir- chow, basado igualmente sobre las fotografías, crée pertenece á la misma raza que los calchaquís y los cráneos braquicéfalos de los sambaquís del Brasil, pero sin otros datos al respecto ó el exámen del ori- ginal no se puede afirmar nada de positivo. Sin em- bargo, la fotografía de costado muestra claramente una frente bastante deprimida, arcos superciliares bien desarrollados, una barba que dada la edad del individuo y la pérdida, de la dentadura se proyecta poco hácia adelante, y un prognatismo notable, signos evidentes de inferioridad. La mandíbula inferior, aunque deformada por la pérdida senil de la denta- dura, se reconoce era corta, fuerte y ancha, con una rama ascendente muy desarrollada y evidentemente de un cráneo braquicéfalo. El profesor De Quatre- fages, reconoce con razón sobre la fotografía, que se EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 85 trata de un cráneo hipsostenocéfalo como la genera- lidad de los cráneos de las razas americanas, sean dolicocéfalas ó braquicéfalas. El tercer esqueleto del hombre fósil del plioceno superior, recogido en el rio Samborombon, hasta ahora solo ha sido mencionado por Burmeister (Fe- randlungen,deBerlinerGeselleschaft für.Anthi\ etc., a. 1884, p. 247) sin decir una palabra sobre sus caractéres, permaneciendo hasta ahora completa- mente inédito, en poder de su descubridor E. de Carles, naturalista viagero del Museo Nacional. He visto esta pieza de paso, observando en ella algunos caractéres que me llamaron la atención, en- tre ellos, la talla pequeña del individuo, probable- mente del sexo femenino, y la particularidad de poseer la columna vertebral diez y ocho vértebras dorso-lumbares, anomalía que se presenta rarísima- mente en las razas actuales, pero que debe haber sido mas frecuente en las razas antiguas, y sin duda un carácter constante de uno de los antecesores del hombre. En el esternón existe también una vacuidad ó perforación no recuerdo ahora á que altura, ano- malía igualmente rara en las razas existentes. La mandíbula inferior que se encuentra en un perfecto estado de conservación, es fuerte y macisa, eviden- temente de un cráneo braquicéfalo, sin duda de la misma raza que el encontrado por Roth. Sin embargo, el cráneo que acaba de encontrarse en la misma región Norte de la provincia, del que dispongode dos fotografías, es evidentemente de una raza distinta, dolicocéfala, cuyo índice debe ser al- rededor de 75, igualmente hipsostenocéfalo, pero de frente angosta y muy deprimida, arcos superciliares muy pronunciados, y fuertes crestas temporales. Tenemos pues así la prueba, de que durante la formación del pampeano inferior, habitaron en la pro- vincia de Buenos Aires, en los mismos puntos, aun- que no tenemos la prueba de que fueran absoluta- mente sincrónicas, dos razas humanas distintas; una dolicocéfala y con marcados caractéres de inferiori- dad en el cráneo ; la otra braquicéfala, de cráneo aparentemente mas elevado, pero que si la existencia de las 18 vértebras dorso-lumbares, no es una ano- malía en el único ejemplar con columna verte- bral completa hasta ahora conocido, lo que sería singularmente raro, representaría una raza muy in- ferior por la conformación del esqueleto. Los representantes de ambas razas, eran hipsoste- nocéfalos, y de talla sumamente pequeña. Estos datos generales, podrán aumentar conside- rablemente de importancia, cuando se practiquen estudios especiales de los esqueletos y cráneos hasta ahora descubiertos, con los objetos á la vista, y no con simples fotografías ó vagos recuerdos déla me- moria, con los que trazo este bosquejo. RESTOS HUMANOS DEL PISO ENSENADENSE [Plioceno inferior) Solo se conocen de este horizonte unos cuantos dientes, particularmente incisivos, procedentes de la dentadura de leche, que no permiten ninguna de- ducción. Cráneo humano encontrado en el pampeano superior i plioceno supe- rior) clel Rio de Arrecifes, según fotografía. (Raza dolicocéfala). CARACTERES DEL PRECURSOR Ó DE LOS PRECURSORES DEL HOMBRE EN LA ÉPOCA MIOCENA La existencia en la República Argentina, durante la época miocena, en el horizonte de Monte Hermoso, de un sér bastante inteligente para tallar aunque fue- ra de una manera bastante tosca, groseros instru- mentos de cuarcita, y servirse del fuego, es un he- cho evidente por las pruebas materiales que de ello se han recogido ; pero, hasta el presente no conoce- mos el mas pequeño vestigio del esqueleto de ese 86 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ser, que nos pueda dar algunos indicios sobre sus caractéres de conformación mas ó ménos probables. ¿ Ese ser era el hombre ? Esta misma pregunta se lia hecho en Europa á propósito de los pedernales tallados encontrados en las capas de la época miocena, y aunque en un prin- cipio se consideraron como trabajados por el hom- bre, se cambió luego de opinión, atribuyéndolos á un precursor del hombre, intermediario entre este y los monos superiores. Los distinguidos sabios que han tratado este pun- to, entre los cuales descuella el profesor De Mor- tillet, razonan de esta manera. Los animales varían de una época geológica á otra, y estas variaciones son tanto mas rápidas cuanto se trata de animales de organización mas complicada. Pero estas variacio- nes, ni son radicales, ni bruscas ó repentinas, sino que se verifican de una manera paulatina y sucesiva- mente, de tal modo, que las faunas de dos capas contiguas, siempre se parecen más entre ellas, que las dedos capas separadas. Ahora desde la fauna del terciario antiguo de Tlienay , la fauna mamalógica se ha completamente renovado. Ninguna de las es- pecies actuales, existía en esa época, pero estaban representadas por tipos diferentes, aunque pareci- dos, hoy extinguidos. El hombre no podría constituir la única escepcion ; por consiguiente, siguiendo las leyes de la paleontología, todavía no podía haber El mismo cráneo, visto de lado, según fotografía. (Plioceno superior). Raza dolicocéfala. hecho su aparición en esta época, en la que debía es- tar representado por un sér mas imperfecto y mas parecido al tipo de los monos, sér hipotético que se hadado en llamar el precursor del hombre. El profesor Gaudry, cuya prudencia os proverbial, dice á este respecto : « No hay en la época del mio- ceno medio una sola especie de mamífero idéntica á los actuales. Cuando uno se coloca bajo el punto de vista de la paleontología pura, es difícil de suponer que los que tallaron los pedernales de Thenay han quedado inmóviles en medio de ese movimiento ge- neral. Así pues, si quedara demostrado que los pe- dernales del calcáreo de Beauce recogidos por Bour- geois han sido tallados, la idea mas natural que se presentaría á mi mente, sería la deque ellos fueron tallados por el Dryopithecus » \ gran mono antro- pomorfo, muy parecido al hombre, hoy extinguido, cuyos restos fósiles se han recogido en los terrenos del mioceno medio de Europa. No participa en un todo de esta opinión el profe- sor De Mortillet, quien crée que los peder- nales fueron tallados por un precursor del hombre, mas imperfecto que este, pero mas avanzado que los monos antropomorfos, ser hipotético al que dá el nombre genérico de Anthropopithecus. 2 En el mismo caso se encuentra el sér descono- cido que talló los pedernales y encendió los fogones 1 A. Gaudry. Les enchainements du monde animal. Mammiféres tertiaires, p.240, a. 1878. 2 De Mortillet. Le prehistorique, p. 101, a. 1885. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 87 que se encuentran sepultados en los estratos de Monte Hermoso. Desde entonces la comarca ha cambiado de aspecto repetidísimas veces. El mar ha avanzado dentro del continente por lo menos cuatro veces, y se ha retirado otras tantas. Desde entonces se han sucedido ocho faunas distintas, y la fauna de mamíferos se ha completamente renovado por lo me- nos dos veces. En Monte Hermoso no se encuentra una sola especie de mamífero todavía existente; hay mas: no hay ninguna que haya alcanzado hasta el cua- ternario, ninguna que haya llegado hasta el pampea- no ó plioceno medio ó superior. De los géneros actua- les apenas habían aparecido uno que otro, y todos del grupo de los roedores que entre los mamíferos es sabido son aquellos deformas mas persistentes. En estas condiciones, ¿ es posible la existencia del hombre en Monte Hermoso ? Lo mismo que en Eu- ropa, examinando la cuestión bajo el punto de vista de las leyes de la sucesión paleontológica, podemos contestar, no ; el hombre no había hecho aún su aparición. Luego, los pedernales que se encuentrau en los terrenos de esa época, no fueron tallados por el hom- bre, sino por un precursor mas ó ménos inmediato. Pero, surge entonces acá otra cuestión : ¿quién era ese precursor ? ¿ Acaso era idéntico con el Antro- popithecus ? No conocemos los caractéres de este último, pero cuando se considera que la mayor parte de los géneros del antiguo continente son diferentes de los de Sud-América, la primera idea que se nos ocurre es que el precursor del hombre de la época miocena en A mérica, pudo ser no solo específica sino también genéricamente distinto del que habitaba en la misma época la Europa. Aún mas, puede ser que ya este ó ya aquel no sea el precursor directo, pues un género que se extiende sobre grandes superficies presenta siempre un considerable número de formas distintas llamadas especies, que siguiendo en su evo- lución divergente, se separan luego aún mas para dar origen á géneros ó sub-géueros : luego, si durante el mioceno hubo varias especies de Antropopithe- cus, es claro que solo una es la antecesora de la hu- manidad actual, el verdadero precursor directo, mientras que las otras serían precursores indirectos que se extinguieron en el curso de las épocas geoló- gicas sin llegar hasta nosotros. Pero no solo pudieron desaparecer especies de Antropopithecus , sino también géneros aliados, que formaron parte de la familia de los Hominidse , y que se extinguieron sin dejar descendencia, y es- tos también serían precursores indirectos del hom- bre. Sin duda las consideraciones precedentes compli- can singularmente el problema de la evolución del hombre, y sin embargo, hay mas todavía : conside- rando la cuestión bajo el punto de vista evolutivo y filogénico, el hombre ha tenido no uno sino una série de precursores directos, que tienen que haberse su- cedido hasta el hombre actual. Es indudable que el hombre y los antropomorfos existentes se han entroncado sucesivamente en una época lejana en un antecesor común, el Anthropomorphus , cuyos caractéres he establecido por medio de ciertas re- glas y procedimientos que he expuesto en mi obra Filogenia. Este Antier o pomorphus ha evolucio- nado en común como tronco antecesor de los prima- tos superiores, hasta que se separóla rama que con- conduce al hombre actual ; los caractéres restau- rados de ese sér de donde se separó esta rama, eran tan diferentes de los del hombre actual, que tiene que haber pasado por tres ó cuatro formas distintas, tan diferentes unas de otras, que tienen claramente un valor genérico, y son otros tantos Ánthropopi- thecus ó precursores del hombre. No conocemos hasta ahora los restos óseos de nin- guno de estos antecesores, pero sus caractéres se pueden restaurar por medio del cálculo. En Filogenia 1 he expuesto las reglas y proce- dimientos para la restauración de los antecesores, de las que no puedo dar acá ni siquiera una idea abre- viada, pero no puedo prescindir de transcribir la parte en que á grandes rasgos restauré la filiación y los antecesores del hombre hasta el Anthropomor- phns, ó antecesor común, cuyos caractéres restaura- dos son: fórmula dentaria |i, fe, |m(|pm.|m.)=32, fórmula digital ¡, intermaxilar y maxilares separa- dos en la juventud, trece vértebras dorsales y cin- co lumbares ó sea 1 8 dorso-lumbares, esternón de 6 piezas reunidas en tres ó cuatro, posición oblicua, hueso intermediario del carpo presente, región lumbar derecha, cráneo dolicocéfalo, sacro de 5 vértebras, coxis de 4 á 6 vértebras, talla de 0,80 á l m., capacidad craneana de 350 á 355 centímetros cúbicos, brazos que no llegaban á las rodillas, crá- neo casi liso, líneas temporales poco marcadas, cres- 1 F. Ameghino, Filogenia. Principios de clasificación transfor- mista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas. Buenos Aires y París, 1884. 88 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ta sagital ausente, cresta occipital poco elevada, ar- co superciliar poco desarrollado. Esta restauración del antecesor común, hecha se- gún procedimientos esplicados en la obra mencio- nada, reposa en el principio fundamental de distin- guir y escoger ayudados por los mencionados pro- cedimientos, los caractéres de inferioridad que se presentan actualmente en el hombre y en los antro- pomorfos, que son los que caracterizaban el Anthro- 'pomorphus primitivo. Este tronco ó antecesor común cuyos caractéres generales de organización quedan restaurados, lo designaremos provisoriamente con el nombre de A. Yeamos ahora de qué modo podemos ligar el hom- bre y los distintos antropomorfos actuales á ese an- tecesor común A actualmente extinguido. El hombre actual tiene 12 vértebras dorsales y 5 lumbares, igual á 17 dorso-lumbares. Siguiendo la evolución de la columna vertebral en sentido inverso, esto es, hacia su forma primitiva, te- nemos que el primer predecesor del hombre que di- feria del actual por su columna vertebral, y que de- nominaremos c, tuvo 13 vértebras dorsales y 4 lum- bares. La diferencia consiste solo en un par de costi- llas de mas en la primera lumbar, que resultaba ser asila última dorsal. Su predecesor aún mas lejano, que señalaremos e, tuvo 13 vértebras dorsales y 5 lumbares, igual á 18 dorso-lumbares, y tomó origen de un modo mas ó ménos directo del predecesor A, que tiene el mismo número de vértebras dorsales y lumbares. Además, entre el hombre actual y supredecesor c, debemos intercalar un intermediario b, provisto de un hueso intermediario del carpo, pues, como lo ve- remos pronto, dicho hueso existía en el antecesor c, teniendo entonces que haber desaparecido en su su- cesor 5; sus trazas son perfectamente visibles en el embrión de dos ó tres meses. Ahora entre ese antecesor 6 y el hombre actual te- nemos que intercalar todavía otro intermediario a, caracterizado por la ausencia de hueso intermediario del carpo, y por el intermaxilar separado de los ma- xilares en la juventud, pues es evidente que el su- cesor de b tiene que haber quedado largo tiempo con el intermaxilar independiente, puesto que dicho hue- so permanece distinto en el embrión después de la desaparición del hueso intermediario del carpo, y que todavía pueden distinguirse sus suturas con los maxilares en los primeros meses de la vida. vi Y IV Sh s O 12 dorsales y s lumbares igual á 17 dorso-lumbares ; in- termaxilnr unidolá los maxilares ; ausencia de hueso intermediario del carpo; 4 á 6 vértebras caudales; sacro de 5 vértebras y á menudo de 6 ; esternón con las s piezas que siguen al manubrio reunidas en una ; capacidad craneana de 1200 á 1500 cent, cúb.; talla ira45 á im85 ; cráneo liso y esférico ; lineas cur- vas temporales poco indicadas. 12 dorsales y 5 lumbares igual á 17 dorso-lumbares; in- termaxilar distinto de los maxilares en la juventud ; ausencia de hueso intermediario del carpo ; 4 á 6 vér- tebras caudales ; sacro de s vértebras. 112 dorsales y 5 lumbares igual á 17 dorso-lumbares ; intermaxilár distinto en la juventud ; un hueso inter- mediario del carpo ; 4 á 6 vértebras caudales ; sacro de 5 vértebras. III 13 dorsales y 4 lumbares igual á 17 dorso-lumbares; in- termaxilar distinto en la juventud; un hueso inter- mediario del carpo ; 4 á 6 vértebras caudales ; sacro de 5 vértebras. II 13 dorsales y 5 lumbares iguiil ¿18 dorso-lumbares ; in- termaxílar distinto en la juventud; un hueso inter- mediario del carpo ; 4 á 6 vértebras caudales ; sacro de 5 vértebras. I A 13 dorsales y 5 lumbares igual á 18 dorso-lumbares ; in- termaxilar distinto en la juventud ; un hueso inter- mediario del carpo; esternón de 6 piezas reunidas en 4 ó 5 ; coxis de 4 á 6 vértebras ; posición inclinada como el gorilla ; sacro de 5 vértebras ; cráneo doli- cocéfalo; talla 0m80; capacidad craneana 300 á 355 cent, cúb.; brazos cuyas manos no alcanzaban á la rodilla; cráneo sin cresta sagital ; cresta occipital poco ele- vada y líneas curvas temporales bien indicadas ; ar- cos superciliares poco pronunciados. Tenemos así la genealogía del hombre á partir de A representada por cuatro intermediarios distintos, a, b, c y e que figuraremos gráficamente con cuatro líneas sucesivas dispuestas en una série ó rama ascendente que parte de A para terminar en el hombre. Una vez que á grandes rasgos hemos restaurado la genealogía de una forma cualquiera, nuestras investigaciones se encaminarán á determinar cuál es sn mas próximo pariente ó el último vástago que de ella se separó. Los caractéres de organización son los que para ello deben servirnos de guía aunque sin perder un instante de vista las leyes según las cuales se veri- fica su aparición y desaparición, que nos dan su verdadera interpretación. Debemos tener siempre presente que cuando un carácter de organización no obedece á una evolución progresiva hácia un punto que tiende constantemente á alcanzar, solo aparece una vez con idénticos caractéres, pero puede desa- parecer sucesivamente y á intérvalos muy variados en especies muy distintas. Quiere esto decir, que si el hombre por carecer de hueso intermediario del carpo se separa del orangután y del gibon que tie- nen dicho hueso, para acercarse á lo ménos aparen- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 89 teniente del gorilla y del chimpancé que lo han perdido, ello no prueba que los últimos sean parien- tes mas cercanos del hombre que los primeros, puesto que el hueso carpal intermediario puede haber desaparecido en cada uno por separado y en épocas distintas, como en efecto así ha sucedido desde que encontramos dicho hueso en el gibon que es el que mas se acerca del tipo primitivo y en el orangután que es el que mas se ha alejado de dicho tipo, y que falta en el hombre y en los otros dos antropomorfos que atraviesan por etapas distintas de evoluciou. Y pruébalo igualmente la restauración anterior de la genealogía del hombre que nos de- muestra que la pérdida del hueso intermediario del carpo es en él un carácter de organización relativa- mente moderno, posterior á la última reducción del número de las piezas de la columna vertebral. Debemos entonces prestar preferente atención é importancia á la aparición de nuevos órganos ó á la unión entre sí de otros ya existentes, mas bien que á la desaparición de estos. Ahora, si seguimos la rama ascendente que del ante- cesor A conduce al hombre actual, encontramos que después de su separación del antecesor común, la rama precursora del hombre solo adquirió dos earac- téres de organización que se encuentran en las condi- ciones requeridas para revelarnos exactamente cuá- les son sus mas cercanos parientes zoológicos ; la unión del intermaxilar con los maxilares, y la unión en una sola de las distintas piezas que constituyen el esternón. La unión, desde los primeros meses de la vida, del intermaxilar á los maxilares, en el grupo que estudiamos, es exclusiva del hombre: sabemos que existe una ley que nos enseña que dos piezas reu- nidas en una sola no vuelven á separarse, de donde deducimos que ninguno de los precursores de los antropomorfos tuvo los maxilares y el intermaxilar reunidos en la primera infancia, lo que prueba á su vez que el hombre adquirió este carácter después de haberse separado de los cuatro antropomorfos actuales y sus precursores extinguidos. Y esto se verá que concuerda igualmente con los resultados obtenidos en la restauración de la genealogía del hombre, en la que encontramos la unión de las men- cionadas piezas, como caracterizando la última etapa de importancia, ó sea la mas moderna porque ha pasado el hombre. El segundo carácter, el de la unión de las distin- tas piezas del esternón en una sola, es común al hombre y al gibon, dos formas que ya hemos visto se acercan por los demás caractéres de organización. La unión en uno solo de los seis huesos del esternón, soldadura verificada en ambos sobre el mismo plan y que ha dado por resultado la formación de una pieza de casi idéntica forma, solo debe haber aparecido unavez en el grupo, en un antecesor común al hombre y al gibon, y después de haberse desprendido de las ramas que dieron origen al orangután, al gorilla y al chimpancé, que han conservado el esternón dividido en varias piezas distintas. Luego es evidente que de los antropomorfos actuales el gibon es el pariente mas cercano del hombre, ó, en otros términos, el último de los antropomorfos existentes que se separó de la línea ascendente que dió origen al hombre. Q O rQ To rQ s O rQ o o Ú) II P-i (D *§ cfí Q Q rrj « W 3 _r a %% C tí í-i O I>5 JO 03 S en o +* rO O JO $ El aumento ó disminución de un hueso importa siempre un cambio de organización de máxima im- portancia para la filogenia, que obliga al naturalista á separaren grupos distintos á los seres que presen- tan tales diferencias por pequeñas que ellas sean y por mas que se parezcan por los demás caracteres de organización, progresión y adaptación. En el pre- sente caso, por ejemplo, la ausencia ó presencia de un hueso intermediario del carpo, nos permite divi- dir los gibones en dos grupos bien definidos, de los que eluno, que es el predecesor ó mas antiguo, con- tinuaremos designándolo con su nombre científico de Hylobates, y el otro, como que desciende del primero, lo llamaremos Methylobates (después de Hylobates ). De estas dos formas, la mas cercana del hombre he- mos visto que es el verdadero gibon ó Hylobates ; pero desde que se separó del antecesor común x para adquirir su forma actual, puede haber pasado EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 91 por una ó mas formas de transición que tenemos que determinar para ligarlas á una délas formas antece- soras del hombre. Hemos visto que el Hylobates es el antropomorfo que menos se ha modificado en sus caractéres de or- ganización y que mas se parece al antecesor A, pues- to que después de su separación de este, puede de- cirse que su modificación mas profunda consiste en la disminución de dos ó tres vértebras caudales y en el aumento desproporcionado en el largo de sus bra- zos. Este intermediario entre el gibony A, lo distin- guiremos con a. Tenía, como el antecesor común A y el gibon actual, 13 vértebras dorsales y 5 tumbá- is vértebras dorsales y 5 lumba- res = 18 dorso-lumbares; esternón de una pieza; 2 á 4 vértebras cau- dales ; intermaxilar y maxilar se- parados en la juventud ; un hue- so intermediario del carpo; crá- neo braquicéfalo y casi liso; talla 0ni80 á imi6 ; capacidad craneana 300 á 3to cent, cúb.; brazos que tocan el suelo; líneas temporales bien marcadas ; crestas sagital y occipital poco elevadas; curva lumbar bien pronunciada. 13 vértebras dorsales y 5 lumba- res = 18 dorso-lumbares ; inter- maxilar y maxilares separados en la juventud ; un hueso inter- mediario del carpo ; esternón con las 5 piezas que siguen al ma- nubrio reunidas en una ; brazos mas cortos que el gibon ; coxis de 4 á 6 vértebras ; sacro de 5 vértebras. res, un intermaxilar distinto en la juventud, un hue- so intermediario del carpo y brazos mas cortos que el gibon actual. Como el hombre, tiene de 4 á 6 vér- tebras caudales, el mismo número que el antecesor común A, y que el gibon por el carácter de su ester- nón se demuestra que se separó de él en un antecesor común x, que debía igualmente tener un coxis de 2 á 4 vértebras, tenemos que el antecesor a del gi- bon, tenía el mismo número de vértebras caudales que el hombre. Habiéndonos, por otra parte, demostrado la con- formación del esternón que el hombre y el gibon des- cienden de un antecesor común ir que tenía el ester- nón de una sola pieza y 4 á 6 vértebras caudales, y que habían aparecido después de la separación de la rama ascendente que conduce al hombre, del oran- gután, el gorilla y el chimpancé, es claro que el antecesor a del gibon no puede descender directa- mente del antecesor común A, sino del antecesor x, que no sabemos aún á cuál de los antecesores del hombre corresponde. No puede haberse separado de los antecesores del hombrea, bj) c, porque estos tenían una vértebra de ménos que el gibon ó su antecesor a, y tendríamos entonces que admitir que éste en cierta época perdió una vértebra que luego volvió á recuperar, lo que estaría en completa contradicción con aquella lev que nos enseña que todo órgano desaparecido no vuelve á reaparecer. Por otra parte, si no puede haberse desprendido directamente del antecesor A por tener este último el esternón de varias piezas, etapa de 92 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS evolución menos avanzada que aquella por la que pasaba el antecesor común del hombre y del gibon a’ que tenía las piezas del esternón soldadas, es evi- dente que se desprendió de la rama ascendente que conduce al hombre entre los antecesores e y c. De este modo llegamos á determinar que e, es el antece- sora del hombre y del gibon que buscábamos, y que además de los caracteres que le hemos asignado en otra parte, tenía un esternón con las cinco piezas que siguen al manubrio reunidas en una sola, brazos cor- tos como los del hombre, una talla de 0m80 á lmÍO, una cavidad craneana de 300 á 350 centímetros cúbi- Cavidad craneana de 1000 á 1300 centímetros cúbi- cos ; talla tm40 á i™70. Cavidad craneana de 800 á 1100 centímetros cúbicos ; talla i'"30 á i 111 o o . Cavidad craneana de 600 á 900 Centímetros cúbicos ; talla 1">15 á i m 4 f > . Cavidad craneana de 400 á 700 cent, cúb.; talla i me- tro á lm30 ; 13 vért. dors. y 5 lumb.; un hueso inter- mediario del carpo ; ester- nón con los cinco huesos que siguen al manubrio reunidos en una pieza. Esternón con los ¡> huesos que siguen a1 manubrio reunidos en uno ; brazos cortos como los del hombre ; talla 0ra80 á iral0 ; capacidad craneana de 300 á 350 cent, cúb.; cráneo sin cresta sagi- tal; cresta occipital poco elevada ; li- neas curvas temporales bien marca- das. Esternón con los cinco huesos que si- guen al manubrio reunidos en tres ó cuatro piezas. C eos, un cráneo sin cresta sagital, una cresta occipital poco elevada, líneas curvas temporales bien marca- das, etc. Ahora entre el antecesor común del hombre y del gibon e, y el antecesor del hombre c, es preciso intercalar otro intermediario el, que derivado de e, dio origen á c, pues teniendo el antecesor del hom- bree, 1 3 vértebras dorsales y 4 lumbares, igual á 17 dorso-lumbares, y e que era el antecesor del hombre y del gibon 13 dorsales y 5 lumbares, es claro que el antecesor del hombre que se despren- dió de e, tenía igualmente 13 dorsales y 5 lumbares, y que solo perdió una lumbar al llegar á c. Del mismo modo, habiendo llegado á determinar que el antecesor e, difería por su esternón de una sola pieza, del antecesor común A, tenemos que intercalar entre el antecesor A y el antecesor e, un anillo intermediario f , cuyo esternón constaba de varias piezas distintas, como en el antecesor co- mún A. Indudablemente, para que el ser que se despren- dió del antecesor e, que tenía brazos cortos, adqui- riera los brazos desmesuradamente largos del gibon actual, debe haber pasado por un cierto número de intermediarios que aquí no tomamos en cuenta confundiéndolos todos en el antecesor del gibon a, pero que, sin embargo, si quisiéramos entrar en los detalles, como lo haremos mas tarde, podríamos determinar exactamente. Del mismo modo tenemos que admitir que entre el cerebro de 350 centímetros cúbicos del antecesor e, y el de 1200 á 1500 cen- tímetros cúbicos del hombre actual, debe haber un cierto número de intermediarios en los que la cavi- dad cerebral fué aumentando sucesivamente de tamaño ; pero como entre e y el hombre actual tenemos va determinados cuatro intermediarios dis- tintos, podemos también asignar desde ya á esos nuestros antepasados extinguidos, un volumen cere- bral aproximado de 400 á 700 centímetros cúbicos al antecesor el, de 600 á 900 al antecesor c, de 800 á 1100 al antecesor b, y de 1000 á 1300 al antece- sor directo a. Así también por la talla, podemos atribuir 1 m. á lm30 al antecesor el, 1 m 1 5 á l m4 5 al antecesor c, tm30 á lm60 al antecesor 5, y lm40 á 1 111 7 0 al antecesora. Al restaurar la genealogía del hombre, hemos asignado á e, un hueso intermediario del carpo: puede juzgarse ahora de la exactitud de la determi- nación, puesto que resultando serd, á la vez el antecesor del gibon, este tiene que haber heredado de él dicho hueso intermediario del carpo, que no llegó á trasmitirse hasta el hombre actual en la escala ascendente por este recorrida, ni tampoco hasta elMethylobates, en la línea ascendente di- EL HOMBRE* FÓSIL ARGENTINO 93 recta, recorrida por el Eylobates, de donde se puede igualmente juzgar de Ja razón que nos asis- tía para afirmar que el Hylobates era mas cercano del hombre que el Methylobates. No dejará de causar sorpresa, que coloquemos de este modo al gibon en un lugar mas cercano del hombre que el orangután, el chimpancé y aún el mismo gorilla, cuando se le juzgaba como el mas inferior de los antropomorfos, como el que mas se acercaba de los monos inferiores. Es esto absolu- tamente contrario á la opinión que domina en los naturalistas, y es en verdad uno de los resultados mas inesperados de la filogenia. Los naturalistas afirmaban la inferioridad del gibon, fundándose sobre sus callosidades, sus bra- zos desmesuradamente largos, su talla pequeña, su cerebro poco voluminoso, su hueso intermediario del carpo, y el número mas considerable de sus vér- tebras dorsales. Pero es que no habían reflexionado en que las callosidades podían ser un carácter délos antepasados que se había conservado en el gibon por circunstancias especiales, como muchos caractéres de inferioridad que conserva el hombre; ni tampoco en que la desaparición de dichas callosidades en el hombre y en los demás antropomorfos podía haberse producido por separado ; ni sabían que los brazos desmesuradamente largos del gibon, no eran un carácter de inferioridad heredado de un antepasado común, sino un carácter de adaptación de origen muy moderno, posterior á la separación divergente del hombre y del gibon ; ni comprendían que su pequeña talla era la misma del hombre de otras épocas, como nos lo demuestra no solo la filogenia, sitió también la misma existencia aún en la actua- lidad de razas de pequeña talla ; ni quisieron ver que el volumen pequeño del cerebro estaba en rela- ción con la talla, que el cráneo relativamente esfé- rico y liso del gibon, tenía mas importancia que el cerebro mas voluminoso de los otros antropomorfos que está acompañado de un desarrollo bestial de todas las crestas, que significa un verdadero retro- ceso ; ni quisieron sin duda recordar que la ausencia del hueso intermediario del carpo en el hombre, es una desaparición aislada de la que se ha operado en el gorilla y el chimpancé, como lo demuestra la existencia en los mismos gibones, de especies que carecen de dicho hueso, sin que pensaran tampoco en que su atrofia y desaparición era un carácter relativamente moderno, puesto que aún existía en un antecesor no muy lejano, como lo demuestra su existencia en el embrión ; ni tampoco tomaron en cuenta de que si el hombre actual solo tiene 17 vértebras dorso-lumbares, su antecesor pudo tener 18 como el gibon, olvidándose de que si un menor número de vértebras era un carácter mas humano, el orangután que solo tiene 16 vértebras dorso- lumbares, debía ser mas hombre que el hombre ; ni tomaron en cuenta las tres curvas bien marcadas de la columna vertebral del gibon que le dan una posición casi vertical ; ni supieron por fin apreciar la importancia de la conformación del esternón, fun- damental, por cuanto concierne á caractéres de orga- nización que tienen que haber aparecido una sola vez en un antecesor común, y que una vez adquiri- dos no pueden volver á desaparecer, carácter que bastaba y sobraba para separar al gibon definitiva- mente del gorilla, del chimpancé y del orangután, y acercarlo al hombre. Pero no nos ocupemos mas de esos errores ine- vitables, cometidos no por las personas, sino por lo imperfecto de los procedimientos de investigación empleados. Veamos ahora el camino recorrido por los otros antropomorfos y las formas de donde se han desprendido, aunque abreviando aún mas ; pues como ejemplo práctico de la aplicación de nuestro sistema, ya va tomando demasiada estension. El orangután, en distintos caractéres de organiza- ción y en no pocos progresivos, es una forma que denota una evolución mas avanzada que el gorilla y el chimpancé; y en otros se presenta como un tipo que ha seguido en su evolución al hombre y al gibon, desprendiéndose de la rama ascendente antes que el último, pero después del gorilla y del chimpancé. Por su braquicefalía podría descender del gorilla ó chimpancé; pero, en ese caso, no habría conservado el carácter primitivo del hueso carpal intermediario. Por otra parte, descendiendo el gorilla y el chim- pancé de un tipo primitivo dolicocéfalo, poco han evolucionado en ese sentido, y no es probable que se haya desprendido antes que ellos del antecesor común un tipo que siguiera en su evolución hácia la braquicefalía al hombre y al gibon, y conservara, como estos, el hueso carpal intermediario que debía desaparecer en los dos tipos que se habían inter- puesto entre él y los superiores. El gibon y el orangután están, además, unidos por la presencia de ciertos músculos que faltan en los otros antropomorfos, y por una evolución hácia la posición vertical mas avanzada que la del gorilla, 94 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS puesto que en el mismo orangután la última vér- tebra lumbar forma un principio de curva lumbar. En definitiva, sabemos que el orangután no puede descender ni del gorilla, ni del chimpancé, porque lia conservado el hueso intermediario del carpo que han perdido los últimos, pero que estos tampoco pueden descender del orangután, puesto que han conservado un mayor número de vértebras dorso- lumbares que este. Pero, si la pérdida de un cierto número de vér- tebras, como fenómeno de evolución que puede haberse verificado en grupos distintos y á intér- valos diferentes, no tiene mas que una importancia relativa, la persistencia de un carácter heredado de un antecesor común, prueba que los animales que lo presentan han evolucionado en conjunto, ascendiendo por una misma rama durante un cierto espacio de tiempo antes de separarse en formas distintas. El hueso' intermediario del carpo consti- tuye así un carácter de organización que une el orangután algibon, y por el antecesor d al hombre, alejándolo del chimpancé y del’gorilla, que, aunque pasando ambos por una misma etapa de evolución de la columna vertebral, carecen de dicho hueso, lo mismo que de otro pequeño huecesillo de natu- raleza sesamóidea, que se encuentra en el carpo del orangután, que existe igualmente en otros diver- sos monos inferiores, y del que también se han encontrado los vestigios en el embrión humano. Ahora, sucede con el orangután lo mismo que con el gibon: no todos presentan la misma orga- nización. Unos tienen los cinco dedos de cada miembro bien desarrollados y con uña ; otros tienen el pulgar del pié en parte atrofiado y sin uña. Como los antropomorfos y monos inferiores que han precedido al orangután tenían un pulgar del pié bien desarrollado y con uña, es evidente que las especies de orangután que carecen de uña en dicho dedo, la han perdido después que el tipo precursor del orangután se separó de la línea ascen- dente que conduce al hombre y al gibon y después que hubo adquirido los caractéres de organización osteológicos que distinguen á los orangutanes, ten- gan ó no uña en el pulgar del pié, de donde dedu- cimos igualmente que la ausencia de uña en dicho dedo es un carácter muy moderno, todo lo cual prueba de una manera incontestable que los oran- gutanes que carecen de uña en el pulgar del pié, proceden de otros que estaban provistos de uña en dicho dedo. Los orangutanes desígnanse con el nombre genérico de Simia que conservaremos para el tipo mas antiguo provisto de uña en el pul- gar del pié, designando el tipo mas moderno que de él se ha derivado y que carece de uña con el nombre de Metasimia (después de Simia). u ai | to « 1- ■°.2 >, 2-° ® o o o TÜ.'fl.S 'O g — 3 o S p d O — £ o ,SHS" «3 8 O g^3 Para abreviar, el tipo de orangután mas antiguo (Simia) que tiene 12 vértebras dorsales y 4 lumbares igual á 16 dorso-lumbares, tiene que haber pasado por el antecesor a, de 12 vértebras dorsales y 5 lumbares igual á 17 dorso-lumbares; por el ante- cesor mas lejano b, que tenía 13 dorsales y 4 lum- bares igual á 17 dorsolumbares ; y por el antecesor aún mas lejano c, que tenía 13 dorsales y 5 lum- bares igual á 1 8 dorso-lumbares, el que tomó á su vez origen, directa ó indirectamente, en el antecesor A. El antecesor del orangután c, tiene que haberse des- prendido de la rama que dió origen al hombre y al gibon, antes de la aparición del antecesor e que tenía las piezas del esternón reunidas en un solo hueso, pues si se hubiera desprendido de este ó de otro cualquiera de sus sucesores, es evidente que el orangután tendría un esternón de piezas soldadas como el hombre y el gibon. Por otra parte, de- biendo el orangután ó su mas lejano antecesor haber seguido durante un cierto tiempo el mismo camino evolutivo que siguió el antecesor e, claro es que el antecesor c del orangután tiene que haberse desprendido entre e y f, resultando así ser f el antecesor común del hombre, del gibon y del oran- gután. Quedan el gorilla y el chimpancé que, aunque se parecen tanto que muchos los incluyen en el mismo género, no pueden descender el uno del otro. El chimpancé no puede pretender por ante- cesor al gorilla porque tiene un cerebro menor que este, lo que denota una evolución ménos avanzada, sin que esto quiera decir que el gorilla sea mas EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 95 inteligente, pues en proporción de la talla el chim- pancé puede tener un cerebro mas desarrollado que aquel, lo que no impide que las leyes íilogénicas se opongan á la posibilidad de que un animal pueda descender de otro de un cerebro de ■volumen abso- luto mas considerable. El gorilla por su parte no puede descender del chimpancé, entre otras muchas razones, porque tiene una columna vertebral que denota una etapa de evolución ménos avanzada hcácia la posición vertical que la porque atraviesa el chimpancé. 12 vértebras dorsales y 4 lumbares = 16 dorso-lumbares ; un hueso in- termediario del carpo ; coxis de 2 á 4 vértebras ; intermaxilar distinto en la juventud ; esternón con los 6 hue- sos reunidos en 3 ó 4 piezas ; cavidad cerebral de 400 á 450 cent, eúb.; talla imi o a i”60, 12 vértebras dorsales y 5 lumbares = 17 dorso-lumbares. 13 vértebras dorsales y 4 lumbares = 17 dorso-lumbares. 13 vértebras dorsales y 5 lumbares = 18 dorso-lumbures. «i Quedan estas dos alternativas, ó descienden de un antecesor común que se desprendió mas ó ménos directamente de la línea ascendente que conduce al hombre, al gibon y al orangután, ó se han despren- dido de dicha línea ascendente por separado, evolu- cionando igualmente por separado. Esta última suposición sería admisible si existie- ran entre el chimpancé y el gorilla diferencias notables en los caracteres de organización, de pro- gresión ó de adaptación. Pero tales diferencias no existen en los caractéres de organización, y si se observan algunas en los caractéres de progresión y de adaptación, ellas no son tan considerables que nos permitan admitir su separación inicial desde la línea ascendente que del antropomorfo primitivo conduce al hombre, bastando apenas para demostrar lo que ya hemos afirmado, que el uno no puede descender del otro. En cambio, las semejanzas son de un orden mas elevado y tienen otra importancia : no solo ambos son dolicocéfalos, sino que ambos tienen la misma conformación del cráneo salvo el tamaño absoluto y el desarrollo de las crestas, diferencias producidas por la talla mas considerable del gorilla y su proceso de osificación mas avanzado; las crestas sagital, occipital, temporal y superciliar se parecen en la forma y en su modo de desarrollo ; ambos tienen los brazos con corta diferencia del mismo largo; ambos tienen los dedos unidos por las mismas membranas O s o interdigitales, carácter que por sí solo bastaría para demostrar su unidad originaria; ambos carecen del 96 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS hueso intermediario del carpo que se encuentra presente en el gibon y en el orangután; ambos tie- nen el mismo número de vértebras lumbares; el número de las vértebras dorsales y costillas es igual- mente el mismo; por fin, como si todos estos carac- téres no fueran bastante, parece ya un hecho indiscutible que ambos sean fecundos entre sí, produciendo híbridos de caractéres intermediarios especialmente por el desarrollo de las distmí is cres- tas del cráneo, que habían s¡do considerados en uu principio como ejemplares de una nueva es- pecie. Es luego evidente que ambos descienden de un antecesor común inmediato a, caracterizado igual- mente por 13 vértebras dorsales y 4 lumbares, la falta de hueso intermediario del carpo, una región lumbar derecha como en el gorilla, un cráneo con crestas ménos desarrolladas que el gorilla, una ca- vidad cerebral de 350 á 420 centímetros cúbicos, una talla comparable ála del chimpancé, etc. Entre el antecesor a del gorilla y del chimpancé, con 2 á 4 vértebras caudales y sin hueso interme- diario del carpo, y el antecesor común A con una vértebra dorso-lumbar de mas, un hueso interme- diario del carpo y 4 á 6 vértebras caudales, hay un intermediario b, caracterizado por 13 vértebras dor- sales, 4 lumbares y un hueso intermediario del carpo heredado del antecesor común A pero que no lo transmitió al sucesor a. Este antecesor b del gorilla y del chimpancé, fué precedido por otro antecesor c que tenía como el antecesor común A, 13 vértebras dorsales y 5 lumbares. A, es así el antecesor comuu del hombre y de los cuatro antropomorfos actuales délos que reúne los caractéres generales, y tomó á su vez origen de otro antecesor B caracterizado por presentar los cinco huesos del esternón que siguen al manubrio, todos separados, el intermaxilar dis- tinto délos maxilares, y el sacro compuesto de 3 ó 4 vértebras como en la mayoría de los monos catarri- nianos ó del antiguo continente, los que se separa- ron de un antecesor mas lejano antes que B, y así podríamos seguir hasta ligar el hombre á todos los demás primatos y al resto de los mamíferos. Una vez restaurada la genealogía del hombre y de los antropomorfos existentes, podemos igualmente designar con nombres genéricos propios cada uno de los antecesores restaurados, como lo indica el árbol filogénico adjunto, indicando los principales caractéres distintivos de cada una de las formas res- tauradas. En lo que concierne al caso presente, los carac- téres mas importantes de los anillos filogénicos de- terminados, son: Píiothomo ó primer antecesor del hombre: 12 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar dis- tinto de los maxilares en la juventud; hueso inter- mediario del carpo ausente ; esternón con el manu- brio separado y las cinco piezas que siguen soldadas ; 13 véi’tebras dorsales y 4 lumbares = 17 dorso- lumbares ; ausencia de hueso intermediario del carpo; los 6 huesos del esternón reunidos en 3 ó 4 piezas ; capacidad craneana de 330 á 420 cent, cúb.; talla de i“20 á luso ; curva lumbar formada por las dos últimas vértebras lumbares ; coxis de 2 á 4 vértebras ; inter- maxilar distinto en la juventud ; cráneo do- licocéfalo ; crestas sagital, occipital y tem- porales no tan desarrolladas como en el go- rilla; brazos que llegan debajo délas rodi- llas. -U a 53 CU s 13 o Gorilla. — 13 vértebras dorsales y 4 lum- bares ; ausencia de hueso intermediario del carpo ; esternón de varias piezas; coxis de 2 á 4 vértebras ; capacidad craneana de 460 á eso cent, cúb.; talla de i'"40 á i“70 ; cráneo dolicocéfalo ; crestas sagital, occipital, tem- poral y superciliar de un desarrollo enorme ; brazos que llegan á la mitad de la pierna ; región lumbar derecha. 13 vértebras dorsales y 4 lumbares = 17 dorso- lumbares ; ausencia de hueso intermediario del carpo ; capacidad craneana de 350 á 420 cent, cub.; talla de 1®10 á i“30 ; región lumbar derecha sin curva ; coxis de 2 á 4 vérte- bras ; esternón de varias piezas distintas ; cráneo dolicocéfalo; crestas no muy elevadas ; brazos que llegaban debajo de las rodillas. 13 vértebras dorsales y 4 lumbares = 17 dorso- lumbares ; un hueso intermediario del carpo; coxis de 2 á 4 vértebras ; esternón de varias piezas; capacidad craneana de 330 á 400 cent, cúb.; talla de i metro á im25 ; región lumbar derecha; cráneo dolicocéfalo ; crestas poco elevadas; brazos que llegaban á las rodillas. o 13 vértebras dorsales y s lumbares = 18 dorso- lumbares ; un hueso intermediario del carpo ; esternón con los cinco huesos que siguen al manubrio reunidos en varias piezas ; coxis de 2 á 4 vértebras ; capacidad craneana de 320 á 380 cent, cúb.; talla de 0m90 á 1“10 ; crá- neo dolicocéfalo ; cresta sagital ausente ; brazos cortos. <1 sacro de 5 vértebras; coxis de 4 á 6 vértebras; posición vertical con lastres curvas bien indicadas; capacidad craneana de 1000 á 1300 centímetros cú- bicos; talla de lm40 á lm70; cráneo braquicéfalo, casi esférico y liso; ausencia de cresta sagital y occipital; líneas curvas temporales bien indicadas; brazos de largo mediano. EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 97 Dipbothomo ó segundo antecesor del hombre: 12 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar dis- tinto de los maxilares en la juventud; hueso inter- mediario del carpo presente; esternón con las cinco piezas que siguen al manubrio soldadas ; sacro de 5 vértebras ; coxis de 4 á 6 vértebras ; posición ver- tical con las curvas no tan pronunciadas como en el hombre; capacidad craneana de 800 á 1000 centíme- tros cúbicos; talla de 1 m30 á lm60; cráneo braqui- céfalo aunque no tanto como en el hombre, ni tan liso ; crestas sagital y occipital ausentes ; líneas cur- vas temporales bien marcadas; brazos de largo me- diano. Tbípbothomo ó tercer antecesor del hombre: 13 vértebras dorsales y 4 lumbares; intermaxilar distin- to de los maxilares en la juventud; hueso interme- diario del carpo presente; esternón con las cinco pie- zas que siguen al manubrio soldadas; sacro de 5 vér- tebras; coxis de 4 á 6 vértebras ; posición vertical, intermediaria entre la del hombre y la del gibon; cavidad craneana de 600 á 900 centímetros cúbicos; talla de lnT5 á lm45; cráneo menos braquicéfalo que en el hombre, Prothomo y Diprothomo ; cráneo sin cresta sagital y con una cresta occipital apenas 13 98 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS indicada ; líneas curvas temporales bien marcadas ; brazos de largo mediano. Tetraprothomo ó cuarto antecesor del hombre: \ 3 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar dis- tinto de los maxilares en la juventud; hueso interme- diario del carpo presente; esternón con las cinco pie- zas que siguen al manubrio soldadas; sacro de 5 vér- tebras; coxis de 4 á 6 vértebras; posición bastante oblicua; capacidad craneana de 400 á 700 centímetros cúbicos; talla lm á lm30; cráneo braquicéfalo en com- paración délos del gorilla y chimpancé, dolicocéfalo comparado con el del hombre de ahora; cresta sagital ausente: cresta occipital baja; líneas curvas tempo- rales bien marcadas aproximándose ála sutura coro- nal; brazos de largo mediano. Prothylobates ó antecesor del gibon : 1 3 vérte- bras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo presente ; esternón con las cinco piezas que siguen al manubrio reunidas en una sola; sacro de 5 vértebras ; coxis de 4 á 6 vértebras ; posición obli- cua, pero no tanto como en los demás antropomorfos, á excepción del gibon; las tres curvas de la columua vertebral poco pronunciadas; capacidad craneana de 300 á 350 centímetros cúbicos; talla de 0ra80 á lm15; cráneo ménos braquicéfalo que el del hombre y el del gibon; cresta sagital poco aparente; cresta occipital muy baja; líneas curvas temporales bien marcadas; brazos de largo intermediario entre los del hombre y los del gibon. Collexsterjnum ó antecesor común del hombre y del gibon : 13 vértebras dorsales y 5 lumbares; in- termaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo presente; esternón con los cinco huesos que siguen al manubrio reunidos en uno solo ; sacro de 5 vértebras; coxis de 4 á 6 vértebras; posición oblicua como en el gibon ó algo ménos; las tres curvas de la columna vertebral no tan pronunciadas; capacidad craneana de 300 á 350 cen- tímetros cúbicos; talla 0m80 á 1 ni 1 0 ; cráneo braqui- céfalo, pero ménos que en el hombre y el gibon; cresta sagital ausente; cresta occipital poco elevada; líneas curvas temporales bien marcadas y mas cerca de la sutura coronal que en el hombre; brazos cortos, comparables á los del hombre. Protosimia ó primer antecesor del orangután: 12 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar dis- tinto de los maxilares en la juventud; hueso interme- diario del carpo presente; esternón con los cinco hue- sos que siguen al manubrio reunidos en tres ó cua- tro; sacro de 5 vértebras; coxis de 2 á 4 vértebras; posición oblicua; curva lumbar formada solo por la última vértebra lumbar; capacidad craneana de 420 á 450 centímetros cúbicos; talla de lm10 á lm40; cráneo braquicéfalo; crestas sagital y occipital ménos elevadas que en el orangután; líneas curvas tempo- rales en forma de crestas, pero notan elevadas como en el orangután; arco superciliar bastante elevado; brazos cuyas manos llegaban ála mitad de la pierna. Diprotosimia ó segundo antecesor del orangután: 13 vértebras dorsales y 4 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso in- termediario del carpo presente; esternón con las cinco piezas que siguen al manubrio reunidas entres ó cuatro; sacro de 5 vértebras; coxis de 2 á 4 ; po- sición oblicua; curva lumbar formada por una sola vértebra; capacidad craneana de 380 á 420 centíme- tros cúbicos; talla de lm á lra25; cráneo braquicéfa- lo; cresta sagital y occipital ménos elevada que en Protosimia ; líneas curvas temporales todavía en forma de cresta, pero poco elevada; brazos cuyas manos alcanzaban debajo de las rodillas. Triprotosimia ó tercer antecesor del orangután: 13 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso in- termediario del carpo presente; esternón con las 5 piezas que siguen al manubrio reunidas en tres ó cuatro; sacro de 5 vértebras; coxis de 4 á 6 vérte- bras; posición oblicua; curva lumbar formada por una sola vértebra; cavidad craneana de 350 á 380 centímetros cúbicos; talla de lm á 1 tn 1 0 ; cráneo bra- quicéfalo; cresta sagital apenas indicada; cresta occi- pital poco elevada; líneas curvas temporales bien marcadas; arco superciliar no muy pronunciado; brazos cuyas manos llegaban á las rodillas. Coristerwum ó antecesor común del hombre, del gibon y del orangután : 13 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo presen- te; esternón con los 5 huesos que siguen al manu- brio reunidos entres ó cuatro piezas; sacro de 5 vér- tebras; coxis de 4 á 6 vértebras; posición oblicua; curva lumbar formada por una sola vértebra; capa- cidad craneana de 300 á 350 centímetros cúbicos; talla de 0m80 á 1ra 10; cráneo tendiendo ála dolico- cefalía; cresta sagital ausente; cresta occipital poco elevada; arcos superciliares poco pronunciados; lí- neas curvas temporales bien marcadas; brazos cortos. Protroglodytes ó antecesor del gorilla y el chimpancé : 1 3 vértebras dorsales y 4 lumbares; in- EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO 99 termaxilar distinto délos maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo ausente; esternón con los 5 huesos que siguen al manubrio reunidos en tres ó cuatro piezas ; sacro de 5 vértebras ; coxis de 2 á 4 vértebras; posición oblicua como elgorilla; re- gión lumbar derecha, sin curva; capacidad craneana de 350 á 420 centímetros cúbicos; talla de lm20 á lm30; cráneo dolicocéfalo; crestas occipital y sagital no tan elevadas como en elgorilla; arcos supercilia- res ménos elevados que en el gorilla; líneas curvas temporales en forma de cresta, pero sin alcanzar el desarrollo enorme que tienen eu el gorilla; brazos que llegaban debajo délas rodillas. Diprotroglodytes ó segundo antecesor común del gorilla y del chimpancé : 13 vértebras dorsales y 4 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo pre- sente; esternón con los cinco huesos que siguen al manubrio reunidos en tres ó cuatro piezas; sacro de 5 vértebras ; coxis de 2 á 4 vértebras ; posición obli- cua; curva lumbar ausente, la región lumbar queda derecha como en el gorilla; capacidad craneana de 330 á 400 centímetros cúbicos; talla de 1™ á 1OT25; cráneo dolicocéfalo; cresta sagital apenas aparente; cresta occipital y arcos superciliares poco elevados; líneas curvas temporales bien marcadas; brazos cu- yas manos llegaban á las rodillas. Triprotroglodytes ó tercer antecesor del gorilla y el chimpancé : 13 vértebras dorsales y 5 lumbares; intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud; hueso intermediario del carpo presente; esternón con los cinco huesos que siguen al manubrio reunidos en tres ó cuatro piezas ; sacro de 5 vértebras ; coxis de 2 á 4 vértebras; posición oblicua; región lumbar derecha; capacidad craneana de 320 á 380 centíme- tros cúbicos; talla de 0m90 á 1 m 1 0 ; cráneo dolicocé- falo; cresta sagital apenas aparente; cresta occipital y arcos superciliares poco elevados; líneas curvas temporales bien marcadas; brazos algo mas largos que los del hombre. Anthropomorphus ó antecesor común del hom- bre y de los antropomorfos existentes ; fórmula dentaria ¡i. \ c. § m. (f prm. § m.)= 32 (carácter trasmitido á todos sus descendientes) ; fórmula di- gital | (carácter trasmitido á todos sus descendien- tes con escepcion del Metasimia en el que se ha atrofiado el pulgar del pié que ha perdido la uña); 1 3 vértebras dorsales y 5 lumbares (carácter trasmi- tido únicamente al gibon); intermaxilar distinto de los maxilares en la juventud (carácter trasmitido á los cuatro antropomorfos y perdido en el hombre); un hueso intermediario en el carpo (carácter trasmi- tido únicamente al orangután y á algunos gibones); esternón con los 5 huesos que siguen al manu- brio reunidos eu tres ó cuatro piezas (carácter tras- mitido al orangután, gorilla y chimpancé) ; coxis de 4 á 6 vértebras (carácter trasmitido únicamente al hombre); posición oblicua (carácter trasmitido al orangután, gorilla y chimpancé, é incompletamente al gibon); sacro con cinco vértebras; capacidad cra- neana de 300 á 350 centímetros cúbicos ; talla de 0m80álm; cráneo dolicocéfalo ; cresta sagital au- sente ; cresta occipital y arcos superciliares poco pronunciados ; líneas curvas temporales bien mar- cadas y próximas á la sutura coronal ; brazos cor- tos. Proakthropomorphus ó precursor del anthro- pomorphus ; 13 vértebras dorsales y 5 lumbares ; intermaxilar distinto ; hueso intermediario del car- po presente ; esternón con las 5 piezas que siguen al manubrio separadas ; sacro de solo 3 ó 4 vérte- bras soldadas, etc. 100 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS BIMIOIDEA Los caracteres de los representantes de este orden son los siguientes : Incisivosf, caninos muelas § ó §, todos los dientes en serie continua, y los verdaderos molares tuber- culosos. Todos los dientes radiculados. Ramas mandibulares soldadas. Orbitas dirigidas adelante y formando círculo completo, con las cavidades orbitarias separadas de las fosas temporales por un tabique óseo raramente interrumpido. No mas de 19 vértebras dorso-lumbares. Sacro de 3 ó 4 vértebras. Cola siempre aparente y generalmente muy larga. Anapófisis presentes. Clavículas bien desarrolladas. Carpo con los huesos en série lineal con los del metacarpo. Un hueso intermediario del carpo. Cinco dedos en cada pié, con uñas planas, raramente acompañadas de algunas comprimidas. Pié plantígrado y cou pulgar oponible. Un hueso penis. Posición horizontal. Los representantes del orden de los simioideos, se dividen en tres sub-órdenes, que se distinguen por los siguientes caracteres : Premolares |, verdaderos molares § Catarrhini. Premolares §, verdaderos molares | Platyrrhini. Premolares!, verdaderos molares | Arctopitheci. De estos tres sub-órdenes, el de los catarrinianos es propio del viejo mundo, y los platirriuianos y arctopitecos son exclusivos de América, teniendo ambos sub-órdenes representantes vivos en el territorio déla República. PLATYMHINI Se dividen en dos familias que se distinguen muy bien por la forma de la cola. Cola prehensil Cebiche. Cola no prehensil Pithecidee. CEBIDME MYGETES illiger Prodrornus Syst. Mawm. et Av., p. 70, a. 1811. Mycctcs carayá Azara El carayá, Azara, Apuní, para la hisl. nat. de los cuadrú- pedos delParag., II, p. 169, a. 1802. Mycetes carayá, (Az.) Rengger, Naturg. d. Sáugeth. v. Parag. p. 13, a. 1830. Wagner-Schreber, Sáugeth., etc., Suppl. v, p. 68. Reichenbach, Affen., p. 67. Rürmeister, Descrip. phys., etc., III, p. 47. Habita la provincia de Corrientes y los territorios del Chaco y de Misiones. No se conoce fósil. GEBUS ERXLEBEN Erxi.eben, Syst. Regn. Anim., p. 44, a. 1777. Cebas libidinosas Spix Cebus Azaree, Rengger, Naturg. d. Sáugeth.. etc., I, p. 26. Bdrjieister, Descrip. phys., etc., III, p. 52. Cebas libidinosiis, Spix, Sim. Ves p. Bras. etc., 5, u°2, tab. II. Wagner-Schreber, Suppl. Y, 83. Reichenbach, Affen., etc., p. 34. Cebus nigroviltatus, Natterer, Wagner, Abh. d. Kan. Bair Acad., etc., phy. m. Cl. t. V, 430. Wagner-Schreber, Suppl., V, 86. Cebus elegans. Isid. Geoff. St. IIilaire, Cat. d. coll. du Mus,, etc., p. 41. Cebus versicolor, Pucheran, Rev. zool., etc-, 1845, p. 385. — Id., Archiv. d. Mus., V, p. 55 J. Wagner-Schreber, Suppl., Y, p. 95. El Cay, Azara, Apunt., etc., II, p. 182. PLANUNGULADOS 101 La especie habita el territorio del Chaco. No se conoce fósil. La ausencia de huesos de monos de la familia de los Cebidee, tanto en la formación pampeana como en las mas antiguas, es tanto mas sorprendente, cuanto que se han encontrado sus restos fósiles en cierta abundancia, en los terrenos pampeanos y cua- ternarios del Brasil, particularmente en los depó- sitos de las cavernas, de donde se citan las siguien- tes especies. Protopithecus brasiliensis, Lund, Blik paa Brasil, etc., — icl., Kongl. Dansk. Selsk. Afh. 9. Theil , 1842. Animal de gran talla, según parece muy diferente de los demás monos sud americanos. Cebus macrognatus , Lund, 1. c., 1842. No hay de ella una descripción satisfactoria, y no seria im- posible que fuese idéntica á algunas de las existen- tes. Cebus cirrhifer, Lund, 1. c., 1841. Se halla en el mismo caso que la precedente. Cebus apella, Lra., Syst. nat., etc., 1766. Espe- cie viviente, recogida fósil en las cavernas del Brasil por Lund y Claussen, y mencionada por Lydekker eu el Cat. ofthe fossil mamm. in the Brit. Mus. Part. I, p. 7, 1885. Mycetes ursinus, Geoff., Aun. du Musseum, vol. XIX, p. 108, a. 1812. Especie existente, reco- gida en estado fósil en los depósitos cuaternarios de las cavernas del Bi asil, por Lund y Claussen, y mencionada por Lydekker en el Cat., etc., 1. 1, p. 8. PITHECIDAE NYCTIPITHEGUS spix Spix, Sim. et.Vesp. Bras., 24. IV yetipitlieeus felinas Spix Spix, Ob. cit. Gray, Ann. and. Mag. nat. hist., I, ser., t. X, p. 256. Is. Geoff. St. Hilaire, Archiv. d. Mus., IV, 19. Wagner en Wiegman, Arch., etc., 1843, II, 21. — Id., Abh. d. k.BairAkad. phys. Cl, V, p. 443.— Id., Schreber. Suppl. V, p. 106. Reichenbach, A fíen., etc., 17, fig. 49-51. Burmeister, DesGrip. phys., etc., III, p. 59. Azara, Apunt., etc., II, p. 195. {El Miriquina). Nyctipilhecus trivir gatas, Rengger, Saugeth. v. Parag., p. 58. Nocthoro trivirgatus , Fr. Cüvier, Hist. nat. d. Mammif., t. III. Habita la parte setentrional del territorio del Chaco. No se conoce fósil. Se mencionan dos especies de esta familia, como encontradas en estado fósil en las cavernas del Bra- sil, que son el Callithrix chlorocnomys , Lund, todavía muy imperfectamente conocido ; y el Callithrix primeeva, Lund, = Callithrix anti- gua, Lund, I. c. 1842, animal de talla considerable- mente superior á los del mismo género actualmente viviente. AKCTOPHITECI Este sub-órden está representado por una sola familia, la de los HAPALIDAE RAPALE ILLIGER Ieuger, Prodromus Syst. Mamm. et Av., 1811. < * i Hapale penicillata Geoff. Jacchus penicillatus , Geoffroy, Ann. d. Mus., etc., t. 19, p. 119. Desmarest, Mammal., p. 92. Hapale penicillata, Iíuhl, Beitr., p. 47. Pr, Wied., Beitrg., II, p. 147, Spix, Sim. et Vesp. Bras., p. 34. Wagner-Schreber, Suppl. I, p. 242. — Id, V, p. 124. Reichenbach., Affen., etc., 4, fig. II. Burmeister, Reise, etc., II, p. 391. — Id., Descrip. phys., etc., III, p. 63. Habita la región setentrional del Chaco. No se ha encontrado fósil en la República Argentina, pero el Dr. Lund menciona sus restos en los depósitos fosi- líferos de las cavernas del Brasil. El mismo autor cita además como fósil en los men- cionados yacimientos, el Hapale granáis, = Jacchus granáis, Lund. 102 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Especie de talla algo mas considerable que la exis- tente. En Norte-América, en donde las investigaciones paleontológicas han adquirido un desarrollo sorpren- dente, tampoco se han encontrado restos de verda- deros monos, ó estos son tan raros, que hasta ahora no se cita mas que una especie que haya podido pertenecer á este grupo, el Menotherium lemuri- num , Cope, de los terrenos miocenos del Colorado. Pero sin duda, tanto allá como acá, se encontrarán otros restos cuando estén todavía mejor esplorados los terrenos de las formaciones miocenas y oligocenas. PROSIMIA Los caracteres de los representantes de este orden, son los que siguen. Incisivos | á ¡, caninos f, muelas |á|. Molares tuberculosos ó con puntas. Dientes generalmente en série continua. Incisivos radiculados. Orbitas laterales, de arco cerrado, pero con las cavidades orbitarias en comunicación con las fosas temporales. 20 á 24 vértebras dorso-lumbares. Sacro de 3 vértebras. Cola larga. Cinco dedos en cada pié con uñas planas y otras comprimidas. Pulgar del pié oponible. Carpo en série lineal, y con un hueso intermediario. Clavícula bien desarrollada. Plantígrados. Posición horizontal. Habitan actualmente en Madagascar y parte del continente asiático. Se han encontrado fósiles en Europa y Norte América, pero no se conoce hasta ahora un solo representante en Sud América. EOSIMIA Los caracteres de los representantes de este orden son : | incisivos, f caninos y } muelas, todos los dientes en série continua, los incisivos radiculados, y los molares tuberculosos. Orbitas laterales y de círculo completo. Cavidades orbitarias en comunicación con las fosas temporales. llamas mandibulares separadas. 24 á 26 vértebras dorso-lumbares. Sacro de dos ó tres vértebras. Cola larga. Clavículas bien desarrolladas. Cinco dedos en cada pié. Plantígrados. Pulgar del pié poco oponible. Carpo en série lineal. Un hueso intermediario del carpo. Dedos de un mismo indivi- duo, unos con uñas planas y otros comprimidas. Orden completamente extinguido y exclusivo del eoceno, siendo los representantes hasta ahora mejor co- nocidos los de la familia de los Adapisidx, cuya forma típica es el género Adapis Cuv. Sehan encontrado restos en Europa y Norte América, pero no se conoce hasta ahora ningún vestigio procedente de Sud-América. DAUBENTONIOIDEA Dentición de roedor, incompleta é interrumpida. Incisivos f, muy largos y de base abierta como en los roedores, pero con esmalte todo alrededor. Caninos Muelas § . Orbitas de arco cerrado. Cavidades orbita- rias en comunicación con las fosas temporales. Un interparietal pequeño y triangular. Presfenoides soldado á basisfenoides. Timpánico soldado á petrosal. Caja auditiva muy grande. Casi todas las suturas visibles. Sacro de 2 vértebras. Cola larga. Clavículas fuertes. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno. Carpo en série lineal y con un hueso intermediario. Plantígrados. Cinco dedos en cada pié. Pulgar del pié opo- nible y con uña plana, los demás dedos con uñas comprimidas. Está representado por un solo género existente, el Chivomys ó Daubentonia exclusivo de Madagascar, sin que se haya encontrado hasta ahora el menor vestigio fósil, ni de este género, ni de otros que se le parezcan. PLANUNGULADOS 103 D0L0D0NTA Incisivos!, caninos f, muelas f, toáoslos dientes radiculados, en série continua, y los molares cuadritu- berculados. llamas mandibulares separadas. Orbitas de arco no cerrado. Presfenoides y basiesfenoides, temporal y petrosal separados. Todas las suturas bien visibles. Cajas auditivas de tamaño mediano. 26 á 28 vértebras dorso-lumbares. Sacro de 2 vértebras. Cola larga. Clavículas bien desarrolladas. Húmero con una perforación sobre el cóndilo interno. Astrágalo poco escavado. Carpo en’série lineal y con hueso interme- diario. Tarso en parte en série lineal con el metatarso. Cinco dedos en cada pié, unos con uñas comprimi- das y otros con uñas planas. Plantígrados. Pulgar del pié no oponible. Orden teórico que liga el orden de los Atava con el de los Eosimin. CONDILARTHRA Dentición completa pero en série interrumpida. Caninos fuertes y| acuminados. Verdaderos molares cua- dritubercuiares, con los cuatro tubérculos ya separados ó reunidos en dos crestas mas ó ménos transversa- les. Un proceso postglenoides. Anapófisis ausentes. Carpo en série lineal y sinhueso intermediario. Ilíacos delgados y largos . Magnun no articulado con cuneiforme. Calcáneo sin articulación fibular. Astrágalo pla- no, sin tróclea, y articulado adelante solo con escafoides. Cuboides articulado proximalmente con cal- cáneo solo. Fémur con trocánter tercero. Plantígrados. Cinco dedos en cada pié. Pulgar no oponible. Orden completamente extinguido, característico de la base del eoceno en Norte América. PLATYARTHRA Incisivos !, caninos f, muelas % ú §, todos los dientes en série interrumpida. Caninos pequeños y muelas tuberculosas, con cuatro conos principales en la corona y cada una con cuatro raíces separadas, tanto en la mandíbula superior como en la inferior. Todos los dientes radiculados. m. § bilobadoó sin apéndice pos- terior. Un interparietal. Proceso postglenoides bien desarrollado. Ramas mandibulares separadas. Malar suspendido en el arco zigomático. Orbitas laterales y abiertas. Rostro largo. Una rama externa del canal al- veolar déla mandíbula inferior. Cavidad cerebral muy pequeña. No ménos de 30 vértebras dorso lumbares. Sacro de dos vértebras. Cola muy larga. Cuello corto. Clavículas fuertes. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno. Carpo en série lineal. Lunar sostenido por magnum sin que este toque el cuneiforme. Esca- foides sostenido por trapezoides. Un hueso intermediario del carpo. Tarso en série lineal. Astrágalo plano, sin tróclea y articulado con escafoides y cuboides. Cuboides articulado con calcáneo y astrágalo. Calcáneo con faceta articularía fibular. Cinco dedos en cada pié, plantígrados, y con falanges ungueales terminadas con uñas plano-acuminadas. Este es un orden teórico, fundado primeramente por Cope, que supone sea el antecesor de todos los un- gulados, pero los caractéres que le atribuye el ilustre naturalista, no son idénticos á los que he conseguido res- taurar por medio de los procedimientos filogénicos. Sin embargo, en los caractéres principales, ó que po- 104 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS díamos llamar primitivos como ser el astrágalo plano, y el carpo y tarso en série lineal, estamos de acuer- do. La diferencia mas considerable aparece en el modo de apreciar el sistema dentario. Cope cree que las muelas eran tritubercnlares. Mis procedimientos de restauración de los antecesores, me dan para los ungu- lados, planungulados y roedores, un tipo antecesor cuadrituberculado, con cuatro raíces en cada muela, cada tubérculo ó cono correspondiendo á una raíz, y cada raíz á un diente simple primitivo, de manera que los mo- lares de todos esos grupos resultan déla soldadura de cuatro dientes simples, primitivamente separados. Los Playtarthra han tenido sin duda, muelas cuadrituberculares y no tri tuberculares. Los Condilarthra de Cope por sus caractéres principales ó culminantes son Platyarthra, pero no son antecesores directos de los ungulados ó unguiculados, pues les falta varios caracteres del grupo primitivo de los Platyarthra tal como los he restaurado, lo que demuestra que los Condilarthra fué una rama lateral ya bastante espe- cializada y que no dejó sucesores. El desarrollo de los Platyarthra tiene que ser anterior á la base del eoceno, y debemos buscar sus representantes en los terrenos secundarios, en las capas de origen fluviátil, lacustre ó sub-aéreo de la época cretácea. OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS PLANUNGULADOS El grupo mas elevado de los planungulados es sin duda aquel que comprende el hombre y los antro- pomorfos, ó sea el de los Anthropoidea. El hombre por su posición vertical, es el término mas ele- vado de la série ; para alcanzarla tuvo que haber pasado por el estadio de la posición oblicua en la que se encuentran los antropomorfos, de manera que el hombre desciende de un antropomorfo ex- tinguido aún desconocido, del que, de etapa en etapa ha adquirido los caracteres que actualmente lo distinguen. Los antropomorfos, por el sistema dentario y por las órbitas de arco cerrado y con pared completa que las separa de las fosas temporales, se unen íntimamente á los verdaderos monos ó simioideos, pero como estos son todos de posición horizontal, etapa de evolución inferior á la posición oblicua, tenemos en ello la prueba de que los Anthropoidea descienden de los Simioide a. Los simioideos á su vez, por las órbitas cerradas y la conformación de los piés se unen á los prosimios, pero estos tienen el tabique que separa las cavidades orbitarias de las fosas temporales incompleto, y los verdaderos monos lo tienen completo, lo que demuestra que descienden de una forma del grupo de los prosimios. Los prosimios se distinguen por una dentición incompleta, particularmente en el número de muelas que raramente alcanza á 6 en cada lado de cada mandíbula, no siendo por consiguiente dudoso que descienden de un tipo antecesor que tenía el número completo de 7 muelas en cada lado de cada mandíbula, que es el de los Eosimia, del que ya se conocen algunos representantes fósiles, que demuestran que todavía las órbitas formaban un arco completo. Pero como esto es el resultado de una evolución secundaria, los Eosimia deben descender á su vez de otro tipo que si bien tenía la den- tición de los eosimios con tres incisivos de cada lado de cada mandíbula, debía tener las órbitas abiertas atrás, es decir, formando círculo completo; este es el grupo de los Dolodonta, hasta ahora teórico, pero del que no dudo se encontrarán los vestigios. El grupo de los Daubentonioidea, es por sus caractéres un planungulado, y por los piés un prosimio, pero con la dentadura ¡mucho mas especializada. Su separación de la línea que conduce al hombre y á los antropomorfos debe haberse verificado antes de los prosimios, pero como preseuta las órbitas formando círculo completo, probablemente después de los Dolodonta , es decir de los eosimios. Los Condilarthra, son planungulados por las falanges plano-acuminadas, pero son demasiado espe- cializados en las interrupciones de la série dentaria y en algunos otros caracteres de los miembros, representando una rama lateral extinguida sin relación con la que conduce á los monos y al hombre. UNGULADOS 105 Los Platyarthra son otra rama lateral que conduce á los ungulados, y que desciende de un tipo antecesor, que lo es también de Condilarlhra y de Dolodonta, el orden de los Atava. Las relaciones de parentesco y sucesión de los grandes grupos de los planungulados, pueden expre- sarse en la siguiente forma : UNGUIGULATA Los unguiculados, son todos los mamíferos heterodontes con miembros dispuestos para la locomoción terrestre y con las falanges ungueales terminadas en uñas comprimidas, arqueadas y puntiagudas. Se dividen en cuatro grandes grupos que se distinguen de la manera siguiente : Un par de incisivos rodentifo riñes encada mandíbula, muy desarrollados y de base abierta. Caninos ausentes ó completamente rudimentarios. Huesos marsupiales au- sentes. Trogodonta. Incisivos, caninos y molares. Caninos generalmente pequeños y á veces biradicula- dos. Molares tuberculosos ó con puntas agudas. Huesos marsupiales generalmente pre- sentes. Incisivos muy desarrollados pero no escalpriformes. Alloidea. Incisivos, caninos y molares, todos radiculados. Incisivos pequeños. Caninos mas grandes y prehensiles. Muelas sectoriales ó tubérculo- sectoriales. Todo el aparato den- tario dispuesto para un régimen carnívoro. Sarcobora. Todos los dientes en série continua, radiculados y en número no menor de 48. Crá- neo largo, con casi todas las suturas visibles y sin crestas musculares bien acentuadas. Carpo y tarso en série lineal. Un hueso intermediario del carpo. Astrágalo plano. Plantí- grados. Paladar con vacuidades palatinas. Huesos marsupiales presentes. Archseoidea. 14 106 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS TR0G0D0NTA Los representantes de este grupo se dividen en cuatro órdenes, que se distinguen por los siguientes caracteres : I. Caninos presentes pero rudimentarios. 1 . Incisivos con esmalte adelante y atrás y de corona truncada. Tseniodonta. II. Caninos ausentes. J. Incisivos internos solo con esmalte en la parte anterior. Tilloclonta. 2. Incisivos §ó §, los internos mayores, y con esmalte todo al rededor. Mue- las §ó*. Trogosa. 3. Incisivos | ó f, con esmalte solo en la cara anterior y corona escalpriforme. Muelas f á f. Rocíen lia. Los representantes de este orden se distinguen por los caninos rudimentarios, los incisivos por tener una capa de esmalte adelante y una atrás con la corona truncada, y las muelas inferiores con una ó varias raíces. El húmero lleva un agujero sobre el cóndilo interno. Todos los miembros con cinco dedos y plantígrados. Fósiles en el eoceno de Norte América. No tienen representantes conocidos en la República Argentina. TILL0D0NTA Caninos ausentes. Incisivos internos solo con esmalte en la cara anterior. Cóndilo mandibular transversal. Plantígrados y cinco dedos en cada pié. Fósiles en el eoceno de Norte América. No tienen representantes en la República Argentina. TROGOSA Caninos ausentes. Incisivos §ó§, los internos mayores, con esmalte todo alrededor y de corona truncada? Muelas I ó 1 todas radiculadas y las inferiores con 4 raíces. Ramas mandibulares separadas. Cóndilo man- dibular transversal ó circular. Proceso post-glenoides ausente. Paladar con vacuidades palatinas. Angulo mandibular invertido. Malar suspendido. Un interparietal. Sacro de dos vértebras. Clavícula bien desarro- UNGUICULADOS 107 liada. Húmero con una perforación sobre el cóndilo interno. Calcáneo con articulación fibular. Cinco dedos en cada pié. Plantígrados. Grupo teórico, del que hasta ahora no se conocen representantes. RODENTIA Los roedores son los mamíferos mas numerosos en la actualidad, y los que comprenden mayor número de géneros y especies, aunque casi siempre de tamaño reducido. En la fauna actual de la República, son tam- bién excesivamente numerosos, encontrándose entre ellos los de talla mas considerable, pero en las épo- cas pasadas fueron acá todavía mas abundantes, de formas mas variadas y muchos de tamaño gigantesco. El número de géneros y especies hasta ahora conocidos es verdaderamente sorprendente, pero mientras al- gunos grupos tienen una infinidad de representantes de las formas mas variadas, otros están escasamente representados ó faltan por completo. Estos animales se distinguen fácilmente por el sistema dentario compuesto siempre de incisivos y mola- res en número reducido, sin vestigios de caninos. Los incisivos son generalmente en número de uno en cada lado de cada mandíbula, colocados en la parte anterior del cráneo, y separados délos molares por una larga barra ; solo los representantes de la familia de las liebres tienen dos incisivos en cadalado déla man- díbula superior. Los incisivos son siempre muy largos, con capa de esmalte en todo su largo pero solo en la cara anterior, con la corona cortada en bisel y la base abierta, con una ancha cavidad pulpal destinada á la renovación ó crecimiento continuo de los dientes. Las muelas generalmente en número de tres ó cua- tro en cada lado de cada mandíbula, son de formas muy variadas según los géneros y las familias. En el cráneo, el escamosal es independiente, y el petroso y mastoideo unidos. Las órbitas son siempre abiertas hácia atrás, y el malar es pequeño y suspendido en el arco zigomático. El cóndilo articular de la mandíbula es longitudinal. Generalmente tienen 13 vértebras dorsales y 6 lumbares. El sacro se compone de 3 ó 4 vértebras anqui- losadas de lasque solo las dos anteriores se unen á los ilíacos. Las vértebras lumbares tienen largas pleura- pófisis unidas álas diapófisis. El esternón es generalmente de 6 piezas, con 7 ú 8 pares de costillas ester- nales. Las formas externas son tan variables como su sistema de vida, habiéndolos caminadores, nadadores, ca- zadores, saltadores, trepadores y aún semivoladores, como también diurnos ó nocturnos, frugívoros, her- bívoros, omnívoros, etc. Los roedores existentes se dividen en cuatro grandes secciones ó sub-órdenes, cuyos caractéres distinti- vos mas culminantes son los siguientes : I. Incisivos f, muelas¡ ó|, no radiculadas. Húmero con una cresta intertroclear, a. Peroné soldado á la tibia en su parte inferior y articulado con el calcáneo. Lagomorpha. II. Incisivosf. Cresta intertroclear del húmero ausente. Peroné no articulado con el calcáneo a. Muelas § ó f. Hendidura interpterigoidea ausente. Tibia y peroné separados. Sciuromorpha. b. Muelas ¡ ó ménos, siempre radiculadas. Hendidura interpterigoidea ausente. Apófisis zigomática del maxilar con una gran hendidura perpendicular. Tibia y peroné soldados en su parte inferior. Myomorpha. 108 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS c. Muelas | ó ¡ ? Un gran agujero irregularmente circular para el pasage del ma- seter situado en la base de la apófisis zigomática del maxilar. Tibia y peroné separados. Hystricomorpha. Las dos primeras secciones están escasamente representadas en Sud América ; las dos últimas, al con- trario, tienen un crecidísimo número de representantes, considerablemente mayor que en ninguna otra re- gión de la tierra . LAG0M0RPHA LEPORIDME LEPUS lin. Lineo, Systema Naturce, ed. 12, I, p. 77, a. 1706. Este género es el mas anómalo éntrelos roedores. Las muelas son §, y de base abierta. El cráneo es abovedado, con paladar incompleto, el cuerpo del es- fenóides perforado, y un fuerte interparietal cuadra- do que se une luego al occipital sin apercibirse su división. Paladar con anchas vacuidades palatinas como en los marsupiales. Cavidad glenoides trans- versal y ángulo mandibular invertido, carácter igual- mente propio de los marsupiales. Caja auditiva muy grande. Tronco formado por 12 vértebras dorsales y 7 lumbares. Omóplato con aero raion muy extendido y provisto de apófisis recurrente. Húmero con un gran agujero intercondiliano. Cúhito y rádio muy apreta- dos. Carpo con hueso intermediario. Pié anterior con cinco dedos completos, el interno muy pequeño. Fémur con trocánter tercero. Tibia y peroné unidos en su mitad inferior. Una fabella entre el peroné y el cóndilo externo del fémur, existiendo otro hue- secillo sesamóideo detrás del cóndilo y un tercer huesecillo detrás del cóndilo interno. Rótula osifi- cada. Mesotarso con el cubóides, dos cuneiformes, y un huesecillo suplementario debajo del astrágalo. El dedo interno del pié posterior ausente, y base del metatarso segundo extendida hácia adelante hasta ocupar el lugar del entocuneiforme articulándose con el escafoideo. Miembros posteriores mucho mas lar- gos y fuertes que Jos anteriores. Lepus brazilieUsis Lin. Lepus braziliensis, Lineo, Syst. Nal. ed. 12. p. 78, a. 1766. Schreber, Sáugth. iv, p. 902. Desmarest, Mammal. part. 2a, p. 352. Wagner. Schreber, Suppl. iv, p. 116. Waterhouse, Nat. Hist. of the Mammal, t. u, p. Hl, a. 1848. Lepus Tapetí. Pallas/IVoí;. Spec. Glir., p. 30. Buffon, Histaire Naturelle, t. xv, p. 162. Tapetí. Azara, Apunt., etc. Habita en la República Argentina la región seten- trionaldel Chaco, entre el Bermejo y el Pilcomayo. No se conoce fósil en la República Argentina; pero Lund ha descubierto en las cavernas del Brasil los huesos de un representante de este género, si no idéntico, á lo menos muy parecido á la especie actual que denomina : Lepus aff. braziliensis Lepus aff. braziliensis , Lund, Blik paa Brasüiens Dyre- venden etc. Waterhouse, Nat. hist. of the Mammal, t. n, p. 144. Lepus braziliensis. Lyreker, Cat. etc., part. 1°, p. 261. H, Winge, Jordfundne og nulev. Gnavere, etc. p. 10. Se conocen muchos fragmentos, entre ellos man- díbulas y cráneos casi enteros, que, si bien por su forma se presentan casi, idénticos al Lepus brazi- liensis existente, son todos de talla un poco mas considerable. Si se recuerda el gran parecido que existe entre los huesos de especies actuales aliadas, procedentes del mismo género, se convendrá en que dicho tamaño bastante superior, puesto que alcanza á un tercio de diferencia, bien puede corresponder á una distinción específica que no nos revelan los restos conocidos. Me parece, pues, prudente, la determina- ción hecha por Lund como Lepus aff. braziliensis. UNGUICULADOS 109 SCIUR0M0RPHA No se conoce con certeza ningún representante de esta seccionen la fauna actual de la República, aun- que se supone existe una especie en la región setentrional del Chaco, el Sciurus tricolor Póppig, Tschudi de Bolivia. Tampoco se conocen en nuestro suelo restos fósiles de representantes de este grupo, los que por otra parte parecen ser sumamente escasos en toda Sud-América. Hasta ahora, no se menciona como fósiles mas que algunos escasos restos de una especie actual, el Sciurus sestuans, Lineo, encontrados en las cavernas fosilíferas del Brasil (véase Winge, Jordfundne , etc., p. 102). MYOMORPHA Los representantes de esta sección se distinguen por sus muelas, siempre en número de 3 en cada lado de cada mandíbula (excepto Hydromys ), por las clavículas completas, y la tibia y peroné soldados en su tercio inferior. Esta sección, es entre los roedores actuales la mas numerosa, y aquella que contiene los representantes mas pequeños. En Sud-América son en la actualidad excesivamente abundantes, pero pertenecen todos á una familia particular propia de América, de la que hasta ahora no se conocen representantes en el antiguo continente, la de los HESPEROMYIDAE Los representantes de este grupo se distinguen de los demás miomorfos, y especialmente de los murinos, por la forma déla corona de las muelas. En los nmrinos, las muelas presentan dos ó tres séries longitudinales de mamelones, dispuestos de á dos ó de á tres, opuestos por sus bases en líneas transver- sales, que luego, con el desgastamiento, poniéndose en comunicación, forman en la corona crestas trans- versales separadas por valles transversales, formado cada uno de estos por un surco y pliegue entrante de esmalte á cada lado, cuyas puntas internas son perfectamente opuestas. En los hesperomidos, la corona nunca presenta mas de dos séries longitudinales de mamelones, pero no dispuestos por pares transversales perfectamente opuestos, sino colocados por pares oblicuos y separados por pliegues entrantes, cuyas puntas no son completamente opuestas, sino alternadas, pasando la punta de cada uno un poco mas adelante ó mas atrás que la del pliegue correspondiente del lado opuesto. En las épocas pasadas, los representantes de este grupo en Sud América, parece fueron todavía mas numerosos que en la actualidad, álo ménos á juzgar por el trabajo que sobre ellos acaba de publicar Her- lef Winge, en el que este autor menciona veintiséis especies como fósiles en las cavernas del Brasil. En la República Argentina también tuvieron un crecido número de representantes, pero no conocemos hasta ahora un tan crecido número de especies, aunque hay entre ellas algunas de tipos muy diferentes de los existentes. Las especies actuales y fósiles de la República Argentina que mesón conocidas, se reparten en diez géneros distintos, seis existentes y cuatro extinguidos, caracterizados del modo siguiente : 110 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Incisivos superiores con una ranura longitudinal en la cara anterior. m. - con dos pliegues internos y dos externos. — m. - y m. - con un pliegue interno y dos externos. Reithrodon, m. r con cuatro pliegues internos y tres externos. !m. 5 con dos pliegues internos y dos externos. — ra. T con un plie- gue interno y uno externo. Incisivos superiores | sin ranura en Ja cara anterior. m, 1 con dos plie- gues internos y dos externos. m, * con un pliegue ¡ interno y uno ex- terno. m, - con un pliegue interno y uno externo. — ni. - con un pliegue externo v sin surco interno. ni. - con un pliegue in- terno y dos externos. m. - con un pliegue in- terno y uno externo. ra. - con un pliegue in- terno y dos externos. m. j con tres plie- gues internos y dos externos. ni. 5 con dos plie- gues internos y dos externos. Ím. - con un pliegue internoy tres ó cuatro externos. — ni. con un pliegue interno y dos exter- nos. m. - con un pliegue interno y uno externo. Ptyssophorus Oxymic tenis. Habrothrix. Calotnys. Holochitus . Bothriomys. I m. - con un pliegue interno y uno externo. — ni. - con uno ex- terno. Necromys. ni. ; con dos plie- gues internos y uno externo. | ra. - y m. 1 cada uno con un plie- \ gue interno y dos externos. Tretornys. ni. - con uno interno y dos exter- nos. — m. - muy pecpieño sin pliegue, (perpendicular), ni inter- no ni externo ó apenas indicado. Hesperomys. REITHRODON wíterh. "Waterhouse, en Zool. of the Bectgle, II. p. 68. Este género, se distingue inmediatamente de to- dos los demás ratones sud-americanos por los in- cisivos superiores mas anchos que en los otros géne- ros y con un surco longitudinal sobre la cara ante- rior hacia el lado externo, que dá á la corona un aspecto bibolado muy aparente. El m 1 tiene dos pliegues á cada lado. El m. - y el m. - tienen cada uno un pliegue interno y dos externos. El m. T tiene tres pliegues internos y dos externos. El m. dos pliegues internos y uno externo, y el m. j un pliegue á cada lado. La última muela, tanto inferior como superior, es un poco nías pequeña que la pe- núltima. Reithrodon typicus Waterii. Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., t. Y, p. 30. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 71. Wagneh-Schreber, S'iippl. 111, 547. UNGUICULADOS 111 Burmeister. Reise d, d. La Plata St. II, p. 413. — Descrip. pliys. etc, t. III, p. 230. Habita toda la parte oriental de la República. Reithrodon typicus fossilis Reithrodon fossilis, Gervais y Ameghino. Los mamíf. fós., etc., p. 70, a. 1880. He mencionado la existencia de un Reithro- don en estado fósil conjuntamente con el Dr. H. Gervais bajo el nombre de Reithrodon fossilis , pero sin afirmar que se tratara realmente de una especie extinguida. Un nuevo examen de la pieza que teníamos á nuestra disposición (media mandí- bula inferior), me lia demostrado que es idéntica á la parte correspondiente del Reithrodon typicus existente. Localidad. — Barrancas del rio Lujan, en las cercanías de Mercedes (provincia de Buenos Aires). Horizonte. — Piso lujan ense de la formación pampeana (pampeano lacustre), capa la mas re- ciente del plioceno. Reithrodon cuniculoidcs Waterh. Waterhouse. Proceed. Zool. Soc., V, p. 30., — Id. Zool. of the Beagle, I, p. 26. Wagner. Schreber, Suppl. III, p. 547. Habita el territorio de la Patagonia. No se co- noce en estado fósil. Reithrodon ohincliilloides Waterh. Waterhouse. Zool. of the Beagle, p. 72. Wagner Schreber, Suppl. III, p. 518. Burmeister, Descrip. phys etc. t. III, p. 231. Habita la extremidad austral de la República. No se conoce en estado fósil. PTYSS0PH0RUS n- gen. Este género se distingue fácilmente por la gran complicación que en él han adquirido las muelas. La primera muela inferior es muy grande, alargada de adelante hacia atrás, con cuatro pliegues sobre el la- do interno y tres sobre el externo. La segunda mue- la es casi la mitad de la anterior, de forma mas cua- drada y con dos pliegues en cada lado. La última muela inferior es todavía notablemente mas pequeña que la segunda y con un pliegue en cada lado. Ptyssophorus elegans n. sp. (Pl. IV, flg. 1). La especie está representada por la rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo v las tres t j muelas. El incisivo es muy corto, saliendo apenas fuera del alvéolo, y muy angosto, de ménos de 0,0008 de ancho, con la cara anterior muy convexa. El carácter mas particular de este animal reside en las muelas, de corona muy alta y con raíces muy bajas que tendían á desaparecer, y en los pliegues de esmalte que penetran en la corona, abiertos en los costados formando surcos perpendiculares que des- cienden hasta la raíz, de manera que á primera vista parece que las muelas estuvieran formadas por lá- minas transversales. Esta disposición indica en el animal un fuerte predominio del régimen herbívoro sobre el frugívoro. Los pliegues del esmalte de am- bos lados están alternados, probando así la confor- mación de este género sobre el tipo de los demás ra- tones sud americanos. Un carácter especial de este animal entre los ra- tones consiste en las muelas con corona mucho mas elevada sobre el lado interno que sobre el externo, y vice-versa con el borde alveolario de la mandí- bula considerablemente mas elevado sobre el lado externo que sobre el interno. La primera muela casi tan grande como las dos si- guientes tiene una corona alargada y angosta, con es- cotaduras alternadas á ambos lados formadas por los pliegues entrantes, empezando adelante con un pro- longamiento anterior angosto, y terminando atrás con una especie de lámina transversal del ancho del resto del diente. De los cuatro pliegues internos, el anteriores corto y pequeño y los tres posteriores mas grandes forman surcos perpendiculares profundos, de unos 2 milímetros de alto ; estos cuatro pliegues con sus surcos perpendiculares correspondientes, sepa- ran cinco columnas perpendiculares elevadas, las dos anteriores cortas, y las tres posteriores mucho mas largas y mejor destacadas. De los tres pliegues ex- ternos, el anterior es mas pequeño y los dos poste- 112 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS riores mas grandes ; estos pliegues externos forman tres surcos que separan cuatro columnas perpendi- culares, la anterior mas pequeña y las tres siguien- tes mas grandes. La corona de esta muela tiene 0,0024 de largo. La segunda muela es de forma mas cuadrada, compuesta de dos partes principales separadas por un surco perpendicular profundo á cada lado, cada una de estas partes con un pliegue y surco perpen- dicular secundario situados sobre el lado externo en la parte anterior, y sobre el interno en la posterior, de modo que la muela presenta dos surcos internos y dos estemos. De los surcos del lado interno, el anterior es un poco mas profundo que el posterior, pero ambos del mismo largo de un poco mas de 2 mi- límetros.De los pliegues y surcos externos, el ante- rior es corto y bajo, y el posterior profundo y alto. La corona tiene 0.00 1 6 de diámetro ántero-posterior. La muela tercera, mas pequeña, está compuesta de dos partes desiguales, la anterior mas grande con un pliegue y surco interno, y la posterior mas pe- queña con un pliegue y surco externo. La corona tiene 0,001 de diámetro ántero-posterior. Las tres muelas reunidas medidas en la corona ocupan un espacio longitudinal de 5 milímetros, pero como están inclinadas hácia adelante, particularmente la última, resulta que medidas sobre el borde alveo- lario ocupan un espacio de cerca de 6 milímetros. La cara externa de la rama horizontal se distingue por el poco desarrollo de la arista lateral, limitada á un pequeño trecho debajo de la parte anterior de la primera muela. La distancia entre la parte anterior del alvéolo de la primera muela y el alvéolo del in- cisivo es de 5 milímetros, y el alto de la rama hori- zontal sobre el lado interno debajo de la última muela es igualmente de 5 milímetros. La distancia déla última muela ála parte anterior del incisivo es de 12 milímetros. Localidad. — Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Capa la mas reciente del plioceno. 0XYMYGTERUS waterii. Waterhouse, Proc. Zool, Soc. t. V, p. 16. Este género se distingue por los huesos incisivos y los nasales muy prolongados hácia adelante, par- ticularmente los últimos que se prolongan mas que los incicivos. La primera muela superior tiene dos pliegues internos y dos externos, y la cor- respondiente de la mandíbula inferior, tres pliegues internos y dos externos. La segunda muela, tanto superior como inferior, tiene un solo pliegue de cada lado. La última muela superior tiene un pliegue in- terno y ninguno externo, y la última inferior, uno de cada lado. Todos los pliegues son superficiales, sin formar surcos perpendiculares altos y profundos sóbrelos costados. Las muelas, son de tamaño muy desigual, la anterior de casi doble tamaño que la se- gunda, y la última una mitad mas pequeña que la penúltima. Oxymieterus rufus (Desm.) Waterh. Mus rufus, Desmarest, Mmimal., p. 487. — Id. Nouv. Dict. d’hist. nat., Rats, N* 23. Rengger, Sdugeth. Parag., p. 230. Brants, Muizen, p. 142. Hypudceus dasytrichos, Pr. Wied. Beitr. z. Fn. Bras., II, 425. Wagner, Schereber, Suppl. III, p. 595. Hesperomys rufus (Desmarest) Wagner, Schereber, Suppl. III, p. 540. Burmeister. Syst. Ubers. I, p. 183. Hesperomys nasMÍws (Waterh.). Burmeister, Descrip. phys. etc.,t. III, p. 214. Oxymieterus nasulus, Waterhouse. Proceed. Zool. Soc., V, p. 16. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 56. Wagner Schereber, Suppl. III, p. 514. Oxymieterus rufus (Desm.). H. 'NmGw,Jordfundne, og nule- vende Gnavere, etc., p.36, 1887. Habita casi toda la extensión de la República, al norte del rio Colorado. Oxymieterus rufus fossilis (Pl. iv, lig. 2) Herluf. Winge. Obra y página citada. La especie se ha encontrado también en estado fósil. H. Wunge la menciona de las cavernas del Bra- sil, y la he encontrado persnalmente en algunos pun- tos déla República Argentina. Localidad. — Mercedes, en la provincia de Bue- nos Aires, y alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana, y piso platensede la for- mación cuaternaria. UNGUICULADOS 113 Oxymicterus impexus n. sp. (Pl. IV, flg. 3) Esta especie está representada por una rama iz- quierda de mandíbula inferior, que denota pertene- cer á un animal bastante mas pequeño que el Oxy- micterus rufus, pero proporcionalmente mas ro- busto. La parte de la mandíbula que se extiende adelante de las muelas es mas corta, la rama ho- rizontal es mas alta y proporcionalmente mas grue- sa, y la arista de la cara externa mas pronunciada en todo su largo, corriendo oblicuamente hacia abajo y hácia atrás. Los dientes están ya bastante gastados por la masticación, y el último proporcio- nalmente mas grande que en Oxymicterus rufus. Las tres muelas inferiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 6 milímetros, de los que 0m0025 corresponden á la primera muela. Las dos muelas que siguen son notablemente mas angostas en la parte posterior que en la anterior. La rama hori- zontal tiene 5 milímetros de alto sobre el lado ex- terno debajo de la primera muela, pero es un poco mas baja sobre la cara interna y profundamente ex- cavada. El incisivo es muy comprimido, de solo Gni0005 de ancho. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Herluf Winge menciona tres especies extingui- das del Brasil, pertenecientes al mismo género, que denomina Oxymicterus breviceps Winge, Oxy- micterus talpinus Lund, y Oxymicterus cosmo- dus Win ge. Las dos primeras especies son de tama- do mucho mas pequeño, y la tercera, de la que solo figura un fragmento de maxilar con una muela, era considerablemente mas grande que el Oxymicterus impexus. (Winge. Ob. cit.) HABROTRHIX waterh. Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., a. 1837. Las especies de este género se distinguen por sus incisivos muy delgados, y por las muelas de tamaño muy desigual. La primera muela de cada mandíbula tiene una corona del mismo largo que las dos si- guientes, y la última es mucho mas pequeña que la penúltima. La primera muela superior tiene dos plie- gues internos y dos externos, y la segunda inferior un pliegue á cada lado. La tercera muela superior tiene igualmente un pliegue á cada lado, y la tercera inferior ninguno interno y uno externo. Todas las especies de este género son de tamaño relativamente pequeño. Habrothrix arenícola Waterh. Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., 1837, p. 18. Wagner-Schreber, Suppl., t. III, p. 521. Burmeister, Reise de la Plata st., t. II, p. 415. — Id. üescr. Phys., t. III, p. 216. Habita toda la parte oriental de la República, al norte del Rio Negro. Habrothrix areuícola fossilis (Pl. IV, fig. 4) Se ha encontrado en estado fósil en la proviiicia de Rueños Aires. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en Lujan, La Plata, etc. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria (cuaternario superior). Habrothrix micropus Waterh. Waterhotjse. Proceed. Zool. Soc., 1837. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 61. Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 520. Burmeister, Descrip. Phys.e te., t. III, p, 217. Habita la Patagonia. No se conoce en estado fósil . Habrothrix obscuras Waterh. Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., 1837. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 52. Wagner-Schreber, Suppl., t. III, p. 520. Burmeister, Descrip. Phys. etc., t. III, p. 217. Habita la provincia de Entre Ríos. No se conoce en estado fósil. 15 114 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Habrothrix internus n. sp. (Pl. IV, fig. 6 y 6) Esta especie está representada por un maxilar su- perior con las tres muelas y algunas ramas de mandí- bula inferior, que indican un animal de tamaño mayor que el H. ar enícola, del que también difiere por el tamaño relativo de las muelas, siendo la segunda de cada mandíbula proporcionalmente mas grande, y los pliegues de todas las muelas mas profundos. Aunque los pliegues están alternados y no opuestos, se distingue perfectamente que la primera muela su- perior está formada por tres partes, la anterior mas angosta y con una pequeñísima escotadura ade- lante, mientras las dos partes posteriores son considerablemente mas anchas; los dos pliegues in- ternos de esta muela son mas altos y mas profundos que los externos. La segunda muela superior es de forma casi cua- drada, con un pliegue interno y otro externo muy profundos, y un segundo pliegue externo sobre el ángulo anterior, mas corto y superficial. La última muela superior es muy pequeña, casi circular, y con el pliegue de cada lado apenas marcado en la superfi- cie de la corona. Las tres muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de solo 4 milímetros. En las muelas de la mandíbula inferior los pliegues son sumamente angostos, aunque profundos é imitan- do hendiduras. La arista de la cara externa de la rama horizontal es muy pronunciada en la parte anterior, pero desaparece hácia atrás, perdiéndose antes de alcanzar el borde inferior, siendo además poco obli- cua en su curso. La rama horizontal, debajo de la pri- mera muela tiene 0m0035 de alto, y el largo de la mandíbula, el incisivo inclusive, es de 0m0017. Los dientes en todos los ejemplares están muy gastados, sin trazas de los pliegues en el centro de la corona, lo que probablemente depende de que los tubérculos de las muelas, todavía no atacadas por la masticación, son muy bajos. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso platensede la formación cua- ternaria. H. Winge menciona cinco especies fósiles del Brasil, que denomina H. cursor Wlnge, H. clivi- genis Wijnge, H. oryeter Lund, H. angusti- dens Winge, y H. Lasiurus, Lund. De estas, el H. cursor, el H. oryeter y el H. Lasiurus, existen todavía, y las otras dos parecen extinguidas. El II. cursor y el H. Lasiurus, por el tamaño corresponderían bastante bien al H. internus, pero el primero tiene la rama horizontal de la man- díbula mas baja y mas delgada, y ambos muestran los pliegues de la corona de las muelas apenas in- dicados, sin formar las hendiduras que presentan los de la especie argentina. Además en esas dos especies, la apófisis zigomática del maxilar sale bastante mas adelante de la primera muela, y en el H. internus al contrario, sale ai lado de la parte anterior de la misma. CALOMYS waterh- Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., 1837. La dentadura en sus proporciones generales se parece á la del género precedente, con la única diferencia de la última muela que es todavía mas pequeña. La primera muela superior tiene dos plie- gues á cada lado, y la primera inferior tres inter- nos y dos externos. La segunda y la tercera muela superior tienen cada una un pliegue interno y dos externos. La segunda y la tercera inferior tienen un pliegue completo á cada lado. Todas las especies de este grupo son de talla muy pequeña. Calomys griseo-flavus Waterh. Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., 1837. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 62. Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 538. Burmeister, Descrip. phys. etc., III, p. 219. Habita la Patagonia Setentrional. No se conoce fósil, pero cita Burmeister una especie parecida que denomina Calomys Bravardi Burm. Mus fossilis, Bravard, en el Registro Estadístico de la Pro- vincia de Buenos Aires, 1857, 1. 1, p. 8 (nomen nu- dum). Hesperomys Bravardi, Burmeister, Descrip . phys. etc., t. III, p. 228. La especie está representada por una rama izquier- UNGUICULADOS 115 da de mandíbula inferior con dos muelas, recogida por Bravard, quien la depositó en el Museo con el nombre de Mus fossilis. Según Burmetster, las dos muelas como la mandíbula se parecen completa- mente por su forma y dimensiones á las del Hes- peromys gríseo- flavus, agregando que es fuera de duda que la especie fósil ha sido, sino idéntica á lo ménos muy parecida á la especie actual ! Localidad. — Provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Indeterminado. Según Burmeister, la mandíbula se encuentra conservada en el frag- mento de tierra en que ha sido descubierta, y que prueba evidentemente el estado fósil del objeto, pero que le parece procede de una época mas re- ciente qne la cuaternaria. Calomys eleg-ans Waterh. Waterhouse, Proceed. Zool Soc., 1837. — Id. Zool. of theBeagle, II, p. 41. Wagner-Schreber, Suppl., III, 525. Burmeister, Descrip. phys. etc., t. III, p. 220. Habita la Patagonia Setentrional, el territorio de la Pampa, y la parte austral de la Provincia de Bue- nos Aires. No se conoce en estado fósil. Calomys ang-uya (Azara) Burm. Anguyá, Azara, Apunt. etc., II, p. 89. Desmarest, Mammal., p. 486. Rengger, Saugeth. v. Parag., 29. Brants, Muizen, 141. Wagner-Schreber, Suppl., III, 534. Burmeister, Syst. Ubers etc., I, p. 188, — Id. Des- crip. phys., III, p. 218. Ilesperomys lenco dactylus, Wagner, Abh. d. K'ón. Acad. z. München, Cl. phys., Y, p. 312. Habita el centro y norte de la Bepública. No se conoce en estado fósil. Calomys canescens Waterh. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 54. Wagner-Schreber, Suppl., II, p. 552. Habita la extremidad austral de la República. No se conoce en estado fósil. Calomys xantorhinus Waterh. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 53. Wagner-Schreber, Suppl., II, 551. Habita la extremidad austral de la República. No se conoce en estado fósil. Calomys longicaudatus (Benn.) Waterh. (P1 . IV, fig. 7) Calomys longicaudatus Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 39. Wagner-Schreber, Suppl., IIí, p. 529. Gay, Fn. Chilena, I, p. 119. Gillis, Un. St. nav. astr. exped., II, p. 170. Burmeister, Reise d. d. La Plata St. , II, p. 414. — Id. Descrip. Phys., etc., III, p. 223. H. Winge, Jordfundne og nulevende Gnavere fra Bra - sitien, etc., p. 46, Hesperomys eliurus (Natterer), Wagner. Abh. d. Kon. Acad. z. München, phys. C., Y, p. 307. Burmeister, Syst. Ubers, etc., I, 173. Eligmodontia typus, Fr. Cuvier, Ann. d. scienc. nat., VII, p. 169, a. 1837. Mus longicaudatus, Bennet, Proceed. Zool. Soc.t a. 1832, II, p. 2. Lund, Blick. paa Brasil. Dyreverden, III, till . , p. 279. Mus longitarsus, Rengger, Saugeth. v. Parag., p. 232. Habita el centro y norte de la República. Ha sido encontrado en estado fósil por Lund en las cavernas del Brasil, y confirmada últimamente su existencia por Winge. También existe fósil en la República Argentina ; conozco varios restos, particularmente las dos ra- mas de una mandíbula inferior, absolutamente idén- ticas á las de la especie actual, con la única diferen- cia de un tamaño un poco mas pequeño. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Llorizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana (capa la mas reciente del plioceno). Calomys magellanicus (bennet) Waterh. Bennet, Proceed. Zool. Soc., III, p. 191. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 47. Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 531. Burmeister, Descrip. phys. etc., t. III, p. 226. Habita la Patagonia austral. No se ha encon- trado fósil. 116 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS Calomys Xantliopyg'os Waterh. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 63. Wagner-Schreber, Suppl,, III, p. 538. Burmejster, Descrip. phys. etc., t. III, p. 225. Habita la Patagonia austral. No se conoce en estado fósil. Calomys bimaoulatus Waterh . (Pl. IV, fig. 8) Waterhouse, Proceed. Zool. Soc., V, p. 18. — Id. Zool. of the Beagle, II, p. 63. Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 536. Bürmeister, Reise d. d. La Plata St.. II, p. 415. — Id. Descrip. phys. etc., III, p. 225. Habita casi toda la extensión de la República, y se ha encontrado también en estado fósil absolu- tamente idéntico en sus caracteres á la especie actual. Localidad. — He recogido restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Córdoba, y en la Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria (cuaternario superior). Calomys flaveseens Waterh. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 46. Bürmeister, Descrip. phys. etc., III, p. 244. Habita toda la provincia de Buenos Aires. No se ha encontrado fósil. Calomys auritus (Desm.) Burm. (Pl. IV, fig. 9) Desmarest, Mammalogie , p. 306. Lichtenstein, Darst. neuer Sáugeth. , pl. 34. Brants, Muizen , p. 145. Wagner-Schreber, Suppl., III, 532. Bürmeister, Syst. Ubers, etc., t. I, p. 179. — Id. Descrip. phys. etc., III, p. 223. Mus callosus, Rengger, Sáugeth. v. Par. p. 231. Habita la Provincia de Buenos Aires y el centro de la República. La especie me es conocida en es- tado fósil por una mandíbula inferior absolutamente idéntica á la de los individuos de la época actual. Localidad. — He recogido sus restos en los alre- dedores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — - Piso platense de la formación cua- ternaria (cuaternario superior). Herluf AVinge cita como encontradas en los depó- sitos fosilíferos de las cavernas del Brasil, seis espe- cies de este género, que llevan los nombres de C. anoblepas Winge, C. longicaudatus Benn., C. plebejus AVínge, C. rex AVínge, C. coronatus Win ge y Calomys laticeps Lund. De estas, solodos especies, el C. laticeps y el C. longicaudatus son todavía existentes, siendo esta la única especie de las que se encuentran fósiles en el Brasil, que se ha encontrado también fósil en la República Argentina. Las otras cuatro especies parecen ser completa- mente extinguidas. Holochilus Brandt Mein. d. l’Acad. d. St., Petersb. VI ser.,rt. I. 428, 1835. Los representantes de este género se distinguen por los molares relativamente de gran tamaño y ménos desiguales entre sí que en los demás hes- peromidos. La primera muela es apenas un poco mas grande que la segunda, y la tercera del mismo largo que esta pero mas angosta hacia atrás. Las muelas un poco gastadas son de corona baja y ancha, con pliegues de esmalte profundos y fuertemente abiertos sobre los costados. La primera muela su- perior tieue dos pliegues internos y dos externos, y la primera inferior dos externos y tres internos. La segunda muehysuperior tiene un pliegue interno y dos externos, y la segunda inferior dos pliegues internos, y dos ó uno externos. La tercera muela superior tiene un pliegue interno y tres ó cuatro externos, y la tercera inferior tiene uno interno, y uno ó dos externos/ Casi todas las especies de este género son de tamaño considerable. Holochilus vulpinus (Lich.) Wagn. (Pl. iv, •fig. io y ti] Mus vulpinus, Lichtenstein, Darst. neuer Sáugeth., pl. 33. Brants, Muizen, p. 137, fig. 2. Holochilus vulpinus, Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 554. Hesperomys vulpinus, Bürmeister, Syst. Ubers, I, p. 163. — Id. Descrip. phys., etc., III, p. 211. UNGUICULADOS 117 Mus brasiliensis (Geofroy) Waterhouse, Zool. ofthe Beagle, t. II. p. 58. Dessiarest, Nouv. Dict. d’lvist. nat., t. 19, p. 62. Iíolochilus 6rcm7ie?ms, Wagner-Schreber, Suppl., III, p. 551, Sigmodon vulpinus, H. Winge, Jordfundne og noul. etc., p. 21. Habita toda la extensión de la República al norte del Chubut. Se ha encontrado fósil en el Brasil, de donde lo cita Winge entre los restos recojidos por Lund, y tampoco es raro entre las formaciones sedimentarias mas modernas de la República Argentina, en laque he recojido varios restos importantes, particularmente la parte anterior de un cráneo con toda la dentadura menos la última muela del lado izquierdo, y varias ramas de mandíbulas inferiores intactas. Estos res- tos, sin embargo, comparados con los de los indivi- duos existentes no son completamente iguales ; los fósiles se distinguen todos por ser un poco mas fuer- tes y mas cortos que los existentes, pero como el resto de la conformación es casi absolutamente idén- tica, no me parece esa diferencia de tamaño funda- mento suficiente para atribuir los restos fósiles á una especie distinta, sin que esto importe decir que las demás partes del esqueleto todavía desconocidas no puedan presentar diferencias mas acentuadas de valor realmente específico. He aquí mientras tanto algunas medidas de las partes que conozco de los representantes fósiles. Longitud de las tres muelas superiores 0.0075 Longitud de la parte anterior de la primera muela supe- rior al borde anterior del alvéolo del incisivo 0.011 Ancho del paladar entre el par de muelas anteriores 0.0035 Longitud de los agujeros incisivos del paladar 0.007 Longitud de las tres muelas inferiores 0.008 Alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela. . . . 0.007 Localidad. — He descubierto restos fósiles de esta especie en la estación Olivera y en la Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana y piso platense de la for- mación cuaternaria. Holochilus multamms n. sp. (Pl. IV, fig. 12) Esta especie está representada por la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con toda la denta- dura, pieza que indica un animal de tamaño una mi- tad menor que el Iíolochilus vulpinus, y de carac- teres bastante distintos. Lastres muelas son también de gran tamaño y ocupan casi el mismo espacio longitudinal que en la especie precedente, pero la mandíbula es mas corta, la rama horizontal consi- derablemente mas baja, la sínfisis delgada y el in- cisivo muy angosto. La primera muela inferior tiene el mismo tamaño y la misma forma que en Iiolochilus vulpinus pero los pliegues del esmalte son mas simples y regulares, distinguiéndose particularmente por el pliegue anterior del lado externo sin los repliegues secundarios, que siempre existen en el de la muela de la otra especie. La segunda muela inferior en Holochilus vul- pinus presenta dos pliegues externos y dos inter- nos, y á menudo todavía un rudimento de pliegue sumamente pequeño en la extremidad anterior del lado interno. En Holochilus multannus , la se- gunda muela inferior de forma cuadrada y de ta- maño casi igual á la de la especie precedente mues- tra dos pliegues internos, el anterior mas profundo que el posterior, sin presentar el mas mínimo ves- tigio del pequeñísimo pliegue rudimentario anterior. Sobre el lado externo muestra un solo pliegue pro- fundo, sin trazas del pequeño pliegue anterior del que solo se aperciben vestigios por medio de un fuerte lente. La tercera muela inferior, á pesar de que recien empezaba á ser atacada por la masticación, no pre- senta mas que un pliegue profundo á cada lado. Las tres muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de 0m0075. La arista de la cara externa de la rama horizontal es ménos pronunciada y ménos inclinada hácia abajo y la rama horizontal tan baja que medida sobre el lado estenio al lado déla segunda muela solo tiene 0m0055 de alto, y sobre el lado interno desde el borde anterior del alveolo de la primera muela hasta la apófisis inferior en donde termina la sínfisis, solo tiene 0m0065 , en vez de 8 milímetros que presenta en Holochilus vulpinus. La distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela al alveolo del incisivo es 0ra0045,y la longitud de la sínfisis de 8 milímetros en vez de 10 milímetros que tiene en la otra especie, siendo igualmente mas angosta en proporción de su largo un poco menor. Por fin el incisivo es tan angosto que apenas tiene un poco mas de 0m0007 de ancho, la mitad del que alcanza el incisivo inferior del Holochilus vulpinus . 118 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en las barrancas del rio Lujan cerca de la estación Olivera en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. BOTHRIOMYS n. géu. Incisivos muy angostos. Las muelas de tamaño no tan desigual entre sí como en Habrothrix y Calo- mys, la anterior proporcionalmente un poco mas pe- queña, y la posterior relativamente algo mas grande. La primera muela inferior con tres pliegues al lado interno y dos al externo; la segunda muela inferior con dos pliegues á cada lado, y la tercera inferior con un pliegue á cada lado. Bothriomys catenatus n. sp. ( Pl. IV, fig. 13) La especie solo está representada por la rama izquierda de la mandíbula inferior con toda la dentadura. La rama horizontal por su base ó línea inferior casi derecha se parece un poco a la del Oximycte- rus, pero no es tan prolongada y proporcionalmente es algo mas alta. Las muelas se distinguen por los pliegues de esmalte que entran en la corona, muy largos y angostos, formando sobre las caras latera- les surcos perpendiculares no tan largos como en Ptyssophorus pero mucho mas profundos, consti- tuyendo hendiduras perpendiculares cortas y an- gostas, pero muy aparentes. Las tres muelas disminuyen gradualmente de ta- maño de la primera á la última; la primera tiene 0m0022 de largo en la corona, y algo mas de un milímetro de ancho, pero es un poco mas angosta atrás y adelante ; de las dos hendiduras externas, la anterior es mas baja y angosta, y la posterior mas ancha, mas alta y mas profunda : de las tres hen- diduras internas la del medio es la mayor, y la posterior la mas pequeña. La segunda muela es un poco mas corta, aun- que del mismo ancho que la anterior lo que le dá una forma mas cuadrada, pero con un prolonga- miento posterior algo mas angosto; el largo de la co- rona es de 0m0018. De las dos hendiduras internas, la anteriores ancha y profunda y la posterior an- gosta y baja ; de las dos externas al contrario, la an- terior es muy pequeña y la posterior mas grande. La muela posterior es notablemente mas pequeña que la precedente, de solo 1 milímetro de largo en la corona, dividida en dos partes desiguales, la ante- rior mas ancha y la posterior mucho mas angosta. Los dos pliegues y hendiduras no son opuestos, estando colocados el interno mas adelante que el externo pero ambos bien desarrollados. Las tres muelas medidas en la corona, ocupan un espacio lon- gitudinal de 5 milímetros. La rama horizontal tieno 5 milímetros de alto so- bre la cara externa debajo de la primera muela ; la distancia entre la parte anterior del alveolo de la primera muela y el alveolo del incisivo es de 4 mi- límetros, y el incisivo solo tiene 0m0004 de ancho. Localidad. — He descubierto esta pieza en los al- rededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). HESPEROMYS waterh. Waterhouse, The Zool. ofthe Beagle, t. II, p. 75. En este género los conos de las muelas están dis- puestos por pares oblicuos poco separados pero con los pliegues bien alternados, pues cada uno termina en el interior de un cono del lado opuesto. Las hendiduras son poco marcadas sobre los costados pero muy profundas en la superficie masticatoria. Las muelas disminuyen gradualmente de tamaño de la primera á la última. La primera muela superior tiene dos pliegues internos y dos externos, y la pri- mera inferior tres internos v dos externos. La se- gunda muela superior tiene un pliegue interno y dos externos, y la segunda inferior uno ó dos internos y uno externo. La última superior no tiene pliegue ni interno ni externo ó están apenas indicados, y la úl- tima inferior tiene uno externo (solo cuento los plie- gues bien marcados por hendiduras laterales). Hesperomys tener Winge (Pl. iv, fig. 14 y 15 ) Herluf Winge, Jordfundne og nulevende gnavere fra Brasi- lien, p. 15, n° 4, lám. 11, fig. 3, a. 1887. Esta especie ha sido descrita últimamente por UNGUICULADOS 119 AVinge como existente en la actualidad y también en estado fósil en el Brasil. De laBepública Argentina la conozco solo en es- tado fósil por un crecido número de maxilares, particularmente inferiores, pero existiendo en la actualidad en el Brasil es posible que también exista viviente acá, aunque hasta ahora no esté represen- tada en las colecciones. Es esta entre los ratones una de las especies mas pequeñas que se conozcan. Las tres muelas de cada mandíbula ocupan un espacio longitudinal de solo 3 milímetros, y Ja rama horizontal de la mandíbula de- bajo de la primera muela no alcanza á tres milímetros de alto. El paladar entre las muelas tiene un poco mas dedos milímetros de ancho. La distancia del incisivo á la última muela superior es de0m0085. La primera muela superior tiene un muy pequeño callo basal anterior y luego tres pares de mamelones que au- mentan de tamaño de adelante hácia atrás. La se- gunda muela superior de forma mas cuadrada tiene un pequeño callo basal anterior impar y angosto, y luego dos pares de mamelones. La muela tercera mucho mas pequeña tiene dos pares de mamelones bien alternados. En la mandíbula inferior, la primera muela tiene el primer par de tubérculos reunidos en uno solo, siguiendo luego dos pares de tubérculos, separados, terminando atrás en un callo basal |muy bajo. Las otras dos muelas, de corona mas corta, tienen dos pares de mamelones cada una, que disminuyen de tamaño de adelante hácia atrás. Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en la Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria (cuaternario superior). Hesperomys molitor Winge iPI. IV, fig. 19) Herluf Winge, obr. cit., p. 14, 1. 11, fig. 2. Especie extinguida del Brasil fundada últimamente por AVinge sobre un cráneo casi entero. La especie ha existido también en la Bepública Argentina, á lo ménos á juzgar por un fragmento de maxilar supe- rior con las tres muelas, absolutamente idéntico á la parte correspondiente del cráneo de Hespe- romys molitor figurada por el autor en la obra mencionada. El animal era bastante grande, pues las dos primeras muelas del fragmento mencionado ocupan un espacio longitudinal de un poco mas de 5 milímetros. Localidad. — He recogido este pedazo en las barrancas del rio Lujan cerca de la estación Oli- vera, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pam- peana (pampeano lacustre), capa la mas reciente del plioceno. Winge en la obra mencionada cita cuatro espe- cies de este género como fósiles en el Brasil: el Hes- peromys simplex Winge, el Llesperomys expul- siísLund, el Hesperomys tener Winge y el Hes- peromys moíitor Winge. De estas cuatro, solo la última es ó parece ser completamente extinguida, ha- biendo también existido en la Bepública Argentina. El Llesperomys tener fósil y existente en el Bra- sil, solo se conoce acá fósil. Las 'otras dos especies, LI. expulsus y II. simplex , fósiles y existentes en el Brasil, parece no forman parte de la fauna actual de nuestro territorio, ni tampoco se conocen fósi- les. TRETOMYS n. gen. La primera muela superior es apenas un poco mas grande que la segunda, y la tercera con la corona del mismo largo que esta pero un poco mas an- gosta. Los pliegues del esmalte son bien alter- nados y profundos, formando surcos y columnas la- terales perpendiculares como en Ptyssophorus, pero no tan largas. La primera muela superior tiene dos pliegues á cada lado, y la segunda y la tercera un pliegue interno y dos externos cada una. Esta disposición y número de los pliegues está conforme con la del Reithrodon , pero las muelas del Tretomys difieren de las del mencionado género por su tamaño mas igual entre sí, por la corona mas alta, y los pliegues, surcos y columnas mas marca- das. Además el incisivo superior del Tretomys ca- rece del surco longitudinal que presenta en la cara anterior el de Reithrodon. Tretomys atavus n. sp. (Pl. IV, fig. 16) El animal solo está hasta ahora representado por un fragmento de maxilar superior derecho con las 120 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dos primeras muelas y un incisivo igualmente su- perior procedentes de un mismo individuo, y un ma- xilar superior izquierdo con las tres muelas, de otro individuo. La primera muela superior tiene 2 milímetros de largo y muestra en la corona dos pliegues de esmalte profundos á cada lado, los que forman en los costados dos surcos perpendiculares que separan tres columnas perpendiculares opuestas á pesar de que no lo son exactamente los pliegues del esmalte. La superficie masticatoria de la corona se presenta dividida en tres partes bien separadas en los costados laterales, la anterior de menor diámetro ántero-posterior que las dos siguientes. Las dos muelas que siguen tienen una corona casi del mismo largo, la segunda de (ROO 16 y la tercera de0m0014. Cada una de estas muelas lleva al lado interno un surco perpendicular profundo que la divide en dos lóbulos casi iguales y forma en la co- rona un pliegue de esmalte entrante. Sobre el lado externo, cada muela tiene dos surcos perpendiculares que forman en la corona dos pliegues de esmalte, uno que penetra en el lóbulo anterior y el otro en el posterior, dando así á estas muelas superiores una semejanza general con las muelas inferiores de los herbívoros selenodontes. Las tres muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 5 milímetros. El incisivo superior es de cara anterior muy con- vexa, y de 1 milímetro de ancho. La apófisis zigomática del maxilar sale inmedia- tamente al lado de la parte posterior de la primera muela, particularidad que no conozco en ningún otro género de esta familia, en los que dicha apófisis se desprende á menudo mas adelante de la primera muela. El que por este carácter mas se aproxima de Tretomys es el Oxymicterus rufus. Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba, en el profundo zanjón conocido con el nom- bre de Curacao. Horizonte. — Base del piso bonaerense de la for- mación pampeana (plioceno medio). NECROMYS n. gén. Género de ratones extinguidos cuyas muelas lle- van fuertes tubérculos por pares transversales obli- cuos casi opuestos, separados por hendiduras ó plie- gues no distintamente alternados como en los de- más ratones americanos, sino simplemente oblicuos, formando una transición entre el tipo de los rato- nes americanos y el tipo de los ratones del anti- guo continente. Las tres muelas son de tamaño de- sigual, sobre todo en la mandíbula superior en donde la primera es muy grande y la última muy pequeña; en la mandíbula inferior la diferencia es menos acentuada. La primera muela superior tiene dos pliegues internos y dos externos, y la primera inferior tres internos y dos externos. La segunda muela superior, tiene un pliegue á cada lado y la se- gunda inferior dos internos y uno externo. La tercera muela superior no tiene pliegue interno pero si uno externo, y la tercera inferior tiene uno á cada lado. IVecromys conifern. sp. (Pl. iv, fig. 17 y 18) Es la única especie que conozco de este género particular, tan notable por sus caracteres interme- diarios mencionados, y no debia ser rara pues poseo de ella un considerable número de ramas mandi- bulares y vários maxilares superiores. Su talla era muy pequeña, pues una mandíbula inferior completa solo tiene desde el cóndilo hasta la punta del incisivo 1 4 milímetros de largo, y hay otras todavíamas cortas. Las tres muelas de cada mandíbula apenas ocupan en los individuos mas grandes un espacio longitu- dinal de 4 milímetros. Las muelas antes de ser atacadas por la mas- ticación, presentan una corona formada por conos elevados dispuestos de á pares transversales obli- cuos unidos por sus bases. Cuando ya están un poco gastadas, las cúspides de estos conos se ponen en comunicación formando colinas trans- versales oblicuas y arqueadas; estas colinas son cóncavas hacia adelante y afuera, y convexas hacia atrás en las muelas superiores ; y cóncavas hácia atrás y hácia adentro y convexas hácia adelante en las inferiores. Cuando el desgastamiento está toda- vía mas avanzado, se ponen en comunicación las colinas entre sí formando entonces la corona una figura cordiforme, dirigida de adelante hácia atrás, con inflexiones á los lados que corresponden á los pliegues y á las colinas, ambos entonces mas clara- mente alternados por no estar ya ligados los co- nos que constituyen cada colina transversal oblicua. La primera muela superior tiene adelante una UNGUICULADOS 121 colina impar mas pequeña, cuya cúspide está dividida en dos en los individuos muy jóvenes en que todavía no ha sido gastada; siguen luego liácia atrás otras dos colinas transversales oblicuas formadas cada una por un par de mamelones, uno interno y otro ex- terno, y separadas por dos surcos internos y dos externos opuestos, pero cuyas puntas internas son apenas un poco alternadas. La segunda muela superior de forma mas cuadrada, está formada por dos colinas transversales separadas por dos surcos y pliegues anchos, uno interno y otro externo, perfectamente opuestos. En la cara ante- rior hay un pequeño tubérculo impar situado en el medio, un poco separado á cada lado de la colina si- guiente por un pequeñísimo rudimento de pliegue solo visible con un lente de fuerte aumento. La tercera muela superior, mas pequeña que la segunda, está formada por una colina transversal an- terior, y otra posterior mas angosta, probablemente también bicónica en los individuos jóvenes. Estas co- linas están separadas por un pequeño pliegue externo, sin trazas de pliegue interno que probablemente desaparece al principiar el desgaste del diente. En la mandíbula inferior, la primera muela pre- senta una colina transversal anterior formada por dos conos perfectamente opuestos y separados por un pequeño surco ó hendidura en la cara anterior-, siguen luego hácia atrás dos colinas transversales oblicuas, la primera separada de la colina transver- sal anterior por un pliegue interno y otro externo opuestos, pero de la posterior por pliegues cuyas puntas internas estáu alternadas. La segunda muela, bastante mas pequeña, está formada por dos colinas transversales oblicuas, sepa- radas por un pliegue interno y otro externo de pun- tas internas alternadas, llevando hácia atrás y en el medio un callo ó mamelón impar separado de la co- lina posterior por un pequeño pliegue interno. La tercera muela inferior está formada por dos co- linas transversales oblicuas, la anterior mas grande y mas ancha, y la posterior mas pequeña, separadas por un pliegue interno y otro externo opuestos pero con puntas internas alternadas. La rama horizontal debajo de la primera muela tiene 0m0028 de alto en los individuos mas gran- des, y el incisivo inferior solo tiene 0ni0003 de ancho. Localidad. — He recogido los restos de esta espe- cie en el mismo municipio de Buenos Aires, en Merce- des, Olivera y Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Pisos ensenadense, belgranense y bonaerense de la formación pampeana (plioceno su- perior, medio é inferior). En el Brasil se ha encontrado un mayor número de murinos fósiles que en la Bepública Argentina, pero no hay entre ellos ningún género extinguido, lo que debe atribuirse á lo que ya tuve ocasión de manifestar en otra parte de esta obra, que los depó- sitos fosilíferos de las cavernas del Brasil son en gran parte mas modernos que la formación pampeana. Entre los murinos fósiles del Brasil que estudia Wixge, hay varios otros géneros que aún no se han encontrado en la Bepública Argentina, pero que pro- bablemente tampoco forman parte de su fauna ma- malógica actual. Estos géneros fósiles en el Brasil y que faltan en nuestro territorio son: el Scapteromys del que hay tres especies, el S. Labiosus Winge, el S. prin- cipalis Lujxd y el S. fronto Winge, los dos pri- meros todavía existentes y el último al parecer ex- tinguido. El género Rhipidomys con una sola es- pecie, R. mastacalis todavía existente, y el género Nectomys , también con una sola especie fósil, el N. squ&mipes igualmente existente. Sobre la evolución filogenética de los diferentes géneros de ratones mencionados, no es por ahora posible dar una idea general satisfactoria, pues es- tos animales son en la actualidad tan numerosos, que los que conocemos fósiles son muy poca cosa en com- paración de los que aún nos quedan por descubrir. HYSTRICOMORPHA Esta sección puede considerarse como esencialmente sud-americana, pues escasos son los representantes que tiene en Norte América, ó en el antiguo continente, mientras que aparte los Myomorphidos comprende la casi totalidad de los roedores de Sud América, en donde en otro tiempo fueron todavía mucho mas numerosos que en la época actual. íe 122 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Los roedores cíe la sección de los Hystricomorpha existentes ó que fian existido en Sud América, se reparten en ocho familias distintas, cuyos caractéres diferenciales principales van espuestos en el cuadro adjunto. Tres muelas en cada lado de la mandíbula inferior. Muelas radiculadas. Incisivos con corona terminada en punta cónico-ciiíndrica. Paradoxomyidce. Muelas radiculadas, con la corona distinta de la raíz y dividida en dos lóbulos transver- j sales unidos por un istmo. Cercolabidce, Cuatro muelas en cada lado de cada mandí- bula. Incisivos con la corona cortada en bisel. Muelas semiradiculadas, con la corona distinta de la raíz, con plie- gues entrantes de es- malte á ambos costa- dos y alternados : á veces con láminas transversales superfi- ciales. Series dentarias superiores paralelas ó casi paralelas for- mando un paladar del mismo ancho atrás y adelante. Dasyproctidce- Series dentarias muy convergentes hacia adelante, formando un paladar muy ancho atrás y muy angosto adelante. Echynomyidce. Muelas inferiores arqueadas hácia afuera. Todas las muelas formadas por columnas sub-prismáticas, simples ó dupli- cadas. Octodontidce. Muelas sin raíz separada de la corona y de base- abierta. Muelas inferiores ar- queadas hácia aden- tro y cuya sección transversal dá la mis- figura en todo su largo. Muelas con pliegues alternados en la corona y en número de- sigual sobre ambos costados. Capromyidce. Muelas con dos ó mas láminas transversales angostas forma- das por dos hojas de esmalte mas ó menos paralelas. Ery omyidw . Muelas formadas por la reunión de dos ó mas prismas trian- gulares. Cavidce. P AR A DOXOM YD FE Muelas compuestas ele dos lóbulos reunidos por un itsmo como en los hystricidse. Incisivos ele co- rona no cortada en bisel sino cóuico-puntiaguda. PARADOXOMYS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 6, a. 1885. La mandíbula inferior encorvada y con una barba muy fuerte y descendente, parece que está pro- vista de solo tres molares, bilobaelos, con dos gran- des pliegues opuestos en la corona, que está tapada por una capa de esmalte con aristas entrecru- zadas en forma de red. La parte inferior de cada muela se divide á lo ménos en dos raíces distintas y separadas. La barra entre el incisivo y el primer mo- lar es muy corta, y el incisivo recorre toda la man- díbula, dirigiéndose su parte anterior hácia arriba hasta terminar en punta como el canino de un carnicero. l’aradoxomys can c* r i v o rus Amegh. (Pl. XXII, ílg. 15) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 66, a. 1885. — Id., t. IX, p. 77, a. 1886. Toribio C. Ohtiz. Paleontología de Entre Ríos, p. 12, 1888. Este género de roedores anómalo y singular, UNGUICULADOS 123 único representante de mía familia completamen- te extinguida, fué fundado sobre una mitad de- recha de mandíbula inferior muy mutilada y engastada en tosca dura que dificulta su estudio. Esta mandíbula tiene implantado el incisivo que no deja dudas sobre los caractéres de roedor del animal, y presenta vestigios de haber tenido implantados tres fuertes y únicos molares parecidos á los de los roedores de la familia de los hystricidse. La forma que presenta la mandíbula es corta, gruesa y encor- vada sobre sí misma, particularmente en su borde inferior, como la de algunos animales carniceros. La sínfisis sobre todo, con un desarrollo extraordinario por el tamaño de la mandíbula de un roedor, se enancha, y en vez de dirijirse hacia adelante en sentido mas ó ménos horizontal como en los demás roedores, se levanta bruscamente hacia arriba para formar una barba mas pronunciada que en la gene- ralidad de los carniceros, comparable hasta cierto punto con la de los géneros Smilodon y Machete- ro dus. Esta disposición de la sínfisis concuerda con la posición del incisivo, cuya raíz arrancando detrás de la última muela, pasa debajo de ella recorriendo la mandíbula en todo su largo para salir de la sínfisis en la misma dirección de esta, es decir, dirijiéndose bruscamente liácia arriba ; aunque la parte anterior de este diente en la mandíbula mencionada, está rota cerca del borde del alveolo, por su dirección y la forma de la mandíbula supuse que no debía terminar en bisel como en los demás roedores, sino mas bien en punta como los caninos de los animales carnice- ros. Esta suposición fué plenamente confirmada mas tarde por el hallazgo de un incisivo inferior aislado, de corona cónico-puntiaguda, de un diámetro de cuatro milímetros en casi todo su largo, y con una cara anterior convexa y cubierta de una espesa capa de esmalte lustroso, mientras en la cara interna no esmaltada la dentina es estriada en sentido longitu- dinal. La capa de esmalte de la cara anterior no llega hasta la corona, terminando bruscamente en un punto en donde el diente toma una forma cónica y y la dentina un color amarillento y lustroso por el desgaste y frotamiento con el incisivo superior. Esta parte cónica vá disminuyendo de diámetro, prolon- gándose mas de un centímetro hasta terminar en una punta ya algo roma por el uso y desgaste consi- guiente del diente. La capa de esmalte dá una pe- queña vuelta sobre los costados laterales cuyos ángulos son muy redondeados, presentando una sección transversal ligeramente elíptica. Las muelas, en número de tres, de tamaño conside- rable, están implantadas en el maxilar encima de la concavidad de la curva del incisivo, muy apretadas entre sí, y la primera de adelante colocada á una muy pequeña distancia del incisivo, en la misma parte sinfisaria. En el Paracloxomys caticrivorus, la distancia que separa el primer molar inferior del incisivo es de unos 7 milímetros, lo que realmente no está en proporción con el tamaño de la mandí- bula que indica un roedor de talla aproximada á la de la vizcacha. El borde del alveolo del primer molar se levanta vários milímetros sobre la superficie de la barra que lo separa del incisi vo, y como la parte anterior de la sínfisis va he dicho se levanta hácia arriba, resulta de esta conformación especial que el pequeño espacio que separa el primer molar del incisivo, toma la forma de una gran escotadura transversal. De la primera muela inferior solo existe un pe- queño fragmento de la parte posterior, con un pedazo del centro de la superficie masticatoria que mues- tra que el interior de la muela está compuesto por una sustancia homogénea, sumamente dura y com- pacta, de color blanco y casi traslúcida, que pre- senta en la corona pozos anchos y profundos, de fondo cóncavo, separados unos de otros por paredes ó aristas altas y muy delgadas, casi cortantes en su parte superior, por lo que parece que estas muelas estaban destinadas á triturar sustancias sumamente duras. En la base de esta masa central se ven ves- tigios de una sustancia negra, de aspecto vitreo, que con un espesor de cerca de un milímetro cubre toda la parte de la muela que sale fuera del hueso maxilar, con escepcion de la superficie masticatoria, y corresponde probablemente al esmalte. La muela se conoce estaba dividida en despartes, condos grandes raíces, una anterior y otra posterior, implantadas en alveolos distintos, raíces que, como lo dejan ver los alveolos en parte destruidos, estaban también cu- biertas por la misma capa externa de sustancia ne- gra de aspecto vitreo que supongo corresponda al esmalte. La parte que salia afuera del alveolo debía estar dividida en dos lóbulos, unidos uno á otro por una especie de itsmo ó puente angosto. Según el alveolo tenía unos 10 milímetros de largo por 5 de ancho. De la segunda muela no existe mas que el alveolo destruido y rellenado de piedra calcárea, pero que demuestra era mas ó menos de la misma forma que la precedente. 124 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS De la tercera muela ó última, existe solo la base, faltando una parte de la corona, á lo ménos la su- perficie masticatoria. Esta muela está igualmente compuesta de dos partes ó lóbulos transversales unidos por un itsmo angosto, cada lóbulo de unos 3 milímetros de diámetro ántero-posterior, y sepa- rados el uno del otro por un surco profundo per- pendicular del mismo aspecto, tanto en el lado in- terno como en el externo. Tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y 8 milímetros de diá- metro transverso, pero parece que el individuo era todavía algo joven y no había adquirido su completo desarrollo. En efecto, los dos lóbulos transversales que la componen se encuentran en el lado externo al mismo nivel del borde alveolario de la mandíbula, y aunque el interno está destruido fácil es conocer que poco debía sobresalir sobre su nivel. Cada uno de los dos lóbulos está compuesto de una sola lá- mina aparente de sustancia negra, de aspecto vitreo, fuertemente estriada en sentido vertical, presen- tando en la parte superior en lo que debería ser la superficie masticatoria un gran hueco profundo, li- mitado por esta misma lámina de sustancia negra, rellenado en parte de materia calcárea, pero sin trazas de la sustancia blanquizca que forma la masa interna de la primera muela. Esto me parece debido á que aún no se habían rellenado dichos huecos Con la materia mencionada, á causa del desarrollo incompleto de la muela del animal todavía jo- ven. Este roedor debia tener la talla de una vizcacha, y puede deducirse de la forma general de la mandí- bula y de la singular disposición y forma de los dientes de que he hablado, que el Paradoxomys cancrivorus se alimentaba de pescados y quizás sobre todo de cangrejos. Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos y coleccionados por el profesor Scala- bruni en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provin- cial de Entre-Rios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Paradoxomys patagonicus n. sp. (Pl. XXV, fíg. 14) Esta especie está representada por la parte ante- rior de un incisivo que, por su tamaño considerable, denota que procede de un animal por lo ménos de doble talla que el Paradoxomys cancrivorus. El diente es un poco mas grueso que ancho, muy angosto sobre la cara posterior ó interna, y muy ancho sobre la anterior ó externa. La cara anterior tiene 5 milímetros de ancho, siendo el grueso ó diá- metro ántero-posterior de 6 milímetros. La cara an- terior es un poco convexa y tapada por una capa de esmalte grueso y estriado longitudinalmente que dá vuelta s^bre el lado externo formando un ángulo redondeado, y sobre el interno un ángulo recto pre- sentándose acá como una banda plana de esmalte de apenas un poco mas de un milímetro de ancho. lia capa de esmalte, sobre el mismo lado externo se pierde varios milímetros antes de llegar á la extre- midad anterior, de donde ha desaparecido por des- gastamiento, de manera que la corona en vez de ser del mismo ancho (pie el resto del diente y cortada en bisel, está gastada toda alrededor terminando en punta algo roma, con pequeños vestigios de la cor- tadura en bisel del lado interno. El desgastamiento lateral es mayor sobre la cara longitudinal externa que sobre la interna, lo que prueba que cada uno de los incisivos superiores frotaba sobre el lado externo del incisivo inferior correspondiente. Localidad. — Barrancas del Rio Chubut en la Pátagouia setentrional. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). CERCOLABIDME Los incisivos se presentan siempre con capa de esmalte coloreada de amarillo. Las muelas son todas radiculadas, con la corona compuesta de dos partes ó lóbulos separados por dos pliegues opuestos principales de esmalte, y reunidos por un itsmo que desaparece poco á poco con la edad. Conozco cuatro géneros de esta familia en la fauna de la República, tres géneros fósiles de los primeros tiempos terciarios, y uno actual, que se distinguen del modo siguiente : UNGUICULADOS 125 I. Talla muy pequeña. Muelas con un pliegue interno y uno externo, ambos opuestos. a. Incisivos de cara anterior convexa. Acaremys. b. incisivos de cara anterior plana. Sciamys. II. Talla muchísimo mayor. Muelas de corona muy baja, las superiores con tres pliegues externos y uno interno, y las inferiores con uno externo y tres internos. Incisivos de cara anterior convexa. a. Séries dentarias superiores, casi paralelas. Steiromy.s. b. Séries dentarias superiores, muy convergentes adelante. Sphingurus. ACAREMYS amegh. Ameghino.. Enumeración sistemática de los mamíferos eoce- nos, etc., p. 9, a. 1887 Las dos séries dentarias superiores no son con- vergentes hácia adelante, sino casi paralelas. Las cuatro muelas superiores son de tamaño mas ó mé- nos igual, divididas en dos lóbulos ó partes iguales por un repliegue de esmalte interno y otro externo casi opuestos que penetran en la corona ; cada ló- bulo incluye un pequeño pozo de esmalte que se pone pronto en comunicación con la pared externa y luego desaparece por la masticación. De las cuatro muelas inferiores, la anterior y la posterior son un poco mas pequeñas, y las dos del medio mas grandes y de tamaño igual; estas muelas están igualmente divididas, por dos pliegues entran- tes opuestos de esmalte, en dos lóbulos como las su- periores, y cada lóbulo incluye igualmente un pe- queño pozo de esmalte que, con la masticación se pone en comunicación con el borde interno. Todas las muelas están provistas de raíces dis- tintas, lasque, á juzgar por algunos dientes aislados parecen haber sido muy largas y separadas. Las es- cotaduras internas y externas producidas por los plie- gues entrantes de esmalte son superficiales, poco altas, y desaparecen pronto con la masticación. Los incisivos superiores son tan curvos como los del género Myopotamus, y de cara anterior un poco convexa. Los inferiores de cara anterior también convexa, recorren toda la rama horizontal debajo de las muelas sobre el lado interno, lle- gando la base detrás de la última muela casi al nivel déla corona de esta. El cráneo en su parte anterior es corto y sumamente ancho. Los agujeros incisivos ó perforación palatina anterior es corta y ancha. Acaremys murinus Amegh. (Pl. IV, flg. 20) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 9, n° 20. a. 1887. Esta especie está representada por varias mi- tades de mandíbulas inferiores con las séries den- tarias mas ó ménos completas. La mandíbula inferior esceptuando su tamaño mucho mas pequeño, se parece bastante en su conformación general á la del Capromys y algo también al Myopotamus, pero su rama ascen- dente presenta la fosa mandibular externa des- tinada al masatérico bien desarrollada, mientras es rudimentaria en el género actual y completamente nula en Lagostomus. Sobre el lado externo, hácia la mitad del alto de la rama horizontal y empezando debajo de la primera muela, hay una pequeña impre- sión acompañada hácia abajo de una muy pequeña cresta horizontal, detrás de la cual empieza la cresta elevada que forma el borde inferior de la rama ver- tical y limita la fosa mandibular externa. Las cuatro muelas inferiores forman una línea oblicua al eje longitudinal de la mandíbula, exacta- mente como en el Myopotamus actual. La pared interna debajo de los primeros molares es igual- mente excavada, y la sínfisis descendente. El incisivo inferior es muy comprimido transver- salmente, de un milímetro de ancho sobre laca ra anterior, y algo mas de diámetro ántero-posterior. Las muelas tienen todas un diámetro ántero-pos- terior casi igual de dos milímetros, pero la anterior y la posterior, son notablemente mas angostas. Las cuatro muelas reunidas ocupan un espacio longitu- dinal de 8 milímetros. El largo de la barra entre el incisivo y la primera muela es de 0m0035. El alto de la mandíbula en el punto mas bajo de la barra es de 5 milímetros, debajo de la primera muela de 6 milímetros, y debajo de la cuarta, de 4 milímetros. 126 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La parte de cráneo que atribuyo á la misma espe- cie, comprende la región anterior con los incisivos y las dos primeras muelas. Los incisivos tienen igual- mente un milímetro de ancho y algo mas de grueso, y las dos muelas ocupan un espacio longitudinal de 0m0045. El espacio anterior sin dientes, compren- dido entre los incisivos y la primera muela difiere de todo lo que me es conocido en los demás roedo- res por el ancho extraordinario de esta parte en proporción del largo y del ancho del paladar. El largo de la barra es de 0m0065 y su ancho al nivel de la sutura intermaxilar es también de mas de 6 milímetros, enanchándose todavía mas hacia atrás á causa de la apófisis zigomática del temporal que aquí sale adelante de la primera muela y no al lado de esta como en Myopotamus. Al lado interno de cada una de estas apófisis y adelante de cada una de las muelas anteriores, hay en el hueso una impre- sión profunda, y entre estas dos impresiones se abre el agujero palatino anterior de solo 0,n0025 de largo pero de otro tanto de ancho. El paladar entre las dos primeras muelas es llano, liso y de un ancho uniforme de 2 milímetros. El hueso intermaxilar, de acuerdo con el resto de la parte anterior del cráneo, es grueso, corto y ancho. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Cáelos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Acaremys messor n. sp. (Pl. IV, flg. 21) Es esta la especie mas fuerte y robusta del género, representada hasta ahora por la rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo en el alveolo y con las cuatro muelas enteras, las tres anterio- res ya completamente desarrolladas y un poco gas- tadas, pero la última todavía intacta y muy baja pues recien estaba saliendo del alveolo, lo que prueba pertenece á un individuo bastante joven. A pesar de esto, las tres muelas anteriores ocupan un espacio longitudinal de 8 milímetros, el mismo largo que las cuatro muelas del Acaremys murinus , pero cuando la última muela había alcanzado su completo desarro- llo la série dentaria completa debía tener unos 10 mi- límetros de largo ; esa distancia ahora solo tiene 9 milímetros. El alto de la rama horizontal debajo de la primera muela es de 0m0065 y debajo déla cuarta de 5-mrn. La cresta mandibular de la cara externa es muy desarrollada, y la parte sinfisaria espesa y alta. Sobre la cara externa, debajo de la barra, mas ó menos á los dos tercios de la altura de la rama, hay tres pequeños agujeros mentonianos. Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Acaremys minutus amegh. (PI. VI, flg. 22 y 23) Amegiuno, Enumeración sistemática, etc,, p. 9, n° 21, a. 1887. Especie representada igualmente por ¡'mandíbulas inferiores mas ó ménos completas, y parte de un pa- ladar con las tres últimas muelas de cada lado. Se distingue de la precedente sobre todo por su tamaño bastante menor. El incisivo inferior tiene ménos de un milímetro de ancho, las cuatro muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 7 mi- límetros á lo sumo, y el alto de la rama horizon- tal debajo del primer molar es de 5 milímetros. El paladar presenta un ancho uniforme de 3 milí- metros en vez de dos que tiene en el Acaremys mu- rinus, y además su parte anterior entre los dos primeros molares de cada lado muestra una impre- sión en declive hácia adelante que termina en el agujero palatino anterior. Las tres últimas muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 6 mi- límetros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Cáulos Ameghitno en las barrancas del Rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso Santa-cruzeño de la formación santacruzeña (eoceno inferior). Acaremys miimtissimus Asiegh. (Pl. IV, flg. 24 y 2o) Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíferos eo- cenos etc., p. 9,n° 22, a. 1887. Especie todavía mas pequeña que la anterior, re- presentada por varias ramas de mandíbulas con den- tadura procedentes de individuos de distinta edad. El incisivo inferior tiene dos tercios de milímetro de ancho, y las cuatro muelas inferiores en los indivi- duos adultos solo ocupan un espacio longitudinal de 0m0055 á 0n*006. El largo déla barra es de 2 mili- UNGUICULADOS metros y el alto de la rama horizontal debajo de la primera muela es de 4 milímetros. La forma general de la mandíbula parece ser la misma que en las es- pecies precedentes. Las muelas tienen un ancho mas uniforme, su división en lóbulos es mejor marcada, y la prolongación de las aristas interrumpidas por los agujeros de esmalte imitan la existencia de una fila de tubérculos sobre el borde interno. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghlno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño de la formación santacruzeña (eoceno inferior). SGIAMYS AMEGH. Ameghino, Enumeración sistemática, e te. , p . 9, a. 1887. Este género, muy cercano del precedente, está representado por ramas mandibulares inferiores mas ó ménos completas. Las muelas inferiores son cua- tro, la anterior y la posterior mas pequeñas y las dos intermediarias] mas grandes, cada muela bilo— bada por un pliegue interno y otro externo opuestos, incluyendo cada lóbulo un pequeño pozo de esmalte que desaparece con la edad . Las cuatro muelas for- man una série dentaria oblicua al eje longitudinal de la mandíbula, y cada una de ellas está provista de raíces separadas, largas y delgadas, que se distinguen muy bien de la corona baja y esmaltada. El incisivo se distingue del que caracteriza el género A caremys por su cara anterior esmaltada completamente plana; este diente se extiende debajo de toda la rama hori- zontal, sobre el lado interno, prolongándose todavía mucho detrás de la última inunde en donde pasa al lado externo, aseen iendo otra vez hácia arriba en la rama vertical. La rama horizontal de la mandíbula es proporcionalmente mas baja que en el género precedente, particularmente en la parte anterior . Del cráneo solo hay pequeños fragmentos de ma- xilares con algunos dientes, que demuestran que las muelas superiores erau también en número de cuatro, cada muela con sus dos lóbulos bien distintos, par- ticularmente á cansa del pliegue entrante que es bas- tante largo y profundo. La muela anterior implantada en un pedazo de maxilar deja ver claramente hácia adelante dos raíces muy divergentes dirijidas, una hácia adentro y otra hácia afuera. 127 Sciamys principalis Amegii. (Pl. IV, fig. 27 y 28) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 9, n° 23, a, 1887. Es esta la especie de mayor tamaño y está repre- sentada exclusivamente por mandíbulas inferiores. La primera muela es de tamaño bastante menor que la cuarta y el pozo de esmalte de cada lóbulo está apenas indicado. Las cuatro muelas inferiores ocu- pan un espacio longitudinal de 0m0095, presentan- do todas una forma casi cuadrada, pero particular- mente las intermediarias que tienen algo mas de dos milímetros de largo y otro tanto de ancho. El inci- sivo tiene cerca de 0m0015 de ancho y 2 milímetros de grueso. La pared interna debajo délas muelas es muy excavada. La rama horizontal de la mandíbula tiene sobre el lado interno debajo de la primera muela 7 milímetros de alto, y debajo de la parte anterior de la cuarta 0m0045. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghiwo en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño de la formación santacruzeña (eoceno inferior). Sciamys varians Amegh. (Pl. IV, flg, 28 y 29) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 9, n° 24, a. 1887 Se distingue por un tamaño algo menor, aunque bastante variable, y por la rama horizontal relativa- mente mas baja. Las cuatro muelas inferiores ocu- pan un espacio longitudinal de 7 á 8 milímetros y el incisivo tiene apenas un milímetro de ancho. Por lo demás, los numerosos fragmentos de mandíbulas que he reunido bajo este nombre específico, presen- tan tantas pequeñas modificaciones secundarias, que no sería imposible se tratara de mas de una espe- cie, lo que solo se podrá determinar cuando se po- sean materiales mas completos. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghiwo, en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). . 128 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS STEIROMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 9, a. 1887. El Steiromys tiene la misma fórmula dentaria que los géneros precedentes, pero con caracteres tan particulares que se distingue inmediatamente de todos los demás. Los incisivos superiores son relativamente cortos, pero todavía mas arqueados que los de Myopota- mus , tanto que al salir del alveolo la corona se dirije hacia atrás ; la Lase llega hasta debajo de la parte anterior de la primera muela, y la cara esmal- tada anterior es casi plana. El incisivo inferior es ménos arqueado, pero muy largo, pues pasa debajo de toda la serie dentaria para ascender detrás de la última muela, penetrando en la rama ascendente; su cara esmaltada anterior es completamente plana. Las muelas presentan numerosas 'variaciones de forma, según la edad mas ó ménos avanzada del animal, y de consiguiente, según el grado de des- gastamiento que han adquirido. Sin embargo, como regla general, siempre que proceden de individuos adultos, se distinguen por una coroua baja cubierta por una capa muy gruesa de esmalte mas ó ménos gastado en el centro de la corona, por un cuello bien indicado, y raíces largas, divergentes y cerradas, que empiezan á separarse casi inmediatamente de- bajo del cuello. Las muelas antes de ser atacadas por la masticación están formadas por una placa de esmalte de forma cua- drangular, de base completamente abierta formando una ancha cavidad ; la corona está dividida en dos ló- bulos ó partes transversales por dos pliegues opues- tos de esmalte, uno interno y otro externo que penetran en la corona hasta encontrarse. Las dos partes en que está dividida la corona representan dos crestas transversales, unidas en su parte mediana por una cresta de esmalte formada por la unión de los dos pliegues mencionados, y cada una de esas crestas incluye arriba un pozo profundo, largo y angosto, dispuesto con su eje mayor en la misma dirección que el de las crestas. Luego, con la edad se prolonga la base que se divide en raíces separadas pero abiertas, y la corona al ser atacada por la masticación se vuelve mas baja, hasta que los dos pozos de esmalte aislados se ponen en comunicación con el borde externo en las muelas superiores, y con el interno en las inferiores. En esta etapa de evolución, las muelas superiores mues- tran un pliegue interno de esmalte mas pequeño y tres externos un poco mayores, y vice-versa por las inferiores, uno externo y tres internos, habiendo desaparecido en parte la capa de esmalte de la corona en la que aparece á descubierto la dentina. En edad todavía mas avanzada, se cierran las bases de las raíces, desaparece en la corona de las superiores el pliegue de esmalte único interno y el externo en las inferiores, quedando apenas pequeños vestigios de los opuestos, mostrándose la corona como un pozo cóncavo formado por la dentina rodeada por una cinta periférica de esmalte grueso. Las cuatro muelas, tanto superiores como inferio- res, han tenido casi el mismo tamaño, y el esmalte, lo mismo que el de los incisivos, era de un color rojizo algo amarillento, que se conserva muy bien en algunos ejemplares. Las muelas tampoco hacían su erupción simultá- neamente, pero sí sucesivamente como en el género Myopotamus actual. Por lo que se refiere á la mandíbula inferior, se puede constatar que apare- cían en un principio las dos muelas anteriores, que la tercera aparecía bastante mas tarde cuando ya había empezado el desgastamiento de las dos precedentes, y la cuarta venia todavía mas tarde cuando empe- zaba á entrar en función la tercera. De los caracteres osteológicos no puedo decir casi nada, pues si bien hay buenas séries dentarias, los huesos están completamente destrozados. Sin em- bargo, parece que la parte anterior del cráneo ha sido relativamente mas corta y mas gruesa que en los géneros antes mencionados. El paladar es ancho adelante y las séries dentarias superiores muy poco convergentes hacia su parte anterior. En cuanto á la mandíbula inferior, solo puedo de- cir que la parte sinfisaria era muy descendente hácia abajo formando una especie de barba, y em- pezando su parte posterior debajo de las prime- ras muelas. El borde sinfisario superior lo mismo que la barra parece fueron cortos y muy ascendentes hácia adelante. La parte posterior de la mandíbula parece tiene un borde inferior elevado que limita una profunda fosa mandibular externa. Este género, por el carácter de sus muelas, y la forma de la sínfisis, como también por la dirección de los incisivos, tuvo alguna relación con el Para- doxomys del Paraná, del que, sin duda, representa un tipo antecesor. UNGUICULADOS 129 Steiromys detentas Amegh. (Pl. IV, fig. 30 á 3» y Pl. V, fig. 1) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 9, n°25, a. 1887. Esta es la especie mas abundante, ó á Jo menos de Ja que se Jian recogido mayores restos. Fué un animal de conformación bastante parecida á la del Sphingurus actual. Del cráneo solo conozco la parte anterior con el in- termaxilar, los incisivos rotos en la punta, y los ma- xilares con las tres primeras muelas, tan gastadas estas por el uso que lian perdido por completo toda traza de pliegue interno, y lian casi desaparecido los ex- ternos. Estas muelas, muy inclinadas hacia afuera y hacia atrás, están sumamente apretadas unas á otras, y tienen mayor diámetro transverso que longitu- dinal. Cada muela tiene 0m004 de diámetro ántero- posterior por 0m0055 de diámetro transverso, y las tres primeras ocupan un espacio longitudinal de 13 milímetros. Cada una de estas muelas superiores parece tener tres raíces distintas, una grande sobre el lado interno, y dos pequeñas sobre el externo. Los incisivos superiores de cara anterior plana tienen 4 milímetros de ancho. El paladar es corto, relativamente ancho y casi liso, pero con una cresta longitudinal sobre su línea mediana, y un par de pequeños agujeros palatinos en frente de la segunda muela. El ancho del paladar es de 5 milímetros entre el par de muelas anteriores, y de 8 milímetros entre la tercera muela de cada lado. La fosa nasal posterior es ancha y penetra hácia ade- lante hasta en frente de la tercera muela. Los maxilares en la parte anterior de la superficie palatina, adelante de las primeras muelas, forman una impresión profunda á cada lado en la parte an- terior de cada serie dentaria, y en el medio sobre la línea longitudinal un pozo ancho y bastante bondo, de fondo cóncavo, que mas adelante al llegar á los intermaxilares perfora el hueso para formar la hen- didura incisiva. La apófisis zigomática de los maxi- lares sale adelante de la primera muela. Los intermaxilares son muy gruesos y anchos, con una superficie palatina corta y extendida, que tiene en el punto de unión con los maxilares 15 milí- metros de ancho. La distancia de la primera muela al borde alveolario de los incisivos es de 20 milí- metros. No conozco ninguna mandíbula inferior mediana- mente completa, pero si varios fragmentos que per- miten formarse una idea de su conformación, parti- cularmente de la dentadura. El incisivo inferior es un diente de cara anterior completamente plana y de 4 milímetros de ancho, que sale afuera del al- veolo á corta distancia de la primera muela, diri- jiénclose luego hácia arriba casi en la misma forma que en el Paradoxomys. Las tres primeras muelas inferiores de un indi- viduo mas joven que las del pedazo de cráneo men- cionado, tienen cada una unos 5 milímetros de largo y un poco ménos de ancho, á la inversa de las superiores en las que se ha visto que el ancho es mayor que el largo. La muela cuarta es apenas un poco mas pequeña, y las cuatro reunidas ocu- pan un espacio longitudinal de 21 milímetros. La primera muela tiene dos grandes raíces, una ante- rior y otra posterior, pero las muelas segunda y tercera, parecen tener cuatro, dos adelante y dos atrás. La parte anterior de la rama horizontal desciende tanto para formar la sínfisis, que debajo de la parte posterior de la primera muela mide sobre el lado interno 15 milímetros de alto, mientras que solo tiene 9[milímetros debajo de la parte anterior de la cuarta muela. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño de la formación santacruzeña (eoceno inferior). Steiromys cluplicatus Amegií. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 10, n°26, a. 1887. Este animal era de talla por lo menos dos veces mas considerable que el anterior, y el mas grande de los roedores fósiles de los terrenos eocenos de la Patagonia austral. Desgraciadamente solo está representado por un fragmento de mandíbula in- ferior del lado derecho y de un individuo joven, en el que aún no había salido fuera del alveolo la muela cuarta ; pero existen la segunda y tercera in- tactas, las dos raíces de la primera, y parte del incisivo, que bastan para reconocer la diferencia específica. El incisivo es de cara anterior completamente 17 130 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS plana y de 5 milímetros de ancho. La primera muela aunque rota en la base se conoce fué de tamaño casi doble que la misma de la especie precedente. En cuanto á las muelas segunda y tercera son de forma cuadrangular, cada una de 7 milímetros de largo por otro tanto de ancho, ocupando entre ambas un espacio longitudinal de Ib milímetros, mientras las mismas dos muelas del S. detentus solo ocupan 10 milímetros de largo. Aunque las dos mencionadas muelas están ya completamente desarrolladas y en parte ya atacadas por la mas- ticación, todavía no se vé hacia atrás ningún ves- tigio de la muela cuarta que se encuentra comple- tamente encerrada en la mandíbula. Localidad . — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). F. Cuvier, Mein, da Mas. d’IIist. Nat.", t. IX, p. 427, 1822. Sphing’urns prehensilis lin. Hystrix prehensilis, Lineo, Syst. Nat. ed. 12, p. 76. Sciireber, Saugth. IV, p. 603. Shaw, fíen. Zool., II, pt. I, p. 7. Hystrix coendú, Desmarest. Nouv. Dict. d’Hist. Nat., VI, p. 44. — Id. Mammalogie. p. 316. Coendú prehensilis, Lesson, Manuel de Mamm. p. 291. Synetheres prehensilis, F. Cuvier, Memem. du Mus. IX, p. 427 y 433. — Id. Dict. des Se. Nal. XLII, p. 533. Is. Geoff. St. Hilaire, Dict. Class. d’Hist. Nat., XV, p. 215. Cercolabes prehensilis, Brandt. Mamm. Exoücorum , etc. p. 60. Wagner-Schreber, Saugth. Suppl. IV, p. 30. Waterhouse, Natural History of the Manvmal., II, p. 411. Burmeister, Syst. Ubers, I, p. 220. Habita el territorio de Misiones. No se conoce fósil en la República Argentina. Sphing*urus insidiosus Licht. Hystrix insidiosa (Lichtenstein) Iíurl, Beitr. z. Zool., p. 71, 1820. Pr. Maximil. de New-Yed, Beitr. z. Nat. etc. II, p. 424, 1826. Histrix couy, Desmarest, Mammalogie, pt. 2, p. 345, 1822. Cercolabes insidiosus, Brandt, Mamm a l. Exot. p. 71. Wagner-Schreber, Saugth. Suppl. IV, p. 31. Cercolabes villosus, Waterhouse, Natural History of the mamm al., II, p. 427. Burmeister, Syst. Ubers etc., I, p. 221. Sphiggurús spinosus, Rengger, Nat. der Saugth. v. Par., p. 240, a. 1830. Sphiggurus villosus, F. Cuvier, Mem. du Mus., IX, p. 434, a. 1822. — Id. Dict. des Sci. Nat., XLII. p. 534, a. 1826. Lesson, Manuel de Mammalogie, p. 292, a. 1827. Is. Geoff. St. Hilaire, Dict. Class. d’Hist. Nat.. XIV, p. 216. Habita el territorio de Misiones y la región seten- trional del Chaco. No se conoce fósil en la Repú- blica Argentina. De esta familia, en Sud América, fuera de la Re- pública Argentina, solo se conocen hasta ahora restos fósiles en el Brasil, en donde han sido descubiertos por Lund, y pertenecen exclusivamente al género Sphingurus, que se halla representado en las ca- vernas fosilíferas de esa región por tres especies, el Sphingurus insidiosus Licht., y el Sphingnrus prehensilis Lin., todavía existentes, y el Sphin- gurus magnus Lund, especie extinguida, de tamaño mas considerable que las existentes. El género Sphingurus es un sucesor del anti- quísimo Steiromys, el que, á su vez fué sin duda precedido por Ácaremys , Sciamys ó algún género parecido é igualmente de tamaño diminuto, evo- lución que puede espresarse de este modo : r D £ O '<5 en U1 p 3 fcD g s en UNGUICULADOS 131 DASYPROGTID¿E Esta familia, está representada en la República Argentina, por un solo género, el DASYPROCTA jll. Illiger Prodrom, Syst, jWamm. etc.,, p. 94, a. 1811. Forma parte de nuestra fauna una sola especie de este género, llamada Dasyprocta Azarae Licht. Dasyprocta Asarae, Liciitenstein, Verzeiojpniss der Don- ble ten des Zool. 1828. Wagxer-Schreber, Saugth. Suppl. IV. p. 39, Burmeister, Syst. Ubers. I, p. 232. Dasyprocta pune tata, Cray. Annals ofNat. Hist. vol. X, p. 264. — Id., Zool, of the vog. of the Sulphur, Mamm. pl. 2, p. 36. Chloromys acutí. Rengger, Saugth. v. Pctrag., p. 259. Habita el territorio de Misiones y la región se- tentrional del Chaco. No se conoce fósil en la Re- pública Argentina. Lijnd lia encontrado restos fósiles de represen- tantes de esta familia en las cavernas de Mina-Ge raes referibles á cuatro especies diferentes, una del gé- nero Dasyprocta idéntica al D. agutí Lin. actual, y las tres otras, al género Coelogenys , una idéntica al C. paca Lux. existente, y dos mas que denomina C. laticeps Lujnd y C. major Lu.Ni), extinguidas. ECIIirVOMYID/E Los representantes de este grupo se distinguen por sus muelas semi-radieulaclas, con raíces cortas y mal separadas, á menudo de base abierta, pero siempre distinta de la corona; esta lleva surcos y plie- gues entrantes en ambos costados, pero no opuestos sino siempre alternados, generalmente en número desigual á cada lado. En algunos géneros extinguidos, hasta ahora poco numerosos, la superficie mas- ticatoria de la corona está formada por láminas transversales, pero superficiales, que nunca descienden mas abajo del cuello de las muelas. Las séries dentarias son muy convergentes hacia adelante, formando un paladar triangular sumamente estrecho en su parte anterior y muy ancho hacia atrás. Actualmente no hay en la República Argentina mas que un solo representante de esta* familia, el Myopotamus coy pus, pero en las épocas pasadas existieron acá un crecido número de géneros hoy extinguidos, cuyos caracteres distintivos van á continuación. 132 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ' Muelas inferiores con un pliegue externo y tres internos. Muelas superiores con dos pliegues internos y dos externos. Myoputamus. Muelas superiores con un pliegue interno y dos externos. Neoreomys. Muelas con pliegues alternados á ara- bos lados de la corona. Muelas inferiores con un pliegue externo y tres internos, mellos la última que tiene dos. Spaniomys. Muelas inferiores con un pliegue interno y uno externo. Scleromys. Muelas superiores con un pliegue interno y tres externos. Eumysops. / Pliegues superficiales en forma de pozos aislados de esmalte- Incisivos de cara an- terior convexa. Muelas superiores i con un pliegue in- M líelas inferiores con i torno y dos extet- un pliegue externo / uos- y dos internos. Tribodon. Pliegues en forma de escotaduras profun- das. Slichomys. \ Incisivos de cara anterior plana. Adelphomys . Muelas superiores con un pliegue interno y tres externos, qué, cuando todavía no están gastados, las dividen en láminas transversales. Olenopsis. Corona de las muelas formada por láminas transversales superficiales. Láminas separadas por hendiduras transversales profundas. Morenia . Láminas separadas por hendiduras transversales rellenadas de cemento. Discolomys. Muelas inferiores implantadas oblicuamente de adelante hacia atrás y de adentro liácia afuera. Orthomys, MYOPOTAMUS comm. (Commerson) Ceoffroy, Anuales du Muséum , YI, p.81, a. 1805, Este género se distingue por muelas semi-radicu- ladas, implantadas en la mandíbula oblicuamente y que aumentan de tamaño de la primera á la cuarta. Las muelas superiores tienen dos pliegues entrantes externos y dos internos ; las inferiores un solo plie- gue externo que forma un surco perpendicular alto y profundo, y tres mas pequeños sobre el lado in- terno. Los incisivos son anchos y con el esmalte coloreado de rojo amarillento y los superiores muy arqueados formando una curva de muy pequeño ra- dio. Las séries dentarias superiores son muy con- vergentes hacia adelante, formando un paladar tri- angular como en los cavinos, sumamente angosto adelante y muy ancho atrás* Myopotamus coypus (Molina] Commerson Mus coy pus , Molina. Saggio sulla Storia n atúrale del Chili , p. 287, 1782. Mus casteroides , Barro w, en Linnean Transad., II, p. 168, 1812. Myopotamus coypus , (Commerson) Geoffuoy, Anuales du Muséum, VI, p. 81, 1805. CtiviER, Régne Animal, I, p. 214. Wagner-Schreber, Suppl,lV, p. 12. Waterhouse, Zool. of Üie Beagle, II, p. 78. — Id. Nat. lJist. Manirn., II, p. 297. Gay, Fauna chilena, I, p. 122. Gilliss, Un. SI. nav. asir, exped., II, p. 169. Burmeister, Reise d. d. La Plata SI., t. II, p. 416. — Id. Descr. Phys. etc., III, p. 235. Hydromys coipus, Geoffroy, Obra citada. Desmarest, Mammalogie, p. 296. Potaniys coypou. Desmarest, Dici. des S cien. Nat ., XIV, p. 491. Myopotamus Bonaeriensis, Rengger, Sdngth. v. Parag., p. 237, 1830. Mastonolus Popelairi, Wesmael, Bull. de l’Acad. Roy. des Seiene. de Bruxelles, 2apart., p. 61, a. 1841. UNGUICULADOS 133 Guillinomys chüensis, Lesson, Nouv. tab. du Regne Anim . , p. 126, a. 1842. El Quiyá, Azara, Apunt., etc. Habita casi todos los rios de la República. Myopotamus coypus fossilis (Pl.v, fig. 3 y o) Myopotamus antiquus, Lund, Blik paa Brasil. Dyrev., etc. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos., etc., p. 66. Myopotamus casteroides (Barrow) H. Winge, Jordfundne og noulevende Gnavere, etc. Myopotamus coy pus (Molina) Ameghino, La antigüedad del hombre, etc. t. I, p. 622. — Id. t. 11, p. 80. Los restos de este animal fueron encontrados en estado fósil, primeramente en las cavernas del Brasil por Lund quien los atribuyó á una especie distinta de la actual que designó con el nombre de Myo- potamus antiquus, pero H. Win ge que ha exami- nado los originales los atribuye á la misma especie existente, y el examen de los dibujos publicados por Lund confirma esta identificación. El mismo autor atribuye también á la especie ac- tual algunos restos encontrados por Roth en el pampeano inferior del Arroyo del Pergamino, parti- cularmente una mandíbula inferior, pero en este caso, probablemente se trata de una especie dife- rente propia de esa época, muy parecida á la actual aunque no idéntica, pero que con la mandíbula infe- rior solamente no sería fácil distinguir de la exis- tente. Los restos de esta especie se encuentran con fre- cuencia en estado fósil en las capas cuaternarias de la provincia de Buenos Aires. Localidad. — He recogido sus restos en las ba- rrancas del Rio Lujan, La Plata, Rio Matanzas, etc. Horizonte. — Piso querandíno y piso platense de la formación cuaternaria. Myopotamus priscus H. Gerv. y Amegh. (Pl. V, ííg. 2) H. Gervais y Ameghino, Los mamif . fos. etc. p. 66, a. 1880. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre una rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres últimas muelas, pieza que indicaba pertenecer á un animal de la misma talla que el actual pero mas robusto, y con algunas pequeñísimas diferencias en los pliegues del esmalte. Ahora, en presencia de un cráneo casi entero de un individuo completamente adulto, puedo confir- mar la existencia de dicha especie. Sin duda este cráneo es muy parecido al de la especie actual, pero si se tiene en cuenta la completa similitud que presentan entre sí todos los cráneos de la especie existente en los individuos adultos, uno es forzosa- mente conducido á atribuir un valor específico á las diferencias que presenta el cráneo fósil comparado con el de los individuos de la especie viviente. El cráneo tiene el mismo largo que el de la es- pecie existente pero es un poco mas ancho, debido sobre todo á los arcos zigomáticos mas fuertes y mas arqueados hácia atrás. La cara vertical del occipital y la vista lateral del cráneo es idéntica en ambos animales, pero aparecen algunas diferencias en la vista de la parte superior- Aqui, los nasales, de los que solo existe la parte posterior, son mas abovedados y los frontales mas deprimidos adelante, mas convexos atrás, y con una depresión longitudinal lateral á cada lado muy pro- nunciada formada en parte por el levantamiento hácia arriba del borde orbitario superior formado por el frontal; estas fuertes depresiones longitudinales se encuentran apenas indicadas en el Myopotamus existente. La región triangular de los parietales limitada por los frontales y las crestas temporales es también mas convexa que en el coypus en el que es plana ó casi plana, y la cresta sagital es tam- bién mas larga y mas pronunciada. En la parte inferior las diferencias son todavía mas acentuadas. La región anterior de los maxilares adelante del primer par de muelas no es inclinada ú oblicua como en la especie existente, sino que forma una cara vertical que termina hácia arriba en el agujero incisivo, mas corto y proporcionalmente mas ancho que en la especie existente, y la parte palatina anterior de los intermaxilares no desciende tanto hácia abajo como en el coypus al formar el pico descendente al lado interno de Jos incisivos, tan pro- nunciado en este género. Las muelas presentan la misma forma, el mismo tamaño relativo y la misma disposición en los plie- gues del esmalte, con excepción de la última ; en este diente el pliegue de esmalte anterior interno penetra en el pliegue saliente del lado opuesto to- 134 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cando los dos primeros pliegues entrantes externos, mientras en todos los individuos de la especie ac- tual el pliegue interno toca solo el pliegue externo anterior quedando entre la punta interna del pliegue del Jado interno y la punta interna del segundo pliegue externo un ancho considerable. Pero en el modo de implantación de las muelas la diferencia es notable. En el M. coypus actual adulto todas las muelas están implantadas oblicuamente al eje de la série dentaria, con la cara que debía ser la anterior mirando hacia el interior del paladar, y la que debería ser la posterior mirando hacia afuera ; en el M. priscus las muelas también están implan- tadas oblicuamente, pero de una manera poco sen- sible en comparación de la otra especie. En el paladar aparecen diferencias todavía mas notables. En M. coypus el palatino es de super- ficie plana y horizontal limitando una apertura nasal posterior ancha ; en el M. priscus, el palatino es ménos horizontal, inclinado, formando un plano Ini- cia la fosa nasal posterior, la que es notablemente mas angosta. Por fin, el paladar entre ambas series dentarias, particularmente en su mitad anterior, es en M. coypus sumamente estrecho figurando casi una hendidura, pero en el M. priscus es casi el doble mas ancho, mientras que en su parte posterior presenta el mismo ancho en ambas especies. Dimensiones Largo máximo del cráneo de los cóndilos occipitales á los incisivos • 0ra102 Ancho máximo entre los arcos zigomáticos 0.070 Ancho de los nasales en su parte posterior 0.016 Longitud de ios frontales 0.036 Ancho de los frontales entre las órbitas 0.031 Distancia de los frontales á la cresta occipital 0.038 Largo de la cresta sagital 0.015 Distancia entre las puntas de ambas apófisis paraoccipi- tales 0.044 Diámetro transverso del plano occipital 0.045 Diámetro vertical del plano occipital de la parte superior de la cresta occipital á la parte inferior de los cóndilos. . . 0.030 Distancia de los incisivos á las muelas 0.036 Íp. £ 0.005 m. 4 0.006 m. 2 0.010 m. 2 o.Oll Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0.092 Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en la Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre), y piso bonaerense de la formación pampeana. Myopotamus paranensis Amegh. (Pl. xxri, fig. S y 0) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 38, a. 1885 — Id. t. IX, p. 55, a. 1886. De esta especie conozco la mitad izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y los tres primeros molares. Esta pieza difiere notablemente de la del M. coypus existente. Las muelas divididas en su lado externo en dos lóbulos por un fuerte surco longitu- dinal, son algo mas grandes en la especie fósil que en la especie actual, mientras la mandíbula es mas pequeña en aquella que en esta. El incisivo es mucho mas pequeño en la especie fósil, la barra es mas corta, y el borde anterior del alveolo del pri- mer molar lo mismo que el borde posterior del al- veolo del incisivo no se levantan tanto hácia arriba como en la especie existente. Dimensiones Diámetro de la primera \ , , , , / anterc -posterior, muela de la mandi- \ 1 bula inferior ) transverso Diámetro de la segunda ) , muela de la mandí- ««tero-posterior, bula inferior j transverso Diámetro de la tercera \ muela de la mandí- ««tero-posterior . bula inferior ) transverso Longitud de las tres primeras muelas Ancho del incisivo Largo de la barra del borde anterior del primer molar, al borde del alveolo del Myopotamus Myopotamus paranensis coypus 0ra007 0m006 0.005 0.004 0.0075 0.0065 0.0055 0.005 0.009 0.008 0.006 0.006 0.024 0.021 0.005 0.007 incisivo 0.013 0.020 Una mitad izquierda de mandíbula inferior con el incisivo roto en su parte anterior y las muelas bas- tante destruidas, es un poco mas grande que el ejem- plar precedente y probablemente de un individuo mas viejo. El incisivo es de tamaño un poco mayor, de 6 milímetros de ancho en la cara de adelante, pero asimismo algo mas pequeño que en la especie exis- tente, no tan aplastado en la cara interna como en el coipo actual y por consiguiente de diámetro ántero- posterior algo mas considerable. Hay también un fragmento de cráneo con el pala- dar y toda la dentadura, muy parecido á la parte correspondiente de la especie actual y de dimensio- nes apenas un poco menores, pero que supongo per- tenece á la misma especie que la mandíbula men- cionada. UNGUICULADOS 135 Dimensiones _ í ántero-posterior. Diámetro de la primera muela superior j transverso C ántero-posterior. Diámetro de la segunda muela superior i transverso , ( ántero-posterior. Diámetro de la tercera muela superior C liallSV 61 SO ( ántero-posterior. Diámetro de la cuarta muela superior ’ {ransyerso Longitud de las cuatro muelas reunidas Distancia entre las dos últimas muelas medida en el lado interno Localidad. — Estos restos han sido recojidos por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y pertenecen al museo provincial de Entre-Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). 0m006 0.006 0.006 0.007 0.008 0.008 0.009 0.0075 0.030 0.017 Myopotamus dilig’ens Amegii. (Pl. IV, flg. 4, y Pi. X, fig. 26 y 27) Myopotamus diligens, Ameghino, Lista de los mamíferos fó- siles de Monte Hermoso, p. 5, n° 3, Junio de 1888. Myopotamus australis, Moreno, Informe preliminar de los progresos del Mus. La Plata, p. 15, Julio do 1888. (Nomen nudum). Especie de tamaño una mitad menor que el del Myopotamus coypus, representada por un inci- sivo superior del lado derecho, un incisivo inferior y un fragmento de mandíbula inferior del mismo lado. El incisivo superior en su conformación general es muy parecido al correspondiente del Coypus, pero con algunas pequeñas diferencias que, unidas á su tamaño menor justifican la separación específica de ambos animales. La cara anterior es mas conve- xa, la posterior mas angosta y la interna mas plana. Sobre el lado longitudinal externo las diferencias son un poco mayores. En el Myopotamus actual la capa de esmalte apenas desciende un poco sobre el lado longitudinal externo, pero sobresale algo hacia afuera formando una arista longitudinal muy pronunciada. En el incisivo del Myopotamus dili- gens la capa de esmalte dá vuelta sobre la cara ex- terna formando un borde ancho y redondeado que se une ála dentina de un modo casi insensible, sin formar la elevada arista longitudinal que distingue el mismo diente de la especie actual. El ancho del diente en la cara anterior es de solo 0m0045, y su diámetro ántero-posterior de 5 milímetros. El incisivo inferior, escepcion hecha del tamaño, es mas parecido al del Coypus que el superior, distinguiéndose sobre todo por la capa de esmalte que al dar vuelta sobre el ángulo externo no forma la arista longitudinal que distingue el incisivo de la especie actual, sino que se une á la dentina for- mando un ángulo redondeado como en el corespon- diente de la mandíbula superior. Tiene 4 mm. de ancho en la cara anterior y mas ó mónos el mismo grueso. El fragmento de mandíbula inferior aunque muy incompleto, conserva implantadas tres muelas, la primera y las dos últimas, que aumentan de tamaño de la primera á la última como en el Coypus, no presentando con las de este mayores diferencias que su tamaño considerablemente mas pequeño, pero están colocadas en la mandíbula menos obli- cuamente que en la especie actual, aunque las aris- tas perpendiculares externas son igualmente obli- cuas y muy comprimidas. La última muela inferior se distingue por la cara perpendicular posterior que es convexa y no deprimida como en la especie actual . La primera muela tiene 0m0065 de diámetro án- tero-posterior, un poco mas que la tercera cuyo largo no alcanza á 5 nnn., y probablemente tam- bién que la segunda, pero es notablemente mas an- gosta que estas, pues solo tiene 0ra0036 de diá- metro transverso máximo, y la tercera 0m0045. La muela cuarta tiene un poco ménos de 6 mm. de diámetro ántero-posterior, y 0m0055 de diámetro transverso, y las cuatro muelas juntas debían ocupar un espacio longitudinal próximamente de dos centí- metros. Estas medidas prueban que existe una dife- rencia en la longitud relativa de Jas muelas que dis- tingue muy bien la especie extinguida de la actual; en el Myopotamus existente la primera muela es apenas un poco mas corta que la segunda, un poco, mas que la tercera, y todavía bastante mas que la cuarta; en la especie extinguida, la primera muela inferior aunque mas pequeña, es mas larga que la segunda y la tercera, presentando casi el mismo diámetro ántero-posterior que la cuarta. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte . — Piso hennósico de la formación araucana (mioceno superior). 136 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS NEOREOMYS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, a. 1887. Este es el roedor de Santa Cruz que por la con- formación y el tamaño, mas se acerca al Myopo- Istmus actual. Sus restos son muy abundantes, estando representados en la colección por cráneos fracturados y un considerable número de dientes sueltos, fragmentos de mandíbulas inferiores, etc. Las muelas superiores se distinguen por un solo pliegue entrante interno que las divide en dos co- lumnas angostas, casi angulosas, y tres pliegues externos poco profundos que dividen las muelas al lado externo en cuatro partes. La primera muela superior se distingue de las otras, por carecer del surco interno, á lo menos no existen vestigios de él cuando la corona está ya un poco atacada por la masticación. Todas estas muelas están implantadas en el maxilar oblicuamente, con su diámetro mayor dirigido de adelante hacia atrás y de adentro liácia afuera. Las tres anteriores presentan tres raíces distintas, una muy grande, ancha y comprimida sobre el lado anterior interno, y dos muy pequeñas y mas cortas sobre el lado externo, una adelante y la otra atrás. Las muelas inferiores tienen un surco perpendi- cular profundo sobre el lado externo que las divide en dos columnas comprimidas, y tres pliegues en- trantes sobre el lado interno que las divide en tres partes ; estas muelas á juzgar por un cierto número que se encuentran aisladas, son de diámetro ántero- posterior considerablemente mayor en la corona, volviéndose mas angostas, en la base que es abierta, pero que probablemente se cerraba en edad muy avanzada, para formar dos ó tres raíces muy cortas. El paladar difiere notablemente de la forma que presenta en Myopotamus, siendo mas ancho en su parte anterior, y de consiguiente las séries denta- rias mucho ménos convergentes hácia adelante. La línea alveolaria de cada maxilar sobre el lado in- terno se prolonga adelante de la primera muela en forma de cresta elevada y delgada hasta el inter- maxilar, limitando un espacio de fondo plano inme- diatamente adelante de la primera muela, que des- ciende hácia adelante en plano fuertemente incli- nado, produciendo un foso profundo que concluye en el gran agujero palatino anterior. Otra diferencia profunda entre el Myopotamus, y el Neoreomys aparece en la colocación del hueso palatino y de los agujeros palatinos posteriores. En Myopotamus , el palatino se angosta hácia ade- lante penetrando entre los maxilares en forma de cuña, encontrándose el punto de contacto mas an- terior con los maxilares al nivel de la parte media de la penúltima muela ; pero en Neoreomys, el pa- latino conserva un ancho uniforme y considerable, penetrando entre los maxilares hasta el nivel de la parte anterior de la segunda muela. En Myopo- tamus, los dos agujeros palatinos posteriores muy pequeños y separados por una pared delgada for- mada por el contacto de una lámina ósea de cada maxilar, se encuentran colocados en su totalidad en los maxilares al nivel de la parte anterior de la pe- núltima muela ; en Neoreomys los dos agujeros separados del mismo modo por una pared ósea, son de tamaño considerablemente mayor, mas largos y mas anchos, y abiertos en su totalidad en el hueso palatino al nivel de la segunda muela. La mandíbula inferior presenta igualmente di- ferencias considerables, sobre todo en su pared posterior externa que es casi plana como la de la vizcacha, sin el borde inferior alto y delgado del mismo hueso del Myopotamus. IVeoreouivs australis Amegh. (Pl. v, ílg. 6 ó io, y Pl. vi, fíg. 2) Ameghino. Enumeración sistemática, etc., p. 10, n“ 32, a. 1887. Esta es la especie mas común, encontrándose re- presentada por fragmentos de cráneos, fragmentos de mandíbulas inferiores y un gran número de dientes aislados. Los incisivos superiores son cortos y muy curvos como los del Myopotamus, con la cara anterior un poco convexa y de esmalte liso. La primera muela superior es de mayor diámetro en la base que en la corona, está colocada mas obli- cuamente que las otras, fuertemente inclinada hácia atrás y hácia afuera. De las cuatro muelas superiores, la mas pequeña es la primera, la mas grande la ter- cera, y la cuarta es un poco mayor que la segunda; pero con el desgastamieuto continuado de la pri- mera ascendiendo su base mas ancha hácia arriba se vuelve en edad muy avanzada de mayor tamaño UNGUICULADOS 137 que la segunda. De las cuatro muelas inferiores, la segunda es la mas pequeña, presentando las tres restantes un tamaño casi igual. El incisivo inferior es de cara anterior convexa y muy largo, llegando la base hasta debajo de la cuarta muela. La fosa nasal posterior llega adelante hasta el nivel de la parte anterior de la cuarta muela. El paladar es plano con una pequeña cresta lon- gitudinal mediana que se extiende desde el agujero palatino anterior hasta la fosa nasal posterior. díbula inferior con el incisivo y los cuatro molares y algunas muelas aisladas. Esta pieza indica un animal de talla algo menor que el Neoreomys australis. Las muelas se distinguen de las de este último ani- mal por la ausencia de surco perpendicular externo, representado solo por un pliegue entrante super- ficial apenas un poco mas profundo que los que se encuentran sobre el Indo interno. La segunda muela es notablemente mas pequeña que las otras. A juzgar por el aspecto que presenta la parte que sobresale fuera de la mandíbula, parece que estas muelas tienen raíces mas definidas que las de la especie precedente. Dimensiones Ancho de la cara anterior del incisivo superior 0m0055 Grueso del incisivo superior 0.005 , , , ( ántero-posterior. 0.005 Diámetro de la primera muela superior j transverso o oq5 , , , , ,, ( ántero-posterior 0.0055 Diámetro de la segunda (m L) ¡ transverso 0.0055 „ í ántero-posterior 0.0065 Diámetro de la tercera m -) 1 . „ ' ( transverso 0.0055 „ , . . , C ántero-posterior 0.006 Diámetro de la cuarta m- , _ nA=_ Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas su- periores 0.034 Longitud de la barra 0.033 Ancho de la parte palatina en el punto de unión del inter- maxilar con los maxilares 0.016 Ancho del paladar entre la parte interna de las dos pri- meras muelas 0.005 Ancho del paladar entre el m- 0.011 ! ántero-posterior 0.005 transverso en la cara an- terior 0.005 Ípm. j 0.007 m 0.006 m-j 0.0065 m-8 0.007 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0.037 Alto de la mandíbula debajo de la primera muela (pm. f). 0.015 Localidad. — Descubierta y coleccionada por CÁitLOS Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). JVeoreomys indivisus Amegh. (Pl. VII, fig. 19) Ameghino, Enumeración sistemática, etc,, p. 11, n° 33, a. 1887. Esta especie parece ser muy rara, pues solo está representada por una rama izquierda de la man- Ancho del incisivo sobre la cara anterior Íde la primera muela (pm^) del m i delm, del m a Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas. 0m0055 0.007 0.005 0.007 0.006 0.025 Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). IVeoreomys decisus Amegh. (Pl. VI, fig. 1) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 11, n° 34. a. 1887. Esta especie también parece bastante rara, pues solo está representada por una mitad izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las cuatro muelas. El principal carácter distintivo de la especie consiste en el incisivo cuya cara anterior esmaltada es completamente plana en vez de convexa como en las otras especies, y presenta además sobre su mitad interna dos pequeños surcos longitudinales para- lelos, apenas marcados. Las muelas son como las del N. inclivisus , con el surco perpendicular ex- terno poco profundo, y que desaparece pronto con la masticación no quedando de él mas que un pliegue de esmalte en la corona. La muela segunda es notablemente mas pequeña que las demás y de forma mas circular. La talla del animal como lo de- mostrarán las medidas que siguen, era comparable á la del Neoreomys australis. 18 138 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones , , , , . . . . „ . ( antero-posterior o grueso. Diámetro del incisivo inferior , , , ( transverso o ancho Longitud de la primera muela (p.m¡ , . ( en la parte’ anterior Diámetro transverso ¡ ■ ( en la posterior Diámetro de la segunda muela (m T) \ ^ntero posterior. Diámetro de 1» tercera muela (m ,) í fttoro-íbsterior. . . ( transverso Diámetro de la cuarta muela (m-j) ) ^ntero Posterior... Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Longitud£de lafbarra Alto de la rama horizontal debajo de la’primera muela. . . . 0m0055 0.0055 0.0075 0.00P 0.0065 0.006 0.006 0.007 0.0065 0.008 0.006 0.020 0.018 0.017 Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghlno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Neoreomys insulatus n. sp. ;pi. vii, flg. so) Esta especie solo está representada por la pri- mera muela superior del lado derecho, pero de un tamaño tan pequeño que no permite abrigar la me- nor duda sobre su separación específica, pues se trata de un diente de un individuo adulto, y que á pesar de eso no alcanza la mitad del tamaño del mismo diente de las otras especies. Su forma es tam- bién un poco diferente, siendo algo mas angosto en su parte anterior la que aparece en la corona como una lámina de esmalte completamente separada, mientras que la posterior encierra dos figuras aisla- das de esmalte, una anterior mas larga, pero muy estrecha, y otra posterior casi rudimentaria. La cara ^perpendicular interna está bilobada por un surco profundo, con el lóbulo anterior mucho mas pequeño que el posterior, pero la cara externa apenas muestra una pequeña escotadura sobre el borde de la corona. La base está destruida, pero se conoce estaba conformada como en las otras es- pecies. La corona tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 4 milímetros de diámetro trans- verso. Localidad. — Descubierta por el Teniente de fragata Oírlos M. Moyawo en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe rior.) SC LE ROM YS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 11, a. 1887. Género fundado sobre un fragmento de rama iz- quierda de mandíbula inferior con las tres primeras muelas y parte de los alveolos de la cuarta, y al- gunas muelas aisladas. Las muelas son de raíces mas ó menos separadas como en los géneros pre- cedentes, pero la corona es mas corta, mas circular, y con un solo pliegue de esmalte á cada lado ; de estos dos pliegues, el interno mas pequeño está co- locado en la parte anterior y con el desgatamiento se presenta como un pozo aislado de esmalte, mien- tras el pliegue externo entra profundamente en la corona hasta tocar casi el borde interno dividiéndola así en dos partes desiguales, la anterior|mas grande que incluye el pequeño pliegue interno, y la pos- terior mas pequeña sin pliegue alguno. Las muelas superiores son muy comprimidas de adelante hácia atrás y de gran diámetro transverso, con un pliegue profundo sobre el lado interno, y dos muy pequeños sobre el externo que quedan pronto aislados en forma fde pozos de esmalte. Scleromys ang-ustus Amegh. (Pl. Vil, fig. 21 y 22) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 11, n° 35, a. 1887. El animal ha tenido una talla un poco menor que las especies de los géneros Myopotamus y Neoro- mys. El gran pliegue de esmalte externo forma una escotadura muy baja y apenas aparente. La primera muela inferior está un poco destrozada adelante, pero se conoce no debió tener mas de 6 milímetros de largo, teniendo 0m0055 de ancho en su parte pos- terior. La parte inferior parece haber tenido dos grandes raíces completamente cerradas. La muela segunda tiene 0ni0055 de largo y otro tanto de ancho y la tercera es apenas algo mayor. La última muela inferior es de tamaño bastante mayor y con tres raíces distintas; la corona tiene 0”0065 de diámetro UNGUICULADOS 139 ánlero-posterior y 0m0055 de diámetro transverso. La rama horizontal de la mandíbula se parece en su forma á la del Neoreomys , y tiene debajo de la ter- cera muela 0m00l 6 de alto. La segunda muela supe- rior, muy comprimida de adelante hacia atrás, tiene una escotadura profunda sobre el lado in- terno, y es lisa sobre el externo ; la corona tiene 5 milímetros de diámetro ántero-posterior y 6 milí- metros de diámetro transverso. Localidad. — Descubierta y coleccionada, por Carlos Ameghino, en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte . — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). ADELPHOMYS amegh. Ameghino. Enumeración sistemática, etc., p. 10, n° 27, a. 1887. La mandíbula inferior es de la misma forma ge- neral que en Mrjopotamus y Neoreomys. El in- cisivo inferior es muy fuerte, ancho, poco grueso, con la cara anterior esmaltada completamente plana, muy largo, y con la parte posterior que asciende hácia arriba detrás de la última muela. Cuatro mue- las superiores y cuatro inferiores, las primeras con dos ó tres raíces distintas, las segundas con dos. Las tres primeras muelas superiores son de tamaño casi igual, implantadas oblicuamente de adentro hácia afuera como las del género Myopotamus, con un pliegue interno dirijido de atrás hácia adelante que las divide en dos lóbulos internos, y con dos pliegues entrantes externos clirijidos de adelante hácia atrás que las dividen en tres lóbulos angostos, el anterior mas corto, el del medio mas largo, y el posterior un poco mas ancho y mas largo que el primero ; estos pliegues y columnas son superfi- ciales en la corona, perdiéndose hácia abajo antes de empezar la división de las raíces. Las cuatro muelas inferiores aumentan de ta- maño de la primera á la tercera, siendo la cuarta un poco mas pequeña que esta y mas ó ménos del tamaño de la segunda. Cada muela inferior tiene un surco perpendicular profundo sobre el lado externo, dirigido de adelante hácia atrás dividiendo la muela en dos columnas comprimidas oblicuamente de atrás hácia adelante ; sobre el lado interno cada muela tiene dos pliegues ó surcos profundos dirijidos oblicuamente de atrás hácia adelante formando tres columnas internas comprimidas dirigidas oblicua- mente deadelante hácia atrás, laprimera la mas corta, la del medio mas larga y mas comprimida, y la posterior un poco mas corta, pero mas ancha que la del medio. La gran fosa mandibular externa ó masetérica está poco indicada, carácter por el que difiere notablemente' de los géneros precedentes Acaremys y Sciamys. Aclelphomys candidas Amegh. (PI. VI, fig. 3) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, n° 27, a. 1887. Esta especie está representada por varios frag- mentos de mandíbulas inferiores, muchos dientes sueltos, y un fragmento del maxilar superior iz- quierdo con lastres primeras muelas. El incisivo inferior es un diente de ‘cara anterior completamente plana y de 2 milímetros de ancho y otro tanto de grueso. La corona gastada en bisel tiene 4 milímetros de largo. La parte del diente que sale fueraylel alveolo sobre la cara posterior, tiene, 5 milímetros de largo. El diámetro ántero-posterior de las muelas medido sobre el lado interno es de 1 1 milímetros para las tres anteriores, de estos, 3 corresponden á la primera. El diámetro trans- verso es de 2 milímetros para la parte anterior de la primera muela, de 0ra0025 para la parte poste- rior de la misma, y de 0m0035 para la parte mediana de la segunda y tercera, medidas oblicuamente según la direccioiUde las columnas. El alto de la rama ho- rizontal de la mandíbula sobre el lado interno es de 7 milímetros. La pared interna debajo délas muelas, es bastante excavada. La barra tiene 0m0065 de largo. Las tres primeras muelas superiores implantadas sobre el fragmento de maxilar mencionado, tienen casi el mismo largo, ocupando entre las tres un es- pacio de 1 1 milímetros, pero el diámetro transverso medido oblicuamente es un poco diferente, siendo de 0m003 para la primera muela, de 0m0035 para la segunda, y de 0m004 para la tercera. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino, en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). 140 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS STICHOMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. JO, a. 1887. Fórmula dentaria f i. |c. { pm. |m. Las muelas son de raíces distintas, complicadas, con el mismo número de pliegues y columnas y dispuestos de la misma manera que en el género Adelphomys, pero las cuatro muelas inferiores son mas iguales entre sí, la anterior un poco mas pequeña y sobre todo mas estrecha, y las tres posteriores de tamaño casi igual. Las cuatro muelas superiores son tam- bién como las inferiores de tamaño parecido, no- tándose apenas que las dos intermediarias son algo mayores que las de los extremos. Las dos series dentarias superiores son un poco convergentes hácia adelante, pero mucho menos que en el género ac- tual Myopotamus. Los incisivos inferiores se dis- tinguen de los del genero Adelphomys, por su cara anterior esmaltada, que, en vez de ser plana como en este último género, es bastante convexa, for- mando ángulo lateral longitudinal sobre el lado in- terno, mientras en el externo la cara anterior se une á la posterior por una curva convexa continua. La base del diente asciende detrás de la última muela como en el género precedente. Stichomys regularis Amegh. (Pl. VI, fig. 4 y 5) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, n° 28, a. 1887. Esta especie está representada por numerosas ramas de mandíbulas inferiores y algunos fragmen- tos de maxilares superiores. La talla del animal es casi idéntica á la del Aclel- phomys candidus. El incisivo inferior tiene igual- mente dos milímetros de ancho, pero debido á su cara anterior convexa y á su ángulo longitudinal externo redondeado parece mas angosto que el del Adelphomys. Las muelas inferiores tienen un diá- metro ántero-posterior uniforme de algo mas de 3 milímetros, ocupando entre las cuatro un espacio longitudinal de 13 milímetros ; pero la anterior tiene solo 0m0025 de diámetro transverso, y la tercera 0m0035. El largo de la barra es de 5 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la primera muela es de 8 milímetros. La sínfisis tiene 8 milí- metros de largo, y encima de ella, sobre el lado in- terno y hácia la mitad de su largo hay un pequeño agujero que existe también en Megamys y á me- nudo en Myopotamus. Las muelas superiores de tamaño todavía mas igual entre sí que las muelas inferiores, ocupan un espacio longitudinal de 13 milímetros y presentan un ancho uniforme de 0m003 á 0m0035 milímetros. La muela anterior tiene tres raíces distintas, y está implantada oblicuamente de adentro hácia afuera como en Myopotamus. Las dos séries dentarias superiores están separadas adelante por un espacio de 0m0035, y atrás por 0m0055, dimensiones que dan el ancho del paladar. El paladar en su parte anterior es plano, con una pequeña cresta longitu- dinal sobre su parte mediana que se pierde al ni- vel de la parte posterior de la segunda muela. En frente de la parte media de esta, en la región pa- latina de cada maxilar, hay un agujero palatino que corresponde al que en el Myopotamus se encuen- tra en frente de la parte media de la tercera muela. La sutura del palatino con los maxilares en su parte mas anterior se efectúa inmediatamente de- trás de los mencionados agujeros, en frente de la parte posterior de la segunda muela ; pero los maxi- lares se prolongan hácia atrás en forma de dos cintas laterales hasta en frente de la parte posterior de la tercera muela, interponiéndose entre ambos el palatino. La fosa nasal posterior llega en su parte anterior hasta en frente de la parte media de la tercera muela. Las apófisis zigomáticas de los maxi- lares presentan la misma colocación que en Myo- potamus. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz, en la Patagouia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Stichomys constans Amegh. (PI. vi, fig. 6 Ó 8) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, n° 29, a. 1887. Esta especie representada por numerosos frag- mentos de mandíbulas y dientes sueltos, se dis- UNGUICULADOS 141 tingue de La precedente sobre todo por su talla bas- tante menor, y de dimensiones bien constantes en todos los ejemplares, lo que demuestra que se trata de una especie bien definida. El incisivo inferior tiene un ancho de apenas un poco mas de un milímetro y las cuatro muelas infe- riores ocupan un espacio longitudinal de 9 milí- metros. El largo de Ja barra es de 01U0035, y el alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo de la primera muela es de 0m0055. La primera muela superior tiene también tres raíces como en la especie anterior, y las cuatro muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros como las cuatro inferiores. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en laPatagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). SPANIOMYS AMEGH. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, a. 1887. Los restos de este género, aunque bastante nume- rosos, solo consisteu hasta ahora en mandíbulas in- feriores mas ó ménos fragmentadas. Tenía como los géneros precedentes, un incisivo y cuatro molares en cada rama de la mandíbula inferior. El incisivo inferior es comprimido, de cara ante- rior esmaltada convexa, cou ángulo longitudinal in- terno bien pronunciado, y ángulo longitudinal exter- no redondeado como en Stichomys; pasa debajo de toda la série dentaria y asciende detrás de la últi- ma como en todos los demás géneros mencionados. Las muelas inferiores muestran raíces bien sepa- radas, en número de dos, una anterior y otra pos- terior. Las tres anteriores tienen una profunda escotadura sobre el lado externo dirijida de atrás hácia adelante, que divide la corona de cada muela en dos columnas perpendiculares angostas; sobre el lado interno mues- tra cada muela tres pliegues entrantes profundos que dividen la corona en el lado interno en cuatro colum- nas angostas, que se prolongan sobre la superficie masticatoria en forma de cuatro láminas imperfectas reunidas sobre el lado externo. La última muela infe- rior difiere de las precedentes por tener al ladointerno solo dos pliegues entrantes que la dividen en tres co- lumnas. De las cuatro muelas, la anterior es la mas pequeña y mas angosta, las dos intermediarias son de tamaño mayor é iguales entre sí, y la cuarta es algo mas pequeña que la tercera pero mas ancha que la primera. Esta conformación es muy parecida á la del Myo- potamus ; las diferencias consisten en que en este último género las muelas aumentan de tamaño de la primera á la última, en que el fondo de los pliegues está rellenado por cemento mientras permanece vacío en Spaniomys, en que la última muela de Myopotamus presenta igualmente tres pliegues en- trantes y cuatro columnas como las anteriores, y por último en el gran pliegue ó escotadura externa que, en el género actual se dirije de adelante hácia atrás mientras tiene una dirección contraria en el género fósil. Spaniomys riparius Amegh. (Pl. VI, fig. 9) Ameghino, Enumeración sistemática, etc, p. 10, n°30, a. 1887. Especie representada por varias mandíbulas in- feriores. El incisivo tiene 1 milímetro de ancho. Las cuatro muelas inferiores ocupan un espacio longitu- dinal de 12 milímetros. La barra tiene 5 milímetros de largo, la sínfisis 7 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la primera muela es de 7 milí- metros. La pared interna de la rama horizontal debajo de las dos muelas anteriores es muy excavada. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Spaniomys modestus Amegh. (Pl. VI, fig. 10) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 10, n° 31, a. 1887. Está representada por numerosos fragmentos de mandíbula inferior, y se distingue de la especie pre- 142 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS cedente por su tamaño bastante menor, y por la parte anterior de la mandíbula considerablemente mas baja, mas grácil y mas prolongada Inicia ade- lante. El incisivo tiene menos de un milímetro de ancho. Las cuatro muelas ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros. La rama horizontal debajo de la primera muela tiene 0m0055 de alto, la sínfisis 7 milímetros de largo, y la barra 6 milí- metros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Car- los Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). TRIBODON AMEGH. Ameghino, Apuntes preliminares sobre algunos mam ¡f. ex- ting. de Monte Hermoso, pág. 7, Abril de 1887. Es este uno de los géneros mas pequeños de la familia de los Echynomyidee, con muelas inferiores provistas de tres pliegues de esmalte, uno externo y dos internos, y con el incisivo de cara anterior con- vexa. Tribodon clemens Amegh. Ameghino, Obra y pág. citada. Esta es la especie única del género, representa- da por una mitad derecha de la mandíbula inferior bastante deteriorada, aunque conserva intactos el incisivo y los cuatro molares. Las muelas son de sección trasversal elíptica, de corona plana y dividi- da en dos lóbulos por un surco perpendicular exter- no profundo, presentando además dos escotaduras sobre el lado interno que penetran en la corona en forma de pliegues de esmalte, de los cuales el uno es un poco mas grande que el otro. De las cuatro muelas, las dos del medio son apenas un poco mas grandes que la anterior, y la última un poco mas pequeña. Cada muela tiene dos raíces distintas y bien separadas, una anterior y otra posterior. Las cuatro muelas reunidas solo ocupan un espacio lon- gitudinal de 7 milímetros. El incisivo es muy lar- go, prolongándose hácia atrás de manera que pasa por debajo de todas las muelas ascendiendo luego la raíz hácia arriba estendiéndose detrás de la última muela; este diente es de forma muy comprimida, de apenas un milímetro de ancho, algo mas de grueso, y con la cara anterior esmaltada bastante convexa. El Tribodon clemens no depasaba el tamaño de una de las pequeñas especies del género Hesperomys. La circunstancia de encontrarse este ejemplar en el museo de La Plata cuyas colecciones no me es per- mitido consultar, me impide dar mas detalles y el dibujo de la pieza. Localidad. — ■ He recogido esta pieza en Monte Hermoso, cerca de Bahía Blanca, habiéndola luego regalado al museo de La Plata. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). EUMYSOPS AMEGH. Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 5, Junio de 1888. Este género es bastante cercano de Myopotamus pero con varios caractéres particulares que lo sepa- ran evidentemente como género distinto. Conozco restos de tres especies distintas representadas por muelas superiores ó fragmentos de maxilares supe- riores con muelas, y de una de ellas una parte consi- derable del cráneo en malísimo estado pero con toda la dentadura perfecta. La forma general del cráneo es difícil de determi- nar á causa del malísimo estado de conservación en que se encuentra, sin embargo, por los pocos frag- mentos que quedan en su lugar, parece que la par- te superior formada por los frontales, entre las órbi- tas, era muy elevada y convexa, lo que constituiría una diferencia notable con Myopotamus. Los incisivos superiores son parecidos á los del Myopotamus, pero mucho mas angostos, con un diámetro ántero-posterior relativamente mas consi- derable, la cara anterior poco convexa y con el es- malte que dá vuelta sobre la cara longitudinal ex- terna, formando un ángulo ancho y redondeado. La parte de la corona cortada en bisel es mucho mas larga que en Myopotamus. Las muelas difieren bastante de las del Myopo- UNGUICULADOS 143 tamus, tanto por la forma como por su tamaño real- tivo y su modo de implantación. Todas las muelas presentan una corona esmalta- da distinta de la base ; esta es sin esmalte, en unas especies, cónico-cilíndrica y con la parte inferior abierta, mientras en otras está dividida en raíces dis- tintas y separadas como en Myopotamus. La corona es de forma distinta según las muelas y su mayor ó menor grado de desgastamiento; cuan- do están ya bastante gastadas, la primera superior es irregularmente circular, y las demás de figura mas cuadrada, pero todas mas angostas al lado in- terno que al externo. Cada muela superior lleva al lado interno un solo surco perpendicular en vez de los dos que presentan las muelas del Myopotamus; este surco es muy bajo en la primera muela y suce- sivamente mas largo hasta la última, sucediendo otro tanto con el pliegue entrante de esmalte que forma en la corona, corto en la primera muela pero mas largo en las siguientes. Sobre el lado externo cada muela tiene tres plie- gues entrantes de esmalte en vez de dos como en Myopotamus. De estos, el del medio es el mas profundo y el anterior el mas superficial, de modo que, con el desgastamiento sucesivo empieza por desaparecer primero el anterior, le sigue luego el posterior, y por último el del medio, tanto que no queda de ellos otros vestigios que pequeñísimos agu- jeritos aislados de esmalte que probablemente desa- parecen también á su vez con la continuación del desgastamiento. Sobre el lado externo, cuando las muelas no están todavía muy gastadas, forman estos pliegues pequeñas hendiduras perpendiculares muy bajas que pronto desaparecen. De estos pliegues, el del medio que es el mas profundo, está opuesto al interno. El tamaño relativo de las muelas no parece ser ab- solutamente igual en todas las especies, pero son siempre mas iguales entre sí que en Myopotamus, las posteriores de tamaño sencillamente igual y solo la anterior un poco mas pequeña, aunque parece que no en todas las especies. En su modo de implantación difieren también nota- blemente de Myopotamus por presentar su eje ma- yor en dirección del eje de la serie dentaria, y no en dirección oblicua como en aquel género, ni están tampoco tan fuertemente inclinadas liácia afuera y hácia atrás. El paladar entre las muelas es también muy dife- rente en ambos géneros. En Myopotamus es su- mamente angosto adelante y muy ancho atrás, y en Eumysops , relativamente mas ancho adelante y mas angosto atrás, de manera que ambas séries den- tarias convergen poco hácia adelante. La región del paladar comprendida entre las mue- las y el incisivo es también muy distinta de la de Myopotamus, es mucho mas ancha, con la parte de los maxilares adelante de la primera muela no tan descendente, y] con las perforaciones incisivas de un tamaño enorme formando ambas una fosa corta y ancha, en proporción de doble tamaño que la del Myopotamus. Eumysops plicatus Amegh. (Pl. VI, fig. 11) Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 6, n° 6, Junio de 1888. Esta especie está representada por un fragmento de maxilar superior derecho con las dos primeras muelas, que se distinguen muy bien de las corres- pondientes en las otras especies por disminuir nota- blemente de tamaño hácia la base, terminando en una raíz cónico-cilíndrica y de base semi-abierta, á lo menos por lo que concierne á la primera muela. Las dos primeras muelas superiores son de tama- ño absolutamente igual, con una corona cuya super- ficie masticatoria tiene 4 milímetros de diámetro án_ tero-posterior y 0'n0035 de diámetro transverso. La superficie masticatoria de la corona de cada muela presenta un gran pliegue de esmalte sobre el lado interno, dirij ido de atrás hácia adelante, y tres so- bre el lado externo, dirijidos un poco oblicuamente hácia atrás. El surco interno es ancho, profundo, formando una hendidura perpendicular que descien- de hasta cerca del cuello, dividiendo la muela en dos lóbulos internos desiguales, el anterior un poco mas pequeño que el posterior y ambos formando al lado internodos aristas perpendiculares delgadas. Los tres pliegues externos penetran también profunda- mente en la corona, pero descienden poco hácia aba- jo, no formando surcos perpendiculares sino simples escotaduras superficiales que desaparecen pronto con el desgastamiento, formando entonces pozos de esmalte aislados en la corona; el primer pliegue que se aisla es el posterior, siguiendo luego el anterior y por último el del medio, que se encuentra perfecta- mente opuesto al interno. 144 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La cara perpendicular anterior de cada muela es convexa y las caras posterior y externa un poco de- primidas. El esmalte que rodea la muela descien- de hacia abajo hasta los dos tercios del largo de la muela en donde forma un cuello cuyo diámetro es apenas un poco mayor que el de la superficie masti- catoria de la corona. En este punto la muela es casi cilindrica, prolongándose en una raíz sin esmalte que disminuye gradualmente de diámetro hasta ter- minar en una base semi-abierta. Las dos muelas ocupan un espacio longitudinal de 0m0085. La apófisis zigomática del maxilar empieza in- mediatamente adelante de la primera muela, mos- trando en su base una impresión mas profunda que en todos los demás roedores que me son conocidos. Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en el yacimiento de Monte Hermoso, á 60 ki- lómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Eumysops lseviplicatus Amegh. (Pl. VI, fig. 12) Ameghino, Lista de los mamlf. fós. de Monte Hermoso, p. 5, n° 5, Junio de 1888. Esta especie está representada por el cráneo im- perfecto ya mencionado, pero con toda la dentadura en perfecto estado. La especie se distingue por un tamaño conside- rablemente menor, por los pliegues entrantes de es- malte mas cortos y mas superficiales, y por la primera muela superior bastante mas pequeña que la segunda, terminando en una base con raíces bien separadas. La diferencia en la primera muela comparada con la especie anterior es verdaderamente notable, pues mientras en Eumysops plicatus es del mismo largo y del mismo ancho que la segunda, en Eumysops Iseviplicatus es mas angosta. En E. plicatus tiene una corona larga, y raíz corta, cilindrica y abierta, pero en E. Iseviplicatus, tiene al contrario corona corta y raíces bien separadas. Todas las muelas tienen con muy cortísima dife- rencia el mismo diámetro ántero-posterior, que es de unos 3 milímetros, pero un ancho diferente, sien- do la anterior la mas angosta (0ra002), la posterior un poco mas ancha (0!n003) y las dos del medio to- davía mas anchas (0m0036). Las cuatro muelas jun- tas ocupan un espacio longitudinal de cerca de 13 milímetros. El paladar tiene 0,n0028 de ancho entre el primer par de muelas y 0m006 entre el último, pero la dis- tancia que separa el borde interno de la corona del primer par de muelas es de 5 milímetros y de 9 milí- metros en el último. Los incisivos tienen 0m0015 de ancho y 0m002 de diámetro ántero-posterior. La distancia entre el borde anterior del alveolo de la primera muela y el alveolo del incisivo es de 15 milímetros. El ancho de los intermaxilares en el paladar inmediatamente detrás délos incisivos es de 7 milímetros y el ancho délos maxilares adelante de las apófisis zigomáticas es de 12 milímetros. La perforación incisiva del paladar tiene 8 milí- metros de largo y 5 milímetros de ancho máximo, ter- minando hácia atrás al pié del primer par de muelas. La distancia de la punta del incisivo á la parte posterior de la última muela es de 31 milímetros. El animal tenia el tamaño del Aperea ( Cavia por- cellas). Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghijvo en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Eumysops robustas Amegh. (Pl. VI, fig. 13) Ameghino, Lista de los mamíferos ' fósiles de Monte Her- nioso, etc., p. 6, n° 7, Junio de 1888. La especie solo está representada por dos muelas superiores cuyo tamaño relativamente considerable indica proceden de un animal de talla una mitad ma- yor que la del E. plicatus. Comparadas con las de esta última especie difieren además del tama- ño mayor, por la base mas ancha dividida en raíces distintas, por los pliegues de esmalte de la corona mas profundos, y por la parte posterior bastante mas ancha que la anterior. El lado interno de las mue- las superiores es muy angosto, y el externo mucho mas ancho, La muela superior mas completa tiene una corona de 5 milímetros de diámetro ántero-pos- terior sobre el lado externo, y solo 3 milímetros so- bre el interno, y un diámetro transverso de 0m0035 adelante y 0.0046 atrás. UNGUICULADOS 145 Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino eu Monte-Hermoso, á 00 kilómetros de Babia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). 0LEN0PSIS n. gen. Género cercano de Myopotamus y Neoreomgs, caracterizado por muelas compuestas en la juventud, de tres partes separadas en la superficie masticato- ria de la corona, la anterior muy pequeña, casi circu- lar, y las dos siguientes en forma de láminas trans- versales, la del medio muy grande y bifurcada en forma de Y en la primera muela y la posterior un poco mas pequeña y simple. Con la edad, las tres partes de cada muela se ponen en comunicación desa- pareciendo poco á poco los surcos transversales que las separan, hasta que, cuando están á medio gastar queda un surco externo y dos internos en las muelas inferiores, y vice-versa en las superiores; con la continuación del desgaste desaparece igual- mente el par de surcos entrantes internos en las in- feriores y externos en las superiores, de los que solo quedan vestigios en forma de pequeños pozitos de esmalte aislados en la corona que sin duda desapa- recen también con la edad, lo mismo que el surco principal externo de las muelas inferiores ó interno de las superiores. Olenopsis unciuus n. sp. (Pl, vi, üg. 14 á IC) De este animal conozco las partes siguientes: La primera muela superior del lado izquierdo de un individuo joven. Esta muela está bilobada al lado interno por un surco perpendicular profundo que no llega hasta la base, sobre el lado externo muestra tres pequeños pliegues entrantes pero su- perficiales, esto es que no descienden hacia abajo, de los cuales el anterior y el posterior atraviesan toda la superficie masticatoria déla corona en forma de surcos transversales oblicuos que separan las tres partes deque se compone la muela, pero el del medio es una simple escotadura del ángulo externo de la parte ó lámina intermediaria que la divide aqui en dos ramas en forma de V. De las tres partes que componen la corona de la muela, la anterior colo- cada sobre el lado án tero-interno es una especie de columna elíptica con un pequeño pozo de esmalte aislado en la superficie masticatoria; la segunda es una gran lámina transversal oblicua dirijida de aden- tro hacia afuera y de adelante hácia atrás, y con su extremidad esterna bifurcada; la tercera es una lá- mina también oblicua pero mas pequeña y en forma de arco de círculo con la concavidad hácia adelante y afuera y la convexidad hácia adentro y atrás. La parte inferior aunque está un poco gastada se cono- ce se dividía en tres raíces, una muy grande interna y dos pequeñas externas como en Myopotamus y Neoreomys. La forma de la corona de la muela es alargada de adelante hácia atrás, teniendo 7 milíme- tros de diámetro ántero- posterior y 0m0045 de diá- metro transverso. Parte de la rama izquierda de la mandíbula infe- rior, con el incisivo, las dos primeras muelas intac- tas y bien desarrolladas y la tercera que recien está perforando la encía, procedente de un individuo joven. El incisivo es bastante ancho y de cara anterior convexa. La primera muela inferior es de tamaño un poco mayor que la superior pero también de in- dividuo un poco mas avanzado en edad; está dividi- da sobre el lado externo por un surco perpendicu- lar profundo en dos lóbulos desiguales, el anterior mas grande y el posterior mas pequeño; sobre el la- do interno muestra dos pliegues entrantes, el pos- terior opuesto al externo y el anterior que corres- ponde á la bifurcación de la lámina mediana, cuya rama anterior está ya unida á la parte elíptica ante- rior, no quedando del surco anterior otro vestigio que un pequeño pozo aislado de esmalte, pero se co- noce que cuando estaba un poco menos gastada tenia esta muela absolutamente la misma conformación que la primera superior, con la única diferencia de pre- sentar sus partes invertidas del lado externo al in- terno. Este diente es deprimido sobre su cara per- pendicular interna y concluye en dos grandes raí- ces separadas, una anterior y la otra posterior. La segunda muela inferior se compone todavía distintamente de tres partes, una anterior, interna, elíptica y con un pozo de esmalte que se abre hácia afuera, la segunda muy grande, en forma de lámina transversal oblicua, y la tercera ó posterior también en forma de lámina transversal oblicua pero mas pe- queña; tiene la muela un surco perpendicular pro- ís 146 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fundo sobre el lado externo y dos mas bajos sobre el interno. La tercera muela que recien está saliendo del al- veolo, se conoce tenia absolutamente la misma forma que la segunda. Diámetro transverso del incisivo inferior 0m00J . . , , c ántero-posterior. . . 0.008 Diámetro de la primera muela (p. 4) > v r 1 ( transverso 0.006 , , . . ( ántero-posterior... 0.006 Diámetro déla segunda muela (m.7) , n Alto de la rama horizontal debajo del p. 7 0.013 Primera muela inferior (p.?) del lado derecho, de un individuo adulto. Esta muela difiere de la cor- respondiente del individuo joven por haber desapa- recido de la periferia todos los pliegues entrantes del lado interno, conservándose solo el surco per- pendicular externo, muy bajo, pero que forma un gran pliegue entrante que divide la corona en dos partes, iiua inferior mas larga y mas angosta, y la otra posterior mas corta pero mas ancha; en la superficie masticatoria de la corona se ven cuatro pequeños pocitos aislados de esmalte eu la parte anterior y otro un poco mas grande en la posterior, que repre- sentan los últimos vestigios de los surcos transver- sales y de los pliegues entrantes de esmalte. La superficie masticatoria de la corona tiene 8 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, 4 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior y 6 milíme- tros en la posterior. La cara perpendicular exter- na es un poco convexa, y la interna deprimida, con la base dividida en dos grandes raíces, una anterior mas pequeña y la otra posterior, de doble tamaño. El prisma del diente tieue 12 milímetros de alto, y á partir de unos 2 á 4 milímetros mas abajo de la su- perficie masticatoria, está envuelto en un espeso depósito de cemento. La talla del Olenopsis uncinus era comparable á la del Myopotamus coypus. Localidad.— Los restos de esfg animal han sido descubiertos en las barrancas del rio Santa-Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). M0RENIA amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 49, a. 1886. Es este uno de los géneros mas particulares de la familia de los equinominos, pero también cercano por algunos caracteres de loseriominos, constituyendo al parecer un verdadero tipo intermedio entre Lagosto- mus y Myopotamus ; desgraciadamente no conozco hasta ahora mas que incisivos y la primera muela su- perior, que se distingue muy bien de la correspon- diente de los otros géneros cercanos, por tener una corona formada por un crecido número de láminas transversales separadas por hendiduras perpendicu- lares en la superficie de la corona, pero reunidas en el cuello por una hoja de esmalte periférica conti- nua, y terminando en la base por raíces distintas y separadas. Moreuia elepliantina Amegh. (Pl. vi, fig. 24; pl. xxv, fig. o, y pl. xxvi, fig. 13) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 49, a. 1886. Fundé la especie sobre una primera muela del lado izquierdo, larga y estrecha, angosta atrás y mas ancha adelante, con]curva lateral de concavidad ex- terna bien pronunciada y dividida por un cuello en dos partes bien distintas, una superior y esmaltada que es la mas considerable y constituye la corona, y otra inferior muchísimo mas pequeña y sin esmalte que la forman las raíces. La corona está formada por seis láminas transver- sales, de un milímetro de espesor cada una, que van disminuyendo de diámetro transverso de la primera ála última, y completamente separadas en la super- ficie masticatoria por hendiduras transversales y per- pendiculares vacías, pero que es posible se rellena- ran cou cemento en una edad mas avanzada. Las láminas están colocadas oblicuamente al eje longitudinal de Ja muela, y cada una está rodeada por una hoja de esmalte mas gruesa en la parte an- terior y sumamente delgada en la posterior. La pri- mera lámina muy angosta y prolongada en línea casi recta, tiene cerca de 5 milímetros de diámetro trans- verso. La segunda tiene un diámetro apenas algo mayor y es un poco arqueada en su parte posterior. La tercera y la cuarta también tienen 5 milímetros de diámetro transverso pero son algo mas arquea- das en forma de arco de círculo, con la concavidad vuelta hácia atrás y la convexidad hácia adelante. Estas cuatro láminas están completamente separa- das por las hendiduras transversales mencionadas. UNGUICULADOS 147 La lámina quinta aún mas arqueada que la pre- cedente, solo tiene 4 milímetros de diámetro trans- verso, y la sesta mas pequeña aún, pero de forma ovalada, solo tiene 3 milímetros. Estas dos últimas lámiuas están unidas entre sí por sus dos extremos interno y externo, á causa del desgaste de la muela que ha hecho desaparecer la hendidura en las extre- midades, conservándose solo un resto de ella en el centro en forma de un pozo de esmalte angosto y largo. Las hendiduras transversales que separan las lá- minas entre sí son mucho mas profundas en el lado interno que en el externo, y en la parte anterior que en la posterior, de donde resulta que se han ya en parte borrado en el lado externo y anterior, siendo así las láminas mas altas en la parte anterior é inter- na que en la posterior y externa. La muela tal como se presenta ahora, con su des- gastamiento mayor en la parte anterior que en la posterior, y con sus láminas transversales de esmal- te circunscribiendo láminas transversales de denti- na, presenta el mismo aspecto que una muela supe- rior de uno de esos elefantes de láminas anchas y poco numerosas, como el E. antiquus, mericlio- nalis, etc., salvo, naturalmente, la diferencia delta- maño diminuto de la muela de la Morenia. Pero con la masticación y desgaste consiguiente la forma de la muela debía ir cambiando, desapareciendo su- cesivamente las láminas posteriores y disminuyendo de consiguiente su diámetro ántero-posterior. La muela está provista de tres raíces distintas, muy parecidas y dispuestas del mismo modo que en la muela correspondiente del Myopotamus coy pus, es decir una grande en el lado interno y dos mas pe- queñas en el externo. La gran raíz del lado inter- no, larga de adelante hácia atrás y comprimida trans- versalmente, parece corresponder á la parte interna de las tres láminas posteriores. Las raíces externas son muy pequeñas y cilindricas, y además rotas en la base no pudiéndose por eso determinar su largo; la anterior parece corresponder á la parte externa de las tres láminas anteriores y la posterior á las lámi- nas posteriores. Estas tres raíces están abieldasen la base (á lo menos la grande entera) pero probable- mente se cerraban en la edad avanzada del animal co- mo sucede con las del Myopotamus. La disposición de las raíces con relación á la mue- la prueba que esta se implantaba en el maxilar en la misma posición que la correspondiente del Myopo- tamus, esto es en dirección oblicua ai eje longitudi- nal de la mandíbula con la parte anterior ancha hácia adentro y la posterior angosta hácia afuera. Dimensiones Diámetro ántero-posterior en la corona ( adelante Diámetro transverso ? atrjjg í externa Alto de la corona en el medio de la parte } ^ V,” t ántero-posterior Diámetro de la gran raíz interna ] r adelante t transverso Jatrás___;; Largo de la misma raíz Diámetro de las raíces externas Largo de la muela de la raíz á la corona 0m009 0.005 0.003 0.001 0.007 0.007 0.002 0.001 0.003 0.0015 0.010 Atribuyo al mismo animal un incisivo inferior iz- quierdo, algo parecido al del Myopotamus, pero un poco mas grande y mucho mas comprimido en senti- do ántero-posterior. La parte existente sin seguir la curvatura, tiene 52 milímetros de largo, pero está rota en la raíz, mostrando una cavidad interna todavía muy pequeña por lo que se puede asegurar que el largo total del incisivo en línea recta pasaba de 75 milímetros. La cara anterior esmaltada es un poco mas plana que en Myopotamus pero con las mismas arruguitas longitudinales muy finas en la su- perficie, que caracterizan este último género. En la arista longitudinal interna el esmalte dá vuelta á ángulo recto formando una faja lisa como en Myo- potamus, ancha de 2 milímetros, pero en el lado externo dá vuelta formando una gran curva y borde convexo muy desarrollado, que falta en el incisivo del Myopotamus. La cara esmaltada externa tiene 8 milímetros de ancho, pero el diente es tan aplas- tado en su cara posterior ó interna que apenas tiene 5 milímetros de grueso, siendo como en Myopota- mus mas aplastado en el lado longitudinal externo que en el interno. La superficie tritoria cortada en bisel tiene 12 milímetros de largo y 7 de ancho. Si las demás muelas tienen respecto al tamaño la misma relación que la primera superior arriba descrita, comparada con la misma del Myopotamus, la Morenia elephantina fué un roedor de doble tamaño que el actual. Me parece muy probable que el diente incisivo de que habla Bravard como de un animal próximo al castor, y que describe el Dr. Burmeister sin darle nuevo nombre (An. del Mus., etc. t. Til, p. 1 16) per- tenece á este género y probablemente á esta misma especie acá descrita. Localidad. — La muela descrita es propiedad de 148 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS D . Luis Lelokg Theveinot que la ha recogido en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Para- ná; el incisivo ha sido encontrado en la misma lo- calidad por el profesor Scalabrim y pertenece al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Morenia complácita Amegh. (Pl. XXVI, fig. 11) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 53. a. 1886. Especie de tamaño una mitad mas considerable que la anterior, representada por un trozo de un in- cisivo inferior derecho, con solo una pequeña parte de la superficie tritoria de la corona y roto igual- mente en la parte posterior mas ó menos en la mi- tad de su largo. Este ejemplar se distingue del ante- rior por su tamaño mas considerable, por su cara anterior esmaltada que es mas plana y con un prin- cipio de depresión en el centro, y por su cara poste- rior aún mas deprimida que en la especie precedente. Tiene 9 milím. de ancho y solo 6 de grueso. La cara anterior esmaltada es muy lisa y lustrosa con algunas pequeñas arruguitas longitudinales solo en su parte mediana, que es un poco deprimida longitudinalmen- te. Sobre el lado interno el esmalte dá vuelta for- mando un ángulo menos agudo, y no forma sobre el externo un borde redondeado y convexo tan grande como en la especie anterior, asemejándose por este último carácter algo mas á Myopotamus. Localidad. — Esta pieza ha sido recogida por el profesor Scalabrim en las barrancas de los alrede- dores de la ciudad del Paraná y pertenece al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). DISCOLOMYS n. gen. Género particular del grupo de los Echinomy id se cuyas muelas superiores son de base semi-radiculada, y de corona compuesta de un cierto número de lá- minas transversales separadas por depósitos trans- versales mas gruesos de cemento, cada lámina con la hoja de esmalte anterior sumamente delgada y con numerosos pequeños repliegues en todo su largo, y la posterior mas gruesa y formando una línea re- gular. Discolomys «*11110118 n. sp. (Pl. XXV, fig. 8; pl. v, fig. 17 y 23) La especie está fundada sobre la primera muela superior del lado derecho, cuya parte inferior ó basal muestra analogías evidentes con la misma muela de Myopotamus, Neoreomys y Morenia, pero la co- rona sibien presenta una estructura laminar evidente que aparentemente la acercan de las muelas de Mo- renia ó de Megamys, las láminas muestran una conformación típica diametralmente opuesta. La parte inferior ó basal déla muela termina en tres raíces separadas, una muy grande y dos pequeñas, ca- si rudimentarias ; estas tres raíces están colocadas en la misma posición que en la misma muela correspon- diente del Myopotamus, circunstancia que permite determinar con toda exactitud que realmente se trata déla primera muela superior derecha. Sin embargo las raíces muestran algunas pequeñas diferencias; la gran raíz ántero-interna es mucho mas grande que en M yopotamus y Morenia, terminando en su parte basal en una hoja delgada y arqueada en forma de arco de círculo; las dos raíces externas colocadas mucho mas arriba son sumamente pequeñas, cortas, delgadas, cerradas en la base y estiliformes. La corona es de forma triangular, ancha adelante y angosta atrás, formada por cuatro láminas trans- versales intactas, y una anterior casi completamente destruida por el desgastamiento. Estas láminas trans- versales son muy delgadas, de apenas un milímetro de grueso, rodeadas por una capa de esmalte todo alrededor, que forma una hoja anterior sumamente delgada y replegada en todo su largo formando nu- merosas pequeñas ondulaciones, y una hoja poste- rior mucho mas gruesa formando una línea regular: tanto las láminas como las dos hojas de esmalte an- terior y posterior que las forman son un poco cur- vas, representando un arco de círculo conla concavi- dad hácia atrás y la convexidad hácia adelante. Esta conformación es completamente distinta de la que presenta la misma muela de Morenia, Lagostomus, UNGUICULADOS 149 Mcgamys y demás representantes de la misma fa- milia que hasta ahora conozco, pues en todos estos, de las dos hojas de esmalte que forman cada lámina, la mas gruesa es la anterior y la mas delgada la pos- terior, completamente al revés de lo que sucede con la muela del Discolomys. En las muelas superiores de Megamys una de las dos hojas de esmalte de cada lámina también es un poco ondulada, pero esta es la posterior y no la anterior como en la muela del género de que trato. Cada una de estas láminas está separada por espa- cios intermediarios mucho mas anchos formados en parte por dentina que forma á su vez una lámina transversal pegada á la cara cóncava posterior de la segunda hoja de esmalte de cada lámina, presentándose en la corona como una arista transversal que vá de un extremo á otro del arco de la hoja de esmalte, en forma de cuerda. La parte del espacio intermediario com- prendida entre esta arista y la hoja de esmalte reple- gada de la lámina que sigue hacia atrás, está proba- blemente llenada por cemento, que forma también un espeso depósito todo alrededor del prisma del diente á unos dos ó tres milímetros de distancia de la superficie masticatoria. La corona tiene 8 milímetros de diámetro ántero- posterior, 7 milímetros de diámetro transverso en su parte anterior, y solo 2 milímetros en la poste- rior. El largo del diente de la raíz á la corona es de 1 2 milímetros. La talla del Discolomys cuneus era un poco mayor que la del Myopotamus coypus. Localidad. — He recogido este diente en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Pa- raná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). La sucesión de líneas y capas de distinta aparien- cia que presenta la corona del diente que he descrip- to, es, como lo demuestra por otra parte la figura aumentada de la corona, en la Pl.VI, fig. 17, délas mas complicadas y no conozco ningún otro diente de roedor que se le pueda comparar. El Dr. Burmeister en la entrega 1 4a de los Ana- les del Museo, 1. 111, pag. 109, 1885, describe y dá el dibujo aumentado de la corona de la muela de un roedor, que supongo sea, sino idéntico, á lo menos parecido al Discolomys. El dibujo que lo he repro- ducido en la misma lámina (Pl. VI, fig. 23) mues- tra una corona mas ancha que el ejemplar por mi descrito, pero como este se encuentra gastado por el uso sobre las paredes perpendiculares laterales de la corona, es posible que cuando entero tuviera un contorno parecido al que dibuja Burmeister. Sin embargo, si es el mismo animal, las líneas que de- limitan en la corona las diferentes sustancias, no es- tán bien reproducidas, pues no se vé en el dibujo la línea ondulada de esmalte que se observa en el ejemplar por mi descrito. Pero por otra parte, si no se trata del mismo animal, confieso que la muela de que dá el dibujo es para mí un verdadero enigma. Beproduzco á continuación la descripción que de ella dá el ilustre sábio, guardando mis reservas so- bre la interpretación de las líneas negras del centro de cada lámina, pues la existencia de una hoja de esmalte central rodeada de dentina es un he- cho anormal y sería verdaderamente extraordina- rio. «El diente tiene exactamente el tamaño de uno de los dientes figurados por Gervais y casi la misma configuración general, pero una construcción del todo diferente. Para probarlo mejor doy una vista de la superficie masticatoria de triple aumento del tama- ño natural que muestra una composición de la sus- tancia no de tres como T heridomys , sino de cuatro láminas íntimamente reunidas como la de Archseo- mys, Pl. VI, fig. 23. Estas láminas se aumentan po- co á poco en anchura, de modo que la mas larga tiene casi la triple extensión de la mas corta, estando la figura de cada una poco encorvada al arco. En cada lámina se vé una lista fina mas elevada, de color pu- ramente negro y sustancia opaca, mientras que la sustancia, alrededor es de color claro rojo-amarillo poco transparente. La lista mayor negra tiene á su lado otra lista muy fina, mas baja, separada de ella por un intérvalo angosto de sustancia rojo-amarilla y esta segunda lista de cada lámina no es negra, sino un poco mas oscura que la otra sustancia, uniéndo- se íntimamente con la negra á cada extremidad de ella por un arco conjuntivo y formando de este modo con la negra en cada lámina un centro, al rededor del cual se coloca la sustancia rojo-amarilla en todo su contorno, separada para cada lámina por una lí- nea fina impresa que pronuncia bien la figura lami- nada deldiente. Estoy dispuesto á presumir que la lis- ta negra corresponde al esmalte y la sustancia rojo- amarilla á la dentina, teniendo esta muela el esmalte central y la dentina alrededor, faltándole la capa es- terna del esmalte y con este la separación distinta por pliegues y aristas al contorno.» 150 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ORTHOMYS Aimegii. Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, vol. II. p. 306, a. 1881. Este género me fue primeramente conocido por dientes incisivos que creí procedían de un animal cercano de los cavinos, pero el hallazgo posterior de algunas muelas acompañadas de incisivos parecidos me demostraron que se trataba de un género cer- cano á Myopotamus, del que se distingue por las muelas inferiores implantadas en la mandíbula obli- cuamente pero en sentido inverso á las de este género, dirigidas de adelante hacia atrás y de adentro hacia afuera, mientras las del Myopotamus se dirigen de adelante hacia atrás y de afuera hacia adentro. Los pliegues de las muelas no son tampoco en el mismo número ni colocados de la misma ma- nera, y los incisivos son cortos, muy gruesos, de cara anterior convexa, y de superficie escalpriforme corta, formando como una canaleta que concluye en filo ; los incisivos inferiores son considerablemente mas cortos que los del Myopotamus no alcanzando la base al nivel de la parte anterior de la primera muela. Orthomys dentatus Amegh, (Pl. vn, fig. b) Ameghino, Obra y pág. citada. Los incisivos de este animal, particularmente los inferiores, son muy curvos, de 5 milímetros de ancho y 6 milímetros de grueso, convexos en todas sus caras y de ángulos redondeados, indicando un ani- mal mas pequeño que el Myopotamus coy pus, pero relativamente mas robusto. Del resto del cráneo solo tengo á mi disposición un fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas, aparentemente muy cercanas de las del Myopotamus , pero en realidad mas diferentes de las de este género que no lo son las del Neoreomys. La penúltima muela (111.7), está dividida sobre el lado externo en dos lóbulos por un pliegue entrante profundo como en Myopotamus, pero las puntas de los lóbulos en forma de aristas delgadas, en vez de estar dirigidas hacia adelante como en el men- cionado género, se dirigen hácia atrás, de donde resulta igualmente que el pliegue entrante externo en vez de penetrar en la corona de adelante hácia atrás, corre de atrás hácia adelante, y forma sobre la cara externa un surco perpendicular profundo que probablemente llega hasta la base. Sobre el lado interno hay tres pliegues entrantes de esmalte como en Myopotamus pero que no forman surcos perpen- diculares ni aún escotaduras sobre el borde de la corona. El primer pliegue interno pasa adelante de la punta interna del pliegue externo, el del medio, pasa atrás de la misma punta, y el posterior está colocado todavía mas atrás ; estos tres pliegues se distinguen muy bien de los de la misma muela del Myopotamus por estar dirigidos oblicuamente hácia atrás en vez de hácia adelante como en las mue- las del mencionado género. La cara perpendicular anterior de la muela es muy convexa y dirigida un poco hácia afuera ; la cara posterior es también un poco convexa pero dirigida hácia adelante. El prisma de la muela es fuertemente arqueado hácia adentro, terminando en una base dividida en dos ó tres raí- ces distintas. La corona tiene 7 milímetros de diáme- tro ántero-posterior , y 0"’0065 de diámetro transverso . La muela que sigue (m.?), es de la misma forma y tamaño que la precedente, pero con el lóbulo ante- rior un poco mas comprimido de adelante hácia atrás, y sin el primer pliegue entrante anterior que se observa en la coroua de la muela que la precede. Las dos muelas juntas ocupan un espacio logitu- dinalde un poco mas de 12 milímetros. Sobre el lado interno, la pared de la mandíbula es perpendicular, sin vestigio del alveolo del incisivo, lo que demuestra que este era sumamente corto. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie, primeramente en las toscas del fondo del Rio de la Plata, pero rodados y probablemente no en su verdadero yacimiento, y mas tarde in situ, en las barrancas de los alrededores del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Orthomys proceden s Ajiegu. (Pl. XXV, fig. 10) Orthomys procedens , Ameghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 53, a. 1886. Roedor indeterminado B. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 69, a. 1885. Esta especie está representada por un pedazo de UNGUICULADOS 151 incisivo bastante grande, incluyendo la corona com- pleta; este diente es ancho, aplastado, con el es- malte de la cara anterior algo estriado y que da vuelta sobre los ángulos longitudinales interno y externo de una manera muy parecida á los incisivos del Megamys . La cara anterior esmaltada es lije- ramente convexa, y la posterior aunque lo es tam- bién, la convexidad es acá ménos pronunciada que en los incisivos de la generalidad de los roedores. La cara longitudinal del lado interno es casi verti- cal, pero la cara longitudinal externa es mas aplas- tada, y con un surco longitudinal poco profundo situado á varios milímetros del borde externo. Tiene 1 1 milímetros de ancho, y 9 milímetros de grueso, dimensiones que denotan un roedor de la talla del carpincho. La parte anterior del incisivo de otro individuo, aunque de la misma forma, es de tamaño un poco menor (9 mm. de ancho y 8 rain, de grueso), probablemente debido tá que el animal no había aún alcanzado su completo desarrollo. La cara tri- toria de la corona de ambos ejemplares tiene solo un centímetro escaso de largo, lo que es realmente muy poco en proporción del tamaño de esos dientes. Localidad. — Estos ejemplares han sido descu- biertos por el profesor Scalabrixi en las barrancas délos alrededores de la ciudad del Paraná, y perte- necen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Oi’tliomvs resecans Amegii. «y (Pl. XXV, fig. 13) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 54, a. 1886. Existe la parte anterior de otro incisivo, pero su- perior, de un animal del mismo género, de una tex- tura y forma que indican procede de un individuo adulto, pero de un tamaño relativamente tan pe- queño, que no trepido un instante en atribuirlo á una especie del mismo género de un tercio mas pequeña que la anterior, pero á pesar de eso de ma- yor tamaño que el Ortomys clentatus. La cara es- maltada anterior es también finamente estriada en sentido longitudinal , el esmalte dá vuelta sobre el borde interno formando ángulo recto con una faja aplastada y estriada longitudinalmente de 0n,0015 de ancho, y formando sobre el lado externo un borde redondeado ó convexo. La cara anterior tiene 6 milímetros de' ancho, y casi el mismo grueso. La superficie tritoria de la corona forma el mismo salto ó escalón para terminar también en una especie de canaleta que se prolonga hasta el borde anterior, que, en oposición con el mismo borde del incisivo inferior formaba un aparato cortante como no lo ha poseído ningún roedor. Esta superficie tritoria á causa de esa forma particular que parece caracterís- tica del género, solo tiene 6 milímetros de largo. Localidad. — Descubierto y coleccionado por el profesor Scalabrim en las barrancas de los alrede- dores de la ciudad del Paraná, y depositado en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS EtUIINOMYlDAE En el Brasil, que es la verdadera pátria de los representantes actuales de esta familia, también se han encontrado numerosos restos fósiles, la mayor parte de especies idénticas á las actuales, y otros de especies extinguidas, pero siempre á excepción de un solo caso, pertenecientes á géneros todavía exis- tentes ; también es cierto que todos ellos proceden de los depósitos fosilíferos de las cavernas explora- das por Liran, y que de consiguiente datan en su ma- yor parte de los tiempos cuaternarios. Según el último trabajo de VVixge ya repetidas veces nombrado, se han encontrado fósiles en el Brasil, además del Myopotamus coy pus ya mencio- nado, las siguientes especies. Dactylomys amblyonxjx Natt., especie toda- vía existente. De los representantes fósiles argen- tinos el que parece tener mayores afinidades con este, es el Olenopsis uncinus , pero difiere por una talla mucho mas considerable, y por la forma de los pliegues que presentan una tendencia laminar mas acentuada. Lasiuromys villosus Dev., especie todavía exis- tente. De los géneros argentinos, presentan un le- jano parecido con este, Aclelphomysy Stichoxnys Lonchares armatus Geoff. Especie igualmente viviente. Este animal es evidentemente aliado de Morenia y también de Biscolomys aunque en me- nor grado. 152 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Echinomys cajennensis Desmarest, especie también todavía existente. No tiene relación con ninguno de los géneros argentinos. Nelomys antricola : Lund, especie todavía exis- tente. No tiene relación con ninguno de los géneros argentinos. Mesomys spinosus Desm., especie todavía exis- tente. Mesomys mordax Winge, especie extinguida. El género Mesomys es aliado de Triboéon , del que sin duda es el sucesor. Carterodon sulcidens Lund, especie existente. Presenta algún parecido con Spaniomys, pero los incisivos son de forma completamente distinta. Dicolpomys fossor Win ge, especie extinguida y también el único género extinguido de esta familia que hasta ahora se haya encontrado en el Brasil. Los géneros argentinos pueden agruparse en tres secciones, cuyos representantes están estrechamen- te emparentados, pudiéndose establecer las líneas filogénicas de la mayor parte de ellos. La primera sección la componen los géneros Myo- potamus, Neoreomys, Orthomys , Scleromys, Eumijsops y Olenopsis. De estos, el que tiene los dientes menos complicados y que por consiguiente representad tipo mas antiguo y antecesores elScle- romys, cuyas muelas inferiores tienen un solo pliegue á cada lado, y el mas complicado y por consiguiente mas reciente es el Myopotamus, cuyas muelas tie- nen un surco y pliegue externo y tres internos. Entre estos dos géneros se coloca el Neoreomys, que sj bien tiene la misma complicación que Myopotamus en las muelas inferiores, es de tipo ó evolución menos avanzada en las superiores que solo tienen un plie- gue interno y dos externos, mientras las de Myopo- tamus tienen dos á cada lado. Por lo demás, la for- ma y disposición de las muelas es tan parecida que no cabe duda que los tres géneros se han sucedido uno á otro partiendo de Scleromys y terminando en Myopotamus. Eumysops aparece con muelas mas complicadas que los tres géneros precedentes, y como íntimo aliado de Neoreomys del que es un sucesor. En Olenopsis las muelas son todavía mas complicadas pero con una tendencia á la forma laminar caracte- rística del grupo siguiente, y ha tenido por antece- sor á Scleromys ó un género de conformación pa- recida. La segunda sección la constituyen los géneros Morenia y Discolomys , en los cuales las muelas tienen una corona formada por láminas transversa- les, tendencia que ya he dicho empieza á manifes- tarse en el género mucho mas antiguo llamado Ole- nopsis, del que desciende, ó á lo ménos de una forma muy parecida. Pero Morenia y Discolomys también representan etapas de evolución diferentes, pues mientras en el primero las láminas no han he- cho mas que separarse, en el segundo se han sepa- rado y luego se han rellenado con cemento las hendiduras transversales que se habían formado entre unas y otras. A estos géneros se míenlos actua- les del Brasil Lonchares y Dactylomys, el primero de uua evolución menos avanzada que Morenia, puesto que las muelas aparecen formadas por un menor número de láminas, y el segundo, todavía mas primitivo, con la estructura laminar imperfecta y evidentemente mas cercano de Olenopsis que los géneros precedentes. La tercera sección la constituyen los géneros Adelphomys, Stichomys, Spaniomys y Tribo- don. El primero parece ser el de tipo mas primitivo, y Spaniomys representa la forma mas evolucio- nada, colocándose entre ambos el género Sticho- mys, al que se liga directamente el representante mucho mas moderno designado con el nombre de Tribodon, que parece ser á su vez el antecesor del género brasilero actual Mesomys, mientras que el género igualmente actual del mismo país, llamado Lasiuromys, se liga de una manera mas directa á Stichomys. Estas vistas pueden representarse gráficamente por las siguientes líneas : UNGUICULADOS 153 El antecesor desconocido x, de Scleromys y Adelphomys debía reunir entre otros caracteres, la talla pequeña de este último y la simplicidad den- taria del primero. OCTODOlMIDUE Los roedores de este grupo, todos esencialmente cavadores, se distinguen por sus formas muy robus- tas. El cráneo es corto, fuerte y grueso, pero un poco estrecho entre las órbitas. Las series dentarias superiores son poco convergentes hacia adelante. Los incisivos son anchos y aplastados. Las muelas son de Ja misma forma en todo su largo, de base completamente abierta, con capa de esmalte rudimen- tario, y con un solo pliegue ó surco, rarísimas veces dos, á cada lado; la corona de cada muela represen- ta la forma de un 8 de una manera mas ó úfenos aproximada, según los géneros. Las muelas inferio- res, á la inversa de la generalidad de los roedores, están arqueadas hácia afuera, constituyendo esto el carácter distintivo mas particular de la familia. Todos los representantes de este grupo habitan la América Meridional, particularmente su parte austral, no conociéndose ningún género de su parte mas setentrional. En la fauna actual de la República hay dos géneros de esta familia, y se conocen cuatro géneros fósiles extinguidos, cuyos caractéres distintivos son los siguientes : Muelas constituidas por un solo prisma oblicuo, sub-prismático-triangular. Agujero independiente para el pasage del nervio infraorbi- tario. ausente. Ctenomys. Agujero independiente para el pasage del nervio infraor- bitario, presente. Diccelophorus. 20 154 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Muelas formadas por un solo prisma elíptico transversal. Phtoramys . Muelas formadas por un prisma cuadrangular con un pequeño surco opueslo á cada lado. Platwomys. Muelas formadas por dos columnas transversales elípticas reunidas por sus caras mas anchas por medio de un ítsmo muy angosto. Las cuatro muelas bien desarrolladas. La primera inferior con el lóhulo anterior triangular, con la cúspide adelante, la base atrás, y uno ó dos surcos perpendiculares. Incisisivos de cara anterior plana. iHíhcMo tornas . Ultima muela de cada mandíbula rudimentaria. Primera mue- la inferior con los dos lóbulos elípticos iguales. Incisivos de cara anterior conxeva. Schizoclon. CTENOMYS blai.ny. De Blainville, Bulletin de la So cié té Philomatique, Abril de 1826, p. 62. Este género se distingue por el ancho enorme de los incisivos, cuya cara anteriores siempre plana, por las muelas en figura de un 8 imperfecto, con el lado interno de las superiores y el externo de las infe- riores mas convexo, v el interno de las inferiores y externo délas superiores anchamente excavado en sentido perpendicular. Los frontales no llevan apó- fisis postorbitaria, pero la apófisis correspondiente del malar está presente, siendo bastante elevada y puntiaguda. En la base de la apófisis zigomática de los maxilares no existe perforación separada para el nervio infraorbitario, que se halla presente en el género siguiente Dicoelophorus. Ctenomys brasiliensis Blainv. De Blainville, en Bulletin de la Société Philomatique , Abril de 1826, p. 62. — Id. Ann. de Sc.nat. vol. X, p. 97. Wagner-Schreber, Sáug. Suppl. III, p. 376. Edoux y Gervais, Voyage de la Favorite, V, pl. 8, ílg. 2. Waterhouse, Zool. of tlie Beagle, II, p. 79. — Id. Nat. Hist. mam., t. II, p. 273. D’Orbyny, Voy. dans l’Amér. Mér., IV, 2, p. 25, pl, 17. Burmeister, Syst. Ubers. d. Thier. Bras. I, p. 212. — Id. Descr. Phys. etc., III, p. 239. Habita la parte Norte y Nordeste de Ja República. No se conoce con seguridad en estado fósil, aunque se han encontrado algunos restos que, si no son de la misma especie proceden de una muy parecida, designada por Laurillard y D’Orbigny con el nom- bre de Ctenomys bonaerensis Laur. y D’Orb. (Pl. VI. ílg. 18) D’Orbicny, Voy. dans l’Amér. Mér., p. IV, p. 142, pl. 9, fig. 7., 8. La especie está fundada sobre la parte anterior de ambas ramas de la mandíbula inferior con el inci- sivo y las dos primeras muelas. Laiírillard observa con razón, que, esos fragmen- tos son insuficientes para determinar con seguridad si es distinta de la actual. La especie seguramente es distinta del Cteno- mys magellanicus actual y de otra especie todavía mas pequeña que lo representa en el pampeano su- perior, el Ctenomys lujanensis. Queda la duda de si es igualmente distinta del Ctenomys brasi- liensis. Aunque el dibujo publicado por D’Orbigny no permita apreciaciones completamente exactas, se nota sin embargo que esa pieza es un poco mas pe- queña que la parte correspondiente del Ctenomys brasiliensis. Tengo un fragmento de mandí- bula de Ctenomys fósil, precisamente también la parte anterior de la mandíbula inferior con el in- cisivo y las dos primeras muelas, que es igualmente apenas un poco mas pequeña que la de la especie actual. Esta pieza procede del pampeano inferior de La Plata, y como el ejemplar de D’Orbigny fué recojido en las barrancas del Paraná, es probable proceda del mismo horizonte. Los restos de Ctenomys del pampeano superior que se encuentran con cierta abundancia relativa, sobre todo en algunas regiones, son de una especie muy distinta, aliada del Ctenomys magellanicus existente, lo que hace poco probable la existencia de una especie todavía viviente en un horizonte aún mas antiguo, como lo es el pampeano inferior. UNGUICULADOS 155 Creo por consiguiente que se trata realmente de una especie distinta, aliada del Ctenomys brasi - Liensi-s pero un poco mas pequeña. El fragmento de mandíbula mencionada no presenta realmente ninguna diferencia deforma con el Ct. br&siliensis, pero su antigüedad geológica notable, y la constan- cia en el tamaño algo menor, me inducen á creer que, cuando se conozcan restos mas completos se encon- trarán sin duda diferencias mas notables. He aquí mientras tauto las dimensiones de la pieza en mi poder, que podrán servir para compa- rarlas con la de ejemplares mas completos, cuando se encuentren. Dimensiones Ancho del incisivo inferior 0ra0028 Diámetro nntero-posterior de cada una de las dos primeras muelas .. 0.0032 Longitud del espacio ocupado por las dos muelas 0.0057 Distancia entre la parte anterior del alveolo de la primera muela y el alveolo del incisivo 0.008 Longitud de la sínfisis 0.013 Localidad. — Barrancas del Paraná en las cer- canías de San Nicolás, y excavaciones del Puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense déla formación pampeana (plioceno inferior). Ctenomys magellanieus Ben. Bennet, Proceed. of the Zool. Soc., 1836, p. 190. — Id. Trans. Zool. Soc. vol. II, p. 84. Waterhouse, Na i. hist. Mamm., t. II, p. 283. Burmeister ; Descrip. phys. etc. III, p. 240. Clenomys mendocina?iVmuppi en Wiegman, Arch. etc. 1869. Habita las provincias de Córdoba, Mendoza, San Luís, Buenos Aires, y los territorios de la Pampa y de la Patagonia. Ctenomys magellanieus fossilis (Pl. VI, fig. 19) H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fús. etc. p. 88, a. 1880. Ameghino, La anliqüedad del hombre, etc., t. I. p. 622, 1880. La especie se encuentra en estado fósil, siendo fre- cuentes sus restos en los terrenos cuaternarios y en las capas mas superficiales del pampeano. L ocalidad . — He recogido sus restos en diferen- tes localidades de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fé. Horizonte. — Aparece en el piso lujanense (pam- peano Lacustre) y continúa en la formación cuater- naria hasta nuestra época. Ctenomys lujanensis Amegh. (Pl. VI, flg. 20 á 22) Ameghino, Calal. de la sec. etc. p. 39, Marzo de 1882. [no- rnen nudum). Esta especie se distingue de las demás por su ta- maño muy pequeño, todavía muy inferior al del Cte- nomys magellanieus, aunque en su conformación general ambas especies son muy parecidas. Este tamaño reducido no es seguramente debido á diferencias individuales, ni tampoco al estado ju- venil de las piezas observadas, pues todas ellas pre- sentan el sistema dentario en su completo desarro- llo, y como por otra parte es una de las especies mas abundantes, he podido constatar sobre un cente- nar de mandíbulas y algunos cráneos, que todos tie- nen absolutamente el mismo largo con la diferencia de solo uno ó dos milímetros, lo que me autoriza á considerar esa constancia en el tamaño diminuto de los ejemplares fósiles como un carácter específico que los separa délos déla especie viviente. Sin embargo, comparando el cráneo de la especie fósil con el del C. Magellanieus, se encuentran al- gunas otras diferencias que confirman la separación específica. Así, á pesar de su tamaño notablemente mas pequeño, las muelas del animal fósil tienen el mismo tamaño y ocupan el mismo espacio longitu- dinal que en el actual. El paladar es mas estrecho há- cia adelante en la especie fósil y la apófisis coronoidea de la mandíbula es mas elevada y mas aguda. Todo el cráneo es en su forma general un poco mas estre- cho, y el malar lleva en su parte posterior una apó- fisis ascendente muy elevada y aguda, aunque no existe la apófisis generalmente opuesta del frontal. Una diferencia mas notable aparece en la relación del largo de la parte anterior con el resto del cráneo. El espacio que separa el primer molar de los inci- sivos, tanto arriba como abajo, es notablemente mas corto que en el C. Magellanieus, no solo en absoluto sino también en relación al tamaño, lo que prueba que el rostro del C. lujanensis era mas corto que el del C'. Magellanieus. 156 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones Ancho de los incisivos 0m002 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas en cada mandíbula 0.008 Longitud de la mandíbula inferior, de los cóndilos articu- lares á los alvéolos de los incisivos 0.024 Distancia entre el borde interno de la primera muela infe- rior de cada lado 0.003 Distancia entre el borde interno de la última muela de cada lado 0.006 Distancia entre el borde interno de los cóndilos 0.014 Alto de la rama horizontal debajo de la primera muela 0.008 Distancia entre el borde anterior del alveolo de la primera muela inferior y el incisivo 0.005 Mayor largo del cráneo (en el C. Magellanicus es de 46 mm.). 0.035 Ancho máximo del cráneo entre los arcos zigomáticos 0.O21 Ancho del cráneo entre ambos bordes externos de las cajas auditivas 0.020 Ancho del paladar entre las muelas anteriores 0.002 Ancho del paladar entre las muelas posteriores 0.004 Ancho del paladar en los intermaxilares detrás de los in- cisivos 0.C06 Distancia entre la parte anterior del alveolo de la primera muela superior, y el alveolo del incisivo 0.009 Ancho mínimo de los frontales encima de las órbitas 0.008 Longitud de los frontales 0.011 Distancia entre la parte posterior del occipital y la parte an- terior de los frontales 0.023 Localidad.— He encontrado restos de esta espe- cie en Mercedes, Lujan, La Plata, Lobos, Mon- te, Bahía Blanca, B osario y Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense (pampeano supe- rior) y piso lujauense (pampeano lacustre) de la for- mación pampeana. Bravard distinguía en la provincia de Buenos Ai- res dos especies del género Ctenomys, que designa- ba con los nombres de Ctenomys megacephalus y Ctenomys minor , pero no habiendo publicado ni diagnosis ni dibujos, no es posible identificarlas y deben borrarse de los catálogos. El Dr. Lykdeer en el Catálogo de los fósiles del Museo Británico (Catal. etc. parte I, p. 246), men- ciona restos de dos especies fósiles de Ctenomys , procedentes de Buenos Ames, una mas grande inde- terminada, y la otra mas pequeña, aliada al Cteno- mys leucodon actual de Bolivia. Como no conozco la osteología de esta especie, por carecer nuestras colecciones de ejemplares, é ignoro si hay figuras pu- blicadas del cráneo, no puedo comparar la afinidad que pueda existir entre dicha especie y las que he mencionado como fósiles. No seria difícil que los restos del Museo Británico fueran idénticos con los atribuidos al Ctenomys bonaeriensis deD’ORBiGiNY. Hasta ahora no se conocen restos fósiles de Cte- nomys fuera de la República Argentina. DICOELOPHORUS amegii. Ameghino Lista de los mamíferos fósiles de Monte Hermoso, p. 6, Junio de de 1888. La dentadura es tan parecida ála del Ctenomys, que, mientras no conocía mas que fragmentos de ma- xilares con las muelas, reunía ambos animales en un mismo género, pero el descubrimiento de partes mas completas, vinieron á revelar en la conforma- ción del cráneo diferencias considerables que obli- gan á separarlo como género distinto. El sistema dentario, en su conformación general, es idéntico al del Ctenomys, con la única diferen- cia de la última muela de cada mandíbula, que es de la misma forma sub-prismática que las precedentes, y no elíptico-cilíndrica como en Ctenomys, ni es nunca tan sumamente pequeña como en algunas es- pecies de este último génei’o. Los incisivos son también relativamente mas angostos, y los superio- res probablemente mas largos, pues en una de las especies en que he podido examinar la base, esta se encuentra al lado externo de la segunda muela, mientras que en Ctenomys, á lo menos en la gene- ralidad de las especies, el incisivo superior solo llega hasta el lado externo de la primera muela. No se conoce todavía un cráneo completo, sién- dome del todo desconocida la parte occipital, pei'o por las demás partes parece que en su configuración general tampoco se aleja mucho del Ctenomys, distinguiéndose sobre todo por ser relativamente mas estrecho y mas alto. Esta diferencia se nota particularmente en la parte anterior adelante délas muelas, entre estas y los incisivos; esta región del cráneo es corta, baja y muy ancha en Ctenomys, y mas larga, mas estrecha y mas elevada en Diccelo- phorus. Los frontales son muy deprimidos y con una apó- fisis post-orbitaria dirijida lateralmente hácia afuera y hácia atrás, muy larga y muy aguda, que falta en Ctenomys y en casi todos los géneros de esta fa- milia hasta ahora conocidos, lo que prueba la con- formacion genérica distinta del animal fósil. Por último aparece otra diferencia todavía mas notable, en la conformación de la parte anterior del arco zigomático, que no deja duda sobre la sepa- UNGUICULADOS 157 ración genérica de ambos animales. En Ctenomys existe en la base de la apófisis zigomática del maxilar una gran abertura circular única como en la genera- lidad de los roedores de la gran división de los Ilis- tricorrAorpha, por la que pasa el músculo maseter conjuntamente con el nervio infra-orbitario, pero en Dicoelopliorus, como en la generalidad de los géne- ros de OctodontidsB conocidos, existe una perfora- ción independiente en la base de la apófisis zigomá- tica del maxilar, destinada al pasage del nervio infraorbitario, carácter masque suficiente por sí solo para separar á D icoelophorus como género inde- pendiente de Ctenomys. Dicoelopliorus latidens (H. Gerv. y Amegh.) Amegh. (PI. VI, fig. 2o Ó 28, y pl. VII, fig. 1) Dicoelopliorus latidens , Ameghino, Lista de los mamíferos fósiles de Monte-Hermoso , p. 6, n° 8, Junio de 1888. Ctenomys latidens, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc. p. 68, n° 103. a. 1880. Ameghino, Apunt. preliminares sobre algunos mamíf. exting. de Monte-Hermoso, p. 4, Abril de 1887. Actenomys cuniculinus , Burmeister. Anal, del Mus. Nac. t. III, entr. XV, p. 179, Octubre de 1888. Poseo de esta especie varios maxilares superio- res incompletos, un paladar con toda la dentadura y varias ramas de mandíbulas inferiores. El animal era de tamaño considerablemente mayor que el Ctenomys brasiliensis , pero proporcionalmente mucho mas delgado, y con los arcos zigomáticos no tan fuertes y no tan arqueados hácia afuera. La im- presión que existe en este arco, en la cara infe- rior de la base de la apófisis zigomática del maxilar, es apenas aparente. La región comprendida entre las primeras mue- las y los incisivos, es larga, delgada, y muy descen- dente hácia abajo en su parte anterior. La fosa formada por los agujeros incisivos en la superficie palatina de esta región, es proporcionalmente mucho mas grande que en Ctenomys. El paladar no presenta diferencias notables con el del Ctenomys, si se exceptúa la apertura nasal posterior mas angosta en Diccelophorus y mas pro- longada hácia adelante en forma de hendidura muy estrecha. Las cuatro muelas superiores tienen la misma forma sub-prismática que en Ctenomys, que es casi la de un arco de círculo con la convexidad dirijida hácia adelante y hácia adentro, y la concavidad há- cia atrás y hácia afuera. Sobre la cara perpendicular convexa ántero-interna hay un pequeño surco per- pendicular apenas sensible, mientras la cara cón- cava póstero-externa es fuertemente excavada lon- gitudinalmente. La última muela es un poco mas prismática y con el surco externo mas profundo. En Ctenomys , las cuatro muelas superiores, como también las inferiores, disminuyen de tamaño de la primera á la última, aunque de una manera poco sensible, excepto la última que es mucho mas pequeña que la penúltima. En D icoelophorus lati- dens, las cuatro muelas tienen el mismo tamaño con excepción de la penúltima que es un poco mas grande que las demás, pero de una manera apenas notable. El mayor diámetro de estas muelas está colocado un poco oblicuamente al eje de la série dentaria como en Ctenomys. Los incisivos, tanto superiores como inferiores, son anchos y aplastados como en Ctenomys, y de cara anterior plana. Las cuatro muelas inferiores son absolutamente de la misma forma y tamaño, de sección elíptica prolongada, con un surco perpendicular ancho pero poco profundo sobre el lado interno, y de cara per- pendicular externa regularmente convexa. La mandíbula inferior difiere bastante de la del Ctenomys por la rama horizontal relativamente mas baja y mas derecha, y por la parte posterior de la mandíbula que fórmala rama ascendente, que no presenta en su parte inferior la gran curva des- cendente característica del Ctenomys, prolongán- dose casi en línea recta como continuación de la rama horizontal, presentando así una cierta analo- jía general con la de la vizcacha. El agujero para el pasaje del nervio infra-orbitario, de tamaño regular, se abre en la base de la apófisis zigomática del maxilar, en su parte superior. Dimensiones Diámetro mayor (ántero-posterior oblicuo) de cada una de las cuatro muelas superiores 0m005 Diámetro transverso de las muelas superiores 0.002 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas supe- riores 0.016 Diámetro ántero-posterior de cada una de las muelas infe- riores 0.005 Diámetro transverso délas muelas inferiores 0.0025 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas infe- riores • 0.016 158 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Ancho de los incisivos, tanto superiores como inferiores.. 0.003 Distancia entre el borde anterior del aveolo de la primera muela inferior y el alveolo del incisivo 0.015 Longitud de la sínfisis. 0.022 Distancia de la última muela inferior al alveolo del incisivo. 0.032 Alto de la rama horizontal debajo de la tercera muela sobre el lado externo 0.012 Distancia entre la parte anterior del alveolo de la primera muela superior y los alveolos de los incisivos 0.021 Distancia entre la parte posterior de la última muela su- perior y los alveolos de los incisivos 0.038 Ancho del espacio ocupado por los agujeros incisivos 0.006 Ancho del paladar en la parte anterior de los maxilares.. . 0.011 Ancho del paladar entre las dos primeras muelas 0.0026 Ancho del paladar en la parte posterior de las dos últimas muelas 0.009 Ancho de la parte media de la apertura nasal posterior.. 0.003 Ancho máximo del cráneo entre los áreos zigomáticos 0.038 En eL momento de corregir Jas pruebas de esta parte, llega á mis manos la entrega XV de los Anales del Museo Nacional, en la que veo que Burmetster también separa este animal como género distinto con el nombre de Actenomys cuniculinus; induda- blemente la distinción genérica existe, pero por des- gracia la publicación del nombre de Actenomys es posterior de algunos meses á la de Dicoelophorus, por lo que no me es permitido aceptarlo. Además, la distinción genérica ha sido por Burmeister mas bien adivinada que establecida, pues el único carác- ter genérico que menciona, de tener las cuatro mue- las del mismo tamaño, es propio de una sola espe- cie y no puede de consiguiente tomarse como base para la separación del animal de Monte-Hermoso, del Ctenomys actual. La verdadera distinción ge- nérica la proporcionan la perforación independiente para el pasage del nervio infra-orbitario, y la fuerte apófisis post-orbitaria de los frontales, sobre cuyos caractéres establecí la separación del Dicoelopho- rus como género distinto de Ctenomys. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en Monte-Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Dicoelophorus simplex Amjegh. (Pl. VI!, fig. 2 y 3) Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte-Hermoso, p, 7, n° 9, Junio de 1888. Esta especie representada por varios cráneos in- completos y ramas de mandíbulas inferiores, tenía el mismo tamaño que la anterior, de la que solo se distingue por algunos pequeños detalles de confor- mación. Los incisivos superiores son de cara anterior un poco convexa, pero los inferiores de cara anterior plana como en la especie precedente. Las cuatro muelas superiores se distinguen de las de la otra especie por una forma un poco mas trian- gular. Tampoco existe el pequeño aumento de ta- maño de la penúltima, siendo acá las tres muelas anteriores absolutamente del mismo tamaño, y la última ó cuarta un poquito mas pequeña. Las muelas de la mandíbula inferior no se distinguen de las de la otra especie por ningún carácter particular, pero son como las superiores un poco mas pequeñas. La parte anterior del cráneo entre las muelas y los incisivos es un poco mas ancha y mas robusta que en la especie precedente, y mucho mas elevada que en Ctenomys. Los huesos nasales son anchos adelante, mas an- gostos atrás, un poco abovedados y bastante largos llegando hacia atrás hasta en frente de la parte ante- rior de la órbita. Los frontales son deprimidos y con una fuerte apófisis post-orbitaria triangular, de 5 milímetros de largo. Dimensiones Ancho de los incisivos Diámetro ántero-posterior de cada una de las tres primeras muelas superiores Diámetro ántero-posterior de la última muela superior Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas supe- riores Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas infe- riores Distancia entre el alveolo de la primera muela inferior y el alveolo del incisivo Alto de la rama horizontal debajo de la tercera muela sobre el lado externo Distancia entre la primera muela superior y el alveolo del incisivo Ancho de los maxilares en su parte anterior al nivel de la sutura con los intermaxilares í vertical Diámetro de la apertura nasal anterior j transverso Diámetro vertical del cráneo adelante de las muelas Diámetro vertical del cráneo al nivel de la primera muela. . , ( adelante Ancho de los nasales 1 tr^g Longitud de los nasales Longitud de los frontales Ancho mínimo de ambos frontales entre las órbitas. ...... 0.003 0.005 0.0045 0.015 0.015 0.011 0.010 0.021 0.012 0.007 0.008 0.017 0.023 0.012 0.009 0.028 0.020 0.020 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en Monte-Her- moso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. UNGUICULADOS 159 Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Diccelopliorus celsus Amegh. (Pl. Vt, íig. 30) Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte-Hermoso, p. 7, n° 10, Junio de 1888. De esta especie conozco muchos restos pero muy fracturados. Se distingue de las dos anteriores por un tamaño notablemente menor, y por la última muela superior que es una tercera parte mas corta por la corona, cada una se presenta como formada por dos partes elípticas transversales muy aplasta- das de adelante hácia atrás, unidas sobre la línea mediana por un istmo formado por la capa externa de esmalte que penetra en su corona formando un plie- gue entrante á cada lado, ambos profundos pero muy angostos y rellenados de cemento. Los incisivos son muy anchos, gruesos y de cara anterior esmaltada. Esta conformación es parecida á la de Schizodon y de Pithanotomys, pero con algunas diferencias que no permiten reunirlo á ninguno de los dos men- cionados géneros. Se distingue de Schizodon, por las dos partes elípticas transversales que componen cada muela, mas aplastadas de adelante hácia atrás y en contacto en todo su ancho, de manera que, á pri- mera vista, examinadas por la corona, cada muela parece compuesta de dos láminas transversales ; por los dos surcos perpendiculares opuestos, apenas marcados; por la última muela de cada mandíbula apenas un poco mas pequeña que la penúltima, y no rudimentaria como en Schizodon ; y por la prime- ra muela de la mandíbula inferior, con el lóbulo an- terior de distinta forma que el posterior y no igua- les como en Schizodon. Del Pithanotomys, se distingue por los dos ló- bulos de cada muela mas aplastados en sentido ánte- ro-posterior, por los surcos perpendiculares interno y externo sumamente angostos y superficiales, y por los incisivos de cara anterior fuertemente convexa. Además, los dos pliegues opuestos de esmalte que penetran en la corona de cada diente, uno á cada lado, en Schizodon y Pithanotomys tienen sus puntas internas perfectamente opuestas, pero en Plataeomys son alternadas, pasando la punta del pliegue interno adelante de la del externo, tanto en las muelas superiores como en las inferiores. La base de la apófisis zigomática del maxilar pre- senta una perforación independiente para el pasage del nervio infra-orbitario, como en Diccelophorus, Schizodon , Octodon, Pithanotomys, etc. Plataeomys scindens Amegh. (Pl. vii, fig. 9 y 10) Ameghino, Ob. y p. citadas. —Id. Lista de los rnarnif. fós. de Monte-Hermoso, p. 8, n° 17, Junio de 1888. Poseo de esta especie, parte de la región anterior del cráneo con el intermaxilar y el incisivo del lado derecho, los maxilares superiores con las tres pri- meras muelas del lado derecho y las dos primeras del lado izquierdo, y la rama izquierda de la man- díbula inferior con el incisivo y las cuatro muelas. * El animal ha tenido la talla del Ctenomys mage- llanicus , pero el cráneo es mas corto, mas alto y mas ancho, y de una construcción mas robusta en toda su conformación. El incisivo superior es corto pero muy curvo, formando un arco de círculo de rádio reducido, con su parte anterior muy arqueada dirijida hácia abajo y hácia atrás, conformación que no se vé igual en ninguno de los géneros conocidos de esta familia. La cara anterior esmaltada es fuertemente convexa, y la corona está cortada en bisel formando un de- clive poco pronunciado. Tiene cerca de 2 milímetros de ancho y algo mas de grueso. El incisivo inferior es también de cara anterior un poco convexa y de 2 milímetros de ancho, y como en los géneros precedentes con su base detras de la última muela. Las tres primeras muelas de la mandíbula supe- rior, son de tamaño sensiblemente igual, de apenas un poco mas de 0m00 1 4 de diámetro ántero-posterior, y 0m0015 de diámetro transverso, pero con sus ló- bulos perfectamente transversales al eje de la série 21 162 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dentaria, y no tan apretadas entre sí como en Phto- ramys, Dicoelophorus y Ctenomys , ocupando las tres muelas un espacio longitudinal de 0m0065. De las cuatro muelas inferiores, las dos del medio son un poco mas grandes, de tamaño igual, y con los dos lóbulos de cada una también iguales entre sí; la anterior y la posterior son un poco mas pe- queñas y de lóbulos desiguales. La primera muela es mas angosta que las dos siguientes y con el lóbulo anterior mas prolongado hácia adelante, de 0m002 de diámetro ántero-posterior y 0m0015 de diámetro transverso. La segunda y tercera muela tienen casi el mismo largo y el mismo ancho, de 2 milímetros por cada lado. La última muela inferior es un poco mas pequeña que la penúltima, y con el lóbulo posterior bastante mas pequeño que el anterior. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros, y la distancia entre el alveolo de la primera muela y el del incisivo es de cerca de 7 milímetros. La forma de la mandíbula inferior á juzgar por la parte conservada, parece haber tenido la misma forma que en Ctenomys ; el alto de la rama hori- zontal sobre el lado externo debajo de la tercera muela, es de 8 milímetros. El paladar es estrecho, mas augosto adelante y profundo, debido sobre todoá las muelas que sobre- salen considerablemente fuera de los alveolos. El intermaxilar es corto y alto, y con la parte anterior muy descendente hácia abajo debido á la forma curva y descendente de los incisivos. La dis- tancia entre la primera muela y el incisivo es de 11 milímetros, y el alto vertical del intermaxilar en su parte posterior es de 10 milímetros. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie por primera vez en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires, y últi- mamente ha sido descubierta por Carlos Ameghino en Monte-Hermoso á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior) y piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). PITHANOTOMYS amegh Ameghino, Apunt. prelim, sobre mamíf. exting. de Mon- te-Hermoso, p. 5, Abril de 1887. Fundé el género sobre una parte de una rama mandibular con las cuatro muelas y el incisivo. Ahora conozco tres trozos de cráneos con parte de la dentadura de especies diferentes, y varias ramas de mandíbulas inferiores, aunque todas incomple- tas, que indican pertenecer á cuatro especies dis- tintas. Las muelas se componen de dos lóbulos elípticos colocados transversalmente y reunidos por un istmo por sus partes mas anchas como en Plataeomys y Schizodon, pero con caractéres que las distinguen inmediatamente de ambos géneros. Difieren de las del Plataeomys , por los lóbulos que forman cada muela, ménos aplastados en sentido ántero-posterior y mas separados entre sí, por las puntas internas de los pliegues internos y externos de cada muela perfectamente opuestos, por los pliegues considera- blemente mas anchos, y por los surcos perpendicu- lares interno y externo muy anchos y muy aparentes. Del Schizodon difiere el Pithanotomys por los surcos perpendiculares que forman los pliegues en- trantes opuestos, que están completamente rellena- dos de cemento, por la última muela inferior casi del mismo tamaño que la penúltima, y por la pri- mera muela inferior cuyo lóbulo anterior es trian- gular, con la base opuesta al lóbulo posterior y la punta ó cúspide dirijida hácia adelante, y con uno ó dos surcos perpendiculares suplementarios. Los incisivos son de cara anterior plana y no convexa como en Plataeomys y Schizodon, excep- ción hecha de una especie que también los tiene convexos, pero que por sus otros caractéres forma una transición entre los tres géneros mencionados. La mandíbula inferior tiene una sínfisis fuerte, muy prolongada hácia atrás y muy descendente hácia abajo como en Myopotamus y géneros cercanos. La base de la apófisis zigomática de los maxilares tiene una perforación independiente para el pasage del nervio infra-orbitario. Pithanotomys columnaris Amegii. (Pl. Vil, fig. II á 13) Ameghino, Apu&t. , etc., p. citada. — Id. Lista de los ma- mif. fós. de Monte-Hermoso , p. 7, nu 13, Junio de 1888. Es esta la especie de talla mas considerable, de la que poseo tres ramas mandibulares incompletas, y la parte anterior de un cráneo con los incisivos rotos UNGUICULADOS 163 en los alveolos, las dos primeras muelas del lado derecho, y las dos intermediarias del izquierdo con el alveolo de la primera muela intacto, y el de la última un poco destrozado. Los incisivos superiores aunque rotos en los al- veolos, se conoce eran muy curvos y muy descen- dentes hácia abajo sin prolongarse mucho hacia adelaute. La cara anterior es plana ó casi plana y tienen 0m0035 de ancho por 0m004 de grueso. El incisivo inferior es mas ancho, relativamente menos grueso y con la cara auterior todavía mas plana; tiene 0m004 de ancho por 0m0045 de grueso. De las tres primeras muelas superiores existentes en el fragmento de cráneo mencionado, la primera ó anterior es un poco mas grande y fuertemente in- clinada hácia atrás; tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y casi otro tanto de diámetro trans- verso. Las dos muelas siguientes, segunda y ter- cera, son un poco mas pequeñas que la primera, pero de igual tamaño entre sí; cada una tiene 3 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. La última muela superior mees desconocida, pero por la parte que existe del alveolo parece no era mas pequeña que la penúltima. Las cuatro muelas superiores juntas debian ocupar aproximadamente un espacio longitudinal de 15 milímetros. La primera muela inferior se compone de dos lóbulos ó columnas perpendiculares muy diferentes, la posterior de la misma forma y tamaño que las de las muelas intermediarias, y la anterior de forma triangular, ancha atrás, angosta adelante y con un surco perpendicular á cada lado, perfectamente opuestos pero sin que formen pliegue de esmalte entrante en la corona. Los dos surcos perpendicu- lares opuestos que separan los dos lóbulos, están perfectamente rellenados por un espeso depósito de cemento amarillo. Tiene 0m0045 de diámetro ánte- ro-posterior, 3 milímetros de diámetro transverso atrás y solo 2 milímetros adelante. La segunda muela inferior está formada por dos columnas elípticas absolutamente del mismo tamaño, separadas por dos surcos opuestos muy anchos y completamente rellenados de cemento. Tiene 4 mi- límetros de diámetro ántero-posterior y 3 milímetros de diámetro transverso. La tercera muela inferior es de la misma forma y casi del mismo tamaño que la precedente, de la que se distingue únicamente por el lóbulo posterior ape- nas un poco mas pequeño que el anterior. La cuarta muela inferior es un poco mas pequeña que la tercera y con sus lóbulos bastante desigua- les, el posterior mas pequeño que el anterior, y este un poco mas pequeño que el lóbulo posterior de la muela que lo precede. La corona de este diente tiene casi el mismo diámetro ántero-posterior que la del precedente pero es bastante mas angosta. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de 17 milímetros. La distancia entre el alveolo de la primera muela y el incisivo es de 13 milímetros. La mandíbula inferior se parece á la del Cteno- mys, pero con la sínfisis mas extendida hácia atrás y mas descendente hácia abajo. La sínfisis tiene 2 centímetros de largo; y la rama horizontal, del borde del alveolo de la primera muela á la parte posterior y mas descendente de la sínfisis, tiene, medida só- brela cara externa, 18 milímetros de alto. El cráneo en su parte anterior es muy parecido al del Dicoelophorus, particularmente en la forma ele- vada del intermaxilar y en el aspecto de sus caras perpendiculares laterales, pero es mucho mas corto, pues tiene desde la sutura con los maxilares hasta los incisivos solo 1 1 milímetros y 15 en Dicoelopho- rus latidens. El ancho del mismo hueso en su par- te posterior, en el paladar, es de 13 milímetros, mientras que en Dicoelophorus es solo de 1 1 ó 12 á lo mas, lo que prueba que la parte anterior del cráneo del Pithanotomys columnaris era corta pero muy ancha, como lo demuestra también la dis- tancia entre la primera muela superior y el incisivo, de solo 17 milímetros en Pithanotomys y de 21 en las especies de Dicoelophorus que le son compa- rables por la talla. El diámetro vertical del inter- maxilar en su punto de unión con los maxilares es de 15 milímetros. Los agujeros incisivos son sumamente grandes, ocupando casi todo el espacio del paladar compren- dido entre los incisivos y las muelas, con un ancho de 6 á 7 milímetros. El paladar es muy angosto adelante y bastante mas ancho atrás, de solo 0m0017 entre las dos pri- meras muelas y de 4 milímetros en la parte poste- rior de las muelas terceras. Las perforaciones pala- tinas del centro del paladar, entre el segundo par de muelas, son mas largas que en Dicoelophorus, y la apertura nasal posterior estrecha como en el último género, no se extiende tanto hácia adelante. Los nasales se han perdido por completo, pero existe la parte anterior de los frontales completa- 164 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mente planos y con un ancho, inmediatamente de- trás del arranque de los arcos zigomáticos, de 15 milímetros. El diámetro vertical del cráneo, desde la parte superior del frontal hasta la corona de la segunda muela, es de 23 milímetros. Localidad. — He encontrado esta especie por la primera vez en el yacimiento de Monte-Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Pithanotomys si mi lis Amegh. (Pl. vii, fig. 14 y 18) Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte-Hermoso, p. 8, n* 14, Junio de 1888. Esta especie es de tamaño bastante menor que la precedente, y la distinguí con el nombre de P. si- milis á causa de que el carácter principal que me condujo á dar á la precedente el nombre de colum- naris, que eran sus muelas formadas por dos colum- nas perpendiculares, se repite también en la mas pequeña, resultando así ser un carácter genérico y no específico, pues las demas diferencias no dejan duda que se trata de dos animales distintos. Está representada por la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las dos primeras muelas, y el paladar con las tres primeras muelas de cada lado. El fragmento de mandíbula prueba que elPithano- tomys similis alcanzaba solo un tercio del tamaño del P. columnaris. El incisivo, aunque déla mis- ma forma en ambas especies, tiene en P. columna- vis 0“0045 de ancho y en P. similis solo 2 milíme- tros. La primera muela inferior de P. similis tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y un poco mas de 2 milímetros de diámetro transverso en su lóbulo posterior: el lóbulo anterior, mas pequeño que el posterior, tiene la misma forma triangular que en la especie mas grande, pero en esta última cada una de las caras laterales presenta una depresión perpendicular de las que no se ven vestigios en la especie pequeña. La segunda muela inferior tiene la misma forma que en la especie mayor, pero solo 0m0025 de diámetro ántero-posterior y 2 milímetros de diámetro transverso. Las dos primeras muelas inferiores de P. similis ocupan un espacio longi- tudinal de 6 milímetros, mientras las mismas mue- las del P. columnaris ocupan un espacio de 0m0095. La distancia del borde del alveolo de la primera muela al borde del alveolo del iucisivo es de 14 mi- límetros en P. columnaris y de solo 0m0085 en P. similis . Las muelas superiores están formadas como las in- feriores por dos columnas ovaladas, unidas por un istmo en dirección de su eje menor, cada una con el borde externo un poco mas anguloso que el inter- no. La primera muela superior es apenas un poco mas grande que la segunda, presentando un diáme- tro ántero-posterior de 4 milímetros y 3 milímetros de diámetro transverso. Las muelas segunda y ter- cera, apenas un poco mas pequeñas, tienen el mismo tamaño. Las tres primeras muelas superiores ocu- pan un espacio longitudinal de 11 milímetros. La cuarta muela superior, á juzgar por el alveolo, parece fué de tamaño un poco mayor que la tercera. El paladar es estrecho, un poco mas angosto ade- lante y algo mas ancho atrás; tiene 2 milímetros de ancho entre el par de muelas anteriores y 5 milíme- tros entre las muelas terceras. La sutura del palatino con los maxilares parece encontrarse en frente de la parte posterior de la se- gunda muela. La apófisis zigomática de los maxila- res es sumamente fuerte, gruesa y ancha. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en Monte-Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Pithanotomys intermedius Amegh. Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte-Hermoso, p. 8, n° 15, Junio de 1888. Esta especie se distingue por su forma y tamaño intermediario entre el de las dos precedentes. La primera muela inferior es de la misma forma que la de P. similis. Las dos primeras muelas inferiores tienen 7 milímetros de largo y las cuatro reunidas 10 milímetros. El incisivo inferior tiene 0m0027 de ancho. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en Monte-Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). UNGUICULADOS 165 lMthanofcomys rnacer Asiegh. (Pl. vil, fig. 16 y 17) Amechino. Lisia de los mamíferos fósiles de Monte-Hermoso, p, 8, n° 16, Junio de 1888. Este animal, de talla bastante pequeña, compara- ble á la del Pithanotomys similis, presenta carac- téres de transición verdaderamente notables entre las especies de Pithanotomys arriba mencionadas y los géneros Platáeomys y Schizodon. Desgracia- damente solo está representada por las cuatro muelas inferiores del lado derecho y un fragmento de incisi- vo superior, insuficientes para dar un conocimiento satisfactorio de la especie, pero que bastan para es- tablecer la distinción específica y algunas de sus particularidades. Los dos lóbulos que forman cada una de las mue- las inferiores son casi tan aplastados en sentido án- tero-posterior como los del Plataeoniys, pero los dos pliegues entrantes son mas anchos y los surcos per- pendiculares opuestos que separan al lado externo las columnas, aunque no muy anchos, son profun- dos, y sin depósito de esmalte en su fondo, carácter particular que distingue esta especie de las demás del mismo género, como también del Plataéomys, pero que la acerca de Schizodon, que también ca- rece de cemento en el fondo de los surcos ó forma depósitos de cortísima consideración. La primera muela es de tamaño un poco mayor que las demás y por consiguiente proporcionalmente mas grande que en las otras especies. El lóbulo anterior es mas grande que el posterior, mas pro- longado hácia adelante, también de forma triangular como en las otras especies, pero con su parte ante- rior mas ancha. Lleva un solo surco sobre el lado externo, poco marcado. Tiene 0m0035 de diámetro ántero-posterior y 3 milímetros de ancho. Las muelas segunda y tercera tienen casi el mis- mo tamaño, de 3 milímetros de diámetro ántero- posterior y otro tanto de diámetro transverso. La muela cuarta es un poco mas pequeña, con la corona en declive de adelante hácia atrás y con el lóbulo posterior mas pequeño y mas bajo que el an- terior. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de 12 milímetros. El fragmento de incisivo superior se distingue del de las otras especies por la cara anterior fuer- temente convexa, y por la corona gastada casi trans- versalmente. Tiene 0m0025 de ancho. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghiko, en Monte Hermoso. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Pithanotomys cordufoensis n. sp. (Pl. VII, fig. 18) Esta especie, representada por parte de la rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres primeras muelas, se distingue inmediata- mente de las precedentes, por su tamaño excesiva- mente pequeño, comparable al de un Hes'peromys de talla mediana. Es sin duda la especie mas peque- ña del grupo de los Octodontidee hasta ahora cono- cida. El incisivo es de cara anterior plana, de apenas un poco mas de un milímetro de ancho, y con el esmal- te coloreado con el mismo color amarillento rojizo que distingue los incisivos de las especies de Cteno- mys existentes. La primera muela está formada por dos lóbulos de tamaño y forma desigual, el anterior mas angos- to pero'de mayor diámetro ántero-posterior, y el segundo elíptico y aplastado de adelante hácia atrás; el lóbulo anterior lleva sobre el lado interno un sur- co perpendicular profundo, de manera que la muela presenta tres columnas y dos surcos perpendicula- res sobre el lado interno, y dos columnas y un surco sobre el externo. Esta muela, á causa del prolonga- miento hácia adelante del lóbulo anterior, tiene una corona de diámetro ántero-posterior un poco mayor que las que siguen. Las dos muelas que siguen hácia atrás, segunda y tercera, están formadas por dos lóbulos elípticos aplastados de adelante hácia atrás como en las de- más especies de Pithanotomys, pero cada una con el lóbulo anterior de diámetro transverso ó mayor algo mas grande que el posterior. Las tres muelas existentes juntas ocupan un espa- cio longitudinal de 0m0045. Los surcos perpendicu- lares que separan los lóbulos entre sí, son bastante profundos y aparentes, sin que por eso dejen de mostrar muy visibles los depósitos de cemento que se han acumulado en la parte mas profunda de cada surco. 166 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Déla última muela no queda otro vestigio que el tabique anterior del alveolo, el cual por su diámetro transverso menor y por su posición inclinada hacia adelante, parece demostrar que dicha muela fue bastante pequeña. La distancia entre la primera muela y el incisivo es de 5 milímetros. La forma de la mandíbula no presenta ningún carácter particular. La impresión de la sínfisis tiene 8 milímetros de largo, y la rama horizontal de la mandíbula, desde el borde del al- veolo de la primera muela hasta el ángulo inferior de la sínfisis, medida sobre la cara externa, tiene 0m006 de alto. Localidad. — He recogido esta pieza en los al- rededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioeeno inferior). SCHIZODON watÍw. Waterhouse, Proceedings of the Zool. Soc. 1841, p. Schizoclon fuscus WaTerh. Waterhouse, Ob. y pág. citada. Habita la región occidental de la Patagonia. No se conoce fósil. OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS 0CT0D0NTIDJ3 La familia de los Octodontidse, parece que ha tomado origen en la extremidad austral de la Amé- rica Meridional, que es en donde tiene actualmente su mayor número de representantes, los que se vuel- ven de mas en mas raros hacia el norte, hasta desa- parecer por completo en la región setentrional de Sud América. Sus representantes fósiles hasta ahora solo se co- nocen de la República Argentina, particularmente de su región austral, sin que se haya encontrado ninguna especie en las cavernas fosilíferas del Bra- sil, en donde si existieran no habriau pasado desa- percibidos á las minuciosas investigaciones del Dr. Lund. Es cierto que AVinge en el trabajo ya tantas veces mencionado, describe un nuevo género del Brasil que denomina Dicolpomys fossor como un representante de la familia de los Octodontidse, pero él no tiene realmente relación con los géneros argentinos mencionados, ni con los representantes actuales de la región andina Octoclon, Spalacopus y Habrocoma. La presencia en Dicolpomys de raíces distintas y bien separadas lo excluye absolutamente de la fa- miliade los Octodontidse tal como la he definido, pero lo colocan decididamente entre los Echino- myidseal lado de Nelomys, Mesomys y Cartero- don. La única analogía que encuentro entre Dicol- pomys y algunos verdaderos Octoclontidsec onsis- te en la reducción de la última muela inferior, pero es esto un carácter que falta en muchos representan- tes, y en Dicolpomys solo representa probable- mente una especializacion ó atrofia evolutiva reciente que carece de importancia como carácter de familia. Otro hecho que concuerda con la ausencia de representantes de los verdaderos octodontinos en la parte norte de Sud América, es su origen relativa- mente reciente. Entre los numerosos roedores co- leccionados por CArlos Ameghino en los terrenos eo- cenos de Santa Cruz no hay uno solo referible á este grupo ; ni he visto tampoco ninguno entre los colec- cionados por el profesor Scalabrini en las capas oligo- cenas del Paraná L Recien aparecen en abundancia en el mioceno superior de Monte-Hermoso, en donde están representados por géneros completamente distintos de los actuales, de los que parecen ser los verdaderos antecesores, y permiten trazar unbosque- jo bastante aproximado de sus relaciones filogénicas. El mas ligero examen de la forma de las muelas en los diferentes géneros de esta familia, demuestra inmediatamente que se trata de la modificación de una columna sencilla que se ha ido modificando y complicando poco á poco. Esta forma mas simple está representada por las muelas del Plitoramys que se componen de una simple columna elíptica, al mismo tiempo que es el mas pequeño represen- tante del grupo, caractéres de inferioridad ó de evolución poco avanzada indiscutibles. 1 Burmeister, en la entrega XV de los Anales del Museo Na- cional, tomo III, pág. 113, pl. II, fig. 11, describe y dibuja un diente aislado procedente de la formación oligocena del' Paraná, que considera como perteneciente á un roedor del grupo de los octodontinos, pero á mi modo de ver, me parece que representa mas bien la última muela inferior algo gastada de un toxodóntido, de la familia de los Typotheridw, probablemente del género Pa- chyrucos , ó de un animal parecido. UNGUICULADOS 167 Esta muela sencilla, ó mas bien dicho, esta co- lumna elíptica, se modifica en dos direcciones pa- sando sin duda por un considerable número de formas intermediarias ; en una série tiende á la forma pris- mática y termina en Ctenomys ; en la otra série se manifiesta una tendencia de mas en mas acentuada á la forma bicolumnar que se realiza por completo en los géneros Schizoclon y Habrocoma. Las muelas de Ctenomys y de Dicoelophorus, son las mismas columnas elípticas de las muelas de Phtoramys , un poco arqueadas, con un principio de depresión á cada lado, que acentuándose un r oco mas ha producido las muelas de Octodon y Spalaco- pus. De los dos géneros Dicoelophorus y Ctenomys, el primero es ciertamente el antecesor del segundo, tanto por ser de edad geológica mas remota, cuanto por poseer caractéres, como el agujero para el pa- sage del nervio infra-orbitario, que, encontrándose en casi todos los representantes del grupo se deduce claramente .que son primitivos, siendo su ausencia en Ctenomys el resultado de una evolución pos- terior, como lo es la reducción del tamaño de la úl- tima muela, que no se observa en algunas espe- cies de Dicoelophorus. Los géneros Octodon y Spalacopus se ligan por la forma de las muelas á Dicoelophorus y á Cteno- mys, pero mas del primero que del segundo, pues aunque carecen como este de perforación distinta para el pasage del nervio infra-orbitario, dicha perfo- ración está representada por una pequeña lámina ver- tical, último vestigio que denota su antigua pre- sencia. mien trasven Ctenomys ha desaparecido toda traza. La otra modificación que conduce á la forma bico- lumnar, se efectúa pasando por el Plataeomys, en el que las dos pequeñísimas escotaduras superfi- ciales de la parte superior de la corona de las muelas del Phtoramys se prolongan acá aunque muy poco acentuadas hasta la base, formando dos surcos opuestos, que acentuándose luego mas han producido por separado las muelas bicolumnares de Pithanotomys y Schizodon. Las muelas de Ha- brocoma , no son á su vez mas que una modificación de las de Pithanotomys. Las modificaciones mencionadas se pueden espre- sar en una forma mas comprensiva por las líneas siguientes : CAPROMYIDAE Ningún representante de esta familia forma parte de la fauna actual de la República Argentina, ni se conoce tampoco en estado fósil. ERY OM YIDAE Los representantes de esta familia, se distinguen con facilidad por la forma de las muelas, constituidas por láminas transversales de dentina envueltas en hojas de esmalte paralelas ó casi paralelas, que se prolongan hasta la base, la que es siempre abierta y sin raíces separadas. Las láminas están unas veces completamente separadas y reunidas por depósitos de cemento, otras veces separadas en una extremidad y reunidas en la otra, habiendo casos en que las muelas se componen en parte de láminas completamente separadas reunidas á otras separadas en una extremidad y unidas en la opuesta. Por fin, hay géneros en los que las láminas están formadas por una hoja única de esmalte replegada sobre sí misma formando nu- merosos zig-zag. Las séries dentarias son siempre muy convergentes hácia adelante, y el paladar á 168 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS menudo rudimentario. En este grupo, entran los roedores mas gigantescos que hasta ahora se conocen, habiéndolos habido que alcanzaban la talla de un hipopótamo ó se aproximaban á la de un rinoceronte. Hay en la fauna actual de la República, tres géneros de esta familia, y se conocen diez géneros extinguidos, cuyos caractéres distintivos van á continuación: Primera muela superior con tres raíces distintas, dos láminas transversales. Todas las demás muelas sin raíces separadas. Corona dividida en Sphceromys Mandíbula inferior con una cresta lateral externa parecida á la de los cavinos. Sphodromys. Todas las muelas de base abierta, sin raíces se- paradas. Mandíbula infe- ! rior sin cresta / lateral externa. Muelas formadas por dos lámi- nas transver- sales. Muelas compues- tas de tres lá- minas trans- versales. Muelas formadas por dos lámi- nas transver- sales unidas en una extremidad y separadas en la otra en forma de U. / Todas la muelas de cada mandí- bula con la extremidad abierta en forma de U sobre el mismo lado. Sphiggomys. Primera muela superior con la ex- tremidad abierta en forma de U vuelta hácia afuera, y hácia aden- tro en las siguientes. Perimys. La base del in- cisivo infe- rior solo lle- ga hasta de- bajo de la primera mue- la. Pliolagostomus , Las dos láminas transversales de cada muela íntimamente unidas en toda su extensión. Primera y cuarta muela inferior considerable- mente mas pe- queñas que la segunda y ter- cera. La base del in- incisivo lle- ga hasta de- bajo de la última mue- la. Prolagostomus. Las dos últimas muelas inferiores de tamaño mayor que las dos ' anteriores. Lagostomus. Lámina posterior de cada muela rudimentaria. Scotaiumys. Cuatro dedos en los pies anteriores. Las tres láminas ^ Lagidiim, bien desarrolla- das. Cinco dedos en los pies anteriores. Eriumys. Muelas inferiores formadas por cuatro láminas transversales íntimamente unidas, sin depósitos intermediarios de cemento. Tetrastylus . Muelas formadas por cuatro ó cinco láminas transversales rodeadas de es- malte, las primeras de las inferiores y las últimas de las superiores unidas sobre un lado y separadas sobre el otro; las primeras superiores y las úl- timas inferiores separadas en toda su extensión. Megamys. Muelas superiores formadas por una hoja de esmalte única replegada sobre sí misma y sin discontinuidad, imitando los repliegues láminas transver- sales_ Neoepiblema. UNGUICULADOS 169 SPILEROMYS AMEGH. Ameghino, Emmer ación sistemática, etc. p. 13, a. 1887. Este animal está representado por un maxilar su- perior izquierdo en el que están implantadas las cuatro muelas, que se componen cada una de dos láminas transversales íntimamente pegadas, unidas al lado externo por la hoja de esmalte que rodea cada muela, pero separadas en el interno por una hoja de esmalte que penetra en la corona sin alcanzar el borde externo; la última superior tiene un prolonga- miento posterior que se dirije hácia atrás siguiendo la misma dirección déla série dentaria. Por los ca- racteres mencionados se acerca este género del Pro- lagostomus, pero se distingue netamente de él por la primera muela superior cuya división en dos lá- minas es puramente superficial, perdiéndose pronto hácia abajo del surco perpendicular interno que for- ma la hoja entrante de esmalte que la produce; mas abajo esta muela se divide distintamente en tre3 raíces, una grande y ancha sobre el lado anterior é interno, una muy pequeña sobre el lado anterior externo, y otra probablemente mas chica sobre el lado posterior. Este diente tiene así una gran analo- gía con la primera muela superior del Myopotamus y géneros cercanos, demostrando de una manera evidente la descendencia de los eriominos de los equinominos. Spliseromys irruptus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. pág. 13, n° 45, a. 1887. Las tres muelas inferiores tienen sensiblemente el mismo tamaño, de dos milímetros de largo y otro tanto de ancho cada una, pero la última es un poco mas larga á causa del pequeño prolongamiento pos- terior. Las cuatro muelas reunidas ocupan un es- pacio longitudinal de 10 milímetros. Las tres mue- las posteriores, de raíz completamente abierta, tie- nen el mismo tamaño arriba y abajo, pero la anterior con raíces separadas divergentes, se ensancha hácia abajo de un modo considerable. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). SPH0DR0MYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 13, 1887. Este género curioso, que aunque es indisputable- mente un eriomino, presenta caractéres de transi- ción entre varias familias distintas de roedores actua- les, solo me es conocido hasta ahora por pequeños fragmentos de mandíbula inferior de individuos jó- venes, y una mitad izquierda de un individuo adul- to con el incisivo y lastres muelas que siguen. En la dentadura, el carácter distintivo de este animal se encuentra en la primera muela inferior mas complicada que en los otros géneros cerca- nos, particularmente en la primera juventud. Esta muela, al empezar á ser atacada por la masticación, está formada por un prolongamiento anterior angos- to, con varias escotaduras ó pequeños repliegues de esmalte completamente superficiales. Mas atrás vie- nen dos láminas transversales imperfectas, separadas una de otra y del prolongamiento anterior, por dos repliegues de esmalte opuestos, uno sobre el lado interno y el otro sobre el externo, sin que se pongan en comunicación sobre la línea mediana. Mas tarde con el desgastamiento, desaparecen las escotaduras del prolongamiento anterior y el prolon- gamiento mismo concluye por confundirse con la pri- mera lámina que sigue hácia atrás, hasta que en el individuo adulto la primera muela inferior se nos presenta formada por dos partes, una anterior mas angosta y la otra posterior mas ancha, separadas por dos surcos opuestos pero reunidos todavía sobre la línea mediana. Las muelas que siguen atrás están formadas por dos láminas, unidas sobre el lado inter- no por una hoja de esmalte, y separadas sobre el ex- terno por una profunda hendidura, como en las mue- las del género Perimys. La base del incisivo solo llega hasta debajo de la primera muela, y la rama horizontal de la mandíbula muestra sobre el lado externo una cresta elevada que sale debajo de la parte posterior de la primera muela, un poco mas abajo de la mitad del alto de la rama, dirijiéndose hácia atrás. 22 170 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Este animal, por la forma de la primera muela cuando adulto, se parece á los equinominos ; por la forma de la misma muela en la juventud y por la cresta externa de la rama horizontal de la mandíbu- la es un cavino, y por último por las muelas que si- guen á la primera es un verdadero eriomino. Sphoclromys scalaris Amec,h. (Pl. IX, fig- 23 y 24) Ameghino, Enumeración sistemática, ete. p. 13, n° 46, a. 1887. La pieza mas notable perteneciente á esta especie es la mitad izquierda de mandíbula inferior antes mencionada. Délas tres muelas existentes, la ante- rior un poco mas grande tiene 0m0025 de diámetro ántero-posterior y las siguientes 0,n002. Las tres muelas ocupan un espacio longitudinal de 7 milíme- tros. El incisivo es de cara anterior plana con una depresión longitudiual en el centro, y de 0m0015 de ancho. La sínfisis es corta y gruesa y presenta dos pequeños agujeros mentonianos sobre el lado externo. La rama horizontal de la mandíbula de- bajo de la primera muela tiene 7 milímetros de alto. La base del incisivo llega hasta debajo de la parte mediana de la primera muela. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). SPHIGGOMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc.p. 12, a. 1887. Era este un roedor de talla casi igual á la vizca- cha actual, pero sin duda en esa época relativamente escaso, pues solo se han encontrado algunas muelas aisladas que apenas permiten formarse una ligera idea de los caracteres particulares de este género. Las muelas se componen de dos láminas transver- sales separadas por una hendidura y unidas en uno de los extremos como en Perimys, pero tanto las láminas como la hendidura son mucho mas compri- midas formando una corona de muy pequeño diáme- tro ántero-posterior y de gran diámetro transverso, con sus dos láminas separadas sobre el lado externo, en donde forman dos columnas distintas pero unidas sobre el interno. Las dos láminas de cada una de las muelas inferiores, están colocadas oblicuamente y la posterior un poco mas hácia adentro que la ante- rior, dejando visible una faja perpendicular de esta sobre el lado externo, pero en cambio se extiende sobre el lado interno mas de un milímetro mas aden- tro que la de adelante formando una columna per- pendicular bien separada por un surco perpendicu- lar sóbrela cara anterior interna, que la separa de la lámina precedente. Cada una de las muelas inferio- res presenta sobre la cara perpendicular anterior una ancha faja sin esmalte al lado externo, que ocu- pa casi la mitad del ancho de la lámina. Sphigg’omys zonatus Amegh. (P!. VII, fig. 23 y 24) Ameghino. Enumeración sistemática, etc. p. 12, n° 43, a. 1887. Las muelas inferiores de este animal tienen un diámetro ántero-posterior de solo 4 milímetros y 9 milímetros de diámetro transverso. Además estaban implantadas en la mandíbula mas oblicuamente que en todos los demás géneros, tanto que puede decir- se están colocadas con su mayor diámetro ó trans- verso casi en la misma dirección que el eje longitu- dinal de la mandíbula y de tal manera que la muela que sigue hácia atrás está colocada con su borde an- terior interno contra el borde posterior externo de la que la antecede. El esmalte délas muelas de este animal conserva todavía en todos los ejemplares un color amarillento algo oscuro. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. —Piso santacruzeño (eoceno inferior). PERIMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 12, a. 1887. Las muelas de este género están formadas por dos UNGUICULADOS 171 láminas transversales como en Lagostomus, Pro - lagostomus y Plio lagostomus, pero en vez de es- tar íntimamente unidas en todo su ancho como en los géneros mencionados, están completamente se- paradas en toda su extensión menos sobre el borde externo en las superiores y sobre el interno en las inferiores en donde están reunidas tan solo por una delgada hoja de esmalte. Cada muela presenta así una forma parecida á la de unaU, cuya abertura es- tá vuelta hácia afuera en la primera superior, hácia adentro en la segunda y tercera superior, y hácia afuera en las cuatro inferiores. La cuarta muela su- perior difiere de las otras por presentar hácia atrás una tercera lámina algo mas pequeña, separada de la que la precede del mismo modo que en las demás muelas de modo que esta representa la forma de una doble UU con las dos aberturas vueltas hácia aden- tro. Las láminas de cada muela no son de paredes transversales paralelas, sino arqueadas, con la con- vexidad hácia adelante en la anterior y hácia atrás en la posterior. De las cuatro muelas superiores, la primera es bastante mas grande que la segunda y tercera, y la cuarta una mitad mas grande que la pri- mera. De las cuatro inferiores, la primera es un poco mas pequeña y las tres restantes son de tamaño casi igual. La base del incisivo inferior, solo llega á lo sumo hasta debajo de la parte posterior de la segun- da muela. El paladar entre las muelas es triangular como en Lagostomus, pero proporcionalmente mas ancho, sobre todo hácia atrás. La fosa nasal posterior es muy ancha pero sin penetrar mas adelante déla úl- tima muela. El palatino en cambio penetra como cuña entre ambos maxilares alcanzando hasta ade- lante de la primera muela. Los agujeros incisivos son estrechos y largos. La mandíbula inferior se parece á la de la vizca- cha, con la diferencia de que la rama horizontal muestra sobre la parte inferior de su lado externo una arista longitudinal muy pronunciada que arran- ca debajo de la parte posterior de la primera muela, dirijiéndose hácia atrás. Perimys erutus Amegh. (Pl. x, fig. 3 y 4) Amegiiino, Enumeración sistemática, etc. p. 12, n° 41, a. 1887. Es la especie mas pequeña del género pero aque- lla cuyos restos se encuentran en mayor abun- dancia, estando representada por un considera- ble numero de maxilares mas ó ménos comple- tos. Las dos séries dentarias de los maxilares supe- riores, muy separadas atrás y excesivamente con- vergentes adelante, limitan un paladar de ménos de 2 milímetros de ancho entre el primer par de mue- las anteriores, y de 12 milímetros entre la parte posterior del último par de muelas superiores. El paladar es una de las particularidades mas notables de este animal, pues está formado en su totalidad por el hueso palatino que penetra entre ambos ma- xilares en forma de cuña, separándolos completa- mente el uno del otro hasta mas adelante de la pri- mera muela, un poco antes de llegar á la hendidura incisiva, en donde recien los maxilares se ponen en contacto por un cortísimo trecho. La primera mue- la superior con su abertura dirijida hácia afuera, es ancha aliado externo y angosta al interno, tenien- do 0m0025 de diámetro ántero-posterior y 0m0035 de diámetro transverso. Las muelas segunda y tercera, algo mas pequeñas, son de forma mas rectangular, de 2 milímetros de diámetro ántero-posterior y 3 de diámetro transverso. La muela cuarta, formada por 3 láminas todas separadas al lado interno y unidas so- bre el externo, presenta la lámina tercera con un diámetro transverso un poco menor ; el diámetro ántero-posterior de esta muela es de 5 milíme- tros. Las cuatro muelas superiores juntas ocu- pan un espacio longitudinal de 13 á 14 milíme- tros. Cada una de las muelas inferiores tiene 3 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 4 milímetros de diámetro transverso, exceptuando la primera, que es un poco mas pequeña. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio de 12 milímetros de largo. El incisivo tiene 2 milímetros de ancho y una cara anterior casi plana, con una pequeña depresión lon- gitudinal apenas aparente; la parte posterior del in- cisivo llega hasta debajo de la parte anterior de la segunda muela. La sínfisis es relativamente baja y corta, la barra tiene 11 milímetros de largo, y la ra- ma horizontal 8 milímetros de alto debajo de la pri- mera muela. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghiino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). 172 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Perimys onustus Amegh. (Pl. X, fig. 5, 6 y 7) Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 12, n° 42, a. 1887. Esta especie era de tamaño mucho mas considera- ble que la anterior, acercándose bastante por su talla á la vizcacha actual. La primera muela superior con sus dos láminas arqueadas en sentido inverso, representa una elipse con su eje mayor dirijido oblicuamente de adelante hácia atrás y de afuera hácia adentro, partida poruña profunda hendidura en dirección del eje mayor que se abre en su parte anterior externa, pero no alcanza á la posterior interna; este diente tiene 8 milímetros de diámetro mayor ó transverso, y 5 de diámetro menor ó ántero-posterior. Las muelas segunda y tercera mas cuadraugulares tienen 5 milímetros de diámetro ántero-posterior y 6 milímetros de diáme- tro transverso. La última muela superior formada por tres láminas tiene 9 milímetros de largo, y las cuatro superiores ocupan un espacio longitudinal de 24 milímetros. El ancho del paladar entre el par de muelas anteriores, es de 4 milímetros y de 22 entre la parte posterior de las dos últimas muelas. El incisivo superior es de cara anterior casi plana y de 0m0045 de ancho. Las cuatro muelas inferiores aumentan un poco de tamaño de la primera á la última, y aunque no hay ningún fragmento de mandíbula con las cuatro mue- las completas, puede estimarse el largo total en unos 25 milímetros. La tercera muela inferior tiene 0m0055 de diámetro ántero-posterior por 0U10075 de diámetro transverso, y el alto de la mandíbula, de- bajo de la primera muela es de 12 milímetros. La base del incisivo llega hasta debajo de la parte poste- rior de la segunda muela. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghlno en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Perimys prócerus n. sp. (Pl. IX, fig. 25 y 26 y pl. X, fig. 2) Esta especie está representada por el maxilar su- perior derecho con las cuatro muelas, y la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con la primera muela rota y las siguientes intactas. Se distingue del Perimys onustus por un tamaño mucho mas pe- queño, comparable al del Perimys erutus, pero cada muela es notablemente mas ancha que la corres- pondiente de la mencionada especie. La primera superior es de tamaño relativamente mayor que en las otras dos especies, de 3 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 milímetros de diámetro trans- verso. Las dos muelas que siguen son de la misma forma y tamaño, teniendo cada una 0m0028 de diá- metro ántero-posterior por 0m0038 de diámetro transverso. La muela cuarta es de tamaño relativa- mente pequeño, de 5 milímetros de diámetro án- tero-posterior, 0m0036 de diámetro trausverso ade- lante y solo 0m002 atrás. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de 15 milímetros. Las muelas inferiores, implantadas oblicuamente, tienen cada una 3 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 5 milímetros de diámetro transverso oblicuo, menos la primera que es un poco mas pe- queña. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un espacio longitudinal absolutamente igual al de las muelas superiores. La rama horizontal, medida sobre el lado externo, debajo de la segunda muela, tiene 10 milímetros de alto. Localidad. —Barrancas del rio Santa-Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño de la época eo- cena. PLI0LAG0ST0MUS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 12, a. 1887. Género fundado sobre una mitad izquierda de mandíbula inferior con toda la rama horizontal y la dentadura completa. Por los caractéres de las mue- las se acerca mas del Lagostomus que el Prolagos - tomus, pero se separa de él por el largo mucho me- nor del incisivo. Las muelas se componen de dos láminas transver- sales íntimamente unidas como en Prolagostomus , pero con la escotadura ó surco externo ménos marca- do, y con la hoja de esmalte que penetra en la co- rona por el lado externo prolongada hasta el inter- no, separando completamente las láminas como en la UNGUICULADOS 173 ■vizcacha actual, mientras en Prolagostomus dicha hoja no llega hasta el borde interno en donde las láminas están unidas por la hoja de esmalte externo que rodea la muela. Debido á esta diferencia, en Prolagostomus las muelas inferiores son muy an- gostas en su lado interno, en donde forman una sola columna perpendicular, y mas anchas en el externo, en donde están divididas en dos columnas perpendi- culares; en Lagostomus también hay una sola co- lumna interna y dos externas, pero el ancho de las muelas es casi igual sobre el lado interno y sobre el externo; por último, en Pliolagostomus la diferen- cia es todavía menos acentuada, presentando las muelas sus dos bordes tanto interno como externo del mismo ancho, y hasta con un rudimento de sur- co perpendicular interno. En cambio, el tamaño re- lativo de las muelas acerca Pliolagostomus de Pro- lagostomus, pues la primera y la cuarta son como en este último género de tamaño notablemente mas pequeño que la segunda y tercera. En fin, el incisivo, aunque de forma parecida al de la vizcacha, solo alcanza hasta debajo de la primera muela, mientras en Lagostomus y Prolagostomus se prolonga en la rama horizontal hasta debajo de la última muela, formando el alveolo sobre la pared in- terna una gran protuberancia arqueada y convexa que naturalmente falta en Pliolagostomus. En cuanto á la forma de la mandíbula, á lo menos de la parte existente, está completamente de acuer- do con Lagostomus y Prolagostomus. Pliolagostomus notatus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 12, n° 40, a. 1887. Las dos láminas que forman cada una de las mue- las inferiores, son de corto diámetro ántero-poste- rior, de gran diámetro transverso, y de tamaño casi igual, exceptuando la anterior de la primera muela que es un poco mas pequeña que la posterior. El tamaño de este animal ha sido muy pequeño, pues las cuatro muelas inferiores reunidas solo ocu- pan un espacio longitudinal de 11 milímetros. El incisivo es de cara anterior convexa y de solo 1 mi- límetro de ancho. La sínfisis es bastante prolonga- da hácia adelante y la barra tiene 8 milímetros de largo. La distancia del borde del alveolo del incisivo á la parte posterior de la última muela es de 19 mi- límetros, y el alto de la rama horizontal es de 5 mi- límetros debajo de la primera muela y de 8 milíme- * tros debajo déla tercera. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). PROLAGOSTOMUS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 11, a. 1887. Aunque los eriominos son muy abundantes en los terrenos eocenos de Patagonia, hay pocos restos atribu ibles á verdaderas vizcachas; el género Lagos- tomus era sumamente raro. En cambio se encuen- tran numerosos restos de un animal bastante pareci- cido al Lagostomus, del que creo es el antecesor directo y que distinguiré con el nombre genérico de Prolagostomus. Las tres primeras muelas superiores presentan mas ó menos el mismo tamaño, estando compuesta cada una de ellas por dos láminas transversales de dentina, rodeadas de esmalte é íntimamente justa- puestas, de las que la posterior es de diámetro transverso considerablemente menor que la ante- rior. La cuarta muela superior consta igualmente de dos láminas transversales de las que la pos- terior tiene hácia atrás un prolongamiento en forma de lámina tercera rudimentaria. Las cuatro muelas inferiores constan igualmente de dos láminas transversales íntimamente unidas, siendo las dos medianas mas grandes y la anterior y posterior mas pequeñas. Los incisivos son de cara anterior un poco con- vexa y de superficie ligeramente estriada. El esmal- te de estos dientes lo mismo que el de las muelas, era de color rojo amarillento, aunque solo se con- serva en rarísimos ejemplares. Prolagostomus pusillus Amegh. (Pl. IX, fig, 19 y 20) Ameghino, Enumeración sistemática, etc. p. 11, n° 36. a. 1887. Es este uno de los animales mas pequeños de esta 174 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS familia, estando representado por varios maxilares superiores é inferiores y muchas muelas sueltas. Lastres primeras muelas superiores tienen cada una 2 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 3 mi- límetros de diámetro transverso. La última muela superior tiene la segunda lámina con el prolonga- miento posterior dirijido hácia atrás en la misma dirección que el eje de la serie dentaria, sin pliegue entrante que lo distinga al lado interno. Esta muela tiene un poco mas de tres milímetros de largo, y las cuatro muelas reunidas ocupan un espacio longitu- dinal de 10 milímetros. El ancho del paladar entre las dos muelas anteriores es de solo 0m0025, y entre la parte posterior del último par de muelas, de 8 milímetros. El paladar, angosto adelante y ancho atrás presenta en su parte anterior una cresta longi- tudinal mediana que empieza al nivel de la parte anterior de la primera muela y termina hácia atrás en una apófisis que se prolonga sobre la apertura nasal posterior; esta apertura llega en su parte anterior hasta en frente de la parte posterior de la segunda muela. El hueso palatino ocupa casi todo el paladar penetrando entre los maxilares hasta en frente de la primera muela. Las muelas déla mandíbula inferior están implan- tadas oblicuamente como en la vizcacha actual y no presentan ningún carácter particular excepto el ta- maño relativo, siendo la primera muela muy pequeña, la segunda y tercera de tamaño mucho mayor, y la cuarta apenas un poco mayor que la primera. Las cuatro muelas inferiores ocupan un espacio longi- tudinal de 9 milímetros. El incisivo inferior tiene apenas un poco mas de í milímetro de ancho. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Pisosantacruzeño (eoceno inferior). I*i*ol agosto mus divisas Amegh. (Pl. XX, fig. 16, 17 y 18) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. II, n° 37, a. 1887. Esta especie es de tamaño un poco mayor que la precedente, de la que se distingue por la cuarta muela superior en la que el prolongamiento de la segunda lámina, imita la forma de una tercera lá- mina rudimentaria bien separada al lado interno por un surco perpendicular que forma en la corona un pliegue de esmalte bastante largo. Además, la lámina posterior de cada muela es casi del mismo tamaño que la anterior, en vez de ser bastante mas chica como en la especie precedente. Las cuatro muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 11 milímetros. El incisivo inferior tiene un poco mas de un milí- metro de ancho, y las cuatro muelas inferiores ocu- pan un espacio longitudinal de 0m0015 de largo. La barra tiene 8 milímetros de largo, y el alto de la mandíbula sobre el lado interno debajo de la pri- mera muela es de 6 milímetros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghuno en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Prolagostomus profluens Amegh. (Pl. IX, fig. 12 á 14) Ameghino. Enumeración sistemática, etc,, p. 11, n° 38, a. 1887. Esta es la especie mas abundante del género, estando representada por un número considerable de maxilares tanto superiores como inferiores, y aún por paladares completos. Su talla era bastante mayor que la de la especie precedente, y el doble que la del P. pmillus. Las muelas se distinguen á primera vista por su tamaño dos veces mas considerable que el de las especies precedentes, aumento de tamaño producido sobre todo por un aumento considerable del diá- metro transverso. La cuarta muela superior muestra el prolongamiento posterior de la segunda lámina en forma de lámina rudimentaria bien separada por un surco y pliegue interno; además, este prolongamiento en vez de dirijirse directamente hácia atrás como en las especies anteriores, se dirige oblicuamente hácia atrás y hácia adentro como las láminas de la misma muela. Las tres muelas anteriores tienen cada una 3 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 milí- metros de diámetro transverso. La cuarta muela superior tiene 4 milímetros de diámetro ántero- posterior y las cuatro muelas ocupan un espacio longitudinal de 12 milímetros. El ancho del paladar entre las muelas anteriores es de 0.0025, y entre el prolongamiento posterior de las últimas muelas de 0m0125. UNGUICULADOS 175 El incisivo inferior, de cara anterior bastante con- vexa, tiene 2 milímetros deancho y 0ra0025 de grueso. Las cuatro muelas inferiores son de gran tamaño y mas iguales entre sí que en las especies precedentes, pero siempre la anterior y la posterior un poco mas pequeñas que las del medio. El alto de la rama ho- rizontal sobre el lado externo es de 9 milímetros debajo de la primera muela, y de 11 milímetros de- bajo de la cuarta . Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ame chino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Prolag’ostomus imperialis Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 12, n° 39, a. 1887. Esta especie era de tamaño dos veces mayor que la precedente, acercándose ya bastante á una vizca- cha pequeña, actual, pero parece haber sido rela- tivamente á las otras, sumamente rara, pues solo hay de ella, la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con parte del incisivo y las dos primeras muelas. Aunque el animal es de doble talla que el P. profluens, el incisivo tiene el mismo tamaño, esto es, 2 milímetros de ancho y 0m0025 de grueso, lo que constituye sin duda una diferencia conside- rable. La primera muela es mas pequeña que la segunda, y con su lámina anterior mucho mas chica que la posterior; tiene 0ra0025 de diámetro ántero-posterior y 4 milímetros de diámetro transverso. La segunda muela, de tamaño dos veces mayor, tiene 0ra0035 de diámetro ántero-posterior y 6 milímetros de diá- metro transverso. Las dos muelas ocupan un espacio de 7 milímetros de largo, y solo 5 milímetros como máximum en el P. profluens. La sínfisis parece era poco prolongada hácia adelante y bastante baja. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral. Horizonte . — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). LAGOSTOMUS brookes Brookes, Trans. Lin. Soc. vol. XVI, p. 102, a. 1828. Este género se distingue de los precedentes, á los que sin duda lo unen numerosas afinidades, por sus muelas compuestas de dos láminas transversales de dentina rodeadas de esmalte, que forma este una capa continua sobre el lado externo en las superio- res, y sobre el interno en las inferiores, pero que las divide en dos columnas perpendiculares sobre los la- dos opuestos al penetrar en la corona para producir la división en dos láminas. En la mandíbula superior, las dos láminas de cada muela son sensiblemente iguales, de diámetro ántero-posterior un tercio me- nor que el diámetro transverso ; en la mandíbula inferior, son todavía mas aplastadas en sentido ántero- posterior y de mayor diámetro transverso, estando además colocadas mas oblicuamente ai eje de la serie dentaria. La última muela superior difiere de las otras tres anteriores por estar formada por tres láminas, de las cuales la posterior es un poco mas angosta, pero mas ancha ó sea de mayor diámetro ántero-posterior que las precedentes. De las dos láminas que constituyen cada una de las muelas superiores, la anterior carece de hoja de esmalte posterior estando limitada la dentina por el esmalte de la parte anterior de la lámina posterior, y vice- versa en las muelas inferiores, la lámina posterior de cada muela carece de la hoja de esmalte anterior estando limitada la dentina por la hoja de esmalte posterior de la lamina anterior. REPRESENTANTES FÓSILES DEL GÉNERO LAGOSTOMUS El género Lagostomus es entre los mamíferos sud-americanos uno de los mas antiguos, pues tiene ya representantes no muy diferentes de los actuales en el oligoceno inferior del Paraná, y existen en abundancia en el mioceno superior de Monte-Her- moso. En la formación pampeana, los restos de vizcacha son sin disputa los que se encuentran con mayor frecuencia, y si no se han recogido en mayor número débese únicamente al tamaño relativamente 176 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pequeño de sus huesos que no llamau mucho la aten- ción de los coleccionistas. Bravard es quien primero menciona restos fósiles de vizcacha en la formación pampeana (1855), dis- tinguiendo dos especies que denomina Lagosto- mus brevipes y Lagostomus brevifrons, pero como no ha publicado de ellas descripciones ni diag- nosis, es absolutamente imposible reconocer á cuáles de las varias formas que se han encontrado corres- ponden las mencionadas especies. En 1865, Burmeister menciona la existencia de huesos fósiles de vizcacha que atribuye a una sola especie, pero diferente de la actual, que distingue con el nombre de Lagostomus angustidens (Anal, del Mus. t. I, ent. 3a)- Según el autor, esta especie, se caracterizaría por una talla considerablemente mas pequeña, por los incisivos mucho más angostos, y por la relación diferente de las cuatro muelas entre sí, siendo la primera mucho mas angosta y relativa- mente mas larga que las siguientes. Al empezar mis primeras investigaciones paleon- tológicas, recojíun cierto número de huesos de viz- cachas fósiles, particularmente mandíbulas inferiores y cráneos. Entre ellos distinguí pronto una forma que se separaba notablemente de la especie actual por un tamaño mucho mas pequeño y por sus inci- sivos bastante mas angostos, que de acuerdo con la precedente descripción de Burmeister clasifiqué como de Lagostomus angustidens. Pero al mismo tiempo había otros restos, procedentes de terrenos un poco mas modernos, aunque también de la forma- ción pampeana, que diferian de los precedentes, principalmente por su tamaño mayor, que distinguí con el nombre de Lagostomus fossilis (Jouru. de Zool. t. Y, p. 527). Nuevos descubrimientos confir- maron la existencia de estas dos formas, y su distinta repartición geológica, de manera que en 1880^ las enumeraba en mi trabajo publicado conjuntamente con el Dr. Gervais, dando el Lagostomus angus- tidens como característico del pampeano inferior, y el Lagostomus fossilis como característico del pampeano superior. Pero, hé aquí que casi al mismo tiempo apa- rece el tercer volumen de la Descripción Física de la República por el Dr. Burmeister, en la que se encuentra una descripción del Lagostomus an- gustidens completamente distinta y opuesta á la precedente. Los incisivos que según la primera descripción eran mucho mas angostos que los de la especie exis- tente, aparecen ser apenas un poco mas angostos, y la talla que antes decía era considerablemente mas pe- queña que la de la especie actual, aparece ahora como siendo la misma que la de esta y quizás todavía mas robusta. En cuanto á las muelas dice textualmente : « J’ai trouvé les incisives fossiles un peu moins lar- ges, mais au contraire les molaires le sont davan- tage, la prendere molaire de la máchoire inférieure est plus étroite en avant et d’une forme plus allon- gée, se rapprochant ainsi de la derniére de la má- choire supérieure, qui se compose, comme nous sa- vons, de trois lamelles ; mais quoique chaqué mo- laire de l’espéce fossile soit un peu plus large que la correspondante de l’espéce actuelle, la derniére supérieure est évidemment pluscourte. » Imposible es saber á qué llama ancho y largo el Dr. Burmeis- ter, pero si el ancho corresponde al diámetro trans- verso, agregaré que todas las vizcachas presentan el mismo carácter de tener la primera muela inferior mas angosta adelante, pero en ninguna se acerca de la última superior como lo afirma el autor. La descripción que antecede no cuadra ya de nin- gún modo con la vizcacha, que, según la descripción precedente del mismo autor había clasificado como Lagostomus angustidens, pero si mas bien con la que distinguí con el nombre de Lagostomus fossilis. En el Museo británico en Londres,- y en el de Co- penhague se conserva un número considerable de restos de vizcachas fósiles procedentes del pampea- no, y al parecer de distintos niveles, que Lydeiuker (Catal. etc. p. I, p. 249) y Winge respectivamente, (Jordfundneog nulev. Guav. etc. p. 1 47) consideran como de la misma especie existente. Sin embargo, un exámen escrupuloso de los restos de vizcachas, procedentes de la formación pampeana, demuestra que en el mayor número de casos no pueden incluirse en la misma especie viviente, pues no se observan en esta las variaciones de forma y de tamaño que se notan sobre los restos fósiles. En primer lugar, existen en las capas mas super- ficiales del pampeano, los restos de una vizcacha casi idéntica á la actual, que es la que había designado con el nombre de Lagostomus fossilis, pero que resulta corresponder al Lagostomus angustidens de Burmeister según la última descripción que de él dá. Las diferencias no son bastante considerables para considerarla como una especie diferente, siendo sin duda una simple forma de la actual, de la que se distingue por una talla apenas un poco mayor, y por los incisivos algo mas angostos. UNGUICULADOS 177 En terrenos un poco mas antiguos se encuentra otra forma de vizcacha, la que, guiado por Ja primera descripción de Burmeister habia tomado por el Lagostomus angustidens ; en su conformación es casi idéntica á la vizcacha existente, pero es una mitad mas pequeña, sin que pueda atribuirse á un estado juvenil, pues ese tamaño menor es constante en un considerable número de ejemplares. Es cierto que, dice Burmeister que en la vizcacha existente las muelas se encuentran todas en actividad y con la corona gastada en los individuos que apenas han alcanzado la mitad del tamaño que caracteriza los adultos, pero en este caso las muelas de los indi- viduos jóvenes, y hasta los mismos incisivos, se distinguen fácilmente por la base mas ancha y de mayor tamaño que la corona, lo que no sucede con las muelas é incisivos fósiles mencionados, que pro- ceden de individuos realmente adultos, y en los que el tamaño pequeño es una particularidad que los distingue claramente de la especie existente. Estos restos constituirán el Lagostomus debilis. En terrenos mas antiguos todavía, en la base de la formación pampeana, hay los restos de otra viz- cacha, algo mas pequeña, cuya talla total no al- canzaba seguramente á un tercio de la vizcacha actual, aunque también casi de la misma conforma- ción; será este el Lagostomus minimus . En los mismos terrenos, al lado de este pigmeo se encuentra un gigante; una vizcacha de igual tamaño que la actual, pero de la que se distingue por sus formas mas esbeltas, menos robustas, por los fron- tales deprimidos hácia adelante y excavados sobre la línea mediana, y otros de no menor importancia; será este el Lagostomus cavifrons. En la parte media de los terrenos pampeanos, hay todavía otra vizcacha mas, de tamaño pequeño, pero que se distingue de los demas representantes del mismo género por sus muelas inferiores de tamaño desigual, mientras en las demás vizcachas son sen- siblemente del mismo tamaño, con excepción de la primera que es algo mas pequeña; será este el La- gostomus heterogenidens. Resultan pues así, en el terreno pampeano, cinco formas distintas de vizcachas, á las que todavía hay que agregar las que se encuentran en los terrenos mas antiguos. Hay dos representantes en el mioceno superior de Monte-Hermoso, El uno, que he designado con el nombre de Lagostomus incisus , es de tamaño un poco menor que la vizcacha existente, distinguién- dose claramente de ella y de las demás mencionadas por la ausencia del palatino en la bóveda del paladar. La segunda, que he llamado Lagostomus spicatus, se distingue en parte por los mismos caracteres, pero es de un tamaño notablemente mas pequeño, con los incisivos de cara anterior mas fuertemente es- triada que en las otras especies, y las muelas infe- riores mas comprimidas é implantadas mas oblicua- mente. Hay otros dos representantes en el oligoceno inferior del Paraná ; uno que he designado con el nombre de Lagostomus antiquus, de tamaño muy pequeño, comparable al del Lagostomus minimus pero con el que no es probable pueda identificarse dada la enorme época que los separa, distinguién- dose además la especie del Paraná por un surco en la cara anterior del incisivo inferior que falta á las demás especies. La otra especie era de tamaño bastante mayor, pero se distingue por los incisivos con capa de es- malte de color amarillo,' por lo/jue la he designado con el nombre de Lagostomus pallidens. Por último, conozco dos especies todavía mas an- tiguas, procedentes de los terrenos eocenos de la Patagonia, que se distinguen por un tamaño algo menor que el del Lagostomus minimus del pam- peano, y por presentar algunos caracteres del género Prolagostomus, particularmente la hoja de esmalte intermediaria entre ambas láminas que atraviesa la muela por completo. Una de ellas es un poco menor que el Lagostomus minimus y constituirá el La- gostomus lateralis; la segunda, de tamaño un tercio- menor, la designaré con el nombre de Lagostomus primigenias . Los distintivos culminantes de estas especies pue- den expresarse en una forma sinóptica, de este modo: 23 178 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Alto de la rama horizontal de bajo del pí; 22 mm. An- cho de los incisivos, 0 mm L. tricodactylus. Frontales pla- nos. i Bóveda del paladar in- completa. Las tres mue- las poste- riores de la mandíbula inferior, de igual tama- ño. Incisivos sin surco lon- gitunal en la cara an- terior. Una sola hoja de esmalte entre am- bas lámi- nas de cada muela. Incisivos con capa de es- malte de co- lor blanco. Bóveda del paladar ausente estando reemplazada por una ranvra angosta y pro- funda. Alto de la rama horizontal de bajo del pr, 15 ffim. An- cho de los incisivos, 4 mm. L. debilis. Alto déla rama horizontal debajo del Pl, 11 Ancho de los incisivos, (T0025. L. minimus . Frontales excavados sobre la línea media y hácia adelante. L. cavifrons. Las tres muelas posteriores de la mandíbula inferior de tamaño desigual, las anteriores pequeñas y las posteriores mas grandes. L. heterogenidens . Talla aproximada á la de la viz- cacha actual. Incisivos lige- ramente estriados y de 5 mm • de ancho. L. incisus. Talla una mitad menor. Inci- sivos fuertemente estriados y de 4 m“ de ancho. L. spicatus. Incisivos con un surco longitudinal en la cara anterior L. antiguus. Incisivos con capa de esmalte coloreada de amarillo. L. pallidens. / Tamaño muy pequeño . Alto de la rama horizontal debajo del mT, 0m0105. L. lateralis. Dos hojas de esmalte entre ambas láminas de cada muela, j una bien desarrollada, y la otra rudimentaria. 1 Tamaño todavía menor. Alto de la rama horizontal \ debajo del mT, ménos de 9 mm. L. primigenius. UNGUICULADOS 179 Lagostomus tricodactylus Broores. Dipus maximus, De Blainville, 1814? Desmarest, Nouv. Dict. d’liist. nat. XIII, p. 117. — Id. Mammalogie, p. 11, p. 315. Fr. Cuvier, Dict. d. se. nat. t. XVIII, p. 471. Callomys viscaccia, Is. Geoffroy y D’Orbigny, en A7ial. des scien. nat. Nov. 1830, XXI, p. 291. Oren, /sis. v. 1833, p. 808. Lagostomus vizcacha, Meykn, Nov. act. Phys. med. soc. etc., t. XVI, p. 2, p. 584. Lagostomus trichodactylus , Brookes, Trans. Linneam So- ciety, t. 16, p. 1, p. 102. Oren, Isis, v. 1830, p. 905. Lesson, Illustr. de Zool. pl. 8. Bennet, Trans. Zool. Soc. I, p. 60. Darwin, Zool. of the Beagle, II, p. 88. Wagner-Schreber, Suppl. III, 310, 1. Waterhouse, Nat. Hist. Mamm. II, 212. Burmeister, Reise d. d. La Plata St., 11, p. 417. — Id. Descript. phys. etc., t. III, p. 247. Marmot Diana, Griffth. Cuvier, Anim. Kingd. III, p. 170. La Vizcacha, Azara. Apunt. etc., II, p. 45, n° 30. Habita toda la llanura argentina. Liag’ostomus tricodactylus fossilis. (Pl. viii, fig. i, y pl. ix, fig. 4) H. Gervais y Ameghino, Losmamif. fos., etc., p. 62. Ameghino, La antigüedad del homb. etc., t. I, p. 622, y t. II, p. 80, a. 1881. Los restos de esta especie son sumamente abun- dantes, tanto en los terrenos de formación reciente, como en las capas cuaternarias del piso platense, y aún en la formación marina del piso querandino á lo largo de las antiguas costas. Localidad, — Toda la provincia de Buenos Aires, provincia de Santa-Fé, Córdoba, etc. Horizonte. — Terrenos cuaternarios desde el pi- so querandino hasta la época actual. Lagostomus tricodactylus f. angustidens Burm . (Pl. IX, fig. 1, 2 y 3) Lagostomus angustidens, Burmeister, An. del Mus. Pub. de Buenos Aires, t, I, p. 147. a. 1866. Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 251, a. 1879. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fos. etc., p. 69, a. 1880. Lagostomus fossilis, Ameghino, en el Journal de Zool. Ger- vais, vol. V, p. 527, a. 1874 (nómen nudumj. Los restos de este animal son tan parecidos á los de la forma viviente, que me parece difícil poderlos separar como especie distinta, constituyendo á lo sumo una variedad un poco mas robusta que la existente, y con los incisivos relativamente un poco mas angostos. Los demás caracteres que le atribuye el Dr. Burmeister, de tener la primera muela in- ferior mas angosta adelante y mas larga acercándose á la forma de la última superior, de presentar las demas muelas mas anchas y de tener la última su- perior mas corta, no los he podido constatar sobre ningún ejemplar, apesar de haber pasado por mis manos restos de vizcachas fósiles de mas de un cen- tenar de individuos. El ejemplar mas grande que he examinado, tenia los incisivos ‘de 0.0055 de ancho, con unas cuantas estrías longitudinales en la cara anterior mas fuerte- mente marcadas que las otras, tomando casi el aspec- to de pequeños surcos. El cráneo era del mismo tamaño y de la misma configuración general que el de uno de los mas grandes individuos de la especie actual, pero la cresta sagital era un poco mas corta y ménos alta. Los huesos del esqueleto presentan todos la misma conformación que en la vizcacha existente, pero son evidentemente mas fuertes, especialmente los de los miembros posteriores, indicando un animal de talla bastante mayor que la de los existentes. El fémur tiene 10 centímetros de largo, 27 milí- metros de mayor diámetro transverso en su extre- midad proximal, y 24 milímetros de ancho máximo en su extremidad distal formada por los dos cón- dilos. La tibia tiene 135 milímetros de largo, siendo gruesa á proporción y con inserciones musculares mas desarrolladas. Estas dimensiones sebrepasan á las de los mas grandes individuos existentes que he podido exa- minar. Localidad. — He encontrado restos de esta forma en distintas localidades de las provincias de Buenos Aires y Santa-Fé. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Ijagostomus debilis n. sp. (Pl. IX, fig. 5) Este es el que en un principio habia tomado por el Lagostomus angustidens de Burmeister, pero no corresponde á la nueva descripción que dá de dicha 180 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS variedad, de manera que representa sin duda alguna una forma distinta, que alcanzaba apenas la mitad del tamaño de la especie existente, por lo que pro- pongo designarla con el nombre de Lagostomus debilis. El cráneo de esta especie es un tercio mas corto que el de la existente, con una cresta sagital suma- mente corta y baja, casi rudimentaria. Las muelas tienen la misma forma que las de la ■vizcacha actual, con la diferencia de ser bastante mas pequeñas ; la primera de la mandíbula inferior que es la mas pequeña tiene un diámetro transverso oblicuo ó mayor de 7 milímetros y las tres siguientes de 10 milímetros cada una. El incisivo inferior es de cara anterior esmaltada muy ligeramente estriada, pero casi plana y no con- vexa como en los de la especie existente, y de solo 4 milímetros de ancho. La rama horizontal debajo de la primera muela medida sobre el lado externo, solo tiene 15 milí- metros del alto. Localidad. — He recojido restos de esta especie en distintos puntos de las provincias de Buenos Aires, Santa-Fé y Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Lagostomus mí ni mus n. sp. (Pl. IX, fig. 6) Esta especie se distingue por un tamaño todavía bastante menor que el de la precedente, acompaña- do de algunos caracteres particulares que la separan claramente de todas las demás especies. Una primera diferencia aparece en la forma y disposición de la sínfisis, cuya parte posterior en la vizcacha actual y en el L. clebilis , no alcanza debajo de la primera muela, pero en L. minimus llega hasta debajo de la parte anterior de la mencionada muela. En Lagostomus tricodactylus y L. de- bilis, la rama horizontal al nivel de la parte pos- terior de la sínfisis desciende mucho hácia abajo, formando un ángulo descendente muy pronunciado; este ángulo ó punta descendente de la sínfisis falta en L. minimus, sin que la rama horizontal en este punto tampoco descienda hácia abajo, formando al contrario una línea mas recta que en las otras espe- cies. También aparece una diferencia notable en el tamaño de la primera muela inferior con re- lación á las que siguen. En Lagostomus tri- codactylus y demás especies afines, la primera muela inferior si bien tiene el mismo diámetro ántero- posterior que las siguientes, es de diá- metro transverso considerablemente menor, mien- tras que en L. mínimus esta misma muela tiene casi el mismo diámetro transverso que las si- guientes, con diferencia de apenas un medio milí- metro, pues tiene un poco mas de 6 milímetros de diámetro transverso, y las otras no alcanzan á 7. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de solo 18 milímetros. El incisivo es de cara anterior un poco con- vexa, de superficie muy finamente estriada y de solo 0m0025 de ancho. La distancia entre el borde anterior del alveolo de la primera muela al borde del incisivo es de 14 milímetros y de este á la parte posterior de la úl- tima muela hay una distancia de 32 milímetros. La rama horizontal medida sobre el lado externo debajo de la primera muela, tiene 1 1 milímetros de alto. Localidad. — He recogido esta especie en los trabajos del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (Plioceno inferior). Lagostomus cavifrons n. sp. (Pl. vin, fig. 2) Esta especie está representada por un cráneo con la mandíbula, pero un poco deteriorado y muy en- toscado. Sin embargo, se reconoce pronto que se trata de una especie distinta de la actual por algunas diferencias de conformación bastante notables, y en sus proporciones generales un poco diferentes. El cráneo es todavía un poco mas largo que el de uno de los mas grandes individuos de la especie actual, pero es mas estrecho, y esta relación entre el largo y el ancho se conserva la misma en casi todas las partes del cráneo, excepto las muelas, por lo que es evidente que el animal tuvo la misma talla y quizás todavía un poco mayor que la especie exis- tente, pero era ménos robusto y de una confor- mación general mas esbelta. La longitud del cráneo de los cóndilos occipitales UNGUICULADOS 181 á la punta de los incisivos es de 123 milímetros y de solo 118 milímetros en el cráneo de una de las mas grandes vizcachas actuales, pero este tiene 7 1 milímetros de diámetro transverso entre los arcos zi- gomáticos en el punto de sutura del malar con la apófisis del maxilar, y solo 68 milímetros en el L. cavifrons. La diferencia sin duda es pequeña, pero basta para probar que la especie fósil era mas es- belta que la actual; sin embargo en el llano occi- pital es todavía mas visible, pues el de la vizcacha existente tiene 56 milímetros de diámetro transverso máximo, y el del L. cavifrons tiene solo 51 milí- metros, pero la distancia vertical entre la parte su- perior de la cresta occipital y el borde superior del agujero occipital es de 21 milímetros en la especie existente y de 24 milímetros en el L. cavifrons, sin que esta diferencia pueda atribuirse á un mayor desarrollo de la cresta occipital, pues es sensi- blemente idéntica en ambas especies. Esta dife- rencia en las proporciones del llano occipital salta inmediatamente á la vista, apareciendo el del Lagostomus tricodactylus muy aplastado de arriba hácia abajo pero con un gran diámetro trans- verso, mostrándose al contrario el del L. cavifrons considerablemente mas angosto pero mas alto. El agujero occipital de la especie fósil es bastante mas pequeño, y el diámetro transverso entre ambos cóndilos, lo mismo que el ancho del basioccipital, de las cajas auditivas, y el diámetro transverso del cráneo entre estas, es siempre menor de varios mi- límetros en la especie fósil que en la actual. En la parte anterior del cráneo se repiten las mismas diferencias. La distancia entre la punta de los incisivos y la parte posterior de la última muela es de 78 milímetros en ambas especies, pero el diámetro transverso de los maxilares medido de uno á otro borde alveolar externo, es, al nivel de la parte anterior de la primera muela, de 19 milímetros en la vizcacha actual y de 18 en la fósil, pero al nivel déla parte posterior de la última muela es de 34 milímetros en la especie existente y de solo 30 en la extinguida. La región del paladar comprendida entre las muelas es considerablemente mas angosta en la especie fósil que en la existente; en el Lagostomus actual la distancia entre el borde interno de la pri- mera muela de cada lado sobre el borde alveolado es de 4 milímetros y de solo 3 milímetros en la es- pecie extinguida; y entre el borde interno de la parte posterior de la última muela de cada lado, es de 23 milímetros en la vizcacha existente y de 18 milímetros en la fósil, diferencia notable que se apercibe inmediatamente á la simple vista. Parece que también existen diferencias en la bóveda del pa- ladar, pero el ejemplar de que dispongo tiene esta región incrustada de tosca de tal modo que no per- mite un examen satisfactorio. Las cuatro muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 28 milímetros en ambas especies, pero al revés de lo que sucede con las demás partes del esqueleto, cada muela del L. cavifrons, es de diámetro transverso un poco mayor que la corres- pondiente de L. tricodactylus. En la vizcacha ac- tual, la primera muela superior es generalmente de tamaño un poco mayor que las dos siguientes, ó por lo menos de diámetro transverso un poco mayor; en el L. cavifrons, lastres muelas anteriores tie- nen un diámetro transverso sensiblemente igual, de un poco mas de 8 milímetros para cada muela, mientras que es de solo 7 milímetros en uno de los mas grandes individuos de la especie actual. En la parte superior del cráneo aparecen otras di- ferencias notables que separan evidentemente la es- pecie extinguida de la actual. Así la parte superior del cráneo de la vizcacha existente vista de lado forma un perfil arqueado, elevado ó convexo en el centro encima de las órbitas, y que desciende de una manera poco sensible adelante y atrás, mien- tras en el L. cavifrons toda la parte superior del cráneo aparece mas aplastada, formando un perfil sensiblemente horizontal. La región parietal es un poco mas corta en el cráneo fósil que en el de la especie actual, siendo la distancia déla cresta occipital á la sutura parieto- frontal de 38 milímetros en la especie actual y de solo 34 en la especie fósil, pero la cresta sagital es de la misma forma y presenta idéntico desarrollo. Las diferencias mas considerables aparecen en los frontales y en los nasales. Los frontales en la espe- cie fósil son mas largos que en la actual, y relati- vamente mas estrechos, además son proporcional- mente mas angostos adelante y mas anchos atrás ; en la vizcacha actual estos huesos son mas cortos, y mas anchos, particularmente en la parte anterior. Medidos sobre la línea media tienen 38 milímetros de largo en la vizcacha actual y 43 milímetros en la especie fósil ; en la parte anterior adelante de las órbitas tienen el mismo ancho de cerca de 4 centí- metros, pero en la parte posterior entre las apófisis postorbitarias, son un poco mas anchos los de la es- 182 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pecie fósil (47 milímetros) que los de la especie vi- niente. En la vizcacha existente, y en las demás especies en las que conozco esta parte del cráneo, los fron- tales forman un plano regular muy lijeramente con- vexo particularmente en la parte anterior, pero en el L. cavifrons se presentan deprimidos longitudi- nalmente sobre la línea mediana, formando una es- pecie de canaleta poco profunda que, en la parte anterior se enancha afectando también la parte pos- terior de los nasales, constituyendo una depresión profunda de 2 centímetros de largo y casi el mismo ancho. Los nasales tienen 53 milímetros de largo, siendo por consiguiente un poco mas cortos que los de los grandes individuos de la especie actual, pero no descienden hacia abajo en su parte anterior, prolon- gándose horizontalmente hácia adelante en donde sobresalen aislados varios milímetros alcanzando casi hasta la parte anterior del intermaxilar. La parte posterior en una extensión de casi un centímetro, toma parte á la formación de la excavación de la parte anterior de los frontales. La mandíbula inferior presenta la misma forma y tamaño que la de la vizcacha existente con la única diferencia de las muelas que, al contrario de lo que sucede con las déla mandíbula superior, son de diá- metro transverso apenas un poco menor que las de los grandes individuos de la especie actual. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie en La Plata, en la barranca que se encuentra á in- mediaciones del Parque. Horizonte. — Piso belgranense y parte inferior del piso bonaerense de la formación pampeana. Lagostomus lieterogenideus n. sp. (Pl. IX, fig. 7) Esta especie es de tamaño mucho menor que la actual, mas pequeña todavía que el L. debilis, pero un poco mayor que el L. minimus. Sus restos no son escasos, pero solo tengo en mi poder las dos ra- mas de una mandíbula inferior con toda la denta- dura, que muestra muy bien los caracteres que la distinguen de las demás especies. El Lagostomus tricodactylus y las demás espe- cies anteriormente mencionadas, tienen la primera muela inferior con un diámetro transverso un poco menor que las demás, particularmente en la parte anterior, pero las tres siguientes son absolutamente del mismo tamaño y del mismo diámetro transverso. En el L. heterogenidens hay una disposición completamente distinta, siendo las cuatro muelas de tamaño diferente, la primera igualmente la mas pe- queña, aumentando gradualmente de tamaño hasta la última. Medidas en la lámina anterior, laprimera muela tiene 0m0055 de diámetro transverso, la se- gunda 0m0065, la tercera 0U1007 5 y la cuarta 0m008. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio lon- gitudinal de 21 milímetros. El incisivo es de cara anterior un poco convexa, casi lisa y de 3 milímetros de ancho. La sínfisis tiene 19 milímetros de largo, y la rama horizontal debajo de la primera muela medida sobre el lado externo tiene 0m0 1 4 de alto. El largo de la mandíbula de la parte posterior del cóndilo articular al borde del alveolo del incisivo es de 58 milímetros. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Lagostomus incisus Amegh. (Pl. IX, fig. 22) Lagostomus incisus, Ameghino, Lista délos mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 9, n° 18, Junio de 1888. Lagostomus angustidens , Moreno. Informe preliminar , etc., p. 15, Julio de 1888. Especie de tamaño un poco menor que la actual- mente existente, y de una conformación bastante distinta. Está representada por la parte anterior de un cráneo con el paladar intacto, los incisivos y to- das las muelas, y varios otros cráneos mas imper- fectos. El cráneo de esta especie á juzgar por la parte existente, parece fué proporcionalmente mas largo y mucho mas estrecho que el de la especie actual, pero con una dentadura proporcionalmente mas fuerte. Los incisivos son un poco estriados longitudinal- mente en la cara anterior, y tienen un ancho de mas de 5 milímetros. Las muelas son también de gran tamaño, forma- das por dos láminas de un diámetro transverso igual al de las de los dientes de la especie existente, pero UNGUICULADOS 183 mas aplastadas en sentido ántero-posterior , de donde resulta que son mas estrechas que en Lagos- tomus tricodactylus. Cada una de estas láminas tiene un ancho ó diámetro ántero-posterior de mé- nos de 2 milímetros por 6 á 8 milímetros de diáme- tro transverso. La primera muela superior un poco mas grande que las dos intermediarias, tiene 0ra0045 de diámetro ántero-posterior, pero las dos siguien- tes apenas tienen 4 milímetros. La última muela compuesta de tres láminas de las que la última es un poco mas gruesa, tiene 0m0075 de diámetro án- tero-posterior, y 8 milímetros de diámetro trans- verso en la lámina anterior. Las cuatro muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 26 milímetros, que solo es superado en los grandes in- dividuos de la especie existente. Las muelas del Lagostomus incisus se distin- guen además por estar implantadas mas oblicuamente al eje de la série dentaria que en Lagostomus tri- codactylus, por sobresalir menos de los alveolos, y por estar menos inclinadas hácia atrás y hácia afuera que en la vizcacha actual. Pero, la diferencia mas grande entre ambas espe- cies se presenta en la conformación de los maxila- res y del paladar. En Lagostomus tricodactylus, los maxilares tienen la pared interna que se ex- tiende oblicuamente hácia adentro para formar la bóveda del paladar, uniéndose por sutura en su parte anterior, pero interponiéndose entre ambos mas atrás los palatinos que envian en su parte pos- terior en el medio de la gran escotadura formada por la apertura nasal anterior, una apófisis fuerte y larga dirijida hácia atrás. Por su parte los palatinos en su prolongación posterior forman también una superfi- cie plana un poco inclinada hácia arriba, tomando una parte notable en la formación de la bóveda del paladar. En Lagostomus incisus la conformación de es- tas partes es completamente distinta. Los maxila- res no presentan la pared interna extendiéndose ma s ó ménos hácia adentro sino que ascienden perpen- dicularmente sin unirse por suturas en todo el es- pacio de la série dentaria, estando separados por una hendidura profunda, angosta adelante, y mas ancha hácia atrás, en cuyo fondo apenas se vé un pe- queño vestigio de la parte anterior unida de los pa- latinos, los que en su prolongación hácia atrás toman también la forma de una lámina perpendicular. Re- sulta de esta curiosa conformación que el Lagosto- mus incisus carece de bóveda del paladar ; este se presenta únicamente como una hendidura profunda, ancha atrás, y mas angosta adelante, mas acentuada todavía á causa de la aproximación mayor de los maxilares. En efecto, mientras en Lagostomus tricodactylus la distancia entre la parte posterior de la última muela de cada maxilar es de 21 milí- metros, esta misma distancia en el L. incisus es de solo 16 milímetros. El ancho entre el borde ex- terno de la primera muela de un maxilar á la cor- respondiente del otro, y en su parte anterior, es de 20 milímetros en L. tricodactylus y de solo 14 en L.incisus. La misma distancia entre el borde ex- terno de la segunda lámina de las dos últimas mue- las, es de 35 milímetros en L. tricodactylus, y de solo 25 en L. incisus. Adelante de las muelas, los maxilares de L. in- cisus son muy estrechos y ascienden perpendicu- larmente hácia arriba por espacio de unos 8 milíme- tros, en donde terminan en una impresión en cada lado, mientras dos aristas delgadas suben de la parte anterior del alveolo de las primeras muelas hasta terminar en la encisura incisiva formando una espe- cie de canaleta angosta y profunda. La apófisis zigomática del maxilar es muy del- gada, particularmente en la base en donde apenas alcanza la mitad del desarrollo que presenta en L. tricodactylus. El ancho de la parte anterior de ambos maxilares inmediatamente adelante de la base de las apófisis zigomáticas es de 20 milímetros en L. tricodactylus, y de solo 13 milímetros en L. incisus. Los intermaxilares del L. incisus son cortos, pero anchos y fuertes, y completamente separados por una profunda hendidura en todo el largo de la superficie palatina. La distancia del borde anterior del alveolo de la primera muela al borde del alveolo del incisivo, es de 45 milímetros en L. tricodactylus y de solo 33 milímetros enL. incisus. Esta ha sido una especie de una conformación sin duda muy distinta de la actual, pues las diferencias señaladas en la dentadura y en la conformación par- ticular del paladar, maxilares y palatinos, deben ex- tenderse á las otras partes del cráneo, y sin duda también al esqueleto. Moreno, corto tiempo después de mi primera descripción, ha publicado este animal como especie nueva bajo el nombre de Lagostomus angusti- dens. Es un colmo en una persona que pretende ocuparse de paleontología argentina, ignorar que, 184 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS la única especie de vizcacha fósil de nuestro suelo hasta hace poco conocida, hace mas de veinte años que lleva precisamente ese mismo nombre ! Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Monte-Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso herraósico de la formación araucana (Mioceno superior). Lagostomus spicatus Amegh. (Pl. IX, fig. 9 y i5) Lagostomus spicatus, Ameghino, Lista de los mamíf. fas. de Monte-Hermoso, p. 10, n° 19, Junio de 1888. Lagostomus intermedias, Moreno. Lmforme preliminar, etc. Julio de 1888. La especie es un tercio mas pequeña que la pre- cedente, de la que parece acercarse por la confor- mación del paladar, según lo demuestran algunos pequeños fragmentos incompletos, que no permiten un estudio satisfactorio. Los incisivos son bastante mas estrechos que los de la especie precedente, y los inferiores un poco mas que los superiores. La cara anterior es plana y no convexa, y en los inferiores casi puede decirse deprimida, y con el esmalte fuertemente estriado en sentido longitudinal; estas estrías están formadas en parte por líneas continuas, y en parte interrumpi- das, ó por líneas oblicuas á ambos lados que dán á las estrías principales una forma parecida á espigas. Los incisivos superiores tienen 4 milímetros de an- cho, y los inferiores solo 0m0035. Las muelas inferiores difieren délas de casi todas las especies por presentar un tamaño desigual como en L. heterogenidens , aunque no pueda confun- dirse con esta última por su tamaño mayor, por los incisivos mas anchos y de cara anterior plana, y ade- más la conformación especial del paladar que lo acerca deL. incisus. Las cuatro muelas inferiores están formadas por láminas sumamente comprimidas de adelante hacia atrás, ménos en la primera que son de diámetro áute- ro-posterior un poco mayor que en las siguientes. El diámetro transverso oblicuo de las muelas au- menta de la primera á la última como en L. heteroge- nidens, siendo dicho diámetro medido en la primera lámina de cada muela, de 0m006 en la primera, 0m0085 en la segunda, 0'n0095 en la tercera y 0ra0 1 00 en la cuarta, ocupando las cuatro muelas reunidas un espacio longitudinal de 24 milímetros. Estas muelas difieren además por estar implantadas mucho mas oblicuamente al eje de la serie dentaria que en las otras especies. La sínfisis tiene 20 milímetros de largo, y el espa- cio comprendido entre la parte anterior del alveolo de la primera muela y el alveolo del incisivo es de 17 milímetros. El alto de la rama horizontal debajo de la pri- mera muela medida sobre el lado externo es de 14 milímetros, y «1 largo total de la mandíbula de la punta del incisivo á la parte posterior del cóndilo articular es de 68 milímetros. Localidad. — Descubierta por Carlos Ameghixo en Monte-Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Lagostomus antiquus Amegh. (Pl. IX, f. 8 y pl. XXXVI, f. 9) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. Y, p. 103, a. 1883. Esta especie está representada por la mitad iz- quierda de la mandíbula inferior, incluyendo el incisivo entero, el primer molar roto y los tres últimos completos, pieza que se halla en un estado de conservación notable. La forma de la corona de las muelas y la estructura del hueso demuestran que pertenece á un individuo adulto. La forma general corresponde muy bien á la forma actual típica de este género, sin presentar con ella otra diferencia no- table que el tamaño mucho menor, como sucede con todas las otras formas fósiles del mismo género hasta ahora conocidas. Pero tomando el lamañocomo dis- tintivo principal, esta forma constituye una especie bien definida, pues es inferior como talla no tan solo al Lagostomus tricodactylus , pero si también á todas las demás especies enumeradas, con excepción del Lagostomus minimus , pero se distingue de esta especie por la primera muela bastante mas pe- queña que la segunda, como en las demás vizcachas, mientras que en L. minimus la primera es casi del mismo tamaño que la segunda . Las medidas que siguen demuestran claramente el tamaño pequeño de la mandíbula inferior de esta especie . UNGUICULADOS 185 Dimensiones Ancho del incisivo en su cara externa esmaltada 0m003 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0.018 Diámetro ántero-posterior de cada muela en la corona 0.003 Diámetro transverso de la primera muela 0.005 Diámetro transverso de las muelas segunda, tercera y cuarta 0.007 Largo de la barra 0.014 Alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela 0.013 Pero además del tamaño mucho mas pequeño pre- senta otras diferencias notables. La primera muela es algo mas angosta en sentido ántero-posterior que en la especie actual. El incisivo es en proporción igualmente mas pequeño y su raíz arranca debajo de la lámina posterior de la última muela. La parte interna de la sínfisis mandibular es deprimida, y la parte externa deprimida en las demás especies, es en esta ligeramente convexa, existiendo además en la parte externa de la misma sínfisis una apófisis aguda y elevada. La protuberancia semicircular y convexa, que debajo de las mismas muelas forma el alveolo del incisivo, es mas pronunciada que en la especie ac- tual, formando entre esta protuberancia y la parte descendente externa de la mandíbula una depresión profunda. El distintivo mas característico de la especie es un surco longitudinal bastante ancho aunque poco profundo que se encuentra en la cara anterior es- maltada, un poco liácia el lado interno, que falta completamente en los incisivos de todas las de- más especies que conozco . Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná, y depositada en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). liag'ostomus pallidens Aisegh. (Pl. XXVI, flg. 10) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 48, a. 1886. Un pequeño fragmento de maxilar inferior que contiene la parte anterior de la sínfisis con el inci- sivo, indícala existencia de un animal muy parecido á la vizcacha y probablemente del mismo género, pero en este caso se trataría de una vizcacha con esmalte coloreado de amarillo, pues es el color que todavía conserva el incisivo en su parte posterior que estaba engastada en el alveolo al abrigo de las causas que descoloraron la parte anterior que salía afuera del hueso. Esta pieza indica un animal de la talla de la vizcacha actual. El incisivo es de la misma forma y tamaño que en la vizcacha existente, distinguiéndose únicamente por la superficie del esmalte cubierta de un considerable número de arruguitas é impresiones, faltándole las estrías finas longitudinales muy pequeñas que caracterizan el diente de la vizcacha. La cara anterior esmaltada parece también un poco mas convexa, y la cinta de esmalte que da vuelta sobre el ángulo interno lon- gitudinal algo mas ancha y con una pequeñísima depresión longitudinal en el medio que falta en la vizcacha, pero existe en los incisivos de algunos Megamys. La sínfisis es mas corta y espesa que en Lagostomus y la impresión perpendicular carece de su segunda sección posterior mas estrecha y prolongada hácia atrás, que se vé en las mandíbulas de Lagostomus , Myopotamus, Megamys y Te~ trastylus, lo que me hace presumir que probable- mente se trata de un género distinto de Lagostomus aunque muy cercano. Pero, provisoriamente, pre- fiero reunirlos hasta que conozca otros materiales que prueben de una manera mas demostrativa su diferencia genérica . Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabkim en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná y depositada en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Lagostomus lateralis n. sp. (Pl. IX, fig. 10) Esta especie antiquísima y de tamaño diminuto, contemporánea del Prolagostomus, conserva al- gunos caractéres de las especies de este género, entre otros, el de la hoja de esmalte intermediaria de cada muela que no atraviesa toda la muela por completo, pero se distingue claramente del mencio- nado género por la última muela inferior del mismo tamaño que la penúltima. La especie está representada por dos ramas del 24 186 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS lado derecho de la mandíbula inferior nn poco dete- rioradas, pero ambas con las cuatro muelas intactas, implantadas oblicuamente como en las demás espe- cies del mismo género, aunque con la hoja de esmalte posterior de la lámina anterior de cada muela sepa- rada de la lámina de esmalte que envuelve el lado interno de la muela, formando como un pequeño repliegue, por persistir en estado rudimentario la hoja de esmalte anterior de la lámina posterior. Las dos láminas de cada muela se muestran así reu- nidas por una sola hoja de esmalte sobre el lado in- terno, pero forman dos columnas distintas, separadas por una pequeña escotadura y un surco perpendi- cular sobre el externo. La primera muela, mas pequeña que las demás, presenta la lámina anterior casi rudimentaria; tiene 2 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 4 mi- límetros de diámetro transverso oblicuo máximo. Lastres muelas que siguen, mas ó menos del mismo tamaño y con ambas láminas bien desarrolla- das, tienen, cada una, 3 milímetros de diámetro ántero-posterior por 5 milímetros de diámetro transverso oblicuo. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de 15 milímetros. El incisivo llega hasta debajo de la última muela, es de cara anterior muy convexa, de superficie es- triada ó rugosa y tiene 0m0023 de ancho. La cara externa de la rama horizontal se distin- gue por la fosa que se encuentra debajo de la apó- fisis coronoides y detrás de la última muela, que es menos acentuada que en las otras especies. La parte sinfisaria adelante de la primera muela es además relativamente muy espesa, y con un pequeño agu- jero emisor hácia la mitad de su alto. Alto de la rama horizontal en su parte mas baja adelante de la primera muela, 9 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela (m T) 0m005. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el ex-gobernador del Terri- torio de Santa Cruz, Teniente de Fragata Carlos M. 51 o vax o, sobre las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral . Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Ijag'ostoimis priimg-emus n. sp. ¡(Pl. IX, íig. 11) Es esta la especie mas pequeña del género que hasta ahora me sea conocida. Por sus caractéres generales se acerca bastante de la precedente, pero es notablemente mas pequeña y con las muelas inferiores de tamaño mas igual, siendo la primera apenas un poco mas pequeña que la segunda, y la última igual á la penúltima. Las dos láminas están reunidas en una sola columna sobre el lado interno por una misma lámina de esmalte, pero con una pequeña ranura perpendicular como en Prolagos- tomus. La hoja de esmalte posterior de la lámina anterior tampoco atraviesa la muela por completo, existiendo igualmente un pequeño rudimento de la hoja de esmalte anterior de la lámina posterior. Cada una de estas muelas tiene 0m0025 de diámetro ántero-posterior y un poco mas de 4 milímetros de diámetro transverso oblicuo. Las cuatro muelas in- feriores juntas ocupan un espacio longitudinal de 12 milímetros. La cara externa de la rama horizontal es mas pa- recida á la de la vizcacha existente que la de la especie precedente, con la fosa que se encuentra debajo de la apófisis coronoides bien marcada, y tiene debajo de la segunda muela (m. T) cerca de 9 milímetros de alto. Localidad. — Ha sido descubierta por el Teniente de fragata Carlos M. Moyaxo sobre las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Este género, en la actualidad es propio de la llanura argentina y especialmente de las regiones inmediatas al Rio de la Plata, pero parece que en otras épocas tuvo una distribución geográfica mucho mas considerable, pues Luxd ha encontrado una rama de la mandíbula inferior con la dentadura en los yacimientos fositíferos de las cavernas del Brasil. Esta pieza procedía evidentemente de una especie distinta de la actual, de tamaño bastante mas redu- cido que designó con el nombre de Lagostomus, brasiliensis ; pero parece que el original se ha extraviado, de modo que no ha podido ser sometido á nuevo examen . Las diferencias que separan unas de otras las distintas especies de vizcachas, no son ciertamente muy profundas ni muy aparentes, de manera que, no disponiendo de un material considerable como el que he tenido entre manos, ó careciendo de buenos ejemplares, no es fácil apercibir esas dife- rencias. Pero ellas existen, y son tanto mas intere- santes de precisar, cuanto que, siendo los restos UNGUICULADOS 187 de este género de los mas abundantes en casi todos los horizontes, pueden en muchos casos por sí solos permitir la determinación de la época de ciertos terrenos en los que la estratigrafía no es aparente, ó contienen pocos fósiles, ó en los que el conjunto de la fauna no permite apreciaciones decisivas. Aunque las diferencias sean pequeñas, las dife- rentes formas de este género parecen variar casi constantemente de un horizonte á otro. El carácter mas variable, como es natural, es el tamaño, pudién- dose establecer como regla general, que, desde las épocas mas antiguas hasta la actual la talla ha ido progresivamente en aumento. Los antecesores di- rectos de la especie actual, fueron sucesivamente mas pequeños á medida que proceden de terrenos mas antiguos, y si bien en algunos horizontes se encuentran algunos representantes que por la ta- lla se acercan á la especie actual, son formas lejanas que se extinguieron sin tener por consi- guiente parentesco inmediato con la vizcacha exis- tente ; pero es interesante constatar que también esas formas antiguas de tamaño relativamente con- siderable, fueron precedidas por otras de dimensio- nes menores. Los restos fósiles encontrados son tan abundantes que permiten trazar un bosquejo muy aproximado, y en gran parte exacto de la evolución filogenética del género Lagostomus. Su antecesor mas lejano es el Pliolagostomus de los terrenos eocenos, de talla muy pequeña y de incisivos cortos. De este género, alargándose los incisivos y modificándose un poco las muelas salió el género Prolagostomus , también de los terrenos eocenos, y que por su conformación es el antecesor directo del Lagostomus, Los primeros represen- tantes de este género, todavía con algunos caracteres de Prolagostomus , se encuentran en los mismos terrenos, y constituyen dos especies bien distintas, el L. lateralis y el L, prmigenius. El primero, de tamaño mavor, muestra en sus incisivos una tendencia á colorearse de amarillo, y es seguramente el antecesor del L. pa Melena del oligoceno del Paraná, de tamaño mas considerable y cuyos caracté- res no permiten suponer haya dejado descendientes. La otra especie, mucho mas pequeña, llamada L. primig&nius, es el antecesor del L. antiquus del oligoceno del Paraná, que constituye sin duda el tronco antecesor de todas las especies posterio- res. Acercándonos hacia los tiempos actuales recien conocemos otros representantes en el mioceno su- perior, llamados L. incisus y L. spicatus, que, si bien faltan las formas intermediarias, debemos supo- ner descienden del L. antiquus. El L. incisus de tamaño relativamente considerable, se extingue en el pampeano medio con el L. cavifrons. El L. spicatus, mas pequeño, evoluciona hácia el L. minimus del pampeano inferior; de este último se desprenden igualmente dos ramas, el L. hetero- geniclens que se extingue en el pampeano medio, y el L. débilis, antecesor del Lagostomus trico- dactylus actual y de la variedad fósil angustidens. El bosquejo adjunto representa en conjunto las principales líneas de la evolución filogénica del Lagostomus tal como permiten concebirla los ma- teriales que hasta ahora se conocen. 188 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS SGOTjEUMYS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc,, p. 12, a, 1887. Género de la familia de los eriominos, de ta- maño pequeño, representado únicamente por un paladar con las tres primeras muelas. Este animal se distingue de todos los demás mencionados por tener en todas sus muelas un principio rudimentario, de una tercera lámina posterior. Cada muela supe- rior consta así de dos láminas transversales comple- tamente reunidas al lado externo, pero separadas al interno por un pliegue profundo de esmalte pro- ducido por un surco perpendicular que no llega hasta la base ; la lámina posterior entra un poco mas hácia adelante que la anterior, y además lleva hácia atrás y colocado sobre el lado externo un UNGUICULADOS 189 pequeño prolongamiento, que es el rudimento de lámina tercera mencionado, separado al lado interno por un pequeño pliegue de esmalte completamente superficial que desaparece pronto con la masticación. La división en láminas distintas estaba por consi- guiente completamente en principio por lo que con- cierne á la lámina posterior, y era todavía imperfecta para las dos anteriores. Por los caracteres mencio- nados, este género puede considerarse como un antecesor de los géneros existentes Eryomys y Lagidium. Scofcaeumvs imminutus Amegh. (Pl. IX, fig. 21) Amegiuno, Enumeración sistemática, etc., p. 12, n° 44, a. 1887. Las tres muelas anteriores existentes en el frag- mento de paladar mencionado, tienen sensiblemente el mismo tamaño de cerca de' dos] milímetros de ancho, y dos milímetros de largo, ocupando entre las tres un espacio longitudinal de cerca de 6 milí- metros; esta pequeña disminución es producida por el modo de implantación de las muelas, en sentido oblicuo, de manera que la prolongación posterior externa de la anterior se coloca contra el borde anterior externo de la que le sigue. El paladar pa- rece no presentar ninguna particularidad, teniendo en su parte anterior entre el primer par de muelas 0.0025 de ancho, y 5 milímetros entre el par de muelas tercero. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Pisosantacruzeño (eoceno inferior). LAGIDIUM MEYEN. Meten, Nov. Acta Acad. Nat. etc., t, XVI, part. 2, pág 576 a. 1833. Lagidium peruannm Meyen Meten, Ob. y pág. cit. Habita la parte del norte y oeste de la República, al norte de las nacientes del Colorado. No se conoce fósil. ERIOMYS LICIlTElYST. Lichtenstein, Darstellung neuer Sáugth. 1829. Eriomys laniger* Molina Mus laniger, Molina, Saggio sulla StoriaN atúrale del Chili, p. 267, a. 1782. Eriomys chinchilla, Lichtenstein, Darst. neuer Sáugth. 1829. Wiegman, Arch. I, part. 2, p. 208. Burmeister, Descrip. Pys. etc., t. III, p. 243. Cricetus laniger, Desmarest, Martmal. part. II, p. 313. Chinchilla lanígera, Bennett, Gardens and Menagerie of the Zool. Soc. part. I, p. 1.— Id. Zool. Soc. I, p. 59. Gray, Spicilegia zoológica , part. II, p. 11. Rousseau, Ann. d. se. nat. t. 26, p. 349. Waterhouse, Nat. hist. mamm. II, p. 236. Fr. Cuvier y Geoffroy, Hist. nal. d. Manwiíf. liv. 64. Gay, Fauna chilena, t. I, p. 90. Callomys laniger, Fr. Geoffroy y D’Orbigny, Anual, d. se. nat. t. 21, p. 291. Lagostomus laniger, Wagler, lsis, p. 614, 1831. Lagostomus chinchilla, Meyen, Nova acta. phys. med. soc. Caes. Carol. Leop. etc., t. 26, part. 2, p. 586. Habita la parte norte y noroeste de la República. No se conoce fósil. MEGÁMYS LAUR1LLARD- Megamys ,L\vi\illaud en D’Orbigny, Voy age dans l’Amérique Mérid., Paleont., p. 110, 1848. Pictet, Traite de Paleontologie, t. I, p. 240, a. 1853. Bravard, Monog. de'Jos terrenos tere. mar. de la ciad, del Paraná, 1858.— Id. Cat. des esp. de mam. fos. Paraná, 1860. Burmeister, Descrip. Phys. de la Rep. Argent., t. II, p. 244, a. 1876. — Id. t. III, p. 274, a. 1879. — Id. An. del Mus. Nac. t. III, p. 98 y sig., a. 1885. H. Gervais y Ameghino, Los*mamíf. fós. de la Amér. Mér. p. 64, a. 1880. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. V, p. 258 y sig., a. 1883. — Id. t. VIH, p!23 y sig., a. 1885. — Id. t. IX, p. 13 y sig. a. 1886.' Scalabrini, Cartas científicas al General Eduardo Racedo, p. 19, a. 1887. 190 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Herluf Winge, Jordfundne og nulevende Gnavere, p. 173, a. 1887. Toribio E. Ortiz, Paleontología de Entre-Ríos, p. 11, a. 1888. Anoplotherium americanum (Bravard) Burheister, Ann. and Magazine. Nat. Hist. IV, ser., t. VII, p. 52, a. 1871. — Id. Descrip. Phys. etc., t, II, p. 243, a. 1876. — Id. t. III, p. 470, a. 1879 (falsa identifi- cación). Nesodon Ovinus (Owen) Burheister, Descrip. Phys. etc., t. III, p. 501, a. 1879 (identificación errónea). Potamarchus, Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t III, p. 154, a. 1885. Historia. — Durante su permanencia en el Rio Negro de Patagonia, el célebre naturalista y viagero D’Orbigivy, descubría al sud de este rio, en la Ensenada de Ross, en una capa muy rica en fósiles terrestres y de agua dulce perteneciente á los terre- nos terciarios antiguos, la tibia y la rótula eviden- temente de un mamífero, que el paleontólogo francés Laurillard designaba algunos años mas tarde con el nombre de Megamys patagoniensis, incluyéndolo en el orden de los roedores y considerándolo como cercano de la vizcacha. Este animal, á juzgar por las dimensiones de la tibia y de la rótula, debía tener, en la opinión de Laurillard, una talla com- parable á la de un buey. Los roedores actuales y extinguidos, hasta enton- ces conocidos, eran todos animales pequeños, así que, el anuncio de la existencia de un roedor tan gigantesco, determinado sobre un solo hueso del esqueleto, asombró á los paleontólogos y encontró mas de un incrédulo; en general fué mal acogido. El mismo Pictet (1853) tenia tan poca confianza en dicha determinación que al mencionarla agregaba á renglón seguido que debía considerarse como provisoria, porque era difícil conocer las verdade- ras afinidades de los roedores no conociendo su dentición. Pero, poco tiempo después, Eravard menciona el Megamys entre los animales de los que dice haber encontrado restos en los terrenos terciarios del Paraná, al principio (1858) con dudas, y luego (1860) con seguridad. Un naturalista déla habili- dad de Bravard no podía suponerse se hubiera equivocado hasta el punto de atribuir al Megamys restos de roedores de talla vulgar, ó huesos de grandes mamíferos de órdenes diferentes. Pero como no publicó descripciones de las piezas reco- gidas, y las piezas mismas se extraviaron, la exis- tencia del roedor gigantesco continuó á ser puesta en cuarentena, y por una aberración singular, cuando se encontraron restos del roedor misterioso fueron atribuidos á animales de naturaleza completamente distinta. En efecto, en 1871 y 1876, describía Burmeis- ter la parte posterior de un cráneo de un mamí- fero encontrado en los alrededores del Paraná, que consideró pertenecía al animal designado por Bravard con el nombre de Anoplotherium ame- ricanum, y después de un examen detenido en- cuentra que presenta realmente los caracteres del género Anoplotherium, puesto que dice corres- ponde muy bien por su forma general á la figura del Anoplotherium grande dada en la Osteogra- phie de De Blainville; pero en 1879, es ménos afirmativo, agregando que ese parecido no era una prueba de que dicha pieza perteneciera al género Anoplotherium y que podía proceder de otro género desconocido. Tenia razón, era de Megamys ! Rara coincidencia! en el mismo trabajo se ele- vaba enérgicamente contra la opinión de los que creían en la posibilidad de la existencia de un roedor de la talla del Megamys, escribiendo en el tercer volumen de su Description Phy sigue, etc., los párrafos siguientes : «Enfin nous mentionnons ici une espéce fossile, le Megamys patagoniensis de Laurillard, que l’auteur a cru c.lasser parmi les rongeurs. Elle est fondée sur un tibia presque complet et une rotule qui, par leur grandeur excessive, surpassent du don ble les os de la plus grande espéce actuelle de cette tribu de V Hydrochoerus capybara et font soupconner par cela qu’ils n’appartiennent pas au groupe de rongeurs. lis ont été trouvés dans la Patagonie, au sud su Rio Negro, de la Ensenada de Ross, et sout de la formation tertiaire patagonienne. Je ne peut pas partager l'opinion qu’ils viennent d’un animal de la famille du rat, et je crois avoir raison de les attribuer au genre Nesodon de Owen, au regard du quel je les traiterai plus en detail. » (pág. 274). Y algo mas adelante hablando de los nesodontes dice : «Je crois aussi que los de la jambe décrit par Laurillard dans le Voy age de D’Orbigny, sous le nom de Megamys patagoniensis appartient au meme genre Nesodon, dont les ossements ne sont pas rares dans la Patagonie, principalement dans les terrains au sud du Rio Negro, et parce que la grandeur du tibia est bien en harmonie avec les dimensious des os connus dequelques Nesodons. » UNGUICULADOS 191 «Le Nesodon ovinus Owen, a en la taille d’un raouton. Je suis porté á croire que le tibia attribué au Megamys patagoniensis appartient á cette espéce. » (Pág. 501). No se comprende cómo el sabio director del Mu- seo Público de Buenos Aires haya podido atribuir una tibia que presenta caractéres de roedor á un paquidermo, y sobretodo á un Nesodon quedebia tener una tibia construida sobre el tipo de la del Toxodon ; y es todavía mas incomprensible cómo pueden ponerse de acuerdo los tres párrafos trans- criptos. En el primero dice que tal hueso no puede pertenecer á un roedor porque indicaría un animal de este orden de doble talla por lo menos que el Iiydrochcerus el mas grande de los roedores actua- les. En el último párrafo dice que la tibia debe pertenecer al Nesodon ovinus , animal extinguido que tenia la talla de una oveja. El carpincho es mas grande ó por lo menos del mismo tamaño que la oveja; en tales condiciones, ¿por qué tal hueso no podía ser de roedor? la talla no se opondría á ello. Pero la tibia sobre que se estableció el género Megamys, con sus 34 centímetros de largo (339 mi- límetros) y grueso proporcionado sobrepasa de mu- chísimo el tamaño de la oveja, ó del carpincho, y también del Nesodon ovinus. Es un hecho que las proporciones de la tibia de Megamys des- crita por Laurillard indica un animal de una talla aproximada á la de un buey: entre el tamaño de un buey y el de una oveja... la diferencia no es poca. Así, en 1880, apoyados en el testimonio confirma- tivo de Bravard, y después de haber examinado la pieza original traida por D’Orbjgxy, en un trabajo en colaboración con H. Gervais admitimos la exis- tencia del gigantesco roedor, colocándolo en nues- tro catálogo de Los mamíferos fósiles de la Amé- rica Meridional á continuación del género L a- gostomus , afinidad indicada por Laurillard al atreverse á fundar el género sobre materiales tan incompletos. Unos cuantos golpes de pico dados en las barran- cas del Paraná, poniendo á la luz del dia una página inédita de la historia de nuestro globo, que nos ha dado á conocer toda una fauna perdida, han arran- cado á la vez délas entrañas de la tierra várias par- tes características del enigmático roedor, que se nos aparece respondiendo al llamamiento que de él hi- ciera el ilustre sábio cuarenta años há, cuando el nombre de Laurillard es de ultra-tumba y sus su- cesores se elevaban incrédulos ante las inducciones del génio y de la ciencia ! Débese la confirmación indisputable de la existen- cia del gigantescofroedor, ájlas perseverantes inves- tigaciones del profesor Scalabrim, quien desde 1883 me remitía un trozo de la mandíbula con va- rios dientes, del hasta entonces misterioso Mega- mys patagoniensis , que día conocer en el mismo año, conjuntamente con los restos de otra especie algo mas pequeña que designé con el nombre de Megamys Laur i l la rdi. Continuando el distinguido profesor sus pacien- tes investigaciones encontró nuevos restos de las mismas especies, y de otras diferentes, que di á co- nocer á mediados de 1885, estableciendo cuatro nue- vas especies, una un poco mas pequeña que el M. Lau- r illar di que llamé M. clepressidens, otra todavía mas pequeña, del tamaño de una vizcacha, que de- signé con el nombre de Megamys Holmbergii , la tercera mas ó menos del mismo tamaño que distin- guí con el nombre de Megamys Isevigatus , pero que luego conociendo piezas mas completas conir prendí representaba un nuevo género que es el que lleva el nombre de Tetrastyliis) por último, la cuarta era de dimensiones gigantescas, superando en tamaño el mismo Megamys Patagoniensis, y la designé con el nombre de Megamys Racedi en ho- nor del general Eduardo Bacedo, hoy Ministro de la Guerra de la Nación, y entonces gobernador déla provincia de Entre Bios, como un testimonio de simpatía por la formación del Museo provincial en la ciudad del Paraná, que tanto está contribu- yendo al adelanto de nuestros conocimientos sobre la paleontología argentina. A fines del mismo año (1885), en la entrega ter- cera de los Anales del Museo Nacional el Dr. Burmejster se ocupa largamente del género Mega- mys reconociendo su error al pretender negar su existencia, aumentando considerablemente nuestros conocimientos con la descripción completa de la parte posterior del cráneo que ántes había considerado como de Anoplotherium ó de un género cercano, y de al- gunas partes del esqueleto. Describe una mitad de mandíbula inferior casi completa con todas las mue- las, procedente de la especie mas pequeña del género que yo ya había designado con el nombre de Me- gamys Holmbergii; pero el autor la ha tomado por una especie nueva, no conociendo tampoco que for- maba parte del mismo género Megamys , tomándola por un género nuevo mas cercano de Myopotamus 192 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que designa con el nombre de Potamarchus mu- rinus , mientras reconoce que el Megamys pata- goniensis es muy cercano de Lagostomus. Al año siguiente (1886) en otro trabajo sobre los mamíferos fósiles del Paraná, refuté estensamente la fundación del nuevo género Potamarchus, de- mostrando que se trataba de un verdadero Megamys y querepresentaba la especie que ya precedentemente había designado con el nombre de Megamys Holmbergii. Al mismo tiempo, disponiendo de nuevos mate- riales coleccionados por el profesor Scal abriíu , agregué nuevos datos al conocimiento de las espe- cies establecidas, reconociendo la existencia de dos nuevas especies de talla gigantesca, una de tamaño intermediario entre Megamys patagoniensis y Megamys Racecli , que distinguí con el nombre de Megamys preependens, y la otra de talla todavía mas gigantesca que el Megamys Racecli que de- signé con el nombre de Megamys Rurmeisteri. Por último, á principios del año 87, recojí per- sonalmente los restos de una nueva especie de Me- gamys, el M. formosus, en el yacimiento de Monte-Hermoso, que es de edad mas reciente que los depósitos de donde han sido extraídos los restos de las especies hasta entonces conocidas. Caractéres. — Los caractéres que distingueu al género Megamys son hasta ahora conocidos de una manera muy imperfecta, pues se poseen muy pocos restos del esqueleto, ó estos no han sido todavía estudiados; pero las partes que se conocen, parti- cularmente la dentadura, indican que el animal presenta una conformación general muy parecida á la de la vizcacha, con ligeras desviaciones hacia el tipo que representa el Myopotamus. La dentadura consta como en la vizcacha y demás animales de la misma familia, de un par de incisivos arriba y otro abajo, y cuatro muelas en cada lado de cada mandíbula, ó sea j i. £ c f m (} pm. f m)=20, todos los dientes sin raíces distintas y de base abierta. Los incisivos son de la misma forma general que los de la vizcacha, pero los superiores un poco mas deprimidos en la cara posterior que los inferiores ; Ja cara anterior esmaltada es casi plana, con el esmalte fuertemente estriado en sentido longitu- dinal, y que dá vuelta sobre las aristas longitudinales internas á ángulo recto para formar una faja an- gosta longitudinal sobre la cara de lalínea interna de cada uno. Las muelas presentan una corona alargada de adelante hácia' atrás, que es con corta diferencia de la figura de un triángulo isóceles de ángulos redondeados, con el vértice hácia adelante y la base hácia atrás en las inferiores y vice-versa en las superiores. El tamaño es sensiblemente igual, á lo menos en la mandíbula inferior, notándose sin em- bargo que la primera inferior es un poco mas an- gosta, y la última un poco mas ancha. Cada muela está formada por cuatro ó cinco lá- minas de esmalte, menos la última superior, que á juzgar por ejemplares aislados que tomo por esta muela, estarían formados por un mayor número de láminas. En las muelas inferiores la lámina anterior de cada muela es casi rudimentaria, aumentando de tamaño hácia atrás hasta la penúltima que es la mas grande; en las muelas superiores la lámina rudimentaria es la última ó superior, y aumentan de tamaño hácia adelante hasta la segunda. Las dos ó tres primeras láminas en las muelas infe- riores están unidas en el lado externo por una hoja de esmalte continua, y separadas enj el interno, mientras en las muelas superiores están unidas en el lado interno y separadas en el externo las dos ó tres últimas láminas posteriores, pero las láminas posteriores de las muelas inferiores y las anteriores de las superiores están completamente separadas, unidas tan solo por láminas intermedia- rias de cemento. Estas láminas separadas no están directamente pegadas unas contra otras como en la vizcacha, en donde solo se hallan separadas por una delgada hoja de esmalte. Cada lámina transversal de las muelas del Megamijs mas ó ménos en figura de losange, está rodeada por una capa de esmalte todo alrededor que forma una especie de estuche relle- nado de dentina; estas láminas así constituidas están aisladas unas de otras por espesas capas ó láminas transversales de cemento amarillo que las une. La capa de esmalte que rodea cada lámina es muy espesa y perfectamente delimitada hácia atrás en las muelas inferiores (es bueno no olvidar que las supe- riores presentan siempre la mismaconformacion, pero invertida) y muy delgada hácia adelante en donde está muy plegada en zig-zag. La parte posterior de cada lámina, con el esmalte mas grueso, forma este un arco de círculo con su superficie fuertemente es- triada ó acanalada longitudinalmente en la superfi- cie de la parte interna que encierra la dentina. En UNGUICULADOS 193 la parte externa, en donde el esmalte es visible, las estrías longitudinales son apenas aparentes, y está cubierto por una delgada capa de sustancia amari- llosa ó cemento que ha desaparecido por frotamiento en las muelas que se encuentran aisladas. En la corona, el esmalte que delimita cada figura transversal no forma una línea casi recta como en La- gostomus y los demás roedores cuyas muelas están construidas sobre el mismo tipo, sino que está ple- gado en zig-zag como en los molares de los ele- fantes, particularmente en la parte anterior de cada lámina en las muelas inferiores, y en la poste- rior, en las superiores. Las láminas que componen las muelas de Mega- mys están separadas unas de otras (excepto las que están unidas por una hoja continua de esmalte) por surcos perpendiculares, que recorren toda la su- perficie del diente desde la corona hasta la raíz que muestra la base completamente abierta por una can- tidad de cavidades transversales, en forma de lo- sange, formadas por los espacios vacíos que separan las láminas de esmalte; estos surcos perpendiculares están completamente rellenados de cemento. Re- sulta de esta conformación que, las muelas presen- tan absolutamente el mismo corte transversal en todo su largo, pero como el prisma completo de las muelas está un poco arqueado de adelante hácia atrás, la corona, que representa un corte transversal, presenta un diámetro ántero-posterior algo mayor que en el cuerpo del diente. Las muelas inferiores se distinguen fácilmente por no presentar trazas de curva lateral, pero sí una curva anterior cóncava y convexidad posterior; las muelas superiores se distinguen por una curva late- ral externa muy pronunciada, acompañada de una curva ántero-posterior que forma concavidad hácia adelante y convexidad hácia atrás. Todas estas muelas están implantadas en los ma- xilares en sentido transversal oblicuo como en las vizcachas. La mandíbula inferior es proporcionalmente mas gruesa y robusta que la de la vizcacha, pero con la impresión interna de la sínfisis mas parecida áMyo- potamus. El incisivo se prolouga hácia atrás hasta enfrente de la tercera muela, pero no forma en la parte interna de la mandíbula la gran protuberancia semi-circular y convexa, que muestra á la vista en Lagostomus y en un considerable número de roe- dores la posición del alveolo del incisivo, parecién- dose también en esto al género Myopotamus-, de modo que la mandíbula de Megamys angosta en el borde alveolado de las muelas, se enancha gradual- mente hácia abajo, hasta terminar en su parte infe- rior en una superficie muy ancha y casi plana, depri- mida en el medio por una depresión longitudinal que corre debajo del incisivo, pero que no alcanza hasta la parte anterior de la mandíbula. La configuración externa de la rama horizontal de la mandíbula es también muy parecida á la del Lagostomus. La apófisis coronoidea es muy pe- queña, pero proporcionalmente mas desarrollada que en Myopotamus y colocada mas hácia atrás, caracteres que lo acercan de Lagostomus, que precisamente se distingue de Myopotamus por el desarrollo un poco mayor de la apófisis coronoidea y su situación mas hácia atrás. La apertura posterior interna del canal alveolar se encuentra sobre el lado interno de la rama hori- zontal, inmediatamente detrás de la última muela como en Lagostomus, diferenciándose así mucho del Myopotamus que presenta la misma apertura mas atrás, al lado de la apófisis condiloidea. Del resto del cráneo solo se conoce hasta ahora la parte posterior comprendiendo el occipital, parie- tales y temporales, descrita por Burmeister (An. etc. t. ÍII, p. 100). Según esta descripción y las figu- ras que la acompañan, los parietales están soldados en un hueso como en Lagostomus, presentando la misma forma general, pero no alcanzan á unirse para formar una cresta sagital, ó esta es muy corta y formada por dos paredes que se separan hácia ade- lante en dos enormes crestas parietales que van á concluir en las órbitas, limitando un espacio trian- gular como en la vizcacha actual, con la diferencia que, en vez de ser este un espacio plano es una profunda depresión limitada á los lados y hácia atrás por las mencionadas crestas. Además, los parietales son mas anchos hácia atrás que en Lagos- tomus y mas descendente hácia abajo, formando á cada lado una grande y profunda cavidad temporal, poco acentuada en el género actual. Este mismo enanchamiento de la parte posterior de los parietales, está acompañado de una disminución relativa del espacio ocupado por el hueso escamoso, que se extiende de adelante hácia atrás en forma de faja estrecha cuya parte posterior no se toca con el occipital como sucede en el género actual, inter- poniéndose entre ambos la parte superior del pe- troso, que, ocupa precisamente el espacio en el que en Lagostomus desciende una apófisis del occipital 25 14 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que se interpone entre el escamoso y el temporal. Parece también que la parte petrosa del temporal no ha tomado casi parte en la formación del llano occipital, mientras que en la vizcacha ocupa una parte considerable del mencionado plano. Por lo demás, la conformación general del llano occipital es casi la misma en Lagostomus que en Megamys, con la diferencia que, en este existe una fuerte cresta perpendicular que baja de la parte media superior de la cresta occipital al agujero occipital dividiendo el plano occipital en dos mitades, con una fuerte excavación en cada una, mientras en Lagostomus esta cresta está apenas indicada. La terminación anterior de los parietales también presenta una diferencia notable entre ambos gé- neros. En Lagostomus, forman en la parte superior del cráneo una sutura transversal casi recta, pero á los lados esta sutura se dirige Inicia atrás formando una escotadura á la que sigue á cada lado una pro- longación del parietal que, en forma de apófisis se dirige hácia adelante, sin alcanzar el límite anterio- de la parte media; esta apófisis que se dirige hácia afuera y hácia abajo, se interpone entre el hueso escamoso dividiéndolo en dos partes, una anterior que va á unirse con el frontal, y la otra posterior que se extiende hasta el occipital. El Myopotamus presenta un parietal que termina en la parte anterior en una sutura en línea transversal recta como en Lagostomus, retirándose luego hácia atrás sobre los costados, pero sin formar la apófisis que en La- gostomus penetra en el hueso escamoso. En Megamys , los parietales presentan una con- formación distinta; en vez de la sutura transversal en línea recta, la parte media se prolonga hácia adelante en forma de apófisis que penetra entre los frontales, siguiendo á cada lado una pequeña esco- tadura y luego una prolongación lateral que se extiende mucho mas adelante que la parte anterior del prolongamiento mediano, pero que corresponde evidentemente á la apófisis lateral que en Lagosto- mus penetra en el escamoso ; es indudable que esta apófisis en Megamys debía dividir también el esca- moso en dos partes, de manera que, á pesar de las diferencias evidentes que en esta parte presenta Megamys con Lagostomus, muestra con todo mayor analogía con este que con Myopotamus. La parte basal del occipital no presenta ningún carácter especial, mostrando solo cóndilos occipitales enor- mes en relación con el tamaño considerable del animal, y la base de fuertes paraoccipitales que probablemente descendían hácia abajo como en La- gostomus. El basioccipital muestra en su parte inferior una cresta longitudinal mediana con una profunda im- presión á cada lado. Una diferencia notable aparece también en la caja auditiva, muy pequeña en Megamys, en vez de presentar el gran desarrollo eu forma de vejiga que muestra en casi todos los roedores. Del esqueleto, solo se conoce la tibia y la rótula, ya descriptas por Lauiullard, y la mitad superior del fémur dibujada por Burmeister, huesos que presentan una analogía completa con los de la viz- cacha. Megamys patagoniensis Laur . (Pl. xxi, flg. 4 á 8) D'Orbigny, Pictet y Bravard, obras citadas. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieno, t. Y, p 258, a. 1883. -Id. t. VIII, p. 23, a. 1885.— Id t. IX, p. 14, a. 1886. Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, ent. XIV, p. 98ysig. 1885. De esta especie, que parece ser la mas abundante, conozco un trozo de mandíbula inferior y varias muelas aisladas. El trozo de mandíbula, es un fragmento conside- rable de la mitad derecha de la rama horizontal, con el incisivo roto, el alveolo del primer molar, y los molares segundo y tercero todavía implanta- dos en la mandíbula. Este fragmento cuya parte síhfisaria está casi completa, presenta un desar- rollo enorme, cuatro veces mayor que la misma parte del carpincho actual, y dos veces mayor que la del Hydrochoerus magnus, roedor cuya talla igualaba la del tapir. La parte sinfisaria adelante de la primera muela es muy elevada, no tan deprimida en su parte superior como en la mayor parte de los roedores actuales, y en su parte inferior presenta á partir de la parte posterior de la sínfisis, una de- presión que corre de adelante hácia atrás debajo del incisivo y corresponde á una depresión igual exis- tente eu la cara externa del diente en su parte pos- terior. En la parte posterior de la sínfisis, al lado de esta, y en la parte interna de la mandíbula, de- bajo de la parte anterior del primer molar, hay un gran agujero vascular cuya abertura tiene un diá- UNGUICULADOS 195 metro de 7 milímetros. En la superficie de la cara externa, igualmente debajo del primer molar y par- tes adyacentes, hay un crecido número de aguje- ritos vasculares mas pequeños. Las muelas implantadas en esta mandíbula están colocadas oblicuamente, de modo que, la cara an- terior de cada una se vuelve en parte hacia el lado interno de la mandíbula y la posterior ha- cia el externo, disposición casi igual á la que se observa en las muelas de la vizcacha. A causa de esta disposición, las dos partes de cada muela en la vizcacha se confunden en el lado interno y solo permanecen distintas mostrando dos columnas per- pendiculares, en el externo; en el Megamys, las láminas anteriores se unen en el lado externo y permanecen distintas en el interno, aunque presen- tan las muelas idéntica posición. Como consecuen- cia de la misma disposición, en Lagostomus la se- gunda lámina de cada muela no se halla exactamente detrás de la primera, sino que está situada algo mas hácia el lado interno en donde avanza sobre la pri- mera, mientras que en el lado externo deja á descu- bierto una angosta faja perpendicular de la lámina anterior. En las muelas implantadas en la mandí- bula del Megamys patagoniensis sucede idén- tica cosa; la última lámina de cada muela se halla fuera del eje longitudinal entrando mas hácia el lado interno en donde forma una columna que avanza sobre el resto de la muela, y en el lado externo deja á descubierto una faja perpendicular de la penúl- tima lámina, perfectamente visible mirándola muela por su parte posterior. Estas analogías con la viz- cacha son fundamentales y no dejan absolutamente duda alguna de que el Megamys á pesar de la enorme talla de algunas de sus especies, pertenece á la misma familia. La corona de las muelas es mas elevada en su parte anterior presentando un declive de adelante hácia atrás, de manera que la parte mas gastada por la masticación es en cada una de estas muelas la pos- terior, en vez de la anterior como es la regla general. La línea completa de la série dentaria forma una pequeña curva convexa hácia el lado externo y cón- cava hácia el interno, carácter que también se en- cuentra en la vizcacha, pero una disposición que pa- rece propia del Megamys patagoniensis es la co- locación aislada de las muelas, muy separadas unas de otras, carácter anormal en los roedores, pues generalmente las tienen justapuestas tocándose unas á otras. El alveolo vacío de la primera muela inferior de- muestra que esta era mas ó ménos del mismo tamaño que la segunda, siendo muy angosta adelante y mas ancha atrás. La segunda muela inferior, bastante separada de la primera, está formada por cuatro láminas transversa- les, de las que la anterior mas pequeña está unida á la segunda que es bastante mas grande, y de la que está separada en el lado interno por un repliegue de esmalte que la divide aquí en dos columnas perpen- diculares, que están confundidas en una sola en el lado externo. Las láminas tercera y cuarta están bien desarrolladas y separadas. La muela tiene cuatro columnas en el lado interno y tres en el externo. La tercera muela está separada de la segunda por un espacio de 7 milímetros y está construida sobre el mismo tipo que la precedente, pero muestra en el lado interno una columna aislada de esmalte llena de den- tina enclavada en la capa de cemento que separa las láminas segunda y tercera levantándose entre estas hasta la corona en donde forma sobre el borde in- terno un ojo de esmalte en forma de O. A causa de esta interposición, la muela presenta cinco colum- nas perpendiculares en el lado interno, pero solo tres en el externo como la precedente. El incisivo está roto en el alveolo, pero deja ver muy bien su contorno que demuestra es parecido al de la vizcacha, y permite apreciar su enorme ta- maño. Las dimensiones que proporciona este fragmento son las siguientes : Espesor de la rama horizontal sobre el borde alveolado de la segunda muela 0m017 Espesor de la rama horizontal en su parte inferior debajo de la segunda muela 0.039 Alto déla rama horizontal debajo de la segunda muela. ~ 0.047 Alto de la rama horizontal en la parte mas baja de la sín- fisis adelante de la primera muela 0.038 Largo aproximado de la barra 0.068 (?) Largo aproximado de la parte sinfisaria. 0.105 (?) Diámetro transverso del incisivo inferior sobre su cara esmaltada 0.023 Diámetro ántero-posterior ó grueso del mismo diente. . . 0.020 Longitud del espacio ocupado por las tres primeras muelas 0.067 Diámetro del alveolo de l ántero-posterior 0.020 la primera muela ( transverso 0.013 Diámetro de la segunda í ántero-posterior 0.018 muela inferior ( transverso 0.015 f de la primera lámina 0.001 . . \ de la segunda 0.0025 r f de la tercera... 0.003 l de la cuarta 0.0045 0.040 Largo de la corona á la raíz 196 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS , , i ántero-posterior., Diámetro de Ja tercera muela ( transverso de la primera lámina . , , , , . , de la segunda Diámetro antero-posterior < , , , r ‘ de la tercera > . . . de la cuarta Largo de la muela de la corona á la raíz 0.020 0.016 0.003 0.0035 0.0015 0.005 0.039 Esta pieza ha sido encontrada por el profesor Sca- labrini y pertenece al Museo del Paraná. Una muela aislada que supongo ser la primera de la mandíbula inferior, cuyo tamaño corresponde bien al alveolo vacío de la primera muela del fragmento de mandíbula descrito. Está formada por cinco láminas bien delimitadas, las dos últimas completamente separadas por dos láminas de cemento, y las tres anteriores separadas por cemento solo en la corona y en la parte interna, de modo que las tres se confunden en una sola pared de esmalte ántero-externa. Las láminas aumentan de diámetro transverso de la primera que tiene 8 milímetros á la cuarta que tiene 17. La segunda lámina es bastante mayor que la primera, y la tercera tiene casi el mismo tamaño que la cuarta. La última lámina ó posterior disminuye al contrario conside- rablemente de tamaño, dejando á descubierto en el lado externo una faja ó cinta de la cuarta lámina de unos 7 milímetros de ancho. La muela presenta 5 columnas en el lado interno y tres en el externo. La primera columna externa formada por la reunión de las tres láminas anteriores está algo mas hacia adelante que la segunda, la cual sobresale un poco hácia afuera. En el lado interno, las dos primeras columnas se encuentran mas al exterior de la línea dentaria que las tres últimas, que se hallan á ese respecto puede decirse bajo el mismo plano. El cemento que cubre la muela ha desaparecido en unas partes, pero se conserva en otras, particular- mente en los lados externos y posteriores, rellenan- do siempre los surcos que separan las columnas. , , , 1 ántero-posterior 0.019 Diámetro de la corona j transyerso 0.016 Largo de la raiz á la corona 0.040 Ide la primera lámina 0.002 de la segunda 0.002 de la tercera 0.0025 de la cuarta 0.003 de la quinta 0.004 Esta pieza ha sido recogida por el Sr. Santiago Roth y pertenece al Museo de Copenhague. Una muela aislada que supongo sea la cuarta inferior del lado izquierdo. Es de tamaño un poco mayor que las anteriores, y está compuesta también de cinco láminas de dentina rodeadas de esmalte, las tres anteriores unidas en el lado externo y sepa- radas en el interno, y las dos posteriores completa- mente separadas, formando por consiguiente cinco columnas internas y tres externas. Las tres primeras columnas internas se encuen- tran sobre el mismo plano, y las dos últimas avan- zan sobre las primeras üm005. En el lado externo, la última columna se encuentra vários milímetros mas hácia adentro que la precedente, dejando á des- cubierto una faja de la parte posterior de la penúl- tima lámina de 5 milímetros de ancho. Dimensiones , , i antero-posterior. Diámetro de la corona , . ( transverso Largo de la raíz á la corona Diámetro de la primera lámina Diámetro de la segunda lámina Diámetro de la tercera lámina Diámetro de la cuarta lámina Diámetro de la quinta lámina ( ántero-posterior. f transverso ^ ántero-posterior ( transverso \ ántero-posterior. ( transverso ( ántero-posterior ( transverso...... í ántero-posterior ( transverso 0m022 0.017 0.044 0.003 0.011 0.003 0.015 0.003 0.017 0.004 0.019 0.005 0.016 Otra muela aislada de tamaño considerable, con una fuerte curva lateral, es una muela supe- rior, probablemente la tercera del lado derecho. Las láminas que la forman están bien delimi- tadas, las dos primeras completamente separadas por dos láminas de cemento, y las tres posteriores separadas solo en la corona y en la parte externa, de manera que las tres se confunden en una sola pared de esmalte póstero-interna que dá vuelta redondeando la esquina posterior interna de la muela. Las láminas van disminuyendo de diámetro transverso de la primera que tiene 17 milímetros á la cuarta que tiene 8. La segunda lámina es bastante mayor que la primera, y la tercera tiene casi el mismo tamaño que la segunda. La primera siendo de un diámetro transverso bastante menor que la segunda y encontrándose sin embargo en el lado externo sobre la misma línea que las posteriores, resulta que deja á descubierto en el lado interno una parte considerable de la segunda lámina en forma de una faja perpendicular de 7 milímetros de UNGUICULADOS 197 ancho. La cuarta Lámina tiene casi el mismo diá- metro transverso que la primera, pero es mucho mas angosta, y la última, como sucede con la pri- mera de las muelas inferiores, es muy pequeña y casi rudimentaria, de donde resulta la forma de la corona ancha adelante y angosta atrás. La muela presenta cinco columnas en el lado externo y tres en el interno. La primera columna interna y primera externa, están formadas por la primera lámina completamente separada. La se- gunda columna interna y externa, fórmanlas los ángulos de la segunda lámina también completa- mente separada. La tercera y última columna in- terna fórmanla las tres últimas láminas reunidas en una hoja de esmalte común en el lado interno, pero separadas en el externo en donde constituyen las tres columnas externas posteriores. El esmalte de cada una de estas láminas es grueso, formando una curva mas ó ménos regular en la parte anterior, y delgado y sinuoso ó en zig-zag en la posterior. Debido á la misma conformación de las láminas de esmalte y dentina, los depósitos de cemento que separan la primera lámina de la segunda y esta de la tercera, están como las mismas láminas completamente separados, pero los que se hallan entre la tercera y cuarta, y cuarta y quinta, llenan cavidades laterales de la capa de esmalte sin salida en el lado interno. De la capa de cemento externo que envolvía toda la muela con un espesor de uno á dos milímetros, solo se conservan vestigios en las ranuras ó surcos que separan las láminas, y en la superficie anterior déla primera lámina, habiendo desaparecido en los demás puntos. Las cinco columnas del lado externo se hallan con corta diferencia sobre el mismo plano. En la base de la muela, las dos láminas anteriores están completamente separadas por un trecho de dos á cuatro milímetros, sin cemento entre ellas, y sin dentina en el interior de las láminas, de modo que estas muestran una cavidad profunda. Las tres lá- minas posteriores representan aquí una sola hoja de esmalte replegada en el lado externo, con tres cavidades transversales que también como la lámina de esmalte que las forma se confunden en el án- gulo póstero-interno. Dimensiones Diámetro de la primera lámina \ ‘*lltei° P0Steri01 (. transverso 0m00i 0.013 , ( ántero-posterior — ^. . . 0.003 Diámetro de la segunda lamina > tnmsverso 0.016 , ( ántero-posterior 0.025 Diámetro de la tercera lamina ¡ transverso 0.016 ( ántero-posterior 0.002 Diámetro de la cuarta lámina J transverso 0.013 ,, ( ántero-posterior 0.002 Diámetro de la quinta lamina J transverso 0.008 ( ántero-posterior 0.019 Diámetro de la corona ( transverso 0.016 Largo de la muela, de la raíz á la corona 0.040 Estas dos piezas han sido recogidas por el profesor Scalabrlni y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. La parte anterior de un incisivo inferior dere- cho, con la corona intacta. La cara anterior apenas un poco convexa, está cubierta por una faja de es- malte fuertemente acanalado en sentido longitudi- nal, que dá vuelta sobre la arista longitudinal interna á ángulo recto, formando en el lado interno una faja de esmalte de solo unos 3 milímetros de ancho y de superficie muy lisa. En el ángulo externo dá vuelta formando un ángulo redondeado y una pe- queña faja de esmalte también de unos 4 á 5 milí- metros de ancho. La cara anterior esmaltada tiene un ancho de 23 milímetros, pero en la corona solo tiene Í7 milímetros por haberse gastado el diente sobre su lado externo, sin duda debido á un largo frotamiento. La corona está cortada en bisel y la cara posterior redondeada, presentando á unos cuantos centímetros detrás de la corona un diáme- tro ántero-posterior de 22 milímetros, es decir casi el mismo grueso que el ancho de la cara anterior. Esta pieza ha sido recojida por D. Santiago Roth y pertenece al Museo de Copenhague. De los cuatro incisivos que menciona elDr. Bur- meister (An. etc., t. Til, p. 105) como de esta especie, solo el mas grande, cuya capa de esmalte tiene dos centímetros de ancho, corresponde por su tamaño al Megamys patagoniensis. Dibuja y describe también el mismo autor la parte superior del fémur (lám. 2, fig. 5), cuyas enor- mes dimensiones confirman la talla gigantesca de este animal. La parte existente de este hueso tiene 24 centímetros de largo, con un diámetro en su parte mas delgada de 4 centímetros en dirección ántero- posterior, y 6 centímetros en sentido transversal, con la misma conformación general que el mismo hueso de la vizcacha. La tibia y la rótula ya han sido descriptos y dibu- jados por Laurillard. 198 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado primeramente en la Ensenada de Ross, sobre las costas de la Patagonia setentrional, por D’Orbigjyy, y luego en las barrancas del Paraná por Bravard, Scalabrini, Roth y de Carles. Los restos recojidos por D’Orbigíny se conservan en el Museo de Paris, los recojidos por Scalabrini en el Museo provincial de Entre Ríos, los coleccionados por Roth en el de Copenhague, y los por de Car- les en el Museo Nacional de Rueños Aires. Las partes coleccionadas por Bravard parece se han extraviado. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Megamys Uaurillardi Amegh. (Pl. XXI, fig. u y 12; pl. XXII, fig. i, y pl. xxvi, fig. 3) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 268, a. 1883. — Id. t. YIII, p. 25, a. 1885. — Id. t. IX, p. 18, a. 1886. Un fragmento de la mitad izquierda de la mandí- bula inferior en el que aún se encuentra implantada la primera muela y partes de las paredes del alveolo del incisivo, me reveló la existencia de una segunda especie de Megamys , que se distingue de la ante- rior sobretodo por un tamaño bastante menor. La primera muela, única existente en este frag- mento de mandíbula, solo tiene 13 milímetros de diá- metro ántero-posterior, 10 milímetros de diámetro transverso y 27 milímetros de largo de la corona á la raíz. Está formada por cinco láminas transversales que aumentan de diámetro transverso de la primera á la cuarta y quinta. La primera lámina rudimen- taria, unida á la segunda que es algo mas grande, está separada de esta en el lado interno por un repliegue de esmalte que la divide aquí en dos columnas, que están unidas en una sola sobre el lado externo. Tiene cuatro columnas perpendi- culares en el lado externo y cinco en el interno. El ancho délas distintas láminas que constituyen la muela es con corta diferencia de unos dos milíme- tros, ménos la primera incompleta que es bastante mas angosta. Las láminas de esmalte en la corona no forman los repliegues en zig-zag que caracteri- zan las muelas del M. patagoniensis, viéndose tan solo algunas ondulaciones apenas aparentes. El ancho de la mandíbula en su parte superior en el borde alveolarfo de la primera muela, es de 11 milímetros, 5 milímetros ménos que en el M. pata- goniensis. El alto de la mandíbula adelante de la primera muela, en su parte mas baja, es de 27 milímetros, en vez de 38 milímetros que tiene la otra especie. EL borde alveolar anterior y externo del alveolo del primer molar no es tan alto y grueso, y en la parte externa debajo de la primera muela no hay mas que un solo agujerito vascular en vez de siete ú ocho que tiene la especie grande. La muela única existente, en este fragmento, está tan gastada, que en el interior de las láminas de es- malte se han formado profundas depresiones trans- versales; las crestas de esmalte se encuentran todas á un mismo nivel, demostrando que se trata de un individuo muy viejo, y que debe por consiguiente considerarse como una especie bien distinta de la anterior y bastante mas pequeña, comparable á la talla del tapir. Atribuyo á la misma especie una muela inferior aislada, la tercera ó cuarta del lado izquierdo, de un tamaño un poco mayor que la primera implan- tada en el fragmento de maxilar que me sirvió de tipo para fundar la especie y compuesta de cuatro láminas, las dos primeras separadas en el lado interno y unidas en el externo, y las dos posterio- res completamente separadas. La primera lámina, de forma ovalada, es bastante angosta en sentido transversal pero ancha en sentido longitudinal, la segunda lámina es muy estrecha, la tercera un poco mas ancha, y la cuarta casi del mismo ancho que la primera. El diámetro transverso de las láminas va aumentando de la primera á la tercera que tiene el mismo diámetro que la cuarta, pero esta entra un poco mas Inicia adentro que la tercera de la que deja á descubierto una faja perpendicular muy angosta en el lado externo. La hoja de esmalte que rodea la parte anterior de cada lámina es muy delgada y mas ó ménos plegada en zig-zag, mientras la que rodea la parte posterior forma un arco de círculo regular, sin repliegues secundarios. Las láminas in- termediarias de cemento que unen las láminas de esmalte y dentina son muy angostas. La parte per- pendicular posterior es ancha, convexa y con un pequeño surco perpendicular en el medio. La su- perficie del esmalte no es estriada como en otras especies, ó las estrías son apenas aparentes. En el lado externo muestra la muela tres columnas per- pendiculares, una anterior correspondiente á las dos UNGUICULADOS 199 láminas anteriores aquí unidas, y las otras dos corres- pondientes á las dos láminas posteriores separadas. En el lado interno existen cuatro columnas per- pendiculares distintas, correspondientes á las cua- tro láminas, cada una de las cuales tiene su base abierta en forma de embudo. Dimensiones Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Longitud , . \ ántero-posterior. de la primera lamina j transyerg0 de la segunda lamina j transverso , , . ( ántero-posterior.. de la tercera lámina J tranSTerso , , . ( ántero-posterior. de la cuarta lamina . ( transverso , r ántero-posterior de la corona | traDSfC|.s0 de la muela de la raíz á la corona 0m0035 0.0075 0.001 0.010 0.002 0.012 0.0035 0.011 0.016 0.012 0.033 límetros, absolutamente idéntico al que acabo de describir como del M. Laurillardi. También la parte posterior del cráneo descrita por el mismo autor como del M. patagoniensis (Anal, del Mus. t. IIT, p. 100) me parece dema- siado pequeña para que pueda pertenecer á dicha especie, pues realmente no corresponde al tamaño de las muelas que he descrito como del M. pata- goniensis, ni al de la mandíbula que he atribuido al mismo animal, dibujada por Burmeister en la lamina III, fig. 5, de una manera poco satisfactoria, ni del enorme fémur que describe y dibuja el mismo autor. Sus dimensiones me parecen mas en armo- nía con las piezas que conozco del M. Lauri- llardi , á cuya especie lo atribuyo. Según el Dr Burmeister la parte posterior del cráneo de esta especie presenta las dimensiones si- guientes. Conozco también de la misma especie, un pedazo de incisivo de cerca de un decímetro de largo, al que le falta la corona y la raíz, pero que entero no debia tener ménos de 18 centímetros de largo si- guiendo la curva externa. Su forma demuestra que pertenece al lado derecho de la mandíbula inferior. El esmalte que cubre la cara anterior forma una capa espesa con fuertes estrías, surcos ó canaletas longitudinales, dando vuelta sobre los ángulos hasta cubrir una faja de las caras laterales de 3 á 4 milímetros de ancho, pero sin presentar en ellas, las estrías que muestra en la cara anterior. En el ángulo longitudinal externo, el esmalte pasa de la cara anterior á la lateral externa formando una fuerte curva, pero en el lado interno dá vuelta de una manera brusca, formando casi ángulo recto. La forma de este incisivo tampoco es com- pletamente idéntica A la que presenta en las otras especies, siendo proporcionalmente mucho mas angosto y mas grueso que el mismo diente del M. patagoniensis, y sobre todo que el del M. Racedi. Tiene 15 milímetros de ancho en la cara anterior esmaltada, y 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, es decir que es mas grueso que ancho, mientras en el M. Racedi los dos diáme- tros son sensiblemente iguales, y en el M. de- pressidens es mayor el ancho que el grueso. Atribuyo á esta especie, el incisivo dibujado por Burmeister en la mandíbula del M. patagoniensis (An. etc. t. III, lám. III, fig. 5) y descrito en la página 105, como teniendo un ancho de 0.015 mi- Longitud de la línea media entre los parietales 0m008 Ancho del borde anterior de los parietales 0.010 Ancho del llano occipital 0.014 Alto del mismo sobre el agujero occipital 0.006 Ancho de los cóndilos occipitales 0.0065 Ancho máximo en la base del occipital 0.015 Distancia de los orificios auditivos externos 0.016 Dice Burmeister, que estas dimensiones indi- can un animal de la talla de un burro pequeño, comparación poco apropiada por cuanto los Mega- mys eran animales corpulentos y poco esbeltos, pero que, con todo, indica corresponde á la talla que debió tener el Megamys Laurillardi. Localidad. — Los restos de esta especie acá des- critos han sido descubiertos por el profesor Scala- brini en las barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceuo inferior). Megamys depressidens Amegh. (Pl. xxr, 6g. 13, y pl. xxvi, íig. 4) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 28, 1885. — Id. t. IX, p. 21, a. 1886. Esta especie, de tamaño todavía mas pequeño que el M. Laurillardi, está representada por una pri- mera muela inferior del lado izquierdo, la última 200 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS muela superior del lado derecho, y dos incisivos inferiores, restos que indican un animal de una talla comparable á la del carpincho actual (Hydrochcerus cap y bar a). El primer molar inferior izquierdo es de tamaño bastante mayor que el mismo diente del M. Ilolm- bergii, pero mas pequeño que el correspondiente del M. Laurillardi. Esta muela, bastante larga y sin curva lateral, está formada por cinco láminas de esmalte y dentina, que aumentan de tamaño como es la regla de la primera á la cuarta, teniendo la última un diámetro ántero-posterior mayor que la penúltima, pero un diámetro transverso algo menor, de modo que también aquí está situada un poco mas hácia adentro que la precedente, dejando á descu- bierto una faja perpendicular de la parte externa posterior de la penúltima lámina. Las láminas de esmalte y dentina son muy ovaladas, casi en forma de losange, sin que se perciban en el esmalte replie- gues en zig-zag. La primera lámina, completamente rudimentaria, está representada por un simple re- pliegue; la segunda es apenas un poquito mayor, y las tres siguientes están bien desarrolladas. Re estas cinco láminas, solo las dos anteriores están reunidas en el lado externo y separadas en el interno por un repliegue profundo del esmalte; las tres láminas posteriores bien desarrolladas, están completamente separadas. Los depósitos de cemento que unen entre sí las láminas de dentina y esmalte son suma- mente delgados. La cara perpendicular posterior de la muela formada por la parte posterior de la última lámina, es muy convexa y no presenta trazas del surco longitudinal mediano que muestran las muelas de otras especies. La superficie del esmalte es muy lisa, sin trazas de estrías longitudinales. Tiene la muela cuatro columnas en el lado externo y cinco en el interno. Dimensiones ( ántero-posterior 0m005 Diámetro de la primera lámina ? transverso 0.003 ( ántero-posterior 0.001 Diámetro de la segunda lámina 1 transverso 0.005 í ántero-posterior 0.001 Diámetro de la tercera lámina £ transverso 0.0065 , . ( ántero-posterior 0.0015 Diámetro de la cuarta lamina j transverso 0.009 (ántero-posterior 0.002 Diámetro de la quinta lámina J transverso 0.008 ( ántero-posterior 0.010 Diámetro de la corona [ transverso 0.009 Longitud de la muela de la raíz á la corona La otra muela, supongo sea superior á causa de la fuerte curva lateral que presenta, pues ella falta siem- pre en las muelas inferiores. Como las muelas supe- riores del Megamys, siguiendo el tipo de las de la vizcacha debían estar colocadas en sentido opuesto á las inferiores, y como esta muela presenta en su parte posterior un apéndice compuesto que falta á las demás muelas de Megamys, pero está de acuerdo con la última muela superior de la vizcacha que también difiere de todas las demas muelas del mismo animal por un apéndice posterior que falta á las otras, supongo así que esta, siguiendo el mismo tipo fué la última superior ; por otra parte, como en los roedores las muelas superiores están encorvadas hácia afuera y en sentido opuesto de las inferiores, supongo sea esta la última superior del lado derecho. La muela está formada por siete láminas de den- tina rodeadas de esmalte, todas separadas por capas intermediarias de cemento, y colocadas en dos grupos con distinta dirección, uno anterior y otro posterior. El grupo posterior ocupa menor espacio y constituye el ángulo posterior externo de la muela-, está for- mado por cuatro láminas muy pequeñas, casi en forma de columnas de sección muy elíptica, cuyo eje mayor se dirige en sentido ántero-posterior, aunque algo oblicuamente, de manera que las cuatro lámi- nas van á apoyarse por su parte anterior contra la capa de cemento que rellena la cavidad que hácia atrás presenta la tercera lámina, que es la última del primer grupo. El grupo anterior se compone entonces de tres láminas transversales oblicuas bien delimitadas, unidas unas á otras por cemento for- mando la parte mas considerable de la muela. Las láminas segunda y tercera son casi del mismo ta- maño, pero la primera es mas pequeña, dejando á descubierto una faja perpendicular de la segunda lámina de unos tres á cuatro milímetros de ancho. Tiene la muela en el lado interno cuatro columnas perpendiculares, lastres primeras formadas por las láminas primera, segunda y tercera del primer grupo, y la cuarta por la lámina séptima ó última del se- gundo grupo. La parte anterior de las láminas cuarta, quinta y sesta del grupo posterior no es visible en el lado externo, porque se apoyan por ese lado como lo dije hace un instante contra la parte posterior de la lámina tercera ó última de1 grupo anterior, pero todas las láminas presentan borde libre en el lado externo, ^de modo que aquí la muela tiene siete columnas perpendiculares dis- tintas UNGUICULADOS 201 , . . ( ántero-posterior. Diámetro de la primera lamina £ transverso , , , . ( ántero-posterior. Diámetro déla segunda lámina } ü.ansverso , , . ( ántero-posterior. Diámetro de la tercera lamina . „ ( transverso Diámetro ántero-posterior de las tres ( máximo. primeras láminas del grupo anterior ( mínimo.. Diámetro de las cuatro lá- í ántero-posterior — minas del grupo posterior ( transverso , ( ántero-posterior Diámetro de la corona ) transyerso nláximo Largo de la muela 0m003 0.009 0.003 0.010 0.002 0.009 0.013 0.007 0.006 0.006 0.016 0.010 0.022 La base presenta tres cavidades transversales an- chas y profundas correspondientes á las tres grandes láminas anteriores, y cuatro cavidades mas peque- ñas y oblicuas correspondientes al grupo de las cuatro láminas posteriores. Los dos incisivos inferiores son del lado derecho, y difieren á primera vista completamente de los incisivos inferiores del M. Laurillardi por su tamaño mucho mas pequeño, y por presentar dos diámetros muy diferentes, á causa de ser sumamente comprimidos en sentido ántero-posterior. La cara anterior es también como en las otras especies lige- ramente convexa y cubierta de una capa de esmalte fuertemente estriada en sentido longitudinal, que dá vuelta sobre las aristas interna v externa del «/ mismo modo que en las otras especies, presentando la faja de esmalte del lado interno un ancho de 3 milímetros, y una superficie igualmente muy es- triada en sentido longitudinal. En el lado externo el esmalte dá vuelta formando un borde muy redon- deado. La cara posterior comparada con la de los incisivos de las otras especies es muy comprimida, particularmente sobre el lado externo. La corona está gastada en declive formando un ángulo muy agudo. Cada uno de estos incisivos tiene 13 milímetros de ancho en la cara esmaltada anterior, y 9 milímetros de diámetro ántero-posterior. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el profesor Scalabriki en las barraucas de los alrededores de la ciudad del Pa- raná, y se conservan en el Museo provincial de Entre Eios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Megamys Holmbergii Aviegh. (Pl. xn, lig. 33; pl. xxi, fig. 14; pl. xxu, fig. 2; pl. xxiv, flg. 4 y s, y pl. xxvi, flg. 5 y 7) Megamys Holmbergii, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 29, Enero de 1885. — Id. t. IX, p. 25, a. 1886. Potarnarchus murinus, Bürmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, ent. XIV, p. 151, Diciembre de 1885. Fundé esta especie del género Megamys, de tamaño relativamente diminuto, en Enero de 1885, estableciéndola sobre un incisivo superior, una muela perfecta y algunas otras en parte destruidas procedentes de la colección recogida por el pro- fesor Scalabriai, y varias otras mas ó ménos en- teras pertenecientes al señor Both, piezas que deno- taban un animal de talla comparable á la viz- cacha ó apenas un poco mas robusto. Pero á fines del mismo año, el Dr. Bürmeister describía una mandíbula inferior casi completa del mismo animal con un nuevo nombre específico, y sin apercibirse de que presentaba todos los caractéres del Mega- mys, constituyó con ella un nuevo género que designó con el nombre de Potamarchns murinus dando una figura de la pieza mencionada. Al año siguiente, agregué algunos nuevos datos sobre esta especie, refutando detalladamente la opi- nión de Bürmeister, probando que se trataba de una especie del género Megamys , y pre- cisamente de aquella que ya con anterioridad al trabajo del ilustre sábio había designado con el nombre de Megamys Holmbergii. Los restos de esta especie que he estudiado per- sonalmente son los siguientes : Una muela de curva lateral muy pronunciada, que me permite determinar pertenece al lado izquierdo de la mandíbula superior. Presenta la composición frecuente en cinco láminas, de las que, la última muy pequeña se puede considerar como rudimen- taria ó atrofiada y la primera es un poco mas pe- queña que la segunda. Las láminas de esmalte que forman esta muela tienen la forma de un óvalo prolongado mas regular que en las de las otras especies. La parte de esmalte anterior de cada lámina es muy gruesa y elevada, formando una curva regular, y la parte posterior al contrario muy del- gada y no sobresale casi sobre la dentina, de manera 26 202 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que apenas es "visible, pareciendo á primera vista que la dentina de cada lámina está limitada por la capa de esmalte de la lámina que sigue, siendo así que cada lámina está limitada hacia atrás por una hoja de esmalte muy delgada, apenas visible y lige- ramente ondulada. De estas cinco láminas, las dos anteriores están completamente separadas y unidas solo por depósitos de cemento, y las tres posteriores están formadas por una sola hoja de esmalte reple- gada en el lado externo, de modo que las láminas se presentan unidas en el Jado interno. Tiene así la muela cinco columnas en el lado externo y solo tres en el interno. La primera lámina algo mas pequeña que la segunda, deja visible una faja perpendicular de esta en el lado interno de 0m002 de ancho. En la base se observan muy bien las cinco cavidades abiertas correspondientes á las cinco láminas. Las capas de cemento que separan las láminas son suma- mente delgadas. Dimensiones Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Largo de , , . , , . c ántero-posterior de la primera lamina 1 ( transverso , , . , , . ( ántero-posterior de la segunda lamina ¡ íransyJso , , , , . ( ántero-posterior de la tercera lámina . . ( transverso , , , , . C ántero-posterior de la cuarta lamina í , { transverso , , . , , . ( ántero-posterior de la quinta lamina j transverso , , í ántero-posterior de la corona ¡ , ( transverso c en la parte anterior, la muela en linea recta ] en la posterior 0m002 0.007 0.002 0.008 0.002 0.008 0.002 0.006 0.001 0.0025 0.009 0.008 0.024 0.021 posterior y 0™007 de diámetro transverso. La última lámina sumamente pequeña tiene 0m0005 de diá- metro ántero-posterior, y 0n,003 de diámetro trans- verso. Las capas intermediarias de cemento tienen casi 0m002 de grueso. La corona de la muela tiene 0m008 de diámetro ántero-posterior, 0ni007 de diá- metro transverso y 0'n019 de largo. Las dos lámi- nas posteriores están unidas en el lado interno y separadas en el externo, y la primera, ó anterior, completamente separada en ambos lados, de modo que la muela tiene tres columnas en el Jado externo y dos eu el interno. Una primera muela inferior del Jado derecho, de la que es fácil determinar los caractéres distintivos por conocerse ya la misma muela de otras tres especies diferentes. Tiene esta muela el mismo grueso arriba y abajo y está muy gastada por la masticación, presentando Jas láminas de esmalte de la corona con muy corta diferencia sobre el mismo plano, lo que demuestra que se trata no tan solo de un individuo adulto sino ya muy viejo. Sin em- bargo, á pesar de eso, la corona solo tiene 9 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 7 milímetros de diámetro transverso, lo que comparado con las dimensiones de la misma muela del AL Rácedi, AL putagonicnsis, ó aún del mismo AI. Lauri- llardi, no deja absolutamente duda alguna de que se trata de una especie distinta, mucho mas pe- queña, cuyas diferencias de tamaño podrán apre- ciarse por las medidas siguientes de esa misma muela en las cuatro especies de este género en la que ya me es conocida. La muela carece de surco mediano longitudinal en su cara convexa anterior. Una segunda muela, también de curva lateral muy pronunciada, y por consiguiente igualmente supe- rior, aunque del lado derecho; es un poco mas pe- queña que la anterior y se compone de solo tres láminas, la posterior sumamente pequeña, casi rudi- mentaria, y las dos anteriores perfectas. Esta muela difiere de todas las demás por las dos capas de cemento que separan las tres láminas que son tan es- pesas como las mismas láminas, mientras que en las demás muelas ya se ha visto son muy delgadas; la di- ferencia es tan considerable que solo con cierta duda atribuyo esta muela al M. Holmbergii. La primera y segunda lámina tienen 0m0015 de diámetro ántero- Didmetro de la primera muela de la mandíbula inferior 31. Holmbergii M. Unrpfedl M. patagoniensis M, Raceili. Antero-posterior 0.009 0.013 0.019 0.027 Transverso 0.007 0.010 0.016 0.023 Como se vé, las diferencias de tamaño son bien definidas de modo que no es posible confundir esas distintas especies entre sí. El largo de esa misma muela en el AL Holm- bergii es de solo 21 milímetros, estando sin em- bargo constituida por las mismas 5 láminas que componen la misma muela en Jas otras especies. La primera de estas láminas es completamente rudi- mentaria, la segunda es un poco mas grande, la tercera y cuarta mas grande todavía y casi del UNGUICULADOS 203 mismo tamaño, y la quinta algo mas pequeña y colocada un poco hacia adentro. Tiene 3 columnas en el lado externo y 5 en el interno dispuestas del mismo modo que en las otras especies. La base de la muela muestra 5 cavidades transversales que cor- responden á las cinco láminas. La cuarta muela inferior del lado izquierdo, com- puesta de cuatro láminas, la primera muy pequeña casi rudimentaria, la segunda bastante mas grande, la tercera mas grande todavía, pero la cuarta algo mas pequeña que la tercera. Cada lámina es bastante aplastada en su parte posterior, y el esmalte que la rodea fuertemente plegado, particularmente en la parte anterior. De estas láminas, las tres primeras están unidas en el lado externo y separadas en el interno, y la última completamente separada, pre- sentando la muela dos fuertes columnas en el lado externo v cuatro en el interno. Tiene 0m0t0 de diá- metro ántero-posterior, 0m0I0 de diámetro trans- verso máximo y 0ra025 de largo. En poder del señor Koth he visto y podido exa- minar varias muelas de un Megamys muy pequeño, que, por el. tamaño corresponde muy bien á los restos aquí mencionados y no dudo pertenezcan igual- mente al M. Holmbergii. Dos de ellas son intactas. Una está formada por solo tres láminas, separadas por capas de cemento, la primera muy pequeña y la tercera muy grande y en forma de media luna, con un diámetro ántero-posterior de 10 milímetros, 9 milímetros de diámetro transverso y 22 milímetros de largo, presentando dos columnas en el lado ex- terno y tres en el interno. La segunda muela in- tacta, es algo mas grande y encorvada de lado por lo que puede ser pertenezca á la mandíbula superior: consta de 5 láminas muy regulares, cuyo esmalte no forma repliegues, formando 5 columnas en un lado y 3 en el otro, con un diámetro ántero-posterior de 11 milímetros, 10 milímetros de diámetro trans- verso y 26 milímetros de largo. De los incisivos co- nozco el superior del lado izquierdo, muy encorvado y aplastado en sentido ántero-posterior como el del M. depressidens. El esmalte está dispuesto como en los incisivos inferiores, dando vuelta sobre el lado interno á ángulo recto para formar una faja de 2 mi- límetros de ancho, pero formando sobre el lado ex- terno un ángulo redondeado. La cara anterior v la faja de esmalte del lado interno son estriadas longi- tudinalmente. La corona está formada por un corte perpendicular del lado posterior sobre el anterior, prolongándose luego este hácia adelante en forma de pala. Tiene 9 milímetros de ancho y 8 milímetros de diámetro ántero-posterior. El Dr. Burmeister bajo el mencionado nombre de Potamarchus murinus describe un maxilar in- ferior con toda la dentadura (An. etc. t. Ilf, p. 155, lám. 11, fig. 4). Según esta descripción, el incisivo inferior es de 8 milímetros de ancho en la cara esmal- tada anterior, y con el esmalte coloreado de ama- rillo. La primera muela inferior tiene un diámetro ántero-posterior de 0ra0 10, la segunda de 0m008, la tercera de 0m009 y la cuarta igualmente de 0m01 0. Las cuatro muelas según el dibujo ocupan una exten- sión longitudinal de cerca de 4 centímetros, lo que indica un animal de tamaño un poco mayor que el Myopotamus. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recojidos en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, por los señores profesor Scala- brune, S. Roth y de Garles, y las piezas recojidas se conservan respectivamente en los Museos de En- tre Bios (en el Paraná), de Copenhague y de Buenos Aires. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Megamys Racedi Amegh. (Pl. XXI, fig. 0 y 10) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 32, a. 1885. Fundé esta nueva especie de roedor del género Megamys , de tamaño verdaderamente gigantesco, casi el doble que el del Megamys patagoniensis , so- bre dos piezas hasta ahora únicas, un fragmento de incisivo, y una muela completa, piezas tan caracte- rísticas que no dejan lugar á duda alguna ni sobre el género, ni sobre sus caractéres específicos. Estos sobre todo son demasiado evidentes por el tamaño verdaderamente descomunal de semejante ratón. La muela es la primera del lado derecho de la mandíbula inferior. Presenta todos los caractéres generales de la muela correspondiente del Mega- mys patagoniensis Laur., salvo el tamaño que es por lo menos dos veces mayor. Nótase igualmente que esta muela vista sobre todo por su lado interno y por la corona, parece compuesta de dos partes 204 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS desiguales, una mas ancha formada por las dos lámi- nas posteriores, y la otra mas angosta constituida por las tres láminas anteriores, en todo cinco láminas. La muela es como las demás de Ja mandíbula in- ferior del mismo género, abierta en la base por cinco cavidades correspondientes á las cinco lámi- nas, y encorvada en sentido ántero-posterior, pre- sentando la concavidad Hacia adelante y la convexi- dad hácia atrás. Las cinco láminas qüe forman la muela, van au- mentando de tamaño, de la primera á la cuarta que es la mas grande, pero la quinta es mas pequeña que la cuarta, aunque mayor que la tercera. En el lado interno tiene cinco columnas bien distintas, tres anteriores que se encuentran mas ó menos sobre el mismo plano y dos posteriores que avanzan sobre las anteriores casi dos milímetros. En el lado ex- terno no se ven sino tres columnas, la primera ó an- terior que está formada por la reunión en la pared ántero-externa de las tres primeras láminas, la se- gunda que avanza como un milímetro sobre la an- terior. y corresponde á la cuarta lámina, y la tercera que se encuentra al contrario unos tres milí- metros mas adentro y corresponde á la quinta lámina. La muela vista por la corona, es estrecha en su parte anterior, muy ancha eu sus dos tercios poste- riores á causa del gran desarrollo transversal que aquí adquiere la lámina cuarta, y algo mas angosta en su parte posterior, debido al enangostamiento transversal de la última lámina. El esmalte que forma cada lámina es muy grueso y no presenta los numerosos repliegues que distin- guen la misma muela del M. patagoniensis , ó son estos apenas visibles. Las mismas láminas parecen estar colocadas algo mas oblicuamente y formando la parte posterior de cada una un arco de círculo con la convexidad dirijida hácia atrás, que se ajusta á una cavidad correspondiente de la parte anterior de la lámina que le sigue inmediatamente. Las dos úl- timas están completamente aisladas entre sí y de las anteriores por depósitos intermediarios de cemento; las tres anteriores solo están separadas entre sí de un modo imperfecto, reuniéndose en una sola capa de esmalte en el lado ántero-externo. El depósito de cemento externo que debía rodear la muela au- mentando todavía mas su enorme tamaño, ha com- pletamente desaparecido, conservándose tan solo de él algunos vestigios en el fondo de los surcos lon- gitudinales internos. Sus dimensiones son las que siguen : tv, , , . . , , . ( antero-posterior.. Diámetro de la primera lamina { transverso , ,, . i ántero-posterior. Diámetro de la segunda lamina I , ° \ transverso v,., , , t , , . ( ántero-posterior.. Diámetro de la tercera lamina ¡ . ( transverso tv, , i , , . ( ántero-posterior. Diámetro de la cuarta lamina , ( transverso tv, , . . . , ., . í ántero-posterior.. Diámetro de la quinta lamina 1 . ( transverso tv, . . , ( ántero-posterior Diámetro de la corona \ , 1 ( transverso Circunferencia de la corona Largo de la muela de la raíz á la corona 0m005 0.011 0.005 0.015 0.0045 0.018 0.004 0.023 0.006 0.021 0.027 0.02? 0.080 0.062 La parte existente del incisivo es un pedazo bas- tante considerable, perteneciente á su parte ante- rior, pero roto en sus dos extremidades, de modo que falta tanto la corona como la raíz. Este trozo de diente de un poco mas de 6 centímetros de largo, es de un grueso extraordinario, y completamente macizo en toda su extensión, sin vestigios de la ca- vidad basal que contiene la pulpa por cuyo medio se renueva continuamente, cavidad que en los in- cisivos de los roedores llega hasta mas de la mitad de su largo, lo que puede dar una idea del tamaño enorme que debía tener este diente. Su poca curva- tura demuestra que pertenece á la mandíbula infe- rior, y la disposición del esmalte que era del lado izquierdo. La capa de esmalte, cubre, como es de regla en los roedores, la cara anterior extendiéndose también varios milímetros sobre las caras laterales, mostrando una superficie fuertemente acanalada en sentido longitudinal. Esta capa de esmalte al dar vuelta sobre su ángulo externo-anterior describe una gran curva dando al ángulo contornos redon- deados, pero en el lado interno dá vuelta brusca- mente á ángulo recto, formando sobre este lado una cinta de esmalte de 5 milímetros de ancho, lo que parece demostrar que los dos incisivos en su parte anterior estaban muy apretados el uno del otro, como sucede en la vizcacha, en cuyos incisivos el esmalte dá vuelta sobre los ángulos internos del mismo modo que en el Megamys, analogía que viene á de- mostrar una vez mas la afinidad natural que existe entre ambos géneros. Las dimensiones de esta pieza, tratándose de un incisivo de roedor, son verdaderamente extraordi- narias ; tiene 29 milímetros de ancho, 30 milímetros de grueso y 94 milímetros de circunferencia. Localidad. — Estas piezas han sido descubiertas por el profesor Scalabrihi en las barrancas de los UNGUICULADOS 205 alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceuo inferior). Megamys praependens Amegh. ( Pl. xxvi, ílg. i) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 37, a. 1886. Especie de gran talla, un poco mayor aún que el M. Patagoniensis, pero menor que el M. Racecli, representada por una muela inferior del lado iz- quierdo, probablemente la segunda ó tercera. Esta muela se distingue de las correspondientes del M. Patagoniensis, por la corona larga y relativa- mente estrecha, y por presentar cinco láminas de esmalte de las que solo las dos anteriores están reunidas en el lado externo, quedando las tres pos- teriores completamente separadas. Las láminas que componen la muela van aumen- tando de tamaño de la primera á la cuarta, siendo la última apenas un poco mas pequeña que la penúl- tima. La primera lámina en vez de ser como sucede casi siempre muy pequeña y rudimentaria, está bien desarrollada, tan ancha como las otras, siendo solo de un menor diámetro transverso. La última lámina apianas entra un poco mas adentro que la penúltima, dejando á descubierto de esta una faja perpendi- cular muy angosta. Además, como las láminas no están colocadas tan oblicuamente como en las muelas de las otras especies, resulta que la muela presenta una forma triangular mas regular, enanchándose gradualmente de adelante hácia atrás. Las cuatro columnas del lado externo, son con corta diferencia casi sobre el mismo plano, á excepción de la última que, como es de regla en todas las especies del género, ya he dicho se encuentra un poco mas hácia adentro. En el lado interno las cinco columnas se encuentran exactamente sobre el mismo plano. La cara perpendicular anterior, ancha y redon- deada, está encorvada con la concavidad hácia ade- lante, aunque no muy pronunciada. La cara per- pendicular posterior ancha y convexa, presenta una depresión longitudinal colocada un poco mas hácia adentro del eje medio longitudinal. Las láminas son mas elíptico-prolongadas que en las otras especies, casi en formak de losange, no tan arqueadas en su parte posterior, ni tan cóncavas en la anterior. La dentina que incluye el interior de cada lámina está mas gastada que el esmalte que la rodea, formando una especie de hueco. El esmalte que rodea la parte posterior de cada lámina, forma una hoja gruesa, elevada y un poco ondulada ; en la parte anterior, al contrario, forma una hoja muy del- gada, mas baja y prolongada en zig-zag. Los depó- sitos de cemento que unen las láminas entre sí son sumamente delgados, apenas de 0m0©04 de grueso. La superficie del esmalte es ligeramente estriada en sentido longitudinal. La base de la muela presenta cinco cavidades correspondientes á las cinco lá- minas que forman la muela. En la base se observa una particularidad bastante notable, los depósitos de cemento que unen las láminas entre sí no se han formado hasta abajo de manera que aquí las lámi- nas están completamente separadas unasde otras por profundas hendiduras transversales. Dimensiones . ( antero-postenor Diámetro de la primera lamina 1 ( transverso , , , , , . , . ( ántero-posterior Diámetro de la segunda lamina i , ( transverso , , , , , , , . ( ántero-posterior Diámetro de la tercera lamina J , t transverso ^ . , , . . ( ántero-posterior Diámetro de la cuarta lamina , ( transverso x , , . , . ( ántero-posterior Diámetro de la quinta lamina t , 1 ( transverso / ántero-posterior . , . i [ adelante Diámetro de Ja corona <, \ , i transverso l en el medio \ ( atrás , , , , ,, ( enlaparte anterior. Largo de la muela de la raíz a la corona J enlapai.teposterior 0m004 0.008 0.003 0.013 0.003 0.016 0.003 0.018 O.OOá 0.0175 0.022 0.010 0.018 0.018 0.052 0.058 El Megamys praependens, á juzgar por la muela única descrita, aunque de talla mayor que el M. pa- tagoniensis, era relativamente mas delgado y de formas mas esbeltas. Localidad. — Esta pieza ha sido encontrada por el profesor Scalabriki en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná y depositada en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno inferior). 206 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Meg-ain.ys Burmeisteri Amegh. (PI. XXVI, fig. 2) Amegi-iino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 39, a. 1886. Especie gigantesca, todavía mas robusta que el mismo Megamys Racedi, fundada sobre una muela con curva lateral muypronunciada,del lado izquierdo de la mandíbula superior, y de tamaño enorme para una muela de roedor. Se distingue á primera vista de las muelas de todos los demás Megamijs por las láminas que la constituyen que son relativamente angostas pero muy prolongadas en sentido trans- versal, colocadas muy oblicuamente, y además por los depósitos de cemento que unen las láminas entre sí, muy espesos, figurando ellos mismos lá- minas transversales. Desgraciadamente, esta pieza se encuentra bas- tante destruida, por lo que no se pueden apreciar exactamente sus dimensiones, pero tal como está permite formarse una idea bastante aproximada de la talla enorme del animal, y presenta sus carac- teres específicos distintivos muy aparentes y mar- cados. En su forma general la muela es corta y ancha, es decir muy aplastada en sentido ántero-posterior y muy enanchada en sentido transversal, estando compuesta de solo tres láminas de dentina rodeadas de esmalte y unidas por dos gruesas capas de ce- mento. Las láminas se parecen á anchas paredes transversales de dentina, limitadas adelante y atrás por hojas de esmalte casi paralelas y prolongadas que se unen en ambas extremidades, tomando así las láminas una forma recta en vez de la de arco de círculo que presentan en las muelas de las otras especies. La hoja de esmalte que rodea cada lámina es gruesa y elevada todo alrededor, diferenciándose así también mucho de las muelas de las otras espe- cies, en Las que la hoja de esmalte es mas delgada y baja en la cara posterior de las láminas de las muelas superiores, y vice-versa en las de las muelas infe- riores. Las pocas ondulaciones de la hoja de esmalte también son mas suaves y prolongadas en vez de presentar la forma de repliegues. La cara perpendicular posterior, es ancha, poco convexa, y ligeramente encorvada con concavidad dirijida hácia atrás y hacia afuera. La cara perpen- dicular anterior es aplastada y con una ancha depre- sión perpendicular. La superficie del esmalte es también fuertemente estriada en sentido longitudi- nal ó perpendicular, particularmente en la parte anterior de cada lámina. Examinando la muela de atrás hácia adelante se presenta : Primero, una lámina de dentina rodeada de es- malte, en forma de arco de círculo hácia atrás y en forma de cuerda hácia adelante, de 0m005 de diámetro ántero-posterior y 0m023 de diámetro transverso, unida en el lado interno á la lámina siguiente, y separada en el externo en donde forma la última columna perpendicular hácia atrás. Sigue á esta primera lámina un fuerte depósito de cemento de color amarilloso oscuro, también en forma de lámina, de 4 milímetros de diámetro ántero- posterior y 22 milímetros de diámetro transverso que rellena una profunda hendidura transversal y perpendicular formada por un gran repliegue de la hoja de esmalte, abierta en el lado externo y cer- rada en el interno por la misma hoja de esmalte periférico. Viene luego hácia adelante la' segunda lámina de dentina rodeada de esmalte, oséala intermediaria, que parece fué la mayor, colocada muy oblicuamente; tiene esta lamina 5 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 34 milímetros de diámetro transverso la parte existente, pues está rota en su ángulo interno, conociéndose que entera debió tener por lo menos 2 ó 3 milímetros mas. Por este lado interno antes de ser destruido uníase á la última lámina ó posterior por una hoja de esmalte formando entonces ambas una sola columna interna. En el lado externo está separada formando una columna perpendicular, y sobresaliendo hácia afuera sobre la lámina pos- terior unos 12 milímetros, quedando por consi- guiente visible de atrás hácia adelante una faja perpendicular del mismo ancho que no puede ocultar la lámina posterior mucho mas angosta. A esta lámina segunda, sigue hácia adelante otro espeso depósito de cemento en forma de lámina transversal, de 5 milímetros de diámetro ántero- posterior y 23 milímetros de diámetro transverso, pero como está destruido en sus dos extremos interno y externo, en la muela entera debió tener varios milímetros de mas en sentido transversal. Viene por último la primera lámina ó anterior, UNGUICULADOS 207 también de un tamaño considerable y de 6 milíme- tros de diámetro ántero-posterior. Esta lámina está colocada sobre la que le sigue unos 10 á 12 milí- metros mas hácia afuera, de modo que deja á des- cubierto en el lado interno una faja perpendicular de la parte anterior de la segunda lámina de unos 10 á 12 milímetros de ancho; en su ángulo perpen- dicular externo también está rota pero se conoce sobresalía considerablemente sobre la segunda lá- mina. El diámetro transverso de la parte existente de esta lámina es de 25 milímetros, pero debía pasar por lo ménos de 30 milímetros en la muela intacta. La corona de la muela tiene 26 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 34 milímetros de diá- metro transverso siguiendo el diámetro máximo de la lámina intermediaria. La base de la muela falta, y como en la rotura las láminas se conservan aún sólidas ó muestran apenas pequeñas trazas de la cavidad central, mientras que en las muelas intactas de Megamys la cavidad central de la parte inferior de cada lámina ocupa mas ó ménos un tercio del alto ó largo total de la lámina, deduzco que á la muela en cuestión le falta en su parte inferior por lo menos un cuarto de su largo total. Ahora, como el largo máximo de la parte existente es de 66 milímetros, supongo que el largo mínimo de la muela intacta era de 88 milí- metros, es decir que era por lo menos 26 milímetros mas larga que la gran muela del M. Racedi des- crita mas arriba. En cuanto á la circunferencia de la muela está demasiado destruida para que pueda apreciarse con alguna exactitud. El Megamys Burmeisteri es el mas colosal de los roedores hasta ahora conocidos, y puede in- cluirse en el número de los mamíferos mas corpu- lentos que hayan existido, pues tuvo el tamaño y la corpulencia de un gran hipopótamo. Localidad. • — Esta pieza ha sido encontrada en Villa Urquiza y regalada al Museo del Paraná por el Señor barón von Fürsh, habiéndomela facilitado para su estudio, el Director de este establecimiento, profesor Scalabrini. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). AJeg-amys íormosus Amegh. (Pi- -x, fig. i) Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíf. exting. de Monte-Hermoso, p. 3, a. 1887. U Fundé la especie, sobre un solo fragmento de inci- sivo inferior, procedente de un roedor gigantesco, que me pareció probable procediera del género Megamys , pero de una especie sin duda distinta de las ya nombradas, á causa de la cara anterior, mas lisa que en todas las especies del mismo género de las que conozco los incisivos. Este trozo de diente, tenía en la cara anterior 16 milímetros de ancho y 14 de grueso, dimensiones que indican un roedor de la talla de un tapir, y mas ó ménos de la corpu- lencia del Megamys Laurillardi, pero el incisivo de este, se distingue por ser notablemente mas grueso que ancho, mientras sucede lo contrario con el del Aí. formosns, que es notablemente mas ancho que grueso. Por este carácter, los incisivos inferio- res del Megamys formosus se parecen á los del M. clejjressidens, pero estos se distinguen inmediata- mente por su tamaño muchísimo menor. La existencia de esta especie está confirmada por otra pieza mas importante, un intermaxilar bastante destrozado y deformado por aplastamiento producido por la presión de las capas que lo cubrían, pero que conserva el incisivo del lado izquierdo casi com- pleto. El incisivo superior es todavía mas aplastado que el correspondiente de la mandíbula inferior, pues tiene 16 milímetros de ancho y solo 12 de grueso. La cara anterior es apenas un poco convexa, casi plana y con estrías longitudinales, pero no tan mar- cadas como en los incisivos délos demás Megamys. El esmalte da vuelta sobre el ángulo longitudinal externo formando una curva ancha en forma de columna, y sobre el lado interno á ángulo recto, formando una banda longitudinal interna de 4 milí- metros de ancho. La cara tritoria cortada en bisel es corta y ancha. El diente es muy arqueado, y su curva externa forma un arco de círculo cuyo rádio es próximamente de un decímetro ; la base está un poco rota, pero con todo, la parte existente mide en línea recta 14 centímetros de largo. El intermaxilar se encuentra demasiado destruido 208 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS y muy deformado para permitir una descripción, pero por las partes regularmente conservadas que quedan, parece no difiere en su forma general del mismo hueso de la vizcacha ; sin embargo no pre- senta las fuertes impresiones laterales elípticas de este último, encontrándose remplazadas en Mega- mys formosus por depresiones poco sensibles. La parte existente del intermaxilar derecho, me- dida sobre el paladar, tiene cerca de 12 centímetros de largo, pero su parte posterior está rota, de modo que entero todavía se extendía un poco mas atrás. El intermaxilar de la vizcacha apenas tiene un poco mas de 3 centímetros de largo, algo menos de un cuarto del largo total del cráneo. Según esta propor- ción, el cráneo del Megamys formosus tuvo mas de medio metro de largo. ¡Como habrá sido la talla de las otras especies cuyos incisivos tienen doble ancho que los de esta ! Localidad. —He recogido los restos de esta es- pecie en Monte-Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). NEOEPIBLEMA amegh Epiblema, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 42, a. 1886. Este género está caracterizado por muelas superio- res con una hoja de esmalte única replegada sobre sí misma y sin discontinuidad de un extremo á otro de la muela, imitando los repliegues la forma de láminas transversales. Lo he descrito por la primera vez bajo el nombre de Epiblema, pero habiendo resul- tado estar ya empleado, lo cambio ahora en Neoepi- blema. ]\eoepiblema horridula Amegh. (Pl. XXVI, fig. 8) Epiblema horridula, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 42, a. 1886. rior del lado derecho, que indica haber pertenecido á un animal un poco mas grande que la vizcacha, parecido á Megamys y Lagostomus, pero gené- ricamente distinto. La corona es larga y angosta, algo mas ancha en la parte anterior que en la posterior, y con un cierto número de hojas ó crestas transversales de esmalte mas elevadas que el resto de la corona, imitando de á pares como láminas transversales. Mas fijando detenidamente la atención se observa que esas hojas transversales constituyen una hoja de esmalte única, replegada sobre sí misma, de manera que pasa alternativamente al lado interno y al externo, formando sucesivamente columnas y hendiduras, de modo qne, á cada columna interna corresponde una hendidura ó surco externo, y á cada columna externa una hendidura interna. Cada hendidura ó cavidad formada por un repliegue del esmalte está rellenada por una sustancia muy dura y compacta que supongo sea dentina, que- dando en la periferia un pequeño surco perpendi- cular. Hay cuatro columnas internas colocadas mas ó ménos sobre el mismo plano, separadas por tres surcos perpendiculares, y tres columnas externas separadas por dos depresiones perpendiculares anchas y poco profundas. La hoja de esmalte reple- gada forma en la corona siete crestas transversales que limitan seis espacios mas profundos, que imitan láminas transversales de 0m0015 de ancho. Las dimensiones de la muela son: 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, 7 milímetros de diá- metro transverso en la parte anterior, 4 milímetros en la posterior, y 20 milímetros de largo de la raízá la corona. En la base de la muela las hendiduras formadas por los repliegues de la capa de esmalte no se han relleuado por la sustancia que aparece en la corona, permaneciendo vacíos, de manera que presenta aquí la muela seis cavidades bastante profundas. Hasta ahora no conozco ninguna otra pieza que se pueda atribuir al mismo animal. Localidad. — Esta pieza ha sido encontrada por el profesor Scalabiujni en las barrancas #de los alre- dedores de la ciudad del Paraná y depositada en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno inferior). Fundé esta especie sobre la última muela supe- UNGUICULADOS 209 TETRASTYLUS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 44, a. 1886. Este género se distingue por las muelas inferiores angostas adelante y anchas atrás, formadas por cuatro láminas rodeadas de esmalte y fuertemente unidas entre sí, y el incisivo de cara anterior plana y capa de esmalte no estriada longitudinalmente. Tetrastylus laevig’atus Amegh. (Pl. xxii, f. 3, y pl. xxvi, f. e) Tetraslylus leevigatus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 44, a. 1886. Megamys? leevigatus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 31, 1885. Theridomys americanas? (Bravard), Burmeister, An. del Mus. Nac., t. III, p. 1 09. Fundé esta especie sobre un solo incisivo inferior completamente aislado, muy parecido al de la viz- cacha, pero mas parecido aún al de los Megamys, deduciendo de su examen que procedía de un ani- mal de la misma familia, que coloqué solo provi- soriamente en el género Megamys, pues reconocía era probable procediera de otro género cercano. Un fragmento de maxilar en el que se halla im- plantado un incisivo igual á aquel y dos muelas en mal estado, confirman mi primera determinación. Se trata efectivamente de un animal parecido á Lagostomus y á Megamys, pero con bastantes ca- ractéres distintivos para exigir la formación de un nuevo género, que nombré Tetrastylus á causa de las cuatro colu militas perpendiculares que las dos muelas implantadas en el maxilar presentan en el lado interno. Es esta la parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior con los dos primeros mo- lares y el incisivo. Desgraciadamente, las muelas están en parte destruidas, habiendo perdido comple- tamente la corona, quedando solo la parte engas- tada en los alveolos que no permite formarse una idea exacta de su conformación. Sin embargo, puede apercibirse fácilmente que cada muela está formada por cuatro láminas transversales, las que, en vez de estar separadas unas de otras por espesos de- pósitos de cemento como en Megamys están ínti- mamente unidas entre sí y reunidas por una misma capa de esmalte periférica. Las láminas van aumentando de tamaño de la primera á la última, de manera que las muelas son angostas adelante y anchas atrás. La primera lámina de cada muela es elíptica y las otras tres ligera- mente arqueadas, con la concavidad vuelta hacia adelante y la convexidad hácia atrás, sin que la hoja de esmalte presente repliegues secundarios. Cada una de las dos muelas muestra en el lado interno cuatro columnitas perpendiculares. En cuanto al lado externo solo se ve la parte posterior de la segunda muela que deja ver dos columnas perpendiculares, siendo probable que las dos lámi- nas anteriores estén reunidas en una sola columna. La rotura de la mandíbula detrás de la segunda muela muestra que estas eran de base abierta. El incisivo está roto en la parte anterior, pero la parte existente y otro ejemplar aislado demuestran que es muy parecido al del Megamys. La cara esmaltada es lisa y aplastada y el esmalte dá vuelta en el lado externo formando un ángulo redondeado, y en el interno ángulo recto. Es además muy ar- queado y se prolonga hácia atrás sobre el lado interno de la mandíbula bastante mas allá de la segunda muela, en donde está roto, y llegaba pro- bablemente cuando entero al lado de la cuarta muela como sucede con el Lagostomus y Myopotamus. Pero la prolongación del alveolo del incisivo en el lado interno no forma una protuberancia lateral convexa tan saliente como en Lagostomus, sino mucho mas baja como se presenta en el Myopota- mus. Este diente tiene 7 milímetros de ancho y otro tanto de grueso, y á pesar de su tamaño reducido, la capa de esmalte tiene el mismo es- pesor que en las mas grandes especies del género Megamys. La forma de la parte existente del maxilar también es bastante parecida á la del Myopotamus. La parte alveolar de la mandíbula inmediatamente debajo de las dos muelas es comprimida lateralmente como en aquel género, enanchándose luego hácia abajo. La sínfisis es mas prolongada hácia atrás que en la vizcacha, empezando debajo de la parte pos- terior de la primera muela como en Myopotamus , 27 210 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pero la forma de la impresión perpendicular de la parte sinfisaria en que se juntan las dos ramas man- dibulares es mas parecida á la vizcacha, dividiéndose en dos partes, una posterior angosta y prolongada hacia atrás, y otra anterior mas ancha pero no tan elevada como en Lagostomus , presentándose al contrario la parte superior de la sínfisis mas aplas- tada como en Megamys. En el lado interno, algo mas adelante de la pri- mera muela /encima de la parte sinfisaria y justa- mente en el punto en que la impresión sinfisaria se divide en dos partes, una ancha anterior y una angosta posterior, hay un agujero vascular ancho é igual en su forma al que muestra en el mismo punto la mandíbula del Megamys. En el lado externo, debajo de la parte anterior de la primera muela, á unos 16 milímetros del borde alveolario, hay un agujero mentoniano de diámetro considerable, carácter que lo acerca del Megamys , en cuya mandíbula existe también la misma perfo- ración, aunque un poco mas arriba. La parte sin- fisaria que se extiende adelante de las muelas es mas corta que en Lagostomus, pareciéndose á Myopotamus. Dimensiones Alto de la mandíbula en el lado externo debajo de la primera muela 0m024 Longitud de la barra que separa el primer molar del borde alveolar del incisivo 0.022 Longitud de la impresión sinfisaria perpendicular 0.037 ( adelante 0.012 Ancho de la impresión sinfisaria £ gtrág q.007 Ancho del incisivo en la cara esmaltada 0.006 ( ántero-posterior. 0 . 0085 Diámetro de la primera muela J transverso 0.007 ( ántero-posterior 0.008 Diámetro de la segunda muela j transverso 0.008 Longitud de las dos muelas 0.019 Estas dimensiones indican un animal de talla algo mas considerable que el Lagostomus tricodactylus y bastante mas robusto. La muela atribuida por Bravard á un Theri- domys americanus y descrita y dibujada por Burmeister bajo el mismo nombre (An. etc., t. III, p. 109), aunque reconociendo inmediatamente con ojo esperto que no procedía de un verdadero Theridomys sino de otro animal genéricamente distinto, me parece que entra en el género Tetras- tylus y precisamente en la especie que acabo de describir. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recogidos por el profesor Scalabrini en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Tetrastylus diffissus Amegh. (Pl. xxvi, f. 14 y is) Ameghino, Bol. de la Acad . Nac. de Cieñe., t. IX, p. 47, a. 1886. Especie representada por dos trozos de incisivos inferiores, desgraciadamente muy incompletos, pero suficientemente demostrativos para probar la exis- tencia de una especie del género Tetrastylus de tamaño por lo menos doble que el del T. Isevigatus. Son dos trozos de la parte anterior de dos incisivos inferiores, conteniendo únicamente la capa externa de esmalte y solo una parte de la dentina que la rellena, con el borde de la extremidad anterior corta- do en bisel. La forma de la capa de esmalte es igual á la del incisivo del T. Isevigatus, muy lustrosa como en este, con pequeñísimas estrías longitu- dinales apenas visibles, la cara anterior plana, y dando vuelta sobre los ángulos del mismo modo que en el ejemplar típico del género. El mas grande de estos dos fragmentos, de color negro lustroso, tiene 1 1 milímetros de ancho, y la parte cortada en bisel termina en un borde completamente transver- sal. No se puede medir el espesor del diente por estar destruida toda la parte interna, pero el ancho indicado de la cara anterior que sobrepasa en mas del doble el ancho de los incisivos de los mas grandes individuos del Lagostomus tricodactylus, demuestra el tamaño relativamente considerable del Tetrastylus diffissus. El segundo ejemplar es de una conformación completamente idéntica con la única diferencia de su tamaño un poco menor. Localidad . — Descubiertos y coleccionados por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrede- dores de la ciudad del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). UNGUICULADOS 211 OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS ERV0MV11LE Los restos fósiles hasta ahora conocidos permiten trazar la filiación de los géneros actuales de una ma- nera bastante satisfactoria. Ya en otra parte, á pro- pósito de Lagostomus, he expuesto cómo este gé- nero desciende de P lio lagostomus pasando por Prolagostomus . Pliolagostomus es aliado muy próximo de Spheeromys, pero este tiene raíces distintas en la primera muela superior, lo que de- muestra es de evolución ménos avanzada y repre- senta de consiguiente un tipo antecesor. De Sphse- romys á Scotseumys no hay mas que un paso, un principio de división de la segunda lamina de cada muela, que un poco mas acentuado, representa el tipo de las muelas de Lugidittm y de Eriomys, el primero con sus cinco dedos anteriores de un tipo mas primitivo que el segundo que solo tiene cuatro, y por consiguiente antecesor de este. Mas difícil de establecer, á ménos que no sea de una manera hipotética, es la filiación de ciertos gé- neros fósiles, especialmente de Megamys. Es claro que debe tener por antecesores formas de tamaño mas reducido y con muelas ménos complicadas, pero no conocemos hasta ahora ningún género próximo de Megamys que se encuentre en esas condiciones. En el mismo caso se encuentra Tetrastylus y Neo- epiblema ; no se les conoce por ahora antece- sores. Quizás estos tres géneros se liguen por interme- diarios numerosos, desconocidos, á los géneros Pe- rhnys y Sphiggomys, muy estrechamente aliados entre sí, y que sin duda descienden de un antecesor común, cuyas muelas no tenían sus dos láminas tan abiertas como en Perimys, ni fajas perpendicula- res de esmalte como en Sphiggomys. El género Sphodromys, por sus muelas es un eriomino completo, pero por la cresta externa de la rama horizontal se acerca de los cavinos, de los que probablemente es el tronco antecesor. Sphodromys y Spheeromys por sus caractéres no pueden descender uno de otro, sino de un ante- cesor común sin la cresta lateral externa de la man- díbula del primero, y con algunas muelas radicula- das como el segundo. Este antecesor, y el de Peri- mys y Sphiggomys, descenderían á su vez de un tipo mas antiguo, antecesor de todos los eriominos, cuyas muelas debían ser todas semi-radiculadas, y debían presentar grandes analogías con los Echi- nomydae. Estas vistas, pueden expresarse gráficamente en la siguiente forma : 212 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS g o to ’a, ui CAVIIDEE Esta familia es exclusivamente americana, y especialmente de Sud-América, en donde tiene un crecido número de representantes, y entre ellos los roedores mas gigantescos de la actualidad. Los miembros de este grupo se distinguen con facilidad por sus muelas formadas por la reunión de dos ó mas prismas trian- gulares, que, en algunos casos pueden imitar la forma de láminas, pero siempre cada prisma con una extre- midad aguda que forma una arista perpendicular cortante, colocada, sobre el lado interno en las muelas su- periores y sobre el externo en las inferiores. Las séries dentarias superiores son muy convergentes hacia adelante, limitando un paladar triangular muy angosto adelante y ancho atrás. La mandíbula inferior se distingue de la de los demás roedores por una fuerte cresta horizontal sobre la cara externa. En la actualidad viven en la República Argentina cuatro géneros de este grupo, y se conocen dieciocho extinguidos cuyos caracteres van á continuación : I Muelas no radiculadas, compuestas casi siempre de dos prismas trian- gulares. . Muelas de dos prismas triangulares y radiculadas. Primera muela superior formada por una sola columna elíptica; las tres siguientes por dos pris- mas triangulares cada una. Eocardia. Primera muela superior de dos pris- mas triangulares como las si- guientes. Schistomys. Muelas semi-ra di culadas. Phanomys. Muelas con raíces bien separadas. Hedimys, UNGUICULADOS 213 Cresta lateral externa de la mandí- bula com- pleta, cor- riendo ho- rizontal- mente hácia atrás hasta desaparecer en la apófi- sis que sos- tiene el cón- dilo articu- lar. Muelas formadas por dos ó mas prismas triangulares to- dos sin escotadura ni pliegue de esmalte en la corona. Las cuatro muelas inferiores formadas por dos prismas cada una. Ortomyctera. Primera muela inferior formada por tres prismas y las tres si- guientes de dos. Dolicholis. Muelas for- madas por dos ó mas prismas triangula- res de los cuales, á lo menos uno por c a d a muela lleva una escota- dura sobre el lado mas ancho ó ba- se del trián- gulo. mT y m5 for- mados cada uno por dos prismas. Pj formado por dos pris- mas trian- gulares. Primer pris- ma de pj con un pro- longamien- to anterior. Primer pris- ma de p7 sin prolon- gamiento anterior. Cresta lateral externa que em- pieza debajo de la parte ante- rior de p; Cerodon. Cresta lateral externa que em- pieza de bajo de m7. Microcavia. Los dos lóbulos de cada muela en forma de prisma triangu- lar. Palceocavia. Lóbulo anterior de cada muela inferior en forma de lámina y el posterior en forma de prisma triangular. P7 formado por tres prismas triangulares. P7 con 3 columnas externas y 4 internas. Cavia. Neoprocavia. Cardiomys. Cardiodon. Anchimys. Las tres pri- meras mue- las inferio- res forma- das por tres prismas to- dos bien de- sarrollados. m7ymjíbrma- dos por pris- mas trian- gulares. Las 3 prime- ras muelas su pe rio res form a das cada una por dos pris- mas igual- mente tri- angulares. Incisivos de cara ante- rior con- vexa. m- y m7 formados por 3 pris- \ P7con 3 columnas externas y 3 internas, mas de los cuales el del me- dio imperfectamente desar- ) Pj con 3 columnas externas y 2 internas rollado. P7 con 3 prismas. Pj con 3 columnas externas y 5 internas. Procardiotherium i m- y m; constituidos por prismas en forma de láminas transver- sales separadas una de otra por pliegues opuestos. Phugatherium. Las 3 primeras muelas superiores con el prisma anterior bilobado por una escotadura externa, y el prisma posterior simple. Cardiotherium. Las" 3 primeras muelas superio- res con los dos prismas bilo— bados, pero con solo 3 colum- nas externas. Diocartherium. Todos los prismas de cada muela reunidos por una hoja ininter- rumpida de esmalte periférico. Plexo chcerus. Todos los prismas de cada muela separados unos de otros por depósitos intermediarios de Incisivos de cara ante- rior biloba- da por un surco longi- tudinal. i \ cemento. Primera muela inferior formada por seis prismas. Hydrochcerus. Caviodon. Imperfectamente conocido, — Incisivos muy comprimidos lateralmente sobre la cara interna. Strata. MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 214 EOCARDIA ámegh. Ameghino, Observaciones generales, sobre el orden de mamí- feros extinguidos llamados toxodonte, etc., p. 65, a. 1887. — Id. Enumeración sistemática, etc. p. 18, 1887. Fundé este género sobre una sola muela superior procedente del rio Santa Cruz, con caractéres tan particulares y tan parecidos á los de las muelas de la mandíbula inferior de un verdadero toxodontino designado con el nombre de Tembotherium, que creí procedía de un animal del mismo grupo, tanto mas que no suponía que los cavinos pudieran re- montar hasta una época tan lejana. Mas tarde, con muchísimo mas material reconocí que Eocardia era un verdadero roedor, pero con ca- ractéres dentarios tan cercanos de los Toxodontia y especialmente del género Interatherium que en muchos casos tratándose de muelas aisladas es difícil determinar inmediatamente á cuál de esos dos gé- neros pertenecen. La fórmula dentaria de la Eocardia es la de los demás cavinos. Las muelas están formadas por dos prismas triangulares parecidos á los que constituyen las muelas de Dolichotys y Orthomyctera , reu- nidos por su base, que la forma el lado externo en las superiores y el interno en las inferiores. Cada muela presenta así dos aristas perpendiculares agudas sepa- radas por un surco profundo, colocadas sobre el lado interno enlas muelas superiores, y sobre el externo en las inferiores. El esmalte de las muelas forma una capa continua sobre el lado interno en las supe- riores y sobre el externo enlas inferiores, y presenta interrupciones perpendiculares ó falta á veces com- pletamente sobre los lados opuestos. La primera muela superior está formada por un solo prisma de sección transversal mas ó ménos elíptica, y la última superior presenta un prolongamiento posterior como en muchos cavinos actuales. Los incisivos son de cara anterior esmaltada con- vexa y la base de los inferiores llega hasta debajo de la parte posterior de la tercera muela. Una diferencia considerable con los cavinos actua- les aparece en la forma de la rama horizontal de la mandíbula inferior, cuya protuberancia externa en forma de cresta longitudinal que en los géneros co- nocidos de esta familia se dirige horizontalmente hácia atrás, desciende en Eocardia oblicuamente hácia abajo hasta formar el borde inferior de la rama ascendente, carácter que se encuentra en la ac- tualidad los géneros de la familia de los Dasy- proctidse. Eocardia montana Abiegh. (Pl. X, fig, 8 á 11) Ameghino, Observaciones generales sobre los toxodontes, etc., p. 65. a. 1887.— Id. Enumeración sistemática, etc., p. 13,’ n° 47, a. 1887. Esta especie está representada por un fragmento de maxilar superior derecho con las tres últimas muelas, y varios fragmentos de mandíbulas inferio- res. Los prismas que forman las muelas superiores son de contorno intacto, sin ningún pliegue entrante, y la superficie masticatoria es un poco mas gastada que la periferia pero sin vestigios de la protuberan- cia central que se ve en cada prisma del Dolichotis. La base de los prismas al reunirse sobre el lado externo forman una depresión perpendicular ancha y de fondo cóncavo, pero poco profunda, y opuesta al surco interno profundo que separa los prismas. Las dos muelas segunda y tercera, tienen el lado externo cubierto por una faja de esmalte que se in- terrumpe en las caras anteriores y posteriores, y una faja perpendicular de esmalte sobre la parte mediana de la cara externa. Cada una de estas mue- las tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior por 3 milímetros de diámetro transverso. La cuarta muela superior tiene el prolongamiento posterior del segundo prisma muy desarrollado, co- locado sobre el lado externo y dirijido hácia atrás en la misma dirección que el eje mayor del diente con unlargo de 2 milímetros. La faja de esmalte pre- senta una interrupción perpendicular sobre la parte externa del prisma anterior . Esta muela tiene 0m0055 de largo, y las tres juntas reunidas ocupan un espa- cio longitudinal de 13 milímetros. De las cuatro muelas inferiores, la anterior es bastante mas pequeña, y colocada oblicuamente de atrás hácia adelante y de adentro hácia afuera, con el prisma posterior mas grande y el anterior mas pequeño y en forma de prolongamiento anterior del segundo. La corona tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior, 3 milímetros de diámetro trans- UNGUICULADOS 215 verso en el prisma posterior y 2 milímetros en el prisma anterior. Las dos muelas inferiores que siguen están forma- das por dos prismas de igual tamaño, y tienen cada una en la corona 5 milímetros de diámetro ántero- posterior y 4 milímetros de diámetro transverso. Las tres muelas anteriores ocupau un espacio longi- tudinal de 14 milímetros y cada una de ellas está tapada con una capa de esmalte sobre el lado exter- no, interrumpida adelante y atrás, y una faja per- pendicular aislada sobre el lado interno. El incisivo es ancho adelante y angosto atrás, con cara anterior esmaltada convexa, de 3 milímetros de ancho sobre la cara anterior y otro tanto de grueso ; su base llega hasta debajo de la segunda muela. La sínfisis de la mandíbula parece haber sido bas- tante corta, pero no está entera en ningún ejemplar. La rama horizontal es baja y sumamente gruesa, con grandes protuberancias separadas sobre su parte inferior que corresponden al prolongamiento hacia abajo de los alveolos de las muelas. El alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 12 milímetros y su ancho máximo de 1 1 milímetros. Localidad. — Descubierta por Carlos Ameghijso en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Eocardia divisa Amegh. (Pl. X, fig.12 á 16) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 13, n° 48, a. 1887. Esta especie, representada por fragmentos de mandíbulas inferiores, entre otros por una mitad derecha con las cuatro muelas, es de tamaño un poco mas considerable que la precedente. La pri- mera muela inferior, también de tamaño mas pe- queño, se distingue por su prisma anterior dividido al lado externo por un surco perpendicular, de modo que este diente presenta tres aristas per- pendiculares externas, una posterior correspon- diente al segundo prisma, y dos anteriores mas pequeñas correspondiente al primer prisma. Las muelas que siguen son iguales en su forma á las de la especie anterior, siendo la última de tamaño un poco mayor que la penúltima y antepenúltima. Las cuatro muelas inferiores ocupan un espacio longi- tudinal de 23 milímetros. El incisivo es de la misma forma y tamaño que en la especie precedente, pero un poco mas largo, pues la base llega hasta debajo de la parte mediana de la penúltima muela. La rama horizontal de la mandíbula, también es gruesa y baja, pero las protuberancias de su parte inferior formadas por los alveolos de los molares, son apenas aparentes. La rama horizontal tiene 9 milímetros de alto debajo de la primera muela, 14 milímetros debajo de la tercera, y 12 milímetros de grueso máximo. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghiiso eu las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Eocardia perfórala Amegii. (Pl. x, fig. 17, 18 y 20) Ameghino, Enumeración sistemática, ele., p. 13, n° 49, a. 1887. Esta parece ser la especie mas abundante del género, encontrándose representada por muchos fragmentos de maxilares y numerosos dientes suel- tos. Es de un tamaño mas reducido que las dos precedentes, y las muelas cuando no proceden de individuos muy viejos se distinguen muy bien por presentar cada una dos pocitos de esmalte en la corona, uno en cada prisma, sobre la base de este, que es sobre el borde externo en las superiores, y sobre el interno en las inferiores ; pero como no son muy profundos desaparecen en edad avanzada á causa del desgastamiento de las muelas. La primera muela superior de tamaño mas pe- queña, está formada por un solo prisma muy ar- queado, de sección elíptico-prismática, con su eje mayor en dirección transversal al eje de la série dentaria. Este diente es convexo sobre su cara interna, con una pequeña depresión perpendicular sobre su cara interna posterior, y un profundo surco perpendicular sobre la cara externa posterior. Presenta una capa de esmalte sobre su cara interna y posterior, y otra en forma de faja perpendicular en su lado ántero-externo, ambas separadas por dos fajas perpendiculares sin esmalte colocadas una adelante y la otra atrás, presentando así esta muela 216 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un parecido sorprendente con las primeras supe- riores del género Inter atherium. La corona tiene 3 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 mi- límetros de diámetro transverso. Este diente pri- mero superior no lo conozco en las otras especies mencionadas, pero es posible tenga en ellas la misma forma. Las dos muelas que siguen hácia atrás tienen la misma forma que en las dos especies anteriores, distinguiéndose tan solo por su tamaño un poco menor y los dos pozos de esmalte mencionados, de los que no existen vestigios en la primera muela. La última muela superior se distingue igualmente por la presencia de los dos pozos de esmalte, y por su prolongamiento posterior sobre el lado ex- terno completamente rudimentario; en cambio la arista interna del prisma posterior está un poco dada vuelta hácia atrás limitando con el prolon- gamiento del borde externo un profundo canal per- pendicular sobre la cara posterior del último prisma. Las cuatro muelas superiores reunidas ocupan un espacio longitudinal de 15 milímetros. La primera muela de la mandíbula inferior, de tamaño mas pequeño que las otras, presenta el prisma anterior mas pequeño y casi cilindrico, con un solo surco externo, una capa de esmalte externo, y sin vestigios de esmalte sobre el lado interno. Las muelas que siguen son de la misma forma que en las especies precedentes, distinguiéndose por los dos pozos de esmalte sobre el lado interno. La muela segunda es un poco mas pequeña que la ter- cera y esta del mismo tamaño que la cuarta. Las cuatro muelas inferiores ocupan un espacio longi- tudinal de 17 milímetros medidas sobre una man- díbula de un individuo un poco mas viejo que el del maxilar superior descrito mas arriba. La rama horizontal de la mandíbula tiene 9 milí- metros de alto debajo de la primera muela y 12 debajo de la cuarta. Su espesor máximo es de 1 1 milímetros. Las protuberancias del borde inferior de la mandíbula producidas por los alveolos de las muelas, son medianamente desarrolladas. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Cáelos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia aus- tral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). SGHISTOMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 13, a. 1887. Este género presenta los principales caractéres del precedente, pero se distingue de él por la pri- mera muela superior compuesta de dos prismas casi iguales como en las muelas siguientes, en vez de uno solo como sucede con la primera muela superior de Eocardia. Sus restos son muy escasos y atri- buibles á una sola especie que nombré : % Scliistomys erro Amegh, (Pl. X, f. 19) Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 13, n° 50, a. 1887. Solo conozco de este animal un pequeño frag- mento de maxilar superior izquierdo, con la primera muela y algunas muelas superiores aisladas. La primera muela superior está formada por dos pris- mas alargados, comprimidos al lado interno y mas anchos sobre el externo en donde se reúnen for- mando como en el género precedente una depresión perpendicular sobre la parte mediana de la cara externa. La apófisis zigomática del maxilar se des- prende inmediatamente al lado de esta primera muela. El esmalte cubre la parte interna dando vuelta sobre los ángulos de las caras anterior y posterior, sin alcanzarlas á tapar’mas que en un tercio de su ancho total. La corona tiene 3 milí- metros de diámetro transverso y cerca de 3 milíme- tros de diámetro ántero-posterior. Dos muelas aisladas superiores presentan absolutamente el mis- mo tamaño y la misma conformación general, con la única diferencia de las aristas formadas por los prismas sobre el lado interno que son mas compri- midos que en la primera muela ; además no presen- tan absolutamente ningún vestigio de esmalte sobre la cara externa. Según las dimensiones indicadas, las cuatro muelas superiores no debian ocupar mas de una estension de 12 milímetros. Atribuyo al mismo animal, aunque con las reser- vas del caso un pedazo de mandíbula inferior del lado izquierdo con un pedazo del incisivo y las tres UNGUICULADOS 217 primeras muelas, procedente de un individuo adulto, y sin embargo, mucho mas pequeño que todos los fragmentos procedentes de especies del género Eocardia. La primera muela se compone de dos prismas casi iguales separados por un pro- fundo surco perpendicular sobre el lado externo, pero además el prisma anterior presenta sobre su cara anterior externa otro surco perpendicular poco marcado. El esmalte forma una capa externa interrumpida adelante y atrás, y una faja perpen- dicular, aislada, sobre el lado interno. La corona tiene 0m00'25 de diámetro ántero-posterior y solo 2 milímetros de diámetro transverso en el prisma posterior. Las dos muelas que siguen son de tamaño algo mayor y con el prisma anterior un poco mas pe- queño que el posterior. Las fajas de esmalte están dispuestas como en la primera muela. Las dos pri- meras muelas ocupan un espacio longitudinal de 7 milímetros. El incisivo inferior tiene un ancho de apenas tres milímetros, y la base llega solo hasta debajo de la segunda muela. La rama horizontal de la mandíbula tiene 7 milí- metros de alto debajo de la primera muela y 10 milímetros debajo de la tercera. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). PHÁNOMYS AMEGH. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 13, a. 1887. Es uno de los géneros mas curiosos del grupo, pues representa el tipo cavino en vía de formación; desgraciadamente solo me es conocido hasta ahora por muelas aisladas que no permiten formarse una idea de la construcción general de este animal que debe ser sin duda muy notable. Las muelas vistas por la corona aparecen com- puestas por dos prismas triangulares como en los gé- neros Eocardiaj Schistomys, y de la misma forma general, pero el gran surco que las separa en dos aristas perpendiculares sobre el lado interno en las superiores, y sobre el externo en las inferiores, se vuelve menos profundo á medida que desciende há- cia abajo, perdiéndose por completo, antes de llegar á la base. En cuanto á la depresión perpendicular del lado opuesto, ó falta completamente ó está apenas indicada. Así estas muelas en vez de ser de la misma forma en todo su largo, como es la regla en todos los representantes de la familia de los Caviidae, pre- sentan una forma distinta, siendo complicadas y de mayor tamaño en la corona, y simples y de menor tamaño en la base, la que, ó es completamente cerrada y de figura casi cónica, ó presenta una cavidad muy pequeña, sucediendo también á veces que muestre pequeños vestigios de raíces atrofiadas. Phanoniys mixtus Amegh. (Pl. X, f. 21 á 2o) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 13, n° 51, a. 1887. Es por ahora imposible decidir si las muelas men- cionadas pertenecen á una sola ó á mas especies ; eso solo podrá determinarse cuando se conozcan séries dentarias mas ó ménos completas. Por ahora me parece prudente reunirías todas bajo la deno- minación específica única de Phanomys mixtus. Las muelas existentes indican un animal de la talla de la Eocardia perfórala. Las muelas superiores son poco arqueadas y cortas, con el. lado interno esmaltado y el externo sin esmalte como en Eocar- dia. La corona de estas muelas tiene un diámetro ántero-posterior de 3 á 4 milímetros, 2 á 3 de Aliá- metro transverso, y 10 á 13 de largo de lajraíz á la corona. Las muelas inferiores tienen la misma forma de corona y mas ó ménos de las mismas dimensiones que las superiores, pero son bastante mas largas, con la base ménos cónica y en parte abierta Localidad. — Esta especie ha sido descubieita por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno1 inferior). HEDYMYS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 14, a. 1887. Es este un cavino todavía mas anómalo, y sin 28 218 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS duela de un tipo mas primitivo que el Phanomys, pero, sus restos son escasísimos, siéndome conocido por una sola muela superior. Sin embargo, este diente es de una forma tan particular y tan carac- terística, que no permite abrigar dudas, ni sobre su distinción genérica, ni sobre "sus afinidades; trátase de un cavino cuyas muelas tienen raíces distintas y bien separadas. Es esta una muela superior que supongo ser la primera del lado derecho, cuya corona está formada por dos prismas triangulares, sepa- rados al lado interno por un surco perpendicular profundo, mientras la base termina en tres raíces separadas, una ancha y comprimida de gran tamaño y de base media abierta, colocada sobre el lado interno ; y dos mucho mas pequeñas y cerradas en su parte inferior, colocadas sobre el lado externo. Designo la especie con el nombre de Hedymys integrus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 14, n° 52, a. 1887. Los dos prismas que componen la muela son comprimidos sobre el lado interno y mas anchos y soldados sobre el externo, quedando entre ambos una depresión perpendicular bastante acentuada, opuesta al surco profundo del lado interno. Cada prisma termina al lado externo en una raíz corta y pequeña, pero sobre el lado interno desaparece el surco perpendicular á la mitad del largo de la muela, y los dos prismas se confunden para dar origen á la gran raíz del lado interno, mucho mas prolongada que la externa. El esmalte existe solo en la parte superior del diente y sobre su cara interna, faltando absolutamente sobre la externa. El animal ha tenido un tamaño muy pequeño, pues la muela tiene en la corona 3 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 3 de diámetro transverso, y su largo es de solo 6 milímetros sobre el lado interno y de 4 sobre el externo. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghlvo en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). ORTHOMYCTERA n. gen. Este género reúne caractéres de los últimos cuatro mencionados, conjuntamente con otros propios del Dolichotis, con el que las muelas presentan las mayores analogías. Cada muela está formada por dos prismas trian- gulares de la misma forma y reunidos del mismo modo que en el género Dolichotis, sin que el prisma posterior presente pliegue entrante, exis- tiendo simplemente una pequeña inflexión ó esco- tadura entre ambos prismas, opuesta al surco y pliegue profundo que los divide sobre el otro lado. La primera muela inferior difiere de la de Doli- chotis, por estar constituida por solo dos prismas en vez de tres que presenta en el mencionado gé- nero ; el prisma anterior es un poco mas pequeño que el posterior, colocado mas oblicuamente y con una ligera depresión perpendicular sobre su cara ántero-externa, lo que dá á esta muela un notable parecido con la misma de Palseocavia. La última muela superior difiere también un poco de la de Dolichotis, por la conformación del prisma posterior ó tercero que es ménos separado del pre- cedente y dirigido hácia atrás como un prolonga- miento de este. El paladar es triangular como en la mayor parte de los cavinos, con la apertura nasal posterior colo- cada mas atrás y mucho mas angosta que en Doli- chotis. La parte anterior del paladar adelante de las muelas, es mas corta que en Dolichotis, Cavia y géneros cercanos, estando provista de agujeros in- cisivos enormes. Los frontales son cortos, anchos, un poco con- vexos y sin el reborde supra-orbitario levantado hácia arriba que caracteriza á Dolichotis, presen- tando así un mayor parecido con los de Cavia. Orthomyctera rigens Amegh. (Pl. XI, fig. e;y 7) Cavia rigens, Ameghino, Lista de los mamif. fós. de Monte Hermoso, pág. 12, n° 28, Junio de 1888. La especie está representada por un fragmento UNGUICULADOS 219 de cráneo con el paladar, los maxilares, todas las muelas del lado derecho y las tres primeras del izquierdo, los intermaxilares un poco destruidos y con el incisivo del lado derecho, los frontales, y una parte délos parietales; y además la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y la segundo muela. Las tres primeras muelas superiores son de forma absolutamente idénticas á las de Dolichotis, y del mismo tamaño entre sí ; cada una tiene 0m003 de diámetro ántero-posterior, y 0m0027 de diámetro transverso. La cuarta muela superior es de tamaño bastante mayor, con el prisma anterior de la misma forma que en las otras muelas, pero algo mas grande ; el prisma segundo presenta hácia atrás un gran pro- longamiento dirigido un poco hácia adentro, del mismo largo que la base de uno de los prismas. La corona tiene 5 milímetros de diámetro ántero- posterior, y el prolongamiento posterior un milí- metro de ancho. Las cuatro muelas superiores juntas ocupan un espacio longitudinal de cerca de 15 milímetros. La primera muela inferior se conoce por el alveolo era un poco mas pequeña que la segunda, y con el prisma anterior mas chico y mas estrecho adelante que el posterior. La segunda muela inferior es absolutamente de la misma forma que la correspondiente de Doli- chotis, con la diferencia del tamaño. Tiene 0m003 de diámetro ántero-posterior y 0ra0026 de diámetro transverso. Las dos primeras muelas inferiores ocupan un espacio de 6 milímetros de largo. Los incisivos son de la misma forma que los del Dolichotis, pero de apenas un poco mas de un milí- metro de ancho. La parte existente de la mandíbula inferior, tam- bién es parecida á la de Dolichotis, con la misma impresión sinfisaria ancha y extendida hácia atrás. La distaucia del borde anterior del alveolo de la primera muela al borde anterior del alveolo del incisivo es de 1 1 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 9 mi- límetros. El paladares mas parecido ai de Cavia que al de Dolichotis ; el palatino llega hasta enfrente de la parte anterior de la tercera muela, y la apertura nasal posterior, angosta y elíptica, sin estar inter- rumpida hácia adelante por la apófisis que pre- senta en Cavia, solo llega hácia adelante hasta en- frente del segundo prisma de la última muela . La región del paladar que se extiende adelaute délas muelas, tiene desde el borde anterior de la primera muela hasta los incisivos 15 milímetros de largo, la misma longitud que la série dentaria, mientras en Cavia , es un poco mas larga que la série dentaria, y en Dolichotis mucho mas larga ; esto prueba que en Orthomyctera el rostro era considerablemente mas corto que en la generalidad de los cavinos, pero muy delgado, pues esta re- gión del paladar es todavía algo mas angosta que en Cavia, y con grandes agujeros incisivos que ocupan la mayor parte de su superficie. Los frontales son relativamente mas'cortos y mas anchos que en Cavia y Dolichotis ; tienen 21 mi- límetros de largo y 17 milímetros de ancho mínimo entre ambas órbitas, formando así una frente ancha, corta, un poco deprimida adelante, y regularmente convexa hácia atrás, con los bordes orbitarios sin la perforación superior que presentan en Dolichotis, ni el reborde elevado hácia arriba que se nota en el mismo género ; estos huesos, entre ambas órbitas, forman en Orthomyctera una curva convexa regular que asciende en el medio y desciende suavemente so- bre los costados hasta el mismo borde de las ór- bitas. Los parietales, por la pequeña parte que de ellos queda, se conoce participaban de esta con- vexidad de los frontales todavía en mayor grado que en Cavia. La talla de este animal era apenas un poco superior á la del Apereá (Cavia porcellus). Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en Monte- Hermoso á 60 kilómetros de Babia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Orthomyctera vaga n. sp. (Pl. XII, fig. 1) Esta especie está representada solamente por un pequeño fragmento de maxilar con la última muela superior del lado derecho, la que, por su tamaño bastante menor que la muela correspondiente de la especie anterior y su forma muy diferente, demues- tra evidentemente que procede de una especie dis- tinta de tamaño mas reducido. El prisma anterior de esta muela tiene apenas un 220 MAMIFEROS FOSILES ARGENTINOS poco mas de im milímetro de diámetro transverso , el prisma segando es todavía mas pequeño, pero tiene un prolongamiento posterior de menos de un milímetro de ancho que se dirige directamente hacia atrás, con un largo de 2 milímetros, presen- tando una cara interna un poco convexa separada del prisma que la antecede por un pliegue entrante bien acentuado, y una cara externa plana que se une sin descontinuidad á la base del prisma que la antecede formando con este una sola columna que representa las tres cuartas partes del diámetro ántero-posterior de la muela. La corona tiene 4 milímetros de diá- metro ántero-posterior, délos cuales dos milímetros, ó sea precisamente la mitad corresponde al prolon- gamiento posterior ; el diámetro transverso máximo en el prisma anterior es de solo OmOOI3. Localidad. — Esta pieza ha sido recogida por Cáulos Ameghino en Monte-Hermoso á GO kiló- metros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Ortliomyctera lata n. sp. (Pl. XI, fig. 4) Especie cuyo tamaño era por lo menos tres veces mayor que el de \aOrthomyctera rigens. Sus res- tos son bastante abundantes pero solo dispongo por ahora de la rama derecha de la mandíbula inferior, bastante incompleta, pero con toda la dentadura. El incisivo es de la misma forma que el de Doli- chotis, y como en este género, con el esmalte coloreado de amarillo; tiene 2 milímetros de ancho y 3 milímetros de grueso. La primera muela difiere mucho de la de Doli- chotis, por estar constituida por solodos prismas, de forma y tamaño diferentes; el anterior es de menor diámetro transverso que el posterior, y de forma distinta, prolongado hácia adelante en donde es mas estrecho que atrás, formando sobre el lado interno una columna de 3 milímetros de ancho, y presentando una cara perpendicular ántero-externa de igual ancho y profundamente excavada en sentido longitudinal; el prisma posterior es de igual forma que en las demás muelas. La corona tiene 0m0045 de diámetro ántero-posterior y 0m0035 de diámetro transverso en el prisma posterior. Las demás muelas están formadas por dos prismas triangulares iguales y de la misma forma que en Dolichotis. La corona de cada muela tiene 0n'0045 de diámetro ántero-posterior y 0m0035 de diámetro transverso en cada uno de los prismas. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 18 milímetros. La distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela á la parte anterior del incisivo es de 18 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 15 milímetros. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Orthomyctera lacunosa Amegh. (Pl. XI, fig. 5) Dolichotis lacunosa. Ameghino, Lista de los mainíf. fós. de Monte-Hermoso, pág. 12, n° 29, Junio de 1888. Esta especie era de tamaño aproximado al del Dolichotis existente. Está representada por una rama derecha de la mandíbula inferior, bastante destruida pero con toda la dentadura. El incisivo es de cara anterior convexa y de ta- maño relativamente considerable, pues tiene 0m0035 de ancho, pero es proporcionalmente no muy grueso, siendo su mayor espesor de solo 4 milímetros. La primera muela se distingue inmediatamente de la correspondiente en la otra especie, por estar constituida por dos prismas triangulares casi iguales, distinguiéndose el anterior por un tamaño apenas un poco menor, por formar una columna interna un poco mas ancha que el posterior, y por estar colocado un poco mas oblicuamente, de manera que la cara anterior está un poco dada vuelta hácia afuera, pero carece del surco perpendicular que muestra en la otra especie. Las demás muelas son de forma absolutamente igual á las correspondientes de Dolichotis. Cada muela tiene de 0m0054 á 0m0058 de diámetro ántero- posterior, y 0m0046 de diámetro transverso. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de 0m0235. La distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela á la parte anterior del alveolo del incisivo es de 24 milímetros. UNGUICULADOS 221 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en Monte- Hermoso. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior) . DOLICHOTIS desm. Desmarest, Mammalogie, part. 2, p. 360, 1822. El género Dolichotis concuerda perfectamente con el precedente en la forma de las muelas, con excepción de la última superior y de la primera inferior que están compuestas de tres prismas dis- tintos, bien desarrollados. Los incisivos son muy pequeños. El paladar incompleto y ocupado en gran parte por la apertura nasal posterior de tamaño considerable. El rostro es muy extendido hacia adelante y los nasales bastante largos y terminando en punta aguda. Los arcos zigomáticos son muy fuertes. La parte superior del cráneo es ancha } deprimida. Los frontales sou anchos, cortos, aplas- tados, y con los bordes supra-orbitarios fuertemente levantados hacia arriba, mostrando una fuerte per- foración encima de cada órbita. El espacio ocupado por las muelas es sumamente pequeño en compa- ración del tamaño considerable del cráneo. Dolichotis pataclionica Shaw Cavia patachonica, Shaw, General Zoology, 11, part. I, p. 226, a. 1801. Waterhouse. Zool. of the Beagle, Mamm ., p. 89, 1839. — Id. Proceed. Zool. Soc. 1839, p. 61. Dasyprocta patachonica, Desmarest, Journal de Physique, t. 88, p. 205, a. 1819. Chloromys patagonicus, Lesson, Manuel de Mamma., p. 301, a. 1827. Mará magellanica, Lesson, Ceniurie Zoologique, p. 113, a. 1830. Dolichotis patagónica, Desmarest, Mammalogie, part. 2, p. 358, a. 1822. Wagner-Schreber, Sáuglh. Suppl. IV, p. 56, a. 1844. Waterhouse, Nat. Hist. of the Mammal. t. II, p. 158, a. 1848. Burmeister, Reise d. d. La Plata St. t. II, p. 422. — Id. Descri. Phys. III, p. 260. Habita el centro, oeste y sur de la República. Dolichotis patachonica fossilis (Pl. XI, fig. 1) Ameghino , La antigüedad, r del hombre, etc., t. I, p. 623, a. 1880. — Id. t. II, p. 79, a. 1881. Se han encontrado sus restos semi-fosilisados en las capas mas superficiales, en la Cañada de Rocha cerca de Lujan, en la provincia de Buenos Aires, y en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Parte superior del piso píntense de la formación cuaternaria (cuaternario superior) hasta la época actual. Dolichotis minor H. Gerv. y Amegh. Kerodon minor, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 46, n° 67, a. 1880. Dolichotis minor, Lydekker, Cat. etc., part. I, p. 254, a. 1884. Fuudé la especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre un cráneo incompleto pero con todas las muelas, las que por su tamaño muchomas pequeño denotaban claramente proceder de una especie dis- tinta de la existente. Las cuatro muelas superiores ocupan un espacio de 21 milímetros de largo y el lóbulo tercero de la última muela es proporcional- mente mas fuertemente desarrollado y mejor separa- do que en la especie actual. No puedo dar mas datos sobre esta pieza por no encontrarse ya en mi poder, formando parte de las colecciones del Museo La Plata. Lydekker confirma la existencia de esta espe- cie, de la que menciona un paladar con todas las muelas, que ocupan un espacio longitudinal de 0m0207, presentando la tercera columna de la úl- tima muela superior igualmente muy desarrollada. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el Municipio de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Dolichotis majjor H. Gerv. y Amegh. (Pl. XI, fig. 2) Kerodon niajor, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 46, n° 66, a. 1880. Fundé esta especie en colaboración con H. Ger- MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS vais sobre un trozo de cráneo bastante incompleto pero con todas las muelas superiores, pieza que por su tamaño indica un animal de formas mas robustas que la especie actual, de la que se distingue también por la última muela superior cuyo último prisma ó tercero no está tan vuelto hácia el interior como en la especie actual, sino que se dirije hácia atrás si- guiendo la dirección de la série dentaria, y es de proporciones un poco menores. Como el original forma parte de las colecciones del Museo de París no puedo por el momento dar sobre él mayores detalles, pero poseo una rama de- recha de la mandíbula inferior, con las dos últimas muelas, de un tamaño que no alcanzan los individuos mas robustos déla especie actual, por lo que me pa- rece probable procede del Dolichotis major. Las muelas implantadas en esta mandíbula, iguales en la forma á las del Dolichotis existente, tienen una corona de 7 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 6 milímetros de diámetro transverso. Las cuatro muelas inferiores reunidas, según los alveolos de la série dentaria, ocupaban un espacio longitu- dinal de 30 milímetros, siendo solo de 29 en la mandíbula de uno de los mas grandes individuos de la especie actual. La diferencia sin duda no es muy considerable, pero ella está acompañada por una mandíbula mas corta, mas grande y mas alta, lo que prueba evidentemente la diferencia específica ya establecida por la diferencia de forma de la última muela superior en el cráneo mas arriba mencionado. En oposición con esta diferencia de forma de la úl- tima muela superior aparece también una diferencia considerable en la última muela inferior, que, si bien tiene la misma forma y proporciones generales de la correspondiente en el Dolichotis actual, pre- senta las dos aristas perpendiculares externas mas separadas, á 0m0045 la una de la otra, mientras en Dolichotis patachonica, esta distancia es de solo 2 milímetros; esta diferencia aparece producida prin- cipalmente por la dirección de los prismas, coloca- dos en la especie existente oblicuamente al eje de la série dentaria, particularmente el anterior, mientras en D. major están colocados en sentido transversal. La misma diferencia aunque ménos acentuada aparece en la penúltima muela, de donde resulta que cada una de estas muelas del D. major si bien tiene sobre el lado interno el mismo diámetro ántero-pos- terior, que la correspondiente de D. patachonica, sobre el lado externo es considerablemente mas baja. El cóndilo articular de la mandíbula se encuentra situado en D. patachonica á 22 milímetros de dis- tancia del borde del alveolo de la última muela, y en D. major á solo 18 milímetros. La rama ascendente es también de unos cuantos milímetros mas baja en toda su extensión en la especie fósil que en la actual, pero la rama horizontal es al contrario mas alta y mas gruesa. El alto mínimo de la rama horizontal adelante de la primera muela es de 0m0 115 en la especie fósil y de 0m0105 en la actual. Debajo de la primera muela, el alto de la rama mandibular medi- da sobre el lado externo, es de 0m0205 en la especie fósil y de0m019 en la actual, y debajo de la segun- da desde el borde alveolario hasta la protuberancia que forma en su parte inferior, es de 24 mm. en- aquella y de 21 en esta. Estas diferencias en las proporciones y las parti- cularidades que distinguen la última muela de cada mandíbula, prueban que realmente esos restos pro- ceden de una especie diferente de la existente. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en las barrancas del rio Lujan en el pueblo del mismo nombre. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Dolichotis intermedia n. sp. (PI. xi, ñg. 3) Dolichotis, sp. 2. Lidekker, Cat. etc., part. I, p. 254. Esta especie, representada por una rama izquier- da de la mandíbula inferior con todas las muelas, se distingue fácilmente por su tamaño considerable- mente menor que el de D. patachonica y D. major, pero bastante superior al de D. minor. Las muelas no presentan diferencias con las de la especie existente excepción hecha del tamaño. Las cuatro muelas ocupan un espacio longitudinal de 0m0255. La distancia del borde del alveolo de la última muela al borde anterior del cóndilo articular es de 17 milímetros. El alto de la rama horizontal debajo de la primera muela medido sobre el lado externo, es de 16 milímetros y debajo de la última muela entre el borde alveolario de esta y la parte mas elevada de la curva cóncava de la base, es de solo 17 milímetros mientras pasa de 21 milímetros en la es- pecie actual, diferencia demasiado considerable para UNGUICULADOS 223 que pueda considerarse como individual, tratándose de un individuo evidentemente adulto. La diferencia específica, se confirma por la confor- mación de la parte sinfisaria, que, en vez de ser de acuerdo con el tamaño menor de la mandíbula, mas delgada que en la especie existente, es al contrario de un tamaño no solo relativo pero absolutamente ma- yor. El alto mínimo de la rama horizontal adelante de la primera muela es el mismo en ambas especies, pero un poco mas adelante, la impresión sinfisaria tiene 1 1 milímetros de alto, un milímetro mas que en la actual, diferencia que dado el tamaño notable- mente menor del resto de la mandíbula es verdadera- mente considerable ; este ancho mayor se prolonga hacia atrás demostrando que la parte anterior del rostro del D. intermedia era bastante mas grueso que en D. yatachonica , y en D. major. El largo de la parte sinfisaria parece haber sido sin embargo un poco meuor que en la especie actual, y el in- cisivo de tamaño proporcionalmente mayor, y de 4 milímetros de ancho en la cara anterior. Lydekker en el catálogo de los mamíferos fósi- les del Museo británico, menciona una rama de- recha de la mandíbula inferior de un Dolichotis un poco mayor que el D. minor, pero menor que el actual, que no designa con un nombre específico. Sin embargo, el largo de la série dentaria que solo tiene en dicho ejemplar 0m0225, es bastante menor que el del ejemplar acá mencionado, y si no procede de un individuo joven, es posible represente otra especie, de tamaño intermediario entre D. minor y D. intermedia. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en las barrancas del rio Lujan, cerca de la estación Olivera (provincia de Buenos Aires). Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Dolicliotis platyeepliala n. sp. (Pl. XI, fig. 8) Esta especie está representada por un cráneo casi completo pero desgraciadamente incrustado en gran parte en tosca dura que no permite estudiar todos sus detalles. Por el tamaño, esta pieza indica que procede de un animal de talla un poco mayor y de proporciones mas robustas que el D. ¡ oatachonica , en lo que con- cordaría con el D. major, pero se distingue fácil- mente de esta por la última muela superior cuyo prisma tercero no es tan pequeño ni tan angosto, ni se dirije hácia atrás siguiendo la dirección de la série dentaria, sino que está vuelto hácia adentro como en ia especie existente. Las muelas, en proporción del tamaño del cráneo, son relativamente pequeñas y de tamaño bastante desigual, siendo la anterior un poco mas grande que las dos siguientes, y la posterior mucho mas grande que la anterior. La corona de la primera muela tiene 6 milímetros de diámetro ántero-posterior y 5 milí- metros de diámetro transverso, la de las muelas se- gunda y tercera 0m005 de diámetro ántero-posterior y 0m0045 de diámetro transverso. La muela cuarta está formada por tres prismas de forma y tamaño muy desigual. El prisma anterior es un poco mas pequeño y sobre todo de menor diá- metro transverso; el segundo es de tamaño y de diá- metro transverso bastante mayor. El prisma posterior difiere de los precedentes por su forma elíptica en vez de triangular, de modo que forma al lado interno una ancha columna redondeada en vez de las aristas comprimidas y filosas de los prismas anteriores; el tamaño del prisma es mas ó ménos el mismo que el del anterior, pues si bien tiene apenas un milímetro de ménos de diámetro transverso, es en cambio de mayor diámetro ántero-posterior sobre su costado interno; el eje mayor de este prisma está dirijido un poco oblicuamente hácia atrás, pero separado al lado interno del prisma anterior por un surco y pliegue profundo; la corona tiene 0m009 de diámetro ántero- posterior y 0m0055 de diámetro transverso en el prisma del medio. Las cuatro muelas superiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 27 milímetros. Los incisivos, de los que solo se conserva el del lado derecho, tienen 4 milímetros de ancho y un poco mas de grueso. El largo total del cráneo no se puede determinar por faltar el occipital, pero por la parte existente se conoce no debía sobrepasar de mucho el del Doli- chotis actual, pues calculo tenía mas ó ménos unos 130 milímetros, pero en cambio era considerable- mente mas ancho, pues su diámetro transverso má- ximo entre los arcos zigomáticos, es de 82 milímetros, 20 milímetros mas que en un cráneo de uno de los mas grandes individuos de la especie existente, di- ferencia enorme que por sí sola prueba se trata de una especie completamente distinta. 224 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El paladar tiene con corta diferencia las mismas proporciones que en la especie actual, y la distancia de las primeras muelas á los incisivos, es de unos 45 milímetros, apenas un poco mayor que en Doli- chotis patachonica. La región superior del cráneo se distingue por su ancho considerable en todas sus partes, y por ser además muy deprimida en toda su extensión. Los frontales son planos, cortos y anchos, muy depri- midos entre las órbitas, levantándose los bordes supra-orbitarios de varios milímetros ; el largo de los frontales es de 52 milímetros y su diámetro transverso mínimo entre ambas órbitas es de 49 mi- límetros, 7 milímetros mas que en los mas grandes individuos de la especie actual. Los nasales son relativamente cortos pero muy anchos y deprimidos en su parte superior como en el resto del cráneo, terminando la parte anterior en punta aguda, pero mucho antes de llegar á la extre- midad anterior de los intermaxilares. En Dolic/iotis patachonica los nasales son un poco mas estrechos adelante y mas anchos atrás, pero en D. ¡olatice- phala al contrario, son un poco mas anchos adelante (26 milímetros) y mas estrechos atrás (25), con uu largo de solo 4 1 milímetros, menor que en la especie actual de cráneo mas pequeño. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos en las excavaciones del Puerto de La Plata. Horizonte. — Piso eusenadense de la formación pampeana. GERODON fr. cuv. Fr. Cuvier, Dents des Mammiferes, pág. 151, pl. 48, a. 1825. Los representantes de este género se distinguen fácilmente por la forma de las muelas y de la man- díbula inferior. La rama horizontal de la mandíbula tiene la cresta lateral de la cara externa propia de los cavinos mas larga que en los otros géneros de la misma familia, empezando hácia adelante inme- diatamente debajo de la parte anterior de la primera muela. Los dientes molares están formados por la reunión de dos prismas triangulares iguales ó casi iguales, reunidos por una hoja de esmalte que en las muelas inferiores sale del ángulo posterior interno del pri- mer prisma, y se une al segundo mas ó ménos hácia la mitad del ancho de la cara anterior. La primera muela inferior tiene el prisma anterior bilobado al lado externo. La última muela superior tiene un prolongamiento posterior de la segunda lámina, que se dirije hácia atrás, unas veces muy corto y otras mas largo, según las especies, pero nunca dirijido hacia adentro ni separado por pliegue entrante agudo de esmalte, al lado interno, de manera que, en ningún caso, toma la forma de una tercera lámina. Cerodon leucoblepliarns (Burm.) Amegh. (Pl. xii, ílg. 18 y la) Cavia leucoblephara. Burmeister, Reise d. d. La Plata, Staat. t. II, p. 425, n° 37. —Id. Descrip. phys. etc., t. III, pág. 271. La especie se acerca bastante del Cerodon spis- cii pero es de tamaño menor, como que es una de las especies existentes mas pequeñas. Habita el centro de la República y las provincias del Norte y del Oeste, en donde también ha dejado sus restos fósiles en las capas mas superficiales. En la man- díbula superior, el prisma anterior de cada muela es bastante mas pequeño que el siguiente, y el pro- longamiento posterior de la segunda lámina de la última muela es bien desarrollado y del mismo largo que la base del prisma posterior de cada muela. En esta especie, las cuatro muelas reunidas ocu- pan un espacio longitudinal de 11 milímetros, el ancho del paladar entre la punta posterior del pro- longamiento de la última muela de cada lado es de 10 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela, sobre la cara externa, es de 0m007 á 0m0075. Localidad. — He recojido los restos de esta especie en estado fósil, en diferentes puntos de los alrededores de Córdoba. Horizonte. — Pisoplatense de la formación cua- ternaria hasta los terrenos de formación reciente. UNGUICULADOS 225 Cerodon australis Isid. Geoffroy. Cavia australis, Isid. Geoffroy en Guerin, Magazin deZool. 3e ann. 1833* D’Orbigny, Voy. dans l’Arnér. IV, 2, 26. Waterhouse, Nal. hist. Mamm. II, p. 180. Wagner-Schreber, Suppl. IV, 60. Burmeister, Reise d. d. La Plata, St. II, p. 426. — Id. Descrip. phys, etc., t. III, p. 272. Kerodon Kingii, Bennett, Proceedings of the Zoological Society, 1835, p. 90. Waterhouse, Zoology of the Beagle, Mamm. p. 88. Gray, List, of the Mammalia in the British Mus. 1843, p. 126. Talla todavía menor que la de la especie prece- dente. Habita todo el territorio déla Patagonia. No se ha encontrado fósil. Cerodon turneo n. sp. (Pl. XII, fig. 20) Esta especie se parece al Cerodon lencoblepha- rus, del que sin duda es el antecesor, pero es de tamaño algo menor y de una conformación general mas delgada. Conozco de la especie un cráneo casi entero al que le falta la parte anterior con los incisivos. Las muelas son de tamaño un poco menor que las de la otra especie y las cuatro ocupan un espacio longitudinal un poco mas corto. La primera muela superior se distingue por el prisma anterior que es mucho mas pequeño que el posterior, y ha perdido casi la formaprismática reemplazada por una sección transversal casi elíptica. En todas las demás muelas, el prisma anterior es también un poco mas pequeño y mas angosto sobre el lado externo que el posterior, que es acá casi el doble mas ancho y con un pequeño rudimento de pliegue entrante. El prolongamiento posterior de la última muela es mas corto y mas an- gosto que en la otra especie. El paladar es relativamente mas ancho hacia atrás, y con la apertura nasal posterior bastante mas estrecha, pero mas prolongada hácia adelante, pues su extremidad anterior llega hasta el nivel de la parte anterior de la última muela, pero en la espe- cie existente solo llega hasta en frente de la se- gunda lámina de la misma muela. Las cajas auditorias son regularmente desarrolla- das, y la parte superior del cráneo formada por los parietales y la parte posterior de los frontales es muy convexa, descendiendo luego hácia abajo ade- lante de las órbitas. La región posterior que limita el occipital, es ancha y con un interparietal bien desarrollado y separado por sutura bien visible todo alrededor. Las fosas temporales son rudimen- tarias, y las crestas temporales muy bajas y delga- das, quedan separadas en todo su largo sin formar cresta sagital. Longitud de las cuatro muelas superiores 0ra010 Ancho del paladar entre el prolongamiento posterior de la última muela superior de cada lado 0.010 Distancia de la parte anterior de los maxilares á los cón- dilos occipitales 0.033 Diámetro del agujero occipital | tnmsverso 0.0055 Ancho mínimo de los frontales encima de las órbitas 0.010 Ancho máximo en su parte posterior. 0.018 Diámetro del llano occipital ¡ transver80 0.018 Diámetro transverso del cráneo entre los temporales 0.020 Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Cerodon autiquus Laur. (Pl. XII, fig. 23) Laurillard en D’Orbigny, Voy. dans l’Amérique. Mérid., III, part. IV, Paleont. pág. 124, pl. IX, fig. 9, 10. La especie ha sido fundada por Laurillard y D’Orbigny sobre algunos fragmentos muy incom- pletos, pero que los caracteres de las muelas in- dican claramente entran en el género Cerodon constituyendo una especie de tamaño un poco mayor que las precedentes. Entre otros restos, tengo, sin duda procedente de la misma especie, la parte anterior de las ramas mandibulares de ambos lados, con los incisivos y las dos primeras muelas. El animal parece ser aliado del Cerodon flavidens, pero un poco mas pequeño. El incisivo es de cara anterior muy convexa, de 0m00 1 4 de ancho y con el esmalte coloreado de amarillo, color que se conserva en algunos ejempla- res, particularmente, en el interior de los alveolos. 29 226 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La primera muela inferior se compone de dos prismas muy desiguales; el anterior de menor diámetro transverso, pero con un prolongamiento Inicia adelante, bilobado por un surco perpendicular, ancho y profundo al lado externo, y formando una columna ancha y convexa sobre el interno ; el prisma posterior es de mayor diámetro transverso que el anterior, pero mas aplastado de adelante hacia atrás, con sus dos extremidades estrechas, pero la externa mas que la interna, y de sección transver- sal no prismática, sino casi elíptica; la corona de la muela tiene 3 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, y 2 milímetros de diámetro transverso en el prisma posterior. La columna perpendicular que forma al lado interno, el prisma anterior, tiene 2 mi- límetros de ancho. La muela segunda está formada por dos prismas triangulares mas iguales, pero el anterior de base mas ancha, y ambos colocados á cierta distancia pero reunidos por una hoja de esmalte que sale del ángulo posterior interno del prisma anterior y se reúne al prisma siguiente sobre la mitad del ancho de su cara anterior, pero sin formar en la superficie masticatoria de este prisma, escotadura bien aparente. La corona tiene 0m003 de diámetro ántero-posterior y 0m0023 de diámetro transverso. Las dos primeras muelas reunidas ocupan un espacio longitudinal de 6 milímetros. La parte de la mandíbula que se extiende ade- lante de las muelas es relativamente larga, delgada y dirijida hácia arriba de un modo mas pronun- ciado que en la generalidad de las otras especies; la distancia entre la parte anterior del borde del alveolo de la primera muela, y el borde del alveolo del incisivo es de 1 1 milímetros. La sínfisis tiene 12 milímetros de largo, y el alto de la rama hori- zontal debajo de la segunda muela, medida sobre la la cara externa, es de 8 milímetros. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Lujan, Laguna de Lobos y barrancas del Paraná, cerca deSan Nicolás de los Arroyos. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Cerodon priscus n. sp. (Pl. XII, fig. 22) La especie es muy cercana del Cerodon leuco- blepharus existente, y mas ó ménos del mismo tamaño general, pero se distingue de él por la primera muela de la mandíbula inferior, cuyo prisma anterior además de ser bipartido perpendicular- mente del lado externo por un surco ancho y pro- fundo, presenta también un surco perpendicular mas angosto sobre la cara interna. La columna perpendicular interna del prisma anterior de la mencionada muela, además del surco mencionado que falta en todas las demás especies que me son conocidas, es relativamente mas ancha y mas aplas- tada que en la especie viviente. Las demás muelas de la mandíbula inferior no parecen diferir de las de la especie actual , pero el conocimiento de las otras partes del cráneo es po- sible revele diferencias de mayor consideración. Longitud del espacio ocupado por las tres pri- meras muelas inferiores, 0n,0085. Alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela, medida sobre la cara externa 0,n0074. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. Cerodon pygmeus n. sp. (Pl. XII, fig. 21) Esta es otra especie aliada del Cerodon leuco- blepharus, pero de tamaño considerablemente menor, y sin duda la especie mas pequeña de la familia de los cavinos, que hasta ahora se conozca. La forma de las muelas inferiores es la misma que en la especie existente, pero son un poco mas pe- queñas, y con un principio rudimentario de esco- tadura sobre el lado externo un poco mas aparente. El prisma anterior de la primera muela es notable- mente mas angosto que el posterior y relativamente mas corto que en las otras especies. Las tres primeras muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de solo 0m0065 y el incisivo, con el esmalte coloreado de amarillo apenas tiene 0m0008 de ancho. La parte de la mandíbula que se extiende adelante de las muelas, es larga y muy delgada, habiendo una distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela al alveolo del incisivo, de 8 milí- metros. La sínfisis tiene 8 milímetros de largo. El alto mínimo de la mandíbula en la barra, es de 4 milímetros. El alto de la rama horizontal, debajo UNGUICULADOS 227 de la segunda muela medida sobre ia cara externa, es de 6 milímetros, y la distancia del borde anterior del alveolo del incisivo á la parte posterior de la tercera muela, es de 14 milímetros. Localidad . — He recojido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. Cerodon (?) breviplicatus (Burm). Cavia breviplicata, Burmeister, Anal, del Museo Púb. de Buenos Aires, t. I, p. 148. — Id. Descrip. phys. etc., t. III, p. 274. Esta especie es como muchas de las fundadas por Burmeister, — constituyen problemas que no se les encuentra solución. En 1865, la considera como del mismo grupo del apereá, según se deduce de las siguientes líneas: «Las especies del género Cavia, forman dos grupos según la forma diferente de las muelas. Las unas tienen muelas de dos partes prismáticas desiguales, de las cuales, la parte pos- terior mas ancha tiene un pliegue en el lado ancho, que es en la mandíbula superior el externo, en la mandíbula inferior, el interno. Las otras tienen muelas de dos partes prismáticas casi iguales sin pliegue ninguno en la parte posterior. A este grupo llaman los naturalistas Cerodon. Tenemos en el Museo Público la parte anterior de la mandíbula inferior izquierda de una especie fósil del grupo primero, que llamo Cavia breviplicata, porque el pliegue en la parte posterior de las muelas es mucho mas corto y menos agudo, que en la especie viviente del pais». (Anal. etc.). Pero, en 1879, resulta que no es del grupo de las Cavia, sino de las especies del género Cerodon, puesto que ya no se parece á la especie de la provincia de Buenos Aires ( C . porcella) sino á la de Mendoza (C. leucoblephara) que es del grupo de los Cerodon ; pero la espe- cie fósil es distinta y es idéntica á la actual, y la llama Cavia breviplicata porque no puede añr- mar que sea idéntica á la actual, aunque sus restos no presenten diferencias. No es chanza; he aquí los párrafos textuales de Burmeister: « Concernant le genre Cavia, nous avons dans le Musée public de Buénos-Ayres un débris de la machoire inferiéure el1 une espéce assez différente de la Cavia Azares, actuellement vivante dans notre province, mais assez xoisine de la Cavia leuco- blephara de Mendoza. Je Tai nommé Cavia brevi- plicata, parce que je ne puis pas aífirmer qu’elle soit la meme, quoique les deux molaires antérieures de cette machoire ne différent pas dans les deux espéces». (Descrip. Phys. etc.). Métase uno sobre datos tan contradictorios á identificar la especie. Si realmente es cercana de la Cavia leucoblephara es claro que se trata de un Cerodon, pero es abso- lutamente imposible determinar si es idéntico á alguno de los enumerados, lo que es probable, ó si por el contrario es distinto. En realidad indicacio- nes tan vagas ni merecerían siquiera ser tomadas en consideración. En las cavernas del Brasil, se han encontrado dos especies que entran en este género, ambas todavía existentes, el Cerodon boliviensis ( Cavia boli- viensis Waterh.J y el Cerodon flaviclens (Cavia flaviclens BrandtJ. Véase Winge, obra citada. MICROCAVIA II. GERV. y AMEGIIINO H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. de la América del Sud, p. 50, a. 1880. Este género, por la conformación de la dentadura se parece bastaute á Cerodon, particularmente por la primera muela de la mandíbula inferior cuyo pris- ma anterior se prolonga hácia adelante en forma de punta estrecha, siendo igualmente bipartido por un ancho surco perpendicular al lado externo. Las muelas superiores se parecen á las de Cerodon y Cavia, estando cada una compuesta de dos partes un poco desiguales, la anterior en forma de lámina transversal arqueada adelante y derecha atrás, y la posterior de forma prismático-triangular, ambas reunidas por una delgada lámina de esmalte sobre el lado externo, y con los surcos y fondo de los pliegues sin depósito de cemento. La última muela superior difiere de las demás, por estar formada por tres partes bien distintas, la del medio mas grande, y la posterior un poco mas pequeña, pero bien separada de la precedente por un surco perpen- dicular interno que forma un pliegue profundo, dirigiéndose el prisma oblicuamente hácia atrás y hácia adentro ; por esta conformación de la última muela, Microcavia se acerca de Dolichotis. Otro MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS carácter distintivo de este género bien aparente, se encuentra en la rama horizontal de la mandíbula inferior, cuya cresta lateral externa, está colocada todavía mas atrás que en Cavia y Palxocavia , empezando debajo de la parte media ó posterior de la segunda muela, separándose así mucho de Coro- clon en el que dicha cresta ya se ha visto empieza debajo de la parte anterior de la primera muela. Micr ocavia typica II. Gerv. y Amegh. (Pl. XII, fig. 10) H. Gervais y Ameghino, Los mctmíf. fós. etc., p. 52, 1880. Este animal tenía la talla del Apereá, Cavia por- cellus, pero sus formas eran mas esbeltas. La primera muela es un poco mas pequeña que la segunda, y con sus dos prismas de tamaño muy desigual; el prisma anterior es muy pequeño, de menor diámetro transverso que el segundo, mas angosto hacia adelante, colocado muy oblicuamente, formando una columna convexa y ancha al lado interno, y una cara ántero-externa de 0m0012 de ancho, profundamente excavada en sentido perpen- dicular; el prisma posterior, de mayor diámetro transverso, tiene sobre el lado interno una pequeñí- sima escotadura. La corona tiene 0m0025 de diá- metro ántero-posterior, y 0m002 de diámetro trans- verso en el lóbulo posterior. Las muelas siguientes, están formadas por dos prismas triangulares mas iguales, pegados el uno al otro sobre el lado interno por medio de una lámina muy corta y relativamente gruesa, que al unirse al prisma posterior de cada muela forma en él una escotadura y pliegue entrante de esmalte, no muy largo pero bien aparente. Cada una de estas muelas tiene0m0032dediámetro ántero-posterior por 0m0026 de diámetro transverso. Las cuatro muelas infe- riores juntas ocupan un espacio longitudinal de 13 milímetros. El incisivo en proporción del tamaño de la man- díbula es relativamente pequeño, pues solo tiene un milímetro de ancho. La cresta lateral del lado externo de la mandí- bula, empieza á desarrollarse debajo de la parte posterior de la segunda muela. La distancia del borde del alveolo de la primera muela al borde del alveolo del incisivo es de 1 1 mi- límetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela medida sobre el lado externo es de 9 milímetros. Localidad. — He recogido los restos de esta especie cerca de Lujan, de Mercedes, y en la laguna de Lobos en la provincia de Buenos Aires, y en los alrededorss de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense déla formación pampeana. Microcavia robusta H. Gerv. y Amegh. (Pl. xii, fig 11 y 12) H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 52, a. 1880. Esta especie, aunque de la misma talla general que la precedente, es de formas mas robustas. La mandíbula es mas gruesa, y aunque la série den- taria tiene casi el mismo largo que en M. typica, cada muela por separado es mas grande, y particu- larmente de mayor diámetro transverso que la cor- respondiente en la otra especie. La primera muela inferior se distingue por un tamaño relativamente mayor, teniendo la corona el mismo diámetro ántero-posterior que las siguientes. El prisma anterior tiene casi el mismo tamaño que el posterior, siendo todavía mas ancho hácia ade- lante y hácia adentro, pero colocado mas oblicua- mente, y con la cúspide que forma la arista externa dirijida hácia atrás ; la cara externa de este prisma, de 0ni00 14 de ancho, está excavada perpendicular- mente formando dos columnas, la anterior ancha y redondeada, y la posterior angosta en forma de arista cortante. La corona tiene 3 milímetros de diámetro ántero-posterior, y un poco mas de 2 mi- límetros de diámetro transverso en el lóbulo pos- terior. Las demás muelas de la mandíbula inferior están formadas por dos prismas mas iguales, teniendo la corona de cada una, 0m003 de diámetro ántero-pos- terior, y 0m0025 de diámetro transverso. El prisma posterior de cada muela se distingue por la esco- tadura y pliegue entrante de esmalte, que es un poco mas angosto pero mas profundo que en M. typica. Las tres primeras muelas inferiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 10 milímetros. El incisivo inferior es de tamaño mayor que en la especie precedente, teniendo un ancho de 0m0014. La cresta lateral externa de la mandíbula está colocada en la misma posición que en M. typica, UNGUICULADOS 229 y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 9 milímetros. En la mandíbula superior la primera muela está formada por dos partes de tamaño y forma desigual ; la anterior mas pequeña, plana en la cara posterior y convexa en la anterior ; y la posterior mas grande, particularmente de mayor diámetro transverso, y de forma mas triangular. Las dos muelas siguientes son de forma parecida, pero con los dos prismas de tamaño mas igual. Cada muela superior lleva al lado externo una escotadura, colocada entre ambos prismas, formada por los ángulos externos de estos que sobresalen hácia afuera en forma de puntas, diferencia considerable que distingue á este género de los otros precedentemente enumerados, en los que la escotadura externa de las muelas superiores penetra invariablemente en la base del prisma posterior. La cuarta muela superior está formada por tres partes distintas ; la anterior es parecida á la corres- pondiente de las otras muelas ; la del medio, mas grande y sobre todo de mayor diámetro transverso presenta el aspecto de una lámina transversal de figura un poco elíptica ; y la tercera ó posterior de aspecto triangular mas definido, es un poco mas corta que la segunda y también que la primera, estando colocada oblicuamente, dirijida hácia adentro y hácia afuera. Estas tres partes están separadas al lado interno por tres surcos profundos, pero al lado externo la separación está indicada por dos pequeñas escotaduras apenas visibles. Las tres primeras muelas superiores tienen 3 milí- metros de diámetro áutero-posterior cada una, y la cuarta 5 milímetros, ocupando las cuatro juntas un espacio longitudinal de 14 milímetros. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en las inmediaciones de Lujan y de Mercedes en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana. Microcavia intermedia H. Gerv. y Amegh. (Pl. XII, fig. 15) H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 52, a. 1880. las dos precedentes, pero de forma no tan maciza como M. robusta, ni tan esbelta como M. typica. La primera muela inferior está formada por dos prismas de tamaño y de forma muy desigual; el prisma anterior es muy angosto y de una forma casi cuadrada, con la cara perpendicular externa de solo 1 milímetro de ancho, dividida por un surco angosto y poco profundo en dos columnas perpendiculares angostas y poco elevadas, muy diferentes de lasque se encuentran en el mismo prisma de las especies precedentes, que son mucho mas anchas y elevadas. El lado interno y anterior del prisma forma una super- ficie convexa continua que constituye una ancha co- lumna perpendicular. El prisma segundo es casi de la misma forma que los que constituyen las otras muelas, pero de diámetro transverso un poco menor, de donde resulta que esta muela es bastante mas pequeña que las siguientes. La corona tiene 0m0025 de diámetro án tero-posterior, 0m001 de diámetro transverso en el prisma anterior, y 0m0019 en el pos- terior; la escotadura externa de la corona es muy angosta y corta. Las muelas siguientes de la mandíbula inferior están formadas por dos prismas casi iguales, el posterior con una escotadura y pliegue de la misma forma y tamaño que los de las muelas de la M. ro- busta. La corona de cada muela tiene 0m003 de diá- metro ántero-posterior, y 0I1!0025 de diámetro trans- verso. Las tres primeras muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 0m009 milímetros. El incisivo apenas tiene un poco mas de un milí- metro de ancho. La distancia de la parte anterior del borde del alveolo de la primera muela al alveolo del incisivo es de 11 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela, es de 9 milímetros. Una diferencia muy notable con las dos especies precedentes, aparece en la disposición de la cresta lateral externa, colocada un poco mas adelante, de manera que empieza á desarrollarse debajo de la parte anterior de la segunda muela, acercándose así á la disposición que la mencionada cresta presenta en Cavia y Palceocavia. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Parte superior del piso bonaerense de la formación pampeana. Esta especie también era de la misma talla que 230 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Microeavia dufoia H. Gerv, y Amegh. (Pl. XII, fig. 17) H. GERVAisy Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 54, a. 1880. El tamaño ora también tñas ó menos el de las especies precedentes. Se distingue fácilmente de Micrócama typica y Microeavia robusta por la cresta lateral externa de la mandíbula inferior colocada mas adelante, empezando á desarrollarse debajo de la parte anterior de la segunda muela como en Microeavia intermedia, pero difiere de esta en la forma de la primera muela, cuyo prisma anterior aunque también de menor diámetro trans- verso que el posterior, es de tamaño considerable- mente mayor que en M. intermedia, de gran diámetro ántero-posterior y de forma casi cuadrada, con la cara perpendicular externa de 0n,00l7 de ancho y profundamente excavada en sentido longi- tudinal, formando dos columnas perpendiculares, una anterior mas ancha y redondeada, y la otra posterior estrecha y filosa como las de las muelas que siguen hácia atrás sobre el mismo lado ; sobre el lado interno muestra este prisma una cara mas angosta, de apenas un poco mas de un milímetro de ancho, pero igualmente bipartida por un surco perpendicular angosto. Este prisma presenta así dos surcos opuestos, uno interno y otro externo, y dos columnas á cada lado. La muela es de tamaño bastante menor que la que sigue, teniendo la corona 3 milímetros de diámetro ántero-posterior y 2 milímetros de diámetro transverso en el prisma posterior. La muela segunda, es de la misma forma y tamaño que la de M. intermedia. Las dos primeras muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 6 milímetros. La rama horizontal en su parte anterior es corta, gruesa y alta, parecida á la misma parte de M. ro- busta. El agujero mentoniano es muy pequeño y colocado á 5 milímetros debajo del borde del alveolo de la primera muela. El alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela, es de 9 milímetros. Localidad. — He recojido los restos de esta especie, en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana . Microcavia umcinata n. sp. (Pl. XII, fig. 16) El tamaño es también el mismo que el de las es- pecies precedentes, pero se distingue fácilmente por la forma de la escotadura y pliegue entrante de la base de cada uno de los prismas posteriores de cada muela ; este pliegue que, en las demás especies es ancho en la entrada angostándose hácia adentro hasta concluir en una curva estrecha, acá al con- trario forma una curva ancha en la extremidad, angostándose ála entrada en forma de istmo, avan- zando el ángulo ó canto posterior del prisma hácia adelante formando una curva que termina en punta y presenta la forma de un gancho cuya estremidad anterior, dirijida hácia adelante y opuesta al canto posterior del prisma anterior, constituye el estre- chamiento en forma de istmo mencionado. El prisma anterior de la primera muela inferior es muy pequeño, de forma irregularmente circular, de solo un milímetro de diámetro transverso, con una cara perpendicular externa también de solo un milímetro de ancho, bipartida por un surco longi- tudinal angosto en dos columnas ó aristas, de las cuales, la posterior, al revés de lo que sucede con las otras especies, es mas baja ó colocada mas liácia adentro. Las tres primeras muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros. La distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela al alveolo del incisivo es de 11 milímetros, y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 9 milímetros como en las especies an- teriores. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Microcavia prona Amegh. (Pl. xii, fig. 13 y 14) Cavia prona, Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte- Hermoso, p. 11, n° 27, Junio de 1888. Esta especie se distingue de todas las precedentes UNGUICULADOS 231 por su tamaño notablemente mas pequeño, casi una mitad menor que el de Microcavia ro- busta. La primera muela inferior tiene sus dos prismas poco separados, el anterior bastante mas pequeño que el posterior, y un surco perpendicular profundo sobre la cara externa que lo divide en dos columnas, la anterior mas ancha y redondeada, y la posterior estrecha en forma de arista filosa ; el prisma poste- rior no presenta vestigio de escotadura al lado in- terno, ó es apenas visible. La corona tiene 0m0022 de diámetro antero-posterior, y0ra0015 de diámetro transverso en el prisma posterior. El incisivo inferior tiene 1 mm.de ancho y la rama horizontal de la mandíbula adelante de la primera muela solo tiene 0m0045 de alto. Las muelas superiores están formadas por dos partes de forma y tamaño distinto, la anterior en forma de lámina arqueada, y la posterior en forma de prisma triangular de diámetro transverso mayor que el de la parte anterior, pero sin pliegue entrante de esmalte al lado externo que está reemplazado por una pequeña inflexión ó escotadura apenas apa- rente. La primera muela superior, tiene 3 rnrn. de diá- metro ántero-posterior y 0ra0026 de diámetro trans- verso, pero las muelas segunda y tercera, al revés de lo que sucede en las otras especies, son un poco mas pequeñas. La cuarta muela superior está formada de tres partes distintas, las dos anteriores en forma de prisma triangular de igual tamaño, y la posterior mucho mas pequeña, de forma elíp tico-cilindrica, dirijida hácia atrás y un poco hácia adentro, pero bien separada del prisma que le antecede por un surco y pliegue interno profundo ; la corona tiene 4 mm. de diámetro ántero-posterior. Las cuatro muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 12 mm., y forman una líoea un poco arqueada cuya concavidad se encuentra al lado in- terno y la convexidad al externo. Localidad. — Los restos de esta especie hausido descubiertos por Cáulos Ameghino en Monte Her- moso, á 60 km. de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). PALM1GAVIA n. gen. Este género reúne en parte los caractéres de Ce - roclon y de Cavia , combinados de tal modo que se distingue con facilidad. La cresta lateral externa de la mandíbula inferior tiene la misma extensión que en Cavia empezando igualmente debajo de la parte media de la primera muela. Las muelas están cons- truidas sobre el mismo tipo que las del Cerodon ; cada muela está formada por dos prismas transver- sales, de los cuales, el posterior lleva una escota- dura en la base que forma un pequeño pliegue en- trante en la corona, situado en las muelas inferiores, sobre el lado interno, y en las superiores sobre el externo. Las cuatro muelas inferiores son de forma igual, sin que el prisma anterior de la primera muela tenga prolongamiento hácia adelante, ni esté bipar- tido al lado externo por un surco perpendicular como en Cerodon, acercándose por estos caractéres al mismo diente de Cavia, pero las dos partes que en este constituyen dicha muela ya se ha visto que son de forma muy distinta. Palseocavia impar Amegh (Pl. XXI, fig. 4, 5 y 6) Cavia impar, Ameghino, Lista de los mamíf. fos. de Monte Hermoso, p. 11, n° 26, Junio de 1888. Es esta la especie de cavino mas abundante en las barrancas de Monte Hermoso. Su talla era algo ma- yor que la del Apereá (Cavia -por celia) y propor- cionalmente mas robusto. Poseo de esta especie la parte anterior de un crá- neo con los incisivos y las dos primeras muelas del lado derecho, y varias ramas de mandíbulas inferiores. Las dos primeras muelas superiores existentes en el fragmento de cráneo mencionado, están formadas por dos partes algo desiguales y con un pequeño parecido con las correspondientes del género Cavia: la parte anterior en forma de lámina transversal, es un poco arqueada como en Cavia pero de diámetro ántero-posterior un poco mayor ; el prisma poste- rior es prismático triangular como en Cavia , pero con la escotadura externa poco marcada formando un 232 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pliegue entrante rudimentario. Los espacios inter- mediarios no están rellenados de cemento como en Cavia. La corona tiene 0m004 de diámetro ante- ro-posterior, y 0ra0035 de diámetro transverso en el prisma posterior. La segunda muela superior está un poco destruida pero se conoce tuvo la misma forma que la primera. Los incisivos superiores solo tienen 0m001 5 de ancho en la cara anterior, y 2 milímetros de grueso. La cara anterior esmaltada es un poco convexa, y la corona forma en su cara posterior al nivel del borde del alveolo una gran superficie transversal al eje del diente, sobre la que sobresale unos 2 milímetros la cara anterior en forma de una hoja delgada formada principalmente por la capa de esmalte. Los incisivos inferiores tienen el mismo ancho que los superiores, pero con la corona cortada en declive prolongado. La primera muela déla mandíbula inferior se dis- tingue de las demás, por ser un poco mas chica que las siguientes, formada por dos prismas de tamaño muy desigual, el anterior pequeño y colocado muy oblicuamente al eje de la série dentaria, y con un pequeño pliegue entrante rudimentario al lado in- terno. La corona tiene 0m0035 de diámetro ántero- posterior y 0m0028 de diámetro transverso en el prisma posterior. Las tres muelas siguientes de la mandíbula infe- rior cada una un poco mas grande que la primera, son entre sí del mismo tamaño ; cada una de estas muelas está formada por dos prismas triangulares unidos sobre el lado interno por una hoja de esmalte delgado, que al unirse al prisma posterior de cada muela, forma en él un pliegue entrante bien acen- tuado, pero no tan profundo como en Cavia. Cada muela tiene una corona de 0m0045 de diámetro án- tero-posterior por 0m0032 de diámetro trans- verso. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de 17 mm. La distancia de la parte anterior del alveolo de la primera muela al alveolo del incisivo es de 15 mm. y el alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela es de 1 1 mm. La parte sinfisaria de la mandí- bula inferior es baja y deprimida verticalmente. El agujero mentoniano es bastante grande y colocado inmediatamente adelante de la primera muela, á 4 mm. del borde del alveolo. En la mandíbula superior, la distancia entre la parte anterior del borde del alveolo de la primera muela, y el borde anterior del alveolo del incisivo, es de 19 mm. Los maxilares en la pequeña parte existente, lo mismo que los intermaxilares, no parecen presen- tar diferencias con los del género Cavia. Los na- sales, al contrario, son mas anchos (10 mm.) y mas cortos (19 mm.) y menos extendidos hácia adelante, quedando la parte anterior bastante mas atrás de la extremidad anterior del intermaxilar, mientras en Cavia los nasales avanzan hasta la parte anterior de los intermaxilares. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recojidos por primera vez por Carlos Ameghiho en Monte Hermoso, á 60 km. de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (Mioceno superior). Palíeocaxda avita Amegh. (Pi. XII, f. 7) Cavia avila, Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíf. exting. de Monte Hermoso, p. 6, Abril de 1887.— Id. Lista de los mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 11, n° 25, Junio de 1888. Esta especie, por los restos que se conocen solo se distingue de la anterior por su tamaño bastante mas pequeño, y algunas pequeñísimas diferencias en la conformación de las muelas. La primera muela inferior no tiene el prisma anterior tan despropor- cionalmente pequeño ni colocado tan oblicuamente, aunque la muela es también de tamaño un poco me- nor que la segunda. La primera muela tiene 3 mm. de diámetro ántero-posterior y 0m0025 de diámetro transverso. Las muelas que siguen tienen 0m0037 de diámetro ántero-posterior y 0m0025 de diámetro transverso. Las tres primeras muelas inferiores ocu- pan un espacio longitudinal de 10 mm. La sínfisis de la mandíbula inferior tiene 10 mm. de largo y la distancia que separa el borde anterior del alveolo de la primera muela del alveolo del incisivo es de solo 1 1 mm. La rama horizontal de la mandíbula debajo de la segunda muela, medida sobre la cara externa, es de 8 mm. Los incisivos tienen apenas un poco mas de un milímetro de ancho. Sobre la cara externa de la rama horizontal, cerca de la base, debajo de la cresta longitudinal, se en- cuentra una impresión longitudinal particular, pre- UNGUICULADOS 233 sente en todos los ejemplares que lie mencionado. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Palaeocavia pampaea n. sp. (Pl. XII, fig. 9) Esta especie es de tamaño todavía un poco mas peqneño que la precedente, pero de formas mas macizas. La rama horizoutal es relativamente mas corta, mas alta y mas gruesa, y la sínfisis mas corta y mas espesa. Además, la cresta longitudinal lateral de la cara externa, está colocada un poco mas atrás que en las dos especies precedentes, empezando recien debajo de la parte anterior de la segunda muela, presentando así una transición evidente al género Microcavia. El agujero mentoniano es proporcionalmente mas pequeño, y la parte de la mandíbula inferior que se extiende adelante de las muelas, es mas levantada hácia arriba y no deprimida verticalmente como en las dos otras especies. La primera muela inferior es notablemente mas pequeña que la segunda, pero con sus dos prismas de tamaño mas igual aunque el primero colocado muy oblicuamente al eje de la serie dentaria; esta muela solo tiene 0m0022 de diámetro ántero-pos- terior, y 0ni0018 de diámetro transverso en el prisma posterior. Las muelas siguientes, de igual tamaño entre sí, están formadas por dos prismas casi iguales, el pos- terior con una pequeña escotadura como en las dos especies precedentes. Cada una de estas muelas tiene 0m003 de diámetro ántero-posterior, y 0m0023 de diámetro transverso. Las tres primeras muelas inferiores ocupan un espacio longitudinal de 0m0075. La rama horizontal déla mandíbula, debajo déla segunda muela, me- dida sobre el lado externo, tiene 9 milímetros de alto. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Base del piso bonaerense de la formación pampeana. Palaeocavia minuta n. sp. (Pl. XII, fig. 8) Esta especie se distingue por su tamaño excesiva™ mente diminuto, casi una mitad menor que el de la precedente. Sus restos no son raros, existiendo de ella mandíbulas casi enteras, pero desgraciada- mente al escribir estas líneas solo dispongo de la parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, con el incisivo y la primera muela. El incisivo solo tiene 0m008 de ancho. La primera muela, muy pequeña, está formada por dos prismas triangulares desiguales, mas ó ménos del mismo diámetro ántero-posterior, pero el anterior de menor diámetro transverso, con una depresión perpendicular muy pequeña sobre la cara ántero-externa, y formando sobre el lado in- terno una columna perpendicular convexa de doble ancho que la del prisma posterior. La corona solo tie- ne 0m00 1 7 de diámetro ántero-posterior, y 0m001 5 de diámetro transverso en el prisma posterior. La distancia del borde anterior del alveolo de la primera muela, al alveolo del incisivo, es de 7 milí- metros, y el alto de la rama horizontal debajo de la primera muela es de 6 milímetros, lo que demuestra que aunque pequeña era de formas relativamente macisas. Localidad. — He recogido los restos de esta especie en los alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). GAVIA KLEIN. Cavia, Klein, Quadrupedum Dispositio , p. 49, 1751. Anoerna, Fr. Cuvier, Ann. du Mus. XIX, p. 292, a. 1812. Este género, confundido casi siempre con el an- terior y con otros del mismo grupo, se distingue sin embargo por caractéres bien acentuados, parti- cularmente en la conformación de los dientes mucho mas complicados, y formados de partes muy dis- tintas. Las tres primeras muelas superiores están formadas cada una por dos partes muy desiguales, la anterior en forma de lámina angosta un poco 30 234 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS arqueada, y la posterior en forma de prisma trian- gular, cuya parte mas ancha que forma la base del triángulo, queda al lado externo y está dividida en dos ramas en forma de Y, por un pliegue profundo que penetra en la corona por el lado externo que es el mas ancho del prisma ; ambas partes están uni- das en el lado externo por una delgada hoja de esmalte que parte de la punta externa de la lámina anterior y se une al ángulo anterior externo de la rama anterior de la parte ó prisma posterior; el surco interno profundo que separa las dos partes de cada muela, y el surco externo de la base de cada uno de los prismas posteriores, están rellenados por depósitos de cemento. La última muela superior difiere de las prece- dentes por el prisma posterior cuya escotadura externa está apenas indicada, y lleva hácia atrás siguiendo la línea externa de la série dentaria un prolongamiento accesorio bien desarrollado, mas ancho adelante, y mas angosto hácia atrás. En la mandíbula inferior, cada muela está for- mada por dos partes igualmente diferentes ; la anterior en forma de lámina delgada y derecha formada por dos hojas de esmalte paralelas ; y la posterior en forma de prisma triangular con la base ó parte mas ancha hácia el lado interno, subdividida á su vez en dos partes desiguales por una escotadura que forma un pliegue entrante profundo al lado interno; los espacios intermediarios, están rellenados por cemento. Las cuatro muelas son de forma absoluta- mente igual, incluso la primera, cuya parte anterior no tiene prolongamiento anterior como sucede en el género precedente, ni está bipartida al lado externo por un surco perpendicular, como sucede con el prisma anterior de la primera muela inferior de Cerodon y de Microcavia. La arista longitudinal externa de la rama horizon- tal, no llega tan adelante como en Cerodon , em- pezando debajo de la parte media de la primera muela. En la actualidad no vive en la República mas que una sola especie de este género, llamada Cavia porcella Lin. (Pl. XII, fig. 2 V 3) Mus porcellus, Lineo, Syst. Nat. ed. 12, I, p. 79. Cavia aperea, Lineo ed. Gmelin, I, p. 122. Kuhl, Beitrage zur Zoologie, p. 65. FR.CuviERy Geoffroy, Hist. Nat. des mammíf. fase. 48. Pr. Max. de New. Wied. Abbild. d. zurNaturg. Bras. Beitrage, etc., II, p. 462. Rengger, Naturgesch. der Sáugethiere von Paraguay , p. 274. Wagner-Schreber, Süugeth. Suppl. IV, p. 58. Waterhouse, Nat. Hist. of the Mammal, II, p. 185. Cavia Azaree, Lichtenstein, Doublett. Verz. 1835. ? Cavia leucopyga, Brandt, Mem. de l’Acad. Imp. de St. Petersb, se. nat. III, 2, 436, a. 1835. Cavia leucopyga, (Brandt) Burmeister, Syst. Ubers. etc., II, 246. — Id. Reise d. d. La Plata St.. II, 424. — Id. Descrip. phys. etc., III, p. 269. El Apereá, Azara, Apunt. etc., II, p. 37. Habita la región oriental de la República desde RahiaRlanca al Norte. Cavia porcella fossilis Cavia apereoides, Lund, Blik paa Brasiliens Dyreverden for. sidste, etc. Waterhouse, Nat. hist. of the mamm. II, p. 200. Cavia gracilis, Lund, Ob. cit. Cavia robusta, Lund, Ob. cit. Cavia leucopyga (Brandt), Ameghino, La antigüed. delhomb. t. I, p. 623, a. 1880. — Id. t. II, p, 80, a. 1881. Cavia porcellus (Lineo), Lydekker, Cat. etc., part. I, pág. 251, 1884. H. Winge, Jordfundne og nulevende, Gnavere, etc., p. 68, n° 40, a. 1887. ‘ La especie ha sido señalada en estado fósil prime- ramente por Lund bajo el nombre de Cavia apere- oides y luego de Cavia robusta , distinguiendo de ella otra variedad que designa con el nombre de Ca- via gracilis , pero que H. Winge sobre el exámen délos originales, las reúne todas bajo el nombre de Cavia porcellus. Lydekkeu en el Catálogo de los fósiles del Museo Británico, menciona la existencia de restos fósiles de la misma especie procedentes de los depósitos fo- silíferos de las cavernas del Brasil, que dice es im- posible distinguir de los restos actuales de la misma especie. En la República Argentina tampoco son raros los restos fósiles de esta especie, pero en terrenos relati- vamente recientes, no conociéndose hasta ahora nin- gún fragmento procedente de la formación pampeana, no solo de esta especie, pero ni tampoco de nin- guna otra forma que pueda incluirse en el mismo género. Esto robustece fuertemente la opinión de que los depósitos fosilíferos de las cavernas del Bra- UNGUICULADOS 235 sil son de época mas reciente que la formación pampeana de Buenos Aires. Localidad. — En la República Argentina se han encontrado restos fósiles de esta especie, en las barrancas del Rio Lujan y de la Cañada de Rocha cerca de la Villa de Lujan, en los alrededores de La Plata, en la barrancas del Rio Paraguay en For- mosa, y en el territorio del Chaco. Horizonte. — Piso querandino y piso plateóse de la formación cuaternaria, hasta la época actual. Winge, en su reciente obra sobre los roedores fó- siles y actuales del Brasil, describe una nueva espe- cie procedente de los depósitos fosilíferos de las cavernas que designa con el nombre de Cavia vates ( Jordfundne , etc. p. 66, N° 39). Es un aliado muy cercano de Cavia porcella, y ha sido desig- nado con un nombre verdaderamente feliz, pues los caractéres de esta especie son realmente los de una forma antecesora. La ausencia de especies fósiles de este género, en nuestro país, y su presencia en el Brasil, en donde vive en abundancia la especie nueva, podría conside- rarse como un indicio probable de que Cavia porce- lla es indígena del Brasil y descendiente directo de Cavia vales. NEOPROCAVIA amegii. Procavia, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 64, Enero de 1885. He descrito este género primeramente con el nom- bre de Procavia, sin apercibirme que ya había sido empleado por Store. desde 1 780 ó Prodromus meth. Mamm. etc.) para designar el Daman ó Hyrax , puesto que este último nombre fué creado por Her- mán n ( Tabulee aff. anim.) tres años mas tarde, de- signando ahora la familia á que pertenece dicho ani- mal, los Hyracidse, con tres géneros ó sub-géneros distintos, Procavia, Heterohyrax y Dendrohy- rax (Véase Lataste, Sur le sisteme dentaire du genre Daman en Annali del museo cívico di Genova, série 2a, vol. IV, 1887). En consecuencia cambio el nombre del homónimo Procavia en Neo- procavia para el género de creación mas reciente. El género Neoprocavia se distingue por incisi- vos superiores comprimidos lateralmente y muy ar- queados como en Dol ¿chotis, é incisivos inferiores igualmente comprimidos y de cara anterior convexa. La primera muela inferior (p.T) está compuesta de tres partes prismáticas con tres columnas y dos sur- cos externos, y cuatro columnas y tres surcos inter- nos. El m.T y m. j están compuestos de dos partes prismáticas con dos aristas perpendiculares y un gran surco en el lado externo, y tres columnas y dos surcos en el interno. IVeoprocavia mesopotámica Amegii. (Pl. xir, fig. 31; pl. xxii, fig. 23 y 24) Procavia mesopotámica, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 64, Enero de 1885. — Id. t. IX, p. 76, a. 1886. Arvícola gigantea, Bravard, Monogr. de los terr. mar. etc., p. 94, a. 1858, (nomen nuduni). Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, ent. XIV, p. 110, Diciembre de 1885. Roedor indeterminado, A. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac . de Cieñe, t. VIII, p. 68, 1885. Las piezas de este animal que hasta ahora me son conocidas son : un incisivo superior izquierdo, muy arqueado y muy comprimido en sentido lateral como el mismo diente de varios cavinos actuales. Tiene 4 milímetros de ancho en la cara anterior y 5 milímetros de grueso. El esmalte dá vuelta sobre el lado externo formando una curva pequeña, y sobre el interno á ángulo recto, formando una faja plana de solo un milímetro de ancho. La corona en vez de estar cortada en bisel como en casi todos los roedo- res, está cortada transversalmente, con la parte me- diana un poco mas gastada y honda, formando el es- malte una especie de cresta transversal sobresaliente en el lado externo, y la pared posterior otra cresta mas corta, ambas separadas por la depresión trans- versal del centro de la corona antes mencionada. Varios incisivos inferiores, muy comprimidos la- teralmente, de solo 4 milímetros de ancho, con la cara anterior esmaltada muy convexa, y la corona cortada en bisel formando un ángulo muy agudo. Un fragmento de mandíbula inferior del lado iz- quierdo con las tres primeras muelas y la parte poste- rior del incisivo. La base del incisivo llega hasta debajo del punto intermedio entre el m.- y m.¥. El p.j es notablemente mas grande que los dos 236 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dientes que siguen hacia atrás, y compuesto de tres partes prismáticas, la anterior y posterior mas ó menos del mismo tamaño y la del medio un poco mas pequeña ; estos tres prismas están dispuestos de manera que forman tres columnas separadas por dos surcos en el lado externo y cuatro columnas separadas por tres surcos en el interno. Las cuatro columnas internas son anchas y redondeadas, pero las dos del medio mas pequeñas y mas angostas que las de las extremidades. El m.- está compuesto por dos prismas que terminan en dos aristas perpen- diculares externas separadas por un surco pro- fundo, y forman tres columnas internas, la del me- dio mas pequeña, separadas por dos surcos. El m.g es absolutamente igual al m.T. Dimensiones Alto de la rama horizontal en la barra adelante del p. x Ancho del incisivo ( ántero-posterior Diámetro del p. x ¡ transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro delm.T [transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro del m-x \ transverso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas 0m010 0.004 0.008 0.0045 0.006 0.005 0.006 0.005 0.020 CABDI0MYS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 57, a. 1885. Este género hasta ahora solo está representado por la primera muela de la mandíbula inferior, y otra de la mandíbula superior, pero de caractéres muy bien definidos que no dejan duda sobre su distinción genérica. La primera muela inferior está compuesta por tres partes parecidas, que representa cada una un prisma triangular, colocadas de modo que forman cuatro columnas separadas por tres surcos en el lado interno, y tres aristas separadas por dos surcos en el externo. La muela superior está formada por dos prismas triangulares con dos aristas externas y tres columnas internas. Cardiomys cavinus Amegh. (Pl. XXII, f. 18 y 19) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 57, a. 1885. Burmeister describe de este animal y bajo el nombre de Arvícola gigantea que parece le había aplicado Bravard, un fragmento de la parte anterior izquierda de la mandíbula inferior con las dos primeras muelas de la que dá el dibujo con el objeto de probar que no se trata de un arvicolino, familia que no tiene representantes en Sud América, sino de un verdadero caviuo. La figura demuestra que dicho fragmento pertenece á la misma especie de que me ocupo, estando la descripción que la acompaña completamente de acuerdo con la que he dado de las tres muelas anteriores de la mandíbula inferior del fragmento mas arriba descrito. La talla de la Neoprocavia mesopotámica era un poco menor que la del Dolichotis patagónica. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recogidos en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, por el profesor Scalabrim, Bravard y Both y se conservan en los Museos de Entre Bios, de Buenos Aires y de Copenhague. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica®(oligoceno inferior) . La primera muela inferior (pm. j) formada por la unión de tres prismas, demuestra pertenecer á un roedor de la talla del Dolichotis patagónica ; tiene 10 milímetros de diámetro ántero-posterior, 5 milí- metros de diámetro transverso y 19 milímetros de largo en línea recta. Cada sección de los prismas representa un triángulo cuya cúspide está dirijida hácia afuera para formar las tres aristas longitudi- nales externas, y la base está dirijida hácia adentro entrando en cada una un pequeño pliegue que constituyen los tres surcos internos. El primer prisma es bastante mas voluminoso que los dos si- guientes, dirijiéndose un poco oblicuamente hácia adelante, y presentando una pequeña y suave de- presión longitudinal en su cara ántero-externa. Del ángulo posterior interno de este prisma sale un pequeño pliegue que después de formar el primer surco longitudinal forma la segunda columna in- terna, para venir á unirse al ángulo anterior interno del segundo prisma. Del ángulo posterior interno del prisma mediano sale otro pliegue que dá la misma vuelta que el anterior para unir este prisma al tercero. Resulta de esta conformación que los UNGUICULADOS 237 tres surcos internos están formados cada uno en la base interna del triángulo del prisma, y que las cuatro columnas internas están formadas : la primera por la parte anterior interna del primer prisma, la segunda por la parte posterior del primer prisma y la parte anterior del segundo, la tercera, por la parte posterior del segundo prisma y la parte ante- rior del tercero, y la cuarta por la parte posterior ó ángulo posterior interno del tercer prisma. De estas cuatro columnas, las tres anteriores son re- dondeadas, y la cuarta comprimida en forma de arista cortante. La muela superior es probablemente la segunda del lado derecho (mA), bastante arqueada, de 7 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 6 milímetros de diámetro transverso y 20 milímetros de largo, compuesta de dos prismas de sección triangular, formando dos altas columnas ó aristas cortantes en el lado interno separadas por un surco profundo, y tres columnas en el lado externo separadas por dos surcos longitudinales ; cada uno de estos surcos corresponde á uno de los prismas. La primera columna externa, la mas desarrollada, corresponde á la parte anterior externa del primer prisma que es notablemente mas grande que el segundo. El primer surco, ó anterior externo, es igualmente mas pro- fundo que el segundo. La segunda columna externa de superficie convexa es mucho mas baja que la primera y tercera, bastante ancha, y formada por el ángulo póstero-externo del segundo. La tercer columna separada de la segunda por un surco an- gosto y poco profundo, es ella misma igualmente estrecha y comprimida en forma de arista, estando formada por el ángulo posterior externo del segundo prisma. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recojidos por el profesor Scalabrijni en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y se conservan en el Museo provincial de Eutre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). CARDIODON amegh- Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieno, t. VIII, p. 59, a. 1885. Este género, representado por la mitad derecha de la mandíbula inferior con el incisivo y los cuatro molares, es por la forma de la dentadura, de un tipo mas complicado que todos los demás géneros de cavinos hasta ahora enumerados. La mandíbula está construida sobre el tipo de la de los ya men- cionados géneros. El incisivo lleva una depresión longitudinal sobre la cara anterior. Los molares están compuestos de tres partes prismáticas, el p.r con tres columnas y dos surcos tanto en el lado interno como en el externo; el m.Ty ¥ con dos aris- tas y un surco en el lado externo y tres columnas y dos surcos en el lado interno ; el m.3 con cuatro co- lumnas y tres surcos externos y tres columnas y dos surcos internos. Cardiodon Mavshii Amegh. (Pl. XXII, f. 16) Ameghino, Ob. y pág. cit. La forma general de la mandíbula de esta especie es la misma que en los demás cavinos, con la dife- rencia de que es en proporción mas larga y ménos gruesa, denotando que el animal en general no era de un tipo tan robusto como los demás cavinos co- nocidos. El incisivo es mas corto que en los demás géneros fósiles mencionados, llegando la raíz tan solo hasta debajo del primer molar, en el lado interno de la mandíbula, como es de regla en esta familia, El es- malte que cubre la cara anterior dá vuelta en el lado interno de un modo brusco produciendo un ángulo recto y formando en esta parte un borde ó cintilla de esmalte como se vé en la vizcacha y en Mecga- mi/s, pero diferente del modo como se presenta en Cardiotherium , en el que el esmalte dá vuelta en los ángulos longitudinales del incisivo formando una convexidad tanto en el lado interno como en el externo ; la misma configuración presenta el Car- diodon en el lado externo, de acuerdo en esto con el tipo general de los roedores. La cara anterior cubierta de esmalte, muestra en el medio una de- presión longitudinal y de fondo cóncavo como se observa en el Hydrochoerus y otros roedores, pero poco acentuada. El p. I se compone de tres prismas desiguales, el primero muy pequeño, el segundo algo mas grande, y el tercero mas grande que el segundo, formando en el lado interno tres columnas y dos surcos. La 238 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS columna interna anterior está formada por la reu- nión del primero y segundo prisma. La segunda co- lumna está formada por la parte anterior interna del tercer prisma que toma un gran desarrollo afectando la forma de un prisma suplementario intermediario. La tercera columna está formada por la parte poste- rior interna del mismo prisma. Los dos surcos inter- nos están situados, el primero entre el segundo y el tercer prisma, y el segundo en la parte interna del tercer prisma que lo divide aquí en dos partes. En el lado externo, la primer columna , colocada mas hácia adentro que las otras y mas pequeña, está constituida por el primer prisma, que es el mas pe- queño de todos, lo que explica la pequenez de la columna. Las otras dos columnas están formadas por los dos prismas anteriores, y el segundo surco separa exactamente ambos prismas entre sí. El m. T está igualmente compuesto de tres pris- mas, pero mas iguales entre sí; presenta en el lado interno tres columnas, correspondiendo cada una á un prisma, y estando separadas por dos surcos, uno anterior poco profundo, y uno posterior grande y pro- fundo. En el lado externo, está construido sobre el mismo tipo que el diente correspondiente del Pro- car dio therium, es decir que los tres prismas no for- man aquí mas que dos aristas separadas por un foso profundo, debido también como en la muela del Pro- cardiotherium, á la fusión de la parte externa del segundo prisma con el tercero, con la diferencia que el pequeño pliegue que se encuentra en la superfi- cie interna de la última arista correspondiente al punto en que se unen el segundo y el tercer pris- ma, no es en Cardiodon tan rudimentario como en Procardiotherium, mostrándose al contrario como una pequeña arista bien visible en el fondo del foso que separa en el lado externo, los dos prismas prin- cipales, anterior y posterior. El m.Y está construido absolutamente sobre el mismo tipo que el m.T. El 1% está también formado por tres prismas, pero dispuestos de modo que, en vez de formar en el lado externo dos aristas, forman cuatro, separadas por tres surcos estrechos y profundos. La primera arista, la mas desarrollada, está formada por el primer prisma. La segunda columna ó arista está ¡formada por el ángulo ántero-interno del segundo prisma. La tercera columna está formada por el ángulo póstero- interno del segundo prisma y el ángulo ántero-interno del tercero. La cuarta columna está formada por la parte póstero-interna del último prisma. En el lado interno los tres pris- mas están separados formando tres columnas divi- didas por dos surcos. Dimensiones Alto de la rama horizontal en la parte mas baja de la barra Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del P-r Largo de la barra de la parte anterior del alveolo del p. j al borde del alveolo del incisivo Ancho del incisivo inferior ( ántero-postenor Diámetro del p. r ! . 1 4 ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del m. r j 1 ( transverso ( ántero-posterior.... Diámetro del m. j 1 , * ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del m., j transvers„] Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas. 0m007 0.012 0.014 0.003 0.0045 0.003 0.004 0.003 0.005 0.003 0.003 0.006 0.021 El individuo á que perteneció la mandíbula des- crita era todavía algo joven ; es por consiguiente posible que las medidas precedentes sufrieran con la edad algunas modificaciones, particularmente por lo que respecta á la última muela inferior que aún no está completamente desarrollada. La talla del Cardiodon Marshii adulto debía ser un tercio menor que la de la vizcacha existente. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y sus restos se conservan en el Museo provincial de dicha ciudad. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno inferior). ANGHIMYS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 69, a. 1886. Este género es bastante parecido al precedente con el que al principio lo había confundido, pero se distingue por los incisivos inferiores de cara ante- rior un poco convexa, y por Jas muelas inferiores con bandas perpendiculares sin esmalte en los cantos internos, y compuestas de tres prismas de tamaño desigual. La primera muela inferior (p.T) con tres aristas y dos surcos perpendiculares externos y una UNGUICULADOS 239 columna y una arista interna separadas por un surco. El m.T y m.^ con dos aristas y un surco externo, y tres columnas y dos surcos internos. Andiimys Leidyi, Amegh. (Pl. xxii, fig. 20; pl. xxv, fig. 3; Anchimys Leidyi, Ameghino, Bol. de la Acad. etc., t. IX, p. 70, a. 1886. Cardiodon Leidyii. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 63, a. 1885. Fundé la especie sobre una pequeña parte de la mandíbula inferior conteniendo, la sínñsis completa con ambos incisivos y pai te del alveolo del primer molar del lado derecho, pieza que me demostró se trataba de un animal cercano al Cardiodon en cuyo género lo coloqué provisoriamente, reconociendo que podría ser quizá un género distinto. Poco des- pués pude examinar la mitad derecha de la mandí- bula inferior con el incisivo y los tres primeros molares intactos, los que realmente presentan carac- téres distintivos de orden genérico que me obli- garon á separar el animal del Cardiodon con el nombre de Anchimys, denotando así su próximo parentesco con el mencionado género. La mandíbula en su conformación general pre- senta la misma forma que la de Cardiodon, siendo solo un poco mas robusta. El incisivo tiene la cara esmaltada anterior casi plana, muy ligeramente convexa en vez de presentar la depresión longitudinal que muestra el del Car- diodon. La primera muela inferior es de tamaño mayor que la misma de Cardiodon y de una conformación un poco distinta. La lámina ó prisma anterior es pequeño y grueso representando casi una columna, con arista perpendicular externa separada. El se- gundo prisma tiene la forma de una lámina simple, y el tercero tiene en el lado interno un surco per- pendicular que lo divide en dos ramas. En el lado externo cada prisma tiene una arista perpendicular distinta que están separadas por dos surcos angostos y profundos. En el lado interno al contrario, los dos primeros prismas y la rama anterior del tercero están unidos en una sola columna ancha de 4 milí- metros y con una pequeña depresión perpendicular en su parte mediana, permaneciendo solo con arista perpendicular distinta la rama posterior del tercer prisma que, ya he dicho está separada de la anterior por un surco profundo. Además de estas pequeñas diferencias se observa en el lado interno un carác- ter muy particular : dos interrupciones en la capa de esmalte que rodea la muela, de manera que pre- senta dos fajas angostas perpendiculares sin esmalte, situadas, una en el ángulo ántero-interno de la muela, y la otra en el ángulo póstero-iutemo. Las muelas inferiores segunda y tercera, están construidas sobre el mismo tipo que las correspon- dientes del Cardiodon Marshii con la única diferencia que presentan igualmente como la primera dos interrupciones en la capa de esmalte, dos fajas perpendiculares no esmaltadas, situadas también una en el ángulo anterior y la otra en el posterior del lado interno. Dimensiones Alto de la mandíbula en la parte mas baja de la barra. . . . Alto de la mandíbula debajo de la parte posterior de la ter- cera muela Largo de la barra de la parte anterior del alveolo del in- cisivo al borde anterior del alveolo del primer molar. . . Longitud de la impresión sinfisaria perpendicular Ancho del incisivo Grueso ántero-posterior ( en la parte anterior, transverso ( en posterior tv, , , . , , f ántero-posterior Diámetro de la segunda muela 1 , ( transverso. . . Diámetro de la tercera muela í «^-posterior ( transverso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas anterio- res Diámetro de la prime- ra muela. 0m007 0.014 0.016 0.017 0.0025 0.003 0.006 0.002 0.003 0.005 0.004 0.0045 0.04 0.017 La parte posterior del incisivo llega al lado de la parte anterior del segundo molar. El agujero men- toniano externo ocupa la posición normal que tiene en los representantes de la misma familia. La cresta lateral externa es mas pronunciada que en Car- diodon. Localidad. — Ha sido descubierta por el profesor Scalabriini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y depositada en el Museo pro- vincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). 240 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PROCARDIOTHERIUM amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 53, a. 1885. Fundé este género sobre una mitad izquierda de la mandíbula inferior, que comprende la síníisis con el alveolo del incisivo, pero sin el diente, y los tres primeros molares intactos. Se parece bas- tante á Cardiotherium , sobre todo á C. de)iti- culatum , pero es de apariencia mas primitiva, difiriendo mas de Hydrochoerus que el Cardio- terium. Los dientes inferiores están formados por tres prismas mas ó ménos triangulares, y el p.T tiene 3 aristas externas separadas por dos surcos anchos y profundos, y 5 columnas internas separadas por 4 surcos. Procardiotlierium simplicictens Amegh. (Pl. XXII, flg. 13) Ameghino, Bol. etc., pág. citada. La forma general de la mandíbula parece ser la misma que en Cardiotherium. En el Procardio- therium no se nota sin embargo una pequeña arista ó cresta que tiene la mandíbula del Cardio- therium, formada por una prolongación del borde alveolar interno que pasando oblicuamente por delante del p.r vá á perderse insensiblemente en el lado externo de la mandíbula. El incisivo á juzgar por el alveolo debe haber sido mas angosto y mas espeso, ó sea mas compri- mido lateralmente que el del Cardiotherium. Elp.T consta de tres partes prismáticas triangula- res mas ó ménos del mismo tamaño, distintas en el lado externo en donde forman tres aristas sepa- radas por dos surcos profundos, pero que sobre el lado interno forman 5 columnas separadas por 4 surcos. El primer prisma está colocado oblicua- mente, presentando en su cara án tero-externa una suave depresión longitudinal. De su parte póstero-interna sale una hoja que vá á unirse al ángulo ántero-interno del segundo prisma, después de haber formado una especie de columna interna separada de la columna anterior correspondiente al primer prisma por un surco poco profundo. Del ángulo posterior interno del segundo prisma sale igualmente una lámina destinada á unir este prisma con el ángulo ántero-interno del tercero. Del cuerpo del segundo prisma sale una apófisis ó co- lumna comprimida que se dirije hácia el lado in- terno de la mandíbula, separada de los ángulos anterior y posterior del mismo prisma por dos surcos profundos, construcción particular que no he observado en las muelas de ninguna otra especie de esta familia. Resulta así que, de las 5 columnas internas de la primera muela, la primera está for- mada por la parte ántero-interna del primer prisma, la segunda por el pliegue que une el ángulo poste- rior interno del primer prisma al ángulo ántero- interno del segundo, la tercera está formada por un avance ó apófisis aislada que se destaca del cuerpo del segundo prisma con el ángulo anterior interno del tercero, y la columna quinta ó última muy com- primida, está formada por el ángulo posterior interno del último prisma. El m.T está formado por tres prismas de tamaño poco diferente, siendo el primero el mas grande y el segundo el mas pequeño. Estos tres prismas forman en el lado interno cuatro columnas y tres surcos. La primera columna muy pronunciada y comprimida en forma de arista está formada por el ángulo anterior interno del primer prisma. La se- gunda columna, mas baja y redondeada está formada por una lámina que sale del ángulo posterior in- terno del primer prisma, y se une al ángulo anterior interno del segundo. La tercera columna está for- mada por el ángulo posterior interno del segundo prisma, y la columna cuarta, la mas desarrollada, está formada por la parte interna del tercer prisma. De los surcos que separan estas columnas, el pri- mero ó anterior está colocado en la parte interna del primer prisma, el segundo en la parte interna del segundo prisma, y el tercero que es el mas pro- fundo está colocado entre el segundo y el tercer prisma, estando su parte mas profunda separada por un depósito de cemento. En el lado externo, la for- ma de la muela es completamente distinta. Los tres prismas se combinan de modo que no forman aquí mas que dos columnas muy comprimidas ó aristas separadas por una depresión ó surco muy profundo, ancho en un principio de unos 4 mm., pero cuyas paredes convergen hácia el fondo para reunirse en un punto en donde forman el vértice de un ángulo UNGUICULADOS 241 concluyendo de consiguiente el surco en un fondo muy estrecho rellenado en parte por cemento. Esta conformación especial depende del primer prisma que se conserva independiente formando la arista externa anterior, mientras que el segundo se reúne por un ángulo externo al posterior para formar la columna ó arista externa posterior. Sin embargo, la fusión no es completa, pues el punto de unión de los dos prismas es perfectamente visible en forma de un pequeño pliegue longitudinal que se vé sobre a superficie interna de la arista externa posterior, que corresponde al punto en que el ángulo externo del segundo prisma se confunde con el último. El m. j está construido absolutamente sobre el mis- mo tipo que el m . T . El alveolo del incisivo está colocado en el lado in- terno de la mandíbula apoyado contra la curva cón- cava externa que describen ios molares, y la raíz empieza debajo de la parte media del tercer molar. Los agujeros mentonianos están colocados del mis- mo modo que en Cardiotherum. Dimensiones Diámetro del alveolo del incisivo Largo de la barra entre i 7 y p. j Alto de la rama horizontal en la parte mas baja de la sin fisis Alto de la rama horizontal debajo del m. ? n. , . . , ( ántero-posterior. • Diámetro del p.r * ( transverso Diámetro delm.T \ ^tero-posterior ( transverso Diámetro del m. j ántero-posterior ( transverso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas El Procardiotherium simplicidens tenía una ta’Ia comparable á la de la vizcacha. Localidad. — Descubierta por el profesor Sca- labríni en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y depositada en el Museo provin- cial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). 0m005 0.022 0.013 0.020 0.008 0.004 0.0075 0.005 0.006 0.001 0.022 Procardiotherium crassura Amegh. (Pl. XXII, fig. 4) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe ., t. VIII, p. 56, a. 1885. Esta especie me fué primeramente conocida por tu :t sola muela, la primera del lado izquierdo de la mandíbula inferior todavía implantada en un pe- queño fragmento de mandíbula ; está construida so- bre el mismo tipo general que la correspondiente del Procardiotherium simplicidens , pero presenta con esta una diferencia de tamaño tan considerable, que la necesidad de separarla como especie distinta se impondría aunque no existiera otra diferencia de estructura. Sin embargo, la forma de la parte ante- rior de esta muela no es completamente igual en ambas especies. En la primera muela inferior del P. simplicidens, el primer prisma ó anterior se une al ángulo ántero-interno del segundo prisma por una lámina muy delgada y convexa [lacia el lado interno, de manera que representa una co- lumna longitudinal separada por un surco de la parte ántero-interna del primer prisma. En la mis- ma muela del P. crassum, la lámina que une el prisma anterior al segundo, es muy desarrollada, tomando un volumen considerable, sin formar co- lumna distinta en el lado interno, y por consi- guiente sin formar tampoco el surco interno del pri- mer prisma del P. simplicidens, del que no se vé el mas pequeño vestigio. Resulta de esta confor- mación especial que, el primer prisma de la muela del P. crassum, forma con el ángulo ántero— inter- no del segundo prisma, una sola columna interna, ancha y aplastada, de unos 8 mm. de ancho, ocu- pando así ella sola la mitad del diámetro ántero-pos- terior de la muela. Este diente tiene Í6 mm. de diámetro ántero-posterior, 7 mm. de diámetro transverso en la primera lámina, 8 mm. en la se- gunda, 9 mm. en la tercera, y 28 mm. de largo de la raíz á la corona. Estas medidas indican un roedor de talla aproxi- mada á la del carpincho actual. Localidad. — - Ha sido descubierta por el profe- sor ScALABRUNr, en las barrancas de los alrededores de la ciudad deL Paraná, y se conserva en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). PHUGATHERIUM amegti. Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíf. exting. de Monte Hermoso, p. 6, a. 1887, El incisivo superior es de cara anterior convexa 31 242 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS y estriado longitudinalmente. Las muelas anterio- res de la mandíbula superior están formadas por dos prismas, ambos compuestos como en Hyclro- choerus, pero con capa de esmalte ininterrumpida del uno al otro. Las muelas anteriores de la man- díbula inferior están formadas por tres partes pris- máticas, unidas igualmente por una hoja continua de esmalte. Plmg-atherlum catacUsticimi Amegh. Ameghino, Ob. y pág. cil. Establecí la especie sobre un fragmento de man- díbula inferior del lado izquierdo, con el alveolo del incisivo, el alveolo del p.T, y las dos muelas siguientes, m.T y y intactas. Según esta pieza, el animal se acerca bastante del carpincho, llydro- choerus, pero mas todavía de los géneros extingui- dos del Paraná Plexochoerus y C&rdiotherium. Las dos muelas existentes, segunda y tercera, tienen entre sí absolutamente la misma forma, lo que no sucede con las del carpincho. Cada una de estas muelas está formada por tres láminas transversales angostas, de bordes libres en sus dos extremos, de modo que forman tres columnas perpendiculares in- ternas y tres externas, estas últimas estrechas en forma de aristas, pero de las internas solo la ante- rior y posterior presentan esa forma, siendo la del medio notablemente mas ancha. Las tres láminas están unidas por hojas delgadas de esmalte, que salen de la lámina central, la anterior sobre el lado interno y la posterior sobre el externo. La capa de esmalte de cada muela forma una hoja continua é in- interrumpida que envuelve las tres láminas, estando el fondo de los surcos que separan las láminas sobre los lados interno y externo, rellenado por depó- sitos de cemento. El m.T es un poco mas grande que el m.¥, al revés de lo que sucede en el ILydro- choarus en el que el m.-g es mas grande que el m.T. A juzgar por el alveolo parece que el p.T también fué mas grande que el m. T, pero mas angosto hácia adelante, mientras las dos muelas siguientes, m.T y ? presentan casi el mismo diámetro trans- verso atrás y adelante. El alveolo del p.y tiene 7 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 milí- metros de diámetro transverso en su parte posterior. El m.T tiene 7 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 0mQ045 de diámetro transverso, y el m. ¥6 milímetros de diámetro ántero-posterior, 4 milí- metros de ancho en la parte anterior y un poco ménos en la posterior. El alveolo del incisivo tiene 4 milímetros de ancho, y la rama horizontal de la mandíbula debajo del m.T, 1 7 milímetros de alto. Localidad. — He recojido los restos de esta especie en Monte Hermoso. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). GARMOTHERIUM amegh. Curdiotherium, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 270, a. 1883, — Id. t. Vil, p. 42, Enero de 1885. Scalabiiini, Cartas científicas al general Eduardo Racedo, p. 6 y 19, a. 1887. Ortiz, T. E., Paleontología de Entre Ríos, p. 14, a. 1888. H. Winge, Jorfundne, etc.., p. 174, a. 1887. Contracavia , Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, ent. XIV, p. 158, Diciembre de 1885. El paladar de este animal es muy parecido al del PIydrochoerus, con las séries dentarias igualmente convergentes hácia adelante. Las tres primeras muelas superiores están formadas por dos prismas, el anterior compuesto y el posterior simple, con dos aristas perpendiculares internas y tres externas, y capa de esmalte continuada. La primera muela inferior está formada por tres prismas unidos por una hoja de esmalte continuo y cada prisma con un pliegue interno. La segunda y tercera muela infe- rior están compuestas de tres prismas, cada muela con tres aristas y dos surcos externos y cuatro aristas y tres surcos internos. La cuarta muela in- ferior está formada por cuatro láminas con cuatro columnas en el lado interno, y una arista y una ancha columna con un surco longitudinal en el ex- terno. El incisivo inferior es de cara anterior esmal- tada muy convexa. La forma general de la mandí- bula inferior es la misma que en Hydrochoerus. Fundé este género en 1883, sobre dos únicas muelas inferiores, la segunda y la tercera, agre- gando luego, en Enero de 1885, la descripción del maxilar inferior con las cuatro muelas y el incisivo, y las primeras muelas superiores. Es raro que conociendo Burmeister mi trabajo, en el que describo detalladamente la conformación UNGUICULADOS 243 de las primeras muelas superiores, no se haya aper- cibido que el animal al que dió el nombre de Con- tracavia era el mismo género C arclio therium. Cree el distinguido paleontólogo, que el animal, del que solo conoce parte del cráneo con las dos muelas anteriores, ha sido muy parecido á la Cavia actual, pero con sus muelas superiores de forma invertida. En efecto, en el género Cavia las muelas superiores están formadas por dos partes de la que la anterior es simple en forma de lámina transversal, y la posterior es de forma prismática con un pliegue entrante perpendicular en el lado externo ; mientras que en Carcliotherium el prisma anterior es compuesto y con un pliegue perpen- dicular entrante en el lado externo, y el prisma posteriores simple. De esta oposición de tipo tan solo aparente ha derivado el nombre de Contracavia que aplicó á este animal. Sin embargo creo que examinando los materiales con mayor detención, esta similitud con la Cavia desaparece en gran parte, para quedar en pié mis primeras deducciones que me hicieron colocar este animal al lado del carpincho, como ios dos géneros que mas se parecen entre sí, desapareciendo igual- mente esa aparente inversión en la conformación del tipo de las muelas. Realmente tal inversión si fuera fundamental y no aparente como es, bastaría para hacernos suponer que debe haber otros géneros cuyas muelas pre- senten mayores analogías con el género fósil que la Cavia actual. Por otra parte, el prisma compuesto de Cavia con su surco externo poco profundo, no es comparable al prisma compuesto de Cardiothe- rium ó Contracavia cuyo surco perpendicular externo es profundo, penetrando en el interior de la corona dividiéndola como dice muy bien el Dr. Bur- meister en dos ramas en forma de Y, que realmente faltan en la muela compuesta de Cavia, pues no pueden tomarse por tal los dos pequeñísimos can- tos producidos por el pequeño surco que posée. Además, el prisma simple anterior de Cavia tam- poco es asimilable al prisma simple posterior de Cardiotherium ó Contracavia pues este también está provisto en su lado externo de un pequeño surco perpendicular que falta al prisma simple de Cavia. De igual modo, la rama posterior de la Y que forma el prisma compuesto anterior de la muela de Cardio- therium, constituye en el lado externo una fuerte columna intermediaria que falta á la misma muela de Cavia, Y por esta misma razón la muela de Cardiotherium presenta en el lado externo tres columnas perpendiculares separadas por dos surcos, mientras que, la misma muela de Cavia solo tiene dos columnas perpendiculares separadas por un surco. Por último, me parece que es forzar dema- siado la imaginación suponer que el tipo de las muelas es invertido, y que el prisma posterior de Cavia corresponda al anterior de Cardiotherium y vice-versa. A estas dificultades tienen que llegar siempre los opositores sistemáticos de la evolución, por cuanto cerrando los ojos ante lo que nos enseña la morfología comparada, se encuentran con apa- rentes inversiones de construcción, ó con diferencias que les parecen en oposición con la construcción típica del organismo que las posée, sin atinar con una verdadera esplicacion natural, que se imponga por su misma sencillez, Así, en este caso, me parece que, en vez de suponer una inversión completa de construcción, es mas sencillo admitir que los prismas análogos por su posición se corres- ponden en los tres géneros, pero que en su marcha evolutiva liácia la complicación siguieron caminos algo distintos, ó representan etapas sucesivas de esa misma evolución, habiéndose complicado en Cavia solo el último prisma, en Cardiotherium el prisma anterior con un principio de complicación del posterior, mientras que en Hydrochoerus la evolución en ese sentido sería completa, habiéndose complicado los dos prismas, lo que está perfecta- mente de acuerdo con los datos de la paleontología, que nos presenta á Plexochocrus precisamente en ese estado evolutivo porque tiene que haber pasado Hydrochoerus. Paréceme también que no debemos buscar el pariente mas cercano de un roedor de talla tan con- siderable como Cardiotherium ó Contracavia ya desaparecido, en un animal existente y relativa- mente tan pequeño como la Cavia actual, pues estaría en completa oposición con las leyes filogé- nicas de la evolución, que quieren que los verda- deros antecesores sean de talla mas pequeña que los sucesores l. Las analogías con el Hydrochoerus son al contrario mas naturales, y se presentan sin necesidad de recurrir para explicarlas á la inver- sión de ciertos órganos. Comparando entre sí las muelas anteriores del cráneo de ambos animales, se vé claramente que el prisma anterior compuesto 1 Amiíghino, Filogenia, pág. 142. 244 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de Cardiothertum ó Contracavia es absoluta- mente idéntico al prisma anterior compuesto de la muela del Hyclrochcerus. Y si el prisma posterior de este también es compuesto y el de C ardió the- riurn simple, el pequeño surco que tiene este en el lado externo indica el principio de la complicación del prisma del carpincho, pues corresponde exacta- mente al surco entrante externo de este. Así tam- bién la gran columna mediana externa de Carclio- therium corresponde á la misma que se encuentra en la muela del carpincho, dividida en dos aristas perpendiculares por un surco estrecho y profundo. Y dadas todas estas analogías tampoco me parece admisible que el Cardiotheviun haya tenido cuatro muelas superiores mas ó menos iguales como lo supone el distinguido autor de Contracavia, pues la analogía con el carpincho me muestra que la última muela se componía de un crecido número de prismas como en el animal actual, pero proba- blemente mas parecida aún á la de su predecesor terciario de la misma época, el Plexochocrus, deducción confirmada además por la dentadura de la mandíbula inferior, cuya última muela la he descrito como compuesta de un cierto número de prismas. Por lo demás, las analogías con el Hyclro- chcerus y Plexochcerus están confirmadas por las otras partes que he descrito del mismo animal. Carcliotherium Doeringii Amegh. (Pl. xxii, fig. 7 á 12 y 17) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 270, a. 1883. — Id. t. VIII, p. 242, a. 1888. — Id. t. IX, p. 56. a. 1886. Establecí esta especie sobre dos muelas inferiores, la segunda y tercera del lado izquierdo de la man- díbula inferior, todavía adheridas á un pequeñí- simo fragmento de maxilar en el que se conserva en todo el largo de las dos muelas el borde alveolar externo, el borde alveolar interno, y debajo de este un pequeñísimo fragmento de la pared de la parte posterior del alveolo del incisivo. En el Hydrochcerus estas dos muelas (m.T y m.-) están compuestas por tres partes prismáticas trian- gulares, imitando cada prisma en la corona la forma de un corazón á causa de un pronunciado pliegue de esmalte que tienen ios dos prismas anteriores en el lado interno, y el posterior en el externo ; cada una de esas muelas muestra en el lado externo tres agudas aristas longitudinales separadas por dos surcos profundos que dan al diente por este lado un aspecto parecido á las muelas del Glyptodon; en el lado interno tienen cinco aristas longitudinales separadas por cuatro surcos profundos. En el Cardiotherium cada una de estas muelas está igualmente constituida por tres partes prismá- ticas que presentan también la forma de un cora- zón por un repliegue de esmalte que tiene cada parte, colocados en la misma posición en los prismas correspondientes del Hydrochcerus. En el lado externo cada muela tiene también tres aristas longitudinales y dos surcos profundos, pero á pesar de esta similitud aparece en la parte interna una diferencia notable; en vez de tener 5 aristas y cuatro surcos longitudinales como en el Hyclro- chcerus, el Cardiotherium solo tiene cuatro aris- tas y tres surcos. Esta diferencia que se presenta idéntica en ambas muelas (m.T y j) dándoles un aspecto menos complicado que las del género actual, es producida por la ausencia en las muelas del Cardiotherium del segundo surco que existe en el lado interno de las muelas del Hyclrochcerus, situado entre el primero y el segundo prisma. La ausencia de este surco produce en la forma de las muelas de ambos animales una diferencia notable, suficiente para justificar el establecimiento de un nuevo género. Examinando la estructura de estas muelas con mas detención, encontramos que el prisma anterior es mas oblicuo y presenta una arista externa mas inclinada hacia atrás en el Hyclrochcerus que en el Cardiotherium y el pliegue entrante interno es mucho mas profundo en el primero que en el segundo, resultando de esto que la parte interna del prisma está dividida en dos partes bien distintas en el Hyclrochcerus , mientras que dicha división está poco marcada en el animal fósil. El segundo prisma es en el Hyclrochcerus de la misma forma que el primero, con la cara ántero-externa un poco mas oblicua, y el lado interno igualmente dividido en dos partes por un pliegue profundo. Este segundo prisma está separado del primero' por el gran surco externo y otro interno angosto, profundo, y com- pletamente opuesto al externo como si fuera la continuación de este. Es precisamente este surco interno que falta en el Carcliotherium en el que la columna anterior interna posterior del primer prisma se prolonga por su arista formando con esta UNGUICULADOS 245 una columna ancha y redondeada que ocupa justa- mente el mismo lugar del profundo surco que en el Hydrochcerus separa la parte interna de ambos prismas. El tercer prisma está dispuesto del mismo modo en el Hydrochoerus que en Carcliotherium aunque separado en este último del prisma segundo por un pliegue mas ancho y mas profundo. En su forma general estas muelas del Carclio- therium vistas por la corona, son con corta dife- rencia del mismo ancho atrás y adelante, mientras en Hydrochcerus son angostas adelante y anchas atrás. Este fragmento proporciona las siguientes me- didas. ( ántero-posterior. 0m015 Diámetro del m.- 1 1 transverso ( adelante . 0.009 1 ( atrás . 0.010 ( ántero-posterior. . 0.016 Diámetro del m. 5 1 transverso £ adelante 1 atrás . 0.010 1 . 0.011 Espesor de la mandíbula sobre el borde alveolar del m. T. . . 0.13 El largo de estas muelas es con corta diferencia el mismo que las correspondientes del Hydrochcerus pero están mas encorvadas hácia el interior. El fragmento de borde alveolar interno todavía adherido á la mandíbula y en el que se encuentra la impresión de la parte posterior del alveolo, demuestra que la raíz del incisivo llegaba en el Carcliotherium hasta debajo del segundo prisma de la tercera muela. En el H. capybara el inci- sivo solo llega hasta debajo del primer prisma de la segunda muela, y en el H. magnus hasta debajo del segundo prisma de la última muela. Un fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo, que comprende la parte anterior con las dos primeras muelas, parte de la sínfisis y el inci- sivo roto conjuntamente con la mandíbula en la parte anterior de la sínfisis. La forma de esta parte de la mandíbula es muy parecida á la del carpincho. Las principales dife- rencias consisten en el borde alveolar interno del pm.T que pasa adelante de este diente en forma de cresta elevada para terminar en el lado externo de la barra, particularidad que falta en el carpincho; en la posición de la sínfisis que empieza debajo de la barra algo adelante del pm.T, mientras que en el carpidlo empieza debajo de la parte anterior del mismo diente; y en la posición del agujero mento- niano que está situado algo mas adelante que en el carpincho. El incisivo está roto,, pero puede, á pesar de eso, determinarse su tamaño, que es de 10 milímetros de ancho y 8 milímetros de espesor. En cuanto á su forma, la parte anterior de otro incisivo aislado demuestra que es completamente distinta de la del carpincho, pues en vez de tener una cara anterior dividida en dos lóbulos por un surco longitudinal mediano, presenta una cara anterior bastante con- vexa como en la generalidad de los demás cavinos, cubierta por una capa de esmalte muy ligeramente estriada en sentido longitudinal, y que dá vuelta sobre sus dos aristas ó ángulos laterales. La corona del incisivo aislado está cortada en bisel formando un ángulo muy agudo. El pm.j, está construido sobre el mismo tipo que el del Hydrochcerus, lo que es bastante notable si se tiene presente la diferencia que presentan las mue- las siguientes y el incisivo; sin embargo existen algunas diferencias de detalle bastante considera- bles. Así, el primer surco del lado interno es mucho mas ancho y profundo en el Hydrochcerus que en el Carcliotherium, los prismas están colocados mas oblicuamente en aquel género, y mas trans- versalmente en este último, y el tamaño general de la muela es también mas reducido en Cardiothe- rium que en Hydrochcerus. El m.T está construido sobre el mismo tipo que el que está implantado en el fragmento de maxilar descrito mas arriba. Dimensiones Ancho del incisivo inferior Alto de la rama horizontal en la parte mas baja de la barra. Alto de la rama horizontal debajo del m. 7 ( ántero-posterior Diámetro del pm. - ( irmi-into I transverso \ adelnnte ántero-posterior Diámetro del m.T> ( adelante transverso ] , , i atras 0m010 0.025 0.032 0.014 0.007 0.007 0.013 0.009 0.0085 Un trozo del lado izquierdo de la mandíbula inferior bastante mutilado y de un individuo toda- vía joven, en el que están implantadas las tres últi- mas muelas. Las dos muelas intermediarias, m.T y - son igua- les en la forma á las ya anteriormente descritas, pero el m.y difiere todavía mas de los correspon- dientes del carpincho que los precedentes, y podría casi decirse que está construido sobre un tipo com- pletamente distinto. Esta muela en el Hydro- 246 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS choerus consta de seis láminas simples, colocadas transversalmente, separadas por láminas de cemento, y dispuestas de modo que forman seis aristas lon- gitudinales en el lado interno separadas por cinco surcos, y cinco aristas ó columnas en el lado externo separadas por cuatro surcos. En el Cardiothe- rium la misma muela está compuesta por cuatro láminas ó semi-prismas desiguales colocados de distinta manera, pues forman cuatro columnas en el lado interno separadas por tres surcos, y una arista y una ancha columna con una depresión longitudinal en el lado externo separadas por un surco profundo. La primera lámina algo curva for- ma la arista externa, y su ángulo interno anterior la primera arista interna. La segunda lámina mas pequeña, está colocada algo oblicuamente, unién- dose por su parte interna con el ángulo interno posterior de la lámina precedente formando la segunda columna interna, y soldándose por su lado externo con el prisma siguiente, sin formar columna distinta. La segunda lámina que es la mas grande, está colocada transversalmente, aislada eu el lado interno, en donde forma la tercera columna interna y sobresaliendo en el lado externo en forma de una ancha columna en la que vienen á soldarse los ángulos externos de la segunda y de la cuarta lámina. Esta última de un diámetro ántero-posterior considerable está aislada en la parte interna for- mando la última columna interna, y unida por su canto externo anterior, á la lámina precedente, con la que forma una sola columna. Así, mirando esta muela por el lado externo, se vé de adelante hacia atrás: primero una arista muy desarrollada y com- primida ála que sigue un surco ancho y profundo, y luego una columna muy ancha formada por la reunión de los cantos externos de la segunda, ter- cera y cuarta lámina, con una depresión longitu- dinal poco profunda y de fondo cóncavo, bastante ancha, limitada por una especie de arista pequeña y baja formada por la reunión de las láminas tercera y cuarta en su parte anterior, y por el ángulo externo posterior de la última lámina en su parte posterior. El alveolo del incisivo, que se halla en parte á descubierto, llega hasta debajo de la parte posterior de la tercera muela. Las medidas que proporciona esta pieza, que no debe olvidarse procede de un individuo que era to- davía bastante joven, son las que siguen: Alto de la ramd horizontal debajo de la parte anterior del m. x 0m031 Diámetro del m. T f ántero-posterior 0.0115 ( transverso 0.008 Diámetro del m. 5 ántero-posterior 0.012 ( transverso 0.008 Diámetro del m.T j ántero-posterior 0.017 ( transverso 0.010 Longitud del espacio ocupado por las tres últimas mue- las (m.T,5 y 3) 0.043 Conozco por último tres muelas aisladas de la mandíbula superior que atribuyo al mismo animal. Estas son mucho mas arqueadas que las del car- pincho y difieren en su construcción de las de este, por caractéres comparables á los que nos han mos- trado las muelas inferiores de ambos animales. En el Hydrochoerus las tres primeras muelas superiores se componen de dos prismas compuestos en forma de corazón á causa de un fuerte pliegue entrante acompañado de una escotadura que pre- sentan en el lado externo, y están combinados de modo que forman dos aristas longitudinales en el lado interno separadas por un surco profundo, y cuatro aristas casi iguales en el lado externo sepa- radas por tres surcos también mas ó ménos iguales. En el Cardiotherium las mismas muelas se com- ponen de dos prismas, pero uno solo compuesto, combinados de modo que forman dos aristas internas separadas por un surco como en el Hydrochoerus , pero solo tres aristas ó columnas externas separadas por dos surcos. El primer prisma ó anterior es el compuesto, presentando un fuerte repliegue en- trante acompañado de escotadura en el lado externo, mientras el prisma posterior es simple. En el lado interno las dos aristas son muy comprimidas como en el Hydrochoerus y separadas por un surco igual- mente parecido. Las diferencias mas notables apa- recen en el lado externo. El prisma anterior que es el compuesto, presenta aquí una escotadura que le dá la forma de corazón, aislando su ángulo externo anterior que forma una arista comprimida. El segun- do prisma, que forma la columna externa posterior igualmente comprimida, es simple, sin escotadura entrante externa pero con un canto ó ángulo anterior que se une al ángulo posterior del prisma anterior formando una especie de columna externa, ancha y redondeada, separada de las aristas anterior y posterior por dos surcos profundos, y presentando á su vez, en el lado ántero-externo, una especie de ranura que podría considerarse como un rudimento del surco intermediario que acá presentan las muelas UNGUICULADOS 247 del Hydrochcerus. Por último, los dos prismas que componen las muelas anteriores de la mandíbula superior del C arclio therium están unidos el uno al otro por una lámina de esmalte continuada en el lado externo como en las mismas muelas del Plexo- chcerus, en vez de estar completamente separados por un depósito de cemento como en las del Hydrochcerus. Una de estas muelas sumamente encorvada y que supongo sea la primera superior del lado derecho, tiene un largo en línea recta sin seguir su curvatura de 33 milímetros. La corona tiene í 1 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diámetro transverso, y la columna intermediaria externa tiene cerca de 4 milímetros de ancho, con una ranura longitudinal bastante pronunciada. Otra muela, que es la segunda ó tercera, tiene en línea recta 35 milímetros de largo, 12 milímetros de diámetro ántero-posterior en la corona, 0m0105 de diámetro transverso, y la columna intermediaria externa 5 milímetros de ancho, con una ranura longitudinal rudimentaria. El tercer ejemplar es mas ó ménos de las mismas dimensiones. EL Cardiotherium Doeringii es pues un tipo bien distinto, muy aliado del Hydrochcerus por ciertos caracteres, pero mas cercano todavía de otros géneros extinguidos, como el Plexochcrrus, Pro- carcliotherium , etc., que vivieron en la misma época, y que vienen á arrojar una nueva luz sobre el origen y la evolución de ese grupo particular de roedores que constituye la familia de los cavinos. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el profesor Scalabeini en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Cardiotherium petrosnm Amecii. (Pl. xii, fig. 32; pl. xxiv, fig. i á 3, y pl. xxv, íig. 4 y 7) Cardiotherium petrosum, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII. ent. I, p. 48. Enero de 1885, — Id. t. IX, p. 66, a. 1886. Contracavia matércula, Burmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, ent. IV, p. 158, lám. III, fig. 6, Diciembre de 1885. Esta especie está representada por la parte ante- rior déla mitad izquierda de la mandíbula inferior, conteniendo el incisivo completo, y Jas dos primeras muelas, pieza desgraciadamente tan envuelta en arenisca dura que no es posible determinar sus ca- ractéres con toda exactitud. Sin embargo, se conoce á primera vista, que se trata de una mandíbula de talla bastante menor que la del Cardiotherium Doe- ringii, y como la textura del hueso, la usura de los dientes y el tamaño y dirección de estos prueban que no se trata de un individuo joven, dan al mismo tiem- po la certidumbre de que procede de una especie distinta. La parte sinfisaria es mucho mas baja y relativa- mente mas prolongada que en la especie precedente, por empezar la impresión bastante mas atrás, y toda la mandíbula es mas comprimida, ménos espesa, indicando una especie cuya talla debía ser casi la mitad mas reducida que la del C. Doeringii. La primera muela (pm. 7) es de la misma forma general que la del Cardiotherium Doeringii, y relativamente mas grande, puesto que presenta casi idéntico tamaño absoluto. Pero diliere algo de la muela de la especie anterior por la ausencia del surco que en la cara ántero-interna presenta el primer prisma de aquella especie, mostrando esta una sola columna ancha en la que se reúne no solo todo el primer prisma sino también la parte anterior del segundo, como sucede con la misma muela del Procar d iotlie rium . La segunda muela (m. T) es de idéntica forma que la del C. Doeringii distinguiéndose solo por el tamaño mucho menor. Igual cosa sucede con el in- cisivo. Dimensiones Alto de la mandíbula en la sfnfisis delante de la primera muela 0m022 Largo de la barra que separa el incisivo del primer molar. 0.035 Longitud de la sínfisis 0.013 Ancho del incisivo en la cara externa 0.006 Espesor del mismo diente 0.006 Diámetro del p. 7 ) ántero-posterior 0.012 ( transverso 0.007 Diámetro del m. r í ántero-posterior 0.010 ( transverso 0.007 Longitud del espacio ocupado por las dos muelas.. 2.023 Conozco además de la misma especie, la última muela inferior del lado derecho, implantada en un pequeño fragmento del maxilar que muestra en el lado interno la apertura posterior del canal alveo- lar; este tiene 4 milímetros de diámetro, y está colo- 248 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cado inmediatamente al lado de la parte posterior de la última muela como en el Hydrochcerus. Este diente es absolutamente de la misma forma que el correspondiente del C. Doeringii , pero de ta- maño bastante menor. Una muela superior que supongo sea la primera del lado derecho, de 9 milímetros de diámetro áute- ro-posterior, 9 milímetros de diámetro transverso máximo y 23 milímetros de largo de la raíz á la corona ; muestra en el lado externo tres columnas y dos surcos, de estos últimos el anterior mas pro- fundo que el posterior. Del cráneo, dibuja y describe Burmeister la parte anterior de los maxilares, bajo el nombre de Contracavia matércula, región que está en completa armonía con los fragmentos mencionados. Los cuatro molares implantados en los maxilares que son los dos anteriores de cada lado, están cons- truidos absolutamente sobre el mismo tipo que los que he descrito como de los C. Doeringii y C. minutum, y según el dibujo tendrían mas ó me- nos 8 milímetros de largo y otro tanto de ancho. El dibujo que el autor acompaña muestra en cada lado la impresión en forma de fosa que los cavinos presentan en la cara inferior de la apófisis zigomá- tica del maxilar, presentando una forma angosta y muy prolongada hacia adelante como en el carpincho, mientras que en Cavia, al contrario, esta fosa se circunscribe siempre al espacio existente al lado ex- terno de la muela, nueva prueba de las mayores afinidades que existe entre Cardiotherium ó Con- tracaviay el Hydrochcerus, que entre la preten- dida Contracavia y Cavia. Localidad. — Los restos que he descrito de esta especie han sido recojidos por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de Ja ciudad del Paraná y pertenecen al Museo pro- vincial de Entre Dios. Horizonte. — Piso mesopotámico déla forma- ción patagónica (oligoceno inferior). Cardiotherium denticuiatum Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 49, a. 1885. Fundé esta especie sobre una sola muela inferior derecha, probablemente la segunda, que denota la existencia de un animal del mismo género Cardio- therium, también de talla considerable, pero á juz- gar por la muela única que de él conocemos de una estructura bastante diferente y mas que suficiente para justificar su separación como especie distinta. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, 8 milímetros de diámetro transverso, y 32 milíme- tros de largo, medidas que indican evidentemente que el tamaño del animal se acercaba al del Car- diotherium Doeringii y del carpincho actual. Esta muela difiere de la correpondiente en la es- pecie mencionada, en la proporción distinta de sus partes constituyentes. En el C. Doeringii consta la misma muela de tres prismas poco mas ó menos del mismo ancho, mientras que en el C. denticuiatum el prisma del medio es bastante mas angosto. Así en la muela de que me ocupo, los prismas anterior y posterior tienen 8 milímetros de ancho ó de diáme- tro transverso, mientras que el prisma del medio solo tiene un ancho de 0m0G65. Esta diferencia principal trae un cierto número de modificaciones que dan á la muela un aspecto bien distinto que permite reconocerla al primer golpe de vista. Considerada en su conjunto, puede decirse que presenta mayores diferencias con la muela del Hy- drochcerus que las que muestra el C. Doeringii. Esto depende de que en el primer prisma el pliegue interno del C. Doeringii es aquí rudimentario, de manera que el surco interno anterior, en vez de ser angosto y profundo como en la especie típica mencionada, es aquí poco aparente, formado poruña pequeña depresión longitudinal un poco cóncava. Vista la muela por su lado ántero-interno, el primer prisma y la parte anterior del segundo, parecen constituir en la formación del diente una parte única y fundamental, mientras que en el C. Doeringii estas mismas partes se presentan como formando dos columnas perpendiculares. Las dos columnas y los dos surcos internos poste- riores están dispuestos con insignificantes diferen- cias como en el C. Doeringii , presentando como en este un espeso depósito de cemento en el fondo de los surcos, pero en el lado externo aparecen diferencias mas considerables. Aquí en vez de tener la muela como en el C. Doeringii y en el Hydrochoerus, tres altas y delgadas aristas longitudinales separadas por dos surcos profundos solo presenta dos arista, longitudinales que se hallan sobre el mismo plano externo y corresponden al primero y último prisma; estas aristas se encuentran separadas por un canal ó foso profundo de 6 milímitros de ancho, de cuyo UNGUICULADOS 249 fondo se vé surgir con una elevación relativamente pequeña, la que debería ser la arista intermediaria, que no es acá mas que una columna poco elevada, redondeada, separada del prisma posterior por un surco relativamente pequeño, poco profundo y sin cemento, y del prisma anterior por un surco muy profundo cuyo fondo está ocupado por un fuerte depósito de cemento. Estos dos surcos, que aquí aparecen en el fondo de la gran depresión ó surco principal que separa los dos prismas anterior y pos- terior, representan los dos profundos surcos que en el Hydrichoerus y Cardiotherium Doeringii se- paran las tres aristas externas que se hallan sobre el mismo plano. Las dos columnas externas anterior y posterior bien desarrolladas, constituyen dos aristas altas, comprimidas y cortantes, que ofrecen el singular carácter, á lo menos para muelas de roedores, de estar finamente dentelladas en todo su largo, con dientecitos parecidos y dispuestos del mismo modo que en las aristas de los caninos de los géneros Machaerodus , Smiloclon y otros carniceros. Entre los fósiles coleccionados por el señor Roth lie visto una muela casi idéntica y por consiguiente referible á esta especie. Sus principales diferencias consisten en su diámetro antero-posterior algo ma- yor, y en los dientecitos que se encuentran sobre las aristas anterior y posterior que están mejor in- dicados que en la muela precedente, existiendo también vestigios de dientes aunque apenas visi- bles sóbrela arista ó columna intermediaria. Localidad. — Estas piezas han sido recogidas respectivamente por el profesor Scalabrini y por S. Roth en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y se conservan en el Museo de Entre Ríos y en el de Copenhague. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Cardiotheriiim iniuutum Amegh , (Pl. XXII, fig. 22) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 52, a. 1885. Esta especie pequeña, cuya talla apenas debía ser algo mayor que la de la vizcacha, está represen- tada por un pequeño fragmento de maxilar supe- rior izquierdo en el que están implantadas las dos primeras muelas, cuya forma general es igual á las muelas superiores que he descrito como pertene- cientes al Cardiotherium Doeringii, pero de ta- maño mucho mas pequeño. La columna intermedia- ria externa parece sin embargo mas aplastada en el C. minutum. El tamaño relativamente diminuto de las muelas está indicado por las siguientes medidas : Diámetro del p. . \ “tero-posterior 0-007 ( transverso 0.005 Largo en línea recta de la raíz á la corona 0.024 Diámetro del m. i í ^tero-posterior 0.0065 ( transverso 0.005 Longitud del espacio ocupado por las dos muelas 0.014 Existe en este fragmento una pequeña parte del lado externo del maxilar en el que se vé la fuerte impresión ovoidea que al lado de la primera muela existe en el Hydrochcerus, y la apófisis zigomática que formaba el agujero infraorbitario que se conoce debía ser en proporción de la talla tan grande como en el carpincho actual, pero dicha apófisis en vez de ser comprimida de arriba hácia abajo como en el Hydrochcerus es mas redonda, y un poco compri- mida en sentido lateral. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná, y pertenece al Mu- seo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). DIOCARTHERIUM amegh. Ameghino, Lista de los rnamlf. fós. de Monte Hermoso, p. 10, Junio de 1888. Este género se distingue por las primeras muelas superiores formadas por dos prismas triangulares, cada uno con un pliegue entrante sobre el lado ex- terno, distinguiéndose de las muelas de Hydro- chcerus por no presentar mas que tres columnas perpendiculares externas, y por estar ambos pris- mas unidos por una hoja de esmalte continuo como en Plexochcerus y Cardiotherium, pero se distin- guen de este último por llevar un pliegue entrante cada prisma, mientras en Cardiotherium solo el 32 250 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS prisma anterior de cada muela presenta un pliegue entrante de esmalte en la corona. Diocartherium austral e Amegh. (Pl. XII, fig. 2t> y 20) Ameghino, Lista, etc., p. 10,11o 23, Junio de 1888. La especie, hasta ahora solo me es conocida por nn pequeño fragmento de la parte anterior de los maxilares superiores con la primera muela del lado izquierdo, un pequeño trozo del intermaxilar del lado izquierdo, y la parte posterior del incisivo del mismo lado. La primera muela superior implantada en el frag- mento de maxilar, está formada por dos prismas triangulares de tamaño algo desigual, el anterior un poco mas pequeño y de base mas angosta, y el poste- rior mas grande y de base mas ancha. Cada prisma, lleva en la base una escotadura que forma un surco perpendicular, y un pliegue entrante en la co- rona, siendo este un poco mas profundo en el prisma posterior que en el anterior. Este diente tiene una corona de 8 milímetros de diámetro au- tero-posterior sobre el lado externo y de 4 milíme- tros sobre el interno, y de0m007 de diámetro trans- verso en el prisma anterior y 0”0075 en el posterior. La muela opuesta casi se tocaba, de manera que el paladar entre ambas, no debía tener mas de 2 milí- metros de ancho. Los maxilares, adelante de las muelas, se compri- men transversalmente, estando separados por una hendidura angosta y profunda que se extiende de las muelas anteriores hasta la perforación incisiva, que empieza en la parte anterior de los maxilares. La distancia del borde anterior del alveolo de la primera muela á la sutura de los maxilares con los intermaxilares es de 14 milímetros. El fragmento del intermaxilar es demasiado in- completo para permitir una descripción. El trozo de incisivo demuestra que este era un diente de cara anterior apenas un poco convexa y casi lisa, de 6 milímetros de ancho, con el esmalte que dá vuelta sobre la arista longitudinal externa formando ángulo redondeado, y sobre la interna á ángulo recto. El mayor grueso ó diámetro ántero- posterior, es igualmente de 6 milímetros. El animal tuvo la corpulencia que alcanzan los mas grandes individuos de la especie de vizcacha existente. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en Monte-Her- moso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). PLEXOCHCERUS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 56, a. 1886. H. W inge , Jordfundne og nulevende Gnavere, etc. p. 175, á 1787. Este género extinguido se distingue muy bien de Hydrochcerus por su última muela superior que está formada por solo nueve láminas transversales, la anterior compuesta en forma de corazón como en Hydrochcerus y la última pequeña y en forma de columna suplementaria, pero sobre todo por el esmalte de esa misma muela que está dispuesto for- mando una hoja única y continuada que une entre sí todas las láminas. Plexoelioerus paranensis Amegh. (Pl. xxn, fig. 4; pl. xxv, fig. 2, s, 6 y u) Plexochcerus paranensis , Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 56, a. 1886. Hydrochcerus paranensis, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 104, a. 1883. — Id. t. VIII, p. 41. a. 1885. Fundé esta especie en 1883, sobre una última muela superior muy incompleta, pero que me bastó para comprender que se trataba de una es- pecie muy distinta del Hydrochcerus actual. Dos años después (1885) pude examinar otra última muela superior, desgraciadamente también incom- pleta, pero que á pesar de eso me confirmó en la existencia de una especie extinguida muy distinta de la existente, aunque sin poder fijar con seguri- dad sus caractéres. Mas tarde (1886) recibí del pro- fesor Scalabrijni dos últimas muelas superiores casi intactas del mismo animal, que me permitieron apreciar fácilmente sus caracteres distintivos, y es- tos son tan considerables que me obligaron á sepa- rarlo como género distinto del actual, bajo el nombre de Plexochcerus, á causa de la disposición particu- UNGUICULADOS 251 lar que afecta la capa de esmalte en las muelas del animal extinguido. En el género Hydrochoerus, la última muela supe- rior se compone de 1 1 láminas estrechas y angostas, casi todas iguales, y todas completamente separadas unas de otras con excepción de las dos últimas que es- tán ligadas entre sí por una lámina de esmalte en el lado externo. La primera lámina es compuesta, pre- sentando en el lado externo un surco perpendicular que la divide aquí en dos partes y le dá en la corona la forma de corazón. En Plexochoerus , la última muela superior se compone de solo nueve láminas, la anterior com- puesta como la misma del Hydrochoerus, las que si- guen simples, y la última bastante mas pequeña y en forma de columna. La ausencia de dos láminas en la muela de Plexo- choerus es ya una diferencia considerable, pero ella está acompañada de otra aún mas notable que justi- fica la creación de un género distinto. He dicho que, en el Hydrochoerus todas las láminas están comple- tamente separadas unas de otras por depósitos de cemento con excepción de las dos últimas que están reñidas por una hoja de esmalte en el lado externo. En el Plexochoerus no existe una sola lámina com- pletamente separada, pues están todas reunidas en- tre sí por una hoja de esmalte externo, permane- ciendo separadas tan solo en el lado interno. En el lado externo del ángulo posterior de cada lámina, sale una hoja de esmalte que vá a reunirse al ángulo anterior de la lámina siguiente, y así sucesivamente hasta la última . Esta conformación particular produce en todo el conjunto de las muelas otras diferencias considera- bles. Así, en en el Hydrochoerus, cada lámina está separada de la que sigue por un surco interno y otro externo perfectamente opuestos y que se puede decir son la continuación el uno del otro, puesto que es solo el depósito de cemento intermediario que los separa. En la muela del Plexochoerus al con- trario, los surcos y las aristas ó columnas que los separan están colocados, no opuestos por pares, sino alternando, correspondiendo á cada surco in- terno una columna externa, y á cada columna ex- terna un surco interno. Esto es naturalmente el re- sultado de las dos hojas de esmalte que salen de cada lámina en el lado externo para reunirla á las contiguas, formando así un arco que cierra en el lado externo los surcos que aparecen en el interno. Resulta de aquí que, los surcos perpendiculares ex- ternos de las muelas del Plexochoerus, como que no son producidos por la separación de las láminas entre sí, sino por las depresiones del esmalte, son poco profundos y de fondo cóncavo en vez de ser pro- fundos y de fondo irregular como se muestran en el Hydrochoerus . Del mismo modo, las columnas per- pendiculares externas de las muelas de Plexochoe- rus, como que no son las aristas de las mismas lá- minas sino el resultado de las curvas que forma la hoja de esmalte para reunir las láminas entre sí, se presentan en forma de columnas bajas y redondea- das, en vez de aparecer en forma de aristas delgadas casi cortantes como en Hydrochoerus. En el lado interno, las aristas perpendiculares presentan la misma forma en ambos animales, con la única diferencia que las del Plexochoerus apáre- cen finamente dentelladas en sus bordes. La primera lámina compuesta del Plexochoerus es también muy pequeña, sobre todo de un corto diámetro transverso, aumentando sucesivamente este diámetro hasta la antepenúltima, mientras que en Hydrochoerus, la primera lámina es de un diá- metro transverso considerable, casi igual al que presentan las que siguen. De las dos últimas muelas superiores de Plexo- choerus mencionadas, unaparece de un animal todavía un poco joven. La lámina anterior compuesta pre- senta en el lado externo un espesor ó diámetro án- tero-posterior de cerca de 5 milímetros, y un diá- metro transverso en su parte posterior de 7 milíme- tros. Las demás láminas tienen un espesor de 0m001 5 y un ancho de 9 á 10 milímetros. La última lámina es algo mas gruesa pero tiene solo 6 milímetros de diámetro transverso. La corona entera de la muela tiene 25 milímetros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diámetro transverso en el medio. La segunda muela, algo mas grande, procede de un individuo muy viejo. Tiene 30 milímetros de diámetro ántero-posterior y 12 milímetros de diámetro transverso máximo. La misma muela de un carpincho actual tiene 42 milímetros de largo y 1 5 de ancho, de donde se deduce que la talla del Plexochoerus paranensis era notablemente menor que la del animal actual. Además de la cuarta muela superior, de la que se han encontrado ya varios ejemplares, conozco del mismo animal un pequeño trozo de la parte anterior del incisivo inferior, con la parte tritoria de la co- rona cortada en bisel. Como era de esperarse dado el tamaño mas pequeño de las muelas, el incisivo 252 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS también es mas pequeño que el del carpincho actúa. La cara anterior esmaltada tiene un centímetro de ancho, presentando como el incisivo del carpincho una depresión longitudinal en la parte media, bas- tante ancha, pero poco profunda y de fondo cón- cavo, dividiendo el diente en dos partes ó lóbulos bien aparentes. La superficie del esmalte es rugosa y estriada en parte longitudinalmente. Sobre el ángulo longitu- dinal externo, el esmalte dá vuelta formando un án- gulo redondeado, grueso y convexo, como en el mismo diente del carpincho, pero sobre el ángulo longitu- dinal interno dá vuelta á ángulo recto, formando una faja plana de esmalte de 2 milímetros de an- cho, que falta completamente ó está apenas indicada en el diente del carpincho actual. La cara tritoria cortada en bisel es muy larga. Conozco también dos muelas superiores muy pa- recidas á las del Carcliotherium, pero que por su tamaño considerable supongo sean del Plexochce- rus, dos géneros por otra parte muy cercanos, y que deben por consiguiente serlo también en las formas de sus muelas. Una de ellas es la primera superior del lado izquier- do, de un tamaño casi igual á la misma muela de un carpincho actual. Está formada como en el carpincho por dos prismas cada uno con un fuerte pliegue per- pendicular en el lado externo, pero en vez de estar ambos prismas completamente separados por un de- pósito perpendicular de cemento, están unidos en el lada externo por una hoja continua de esmalte. Los dos prismas tampoco son iguales, estando el anterior dividido en dos partes por el surco tercero, de modo que toma la forma de Y, mientras que el posterior permanece simple á causa del surco que no es tan profundo. La lámina de esmalte que une los dos prismas, sale del canto posterior externo para reu- nirse formando una curva saliente al ángulo ante- rior del prisma posterior. La segunda porción del prisma anterior forma conjuntamente con el pliegue de esmalte saliente, una gran columna perpendi- cular de 5 milímetros de ancho, dividida á su vez en dos columnas mas pequeñas por un surco poco pro- fundo, de fondo cóncavo, todo tapizado de esmalte, que corresponde al surco interno angosto y profundo que separa los dos prismas de la misma muela del Ilydrochcerus. El surco externo exterior es muy an- gosto y profundo y el posterior mas ancho y no tan hondo. Del mismo modo la arista perpendicular ex- terna anterior es muy angosta y la posterior algo mas ancha. Las dos crestas perpendiculares externas son absolutamente iguales á las mismas de las muelas del Ilydrochcerus , pero el surco que las separa es mucho mas profundo. He aquí las dimensiones de esta muela comparada con la correspondiente del de uno de los mas gran- des individuos del género Ilydrochcerus. Diámetro ántero-posterior | Plexochcerus Hytlrochoerus en el lado externo. 0m012 0m012 en el lado interno . 0.008 n. , , . ( adelante 0.008 Diámetro transverso j 1 atrás 0.011 Largo de la muela de la raíz á la corona en lí- nea recta 0.045 0.007 0.008 0.011 0.045 Como se desprende de estas medidas las diferen- cias de tamaño son considerables entre las muelas posteriores de ambos géneros, pero casi nulas en las anteriores. La otra muela superior es la segunda del lado derecho. Es casi completamente idéntica á la ante- rior en todos sus detalles, con Ja única diferencia que la parte anterior del primer prisma tiene mas ó menos el mismo diámetro transverso que el segundo prisma, y que el surco perpendicular que divide en dos la columna interna está apenas indicado. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diámetro transverso. Localidad. — Estas muelas han sido descubiertas por el profesor Scalabruni en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). IMexochcerus atlluis n. sp. (Pl. XXV, fig. 1) Esta especie me es conocida solamente por la última muela de la mandíbula superior, de tamaño bastante mayor que la correspondiente de la otra especie, indicando proceder de un animal de talla mayor y considerablemente mas ímbusto. La última muela superior del Plexochcerus paranensis tiene las láminas anteriores muy estrechas ó mas bien dicho de pequeño diámetro transverso, que au- menta gradualmente hácia atrás en las láminas si- guientes ; en el Plexochcerus adluis, también son de menor diámetro que las posteriores, pero la di- Rsn v...'vnn '£w UNGUICULADOS 253 ferencia es poco notable, mientras que en la otra especie es considerable. Además las láminas trans • versales de la última muela superior del Plexo- chcerus aclluis no son casi derechas como las de la otra especie, sino que forman una curva en S poco acentuada, con el canto interno de cada lámina anguloso y dirijido un poco hácia atrás. La muela está algo deteriorada en su parte posterior, pero á pesar de eso, se conoce difiere de la correspondiente de la otra especie, por tener una lámina de más, 10 en vez de 9, carácter que la acerca de Hydrochoerus , pero las lámiuas apare- cen todas reunidas al lado externo por una hoja de esmalte continua, carácter propio de Plexochcerus, La primera lámina compuesta es también relati- vamente mas grande y con sus dos ramas externas perfectamente desarrolladas y bien delimitadas, y no con la rama posterior rudimentaria y confundida con la lámina segunda simple como sucede en Ple- xochcerus paranensis, otra conformación que acerca el Plexochcerus aclluis de las especies del género Hydrochcerus ; por todos los caractéres enumerados constituye un verdadero eslabón entre Hydrochoerus y Plexochcerus paranensis. La muela en cuestión tiene una corona de 33 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, 1 2 milímetros de diámetro transverso en la segunda lámina, y 14 mi- límetros de diámetro transverso máximo en la lá- mina quinta. Localidad. — He recojido esta pieza en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). HYDROCHCERUS briss- Brisson , Regnum anímale, p. 171, a. 1756. Este género se distingue por los incisivos bilo- bados por un surco longitudinal ancho pero poco profundo, sobre la cara anterior, y por sus muelas de tamaño y forma desigual, siendo la última de cada mandíbula considerablemente mayor que las demás. En la mandíbula superior, las tres prime- ras muelas están formadas por dos partes transverso- triangulares en forma de Y, unidas por un depósito intermediario de cemento. La cuarta muela, mucho mas grande que las demás, está formada por 1 1 lá- minas transversales, la primera y la última triangu- lares y bipartidas en la base en forma de Y, y las otras simples, angulosas en sus dos extremos, y reu- nidas entre sí por depósitos intermediarios transver- sales de cemento. Las dos primeras muelas inferio- res están formadas por tres láminas transversales bipartidas en la base y reunidas por depósitos de cemento. La tercera muela inferior está formada por cuatro láminas, la primera y la última triangu- lares y bipartidas en la base en forma de Y, y las dos del medio simples. La cuarta muela inferior, mas grande que las otras, aunque no con el tamaño desproporcionado de la correspondiente en la man- díbula superior, está constituida por seis láminas transversales simples reunidas entre sí por depósi- tos intermediarios de cemento. El cráneo es muy ancho y deprimido, formando su parte superior un llano plano, casi horizontal. Los cuatro elementos del occipital permanecen se- parados un espacio de tiempo relativamente mayor que en los demás roedores, y las apófisis paraocci- pitales son excesivamente largas, arqueadas ade- lante y comprimidas lateralmente. La sutura sagi- tal es obliterada como también parte de la frontal. Interparietal ausente. Perforación incisiva única. Caja auditoria relativamente pequeña. Atlas con el arco perforado cerca de los bordes anterior y pos- terior para el pasage de los dos primeros nervios es- pinales. Cola rudimentaria. Clavícula completa- mente atrofiada. Acromion largo y bifido con sus divisiones dirijidas hácia abajo. Húmero con agu- jero intercondiliano pero sin perforación epitro- cleana. Cúbito y rádio soldados. Navicular y lunar soldados. Dedos |, faltando el interno adelante, y el interno y externo atrás. En este género entra el mas gigantesco represen- tante de los roedores de la actualidad, el Hydrochoerus capybara Erxl. (Pl. XII, f. 3o á 36) Hydrochoerus capybara, Erxleben, Systema Regn. anim. p. 193. Desmarest, Mamrnal. part. 2, p. 355. Cuvier, Regne Anim., vol. 1, 220, 1829. Pr. N. Wied, Beitrage, II, p. 475. Rengger, Naturgescli. der Sdug. v. Parag., p. 268. WAGNER SCHREBER, Suppl . IV, 56. Darwin, Zool. ofthe Beagle, II, p. 91. 254 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Waterhouse, Nat. Iíist. Mamm., p. 201. Burmeister, Syt. Ubers., etc., I, p. 238. — Id. Rei- se, etc., II, 426. —Id. Descr. Phys. etc., III, p. 264. Cavia capybara, Schreber, Sáught. IV, p. 620. Sus Hydrochoerus, Lineo, Syst. Nat., 12, ed. 1, p. 103. Habita los rios de la parte Este de la República, del Rio de la Plata al Norte. 1 1 y el ro di «; rus capybara fossilis (PI. XII, fig. 34) Lund, Blik paa Brasil, etc. Weddel, Voyage, etc. Gervais P., Recherches sur les mammif. foss. de l’Amer. Mérid., p. 12, lam. 13, fig. 3, a. 1855. Liáis, Climat, faune, etc. du Bresil, a. 1872. Lidekker, Cal., etc., part. I, p. 254. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 43. a. 1880. Herluf Winge. Jordfundne og nulevende Gnavere, etc., p. 69, a. 1887. Ortiz, T. E. Paleontología de Entre Ríos , p. 12, a. 1888. El género carpincho ( Hydrochoerus ) es de una antigüedad considerable, y hasta la misma especie existente parece remontar á los tiempos cuaternarios, pues se han encontrado restos absolutamente idén- ticos á los de la especie actual, por Lund y Claus- sen en las cavernas del Brasil, y por Weddel en los depósitos fosilíferos de Tarija, que sin duda re- montan á una época mucho mas lejana, aunque Ger- vais no se espresa al respecto de una manera com- pletamente afirmativa. En realidad, el dibujo que acompaña del maxilar (P. NII, fig. 34) parecería corresponder á una forma de tamaño bastante mayor que la existente, la que, no sería difícil fuera idéntica al Hydrochcerus giganteus de Lund. En la provincia de Rueños Aires se han encontrado restos fósiles indisputablemente de la misma especie viviente, pero en los terrenos post-pampeanos. Localidad. — La Plata y Rio Matanza. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria. Hydrochcerus giganteus Lund Hydrochcerus giganteus, Lund, Blik paa Brasil, etc. Hydrochcerus sulcidens, Lund, 1. c. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 44, a. 1880. Hydrochcerus capybara, forma giganteus, Herluf Winge, Jordfundne og nulevende Gnavere , etc., p. 69-70, a. 1887. Hydrochcerus robustus , Leidy, Proc. Acad. Nat. Se. Philad., p. 27 5, fig. 1, a. 1886. Esta especie, encontrada primeramente por Lund en las cavernas del Brasil, parece haber alcanzado una vasta distribución geográfica, pues la he encon- trado en la provincia de Buenos Aires, y Leydy la ha descrito últimamente de Centro América, de los depósitos cuaternarios de Nicaragua, tomándola por nueva, y designándola con el nombre especí- fico de robustus á causa de sus fuertes propor- ciones. La conformación general á juzgar por los escasos restos que hasta ahora se poseen, parece ser idéntica á la actual, pero se distingue inmediatamente por su tamaño considerablemente mayor que supera en un tercio el de la especie existente. Esta notable diferen- cia de tamaño hace creer que, cuando se conozcan otras partes del esqueleto, se notarán otras dife- rencias que separen mas netamente la especie actual de la extinguida. En nuestro territorio, la especie fósil parece ser bastante rara, pues hasta ahora solo he podido examinar algunos fragmentos de muelas en dema- siado mal estado para poder suministrar datos precisos, y una rama de mandíbula inferior con el incisivo roto en la base y las cuatro muelas en muy mal estado, pero que con todo me han permi- tido tomar las medidas siguientes: Ancho del incisivo inferior * Diámetro del pm. , | transvergo adeiante . ( ántero-posterior Diámetro del m. r 1 . ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del m.-s > ( transverso , , . C ántero-posterior ( transverso Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas infe- riores Alto de la mandíbula debajo del pm. y Alto de la mandíbula debajo del m; 0“012 0.024 0.012 0.022 0.013 0.025 0.014 0.031 0.020 0.103 0.046 0.045 Estas medidas concuerdan completamente con las que dá Winge de los ejemplares procedentes de las cavernas del Brasil. Localidad. — Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. UNGUICULADOS 255 Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana, y base del piso plateóse de la formación cuaternaria. Horizonte. — Piso belgranense y piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno medio y su- perior). Hyclrochoerus magnas H, Gerv. y Amegh. Hydrochcerus perturbidus Amegh. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós, etc., p. 44, a. 1880. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 273, a. 1883. Esta especie, que hasta ahora solo me es conocida por la mandíbula inferior, difiere de la actual y de la precedente por algunas pequeñas diferencias en la proporción relativa de las muelas, pero sobre todo por su tamaño gigantesco, mucho mayor todavía que el del Hyclrochoerus giganteus de Lund, sobre- pasando por la talla al tapir. La sínfisis de la mandíbula inferior es ancha y aplastada en sentido perpendicular. Los incisivos son anchos, muy aplastados y con un surco longitu- dinal en la cara anterior, muy angosto y profundo, que los divide en dos lóbulos iguales ; la base de estos incisivos se prolonga hacia atrás hasta debajo de la parte posterior de la segunda muela, mientras en el carpincho actual solo llegan hasta debajo de la parte anterior de la misma muela. Las muelas inferiores son de gran tamaño, la última muy ancha en su parte posterior y con sus dos últimas láminas separadas en el lado externo, pero reunidas en el interno. Dimensiones Diámetro transverso del incisivo en la cara anterior 0.017 Diámetro ántero-posterior ó espesor del mismo diente. . . . 0.013 Largo de la sínfisis del borde del alveolo de los incisivos al borde anterior del alveolo de la primera muela 0.100 . ( ántero-posterior 0.029 Diámetro del pm. t J . r ^ * ( transverso 0.012 Diámetro del m. , ántero-posterior 0.025 ( transverso 0.0125 Diámetro del m. , j ántero-posterior 0.028 ( transverso 0.0175 / ántero-posterior 0.033 Diámetro del m.r lran8TerS0. . . I «delante 0.021 V i atras 0.016 Longitud de las cuatro muelas inferiores 0.018 Localidad. — Los restos de esta especie han sido encontrados por Cárlos Ameghino en la Villa de Lujan, en la provincia de Buenos Aires, y por F . Seguin sobre el rio Carcarañá en la provincia de Santa Fé. (Pl. XXI, fig. 24) Hydrochcerus perturbidus, Ameghino, Rápidas diagnosis de mamíf. fos. nuevos, etc., p. 8, n° 9, Febrero de 1888. —Id. Lista de las especies de mamíf. fos. de Monte Hermoso, p. 10, n° 21, Junio de 1888. Hydrochcerus Lydekkeri, Moreno, Informe preliminar, etc., Julio de 1888. Esta especie está representada por un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho, en malí- simo estado de conservación, pero en el que se ve la base del alveolo del incisivo, la parte posterior de la segunda muela sin corona, la muela tercera completamente destrozada y sin corona, y parte del alveolo de la muela cuarta, con una pequeña parte de la base del diente. Esta pieza indica un animal de talla bastante mayor que el Hydrochcerus capybara actual, pero un poco menor que la del Hydrochcerus magnus. La base del alveolo del incisivo llega hasta en- frente de la parte anterior de la tercera muela; mas atrás todavía que en el Hydrochcerus mag- nus,, y su gran desarrollo demuestra que este diente era de gran tamaño. Tanto el incisivo inferior como el superior, eran de cara anterior plana, y no bilo- bada por un surco longitudinal como en la especie actual. De la muela segunda, solo existe la última lámina compuesta en forma de Y, con la apertura hácia afuera, que presenta un diámetro transverso de 13 milímetros. La muela tercera inferior, de tamaño considerable, es un poco mas angosta adelante, y mas anchaa trás, y aunque falta por completo la corona, es fácil distin- guirla de la de los otros carpinchos, por su compo- sición distinta. Esta muela en H. capybara, H. sulcidens, y H., magnus, se compone de una lámina anterior en forma de Y abierta hácia adentro, de una lámina posterior en forma de V abierta hácia afuera, y de dos láminas transversales simples, intermediarias, las cuatro láminas completamente separadas unas de otras. En H. perturbidus , la misma muela se compone de tres láminas compues- tas en forma de Y, la anterior abierta hácia adentro, MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 256 la posterior un poco mas pequeña que la del medio con la abertura hacia afuera, y la del medio de tamaño bastante mayor, abierta hacia adentro como la primera, pero con un enanchamiento hacia atrás en el vértice de la V, como lo demuestra el grabado adjunto. Hydrochcerus perturbidus. Muela tercera inferior del lado derecho — corte transversal. Tamaño natural. Este diente tiene 27 milímetros de diámetro áti- tero posterior, y Í7 milímetros de diámetro trans- verso en la parte posterior. El diente cuarto está completamente destrozado, de manera que no puede proporcionar ningún carácter. La rama horizontal de la mandíbula debajo de la muela tercera tiene sobre el lado interno, 4 centí- metros de alto. Poseo además, de la misma especie, una muela superior aislada, que supongo ser la segunda del lado derecho, que no difiere en su configuración general de la del carpincho, pero es de tamaño un poco mayor que la muela correspondiente de uno de los mas grandes individuos de la especie actual. La corona tiene 15 milímetros de diámetro ántero- posterior sobre el lado externo y 9 milímetros sobre el interno, y cada uno de los prismas 13 milímetros de diámetro transverso oblicuo. Los prismas son un poco menos angulosos en sus bordes anterior y posterior que los de la especie actual, y las dos ramas déla Y, mas regularmente elípticas. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). CAYI0D0N AMEGII. Ameghino, Bol. de la Ácad. Nac. de Cieñe,, t. VIH, p. 63, a. 1885. Género todavía muy imperfectamente conocido, caracterizado por muelas formadas por un crecido número de prismas triangulares simples, unidos unos á otros por sus bases. La primera muela infe- rior está formada por cinco prismas y la última su- perior por seis. El incisivo inferior es de cara an- terior un poco convexa. Caviodon multiplicatus Amegh. (Pl. XII, fig. 30; pl. XXIII, iig. 24, 25 y 26) Caviodon multiplicatus , Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 63, a. 1885. — Id. t. IX, p. 72, a. 1886. Género particular de los cavinos, Bravard, Monog. de los Ierren, mar., etc., p. 100, a. 1858. Burmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, p. 112, a. 1885. Fundé esta especie sobre una sola muela é incom- pleta, pero de caractéres tan particulares que no dejaba la menor duda de que se trataba de un ani- mal extinguido de la familia de los cavinos gené- ricamente distinto de los ya mencionados. Esta muela es la primera inferior del lado izquier- do, y se distingue de la misma muela de todos los demás cavinos conocidos, por el número considerable de prismas que la componen, que ascienden al número de cinco. El primer prisma ó anterior es mucho mas pe- queño que los otros, y en realidad no merece tal nombre, pues mas bien que un prisma es un cilin- dro ó cono pegado á la parte anterior del segundo prisma, formando en el lado externo una fuerte columna redondeada separada por un surco pro- fundo, mientras que en el lado ántero -interno solo está separada por un surco pequeño, poco profundo y de fondo cóncavo. Los otros cuatro prismas que siguen son casi todos del mismo tamaño y de la misma forma triangular, y constituyen en el lado externo cuatro aristas longitudinales muy compri- midas y casi cortantes. En el lado interno, cada prisma tiene un pliegue entraute que corresponde á un surco longitudinal, de manera que la parte existente de la muela tiene cinco aristas ó colum- nas en el lado interno separadas por cinco surcos. La parte existente de la muela tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, 5 milímetros de diámetro transverso y 18 milímetros de largo, medidas que indican la existencia de un roedor de talla relativa- mente considerable. UNGUICULADOS 257 Parece que este es el mismo animal que men- ciona Bravard en la página 100 ele su monografía, del que encontró un diente compuesto de seis par- tes prismáticas, que consideró como el diente tras- molar superior de un género particular de los ca- vinos. Bürmeister describe y dibuja la misma muela mencionada por Bravard (lám. II, fig. 10 A, B). Esta pieza que es entera, se compone en efecto de seis prismas triangulares de dentina en- vueltos en una capa de esmalte que, en forma de hoja continua une los prismas unos á otros. Estos empiezan en una extremidad por un prisma de solo 2 milímetros de ancho y van aumentando de tamaño hasta el último que tiene 4 milímetros, siendo el largo total de la corona, según el dibujo (lám. XII, fig. 30) de 1 1 á 12 milímetros. Los seis prismas, salvo la diferencia del tamaño presentan todos la misma forma triangular, con seis aristas perpendiculares en el lado convexo, separadas por cinco surcos profundos, y seis columnas con- vexas en el lado cóncavo, separadas por cinco surcos poco hondos y de fondo cóncavo, Abstiéuese Bürmeister de dar un nombre á este objeto siguiendo dice, el buen ejemplo de Bravard, pues crée es idéntico al mismo animal que, describe bajo el nombre de Arvícola gigantea. Supone sea esta la última muela superior, partiendo para esto del ejemplo que nos proporciona el car- pincho que tiene la última muela superior aún mas complicada, y basándose en la misma analogía crée que, los dientes anteriores del animal quejtuvo dicha muela, eran mas simples, por lo que sin duda supone sea idéntico á la pretendida Arvícola gigantea de Bravard . Paréceme con todo que en esto no sigue exacta- mente, como lo dice, el ejemplo de aquel meritorio naturalista, que consideraba el animal á que había pertenecido esa muela como representante de un género nuevo v por consiguiente distinto de la pretendida Arvícola por él mismo clasificada l. No dudo que esta muela sea la última de la man- díbula superior, pero me parece que está muy léjos 1 He aquí la nota que al respecto trae Bravard al final de su monografía, es decir inmediatamente después de haber encon- trado dicha pieza : « Hemos recientemente descubierto en las arenas fosilíferas del Paraná un diente de roedor que basta para establecer un nuevo género en esta clase de animales. Es proba- blemente un trasmolar superior izquierdo, que hace recordar por la multiplicidad de sus formas los dientes de Kerodon del Brasil; sin embargo las diferencias son muy notables pues este está de probar que el animal á que perteneció sea idén- tico con la pretendida Arvícola, la que siendo un verdadero c.avino sobre el tipo de los géneros Cavia, Cerodon, Paleeocavia y Microcavia, me parece debe haber tenido la última muela superior mucho mas simple. La muela mutilada é incompleta que me sirvió de base para fundar el género, la consideré como la primera inferior del lado izquierdo, y de ser así, es natura] que el animal no tendría sino una relación muy lejana con aquel cuyos restos indujeron á Bravard á admitir una especie americana de Ar- vícola. La descripción y dibujo que dá Bürmeister, de la muela recogida por Bravard, me parece con- firma mi primera determinación, pues si la muela en cuestión es la última superior, la que yo he descrito no puede serla misma, pues presenta con aquella diferencias considerables. Se ha visto en efecto que la muela descrita por Bürmeister se compone de seis prismas de igual forma, que van aumentando de tamaño de un extremo á otro, mientras que el primer prisma de la muela que he descrito es mucho mas pequeño que los otros, y de forma distinta, casi cilindrico, imitando una columna pegada al prisma que sigue que es mas ancho, y mayor aún el tercero, angos- tándose luego un poco los dos siguientes. El prisma rudimentario en forma de columna me parece demuestra claramente que no se trata de una muela intermediaria, sino, ó déla primera ó de la última. Ahora, si la última superior es la descrita por el Dr. Bürmeister, esta solo podría ser la primera, pues es sabido que ningún animal de esta familia tiene una primera muela superior con una columna en su parte anterior, por lo que se vuelve mas probable sea una muela inferior. Pero la última muela inferior de los cavinos es recta ó casi recta, mientras que esta tiene una curva lateral muy pro- nunciada que solo se observa en la primera muela inferior, y justamente puede decirse que es la regla general que los cavinos presenten un prisma rudi- mentario en forma de columna en la parte anterior de la primera muela inferior. El Caviodon entra en la regla, y aunque esta muela presenta cinco formado por la reunión de seis prismas triangulares, y los del género viviente de dos solamente. En la esperanza que llega- remos á obtener otras piezas características de este animal nos abstenemos por ahora de darle un nombre genérico». 33 258 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS prismas, no tiene nada de extraordinario, pues la primera inferior del carpincho si bien consta de tres prismas, estos son bipartidos, constituyendo una série de seis partes sucesivas mas ó menos pare- cidas, de las que la primera afecta igualmente la for- ma de una columna dirij ida hacia adelante. Me parece que, con lo dicho, he justificado sufi- cientemente la formación del género Caviodon , animal particular de la familia de los cavinos, com- pletamente distinto de todos los hasta ahora cono- cidos, pero cuyo tamaño sin duda he exagerado al compararlo como aproximado al del carpincho, siendo mas probable alcanzara una talla mas redu- cida, algo mayor sin embargo que la del Dolichotis. Localidad. — La pieza descripta por mi ha sido recogida por el profesor Scalabbuni en las barrancas de los alrededores del Paraná, y pertenece al Museo provincial de Entre Ríos. La que describe Bur- meister ha sido recogida por Bravard en la misma localidad, y se conserva en el Museo Nacional de Buenos Aires. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno superior). Caviodon oütritus Amegh. (Pl. XII, fig. 27 ¿ 29) Ameghino, Lista de los mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 11, n° 24, Junio de 1888. Esta especie está representada por las tres prime- ras muelas del lado derecho déla mandíbula inte- rior, desgraciadamente las tres mutiladas, y la parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula infe- rior, con parte del alveolo de la primera muela y el incisivo roto, en el alveolo. La primera muela inferior derecha, de esta espe- cie, la mas completa, presenta vestigios de cinco prismas distintos, estando el quinto partido por el medio de manera que no se puede determinar con exactitud si este era el último, que es lo que me inclino á creer, ó si seguía todavía otro prisma hacia atrás, lo que me parece poco probable. Este diente, comparado con el de la otra especie, se distingue por un tamaño un poco mayor, y por el surco entrante de la base de cada prisma un poco mas ancho y mas profundo. El prisma anterior aun- que en gran parte destruido, se conoce era mas peque- ño y casi rudimentario como en la otra especie, dis- tinguiéndose además por estar confundido sobre el lado interno con el prisma segundo en una sola co- lumna ancha apenas un poco deprimida en el centro, y no separados por un pequeño surco perpendicular como en la especie precedente. La curva de la mue- la es muy pronunciada, pero no tanto como en la otra especie. La corona, cuando entera, debía tener un diámetro ántero-posterior mínimo de 14 mm; el diámetro transverso de los prismas intactos es de 6 mm. De los dientes segundo y tercero del mismo lado, solo queda la parte posterior de cada uno, con dos prismas mutilados, rotos en la parte anterior, pero que dejan ver suficientemente que estaban cons- truidos sobre la misma forma del primero, esto es, compuestos cada uno por un cierto número de pris- mas triangulares con un fuerte pliegue entrante en la base de cada uno, con la diferencia de que el prisma anterior no podía ser rudimentario como en la primera muela, sino de la misma forma que los siguientes. Las muelas son igualmente fuertemente encorvadas hacia adentro, y con los prismas del mis- mo tamaño que los de la muela anterior. El fragmento de mandíbula inferior muestra toda la cara interna del alveolo de la primera muela con cuatro depresiones perpendiculares, la anterior piu- cho mas grande que corresponde á los dos pris- mas anteriores unidos, sin ranura divisoria sobre el lado interno. El alto del alveolo, del borde alveolario á la base, es de 22 mm., lo que de- demuestra que la primera muela entera tuvo un largo de la raíz á la corona, de 25 mm. La base del alveolo forma en la parte inferior de la mandíbula una fuerte protuberancia descendente, d*e un desar- rollo enorme, sin igual en ninguno de los roedores que me son conocidos. El incisivo implantado en este fragmento, es mas grueso que ancho, de cara anterior un poco convexa, de 5 mm. de diámetro transverso y un poco mas de grueso. Sobre la cara externa, casi inmediatamente adelante de la primera muela y á solo unos 5 á 6 mm. del borde superior, hay una gran perforación mentoniana. La sínfisis mandibular recien empieza como á un centímetro adelante de la primera muela, y á juzgar por la parte conservada parece debía ser sumamente corta. Localidad. —Los restos de esta especie han sido recogidos por Carlos Ameghino en Monte-Hermo- so á 60 km. de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). UNGUICULADOS 259 STRATA AMEGH. Ameghino, Bol. ele la Acacl. Nao. de Cieñe., t. VIII. p. 68, a. 1886. Este género solo me es conocido hasta ahora por un incisivo inferior de cara anterior plana, y cara posterior muy angosta, elevada y limitada por dos surcos longitudinales laterales. Strata elévala amegii . (Pl. XXVI, fig. 15) Ameghino, Ob, y pág. cit. La especie está fundada sobre un incisivo inferior del lado izquierdo, de una conformación muy par- ticular, que denota la presencia de un roedor de una talla comparable á la de un pequeño carpincho, per- teneciente también sin duda alguna á un animal de la familia de los cavinos, pero que no puede identi- ficarse con ninguno de los ya conocidos. No procede seguramente del Plexochoerus, pues los incisivos de este género son mas grandes y con una depre- sión longitudinal en la cara anterior. Solo podría pertenecer por la talla á un Cardiotherium, pero el incisivo inferior de este género es de una confor- mación muy diferente. Este diente, es un trozo de la parte anterior, de 57 mm. de largo en línea rec- ta, al que debe faltar en su parte posterior por lo ménos un tercio de largo total que tenía cuando intacto. La curva es igual á la de un incisivo de carpincho . La cara anterior esmaltada no es convexa como en Cardiotherium ni bilobada por una depresión lon- gitudinal como en Hyclrochoerus y Plexochoerus, sino de superficie plana, pero muy rugosa á causa de un crecido número de arruguitas irregulares que cubren el esmalte . La cara esmaltada tiene 9 mm. de ancho. El esmalte dá vuelta sobre el lado interno formando un ángulo agudo y una faja de esmalte tan estrecha que es apenas apreciable. Sobre el lado externo forma, al contrario, como es de regla, un canto redondeado, pero también poco desarro- llado. El carácter mas particular del diente, se presenta en su cara posterior ó interna, en donde la dentina se eleva en el centro formando una alta columna ó especie de calzada longitudinal, elevada y angosta, limitada por dos surcos longitudinales anchos y de fondo cóncavo que corren paralelamente, uno al lado interno y el otro al externo, inmediatamente al lado de los bordes del esmalte en la cara posterior. El ancho del diente en su cara posterior ó interna for- mada por la calzadadongitudinal es de solo 4 mm., y el espesor del diente formado por la masa de den- tina y la capa de esmalte que la cubre, es igual al ancho del mismo en la cara esmaltada, esto es, 9 mm. Localidad. — Esta pieza ha sido recojida por el profesor Scalabriwi en las barrancas de los alrede- dores de la ciudad del Paraná y pertenece al Museo provincial de Entre-Rios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). INGERTA SEDIS Calloclontomys vastatus gea. et. sp. n. (Pl. IX, fig. 27) x\lguuos incisivos aislados, indican la existencia de un roedor todavía desconocido, del tamaño de una vizcacha, pero de colocación por ahora incierta, que designo, con el nombre arriba indicado. Entre estas piezas, es particularmente notable la parte an- terior de un incisivo inferior derecho, de 5 mm. de ancho y otro tanto de grueso, de cara anterior muy ligeramente convexa y con algunas pequeñas ondu- laciones longitudinales; el esmalte dá vuelta sobre el lado externo formando un ángulo redondeado, y sobre el interno un ángulo agudo, con una faja lon- gitudinal de esmalte sobre el lado interno, muy an- gosta y excavada longitudinalmente en el medio. Pero el carácter mas particular de este diente que es el que me induce á separarlo como género dis- tinto, es la presencia de un fuerte surco longitudi- nal de fondo cóncavo, situado sobre la cara posterior hácia el lado externo, surco que dá á dicho diente un aspecto característico muy particular. Localidad. — Barrancas del rio Santa-Cruz en la Patagonia austral. 260 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe rior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS CAVIDT Y LOS OTROS GRANDES GRUPOS DE ROEDORES SUR-AMERICANOS. Los representantes actuales de la familia de los cavinos, son éntrelos roedores, formas de una evo- lución avanzadísima, pues no solo las muelas no con- servan el mas mínimo vestigio de la forma primitiva radiculada que debieron tener en un principio, si- no que la evolución ha afectado casi todas las demás partes del esqueleto, la fórmula digital se lia redu- cido generalmente á|, las clavículas han desapare- cido, la cola se ha atrofiado, y hasta las mismas extremidades córneas de los dedos han perdido en parte la forma de uñas para tomar la de pequeñas pe- zuñas. Es claro que solo pueden haber alcanzado este grado de evolución por medio de una larga serie de modificaciones, y como los géneros actuales son en nú- mero muy reducido, se deduce que las formas extin- guidas deben ser muy numerosas. Confirma además, estadeducion, el hecho de que los tres géneros ac- tuales Cavia, Dolichotis é Hydrochaerus, son sumamente diferentes entre sí, por haber evidente- mente desaparecido las formas intermediarias que los ligaban. Los géneros fósiles arriba mencionados, llenan casi por completo ese vacío que separa los géneros actuales, y permiten trazar sus líneas de filiación de una manera por demás satisfactoria. Ya en otro trabajo (Bol. etc. t. VIH. p. 184) me he extendi- do largamente sobre las formas intermediarias que ligan las especies actuales á las extinguidas, y las formas extinguidas que llenan los vacíos existentes entre los géneros actuales, lo que me permite ser breve, como por otra parte lo exige este trabajo de conjunto, pero no puedo menos que recordar dos declaraciones que han sido confirmadas por los des- cubrimientos mas recientes. En el trabajo citado, es- tudiando los fósiles oligocenos del Paraná, establecí, que, de las dos formas extremas de muelas de los cavinos actuales, la sencilla de Dolichotis y la complicada de Hydrochcerus la primera debía ser la mas primitiva, lo que ha sido confirmado por los fósiles eocenos del grupo de los cavinos, en los que no existen muelas que afecten una complicación ma- yor que las del Dolichotis. Establecí también, de acuerdo con los principios evolutivos formulados en mi obra Filogenia, que estas muelas, como to- das las de base abierta, eran una modificación poste- rior de muelas primitivamente radiculadas, y los mas antiguos dientes de cavinos encontrados últi- mamente en las formaciones eocenas de la República, son en efecto radiculados. La muela de cavino mas primitivo hasta ahora encontrada, es la de Hedimys , que, con una corona compuesta de dos prismas triangulares como en Do- lichotis tiene una base dividida en tres raíces bien separadas. En las muelas de Phanomys, las raíces ya están atrofiadas y soldadas constituyendo muelas semi-radiculadas, y en Eocarclia ha desaparecido to- do vestigio de raíz, presentándose la base completa- mente abierta y la corona de cada muela formada por dos prismas, ménosla primera superior que es- tá formada por una sola parte elíptica, pero en Schistomys la misma muela se divide en dos pris- mas como las demás. Siguiendo esta evolución, en Ortomyctera los prismas afectan la forma de los de Dolichotis , pero la primera muela inferior solo tie- ne todavía dos prismas, adquiriendo recien tres en su sucesor el Dolichotis. Las muelas de Cavia, Palaeocavia, Ceroclon y Microcavia son muy parecidas entre sí, difiriendo de las de Dolichotis por un principio de complica- ción que ofrece el prisma posterior con una pequeña escotadura que tiene en su lado mas ancho. Las mue- las de Cavia solo difieren de las de Palaeocavia por la misma escotadura un poco mas profunda y una pequeña modificación de forma en el prisma anterior de las muelas inferiores. Las muelas de Ceroclon y Microcavia son á su vez idénticas, di- firiendo de las de Palaeocavia por el pequeño pro- longamiento anterior del primer prisma de la prime- ra muela inferior. Las muelas de Palaeocavia son á su vez una pequeña modificación de las de Eocar- dia y Schistomys en uno de cuyos géneros, ó á lo ménos en una forma del mismo tipo, tuvo su punto de partida. Los intermediarios que reúnen Hydrochoerus al mismo tronco, no son menos interesantes, y con sus formas de transición todavía mas aparentes. El pun- to de partida de esta série, parece ser Neoprocavia, cuyas muelas inferiores bien que compuestas de solo dos prismas, cada uno tiene una escotadura en- trante sobre el lado ancho, existiendo además sobre el mismo lado una tercera escotadura eutre ambos UNGUICULADOS 261 prismas; esta escotadura se acentúa en Cardiodon presentándose un rudimento de tercer prisma entre los dos primitivos que se acentúan en Pvocardio- therium, y en Cardiotherium la evolución es com- pleta, presentándose las muelas inferiores compuestas de tres prismas bien formados pero un poco ménos complicados que en Ilydrochoerus, y todos los pris- mas de cada muela reunidos todavía por una hoja continua de esmalte. En Plexochocrus empieza á bilobarse la cara anterior de los incisivos y á ate- nuarse la lámina de esmalte que une los prismas entre sí, que empiezan á separarse en una extremidad pero quedan siempre unidos por la otra, hasta que en su sucesor actual el llydrochoerus se completa la evolución apareciendo en este todos los prismas de cada muela completamente separados unos de otros por depósitos intermediarios de cemento. Estas modificaciones son las que han seguido las grandes líneas de filiación de los géneros existentes en la forma que lo indica el bosquejo precedente. Los roedores fósiles mas antiguos de la República Argentina, procedentes de los terrenos eocenos de la Patagonia austral, son en gran parte tipos ante- cesores poco especializados, que llenan grandes vacíos de la série filogenética de este orden de mamíferos, ligando entre sí familias actuales que parecían separadas por grandes abismos, pues habrá podido observarse en las descripciones, que géneros de una familia presentan á menudo caractéres pro- pios de los representantes de otras familias. Los roedores predominantes en los terrenos mas antiguos son los Echinomyidse , grupo sin duda de caractéres muy primitivos, algunas de cuyas for- mas se ligan á los Eryomyidse y otras á los Ca- viidse ; á partir de esa época disminuyen gradual- mente en número y variedad. 262 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Un género extinguido del Paraná, el Paracloxo- mys que aparecía como un tipo completamente aislado, se liga ahora á los Cercolabidce , por medio del género Steiromys , aliado á su vez de Acare- mys y Sciamys, géneros que si bien del mismo grupo, presentan notabilísimas analogías con algu- nos Echinomyidce de la misma época, denotando una procedencia común, que la indican también sus muelas bien radi culadas. Los Eryomyida 3 ó vizcachas alcanzan su mayor desarrollo durante el oligoceno. En los terrenos eocenos son también muy numerosas, pero son todas de tamaño relativamente pequeño, y ciertos géneros con algunas muelas radiculadas presentan una transición tan notable á los Echinomyidca que me parece no puede ya dudarse de la descen- dencia de los Eryomyidce de un representante délos Echinomyidce cuyas muelas eran parecidas á la primera de la mandíbula superior del Spheromys, la sola que en este animal, que es una verdadera vizcacha, haya conservado en parte su tipo pri- mitivo. Otro tanto sucede con los Caviidce: varios de los géneros que vivieron durante los tiempos eocenos, particularmente el Phanomys y el Iiedimys , reúnen á los caractéresde cavinos imperfectos, otros de verdaderos Echinomyidce indicando clara- mente el carácter de antecesor de este grupo, que estaba entonces en el apogeo de su desarrollo. A los otros representantes eocenos de este grupo, se ligan por ciertos caractéres los Dasyproctidce, que parecen así descender del mismo grupo. Los Octodontidce parecen ligarse por varios ca- ractéres á algunos géneros de la familia de los Echinomyidce, como Nelomys, Dicoljoomys, Cárter odon , etc., que tienen sin duda una gran analogía con Plataeomys. Estos diferentes grupos se han desarrollado de una manera sucesiva. Los mas antiguos parecen ser los Cercolabidce cuyo principal desarrollo es pro- bablemente pre-eoceno. En el eoceno llegan á su apogeo los Echinomyidce. Los Eryomyidce al- canzan su máximo desarrollo durante el Oligoceno, empezando desde entonces á disminuir rápida- mente. El gran desarrollo de los cavinos es todavía de época mas reciente; empieza en el oligoceno y se continúa durante el mioceno alcanzando su má- ximum durante la formación de los terrenos pam- peanos. Por fin el grupo mas moderno parece ser el de los Octodontidce que empieza á adquirir un gran desarrollo recien en el mioceno superior, continuando hasta nuestra época. En definitiva, y á grandísimos rasgos, la sucesión y descendencia de los grandes grupos de los Ilystri- comorpha puede establecerse desde ya de la si- guiente manera: UNGUICULADOS 263 ALLOIDEA Tribu numerosa de unguiculados, compuesta de grupos de caracteres externos aparentemente distintos, pero con una estructura interna fundamentalmente idéntica y hasta homogénea, que indica un parentesco cercano de los distintos grupos que la constituyen. Los caractéres comunes de los representantes de esta tribu son. Sistema dentario compuesto de incisivos, caninos y molares. Caninos generalmente pequeños, á veces rudimentarios ó ausentes en la mandíbula inferior, y mas raramente bi-radiculados. Molares tuberculosos ó con tubérculos agudos. Un par de incisivos en cada mandíbula casi siempre muy desarrollados, pero nunca escalpriformes. Huesos marsupiales generalmente presentes. Los Alloideos comprenden cinco órdenes que se distinguen de esta manera: I Sin huesos marsupiales y ángulo mandibular no invertido. Insectívora. II Con huesos marsupiales. a Iucisivos f. Caninos j. aa Dedos segundo y tercero del pié no reunidos por un tegumento externo. Microbio theria. bb Dedos segundo y tercero del pié reunidos por un tegumento externo. Per amella. b Un solo par de incisivos inferiores. Caninos inferiores ausentes, aa Premolar T no mayor que m.r. Macropoda. bb Premolar T mayor que m.T. Plagiaulacoidea. Alloideos sin huesos marsupiales y con muelas armadas de tubérculos puntiagudos. Caninos pequeños. Incisivos de 1 á 3 en cada mandíbula. Cóndilo transversal. Arco zigomático delgado. Clavículas fuertes. Astrágalo de polea muy excavada. Escafoideo y lunar separados. Carpo de 8 piezas y además un hueso intermediario. Cinco dedos en cada pié. Plantígrados. Viven en la actualidad en el antiguo y nuevo mundo, pero no existe una sola especie en la parte con- tinental de Sud América. Se encuentran fósiles desde la base del eoceno tanto en Europa como en Norte América, pero no se le conocen hasta ahora representantes en nuestro suelo. MICROBIOTHERIA No mas de f iucisivos. Caninos }. Muelas de f á f con tubérculos puntiagudos. Paladar con vacui- dades palatinas. Un interparietal . Arco zigomático delgado. Cráneo puntiagudo. Una rama externa del 264 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS canal alveolar de la mandíbula inferior. Cola larga. Sacro de dos vértebras. Los cuatro miembros iguales ó casi iguales. Un hueso intermediario del carpo. Dedos segundo y tercero del pié posterior, no reunidos por un tegumento externo. Plantígrados. Huesos marsupiales presentes. Solo existe en nuestro suelo como representante de este orden, la familia de los MICROBIOTHERIDEE Mamíferos fósiles de talla diminuta, cuyo aparato dentario de la mandíbula inferior consiste en un gran incisivo ó canino incisiforme y siete molares en série continua, que aumentan de tamaño del primero al quinto, y disminuyen del sesto al sétimo, todos provistos de puntas, particularmente sobre el lado interno . MICR0B10THERIUM amegii- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 6, a. 1887. Muelas T y ¿ bilobadas, cada lóbulo con una de- presión en el centro, una cúspide alta y puntiaguda sobre el lado interno, y un callo semilunar y ele- vado sobre el externo. MT mas grande que to- dos los otros dientes. Rama horizontal de la mandí- bula de base casi derecha. Conozco dos especies de este género, caracteri- zadas de este modo : Talla muy pequeña. Alto de la rama horizontal 2 mm. Agujero mentoniano anterior debajo de la parte posterior del p. j . M. palagonicum. Talla bastante mayor. Alto de la rama horizontal 3 mm. Agujero mentoniano anterior debajo de la parte media del p. 3 . M. lehuelchum. Microbiotherium patag'oiiieum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 6, n°9, a. 1887. Es este seguramente uno de los mamíferos mas pe- queños que hasta ahora se conozcan ; desgraciada- mente me es conocido tan solo por la mitad iz- quierda de la mandíbula inferior, en la que están implantados los últimos tres molares verdaderos, existiendo en la parte anterior los alveolos de los demás dientes. El alveolo del incisivo aunque bas- tante destrozado, prueba que este diente era com- primido transversalmente como en los géneros Ab- derites, Acdestis y Epanorthus ; la protuberancia que forma el alveolo sobre el lado interno, prueba que la base del diente llegaba hasta debajo del pm.7. Los dos primeros premolares de los que solo se conservan los alveolos, eran sumamente pequeños. El premolar cuarto era de tamaño relativamente mas considerable y con dos raíces distintas como parece ser también el caso para los anteriores ; todos estos dientes, á lo menos los posteriores, tienen la raíz pos- terior de tamaño considerablemente mayor que la anterior. Los cuatro premolares ocupan un espacio longitudinal de 4 milímetros. El m. - es el diente de tamaño mas considerable de toda la mandíbula, alcanzando un diámetro ánte- ro-posterior de 0m 0015. La corona bastante ele- vada es mas angosta adelante, mas ancha atrás, y con dos pares de tubérculos transversales, altos y puntiagudos, de los cuales los que constituyen el par anterior son de tamaño un poco menor que los del par posterior. El m. 7 es de tamaño un poco menor, de ancho mas igual adelante y atrás, y también con los dos pares de tubérculos puntiagudos, uno adelante y el otro atrás, formando casi dos crestas transversales separadas por un valle profundo. El m. - es de tamaño mucho mas pequeño que el precedente, pero también con dos pares de tubércu- los aunque mas bajos y de cúspides mas romas. Los tres verdaderos molares ocupan un espacio longitu- dinal de cerca de 4 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula es casi derecha y de un alto casi uniforme de solo dos milímetros. Los agujeros mentonianos son en número dedos, colocados, el anterior debajo de la parte posterior del pin. 3, y el posterior debajo de la parte anterior del m. r. La mandíbula á la que le falta el incisivo UNGUICULADOS 265 y la parte posterior de la rama horizontal, cuando entera apenas debía tener unos 12 milímetros de largo. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Car- los Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. —Piso santacruzeño (eoceno inferior). Microbiotlierium teliuelclium Amegh. (Pl. I, fig. 17) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, n° 10, a. 1887. Esta especie está fundada sobre algunos peque- ños fragmentos de mandíbulas inferiores, de los que, el mas completo es una rama izquierda conteniendo implantados parte del pm. 3, el pm. T y los tres mo- lares siguientes. Este animal se distingue de la es- pecie anterior por su tamaño bastante mas conside- rable, por sus molares uno y dos de tamaño mas igual entre sí, y cada uno de ellos bastante mas an- gosto adelante que atrás. Las muelas desde el pm. 3 al m. se presentan con una corona baja gastada por la masticación, pero todavía aparentemente dividida en dos lóbulos casi iguales, y con las cúspides de los tubérculos casi completamente gastadas, menos las colocadas sobre el borde interno que se conservan puntiagudas. Los dientes pm. 3 y pm. T, m. T y ¥, parecen tener dos raíces distintas, una anterior y otra posterior, pero el m . ¥ sumamente pequeño y de corona casi circular no tiene probablemente mas que una sola raíz. Los dos últimos premolares y los tres verdaderos molares, todos muy apretados unos á otros, ocupan un espacio longitudinal de 8 milímetros. La forma de la rama horizontal de la mandíbula es como en la especie precedente, con un alto uniforme de cerca de 3 milímetros, mostrando también en el lado externo dos pequeños agujeritos mentonianos, colocados, el primero debajo de la parte mediana del pm. y el segundo debajo de la parte mediana del m. - ; este último agujerito se distingue del corres- pondiente en la especie precedente por su tamaño excesivamente pequeño, apenas visible á la simple vista. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Car- los Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagouia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). STILOTHERIUM amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, a. 1887. Animal también de talla muy pequeña, apenas un poco mayor que la del Microbiotherium tehuel- chum, pero al parecer de forma bastante distinta, de manera que no sería estraño que al ser mejor conocido resultara ser de una familia diferente. Desgraciadamente por ahora solo conozco un frag- mento de la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, en el que se hallan implanta- dos tres dientes, dos anteriores muy pequeños que supongo corresponden á los premolares j y 3, pro- bablemente de una sola raiz ó de dos raíces muy cercanas y casi soldadas, y el otro posterior mas grande, probablemente el pm. j, con dos raíces bien distintas y divergentes. Detrás de este diente se vé todavía parte del alveolo y de las raíces del primer molar. Stilotherium dissimile Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, n° 11, a. 1887. Este animal se caracteriza bien por sus dientes diferentes entre sí, tanto por su forma como por su. modo de implantación. Los premolares^ y 3, pequeños y al parecer de raíz simple, están implantados, incli- nándose hácia adelante y quedando entre ambos un pequeño espacio. El pm. 7 está algo mas separado é inclinado un poco hácia atrás. Los premolares 2 y 3 son de cúspide relativamente alta, comprimi- dos lateralmente de manera que toman una forma semi-sectorial, con un pequeño callo basal en su parte posterior. El pm. T aunque de tamaño bas- tante mayor que los precedentes, apenas tiene un milímetro de diámetro ántero-posterior, con una cúspide central mas elevada, una "anterior un poco mas baja, y otra posterior mas baja aún, colocadas las tres sobre la línea sectorial. Los tres últimos pre- molares ocupan un espacio longitudinal de 0m0035 . La rama horizontal de la mandíbula debajo del pm. T tiene 0m0025 de alto. El trozo de mandíbula en cuestión presenta sobre el lado externo dos aguje- 34 266 • MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ros mentonianos, uno anterior colocado debajo del pequeño diastema que separa los pm. j y y el otro posterior mas pequeño colocado debajo de la parte anterior del m. T. Localidad. — Descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior. Los microbioteridos, por la disposición del sis- tema dentario presentan afinidades notables con los queirópteros y los insectívoros por un lado, y con los plagiaulacideos y sus descendientes por el otro, como también con los didelfidos y perateridos. Por los caracteres restaurados teóricamente, los fragmentos de mandíbula de mic.robioteridos pare- cen representar el tronco antecesor de todos los alloideos. PERAMELIA | incisivos, } caninos y \ muelas con la corona armada de puntas. Paladar con vacuidades palatinas. Angulo mandibular invertido. Miembro anterior mas pequeño y con cinco dedos. Miembro posterior mas grande y con solo cuatro dedos perfectos, quedando el interno rudimentario. Dedos segundo y tercero del pié posterior reunidos por los tegumentos que los envuelven. Huesos marsupiales presentes. No existe mas que un solo representante vivo de este orden, el Perameles de Australia, sin que tam- poco se conozca ningún género fósil que entre con seguridad en este grupo. MACROPODA Un solo incisivo inferior muy grande y de aspecto rodentiforme. Incisivos superiores en número varia- ble, pero el par interno siempre muy grande. Caninos inferiores ausentes. Ultimo premolar inferior no mas grande que el primer verdadero molar. Dedos segundo y tercero del pié posterior reunidos por un te- gumento externo. Huesos marsupiales presentes. Existen tres familias de este grupo que se distinguen de esta manera : I Los cuatro miembros muy desiguales, los dos anteriores muy pequeños, y los dos posteriores muy grandes. a Incisivos f> caninos J ój. Macropodidce . II Los cuatro miembros iguales ó casi iguales. a Incisivos -f-> caninos \ ó Phalangistidce. b Incisivos y> caninos f. Phascolomydce . Estas tres familias son en la actualidad exclusivas del continente australiano, pero la primera ó de los Macropodidce parece tener representantes fósiles en la República Argentina. UNGUICULADOS 267 MACROPODID^E MACROPRISTIS amegh. (Nomen novo) Mesotherium, Moreno, Patagonia, resto de un continente hoy sumergido, p. 25, a. 1882. Este género, que se distingue por las muelas su- periores muy anchas y con la corona plana y con fuertes crestas transversales, fué nombrado por Mo- reno Mesotherium, pero como este nombre ya ha sido empleado por Serres para otro género muy dis- tinto, aunque no sea usado por todos los autores, no permite y no es correcto aplicarlo á otro género de mamíferos, por lo que he cambiado el nombre de Mesotherium por el de Macropristis. Macropristis Marshii (Mor.) Amegh. Mesotherium Marshii, Moreno, Obra y página citada, ( nomen nudum.) El fragmento que ha servido de base para la fun- dación de este género y especie, es un grueso trozo de roca rojo-amarillosa, en la que á cortos tre- chos se apercibe una textura ósea poco acentuada, cubierta casi en todas partes por una arenisca muy dura de la que no es posible desenvolver el hueso. Este trozo en una de sus caras muestra un paladar bien caracterizado, bastante parecido en su confor- mación aparentemente al de un elefante. Aumenta este parecido, uno ó mas dientes (pues es absolu- tamente imposible distinguir si se trata de uno ó de varios) cuya corona está dividida en unas 12 ó 14 láminas transversales, separadas por aristas trans- versales altas y delgadas, cuya naturaleza es difícil determinar, pero que no tiene nada de parecido con el esmalte. Además, aparentemente á lo ménos, tanto las crestas como las láminas, y toda la masa del diente, parece compuesta de una sustancia parecida. Cada uno de estos dientes, tiene unos 7 centí- metros de largo y algo mas de 3 milímetros de ancho en el medio, enangostándose un poco adelante y atrás. Están implantados de modo que limitan un paladar de 4 centímetros de ancho en el medio, que se enancha todavía un poco mas en los estre- ñios, con un largo de unos 8 centímetros. El ancho de esta parte del cráneo, medido entre la cara externa de ambas muelas es de 11 centí- metros. La parte anterior está rota inmediatamente ade- lante de las muelas, sin que la rotura deje apercibir nada de su estructura. La parte posterior inme- diatamente detrás de las muelas, deja ver la aper- tura nasal posterior, casi vertical y al parecer de figura rectangular, pues está completamente cubierta por arenisca dura; sin embargo parece presentar una notable analogía con la del Macropus y demás géneros de la misma familia. Por detrás el trozo de piedra y hueso se extiende todavía unos 15 centímetros en donde probablemente concluía en el agujero y cóndilos occipitales, pero todo el hueso es una masa informe y destrozada que no permite apercibir ningún carácter. Los maxilares, que incluyen las muelas, eran relativamente bastante altos, á juzgar pon la eleva- ción del cráneo al que, sin embargo, le falta toda la parte superior. Pero se vé que era aplastado, casi plano y muy ancho hácia adelante. La parte superior del cráneo á juzgar por su aspecto externo, tiene un largo de 23 centímetros, 9 centímetros de ancho atrás, y 20 á 21 centímetros en la parte anterior mas ó menos al nivel de donde debían quedar las órbitas, de las que no se ven vestigios. Aunque el cráneo está roto, se conoce no debía prolongarse mucho adelante de las muelas, sino que debia terminar trancado perpendicularmente. El Dr. Moreno, al fundar este género, dá como solo distintivo para distinguirlo, el de que sus mue- las tanto se parecen á las de un carpincho como á las de un elefante enano ! ! considerándolo como un anillo intermediario entre los elefantes y los roedores. En mi opinión, ese animal, empleando el sistema de clasificación hasta ahora adoptado, es un marsupial, y según el sistema de clasificación 268 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS que sigo en este trabajo, un alloideo del orden de los Macropoda y probablemente de la familia de los Macropodidse. Localidad. — Esta pieza ha sido recogida por el piloto Edmundo Moyses en la Patagonia setentrio- nal, en la región del Rio Negro, cerca de la con- fluencia del Limayy del Neuquen. Horizonte . — Piso pehuenche (palaeoceno). PLAGIAULAGOIDEA Los representantes de este orden, se distinguen por un solo incisivo en cada lado de la mandíbula inferior, muy grande y de aspecto rodentiforme. Las muelas son en número variable, pero el premolar cuarto inferior es constantemente mas desarrollado que el primer verdadero molar. El ángulo mandi- bular es generalmente redondeado. Los dedos segundo y tercero del pié posterior, muy delgados, es- tán reunidos, y los huesos marsupiales siempre presentes. Los representantes de este orden que me son conocidos, se dividen en cuatro familias que se distin- guen de esta manera. I. Premolares con la corona con rayas ó estrías perpendiculares ó transversales. a. Dos verdaderos molares inferiores y uno ó mas premolares. b. Tres verdaderos molares inferiores y un solo premolar. c. Tres verdaderos molares inferiores y cuatro premolares. Plagiaulacidse. Hypsiprymnidse. Abderitesidse. II. Premolares sin estrías ni rayas perpendiculares ó transversales, a. Tres verdaderos molares inferiores y cuatro premolares. Epanorthidse. De estas cuatro familias, solo hay una todavía existente, la de los Hypsiprymnidse que vive en Aus- tralia ; las otras tres son completamente extinguidas. La familia de los Plagiaulacidse se ha encontrado en los terrenos secundarios y en la base de los terre- nos terciarios de Europa y Norte América. Los Abderitesidse y Epanorthidse se han encontrado en la base de los terrenos terciarios de la República Argentina, y son hasta ahora exclusivos de esta parte de América. Según los 'datos de la paleontología, el orden de los Plagiaulacoidea es uno de los grupos de mamí- feros mas antiguos, pues sus representantes en Europa y Norte América aparecen ya hácia la mitad de los terrenos secundarios, encontrándose todavía algunos en los terrenos eocenos ele ambos continentes. Pero hasta hace poco, no se habia indicado ninguna especie de este grupo en los terrenos antiguos del continente austral, de manera que su hallazgo en los terrenos eocenos de la República Argentina que anuncié por primera vez hace poco mas de un año, es un hecho inesperado, que sin duda no dejará de sorprender á los paleontólogos, sobre todo cuando sepan que el número de sus representantes es relati- vamente considerable. UNGUICULADOS 269 ABDERITESID/E No conozco de esta familia, á lo ménos hasta ahora, mas que un solo género, el ABDERITES amegh, Florentino Ameghino, Enumeración sistemática de las es- pecies de mamíferos fósiles coleccionados por Car- los Ameghino, en los terrenos eocenos de la Pata- gonia austral, p. 5, a. 1887. Fórmula dentaria de la mandíbula inferior, - i, ^ c, Tpm.,¥ m. Mandíbula inferior de aspecto lateral rodentiforme, bastante parecida en su conformación general á la del género actual Bettongia. Por la forma y tamaño del incisivo y del pm. ¿ muestra analogías evidentes con el Plagiaulax de los terre- nos secundarios de Purbeck en Inglaterra, con el Ptiloclus del eoceno de Norte América, y con el Neo plagiaulax del eoceno inferior de Reims en Francia. El incisivo presenta un desarrollo comparable al de los roedores, muy largo, acuminado en la punta, con capa de esmalte sobre la cara externa anterior que es muy convexa, y sin esmalte sobre la cara in- terna; la capa de esmalte externa disminuye gra- dualmente de ancho de la cúspide hacia la raíz, perdiéndose mucho antes de llegar á la base. Los premolares primero y segundo solo me son conocidos por los alveolos que demuestran eran bi- radiculados. El pm. 7 es un diente cónico, sumamente peque- ño, que apenas sale fuera del hueso, y colocado con- tra el pm. T, hacia el lado externo, en la misma po- sición que en el Ptiloclus de Norte América. El premolar cuarto es muy grande, de corona semioval, comprimido lateralmente en su parte anterior que termina hacia arriba en filo cortante y dentellado, con la extremidad anterior cruzada ver- ticalmente tanto adentro como afuera por cinco á seis aristas, mientras la parte mediana permanece lisa, y la posterior se ensancha formando un peque- ño callo basal con dos tubérculos, uno interno y otro externo. Los tres verdaderos molares son multicuspidados y de corona alargada ; disminuyen de tamaño del pri- mero al tercero y forman una línea algo oblicua al eje longitudinal de la mandíbula. El canal alveolar tiene una ramificación posterior que se abre sobre el lado externo en la base de la rama ascendente, entre esta y la rama horizontal, un poco detrás y al lado del último molar en donde forma una pequeña perforación. La fosa mandibular externa de la base de la rama ascendente es profunda y de forma parecida á la de los animales carniceros. Abderites meridionalis Amegh. (Pl. I, f. 6 á 8) Ameghino, Enumeración sistemática, etc.,p. 5, n° 1, 1887. Esta especie, hasta ahora única del género sud- americano, está representada por fragmentos de mandíbulas inferiores y algunos dientes sueltos. Ha sido este un animal apenas un poco mayor que el Plagiaulax Becklesii, con la mandíbula un poco mas larga, pero mas angosta y relativamente mas grácil. Los premolares T y j aunque bi-radiculados y sin duda á juzgar por los alveolos de mayor tamaño que el pm. 7 , debían ser caedizos, pues en todos los ejemplares se encuentran los alveolos vacíos. El pm. 3 es tan pequeño como en el Ptiloclus, colocado del mismo modo, de aspecto estiliforme y probablemente de una sola raíz. El pm. j aunque muy grande, no lo es tanto como en el género mencionado, difiriendo además por su corona que solo está cubierta de aristas verticales en su parte anterior y en pequeño número. Las raí- ces parecen ser en número de dos, una anterior y otra posterior. 270 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El m. j, de corona tuberculosa casi plana, un poco mas gastada en el centro que en los bordes, está di- sidido en dos lóbulos bien aparentes, uno anterior y otro posterior, cada uno de los cuales está pro- visto de dos tubérculos principales. Este diente tie- ne 0m0025 de diámetro ántero-posterior y cerca de 2 milímetros de diámetro transverso. El m. 2 es de la misma forma que el precedente pero un poco mas pequeño y de corona plana. El m. 3 es un diente muy pequeño, de corona pla- na y elíptica, sin traza de división en dos lóbulos distintos. Guando estas muelas no están todavía atacadas por la masticación, muestran una corona de borde periférico mas elevado y formado por una série de tubérculos como en las muelas del antiquísimo gé- nero Micro lestes. Los agujeros mentonianos son en número de dos, ambos muy pequeños, colocados, el anterior debajo de la parte media del pm. ? , y el posterior debajo de la parte media del p. T . Los dientes están colocados en série continua, muy apretados unos á otros, excepto los dos prime- ros premolares que están separados por un diaste- ma sumamente corto, como también el incisivo del premolar que sigue. Longitud aproximada de la mandíbula inferior . ... . . ( ántero-posterior Diámetro del incisivo ( transverso Longitud del pm. - — Alto de la corona delpm.j Longitud del espacio ocupado por los tres verdaderos mo- lares Longitud del espacio ocupado por la série dentaria, del borde del alveolo del incisivo á la parte posterior del úl- timo molar Longitud de la sínñsis Alto de la rama horizontal debajo del pm. ¡ Alto de la rama horizontal debajo del m. 7 Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos y coleccionados por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior.) 0ra035 0.002 0.001 0.005 0.004 0.008 0.019 0.012 0.005 0.0055 EPANORTHIDME Conozco dos géneros de esta familia, que se distinguen por los siguientes caracteres. P. 3 rudimentario y estiliforme. P. ¥ bien desarrollado y bi-radiculado. Acdestis. Epanorthus . ACDESTIS AMEGIl. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 5, 1887. La fórmula dentaria de este género parece ser la misma que la del género anterior, pero se distin- gue por la síníisis mas corta, por el pm. 3- un poco mas grande, y por el pm. T un poco mas pequeño y sin trazas de aristas en la corona, acercándose así bastante al género jurásico de Norte América desig- nado por Marsh con el nombre de Ctenacodon. Acdestis Owenii Amegh. (pi. i, f. 9) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 5, n° 2, 1887. Este animal está representado solamente por la parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, en la que se halla implantado el incisivo roto en la base, los alveolos de los dos primeros premolares, el pequeño pm. 3, el gran pm. r y la parte anterior del m. T. La forma general de la mandíbula y su tamaño parece haber sido con corta diferencia igual á la del Abderites meridionalis, pero la parte an- terior ó sinfisaria es considerablemente mas corta, UNGUICULADOS 271 pues mientras en Abderites la distancia del pin. 3- al borde del incisivo es de 8 mm., en el Acdestis la misma distancia es de solo 4 milímetros. De este acortamiento resulta que los primeros premolares están muy apretados unos á otros, y el primero lo está al incisivo, sin traza dediastema. El incisivo tiene la misma forma y tamaño gene- ral que en Abderites, pero la cara longitudinal in- terna es aplastada y no un poco convexa como en aquel género. Los dos primeros premolares eran probablemente caedizos pues también en este ejemplar han desapa- recido quedando los alveolos vacíos. El pm. ¥ es un diente muy pequeño, pero no tanto como en el género precedente, con la corona mas grande en la base y mas delgada liácia arriba en donde afecta una forma cónica, un poco com- primida lateralmente, de manera que dirije su ma- yor diámetro de adelante liácia atrás, pareciéndose á los primeros pequeños premolares de los carni- ceros. Su parte inferior parece presentar todavía trazas, aparentemente á lo ménos, de una pequeña división en dos raíces. Además está implantado siguiendo la misma dirección del eje de la série dentaria, y no liácia afuera como el mismo diente del género anterior. Elpm. r aunque es el mayor de los dientes de a mandíbula, no presenta una corona tan elevada como en Abderites, sino apenas un poco mas alta que los verdaderos molares, y con la parte supe- rior en un mismo plano en vez de formar la curva convexa de la misma muela del género prece- dente. Este diente está dividido por una hendidura ex- terna bastante profunda en dos partes, una ante- rior comprimida lateralmente y de borde superior, cortante, y la otra posterior, ancha y tuberculosa en forma de círculo casi cerrado, abierto sobre el lado interno. Este diente tiene 5 milímetros de largo y 0m0025 de alto la corona, y parece tener igualmente dos grandes raíces. El m. T á juzgar por la pequeña parte que de él existe parece que ha sido igual ó á lo ménos muy parecido al mismo diente del Abderites. Los agujeros mentonianos ocupan la misma po- sición que en la mandíbula del género precedente, pero mas cercanos entre sí á causa del acortamiento de la parte anterior de la mandíbula. La distancia de la parte posterior del pm. r al borde del alveolo del incisivo es de 10 milímetros, y el alto de la rama de la mandíbula debajo del pm. T de 5 milímetros. Dediqué la especie al célebre anatomista Ricardo OwEN.décanodelospaleontólogos del mundo entero, á quien se deben los estudios hasta ahora mas com- pletos sobre los animales de esta familia. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos y coleccionados por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). EPANORTHUS amegh. (Nomen novo) Palceotenthes, Moreno, Patagonia , resto de un continente hoy sumergido, p. 22, a. 1882 ( nomen nudum ). Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíferos eocenos , etc., p. 5, 1887. Este género fué descubierto primeramente por Moreno durante su viage de exploración al rio Santa Cruz (1876-77), quien trajo de él una rama de man- díbula inferior, que cinco años después designaba con el nombre de Palseotenthes !! Aratse , dando por todo carácter distintivo y descripción, « que es al parecer de un marsupial » (sic). Este nombre es imposible, debiéndose escribir Palceoteuthis, pero desgraciadamente ya ha sido empleado con anticipación por D’Orbigny para dis- tinguir un género de moluscos, de modo que no puede ya servir para designar otro animal ; por con- siguiente, distingo el mencionado género con el nuevo nombre de Epanorthus. En la colección recogida por Carlos Ameghino vienen restos de la misma especie encontrada por Moreno, y además partes de otras varias especies mas pequeñas, con cuyos restos he dado una corta diagnosis del género colocándolo en la familia de los plagiaulacidce. El Epanorthus tiene la misma fórmula dentaria que los dos géneros precedentes, pero se distingue de ambos por el premolar 3 que es bien desarrolla- do, mas grande que en las especies anteriores y con dos raíces bien distintas. El premolar T aunque es el diente mas grande de la mandíbula, es proporcio- nalmente todavía un poco mas pequeño que el mis- mo del Acdestis , y como en este, sin el mas mí- 272 MAMÍFEROS FÚSILES ARGENTINOS nirao vestigio de aristas transversales ó perpendicu- lares en la corona. Conozco hasta ahora seis especies de Epanor- thus que se distinguen por los caractéres siguien- tes. I. Especies de tamaño relativamente conside- rable y con el agujero mentoniano posterior debajo de la parte anterior del p. 7 . a. Primer agujero mentoniano debajo de la parte anterior del p. 7 . Alto de la man- díbula debajo del p. j , 9 milímetros. E. Arates. b. Primer agujero mentoniano (?). Alto de la mandíbula debajo del p. 1 , 7 milíme- tros. E. Lemoinei. c. Primer agujero mentoniano debajo de la parte posterior del p. 3 • Alto de la ra- ma horizontal debajo del p.4, 6 milí- metros. Síníisis muy espesa. E. pachygnatus. II. Especies pequeñas,, con el agujero mento- niano posterior debajo de la parte media del p. i . a. Primer agujero mentoniano debajo de la parte media del p. 7 . Alto de la rama horizontal debajo del p. 4 , 5 milímetros. E. intermedius. b. Primer agujero mentoniano (?). Alto de la rama horizontal debajo del p.4. 0,ri0028. E. minutus. III. Especies con el agujero mentoniano poste- rior, debajo de la parte posterior del p. 3 . a. Primer agujero mentoniano debajo de la parte posterior del p. j . Alto de la rama horizontal debajo del p.7, 0ra0055 (?). E. pressiforatus. Epanortlius Aratae (Mor.) Amegh. (Pl. 1, fig. 10, 11 y 12) Palceothentes Arates, Moreno, Oh. y pág. cit., ( nomen nu- dwm ). Ameghino, Enumeración sistemática, p. 5, n' 3, a. 1887. Esta especie fué fundada por Moreno sobre una mitad derecha de mandíbula inferior que consideró como procedente de un género de marsupiales. Los nuevos restos de esta especie consisten en frag- mentos de mandíbula inferior y muelas sueltas. El incisivo falta tanto en los restos de esta especie como en los de las otras que mencionaré en segui- da, pero se conoce por el alveolo que debía tener la misma forma general que en los dos géneros prece- dentes, Abderites y Acdestis , aunque quizás, un poco mas pequeño. Todos los demás dientes están colocados en série continua y los premolares aumentan gradualmente de tamaño del primero al cuarto. Los dos primeros premolares faltan, existiendo so- lo la base de las raíces en el fondo de los alveolos, conociéndose por ellos que eranbi-radiculados. El pm. jera igualmente bi-radiculado, y de tama- ño relativamente considerable, pero tiene la corona destrozada. Elprn. 1, de tamaño bastante mayor, se en- cuentra intacto en el ejemplar recojido por Moreno. Como en los géneros precedentes, está dividido por un pequeño surco externo, en dos partes, una anterior mas estrecha que se angosta hacia adelante hasta concluir en punta, y la otra posterior mas ancha. La corona está gastada por la masticación formando una superficie plana al mismo nivel que la del mo- lar que sigue hacia atrás. La capa de esmalte que rodea la corona es gruesa pero baja, saliendo fuera del alveolo hasta una altura relativamente conside- rable las dos grandes raíces que tiene esta muela, la anterior algo mas pequeña que la posterior. El molar T es también muy gastado é incompleto, pero se encuentra intacto sobre otro fragmento de mandíbula. Esta muela, también con dos raíces dis- tintas, está dividida en dos lóbulos, uno anterior mas pequeño, y otro posterior mas grande, cada uno formando en el centro un hoyo de fondo cónca- vo y la periferia un borde elevado y tuberculoso. Los molares Ty 3 también faltan en la mandíbula recojida por Moreno, pero se conoce por los alveo- los que la segunda era mas pequeña que la primera y la tercera mas todavía que la segunda. Pero exis- ten otros ejemplares que muestran que la segunda es de la misma forma é igualmente bi-radiculada co- mo la primera, mientras la tercera, considerable- mente mas pequeña es deforma casi elíptica. El aspecto de la mandíbula es ménos rodentiforme que en la de los dos géneros precedentes, debido sobre todo al acortamiento considerable de la sín- fisis. Los agujeros mentonianos son igualmente dos, co- locados, el anterior debajo de la parte posterior del pm. 5 y el posterior debajo de la parte anterior del pm. 4. UNGUICULADOS £73 Diámetro ántero-posterior del pm. j • • • Diámetro ántero-posterior del pm. 7 , , ( en la parte anterior... Diámetro transverso delpm.7 , r , ( en la posterior TifmfHtml ííp.1 m . r . 0”0035 ., 0.007 . . 0.002 . . 0.003 . . 0.005 T.nncnfiirl dpi m r . . 0.004 T.nnmV.nri dp.l m. r . . . 0.0025 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas Alto de la rama horizontal debajo del pm. 7 Alfn dp la rama hnrÍ7nntal rlphain dpi nm. - . .. 0.026 . . 0.0065 . . 0.009 r — 4 ■ ■ • Este animal ha tenido la talla de un hurón. Localidad. — Descubierto 3 coleccionado prime- ramente por F. P. Moreno y luego por Carlos Ameghino, en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Epanorthus Eemoinei Ame*gh. (PI. 1, íig. 13 y 14) superior de corona bilobada tanto al lado externo como al interno, lóbulos que se levantan sobre am- bas caras en forma de cúspides elevadas, siendo las externas considerablemente mas bajas que las inter- nas. Ambos lóbulos, son de tamaño muy, (desigual, el anterior mas pequeño y el posterior mas grande. La superficie masticatoria presenta un valle longi- tudinal que forma en el centro un pozo profundo. La parte inferior se divide en tres raíces bien sepa- radas, dos externas y una interna. En su conjunto general presenta esta muela un pequeño parecido con las de algunos paquidermos. Dediqué la especie al Dr Lemoine, autor del des- cubrimiento y descripción de los plagiaulacideos de los terrenos eocenos de Francia. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Car- los Ameghuno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Palceothenles Lemoinei, Ameghino, Enumeración sistemá- tica, etc., p. 6, n° 4, a. 1887. Esta especie está representada por varios fragmen- tos de mandíbula inferior de los que uno de los mas completos es la parte posterior derecha de un individuo ya adulto, con el pm. 7 y los tres verda- deros molares. La forma de los dientes parece ser iguala los de la especie anterior, pero son todos proporcionalmente mas pequeños, y la mandíbula alcanza apenas la mitad del tamaño de la del E. Aratce. La rama horizontal es menos descendente hacia abajo en su parte posterior, y su cara interna es mas aplastada. El pm. 7 y las tres muelas si- guientes ocupan un espacio longitudinal de 12 milí- metros mientras las mismas cuatro muelas del E. Aratce, ocupan 16 milímetros de largo. Una diferencia considerable se presenta también en el tamaño relativo del pm. T, muy grande en el Epanorthus Aratae, y relativamente pequeño en el E. Lemoinei en el que solo tiene 0m0045 de lar- go mientras en la especie mayor tiene 7 milímetros. El alto de la rama horizontal déla mandíbula debajo del pm. T es de 7 milímetros. La rotura anterior de la mandíbula deja ver el fondo del alveolo del incisivo, que llegaba hasta de- bajo de la parte media delp. T. Sobre la cara exter- na hay un pequeño agujero mentoniano debajo déla parte anterior del p. T. Atribuyo ala misma especie un pequeño molar Epanorthus pachyg-natus Amegh. Palceothentes pachygnatus, Ameghino, Enumeración siste- mática, etc., p. 6, n° 5, a. 1887. Esta especie está representada por la rama dere- cha de la mandíbula inferior bastante incompleta, con el alveolo del pm. 7 y los pm. -3 y ¡ y el m. T intactos, pieza procedente de un individuo com- pletamente adulto, que denota una especie de ta- maño todavía un poco menor que la precedente, pero relativamente mas robusta, distinguiéndose sobre todo por la parte anterior de la mandíbula ó sinfisaria, sumamente espesa. La cara interna de la mandíbula en la parte sinfisaria es mas convexa y con la impresión del incisivo mas acentuada. Pero en el lado interno las diferencias son mas conside- rables, pues mientras en Abderites y en las otras especies de Epanorthus la cara externa en la parte sinfisaria debajo del segundo premolar forma una ca- vidad pronunciada, en el E. pachygnatus la misma especie forma una gran convexidad, que dá en esta parte á la mandíbula un espesor casi doble que en la del Epanorthus Aratce que es de tamaño tres veces mayor. El pm. 3 á juzgar por los alveolos parece haber sido de tamaño relativamente considerable. El pm. ¥ es comprimido lateralmente, sectorial, 35 274 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de cúspide central alta, y con dos raíces separadas, pero de tamaño relativamente pequeño. El pm. j y el m. T tienen la misma forma y las mismas proporciones relativas que en el E. Aratce pero el incisivo á juzgar por el gran tamaño del al- veolo y el espesor de la parte sinfisaria era de di- mensiones considerables. Los agujeros mentonianos están colocados, el an- terior debajo de la parte mediana del pm. ¥ y el posterior debajo de la raíz anterior del pm. T. El pm. -g tiene 2 milímetros de diámetro ántero- posterior, el pm. j 4 milímetros, el m. T 3 milí- metros, y los tres dientes reunidos ocupan un espacio longitudinal de 0m0095. El alto de la rama horizon- tal debajo del pm. j es de 5 milímetros y debajo del pm. T es de 6 milímetros, diferencia poco considera- ble, que prueba que la parte sinfisaria es también proporcionalmente mas alta que en las otras espe- cies. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Garlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeüo (eoceno inferior). Ep anor tlms intermedius Amegh. (Pl. I, fig. 15) Palceothentes intermedius, Ameghino, Enumeración sistemá- tica, etc., p. 6, n* 6, a. 1887. Esta especie está representada por varios frag- mentos de mandíbulas inferiores, y se distingue de la precedente por su tamaño todavía mas pequeño, y por su parte sinfisaria delgada, y no gruesa como en E. pachygnatus. El incisivo muy comprimido trans- versalmente, es de cara anterior muy convexa. El p.T aunque bi-radiculado es de tamaño excesivamente diminuto. El pm.¥ es un poco mas grande, y el pm.¥ de tamaño todavía algo mayor presenta una forma sectorial bien característica, con un pequeño callo basal anterior y otro posterior. Las demás muelas presentan la misma forma que en las otras especies con la diferencia del tamaño mucho mas pequeño. El agujero mentoniano anterior está colocado debajo del pm.¥, y el posterior debajo de la parte mediana del pm.j. Todos los dientes, inclusos los premolares, forman una série continua, estando muy apretados unos á otros. El pm.¥ tiene 2 milímetros de diá- metro ántero-posterior, el pm.T 4 milímetros, y toda la série dentaria, del m.¥ al borde del alveolo del incisivo, 14 milímetros de largo. El alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo del pm.T es de solo 5 milímetros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Cárlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Epanorthus mimitus, Amegh. (Pl, i, fig. 10) Palceothentes minutus, Ameghino, Enumeración sistemá- tica, etc., p. 6, n° 8, a. 1887. Esta es la especie mas pequeña del género, muy fácil de distinguir de las precedentes por su tamaño diminuto, comparable al de una laucha. Los dientes tienen la misma forma que en el E. intermedius y E. Lemoinei , pero son de tamaño mucho mas redu- cido. El pm.T tiene cerca de 3 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y los dos últimos premolares y los tres verdaderos molares ocupan un espacio longitudinal de solo 8 milímetros. El agujero mento- niano posterior se encuentra como en la generalidad de las especies debajo de la parte mediana delpm.¥. El alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo de esta misma muela es de un poco ménos de 3 milí- metros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Epanorthus pressiforatus Amegh. Palceothentes pressiforatus, Ameghino, Enumeración siste- mática, etc., p. 6, n0 7, a. 1887. Especie de tamaño bastante mas considerable que la anterior, comparable al del E. Lemoinei, del que se distingue por los dos agujeros mentonianos que se encuentran mucho mas cerca uno de otro. Desgraciadamente, solo está representada por la parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con todos los dientes rotos, pero el carácter UNGUICULADOS 275 mencionado es demasiado evidente para que no se distinga al instante la diferencia específica. El agu- jero mentoniano anterior está colocado debajo de la parte posterior del pm.^, y el posterior debajo de la raiz posterior del pm.g, á solo 3 milímetros de dis- tancia el uno del otro, mientras en el E. Aratse se encuentran á 6 milímetros de distancia, ene! Abde- rites á 0m0055 y 0m006, y en el E. pacliygnatus á 5 milímetros. El incisivo de tamaño considerable, tiene al salir fuera del alveolo 3 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 0m0015 de diámetro trans- verso. Los premolares están como en la especie precedente muy apretados unos á otros y el primero al incisivo. El pm.¥ es de tamaño relativamente considerable y el alto de la rama horizontal debajo de este diente es de 5 milímetros. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). OBSERVACIONES SOBRE LOS REPRESENTANTES DEL ORDEN DE LOS PLAGIAULACOIDEA de los dos mencionados, representan formas de evo- lución mucho mas avanzada que las de los géneros secundarios. No sucede lo mismo con los géneros eocenos ar- gentinos que presentan al contrario, tipos mucho menos avanzados. El Abderites por su número de molares y premolares completo, y el diente cuarto apenas con un principio de estriamiento en su parte anterior, representa un tipo mas primitivo que el Ctenacodon; y el Acdestis con la misma fórmula dentaria y el pm.¥ también sumamente pequeño, pero con el pm.T sin rayas transversales, es un tipo mas primitivo que el Abderites. Por último, en Epanorthus con el pm.¥ algo mas pequeño y sin vestigios de rayas transversales, y con el pm.¥ de la misma forma que los premolares anteriores tene- mos el verdadero tipo antecesor del Acdestis Así, según nuestros conocimientos actuales, la evolución de los géneros fósiles hasta ahora me- jor conocidos, aunque los tipos de caractéres mas primitivos procedan á veces de terrenos mas mo- dernos que los de evolución mas avanzada, me parece puede establecerse de la manera que sigue, pues es indudable que los tipos de carácter primi- tivo encontrados en capas relativamente recientes, se han de encontrar también algún dia en las de épocas mas antiguas. Los representantes fósiles de este grupo, son con- siderados por los naturalistas como cercanos del género Hypsiprymnus actual de Australia, pero lo que me parece fuera de duda, es que en este caso, como en el de los mamíferos en general, los géneros que poseen un mayor número de dientes son de un tipo antecesor, y los que presentan menos son tipos de evolución mas avanzada. Así también, los que tienen dientes mas simples, son de un tipo mas primitivo ó ménos evolucionado que los que presentan dientes compuestos. Por consiguiente, el Plagiaulax, el mas antiguo de los géneros conocidos de esta familia, aunque procede de terrenos muy antiguos, por sus premo- lares complicados, con numerosas rayas transver- sales, representa un tipo mas evolucionado que el Ctenacodon con premolares casi simples apenas rayados en la superficie superior de la corona. Pero los géneros eocenos Ptilodus y N eoplagiaulax en los que han completamente desaparecido los primeros premolares, conservándose apenas un pe- queño rudimento del premolar tercero en el primero 3 -4-» u o s <Ü CG W o O O cü K-a x: H 276 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS SARCOBORA La tribu de los sarcobora la compouen mamíferos cou el sistema dentario compuesto de incisivos, cani- nos y molares, con todos los dientes radiculados. Los incisivos son siempre muy pequeños, y los caninos mas grandes y prehensiles. Las muelas son sectoriales ó tubérculo-sectoriales, y todo el aparato dentario está dispuesto para un régimen esencialmente carnívoro. Los Sarcobora sedivideu en seis órdenes distintos que se distinguen por los siguientes caractéres: I. Con huesos marsupiales bien desarrollados, rarísimas veces atrofiados. a. Incisivos A. Muelas con tubérculos puntiagudos. Cinco dedos en cada pié. aa. Pulgar del pié no oponible. Muelas f. Phonoctonia. bb. Pulgar del pié oponible. Muelas f. Pedimana. b. Incisivos | ó Muelas sectoriales ó cortantes. Dasyura. II. Sin huesos marsupiales. A. Organos dispuestos para la locomoción terrestre. a. Incisivos f. Dos ó tres muelas grandes y cortantes en cada lado mandíbula. b. Incisivos f. Una sola muela mas grande y cortante en cada lado mandíbula. de cada Creodonta. de cada Carnívora. B. Organos dispuestos para la locomoción acuática. Pinnipedia. PHONOCTONIA Incisivos f . Cauinos Muelas f con la corona con cúspides agudas. Paladar con vacuidades palatinas. Angulo mandibular invertido. Proceso postglenóides bien desarrollado. Cóndilo mandibular trans- versal. Una rama externa del canal alveolar de la mandíbula inferior. Un interparietal. Sacro de 2 vér- tebras. Húmero con una perforación sobre el cóndilo interno. Escafoides y lunar separados. Astrágalo plano y articulado adelante con escafoides y cuboides. Cinco dedos en cada pié. Pulgar no oponible. Plantígrados. Huesos marsupiales presentes. Grupo teórico descendiente de los Phascolotheria y antecesor de los demás Sarcobora. No le conozco hasta ahora representantes. UNGUICULADOS 277 PEDIMANA Incisivos f. Caninos Muelas y, los verdaderos molares con la corona cubierta de tubérculos ó puntas agudas. Paladar con vacuidades palatinas. Cóndilo mandibular transversal. Sacro de 2 vértebras. Cola fuerte y prehensil. Escafoides y lunar separados. Cinco dedos en cada pié. Pulgar del pié posterior sin uña y oponible. Plantígrados. Huesos marsupiales presentes. Los representantes actuales de este orden son exclusivos del continente americano, pero existen repre- sentantes fósiles en ambas Américas y en Europa. Los representantes de este orden hasta ahora conocidos, se dividen en dos familias que se distinguen de esta manera. a. Angulo mandibular no invertido ó cou la inversión apenas acentuada. PeratheridcG . b. Angulo mandibular invertido. Didelphydce. La familia de los Perathevidce es completamente extinguida y propia de los terrenos terciarios anti- guos de Europa y Norte América. La familia de los Dideljdiydee comprende todos los pedimanos existentes, y tiene también numerosos representantes fósiles, muchos de ellos exclusivos de la República Argentina. DIDELPHYDCE Sin tomar en cuenta las pequeñas divisiones ó sub-géneros existentes del género Didelphys, suma- mente difícil de distinguir entre los fósiles, conozco de la República Argentina dos géneros de esta familia, que se distinguen de esta manera. a. m. ¥ adelante de la rama ascendente. Didelphys. b. m.T sobre el lado interno de la rama ascendente. Dimerodon. DIDELPHYS lin. Lineo, Syst. Nüt. vol. I, p. 71, a. 1766. El cráneo es largo y puntiagudo adelante ; las especies de gran talla con una fuerte y alta cresta sagital, las de pequeña talla al contrario con el cráneo casi liso. 13 vértebras dorsales, 6 lumbares, sacro de 2 vértebras, y 20 á 31 vértebras caudales según las especies. El género ha sido subdividido en varios subgéne- ros, pero como de la mayor parte no conozco espe- cies fósiles, y además los esqueletos de algunos de los subgéneros se parecen tanto entre sí, que pre- sentan dificultades para su distinción, prefiero con- siderar todas las especies como formando parte del gran género Didelphys. En la República Argentina se encuentran espe- 278 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cies fósiles de este género, á partir del mioceno su- perior, unas idénticas ó muy parecidas á las actuales, otras diferentes, pero casi siempre difíciles de carac- terizar, pues todas esas formas están representadas por mandíbulas ó partes de mandíbulas inferiores con dentadura, y es sabido que esta parte del es- queleto, exceptuando el tamaño mas ó ménos gran- de, no presenta casi diferencias apreciables en las diferentes especies existentes, ni aún cuando perte- necen á subgéneros distintos. Así que las pequeñas diferencias de tamaño, y á veces de forma que se notan en los restos de las especies fósiles, comparadas entre sí ó con las ac- tuales, aumentarán sin duda de importancia cuando se conozcan otras partes del esqueleto. Conozco de la República Argentina siete especies fósiles distintas, que se distinguen muy bien por las medidas y caractéres siguientes. I. Especies de gran talla, cuya série dentaria inferior tiene mas de 25 milímetros de largo. A. Apófisis coronoides sin prolongamiento posterior. a Alto de la rama horizontal debajo del m. s , 13 á 14 milímetros. Didelphys Azaree. b. Alto de la rama horizontal debajo del m. 3, 8 milímetros. Didelphys lujanensis. B. Apófisis coronoides con un prolonga- miento posterior en su parte superior. a. Con solo dos agujeros mentonianos en cada lado de la mandíbula inferior. Didelphys inexspectata. b. Con tres agujeros mentonianos en cada lado de la mandíbula inferior. Didelphys trif orata. II. Especies pequeñas, cuya série dentaria infe- rior tiene menos de 25 milímetros de largo. a. Longitud de las 7 muelas inferiores, 11 milímetros. Alto de la rama horizontal de- bajo del m.j, 2 milímetros. Didelphys incerta. b. Longitud de las 7 muelas inferiores. 14 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m. 3 , 00045. Didelphys juga. c. Longitud de las 7 muelas inferiores, 13 milímetros. Alto de la rama horizontal debajo del m.^ , 2 milímetros. Didelphis grandeeva. Didelphys Azar re Temm. Didelphys Azaree, Temminck, Monogr. des Mammal., I, 30. Renger, Sang . Parag., 223. Watherhouse, Mammal. I, 470, pl. 18, fig. 2. Burmeister, Syst. Ubers, etc., I, 131. — Id. Erlauter , etc., p. 61. Id. Descrip. phys., etc., III, p. 189. Didelphys aurita, Pr. Maxim., Beitr. II, 392. El Micuré, Azara. Apuntes, etc., t. I, p. 209. Didelphys Azaree fossilis. Didelphys aff. auritce, Lund, Blik paa Brasil. Dy rever den. Didelphys albiventris, Lund, Kon. Danske, Vid. Selsk. etc. VIII, p. 236, a. 1841. Didelphys aff. albiventris, Lund, Ob. cit. p. 293. Didelphys Azaree Lydekker, Catal. of Mamm. p. V, p. 280, a. 1887. Es esta una de las especies mas grandes y robus- tas del género, y en la actualidad una de las mas frecuentes en la República Argentina, particular- mente en la provincia de Rueños Aires, encontrán- dose en estado fósil en las capas sedimentarias mas superficiales. Localidad. — Se han recojido restos en estado fósil ó sub-fósil en el rio de la Matanza, y en los alrededores de La Plata en la provincia de Rueños Aires, pero como el área actual de dispersión geo- gráfica es mucho mayor, se encontrarán sin duda también en muchos otros puntos, tanto mas que Lund ha recojido restos de la misma especie en los depósitos cuaternarios mas modernos de las cavernas del Rrasil. Horizonte. — Los restos recojidos en la provin- cia de Rueños Aires, proceden déla parte superior del piso platense (cuaternario superior), y es de presumirse que los restos que se encuentran en las cavernas del Brasil pertenecen al mismo horizonte. Didelphys Azara? m. antiqua, n. m. Esta forma está representada por una mitad iz- quierda de la mandíbula inferior con toda la denta- dura, de un individuo ya completamente adulto y con las muelas un poco gastadas ; por su confor- mación general corresponde bastante bien al Didel- phys Azaree , del que se distingue sin embargo, por algunos pequeños caractéres que parecen indi- car una forma antecesora déla actual. Estas pequeñas diferencias consisten en el ta- maño relativo de esta pieza, que presentando un largo igual á la que muestra la de la especie actual, es con todo un poco mas delgada, como lo demuestra UNGUICULADOS 279 claramente la distancia del primer incisivo á la úl- tima muela de la mandíbula inferior, que es de 49 milímetros en ambas formas, mientras el alto de la rama horizontal es de 14 milímetros debajo de la última muela en la forma existente, y de solo 13 en la fósil, de donde se deduce que la actual es de formas mas robustas. Pero examinando dicha pieza con detención, pronto se encuentran otras diferencias, como la fosa mandibular externa, que es mas profunda en la for- ma fósil que en la existente, aunque la diferencia mas notable se encuentra en el canino, bastante mas grueso y de corona considerablemente mas alta en la forma actual que en la fósil ; esta diferencia es tan considerable que mientras el canino inferior del Didelphys Azaraetieneuna corona de 0m0075 de alto, el mismo diente del Didelphys Azarae m. fossilis, solo tiene 0.0045 de alto. El diastema que separa el pm. j delpm. j es de cerca de 3 milímetros en la forma fósil, y de solo un milímetro en la actual. El agujero mentoniano segun- do se encuentra un poco mas atrás en la forma extin- guida que en la existente, pero en ambas igual- mente pequeño. Localidad. — Barrancas del Rio Primero, en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte . — Parte inferior del piso platense de la formación post-pampeana de agua dulce, del valle del Rio Primero (cuaternario inferior) . Didelphys lujanensis n. sp. (Pi. i, fig. i) Esta especie estaba representada por la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con toda la denta- dura, pero dividida en dos pedazos ; desgraciada- mente se me ha extraviado uno de ellos conteniendo la parte anterior con casi toda la dentadura, que- dándome solo el fragmento posterior con la última muela, ya un poco gastada, que indica proceder de un individuo adulto. Comparado este fragmento con la parte corres- pondiente de las especies actuales, solo presenta un notable parecido con la Didelphys crassicaudata (sub-género Metachirus ), pero con bastantes dife- rencias para que no sea posible reunirlas en una sola especie. El último diente inferior es del mis- mo tamaño en ambas especies, y también casi de la misma forma, distinguiéndose el de la especie fó- sil por su talón posterior notablemente mas an- gosto. La mandíbula presenta mayores diferencias, sien- do la de la especie fósil, notablemente mas peque- ña. El alto de la rama horizontal debajo de la última muela, es de 9 milímetros en la especie actual y de un poco ménos de 8 milímetros en la especie fósil. La diferencia es sin duda pequeña, pero ella está acom- pañada de una notable modificación en las propor- ciones relativas del resto de la parte posterior que indica claramente que se trata de una especie dis- tinta; así el enanchamiento posterior del borde in- ferior que forma la inversión interna del ángulo de la mandíbula, tiene el mismo ancho en ambas espe- cies, pero empieza mucho mas adelante en la espe- cie fósil que en la actual. Esta diferencia es tan con- siderable, que, la extremidad posterior interna del ángulo mandibular de la especie existente se en- cuentra á 21 milímetros de distancia del borde posterior de la última muela, y á solo 16 milí- metros en el Didelphys lujanensis. La rama ascen- dente, aunque está rota, se conoce clarameute que era mas pequeña, particularmente mas estrecha que en la especie existente. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Garlos Ameghino en las barrancas del rio Lujan en el pueblo del mismo nombre (provincia de Bue- nos Aires). Horizonte. — Piso platense de los terrenos post- pampeanos (cuaternario medio). Didelphys inexspectata Amegh. (Pl. I, fig- 2) F. Ameghino, Lisia de los mamíf. fos. de Monte Hermoso, p. 19, n° 58, Junio de 1888. He fundado esta especie sobre la rama derecha de la mandíbula inferior, casi intacta y con las siete muelas perfectamente conservadas. Por la talla se aproxima del Didelphys Azarae, pero es propor- cionalmente mucho mas robusta, con las muelas re- lativamente mas anchas y mas grandes, y la rama horizontal de la mandíbula excesivamente fuerte, corta y alta. La cara externa de la rama horizontal debajo de los verdaderos molares es muy convexa, lo que dá á la mandíbula un espesor considerable. La rama ascendente es muy fuerte, con una apófisis 280 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS coronóidea ancha y cuya parte superior se prolon- ga hacia atrás formando una punta y apófisis sa- liente. Las muelas están colocadas todas en série conti- nua con excepción de un pequeñísimo diastema en- tre los dos primeros premolares. El p. íes muy pequeño, bi-radiculado, de corona baja y fuertemente inclinado hácia adelante. El p. ¥ es mucho mas grande que el precedente y que el que le sigue, con una corona formando cús- pide muy elevada. El p. j es de la misma forma pe- ro mas pequeño. Los cuatro dientes siguientes au- mentan gradualmente de tamaño, del p. T al m. 3. Estos dientes en su forma general son muy pareci- dos á los del Didelphys Azarae, pero un poco mas anchos, y con un callo basal ó cíngulo en la cara án- tero-externa, muy desarrollado. La rama horizontal es un poco mas elevada deba- bajo de los dos primeros verdaderos molares que de- bajo del último. El agujero mentoniano anterior es grande y colo- cado debajo del diastema que separa los dos prime- ros premolares. El segundo es mas pequeño y está colocado debajo de la parte anterior del p. T. Largo de los cuatro premolares 0m018 Largo de los tres verdaderos molares 0.017 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.035 Alto de la rama horizontal debajo del p. , 0.0085 Alto de la rama horizontal debajo del m. 5 0.014 Grueso de la rama horizontal 0.006 Ancho de la apófisis coronoidea en su parte superior 0.011 Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Carlos Ameghino en Monte Hermoso, á 60 kiló- metros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico (mioceno supe- rior). Didelpliys trif orata n. sp. (Pl. XII, fig. 37, 38) Esta especie es parecida á la precedente y con corta diferencia del mismo tamaño, pero se distingue fácilmente de ella por llevar en cada lado de la man- díbula inferior tres perforaciones mentonianas ; la anterior muy grande y alargada de adelante hácia atrás está colocada debajo del pequeño diastema que separa el pm. - del pm. - ; la segunda, pequeña y circular, está colocada debajo de la parte anterior del pm. 3 ; y la tercera de la misma forma y tamaño, se encuentra debajo de la parte media delp. T ; las tres perforaciones se encuentran en la misma línea horizontal. El pm.T se encuentra un poco mas inclinado há- cia adelante que en Didelphys inexspectata, y se- parado del p. g por un diastema un poco mayor de 3 milímetros de ancho. Elp. ^ es proporcionalmente mas pequeño, y el p. ¥ mas chico que p. 2 y p. * de una manera mas acentuada que en D. inexspectacta y como en esta especie de una manera permanente durante toda la vida, y no como un estado transitorio como sucede con las especies actuales. Lasdemás muelas no ofrecen ningún carácter parti- cular si se exceptúa que son mas anchas y con puntas menos agudas que en las especies actuales, carácter que se encuentra también en D. inexspectata, pero la cara perpendicular externa de la rama horizontal, particularmente en su parte anterior es bastante mas convexa. Los cuatro premolares, y las dos muelas que si- guen hácia atrás ocupan un espacio longitudinal de 30 milímetros. La sínfisis es fuerte, pero los caninos son bajos y 110 muy gruesos. Los incisivos no presentan nada de particular. La rama horizontal, debajo del m. T, tiene 12 mi- límetros de alto. Localidad . — Ha sido descubierta por Garlos Ameghino en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico (mioceno superior). Didelphys incerta H. Gerv. y Amegh. (Pl. I, fig. 24) H. Gervais y Ameghino, Los mamíferos fósiles de la América del Sud , p. 221, a. 1880. Fundé esta especie conjuntamente con el doctor H. Gervais, sobre una rama de mandíbula inferior, procedente de la provincia de Buenos Aires, pero sin dar de ella una descripción que reservamos para un trabajo posterior que después no llevamos á cabo. No teniendo á la vista el ejemplar original, no puedo dar los caractéres que distinguen esta especie. Solo recuerdo que era sumamente pequeña, por lo que creo posible pertenezca á esta especie una rama UNGUICULADOS 281 izquierda de mandíbula inferior con el canino y las siete muelas, procedente de una especie fósil suma- mente pequeña, pero que no rae atrevería á decir que no pueda identificarse con algunas de las peque- ñas especies del subgénero Grimceomys. La rama horizontal figurada en la lámina J, figura 24, tiene solo 17 milímetros de largo, y la rama horizontal un alto máximo de 2 milímetros. El canino es muy débil. Todos los dientes están colocados enséne continua, y el p. 3 no es mas pequeño que el p. Las siete muelas inferiores solo ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros. Localidad. — He recogido esta especie en los al- rededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. Didelphys juga n. sp. (Pl. I, flg. 3) Especie muy pequeña, representada por la rama horizontal del lado izquierdo de la mandíbula infe- rior, con los aireólos del canino, de los dos prime- ros premolares y las demás muelas casi intactas. La especie es aliada del Didelphys elegans , pero con suficientes diferencias para considerarla como distinta. Todos los dientes de la mandíbula inferior esta- ban colocados en série continua sin discontinuidad entre ellos, ni aún entre el canino y el primer pre- molar, ni entre este último y el segundo. Los ver- daderos molares se distinguen por el talón posterior muy angosto, y el primer premolar á juzgar por el alveolo parece que era muy pequeño y bi-radicula- do. La última muela inferior está colocada bastante mas adelante que el punto en donde empieza á le- vantarse la línea oblicua anterior de la rama ascen- dente. Las cuatro últimas muelas aumentan gra- dualmente de tamaño de la anterior á la poste- rior. La rama horizontal no ofrece nada de particular ; el agujero mentoniano anterior se encuentra deba- jo del p. y y el segundo ó posterior debajo de la par- te anterior del m. T. Las tres últimas muelas infe- riores ocupan un espacio longitudinal de 0m0075, y las siete muelasinferiores reunidas ocupan 1 4 milí- metros de largo. La rama horizontal tiene 0.0035 de alto debajo del p. ¥ y 0.0045 debajodel m.g. Localidad. — He recogido esta pieza en los alre- dedores de la ciudad de Córdoba, en el desmonte del Ferro-Carril á Malagueño. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Didelphys g-randaeva n. sp. (Pl. i, %. 4) Esta especie es de tamaño todavía menor que la precedente, [y está igualmente representada por la rama izquierda de la mandíbula inferior con todas las muelas intactas menos el p. ¥ del que solo existe el alveolo. Difiere bastante de todas las existentes, presen- tando una especie de transición al género extin- guido Dimerodon, particularmente por la última muela que sale del alveolo en la misma base de la rama ascendente, encontrándose el talón posterior déla muela casi sobre el lado interno de la men- cionada rama. Todas las muelas están colocadas en série continua, sin discontinuidad y muy apretadas unas á otras. El p. T aunque muy pequeño tiene sus dos raíces bien separadas. El p. 2 tiene el callo posterior con un tubérculo pequeño de cúspide separada en su parte supe- rior. Los tres verdaderos molares tienen casi la misma forma y el mismo tamaño, pero el p. j aunque de la misma forma es notablemente mas pequeño. Comparados los dientes con los de la especie an- terior, se vé claramente que proceden de dos espe- cies distintas, pues los verdaderos molares son tan grandes en el Didelphys grandsev a como en el Didelphys juga mientras los premolares son mu- cho mas pequeños. Las tres últimas muelas inferio- res del Didelphys granclseva ocupan un espacio longitudinal de 7 milímetros y las siete muelas infe- riores reunidas tienen 13 milímetros de largo. La rama horizontal es muy baja y muy gruesa, particularmente en su parte posterior al nivel de la última muela, en donde se vuelve muy espesa as- cendiendo inmediatamente hácia arriba para formar la rama ascendente, la que en su parte basal es igualmente muy estrecha y muy gruesa . De los agujeros mentonianos solo se conserva el posterior, colocado debajo de la parte posterior del p. j. 36 282 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La rama horizontal solo tiene 2 milímetros de alto debajo de los premolares, y 0.0025 debajo délos dos verdaderos molares. Localidad. — He recogido esta pieza en los alre- dedores de la ciudad de Córdoba, en el desmonte del Ferro-Carril á Malagueño. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Además de las mencionadas, viven actualmen- te en la República, cuatro especies mas que son Didelphys erassicaudata, Desm. Desmarest, Nonv, Dict. d’hist. nat., t. IX, p. 425. — Id, Mam- mal. 527. Waterhouse, Zool. of the Beagle. Mammif., 94, etc. — Id. Nat. Hist. Mammal. I, p. 497. Habita toda la parte oriental de Ja República hasta el Rio Negro de Patagonia. No se conoce fósil, pero está representada en los terrenos cuaternarios por una especie muy cercana, el D. Lujan crisis, ya nombrada. Didelphys erassicaudata fóssilis. Lydekker, Catal. of Foss. Mammal. part. V, p. 280 á 1887. La especie actual es citada como fósil en las ca- vernas del Rrasil, por Lydekker en su catálogo de los mamíferos fósiles del Museo británico. Didelphys dorsigera, Lin. Lineo, Syst. nat., I, p. 72. a. 1776. No la conozco en la provincia de Rueños Aires, pero habita casi todo el interior de la República, en donde fácilmente se encontrarán sus restos fósiles, ó los de sus antecesores. Didelphys elegans, Waterh. Waterhouse, Zool. of the Beagle, etc. Habita las provincias occidentales de la Repú- blica, en donde será probablemente fácil encontrar algún dia los restos de sus antepasados. Didelphys elegans fóssilis Didelphys aff. eleganti Lund, Ií. Danke. Vid. etc., vol. IX, p. 133, a. 1842. Didelphys elegans, Lydekker, Catal. of Foss. Mammal. part. V, p. 282, a. 1887. La especie ha sido citada como en estado fósil, en las cavernas del Rrasil, primeramente por Lund, y últimamente por Lydekker en la obra mencionada. Didelphys cinérea, Temm. Temminck, Monugraphie de Mammalogie, t. I, p 46, a. 1827, Pr. Max. de N. Wied., Birtrage zu Natürgeschicte Brazi- lien, IIJp. 406. Wagner en Schreber, Sáugelhier, Suppl. III, p.47, Cuvier, Bégne animal, p. 177, a. 1829. Waterhouse, Natural Histo7'y of the mammalia, I, p. 501. Habita en la República Argentina el territorio de Misiones. Didelphys cinérea fóssilis Lydekker, Cat. of Foss. Mammal, part. Y, p. 281, a. 1887. Es citada como fósil en las cavernas del Brasil, por Lydekker, en la obra mencionada. DIMER0D0N n. gen. Este género está caracterizado por la última mue- la de la mandíbula inferior, considerablemente mas grande que la antepenúltima, y por la rama ascen- dente que empieza á levantarse bastante mas ade- lante que en Dideljahys, aliado de la última muela, de manera que esta se encuentra completamente sobre el lado interno de la mencionada rama. UNGUICULADOS 283 Dimerodon mutilatus n. sp. (Pl. rf flg. 5) La especie desgraciadamente hasta ahora solo está representada por la rama mandibular del lado iz- quierdo de la mandíbula inferior, bastante incom- pleta y sin dientes, pero con los alveolos casi intac- tos de los últimos cinco dientes. Á pesar de lo incompleto de esta pieza, las dife- rencias con las de los verdaderos Didelphys son tan notables y aparentes que saltan á la vista inme- diatamente. Los dos alveolos de las dos raíces de cada muela son grandes y circulares, volviéndose mas angostos hacia abajo en forma de cono invertido ; cada uno de estos alveolos tiene 2 milímetros de diámetro me- nos los dos de la última muela que son notablemente mas grandes y colocados en la rama horizontal ai lado interno de la rama ascendente. A juzgar por los alveolos parece que el diente mas grande era el último (m. 3) y que el m. T era un poco mayor que el m. T y naturalmente que el p. Además de estas diferencias, aparece otra no menos notable sobre el borde alveolario, que es un poco mas alto sobre el borde interno que sobre el externo, siendo la diferencia entre ambos bordes mucho mas notable que en DicleLphys, en el que es apenas apreciable. La rama horizontal es proporcionalmente mas gruesa que en Didelphys, muy convexa sobre la cara externa, y deprimida sobre la interna, en don- de muestra hacia la mitad de su altura una peque- ña excavación longitudinal. De los agujeros men- tonianos solo se vé sobre la cara externad segundo muy pequeño y colocado debajo de la parte poste- rior del p. 3. El borde inferior de la rama horizon- tal forma una curva convexa hácia abajo muy re- gular. La forma particular de la rama ascendente se nota inmediatamente por la base de su línea obli- cua anterior que empieza sobre la mitad del alto de la rama horizontal al lado de la parte posterior del m. 3, formando una protuberancia convexa muy pronunciada, que se levanta oblicuamente hácia arriba ocultando la última muela. En la parte pos- terior de la rama, entre el ángulo mandibular y la línea oblicua ascendente anterior, cuya cara externa está ocupada por la gran fosa mandibular externa destinada á la inserción de los músculos, aparece también otra diferencia notable, pues dicha fosa es en Dimerodon muy poco marcada y poco profunda, formando apenas una depresión suave y regular. Las medidas que proporciona este fragmento son las siguientes : Diámetro ánterc-posterior de los alveolos del p. j , y de losra.jy j... 0m005 Diámetro ántero-posterior de los alveolos del m-j 0.007 Longitud del espacio ocupado por los alveolos de las cua- tro últimas muelas 0.02b Alto de la rama horizontal, sobre el lado externo al nivel del p. 7 * 0.009 Alto de la rama horizontal, sobre el lado externo al nivel del m. 0.0105 Según estas medidas y la descripción que las precede el animal ha sido apenas un poco mas gran- de que el Didelphys Azarae, pero considerable- mente mas robusto. Localidad. — He recojido esta pieza en las bar- rancas de la laguna de Lobos, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LOS DIDELPHIDA5 No se conocen en la República otras especies fó- siles de la familia de los didelfidos, y hasta las nom- bradas parecen ser muy raras, notándose sobre todo la ausencia de restos de estos animales en las formaciones sedimentarias anteriores al mioceno su- perior. En el Brasil, en donde las especies actuales son mucho mas numerosas que en nuestro país, se han encontrado también mucho mayor númerode especies fósiles pero al parecer todas idénticas á las existentes, lo que unido á la circunstancia de haberse recogido sus restos en las cavernas hacen creer que remon- tan á lo sumo á la época cuaternaria. El Dr. Lujnd enumera de las mencionadas cavernas siete espe- cies, que identifica con las existentes que llevan los nombres siguientes : Didelphys aurita, D. a l- biventris, D. incana, D. murina, D. pusilla, D. myosura , D. Azaree ó aurita, y D. elegans, citando además un animal del mismo grupo, pero sobre escasísimos restos, que supone tuvo la talla de 284 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un gran jaguar, llamándolo Thylacotherium ferox, nombre que Liáis ( CLimat , etc, clu Bresil , p. 330, 1872) cambia por el de Gambatherium, pero sin agregar ningún otro dato sobre los caractéres de tan gigantezco didélfido, cuya existencia parece ser mas que problemática. En cuanto á las relaciones filogénicas de los di- délfidos fósiles de la República Argentina con las especies todavía existentes en el país, ellas son por ahora muy oscuras, debido sobre todo á los escasos materiales que hasta ahora se conocen. Todo lo que por el momento se puede avanzar, es que ciertamente, el D idelph y s Azareo m. a nti- guua es el antecesor del Didephys Azareo ac- tual, y el D idelph ya luj aneas ís el antecesor del Didelphys crassicaudata. A los Didelphys jug a y Didelphis grandeeva no les puedo atribuir parentesco seguro, y en cuanto al Dimerodon es un tipo de evolución avan- zada, que ha tenido por punto de partida un ver- dadero Didelphys pero que se ha extinguido por completo sin dejar formas sucesoras. Los didélfidos en la República Argentina, no remontan mas allá del mioceno superior, pero como en Europa aparecen ya en el mioceno y en la parte superior del eoceno, y que en nuestro país se han encontrado representantes de una familia parecida en la base del eoceno, es casi seguro que se encontrarán representantes de la familia de los didélfidos en los terrenos miocenos inferiores y oli- gocenos. Las líneas de filiación de las especies menciona- das se pueden establecer en la siguiente forma. Didelphys Lacerta ó especie parecida de tamaño no mayor DAS Y LIRA Los representantes de este orden se distinguen por f ó f incisivos, ¿ caninos, f muelas. En cada lado de cada mandíbula existen dos ó tres muelas mas grandes y sectoriales ó sea de corona comprimida y cortante. Paladar con vacuidades palatinas. Ángulo mandibular invertido. Escamoso, petroso y timpánico distintos. Cola larga y fuerte, no prehensil. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno. Escafoides y lunar se- parados. Dedos f óf. Piantigrados. Huesos marsupiales bien desarrollados, salvo rarísimas escepciones. Los animales de este grupo, son actualmente exclusivos del continente australiano, en donde también se han encontrado representantes fósiles, pero no se conocen hasta ahora de distinta procedencia. UNGUICULADOS 285 CKEODONTA No mas de § incisivos. Caninos Muelas en número variable, sin que exceda el de §. Muelas secto- riales, y siempre mas de una muela carnicera en cada lado de la mandíbula inferior. Ángulo mandibular no invertido. Cola muy larga. Clavículas presentes y bien desarrolladas. Escafoides y lunar separados. Astrágalo plano ó casi plano y articulado adelante con escafoides. Generalmente cinco dedos en cada pié. Plantígrados y sin huesos marsupiales. Este grupo ha sido constituido por el Profesor Cope para colocar en él aquellos mamíferos carniceros de los primeros tiempos terciarios de Europa y Norte América, que, por sus caraetéres complejos é inter- mediarios, se acercan ya de los carniceros marsupiales, ya de los verdaderos carnívoros placentarios, sin que sea posible colocarlos de un modo definitivo en ninguno de los dos grupos mencionados. Estos antiguos carniceros, fueron sumamente numerosos en el hemisferio norte, y pertenecientes á varias familias distintas perfectamente caracterizadas. Hasta hace poco no habían sido señalados en Sud- América, pero últimamente han sido encontrados por mi hermano Carlos Ameghino conjuntamente con el descubrimiento de la fauna mamalógica de los primeros tiempos terciarios de la -Patagonia austral, en donde también parece fueron bastante numerosos. Pero, si bien por los caraetéres de la dentición esos antiguos carniceros argentinos se alejan notable- mente de los carnívoros placentarios, para colocarse decididamente en los creodontes, los géneros son seguramente distintos de los ya establecidos, y como hasta ahora solo me son conocidos por fragmentos de maxilares incompletos, y muelas aisladas, me es por el momento imposible referirlos á las familias esta- blecidas para los géneros de Europa y Norte América, por lo que prefiero enumerar los géneros sin división de familias hasta que nuevos materiales nos den para ello datos mas positivos. Los géneros argentinos pueden distinguirse por los siguientes caraetéres: Un solo verdadero molar superior, m.1, colocado con su eje mayor en dirección transversal como ert Hyaena; p.- semi-sectorial, con dos tubérculos básales anteriores, uno interno y otro externo. Claclosictis. P.- tubérculo-sectorial, con un gran tubérculo ántero-interno. Primeros premolares supe- riores cónico comprimidos con un callo basal posterior. Hathliacynus. Premolares inferiores en série continua, bi-radiculados, sectoriales, con un callo basal poste- rior en los anteriores, y uno anterior y otro posterior en los posteriores. Agustylus. P.3 cónico-romo, con cara anterior casi vertical, y un gran callo basal transversal en la parte posterior. Borhyaena. Premolares inferiores separados, comprimidos, y los anteriores fuertemente inclinados hacia adelante. P.r bi-radiculado. Anatherium. P.T muy grande, con tres tubérculos sobre la línea sectorial, el del medio mas elevado, y un callo basal transversal hácia atrás. Acrocyon. 8 muelas inferiores, de las que, las cuatro anteriores, aumentan de tamaño de adelante hacia atrás, y las cuatro posteriores disminuyen de tamaño de atrás liácia adelante. Acyon. Todos los dientes de la mandíbula inferior en série continua. P.-, bi-radiculado. P.3 sectorio- tubercular, con un cono central elevado, un callo basal anterior pequeño, y otro posterior grande y tuberculoso. ' Sipalocyon. 286 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CLADOSIGTIS amegii, Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, a. 1887. Este animal solo está representado por uu peque- ño fragmento del maxilar superior izquierdo en el que se hallan implantadas dos muelas, el diente carnicero ó p. - y el primer molar que sigue, que era el último de la série dentaria. El carnicero (pm. -) es un diente semi-sectorial, angosto atrás, ancho adelante, con una cúspide ele- vada en el medio sóbrela línea sectorial, y tres tu- bérculos anteriores, uno sobre la línea sectorial de- trás del tubérculo mediano y un poco mas bajo, uno muy pequeño sobre el ángulo anterior externo, y otro mas grande sobre el ángulo anterior interno. El primero y único verdadero molar también de aspecto semi-sectorial, está colocado inmediatamente detrás del anterior, pero con su diámetro mayor for- mando ángulo recto con el del pm. de manera que está colocado en sentido transversal como en los fe- linos y en la hiena, pero con su ángulo externo to- cando la extremidad posterior del pm. í y de con- siguiente sobre la misma línea longitudinal externa que este. Cladosietis patagónica Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, n" 12, a. 1887. La prolongación posterior del pm. - que sigue á la cúspide mediana central es baja y sectorial, dis- minuyendo de diámetro transverso de adelante ha- cia atrás. La cúspide mediana central es de figura cónica, y á ella se halla pegado detrás el tubérculo anterior mediano unido al del medio casi hasta la cúspide, y teniendo casi el mismo alto. El tubércu- lo interno anterior es muy prolongado hácia adentro y de cúspide casi plana. El m. - presenta una cúspide central elevada y comprimida, de aspecto sectorial, una prolongación externa larga y delgada, y un callo basal interno mas corto, ancho y tuberculoso. Diámetro ántero-posterior del pm. i 0m0075 Ien su parte anterior 0.005 en el medio 0.0025 en la parte posterior 0.0015 Alto de la corona 0.0035 Diámetro ántero-posterior t hácia el lado externo 0.001 del m- - ( hácia el lado interno 0.0015 Diámetro transverso (sectorial) 0.005 Alto de la corona 0.0025 Longitud del espacio ocupado por las dos muelas sobre el lado externo 0.006 El p. - tiene dos grandes raíces adelante, una in- terna y otra externa, y probablemente una poste- rior. La talla de este animal debía ser comparable mas ó ménosá la de una especie del género Galictis. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz en la Patagonia austral . Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior. HATHLIACYNUS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7 a. 1887. Este género se distingue por el premolar cuarto superior de aspecto tubérculo-sectorial, con un gran tubérculo ántero-interno ; y por los primeros pre- molares superiores de corona cónico-comprimida llevando un callo basal posterior. Hathliacynus lustratus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 7, n° 13, a. 1887. Tanto la especie como el género están represen- tados solo por un fragmento de maxilar superior de- recho en el que se hallan implantados tres dientes, uno anterior cónico comprimido, y dos posteriores tubérculo-sectoriales. El diente anterior que supongo sea el segundo ó tercer premolar, es un cono elevado y comprimido transversalmente con un pequeñísimo tubérculo ba- sal en su parte anterior. La cúspide del cono está rota, y su base muy ancha, siempre revestida de esmalte penetra en un alveolo único, sin traza de UNGUICULADOS 287 división en dos raíces, que probablemente recien empiezan á formarse en el fondo del alveolo. Este diente mide en la base 8 milímetros de diámetro ántero-posterior, tres milímetros de diámetro trans- verso, y la corona cuando entera debía tener mas de 4 milímetros de alto. El diente que sigue hácia atrás, que supongo sea el tercer ó cuarto premolar, de aspecto tubérculo- sectorial, está separado del anterior por un espacio bien definido. Este diente, ancho adelante y angosto atrás, está formado por una hoja longitudinal secto- rial, con un tubérculo central y cónico mas elevado, un tubérculo anterior algo mas pequeño y pegado al precedente, y un talón posterior prolongado y sec- torial, vertical en la parte interna y excavado en declive en la externa; el enanchamiento de la parte anterior es producido por un pequeño tubérculo co- locado en la base del ángulo anterior externo, y un gran tubérculo que se destaca del resto del diente colocado en la base del ángulo anterior interno. Tiene este diente 0m0075 de diámetro ántero-poste- rior sobre el borde externo, 5 milímetros de diá- metro transverso en su parte anterior, 0m0025 en la parte posterior, y 5 milímetros de alto la corona. El diente que sigue hácia atrás inmediatamente pegado al anterior, es absolutamente de la misma forma que el precedente, con la única diferencia de un tamaño algo mayor. Estas dos muelas tienen tres raíces, dos en su par- te anterior, y una en la parte posterior. La mas grande analogía de estas muelas la encuentro com- parándolas con el pm. - y m. 1 del Thylacynus actual de Tasmania sin que por eso deje de haber entre ambos notables diferencias. Atribuyo al mismo animal, aunque con las reser- vas del caso, tres dientes sueltos y fracturados de la mandíbula inferior, de aspecto sectorial. El mas grande y con dos fuertes raíces de las que una está rota, tiene una corona de 8 milímetros de diámetro ántero-posterior, baja y gastada por la masticación, peroen la que todavía seapercibesin dificultad, untu- bérculo cónico mediano mas considerable y de cús- pide gastada, otro tubérculo cónico anterior mas pe- queño y pegado al precedente, y un talón posterior prolongado y estrecho de forma sectorial, vertical en uno de sus lados y excavado en el otro. El otro diente bastante mas pequeño, igualmente gastado, tiene una corona de 6 milímetros de diá- metro ántero-posterior con una gran cúspide ante- rior y un callo basal posterior, ancho, elevado y romo. El tercer diente, todavía algo mas pequeño, mues- tra una cúspide anterior cónico-comprimida, secto- rial, y un prolongamiento posterior que concluye hácia atrás en un tubérculo ancho y romo. La talla de este animal era apenas un poco menor que la del Canis Azarad. Localidad. — Descubierta por Carlos Amf.ghi- no en las barrancas del rio Santa Cruz, en la Pa fa- gonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). AGUSTYLUS amegij. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, a. 1887. Premolares inferiores con dos raíces sectoriales, con una gran cúspide cónico-comprimida sumamen- te alta y puntiaguda, un callo basal posterior en los premolares anteriores, y dos tubérculos básales, uno anterior y otro posterior, en los premolares posteriores. Agnstylus cynoides Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 7, n° 14, a. 1887. Conozco de este animal dos pequeños frag- mentos de mandíbula inferior, cada uno con un diente completo, y alveolos ó fragmentos de los dien- tes que le siguen adelante y atrás. Estos fragmen- tos demuestran que los dientes estaban todos colo- cados en série continua, muy apretados unos á otros. Uno de los fragmentos es de la parte anterior de la mandíbula y muestra hácia adelante las dos raíces del premolar que tomo por el segundo, la raíz ante- rior sumamente pequeña, y la posterior mas gran- de, ocupando ambas un espacio longitudinal de 5 milímetros. Detrás viene un diente casi entero, que considero como el pm. 3 de tamaño mucho mas consi- derable, con dos raíces bien distintas, y de corona comprimida transversalmente, elevándose hácia el centro una alta cúspide cónico-comprimida, rota en la parte superior, pero que entera no debía tener ménos de 8 milímetros de alto. La parte posterior 288 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS desciende mas suavemente, y concluye en un peque- ño callo basal que forma como un reborde poco eleva- do. La base de la corona tiene 8 milímetros de diá- metro ántero-posterior. Detrás de este diente se encuentra la raíz ante- rior y parte del alveolo posterior del pm. r, que está intacto sobre el segundo fragmento men- cionado procedente de otro individuo. Este diente se eleva como el precedente para formar una alta cúspide central cónico-comprimida de 8 milíme- tros de alto, pero presenta un fuerte callo basal en su parte anterior, bajo, ancho y tuberculoso, y otro en su parte posterior, de tamaño mas considera- ble, pero en parte destrozado. La base de la corona tiene un diámetro ántero-posterior de 0,n0085. Localidad. — Descubierto y coleccionado por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz, en Ja Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). BORHYMA amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, 1887. Este animal ha sido un carnicero de gran talla, pero desgraciadamente solo me es hasta ahora co- nocido por un solo diente suelto, y un fragmento de mandíbula, piezas que bastan para demostrar que se trata de un animal muy distinto de todos los precedentes. El diente suelto es un premolar, probablemente inferior que se distingue por un cono anterior, cuya parte delantera es casi vertical, llevando hácia atrás un callo basal transversal de tamaño enorme. El diente ha tenido dos raíces distintas y divergen- tes, una anterior pequeña y otra posterior mucho mas grande . Borliyaena tuberata Amegh. (Pl. XIX, fig. 7) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, n° 15, a. 1887. El diente único mencionado debe ser el segundo premolar, y por su tamaño y ancho considerable indica un animal cuya talla debía aproximarse á la del jaguar. El tubérculo anterior forma un cono cilindrico cuya cúspide está gastada horizontalmente por la masticación ; esta cúspide tiene en la base 8 milímetros de diámetro ántero-posterior, cerca de 7 milímetros de diámetro transverso, y 9 milímetros de alto, pero cuando la cúspide estaba intacta debía tener cerca de 12 milímetros de elevación. De- trás de este cono viene el gran callo basal posterior de mas de 4 milímetros de largo y 9 milí- metros de diámetro transverso, cubierto de una gruesa capa de esmalte, y elevándose un poco hácia adentro hasta formar un pequeño tubér- culo sobre su ángulo posterior interno. En la parte anterior del diente no hay el mas pequeño vestigio de tubérculo ó callo basal. La corona en la base tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior. Por lo que se puede juzgar por este diente único, parece que el animal tuviera alguna relación con el Pterodon, género de los terrenos terciarios anti- guos de Europa, y representado en Norte América por uno ó dos géneros parecidos. El fragmento de mandíbula, es un trozo de la parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior, en la que se vé parte del alveolo del canino, los dos primeros premolares rotos en el cuello, de manera que no queda de ellos mas que las raíces, y parte de la raíz anterior del premolar tercero. La parte existente del alveolo del canino, denota un diente de grandes dimensiones, pues tiene un diámetro transverso de algo mas de 9 milímetros. El p. T sigue inmediatamente al canino, y es de una sola raíz, de sección elíptica, de 12 milímetros de diámetro ántero-posterior y 8 milímetros de diá- metro transverso. El p. y sigue inmediatamente al p. T,á solodos milímetros de distancia, y tenía dos raíces cilindri- cas, de 5 á 6 milímetros de diámetro cada una, ocu- pando las dos un espacio longitudinal de 1 6 milíme- tros que debía ser el diámetro ántero-posterior de la base de la corona, lo que indica un individuo ma- yor que el de que procede el diente aislado. En la parte existente de este fragmento de man- díbula, hay dos agujeros mentonianos muy próximos el uno al otro, el anterior de tamaño considerable debajo del p. 7, y el posterior mas pequeño, debajo de la parte anterior del p. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Hor izonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). UNGUICULADOS 289 ANATHERIUM amegii- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, a. 1887. Este género está fundado sobre parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, compren- diendo parte considerable de la sínfisis, con la parte posterior del canino roto é implantado en el alveolo, y las raíces de los tres premolares anterio- res. El canino es grande y muy comprimido. Los tres primeros premolares tieuen dos raíces cada uno y están separados por diastemas bastante anchos. La sínfisis es muy larga, y la forma de esta parte de la mandíbula es bastante parecida á la del género europeo y norte americano Hysenodon. Anatlierium defossus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, n° 16, a. 1887. El fragmento de mandíbula en cuestión está roto en su parte anterior en donde le falta completamente toda la región alveolada de los incisivos si los hubo,, y el borde alveolado del canino, pero á pesar de eso la parte existente de la impresión sinfisaria tiene 3 centímetros de largo. Ei canino en el punto en que está roto, en el in- terior del alveolo, tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 6 milímetros de diámetro trans- verso. El pm. T muy pequeño, tiene dos raíces distintas, bien separadas, la anterior sumamente pequeña, y la posterior mucho mas grande. Las dos raíces ocu- pan un espacio longitudinal de 7 milímetros, y el diente está implantado sumamente inclinado hácia adelante. El pm. 2 del que quedan igualmente solo las raíces, está separado del precedente por un espacio ó dias- tema de cerca de 3 milímetros. La raíz anterior es también bastante mas pequeña que la posterior, el diente está igualmente inclinado hácia adelante aun- que no tanto como el primero, y las dos raíces ocu- pan un espacio longitudinal de 9 milímetros. El pm. gesta separado del que lo precede por un espacio de 2 milímetros, las raíces son mas ó menos del mismo tamaño, ocupando un espacio longitudi- nal de 9 milímetros, pero el diente no estaba incli- nado hácia adelante. Los tres primeros premolares ocupaban un espacio longitudinal de 3 centímetros. La rama horizontal está un poco excavada en este punto sobre su cara externa, y tiene debajo del pm. r 13 milímetros de alto, y 19 milímetros debajo del pm. 5. Los agujeros mentonianos existentes en este trozo, son dos : uno anterior, debajo del pin. muy grande y muy elíptico situado casi en la parte inferior de la rama horizontal, y otro muy pequeño y casi circular, colocado inmediatamente detrás del precedente pero un poco mas arriba debajo de la parte posterior del pm. Este animal ha tenido la talla de un perro de re- gular estatura. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). ACROGYON amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 8, a. 1887. Este género está fundado sobre un fragmento de mandíbula inferior, en el que hay implantado un diente intacto que supongo sea el premolar cuarto ó el primer molar. Este diente, de tamaño conside- rable en proporción de las dimensiones de la rama horizontal, se compone de tres tubérculos que se suceden de adelante hácia atrás sobre la línea sec- torial, el del medio mas elevado, y el anterior y el posterior mas pequeños, siguiendo al último hácia atrás un pequeño callo basal transversal. El Acro- cyon á juzgar por esta muela y los vestigios que quedan de las anteriores, parece acercarse un poco al Mesonyx de Norte América, del que difiere sin embargo por el pequeño callo basal transversal pos- terior del premolar cuarto mencionado. Acrocyon sectorius Amegh. (Pl. I, fig. 19) Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 8, n° 17, a. 1887. El pequeño fragmento de mandíbula mencionado, 37 290 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS conserva la impresión de la parte posterior del ca- nino que demuestra era este un diente robusto, cuya base llegaba hasta debajo de la parte posterior del premolar segundo. Este último diente, á juzgar por la parte posterior del alveolo que de él se conserva, era de tamaño bastante grande, mientras el premolar tercero del que existen las raíces era mas pequeño, teniendo en la base solo 6 milímetros de diámetro ántero-posterior. El diente que sigue, que es el que supongo ser el premolar cuarto, tiene dos raíces largas, bien sepa- radas inmediatamente debajo de la corona y casi paralelas. La corona muy elevada, tiene una cúspide central cónico comprimida de 7 milímetros de alto, un gran tubérculo cónico anterior con cúspide com- pletamente separada del cono mediano, y un tubér- culo posterior igualmente cónico pero un poco mas pequeño, al que sigue hacia atrás un pequeño callo transversal que recorre todo el ancho del diente en forma de un reborde algo mas elevado sobre el lado interno que sobre el externo. Existe también un pequeño rudimento decíngulo basal, aunque apenas perceptible, en la base del tubérculo anterior sobre el lado externo. La corona del diente tiene en la base 10 milímetros de diámetro ántero-posterior, 4 milímetros de diámetro transverso en el cono anterior, y 0m0055 en el posterior. La rama hori- zontal de la mandíbula debajo de este diente, tiene 15 milímetros de alto. Poseo de este animal otro fragmento de mandíbula, que comprende la parte anterior del lado izquierdo, con el alveolo del canino v las raíces de los tres primeros premolares, todos bi-radiculados, y coloca- dos á continuación unos de otros sin espacios inter- mediarios. El p.T bastante pequeño, está representado por dos raíces cilindricas, la anterior mas pequeña que la posterior, ocupando las dos un espacio longitu- dinal de un poco mas de 4 milímetros. Por la posi- ción de las raíces se conoce que el diente estaba fuertemente inclinado hácia adelante. El p.g- de tamaño mucho mayor, está representado por dos raíces casi de igual tamaño, pero la anterior mas elíptica y la posterior mas cilindrica; ambas raí- ces ocupan un espacio longitudinal de 8 milímetros. El p.j es como en algunos Didelphys, bastante mas pequeño que el p.-¿ y con las dos raíces desi- guales, la anterior mas grande y la posterior mas pequeña; ambas raíces ocupan un espacio longitu- dinal de 6 milímetros. Las raíces de los tres primeros premolares, ocupan juntas un espacio de 20 milímetros. En el lado externo de la parte existente déla rama horizontal, presenta tres perforaciones mentonia- nas; una anterior muy grande, larga y estrecha, que es la anterior y está colocada debajo del p.r; la segunda muy pequeña y circular sigue inmediata- mente hácia atrás y está colocada debajo del p.7; la tercera, de tamaño bastante mayor, está colocada debajo del p.g. La rama horizontal debajo del p.^ tiene 13 mili, metros de alto. Localidad. — Descubierta y coleccionada por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). ACION AMEGIl- Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 8, a, 1887. Este animal está representado por la rama derecha de la mandíbula inferior dividida en dos trozos, uno anterior y el otro posterior, los que desgraciadamen- te no se juntan, por lo que no se puede dar la restau- ración completa de la série dentaria, que parece haber sido de ocho muelas en vez de siete como en la generalidad de los carniceros de dentición com- pleta. Los molares posteriores están formados por tres conos ó tubérculos, de los que el mediano es el mas elevado, y el posterior el mas bajo. Las dos últimas muelas están colocadas oblicuamente al eje de la série dentaria. Los cuatro premolares aumentan de tamaño del primero al cuarto, y los cuatro ver- daderos molares disminuyen de tamaño de atrás hácia adelante ó sea del cuarto al primero, siendo este último notablemente mas pequeño que el cuarto premolar. Acyim tricuspidatus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, n° 18 a. 1887. El pedazo anterior de mandíbula que comprende casi toda la parte sinfisaria, conserva implantados la UNGUICULADOS 291 base del canino, el primer premolar incompleto y parte del segundo. El canino es de dimensiones regulares, pero bas- tante comprimido transversalmente, teniendo en el punto en que está roto, que es debajo de la corona, 7 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 milímetros de diámetro transverso. El pm.- separado del canino por un pequeño días- tema de solo tres milímetros, es un diente pequeño, comprimido transversalmente, con dos raíces distin- tas, una anterior muy pequeña y la otra posterior mas grande. Está implantado muy inclinado hácia adelante, y las dos raíces ocupan un espacio longi- tudinal de 7 milímetros. La corona está destrozada, por lo que no se puede conocer su forma. El pm. - está separado del precedente por un es- pacio de 3 milímetros ; consta también de dos raíces distintas, que ocupan un espacio longitudinal de 9 milímetros, pero solo se conserva la raíz anterior con pequeñísimas partes de la corona. Sin embargo puede decirse de dicho fragmento que presentaba una forma comprimida, con un cono sectorial me- diano, y dos pequeños callos básales, uno atrás y otro adelante. Detrás del alveolo del premolar mencionado, se \é una pequeña parte del alveolo de Ja raíz anterior del pm. 3 , existiendo también parte del mencio- nado diente, con una corona comprimida, mas ó ménos de la misma forma que el precedente del que tenía probablemente también el mismo ta- maño. El fragmento posterior de la misma rama de la mandíbula, que no se une al anterior por faltar en el medio un pequeñísimo fragmento, conserva im- plantados y casi intactos cinco dientes, lo que prueba que el número de muelas, era efectivamente de ocho. El primer diente implantado en este frag- mento, es el pm. 7t , con dos raíces bien separadas, cúspide central cónico comprimida, y callo basal tanto anterior como posterior apenas indicado. Este diente, sin duda de tamaño algo mayor que el que le precedía, tiene 10 milímetros de diámetro ántero- posterior, 3 milímetros de diámetro transverso, y 5 milímetros de altóla corona. Detrás viene un pequeñísimo diastema, y luego los cuatro molares que siguen están colocados en série continua, aumentando de tamaño del primero al cuarto, con la notable circunstancia de que el primero y segundo molar son de tamaño bastante menor que el cuarto premolar. El m. T es de la misma forma que el pm. pero con sus callos básales anterior y posterior mas pro- nunciados. Tiene 0m0085 de diámetro ántero-poste- rior, y 0m0055 de alto la corona. El m.¥ se distingue por el callo basal anterior mas elevado que el posterior, en forma de tubérculo, y co- locado mas hácia el lado interno. Tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 6 milímetros de al- to la corona. El m. j es de tamaño bastante mayor, con su cús- pide central mas elevada y de figura mas cónica, con un tubérculo anterior muy elevado y de cúspide se- parada, y un callo basal posterior bajo. La muela está implantada un poco oblicuamente al eje de la série dentaria, de manera que el tubérculo anterior queda un poco nías hácia adentro, y el callo basal posterior mas hácia afuera. Tiene 10 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 8 milímetros de alto la cúspide principal de la corona. El m.j ó último de tamaño mayor y de cúspide central mas elevada, cónica y puntiaguda, está im- plantado todavía mas oblicuamente, con un tubér- culo anterior dirijido hácia adentro, muy elevado y separado de la cúspide central por uoa profunda hen- didura transversal, y un callo basal posterior bajo y dirijido hácia afuera. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, 5 milímetros de diá- metro transverso en la base, y 10 milímetros de alto la cúspide mas elevada déla corona. Las cinco muelas implantadas en este fragmento ocupan un espacio longitudinal de 46 milíme- tros. Estos fragmentos muestran dos agujeros nutriti- vos ó mentonianos : uno anterior mas grande, bas- tante elíptico, de 4 milímetros de diámetro mayor, y colocado debajo de la parte anterior del pm. T, mas ó ménos á la altura de la rama horizontal; el agujero posterior bastante mas pequeño, está colocado de- bajo de la parte anterior del m. un poco mas arriba de la mitad del alto de la rama horizontal. El alto de la rama mandibular es de 1 2 milímetros debajo del pm.T, de 14 milímetros debajo de tapar- te posterior del pm. y de 19 milímetros debajo del nq, El largo de la série dentaria completa, del últi- mo molar á la parte anterior del canino, fué aproxi- madamente de algo mas de 9 centímetros. La talla del animal era comparable á la delAguará- guazú ( Canis jubatus). Localidad. — Descubierta y coleccionada por Car- 292 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS los Ameghivo en las barrancas clei rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte . — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Aeyon? barclus n. sp. (PL I, fig. 18) Este animal está representado por un fragmento de mandíbula del lado derecho, con cuatro muelas, dos rotas en la base, de modo que solo quedan los al- veolos, y las otras dos hacia atrás, mas grandes que las anteriores y casi intactas. Por los caracteres de la dentición difiere notablemente del Aeyon tri- cuspidatus , sobre todo por sus muelas en serie continua sin la menor interrupción, pero lo coloco provisoriamente en el mismo género, hasta que co- nozca otras partes que permitan establecer con se- guridad los caractéres genéricos. Los cuatro dientes existentes aumentan de tamaño del anterior al posterior. Del primer diente solo exis- ten las raíces ; estas ocupan un diámetro ántero- posterior de 7 milímetros, y otro tanto las del diente que sigue. El diente que viene liácia atrás con la corona in- tacta tiene 9 milímetros de diámetro ántero- poste- rior, y una corona de cerca de 4 milímetros de alto ; las dos raíces divergentes que salen fuera de los alveolos, tienen unos tres milímetros. La corona es tubérculo-sectorial, con una cúspide central mas elevada y roma, una cúspide anterior un poco mas baja y colocada mas sobre el lado interno y un callo posterior mas bajo todavía, que se levanta un poco en forma de cresta sectorial, sobre el lado interno. El ancho máximo de la corona en la base es de 4 milí- metros. El diente que sigue, el último de los que existen en el trozo de mandíbula en cuestión, es de tamaño un poco mayor y mas ancho. El tubérculo central está gastado, pero es probable que era también mas elevado que el anterior; este último es de mayor ta- maño que en la muela precedente y colocado todavía mas al interior; el callo basal posterior es al contra- rio mas pequeño, angosto y con la cúspide un poco excavada en el centro. La corona tiene 10 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, 5 milímetros de diámetro transverso máximo y otro tanto de alto. Las cuatro muelas indicadas, cuya posición exacta no puedo determinar, pero que es posible sean los dos últimos premolares y los dos primeros verdade- ros molares, ocupan un espacio longitudinal de 33 milímetros. Sobre la cara externa hay un pequeño agujero mentoniano debajo de taparte anterior de la segun- da muela existente. El alio déla rama horizontal en el trozo existente, es de 18 á 20 milímetros. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghlno en las barrancas del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior'). SIPAL0CY0N AMEGH. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, a. 1887. Este género, está representado por una rama iz- quierda de la mandíbula inferior, bastante incom- pleta, pero con la base del canino y casi todos los molares, aunque destrozados. Se distingue muy bien del género anterior por su premolar primero, no inclinado hácia adelante, por todos sus dientes en série continua, muy apretados, por no presentar el m. T de menor tamaño que el pm. T) y por sus verdaderos molares tubérculo-sectoriales. Sipalocyon g'i'aciiis Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 8, n“ 19, a. 1887. El canino era muy comprimido como en las es- pecies de los géneros precedentes, y tiene en el punto en que está roto, inmediatamente detrás del borde alveolario, 5 milímetros de diámetro ántero- posterior ó vertical, y 0m0025 de diámetro trans- verso. El pm. y seguía inmediatamente al canino, sin barra alguna; solo existen de él los dos alveolos de las raíces, el anterior pequeño y colocado mas hácia afuera, y el posterior mas grande, ocupando ambos un espacio longitudinal de 4 milímetros ; su forma debía ser comprimida y sectorial. Elpm. Y; comprimido y sectorial, tiene un -lia- metro ántero-posterior de 5 milímetros, y un callo basal posterior. La parte anterior y la cús- pide están rotas. UNGUICULADOS 293 El pm. -g está completamente roto en la base, y solo puede medirse su diámetro áutero-posterior que parece ser igual al del premolar precedente. El pm. i está intacto ; es un diente comprimido transversalmente, con una cúspide central elevada y sectorial, un pequeño callo basal anterior, igualmente sectorial, y otro posterior algo mas gran- de y tuberculoso, todos colocados sobre la misma línea longitudinal. Tiene 0m0055 de diámetro án- tero-posterior, 0ra00 15 de diámetro transverso en la parte anterior, 0™002 eu la parte posterior, y 0m0035 de alto. El m. T está completamente destrozado ; debía tener un tamaño apenas mayor que el precedente, pero probablemente los callos básales anterior y posterior mejor pronunciados. El m. - es de tamaño algo mayor, y de una forma muy particular. La cúspide central es semi- sectorial, alta, puntiaguda, de sección transversal triangular, con una cara posterior ancha, y la parte anterior comprimida y filosa. El tubérculo basal anterior es elevado y separado del cono cen- tral por una hendidura transversal profunda y an- gosta, siendo muy comprimido y dando vuelta hácia el lado interno. El callo basal posterior es ancho, pero bajo, tuberculoso, con la superficie superior ahuecada y limitada por un borde periférico eleva- do y delgado, ménos en la parte posterior en donde está pegado á la cara vertical casi plana de la cús- pide central. Tiene 6 milímetros de diámetro ánte- ro-posterior, 2 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, 0m0025 en la parte posterior, y 5 milímetros de alto la cúspide central. Del molar que sigue hácia atrás solo existe un pequeño fragmento de la parte anterior. Las seis primeras muelas, es decir, los cuatro premolares y los dos molares que siguen, ocupan un espacio longitudinal de 34 milímetros. La forma de la rama horizontal en la parte exis- tente no presenta nada de particular -, tiene 7 milí- metros de alto debajo del pm. T, y 10 milímetros debajo del pm. T. Hay un agujero mentoniano grande debajo de la parte anterior del pm. dos sumamente pequeños colocados casi uno encima de otro, debajo de la par- te posterior del mismo diente, y uno bastante grande debajo de la parte anterior del m. -. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS CREODONTES Es indudable que los creodontes presentan estre- chas relaciones con los carniceros actuales placen- tarios, y los carniceros marsupiales, pero su evolu- ción filogénica probable no ha podido hasta ahora ser establecida de una manera satisfactoria. La ra- zón principal está en que aún faltan muchos mate- riales prra restaurar los eslabones, como lo demues- tra el hallazgo de toda una série de animales de este grupo en los terrenos terciarios antiguos de Pata- gonia, en donde sin duda nadie sospechaba su exis- tencia, y que tendrán que ser tomados en conside- ración en lo sucesivo, por lo que puedan ayudar á llenar los vacíos que se notan entre las familias ya conocidas. Por ahora solo disponemos de pequeños fragmen- tos, que, como lo he dicho precedentemente, ni per- miten determinar con seguridad las familias en que deben colocarse ; con todo, algunas piezas nos muestran ya lo que en el sentido indicado debe- mos esperar. Así, por ejemplo, la rama horizontal de mandíbula inferior de Acyon tricuspidatus, viene á demostrar que, probablemente los autores se han equivocado sobre la homología de los dientes de la mandíbula inferior del género Thylacynus actual. La mandíbula inferior del Thylacynus presenta adelante tres premolares que aumentan de tamaño del primero al tercero, sigue luego un cuarto dien- te mas pequeño que el precedente, y luego hácia atrás, otros tres que aumentan gradualmente de tamaño. Este diente cuarto mas pequeño en medio de la série, ha sido considerado, juzgando por ana- logía con los mamíferos actuales, como el cuarto premolar, pero esta manera de ver está en completa contradicción con lo que nos enseñan los antiguos géneros de creodontes europeos y norte-america- nos conocidos desde hace años con los nombres de Hycenoclon y Pteroclon, como voy á probarlo. No se puede dudar de que todos estos géneros tengan una relación filogénica estrecha, pues pre- sentan caractéres comunes que solo pueden ser el resultado del parentesco y de la herencia. Entre 294 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS estos se coloca en primer término la conformación del sistema dentario déla mandíbula inferior, cuyos dientes están divididos en dos séries, una anterior en la que aumentan de tamaño de adelante hacia atrás, y otra posterior en la que disminuyen de tamaño de atrás hácia adelante, de modo que existe en la líuea den- taria un diente intermediario mas pequeño que di- vide ambas séries y constituye el primero de la série posterior. Ahora, ó no existe parentesco, lo que es contrario á la concordancia morfológica de los men- cionados géneros, ó dicho diente intermediario mas pequeño es el mismo diente en todos ellos. Este diente mas pequeño, en el Thylacynus con siete dientes inferiores es el cuarto de laséiie v es considerado como el pm.^, mientras en el Ily seno- don también con siete muelas es el quinto, y es considerado como el m.T,pero en Pterodon que solo tiene seis muelas inferiores, el diente mas pequeño es el cuarto como en Thylacinus, y es considerado como el m.T lo mismo que en el Hysenodon. La contradicción no puede ser mas evidente. La esplicacion del problema está en el número primitivo de dientes, en el grupo, cuya série com- pleta no ha sido de siete como se ha creido, sino de ocho como lo demuestra el género argentino Acyon, de los que los cuatro primeros aumentan de tamaño de adelante hácia atrás y son premolares, y los cua- tro posteriores ó molares verdaderos, á lo ménos por su colocación y aspecto distinto (pues su modo de evolución en los géneros fósiles es poco cono- cido), disminuyen de tamaño de atrás hácia ade- lante. El diente intermediario mas pequeño debe de- signarse en todos los géneros como m.T, y en- tonces tenemos el género Acyon con ambas sé- ries anterior y posterior completas, es decir de cuatro dientes cada una, el género Thylacy- nus con la série posterior completa y la anterior formada por solo tres dientes, el género Hysenoclon con la série anterior completa y la posterior incom- pleta, en la que le falta un diente, y por último el género Pterodon con ambas séries incompletas, de tres dientes cada una. El género Acyon tiene así la série posterior com- pleta del Thylacynus actual de Australia, y la série anterior completa del extinguido género Hysenodon de Europa y Norte América, representando por su dentición completa un tipo mas primitivo que los géneros mencionados. No deja de ser una circunstancia notable y que debe llamar sériamente la atención, la de que algu- nos géneros de creodontes sud americanos, presenten como en el caso de los plagiaulacideos, una especie de transición entre géneros extinguidos del eoceno de Norte-América y de Europa por una parte, y géneros todavía existentes en el continente austra- liano por la otra, con la circunstancia todavía mas notable, de que en ambos casos, los géneros argen- tinos por sus séries dentarias mas completas repre- sentan los tipos mas primitivos, y que por deduc- ciones fdogénicas podría demostrarse deben ser los verdaderos antecesores de unos y otros. Esto puede dar una justa idea de las sorpresas que todavía nos reserva el estudio futuro de las antiguas faunas hoy extinguidas de la República Argentina. CARNÍVORA Incisivos f . Caninos \ . Muelas en número variable, generalmente no mas de \ , y muy escepcionalmente | ú |. P.j y m.j de tamaño mayor y generalmente mas cortantes constituyendo la llamada muela carni- cera. Un fuerte proceso post-glenoides. Vértebras cervicales con proceso transverso imperforado. Un hueso penis. Clavículas generalmente rudimentarias y á veces ausentes. Angulo mandibular no invertido. Omóplato con acromion y coracoideo bien desarrollado. Astrágalo de polea fuertemente excavada. Esca- foides y lunar soldados, salvo rarísimas excepciones. Huesos marsupiales ausentes. Los mamíferos del orden de los carnívoros son numerosos en la República Argentina, en donde están representados por cinco familias distintas, to- das existentes, con 1 3 géneros, de los que 7 todavía UNGUICULADOS 295 existentes, y los otros seis completamente extinguidos. Los caractéres que distinguen esas 5 familias y los géneros mencionados están indicados en el si- guiente cuadro. Dedos f ó y Trasmolares f. < \ Dedos f. Trasmolares j ó dedos f. Trasmolares dedos §. | Felidíe. M. i sectorial. Canidaí. M., semi-secto- rial. | SUB- UBSIDA!. M. y tuberculoso. I Ursid^e. Mustelidas. Caninos normales. Caninos superiores cul- triformes . Talla mediocre. Muelas f+i+l- Canis. Talla gigantesca. p. - con un tubérculo basal ántero- interno. Macrocyon. Muelas f + T + i Nasua. Muelas ; + ! + ;• Cyonasua. Muelas f + T + 1* Húmero con agujero epitrocleano. Arctolherium . Muelas | -j-f -1- j. Luir a. Muelas | + f f. Galictis. Muelas | + T + T- Mephitis. Muelas 1 + I + b Lyncodon. Muelas f + f + y. Fe lis. Muelas i + \ -f- Machaerodus. Muelas \ + \ + Srnilodon. Esmalte de los dientes con impresiones en forma de rede- cilla. Apera. CANID^E Dentición generalmente completa. Clavículas rudimentarias y estiliformes. Húmero sin agujero sobre el cóndilo interno, pero con una perforación intercondiliaua ó sea en el fondo de la fosa olecraneana. Pulgar rudimentario y á veces ausente. CA.NIS m. Lineo, Syst. Nat. ed. 12, vol. I, p. 56, 1766. Este género, de una antigüedad geológica bas- tante remota, y extendido sobre casi toda la super- ficie de la tierra, presenta modificaciones notables que han conducido á subdividirlo en varios sub- géneros, que algunos autores los separan como otros tantos géneros distintos, mientras otros reúnen todas las especies en el solo género Cscnis . La fórmula dentaria en las formas típicas del gé- nero es | i. [ c. | m. (| pm. ¡ m.)= 42, pero áme- 296 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS nudo falta un premolar inferior, otras veces uno de los superiores, y en algunos otros casos la dismi- nución afecta los verdaderos molares, ya superiores, ya inferiores. El cuadro adjunto demuestra los caractéres dis- tintivos de las especies existentes y extinguidas de la República Argentina que hasta ahora me son conocidas : Los dos últimos premolares inferiores con dos tubérculos posteriores cada uno. Longitud de los carniceros ~2 milí- metros1 2 *. Longitud de los tras- molares ¿ milímetros 9. C. ensenadensis. Longitud de los carniceros jf milí- metros. Longitud de los trasmo- lares R milímetros. Mandíbula casi derecha y dientes anchos. C. Azaree. Especies de frente plana y con apófi- sis postorbitarias muy largas. To- das de talla relativamente pequeña representando el tipo del zorro. (Longitud de los carniceros R milí- metros. Longitud de los trasmo- lares j-f milímetros. Mandíbula arqueada y dientes comprimidos. dos tubérculos posteriores. \ C. cultridens. Longitud de los carniceros R milí- metros. Longitud de los trasmo- lares R milímetros. C. grdcilis. Longitud de los carniceros R milí- metros. Longitud de los trasmo- lares j-f milímetros. C. griseus. , , , . . . I Longitud de los carniceros ff mili- lodos los premol., -os mfenores con melr0¡¡ LoDgitu4 de los trasm0_ un solo tubérculo posterior. j lares u milímetros. C.bonaeñ, ,«». Talla considera- ble. Especies de frente muy convexa, y conformadas sobre el tipo del lobo. Caja auditiva, corta, alta y con- vexa. P. , caedizo y au- sente en los adultos. P.j persistente. Longitud de los carniceros ff milí- metros. Longitud de los trasmo- lares ff milímetros. C.jnbatus. Longitud de los carniceros ff milí- metros. Longitud de los trasmo- lares “ milímetros. C. prolojubatus , (Longitud de los carniceros ff milí- metros. Longitud de los trasmo- lares R milímetros. C. culpeus. i_,aja miumvtt aiargauu j unja. \ I Longitud de los carniceros ff milí- [ metros. Longitud de los trasmo- \ lares ff milímetros. C. avus. í Longitud de los carniceros ff milí- \ Talla pequeña, una mitad de la del Canis jubatus. \ metros. Longitud de las trasmo- \ lares ff milímetros. C. cancrivorus 1 Los números que se encuentran encima de la línea indican el largo ó diámetro á útero-posterior del carnicero superior, y los qir se encuentran abajo el largo del carnicero inferior y asi sucesivamente en las demás especies. 2 Los números arriba de la línea indican el largo de ios dos trasmolares superiores juntos, y los que están abajo el largo de los dos trasmolares inferiores. UNGUICULADOS 297 1 Talla mayor que la del C.jubatus. Húmero de 18 centíme- tros de largo y 12 centímetros de circunferencia en su extremidad proximal. Carnicero inferior de forma y ta- maño comparable al del Cernís lupus. C. lycodes. Talla muy pequeña. Canino superior estriado en la base, comprimido transversalmente y de corona de 9 milíme- tros de alto. C. (?) acutus. Canino inferior comprimido transversalmente, sin callo ba- sal posterior en la corona, con esmalte liso, y raíz de 24 milímetros de largo. C. (?) paranensis. Canis ensenadensis Amegh. (Pl. I, fig. 25,26) Ameghino, Rápidas diagnosis, etc., p. 5, n° 2, Febrero de 1888. Especie fundada sobre una mandíbula inferior pro- cedente de los trabajos del puerto en la Ensenada, en la que se hallan implantados el canino, los tres últimos premolares y el carnicero del lado izquierdo, los cuatro premolares, el carnicero y el primer tras- molar del lado derecho. Esta pieza indica un animal de la talla del Canis Azaree, pero mucho mas robusto y de una confor- mación muy distinta. Lo que distingue á primera vista esta mandíbula de la del Canis Azaree es el gran desarrollo del sistema dentario. Todas las mue- las son mas largas y mas anchas que las correspon- dientes de la otra especie, y como la mandíbula no es mas larga, resulta que todas las muelas están implantadas á continuación unas de otras, y tan apretadas que se tocan casi todas, habiendo hasta desaparecido en los alveolos de algunas los tabiques que los separan; hasta el mismo canino se halla casi contiguo del primer premolar, separado apenas por un espacio de un milímetro, de modo que puede decirse de este carnicero que tenía sus dientes en série continua. El canino aunque algo grueso en la base, es muy pequeño, sobre todo comparado con el desarrollo que presentan los otros dientes. El pm.T no muestra nada de particular excepto su tamaño relativamente grande y el desarrollo de su callo basal posterior. Los premolares 5 y 3 son de una forma idéntica, teniendo ambos además del callo basal posterior, entre este y la cúspide central, un tubérculo ac- cesorio bastante pronunciado colocado sobre la lí- nea sectorial. El diente carnicero y el primer trasmolar son de la misma forma que los del Canis Azaree, pero algo mas anchos. * El ramo horizontal de la mandíbula es relativa- mente alto y la sínfisis corta, gruesa y ancha. 4 5 del tamaño natural. Diámetro ántero-posterior del canino 0m007 Alto de la corona del canino 0.014 Diámetro ántero-posterior del pm.- 0.004 Alto de la corona delpm. y 0.004 Diámetro ántero-posterior del pm. 3 0.0085 Alto de la corona del pm.-j 0.005 Diámetro ántero-posterior del pm. 3 0.0095 Alto de la corona del pm. 3 0.006 Diámetro ántero-posterior del pm. 3 0.010 Alto de la corona del pm.y 0.0065 Diámetro del diente car- ( ántero-posterior 0.017 nicero inferior (m. y) { transverso en su parte posterior 0.007 Alto de la corona del m.y 0.0095 Diámetro del primer tras- ( ántero-posterior 0.0085 molar inferior ( m. 3 ) [transverso 0.0006 Diámetro del alveolo del último trasmolar inferior 0.0035 Longitud del espacio ocupado por los cuatro premolares, el carnicero y el primer trasmolar 0.057 Longitud de la parte anterior del canino á la parte poste- rior del alveolo del último trasmolar 0.0725 Ancho de la parte sinfisaria entre los pm. 3 0.013 Alto de la mandíbula debajo del pm. 3 0.015 Alto de la mandíbula debajo de la parte media del diente carnicero 0.016 Localidad. — Excavaciones del puerto de La Plata en la Ensenada. 38 298 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Canis Azarsee Azaree Max. de New. Wied. Canis Azaree, M. de New. Wied. Beitr. z. Naturg. Bras. II. p. 338. — Id. Abbild. z. Naturg. Bras., pl. 23. Wateriiouse, Zool. of the Beagle, II, p. 14, pl. 7. Rengger, Saugth. Parag., p. 143. Wagner-Schreber, Suppl., t. II, p. 434, 27. Burmeister, Erlauterungen , etc., pl. 28 y 29. ílg. 4. — Id, Descrip. Plvys. etc., t. III, p. 147, 1880. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós., etc., p. 36, a. 1880. Ameghino, La antigüedad del hombre, 1. 1, p. 520, 1880. Canis melanostomus, Wagner, 1846. Aguarachay, Azara, Apuntes, etc. Canis cinereo-argenteus , Falsa identificación de algunos au- tores. Esta especie, una de las mas extendidas actual- mente en Sud-América, se encuentra en estado fósil absolutamente idéntica á la forma típica actual, en las capas post-pampeanas mas modernas. Localidad. — Tilla de Lujan, Mercedes, La Plata, Matanzas, etc,, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso piálense (cuaternario). Canis Azaríe m. fossilis Amegh. Canis Azaree fossilis, (Amegh). H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 36, 1880. Ameghino, en Journ. de Zool., 1875, p. 527. Los restos de este animal presentan pequeñísimas diferencias con las partes correspondientes del Ca- nis Azaree existente. Su talla, un poco inferior al de este último, era al contrario algo superior al que lo precedió en el pam- peano superior é inferior. La pieza mas importante que conozco de este ani- mal es la mitad derecha de la mandíbula inferior á la que le falta el primer premolar y el último tras- molar, existiendo también el alveolo del canino. El alveolo del primer premolar se ha obliterado á causa de la avanzada edad del individuo. Los dien- tes son algo mas robustos que los del Canis Azaree actual. El agujero mentoniano es pequeño y colocado debajo del espacio que separa el primero y el se- gundo premolar. El segundo agujero nutritivo que se encuentra en la cara externa de la mandíbula de los perros, siempre muy pequeño, está situado debajo de la parte posterior del tercer premolar. La sínfisis de la mandíbula es gruesa y ancha, y la base bastante convexa. La fosa de la cara externa de la rama vertical es ancha y muy profunda y de consiguiente, la línea obli- cua externa muy elevada al mismo tiempo que muy angosta. El ángulo de la mandíbula, su apófisis an- gular, y la fosa mandibular externa limitan en el lado externo una superficie plana de 5 á 6 milímetros de ancho y unos 18 á 20 milímetros de largo en sen- tido ántero-posterior, plano que en la mandíbula del Canis Azaree actual está sustituido por una depre- sión profunda que baja á la fosa mandibular externa. La apófisis coronóidea es alta, estrecha y bastante inclinada hacia afuera. Los dientes son iguales á los del Canis Azaree actual con la única diferencia que son algo mas gruesos y particularmente mas anchos. Los espacios que separan los premolares parecen también un poco mas cortos que en el Canis Azaree y el canino está implantado mas cerca del primer premolar. Dimensiones Longitud de la mandíbula, de la apófisis condiloidea al bor- de anterior del canino 0m098 Alto de la mandíbula entre el primer y el segundo premolar 0.013 Alto de la mandíbula debajo del diente carnicero 0.018 Ancho de la apófisis coronóidea en la base 0.019 Ancho de la apófisis coronóidea en la cúspide 0.006 Longitud del segundo premolar 0.008 » del tercer premolar 0.009 » del cuarto premolar 0.009 » del diente carnicero 0.016 » del primer trasmolar 0.008 » del espacio ocupado por las siete muelas 0.068 Localidad. — Rio Lujan y Cañada de Rocha en los partidos de Mercedes y Lujan, provincia de Bue- nos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacus- tre) de la formación pampeana (plioceno el mas moderno). Canis Azaríe m. antiquus Amegh. La parte mas importante y característica de este animal, es una mitad derecha ele la mandíbula infe- rior conteniendo implantadas las siete muelas infe- riores y el alveolo del canino. Presenta carac- téres intermediarios entre el Canis Azaree actual y el Canis Azaree m. fossilis. UNGUICULADOS 299 El tamaño de la mandíbula es mayor que en ambas formas mencionadas, pero la apófisis coronoidea es mas ancha y mas baja acercándose por este carácter mas del Canis Azaree actual. El agujero mento- niano anterior se encuentra debajo del primer pre- molar, y el segundo mas pequeño debajo de la parte anterior del tercer premolar. La fosa mandibular externa de la rama vertical es tan profunda como en el Canis Azaree m. fossilis, pero mas ancha, y sin presentar en su parte inferior la superficie plana de la forma mencionada, carac- teres por lo que se acerca de la forma actual. La apófisis del ángulo posterior de la mandíbula es poco pronunciada, pareciéndose en esto al Canis Azaree m. fossilis. La escotadura semilunar que existe entre esta apófisis y la coronoidea es también menos profunda que en el Canis Azaree actual y muy parecida á la del Canis Azaree m. fossilis. El agujero mandibular interno posterior es grande y precedido por un surco bastante profundo. Las muelas son mas grandes que en el Canis Azaree m. fossilis y Canis Azaree actual, y los premolares separados por espacios mas anchos que en el primero, pero no tanto como en el segundo. El último trasmolar, bastante mas largo que ancho, está colocado muy oblicuamente con su eje mayor dirijido de adentro Inicia afuera. La parte anterior de esta muela se halla colocada contra la parte pos- terior interna del primer trasmolar. Dimensiones Largo de la mandíbula, de la apófisis coronoidea al borde anterior del alveolo del canino 0m107 Alto de la mandíbula debajo del primer premolar 0.0145 Alto de la mandíbula debajo del carnicero 0.019 Largo del diastema entre el primer premolar y el canino. 0.006 Longitud del primer premolar 0.004 » del segundo premolar 0.007 » del tercer premolar 0.009 » del cuarto premolar 0.010 » del diente carnicero 0.016 » del primer trasmolar 0.009 » del segundo trasmolar 0.005 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas 0.069 Localidad. — Lio Lujan en los partidos de Mer- cedes y Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso platense (cuaternario). Canis cultriclens Gerv. y Amegii, H. Gervais y Ameghino, Los mamíferos fósiles de la América Meridional, p. 38, 1880. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre una mandíbula inferior procedente de Buenos Aires y llevada á Europa por F. Seguin, quien la vendió al Museo del Jardín de Plantas en París, dando entonces como caracteres distintivos, una talla inferior á la del Canis Azaree, mandíbula inferior angosta y delgada, notable por su borde inferior que es tortuoso, formando una concavidad debajo de las muelas falsas y una convexidad muy pronunciada debajo de los verdaderos molares, y dientes muy comprimidos lateralmente. Después reuní en mis colecciones varios restos referibles á la misma especie, de los cuales los mas importantes son: Ja mitad derecha de la mandíbula inferior con los tres últimos premolares, el carnicero y el primer trasmolar; la mitad izquierda de la man- díbula inferior de otro individuo con los dos prime- ros premolares, el último premolar, el carnicero y el primer trasmolar; y un fragmento de la rama de- recha de la mandíbula inferior de otro individuo con el último premolar, el carnicero y el primer tras- molar. Estos diferentes restos me permiten agregar los siguientes caractéres como distintivos de la especie : Parte sinfisaria estrecha, prolongada y pro- porcionalmente muy baja; rama horizontal de la mandíbula baja y comprimida; agujeros mentonianos colocados como en el Canis Azaree ; apófisis del ángulo posterior de la mandíbula muy pronunciada y avanzando mas hácia atrás que en todas las formas mencionadas; escotadura semilunar entre ambas apófisis, profunda ; espacio comprendido entre el borde inferior del ángulo de la mandíbula y la fosa mandibular externa de la rama ascendente formando un plano inclinado intermediario entre el Canis Azaree m. antiquus y Canis Azaree actual por la otra; superficie de la cara interna de la rama hori- zontal mas desigual que en el Canis Azaree ; pre- molares mas cercanos unos de otros que en las for- mas precedentes, particularmente los dos primeros que casi se tocan ; el carnicero y el trasmolar que le sigue menos apretado el uno al otro que en la forma descrita precedentemente. 300 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones Largo de la mandíbula, de la apófisis condiloidea á la parte anterior del alveolo del canino 0m089 Alto de la mandíbula debajo del primer premolar 0.009 Alto de la mandíbula debajo del diente carnicero 0.014 Ancho del diastema que separa el canino del primer pre- molar 0.004 Longitud del espacio ocupado por los cuatro premolares. . . 0.029 Longitud del carnicero 0.015 Longitud del primer trasmolar 0.008 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.059 Además de estos restos conozco una mandíbula in- ferior casi intacta, con toda la dentadura, y la parte anterior de un cráneo con lo dentadura también com- pleta, de un individuo que ha alcanzado su completo desarrollo, pero cuyos dientes recien empezaban á gastarse, piezas que forman parte de la colección del Museo de La Plata. Los incisivos inferiores van disminuyendo gra- dualmente de tamaño del i. ¿ al i. T, siendo el i. j apenas un poco mas grande que el i. -. El cráneo es muy parecido aL deLCanis Azaree, Azaree distinguiéndose tan solo por su tamaño un poco menor, comparable al del Can is gracilis. Los dientes también se parecen á los del Canis Azaree Azaree, pero el diente carnicero es proporcio- nalmente mas largo, y con el ángulo interno ante- rior muy desarrollado tomando la forma de un tubérculo accesorio alto y puntiagudo. Dimensiones Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos inferiores 0“012 Diámetro ántero-posterior del c. -en la base 0.006 Alto del c. 7 todavía no gastado 0.013 Ípm.x 0.003 pm 7 0.007 pm. ^ 0.008 pm. 7 0.009 m . j 0 . 016 m. 7 0.008 m. 7 0.003 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.059 Alto de la mandíbula debajo del pm. 7 0.011 Alto de la mandíbula debajo del m. 7 0.015 Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos superiores 0.016 Largo del diastema entre el i. i y c. 2. 0.004 Diámetro ántero-posterior del c. i en la base 0.006 Alto de la corona del mismo diente 0.015 í pm. 1 0.004 Diámetro ántero-posterior del < pm. s 0.007 ( pm. 3 0.008 Diámetro del pm. 4 (carnicero) Diámetro del m . A primer trasmolar ( ántero-posterior ( transverso en la parte anterior (ántero-posterior jS0íreeVadíOeXtern° ( ( sobre el lado interno ( transverso Diámetro ántero-posterior del m.¿ sobre el lado externo sobre el lado interno Diámetro transverso del m. - Longitud de las seis muelas superiores Ancho del paladar entre los caninos Ancho del paladar entre los m.4 Longitud del espacio ocupado por los dos trasmolares su- periores 0.014 0.007 0.010 0.006 0.013 0.006 0.005 0.010 0.052 0.013 0.018 0.016 Localidad. —Rio Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso querandino y plateóse de la formación cuaternaria, y piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Canis gracilis Burm. Burmeister, Reise, d. d. La Plata Staal., etc... t- I, p. 406, 18. — Id. Descrip , phys. etc., t. III, p. 150. Wiegman, Arch. I, S. 110, 1876. Especie existente un poco mas grácil que el C. Azaree con la que á menudo ha sido confundida, y que habita en la actualidad el interior déla Repú- blica, desde la sierra de Córdoba, hasta las faldas de los Andes. Sus restos se han encontrado en es- tado sub-fósil, en los estratos mas modernos déla f o r m a ció n c uate ruaría . Localidad. — Alrededores de la ciudad de Cór- doba. Horizonte. — Parte superior del piso platense de la formación cuaternaria del valle del Rio Pri- mero. Canis g-riseus Cray. Cray, Proceed. zool. Soc., 1837, p. 88, 12, pl. 6. — Id. Ann. Mcigaz. of nat. Hist. 1837, I, 578. Burmeister, Erlduter. z. Fn. Eras , p. 48, pl. XXV. — Id. üescr. Phys., etc., p. 151. Especie grácil y elegante que habita la región austral de la Repiíblica No se ha encontrado en estado fósil. UNGUICULADOS 301 Canis bonaerensis Amegh. Ameghino, Rápidas diagnosis de algunos mamíferos fósiles nuevos de la Rep. Argentina, p. 5, n° 1, Febrero de 1888. fundé este nueva especie sobre una mitad izquier- da de la mandíbula inferior, en la que se hallan implantados el canino, el primer molar, los dos últi- mos premolares, el carnicero y el trasmolar que le sigue, conservándose intactos los alveolos del se- gundo premolar y del último trasmolar. Es esta una forma pequeña, comparable por la talla al Canis cultridens, y mas parecida á esta especie que á ninguna de las formas precedente- mente descritas, pero con algunos caractéres de la dentición que obligan á separarla como especie per- fectamente distinta. La mandíbula es del mismo tamaño que la del Canis cultridens, pero no es tan baja y grácil en su parte anterior, ni presenta la base debajo de los premolares una concavidad tan pronunciada. El agujero mentoniano anterior, bastante grande, se encuentra debajo del espacio comprendido entre el primero y el segundo premolar, y el posterior debajo de la parte posterior del pm.j. Además existe un agujerito mas pequeño, colocado debajo de la parte posterior del segundo premolar. Rama izquierda de la mandíbula inferior del Canis bonaerensis. Tamaño natural. Los dientes en proporción del tamaño de la man- díbula son bastante grandes y anchos. El canino es mas pequeño que el del Canis Azaree y separado del primer premolar por un diastema muy corto. Los premolares están implantados á continuación unos de otros, casi sin intérvalos entre ellos. El carnicero y el trasmolar cpie sigue, al contrario de lo que sucede con el Canis Azaree actual, el Canis Azaree m. fossilis y el Canis Azaree m. antiquus, están separados unos de otros por un espacio de mas de un milímetro. El cuarto premolar presenta un carácter muy par- ticular que distingue perfectamente á esta especie. Este premolar difiere en muchos perros, y particu- larmente en el C. Azaree y demás que se le parecen, de los dos premolares que lo preceden, por presentar en su parte posterior á continuación de la cúspide central, un tubérculo agudo mas bajo, y luego mas atrás aún una especie de callo ó tubérculo mas bajo que puede considerarse como un último vestigio de cincjulum y que existe igualmente en los dos pre- molares que lo preceden. El cuarto premolar del Canis bonaerensis, presenta igualmente este callo basal posterior, pero carece del tubérculo puntia- gudo situado en los demás perros entre el callo basal posterior y la cúspide central sobre el borde externo, como lo demuestra muy bien el grabado ad- junto de la mandíbula del Canis bonaerensis. Este carácter por sí solo, basta para separar este animal como una especie particular, completamente distinta délas otras, aunque eso no impida que pueda quizás considerarse como el tronco que dio origen á las demás formas mas modernas arriba mencionadas. Dimensiones Alto de la mandíbula debajo del primer premolar. ...... 0m0L15 Alto déla mandíbula debajo del carnicero m. j 0.014 Alto de la corona del canino 0.011 , ( ántero-posterior 0.006 Diámetro del canino en la base ! , ^ ( transverso 0.004 302 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Largo del diastema que separa el canino del primer pre- molar 0.005 Largo del pm. T 0.003 » del alveolo del pm. -j 0.008 » del pm.7 0.008 » delpm.j 0.008 » del m. 7 (carnicero) 0.015 » del m. (primer trasmolar) 0.007 » del alveolo del m. 7 (último trasmolar) 0.003 Longitud de las siete muelas reunidas 0.057 Atribuyo á esta misma especie un cráneo de las co- lecciones del Museo La Plata, al que le falta toda la parte posterior. La parte anterior muy bien conser- vada presenta todas las muelas intactas, pero de los caninos é incisivos existen solo los alveolos. El cráneo, á lo ménos la parte existente, tiene un tamaño comparable al del C. Abaras aunque un poco mas corto y proporcionalmente mas ancho. La dentadura también es muy parecida á la del C. Asa- rse, pero se distingue por la ausencia en la especie fósil del primer premolar de cada lado (pm. Ó- La ausencia de este diente es seguramente un carácter específico pues el premolar que sigue no está sepa- rado del canino por una barra muy larga, ni se ob- serva en ella ningún vestigio de un alveolo que se hubiera obliterado. Por otra parte, si bien el cráneo es de un individuo adulto, el desgastamiento de los dientes no era todavía muy grande, y 110 es por con- siguiente de creer que el pm. - hubiera desaparecido de vejez. A esta diferencia principal y sin duda conside- rable se agregan otras menores. Así, los molares son todos un poco mas fuertes que los del Canis Asarse , siendo el diente carnicero mas largo y pro- porcionalmente mas estrecho, y el gran trasmolar que sigue, considerablemente mas ancho sobre su parte interna ; nótase igualmente que el callo basal del ángulo interno anterior del carnicero es bastante mas pequeño. ¿ Los maxilares están completamente soldados entre sí y con los palatinos sin trazas de suturas. El rostro es un poco mas corto que en el Canis Asarse y la parte ascendente de los maxilares mas elevada tóela arriba. Los nasales se prolongan mas tiácia adelante, y la apertura nasal anterior es un poco mas baja y considerablemente mas estrecha. Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos superiores 0m016 Largo de la barra entre i. - y c. ¿ 0.005 Diámetro ántero-posterior del alveolo del canino 0.007 Largo de la barra entre el canino y el premolar siguiente (pm.2) 0.008 Diámetro ántero-posterior del pm. - 0,008 Diámetro ántero-posterior del pm. - P 0.008 Diámetro del pm. - ( ántero-posterior 0.013 (carnicero superior) ( transverso en la parte anterior..... 0.005 . i sobre el lado externodel m. i . . 0.009 Diámetro ántero-posterior . A AA„ 1 ( sobre el lado interno 0.007 Diámetro transverso del m. I 0.013 Diámetro del m. 2 (segundo trasmolar) í entero-posterior.. 0.006 8 ( transverso 0.010 Longitud del espacio ocupado por las cinco muelas supe- riores 0m046 Longitud del paladar de la parte posterior del palatino al incisivo medio 0.068 Ancho del paladar entre los caninos . 0.014 » del paladar entre los pm. ¿ 0.016 » del paladar entre los m. - 0.01') Esta pieza ha sido recogida cerca de Mercedes, conjuntamente con algunas partes del esqueleto, por D. José Larroque. Localidad. — Municipio de Buenos Aires, La Plata, Lujan y Mercedes en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense (pampeano infe- rior) y piso belgrauense. Canis jjubatus Desm. Canis jubatus, Desmatiest, Mammalogie, p. 198. Cuvier, Iiégne anim., t. I, p. 151. Rengger, Sdugeth., Parag., p. 138. Wagner Schreber, Suppl. t. II, p. 380. Bcrmeister, Syst. Ubers., t. I, p. 94. — Id. Erldut. z. Fn. Bras., p. 25. --Id. Descr. Phys. etc., t. III, p. 140, 1880. Ameghino, La ant, del homb., etc., vol. I, p. 819, a. 1880. Canis campestris, Pr. de New. Wied, Beilr.. etc., t. II, p. 334. Chrysocyon jubatus, Hamilton-Smith., Na tur. libr. m ani- mal., 9 y 10. Aguara-guazú, Azara, Apunt. etc., t. I, p. 266, n° 28. B.urmeister cita la especie como existente en estado fósil, de la que ha visto un cráneo recojido cerca déla Villa de Lujan, pero que por el aspecto, su estado de conservación y la tierra que todavía adhería á su superficie, cree procede de una capa mas moderna que la que contiene los restos de los grandes edentados extinguidos, en lo que probable- mente tiene razón, pues nunca he encontrado restos de este animal en la formación pampeana, pero los he recogido en los terrenos post-pampeanos mas modernos. UNGUICULADOS 303 Localidad. — Rio Lujan, Cañada de Rocha y La Plata, en la provincia de Rueños Aires. Horizonte. — Parte superior del piso platensede la formación cuaternaria (cuaternario superior). Canis protojubatus H. Gerv. y Amegh. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p.38, a. 1880. Fundé esta especie en colaboración c on H. Ger- vais sobre una cabeza casi entera existente en las colecciones del Museo de París, llevada allí por F. Seguin. El cráneo se acerca por su forma al del Canis jubatus, pero es un poco mas pequeño, con cresta occipital menos elevada y menos inclinada hacia atrás, y la cresta sagital menos fuerte, mas baja y mas corta. Los dientes también presentan diferen- cias considerables; la gran muela tuberculosa supe- rior tiene en el Canis jubatus 16 milímetros de largo y solo 12 milímetros en el Canis pr oto juba- tus, mientras que la gran muela carnicera de esta última especie tiene 20 milímetros de largo, y la del Canis jubatus solo 17 milímetros. En el Museo La Plata, existe de esta especie un fragmento de maxilar superior izquierdo con el diente carnicero y el primer trasmolar, y un frag- mento de mandíbula inferior del lado izquierdo con la parte posterior del pm. §, el pm. ¿ intacto, y el m. - ó gran diente carnicero inferior. Estos dos pe- dazos parecen proceder de un mismo individuo é indican un animal de talla un poco inferior á la del Canis jubatus actual, y todavía bastante joven. El pm. s se distingue del correspondiente del Canis jubatus por la ausencia de la cúspide acceso- ria posterior, existente sobre la línea sectorial del pm. j de la especie actual. El pm. r preséntala cúspide accesoria posterjor bastante elevada y prolongada por una carena secto- rial hasta unirse con el talón basal posterior del diente, el que se encuentra muy apretado al carni- cero, tanto que, su parte posterior cubre la parte basal anterior del carnicero. El diente carnicero inferior es muy grande, mas comprimido y menos tuberculoso que el del Canis jubatus. El carnicero superior es relativamente mucho mas grande que el del C. jubatus, un poco mas compri- mido y con el callo basal del ángulo auterior interno relativamente pequeño y bajo. El gran diente tuberculoso superior es muy pare- cido al de la especie actual. Diámetro ántero -posterior del pm. ; 0m013 Alto de la corona del pm. -¡ ' 0.008 Diámetro del m. T ( ántero-posterior, 0.023 (carnicero inferior) ( transverso en la parte posterior 0.007 Alto de la corona del m.- 0.01-1 Alto de la mandíbula debajo del pm. i 0.020 Alto de la mandíbula debajo de la parte posterior del m.,- 0.020 Diámetro del pm.i l ántero-posterior 0.020 (carnicero superior) ( transverso en la parte anterior 0.010 Alto de la corona del pm.í 0.013 Diámetro ántero-posterior del í sobre el lado externo 0.014 m. i (primer trasmolar) ( sobre el lado interno 0.008 Diámetro transverso del m. i 0.019 Localidad. — Mercedes, provincia de Rueños Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacus- tre) de la formación pampeana (plioeeno el mas moderno). Canis culpaens Mol. Canis culpcBus, Molina. Saggio sulla stor., nal. del Chili. Canis magellánicus, Gray., Mag. ofnat., Iiist. ser. I, 578, 1837. — Zool. of the Beagle, II, p. 10, pl. 5. Wagner-Schreber. Suppl. II, 431, 25. Gay, Fauna chilena, zool. I, 59, 3. Gillis, Un. st. nav. asir. Exped. II, 164. Burmeister, Erlaut. z. Fn. Bras., 51, 7. — Id. Reise d. d. La Plata, si. II, 405, 16. Esta especie habita la cordillera en casi toda la extensión de la República Argentina y de la de Chile. No se ha encontrado hasta ahora en estado fósil, pero Rurmeister ha descubierto una forma muy parecida que sin duda la representa en las épocas pasadas, á la que ha dado el nombre de Canis avus Burm. Burmeister, Anales del Museo público de Buenos Aires, ent. III, t. 1, p. 142. 1864. — Id. üescrip. phys, de la Rep. Arg., t. III, p. 145, a. 1880. Esta especie ha sido fundada por Rurmeister so- bre un cráneo casi completo, encontrado en estado fósil probablemente en la formación pampeana, pero 304 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS déla que el autor no indica la localidad. Según la descripción, se'acerca á la forma que presenta el del Canis magellanicus , especie que habita actual- mente la parte austral de la Patagonia, distinguién- dose del de la especie viviente sobre todo por un tamaño un poco mas considerable, por un aspecto ge- neral algo mas robusto y por la dentadura un poco mas fuerte. El cráneo fósil presenta las crestas y cantos mas desarrollados, particularmente las espinas orbi- tarias. La parte frontal es excavada longitudinal- mente en el medio desde la nariz hasta la cresta sagital bastante baja adelante pero que alcanza 1 centímetro de alto hacia atrás, y la caja timpánica es alargada y convexa como en la especie actual. Según Burmeister el cráneo mencionado pre- senta las siguientes dimensiones : Longitud del cráneo de los incisivos á los cóndilos occipi- tales Distancia entre ambos agujeros suborbitarios Longitud del espacio ocupado por las seis muelas supe- riores Longitud del carnicero superior , , ( ántero-posterior. Diámetro del primer trasmolar superior ( transverso T.., . , , , . , ( ántero-posterior. Diámetro del segundo trasmolar superior , ( transverso Según Burmeister, este sería el representante fósil de la especie existente, lo que no está de acuerdo con el mayor desarrollo y mayor grado de evolución de la especie extinguida. Esta especie está representada en las colecciones del Museo La Plata por varias piezas, de las que una de las mas importantes es una mitad derecha de la mandíbula inferior de un individuo muy viejo, con el canino y todas las muelas con excepción del último trasmolar. Todos los dientes están muy gastados por la masticación. El tamaño de esta pieza indica un animal de di- mensiones algo menores que el Canis jubatus. El agujero mentoniano se encuentra debajo del primer premolar. 0m180 0.040 0.065 0.020 0.012 0.018 0.005 0.010 Alto de la mandíbula debajo del pm. , Alto de la mandíbula debajo del m.7 Largo del diastema que separa el c. , del pm. 7 ... , , , , . . , c ántero-posterior Diámetro del canino en la base ? , ( transverso Longitud de los cuatro premolares inferiores Longitud del m.7 (carnicero) Longitud del m. 7 (primer trasmolar) Longitud del espacio que ocupan las siete muelas inferiores 0m016 0.022 0.007 0.010 0.008 0.046 0.021 0.010 0.078 Las otras partes de importancia son : un frag- mento de maxilar superior derecho con los dos últi- mos dientes tuberculosos, un fragmento de maxilar superior izquierdo con el carnicero y los dos tuber- culosos que siguen, y otro fragmento de maxilar superior derecho con el canino y el premolar, partes pertenecientes á un mismo cráneo. El tamaño de estas partes corresponde casi al del Canis magellanicus, con el que también presenta mucho parecido, por lo que no dudo pertenezcan al Canis avus de Burmeister que según el autor se parece á la mencionada especie. Los dientes son todos un poco mas grandes que los del Canis magellanicus exceptuando el último premolar que es bastante mas chico. El carnicero superior difiere un poco del de la especie viviente por presentar el callo basal del ángulo anterior in- terno muy prolongado hácia adentro, y desarrollado en forma de tubérculo alto y distinto en su parte superior. Diámetro ántero-posterior del e. 1 Diámetro ántero-posterior del pm. 7 Largo de la barra que separa el c. 1 del pm. 4 Diámetro ántero-posterior del carnicero superior Alto de la corona del mismo diente Diámetro ántero-posterior del ( sobre el lado externo primer trasmolar superior t sobre el interno Diámetro transverso máximo del m. Diámetro del m. i f o)fcrlor. ( transverso Longitud de los dos trasmolares superiores sobre el lado externo 0m009 0.005 0.005 0.018 0.009 0.0115 0.007 0.017 0.007 0.010 0.0185 Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana (plioceno superior). Canis eancrivorus Desm. Canis eancrivorus , Desmarest, Mammalogie, p. 199. Wagner-Schreber, Suppl. etc., II, 403, 15. Burmeister, Erláut., etc., p. 36, pl. XXVII.— Id. Descr. Phys., etc., t. III, p. 143, a. 1879. Wiegmatí, Archín., p. 120. Chien deBois, Bufeon, Hist. nat., Supl. VII, 146, pl. 38. Veverra cancrívora, Buffon, Act. d. I. Soc. d’hist. nat. de París , I, p. 149. La especie habita una parte considerable de la América del Sur, y en la República Argentina las provincias de Entre Ríos y Corrientes. No se ha UNGUICULADOS 3Ó5 encontrado en estado fósil, pero Lyddeker menciona una forma muy cercana, á la que no dá nombre particular. Ganis' ÍLydekkeri n. sp. Canis cancrivorus (?) Lydekker, Cat. etc., p. I, p. 131. Las colecciones del Museo británico contienen algunos restos que menciona Lyddeker en los si- guientes términos : «Fragment of the right maxila, containing, p. - and the two true molars, and a portion of the mandible containing m. T and 5; In size these specimens agree very closely with C. cancrivorus ; but they differ by the presence of an additional cusp in m. - between the two main cusp ofthe anterior side, and another extra cuspin m. 2 situated on the inner border behind the first main cusp; this tooth is also relatively wider and has a more distinct eingulum. This specimens does not appear to come so near to any other existing American species of this genus. The ocurrence of Canis cancrivorus in the fossil state is no men- tioned by H. Gervais and Ameghino in their cata- logue of the fossil Mammals of S. América». Estas diferencias son demasiado considerables para poder reunir los restos fósiles mencionados con los de la especie actual y con razón el autor ha hecho seguir el nombre de la especie actual de un interrogante. Los restos mencionados por Lydekker proceden de Minas Geraes en el Brasil, pero sin duda la espe- cie ha habitado también la República Argentina. Canis lycodes Lund. Canis lycodes, Lund, Blik paa Brasil. Dyreverden. Canis musculosus, Ameghino,^ Cat. de la sec. de la Prov., etc., 1882. Esta especie, encontrada primeramente por Lund en las cavernas del Brasil, ha sido mas robusta que el aguará ( Canis jubatus J y de una forma muy parecida al lobo de Europa, á lo menos á juzgar por el diente carnicero inferior incompleto descrito y figurado por el autor. El mismo parecido con el lobo europeo ofrece el húmero de un perro que designé en un principio con el nombre de Canis musculosus, á causa de sus formas robustas, por lo que creo sea idéntico á la especie brasilera des- crita por Lund. El húmero intacto que conozco, tiene 18 centí- metros de largo, 0m052 de circunferencia en su parte mas delgada, y 0n,l 20 en la mas gruesa consti- tuida por su extremidad proximal. La cabeza del húmero tiene 0ni032 milímetros de diámetro mayor, la extremidad distal tiene 37 milímetros de ancho, y la perforacionde la epitroclea 7 milímetros de ancho, presentando todas las inserciones musculares muy desarrolladas. Estas medidas por sí solas prueban que el Canis lycodes era un perro de la talla de los mas grandes aguarás ( Canis jubatus), pero mucho mas robusto, comparable bajo este respecto á los mas grandes lobos de Europa, aunque por su forma se separa también algo de estos. La cabeza del húmero es aplastada, poco con- vexa. El troquiter muy desarrollado y rugoso. El troquin es ancho, bajo y rugoso. La corredera para la inserción del músculo biceps es poco profunda, pero ancha y muy rugosa, denotando fuertísimas inserciones musculares. Las espinas délas tuberosi- dades mayor y menor son poco desarrolladas y se pierden pronto en la diáfasis. La tuberosidad para la inserción del músculo deltoides es poco elevada pero muy ancha y rugosa. La superficie de la extre- midad distal destinada á la inserción de los múscu- los es muy rugosa y con una gran cantidad de pequeños agujeritos nutritivos. La perforación de la epitroclea es muy grande y casi circular en vez de ser muy elíptica como en la generalidad de los perros. Localidad. — Villa de Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso piálense de la formación cua- ternaria. Canis? acu tus Amegh. Ameghino, Apuntes preliminares sobre algunos mamíferos extinguidos delyacimiento de Monte Hermoso, p. ‘ó, Abril de 1887. Esta especie está representada por algunos hue- sos, y un fragmento de maxilar superior derecho en el que se halla implantado un canino muy pequeño, comprimido transversalmente, de base estriada y corona lisa. 39 306 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La forma indica que se trata de un animal de la familia de los perros, probablemente del género Ca- nis pero distinto de los conocidos y de tamaño muy reducido, pues el canino mencionado solo tiene en el cuello 0m005 de diámetro ántero-posterior, 0m003 de diámetro transverso, y la corona 0m009 de alto. Esta pieza se encuentra en el Museo de La Plata, cuyas colecciones no puedo consultar por mala vo- luntad de su Director, de manera que, aunque se trata de una pieza donada por mí al establecimiento, no puedo dar sobre ella otros detalles. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico déla formación araucana (mioceno superior). Canis? paran ensis Amegh. (Pl. XXV, fig. 1 2)j Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 9, a. 1886. — Contribución al conocimiento de los ma- mif. fos. de los terrenos terciarios antiguos del Pa- raná, p. 9, 1886. Este animal está representado por un solo canino inferior, con la raíz entera y la corona rota en su parte superior. Creí en un principio podría ser el canino inferior de Cyonasua , pero lo poco que que- da de la corona muestra una forma muy distinta del canino de Nasua, faltándole los grandes surcos la- terales, y presentando una cara posterior muy dife- rente de la que muestra el canino del coatí al que debía parecerse el de Cyonasua. Todo el diente es muy comprimido en sentido lateral y particularmen- te la raíz, lo que indica claramente cjue no se trata de ningún género del grupo de los Sub-ursus ni tampoco de los verdaderos osos. Tampoco procede de un felino, pues entre otros muchos caractéres, le faltan los pequeños surcos perpendiculares que carac- terizan los dientes de estos, no pudiendo tampoco identificarse con el género Apera de los mismos ya- cimientos, cuyos dientes están caracterizados por una capa de esmalte cubierta de impresiones irregulares en su superficie. Las analogías de esta pieza son con las correspon- dientes de la familia de los perros y no dudo que se trata de un cánido de especie extinguida que ya puede pertenecer al mismo género Canis ó á otro mas ó menos parecido, lo que solo podrá determi- narse cuando se conozcan piezas mas completas y características. Este canino es probablemente el inferior del lado derecho, y denota pertenecer áun animal de la talla del Canis Azaree , quizás todavía un poco mas robusto. La raíz es bastante comprimida y con una pequeña curva lateral, pero de base cerrada y muy gruesa. El esmalte déla parte existente de la coro- na es de superficie lisa y lustroso. La base de la corona tiene 9 milímetros de diámetro ántero-poste- rior y 7 milímetros de diámetro transverso. El largo de la raíz es de 19 milímetros en el lado interno ó posterior, y 24 en el externo ó anterior, en ambos en línea recta ; esta diferencia es producida por el esmalte de la corona que, como sucede con los ca- ninos de la mayor parte de los carniceros, desciende mas abajo en el lado interno que en el externo. La base de la corona es un poco imperfecta en el lado posterior, pero se conoce á pesar de eso no tuvo el callo basal posterior que mas ó menos pronunciado se encuentra en la mayor parte délos perros. Bien que sea dudoso que este diente proceda de un verdadero Canis, creo prudente conservarlo por ahora en el mismo género. Localidad. — Recojido por el profesor Scala- brim en las barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná y depositado en el Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). MACR0GY0N amegh. Ameghino, La antigüedad, del hombre, ate., t. II, p. 306., a. 1881. La talla de este género es gigantesca, probable- mente mayor que la del Felis onqa. El cráneo es fuerte, con crestas muy desarrolladas, parte poste- rior muy gruesa y con todos sus elementos soldados. La dentadura es muy parecida á la de los perros, pero con los premolares menos comprimidos. Los huesos de los miembros son parecidos á los de los perros, pero proporcionalmente mas cortos y mas robustos. El húmero carece de agujero epitrocleano, UNGUICULADOS 307 pero presenta en cambio una gran perforación inter- condiliana como en los perros. Macrocyou robustas Amegh. Ameghino, La antig etc. yol. II., p. 306, a. 1881. H. Gervais y Ameghino, Gen. inedito, n° XIII, Los mamíf. fós. etc., p. 20, a. 1880. Fundé el género y la especie sobre algunos frag- mentos de huesos de los miembros que denotan la existencia de un carnicero de gran talla, con carac- téres propios de los perros, y otros que parecen acercarlo á los osos y á los felinos. Las piezas mas importantes que conozco, son : Mitad inferior del húmero izquierdo perteneciente á un individuo muy joven. Este hueso, debido á su estado juvenil ha perdido la parte epifisaria de su extremidad distal, de modo que no se puede conocer exactamente la forma de su parte articular. Este fragmento de húmero, en su parte superior que cor- responde mas ó menos ala mitad del largo de! hueso entero, es de sección transversal triangular, presen- tando una cara anterior de 18 milímetros de ancho, y dos caras laterales de 25 milímetros. En el borde externo de la cara anterior se vé la impresión ó tu- berosidad para la inserción del músculo deltoides con un desarrollo que en proporción del tamaño del hueso no lo he visto igual en ningún otro carnicero. La parte inferior de la diáfasis del hueso, compri- mida como de costumbre de adelante hacia atrás, tiene un ancho de 40 milímetros, presentando una fosa olecraneana ancha, profunda y completamente perforada por un agujero intercondiliano como el del húmero de los perros, de forma algo elíptica, con un eje mayor di rij ido oblicuamente de adentro hacia afuera y de arriba hacia abajo. Dicha perfora • cion tiene !5 milímetros de diámetro mayor y 12 milímetros de diámetro menor. La forma general de la parte existente de este hueso, presenta caractéres parecidos á los de los perros, particularmente por la forma déla parte inferior de la diáfasis, por la pre- sencia del gran agujero intercondiliano, y por la ausencia de agujero epitrocleano, pero sus formas é inserciones musculares denotan un animal mucho mas robusto, y el estado juvenil del hueso demues- tra que cuando adulto el Macrocyon debía alcan- zar la talla de los mas grandes carniceros de la actualidad. Hay la parte inferior de la tibia del mismo indivi- duo á la que también como es consiguiente le falta la epífisis. Es igualmente muy parecida á la misma parte de la tibia de los perros, con la diferencia del tamaño, pues á pesar del estado juvenil del animal á que pertenecía, tiene en su parte inferior 43 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 39 milímetros de diámetro transverso. Un fragmento considerable de la diáfasis de un rádio, también del mismo individuo, presenta igual- mente un gran parecido con el mismo hueso de los perros. Este fragmento, de un decímetro de largo, tiene 17 milímetros de ancho y 1 1 de grueso. Estas piezas fueron encontradas en el pampeano superior del Arroyo de Frias, en el partido de Mercedes. Pertenece al mismo animal, una mitad de mandí- bula inferior derecha, de un individuo también suma- mente joven, que no había aún alcanzado la mitad de su desarrollo. Esta mandíbula, que llevé á Europa en 1878, en donde no se pudo determinar el género á que per- tenecía, es corta y gruesa, indicando que el animal debía adquirir para un carnicero, proporciones ver- daderamente jigantescas . En la parte anterior de la síníisis de esta mandí- bula, representada en el grabado adjunto, se vé la extremidad ó ápice de un incisivo a, y un gran canino b, que si la mandíbula estuviera entera se vería perfectamente que aún no había perforado la encía ; este canino, adentro del hueso de la mandí- bula en lo que parece que mas tarde habría formado la base de la corona, presenta ya unos 8 milímetros de diámetro transverso. Detrás del canino, y á una distancia bastante considerable sevé un premolar c, de 9 milímetros de largo, de dos raíces distintas, y cuya corona es bastante parecida á la de los premo- lares segundo y tercero de los perros. Este diente es el último premolar de la primera dentición y estaba pronto para caer. Es casi seguro que adelante de este diente, en la parte destruida de la mandí- bula, debían existir otros premolares, probablemente en el mismo número que en los perros. Detrás del último premolar existente y pegado áeste, sigue un diente carnicero el, de 7 milímetros de largo, igual- mente muy parecido al mismo diente cielos perros, pero con un tubérculo de mas en su parte posterior detrás del par que corresponde á los que en el mismo diente carnicero de los perros forman la parte posterior del diente. Este diente carnicero perte- nece igualmente á la primera dentición, y ya estaba ( también saliendo fuera del alveolo para caer ; detrás 308 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de él, á cansa de la rotura de la mandíbula en este punto, se vé la parte anterior e del alveolo vacío del diente carnicero de la segunda dentición que debía reemplazar al anterior. Por las dimensiones de la parte existente de este alveolo, se vé que el diente carnicero debía alcanzar un volúmen parecido al del tigre, de donde se puede deducir que las dimensiones del Macrocyon adulto debían ser com- parables á las del Felis ong a. Un diente aislado de un individuo adulto encon- trado últimamente y figurado en el grabado adjunto, (pág. 309) viene á confirmar las deducciones sacadas de las piezas precedentes. Es este el último premolar del lado derecho de la mandíbula inferior, con dos grandes raíces casi cilindricas, cada una de unos 23 milímetros de largo, la anterior de 9 milímetros de diámetro, y la posterior mucho mas gruesa de 13 mi- límetros de diámetro. Dichas raíces están completa- mente separadas en toda su longitud y casi paralelas, terminando en una base completamente cerrada y enanchada en forma de un tubérculo separado por un cuello ó parte mas angosta del resto de la raíz. La corona tiene 23 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 10 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, 14 milímetros en su parte posterior, y 1 4 milímetros de alto en su cúspide mas elevada, ya algo gastada por la masticación. La forma de la co- rona difiere completamente de la del mismo diente Mandíbula inferior del Macrocyon robustas, individuo muy joven con parte de la dentición de leche. Tamaño natural. de los felinos y délos verdaderos osos, presentando mayores analogías con la de los perros y de ciertos sub-ursus, y especialmente con la del extinguido género Cyonasua, mostrando también algunas ana- logías con la Hycena. En el centro de la corona se levanta una cúspide parecida á la que presenta la misma muela de los perros, pero gastada en su ápice por la masticación. Adelante, y hácia el lado interno presenta esta cúspide una arista que desciende hácia abajo hasta encontrarse con la cúspide de un tubér- culo colocado en la parte ántero-interna déla muela y contra la base de la cúspide central. En su parte posterior detrás de esta cúspide central, hay también un tubérculo muy gastado por la masticación, pero colocado sobre la línea media ó eje longitudinal del diente, separado de la base de la cúspide central por una ranura transversal profunda, y seguido en su parte posterior por un callo basal, mas desarro- llado en su parte posterior interna que en la póstero- externa, y que se levanta sobre la línea media lon- gitudinal, en forma de tubérculo. Esta parte se parece bastante al callo basal posterior de los pre- molares de los perros. La capa de esmalte que cubre la corona de esta muela es muy espesa. Conozo además la parte posterior del cráneo de un individuo adulto, con el occipital, los temporales y el esfenoides, cuyo enorme tamaño indica que este animal tuvo en efecto la talla de un gran tigre. La forma de esta parte del cráneo, aunque en su conformación general presenta alguna analogía con el perro, muestra también diferencias considerables que no lo acercan de ningún otro género cono- cido. El occipital presenta todos sus elementos comple- tamente soldados, sin el mas mínimo vestigio de sutura, formando en su cara posterior una superficie relativamente pequeña, baja y estrecha, pero rugosa y con numerosos agujeritos vasculares, lo que unido á una cresta occipital excesivamente desarrollada. UNGUICULADOS 309 demuestra que era este un animal de musculatura cervical formidable. La cresta sagital está destruida, pero se conoce era igualmente muy desarrollada, formando en el punto de unión con la cresta occipital, una gran pro- tuberancia, ancha, elevada y muy echada hacia atrás, de cuya cúspide desciende una especie de columna vertical que se pierde encima de la parte media del agujero occipital. Los parietales, también muy rugosos y con agu- jeritos vasculares, no son hinchados como en los perros, sino mas bien hundidos, á lo ménos en su parte posterior, pero parece que se aglobaban un poco hacia adelante. Cuarto premolar inferior del Macrocyon robustus adulto, visto por sus dos caras. Tamaño natural. Diámetro de cada uno de f vertical los cóndilos occipitales ( transverso Diámetro del agujero occipital f vert'ca^ ° ( transverso Mayor diámetro transverso entre ámbos parietales , , . .... ( ántero-posterior Diámetro de la caja auditiva 1 ( transverso Distancia de los cóndilos occipitales al foramen lacerum me dio Diámetro del agujero condilóideo Diámetro del meatus auditorias.. Esta pieza notable bajo mas de un concepto, ha sido recogida por mi hermano Carlos Ameghino en el pampeano lacustre de la Yilla de Lujan. Localidad. — He recogido restos de esta es- pecie en el Arrojo de Frias en el partido de Mer- cedes, y en la Yilla de Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense (pampeano supe- rior) y piso lujanense de la formación pampeana (plioceno superior). 0.040 0.023 0.010 0.033 0.120 0.065 0.043 0.100 0.009 0.019 CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LOS REPRESENTANTES DE LA FAMILIA DE LOS CÁNIDOS El agujero occipital es de aspecto infundibuliforme y de mucho mayor diámetro transverso que vertical. La caja auditiva es de un desarrollo enorme y unida inmediatamente hacia adelante al proceso post- glenóides, que no es muy descendente, pero grueso, ancho y rugoso. El basiesfenóides está unido al basioccipital sin trazas de suturas. De la apófisis paraoccipital no se ven vestigios, encontrándose el cráneo en este punto muy deteriorado, pero á juzgar por las partes inmediatas parece no debe haber sido muy desarrollada. Detrás de la caja auditiva hay una gran fosa de contorno irregular en cuya parte anterior contigua á la caja se abre el foramen lacerum póster ius , y en la parte posterior el agujero condilóideo de grandes dimensiones. El mal estado de esta pieza no permite formarse una idea completa de su conformación, pero basta para indicar que debía presentar particularidades muy notables. Diámetro transverso del occipital encima de los cóndilos. 0m060 Diámetro transverso del occipital en los cóndilos 0.074 Cítanse varias otras especies de perros fósiles de la República, pero sobre manera dudosas. Laurillard en el viaje de D’Orbigjny describe y dibuja un fragmento de mandíbula inferior reco- jido por el eminente naturalista sobre las riberas del Paraná, en la provincia de Buenos Aires, desig- nándolo con el apropiado nombre de Canis incer- tus (Voy. dans VAmér. Mericl.,e tc.,t. 1 1 , part. 4, p. 141, pl. 9, fig. 5). Este mismo dibujo fué luego reproducido por Blaiinville en su Osteographie, en dos partes diferentes y con distintos nombres, en el grupo de los Sub-ursus, pl. XIII, bajo el nombre evidentemente equivocado de Procyon can- crioorus joven, y en el género Canis, pl. XIII, con el nombre de Canis Azaree. Imposible es deter- minar exactamente esa pieza, pues el original se ha extraviado y el dibujo no satisface. Se trata segura- mente de un Canis que si no es el Azaree es una de las formas que mas se le acercan, y me inclinaría á considerarlo como idéntico al Canis Azaree m. fossilis. En todo caso, el nombre primitivo de incertus ya no tiene razón de ser y debe desapa- recer de los catálogos. 310 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Los nombres de Canis pampaeus, Canis pía- tennis y Canis vulpinas, dados por Bravard á tres especies de perros fósiles de la Pampa, también deben desaparecer de los catálogos, pues solo han figurado en simples listas, sin estar acompañados de la mas breve diagnosis, de manera que es ahora absolutamente imposible saber á cuál de las especies conocidas pueden referirse. Burmeister cita también como encontrado en estado fósil en la provincia de Buenos Aires al Canis protalopex de Lund, recogido por este natu- ralista en las cavernas del Brasil, pero la identi- ficación me parece mas que dudosa ( Descrip ., etc., t. 111, p. 153), pues dice que los restos de esta especie en su poder se parecen completamente á los del Canis Asarse, mientras que Lund dice (lo que también en parte lo prueba el dibujo) que se trata de una especie muy diferente de las existentes, parecida por la talla al Canis brasiliensis, pero de forma distinta y mas cercana á la de los Canis ve- tulus y Canis fulvicauclus , constituyendo con todo una forma que no tiene representantes en. la naturaleza viviente. Los restos de verdaderos perros fósiles no son es- casos en las cavernas del Brasil, pues además del Ca- nis protalopex ya mencionado, cita Lund el Canis robustus parecido al Canis brasiliensis actual, el Canis brasilensis a/f.muy parecido sino es idéntico al actual, dos formas muy parecidas ó probablemente idénticas á las actuales designadas con los nombres de Canis fulvicauclus y Canis vetulus, y otra espe- cie mucho mas robusta, de la talla del aguará-guazú (Canis jubatus) pero muy diferente, que denomina Canis ly codes de la que me he ocupado mas arriba. Lydekker menciona entre los fósiles de las cavernas del Brasil enviados al Museo Británico por Claussen, restos de un perro que representa el Canis cancri- vorus pero con bastantes diferencias como para cons- ittuir una especie distinta. La familia de los perros está además representada en la actualidad en el Brasil por otros géneros dis- tintos de los que también se encuentran restos fósi- les. Uno de estos es el Icticyon venaticus encon- trado también en estado fósil por Lund, conjunta- mente con otra especie de mayor tamaño que describió sucesivamente con los nombres de II y cena neogaea, Cynailurus minutus y Abathmoclon fossilis, hasta que reconoció formaba parte del gé- nero Icticyon, designándola con el nombre de I. major. Otro género cercano parece que solo se encuentra en estado fósil y representado por una sola especie que ha recibido de Lund el nombre de Speothos pacivorus, pero que según Huxley y Lydekker sería una forma del género Icticyon. También el género Palceocyon de Lund sería exclusivamente fósil, representado por dos especies, el Palceocyon validus , de talla relativamente peque- ña, y el Palceocyon trogloclyles descrito sucesiva- mente con los nombres de Canis trogloclytes y Protocyon trogloclytes, de talla considerablemente mayor que el Canis jubatus, y de una conformación bastante diferente, aunque algunos autores las dife- rencias no las creen tan considerables como para permitir la conservación del género Palseocyon que lo reúnen al género Canis. Estas dudas no pueden existir respecto de la forma gigantesca que he designado con el nombre de Macrocyon, sobre el que no puede quedar la menor duda que repre- senta un género extinguido muy diferente del género Canis. Sobre la descendencia y genealogía filogénica de los perros, las formas sud-ameri canas están destina- das á disipar muchas dudas y llenar muchos cla- ros. Ya en distintas ocasiones me he ocupado de las relaciones que unen los carniceros placentarios con los carniceros marsupiales l. Es para mí un error creer que todos los marsupiales sean mas cercanos eutre sí, que cada una de sus distintas formas com- paradas con otras de los mamíferos placentarios; ó vice-versa, que los mamíferos placentarios sean todos mas cercanos parientes entre sí, que cual- quiera de sus formas comparada con alguna de los marsupiales. Estas ideas que dominan la clasificación actual, me parece rompen los verdaderos vínculos de parentesco que según mi manera de Yer unen varios marsupiales á ciertos tipos placentarios. Precisamente, uno de los puntos en que mas he insistido, es sobre la relación de parentesco relati- vamente inmediato que debe existir eutre el tipo carnicero marsupial Tliylacynus y Jos carniceros placentarios de la familia de los perros. La existencia en los primeros tiempos eocenos de numerosos carniceros de formas poco especializadas, que reunían en parte los caractéres de carniceros placentarios aliados á otros que se consideraban 1 Filogenia, págs. 12, 24, 31 y siguientes, año 1884; Id. Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, t. VIII, pág. 172 y siguientes, año 1885. UNGUICULADOS 311 hasta ahora como esclusivos de los marsupiales, me confirmaron mas en mi opinión, aceptando la idea emitida deque esos tipos intermediarios conocidos bajo el nombre de creodontes eran sucesores de los carniceros marsupiales y antecesores de los carnice- ros placeutarios. Suponía que los perros descendían de un creodonte, que por sus caracteres ofreciera relaciones de parentesco con los carniceros marsu- piales, y especialmente con el Tliylacynus. Sin embargo, un hecho se oponía á este acerca- miento. Casi todos los representantes de la familia de los perros tienen 7 muelas inferiores, 4 premo- lares y 3 verdaderos molares, pero hay un género africano, evidentemente de la misma familia, el Oc- tocyon, que tiene 8 muelas inferiores, 4 premolares y 4 verdaderos molares. Ahora, uno de los princi- pios establecidos en mi Filogenia era que, los órga- nos análogos y homólogos del esqueleto han aparecido desde un principio en número completo, sin que haya habido desde entonces nuevas adiciones, sino una sucesiva disminución. Luego el Octocyon con 8 muelas inferiores es un tipo mas primitivo que Canis con solo 7 muelas inferiores, y como ni el Thylacynus, ni ninguno de los creodontes hasta ahora poco, conocidos, presentaban mas de 8 muelas inferiores, podía inferirse y realmente así lo han sostenido distinguidos naturalistas, que los cánidos no podían pretender por ascendientes ni los carni- ceros marsupiales, ni los creodontes. Era esta, sin embargo, una prueba nacida de un hecho nega- tivo, pues reconocida la afinidad de los tipos men- cionados, podía deducirse con mas razón que el antecesor de los perros y del Thylacynus, tuvo realmente 8 muelas inferiores, de las cuales la últi- ma solo se había conservado en el Octocyon, pero que había desaparecido en los perros actuales, en el Thylacynus, y en los géneros de creodontes hasta entonces conocidos. El descubrimiento en los terrenos eocenos de la República Argentina, de un representante de los creodontes, con 8 muelas inferiores, 4 premolares y 4 verdaderos molares como el Octocyon , pero con las proporciones y disposición de los creodontes y marsupiales, prueba la razón de estas deducciones. Este género, descrito mas arriba con el nombre de Acyon, si no es el antecesor inmediato de los perros y del Thylacynus , es sin duda un íntimo aliado de esa forma desaparecida, de la que se separó desde lejanísimas épocas el Octocyon. Otro género de creodonte de los mismos terrenos, el Anatherium, solo tiene 7 muelas inferiores con una conformación mas parecida á la del Thylacy- nus y de los perros, y representa sin duda, una de las etapas por la que tiene que haber pasado el Acyon ó alguno de sus aliados. Aquí se interrumpe en nuestro suelo esta filiación, sin duda por falta de materiales, apareciendo el pri- mer representante de la familia de los perros, el Canis paranensis en el oligoceno del Paraná. En esta época ya existían verdaderos perros en Europa y Norte América. Acercándonos hácia los tiempos actuales, el se- gundo representante de la familia de los perros en nuestro suelo, aparece en el mioceno superior, el Canis acutus, imperfectamente conocido y cuyas relaciones con el que le ha precedido y los que le han sucedido no es todavía posible determinar. Recien en el plioceno medio é inferior de la Re- pública aparecen especies de perros que parecen ligarse mas ó ménos íntimamente con las actuales, pero en esta época ya existían numerosas especies de perros en Europa y Norte América, lo que nos permite avanzar que los representantes de la fami- lia de los perros empezaron á evolucionar por sepa- rado en los distintos continentes desde la época oligocena, lo que hace presumible que las especies argentinas y sud-americanas en general, que hanapa- recido desde el plioceno, estén emparentadas entre sí, pero no con las que desde esa misma época han aparecido en los otros continentes, si se exceptúa la América del Norte en la que parece ha habido duran- te la época pampeana ó pliocena una fuerte inmigra- ción de especies ó géneros sud-americanos. El Canis bonaerensis del pampeano inferior, parece tiene alguna afinidad con el Canis can- crivorus , del que probablemente es un ante- cesor. El Canis cultridens del pampeano medio es se- guramente el antecesor de todas las especies argen- tinas del tipo de los zorros; á él se une el Canis Azarcee Azaree, por medio de los C. Azaree anti- cpuus y C. Azaree fossilis. El Canis griseus y Canis gracilis son simples formas del Canis cul- triclens. El Canis ensenadensis del pampeano inferior parece ser el antecesor de todas las especies argen- tinas de gran tamaño que afectan la forma del lobo. A él se liga el Canis jubatus por los tipos interme- diarios C. protojubatus y C. a vus. El Culpceus es un descendiente probable del 312 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS C. avus, y el Canis Lycodes del Canis protoju- batus. El Palceocyon, á pesar de su talla considerable, por la forma de las muelas se liga también íntima- mente al Canis ensenadansis . En cuanto á los géneros Icticyon y Macrocyon, aunque es seguro que también se entroncan en una de las formas antecesoras de los demás perros, no es por abora todavía posible determinar los caracteres de esos antecesores, sino hipotéticamente, pues hasta el presente no se conocen sus restos. Estas vistas generales pueden expresarse gráfica- mente en la siguiente forma : Eoceno. Acyon Anatherium Ollgoceno. Mioceno. Canis (?) paranensis Canis (?) acutus Plioceno inferior. Canis bonaerensis Canis ensenadensis II Plioceno medio. Plioceno superior \ Canis cúltridens C. a vti s Canis azaree fossilis Canis protoj ubatus Cuaternario . Canis azaree antiquus Canis lycodes c o o o M Oh C O o o c o p** o Actual. £ ■’cn O O o £ J2 O CC u .aS c a) Cd .2 c U O u ^ o c tiD cd o cd i i: 3 1 a 3 U Vi en « o cd cd cj b tí) ui c n 3 p 83 S Os o aj ú/3 S gS S3 JZ¡ Os SUB-URSID/E Muelas semi-sectoriales. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno, y á menudo con la cavidad olecraneana perforada. Cola muy fuerte. Plantigrados. UNGUICULADOS 313 Cyonasua argentina Amegh. NASUA lineo Syst. Nat., ed. XII, p 64, a. 1766. IVasua narica Lineo. Viverra nasua, Lineo, Syst. Nat. ed. XII, t. I, p. 64. Viverra narica, Lineo, Syst. Nat. ed. XII, t. 1, p. 64, a. 1766. Násua nárica,~ Buumeister; Descr. Phys, etc., I. III, p. 180, a. 1879. Nasua Socialis, Pr. Wied, Beitr. z. Naturg. Bras., etc. Rengger, Saug., Parag., etc. Nasua solitaria, Pu. Max. N. Wied., Beitr., etc., II, p. 292. Nasua rufa, DESM\KEST,*Hammal. p. 170. Nasua fusca, Desmarest, Mam-mal. p. 170. Habita la parte norte y este de la República, par- ticularmente el territorio del Chaco, el de Misiones y la provincia de Corrientes. Hasta ahora no se ha encontrado en estado fósil en nuestro territorio, aunque se ha mencionado la existencia de huesos de esta especie en los depósitos fosilíferos de las caver- nas del Brasil ; esto hace presumir que también ha habitado nuestro suelo, en donde sin duda nuevas exploraciones pondrán á descubierto sus restos. CYONASUA AMEGII. Ajieghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 17, a. 1885. Conozco este género por fragmentos de man- díbula inferior que demuestran tuvo siete muelas inferiores, cuatro premolares y tres verdaderos mo- lares. El pm.y es casi cónico y uniradiculado, y los tres siguientes mas grandes, semi-sectoriales y colocados todos oblicuamente. Los verdaderos mo- lares son tuberculosos y no divisibles en carnicero y trasmolares. La mandíbula es comprimida, de sínfisis corta y espesa, y con la apertura posterior interna del canal alveolar muy pequeña. (PI. xxr, fig, 2 y 3) Ameghino. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, P- 17* a. 1885. — Id. t. IX, p. 5, a. 1886. Esta especie está representada por un pequeño fragmento de la parte anterior del maxilar inferior del lado izquierdo, en el que se vé parte del alveolo del canino, el alveolo del pm. T? y lospm.jy 3-; y un pedazo considerable de la mitad izquierda de la mandíbula inferior con la mayor parte de la rama horizontal en la que se vé el alveolo de la raíz pos- terior del tercer premolar, los alveolos del pm. 7, el m. y ó carnicero intacto, y los alveolos de los dos trasmolares que siguen á este. Según estos fragmentos, la forma general de la rama horizontal déla mandíbula parece ser la misma que en el coatí ( Nasua) , salvo que es mas robusta en proporción de la talla del animal. Las muelas en su disposición general están colo- cadas del mismo modo que en el coatí, pero se notan algunas diferencias de detalle, como la última muela que por la disposición del alveolo parece se acercaba mas al pié de la base de la rama ascendente, los premolares están mas apretados unos á otros, y el canino se encuentra inmediatamente adelante del primer premolar, mientras que en Nasua está separado de él por un diastema bastante pro- nunciado. El primer fragmento que comprende la parte an- terior de la mandíbula, muestra la impresión interna de la sínfisis que llega Inicia atrás hasta debajo de la parte posterior del segundo premolar. El canino, según parece demostrarlo la parte existente del alveolo en que estaba implantado, parece haber sido mucho mas fuerte que en el coatí. El pm. T parece haber sido relativamente fuerte, de forma cónica, y según se desprende del alveolo simple existente, de una sola raíz ; este diente ha desaparecido en la mandíbula del coatí actual. El pm. y sigue inmediamente sin ningún espacio que lo separe del primero. Este diente es bastante fuerte, y con un pequeño rudimento decíngulo basal que partiendo del borde anterior dá vuelta por el costado interno para terminar en la parte posterior interna en un pequeño callo del que parte una arista delgada que termina en la cúspide. 40 314 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El tercer premolar (pm. 3) es también mucho mas fuerte que el correspondiente del coatí y de la mis- ma forma general que el segundo, á excepción del tubérculo basal póstero-interno que es aquí mas desarrollado, mas ancho y mas alto. Estos dos pre- molares están muy apretados y colocados mas obli- cuamente que en el género Nasua. Este fragmento proporciona las medidas si- guientes : Alto de la mandíbula debajo del pm., Alto de la mandíbula debajo del pm. 7 Largo de la barra que separa el c. 7 del pm. 7 , ( ántero-posteríor Diámetro del alveolo del pm. 7 ? l ( transverso Alto de la corona del pm. 7 ( ántero-posteríor ( transverso Alto de la corona del pm. 3 . , , c ántero-posteríor ( transverso Longitud del espacio ocupado por los tres primeros premolares Espesor de la mandíbula detrás del canino, debajo del pm. y Diámetro transverso del alveolo del canino Cm017 0.017 0.002 0.0035 0.003 0.005 0.065 0.004 0.006 0.065 0.004 0.017 0.010 0.008 El segundo fragmento, que comprende la parte posterior de la mandíbula con la base de la rama ascendente, es también de forma muy parecida á la del coatí, presentándose tan solo una diferencia algo notable en la parte posterior debajo de las dos últimas muelas, en donde la base no forma una curva tan pronunciada como en Nasua, mientras presenta una concavidad acentuada debajo del últi- mo premolar. La gran fosa mandibular externa de la rama ascendente, tampoco es tan profunda como en Na- sua, y presenta en el fondo un pozo ó agujero vas- cular que falta en Nasua ó solo está indicado por un agujerito de tercer orden, apenas visible á la simple vista. El agujero mandibular interno posterior de solo unos dos milímetros de diámetro mayor es mucho mas pequeño que en Nasua. En el lado externo, el forámen que en Nasua se encuentra debajo de la parte media del primer verdadero molar, en Cyonasua está situado algo mas adelante, debajo déla parte posterior del último premolar. La dentadura de esta parte de la mandíbula, cor- responde muy bien á la de Nasua con algunas pe- queñas desviaciones hácia el tipo de los perros. El primer agujero de la série alveolaria de esta pieza seria así el alveolo de la raíz posterior del tercer premolar. Los dos alveolos que siguen correspon- den á las dos raíces del premolar siguiente ó cuarto; de estos, el anterior muy pequeño está colocado sobre el borde externo, y el posterior de doble ta- maño avanza sobre el lado interno unos dos milí- metros mas que el anterior, de donde se deduce que esta muela estaba colocada aún mas oblicuamente que la precedente de la que debía tener con corta diferencia la misma forma, y quizás un tubérculo accesorio en su parte posterior sobre la misma línea media longitudinal, esto es, dos, como se ven en la misma muela de los perros. El diente que sigue, intacto en la mandíbula, re- sulta ser de este modo el primer verdadero molar, que en los carnívoros lleva el nombre de carnicero á causa de su tamaño mayor que los anteriores y posteriores, y de su forma comprimida y cortante. Pero en Cyonasua esta muela, de acuerdo con el tipo de los osos, ni predomina por el tamaño sobre las demás, ni presenta la forma cortante que la ha hecho designar con el nombre de diente carnicero, correspondiendo también en su forma general á la del coatí, aunque se distingue por algunos carac- téres de detalle que la acercan en algo á la de los perros. La mas importante de estas diferencias es la ausencia de la pequeña cavidad basal que se en- cuentra en la parte posterior interna del mismo diente del coatí, pero que falta también en los perros, y la presencia en Cyonsua de un fuerte callo basal posterior dividido arriba en dos tubér- culos de los que el externo mas elevado se une á línea media por una pequeña arista mientras que el interno está separado por una depresión, confor- mación casi idéntica á la de la misma muela de los perros. En la parte posterior de la cúspide central, sobre su lado externo, un poco mas arriba de la mitad de la altura de la corona, hay otro tubérculo que también se encuentra en Nasua, teniendo acá una forma completamente igual al tubérculo que presenta la misma muela de los perros sobre su costado interno. Presenta también un muy pequeño callo basal ó rudimento de cíngulo en su parte an- terior, unido á la cúspide ó tubérculo central por una arista muy delgada sobre la línea media lon- gitudinal. Las raíces en número de dos, de forma cilin- drica, salen unos dos ó tres milímetros fuera de la mandíbula. Alto de la mandíbula debajo del primer verdadero molar. . 0m016 Alto debajo de la parte posterior de la última muela 0.017 UNGUICULADOS 315 Espesor de la mandíbula debajo del primer verdadero molar Longitud de los dos alveolos del cuarto premolar. ... Alto de la corona del m. T . , , ( ántero-posterior Diámetro del m.r ! ( transverso , , . , , , ( ántero-posterior Diámetro del alveolo del m.5 J transverso , , . . , , , ( ántero-posterior. Diámetro del alveolo del m. -5 ‘ ( transverso Longitud probable del espacio ocupado por las siete mue- las Longitud de las cinco últimas muelas 0.006 0.008 0.005 0.009 0.006 0.011 0.005 0.008 0.0035 0.055? 0.038 Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos y coleccionados por el profesor Scala- brlni en las barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos del que es Director el mencionado pro- fesor. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). En mi primer trabajo sobre Cyonasua , al com- pararlo con Nasua, llegué á la conclusión de que no podía ser el antecesor del género actual, que me parecía representaba un tipo mas primitivo. Me condujo sobre todo á esta deducción el estudio de la primera muela inferior de cada uno de esos dos géneros, uniradiculada en Cyonasua y biradiculada en Nasua. Pero es que entonces no sabía que Cyo- nasua tenía un premolar de mas que Nasua, supo- niendo por analogía que el número era de tres en ambos géneros, mientras hoy sé que era de 4 en Cyonasua, de modo que el primer premolar uni- radiculado de este último género es el p. T que falta en Nasua. El primer premolar implantado en la mandíbula del género actual, es elp. 7 que es bira- diculado en ambos géneros. Ha habido, por consi- guiente, de Cyonasua á Nasua una reducción en el número délas muelas, lo que prueba que realmente el género extinguido es el antecesor del que existe no solo en el tiempo pero sí también en la série filo- genética. URSIDAE Los representantes de la familia de los Ursidx se distinguen de los demás carnívoros por la muela car- nicera que si bien es generalmente de tamaño mayor que las demás no es sectorial sino tuberculosa. La casi totalidad de las especies conocidas presentan 20 vértebras dorso-lumbares, 5 á 7 sagradas, y una cola corta, rara vez de mas de 10 vértebras. La clavícula falta ó es completamente atrofiada. El húmero raras veces presenta la perforación sobre el cóndilo interno. Cinco dedos en cada pié. Plantigrados. ARCT0THERIUM brav. Bravard, Resume dw catalogue des collections paleontolo- giques. Buenos Aires, 27 aout 1856 (M. S.) — Ca- tal. des espéces d’animaux fossiles recuillis dans l’Amér. du Sud. Paraná, 1860. Este animal, fué descubierto primeramente por el Dr. Francisco Javier Müñiz, quien depositó un fragmento de mandíbula inferior con dentadura, en el Museo de Buenos Aires, mientras entregaba por orden del Dictador Rosas otro fragmento de la misma al Almirante Dupotet que la llevó á Europa regalándola al Museo de Historia Natural de Paris. Esta pieza fué publicada en 1854-55 por el profesor Gervais bajo el nombre de Ursus bonaer ensis, casi al mismo tiempo que Bravard designaba el mismo animal con el nombre de Avctotherium latidens, pero sin dar de él ninguna descripción. Posteriormente, Burmeister y Gervais han agre- gado nuevos datos, describiendo sucesivamente la dentadura, la mandíbula, el cráneo, y varios huesos del esqueleto. Estos materiales permiten confirmar la opinión de Bravard al designar el animal con el nombre de Avctotherium , pues realmente consti- tuye en la familia de los ursideos un género particular, cuyas mayores afinidades son por un lado con el gé- nero Tremavctos actual de la América del Sud, y 316 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS por el otro coa el extinguido género Hysenarc- tos de los terrenos terciarios de Europa y de la India. El Arctotherium ha sido un animal robusto y tuerte, cuyas grandes especies superaban la talla dei Ursus speeleus y del Ursus maritimus , pero que, á pesar de eso parece fué menos carnívoro que todos los osos conocidos, y probablemente esencial- mente frugívoro. La fórmula dentaria es Eos seis incisivos superiores son parecidos á los de la generalidad de los osos, los cuatro del medio casi del mismo tamaño, y los dos externos conside- rablemente mas gruesos. Los caninos superiores son de un grueso enorme, la raíz mas gruesa que la corona, y esta un poco ob- tusa y con una pequeña arista perpendicular sobre la cara posterior, hacia el lado externo. La ausencia del p. 1 distingue con seguridad Arctotherium del Ursus pero lo acerca de Hyce- el narctos que carece igualmente del mismo diente. El p. - es pequeño, de raíz simple, y de corona cónica y baja. Estaba implantado inmediatamente detrás del canino, pero un poco hacia adentro. El p. - era de tamaño bastante mayor, y bi-radi- culado, lo que lo diferencia de Ursus para acercarlo de Hycenarctos, pero el p. - de este último estaba implantado con su eje mayor en la misma dirección que el eje de la serie dentaria, mientras en Arcto- therium está implantado oblicuamente, con la raíz anterior mas pequeña sobre la línea dentaria, y la raíz posterior mas grande colocada contra el lado interno del p. El p. -implantado inmediatamente á continuación del precedente es mas parecido al mismo diente de Ursus que al de H y cenare tos ; en este último gé- nero este diente es trilobado al lado externo pre- sentando en la corona tres puntas cónicas distintas; en Ursus es bilobado y con dos puntas, presen- tando esta misma forma el del Arctotherium, pero este tiene el tubérculo interno colocado mucho mas adentro, presentando así el diente un ancho consi- derable que lo distingue igualmente del correspon- diente del Ursus y del Hycenarctos. El m. - es de un tamaño enorme, de corona corta, muy ancha, casi cuadrada y baja, y con tres raíces distintas, una interna muy grande, y dos externas mas pequeñas. El m.-, también de gran tamaño, difiere del de Ursus por ser notablemente mas corto, y mas estre- cho en su parte posterior, y de Hycenarctos por ser al contrario un poco mas largo, presentando así una forma intermediaria entre el mismo diente de los dos mencionados géneros. Los incisivos inferiores son de tamaño mas igual entre sí que los superiores, y mas apretados unos á otros y á los caninos. Los caninos inferiores son también muy fuertes y gruesos, pero la corona aunque igualmente obtusa es un poco mas delgada que la de los superiores, y la raíz al contrario un poco mas gruesa. Los cuatro premolares inferiores son todos persis- tentes. Los tres primeros son de raíz simple y corona cónica y baja, muy pequeños aumentando un poco de tamaño del primero al tercero. El pre- molar cuarto es notablemente mas grande, con la corona mas alta, mas comprimida, y elevada en forma de cono en el medio, y está implantado por dos raíces distintas. El m. T es de gran tamaño, con corona muy tuber- culosa, angosta adelante en donde presenta un tu- bérculo muy bajo seguido de otro mucho mas ele- vado, y muy ancha atrás, con el borde del esmalte formando escotaduras y mamelones. Es este el diente mas grande de la mandíbula, y está implan- tado por dos raíces muy grandes y bien separadas. Sobre los lados laterales, particularmente sobre el interno, la muela aparece claramente bilobada en dos partes, una anterior mas angosta, y la otra pos- terior mas ancha y mas tuberculosa. El m. 2 es un poco mas pequeño, con la corona mas corta pero proporcionalmente mas ancha, igual- mente dividido lateralmente en dos partes, pero al revés del molar precedente, la anterior es conside- rablemente mas ancha que la posterior; cuando la muela empieza á ser atacada por la masticación, cada uno de estos lóbulos lleva sobre el lado externo una cúspide cónica elevada, mientras que sobre el lado interno y el anterior forma un ancho cordon de esmalte dividido por entalladuras transversales en un crecido número de pequeños mamelones. Está implantado por dos raíces fuertes y bien separadas. El m. y es considerablemente mas pequeño, con la corona casi circular, un poco mas ancha sobre el lado ex.terno que sobre el interno, baja y con una fuerte capa de esmalte fuertemente entallada todo UNGUICULADOS 317 alrededor formando una série de pequeños tubér- culos periféricos. Las raíces son también en número dedos, pero aunque fuertes están en parte soldadas. El cráneo en su configuración generales fuerte, corto y ancho, con los arcos zigomáticos muy echa- dos hacia afuera y el rostro muy corto. La cresta sagital es corta, no muy alta, lo mismo que la cresta occipital que también es relativamente baja; á pesar de eso el cráneo muestra realmente algunas afinidades con el de la H y cena,, sobre todo en su vista lateral, debido en gran parte como lo observa oportunamente Burmeister, al acortamiento sorprendente del rostro. La frente no es plana como en la generalidad de los osos existentes, sino arqueada y convexa como en el Ursus spceleus de Europa, pero difiere mu- chísimo de este por el acortamiento notable del rostro ya mencionado, como también por los arcos zigomáticos mas arqueados, mas bajos y mas del- gados, pero provistos de una apófisis ascendente opuesta á la orbitaria, notablemente mas elevada. El paladar es muy ancho y corto, sobre todo su parte anterior entre los premolares que es todavía mas corta que en II y cenar dos; la parte posterior muestra la apertura nasal palatina mas ancha que en Ursus y Hycenarctos. La mandíbula inferior es corta y gruesa, con la línea oblicua que limita la fosa maseteriana, muy pronunciada, lo que indica una gran fuerza en los músculos destinados á mover elaparato masticatorio. La sínfisis es muy fuerte y gruesa, formando una barba descendente pronunciada lo que está en rela- ción con el fuerte desarrollo de los caninos. A pesar de todo, lo grueso y obtuso de los cani- nos, la forma baja de los premolares, el ancho enorme de los verdaderos molares en proporción de su largo, los numerosos tubérculos bajos de que están pro- vistos, y la rápida desaparición de la capa de esmalte de la superficie masticatoria de las mismas muelas, prueban que el animal era de régimen esencialmente frugívoro. Del esqueleto se conocen partes aisladas. Las vértebras que se conocen se parecen en su configuración general á las de los demás osos. El húmero se parece igualmente al de los osos, pero tiene sobre el cóndilo interno una perforación que falta generalmente en los animales de este grupo con excepción del Tremar ctos , pero que se encuentra como carácter constante en el húmero de los felinos. El cúbito demuestra que el antebrazo del Arcto- therium es un poco mas corto que el de Ursus. El sacro mencionado por BuRMErsiER, se com- pone de 5 vértebras sucesivamente mas pequeñas. La cadera, también descrita por Burmeister, como igualmente el fémur y la tibia, se parecen á los mismos huesos de los osos con la única diferencia de ser proporcional mente mas fuertes. Los restos de Arctotherium hasta ahora descritos han sido atribuidos todos á la especie llamada por Gervais, Ursus bonmriensis. Sin embargo, Bravard, el fundador del género, distinguía dos especies de Arctotherium de la for- mación pampeana, que designaba con los nombres de Arctotherium latidens, y Arctotherium a n- gusticlens, pero que no han podido ser reconocidas por no haber publicado de ellas ninguna des- cripción. Afortunadamente, entre algunos manuscritos de Bravard en mi poder, se encuentran dos bosque- jos representando los cráneos de las dos espe- cies de Arctotherium , vistos por la base. Según estos dibujos que reproduzco en el Atlas, ambas especies tienen casi la misma talla, siendo el a ngus- tidens apenas un poco mas pequeño que el lati- dens, distinguiéndose además por la forma del m.T que en A. latidens es mas ancho que lai^go, y vice- versa en A. a ngusticlens. Estos dibujos permiten también reconocer que el Arctotherium latidens corresponde al Ursus bonaériensis, pero no lle- garía á afirmar que todos los restos descritos bajo este nombre sean realmente déla misma especie. Además hay una tercera especie mucho mas pequeña y mas antigua, el A. vetustum de los ter- renos oligocenos del Paraná. Las tres especies de Arctotherium* se caracte- rizan muy bien de este modo. Talla gigantesca, superior á la del Ursus spceleus de Europa. Primer trasmolar superior (m.T) un poco mas ancho que largo. A. bonaeriense. Talla apenas un poco menor, comparable á la del Ursus spceleus. Primer trasmolar superior un poco mas largo que ancho. A. cingustidens, Talla mucho menor, una mitad de la del A. boncv- rense. A. vetustum. 318 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Arctotherium bonaériense P. Gev. (Pl. n, fig. 2, 3 y 4; pl. m, fig. 1 y 2) Arctotherium bonaériense, H. Gervais y Ameghino. Los ma- míferos fósiles, etc., p. 22, 1880. Lydekker, Cal., etc., part, I, p. 159, fig. 24, a. 1885. Arctotherium latidens, Bravard. Resumé du catal. etc., (M. S.) 1856. — Catal. des Esp. etc., 1860 (nomen nudum). Arcloidotherium latidens, Bravard, 1853 (M. S.) Ursus bonaériensis, P. Gervais. Zool. et Paleont. Franca i- ses, vol. I, p. 189, a. 1848-52. — Id. Ann. d. Scien- ces nat, 4a ser. Zool. p. 337, pl. 5, fig. I.— Id. Re-, cherch. sur les mam. foss. de l'Amér. Mér. p. 7, pl. I, fig. 1, 1855. — Id. Zool. et Paleont. gener. p. 131. —Id. en Compte-rend. hebd., t. LXV, p. 282, 1867. —Id. Memoire de la Societé Geol. d. Frunce, 2e ser., t. IX, mera. 5, p. 16 y sig. pl. 24. Burmeister, Anal, del Mus. Pub. de R. A., t. I, p. 144. — Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 170, a. 1879. — Id. Atlas de la Dése. Phys. etc., pl. 11, a. 1881. Esta especie ha sido de un tamaño colosal, sobre- pasando en mucho el del Ursus speeleus de Europa. Las piezas mas importantes del esqueleto, como ser la dentadura, la cabeza y los huesos largos de los miembros, han sido descritos ó figurados por Bur- meister y Gervais. Según el dibujo de Bravard, el m. 1 de esta espe- cie es de forma cuadrangular, un poco mas ancho sobre el lado externo y mas angosto sobre el in- terno, distinguiéndose sobre todo por su diámetro transverso un poco mayor que el diámetro ántero- posterior, carácter que parecen confirmarlos dibujos publicados por Gervais y por Burmeister. El m. 1 es igualmente muy ancho, particularmente en su parte anterior. El último premolar, p. i, participa de esta con- formación por su tubérculo del lado interno colocado muy adentro, dando á este diente un ancho consi- derable. El espacio ocupado por los pm. 1 y - es muy pe- queño, formando una pequeñísima parte del espacio longitudinal ocupado por las muelas. Diámetro del p. Diámetro del m. I Diámetro del m. 2 4 (" ántero-posterior...... ( transverso , ( ántero-posterior i transverso Í ántero-posterior transverso \ ade'ante‘ ( atras. . . . 0m030 0.022 0.030 0.035 0.050 0.035 0.020 Diámetro del canino inferior, en el cuello ^ ántero-posterior ( transverso Diámetro del p. j \ ántero-posterior ( transverso Diámetro del p. T \ ántero-posterior Diámetro del m. T \ ántero-posterior t transverso Diámetro del m. 7 í ántero-posterior { transverso Diámetro del m. y j ántero-posterior Largo del cráneo de la cresta occipital á los alveolos de los incisivos Mayor diámetro transverso entre los arcos zigomáticos Longitud del paladar Longitud de la mandíbula inferior Diámetro transverso de los cóndilos de la mandíbula Alto de la rama horizontal debajo del m. y Largo del húmero (individuo pequeño) Longitud del cúbito Distancia entre los puntos mas alejados de los ilíacos Distancia entre los bordes superiores de las cavidades co- tiloideas Distancia entre las tuberosidades isquiáticas Largo de la sínfisis del pubis Longitud del sacrum Diámetro de la cavidad cotiloidea Longitud del fémur Longitud de la tibia 0.036 0.028 0.011 0.018 0.020 0.012 0.041 0.029 0.037 0.021 0.023 0.020 0.400 0.280 0.193 0.330 0.095 0.076 0.490 0.350 0.350 0.250 0.300 8.180 0.200 0.080 0.620 0.360 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con bastante frecuencia en la provincia de Buenos Aires, particularmente en los bancos de tosca del fondo del Rio de la Plata, y en la base de las barrancas del rio Paraná. Horizonte. — Parece que es exclusiva de los horizontes inferiores de la formación pampeana (plioceno inferior). Arctotherium angusticleus Brav. (Pl. ii, f. i) Bravard, Resumé etc., 1856, (M. S.J. — Id. Catal., etc., 1860, ( nomen nudum). H. Gervais y Ameghino, Los mam. fos. etc., p. 24, a. 1880. La especie es apenas un poco mas pequeña que la precedente, de la que, según el dibujo de Bravard se distingue inmediatamente por el m. 1 un poco mas ancho atrás, ménos cuadrado y mas alargado de adelante hácia atrás de manera que presenta su diámetro ántero-posterior bastante mayor que el diámetro transverso. El m. - es también mas angosto que el corres- pondiente déla especie anterior, pero relativamente UNGUICULADOS 319 mas ancho en su parte posterior. Tanto las dos muelas verdaderas mencionadas, como también el último premolar, son bastante mas pequeños que los mismos dientes del Arctotherium bonaerense. El premolar 1 también fué de tamaño menor y con los alveolos desús dos raíces mas próximos el uno al otro, pero el espacio que separa el p.-del canino es un poco mayor que en A. bonaerense , lo que parece indicar que el acortamiento del paladar y del rostro en su parte anterior era algo menor que en la otra especie. He aquí las medidas de algunas partes del cráneo según el dibujo de Bravard: Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos Longitud del espacio comprendido entre el canino y p. 3 . . Diámetro del p. i í ^tero-posterior ( transverso Diámetro del m. I S "««-posterior ( transverso Diámetro de! m. 1 i ¿“tero-posterior ( transverso Longitud del espacio comprendido entre la parte posterior del canino y la parte posterior de la última muela.. ..... Ancho del paladar entre los p, - Longitud del cráneo Ancho máximo del cráneo 0.072 0.021 0.025 0.019 0.030 0.021 0.042 0.024 0.129 0.092 0.390 0.300 Localidad. — La especie se encuentra en la pro- vincia de Buenos Aires, pero sus restos son mucho mas escasos que los de la especie precedente. Horizonte. — Los restos rocojidos por Bravard y algunos otros de que tengo conocimiento, referibles á esta especie, parecen proceder de los horizontes superiores de la formación pampeana, anteriores al piso lujanense. Arctotlierium vetustum Ajiegh . (Pl. XXI, fig. 1) Ameghino, Bol. de la Accul. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 20. a. 1885. Este animal está representado por un fragmento de la parte posterior de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas, cuyo examen demuestra evidentemente y á primera vista que se trata de un representante del género Arctotherium de la for- mación oligocena del Paraná, pero es mas difícil determinar con exactitud si se trata de una especie idéntica á las del terreno pampeano, ó distinta, pues á mas de ser la pieza bastante incompleta, procede de un individuo muy viejo, de modo que la corona de los molares está muy gastada por la masticación, habiendo desaparecido con la usura los caractéres que hubieran permitido establecer una diagnosis exacta. Sin embargo, razones distintas me inducen á con- siderar este animal como diferente de los pampeanos, con un número tal de probabilidades que autorizan su separación como especie distinta. En efecto, la época geológica que separa la forma- ción pampeana, de la parte intermedia de la forma- ción patagónica, es tan grande, que se hace difícil admitir existan especies de mamíferos que hayan permanecido invariables durante un espacio de tiempo tan inmenso como el que habría sido nece- sario para que una misma especie se encontrara re- presentada en ambas formaciones. Sabemos además que la mayor parte de los géne- ros del piso mesopotámico son distintos de los de la formación pampeana, y que cuando eu las formacio- nes antiguas se encuentran los mismos géneros que en las modernas, un exámen atento ha siempre de- mostrado que las especies eran diferentes. ¿Sería el Arctotherium una excepción á esta regla? ¿Habria permanecido invariable mientras que todos los de- más mamíferos se modificaban? No es de creer. Pero, á pesar de lo incompleto de esta pieza y del desgastamiento de los molares, encontramos al- gunas particularidades que nos permiten separarla como específicamente distinta del Arctotherium bonaerense del pampeano inferior. En esta especie, la última muela inferior es de figura casi circular, con dos diámetros iguales; en el A. vetustum es de dos diámetros bastante diferentes, con una forma mas prolongada, muy ancha en su parte anterior y mas estrecha en la parte posterior. La penúltima muela inferior del A. bonaerense de figura alargada, tiene con muy cortísima diferen- cia el mismo ancho atrás y adelante; en el A. ve- tustum la misma muela es ancha adelante y bastante mas angosta atrás. Estas diferencias son ya bastante notables para hacer creer que no se trata de la misma especie; pero hay otras todavía mas impor- tantes que confirman las precedentes, y se refieren al tamaño relativo de ambos animales. El A . bonaerense es el carnívoro mas colosal que hasta ahora se conozca, sobrepasando de mucho la talla del Ursus spceleus el mas grande de los carnívoros fósiles y existentes delantiguo continente. 320 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La penúltima muela inferior de un individuo del A . bonaerense que no es de los mas grandes, tiene 35 milímetros de largo y 25 de ancho en su parte anterior. El mismo diente de un Ursus spce- leu-s tiene 31 milímetros de largo y 21 de ancho en su parte anterior. En el A. vetustum la misma muela que ya he dicho es de un individuo muy viejo y ha alcanzado por consiguiente su completo desarrollo, solo tiene 26 milímetros de largo y 22 de ancho en su parte anterior. Resulta de esto, de una manera evidente, que el A. vetustum es una especie distinta, que difería del A. bonaer tense en algunos pequeños detalles de forma que aumen- tarán probablemente de importancia cuando conoz- camos otras partes del esqueleto, y por un tamaño relativamente muy pequeño, inferior al del mismo Ursus apee leus de Europa, aunque algo mas robusto que este en proporción de la talla. Dimensiones Espesor de lañnandíbula debajo del borde alveolado de la última muela 00.26 Alto de la mandíbula debajo del penúltimo molar inferior.. 0.051 Diámetro ántero-posterior del penúltimo molar inferior 0.020 Diámetro transverso del c en la parte anterior 0.022 penúltimo molar. ( en la parte posterior 0.018 Alto de la corona de la misma muela, ya muy gastada, plana y casi sin esmalte en la superficie masticatoria. . . . 0.009 Diámetro ántero-posterior de la última muela 0.020 Diámetro transverso de la í en la parte anterior 0.018 última muela inferior. ( en la parte posterior 0.014 La forma ancha de las muelas, el modo de des- gastamiento, y el espesor de la capa de esmalte que las cubre demuestra que el régimen del animal era mas herbívoro que carnívoro, y que se alimentaba sin duda de sustancias vegetales bastante duras. Localidad. — Esta pieza ha sido recojida por el profesor Scalabruni en las barrancas del Paraná en Villa Urquiza, y pertenece al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). La dispersión geográfica del género Arctothe- rium parece ser muy vasta, pues el profesor Cope menciona una especie norte americana encontrada en los terrenos pliocenos de California que designa con el nombre de Arctotherium simum” (Ameri- can Naturalist, 1879), lo que no deja de llamar la atención recordando que no se han encontrado otros representantes en los países intermediarios, á lo menos que pertenezcan con seguridad al men- cionado género. En el Brasil también existió un oso de talla considerable, descubierto primeramente por Lund que lo consideró al principio como un repre- sentante del género Nasua, que denominó sucesi- vamente Nasua brasiliensis y Nasua ursina, reconociendo después que se trataba de un verda- dero oso, que lleva desde entonces el nombre de Ursus brasiliensis ; Buraieister en sus primeros trabajos sobre los fósiles de la Pampa identificó este animal con el Arctotherium bonaerense, pero erróneamente, pues se trata de un animal bastante mas pequeño, seguramente de especie distinta, y que á juzgar por los pocos restos conocidos es de formas mucho menos robustas, con caninos mas del- gados y premolares mas sectoriales, lo que prueba que tampoco se trata de un verdadero Arctothe- rium, sino de un representante del género Ursus, ó sino una especie extinguida de gran talla del sub- género Tremar ctos , especial aún en la actualidad de la América del Sud. Este sub-género está repre- sentado por una sola especie, el Tremarctos orna- tus, que no se conoce hasta ahora en estado fósil, pero en cambio se encuentran en las cavernas del Brasil, y probablemente en las capas cuaternarias mas modernas, restos del género Nasua cuyos carac- téres son idénticos á los de la especie ó especies actuales, puesto que tampoco los naturalistas están de acuerdo sobre si las llamadas Nasua socialis y Nasua solitaria constituyen realmente dos especies distintas ó una sola. Las dos especies pampeanas, A. bonaerense y A. angusticlens, son los descendientes probables del representante mas antiguo de dicho género descrito con el nombre de A. vetustum. UNGUICULADOS 321 MUSTELIDAE Los mustelinos tienen un sistema dentario reducido, particularmente en el número de los verdaderos molares, aunque no tanto como los felinos. El húmero presenta la perforación sobre el cóndilo interno, y son todos digitígrados. LUIRA STORR- Form. dent, § i. \ c. m - ( f + t ) — 3G. Lutra paranensis Reng. Luirá paranensis, Rengger, Sáugethi. v. Parag., p. 158. Wacner. Schreber, Suppl. II, p. 261, u° 5. Burmeister, Reise d. d. La Plata, St. II, p. 410. — Id. Descr. phis., etc., t. II T, p. 166. I.utra platensis. Waterhouse, Zool. of llie Beagle. t. II, Mamm., p. 21, pl. XXXV. Wagner, Schreber, Suppl. II, p. 252. La especie habita el Rio de la Plata, el Paraná, y sus afluentes. Se han encontrado algunos restos de una nutria fósil pero demasiado incompletos para permitir una determinación específica exacta, pero como ellos proceden de formaciones relativamente recientes es probable que pertenezcan á la especie actual. Localidad. — Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujauense de la formación pam- peana, y piso plateóse de la formación cuaternaria. GALICT1S BELL- Form. dent. f i. fe. f m. (f + f + f ) = 34. Guio barbarus, Cuvier, Regué anim. I, p. 141. Desmarest, Marnmal., p. 177. Rengger, Süugeth , v. Parag., p. 119. Guio canescens, Licíitenstein, Doub. d. zool. Mus., 4. Viverra poliocephala, Traill, Mcm . of Ihe Werner. Soc. III, p . 440, pl. 23. /, a taira, Buffon, ílist.Nal. Suppl., VII, p. 250, pl. LX. Laira, Fr. Cuvier y Geoffroy, Hist. Nal. de marníf. III, livr. 56. Hurón mayor , Azara, Quadr. etc... t. I, p. 172. Galklis bárbara (Lineo) Wiegman, Arch. etc. 1838, 1, p. 273. Wagner, Schreber, Suppl. II, p. 214. Burmeister, Syst. Ubers. etc., 1, p, 108. — Id. Descr. phys. etc. , t, III, p. 157. La especie habita la parte norte de la República, particularmente el territorio del Chaco. No se ha en- contrado hasta ahora en estado fósil en la Repúbli- ca Argentina, pero el Dr. Lund menciona sus restos en las cavernas fosilíferas del Brasil. Galictis vittata Lin. Viverra vittata, Gmelin, Lineo, Syst. nat., I, p. 86. Schreber, Sáugeth., etc., III, p. 447. Guio vittatus , Cuvier, Regn. anim., 1, p. 141. Desmarest, Mammal., p. 175. Rengger, Saugeth. v. Parag., p. 126. Ursas brasiliensis. Thunb., Act. Petrop., IV, p. 401. Galiclis vittata, Bell., Zool. Journ., t. II, p. 551, a. 1826. — Id. Transad, zool. Soc., II, p. 203, pl. 35. Watherhouse, Zool. of the Beagle, II, Mamm. Wagneb-Sch beber, Suppl. II, p. 215. Gay, Fauna chilena, t. I, p. 51. Gillis, Unii. St. astr. nav. exp., t. II, p. 165. Burmeister, Syst. Ubers, etc., p. 109. — Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 158. Galictis barbara Lin. Musida barbara. Lineo, Syst. nat., t. I, p. 66. Pr. M. de Wied, Beitrag. etc., II, p. 310. La especie habita toda ¡a extensión de la Repú- blica Argentina al norte del rio Negro. Hasta ahora no se han encontrado restos de ella en estado fósil en la República Argentina, lo que es sorprendente dada su gran abundancia y su vasta extensión geo- *u 322 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS gráfica en la época actual, pero elDr. Lxran mencio- na restos fósiles de Galictis vittata de los depósi- tos fosilíferos de las cavernas del Brasil, lo que ha- ce creer que también debe existir fósil en nuestro territorio, pero que hasta ahora no se han encontra- do sus restos. MEPHBIS cuv. Cuvier . Régne animal, l. II, p. 146. Este género es exclusivo de América, distinguién- dose por una talla relativamente inferior á la del gato doméstico, y por la fórmula dentaria siguiente I i- T C. f III. f|- -f- T + y) = 32. Conozco de la República Argentina cuatro repre- sentantes de este género, el actual Mephitis suffo- cans, y tres extinguidos, que se distinguen por los siguientes caractéres. Talla mediocre. Longitud del carnicero y trasmo- lar superiores, 12 milímetros. M. suffocans. Talla mayor que la de la especie existente, M. suffocans. Longitud del carnicero y trasmolar superior 16 milímetros. M. primceva. Talla bastante menor que la de M. suffocans, pero dientes mas grandes y mas fuertes. Longitud del carnicero y trasmolar_superior 14 milímetros. M. mercedensis. Talla menor que la de M. suffocans y dentición igualmente mas pequeña y mas fina. M. cordubenssi. Mephitis suffocans III. Mephitis suffocans, Illiger, Verh. d. Kon. Altad, de Wis- sench. z. Berlín, 1811, p. 129. Lichtenstein, Verh. d. Kon., etc., a. 1836. p. 276. — Id. Darst. neuer Sdugeth., pl. 48. fig. I. Wagner, Schreber, Suppl. t. II, 193. Burmeister, Syst. Ubers, etc., t. I, p. 111. — Des- crip. Pliys. etc., t. III. p. 163, 1879. Mephitis patagónica, Lichtenstein, Verh. d. Kon. etc. a. 1836, p. 275. Wagner-Schreber, Suppl., t. II, p. 194. Gay, Fauna chilena, t. I, p. 50. Burmeister, Reise, etc., t. II, p. 409. Mephitis castanea, Gervais en D’Orbginy, Voy , dans l’Amé- rique Mér., t. IV, Mamm., p. 19. Conepatus Humboldiii , Gray, en ion don, Magas, of nat. hist., t. I, p. 581. Ameghino, La ant. del homb. etc., t. I, p. 619, a. 1880. Y aguará, Azara, Apuntes, etc., 1. 1, p. 137. Esta es la única especie del género actualmente existente en la República Argentina, de la que tam- bién se han encontrado restos en las capas sedimen- tarias mas superficiales. Localidad. — Rio Lujan y Cañada de Rocha en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Parte superior del piso platense (cuaternario superior). Mephitis primseva Burm. Mephitis primceva. Burmeister, Anal, del Museo Púb. de Buenos Aires, t. I, p. 144. — Id. Iiescrip. Phys. de la Rep. Arg . , t. III, p. 164, 1879. Conepatus primcevus. (Burm.) Gervais y Ameghino, Los ma- míf. fós. etc., p. 30, a. 1880. Esta especie ha sido fundada por Burmeister so- bre un cráneo fósil bastante bien conservado, y muy parecido al déla especie actual, pero cuyo tamaño es de un tercio mayor, lo que cree basta para distin- guirlo, y considerarlo como de una especie extin- guida de mayores proporciones que la existente. El autor no dá otros caractéres distintivos que la diferencia de tamaño que pone en evidencia por las medidas siguientes : La mandíbula inferior tiene desde los incisivos hasta los cóudilos articulares 54 milímetros de lar- go en el M. primceva y solo 42 milímetros en el M. suffocans. En la especie fósil, el carnicero y el trasmolar superior tienen 16 milímetros de largo, y en la especie actual solo 1 1 milímetros. La dentadu- ra completa de la mandíbula superior tiene 35 mi- límetros de largo en el cráneo fósil y tan solo 25 milímetros en el de la especie actual. Los seis inci- sivos superiores ocupan un espacio de 15 milíme- tros de ancho en la especie fósil y de solo 10 milíme- tros en la viviente. Estas diferencias de tamaño son realmente dema- siado notables y no permiten reunir los dos animales en uua misma especie. Localidad. — Este cráneo se ha encontrado en el mismo municipio de Buenos Aires al cavar un pozo de balde, en la arcilla colorada, á unos 7 metros de profundidad y se conserva en el Museo Nacional de Buenos Aires. UNGUICULADOS 323 Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceuo superior). Mephitis mereedensis Amegh. Conepatus mereedensis (Amegh.), Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 28, a. 1880. Triodon mereedensis , Ameghino, ibid. — Id. Journal de Zool., a. 1875, p. 527. Fundé esta especie sobre un cráneo casi intacto encontrado cerca de Mercedes, procedente de un in- dividuo tan viejo que ya no muestra trazas de su- turas. El cráneo de esta especie es mas corto que el de la especie existente en la provincia de Buenos Ai- res, pero es proporcionalmente mas ancho y mas ro- busto, distinguiéndose por consiguiente también del Conepatus primsevus de Burmeister, cuyo cráneo ss al contrario de tamaño considerablemente mayor que en la especie actual. El rostro del C. Merce- clensis es mas corto que en el zorrino actual. La cresta sagitales larga, estrecha y elevada. Los cón- dilos occipitales son pequeños. La apertura nasal posterior se encuentra situada mas adelante, inme- diatamente después del último molar, y la apertura nasal anterior es de tamaño reducido. La última muela tuberculosa superior es de tamaño relativa- mente considerable. El carnicero inferior es igual- mente de gran tamaño, ancho y muy tuberculoso. Conepatus Conepatus Conepatus mereedensis HumbolcUii prirnsevus Longitud del cráneo de los incisivos ú los cóndilos occipitales 0.059 0.066 Longitud de la serie dentaria superior del último molar al incisivo medio. . . 0.027 0.026 0.035 Ancho de los seis incisivos superiores. . 0.010 0.010 0.015 Longitud de las dos últimas muelas su- periores 0.014 0.012 0.016 Longitud de la mandíbula inferior, de los cóndilos articulares á los incisivos, . . 0.010 0.012 0.055 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas superiores Diámetro de la muela ^ ántero-posterior 0.017 0.008 0.0155 0.008 tuberculosa superior, (transverso 0.010 0.009 Diámetro de la muela ( ántero-posterior 0.009 0.008 carnicera inferior... ( transverso 0.006 0.005 Longitud de las cinco muelas inferiores Ancho del cráneo detrás de los arcos zi- 0.215 0.022 gomáticos Ancho del rostro adelante de los arcos 0.032 0.032 zigomáticos 0.024 0.024 Estas medidas demuestran de una manera bas- tante evidente que el Conepatus mereedensis cons- tituye una especie distinta de tamaño bastante me- nor que la existente, pero de dentadura mas fuerte y robusta. Localidad. — Arroyo de Frias, en el partido de Mercedes, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Mephitis cordubensis n. sp. (Pl. I, fig. 20, 21 y 23) Solo conozco de esta especie fragmentos de un cráneo que ha existido entero, pero ha sido com- pletamente destrozado por los trabajadores, pues lo he recogido en fos materiales procedentes de una ex- cavación. Las partes que se conservan son : un frag- mento de maxilar superior izquierdo, con el canino, el premolar y el carnicero, el canino superior dere- cho, el último premolar inferior, y el carnicero infe- rior del lado derecho, conjuntamente con algunos otros fragmentos informes. Estos fragmentos proce- den de un individuo completamente adulto, y de edad ya bastante avanzada, pero todos los dientes son de menor tamaño, mas cortos, mas angostos y de corona mas baja que los de la especie actual aún en fos individuos de mas pequeña talla, de manera que prueban proceder de una especie extinguida mas pe- queña. El canino superior es de corona mas comprimida que en la especie actual, y bastante mas baja, pre- sentando el ángulo basa! interno y posterior casi ru- dimentario, mientras es bien desarrollado en la es- pecie existente. La corona solo tiene 6 milímetros de alto. El p. - tiene la misma forma que en la especie existente, con la diferencia de ser un poco mas pe- queño, con la corona mas baja, y el callo basal pos- terior é interno mucho menos desarrollado. El p. - ó carnicero superior es también mas cor- to y de corona mas baja, con la prolongación secto- rial posterior separada de la cúspide elevada ante- rior por una fuerte depresión transversal apenas indicada en la muela de la especie existente. El ca- llo basal interno es mas ancho, pero mas corto y mas redondeado, y el reborde de esmalte basal de la ca- ra anterior muy fuerte en el diente de la especie actual, está apenas indicado en la especie fósil. Este diente tiene 0m0055 de diámetro ántero-poste- 324 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS rior, 0"'0046 de diámetro transverso, y la corona sobre el lado externo solo 4 milímetros de alto. Es- tos tres dientes, el canino, el premolar y el carni- cero, ocupan un espacio longitudinal de 13 milíme- tros, apenas 2 milímetros menos que en la especie actual, pero hay que tener en cuenta que en esta el canino está apenas separado del premolar, y el pre- molar se toca con el diente carnicero, mientras en la especie fósil los tres dientes están bien separa- dos por diastemas regulares. El p. j se distingue igualmente por la corona mas corta, mas baja, y por el callo basal posterior interno poco desarrollado. El m. T es de la misma forma general que el de la especie existente pero con sus tres tubérculos có- nicos anteriores mas bajos y mas romos, y con el ta- lón posterior relativamente mas ancho, mas redon- deado, y con la cavidad central mas grande y mas profunda. Las dimensiones déla muela son apenas un poco inferiores á las de la especie actual. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en el gran desmonte del ferro-carril á Mala- gueño en la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense (plioceno supe- rior). LYNCODON p. gervais P. Gervais en el Dict. univ. d’hisl. nal., de Cu. I)’Or- bygny, t. IV, p. 685. Es este uno de los géneros mas particulares de la familia de los mustelinos, particularmente por su forma dentaria, f i. y c. f m. (y + { -j- j) — 28, que ha alcanzado el máximum de reducción de este grupo. Actualmente está representado por una sola espe- cie, el lyncodon patagónicas P. Gervais Lyncodon patagonicus, P. Gervais, Ob. y pág. citada. D’Orbigny, Voy. d. l’Amér. Mer., IV, 2. Mammíf. p. 20. Burmeister, Descr. Phys. etc., t. III, p. 161. De Blainville, Osteographie, gente Mustela, p. 42. Mustela Quiqui., Burmeister, Reise d. d. La Plata, St.. II, p. 408. La especie habita la parte austral de la República y está en vía de rápida extinción. No se ha encon- trado en estado fósil, pero se han recojido los restos de otra especie, que sin duda es su antecesor, el Lyncodon lujjanensis Amegh. (P!. I, fig. 2-2) Amegiiino, Rápidas diagnosis de rnaniíf. fos. nuevos, p. 6, n° 3, Febrero de 1888. Este animal está representado por una cabeza casi completa encontrada por mi hermano Carlos Ame- g tuvo en el pampeano lacustre de la Milla de Lujan. Esta pieza indica un animal de talla un poco mas considerable que la única especie actualmente exis- tente de este género. Nótase á primera vista que la parte posterior del cráneo es relativamente mas ancha y mas hinchada. Otra diferencia considerable aparece en la cresta sagital que, en la especie actual aunque no muy elevada presenta un largo consi- derable, mientras al contrario en la especie fósil las crestas temporales se pierden sobre la línea me- diana sin formar una cresta sagital, viéndose en vez de ella una sutura sagital que separa ambos parieta- les, sutura que desaparece en la especie actual con la primera edad apareciendo ambos parietales soldados. El estrechamiento que se encuentra inmediata- mente detrás de las apófisis post-orbitarias no es tan pronunciado como en la especie existente, teniendo acá el cráneo un ancho mínimo de 13 milímetros, mientras en la especie actual es de solo 10 milíme- tros, constituyendo este uno de los distintivos mas aparentes para separar la especie fósil de la actual. Adelante de este estrechamiento empieza el rostro que, en la especie actual se levanta hacia arriba for- mando una pequeña convexidad, mientras en la es- pecie fósil el rostro es mas plano formando una con- tinuación mas uniforme de la parte posterior del cráneo. La apófisis post-orbitaria es menos desarro- llada que en la especie actual, pero el agujero subor- bitario es un poco mas grande. En cuanto á la dentadura preséntase casi idéntica en ambas especies, notándose tan solo que el diente carnicero superior de la especie fósil es bastante ancho, con un callo basal anterior, y un talón ante- rior interno mas extendido . Ancho de la parte posterior del cráneo 0m026 Longitud del cráneo de los incisivos á la cresta occipital. . 0.053 Ancho del cráneo en su parte mas angosta detrás de las apófisis post-orbitarias 0.013 UNGUICULADOS 325 Ancho del rostro entre las apófisis post -orbitarias 0.016 Ancho del rostro adelante de las órbitas, 0.015 Diámetro del carni- C ántero-posterior 0.006 cero superior. £ transverso en la parte anterior 0.0035 Longitud de las tres muelas superiores 0.0105 , , , . . „ . C ántero-posterior 0.007 Diámetro del carnicero inferior \ tnmsverso 0.0025 Longitud de las tres muelas inferiores 0.012 He recojido una mandíbula de la misma especie en la ciudad de Córdoba. Esta es la única especie fósil que se conoce de este género, y es de mencionarse la circunstancia de haber sido encontrada en regiones en que nunca se ha mencionado la existencia de la especie actual que recien aparece mas al sur de las sierras del Tandil, en donde asimismo es excesivamente rara. Localidad. — Tilla de Lujan en la provincia de Buenos Aires, y Córdoba en el interior de la Repú- blica. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) y piso bonaerense de la formación pampeana. Como se vé, los mustelinos fósiles de la República son hasta ahora bastante escasos, y casi todos del género Mephitis, del que también ha descubierto Lund una especie fósil en las cavernas del Brasil que denomina Mephitis fossilis dando el dibujo de un cráneo que prueba era mas largo que el de la especie actual, y de proporciones mayores, así que no sería imposible que esta especie fuera idéntica al Mephitis primseva de Burmeister, duda que solo podrá resolverse cuando se posean ilustraciones de esta última que permitan comparaciones con las publicadas por el naturalista dinamarqués. Sorprende que en medio de tantos fósiles como se han recojido en nuestro país, no se haya descubierto hasta ahora una sola especie del género Galictis, ni aún en los depósitos mas superficiales de la época cuaternaria, cuando las dos especies actualmente vivientes son comunes en el país, y llama todavía mas la atención que se hayan encontrado en cierta abundancia en los depósitos de las cavernas del Brasil, en donde Lund ha encontrado fósiles las dos especies actuales Galictis vittata y Galictis bar- bara, una tercera especie de caractéres intermedia- rios entre las dos precedentes, que denomina Ga- lictis intermedia, y una cuarta de tamaño mas considerable que designa con los nombres de Galic- tis robusta, ó major. El mismo naturalista, cita como fósil en los mis- mos depósitos la nutria actual del Brasil, llamada Lutra brasiliensis, déla que tampoco se han encon- trado restos fósiles en nuestro suelo. Bravard menciona un mustelino fósil de la for- mación pampeana que denomina Mustela ameri- cana, pero el nombre no ha sido acompañado de ningún dato que pudiera permitir averiguar, que es la pretendida Mustela. Probablemente se trata de una especie del género Mephitis, y como de todos modos no será nunca posible saber á cuál de ellas se refería, conviene rayar definitivamente este nombre de los catálogos. En lo que concierne al género Mephitis los mate- riales recojidos, permiten encadenar las diferentes especies en un orden filogénico casi seguro. La es- pecie mas primitiva que es sin duda el tronco de las demás es el M. cordubensis , que sin duda es el antecesor directo de la especie actual, mientras que otras de sus modificaciones han producido las formas extinguidas designadas con los nombres de M. pri- mceva y M. mercerclensis probablemente en la forma que lo indican las líneas siguientes : tn ‘en S 0 X2 tn O O s Es también probable que el L^yncodon lujanensis sea el antecesor del Luncoclon patagonicus. FELÍDAE Sistema dentario muy reducido por la desaparición de varios molares yípremolares. Muela carnicera muy desarrollada. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno pero sin perforación intercondiliana. Clavículas bien desarrolladas. Digitigrados y con falanges ungueales retráctiles. 326 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FE LIS lix- Lineo, Sysí. Nal., ed. 12, vol. 1, p. 60, a. 1766. Fórmula dentariaf i.f c.| m.(| pm. £ cr.§ tbr.) = 30. Entre existentes y extinguidas, se conocen 1 1 es- pecies argentinas de este género, que se distinguen por los caractéres expresados en la tabla adjunta : Especies pequeñas, cuyo largo, excluida la cola no llega á 80 centímetros. Especies unicolor. Especies discolor ó tricolor. Color gris-oscuro uniforme. Longitud de la cabeza y tronco 64 centímetros. F. Yaguarundí. Color gris-rojizo uniforme. Longitud de la cabeza y tronco 60 centímetros. F. eyra. Pelo largo, de apariencia lanosa, gris-ceniza un poco amaril- loso con manchas alargadas mas oscuras. Longitud de la cabeza y tronco 61 centímetros. F. pajero. Fondo gris-claro con pequeñas manchas oscuras bordadas de amarillo. Longitud de la cabeza y tronco 58 centímetros. F. colocolo. Fondo gris-amarilloso con manchas negras y dos líneas ne- gras, longitudinales, paralelas, en la parte superior del crá- neo. Longitud de la cabeza y tronco 55 centímetros. F . Geoffroyi. Fondo amarillo-claro con manchas negras, y cuatro estrías negras en el vértice de la cabeza que se continúan sobre el dorso en forma de lineas de manchas negras ovaladas. Lon- \ gitud de la cabeza y tronco 67 centímetros. F. milis. Talla aproximada á la del jaguar. Hocico largo. P. i de 30 mi- límetros de largo. F. longifrons. Frente convexa y cresta sagital corta y baja. Especies de gran talla cuyo largo excluida la cola pasa de 1 metro. Frente deprimida y cresta sagital lar- ga y alta. Depresión en forma de ca- naleta entre ambos na- sales únicamente sobre el tercio anterior de es- tos. Depresión entre los nasa- les, de toda la longitud de estos hasta los fron- tales. Talla relativamente pequeña. Hocico corto. P.-¡ sin tubér- culo basal-ántero externo y / de 23 milímetros de largo. F. concolor. f Talla intermediaria entre la de las dos especies precedentes. P. i con un tubérculo acce- sorio ántero-externo y de 28 , milímetros de largo. F.platensis. Largo del p. L 31 milímetros. F. onga. Largo del p. i-, 34 milímetros. F.palustris. UNGUICULADOS 327 Felis Yaguarundí Azara Azara, Apuntes , etc., t. I, p. 3 56, n° 16. Bengger, Sáugeth. v. Parag., p. 203. Desmarest, Mammal. p. 230. Temminck, Monn. mamm., I, p. 139. Pr. Wied, Beitr. etc., II, p. 379. Waterhouse, Zool. of the Beagle, II, p. 16, pl. 8. Wagner, Schreber, Suppl. II, p. 512. Burmeister, Syst. Ubers. etc., I, p. 90. —Id. Descr. phys. etc., t. III, p. 135. Esta especie habita la región setentrional de la República. Hasta abora no se ha señalado en estado fósil. Felis evra Azara Azara, Apunt. etc. Rengger, Sáugeth., v-. Parag. Burmeister, Syst. Ubers, etc., I, p. 90. Habita la parte N. E. de la República, en el Chaco setentrional. Hasta ahora no se ha señalado en estado fósil en la República Argentina ni en los países vecinos. Felis pajero Azara. Azara, Apunt. para la hist. etc., t. I, p. 160. Desmarest, Mammal., p. 231. Waterhouse, Zool. of the Beagle, I, p. 18, pl. 9. Gervais en Guérin, Mag . d. Zool., a. 1844, pl. 59. — Id. Zool. de la Bonite, I, p. 34, pl. 7, íig. 1 y 2. Wagner-Schreber, Suppl. II, p. 545. Gay, Faun. chil. , I, p. 69, pl. 4. Gnus, Unit. St. astr. exped., II, p. 164. Philippi en Wiegman, Arch. f. Naturg., 1873, p. 13. Burmeister, Reise d. d. La Plata, St. II, p. 398. — Id. Descr. phys. etc., p. 128. Habita casi toda la llanura argentina. No se conoce en estado fósil. Felis colocolo Mol. Felis colocolo, Molina, Saggio sulla st. nat. del Chili, etc., p. 296. Gay, Fauna, chil., t. I, p. 71. Philippi en Wiegman, Archiv. f. Naturg. a. 1870. t. I, p. 41.— Id. a. 1873, t. I, p. 13. Burmeister, Descrip. phys. etc., t. III, p. 126. Felis Jacobita, Cornalia, en Memoria della Soc. Ital. di scienc. nat., vol. I, 1865. Habita las regiones de la cordillera. No se conoce en estado fósil. Felis Geoffroyi Gerv. Felis Geoffroyi, Gervais, Bullet. de la Soc. philom. d. Pa- rís, 1844, p. 40. — Id. en Guérin, Magas, de Zool., 1844, Mamm., pl. 58. D’Orbigny, Voy. d. I. Amér. Mer ., t. IV, part. 2, p. 21, Mammif. Wagner en Wiegman, Archiv, f. Naturg., 1845, II, p. 25. Burmeister, Reise. etc., I, 277 y 290 ; II, 297. — Id., Dése. phys. etc,, t. III, p. 124. Felis pardinoides, Gray., Proc. zool. Soc., 1872, p. 205. Pardalina Warwikii, Gray., Proc. zool. Soc., 1867, p. 264. Maracayá, Azara, Apunt., etc. I, p. 147. La especie habita casi toda la extensión de la Re- pública. No se ha encontrado en estado fósil. Felis ulitis Fr.'Xuvier Felis mitis, Fr. Cuvier y Gfoffroy, Mammif., t. I, p. 18, y III, p. 58. Burmeister, Syst. Ubers, etc., p. 86. — Descrip. phys. etc., t. III, p. 121. Felis brasiliensis, Fr. Cuvier y Geoffroy, l. c. Felis pardalis (Lineo), Pr. Wied. Beitr. etc., II, p. 361. Bengger, Sáugeth. etc., 191. Chibiguazú, Azara, Apunt. etc., p. 132. Felis Maracayá, Wagner, Schreber, Suppl. II, p. 492. Liáis, Climat, etc., p. 463. Jaguar, Buffon, Hist. nat. Mammif. Supp. t. III, pl. 18. Habita los territorios del Chaco y Misiones y las provincias de Entre Ríos y Corrientes. No se conoce en estado fósil en la República Argentina, pero el Dr. Lund menciona la existencia de restos de esta especie en los depósitos fosilíferos de las cavernas del Brasil. Felis longifrons Burm. Burmeister, Anales del Museo púb. de B. A., t. I, p. 138, a. 1865. — Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 132, a. 1879. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 15, a. 1880. Esta especie solo es conocida hasta ahora por un cráneo incompleto, al que le falta toda la parte pos- 328 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS terior, pero existe la anterior. Esta pieza ha sido descrita por Burmeister, primeramente en los Ana- les del Museo, y luego con mas detalles en el ter- cer volumen déla Descripción física , etc., en los siguientes términos : « Este cráneo tiene la forma general y el tamaño del de un gran puma, pero es un poco mayor que el mas grande de los cráneos de esta especie que hayan pasado por mis manos. La forma del cráneo concuerda completamente con la del Felis jubata. (Blainville, Osteographie, genre Felis, pl. 9); tiene como este el hocico alargado, la frente ancha, la caja encefálica desarrollada hácia adelante, y las crestas frontales deprimidas continúan separadas hasta el vértice. El hocico tiene 9 centímetros de largo desde los dientes incisivos hasta el agujero suborbitario, y el mismo ancho al nivel de estos mismos agujeros. La apertura nasal tiene 5 centí- metros de ancho y un poco mas de largo en la direc- ción oblicua del borde anterior de la mandíbula superior hasta el borde de los huesos nasales. Los huesos nasales son de forma triangular, y tienen 65 milímetros de largo, tienen entre ellos una pequeña separación en los tres cuartos de su longitud, á par- tir de la cual empieza la elevación mas grande de la parte posterior de la nariz que termina en una su- perficie plana. En la mayor parte de los grandes gatos actuales la sutura se prolonga éntrelos huesos nasales hasta su parte posterior, y hasta penetra un poco entre los frontales como en el tigre, pero en nuestra especie como en el puma, la depresión de la sutura termina antes de la extremidad un poco atrás de la mitad del largo de la superficie nasal. Para facilitarla inteligencia de esta configuración, liaré notar que, la pequeña cavidad en que termina la depresión nasal está situada en el jaguar y en el tigre, encima déla frente entre la parte superior de las órbitas ; en el puma y en nuestra especie fósil se encuentra entre los agujeros suborbitarios en el medio de la nariz. Los agujeros suborbitarios del Felis longifrons están separados por un espacio de 10 centímetros, y en el jaguar la distancia es de solo 75 mm.; pero la distancia entre la base de am- bos dientes caninos no es mas que de 65 milíme- tros en el Felis longifrons y de 75 milímetros en el jaguar. Resulta de estas medidas, que el hocico del Felis longifrons es mas angosto adelante que el de los gatos actuales, y esta diferencia procede del tamaño menor de los caninos de la primera especie que los de la segunda. « A partir de esta depresión que termina en la pequeña cavidad frontal, la frente del Felis longi- frons empieza á levantarse y toma entonces una forma convexa mas desarrollada que en el puma, el tigre y el jaguar, y se vuelve poco á poco mas ancho hasta la apófisis post-orbitaria en donde alcanza su mayor ancho que es de 9 á 10 centímetros como en los grandes gatos actuales. Las crestas frontales empiezan en esta espina orbitaria, alcanzan la parte superior y se recurvan en dos ramas que se reúnen generalmente antes de la extremidad del hueso fron- tal, formando entonces una sola cresta que se con- tinúa hácia atrás como cresta sagital. El Felis lon- gifrons presenta una diferencia notable en esta conformación ; las crestas frontales quedan separadas en toda la extensión de los huesos frontales, no se arquean en arco hácia el interior como en los otros grandes gatos, pero sí hácia el exterior, dejando intacta toda la superficie central de la frente hasta en el medio del vértice, en donde se tocan las dos crestas frontales sinuosas en forma de una S, para formar una cresta sagital corta y poco marcada. «Inmediatamente en seguida de las espinas orbi- tarias, el cráneo de los grandes gatos presenta una contracción notable de la caja encefálica que se ex- tiende hácia atrás imitando la forma esferoidal de una pera. En los grandes gatos actuales existe una diferencia muy notable entre el ancho de la parte anterior y de la parte posterior del cráneo ; la rela- ción de los dos diámetros es como 3 á 5. Esta dife- rencia es mucho menor en nuestra especie, en la que solo es como 8 á 9, y ninguna especie actual tiene una relación semejante con escepciondel Felis jubata, que en este punto se acerca de nuestra es- pecie como ya he tenido ocasión de decirlo mas ar- riba. « Desgraciadamente nada puedo decir de las di- mensiones de los arcos zigomáticos ni de la configu- ración de la parte occipital del cráneo, porque estas dos regiones faltan completamente. Sin embargo, los dientes bastante pequeños en comparación del tamaño del cráneo, prueban que el arco zigomático no presentaba una tan fuerte curva ni una distancia tan grande como en los gatos actuales ; el hueso occipital tampoco tenía la fuerte cresta de las mismas especies. Nuestro Felis longifrons, ha sido, en proporción de sus dimensiones generales, un animal inferior, como fuerza, al tigre y al jaguar, pero debía acercarse mas del puma. « El sistema dentario está completamente conser- UNGUICULADOS 329 vado y dá una idea ciara de la ferocidad ménos gran- de del animal. « Los seis dientes incisivos tienen juntos 35 milí- metros de ancho, siendo el par externo mucho mas grande que los otros; los de nuestro gran cráneo de jaguar tienen 4 centímetros de ancho, y los del puma 3 centímetros. « El canino tiene 45 milímetros de alto y apeuas 20 milímetros de ancho en la base ; el diente correspon- diente de un gran cráneo de jaguar tiene 60 milíme- metros de alto y 25 milímetros de ancho en la base. « El primer premolar (p. -) superior falta; el se- gundo tiene 23 milímetros de largo, y el diente car- nicero 3 centímetros. En la dentadura del gran cráneo del jaguar, el segundo premolar tiene 20 milímetros de largo, y el diente carnicero 32 milí- metros. « El trasmolar superior tiene l centímetro de lar- go en el jaguar, pero falta en el cráneo fósil. « La distancia de los caninos es de 45 milímetros y en el jaguar de 5 centímetros. «La distancia de los dientes carniceros es de 10 centímetros en las dos especies, y el largo total de los dientes casi el mismo también. «Hay una diferencia notable en la distancia del borde anterior del canino á la base del agujero su- borbitario ; esta distancia es de 9 centímetros en el Felis longifrons, y de solo 6 centímetros en el crá- neo del jaguar. Esta diferencia prueba evidente- mente el largo mayor del hocico en la especie fósil. » (Burmeisteu, 1. c.). Localidad. — Esta pieza fué encontrada por el finado JD. Manuel Eguí a en un desmonte del terreno en el pueblo mismo de San Nicolás de los Arroyos, sobre la barranca del rio Paraná. Horizonte. — Base del piso bonaerense de la for- mación pampeana (plioceno medio). Felis eoncoloi* Lin. Felis concolor, Lineo, Syst. nal. t. I. p. 79, 1766. Cuvier, Ilégn. Anim., I, p. 163. Pr. Wied. Beitr. etc., II, p. 358. Fr. Cuvier y Geoffroy, Hist. nat. de Mamtnif., fol. I, livr. 6; III, livr. 58. Rengger, Sáugeth. v. Parag., 181. Wagner-Schreber, Suppl. II, 467. Burmeister, Syst. Ubers. etc., 88. — Id. Reise d. d. La Plata, etc., I, 294. — Id., II, 71, 93 y 397. — Id. Descrip. phys., etc., t. III, p. 130. Felis discolor, Schreber, Nat, d. Sáugeth. Lb. 104, b. Gmelin, Syst. nat., I, 79. Felis puma, Schaw, Gen. Zool., 1, 2, 358, pl. 89. Cuguazuarana, Markgraf, Hist. nat. Bras., p. 235. Guazuard, Azara, Apunt. etc., n°120. Habita casi toda la estension de la República. Felis concolor fossilis Lund, Paa Blik Brasil, etc. H. Gervais y Ameghino, Los niamif. fos. etc., 1880. Ameghino, La anlig. del hornb. etc., t. I, p. 619, 1880. Los restos de esta especie se encuentran con bas- tante frecueucia en los depósitos mas superficiales, y los ha recogido Lund en las mismas condiciones en las cavernas del Brasil. Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Parte superior del piso platense de la formación cuaternaria. Felis pialen sis n. sp. Esta especie está representada por el diente car- nicero superior izquierdo y el pequeño trasmolar que le sigue. Estas piezas indican la existencia de un gato in- termediario por la talla entre el Felis onca y el Fe- lis puma , pero que presenta mayores diferencias con cualquiera de elfos, que las dos especies men- cionadas entre sí, aunque por algunos caracteres parece mas acercarse del puma que de la.omja. El diente carnicero superior de la on^a es largo y estrecho, con un ensanchamiento en su parte ante- rior, presentando tres cúspides sucesivas, cortantes y comprimidas, colocadas unas tras otras según la dirección del eje de la série dentaria; la cúspide an- teriores la mas baja, mas corta y mas roma ; Ja del medio es la mas elevada y puntiaguda, y la posterior algo mas baja y mas roma, forma una especie de cres- ta longitudinal separada de la cúspide central por una ranura transversal, angosta y profunda. El en- sanchamiento de la parte anterior de la muela es producido por una especie de contrafuerte que tiene en su parte interna, del que se eleva un tubérculo bastante puntiagudo, de cuya base parte una espe- cie de arista que se va elevando paulatinamente 42 330 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS hasta confundirse con la cúspide central. En el án- gulo ántero-externo de la muela, en la base de la co- rona existe también un pequeñísimo reborde como último vestigio de cingulum, que también contri- buye aunque por una mínima parte al ensancha- miento de la parte anterior de la muela. El diente carnicero del puma es absolutamente igual, con la única diferencia de su tamaño algo menor. El diente carnicero de Felis' platensis, también está construido sobre el mismo tipo, pero en su parte anterior difiere á primera vista del de ambas especies actuales por ser mas angosto y comprimido. El contrafuerte del lado interno no penetra tanto hácia el interior, es de menores dimensiones y care- ce en la corona del tubérculo que en su esquina án- Diente carnicero superior izquierdo del Fe lis platensis visto por sus dos caras. Tamaño natural. tero-interna presenta el carnicero del puma y de la onga, elevándose tan solo suavemente la corona has- ta unirse con las cúspides central y anterior. Mien- tras que en el lado ántero-interno difiere este dien- te principalmente por la ausencia de tubérculo, pre- senta en el otro lado una diferencia completa- mente opuesta, pues tiene un tubérculo bien desarrollado y bastante elevado en el ángulo ántero- interno, del que ya hemos visto carece por completo el diente carnicero de laonga y del puma. El trasmolar que sigue al carnicero no muestra nada de particular, estando conforme en un todo con el mismo diente de las especies existentes. Dimensiones Longitud ántero-posterior de fa corona Felis platensis Felis onga Felis puma del diente carnicero superior 028mm 031mm 023mm Diámetro ( en la parte anterior 013 017 013 transverso ( en la parte posterior 004 006 006 Alto de la corona en la cúspide central. 014 017 012 Diámetro del ( ántero-posterior 005 004 004 trasmolar ( transverso 008 008 0075 Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en el Eio de la Matanza, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) dé la formación pampeana. Felis on§a Lin. Felis onca, Lineo, Syst. nat., ed., 12, 1, p. 61. Cuvier, Regn. anim., I, p. 161. Pr. Wied, Beiir. z. Naturg., etc. Rengger, Sáugeth. v. Parag, p. 156. Wagner-Schreber. Suppl., 11, 474. Burmeister. Syst. Ubers., etc., 1, p, 84. — Id. Des- cript. pliys., etc., t. 111, p. 119. Liáis, Clim. Fn., etc., p. 451. Yaguareté, Azara, Apunt., etc., 1, p. 91. Markgraf, Ili.st. nat., r etc., p. 235. Antes de que fuera expulsado por el hombre ha- bitaba todo el territorio de la República al norte del rio Negro. Felis onca íossilis Lund. Blikpaa Brasil., 1839-42. P. Gervais. Recherches sur les mam. foss., etc., p. 16, 1880- II. Gervais y Ameghino. Los mamif. fos., etc., vol. I, p. 618, 1880. Ameghino, La antig. del hombre, etc., vol. I, p. 618, a. 1880. Lydekker. Catal., etc., part. I, p. 60, 1885. Los huesos aislados del género Felis cuando per- tenecen á especies con corta diferencia de la misma talla, son muy difíciles de determinar con seguridad por el gran parecido que presentan en todas las es- pecies. Varios autores mencionan huesos fósiles del Felis del tamaño del Felis onca, sin asegurar que realmente pertenezcan á esta especie. En todo caso es indudable que en casi toda la América del Sud se han encontrado restos de un gran Felis de la talla del F . onca que, en el mayor número de casos de- ben ser idénticos á los de la especie actual. Mencio- na restos de esta especie como procedentes de las cavernas del Brasil, el Dr. Lund, y Gervais habla con detalles délos huesos de un gran Felis fósil de Tarija aunque considera que no puede identificarse con la onga. Lydekker también menciona hue- sos de Felis del Museo Británico procedentes de las cavernas de Minas Geraes que no se distinguen UNGUICULADOS 331 en nacía de los del Felis ong a actual, y por mi parte he mencionado conjuntamente con H. Gervais la presencia de restos de esta especie en Los depósitos superficiales de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Difícil es determinar el horizonte de donde proceden los restos de Felis onca, encon- trados en estado fósil en las cavernas del Brasil. En nuestro país los restos de esta especie pertenecen á los pisos querandinoy platense de la formación cua- ternaria. Felis oik'íi m. antiquua n.~ ni. Esta forma está representada por la rama izquier- da de la mandíbula inferior, perteneciente á un individuo bastante viejo en el que los dientes es- taban ya muy gastados por la usura. El tamaño es el mismo que el del Felis onga actual, pero las proporciones son algo diferentes. La parte mentoniana de la mandíbula está casi des- truida de modo que no se puede determinar exacta- mente sus formas, pero el resto de la rama horizontal que está casi intacto y tiene el mismo largo que en el Felis ong a existente, es mas angosta, particular- mente en su parte posterior. La rama vertical está destruida existiendo de ella tan solo la base, en la que se notan algunas diferencias de importancia ; así la línea oblicua externa forma una cresta mas angosta y mas elevada, y la gran fosa externa de la rama ascendente es mas pequeña y sobre todo mas angosta en su parte anterior que penetra en la rama horizontal. Esta fosa, en el Felis onga actual desciende hasta la base de la mandíbula en donde está limitada por el borde de esta que forma una cresta angosta y alta cuya parte mas elevada se en- corva algo hácia adentro. En la mutación fósil, al contrario, dicha fosa está limitada en su parte in- ferior por una cresta secundaria debajo de la cual se extiende una depresión larga y angosta, de un centímetro de ancho, limitada en su parte inferior, por la cresta que forma el borde de la base de la mandíbula, reuniéndose ambas crestas en su parte anterior en donde forman una apófisis elevada que se prolonga hácia adelante en forma de cresta ancha y convexa que se confunde con el cuerpo de la mandíbula en donde desaparece la fosa mandibular. Este espacio que separa la gran fosa mandibular externa, de la base de la mandíbula, limitado por las dos crestas mencionadas, presenta un declive hácia la fosa mandibular y representa el mismo es- pacio que ya hemos visto tienen en el mismo punto y con pocas variaciones de forma, las mandíbulas de los perros. En la cara interna, en el espacio comprendido entre el segundo premolar y el agujero mandibular posterior interno, presenta este hueso un gran número de rugosidades en forma de pequeñísimas verrugas, carácter que, ciertamente, no es pato- lógico. El canino es igual al del Felis onga existente, pero el diastema que lo separa del primer premolar es mas corto. Las tres muelas están tan gastadas por la masti- cación que no se puede saber si presentaban algunas particularidades ; la última, particularmente en su parte anterior, está usada hasta la raíz. Dimensiones Alto de la mandíbula debajo de la parte posterior de la úl- tima muela 0m037 Alto de la mandíbula debajo de la parte anterior de la úl- tima muela 0.031 Alto de la mandíbula debajo de la parte media de la se- gunda muela 0.034 Alto de la mandíbula debajo de la parte media de la pri- mera muela 0.039 Largo del diastema 0.008 Diámetro del canino en la f ántero-posterior 0.021 base de la corona (transverso 0.016 Alto de la corona 0.033 Longitud de la primera muela. . . .t 0.017 Longitud de la segunda muela 0.022 Longitud de la tercera muela 0.024 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas 0.060 Un canino superior que parece del mismo indi- viduo no presenta nada de particular, teniendo el mismo tamaño que en el Felis ong a. Localidad. — He recogido los restos de esta forma en Mercedes, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso platense de la formación cuaternaria. Felis palustris Amegh. Ameghino, Rápidas diagnosis de mamíferos fósiles nue- vos, etc., p. 6, n° 4, Febrero de 1888. Esta forma está representada por una mandíbula inferior con sus dos ramas casi enteras, los dos 332 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS caninos, las dos últimas muelas del lado derecho, y la última del lado izquierdo. El tamaño de la mandíbula es el mismo que el del Felis onqa existente, pero las muelas son de tamaño algo mayor, presentando también casi todos los demás caracteres que hemos encontrado en el Felis onqa m. fossilis pero menos pronunciados. La rama horizontal es también un poco mas angosta, y la fosa mandibular externa también está sepa- rada de la base por un espacio limitado por dos crestas, una superior, y otra inferior que se reúnen en su parte anterior, pero dicho espacio es mucho mas angosto j las crestas menos pronunciadas, for- mando entre ambas y el espacio que circunscriben una cresta mas considerable, ancha y elevada, que forma el borde de la base de la mandíbula en esta parte y limita la fosa mandibular externa. La línea oblicua también forma una cresta mas angosta y ele- vada que en el tigre actual. En la superficie de la cara interna también muestra algunas rugosidades pero en menor número que en el Felis onqa m. fos- silis. La apófisis coronóidea es mas alta y mas pro- longada hácia atrás. La prolongación del borde inferior de la mandíbula que forma la base, se ensancha hácia atrás, formando debajo de la rama vertical una superficie casi plana de 24 milímetros de ancho. Los caninos no presentan nada de particular, y las muelas solo parecen ser en proporción un poco mas voluminosas que en la forma actual. Dimensiones Largo de la mandíbula de la parte anterior del cuello del canino á la parte posterior del cóndilo Alto de la base de la mandíbula á la parte superior de la apófisis coronoidea Distancia de la cúspide posterior del diente carnicero á la extremidad póstero-superior de la apófisis coronoidea. . . Ancho de la línea oblicua, cerca de la base Alto de la mandíbula, debajo de la parte media del diente carnicero Alto de la mandíbula, debajo de la parte media del se- gundo premolar Alto de la mandíbula, debajo de la parte media del primer premolar Largo del diastema que separa el primer premolar del ca- nino Diámetro del canino, en la base ántero-posterior transverso Alto de la corona Largo del alveolo del primer premolar Largo del segundo premolar Largo del diente carnicero Longitud del espacio que ocupan las tres muelas reunidas.. 0m192 0.098 0.098 0.014 0.036 0.035 0.035 0.021 0.023 0.017 0.033 0.018 0.023 0.025 0.064 Atribuyo á esta especie un cráneo recojido por mi en la ciudad de Córdoba en el corte practicado en el Pucará para la via del ferro-carril á Malagueño, en donde se encontraba además el esqueleto del que solo pude extraer algunas vértebras. Esta pieza por sus grandes dimensiones indica un animal de la talla de un gran jaguar, pero todavía mas robusto. El cráneo tiene el largo del de una onza pero es de frente mas larga y de rostro mas ancho. Uno de los caracteres mas notables aparece en el llano de la frente limitado por las crestas tem- porales, que es considerablemente mas largo y mas ancho en la especie extinguida que en la actual. Los nasales están separados por la sutura mediana hasta el frontal formando una depresión longitudinal que termina en su parte posterior en una impresión profunda como en la especie actual. En la parte anterior del frontal y en la posterior de los nasales, la continuación hácia adelante del llano superior del cráneo se estrecha notablemente á causa de una depresión lateral bastante sensible que se produce adelante de las órbitas, y también á causa de los nasales notablemente mas angostos en la especie fósil. La depresión entre ambos na- sales que existe en el tercio anterior del largo de estos, á lo ménos en el cráneo áe\ Felis onqa, en el F. palustris se continúa en forma de canaleta hasta la parte posterior de ellos. La parte del rostro si- tuada adelante del agujero suborbitario es sensible- mente mas larga en la especie fósil, y las órbitas son algo mas grandes y con apófisis post-orbitarias muy elevadas sobre el frontal. En la base del cráneo las diferencias mas notables consisten sobretodo en la caja auditiva casi una mi- tad mas pequeña que en la especie actual, y en los pterigoideos considerablemente mas bajos. En la dentadura las principales diferencias apare- cen en el tamaño relativamente mas considerable de los dientes de la especie fósil. Sin embargo, el dien- te carnicero se distingue también por el callo basal anterior-interno que soporta en su ángulo interno un fuerte tubérculo, y por su cerro sectorio media- no notablemente mas grande que en el mismo diente de la especie existente. Dimensiones Diámetro transverso del i. - » » » i . - . » » » i. - 0.0045 0.005 0.009 UNGUICULADOS 333 Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos Diámetro ántero-posterior del canino en la base , , , , , C ántero-posterior Diámetro del pm. - } ± 1 ( transverso Diámetro ántero-posterior del pm. ±. Diámetro transverso del ( en la parte anterior pm. ¿ (carnicero) ( en la posterior Diámetro del trasmolar (m.¿) j í*ntero posterioi Longitud del espacio . ocupado por la série dentaria, de la parte anterior del alveolo del canino á la parte posterior del trasmolar Ancho del espacio que separa las cúspides medianas de ambos carniceros Longitud del paladar, del borde interno de los incisivos á la fosa nasal posterior , , , . í mayor ó longitudinal Diámetro de la caía auditiva . , J ( menor o transverso Longitud de la base del cráneo, de los cóndilos occipi- tales á los incisivos Longitud del espacio frontal comprendido entre los nasales y la cresta sagital Ancho del cráneo de una á la otra apófisis post-orbitaria.. Longitud de los nasales Longitud del espacio comprendido entre la parte inferior del agujero suborbitario y la parte anterior del alveolo del canino Diámetro transverso del rostro en su parte anterior, entre los caninos 0.040 0.047 0.022 0.010 0.034 0.0125 0.006 0.005 0.013 0.090 0.086 0.117 0.033 0.023 0.257 0.079 0.086 0.069 0.064 0.083 Localidad. — He recogido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la ciudad de Córdoba, y en la Villa de Lujan en Ja provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana. Plio- ceno superior. En los depósitos de las cavernas (del Brasil se han encontrado varias otras especies, algunas segu- ramente distintas de las enumeradas, pero que sin embargo quizá se encuentren algún dia en el terri- torio de laBepública. Además del Felis onca y del Felis concolor ya citados, menciona Lund una gran especie de ta- maño mayor que el Felis onga que designa con el nombre de Felis protopanther, la que Burmeis- ter y otros autores han creido erróneamente era el mismo animal que desiguaba mas tarde con el nom- bre de Smilodon populator. El Felis protopan- ther es probablemente idéntico al Felis fósil deTa- rija mencionado por Gervais, y tenía la talla del ti- gre de Bengala. Una segunda especie parece representar el Felis parclalis, y Lydekker menciona de la misma precedencia huesos que no presentan ninguna dife- rencia con los de la especie viviente. Otras especies mas pequeñas de la misma proce- dencia han recibido de Lund los nombres de Felis eruta, y Felis pusilla ó exilis de tamaño muy pequeño, y otras muy difíciles de determinar por cuanto aún no son completamente conocidas las especies vivientes en la actualidad en la misma región. SMILODON lund Lund, K. Danske Vid. Selsk. Skr.f vol._IX,rp. 293, 1842. Los restos de este género fueron descubiertos por el Dr. Lund en las cavernas del Brasil y descritos por la primera vez con seguridad, por el mismo autor, en 1842, bajo el nombre de Smilodon po- pulator, figurando de él algunas partes caracterís- ticas, particularmente el canino superior. Dos años después, en 1844, el Dr. Francisco Javier Muñiz encontraba un esqueleto casi com- pleto, cerca de la Villa de Lujan, que describió en la Gaceta Mercantil del 9 de Octubre de 1845, pero ignorando que ya era conocido, lo designó con el nuevo nombre de Muñi felis Bonaeriensis. Hacia la misma época, Claussen, hábil coleccio- nista dinamarqués que conjuntamente con el Dr. Lund se había dedicado á la exploración de las ca- vernas del Brasil, enviaba á París un cráneo casi completo, que se conserva en las galerías del Jardín de Plantas, cráneo que ha sido sucesivamente figu- rado y descrito por diversos autores, pero particu- larmente por Blainville en la Osteografía de los mamíferos bajo el nombre de Felis smilodon, y por Desmarest en la Enciclopedia de Historia Natural de Chenu con el nombre de Smilodon Blainmllei , hasta que, en 1853, Pictet incluyó la especie en el género europeo Machcerodus, identi- ficando el animal con el de otros restos descritos antes por el mismo Lund con el nombre de Llysena neogcea, llamándolo de consiguiente con el nombre de Machcerodus neogaeus. Sin embargo, parece no consta que Lund haya identificado ambos animales, y es poco probable que tampoco hubiera en ese caso cambiado el nombre específico. Según Liáis {Climat, faune, etc., etc. clu Bresil, p. 490), esta identificación es un error. Lund habría 334 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fundado primeramente una especie de Cynailurus, que denominó Cynailurus minutas, sobre un dien- te carnicero bastante enigmático, el que, mas tarde, cuando conoció el género Icticyon de la familia de los Canidse, reconoció procedía de dicho género abandonando por consiguiente el nombre de Cynai- lurus minutus por el de Icticyon major. La conformación de este animal es tan particular, que según el mismo autor parece tomó Luto un frag- mento de mandíbula superior con dos dientes del mismo animal, como perteneciente á una especie del género II y sena, que designó con el nombre de Hysena neogaea, reconociendo luego él mismo que se trataba de un representante de la familia de los perros cambiando entonces el nombre en Abath- modon fossilis, que Liáis identifica con Ictycyon TU fus. Así, el Cynailurus minutus que Blaihville consideró erróneamente como idéntico á Felis onca, el Abatlimoclon fossilis y la Ilysena neogaea, serían simplemente nombres fundados sobre dis- tintos restos del Icticyon antes de que este último género fuera conocido por Luto, de una manera completa, y sin que por consiguiente la pretendida II y cena neogaea tenga la únas mínima relación con el Smüodon populator. De consiguiente, resulta que no hay ninguna razón para cambiar el nombre específico de populator aplicádole por Luto, por el de neogaeus que fué dado á un animal de una familia diferente, y que nunca el mismo Luto ha identificado con el Smi- lodon. Queda ahora en cuestión la denominación gené- rica, ¿ es un Machcerodus ó se trata de un género distinto que deba conservar el nombre de Smi- lodon ? La cuestión no puede juzgarse 'en el dia de la misma manera como pudo hacerse 20 ó 30 años antes-, entonces solo se conocían unas cuantas espe- cies de felinos de dientes superiores cultriformes, mientras que hoy se cuentan por decenas, consti- tuyendo un grupo independiente de los verdaderos felinos, con varios géneros distintos, de los que hay representantes en Europa, Asia, Africa, y en ambas Américas. El Dr. Burmeister que en 1865 describió bas- tante detalladamente el esqueleto encontrado por Muñiz y regalado por Wheelwright al Museo de Buenos Aires, lo coloca en el género Machcerodus, pero Liáis, en 1872 (Climat, faune, etc.,p. 496), sostiene que el Smüodon es genéricamente distinto del Machcerodus, aunque admite la existencia de ambos géneros en el Brasil. En 1878, el profesor P. Gervais, emite la opi- nión aunque tímidamente, de que las especies sud- americanas podrían muy bien formar un súb-género para el que sería necesario conservar el nombre de Smüodon; y al año siguiente, 1879-80 el profesor Cope, sostiene que Machcerodus y Smüodon son dos géneros distintos, distinguiéndose el último por el p. 3 pequeño y provisto de una sola raíz, mien- tras el mismo diente del Machcerodus, es mas grande y con dos raíces distintas y separadas. En el mismo año, en mi trabajo sobre Los mamíferos fósiles de la América Meridional, en colaboración con H. Gervais, separamos el Smüodon como género distinto del Machcerodus, caracterizándolo por sus caninos superiores enor- mes, muy comprimidos y dentellados sobre los dos bordes cortantes, por no tener mas que dos muelas en cada lado de la mandíbula inferior (por faltar el p. j), y por el húmero sin el agujero epitrocleano que se encuentra en casi todos los felinos. Alaño siguiente (1 88 1), Burmeister en la segunda entrega del Atlas de la Descrip. Phy. etc., com- bate la separación del Smüodon y Machcerodus, negando todo valor á la observación de la ausencia del agujero epitrocleano del húmero, observada por nosotros y por Cope, agregando que debe ser un carácter individual por cuanto los húmeros del mismo animal que se conservan en el Museo tienen todos esa perforación en la misma posición que en los gatos, pero pasa completamente por alto las diferencias observadas en la dentición, particular- lamiente en el canino y en los premolares infe- riores. En esta corta noticia esplicativa, dice Burmeister que la especie, que él continúa designando bajo el nombre de Machcerodus neogaeus, figura en nues- tro trabajo bajo dos nombres distintos, con el de Smüodon populator, y el de Felis protopanther , no fijándose en que precisamente lo que hemos que- rido era separar el Felis protopanther del Smi - loclon como dos animales distintos y de dos géneros diferentes, ambos fundados por Luto y cuya reu- nión solo podrá admitirse cuando se pruebe que son idénticos. Tampoco Braaco (deber eine fossile sauge- thier- fauna von Punin, etc., p. 143, a. 1883) se ha enterado por completo de la bibliografía y del UNGUICULADOS 335 contenido de nuestro trabajo forzosamente compen- diado, atribuyéndonos lo que nunca hemos pensado, que el Machcerodus neogaeus descrito por Bur- meister es un Felis (Felis protopanther) , de- clarando que en su opinión es un Machcerodus y no un Felis. Nunca hemos pretendido que el Ma- chxrodus neogaeus de Burmeister es un Felis. Si se hubiera fijado en la sinonimia ( Los ma- mif. etc., p. 11 y 12), hubiera visto que Machce- rodus neogaeus era para nosotros sinónimo de Smilodon populator, y si abajo seguía como sinó- nimo Felis protopanther , hubiese visto que este nombre estaba seguido del de Burmeister y no del de Luxd. Del mismo modo en la página 16, hubiera visto el Felis protopanther seguido del sinónimo Macheerodus neogaeus Burmeister; ahora como la especie neogaeus no es de Burmeister, fácil era comprender que suya era la identificación. En efecto, la primera identificación del Felis protopanther, con el Macheerodus neogaeus la encuentro en los trabajos de Burmeister (Anal, del Mus., etc., t. I, p. 123), como simple sinonimia, ignorando por consiguiente las razones en que se funda. Gervais, que vió los restos en Copenhague y que conocía muy bien el Machseroclus, dice que los restos del Felis protopanther indican un ani- mal muy parecido al Felis onga, pero mas robusto. Liáis, que conocía á fondo los trabajos de Lund, enumera el Felis protopanther como animal dis- tinto del Smilodon y cercano al Felis onga. Por fin, el mismo Luxd, en la Revista do Instituto histórico (vol. YI, p. 326, a. 1844), dos años des- pués de la publicación de su descripción del Smilo- don populator, y varios años después de haber escrito su memoria, menciona todavía el Felis protopanther como un verdadero Felis cercano del jaguar, pero mas grande. Con estos antecedentes y no habiendo llegado á mi conocimiento que se haya probado Ja identidad de Felis protopanther y de Smilodon popu- lator, no se estrañará que los haya considerado como dos animales distintos, y que continúe considerán- dolos así hasta que no se pruebe lo contrario. Los naturalistas de Copenhague que tienen ó mano los originales de Luxd, son los que pueden definir esta cuestión. Pero, volviendo á los caractéres que separan Smilodon del Machcerodus, no insistiendo sobre la perforación del húmero, que en vista de los ejem- plares no perforados mencionados por Burmeister, puede realmente ser una diferencia individual, quedan siempre las diferencias en los caracteres de la dentición que separan de un modo notable Smi- lodon de Machcerodus. No quiero apoyarme sobre las diferencias de can- tidad, como los incisivos superiores de Machce- rodus mas apretados y mas afilados que en Smi- lodon, ó la forma comprimida y el enorme desarrollo de los caninos superiores del Smilodon, pues aparte estas diferencias existen otras de un orden supe- rior. En estas se encuentra la forma dentellada de los bordes cortantes de los caninos. En Machcero- dus, los caninos superiores solo presentan dente- llado el borde posterior, mientras en Smilodon, existe además una dentelladura, aunque mas suave en el borde anterior, aparte de la del borde pos- terior que es muy evidente, carácter que también se presenta bien aparente en el género Norte-Ame- ricano Hoplophoneus . Otra diferencia notable aparece en el carnicero superior, tan característico para distinguir los dis- tintos grupos de carniceros. Este diente en los feli- nos, y eutre ellos en el género Machcerodus es de corona trilobada, mientras que, en Smilodon, á lo menos en el ejemplar figurado por Burmeister y en los demás que yo he podido examinar, este diente puede considerarse como cuadrilobado, por la presencia de un talón ó tubérculo en la parte anterior de la base del lóbulo anterior, tubérculo que aunque relativamente pequeño, está bien sepa- rado en la corona por hendidura transversal y ver- tical. y falta siempre en Machcerodus y en los demás felinos. En cuanto á la mandíbula inferior, el carácter de tener un premolar de menos ha sido puesto en duda, fundándose principalmente en el cráneo exis- tente en el Museo de París, que presenta el p. ¥ en la mandíbula inferior. Este cráneo nos era bien conocido, y lo habíamos examinado antes de escribir nuestro trabajo, y si lo pasamos por alto insistiendo en que el Smilodon solo tiene un premolar inferior, es porque el p. 3 del cráneo del Museo de París es de tamaño desigual, mas grande sobre un costado de la mandíbula y mas pequeño sobre el otro, y, á lo menos aparentemente me han hecho la impresión de ser pequeños premolares de osos (Arctotherium), colocados en alveolos artificiales, lo que no tendría nada de estraño en una pieza recojida con el único objeto de la especulación. No aseguro de que ello sea así, pero en todo caso dicha pieza infundió sos- 336 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pechas; y, como el ejemplar también del Brasil figurado por Lund, como el del Museo de Buenos Aires, y otros ocho ó diez que tuve ocasión de exa- minar, solo tenían un premolar inferior, consideré que realmente faltaba el p. ¥. Lydekker, en su catálogo, menciona una man- díbula inferior de Machcerodus de Buenos Aires en la que se encuentra presente el p. ¥ y de un tamaño considerablemente mayor que el del cráneo del Museo de París, pero, ¿es seguro que esta pieza procede realmente del Smilodon populator ? En las cavernas del Brasil también se han encontrado mandíbulas inferiores con tres dientes, en los que el p. - estaba bien desarrollado, y acompañadas con caninos superiores dentellados solo al lado interno, pero esos restos han sido reconocidos no como de Smilodon , sino como de un verdadero Machcero- dus, fundándose sobre algunos de ellos una nueva es- pecie llamada por Liáis Machcerodus Praclosi, y á un verdadero Machcerodus y no á un Smilodon pertenece también clcráneo procedente de BioBam- ba, y descrito y figurado por Branco (Ueber eine fossile Saüg. etc.). Es cierto que se acaba de encontrar en Europa en el Forest-bed de Kessington, Suffolk, una man- díbula inferior atribuida á un Machserodus (Quar- terly Journal o f the Geological Society, 1886, p. 309), en la que tampoco existe el p. ¥, y elp. T es también mas pequeño que en Smilodon, pero tam- poco es evidentemente indiscutible deque esta pieza no pueda pertenecer á otro animal que á un Ma- chserodus, pues si ha existido el Machcerodus en América al lado del Smilodon, puede también haber existido el Smilodon en Europa conjunta- mente ó sucesivamente con el Machcerodus. Por consiguiente, insisto en que el Smilodon se distingue del Machserodus por la ausencia del p. ¥, y aún admitiendo que no haya habido superchería en lo que concierne al cráneo del Museo de París, como este es realmente de un Smilodon, todo lo que podría concederse es deque el p. ¥ era caedizo conservándose solo hasta una edad avanzada, en uno que otro individuo, pero en este caso este diente se distinguiría siempre del correspondiente del Machserodus, por su tamaño diminuto y por no poseer mas que una sola raíz en vez de las dos raíces que tiene siempre el p. ¥ del Machcerodus. La fórmula dentaria normal del Smilodon es de consiguiente la siguiente: Smilodon populator Lund. (Pl. iii, fig. 3 y 4) Smilodon populator, Lund, Loe. cit., vol. IX. p. 293. a. 1842. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p, 12, a. 1880. Smilodon Blainvillei, Desmarest en Chenú, Enciclopedia de Hist. Nat., t. III, Mamíferos, 1853. Smilodon neogeeus (Lund) ("y | Smilodon necator (Gervais), Cope. Proceed. Amer. philosoph. , vol. 19, 1879. — Id. Amer. Naturalist., 1879, p. 798. — Id. 1880, p. 854. — Id. Ann. and Magazine of nat. hist., 1880, ser. 5, vol. 5, p. 36. Machcerodus neogeeus (Lund, sp.), Pictet. Traite de Pa- léont., t. I, p. 221, 1852 ( falsa identificación). Burmeister. Anal, del Mus. pub. de B. A., t. I, p. 123. — Id. Abl. de naturf. Gesellsch. z. Halle, t. X, con lámina. — Id. Descr. Phys., etc., t. III, p. 106. a, 1879. — Id. Atlas de la Descr. Phys., etc., cnt. II, a. 1882. Lydekker. Cat., etc., part. I, p. 48. Machcerodus necator, P. Gervais, LTnstitut, Compies - rendus, 1878. Meganthereon neogeeus (Lund, sp.), Pomel, Catal. me- tho., etc. Muñifelis bonceriensis , Muñiz, Gaceta mercantil de Buenos Aires, 1845. Hycena neo g tea (Lund), Burmeister, Anal, del Alus. pub. de B. A., t. I, p. 123. — Id. Descr. Phys., t. III, p. 106 (identificación errónea) . Felis smilodon (Lund), Blainville, Ostéograpliie, etc. Felis cullridens, Bravard, Resume du Catal. de collect. etc. 1860 (identificación errónea). Felis protopantlier (Lund), Burmeister. Anal., etc., t. I, p. 123. — Id. Descript., etc., t. III, p. 106 (identi- ficación errónea). Este animal, sin duda el mas robusto de los feli- nos hasta ahora conocidos, ha dejado sus restos aunque no en gran abundancia desde el centro del Brasil hasta Bahía Blanca. Existen restos importantes de esta especie en los museos de Londres, París y Copenhague, conocién- dose además dos esqueletos casi completos, el que se conserva en el Museo de Buenos Aires encon- trado cerca de Lujan por Francisco Muñiz, y otro en Filadelfia, propiedad del profesor Cope, en- contrado cerca de San Antonio de Areco por D. José Larroque. A pesar de esto, hasta ahora la mayor parte de esos restos, solo han sido objeto de cortas noticias, no existiendo de la mayor parte descripciones com- pletas, exceptuando las del Dr. Burmeister sobre UNGUICULADOS 337 el esqueleto del Museo de Buenos Aires, cuyo resú- men doy á continuación. En su conformación general el esqueleto del Smi- lodon es igual al de los demás felinos, con excepción déla cola, la que á juzgar por el tamaño de la pri- mera vértebra, y de algunas otras sueltas, parece haber sido bastante mas corta, y por consiguiente compuesta de un menor número de vértebras que en las grandes especies de Felis existentes. Su talla general era de poco superior á la del jaguar, pero de conformación general mucho mas robusta, siendo los huesos de los miembros cortos pero excesiva- mente gruesos, tanto que por hábiles naturalistas fueron confundidos con los de representantes de la familia de los osos. El cráneo, relativamente al tronco, es mas pequeño que el de los grandes felinos existentes, pero mas largo, y con una fuerte y elevada cresta sagital que lo acerca en algo al de la H y cena, y con el rostro mas ancho, lo que conjuntamente con el enorme desarrollode los caninos superiores, le dá un aspecto particular, bastante diferente del de los demás gatos, aunque bastante parecido al del M&chcerodus. El centro del cráneo, al nivel de los arcos z i gom áticos es mas estrecho proporcionalmente que el de los gatos, lo que es todavía mas notable unido al alto y á la gran longitud de la cresta sagital. Las órbitas son pequeñas, angostas y elípticas, y el canal in- fra-orbital de tamaño considerable. El borde interno de las órbitas no presenta el pequeño tubérculo que existe en los gatos arriba de la apertura del ca- nal lacrima], y el arco zigomático carece de la apó- fisis elevada y puntiaguda que en los demás felinos se dirije hácia la apófisis post-orbitaria, presentán- dose por consiguiente la órbita del ojo considera- blemente mas abierta hácia atrás en Smilodon que en Felis y Machcerodus. Otra diferencia consi- derable entre Felis y Smilodon se encuentra en la configuración de los huesos nasales y en su modo de unión con los frontales. En Felis los huesos nasales se estrechan hácia atrás para penetrar entre ambos frontales, que se extienden hácia adelante sobre los costados laterales posteriores de los na- sales. En Smilodon, ai contrario, los huesos na- sales, relativamente mas cortos y mas anchos, muy anchos en la parte posterior, se unen con los fron- tales formando una sutura transversal casi recta, continuada á ambos lados por la que separa los frontales de los maxilares; el Machcerodus pre- senta una conformación intermediaria entre Felis y Smilodon. El plano occipital es estrecho, y muy elevado, mas inclinado hácia atrás que en los Felis, y con una cresta occipital muy elevada. La apófisis mastóidea presenta un desarrollo extraordinario, que separa decididamente al Smilodon de Felis y Ma- chcerodus. La mandíbula inferior es parecida á la de Machaerodus, pero con la barba mas fuerte y mas descendente hácia abajo, lo que unido á los nume- rosos pequeños agujeritos del borde alveolar supe- rior, al tamaño considerable del agujero sub-orbi- tario, y al enorme tamaño de los caninos, hacen suponer que el animal tuvo lábios sumamente grue- sos, y los superiores muy descendentes. Los parietales son muy hundidos y muy rugosos, lo que conjuntamente con las fuertes crestas occi- pital y sagital prueban la inserción de músculos de una fuerza extraordinaria. Los seis incisivos superiores aumentan poco de tamaño del i. - al i. -, con una corona casi cónica, y raíces largas y comprimidas afectando una forma lameliforme. Estos dientes difieren de los de Felis y Machaerodus , pues en estos dos géneros la corona es mas espatuliforme y no cónica como en Smilodon. En Machseroclus y Felis el incisivo externo de cada lado es de tamaño considerable- mente mayor que los cuatro internos, pero en Smi- lodon, la diferencia es poco sensible, pues el i. 1 es apenas un poco mas pequeño que el i. -. Además en Machaerodus y en Felis, los seis incisivos su- periores están muy apretados unos á otros, mientras que en Smilodon están separados unos de otros por espacios intermediarios regulares y bastante anchos. Los incisivos inferiores son parecidos á los superiores, con la diferencia, que el externo de cada lado es considerablemente mayor que los in- ternos, siendo estos últimos un poco mas peque- ños que los correspondientes de la mandíbula su- perior. Los caninos superiores se parecen á los del Ma- chaerodus en su conformación general, pero son un poco menos curvos, proporcionalmente mas grandes y sobre todo mas largos, considerablemente mas comprimidos en sentido transversal, terminando la corona en dos bordes perpendiculares cortantes, uno anterior y el otro posterior, formados por una lámina de esmalte fuertemente dentallada en forma de sierra, pero de una manera mucho menos apa- rente en la cara anterior que en la posterior. En Machaerodus ya se ha dicho que solo está dente- llado el borde posterior ó interno. 43 338 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El canino inferior es sumamente pequeño, sobre todo en comparación del enorme desarrollo del superior, y de una forma completamente distinta. La corona en vez de comprimida, es cónica y algo curva, pareciéndose un poco á la de los incisivos, pero con un tubérculo basal en su parte posterior del que asciende una arista ó cresta que disminuye gradualmente hacia arriba hasta perderse en la pun- ta, y dentellada en todo su largo como el canino superior. El premolar superiores bi-radiculado y con la co- rona comprimida y dividida en tres tubérculos, el del medio mas grande y el posterior mas pequeño. El carnicero superior es de grandes dimensiones, con la corona muy comprimida y muy alta, dividida en cuatro lóbulos, de los que el anterior mas pe- queño y mas bajo falta en Machserodus y en Felis constituyendo un carácter genérico del Smilodon; sobre el lado interno existe un tubérculo basal poco desarrollado. El p. 3 de la mandíbula inferior falta siempre en los individuos adultos, y cuando todavía persiste hasta una edad avanzada, se conoce es un diente muy pequeño y de una sola raíz, carácter particu- lar del Smilodon. El p. j es de tamaño relativamente considerable y de corona alta con tres cúspides, la del medio mas grande, la anterior y laposterior mas pequeñas, y ade- más un tubérculo ó cúspide accesoria, bastante bien desarrollada en la parte posterior de la corona, que falta en Felis y Machserodus , constituyendo igual- mente un distintivo de Smilodon. El carnicero inferior es de grandes dimensiones, y de la misma forma general que el de Felis y Machceroclus. El atlas según Burmeisteu, mas grande que el del tigre, tiene las alas laterales mas prolongadas pareciéndose un poco al de la FLycena. Las demás vértebras del cuello y del tronco se parecen en su conformación general á las de los de- más felinos. El externon consta de nueve piezas . Las costillas se parecen también á las de los gatos pero son tan fuertes que presentan casi el doble grueso que las del león. El cubito y rádio son considerablemente mas lar- gos que el húmero, y otro tanto sucede con la tibia y peroné respecto del fémur, siendo esta diferencia bastante mayor que en los representantes del gé- nero Felis. Los huesos de los miembros son excesivamente gruesos, y los del miembro anterior mas que los del posterior. Los huesos del metacarpo y metatarso son relativamente mas cortos y mas gruesos que los de Felis. Dimensiones Longitud del cráneo Ancho del rostro entre los caninos superiores Ancho del cráneo entre los arcos zigoraáticos Longitud de la parte anterior del cráneo á la parte poste- rior de las órbitas Longitud desde el borde posterior de las órbitas, hasta la parte posterior de la cresta sagital. Longitud de la mandíbula inferior Ancho de ambas ramas mandibulares entre el borde ex- terno de los cóndilos Longitud del canino superior Longitud de la corona del c. i Longitud de la raíz del c. - Diámetro de la corona en la base j ,intero_Poster^or (. transverso Alto déla corona del i. i » » del i . » » del i. - Diámetro del premolar superior Diámetro del carnicero superior Diámetro del trasmolar superior ( ántero-posterior ( transverso máximo . . . . ( ántero-posterior ( transverso máximo c ántero-posterior ( transverso del i. y. . .. , , , del i. z Alto de la corona { , , . del 1. -j del canino inferior Diámetro del premolar inferior \ <íntero_Posteijor-"- ( transverso máximo. . „ . ( ántero-posterior.... Diámetro del carnicero inferior ¿ transverso_máximo . Longitud del cuello Longitud del Atlas » del axis » de la tercera cervical » de la cuarta cervical » de la quinta cervical » de la sesta cervical » de la séptima cervical » de la primera dorsal » de la segunda dorsal » de la tercera dorsal » de la cuarta dorsal » de la quinta dorsal » de la sesta dorsal » de la sétima dorsal » de la octava dorsal » de la novena dorsal Longitud de la décima, undécima y décima-cuarta, cada una Longitud de la décima-tercera y décima-cuarta, cada una. Longitud de la primera y segunda lumbar, cada una.... » de la tercera lumbar. » de la cuarta lumbar » de la quinta lumbar 0m330 0.110 0.200 0.185 0.190 0.220 0.170 0.280 0.015 0.011 0.045 0.020 0.016 0.020 0.025 0.019 0.009 0.046 0.018 0.005 0.013 0.008 0.010 0.021 o. 026 0.035 0.012 0.031 0.016 0.400 0.030 0.080 0.051 0.050 0.050 0.049 0.048 0.040 0.038 0.037 0.0365 0.036 0.037 0.038 0.0382 0.039 0.040 0.042 0.043 0.045 0.050 0.050 UNGUICULADOS 339 Longitud de la sesta lumbar » de la primera sagrada » de la segunda sagrada » de la tercera sagrada » de la primera costilla » déla segunda costilla » de la tercera costilla » de la cuarta costilla » de la quinta costilla » de la sesta costilla » del omóplato » del húmero » del rádio » del pié anterior » del metacarpiano medio ... » de la cadera » del hueso sacro » del fémur » de la tibia » del calcáneo » del metatarsiano medio » del cúbito » del pié posterior 0.045 0.044 0.035 0.030 0.160 0.175 0.206 0.240 0.260 0.280 0.380 0.380 0.270 0.270 0.090 0.370 0.190 0.410 0.280 0.110 0.100 0.360 0.320 Localidad. — Los restos de este animal se han encontrado en distintos puntos del Brasil, de la República Argentina, Banda Oriental del Uruguay, Bolivia y Paraguay. Horizonte. — En la provincia de Buenos Aires se encuentran sus restos en todos los horizontes de la formación pampeana, pero de preferencia en el pampeano superior, siendo muy raros en el pam- peano inferior. MACELER0DUS kaup. Kaup, Oss. foss. de Darmstardt, pl. II, p. 24, a. 1833 (Ma- chairodus ) . Forra, dent. f i. j c. f m. (| -f \ -f- i) = 28 Machaerodus en señad e n si s Amegh. Smilodon ensenadensis, Ameghino, Rápidas diagnosis de mamíferos fósiles nuevos , etc., p. 6, n° 5, Febrero de 1888. El género Machcerodus ha existido también en Sud América, pero ha sido confundido casi siempre con el Smilodon. Liáis ha descrito una especie de verdadero Machcerodus, y al mismo género per- tenece sin duda el cráneo de la cordillera del Ecua- dor, figurado y descrito por Braxco. En la República Argentina ha existido una especie del mismo género, de la que repetidas veces se han encontrado restos, que se han extraviado en su mayor parte. Esta especie fué ya conocida por Bravard quien la confundió con el Felis megan- thereon (Machcerodus) de Europa, yá ella deben atribuirse las mandíbulas inferiores con! el p. ¥ bien desarrollado y bi-radiculado que han sido confundidas con las del Smilodon. Esa especie se caracteriza por una talla bastante menor que la del Smilodon populator, por el p. ¿ de la mandíbula inferior siempre presente y con dos raíces, por el cráneo algo mas parecido al de los verdaderos Felis, y por los caninos superiores mas cortos, menos comprimidos y sin dentelladuras en el borde per- pendicular anterior. Solo he podido examinar de este animal un canino superior que en un principio atribuí á una especie distinta de Smilodon que designé con el nombre de Smilodon ensenadensis, pero un conocimiento mas exacto de las diferencias que separan el Smilo- don de Machcerodus me conducen ahora á consi- derar dicho diente como perteneciente al último de los mencionados géneros. Dicho diente tiene toda la raíz intacta pero á la co- rona le falta la punta. A pesar de eso se conoce inme- diatamente que era de tamaño bastante menor y me- nos comprimido. El largo del canino superior del Smilodon populator, de la base de la raíz á la cús- pidede la corona, es de 26 á 28 centímetros según los individuos, pero el del M. ensenadensis apenas debía alcanzar un largo de 21 centímetros. El ancho máximo del diente del S. populator en la raíz es de 46 milímetros y en el M. ensenadensis de solo 40 milímetros. Mas arriba del cuello en donde em- pieza la capa de esmalte continuado, el canino del S. populator, tiene 42 milímetros de ancho, y el del M. ensenadensis solo 37 milímetros. La arista cortante, perpendicular interna, muy delgada y dentellada en Smilodon populator, ape- nas presenta trazas de dentelladura en el M. ense- nadensis. Ademas, en el S. popidator, la cara anterior muestra una arista perpendicular gruesa en relieve y en forma de costura perpendicular,, la que también se encuentra en el M. ensenadensis, pero en aque- lla especie presenta igualmente vestigios de dente- lladuras aunque menos visibles que las del lado interno, y en el M. ensenadensis esos vestigios faltan por completo. Nótase por fin también que en la 340 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS parte media del diente hácia la mitad de su largo, la arista ó el borde perpendicular anterior del canino del M. ensenadensis forma una curva mucho mas pronunciada que en el S. populator. Localidad. — Esta pieza ha sido recojida en las excavaciones de las obras del puerto de La Plata, en la Ensenada, pero se han encontrado también restos de la misma especie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). APERA AME6H- Amechino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 11, a. 1886. Este género, conocido hasta ahora solo por algu- nos dientes, se caracteriza muy bien por la superficie del esmalte, muy desigual, con impresiones dis- puestas en forma de redecilla, y por el diente carnicero inferior que carece de la lisura perpen- dicular externa entre los dos lóbulos de la muela, que distingue los felinos de la actualidad. Apera sanguinaria Amegh. (Pl. I, fig. 27 y 28) Apera sanguinaria, Ameghino, Obiva y página citada. Eutemnodus americanus, Bravard, Monografía de los ter- renos marinos terciarios de las cercanías del Pa- raná, p. 16, 1858. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 20, a, 1880. Burmeister, Anal, del Mus. Nac. de Buenos Aires, ent. XIV, p. 97, a. 1885. Bravard, en su monografía de los terrenos ter- ciarios del Paraná, dice haber encontrado en los yacimientos de esa localidad, partes del esqueleto de un Eatemnoclus americanus, pero sin precisar las piezas, ni dar sus caractéres, de manera que, al redactar conjuntamente con H. Gervais el catálogo de los mamíferos fósiles sud-americanos no pudimos dar ningún dato sobre tan misterioso animal. Pero Burmeister, en su reciente trabajo sobre los fósiles del Paraná, describe y dibuja dos dientes de la colección Bravard procedentes de un animal car- nicero, según él parecido á los gatos, que cree repre- sentan el Eutemnodus americanus de aquel naturalista. Esta determinación me pareció desde un prin- cipio mas que dudosa, y en mi último trabajo sobre los fósiles del Paraná me expresaba al respecto en los siguientes términos : «Me parece que aquí hay error: ó las piezas de la colección Bravard fueron confundidas y los objetos indicados no son los que sirvieron de fundamento á Bravard para precisar la existencia de un Eutemnodus americanus, ó bien como sucedió en otros casos aquel meritorio natu- ralista identificó erróneamente un género americano á un género europeo bastante distinto que entra en una sub-clase diferente. Me inclino á esta última suposición . « El Eutemnodus es un género extinguido euro- peo, de los terrenos terciarios antiguos de Yaucluse, fundado por los paleontólogos Pommel y Bravard que lo colocan en Ja sub-clase de los marsupiales como cercanoylel género Didelphys que, como es sabido carece de verdaderos dientes carniceros, mien- tras que el animal americano de que se trata es un mamífero placentario del orden de los carnívoros. No existe así un Eutemnodus americanus, sino un género americano nuevo, completamente dis- tinto del europeo, del que no puede llevar el nom- bre genérico, y que propongo por consiguiente designar con el nombre Apera sanguinaria indi- cando así su carácter completamente opuesto al género Eutemnodus. » No pudiendo conseguir en Buenos Aires la obra original de Pommel y Bravard, buscaba en vano en los trabajos mas modernos la caracterización del género Eutemnodus, cuando en el reciente catá- logo de los mamíferos fósiles del Museo británico, redactado por Lydeiáker, encuentro (Catal., etc., part. I, pág. 21), á propósito de los restos del gé- nero Ilyaenoclon, la siguiente nota: «This and other specimens from Yaucluse liave been hither to labelled Hycenodon requieni ; but they are of much larger size, as vill be shown bellow. Some (e. g. N° 28203) areentered in Bravard’s collection M. S. Catalogue, as Eutemnodus euryrhynchus Bravard. The same generic terme has been em- ployed by Bravard ivide H. Gervais and Ameghino, Les mammif. etc.) for a fossil Carnivore from the Pleistocene of S. América, wich cannot now be UNGUICULADOS 341 identified. It would be very remarkable if Hyce- nodon were found in those deposits». Resulta pues que Eulemnodus es simplemente un sinónimo de Ilycenodon, lo que confirma mi primera opinión de que los restos mencionados por Burmeister son de un género nuevo americano, pues no tienen nada de común con los del Hyceno- don, y hasta es dudoso de que Bravard haya apli- cado á esos restos el nombre genérico de Eutem- nodus, pues conocía muy bien la dentaduaa de este género y no es de suponer que incurriera en un error tan notable. Por otra parte, en su nota sobre el descubrimiento del Eutemnodus americanus habla de partes del esqueleto, y no se comprende cómo pudiera aplicar esta expresión á un solo diente. De todo esto deduzco que ha habido una confusión de etiquetas ; que los restos descritos por Burmeis- ter son de un género distinto de los que Bravard designó con el nombre de Eutemnodus ameri- canus que sin duda era un representante de la familia de los Hycenodonticlce que también vivió en esta parte de América durante los tiempos eocenos, como lo prueba el Anatheriurn defossus, descrito precedentemente. Pero todo esto prueba también lo que ya he repetido tantas veces, que, las listas de nombres de géneros y especies sin diagnosis son un estorbo para el adelanto de la ciencia y no deben ser tomadas en consideración para nada. Sin embargo, todo esto es en el supuesto de que dichos restos sean de un Felidce , pues confieso que sobre una sola muela incompleta, y de la que solo puedo examinar el dibujo, me encuentro incapaz de dar una opinión definitiva, tanto mas que á juzgar por el dibujo, la mencionada pieza me parece diferir notablemente de las de los gatos. Pero como Bur- meister la ha determinado sobre el original no insisto mas sobre mis dudas, reproduciendo las figuras y la descripción del autor para que el lector pueda juzgar según su criterio. « La única representación de dicho animal,, en la colección, es un molar carnicero de la mandíbula inferior, semejante al de un gato doméstico, por su figura, pero de tamaño un poco mayor. Doy su re- presentación exacta, -pl. I, fig. 27 y 28, de ambos la- dos : A, lado externo, y B, interno; se ven los dos lóbulos opuestos de la corona, el anterior al lado iz- quierdo, en la figura A, y al lado derecho de B el lóbulo poco mas angosto pero mas alto en direc- ción opuesta. Las dos raíces, que pertenecen á estos lóbulos de la corona, faltan, por deterioro ; se vé la margen de la rotura bajo la corona, como una cintura blanca alrededor de los dos vacíos in- ternos, bien indicados, de los lóbulos en la figura B, y una pequeña porciou de la raíz anterior en la figura A, de lado externo. Comparando este diente con uno de igual tamaño de los gatos, se distingue por la falta de la fisura perpendicular entre los dos lóbulos, siempre bien visible al lado externo de la corona en los gatos, pero que no existe en el diente de Eutemnodus, y que la superficie externa de la corona está marcada con pequeñas impresiones, dándole un aspecto de redecilla, carácter que nunca existe en el mismo diente de los gatos actuales, ha- llándose liso en toda su superficie. Esta diferencia me parece de mucha importancia para distinguir el Eutemnodus de Felis, aunque la figura general de la corona es muy semejante, sino por la separa- ción del esmalte de la corona de las raíces, que desciende en ángulo al medio del lóbulo externo, como también en los gatos actuales. » Localidad. — Barrancas del rio Paraná en los alrededores de la ciudad del mismo nombre. Horizonte. — Piso mesopotúmico de la formación patagónica (oligoceno inferior). OBSERVACIONES EILOGÉNICAS SOBRE LOS FELIDOS ARGENTINOS Faltan los materiales para reconstruir un cuadro filogenético pasable de los felinos argentinos por la escacez de restos fósiles que de ellos hasta ahora se conocen, aunque dicho cuadro podría rehacerse hipotéticamente. Pero mi objeto en estas observa- ciones es solo poner de relieve, las pocas afinidades que indican los restos fósiles, y los inmensos claros que quedan por llenar. Existen en la actualidad doble número de especies de felinos argentinos, que las que se conocen en estado fósil, cuando es evidente que tienen que ser mucho mas numerosas las especies fósiles que las existentes. Y entre las que se han encontrado fósiles en nuestro suelo solo hay representantes de gran talla, faltando todas las especies pequeñas mas ó menos aliadas á las actuales, y que deben también haber precedido en su aparición á las grandes. Entre los representantes fósiles de gran talla hay 342 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dos especies aliadas del Felis concolor , el Felis longifrons y el Felis platensis, pero ambas son de talla mas considerable y hasta cierto punto de una evolución mas avanzada que el Felis concolor, de donde resulta que ninguna de las dos es el antecesor de la especie existente aunque es probable que las tres descienden de un tronco común. Del Felis onga hay un antecesor fósil apenas un poco diferente de la forma actual, y otro represen- tante todavía mas robusto, cuyos caractéres de- muestran igualmente que 110 pueden descender el uno del otro, pero que se entroncan en un antecesor común. Esto es todo lo que por ahora se puede avanzar sobre las relaciones de las especies de Felis argentinos, siendo por otra parte de presumir que nunca podrá restaurarse la cadena filogénica de este grupo con especies exclusivamente argen- tinas, ni aún sud-americanas, por cuanto el género es cosmopolita, y muchas especies han emigrado é inmigrado en distintas épocas y regiones. Mas fácil será establecer la filiación de las especies del género Smilodon, pues parece, á lo menos por ahora, que ha sido exclusivo de Sud-América, siendo su antecesor inmediato el Machserodus. Estos datos pueden representarse con las siguien- tes líneas. G o G O ca o* c o jn % fe en =2 fe rJi Cfl 3 "3 a m '"3 fe rJi G O «M ‘S> c o w "5 fe m ’rn G c¿ -♦-> jG HL *á> fe PINNIPEDIA. Los cuatro miembros bien desarrollados y con cinco dedos en cada uno, todos armados de uñas. Una rama externa del canal alveolar de la mandíbula inferior. Un interparietal. Huesos largos sin cavidad medular. Escafoides y lunar soldados. Huesos marsupiales ausentes. Se dividen en dos familias que se distinguen principalmente por la disposición del aparato dentario. Caninos superiores pequeños y de raíz cerrada ó casi cerrada. Phocidse. Caninos superiores, de gran tamaño, desarrollados en forma de defensas, y de base abierta. Trichechiclce. De estas dos familias, solo se encuentra representada en nuestro país, la primera ó de los Phocidce. PHOCIDME ARGTOPIiOGA peters Peters, Monatsb. der konn , Akad. zu Berlín, 1888. Arctophoca Fischeri Gerv. y Amegh. Arctophoca Fischeri, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 214, a. 1886. Otaria Fischeri, H. Gervais y Ameghino, Losmamíf. fós. etc., p. 233, a. 1880, Fundé esta especie en compañía del Dr. H. Ger- vais sobre una media mandíbula inferior del lado izquierdo perteneciente á un animal del grupo de las focas. Esta pieza que comprende la parte pos- UNGUICULADOS 343 terior de la rama horizontal con los alveolos de las tres últimas muelas, entra en el género Arctophoc a acercándose bastante por la forma á la especie actual Arctophoca falklándica pero tenía un tamaño mucho mas reducido. La forma de la parte exis- tente de la rama horizontal de la mandíbula es casi idéntica á la de la especie mencionada. Los tres alveolos existentes correspondientes á las tres últi- mas muelas son de forma circular, bastante pro- fundos y de igual tamaño. Como en las especies actuales, detrás del último alveolo se extiende la rama horizontal sin dientes por un espacio consi- derable antes que empieze á levantarse la rama ascendente siempre muy baja en estos animales. Dimensiones Alto de la mandíbula debajo de la antepenúltima muela... 0m016 Alto de la mandíbula debajo de la última muela 0.018 Alto de la mandíbula en donde empieza á levantarse la rama ascendente 0.022 Espesor de la mandíbula debajo de los alveolos 0.008 Diámetro de los alveolos 0.004 Longitud del espacio ocupado por los tres últimos alveolos. 0.018 Localidad. — Esta pieza ha sido recojida por el almirante Dupotet en las barrancas del Paraná, y donada al Museo de historia natural de París. Bür- meister cita dientes de Otaria de la misma loca- lidad, que sin duda proceden de la misma especie, habiendo recogido también varios ejemplares el profesor Scalabrini, los cuales se conservan en el Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso patagónico de la formación patagónica (oligoceno superior). OTARIA perón Perón, Voy. aux Terr. Austr., II, 1818. Otaria jubata (Forster), Blainville. Phoca jubata, Forster, Descrip. Animal., p. 66, a. 1775. Schreber. Saugeth., p. 3000. Otaria jubata, Desmarest, Mammal., II, p. 248, a. 1820. Blainviele, Ostéographie, II, genre Phoca. Burmeister, Anal, del Mus.pub., etc., t. I. p. 303. — Id. Descrip. Phys., etc., t. III, p. 526. — Id. Atlas de la Descrip. Phys., ent. 2a, p. 43, a. 1883. Murie, Proceed. Zool. Soc., 1869, p. 101. — Id. Tran- sad. Zool. Soc., t. VIII, p. 501.’ Allen J. A. Hist. of North. Amer. pinniped, p. 208, 1880. Phoca flavescens, Schaw, Gen. Zool. I, p. 260, a. 1800. Phoca byroni, Blainville, Journ. de Phys., XCI, p. 287, a. 1820. Desmarest, Mammal., p. 240, 1820. Platyrhyncus leoninas , F. Cuvier, Lesson. Platyrhyncus mollossinus et uránico, Lesson, Man. de Mam. p. 204, 1827. Ardocephalus falklandicus , Burmeister, An. and. Magaz. Nat. Hist., 3a ser. XVIII, 1866 (parte). Otaria leonina, Perón, Voy. aux Terr. austr., II, 1816. Desmarest, Mammal., etc. Gray, Cat. o f Seáis, p. 59. Peters, Monatsb. d. Kón. Alead, s. Berlín, p. 263, 1866. Burmeister, Monatsb., etc., p. 180, 1868. Otaria mollosina, Lesson et Garnot, Voy. Coq. Zool. I, 1826. Otaria Pernetyi, Lesson, Dict. Cías. d’Hist. Nat., XIII, 1828. Hamilton, Nat. Libr. Otaria platyrhinchus et chilensis, Muller in Wiegman, Ar-, chio. für Naturgescli. 1841, p. 333. Otaria Godeffroyi, Peters, Monatsb.. etc., cit., 1866, p. 264. Otaria byronia, Peters. — Id. Otaria Ulloce, Tschudi, Fauna peruana., 184-244, p. 135, 136. Peters, Loe. cit., p. 270. Otaria minor et pygmcea, Gray, Ann. and Magaz. Nat. Hist., VIII, p. 326. Otaria hookeri, Sclater, Proceed. Zool. Soc. London, 1886, p. 80. Habita toda la costa atlántico-argentina. Sus res- tos se encuentran con frecuencia en las formaciones marinas post-pampeanas. Localidad. — Alrededores de La Plata, Punta de Lara, Quilines, etc. Horizonte. — Piso querandino de la formación cuaternaria (cuaternario inferior). ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE EL ENCADENAMIENTO FIL0GÉNIC0 DE LOS MAMÍFEROS CARNICEROS EN GENERAL. El crecido número de representantes fósiles de mamíferos carniceros, encontrados en ambos conti- nentes, y el conocimiento general que hemos ad- quirido sobre las grandes líneas de la evolución, los órganos que afecta de preferencia, y la dirección 344 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en que generalmente se efectúa la modificación, puede ya permitirnos trazar un bosquejo del enca- denamiento de los representantes actuales con los que los han precedido, ó la restauración de los antecesores que todavía no se hayan revelado por vestigios materiales. Este estudio podría llevarse muy lejos, descen- diendo hasta los mas pequeños detalles de la orga- nización, pero solo me propongo dar una rápida idea de las principales líneas de evolución de los grandes grupos. Los carniceros placentarios actuales, pueden divi- dirse en dos grupos cuyos diferentes representantes son estrechamente aliados entre sí. En el primero el aparato dentario ha esperimentado en el número de sus órganos el máximo de reducción ; forman este grupo, los mustelinos y los felinos. En el segundo, el aparato dentario ha experimentado en el número de sus órganos una disminución apenas notable; for- man este segundo grupo, los perros y los osos. Entre ambos grupos se coloca el de las hienas. Empezemos por el segundo grupo, el de los perros y de los osos. Los perros son mas primitivos que los osos por su aparato masticatorio, pero han evolucionado mas que estos en el número y la forma de los dedos ; y vice-versa, los osos han modificado el aparato masticatorio en la forma y á menudo también en el número, pero conservan un tipo pri- mitivo en la forma de sus extremidades. Pero entre los osos hay un grupo subordinado, el de los sub- ursus, cuyo aparato masticatorio es mas primitivo que el de los osos, y de consiguiente mas parecido al de los perros. Por otra parte, los sub-ursus se ligan á los osos por distintas formas intermediarias, y como los han precedido en su aparición, no puede abrigarse duda de que los osos descienden de los sub-ursus. Las diferencias que separan los perros de los sub- ursideos son en la dentición sumamente pequeñas, pero mayores en las extremidades puesto que los perros son digitigrados, y los sub-ursideos planti- grados. Sin embargo, como la forma plantigrada, es mas primitiva que la digitigrada, podemos deducir que los perros primitivos eran plantigrados, como los osos, y reunían por consiguiente los caracteres que actualmente encontramos separados en los per- ros, los sub-ursideos y los ursideos; este grupo primitivo, antecesor de los tres grupos actuales, puede designarse con el nombre de Cyomorphidce ; á él pertenece el Amphicyon, gigantesco carni- cero del mioceno medio é inferior que, sin duda ha sido precedido por otros representantes de talla mas pequeña, y con una tendencia menor en el aparato dentario al grupo de los osos. Estos antiguos car- niceros, con el aparato masticatorio poco especia- lizado, formaban un grupo del que puede darnos un ejemplo de su conformación el extinguido género Cynodon. Tomemos ahora el otro grupo, el de los mustelinos y el de los felinos. Entre los mustelinos se observa una reducción continua del aparato dentario, llevada á su mas alto grado en el género Lyncodon, no- tándose que los géneros mas antiguos son los de dentición mas completa, mientras que los mas mo- dernos son aquellos en que la reducción ha alcanzado su mayor grado de evolución. Otro tanto sucede con los felinos ; á partir de los extinguidos géneros Dinictis y Pseudcelurus el aparato dentario disminuye en el número de sus órganos, hasta alcanzar el máximo de su reducción en el género Smilodon. Aquí también se observa que los géneros de dentición mas completa son los mas antiguos, y los de dentición mas reducida los mas modernos. Pero los mas antiguos representantes de los mus- telinos y de los felinos, son mas parecidos entre sí que sus descendientes, y concluyen por confundirse con las distintas formas de Cynodontes en donde ya he dicho que también se entroncan los antece- sores de los osos y de los perros. Las hienas, parece han evolucionado completa- mente por separado de los mencionados grupos, pero sus formas antecesoras las ligan directamente á los Cynodontes. Estos cynodontes, ó carniceros placentarios pri- mitivos, ofrecen en su dentición algunos caractéres de marsupiales que se acentúan en los creodontes. Estos últimos son verdaderos carniceros en evo- lución, que reúnen los caractéres de los carniceros placentarios y de los carniceros marsupiales, con algunas formas que es difícil separar de los cyno- dontes y como son los que los han inmediatamente precedido en su aparición, me parece que no se puede abrigar duda de que los Cynodontes pro- ceden de creodontes de caractéres cynoideos. Entre los carniceros actuales, hay uno que tiene un verdadero molar de mas en la mandíbula inferior, es decir ocho muelas en cada lado de la mandíbula inferior, y siete en la superior; es este el Octocyon. Siete muelas superiores es el número normal en UNGUICULADOS 345 los paquidermos de dentición completa, y se en- cuentra también en algunos Cyomorphidse, por ejemplo el Amphicyon , pero el número de odio en la mandíbula era hasta ahora un ejemplo único en los carniceros, y como un mayor número de dientes es un signo de evolución poco avanzada, se deduce que los primeros antecesores de los carni- ceros tuvieron ocho muelas en la mandíbula inferior, como ha venido á demostrarlo el reciente descubri- miento del género Acyon, del grupo de los creo- doutes. Pero la mayor parte de estos solo tienen siete muelas inferiores, de modo que también ellos deben descender de un antecesor que tenía ocho muelas inferiores, y de caractéres marsupiales mas acentuados. Ahora, como la mayor parte de Jos carniceros marsupiales existentes, con excepción del Myrme- cobius, no tienen mas de siete muelas inferiores, deducimos que ese antecesor de los c reodo n tes y carniceros placentarios con ocho muelas inferiores es también el antecesor de los D ideljihydce , Thyla- cynus , etc. Además, como el género Didelphxis tiene 5 incisivos superiores y cuatro inferiores de cada lado, y como sabemos que el número de estos no lia aumentado, sino que ha seguido la disminución del resto del aparato dentario, deducimos con razón que ese lejano antecesor tuvo también por lo menos 5 incisivos superiores y cuatro inferiores. Ese grupo de antecesores de los creodontes, y de los carniceros placentarios y de los carniceros marsupiales, así reconstruido hipotéticamente, debía tener la fórmula dentaria siguiente: f i. } c. f m. (i p. 1 m.). Todas las muelas debían estar armadas de p uutas agudas, debían ser plantigrados y con cinco dedos en cada pié. La existencia de estos antiguos antecesores debe buscarse mas allá de las capas mas antiguas del eoceno. En cuanto álos carniceros acuáticos del orden de los Pinnipedla , no se les puede señalar todavía con seguridad, sus antecesores, pero por sus carac- téres muy próximos á los Carnívora y á los Creo- donta, es mas que probable que no pueden haberse separado antes de la formación del grupo de los Phonoctonia. Las ideas expuestas pueden expresarse gráfica- mente con mayor claridad en la forma siguiente: Peratheridae 346 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ARCHTOIDEA Todos los dientes en série continua, radiculados y en número no menor de 48. Cráneo largo, con casi todas las suturas visibles y sin crestas musculares bien acentuadas. Un interparietal. Paladar con vacui- UNGUICULADOS 347 (lacles palatinas. Una rama externa del canal alveolar de la mandíbula inferior. Carpo y tarso en serie lineal. Un hueso intermediario del carpo. Astrágalo plano. Huesos marsupiales presentes. Esta tribu se divide en cuatro órdenes, que se distinguen de esta manera. I. Muelas inferiores con cuatro raíces distintas. a. Todas las muelas cuadricuspidadas. Atava. II. Muelas inferiores con no mas de dos raíces. a. No menos de £ incisivos. aa. Muelas inferiores trieuspidadas y con dos raíces. Phascolotheria. bb. Muelas inferiores con una ó dos cúspides agudas y casi todas uni- radiculadas . Stilodontheria. b. Incisivos f. aa. Muelas inferiores biradiculadas y con cúspides agudas. Mirmecobia. ATAVA No menos de f incisivos, ~ caninos y ® molares, todas las muelas cuadricuspidadas, con las cuatro cúspides principales elevadas y agudas. Muelas inferiores con cuatro raíces distintas. Angulo mandibular invertido. No menos de 30 vértebras dorso lumbares. Sacro de dos vértebras. Calcáneo con faceta übular. Cinco dedos en cada pié. Grupo teórico al que todavía no le conozco representantes, y que fué el antecesor de los planungulados y de los ungulados. Sus representantes deben buscarse en los terrenos secundarios. PHASCOLOTHERIA Incisivos f, caninos {, muelas f á ff ó mas. Muelas trieuspidadas, con puntas muy agudas, y las inferiores con no mas de dos raíces distintas. No menos de 30 vértebras dorso lumbares. Sacro de dos vértebras. Angulo mandibular invertido. Calcáneo con faceta fibular. Cinco dedos en cada pié. Plantígrados. Orden completamente extinguido, de los tiempos secundarios, en el que entra el Phascolotherium y demás géneros parecidos. No se le conoce hasta ahora representantes en Sud América. STILODONTHERIA No menos de -| incisivos, \ caninos y muelas. Las muelas con una ó dos cúspides agudas, raramente tres, y casi todas, tanto superiores como inferiores, con una sola raíz, alternando con unas pocas provistas de dos raíces. Mandíbula inferior angosta, larga, sin rama ascendente, ó apenas acentuada, y sin parte 348 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS angular. No menos de 30 vértebras dorso-lumbares. Una sola vértebra sagrada. Calcáneo con articulación fibular. Cinco dedos en cada pié. Orden completamente extinguido, propio de los terrenos secundarios, pero cuya primera aparición data probablemente de la época primaria. Es el grupo antecesor de todos los Ditremata. Entran en este orden el Stilodon 0\v. y género afines. No se le conoce hasta ahora ningún representante en Sud América. MIRMEOOBIA Incisivos ~, caninos {, muelas f. Molares con cúspides agudas. Angulo mandibular invertido. Sacro de 4 vértebras. Cola no prehensil. Ciuco^ dedos en cada pié. El pulgar del pié posterior atrofiado. El único representante conocido de este orden, es el Mtrmecobius del continente australiano, que desciende de los antiguos Pkascolother'ia á los que debe ligarse por un crecido número de formas hasta ahora desconocidas, pero que no sería difícil restaurar teóricamente. PTETIGA Los representantes de este grupo tienen una dentición compuesta de incisivos, caninos y molares, dis- puestos mas ó menos como en los Sarcobora, pero se distinguen fácilmente por los miembros, reunidos por una membrana y transformados en órganos de locomoción aérea. En esta sección entran dos órdenes que se caracterizan de esta manera. Los cinco dedos de los miembros anteriores con uñas. Prochiroptera. Un solo dedo de cada uno de los miembros anteriores con uña. Chiroptera. Membranas destinadas al vuelo, poco desarrolladas, y los cinco dedos de los miembros anteriores armados de uñas. Cinco dedos en los miembros posteriores. Dentición completa, de f incisivos, { cani- nos, y y muelas, todos los dientes en série continua. Grupo teórico, al que hasta ahora no le conozco representantes. CHIROPTERA Membranas destinadas al vuelo, muy desarrolladas. Miembros anteriores con solo un dedo libre y armado de uña, el pulgar ; los otros cuatro presentan los metaearpianos y las falanges muy alargadas y P TÉ TICOS 349 sostienen la membrana. No mas de f incisivos y f muelas. Clavículas bien desarrolladas. Apófisis zigo- m ática del temporal, sin apófisis post-glenóides. Miembro posterior con cinco dedos armados de uñas. Un hueso intermediario del carpo. Habitan en la actualidad casi toda la superficie de la tierra. Los murciélagos no son tan raros como á primera vista podría creerse, pues según Burmeister que ha examinado largamente este grupo en el tercer volumen de la Descripción física de la Repú- blica Argentina, habitau nuestro suelo quince especies distintas, de las que doy la enumeración, distri- bución y sinonimia según el trabajo del mencionado autor, pues no habiendo tenido ocasión de ocuparme de este grupo, no tengo sobre él nada de nuevo que agregar. PHYLLOSTOMID^E PHYLLOSTOMA geoff. <17971 Phyllostoma superciliatum, Pr. Wied. Pr. de N. Wied, Beitr. z. Naturg. Bras., II, p. 200. Rengger, Süugeth. v. Parag., 74. Wagner en Schreber. Suppl., I, p. 407 y V, p. 626. Burmeister, Syst. Líber s., etc., I, p. 44. — Id. De-ser. Phys., t. III, p. 70. Habita el territorio del Chaco. No se conoce fósil. Phyllostoma lincatum Geoff. St.-Hil. Geoffroy Saint-Hilaire, Anual. duAIus. d’Hist. nat., XV, p. 180. Rengger, Süugeth. v. Parag, p. 75. Wagner-Schreber, Suppl., t. I, p. 408 y t. V, p. 633, Burmeister, Syst. Ubers, I, p. 48. — Id. Desor. Phys., etc., t. III, p. 71. Habita el territorio del Chaco. No se conoce fósil. Phyllostoma lilium Geoff. St.-Hil. Phyllostoma lilium, Geoffroy Saint-Hilaire, Anual, du Alus. d’Hist. nat., t. XV, p. 181. Desmarest, Alammal., p. 121. Rengger, Süugeth. v. Parag., p. 78. Wagner-Schreber, Suppl. I, p. 411 y V, p. 631. Burmeister, Syst. Ubers,, etc., t. I, p. 49. — Id. Descr. Phys., t. III, p. 72. Phyllostoma spiculatas, Lichtensteix, Doubl. de zool. Alus., 3. Phyllostoma excisum, Wagner en Wiegm., Archiv., t. I, p. 385. Ders. Abh. der Kón.Bair. Acad. phys. Cl., t. V, p, 176. Burmeister, Syst. Ubers., etc., t. I, p. 49. Phyllostoma fumarium, Wagner en Wiegman, Ob. cit. Wagner-Schreber, Suppl., t. V, p. 636. Phyllostoma albescens , Wagner en Wiegm., Ob. cit. Wagner-Schreber, Suppl., t. V, p. 636. Phyllostoma chrysocomus, Wagner-Schreber, Suppl. t. V, p. 634. Phyllostoma erythromus, Tschudi, Fauna peruana, t. I, p. 64. Phyllostoma oporaphilum , Tschudi, Ob. cit. Nyctiplanus rotundatus, Gray, Ann. and Aíag. nat. hist., ser. III, p. 36. Sturnira spectrum, Gray, Voyage of H. AI. S. Sulphur. Alammal.. 22, pl. Vl.fig. 1. Stenoderma Chilensis. Gay, Fauna chilena, t. I, p. 30. Habita toda la extensión de la República al Norte del rio Negro. No se conoce fósil. GL0SS0PHAGA geoff. st-uil- Ann. du Alus. t. IV, p. 418. Glossophaga ecaudata Geoff. St.-Hil. Glossophaga ecaudata, Geoffroy St.-Hil, Ann. du Alus. d’Hist. Nat., t. IV, p. 418. Desmarest, Alammal., p. 123. Pr. N. Wied, Beitr., etc., t. II. p. 212. — Id. Abbild. z. Naturg. Bras. 350 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Wagner-Schreber, Suppl. t. I, p. 389, y t. V, p. 620. Burmeister, Syst. Ubers., ete.^t- L P- 54. — Id. Descript, phys., etc., t. III, p. 76. Glossophaga villosa, Rengger, Sáugeth. v. Parag., p. 80. Habita la región norte de la República. No se conoce fósil. DESMODUS pr. avied Beitr. z. Nat. Bras., t. II, p. 233. Desmodus rotunda! um (Geoff.) Phyllostoma rotundatum, Geoffroy St.-Hilaire, Aun. du Mus. d’hist. nat., XV, p. 181. Desmodus rufus, Pn. Wied, Beitr. z. Nat. Bras., t. II, p. 233. Wagner-Schreber, Suppl., I, p. 339, y V, p. 614. Desmodus murinus, Wagneb, Ob. cit., p. 377. Edestoma cinérea, d’Orbigny, Voy. Amér. Mérid. Mammif., II, pl. 8. Habita la región setentrional de la República. No se conoce fósil. Desmodus D’Orbig-nyii Waterh. Desmodus D’Orbignyii, Waterhouse, Zool. of the Beagle, t. II, Mammif., 1, pl. ]. Wagner-Schreber, Ob. cit., t. I. p. 380, y V, p. 614. Gay, Fauna chilena, t. I, p. 33. Desmodus fuscus, (Lund) Burmeister, Syst. Ubers., t. I, p. 57. Habita las regiones cálidas de la República. No se conoce fósil . BRACHYURIDME N0CTILI0 lis. Lineo, Syst. nat. etc. IVoctilio leporinus (Gmelin) Buivm. Nociilio leporinus, Lineo, Syst. nat., ed. XII, t. I, p. 32. Cuvier, Régne animal, t. I, p. 166. Schreber, Sáugeth., t. I, p. 162. Burmeister, Syst. Ubers., etc., t. I, p. 60. — Id. Descr. Phys., etc., t. III, p. 82. Noctilio unicolor, Desmarest, Mammal., p. 118. Pr. Wied, Beitr., etc., t. II, p. 232. — Id. 16- bild., etc., fig. 14. Wagner-Schreber, Suppl., t. I, p. 450, y t. V, p. 681. Noctilio rufus, Spix, Vesp. Bras., p. 57. Noctilio Rufipes, D’Orbigny, Voy. Amér. mérid. Zool. , t. I, p. 12. Noctilio ruber, Rengger, Sáugeth. v. Parag., p. 95. Noctilio dorsalus, Pr. Wied, 06. cit., p. 218. — Id. 16- bild., etc., fig. 13. Rengger, Sáugeth. v. Parag., 93. Noctilio mastivus, Gray, Gosse, Anual, of nat. hist., XX, 424. Noctilio affmis, D’Orbigny, ob. cit., 12, pl. 10. Tschudi, Fauna peruana, t. I. p. 77. Noctilio albiventer, Spix, Fesp. Bra., p. 58, pl. 35, fig. 2-3. Wagner-Schreber, Suppl., t,. I, p. 452, y V p. 683. Habita la región central y setentrional de la Re- pública. No se conoce fósil. PTÉTICOS 351 GYMNLJRID^E NYCTINOMUS geoff. st.-hil. Nyctinomus nasutus (Temm ), Allen. Dysopes naso, Wagner-Schreber, Suppl t. I, p. 475, y V, p. 707. Burmeister, Syst. Ubers, etc., t. I, p. 74. — Id. Reise d. d. La Plata st., t. II, p. 342. — Id. Des- cript. phys., etc., t. III, p. 86. Nyctinomus brasiliensis, Geoffroy, Ann. des setene, nat. t. I, p. 342. Nyctinomus nasutus, Allen, Mon. of the bats N. A., p. 7. Dysopes nasutus, Temminck, Monogr. d. Mamm., t. I, p. 234. Dysopes multispinosus, Burmeister, Reise, etc., t. II, p. 391. Dysopes aurispinosus, Peale, Un. Stat. astr. exped., t. VIII, p. 21, pl. 5, fig. 1. Molossus nasutus, Gay, Fauna chilena, t. I, p. 35. Molossus rugosas, D'Orbigny, Voy . Amér. Mér. Mammif. 13, pl. 10. Molossus cynocephalus , Cooper, Ann. Lyc. N, York, 1837, p. 65, pl. 3, fig. 1. Wagner-schreber, Suppl., V, p. 714. Rhinopom a carolinensis, Gundlach, Archiv. f. Naturg., 1840, t. I, p. 358. Habita toda la extensión de la República al norte del rio Negro. No se conoce fósil. PR0M0PS PETERS Monachbericht.d. Kon. Pr. Akademie d. Wissensch. zu Ber- lín, 1874, p. 232. Promops bonaérensis Peters W. Peters, 06. cit. Burmeister, D escript. phys,, etc., t. III, p. 89 Habita las provincias de Buenos Aires y de Santa Fé. No se conoce fósil. VESPERTILIONIDOS] NYCTICEJUS RAFFINESQUE Journal de physique, t. 88, p. 417. Nycticejus ruber (Geoff.), Burm. Vespertilio ruber, Geoffroy St.-Hilaire, Ann. d. Mus., t. VIII, p. 204. Desmarest, Mammal., p. 143. D’Orbygny, Voy. d. VAm.Merid., IV, etc. Vespertilio cinnamomeus , Temminck, Monog. Mamm., t. II, p. 255. Wagner-Schreber, Suppl., t. V, p. 755. Nicticejus ruber, Burmeister, Descr. phys., etc., t. III, p. 92. Habita los territorios del Chaco y de Misiones y la provincia de Corrientes. No se conoce fósil. ATALAPHA raffinesque Atalapha bonaerensis (Lesson), Burm. Vespertilio bonaérensis, Lesson, Ferrussac, Bullet. de se. nat., t. VIII. p, 95. — Id. Voyage d. I. Coquille, etc. Zool., p. 137, pl. II, fig. 1, a. 1826. 352 MAMÍFEROS FÓSILES 'ARGENTINOS Nycticejus bonaerensis, Temminck, Monogr. d. Mammal. t. II, p. 159. Wagner-Schreber, Suppl., I, p. 545. nota 6, y t. Y, p. 771. Burmeister, Reise d. d. La Plata. SI., t. II, p. 395. Nycticejus varius, PoeppiG, Reise, etc., t. I, p. 451. Froriep’s, Notizen, etc. , t. 27, p. 217, a. 1829. Wagner-Schreber, Suppl., t. I, p. 547, y l. V, p. 772. Gay, Fauna chilena, t. I. p. 37. Atalapha bonaerensis, Burmeister, Descrip. phys., etc., t. III, p. 93. Habita toda la extensión de la República, del Rio Chubut al norte. No se conoce fósil. Atalapha villosissima (Geoff.), Burm. Vespertilio villosissimus, Geoffroy St.-Hii.aire, Anual. du Mus. d’hisl. nal., t. VII I, p. 204, Rengger, Sdugelh. Parag., p. 83. Wagner-Schreber, Suppl., t. I, p. 536, y t. Y, p. 761. Atalapha villosissima, Burmeister, Descr. phys., etc., t. III, p. 95. Habítalos territorios del Chaco y de Misiones. No se conoce fósil. VESPERTILIO lineo Lineo, Syst. Nat., t. I, p. 476. Vespertilio Isidori Gerv. P. Gervais en D’Orbigny, Voy. Ainér. Mérid. Mammif., p. 16. Wagner-Schreber, Suppl., t. Y, 752. Burmeister, Reise d. d. La Plata St., t. II, p. 394.— Id. Des- crip t. phys., etc., t. III, p, 97. Habita todo el territorio de la República al norte del rio Colorado. No se conoce fósil. VESPERUGO blasius y kaiserl- Blasius y Kaiserl en Wiegman, Archiv. d. Naturg., 1839 y 1840. Vesperugo uig-ricans (Pr. Wied), Burm. Vespertilio nigricans, Pr. Wied, Reitr.s. Naturg. Rras., t. II, p. 266. Rengger, Sdugeth. v. Parag., p. 84. Wagner-Schreber, Suppl., t. I, p. 533, y t. V, p, 755. Temminck, Monogr. d. Mamm., t. II, p. 242. Burmeister, Syst. Uber., etc., t. I, p. 78. Vesperugo nigricans, Burmeister, Descrip. phys. ate., t. III, p. 99. Habita las provincias de Santa Fé, Entre Ríos, Corrientes, y los territorios del Chaco y de Misio- nes. No se conoce fósil. VESPERUS BLASIUS Y KAISERL Blasius y Kaiserl en Wiegman, Arch. d. Naturg., 1839-40. Vesperus velatus (Geoff. ?), Burm. Plecotus vélalas, Is. Geoffroy St.-Hi£ire, Ann. de scienc nat., t. III, p. 446. Guerin, Magas, de Zool., a. 1832. Wagner-Schreber, Suppl., t. V, p. 717. Vespertilio velatus, Temminck, Monogr. d. Mamm., t. II, p. 240. Peters, Monastbericht. d. Kon. Preuss. Akad., etc., 1875. Vesperus velatus, Burmeister, üescr. Phys, etc., t. III, p. 101. Habita toda la extensión de la República al norte del rio Chubut. No se conoce fósil. Vesperus montanus (Piiil. y Land.), Burm. Vespertilio montanus, Philippi y Landbeck, Arch. f. Na- turgesch., 1861, p. 289. Peters, Ob. cit. , p. 789. Plecotus velatus, Burmeister, Reís. d. d. La Plata, St. t. II, p. 393. Vesperus Segethii, Peters, Monatsbericht,, etc., a. 1864, p. 333. Vesperus montanus, Burmeister, Descrip t. phys., etc., t. III p. 102. Habita las provincias de San Juan y Mendoza. No se conoce fósil. HYDROTEREUTES 353 A pesar de este número considerable de especies de murciélagos, que habitan nuestro territorio, no se ha encontrado de ellas, ni de otras especies, el mas pequeño fragmento, en las formaciones sedi- mentarias de la República Argentina, debido proba- blemente á la fragilidad de los huesos de estos animales, todos de proporciones muy reducidas. Sin embargo, se han encontrado vestigios de queirópte- ros fósiles referibles á varias especies, y aún á géneros extinguidos en los terrenos terciarios de Europa, Asia y Norte-América, lo que hace suponer que, aunque raros, también deben existir en los terrenos terciarios de la República, en donde sin duda se encontrarán cuando sean mejor explorados. Esto es tanto mas probable, cuanto que se han en- contrado por el naturalista dinamarqués Luhd nume- rosos restos de queirópteros fósiles en depósitos cuaternarios ? de las cavernas del Rrasil, aunque parecen pertenecer todos á especies existentes, mencionando el citado autor el Dysopes Temmin- ckii, una especie de Vespertilio, el Phyllostoma spectrum E. Geoff., y cuatro otras especies del mismo género que no designa con un nombre especial. Pero allí, la presencia de restos abundantes de estos animales se esplica por tratarse de depósitos forma- dos en el suelo de las cavernas, las que general- mente les sirven de refugio. Cuando se exploren las cavernas fosilíferas que se encuentran en distintas regiones montañosas de la República, se descubrirán sin duda en ellas restos de murciélagos fósiles. HYDROTHEREUTA Mamíferos heterodontes, con los miembros dispuestos para la locomoción acuática, y con el aparato dentario compuesto de incisivos, caninos y molares, dispuestos como en los Sarco bora, para un régimen esencialmente carnívoro, ó en este caso hablando quizás con mas propiedad, piscívoro. No conozco, mas que un solo orden de esta sección, el de los Zeugloclonta. ZEUGLODONTA Miembros anteriores pequeños y los posteriores nulos ó atrofiados. Cráneo muy largo y estrecho. Arco zigomático ausente ó rudimentario. Incisivos f ó mas, muelas comprimidas y de corona dentellada. Grupo completamente extinguido, característico de los terrenos terciarios antiguos, en los que se han encontrado varias especies en el hemisferio Setentrional. Hasta ahora no se conoce de nuestro suelo mas que un solo representante, genéricamente distinto de los que se han descubierto en Europa, Norte-América y Nueva Zelandia, llamado por Burmeister. SAUROGETES burm. Burmeister. Ann. and Mag. Nat. Hist., IV, ser., t. VII, p. 51, a. 1871, — Id. Descr. Phys. de la Repub. Arg., t. III, p. 532, a. 1879. Se caracteriza muy bien por las muelas con la corona sin tubérculos accesorios, al parecer todas déla misma forma, con las raíces imperfectamente separadas ; y por las ramas mandibulares inferiores soldadas en la mayor parte de su largo. M Saurocetes arg-entinus Burm. Burmeister. Ob. cit. La especie y el género fueron fundados por el 45 354 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ilustre naturalista sobre un grueso trozo de mandí- bula inferior de 18 pulgadas de largo, de las cuales 12 pertenecen á la sínfisis de la barba. El autor des- cribe esta pieza en la siguiente forma : « La punta anterior rota es de figura triangular isóceles, con lados poco corvados, lj pulgadas de alta, y 1 [pul- gada de ancha ; la ala posterior mas grande es de 3 | pulgadas de alto y 1 j pulgada deancha, perfora- da en todo su interior por un vacío abierto, que continúa como conducto sucesivamente mas angosto hasta la punta anterior, formando dos canales alveo- lares, separados por un tabique por toda la mandí- bula. La superficie externa de la sustancia huesosa muy dura es oblicua rugulosa, con surcos pequeños angostos, que salen de un surco longitudinal mas profundo á cada lado de la sínfisis de la barba, lo mismo como en algunos delfines, por ejemplo la Pontoporia. Hay en la porción unida de la mandí- bula por la sínfisis déla barba, 12 dientes en un lado y 9 al otro, faltando con una porción media de la mandíbula los otros de este lado. Cada diente tiene una figura de cono, poco reclinada hacia atrás, como 7-8 líneas de alto y 6-7 líneas de ancho en su base elíptica. Esta corona está cubierta con es- malte ruguloso en la superficie, que termina hácia abajo, con un márgen engrosado. La raíz que sigue hácia abajo, principia con un cíngulo pequeño-angosto y se extiende después en una porción mas ancha de figura de rábano, 1 j-í | de pulgada de largo, que termina con dos puntas divergentes, poco corvadas y comprimidas. Estas puntas se tocan con el Cana- lis alveolaris en el interior de la mandíbula. Todos los dientes son de figura igual, sin alguna diferen- cia de la corona, y principalmente sin tubérculos secundarios en ella, pero se diferencian poco en tamaño, siendo los mas anteriores y los últimos posteriores un poco mas pequeños que los medios de cada lado » . Localidad. — Los restos de este animal no son raros en las formaciones terciarias antiguas de la pro- vincia de Entré Eios, y en las costas de la Patagonia. Horizonte. — Pisos mesopotámico y patagónico de la formación patagónica (oligoceno inferior y su- perior). UNGULATA Los ungulados comprenden todos los mamíferos de vaso ó pezuña, que son sumamente numerosos, y se dividen en seis grandes tribus que se distinguen por los caracteres que siguen: I. Miembros dispuestos para la locomoción terrestre. a Dedos 3 á 5, los tres internos casi iguales. Amphidactyla. b Dedos impares, de 1 ó de 3, el del medio muy grande. Perissodactyla. c Dedos pares, de 2 ó de 4, los dos del medio iguales. Artiodactyla. d Dedos en número de cinco, todos bien desarrollados. Carpo alternado. Amblypocla. e Dedos en número de cinco, todos bien desarrollados. Carpo lineal. Pachytheria. II. Miembros dispuestos para la locomoción acuática. a Cinco dedos anteriores ungulados de un modo imperfecto. Halobioidea. UNGULADOS 355 AMPHIDACT YLA Los representantes de esta tribu tienen los dedos en número variable de 3 á 5, pero los tres internos de tamaño casi igual, el del medio ó tercero apenas un poco mas grande que los externos. El escafoides está constantemente sostenido por el trapezoides. Los anfidáctiloa se dividen en cuatro órdenes así caracterizados : I. Incisivos rodentíformes. a Carpo en serie lineal. b Carpo alternado . II. Incisivos no rodentíformes. a .Muelas de corona con dos crestas transversales i'i oblicuas. b Muelas de corona cuadritubcrcular. HYRACOIDEA Incisivos j, muy grandes y rodeutiformes. Caninos f. Muelas f á f, las inferiores con cuatro raíces separadas. Orbitas casi cerradas. Proceso post-glenóides bien desarrollado. Un interparietal. Una rama externa del canal alveolar déla mandíbula inferior. 30 vértebras dorso-lumbares. Húmero con un agujero sobre el cóndilo interno. Carpo en serie lineal y con un hueso intermediario. Escafoides soportado por el trapezoides sin tocar el magno. Lunar soportado por el magno sin tocar el unciforme, y el magno sin tocar el cuneiforme. Cuboides articulado con el calcáneo sin tocar el astrágalo. Calcáneo sin faceta fibular. Tarso alternado. Dedos f. Pulgar del pié con falange terminal hendida y con verdadera uña. Planti- grados. Grupo actualmente existente en Asia y Africa, en el que entra el género llyrax y sus aliados ó sub- géneros. No se le conocen representantes en Sud-América. Cristi iva. Archaeodonta. Hyracoidea. Toxodontia. TOXODONTIA El cráneo de los animales de este orden se distingue por una vista lateral de aspecto mas ó menos rodentiforme. En varios géneros, particularmente en los de la familia de los T oxodóntidce , el plano occipital presenta dos perforaciones laterales á su parte media que conducen á la cavidad cerebral, la que es en todos los géneros muy pequeña y lisa ; estas perforaciones están colocadas entre las partes laterales del supra-occipital y la prolongación posterior de los temporales, que toman parte en la formación del llano occipital constituyendo en todos los géneros los lados laterales de este. La apertura nasal anterior está colocada ó muy arriba ó muy adelante. El intermaxilar es siempre muy 356 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fuerte en todos los géneros, uniéndose con los nasales para limitar la apertura nasal anterior con exclusión de los maxilares. La apófisis post-orbital es larga y proeminente. Los incisivos son siempre de aspecto mas ó ménos rodentiforme. Los verdaderos molares pueden ser de base abierta ó con raíces distintas, pero siempre muy largos. Los caninos nunca sobrepasan en desarrollo á los incisivos ó premolares. Los dos últimos premolares superiores son siempre de la misma forma que los dos primeros verdaderos molares. Las muelas superiores están siempre arqueadas hácia adentro ; las inferiores hacia adentro ó hacia afuera según los géneros. El paladar es profundamente excavado y cóncavo, y las ramas mandibulares inferiores están en los adultos siempre soldadas, formando una síufisis mandibular gruesa y prolongada. Los cen- tros vertebrales son sensiblemente planos y los de las cervicales siempre muy cortos. El carpo es siempre alternado y á menudo con un hueso intermediario. El escafoides está soportado en su mayor parte por el trapezoides. El lunar está sostenido por el unciforme, tocando apenas el magno que es sumamente pequeño. Tarso en série lineal sobre el lado interno. Astrágalo poco excavado y arti- culado con escafoides sin tocar el cuboides. Calcáneo con faceta articular para el peroné. Dedos de f á f. A menudo plantígrados. RESEÑA HISTÓRICA Los toxodontes constituyen ungrupo de mamíferos de los mas interesantes, que habitaron en otros tiempos y en distintas épocas una gran parte de la América del Sudy especialmente las regiones del Bio de la Plata. Los primeros restos de un animal de este grupo fueron encontrados por el célebre Darwin durante su viaje de estudio á bordo del Beagle: ese hábil naturalista recojió un cráneo bastante incompleto sobre las orillas del arroyo Sarandí, afluente del rio Negro, en la Banda Oriental, y una mandíbula inferior también bastante gastada, en Bahía Blanca. Estos restos fueron descritos en 1840 por el gran naturalista, hoy décano de los paleontólogos del mundo entero, Sm Bichard Owen, llamando al ani- mal Toxodon platensis. Con esos primeros restos no era posible determinar si el cráneo y la mandí- bula eran de una misma especie. Describió ambas piezas bajo el mismo nombre de Toxodon platen- sis, pero mas tarde cuando se encontraron nuevos materiales, se reconoció que la mandíbula de Bahía Blanca procedía de una especie distinta del cráneo. Owen en ese trabajo consideraba al Toxodon como un paquidermo con afinidades con los roedores y los edentados, pero sobre todo con los cetáceos herbí- voros ó sea los manatíes ó lamantines. Dos años después, 1842, Laurillard describía los escasos restos de toxodonte recogidos por D’Orbigny en su viage á la América Meridional, fundando una nueva especie que denomina Toxodon paranensis, sobre un húmero procedente de los terrenos terciarios antiguos del Paraná. Aunque de paso, Laurillard, combate la opinión de Owen de que el Toxodon sea cercano de los lamantines, estando mas bien dispuesto á considerarlo como aliado de los roedores. En 1846 describe Owen una nueva mandíbula inferior de toxodonte procedente de las cercanías de Buenos Aires y diferente de la que Darwin había traido de Bahía Blanca. Como Owen suponía que esta última procedía de la misma especie que el crá- neo precedentemente descrito, tomó la nueva man- díbula de Buenos Aires, como de una especie distinta que denomina Toxodon angustidens, mientras que, como lo demostró luego Burmeister, esta era precisamente la mandíbula inferior del Toxodon platensis. Todos estos restos denotaban pertene- cer á animales de gran talla, por lo menos del tama- ño de los mas grandes rinocerontes. Al año siguiente, el profesor P. Gervais iba mas léjos que Owen y colocaba positivamente el Toxo- don entre los lamantines. Mientras tanto, el capitán Sullivan descubria en las costas de la Patagonia Austral, en la boca del rio Gallegos, los restos de otro género de animales extinguidos, cuyo estudio debía hacer interpretar diferentemente las verdaderas relaciones del Toxo- don. Una parte de esos restos, llevados á Inglaterra, fueron primeramente descritos por Owen en 1846, aunque de una manera lijera bajo el nombre de Nesodon, con dos especies, el Nesodon imbricatus que era el tipo del género, y el Nesodon Sulivani que solo conoció por algunas muelas, y que los mate- UNGULADOS 357 ríales reunidos en estos últimos años permiten reco- nocer pertenece á un género distinto que ha recibido el nombre de Protoxodon. En 1853, el autor am- pliaba la primera descripción, fundando dos nuevas especies, el Nesodon ovinus y el Nesodon mag- nus, este último establecido sobre un solo fragmen- to de muela, que ha resultado pertenecer á un género muy distinto, designado muchos años des- pués por Burmeister con el nombre de Astrapo- therium, y cuya colocación no es tampoco entre los toxodontes. Según los nuevos estudios de Owen, los nesodon- tes eran cercanos de los toxodontes, y ambos géneros constituían un orden de mamíferos ungulados extin- guidos, mas cercano de los perisodáctilos que de todos los otros ungulados. Hasta entonces no se conocía ningún hueso del esqueleto del Toxodon á excepción del húmero en- contrado por D’Orbigny y descrito por Laurillard. Recien en 1855 dibuja y describe Gervais varias partes notables del esqueleto, particularmente los huesos largos de los miembros. El estudio de esas diferentes partes condujo al profesor Gervais á con- siderar el Toxodon, de acuerdo con Owen, como un animal ungulado, de un orden extinguido, mas cercano de los perisodáctilos que de los otros órde- nes de mamíferos ungulados, y especialmente con afinidades notables con los rinocerontes, aunque le reconoce también algunos caractéres propios del hipopótamo. Desde esta fecha pasa mas de una decena de años sin que aumente el conocimiento de los toxodontes, pues si bien Bravard del 54 al 57 descubría y daba nombre á un nuevo género de este grupo, por cierto de caractéres aún mas singulares que los dos precedentemente conocidos, el Typotherium , este no fué descrito basta muchos años después y por consiguiente puede decirse, permaneció ignorado del público científico. Recien en el año 1866, empieza á complementarse el conocimiento de los toxodontes con nuevos datos de importancia, debido en gran parte, justo es indi- carlo, al establecimiento en el país del Dr. Bur- meister. Algún tiempo después que este sábio se hiciera cargo del Museo Público de Buenos Aires, en Octubre de 1866, delante de la Sociedad Paleon- tológica Argentina, expone sus primeras observa- ciones sobre el Toxodon, tomando por base de sus estudios los restos de toxodontes conservados en el Museo. Comparando esos restos con los descritos por Owen, reconoce que la mandíbula encontrada por Darwin en Babia Blanca no era de la misma especie que el cráneo descri to como Toxodon pla- tensis, formando sobre ella una nueva especie que denomina Toxodon Darwinii, mientras que al contrario la mandíbula inferior procedente de las cercanías de Buenos Aires y descrita por Owen bajo el nombre de Toxodon angustidens era en realidad la mandíbula inferior del Toxodon pla- tensis. Reconoce por fin la existencia de una tercera especie desconocida de Owen y representada en el Museo por un cráneo completo con su mandíbula inferior, depositado en él por el Dr. D. Francisco Javier Muñiz, el primer argentino que se ocupó del estudio de los fósiles en nuestro país, designándola con el nombre de Toxodon Owenii. Ocúpase también en la misma ocasión de la clasi- ficación del Toxodon, esponiendo observaciones generales sobre la clasificación de los paquidermos actuales en dos grupos, el de los paridigitados, y el délos imparidigitados, reconociendo con Owen y Gervais que el Toxodon no podía colocarse en ninguno de los dos. Fúndábase para ello, además de las consideraciones ya espuestas por los mencio- nados autores, en que el número de dedos en los piés posteriores no debía ser ni de uno, ni de tres, sino de cinco, designando por esto al nuevo grupo de que formaba parte con el nombre de multidigitados (multidigitata). A fines del mismo año, ampliaba estas observa- ciones en los Anales del Museo, pero como tu- viera conocimiento de una publicación reciente, del mes de Agosto del mismo año, en la que su antiguo discípulo, el profesor Giebel, describía una nueva especie de Toxodon, sobre una mandíbula inferior que de Buenos Aires le había remitido un hijo del Dr. Burmeister, llamándola Toxodon Burmeis- teri, — y como resultara que esta especie era la misma que poco antes el distinguido sábio había designado con el nombre de Toxodon Owenii, abandonó este último apelativo por el de Burmeisteri, y sin razón alguna para ello pasa el nombre de Toxodon Owenii al Toxodon platensis, despojándolo del nombre que le había aplicado Owen bajo el fútil pretesto de que el apelativo platensis era también aplicable á las otras especies ! En el mismo trabajo describeBuRMEiSTER una mue- la de Typotherium depositada por Bravard en el establecimiento, confundiéndolo con el Nesodon de Owen, afirmando que ambos animales son idénticos. 358 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Al año siguiente, 1857, el profesor Serres daba una descripción de las principales partes del esque- leto del Typotherium bajo el nuevo nombre de Mesotherium, bien que tuviera en su poder ma- teriales y principalmente manuscritos que demos- traban claramente que ya Bravard había conocido y nombrado el pretendido nuevo animal. Poco después, el profesor P. Gérvais en su Zoologie et paleontologie générales, 1867-69, se ocupa del mismo animal, restituyéndole el pri- mitivo nombre de Typotherium que le había aplicado Bravard, dando de él una corta descripción y figuras exactas de casi todas las partes del esque- leto, tomadas de originales coleccionados y ven- didos al Museo de París por Francisco Séguin. El distinguido profesor, bien que reconoce que el Ty- potherium ofrece numerosos caractéres propios de los paquidermos perisodáctilos, crée presenta mayo- res afinidades con los roedores, particularmente con las liebres, con las que concluye por reunirlo en un mismo grupo. Eu 1879, el Dr. Burmeister en el tercer volu- men de la Descrip. Phys. de la Rép. Ar., olvi- dándose de que su predecesor Owen, ya había separado los toxodontes como un orden distinto de los demás ungulados bajo el nombre de Toxodontia, se atribuye la formación del grupo, siendo así que solo le pertenece el cambio del nombre en multidi- gitados ( multidigitata ) que sobre ser posterior es menos feliz que el de Owen, pues resulta que el Toxodon no tiene cinco dedos posteriores, como lo suponía Burmeister, sino tres. En esta ocasión pasa en revista los tres géneros del grupo hasta entonces conocidos, Toxodon, Ne- sodon y Typotherium sin agregar nada nuevo á los detalles ya conocidos sobre los dos primeros, pero dá una larga y excelente descripción de los restos de Typotherium de la colección Bravard conservados en el Museo de Buenos Aires, comba- tiendo con vehemencia la opinión de Gervais de que el Typotherium haya sido un animal del mis- mo grupo que las liebres, demostrando, me parece que con razón, que entra en el mismo grupo que el Toxodon. En 1880, pasé en revista conjuntamente con el Dr. H. Gervais, en nuestro trabajo Los mamíferos fósiles de la América del Sud, todo el grupo de los toxodontes, designándolos, véome obligado á con- fesarlo, sin razón, bajo el nombre de typothéridos, si bien es cierto que segregábamos de él los neso- dontes, por creerlos entonces mas cercanos de Ma- crauchenia que de Toxodon. En realidad, los nesodontes constituyen un verdadero tipo de tran- sición, pues si son toxodontidos por la forma gene- ral del cráneo y especialmente de la nariz, no lo son por sus molares superiores en parte provistos de raíces distintas y separadas, y por sus molares inferiores igualmente radiculados y colocados en série ininterrumpida con los caninos é incisivos como en Macrauchenia. Así, nuestro orden de los typothéridos compren- día el género Typotherium tomado como tipo del grupo, con el T. cristatum de Serres y una nueva especie que designamos con el nombre de T. Pa- chygnatum. Y el género Toxodon con las tres especies antes conocidas, y dos pretendidas nuevas, el Toxodon Gervaisii de gran talla, y el Toxodon gracilis de tamaño mucho mas reducido. Al exponer los caractéres generales del grupo, incluíamos en él aunque con dudas, el Synoplo- therium lanium de Norte América. Al hacerlo así nos guiábamos sobre todo por una afirmación conclu- yente de Burmeister, publicada en 1875 en Los ca- ballos fósiles de la Pampa Argentina, en la que decía que el Typotherium también había sido en- contrado en Norte América y llamado por Cope Sy- noplotherium lanium sin que nosotros pudiéra- mos ni aún suponer que se hubiera podido equivocar de un modo tan grave como lo hizo al hacer tal afir- mación. En efecto, guiándome ahora por los traba- jos del profesor Cope, veo que el Typotherium y el Synopotherium son dos animales tan distintos que el uno es un hervíboro y el otro es un carnívoro. El año 1882 marca una época notable en el cono- cimiento de los toxodontes. En el catálogo de sus formas, aunque sin dar por el momento descrip- ciones, introduje una nueva especie de toxodonte de gran talla, el ’loxodon paracloxus, un nuevo género de gran talla, el Trigoclon, otro género de talla mediana, el Dilobodon, y un género igual- mente del mismo grupo, pero de tamaño muy redu- cido, comparable á un roedor de talla mediana, el Protypotherium . Por su parte, el Dr. Moreno, aunque también sin dar descripciones, clasificaba los restos de toxo- dontidos que había recogido en sus viages á la Pa- tagonia austral, aumentando la lista con un animal de gran talla, el Toxodon patagoniensis, tan distinto del Toxodon que luego lo separé como nuevo género distinto con el nombre de Protoxo- UNGULADOS 359 clon. Agrega á este nuevo toxodonte varias otras formas genéricas de tamaño reducido que denomina Toxodontophanus ? australis , Inter atherium rodens y Tembotherium (/ /) Holmbergi. To- xodontophanus ? es el mismo género que yo aca- baba de nombrar Proty potherium, y los dos ani- males designados con los nombres de Interathe- rium rodens y !! Tembotherium Holmbergii se refieren no solo á un mismo género sino también á una misma especie ! En 1 883 se me presentó la ocasión de estudiar los primeros restos de mamíferos fósiles recogidos por el profesor Scalabrini en los terrenos tercia- rios antiguos del Paraná, entre los que había al- gunos restos de toxodontes, unos que confirmaban la existencia del Toxodon paranensis de Lalri- llard, y otros representaban un animal nuevo, de talla gigantesca, pero un verdadero toxodonte por todos sus caractéres, que denominé Toxoclon- therium compressum. En 1885, continuando el estudio de los fósiles recojidos por el profesor Scalabrini en los mismos yacimientos, reconocí dos nuevas especies muy dis- tintas de todas las hasta entonces conocidas, una que denominé 1 oxodon plicidens, que luego separé como género distinto, y otra muy diferente por la curva de los dientes que designé con el nombre de Toxodon foricurvatus , la que fué también separada mas tarde como género aparte. Al mismo tiempo reconocía la existencia en los mismos yacimientos de otro animal gigantesco del grupo de los toxodontes, pero de caractéres gené- ricos bastante distintos que denominé Ilaploclon- therium Wildeii, describiendo también algunos pequeños fragmentos de un nuevo toxodóntido enano procedente del rio Santa Cruz bajo el nombre de Pacliyrucos Moyanii. Al fin del mismo año, el Dr. Burmeister publi- caba la entrega X1Y de los Anales del Museo, etc., en la que agrega algunos detalles al conocimiento de los toxodontes terciarios antiguos del Paraná, y describe una nueva forma procedente de Patagonia, cercana de los nesodontes, que llama Colpodon propinquus. Por fin el profesor norte-americano E. D. Cope da á conocer en el mismo año una especie de toxodonte del Brasil que denomina Toxodon expansidens. Durante el año 1886, también adelanta algo el conocimiento de los toxodontes aumentando el nú- mero de sus representantes gracias á las constantes investigaciones del profesor Scalabrini en los yaci- mientos del Paraná. En el último trabajo publicado en ese año sobre los fósiles de esa localidad, agregué á las ya conocidas, una nueva especie de toxodonte Toxodon virgatus , una especie de haplodonterio, Haplodontherium limurn, y una de diloboclon, D. lutarius. El Toxodon pliciclens me sirve de base para el nuevo género Stenotephanos, y agrego otro género nuevo cercano de los tipoterios, el 7b- moclus elautus. El año 1887 será notable en la historia del cono- cimiento de los toxodontes, pues se aumenta en casi el doble, el número de sus géneros y especies. En el mes de Febrero de dicho año visitaba el yaci- miento mioceno de Monte Hermoso, en donde des- cubrí en abundancia los restos de una nueva especie de Pachyrucos, que designé con el nombre de P. typicus , y tres nuevas especies de Typothe- rium, T. insigne, T. moeendrum y 7. exi- guum, de los que di una rápida descripción en el mes de Abril del mismo año. Casi al mismo tiempo publicaba una revisión general del grupo, en la que introducía tres nuevas especies de toxodontes, el Toxodon ensenadénsis y el Toxodon bilobiclens del pampeano, y el Toxodon proto-Burmeisteri deloligoceno del Paraná, y una tercera especie de Pachyrucos procedente del terreno pampeano de la misma ciudad de Buenos Aires, el Pachyrucos bonaeriensis. En el mismo trabajo, reconocía que los restos sobre que había fundado el Toxodon fo- ricurvatus eran demasiado anómalos para que pu- dieran proceder de un verdadero toxodonte, fundando con ellos el nuevo género Xotodon, y sobre la muela en que se había establecido el Toxodon patago- niensis crée el género Protoxodon. En el mes de Setiembre del mismo año, Carlos Ameghino regresaba de su viage á la Patagonia austral, en donde había ido en busca de fósiles, trayendo materiales importantísimos, de los que publiqué una rápida enumeración en el siguiente mes de Diciembre; entre esos restos venían partes de 22 especies nuevas del orden de los toxodontes, repartidas en 14 géneros, de los cuales 10 nuevos. Entre los géneros conocidos venían : una nueva especie del género Stenotephanos, S. speciosus ; una especie de Inter atherium, I. supernum ; dos especies de Proty potherium, P. prserutilum y P. attenuatum ; y tres especies del género Pro- toxodon, P. conipurcatus, P. marmoratus, y I P. obliteratus. 360 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Los géneros nuevos eran : Hegetotherium con dos especies, II. mirabile y II, strigatum; Li- thóps prwvius; Adelphotherium ligatum ; Acro- therium rusticum; Gronotlierium decrepitum ; Adinotherium con cinco especies, A. magister, A. splendidum, A. proximum, A. ferian y A. nitidum; Phobereotheriwn sylvaticum; Atryp- therium bifurcaban ; Rhadinotherium limi- tatum y Scopotherium cyclops. Durante el año que concluye (1888) auméntase la lista con cuatro nuevas especies del yacimiento de Monte-Hermoso, una del género Xotodon, X. pvo- minens, una de Protypotherium, P. obstruc- tum, y dos de Pachy rucos, P. impresus y P. diminutus. AFINIDADES Y COLOCACION ZOOLÓGICA DE LOS T0X0D0NTES Toxodon. — Las afinidades de los toxodóntidos en general son múltiples, y las de Toxodon , aun- que este se presenta como uno de los géneros me- nos anómalos, no han dejado de ser apreciadas de muy distintas maneras. La primera idea de Owen, fué considerar el ani- mal como cercano de los lamantines, debido sobre todo á la forma de la parte inferior del llano occi- pital, inclinada hacia adelante, dirección que no podía suponer no se extendiera á toda esta parte del cráneo. Pero las piezas mas completas que luego se encontraron dejaron demostrado que el occipital luego de inclinarse hacia adelante volvía en su parte superior hacia atrás, desapareciendo de con- siguiente el parecido que se creía haber notado con los sirénidos, no insistiendo Owen sobre esa ana- logía, y dejando Gervais de colocarlo positivamente entre los lamantines como lo había hecho. En la primera descripción del Toxodon reconó- cele Owen algunas afinidades con los roedores, y Laurillard, Lesson, Mürray y hasta el mismo Darwin, llegan sucesivamente á considerarlo como un verdadero roedor, apoyándose sobre todo en el aspecto rodentiforme del cráneo visto de lado, en la forma de las muelas sin raíces distintas y de base abierta como en muchos roedores, en la forma de los incisivos, largos, angostos, con esmalte solo al lado externo y cortados en bisel como en los roedo- res, y en la ausencia de caninos, si bien este argu- mento desapareció con los primeros trabajos delDr. Burmeister que probaron la existencia de caninos aunque pequeños, persistentes en la mandíbula in- ferior y caedizos en la superior. Otros quisieron ver en él un edentado, negando Gervais esta afinidad á causa del fémur despro- visto de trocánter tercero, sin bien el mismo hueso de alguuos edentados carece de esta protuberancia, residiendo al contrario la verdadera distinción entre los edentados y el Toxodon, en la dentadura de este, compuesta de incisivos, caninos, premolares y molares, todos con esmalte, del que carecen los edentados a:tualesy délos últimos tiempos geoló- gicos, los que tampoco nunca presentan incisivos de la forma y en la posición de los del Toxo- don. Por fin Owen, después de sérias consideraciones concluye por ver en el Toxodon un paquidermo, pe- ro un paquidermo anormal que no encuentra colo- cación ni en el grupo de los perisodáctilos, ni en el de los artiodáctilos, ni en el de los proboscídeos, concluyendo por formar con él el tipo de un nuevo grupo, que denomina Toxodontia, considerándolo mas cercano de los paquidermos perisodáctilos que délos otros. A la misma opinión se adhiere luego el profesor Gervais, y el Dr. Burmeister trató de comprobar la separación del Toxodon como grupo distinto, por la conformación de las extremidades de los miembros posteriores que creyó estaban provis- tos de cinco dedos, mientras que solo tienen tres. Sin embargo, esta separación en un grupo distinto ha sido aceptada en estos últimos tiempos por todos los naturalistas, con excepción de Gervais quien, volviendo sobre sus primeras opiniones, en sus últimos trabajos considera el Toxodon como mas cercano de los artiodáctilos que de los perisodácti- los, incluyéndolo en un mismo grupo con el hi- popótamo, si bien como observa con razón el Dr. Burmeister basta la sola observación de la forma del astrágalo en ambos animales para establecer con toda certitud que pertenecen á dos grupos muy distintos, pues el del hipopótamo presenta la forma que caracteriza á los paquidermos de dedos pares, mientras es por demás evidente que el astrágalo del Toxodon, está conformado absoluta- mente sobre el mismo tipo que el de los paquider- mos de dedos impares. Nesoclon. —El género Nesodon, el segundo conocido de este orden, no ha dado lugar á tantas UNGULADOS 361 discusiones como el Toxodon, si bien también es cierto que sus restos en las colecciones son mucho mas escasos, y que de consiguiente pocos autores han tenido hasta ahora ocasión de estudiar sus carac- teres. Sin embargo, los que lo han hecho no están tan disconformes en ideas, y en el fondo parece que todos han aceptado el modo de pensar de Owen, el fundador del género, quien desde el primer momento (1846) consideró el Nesodon como un paquidermo de caractéres intermediarios entre Toxodon y M a- crauchenia, pero mas cercano del primero que del segundo, tanto que reunió el Toxodon y el Neso- don en un mismo orden bajo el nombre de toxodon- tes (Toxodontia) . Estos caractéres intermediarios del género Neso- don, entre Toxodon y Macrauchenia, primera- mente indicados por Owen, no han sido desconoci- dos por ninguno de los autores posteriores, habiendo tan solo aparecido divergencias sobre con cual de los dos géneros debía reunirse. Burmeister aceptó por completo la opinión de Owen reuniendo el Neso- don y el Toxodon en un mismo grupo. Por mi parte, al contrario, fundándome particularmente en el siste- ma dentario, me pareció mas cercano de Macrauche- nia, colocándolo inmediatamente en seguida de dicho género en el trabajo que sobre los mamíferos fósiles sud-americanos publiqué conjuntamente con H. Gervais, y hasta en mis últimos trabajos he con- tinuado sosteniendo que Macrauchenia y Nesodon formaban un solo grupo, distinto de los toxodontes. Precedentemente el eminente profesor P. Gervais, también había manifestado que Nesodon formaba parte de la familia de los macroquénidos, opinión que me había pasado desapercibida hasta hace poco. Con todo, posteriormente he cambiado de opinión para adherirme á la de Owen y Burmeister, pues seria inútil estudiar y trabajar si no fuera para poder modificar uno sus opiniones de acuerdo con los nue- vos hechos y descubrimientos que se producen, y las apreciaciones nuevas de conocimientos viejos, que siempre resultan de la mayor suma de materiales de estudio disponibles. Así, si el examen de la dentadura de Nesodon me había conducido á considerarlo como mas cerca- no de Macrauchenia que de Toxodon, si solo hu- biera tomado en cuenta la forma de la nariz, sin duda alguna hubiera unido Nesodon á Toxodon, y no á Macrauchenia, y probablemente en este caso hu- biera estado mas cerca de la verdad. Pero entonces no me era permitido suponer que para la clasifica- ción del Nesodon tuviera mas importancia la forma déla nariz que la del sistema dentario, pues'el Ne- sodon, por sus muelas radiculadas, se presentaba como un paquidermo menos anómalo que el Toxodon y parecía natural reunirlo á Macrauchenia que era considerado por Owen como un paquidermo normal, y por Burmeister como un representante de la familia de los paleotéridos. Tampoco el corto número de géneros entonces conocidos, podía hacer suponer el número conside- rable de representantes que tuvo el grupo de los toxodontes, y dada la diferencia considerable que realmente existía entre Nesodon y Toxodon exa- minando los caractéres de ambos con detención, era verdaderamente difícil poderlos reunir en un mismo sub-grupo. Ahora que conocemos un considerable número de géneros, del mismo grupo, pero cuyos límites extre- mos de variación en la forma que separa algunos de ellos es mucho mas considerable que la que existe entre Nesodon y Toxodon, vemos perfecta- mente que se agrupan en varias familias ó sub-fami- lias distintas, y entonces Nesochm y los otros géne- ros cercanos con dientes radiculados, encuentran perfecta colocación en el orden de los toxodontes, pero representando una familia distinta de aquella de que forma parte el Toxodon y los géneros que presentan caractéres parecidos. Pero si los nuevos conocimientos adquiridos so- bre el orden de los toxodontes, permiten colocar al Nesodon en el mismo grupo, aunque como re- presentando el tipo de una familia, en cambio lo que hemos adelantado en el conocimiento déla Macrau- chenia y sus aliados, nos prueba que realmente no puede reunírseles el Nesodon como representante de una misma división natural. Es en efecto, ya fuera de toda duda, que Ma- crauchenia no es un miembro de la familia de los paleotéridos, pues se opone á ello la forma de las vértebras cervicales, la del calcáneo, la de la órbita del ojo, pero aparte muchas otras particularidades de menor importancia, principalmente la forma de la parte superior del cráneo y la apertura nasal superior. La Macrauchenia forma así el tipo de la familia de los macroquénidos, de la que se cono- cen ya varios géneros, y todos ellos presentan el curioso carácter de la apertura nasal anterior hacia atrás uniéndose adelante de ella los maxilares y el intermaxilar para formar un techo convexo conti- tínuo hasta la extremidad anterior. Este carácter es 40 362 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS el distintivo de los macroquénidos ojuelos separa de los otros mamíferos, y como él falta en el Nesoclon no me sería ya permitido conservarlo en la misma familia, sobre todo después de las razones ya ex- puestas que conducen á considerarlo como repre- sentante del orden de los toxodontes. Typotherium. — Si el género Nesoclon con respecto á su colocación no ha dado lugar á muchas controversias, no sucede lo mismo con el Typothe- rium, bien que sus restos sean igualmente escasos en las colecciones, y recien conocidos muchos años después de los de Nesoclon. También es cierto que el Typotherium se presenta como un tipo no solo mas anómalo que el Nesoclon, pero mas aún que el mismo Toxodon. Bravard, el primer descubridor del género y quien le dio el nombre, no ha dado de él ninguna descripción, aunque en las listas sistemáticas de fósi- les americanos por él publicadas en distintas ocasio- nes se encuentra el Typotherium colocado entre los paquidermos. Pero, entre los manuscritos de Bravard que puedo consultar encuentro algunas páginas dedicadas á Typotherium en las que con- sidera á este animal como un tipo verdaderamente anómalo, que tiene algunas afinidades con los eden- tados, otras con los roedores, y mas aún con los paquidermos, encontrando sobre todo el mayor número de analogías comparándolo con el Toxodon. El profesor P. Gervais, al contrario de Bravaiid, ha sostenido desde un principio que el animal ofre- cía notables afinidades con los roedores, sin des- conocer las que presenta con los paquidermos. Pero en sus últimos trabajos, aunque insiste sobre esas afinidades, sobre todo con las que incontestable- mente parece presentar con los paquidermos peri- sodáctilos, continúa prestando mayor importancia á los caractéres que parecen acercarlo de los roe- dores, tomando por término de comparación preci- samente un grupo de roedores anómalos por mas de un carácter, el de los leporinos, que, guiado por consideraciones sacadas sobre todo del sistema den- tario y de la forma del cerebro, llega á separar en un orden distinto délos roedores comunes, el orden délos lepóridos, en el que incluye el Typothe- rium, aunque como familia distinta de las liebres. Burmeister, como ya tuve ocasión de repetirlo, combatió luego las apreciaciones de Gervais, soste- niendo que se trataba de un ungulado, sin duda de caractéres anormales, pero íntimamente ligado al Toxoclon, y á pesar de las grandes diferencias que presentan algunas partes de Typotherium compa- radas á las mismas del Toxodon, fué y es también mi opinión que los dos géneros, aunque como representantes de familias distintas, forman parte de un mismo gran grupo natural. Los demás géneros del grupo de los toxodontes encontrados en estos últimos años han sido dados á conocer en su casi totalidad, por mi, siendo sus restos hasta ahora desconocidos ó casi desconocidos en las colecciones, de modo que no han podido ser objeto de ninguna controversia. Todos esos géneros presentan caractéres comunes que los ligan de un modo indiscutible á los tres géneros clásicos pre- cedentemente enumerados; pero, mientras un cierto número presentan formas intermediarias entre el To- xodon y el Nesoclon, ó entre el Toxodon y el Ty- potherium, otros al contrario, presentan tipos ex- tremos ó formas aún mas divergentes unas de otras que las tres mencionadas, acentuándose en algunos, caractéres que parecen acercarlos de los edentados; presentando otros, mas afinidades con los periso- dáctilos que el mismo Nesoclon-, habiéndolos por fin, particularmente entre los de pequeña talla, con carac- téres generales de un tipo rodentiforme mucho mas pronunciado que en el Toxodon y el Typotherium. Así, paréceme conveniente examinar estas distintas séries de afinidades por separado. Afinidades con los edentados. — Es indudable que en los toxodontes se han observado algunos- caractéres que si no son exclusivos de los edenta- dos, aparecen en ellos con mas frecuencia que en los otros grupos, pero siempre acompañados de otros que veremos faltan en los toxodontes, dismi- nuyendo la importancia de la conformación de edentados que presentan algunas de las partes óseas en ciertos géneros. El mas notable de estos caractéres, que no ha pasado desapercibido á ninguno de los autores que se han ocupado del Typotherium, es la conforma- ción particular del sacrum y de la pelois en dicho género. El sacro se compone de siete vértebras, número anormal en los uugulados y en los ungui- culados del orden de los roedores, pero común en los edentados, en los que las vértebras sagradas suelen elevarse á un número todavía mas conside- rable. Esta gran cantidad de vértebras sagradas en los edentados, están dispuestas de modo que siempre presentan ála pelvis dos puntos de contacto que con- cluyen por la edad en anquílosis completa, uno anterior en donde las primeras vértebras sagradas UNGULADOS 363 se unen al ilíaco, y otro posterior en el que la unión de las últimas vértebras sagradas se verifica con el isquion. Y precisamente el Typotherium pre- senta una conformación parecida, estando las dos vértebras anteriores en contacto con los huesos ilíacos y las dos posteriores con el isquion. Esta conformación particular puede encontrar su expli- cion, no en un parentesco directo, sino en un exceso de evolución del sacro que aumentó poco á poco el número de sus vértebras en detrimento de la región caudal, uniéndose luego las últimas incorporadas al isquion para dar mayor solidez á toda esa región del cuerpo. Pero de cualquier modo, si esta confor- mación es una verdadera anormalidad entre los un- gulados en general, no sería tampoco una regla general entre los toxodóntidos, pues el otro género único después del T ypotherium del que conozcamos la cadera, el Toxoclon , no presenta el puente que une el sacro al isquion, de modo que por este solo hecho, la pretendida afinidad entre el Typotherium y los edentados se reduce á una aparente analogía de conformación que no indica ningún grado de paren- tezco filogénico mas ó menos inmediato. No cono- cemos el número de vértebras que componen el sacro del Toxodon , pero, dada la conformación de la cadera, es legítimo suponer que no ha sobre- pasado el número de cinco, que son las que com- ponen el sacro del Pachyrucos, aliado mas cercano del Typotherium que no lo es del Toxodon. Los otros caractéres de afinidad con los edenta- dos que se han hecho valer, son todos de menor importancia y algunos infundados, si se exceptúa, sin embargo la conformación del húmero y de la rótula del Typotherium, la última muy parecida por su forma general á la de los edentados mega- teróides, y el húmero con un agujero epitrocleano, carácter igualmente anormal entre los ungulados, presentando además cierta analogía general con el húmero de los dasipideos, y especialmente de los gliptodontes. Pero, sin duda también en este caso debe tratarse de caractéres de simple analogía mor- fológica, pues en Toxodon, ya el húmero ni tiene el agujero epitrocleano, ni presenta analogía de forma con el de los edentados, y en cuanto á la rótula es de una conformación aún mucho mas distinta. Otra afinidad con los edentados quiso verse en las falanges ungueales hendidas del Typotherium que fueron comparadas á las del pangolin igualmen- te hendidas, pero ese carácter extendido á uno ó mas dedos se encuentra igualmente en el Daman (llyrax), en algunos insectívoros, y en Norte-Amé- rica ha sido característico de todo un grupo de car- niceros extinguidos, de los que el mas conocido es el Mesonyx, que ofrece además con Typotherium una conformación general muy parecida en todo el resto de la mano, mientras queelpié anterior délos edentados es de una conformación completamente distinta. Por fin se nota la misma particularidad en el Pachyrucos, que aunque de la misma familia, es de un tipo mucho mas rodentiforme. El parecido que existe entre las vértebras cervi- cales del Typotherium, el Toxodon, y los edenta- dos, es igualmente aparente, siendo el único notable la forma de los cuerpos vertebrales cortos y planos adelante y atrás, pero la misma conformación se en- cuentra en otros mamíferos de órdenes distintos, y particularmente en algunos paquidermos perisodác- tilos, con los que tantas analogías parecen presen- tar los toxodóntidos. En cuanto á las vértebras dorsales del Toxodon, son absolutamente del mismo tipo que las de los paquidermos perisodáctilos. La inclinación del occipital hácia adelante, no se presenta en el Typotherium, y en el Toxodon solo es real por su parte inferior, desapareciendo cuando se examina un llano occipital completo; por otra parte dicha inclinación no es característica de todos los edentados, faltando por ejemplo en los dasipideos verdaderos, y fuera de los edentados se encuentra en algunos marsupiales, en los sirénidos y hasta en algunos proboscídeos, particularmente en el extin- guido género Dinotherium. En todo el resto del cráneo tampoco existen carac- téres que indiquen verdaderas afinidades entre los edentados y los toxodontídeos. La apófisis zigo- mática del temporal del Typotherium que en al- go parece acercarse á la de los edentados megaíe- roides, es un hecho aislado que no se reproduce en Toxodon , y además está articulada con un malar perfectamente desarrollado mas parecido al tipo de los perisodáctilos, sin trazas de apófisis descenden- te, y articulado igualmente en su parte anterior con una muy fuerte apófisis zigomática del maxilar. Es de esta apófisis que en Typotherium y otros géneros del mismo grupo se desarrolla un corto pero fuerte proceso descendente suborbitario, mientras que en los megateróides la apófisis descendente sub- orbitaria depende exclusivamente del malar. En cuanto á la parte anterior del cráneo las dife- rencias son aún mas considerables, siendo el inter- maxilar de los toxodontídeos y el de los edentados, 364 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS el uno grande y provisto de enormes incisivos, el otro pequeño y como regla general sin dientes, los dos extremos mas divergentes que se puedan ima- ginar. Hasta en el sistema dentario se ha pretendido ver algunas afinidades entre los toxodontes y los edentados, todas completamente aparentes y sin im- portancia real, enunciadas por primera vez cuando solo se conocia el género Toxodon-, pero ellas han quedado impresas y lian continuado reproduciéndo- se hasta ahora. Las diferencias entre el'sistema dentario de ambos grupos son tan considerables, quecreo no podría ser permitido extenderse en consideraciones tenden- tes á demostrarlas, pero con todo no puedo dejar de de mencionar álo ménos los puntos de contacto que creyeron entreverse, para que quede definitiva- mente establecido el poco fundamento con que fue- ron indicados. Estos pretendidos puntos de contacto son: la den- tición incompleta del género Toxodon, la ausencia de raíces y la base abierta para su renovación con- tinua en los muelas del mismo género, la existencia de una sola dentición extrauterina, y por fin la cubier- ta imperfecta de esmalte de los mismos dientes. La dentición incompleta atribuida al Toxodon fué un error debido al mal estado de las primeras piezas conocidas, en las que habían desaparecido los caninos, pero Buiuvieister hace tiempo probó la existencia de dichos dientes tanto arriba como abajo. Y si en el Typotherium, por ejemplo, conjuntamente con la disminución del número de muelas y de incisivos han desaparecido por com- pleto los caninos superiores, en cambio el Ne- sodon posee una dentición completa, compuesta de incisivos, caninos y molares en el mismo nú- mero que caracteriza los paquidermos perisodácti- los de dentición completa, y en el mismo caso se en- cuentran varios otros géneros del mismo grupo. De consiguiente, el carácter de dentición incomple- ta atribuido á los toxodontes, no tiene razón de ser, y si él se muestra en algunos géneros es solo co- mo resultado de una evolución aislada que ha pro- ducido la desaparición de los caninos, de los incisi- vos externos y de los primeros premolares, sin que eso implique ningún parentesco inmediato con los edentados. Esta evolución en la atrofia de las muelas, del Nesodon al Toxodon, se prueba por varios géneros intermediarios, como el Protoxodon y el Adinotherium . La ausencia de raíces en las muelas del Toxodon es un hecho exacto, pero él tampoco indica afinidad con los edentados, pues los géneros Nesodon, Pro- toxodon, Adinotherium, Colpodon, etc; muestran raíces bien distintas y separadas, hecho que también se repite en los roedores, en los que hay igualmen- te géneros con dientes de base abierta, y otros con raíces separadas, sin que ni en uno ni en otro caso pueda por eso mismo tomarse dicho carácter como una afinidad con los edentados. En cuanto á que las muelas de los toxodontes no sufrieran ninguna variación de número, durante la vida extrauterina, único carácter que realmente in- dicaría una afinidad de parentesco con los edentados que, generalmente nacen con el número de muelas completo, que permanece invariable durante todo el resto de la vida, fué tan solo una deducción sacada de la forma de las muelas sin raíces distintas y de base abierta del género Toxodon como en los edentados y en algunos roedores. Pero el descubrimiento de mandíbulas de Toxodon pertenecientes á individuos jóvenes, lejos de confirmar tal suposición, demos- traron al contrario que dicho género también tenía como la generalidad de los paquidermos, una denti- ción de leche compuesta de un corto número de dientes, que caían luego para ser reemplazados pol- los dientes permanentes, desapareciendo así por completo toda analogía que se quiera establecer con los edentados. Queda la cubierta incompleta de esmalte de las muelas de los toxodóntidos, que se ha querido pa- rangonar con la ausencia completa de esmalte en las muelas de los edentados, á lo menos de los actua- les y de los que vivieron en las últimas épocas geo- lógicas; pero tampoco este carácter indica una afi- nidad de parentesco, no pudiéndose comparar una interrupción en la capa de esmalte con la ausencia completa de él. Por otra parte, si algunos toxo- dontes presentan esmalte en fajas perpendiculares que ellas mismas parecen desaparecer casi por com- pleto en ciertos géneros, en otros como el Nesodon Colpodon, Atryptherium y Rhadinotherium la capa de esmalte es continuada todo al rededor de la corona como en los paquidermos comunes. Esto nos conduce naturalmente á pensar que las inter- rupciones mas ó ménos grandes de la capa de es- malte en Toxodon, Typotherium, Haplodonthe- rium, etc., son como en los casos de algunos de los caractéres precedentemente enumerados, el re- sultado de una evolución aislada, por la que anima- UNGULADOS 365 les ya toxodontes perdieron en parte la capa de es- malte primitivamente continua. Esta deducción lógica de la existencia de toxodóntidos con esmalte continuo y otros interrumpido, está igualmente confirmada por los restos de individuos jóvenes de Toxodon en los que se vé aparecer las muelas tan- to de la primera como de la segunda dentición, con una corona completamente cubierta de esmalte que desaparecepor el desgastamiento déla superficie mas- ticatoria para conservarse en forma de capa continua todo al rededor de la periferia de la corona, pero que pronto se interrumpe por espacios verticales sin esmalte en forma de fajas que empiezan en la base y ascienden poco á poco hasta la corona, dando asía las muelas el carácter particular que las distingue en el individuo ya adulto. Estas muelas de indivi- duos jóvenes de Toxodon presentan así de una ma- nera transitoria un carácter propio del género mas antiguo, llamado Protoxodon. A esto se reducen las afinidades que se creyeron entrever entre los toxodontes y los edentados; pero si en vez de las analogías buscáramos las diferencias, ellas serían tan grandes, que sin duda nos sorpren- deríamos de que se haya podido pensar en el pa- rentezco inmediato de dos grupos tan distintos. Afinidades con los proboscídeos . — Las afini- dades que se ha creído notar con los proboscídeos, sin ser de importancia tal que indiquen un paren- tezco inmediato, aunque menores en número, pare- cen mas diguas de consideración y estudio, y debe- rán sin duda tenerse siempre en cuenta para el futuro. Las afinidades que se había creído observar entre el sistema dentario y la conformación del cráneo del Toxodon y del elefante son sin duda las que tienen poca ó ninguna importancia. La ausencia de caninos en Toxodon como en Elephas ya vimos fué un error. El desarrollo del intermaxilar es muy consi- derable en Toxodon y en Elephas , pero mucho mas en este que en aquel y la forma completamente dis- tinta. Un solo punto de contacto puede existir en el desarrollo en ambos animales de una fuerte apófi- sis post-frontal, y en la exigüidad del lacrimal, pero en todo el resto de la conformación del cráneo la forma es completamente distinta, la desproporción en el tamaño de la cavidad cerebral de ambos es enorme, y la forma de las muelas á lo ménos apa- rentemente, no puede ser mas diferente. Y aunque la apertura nasal de l oxodon pudiera hacer creer á algunos que estuvo provisto de una trompa corta y gruesa, esto no aumentaría mucho el parecido, pues existe igualmente en los tapires que son animales muy distintos de unos y otros, y se encuentra en la actualidad, en géneros de grupos muy diferentes, habiendo sin duda sucedido otro tanto en las épocas pasadas, á lo ménos por lo que podemos juzgar de los cráneos de animales extinguidos que hasta ahora conocemos. En donde realmente se encuentran algunos pun- tos de contacto notables, algunos verdaderamente sorprendentes, es en la conformación del resto del esqueleto, y particularmente en los miembros. La analogía que existe en el cuello corto y grueso de los toxodontídeos y los proboscídeos, se aumen- ta por la forma de los cuerpos vertebrales casi pla- nos adelante y atrás en ambos grupos. La analogía de forma se continúa, aunque con algunas diferen- cias al resto de la columna vertebral, y se extiende á las costillas, cuyas cabezas articulares principal- mente son deforma muy parecida. Los huesos del miembro anterior son sin duda bastante diferentes, pero esas diferencias no son fundamentales sino el resultado posterior de adap- taciones distintas, á la locomoción exclusivamente terrestre en los proboscídeos y á la locomoción en parte acuática en el Toxodon y Typotherium.En el miembro posterior, las analogías se han mostrado mas persistentes, notándose ya que la forma de la cadera es muy parecida en los proboscídeos y el To- xodon, aunque mas diferente comparada con el Ty- potherium, pero ya hemos visto que este último á este respecto es de una construcción verdaderamen- te anormal. La analogía se acentúa aún mas en el fémur que es de idéntica forma en el Toxodon y elMastodon, y casi idéntica en Elephas, teniendo además en común la ausencia del trocánter tercero, aunque él existe en el fémur del Typotherium siguiendo en esto la mayor desviación general que en casi todas sus par- tes muestra este último género, pero que á pesar de todo no bastan para borrar los caractéres que lo unen á Toxodon, ni para atenuar los que acercan el Toxodon de los proboscídeos . Pero en donde se muestran las grandes analogías entre Toxodon , y los proboscídeos es en la confor- mación del pié. El calcáneo del Toxodon aunque de dimensiones relativamente pequeñas, y el de los proboscídeos un poco mas angosto hácia adelante, presentan mas analogía entre sí, que cada uno de ellos comparado con el de cualquier otro grupo de 366 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mamíferos. La parte posterior libre que constituye el talón es casi absolutamente de la misma forma, y si en la parte anterior muestran algunas pequeñas diferencias, la conformación fundamental es la mis- ma, teniendo el calcáneo de ambos animales, ade- más de la gran cara astragaliana superior, una face- ta articulada externa bastante grande, para la articu- lación directa del calcáneo con el peroné. Esta faceta en Toxodon y en los proboscídeos, es de gran im- portancia, pues en la naturaleza actual solo se en- cuentra en los artiodáctilos, faltando en todos los perisodáctilos existentes. El astrágalo no podía dejar de participar de esta similitud de conformación; así, aparte el tamaño muy pequeño que presenta en Toxodon, muestra casi la misma forma. En ambos existe la faceta exter- na para la articulación con la parte inferior del pe- roné, y en ambos tiene una sola faceta articularía hácia adelante para la articulación exclusiva del es- cafóides, sin tocar con el cuboides que se articida con el calcáneo y el escafóides, carácter de analogía fundamental por cuanto él tampoco existe en ningu- no de los paquidermos perisodáctilos actuales. Los huesos metatarsianos y las falanges, son también de idéntica forma en Toxodon y los proboscídeos. Estas grandes analogías de los principales huesos del pié del Toxodon con los del Mastodon y Ele- phas no pasaron desapercibidas á la perspicacia de Burmeister, deduciendo de ellas que también el To- xodon tuvo cinco dedos en el pié posterior. Desgra- ciadamente los hechos no han confirmado tan sábias deducciones, pues el Toxodon solo tuvo tres dedos en el pié posterior. Pero esto no quita nada á la grande analogía que existe en todo el resto déla conforma- ción del pié, y como el número de dedos ya está vis- to puede variar en animales de un mismo grupo, por la atrofia ó desaparición completa de uno ó mas de- dos, es muy posible que algunos de los otros géneros del grupo de los toxodontes tengan cinco dedos en el pié posterior. De cualquier modo, el parecido que existe entre las formas de los huesos del pié de ambos grupos, y la construcción fundamentalmente idéntica del cálcaneo y del astrágalo, me parece que son de na- turaleza tal que no permiten dudar de que existe cierta relación ó afinidad entre unos y otros. Es cierto que la forma del cráneo tan sumamente dis- tinto y particular de los proboscídeos impide en absoluto pensar en una relación inmediata, pero por otra parte esa forma de cráneo tan particular, resultado evidente del desarrollo descomunal de los incisivos y de la forma y modo de suplantarse las muelas unas á otras, es sin duda adquirida en un proceso de evolución relativamente moderno, de modo que es dado suponer que, si los proboscídeos conocidos son en parte toxodontídeos por la forma del cuerpo, los primeros precursores del tipo pro- boscídeo, lo fueron quizás también por la forma del cráneo. Y todo esto nos hace preveer el descu- brimiento futuro en algún yacimiento fósil ífero aún desconocido, de toda una série de formas interme- diarias que liguen de algún modo, y por caractéres mas estrechos de los que hasta ahora conocemos, los toxodontes á los proboscídeos. Afinidades con los paquidermos perisodácti- los. — Pero, sin duda mucho mas numerosas y apa- rentes son las afinidades que unen los toxodontes á los paquidermos perisodáctilos, sino tanto á los actuales' á lo menos á ciertas formas extinguidas. Estas afinidades empiezan á mostrarse en la co- lumna vertebral y especialmente en las vértebras cervicales, de las que las dos primeras del Toxo- don son muy parecidas á las del rinoceronte, desa- pareciendo la analogía en las demás, principalmente por los cuerpos planos adelante y atrás de las del T o- xoclon, y ligeramente convexos adelante en las del rinoceronte, pero la correspondencia se establece mas estrecha comparando las vértebras cervicales del Typotherium á las del Hyrax, mientras que las dorsales de Toxodon son muy parecidas á las de la Macrauclienia. Las costillas, relativamente gruesas en Typothe- rium son mas anchas en Toxodon y parecidas á las del rinoceronte, pareciéndoseles también en uno y otro género por la forma de la cabeza articular. El omóplato del Toxodon es también parecido al del rinoceronte, diferenciándose principalmente por la atrofia de la apófisis coracoidea, pero ella está bien desarrollada en el del Typotherium aun- que por su forma general el omóplato de este es mas diferente todavía del de los paquidermos que el del Toxodon . El húmero, cúbito y radio del Toxodon se pa- recen bastante á los del rinoceronte, y los mismos huesos del Typotherium presentan también nota- bles analogías con los del Hyrax. Es cierto que el fémur del Toxodon, parecido al del Mastodon y sin vestigios del trocánter la- teral, es muy diferente del fémur del rinoceronte, con un trocánter tercero muy desarrollado, pero UNGULADOS 367 esta diferencia está atenuada por el fémur del Ty- potherium, de forma bastante distinta de la que presenta el del Toxodon y con un trocánter terce- ro bien desarrollado, acercándose por su forma al del Hyrax. En el cráneo también se pueden observar algu- nos caractéres que parecen denotar afinidades con los paquidermos perisodáctilos. Una de las partes mas características es la forma de la mandíbula infe- rior del Toxodon bastante parecida á la del Hy- rax, pero en Typotherium el parecido es tan grande, que la vista lateral de la mandíbula infe- rior de este género podría confundirse á primera vista con la del Bamán. El cóndilo articular de la mandíbula inferior y la cavidad glenoides son igualmente transversales en los toxodontídeos y los paquidermos perisodác- tilos, y si la apófisis coronoidea no es alta como en el caballo y otros géneros afines, presenta una for- ma parecida á la del Damán que también es consi- derado como un paquidermo perisodáctilo. El arco zigomático de los toxodontes, muy fuer- te, completo y con un malar bien desarrollado, también presenta puntos de contacto con el de los paquidermos, sucediendo otro tanto con el occipital, los parietales, frontales, etc., si bien el parecido no es en muchos casos mayor que el que muestran con los mismas partes de los roedores. En el sistema dentario es en donde aparecen á la vez las mas grandes semejanzas, y las mayores dife- rencias, según los géneros que se pongan en paralelo. Si se toma como término de comparación con los paquidermos perisodáctilos al Typotherium, no hay nada tan distinto como el sistema dentario de este comparado con el del caballo, del tapir ó del rinoceronte. Estas diferencias son tan profundas que afectan el número, la disposición y composición de todo el aparato dentario. Los paquidermos perisodátilos, como regla gene- ral, tienen caninos arriba y abajo, y el Typotherium carece de ellos en la mandíbula superior. Los peri- sodáctilos tienen como regla general seis incisivos superiores y seis inferiores, y el T ypotheriurn so- lo tiene dos superiores y dos inferiores. Los periso- dáctilos tienen como regla general seis ó siete mue- las arriba y abajo en cada lado de la mandíbula, y el T ypotheriurn solo tiene cinco arriba y cuatro abajo. Los perisodáctilos tienen dientes provistos de raí- ces distintas, y el Typotherium los tiene de base abierta. Los perisodáctilos tienen encima de los dientes una capa de esmalte continuo, y el Typo- therium tiene muelas con la capa de esmalte inter- rumpida adelante y atrás. Pero estas diferencias, por grandes que parezcan, no son de naturaleza tal que separen á los toxodon- tes de los paquidermos perisodáctilos por un verda- dero abismo ; pues ya en el género Toxodon, bien que los caractéres generales de la forma de la den- tición, como ser las interrupciones de la capa de es- malte, la base abierta de los dientes, etc., que se observan en el Typotherium persisten, la fórmula dentaria es distinta y casi idéntica á la de los periso- dáctilos típicos, pues tiene cuando joven caninos su- periores é inferiores, siete muelas superiores y siete inferiores, seis incisivos inferiores y solo cuatro superiores; pero hay verdaderos paquidermos peri- sodáctilos que solo tienen uno ó dos pares de incisi- vos superiores. Por otra parte, ya liemos dicho que también el Toxodon tenía una dentición de leche como la generalidad de los paquidermos, y que los dientes todavía no gastados no presentan las inter- rupciones de la capa de esmalte que le dan después un aspecto tan particular. En Colpodon y Nesodon este parecido con la dentadura de los paquidermos comunes es completo, desapareciendo los caractéres anómalos que como paquidermo aún conserva la del Toxodon. La fór- mula dentaria del Nesodon , f i. \ c. ~ m. es la típica de los paquidermos perisodáctilos de denti- ción completa, teniendo los dientes capa de esmal- te continua todo alrededor y raíces bien distintas y separadas. Las muelas tienen además surcos, plie- gues y pozos de esmalte dispuestos como en los verdaderos paquidermos, tanto que había llegado á considerar el Nesodon como de la misma familia que la Macrauchenia, y á igual conclusión había llegado el profesor P. Gervais sobre el solo exámen de las muelas. Burmeister considera el Colpodon como muy cercano del Homalodontotherium, género que el hábil anatomista Flovver consideró cercano de los rinocerontes, aunque reconociendo que llenaba un vacío entre el Nesodon y la Macrau- chenia, como reconocía también que el Nesodon llenaba en parte el vacío entre la Macrauchenia y el Toxodon. Y Burmeister á pesar de la opinión de Floweii y del parecido evidente que existe entre la dentadura del Homalodontotherium y de la Ma- crauchenia coloca aquel género entre los toxodon- tes. Todo esto prueba que, si los toxodontes típicos presentan profundas diferencias con los paquidermos 368 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS perisodáctilos, otros géneros van llenando gradual- mente el vacío que los separa, hasta el punto., que ahora, me parece difícil, y quizás en ciertos casos imposible, decidir por el simple exámen del sistema dentario, si se trata de un animal del grupo de los toxodontes, ó de un representante de los verdaderos paquidermos perisodáctilos. Pero de esto no se deduce que unos y otros for- man parte de un mismo grupo natural, pues si las formas que mas se acercan casi se confunden, las que mas se separan muestran diferencias profundas. Es imposible comparar un solo instante el sistema dentario del Typotherium, Protypotherium, In - teratherium, Hegetotherium, ó Pachiyrucos con el de los paquidermos. Pero, á parte del sistema dentario, al lado de las afinidades entre los toxodontes y los perisodáctilos, existen diferencias considerables de tanto ó mayor peso, que no permiten de nigun modo reunirlos en un mismo grupo. Esos caracteres, incompatibles con el tipo periso- dáctilo, se encuetran en el cráneo mismo, aún de- jando á un lado su aspecto general rodentiforme. La apertura anterior de la nariz prolongada íiá- cia adelante y liácia arriba en el Toxodon es un carácter de roedor que reproduce casi exactamente la apertura nasal anterior del carpincho (Hydro- chcerus ), y en el T ypotheriun el carácter de roedor de esta es todavía mas evidente, é igual á la forma que mas predomina entre los roedores. Pero no es solo la forma que es de roedor, sino la com- posición misma de las partes que entran en su for- mación. El intermaxilar, en Toxoclon, Typothe- rium, Protypotherium y Paehyrucos presentan un desarrollo tan solo comparable al que muestra en los roedores, y sus alas laterales suben liácia arriba hasta encontrarse con los nasales excluyendo así completamente á los maxilares de la apertura nasal anterior que se encuentra limitada solamente por el intermaxilar y los nasales, carácter típico de los roedores. La posición del agujero suborbitario en los toxo- dontes también es muy distinta de la que presen- ta en los perisodáctilos. Los agujeros incisivos que existen sabré la cara palatina del intermaxilar en Jos perisodáctilos se encuentran rudimentarios en los toxodontes, ó coexisten ó están completamente reemplazados por una hendidura incisiva como en Typotherium , carácter distintivo de los roedores. Por fin la apófisis para-occipital excesivamente larga de los toxodontes, acompañada de un laño occipital mas ó menos vertical, bajo y ancho, es igualmente un carácter anómalo entre los perisodáctilos, pero común en los roedores. En los miembros, las diferencias no son menos considerables, y pasando por alto las que presen- tan el omóplato, la cadera, y los diferentes huesos largos de los miembros, me contentaré tan solo con fijar la atención en el húmero del T ypotherium provisto de un agujero sobre el cóndilo interno, carácter incompatible con el tipo perisodáctilo, no habiendo sido tampoco hasta ahora señalado en nin- guno de los ungulados conocidos. Y no menos no- table es la presencia en el mismo animal de una cla- vícula bien desarrollada, carácter que es cierto acompaña siempre al húmero de epitroclea perfo- rada, pero completamente incompatible con la confor- mación de los perisodáctilos, y de los paquider- mos en general. Estas dos particularidades del T ypotherium, que ya la una, ya la otra, ó ambas juntas, se repiten en varios otros géneros del mismo grupo, no permiten de ningún modo reunir los toxo- dontes á los perisodáctilos. En la conformación de los piés, que es en donde precisamente está fundada la división de los pa- quidermos en perisodáctilos y artiodáctilos, las diferencias son aún mas considerables; pues si el Toxodon tiene un pié posterior con tres dedos bien desarrollados como en el rinoceronte, ya hemos visto que el calcáneo, el peroné, el astrágalo, el escafoides y el cuboides, unos están construidos sobre un tipo distinto incompatible con el de la mayor parte de los perisodáctilos, y los otros dispuestos de modo que articulan de muy distinta manera. En el Typotherium la diferencia es tan grande, que no encuentra absolutamente colocación en ninguno de los grupos de ungulados conocidos (exceptuando naturalmente los toxodontes), pues el número de cinco dedos en el pié anterior y de cuatro en el posterior, es tan incompatible con los caracté- res del grupo de los proboscídeos como con el de los perisodáctilos, además que el modo de articulación de los huesos del carpo y del tarso es también aquí distinta, y _as falanges ungueales bifurcadas, agre- gan una dificultad mas para la colocación en nues- tros cuadros de clasificación de un género tan sin- gular. Afinidades con los suideos. Ya tuve ocasión de mencionar mas arriba la opinión definitiva á que pa- rece había llegado el profesor Gervais, quien en sus UNGULADOS 369 últimos años se decidió á considerar el Toxodon como aliado inmediato del Hipopótamo, recordando que la forma del astrágalo se oponía á esta reunión. Por otra parte, el distinguido profesor no tuvo oca- sión de extenderse en consideraciones al respecto, de modo que no sabemos en qué fundamento repo- saba su opinión, si bien lo poco que ha dejado es- crito hace suponer que se fundaba principalmente en el aspecto del aparato dentario, y en la forma de la parte anterior de la mandíbula, lo que no tendría mucho peso, pues evidentemente se trata en este caso de caractéres adquiridos en una evolución rela- tivamente reciente. Mayor importancia tendría la presencia en el calcáneo de la faceta articularía para el peroné, si bien este carácter es también común á un cierto número de perisodáctilos que constituyen el grupo de los litopternos. Lvderker también reconoce en el Toxodon afi- nidades con los suideos, particularmente en la forma de la parte posterior del cráneo, y realmente la se- mejanza de estas partes, en el Toxodon y en el Hipo- pótamo por ejemplo, es sumamente notable. El basi- occipital puede decirse que es absolutamente de la misma forma, pero la analogía se extiende también á algunos detalles, entre otros la colocación inuy hácia atrás de la apertura nasal posterior y la extensión hácia atrás de los palatinos que se prolongan como una continuación del paladar, carácter particular, tanto mas notable cuanto que él es común á todos los representantes del grupo de los toxodontes, lo que hace presumir que lo heredaron de un antecesor común sumamente lejano, del que, de una manera mas ó menos directa descenderían igualmente los suideos. Afinidades con los roedores. — Mucho mas nu- merosos todavía son los caractéres que unen los toxodontes á los roedores, y ellos se extienden á las principales partes del esqueleto. El número de dedos, de cinco adelante y cuatro atrás en el TypOtheriumy de solo tres atrás en el Toxodon está de acuerdo con el carácter de varia- bilidad que en el número de dedos presentan los roedores, habiéndolos con cinco, cuatro ó tres dedos, ya en los miembros anteriores, ya en los posteriores. Y en cuanto á las falanges ungueales hendidas de T ypotherium y Pachyrucos tampoco serían un impedimento para acercarlos de los roedores, pues algunos de ellos poseen falanges ungueales hendidas, particularmente algunos géneros sud-americanos co- mo el aguti ( Dasyprocta ), mientras que los huesos del tarso y del carpo del Typotherium son en el mismo número y dispuestos del mismo modo que en muchos roedores. Otro carácter que dificulta la colocación de los toxodontes, el trocánter tercero del fémur que existe en unos géneros como el Typotherium y falta en otros como el Toxodon, tampoco es una dificultad comparándolo con los roedores, pues aquí también algunos géneros, como Lepus, Arvícola , etc., tie- nen un fémur con trocánter lateral bien desarrollado, en otros como Arctomys y Baihyergus el trocánter lateral ó tercero es rudimentario, y en otros roe- dores, como el Helamys capensis, falta por com- pleto como sucede con el Toxodún entre los toxo- dontes. Sucede lo mismo con los agujeros que suele pre- sentar el húmero, ya entre los dos cóndilos en el fondo de la fosa olecraneana, ya sobre el cóndilo interno, cuya ausencia ó presencia, ya del uno, ya del otro, es á menudo característica de grupos en- teros bien determinados, lo que no sucede entre los toxodontes, pareciéndose en esto á los roedores que también ofrecen al respecto una gran variabi- lidad. Pocas son aún las especies del grupo de los toxodontes de las que se conocen los húmeros; sin embargo, entre las especies del género Toxodon, solo una, el Toxodon paranensis está provisto de un agujero intereondiliano, sin trazas de la perfo- ración epitrocleana, y en los húmeros del Toxodon Burmeisteri y del Toxodon platensis no se per- ciben vestigios ni de la una ni de la otra. Al con- trario, todos los húmeros del T ypotherium hasta ahora conocidos, tienen una perforación sobre la epitroclea, que en el T ypotherium cristatum, á lo menos en algunos individuos, está acompañada de una pequeña perforación intercondiliana que falta en el Typotherium pachygnatum. Así también en los roedores, unos como el Hydro- chcerus y el Lepus tienen un húmero con agujero intercondiliano, sin trazas de la perforación de la epitroclea, otros como el Helamys tienen la perfo- ración sobre el cóndilo interno, sin vestigios de la perforación de la fosa olecraneana, algunos como el Arctomys poseen ambas perforaciones á la vez, y en muchos otros como el Casto?’, Bathyergus, tíy- dromys , etc., no hay trazas ni de la una ni de la otra, lo que está en perfecta correspondencia con lo que se observa en los toxodontes. Además, todos los huesos largos de los miembros en los toxodontes, y particularmente el húmero y el 47 370 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fémur, ofrecen bastante parecido, ya con uno, ya con otro de los distintos géneros de roedores, y la tibia y el peroné del Pachyrucos están unidos en su mitad inferior presentando un aspecto casi igual á los mismos huesos clel castor. Este parecido, es todavía mayor en el omóplato, particularmente el del Typotherium que presenta diferencias tan considerables con el de los paquider- mos, mientras que por el contrario es muy parecido al de los roedores en general, y en particular al del castor por poseer ambos una apófisis recurrente, y al del Iíydrochoerus y del Dolichotis por la colocación y dirección de la cresta superior longi- tudinal. Por notables que seau los caractéres comunes á los toxodontes y roedores que presentan las distintas partes del esqueleto, son muy poca cosa en compa- ración de los que presenta la cabeza de los animales de ambos grupos. Ya el cráneo en su aspecto ge- neral y en todos los toxodóntidos, desde los que mas se acercan álos roedores como el Typotherium basta los que mas se separan de ellos como el Ne- sodon , tiene una forma de roedor muy pronunciada, tanto visto de abajo como de arriba, pero principal- mente por su vista lateral. Al examinar los caractéres principales que sepa- ran los toxodontes de los paquidermos perisodáctilos he mencionado la apertura anterior de la nariz, par- ticularmente en elTypotheriufn, como siendo de la misma forma y colocada del mismo modo que en los roedores, y lo que es mas, limitada igualmente tan solo por el intermaxilar y los nasales que, ellos mismos tienen la misma forma y disposición que en las liebres, presentando el mismo hueso intermaxilar por separado mucho mas analogía con el de los roe- dores que con el de cualquier otro orden de anima- les. El tamaño considerable del intermaxilares sin duda un carácter de roedor de los mas importantes, pues que él es el que principalmente dá á estos esa forma tan particular que los distingue de los demás mamíferos. La única diferencia de importancia que existe entre el intermaxilar de los roedores y el de los toxodontes consiste en que el de aquellos es ancho atrás en su unión con los maxilares y angosto adelante, y el de estos mas ancho adelante y angosto atrás, pero esta misma diferencia es secundaria por que está en relación con los incisivos mayores en número, ó cuando no siempre mas desarrollados, en los toxodontes que en los roedores. Pero en la superficie palatina, presenta el intermaxilar del Typotherium una hendidura incisiva entre ambas mitades del intermaxilar que reemplaza los agujeros incisivos que en este punto se encuentran en la mayor parte de los mamíferos, particularidad igualmente característica de los roedores. Y si el Toxodon se aleja en este punto del Typotherium sus agujeros incisivos son rudimentarios, apare- ciendo ya en él un vestigio de la hendidura in- cisiva . El agujero sub-orbitario en los paquidermos es generalmente pequeño y colocado muy adelante, lejos de la órbita. En los roedores generalmente es muy grande, y colocado muy hácia atrás inmediata- mente delante de la órbita. En los toxodontes, es mucho mas parecido á los roedores que á los paqui- dermos ó cualquier otro grupo. En el Typotherium es realmente de tamaño bastante pequeño, pero en el Toxodon es de tamaño considerable, y en ambos colocado muy hácia atrás inmediatamente adelantede la órbita como en los roedores. Otro carácter de analogía bastante importante re- side en la apófisis post-orbitaria, muy desarrollada en los roedores en general. En el Toxodon presenta el mismo desarrollo y una forma muy parecida á la de la generalidad de los roedores. En el Typothe- rium presenta un desarrollo extraordinario diri- jiéndose hácia abajo y hácia atrás, del mismo modo que en las liebres y conejos, en los que también di- cha apófisis adquiere un desarrollo nada común. La fosa que en la parte lateral del cráneo, debajo del zigomático, que entre el maxilar, frontal y esfe- nóides, se encuentra en el Toxodon corresponde igualmente al vacío interóseo que en la mayoría de [os roedores ocupa mas ó menos la misma posición, aunque en algunos casos no concurra á su formación el frontal ó el maxilar, perforando en otros directa- mente el esfenóides. El occipital de los toxodontes, también es muy parecido al de los roedores, especialmente al del Lagostomus y Myopotamus , y la apófisis para-occi- pital sobre todo es absolutamente idéntica, encon- trándose igualmente analogía en la forma de la cresta occipital, de la sagital, y en la forma y disposición délos parietales. Es cierto que la mandíbula inferior de los toxo- dontes es muy distinta de la de los roedores en ge- neral, y especialmente de la vizcacha y de los ca- vinos, pero se parece bastante á la de las liebres y conejos que también son roedores, siendo sobre todo el parecido bastante notable comparando la parte UNGULADOS 371 posterior de la mandíbula inferior del T ypotherium con la misma parte de la mandíbula inferior de las liebres. Se ha citado como una diferencia notable entre los roedores y los toxodontes, el cóndilo arti- cular de la mandíbula y la cavidad glenóides longi- tudinal en los roedores y transversal en los toxodon- tes, pero la importancia aparente de esta diferencia, queda destruida por las liebres y los conejos que también tienen la cavidad glenóides y el cóndilo transversal como los toxodontes, y casi de la misma forma que en el T 'ypotherium. En el sistema dentario las afinidades no son menos numerosas y por demás aparentes en ciertos y deter- minados géneros. En el Typotherium la fórmula dentaria es absolutamente la de un roedor, con la úuica excepción que tiene un par de dientes mas en la parte anterior de la mandíbula inferior, pero un par de dientes suplementarios los tienen también las liebres y los conejos en la mandíbula superior, implantados en el intermaxilar detrás del par de incisivos normales. La gran apariencia de roedor que presenta el Typotherium, particularmente en la mandíbula superior, es aumentada de un modo considerable por el gran desarrollo del par de inci- sivos únicos implantados en el intermaxilar, la ausencia de caninos y la larga barra que separa cada uno de los incisivos del primer premolar correspon- diente. Por otra parte la forma de las muelas, cpie presentan el mismo corte transversal de arriba hacia abajo sin corona distinta de la raíz, sin raíces dis- tintas y de base abierta, es completamente caracte- rística de ciertas familias de roedores. En el Toxodon el tipo de roedor de los dientes persiste y aún es aumentado por la ausencia de la capa de esmalte en la cara interna de los incisivos y su corona cortada en bisel. Pero el número de incisivos y de molares ya no es de roedor. Y en el Nesodon conjuntamente con una fórmula dentaria típica de los paquidermos, se modifica la forma misma de los dientes presentando una parte superior esmaltada y una inferior sin esmalte y dividida en raíces separadas; bien que esta construcción de dientes tampoco es incompatible con el tipo roedor, presentándose en muchos géneros de familias dis- tintas. La gran diferencia entre el Nesodon v los roedores no está precisamente en la forma de los dientes sino en el número. Se ha querido ver una diferencia de importancia para la unión de los toxodontes y roedores, en la dis- posición de la capa de esmalte, interrumpida en al- gunos géneros del grupo de los toxodontes concier- ta regularidad, de modo que forma fajas perpendi- culares. Pero en ciertos géneros de roedores de la fa- milia de los cavinos, particularmente en Cardiothe- rium, Dolichotis , Orthomyctera, Eocardia, etc. se encuentran muelas con interrupciones perpendi- culares de la capa de esmalte, y en uno de esos gé- neros, hoy extinguidos, el Anchimys Leidii, cada una de las muelas presenta dos interrupciones de la capa de esmalte, una en el ángulo interno anterior y la otra en el posterior, con una regularidad y po- sición comparable á las muelas de los toxo- dontes. Existen sin embargo otras diferencias entre los toxodontes y roedores, que no han podido sér des- conocidas por los mismos que querían reunirlos en un mismo grupo. Una de las mas importantes es la dirección de la curva de las muelas. En los roe- dores las muelas superiores están constantemente encorvadas hacia fuera y en los toxodontes constan- temente hácia adentro, sin que hasta ahora se haya notado ninguna escepcion á esta regla. Pero las muelas inferiores están encorvadas hácia adentro en la mayoría de los roedores, como también en los verdaderos toxodontes. Sin embago, hay roedores como Ctenomys , Dicoelophorus, Pithanotomys , Plataeomys etc., que tienen las muelas infe- riores arqueadas hácia afuera, presentando la mis- ma particularidad muchos géneros del grupo de los toxodontes, como Xotodon, Atryptherium, Hegetotherium, Pachyrucos, etc., mientras que otroscomo el Nesodon, tienen muelas inferiores casi derechas. Esto nos hace creer que pueden tam- bién haber excepciones en la dirección de la curva de las muelas superiores tanto en los toxodontes como en los roedores, lo que sin duda disminuiría la importancia de la diferencia constatada entre am- bos grupos, pero por ahora ella existe y no permite unirlos. Otra diferencia no menos importante existe en los incisivos, pues si los de Toxodon son cortados en bisel y sin esmalte en la cara interna, comolos délos roedores, los del T ypotherium y Pachyrucos, gé- neros que por tantísimos caractéres parecen mas cer- canos de los roedores, son de corona excavada en el centro y con una capa de esmalte en la cara interna. Todas estas diferencias, y las que existen en el calcáneo que en los toxodontes se articula con el pe- roné, mientras que en la mayor parte de los roedo- res, soporta solo el astrágalo, no permiten de 372 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ningún modo reunir los toxodontes y roedores en un mismo grupo. Colocación de los toxodontes. — La colocación de los toxodontes resulta ser así sumamente difícil. No se pueden reunir á los roedores animales que tienen una dentición típica de paquidermos, como el Nesoclon, Colpoclon ó Protoxodon, ni se puede reunir á los paquidermos animales que tienen una dentición y un tipo completo de roedor como el Ty- potherium. Si se hubiera conocido el Nesoclon ais- lado, sin los otros géneros que lo ligan al tipo roedor, sin duda no se hubiera vacilado en colocarlo entre los paquidermos perisodáctilos; del mismo modo, si se hubiera conocido el Typotherium, Protypothe- rium ó Pachyrucos aislados, y el Nesoclon , Toxo- clon y géneros afines hubieran permanecido desconoci- dos, nose hubiera quizás tampoco vaciladoen colocar los primeros entre los roedores como representan- tes de una familia de caracteres algo anómalos, co- mo lo es entre los mismos la de las liebres. Pero el descubrimiento de los géneros Protoxoclon, Di- lobodon, Pachyrucos, Hegetotherium, Aclino- therium , Rhaclinotherium, Haplodontherium, Inter atherium, Protypotherium, etc., que ligan unos á otros animales aparentemente tan distintos como el Nesodon, Toxodon y Typotherium com- plican singularmente el problema. Si tomamos algunos de los extremos déla serie, co- mo el Nesoclon, Rhadinotherium y Colpoclon, y los comparamos á los paquidermos perisodáctilos, seguramente les encontraremos mas parecido con Macrauchenia, Scalabrinitherium y Ilomalo- dontotherium, que con Typotherium , Pachy- rucos, Protypotherium ó Inter atherium, pero si los mismos géneros Nesoclon y Colpoclon los comparamos con Toxodon, Protoxodon y Dilo- bodon, es evidente que les encontraremos con estos una mas estrecha afinidad que con Macrauchenia Scalabrinitherium y Homalodontotherium. Si invertimos la comparación tomando el otro ex- tremo de la série de los toxodontes, por ejemplo, los géneros Typotherium, Protypotherium, Pa- chyrucos, Interatherium y Hegetotherium, com- parándolos con los roedores, encontraremos que ellos también ofrecen mas aualogía con los géneros, Lepus, Cavia, Dolichotis ó Eocardia, que con Nesoclon , Colpoclon y Rhadinotherium, pero si comparamos esos mismos géneros Typotherium, Protypotherium, etc., con el Toxodon, Xotoclon y Dilobodon. encontramos entonces que tienen mu- cho mas parecido con estos que con Lepus, Doli- chotis, Cavia ó Eocarclia. Podemos reasumir estas comparaciones, diciendo, que, aunque los distintos géneros del grupo de los toxodontes presentan caracléres muy variables y distintos, ordenándolos en série presentan sucesiva- mente unos á otros menos diferencias, que cual- quiera de esos géneros aislados comparado con otro tomado en cualquiera de los demás órdenes de mamíferos. La separación de los toxodontes como orden dis- tinto es la única lógica y que dá satisfacción al cúmulo de afinidades diferentes que de otro modo presentan los numerosos géneros que los constitu- yen examinados por separado, como también á las distintas opiniones que sobre ellos se han emi- tido. No dejo de tener presente las numerosas objecio- nes á que dará lugar el agrupamiento de géneros de caractéres tan distintos, pero me parece que ellas no llegarán á ser de carácter tal que ataquen por su base los resultados generales á que he llegado. Sin duda la mas importante objeción que pueda hacér- seme, es la imposibilidad de que haya un grupo de mamíferos que se coloque entre dos extremos tales que algunas de sus formas se confundan con ungu- lados (Nesodon y Macrauchenia) y otras con unguiculados ( Lepus y Pachyrucos ) puesto que exigiría la formación de un grupo que incluiría representantes de esos dos tipos profundamente distintos. Pero aunque así fuera, no me parecería incompatible la presencia en un mismo grupo na- tural de animales unguiculados y ungulados, to- mando estos términos en su sentido mas lato de ani- males con uña y con pezuña ; pues si, según todo tiende á demostrarlo, la pezuña no es mas que una evolución de la uña, aún admitiendo que ciertos órdenes de ungulados sean sumamente distintos de los unguiculados, no podría de ningún modo existir un abismo entre el tipo unguiculado y el un- gulado. La uña es con respecto á la pezuña un carácter evidente de evolución menos avanzada, presentán- dose generalmente en las especies pequeñas ó plan- tigradas, y persistiendo en aquellas que se sirven de las extremidades de sus miembros no solo como órganos de locomociou, pero si también de prehen- sión. Pero á medida que las extremidades van per- diendo su prehensibilidad para ser afectadas mas especialmente á la locomoción, la uñase transforma UNGULADOS 373 necesariamente en pezuña *. Así, si existen órde- nes enteros caracterizados todos por uña, ó por haber alcanzado todos sus miembros la etapa de ungulados, podrían existir otros órdenes, y deben precisamente haber existido en los tiempos pasados, otros grupos cuyos representantes podían ser unos ungulados y otros unguiculados, ó reunir en un mismo animal los caracteres de ungulado y ungui- culado. El grupo de los toxodontes, que era probable- mente un orden en evolución, se encontraba sin duda en este caso, pues si el Toxodon es seguro que no podía ser sino un animal ungulado, y como tal sin clavícula, ó con clavícula rudimentaria, el Typotherium y el Pachy rucos es mas probable fueran unguiculados, ó reunieran á la vez los carac- teres de ungulados y unguiculados. Los huesos del tarso, del carpo y de las articulaciones de los dedos nos demuestran que el Typotherium era planti- grado, y la regla general es que todos los mamíferos plantigrados con muy rarísimas excepciones sean unguiculados. La existencia en el Typotherium de una clavícula perfectamente desarrollada es igual- mente incompatible con el tipo ungulado, y el agu- jero que tiene el húmero del mismo animal sobre el cóndilo interno es frecuente entre los unguicu- lados, pero no se encuentra nunca entre los ungu- lados. Pero las mismas falanges ungueales profun- damente hendidas del Typotherium demuestran de un modo evidente que estaban armadas de uñas, pues todos los mamíferos existentes que llevan falanges ungueales hendidas, como el pangolin (Manís pentadactyla), el topo (Talpa europea) y el Chrysochloris , las tienen armadas de grandes uñas, y el género extinguido Mesonyx de Norle- América con falanges ungueales hendidas es un car- nicero y de consiguiente un animal de uña y no de pezuña. Así fué sin duda con el Typotherium ; sus falanges ungueales hendidas estuvieron armadas de uña, mientras que las que no eran hendidas llevaban pequeñas pezuñas, reuniendo así en él los caracté- res aparentemente tan distintos de ungulado y de unguiculado, sin que esta reunión de caractéres tan diferentes sea un imposible pues la vemos repe- tirse aún en un género actual, el Daman (Hyrax), cuyos dedos están envueltos en pezuñas, menos el interno del pié posterior que lleva una uña larga; 1 Ameghino, Filogenia, página 266 y sig. y precisamente la falange que sostiene esta uña, rara coincidencia, es profundamente hendida como las del Typotherium, mientras las délos otros dedos envueltos en pezuña, uo presentan dicha hendi- dura. Pero si el Typotherium unguiculado en su con- junto tenía algunos dedos envueltos en pezuña, los géneros todavía mas cercanos á los roedores, como el Protypotherium, Pachyrucos , Interatherium y ITegetotherium debían ser sin duda unguiculados perfectos. Esta reunión en un mismo grupo de animales ungulados y unguiculados no debe sorprendernos, desde que no nos sorprende la reunión de ambos caractéres en un mismo animal (Hyrax). ¿Si se en- cuentran unidos caractéres tan distintos en un mismo género, no es natural creer que es mas posible aún encontrarlos separados en géneros de un mismo orden? El hecho solo prueba que los toxodontes tuvieron una variabilidad muy extendida, como sucede con los roedores actuales, y lo que confirma esta deducción y el paralelismo que hasta cierto punto parece notarse entre los toxodontes y los roe- dores, es que también entre estos hay variaciones perfectamente análogas. Así, si la gran masa de los roedores son unguiculados, otros, que nadie hasta ahora ha pensado colocar en orden distinto, son ungulados.; Se encuentra en este caso toda la familia de los cavinos, y de entre estos especialmente el género Hydrochoerus cuyos dedos están envueltos en pezuñas, estando acompañado este carácter déla desaparición del agujero epitrocleano del húmero, y con la existencia de una clavícula rudimentaria. Así el gran grupo de los toxodontes, es tan natu- ral como el de los roedores, y su separación de es- tos y de los paquidermos se impone forzosamente como la única consecuencia lógica de las múltiples afinidades y diferencias que presentan. Aparte de las deducciones sacadas de los caracté- res osteológicos, otras de distinta naturaleza confir- man su separación como orden distinto, á la vez que sus afinidades con los roedores y perisodáctilos. Elórdendelos toxodontes es característico de Sud América, mientras que los roedores y los perisodác- tilos, tienen representantes en ambas Américas co- mo también en el antiguo mundo, pero los represen- tantes de estos dos últimos grupos que mas parecido presentan con los toxodontes, no son habitantes del viejo mundo, sino géneros sud- americanos existen- tes ó extinguidos. 374 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Los géneros de toxodóntidos que paulatinamente van presentando transiciones tá los perisodáctilos, no lo hacen acercándose á géneros propios de Europa, Asia, Africa ó Norte— América, sino á géneros de Sud— América. Quizás no haya á esta regla masque una excepción, el Typotherium que parece acercarse mas á Hyrax que á cualquier otro peri- sodáctilo; pero precisamente es este último en el viejo continente un tipo anómalo que no tiene colo- cación segura, habiéndolo reunido unos á los roedo- res y otros á los perisodáctilos. Su parecido con el Typotherium y Protypotherium es verdadera- mente notable, pero su calcáneo sin faceta articula- ría para el peroné, su agujero suborbitario situado muy adelante y otros caractéres, no permiten reu- nirlo á los toxodontes. Una de las anomalías mas sin- gulares del Hyrax consiste en sus muelas inferio- res de las que cada una lleva cuatro raíces bien dis- tintas y separadas, conformación idéntica á la de varios géneros argentinos extinguidos de la prime- ra mitad de .los tiempos terciarios, como el Brachy tlierium, Epitherium, Proterotherium, Thoatherium , etc. Este parecido es tanto mas no- table é importante, cuanto que el mismo carác- ter se presenta en dos representantes indiscu- tibles del grupo de los toxodontes, el Atryp- therium y el Scopoiherium, y aunque menos aparente, en algunos otros perisodáctilos, es- pecialmente en el género H omalo don totheriwn, considerado por Burmeister como un representante del grupo de los toxodontes. Pero dejemos á un lado el Typotherium, Toxo- clon y los demás géneros que forman el medio de la série, y lijemos un instante la atención sobre los que forman el extremo que conduce á los perisodáctilos, el Nesodon y Colpodon; no es con el daman, ni con el rinoceronte, ni con los caballos, ni con los tapi- res que ellos ofrecen las mayores analogías, sino con géneros extinguidos exclusivos de Sud-Améri- ca, como Macrauchenia, Homaloclontotherium, Diastomicodon, Scalabrinitherium, Oxyoclon- therium, Epitherium y Theosodon. Si tomamos el otro extremo de la série, que con- duce á los roedores, como el Inter atherium, Ilege- totherium y Pachyrucos, no es con los roedores exclusivos del otro continente que presentan las ma- yores analogías, sino con géneros sud-americanos, como el Dolichotis, Cavia, Procavia, Anchimys, y Socar dia. Estos puntos de contacto me parece demuestran de una manera bastante evidente que los toxodontes forman un grupo independiente que se constituyó en Sud-América, y sus afinidades con roedores y paquidermos perisodáctilos exclusivos de este con- tinente, me parece demuestran igualmente que su colocación no puede ser otra que entre los roedores por una parte y los paquidermos perisodáctilos por la otra. Nombre del orden de los Toxodontes. — Por la reseña histórica, ya se habrá visto que Owen el fundador de los dos primeros géneros conocidos de este grupo, Toxodon y Nesodon, había llegado á una conclusión parecida, puesto que los separó como representantes de un orden distinto, que desde en- tonces designó con el nombre de Toxodontes ( Toxo- dontia) . Timos también que posteriormente el Dr. Bun- meister, guiado por la idea de que el género Toxo- don tenía cinco dedos en cada pié, cambió el nombre del orden, de Toxoclontia en Multidigitata. Un año después, á mi vez, dejando de colocar el Nesodon entre los toxodontes, me pareció que los ca- ractéres del grupo estaban mejor representados en el Typotherium que en el Toxodon, y desiguaba en consecuencia el grupo entero con el nombre de ti- potéridos (Typotheridea) . Pero pronto, conside- rando que los dos órdenes de paquidermos entonces admitidos, los artiodáctilos (Artiodacty la) y los pe- risodáctilos ( Perissodactyla ), tomaban sus denomi- naciones en el número y configuración de los dedos de los piés, y distinguiéndose los toxodontes según Burmeister de los demás paquidermos por tener cinco dedos en cada pié, me pareció conveniente designar el tercer orden délos paquidermos, con una denomi- nación tomada igualmente de los caractéres propor- cionados por el número de dedos, como lo había he- cho Burmeister en lengua latina; pero como por otra parte, los nombres griegos de Artiodactyla y Peris- sodactyla eran de uso general, mientras que nadie usaba ios de Paricligitata é Imparidigitata, me pareció conveniente emplear una palabra tomada del griego que tuviera la misma desinencia que las em- pleadas para designar los otros dos órdenes, apli- cándoles el nombre de pentadactilos ( Pentadacty - la). Posteriormente el Dr. Burmeister guiado sin duda por ideas parecidas, y viendo probablemente que sus denominaciones de Paricligitata, Impari- cligitata y Multidigitata no eran aceptadas, emplea igualmente las denominaciones griegas de Artio- dactyla y Perissodactyla, designando á los toxo- UNGULADOS 375 dontes con el de Polidactyla que sin duda rinde de un modo mas exacto el significado de la palabra lati- na Multidigitata. Las denominaciones de Multidigitata, Penta- dactyla y Polidactyla están fundadas todas en el supuesto de que los toxodontes tuvieran cinco de- dos en cada pié. Desgraciadamente los hechos no han confirmado estas suposiciones que parecían tan bien fundadas, y los dos únicos géneros de los que se conocen mas ó menos completamente los pié», no solo no están de acuerdo con las deducciones del Dr. Burmeisteii sino que también presentan al respecto considerables diferencias entre sí. El Ty- potherium si bien tiene cinco dedos en el pié ante- rior, no tiene mas que cuatro en el posterior, y el Toxodon del que aún uo se conoce el pié anterior, tiene solo tres dedos en el posterior, en vez de cin- co como se había supuesto. Una parte del esqueleto de un Toxodon con la cadera, los miembros pos- teriores y el pié izquierdo casi completo, pertene- ciente al Museo «La Plata» no deja dudas al respec- to. Por consiguiente las denominaciones de Multi- digitata, Pentadactyla y Polidactyla deben de- saparecer por completo por indicar caractéres fun- damentales precisamente opuestos á los que presen- tan los representantes del grupo de los que hasta ahora se conoce la construcción de los pies. Desa- parecidos estos nombres, que fueron propuestos por motivos mas ó menos plausibles, no queda mas que la primitiva denominación aplicada á los toxodontes por Owen, que tiene la prioridad y que nunca, bajo ningún pretesto, debió haberse cambiado. El grupo entero debe llevar así el nombre de T oxodontia que es el único que le corresponde por derecho de prio- ridad, y por ser tomado del nombre de uno de los géneros mas típicos del orden. Los géneros de este orden hasta ahora conocidos, son numerosos, repartiéndose en varias familias, cuyos caractéres distintivos van expuestos en el cuadro adjunto. Todos los dientes, sin ex- cepción, de base abierta, y sin raíces. Muelas inferiores arqueadas hacia adentro. Capa de esmalte de las muelas sin cubierta de cemento. Toxodontidce. Molares inferiores arquea- ) dos hacia afuera. j ( Dentición completa y en série continua. Esmalte de los dientes sin cubierta de cemento. Xolodontidce. Capa de esmalte envuelta por una gruesa é ininterrum- pida capa de cemento. Malar con un proceso des- cendente suborbitario. Typotheridce. Dientes de dos clases, unos sin raíces y de base abierta, y los otros con raíces separadas. ( Incisivos segundo superior y tercero ó externo inferior, de base abierta y de aspecto rodentiforme, con capa de esmalte hasta la base. Los demás incisivos de raíz co- no mas ue uos raíces se— nico cilindrica y sin esmalte. Protoxodontidce . paradas. [ Todos los incisivos de raíz mas ó menos cónico-cilín- \ drica, distinta de la corona y sin esmalte. Inter adherid®. Ultimos premolares inferiores con cuatro raíces distintas. Todos los incisivos de base cónico cilindrica. Alryptheridce. TOXODONTIDAE Los representantes de esta familia se distinguen por tener todos los dientes de base abierta, con ban- das perpendiculares esmaltadas, las fajas ó bandas esmaltadas sin cemento y las fajas no esmaltadas cubiertas por una delgada capa de cemento. Los caninos son pequeños, cilindricos y á menudo au- sentes. Las muelas inferiores están arqueadas hácia adentro como las de la mandíbula superior y los p. 3 y i son de la misma forma que los m. - y El fémur carece de trocánter lateral, y la rótula muestra una superficie articular arqueada. 376 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Conozco cinco géneros de esta familia que se distinguen por los caractéres siguientes: Tres incisivos inferiores de cada lado. Columna interna de los verdaderos mola- Siete muelas superiores. Los verdaderos [ res superiores, de tamaño mediocre. Toxodon. molares bilobados al lado interno, con un gran surco y una columna perpen- ) Columna interna de los verdaderos mola- dicular. res superiores, de tamaño enorme. Toxodontherium. Siete muelas srperiores elípticas, sin surcos ni columna perpendicular interna. Seis muelas superiores, las posteriores trilobadas al lado interno. Dos incisivos inferiores en cada lado, y uno impar en el medio de la síuflsis. Ilap lodontherñm . Dilobodon. Trigo don. TOXODON owen Owen. Tlte Zoology of the voyage of H. M. S. Becigle, vol. I, p. 16, London, 1810. Fórmula dentaria del individuo joven : fi.icAm. (±pm.| m.) = 42. Fórmula dentaria del individuo adulto : f i. f- c. f m. (fpm.fm.) = 38. Los incisivos, sumamente fuertes, presentan una sola capa de esmalte sobre la cara anterior ó externa con escepciondel i. -3 que tiene también una faja de esmalte sobre la cara posterior ó interna estando separados tanto arriba como abajo de los demás dientes, por una larga barra. Los incisivos superiores son muy arqueados, los del medio de sección transversal mas ó menos elíptica y arqueados hacia abajo, pero inplantados en posición divergente dirijiendose hacia afuera, de modo que sobre el borde alveolario están separados uno de otro por un pequeño diastema; los incisivos superiores externos son de sección mas triangular, y dirijidos hacia abajo y hacia afuera. Los alveolos de los dos incisivos medios superiores están colo- cados encima de los alveolos de los incisivos ex- ternos. Los seis incisivos inferiores son menos arqueados pero muy largos, y colocados sin interrupción, de manera que la parte interna de cada uno de los ex- ternos está colocada encima de la parte externa del que le sigue al lado interno. Los cuatro del medio son generalmente de tamaño y forma parecida, de sec- ción mas ó menos elíptica, y dirijidos hacia adelante; el incisivo externo de cada lado (i. 3) es de sección mas prismática y dirijido un poco hacia afuera. El canino superior, muy pequeño, cae desde la primera juventud. Los premolares -y- son pequeños y elípticos, sin pliegue, con una sola banda angosta de esmalte sobre el lado externo. Los premolares- y - de tamaño algo mayor son elípticos prismáticos ó romboides, pero con las es- quinas redondeadas, y tres bandas de esmalte, una sobre el lado externo, la segunda sobre el lado ántero- interno y la tercera sobre el interno. Los tres verdaderos molares superiores están cons- truidos sobre el mismo tipo que los dos últimos pre- molares pero presentan una sección mas triangular, con una columna y un gran pliegue entrante interno, una banda de esmalte sobre el lado externo y dos sobre el interno; los m. - y - presentan además un pequeño pliegue accesorio al lado interno, que falta al m.- mucho mas corto que el pliegue principal. Cada muela tiene tres interrupciones de esmalte, una sobre el ángulo án tero-externo, la segunda en la parte posterior, y la tercera sobre el lado interno. Estas muelas están implantadas en la mandíbula oblicuamente, con la parte mas angosta hácia atrás y la mas ancha adelante, con la esquina anterior externa de cada una que sobresale hácia afuera, de modo que la parte posterior de cada muela dirijida oblicuamente hácia adentro está tapada al lado ex- terno por la parte anterior de la muela que sigue, dirijida hácia adelante y hácia afuera. La curva de las muelas hácia adentro es enorme UNGULADOS 377 encontrándose la base de las muelas de cada lado casi sobre la línea media longitudinal del cráneo. Los premolares inferiores son de forma distinta, los dos ó tres anteriores pequeños y elípticos, y los dos últimos de sección mas alargada, el último ge- neralmente con un surco perpendicular sobre el lado externo. Los dos primeros verdaderos molares inferiores son de idéntica forma y tamaño, con una sección transversal angosta pero muy alargada, con un gran surco perpendicular sobre la parte anterior de la cara externa, dos pliegues y surcos profundos sobre el lado interno, una capa de esmalte interna y otra externa, y dos bandas no esmaltadas, una en la cara anterior y la otraen la posterior. La última muela inferior se distingue de las precedentes por su tama- ño un poco mayor y por ser bastante mas angosta en la parte posterior. Todas las muelas tanto superiores como inferiores aumentan gradualmente de tamaño de la primera á la última. Los restos de individuos jóvenes que basta ahora se conocen demuestran que el Toxoclon tenía una dentadura de leche caediza y otra persistente como en la generalidad de los mamíferos; pero no se ha podido aún determinar el número de dientes de la primera dentición. Parece con todo que en la man- díbula inferior, como es de regla en los paquidermos, solo eran persistentes los verdaderos molares, mientras que los premolares eran reemplazados por otros, exceptuando quizás el pm.T caedizo en la primera juventud en casi la totalidad de las espe- cies. Todos los dientes, tanto de la primera como de la segunda dentición, antes de ser atacados por la masticación tienen unacapa de esmalte continua so- bre toda la corona. Las interrupciones en la capa de esmalte se muestran hacia abajo, en la base, y van ascendiendo hácia arriba volviéndose mas es- trechas, afectando una forma piramidal, y termi- nando en cuña en la capa de esmalte, mucho antes de llegar á la corona. Con la masticación desapa- rece poco á poco la cúspide del diente hasta que al- canza la parte superior de las interrupciones pira- midales del esmalte, quedando desde entonces for- madas las fajas perpendiculares sin esmalte, en un principio muy angostas arriba y mas anchas abajo; pero luego, poco á poco, á medida que avanza el desgastamiento por la corona y su prolongación por la base, se enanchan por su parte superior hasta ad- quirir un ancho uniforme en toda la longitud del diente. En los primeros premolares inferiores, que, cuando adultos, no tienen capa de esmalte al lado interno, los últimos vestigios de la capa de esmalte continuada se observan en la cara interna de los pre- molares de individuos todavía jóvenes en forma de una faja perpendicular de esmalte generalmente angosta, que empieza á desaparecer poco á poco á partir de la base. Los incisivos, tanto superiores como inferiores, también conservan vestigios de la capa de esmalte sobre la cara interna, hasta una edad relativamente avanzada, habiéndola encontrado todavía existente en un individuo que ya había cambiado todos sus premolares inferiores, en forma de pequeñas cintas longitudinales muy estrechas é interrumpidas de trecho en trecho. Es digna de notar la circunstancia de que los dientes del Toxodon , cuando jóvenes, que recien empieza á formarse las interrupciones de esmalte principiando por su parte inferior, representan de una manera transitoria, una disposición constante y característica de la dentición adulta del género Pro- toxodon, de una época geológica mucho mas remota que aquella en que hasta ahora se han encontrado restos de Toxodon. La forma general del cráneo es ancha atrás, an- gosta adelante, con un occipital enormey grandes ar- cos zigomáticos. El hueso intermaxilar es de tamaño considerable, ancho adelante y muy estrecho atrás, dividido en la parte palatina por una hendidura ancha con dos cres- tas longitudinales en el medio que se unen hácia atrás en un callo; la parte superior es muy elevada, sin traza de sutura, y con una espina nasal en forma de tubérculo grueso, elevado y rugoso. Este tu- bérculo, colocado encima de los intermaxilares á la entrada de la apertura nasal, ha inducido al Dr. Burmeister á creer que el Toxodon ha tenido una cresta encima de la nariz parecida á los cuernos del rinoceronte ; pero en este animal los cuernos se en- cuentran encima de los nasales y no soportados por los intermaxilares como sería el caso en el Toxodon. Por mi parte el tubérculo mencionado, conjunta- mente con la forma elevada de la nariz y de los huesos nasales, la forma rugosa de la parte ante- rior de estos, los incisivos enormemente desarrolla- dos, el tamaño considerable del agujero infraorbita- rio, y el cuello excesivamente corto, con otros va- 48 378 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS rios caractéres secundarios que sería largo detallar, lúe inducen á pensar que el Toxodon estuvo provisto de una trompa parecida ála del tapir. Los nasales son altos, soldados, formando arriba una superficie convexa semicircular, que termina adelante en una punta libre engrosada y rugosa que supongo servía de inserción á una parte de los mús- culos de la trompa. La apertura nasal es elevada y ancha, afectando la forma de un rectángulo, cuyos lados anterior y pos- terior están interrumpidos por la punta de los nasa- les y el tubérculo déla espina nasal del intermaxi- lar, pero en proporción del tamaño enorme de los intermaxilares hácia adelante la apertura nasal re- sulta en realidad ser bastante estrecha. En el interior de la apertura nasal, en los ejemplares bien conser- vados se aperciben fácilmente las restos de un tabi- que nasal grueso y elevado. Los maxilares superiores son huesos muy robus- tos, con apófisis zigomática fuerte, y agujero sub- orbitario bastante grande, colocado muy atrás, inme- diatamente adelante de las órbitas, diferenciándose en esto mucho de los paquidermos comunes. El arco zigomático contiene un malar muy fuerte, con un ancho y espesor muy considerable en toda su extensión, pero con una escotadura en arco de cír- culo hácia adelante en su parte superior, que forma el límite ántero-inferior de las órbitas; estas son de tamaño relativamente pequeño, largas de arriba há- cia abajo, estrechas de adelante hácia atrás, y prote- gidas hácia adelante por un callo supra-orbital ele- vado. Las apófisis post-orbitales son largas, triangulares, de extremidad puntiaguda, rugosas y dirijidas la- teralmente y hácia abajo. La apófisis zigomática del temporal es ancha y fuerte, con una gran cavidad glenoides transversal como el cóndilo articular de la mandíbula inferior. La cresta sagital es corta y regularmente elevada, á la que sigue adelante una frente plana y romboi- dal que desciende en plano inclinado hácia adelante hasta su unión con los nasales, que ya se ha visto forman una convexidad muy pronunciada, casi semi- circular. El lacrimal es muy pequeño y soldado al frontal desde la primera juventud, carácter anormal entre los paquidermos, pero propio de los proboscídeos. Los parietales son hundidos, formando fosas tem- porales profundas y muy extendidas y en comunica- ción con las cavidades orbitarias. La apófisis post-glenóides es rudimentaria, el para- occipital muy largo y la cresta occipital elevada é inclinada hácia atrás. El plano occipital es irregularmente circular, ver- tical, hundido en sus dos tercios superiores, y con un fuerte callo rugoso destinado á la inserción de ligamentos, en su parte media, arriba del agujero occipital; á cada lado de este callo hay una perfora- ción oblicua que atraviesa completamente el occipi- tal penetrando en la cavidad encefálica. El agujero occipital es grande, casi circular y en forma de embudo, y los cóndilos occipitales muy grandes y fuertemente echados Inicia atrás. La superficie en- tera del llano occipital es un poco mas ancha que alta. El paladar es triangular, angosto adelante y muy ancho atrás, profundamente excavado y con dos sur- cos laterales que terminan en dos grandes agujeros palatinos. La parte posterior, formada por el pala- tino es entre las muelas bastante pequeña, prolon- gándose hácia atrás de las séries dentarias, forman- do un espacio plano ó casi plano, mas ó menos rectangular que termina por una fuerte protube- rancia ósea á cada lado, entre las cuales se abre la apertura nasal posterior de tamaño relativamente pequeño y muy estrecha. La parte anterior se es- trecha de una manera extraordinaria adelante de las muelas, para volverse á ensanchar considerable- mente en la región del intermaxilar inmediatamente detrás de los incisivos. Los maxilares inferiores están soldados desde la primera juventud, formando una sínfisis mandibu- lar muy larga, ancha adelante y angosta atrás, con un agujero mental único, grande y colocado muy atrás, hácia la mitad del largo de la serie dentaria ; la apó- fisis coronóidea del maxilar es poco elevada sobre el cóndilo articular, y este es decididamente trans- versal. La pared lateral del cráneo detrás del zigomático, está interrumpida por una gran fosa limitada por el frontal, el maxilar y el esfenoides, que cumunica con la cavidad nasal. Las vértebras son de centro con cara anterior apenas un poco convexa y cara posterior plana ó sensiblemente plana; la diferencia entre las dos caras es tan pequeña que pueden considerarse como vértebras de centros planos en sus dos caras. Las cervicales son de centro muy cortas, parecidas á las de los proboscídeos; las dorsales se parecen á las del rinoceronte, y mas todavía á las de la Macrau- UNGULADOS 379 chenia, con apófisis espinosas no menos largas. Las costillas son, anchas, planas, comprimidas, bastante compactas, y con cabeza articular redonda. El omóplato es muy largo, bastante parecido en su conformación general al de los paquidermos, con la cresta longitudinal de la cara superior alta y recorvada lateralmente hacia arriba presentándose debajo de la parte dada vuelta una gran perforación. Pié f®3terior izquierdo del Toxodonplatensis Ow. — */5 del tamaño natural, a astrágalo ; el. calcáneo; es. escafoides ; c. cuboides ; ec. ectoeuneiforme ; ms. mes® une iforme. La tuberosidad acromial es nula ó rudimentaria, y la apófisis coracoidea poco desarrollada. El húmero es corto, grueso y robusto, mas fuerte que el del hipopótamo, con tuberosidad externa fuerte y elevada, y superficie articular distal indivi- sa; la cresta deltóidea es menos pronunciada y no tan aguda como en el del rinoceronte. El cubito es robusto sobre todo en su parte supe- rior, con apófisis olecraneana muy larga y con corta diferencia del mismo largo que el húmero. El radio 380 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS mucho mas pequeño y mas corto, estaba comple- tamente separado del cubito en toda su extensión, y durante toda la vida, El ilíaco es regularmente ancho y parecido al del rinoceronte. El fémur es muy delgado en proporción del ta- maño enorme del animal y del grueso excesivo de los huesos del miembro anterior, careciendo de todo vestigio de trocánter tercero lo que le dá un aspec- to muy parecido al de los proboscídeos y especial- mente del M asió don. La tibia es mucho mas cortaque el fémur, de for- ma algo parecida á la del rinoceronte, pero soldada arriba couel peroné; tiene dos superficies articulares proximales bien separadas, es comprimida en su parte superior, cuadrangular en la inferior, y con maléolo externo bien desarrollado. El peroné es un hueso también bastante fuerte sobre todo en su ex- tremidad inferior, estando soldado á la tibia cu la extremidad proximal y separado en la distal. El calcáneo es pequeño, corto y muy ancho ade- lante, con una pequeña superficie articular para el peroné sobre el lado externo. La parte anterior se enancha de una manera notable por una tuberosidad externa que lleva la cara articularía mas pequeña para el astrágalo, separación que, como loba obser- vado Burmeister no se presenta en igual grado en ningún ungulado conocido, constituyendo un carác- ter particular del T oxodon. Presenta adelante cuatro facetas articularías, dos para el astrágalo, una para el cuboides y la otra para el escafóides. El astrágalo es proporcionalmente, todavía mas pequeño que el calcáneo, pero muy parecido al mismo hueso del mastodonte, y también un poco al de los marsupiales, distinguiéndose sobre todo por la polea articularia para la tibia apenas excava- da, prensentando también según Gervais un pareci- do notable couel del kanguro. Presenta una superfi- cie articular para el escafóides, sin tocar el cuboides. El cuboides está articulado con el calcáneo, y al escafóides por una muy pequeña faceta articular pero sin tocar al astrágalo. El mesotarso está compuesto de tres huesos, un cuboides y dos cuneiformes (ectocuneiforme y me- socuneiforme), faltando el interno (entocuneiforme), de modo que presentaba tres dedos en los piés posteriores correspondientes al 2o, 3o y 4o. El meta- tarsiano del dedo interno (segundo) está articulado con el mesocuneiforme, el ectocuneiforme y el me- tatarsiano del dedo medio (tercero). El metatarsiano del dedo medio está articulado con el ectocuneifor- me y los metatarsianos laterales (segundo y cuarto) sin tocar el mesocuneiforme ni el cuboides. El me- tatarsiano externo está articulado con el cuboides, el ectocuneiforme y el metatarsiano medio. Las fa- langes son cortas, gruesas y de aspecto cubóide. Los metacarpianos son de mayor tamaño que los metatarsianos, y al parecer en número de cuatro, los dos del medio bastante mayores que los externos. Las vértebras caudales, á lo menos las primeras, las únicas que hasta ahora se conocen, son de centros muy aplastados en sentido vertical, y de tamaño relativamente pequeño lo que prueba que la cola era corta y delgada. El T oxodon, era un animal corpulento, de cabeza de tamaño relativamente enorme, bajo de piernas, con la parte anterior considerablemente mas volu- minosa que la posterior, y con los miembros ante- riores mucho mas fuertes que los posteriores. A juz- gar por su configuración general, era un mamífero semi-acuático como el hipopótamo, que habitaba en las aguas dulces de los rios y de las lagunas, pero que iba á tierra de tiempo en tiempo. Sus restos se en- cuentran mas á menudo en los depósitos formados en el fondo de antiguas lagunas que en los de natura- leza exclusivamente sub-aérea. El género Toxodon , según nuestros conocimientos actuales, aparece por primera vez en los depósitos de arena que se encuentran debajo de las formacio- nes marinas del Paraná (oligoceno) y prolonga su existencia hasta el piso lnjanense ó pampeano lacus- tre (plioceno superior) en donde todavía se encuen- tran sus restos en grande abundancia, extinguiéndose en el cuaternario inferior. Se han mencionado hasta ahora, de los terrenos de la República Argentina, diez especies distintas, cuyos carac.téres diferenciales son los que expresan el cuadro adjunto : UNGULADOS 381 Especies con los in- cisivos externos superiores mas an- chos que los in- ternos. Incisivos internos superiores de cara anterior lisa. , , . / Incisivos internos superiores muy delgados t er a eios mo aies ó comprimidos en sentido ántero-posterior. inferiores sin eur- j platemü. va ántero-posle- • rioi ó apenas apa I jncjs¿vos eternos superiores muy gruesos. reu e' \ T. ensenadensis . Verdaderos molares inferiores con curva ántero-posterior muy pronunciada. T. paranensis. Incisivos internos superiores con una ranura perpendicular en la cara anterior, T. bilobidens. i P. 3- bilobado al lado externo. Incisivo ex- I torno inferior triangular, excavado longitu- dinalmente en la cara superior, y de 35 milímetros de ancho. T. Burmeisteri. i p. j caedizo, ausente en los individuos adultos. Especies con los in- cisivos externos superiores mas an- , gostos que los in- J Muelas superiores de cara externa ondu- lada. temos. p. 7 persistente. Incisivo externo inferior muy excavado lon- gitudinalmente en la cara superior con una banda delgada de esmalte y solo 30 milímetros de ancho. T, proto-Burmeisteri, Incisivos inferiores angostos, gruesos, que aumentan de tamaño del i y. al i. §. p. g, y p. 4, bilobados sobre ambos lados. T. Darmnii. \ Muelas superiores de cara externa excavada perpendicularmente. T. paradoxus. T. v irga tus. Imperfectamente co- ( Talla muy pequeña. Longitud del espacio ocupado por los tres verdaderos molares nocidas. [ inferiores, 107 mm. T. gracihs. Toxodon platensis Owen. (PI. xx, fig. 12; pl. xxix, fig. 2 y 4, y pl. xxxi, fig. 1 y 2) T oxo don platensis, Owen, Zoology of the Beagle, vol. I, pl. 16, pl. I-V, 1840. — Id. Ann, se. nat ., 2a ser., t. IX, p. 25, pl. 11 y 111. Laurillard, Dict. Univ. d’hist. nat. , t. XII, p. 624. D’Orbigny, Voy., etc., t. III, part. IV, p. 143. Pictet, Traite de Paleontologie, 2a édit., t. I, p. 360. P. Gervais, Ann. se. nat., 3a sér., t. VIII, p. 218. — Id. Zoologie et Paleontologie francaise, t. I, p. 188. — Id. Recherches sur les mammif. foss. de VAmér. Mérid., p. 24, pl. IX, a. 1855. Bürmeister, Actas de la Sociedad paleontológica de Buenos Aires, p, XVI, 1866. H. Gervais y Ameghino, Los mammif . fos., etc., p. 80, a. 1880. Ameghino, Observac. sobre el orden de los toxo- dontes, p. 33, a. 1887. Toxodon angustidens, Owen, Report of the sixteenth. meet. of the brit. Assot. for the advance of Science at Southampton , sep. 1846, p. 65, 1847. Toxodon Owen ii, Bürmeister, Anual, del Mus. Pub. de Buenos Aires, t,. I, ent. IV, a. 1867. — Id. Descrip. Phys. de la Rep. Arg., t. III, p. 497, a. 1879. Moreno, Informe prelim., etc., p. 18, a. 1888. Toxodon Gervaisii, H. Gervais y Ameghino. Los Mammif. fos., etc., p. 84, 1880. Esta especie cuya talla era comparable á la del rinoceronte, se distingue fácilmente por sus inci- sivos superiores internos mas angostos que los externos y muy aplastados en sentido ántero-pos- terior. El i. - es de sección muy elíptica, bastante ancho, muy comprimido de adelante hacia atrás y de corona plana. El i. 1 es bastante mas ancho que el i. mas largo, dirijido hácia abajo y hácia afuera, de sección triangular, con la corona cortada en bisel sobre su parte interna, terminando en cúspide aguda. El p. - es muy pequeño, cilindrico, con una capa de esmalte, y caedizo en edad muy avanzada. El p. 2 es elíptico, sin surco interno, y con dos 382 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS bandas de esmalte, una interna y la otra externa. Incisivos T j y, anchos, planos, con la corona cortada en bisel, y con capa de esmalte solamente sobre la cara externa. El i. 5 es bastante mas ancho que los dos internos, de sección prismático-triangular, con una de las tres caras longitudinales, la mas ancha, superior é interna, y las otras dos inferiores y externas ; la corona está cortada en bisel lateralmente de adentro hacia afuera ; tiene una banda de esmalte sobre la cara mas ancha ó superior, y otra mas angosta sobre la cara inferior del lado externo. El c. y es elíptico, con sil eje mayor de adelante hacia atrás, unas veces sin esmalte, y otras con una banda longitudinal muy delgada apenas aparente. El p. T es cilindrico, muy pequeño, sin esmalte y caedizo antes de adulto. El p. -2- es elíptico, con la cara externa esmal- tada y un poco convexa, y la interna sin esmalte y algo cóncava. El p. ^ es de la misma forma pero un poco mas grande. El p. y tiene un surco perpendicular profundo sobre la parte anterior de la cara externa, con capa de esmalte continua sobre el lado externo pero sin esmalte sobre el interno. El paladar es regularmente cóncavo, con los agu- jeros palatinos al nivel del fin del segundo verda- dero molar. El Toxodon Gervasii, que fundé en colaboración con el Dr. H. Gervais es el mismo Toxodon pla- tensis, ó á lo mas una variedad poco importante de esta especie. Al considerarlo como especie dis- tinta, he incurrido en error involuntariamente, debido á los dibujos poco exactos que de esta especie dió el Dr. Burmeister en los Anales del Museo Público de Buenos Aires, que yo ha- bía tomado por guía. En el texto (An. etc., t. 1, p.274), dice que el Toxodon platensis se distingue por tener los caninos de la mandíbula inferior colo- cados mas hácia adelante, mas cerca del incisivo externo que en el Toxodon Burmeisteri. Y en las ilustraciones, aunque los dibujos no están com- pletamente de acuerdo unos con otros, muestra esta diferencia tan acentuada que es casi la única que se apercibe al primer golpe de vista. En los dibujos de las mandíbulas de ambas especies, que dá en la lámina XI, se vé que el canino del Toxodon Bur- meisteri se halla apenas un poco mas adelante de la mitad de la larga barra que separa el incisivo externo del primer premolar, mientras que en la mandíbula del Toxodon platensis (misma lámina, fig. 3), el canino aparece colocado en la parte an- terior de la barra, inmediatamente detrás del inci- sivo externo. Y como la mandíbula del cráneo del Museo de Paris, que nos sirvió de base para la fundación de la especie, presentaba con el Toxodon platensis algunas diferencias quizás individuales, sitió debido también á errores de dibujo, puesto que no teníamos originales con que compararla, y ade- más la gran diferencia de presentar el canino colo- cado mas ó menos hácia la mitad del largo de la barra, no titubeamos en considerarla como de una especie distinta. Pero últimamente al examinar los numerosos ejemplares de mandíbulas inferiores de Toxodon del Museo «La Plata» unas con los carac- teres del Toxodon Burmeisteri, y otras del Toxodon platensis, empezó á preocuparme el hecho de que ninguna de ellas tenía los caninos implantados en la posición que indica el dibujo de la mandíbula del Toxodon platensis que dá el Dr. Burmeister en los Anales del Museo, hasta que habiendo visto las piezas originales en las vidrieras del establecimiento, he podido convencerme que la posición del canino inmediatamente detrás del in- cisivo externo, es un error, estando colocado mas ó menos hácia la mitad del largo de la barra, en la misma posición que en el Toxodon Burmeisteri con diferencia de apenas unos pocos milímetros. He creído útil dar estos antecedentes para que no se atribuya mi error á precipitación ó lijereza, cuando solo tiene por origen los dibujos no muy exactos pu- blicados por el Director del Museo Nacional. Dimensiones. , , ( ántero-posterior Diámetro del i. r ] , „ „„„„ 1 ( transverso , , ( ántero-posterior Diámetro deli., } tran8Ters0 Diámetro del i. ? ¡ transverso Diámetro del c. T (ántero-posterior Diámetro ántero-posterior del pm. 7 » » delpm.7 » » delpm.7 » » del m, 7 » » del m.-j » » del m.j Largo de la barra del i. j al canino Largo de la barra del c.'y al pm. 7 Largo del borde del alvéolo del i. j á la parte posterior del ni. i . , , . , t ántero-posterior... Diámetro del i. ¿ ) ) transverso 0m015 0.043 0.015 0.043 0.026 0.053 0.014 0.018 0.023 0.030 0.037 0.043 0.065 0.056 0.045 0.360 0.018 0.051 UNGULADOS 383 Diámetro del i. - ántero-posterior transverso Diámetro transverso del intermaxilar al nivel de los alveolos de los incisivos Longitud del espacio ocupado por las siete muelas supe- riores Longitud del espacio ocupado por las muelas inferiores . . . Longitud del cráneo Ancho máximo del cráneo entre los arcos zigomáticos Diámetro vertical del llano occipital Diámetro transverso del llano occipital Longitud del paladar Ancho máximo del paladar Ancho de la apertura nasal posterior Longitud de la mandíbula inferior Ancho de ambas ramas entre los cóndilos Longitud de la sínfisis 0.028 0.060 0.190 0.215 0.208 0.680 0.385 0.210 0.290 0.430 0.145 0.092 0.530 0.347 0.208 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran en abundancia en las provincias de Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba, Entre Ríos, República Oriental del Uruguay y Paraguay. Horizonte. ■ — Pisos belgranense, bonaerense y lujanense de la formación pampeana. Toxodon ensenadensis Ajiegh. (Pl. XXIX, fig. 1) Toxodon ensenadensis, Ameghino, Observ. gen. sobre el órden de los toxodontes, p. 38, a. 1887. Toxodon giganteas, Moreno, Informe preliminar, etc., p. 15, a. 1888 (nomen nudum). Este es un animal gigantesco, de talla considera- blemente mayor que la del Toxodon platensis, del que difiere notablemente. Los incisivos superiores externos son parecidos á los del Toxodon platensis, pero relativamente mas gruesos, y de corona mas corta y mas roma. El i. 1 es de un ancho regular, pero de un espesor considerable, con la cara posterior ó interna sin esmalte, mas ó menos plana ó ligeramente cóncava, y la cara anterior esmaltada, muy convexa ; el borde anterior longitudinal interno forma una banda lon- gitudinal sin esmalte y está redondeado en forma de columna. La sección transversal es elíptica. El i. 1 es un poco mas ancho que el precedente, bastante grueso y de cara posterior ligeramente cóncava; la cara anterior es convexa y cubierta de una capa de esmalte que dá vuelta formando un ángulo redondeado para cubrir la cara longitudinal anterior del lado externo. Sobre el lado interno de la cara anterior hay una banda estrecha sin es- malte y redondeada en forma de columna longitu- dinal gruesa y convexa. La cara posterior no pre- senta vestigios de esmalte, y la corona mas larga que la del i. -1, está cortada en bisel terminando en ápice piramidal triangular. El i. T es el mas angosto de los inferiores, de sección transversal triangular, y de grueso consi- derable, particularmente sobre el lado interno. La cara anterior ó externa es plana y cubierta total- mente por una capa de esmalte que dá vuelta sobre el lado interno cubriendo los dos tercios del ancho de la cara longitudinal del lado interno. La capa posterior ó interna es un poco cóncava y sin es- malte. El i. y es un poco mas ancho que el precedente, pero menos grueso, particularmente sobre el lado interno, de donde resulta que su sección transversal no representa un triángulo sino una figura elíptica, alargada, con las dos extremidades vueltas hácia el lado interno. La cara anterior se divide en dos partes, la una que es la mas ancha y plana sobre el lado externo, y la otra mas angosta sobre el lado interno que asciende oblicuamente hácia arriba for- mando con la anterior un ángulo muy abierto, am- bas tapadas por una capa de esmalte ininterrumpida. La cara posterior ó interna es profundamente exca- vada con un borde sobre el lado interno levantado hácia arriba en forma de pared longitudinal. El i. 3 es de sección prismático-triangular, muy parecido al correspondiente del Toxodon platensis . Su cara posterior ó interna (superior) es esmaltada y un poco deprimida sobre el lado interno. El borde longitudinal interno de la cara superior es en forma de banda longitudinal sin esmalte muy angosta. La cara anterior (inferior) presenta una carena longi- tudinal mediana redondeada y poco pronunciada que la divide en dos caras secundarias, una interna y la otra externa ; de estas dos caras, la externa inferior está cubierta por una faja de esmalte que se une con la capa de esmalte de la cara superior para formar la arista longitudinal externa del diente. La corona está gastada en declive transversalmente, de arriba hácia abajo y de adentro hácia afuera. Las muelas superiores tienen un lóbulo posterior interno poco prolongado, con una cara externa es- maltada, ondulada, formando tres ó cuatro elevacio- nes perpendiculares poco salientes. El canino inferior está situado mucho mas cerca del incisivo inferior externo que del primer diente que le sigue hácia atrás, siendo de tamaño relativa- 384 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mente considerable y de sección casi cilindrica, apenas un poco elíptica. El p. T no existía en los individuos de esta espe- cie cuando habían alcanzado su completo desarrollo. El p. y es de sección muy alargada de adelante hacia atrás, con cara externa ligeramente convexa y esmal- tada, y cara interna un poco deprimida y sin es- malte. El p. j es de tamaño un poco mayor, también de sección muy alargada, mas espeso en su parte pos- terior, con la cara externa plana y esmaltada y la interna un poco excavada perpendicularmente y sin esmalte. El p. i de tamaño considerablemente mayor, pre- senta la cara externa completamente esmaltada y dividida por un surco perpendicular profundo, en dos lóbulos desiguales, el anterior muy angosto y el posterior mas ancho, pero ambos convexos. La cara interna es un poco cóncava y sin esmalte. Los verdaderos molares inferiores son parecidos á los de los demás toxodontes, pero con una curva ántero-posterior como los mismos dientes del 'To- xodon paranensis, aunque menos pronunciada. Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro , , . , ( ántero-posterior..... 0m022 transverso de la cara anterior 0.058 transverso de la cara posterior 0.050 del i. - l ántero-posterior sobre la cara externa. . 0.026 ántero-posterior sobre el borde longitu- dinal interno en forma de columna 0.015 . . ... ( en el lado interno 0.028 ántero-posterior del i. y ) , „ ( en el externo 0.012 transverso del i. y 0.042 ^ ántero-posterior máximo 0.020 ’ 2 ( transverso 0.018 . . . _ c ántero-posterior máximo 0.025 6 3 ( transverso 0.050 . . 3 c ántero-posterior 0.039 ( transverso máximo 0.025 6 ( transverso máximo 0.02G , ^ ántero-posterior 0.061 e m'~ ( transverso máximo 0.028 del m s S ántero-posterior 0.071 ( transverso máximo 0.030 delm 8 ( ántero-posterior 0.073 ( transverso máximo 0.031 , , ( ántero-posterior 0.016 6 ’M transverso 0.012 , , ( ántero-posterior 0.024 del p. 7 , n m0 ( transverso 0.012 , , ( ántero-posterior 0.026 del p. i > 1 , . a a, a ( transverso máximo 0.013 ^ I _ c ántero-posterior 0.030 6 1 [ transverso máximo 0.014 , , c ántero-posterior 0.050 e °s m. ] y ni. a ! transverso máximo 0.022 Largo del diastema entre i. 7 y c. 7 0.040 Largo del diastema entre c. 7 y p. 7 0.059 Longitud del espacio comprendido entre el borde delaveolo del i. 7 y la parte posterior del p.7 0.200 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el profesor Spegazzint en las excavaciones del puerto de La Plata, en la Ense- nada, en donde se encuentran en bastante abundan- cia, habiéndose encontrado restos de la misma especie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Babia Blanca. Horizonte. — Piso ensenaclense de la formación pampeana (plioceno inferior) y piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Toxotlon paranenwis Lauriu.ard. (Pl. xvi, fíg. 5 y 6; pl. xxxui, flg. 3) Laurillard en D’Orbigny. Voy., etc., t. III, parte IV, p. 112, pl. XII, fig. 1-3. Ameghiso, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 279, 1883. — Id. t. VIH, p. 70, a. 1885. — Id., t. IX, p. 80, a. 1886. — Id. Observa, gen. sobr. el ord. de los toxodontes, etc., p. 39, a. 1887. Burmeister. Anal, del Mus. Nac ., etc., t. III, p. 135, a. 1885. Esta especie ha sido fundada por Laurillard sobre un húmero recogido por D Orbigna" en las barrancas del Paraná, y descrito en la obra publi- cada por este naturalista sobre sus viages en Sud América. Este hueso indica una especie de tamaño algo menor que las que se encuentran generalmente en la formación pampeana, pues es de tamaño bas- tante mas chico que los húmeros de Toxodon pla- tensis y de Toxodon Burmeisteri, distinguién- dose además de ambos por una ancha perforación de la cavidad olecraueana, de la que no existen vestigios en los húmeros de las especies mas mo- dernas. Los restos encontrados en estos últimos años con- firman la separación del T. paranensis como espe- cie distinta. Las partes que hasta ahora me son personalmente conocidas, ó que á lo menos he podido examinar son las siguientes. U11 incisivo interno superior (i. Ó de un individuo muy viejo, muy parecido al mismo diente del To- xodon platensis. La corona tiene 48 milímetros de diámetro transverso y 14 milímetros de grueso. UNGULADOS 385 En la superficie interna ó posterior sin esmalte se vé hácia el medio en su extremidad inferior dos estrías longitudinales que indican probablemente la persistencia en esta especie durante mas largo tiempo de la capa de esmalte de la superficie in- terna, presente en la juventud del animal. Una muela superior izquierda, probablemente la cuarta (p. -), muy parecida á Ja correspondiente de las grandes especies pampeanas , La capa de esmalte externo es un poco ondulada por tres depresiones longitudinales, limitadas por los dos bordes longi- tudinales de la faja de esmalte y dos elevaciones igualmente longitudinales que la recorren en el centro. En el lado interno muestra una columna interna bastante desarrollada, y detrás de ella la cara esmaltada posterior interna, muy profunda, dividida en dos partes, una que forma el fondo en forma de faja longitudinal de 6 milímetros de ancho y la otra situada hacia atrás que se levanta sobre la anterior formando con ella un ángulo abierto, de un ancho de 9 milímetros. La muela es muy curva, teniendo en línea recta cerca de 9 centímetros de largo, pero está un poco rota en la base. Dimensiones n., , ( ántero-posterior 0m042 Diámetro de Ja corona ) 1 , . ( transverso máximo 0.021 Diámetro de la columna interna 0.009 ( ántero-externa 0.035 Ancho de la cara esmaltada j ántero-interna 0.019 V póstero-interna 0.012 Ancho de la cara no esmaltada j Pastero-externa 0.014 ( postero-interna 0.006 El esmalte de la faja póstero-interna forma un repliegue que entra en la corona de atrás hácia adelante. La faja de esmalte ántero-interna limita hácia atrás la base de la columna interna, que forma á su vez una faja perpendicular no esmaltada. Las partes de la muela que no están cubiertas por el esmalte están tapadas por una capa bastante espesa de cemento. Un incisivo inferior externo del lado izquierdo (i. 3). Es de figura triangular, parecida á la del mismo diente del Toxodon platensis, pero un poco menor de tamaño. Presenta una fuerte curva diri- jida al lado externo, con una arista longitudinal externa muy delgada y el borde longitudinal interno grueso y redondeado. La cara longitudinal inferior comprimida en su parte externa, es muy gruesa y forma una ancha columna longitudinal convexa en su parte interna. La cara superior es ligeramente cóncava. Hay una faja de esmalte en la cara inferior de 22 milímetros de ancho que corre longitudinal- mente á lo largo de la parte externa dejando á des- cubierto el lado interno. En la cara superior hay otra faja de esmalte mas ancha que la anterior (34 milímetros) que llega hasta el borde externo, de- jando también á descubierto el lado interno. Las dos capas de esmalte se van acercando sobre el borde externo á medida que disminuye el espesor del diente, pero no llegan á tocarse estando sepa- radas por una faja sin esmalte de solo 3 milímetros de ancho que forma como una columna convexa que recorre el diente en su borde externo. El esmalte es de un color negro lustroso, y el resto del diente de color amarilloso claro. Todos los espacios que no están cubiertos por el esmalte están tapados por un fuerte depósito de cemento amarillo de casi un milímetro de espesor. La corona está cortada perpendicularmente, prolongándose un poco sobre el lado superior interno en donde forma una super- ficie inclinada, ancha adelante y angosta atrás, en donde termina formando una curva prolongada. Tiene el diente 42 milímetros de ancho, 6 milímetros de grueso sobre el borde externo, 13 milímetros sobre el borde interno y 23 milímetros un poco mas afuera en el punto mas grueso. El trozo conservado tiene unos 13 centímetros de largo pero está roto en su parte posterior en donde le falta por lo menos unos 7 á 8 centímetros. Una muela inferior del lado derecho bastante bien conservada, probablemente el p. z. Es también de la misma forma general que la correspondiente del Toxodon platensis pero se distingue muy bien por algunos caractéres secundarios de cierta importancia. Tiene el mismo largo ó diámetro ántero-posterior que la especie pampeana, pero es mas corta y mas baja, y con una curva del diente entero en sentido ántero-posterior, con la concavidad en la cara per- pendicular anterior y la convexidad en la posterior, curva que falta en los toxodontes pampeanos ó á lo menos no es apreciable á la simple vista, excep- tuando el T. ensenadensis, mientras que la curva lateral siempre muy fuerte en los ejemplares pam- peanos es menos aparente en el terciario. Tiene la muela una capa de esmalte externo que dá vuelta so- bre los ángulos anterior y posterior, del mismo modo que en las especies pampeanas, y otra en el lado in- terno que cubre las dos columnas perpendiculares 49 386 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS medianas. En este lado interno tiene cuatro colum- nas perpendiculares como en las de los toxodontes pampeanos, pero como lo observa muy bien el Dr. Bürmeister presentan diferencias relativas en el tamaño que caracterizan la especie mas antigua. En efecto, en las especies pampeanas la última columna interna es angosta y elevada, mientras que en la especie mas antigua la misma columna es mas ancha y comprimida. Tiene 38 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 1 2 milímetros de diáme- tro transverso. La corona muestra la dentina gasta- da hasta mas abajo que las capas de esmalte que la rodean que sobresalen en forma de hojas aisladas unos dos milímetros. La base está un poco gastada y puede avaluarse su largo total cuando entera en algo mas de un decímetro. Toda la parte que no está ta- pada por esmalte está cubierta por una capa de ce- mento. Parte posterior de la rama derecha de la mandíbu- la, conservando implantadas las tres últimas muelas aunque con la corona gastada (m. T, ¿ y 3). Este frag- mento de mandíbula se distingue á primera vista de la parte correspondiente en las especies pampeanas por ser sumamente comprimido, de manera que ape- nas presenta la mitad del espesor de la del T. pla- tensis. Las muelas r y 5- son idénticas en su confor- mación á la descrita mas arriba, presentando igual- mente bien visibles las dos curvas mencionadas. La última muela m. 3, por lo que se puede juzgar exa- minándola tal como está implantada en la mandíbula, también parece de una conformación idéntica á la misma muela de las especies pampeanas, distin- guiéndose tan solo por ser un poco mas delgada, por su lóbulo externo anterior que no es tan elevado y comprimido, sino mas bajo y mas convexo, y por su lóbulo externo posterior también algo mas convexo que en la misma muela del T. platensis. Dimensiones Diámetro del m. T f ántero-posterior 0-038 ( transverso 0.013 , , ( ántero-posterior 0.010 Diámetro del m. -5 1 „ , . ( transverso 0.011 , . . 1 ántero-posterior 0.058 Diámetro del m.r> , , , . , . i ( en la columna anterior. . 0.01o o ultima muela f transverso i , A A1A v t en el medio 0.010 Espesor de la mandíbula debajo del m. 7 0.034 Espesor de la mandíbula debajo del m . 7 0.086 De la descripción y medidas que preceden se deduce que en la mandíbula inferior el principal distintivo de esta especie consiste en la columna interna posterior de las muelas p. T, m. T y - que es ancha y convexa, en la doble curvatura bien aparen- te longitudinal y lateral de las mismas muelas, y en el espesor reducido de la rama horizontal de la mandíbula que es realmente comprimida de un modo exagerado. La muela superior descrita por Bürmeister y dibujada en la lámina m, fig. 11, del tomo tercero de los Anales clel Museo Nacional como de Toxo- don ¡ oaranensis , no es de este animal sino del To- xodonther iu rn compressu m . Localidad. — Los restos que he descrito han sido recojidos en las barrancas del Paraná por el profe- sor Scalabrim, en donde han recojido restos de la misma especie además de sn primer descubridor D’ Orriga v, Bravard, Both, de Carles y Lelong Thevenot. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Toxotlon bilobidens Amegh. Ameghino, Observ. gen. sobre los toxodontes , p. 44, a. 1887. Esta especie es de talla aproximada á la del To- xodon ¡ilatensis pero se distingue por sus incisivos y molares que presentan la cara externa esmaltada y dividida en dos lóbulos por un surco longitudinal estrecho y profundo. Los restos de esta especie son bastante raros : con todo he visto partes de cráneo y mandíbula, en poder de varios coleccionistas, pero hasta ahora no me ha sido posible examinar con de- tención mas que algunos dientes aislados. Los incisivos superiores son parecidos á los del Toxodon pAatensis, pero con una ranura longitu- dinal angosta y profunda sobre la cara anterior ó externa, que divide la capa de esmalte en dos lóbu- los desiguales, uno interno ancho, y el otro externo mas angosto. El i. y es de sección elíptica, lijeramente triangu- lar, mas grueso sobre la extremidad interna de la corona que sobre la externa, y con la ranura perpendicular de la cara anterior situada sobre los dos tercios externos. Los molares superiores, igualmente parecidos á los de T. p)latensis, presentan una ranura perpen- dicular angosta y profunda sobre la cara externa que divide la capa de esmalte externo en dos lóbu- UNGULADOS 387 los desiguales, el anterior muy ancho y el posterior muy angosto. El m.g presenta un solo pliegue de esmalte interno, con una columna interna pequeña, y la ranura perpendicular externa situada sobre los cua- tro quintos posteriores. , . . . . ' ( en el lado interno Diámetro antero-posterior (leí i. ¿ 1 1 (en el lado externo Diámetro transverso del i. i Ancho del lóbulo de esmalte anterior interno Ancho del lóbulo de esmalte anterior externo . . C ántero-posterior Diámetro del m., ( transverso Ancho del lóbulo de esmalte externo anterior Ancho del lóbulo de esmalte externo posterior 0m018 0.010 0.019 0.033 0 016 0 . 057 0.025 0.013 0.011 Localidad. — Se han encontrado restos de esta especie en San Nicolás, y San Antonio de Areco; las muelas descritas las he recojido en Lujan, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana (capa la mas reciente del plioceno).- Toxodon Burmeisteri Giebel (hl. xx, fig. lo y 13; Pl. xxix, fig. 3 y 5) Toxodon Burmeisteri, Giebel, Zeitch. fur die gessamt., Na- tunois., Bd. 28, p. 134, Agosto do 1866. Bukmeisteb, Anal, del Mus. pub., t. I, p. 256. — Id. Descrip. Phys., de la Rep. Arg., t. III, p. 497, a. 1879. H. Gervais y Ameghixo, Los mamif. etc., p. 82, a. 1880. Ameghino, Observaciones sobre el ord. de los toxodon- les, etc., p. 35, a. 1887. Los incisivos inferiores internos, i. r y-, sonde forma parecida, anchos, planos, con esmalte sola- mente sobre la cara externa y con la corona cortada en bisel muy pronunciado. El incisivo inferior externo, i. es del mismo ancho, ó apenas un poco mas ancho que los internos, de forma un poco menos elíptica y algo mas trian- gular, con la cara superior mas ancha excavada lon- gitudinalmente y con cubierta de esmalte sobre su lado interno ; la cara longitudinal inferiores lige- ramente convexa, y con capa de esmalte completa- mente separada sobre el lado externo. El p. T es muy pequeño y caedizo en la primera juventud. El p. - es algo mas grande, elíptico, y con capa de esmalte solamente sobre el lado externo. El p. j es un poco mas grande que el precedente, y de la misma forma general, pero un poco mas ancho hacia atrás. El p. 1 es de forma elíptica mas alargada, sin surco interno ni externo pero con una pequeña de- presión perpendicular á cada lado, con cubierta de esmalte sobre el lado externo y sin esmalte interno. El paladar tiene una cresta longitudinal en la parte media y posterior que falta al del T. pla- tensis; los dos agujeros palatinos que en esta última especie se encuentran enfrente de la parte posterior del m. 3, en el T. Burmeisteri están situados al nivel de la parte posterior del m. T. La región del palatino que se prolonga hacia atrás afuera del pa- ladar, es en T. Burmeisteri mas corta y mas ancha que en T. platensis. Dimensiones Esta especie ha sido de talla un poco mayor que el Toxodon platensis pero de una conformación general un poco mas delgada, distinguiéndose inmediatamente de ella por los incisivos medios superiores muy comprimidos en sentido ántero-pos- terior pero mas anchos que ios externos. El i. 1 es de sección elíptica muy alargada, con la corona plana y notablemente mas ancho que el i. El i. - es mas angosto que el precedente, prismá- tico, de corona plana ó casi plana y no cortada en bisel ni con cúspide aguda como en T. platensis ; tampoco la parte que sale del alveolo es mas larga como sucede con la especie mencionada. Longitud del cráneo 0m675 Ancho máximo del cráneo éntrelos zigomáticos 0.385 Diámetro vertical del llano occipital 0.250 Diámetro transverso del llano occipital 0.290 Longitud del paladar 0.350 Ancho máximo del paladar 0.160 Ancho de la apertura nasal posterior 0.078 Longitud de la mandíbula inferior 0.550 Longitud de la parte sinfisaria de la mandíbula inferior... 0.255 Localidad. — Se han encontrado los restos de esta especie hasta ahora, en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé y Entre Bios. Horizonte. — Pisos belgranense, bonaerense y lujanense déla formación pampeana. 388 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Toxodon proto-Burmeisteri Amegh. (Pl. XXXIH, flg. 2) Ameghino, Observ. gen. sob. los toxodontes, etc., p. 41, a. 1887. II. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 82, a. 1880. Ameghino. Observaciones generales sobre el orden de los toxodontes, p. 36, a. 1887. Toxodon platensis, Owen (parte). Zool. of the Beagle, t. I, p. 29, pl. V. — Id. Ann. des Se. Nat.. 2a Serie, t. IX, pl. 2, flg. 5 á 7. Esta especie está fundada sobre un incisivo infe- rior externo (i. f), construido sobre el mismo tipo general que el del Toxoclon Burmeisteri , pero con algunas pequeñas diferencias de detalle, y sobre todo de un tamaño mucho menor, que prueba evi- dentemente pertenece á una especie diferente, sin duda antecesora de la especie pampeana. Este diente es de sección prismático-triangular, con una cara posterior ó interna mas ancha, y las otras dos mas angostas en la cara anterior ó inferior, una sobre el lado interno y la otra sobre el externo, separadas por una elevación longitudinal ancha y redondeada. Cada nna de las tres caras está en parte tapada por una capa de esmalte mas angosta, en forma de banda. La caramas ancha posterior ó interna presenta una gran depresión cóncava longitudinal, cuyo fondo está tapado por una de las tres bandas de esmalte. La corona está gastada en declive sobre los bordes interno y externo, y verticalmente en la parte anterior. Ancho de la cara superior ó interna Ancho de Ja capa de esmalte de la cara interna Ancho de la cara inferior externa Ancho de la faja de esmalte de la cara inferior externa. . . . Ancho de la cara inferior interna Ancho de la banda de esmalte de la cara inferior interna. . . Grueso del diente ó diá- ( en el, ,ado externo metro ántero-posterior ) en el lado interuo I en el medio 0ra030 0.015 0.020 0.014 0.020 0.005 0.008 0.006 0.014 Localidad. — Recogido por el profesor Scala- brini en las barrancas del Paraná, y perteneciente al Museo de Entre Ríos. Horizonte. — -Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Toxodon Darwinii Burm. (Pl, XX, flg. 3) Toxodon Darwinii, Burmeister, Actas de la Sociedad pal. de Buenos Aires, p. XVII, 1886. — Id. Anal, del Mus. pub. de B. A., t. I, p. 274. — Id. Descrip. Phys. de la Rep . Arg., t. III, p. 498, a. 1880. Entre los restos de Toxodon descritos por pri- mera vez por Owen bajo la denominación específica de Toxodon platensis, hay una parte considera- ble de mandíbula inferior descubierta por Darwin en Bahia Blanca, que pertenece á una especie dis- tinta, que fué denominada por Burmeister, basán- dose sobre los dibujos publicados por Owen, con el nombre de Toxodon Darwinii. La talla de esta especie era comparable á la del Toxodon platen- sis, pero se distingue por los incisivos inferiores que, en vez de ser aplastados como en esta última especie son mucho mas gruesos y de sección mas triangular, disminuyendo gradualmente de tamaño del interno al externo. Los incisivos internos supe- riores son muy gruesos y de cara anterior esmaltada muy convexa, y los externos mas angostos de sección triangular, y de corona no cortada en bisel sino trun- cada casi horizontalmente. Los incisivos inferiores son proporcionalmente mas anchos que en T. platen- sis y T. Burmeisteri. El p. - es corto, elíptico, mas ancho atrás que adelante y sin pliegue de esmalte, ni interno ni externo. El p. ^ es bilobado por un surco externo colocado en la parte anterior, pe- ro no presenta surco interno. El p. j es igual- mente bilobado al lado externo, y de cara interna sin surco pero fuertemente deprimida. Los verda- deros molares inferiores presentan dos pliegues en- trantes internos y uno externo. Los premolares están un poco separados unos de otros, y no fuerte- mente apretados entre sí como en T. ¡platensis y T. Burmeisteri. ■ i ( ántero-posterior máximum Diámetro del i.i r (. transverso T,., , . , . o ( ántero-posterior ( transverso Diámetro transverso de los i. - y Diámetro ántero-poste- ( sobre el lado interno rior de los i. y y ( sobre el externo Premolar y Diámetro del pm. y Diámetro del pm. y Diámetro del pm. ¿ ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso 0m017 0.047 0.025 0.032 0.030 0.020 0.008 ausente 0.020 0.012 0.023 0.014 0.028 0.017 UNGULADOS 389 C ántero-posterior 0.043 Diámetro del m.-[ transverso 0.019 ( ántero-posterior 0.015 Diámetro del m. ; í . „ „„„ 2 K transverso 0.022 Localidad. — Buenos Aires, La Plata, Bahía Blan- ca, Lujan, Mercedes, San Antonio, etc., en la pro- vincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense y piso belgra- nense de la formación pampeana. Toxodon paradoxus Amegh. Ameghino, Cat. de la sec. de la prov. de Buen. A. en la Exp . Cont. Sud Amer., p. 39, a. 1882 (nomen nu- dum). — Id. Observ. gener. sob. los toxodontes, etc., p. 37, a. 1887. Esta especie se distingue por un tamaño un poco menor que las precedentemente mencionadas, y por la persistencia durante toda Ja vida del pequeño primer premolar inferior, caedizo en las demás espe- cies del mismo género. Los incisivos T y son an- chos, planos, con la corona cortada en bisel, v la cara anterior ó inferior esmaltada. El i ^ es de sec- ción prismática triangular, muv parecido al mismo diente del Toxodon platensis, pero un poco mas plano, mas angosto que los internos, un poco exca- vado en la cara superior en sentido longitudinal, la que lleva también una banda de esmalte sobre el lado interno, carenado abajo y con dos bandas longitudi- nales de esmalte, una en cada cara. El p. -que es persistente, está separado por diastemas bastante largos tanto del canino como del premolar siguiente; es pequeño, un poco elíptico y carece completamente de esmalte. El p. a es de cara externa esmaltada y dividida en dos lóbulos por un surco perpendicular profundo, y de cara interna sin esmalte y un poco cóncava. El p. T parecido al precedente, es de cara externa esmaltada y bilobada por un surco perpen- dicular profundo, y de cara interna sin esmalte y cóncava perpendicularmente. Diámetro del i. , \ ántero-posterior (espesor) 0-018 Diámetro del i. - \ ántero-posterior (espesor) 0.019 Diámetro del i , í ántero-posterior (espesor) 0.020 ( transverso 0.036 Diámetro del c.T \ ántero-posterior 0.012 ( transverso 0.013 / p. i 0.014 í p. 0.019 \ p. ¡ 0.022 Diámetro ántero-posterior del < p. - 0.030 I m.j 0.040 m. 0.040 \ m. g 0.068 Largo de la barra entre i. - y c. ^ 0.046 Longitud del espacio comprendido entre el alveolo del c.7 y la parte posterior del m. 7 0.320 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos primeramente por Juan Ameghino y luego por mi, en las cercanías de la Yilla de Lujan. Horizonte. — Piso I ajánense (pampeano lacustre) de la formación pampeana (capa la mas reciente del plioceno). Toxodon virgafcus Amegh. (Pl. XV!, fig. 4) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 91, a. 1886. — Id. Observ. generales sob. los toxodontes, etc., p. 40, a. 1887. Este animal está representado por una muela superior del lado izquierdo, probablemente la cuar- ta (p. 3) con ciertos caractéres particulares que de- muestran se trata de una especie bien distinta de talla también muy pequeña. La muela en su conformación fundamental está de acuerdo con el tipo de las especies del género Toxodon pero las variaciones de forma son verda- deramente notables. La cara externa, en vez de ser mas ó menos convexa ó lijeramente ondulada como en las otras especies, está profundamente excavada, mostrando una superficie cóncava en forma de arco de círculo, lo que modifica notablemente la forma de la corona. Esta cara externa cóncava está casi completamente cubierta por una capa de esmalte que solo deja á descubierto una estrecha faja perpen- dicular externa en su parte posterior, dando vuelta un poco sobre el borde de la cara anterior en donde termina. El ancho de esta faja de esmalte que es la mas considerable es de 28 milímetros. En esta misma cara externa además de la concavidad que presenta y de la ancha faja de esmalte que la cubre, muestra otro carácter muy particular, hasta ahora exclusivo de esta especie; un pequeño surco longitudinal de apenas un milímetro de ancho, pero profundo, que recorre la muela de la raíz á la corona, dividiendo 390 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS la capa de esmalte externo en clos fajas perpendicu- lares distintas. El borde ántero- externo está completamente cubierto por una capa de esmalte de “26 milímetros de ancho, algo convexa, que se acerca al borde anterior de la muela, pero sin confundirse con la capa de esmalte externa de la que está separada por una pequeña faja no esmaltada de solo 3 milímetros de ancho que constituye precisamente el borde anterior de la muela. La cara interna posterior, es mas angosta que en las muelas de los animales de este género, y está cubierta por una capa de esmalte que como es de regla en los toxodontes penetra en la corona de atrás hácia adelante formando un pliegue de esmalte que termina al pié de la columna interna. Entre esta cara esmaltada y la externa, queda una banda no esmaltada, de 0m009 de ancho que constituye el borde longitudinal posterior. En el lado interno hácia los dos tercios de su par- te posterior, se encuentra como en las muelas de los otros toxodontes, la columna interna de 5 milíme- tros de espesor, que se dirije hácia adentro y hácia atrás dominándola cara esmaltada interna posterior, pero confundiéndose en un solo plano con la cara esmaltada ántero-interna. La columna, como es de regla, forma una banda perpendicular no esmal- tada. La muela es muy delgada en su borde perpendicu- lar anterior (6 mm.), mas gruesa en el posterior (10 mm.), y mas gruesa aún en el punto correspondien- te á la columna, donde el ancho máximo de la corona es de 14 milímetros siendo su diámetro ántero-pos- terior de 34 milímetros. Es muy curva, pero no se puede medir su longitud por estar destruida en la base. Las partes de la muela no esmaltadas están cu- biertas por depósitos de cemento. Localidad. — Ha sido recogida por el profesor ScALABiinvi en las barrancas del Paraná y pertenece al Museo de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Toxodon gracilis H. Geiiv. y Amegh. Toxodon gracilis, H. Gervais y A \i equino, Los mamif. fos., etc., p. 85, a. 1880. Ameghino, Observ. gen. sobre el orden de los toxo- dontes, etc., p. 37, a. 1887. Toxodon Voghti, Moreno, Informe preliminar, etc., p. 18, a, Í 888. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais, sobre un fragmento de maxilar superior del lado derecho con todas las muelas menos la prime- ra y última, de un individuo adulto, pero cuyas di- mensiones son muy inferiores á las que presentan los individuos délas otras especies del mismo género hasta ahora conocidos. Las muelas son de tamaño considerablemente menor que las del Toxodon ph i- tensis diferiendo también un poco por su modo de implantación. La sutura entre los maxilares y el hue- so palatino está colocada bastante mas adelante que en T. platensis y T. Burmeisteri. Este ejemplar se conserva en el Museo de Paris, lo que por el mo- mento no me permite dar mayores datos ni las medi- das correspondientes. Conozco además de la misma especie un trozo de la rama horizontal de la mandíbula inferior con las tres últimas muelas en un pésimo estado de conservación , pero que por su tamaño diminuto, y lo angosto de las muelas confirma la existencia de esta especie, como lo demuestran las siguientes medidas. . . ( ántero-posterior Diámetro del m. r > 1 ( transverso , . ( ántero-posterior Diámetro del m.» ? r ( transverso. ( ántero-posterior Diámetro del m.- J transyerso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas. Alto de la rama horizontal debajo del m. * 0™030 0.013 0.034 0.016 0.013 0.013 0.109 0.084 Este trozo de mandíbula estaba acompañado de un omóplato muy pequeño, cuya cavidad glenoides tie- ne solo 9 centímetros de diámetro mayor, siendo la longitud total del omóplato de 0.231. A esta especie pertenece el pretendido nuevo to- xodonte, llamado por Moreno Toxodon Voghti ; según el autor la mandíbula inferior tiene 40 centí- metros de largo, con las muelas muy delgadas y los incisivos colocados en un mismo plano. Localidad. — Villa del Pilar en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Los toxodontes, no solo son exclusivos de Sud- América, sino que parece habitaban de preferencia Ja mitad austral, no conociéndose hasta ahora ningún representante que proceda de la región setentrional de este continente. Fuera de las regionesdel Plata no UNGULADOS 391 se ha señalado hasta ahora mas que una sola especie, el T. expunsidens Cope, de la parte nord-este de la provincia de Bahía en el Brasil, que entra en el mismo grupo que el T. Burmeisteri. Los toxodontes pampeanos tienen sus antecesores en los terrenos terciarios oligocenos del Paraná: el T. pvoto- Burmeisteri, es evidentemente el antecesor del T. Burmeisteri, y del T. Darwinii. El T. p uranensis, es el antecesor del T. piulen- sis y del T. ensenudensis, y el T. bilobidens es una modificación del T. platensis. El T. parudoxus no tiene antecesores inme- diatos, pero la persistencia del p. T es un carácter primitivo, que denota un origen muy lejano. Es po- sible se ligue al T. prolo-Burmeisteri al que se acerca por otros caracteres, lo que permitiría supo- ner que aquella especie tuvo igualmente el p. r persistente. Los T. grucilis y T. virgulas son conocidos de una manera muy imperfecta para poderles asig- nar un lugar en estas modificaciones. Los dos tipos mas antiguos, T. proto-Bumeis- teri y T. purunensis, antecesores de los dos grupos de toxodontes pampeanos mencionados, aparecen como contemporános, y deben por consiguiente tener un antecesor común en época mas antigua, cuyos caracteres principales debían ser una talla in- ferior á la del T. proto- Burmeisteri, pT persis- tente, caninos superiores persistentes y probable- mente i. - rudimentarios. Estas vistas, pueden reasumirse en la forma siguiente: TOXODONTHERIUM amegii. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 274, a. 1883. Este género, que solo se conoce hasta ahora por algunos incisivos y muelas aisladas de la man- díbula superior, es muy parecido á Toxodon , pero se distingue fácilmente de él por sus primeras muelas superiores de corona muy larga y muy comprimida, y por las muelas posteriores con una columna interna de un desarrollo extraordinario. 92 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Toxodontherium compressum Amegii. (Pl. XVII, flg. 1, 2 y 3) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 274, a. 1883. — Id. t. VI U, p. 75, a. 1885. — Id, t. IX, p. 93, a. 1886. — Id. Observ. gen. sob. los loxodon- les, p. 42, a. 1887. Los restos de este animal que me son hasta ahora conocidos, consisten en: Varios incisivos superiores internos (i. Ó- Este diente es de tamaño un poco mas pequeño que el mismo de los verdaderos toxodontes, bastante corto, pero muy grueso y muy arqueado, de sección elíp- tico-prismática, y con la cara anterior esmaltada con una depresión longitudinal muy acentuada. La co- rona tiene 28 milímetros de diámetro transverso, 15 milímetros de diámetro ántero-posterior en su lado externo mas grueso y solo 9 milímetros en el lado interno mas angosto. Su largo, siguiéndola curvatura externa, es de solo 80 milímetros. La raíz es de ma- yor diámetro que la corona y presenta la base abier- ta con una gran cavidad embudiforme. Un grueso trozo de incisivo superior externo de 9 centímetros de largo, cuya sección triangular repre- senta un prisma de lados desiguales y ángulos re- dondeados, de 33 milímetros de diámetro mayor y 23 milímetros de grueso, maciso en toda su extensión y cubierto por una gruesa capa de esmalte en su parte anterior, que está formada por uno de los ángulos re- dondeados, dando luego vuelta sobre los dos lados externo é interno de los que cubre mas ó menos la mitad. Un incisivo inferior interno (i. T), del lado izquier- do, muy parecido en su forma general al del Toxo- don ensenadensis, pero todavía proporcionalmen- te mas grueso sobre el lado interno. La corona está algo gastada y parece era plana, y cortada vertical- mente. La sección transversal representa un trián- gulo escaleno, cuyo lado mas corto está formado por la pared del lado interno que representa el mayor espesor del diente. La cara anterior no está comple- tamente cubierta de esmalte, quedando una banda longitudinal sin esmalte sobre el lado interno. La cara póstero-externa está algo excavada longitudinal- mente formando una depresión bastante notable de fondo cóncavo. Tiene 27 milímetros de ancho en la cara anterior y 21 milímetros de espesor en la cara lateral interna. En cuanto á las muelas superiores es muy difícil determinar su posición por cuanto están todas aisla- das, y presentan tamaños diferentes, de modo que no sería imposible procedieran de dos especies distin- tas de un mismo género, pues si los ejemplares difie- ren entre sí por el tamaño, concuerdan siempre por su forma general, comprimida en las muelas anterio- res, espesa en las posteriores, y en unas y otras conla columna interna de un desarrollo extraordinario. Por consiguiente voy á limitarme á dar una idea de algunos de los ejemplares que he examinado, dejan- do en suspenso Ja determinación exacta de su posi- ción en la mandíbula, como también la cuestión de saber si se trata de una ó dos especies. Una gran muela angosta y larga del lado derecho de la mandíbula superior. La corona tiene 57 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y 26 milímetros de diámetro transverso máximo. Está construida sobre el mismo tipo que la misma muela de las especies del género Toxodon , de las que se dis- tingue por presentar en su parte interna un solo repliegue de esmalte en vez de dos, y por la co- lumna interna no esmaltada que aquí se destaca del resto del diente adquiriendo un desarrollo enor- me y abriéndose en su base. Entre esta columna in- terna y la esquina posterior sin esmalte se extien- de una depresión esmaltada 'que termina en el fondo en una banda plana longitudinal igualmente esmal- tada. La muela que es una de las anteriores, es notablemente mas angosta que la de los toxodontes. Una muela mas grande que la anterior, la última del lado izquierdo de la mandíbula superior, posi- ción que en este caso puede determinarse exactamen- te por encontrarse esta muela todavía engastada en un fragmento de maxilar. Es algo mas pequeña que la misma muela de los grandes toxodontes, y si se ha- ce abstracción de su columna interna, mas angosta. Su curvatura es euorme. La corona tiene 68 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, y 38 milíme- tros de diámetro transverso máximo. La parte exter- na cubierta de esmalte forma una convexidad regular en toda su superficie, distinguiéndose profundamen- te del mismo diente de los toxodontes cuya superficie externa es deprimida y ondulada perpendicular- mente. La columna interna es tan desarrollada que avanza 17 milímetros sobre el paladar, teniendo igual diámetro ántero-posterior. La parte superior de esta columna se eleva varios milímetros sobre la superficie de la corona del diente que es desigual y está divi- dido en tres partes distintas de diferente nivel, de- UNGULADOS 393 primicias en el centro, y gastadas por la masticación en sentido transversal. Otra muela de gran tamaño con la cara externa completamente cubierta por una capa de esmalte, de superficie ondulada á causa de tres aristas ó ele- vaciones longitudinales convexas, situadas, una en el borde anterior, otra en el posterior y la tercera en el medio, limitando dos anchas depresiones longitu- dinales de fondo cóncavo. La cara ántero-interna está cubierta por otra faja de esmalte que deja en el borde anterior una faja sin esmalte y termina hacia atrás al pié de la colum- na interna. La cara interna posterior solo está tapada por es- malte en su parte anterior, en donde forma una faja que penetra en la corona de atrás hácia adelante ais- lando aquí la columna interna no esmaltada, muy an- cha y bastante gruesa, colocada justamente á la mi- tad de la cara de la muela. La corona es muy larga y estrecha á causa de la forma comprimida del diente. Dimensiones án tero-posterior , I adelante Diámetro de la coron ( . t . transverso 1 en el centro.. ( atrás ¡externa ántero-interna póstero-interna Ancho de la faja no esmaltada i aiñerior. ( postero-interna Diámetro de la columna interna í datero-posterior... ( transverso Largo de la muela en línea recta sin seguir la curva. 0m0G4 0.011 0.022 0.013 0.064 0. 28 0.015 0.007 0.015 0.015 0.010 0.012 Otra muela todavía de mayores dimensiones que la anterior, de corona igualmente larga y compri- mida, pero con la columna interna mucho mas de- sarrollada y que se dirije directamente hácia aden- tro. La cara externa es de la misma forma que en la precedente, y también cubierta de esmalte en toda su superficie. La cara anterior interna es un poco cóncava, con una capa de esmalte que deja en la par- te anterior una ancha faja no esmaltada. La faja de esmalte del lado posterior interno es mas angosta que en el ejemplar precedente. La base de la muela está muy destruida, por lo que no se puede medir su largo. La columna interna se eleva en la corona mis arriba que el resto de la superficie masticatoria. Dimensiones Diámetro de la corona ( \ ántero-posterior ¡adelante . . . en el medio atrás I externa Ancho de la cara esmaltada ] ántero-interna ( póstero-interna Ancho de la faja sin esmalte \ antero interna ( postero-interna , . . ( ántero-posterior... Diámetro de la 'gran columna interna J , ( transverso 0m080 0.015 0.036 0.017 0.077 0.029 0.012 0.014 0.020 0.020 0.016 Mencionaré por fin todavía otra muela superior igualmente del lado derecho, implantada también en un fragmento de maxilar, que demuestra que el pa- ladar era profundamente excavado como en Toxo~ don. Es mas corta pero mas gruesa que el ejemplar anterior, y con una columna interna de dimensio- nes enormes, que se dirije hácia adentro y se levan- ta bastante mas arriba que el resto de la superficie masticatoria de la corona. La cara externa difiere no- tablemente de la forma que presenta en los dos ejem- plares anteriores por ser regularmente convexa; está además tapada por una capa de esmalte que no llega hasta el borde posterior, dejando aquíuna ancha faja no esmaltada. La capa de esmalte interna anterior ocúpala misma posición que en el ejemplar preceden- te, pero la de la cara interna posterior cubre casi toda esta cara que es mas angosta á causa del enorme de- sarrollo de la columna interna que se levanta aquí 25 milímetros sobre la superficie interna del diente. La muela es muy curva y aunque la base está bastan- te destruida se puede medir su longitud en línea rec- ta en el lado interno que es de 80 milímetros, pu- diéndose calcular el mismo largo en línea recta sobre el lado externo en unos 1 1 á 12 centímetros. Lo que da á esta muela un aspecto verdaderamente parti- cular es su enorme columna interna, muy curva y cuya base está abierta, mostrando una cavidad en forma de embudo distinta de la que presenta la base del cuerpo de la muela y de mayores dimensiones, ántero-posterior ¡adelante en el medio atrás ¡externa interna anterior interna posterior . ( externa posterior Ancho de la faja sin esmalte ] . , 1 J . ( interna anterior Diámetro de la gran columna interna j antero posterior, . ( transverso Diámetro de Ja corona 0ra071 0.011 0.040 0.018 0.056 0.025 0.015 0.025 0.013 0.021 0.018 50 394 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La muela está abierta en la base formando dos ca- lidades distintas, una estrecha en sentido longitu- dinal que corresponde á la sección longitudinal de la corona, y la otra casi circular y en forma de em- budo que ya he dicho corresponde á la gran colum- na interna. Localidad. — Todos los ejemplares mencionados han sido encontrados por el profesor Scalabrim en las barrancas del Paraná, y pertenecen al Museo de Entre-Rios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoeeno inferior) . HAPLODONTHERIUM amegii- Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t, VIII, p. 77. a. 1885. Este género se caracteriza muy bien por sus mue- las superiores muy arqueadas, deforma igual ó casi igual, no radiculadas y de sección transversal}' elíp- tica. Cada muela tiene solo dos bandas perpendicu- lares de esmalte, sin vestigios de pliegues entrantes, ni de columna interna. La base de las muelas está abierta mostrando una cavidad pulpal muy grande y en forma de embudo. El canino superior es de tamaño relativamente grande y de la misma forma que los primeros premolares. Se conocen dos especies de este género que se caracterizan del modo siguiente : P. i yra. I sin surco perpendicular externo. H. Wildei. P. A y m. 1 con un surco perpendicular externo. H. limum. Haplodontlierium W ildei Amegh, (PI. LXX, fig. 3 y 4) ámeghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 77, a. 1885. — Id. Observaciones gen. sob. los toxo- dontes, etc., p. 43, a. 1887. Esta especie, alcanza la talla de un toxodonte de mediano tamaño. La establecí en un principio sobre dos solas muelas superiores, pero ahora conozco casi toda la dentadura superior, que prueba se trata de un animal muy diferente de los verdaderos toxo- dontes. Conozco tres incisivos superiores, dos con la co- rona entera, pero rotos mas ó menos en la mitad de su largo, faltando por consiguiente la parte inferior, pero el tercero está intacto y como parece ser el mismo diente, basta conocer la forma del ejemplar completo, que parece ser del lado izquierdo. Es bastante mas pequeño que los incisivos superiores de las grandes especies de toxodontes pampeanos, y mas parecido aL incisivo superior externo del Toxo- don Burmeisteri que al de ninguna otra de las especies cuyos incisivos superiores me sean conoci- dos. Es corto, muy curvo, y de corona no cortada en bisel sino transversalmente, y de sección elíptico- triangular. El prisma del diente está cubierto con una capa de esmalte que se extiende sobre toda la cara externa auterior dando vuelta sobre la esquina ex- terna cubriendo así también casi toda la cara lateral externa de la que solo queda á descubierto una pe- queña faja longitudinal, faltando absolutamente todo vestigio de esmalte en la cara posterior interna. El prisma del diente muestra de consiguiente tres ca- ras longitudinales, una externa anterior y otra ex- terna posterior anchas y que se unen sobre el lado lateral interno formando un ángulo agudo, y la ter- cera mucho mas angosta que forma la cara lateral y longitudinal externa. En razón de esta misma con- formación muestra el diente dos curvas desiguales, una lateral externa mas pronunciada ó de rádio me- nor, y la otra lateral interna de rádio mayor, es decir mas abierto. La cara esmaltada anterior ex- terna presenta una depresión longitudinal muy an- cha y de fondo cóncavo, opuesta á otra depresión de la misma forma que se encuentra sobre la cara inter- na posterior no esmaltada. La base está abierta con una cavidad ancha y profunda. El tamaño del prisma del diente es mayor en la base que en la co- rona. 1 en el lado externo 0m015 en el medio 0.010 en el lado interno. 0.008 Diámetro ántero-posterior máximo en la base 0.018 Diámetro transverso en la corona 0.023 Diámetro transverso en la base 0.032 Ancho de la cara anterior esmaltada 0.026 Ancho de la cara posterior interna sin esmalte 0.029 Ancho de la cara lateral externa 0.017 Longitud del diente siguiendo la curva externa 0.082 Longitud del diente en línea recta 0.075 Canino superior, conozco un ejemplar del lado izquierdo, de dimensiones bastante considerables, pero corto, muy curvo, de forma elíptica y de base UNGULADOS 395 abierta, con una cavidad profunda en forma de em- budo, y dos fajas de esmalte, una anterior externa ancha, y la otra interna angosta, quedando entre la una y la otra una faja sin esmalte colocada en la parte interior interna . La parte posterior está com- pletamente desprovista de esmalte. La posición de estas fajas esmaltadas y no esmaltadas está determi- nada por la posición del diente en la mandíbula, pues este está encorvado en dirección de su eje transversal mayor, y como no es de suponer que la corona tuviera su eje mayor en dirección completa- mente transversal al eje de la mandíbula, siguiendo la analogía del modo de implantación del canino del Toxodon y de los premolares del mismo ani- mal, es claro que debió estar implantado en la mandíbula con el eje mayor déla corona en la misma dirección que el eje de la serie dentaria, ó á lo sumo un poco oblicuamente, pero en todo caso con la curva dirijida de adelante hácia atrás, con la con- vexidad adelante y la concavidad atrás. Íla curva externa la curva interna en línea recta. . Diámetro í ántero-posterior 1 transverso Ancho (le la faja de esmalte anterior externa. Ancho de la faja de esmalte interna Ancho de la faja sin esmalte anterior interna Ancho de la faja sin í parte póstero-interna.. . esmalte, posterior i parte póstero-externa. De la primera muela superior hay un ejemplar del lado derecho. Es en su forma general muy parecido al canino, también de sección transversal elíptica, y muy curvo pero de tamaño mucho mayor. La curva de este diente sigue la misma dirección que en el canino, es decir en dirección del eje mayor del diente, de manera que debía estar implantado en la mandíbula del mismo modo, quizás en dirección un poco mas oblicua, con una faja de esmalte que ocupa la cara ántero-externa dando vuelta sobre la esquina para ocupar también una parte de la cara anterior interna, y otra capa de esmalte mas angosta sobre el lado interno, separada de la anterior por una faja muy angosta sin esmalte, quedando también á des- cubierto la cara posterior interna y externa. A causa de esta misma curva del diente y su dirección en la mandíbula resulta que la corona gastada en declive de atrás hácia adelante, presenta un diámetro ánte- ro-posterior mayor que el cuerpo ó la base del diente, y diámetro transverso menor. La base tam- bién está abierta en forma de embudo. 0m061 0.036 0.055 0.022 0.016 0.014 0.008 0.004 0.013 0.013 Íla curva externa 0ra091 la curva interna 0.062 en líneapecta 0.071 ,v, . . , t ántero-posterior 0.025 Diámetro de la corona 1 1 C transverso 0.023 Diámetro del cuerpo del diente í ántero-posterior 0.021 ( transverso 0.020 Ancho de la capa de es- f en el lado externo 0.018 malte ántero-externa. ( en el lado interno 0.017 Ancho de la faja de esmalte interna 0.010 Ancho de la faja sin esmalte ántero-interna 0.003 Ancho de la faja no es- ( en el lado interno..... 0.013 maltada, posterior. ( en el lado externo 0.013 De la segunda muela superior conozco un ejem- plar del lado izquierdo; es de tamaño un poco ma- yor que la precedente y algo mas larga, pero mas derecha y mas elíptica, mas comprimida por decirlo así, en sentido lateral. Las dos fajas de esmalte están dispuestas del mismo modo que en la muela anterior y la curva dirijida también en la misma dirección como también su modo de implantación en la mandí- bula. Sin embargo puede ya observarse un pequeño principio de la curva lateral opuesta al eje mayor del prisma de la muela, de modo que esta empeza- ba á encorvarse un poco hácia el interior. Largo de la muela siguiendo la curva . ' ( interna 0.060 Largo de la muela en línea recta 0.093 Diámetro f “tero-posterior 0.024 (transverso 0.016 Ancho de la faja de esmalte ántero-externa 0.018 Ancho de la faja de esmalte interna 0.010 Ancho de la faja no esmaltada ántero interna 0.005 Ancho de la faja no es- ( en el lado interno 0.010 maltada, posterior. ( en el externo 0.017 Sigue otra muela de tamaño bastante mayor, pero no mas larga. Creo representa la tercera superior del lado derecho. Es también de forma elíptica y na- turalmente también con dos únicas fajas de esmalte, pues es este uno de los caractéres genéricos, pero difiere ya bastante de las dos que la preceden por su curva que aunque menos pronunciada, es doble, presentando la curva en dirección del eje mayor de la corona como en las dos anteriores, y la curva late- ral que ya se lia visto diseñarse en vestigio en la que la precede, mostrando así esta muela una con- cavidad posterior y una convexidad anterior muy pro- nunciadas, y una concavidad interna y convexidad externa menos aparente. La capa de esmalte que cu- bre la cara ántero-externa es bastante mas ancha que en las muelas precedentes y dá vuelta también sobre la esquina anterior para formar en el lado interno 396 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS una faja muy angosta. Además esta capa de esmalte externa limita en su parte anterior una faja póstero- externa bien marcada y distinta de la póstero-interna. Diámetro de la corona í tUltei0 posterior ( transverso . . Ancho de la faja de es- j en el lado externo malte ántero-externa. ( en el lado interno, Ancho de la faja de esmalte interna Ancho de la faja sin esmalte ántero-interna. . Ancho de la parte sin í cara póstero-interna. esmalte, posterior. ( cara póstero-externa 0ra029 0.021 0.023 0.005 0.013 0.006 0.013 0.017 La muela cuarta superior me es desconocida. De la quinta (m. L) de tamaño notablemente mayor conozco un ejemplar del lado derecho, es muy arquea- da, y la corona de forma elíptica, mas angosta en su parte anterior que en la posterior y de contornos per- fectamente regulares, sin ninguna excavadura ni pliegue entrante de esmalte. La parte externa pre- senta una especie de cresta perpendicular que la divide en dos caras, una anterior mas ancha cubier- ta poruña capa de esmalte que da vuelta sobre el án- gulo perperdicular anterior internándose un poco en el lado interno, y otra posterior mas angosta y sin esmalte, limitada por una arista longitudinal poste- rior poco desarrollada que la separa de la parte in- terna posterior. En el lado interno la muela es algo comprimida en su parte anterior y mas convexa en la posterior, con una sola banda de esmalte mediana, sin presentar acá el mas mínimo vestigio del surco interno, de la columna interna y del repliegue de es- malte entrante que presentan sobre el lado interno los verdaderos molares superiores de Toxodon y Toxodontheriurn. La cavidad pulpal es muy gran- de, comparable á la de las muelas de los edentados, y se extiende en forma de embudo, hasta mas de la mitad del largo de la muela. Largo de la muela siguiendo la curva externa. . . ( ántero-posterior Diámetro de la corona ) ( transverso Ancho de la banda de esmalte externa anterior. Ancho de la banda de esmalte interna Ancho de la parte pos- í en el lado externo... terior sin esmalte. ( en el lado interno... Ancho de la faja sin esmalte interna anterior.. 0ra103 0.038 0.026 0.023 0.019 0.024 0.020 0.008 De la muela sesta (m. -) conozco igualmente un ejemplar del lado derecho, idéntico en Ja forma al precedente con la única diferencia de ser de sección mas elíptica y de tamaño bastante mayor. Largo de la muela siguiendo la curva externa 0120 Diámetro ántero-posterior de la corona 0.053 Diámetro transverso de la corona en su parte mas ancha. 0.031 Ancho de la banda de esmalte externa anterior 0.036 Ancho de la banda de esmalte del lado interno 0.026 Ancho de la parte pos- ( en el lado externo 0.026 terior sin esmalte, ( en el lado interno 0.019 Ancho de la banda no esmaltada interna anterior 0.012 Estas muelas, aunque de un tamaño considerable- mente mayor, tienen algún parecido con las de los géneros Pachyrucos y Hegetotherium. Localidad. — Los restos de esta especie han sido recojidos por el profesor Scalabrini en las barran- cas del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte — Piso mesopotámico de la formación patagónica qiligoceno inferior). Haplodontherium liiuuin Amegh. (Pl. XVI, fig. 3) Amegiuno, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 102, a. 1886. — Id. Observ. gen. sob. los loxodontes, ele., p. 44, a. 1887. Esta especie está representada por un fragmento de maxilar superior izquierdo, en el que se hallan implantadas tres muelas, que supongo sean la cuar- ta ( p. 1 ), quinta ( m. -1 ) y sesta ( m. -). Estas mue- las, aunque de la misma forma general que las del ílaiilodontherium Wildei, se distinguen muy bien por presentar algunas de ellas un fuerte surco perpendicular en la cara esmaltada externa que di- vide aquí la muela en dos lóbulos desiguales, uno anterior angosto y elevado, y otro posterior, mas ancho pero mas bajo. lia primera muela implantada en este fragmento que tomo por la cuarta (p. - está rota en el ma- xilar faltándole la corona, pero á pesar de eso se puede determinar muy bien su forma, que es de sección transversal elíptica , de 22 milímetros de diámetro mayor y 18 milímetros de diámetro me- nor, implantada en la mandíbula con su eje mayor casi transversalmente al eje de la série dentaria, apenas en dirección un poco oblicua de adelante há- cia atrás y de afuera hácia adentro. La cara externa presenta una faja de esmalte que dá vuelta un poco sobre la cara anterior, y muestra en su parte poste- rior externa una fuerte depresión longitudinal de fondo cóncavo. La otra fiíja de esmalte, cuyo ancho UNGULADOS 397 tampoco se puede medir exactamente, está situada en la cara perpendicular anterior, dejando una faja libre sin esmalte en la misma cara hacia el lado ex- terno de 10 milímetros de ancho. La cara interna y posterior carece de esmalte. La muela que sigue ó quinta, difiere de la corres- pondiente del H. Wilclei, por presentar en su cara externa anterior esmaltada, un fuerte surco perpen- dicular que divide aquí la muela en dos partes, ó lóbulos distintos, el anterior de solo 9 milímetros de ancho, pero muy elevado y de superficie conve- xa, y el posterior de 15 milímetros de ancho, mas bajo y de superficie muy ligeramente convexa, casi plana. La capa de esmalte interna anterior tiene 17 milímetros de ancho, y la faja no esmaltada inter- mediaria situada sobre la cara anterior, 1 1 milíme- tros de ancho. La parte posterior no esmaltada de la muela tiene 20 milímetros de ancho sobre la cara póstero-externa, y 20 milímetros sobre la parte póstero-interna. La forma general de la muela es elíptica, de 40 milímetros de diámetro mayor y 28 milímetros de diámetro menor, colocada con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la série denta- ria. La corona está muy desgastada en el centro, en donde muestra varias cavidades producidas por el uso. La muela que sigue, ó sesta, es casi idéntica á la última del H. Wilclei, pues no presenta en la cara externa la figura bilobada de la que la precede. La cara esmaltada externa es con todo mas convexa y mas igual, y la interna no presenta en su borde an- terior y posterior unas pepueñas aristas longitudi- nales de esmalte que forman parte de la capa in- terna y se observan en el último diente ó sexto del II. Wildei. La capa de esmalte externa tiene 35 milímetros de ancho, la interna 19 milímetros, y la banda sin esmalte intermediaria que ocupa la cara anterior interna 17 milímetros de ancho. La parte posterior sin esmalte tiene 25 milímetros de ancho en la cara póstero-interna y otro tanto en la póstero- externa. La muela de sección elíptica aún mas pro- longada que la anterior, tiene 51 milímetros de diá- metro mayor y 29 milímetros de diámetro menor, estando también implantada con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la série dentaria. Estas últimas muelas tienen como las últimas su- periores del II. Wildei., una doble curva, una late- ral con la concavidad hácia adentro, y otra longitudi- nal ó ántero-posterior con la concavidad hácia atrás. Las muelas son mas encorvadas hácia adentro que las del Toxodon y que las de la especie precedente, y con una gran cavidad basal en forma de embudo. Las tres muelas implantadas en la mandíbula ocupan un espacio longitudinal de 103 milímetros. La parte existente del hueso maxilar parece demostrar que el paladar no era tan profundo ni de fondo tan cóncavo como en Toxodon. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el profesor Scalabriini en las ba- rrancas del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). DIL0B0D0N AMEGii- Ameghino, Bol. dellnst. Geog. Arg., t. III, ent. XII, 1882 (oomen nudiim). — Id. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 105, a. 1883 (nomen nudum). — Id. t. IX, p. 107, a. 1886. — Id. Observ. gen. sob. los toxodontes, etc., p. 45, a. 1887. Este género, cuyos representantes son todos de pequeña talla , presenta caractéres intermediarios entre los géneros Toxoclon y Typotherium. Hasta ahora no conozco los incisivos superiores ni he po- dido determinar la presencia ó ausencia de caninos, de modo que la fórmula dentaria completa no puede todavía establecerse de un modo definitivo ; los da- tos que conozco permiten establecer la fórmula siguiente j i. 7 c. f m. (f p. f m.), todos los dientes en série continua. Los incisivos internos inferiores (i. T y i. ¿), son de sección transversal muy elíptica, planos en la cara anterior, y muy anchos en la corona desde don- de se angostan gradualmente hácia la base, hasta ter- minar en una raíz delgada, casi cerrada. La cara anterior externa deprimida longitudinalmente está cubierta por una capa de esmalte que se angosta gradualmente hácia atrás hasta perderse completa- mente mucho antes de llegar á la base de la raíz, carácter que nunca se observa en los verdaderos toxodontes. La cara posterior ó interna también está cubierta por una capa de esmalte, pero que se extiende solo hasta la parte anterior de la corona, carácter igualmente anómalo entre los verdaderos toxodontes, que solo muestran dicha capa de es- malte en los dientes que aún no han sido atacados 398 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS por la masticación. La corona está cortada en bisel como en los incisivos clel Toxoclon. El incisivo inferior externo, me es hasta ahora desconocido, existiendo en la mandíbula que estudio solo la base del alveolo, que no permite determinar su forma. Elp. ¿es pequeño, elíptico, y separado del que sigue hacia atrás por un corto diástema. El p. - es un poco mas grande, sin surcos, plie- gues, ni columnas, ni sobre el lado externo, ni sobre el interno, pero con dos bandas perpendicu- lares opuestas de esmalte, una interna y la otra externa. Los p. - y m. - y m. -, son elípticos prismáticos con la cara perpendicular externa ondulada ; la cara perpendicular interna es trilobada por dos surcos perpendiculares que forman dos pliegues entrantes de esmalte en la corona, con el lóbulo mediano muy bajo y pequeño, y el anterior y posterior mas grandes, mas anchos y mas elevados. Cada una de estas muelas presenta tres bandas perpendiculares de esmalte separadas unas de otras, una mas ancha sobre el lado externo, y dos mas angostas sobre el interno. El m. ~ es parecido álos precedentes, pero con la cara perpendicalar interna bilobada, en vez de trilobada, y con un solo pliegue entrante de esmalte. Elp. 4, es ancho, muy grueso, con la cara ex- terna cubierta de esmalte y dividida por un surco perpendicular angosto y profundo en dos lóbulos casi iguales, de superficie un poco convexa. La cara interna es un poco cóncava ó deprimida perpendi- cularmente en el centro, sin esmalte en los indivi- duos viejos, pero con una banda de esmalte angos- ta y perpendicular en la misma muela de los indi- viduos jóvenes. El m. | está construido sobre el mismo tipo que el mismo diente del Toxoclon, pero mucho mas comprimido transversal mente. Todos los dientes son de raíz masó menos abierta y sin vestigios de cubierta de cemento encima del esmalte, loque unido álas muelas inferiores arquea- das Inicia adentro impide colocar este género entre los Tijpotheridse. El paladar es triangular como en Toxoclon, ancho atrás, angosto adelante, y profundamente excavado, pero sin los grandes agujeros palatinos que carac- terizan el de Toxodon. Los parietales no descienden hacia abajo, ni están hundidos como los de Toxoclon, sino que se extien- den lateralmente, formando un declive suave Inicia abajo como en la vizcacha, pero son muy extendi- dos hácia adelante, en donde se unen con los fron- tales para formar un plano frontal ancho, y de su- perficie plana. Las crestas parietales son bastante pronunciadas, pero no se unen en su parte poste- rior para formar una cresta sagital como sucede en Toxoclon, sino que permanecen separadas hasta el occipital, quedando entre ambas un surco pro- fundo, hasta que se unen con la cresta occipital, que es también muy elevada. En la mandíbula inferior, el agujero mentoniauo se encuentra debajo del m. — . Conozco dos especies de este género, que se ca- racterizan de este modo. P.-j, con cara interna profundamente excavada perpendicularmente y sin capa de esmalte in- terna en los individuos adultos. D. lujanensis. P. y, con la cara interna casi plana y una capa de esmalte persistente. D. lutarius. Dilobotlon lujanensis Amegh. Ameghino, Bol. ele la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 108, 1886 (uomen nudum). — Id. Observ. gen. sobre los loxodontes, ele., p. 45, a. 1887. De esta especie conozco varias muelas aisladas, un paladar con casi todas las muelas, y un maxilar inferior muy destruido. En el fragmento de cráneo con el paladar se nota como caractéres específicos, el agujero suborbitario, que es de tamaño considerable, y en las muelas su- periores el canto perpendicular ántero-externo que es ancho y redondo. La síníisisde la mandíbula in- ferior, es angosta y profundamente excavado en su parte interna. Dimensiones , , _ ( antero-postenor Diámetro del p. - . 1 ( transverso T,. , , . . c ántero-posterior Diámetro del p.- 5 , ( transverso , . . c ántero-posterior Diámetro del m. - 1 ( transverso , „ ( ántero-posterior Diámetro del m. - 1 ( transverso , , , . „ ( ántero-posterior Diámetro del m. 5 ) ( transverso-maximo Longitud del espacio ocupado por las últimas cinco muelas superiores 0m017 0.010 0.019 0.014 0.021 0.015 0.026 0.015 0.026 0.018 0.106 UNGULADOS 399 Ancho del paladar entre la parte anterior de los pin. £ ... . Ancho del paladar entre la parte posterior de los m. í . , , . (lado interno.. Diámetro del i. T sobre ^tero-posterior ( lado externo>> el borde alveolario ( transverso . , , . i en el lado interno. . . Diámetro del i. , ( «ntero-postemr ( M e] en la corona ( transverso i ántero-posterior Diámetro del pm. j ■ , en el lóbulo anterior... transverso f en posterior Diámetro transverso del ra. | en su parte posterior Longitud de la síníisis de la mandíbula Alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo delprn. j Alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo del m.'j Longitud del espacio ocupado por el pm. j y los m. j y ■j 0.047 0.078 0.008 0.004 0.014 0.008 0.005 0.016 0.017 0.006 0.008 0.001 0.090 0.055 0.070 0.104 El tamaño del animal lia sido comparable al de un tapir. No puedo dar mayores datos ni dibujos, por en- contrarse los restos conocidos de este animal en el museo de La Plata, cuyas colecciones no me es permitido consultar. Localidad. — He recojido muelas de esta espe- cie en Mercedes. La mandíbula inferior procede de Lujan, en donde ha sido encontrada por Carlos Ameghino, y el paladar con la dentadura en la lagu- na de Chascomús, en donde fué recojido por Mo- reno. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana (plioceno medio). con una ancha y profunda cavidad que se extiende hasta la mitad de la altura del diente. El diámetro del diente es algo mayor en la base que en la corona. Los ejemplares pampeanos presentan en el lado in- terno una depresión bastante ancha y de fondo cón- cavo que ocupa la mayor parte de la cara interna del diente, la que apenas está indicada en este ejemplar antiguo. Dimensiones Diámetro de la corona i Entero-posterior 0™014 v transverso 0.005 Diámetro de la base r Entero-posterior 0.015 j transverso 0.007 Longitud siguiendo la curvo externa 0.045 Longitud en línea recta 0.043 Localidad. — Ha sido recojido por el profesor Scalarruni en las barrancas del Paraná, y pertenece al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). TRIG0D0N AMEGíi- DiloJjodon lutarius Amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 108, a. 1886. — Id. Observ. gen. sobre los toxodontes, etc., p. 46, a. 1887. Está representada por una primera muela infe- rior de dimensiones un poco menores que los ejemplares de la muela correspondiente de la especie pampeana. La curva no es tan pronunciada como en el mismo diente de D. lujanensis, y el surco per- pendicular externo muy profundo la divide en dos lóbulos apenas un poco desiguales y de superficie convexa. La cara externa está tapada con una capa de esmalte, que se extiende de una á otra esquina. En el lado interno, un poco deprimido, hay una ancha faja de esmalte que de la corona se dirije hácia abajo, sin alcanzar la base. Las esquinas in- ternas anterior y posterior no tienen esmalte en toda su longitud, que tampoco forma pliegues entrantes en la corona. La base está completamente abierta Ameghino. Cal. de la prov. de Buen. Air. en la Exp. Cont. Sud-Amer. 1882 (nomcn nudum). — Id. Apuntes preliminares sob. niamif. extvng. de Mon te Hermo- so, p. 8, lam. I, a. 1887. — Id. Observ. gen. sob. los toxodontes, etc., p. 46, a. 1887. Es este uno de los géneros mas singulares del orden de los toxodontes y aún de los mamíferos en general, que me era conocido desde hace varios años por algunos dientes sueltos, pero que estaba muy lejos de suponer procedieran de un género tan anómalo; en efecto, el descubrimiento de la man- díbula inferior completa, ha venido á probar que este animal se distingue por la singularidad de pre- sentar cinco incisivos inferiores, por consiguiente uno de ellos, impar, que es el del medio, de forma distinta de los demás, é implantado precisamente en el medio de la sínfisis. Este carácter es tan sin- gular que podría creerse es simplemente una ano- malía, si la forma particular del diente, la posición regular y simétrica en que están implantados los demás incisivos, , y los diastemas regulares y anchos 400 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que lo separan, que prueban no ha faltado espacio para el desarrollo completo de la dentadura, no demostraran que se trata de una conformación nor- mal en este género, que por otra parte queda fuera de duda con el hallazgo que se ha hecho de dos ejemplares perfectamente idénticos, uno completo con toda la dentadura, el otro imperfecto, pero con el incisivo impar perfectamente indicado. Hasta ahora no se conoce nada del cráneo ni de la man- díbula superior. La fórmula dentaria de la mandí- bula inferior puede expresarse en esta forma '/a j i- t c. e m* (s P- » m-)- Trig-oclon Gaudryi Amegh. (Pl. XXVIII, fig. 6) Ameghino, Obras y páginas arriba citadas. La mandíbula de este animal se distingue inme- diatamente de las del Toxoclon, por su parte sinfi- saria anterior que en vez de ensancharse de una manera extraordinaria como en Toxodon, es relati- vamente muy estrecha, apenas un poco mas ancha que la parte que se extiende inmediatamente detrás al nivel de los primeros premolares, y por los inci- sivos que en vez de ser sumamente anchos é im- plantados casi unos encima de otros como en Toxo- don, son mucho mas angostos, pero mas gruesos y separados unos de otros por anchos intérvalos. El resto de la síníisis es muy larga, muy extendida hácia atrás, y con su parte interna profundamente excavada, cóncava v estrecha. Los cinco incisivos inferiores son muy angostos y muy gruesos, con la cara anterior esmaltada, y la posterior sin esmalte. El del medio es mas pequeño, y los dos externos considerablemente mas grandes que los tres internos . El i. T único ó impar que es el mas pequeño, está implantado en el centro mismo de la síníisis diri- jiéndose horizontalmente hácia adelante; es muy angosto, comprimido lateralmente, de caras anterior y posterior convexas, con caras laterales casi planas y la corona cortada en bisel. El i. y es un poco mas grande, particularmente mas ancho, menos comprimido lateralmente, de cara anterior no tan convexa, y de sección trans- versal tendiendo hácia la forma triangular. El i. ^ es de tamaño considerablemente mayor y de sección transversal triangular; la cara superior externa es un poco cóncava y sin esmalte, la cara inferior ligeramente convexa y esmaltada, y la cara del lado interno mas angosta y con una capa de es- malte en su parte inferior que se une con la capa de esmalte de la cara anterior. La corona está gastada en bisel de adentro hácia afuera terminando en cúspide triangular aguda. El canino T, está separado del incisivo externo y del premolar siguiente por un pequeño diastema ; es un diente de sección elíptica, relativamente grueso, y sin vestigio de capa de esmalte, afectando por completo la forma de uno de los dientes ante- riores del cráneo del Mylodon, con los que sin duda se hubiera confundido si hubiera sido encon- trado aislado. Los tres premolares que siguen atrás aumentan de tamaño del primero al último. El p. j es muy parecido al canino, de sección transversal elíptica, con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la serie dentaria, y con una banda perpendicular de esmalte muy angosta, en su cara anterior. El p. 3 es de sección prismático triangular, an- gosto adelante, ancho atrás, y con la cara externa dividida por un surco perpendicular profundo, en dos lóbulos desiguales, el anterior mas pequeño que el posterior. La cara perpendicular externa está cubierta por una capa de esmalte, y la interna es sin esmalte y con una depresión cóncava perpen- dicular en el centro. El p. j es de sección alargada longitudinalmente, un poco mas ancho atrás que adelante, de cara ex- terna esmaltada y dividida por un surco perpen- dicular en dos lóbulos desiguales, el anterior mas angosto y el posterior mas ancho. La cara interna es todavía sin esmalte como en el p. 3 y con una depresión perpendicular en el centro. El m. T es de gran tamaño, y de corona angosta y alargada en sentido longitudinal. La cara externa presenta un gran surco perpendicular que la divide en dos partes muy desiguales, la anterior estrecha y en forma de columna elevada y convexa, y la posterior muy ancha, baja, casi plana, con ondula- ciones poco marcadas, ambas cubiertas por una capa de esmalte ininterrumpida. La cara interna se divide en tres lóbulos desiguales separados por dos surcos perpendiculares; el lóbulo interno anterior es ancho, convexo y sin esmalte; el lóbulo mediano es mas angosto, plano y esmaltado; y el lóbulo posterior es todavía mas angosto, convexo y sin UNGULADOS 401 esmalte. La corona muestra tres pliegues entrantes de esmalte, uno sobre el lado externo en su parte anterior y dos sobre el interno. El m. -2 es de la misma forma que el m. pero un poco mas pequeño. El m. - es de mayor tamaño que los dos prece- dentes, con la columna interna mediana esmaltada, mas ancha, y la columna interna posterior sin es- malte, ancha, aplastada, y separada de la mediana poruña depresión alta y esmaltada. El agujero mentoniano de la mandíbula es grande, y está colocado debajo de la parte anterior del m. -y. Dimensiones Diámetro del i. (impar) / ántero posterior ó grueso í sobre la cara an- ( transverso ó ancho < terior ( sobre la posterior. Diámetro del i.-, [Entero-posterior ( transverso Í ancho de la cara posterior ancho de la cara anterior... ancho de la cara interna Diámetro del c. T [ Entero-posterior ( transverso Diámetro del pm. 5 [ Entero-posterior ántero-posterior- transverso í en la Parte anterior.... ( en la posterior ántero-posterior transverso f en Ia Parte anterior.... ( en la posterior Diámetro del m.T [ Entero-posterior ( transverso Diámetro del m.^ Entero-posterior ' transverso ántero-posterior transverso f en la Parte anterior ( en la posterior Longitud del espacio ocupado por las seis muelas inferiores Ancho del espacio comprendido entre el borde interno de los dos primeros premolares (pm. Ancho del espacio comprendido entre el borde interno de la parte posterior de los dos últimos molares ( m. —).... Alto de la mandíbula debajo del m. y Longitud de la mandíbula desde la parte anterior del i. j hasta la parte posterior de la rama ascendente Longitud de la parte sinfisaria. Diámetro del m. y Diámetro del pm. , Diámetro del pm. j 0m029 0.014 0.008 0.029 0.023 0.033 0.029 0.026 0.019 0.015 0.020 0.012 0.024 0.010 0.020 0.023 0.015 0.020 0.058 0.020 0.050 0.019 0.073 0.019 0.014 0.260 0.057 0.134 0.128 0.560 0250 El Trigodon Gaudryi alcanzaba la talla de los mas gigantescos toxodontes. Localidad. — He descubierto esta especie en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS REPRESENTANTES DE LA FAMILIA DE LOS TOXODONTES Las relaciones que unen entre sí los diferentes géneros de la familia de los Toxodon ticlre, no son difíciles de apercibir, pero en muchos casos no se han encontrado hasta ahora los intermediarios que los ligan unos á otros, ó que demuestren su descen- dencia de una manera indiscutible. Los dos únicos géneros que aparecen como íntima- mente aliados, son Toxodon y Toxoclontherium, siendo evidente que este es una modificación de aquel. Toxodon , en generales también el género de caractéres mas primitivos de los que constitu- yen este grupo, y solo se le pueden encontrar ante- cesores en representantes de otra familia, la de los Nesodontidse ; aquí hay dos géneros, el Grono- therium, y el Pro toxodon, que tienen caractéres de Toxodon , al mismo tiempo que se encuentran en un estadio de evolución menos avanzada, que los colocaría en la categoría de antecesores ; pero la distancia entre Toxodon y Protoxoclon, están considerable, que es necesario interponer entre ambos un crecido número de (intermediarios que permanecen por ahora completamente descono- cidos. El Trigodon es un caso de especializacion parti- cular en una dirección que no se ha manifestado en ningún otro representante del orden de los toxodon- tes, y rarísima vez en los demás mamíferos, pero no tiene relación directa con Toxodon, pues sus dientes en sériemas continua, lo ligan de una ma- nera más directa á Protoxodon, ó á algunos de sus sucesoros desconocidos. Haploclontherium muestra en sus muelas un grado de evolución mas avanzado que Toxodon, pero no se conocen por ahora otras formas aliadas que permitan establecer su descendencia. Diloboclon, por la forma de las muelas es mas cercano de Toxodon, pero los incisivos de base no tan abierta y muy angosta, son de un tipo mas pri- mitivo, de modo que no puede descender de Toxo- don, sino de una forma antecesora de este género. Las relaciones de los representantes de la familia de los Toxoclonlidse, pueden así establecerse de esta manera : 51 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS m XOTODONTIDAE Los representantes de este grupo tienen las muelas construidas sobre el mismo tipo que las de los toxodontes, con las mismas bandas de esmalte y bandas no esmaltadas, distinguiéndose por las muelas inferiores que en vez de estar arqueadas hacia adentro como en los Toxodontidse están arqueadas hacia afuera como en los Typothericlse ; pero en los representantes de esta última familia el esmalte de todos los dientes está cubierto por un depósito de cemento mas ó menos grueso, mientras en los Xotodontidse el esmalte no presenta cubierta de cemento, en lo que concuerdan con los representantes del grupo de los T&xodontidse. Los Xotodontidse, por lo que de ellos hasta ahora se conoce, parecen haber tenido una dentición com- pleta y en série casi ininterrumpida, carácter que los separa de los Typotheridse que son todos de den- tición incompleta. Los verdaderos molares superiores son profundamente excavados en la cara perpendi- cular externa como la última muela superior de Typothevium. Conozco cuatro géneros de este grupo, que se distinguen del modo siguiente: Incisivos inferiores con capa de esmalte todo al rededor, excepto la superficie masticatoria de la corona. Eutomodus. Todas las muelas inferiores arqueadas hacia afuera. Xotodon, Premolares inferiores arqueados hacia adentro y verdaderos molares hacia afuera. Stenotephanos. m. y y i bilobados sobre el lado interno y sobre el externo. Lithops. UNGULADOS 403 EUT0M0DUS amegh. Tomodus. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. IX, p. 111, a. 1886. Este género se caracteriza por incisivos de base ancha y abierta con capa de esmalte continua ex- cepto en la corona, y muelas superiores elípticas, con dos grandes fajas de esmalte, una que cubre la pared externa, y la otra la interna. Lo lie descrito primeramente bajo el nombre de Tomodus, pero como resulta que este nombre lia sido ya empleado con anterioridad (1879) por Trajntschold para un género de pescados, lo cam- bio ahora por el de Eutomodus. Eutomodus elautus Amegh. (Pl. Lxxr, fig. 6 y 7) Tomodus elautus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 111, a. 1886. — Id. Observ . gen. sob. los toxodontes, etc., p. 54, a. 1887. Fundé la especie sobre un diente incisivo que me pareció pertenecer á un animal de la familia de los Tijpotheridse mucho mas pequeño que el Typo- therium, pero mas grande que el Protypotherium y de caractéres particulares. Entonces no conocía todavía mas que de una manera muy superficial el género Xotodon con el que es mas íntimo aliado que con Typotherium. Es un incisivo inferior izquierdo, de sección trausversal elíptica, aplastado en sentido perpendi- cular, un poco convexo en la cara inferior y mas aplastado en la superior. Presenta una doble curva, una en sentido longitudinal, que es la característica de todos los incisivos, pero aquí poco pronunciada, y la otra lateral, con la concavidad en el borde es- terno y la convexidad en el interno. El diente está rodeado de una capa de esmalte continuo como en los incisivos del Typotherium, pero la superficie del esmalte no es acanalada longitudinalmente co- mo en aquel género, sino casi completamente lisa, con pequeñas arruguitas irregulares, sin que tam- poco esté cubierto por depósitos de cemento. La corona está gastada, formando la dentina un pozo profundo, angosto y largo, dominado por la capa de dentina periférica que se levanta mas arriba en for- ma de lámina aislada, y baja luego en declive hacia el centro. Aquí existe una pequeña arista que recor- re el eje mayor de la corona, la que indica la pro- longación hácia arriba de la cavidad interna, en forma de una pequeña hendidura que se rellena de dentina mas dura, que, siendo mas resistente al fro- tamiento ha quedado sobre la corona formando la pequeña arista en el centro, sin que ni el uno ni el otro de sus extremos llegue á la periferia. Tiene el diente 1 I milímetros de ancho y solo 4 milímetros de grueso. La parte existente tiene 30 milímetros de largo, pero la base está un poco rota, por lo que supongo tenía cuando entero unos 4 centímetros. Atribuyo á este mismo animal una muela supe- rior izquierda, de sección elíptica, con la cara exter- na excavada perpendicularmente y la interna un poco convexa, sin columnas salientes ni pliegues entrantes, exceptuando una pequeña ranura perpen- dicular, muy angosta y poco profunda, sobre la cara anterior hácia el lado interno. La muela solo muestra dosfajas perpendiculares de esmalte, una que cubre casi toda la cara externa, de 13 milímetros de ancho y la otra la cara interna de 1 4 milímetros de an- cho; ambas capas están separadas por dos bandas no esmaltadas, la posterior inmediatamente hácia aden- tro de la esquina externa posterior, de solo 3 milíme- trosde ancho; yla anterior sobrelacara perpendicular ántero-externa, de 8 milímetros. La corona tiene 17 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 9 milí- metros de diámetro transverso en su parte anterior, pero es considerablemente mas estrecha hácia atrás. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el Profesor Scalabrim en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Parama. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). XOTODON AMEGH- Ameghino, Observaciones generales sobre los toxodontes, etc., p. 53, a. 1887. Este género solo es conocido hasta abora por mue- las inferiores aisladas, y una mandíbula inferior casi completa, con la mayor parte de la dentadura. 404 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La fórmula dentaria de la mandíbula inferior es ■5 i- t c- 7 m- (í P- 3 ni.) con todos los dientes coloca- dos enserie continua ó casi continua. Los incisivos son muy angostos, apretados unos á otros y diriji- dos oblicuamente hacia arriba. Los caninos son pequeños y muy comprimidos. Los primeros premolares son caniniformes y los posteriores de sección elíptica y muy diferentes de los verdaderos molares, que son parecidos á los de Toxoclon pero mucho mas comprimidos. La rama horizontal de la mandíbula es mas eleva- da adelante que atrás, con la sínfisis relativamente corta y muy angosta hacia adelante, ascendiendo hacia arriba para dar un desarrollo enorme á la barba. Conozco hasta ahora dos especies de este género, una grande y la otra pequeña, que se distinguen de este modo : Talla pequeña. Diámetro ántero-postenor de la última muela inferior, 30 milímetros. X. foricurvalus. Talla bastante mayor. Diámetro ántero-posterior de la última muela inferior, 42 milímetros. X. prominens. Xotodon foricurvatus Amegh. (Pl. xxiv, fig. 11 á 13 y 19 é 21) Xotodon foricurvalus, Ameghino, Observac. gen. sobre los toxodontes, etc., p. 53, a. 1887. Toxodon foricurvatus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 70, Enero de 1885. —Id. t. IX, p. 85. a. 1886. Toxodon parvulus, Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, ent. XIV, p. 172, Diciembre de 1885. Fundé esta especie en Enero de 1885, sobre dos pequeñas muelas inferiores que me parecieron de un Toxodon, pero diferente de los hasta entonces conocidos, por estar las muelas arqueadas hácia afuera, mientras que en todos los demás toxodontes lo están hácia adentro, por lo que designé el nuevo animal con el nombre de Toxodon foricurvatus (foris adverbio y curvatus curvado). A fines del mismo año describía á su vez el Dr. Burmeister dos muelas de la misma especie, insis- tiendo con razón como yo ya lo había hecho sobre el carácter particular de la inversión de la curva de las muelas, y cambiando el nombre en Toxodon parvulus, bajo el fútil pretesto de que el nombre de foricurvatus no se ajustaba á las reglas de la buena latinidad ! Al año siguiente (1886) agregué algunos nuevos datos al conocimiento de tan curiosa especie insis- tiendo en la necesidad de sujetarse estrictamente á las leyes de la prioridad que no permiten cambiar un nombre sino en el caso de haber sido ya empleado, ni aunque exprese un contrasentido ó carácter opuesto al que distingue la especie. Por fin, en 1887, al hacer la revisión general del orden de los toxodontes, me apercibí que la direc- ción de la curva de las muelas inferiores tenía ma- yor importancia que la que le había atribuido en un principio, puesto que el Toxodon, y los demás gé- neros que se le parecían tenían las muelas inferio- res arqueadas hácia adentro, mientras que el Ty- potherium y varios otros géneros parecidos las tenían arqueadas, hácia afuera. Así la diferencia en la dirección de la curva de las muelas inferiores caracterizaba dos familias distintas, la de los Toxo- d,ontidse con muelas inferiores arqueadas hácia adentro, y la de los Typotheridac con muelas in- feriores arqueadas hácia afuera. El Toxodon fori- curvatus con muelas inferiores arqueadas hácia afuera no podía ser una especie del género Toxo- don, ni siquiera un representante de los Toxodon - tictac, puesto que según la curva de las muelas debía ser un representante de los Typotheridse, y de consiguiente representaba en esta familia un género nuevo que designé con el nombre de Xoto- don. El descubrimiento posterior de una mandíbula inferior casi completa, aunque de distinta especie, ha confirmado la existencia de dicho género y por consiguiente las deducciones teóricas que me habían conducido á crearlo. Los restos del Xotodon foricurvatus son bas- tante escasos. Hasta ahora no conozco de él mas que escasísimos fragmentos, entre ellos un pequeño pe- dazo de mandíbula inferior del lado derecho en el que se encuentra todavía implantada la última muela, pieza que me sirvió de base para la funda- ción de la especie y luego del género, y que de- muestra el tamaño reducido de esta especie. En este fragmento de mandíbula, sobre el lado externo, se vé á descubierto una parte del canal al- veolar de unos 9 milímetros de ancho, que corre al lado de la muela mas ó menos al tercio de la altura de la rama horizontal. Como la mandíbula está rota de manera que queda á descubierto la muela en casi toda su longitud, se vé muy bien la forma UNGULADOS 405 de esta, que es angosta, larga y alta, de un diáme- tro ántero-posterior bastante mayor en la raíz que en la corona, fuertemente arqueada en sus dos ca- ras perpendiculares anterior y posterior encorván- dose la parte implantada en la mandíbula hácia atrás; pero lo que distingue á primera vista esta muela de la de los verdaderos Toxodontes es su curva lateral invertida, con la concavidad hácia afuera y la convexidad hácia adentro. En el lado in- terno tiene la muela cuatro columnas perpendicu- lares separadas por tres surcos como en las de los toxodontes, pero con una conformación un poco diferente. La primera columna interna formada por el lóbulo anterior es mas redondeada y no tan alta como en los toxodontes, pero también sin capa de esmalte interna. La segunda columna, plana y mas baja como en las de Toxoclon está también cubierta por una faja de esmalte, pero está separada de la columna anterior por una ranura menos pro- funda y no forma pliegue entrante de esmalte en la corona. La tercer columna posterior interna, tam- bién cubierta de esmalte como en las de Toxoclon, no es tan aplastada como en estas, sino mas convexa y esta separada de la precedente por una ranura muy profunda que forma un pliegue de esmalte entrante en la corona. La cuarta columna interna ó última, también es mas baja y aplastada que la correspon- diente en la misma muela de los T. Burmeisteri y T. platensis, pero, como en estos, cubierta de esmalte solo en su parte anterior dejando una faja perpendicular sin esmalte en su parte posterior. Esta última columna no está separada de la que la antecede por una ranura angosta y profunda como en los Toxodontes, sino por un surco ó canaleta ancha y de fondo cóncavo que tampoco forma plie- gue de esmalte en la corona. En el lado externo presenta una conformación mas parecida á la de los verdaderos toxodontes, con un gran lóbulo posterior como en estos, pero mas convexo, y un lóbulo anterior en forma de co- lumna, aunque de diámetro ántero-posterior mucho menor, y separado también por una ranura angosta y profunda. La corona es ancha en su parte ante- rior correspondiente al primer lóbulo que forman las dos columnas anteriores interna y externa, y mu- cho mas angosta en su parte posterior. Dimensiones Grueso de la mandíbula debajo del borde alveolar de la última muela 0m023 Alto aproximado de la mandíbula debajo de la última muela Alto de la parte de la última muela que sale fuera del al- veolo tv, . , , , . c en la corona... ( en la raíz .... . í en la parte anterior. . Diámetro transverso ] en la parte media ( en la parte posterior. Largo de la raíz á la corona Ancho de la primera columna externa » de la segunda columna externa » de la primera columna interna » de la segunda columna interna. » de la tercera columna interna » de la cuarta columna interna 0.060 0.010 0.030 0.036 0.011 0.006 0.003 0.069 0.007 0.023 0.007 0.006 0.011 0.006 Una muela que supongo ser la penúltima inferior del lado izquierdo, difiere todavía mas del tipc áe los toxodontes que la última que acabo dedescri . Su tamaño es todavía un poco mas pequeño y la cur- va invertida mas pronunciada, presentando en el lado interno solo tres columnas y dos surcos en vez de cuatro columnas y tres surcos que tienen las muelas del género Toxoclon. La primera columna interna corresponde sin duda á las dos primeras columnas internas de la misma muela de los Toxo- dontes pues ella sola ocupa mas de la mitad del diámetro ántero-posterior de la muela. Esta gran columna es no solo ancha sino también aplastada, no sobresaliendo sobre el nivel de las que siguen y por consiguiente sin ningún vestigio que pueda corresponder en algo á la primer columna muy elevada de las muelas de Toxoclon. Está casi en su totalidad completamente cubierta de esmalte á ex- cepción de una pequeña faja muy angosta en su parte anterior, mucho mas angosta que no lo sería la pri- mera columna anterior no esmaltada si esta exis- tiera, como lo prueba la existencia de esa primer columna en el lado externo con un ancho mucho mas considerable que la faja sin esmalte mencionada. La segunda columna interna completamente es- maltada, aunque del mismo alto que la primera, es mucho mas angosta y de superficie convexa, se- parada de la anterior por una ranura profunda que forma en la corona un pliegue de esmalte entrante de varios milímetros de largo. La tercera y última columna interna, solo esmaltada en su parte ante- rior, también es estrecha y convexa, no mas alta que las dos anteriores, separada de la que la ante- cede por una ranura profunda pero cuyo pliegue de esmalte entrante en la corona es relativamente corto. Se sigue de la disposición de estas columnas y de la capa de esmalte que las cubre, que esta 406 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ocupa en la superficie interna de la muela un espa- cio proporcionalmente mas considerable que en la misma muela de los Toxodontes. En el lado externo existe la misma construcción en dos columnas ó lóbulos desiguales, el anterior estrecho y el poste- rior nmy ancho, característica de los verdaderos molares inferiores de los toxodontes, pero con pequeñas diferencias de detalle que la distinguen de la última muela inferior del mismo animal. La pri- mera columna externa es proporcionalmente mas pequeña, pero mas elevada y mas redondeada ó convexa que en los otros toxodontes, separada de la que sigue por una ranura menos profunda y que no forma en la corona pliegue entrante de esmalte. En cuanto al lóbulo posterior mas ancho no solo no presenta una superficie convexa como en la última muela inferior, sino que mas bien es cóncavo, mas deprimido todavía que en las muelas de los toxo- dontes típicos, particularmente en la parte mediana que es bastante mas baja que su borde posterior. La capa de esmalte se estieude sin interrupción sobre toda la superficie externa, dando vuelta en su parte anterior hasta la mitad masó menos del ancho de la cara perpendicular anterior, y hacia atrás sobre casi toda la cara posterior dejando tan solo visible una fajita perpendicular sin esmalte que ocupa el ángulo posterior interno, de solo tres milímetros de ancho. La otra faja no esmaltada colocada en el ángulo an- terior interno tiene apenas 6 milímetros de ancho. La corona está muy gastada, habiendo desaparecido por la masticación un espesor de varios milímetros de dentina, formando así una especie de pozo limi- tado por una pared de esmalte, con dos profundas escotaduras, una anterior y otra posterior corres- pondientes á las dos fajas no esmaltadas situadas en los ángulos án tero-externo y póstero-externo. La forma general de la corona también es distinta de la que presenta la última muela; no es tan ancha adelante, es mas angosta en el centro y mas gruesa en su parte posterior. Las caras perpendiculares an- terior y posterior son mas redondeadas que en las muelas de las especies del género Toxoclon. Dimensiones Diámetro ántero-posterior de la corona 0m026 í en la parte anterior 0.009 Diámetro transverso l en la parte media 0.007 ( en la parte posterior 0.00S Ancho de la primera columna externa 0.008 » de la segunda columna externa 0.018 » de la primera columna interna 0.016 » de la segunda columna interna 0.005 » de la tercera columna interna 0.005 Largo de la muela de la raíz á la corona 0.065 Otro fragmento de muela del lado derecho de la mandíbula inferior, que comprende casi la mitad posterior, demuestra haber pertenecido áuna muela muy parecida á la descrita, pero cuya última colum- na ó lóbulo posterior-esterno, se levantaba en su parte posterior, formando un principio de columna convexa bastante ancha y elevada, sin que esté limi- tada por ranura ó surco perpendicular, confundién- dose al contrario gradualmente con la superficie plana del resto de la columna posterior externa. Las dos últimas columnas internas, angostas y con- vexas, están separadas por ranuras menos profun- das, siendo la penúltima mas bien una depresión perpendicular ancha y cóncava. La dentina de la corona no está gastada tan profundamente como en la muela anterior. Atribuyo al mismo animal un incisivo inferior mediano del lado izquierdo, que difiere á primera vista del mismo diente de los toxodontes, por su grueso considerable en proporción del ancho, y por la corona que en vez de estar cortada en bisel, for- mando ángulo muy agudo, termina en una sección transversal de superficie casi plana, con la capa de esmalte anterior que sobresale uno ó dos milíme- tros adelante. La sección transversal representa un triángulo escaleno, cuyo lado más corto lo forma la pared interna casi vertical. La capa de esmalte que cubre la cara anterior da vuelta sobre el ángulo interno, formando una banda interna de esmalte de pocos milímetros de ancho. Tiene 20 milímetros de ancho en la cara anterior esmaltada, y 15 milíme- tros de grueso en su cara interna, de donde va disminuyendo el espesor hasta terminar en el lado opuesto ó externo, en el vértice de un ángulo agudo. La talla de esta especie debe haber sido con corta diferencia comparable á la del tapir. Localidad. — Los restos descritos han sido recojidos por el profesor Scalabrjini en las barran- cas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). UNGULADOS 407 Xotodon prominens Amegh. Xotodon prominens, Ameghino, Rápidas diagnosis de ma- míferos fós. nuevos, etc., p. 8, n° 10, Febrero de 1888. Toxodonü antiquus , Moreno, Informe prelim. etc.,p. 14, Julio de 1888 [nomen nudum). Esta especie de tamaño bastante mayor que la del oligoceno del Paraná, está representada por una mandíbula inferior con la rama izquierda bastante destrozada, pero la del lado derecho bien conser- vada y con toda la dentadura, compuesta de tres incisivos, un canino, cuatro premolares, y tres ver- daderos molares. La parte sinfisaria de la mandíbula es muy estre- cha hácia adelante con los seis incisivos muy apre- tados, y colocados unos encima de otros, aumen- tando de tamaño del primero al tercero. El i. que es el mas pequeño, es de aspecto triangular, con una cara superior que es la mas an- cha, una inferior externa un poco mas angosta, y una inferior interna todavía más angosta, y que se une á la precedente formando ángulo redondeado, de manera que las dos caras se confunden casi en una, de superficie convexa, mientras la opuesta ó supe- rior es deprimida. El esmalte cubre las dos caras externas con una capa ininterrumpida. Tiene 6 mi- límetros de diámetro vertical, y 13 milímetros de diámetro transverso. El i. 7 está colocado encima del precedente, de manera que su parte longitudinal interna cubre mas déla mitad longitudinal externa del i. T; es de ta- maño mayor que el precedente, y de sección elíp- tica alargada transversalmente, con la cara supe- rior lijeramente cóncava y sin esmalte, y la inferior bastante convexa v esmaltada. Tiene 6 milímetros de diámetro vertical y 18 milímetros de diámetro transverso. El i. 7 de tamaño todavía mayor, está igualmente colocado encima del i. cubriéndolo casi por com- pleto, pero sobrepasando mucho mas hácia afuera, sobre su lado longitudinal externo. Es de sección triangular, con una cara superior mas ancha y un poco deprimida, y dos caras inferiores mas angos- tas, una sobre el lado interno y la otra sobre el ex- terno, uniéndose sobre la línea media longitudinal, formando ángulo muy redondeado, mientras los ángulos laterales forman aristas agudas longi- tudinales. El esmalte forma una capa que cubre toda la cara superior, dando vuelta sobre la arista longitudinal externa para tapar también toda la cara longitudinal inferior externa ; la corona pare- ce se gastaba verticalmente. Tiene 10 milímetros de grueso ó diámetro antero-posterior, y TI milí- metros de diámetro transverso. Los seis incisivos están implantados de manera que se dirijen hácia adelante y hácia arriba. El canino inferior es un diente pequeño, colocado encima del incisivo externo, pero á 22 milímetros detrás del borde del alveolo de este. Es de sección elíptica muy comprimido transversalmente, con su eje mayor en dirección oblicua al eje de la série dentaria, dirijido de atrás hácia adelante y de afuera hácia adentro, fuertemente arqueado con la conve- xidad dirijida hácia adelante y la concavidad hácia atrás. La cara perpendicular externa es un poco convexa y cubierta por una capa de esmalte, y la interna, plana, deprimida, y sin esmalte. La corona está gastada horizontalmente, y tiene 7 milímetros de diámetro antero-posterior y 3 milímetros de diá- metro transverso. El primer premolar (pm.-¡-), está separado del canino por un diámetro de 9 milímetros, pero tiene la misma forma con la diferencia de un tamaño un poco mayor, la cara externa un poco mas convexa y su modojjde implantación todavía un poco mas obli- cuo. El esmalte tapa la cara externa anterior, pero no la interna posterior. La corona tiene 8 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y cerca de 4 milí- metros de diámetro transverso. El segundo premolar es de tamaño mucho mas considerable , mas comprimido y de sección mas alargada, con el eje mayor en la misma dirección del eje de la série dentaria. La cara perpendicular externa es apenas un poco convexa y completamente cubierta por una capa de esmalte que da vuelta ade- lante y atrás cubriendo también la parte contigua de las caras perpendiculares anterior y posterior. La cara interna es un poco excavada perpendicular- mente pero de fondo plano, y con una capa de es- malte que deja á descubierto los bordes de los án- gulos anterior y posterior. Tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 5 milímetros de diá- metro transverso. El premolar tercero (pm. 7 ) de tamaño todavía mayor, difiere del precedente por su cara externa un poco convexa sobre los bordes y deprimida per- pendicularmente en el centro. La cara interna es 408 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mas fuertemente excavada que en el premolar ante- rior y de fondo un poco cóncavo. EL esmalte forma también dos capas, una interna y otra externa, se- paradas por fajas perpendiculares sin esmalte, situa- das en los ángulos internos anterior y posterior. Tiene 15 milímetros de diámetro ántero-posterior y 6 milímetros de diámetro transverso. El premolar cuarto (pm.T) todavía un poco mas grande, difiere de todos los demás por su cara ex- terna con sus bordes anterior y posterior muy con- vexos, en forma de columnas perpendiculares, se- paradas por un surco perpendicular mediano, ancho, profundo y de fondo cóncavo. La cara interna es también un poco excavada perpendicularmente, pero relativamente menos que el premolar tercero. Este diente es el de corona mas ancha de todos los de la mandíbula inferior. La capa de esmalte está también interrumpida adelaute y atrás, como en los otros dientes. Tiene 17 milímetros de diámetro án- tero-posterior y 8 milímetros de diámetro transver- so, pero en el centro es un poquito mas angosto. Los cuatro premolares están separados entre sí y del verdadero molar que sigue por diastemas regu- lares pero muy pequeños, apenas de un poco mas de un milímetro de ancho. El primer verdadero molar ( m. T ) es mucho mas grande pero relativamente mas angosto. Sobre la cara externa presenta una columna perpendicular anterior ancha, convexa y muy proeminente hácia afuera, de 7 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, siguiendo hácia atrás una superficie baja, casi plana y deprimida de 18 milímetros de ancho. Sobre el lado interno muestra hácia el medio del largo de la corona un pliegue entrante de esmalte que pene- tra en ella de atrás hácia adelante produciendo en la cara interna un surco perpendicular angosto y pro- fundo, que divide la muela en dos lóbulos, el an- terior muy ancho, plano, y con una pequeña co- lumnita perpendicular adelante, y el posterior mas angosto y con una depresión perpendicular apenas marcada. La corona tiene 26 milímetros de diáme- tro ántero-posterior, 10 milímetros de diámetro transverso adelante y ocho atrás, siendo todavía mas angosta inmediatamente detrás de la columnita an- terior, en donde solo tiene 5 milímetros de ancho. El segundo verdadero molar ( m. ¿ ), es casi de la misma forma y tamaño que el precedente, del que difiere solo por el lóbulo posterior interno cuya de- presión perpendicular es mas profunda, afectando la forma de un surco, de manera que la muela se presenta sobre el lado interno como dividida en cuatro partes ; primero una columnita perpendicu- lar adelante, angosta y delgada, á la que sigue un lóbulo bajo, ancho y plano, y luego dos mas angos- tos y convexos separados por los dos surcos per- pendiculares mencionados. La corona tiene 27 milí- metros de diámetro ántero-posterior, 10 milímetros de diámetro transverso adelante, y 7 atrás. La última muela inferior (m. £), difiere por un ta- maño considerablemente mayor, mostrando sobre el lado externo la misma columna perpendicular ante- rior, angosta, elevada y convexa, seguida atrás de ima superficie casi plana, ancha, y deprimida parti- cularmente en su parte anterior. Sobre el lado in- terno muestra una columnita anterior angosta y elevada, seguida de una superficie plana, baja y de 10 milímetros de ancho; sigue luego el mismo surco per- pendicular profundo de las dos muelas precedentes, seguido de una depresión ancha, cóncava y poco profunda, separada del surco anterior por una co- lumna convexa no muy ancha y poco elevada; por fin detrás de esta depresión sigue una superficie muy ancha que se vá elevando hácia atrás, y que lleva á su vez en la parte posterior, una pequeña depresión perpendicular. La corona tiene 42 milí- metros de diámetro áutero-posterior, 10 milímetros de diámetro transverso adelante y 7 atrás. Los tres verdaderos molares presentan también como los premolares, una capa de esmalte que cu- bre toda la cara externa, y otra distinta que cubre la interna, interrumpiéndose adelante y atrás. La superficie masticatoria de la corona de todas las muelas (premolares y molares) muestra la dentina profundamente gastada formando una especie de valle longitudinal limitados por la capa de esmalte que sobresale hácia arriba. Los tres verdaderos molares están arqueados há- cia afuera, pero parece que esta curva invertida es menos aparente en los premolares, á lo menos á lo que se puede juzgar por la parte que sale fuera de los alveolos. Tanto los premolares como los molares sobresa- len fuera del borde alveolado, sobre el lado externo, de unos 10 á 15 milímetros. Las siete muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinalde 153 milímetros. La distancia de taparte posterior de la última muela al canino es de 170 milímetros, y hasta la parte anterior del incisivo externo, es de 209 milímetros. La rama horizontal presenta un borde alveolado UNGULADOS 409 que se levanta hacia arriba de atrás hacia adelante, mientras el borde inferior permanece horizontal, de donde resulta que la rama aumenta considerable- mente de altura de atrás hácia adelante, hasta deba- jo de los primeros premolares desde donde asciende rápidamente hácia arriba formando un ángulo cuyo vértice toma el aspecto de una barba, pero el borde alveolario debajo de los incisivos vuelve á inclinarse notablemente hácia adelante. La rama horizontal debido á esta singular conformación tiene debajo de la parte posterior déla última muela, 70 milí- metros de alto, mientras pasa de 9 centímetros de- bajo del segundo premolar. La parte siufisaria es corta, empezando la unión de ambas ramas mandibulares debajo del último premolar, formando luego hácia adelante, sobre el lado interno, una canaleta cóncava y profunda, mien- ras el lado externo se levanta hácia arriba, estre- chándose notablemente hasta formar sobre la línea mediana horizontal una especie de carena ó arista angosta que termina en la parte inferior de la barba, en donde ambas ramas mandibulares tienen solo 25 milímetros de ancho. El incisivo externo de cada lado, como está colo- cado muy hácia afuera se encuentra implantado en un alveolo que forma sobre la superficie de la cara externa de la rama horizontal una protuberancia con- vexa que se dirije hácia atrás, y debajo de la cual la superficie de la rama mandibular se hunde hácia adentro. Hay dos agujeros mentonianos pequeños colocados uno al lado del otro debajo de la parte anterior del último premolar, y otro mas grande colocado mas adelante, debajo del segundo premolar, á un poco mas de 5 centímetros debajo del borde alveolario. La parte siufisaria tiene próximamente unos 10 centímetros de largo. La circunstancia de encontrarse esta pieza en el museo de La Plata, cuyas colecciones no me es per- mitido consultar, me impide acompañar esta descrip- ción con el dibujo de la mandíbula. Localidad. — Esta pieza ha sido recojida en el yacimieuto de Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Posteriormente á mi primera descripción de esta mandíbula que yo ya había determinado y estudiado durante mi corta permanencia en el Museo, Moheno ha vuelto á determinarla como nueva, llamándola Toxodonü antiquus, dando como únicos caracte- res para distinguirla, que «proporcionalmente ha sido mas fuerte, aunque de una talla no muy su- perior á la de un tapir» (sic). STENOTEPHANOS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nao. de Cieñe., t. IX, p. 107, a. 1886. Los verdaderos molares superiores de este género se distinguen por una corona muy arqueada que forma una especie de media luna con la cavidad hácia afuera y la convexidad hácia adentro, y por la cara externa profundamente excavada perpen- dicularmente; estas muelas presentan bandas per- pendiculares esmaltadas, como los verdaderos toxo- dontes, separadas por bandas perpendiculares no esmaltadas sumamente angostas. La columna per- pendicular interna de los molares de los toxodontes, se encuentra también en los verdaderos molares de Stenotephanos, pero es completamente rudimen- taria. En la mandíbula inferior los premolares están arqueados hácia adentro como en los Toxodontidse, y los verdaderos molares hácia afuera como en los Typotheridse. Conozco dos especies de este género, que se dis- tinguen de este modo. Talla menor. Diámetro ántero-posterior de la pe- núltima muela superior, 39 milímetros. S. plicidens. Talla mayor. Diámetro ántero-posterior de la pe- núltima muela superior, 20 milímetros. S. speciosus. Stenotephanos plicidens Amegh. (Pl. LXX, fig. 3) Stenotephanos plicidens, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 107, a. 1886. — Id. Observ. gener. sobre los toxodontes, etc., pj 54, a. 1887. loxodon plicidens, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 70, a. 1885. Fundé esta especie en 1885 sobre una sola muela superior que coloqué provisoriamente en el género 52 410 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Toxoclon, bajo el nombre de (?) Toxodon foricur- va tus, aunque reconociendo que debería probable- mente ser separada como género distinto. Al año siguiente, constituí con la misma muela el género Stenotephanos, y el descubrimiento posterior de mayores materiales aunque no de la misma especie han confirmado plenamente la existencia del gé- nero. Sin embargo, la especie primera, el Stenote- phanos plicidens no es hasta ahora conocida mas que por la única muela que ha permitido esta- blecer la especie y crear el género. Es esta una muela superior del lado izquierdo, que á primera vista podría confundirse con un verdadero nielar superior de Toxodon, pero examinándola luego con detención se nota presenta diferencias de forma y de detalles considerables. Unas de las principales diferencias que salta inmediatamente á la vista, se presenta en su cara perpendicular externa, ondulada en los verdaderos molares de Toxodon, pero excavada perpendicular- mente en el de Stenotephanos, mostrando una depresión ancha, profunda y de fondo cóncavo, como si la muela hubiese sido plástica y se hubiera dado vuelta liácia afuera á sus dos cantos externos, anterior y posterior. Sin embargo, la superficie de esta gran depresión también es algo ondu- lada por un cierto número de depresiones y elevaciones longitudinales secundarias particular- mente en su parte anterior. En el lado interno preséntanse otras diferencias igualmente notables, que contribuyen á dar á la muela un aspecto particular. Los molares superio- res de Toxodon y Toxodontherium, presentan en su lado interno un surco ancho y profundo que divide aquí la muela en dos partes, de cuyo fondo sale un repliegue de esmalte que penetra en la corona de atrás hácia adelante. Este surco profundo está limitado en su parte posterior por el ángulo posterior interno de la muela, yen su parte anterior poruña fuerte columna redondeada, colocada sobre la parte mediana de la muela, en sentido inverso del repliegue de esmalte entrante, esto es, dirijién- dose de adelante hácia atrás. En la muela de Steno- tephanos plicidens, el gran surco posterior-interno que divide la muela en dos partes está colocado mas hácia adelante y es de tamaño muy reducido, el repliegue de esmalte que del fondo del surco pene- tra en la corona de atrás hácia adelante es apenas visible, y la gran columna interna, que se dirije de adelante hácia atrás, es ella misma rudimentaria. Resulta de esta conformación una forma de corona completamente distinta de la de las muelas del To- xodon en las que afecta una forma triangular, mien- tras en la muela de St. plicidens representa una media luna con la convexidad vuelta hácia el lado interno y la convexidad hácia el externo. Las bandas de esmalte longitudinales de la muela del St. plicidens son en número de tres como en las muelas de toxodon, pero presentando diferencias de forma y de colocación muy importantes. En los verdaderos molares superiores del Toxodon pla- tensis y demás especies del mismo género, la faja de esmalte que cubre la superficie externa que es la mas ancha empieza en el canto perpendicular anterior pero no llega hasta el canto perpendicular posterior en donde se encuentra una ancha banda sin esmalte. En el St. plicidens la faja de esmalte externa ocupa toda la superficie, desde el ángulo perpendicular anterior hasta el posterior. La faja sin esmalte ex terna-posterior de las muelas de Toxodon en las que da vuelta penetrando en el borde interno está colocada en el St. plicidens en su totalidad sobre el borde interno posterior. La banda de esmalte anterior interna deprimida en las muelas del género Toxodon, es en Steno- tephanos plicidens, convexa, y viene á concluir en el borde que limita la columna interna rudimen- taria formando un repliegue que penetra en la corona de atrás hácia adelante en una extensión de 7 milímetros y falta completamente en las muelas de las especies del género Toxodon. La segunda banda interna de esmalte se encuentra en la cara anterior del surco interno, en el que penetra for- mando el repliegue de esmalte que entra en la co- rona de atrás hácia adelante, rudimentario en Ste- notephanos plicidens. Esta faja de esmalte está limitada en su parte posterior por una columna longitudinal de esmalte, de superficie redondeada, de uuos dos milímetros de ancho, y separada de la faja principal por un surco angosto, pero bastante profundo. La banda no esmaltada de la cara posterior in- terna, que corresponde á la que en las muelas de las especies del género Toxodon se encuentra en la cara posterior externa, es también en esta muela bastante ancha, y la que se encuentra sobre el ángulo anterior, sumamente angosta. La tercera banda esmaltada corresponde en las muelas del género Toxodon á toda la columna interna, y como UNGULADOS 411 esta en Stenotephanos es muy rudimentaria y angosta, resulta que la banda no esmaltada es tam- bién muy estrecha, y proporcionalmente mas que en Toxoclon , porque las bandas de esmalte adyacentes cubren aquí una parte déla columna. A pesar de la similitud aparente de la muela de Stenotephanos con la de Toxoclon , por poseer el mismo número de bandas esmaltadas y no esmal- tadas, las diferencias de detalle resultan tan consi- derables, que justifican su separación como género distinto. Estas diferencias se ponen aún mas en evidencia si se compara Stenotephanos con otros representantes del mismo orden. Así, si la muela de Stenotephanos, por la inter- rupción de la capa de esmalte se parece á Toxo- clon, por su forma general presenta mas analogía con las del Typotherium. Las muelas superiores de este último género presentan un principio de compresión en su cara externa, y la última superior, particularmente, muestra la misma depresión lon- gitudinal externa y una forma de corona en media luna ó en arco con la convexidad al exterior, como en Stenotephanos, en el que este carácter es toda- vía mas acentuado, de manera que por él difiere mas del Toxoclon que el mismo Typotherium, en el que la gran columna interna se destaca del cuerpo de la muela como en Toxodon, mientras que en Stenotephanos la columna es apenas aparente, alejándose así también por este carácter mas del Toxoclon que el Typotherium , al mismo tiempo que la forma y dirección déla graneara interna posterior, es realmente mucho mas parecida á Ty- potherium que á Toxoclon. Hay todavía otro carácter que no puede dejar du- da sobre la proximidad de Stenotephanos y Typo- therium. En Toxodon la faja de esmalte interna posterior entra en la corona, formando un gran plie- gue de esmalte que en algunas muelas de ciertas especies, está precedido de otro mas pequeño, pero la gran banda interna anterior termina siempre al pié de la columna, sin formar pliegue de esmalte entrante. En las últimas muelas superiores de Typothe- rium existe el pliegue entrante posterior del Toxo- don, aunque menos desarrollado, pero además existe otro pliegue de esmalte simple ó duplicado formado por la gran banda de esmalte ántero-inter- na, al llegar al pié de la columna, pliegue de es- malte que también existe en la corona de la muela de Stenotephanos plicidens. Dimensiones Largo en línea recta, sin seguir la curvatura . , . t ántero-posterior Diámetro de la corona ¡ 1 ( transverso Ancho de la banda sin esmalte del ángulo ántero-interno » de la banda sin esmalte del ángulo pós tero-interno » de la banda sin esmalte de la columna interna.... » de la columna interna.... » de la faja de esmalte ántero-interna » de la faja de esmalte póstero-interna Longitud del repliegue de esmalte interno 0m085 0.039 0.012 0.002 0.010 0.0035 0.005 0.024 0.011 0.005 Esta muela que supongo ser el segundo molar verdadero, indica un animal de la talla del ta- pir. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabrijni en las barrancas del Paraná, y pertenece al Museo provincial de Entre Ríos. Jtorizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Stenotephanos speciosus Amegh. (P!. XV, fig. 27 y 28) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 14, n° 56, a. 1887. Esta especie está representada por un fragmento de maxilar superior derecho con las tres últimas muelas,, de las cuales, la última está construida sobre el mismo tipo que la que sirvió de base para fundar el género Stenotephanos, confirmándose así su existencia, que, hasta ahora había sido basada úni- camente sobre una sola muela superior, proceden- te de las barrancas terciarias de la ciudad del Para- ná. Por este fragmento de mandíbula puedo ahora determinar exactamente la posición de la muela que describí como de Stenotephanos pliciclens ; era la última superior izquierda, pero de doble tama- ño, y con algunas pequeñas diferencias con la que se encuentra implantada en el fragmento de maxi- lar procedente de Santa Cruz, lo que prueba que este pertenece á una especie diferente mucho mas pequeña. La última muela superior del Stenotephanos speciosus difiere de la del A. plicidens, ademas de su tamaño mucho mas pequeño, por su columna in- terna anterior mas desarrollada y mas saliente hácia adentro, y por su cara anterior interna mas plana, y 412 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dirijida oblicuamente hacia adentro formando una línea mas derecha. La columna interna posterior también es mas desarrollada y forma un pliegue de esmalte entrante y un surco perpendicular mas pro- fundo. Las fajas de esmalte están dispuestas del mismo modo que en la especie precedente. Los otros dos verdaderos molares que preceden al último son de una forma muy distinta, y también diferentes entre sí. El primer verdadero molar es de una forma elíptico-triangular, implantado oblicua- mente de adentro hacia afuera, con su extremidad áutero-externa angosta y angulosa, y la póstero- interna mas ancha y redondeada. La cara externa esmaltada, es un poco deprimida perpendicular- mente en el centro, y con un pequeño surco en su parte anterior formando una arista perpendicular angosta. El lado interno es regularmente convexo, sin surco perpendicular ni columna interna. Sobre la cara anterior interna hay una faja de esmalte, y también un pequeño pozo de esmalte en la corona, cerca de su borde posterior interno, que representa el último vestigio de un pliegue de es- malte superficial desaparecido por el desgasta- miento. El molar que sigue (m. 2) es todavía de forma mas triangular, mas angosto en el ángulo ántero-externo, y mas ancho y menos redondeado en su parte pos- terior interna, en la que hay un surco perpendicular que forma un pliegue de esmalte en la corona. La cara externa es completamente esmaltada y un poco ondulada, y la cara anterior interna está igualmente ocupada por una faja perpendicular de esmalte, se- parada de la anterior por una pequeña faja no es- maltada. Los tres verdaderos molares superiores aumentan considerablemente de tamaño del primero al ter- cero. Dimensiones , , , antera-posterior Diámetro del m. ¿ ¡ . 1 ( transverso máximo T, , , . _ í ántero-posterior Diámetro del m. J , 1 ( transverso máximo Diámetro del m. a ¡ ántero-posterior ( transverso máximo Longitud del espacio ocupado por las tres últimas muelas superiores 0m018 0.008 0.020 0.009 0.026 0.009 0.054 Atribuyo al mismo animal, aunque no con com- pleta seguridad, un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho con los dos últimos premolares, y las tres muelas verdaderas que siguen. De estos dientes, los premolares están arqueados presentan- do la concavidad hácia adentro y la convexidad hacia afuera como en los representantes de la fami- lia de los Toxodontidm , mientras los verdaderos molares lo están en sentido inverso, con Ja conca- vidad hácia afuera, y la convexidad hácia adentro como en los Typotheridse. Los verdaderos mola- res inferiores presentan además una conformación muy parecida á las muelas procedentes de los terre- nos terciarios del Paraná que he descrito como de Xotodon foricurvatus . El pm. - implantado en la mandíbula en cues- tión, es un diente mucho mas pequeño que los verdaderos molares, dividido en su cara externa en dos lóbulos por un surco perpendicular profundo ; de estos dos lóbulos el anterior es angosto y eleva- do en forma de columna, y el posterior mucho mas grande, es también mas ancho y mas plano. La cara interna es lisa, sin surcos ni columnas, pero hay un pequeño pozo de esmalte sobre el lado interno del lóbulo posterior que forma sobre el borde una pe- queña escotadura. El esmalte forma una capa que cubre toda la cara externa, y otra faja aislada que cubre casi toda la cara interna, estando interrumpi- do sobre los cantos internos anterior y posterior. El dientese angosta gradualmente déla corona á la base. El diente que sigue, pm. r, presenta casi la mis- ma forma, distinguiéndose por presentar un pozo de esmalte en el lado interno de cada lóbulo que forma sobre el borde una pequeña escotadura, y un surco perpendicular en la cara interna sobre su parte me- diana, formando un pliegue entrante de esmalte en la corona. Estos mismos dos dientes en el Xotodon son com- pletamente distintos, pues además de estar arquea- dos hácia afuera como los molares verdaderos, el pm. 3 es de cara plana ó casi plana al lado externo, y de cara interna deprimida en el centro; y el pm. i es profundamente acanalado en la cara externa que está dividida en dos lóbulos convexos casi iguales, y deprimido sobre la interna. Las dos muelas verdaderas que siguen, m. -y y m.^, son de tamaño mas considerable é iguales entre sí. Al lado externo están divididas en dos partes por un surco perpendicular profundo situado en su parte anterior; de esto resulta que el lóbulo externo an- terior es muy angosto, y además muy elevado y convexo en forma de columna, mientras el lóbulo UNGULADOS 413 posterior es tres veces mas ancho, pero mas hajo y casi plano. Sobre la cara interna hay dos surcos perpendiculares profundos que forman dos pliegues entrantes de esmalte en- la corona, y tres columnas perpendiculares internas; la anterior mas grande y de superficie plana ocupa la mitad del largo de la muela, y las otras dos son mas estrechas y mas con- vexas. El esmalte está interrumpido en los ángulos internos anterior y posterior que forman dos fajas perpendiculares no esmaltadas. La muela tercera ó última, de tamaño un poco mayor, presenta la misma conformación general, con la única diferencia que su columna interna anterior presenta á su vez un principio de división en dos, producido por una depresión perpendicular bastante acentuada sobre su parte mediana. Esta muela aún no ha alcanzado su completo desarrollo, por lo que presenta un mayor diámetro ántero- posterior en la base, que en la corona. la parte interna como la externa, quedando dos fajas añgostas perpendiculares sin esmalte, una en el ángulo interno anterior, y la otra en el interno posterior. El m. ¥ es absolutamente de la misma forma con la diferencia de un tamaño un poco mayor. El m.-j es de tamaño notablemente mayor y difiere por presentar dos surcos perpendiculares internos, que forman dos pliegues entrantes de esmalte, sobre la parte media del largo de la corona. El canal alveolar corre sobre el lado externo, sobre las muelas, un poco mas arriba de la mitad de la altura de la rama horizontal, y la rama man- dibular es sumamente comprimida. Litliops pi^sevius Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 15, n° 57. a. 1887. í antero-posterior Diámetro del pm. ~ t 1 ( transverso n., , . , ( ántero-posterior Diámetro del pm. r ( transverso Longitud del m. j » del m. $ » del m. •j Longitud del espacio ocupado por las cinco últimas mue- las inferiores 0m010 0.001 0.011 0.0045 0.014 0.015 0.018 0.075 El lóbulo anterior externo de cada uno de los verdaderos molares inferiores, es mucho mas corto que el posterior pero mas alto y mas convexo, y el pliegue de esmalte interno no es opuesto al externo sino colocado mas atrás. El pm. j estaba separado del m. - por un pequeño diastema. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso sautacruzeño (eoceno in- ferior). LITH0PS AMEGH- Dimensiones . . . C antero-posterior Diámetro del m. r ] . ( transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro del m. j , ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del m. t \ ^ f transverso Longitud del espacio ocupado por los tres verdaderos mo- lares inferiores Alto de la rama horizontal debajo del m. Grueso de la rama horizontal debajo del m. 0m014 0.006 0.017 0.006 0.026 0.007 0.067 0.045 0.014 Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 15, a. 1887. Animal de talla bastante pequeña, representado por la parte posterior de la rama horizontal del lado derecho de la mandíbula inferior, conteniendo el alveolo del pm. T, y los tres verdaderos molares, aunque bastante destrozados, faltando completa- mente la corona. Los verdaderos molares son bilo- bados, con una corona angosta y prolongada, mas ancha adelante y atrás que en el centro. El m. T presenta un surco perpendicular externo en su parte anterior, y otro interno, mas Inicia atrás, sobre la mitad de su largo. El esmalte cubre tanto Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS N0T0D0NTIDJ! Este interesantísimo grupo, recien empieza á conocerse, y son todavía muy escasos los materiales 414 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS para permitir trazar un esbozo de sus afinidades y descendencia. En cuanto á las especies, es evidente que las dos del Xolodon descienden una de otra, siendo la especie mas pequeña del oligoceno del Paraná, X. foricurvatu-s, la antecesora de la especie mas grande del mioceno de Monte Hermoso. Otro tanto sucede con las dos especies de Steno- tephanos , el S. speciosus del eoceno, es proba- blememeute el antecesor del S. plicidens de mayor tamaño del oligoceno. Los materiales son absolutamente insuficientes para permitir entrever las afinidades y relaciones de los géneros entre sí. TYPOTHERIDME Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieno., t. VIII, p. 79, Enero de 1879. — Id. t. IX, p. 109, 1886. — Id. Observ, gen. sob. los toxodontes, p. 48, 1887. Los caractéres generales de los representantes de esta familia de los toxodontes, son : Dientes con capa de esmalte cubierta por cemento. Incisivos generalmente cou capa de esmalte única y continuada sobre toda la superficie con excepción de la corona. Todos los dientes de base abierta y con bandas longitudi- nales de esmalte que van de la raíz á la corona como en los representantes de la familia de los Toxodon- tidse, pero las muelas inferiores están arqueadas en sentido inverso de las superiores, con la concavidad hacia afuera y la convexidad hácia adentro como en los Xotodontidse de los que se distinguen por la cubierta de cemento que cubre el esmalte. Las muelas inferiores son siempre bilobadas por un gran surco perpendicular externo. El canal alveo- lar de la mandíbula inferior está provisto de una rama externa que se abre por un agujero sobre la cara externa de la parte posterior de la rama horizontal; esta particularidad, que se observa también en algu- nos edentados, entre los toxodontes parece ser exclusiva de este grupo. El cubito y el rádio están siem- pre separados. El pié anterior parece tener siempre cinco dedos. El fémur presenta un trocánter lateral bien desarrollado, y las falanges ungueales son aplastadas y en parte bifurcadas. Conozco cuatro géneros de esta familia, que se distinguen del modo siguiente : Muelas superiores pris- máticas y trilobadas al lado interno. Muelas superiores elíp- ticas sin surcos ni columnas. Incisivos Muelas | . Typotherium. Incisivos \. Muelas f. Entelomorphus. Incisivos F Muelas f. Pachyrucos. Incisivos f j. Muelas f . Ilegetotherium. TYPOTHERIUM brav. Bravard, Catal. des collecl. paleonl. 1856. M.S. — Id. Observ. geol. etc., 1857. Es este entre los mamíferos, uno de los mas singulares, pues se encuentran reunidos en él, ca- ractéres que hasta ahora se creían exclusivos, unos de los ungulados, y otros de los unguiculados. La fórmula dentaria es \ i. £ c. f m. (f p. f m.) = 24. Este número pequeño de dientes, unido á la forma de las muelas y al aspecto rodentiforme de los incisivos, le dá una notable apariencia de roe- dor, que desaparece por la preponderancia de los caractéres que Jo unen á los toxodontes. Todos los dientes sonde base abierta, de la mis- ma forma en todo su largo, con el esmalte inter- rumpido á trechos como en los dientes de Toxodon, pero con toda la superficie del prisma dé cada diente envuelta en una espesa capa de cemento que pasa por encima del esmalte ocultándolo á la vista, de modo que solo es visible en la superficie masticatoria de la corona. El par de incisivos superiores son muy gran- des, anchos y comprimidos como los de los roedo- UNGULADOS 415 res, pero con capa de esmalte adelante y atrás, y con la corona excavada en la dirección de su eje ma- yor, lo que les dá un aspecto bastante distinto. Son además bastante cortos, pero muy arqueados, con la cara anterior fuertemente estriada en sentido longitudinal y un poco convexa, y la posterior de- primida y un poco cóncava, estando separados de los demás dientes por una larga barra. Los cuatro incisivos inferiores son de tamaño y forma desigual. Los dos del medio (i. T) muy gran- des, son parecidos á los superiores, pero un poco mas angostos y menos arqueados. El par de incisi- vos externos (i. son muy pequeños y cilindricos, de corona plana, casi derechos y colocados al lado de los incisivos medios, estando separados de las demás muelas por una larga barra. Las cinco muelas superiores, son en su forma ge- neral bastante parecidas á las de Toxodoné implan- tadas en la mandíbula oblicuamente del mismo modo. El p. ® es pequeño, elíptico triangular, angosto adelante, ancho atrás y sin pliegue entrante ni ex- terno ni interno. El p. - es de tamaño mayor, menos triangular, y bilobado al lado interno por un pliegue entrante que lo divide en dos partes casi iguales. Los tres verdaderos molares superiores siguien- tes, son de tamaño todavía bastaute mayor, é igua- les entre sí, cada uno con dos pliegues entrantes sobre el lado interno que lo dividen en tres lóbulos casi iguales; la última muela solo difiere de las de- más por un pequeño prolongamiento posterior en forma de lóbulo cuarto rudimentario. La cara ex- terna de todas las muelas superiores es un poco ondulada, particularmente en la parte anterior. Las cuatro muelas inferiores de sección transver- sal estrecha y alargada de adelante hácia atrás como las de Toxodon , son bilobadas por un surco per- pendicular externo, con el lóbulo anterior notable- mente mas pequeño que el posterior, y con la cara interna ondulada. La primera muela inferior (p. -j) es bastante mas pequeña, la última (m. 3) mas grande que las demás, siendo las dos del medio, sensible- mente iguales. La forma general del cráneo difiere bastante de la del Toxodon por ser mas angosto hácia adelante, enanchándose de golpe y de una manera extraordi- naria al nivel de las órbitas, volviendo luego á enangostarse un poco hácia atrás, inmediatamente después de la cavidad glenóides, para luego enan- charse otro poco en la región occipital aunque no tanto como entre las órbitas. Los intermaxilares son fuertes, pero no tanto co- mo en Toxodon , ni tampoco soldados, ni aún en la edad mas avanzada ; son mas cortos que los de Toxodon, un poco mas anchos adelante y algo mas angostos atrás, pero la diferencia no es tan consi- derable como en el género mencionado, siendo en su conformación mas angostos. La parte superior se eleva en forma de dos álas laterales hasta unirse á los nasales, y en la parte inferior que forma la su- perficie del paladar, permanecen separados forman- do una hendidura que comunica el paladar con la cavidad nasal y reemplazan los agujeros incisi- vos. Los nasales, también separados, son muy largos, estrechos y prolongados desde el nivel de las órbi- tas hasta la parte anterior del intermaxilar, de ma- nera que la apertura nasal anterior no se abre hácia arriba como en Toxodon sino hácia adelante como en los roedores. Los frontales en cambio son muy cortos y excesi- vamente anchos, muy aplastados, formando á cada lado una apófisis postorbital extraordinariamente larga, dirijida oblicuamente hácia afuera y hácia atrás, é inclinada un poco hácia abajo terminando en punta aguda. Ambos frontales permanecen sepa- rados sobre la línea mediana, prolongándose un poco hácia adelante en el medio de los nasales, cada uno de los cuales penetra en la parte anterior del frontal correspondiente, pero quedando entre cada frontal y nasal una vacuidad semi-circular y bastante ancha, que parece ha pasado hasta ahora desaperci- bida á todos los observadores. Inmediatamente después de las apófisis postorbi- tarias mencionadas que limitan hácia atrás las órbi- tas, los frontales se angostan de una manera casi repentina formando dos líneas curvas que se unen pronto sobre la línea mediana dando origen á una cresta sagital bastante elevada y muy larga que ter- mina hácia atrás en la cresta occipital. Los arcos zigomáticos muy fuertes, son muy ele- vados hácia arriba, de manera que el borde superior de cada uno se encuentra casi al mismo nivel de la « cresta sagital, prolongándose también hácia atrás hasta unirse con la cresta occipital ; visto así el crá- neo de arriba presenta en su parte posterior tres crestas longitudinales casi paralelas, unidas atrás en una cresta única ; los dos espacios elípticos limi- tados así por las mencionadas crestas constituyen 416 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS las fosas temporales que se extienden de la cresta occipital á la apófisis postorbital, mostrando en el fondo los parietales hundidos, que conjuntamente con los temporales y el occipital circunscriben una cavidad cerebral muy pequeña. El llano occipital es bajo y ancho, con fuertes cóndilos articulares, inclinados hácia atrás y termi- nando hácia arriba en una cresta occipital baja y dada vuelta hácia atrás. Las partes laterales del llano occipital están formadas por los temporales que á cada lado en el punto en que se ponen en con- tacto con el occipital, dejan una vacuidad parecida á la que existe en el cráneo del Toxodon, y que como en este penetra en la cavidad encefálica. Los lacrimales son pequeños y colocados en el ángulo ántero-superior de las órbitas, entre los frontales y los maxilares. Las órbitas, colocadas muy arriba son de tamaño mediocre, pero están protegidas adelante y abajo por un enorme reborde óseo semicircular que constituye la parte anterior del arco zigomático. Este reborde está formado en su máxima parte por el malar que es sumamente desarrollado formando todo el borde inferior del arco zigomático extendiéndose hácia atrás hasta la cavidad glenóides ; abajo y adelante de las órbitas forma un proceso descendente muy grueso y pro- nunciado. La apófisis zigomática del maxilar es muy corta aunque gruesa. La apólisis zigomática del temporal al contrario, es muy grande extendién- dose hácia adelante hasta debajo délas órbitas. El agujero suborbitario es pequeño y colocado in- mediatamente adelante de las órbitas. El paladar es profundamente excavado y de fondo cóncavo como en Toxodon, también de forma trian- gular pero no tan estrecho hácia adelante, con las dos series dentarias menos convergentes y un poco arqueadas hácia adentro formando una línea con- vexa al lado externo. La parte posterior del pa- ladar formada por el palatino se extiende hácia atrás como en Toxodon. El paladar carece délas dos perforaciones palatinas que se ven en el men- cionado género. La mandíbula inferior es de rama horizontal corta y alta, y de rama vertical alta y ancha, presentando vista de lado un parecido completo con la del II y- tslx. La sínfisis es corta y gruesa, con un solo agujero mentoniano hácia adelante, pero con una rama externa del canal alveolar, que se abre por un agujero muy pequeño situado en el lado interno del borde anterior de la rama ascendente de la mandíbula, entre dicho borde y la última muela. El atlas y el áxis son parecidos á los de Toxodon y las demás vértebras cervicales son de centros cortos y casi planos como en el mismo género. Las demás vértebras también tienen un parecido notable con las del mismo género, y las de la cola son pequeñas, demostrando que esta era corta y casi rudimentaria. Una de las particularidades mas grandes de este género es la presencia de una clavícula bien desar- rollada, larga v derecha; este hueso falta en todos los ungulados existentes, y su presencia en Typo- therium es una anormalidad que indica su carácter primitivo. El omóplato es de una forma particular, irregu- larmente triangular, con la cresta externa mas cer- cana del borde posterior que del anterior en lo que se separa también de los ungulados para acercarse mas de los roedores y especialmente de los cavinos, presentando además una apófisis recurrente como el de muchos roedores, mostrando en este punto una notable analogía con el del castor. El húmero es mas parecido al de los unguiculados que al de los ungulados, presentando analogías con el de algunos edentados, y mas todavía con el del castor, pero se distingue del de este por una perfo- ración encima de la epitróclea, carácter que solo se presenta en los animales provistos de clavícula, siendo de consiguiente igualmente una anormalidad entre los ungulados. El cubito y rádio son completamente separados y movibles en todo su largo, como es de regla en los mamíferos con húmero de epitróclea perforada, presentando según Burmeister un notable parecido con los del Ht/drochoerus. El procarpo y el mesocarpo constan cada uno de una fila de 4 huesos, es decir que son en número completo, faltando solo el hueso intermediario, presentando también cinco dedos bien desarrollados, y que terminan en falanges ungueales un poco aplastadas y de extremidad bifurcada, excepto la del dedo externo; todos los dedos eran fácilmente mo- vibles, y constituian una verdadera mano, con los huesos del ante-brazo provistos de movimientos de supinación y pronacion. El sacro se compone de siete vértebras, número anormal entre los ungulados, pero que entre los unguiculados es frecuente en los edentados. Este parecido se aumenta todavía de una manera sin- gular por la cintura pélvica que, además de la UNGULADOS 417 unión de los íleos con las dos primeras vértebras sagradas, presenta hacia atrás una segunda unión isquio-coxígea como en los edentados, formada por la unión de las dos últimas vértebras sagradas con las tuberosidades isquiáticas. El fémur es corto y grueso, apenas un poco mas largo que el húmero, con un trocánter lateral bas- tante elevado y situado en su parte proximal. La rótula es un hueso triangular, de forma pare- cida á la de los edentados megateroides. La tibia es un poco mas corta que el fémur, bas- tante gruesa y parecida á la de Toxodon. El peroné es muy delgado, pero algo grueso en las extremida- des, y separado de la tibia en todo su largo. El pié posterior tiene un tarso compuesto de solo 6 huesos como el del Toxodon , el calcáneo, el astrágalo, el escafóides, el cuboides y dos cunei- formes, con solo cuatro dedos, faltando el interno. Las falanges ungueales del pié posterior no son hendidas en el medio como las del anterior. Se conocen basta ahora cinco especies de Ty- potherium que se distinguen del modo siguiente: Talla considerable, comparable á la de un tapir ó un poco mayor. Largo de las cuatro muelas inferiores, 105 milí- metros. T. insigne. Talla mediana, comparable ala del carpincho, ó un poco superior. i. - del mismo grueso sobre el lado interno que sobre el externo, con profundo valle transversal en la corona. Largo de las cuatro muelas inferiores, 80 milímetros. T. cristatum. Largo de las cuatro muelas inferiores, 70 milímetros. T. mcendrum. i. y mas grueso sobre el lado exter- / no que sobre el interno, sin exea- ) Longitud de las cuatro muelas inferiores, vacion en la corona y un poco ) 79 milímetros. T. pachygnatum. cortado en bisel. I Talla muy pequeña; una mitad de la del carpincho. ( Longitud de las cuatro muelas inferiores 58 milí- ( metros. T. exiguum . Typotherium insigue Amegh. Ameghino, Apuntes prelim. sobr. mamif. errting . de Monte Hermoso , p. 10, 1887. — Id. Observ. gen. sob. los toxodontes, p. 52, 1887. Especie gigantesca del género Typoth.erium re- presentada por una mandíbula inferior casi comple- ta, á la que falta la parte anterior de la sínfisis con los incisivos. Esta pieza indica un animal de doble tamaño que el T. cristatum. La mandíbula inferior es corta, gruesa y ancha, con la rama ascendente muy elevada y muy inclina- da Inicia adelante. La parte externa de la rama hori- zontal muestra varios agujeros emisarios ó mento- nianos, colocados, dos ó tres muy pequeños debajo de la parte anterior del p. T, uno algo mas grande debajo de la parte posterior del mismo diente, y otro todavía mas grande debajo de la parte posterior del m. T. La apófisis externa del ángulo de unión de las ra- mas horizontal y ascendente, es muy fuerte y colo- cada mas adelante que en T. cristatum. La sínfisis es muy fuerte y elevada, presentando hacia la mitad del alto de su parte posterior un par de impresiones en forma de agujeros profundos sepa- rados por una cresta ósea vertical, y con una impre- sión semilunar acompañada de un fuerte callo en su parte inferior en el punto de unión de ambas ramas. Las muelas también presentan algunas pequeñas diferencias de forma, siendo las del Typotherium insigne proporcionalmente mas anchas y con la co- lumna anterior interna de cada una mas desarrolla- da, mas conv exa y separada por un surco mas pro- fundo. La primera muela anterior (p. r) está divi- dida por un surco perpendicular externo en dos ló- bulos desiguales, el anterior mas largo pero mas an- gosto, y el posterior mas corto pero mas ancho, mientras que en la otra especie el lóbulo anterior es mas corto y el posterior mas largo. 53 418 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones. Diámetro ántero-posterior del p, y . . , i ( en el lóbulo anterior Diámetro transverso del p.y ] , ,,, , (en el lobulo posterior Diámetro del m.yj ántero-posterior ( transverso Diámetro del ni. y í ^tero-posterior ( transverso Diámetro del m. g \ Entero-posterior Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal debajo del m, - Alto de la rama horizontal debajo del m. y Alto de la rama ascendente, de la base al cóndilo articular. Ancho del espacio comprendido entre el borde interno de los dos últimos molares (m.y) 0,n0215 0.008 0.012 0.022 0.009 0.0255 0.008 0.034 0.008 0.105 0.065 0.072 0.185 0.071 La circunstancia de encontrarse esta pieza en el museo de La Plata, cuyas colecciones no me es per- mitido consultar, me impide dar el dibujo de esta pieza. Localidad. — He recojido esta mandíbula en Monte Hermoso á60 kilómetros de Babia Blanca, y la he regalado al Museo de La Plata. Horizonte. — Piso liermósico de la formación araucana (mioceno superior). Typotherium cristatum (Serres) Gerv. [(Pl. xvn i, fig. 2 y 5 ; pl. XIX, fig. 2) Mesotherium cristatum, Serres, Comp te- Rendas, etc., vol. XLIV, p. 961, a. 1857. — Id. t. LXV y LXVI, 1867. Nesodon, (Owen), Bursieister, Anal, del Mus. etc., t. I, p. 285 y 300, a. 1864, (falsa identificación). Typotherium proium, Bravard, Observ. geol. etc., 1857 (nomen nudum). Typotherium cristatum , P. Gervais, Zoologie et paleontolo- gie generales, t. I, p. 134ysig., 1867. Burmeister, Descrip. phys. de la Rép. Arg . , t. III, p. 502, a. 1879. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 77, a. 1880. Ameghino, Observ. gen. sobre los toxodontes, etc. , p. 49, a. 1887. saliendo las capas de esmalte anterior y posterior que aparecen separadas por un valle profundo. El i. ^ es muy pequeño, elíptico, muy apretado á i. T, con su mayor diámetro en sentido vertical, colocado en la misma dirección que el incisivo inter- no, y con un pequeño surco longitudinal mediano en el lado externo. La sínfisis no es muy gruesa, y el paladar lleva una cresta longitudinal media poco elevada. El húmero presenta un pequeño agujero intercon- diliano. Dimensiones Diámetro del i. 1 \ Entero-posterior Largo de la barra Diámetro transverso máximo de la parte incisiva superior Diámetro transverso del paladar al nivel de la sutura del incisivo con los maxilares Longitud del espacio ocupado por las cinco últimas muelas superiores Ancho del espacio ocupado por los dos incisivos superiores / P-1 i P-1 Diámetro ántero-posterior del | m.L I m.l \ m.A Longitud del paladar, de los incisivos á la parte media posterior de los palatinos Ancho de la parte interdentaria del paladar entre los p.¿ Ancho de la parte interdentaria del paladar entre la parte posterior del m. í Diámetro del llano occipital j )er^Ca^",I Longitud total del cráneo..- Ancho máximo del cráneo entre los arcos zigomáticos. . . . , , . ( ántero-posterior Diámetro del i. t ¡ , ( transverso r.. , . ... ( ántero-posterior ( transverso Longitud de la barra que separa i. 5 de pm. y Longitud de la parte ( sobre el lado interno ó superior. . sinfisaria ( sobre el externo ó inferior Ancho de la sínfisis sobre el borde alveolario delante del pm. y Diámetro ántero-posterior del pm. j » » del m.y » » del m.-a- » » del m.y Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la mandíbula debajo del pm. Alto de la mandíbula debajo del m. y 0m015 0.030 0.054 0.062 0.046 0.094 0.054 0.013 0.019 0.024 0.025 0.0235 0.169 0.035 0.068 0.090 0.160 0.305 0.183 0.008 0.024 0.007 0.005 0.036 0.057 0.043 0.023 0.016 0.022 0.024 0.027 0.080 0.052 0.055 La talla de este animal es mucho menor que la de la especie precedente, y apenas un poco mayor que la del carpincho. Los incisivos presentan la corona profundamente gastada, en el sentido de su mayor diámetro, sobre- Localidad. — San Nicolás, Buenos Aires, La Plata, etc., en la Provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense y piso belgra- nense déla formación pampeana (plioceno inferior). UNGULADOS 419 Typotherium msendrum Amegh. (Pl. xvui, fig. 3 y 4; pl. XIX, flg. 3 y 4) Typotherium pachygnatum H. Gerv. y Amegh. (Pl. XVIII, flg. 1, pl. XIX, flg. 1) Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamif. exting . de Monte Hermoso, p. 10. Abril de 1887. — Id. Observ. gen. sobre los toxodontes, etc., p. 50, a. 1887. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 79, a. 1880. Ameghino, Observ. gen. sobre los toxodontes, etc., p. 50, a. 1887. Esta especie es de un tercio mas pequeña que el Typotherium cristatum, pero de una confor- mación muy parecida. Eli. y es de cara anterior profundamente estriada. El i. proporcionalmente mas pequeño que en la otra especie, está muy apretado á i. T y fuertemente encorvado hacia arriba y hacia afuera. El p. y es pro- porcionalmente de tamaño mayor y la sínfisis mas baja y mas corta. Todos los dientes de la mandíbula superior son de la misma forma que los de T. cris— tatum pero de tamaño un poco menor. Dimensiones . ... ( antero-posterior Diámetro del i. r ' , 1 ( transverso Diámetro del i. * [ transverso Diámetro ántero-posterior del pm.j » » del m. - » » del m. y Ancho de la sínfisis sobre el borde alveolado delante del pro- Longitud del espacio ocupado por pm. ¡ym,iyY Longitud de la barra entre el pm. jyi. Longitud de la mandíbula debajo del pm. y Alto de la mandíbula debajo del m. y . . . , , „ . ... , ( sobre el lado interno Longitud de la sínfisis mandibular ° ( sobre el lado externo Distancia del borde del alveolo del i. j á la primera muela 0m006 0.020 0.005 0.003 0.012 0.016 0.019 0.020 0.017 0.023 0.040 0.012 0.038 0.034 (P- i) Diámetro ántero-posterior del 0.023 P. . . 0.012 P. 4 0.017 m 1 0.0225 m.l 0.024 m. ¿ Localidad. — Toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires, y Monte Hermoso en Babia Blauca, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana, y piso ensenadense de la formación pam- peana (mioceno superior y piioceno inferior). Establecí esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre una mandíbula inferior incom- pleta, casi de las mismas proporciones que la del T. cristatum, pero al parecer relativamente mas robusta, con la sínfisis mandibular mas elevada, mas corta y mas gruesa, pero mas baja y la barra que separa la primera muela del incisivo externo un poco mas corta. Nuevos materiales me permiten agregar que el i. T es bastante mas grueso sobre el lado externo que sobre el interno, y en vez de tener la corona excavada en el centro como en la otra especie es un poco cortado en bisel, estando ambos incisivos internos colocados de modo que convergen hacia adelante. El i. y es muy pequeño y ligeramente excavado hacia adentro convergiendo hacia adelante con el i. y- La rama horizontal de la mandíbula es relativamente mas alta, y mas gruesa. En el cráneo existen diferencias parecidas: el espacio ó barra que separa los incisivos de las mue- las es mas corto, pero de un ancho casi uniforme, siendo sobre la superficie del paladar, casi del mismo ancho adelante y atrás. El intermaxilar en su superficie palatina es muy corto y muy ancho, de un diámetro transverso igual en todo su largo, mientras en T. cristatum es muy ancho y como hinchado hacia atrás, lo que constituye una diferen- cia considerable entre ambas especies. La perforación incisiva es mas ancha y mas larga que en la otra especie mencionada, y colocada mu- cho mas adelante inmediatamente detrás de los in- cisivos. Los incisivos superiores son un poco mas angostos, pero mas gruesos, y con la cresta anterior muchí- simo mas alta que la posterior. El húmero carece del agujero intercondiliano que se encuentra en el de la otra especie, perforando el fondo de la fosa olecraneana. 420 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones Diámetro de los incisivos superiores í ántero-posterior,. . 0m014 ( transverso 0.028 Ancho del espacio ocupado por los dos incisivos superiores en la corona 0.048 p.¿ 0.0135 p. 4 0.019 Diámetro ántero-posterior del 1 ( transverso Alto de la parte que sale fuera del alveolo, T1., . , , „ ( ántero-posterior Diámetro del pm. z ] ( transverso Alto sobre el lado externo , , , , , ( ántero-posterior Diámetro del pm. A 1 / transverso 0m007 0.003 0.009 0.009 0.005 0.010 0.010 0.010 0.013 0.011 0.011 0.013 0.013 0.015 Alto sobre la cara externa . , , c ántero-posterior Diámetro del m.i r ( transverso , , „ í ántero-posterior Diámetro del m. - < ( transverso n., . , , , ( ántero-posterior ( transverso Longitud de las siete muelas superiores.. Espesor del i. y sobre el lado interno Largo de la corona sobre el lado externo. Ancho de la corona en la cúspide Ancho de la corona en la base Espesor del i. j sobre el lado interno Largo de la corona sobre el lado externo.. Ancho de la corona en la cúspide Ancho de la corona en la base 0.020 0.015 0.016 0.019 0.017 0.026 0.017 0.098 0.005 0.018 0.010 0.006 0.0055 0.018 0.011 0.007 452 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Ancho de la cara superior del i , Grueso del i , sobre el lado interno Diámetro del c.f \ Entero-posterior Diámetro del pm. , j Entero-posterior ( transverso Diámetro del pm., í Entero-posterior ( transverso Diámetro del pm., f Entero-posterior ( transverso Diámetro del pm. 7 Entero-posterior ( transverso Diámetro del m.r f Entero-posterior ( transverso ( ántero-posterior ( transverso Longitud del espacio comprendido entre la parte anterior del c. , y la parte posterior del m. , Ancho del espacio ocupado por los incisivos inferiores en la corona Longitud de la parte siníisaria de la mandíbula en su parte inferior Alto de la rama horizontal debajo del pm. , Alto de la rama horizontal debajo del m. , Longitud de la parte anterior del i. 2 á la posterior del m. 2. Ancho del paladar entre los c. i Ancho del paladar entre la parte posterior de los m.2 . .. Largo máximo del cráneo de los cóndilos occipitales á Ja parte anterior del i. 2 Ancho máximo del cráneo de la cresta occipital al incisivo externo Ancho máximo del cráneo entre los orcos zigomáticos Ancho del cráneo entre ambos agujeros sub-orbitarios. . . Diámetro transverso del frontal de una á otra apófisis post- orbitaria Longitud de los frontales sobre su línea mediana Diámetro vertical del cráneo de la superficie superior de los nasales á la parte inferior de la corona de la penúl- tima muela Diámetro transverso de la parte posterior de los frontales detrás de las apófisis post-orbitarias Diámetro vertical del llano occipital Diámetro transverso máximo del llano occipital Diámetro transverso del espacio ocupado por los cóndilos occipitales 0.014 C.010 0.009 0.001 0.006 C.004 0.009 0 . 0055 0.010 0.007 0.018 0.075 0.015 0.005 0.018 0.008 0.078 0.043 0.055 0.013 0.043 0.141 0.026 0.061 0.240 0.260 0.176 0.060 0.092 0.055 0.095 0.039 0.079 0.139 0.060 El atlas, relativamente de gran tamaño, tiene 137 milímetros de diámetro transverso. Localidad. — Esta pieza lia sido descubierta por Caíalos Ameghiao en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Adinotlierium splendidum Amegh. (Pl. xvi, fig. i y 2) con las últimas cinco muelas de cada lado, una mandíbula inferior con sus dos ramas y casi toda la dentadura, y fragmentos de maxilares y mandíbulas de otros individuos. Su talla es parecida á la de la especie anterior, pero se distingue por su paladar mas angosto tanto adelante como atrás, y por sus muelas superiores de tamaño mayor, particularmente las dos últimas que son de tamaño notablemente mas considerable, sobre todo mas espesas y mas anchas sobre su lado interno. El pm. - se distingue del correspondiente de la otra especie por tener su cara externa dividida en dos lóbulos sensiblemente iguales. La última muela superior, además de su tamaño considerable se distingue por un surco perpendicular ancho y profundo, de fondo cóncavo, que falta en la misma muela de Ja otra especie, ó está apenas in- dicado. Todas las muelas superiores tienen la corona gas- tada en declive hácia adentro formando un plano inclinado mucho mas pronunciado que en el A. magister y las demás especies de este mismo grupo. Las muelas de la mandíbula inferior se distinguen por un ancho relativamente considerable, siendo los premolares relativamente mas pequeños y los verdaderos molares mas grandes que en la otra es- pecie. Los caninos inferiores están un poco mas sepa- rados de los premolares primeros y mas próximos de los incisivos externos, estando un poco inclinados hácia adelante en vez de levantarse vertical mente hácia arriba como en A. magister. El primer premolar inferior, pegado contra el que sigue es un diente muy pequeño, cilindrico, bajo y de corona plana. Las últimas muelas inferiores tienen la cara in- terna esmaltada y plana hasta la parte inferior en donde empiézala separación de las raíces. La síníisis es mas corta y la rama horizontal de la mandíbula relativamente mas alta y mas gruesa, con un pequeño agujero mentoniano adelante al lado del incisivo externo y debajo del pm. ,, y otro mas grande atrás, debajo de la parte posterior del m. T . Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 17, n. 73, a. 1887. Dimensiones Esta especie está representada por un paladar antero-posterior Diámetro del pm.2 5 r ( transverso 0”010 0.013 UNGULADOS 453 , f L , , . < ántero-posterior 0.013 Diámetro del pm,¿ ( transverso 0.01/ , , ( ántero-posterior 0.016 Diámetro del ] . 1 „ ( transverso 0.021 . of ántero-posterior 0.020 Diámetro del m.-í ¡ , 1 ( transverso 0.025 ... , ( ántero-posterior 0.031 Diámetro del m.¿ ] r ( transverso 0.02U Longitud del espacio ocupado por las cinco últimas muelas superiores 0.085 Distancia entre las coronas de los pm. - 0.016 Distancia entre las coronas de los m.- 0.032 Ancho del i. 0.014 Grueso del i. 3 sobre su borde interno 0.009 Diámetro del c.T ¡ántero-posterior 0.008 Diámetro del pm. 7 0.004 Diámetro del pm. 7 f ántero-posterior 0.008 Diámetro del pm. y í ántero-posterior 0.009 ( transverso 0.008 Diámetro del pm. 7 ¡ántero-posterior 0.013 4 ( transverso 0.009 Diámetro del m. 7 £ ántero-posterior 0.015 (transverso... 0.010 Diámetro del m.-j ¡ ántero-posterior 0.020 ( transverso 0.010 Í ántero-posterior 0.035 tranverso en el lóbulo anterior 0.010 transverso en el lóbulo posterior 0.007 Longitud de las siete muelas inferiores 0.105 Longitud de la sínfisis 0.051 Alto de la rama horizontal debajo del pm. 7 0.048 Alto de la rama horizontal debajo del m. 7 0.042 Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghuvo en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). raa, está implantado oblicuamente, fuertemente inclinado Inicia adelante y con la corona comprimida transversalmente con su eje mayor dirijido de ade- lante hacia atrás. El premolar segundo está dividido al lado externo en dos lóbulos del mismo diámetro ántero-posterior, pero el anterior de mayor diámetro transverso que el posterior. Los premolares tercero y cuarto están divididos en dos lóbulos externos por un surco perpendicular profundo, el anterior un poco mas angosto que el posterior, pero ambos elevados y muy convexos. El premolar cuarto, muestra además sobre el lado inter- no dos depresiones perpendiculares anchas pero po- co profundas. El molar primero se distingue por el lóbulo pos- terior externo mucho mas ancho que el anterior, pe- ro también mucho mas bajo. Sobre el lado interno tiene también las dos depresiones perpendiculares que muestra el premolar cuarto. Los verdaderos molares segundo y tercero, se dis- tinguen por el lóbulo posterior externo mucho mas grande que el anterior, mas bajo y ligeramente con- vexo, y el lóbulo anterior al contrario muy angosto, elevado y convexo. Sobre el lado interno, cada una de estas muelas tiene tres depresiones perpendicu- lares: una anterior mas ancha y poco profunda en el lóbulo anterior ; una mediana, mas angosta y mas profunda, opuesta al surco perpendicular externo, y la tercera ancha y profunda en el lóbulo posterior. Dimensiones Adinotlieidum proxinmm Amegh . Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 17, u° 74, a. 1887. Esta especie está representada por una mandíbula inferior con sus dos ramas y casi toda la dentadura, y fragmentos de mandíbulas y huesos de otros indi- viduos. Su talla era comparable á la délas dos espe- cies precedentes, pero se distingue de ellas, por la rama horizontal de la mandíbula mas alta hácia atrás, la sínfisis menos espesa, y las muelas todas mas an- gostas, conjuntamente con otros caractéres de no menor importancia. El canino inferior separado del incisivo exter- no y del premolar que sigue por un pequeño diaste- Ancho del incisivo externo Grueso del incisivo externo sobre el lado interno Largo del diastema entre i. - y c. 7 , , , ( ántero-posterior Diámetro del c. 7 \ , ( transverso Largo del diastema entre c. 7 y pm. 7 , , , ( ántero-posterior; Diámetro del pm. 7 1 ( transverso , , r ántero-posterior Diámetro del pm. 7 1 1 * ( transverso < ántero-posterior Diámetro del pm. 7 t t transverso , , . ( ántero-posterior Diámetro del m.7 ! < transverso Diámetro ántero-posterior del m. 7 . . , en el lóbulo anterior Diámetro transverso del m. 7 ... . . . i en el lobulo posterior Diámetro ántero-posterior del m. 7 , . . en el lóbulo anterior, . . . . . Diámetro transverso del m. 7 . ... . ( en el lobulo posterior Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0m014 0.007 0.006 0.008 0.004 0.0045 0.011 0.005 0.012 0.006 0.014 0.006 0.016 0.007 0.019 0.007 0.006 0.019 0.007 0.006 0.107 454 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Distancia del borde del aireólo del i. ? á la parte poste- rior del m. . 0.125 Alto de la mandíbula debajo del m. 3 0.049 Longitud de la síníisis sobre el lado externo 0.057 Distancia éntrela corona de ambos caninos inferiores 0.027 Localidad. — Esta especie ha sido recojida por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Admotherium ferum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc.,p. 18, n° 75, a. 1887. Esta especie está representada por la parte ante- rior de un cráneo con los incisivos superiores, un fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo con tres muelas, y muchos dientes sueltos, proce- dentes todos de un mismo individuo ya completamen- te adulto. Este animal es de tamaño un poco mas pequeño que los de las especies anteriores. El incisivo primero superior es de corona mas an- cha que en las otras especies, deprimida perpendicu- larmente en el centro, y con cara perpendicular ex- terna que se angosta hácia la base. La corona está gastada horizontalmente y la capa de esmalte cubre toda la cara externa ó anterior, pero solo una pe- queña parte déla cara posterior. Este diente tiene 5 milímetros de diámetro ántero-posterior, 20 milíme- tros de ancho en la parte superior de la corona, y solo 10 milímetros en la base. El incisivo segundo de la mandíbula superior, ar- rimado contra el anterior, de forma triangular como en las otras especies y en Protoxodon, se distingue por su tamaño pequeño, y por el largo considerable de la parte que sale fuera del alveolo. Está como es de regla en los animales de este grupo, cortado en bisel muy largo, terminando en cúspide aguda. Este diente tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, 10 milímetros de diámetro transverso, y 34 milímetros de alto la parte que sale fuera del al- veolo. El incisivo externo ó tercero y el canino son igua- les y colocados del mismo modo que en el Adino- therium magister. Las muelas superiores, de las que existen los pre- molares primero, segundo y tercero, y el primer verdadero molar, también son muy parecidas á las del A. magister. Los incisivos inferiores son muy diferentes, los dos del medio son mas pequeños y mas angostos, los dos intermediarios (i . ¥) son algo mas anchos y depri- midos en su cara interna ó posterior, y los dos exter- nos triangulares son pequeños y con la cara superior un poco encorvada longitudinalmente. El i. T tiene 5 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 10 milímetros de diámetro transverso, el i. j tiene 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y 12 milímetros de diámetro transverso, y el i. 3 6 milíme- tros de diámetro ántero-posterior ó vertical y 12 milímetros de diámetro transverso. El canino inferior y los primeros premolares no ofrecen nada de particular. El premolar -4 es angosto como el del A . proxi- mum pero le faltan las dos depresiones perpendicu- lares de la cara externa. Diámetro ántero-posterior 14 milímetros, diámetro transverso 5 milímetros. El primer verdadero molar inferior también se parece al correspondiente del A. proximum, pero le faltan igualmente los dos surcos perpendiculares internos, y el lóbulo posterior no es mas angosto que el anterior. El segundo verdadero molar inferior se distingue por tener dos hendiduras sobre la cara interna que penetran en la corona del lóbulo posterior, pero su- mamente angostas y no anchas como las que se en- cuentran en la misma muela del A. proximum , ni descienden tampoco hácia la base sino por un trecho de unos pocos milímetros. Sobre la cara interna del lóbulo anterior hay también una pequeña depresión perpendicular que parece descender hasta la base, pero apenas marcada. El lóbulo posterior es un poco mas angosto que el anterior. El seguudo agujero mentoniano es muy pequeño y colocado debajo de la parte posterior del cuarto premolar, á unos 20 milímetros del borde alveolado. La rama horizontal debajo del primer verdadero molar tiene 42 milímetros de alto. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte.— Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). UNGULADOS 455 Adinotherinm nitidum Amegh . Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, n. 76, a. 1887. Esta especie era de tamaño bastante mas pequeño que todas las precedentes, de las que se distingue también fácilmente por sus verdaderos molares infe- riores sumamente comprimidos y con escotaduras internas estrechas y profundas. Desgraciadamente solo está representada por un fragmento de mandí- bula inferior del lado derecho en el que se hallan implantados los dos últimos premolares, los dos pri- meros verdaderos molares intactos, y el último ver- dadero molar destrozado. El pm. 3 es muy comprimido, dividido sobre el lado externo en dos lóbulos desiguales, el anterior angosto y el posterior mas ancho, ambos convexos. La cara interna es plana con una pequeña escotadura en su parte posterior que penetra en la corona pero no desciende hácia abajo. Otra pequeñísima escota- dura se vé también en la parte anterior, y en el cen- tro de la corona hay un pequeño pozo aislado de es- malte. El premolar cuarto mas gastado por la masticación, es de corona mas ancha, con un pequeño pozo aislado de esmalte en el centro, largo y angosto, y sin esco- taduras ni sobre el lado interno ni sobre el externo. La cara interna es plana, y con una capa de esmalte en el centro, que no alcanza ni al borde anterior ni al posterior, ni desciende tampoco hácia abajo hasta el borde alveolado. Sobre la cara externa hay una pe- queña depresión mediana perpendicular, y una capa de esmalte también poco elevada. Inmediatamente debajo del punto en donde cesa la capa de esmalte, tanto al lado interno como al externo empieza una profunda depresión que concluye un poco mas abajo por la separación de la base del diente en dos raíces distintas y muy separadas. El primer verdadero molar, está dividido sobre la cara externa en dos lóbulos muy desiguales, uno anterior muy pequeño pero de diámetro transverso considerable y en forma de columna alta y convexa, y el posterior mucho mas grande, mas bajo y de co- rona muy angosta. Sobre el lado interno hay una de- presión perpendicular poco marcada en el lóbulo an- terior, y dos hendiduras estrechas y profundas que penetran en la corona del lóbulo posterior de adelan- te hácia atrás, descendiendo pocos milímetros hácia abajo. El segundo verdadero molar solo se distingue del precedente, por la depresión perpendicular interna del lóbulo anterior mas acentuada tomando el aspec- to de un surco perpendicular, y por las dos hendi- duras posteriores que descienden mas hácia abajo. Del tercer verdadero molar solo existe intacto el lóbulo anterior, con un surco perpendicular sobre el lado interno, ancho y muy profundo. La rama horizontal de la mandíbula es muy com- primida transversalmente, y el trozo existente mues- tra dos pequeños agujeros dentarios, uno debajo de la parte media del premolar tercero, y el segundo debajo de la parte posterior del premolar cuarto. La parte posterior de la sínfisis llega hasta debajo de la parte posterior del premolar tercero. Dimensiones Diámetro del pm.T ¡ ^tero-posterior , , ántero-posterior Diámetro del pm. 7 i 1 \ transverso Diámetro ántero-posterior delm.x , , í en el lóbulo anterior v en el lobulo posterior Diámetro ántero-posterior del m. 7 , . 1 ántero-posterior Diámetro transverso del m. ¿ ! t transverso Diámetro transverso del m.-j en el lóbulo anterior Longitud del espacio ocupado por los pm.-j, pm.j, m.j y m.x Alto de la rama horizontal debajo del m. 7..... 0m010 0.004 0.012 0.005 0.012 0.006 0.005 0.015 0.005 0.004 0.001 0.052 0.038 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghiino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). AGR0THERIUM amegíi- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 17, a, 1887. Este animal por su conformación general se pare- ce bastante á Protoxodon, del que se distingue so- bre todo, por tener una muela de mas en la mandíbu- la superior, cinco premolares, y tres verdaderos molares, número verdaderamente anormal entre los 456 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ungulados. Los premolares superiores dos á cinco se distinguen por una columna perpendicular angosta sobre la parte anterior de la cara externa. Acrotlierium rustieum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc. , p. 17. n° 70, a. 1887. Esta especie está representada por un fragmento de maxilar superior izquierdo con las seis últimas muelas, un fragmento de intermaxilar y de maxilar derecho con el i. ~, la base del i. -, el canino y los dos primeros premolares; otro fragmento de maxilar superior derecho con dos muelas intermediarias, un i. - aislado, la corona de un incisivo interno superior, y un incisivo externo inferior, procedentes todos de un mismo individuo, de edad ya bastante avanzada, y cuya talla era comparable á la del Protoxoclon Sulivani. Eli. - tiene la corona de sección triangular, ancha sobre el lado interno y angosta sobre el externo, y con lasuperficie masticatoria gastada transversalmen- te. La cara anterior ó externa es de superficie ondu- lada por dos depresiones perpendiculares, y cubierta por una capa de esmalte continua que dá vuelta sobre los ángulos laterales, pero sin extenderse sobre la cara interna. La corona tiene 16 milímetros de diá- metro ántero-posterior sobre el lado interno y 28 milímetros de diámetro transverso. El i. tiene una sección en forma de triángulo de tres lados iguales, muy parecido al del Protoxoclon , y con corona igualmente cortada en bisel, pero de tamaño mucho mas pequeño. Cada una de las tres caras longitudinales tiene un ancho de 18 á 19 milí- metros, siendo la ántero-externa completamente es- maltada y ligeramente convexa, la ántero-interna con faja de esmalte solo sóbrela parte anterior y un poco cóncava, y la posterior completamente sin esmalte. El esmalte de la cara ántero-externa, y de la parte anterior de la ántero-interna forma una sola capa ininterrumpida. El i. - está separado del anterior por un diasteraa de 12 milímetros de largo, pero solo existe de él la parte que se implanta en el alveolo, que demuestra era bastante pequeño, pues al nivel del borde alveo- lario solo tiene 10 milímetros de diámetro. El c. 1 está separado del incisivo externo por un diastema igualmente de 10 milímetros, siguiendo luego sin interrupción y apretados unos á otros todos los demás dientes hasta la última muela. Es de raíz cónico-cilíndrica bien separada de la co- rona y tiene en el cuello 10 milímetros de diáme- tro. La corona es comprimida transversal mente, con capa de esmalte todo alrededor, baja sobre el lado interno, pero mucho mas alta sobre el externo. La superficie masticatoria de la corona es un poco ondulada, y tiene 14 milímetros de diámetro ántero- posterior y 5 de diámetro transverso. La capa de es- malte externo tiene 19 milímetros de alto, y es casi completamente plana. El pm. - es de corona un poco mas baja, pero mas ancha. La raíz es bien separada de la corona y de base cerrada. La cara externa esmaltada dismi- nuye de ancho de arriba hácia abajo, con una depre- sión perpendicular que no llega hasta el cuello, y dá origen á la formación de una pequeña arista per- pendicular en la parte posterior. La corona tiene 1 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milí- metros de diámetro transverso. La capa de esmalte sobre el lado externo tiene 17 milímetros de alto. El pm. - es de tamaño mucho mas considerable, con la cara perpendicular externa que disminuye de ancho de arriba hácia abajo, y bilobada por una de- presión perpendicular, siendo el lóbulo anterior angosto y elevado en forma de columna, y el pos- terior mas ancho y ligeramente convexo. La capa de esmalte es baja sobre el lado interno y alta sobre el externo, estando interrumpida en las caras an- terior y posterior. La superficie masticatoria de la corona es ancha, con un pequeño pozo de esmalte hácia el lado interno, y con el borde interno redon- deado y mas angosto que el externo. La raíz pa- rece formada por la fusión de dos ó tres raíces, ter- minando en base cerrada. La corona tiene 17 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 16 milímetros de diámetro transverso. La capa de esmalte externo tiene 24 milímetros de alto. El pm. - está construido sobre el mismo tipo que el anterior, del que se distingue por un tamaño un poco mayor, por la columna externa anterior mas angosta y elevada, por su parte interna mas redon- deada y mas prolongada hácia atrás. La corona tiene 19 milímetros de diámetro ántero-posterior y 18 milímetros de diámetro transverso. La capa de es- malte externo tiene 26 milímetros de alto. El pm. - se distingue por un tamaño algo mayor, por un ancho relativamente considerable, y por carecer completamente de esmalte sobre las caras UNGULADOS 457 interna y posterior. El esmalte forma dos capas distintas y separadas, la capa externa que cubre toda la cara externa, y una capa anterior en forma de faja perpendicular, separada de la precedente por una faja perpendicular no esmaltada. La capa de esmalte externo tiene 42 milímetros de alto. La corona tiene 1 9 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, y 22 milímetros de diámetro transverso. El pm. - solo se distingue por su tamaño mas considerable. La corona tieue 20 milímetros de diámetro ántero-posterior y 27 milímetros de diá- metro transverso. La capa de esmalte externo tiene 43 milímetros de alto. Todos estos dientes tienen una gran raíz que se adelgaza hácia abajo hasta terminar en base cerrada, la que parece producida por la fusión de dos á cuatro raíces antes separadas. El m. i, de tamaño mayor que el premolar que le antecede, está colocado oblicuamente al eje de la serie dentaria, presentando una forma triangular y una disposición completamente parecida á la del género Protoxodon. El esmalte forma igualmente dos capas distintas, una que cubre la cara externa y la otra la anterior. La cara externa es sensible- mente plana. La superficie masticatoria de la corona es como en la muela correspondiente de Proto- xodon. La corona tiene 30 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 30 milímetros de diámetro trans- verso. El m. - se distingue por su tamaño mas consi- derable, y por la cara externa deprimida en el centro. La corona tiene 48 milímetros de diámetro ántero-posterior y 31 milímetros de diámetro trans- verso. El m. - es de la misma forma, pero mas grande todavía, con un diámetro ántero-posterior de 57 milímetros. El canino y las 8 muelas superiores juntas ocupan un espacio longitudinal de 220 milímetros. El incisivo externo inferior (i. i), es de la misma forma que el de Protoxodon, pero de tamaño redu- cido en proporción de la talla del animal. La cara superior tiene 24 milímetros de ancho, la inferior 21 milímetros y la interna 14 milímetros. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). PIIOBEREOTHERIUM amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, a. 1887. Este género es muy cercano del Adinothe- rium, y con dientes conformados sobre el mismo tipo, pero se distingue de él por la ausencia del par de incisivos intermediarios superiores (i. encontrándose los incisivos laterales triangulares (i. -) en su posición normal, con la misma forma y el mismo desarrollo que en los géneros prece- dentes. Pliobereotherium silvaticum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 18, n° 77, a. 1887. Este animal solo está representado por el inter- maxilar izquierdo y un fragmento del maxilar que le sigue, con el incisivo segundo, el alveolo del incisivo tercero, y la base del canino. Del incisivo interno (i. -), no existen vestigios á pesar de existir casi intacta la parte del inter- maxilar en que debía implantarse. El incisivo segundo está roto al nivel del borde alveolado, pero existe la cúspide separada que demuestra era cortado en bisel como en Protoxo- don y Adinotherium , con el cuerpo del diente igualmeute triangular, de 13 milímetros de diámetro ántero-posterior y 13 milímetros de diámetro trans- verso. La parte del intermaxilar comprendida entre el i. - y la sutura mediana, en la que hubiera debido implantarse el i. - si hubiera existido, tiene 15 milímetros de ancho. Del incisivo externo solo existe el alveolo de for- ma circular, de 5 milímetros de diámetro v colocado á cerca de 5 milímetros del i. -. Del c. 1 existe la base que tiene 0m0035 de diá- metro y está colocado á 12 milímetros de distancia del incisivo externo. Estas dimensiones prueban que el animal por su talla se acercaba del Adinotherium magister. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghikq en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. 58 458 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Horizonte . — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior) . ADELPHOTHERIUM amegií- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 16, 1887. Este animal tenía probablemente la misma fór- mula dentaria que el Protoxodon, pero se distingue de él por los seis incisivos superiores colocados todos á continuación unos de otros en la parte an- terior del intermaxilar, probablemente todos de base abierta, pero de dimensiones distintas, los dos del medio, mas anchos que el par que sigue hácia los lados i. -, y estos mas grandes que los externos. Las últimas muelas inferiores parece que también eran de base abierta ; los seis incisivos inferiores, son de tamaño mas igual, y probablemente los cua- tro internos de base cerrada. Adelphotherium ligatum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, ele., p. 16, n° 69, a. 1887. El animal ha tenido la talla del Protoxodon Sulivnni, pero desgraciadamente solo está repre- sentado por la dentadura de un individuo en mal estado y muy joven, de manera que sus caractéres no pueden ser definidos con la precisión que sería de desear. El intermaxilar lleva los seis incisivos colocados á continuación unos de otros, y los que disminuyen de tamaño del primero al tercero. El i. 1 es el mas grande y ya muy atacado por la masticación, con la corona gastada horizontalmente sobre su lado interno por un ancho de varios milí- metros, descendiendo luego la pared externa hacia abajo, formando como un escalón de un alto de 10 milímetros que termina en borde muy delgado. El corte del diente representa un prisma triangular, con la base sobre la línea mediana, y la cúspide en el extremo externo en donde la corona tiene un pozo de esmalte bastante profundo. El esmalte forma una capa ininterrumpida todo alrededor, pero poco alta sobre la cara interna en donde alcanza solo unos 1 1 milímetros de elevación, cubriendo al contrario to- da la cara anterior que es excavada perpendicular- mente en el centro, por una depresión ancha y de fon- do cóncavo, mas acentuada en la corona que en la base. La corona tiene 14 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 32 milímetros de diámetro trans- verso. El i. - colocado á continuación del precedente, presenta una sección triangular de lados mas igua- les, pero la corona aun no ha sido atacada por la masticación. El i. -es todavía mas pequeño y colocado inme- diatamente á continuación del i. -, mientras en Pro- toxodon se encuentra bastante separado. La corona es comprimida y con esmalte todo alrededor, estan- do ya un poco atacada por la masticación ; tiene 14 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 6 de diá- metro transverso. El c. - se parece al incisivo externo, del que solo difiere por ser un poco mas ancho. El pm. - es de corona corta y ancha, mas angosta sobre la cara interna que eu la externa, con capa de esmalte sobre las caras externa y posterior, y con raiz bien distinta y sin esmalte. La corona tiene 15 milímetros de diámetro ántero-posterior y 1 J milí- metros de diámetro transverso. El pm.-es de tamaño mucho mas considera- ble, de forma casi cuadrangular, y con capa de es- malte todo alrededor, escepto en la superficie masticatoria-, esta capa de esmalte desciende hasta la base del diente sobre la cara externa, pero es muy baja sobre los otros tres costados. Sobre la esquina anterior de la cara externa se levanta una arista perpendicular, alta y comprimida. La corona, de forma cuadrangular, un poco mas ancha atras que adelante, muestra un pequeño pozo de esmalte so- bre el ángulo ántero-interno, algunos milímetros mas abajo de la superficie masticatoria, un pozo grande bilobado, en la superficie masticatoria, y un grupo de 10 á 12 agujeritos circulares, pequeños y profun- dos, en la parte posterior de la corona, particular- mente sobre su lado interno. La corona tiene 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 15 milí- metros de diámetro transverso. El pm. -, de tamaño todavía mayor, presenta una corona un poco mas angosta adelante y bastante mas ancha atrás, con capa de esmalte todo alrededor, que desciende hasta la base sobre la cara esterna, pero muy baja sobre los otros tres costados. La co- rona está ocupada en su mayor parte por un gran UNGULADOS pozo con varias inflexiones, existiendo igualmente un grupo de agujeros pequeños sobre la parte poste- rior é interna. La cara externa muestra cuatro pequeñas aristas perpendiculares, dos externas formadas por los ángulos anterior y posterior, y dos medianas, niu.s acentuadas. La corona tiene 21 mi- límetros de diámeíro ántero-posterior, 1 8 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, y 23 milímetros en la posterior. El pm. - es de tamaño parecido al anterior, pero de diámetro transverso mas igcal. La cara externa muestra tres aristas perpendiculares, una anterior muy elevada en forma de columna convexa, una mediana mas ancha pero mas baja, y una posterior, angosta y poco marcada. Su corona muestra igual- mente el gran pozo principal y el grupo de agujeros pequeños sobre la parte posterior interna ; su diá- metro ántero-posterior es de 20 milímetros y el diámetro transverso de 17 milímetros. Los verdaderos molares superiores son de tamaño notablemente mayor y muy parecidos á los del Pro- toxodon , con una capa de esmalte sobre la cara ex- terna, y otra separada de la precedente sobre la cara anterior, faltando el esmalte sobre las caras interna y posterior. La corona tiene igualmente una hendi- dura profunda dirijida de adelante hácia atrás y bifurcada, y dos pozos aislados de esmalte en la parte posterior. El m. - tiene la cara externa un poco convexa y con una pequeña arista perpendicular formada por el ángulo anterior, seguida de una pequeña depresión. La corona tiene 26 milímetros de diámetro ántero- posterior y 22 milímetros de diámetro trans- verso. El m. - es mas largo y mas angosto, con la cara externa ondulada y deprimida perpendicularmente en el centro. La corona tiene 47 mm. de diámetro ántero-posterior, y 18 mm. de diámetro transverso. El m. - tiene la cara externa igualmente ondulada y deprimida perpendicularmente, pero está muy destruido en la corona y en su parte posterior para poder examinar su conformación. El i. T es el mas pequeño délos incisivos inferiores, con capa de esmalte larga sobre la cara externa ó anterior, y corta sobre la interna ó inferior. La corona está gastada verticalmente y se angosta gradualmente de la cúspide á la base ; tiene 8 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 19 milíme- tros de diámetro transverso. El i. - es de la misma forma que el precedente pero 459 de corona mas ancha, pues tiene 23 milímetros de diámetro transverso máximo. Eli. 3 recien empezaba á ser atacado por la mas- ticación ; era de tamaño un poco mayor y de sección mas triangular. El c. T á juzgar por algunos pequeños fragmentos, era un diente pequeño, de raiz cónico-cilíndri- ca y de base cerrada. El pm. T es también un diente pequeño, de raiz cónico-cilíndrica perfectamente separada de la co- rona que es esmaltada todo alrededor, comprimida transversalmente, y con una profunda escotadu- ra dirijida de adelante hácia atrás en su parte án- tero-externa. La corona tiene 18 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 7 milímetros de diámetro transverso. El pm. ^ es de tamaño mayor, dividido en dos lóbulos casi iguales por un surco perpendicular profundo y ancho sobre la cara externa ; cada lóbu- lo presenta sobre la cara interna una pequeña cavi- dad bastante ancha y profunda pero que desciende poco hácia abajo de manera que desaparece pronto con la masticación. La corona tiene 20 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diámetro transverso. El pm. y está también dividido en dos lóbulos ex- ternos por un surco perpendicular y profundo, el anterior mas ancho y mas plano que el posterior ; sobre el lado interno solo el lóbulo posterior tiene una pequeña cavidad, pero el lóbulo anterior tiene en la superficie masticatoria un gran pozo aislado, largo y angosto, con su eje mayor dispuesto de ade- lante hácia atrás. La corona tiene 22 milímetros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diá- metro transverso. El pm. j se distingue del precedente por sus dos lóbulos muy desiguales, el anterior muy ancho y el posterior muy angosto. La corona tiene 25 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diámetro transverso. El lóbulo anterior tiene 17 milímetros de ancho y el posterior 8 milímetros. La capa de esmalte está interrumpida en los ángulos ántero-interno y póstero-interno por dos fajas per- pendiculares que ascienden de abajo hácia arriba, angostándose hácia la cúspide y desapareciendo an- tes de alcanzar el borde de la superficie mastica- toria. El m. y, de tamaño notablemente mayor, está divi- dido sobre la cara externa en dos lóbulos por un surco perpendicular angosto y profundo; estos 460 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS lóbulos están dispuestos de una manera completa- mente opuesta á la que tienen en el pm. T, pues el anterior es muy angosto, elevado y convexo en for- ma de columna perpendicular, y el posterior es al contrario muy ancho, plano y bajo. La cara externa está completamente cubierta por una capa de es- malte que desciende hasta la base, y da vuelta sobre las caras anterior y posterior ocupando parte de ellas. La cara interna es plana y con una capa de esmalte que no alcanza á cubrir el ancho entero de la muela, quedando así dos fajas perpendiculares sin esmalte, colocadas respectivamente en los ángu- los ántero-interno y póstero-interno. La base está bastante gastada, pero parece estuvo dividida en dos grandes raíces bien separadas como los tres últimos premolares mencionados., una anterior y la otra posterior. La corona tiene 30 milímetros de diáme- tro ántero -posterior, Í3 milímetros de diámetro transverso en el lóbulo anterior y 10 milímetros en el posterior. El lóbulo anterior tiene 8 milímetros de ancho y el posterior 22 milímetros. El m. - se distingue del precedente por el surco perpendicular externo mas profundo, por la columna externa anterior mas elevada, y por dos profundas hendiduras que penetran en la corona del lóbulo posterior sobre el lado interno, pero que descienden muy poco hácia abajo, aunque forman un pozo de esmalte muy profundo. La base del diente parece fué abierta y sin raíces distintas. La corona tiene 35 milímetros de diámetro ántero-posterior, 13 milí- metros de ancho en el lóbulo anterior y 10 en el posterior. El m. 5 era parecido al anterior, con la diferen- cia de que el lóbulo posterior era considerablemen- te mas ancho, y que sobre el lado interno, además de las dos hendiduras que penetran en la corona del lóbulo posterior, hay otra mas pequeña que pe- netra en el lóbulo anterior. Este diente recien em- pezaba á ser atacado por la masticación y no había alcanzado todavía la mitad de su desarrollo, por lo que juzgo innecesario adjuntar aquí sus me- didas. Localidad. — Ha sido descubierto por Carlos Ameghijno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Pátagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). GRONOTHERIUM amegh- Ameghino, Enumeración sistemática, ete., p. 17, a. 1887. Animal de talla considerable, bastante parecido á Protoxodon del que se distingue por sus verdade- ros molares inferiores mas parecidos á los de Toxodon, de base completamente abierta y lijera- mente arqueados hacia adentro. Gronotherium decrepitum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 17, n° 71, a. 1887. Esta especie solo está representada por un frag- mento de mandíbula inferior del lado derecho con la base del incisivo externo, los dos últimos pre- molares y los dos primeros verdaderos molares, pero con la corona completamente destrozada; y un fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo con los dos primeros verdaderos molares, proceden- te de otro individuo, ambas piezas de animales completamente adultos. El incisivo inferior externo (i. 3) es de la misma forma que el de Protoxodon, pero mucho mas pe- queño; tiene 20 milímetros de ancho y 1 1 milíme- tros de espesor sobre el lado interno. El pm. ^ tiene dos grandes raíces bien separadas, una adelante y otra atrás, y parece que la corona fué bilobada por dos surcos opuestos, uno interno y otro externo. La base de la corona sobre el borde alveolado tiene 13 milímetros de diámetro ántero- posterior y 10 milímetros de diámetro trans- verso. El pm. T es de tamaño mucho mayor y de sección rectangular, un poco deprimido perpendicularmente en el centro sobre las caras interna y externa, y con capa de esmalte únicamente sobre la cara exter- na. Al nivel del borde alveolado tiene 21 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y 14 milímetros de diámetro transverso. El m. T es de tamaño todavía mayor, de sección igualmente rectangular, bilobádo por dos surcos perpendiculares opuestos colocados en el tercio anterior, de manera que el lóbulo posterior es considerablemente mayor que el anterior y toma so- UNGULADOS 461 bre la cara externa la forma de columna. El esmalte está dispuesto en dos capas separadas, una que cubre la cara externa y parte de la posterior, y la otra mas reducida sobre parte de la cara interna. Las dimensiones de este diente son, 25 milíme- tros de diámetro ántero posterior y 15 milímetros de diámetro transverso; el lóbulo anterior tiene 9 milímetros de ancho y el posterior 16 milímetros. El m. ¿ es de la misma forma general que el pre- cedente, pero mas grande, y con dos hendiduras ó pliegues de esmalte que penetran en la corona del lóbulo posterior sobre su lado interno, pero que descienden muy poco hácia abajo quedando luego aislados en forma de pozos de esmalte en el inte- rior del prisma del diente. Esta muela tiene 37 mi- límetros de diámetro ántero-posterior y 14 milíme- tros de diámetro transverso ; el lóbulo anterior tiene 10 milímetros de ancho y el posterior 27 milíme- tros. Las cuatro muelas existentes en el fragmento de mandíbula, los dos últimos premolares y los dos primeros verdaderos molares, ocupan juntos un es- pacio longitudinal de 102 milímetros. La mandíbula parece haber sido corta y bastante comprimida, con un alto de 67 milímetros debajo de la parte anterior del pm. -. Sobre el trozo existente hay un agujero mentoniano pequeño debajo del pm. 3 á 25 milímetros del borde alveolario, y otro mas grande debajo de la parte anterior del pm. -, á 26 milímetros del mismo borde. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghijno en las barrancas del rio Santa Cruz en laPatagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). RHADINOTHERIUM amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, a. 1887. Este género es el representante mas pequeño de la familia de los protoxodontes. La mandíbula in- ferior es de rama horizontal con borde inferior casi derecho, sínfisis muy corta y dentadura en série continua. Los tres verdaderos molares inferiores aumentan del tamaño del primero al último estando los tres bilobados al lado externo, y cada lóbulo con una cavidad sobre el lado interno, que, con la edad desaparece y forma un pozo de esmalte aislado en la corona. Rliaclinothermm limita tum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, n° 80, a. 1887. El animal solo está hasta ahora representado por una rama izquierda de la mandíbula inferior con la parte posterior de la sínfisis, los alveolos de los premolares segundo y tercero, las raíces del pre- molar cuarto, y los tres verdaderos molares con la corona casi intacta. La sínfisis es ancha y gruesa en la parte posterior, pero se vé que era corta y extrecha hácia adelante, tanto que me parece no debía tener espacio suficiente para el desarrollo de los seis incisivos, los dos ca- ninos y el primer par de premolares, y supongo debía carecer de una parte de estos dientes. El vestigio mas anterior de dentadura en este fragmento, es la base de un alveolo que supongo corresponde á la raíz posterior del premolar segundo, en el supuesto de que este hubiera tenido dos raíces como los demás dientes que se encuentran implan- tados en la mandíbula. A este alveolo, sigue inmediatamente la base de otros dos un poco mas grandes y mas comprimidos de adelante hácia atrás; estos corresponden á las dos raíces del premolar tercero, y ocupan un espacio longitudinal de 5 milímetros. Del premolar cuarto quedan las dos raíces com- pletamente separadas, comprimidas de adelante hácia atrás pero de diámetro transverso considerable. Estas raíces que dan el tamaño de la base de la co- rona del diente, ocupan 0m006 de diámetro ántero- posterior y 0m0045 de diámetro transverso. El primer verdadero molar es un diente bilobado al lado externo y al interno por dos surcos perpen- diculares opuestos, el lóbulo anterior un poco mas pequeño que el posterior, y ambos convexos tanto al lado interno como al externo. La corona es muy baja, sin mas vestigio de esmalte que sóbrela cara externa que presenta en su cara superior una faja de solo 1 á 2 milímetros de alto. La base se divide en dos raíces divergentes muy largas, anchas en dirección transversal, pero muy comprimidas de adelante hácia atrás, siendo la raiz anterior un poco 462 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mas pequeña que la posterior. La corona tiene 0m0075 de diámetro ántero-posterior y 5 milímetros de diámetro transverso. El segundo verdadero molar presenta una corona un poco mas alta, dividida por un surco perpendicu- lar externo en dos lóbulos desiguales, el anterior mas estrecho, alto y convexo en forma de columna, y el posterior mas ancho, mas bajo y menos convexo. La base está dividida en dos raíces también desi- guales, la anterior pequeña y la posterior mas grande. La corona tiene dos pequeños agujeros ais- lados de esmalte, uno en el lóbulo anterior y el otro en el posterior. El esmalte cubre solamente la cara externa en donde desciende mas abajo sobre el lóbulo posterior que sobre el anterior, alcanzando 0m0055 de alto. La corona tiene 0m0095 de diá- metro ántero-posterior y 5 milímetros de diámetro transverso. La última muela inferior es de tamaño notable- mente mas considerable, igualmente dividida en dos lóbulos externos desiguales, el anterior muy pequeño y el posterior muy grande, á cada uno de los cuales corresponde una raíz, pequeña en el lóbulo. anterior y grande en el posterior. La corona es mas compri- mida, pero mas elevada, con capa de esmalte alta sobre el lado externo, mas baja sobre el interno é interrumpida en la cara anterior. Sobre el lado interno hay dos cavidades que penetran enjla corona, una muy pequeña en el lóbulo anterior y la otra mucho mas grande en elfposterior. La capa de esmalte tiene 6 milímetros de alto sobre la cara interna y 9 sobre la externa, y la corona 13 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 4 á 5 milímetros de diá- metro transverso. Los tres verdaderos molares juntos ocupan un espacio longitudinal de 30 milímetros. La rama horizontal tiene 15 milímetros de alto, y presenta tres perforaciones mentonianas, la mas grande colocada en la parte anterior de la sínfisis adelante del segundo premolar ; sigue á una cortí- sima distancia de este uno muy pequeño colocado debajo de la parte anterior del tercer premolar, y el tercero bastante mas grande que el anterior, está colocado unos 15 milímetros mas atrás debajo del primer verdadero molar. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Garlos Ameghcto en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte . — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). C0LP0D0N burm. Burmeister, Anales del Mus. Nac. de Buenos Aires, t. III, ent. 2a, p. 161, a. 1885. Las muelas superiores representan un prisma masó menos cuadrangular, con raíces distintas de la corona y bien separadas entre sí, con capa de esmalte que no desciende hasta las raíces y mas ó menos ininterrumpida. La corona de aspecto cua- drangular, está bilobada al lado interno por un pliegue de esmalte profundo que penetra en ella de atrás hácia adelante. El grueso del prisma dismi- nuye gradualmente desde la superficie masticatoria de la corona hasta la base. Las muelas inferiores, tienen la corona bilobada por dos pliegues de esmalte opuestos y profundos, siendo el lóbulo anterior bastante mas pequeño que el posterior, y cada lóbulo con una escotadura sobre el lado interno. La base de cada muela in- ferior se divide en dos raíces distintas, con capa de esmalte periférica que no desciende hasta el cuello, mas alta sobre el lado externo y mas baja sobre el interno. Tanto las muelas superiores como las inferiores, carecen de cíngulo basal. Colpodon propinquus Burm. (Pl. XXIX, fig. 7 á 10) Burmeister, Obra y pág. citada. Este animal, por sus muelas superiores bilobadas al lado interno por un solo pliegue entrante, sim- ple y profundo, difiere de los demás protoxodontes, acercándose un poco aparentemente de Homalodon- totherium, pero probablemente era mas cercano de Rhadinotherium con el que se une por los plie- gues perfectamente opuestos de la corona de las muelas inferiores. Desgraciadamente hasta ahora solo es conocido por una muela superior y dos muelas inferiores, descri- tas por Burmeister en la obra mencionada, piezas sobre que reposa la fundación del género y de la es- pecie. La muela superior, que figura y describe el Dr. UNGULADOS 463 Burmeister, supone el autor sea el primer verdade- ro molar; es de corona de figura irregularmente cua- drangular, de esquinas redondeadas y considera- blemente mas ancha en la parte anterior que en la posterior. El lado interno lleva el gran pliegue en- trante angosto y profundo dirijido hácia adelante que divide la corona en dos partes, una anterior, y la otra posterior, esta última con un pozo aislado de esmalte que demuestra, ó que el pliegue entrante era en un principio bifurcado, ó que la muela todavía no gastada llevaba un segundo pliegue accesorio. La capa de esmalte que envuelve el prisma de la muela es mucho mas alta sobre la cara externa en donde llega hasta el cuello de la muela, que sobre el lado interno, siendo todavía mas angosta sobre la cara posterior, é interrumpida sobre la cara anterior. No existe cíngulo basal sobre el lado externo, pero hay uno poco desarrollado sobre el interno. La esquina anterior externa, como es de regla en los toxodontes, es mas aguda y mas prolongada hácia afuera y hácia adelante. La cara externa es notablemente mas an- cha que la interna, y de superficie ondulada, con dos elevaciones perpendiculares no muy acentuadas, la primera bastante próxima del borde anterior. El ancho ó diámetro ántero-posterior disminuye gra- dualmente y de una manera rápida, de la corona á la base, hasta donde empieza la separación de las raíces; estas en número de cuatro son muy cortas, cónico-cilíndricas y un poco divergentes, dos sobre el lado interno y dos sobre el externo. Las dos muelas inferiores que describe el autor como procedentes del mismo animal á que pertenece la muela superior mencionada, son el último premo- lar y el primer verdadero molar, todavía engastados en un fragmento de mandíbula. Elp. i tiene la corona destruida, mostrando de ella tan solo la parte basal, bien dividida en dos ló- bulos por dos pliegues perfectamente opuestos y po- co profundos, pero que sin duda en la superficie masticatoria penetraban mas profundamente en la corona. El lóbulo anterior es mas corto y mas angos- to, y el posterior mas largo y mas ancho, y ambos con la cara perpendicular externa convexa. El verdadero molar (m. -) de tamaño bastante ma- yor, y sobre todo mas largo, conserva la corona casi intacta, dividida por los dos pliegues opuestos en dos partes mucho mas desiguales, la anterior una mitad mas pequeña que la posterior, y con los pliegues igualmente desiguales ; el externo es corto, y el in- terno mucho mas largo atravieza casi toda la corona llegando casi hasta tocar la punta interna del plie- gue externo, que se extiende sobre la cara externa en forma de surco perpendicular dividiéndola en dos lóbulos de cara convexa que corresponden á las dos partes de la superficie masticatoria de la corona. Cada lóbulo muestra sobre el lado interno una es- cotadura ó cavidad poco profunda, colocada en el primero cerca del borde anterior y en el segundo cerca del posterior. El lóbulo posterior muestra en la superficie masticatoria un pozo aislado de esmal- te, que demuestra que cuando la muela todavía no estaba gastada, la escotadura interna se prolongaba al interior en forma de pliegue entrante, del que el pozo mencionado es el último vestigio. La capa de esmalte da vuelta sin interrupción toda alrededor, pero como sucede con la muela superior, desciende mucho mas sobre el lado externo que sobre el inter- no, sin vestigio de cíngulo basal ni interno ni exter- no. Cada muela inferior tiene dos raíces cortas y po- co separadas, una anterior y la otra posterior. He aquí las dimensiones que dá el Dr. Burmeis- ter délas tres mencionadas muelas : Dimensiones Fh C3 O a O O) -d cC t-4 k- Sm Ph O) <♦— « d o a • Este género es muy cercano del anterior, del que se distingue particularmente por los premolares tanto superiores como inferiores que son todos de base abierta y sin raíces distintas. Los incisivos superiores son de tamaño mu y des- igual, los internos de corona ancha y comprimida de adelante hacia atrás, pero muy cortos; los inter- mediarios son de la misma forma aunque una mitad mas pequeños; y los externos, son muy pequeños, rudimentarios y de punta cónica. El canino y el premolar primero son también pequeños y de punta cónica. Los demás premolares, sucesivamente mas grandes hasta el cuarto, están bi lobados al lado interno por un surco perpendicular y un pliegue entrante en la corona y presentan sobre la parte anterior del externo dos aristas per- pendiculares elevadas, separadas por una ranura perpendicular muy profunda. Los verdaderos mo- lares son de la misma forma general pero con una segunda depresión perpendicular sobre la mitad de la cara externa. En la mandíbula inferior los seis incisivos y los caninos están colocados todos á continuación, to- mando el aspecto de ocho incisivos dirijidos hacia adelante, de corona corta y angosta, bilobada en los dientes poco gastados, y de raíz larga y cilindrica. A los caninos sigue una pequeña barra, y luego las siete muelas inferiores, de las cuales la primera es muy pequeña, de raíz cilindrica y de corona baja, cónico-comprimida. Las muelas que siguen, del p. - al ni. 2, están formadas cada una por dos prismas triangulares desiguales, el posterior un poco mas grande que el anterior, y separados por dos surcos perpendiculares opuestos, uno interno y otro externo, como en Inter atherium ; cada uno de estos prismas, sin surcos ni pliegues entrantes, es mas angosto en el lado interno en donde forma como una arista perpendicular, y mas ancho y redon- deado en el externo. La última muela inferior está formada por tres partes sub-prismáticas desiguales, la del medio mas grande que la anterior, y la pos- terior mucho mas pequeña representando casi como un prolongamiento del prisma mediano del que se distingue por dos surcos opuestos poco profundos. De estas muelas, los premolares son casi rectos, y los verdaderos molares - y ? son arqueados hácia afuera y hácia atrás. Cada muela muestra en la base dos cavidades anchas pero poco profundas, una en cada prisma. Las muelas superiores son poco arqueadas hácia adentro, y las séries dentarias casi derechas y poco convergentes hácia adelante, limitando un paladar no muy excavado, de fondo un poco cóncavo, que se angosta muy poco entre los primeros premo- lares. El hueso palatino penetra entre los maxilares con un ancho considerable, llegando hasta enfrente del cuarto premolar, de manera que forma una parte notable del paladar; en los dos ángulos ántero-externo de la sutura máxilo-palatina, hay una pequeña per- foración palatina circular. En su parte posterior el 470 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS palatino se eleva notablemente hacia arriba y se extiende bastante mas allá de los maxilares, en forma de un hueso rectangular que prolonga la bóveda del paladar Inicia atrás, terminando en los lados en las mismas prolongaciones óseas que distinguen los demás géneros de esta familia. Una particularidad de este género, es la existencia de dos profundas escotaduras en la parte posterior del paladar, una á cada lado, dirijidas de atrás hacia adelante y colocadas al lado interno de la última muela, separando la parte posterior de los maxilares de los palatinos. La parte anterior del paladar, adelante de las muelas, es muy corta y ancha, sin presentar el es- trechamiento detrás de los incisivos que distingue la generalidad de los mamíferos, enangostándose al contrario gradualmente aunque de una manera po- co sensible hasta la parte anterior del intermaxilar. Las perforaciones incisivas son anchas y cortas, pe- netrando á penas un poco en la parte anterior de los maxilares. Sóbrela línea media longitudinal del pa- ladar ambos maxilares permanecen completamente distintos por sutura bien visible, pero en su mitad posterior forman una cresta longitudinal poco ele- vada que se prolonga hasta la parte posterior de los palatinos. El intermaxilar es un hueso sumamente corto, con su cara inferior en forma de herradura y con sus dos alas laterales que ascienden hácia arriba hasta unirse con los nasales, pero mucho mas bajos que en Toxoclon, Typotherium ó Pachyrucos. Ambas mitades del intermaxilar están completamente sepa- radas sobre la línea mediana por sutura bien visi- ble, elevándose muy poco encima de los incisivos, razón por la cual las raíces de estos se han desarro- llado muy poco. La apertura nasal está situada muy adelante, y es mas baja que en los demás géneros. Los maxilares no son tan fuertes como en Pa- chyrucos y Typotherium, presentando la cara perpendicular externa mas baja y un poco excavada adelante, sin que la región que comprende los al- veolos de las muelas forme la gran convexidad que distingue los maxilares de la mayor parte de los gé- neros de este grupo. La apófisis zigomática del ma- xilares corta y fuerte, y el agujero sub-orbitario de tamaño muy pequeño, perfora la base de esta apófi- sis inmediatamente adelante del borde orbitario. El borde anterior del frontal que limita con el inter- maxiiar forma una línea perpendicular casi recta. Las órbitas son de tamaño relativamente pequeño, no tan extendidas hácia afuera como en Pachyrucos y 'Typotherium, y colocadas bastante mas ade- lante. Los nasales son muy cortos, con su borde poste- rior que empieza bastante mas adelante del nivel del borde anterior de las órbitas, anchos en la parte pos- terior, mas angostos en la anterior, sin estar soldados entre sí ni tampoco con los frontales y maxi- lares. Los frontales y parietales constituyen casi toda la parte superior del cráneo. Los parietales son hundi- dos en su parte posterior como en el Typotherium , formando sobre la línea media una cresta sagital elevada y larga, que desprendiéndose hácia atrás de la cresta occipital se dirije adelante en una exten- sión de algo mas dedos centímetros, en donde se bifurca dividiéndose en dos crestas temporales que se dirijen hácia adelante y hácia afuera hasta termi- uar encima délas órbitas, con la particularidad no- table que, en donde se bifurca la cresta sagital, se bifurcan también los parietales, separándose y acom- pañando ambas crestas que en toda su extensión están formadas por los parietales, quedando entre ambas un espacio triangular ocupado por los fronta- les. Estos huesos soldados entre sí, forman un espa- cio superior casi plano y en forma de triángulo, cu- ya base de un poco mas de dos centímetros de an- cho está formada por el borde anterior adelante de las órbitas que forma con los nasales una línea trans- versal casi derecha. Este espacio se prolonga hácia atrás en una extensión de un poco mas de un centí- metro, enanchándose luego para formar la cúspide del triángulo que penetra entre ambos parieta- les en forma de cuña, alcanzando la cúspide hasta el punto en donde se bifurca la cresta sagital. En el Icochilus extensus la longitud de los frontales de la cúspide á la base del triángulo sobre la línea me- dia, es de 33 milímetros, y la de los parietalesde 43 milímetros, pero la lougitud de los parietales y frontales juntos debido á la intercalación de la parte posterior de los últimos en la anterior de los pri- meros es de solo 62 milímetros. Los temporales están colocados hácia los lados en una posición parecida á la del Typotherium, con la parte posterior que toma participación en la for- mación del llano occipital constituyendo sus partes laterales, y con la apófisis zigomática que se pro- longa en forma de cresta hácia atrás hasta unirse con la cresta occipital como sucede en Typothe- rium, limitando fosas temporales extendidas y pro- fundas. La parte escamosa de los temporales es pe- UNGULADOS 471 quena, ascendiendo hacia adelante y hacia arriba para contribuir al enanchamiento de la cavidad cere- bral, la que sin embargo era sumamente pequeña. El llano occipital posterior es muy bajo y muy ancho, con la parte superior que se eleva en forma de cresta no muy elevada y un poco vuelta hacia atrás y hacia los lados formando la continuación de la cresta occipital. La parte inferior del occipital llevaba á cada lado una fuerte apófisis para-occipi- talcomo eula vizcacha. La mandíbula inferior, es sumamente fuerte, corla, gruesa y alta, con la sínfisis corta, dirijida oblicuamente hacia arriba, y comprimida transver- salmente hacia adelante en forma de pico. La parte posterior de la rama horizontal se enancha de una manera notable, y la rama ascendente ocupa una ex- tensión verdaderamente sorprendente. Conozco cuatro especies de este género que se distinguen por los caractéres siguientes : Segunda arista anterior externa de los premola- res superiores, muy desarrollada, en forma de co- lumna perpendicular saliente. Surco mediano ex- terno de los verdaderos molares superiores poco marcado. Talla mayor. I. extensus. Segunda arista anterior externa de los premola- res superiores menos desarrollada, del mismo ta- maño que la primera, sin afectar la forma de co- lumna saliente. Surco medio externo de los verda- deros molares superiores, profundo. Talla menor. I. excavalus. Todas las aristas y surcos externos poco acentua- dos, constituyendo una cara perpendicular externa simplemente ondulada. Talla comparable á la ante- rior • I. undulatus. Las dos aristas perpendiculares de la parte ante- rior de la cara externa poco desarrolladas y de ta- maño casi igual entre sí del p. - al m.¿. Todas las muelas superiores menos el p. - con una depresión perpendicular mediana sobre la cara externa. Mue- las inferiores compuestas de dos partes mas elíp- ticas y mas iguales. Talla apenas un poco menor que I. extensus. I. rotundutus. Ioocliilus extensos n. sp. (Pl. XV, fig. 4 y 9) Esta es la especie de mayor tamaño, cuya talla era un poco superior á la del conejo. Los premolares-, Ay - se distinguen fácilmente de los de las demás especies, por presentar sobre la parte anterior de la cara externa dos aristas estre- chas separadas por una ranura angosta y profunda; de estas dos aristas, la anterior que forma el ángulo ántero-externo de cada diente es mas pequeña y mas baja, y la posterior mas ancha y considerable- mente mas elevada tomando la forma de una colum- na perpendicular saliente. La parte posterior exter- na detrás de la columna mencionada es mas baja y plana, uniéndose á la cara posterior formando un ángulo redondeado. Los verdaderos molares superiores tienen las dos aristas de la parte anterior de la cara externa mas estrechas y de tamaño mas igual, sin que la se- gunda tome la forma de columna perpendicular sa- liente. Detrás de esta segunda 'arista viene una de- presión perpendicular colocada sobre la mitad del ancho de la cara externa de la muela, de fondo cón- cavo pero poco profunda. Cada uno de los verdade- ros molares superiores presenta sobre el borde ex- terno de la corona dos cúspides ó cerros puntiagu- dos, formados por el prolongamiento délas ondula- iaciones convexas perpendiculares de la cara ex- terna. En la mandíbula inferior, los dos lóbulos que for- man cada muela, son de forma mas distinta entre sí que en las otras especies; el lóbulo anterior tiene el lado interno mucho mas estrecho y en forma de arista perpendicular angosta y saliente dirijida Ini- cia atrás, y el lado externo mas ancho y redondea- do, con su eje mayor dirijido oblicuamente de afuera Inicia adentro y de adelante Inicia atrás, presentando la cara posterior de un ancho considerable ; el ló- bulo posterior es también igualmente muy estrecho sobre el borde interno y mas grueso sobre el exter- no, pero presenta su parte anterior que se une al lóbulo que lo precede considerablemente mas an- gosta que la posterior. La mandíbula inferior presenta tres agujeros men- tonianos, el anterior mas grande, colocado debajo de la barra que separa el p. T del c. r en el punto en que la sínfisis se comprime transversalmente pa- ra tomar la forma de pico, el segundo mucho mas pequeño está colocado debajo del p. -, y el tercero igualmente pequeño, se encuentra debajo de la par- te anterior del p. 7;.. La cara externa de la rama horizontal debajo de los premolares es gruesa y convexa. La rama ascen- dente presenta el borde anterior con la base que sale 472 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS del lado externo de la última muela levantándose ha- cia arriba formando una pequeña curva cóncava, pero su parte superior que constituía la apófisis co- ronoides se inclina hacia adelante. Dimensiones Diámetro de la corona del i. i [ ántero-posterior 0-0015 ( transverso 0.0047 Diámetro de la corona del i. i ¿«tero-posterior 0.0015 ( transverso 0.0025 Diámetro del i.¿ 0.001 Diámetro del c. ¿ 0.0015 Diámetro del p. I í ¿^tero-posterior 0.0015 ( transverso 0.001 Diámetro del p.A j ¿«tero-posterior 0.003 ( transverso máximo 0.002 Diámetro del p. I í ¿«tero-posterior 0.0035 ( transverso máximo 0.003 Diámetro del p.i j ¿«tero-posterior 0.004 Diámetro del m. 1 í fnter°-P0sle"01: 0'0M5 ( transverso máximo 0.0035 T, * , , , , „ C ántero-posterior ... 0.0045 Diámetro del m. ) 1 ( transverso máximo 0.0032 Diámetro del m. i f ¿«tero-posterior 0.005 ( transverso máximo 0.0035 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas supe- riores 0.027 Longitud de la parte anterior del i. i á la parte posterior del m. ¿ 0.043 Diámetro mayor del i. 7 0.002 » » del i. ^ 0 . 002 » » del i. y 0.002 Diámetro ántero-posterior del canino 0.0015 Largo del diastema que separa el canino del pm. y 0.0027 P-7 0.0018 p.y 0.003 P-7 0.0035 Diámetro ántero-posterior del { p. -j 0.004 m-r 0.005 m. 0.005 m. 0.006 Diámetro transverso de cada una de las muelas inferiores. 0.003 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.028 Longitud del espacio entre la parte anterior del i.- y la posterior del m. 0.042 Longitud de la sínfisis 0.017 Mayor diámetro ántero-posterior de la rama ascendente.. 0.028 Diámetro del cóndilo articular f may01 0.008 ( menor. 0.006 Alto de la rama horizontal debajo del p.- 0.015 Alto de la rama horizontal debajo del m.y 0.018 Alto de la rama horizontal debajo del m. y 0.025 Largo de la mandíbula inferior 0.072 Longitud de la parte palatina del intermaxilar 0.010 Longitud del paladar 0.049 Ancho del intermaxilar en su parte anterior 0.011 Ancho del intermaxilar en su parte posterior y sobre la cara palatina 0.012 Ancho del paladar entre los p. ¿ 0.014 Ancho del paladar entre los m. i 0.019 Longitud de los palatinos 0.023 Ancho de los palatinos entre las escotaduras posteriores del paladar q Alto de los maxilares en su parte anterior 0.015 Alto de los maxilares adelante de las órbitas 0.021 Ancho máximo de los frontales entre las órbitas . 0.029 Diámetro transverso máximo del cráneo entre la parte pe- trosa de los temporales 0.048 Mayor altura del cráneo entre la corona de las muelas y la parte superior del frontal o. 026 Distancia entre la parte anterior de ambas crestas parieta- ,les 0.018 Diámetro vertical del llano occipital 0.044 Diámetro transverso máximo entre los bordes externos de ambos cóndilos articulares 0.020 Longitud del cráneo de los incisivos internos á los cón- dilos occipitales 0.080 Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Icocliilus excavatus n. sp. (Pl. XV, fig. 10 á 13) Esta especie era de un tercio mas pequeña que la precedente, de la que se distingue por la conforma- ción de la cara externa de los premolares y molares superiores, que es bastante diferente. Los premolares2, - y -, presentan las dos aristas perpendiculares de la parte anterior de la cara exter- na, mas estrechas, y de tamaño igual, sin que la segunda tome la forma de una columna saliente co- mo en la especie anterior; además la parte posterior externa de cada uno de estos dientes en vez de ser plana como en los del I. extensus es excavada por un surco perpendicular que viene inmediatamente detrás de la segunda arista, como sucede con los verdaderos molares de la especie mencionada. Los verdaderos molares superiores del I. exca- vatus tienen las dos aristas perpendiculares de la parte anterior de la cara externa, casi confundidas en una sola, que toma el aspecto de una columna ancha en la que apenas se vé un pequeño vestigio de la ranura que en los premolares y en los molares de la otra especie la dividen en dos aristas. Detrás de esta columna, sobre la parte media de la cara exter- na, viene el surco perpendicular, mas estrecho y mas profundo que en los de la otra especie. Las muelas forman unasérie dentaria mas arquea- da, pero mas corta, pues las siete muelas superiores juntas solo ocupan un espacio longitudinal en línea recta de 22 milímetros. UNGULADOS 473 La mandíbula inferior se distingue por un tamaño un poco menor, por la parte sinfisaria mas compri- mida transversalmente, por el diastema entre el ca- nino y el premolar todavía bastante mas corto, y por los dos prismas que componen cada muela que son mas elípticos y de consiguiente menos prismáticos y menos oblicuos que en la otra especie. Dimensiones 0“001 0.003 0.0035 0.004 0.004 0.0038 0.003 Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceáo in- ferior). Ip.i. p.¿. p.2' p.i. . m.-¡- m.¿ m.- Icochilus undulatus n . sp . (Pl. XV, fig. 14) Esta especie era de talla intermediaria entre las dos precedentes, de las que se distingue por los mo- lares y premolares superiores de una conformación bastante distinta, particularmente sobre la cara ex- terna. Los premolares superiores tienen las dos aristas perpendiculares de la parte anterior de la cai’a ex- terna un poco mas anchas, pero mas bajas, sin levan- tarse sobre el plano de la cara externa como sucede con las dos especies precedentes, separadas por una ranura poco profunda, y la segunda aristá seguida hacia atrás de una ranura idéntica á la precedente, de donde resulta que la cara externa de estos dien- tes presentan tres elevaciones perpendiculares poco elevadas, separadas por dos surcos poco profundos, que dan á la superficie externa de la muela un as- pecto ligeramente ondulado, muy diferente del que caracteriza los mismos dientes del I. extensus y el I. excavatus. Los verdaderos molares difieren todavía mas que los premolares, pues las dos aristas externas ante- riores están completamente confundidas en una sola columna convexa bastante ancha; cada muela supe- rior presenta así sobre el lado externo dos columnas ó lóbulos perpendiculares poco salientes que cor- responden á los dos lóbulos internos, estando sepa- rados por una pequeña depresión perpendicular po- co profunda, opuesta al pliegue y profundo surco perpendicular del lado interno. Las últimas muelas superiores, y sobre todo el último verdadero molar, se distingue por una coro- na muy comprimida. La serie dentaria era casi recta. Dimensiones Diámetro del p. l j ántero-posterior <>”035 ( transverso 0.025 Diámetro del p. i { ántero-posterior 0.0037 (transverso 0.003 Diámetro del m.i \ ántero-posterior 0.004 < transverso., 0.027 Diámetro del m. L j ántero-posterior 0.004 Diámetro del m.i j ántero-posterior 0.004 ' transverso 0 . 002 Longitud del espacio ocupado por las cinco últimas muelas superiores 0.0185 Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Icocliilus rotimdatus n. sp. (Pl. xv, fig, ís y 16) La talla de esta especie es apenas un poco menor que la del I. extensus, y con muelas que reúnen en parte los caractéres de las tres precedentes. Los premolares superiores tienen las dos aristas perpendiculares déla parte anterior de la cara ex- terna, apenas un poco desiguales, la segunda algo mas desarrollada que la primera, pero sin tomar la forma de columna saliente que presenta en los pre- molares del I. extensus. Además, detrás de la se- gunda arista existe la depresión ó surco perpendi- cular medio, que falta en los mismos dientes de la especie mencionada. Los verdaderos molares presentan las dos aristas anteriores casi confundidas, con la ranura que las separa poco profunda ó rudimentaria, pero sin que se levanten tanto encima de la superficie de la cara externa como en el I. excavatus. Detrás de esta arista, viene la depresión perpendicular mediana, bastante ancha, pero poco profunda. La última mue- la superior es apenas un poco mas pequeña que la 60 474 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS penúltima y casi del mismo ancho. La série dentaria es ligeramente arqueada. Dimensiones Diámetro de la corona del p. £ \ ^tero-posterior ( transvei'so-máximo Diámetro del p. ¿ í ^tero-posterior { transverso-maximo Diámetro del m. i ^tero-posterior ( transverso-máximo Diámetro del m.i \ Entero-posterior ( transverso-máximo Diámetro del m.í j “ero-posterior ( transverso-maximo Longitud del espacio ocupado por las cinco últimas mué las superiores De la mandíbula inferior conozco un fragmento de la rama horizontal del lado izquierdo, con los dos últimos premolares y el primer verdadero molar. Cada muela consta de dos prismas elípticos casi iguales, apenas un poco mas angostos sobre el lado interno, con su diámetro mayor en sentido transver- sal. El p. -5 tiene 0m0035 de diámetro ántero-poste- riory0m0025 de diámetro transverso. El p. j y el m. p tienen cada uno 4 milímetros de diámetro án- tero-posterior y 3 milímetros de diámetro transver- so. El agujero mentoniano posterior es de tamaño mucho mayor que en las otras especies, pero está igualmente colocado debajo de la parte anterior del p. T. La rama horizontal debajo del p. T tiene 17 milímetros de alto. Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). 0m0032 0.0025 0.004 0.003 0.0045 0.0034 0.004 0.0032 0.004 0.003 0.018 PROTYPOTHERIUM amegii. Protypotherium, Ameghino ,'Catdlogo de laprov. de Buen. Air. en la Exp. Cont. Sud-Amer. Marzo de 1882. Bol. del Inst. Geog. Arg. Junio de 1882. — Id. Bol. de la Ac. Nac. de Cieñe. , t. III, p. 79, 1885. — Ob- serv. gen. sobre los toxodontes , p. 52 (An. del Museo La Plata), 1887.— Id. Enumeración e te., p. 15, 1887. Toxodontophanus , Moreno, Patagonia, etc., p. 23, Julio de 1882 (nomen nudum). Ameghino, Observ. gen. etc., p. 64, a, 1887. Este género fué fundado primeramente por mí sobre una sínfisis de mandíbula rodada y destroza- da en la que se veían los alveolos de seis incisivos, pero que la forma de la mandíbula denotaba afinida- des con el Typotherium, que solo tiene 4 muelas en la mandíbula inferior. Mas tarde describí parte de una mandíbula inferior con las últimas cuatro muelas, pieza que había sido recojida en las for- maciones terciarias del Paraná por D. Santiago Both. Pocos meses después que yo clasificaba la sínfisis mandibular del Protypotherium , el Dr. Moreno determinaba un fragmento de mandíbula superior con tres muelas que había traído de su viaje á la Patagonia austral, como procedente de un toxoclonte pequeño, que denominó Toxodontophanus aus- tralis, y bajo el mismo nombre hablé últimamente de dicha pieza, dando sus principales caractéres en mi trabajo sobre los toxodontes, ya citados. Pero las colecciones traidas por mi hermano Carlos Ameghi- no prueban ahora que Protypotherium y Toxo- dontophanus son sinónimos, aunque la especie de Patagonia nombrada por Moreno, y otras tres distin- tas que la acompañan son diferentes del Protypothe- rium antiquum del Paraná. La fórmula dentaria del Protypotherium es f i. I c. - pm. | m., colocados todos en série continua, pero los inferiores mas apretados entre sí que los superiores. Los seis incisivos superiores son de co- rona ancha y comprimida, de borde casi cortante, con raiz bien distinta y sin esmalte, concluyendo en base cónico-cilíndrica. La corona de los in- cisivos está cubierta por una capa de esmalte so- bre la cara anterior ó externa que desciende hácia abajo hasta el interior de los alveolos, pero sobre la cara interna la capa de esmalte es muy baja, y de- saparece en cuanto empieza el desgastamiento. De los seis incisivos superiores, los dos del medio, son mas anchos y colocados en la parte anterior del cráneo ; los otros cuatro son algo mas angostos y colocados hácia los lados, con su mayor diámetro en dirección del eje de la série dentaria. Los caninos son absolutamente de la misma forma que los incisivos externos y estos ocho dientes al ser atacados por la masticación se vuelven pronto de corona completamente plana. El pm. - es un diente pequeño, de sección elíp- tica, sin surcos ni columnas perpendiculares, im- plantado con su eje mayor un poco oblicua- mente. Los premolares que siguen son de sección elípti- UNGULADOS 475 co-prismática, con su ángulo anterior externo angosto y anguloso, y el posterior interno mas ancho y redondeado; cada uno de estos dientes lleva sobre su parte anterior externa, casi en el ángulo, un pe- queño surco perpendicular que separa dos colum- nas perpendiculares estrechas y redondeadas. Los cuatro premolares aumentan gradualmente de ta- maño del primero al cuarto . Los tres verdaderos molares superiores son de sección alargada de adelante hácia atrás, divididos por un surco perpendicular interno en dos lóbulos casi iguales; la cara externa es ondulada y con el mismo surco perpendicular en la parte posterior que tienen los premolares, pero menos profundo. Estas muelas aumentan de tamaño de atrás hácia adelan- te hasta el m. - que tiene casi doble tamaño que el pm. En la mandíbula inferior los cuatro incisivos del medio son de tamaño igual, cilindricos, muy delga- dos, de raiz cilindrica sumamente larga, corona igualmente cilindrica apenas un poco mas gruesa que la raíz, pero muy corta y gastada verticalmen- te. Los incisivos externos sonde la misma forma, pero mas gruesos y con la cúspide de la corona un poco mas ancha, mas aplastada y bilobada aliado interno . El canino es déla misma forma que el incisivo ex- terno pero un poco mas grande. Los premolares r y 5, son también bastante pe- queños, de raiz simple y cónico- cilindrica, y de corona elíptica con su eje mayor en dirección del eje de la série dentaria. Los premolares 5 y son de tamaño algo mayor, con dos surcos perpendicu- lares opuestos, uno al lado interno y el otro al ex- terno, que dividen cada muela en dos lóbulos muy desiguales, uno anterior muy grande y el otro pos- terior mucho mas chico, circular y colocado sobre el lado interno. Los verdaderos molares r y j son de tamaño to- davía mayor y de sección mas alargada de adelante hácia atrás, con un surco perpendicular profundo sobre el lado externo que las divide en dos lóbulos iguales, y un pequeño surco opuesto sobre el lado interno seguido hácia adelante por una pequeña arista perpendicular formada por el ángulo poste- rior interno del lóbulo anterior. El último verdadero molar inferior m. 3, es todavía de tamaño mayor, con un surco profundo externo en la parte anterior y otro opuesto mas pequeño sobre el lado interno, y además hácia atrás un principio de división en tres lóbulos producidos por dos pequeñas depresiones perpendiculares opuestas sobre el lóbulo posterior. Los primeros premolares inferiores son casi dere- chos, y los verdaderos molares arqueados hácia afuera. Las muelas superiores son como las del Inter atherium é Icochilus, muy poco arqueadas hácia adentro. El paladar es ancho adelante y atrás, y las séries dentarias superiores de consiguiente, muy poco convergentes adelante. El paladar es muy ancho y poco profundo pero de fondo regularmente cóncavo, disminuyendo gra- dualmente de diámetro transverso de atrás hácia adelante. Los palatinos son muy anchos y penetran hácia adelante hasta enfreute de la parte anterior del primer verdadero molar formando así una parte considerable del paladar, pero este no presenta en su parte posterior las dos escotaduras que separan los palatinos de los maxilares, que distinguen el paladar de Icochilus. La sutura de los pala- tinos con los maxilares forma una sutura transver- sal casi derecha, en cada uno de cuyos extremos se encuentra la misma perforación palatina que existe en Icochilus , Pachyrucos, etc. Un poco mas atrás enfrente de la parte posterior de la última muela, existe ácada lado otra perforación mas pequeña que la anterior que perfora exclusivamente las palatinos. La sutura media que separa los palatinos y los maxi- lares es perfectamente visible en toda la extensión del paladar, sin que en ninguna parte existan ves- tigios de las crestas que en su parte posterior pre- senta Icochilus. El intermaxilar es muy corto, ancho atrás, angos- to y redondeado adelante en forma de herradura. Sobre la cara palatina presenta dos agujeros incisi- vos cortos y anchos, que apenas forman una peque- ña escotadura en la parte anterior de los maxilares. En su parte superior, las dos alas laterales se levan- tan como es la regla en los toxodontes hasta tocar los nasales, pero son sumamente bajas en compara- ción de la gran elevación que presentan en casi to- dos los demás géneros, debido á que los nasales for- man un plano inclinado hácia abajo, limitando una apertura nasal muy baja y colocada en la parte ante- rior del cráneo; la parte inferior del intermaxilar que limita hácia abajo la apertura nasal se extiende há- cia adelante en forma de punta; sobrepasando algu- nos milímetros á los incisivos. Los maxilares presentan la cara perpendicular ex- terna muy alta al nivel de la parte anterior de las órbitas, bajando gradualmente hácia adelánte hasta 476 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS su unión con las alas laterales del intermaxilar. La región que comprende los alveolos de las muelas no es convexa como en Pachyrucos, pero los ma- xilares son uu poco hundidos ó excavados longitudi- nalmente hácia la mitad de su altura, desde el bor- de del intermaxilar hasta el borde anterior de la ór- bita. El agujero sub-orbitario es pequeño y coloca- do inmediatamente adelante de la órbita como en Typotherium. La apófisis zigomática del maxilar es muy fuerte y muy prolongada hácia atrás forman- do su borde inferior una larga línea horizontal con un pequeño proceso descendente en su parte ante- rior. Las órbitas son de tamaño regular, pero casi tan salientes hácia afuera como en Pachyru- cos. Los nasales son cortos, anchos atrás y mas an- gostos en la parte anterior, con la sutura que los se- para de los frontales que forma una línea transversal colocada como en Icochilus, bastante mas adelante del borde anterior de la órbita. Los frontales forman en la parte superior del crá- neo entre ambas órbitas, un espacio ancho y rectan- gular casi plano y un poco deprimido, cuya parte posterior se angosta un poco para penetrar entre la parte anterior délos parietales. En la parte anterior son un poco mas angostos que en la posterior, de- bido en gran parte á una prolongación del maxilar que sube encima de las órbitas tomando parte en la formación del plano superior del cráneo, extendién- dose hácia atrás encima de las órbitas en forma de apófisis larga y muy angosta. Hácia atrás los fronta- les se enanchan de una manera notable para formar las apófisis post-orbitarias, bastante largas y agudas; un poco mas adelante, encima de las órbitas, cada frontal presenta una apófisis delgada y larga, diriji- da hácia adelante, que forma el borde superior de la órbita, y está separada del resto del frontal por una hendidura angosta, abierta adelante, en la que penetra la apófisis posterior del maxilar ya mencio- nada. Es esta, una conformación particular caracte- rística de este género, y única hasta ahora entre los mamíferos. Encima de cada órbita, la apófisis supe- rior del maxilar y la parte adyacente del frontal se levantan hácia arriba del plano de la frente, forman- do una elevación bastante notable, larga y angosta, dirijida de adelante hácia atrás. Ambos frontales es- tán separados por sutura sobre su parte media, y cada uno tiene encima de las órbitas y cerca del bor- de un agujero circular bastante grande. Los parietales son un poco mas aglobados que en Icochilus , formando también 'en su parte superior una cresta sagital bastante larga pero menos elevada, que se bifurca igualmente hácia adelante en dos crestas temporales, que formando una curva brusca y corta sed i ri jen á los lados para terminar en las apófisis post-orbitarias. La mandíbula inferior es parecida á la del Pachy- rucos, con su rama ascendente todavía mas ancha, y el cóndilo de la misma forma ; la sínfisis es menos comprimida que en Pachy rucos, Icochilus é Inte- ratherium, con dos pequeños agujeros mentonia- nos á cada lado debajo del incisivo externo y del canino, además de otro agujero mas grande debajo de la parte anterior del primer verdadero molar. Conozco seis especies de este género, que se dis- tinguen por los caractéres siguientes: UNGULADOS 477 Talla mayor que la de todas las demás especies. Ultima muela inferior con la cara interna deprimida perpen- dicularmente en el medio y bilobada al lado externo. P. anliquum. Premolares inferiores con el lóbulo posterior mu- cho mas pequeño que el anterior. Premolares inferiores de cara interna bilobada por un surco perpendicular profundo. Talla un poco menor. Aristas perpendiculares inter- nas de las muelas inferiores anchas y redondeadas. Ultima muela inferior de cara interna no deprimida perpendicularmente en el medio, y bilobada al lado externo. P- australis. Talla todavía algo menor. Muelas inferiores con caras perpendiculares internas planas, y separadas por aristas elevadas y comprimidas; cara externa bilobada P. prcerutilum. \ Tamaño muy pequeño. Caras perpendiculares internas de las muelas inferiores 'profundamente excavadas en sentido longitudinal. Ultima muela inferior con el lóbulo posterior externo imperfectamente bilobado. P. attenuatum. \ Premolares inferiores de cara interna plana, no bilobada. P. obstructum . Premolares inferiores con el lóbulo posterior de tamaño casi igual al anterior. P. claudum. Protypotlierium antiquum Amegh. (Pl. XV, fig. 1) Ameghino, Catal. de la Prov. de B. A. en la Exp. Cont. etc., p. 39, Marzo de 1882 (nomen nudum). — Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 79, a. 1885. — Id. Observ. gener. sob. los toxodonles, etc.,p. 52, a. 1887. Esta es la especie primeramente conocida, y la de mayor tamaño . La pieza mas completa que de ella conozco es un pedazo del lado derecho de la man- díbula inferior, con las cuatro últimas muelas y parte del alveolo de otro molar anterior (p. v). El p. i es mas pequeño que los dientes que siguen hácia atrás, y dividido como en las otras especies en dos partes desiguales, una anterior mas grande y otra posterior bastante mas pequeña ; esta división es producida naturalmente por dos sarcos perpen- diculares opuestos, uno colocado sobre el lado in- terno y el otro sobre la esquina póstero-externa. Las dos muelas que siguen, m. -j y m. 5, están divididas en dos partes ó lóbulos mas iguales, por dos surcos opuestos, uno interno poco marcado y acompañado de una pequeña columna formada por la parte póstero-interna del primer lóbulo, y el otro externo mas profundo, que forma un pliegue en- trante en la corona. El lóbulo posterior de cada muela es un poco deprimido perpendicularmente sobre la cara interna. La última muela, m. 3, algo mas grande que las demás, está dividida en tres partes ó lóbulos for- mados por tres columnas perpendiculares en cada lado, separadas por dos surcos muy profundos sobre el lado externo, pero poco acentuados sobre el in- terno. Dimensiones Espesor de la rama horizontal de la mandíbula debajo del m. i , , . ( ántero-posterior Diámetro del p. 7 J , ( transverso • • • • ( ántero-posterior ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del ra. 5 | transverso ( ántero-posterior Diámetro del ni. j ( transverso Longitud del espacio ocupado portas últimas cuatro mue- las inferiores 0m008 0.006 0.0045 0.0075 0.004 0.0075 0.004 0.0010 0.0035 0.031 Localidad. — Esta pieza ha sido recojida por el señor Roth en las barrancas del Paraná, y pertenece actualmente al Museo de Copenhague. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). 478 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Protypotherium aust ral i s (Moreno) Amegh, (Pl. XIV, fig. 9 á 11 y 14 á 18) Toxodontophanus australis , Moreno, Patagonia, resto de un cont. etc., p. 23, a. 1882 (nomen nudum). Ameghino, Observ. gen. sobre los toxodontes, etc., p. 64, a. 1887. Protypotherium australe (Mor.) Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíferos eocenos , etc., p. 15, n° 60, a. 1887. Esta especie difiere del P. antiquum del Paraná por su tamaño un poco mas pequeño, por sus mue- las mas comprimidas y por su última muela inferior simplemente bilobada al lado externo, ó con un principio de división del segundo lóbulo, apenas aparente. Los restos de esta especie son bastante numerosos, pero no hay ninguna série dentaria completa, ni inferior ni superior. Los molares verdaderos - y £ son notablemente mas anchos adelante que atrás. La última muela inferior es de tamaño considerable, y con el lóbulo tercero poco visible. La mandíbula inferior es de rama horizontal alta y gruesa, y los agujeros mentonianos anteriores se hallan reducidos á uno solo. El palatino penetra en el paladar hasta el nivel de la parte media del primer verdadero molar. Dimensiones Diámetro del m . I f ¿ulero-posterior 0«»008 ( transverso 0.005 Diámetro del m. ^ ¿^tero-posterior 0.0075 ( transverso 0.005 Diámetro del m.i ¿^re-posterior 0.007 ( transverso 0.004 Longitud del espacio ocupado por las tres últimas muelas. 0.023 Longitud de los dos últimos premolares superiores 0.011 / pm.-., 0.003 pm. 0.0035 l pm. 0.004 Diámetro ántero-posterior del < pm. j 0.006 I m. r 0.007 m. 0.0065 \ m. 0.009 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.042 Alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo de la parte posterior del m.7 0.018 Localidad. — Los restos de esta especie fueron descubiertos primeramente por Moreno y mas tarde por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Protypotherium praerutilum Amegh. (PI. XIV, fig. 6, 7, 8, 12 y 13) Ameghino, Enumeración sistemática etc., p. 15, n° 61, a 1887. Esta especie es de tamaño un poco menor que la precedente, y sus restos son mucho mas abun- dantes. Los verdaderos molares inferiores presentan las caras de los lóbulos internos, casi planas, no depri- midas, separadas por un surco perpendicular muy angosto y bastante hondo, seguido hácia adelante de una arista perpendicular estrecha y elevada. La última muela inferior presenta el lado interno trilobado ; los dos lóbulos anteriores mas anchos, de superficie plana, y separados por dos aristas per- pendiculares estrechas ; el lóbulo posterior es mucho mas pequeño, en forma de columna y separado por un surco perpendicular ancho y de fondo cóncavo. Sobre el lado externo, la muela es simplemente bilobada, con el lóbulo anterior una mitad mas pe- queño que el posterior, y ambos de superficie con- vexa, sin que el último presente el mas pequeño vestigio de división en dos lóbulos distintos. La rama horizontal de la mandíbula presenta un agujero mentoniano pequeño en la parte anterior de la sínfisis, debajo de los incisivos externos, y otro un poco mayor debajo de la parte anterior del m. T. Dimensiones Ancho del i. 1 en la cúspide de la corona 0m0043 Ancho del i. ¿ en la cúspide de la corona 0.004 Ancho del i. ^ 0.004 Diámetro ántero-posterior del canino c. 1 0.0035 Ípm. 1 0.0035 pm.- 0.004 pm.- 0.005 pm. - 0.0055 m. I 0.0075 m.i 0.007 m. 2 0.006 Longitud de las siete muelas superiores 0.033 Longitud del i. ¿.al m. 2 0.048 UNGULADOS 479 Diámetro de los incisivos j- 0.001 Diámetro del i. 0.002 Diámetro antero-posterior del c. j 0.003 Ipm. 5- 0.0035 pm.-j 0.0035 pm. -j 0.001 pm. í 0.005 m.7 0.006 m. j 0.006 m.7 0.008 Longitud del espacio ocupado por las siete muelas infe- riores 0.035 Alto de la rama’horizontal debajo del m-j- 0.016 Alto de la rama horizontal de la mandíbula debajo del m. 1 0.017 Longitud de la sínfisis 0.018 Alto de la rama vertical de su base al cóndilo articular. . . 0.044 Diámetro del cóndilo í ^tero-posterior ( transverso Longitud total de la mandíbula inferior Longitud del intermaxilar en su cara palatina Ancho del intermaxilar en su parte anterior » del intermaxilar en su parte posterior] » del paladar entre los i. £ » del paladar entre los p. 1 » del paladar entre los m.i » del paladar entre los m. - Alto del intermaxilar Alto del cráneo de la corona de las muelas á la superficie superior de los frontales Ancho de los frontales encima de las órbitas Ancho de los nasales en su parte posterior Longitud de los frontales Ancho máximo de la caja encefálica inmediatamente detrás de los frontales Distancia de una á otra apófisis post-orbitaria 0.008 0.007 0.085 0.011 0.008 0.015 0.0105 0.0135 0.018 0.017 0.006 0.024 0.022 0.018 0.026 0.017 0.032 presentan las caras perpendiculares internas exca- vadas perpendicularmente, y la última muela infe- rior muestra el lóbulo segundo con la cara exter- na convexa, pero con un pequeño principio de de- presión perpendicular en el medio. Los premolares superiores están colocados mas oblicuamente que en las especies anteriores. Dimensiones Ipm.A 0m004 pm. ¿ 0.0045 pm. A 0.005 mi. 0 QQ0 ni. A 0.0055 m.A 0.0053 Longitud del espacio ocupado por las seis últimas muelas superiores 0.023 Ípm. 3 0.0035 pm. 1 0.004 m. - 0.006 m. 0.0055 m. 0.006 Localidad. — La especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeíio (eoceno in- ferior). Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por Carlos Ameghino en las bar- rancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeíio (eoceno in- ferior). Protypotheríum atícnuatiun Amegh, (Pl. xiv, fig. 20 y 21) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 15, n° 62, a. 1887. Especie de talla todavía considerablemente mas reducida que la anterior, y cuyos restos parecen ser bastante escasos. Las muelas son de tamaño mucho mas reducido y las séries dentarias superiores un poco mas arquea- das limitando un paladar algo mas profundo. En los premolares y molares inferiores, las aris- tas perpendiculares internas son bastante anchas y redondeadas. Los verdaderos molares inferiores Pro typotlierium obstructum Amegh. (Pl. XIV, fig. 19) j Ameghino, Lista de las especies de mamíferos fósiles del mioceno de Monte Hermoso, p. 14, n° 39, Junio de 1888. Esta especie hasta ahora solo está representada por un solo premolar inferior, pero de una forma tan distinta de los mismos dientes de las otras espe- cies, que indica claramente no puede proceder de ninguna de las¡ya conocidas. Es este el premolar ter- cero ó cuarto de la mandíbula inferior, y difiere de los mismos dientes de las demás especies por el surco perpendicular externo menos profundo, y por no presentar vestigios del surco interno opuesto. Así esta muela, en vez de ser bilobada al lado in- terno por un surco perpendicular mediano como en las especies precedentes, presenta una cara in- terna plana ó casi plana, con una pequeña elevación perpendicular apenas sensible, precisamente en el 480 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mismo punto en el que en las muelas de las otras especies se encuentra el surco perpendicular men- cionado. La corona, sin embargo, presenta la misma división en dos lóbulos muy desiguales, uno ante- rior muy grande y el otro posterior muy pequeño, como en las otras especies. La superficie masticato- ria de la corona tiene 0m0045 de diámetro ántero- posterior, 3 milímetros de diámetro transverso en el lóbulo anterior y 2 milímetros en el posterior. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghlno en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana. Profcypotherium elauduin n. sp. (Pl. XIV, fig. 22) Esta especie de tamaño bastante pequeño, inter- mediario entre el del P. prserutilum y el del P. attenuatum, se aleja de todas las demás por algu- nos caracteres de importancia. Conozco de ella un fragmento de la rama derecha de la mandíbula infe- rior, con los dos últimos premolares, y los dos pri- meros verdaderos molares. El p. 5 difiere completamente de la forma que presenta en todas las demás especies. La cara inter- na es casi plana, presentando una notable analogía con la del P. obstructum; sin embargo, presenta tres elevaciones perpendiculares poco marcadas, que limitan dos depresiones anchas pero completa- mente superficiales. La cara externa se distingue por una depresión perpendicular ancha y poco pro- funda que no forma pliegue entrante en la corona; depresión que reemplaza el surco angosto y profun- do que tienen las otras especies en la parte poste- rior de la cara externa, cuya prolongación en la corona forma un pliegue entrante agudo. La cara perpendicular posterior en vez de ser mas angosta y redondeada como en las otras especies, es del mismo ancho que el resto de la muela y deprimida perpendicularmente en el medio. La superficie masticatoria es de forma regularmente alargada ó elíptica, un poco aplastada al lado interno, pero no dividida en dos lóbulos desiguales como en las otras especies. Tiene 0ra0035 de diámetro ántero-poste- rior por 0m002 de diámetro transverso. El p. i presenta un surco perpendicular interno y otro externo, opuestos, como en casi todas las de- más especies, pero los dos lóbulos tienen un tamaño casi igual, siendo el anterior apenas un poco mayor que el posterior. Tiene 0ra004 de diámetro ántero- posterior y 0m0026 de diámetro transverso. Los molares primero y segundo están bilobados al lado interno y al externo por dos surcos perpendicu- lares opuestos como en las otras especies, siendo el lóbulo anterior bastante mas pequeño que el poste- rior. Sobre el lado interno el lóbulo anterior es con- vexo terminando atrás en una columna ancha y re- dondeada, pero el lóbulo posterior es deprimido y algo excavado en su parte anterior. Cada una de es- tas muelas tiene 0m0065 de diámetro ántero-posterior por 0m003 de diámetro transverso. Las cuatro muelas juntas mencionadas (p. ¥, p. - m. T y m. ¥) ocupan un espacio longitudinal de 2í milímetros. En el fragmento de mandíbula mencionado hay dos agujeros mentonianos posteriores, uno mas grande debajo de la parte anterior del p. -j, y el otro mas pequeño debajo del p. T. La rama horizontal debajo del m. T tiene 1 6 milí- metros de alto. Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). PATRIARCHUS n. gén. Es este un género cercano por algunos caractéres de Protypotherium , pero del que difiere notable- mente por la forma y modo de implantación de los dientes en la región anterior de la mandíbula. Aparte algunos dientes sueltos, la pieza mas im- portante de que dispongo es la parte anterior de una mandíbula inferior con la región sinfisaria, en la que están implantados los dos incisivos del lado izquierdo, Jos tres incisivos, el canino y el primer premolar del lado derecho. El Protypiotherium tiene los cuatro incisivos internos inferiores de menor tamaño, colocados transversalmente y bilobados al lado interno. El Patriarchus se distingue fácilmente por tener los tres incisivos de cada lado, colocados todos si- guiendo el eje de la série dentaria, con el mayor UNGULADOS 481 diámetro de adelante hacia atrás, todos de la misma forma y tamaño, de corona ancha de adelante hacia atrás, comprimidos transversalmente y bilobados al lado interno por un surco longitudinal como en el incisivo externo inferior del Protypotlierium. El canino tiene el mismo tamaño y la misma forma que los incisivos, y el primer premolar, aunque mas ó menos del mismo tamaño, tiene la corona bilobada por un surco interno y otro externo opuestos, con el lóbulo anterior mucho mas grande que el posterior como sucede con los dos últimos premolares del Protypotlierium. Todos los dientes están colocados en série con- tinua, pero no fuertemente apretados unos á otros como sucede en el género mencionado, sino todos separados unos de otros por pequeñísimos diastemas. I*atriarclius pal m id «mi s n. sp. (Pl* XV, fig. 2 y 3) Es la única especie de este género que hasta ahora me sea conocida, y á juzgar por la parte anterior de la mandíbula tuvo una talla bastante mayor que el Protypotlierium antiquum. La sínfisis es muy comprimida lateralmente y sumamente angosta adelante, como que hasta el mismo par de incisivos anteriores están colocados no adelante en sentido transversal como es la regla en la generalidad de los mamíferos, sino sobre los lados en la misma línea longitudinal que todo el resto de la dentadura, lo que dá á esta region’un aspecto completamente particular. Cada uno de estos incisivos tiene una corona cuyo diámetro ántero-posterior aumenta de la base á la cúspide, con la corona sumamente comprimida en sentido transversal, con la cara interna bilobada por un surco perpendicular angosto y profundo en la corona pero que se pierde hácia la base, y con la eara externa lisa y convexa. El canino tiene absolutamente la misma forma que los incisivos. Estos cuatro dientes están implantados en la mandíbula inclinados oblicuamente adelante de una manera cada vez mas acentuada á partir del canino hasta los incisivos internos, los que se dirijen hácia adelante de una manera casi horizontal. Cada uno de estos dientes tiene una corona de 0m004 á 0ra0045 de diámetro ántero-posterior, por 0m001 á0m0015 de diámetro transverso. El p. T está implantado verticalmente, con los dos surcos opuestos colocados en los dos últimos ter- cios de cada cara, angostos y poco profundos. El lóbulo anterior es mucho mayor, mas ancho y de forma elíptica; el lóbulo posterior mucho mas pe- queño, es también mas angosto y de forma casi cir- cular. Este diente tiene 0™0045 de diámetro ántero- posterior por 0m0023 de diámetro transverso. Los tres incisivos, el canino y el primer premolar ocupan juntos en línea recta un espacio longitudinal de 25 milímetros. La sínfisis tiene 19 milímetros de largo y es pro- 1 lindamente excavada en su cara interna. Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE EL GRUPO DE LOS INTERATHERIDJ) Esta familia, auuque cuenta con un crecido número de especies, solo está representada por cuatro gé- neros, muy íntimamente aliados entre sí. De estos, representa la forma mas primitiva, el Interatherium provisto de premolares de raíces distintas, mientras que en los otros tres géneros todas las muelas, premolares ó molares, son de base abierta. El Icochilus es evidentemente una modificación . del Interatherium, como el Patriarchus es un tipo evolutivo del Protypotlierium ; pero el Interathe - rium y el Protypotlierium, aunque cercanos alia- dos, presentan caractéres demasiado encontrados para que puedan descender el uno del otro, reconocen evidentemente por antecesor un género que reunía en parte los caractéres que distinguen á los dos sucesores, en la forma que lo indican las siguientes líneas : G1 482 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS H ATRYPTHERIDAE Los representantes de esta familia tienen todos los dientes en série continua, y los incisivos siempre de base cónico-cilíndrica y sin esmalte ; pero la particularidad mas notable reside en los premolares inferiores, de los cuales los últimos de cada lado tienen cuatro raíces cada uno, todas bien separadas, colocadas en dos pares, uno anterior, y el otro posterior. Á veces el primer verdadero molar participa de la misma con- formación. Conozco dos géneros seguros de este grupo, y uno dudoso: P. i con cuatro raíces. Verdaderos molares inferiores de base abierta. Canino inferior presente. Atryptherium. P- 3 y i y m* i con cuatro raíces; m. j y ^ de base abierta. Canino inferior ausente. Scopotherium. Premolares con solo dos raíces ? Nesodon. ATKYPTHERIUM amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, 1887. Animal de talla bastante considerable, caracteri- zado por tres incisivos en cada lado de la man- díbula inferior, un canino, probablemente cuatro premolares y tres verdaderos molares. El último premolar inferior se distingue por tener cuatro raí- ces dispuestas en dos pares, uno adelante y otro atrás, largas y bifurcadas en sentido divergente. Los verdaderos molares inferiores son largos, pro- fundamente implantados en la mandíbula y de base completamente abierta. Atryptherium bifurcatum Amech. (Pl. XX, fig. 8) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, n° 78, a. 1887. La especie solo está representada por una man- díbula inferior muy destrozada y perteneciente ade- más á un individuo todavía bastante joven. Los incisivos son relativamente grandes y aumen- tan de tamaño del primero al tercero. El i. -j está muy destrozado. El i. j es de sección triangular y considerablemente mas grueso sobre el lado internoque sobre el externo; en la cara anterior sobre el borde alveolario tiene 1 5 milímetros de UNGULADOS 483 ancho y 1 1 milímetros de espesor sobre el lado inter- no. Eli. 3, también de sección triangular, todavía está poco gastado por el uso y tiene 1 7 milímetros de ancho terminando en una corona de borde delgado y en semicírculo. El que considero como canino, situado al lado ex- terno del i. 3, es un diente pequeño, del que solo existe la base, que tiene unos 6 á 7 milímetros de diámetro. De los premolares primero y segundo apenas quedan algunos pequeños vestigios que no permiten formarse idea de la forma que presentaban cuando enteros. El premolar tercero persistente apenas empeza- ba á ser atacado por la masticación. Sobre el lado externo está dividido en dos lóbulos desiguales por un surco perpendicular profundo ; el lóbulo ante- rior angosto, es elevado y convexo, y el lóbulo poste- rior es mucho mas ancho y mas bajo ; la cara inter- na es casi plana y la superficie masticatoria de la co- rona tiene tres pozos aislados de esmalte, uno en el lóbulo anterior, otro en el posterior, y el tercero entre los dos precedentes. Este diente tiene 22 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, y 10 milíme- tros de diámetro transverso. Del premolar cuarto solo se conserva la base que demuestra era un poco mayor que el premolar tercero, y tiene cuatro raíces distintas, dos adelante y dos atrás, muy separadas y colocadas las de cada par una sobre el lado interno y la otra sobre el ex- terno. El primer verdadero molar es también bilobado al lado externo, con el lóbulo anterior pequeño, an- gosto, elevado y convexo en forma de columna per- pendicular y el posterior mas ancho y mas bajo. So- bre el lado interno tiene una depresión perpendi- cular poco acentuada en el lóbulo anterior, y dos hendiduras profundas que penetran en la corona del lóbulo posterior pero que descienden pocos milíme- tros liácia abajo. Luego la muela conserva la misma forma hasta su parte inferior, en donde concluye en base abierta* El segundo verdadero molar está destruido en su parte posterior, pero se conoce tenía la misma forma que el anterior. La série dentaria completa de la mandíbula infe- rior, esceptuando el último verdadero molar, de- bía ocupar un largo aproximado de 16 centí- metros. La rama horizontal de la mandíbula es baja y gruesa, con su borde inferior arqueado, y su parte anterior mas baja que en Adinotherium y Proto- xoclon. La sínfisis no es muy gruesa pero sí corta, llegando apenas debajo del premolar segundo. Los agujeros mentonianos son en número de dos, uno anterior grande colocado adelante al lado del inci- sivo externo y debajo del primer premolar, y el otro mas pequeño situado mas atrás debajo de la parte anterior del cuarto premolar. El alto de la rama horizontal debajo del pri- mer verdadero molar es de 57 milímetros. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). SG0P0THERIUM amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, a. 1887. Este animal se parece bastante al precedente, pero se distingue de él inmediatamente por la au- sencia de diente canino. Los tres incisivos son de tamaño relativamente pequeño y bastante iguales en- tre sí, y de los cuatro premolares los dos posterio- res presentan cuatro raíces cada uno. Los verdade- ros molares son parecidos á los del Atryptherium y probablemente también de base abierta menos el primero que tiene igualmente cuatro raíces sepa- radas. Scopotlieriuin cyclops Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 18, n° 79, a. 1887. La especie está representada por dos mandíbulas inferiores con ambas ramas y la dentadura aunque un poco destrozada. Una de las mandíbulas pertenece á un individuo todavía bastante joven, y la otra procede de un individuo bastante mas viejo aunque no completamente adulto. Ambas piezas presentan entre sí diferencias bastante notables que no me parecen esplicables por la diferencia de edad y creo posible procedan de dos especies distintas. Mas como no quiero aumentar el número de especies 484 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS sin motivo y causas bien justificadas, solo me ocuparé de la mandíbula del individuo mas adul- to como tipo de la especie. Los tres incisivos inferiores tienen la corona rota al nivel del borde alveolario, pero se conoce au- mentan de tamaño y de ancho del primero al tercero, estando en parte sobrepuestos como los de Toxo- clon , de manera que la parte longitudinal interna del i. 3 cubre la longitudinal externa del i. sucedien- do otro tanto con el i. - en relación con el i. T. El i. y tiene su mayor diámetro de í 1 milímetros, en dirección oblicua de arriba hacia abajo y de adentro hacia afuera, y su mayor diámetro trans- verso que es de 7 milímetros, en la cara anterior. El i. 3 tiene su diámetro mayor que es de 1 3 mi- límetros igualmente oblicuo en la misma dirección que el i. T, pero su diámetro transverso es menor y mas igual pasando apenas de 5 milímetros en la ca- ra anterior. El i. g- un poco mas grande, tiene su mayor diá- metro en sentido completamente invertido, dirijido de arriba hácia abajo y de afuera hácia adentro, aun- que de una manera poco acentuada. Tiene 14 milí- metros de diámetro mayor ó transverso, y 5 milíme- tros de diámetro menor ó ántero posterior. Los tres incisivos están dirijidos hácia adelante, y las medi- das mencionadas son las que presentan en el pun- to en que están rotos que ya he dicho es sobre el borde alveolario. El diente que sigue hácia atrás está separado del i. y por un pequeño diastema de solo tres milíme- tros, y está rotoen la cúspide, presentando una sec- ción alargada con su eje mayor dirijido de atrás há- cia adelante y de afuera hácia adentro ; esta sección tiene 12 milímetros de diámetro mayor y 5 milíme- tros de diámetro transverso. El diente está im- plantado dirijiéndose hácia arriba, hácia adelante y un poco hácia adentro, y supongo es el primer pre- molar, faltando completamente el canino, que tam- poco tenía espacio en. dónde poderse desarrollar. El premolar segundo que sigue inmediatamente al anterior, tiene la corona intacta, y una forma muy diferente. La corona es alta, inclinada hácia adelan- te y hácia adentro, con una sección triangular ancha en la base que se achica hácia arriba, y una escota- dura perpendicular ancha y profunda en su parte póstero-externa, y una pequeña depresión en la parte anterior de la cara interna. La corona tiene una capa de esmalte todo alrededor separada de la raíz que se presenta sin esmalte, y tiene 11 milímetros de diámetro ántero-posterior, 9 milíme- tros de diámetro transverso y 18 milímetros de alto. El premolar tercero sigue inmediatamente atrás pero es mas grande, y con corona de sección rec- tangular con su mayor diámetro en dirección del eje de la serie dentaria. La corona es alta y con ca- pa de esmalte todo alrededor, pero muy baja sobre el lado internoy alta sobre el externo. La cara ex- terna está dividida por un surco perpendicular pro- fundo en dos lóbulos casi iguales. La parte inferior está dividida en cuatro raíces bien separadas, largas y delgadas, dos adelante y dos atrás. El diente está implantado dirijido hácia arriba y fuertemente in- clinado hácia adentro. La corona tiene 15 milímetros de diámetro ántero posterior, y 8 milímetros de diá- metro transverso. El premolar cuarto está roto en la base de la coro- na en ambos costados, aunque se conoce tuvo con muy corta diferencia la misma forma que el anterior, pe- ro era bastante mas grande pues en el punto en que está roto tiene 22 milímetros de diámetro ántero- posterior por 1 1 milímetros de diámetro transver- so. La base está también dividida en cuatro raíces largas y delgadas, dispuestas como en el premolar tercero. El primer verdadero molar inferior tiene una co- rona parecida á la de los molares d eAdinotherium y Protoxodon , con su parte externa dividida en dos lóbulos, uno anterior angosto y convexo en for- ma de columna, y otro posterior mas ancho, mas ba- jo y poco convexo; sobre el lado interno presenta dos escotaduras superficiales que penetran en la co- rona pero no descienden hácia abajo sobre la su- perficie externa. La capa de esmalte está interrum- pida adelante y atrás como es la regla en las muelas de los géneros mencionados, pero la parte inferior es completamente distinta, pues se divide también en cuatro raíces separadas como en el cuarto pre- molar. La corona tiene 26 milímetros de diámetro ántero-posterior, 8 milímetros de diámetro trans- verso y 28 milímetros de alto. El segundo verdadero molar es un poco mas grande y difiere del precedente por tener tres es- cotaduras perpendiculares sobre el lado interno que descienden hácia abajo penetrando en el alveolo, la anterior ancha pero poco profunda en el lóbulo anterior, la mediana estrecha y profunda en la parte anterior del lóbulo posterior, y la tercera muy an- cha y profunda en la parte posterior del segundo lóbulo. La base completamente encerrada en el al- UNGULADOS 485 veo! o no se puede examinar sin destrozar la man- díbula, pero dada la analogía que presenta con la correspondiente del Atryptherium, supongo sea igualmente de base abierta. La corona tiene 30 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 10 milíme- tros de diámetro transverso en el lóbulo anterior y 7 milímetros en el posterior. El tercer premolar inferior recien empezaba á perforar el borde alveolado y todavía no había sido atacado por el uso. La distancia del borde del alveolo del incisivo interno á la parte posterior del segundo verdadero molar es de 137 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula es baja y gruesa, con su borde inferior arqueado, y la parte posterior que forma la base de la rama ascendente bastante parecida á la forma que presenta en los Prolerotheridse y en los géneros actuales Sus y Dycotyles. El alto de la rama ascendente es de 49 milímetros debajo del segundo molar inferior, y de 47 milímetros debajo del premolar tercero. La sínfisis es mas bien delgada que gruesa, sin enanchamiento en su parte anterior, y muy corta, pues su parte posterior solo llega hasta debajo del segundo premolar, siendo su largo total sobre la cara externa ó inferior de 55 milímetros. Los agujeros mentonianos ó dentarios son en número de tres, uno bastante grande adelante de- bajo del segundo premolar, el segundo muy pe- queño debajo de la parte anterior del cuarto premo- lar, y el tercero un poco mas grande debajo de la parte posterior del mismo diente. Además un poco mas atrás, en la parte posterior de la rama hori- zontal, se ven varios agujeritos vasculares mas pe- queños. Localidad. — La especie ha sido descubierta por CÁiiLOS Ameghtno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). NESODON ow. Owen, Report of Brith. Assoc. of tlie Science, vol. XVI. p. 66, a. 1846. — Id. Philosophical Transad, of the Royal Society of London, vol. 143, p. 291 y sig. pl. XV, a. XVIII, Burmeister, Descrip. Phys. de la Rep. Arg., etc., t. III, p. 498, a. 1879. Este género fué fundado por Owen en 1846 sobre una mandíbula inferior procedente de las costas de Patagonia, designándolo con el nombre de Nesodon imbricatus, agregando sucesivamente tres especies mas que denominó N. ovinus , N. Sulivani, y Nesodon magnus, pero las dos últimas han resul- tado pertenecer á géneros distintos, no compren- diendo de consiguiente el género Nesodon, sino las dos especies mas pequeñas designadas con los nombres de Nesodon ovinus y Nesodon im- bricatus. En un principio creí el género Nesodon cer- cano de Protoxodon, y designé en consecuencia toda la familia con el nombre de Nesodontidse, pero después, comparando mejor las figuras de Owen con los materiales á mi disposición, me apercibí, que Nesodon es mucho' mas parecido á Atrypthe- rium y á Scopotherium que á Protoxodon, por lo que tomé este último género como típico de la familia á que pertenece. Por otra parte, á pesar de la analogía de Nesodon con Atryptherium y Scopotherium, he desig- nado el grupo con el nombre de Atrypteridae, por- que no está probado que los premolares inferiores de Nesodon tengan cuatro raíces como los del Atryptherium aunque lo creo probable, pues la corona de las muelas en ambos géneros es de con- formación igual. Sin embargo Owen dice terminantemente, que los premolares del Nesodon solo tienen dos raíces anchas, una anterior y otra posterior, lo que consti- tuiría una diferencia considerable en completa opo- sición con la forma de la corona de los mencionados dientes. Pero, si realmente el Nesodon tuviera como lo supongo, premolares inferiores con cuatro raíces, que hubieran pasado desarpecihidas al ilustre pa- leontólogo, entonces es probable que habría que reunir Nesodon y Scopotherium en un mismo género. Esta incertidumbre, solo podrá resolverse con el descubrimiento de nuevos materiales, ó con un nuevo exámen de los originales del Nesodon des- critos por Owen, siendo por el momento mas pru- dente conservar los dos géneros hasta que se pueda resolver definitivamente la cuestión. La fórmula dentaria del género es f i, j c. f m, (|p. | m.) = 44, con todos los dientes colocados en série ininterrumpida, ó casi ininterrumpida. Los incisivos superiores son todos de tamaño 486 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS desigual, presentando una corona completamente distinta de la raíz, la que es cónico-cilíudrica y de base cerrada. El par de incisivos internos (i. -) están implan- tados en sentido divergente, separados el uno del otro por un ancho diastema, carácter que unido á la existencia de raíz separada de la corona y de base cerrada en todos los incisivos, separa neta- mente este género de Protoxodon y Adinothe- rium. El i. - es de raíz muy comprimida, y de corona alargada en dirección transversal pero muy compri- mida de adelante hácia atrás, tomando la forma in- cisiforme común en los paquidermos, con capa de esmalte todo alrededor menos en la superficie mas- ticatoria. El i. - es de sección mas triangular, con la cara anterior mas angosta que en el incisivo precedente, y las caras laterales mas anchas y sin capa de es- malte sobre la cara interna, pero con la raíz igual- mente cónico-cilíndrica. Este incisivo está implan- tado en el ángulo ántero-externo del intermaxilar, al lado del i. - que está situado en la parte anterior del mismo hueso. El i. - está implantado sobre el lado lateral exter- no del intermaxilar, separado del precedente por un diastema bastante ancho; es muy pequeño, casi rudi- mentario como en Protoxodon y Adinotherium y de corona igualmente comprimida. El canino superior, implautado en la parte an- terior del maxilar, es un diente pequeño, de forma parecida al incisivo externo, pero un poco mas grande. Las muelas superiores aumentan gradualmente de tamaño de la primera á la última, siendo los últimos premolares de forma parecida al primer verdadero molar, é implantados todos con el áugulo ántero ex- terno prominente y extendido hácia adelante cu- briendo el ángulo póstero-externo del diente que le precede. El p. - está separado del canino por un diastema comparable al que separa el canino del incisivo ex- terno. Su tamaño es casi el doble del que presenta el canino, con la corona de forma irregularmente cuadrangular, y dos pequeños pozos aislados de esmalte, que sin duda desaparecen mas tarde con el mayor desgastamiento de la corona. La base se comprime dividiéndose en dos raíces cortas y paralelas. El p. - colocado al lado del anterior, es de tamaño dos veces mayor, con la parte extra-alveolar mas larga, y la cara externa con dos depresiones perpen- diculares que la dividen en tres lóbulos. La corona tiene un pozo de esmalte aislado y trilobado, último vestigio de un pliegue entrante interno desaparecido por el desgastamiento. La base se divide por lo mé- nos en dos raíces distintas, bien visibles sobre el lado externo de la mandíbula. El p. - es de corona mas alargada en sentido ánte- ro-posterior, con la esquina ántero-externa mas pronunciada y dirijida hacia adelante, y con un sur- co perpendicular muy marcado sobre la cara externa cerca de la esquina anterior, que forma en esta parte de la muela dos aristas perpendiculares. Sobre la cara interna hay una profunda depresión 'perpendi- cular que divide la muela en dos lóbulos, formando en la corona una gran escotadura, de cuyo fondo sale un pliegue entrante que se bifurca en dos ramas en el interior de la corona. En la parte posterior de la superficie masticatoria hay un pozo aislado de es- malte que indica un segundo pliegue entrante que salía de la escotadura mencionada. La base está dividida en 4 raíces distintas. Las muelas siguientes presentan la misma forma general, pero un tamaño algo mayor y la escotadura interna con tres pliegues entrantes profundos pre- sentando así las muelas todavía no muy gastadas sobre el lado interno, un aspecto cuadrilobado ; con el desgastamiento, la parte internade estos pliegues queda separada, formando pozos aislados de esmalte. Todas estas muelas son arqueadas hácia adentro aunque no tanto como las de Toxodon. La capa de esmalte, no llega hasta la raíz, y en su parte supe- rior, á lo menos en los individuos adultos, parece que se presenta interrumpida adelante y atrás. Los incisivos inferiores están muy apretados entre sí y son de forma casi igual, aumentando apenas un poco de tamaño del interno al externo. La raíz es cónico cilindrica y sin esmalte, y la corona es com- primida de adelante hácia atrás y de gran diámetro transverso en la superficie masticatoria, con capa de esmalte todo alrededor. El canino inferior es de tamaño mas pequeño que el incisivo externo, pero de forma parecida, é igual- mente comprimido y colocado á continuación de él, sin diastema intermediario. El p. y, es de forma parecida al canino, distin- guiéndose solo por un tamaño un poco mayor y por su parte posterior mas ancha ; la base termina en raíz simple pero comprimida como la del canino. UNGULADOS 487 Todas las derruís muelas inferiores son de corona estrecha y alargada como es la regla en los animales de este grupo, cada una con dos raíces divergentes separadas y con la corona dividida por un surco per- pendicular externo en dos lóbulos desiguales, el anterior muy pequeño y el posterior mas grande. Sobre el lado interno cada muela presenta dos plie- gues entrantes, uno anterior siempre simple, y el posterior mas ó menos complicado. Estos dientes aumentan gradualmente de tamaño hácia atrás pero los del medio son iguales entre sí. Todos los dientes de la mandíbula inferior, de los incisivos á los molares, están colocados en séries inin- terrumpidas y fuertemente apretados unos á otros. Parece que la última ó las dos últimas muelas de cada mandíbula, tanto arriba como abajo, eran de ba- se abierta durante toda la vida. La forma general del cráneo, por las partes que de él se conocen, parece haber sido bastante cercana á la de Toxodon, pero con la apertura nasal coloca- da mas adelante y no tan arriba, y las órbitas de ta- maño relativamente mayor. El intermaxilares de tamaño considerable, en pro- porción mucho mayor que el que indicaría el tamaño relativamente reducido de los incisivos, pero relati- vamente mas pequeño que el del Toxodon, aunque igualmente ancho adelante y estrecho atrás. Su for- ma general es sub-cuadrada, con álas laterales eleva- das que ascienden hasta ponerse en contacto con los nasales, con los que circunscriben la apertura nasal sin intervención délos maxilares, siendo en propor- ción de su alto considerable, relativamente mucho mas corto que el del Toxodon. Los nasales son elevados, largos y estrechos, pa- recidos álos de Toxodon, pero mas extendidos há- cia adelante. Los maxilares son altos y cortos, con la parte an- terior terminada en borde perpendicular casi recto. La apófisis zigomática del maxilar es pequeña y corta. El agujero sub-orbitario es mas bien pequeño, pero colocado mucho mas adelante del borde de la órbita que en Toxodon y Typotherium, estando acom- pañado por un agujero mas pequeño colocado unos pocos milímetros mas adelante. El arco zigomático es fuerte y muy parecido al del Toxodon, pero sin proceso post-orbitario, des- cendiendo suavemente de arriba hácia abajo y de atrás hácia adelante hasta terminar en su parte ante- rior con una escotadura en su parte superior que forma el límite inferior de las órbitas, las que comu- nican con las fosas temporales . La máxima parte del arco está formada por el malar, que se extien- de hácia atrás hasta el nivel de la cavidad glenóides pasando encima de la apófisis zigomática del tempo- ral. Hácia adelante forma todo el borde inferior y anterior de las órbitas, ascendiendo hácia arriba hasta el lacrimal, pero no presenta aquí el desarro- llo que muestra en otros géneros, ni el fuerte proceso descendente que caracteriza el malar del Typo- therium, Paclcy rucos, Interatherium y Hege- totherium. La apófisis zigomática del temporal es corta, pero gruesa, llevando hácia abajo la cavidad glenóides, transversal y un poco cóncava, seguida hácia atrás de un fuerte y espeso proceso descendente post- glenóides. El paladar es de forma parecida al del Toxodon , igualmente cóncavo, angosto adelante y ancho atrás, pero las séries dentarias no son tan con- vergentes hácia adelante. El punto de sutura del intermaxilar con los maxilares es el mas estrecho, enanchándose otra vez hácia adelante hasta los inci- sivos. En el centro del paladar, al nivel de los últimos premolares, se vé á cada lado la misma perforación palatina que tiene el paladar del Toxodon , prolon- gándose hácia adelante eu forma de un par de surcos que desaparecen de una manera gra- dual. Hácia atrás, los maxilares se prolongan mas allá de la última muela, quedando entre ambos un espa- cio triangular pequeño, con la cúspide hacia ade- lante y la base hácia atrás que estaba ocupado por los palatinos, pero hasta ahora no se conocen dichos huesos. IVesodon ovinus Owen. (Pl. XV, fig. 29; pl. XVII, fig. 10; pl. XX, fig. i, y pl. xxix, flg. 6) Owen, Descr. of sonie species of the exiinct Genus Neso- don, etc. Philosoph. Transad., 1853, p. 291. Es esta la especie mas pequeña, cuya talla era próximamente la de una oveja de tamaño re- gular. Desgraciadamente, hasta ahora aparte restos in- completos, solo es conocida por el ejemplar descrito por Owen, que es de un individuo bastante joven 488 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en el que aún no se había efectuado el cambio com- pleto de la dentición. Esta pieza consiste en parte del cráneo con el paladar y gran parte de la man- díbula inferior. En este individuo se habían desar- rollado los seis incisivos de cada mandíbula, los caninos, y las cinco primeras muelas de cada lado, tanto arriba como abajo, encontrándose en el inte- rior de los alveolos la muela sesta de cada lado que todavía no ha perforado la mandíbula. Crée Owen que todos estos dientes, desde el in- cisivo interno hasta la muela cuarta, pertenecen á la dentición de leche, y que solo la muela quinta de cada lado pertenece á la segunda dentición, que representaría el primer molar verdadero. Los numerosos ejemplares de individuos jóvenes de animales de este grupo, aunque no del mismo género, que he tenido ocasión de examinar, me conducen á interpretar ese fragmento de distinta manera que lo ha hecho Owen. El cambio de dentición parece efectuarse en época muy temprana, y los incisivos de la primera den- tición parece son siempre de base anchamente abierta, en el fondo de la cual se desarrolla el gér- mendel diente de la segunda dentición, que debe reemplazarlo. Deduzco de esto, que los incisivos del ejemplar descrito por Owen son los persis- tentes. En cuanto á los caninos, para creerlos de la pri- mera dentición, se funda Owen en el tamaño dimi- nuto que presentan, pero esto es evidentemente un carácter de este género, común igualmente á Protoxodon , Adinotherium, y probablemente á casi todos los géneros de esta familia. En cuanto á las cuatro primeras muelas no tengo opinión al respecto, pero no sería difícil que también algunas de ellas fueran de la dentición perma- nente. Hé aquí mientras tanto las principales medidas que proporciona el mencionado ejemplar, tomadas en las figuras de la memoria de Owen : Dimensiones Ancho del diastema que separa los dos incisivos superio- res internos 0m018 Diámetro del primer ^ ántero-posterior 0.002 incisivo superior ( transverso 0,009 Diámetro del segundo ( ántero-posterior 0.0045 incisivo superior ( transverso 0.004 Largo del diastema entre el segundo y el tercer incisivo. 0.004 Diámetro del tercer ( ántero-posterior 0.0035 incisivo superior (transverso 0.0018 Largo del diastema entre el incisivo externo y el canino. 0.008 Diámetro del canino , ántero-posterior... 0.006 superior [transverso 0.0022 Largo del diastema entre el canino y la primera muela superior o. 003 Diámetro de la primera i ántero-posterior 0.006 muela superior 1 transverso 0.005 Diámetro de la segunda ( ántero-posterior 0.008 muela superior t transverso 0.006 Diámetro de la tercera ( ántero-posterior 0.0012 muela superior * transverso 0 . 008 Diámetro déla cuarta ( ántero-posterior 0.016 muela superior * transverso 0.011 Diámetro de la quinta 1 ántero-posterior 0.018 muela superior * transverso 0.011 Longitud del espacio ocupado por las cinco muelas supe- riores 0.056 Distancia de la parte anterior del incisivo interno á la parte posterior de la última muela 0.095 Ancho del paladar en la parte anterior entre los caninos. 0.017 Ancho del paladar entre la última muela de cada lado. . . . 0.040 Longitud de la parte anterior del incisivo interno á la parte posterior del proceso post-glenoides 0.160 Alto de la tabla externa de los maxilares adelante de las órbitas 0.051 Alto de los maxilares en la parte anterior, siguiendo la sutura con el intermaxilar 0.035 Diámetro transverso del incisivo externo-inferior 0.006 Idel canino inferior 0.008 de la primera muela inferior. 0.0085 de la segunda » » 0.009 de la tercera » » 0.013 de la cuarta » » 0.0125 de la quinta » » 0.014 Localidad. — Esta pieza filé recojida por el ca- pitán Sülivan en la boca del rio Gallegos, en la costa de la Patagonia austral, habiéndose encontra- do también algunos fragmentos poco importantes en las barrancas del rio Santa Cruz. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). IVesotlon imbricatus Ow. (Pl. xvin, fig. 4 y 5 ; pl. xx, fig. 2 y 7; Owen, Reports of Ihe British Association, 1846, p. 65. — Id. Descrip. of some species of the extincl Gemís Ne- sodon. Philosoph. Transad., 1853, p. 300, lárn. XVII. Esta especie ha sido descrita por Owen sobre los dos primeros verdaderos molares superiores, y gran parte de una mandíbula inferior con todos los incisivos, los caninos, los cuatro premolares, y la parte anterior del primer molar verdadero. Se distingue de la especie precedente sobre todo UNGULADOS 489 por su tamaño mucho mayor, pues las piezas conoci- das indican un animal de la talla de un gran gua- naco. Los molares superiores solo difieren de los del N. ovinus por un tamaño mayor, y por la cara perpen- dicular posterior mas excavada perpendicularmente en el medio. Los incisivos inferiores son de corona ancha y comprimida de arriba hácia abajo, aumentando de tamaño del interno al externo, implantados en la mandíbula cubriéndose unos á otros y fuertemente inclinados hácia adelante. Tienen la corona un poco mas gruesa sobre el lado interno que sobre el ex- terno, y la base de cada uno termina en una raiz larga y delgada, cónico-cilíndrica y sin esmalte. El canino inferior es bastante mas pequeño que el incisivo externo, inclinado también un poco hácia adelante, y de corona comprimida transversal- mente. El p. T es de corona comprimida en la cúspide, pero algo triangular en la base, con la cara externa convexa adelante y cóncava atrás, y la cara interna un poco excavada perpendicularmente. Los demás premolares tienen la cara externa bi- lobada por un profundo surco perpendicular, que forma un pliegue entrante de esmalte en la corona. El lóbulo anterior es mas angosto que el posterior, y ambos convexos, pero el primero mas que el últi- mo. En el segundo premolar la diferencia en el ta- maño de los dos lóbulos no es muy grande, pero en los dos últimos la diferencia es considerable. Cuan- do las muelas no están todavía muy gastadas, mues- tran tres escotaduras internas, una que penetra en el lóbulo anterior, y las otras dos en el posterior, en donde forman pliegues entrantes que luego que- dan aislados formando pozos de esmalte. Estos premolares tienen, según Owen, solo dos rai- ces distintas, una anterior y la otra posterior. El primer verdadero molar era de corona pa- recida á la del último premolar, pero de base com- pletamente abierta. Todos los dientes están en série continua y muy apretados unos á otros. Dimensiones Diámetro ántero-posterior del m. 1 0m022 Diámetro transverso del m.¿ j Alante 0.020 ( atrás 0.012 Diámetro ántero-posterior del m. 2 0.032 Diámetro transverso del m. - ? ( atras Diámetro transverso ó ancho máximo del i. y Diámetro transverso ó ancho máximo deli.-¡ Diámetro transverso ó ancho máximo deli.g-, Diámetro ántero-posterior del c. , Diámetro ántero-posterior del p. 3- Diámetro del p. s j ántero-posterior Diámetro del p. ¥ í ántero-posterior ( transverso Diámetro del p. j j ántero-posterior ( transverso Distancia de la parte anterior del i. p á la parte posterior del p.^ La sínflsis mandibular es corta, dirijida oblicua- mente hácia arriba, y con las dos mitades completa- mente soldadas. El dibujo de la mandíbula publica- do por O aven muestra dos agujeros mentonianos, uno mas pequeño debajo de la parte anterior del p. j y el segundo un poco mas grande debajo de la parte anterior del p. ¥. Localidad. — Los restos de esta especie fueron descubiertos primeramente por el capitán Sulivan en las costas de la Patagonia austral en la emboca- dura del rio Gallegos, y últimamente por Moreno y Cáelos Ameghino en las barrancas del rio Santa- Cruz. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). 0.017 0.012 0.009 0.011 0.012 00.15 0.014 0.017 0.0065 0.021 0.008 0.023 0.007 0.105 OBSERVACIONES GENERALES SOBRE EL ORDEN DE LOS T0X0D0NTES Los representantes del orden de los toxodontcs presentan etapas de evolución sumamente variadas y divergentes, pero que se ligan con facilidad á un tipo primitivo antecesor, del que se encuentran for- mas mas ó menos modificadas. Siguiendo la regla general en los mamíferos, los géneros con dientes de base abierta descienden de géneros con dientes de base cerrada ó con raices distintas, y esta regla general de evolución con- cuerda perfectamente con la distribución geológica de las diferentes familias de este grupo. Las familias con todos los dientes de base abierta, como los Toxodontidse, los Xotoclontidse y los Typothericlce, son propias de las formaciones ter- ciarias mas recientes, no teniendo representantes en 62 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 490 los terrenos eocenos mas antiguos, salvo una sola ex- cepción. Las familias con dientes de base cerrada conjuntamente con otros de base abierta, como los Protoxodontidse, los In teratheridse y los Aíryp- theridse son característicos de los terrenos tercia- rios mas antiguos, sin que tengan un solo represen- tante en la formación pampeana, la mas reciente de las formaciones terciarias. Entre los grupos que tienen dientes de base cer- rada, llaman sobremanera la atención dos ó tres gé- neros que constituyen la familia de los Atrypthe- ridse, que se distinguen por la particularidad de te- ner algunas muelas inferiores con cuatro raíces bien distintas. Es este un carácter singular, que pronto veremos se encuentra en otros mamíferos de órde- nes muy distintos, pero que hasta ahora los natura- listas lo han pasado casi siempre por alto, sin pres- tarle gran atención ; sin embargo él es de una gran importancia, pues representa el tipo primitivo de las muelas déla mayor parte délos mamíferos. Así, en este caso, la presencia de molares inferio- res cou cuatro raíces distintas prueba de una mane- ra bastante evidente que, de las distintas familias del orden de los toxodontes hasta ahora conocidos, la que mas se acerca del tipo primitivo es la de los Atryptheridse. Los Protoxodontidse son íntimos aliados de los Atrypthericm 3, délos que se distinguen por las mue- las inferiores que uuncan presentan mas de dos raí- ces distintas, constituyendo así una etapa de evolu- ción mas avanzada, que continuando luego, conclu- ye en las muelas completamente abiertas de los Toxodontidee y de los Xotodontidce, ambos des- cendientes de los Protoxodontidse. Los Typotheridse pertenecen á otra rama que tiene por antecesores los Inter atheridse, los que á su vez se entroncan con los Atrypteridse en una forma antecesora mas antigua todavía desconoci- da, según lo representan las líneas adjuntas : x CRISTAYA Incisivos |, caninos j, muelas f, todos en série ininterrumpida y radiculados. Muelas inferiores con cuatro raíces y bilobadas. Corona de todas las muelas con cuatro cúspides principales formando dos crestas UNGULADOS 491 mas ó menos transversales ú oblicuas. Ramas mandibulares separadas. Una rama externa del canal alveolar de la mandíbula inferior. No menos de 30 vértebras dorso-lumbares. Un interparietal. Claví- culas presentes y bien desarrolladas. Húmero perforado. Carpo en série lineal y con un hueso interme- diario. Escafóides soportado por el trapezoides, y lunar sostenido por el magno sin tocar el unciforme. Tarso en série lineal sobre el lado interno. Calcáneo con faceta articulada ¿bular. Dedos •§•, los tres del medio iguales ó casi iguales. Plantigrados. Grupo teórico, antecesor de los Toxodontia, de los Perisodactyla, y de los Hyracoide a. No le conozco hasta ahora representantes. ARCHAEODONTA f incisivos, — caninos, f muelas, todos los dientes radiculados y colocados en série ininterrumpida. Molares inferiores con cuatro raíces separadas. Corona de todas las muelas cuadrituberculares, con las cúspides délos cuatro tubérculos aisladas. Ramas mandibulares separadas. Una rama externa del canal alveolar de la mandíbula inferior. Un interparietal. Un proceso post-glenóides. No menos de 30 vérte- bras dorso-lumbares. Húmero perforado. Carpo en série lineal y con un hueso intermediario. Astrágalo casi plano y con doble faceta articulada para el escafóides y el cuboides. Calcáneo con faceta articularía ¿bular. Mesotarso en série lineal con metatarso. Plantigrados. f dedos, todos bien desarrollados, los cuatro externos, iguales ó casi iguales, y con las extremidades de las falanges ungueales envueltas en pezuñas imperfectas. Grupo teórico, antecesor de Cristava y de los Artiodactyla. No le conozco hasta ahora representantes. PERISSODACTYLA Los representantes del grupo de los perisodáctilos se distinguen por tener los dedos en número impar de 5, de 3 ó de 1, aunque existen algunas muy raras escepcioues; pero el distintivo verdaderamente fun- damental consiste en el dedo del medio ó tercero de cada pié que es constantemente mucho mas grueso y mas largo que los demás, formando la prolongación del eje longitudinal de cada miembro, de manera que esos cuatro dedos son los que soportan casi todo el peso del animal. El astrágalo presenta la articulación superior en forma de tróclea ó ranura profunda, y su extremidad distal se presenta generalmente como truncada adelante, con una cara articular pequeña, á menudo un poco convexa, pero que no toma nunca la forma de polea característica de los artiodáctilos. Esta prolon- gación mas ó menos convexa se articula con el escafóides que lleva á su vez el ectocuueiforme que, con el metacarpiano tercero forman el eje longitudinal mencionado. El omóplato de los perisodáctilos carece de acromiou ó es sumamente rudimentario, y no presentan tampoco vestigios de clavícula. El húmero es siempre de epitróclea imperforada, y las extremidades están constantemente envueltas en pezuñas perfectas. 492 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Esta gran división de los ungulados, en la actualidad casi extinguida y representada solo por unos pocos géneros, alcanzó en las épocas pasadas un desarrollo extraordinario. Los diferentes géneros de esta tribu hasta ahora conocidos se agrupan en dos órdenes ó divisiones prin- cipales que se distinguen por los siguientes caractéres : Peroné soportado por el astrágalo sin tocar el calcáneo. Premolares y molares inferiores con no mas de dos raíces. Stereopterna. Peroné articulado con el astrágalo y el calcáneo á la vez. Premolares y molares inferiores, á menudo con cuatro raíces. Litopterna. STEREOPTERNA En este orden entran todos los perisodáctilos hasta ahora conocidos del viejo mundo’ y de la América del Norte, como también muchos de los de Sud-América, Se distinguen con facilidad por el calcáneo que carece sobre el lado externo de la faceta articularía con- vexa para sostener el peroné, que se encuentra invariablemente en todos los artiodáctilos, de manera que en estos animales, dicho hueso está sostenido por el astrágalo y la extremidad distal de la tibia. A esta distinción fundamental se agregan los siguientes caractéres : Dentición compuesta casi siempre de incisivos, caninos y molares, en série interrumpida por barras pro- nunciadas, particularmente entre los caninos y los molares. Todos los dientes radiculados. Muelas inferio- res con no mas de dos raíces. Apófisis zigomática del temporal con proceso post-glenóides. Clavículas au- sentes. Húmero imperforado. Carpo y tarso alternados. Escafoides soportado por el magno y el lunar por el unciforme y el magno. Astrágalo truncado adelante. Cuboides extendido atrás hasta tocar con as- trágalo. Se han encontrado en la República Argentioa representantes fósiles de tres familias de este orden, que se distinguen de esta manera : I Muelas superiores é inferiores con dos crestas transversales en la corona. Premolares de la misma forma que los mo- lares. Tapir idos. Muelas superiores de cara perpendicular externa dividida en dos lóbulos muy desiguales y de cara interna bilobada'por un pliegue entrante que penetra en la corona de atrás liácia adelante. Muelas inferiores formadas por dos crestas trans- versales oblicuas. Rinoceridce. I Muelas superiores cuadranglares, de cara externa bilobada por una cresta perpendicular mediana, y con un pilar so- bre la parte media de la cara interna. Muelas inferiores for- madas por dos lóbulos semilunares, complicados por re- pliegues de esmalte sobre el lado interno. Equidos. TAPIRIDAE La fórmula dentaria de los géneros de esta familia es § i. { c. ~ ó f m., los caninos separados por una barra de los premolares y los inferiores colocados al lado de los incisivos de los que toman la forma. Las vértebras*cervicales son cortas. Las vértebras dorsales son 18 ó 19, y las lumbares 4 ó 5, las dos últimas UNGULADOS 493 soldadas entre sí y eo contacto con los ilíacos. Los miembros anteriores tienen 4 dedos y los posteriores 3. Los muelas están formadas por dos crestas transversales paralelas separadas por un valle mas ó menos profundo. Existe en la fauna actual déla Eepública un representante de esta familia, y se han encontrado dos gé- neros extinguidos, que se distinguen fácilmente por los caractéres de la dentición. Las dos colinas transversales de la corona de las muelas superiores reunidas sobre el lado externo por una cresta longitudinal. Tapirus. Las dos coliqas transversales de la corona de las muelas superiores completamente separadas en toda su extensión. Riboclon. Las dos colinas transversales de la corona de las muelas superiores reunidas en su base por úna cresta baja sobre la mitad de su extensión, hácia el centro de cada muela. Antaoclon. TAPIRUS brisson. Brisson, Regnum anímale , 1756. Este género se distingue por la apertura nasal muy extendida hácia atrás, y por nasales pequeños y acompañados de fuertes impresiones musculares, que se prolongan en forma de una trompa movible bas- tante larga. Las muelas son en número de 7 arriba y 6 abajo. El externo consta de 7 piezas y un apén- dice xifoideo. El sacro está formado por la reunión de 6 vértebras, y tiene solo 13 vértebras caudales. El húmero presenta un agujero intereondiliano, y el fémur un trocánter tercero bien desarrollado. Tapirus americanus Brisson. Tapirus americanus, Brisson, Ob. citada, p, 119. Cuvier, llegue Anim., I, p. 250. Pr. Wied, Beitr., etc., II, p. 549. Rengger, Sáugeth. v. Parag., p. 312. Tschudi, Fauna peruana, t. I, p. 213. Tapirus suillus, Blumenbach, Handb. el. Naturg., etc., 4a ed., p. 120, a. 1791. Wagner-Schreber, Saugth., t. VI, p. 377. — Id. Suppl. , t. IV, p. 294. Burmeister, Syst. Ubers., t. I, p. 331. --Id. Reise, etc., t. II, p. 432. — Id. Descript. phys. etc., t. III, p. 486. Hippopotamus ierres tris, Lineo, Syst. Nat., 10a ed., t. I, p. 74. Habita la provincia de Corrientes y los territorios del Chaco y de Misiones. Hasta ahora no se ha en- contrado fósil en el territorio de la Eepública, pero Lujnd ha encontrado sus restos en las cavernas fosi- líferas del Brasil, conjuntamente con vestigios de otras dos ó tres especies extinguidas, que denomina Tapirus suinus , Tapirus altifrons y Tapirus alticeps, probablemente este último idéntico al que lo precede. Existen representantes fósiles del mismo género en Norte-América, Europa y la India. RIBODON AMEGII- Amegiuno, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 112, a. 1883. Este género curioso por la conformación de la dentadura, solo es conocido hasta ahora por muelas superiores aisladas que se distinguen inmediatamen- te por presentar cada muela dos crestas transversa- les en la corona, cada una con figura tritoria distinta producida por la masticación ; estas dos crestas están separadas en todo su largo por un surco transversal sin tubérculos accesorios intermediarios que las pongan en comunicación sobre el lado externo. De la dentadura de la mandíbula inferior solo se conoce la última muela con la corona trilobada por tres cres- tas transversales. Todos estos dientes carecen de cíngulo basal. Ribodon limbatus Amegh. (Pl. xxnr, flg. 13 á 17) Ribodon limbatus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 112, a. 1883. -Id. t. VIII, p. 98, a. 1885. — Id. t. IX, p. 145, a. 1886. Hyrachius (Leidy) Burmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, p. 160, pl. III, f. 18, Enero de 1886. Las muelas superiores de este animal tienen una 494 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS corona de figura cuadranglar y bilobada, suma- mente baja, y cubierta por una capa de esmalte de espesor enorme por el tamaño relativamente peque- ño del diente. Estas muelas antes de ser atacadas por la masticación debían tener una corona formada por dos altas crestas transversales completamente cubiertas de esmalte, pero con el desgastamiento estas crestas se gastan en sentido longitudinal hasta desaparecer el esmalte, formándose dos profundas depresiones igualmente transversales, que no se ponen en comunicación entre sí, conservándose separadas de la hendidura transversal que separa ámbas crestas, por una ancha y espesa cinta de es- malte. Así se vé en cada una de estas muelas dos figuras transversales y profundas, limitadas por un cordon de esmalte ancho y grueso en sus bordes in- terno y externo, pero muy delgado en los bordes an- terior y posterior, en donde se ponía en contacto con las otras muelas, lo que prueba que estas esta- ban sumamente apretadas unas á otras. Las dos de- presiones transvesales de cada muela son de forma algo elíptica, ú ovalada, limitada cada una por un cordon de esmalte grueso, ancho, semi-circular en su parte interna, y un poco mas delgado en el lado externo. El cono ó lóbulo anterior de cada muela es algo mayor que el posterior, y ambos lóbulos ó cer- ros transversales lo mismo que las figuras de esmal- te que forman por el desgastamiento son estrechas y altas en el lado externo y anchas y redondeadas en el interno, siendo también aquí en donde el ribe- te de esmalte que limita la figura por el desgasta- miento, es mas ancho y regular. Sobre la línea me- diana transversal que separa estos dos cerros, algo mas afuera de la mitad del ancho de las muelas, el esmalte que rodea la figura forma en cada una de ellas á la misma altura y en sentido inverso, dos re- pliegues que dan á las figuras y á las muelas una forma particular sumamente característica. En el ángulo ántero-externo de cada muela existe un tu- bérculo ó cerro accesorio bastante elevado, separado del lóbulo anterior por una ranura que penetra en la corona formando un repliegue de esmalte externo. Otro cerro parecido, aunque mas pequeño, se encuen- tra en el ángulo posterior-externo, pero este desapa- rece pronto con la edad avanzada y el desgastamiento de las muelas. A medida que avanza la edad del ani- mal las muelas creciendo en tamaño se acercan hasta tocarse y apretarse fuertemente unas á otras, de don- de resulta que las caras perpendiculares anterior y posterior se ponen planas, comprimidas, atrofiándo- se la capa de esmalte que se adelgaza y hasta desaparece en algunos casos. La corona de cada muela en conjunto es mas alta y ancha en el lado ex- terno, mas baja y angosta en el interno, mas ancha en el lado anterior y mas estrecha en el posterior, faltando todo vestigio de cíngulo tanto externo como interno. Todas estas muelas tienen una corona de diámetro transverso un poco mayor que el diámetro ántero-posterior. Hasta ahora he podido examinar cuatro muelas superiores aisladas, cuya posición, por ahora, no conociendo maxilares mas ó menos completos, es casi imposible determinar con precisión. Dimensiones (?) p. X. Este es el ejemplar mas pequeño y la única pieza sobre que fundé el género y la especie : , , , ( ántero-posterior ( transverso . ( en el lado externo Alto de la corona ? . . , ( en el interno (?) p.¿ del lado derecho : Diámetro í ántero-posterior [ transverso . í en el lado externo Alto de la corona > ..... ( en el lado interno (?) m.idel lado derecho : Diámetro £ ántero-posterior ( transverso . . , , , c en el lado externo Alto de la corona ) , , . . , ( en el lado interno (?) m. X del lado izquierdo : Diámetro í f ^'o-postertor ( transverso ... , . ( en el lado externo Alto de la corona ¡ , , , . . en el lado interno 0m017 0.018 0.008 0.006 0.018 0.019 0.0085 0.0065 0.018 0.022 0.008 0.006 0.020 0.021 0.0085 0.007 En todas estas muelas no existe mas que la corona, á escepcion de una que muestra la base de dos raíces rotas, y una tercera casi completa, que per- mite reconocer estaba cerrada en la base. Dada la conformación idéntica que presentan en la corona, es dado suponer que cada una de estas muelas estaba provista de tres raíces cerradas en la base y de unos 18 á 20 milímetros de largo. Estas raíces estaban colocadas una en cada uno de los ángulos ántero- externo y póstero-externo, comprimidas en sentido ántero-posterior, y la tercera estaba colocada en la parte interna de la muela, comprimida probable- mente en sentido transversal. De la mandíbula inferior no conozco mas que la última muela de una conformación muy especial, pero que corresponde muy bien al tipo de las muelas UNGULADOS 495 superiores arriba descritas. Esta muela tiene dos largas raíces aplastadas en sentido ántero-posterior, y la corona está formada por dos cerros transver- sales cubiertos de esmalte, cada cerro formado por dos mamelones unidos por su base interna hasta la cima, mas un fuerte callo posterior igualmente transversal, y al parecer compuesto también por dos mamelones unidos, formando como un cerro trans- versal posterior mas pequeño que los dos anteriores. Presenta en pequeño casi la misma forma de una muela de Mastodon aún no atacada por la mastica- ción cuya corona estuviera constituida por tres pares de mamelones unidos por su parte interna. Es de suponer que si esta muela hubiera empe- zado á gastarse por el uso, habría empezado á bajar la altura de los cerros y se habrían formado en ellos figuras transversales mas ó menos parecidas á las que presentan las muelas superiores. En la cara perpendicular anterior, el esmalte de la corona pre- senta una faceta deprimida y muy lisa eu donde sin duda se apoyaba el penúltimo molar, lo que nos permite deducir que las muelas inferiores estaban también como las superiores muy apretadas unas á otras. Eu cuanto á la relación de los cerros con las raíces, el cerro anterior formado por el par de ma- melones anteriores corresponde á la primera raíz ó anterior, el cerro medio formado por el segundo par de mamelones corresponde á la raíz posterior, y el callo posterior ó cerro mas pequeño parece ser una parte suplementaria que se une por la base á la parte posterior del segundo cerro. Las dos raíces son largas y divergentes en forma de orquilla. La raíz posterior, la única entera, tiene 7 milímetros de diámetro ántero-posterior, 13 milímetros de diámetro transverso y 30 milí- metros de largo. La base de la raíz está abierta, formando una cavidad que se subdivide luego en dos. La corona tiene 24 milímetros de diámetro ántero-posterior, 16 milímetros de diámetro trans- verso, 1 4 milímetros de alto en su cerro anterior, y 10 milímetros de alto en el cerro posterior. Como se vé, las muelas del Ribodon, presentan caractéres múltiples, algunos particulares de este género, otros mas ó menos parecidos á los que se encuentran en géneros de órdenes muy distintos. Las muelas superiores presentan algo de parecido á las del Dinotherium , del Tapirus , y sobre todo del Listriodon. La última muela inferior si no fuera por el tamaño podría confundirse con la de un mas- todonte, ó de un hipopótamo, ó también con la de algunos otros suíneos, ó de los lamantines, espe- cialmente con la correspondiente del género Ma- natíes. Sin embargo, me parece que las mayores afinida- dades y las de mayor importancia son las que unen el Ribodon á los tapires. La forma de las dos raíces de la muela inferior colocadas en sentido transver- sal y aplastadas en sentido ántero-posterior, indica una infinidad evidente con el tapir. El número de raíces de las muelas superiores, también es el mismo que en aquel género, y están colocadas del mismo modo. La forma cuadrada de esas mismas muelas, los dos cerros transversales que las forman, un pequeño callo ó tubérculo accesorio que tienen en el ángulo externo anterior, y otro rudimentario en el ángulo externo-posterior, son caractéres que se encuentran en todos los géneros de la familia de los tapires hasta ahora conocidos, y que obligan á colocar el Ribodon en la misma. La principal diferencia éntrelas muelas superiores del Ribodon y las de los tapires aparece en el modo de desgastamiento de los cerros transversales, que se gastan por separado sin ponerse en comuni- cación en el Ribodon, mientras que en los tapires se ponen pronto en comunicación por su lado ex- terno. Pero eso depende sin duda de la disposición de los cerros. En el Ribodon, los dos cerros trans- versales de las muelas superiores están completa- mente separados en todo su largo, y tanto ó aún mas en su lado externo que en el interno, como en los verdaderos molares inferiores del género Ta- pirus. En los demás géneros de la misma familia, los dos cerros de las muelas superiores están al contrario unidos en el lado externo de las muelas por una cresta longitudinal que, al ser atacada por la masticación, pone en comunicación las dos figuras que con el desgaste se forman en la cumbre de los cerros. Así el Ribodon sería entre los animales de la familia de los tapires, el género mas particular y divergente que hasta ahora se ha encontrado. Sin embargo, Burmeister, en la obra citada, menciona y figura una muela de este animal (An., etc., t. III, pág. 160, lám. III, fig. 18 A B), según un molde en yeso que deposité en el museo, agre- gando que le parece que se acerca tanto á las figuras dadas por Leydi del Hyrachyus agrarius ( Report of the Unit. Stat. Geolog. Survey, etc., vol. I, Fossil Vertebr., 1873, pág. 60, pl. 14, fig. 10) 496 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS que propone reunir el Ribodon al Hyrachyus, aunque está dispuesto á considerar la especie argen- tina como distinta. Las muelas superiores del Hyrachyus agrarius figuradas por Leydi en la obra y figura mencionada por el Dr. Burmeirter, comparadas con las del Ribodon, encuentro que difieren mas que las muelas de cualquiera de los otros géneros de la familia de los tapires, incluso el Hyrachyus, comparadas entre sí. La forma de la corona de las muelas superiores del Hyrachyus es ya perfectamente característica de los verdaderos tapires, pues las dos crestas trans- versales se unen sobre el lado externo poniéndose en comunicación la superficie tritoria de ambos cerros, carácter fundamental que ya he dicho repe- tidas veces falta en Ribodon. A este carácter distintivo principal se unen los siguientes de menor importancia : En Hyrachyus solo las tres muelas posteriores se presentan bilobadas, siendo las anteriores anchas en el lado externo, angostas y redondeadas en el interno, sin vestigios de surco que divida las muelas en dos partes. En Ribodon todas las muelas supe- riores, salvo el tamaño, debían tener mas ó menos la misma configuración, á escepcion quizás del primer premolar. Debido á esta conformación muestran en el centro un surco transversal que separa los dos lóbulos y las dos crestas en todo su largo, mientras que en Hyrachyus dicho surco está reemplazado por un repliegue de esmalte en el lado interno que penetra en la corona sin alcanzar al borde externo. Mucho mas parecidas en este caso con las muelas del Hyrachyus, son las del Tapirus, que las de Ribodon. En Hyrachyus, las muelas no están apretadas unas á otras, tocándose apenas por los cantos exter- nos y quedando bien separadas sobre el lado interno. En Ribodon , al contrario, se tocaban en todo el ancho de las caras perpendiculares anterior y pos- terior. En fin, son dos géneros tan distintos, que para ha- cerse una idea de la enorme diferencia que presen- tan en la conformación de las muelas, me parece que basta comparar el excelente dibujo de la muela del Ribodon dado por Burmeister, con las figuras por él citadas del Hyrachyus agrarius, etc., pl. IX, fig. 9, 10 a, 6, c, ó con la muela aislada de la figura 1 1 de la misma lámina en la misma obra de Leidy citada por el autor. Mucho mas parecido se encuentra entre Ribodon, y algunos animales fósiles europeos y asiáticos, muy raros, caracterizados también por muelas superiores con dos crestas transversales separadas en todo su largo, que tampoco se ponen en comunicación sobre el lado externo, ó solo lo hacen en una edad muy avanzada. En este caso se encuentra el Listriodon, algunas de cuyas especies fósiles en los terrenos terciarios de los montes Srwaliks en la India, pre- sentan muelas muy parecidas á las del Ribodon. Citaré particularmente las muelas del Listriodon Theobalcli (Lyd.) y del Listriodon pentapotami (Falc.) figuradas por LydEkker con los núme- ros 12, 15, 16 y 17 de la pl. YIII del vol. III, Paleontología Indica. Iridian tertiary andpost - tertiary vertebrata. Calcutta, 1884. Pero las muelas del Listriodon también difieren de las del Ribodon por algunos caractéres genéricos impor- tantes, como ser la presencia del cíngulo basal ante- rior y posterior, las colinas transversales mas an- gostas que producen por el desgastamiento figuras de forma bastante diferente, y otras de menor im- portancia. De América, lo mas parecido á Ribodon, á lo menos que yo conozca, es el género fósil igualmente argentino Antaoclon, del que me ocuparé en seguida. Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos por el profesor Scalabrini en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná y pertenecen al Museo provincial de Entre Bios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). ANTAODON amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 149, a. 1886. Este género es mas parecido á Tapirus que el Ribodon, distinguiéndose por muelas superiores con dos crestas transversales separadas por un surco profundo en toda su longitud, pero que se encuentra interrumpido en la mitad de su largo por una arista baja que une las dos colinas por su base; estas muelas tienen además un fuerte reborde de esmalte ó cíngulo basal casi todo alrededor. UNGULADOS 497 Antaodon cinctus Amegh. (PI. XXXIII, fig. c) Ameghino, Obra y pág. citada. Los restos de este animal son sumamente escasos ; solo tengo conocimiento de que se hayan encontrado unos pocos huesos, algunas muelas aisladas y una mandíbula inferior, y por mi parte hasta ahora solo he podido examinar una muela superior aislada que es la que me sirvió de base para la fundación del género y de la especie. La muela del Antaoclon cinctus mencionada, demuestra de un modo evidente la existencia de un antiguo animal bastante parecido á los tapires, pero muy distinto de todos los hasta ahora conocidos tanto actuales como extinguidos de ambos continen- tes, presentando solo un pequeño parecido y algunos caractéres comunes de cierta importancia con el género argentino Ribodon conjuntamente con el cual parece formar una sub-familia particular, cuyas muelas superiores estarían caracterizadas por dos colinas transversales separadas por un surco pro- fundo en toda su longitud, mientras que en los demás tapires las colinas transversales se ponen en comunicación por el lado externo. La muela en cuestión es de la mandíbula superior y probablemente la tercera ó cuarta del lado de- recho. La corona de las muelas superiores de los verda- deros tapires tanto actuales como fósiles, presenta dos colinas transversales cuyo ángulo ó extremidad externa dá vuelta hácia atrás formando una especie de gancho. Este gancho de la colina transversal an- terior es el que interrumpe el surco que separa las dos colinas transversales de cada muela, pues forma un contrafuerte cuya base va á apoyarse conlra el canto externo de la colina posterior cerrando la en- trada del surco en el lado de afuera ; con el desgasta- miento del diente se gasta también este contrafuerte, poniéndose así en comunicación Jas dos colinas en el lado externo por una especie de curva formada por el contrafuerte ó gancho mencionado. En el Antaodon , al contrario, las dos colinas transversales no forman martillos ó ganchos en el lado externo, estando así separadas por un surco en toda su longitud sin ponerse en comunicación con el desgastamiento de] diente, acercándose por este carácter al género Ribodon con el que el An- taodon, ya he dicho, presenta bastante analogía. Sin embargo, el surco transversal ancho y pro- fundo del Antaodon, aparte la circunstancia de no estar interrumpido en su parte externa por el gancho que en otros géneros presenta la extremidad externa de la cresta anterior, es mas parecido al del tapir que al del Ribodo7i que es relativamente mas an- gosto y profundo, ancho en las extremidades, an- gosto y apenas aparente en el centro, en donde las dos colinas transversales se enanchan hasta tocarse, pero sin que las figuras que forman por el desgasta- miento se pongan en comunicación. En el fondo del surco transversal de la muela del Antaodon, mas ó menos hácia la mitad de su largo, hay una pequeña elevación transversal al surco, muy poco elevada, como también un pequeño tubérculo á la entrada del surco eu el lado interno como se vé en el tapir, pero que falta completamente en el Riboclon. Al decir que las dos crestas transversales de las muelas superiores del Antaodon y del Ribodon difieren de las crestas transversales del tapir porque no se ponen como estas en comunicación entre sí, na- turalmente me refiero á una cierta época de la vida, pues es indudable que con la edad sumamente avan- zada usándose completamente la corona de las mue- las, las colinas transversales tenían que ponerse en comunicación entre sí y hasta llegar á desaparecer completamente toda traza de su primera existencia. Pero á pesar de eso, no estando la corona de las mue- las completamente gastadas podrían distinguirse per- fectamente las muelas del Antaodon de las de los tapires y del Ribodon. En efecto, ya se ha visto que en los tapires las dos crestas transversales de cada muela se ponen en co- municación por el lado externo en una edad relati- vamente poco avanzada. En el Ribodon solo podían ponerse en comunicación en las muelas de los indi- viduos muy viejos, pero como la ranura transversal es profunda en las extremidades mientras que en el medio casi desaparece y las fajas de esmalte que ro- dean las figuras de ambas colinas se tocan, es claro que con el desgastamiento prolongado ambos cerros transversales deben ponerse en comunicación por su parte mediana. En el Antaoclon, bien que el surco transversal es mucho mas ancho que en Ribodon, las dos colinas transversales también debían empezar por ponerse en contacto por su parte mediana á causa del peque- ño contrafuerte que en ese punto se levanta en el G3 498 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS fondo del surco, y luego debía continuarse el con- tacto por el lado interno gastándose el pequeño callo colocado aquí á la entrada de la ranura transversal, protuberancia que parece mas desarrollada que en las muelas de los tapires. La misma forma de las crestas transversales es tam- bién algo diferente en los tres géneros. En las mue- las de los tapires las crestas transversales son mas anchas en sus dos extremidades interna y externa y mas estrechas en el medio. En el Ribodon son an- gostas y elevadas en el lado externo, algo mas anchas y en forma de herradura en el interno y mas anchas todavía en el centro por lo que se tocan aquí pronto sobre la línea mediana. En el Antaodon tienen una forma intermediaria á las dos precedentes ; son muy angostas y prominentes en la extremidad externa donde forman cúspides elevadas y casi agudas, un poco mas anchas y en forma de herradura como en el Ribodon en el lado interno, y apenas un poco mas anchas en el centro, en donde la desaparición del es- malte por desgastamiento forma una figura alargada limitada por una faja de esmalte algo plegada en zig- zag. Además la extremidad externa de cada una de las colinas transversales de las muelas del Antao- don es mucho mas alta que la extremidad interna, y aunque es un carácter común con el tapir y el Ri- bodon , no es tan pronunciado en estos dos géneros como en el primero. La corona de las muelas superiores del Antaodon con las dos crestas transversales separadas y parale- las como las he descrito, presenta un parecido sor- prendente con la corona de las muelas inferiores del tapir, aunque siempre se distingue el Antaodon por los caractéres de las muelas superiores y por el cingulum basal que las rodea. El cingulum basal de las muelas superiores cons- tituye una de las diferencias mas considerables entre el Antaodon , el tapir y el Ribodon. Las muelas superiores del Ribodon no tienen ab- solutamente ningún vestigio de cingulum basal en ninguna parte de su periferia. En el tapir cada muela superior presenta un rebor- de basal en la cara anterior y otro en la posterior, bastante desarrollados en la edad juvenil, pero que se atrofia á medida que avanza la edad del animal, á causa de las muelas que, con la edad se apretan mas y mas unas á otras. En el Antaodon la muela en cuestión tiene un cingulum basal muy desarrollado y continuo sobre tres de sus lados, el anterior, el posterior y el externo, faltando solo en el interno. Este rebor- de forma casi una arista cortante continua con el esmalte de su parte superior profundamente estriado por una cantidad de surcos cortos y profundos que parten de la periferia del cingulum y terminan en el punto en que este se une á la corona. En la mi- tad de la cara posterior, sale del cingulum un con- trafuerte de esmalte bastante ancho que termina en la cúspide de la colina posterior hácia la mitad de su largo. Otro contrafuerte parecido y en idéntica posición, y por consiguiente opuesto al otro, se en- cuentra en la cara anterior. La capa de esmalte que cubre la corona de las muelas, es muy delgada en el tapir y muy espesa en el Ribodon. En el Antaodon es algo mas gruesa que en el tapir, pero también bastante mas delgada que en el Ribodon. En parte de la cara anterior y posterior de la mue- la superior del Antaodon , sobre el mismo cingu- lum, existe una pequeña superficie muy plana y pu- lida ; estas superficies planas, en número de dos, una en la cara anterior y ottra en la posterior, indi- can el punto en que se ponía en contacto con la muela que la precedía y la que le seguía, de modo que también en el Antaodon las muelas estaban apretadas unas á otras aunque no tanto como en Ri- bodon, ni tampoco como en el tapir. En el lado interno, la muela dividida en dos lóbu- los presenta la misma forma general que en el Ri- bodon y en los tapires, pero no sucede lo mismo en el lado externo en donde también presenta dife- rencias considerables que justifican su separación como género distinto. Las muelas de los verdaderos tapires y de todos los géneros afines muestran en el lado externo además de las dos columnas ó lóbulos formados por la extremidad externa de las dos cres- tas transversales, un fuerte callo ó tubérculo eleva- do situado en el ángulo ántero-externo de cada mue- la, que semeja casi un tercer lóbulo mas pequeño, y que en el tapir se prolonga en la cara anterior pa- ra formar el reborde basal de que he hablado en otra parte. En el Ribodon también existe este callo ó tubérculo situado en el mismo punto, bien que de forma algo diferente, pero en el Antaodon no existe de él el mas pequeño vestigio, prolongándose el re- borde basal de la cara anterior sobre la externa, dan- do vuelta sobre el ángulo externo anterior, conser- vando siempre la misma forma, para pasar de allí so- bre la cara externa y dar vuelta sobre el ángulo pós- tero-externo, siguiendo del mismo modo en la cara UNGULADOS 499 posterior, que son las tres que sin discontinuidad ya he dicho ocupa el cingulum basa!. Las raíces de la muela, aunque en parte rotas se conoce fueron en número de tres como en las mue- las de los tapires y situadas del mismo modo, dos pequeñas en el lado externo, una en el ángulo ántero externo y otra en el póstero-externo, y la tercera mas grande sobre el lado interno, esta última de un ancho considerable y con un surco perpendicular sobre el lado interno como en el tapir. El tamaño de la muela es muy pequeño como lo indican las medidas siguientes : / en el medio 0m016 Diámetro áutero-posterior \ en el lado externo 0.014 ( en el lado interno 0.012 Diámetro transverso 0.015 Ancho de la corona 0.006 Difícil es determinar con toda exactitud la posi- ción de esta muela en la série dentaria. No es cier- tamente la primera ni la segunda, porque estas en todos los tapires tienen una forma triangular, muy distinta de las otras muelas, y las raíces dispuestas de otro modo. Tampoco puede serla última, porque ya se ha visto que en su cara posterior tiene la im- presión dejada por la muela que seguía. Debe enton- ces encontrar su colocación de la tercera á la quinta, muelas que en los tapires tienen mas ó menos la misma forma y tamaño. De manera que á cualquiera de estas muelas que corresponda la del Antaoclon, sus dimensiones demuestran que perteneció á un animal mucho mas pequeño que el tapir, y cuya talla apenas debía sobrepasar un poco la del Dycotyles. Localidad. — Se han encontrado restos de este animal en las toscas del fondo del Dio de la Plata, en el municipio de Buenos Aires, y en la base délas barrancas del Paraná en San Nicolás délos Arroyos, provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Los tres géneros de la familia de los Tapiridee, mencionados, no permiten deducciones filogénicas de ninguna clase. El Pdboclon, si bien tiene algún parecido con Tapirus, las diferencias son tan con- siderables que no permiten suponer entre ambos parentesco cercano. Tapirus y Antaoclon son seguramente mas próximos, pero sobre los escasos restos que de este último se conocen no es dado establecer hasta qué punto puede considerarse como antecesor de Tapirus. Los tapires existentes de Sud-América, según todas las probabilidades des- cienden de las especies fósiles mas ó menos pare- cidas que se encuentran en las cavernas del Brasil, y la genealogía de los tapires en general solo será posible rehacerla tomando en cuenta los materiales encontrados en Norte América y en el antiguo con- tinente. RHINOCERIDAE Los Rhinoceridse tienen 7 muelas en cada lado de cada mandíbula ; las superiores con una arista per- pendicular en la parte anterior de la cara externa que la divide en dos lóbulos muy desiguales, el anterior muy angosto y el posterior muy ancho, y con un pliegue profundo de esmalte al lado interno que penetra en la corona dividiéndose en varias ramas que producen con el desgastamiento pozos aislados de esmalte ; las muelas inferiores están formadas por dos crestas transversales oblicuas, intermediarias por su posición entre las crestas transversales de los Tapiriclse y de las longitudinales, semilunares, de los Palceothe- ridee ; la última muela inferior es simplemente bilobada. Los caninos faltan generalmente, y los incisivos son en número incompleto y aún faltan á veces completamente en la mandíbula superior. El intermaxilar es muy pequeño. Los nasales muy fuertes, llevan á veces uno ó dos cuernos, y están sostenidos por un vómer que en algunas especies alcanza un desarrollo extraordinario. Las órbitas son poco marcadas, con proceso post-orbital nulo ó poco acentuado. El presfenóides y basisfenóides permanecen distintos durante toda la vida. El cuello es muy corto y los miembros fuertes. El cúbito y rádio aunque no soldados están muy apre- 500 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tados en sus dos extremidades. El carpo consta de 8 piezas todas distintas y termina el pié anterior en 3 ó 4 dedos según los géneros. El fémur tiene un gran trocánter tercero. El mesotarso está formado por el cuboides y dos cuneiformes (ecto y mesocuneiforme), terminando siempre en tres dedos con falanges completas. Los representantes de esta familia, en la actualidad muy escasos, están confinados* en las regiones cálidas del antiguo continente, pero en otra época, fueron mucho mas numerosos, y habitaron casi toda la superficie de la tierra, pues se encuentran sus restos en abundancia tanto en Europa como en Norte América. Parece que también pasaron á la América del Sud y se extendieron hasta la República Argentina, en donde se han encontrado restos de un género hasta ahora poco conocido, el: PLICATODON amegij. Ajieghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t, II, p. 307, a. 1881. Este género se distingue por la sínfisis de la man- díbula inferior, que tiene implantadas en su parte anterior cuatro dientes, de los cuales los dos internos mucho mas pequeños que los externos, presentando un parecido notable con la parte correspondiente del género Rhinoceros. Plicatodon perrarus Amegh. (Pl. xxxir, fig. 4) Plicatodon perrarus, Ameghino, La antigüedad, etc., t. II. p. 307, 1881. Homorhinocenos platensis, Ameghino, Cat . de la sec. de la prov. de Buen. Air. en la Exp., etc., 1882 (nomen nudum] . La primera pieza que conocí de este animal, fué una de las primeras muelas superiores, de tres raíces distintas, y con una corona bastante gastada en cuyo centro aparecía una figura de esmalte larga y an- gosta, casi en forma de rectángulo, completamente separada de la lámina de esmalte que rodeaba la muela. La lámina de esmalte que forma esta figura presenta un gran número de repliegues muy pe- queños en forma de zig-zag, y el interior de la figura está rellenado de cemento como en las figuras semi-lunares de las muelas superiores de los caballos. No he vuelto á encontrar ni he visto en ninguna colección otra muela superior de este gé- nero, y por desgracia, la que yo poseía se ha extra- viado, de modo que por ahora no puedo figurarla ni dar mas detalles sobre su forma. La pieza mas característica que hasta ahora conozco de este género, es la sínfisis algo mutilada de la man- díbula inferior, representada en la lámina NXXII, fig. 4, vista por su parte superior, y por su parte inferior. Esta sínfisis es corta y gruesa, denotando una solidez nada común en la misma parte de la ma- yoría de los mamíferos. La parte anterior de la sínfisis, muy mutilada, sobre todo eñ su parte in- ferior, conserva aún las trazas de haber tenido cuatro dientes; dos externos muy fuertes, que pue- den considerarse como caninos, y que aunque en gran parte mutilados todavía existen, y dos internos ó incisivos, de los que solo existe como único ves- tigio, el fondo de los alveolos. El único género actual que por la fórmula dentaria de la parte an- terior de la sínfisis de la mandíbula inferior tenga algún parecido con el Plicatodon es el Rhino- ceros, del que algunas de sus especies tienen tam- bién dos gruesos dientes externos y dos mas pe- queños internos. A causa de esta similitud, creí en un principio que este animal era de la misma familia, pero después, considerando Jos demás ca- ractéres de este fragmento he concluido por con- vencerme de que también puede pertenecer á alguna otra familia del mismo orden, pues no deja también de presentar alguna similitud con los équidos, los macroquénidos y los tapiemos. El fondo de los alveo- los de los incisivos internos es ancho y algo com- primido lateralmente, demostrando que los dientes que allí se implantaban eran de dimensiones relati- vamente considerables. La base ó impresión de estos alveolos tiene 0m010 de diámetro transverso y 0m0í7 de diámetro vertical. El diente externo del lado izquierdo está destruido hasta el interior del alveolo del que también se ha perdido una parte considerable. El diente externo del lado derecho UNGULADOS 501 también está un poco destruido en la corona, y muy gastado por el uso. Este diente es grueso, bastante curvo, y de sección prismática triangular; está im- plantado de modo que presenta una de las caras del prisma en su parte anterior, y las dos otras, una en el lado interno y la otra en el externo, dirijiendo hácia adentro su parte posterior en forma de arista que representa la cúspide del triángulo. La corona ya casi completamente destruida por la masticación, es corta y rodeada en todo su perímetro de una capa de esmalte, que, algo mas abajo desaparece debajo de un fuerte depósito de cemento. El diente tiene 17 milímetros de ancho en su cara anterior y 17 mi- límetros de diámetro ántero-posterior. Los dos dientes externos están separados en la base de la corona, el uno del otro, por un espacio de 34 milí- metros. Detrás de estos dientes externos viene una larga barra, cuya extensión se ignora, pues en los 60 milímetros de extensión que la sínfisis se pro- longa hácia atrás que es todo lo que constituye el fragmento en cuestión, no se ven trazas del alveolo del primer premolar. La sínfisis, vista por arriba es ancha en su parte an- terior en la región en que estaban implantados los cuatro dientes, angostándose detrás de estos para volverse á enauchar algo mas atrás cerca del punto donde debían implantarse los primeros premola- res. La prolongación de los bordes alveolares que aquí constituyen la barra, forma dos crestas altas, gruesas y redondeadas, que limitan una cavidad mentoniana ó sinfisaria interna relativamente an- gosta, muy profunda y de fondo cóncavo, en cuya línea longitudinal media se divisa aún los últimos vestigios de la sutura de ambas ramas man- dibulares. El ancho de la sínfisis en su parte inter- na y hácia el medio de la barra que es el punto mas angosto, es de 45 milímetros. El ancho medio de la cavidad mentoniana es de 22 milímetros y su pro- fundidad de 17 milímetros. El espesor vertical de la sínfisis determinado por el ancho de las caras late- rales es de 40 milímetros, viéndose. en cada una de estas caras laterales, hácia la parte posterior de la sínfisis, el agujero mentoniano externo de unos 7 milímetros de diámetro. La parte posterior déla sínfisis, muestra igual- mente en su línea media longitudinal los últimos vestigios de la sutura primitiva, en la forma de una depresión ó casi ranura longitudinal, que enanchán- dose en su parte posterior, termina en una grande y profunda impresión semi-lunar. Tengo también del mismo animal dos dientes ais- lados de la mandíbula inferior, el canino derecho y el izquierdo. El canino izquierdo es de corona larga y com- primida lateralmente, y de raíz corta, gruesa, casi cilindrica y abierta en la base. Este diente perte- nece á un individuo muy joven, y probablemente recien empezaba á perforar la encía. La corona, muy comprimida, forma una cara convexa y casi lisa, con solo unas cuantas estrías longitudinales en el lado externo ; este está limitado en sus bor- des anterior v posterior por una lámina de esmalte muy delgada que dá vuelta formando un reborde elevado sobre este mismo lado interno, reborde que primitivamente debía extenderse todo alrede- dor de la corona pasando por encima de la cúspide y uniéndose con ambos rebordes anterior y poste- rior. El reborde de la cúspide ha ido sin duda de- sapareciendo á medida que el diente empezó á per- forar la encía y por consiguiente á gastarse por la masticación. Estos rebordes de la lámina de esmalte forman en el lado interno dos depresiones ó surcos entre los cuales se levanta una protuberancia longi- tudinal y convexa, que no es mas que la prolon- gación del centro de la cara interna de la raíz ; esta protuberancia se xá perdiendo hácia la cúspide con- juntamente con los dos surcos y los dos rebordes de la capa de esmalte. La cúspide, de forma semi- lunar, es casi cortante. La cara externa de la corona está cubierta por una capa de esmalte lisa y gruesa que es la que forma los rebordes internos; la cara ex- terna, al contrario, está cubierta poruña capa de es- malte sumamente delgada, estriada longitudinal- mente y cubierta por una delgada capa de cemento amarillo, mas espeso en los surcos laterales en don- de sube hasta cerca de la cúspide de la corona. En la cara externa, solo existe cemento y en pequeña cantidad en la base de la corona. Dimensiones Largo de la muela en línea recta, de la cúspide de la co- rona á la base de la raíz. Largo de la muela siguiendo la curvatura externa , , , , ( ántero-posterior Diámetro de la corona, en la base ( transverso Largo de la corona , Diámetro de la raíz Largo de la raíz — ántero-posterior transverso ..... 0m052 0.066 0.017 0.010 0.031 0.018 0.015 0.021 El otro diente, es un canino inferior del lado de- 502 • MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS recho perteneciente á un individuo bastante viejo, y por consiguiente de tamaño bastante mas conside- rable. Al contrario de lo que sucede con el ante- rior, la corona es corta y la raíz larga y completa- mente cerrada en la base, carácter este último de edad avanzada. La corona, aunque de la misma forma general que en el ejemplar anterior del individuo joven, es pro- porcionalmente mas corta, y su cúspide mucho mas roma á causa de haberse gastado por la masticación. Los rebordes laterales'están en parte destruidos. La cara externa está cubierta por una gruesa capa de esmalte con unas cuantas estrías longitudinales ; la cara interna, como en el ejemplar joven, está cu- bierta por una capa de esmalte muchísimo mas del- gada, y con fuertes estrías longitudinales, forma- das no por el mismo esmalte, sino por la dentina subyacente, de cuya superficie sigue el esmalte to- das las inflexiones. Estas estrías de la dentina recor- ren el diente en toda su longitud, pero en la raíz no se distinguen porque esta está completamente en- vuelta en uua espesa capa de cemento de cerca de dos milímetros de espesor, capa que empieza á for- marse en la base de la corona aumentando progresi- vamente de espesor hácia abajo. La base de la raíz, completamente cerrada, también está cubierta por la misma capa de cemento. Dimensiones Longitud del diente en línea recta 0m070 Largo déla corona 0.022 Largo de la raíz 0.048 Diámetro de la corona, en la base \ dntero'P0sterior 0.017 (. transverso 0.011 Diámetro de la raíz \ “tero-posterior 0.016 ( transverso 0.015 Localidad. — Herecojido restos de esta especie en los rios de Areco y de Lujan en Ja Provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. EQUIDME Los incisivos siempre en número completo. Los caninos generalmente poco desarrollados, y á veces au- sentes. Las muelas son en número de f, | ó §■• las superiores, todas de la misma fórmamenos el p. l, repre- sentando un prisma cuadrangular muy largo y de raíces muy cortas, con repliegues de esmalte muy com- plicados y un fuerte depósito de cemento, con la cara externa bilobadapor una arista perpendicular media- na, y la interna con un pilar ó columna en su parte media. Las muelas inferiores son todas iguales me- nos el p. ry m. j, formadas por dos lóbulos semi-luuares divididos por un surco perpendicular al lado externo, con repliegues de esmalte sobre el interno, de corona larga y estrecha, y envueltas en un fuerte depósito de cemento. El m. j difiere por ser trilobado, y los p. { cuando existen son muy pequeños. El cráneo es largo, con apertura nasal muy grande, y el agujero occipital colocado en la parte posterior en dirección casi completamente horizontal. Las órbitas forman un círculo completo como en los ruminan- tes y los Macrauchenidse. Las vértebras cervicales son bastante largas y fuertemente opistocelias. El cubito y el peroné es siempre mas ó menos rudimentario, y las extremidades terminan siempre en un solo dedo bien desarrollado, el del medio ó tercero, con los dedos laterales segundo y cuarto completamente atrofiados, representados solo por las extremidades proximales de los metacarpos y metatarsos correspondientes, ó por dedos muy pequeños, sin uso, que no tocaban el suelo. Hay en la República Argentina, tres géneros de esta familia, que se distinguen de esta manera : I. Muelas con los repliegues de esmalte muy complicados y capa de cemento muy espesa. a. Los dos lóbulos internos de las muelas superiores desiguales, el anterior mas grande que el posterior. Equus. UNGULADOS . 503 b. Los dos lóbulos internos de las muelas superiores iguales ó casi iguales. Hippidion . IT. Muelas con los repliegues de esmalte poco complicados y capa de cemento delgada. a. Esmalte de superficie externa rugosa y estriada perpendicularmente. Hipphaplus. EQUUS lin. Lineo. Syst, nat.,e d. 12, 1766. Muelas £, el p. 1 generalmente caedizo. Los ca- ninos inferiores generalmente ausentes en las hem- bras y á veces también en el macho. Incisivos de co- rona ancha, con pozos de esmalte profundos que se rellenan de cemento. Barra entre los incisivos y los caninos, y entre estos y los molares, bien desarro- llada. Muelas superiores con la columna interna an- cha y aplastada, y el lóbulo interno anterior mas grande que el posterior. Cada muela tiene al lado interno un pliegue de esmalte profundo, que pene- tra en la corona de atrás hacia adelante, y en el cen- tro de la superficie masticatoria dos profundos pozos semi-lunares de esmalte, rellenados de cemento y con la lámina de esmalte que los circunscribe reple- gada en numerosos zig-zag. Las muelas inferiores tienen un repliegue de esmalte externo que pene- tra en la corona en forma de pliegue agudo, y un pliegue entrante de esmalte en cada lóbulo interno que penetra en la corona enanchándose y formando repliegues en zig-zag. Las raíces de las muelas son cortas y de base abierta hásta una edad muy avan- zada. La cavidad craneana es bastante desarrollada, con los parietales hinchados y las fosas temporales pequeñas. Los premaxilares se extienden atrás hasta ponerse en contacto con los nasales. La apertura na- sal posterior está limitada por los palatinos. La su- tura media de la parte superior del cráneo es apa- rente en todo su largo, desde los nasales hasta el occipital. Los frontales son planos y con un gran agujero superciliar. Los nasales son largos, con una parte libre anterior muy extendida. La columna vertebral está formada por 7 vérte- bras cervicales, 19 dorsales, 5 lumbares (la 5a á me- nudo soldada á la Ia sagrada), 5 sagradas y 17 cau- dales, con un externon de 7 piezas y un cartílago ensiforme, y 8 pares de costillas extérnales. Omóplato con el cartílago suprascapular osificado y confluente con su base. Húmero con fuerte protu- berancia coracóidea, y dos ranuras bicipitales. El cubito solo está representado por la parte superior del cuerpo y el olecráneo completamente soldado al rádio en los individuos adultos. Procarpo con los cuatro huesos completos y dis- tintos. Mesocarpo de tres huesos, el magno, que sos- tiene el metacarpiano medio, el trapezoides y el un- ciforme. Metacarpianos laterales, segundo y cuarto, atrofiados, reducidos á su extremidad proximal, fuer- temente apretados al metacarpiano medio y de as- pecto estiliforme. Peroné atrofiado é interrumpido, reducido á su extremidad proximal soldada á la par- te superior de la tibia, y la cabeza distal soldada á la parte inferior. Mesotarso de tres huesos, cuboi- des, ecto y meso-cuneiforme. Metatarsianos segundo y cuarto reducidos á sus extremidades proximales, de aspecto estiliforme como en los metacarpianos. Fa- lange ungueal de cada pié, corta, ancha, redon- deada y con un hueso sesamóideo en su parte pós- tero-inferior. Se conocen hasta ahora tres especies fósiles de la República, que se distinguen por los siguientes ca- ractéres : I. Muelas superiores muy arqueadas. Muelas in- feriores con un pequeño repliegue secundario en el pliegue puntiagudo entrante del lado ex- terno de la corona. a. Columna interna de las muelas superiores muy grande, aplastada, en sus dos extre- midades, anterior y posterior. E. curvidens. b. Columna interna de las muelas superiores, mas pequeña, mas elíptica y redondeada en sus dos extremidades. E. argentinus. II. Muelas superiores derechas ó casi derechas. Muelas inferiores con el pliegue entrante del lado externo de la corona, sin repliegue secun- dario, ó apenas visible en algunas muelas. E, rectidens. 504 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Equus curvidens Owen, (Pl. xxvii, fig. 10; pl. lxxii, fig. o) Eqnus curvidens, Owen, Zool. of the Beagle, t. I, p. 108, pl. 32, fig. 13 y 14. — Id. Descr. catal. of the Jos- sil organ. remains in the collection of the College of Surgeons, t. I, p. 235, 1844. — Id. Philosoph. Transad ., t. 159, p. 560, pl. 61, fig. 2, pl. 62, fig. 13, a. 1870. Burmeister, Los caballos fósiles de la Pampa Ar- gentina, p. 51, 54 y 67, pl. III, fig. 3, a. 1875. — Id. Descrip. pliys. de la Rep. Arg . , t. III, p. 476. Leidy, Ext. Marnm. of Dakota and Nebraska, p. 260, a. 1869. II. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p, 90, a. 1880. Eqnus americanas , Gervais en Gay, Fauna de Chile, t. I, p. 146, Atlas , Mamif., pl. 8, fig. 7. Bravard, Catal. des esp., etc., 1861. Equus caballo affinis, Lund, Kongl. Danske Vedensk. Selsk. naturio, og mathemat. etc., t. XII, p. 90, fig. 2 y 4, a, 1845. Equus neogaeus, (Lund) Gervais (parte) Recherch. sur les Marnm . foss. de l’Amér. Mér. etc., p. 34. Equus macrognatus (Weddell) Gervais (parte) Ob. cit., At- las. pl. 7, figs. 2, 3, y 7? 1855. Esta especie fué fundada por Owen sobre una muela superior que se encontró en Londres al de- sembarazar de la ganga que lo envolvía, un cráneo de Megatherium descubierto por Darwin en Ba- hía Blanca en 1832. Dicha muela, que supone Owen, ser el p. es por su corona, y particularmente por la forma de los re- pliegues de esmalte, muy parecida á la misma mue- la del caballo doméstico, pero el prisma entero de la muela del caballo fósil, presenta una encorvadu- ra bastante mayor que es lo que lia conducido al ilustre paleontólogo á considerarla como una espe- cie distinta, distinguiéndola á causa de dicha curva con el mencionado nombre de Equus curvidens. El tamaño de la mencionada muela es con corta dife- rencia el de una muela del caballo doméstico, pues la corona tiene unos 25 milímetros de diámetro án- tero-posterior, y otro tanto de diámetro trans- verso. En la corona, con dificultad se pueden encontrar algunos caractéres diferenciales ; sin embargo, exa- minando un cierto número de ejemplares, nótase apenas que la columna interna que forma en la co- rona el repliegue de esmalte en forma de península, es relativamente mas angosta y menos aplastada, y las figuras de esmalte internas, de forma semi-lunar, son menos complicadas, siendo la lámina de esmalte menos replegada. El prisma de las muelas superiores del Equus cur- videns, al mismo tiempo que muy arqueado, es tam- bién muy largo, pero con raíces cortas y cuja base solo se cierra en edad muy avanzada. Aunque hasta ahora no se ha encontrado un crá- neo perfecto, ni muelas superiores mezcladas con otras de la mandíbula inferior que pertenezcan con seguridad á un mismo individuo, se atribuyen á esta especie algunas muelas inferiores que se han encontrado en el Brasil y Chile, iguales á otras que se recojen con frecuencia en el limo pampeano de la provincia de Buenos Aires, tan parecidas á las del caballo doméstico, que apenas es posible distinguir- las, presentando como en este, el gran pliegue agu- do del lado externo que divide las muelas en dos partes con un pequeño repliegue bien acentuado en su parte posterior. Hasta ahora no se conocen otras partes del esque- leto que con seguridad puedan ser atribuidas á esta especie. Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado en una gran extensión de Sud-América, en el Brasil, Bolivia, Chile, República Oriental del Uruguay y República Argentina. Horizonte. — Los restos que me son conocidos como procedentes de la provincia de Buenos Aires, fueron encontrados en los terrenos de los pisos Iu- janense y bonaerense (pampeano superior). Equus argentinus Burm. (Pl. XXVII, fig. 9) Burmeister, Los caballos fósiles de la Pampa Argentina, p. 56 y 68, pl. IV, fig. 1 y 2, a. 1875. — Id. Descr. phys. de la Rep. Arg., etc. t. III, p. 477. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 92, a. 1880. La especie ha sido fundada sobre una sola muela superior, apenas un poco mas grande que la corres- pondiente del Equus curvidens y con la misma encorvadura, pero con algunas pequeñas diferencias en la corona que han conducido al Dr. Burmeister á considerarla como el tipo de una nueva especie que ha designado con el nombre de E. argentinus. UNGULADOS 505 Estas diferencias consisten en los dos lóbulos in- ternos que son de forma mas igual entre sí que en la generalidad de las especies del género Equus, acercándose á los caractéres del género Hippidion. El lóbulo anterior, especialmente, en vez de formar en la corona una figura ancha y aplastada como en las especies del género Equus, es mucho mas pe- queño y redondeado, formando una figura ovalada ó elíptica idéntica á la que distingue las muelas del género Hippidion. Los dos pliegues de esmalte secundarios, colocados sobre el lado interno ade- lante y atrás, que penetran uno en cada lóbulo, son menos pronunciados que en las especies del género Equus, y también que en las del género Hippidion. Por último, las aristas perpendiculares de la cara externa son mas elevadas y mas angostas que las de las especies de Equus , acercándose igualmente á Hippidion. En el interior de la corona, las figu- ras semi-lunares están formadas por una capa de esmalte poco replegada. El prisma de la muela es muy largo pero proporcionalmente no tan grueso como en Hippidion, sino mas parecido á Equus , y, como este, con raíces cortas que solo se cerraban en edad muy avanzada, lo que lo distingue de Hip- pidion. Por otra parte, la curva general de la muela, sin ser tan pronunciada como en las de Hippidion es ciertamente mas fuerte que en la generalidad de los caballos. Por todos estos carac- téres, es evidente que el Equus argentinus es una especie bien distinta de todas las conocidas, y de caractéres hasta cierto punto intermediarios entre los de las especies del género Equus y las del gé- nero Hippidion. Este diente, que probablemente es el p. tiene una corona de 28 á 29 milímetros de diámetro ántero-posterior, y otro tanto de diá- metro transverso. La mandíbula inferior que describe y dibuja el Dr. Burmeister, como de la misma especie ( Los cab. etc., p. 56, pl. IV, fig. 6), es de una especie distinta que lleva el nombre de Equus rectidens. Localidad. — Las muelas sobre que ha sido fun- dada esta especie procede de la Cañada Honda en la provincia de San Luis. Horizonte. — Formación pampeana, probable- mente del piso lujanense. Equus rectidens H. Gerv. y Amegh . (Pl. xxvir, fig. 8 ; pl. xxvm, íig. □) Equus rectidens , H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 92, a. 1880. Moreno, Museo La Plata. Informe preliminar, etc., p. 18, a. 1888. Equus argentinus, Burmeister (parte). Los caballos fósiles, . etc., p. 56, pl. IV, fig. 6, a. 1875. Esta especie, caracterizada sobre todo por la di- rección del prisma de las muelas superiores que es casi derecho desde la juventud, y completamente derecho cuando ya está un poco avanzado el des- gastamiento de la corona, me es conocida por un cierto número de piezas que pueden dar una idea bastante exacta del animal. La especie es distinta de\ Equus curviclens Ow. de la que se separa notablemente por sus muelas superiores derechas ó casi derechas. Se distingue del Equus conversidens Ow. por las series denta- rias superiores que no converjen háeia adelante, y del Equus andium por la ausencia absoluta de curva en las muelas ya un poco gastadas, por la pronta obliteración de las raíces, y por los incisivos medios superiores muy comprimidos transversalmente. En cuanto al Equus argentinus, los restos del Equus rectidens se avienen bien con la mandíbula inferior publicada por Burmeister como de aquella especie, pero no con la muela superior que le sirvió de tipo para la fundación de la especie, de donde se deduce que el autor describió bajo el mismo nombre específico restos de dos especies distintas. Esto es, el Equus argentinus, especie bien caracterizada por la forma especial de la muela por él publicada, y el Equus rectidens, al que realmente pertenece la mandíbula inferior por él erróneamente atribuida al Equus argentinas. Las piezas mas notables que conozco de esta es- pecie son: Una mandíbula inferior intacta con toda la den- tadura, de un individuo perfectamente adulto de cuyos tres incisivos ha ya completamente desapa- recido todo vestigio del pozo que cuando jóvenes tienen en la corona. Esta pieza tiene el mismo largo que una mandí- bula de caballo doméstico de la misma edad, pero es considerablemente mas robusta, con su parte sinfisana mas gruesa, la rama horizontal mas ancha 64 506 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS y mas alta, y la rama ascendente mas elevada. Los incisivos aumentan de diámetro transverso del interno al externo. El incisivo interno (i. -) el mas angosto, es de cara anterior casi plana, y cara posterior convexa, con un pequeño vestigio de depre- sión perpendicular mediana sobre la cara anterior. El incisivo siguiente (i. j) mas ancho, presenta una corona de forma rectangular, con la cara interna plana y la anterior con un pequeño vestigio de surco perpendicular. El incisivo externo (i. y) es todavía mas ancho y mas aplastado en sentido ántero-posterior, con el lado interno mas grueso que el externo, la cara posterior mas deprimida y la anterior ligeramente convexa. El canino, en su parte que sale fuera de la man- díbula, es un diente elevado, alargado de atrás bácia adelante, comprimido transversalmente y de cúspide aguda que se prolonga adelante y atrás en forma de lámina de esmalte delgada, deforma sectorial. Las muelas son relativamente todas un poco mas pequeñas que las del caballo doméstico, y con una capa de cemento externo considerablemente mas espesa. En cuanto á la forma de los repliegues de esmalte presentan casi absolutamente la misma dis- posición, encontrándose en las tres muelas anterio- res perfectamente indicado el pequeño pliegue secundario del gran pliegue de esmalte externo, pero en las tres posteriores es apenas visible. Una diferencia considerable con el caballo domes- tico, se encuentra en el tamaño relativo de las dos partes en que divide la primera muela inferior (p. -) el gran pliegue de esmalte externo, mas ó menos del mismo largo en el animal actual, pero en Equus rec- ticlens la anterior considerablemente mas corta que la posterior, carácter que se encuentra igualmente en Equus andium, pero en este el repliegue secun- dario del pliegue de esmalte externo es siempre mas pronunciado. Dimensiones Diámetro del i. 7 Diámetro del i. 7 Diámetro del i. j Diámetro del c. 7 Alto de la corona 1 í ántero-posterior O^OIO ( transverso 0.014 t ántero-posterior 0.009 l transverso 0.016 ( ántero-posterior 0.009 (transverso.... 0.017 C ántero-posterior 0.014 ( transverso 0.010 [el c. 7 0.019 Í ántero-posterior ( en la parte anterior transverso ] . . . ( en la posterior n., , . . ( ántero-posterior Diámetro del p. ■? 1 1 ( transverso Diámetro del p. ¡ ( áníero-posterior ( transverso Diámetro del m.r ántero-posterior ( transverso Diámetro del m. , j Í ántero-posterior transverso \ en la parte anterior I en la parte posterior Longitud del espacio ocupado por las seis muelas Largo de la barra entre i. , y c.7 Largo de la barra entre c.7 y p. 7 Ancho de la sínfisis adelante del canino... Ancho mínimo de la sínfisis entre c.7 y p.7 Longitud de la parte anterior del p.y al borde anterior del 1. Alto de la rama horizontal en su parte mas baja detrás del canino Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del P- Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del P Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del m- Longitud de la mandíbula de la parte anterior del i. - á la parte posterior de la rama ascendente Alto de la rama ascendente de la base á la parte superior de la apófisis coronoides Alto de la apófisis coronoides 0.032 0.007 0.016 0.029 0.019 0.027 0.019 0.021 0.018 0.024 0.017 0.031 0.015 0.009 0.172 0.011 0.068 0.066 0.032 0.130 0.045 0.063 0.090 0.117 0.400 0.300 0.067 El p. y no presenta vestigios de la subdivisión eu dos partes que á menudo muestra el lóbulo anterior externo en muchas especies de caballos. Parte de un cráneo al que falta la mitad posterior, existiendo el paladar con todas, las muelas, parte del intermaxilar con el incisivo externo del lado de- recho, y los dos externos del lado izquierdo, y parte de la mandíbula inferior con casi todas las muelas. Estos restos pertenecen á un individuo completa- mente adulto pero no muy viejo, pues ambos inci- sivos externos (i. - é i. -) conservan aún el pozo de esmalte de la corona sin rellenar, el primero (i. -) con un diámetro de 4 milímetrosy el segundo (i. -) de 6 milímetros. Estos incisivos por su forma y tamaño, corres- ponden muy bien á los de la mandíbula inferior, siendo el externo un poco mas ancho y comprimido que el que le precede. Los molares son de tamaño y forma parecida á la de los del caballo doméstico, y mas aún á los del Equus andium, particularmente por la forma de los repliegues de esmalte, aunque en Equus UNGULADOS 507 rectidens los pliegues de esmalte que forman los listones perpendiculares externos exceptuando el mediano externo de la primera muela, carecen de repliegues secundarios y son mas agudos, acercán- dose asi mas por este carácter de las muelas del género Hippidion que de los verdaderos caballos. Pero aparte esta particularidad, que comparada con las muelas de Equus andium no es muy dis- tinta, pues este también tiene muelas con pliegues externos bastante angostos, las muelas del Equus rectidens , justificando su nombre se distinguen en este caso por el prisma de cada muela completa- mente recto, y con raíces ya distintas bien separa- das y cerradas, á pesar de no ser el individuo de una edad muy avanzada, como lo prueban evidentemente los incisivos con los pozos de esmalte aún visibles. La primera muela (p. -) también presenta una conformación particular que la distingue tanto de la correspondiente del caballo doméstico, como de las otras especies por mí conocidas. La capa de esmalte periférica que envuelve la muela, forma en la parte anterior una especie de pliegue largo y angosto que se dirije hacia adelante, separado en el lado interno por un pliegue de esmalte muy agudo que penetra profundamente en la corona, sin que la capa de esmalte presente otros repliegues secundarios, pre- sentando así esta prolongación anterior, la forma de una columna perpendicular ó pilar separado al lado interno del cuerpo de la muela por un surco perpendicular profundo. La misma muela del caballo doméstico, también tiene hacia adelante una prolon- gación angosta formada por la capa de esmalte externa, pero el pliegue profundo y agudo del lado interno de la muela de Equus rectidens está aquí apenas indicado, sin que forme el profundo surco perpendicular interno, pareciéndose en esto al caballo doméstico la mayor parte de las especies conocidas. Equus andium se separa de la mayor parte de los caballos, por presentar también la primera muela superior con una prolongación estre- cha anterior muy larga, pero se distingue de Equus rectidens, en que el pliegue interno no es tan profundo, ni angosto, formando una sériedeondula- ciones ó pliegues secundarios, con una depresión perpendicular interna, ancha, poco profunda y de fondo cóncavo, un pequeño repliegue opuesto al lado externo situado mucho mas adelante del primer pilar anterior externo de la muela, mientras en Equus rectidens, de la parte anterior de la coLumna anterior suplementaria de la muela, la capa de esmalte corre casi en linea recta hacia atrás y liácia afuera hasta alcanzar el primer pliegue de esmalte externo con el que forma un ángulo muy abierto. En el lado interno el gran repliegue de esmalte en forma de península que constituye el pilar interno medio, es de tamaño mediocre y casi circular en vez de aplastado como en las demás muelas; hácia adelante, separado solo por un peque- ño repliegue secundario, la lámina de esmalte for- ma un extenso arco de círculo, que viene á termi- nar en el pliegue entrante agudo y profundo que separa el pilar accesorio anterior del resto de la muela. Este extenso arco de círculo que forma al lado interno la lámina de esmalte, unida al repliegue peninsular interno, forma una gran columna interna que se destaca perfectamente del cuerpo de la muela, con un ancho de mas de 20 milímetros, bastante aplastada y con una pequeña depresión perpendicular poco profunda correspondiente al pequeño pliegue que separa el gran repliegue de forma peninsular del gran arco de círculo anterior. Esta muela se distingue además en comparación del largo total de la série dentaria por un diámetro ánte- ro-posterior mas pequeño que en todas las demás especies de Equus. El paladar de este individuo, relativamente toda- vía bastante joven, es muy parecido al del caballo doméstico, distinguiéndose tan solo por una pequeña cresta media, longitudinal, formada por la unión de los dos maxilares que se extienden hácia adelante desde el nivel del p. - hasta los caninos. Nótase tam- bién que el paladar, proporcionalmente, es un poco mas ancho hácia atras y algo mas angosto hácia ade- lante pero sin que las séries dentarias alcancen ni de cerca la convergencia hácia adelante del Equus conversidens Ovv. Las demás partes del cráneo también presentan algunas particularidades notables, pero prefiero ponerlas en evidencia sobre otro cráneo mas com- pleto, que, procediendo de un individuo dema- siado viejo no habría permitido observar los verda- deros caractéres de las muelas que se desfiguran completamente con el desgastamiento muy avan- zado . Dimensiones Diámetro del i. - Diámetro del i. - ( ántero-posterior ( transverso i ántero-posterior ( transverso 0m012 0.017 0.010 0.019 508 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS T1. , 4 , . . ( ántero-postenor Diámetro del p. z ] . 1 r ( transverso , , , , ( ántero-posterior Diámetro del p, - i . r (. transverso , , , . ( ántero-posterior Diámetro del p. - , r ( transverso T>. , , _ . , ( ántero-posterior Diámetro del m. L , ( transverso T,. , , , , „ ( ántero-posterior. Diámetro del m. i \ . (. transverso x , , ( ántero-posterior Diámetro del m.r . 3 ( transverso máximo Longitud del espacio ocupado por las seis muelas supe- riores Ancho del paladar entre los p. - Ancho del paladar entre los m. i 0.035 0.026 0.029 0.030 0.029 0.031 0.026 0.030 0.026 0.028 0.027 0.026 0.118 0.044 0.086 La mandíbula inferior de este individuo, es de la misma forma y del mismo tamaño que la descrita mas arriba. Los dientes tienen igualmente la misma forma, con la única diferencia del repliegue secun- dario del gran pliegue externo, que es mas rudimen- tario, apenas visible á causa de la edad un poco mas avanzada del individuo. Otro paladar con la dentadura y la parte posterior del cráneo, de un individuo de la misma edad que el precedente, prueba que los caractéres de las muelas son absolutamente idénticos, y que por consiguiente se trata de una especie legítimamente fundada. Un cráneo completo con toda la dentadura de un individuo sumamente viejo, en el que los incisivos están ya tan gastados que ha completamente desa- parecido de ellos el pozo de esmalte de la corona, y las muelas han perdido casi por completo los replie- gues internos de esmalte. El cráneo en su conformación general es muy pa- recido al del caballo, pero de tamaño algo mas consi- derable, especialmente mas ancho, presentando al- gunas diferencias de conformación que constituyen buenos caractéres específicos, particularmente en la parte anterior y en el rostro, mientras que la parte posterior apenas se distingue de la correspondiente del caballo doméstico. Los incisivos muy gastados presentan sin embargo todavía una capa de esmalte bastante elevada en la cara anterior, pero apenas se ven de él pequeños vestigios sobre la cara interna. El i. - es notable por ser sumamente comprimido transversalmente y presentar de consiguiente un gran diámetro ántero-posterior y un pequeño diáme- tro transverso, con su cara perpendicular posterior convexa y mas angosta que la anterior, que es casi plana. El i . - no es comprimido transversalmente como el precedente, presentando una sección casi trian- gular, con la cara posterior interna igualmente an- gosta y convexa, y la anterior mas ancha y también un poco convexa. El i. - es de sección triangular todavía mas marca- da, mas ancho en su borde anterior interno y mas angosto en el posterior, inclinado de atrás hácia adelante. Los tres incisivos muestran la corona completa- mente plana y tocándose la del uno ála del otro. El canino (c. ó bastante elevado, es grueso en la base, un poco comprimido transversalmente, bastan- te mas delgado en la cúspide que está gastada por la masticación un poco en declive lateral de afuera há- cia adentro. La parte inferior del diente está forma- da por la raíz, que se ha elevado sobre el hueso, existiendo solo una capa de esmalte poco alta en la parte superior de la cúspide, bastante gruesa sobre el lado externo, pero muy fina, ya casi desaparecida, sobre el interno. En cuanto á las muelas, no pueden proporcionar ningún carácter específico, pues están tan gastadas que ya han desaparecido de la corona todas las com- plicaciones de los pliegues de esmalte, y en algunas se ha perdido toda traza de los pozos de esmalte se- mi-1 uñares aislados en el centro déla corona. La misma capa de esmalte periférico ha desaparecido de muchos puntos, particularmente entre una y otra muela, que se han ido apretando mas y mas unas á otras hasta producirse en cada una de ellas una no- table disminución del diámetro ántero-posterior, de donde resulta que la série dentaria superior íle las muelas del individuo muy viejo presenta un largo bastante menor que en el individuo mas joven. En las muelas anteriores ha disminuido también nota- blemente el diámetro transverso, lo que ha hecho que el paladar presente en su parte anterior un an- cho un poco mayor que cuando joven. Por estas ra- zones me parece supérfluo examinar esta dentadura mas en detalle, puesto que ya he podido estudiarla sobre individuos adultos en los que las muelas pre- sentaban todavía todos sus caractéres. Voy pues á tratar de dar una idea general del cráneo comparado con el del caballo doméstico, con el que presenta las mayores analogías aunque mues- tra algunas desviaciones hácia la forma del cráneo del burro, Equus asinus. En su conjunto el cráneo del Equus rectidens , es mas ancho en su parte media, de formas robustas UNGULADOS 509 con la parte anterior mas prolongada, la frente mas convexa, y los nasales mas cortos, mas anchos y mas elevados. El plano superior ó vertical, formado por el supra- occipitai, los parietales, los frontales y nasales, es muy distinto, mostrando, visto de perfil, una línea de forma muy diferente de la del caballo doméstico, como también del Ilippidion y demás caballos fó- siles conocidos, aunque en su parte anterior muestra un pequeño parecido con el Equus asinus. La parte posterior formada por el supra-occipital y los parietales es mas baja que la parte frontal, como en Equus caballus, pero este tiene la frente casi plana mientras en el Equus rectidens se levanta una convexidad formando una curva bastante pronun- ciada, bajando un poco en la parte posterior de los nasales ; hacia la mitad del largo de estos, la línea del plano superior baja de un modo notable, formando una concavidad, volviendo á levantarse hacia ade- lante, hasta cerca de la extremidad anterior que se inclina un poco hacia abajo, conformación particular que será mejor comprendida al examinar las distintas regiones del cráneo por separado. El plano vertical del occipital es bastante parecido en el Equus rectidens y en el caballo doméstico, con la diferencia que en la especie fósil es propor- cionalmente mas angosto y mas alto, particularmente en su parte inferior, pues la parte superior formada por el supra-occipital es también bastante ancha en Equus rectidens. Los cóndilos occipitales en Equus rectidens son menos largos y mas angostos. El agujero occipital también es considerablemente mas angosto y mas pequeño, de donde resulta que el diámetro trans- versal entre ambos cóndilos es bastante mas consi- derable en el Equus caballus que en el Equus rectidens , distinguiéndose este último también del Hippiclion, que si bien tiene cóndilos occipitales mas pequeños que el caballo actual, tiene un agu- jero occipital mas grande. La parte superior del occipital, ó sea el supra- occipital, es mas elevada que en el caballo existente, mas inclinada liácia atrás, y con crestas mas fuertes, estendiéndose adelante en la parte superior del cráneo por un espacio de 0ra062, casi el doble que en el caballo doméstico, formando en su parte pos- terior un espacio triangular plano y elevado, muy grande, que se extiende hácia adelante en una cresta sagital muy fuerte, ancha y alta. La parte posterior del cráneo comprendida entre los frontales y el occipital, formada por los parie- tales y que encierra la cavidad cerebral, es parecida en el caballo doméstico y en el Equus rectidens, pero en este último no es tan convexa, siendo menos voluminosa, y particularmente bastante mas estrecha, pero mas prolongada de adelante hácia atrás, de donde se deduce que en Equus rectidens la cavidad cerebral es relativamente mas larga y mas angosta que en el caballo existente y de volúmen bastante menor. La cresta sagital, formada por los parietales, es muy ancha y muy alta, bifurcándose pronto, como en el caballo actual, para formar las crestas tempo- rales, que limitan un espacio triangular mas largo, pero relativamente mas angosto que en el caballo existente. La estrangulación ó enangostara iento del cráneo que se presenta adelante de la cavidad cerebral, y detrás de la órbita del ojo, es mucho mas pronun- ciada en la especie fósil, en cuyo punto el ancho del cráneo es mucho menor que en la especie actual. La sutura entre los parietales y los frontales ha desaparecido completamente, de modo que no es posible determinar el límite exacto de ambos huesos, pero á juzgar por la conformación de esta parte del cráneo parece que dicha sutura debe encontrarse mas ó menos en la misma posición que en la especie existente . Los frontales también están completamente sol- dados no formando mas que un solo hueso, limi- tando un espacio superior que tiene entre las órbitas el mismo ancho que en el caballo actual; pero en vez de formar un espacio plano y deprimido como en. el Equus asinus y Equus caballus, forma un plano convexo, que se va levantando hácia arriba y adelante desde su unión con los parietales, para alcanzar su máximo de elevación entre las apófisis post-frontales, volviendo desde allí á bajar un poco hácia adelante hasta su unión con los nasales, al mismo tiempo que se enangosta un poco menos ade- lante de las órbitas que en el caballo doméstico. Por esta convexidad del frontal difiere también mu- cho del Hippiclion, pero sin embargo se levanta notablemente mas arriba de las órbitas como en este último género, de manera que también en Equus rectidens la órbita del ojo está colocada mas hácia abajo y mas lateralmente que en el caballo doméstico, carácter que lo acerca mucho de Hippi- dion. De esta mayor elevación y convexidad de la 510 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS frente, resulta que el cráneo del caballo fósil, visto de lado, deja apercibir al nivel de las órbitas ó inmediatamente adelante de ellas, que tiene una elevación, ó sea un diámetro perpendicular consi- derablemente mayor. Esta es una diferencia muy notable que separa completamente al Equus rectidens, de todas las demás especies conocidas del mismo género. En Equus caballus, el borde superior de la órbita for- mada por la apófisis post-orbitaria, y un pequeño arco superciliar del frontal, se encuentra muy arriba, casi al mismo nivel del plano superior del frontal, mientras que en Equus rectidens, las pa- redes laterales del frontal se arquean hácia abajo para formar la apófisis post-orbitaria soldada al proceso ascendente del zigomático; y el arco super- ciliar, él mismo dirijido hácia abajo en vez de estar en sentido casi horizontal siguiendo el plano supe- rior del frontal como en el caballo doméstico y en el burro. Conjuntamente con estas diferencias se nota igualmente que la órbita del ojo es mas cir- cular y menos elíptica en el Equus rectidens que en el actual; este último tiene una órbita con un diámetro ántero-posterior bastante mas considerable, observándose también que en el Equus rectidens la órbita es mas vertical, y con su borde posterior no tan saliente hácia afuera como en el caballo do- méstico y en el burro. La apófisis post-frontal que limita la órbita hácia atrás tiene casi el mismo ancho en el caballo fósil y en el actual, pero la parte del arco zigomático formada por la prolongación del temporal es bastante mas ancha y mas fuerte en el Equus rectidens que en Equus caballus. Del mismo modo el malar, que, inmediatamente debajo de la órbita, forma en el caballo actual una lámina muy delgada, en el Equus rectidens constituye un hueso fuerte y espeso que en el lado externo forma un plano vertical de 15 milímetros de ancho mínimo, mientras no alcanza la mitad de este ancho ó espesor, en el caballo doméstico, y un poco mas de los dos tercios en el burro, que se parece así también en esto un poco mas al caballo fósil que al caballo doméstico. Los límites del malar con el lacrimal y el maxilar no pueden ser determinados á causa de la desapa- rición completa de las suturas, pero se conoce que en su parte ántero-inferior se proyectaba mucho mas hácia afuera que en el caballo doméstico. Tampoco es posible, por la misma causa, determi- nar el límite del lacrimal, pero su borde orbitario se diferencia netamente por la ausencia de la ranura que presenta dicho hueso al juntarse en los caballos existeutes con el frontal, que se encuentra reempla- zado por un fuerte agujero separado del borde de la órbita por una pared ósea de 6 milímetros de ancho. El hueso frontal, en su parte anterior, es muy ancho, uniéndose con los nasales por una sutura transversal (coronal) derecha, sin enviar esa pro- longación hácia adelante que se intercala entre la base de ambos nasales, como sucede con el caballo actual. Los huesos nasales presentan el carácter mas im- portante que distingue al Equus rectidens de los demás caballos conocidos, mostrando solo una pe- queña analogía con el burro. En el Equus caballus, ambos nasales de base bastante ancha, se angostan pronto hácia adelante, formando hácia arriba una continuación del plano del frontal, pero mas estrecho, que se dirije hácia adelante horizontalmente, para terminar en una par- te libre mas angosta que termina en punta algo in- clinada hácia abajo. En el Equus rectidens , los nasales de base aún mas ancha que en el caballo actual, forman un plano superior ancho que se prolonga hácia adelante como continuación del plano de la frente, angostándose muy poco en su parte anterior, de manera que aquí el plano superior formado por los nasales presenta un ancho casi doble que en el caballo doméstico. Pero aquí aparece otra diferencia mas considerable, pues mientras en el caballo doméstico ya hemos vis- to que los nasales se prolongan hácia adelante for- mando un plano horizontal, en el Equus rectidens pronto se inclinan hácia abajo formando en la parte comprendida entre el agujero sub-orbitario y la apertura nasal anterior una fuerte concavidad, que también existe situada un poco mas hácia atrás, pe- ro mucho menos pronunciada en el burro. El Hip- piclion representa el otro extremo, pues en vez de una concavidad forman los nasales una fuerte con- vexidad superior, de manera que el caballo actual ocupa entre Equus rectidens é Hippiclion, á lo menos por lo que concierne á la forma de la nariz, un lugar intermediario. Pero esta concavidad supe- rior formada por los nasales en el Equus rectidens desaparece pronto volviendo los nasales poco á po- co á ascender hácia arriba, de manera que un poco mas adelante de donde empieza la parte libre, for- man una convexidad tanto mas pronunciada cuanto UNGULADOS 511 que su extremidad anterior, vuelve á inclinarse ha- cia abajo, representando así los nasales, á partir de la base hasta su extremidad anterior, una S pro- longada. El ancho espacio superior formado por los na- sales, muestra hacia la mitad de su largo además déla concavidad transversal una depresión media longitudinal formada por una depresión de cada na- sal sobre el lado interno, en la línea media longitu- dinal del cráneo ; una depresión parecida pero me- nos acentuada se observa también en el burro. La sutura entre ambos nasales está apenas indicada en su tercio posterior, en donde ha desaparecido en trechos ; hacia la mitad del largo, la [sutura está bien indicada por un surco bastante profundo ; por último en su parte anterior, ambos nasales están completamente separados, mas todavía que en el caballo doméstico. La longitud total de los nasales es bastante me- nor en el Equus recticLens que en el caballo ac- tual, siendo igualmente bastante mas corta la par- te libre anterior, debido en parte á su menor longi- tud total, y por otra parte á que la apertura ante- rior de la nariz está realmente situada mas adelante en el Equus rectidens que en el caballo doméstico. El género Hippiclion ocupa á este respecto el otro extremo de la série, de manera que también por este carácter el caballo actual representa una forma de transición. Las diferencias en la parte anterior del cráneo adelante de las órbitas no se limitan á los nasales sino que se extienden á los maxilares y al interma- xilar, dando casi á cada parte una forma caracterís- tica que permite distinguir la especie fósil con se- guridad. Inmediatamente adelante de la parte superior de la órbita, en el espacio ocupado por el lacrimal y la parte superior del malar, se vé una fuerte depre- sión con su eje mayor en sentido longitudinal, an- cha atrás y mas angosta adelante, en donde se pier- de poco á poco en el nasal y en el maxilar, de- presión que no existe en el cráneo del caballo actual. El maxilar superior es sin duda de la misma for- ma general que el del caballo doméstico, no pu- diéndose determinar sus límites á causa de la de- saparición de las suturas, pero una diferencia bien notable se muestra en su parte posterior que, con- juntamente con la parte correspondiente del malar, forman la pared lateral del cráneo adelante de la órbita. Esta parte lateral es mas elevada y extendida hácia afuera que en el caballo doméstico, y la ele- vación longitudinal en forma de alta protuberancia que empieza en la parte posterior del maxilar y se extiende hácia atrás hasta que su prolongación for- ma la apófisis zigomática del malar es mucho mas desarrollada en la especie fósil, de manera que el cráneo, presenta adelante de la órbita un ancho má- ximo bastante mayor que en el Equus caballus. El maxilar en su parte posterior, encima de la protuberancia longitudinal mencionada, detrás y mas abajo del agujero sub-orbitario, se vé una gran depresión alargada, de fondo cóncavo, de mas de 5 centímetros de largo, dirijida de adelante hácia atrás y de abajo hácia arriba que falta completamen- te en el caballo actual, y se encuentra apenas indi- cada en el burro. En cambio le falta al Equus rec- tidens, la gran depresión cóncava longitudinal que muestra el cráneo de Equus caballus en la parte superior de cada maxilar, á la que también toma parte el lado inferior de cada nasal, comprimiendo acá el cráneo transversalmente. Esta gran depre- sión en el Equus rectidens está apenas indicada por una pequeña canaleta, corta y estrecha, colocada á cada lado inmediatamente debajo del nasal, pre- sentándose así la pared lateral del cráneo menos inclinada y de consiguiente considerablemente mas vertical que en el caballo actual. En su mitad anterior, adelante de la protuberan- cia longitudinal, el maxilar del Equus rectidens, es mas deprimido que en la especie actual, ascen- diendo casi verticalmente, debido en parte al plano superior formado por los nasales, que, como ya lo he indicado, es muy ancho, y en parte también ála for- ma recta délas muelas queascienden mas vertical- mente que en las otras especies. Solo ensoparte superior, encima del agujero sub-orbitario y debajo de los nasales, hay un pequeño estrechamiento del cráneo producido poruña depresión cóncava longi- tudinal bastante profunda pero corta y angosta. El agujero sub-orbitario es de mucho mayor ta- maño que en el caballo actual, y con la apertura dirijida hácia abajo en vez de hácia adelante como en el caballo doméstico. La parte anterior del maxilar adelante de la pri- mera muela, entre esta y el canino, y debajo de la apertura de la nariz, muestra en la pared externa la misma depresión que en el caballo doméstico, pero mucho mas exagerada y mas profunda, sobre todo en su parte posterior y hácia arriba, en donde está 512 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS limitada por las alas ascendentes del intermaxilar, que forman un borde grueso y fuertemente promi- nente hacia afuera. La forma del intermaxilar en su parte superior es igual á la del caballo doméstico, con la única dife- rencia de ser un poco menos aplastado, pero sus límites con los maxilares y nasales no se pueden determinar á causa de la completa desaparición de las suturas. Examinando la parte anterior del cráneo por su parte inferior no presenta ninguna diferencia nota- ble con la del caballo doméstico, sinoes la cresta media longitudinal del paladar en sus dos tercios anteriores. Pero observando la parte posterior inmediatamente detrás de la última muela se vé la parte posterior del maxilar y el cuerpo del malar extenderse horizontal mente hácia afuera hasta una distancia de mas de 5 centímetros, produciendo el gran diámetro transversal del cráneo en este punto que salta inmediatamente á la vista. Observando la configuración general del cráneo por su parte in- ferior se vé inmediatamente la gran diferencia que lo separa del caballo doméstico, debido sobre todo al ancho bastante mas considerable de la parte media del Equus rectidens comparado con los otros ca- ballos. El diámetro transverso máximo del cráneo de Equus c¿iballus está colocado al nivel de la parte posterior de la órbita del ojo, disminuyendo inmediatamente un poco hácia atrás, y sobre lodo hácia adelante, en donde se vá angostando gradual- mente á medida que se acerca á su parte anterior. En el Equus rectidens , al contrario, el diámetro transverso máximo se encuentra detrás de la órbita entre los cóndilos articulares de la mandíbula y se conserva casi igual hasta el nivel de la última muela en un espacio longitudinal de mas de 15 centímetros, carácter exclusivo de esta especie que la separa abso- lutamente de todas las demás del mismo género. La apertura posterior de la nariz es relativamente mas larga y considerablemente mas angosta en el Equus rectidens que en el caballo doméstico. Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos Diámetro del c.lS?nter°-posterior Alto de la corona del canino Longitud del cráneo, de los cóndilos occipitales á los inci- sivos internos Ancho máximo del cráneo entre el borde externo de ambas cavidades glcnoideas Diámetro transverso máximo del cráneo al nivel de la úl- tima muela Ancho del paladar entre los m.¿ Diámetro transverso mínimo del paladar en la barra entre el <¡-Lyp.- Ancho del intermaxilar detrás de los incisivos Largo de la barra que separa el i.¿ del canino Largo de la barra que separa el c.L del p. 2 Ancho máximo de la apertura nasal posterior Longitud del paladar del incisivo medio al borde anterior de la apertura nasal posterior Alto del llano occipital Diámetro transverso máximo del occipital Diámetro transverso del occipital en su parte superior Diámetro transverso entre ambos cóndilos • / C vertical Diámetro de los cóndilos occipitales ! , (. transverso Diámetro del agujero occipital j ' ert¡cal ( transverso Largo de la apófisis para-occipital Diámetro transverso de la articulación glenoides para los cóndilos mandibulares Diámetro transverso máximo de la caja encefálica formada por los parietales Diámetro transverso mínimo adelante de la caja encefálica entre los arcos zigomáticos (estos excluidos) Diámetro transverso de la frente encima de las órbitas.... Diámetro transverso de la frente entre las apófisis post- frontales Diámetro transverso del plano superior del cráneo en el punto de unión del frontal con los nasales Diámetro transverso de los nasales encima de los agujeros sub-orbitarios Diámetro transverso de los nasales en donde empieza su parte libre Longitud total de los huesos nasales Longitud de la parte libre de los huesos nasales Longitud de la apertura nasal anterior Diámetro transverso de la apertura nasal anterior adelante en la parte en forma de hendidura Diámetro transversal de la parte posterior de la apertura na- sal anterior Diámetro del agujero sub-orbitario Diámetro de las órbitas \ ^tero-posterior Distancia del agujero sub-orbitario á la órbita : 0.045 0.016 0.010 0.020 0.550 0.211 0.205 0.072 0.048 0.070 0.034 0.072 0.047 0.210 0.110 0.107 0.078 0.087 0.052 0.033 0.043 0.036 0.045 0.058 0.098 0.079 0.169 0.206 0.135 0.070 0.052 0.250 0.075 0.137 0.008 0.047 0.018 0.059 0.054 0.113 Dimensiones Longitud del espacio ocupado por las seis muelas... , , . , í ántero-posterior Diámetro del i. 1 í . , , . , , ( transverso sobre el lado externo. , , . „ C ántero-posterior ( transverso sobre el lado externo. , í ántero-posterior Diámetro del i. 2- ] . transverso 0ra158 0.015 0.C11 0.014 0.014 0.012 0.016 Mencionaré por último de la misma especie un paladar de un individuo sumamente joven con la dentadura de leche compuesta de un pequeñísimo premolar adelante y tres grandes muelas, de corona relativamente estrecha y larga y de prisma corto y también casi completamente recto. El (p. -1) de esta dentadura de leche, es un diente muy pequeño, cónico-cilíndrico, que sale apenas UNGULADOS 513 fuera del alveolo y está colocado inmediatamente contra la parte anterior interna del diente siguiente, con un diámetro de apenas tres milímetros. El diente que sigue es una muela larga y angosta de 4 1 milímetros de diámetro ántero-posterior y de 23 milímetros de diámetro transverso máximo, con una prolongación en su parte anterior larga y com- primida. Las dos muelas siguientes son un poco mas cortas pero mas gruesas, y las tres juntas ocupan un espa- cio longitudinal de 103 milímetros. Estas tres gran- des muelas de la primera dentición, en sus caracté- res generales, presentan un notable parecido con las mismas muelas de leche del caballo doméstico y del burro, notándose solo pequeñísimas diferencias secundarias sin importancia. En cambio, el paladar presenta ya bien acentuada la cresta media longitudinal formada por la unión de los maxilares, bien que permanecen estos todavía distintos, cou sutura bien visible y en parte abierta. La cresta media resulta asi formada por un levanta- miento hácia arriba del borde de cada maxilar, que luego se juntan, de modo que esto es un carácter de Equus recticlens. El paladar de este individuo joven, tiene en su parte anterior entre el segundo par de muelas, 34 milímetros de ancho, y mas atrás entre la parte posterior del último par de muelas, 42 milímetros. Todos los restos acá mencionados han sido descu- biertos por Carlos Ameghino, conjuntamente con casi todas las partes del esqueleto, que se conservan en el Museo La Plata, por cuya razón no puedo dar figuras de los cráneos, ni datos sobre las otras par- tes del escpieleto. Localidad. — Los restos de esta especie relati- vamente abundantes los he encontrado por la prime- ra vez en Mercedes, y luego se hanrecojido en Lujan Jauregui, Olivera, Mercedes, Rio Matanza, Rio de Areco, La Plata, Bahía Blanca, y alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso lujaneñse(pampeanolacustre) de la formación pampeana (plioceno el mas reciente); piso querandino y piso platense de la época cuaternaria. No existen todavía bastante materiales para ensa- yar un encadenamiento de las especies fósiles argentinas del género Equus, las que, por otra parte se relacionan probablemente con las especies norte-americanas y quizás también con las del anti- guo continente. En Sud-América fuera de la República Argentina, se mencionan como especies distintas, el Equus andium AVagner, en el Ecuador, y el Equus Lunclii Roas de las cavernas del Brasil. De Norte-A mérica se citan como especies dife- rentes el Equus curvidens Oaven, en Méjico y Estados Unidos ; Equus creniclens Cope, del plio- ceno de Méjico y Tejas; Equus Barcenaei Cope, de la misma procedencia, Equus tau Oaven y Equus conversidens Owen, del cuaternario? de Méjico ; Equus fraternus Lejdy y Equus occidentalis Leidy del cuaternario? de los Estados Unidos, v el Equus major Dekay déla misma procedencia. Las especies europeas, asiáticas y africanas, son todavía mas numerosas. HIPPIDION OAVEN Oaven, Philosoph. Transad . , vol. 159, p. 560, a. 1870. Este género fué fundado por Owen únicamente sobre muelas superiores aisladas, que si bien de un tipo fundamentalmente idéntico á las de Equus , le mostraron en la disposición de las columnas internas y en la forma de los pliegues de esmalte, suficientes diferencias para suponer que debían proceder de un género distinto. La separación genérica de Hippi- dion fué luego confirmada por Bürmeister sobre el exámen de toda la dentadura y el esqueleto comple- to de una de las especies que entran en el mencio- nado género. Las muelas superiores del Hippiclion se distin- guen fácilmente por formar un prisma cuadrangular de tamaño mayor que las de Equus, pero mas cor- to v considerablemente mas arqueado, terminando la base en cuatro raíces bastante largas, divergentes y cerradas en la base en edad poco avanzada. Las tres aristas perpendiculares externas son mas eleva- das y mas comprimidas que en Equus. Los dos lóbulos internos son iguales ó casi iguales, ambos simplemente elípticos, sin presentar ángulos ni ade- lante ni atrás, mostrando al contrario una figura redondeada ; bajo este punto de vista es notable el lóbulo anterior, muy pequeño y redondeado, mien- tras en Equus es grande, ancho y aplastado, termi- nando en dos ángulos agudos, uno adelante y el otro atrás. Los dos pliegues entrantes del lado in- 65 514 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS terno, anterior y posterior, son poco pronunciados, y las figuras de esmalte internas poco complicadas, ca- si sin ondulaciones. El p. - caedizo en Equus es persistente en Hippidion . Las muelas inferiores de Hippidion son mas parecidas á las de Equus que las superiores, pero se distinguen con todo fácilmente por la ausencia constante del pequeño repliegue de esmalte secun- dario que se encuentra en la parte posterior del gran pliegue de esmalte entrante del lado externo, en las muelas del caballo. Además las muelas del Hippi- dion tienen el gran pliegue entrante externo mucho mas profundo y los dos lóbulos perpendiculares ex- ternos de las muelas son mas elevados y redondea- dos, no aplastados como en Equus. La base termina en dos raíces que, como en las muelas superiores, se cierran en edad poco avan- zada. Las muelas de Hippidion se distinguen además de las de Equus, á lo menos en edad avanzada, por una capa de cemento mucho mas espesa, colocada en las superiores sobre el lado interno, y en las infe- riores sobre el externo. El cráneo en su conformación general es muy pa- recido al del caballo doméstico, pero un poco mas largo, y, proporcionalmente al cuerpo, de tamaño bas- tante mavor. Visto el cráneo de lado, muestra la línea superior de la parte posterior formada por el occipital, los parie- tales y los frontales, como formando un plano com- pletamente horizontal, mientras en Equus la parte posterior formada por los parietales desciende mas abajo que la región frontal. La parte anterior for- mada por los nasales, presenta al contrario una curva convexa continua, muy diferente de la con- formación que aquí presenta el Equus, cuya región nasal forma una línea superior ligeramente ondulada de adelante hácia atrás en forma de S. El cráneo de Hippidion es también proporcional- mente mas elevado que el de Equus , particular- mente en su región frontal que se levanta notable- mente encima de las órbitas de manera que estas es- tán colocadas bastante mas abajo del plano superior del cráneo. La región occipital y parietal no ofrece diferen- cias notables con Equus. La región frontal se distingue por las partes laterales de los frontales que forman los arcos superciliares que se inclinan hácia abajo descendiendo mucho mas' que en el ca- ballo. Los maxilares superiores de Hippidion presen- tan en su cara externa una fuerte concavidad longi- tudinal en su parte superior, pero la parte inferior que comprende los molares es, al contrario, fuerte- mente convexa. La parte mas singular y característica del Hippi- dion, reside en la conformación particular de los huesos de la nariz, que por sí solos bastan para es- tablecer la distinción genérica con Equus. En el caballo los huesos nasales son muy largos, angostos adelante y muy anchos atrás, con la parte anterior separada por una cisura á cada lado de los intermaxilares, prolongándose hácia adelante for- mando una punta completamente libre, que repre- senta mas ó menos un tercio del largo total de los nasales. En Hippidion los huesos nasales son de un largo total todavía mayor que en Equus , pero las cisuras laterales que los separan del intermaxilar, se prolongan mucho mas hácia atrás, penetrando en la misma parte posterior ancha de los nasales que queda así bifurcada hácia adelante y á cada lado, llegando la punta posterior de la cisura hasta un po- co mas atrás de la sutura del lacrimal con el frontal. Resulta de aquí, que los huesos nasales de Hippi- dion sobre ser de un largo absoluto mayor que en Equus , son libres en casi toda su extensión, pues la cisura representa mas de las cinco sestas partes del largo total de los nasales, presentándose estos como dos huesos estiliformes muy delgados, que ar- rancando de la parte media del cráneo se extienden casi hasta su parte anterior. La mandíbula es en su conformación general pare- cida á la del caballo, con las pequeñas diferencias que presenta según las especies. La columna vertebral y Jas costillas presentan igualmente con las de Equus pequeñas diferencias de detalle de pequeña importancia. Otro tanto suce- de con los huesos de los miembros, apareciendo solo algunas diferencias en las extremidades. En el miembro anterior existe un pequeño rudi- mento del metacarpo del dedo quinto, que se articu- la con el unciforme y con la parte superior del me- tacarpo del dedo cuarto, y la parte distal de ambos miembros, anterior y posterior, está formada por huesos mas cortos pero relativamente mas gruesos que los del caballo doméstico, pero terminando en falanges ungueales bastante mas pequeñas. Según Burmeister, que ha tenido ocasión de es- tudiar el esqueleto completo, las especies del gé- nero Hipqiidion debían presentar mas bien el as- UNGULADOS 515 pecto del asuo que el del caballo, con la cabeza muy grande, un cuello corto, un tronco un poco mas pe- queño, y miembros mas cortos. Conozco cuatro especies del género Hippidion procedentes de la República Argentina, que se dis- tinguen por los siguientes caractéres : I. Muelas superiores con la capa de esmalte ex- terno que no se levanta en la corona para for- mar ángulos ó cúspides entre las aristas longi- tudinales. 1. Muelas inferiores anchas. a. Talla regular, comparable á la del caba- llo doméstico. Hippidion neogaeus . b. Talla un tercio mayor que la anterior. Hippidion principo lis . 2. Muelas inferiores comprimidas. a. Talla un poco mayor que la del caballo doméstico. Hippidion compressidens . II. Muelas superiores con la capa de esmalte ex- terno que se levanta sobre la corona forman- do dos ángulos ó cúspides agudas situadas en- tre las aristas longitudinales. a. Angulo externo posterior de las muelas superiores comprimido y agudo. Hippidion angulatas . Hippidion neogaeus (Lund) Owen (Pl. XXVIII, fig, 2, 4 V 7) Equus neogaeus, Lund, Kongl. Danske Vidensk. Selsk, etc., t. XIÍ, p. 90, pl. 49, flg. 3 y 5. Hippidion neogaeus, Owen, Philosoph. Trans . , t. 159, a. 1870. Hippidium neogaeum, Burmeister, Los caballos fósiles de la Pampa, a. 1875. — Id. Descrip. Phys., etc,, t. III, p. 479, a. 1879. II. Gervais y Ameghino, Losmamif. fos., etc., p. 88, a. 1878. Equus Devillei , P. Gervais, Recherches sur les mam m. fos. de l’Amérique Mér., etc., 1855. Esta especie, de la que Burmeister lia descrito el esqueleto completo, ha sido de tamaño apenas po- co menor que el caballo doméstico, pero de cabeza un poco mas grande que la de este. Es también la especie mas pequeña del género, hasta ahora cono- cida. Los datos y medidas que siguen son estractados de la descripción magistral que Burmeister ha he- cho de esta especie. Las muelas son sumamente parecidas á las del Hippidion principalis, délas cuales no se distin- guen por ningún carácter de importancia, escep- tuando su tamaño un poco menor, y las inferiores por ser un poco mas augostas. Las muelas superio- res describen una curva de radio muy diferente en- tre el lado interno y el externo ; la curva externa tiene un radio de 76 milímetros de largo y la curva interna de solo 22 milímetros. El occipital del cráneo del Hippidion neogseus es relativamente mas estrecho y mas alto que el del caballo doméstico, y con los cóndilos occipitales no- tablemente mas pequeños. Las apófisis para-occipi- tales, en vez de descender verticalmente y en sen- tido paralelo, di ve rj en hácia las extremidades, es- tando ambos puntos separados por un espacio de 128 milímetros de largo. Las órbitas son de forma elíptica, parecidas á las del caballo, con un diámetro mayor de 68 milíme- tros y 52 milímetros de diámetro menor. El lacrimal en su porción extra-orbitaria es mas pequeño que el del caballo, de una forma menos rec- tangular, uniéndose con los nasales en un trecho re- lativamente corto. El zigómático en su parte anterior asciende mas hácia arriba que en el caballo doméstico, acercán- dose hasta solo 12 milímetros de los nasales, y la sutura con el maxilar en su parte inferior no des- ciende tan verticalmente, sino que corre hácia atrás en sentido mas oblicuo. Los maxilares en su parte superior se unen con los nasales en una extensión mucho mas corta que en Equus, pero en cambio se encuentran en con- tacto con una parte bastante mas considerable de los intermaxilares. Los huesos nasales, cuya conformación particular ya he indicado en los caractéres genéricos, tiene la parte libre que se prolonga hácia adelante, suma- mente angosta, pero relativamente gruesa, tomando un aspecto estiliforme ; este hueso á partir del fron- tal se levanta hácia arriba formaudo una curva con- vexa, suave, volviendo á descender hácia abajo en su parte anterior. El intermaxilar en su parte anterior, es idéntico 516 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS al del caballo, pero se distingue por la longitud de sus alas laterales, que tienen una extensión doble que en Equus, llegando la punta posterior que pe- netra en la parte posterior de los nasales bastante mas atrás del nivel del agujero sub-orbitario, de donde resulta que los maxilares se unen con el in- termaxilar en una extensión casi de un tercio mayor que en Equus ; en su parte superior sobre la línea media, opuesta á la parte anterior de los nasales, se levanta una tuberosidad bastante pronunciada que falta en Equus ; desde esa tuberosidad, las alas del intermaxilar alcanzan hacia atrás una longitud de 23 centímetros, mientras la misma porción en el caba- llo doméstico solo tiene 14 centímetros de largo. En su parte inferior, muestra el intermaxilar sobre la misma línea media, un surco longitudinal que ter- mina adelante en un agujero incisivo. Dimensiones p. ¿ ra. i m.i. ÍIY1 £ p- ? P- 3 P- 4 m- 1 m. -j ' m> 3 Longitud de las seis muelas superiores (falta p.-) Longitud de las seis muelas inferiores Distancia desde el borde anterior de los incisivos supe- riores hasta la parte posterior de la última muela Distancia del c. i al p. - Distancia del c. L al i. 2 Longitud de la cuerda del arco de los incisivos Distancia entre los dos caninos superiores Distancia entre los p. - Distancia entre los m. ^ Longitud de los huesos nasales Longitud de la parte libre de los nasales Ancho de los nasales en la base de la parte libre Ancho de los nasales en su parte posterior Alto vertical del cráneo del borde alveolar del maxilar á la superficie superior del frontal Distancia déla parte superior del agujero occipital á la parte superior de la cresta occipital Longitud de la rama horizontal de la mandíbula inferior. . . Altura de la rama ascendente Ancho de la rama ascendente en la base Longitud del cráneo desde los incisivos hasta los cóndilos occipitales Longitud de las siete vertebras del cuello » de las vértebras dorso-lumbares » del omóplato » del húmero » del antebrazo sin el olecráneo 0m0-10 0.030 0.033 0.028 0.029 0.033 0.038 0.029 0.028 0.026 0.025 0.032 0.182 0.185 0.350 0.084 0.034 0.058 0.044 0.054 0.090 0.330 0.280 0.025 0.100 0 165 0.075 0.484 0.280 0.120 0.585 0.484 0.868 0.356 0.280 0.288 Longitud del pié de adelante 0.380 » del fémur 0.356 » de la tibia 0.305 » del pié posterior 0.433 Localidad. — Los restos de esta especíese han encontrado en distintos puntos de la República Ar- gentina, déla República Oriental del Uruguay, en Eolivia, Brasil y Paraguay . Horizonte. — En la provincia de Buenos Aires, los restos de esta especie se encuentran en el piso bonaerense (pampeano superior) y con mayor fre- cueucia en el piso lujanense (pampeano lacustre). Hippidion principalis (Lund) Owen (Pl. xxvii, fig. 4; p|. XXVIII, fig. i, 3 y G) Equus principalis, Lund, Kongl. Danske, etc., t. XII, p. 90, pl. 49, fig. 1, Equus macrognalus, WEJaDEtu, Voyage au sudde la Bolivie , p. 204. Equus neogaeus, P. Gervais, Recherches etc., p. 33, pl. VII, fig. 1, 4, 5, 9 y 10, a. 1855. Equus curvidens, Burmeister, Anales del Museo Público, etc., t. I, p. 245, pl. XIII, fig. 1 y 8. Hippidion principalis, Owen, Philos. Trans., vol. 159, a. 1870. Hippidiun principale, Burmeister, Los caballos fósiles de la Pampa, p. 66, pl. III, fig. 1 y 3, a. 1875.— Id. Descrip. Phys. de la Re'p. Arg., t. III, p. 478. H. Gervais y Ameghino, Los maniíf. fós. etc., p. 38, a. 1880. Esta especie es de tamaño un poco mayor que la precedente, pero de una conformación general casi completamente idéntica. Según Burmeistej4 el cráneo es un poco masan- cho y los dientes algo mas gruesos, pero los miem- bros mas delgados y mas largos. La parte anterior del intermaxilar es un poco mas fuerte que en E. neogaeus y aunque los incisivos tie- nen el mismo tamaño, ocupan en el H. principalis un espacio algo mayor, formando un arco de círculo notablemente mas grande que en la otra especie. La parte anterior del cráneo es un poco mas prolongada y las muelas inferiores notablemente mas anchas. Según Burmeister las dimensiones délas muelas son como sigue: Dimensiones I p. ^ 0m045 Diámetro ántero-posterior del ] p. 0.038 ( p. i 0.03 UNGULADOS 517 Im. ¿ 0.028 m. 0.029 ni. - 0.033 p. -¡ 0.040 p. 3 0.033 p. 1 0.032 m. - 0.028 m. 0.029 m. ? O.OáO Longitud de las seis muelas inferiores 0.198 Localidad. — Los restos de esta especie se lian encontrado en distintos puntos de la República Ar- gentina, en Bolivia, República Oriental y Brasil. Horizonte. — En la Provincia de Buenos Aires, los restos de esta especie se encuentran en los ter- renos délos pisos belgranense y bonaerense. Hippidion compressidens Amegh. (PI. XXVII, flg. K, o y 7) Hippidion compressidens , Amegiuno, Rápidas diagnosis, etc., p. 9, n° 12, Febrero de 1888. Equus compressidens, Ameghino, Cat. de la sec. de L prov. etc., 1882 (nomen nudum). De esta especieconozco varios restos de importan- cia, que demuestran tuvo un tamaño mayor que el del caballo domestico, comparable al del Hippidion principalis, pero con algunos caractéres de ver- daderos Equus, presentándose así como una forma intermediaria de importancia considerable. Entre las piezas mas importantes de esta especie figura una parte considerable de la mitad izquierda de la rama horizontal, con todas las muelas intactas. Esta parte de la mandíbula se distingue tanto de Hippidion como de Equus, por el alto considera- ble de la rama horizontal debajo délas muelas y también adelante de estas en la parte posterior de la síníisis, presentando por tal carácter mayor afinidad con Equus rectideyis que también tiene un ramo horizontal muy elevado. La rama ascendente es mas inclinada hacia atrás que en Equus, pero el ángulo inferior que forma al destacarse del ramo horizontal se encuentra co- locado mas adelante, debajo de la parte anterior de la última muela como en Equus, diferenciándose así notablemente del Hippidion neogseus que según los dibujos deBüRMEiSTER tiene dicho ángulo colo- cado considerablemente mas atrás. El agujero men- toniano es algo mas pequeño que el de Equus y no elíptico sino circular, colocado debajo de la barra á 41 milímetros de distancia del borde anterior del p. j, encontrándose además á unos 7 milímetros mas hácia arriba, habiendo hácia atrás otro agujero mucho más pequeño, de solo 2 milímetros de diá- metro que falta en Equus y en las otras especies conocidas de Hippidion . Las muelas se distinguen sobre todo por ser muy comprimidas en sentido transversal, ofreciendo cada una un diámetro transverso considerablemente me- nor que la correspondiente del Hippidion prin- cipalis, á pesar de presentar un mayor diámetro ántero-posterior. El gran repliegue de esmalte externo que divide cada muela en dos partes, es mas largo y estrecho que en las especies conocidas de Hippidion y que en Equus, atravesando la mayor parte de la corona hasta tocarse en casi todas las muelas con la lámina de esmalte de la columna mediana del lado interno, poniéndose en contacto por el pequeño repliegue que forma hácia adentro la mencionada lámina. Este gran repliegue de esmalte interno se distin- gue además por presentar un principio de repliegue secundario que falta absolutamente en Hippidion pero que se encuentra siempre en Equus, aunque con una dirección distinta; en efecto, en Equus el repliegue secundario es formado siempre por una pequeña inflexión de la lámina de esmalte dirijida hácia adelante, mientras que en el principio del repliegue del pliegue entrante externo del Hip- pidion compressidens está formado por una in- flexión de la lámina de esmalte dirijida hácia atrás. Los dos pliegues entrantes de esmalte del lado interno, anterior y posterior, penetran profunda- mente en la corona acercándose á la lámina de es- malte del lado externo, formándose en cada lado una figura ancha, algo parecida á las de H. neo- gaeus, pero mas grande y totalmente distinta délas figuras estrechas y alargadas que forman los plie- gues en Equus. Cada muela inferior de H. com- pressidens tiene en el cauto posterior interno un fuerte repliegue de esmalte, dirijido hácia adentro y hácia atrás, destacándose del resto de la corona, repliegue que también existe en H. neogaeus y H. principalis, pero mas pequeño, dirijido mas bien hácia adentro y no hácia atrás. Otra particularidad notable del H. compressi- dens consiste en el tamaño relativo de las muelas, siendo la primera del mismo largo que la segunda, y la última apenas un poco mas larga que la ante- 518 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS penúltima, mientras en los otros Hippidion y en las distintas especies de Equus, la primera y la última son siempre considerablemente mas largas que la segunda v la antepenúltima. La primera muela inferior (p. ¥) es tan pequeña que á pesar de ocupar la serie completa un espacio mayor qne en H. principalis, es todavía mas pe- queña que la correspondiente del H. neogaeus. Conjuntamente con esta diferencia de tamaño pre- senta una conformación bastante distinta, pues mien- tras la primera muela (p. -) del H. neogaeus y principalis , muestran el lado externo clara- mente trilobado por dos depresiones perpendicu- lares bien aparentes, la del H. compressiclens solo muestra dos lóbulos externos, formados por la de- presión perpendicular única que produce el granplie- gue de esmalte externo. Falta pues en II. compres- sidens el segundo pliegue de esmalte externo mu- cho mas pequeño que existe adelante del precedente en la misma muela de H . neogaeus y H. princi- palis, y que existe también aunque formando una pequeña curva apenas perceptible en las especies del género Equus. Resulta también de aquí otra diferencia aún mas considerable en la proporción relativa de las mismas partes que constituyen la muela, pues mientras en H. neogaeus y princi- palis, la parte anterior que se encuentra adelaute del gran pliegue de esmalte externo es considera- blemente mas larga que la posterior, en H. com- pressiclens la parte posterior es mas larga que la anterior. La segunda muela (p. 3) en vez de ser como es la regla en Equus y en las otras especies de Hip- pidion conocidas, bastante mas corta que la ante- rior, presenta aquí el mismo largo que esta. Del mismo modo la última (m. j) es apenas un poco mas larga que la penúltima (m. ¥), presentando su lóbulo tercero ó posterior de tamaño muy reducido y toda- vía no atacado por la masticación, si bien pertenece á un individuo ya perfectamente adulto. Todas las muelas tienen en su canto posterior interno una pequeña prolongación hacia atras, que cubre en parte el ángulo anterior interno de la mue- la que le sigue, de manera que el diámetro longitu- dinal de cada una no está exactamente en dirección del eje de la série dentaria, pero sí colocado un po- co oblicuamente. Dimensiones Íántero-posterior ( en la parte anterior transverso , . . ( en la parte posterior , , , , t ántero-posterior Diámetro del p . 7 < , r d ( transverso , . . ( ántero-posterior Diámetro del p . 7 , 1 1 ( transverso . ( ántero-posterior Diámetro del m. t ¡ , 1 ( transverso T. . , . . . ( ántero-posterior.... Diámetro del m. -r \ , L ¿ ( transverso Íántero-posterior ( en el lóbulo anterior transverso ] , , ,, , , . ( en el lobulo posterior. ... Longitud del espacio ocupado por las seis muelas Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del m- Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del P' Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del P Diámetro del agujero mentoniano Alto de la rama horizontal en el medio de la barra Alto del p. ; sobre el borde alveolado 0m035 0.007 0.017 0.035 0.018 0.033 0.019 0.033 0.017 0.035 0.016 0.037 0.014 0.006 0.200 0.127 0.095 0.073 0.006 0.049 0.021 He podido examinar de la misma especie parte de la rama izquierda de la mandíbula inferior de un individuo muy joven con la dentadura de leche, de la que existen intactos los tres primeros molares estando roto el cuarto y no habiendo todavía salido fuera del borde alveolar ninguno de los verdaderos molares. La rama horizontal de la mandíbula es de la mis- ma forma que en el individuo adulto, distinguién- dose tan solo por la dirección del borde inferior que es casi derecho, con la curva descendente que pre- senta cuando adulto apenas indicada. El p. y es un diente sumamente pequeño, estilifor- me, de solo 0m00035 de diámetro, de cuerpo cilin- drico, cúspide cónica y base completamente abierta con una cavidad embudiforme, presentando absolu- tamente la forma de un diente de edentado cuya co- rona aún no hubiera sido atacada por la masticación, del que sin duda no se distinguiría si no fuera por una pequeña cubierta de esmalte que envuelve la parte superior del diente. Este diente es tan bajo que de la base á la cúspide solo tiene 0m0 1 0 delargo, estando implantado en un alveolo cilindrico, de solo 0m005 de diámetro, pegado inmediatamente al mo- lar siguiente en vez de estar separado de él por un diastema ancho, como en la mandíbula inferior del H. neogaeus figurada por Burmeister. El diente de leche que sigue, es una muela an- gosta y larga, de corona muy comprimida, biloba- UNGULADOS 519 da al laclo externo por un surco perpendicular pro- fundo, y con el lóbulo anterior con otro surco per- pendicular mediano menos marcado. Al lado interno muestra la muela tres columnas perpendiculares an- chas y deprimidas, cada una de ellas subdividida á su vez, en dos partes, iguales en la columna media- na, y desiguales en las otras dos, presentando estas la parte interna considerablemente mas ancha que la externa, la que en vez de una columna presenta mas bien el aspecto de una arista. Estas columnas y estos surcos internos solo descienden hasta un ter- cio del alto del diente, en donde existe un cuello bien pronunciado-, dividiéndose luego la muela hacia aba- jo en dos raíces largas y diverjentes, dirijidas, una hacia adelante y la otra hacia atrás. Tiene 0m036 de diámetro ántero-posteriory 0“01 1 de diámetro trans- verso. La muela de leche que sigue es de corona igual- mente comprimida, pero mas corta, bilobada aliado externo, y presentando al lado interno tres colum- nas perpendiculares, una anterior angosta y ele- vada ; una mediana, ancha, deprimida y bi-par- tida por un surco perpendicular; y otra posterior también ancha, deprimida y bi-partida, presentando ambas columnas la parte anterior considerablemente mas ancha que la posterior. Estos surcos, como en la muela precedente, descienden poco hácia abajo, en donde se pierden en una especie de cuello debajo del cual la muela se divide en dos raices largas y diverjeules. Esta muela tiene 33 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y 14 milímetros de diáme- tro transverso. Ambas muelas muestran el mismo repliegue de esmalte sumamente largo situado en el ángulo pos- terior internoy dirijido hácia atrás y hácia adentro, que se encuentra en las muelas persistentes del in- dividuo adulto, pero en cambio, el gran repliegue de esmalte externo carece del repliegue de esmalte secundario rudimentario que muestran las muelas del individuo adulto. Del cráneo de la misma especie conozco varios dientes aislados y un paladar con toda la dentadura de un individuo adulto aunque no muy viejo, pues todavía se conserva parte de la hendidura trans- versal de la corona del segundo incisivo. Las muelas superiores de esta especie, por la forma de los re- pliegues del esmalte, se parecen á las del H. neo- gaeus y H. principalis, pero por el tamaño son intermediarias entre las de las dos mencionadas especies; además el prisma de cada muela en com- paración del largo es un poco mas pequeño y también menos arqueado. Según las observaciones del Dr. Burmeister que he podido comprobar sobre otros ejemplares, las muelas del H. neogaeus y del H. principalis tienen la misma curva, cuyo rádio es como término medio, de 0m022 de largo para la curva interna, y de 0m076 para la externa. Las muelas del H. compressidens de curva me- nos fuerte, tienen un rádio de 0m030 para la curva interna, y de 0m090 para la externa. En la corona aparecen también algunas diferen- cias que, aunque poco importantes, permiten distin- guir las muelas superiores de esta especie, de las de H . principalis y H. neogaeus. Así la arista perpendicular anterior del lado externo, muy elevada en las dos especies preceden- temente enumeradas, forma una punta muy saliente que se dirije hácia afuera y hácia adelante, hasta tapar en parte el ángulo externo posterior de la muela que la precede, pero en II. angulatus, dicha arista aunque igualmente elevada y estrecha, y siempre sin vestigio de repliegue secundario, se dirije simplemente hácia afuera sin inclinarse hácia adelante. Lá segunda arista perpendicular externa siempre menos elevada que la anterior, en H. prin- cipalis y H. neogaeus, también se inclina un poco hácia adelante, mientras que en H. angulatus se dirije simplemente hácia afuera como la anterior, formando una arista muy delgada pero mas baja que la precedente. Por último, la esquina posterior externa de las muelas de II. principalis y neo- gaeus forma un canto redondeado, y en las de H. angulatus un ángulo muy agudo. Otra diferencia notable aparece en el p. - cuya parte anterior es mas ancha, y la columna interna posterior que forma un repliegue de esmalte casi de la misma forma que el de la columna que le precede. Pero sin duda una diferencia mas notable y mas característica, la proporciona la forma y colocación del primer premolar (p. -) aquí persistente como en las otras dos especies de Hippidion. En vez de ser como en estos muy pequeño, y colocado con su diámetro mayor atravesado al eje de la série dentaria, es considerablemente mas largo, compri- mido, con dos raíces bien distintas, é implantado con su eje mayor en dirección del eje de la série dentaria. La barra entre el c. - y el p. - es mas larga que en el H. principalis ; los incisivos son de tamaño mayor, sobre todo de mayor diámetro transverso, y el intermaxilar es muy grueso y ancho. 520 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones Diámetro del i. i | Diámetro del i. - j¡ Diámetro del i. - j Diámetro del c. -1 | Diámetro del p. 1 | Diámetro del p. - j Diámetro del p. - | Diámetro del p. - | Diámetro del m . ¿ | Diámetro del m . A ¡| Diámetro del m.A | Longitud del espacio riores ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior. . transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso ocupado por las siete muelas supe- Diámetro transverso máximo del intermaxilar C i»*™ ve» ->• Longitud de la barra entre . J ( c.i y p. i Distancia de la parte anterior del p. 2 al borde anterior del i. i.. . . * Ancho del paladar entre los p. i Ancho del paladar entre los m. A 0m014 0,020 0.013 0.023 0.012 0.026 0.013 0.011 0.021 0.009 0.038 0.030 0.030 0.031 0.031 0.031 0.028 0.031 0.029 0.030 0.027 0.023 0.202 0.085 0.033 0.064 0.162 0.067 0.091 Localidad. — He recojido los restos de esta especie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires y en las excavacio- nes del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). HIppidioii ang'ulatus n . sp . (Pl. xxvii, fig. 2 y 3) Esta especie solo me es conocida por muelas supe- riores aisladas, del tamaño de las de Hippidion principalis y con la misma curva, pero con algu- nos caractéres particulares que las distinguen; algu- nos de los cuales no se encuentran en los verdade- ros caballos ni en las demás especies de Hippidion ni de Hippotherium, pero sí, en algunos otros géneros mas diferentes como Anchitherium, Palae- otherium y géneros cercanos. En la corona, las diferencias mas notables apa- recen en la forma de la cara perpendicular externa y particularmente de las aristas, y en el modo de terminación de la capa de esmalte intermediaria. Ya he dicho á propósito de Hippidion com- pressidens que las muelas superiores de este se distinguen por las dos aristas perpendiculares exter- nas, situadas una en la esquina anterior, y la segun- da en el medio, y cuyas puntas se dirijen hacia afuera sin inclinarse hácia adelante como en H. principalis y H. neogaeus. Las dos aristas per- pendiculares de las muelas del H. angulatus , tampoco se inclinan hácia adelante, como en H. principalis y H. neogaeus sino que también se dirijen simplemente hácia afuera como en H. com- pressiclens. Pero en las tres especies de Hippidion mencionadas, la arista anterior es considerable- mente mas elevada que la del medio, mientras en H. angulatus la arista del medio es tan elevada, y á veces todavía mas que la anterior, lo que consti- tuye una diferencia notable que permite inmedia- tamente la distinción específica. La esquina poste- rior externa es en forma de ángulo agudo como en H. compressidens , y no en forma de esquina redondeada como en las otras dos especies. Una diferencia mas considerable aparece en la disposición de la capa de esmalte de la cara externa que se extiende entre las tres aristas perpendicula- res; estos espacios forman dos grandes depresiones perpendiculares de fondo cóncavo y cubiertas por una espesa capa de cemento que no llega hasta la corona, dejando acá á descubierto la capa de esmalte que sobresale poco sobre la corona ; esta capa de esmalte, en las otras especies de Hippidion, como en Equus y en Hippotherium, sobresale poco sobre la superficie masticatoria de la corona, en la que forma una curva convexa y poco acentuada ; en Hippidion angulatus, al contrario, se levanta con- siderablemente sobre la superficie media de la corona formando dos puntas en forma de cúspides triangulares, como se observan en las muelas de Anchitherium y de Palaeotherium. Esta confor- mación particular, que distingue á primera vista las muelas de esta especie, no es una anomalía indivi- dual, ni un carácter transitorio debido al mayor ó menor desgastamiento de las muelas, pues se pre- senta absolutamente idéntico, tanto en las muelas de individuos jóvenes como en las de individuos sumamente viejos y ya completamente gastadas. Las figuras de esmalte semi-lunares del centro de la corona, forman al lado externo una curva cóncava regular, cuya hoja de esmalte, también se levanta UNGULADOS 521 notablemente sóbrela corona, pero no tanto como la hoja externa, y sin formar cúspides tan agudas. La base de las muelas del Hippidion angulatus se distingue por no formar raíces separadas sino en edad ya avanzada, como sucede con las especies de Equus, y las raíces una vez formadas y cerradas, no son tan diverjentes ni tan largas como en las otras especies de Hippidion. El último premolar superior de un individuo to- davía no muy viejo, tiene una corona de 35 milímetros de diámetro ántero-posterior, y otro tanto de diá- metro transverso . Localidad. — He recojido restos de esta especie en La Plata, Olivera y Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense, piso belgra- nensey base del piso bonaerense. Se cita otra especie del Bio de la Plata, el Hippi- dion arcidens de O aven, cuyos restos se han en- contrado en la República Oriental, pero no se cono- cen hasta ahora en la República Argentina. Según Burmeister sería una simple variedad del Hippi- dion principalis, pero me parece difícil decidir esta cuestión sobre el simple exámen de los dibujos de las muelas, sin disponer de originales. El género Hippidion tuvo una distribución geo- gráfica considerable, pues ya se ha visto que las dos especies argentinas primeramente conocidas, habi- taron una parte considerable de Sud-América, y Cope menciona una especie de Norte— América que designa con el nombre de Hippidion spectans. Los materiales de que disponemos, no son todavía suficientes para trazar un bosquejo de filiación de las especies del género Hippidion. IíIPPHAPLUS AMEGU. Ameghino, Cat. de la sec. de la prov. etc., p. 39, a. 1882; (nomen nudumj. Es este un género particular de la familia de los équidos, cuyas muelas inferiores están caracteriza- das por la ausencia de los pliegues entrantes en forma de media luna que presentan las muelas in- feriores de las especies de los géneros Equus Lin., Hipparion Christ. , Hippidion Ow. , etc. , por la ca- pa de cemento externo ausente ó muy delgada, y por un espesor considerable de las mismas muelas en proporción deJ largo. Las muelas inferiores son en número de seis, de las proporciones de las de un ca- ballo, bilobadas al lado externo por un repliegue de esmalte, y con dos pliegues internos correspondien- tes á los dos internos délas muelas del caballo, pero aquí muy pequeños, cortos y sin repliegues secun- darios, penetrando en la corona unos pocos milí- metros. La última muela inferior está trilobada por dos fuertes pliegues entrantes externos. Cada muela inferior con corona baja, tiene dos raíces largas, bien separadas, comprimidas en sentido ántero-posterior y de gran diámetro transverso. Las muelas inferio- res disminuyen de diámetro transverso del p. - al m. 3. Del esqueleto solo conozco la tibia, que estaba separada del peroné tanto arriba como abajo, y prueba que este último hueso aunque delgado, era completo. Ilipphnplus entrerianus Amegh. (Pl. xxm, fig. 18 y 19; pl. xxiv, fig. 18) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, t. VIII, p. 96, a. 1885. Fundé esta especie sobre una muela aislada, la última inferior del lado izquierdo, dividida en tres partes ó lóbulos como la misma muela del caballo, pero mas ancha en su parte anterior, y con los dos primeros lóbulos mas desarrollados, formando dos medias lunas, con la convexidad hácia adentro. Tiene dos raíces cortas y sin esmalte, y una co- rona esmaltada de 19 milímetros de alto, pero como es de un individuo muy viejo, es indudable que la misma muela de un individuo mas joven debe ser considerablemente mas alta. La capa de esmalte que rodea la muela es muy gruesa, estriada perpendicularmente y forma una columna en su parte anterior enfrente de la parte posterior de la penúltima muela. En el lado externo forma dos pliegues, uno anterior que delimita los dos lóbulos anteriores, y carece del pequeño replie- gue secundario del género Equus acercándose en esto á Hippidion Oav. ; y otro posterior mas ancho y aplastado entre los dos lóbulos posteriores. En el lado interno hay un repliegue anterior muy profun- 66 522 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS do que se dirije de adelante hacia atrás y correspon- de al mismo del caballo, y un pliegue posterior ape- nas indicado entre los dos lóbulos posteriores. Los dos lóbulos internos, anterior y posterior, están bien desarrollados y convexos, pero el intermediario mas ancho es aplastado y con una depresión perpendicu- lar en su parte mediana. Trazas de cemento, apenas se ven en uno que otro punto, estando casi en todas partes el esmalte á descubierto. La corona está muy gastada, formando como una cavidad á causa de la lámina de esmalte que rodea la muela que sobresale de uno á dos milímetros sobre la superficie mastica- toria, pero es posible que en la juventud existieran algunos pequeños repliegues. Tiene esta muela 35 milímetros de diámetro ántero-posterior, 19 milí- metros de diámetro transverso eu el lóbulo anterior, 14 milímetros en el lóbulo mediano y 6 milímetros en el lóbulo posterior. Las raíces están completa- mente cerradas en la base. Atribuyo á la misma especie un incisivo superior que supongo ser el externo, i. - del lado derecho, de un tamaño relativamente considerable y de sec- ción transversal triangular. Pertenece á un indivi- duo de edad ya muy avanzada, pues está bastante gastado por la masticación, sin presentar trazas de esmalte en la corona, ni en la parte interna, y solo si una banda bastante larga, ancha arriba y estrecha abajo, en la cara anterior. En la corona tiene un diámetro de 12 milímetros, y la banda de esmalte que cubre la cara anterior 25 milímetros de largo. La raíz está rota, sin embargo puede conocerse que aún no estaba cerrada eu la base. El largo del diente, sin tomar en cuenta la curva que describe, es de 42 milímetros. La talla del animal debía ser comparable á la de un caballo de estatura mediana. Localidad. — Estos restos han sido recojidos por el profesor Scalabriini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Pisomesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Hipphaplus Bravardi Amegh. Ameghino, Catal. de la sec. d. I. prov. etc., 1882 (nomen nudum). Especie fundada sobre parte de la mandíbula infe- rior izquierda, con las seis muelas, de un individuo viejo. Los tres premolares son de figura rectangular, anchos y de tamaño casi igual, menos el p. j que es de diámetro ántero-posterior un poco mayor. Los dos primeros molares son de forma igualmente rec- tangular pero mas angostos y de tamaño bastante menor. El último molar inferiores largo, angosto, y bastante mas ancho en la parte anterior que en la posterior. Las seis muelas inferiores están muy apretadas la una á la otra. Dimensiones ántero-posterior transverso Diámetro del p. 7 i ¿"tero-posterior t transverso Diámetro del p. r < ¿"tero-posterior I transverso Diámetro del m. T j ¿"tero-posterior t transverso Diámetro del m.? j ¿"tero-posterior ' transverso ¡ántero-posterior C en la parte anterior transverso , , , . ( en la parte posterior.... Longitud del espacio ocupado por los tres verdaderos mo- lares Longitud del espacio ocupado por las seis muelas Localidad. — He recojido esta pieza en Mer- cedes, provincia de Buenos Aires, y se encuentra depositada en el Museo de la Plata, por lo que no puedo acompañar el dibujo. Horizonte. — Parte superior del piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Diámetro del p. j 0m031 0.029 0.027 0.019 0.026 0.018 0.024 0.016 0.022 0.016 0.039 0.011 0.007 0.087 0.144 Hipphaplus autiquus Amegh. Ameghino, Cat. de la sec. d. I. prov. etc., 1882 (nomen nu- dum). Especie fundada sobre parte déla mandíbula infe- rior izquierda, con las tres últimas muelas, que de- nota un animal, de talla un poco mayor que la del LI. Braviar di. El pliegue entrante externo de cada muela es menos agudo y sin repliegues secundarios, y los pliegues entrantes son muy cortos y apenas aparentes. El m. -y es considerablemente mas peque- ño que el m. y el m. -§ tiene los dos lóbulos ante- riores mas cortos y el posterior mas largo. Dimensiones ( ántero-posterior.. Diámetro del ni. t ! 1 I transverso. 0m025 0.016 UNGULADOS 523 t,. , , , , ( ántero-posterior Diámetro del m. j 1 ( transverso I ántero-posterior ( en la parte anterior transverso ¡ en k parte posterior. . .. Longitud del lóbulo tercero del m.^ Longitud del espacio ocupado por las tres muelas 0.030 0.017 0.039 0.016 0.010 0.020 0.093 Localidad. — He recojido esta pieza sobre el ar- royo de Frias, cerca de Mercedes, y se conserva en el museo de La Plata, por lo que no puedo acompa- ñar el dibujo. Horizonte. — Case del piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). LIT0PTERNA Los representantes de este orden, son evidentemente de un tipo mas primitivo que los que entran en el de los Stereopterna. Sus caractéres distintivos son : Dentición compuesta de incisivos, caninos y molares, generalmente en número completo, y las muelas sobre el tipo selenodonte ó lofodonte. Clavículas ausentes. Húmero imperforado. Carpo en série lineal so- bre el lado externo. Escafoides soportado por el trapezoides tocando apenas el magno. Lunar soportado por el magno sin tocar el unciforme. Unciforme sosteniendo solo el cuueiforme sin tocar el lunar. El magno articulado próximalmente con el escafoides, el lunar y el cuneiforme. Astrcágalo extendido adelan- te con cara anterior convexa que sostiene solo el escafoides. Cuboides articulado con el calcáneo sin tocar el astrágalo. Calcáneo con faceta articular fibular. Mesotarso en serie lineal con elmetatarso. Este sub-órden, hasta ahora á lo menos, parece ser característico de Sud-América, en donde está representado por tres familias bastante diferentes, que se distinguen por los siguientes caractéres : A. Todos los dientes, tanto superiores como inferiores, en série ininterrumpida. a. Apertura nasal situada atrás de los maxilares. Orbitas cerradas y molares supe- riores con una arista perpendicular colocada en el medio de la cara externa. Macrauchenidse. b. Apertura nasal situada adelante de los maxilares. Orbitas abiertas y molares superiores con la arista perpendicular intermediaria de la cara externa colocada cerca del borde anterior. Homalodontotheridse. E. Dientes en séries interrumpidas con los caninos separados por barras extendidas. a. Muelas superiores con tubérculos aislados al lado interno. Ultimos premolares y los dos primeros verdaderos molares inferiores con cuatro raíces distintas. Orbi- tas abiertas atrás. Proterotheridse. MACRAUCHEIVIDNE Los primeros restos de un animal de este grupo, fueron recogidos1’ por Darwin en 1834, en el puerto San Julián en las costas de Patagonia ; consistían ellos en algunas partes del esqueleto sin la cabeza, que describió Owen con el nombre de Macrauchenia Patachonica á causa de la forma larga de las vértebras cervicales y de su gran parecido con las délos camélidos, pero reconociendo que se trataba de un ungu- lado imparidigitado, de caractéres particulares, muy diferente de todos los hasta entonces conocidos, pues- 524 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS to que, á los caracteres délos perisodáctilos, unía otros que indicaban afinidades con los artiodáctilos, y especialmente con los camellos. Corto tiempo después, el mismo autor figuraba en su O dontoyrafia , las muelas inferiores, y en 18o5, P. Gervais describía el pié anterior casi completo, conjuntamente con al- gunas partes del esqueleto, poniendo de relieve las diferencias que presenta con los otros perisodáctilos, tomándolo como tipo de la nueva familia délos Macrauúhenidse . Hacia la misma época, descubría Bravard un esqueleto mas completo que el recojido por Daravin, in- cluyendo el cráneo casi intacto, el pié posterior, una parte considerable de la columna vertebral y parte de los huesos de los miembros, pero no reconoció en él la Macrauchenia de Oaven, fundando sobre esos restos el género Opistorrhinus del que solo publicó el nombre, sin que tuviera tiempo para re- dactar el texto de algunas láminas que había preparado destinadas á ilustrar la osteología de su pretendido nuevo género. En 1858, recojía el mismo autor en las barrancas del Paraná, algunos dientes fragmentados de un animal muy parecido á Macrauchenia, que identificó con el género Paleeotheriúm del viejo mundo. En 1860, el profesor Hüxle y describe bajo el nombre de Macrauchenia boliviensis, una segunda especie de Macrauchenia mas pequeña, traída de su viaje á Bolivia por el distinguido geólogo Eorbes, En 1864, Burmeister publicó las láminas basta entonces inéditas de Bravard, describiéndolas detalla- damente, reconociendo que el Opistorrhinus de aquel autor era idéntico á la Macrauchenia de Ovven; diserta, largamente sobre las afinidades de este género, concluyendo por reconocer en él un ungulado im- paridigitado, que coloca entre el tapir y el caballo, dando corto tiempo después una restauración del es- queleto, en parte ideal. Desde entonces, no vuelve á aparecer otro trabajo de importancia sobre este género hasta el año 1873 en que Gervais describió casi todo el aparato dentario de la primera dentición y varias partes del esque- leto hasta entonces desconocidas, insistiendo en su primera opinión, de que la Macrauchenia constituía entre los ungulados imparidigitados el tipo de una nueva familia, completamente distinta de las demás. En 1879, Burmeister, olvidando los caracteres especiales de la Macrauchenia, la coloca en la fami- lia délos Palseotheridse . A principios delaño 1883, el profesor Se al a bruñí sometió á mi examen los primeros mamíferos fósiles del Paraná, reconociendo entre ellos un animal muy cercano de la Macrauchenia, que denominé Sca- labrinitherium Bravardi, demostrando por la primera vez, que á este género debían referirse los pre- tendidos restos de Palseotherium mencionados por Bravard. Al año siguiente, agregaba á la familia de los Macrauchenidee , dos nuevos géneros, el Diastomicoclon lujanensis, de la formación pampeana de Buenos Aires, y el Oxyodontherium Zeballosi, del terciario an- tiguo del Paraná. En Enero de 1885, aumentaba la lista con otro nuevo género, el Mesorhifius pyramidatus , y una nueva especie de Escalabriniterio, mas pequeña que la anterior que designé con el nombre de Scalabrinithe- rium Rothi , ambos procedentes de la misma formación antigua del Paraná. A fines del mismo año, publi- caba Burmeister un trabajo sobre los fósiles de la misma localidad, en el que considera los géneros Sca- labrinitherium j Oxyodontherium como idénticos á la Macrauchenia, cambiando sin razón los nom- bres específicos de Scalabrinitherium Bravardi, Se. Rothii y Oxyodontherium Zeballosi que yo les había aplicado, por los de Macrauchenia paranensis, M. media y M. minuta, insistiendo en que Macrauchenia es un representante de la familia de los Palmotheridee. A mediados del año siguiente, publiqué una nueva memoria sobre los fósiles del Paraná, refutando la crítica de Burmeister sobre la identidad de Scalabrinitherium y Oxyodontherium, con Macrauche- nia, y defendiendo el derecho de prioridad contra los avances de Burmeister al no tomarlos en conside- ración como era de su obligación. Al mismo tiempo trazé una rápida exposición de los caracteres que no permiten incluir la Macrauchenia entre los Palseotheridse como lo pretende el mencionado autor. A principios de 1887, descubrí en el yacimiento de Monte Hermoso una nueva especie de Macrau- chenia de tamaño mucho menor que la M. patachonica, la que di pronto á conocer con el nombre de UNGULADOS 525 Macrauchenia antiqua ; algunos meses después Carlos Ameghijxo traía de los terrenos eocenos de la Patagonia un nuevo género del mismo grupo, que designé con el nombre de Theosodon Lyclekkeri. Por último, á principios del presente año (1888), di á conocer una especie mas del género Macrauche- nia [Macrauchenia ensenaclensis) procedente del pampeano inferior de Buenos Aires y de tamaño bas- tante mas considerable que la M. Patachonica. Los Macrauchenidace se distinguen sobre todo por la apertura nasal anterior, colocada sobre la mi- tad del cráneo, en la parte posterior de los maxilares, sin que tome parte en su formación el intermaxilar, y uniéndose delante de ella los maxilares con el vómer formando un techo continuo basta la parte ante- rior del intermaxilar, carácter especial de este grupo, que lo distingue inmediatamente de todos los de- más. Las órbitas están cerradas atrás como en los rumiantes y caballos, y los nasales son sumamente pe- queños. La dentición es completa, con todos los dientes en série ininterrumpida, con los caninos que tienen la forma de incisivos, y los premolares de distinta forma que los molares. El cuello es muy largo, con vértebras de un tamaño extraordinario, de cuerpo casi plano en sus dos ca- ras y con la perforación vertebrarterial colocada en el canal raquidiano, como en los rumiantes, caracté- res completamente opuestos á los que presentan los Paheothericlce. Por último el calcáneo soporta en parte el peroné, lo que no sucede en ningún representante de la fa- milia de los Palceotheridce ni en las familias aliadas, como los Tapir idee, Rhinoceridce ó Equidce. Todos estos caractéres son de un valor sistemático mas que suficiente para justificar la separación délos Macrauchenidce como familia distinta de las otras que forman parte del orden de los perisodác- tilos. Todos los representantes de este grupo que basta ahora se conocen, son exclusivos de la mitad austral del continente sud-americano. Los seis géneros conocidos están representados en la fauna fósil déla República, y se distinguen por los siguientes caractéres : Todos los dientes con un cíngulo basal externo bien desarrollado, p. T con lóbulo anterior exter- no mas grande que el posterior, c. 1 uni-radiculado. Scalabrinitherium. Todos los dientes sin cíngulo basal externo, ó solo rudimentario, p. j con lóbulo anterior exter- no mas grande que el posterior, c. -¡-bi-radiculado. Macrauchenia . Premolares inferiores implantados muy oblicuamente y cubriéndose unos á otros, p. ¡ y los tres verdaderos molares inferiores con un contrafuerte accesorio en cada una de las cavidades internas. Oxyodontherium. Incisivos pequeños y separados por anchos diastemas. Canino inferior de raíz única, premola- res inferiores comprimidos, con raíces largas, y reborde interno y externo. Diastomicoclon. Apertura nasal adelante, en la parte posterior del intermaxilar. Mesorhinus. Premolares superiores de corona dividida en dos partes por un surco longitudinal profundo, cada parte en forma de cresta. Arista perpendicular mediana externa délos verdaderos molares superiores, rudimentaria. Theosodon. MACRAUCHENIA ow. Owen, Zool. of the Becigle, Mamm. foss., p. 35, pl. 6 á 15. El cráneo, en su conformación general, presenta todos los caractéres que distinguen á los paquider- mos perisodáctilos, con otros particulares que son característicos de la familia de los Macraucheniclse Visto de arriba, presenta una forma muy alargada, irregularmente elíptico- prolongada con una gran perforación elíptica en el centro, que es la apertura nasal, la que en vez de abrirse hácia adelante se abre hacia arriba. Visto de lado, presenta hácia atrás un notable parecido con el del caballo, pero la parte 526 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS anterior se distingue de la de todos los demás gé- neros, por ser fuertemente deprimida de arriba hacia abajo, y por su parte superior que á partir del me- dio del cráneo desciende gradualmente hácia ade- lante formando una línea ininterrumpida hasta los incisivos. Los maxilares superiores son de gran tamaño y sus alas ascendentes suben hácia arriba en donde solo están separadas por el vómer que se intercala entre ambos maxilares sobre la línea media longitudinal del cráneo, constituyendo toda la superficie superior en forma de techo continuo que distingue la mitad anterior del cráneo, sin participación alguna de los nasales. Los intermaxilares son muy cortos y anchos, arti- culados hácia atrás con los maxilares, pero separados el uno del otro por la interposición del vómer que se prolonga hasta la parte anterior del cráneo. La apertura nasal es uua gran fosa elíptica que perfora el cráneo de arriba hácia abajo, en la mitad de su largo, dividida en dos mitades por un tabique óseo perpendicular, que es la prolongación hácia atrás del vómer, que termina en la parte posterior de dicha abertura. Los huesos nasales, colocados en la parte posterior de la apertura nasal, son muy pequeños, casi rudi- mentarios y completamente soldados á los frontales. Los frontales son muy parecidos á los del caballo, á excepción de la parte anterior, que limita la fosa nasal, que, conjuntamente con la región ocu- pada por los nasales muestra grandes impresiones musculares, demostrando que la Macrauchenia estaba provista de una gran trompa. Los parietales, el occipital y el arco zigomático ofrecen también grandes analogías con las mismas partes de los representantes de la familia de los caballos, pero las crestas parietales en vez de unirse sobre la línea media superior del cráneo para formar una cresta sagital como en los caballos, quedan bas- tante separadas de la línea mediana, limitando un espacio sagital ancho y elevado, que parte de la cresta occipital y se dirije hácia adelante en donde es interrumpido por la fosa nasal y las impresiones musculares de la parte anterior del frontal. El llano occipital es muy elevado y en vez de continuar en él las analogías con Equus, presenta un mayor pare- cido con la misma parte de los ruminantes, analogía que es todavía mas evidente en la disposición de los cóndilos occipitales, y en la conformación de la región basal del occipital. La mandíbula inferior es notable por la rama ho- rizontal muy baja y prolongada, y por el ángulo mandibular redondeado y muy prolongado hácia atrás, pero la apófisis coronóides es elevada y del- gada, presentando una notable analogía con el tipo de los ruminantes. El paladar de la Macrauchenia presenta una conformación particular y característica. La parte anterior que comprende los incisivos, es corta, an- cha y redondeada adelante en forma de arco de círculo; inmediatamente detrás de los incisivos, el paladar se vuelve mas estrecho y continúa angos- tándose hasta el último premolar, pero á partir de la parte posterior del primer verdadero molar vuelve á enancharse gradualmente hasta la parte posterior de la última muela. La fórmula dentaria de la Macrauchenia es, | i. f c. | p. f m., todos los dientes colocados en serie continua, existiendo solo un pequeño diastema entre el canino superior y los incisivos. Los seis incisivos superiores de Macrauchenia son pequeños, colocados todos unos al lado de otro formando un semi-círculo en la parte anterior del paladar. El canino superior, separado de los incisivos por un corto diastema, es pequeño, con la corona en forma de un premolar, y con dos raíces bien sepa- radas. Los dos primeros premolares superiores son pe- queños, comprimidos, de corona lisa con la dentina á descubierto, y con una pequeña escotadura al lado interno ; la corona es elíptico-alargada, con su eje mayor de adelante hácia atrás, y cada una con dos raíces distintas. El premolar tercero es un poco mas grande y mas ancho, de cara externa deprimida y con dos aristas perpendiculares, una en el borde anterior y la otra en el posterior; la corona muestra una escotadura sobre el lado interno, y uno ó dos pozos aislados de esmalte; las raíces son en número de tres, dos externas y una interna. El premolar cuarto y los tres verdaderos molares que siguen, son de la misma forma, con una corona cuadrangular ó sub-cuadrangular, con dos ó cuatro pozos de esmalte aislados en la superficie mastica- toria de la corona, acompañados á veces de una ó dos escotaduras sobre el lado interno ; la cara externa tiene tres aristas perpendiculares, una anterior, otra posterior y la tercera en el medio, que limitan dos espacios cóncavos excavados perpendicular- UNGULADOS 527 mente ; cada uno de estos dientes tiene tres raíces separadas, dos sobre el lado externo, y la tercera muy grande sobre el lado interno. Todos los dientes de la mandíbula superior care- cen de cíngulo basal, tanto sobre el lado interno como sobre el externo. En la mandíbula inferior todos los dientes están colocados á continuación los unos délos otros; los incisivos son pequeños, de corona comprimida con cúspide casi cónica, convexos aliado externo y con dos cavidades sobre el interno separadas por una arista perpendicular. El canino inferior tiene la misma forma que el incisivo externo, y presenta á menudo la raíz im- perfectamente dividida en dos. Los dos premolares que siguen tienen la misma forma que el canino y el incisivo externo, con la única diferencia que aumentan un poco de tamaño y están implantados con la corona en dirección obli- cua del eje de la serie dentaria, tapándose en parte unos á otros; las dos raíces de cada diente son bien separadas. El premolar tercero, de tamaño un poco mayor, es de corona muy alargada, de cara perpendicular externa un poco convexa, y con dos pequeñas esco- taduras sobre el borde interno que penetran un poco en la superficie masticatoria de la corona. El premolar cuarto y los tres verdaderos molares inferiores que siguen, tienen absolutamente la mis- ma forma, con la única diferencia que en ellos pro- duce el diferente grado de desgastamiento. Cada uno de estos dientes está formado por dos lóbulos casi iguales, convexos al lado externo en donde están separados por un surco perpendicular profundo; al lado interno cada lóbulo tiene una escotadura muy ancha y profunda en las muelas posteriores, pero mas pequeña en las anteriores, por haber dis- minuido su tamaño debido al desgastamiento. Los verdaderos molares inferiores carecen siempre de cíngulo basal, pero el canino y los primeros premo- lares muestran á veces un pequeño rudimento de cíngulo basal sobre el lado externo. Las vértebras cervicales se distinguen de las de todos los demás ungulados perisodáctilos por la dis- posición de la perforación vertebrarterial, la que en vez de encontrarse como es la regla, en la base de las diapófisis, está colocada en el lado interno del canal raquidiano como en los camélidos, parecido que se aumenta por el enorme largo de las vértebras cervicales intermediarias, tan solo comparables bajo | este respecto á las de los camellos. Sin embargo, esta analogía aparente de conformación desaparece y pierde parte de su importancia, recordando que los cuerpos vertebrales de las vértebras cervicales de la Macrauchenia son planos ó casi planos en sus dos caras opuestas, mientras los de las mismas vértebras de los camellos y de todos los ru minan- tes, como también los de algunos paquidermos son fuertemente convexos adelante y cóncavos atrás. El atlas es casi completamente idéntico al de los ruminantes, y el axis de una forma intermediaria entre la que presenta en los ruminantes y la que lo distingue entre los perisodáctilos. La tercera, cuarta y quinta, son de un tamaño y largo extraor- dinario, pero la sesta y séptima son un poco mas cortas . Las vértebras dorsales, cuyo número todavía es desconocido, no presentan nada de particular, pare- ciéndose á las de los demás paquidermos, pero con las dos caras opuestas de sus centros vertebrales mas planas, y con los arcos vertebrales perforados para el pasage délos nervios espinales. Las vértebras lumbares eran siete, la última con grandes apófisis transversas que se unían por sus extremidades á los ilíacos. El sacro, por los pocos restos que de él se conocen parece haber sido semejante ó á lo ménos muy pare- cido al del caballo, pero las vértebras caudales, de las que se conocen varias de las primeras, son de tamaño notablemente mayor, con sus cuerpos verte- brales muy anchos y muy aplastados de arriba hácia abajo, prolongándose lateralmente en apófisis an- chas y aplastadas, de forma rectangular ; la parte in- ferior presenta los arcos heñíales incompletos é interrumpidos por una hendidura longitudinal que se enancha gradualmente hasta que en las vértebras posteriores cesa todo vestigio del arco. Las costillas, de las que se conocen algunas, eran muy largas, delgadas y sumamente anchas. El húmero es muy fuerte, parecido al del Rhino- ceros, sin cresta intertroclear en su extremidad distal. El cúbito, contrariamente á lo que sucede en el caballo y en los ruminantes, está bien desarrollado aunque se encuentra soldado alrádio en todo su lar- go, pero sin estar confundidos, pareciéndose bastante al del tapir presentando las superficies articularías radio-carpales bien distintas. El carpo consta de siete piezas, tres ante- riores que son el escafóides, semi-lunar y pira- 528 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mida!, que constituyen el pro-carpo, y cuatro poste- riores ó inferiores, el trapecio, trapezoides, magno y unciforme que constituyen el mesocarpo, presen- tando por su número y disposición una notable ana- logía con el carpo del Rhinoceros. El número de dedos perfectos del pié anterior, es de tres, el del medio un poco mayor que los laterales. De los tres metacarpianos que sostienen los mencionados dedos el del medio es mas largo, mas grueso y completa- mente derecho ■ los dos laterales solo están en con- tacto con el del medio en sus cabezas proximales, y separados en todo el resto de su largo, con una pequeña curva hacia afuera, pero sin ser casi diver- gentes y de tamaño apenas un poco menor y un poco mas cortos que el del medio. Los tres meta- carpianos presentan un largo considerable, parecién- dose á este respecto á los metacarpianos medios del caballo. Las superficies articuladas distales de estos huesos son convexas, muy extendidas sobre la cara anterior, y con una cresta mediana como en los mismos huesos de los Equidce. Las falanges pri- meras y segundas son cortas y gruesas, pero la ante- rior el doble mas larga que la posterior, y todas con la faceta articulada posterior excavada en forma de polea. Las falanges ungueales son cortas y redon- deadas en forma de pequeños vasos. En la parte superior del metacarpiano interno (segundo) existe una pequeña faceta articulada para el metacarpiano primero que sin duda era rudimen- tario ó atrofiado. La cadera se parece á la del caballo y del tapir. El fémur es un hueso de gran tamaño sobre todo muy largo aunque no tan grueso, con un trocánter lateral muy desarrollado, situado bastante abajo en una posición parecida á la que presenta en el Rhi- noceros, pero el hueso no es tan fuerte como el de este animal. La tibia es un hueso también bastante fuerte y parecido en su forma al mismo del Tapir, pero con el maléolo interno mas pequeño. El peroné es muy delgado, pero completo en todo su largo aunque fuertemente soldado á la tibia, y con su extremidad inferior articulada con el calcáneo. El tarso está constituido por siete huesos. El calcá- neo, en su forma general tiene un notable parecido con el de los Equidce, pero se distingue fácilmente por la faceta articularía del lado externo destinada á sostener el peroné, la que falta en los caballos. El astrágalo está construido sobre el mismo tipo que el de los demás ungulados perisodáctilos, dis- tinguiéndose solo por la faceta externa que se arti- cula con el peroné, mas áncha y mas descendente ; la articulación superior en forma de polea es bastan- te profunda, y la prolongación anterior para el esca- fóides ligeramente convexa. El escafóides es delgado y con una gran prolon- gación hácia atrás, pareciéndose al del caballo. Al lado externo se articula con el cuboides, y lleva adelante los dos cuneiformes externos que sostienen los dedos segundo y tercero. El entocuneiforme permanece hasta ahora desco- nocido, pero su existencia está probada por una pe- queña faceta articularía que se encuentra sobre el lado interno del mesocuneiforme. El cuboides, de gran tamaño, sostiene el dedo cuarto, pero tiene ade- más sobre el lado externo una pequeña faceta en la que probablemente se articulaba un rudimento del quinto metatarsiano. El número de dedos perfectos del pié posterior es de tres como en el anterior, con los metatarsianos muy largos y de articulación distal convexa, y con la crcstamediana que distingue los metacarpianos, como en los mismos huesos de los caballos. El metatarsiano medio es mas grande, mas largo y derecho ; los late- rales son un poco mas delgados y algo mas cortos, con su mitad proximal en contacto con el metatarsia- no medio, y en la mitad distal separados, pero ape- nas divergentes, aunque están fuertemente arquea- dos hácia afuera. Las falanges, tanto intermediarias como terminales eran parecidas á las del pié anterior. El metatarsiano segundo, muestra en su parte su- perior una pequeña faceta articularía para el meta- tarsiano rudimentario correspondiente al dedo in- terno ó primero. De este conjunto de caractéres es dado deducir que la Macrauchenia era un imparidigitado, que por la configuración externa general tenía algún pa- recido con el caballo pero considerablemente mas fuerte, aunque no tanto como el Rhinoceros. La cabeza era desproporcionalmente pequeña en com- paración del cuerpo, y prolongada adelante por una trompa carnosa mucho mas larga que la del Tapir. El cuello era largo como el del camello, los piés tri- dáctilos y anchos, los miembros fuertes, y la cola larga y gruesa. Debía ser un animal de costumbres en parte acuáticas, que, como el Tapir frecuentaba las cercanías de las lagunas y de las corrientes de agua de esa época. UNGULADOS 529 Maorauehenia patachónica Ow. debajo del p. T, y uno ó dos mas pequeños debajo del m. T . (Pl. XX, fig. 9 y 11; pl. xxx, flg. 4) Dimensiones Macrauchenia patachónica, Owen, Zool. of the Beagle, etc. Fossil Mamm., p. 35, pl. V á XV, a. 1839. — Id. Catal. of Fossil Mamm., in the Royal College of Surgeons, 229, n° 952. — Id. Odontographie, pág. 602 y Atlas, lám., 135, fig. 7. — Id. Philosoph. Transad., t. 160, p. 79, pl. VIII, fig. 1-3, a. 1870. P. Gervais, Recherches sur les maminif. foss. de l'Amér. Mér. , p. 36, pl. VIII, fig. 1-5.— Id. Zool. el Paleont. gen., etc ... t . I , p. 130. — Id. Mem. de la Soc. geol. de France, II ser., t. IX, n° 5, pt. 5, pl. XXI-XXII. Burmeister, Anal, del Mus. Pub. deB. A., t. I, p. 32, pl. I-IV, y p. 252, pl. XII. — Id. Abh. denaturf., Gesellsch. z. Halle, t.IX, p. 252, pl. VII-X.— Id. Bes - crip. Phys., de la Rep. Arg., t. III, p. 480, a. 1879. — Id. Nova Acta d. I. Academ. Caes. Car. Leop., etc., t. XLVII, p. 237, a. 1885, pl. 23. H. Gervais y Ameghino, Los Mamif. fos. etc., p. 100. Lydekkeu, Catal. of Fossil Mamm, part. III, p. 166, a. 1886. Macrauchenia (sp. inedita) n° 145, II. Gervais y Ameghino, Los mamif. etc., p. 101, a. 1880. Opisthorrtnus Falconeri, Bravard, Registro estadístico de laprov. de B. A., t. I, 1857. — Id. Observaciones geológicas, etc., p. 17, 1857. Es esta la especie típica del género ; era un animal de talla un poco superior á la de un gran caballo, pero de cabeza relativamente pequeña. Los incisivos están muy apretados unos á otros, y en la mandíbula inferior son comprimidos, de la misma forma que el canino y que los primeros pre- molares, é implantados todos oblicuamente cubrién- dose en parte unos á otros. En la mandíbula superior todos los dientes aumentan gradualmente de tamaño de adelante hacia atrás hasta el m. -, pero el m. - es un poco mas pequeño que este. En la mandíbula inferior todos los dientes aumentan gradualmente de tamaño del primero al último, pero el m. T es de corona un poco mas corta que la de los dientes con- tiguos. Todos los dientes tanto superiores como in- feriores carecen completamente decíngulo basal ex- terno. La región mas estrecha del paladar es entre los p. - y m. -. El intermaxilar es corto, ancho, y con los agujeros incisivos colocados entre los cani- nos, sin que la parte posterior llegue al nivel del primer premolar. La rama horizontal de la mandí- bula inferior presenta un gran agujero mentoniano, P-7 P- Diámetro ántero-posterior del { ^ 4 m • i m. y m. a Longitud del espacio ocupado por los tres últimos premo- lares y los tres verdaderos molares n. , . , , , ( ántero-posterior Diámetro del p. - l . 1 ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del p.i , 1 ( transverso „ ( ántero-posterior Diámetro del p. - ) , 1 ( trausverso , , , ( ántero-posterior Diámetro del p. - ¡. 1 { transverso . , , , , C ántero-posterior Diámetro del m.L 1 1 ( transverso , , , ,( ántero-posterior Diámetro del m. ^ 1 ( transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro del m. ¿ 1 l transverso Longitud del espacio ocupado por las siete muelas supe- riores / entre los i. - . . . . . \ entre los c.i 1 j en la parte anterior de los m.-i.. \. en la parte posterior de los m. - Longitud del cráneo Ancho máximo del cráneo Longitud de la mandíbula inferior Alto de la rama horizontal debajo del ) ^ ' * 0m030 0.027 0.032 0.032 0.010 0.046 0.210 0.020 0.008 0.023 0.010 0.025 0.015 0.028 0.028 0.033 0.032 0.035 0.038 0.036 0.030 0.210 0.060 0.055 0.033 0.060 0.530 0.190 0.430 0.048 0.066 Localidad. — Esta especie ha habitado toda la República Argentina, la Banda Oriental, el Paraguay, Bolivia, y la región meridional del Brasil. Los pri- meros restos fueron encontrados por Darwtn en puerto San Julián en la Patagonia austral. Horizonte. — -Pisos bonaerense y lujanense de la formación pampeana. Maerauclienia boliviensis Huxxey. Huxley, en Report on the Geology of South America by D. Forbes, Proc. geol. Soc., 21 Nov., 1860. Esta especie ha sido fundada por Hcjxley sobre algunos restos muy incompletos, encontrados por Forbes en las minas de Coro-coro, completamente cobrificados. Entre esos huesos había parte de un 67 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 530 occipital, un fragmento de paladar, una 'vértebra cervical, un astrágalo completo y otros fragmentos insignificantes, al parecer procedentes todos de un solo individuo, ya completamente adulto. Estos res- tos solo difieren de los de la M. patachónica, por su tamaño muy reducido, que es de un tercio todavía menor que los correspondientes de la M. antiqua. La Macrauchenia boliviensis era por consiguiente una especie diferente, de talla muy pequeña, apenas una mitad mayor que la del gua- naco, que sin duda ha habitado también la región norte de la República Argentina. Macrauchenia antiqua Amegh. (Pl. XXVII, fig. 1) Macrauchenia antiqua, Ameghino, Apuntes prelim. sob. Mam. exting. de Monte Hermoso, p. 10, a. 1887. Macrauchenia formosa, Moreno, Informe preliminar sobre el Museo La Plata, etc , p. 15, Julio de 1888. Fundé la especie sobre una mandíbula inferior con toda la dentadura, procedente de un individuo completamente adulto, pero á pesar de eso de un tercio menor que la misma parte de la Macrauche- nia patachónica. Esta mandíbula, por la talla, es comparable al Scalabrinitherium Bravardi del Paraná, pero los premolares, caninos é incisivos no presentan el cingulum externo tan desarrollado como en aquel género, siendo en los incisivos com- pletamente nulo, en el canino apenas apreciable, y en los premolares completamente rudimentario, y existente solo en la base del lóbulo posterior ex- terno de cada diente. Los tres incisivos inferiores están colocados en la parte anterior de la mandíbula, formando un semi- círculo muy abierto, del que el incisivo tercero ocupa el lado externo encontrándose con su eje mayor casi en la misma dirección que el eje longi- tudinal de las muelas. Los tres incisivos están separados unos de otros por pequeños diastemas y aumentan de tamaño del primero al tercero. El i. T que es el mas pequeño y también el mas gastado, tiene una corona truncada, gastada hori- zontalmente, mas estrecha sobre el lado interno ó posterior, mas ancha sobre el externo ó anterior, habiendo perdido todo vestigio de esmalte sobre el lado interno, pero conservando una pequeña capa sobre el externo de 5 milímetros de alto. El diente disminuye gradualmente de tamaño de la corona á la raíz, que es cónica y cerrada. La corona tiene 9 milímetros de ancho de adelante hacia atrás, otro tanto de diámetro transverso, y 35 milímetros de largo de la raíz á la corona. No existe el mas pequeño vestigio de cíngulo basal. El i. - es de tamaño un poco mayor, con la corona también muy gastada, pero que conserva un pequeño prolongamiento posterior, y un pequeño vestigio de pozo de esmalte en la base de la corona en la parte posterior del lado interno. Se conserva toda- vía un pequeño vestigio de esmalte sobre el lado interno de solo 3 milímetros de alto, pero tiene 10 milímetros de alto sobre el lado externo. La corona, colocada un poco oblicuamente, tiene 14 milímetros de diámetro mayor y 8 milímetros de ancho. La cara externa de la corona es convexa y sin vestigio de cíngulo. El i. y de tamaño un poco mayor y de corona mas alargada, con capa de esmalte todo alrededor, con- serva sobre el lado interno en la base de la corona los vestigios de dos pozos de esmalte, estrechos y largos, colocados uno adelante y otro atrás. La corona tiene 15 milímetros de diámetro ántero- posterior y 9 milímetros de diámetro transverso. El canino inferior tiene la misma forma del inci- sivo externo, del que se distingue por un tamaño bastante mayor, y los pozos de esmalte interno, mas profundos. La corona tiene 20 milímetros de diámetro ántero-posterior y 9 milímetros de diá- metro transverso. Sobre el lado externo, existe un pequeñísimo rudimento de cíngulo basal en la parte posterior del lóbulo de atrás. En mis primeras noti- cias sobre esta especie, dije que el canino inferior tenía dos raíces separadas en todo su largo, á causa deque el ejemplar á mi disposición implantado en la mandíbula mostraba inmediatamente debajo de la corona dos surcos opuestos que descendían en el alveolo como en los premolares, y era natural supo- ner que dividían las raíces por completo; ahora que dispongo de ejemplares sueltos veo que no es así. Los dos surcos opuestos se prolongan hasta la parte inferior pero no dividen las raíces por completo, que permanecen soldadas, implantándose en un solo alveolo simplemente bilobado. El canino esta sepa- rado por pequeños diastemas tanto del incisivo ex- terno como del premolar que le sigue. El p. y tiene la misma forma que el canino, del que solo se distingue por un tamaño apenas algo UNGULADOS 531 mayor, y por sus dos raíces que no están soldadas sino realmente separadas en todo su largo. Los dos pozos de esmalte del lado interno son algo mas grandes y se comunican por una pequeña ranura, y sobre el lado externo existe un poco mas visible el pequeño rudimento de cíngulo sobre la parte pos- terior del segundo lóbulo, que empieza á mostrarse en el canino. La corona tiene 21 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diá- metro transverso. El p. g separado del p. - por un pequeño dias- tema, solo se distingue de este por un tamaño algo mayor, por la cara externa un poco mas convexa y con el rudimento de cíngulo de su parte posterior un poco mas acentuado. La corona tiene 23 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diámetro transverso. El p. j está fuertemente apretado al precedente y al que le sigue, como también todas las demás muelas entre sí. Es de tamaño notablemente mayor que el precedente, pero con el rudimento de cín- gulo externo apenas visible. La corona tiene 27 milímetros de diámetro ántero-posterior v 12 milí- metros de diámetro transverso, mostrando las dos cavidades internas de tamaño considerable. El p. j de tamaño todavía mayor, se distingue de los demás premolares por la cara externa que está dividida en dos partes por un surco perpen- dicular que penetra en la corona en forma de plie- gue de esmalte separándola en dos lóbulos, de manera que este diente tiene por completo la forma de los verdaderos molares que siguen, desapare- ciendo en él como en los verdaderos molares, todo vestigio de cíngulo basal externo, pero al lado in- terno muestra cada lóbulo una cavidad semi-lunar bien desarrollada. La corona tiene 29 milímetros de diámetro ántero-posterior y 13 milímetros de diá- metro transverso máximo. El m. -y tiene la misma forma que el cuarto pre- molar, pero es un poco mas pequeño, y con las dos cavidades internas casi completamente desaparecidas á causa del gran desgastamiento del diente. La co- rona tiene 24 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, y 16 milímetros de diámetro transverso. El m. g de tamaño un poco mayor es también muy gastado por la masticación, y por consiguiente con las cavidades del lado interno igualmente rudimen- tarias. La corona tiene 31 milímetros de diámetro ántero-posterior y 15 milímetros de diámetro trans- verso. Elm. menos gastado que los demás, presenta las cavidades internas profundas y separadas por una ancha columna aplastada que se eleva conside- rablemente sobre la superficie masticatoria de la corona; esta tiene 32 milímetros de diámetro ante- ro-posterior y 14 milímetros de diámetro transverso. Las dos últimas muelas no muestran el contrafuerte accesorio interno del lóbulo posterior visible en las muelas del S cala.br initherium. La superficie masticatoria de todos los dientes, tanto molares como premolares, caninos é incisivos se encuentra con corta diferencia al mismo nivel, v el pasaje de las diferentes clases de dientes, de los incisivos á los premolares, se efectúa por una tran- sición gradual en la forma, de manera que los dien- tes contiguos son siempre muy parecidos, con escep- cion del p. ^ y p. ?. La corona de las muelas, ya bastante gastadas presenta un alto uniforme que no sobrepasa de 12 á 14 milímetros. Todos los dientes van aumentando gradualmente de tamaño del primer incisivo al último premolar, pero el primer verdadero molar es mas pequeño que el premolar que le antecede, aunque vuelve otra vez á aumentar el tamaño al pasar al segundo y tercer premolar. La longitud de la serie dentaria desde el último molar hasta el incisivo externo que es el único que se encuentra sobre la misma línea, es de 218 milí- metros. El alto de larama horizontal déla mandíbula debajo del primer premolar, es de 34 milímetros, y debajo del primer verdadero molar es de 43 milí- metros . Conozco del mismo individuo de que procede la mandíbula, el calcáneo izquierdo cuyo volúmen es una mitad apenas del de la M. patachónica , aun- que en su forma presenta mas parecido con el de la M. ensenaclensis, sobre todo por su parte inferior muy delgada y convexa, y por la pequeña depre- sión que se encuentra sobre la superficie externa debajo de la cara articularla pero niana, depresión poco marcada como en esta última especie, pero en la M. patachónica muy profunda. La tuberosidad posterior es sin embargo proporcionalmente mas ancha que en la M. ensenaclensis, mas parecida á M. patachónica, pero con su parte inferior con una fuerte depresión longitudinal mediana que falta en las otras dos especies. Este calcáneo tie- ne 138 milímetros de largo, el cuerpo en su parte superior detrás de la cara articularía tiene 12 milí- metros de diámetro transverso mínimo, en la parte 532 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS inferior tiene 15 milímetros y en la tuberosidad posterior 37 milímetros de ancho. La mandíbula y el calcáneo descrito proceden de Monte Hermoso en donde los recojí acompañados de una parte del esqueleto, pero parece que la especie remonta á una antigüedad mucho mayor, y que exis- tía ya durante la formación de las capas oligocenas del Paraná. Tengo á la vista, de este punto, un fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo que con- serva implantadas dos muelas que son el p. ^ y el m. T, que procede sin duda de una verdadera Ma- crauchenia, y al parecer de la misma especie que la del yacimiento de Monte Hermoso que he desig- nado con el nombre de Macrauchenia antiqua. Las dos muelas del animal del Paraná son de un individuo un poco mas joven que el de la mandíbula de Macrauchenia antiqua de Monte Hermoso, y comparada con esta última no encuentro otra dife- rencia que un tamaño un poco mas pequeño. El p. i es un poco menosgastado que el verdadero molar que sigue, pero mas angosto y algo mas largo, dividido como los verdaderos molares en dos lóbulos por un surco perpendicular externo, siendo el lóbulo anterior apenas un poco mas largo que el posterior. Sobre el lado interno se conservan aún bien visibles aunque de tamaño reducido las dos cavidades opuestas, una en cada lóbulo, separadas por una columna ancha y aplastada. El m. y es de la misma forma general pero mas gastado, un poco mas corto y mas ancho, y con el lóbulo posterior un poco mayor que el anterior. De las dos cavidades internas se conservan vestigios apenas visibles. Ambas muelas carecen de cíngulo basal tanto inter- no como externo, pero la corona ha estado envuelta en una espesa capa de cemento periférica, de la que aún se conservan vestigios, particularmente en el fondo del surco perpendicular externo. Cada muela está provista de dos raíces largas y divcrjentes, que concluyen en punta cónica y cerrada. Dimensiones . l antera-posterior . . . Diámetro de la corona del p. y l ( transverso ( antera -posterior. . . Diámetro de la corona del m . r | trangverso Longitud del espacio ocupado por las dos muelas. 0m026 0.012 0.025 0.015 0.052 Localidad. — He recojido los restos de esta especie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca, y el profesor Scalabriki los ha encontrado en las barrancas de los alrededores déla ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior), y piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Macrauchenia ensenadensis Amegb. Ameghuno, Rápidas diagnosis de mamif. fos. nuevos, p. 9, n° 11, Febrero de 1888. De esta especie de tamaño por lo menos un tercio mas considerable que la M. patachónica, conozco un calcáneo izquierdo y un metatarsiano, que por sí solos no dejan duda sobre la distinción específica. El calcáneo de la Ai. Patachónica tiene 169 mi- límetros de largo y el de la M. ensenadensis 200 milímetros. El alto perpendicular del calcáneo de la M. patachónica , debajo de la cara articular peroniana es de 77 milímetros, el de la M. ensena- clensis es de 100 milímetros, y se puede decir que el calcáneo de esla especie es dos veces mayor en volúmen que el de la M. patachónica, siendo al mismo tiempo relativamente mas alto y mucho mas ancho en su parte anterior al nivel de las caras ar- ticularias destinadas al astrágalo y al peroné. Aunque el ejemplar de calcáneo en cuestión está un poco gastado en su superficie lateral externa y particularmente en su parte posterior, parece que la tuberosidad posterior destinada á recibir el tendón de Aquiles, no era mas ancha que en el de la Ma- crauchenia patachónica , pero relativamente mas- comprimida casi en forma de cresta vertical. La su- perficie interna del cuerpo del calcáneo detrás y debajo de las caras articularías es mas profundamen- te excavada en la M. ensenaclensis, y el cuerpo mismo, entre las caras articularías y la tuberosidad mas comprimido y mucho mas elevado. Las caras arti- cularías son proporcionalmente todas mas grandes en el calcáneo de la M. ensenadensis, pero la base longitudinal del cuerpo del calcáneo es casi una mi- tad mas ancho en el de la Ai. patachónica, pues es de solo 20 milímetros en la Ai. ensenadensis, y de 30 milímetros en laAÍ. patachónica.La diferencia es aquí tan considerable, que la base del cuerpo del calcáneo de la Ai. ensenadensis, muy estrecha, for- ma una curva convexa, mientras en la Ai. ¡jatachó- nica constituye una ancha superficie plana. Mas UNGULADOS 533 atrás en la tuberosidad posterior persiste esta dife- rencia, teniendo en la base 40 milímetros de diáme- tro máximo en la M. ensenadensis y 55 milímetros en la M. patachónica. Casi puede decirse que no hay una parte del calcáneo de esta especie que sea igual á la correspondiente del calcáneo de la otra. El otro hueso es el metatarsiano medio del pié derecho. Es bastante mas largo y sobre todo mas grueso que el mismo hueso de la M . patachónica ; es mas arqueado en su parte superior que forma una concavidad muy pronunciada, y las dos pequeñas fosas que se encuentran una á cada lado de la extre- midad distal son mucho mas profundas. Este hueso tiene 245 milímetros de largo y su extremidad distal 51 milímetros de ancho. No puedo dar mayores da- tos ni dibujos por encontrarse los originales en el Museo La Plata. Localidad. — So han recojido restos de esta es- pecie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Rueños Aires, y en las excavacio- nes del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Moreno, en un folleto repartido en Julio del presente año (1888) que lleva por título, Informe preliminar del Museo La Plata durante el pri- mer semestre de 1888, pretende introducir dos nuevas supuestas especies procedentes de Monte Hermoso, pero de una manera tan informal y poco correcta, que sería de no creer si sobre la carátula no se leyera impreso el nombre del autor. He aquí textualmente, lo que dice al respecto, en el folleto mencionado, página 21 : « Macrauchenia formosa, n. sp. Especie fun- dada sobre una muela, de un animal semejante á Macrauchenia patachónica, pero que se distin- gue por tener la escavacion del costado exterior de la muela, menos profunda que en M. patachónica, y porque el filo que divide dichas escavaeiones no es tan aguda como en esta. «Esta muela es también mas corta y la disposición del pozo interno posterior, oblicúa hácia afuera. » « Macrauchenia (?) intermedia, n. sp. Tene- mos un fragmento de mandíbula inferior con cua- tro muelas, una de ellas sin cortar la encía, de un pequeño perisodáctilo, que no ha tenido mayor ta- maño que una cabra. No ha aún sido estudiado por falta de tiempo y de elementos suficientes de com- paración. » (sic). Una sola muela, para fundar una Macrauchenia formosa es poco ; pero sobre ser poco no nos dice ni si es de la mandíbula inferior, ó de la superior, ni á qué muela de la dentadura corresponde, ni las dimensiones, etc., esto es peor que nomen nudum es nomen v añilo quium. Supongo con todo que se trata de una muela superior, y en ese caso no veo ningún carácter particular que permita separarla de la Macrauchenia antiqua. En cuanto á la Macrauchenia (?) intermedia diré simplemente que no es correcto dar un nuevo nombre á un objeto que el autor confiesa no cono- ce con seguridad ni el género, ni lo ha estudiado por falta de tiempo y de elementos (¿de qué clase?). Parece que ha sido una especie de ofuscamiento producido por un súbito desarrollo desordenado del deseo de fundar especies. La nomenclatura científica es cosa demasiado se- ria para que se proceda con ella con tanta lijereza. Nombres técnicos introducidos con tanta inhabilidad y sin motivo alguno que los justifique, son una traba puesta al adelanto de la ciencia y á la sencillez de la nomenclatura, y deben ser por consiguiente arrojados al carnero. Pero no es impertinente poner de relie- ve tan injustificado proceder, sobre todo cuando par- te del director de un establecimiento público, que debería dar el ejemplo de la sensatez para no acar- rearse en el extranjero un desprestigio que nos afectaría mas ó menos directamente á todos los que en el país nos ocupamos de historia natural. No se emprenden cierto orden de investigaciones cuando no se tiene la mente tranquila, ó falta la memoria. SCALABR1NITHERIUM amegh. Scalabrinitherüm, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 108 y 281, a. 1883. - Id. t. VIH, p. 82, a. 1885. — Id. t. IX, p. 110, 1886. Scalabrini, Cartas Científicas al General E. Racedo, p. 13, 1887. Toribio E. Ortiz, Paleontolagía de Entre Ríos, a. 1888. Palaeolherium paranense, Bravard, Mono g . de los terr. mar. e te.., 1858 (nomen nudum). P. Gervais, Addil. aux recherch. sur les mammif. foss., etc. 1862. Burmeister, Descrip. phijs. de la Rep. Arg . , t. II, p. 244, a. 1876. Macrauchenia, Owen, Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, p. 133, 1885. 534 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El primer descubridor de este animal fué Bravard quien encontró de él dos fragmentos de muelas que no podían de ninguna manera permitir una determi- nación exacta, pero que pareciéndole correspondían por la forma á uno de los géneros clásicos europeos, los clasificó sin duda provisoriamente como de un Palceotherium americanum. Burmeister, en 1876, teniendo ya en su poder las colecciones for- madas por el malogrado naturalista se contenta con mencionar la especiesobreda autoridad de Bravard, agregando que este conocía muy bien el género Pa- lceotherium lo que equivalía á manifestar que no era dado suponer se hubiera equivocado. Pero Ger- vais en las Memoires ele la Sociélé Géologique ele France , 2asérie, t. IX, emite la opinión de que Bravard tomó por Palseotherium del Paraná dien- tes de la dentadura de leche de la Macrauchenia, adhiriéndose luego Burmeister á la misma opinión ( Descrip . Phys.e te., t. III, pág. 482). Sin embargo ambos hacían una suposición que resultó ser errada, pues Bravard había fundado la especie sobre restos de individuos adultos y no so- bre muelas de leche, pero se equivocó en la deter- minación genérica,, atribuyendo á un Palceotherium vestigios que procedían de un animal muy distinto y exclusivamente americano. Las primeras noticias exactas sobre ese animal y sus verdaderas afinidades fueron dadas por mí hace unos 6 años en el Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe. (t. Y, pág. 108, 1883), fundándolas sobre dos únicas muelas superiores de un individuo muy joven, que me fueron facilitadas por el profesor Scalabrim. Demostré que ellas procedían de un género muy distinto del Palseotherium y mas cercano del gé- nero sud-americano Macrauchenia , pero diferente también de este á causa del cíngulo basal externo que distinguía las muelas superiores del nuevo ani- mal,, que nombré Scalabrinitherium en honor del señor Scalabrim que con tanto empeño había em- prendido la recolección de los vertebrados fósiles del Paraná, designando la especie con el nombre de Bravarcli en homenaje á su primer descubridor. Pocos meses después (mismo tomo, pág. 281) agre- gaba la descripción de un fragmento de mandíbula inferior con tres muelas, y á principios de 1885 di á conocer la mayor parte de la dentadura y parte del cráneo (t. YIII, pág. 82 y sig.) , confirmando con todos esos materiales mi primera determinación. Por su parte el Dr. Burmeister, describía al fin del mismo año (Anal, del Mus. t. 111, ent. XIV) un cierto número de dientes aislados, tratando de probar que se trata simplemente de una Macrau- chenia, pasando por alto los caractéres distintivos que yo ya había observado en la parte anterior del cráneo, que no permiten confundir en un mismo género el Scalabrinitherium y la Macrauchenia, haciendo al mismo tiempo una lamentable confusión en las especies, en los géneros y hasta en las 'fami- lias, puesto que menciona mandíbulas inferiores evidentemente de Macrauchenia ensenadensis como de M. patachónica ; reúne en un mismo gé- nero tres animales tan distintos como Macrau- chenia, Scalabrinitherium y Oxyodontherium, é incluye la Macrauchenia en la familia de los Palceotheridce, que comprende animales comple- tamente distintos, que no tienen otra relación con los Macrauchenidce que la de ser unos y otros ungulados de dedos impares. Al año siguiente (1886) hice la contra-crítica de la crítica magistral del Dr. Burmeister poniendo en evidencia los múltiples caractéres que separan á Scalabrinitherium de Macrauchenia, insistiendo sobre mis primeras denominaciones específicas que dicho autor cambió sin fundamento para ello y sin consultar ni tener para nada en cuenta las leyes de la prioridad y las consideraciones mutuas que res- pecto de la nomenclatura se dispensan entre sí los naturalistas. No insistiré sobre las estensas consideraciones que he espuesto en ese trabajo (Bol. etc., t. IX, p. 110 y sig., 1886), limitándome en esta ocasión tan solo á esponer brevemente las principales dife- rencias que existen entre Scalabrinitherium y Macrauchenia, según los escasos materiales que del primer género he podido hasta ahora disponer, empezando por la dentadura. De los incisivos inferiores del Scalabrinithe- rium conozco cuatro ejemplares, pertenecientes á dos especies de tamaño distinto, una grande y otra chica. Estos incisivos se distinguen todos por dos impresiones ó cavidades internas en forma de Y separadas por una columna central que forma la cúspide de la corona, con un cingulum basal interno y otro externo bien desarrollado, aunque algo obli- cuo. Los incisivos de la Macrauchenia tienen siempre raíces mas gruesas, corona mas angosta y mas gruesa, y carecen siempre (en el individuo adulto) de cingulum basal externo *. C) El pequeño incisivo inferior descrito y figurado por Bcumeis- UNGULADOS 535 Del canino inferior no conozco mas que la parte superior con la corona, de un ejemplar apenas un poco gastado por la masticación. Este diente, de corona alta, larga y angosta, se distingue también por un cingulum basal externo de mas de un milímetro de alto, que baja oblicuamente de los ángulos anterior y posterior hasta la base de la co- rona en donde dá Vuelta en forma de medio círculo. El canino inferior de la Macrauchenia carece ab- solutamente de todo vestigio de cingulum basal externo. De los premolares inferiores del Scalabrinithe- rium conozco seis ejemplares aislados. Estos dien- tes, corresponden á los dos primeros premolares, que, como los-lie descrito precedentemente, son de corona comprimida, alta, larga y estrecha, un poco convexa en el lado externo y con dos grandes cavi- dades en el interno, separadas por una columna perpendicular. Tienen un cínguloó reborde interno que pasa encima de la base de la columna perpen- dicular, y un reborde basal externo, muy desarro- llado. Cada uno de estos premolares tiene dos raíces bien distintas, que se separan casi inmedia- tamente después de la parte inferior del esmalte de la corona y de forma divergente, muy separada la una de la otra. Estas raíces como continuación de la corona son completamente rectas, siéndolo por consiguiente también, cada uno de los dientes en su forma general. Los dos primeros premolares de Macrauchenia, son de corona mas corta en sentido ántero-posterior, pero mas ancha, con un cingulum interno poco desarrollado, y sin ningún vestigio de cíngulo basal externo. La raíz forma la continuación de la corona mas ó menos hasta la mitad de su largo, bifurcán- dose solo en su mitad inferior, pero sin que las raíces se separen mucho la una de la otra, y con una curva muy pronunciada de toda la raíz, lo que dá á estos premolares una forma bastante distinta de los del Scalabrinitherium \ teu (lám. III, fig. 20 A A’i como de una Macrauchenia terciaria no tiene los caractéres del Scalabrinitherium, faltándole el cingulum basal externo, como que procede de un género distinto, el Oxyo- donlherium. 1 El Dr. Burmeister describe dos premolares de la que cree Macrauchenia terciaria (obra cit., pág. 128), pero el dibujo de esas dos piezas (lám. III, fig. 7, II y III), no corresponde en nada á los primeros premolares del Scalabrinitherium, pues esos dien- tes lejos de presentarse con raíces separadas desde el cuello del diente, se presentan con una raíz única como continuación de la corona, que solo se bifurca á una distancia considerable, como El tercer premolar inferior de Scalabrinitherium, del que conozco el ejemplar implantado en el frag- mento de maxilar descrito en mi segunda memoria sobre los fósiles del Paraná (Bol., etc., t. V, pág. 282), es en su forma general idéntico á los dos pre- cedentes distinguiéndose solo por un tamaño un poco mayor, y por presentar en su borde posterior una arista perpendicular externa bastaute elevada que desciende hasta el cíngulo basal. Esta arista perpendicular, que falta en los premolares primero y segundo, existe también en el premolar corres- pondiente de la Macrauchenia , como también en los premolares primero y segundo, aunque mas rudimentaria. Pero á pesar de esta similitud, el premolar tercero de Macrauchenia se distingue siempre del correspondiente del Sea la brinitherium por la falta de cíngulo basal externo, y por las raíces que se unen en una en su parte superior, mucho antes de llegar al cuello del diente L. El cuarto premolar inferior del Scalabrinithe- rium, está dividido por un surco perpendicular externo profundo, en dos lóbulos algo desiguales, el anterior un poco mas grande que el posterior, y con un cíngulo basal externo poco marcado. El diente correspondiente de la Macrauchenia pre- senta una forma parecida, pero carece absoluta- mente de todo vestigio de cíngulo basal externo. El primer verdadero molar inferior del Scalabri- nitherium, aunque de la misma forma general que el sucede con los premolares de la Macrauchenia, pero se distinguen de estos por un cíngulo basal externo de un desarrollo enorme, y dispuesto de un modo distinto del que caracteriza los premo- lares de Scalabrinitherium en los que asciende oblicuamente de abajo hacia arriba y adelante, mientras que en los premolares figurados por el autor, el cíngulo basal muy desarrollado en la parte inferior, asciende de un modo mas regular y uniforme en sus bordes perpendiculares anterior y posterior. 1 El Dr. Burmeister en su nueva descripción de la dentadura de la mandíbula inferior de la Macrauchenia (obra cit. , pág. 126), describe el premolar tercero como dividido por un surco externo mediano en dos lóbulos. El premolar tercero de la verdadera Macrauchenia patachónica como el del Scalabrinitherium nunca presentan esta división en dos partes, siendo en ambos animales de una forma igual á los premolares precedentes. La mandíbula del individuo joven ya mencionada, sobre que funda el autor su nueva descripción, presenta en efecto el tercer premolar de tamaño mas considerable que los precedentes y con un surco perpendicular externo poco profundo que la divide en dos lóbulos desiguales, el anterior mas grande que el posterior, y con un cíngulo basal bien desarrollado, presentando así la muela una conformación muy parecida á la correspondiente del Oxyodonthe- rium, lo que unido á las demás particularidades que presenta el resto de la dentadura, me confirma en la opinión de que se trata de un animal genéricamente distinto de la Macrauchenia. 536 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS correspondiente de la Macrauchenia, se distingue también por un cíngulo basal externo, aunque no muy desarrollado. Los dos últimos verdaderos molares inferiores de Scalabrinitherium son los dientes que mas parecido tienen con los de la Macrauchenia, de los que sin embargo también se distinguen por un cerro accesorio muy pronunciado que se levanta del fondo déla cavidad interna posterior de cada muela hasta la corona. De los incisivos superiores del Scalabrinithe- rium no conozco ningún ejemplar completo. En la parte anterior del fragmento de cráneo descrito en mi memoria precedente, solo existen las raíces, faltando la corona, de modo que no se puede conocer la forma de esta á lo menos de un modo exacto; sin embargo, algunos pequeños fragmentos parecen demostrar que también los incisivos superiores estuvieron provistos de un pequeño reborde basal externo. Una diferencia muy notable aparece entre el diente canino superior de macroquenia y de escala- briuiterio. En mi última memoria, describí el canino superior del escalabriniterio como teniendo dos raíces distintas, divisando una fisura perpendicular interna que, suponía por analogía, se encontraría también en el externo que estaba cubierto por are- nisca dura, pero desembarazada la pieza de la ganga que la envolvía, aparece el canino con una raíz única, con un surco perpendicular interno que no alcanza á dividirla en dos partes, mientras que en Macrauchenia el canino superior tiene dos raíces bien distintas que se implantan en alveolos separados, en vez del alveolo único que recibe la raíz del ca- nino del escalabriniterio, diferencia por sí sola de valor genérico indisputable. Además, este diente en el escalabriniterio está separado del incisivo y del primer premolar que le sigue por un ancho dias- tema, con una corona de forma algo elíptica, inter- mediaria entre la del premolar y la del incisivo in- mediatos, mas ó menos del mismo alto que en estos y provisto de un reborde basal externo muy de- sarrollado. Los cuatro premolares que siguen al canino, muy apretados el uno al otro, van aumentando de tamaño del primero al último, pareciéndose en su forma ge- neral á los de la Macrauchenia como lo demuestra la cara externa en la que solo muestran dos aristas perpendiculares como en este género, una anterior y otra posterior, pero se distinguen siempre por el reborde basal externo, tan desarrollado que alcanza hasta tres milímetros de alto, reborde que falta en los premolares superiores de la macroquenia ó es en ellos completamente rudimentario. La diferencia entre ambos géneros es aún mas acentuada en los verdaderos molares superiores, pues si bien la forma general, salvo detalles de pe- queña importancia, es igual, las muelas del escala- briniterio como lo ha dicho muy bien el Dr. Bur- meister, tienen siempre corona mas baja y raíces mas largas que las de las muelas de la macroquenia. Además cada una de las muelas superiores del esca- labriniterio está provista de un reborde basal exter- no de forma muy regular, muy desarrollado, que une la base de las tres aristas perpendiculares. Este reborde ó cíngulo, falta en los molares superiores de la macroquenia, no encontrándose de él ni el mas leve vestigio, carácter diferencial cuya importancia, dadas las diferencias va indicadas en el resto de la « j dentadura, no puede desconocerse. Pero no solo en la dentadura existen diferencias de conformación de orden genérico entre Scala- brinitherium y Macrauchenia , sino también en el modo de implantación de los dientes, y en la con- formación de la parte anterior del cráneo, única que hasta ahora se conoce del Scalabrinitherium de la que ya di una breve descripción (Bol. etc., t. 'VIH, pág. 86 y sig.), de la que se desentiende Burmeister pasándola por alto, preocupado únicamente de pro- bar la identidad genérica. Si bien la forma general de esta parte del cráneo es muy parecida á la de la Macraucheniaj las ana- logías son los caractéres de familia que mas órne- nos acentuados deben presentar todos los macroqué- nidos, pero al lado de estos hay diferencias de deta- lle tan considerables que no permiten ni por un instante considerarlas como simples variaciones es- pecíficas, teniendo al contrario, á lo menos en gran parte un valor genérico indiscutible. La parte anterior del cráneo del Scalabrinithe- rium se parece á la Macrauchenia , sobre todo en su parte superior, por su conformación en forma de techo continuado, sin trazas de apertura nasal ante- rior, que, como en Macrauchenia, se encuentra mucho mas atrás; pero fácil es darse cuenta de que constituyendo este principalmente el carácter dife- rencial de Macrauchenia debe constituir un carácter de familia común á todos los macroquénidos. Sin embargo la línea mediana superior en forma de cres- ta formada por la interposición del vomer entre los UNGULADOS 537 maxilares es menos desarrollada y completamente nula en la parte anterior, en el límite del hueso incisivo, siendo también esta parte del cráneo mas angosta en escalabriniterio que en macroque- nia. En esta parte superior del rostro, á pesar de ser de un individuo muy viejo se puede seguir distin- tamente la sutura del intermaxilar con los maxila- res, lo que no sucede con individuos de macroque- nia mas jóvenes, en los que desaparecen los vesti- gios de las suturas desde una edad relativamente poco avanzada. La sutura del intermaxilar parte del medio de ambos caninos dirigiéndose luego ha- cia atrás hasta alcanzar la línea mediana superior, de modo que si pudiera separarse el intermaxilar el alveolo del canino quedaría dividido en dos partes, una anterior en el intermaxilar y una posterior en los maxilares. La parte posterior del intermaxilar sobre la línea mediana perfectamente distinta alcan- za hasta la parte anterior del segundo premolar, pe- ro en el lado interno, sobre la superficie del pala- dar no se distingue la sutúra del intermaxilar sino á trechos muy reducidos, que por su colocación pa- recen demostrar corría directamente de uno á otro canino. La parte anterior del cráneo del Scalabrinithe- rium, vista por su parte superior, aparte del carác- ter de familia mencionado difiere mucho de la Ma- crauchenia , pues en este último género el crá- neo se angosta de atrás hácia adelante hasta el punto ocupado por los primeros premolares, y vuel- ve á enancharse considerablemente hácia adelante, mientras que en Scalabrinitherium en la parte que corresponde de los últimos premolares á los primeros incisivos, el cráneo se angosta gradualmen- te de atrás hácia adelante, sin enancharse en su par- te anterior, en donde al contrario el enangostamien- to es aún mas pronunciado. El paladar presenta las mismas diferencias ; en Macrauchenia es muy angosto al nivel de los últi- mos premolares, enanchándose luego gradualmente hácia adelante hasta el nivel del canino á partir del cual el enanchamiento es aún mas pronunciado, particularmente en la región ocupada por los inci- sivos. En Scalabrinitherium el paladar conserva el mismo ancho con muy cortísima diferencia en el espacio ocupado por los premolares, se enancha un poco entre los caninos y vuelve luego á enangostar- se de un modo sorprendente hácia adelante en la región que comprende los incisivos, carácter muy particular y casi podría decirse anómalo que dis- tingue á este animal no solo de la Macrauchenia sino también de todos los ungulados en general, y de valor genérico por sí solo. Los agujeros incisivos, dada la prolongación del intermaxilar hácia adelante, parecen colocados mas hácia atrás, formando dos canales mas angostos que en Macrauchenia, y que en vez de terminar como en este género en su parte posterior por un borde semi-circular del paladar, se prolongan cada uno en forma de un surco angosto y profundo, que penetra en el paladar hácia atrás. Cada uno de estos aguje- ros anchos y cortos en la Macrauchenia en laque con la impresión correspondiente tienen tO milíme- tros de ancho y 30 milímetros de largo, solo tienen en Scalabrinitherium 5 milímetros de ancho, pero 38 milímetros de largo. Los dos agujeros incisivos ocupan en el paladar de la Macrauchenia un es- pacio de 25 milímetros de ancho y en Scalabrini- therium solo 10 milímetros, lo que en parte está en relación con el ancho respectivo del paladar en este punto en ambos géneros, de 41 milímetros en Scalabrinitherium y de 70 milímetros e n Macrau- chenia. Este ancho considerable del paladar de macroquenia no está en relación con la talla de am- bos animales, pues la parte existente del cráneo del escalabriniterio de la extremidad anterior al tercer premolar tiene casi el mismo largo que en macro- quenia, lo que prueba que la diferencia de talla no era muy considerable, pero que el escalabriniterio era proporcionalmente mas largo y mas delgado, de una estructura general mas esbelta. Una diferencia muy notable entre ambos animales aparece también en la colocación de los agujeros pa- latinos, que empiezan en la macroquenia casi en la paste posterior del paladar, al nivel de la antepe- núltima muela y vienen á reunirse por una larga impresión en el agujero incisivo. Estas impresiones faltan en escalabriniterio estando probablemente reemplazadas por los dos surcos angostos, profun- dos y muy cortos que se extienden detrás de los agujeros incisivos como una prolongación de estos, pero que terminan sin duda en su parte posterior en una perforación que representa el foramem pa- latinum. Parece también que el paladar forma una concavidad mas pronunciada en escalabriniterio que en macrauquenia, á lo menos en su parte anterior. Pero las mas grandes diferencias entre el paladar de escalabriniterio y de macroquenia se presentan en la parte anterior, en la región que comprende los 68 538 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS incisivos. Esta parte se ha visto que se enancha con- siderablemente en macroquenia mientras que al con- trario se angosta de un modo sorprendente en esca- labriniterio. Resulta de aquí que en macroquenia la parte anterior del cráneo forma por el intermaxilar un ancho semi- círculo, mientras que en escalabrini- terio toma una forma muy angosta, casi puntiaguda. Esta conformación tan diferente produce también, como es consiguiente, una diferencia enorme en el modo de implantación de los dientes, tan distinto en ambos animales que también bastaría para justificar su separación como géneros distintos. Así en la ma- croquenia los seis incisivos están colocados en esta parte anterior del intermaxilar, enanchada en for- ma de semi-círculo, á muy corta distancia uno de otro á escepcion de los dos medianos, que están separa- dos por un pequeño diastema. En escalabriniterio, al contrario, los caninos y los incisivos están colo- cados á los lados del cráneo y del paladar, bien sepa- rados irnos de otros, formando la continuación casi en línea recta de la série dentaria de cada maxilar, á escepcion de los dos incisivos medianos que se separan un poco de esta línea, hácia adentro, es- tando así colocados en la parte anterior del cráneo, fuera de la línea dentaria, pero separados el uno del otro por un diastema mucho mayor que en ma- croquenia, é implantados de un modo muy diver- jente, de manera que el diastema que los separa, de 13 milímetros de ancho sobre el hueco, debía pasar de 20 milímetros en la corona, mientras que las raí- ces converjiendo sobre la línea mediana del incisivo deben tocarse por la base. El conjunto de caractéres enumerados, particula- res del antiguo aliado de la macroquenia, muestran que se trata de una forma mas distinta del género Macrauchenia, que no era dado suponerlo, y es permitido deducir de ello que las demás partes del esqueleto aún desconocidas deben igualmente pre- sentar diferencias mas ó menos del mismo valor. Scalabrinitherium Bravardi Amegh. (Pl. XXIII, fig. i á 10; pl. XXIV, fig. 14 á 17; pl. xxvii, fig. ís y 13; pl. xxxm, fig. n; pl. lxx, fig. 8; pl. lxxt, fig. 2, 3, 4 y is; pl. LXXIII, fig. 1, 2 y 3) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 108 y 281, 1883. — Id. t. VIH, p. 82, 1885. — Id. t. IX, p. 132, a. 1886. Macrauchenia paranensis, Burmeister, An. del Alus. Nac., t. III, ent. XIV, 133, Diciembre de 1885. Esta es la especie típica del género, y aquella cu- yos restos se encuentran en mayor abundancia. He podido examinar de ella casi toda la dentadura, y constatar que por la talla se acercaba de la Macrau- chenia patachónica. La pieza mas notable que conozco es la parte an- terior de un cráneo que comprende el intérmaxilar y parte anterior de los maxilares y del paladar, con los incisivos y caninos ó alveolos correspondientes y los tres premolares que siguen en cada lado. Los dientes tienen la corona casi completamente gastada por la masticación, y en los huesos han desaparecido casi por completo las trazas de las suturas que los unen, lo que prueba que se trata de un individuo su- mamente viejo. Es este fragmento que me ha servi- do de base para establecer los caractéres diferencia- les entre Macrauchenia y Scalabrinitherium por lo que concierne á la parte anterior del crá- neo. La parte anterior del intermaxilar presenta los dos incisivos del medio implantados de un modo cli- verjente quedando entre uno y otro en el borde al- veolario, un espacio considerable, deprimido en forma de cavidad en su parte superior. Los tres in- cisivos de cada lado también están separados entre si pero por espacios menos considerables. El canino, sumamente gastado y con un principio de división en dos raíces, es de corona elíptica y parecida á la de los primeros premolares, con un fuerte reborde de esmalte en la base de la corona sobre el lado interno. Los tres molares que siguen muy gastados en la corona en la que no queda ningún vestigio de re- pliegues ni de pozos de esmalte, aumentan de tama- ño hacia atrás, presentan en su parte externa en la base de la corona un cíngulo ó reborde de esmal- te de 3 milímetros de alto, y están muy apretados unos á otros. Dimensiones Longitud de la parte superior del cráneo á partir del borde anterior del intermaxilar hasta encima de la parte poste- rior del p. 0ra132 Alto del cráneo encima del p. -, siguiendo la convexidad externa que parte del borde alveolar y termina en la lí- nea media superior en que se unen ambos maxilares.... 0.058 Diámetro transverso del cráneo encima de los i. - 0.030 Diámetro transverso del cráneo encima de los caninos 0.058 Diámetro transverso del cráneo encima de los p.- 0.068 Longitud de la parte existente del paladar á partir de la parte anterior del intermaxilar á la parte posterior del p. 2. 0. 120 UNGULADOS 539 i. I. i. i 3 Diámetro transverso del paladar entre los ' caninos... P» - P- ~ Ancho del diastema que separa entre si los dos incisivos medios (i. i) i. i é i. i i 1 p i 3 # m ...r Ancho del diastema entre ’ i. í y el c. - c.iy p- - Diámetro de la base de la corona del i. 2- sobre el borde al- veolar Diámetro de la base de la corona del i. - sobre el borde alveolar Diámetro de la base de la corona del i. - sobre el borde alveolar Diámetro del c. ~ r.. , , . , , ( ántero-posterior Diámetro del p. - ¡ 1 ( transverso , n , o ( ántero-posterior Diámetro del p. - } , ( transverso , , , , ( ántero-posterior Diámetro del p. - 1 r ( transverso Longitud del espacio ocupado por los tres incisivos Longitud del espacio ocupado por los tres premolares Distancia del borde anterior del i. - á la parte posterior del P- - ántero-posterior transverso 0.015 0.019 0.039 0.012 0.036 0.035 0.011 0.001 0.006 0.001 0.004 0.008 0.009 0.009 0.015 0.010 0.020 0.015 0.022 0.017 0.021 0.017 0.037 0.060 0.117 Además de esta pieza, conozco de la mandíbula superior cuatro dientes aislados, el premolar tercero, y los tres verdaderos molares. El p. todavía poco gastado, tiene una corona baja en el lado interno y alta en el externo, con dos grandes pozos de esmalte en la corona, uno en el ángulo interno anterior y el otro en el posterior, y otro pozo aislado mucho mas pequeño en el centro de la corona. La cara externa presenta una arista per- pendicular mediana, como los verdaderos molares, y un cíngulo basal bien desarrollado que baja sobre los ángulos anterior y posterior, formando las aristas perpendiculares. Tiene la corona 22 milímetros de diámetro ántero-posterior, 1 8 milímetros de diámetro transverso, 10 milímetros de alto en el lado interno y 22 milímetros sobre el externo. Las raices eran en número de tres, no muy separadas, una ancha sobre el lado interno y dos mas finas y largas sobre el externo, de las que solo hay una entera, de base cerrada y 20 milímetros de largo. El m. -, es de corona mas cuadrada, con raíces mas cortas y mas separadas. Tiene 25 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y 19 milímetros de diámetro transverso. Las raíces son anchas y delgadas, de 10 á 20 milímetros de largo. En la cara externa, en las cavidades formadas por las tres aristas perpendicu- lares, se ha conservado en parte el depósito de ce- mento que rodeaba la corona de la muela, con un espesor de 2 á 3 milímetros. El m. - es de tamaño un poco mayor, y de corona relativamente mas larga y mas estrecha, con cuatro pozos de esmalte en la corona, uno en el medio, uno en el ángulo interno anterior, otro en el ángulo in- terno posterior, y el cuarto sobre el borde interno entre los dos precedentes. La corona, sumamente ' baja sobre el lado interno, y alta en el externo, tie- ne 30 milímetros de diámetro ántero-posterior, 17 milímetros de diámetro transverso, 5 milímetros de alto sobre el lado interno y 25 milímetros sobre el externo. Las tres aristas perpendiculares externas son muy altas, reuniéndose en la base para formar un cíngulo elevado que limita conjuntamente con las aristas, dos cavidades perpendiculares anchas y profundas, en las que se conservan trozos de la capa de cemento que envolvía la muela, con un espesor de 2 á 4 milímetros. Las raíces, como siempre, en número de tres, son anchas, gruesas, cortas y bien separadas. El m. - aunque de la misma forma general, se distingue por un tamaño todavía mas considerable, y por una corona un poco mas ancha en la parte an- terior y mas angosta en la posterior. Tiene 35 milí- metros de diámetro ántero-posterior, 22 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, 16 en la parte posterior, 7 milímetros de alto sobre el lado interno y 35 sobre el externo. Las tres raíces, muy separadas una de otra, son anchas, gruesas y muy cor- tas, no teniendo la mas larga mas que 16 milímetros. De la mandíbula inferior conozco : Un incisivo inferior mediano de un individuo muy joven y con la corona apenas atacada por la mastica- ción; es ancho, aplastado, y encorvado sobre sí mismo casi en forma de cuchara. En su cara externa el esmalte se continúa sin interrupción hasta la raíz; en la parte interna la capa de esmalte termina en la base en un reborde ó cingulum muy pronunciado, de cuya parte media sale una arista que amanera de lo que sucede con los premolares se dirije hasta la corona en donde está un poco atacada por la masti- cación formando como una especie de estribo. Esta arista divide la cara interna en dos partes que forman dos cavidades que debian llenarse en la edad mas avanzada. La corona tiene 13 milímetros de ancho, 8 milímetros de grueso, 15 milímetros de largo la parte interna esmaltada, y 25 milímetros la externa ó anterior. 540 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Otro incisivo inferior que parece ser el tercero del lado izquierdo y procedente de un individuo com- pletamente adulto, es un poco arqueado, aplastado en forma de pala particularmente en su parte supe- rior, enanchándose gradualmente de la base hacia arriba. La corona, de 20 milímetros de ancho, es muy estrecha y bastante alta, un poco convexa en el lado externo, y con dos impresiones en el interno, separa- das por una columna mediana poco marcada. En la cara externa existe un reborde bien marcado que sube oblicuamente de la parte posterior de la base de la corona á la parte anterior y superior de la misma. En el lado interno hay también un reborde basal que sube por encima de la columna mediana, descen- diendo el esmalte mas abajo en la cara externa que en la interna. La corona tiene 18 milímetros de largo y el diente de la cúspide de la corona á la parte posterior de la raíz, 31 milímetros de largo, pero la base está rota, de modo que su largo total cuando intacto debía ser de unos cuatro centímetros. Del canino inferior solo conozco la corona y aún incompleta. La parte externa es ligeramente ondu- lada, elevándose en el centro en forma de cúspide elevada, con una longitud de 28 milímetros y un cíngulo externo regular de mas de 2 milímetros de elevación que sube hácia arriba en los dos bordes perpendiculares anterior y posterior. De los premolares inferiores conozco tres ejem- plares aislados que supongo proceden del pm. ¥y p. -. Estos premolares, deforma muy parecida unos á otros, son muy comprimidos lateralmente, de corona alta, comprimida y elevada en el centro en forma de cúspide y con dos raíces largas y diverjen- tes. La cara externa de la corona es un poco convexa y se levanta en el medio en forma de cúspide com- primida, mientras el lado interno presenta dos cavi- dades separadas por una columna perpendicular mediana angosta y elevada cuya parte superior se une á la cúspide externa en forma de caballete transversal. El borde de esmalte que limita estas dos cavidades pasa por encima de la base de la columna mencionada, formando un gran cíngulo ba- sal muy desarrollado también sobre el lado externo. La corona de estos ejemplares que se encuentran en diversos estados de desgastamiento, tiene de 23 á 26 milímetros de diámetro ántero-posterior, de 12 á 14 milímetros de diámetro transverso, y 20 milí- metros de alto aquella que está menos gastada por la masticación. El largo de las raíces en el único premolar bien intacto es de 23 milímetros. Un ejemplar del p. T del lado derecho y de un individuo bastante viejo de modo que presenta la corona muy gastada. Está dividido por un surco perpendicular externo muy profundo en dos lóbulos de tamaño desigual, el anterior mas grande y el pos- terior mas pequeño. En el lado interno muestra una columna perpendicular mediana ancha y aplastada, que separa dos cavidades, de las que la anterior pre- senta en su fondo un apéndice ó columna perpendi- cular suplementaria. Existe un reborde de esmalte interno situado algo mas arriba del cuello que pasa por encima de la base de la columna mediana inter- na, y un cíngulo basal externo bien desarrollado, que asciende oblicuamente hácia arriba en las caras an- terior y posterior. La parte inferior se prolonga formando dos raíces muy separadas, largas y casi paralelas, de 27 milímetros de largo y cerradas en la base. La corona tiene 30 milímetros de diámetro ántero-posterior, 13 milímetros de diámetro trans- verso y 16 milímetros de alto. Un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho con el borde alveolario y la parte inferior de la mandíbula, en el que se encuentran implanta- dos tres dientes que supongo sean el p. ¡ y 7 y el m. -, que por el estado de desgastamiento de la corona si bien se conoce no proceden de un indivi- duo muy viejo, era sin embargo completamente adulto. La forma general de esta parte de la mandí- bula no parece muy distinta de la de Macrauche- nia patachónica, pero es notablemente mas peque- ña. En el fragmento existente el alto de la rama horizontal de la mandíbula, disminuye de atrás hácia adelante en una proporción mayor que en la de Macrauchenia. El p. 7 se parece completamente á los ejemplares sueltos ya descritos. El p. - es un poco mas gastado que el arriba mencionado, dividido al lado externo por un surco perpendicular profundo en dos lóbulos desiguales, el anterior un poco mas grande que el posterior, y con un cíngulo basal un poco menos desarrollado que en el premolar precedente. En el lado interno cada lóbulo muestra una cavidad bastante desarro- llada, ancha arriba y mas angosta abajo. El m. y presenta la corona mucho mas gastada y con las cavidades internas mas cortas y estrechas, pero mas profundas terminando en un fondo en forma de V que producen en la corona dos pliegues entrantes de esmalte, uno en cada lóbulo. La cara externa está dividida en dos lóbulos mas iguales, la columna interna es mas ancha y aplastada, y el ribete UNGULADOS 541 de esmalte que pasa por encima formando el cíngulo se encuentra colocado bastante mas arriba que la base de la corona, y poco desarrollado. Dimensiones Alto de la mandíbula debajo del | ^ ® Longitud del espacio ocupado por los p. ,, p. 7 y m. j. . . . Alto de la corona del p. 3 _ , , , , , C ántero-posterior Diámetro de la corona del p.-j \ trangyerso Alto de la corona del p. 7 Diámetro del p. 7 f ántero-posterior ( transverso Alto de la corona del m. - Diámetro del m._ j ántero-posterior ( transverso 0m036 0.011 0.076 0.010 0.024 0.006 0.020 0.026 0.006 0.019 0.025 0.011 Otro fragmento de mandíbula que comprende la parte posterior de la rama horizontal del lado dere- cho en el que se encuentran implantadas las dos últimas muelas inferiores. Esta parte de la mandí- bula, salvo su tamaño mas pequeño, es igual á la de Macrauchenia. Las dos últimas muelas implantadas en este frag- mento (m. j y m. 5) , difieren de las demás muelas del mismo animal por la ausencia del reborde de esmalte en la base de la corona en el lado interno. En cuanto al cingulum del lado externo, apenas se ven pequeñísimos vestigios que descienden de los ángulos internos anterior y posterior para desapa- recer completamente antes de llegar al borde alveo- lario, pero no he podido asegurarme de que real- mente no exista el cingulum en la base misma de la corona, pues esta penetra en el alveolo escapando á la observación. Estas muelas á pesar de su aparente similitud con las mismas de la Macrauchenia, producida por la falta de cingulum b asal ó su pequeño desarrollo, difieren de las de dicho género en que el lóbulo posterior de los verdaderos molares excavado en el lado interno para formar una gran cavidad en forma de arco de círculo y de fondo cóncavo, presenta aquí un cerro intermediario suplementario que se le- vanta en forma de columna desde la base de la corona y llega hasta la cúspide en donde forma por el desgas- tamiento que produce la masticación un estribo que parte del fondo cóncavo de la cavidad, internándose hácia adentro. Además estas muelas son mucho mas comprimidas transversalmente que las de la Macrau- chenia. Dimensiones Alto de la rama horizontal debajo del | Espesor de la rama horizontal entre m. -5 y m. 3 Distancia de la última muela á la apertura posterior in- terna del canal alveolar , , , , ( ántero-posterior Diámetro del in. -5 . 2 ( transverso , , , , , , í en el lado interno Alto de la corona del m. s \ en el externo , , £ ántero-posterior Diámetro del m. ñ I , 3 ( transverso , , , , ( en el lado interno Alto de la corona del m. ; . , 3 ( en el externo 0m047 0.051 0.025 0.028 0.031 0.014 0.017 0.020 0.031 0.012 0.018 0.019 Mencionaré por fin un fragmento de maxilar supe- rior izquierdo con las dos últimas muelas, de un individuo sumamente joven, primera pieza que co- nocí de este animal, y que me sirvió de base para re- conocer que si bien no se trataba de un Palceothe- rium, sino de un animal cercano á Macrauchenia , debía con todo constituir un género distinto que desde entonces, sin otros materiales, denominé Scalabrinitherium. Estas muelas son de corona rectangular con ángulos redondeados, y con la cara perpendicular externa bilobada por una arista me- diana, otra anterior y otra posterior, que se unen las tres en la base de la corona para formar un cíngulo elevado. Esta cara externa está en parte cubierta por un fuerte depósito de cemento de hasta unos 2 milímetros de espesor que pasa por eucitna de las mismas aristas perpendiculares, pero que falta absolutamente en el lado interno. El esmalte de la parte externa forma entre las dos aristas per- pendiculares dos profundas depresiones que ter- minan en el borde de la superficie masticatoria en dos puntas ó cúspides aguadas como se ven en los verdaderos molares superiores de la Macrauchenia, Paleeotherium y un considerable número de pa- quidermos. La parte interna de las mismas muelas no pre- senta hácia el centro esa división perpendicular que divide las muelas en dos lóbulos, ni tampoco el mas pequeño vestigio de cíngulo. pero muestra en cam- bio un considerable número de tubérculos accesorios pequeños, puntiagudos y cubiertos de esmalte, propios del estado joven de las muelas, pues todos esos detalles están destinados á desaparecer con el desgastamiento progresivo de la dentadura. La superficie masticatoria de la corona presenta en el medio, enfrente del cerro externo mediano, 542 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un pocito de esmalte pequeño que recuerda en algo los que se ven en la corona de la Macrauche- nia. Este pocito de esmalte está separado del es- malte que rodea el cuerpo del diente en la penúl- tima muela, pero unido al esmalte del borde interno en la última, formando una cresta que todavía no ha sido atacada por la masticación. Hacia el lado interno de la muela, hay otras dos cavidades es- maltadas, pero mas grandes y profundas, de figura semi-lunar algo irregular, situadas una en el ángulo interno anterior, y la otra en el interno posterior. El esmalte que rodea el interior de estas cavidades está unido al que rodea el borde del lado interno de la muela, formando cerros todavía no desgas- tados por la masticación. En fin, en el medio del borde iuterno de la muela, entre las dos cavidades mencionadas, hay una escotadura bastante pequeña, que penetra en la corona formando en esta el es- malte de dicha cavidad una especie de pliegue en- trante que dividiendo el espacio que media entre las dos cavidades anteriores, forma con el esmalte de estas, dos pliegues ó cantos salientes, que dan á las muelas un aspecto particular muy caracte- rístico. Estos tres dientes, que todavía estaban lejos de haber alcanzado su completo desarrollo, presentan las medidas siguientes: Dimensiones , , . „ ( antero-postenor Diámetro del m. - , ( transverso . , , , , , „ ( en el lado externo Alto de la corona del m. í ! , . , ( en el interno , , r ántero-posterior Diámetro del m. í . ( transverso . ,, , , . , , ( en el lado externo ( en el lado interno Longitud de las dos últimas muelas superiores medidas en la parte superior del borde esterno de la corona. 0.026 0.016 0.019 0.008 0.025 0.018 0.020 0.008 0.050 La talla del Scalabrinitherium Bravardi era un tercio menor que la de la Macrauchenia pata- chónica , ó sea comparable á la de un caballo de mediana estatura. Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado en cierta abundancia en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Los restos acá descritos han sido recojidos por el pro- fesor Scalabrim y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Scalabrinitherium Rothii Amegh. (Pl. lxxi, fig. 8 y 11) Scalabrinitherium Rothü, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieno., i. VIII. p. 95. Enero de 1885.— Id. t. IX, p. 137, a. 1886. Macrauchenia media, Burmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, ent. XIV, p. 134, Diciembre de 1885. Esta especie es de tamaño un poco menor que la precedente. Sus restos tampoco son muy escasos, pero solo he podido examinar hasta ahora con deten- ción las piezas siguientes: TJn premolar inferior que supongo sea el p. - del lado izquierdo, de tamaño mucho mas reducido que el diente correspondiente del S. Bravardi, aunque de una configuración general idéntica. La corona muy comprimida se levanta en el centro en forma de cúspide. La columna perpendicular interna es elevada pero angosta, y clirijida hácia atrás. La cavidad interna anterior es de tamaño mucho mas considerable que la posterior. El cíngulo basal interno bien desarrollado pasa por encima de la base de la columna perpendicular interna. El cíngulo externo, igualmente bien desarrollado limita la base de la corona pero es poco aparente á causa del fuerte depósito de cemento que cubre el esmalte de la cara externa. Tiene la corona 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, 6 milímetros de diámetro transverso en la base, y menos de 2 milímetros en la cúspide. Las dos raíces están muy separadas, dividiéndose in- mediatamente debajo del cuello, bastante delgadas y de 15 á 18 milímetros de largo. Un incisivo que supongo sea el primero inferior del lado izquierdo. Tiene una corona muy corta, y raíz cónico-cilíndrica muy larga. La corona bastante gastada, es de figura triangular, de diez milímetros de anchoó de diámetro transverso y 5 milímetros de diámetro ántero-posterior. En la cara interna el esmalte solo tiene 3 á 4 milímetros de alto, con un cíngulo basal muy fino y los vestigios de dos cavida- des ya casi completamente desaparecidas. En el lado externo un poco convex.0, el esmalte tiene 6 á8 mi- límetros de alto, con un cíngulo basal también bas- tante fino y ascendente sobre los bordes laterales. La raíz gruesa al principio, se adelgaza poco ápoco UNGULADOS 543 hacia la base, alcanzando una longitud de 22 milí- metros sobre 29 milímetros de largo que tiene el diente entero. Un fragmento de maxilar superior izquierdo en el que se encuentran las últimas cuatro muelas, pieza que para su estudio me ha facilitado el señor Roth y actualmente propiedad del museo de Copenhague. Esta pieza pertenece á un individuo muy viejo; las muelas están muy gastadas por la masticación, pero conservan perfectamente desarrollado el cingu- lum basal externo característico del gónero, y al- gunas presentan fuertes depósitos de cemento. Los dos primeros molares superiores implantados en el fragmento de mandíbula (p. - y m. i) tienen tres po- zos de esmalte aislados en la corona, y los dos últi- mos (m. - y m. -) tienen cuatro, uno anterior y otro posterior mas grandes, y dos intermediarios mas pequeños. La última muela especialmente (m. -) está en parte cubierta por un fuerte depósito de cemento. Todas estas muelas tienen tres raíces dispuestas del mismo modo que en el S. Bravarcli. Dimensiones n. , . . , , ( ántero-posterior. Diámetro del p. t ] . ( transverso. ..... , , , , ( ántero-posterior. Diámetro del m. ¿ , ( transverso , , , í ántero-posterior Diámetro del m. M . ( transverso . „ ( ántero-posterior. Diámetro del m. i. ¡ , ( transverso Longitud de las cuatro muelas 0m016 0.013 0.019 0.016 0.022 0.019 0.020 0.011 0.080 El doctor Bermeister menciona varias piezas como pertenecientes á este animal, entre ellas cua- tro muelas superiores, el tercer premolar, el primero y el segundo verdadero molar, que por sus dimen- ciones corresponden perfectamente á los arriba men- cionados; y tres muelas inferiores, el segundo y el tercer premolar, y el primer verdadero molar que no conozco. Según el autor, el p. ? tiene 18 milí- metros de largo, el p. 3 20 milímetros, y el m. - 24 milímetros. El autor describe estas piezas bajo el nombre de Macrauchenia media, pero lo mas singulares que lo hace reconociendo que : « Parece que esta especie, del tamaño de un burro regular, coincide con el Scalabrinitherium Rothi de Ameghijno » [An. etc., t. III, p. 134). El tamaño de este animal era comparable al de un caballo pequeño. Localidad. — Los restos de esta especie fueron descubiertos primeramente por S. Roth, y luego por el profesor Scalabruni en las barrancas del rio Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceuo inferior). 0XY0D0NTHERIUM amegh. Ameghino, Bol. de la Academia Nac. de Cieñe., t. Y, p. 284, a. 1884. Este género, de conformación mas delgada y ele- gante que el Scalabrinitherium, se caracteriza muy bien por el p. y p. j formados por una hoja delgada convexa en el lado externo, con una gran columna mediana interna y un fuerte cíngulo basal externo de aspecto granuloso. Los primeros premolares infe- riores están muy apretados uuos á otros é implanta- dos oblicuamente. El p. j es bilobado, presentando el lóbulo anterior mas grande que el posterior ; so- bre el lado interno muestra una gran columna per- pendicular que separa dos cavidades, cada una de las cuales lleva una fuerte columna perpendicular accesoria, y sobre el externo un fuerte cíngulo ba- sal. El m. y es bilobado, con fuerte cíngulo basal externo, y dos cavidades internas, cada una con una columna perpendicular accesoria. Las muelas supe- riores se distinguen por una corona todavía propor- cionalmente mas baja y raíces mas largas que en Scalabrin i therium . Oxyodontlierium Zeballosi Amegh. (Pl. LXXI, fig. 6; pl. LXXII, ílg. 1) (Myodoníherium Zeballosi, Ameghino, Bol. déla Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 284, a. 1883.- Id. t. IX, p. 139, a. 1886. Macrauchenia minuta, Burmeister, Anal, del Mus. Nac., t. III, ent. XIY, p. 134, a. 1885. Déla mandíbula superior no conozco mas que el p. - del lado izquierdo, distinguiéndose por una corona alta y raíz relativamente corta y un fuerte 544 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cíngulo basal externo. La corona es corta y ancha, redondeada sobre el lado interno, de 1 1 milímetros de diámetro ántero-posterior sobre el lado externo, bastante mas corta en el borde redondeado interno, de 8 milímetros de diámetro transverso en la cúspide de la corona, y de 13 milímetros en labase. Aunque la muela es de un individuo todavía bastante joven y que aún no está muy gastada, presenta la superficie masticatoria de la corona formando una cavidad bastante profunda, en la que no se ven vestigios de pozos de esmalte, y rodeada por el esmalte perifé- rico que se levanta en forma de cresta todo alrededor pero mas sobre el lado externo que sobre el interno. La cara externa bastante deprimida, presenta un cíngulo basal bien desarrollado, que desciende en forma de aristas perpendiculares sobre los bordes anterior y posterior, viéndose hácia la parte anterior de Ja cara externa un vestigio de una arista interme- diaria secundaria. La corona tiene 5 milímetros de alto sobre el lado interno y 12 sobre el externo. La parte inferior se prolonga para formar tres raíces gruesas y bien separadas, una sobre el medio del lado interno, la segunda sobre el ángulo externo an- terior y la tercera sobre el ángulo externo posterior, conformación genérica de importancia, pues los dos primeros premolares superiores de Scalabrinithe- rium y Macrauchenia no tienen mas que dos raí- ces. Solo el premolar tercero superior de ambos ani- males tiene á veces tres raíces, pero mas ó menos soldadas, ó cuando nó, muy arrimadas una á la otra, mientras que en la pequeña muela de que me ocupo las tres raíces están bien separadas y á cierta distan- cia, no pequeña por el tamaño de la muela. Además, las mismas raíces tienen una forma particular dis- tinta de laque se nota en los premolares dé los men- cionados géneros. La raís interna, es de figura cóni- ca, muy gruesa en su parte superior y casi puntia- guda en la base. La raíz externa anterior es la mas pequeña y mas baja, pero la externa posterior es mas grande que las precedentes, ancha y angosta, comprimida en sentido ántero-posterior, con un sur- co perpendicular en su parte posterior y un principio de división en la base como si estuviera formada por la reunión dedos partes antes distintas. Estas raíces tienen un largo de 7 milímetros y la muela entera, de la raíz á la corona, 19 milímetros de largo. El Dr. Burmeister (Anal, III, p, 134), mencio- na del mismo animal seis muelas superiores, entre ellas el p. 1 cuya corona tiene 16 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y los tres verdaderos mola- res cuyo diámetro ántero-posterior de la corona, es de 20 milímetros en el m. i, y m. y de 18 milí- metros en el m. -. De la mandíbula inferior conozco un fragmento de la rama horizontal del lado derecho con cuatro mue- las, los tres últimos premolares y el primer verda- dero molar. La parte existente de la rama horizontal de la mandíbula es baja y de un alto uniforme. Está que- brada en el alveolo del primer premolar en la parte anterior y en el del verdadero segundo molar en la posterior. En el lado externo hay un agujerito nutri- tivo debajo del segundo premolar, dos, uno encima de otro debajo del tercero, uno debajo del cuarto, y otro debajo del primer verdadero molar. El alto de lajrama horizontal debajo del p. ? es de 19 milíme- tros y debajo del m. -y de 22 milímetros. Los premo- lares en vez de estar bien separados unos de otros como en Macrauchenia están tan apretados que han tomado en la mandíbula una posición diagonal de modo que la parte posterior de cada premolar sube encima de la cara anterior externa del que le sigue hácia atrás, de donde se deduce que también este género tenía los dientes eü série continua como Macrauchenia y Scalabrinitherium. Del p. T solo existe el alveolo, que demuestra la posición oblicua del diente. El p. y colocado oblicuamente, sube por su parte posterior encima de la parte anterior externa del p. 5. La corona tiene 9 milímetros de alto, 15 milí- metros de largo, 6 milímetros de ancho en la base y 1 milímetro en la parte superior, de manera que la superficie masticatoria es casi cortante, tomando una forma curva con la convexidad algo hácia afuera y la concavidad hácia adentro, de donde se levanta un tubérculo agudo separado del resto del diente en su parte superior. El cingulum en la cara externa solo se presenta en su parte posterior, y la superficie de la cara perpendicular externa se eleva hácia el centro en forma de cúspide. El p. y está colocado con la corona en dirección del eje longitudinal de la mandíbula. La corona tiene 10 milímetros de alto, 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, 9 milímetros de diámetro trans- verso en la base y solo 1 milímetro en su parte su- perior, de manera que es casi tan cortante como el anterior. El cingulum externo mas desarrollado que en el precedente forma un fuerte reborde. En el lado interno se levanta una punta que se une al dien- te en forma de contrafuerte hasta la superficie mis- UNGULADOS 545 raa de la corona dividiéndolo en dos partes, una anterior mas grande y otra posterior mas pequeña, ambas profundamente excavadas. La parte ó lóbulo anterior mas grande, en vez de formar una curva en forma de media luna representa una especie de S, cuya primera curva anterior mas pequeña tiene la convexidad en el lado interno y dirijida hacia atrás. La misma particularidad se presenta en las otras muelas que siguen, constituyendo un carácter espe- cial que permite reconocer fácilmente este género. El p. j no es cortante como los precedentes ; tie- ne 9 milímetros de alto, 19 milímetros de largo y 9 milímetros de diámetro transverso en la base, es- tando dividido por un surco externo poco marcado en dos lóbulos desiguales, uno anterior mas grande y otro posterior mas chico. El reborde ó cíngulo ex- terno es tan marcado que parece que la corona se levanta hácia el medio en forma de cúspide puntia- guda. El contrafuerte interno en forma de columna aplastada forma igualmente una cúspide elevada con un tubérculo secundario hácia atrás que pe- netra en la cavidad interna del lóbulo posterior. En cuanto al lóbulo anterior tiene la misma figura de S que en el diente precedente formándose en su parte interna anterior un tubérculo que se dirije hácia atrás penetrando en la cavidad interna de la media luna. La esquina interna posterior del segun- do lóbulo termina igualmente en punta aguda. El m. T tiene una corona de Í3 milímetros de alto, 22 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 10 milímetros de diámetro transverso en la base. El ángulo externo es igualmente muy desarrollado y la muela está también dividida en dos lóbulos por un surco externo mas profundo que en la muela precedente. Cada lóbulo se levanta en la parte media externa en forma de cúspide puntiaguda. En el lado interno el lóbulo anterior tiene como en la muela precedente un tubérculo que entra en la cavidad interna de adelante hácia atrás partiendo de la parte interna anterior, y la esquina posterior del mismo lóbulo se confunde con la columna interna que se eleva hasta terminar en cúspide puntiaguda y elevada, opuesta al surco externo. La esquina póste- ro-interna del lóbulo posterior viene á pegarse al lado de este contrafuerte ó columna interna. Pero el carácter mas notable de esta muela, es que la cavidad interna del lóbulo posterior está cerrada por un tubérculo puntiagudo que se le- vanta justamente en el medio de la cuerda que cierra la abertura semi-lunar, de manera que vista por el lado interno muestra cuatro cúspides eleva- das y puntiagudas alineadas de adelante hácia atrás, que son : la cúspide de la esquina an- terior interna de la media luna anterior, la cúspide media ó mas elevada formada por la unión de la par- te posterior interna del mismo lóbulo y la esquina anterior interna del lóbulo posterior, la cúspide de la esquina posterior interna del lóbulo posterior, y entre estas dos últimas cúspides una intermediaria que cierra la entrada de la media luna, mas la pun- ta que tiene cada lóbulo en la parte externa. El largo total del espacio ocupado por las cuatro muelas es de 67 milímetros. El Dr. Burmeister ha estudiado este mismo tro- zo de mandíbula, sobre un molde en yeso que doné al Museo, dando de él una figura en la lámina III, de su memoria sobre los fósiles del Paraná ( An ., etc. t. III, ent. XIV). Considera que forma parte del género Macrauchenia, aprovechando este pre- testo para cambiar el nombre específico de Zeba- Uosii en Macrauchenia minuta, y agregando que las muelas implantadas en ese fragmento eran de la dentadura de leche. He vuelto á examinar la pieza con el objeto de cerciorarme de si en efecto había confundido la dentadura de leche con la dentadura persisten- te, error que indudablemente alteraría el valor de los caractéres diferenciales por mí atribuidos á la dentadura de este género, pero no he encontrado absolutamente ninguna razón para atribuirlos dien- tes que en ella se hallan implantados, á la dentadura de leche, pues están todos bien desarrollados, y to- dos en actividad, sin que se vea trazas de los que deberían reemplazarlos. Mas no contento con esto, he partido la mandíbula para ver si debajo de las muelas existían los embriones de las que debieran reemplazarlas si en efecto se tratara de una denta- dura de leche, sin haber podido descubrir en el in- terior de la mandíbula el mas mínimo vestigio de otros dientes, lo que no deja absolutamente la menor duda de que las muelas implantadas en el fragmento de la mandíbula que me sirvió de base para la fun- dación del género y de la especie son las persisten- tes. Luego, los caractéres que presenta esta denta- dura son de un valor real y no permiten confurdirla con la de Macrauchenia. Los premolares anteriores del Oxyodontherium se distinguen de los de Macrauchenia , por el cín- gulo basal externo, por su forma comprimida, por estar muy apretados el uno al otro, y por su modo 69 546 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de implantación oblicuo, de manera que la parte pos- terior de cada premolar tapa la parte anterior exter- na del que le sigue inmediatamente hacia atrás, ca- rácter que acerca realmente este animal al de las mandíbulas inferiores atribuidas erróneamente por Burmeister á Macrauchenia patachónica. Del Scalabrinitherium se distinguen por la cara ex- terna mas convexa, y la lámina que forma la corona dada vuelta hácia adentro, por su posición oblicua, y por las raíces que no están tan bien separadas, bifurcándose solo bastante mas abajo del cuello de los dientes. El cuarto premolar del Oxyodontherium se distingue del correspondiente de Macrauchenia, por la presencia del cíngulo basal externo, por estar dividido en dos lóbulos desiguales, uno anterior muy grande y uno posterior muy pequeño, y por presen- tar en las dos cavidades internas dos columnas ac- cesorias, que terminan también en cúspides sepa- radas. Del Scalabrinitherium se distingue tam- bién muy bien por la presencia de estas dos colum- nas suplementarias, que faltan en el premolar cuarto de aquel género. El primer verdadero molar de Oxyodontherium se distingue del correspondiente en los dos mencio- nados géneros, por el cerro suplementario de la cavidad interna anterior, todavía mas desarrollado que en el premolar precedente, y por la columna suplementaria de la cavidad interna posterior que se levanta aislada desde la base terminando en cúspide bien distinta, lo mismo que por un cíngulo basal externo muy desarrollado. El tamaño de este animal era todavía un tercio mas pequeño que el Scalabrinitherium Rothii, y comparable al de un guanaco. Localidad. — Los restos de este animal fueron primeramente descubiertos por el profesor Scala- brini en las barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná, y luego por E. de Carees y Le~ lokg Thevewet en la misma localidad. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). DIASTOMIGODON amegii. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI, p. 197,1884. Este género, bastante parecido á Macrauchenia se distingue por una talla considerablemente menor, por incisivos inferiores pequeños, separados por diastemas regulares y sin cíngulo externo, por el canino inferior de raíz simple y larga, y premolares inferiores comprimidos y con cíngulo basal interno y externo. Dias tomico don Injanensis Amegh. Ameghino, Obraypág. citada. La especie está fundada sobre la parte anterior de la mandíbula inferior, de un individuo comple- tamente adulto, comprendiendo una parte conside- rable de la sínfisis, con el incisivo primero del lado izquierdo, los tres incisivos del lado derecho, el alveolo del canino derecho, el p. T derecho roto en la base, el p. ¥ intacto, y parte del alveolo del P- 3- El tamaño de esta pieza indica un animal por lo menos de un tercio mas pequeño que la Macrau- chenia patachónica. Los incisivos son muy pequeños, ya bastante gastados, un poco palmeados, sin vestigio de cíngulo externo, pero con un cíngulo interno que se levanta hácia el medio en forma de contrafuerte hasta la cúspide de la corona, formando la separación de dos depresiones internas que se vuelven mas bajas con el desgastamiento de la corona hasta que se presentan en esta como dos pequeños pozos de esmalte colocados sobre el borde interno, que luego desaparecen á su vez con la continuación del des- gastamiento. Los tres incisivos están implantados á cierta dis- tancia unos de otros, formando entre ellos diastemas regulares de 4 á 7 milímetros de ancho, aumentando de tamaño del interno al externo. El i. T que es el mas pequeño, es también el mas gastado, con la capa de esmalte externo mucho mas alta que la interna, y un espesor mayor que en los siguientes. El i. y menos gastado, es de corona mas alta y mas ancha, caractéres todavía mas pronunciados en el i. 3. Los tres incisivos cuando nuevos presentan una pequeña cúspide debajo de la cual se encuentra el ancho máximo que va disminuyendo gradual- mente hácia abajo hasta llegar á la raiz en un prin- cipio también algo comprimida, pero que luego se vuelve mas redonda hasta terminar en una base cónico-cilíndrica. Así los incisivos una vez gastada UNGULADOS 547 la cúspide disminuyen gradualmente de ancho á medida que avanza el desgastamiento. Del canino solo queda el alveolo muy profundo y muy ancho hacía arriba, de una sola raíz, de modo que demuestra que el diente debía tener la misma forma que el i. j, pero mas fuerte y mas alto, im- plantado en la mandíbula en sentido mas oblicuo al eje de la serie dentaria, y separado del premolar que sigue hacia atrás y del incisivo externo hacia adelante por pequeños diastemas de solo 6 milímetros de ancho. Del p. T solo quedan las dos raíces que demues- tran estaba implantado en dirección del eje de la serie dentaria, con la raíz posterior un poco mas pequeña que la anterior, y también separado ade- lante y atrás por cortos diastemas. El p. y es un poco mas grande, de corona con cúspide elevada, con dos raíces distintas y largas que se dividen inmediatamente debajo del cuello del diente. La parte superior de la corona es com- primida, con un contrafuerte perpendicular sobre el lado interno colocado hacia los dos tercios poste- riores, con la parte posterior mas gastada que la anterior, con cíngulo basal muy alto y pronunciado sobre el lado interno que pasa encima del contra- fuerte mediano, pero mas rudimentario sobre el lado externo, invisible sobre la parte mediana, presen- tándose aquí en forma de dos pequeñas líneas cur- vas, de las cuales, una muy rudimentaria sobre la parte externa anterior y algo arriba, y la otra mas desarrollada sobre la parte posterior y mas abajo. Todos estos dientes, tanto los incisivos como los premolares y el canino, aunque separados ahora por pequeños diastemas en la base, cuando nuevos debían tocarse por la corona formando una serie ininterrumpida. En esta parte de la mandíbula existen dos gran- des agujeros mentonianos elípticos, con el eje mayor de adelante hácia atrás, colocados uno detrás del otro, mas ó menos á la misma altura, el anterior de- bajo del canino y de la parte anterior del p. T, y el posterior debajo de la raíz anterior del p. La rama horizontal de la mandíbula es notable- mente mas baja y mas delgada que la de la Ma- crauchenia. Dimensiones Diámetro del i. - ántero-posterior tranverso 0m005 0.011 Diámetro del i. ^ Diámetro del i. j ántero-posterior transverso ántero-posterior transverso Diámetro del alveolo del canino í Jatero-posterior { transverso . , , ( ántero-posterior Diámetro de la base del p.T , 1 1 ( transverso , , , c ántero-posterior Diámetro del p. •= j , 1 2 ( transverso Alto de la corona del p. j . Longitud del espacio ocupado por los tres incisivos sobre el borde alveolario Longitud del espacio ocupado por el canino y los dos pri- meros premolares Alto de la rama horizontal debajo del p.-j- 0.007 0.014 0.007 0.017 0.009 0.015 0.017 0.010 0.025 0.010 0.016 0.037 0.061 0.043 Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Carlos Ameghuvo en el arroyo de Fernandez en el partido de la Villa de Lujan (provincia de Buenos Aires) y se conserva en el Museo La Plata. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre) de la formación pampeana (capa mas reciente del plioceno). MESORHINUS amegh. ÁMEfiHiNO, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIIÍ, p. 92, a. 1885. Género caracterizado por el intermaxilar muy grande, con seis incisivos, y que apenas toma parte en la formación de la apertura nasal anterior que es- tá colocada arriba del cráneo y muy atrás, aunque no tanto como en Macrauchenia, y acompañada de una fuerte elevación del intermaxilar en su parte posterior. Alesorlxinus pyramidatus Amegh. (PI. xxin, fíg. 11 y 12) Ameghino, Obra y pág. cit. Esta especie está fundada sobre la punta anterior de un cráneo comprendiendo el intermaxilar con una pequeña parte anterior de los maxilares, en cuyo fragmento se vé, los alveolos de los incisivos, parte de los alveolos de los caninos, y parte de la apertu- ra nasal anterior. Aunque tan pequeña, esta pieza basta para demos- 548 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS trar que se trata de un género de una conformación muy especial, particularmente en la forma de la na- riz, cuya apertura no está colocada tan hacia atrás como en Macrauchenia, acercándose así mas á la forma común en los perisodáctilos, y especialmente á la del caballo. Es de regla en los mamíferos, que, el intermaxi- lar cuando existe, forma el límite de la apertura an- terior de la nariz, cuyo límite posterior está formado por los huesos llamados nasales. La Macrauchenia forma una excepción, que, siendo ella su principal carácter distintivo debe ser común á los demás ani- males que por los caractéres secundarios de la den- tición, etc., se colocan en la familia de los Macrau- chenidse. En la Macrauchenia el intermaxilar se suelda en toda su extensión posterior con los maxi- lares que se unen á su vez sobre la línea mediana superior, soldándose íntimamente con el vómer para formar un techo continuo, y solo atrás de los maxi- lares, casi en la mitad posterior del cráneo, aparece la apertura nasal. En el Mesorhinus, este carácter no se presenta con la forma típica de la Macrauchenia y Scala- brinitherium. La parte que toma el intermaxilar en la formación de la parte anterior de la apertura nasal anterior es casi nula, pero dicha apertura tam- poco se encuentra en la mitad posterior del cráneo, sino en la parte anterior de los maxilares, ocupando así un lugar intermediario entre el que ocupa en la generalidad de los mamíferos terrestres y el que ocupa en la Macrauchenia. La punta del cráneo formada por el intermaxilar en vez de ser deprimida como en Macrauchenia y Scalabrinitherium, se eleva en forma de techo, sin que se aperciba Ja sutura entre el intermaxilar y los maxilares. Estos últimos se reúnen detrás del intermaxilar en un punto medio que se eleva como una especie de pirámide, detrás de la cual empieza inmediatamente la apertura de la nariz, cuyo princi- pio ó espina nasal forma la cúspide de la pirámide que viene á quedar colocada encima de los alveolos que ocupaban los caninos. Las partes laterales de esta apertura, en la región conservada están en parte formadas por los huesos maxilares. El principio de la apertura nasal, ó sea la espina nasal, está situada á distancia de 84 milímetros de la parte anterior del intermaxilar. La apertura empieza bajo la forma de un canal angosto deudos milímetros, que se vá en- sanchando hácia atrás, y aumentando de profundidad de modo que él constituye un plano inclinado que á unos 24 milímetros mas atrás de la espina nasal se convierte en un agujero que lo pone en comunica- ción con el paladar en un punto que debía encon- trarse encima de los primeros molares; en este pun- tóla apertura nasal ha adquirido un ancho de 4 milí- metros. Los incisivos faltan todos pero existen los 6 alveo- los intactos que demuestran estaban dispuestos de una manera un poco distinta que en Macrauchenia y Scalabrinitherium. Los dos incisivos medios (i. -)., estaban implantados de un modo diverjente, partiendo sus raíces de un punto común ó vértice situado en la parte media, formando en la parte ante- rior del intermaxilar un diastema bastante dilatado, conformación idéntica á la que presenta el Scala- brinitherium, pero los tres incisivos de cada lado en vez de estar implantados á una cierta distancia uno de otro como en el último género mencionado, estaban colocados uno al lado del otro sin ningún espacio intermediario, y los caninos á solo 2 milíme- tros de distancia de los incisivos externos. En la parte superior se nota que el espacio del intermaxilar que se extiende entre ambos incisivos medios para formar el diastema, es deprimido, for- mando una especie de canal de fondo cóncavo, en el que se ven colocados eu línea transversal dos peque- ños agujeros circulares de algo mas de un milímetro de diámetro, que penetran en el interior del hueso á distancia de 7 milímetros de la parte anterior del borde alveolario de los incisivos medios. La parte interna que forma el paladar, preséntase profundamente excavada entre los incisivos, concuna impresión circular profunda en su parte anterior entre ambos incisivos medios, que se prolonga hácia atrás en forma de un surco angosto y profundo limi- tado lateralmente por dos láminas óseas delgadas que lo separan de otras dos impresiones laterales mas anchas y de fondo cóncavo que parten del se- gundo par de incisivos dirijiéndose hácia atrás. Las tres impresiones se reúnen en un surco profundo que termina atrás en la perforación que comunica con la abertura nasal superior, de manera que dicha perforación parece representar los agujeros inci- sivos. Dimensiones Ancho del diastema que separa los incisivos medios (i. -). . 0m007 Ancho de la parte superior entre el segundo par de incisi- vos Ci- — ) 0.020 Ancho de la parte superior entre el tercer par de incisi- vos (i. -) 0.029 UNGULADOS 549 Ancho al nivel del diastema que separa el canino de ios in- cisivos 0.035 Ancho del diastema que separa los incisivos en la parte in- terna 0 . 005 Ancho del paladar entre los i. 0.016 Ancho del paladar entre los i. 2 0.022 Diámetro de los alveolos de los incisivos 0.007 Espacio longitudinal ocupado por los alveolos de los tres incisivos 0.024 Los incisivos estaban colocados mas hacia ade- lante que en Scalabrinitherium, dirijidos en sentido mas horizontal, y, á juzgar por el diámetro de los alveolos, de un tamaño relativamente consi- derable. Los caninos, por los pedazos de alveolos que quedan en el fragmento, parece debían ser igualmente de tamaño considerable, muy arqueados y de una sola raíz. El tamaño del animal debía ser comparable al del guanaco. Localidad.— Esta especie ha sido descubierta por el profesor Scalabriki en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná, y pertenece al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). THE0S0D0N amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 19, a. 1887. Así como el Scalabrinitherium es el antecesor de la Macrauchenia del pampeano, el Theosoclon parece ser el antecesor del Scalabrinitherium del oligoceno, del que difiere por caractéres de una especializacion menos acentuada. Desgraciadamente solo existe de este animal algunas muelas superio- res fracturadas, y algunos incisivos. Estos dientes difieren de los del escalabriniterio por una corona mas baja. Los primeros premolares superiores por tener la corona dividida por un valle longitudinal, y el cuarto premolar superior por presentar solo un pequeño rudimento de la arista perpendicular del medio de la cara externa, colocado cerca de la su- perficie masticatoria de la corona. Los incisivos superiores carecen de cingulum basal externo, los premolares superiores lo tienen al contrario alto, y granulado, pero es poco marcado en los verda- deros molares. Tlieosoclon luyele k keri Amegh. (Pl. XXXIII, fig. 7 y 8) Ameghino. Enumeración sistemática etc., p. 19, n° 82, a. 1887. Los incisivos superiores, de los que hay tres ejemplares sueltos, que parecen ser el primero, segundo y tercero, son comprimidos en sentido án- tero-posterior, de base ancha que se angosta hacia la corona que termina en cúspide que desaparece sin duda mas tarde con el desgastamiento producido por la masticación. La cara anterior ó externa es un poco convexa y algo ondulada, sin reborde de es- malte basal. La cara posterior ó interna es perpen- dicularmente convexa en el centro, y deprimida en los lados, con un fuerte cingulum basal. En los tres ejemplares falta la raíz, existiendo solo intacta la corona que tiene 1 1 milímetros de ancho en la base y 19 de alto en el ejemplar mas pequeño, 13 de ancho y 19 de alto en el ejemplar mediano, y 16 de ancho y 18 de alto en el mas grande, que es proba- blemente el tercero. Hay un premolar superior roto en su parte poste- rior, que supongo sea el segundo ó el tercero. Este diente es de corona ancha y dividida en dos partes, una interna mas baja y mas angosta, y otra externa mas ancha y mas elevada, estando ambas bien sepa- radas por una hendidura ó valle longitudinal ancho y profundo que corre del borde anterior al posterior. La cara perpendicular externa es plana, elevándose en el medio sobre la corona en forma de cúspide, y con un fuerte cingulum basal muy rugoso, que asciende hácia arriba hasta la mitad del alto de la corona, sobre sus bordes externos anterior y poste- rior; esta cara externa tiene 19 milímetros de ancho y 20 de alto . La cara perpendicular interna es no- tablemente mas angosta que la externa, en cuyo ángulo anterior, hácia la base, varios milímetros mas abajo que la superficie masticatoria de la corona, se vé un pequeño pozo formado por un reborde rugoso del esmalte. En la superficie de la corona, existe también un pozo de esmalte situado en el fondo de la hendidura longitudinal, en la parte anterior. Esta muela tiene 20 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 17 milímetros de diámetro transverso. Otra muela un poco mas grande, de la que existe intacta la corona, faltando las raíces, supongo sea el cuarto premolar superior. La corona es de forma 550 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS casi cuadrada, con un pequeño pozo de esmalte en el centro, y dos mucho mas grandes, colocados, uno sobre el ángulo interno anterior y el otro sobre el posterior. La cara perpendicular externa muestra dos aristas perpendiculares formadas una por el borde anterior y la otra por el posterior, que des- cienden hasta la base para formar un cingulum poco elevado. De la arista perpendicular mediana solo hay un vestigio cerca de la superficie masticatoria de la corona, pero las dos puntas de la capa de es- malte externa que se levantan en la corona en forma de cúspide están bien marcadas. Las raíces faltan completamente. La corona tiene 22 milímetros de diámetro ántero-posterior, 20 milímetros de diá- metro transverso, 20 milímetros de alto sobre la cara externa, y 13 milímetros sobre la interna. De los verdaderos molares superiores primero y segundo, solo existe la cara perpendicular externa con la capa de esmalte que la cubre, que denota un gran parecido con el Scalabrinitherium , pues muestran el mismo cingulum basal, las tres aristas perpendiculares, y los dos yugos medianos pro- minentes del esmalte. La cara externa esmaltada del primer verdadero molar superior tiene 24 milí- metros de diámetro ántero-posterior, y 15 milí- metros de alto, y el segundo verdadero molar, 26 milímetros de diámetro ántero-posterior y 18 milí- metros de alto. Del último molar superior existe la corona in- tacta del izquierdo, que apenas empezaba á ser atacada por la masticación. Este diente muestra una forma triangular, ancho adelante y angosto atrás, con la cara externa con un cíngulo basal casi nulo, y solo dos aristas perpendiculares, la anterior y la mediana, faltando la posterior, que quizás alcan- zaba un corto desorrollo algo mas tarde. Sobre el lado interno muestra un surco perpendicular bas- tante profundo, opuesto á la arista mediana externa, que divide la muela en dos lóbulos muy desiguales, el anterior grande, y el posterior mucho mas pe- queño. La superficie masticatoria de la corona mues- tra tres grandes cavidades completamente esmal- tadas, una en el centro, la otra en el ángulo interno anterior, y la tercera en el lóbulo posterior mas pequeño. Las dimensiones de la corona son 23 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 20 milí- metros de diámetro transverso en la parte anterior, 15 milímetros de diámetro transverso en la parte posterior, 20 milímetros de alto sobre el lado ex- terno, y 1 í sobre el interno . Atribuyo á este mismo animal, pero con las re- servas consiguientes hasta que no se confirme por otros hallazgos, un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho, conteniendo el último molar in- tacto, la base del penúltimo y los alveolos del ante- penúltimo. Por la talla corresponden bastante bien á los superiores arriba descritos, y por sus carac- téres no hay duda pertenecen á un representante del grupo de los Macrauchenidce. El último molar inferior, m. ¥, es de un diente compuesto de dos partes semi-lunares, como en los géneros selenodontes y en Macrauchenia y Scala- brinitherium, separadas en el lado externo por un surco perpendicular profundo, y reunidas sobre el interno por sus cantos medianos para formar una alta cúspide interna. La parte semi-lunar ó lóbulo anterior muestra una cavidad pequeña al lado in- terno, y el lóbulo posterior dos, separadas por una especie de prolongamiento ó yugo transversal que partiendo del macizo externo alcanza hasta el borde interno. La cara perpendicular interna es lisa, y sin cingulum basal; la externa muestra un pequeño rudimento de cingulum en la base del surco per- pendicular. Este diente tiene 20 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y 1 2 milímetros de diámetro transverso. Los dos molares que lo precedían, m. T y m. -, de los que solo existen los alveolos y las raíces destrozadas, ocupaban juntos un espacio longitu- dinal de 38 milímetros y cada diente estaba provisto de dos raíces divergentes. La talla del Theosodon Lyclekkeri era un poco inferior á la del Scalabrinitherium Bravardi. Las relaciones filogenéticas de los Macrauche- nidce, no son fáciles de establecer, pues no cono- cemos todavía una série de materiales bastante com- pleta que nos permita relacionar con seguridad los distintos géneros conocidos. Es sin embargo indu- dable que el Scalabrinitherium es el antecesor de Macrauchenia, como también el Theosodon es forzosamente el antecesor del Scalabrinitherium, pero la diferencia entre ambos géneros es bastante para suponer que han debido intercalarse entre ellos algunas formas intermediarias todavía desconoci- das. El Biastomicoclon de la formación pampeana es un descendiente del Oxydontherium de la for- mación patagónica, que á su vez, debe haber tomado origen en una especie del género Scalabrinithe- rium. El Mesorhinus, es conocido de una manera muy UNGULADOS 551 imperfecta, para que pueda aventurarse al respecto Estas vistas pueden expresarse de la siguiente ninguna opinión . manera : HOMALODOIXTOTHERID^E Los caractéres que distinguen los representantes de esta familia son : Dientes en serie continua y los contiguos de cualquier parte de la mandíbula de forma muy parecida. Molares superiores con un gran repliegue de esmalte interno y una arista perpendicular colocada en la parte anterior de la cara externa, presentando un aspecto casi igual á las de los Rhinocerotidce. Muelas inferiores con dos raíces bifurca- das en su parte inferior. Apertura nasal normal y órbitas abiertas atrás. IIOMALODONTOTHERIUM huxley. Komalodoníherimi, Huxley, en Quart. Journ. Geol. Soc., vol. XXVI, 57, a. 1870. Este género, que solo es hasta ahora conocido por la dentadura, presenta caractéres que lo acercan de algunos de los del antiguo continente. Floyver, que ha descrito la dentadura de una manera com- pleta, no le asigna un lugar definido ; Burmeister lo cree un toxodontido, cercano del Nesoclon, y por mi parte lo consideré hasta hace poco, como un re- presentante de la familia de los Macrauchenidee, pero Lydekker en el catálogo de los mamíferos fósiles del Museo Británico, lo coloca entre los Rhi- nocerotidce. Las muelas superiores, que no presen- tan la arista perpendicular mediana en el medio de la cara externa sino cerca del borde anterior, distin- guen evidentemente este género de los Macrau- chenidee, para acercarlo de los Rhinocerotidce, pero todos los dientes están colocados en série continua como en Macrauchenia y Anoplotherium, y no dudo de que los miembros estaban conformados se- gún el tipo de los Litoplerna. Fórmula dentaria, fi, ~ c. f-p. ¡ m. Los incisivos son pequeños y casi de la misma forma que los ca- ninos. Los primeros premolares tienen la forma de los incisivos externos, y los últimos se parecen á los verdaderos molares. Los tres últimos premolares y los verdaderos molares superiores presentan una cara perpendicular externa casi lisa, con una pe- 552 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS quena arista perpendicular cerca del borde anterior. Todos los dientes están fuertemente apretados unos á otros, y el pasage de los incisivos á los molares se efectúa por una modificación de forma gradual y poco sensible. La corona de todos los dientes se encuentra mas ó menos á la misma altura y la base termina en raíces bien desarrolladas, largas y cerra- das, presentándose en la base de la corona un fuerte reborde de esmalte, que dá vuelta todo al rededor, con excepción de los verdaderos molares superiores, que no presentan cíngulo basa! sobre el lado exter- no, pero lo conservan sobre el interno. Homaloclontotherium Cmminghami Flower. (PI. xxxii, fig. i á 5; pl. xxxiii, fig. i) Flower, On a newly discovered Extinct Ungulate Mammal frota Patagonia, en Philos. Trans., vol. XLIV, p. 173, a. 1874. H. Gervais y Ameghino, Les mamif. fos. etc., p. 100, n° 151, a. 1880. Lydekker, Catalogue of fossil mammalia, vol. III, p. 160, a. 1886. Es esta la única especie del género hasta ahora conocida, y ha tenido un tamaño comparable al de un gran buey. Los tres incisivos superiores aumentan de tamaño del primero al tercero, cada uno con una raíz larga y de base cerrada, y con un fuerte reborde ó cín- gulo basal en la corona, tanto al lado interno como al externo ; la extremidad distal de la corona forma una cúspide elevada en el medio con dos expansio- nes delgadas á cada lado, que forman al lado externo una pequeña convexidad, siendo la extremidad pos- terior mas gruesa que la anterior, y la base de la corona mucho mas gruesa que la cúspide. El i. - que es el mas grande, tiene 1 6 milímetros de diámetro ántero-posterior, un poco mas de grueso en la base, y 22 milímetros de alto la corona. El c. 1 solo defiere del i. - por ser un poco mas ancho en la base, por su cúspide algo cónica, y por el cíngulo basal tanto interno como externo, que es mas elevado y de superficie mas rugosa ; la corona presenta dos crestas perpendiculares opuestas, una interna y la otra externa, que partiendo de la base terminan en la cúspide de la corona. El p. - es de tamaño un poco mayor, pero relati- vamente mas corto y mas ancho, y con la cúspide menos aguda. El cíngulo basal que se extiende todo al rededor es igualmente muy fuerte. Según Flower parece que este diente tiene dos raíces, una muy larga sobre el lado externo, y la otra sobre el in- terno. La base de la corona tiene 19 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 22 milímetros de diá- metro transverso, pero es un poco mas baja, pues solo tiene 17 milímetros de alto. Todos los demás premolares afectan mas ó menos la forma de los verdaderos molares, presentando una corona de forma mas ó menos sub-cuadrangu- lar, cada diente con tres raíces distintas, dos lar- gas y delgadas sobre el lado externo, y una sola muy ancha sobre el interno. Los tres premolares, P • - , “ y — , aumentan gradualmente de tamaño del primero al último, presentando un diámetro trans- verso considerablemente mayor que el diámetro án- tero-posterior. La cara perpendicular externa de forma sub-oval, presenta un alto considerablemente mayor que el ancho ó diámetro ántero-posterior. Sobre la parte anterior hay una cresta perpendicular no muy acentuada, precedida de una pequeña de- presión. La cara perpendicular interna presenta dos columnas imperfectamente separadas por una de- presión perpendicular poco acentuada. En la base de la corona, sobre los lados interno y externo, hay un fuerte cíngulo basal de superficie granulada, el que en los premolares segundo y tercero dá vuelta también sobre los costados laterales anterior y pos- terior. La superficie masticatoria forma una superfi- cie irregularmente sub-cuadrada con la dentina á descubierto y rodeada por un borde periférico de esmalte formado por la capa que rodea la corona de la muela; en esta superficie masticatoria, hácia el el lado anterior é interno, hay una figura de esmalte casi elíptica, dirijida de adelante hácia atrás y hácia adentro. Esta fosa, cuando las muelas todavía no estaban muy gastadas por el uso estaban en contacto con la capa de esmalte del lado interno que formaba un repliegue que penetraba en la corona formando el pozo que luego con el uso queda aislado. El p. - tiene en la base de la corona 21 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 28 milímetros de diámetro transverso ; el p. - tiene 23 milímetros de diámetro ántero-posterior y 28 milímetros de diámetro trans- verso; y el p. -, 24 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 34 milímetros de diámetro transverso. El m. 1 es de tamaño notablemente mayor que el premolar que lo precede, con la corona de figura sub- cuadrada, pero con el lado interno mas angosto que UNGULADOS 553 el externo, y con la pared perpendicular externa mucho mas elevada que la interna. La cara perpen- dicular externa presenta la misma cresta perpendi- cular cerca del borde anterior que se distingue en los premolares, pero menos acentuada, y además una segunda apenas marcada y convexa en sus dos tercios posteriores. Sobre el lado interno, hay una pequeña depresión mediana, ancha y poco profunda, que la divide en dos lóbulos imperfectos, pero el esmalte de la cara interna da vuelta sobre el borde interno de la corona penetrando en la superficie masticatoria, en donde forma un pozo de esmalte, largo, angosto y profundo, dirijido oblicuamente de atrás hácia adelante y de adentro luida afuera ; este pozo ó hendidura divide la superficie masticatoria en dos lóbulos ó crestas transversales perfectamente separadas sobre el lado interno, pero reunidas en una sola superficie longitudinal sobre el externo. Tiene la muela un fuerte cíngulo basal sobre el lado interno, que dá vuelta ascendiendo hácia arriba so- bre los lados transversales anterior y posterior, per- diéndose hácia la mitad del ancho de la muela. El profesor Flower dice que todos los dientes del Ho- malodontotherium tienen'uu cíngulo basal interno y externo bien desarrollado, y el dibujo que dá del m. 1 visto sobre el lado externo muestra la existen- cia de dicho cíngulo, pero en el ejemplar de esta muela á mi disposición no veo vestigios de el ; esta diferencia podría hacer suponer que se trata de dos especies distintas, pero como en los demás caracté- res ambos ejemplares muestran una concordancia perfecta, me parece mas prudente conservarlos por ahora en una misma especie, pues pudiera ser que el cíngulo que se vé en el ejemplar descrito por Flo- wer, haya sido dibujado por analogía con los premo- lares. Las raíces de esta muela, son como en los premolares, en número de tres ; dos externas y una interna. La corona tiene 37 milímetros de diámetro ántero-posterior, y cerca de 40 milímetros de diá- metro transverso ; el alto de la pared externa es de 31 milímetros, y el de la interna de solo 16 milí- metros. No conozco las otras muelas superiores, pero Fló- aver ha dibujado fragmentos, que demuestran esta- ban construidas sobre el mismo tipo que la preceden- te ; según el dibujo del autor, Ja série dentaria com- pleta de la mandíbula superior ocupaba un espacio longitudinal próximamente de 25 centímetros. De la mandíbula inferior, solo conozco una que otra muela aislada, pero Flower ha descrito y di- bujado toda la dentadura, con excepción de los dos primeros incisivos. £1 incisivo externo (i. 3), es de corona alargada, de cúspide puntiaguda, con una fuerte arista perpendi- cular interna, superficie externa un poco convexa, y un fuerte cíngulo basal interno y externo. Tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, 1 1 milíme- tros de diámetro transverso en la base de la corona, y 19 milímetros de alto. El canino (c. T), es de la misma forma que el inci- sivo externo, pero de tamaño bastante mayor ; tiene 17 milímetros de diámetro ántero-posterior y 15 mi- límetros de diámetro transverso. El p. - es igualmente de forma parecida, pero con la cara externa mas convexa y con una pequeña cres- ta en su parte posterior ; sobre la cara interna pre- senta dos pequeñas depresiones perpendiculares, una anterior y la otra posterior, separadas por una cresta mediana vertical. El cíngulo, sumamente de- sarrollado, dá vuelta todo alrededor de la base de la corona. Tiene 19 milímetros de diámetro ántero- posterior y 16 milímetros de diámetro transverso. El p. j, de tamaño todavía mayor, es de sección mas alargada, y de una forma bastante diferente. La cara externa presenta un surco perpendicular pro- fundo, que lo divide en dos lóbulos un poco desi- guales, el anterior mas angosto y un poco mas alto, y el posterior mas ancho pero mas bajo. La cara in- terna presenta una cúspide mediana ancha y aplas- tada, detrás de la cual se presenta una hendidura ó pliegue de esmalte entrante, que penetra en la coro- na de atrás hácia adelante, hasta que su punta inter- na se encuentra casi opuesta al surco externo ; ade- lante y atrás de la cúspide mediana interna hay una pequeña cavidad que penetra un poco en la corona de cada uno de los dos lóbulos opuestos del diente. Según los dibujos de Flower, este diente tiene 21 milímetros de diámetro ántero-posterior, 18 milíme- tros de diámetro transverso en la base, y 22 milíme- tros de alto sobre el lado externo ; un ejemplar del mismo diente en mi poder, probablemente de un in- dividuo un poco mas viejo, tiene 25 milímetros de diámetro ántero-posterior, 16 milímetros de diáme- tro transverso en la base, y 22 milímetros de alto sobre la cara externa. El p. -3 es de la misma forma general que el pre- cedente, pero de tamaño un poco mayor, y el p. j , de tamaño todavía algo mayor, solo difiere, por las dos cavidades internas anterior y posterior un poco mas acentuadas. Según los dibujos mencionados, 70 554 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS el p. g tiene 23 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 20 milímetros de diámetro transverso, y elp.T, 25 milímetros de diámetro ántero-posterior y 21 milímetros de diámetro transverso. El primer verdadero molar inferior (m. r) difiere del último premolar por nn gran aumento de tama- ño, pero su conformación fundamental es casi la misma. La cara externa presenta un surco perpen- dicular que la divide en dos lóbulos muy desigua- les, el anterior angosto y el posterior mucho mas ancho : sobre el lado interno hay tres escotaduras ó pliegues, el del medio que es el mas profundo se dirije de atrás hácia adelante pero con la punta in- terna que queda un poco atrás de la punta interna del pliegue que forma el surco externo ; las otras dos escotaduras, se encuentran, una adelante que penetra en la mitad del lóbulo anterior, y la otra en el ángulo posterior interno del lóbulo posterior. La corona tiene 32 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 22 milímetros de diámetro transverso, y 27 milímetros de alto. Tanto sobre la cara externa como sobre la interna, existe un cíngulo basal muy desarrollado. El m. g es absolutamente igual en forma y tamaño al precedente, y el m. -, parece que solo difiere por un tamaño un poco mayor. Según el dibujo que acompaña el trabajo de Flower, la série completa de los dientes inferiores, con excepción de los dos primeros incisivos, ocupaba un espacio longitudinal de 22 centímetros. Un fragmento de mandíbula que tengo á mi dis- posición, me demuestra que la parte sinfisaria em- pezaba recien adelante de las muelas, de manera que la sínfisis debía ser corta como en Macrau- chenia. En el fragmento mencionado, se vé un agu- jero mentoniano debajo de la raíz posterior del pri- mer premolar. Todas las muelas inferiores, tanto molares como premolares, tienen dos raíces diver- jentes, largas, comprimidas en sentido ántero-pos- terior y enanchadas en dirección transversal, pero la base de cada una de estas raíces se bifurca en dos, de manera que cada muela presenta así cuatro raí- ces, aunque incompletamente separadas. Localidad. — Los primeros restos de este animal descritos por el profesor Flower, fueron descu- biertos por el Dr. Roberto Cuniniagham en las bar- rancas de la embocadura del rio Gallegos, en la Pa- tagonia austral, y últimamente Carlos Ameghino y otros viajeros han encontrado restos del mismo ani- mal en las barrancas del rio Santa Cruz. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). PROTEROTHERIDAE Amechino, Enumeración sistemática de los mamíferos eocenos, etc., pág. 19, 1887. Es esta una familia de caracteres particulares, todavía mucho mas anómalos que los de la Macrauche- nia, y cuyos restos, han dado lugar á las mas variadas apreciaciones, sin que hasta ahora se pudiera de- terminar exactamente sii colocación. Los primeros restos de un animal de esta familia fueron descubiertos por Bravard y atribuidos á un representante de la familia de los Anoplothericlce que designó con el nombre de Anoplotherium ame - ricanum. En 1871, el Dr. Burmeister descubría otro género de la misma familia identificándolo con un género europeo y norte americano conocido de mucho tiempo atrás, el Anchi theriuin, designando el animal con el nombre de Anchithevium australe, y consider¿indolo de consiguiente como de la misma familia de los caballos. En 1883, sobre restos encontrados por el profesor Scalabriai en las barrancas del Paraná, fundé dos nuevos géneros, uno que denominé Proterotherium, que consideré como un antecesor de losruminantes, y el otro que designé con el nombre de fírachytherium que creí un representante de la familia de los anaplotéridos, de los que se distinguía sin embargo por la singularidad de que algunas de sus muelas inferiores estaban provistas de cuatro raíces bien separadas. UNGULADOS 555 Posteriormente, nuevos materiales, me permitieron identificar genéricamente, el animal denominado por Bürmejster Anchitherium australe con el Proterotherium, mientras que el mismo autor creaba un sinónimo bautizándolo con el nuevo nombre de Anisolophus , describiendo al mismo tiempo el preten- dido AnopLolherium de Bravard, que es un Proterotherium, atribuyéndole muelas inferiores provis- tas dedos raíces, lo que me indujo á pensar que el Proterotherium y Brachytherium eran géneros mas separados que no lo son en realidad. En 1887, al estudiar la numerosa colección recojida por mi hermano Carlos Ameghevo en los terrenos eocenos de la Patagonia austral, me apercibí de que las muelas inferiores del Proterotherium, también tenían cuatro raíces distintas como las del Brarhitherium, de manera que no había razón para considerar los mencionados géneros como representantes de dos familias distintas, al mismo tiempo que el sistema dentario demostraba que tampoco podían incluirse en los Anoplotheridee. De consiguiente, reuní ambos géneros en un solo grupo, cuyos caractéres demostraban que constituían una familia de ungulados comple- tamente diferente de las hasta entonces conocidas, que designé con el nombre de Proterothericlse, inclu- yéndola, aunque de una manera provisoria, entre los ungulados imparidigitados. Al mismo tiempo reconocía la existencia de tres nuevos géneros de los terrenos eocenos, que denominé Thoatherium, Diadiaphorus y Licaphrium . En fin, últimamente, Carlos Ameghmo encontró un representante del mismo grupo en terrenos mucho mas modernos, mas recientes todavía que los del Paraná, en el yacimiento de Monte Hermoso. He dado una rápida diagnosis de este animal en Junio del presente año (1888) designándolo con el nombre de Epitherium laternarium, sin pronunciarme todavía de una manera definitiva sobre la colocación del grupo, sea entre los artiodáctilos, sea entre los perisodáctilos. Sin embargo menciono el calcáneo y el astrágalo, como presentando caractéres, que los acercan de los artiodáctilos. Del astrágalo, que mencioné como siendo parecido al de los suídeos, solo tenía la parte proximal, que está construida sobre el mismo tipo que la parte correspondiente del astrágalo de los artiodáctilos; ahora conozco también la mitad distal que está, al contrario, conformada según el tipo perisodáctilo. Por último he podido reunir todos los huesos de un tarso, que dan la colocación definitiva de los Proterotheridce entre los perisodáctilos, pero con un cierto número de caractéres que los acercan singularmente de los artiodáctilos, lo que esplica, las dificultades que para su exacta colocación ofrecía el estudio del sistema dentario, única parte que hasta ahora era conocida, y todavía de una manera muy incompleta. Los incisivos permanecen desconocidos, menos en la mandíbula inferior de un género (Thoatherium) , que son en número de dos en cada lado, cónico-cilíndricos y bien separados. Los caninos son de tamáiló mediocre y separados de los incisivos y de ios premolares, por una barra regularmente estenclida . Las muelas superiores, presentan una mezcla de caractéres propios de los ungulados imparidigitados, y de los paradigitados selenodontes. La corona está dividida por una hendidura longitudinal en dos partes de forma desigual; la parte externa está formada por dos lóbulos semi-lunares, con tres aristas perpen- diculares externas; la parte interna está constituida por dos lóbulos principales en forma de tubérculos de cúspide aislada, presentando cada muela en su conjunto un tipo selenodonte imperfecto. Los dos últimos premolares tienen la misma forma que los molares, pero los anteriores son mas simples y con la cara externa que forma una sola cúspide en vez de dos. Los molares y premolares inferiores son de tipo selenodonte completo ; cada muela está formada por dos lóbulos semi-lunares, convexos al lado externo y excavados sobre el interno, con una sola cúspide me- diana interna y un surco perpendicular opuesto externo. La base de cada una de las muelas inferiores, como también de los últimos premolares, se divide en cuatro raíces bien separadas, dos anteriores y dos posteriores. Las órbitas, en el único género en que he podido examinarlas (. Proterotherium ) son de arco incom- pleto, abiertas atrás como en la generalidad de los imparidigitados. Del esqueleto, solo conozco el tarso completo de un género ( Epitherium ;, y es imparidigitado. Se compone de 7 huesos, todos de forma particular característica, el calcáneo, el astrágalo, el escafóides, y tres cuneiformes. El calcáneo, presenta una faceta externa para articularse con el peroné, como en la 556 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Macrauchenia. El astrágalo es deforma muy particular; su parte proximal presenta la misma forma que en los artiodáctilos, pero la distal es de perisodáctilo. El mesotarso está compuesto por una fila ele cuatro huesos, el cuboides y los tres cuneiformes, pero solo lleva tres metalar simios, el interno muy grande, y los externos muy pequeños, presentando con el interno la misma relación de diferencia que en el género Hippotherium. Para aumentar estas particularidades, el cuboides se articula con el calcáneo sin tocar el astrágalo, y los tres metatarsianos se articulan en serie lineal con los huesos correspondientes del mesotarso, el del medio con el entocuneiforme, el externo con el cuboides y el interno con el meso- cuneiforme. No existía el mas pequeño rudimento de los metatarsos de los dedos primero y quinto. Esta conformación particular del pié justifica por sí sola la separación de los Proterothericlee como familia distinta. Los géneros argentinos que hasta ahora me son conocidos, se distinguen de esta manera : I. Molares superiores con ciuco aristas perpendiculares sobre la cara externa. a. Cíngulo basal externo de las muelas superiores poco desarrollado, y raíces simples. Pvoterotherium. II. Molares superiores con solo tres crestas perpendiculares externas. A. llamas mandibulares de sínfisis soldada. Thoatherium. B. llamas mandibulares no soldadas. a. Muelas superiores con las cuatro raíces de base bi-partida. Brachytherium. aa. Muelas superiores con las cuatro raíces de base no bi-partida. ab. Muelas superiores con un solo tubérculo principal sobre el borde interno. Diadiaphorus. ac. Muelas superiores con dos grandes tubérculos sobre el borde interno. Epitheñum. a d. Última muela inferior provista de lóbulo tercero mas ó menos separado. Licaphrium. PROTEROTHERIUM amegii- Prolerollierium, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 291, a. 1883. - Id., t. IX, p. 70, a. 1886. Anoplotherium, (Cuv.J Bravard, Man. de los terr. tere, etc., 1858. — Id. Catal.des fos. etc., 1860 (falsa iden- tificación) . Burmeister, Descrip. phys. de la Rép. Arg . etc., t. II, p. 243, 1876. —Id. t,. III, 470, 1879. — Id. Anal, del Mus. Nac., t. III, ent. XIV, p. 116, a. 1885. Anchitherium, (Meyer) Burmeister, Descr. Phys. de laRep. Arg., etc. t. III, p. 479, 1879 (falsa identificación). Anisoloplius , Burmeister, Anal, del Míos. Nac., t. III, ent. XIV, p. 172, Diciembre de 1885. Las muelas superiores de este animal están divi- didas por una hendidura longitudinal en dos partes, una interna y la otra externa ; la cara perpendicular externa lleva tres aristas perpendiculares principa- les, y dos intermediarias secundarias ; la cara in- terna está formada por dos cerros ó lóbulos desigua- les, el anterior mas grande, y el posterior mas peque- ño, con un callo basal en el ángulo interno ante- rior. El número de muelas superiores, según la ana- logía con los otros géneros de la misma familia ha sido de siete. El primer descubridor de este género fué el ma- logrado Bravard, quien encontró una de las pri- meras muelas superiores del lado izquierdo en la que creyó reconocer los caracteres del género Ano - jjlotherium, designando la especie con el nombre de A. americanum (Brav.), pero sin describirla pieza original ni dar sobre ella otros detalles. A esta pieza y á esta cita se refieren las diferentes mencio- nes de un Anoplotherium Americanum hechas por distintos autores, pero sobre todo por el Dr. Burmeister en sus repetidas publicaciones. Pasaron largos años, sin que se volvieran á des- cubrir nuevos restos del pretendido anoploterio americano, hasta que el señor Ramojv Lista trajo de la Patagonia austral un maxilar superior con todas las muelas del costado izquierdo, pieza que Burmeister describía en 1879, como pertene- ciente á un Anchitherium, y según él tan parecido á una especie norte-americana, al Anchitherium UNGULADOS 557 Bairdii (Leidy), que se decidió á [separarlo especí- ficamente tan solo en el supuesto de que las otras partes del esqueleto presentarían diferencias, lla- mando al animal Anchitherium australe, sin aper- cibirse que ya el mismo Leidy había designado con el mismo nombre genérico y específico un animal fósil de Ñor te- América, de los terrenos terciarios de Tejas. (Leidy, Report of the Unit. Stat. Geol. Survey,e te., vol. I, Fossil Vertebr., Washington pág. 250 y 323, lárn. XX, fig. 19). Recien me fué conocido este género particular por piezas originales, en 1883, al emprender el es- tudio y la clasificación de los numerosos restos de mamíferos de los terrenos terciarios antiguos del Paraná, reunidos por el profesor Scalabiujü. Esta- ba representado en esa colección por un fragmento de maxilar superior con las últimas muelas, que me sirvió de base para fundar el género Proterothe- rium, designando la especie con el nombre de cer- vioicles á causa de considerar desde un principio di- cho animal como formando parle del grupo de los ru- miantes, y por parecerme presentar mas parecido con las muelas de los cervinos, que con las de las otras familias del mismo grupo, si bien reconocía, y volví á repetirlo en distintas ocasiones, que no se trataba de un verdadero rumiante con caractéres idénticos á los actuales, sino de un precursor ya entonces en vía de evolución hacia el tipo actual, pero en el que se podían aún constatar varios caractéres de los pa- quidermos perisodáctilos. (Bol. etc., t. Y, pág. 292, y t. YIIT, pág. 165 y 190). En la reciente entrega de los Anales del Museo , vuelve el Dr. Burmeister, á examinar los restos de su antiguo Anchitherium australe del que dá un dibujo desgraciadamente bastante mal reproducido, y una descripción estensa, reconociendo que no se trata de un Anchitherium sino de un género bas- tante diferente que designa con el nuevo nombre de Anisolophus australis. En la misma entrega describe igualmente el pre- tendido A noplotherium americanum de Bravard figurando de él la pieza original descubierta por el autor de la especie, y un molar inferior, reconocien- do también en este caso que no se trata de un ver- dadero Anoplotherium, sino de un género distin- to que no designa con un nombre nuevo á causa de los escasos restos que de él posee, y por creer, dice, que por sus caractéres puede unirse en un mismo género, con los animales de la misma forma- ción que he designado con los nombres de Protero- therium y Brachitheriúm. Por esta publicación y las figuras que la acompañan, veo que el Anoplo- therium de Bravard no es el Brachytherium co- mo yo lo suponía, bien que no anduve muy desen- caminado puesto que Burmeister los reúne todos en un solo género, Jo que por otra parte me confir- ma aún mas en lo que ya tuve ocasión de manifestar: que la simple enumeración de nombres genéricos y específicos, sin diagnosis, y sin que ya se pueda es- ta esperar, como es el caso con las denominaciones de Bravard, no es obligatorio tomarlas en conside- ración, pues solo constituyen un estorbo para la cla- sificación, á menos que existan otros datos que per- mitan la identificación de las especies, ó las mismas piezas origiuales, como en el presente caso. No me parece posible reunir el pretendido Ano- plotherium con el Brachytherium, pues si bien la conformación de la corona de las muelas parece presentar caractéres parecidos en ambos géneros, muestran una conformación general y un modo de implantación fundamentalmente distinto, pues aún hacienda abstracción de pequeños detalles, y del cingulum basal al que no quiero prestar demasia- da importancia, quedan las dos aristas perpendicu- lares medianas de la cara externa de las muelas del pretendido Anoplotherium, carácter que distin- gue los molares superiores de los rumiantes y que falta en Brachytherium . Además las muelas supe- riores de aquel género muestran cuatro raíces supe- riores simples, mientras que en este las cuatro raí- ces superiores simples, son bi-partidas en la base. Comparando el pretendido Anoplotherium con el Proterotherium se nota efectivamente que pre- sentan los mismos caractéres generales, encontrán- dome en este caso perfectamente de acuerdo con el Dr. Burmeister en que ambos animales pertenecen al mismo género, aunque la muela por él figurada y descrita bajo el nombre de Anoplotherium americanum no pueda identificarse por completo con el animal que he descrito con el nombre de Pro- terotherium cervioides, representando sin duda aquel una especie distinta, de bastante mayor ta- maño. Pero, comparando las figuras publicadas y las descripciones que las acompañan, con las muelas del Proterotherium, encuentro que no solo el pre- tendido Anoplotherium, pero también el antes Anchitherium y ahora Anisolophus de Bur- meister es genéricamente idéntico á aquel. He com- parado minuciosamente las figuras y el texto des- 558 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS criptivo con las muelas clel Proterotherium y no lie podido encontrarles ningún carácter distintivo al que se le pueda acordar un valor genérico, por lo que me veo obligado á reunirlo al mismo género, á lo menos hasta que no conozca caracteres que per- mitan separarlos. En cuanto á la identidad genérica del Anisolophus, con el pretendido Anoplothe- rium, remito á los que deseen estudiar la cuestión á las figuras délas muelas superiores de ambos ani- males publicadas por el Dr. Burmeister en la lá- mina II, figuras 7 y 8 del trabajo repetidamente mencionado, en las que quizás puedan encontrar los caractéres genéricos distintivos que escapan á mi vista poco penetrante. Proterotherium cervioides Amegh. (Pl. LXXI, fig. 14 ; pl. LXXII, í¡g. 2) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 291, a. 1883. — Id. t. IX, p. 162, a. 1886. Fundé esta especie sobre un fragmento de maxilar superior izquierdo en el que se vé parte de la órbita del ojo y las últimas cuatro muelas, las tres ante- riores (p m. 1 y m. -) perfectamente desarrolladas, y la cuarta (m. -) que recien está saliendo del alveolo. Estas muelas, de corona baja, mas elevada en el lado externo que en el interno, presentan la cara perpendicular externa construida sobre el mismo tipo que las muelas superiores de los rumi- nantes, con las mismas cinco aristas perpendicula- res que caracterizan las muelas de estos; pero en el lado interno y en la corona presentan una confor- mación completamente distinta. En la superficie masticatoria de la corona no existen las dos figuras ó pozos semi-lunares de esmalte que caracterizan los dientes de los ruminantes y de algunos perioso- dáctilos, estando reemplazados por un surco longi- tudinal profundo, que divide la corona de cada muela en dos secciones distintas, una externa y otra interna. La parte externa está cubierta por una capa de esmalte continuado que penetra en el surco transversal, aislando esta sección, la que se encuen- tra constituida por dos medias lunas que se tocan por sus esquinas internas y se ponen en comunica- ción con el desgaste que produce la masticación en la superficie de la corona. La parte ó sección interna de cada muela tampoco está formada por las dos medias lunas que caracterizan las muelas de los ruminantes actuales, sino por tres tubérculos alargados longitudinalmente, el anterior y posterior pequeño, y el del medio mucho mas grande. Resulta de esta conformación que estas muelas tampoco pre- sentan el profundo surco perpendicular interno que en las muelas de los ruminantes y de muchos pa- quidermos divide la cara interna en dos lóbulos, encontrándose reemplazado acá dicho surco por una fuerte columna interna producida por el tubérculo interno del medio y mas grande ya mencionado. Dimensiones n., , . . . t antero-postenor Diámetro del p. ± J , r ( transverso , , , . ( en el lado externo Alto de la corona del p. ¿ j , , , . , 1 ( en el lado interno n. , , , . , í ántero-posterior Diámetro del m. i . ( transverso , i , , , ( en el lado externo Alto de la corona del m. i ] , , , . . ( en el lado interno r,., , , . ( ántero-posterior Diámetro del m.¿ . { transverso , , , , ( sobre el lado externo Alto de la corona del m. í l , , . . ( sobre el interno Longitud del espacio ocupado por las tres muelas mencio- nadas 0m008 0.010 0.007 0.006 0.010 0.011 0.006 0.005 0.010 0.013 0.008 0.006 0.028 El Dr. Bürmeister ha examinado un molde de esta pieza que regalé al Museo Nacional, y la iden- tifica como del mismo género que el pretendido Anoplotherium de Bravard (An. etc., t. III, p. 118), aunque reconoce que representa una especie mas pequeña, agregando que las cuatro muelas del fragmento de maxilar que he descrito le parecen de la dentadura de leche. He vuelto á examinar detenidamente el orijinal y no veo absolutamente nada que pueda hacer creer que se trata de una dentadura de leche. De las cua- tro muelas existentes en el fragmento de maxilar descrito, que son las cuatro últimas, las tres pri- meras están perfectamente desarrolladas y ya un po- co gastadas por la masticación, sin que se noten in- dicios de que sean muelas caedizas. La primera an- terior (p. -), es bastante mas pequeña que las dos que le siguen, lo que está de acuerdo con su posición, que la hace determinar como el último premolar, de- biendo ser naturalmente los dos molares que le si- guen, de tamaño mas considerable. De estos dos ver- daderos molares, el anterior (tu. -) es el mas gas- tado, lo que concuerda también con su carácter de muela persistente, pues en el cambio de dentadura UNGULADOS 559 esta es la primera muela que entra en íuucion. En cuanto á la última muela, que aún no ha concluido de perforar la encía es claro que no está desti- nada á remplazar la que le sigue inmediatamente hacia adelante, puesto que en su evolución se ve estaba destinada á llenar el pequeño espacio vacío que se encuentra detrás de la penúltima. Debajo de esta muela no se ven vestigios de ninguna otra, nj tampoco puede haberlos hacia atrás, puesto que de- trás de la muela concluye el maxilar, no quedando duda alguna de que se trata del último molar per- sistente, que, en muchos paquidermos perfora la encía en una edad muy avanzada, siendo por otra parte sabido que el último verdadero molar recien perfora la encía cuando ya se ha verificado el cam- bio de dentadura. La talla del Proterotherium cervioid.es cuando adulto, debía ser comparable á la del Cervus cam- pestris. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabruni en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná, y pertenece al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). Proterotherium americanum (Brav.) Amegh. (Pl. XXXIII, fig. 16) Prelerotherium Americanum. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. etc,, t. IX, p. 163, a. 1886. Anoplotherium americanum , BravariT, Monog. etc., (nomen nuduni). Burmeister, Obras citadas, etc. Burmeister describe y figura de este animal, la pieza original descubierta por Bravard, que es una muela superior del lado izquierdo {Anal, etc.., t. III, pág. 116, lám. II, fig. 8), que me parece ser el úl- timo premolar persistente. Solo agregaré á. la des- cripción del Dr. Burmeister, que aunque la muela presenta analogías con las muelas superiores del Brachytherium difiere genéricamente de este, no tanto por el cíngulo basal, al que no quiero prestar demasiada importancia, sino por el número de raíces que es de cuatro, todas cónicas y simples, en vez de ser compuestas ó bi-partidas como en Brachythe- rium, y por la presencia de las aristas perpendicu- lares medianas, que es lo que no deja duda de que entra en el género Proterotherium. Pero la mue- la figurada por Burmeister, además de presentar un cíngulo basal externo muy desarrollado y algunos otros caractéres de menor importancia, tiene un ta- maño relativamente considerable, indicando un ani- mal de triple tamaño que el Proterotherium cer- vioicles, lo que me parece mas que suficiente para demostrar que se trata de una especie distinta, que en este caso, sabiendo exactamente es el A. ame- ricanum de Bravard, me parece justo designarlo con el nombre específico que le había aplicado su primer descubridor. Eu cuanto al otro diente pequeño figurado por Burmeister en la lám. III, fig. 19 B, como repre- sentando una muela inferior de la misma especie, me parece proceder mas bien de un animal de la familia de los macroquénidos, y como justificativo de mi opinión invito al lector á comparar dicha figura con las figuras 8, IV, y 10 de la misma lámina, que re- presentan molares inferiores de macroquénidos an- tiguos del Paraná. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do recojidos por Bravard en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y se conservan en el Museo Nacional de Buenos Aires. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Proterotherium australe (Burmeister), Amegh. (Pl. XXXIII, fig. 13, 14 V lo) Ánchitherium australe, Burmeister, Descr. Phys. de la Rep. Arg., t. III, p. 479, a. 1879. Anisolopkus australis, Burmeister, An. del Mus. Nac., t. III, ent. 14, p. 172, Diciembre de 1885. Este animal está representado por un fragmento de maxilar superior derecho con el pm. - y los mVy m. - , dos fragmentos de mandíbula inferior, y algunas muelas sueltas. Las muelas superiores por su forma y tamaño corresponden muy bien á las descritas y figuradas por el Dr. Burmeister en los Anales del Museo arriba mencionados, menos en la cara externa en la que muestran un pequeño cingulum. basal, que no ha dibujado el autor citado, por encontrarse el ejemplar por él descrito deteriorado precisamente en ese punto. Estas muelas difieren de las del Prote- rotherium cervioides del Paraná por un tamaño 560 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS algo mayor, por la presencia del cingulum basal externo, y por sus aristas perpendiculares medianas externas poco acentuadas. Las tres muelas mencionadas ocupan un espacio longitudinal de 34 milímetros. De la mandíbula inferior, el pedazo mas completo que conozco es un fragmento del lado derecho, en el que se hallan implantados cuatro dientes que su- pongo sean los pm. -2 , ? y T y el m. T. Estas mue- las son por su configuración general, muy parecidas á las del fírachytherium, pero un poco mas peque- ñas. El pm. - bastante pequeño, solo tiene un diá- metro ántero-posterior de 8 milímetros, con una sola raíz anterior y probablemente dos soldadas en la parte posterior. El pm. -g tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero- posterior, 6 milímetros de diámetro transverso, y cuatro raices bien distintas, dos adelante y dos atrás. El pm. T y el m. - son apenas un poco mas cortos, pero mas anchos, y también con cuatro raí- ces cada uno. Todos estos dientes están muy apre- tados unos á otros, y carecen de cingulum basal tanto sobre el lado interno, como sobre el externo. Burmetster ha descrito y dibujado un maxilar superior, pero como este era defectuoso, y el autor siguiendo su sistema ha querido reconstruirlo, ha incurrido en algunos errores de importancia, como puede verse comparando el dibujo del mencionado autor, con la descripción que antecede. Asi las muelas aparecen sin cíngulo basal cuando todas pre- sentan de él un vestigio bien desarrollado. Falta el primer premolar, y el segundo está dibujado con dos lóbulos externos, mientras que no tiene mas que uno. Localidad. — Los primeros restos de esta especie han sido descubiertos por el señor Ramón Lista, en las barraucas del rio Chico, y luego por Carlos Ameghino, en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior) . Proterotherium (?) cavum Amegh. (Pl. XXXIII, fig. 17 á 20 ; pl. XXXIV, flg. ll, 12, 13 y 15) Ameghino, Enumeración sistemática, etc,, p. 19, a. 1887. Esta especie está representada sobre todo, por parte de un cráneo con todas las muelas, pero casi completamente envuelto en piedra dura, de manera que no se puede estudiar su conformación general, exceptuando la forma de la corona de las muelas, que, afortunadamente, está en casi todas á descu- bierto. Los dientes por su disposición y tamaño, y también en parte por su configuración se parecen bastante á los del Proterotherium australe , pero presentan una diferencia considerable en su lado interno que no está bilobado, ni aún en los molares verdaderos ó lo está de uu modo apenas aparente, por lo que no sería imposible que se tratara de un animal también genéricamente distinto, razón por la cual he acom- pañado el nombre genérico de un interrogante. Las muelas superiores son en número de siete, que aumentan de tamaño de la primera que es la mas pe- queña, á la sesta que es la mas grande, siendo la sétima ó última bastante mas pequeña que la penúl- tima. La corona de todos los dientes está ya bastante gastada por la masticación, de manera que de la hen- didura longitudinal que los divide en dos partes, no queda otro vestigio mas que un pozo de esmalte an- gosto y largo, colocado en el medio de la corona de cada muela, con su eje mayor en dirección longitu- dinal, esto es de adelante hácia atrás, y ese mismo pozo de esmalte iba completamente desapareciendo de los dos primeros dientes. El callo basal que se encuentra en el ángulo ántero-interno solo se con- serva en los cuatro últimos dientes. Sobre la cara externa, los dos dientes anteriores solo muestran dos aristas perpendiculares, una ante- rior y la otra posterior, levantándose la pared en el medio sobre la corona en forma de cúspide. Las cinco muelas posteriores, muestran todas tres aris- tas perpendiculares principales, bastante pronuncia- das, pero de las dos medianas hay apenas vestigios ; los dos lóbulos externos de cada una de estas mue- las, prolongan su capa de esmalte sobre la corona en forma de cúspide. Todos los dientes, á escepcion del primero, presentan un cíngulo basal externo poco pronunciado. Sobre el lado interno, las tres muelas anteriores presentan una cara convexa casi en forma de columna, el pm. - y las muelas 1 y - muestran un pequeño rudimento de división en dos lóbulos, y el m. - solo muestra un gran lóbulo interno, acompañado de un pequeño tubérculo, colocado en la parte posterior de la muela. Adelante del pm. 1 hay una barra bastante larga y luego hácia adelante un canino, desgraciadamente UNGULADOS 561 completamente destrozado, de manera que no se puede determinar su forma, pero se conoce era de dimensiones regulares, y sin duda de forma cónica cilindrica. De la parte incisiva no se conoce absolutamente nada, pero existe visible sobre un lado parte de la órbita y del arco zigomático, que prueban que el arco de la órbita estaba interrumpido atrás, lo que prueba de un modo definitivo que no se trata de ruminan- tes. Las medidas que proporciona la dentadura supe- rior mencionada son las siguientes: Dimensiones Largo de la barra entre el c. - y el pm. L ( ántero-posterior Diámetro del pm.¿ 1 , 1 ( transverso , , , _ ( ántero-posterior Diámetro del pm. -? J , 1 (. transverso . „ i ántero-posterior Diámetro del pm. ¿ } , r ( transverso ( ántero-posterior Diámetro del pm. i ¡ , r ( transverso „ . , , . , , ( ántero-posterior Diámetro del m. ¿ , ( transverso , , , „ C ántero-posterior Diámetro del m. - 1 , ( transverso , , , , „ ( ántero-posterior Diámetro del m. - , ( transverso Longitud de las siete muelas superiores reunidas. 0m017 0.008 0.007 0.009 0.008 0.009 0.010 0.010 0.013 0.010 0.016 0.014 0.017 0.012 0.015 0.075 BRACHYTHERIUM amegil Ameghino, Bol. de la Acad. Nao. de Cieñe., t. V, p. 289, a. 1883. Este género se distingue por las muelas superio- res con la corona dividida por un surco longitudinal profundo en dos secciones, una interna y otra ex- terna como en Proterotherium, cada muela con cuatro raíces bi-partidas, todas sin cíngulo basal, y sin las dos aristas perpendiculares intermediarias de la cara externa. Las muelas inferiores son biloba- das, con un fuerte surco perpendicular externo y dos cavidades internas, cada una con cuatro raíces bien separadas menos los primeros premolares y la última muela. Toda la dentadura colocada en série casi ininterrumpida. La sínfisis de la mandíbula es corta y la rama horizontal del mismo alto en todo su largo . 1 i i'acl i y t li e r i u m cuspidatum Amegh. (Pl. XII, fig. 39 á 41; pl. XXIII, fig. 7, 8, 20, 21, 22 y 23, y pl. XXXIII, fig. 4 y 5) De la mandíbula inferior hay varios fragmentos y algunas muelas sueltas. Las muelas de la mandí- bula inferior están constituidas sobre el mismo tipo que las del Brachytherium y del Proterotherium australe, pero con un pequeño cíngulo basal sobre la cara externa de los verdaderos molares. El pm. 5 tiene dos raíces distintas, una adelante y otra atrás. El pm. -3 tiene una raíz adelante y dos atrás. El pm. T y los m. y y j tienen dos raíces adelante y dos atrás, y el m. j dos adelante y una atrás con un principio de división. El pm. g tiene 10 milímetros de diámetro ántero- posterior; el pm. -3, 12 milímetros; el pm. y y el m. T, 11 milímetros; el m. y 13 milímetros, y el m. ^ 12 milímetros. Los verdaderos molares inferio- res presentan el lóbulo posterior notablemente mas grande que el anterior. Localidad. ■ — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio San- ta Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Ameghino, Bol. de la Acad. Nao. de Cieñe., t. V, p. 289, a. 1883. — Id. t. VIII, p. 103, a. 1885.— Id. t. IX, p. 154, a. 1886. Fundé esta especie sobre una parte considerable de la rama horizontal del lado derecho de la mandí- bula inferior, incluyendo parte de la sínfisis des- truida y sin dientes, los tres últimos premolares y el primer verdadero molar, de un individuo toda- vía bastante joven, además de que toda la pieza estaba envuelta en una piedra muy dura que difi- cultaba su estudio. La primera impresión que me hizo este objeto, fué de que procedía de un animal cercano del Ano- plotherium, pero genéricamente distinto, del que se distinguía por la rama horizontal de la man- díbula inferior, de un alto uniforme en todo su lar- go, y por la parte sinfisaria que según el fragmento mencionado parecía haber sido sumamente corta, indicando un animal de formas muy robustas. Las muelas inferiores están construidas sobre el mis- mo tipo general que las del género mencionado, sin 71 562 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cíngulo basa] ni externo ni interno, colocadas en série continua y todas del mismo alto, distinguién- dose de las del Anoplotherium , por los tubérculos internos de cada lóbulo mas desarrollados y puntia- gudos, acompañados de pequeños tubérculos acce- sorios. La parte externa de cada una de las dos medias lunas que constituyen los molares termina en cúspide elevada y el centro interno posterior de cada lóbulo anterior mas desarrollado y alto que el posterior domina el tubérculo interno anterior del segundo lóbulo, enviando un contrafuerte á la cavi- dad interna de este, viéndose también pequeños rudimentos de tubérculos en la base del surco ex- terno que divide los dos lóbulos de cada muela. Estas muelas, vistas por el lado interno, mues- tran tres cúspides elevadas, una en el medio y otra en cada una de las esquinas anterior y posterior, sin contar los pequeños tubérculos accesorios, sien- do bajas y anchas esceptuando el segundo premolar que es alargado longitudinalmente y comprimido transversalmente. A juzgar por la posiciou del alveolo del primer premolar y la forma espesa, gruesa y corta de la sínfisis, parece que los dientes inferiores han estado colocados en série casi con- tinua. Las muelas implantadas en esta mandíbula empezaban apenas á ser atacadas por la mastica- ción. Dimensiones í ántero-posterior., 0m015 íametro e p. ¿ ^ transverso en la base 0.006 Alto de la corona del p. i 0.005 , ( ántero-posterior 0.017 Diámetro del p. t , „ A1„ Alto de la corona del p. ^ 0.006 C ántero-posterior O.Ols' Diámetro del p. ¿ | transverso 0.009 Alto de la corona del p. j 0.007 „ ( ántero-posterior..- 0.014 Diámetro del m.T j transverso 0.009 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0.059 Alto de la rama horizontal 0.020 Mas tarde recibí parte de la rama horizontal del lado izquierdo de un individuo completamente adul- to, que me permitió establecer con mas precisión los caractéres de la dentición de la mandíbula infe- rior. Este fragmento, al que falta el borde inferior de la rama horizontal, conserva intacto en largo trecho el borde superior ó alveolario, en el que se encuentran implantadas cuatro muelas, los dos últi- mos premolares y los dos primeros verdaderos mola- res, y el alveolo del segundo premolar. En la parte anterior se ven los restos de dos alveolos muy pequeños colocados uno al lado del otro, en sentido transversal, y algunos milímetros mas atrás vénse otros dos alveolos intactos muy grandes, colocados igualmente uno al lado del otro transversalmente al eje longitudinal de la mandíbula, siendo el alveolo interno mas grande que el externo. Estos cuatro alveolos, dispuestos en dos pares, cor- responden al segundo premolar (p. probando así que este diente tenía cuatro raíces distintas dispues- tas en dos pares, uno anterior y el otro posterior. Examinando luego las demás muelas todavía im- plantadas en la mandíbula, pude reconocer que todas las muelas inferiores intermediarias del Brachythe- rium estaban provistas de cuatro raíces distintas, dispuestas en dos pares, uno anterior y otro poste- rior, conformación muy notable que representa una antigua etapa de evolución de los mamíferos, pues raros son en la actualidad los que tienen muelas inferiores con mas de dos raíces distintas. El premolar que se implantaba en estos cuatro alveolos es el p. que se encuentra intacto en la mandíbula del individuo joven precedentemente mencionada. Este premolar, cuando aún no está gastado por la masticación, presenta una forma alar- gada longitudinalmente y comprimida transversal- mente, formando una especie de media luna única, con la convexidad hacía el lado externo y la conca- vidad hácia el interno, levantándose esta lámina comprimida hácia el medio sobre el lado externo pa- ra formar una cúspide poco elevada. En el lado in- terno hay un contrafuerte hácia el medio poco desar- rollado que divide la concavidad interna en dos cavidades secundarias, una anterior y otra posterior, cada una con un contrafuerte angosto y comprimido dirijido oblicuamente, el anterior hacía adelante y el posterior hácia atrás. Según el fragmento de mandíbula del individuo adulto, los demás premolares y molares que siguen, menos el último (m. r) están formados por dos par- tes convexas, en forma de media luna, con la conve- xidad hácia afuera y la concavidad hacía adentro, separadas en el lado externo por un surco perpen- dicular profundo. Eu el lado interno presentan tres cúspides ó columnas, una anterior, una posterior y la otra mediana, que es la mas ancha y elevada opues- ta al surco externo. Con la edad todas esas cúspi- des son atacadas por la masticación, las medias lunas UNGULADOS 563 se ponen en comunicación enanchándose la superfi- cie masticatoria de la corona en la que penetra el gran surco mediano del lado externo formando un pliegue entrante que corresponde al mismo pliegue externo y casi de la misma forma de las muelas del caballo. En el lado interno se forman también dos pliegues simples que entran en la corona, constitui- dos por los últimos vestigios de las cavidades semi- lunares internas y corresponden á los dos repliegues de esmalte internos y complicados de las muelas del caballo. Suponiendo que estos dos repliegues in- ternos pudieran complicarse en el interior de la corona, las muelas del Brachytherium se conver- tirían en muelas de animales de la familia de los équidos, con las que no dejan de presentar ya algu- nas analogías. La primera muela existente en el fragmento de maudíbula del individuo adulto, que sigue inmedia- tamente á los cuatro pequeños alveolos precedente- mente mencionados es el tercer premolar inferior, que es al mismo tiempo la mas larga de todas las que están implantadas en el maxilar. El gran surco perpendicular externo la divide en dos lóbulos de tamaño desigual, el anterior mas largo y el posterior mas corto. La columna ó contrafuerte medio interno es ancho y grueso. La cavidad interna anterior bien marcada, muestra en el fondo una arista perpendi- cular opuesta á la parte elevada del lóbulo anterior en el lado externo, y un contrafuerte en su parte an- terior que se dirije de adelante hácia atrás, de 4 milímetros de largo. La cavidad posterior es mas pequeña y sin ningún contrafuerte. Las otras tres muelas que siguen están divididas en el lado externo en dos lóbulos casi iguales por un surco perpendicular profundo. La segunda muela existente (último premolar) es algo mas corta que la anterior, con su columna me- dia interna mas ancha, las dos cavidades internas angostas pero profundas, y las esquinas perpendi- culares internas anterior y posterior que las limitan, bien desarrolladas en forma de columna. La tercera muela existente (primer verdadero mo- lar) es lamas corta y mas gastada. La columna me- dia interna es todavía mas ancha, y las dos cavidades internas han desaparecido con el desgastamiento de la muela, lo mismo que las columnas internas ante- rior y posterior que son poco aparentes. La última muela existente (segundo verdadero mo- lar) algo mas larga y menos gastada, presenta las co- lumnas y cavidades internas mas aparentes. Estas cuatro muelas están sumamente apretadas unas á otras, de modo que no queda entre ellas el mas mínimo intersticio. La última muela existente presenta en su cara perpendicular posterior una su- perficie de esmalte plana y lustrosa, lo que demues- tra que la última muela también estaba muy apretada á la cara posterior de la penúltima. De esta última muela solo existe la cara anterior del alveolo, muv ancha é inclinada de adelante hácia atras, lo quede- muestra que la muela que en él se implantaba, era de tamaño relativamente considerable y estaba co- locada de modo que se inclinaba de atrás hácia ade- lante como sucede con la última muela de los ru- miantes y de los caballos. Dimensiones , , , ( ántero-posterior Diámetro del p. 7 í . 1 3 ( transverso , , , , í en el lado externo Alto déla corona del p.?Jen el interno ( ántero-posterior Diámetro del p. i \ transverso , , , , , ( en el lado externo Alto de la corona del p. 7 ( eil el interno , , i ántero-posterior Diámetro del m. < transverg0 , / en el lado externo Alto de la corona del m. T { en el interno , , i ántero-posterior Diámetro del m. ^ transyerso ... , ( en el lado externo Alto de la corona del m. * [ en el interno Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas. 0m017 0.011 0.007 0.006 0.016 0.012 0.011 0.007 0.014 0.012 0.007 0.0075 0.016 0.0115 0.010 0.009 0.063 Además de estas dos ramas de mandíbulas conozco algunas otras piezas aisladas, que completan los da- tos suministrados por ellas. Estas piezas son: Una muela inferior suelta, de tamaño relativamen- te grande, y con solo tres raíces, una impar en una extremidad, y las otras dos formando un par en la otra. Esta muela es probablemente la última infe- rior, que parece se angosta hácia atrás, de manera que tendría dos raíces adelante y una atrás. Por la conformación de los alveolos del p. j y de la corona de esta muela, se puede deducir que el p. T, muy estrecho adelante y mas ancho atrás, también debía tener solo tres raíces, una adelante y dos atras, pe- ro este diente debe ser considerablemente mas pe- queño. Una muela inferior aislada, la penúltima del lado izquierdo, implantada en un pequeño fragmento de maxilar, y de corona completamente idéntica á la 564 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS misma muela implantada en la mandíbula preceden- temente descrita, importante porque deja mas ó menos á descubierto las cuatro raíces que dan al diente un aspecto muy característico. Estas cuatro raíces están colocadas una en cada ángulo, y son muy cortas y delgadas en proporción del tamaño de la muela, de base cerrada y casi pun- tiagudas. Las dos raíces del lado externo forman la continuación de los lóbulos externos de la muela, separándose inmediatamente debajo del cuello, de forma cónico-cilíndrica, gruesas arriba y delgadas hácia la base, perfectamente rectas y de un centí- metro de largo. Las dos raíces del lado interno, igualmente bien separadas, son muy delgadas, un poco mas largas, y arqueadas hácia afuera. El largo de la muela de la base de la raíz á la corona, sobre el lado interno, es de 21 á 23 milímetros. Un fragmento de la parte posterior de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas implantadas en el hueso, pero rotas en la base, faltando por completo toda la corona. La par- te existente de la mandíbula en donde empieza la base de la rama ascendente, y que presenta la aper- tura posterior interna del canal alveolar tiene un gran parecido con la parte correspondiente de los géneros Sus y Dycotyles. La penúltima muela está rota, de modo que deja á descubierto los dos alveolos del par de raíces an- teriores, mostrando que bajaban solo hasta la mitad del alto de la mandíbula. La base de la corona de la muela indicada por la parte existente en los al- veolos tenía unos 14 milímetros de diámetro án- tero-posterior, por 12 milímetros de diámetro transverso. La última muela no era de tamaño mucho mas con- siderable que la penúltima, apenas un poco mas larga, ancha en la parte anterior y angosta en la posterior, de 17 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 1 1 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior y solo 7 milímetros en la posterior, y probablemente con solo tres raíces distintas, dos adelante y dos atrás. Debajo de la base délas raíces de las muelas, en Ja parte inferior de la mandíbula, hay un gran ca- nal alveolar de 12 milímetros de alto y 4 á 7 de ancho. La mandíbula es espesa en la parte superior alveolada, en donde tiene 18 milímetros de grueso, y muy comprimida y delgada en su mitad inferior, en donde solo tiene 8 milímetros de espesor. El alto es de 25 milímetros en la parte posterior de la penúltima muela y de 32 en la parte posterior déla misma. Desgraciadamente falta toda la rama ascendente y la parte posterior de la rama horizontal, de mo- do que no se puede determinar la forma de esta re- gión de la mandíbula. Una muela superior que supongo sea el segundo verdadero molar del lado izquierdo. Este diente pre- senta caractéres propios de algunos perisodáctilos, y otros de los artiodáctilos, particularmente del Pro- terotherium, cuyos verdaderos molares superiores son losq.ueniasse parecen áiosdei Brachytherium. El lado externo de la muela es aquel que mas dife- rencias presenta con el correspondiente del Prote- rotherium por no tener mas que tres aristas per- pendiculares, una anterior, otra posterior y otra mediana, dividiendo la muela en dos partes profun- damente excavadas, cuya capa de esmalte se levanta sobre la corona en forma de dos cúspides, dando á esta parte de la muela una forma completamente igual á la que presentan los molares superiores de la Macrauchenia, Scalabrinitherium, Paleeo- therium, Paloplotherium, etc., mientras que las muelas del Proterotherium presentan cinco aristas perpendiculares en vez de tres, dispuestas del mismo modo que en las muelas superiores de los ruminan- tes. En la base de la cara externa de la muela del Brachytherium hay también un pequeño rudi- mento de cíngulo. En la superficie masticatoria de la corona, y en el lado interno las analogías con el Proterotherium son evident.es. La corona está, como en este género, dividida en dos partes, una externa y otra interna, por un surco longitudinal que se ensancha y vuelve mas profundo hácia el centro, formando una especie de pozo. La parte externa gastada por la masticación presenta una zoua longitudinal sin esmalte. El surco ántero-posterior ó pozo que divide la corona en dos partes, está cubierto por una capa de esmalte que se une al que cubre la muela en sus bordes anterior y posterior. El lado interno esta formado también co- mo en Proterotherium por una gran columna ó lóbulo mediano y un lóbulo ó columna posterior mas pequeña, que están en comunicación formando el límite interno del surco ó pozo que divide la corona. Por la masticación, se gasta la parte superior de es- tas columnas ó cúspides y se ponen en comunicación produciendo una figura sin esmalte estrecha y alar- gada de adelante hácia atrás, y del lado externo hácia el interno. En el ángulo anterior interno de la muela UNGULADOS 565 hay una especie de callo basal bajo, que se convier- te en la parte anterior de la muela en una especie del reborde ó cíngulo que va á reunirse al ángulo exter- no anterior. Las raíces de esta muela también presentan una conformación especial que no ofrece analogía con ninguno de los mamíferos conocidos ; estas raíces son en número de cuatro, correspondiendo una á cada ángulo, pero en vez de ser simples y de base cónica como eslaregla, son dobles, bifurcadas de una manera mas ó menos perfecta, con la base abierta y algunas con dos cavidades nutritivas distintas ; estas raíces tienen un largo de 6 á 11 milímetros. La muela tie- ne 14 milímetros de diámetro ántero-posterior y 17 milímetros de diámetro transverso, y la corona 13 milímetros de alto en el lado externo y solo 8 milí- metros en el interno. En las depresiones perpendi- culares externas hay un fuerte depósito de cemento. Un premolar superior igualmente del lado izquier- do, tiene la misma forma general que el verdadero molar, con la diferencia de ser algo mas pequeño, y mas angosto en su parte interna. El lado externo, esceptuaudo las diferencias producidas por la posi- ción distinta y el desgastamiento mayor del diente por haber pertenecido áun individuo mas viejo, es idéntico al del verdadero molar. La superficie mas- ticatoria de la corona está igualmente dividida en dos partes por un profundo surco posterior, pero en el lado interno no hay mas que una columna que se enancha en el interior de la corona formando una figura sélni-lunar desgastada por la masticación. En la parte interna anterior hay un gran callo ba- sal ó cíngulo muy desarrollado, mas bajo y casi nulo en la base de la columna interna, pero se vuelve á levantar en el ángulo interno posterior en forma de tubérculo que se une á la columna interna por una parte y al ángulo externo posterior por la otra. Las raíces son en número de tres, todas dobles, mas ó menos bifurcadas, una en el lado interno, y las otras dos, una en el ángulo externo anterior, y la otra en el ángulo externo posterior. Tiene 14 milímetros de diámetro ántero-posterior y 20 milímetros de diáme- tro transverso. La talla del Brachytherium cuspiclatum era comparable á la del Huemul (Cervuschilensis), pero sin duda mas bajo de piernas y mas grueso de cuerpo. Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos por el profesor Scalabriri en las bar- rancas de los alrededores déla ciudad del Paraná, y pertenecen al museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico cíela formación patagónica (oligoceno inferior). THOATHERIUM amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 19, a. 1887. Este animal, de tamaño reducido y muy próximo aliado del Proterotherium está representado por la parte anterior de la mandíbula inferior, conte- niendo los incisivos, los caninos y los dos primeros premolares. La sínfisis es corta, pero gruesa y con sus dos ra- mas completamente soldadas. Los incisivos son cuatro, dos en cada lado, im- plantados dirijiéndose casi horizontalmente hácia adelante y separados unos de otros por diastemas regulares de un milímetro y medio de ancho. Cada uno de esos incisivos está formado por una corona completamente cubierta de esmalte y aplastada de arriba hácia abajo, y una raíz cónico-cilíndrica muy larga. Detrás de estos incisivos, y separados por una corta barra, viene de cada lado un diente de la misma forma, pero dirijido hácia arriba, que con- sidero como un canino. Mas atrás y separado por una barra mas larga vie- ne el pm. T, que es un diente de corona comprimi- da transversalmente que se levanta sobre el medio de la línea sectorial en forma de cúspide, y con dos raíces cónico-cilíndricas, largas y diverjentes. El pm. -5 que sigue inmediatamente, es de tamaño mucho mas considerable, con su pared externa un poco convexa y con un cíngulo basal poco elevado. La cara interna es excavada en el medio con un tubérculo adelante y otro atrás que se unen al cuer- po del diente formado por la pared longitudinal, que se eleva también en el medio en forma de cúspide; la parte posterior del diente es mas ancha, y con un callo basal bien desarrollado. Las raíces son tam- bién dos, largas y diverjentes, pero la posterior muestra un principio de división. Detrás de esta muela se ven dos pequeños alveo- los colocados el uno al lado del otro en dirección transversal á la mandíbula, demostrando así que las muelas que seguían atrás tenían cuatro raíces distintas como en Proterotherium y Brachythe- rium. 566 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Thoatherium minusculum Amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 19, n° 36, a. 1887. La sínfisis de la mandíbula tiene 22 milímetros de largo y 15 milímetros de ancho entre los pm. T, siendo su cara interna ó superior profundamente excavada. Los incisivos tienen unos 20 milímetros de largo, délos que solo 4 á 6 corresponden á la corona, cuyo ancho es de 4 milímetros. El diastema que separa el incisivo externo del canino tiene tres milí- metros de largo, y el canino de corona muy corta, solo sobresale 4 milímetros fuera de la mandíbula. La barra que separa el canino del pm. T tiene 6 milí- metios de largo. El pm. - tiene 6 milímetros de diá- metro ántero-posterior y la corona 4 milímetros de alto. El pm. j tiene 10 milímetros de diámetro ántero- posterior, 6 milímetros de diámetro transverso en la parte posterior, y 5 milímetros de alto la corona. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral . Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). DIÁDIAPHORUS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, a. 1887. Es muy cercano de Brachytherium y de Prote - rotherium , presentando un mezcla de caractéres de ambos géneros y otros que le son propios. Las muelas superiores están también divididas en dos partes, una interna y otra externa, por una hen- didura longitudinal como en los dos géneros arriba mencionados, pero esta hendidura aún antes de ser las muelas atacadas por la masticación es com- pletamente superficial sin formar pozos descenden- tes en el centro de la corona. Sobre la cara externa presenta cada muela, escepto los dos primeros premolares, tres aristas perpendiculares elevadas, que la dividen eii dos lóbulos cóncavos, sin las aristas secundarias medianas del Proterotherium, prolongándose la parte media de cada lóbulo sobre la corona en forma de cúspide alta y puntiaguda antes de ser atacada por la masticación. Sobre la cara interna, solo los verdaderos molares presen- tan un principio de división en dos lóbulos por me- dio de una pequeña depresión perpendicular apenas visible; la pared interna se levanta en el medio para formar una cúspide cónico-puntiaguda bastante ele- vada, seguida hácia atrás, sobre el ángulo posterior interno, de otra mas pequeña y mas baja, y dos pe- queños tubérculos poco elevados, en el centro de la corona, sobre la falda interna de la hendidura lon- gitudinal, uno adelante y otro atrás. Además sobre el ángulo posterior interno existe el mismo callo basal en forma de arco de círculo que se encuentra en las muelas de los otros géneros de la misma fa- milia. Con el desgastamiento producido por la mas- ticación, la corona se gastaba relativamente pronto, hasta que desaparecía en edad muy avanzada toda traza de esmalte en la superficie de la corona, con- servándose solo el esmalte periférico. Las siete mue- las superiores están dispuestas del mismo modo y presentan el mismo tamaño relativo que las del Pro- terotherium. El primer premolar superior tiene dos raíces, una adelante y otra atrás, y el segundo tres, una adelante y dos atrás. Todas la demás mue- las superiores tienen cuatro raíces, dos externas y dos internas. Las muelas inferiores están construi- das absolutamente sobre el mismo tipo que las del Brachytherium, con la única diferencia de que son proporcionalmente un poco mas cortas y mas anchas . Diadiaphorus velox Amegh. (Fl. xxxur, fig. 9 y 12) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n" 87, a. 1887. Los restos de esta especie son bastante numerosos, pero consisten casi todos en fragmentos de mandí- bulas con uno ó dos dientes, ó en dientes sueltos, que no permiten identificaciones seguras, ni for- marse una idea del conjunto de la dentadura. Sin embargo, por lo que concierne á la mandíbula superior hay la série completa de las muelas de un individuo muy viejo, que han perdido todo vestigio de esmalte en la superficie masticatoria de la co- rona, presentándose á descubierto la dentina, pro- fundamente gastada. Elpm. 1 es muy pequeño, com- primido transversalmente, con su cara externa UNGULADOS 567 ondulada. El pm. - es mas grande, particularmente mucho mas ancho en su parte posterior, y con su cara perpendicular externa igualmente ondulada. Ambos dientes carecen completamente de cingu- lum basal externo. Las demás muelas tienen una forma mas rectangular, con su diámetro transverso notablemente mayor que el longitudinal, y con un pequeño rudimento de cingulum basal externo. Dimensiones , C antero-postenor . Diámetro del pm. 2 , 1 ( transverso / ( ántero-posterior Diámetro del pm. 2 j transyerso Diámetro del pm. ^ transverso , , , , A ( ántero-posterior Diámetro del pm. 2 ! r ( transverso , C ántero-posterior Diámetro del m. ¿ , ( transverso „ ( ántero-posterior Diámetro del m. ¿ s , ( transverso „ ( ántero-posterior Diámetro del m. - ( transverso.. Longitud del espacio ocupado por los tres primeros premo- lares superiores Longitud del espacio ocupado por las siete muelas supe- riores 0m009 0.006 0.011 0.010 0.011 0.015 0.012 0.016 0.012 0.017 0.013 0.019 0.012 0.017 0.031 0.082 terna la misma forma que el precedente, pero la co- rona difiere por presentarla hendidura longitudinal que separa la pared externa muy delgada, sobre todo en su parte posterior. Las muelas inferiores tienen sobre el lado exter- no pequeños rudimentos de cingulum basal y no parecen diferir de las de Brachytherium, de las que tienen la misma conformación fundamental. So- bre un pequeño fragmento de mandíbula se hallan to- davía implantadas las dos últimas del lado izquierdo. La antepenúltima tiene 1 3 milímetros de largo por 10 de ancho y las cuatro raíces bien separadas. La última tiene 14 milímetros de largo, con dos raíces adelante y una grande atrás bifurcada en la extre- midad. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por Carlos Ameghino en las bar- rancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior. Diadiapliorus majjusculus Amegh. (Pl. XXXIII, fig. 10) Estos dientes están acompañados de un diente suelto, muy curvo, casi cilindrico, de raíz cerrada, y de corona corta y cortada en bisel sobre su cara interna, afectando una forma piramidal ; toda traza de esmalte sobre el lado interno ha desaparecido conservándose solo trazas de él sobre la cara exter- na ó anterior en la parte superior de la cúspide. Este diente, que supongo sea un canino, tiene 27 mi- límetros de largo en línea recta, de 4 á 7 milímetros de diámetro, y la cortadura en bisel de la corona 10 milímetros de largo. Hay también parte de la dentadura superior de un individuo joven cuyas muelas aún no han sido atacadas por la masticación, y que permiten por con- siguiente determinar la forma de los dos primeros premolares que son los únicos que por su conforma- ción difieren de los otros dientes. El primer premolar superior es un diente compri- mido longitudinalmente, con su cara externa perpen- dicular y que se levanta en el centro eu forma de cúspide elevada, mientras la cara interna desciende en declive, enanchándose hácia atrás en donde pre- senta un pequeño reborde basal. El premolar segundo presenta sobre la cara ex- Amegiiino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n° 88, a. 1887. Esta especie difiere de la anterior por un tamaño notablemente mas considerable, y por un cingulum basal bien desarrollado tanto en las muelas supe- riores como en las inferiores. Del cráneo solo existe parte del paladar con los dos primeros molares del lado derecho y los tres primeros del lado izquierdo intactos, pero también de un individuo muy viejo, de manera que ha desapa- recido toda traza de esmalte en la superficie de la corona esceptuando el de la capa periférica. El pm. 1 es proporcionalmente mas grueso que el mismo diente de la especie precedente, con su cara perpendicular externa un poco convexa y con un cingulum basal bien desarrollado. La corona es de aspecto triangular, angosta adelante y ancha atrás. Tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero-posterior y 9 milímetros de diámetro transverso. El pm. — de tamaño mucho mayor, tiene su cara ligeramente ondulada con un cíngulo basal bien de- sarrollado, y la corona igualmente triangular, de 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, por otro 568 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tanto de diámetro transverso en su parte mas ancha. Elpm. 1 es de aspecto rectangular, con su cara externa con las tres aristas perpendiculares y cin- gulum basal elevado. Tiene 14 milímetros de diá- metro ántero-posterior por 17 milímetros de ancho. Los tres primeros premolares mencionados, ocupan un espacio longitudinal de 38 milímetros. Hay otra muela superior aislada, que parece ser la última del lado izquierdo, y que atribuyo á la misma especie, aunque de un modo provisorio, pues presenta algunos caractéres que no he observado en las otras. Esta muela tiene sus tres aristas per- pendiculares externas muy elevadas, y la del medio colocada muy hácia atrás, de manera que divide el diente en dos partes muy desiguales, una anterior mas ancha, y la otra posterior mas angosta-, lastres aristas converjen un poco hácia la base, uniéndose por un cingulum basal muy elevado. La corona muestra en el centro un pozo de esmalte profundo formado por la hendidura longitudinal interrumpida hácia atras por un pequeño tubérculo. La cara in- terna es bastante destrozada pero no presenta ningún vestigio de división en dos lóbulos, notándose que es mucho mas angosta y baja que la externa. Este diente tiene 18 milímetros de diámetro ánte- ro-posterior sobre la cara externa, 12 milímetros sobre la cara interna, y 22 milímetros de diámetro transverso. La corona tiene 14 milímetros de alto sobre la cara externa y 5 milímetros sobre la in- terna. Atribuyo al mismo animal un fragmento de man- díbula inferior derecha con la base del último pre- molar, el primer verdadero molar algo destrozado, y las dos últimas muelas intactas. Estas muelas difie- ren de las del Brachytherium y Proterotherium únicamente por presentar un cingulum basal per- fectamente desarrollado tanto al lado interno como al externo. La base rota del pm. ^ tiene 16 milíme- tros de largo por 1 1 de ancho. El m. r tiene 17 mi- límetros de largo, el m.¥ 19 milímetros^ y el m. j 20 milímetros. La corona en los dos últimos molares intactos tiene 10 milímetros de alto sobre el lado interno, y las cuatro muelas ocupan un espacio lon- gitudinal de 74 milímetros. El cingulum basal es un poco menos desarrollado en el último molar inferior. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Cáelos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacrzueño (eoceno in- ferior). LIGAPHRIUM amegii- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, a. 1887. Este género solo está representado por fragmentos de mandíbulas inferiores, cuyas muelas difieren de las de los géneros precedentes, por los dos lóbulos en for- ma de arco de círculo que las forman, cuya cavidad interna es poco marcada, desapareciendo pronto con el desgastamiento. El hueco interno del lóbulo pos- terior de cada uno de los verdaderos molares lleva hácia atrás y sobre el borde interno un tubérculo cónico-puntiagudo, que luego se une ála extremidad posterior interna del arco. La última muela inferior presenta además un principio de división enlaparte posterior externa del segundo lóbulo, formando un tercer lóbulo accesorio rudimentario. Los dos pri- meros verdaderos molares son proporcionalmente de corona mas corta y mas alta que en los otros gé- neros de la misma familia. Los últimos premolares y los verdaderos molares presentan igualmente cuatro raíces separadas cada una. Licaphrium Floweri Amegh. Amegiuno, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n° 89, a. 1887. La especie está representada por un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho, con parte de los alveolos del pm. r, y los tres verdaderos molares, los dos anteriores ya un poco gastados por la masti- cación, pero el último todavía intacto. Las tres muelas carecen de cingulum basal tanto interno como externo. El m. - tiene 14 milímetros de diáme- tro ántero-posterior, y 12 milímetros de diámetro transverso en la base de la corona. El m. - tiene 16 milímetros de diámetro ántero-posterior y 13 milí- metros de diámetro transverso, y el m. - 18 milíme- tros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diámetro transverso. Las tres muelas ocupan un espacio longitudinal de 5 centímetros. La división del rudimento del lóbulo tercero en la muela tercera está indicada por una depresión perpendicular poco acentuada colocada detrás del lóbulo segundo sobre su cara externa. UNGULADOS 569 Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (Eoceno infe- rior), IJeaphriiim parvulum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n° 90, a. 1887. Especie de tamaño bastante menor, representada por un pequeño fragmento de mandíbula inferior que lleva implantadala última muela, ya bastante gastada por la masticación, lo que demuestra procede de un individuo mas viejo que el á que perteneció el frag- mento de mandíbula de la especie precedente. Este diente además de su tamaño mas reducido, difiere del correspondiente en la otra especie, por su lóbulo ter- cero ó posterior mas aparente, separado por un surco perpendicular externo mas profundo, presentando también un pequeño rudimento de cingulum basa! sobre el lado interno, que falta absolutamente en el mismo diente de la especie precedente. Además en la base y en el fondo del surco perpendicular externo que separa los dos lóbulos principales se le- vanta un pequeño tubérculo accesorio bastante ele- vado. Tiene 15 milímetros de diámetro ántero-poste- rior y 8 milímetros de diámetro transverso. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino, en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). EPITHERIUM amegh. Ameghino, Lista de las especies de mauiíferos fósiles del mioceno superior de Monte Hermoso, p. 15, Junio de 1888. Las muelas superiores son de corona corta y an- cha, con la arista perpendicular mediana externa muy desarrollada, un cíngulo basal externo rudimen- tario, y el lóbulo interno anterior considerablemente mayor que el posterior. Las muelas inferiores son muy largas y comprimidas, de corona muy alta y de raíces pequeñas y cortas, con los dos lóbulos semi- lunares muy convexos al lado externo y profunda- mente excavados sobre el interno; el tipo seleno- donte de las muelas inferiores es perfecto. Epitherium laternarium Amegh. (Pl.,,xxxiv, ñg. i á 1 0, 14 y 17) Ameghino, Obra y pág. citada. Es la única especie de este género que me sea hasta ahora conocida, poseyendo de ella un frag- mento de maxilar superior derecho con las dos pri- meras muelas de un individuo bastante viejo, una muela inferior de un individuo joven, y un pié posterior derecho incompleto, de otro individuo adulto. El primer verdadero molar superior implantado en el fragmento de maxilar mencionado tiene la corona muy gastada, de forma rectangular, ó casi cuadrada, con la hendidura longitudinal que ha de- saparecido en los bordes anterior y posterior, con- servándose tan solo en el centro en forma de un pozo aislado profundo, tapizado de esmalte, mas ancho en el medio y angosto en las extremidades, encontrándose colocado en su mayor parte en la mitad anterior. Los tubérculos internos gastados por la masticación han desaparecido, formando la superficie masticatoria un plano continuo con el pozo interno mencionado como en el último premolar superior del género Auchenia. La superficie per- pendicular interna, que en las muelas no gastadas es bilobada, forma acá una pared continua un poco convexa adelante y algo deprimida atrás, con un cuello ó reborde de esmalte basal sobre el ángulo anterior interno. La cara perpendicular externa está dividida en dos partes por una arista perpen- dicular muy aguda en la cúspide; ambos lóbulos externos son excavados en el medio levantándose en la corona en forma de cúspide, y limitados ade- lante y atrás por pequeñas aristas que descienden hácia la base formando una curva hasta encontrarse sobre la línea media formando un ángulo basal ó reborde de esmalte muy poco desarrollado. La cara perpendicular externa, tiene 9 milímetros de alto, y la interna mucho mas baja solo 5 milímetros. La corona, sobre la superficie masticatoria, tiene 15 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 16 mi- límetros de diámetro transverso máximo. 72 570 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La segunda muela superior es menos gastada que la precedente, mostrando bastante bien los carac- teres que distinguen las muelas superiores de este género. La superficie masticatoria de la corona muestra una hendidura profunda dirijida de ade- lante hacia atrás y de afuera hácia adentro, que empieza sobre el borde anterior cerca de su extremi- dad externa y concluye sobre la parte posterior del borde de la cara interna, dividiéndola en dos partes desiguales, una anterior muy grande y la otra pos- terior mas pequeña; esta hendidura es sumamente estrecha en sus dos extremidades, pero ancha en el medio de la corona y con una punta dirijida hacia afuera en la misma dirección que la arista perpen- dicular mediana de la externa. La extremidad in- terna de la hendidura no forma surco perpendicular, siendo simplemente superficial, de manera que la cara perpendicular interna es convexa en su parte anterior y deprimida en la posterior, sin cíngulo basal, pero con el mismo reborde sobre el ángulo ántero-interno que muestra la muela precedente, aunque en esta dicho callo está destruido. El lóbulo interno anterior es una especie de tubérculo alar- gado dirijido de adelante hácia atrás, y de afuera hácia adentro en la misma dirección que la hendi- dura, muy estrecho en la extremidad ántero-interna, pero que se enancha gradualmente hasta que sobre el borde interno forma una ancha columna redondeada, que cuando la muela no estaba todavía muy gastada debía formar uu tubérculo puntiagudo. El lóbulo interno posterior es mas pequeño, mas corto y mas redondo, unido por su lado interno á la parte ex- terna de la muela, pero cuando esta estaba menos gastada formaba sobre el lado interno un tubérculo cónico y aislado. En la parte posterior de la muela, sobre el mismo borde posterior, hay un pozo aislado de esmalte, que también existía sobre la muela pre- cedente, pero ha desaparecido de ella por el des- gastamiento. La parte externa de la corona y la cara perpendicular externa están conformadas como en la muela anterior. La cara externa tiene 14 mi- límetros de alto y la interna 7. La superficie masticatoria tiene 18 milímetros de diámetro ántero- posterior sobre el borde externo y 15 milímetros de diámetro transverso máximo. Las dos muelas juntas ocupan un espacio longi- tudinal de 37 milímetros. Cada una de estas muelas tiene 4 raíces cortas, cónico-cilíndricas, dos sobre el lado interno y dos sobre el externo. La muela inferior aislada del individuo joven, supongo sea el primer verdadero molar persistente del lado derecho, cuya corona recien empezaba á ser atacada por la masticación. Está formada por dos lóbulos semi-lunares muy convexos en forma de columnas perpendiculares sobre el lado externo, y excavados perpendicular- mente sobre el interno. El surco perpendicular externo que separa ambos lóbulos es sumamente profundo, y la columna interna opuesta bastante aplastada y de cúspide baja. El lóbulo interior tiene en la superficie masticatoria cerca del lado interno una pequeña perforación ; el lóbulo posterior tiene la misma perforación, y además una cúspide ó con- trafuerte accesorio en su parte posterior que inter- rumpe la cavidad interna. Las dos aristas perpen- diculares internas anterior y posterior terminan abajo en un pequeño reborde de esmalte poco de- sarrollado que pasa encima de la base de la cúspide mediana, pero no existe vestigio de cíngulo sobre el lado externo. La parte superior de la corona es muy comprimida transversalmente y mas ancha hácia abajo, existiendo una enorme desproporción éntrelas raíces y el prisma de la muela; este es sumamente largo, y las raíces muy cortas, cilin- dricas y abiertas en la extremidad por una pequeña cavidad circular, pero sin duda se cerraban en edad mas avanzada. Cada una de estas cuatro raíces, corresponde á uno de los ángulos de la muela, siendo la mas grande la del ángulo posterior externo, le sigue en tamaño la del anterior externo, luego la del posterior interno y por último la del anterior interno que es la mas pequeña. La corona tiene 16 milímetros de diámetro ántero-posterior, 8 milí- metros de diámetro transverso en la cúspide y 1 1 milímetros en la base. El largo total del diente, de la cúspide de la corona á la base de las raíces, es de 32 milímetros, de los que solo 4 á 5 milímetros corresponden á las raíces, cuyo diámetro en la ma- yor es de solo 3 milímetros. Del esqueleto conozco parte de la diáfasis de la tibia, que no presenta ningún carácter particular, excepción hecha del tamaño excesivamente pequeño en proporción de las muelas. El peroné estaba completamente separado de la tibia en toda su longitud. Conozco de esta especie su extremidad inferior, con una ancha superficie articularía semi-lunar y completamente plana al lado interno para su unión con el astrágalo, y además otra superficie articularía mucho mas pequeña en su parte inferior que se apoya sobre el calcáneo ; esta UNGULADOS 571 extremidad de peroné, tiene 12 milímetros de diá- metro ántero-posterior máximo y 8 milímetros de diámetro transverso. El calcáneo presenta caracteres propios de los paridigitados y de los imparidigitados ; se parece á los primeros por una faceta estrecha y convexa sobre el lado externo sobre la que se apoya el peroné como en la generalidad de los artiodáctilos, pero las facetas para la articulación del astrágalo son dobles y sobre el tipo de los perisodáctilos. La prolongación posterior es larga, alta y muy compri- mida transversalmente, y la parte anterior que lleva la superficie para la articulación del cuboides es mas prolongada hácia adelante que en la genere! idad de los perisodáctilos. Tiene cerca de 7 centímetros de largo. El astrágalo participa de estos caractéres mixtos. Sus superficies articulares inferiores están dispues- tas como en los imparidigitados, pero su parte troclear superior destinada á soportar la tibia, es ancha, profunda, muy extendida de atrás hácia ade- lante, presentando un parecido notabilísimo con la parte correspondiente del astrágalo de los ruminan- tes. La cara perpendicular externa con su superficie plana que se articula con el peroné muestra el mismo parecido, pero la parte anterior, aunque es mas prolongada que en la generalidad de los imparidi- gitados y de superficie articular muy convexa, es mas angosta que en los paridigitados y se articula solamente con el escafoides sin tocar el cuboides, el que debido al prolongamiento anterior de la pared externa del calcáneo se encuentra situado conside- rablemente mas adelante. Tiene 34 milímetros de largo, 19 milímetros de ancho en su extremidad superior y 17 en la inferior. El escafoides es un hueso grande, corto y exca- vado en sus superficies articularías, parecido al del caballo y de la Macrauchenia , y como en estos con un prolongamiento hácia atrás que se une con el cuboides. El cuboides, de tamaño considerable, se toca há- cia atrás con el prolongamiento del escafoides, y en- vía á su vez hácia atrás y hácia abajo una fuerte apó- fisis que se une igualmente con la del escafoides, y se toca con una apófisis posterior muy larga y fuerte de la extremidad proximal del metatarsiano del me- dio. En su parte anterior soporta el metatarsiano del dedo cuarto, muy pequeño, y hácia adentro se arti- cula con el canto anterior externo del tercer metatar- siano. El ectocuneiforme es grande, ancho y corto, arti- culado atrás con el escafoides, soportaudo casi por sí solo el gran metatarsiano tercero, puesto que se arti- cula con toda la extensión de la extremidad distal de este, tocando apenas hácia afuera el canto inferior interno del cuboides. El mesocuneiforme es un hueso sumamente pe- queño, aplastado transversalmente, colocado como una cuña entre el escafoides atrás, el pequeño meta- tarsiano segundo adelante, el ectocuneiforme al lado externo y el entocuneiforme al interno, con el que sin embargo no se encontraba en contacto. El entocuneiforme es un hueso mucho mas grande que el precedente y deforma muy distinta, alargado de arriba hácia abajo, ancho y delgado, soportado atrás por el escafoides, con una pequeña faceta arti- cularia sobre el lado interno de la extremidad proxi- mal que se toca con una faceta correspondiente del segundo metatarsiano, y con el canto externo de la misma extremidad distal prolongado hácia adentro, terminando en un tubérculo grueso y redondeado, que sin duda en un antecesor no muy lejano debía llevar una faceta articularía para el metatarsiano del dedo primero. El pié terminaba en tres dedos correspondientes al segundo, tercero y cuarto, de tamaño muy desi- gual, el del medio mucho mas grueso, y los laterales muy pequeños, casi rudimentarios. De estos dedos solo queda la parte superior de los metatarsianos. El metatarsiano del dedo medio, mucho mas gran- de que los otros, presenta con los laterales la mis- ma desproporción de tamaño que en el Hippothe- rium. La extremidad proximal presenta una gran superficie articularía casi plana en contacto en toda su extensión con el ectocuneiforme, tocándose con el cuboides solo por una pequeña faceta colocada sobre el lado externo de la extremidad superior. Tiene 20 milímetros de ancho en su extremidad dis- tal, y 12 milímetros hácia la mitad de su largo. El metatarsiano lateral interno, muy pequeño, está fuertemente apretado al metatarsiano medio y sos- tenido por el mesocuneiforme, al mismo tiempo que se articula con la parte inferior interna del ectocu- neiforme por una pequeña faceta articularía elíptica. El metatarsiano lateral externo es tan pequeño como el del lado interno, igualmente apretado al metatarsiano medio, y articulado al cuboides. La talla del Epitherium laternarium era com- parable á la de un guanaco pequeño. Localidad. — Los restos de este animal han sido 572 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS descubiertos por Carlos Ameghuno en el nacimien- to de Monte Hermoso á 60 kilómetros de Babia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de laformacion arau- cana (Mioceno superior). Difícil es por ahora una exposición de las relacio- nes de parentesco de los Proterotheridce entre sí y con los dermis grupos. Todo lo que se puede por el momento afirmar, es que son íntimos aliados de los Macrauchenidse y Homalodontotheridae , re- presentando sin duda el tipo antecesor de los Ste- reop terna. Una de las singularidades mas notables de este grupo, es la de haber seguido en la evolu- ción de las extremidades de los miembros, una evo- lución absolutamente paralela á la de los Equidce entre los Stereopterna. ARTIODACTILA Los artiodáctilos se distinguen con facilidad de los perisodáctilos por tener los dedos de cada pié en nú- mero par, de dos ó de cuatro, ó por lo menos, si existe el número impar de tres, lo que sucede muy raras veces, los dos dedos del medio, ó sea el tercero y cuarto, son siempre de tamaño igual entre sí pero considerablemente mas grande que los otros, estando solo separados en su parte inferior de manera que los miembros aparecen bifurcados en forma de horquilla en su extremidad distal lo que ha valido también á estos animales el nombre de bisulcos. Con esta estructura de los dedos, concuerda uua estructura particular deJ astrágalo que presenta siem- pre la forma de taba, que lo distingue en ios ruminantes, con dos trócleas articularías, una proximal, muy excavada, para la articulación de la tibia, y otra distal del mismo ancho que la anterior, pero divi- dida en dos superficies articularias que sostienen siempre el escafóides y el cuboides. El calcáneo presenta constantemente, sin excepción, la faceta articular externa destinada á sostener el peroné, y el fémur carece siempre de trocánter tercero. El omóplato carece generalmente de acromion, y siempre faltan las clavículas. Como regla general tienen 19 vértebras dorso-lumbares, y la última muela inferior es siempre mas ó menos trilobada. Esta tribu se divide en cuatro órdenes, que se distinguen por los siguientes caractéres : I. Muelas bunodontes ó seleno-bunodontes, las inferiores con cuatro raíces separadas : 1. Dedos f, los cuatro externos iguales ó casi iguales. Stereoarthra. 2. Dedos { ó menos, los dos del medio iguales. Suina. II. Muelas siempre selenodontes y las inferiores con no mas de dos raíces : 1. Incisivos superiores en número completo. Órbitas generalmente de círculo inter- rumpido. Proruminantia. 2. Incisivos superiores ausentes ó en número incompleto. Órbitas de círculo siempre completo. Ruminantia. STEREOARTHRA Incisivosf, caninos muelas f. Todos los dientes radiculados y en série continua. Muelas cuadritu- berculares, las inferiores con cuatro raíces distintas. Orbitas siempre abiertas. Hueso prenasal ausente. UNGULADOS 573 Cuello corto. Sacro de tres vértebras. Clavículas auseutes. Omóplato siu acromion. Cubito y radio, tibia y peroné, escafóides y cuboides, magno y trapezoides, siempre separados. Fémur sin trocánter tercero. Carpo de 8 huesos y alternado. Cuboides extendido atrás y articulado con astrágalo. Calcáneo con faceta articular fibular. Dedos f , los cuatro externos iguales ó casi iguales. Grupo teórico, descendiente de los Archseodanta y antecesor de Proruminantia y Suinea. No le conozco hasta ahora representantes seguros. SUINA Los representantes de este orden se distinguen por el estómago menos complicado que en los ruminan- tes, por los metacarpianos y metatarsiauos de los dedos principales siempre separados, salvo muy rarísimas escepciones, y por la cuenca del ojo siempre abierta atrás. Los incisivos son á menudo en número incomple- to. Caninos siempre presentes alcanzando á veces un desarrollo considerable. Muelas de f á tuberculosas ó seleno-tuberculosas, las inferiores con cuatro raíces y el m. ¥ con un prolongamiento posterior, todas con la corona tapada por una fuerte capa de esmalte. Ramas mandibulares soldadas. Cóndilo mandibular transversal. A menudo un prenasal. Húmero imperforado. Escafóides y cuboides, magno y trapezoides, separados. Fémur sin trocánter tercero. Tibia y peroné siempre distintos. Clavículas ausentes. Dedos f ó menos, de los cuales los dos del medio (tercero y cuarto) de tamaño mayor é iguales entre sí. Carpo y tarso alternados. Este orden se divide en seis familias, los: Anthr acó tker idee, Chc&topotamidce, Suidse, Phacoche- ridce, Listriodontidce é Hippopotamidse. De estas, solo se encuentra representada en nuestro suelo, la de los Suidce. SUID^ Los representantes de esta familia se distinguen por el exo-occipital con apófisis para-occipitales muy fuertes y largas. Nasales largos y puntiagudos con un hueso prenasal bastante fuerte adelante. Incisivos in- feriores de raíz larga y cilindrica y dirijidos hácia adelante casi horizontalmente. Caninos triangulares y ge- neralmente muy desarrollados y de base abierta. Angulo mandibular recto ó casi recto. Axis con apófisis odontóides cónica. Hasta ahora solo conozco un género de nuestro territorio. DICOTYLES cuv. Cuvier, Regne animal, vol. I, p. 237, a. 1817. Fórmula dentaria f i. { c. fp. f m. Los incisivos inferiores son largos pero delgados. Los caninos son poco desarrollados, y están separados de los premolares por una barra bastante larga. El tronco presenta 14 vértebras dorsales y 5 lumbares; el sacro consta de 5 vértebras, y la cola muy corta, solo de 6. El externon está formado por 6 piezas, con 7 pares de costillas extérnales. El húmero presenta un agujero intercondiliano. El cúbito y el radio están soldados en casi toda su extensión. El pié anterior tiene cuatro dedos bien desarrollados, los dos inter- nos iguales mas gruesos y mas largos, y los laterales mas cortos y mas delgados; del dedo primero no existe ni rudimento del metacarpiano, faltando tam- bién el trapecio. En el pié posterior, solo hay un 574 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dedo lateral desarrollado, el segundo, faltando el primero y el quinto. Los metacarpianos y metatar- sianos de los dedos principales, se unen con la edad en un solo hueso en su mitad proximal. El estómago es mas complicado que en los demás suídeos, acer- cándose al tipo ruminante. Los representantes fósiles de este género se en- cuentran desde los Estados Unidos hasta laPatagonia. Dicotyles tajacu Lin. Sus tajacu, Lineo, Syst. nat. ed 12, vol. I, p. 103, 1766. Dicotyles torquatus, Cuvier, Régne Animal, vol. I, p. 237, 1817. Desmaret, Mammal, p. 393, 619. Pr. Wied, Beitr. etc., t. II, 557. Rengger, Saugeth., etc., p. 328. Tschudi, Faun. per., p. 216. Wagner-Schreber, Suppl., t. IV, p. 306. Burmeister, Syst. Ubers, 1. 1, 327,2. — Id. Reise, etc., t. II, p. 342. — Id. Descrip. Physiq. de la Rep. Arg., t. III, p. 473 Pécari, Buffon, Rist. nat. Mammif., t. X, pl. 3. Tayeiú, Azara, Apunt ., etc., t. I, p. 23, n°3. Habitaba antes de la conquista todo el territorio de la República al norte del Chubut. Dicotyles tajacu fossilis Lund, Blik paa Bras. Dy revenden. Blainville, Osteographie, III, genre Sus, pl. IX. Burmeister, Descr. Phys., etc., t. III, p. 473, 1879. II. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 112, a. 1880. Lydekker, Catal.,e te., part. II, p. 252, 1885. Los restos fósiles de esta especie han sido indi- cados primeramente por Lund en las cavernas del Brasil, y luego en distintas localidades de Norte América, sobre cuyos restos se fundaron sucesiva- mente las especies designadas con los nombres de Dicotyles costatus Le Comte y Dicotyles lenis Holmes, que parecen no ser mas que variedades de la especie existente. Blainville es quien primero cita la especie como fósil en la provincia de Buenos Aires, figurando de ella una media mandíbula inferior procedente de la colección formada por Claussen, pero como dice juiciosamente el Dr. Burmeister, Claussen no ha viajado en nuestro territorio, y las colecciones de fósiles vendidas al Museo de Paris proceden exclu- sivamente de las cavernas del Brasil, de manera que probablemente solo por error se ha indicado dicha pieza como procedente de Buenos Aires. Sin embargo, la especie existe fósil en la pro- vincia de Buenos Aires, mencionando Burmeister dos cráneos, uno encontrado en el mismo muni- cipio de Buenos Aires, y el otro en el interior de la provincia, que no presentan diferencias especiales con los de los individuos existentes. Por mi parte también he encontrado repetidas veces restos referibles á esta especie. Mencionaré entre ellos una mandíbula inferior del lado izquierdo con las cinco ultimas muelas intactas, recojida por mi en la laguna de Lobos. Comparada con la man- díbula de la especie existente no muestra otra diferencia notable que un tamaño un poco mayor de Jas muelas, particularmente del segundo verdadero molar, mientras la mandíbula inferior parece al contrario un poco mas delgada, particularmente mas baja. Pero otra rama de mandíbula inferior mas incompleta, aunque también con las cinco últimas muelas, presenta los dientes del mismo tamaño, ó mas bien un poco mas pequeños que los de la especie existente, esceptuando el último inferior que también aquí es uu poco mas gratule que en el Dicotyles viviente. Otros maxilares aún mas incompletos ofrecen los mismos caractéres, ú otros intermediarios, por lo que estoy dispuesto, á lo menos por ahora, á consi- derar todos estos restos como de la misma especie actual, representada entonces, probablemente por varias razas de caractéres menos homogéneos que los representantes actuales de la misma especie. Localidad. — Laguna de Lobos, laguna de Chas- comus, Lujan y ciudad de Buenos Aires en la Re- pública Argentina, cavernas de Minas Geraes y de Lagoa-Santa en el Brasil y distintas localidades de Norte América. Horizonte. — Los restos de esta especie en la provincia de Buenos Aires se encuentran en la formación cuaternaria, y en los pisos lujanense y bonaerense de la formación pampeana. Dicotyles labiatus Cuvier. Dico ty les la b iatus, Cuvier, RegneAnim., t. I, p. 245. Desmarest, Mammal., 394, 620. Pr. Wied, Beitr., etc., t. II, p. 564. Rengger, Saugeth, p. 322. Tschudi. Fauna peruana, p. 217. UNGULADOS 575 Bürmeister, Syst. Ubers., etc., t. I, p. 325. — Id. Descr. Phys., etc., t. III, p. 472. Sus albirostris, Ilijger, Ábh. d. Kón. Akad. z. Berlín, phis. el., 1811. Dycotyles albirostris, Wagner-Sch beber. Suppl., IV, p. 306. Tajacu, Fr. Cuvier y Geoffroy, Hist. Nat. de Mamíf. La especie es de tamaño un poco mayor que la precedente. Habita los territorios del Chaco y de Misiones. No se ha encontrado fósil en la Repú- blica Argentina, pero se mencionan sus restos como fósiles en las cavernas del Brasil. Dicotyles stenocephalus? Luno. (PI. XX, fig. 14) , , , ( antero-posterior Diámetro del m, ¿ ] , ( transverso Longitud del espacio ocupado por las seis muelas supe- riores 0.016 0.013 0.086 Lydekker también menciona la existencia de restos fósiles de Dicotyles procedentes de las ca- vernas del Brasil, de talla un poco superior á los del Dicotyles labiatus que son probablemente idénticos con la especie de Buenos Aires, aquí men- cionada \ Localidad. — La pieza acá mencionada, la he recojido sobre las barrancas del pequeño arroyo de Las Pulgas, á una legua de la ciudad de Mercedes, en la provincia de Buenos Aíres. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceuo superior). En la provincia de Buenos Aires, se encuentran los restos de una especie fósil de Dicotyles cuyo tamaño relativamente considerable, no permite iden- tificarla con ninguna de las dos existentes. Es po- sible que sea idéntica á algunas de las especies fósiles recojidas por Lund, lo que no es posible determinar pomo existir descripciones completas de los restos de esas especies, con excepción de una, el Dicotyles major ó stenocephalus de Lux o, de tamaño algo mayor que el Dicotyles labiatus y de cráneo mas largo y relativamente mas estrecho. Esta especie ha sido descrita en una memoria es- pecial, por el profesor Reinhardt, pero en Buenos Aires no he podido procurarme ese trabajo ni he tenido tiempo para encargarlo á Europa y recibirlo en tiempo útil, de manera que no puedo determinar con seguridad si la especie de Buenos Aires es idén- tica á la del Brasil ó diferente. La especie de Buenos Aires me es conocida por un maxilar superior con las seis muelas, por la corona completamente iguales á las del Dicotyles labiatus pero un poco mayores como lo indican las medidas siguientes : Dimensiones Diámetro del p. - Diámetro del p. £ Diámetro del p. A Diámetro del m. ¿ Diámetro del m. s ánteró-posterior, transverso ántero-posterior. transverso ántero-posterior transverso ántero-posterior. transverso ántero-posterior transverso 0“0I0 0.009 0.011 0.011 0.015 0.013 0.015 0.015 0.016 0.016 El Dr. Lund, primer descubridor de los restos fósiles de Dicotyles, menciona cinco especies procedentes de las cavernas fosilíferas del Brasil ; la primera muy parecida ó idéntica al Dicoty- les tajacu; la segunda, parecida ó idéntica al Dicotyles labiatus-, la tercera de tamaño inter- mediario entre las dos precedentes ; pero las dife- rencias que en la dentadura separan las dos especies actuales, son tan pequeñas, que lo mas probable es que esta tercera sea puramente nominal, fundada sobre restos de individuos de gran talla de Dyco- tyles tajacu; la especie cuarta, la distingue por un tamaño bastante mayor que el Dycotyles labiatus, y es probablemente idéntica á la especie mas grande mencionada como fósil en la provincia de Buenos Aires, y la que menciona Lydekker como proce- dente de las cavernas del Brasil, probablemente el Dicotyles stenocephalus ; la especie quinta la dis- tingue por un tamaño doble del de los mas grandes individuos de Dicotyles labiatus, pero ignoro si hasta ahora existen descripciones ó figuras de esta especie relativamente jigantesca. Recuerdo que ahora años, he visto en manos de un coleccionista, dos grandes muelas de Dicotyles que por el tamaño corresponderían realmente á un ani- mal de doble tamaño que el D. labiatus, pero ignoro en dónde se encuentran depositados dichos restos. Probablemente á esta especie de Dicotyles gi- gantesco que puede decirse es aún desconocida, se refiere el pretendido Hippopotamus americanus de Bravard, que he mencionado en el catálogo de los mamíferos fósiles sud-americanos publicado 1 Lydekker, Cat. etc., part. II, p. 251. 576 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS hace 9 años en colaboración con el Dr. H. Gervais, (■ Losmamif . fós. etc., p. 412). Hé aquí las pala- bras mismas de Bravard sobre este enigmático ani- mal « Iiippopotamus americanus , A. Bray. (plio- céne). Tout ce que nous connaissons de cet animal consiste en une dent, la derniére molaire de la ma- clioire inferieure. II ne peut y avoir le moindre dou- te sur sa détermination générique ; quant a ses di- mentions elle indique un animal plus petit que les hypopotames fossiles d’Italie et d’Auvergne et qui pourrait bien avoir du rapport avec VHexaproto- don de Falconer.» El error de Bravard confundiendo un Dicotyles con un Hippopotamus , sería en todo caso mucho mas disculpable, que la de la confusión hecha por otros del Dicotyles con el Squalodon, describien- do restos de Dicotyles tajacu como de Squalodon protervas ! De Norte-Amériea se citan como especies fósiles de Dicotyles, además del Dicotyles tajacu ya men- cionado ; el Dicotyles nasutus Leidy, de los ter- renos pliocenos?, y los Dicotyles serus Cope y Di- cotyles pristinus Leidy, délos terrenos miocenos. No se conocen restos de Dicotyles en los terre- nos anteriores á la formación pampeana ni se han encontrado hasta ahora en el piso inferior de la mis- ma formación (piso ensenadeuse), por lo que es de suponer que el desenvolvimiento de esta familia se ha efectuado fuera de Sud-América. Los fósiles hasta ahora recojidos, solo nos permiten decir, que las dos especies actuales de mayor tamaño, aparecieron en Sud-América, hácia la mitad de la época pliocena, PRORUMiNANTIA Incisivos |, muelas \ , todos los dientes radiculados y á menudo en série continua. Muelas selenodon- tes ó tubérculo selenodontes, las inferiores con no mas de dos raíces, y el m. ¥ trilobado. Órbitas gene- ralmente abiertas. Clavícula ausente. Omóplato sin acromion. Húmero imperforado. Cubito y radio, tibia y peroné, metacarpianos y metatarsianos principales, todos separados. El magno y el trapezoides, el escafóides y el cuboides, siempre separados. 19 á 20 vértebras dorso-lumbares. Sacro de 3 á 4 vértebras. Fémur sin trocánter tercero. Generalmente f- dedos, iguales ó los dos del medio un poco mayores, á ve- ces f, en este caso el primero completamente atrofiado. Calcáneo con articulación fibular. Carpo y tarso alternados. Forman parte de este orden, los Anoplotheridce , Dichodontidce , Xiphodontidce y Oreodontidce , Caenotheridce y Merycópotamidi.e. En nuestro suelo, solo se conocen hasta ahora representantes de la familia de los OREODONTIDAE Caracterizada por los incisivos superiores siempre presentes, y por las muelas de tipo selenodonte per- fecto. La dentición es unas veces en série continua y otras interrumpida. Vértebras cervicales con las apófisis transversas perforadas por el canal vertebrarterial. Canal alisfenoidal ausente. Todos los huesos de los miembros separados, y cuatro dedos en cada pié. Los caractéres generales del esqueleto indican afinidades con los ruminantes por una parte y los suídeos por la otra ; por la forma selenodonte perfecta de las muelas serían verdaderos ruminantes, pero por los piés con cuatro dedos bien desarrollados, por el escafóides y cuboides distintos, el cubito y radio, tibia y peroné completamente separados, no pueden encontrar colocación en este grupo, sino en el orden de los Proruminantia. Casi todos los representantes conocidos de esta familia, son exclusivos de Norte-América ; no se conocía hasta ahora ningún representante sud-americano, pero se acaban de encontrar algunos restos de un género particular que por el momento y con los escasos materiales de que dispongo no le encuentro otra coloca- ción, que no sea en esta familia. UNGULADOS 577 DIPLOTREMUS n. gén. Este animal singular, solo me es conocido por una parte considerable del maxilar superior izquierdo con gran parte del paladar, y cuatro muelas que su- pongo son los tres últimos premolares y el primer verdadero molar de la dentición definitiva. Si esta interpretación es exacta, este género tuvo seis mue- las en cada lado de la mandíbula superior, tres pre- molares y tres verdaderos molares, colocados en el fondo del paladar, y separados de la parte anterior por una barra extendida. La particularidad de la dentadura de este género es que los premolares tienen la forma de verdaderos molares, con la corona bilobada al lado externo y al interno como en estos, y cada uno con dos pozos de esmalte semi-lunares en la superficie masticatoria de la corona. Al principio creí que estos dientes repre- sentaran las muelas de la primera dentición de un rumiante desconocido, pero la forma no concuerda por completo con la de las muelas de leche ; además he excavado toda la base de dichos dientes sin en- contrar el mas pequeño vestigio délos embriones de los que debieran reemplazarlos, de manera que no dudo se trate de muelas de la segunda dentición de un animal selenodonte particular, que lia conservado hasta cierto punto, á lo menos en parte, algo de la conformación de los premolares del Anoplothe- rium . Diplotremus agres tis n. sp. (Pl. XXXIV, fig. 16) Las cuatro muelas existentes aumentan gradual- mente de tamaño de la primera á la última, formando una línea apenas un poco arqueada, sobre todo al lado interno. La primera muela, que supongo corresponde al p. -, es considerablemente mas pequeña que la si- guiente y bastante mas baja, de sección alargada de adelante hacia atrás, dividida en dos lóbulos des- iguales, el anterior mas pequeño y mas angosto, y el posterior mas grande y mas ancho ; en la superfi- cie masticatoria se ven dos pequeños pozos aislados, en forma de hendiduras largas, angostas y profun- das, uno situado en el lóbulo anterior y el otro en el posterior. La cara perpendicular externa está dividida en dos partes por una depresión perpendicular, la anterior subdividida á su vez por una depresión mas pequeña, presentando así dos depresiones y tres aristas de ta- maño desigual, la anterior la mas pequeña y la pos- terior la mas grande, pero la del medio la mas ele- vada. Sobre el lado interno presenta una sola hendi- dura perpendicular que la divide en dos lóbulos convexos desiguales, el anterior mas pequeño y el posterior mas grande. La base se divide en dos raí- ces cortas, anchas y gruesas, una adelante y la otra atrás, ambas de base completamente cerrada. La corona tiene 9 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, 0m0055 de diámetro transverso adelante, 0m0065 atrás, y apenas 4 milímetros de alto sobre el lado externo. El diente siguiente es de tamaño bastante mayor, y dividido en dos lóbulos casi iguales, cada uno con un gran pozo semi-lunar, y un surco perpendicular sobre el lado interno que se prolonga hasta el inte- rior de la corona, en dondetermina en las fosas semi- lunares mencionadas que se comunican unas á otras por sus puntas internas. Los dos lóbulos del lado in- terno son bajos y fuertemente convexos, con el sur- co que los separa sumamente estrecho ; la cara ex- terna es mas elevada y con cinco aristas perpendicu- lares estrechas, de las cuales la mediana de cada ló- bulo se levanta sobre la corona en forma de cúspide aguda. La base termina en tres raíces separadas, dos externas y una interna. La corona tiene un poco mas de 10 milímetros de diámetro ántero-posterior, 12 milímetros de diámetro transverso en el lóbulo ante- rior, 14 milímetros en el posterior, y 6 milímetros de alto sobre la cara externa. El último premolar, solo se distingue del anterior por un tamaño un poco mayor, por los pozos semi-lu- nares mas grandes, por el surco perpendicular inter- no mas ancho y mas profundo, y por la arista per- pendicular mediana externa del lóbulo posterior menos acentuada. La base presenta igualmente tres raíces. La corona tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero-posterior, 10 milímetros de diámetro transverso máximo en la base, y 8 milímetros de alto sobre el lado externo. El primer verdadero molar es de tamaño conside- rablemente mayor, con las fosas semi-lunares todavía mas grandes, y el surco perpendicular interno muy 73 578 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ancho y profundo ; en la base de este surco hay un pequeño tubérculo accesorio pegado contra la parte anterior interna del lóbulo posterior. Sobre la cara externa la arista perpendicular mediana del lóbulo posterior es poco aparente, y la posterior igualmen- te poco indicada. La corona tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, 12 milímetros de diáme- tro transverso máximo en la base y 1 1 milímetros de alto sobre el lado externo. Las cuatro muelas reunidas ocupan un espacio longitudinal de 43 milímetros. El paladar en la parte existente es casi completa- mente plano y liso, y como existe de él precisamen- te la mitad, es decir hasta la sutura media longitudi- nal, se puede determinar exactamente su ancho, que era de 28 milímetros entre el primer par de muelas anteriores, y de 33 milímetros entre el tercer par de muelas. Adelante déla primera muela el paladar se angostaba de golpe formando una fuerte curva entrante, y presenta un fuerte agujero palatino al lado de la parte anterior de la segunda muela. Aun- que el individuo no era muy viejo, el hueso palatino está ya en parte soldado con el maxilar, llegando su parte anterior hasta enfrente de la parte anterior del primer verdadero molar, en donde forma una sutura transversal, pero se ensanchaba hácia atrás hasta ocupar todo el ancho del paladar comprendido entre las últimas muelas. La talla del Diplotremus agrestis no debía ser mayor que la del Cervus campestris. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Cárlos Ameghino en Bahía Blanca. Horizonte. — Formación pampeana ; probable- mente de su parte inferior ó piso ensenadense (plio- ceno inferior). RUMINANTIA Esta gran división de los artiodáctilos ha adquirido su desarrollo en las épocas geológicas mas modernas, encontrándose representada en la actualidad por un considerable número de géneros y especies. El princi- pal distintivo que caracteriza sus represantes es la gran complicación del estómago ligada con la facultad de rumiar. Los caractéres osteológicos mas culminantes, son: en el sistema dentario la transformación de los caninos inferiores en incisivos, y la ausencia casi constante de los incisivos superiores, faltando también á menudo los caninos. Las muelas son de tipo selenodontes, formadas por arcos semi-lunares reunidos, en número de cuatro en cada una de las superiores, y de dos en las inferiores, encerrando cada muela un par de cavidades ó pozos de esmalte en arco de círculo. Los premolares casi siempre de forma distinta de los molares. Todos los dientes con raíces distintas y de base cerrada, el ni. ^ trilobado, y las muelas inferiores con no mas de dos raíces. El cóndilo mandibular es transversal y las ramas mandibulares siempre separadas. La cuenca del ojo es siempre cerrada atrás, y los frontales'presentan en un gran número de géneros pro- longaciones especiales persistentes ó caedizas que constituyen los cuernos. El cuello nunca es corto, sino regular, en algunos muy largo, y en todos con vértebras opistocelias. Las vértebras dorso-lumbares son en número de 19 á 20, y el sacro se compone de la reunión de 4 á 6 vértebras. Las clavículas faltan siempre y el omóplato carece de acromion. El húmero es imperforado. El cúbito generalmente está reducido al olecráneo fuertemente soldado al rádio, pero en algunos puede el cuerpo prolongarse hasta la extremidad distal en forma de un huesecillo muy delgado. En el carpo el magno y el trapezoides están generalmente soldados, y en el tarso el escafóides y el cuboides. Los metacarpianos y los metatarsianos tercero y cuarto, que corresponden á los dos dedos principales, y únicos en la mayor parte de los géneros, son largos, y están soldados formando un solo hueso, con la extre- midad distal dividida en dos caras articularías convexas separadas por uña ranura profunda, que correspon- den una á cada uno de los huesos soldados, y sostienen la primera falange de los dos dedos principales. Peroné rudimentario. UNGULADOS 579 Los dedos laterales faltan casi siempre, ó están representados por pequeños rudimentos colocados en la parte posterior, en donde forman dos dedos achaparrados ó atrofiados, colocados muy arriba y sin ninguna utilidad puesto que nunca tocan el suelo. Su presencia solo se esplica como restos de órganos activos en antecesores lejanos que poco á poco se han ido atrofiando hasta desaparecer en unos ó quedar en otros relegados al papel de órganos sin uso, destinado á su vez á desaparecer con el transcurso del tiempo. El carpo y el tarso son alternados. En la República Argentina existen en la actualidad dos familias de este sub-orden, de las que se han encontrado numerosos representantes fósiles, conjuntamente con otros que pertenecen á dos familias actualmente extinguidas en esta parte de América, pero que todavía existen en el antiguo continente y una de ellas tiene representantes vivos en la América del Norte. Estas cuatro familias se caracterizan de este modo: Sio apéudices frontales ó cuernos, pero con caninos separados de los incisivos en una ó en ambas man- díbulas. Uno ó mas incisivos superiores. Vértebras cervicales muy largas y de apófisis transversas imperforadas. Trapezoi- des y magno distintos. Escafóides y cuboides separados. Los metacarpianos y metatarsianos principales siempre soldados. Camélidos. Incisivos superiores ausentes. Trapezoides soldado á mag- no y escafóides al cuboides. Metacarpianos principales á menudo separados. Tragulidas. ¡Cuernos óseos sin estuche córneo, macizos, existiendo solo en las hembras y caedizos, con muy rarísimas escepcio- nes. Algunas veces caninos superiores. Cervidce. Cuernos persistentes y en ambos sexos, formados por pro- longaciones óseas de los frontales con numerosas cavida- des en forma de celdas, y envueltos por un estuche cór- neo. Caninos superiores siempre ausentes. Antilopidce . CAMELIDAE Los camélidos son los únicos ruminantes con incisivos en la mandíbula superior. Los caninos existen en ambas mandíbulas, y los inferiores no tienen la forma de incisivos característica de los demás rumi- nantes. El cráneo es puntiagudo adelante y con una vacuidad á cada lado, entre los frontales, maxilares y nasales, mas ó menos desarrollada. El cubito está confundido con el rádio, siendo distinguible tan solo sus extremidades distal y proximal. El peroné solo está representado por su cabeza distal. En el carpo el trapezoides y el magno están separados lo mismo que en el tarso el escafóides y el cuboides, existiendo también en este un ectocuneiforme distinto. De los dedos primero, segundo y quinto de cada pié no existen vestigios, ni aún en forma de metacarpianos ó metatarsianos rudimentarios. Los metatarsianos y metacarpianos principales de cada pié están soldados pero de una manera mas imperfecta que en los demás ruminantes, conservando á menudo las cavidades medulares separadas. Las falanges ungueales están envueltas en pezuñas imperfectas. Conozco seis géneros de la República Argentina que se distinguen de este modo: I. Huesos palatinos con una gran apertura parabólica que penetra en el paladar entre las muelas posteriores y forma la apertura nasal posterior. 580 MAMÍFEROS FOSILES ARGENTINOS L Dos premolares superiores. A. Un solo premolar inferior. Aucheni a B. Dos premolares inferiores. a. p. 3 uni-radiculado, Mesolama. b. p. 3 bi-radiculado. aa. m. - simplemente bilobado. Palseolama bb. m. 2- con un prolongamiento posterior en forma de lóbulo tercero. Stilauchenia. cc. Todos los molares y premolares con una columnita suplementaria. Protauchenia. 2. Tres premolares superiores. A. M. - y m.- con una columna suplementaria sobre el lado interno. Hemiauchenia . II. Huesos palatinos sin perforación parabólica en el paladar entre las muelas posteriores. 1. Dos premolares superiores y series dentarias no convergentes hacia adelante. Eulamaops . AUCHENIA iluger. Illiger, Prodromus, p. 103, a. 1811. Fórmula dentaria i. { c. f- m. (f-p. f ra.) 30. Barra éntrelos caninos y molares, sumamente grande. P. 2 sumamente pequeño y p. - mas grande y con tres raíces separadas. Muelas inferiores con un re- pliegue en su parte anterior, en forma de martillo, presentándose sobre el lado externo en forma de una pequeña columna perpendicular muy delgada. M. 1 y m. 1 sin columna accesoria en el pliegue me- dio del lado interno. 19 [vértebras dorso-lumbares. Sacro de 4 vértebras. Cola bastante corta aunque compuesta de 18 á 20 vértebras. Auclienia lama Lineo. Camelus glama, Lineo, Syst. Nal., I, 91, 3. Anchenla lama , Illiger, Prodrom. Mamrn. , etc. Wagner-Schreber, Suppl. IV, 523, y V, 479. Cuvier, Régne Animal, I, p. 258. Brandt, Merkw. Sáugeth., etc., t. I, tb. 1 y 2. Tschudi, Faun. per. Mamif. p. 19 y 221. Gay, Fauna chil., t. I, p. 152. Burmeister, Reise d. La Plata St., t. II, p. 429, 44. — Id. üescrip. Plvys., etc., t. III, p. 457, 1879. Anchenla guanaco, Meyen, Nov. act. phis. med. Soc. Qaes. Car. natur, cur., t. 16, pt. 3, p. 552, 1. 40. Gilliss, Unit. Sta. nav. asir, exped. 11, 170. Habita la región occidental y austral de la Bepú- blica. Auchenia lama íossilis (Pl. XXXV, íig. 2) H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 117, n0 167. Burmeister, Descrip. Phys., t. III, p. 458, a. 1879. Lydekker, Catal. etc., pt. II, p. 149. Los restos fósiles de la especie actual se encuen- tran en abundancia en los terrenos cuaternarios de la provincia de Buenos Aires, pero no es hasta ahora seguro que se hayan encontrado también en las ca- pas mas superficiales de la formación pampeana. Auchenia intermedia P. Gerv. (Pl. XXXV, fig. 8) P. Gervais, Recherches sur les rnammif. foss. de l’Arnér. Mérid., a. 1855. II. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós., etc., p. 114, a. 1880. Esta especie fue fundada sobre restos procedentes UNGULADOS 581 de Tarija, que indican un animal de talla interme- diaria entre el guanaco y la Acuña, pero mas cer- cano del primero que del segundo. La especie parece haber existido también en la provincia de Buenos Aires ; á lo menos en las capas mas superficiales de la formación pampeana se en- cuentran los restos de un guanaco que es realmen- te difícil separar de la especie actual. Sin embargo, examinando con detención se observa que el animal fósil es siempse de talla un poco menor que el ac- tual, la última muela inferior tiene el lóbulo terce- ro relativamente mas pequeño, y las aristas perpen- diculares internas de las dos últimas muelas, mas desarrolladas. El tamaño relativo de las mismas muelas es también distinto, pues el p. j de Auche- nia intermedia es de corona bastante mas corta que el mismo diente del guanaco actual, aún en pro- porción del tamaño de ambos animales. El m. - es mas corto que el del guanaco, y del mismo ancho que el m. mientras en la especie existente el m. r2 es al contrario bastante mas angosto que el m. T. El m. g de la Auchenia intermedia es proporcional- meute mas grande que el del guanaco, puesto que presenta el mismo tamaño absoluto, pero la última muela, m. ■5, es otra vez un poco mas pequeña, de- bido sobre todo al poco desarrollo del lóbulo tercero. La parte que se extiende adelante del p.¡ y que constituye la barra, es muy delgada, el canino es poco desarrollado, los incisivos son de corona an- gosta y la parte sinfisaria es notablemente mas estre- cha que en el guanaco existente. Hé aquí las dimensiones del maxilar inferior de un individuo adulto en el que por la masticación ya ha desaparecido el pozo de esmalte del lóbulo an- terior delm. r, pero en el que se conserva bien aparente el del lóbulo posterior. Localidad. — Tarija, en la frontera norte déla República, y diversos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana. Auchenia gracilis H Gerv. y Amegh. (Pl. XXXV, flg. 8) H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós., etc., p. 114. Es esta probablemente la especie mas pequeña hasta ahora conocida. Conozco de ella la parte posterior del cráneo com- prendiendo el occipital, los parietales y los fronta- les, que demuestra es considerablemente mas pe- queña que el guanaco, con muy pequeña diferencia casi del mismo tamaño que el de la vicuña, á la que también se parece en su conformación general, sobre todo por su forma regularmente convexa, aunque las crestas occipital y sagital son un poco mas desa- rrolladas. Los parietales son un poco mas hinchados, y los frontales mas anchos adelante y menos depri- midos. Dimensiones Diámetro transverso máximo entre los parietales 011]064 Diámetro transverso del llano occipital 0.061 Alto de la parte superior del agujero occipital á la parte su- perior de la cresta occipital 0 • 027 Longitud de la cresta occipital á la sutura de los parietales con los frontales 0.067 Diámetro transverso del cráneo en el enangostamiento que forma detrás de las apófisis post-orbitarias que circuns- criben las órbitas 0.060 Ancho máximo ocupado por los cóndilos occipitales 0.011 Dimensiones í ^ T Diámetro transverso del 1 i. * ( i- -I Ancho del espacio ocupado por los seis incisivos en la co- rona Largo de la parte anterior del i. j- á la parte anterior del p. -j. P- 7 Diámetro ántero-posterior del i m* y " na. 2... m. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Longitud de la parte anterior del i. -¡- á la parte posterior del m. y Longitud de la rama horizontal debajo de la parte anterior del m . 0ra007 0.008 0.006 0.032 0.089 0.009 0.016 0.022 0.027 0.073 0.160 0.033 De las demás partes del cráneo, conozco la parte anterior de un cráneo, con parte del paladar y la mayor parte de la dentadura de un individuo ya completamente adulto, en el que todavía no había desaparecido el pozo posterior de esmalte de la pri- mera muela verdadera (m. -). El tamaño de esta pieza, aún comparada con la correspondiente de la vicuña es muy pequeña. Los incisivos y caninos están muy poco desar- rollados, y presentan un tamaño y forma igual. El primer diente, p. -, falta, pero existe en otro cráneo que forma parte de las colecciones del Museo de París, y se presenta con la cara que debía ser 583 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS interna, vuelta hacia atrás y pegada contra la segun- da muela, p. -, como sucede á menudo en la vicu- ña, con la que esta especie parece tener grandes afinidades. Las demás muelas también son mas parecidas álas de la vicuña que á las del guanaco, particularmente por el tamaño mas pequeño y la corona mas angosta de la última muela. El paladar presenta la sutura de los palatinos con los maxilares al nivel déla parte posterior del pri- mer verdadero molar; esta misma sutura se encuen- tra en el guanaco completamente adulto, enfrente de la parte anterior de la penúltima muela, m. -, y en la vicuña al contrario todavía un poquito mas adelante que en la Auchenia gracilia. En la parte anterior del paladar se ven dos pequeñas perforaciones, á cada lado del costado interno de los p. -. Existe del mismo individuo la mandíbula inferior casi intacta, con toda la dentadura.de un tamaño to- davía mas pequeño que una mandíbula de guanaco actual en la que todavía no ha entrado en función el último molar persistente. Los incisivos son pequeños y de raíz corta, como los del guanaco, y no largos como en la vicuña, pero presentan la particularidad de estar todos bien sepa- rados unos de otros por pequeños diastemas, de ma- nera que no se tocan ni aún por la corona, en lo que difieren de las especies actuales, y también de la mayor parte de las extinguidas. La última muela inferior tiene el lóbulo tercero mejor desarrollado que en Auchenia intermedia, pero difiere de estas y también del guanaco actual por la cara interna que muestra el surco perpendi- cular que separa los dos lóbulos principales poco profundos, y por la forma ele la misma cara externa de los lóbulos que carecen de las aristas perpendi- culares que muestran en las dos mencionadas espe- cies, situadas, una en la parte anterior del lóbulo anterior, otra en la parte posterior del mismo ló- bulo, y la tercera en la parte posterior del lóbulo segundo, entre este y el apéndice posterior en for- ma de lóbulo tercero. Tanto la última como la pe- núltima muela muestran sus lóbulos externos regu- larmente convexos, sin las aristas perpendiculares mencionadas, y este carácter, unido al tamaño pe- queño, y la separación de los incisivos, me parece basta para distinguir la especie con seguridad. Dimensiones Distancia del i. ¿ á la parte posterior del intermaxilar Largo del diastema entre i. í y el c. - Largo de la barra entre c. L y p. - , , , í ántero-posterior Diámetro del p. í , r ( transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro del m. i- , ( transverso Diámetro ántero-posterior del m. x. , , , , ( en el lóbulo anterior Diámetro transverso del m. - . . ( en el lobulo posterior Diámetro ántero-posterior del m.¿ , . , ( en el lóbulo anterior Diámetro transverso del m.l . ... , , . ( en el lobulo posterior Longitud del espacio ocupado por las cinco muelas superio- res Largo de la parte anterior del intermaxilar alp. í- Largo de la parte posterior del intermaxilar á la parte pos- terior del m. £ Diámetro transverso mínimo del paladar en la barra que se- para el canino del p.- Ancho del paladar entre los incisivos Diámetro transverso del > !' * ' i- F Largo del diastema entre i. j 7 c. y Largo de la barra entre c.yyp.j / P* 7 Diámetro ántero-posterior del 1 m‘ 1 ( m. * V m.f Longitud de las cuatro muelas inferiores Largo de la parte anterior del i.* al p. Largo de la parte anterior del i. * á la parte posterior del m-F Largo de la mandíbula inferior Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del m. 0m018 0.011 0.012 0.008 0.010 0.012 0.012 0.017 0.013 0.011 0.018 0.012 0.008 0.058 0.082 0.110 0.010 0.017 0.006 0.001 0.006 0.012 0.009 0.012 0.016 0.023 0.061 0.071 0.132 0.192 0.033 En un cráneo de las colecciones del Museo de Pa- rís las cinco muelas superiores solo ocupan un espa- cio longitudinal de 54 milímetros. Otro carácter que se nota á primera vista en la mandíbula inferior de esta especie, es la poca altura de la rama horizontal particularmente en su parte posterior. Localidad. — Laguna del Chichi, laguna de Yitel, Rio Lujan, etc., en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso belgranense y piso ensena- dense de la formación pampeana. ALuchenia frontosa H. Gerv. y Aiiegh. (Pl. XXXV, flg. 6) H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 116, a. 1880. Fundé la especie en colaboración con el Dr. H. Gervais, sobre un cráneo que forma parte de las UNGULADOS 583 colecciones del Museo de París, que se distinguía de los otros cráneos de Auchenia déla misma co- lección por su región frontal mas ancha y muy con- vexa, con la cresta occipital muy pronunciada y la cresta sagital apenas aparente. He vuelto á examinar este cráneo del que poseo un molde en yeso, y veo que se trata de una especie del mismotamañoquela Auchenia gracilis , y con la fren- te igualmente convexa, pero de la que sin embargo se distingue por algunos caractéres de importancia. Las diferencias principales entre los cráneos de ambas especies aparecen en la parte posterior, em- pezando por el plano occipital que es notablemente mas pequeño en A. frondosa que en A. gracilis, siendo no solo menos alto, lo que podría atribuirse al menor desarrollo de la cresta occipital, sino tam- bién notablemente mas angosto, mientras que al con- trario el espacio entre la parte externa de ambos cóndilos es notablemente mayor. Este plano occipital pequeño, pero por lo demás de la misma forma, está limitado á los lados y arriba por una cresta occipital muy baja y muy inclinada hácia atrás. Pero la diferencia mas notable consiste en la ausencia completa de cresta sagital ; las crestas temporales hácia adelante son apenas visibles, ha- ciéndose un poco aparente en los dos tercios poste- riores de los parietales, acercándose á la línea mediana, pero sin alcanzar á tocarse, quedando se- paradas en el punto mas próximo por un espacio de 6 milímetros de ancho, volviéndose á alejar luego hácia atrás para ir á perderse en la cresta occipital. Esta ausencia de cresta sagital es tanto mas notable cuanto que en el cráneo de la A. gracilis que es mas ó menos del mismo tamaño, la cresta sagital muy elevada tiene mas de 4 centímetros de largo, tiene mas de 5 centímetros en el guanaco actual, cerca de 4 centímetros en la vicuña, y se muestra en los crá- neos de las especies actuales, aún en los de las hem- bras, en individuos que todavía no tienen en función todas sus muelas. Esta ausencia de cresta occipital está acompañada por una expansión lateral de los parietales y una convexidad superior que se prolonga álos frontales que dá á esta parte del cráneo una forma esférica, lisa y redondeada, verdaderamente notable y carac- terística. Esta convexidad regular recien se inter- rumpe en la parte anterior de los frontales en donde aparece sobre la línea mediana una depresión poco acentuada. Dimensiones Diámetro transverso máximo del occipital. 0m057 Alto de la parte superior del agujero occipital á la parte su- perior de la cresta occipital 0.030 Diámetro transverso máximo del espacio ocupado por los cóndilos occipitales 0.046 Diámetro transverso máximo ocupado por los parietales... 0.064 Diámetro transverso mínimo en el enangostamiento detrás de las órbitas 0.063 Diámetro transverso máximo de la frente de una á otra ór- bita 0.094 Longitud en línea recta (sin seguir la curvatura) de la cresta occipital á las suturas de los parietales con los frontales.. 0.064 Lo que contribuye á aumentar todavía el aspecto diferente de este cráneo comparado con el de las otras especies, es su ancho casi uniforme hácia ade- lante de la caja encefálica limitada por los parietales, pues mientras en las otras especies esta caja se es- trecha notablemente hácia adelante, detrás de las apófisis post-orbitarias, en el A. frontosa este estre- chamiento es casi nulo, lo que resulta todavía mas evidente con la pronunciada convexidad de toda esta región. Conozco otro fragmento de cráneo absolutamente idéntico al precedente, aunque notablemente mas incompleto. Este fragmento estaba acompañado por la parte sinfisaria de la mandíbula inferior con los cuatro incisivos del medio y los alveolos de los ex- ternos. Esta región de la mandíbula es muy parecida á la correspondiente del guanaco, pero mas pequeña, y con los incisivos mas iguales y mas largos. Los cuatro incisivos del medio ocupan en la corona un ancho de 3 centímetros, y la región sinfisaria detrás de los in- cisivos externos tiene un diámetro transverso de 22 milímetros. Localidad . — Laguna del Chichi, Lujan, etc., en la provincia de Bueuos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense (pampeano supe- rior). Auchenia Castelnaudi P. Gerv. (Pl. XXXV, fig. 7) P. Gervais, Recherches sur les marnmif. foss. de l’Amér. Mér., p. 41, pt. X, fig. 1-4, a. 1855. Esta especie ha sido fundada por P. Gervais sobre parte de la rama horizontal del lado izquierdo de la mandíbula inferior con las cuatro muelas in- 584 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tactas, parte de otro fragmento de mandíbula infe- rior, y algunos huesos del esqueleto, procedentes deTarija. El autor la distingue únicamente por su tamaño un poco mayor que el guanaco actual. La mandíbula original sobre que fué fundada la especie presenta un tamaño realmente mayor que la de todos los ejemplares que he tenido ocasión de exa- minar. Parece no haber existido en las llanuras de la Pampa pues hasta ahora no he visto ninguna man- díbula fósil de verdadera Auchenia del tamaño de de la que describe Gervais. La especie tiene la mas grande afinidad con el guanaco, distinguiéndose tan solo por la última muela inferior que es mas pequeña, mientras las tres anteriores son considerablemente mas grandes. Además la misma muela tiene el lóbulo tercero muy pequeño, pero en cambio la cara interna muestra las mismas aristas perpendiculares que el guanaco vi- viente y la A. intermedia. También todas las mue- las, si no es un defecto del molde que poseo, pare- cen ser un poco mas comprimidas. Dimensiones del ejemplar mencionado y figurado por Gehvais. Dimensiones / p. ; omoi5 Diámetro ántero-posterior del < m' 1 n'nof Á XXI. i géétatii«v««titti>»É*« v* • (E'V \ m. 5- 0.028 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0.085 Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del m.¥ 0.038 El autor cita además como de esta especie, un astrágalo de 42 milímetros de largo, y un calcáneo proporcionalmente un poco mas corto y mas grueso que el del guanaco viviente, de 0m902 de largo. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Weddell en los confines setentrionales de la República, cerca de Tarija. Horizonte. — Formación pampeana (plioceno). Auchenia sp.? El profesor Spegazzini, en un viaje á las regiones australes de la República, recojió en los terrenos terciarios superiores de la boca del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral, el cráneo de un guanaco fósil, desgraciadamente muy envuelto en arenisca dura y completamente deformado por presión, obs- táculos casi insuperables para permitir formarse una idea exacta de la configuración general del crá- neo. Además de estas dificultades, se agrega otra no menos importante; la circunstancia de que se trata de un individuo todavía muy joven con toda la dentadura de leche, y está completamente destro- zada. He comparado el cráneo con el de un guanaco de la misma edad, sin poder arribar á ninguna conclusión. Sin embargo, corno la formación de donde pro- cede es evidentemente muy anterior á la formación pampeana, probablemente de la época miocena me- dia ó quizás aún un poco mas antigua, no dudo de que se trata de una especie diferente de todas las demás procedentes de la formación pampeana y terrenos mas modernos, y quizás también de un género distinto, pero cuyos caracteres no podrán ser determinados mientras no se conozcan piezas mas perfectas, ó de individuos adultos que hayan alcan- zado su completo desarrollo. Con todo es de interés constatar la presencia de una especie del género Auchenia, ó de un género muy aliado, en terrenos evidentemente anteriores y de mucho, á la base de la formación pampeana. Auchenia eorclubensis n. sp. En los terrenos post-pampeanos de la ciudad de Córdoba, se encuentran los restos de una Auchenia de talla bastante mas considerable que la actual, y con algunos caractéres particulares que me condu- cen á considerarla como una especie extinguida, con tanta mayor razón, cuanto que en los aluviones modernos de la misma localidad de una época apenas anterior á la conquista se encuentran restos perfec- tamente idénticos á los de la especie viviente. La especie extinguida está representada por un cierto número de huesos del esqueleto que indican invariablemente una talla bastante mayor que la de la especie existente, y además un pequeño frag- mento de cráneo con parte del paladar en el que se encuentran implantados el m. - y la parte posterior del m. 1 del lado izquierdo, y el p. - y p. ^del lado derecho, con los alveolos de los dientes correspon- dientes en el lado opuesto. Las dimensiones de esta pieza, que pertenece á un individuo ya bastante adulto, son tan considerables, que ahora solo se presentan por excepción en individuos excesiva- mente grandes. UNGULADOS 585 El ra. - que está intacto, tiene 25 milímetros de diámetro ántero-posterior. El ra. - está roto pero se conoce que era también detalla considerable. El p. - tiene 1 5 milímetros de diámetro ántero- posterior y 12 milímetros de diámetro trans- verso. Pero lo que constituye el distintivo de la especie es el premolar tercero, que si bien pequeño, se encuentra en el guanaco y en la vicuña bien desar- rollado, con dos raíces bien separadas y diverjentes y con la corona comprimida y bastante elevada, mientras que en la Auchenia cordubensis es este un diente completamente rudimentario, que apenas sobresale unos 3 milímetros fuera del alveolo, for- mado por una especie de cono de una sola raíz, inclinado hácia atrás y recostado contra la base del gran p.- en donde pasa desapercibido alprimergolpe de vista. Los demás caractéres que proporciona este frag- mento son, un paladar muy cóncavo, los agujeros palatinos anteriores pequeños, y colocados al lado y un poco adelante del p. -, y el agujero suborbi- tario de tamaño considerable. El paladar inmedia- tamente adelante del p. - tiene 32 milímetros de diámetro transverso, y en su prolongación anterior su ancho mínimo desciende á 17 milímetros. Localidad . — He recojido los restos de esta es- pecie en la ciudad de Córdoba, en los alrededores del Observatorio. Horizonte. — Piso plateuse de la formación cua- ternaria. Auchenia ensenaclensis n. sp. Es este un animal de la misma talla que el gua- naco actual, pero quizás un poco mas robusto, del que solo conozco la rama horizontal del iado dere- cho de la mandíbula inferior con los tres verdade- ros molares intactos y el premolar roto en la base. Por el tamaño solo, aunque es un poco mayor que la generalidad de los maxilares de guanacos actua- les, no sería posible distinguirlo de la especie exis- tente, sobre todo que el tamaño relativo de las mue- las es absolutamente el mismo. Pero sobre el lado interno de las muelas se ob- serva que el surco perpendicular que separa los dos lóbulos de cada muela, es ancho, muy poco profundo, y que las mismas muelas carecen de las aristas perpendiculares internas que se ven en las especies actuales y en la A. intermedia; solo la última muela presenta una arista perpendicular, que se encuentra en la parte delantera del lóbulo ante- rior, pero esta misma muy poco desarrollada. El lóbulo tercero de la última muela sobre la cara in- terna, está separado del que lo precede, por una depresión apenas sensible. Un carácter particular de estas muelas es el de estar cubiertas por una muy espesa capa de cemento que asciende hasta el borde mismo de la superficie masticatoria ; esto constituye una diferencia notable, porque el cemento, ó falta casi completamente, ó forma en los dientes de las demás especies, parti- cularmente en las actuales, una corteza sumamente delgada que se desprende con la mayor facilidad, mientras en la especie fósil se encuentra en todas partes intacta y fuertemente adherida á las mue- las. Por la ausencia de las aristas perpendiculares in- ternas presenta esta especie una gran semejanza con la Auchenia gracilis, pero no se puede confundir con esta á causa de su tamaño mucho mas conside- rable, y como por otra parte procede de un hori- zonte mucho mas antiguo que todas las otras espe- cies pampeanas hasta aquí enumeradas, no me parece dudoso que procede de una forma extinguida. Dimensiones ( D. if « • i • • • . • ■ Diámetro ántero-posterior del | m Diámetro transverso del m. y en el lóbulo posterior Diámetro ántero-posterior del m. y Diámetro transverso del m.yen el lóbulo anterior Diámetro ántero-posterior del m. y / en el lóbulo anterior Diámetro transverso del m. y j en el lóbulo mediano f en el apéndióe posterior... Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal debajo del p. j Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del El ejemplar ha pertenecido á un individuo adulto, pero no muy viejo, pues todavía se conserva bien visible el pozo de esmalte del lóbulo posterior del m. I . Localidad. — Procede esta pieza de las excava- ciones del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). 0m012 0.016 0.012 0.021 0.013 0.031 0.013 0.010 0.006 0.078 0.024 0.038 7-1 586 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Yuí'heniíi lujanensis n. sp. (Pl. xxxvr, fig. 8) Especie de tamaño pequeño, pero un poco mayor que la Anchenla gracilis, aunque de caractéres distintos, representada por algunos maxilares supe- riores, un cráneo incompleto pero con la mayor parte de la dentadura, y varias ramas de mandí- bulas inferiores mas ó menos enteras. El cráneo mencionado, encontrado por mí cerca de Olivera, conserva casi toda la parte superior, una gran parte del paladar, el canino izquierdo, las tres primeras muelas del lado izquierdo, y las cuatro posteriores del lado derecho; El canino bastante desarrollado, es comprimido lateralmente, pero está implantado demasiado atrás, mas cerca del p. - que en cualquier otra de las es- pecies conocidas, aún incluso la Auchenia gracilis que es de tamaño mas reducido ; en efecto la barra que separa el canino del p. - tiene en A. gracilis 42 milímetros de largo y solo 33 en Auchenia luja- nensis, de donde se deduce que el hocico de esta especie ha sido considerablemente mas corto y mas obtuso, y probablemente toda la estructura del ani- mal mas robusta. El p. - tiene dos raíces distintas y el mismo alto que el que le sigue, pero es muy pequeño, aunque implantado con la corona en la misma dirección que el eje de la série dentaria. Las demás muelas superiores no tienen nada de particular, escepto su tamaño proporcionalmente menor, de acuerdo con el tamaño un poco menor del animal comparado con la especie actual, pero el pa- ladar en el espacio limitado por las muelas es pro- porcionalmente mas angosto que el mismo de la vi- cuña, mientras en su parte anterior, en la barra es al contrario mas ancho. Los dos agujeros palatinos medianos están colocados enfrente del p. -, y son de tamaño muy reducido, comparables á los de la Au- chenia gracilis. El cráneo en su parte superior presenta una con- formación completamente distinta de los de las otras especies. Falta mas ó menos la mitad posterior de los parietales, pero la parte existente desde la mitad anterior de los parietales hasta la mitad de los fron- tales, no solo no forma la enorme curva ó convexi- dad que presenta la misma parte en Auchenia gra- cilis y Auchenia frontosa , sino que es mucho mas deprimida que en el guanaco actual, formando un plano casi liso, un poco deprimido en el centro, has- ta que á la mitad del largo de los frontales, entre la parte mediana de ambas órbitas, se inclina este pla- no fuertemente hacia abajo en todo su ancho, y hasta el punto de unión con los nasales que vuelven á le- vantarse Inicia arriba. De la sutura mediana longitudinal que divide los nasales, frontales y parietales no quedan vestigios, ó son estos apenas apreciables, sucediendo otro tan- to con la sutura entre los nasales y frontales. Estas suturas son siempre visibles en los cráneos de las otras especies, é indican sin duda una diferencia específica, no menos notable que la de la depresión general de la parte superior del cráneo. Y esta obli- teración de las suturas es tanto mas notable cuanto que se trata de un individuo todavía relativamente joven, puesto que todas las muelas, incluso el pri- mer verdadero molar, conservan todavía perfecta- mente visibles los dos pozos de esmalte de la co- rona. Otra diferencia notable aparece también en las órbitas, cuya parte superior formada por los fron- tales se extiende poco hácia afuera, disminuyendo notablemente el ancho de la frente en este punto, en donde juzgo no ha pasado de 85 milímetros. Por fin, mas adelante, en la parte posterior de los nasales, é inmediatamente debajo de estos, hay dos profundas depresiones, una á cada lado, pro- ducidas por un hundimiento de la parte superior de los frontales, que aumentan la forma distinta que en su configuración general presenta este cráneo. Dimensiones Largo de Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Diámetro Longitud la barra entre c. i y p. - , , i ántero-posterior del P‘ ¿ t transverso 4 ( ántero-posterior f e P ' ~ t transverso ántero-posterior del m. i , , , en el lóbulo anterior transverso del m. i , ... , . . t en el lobulo posterior ántero-posterior deJ m. ¿ , í en el lóbulo anterior transverso del m. i j en el lóbulo posterior ántero-posterior del m. ¿ ( en el lóbulo anterior transverso del m. ¿ { en el lóbulo p0Steri0r del espacio ocupado por las cinco muelas supe- riores Ancho del paladar entre el lóbulo anterior de los m. i 0m033 0.005 0.004 0.009 0.011 0.013 0.014 0.013 0.019 0.016 0.014 0.020 0.012 0.009 0.066 0.024 UNGULADOS 587 La mandíbula inferior, de la que existen varias ramas mandibulares, aunque ninguna completa, presenta la misma forma que en las otras especies, pero las muelas dejan apercibir fácilmente algunos caractéres particulares, que permiten distinguirla con facilidad. Así el p. i es de tamaño relativamente mas pe- queño que en las otras especies, y el martillo ante- rior que forma la corona de cada muela por los plie- gues de esmalte salientes y opuestos producidos por las aristas perpendiculares anteriores, interna y externa, persiste basta una edad mucho mas avan- zada que en las otras especies. Elm. 2 presenta sobre el lado externo dos aristas perpendiculares, una en la parte anterior del lóbulo de adelante, y la segunda en la parte posterior del lóbulo de atrás, faltando la de la parte posterior del lóbulo anterior. La última muela inferior presenta también las dos mismas aristas, faltando igualmente la del medio; pero lo que sobretodo distingue esta muela déla misma de las demás especies, es el tamaño dimi- nuto del lóbulo tercero que se reduce á un pequeño rudimento, separado del lóbulo precedente sobre el lado interno, por un surco bastante profundo. Esta muela tiene 23 milímetros de largo, y de estos solo un poco mas de 3 milímetros pertenecen al lóbulo accesorio posterior, cuyo ancho es solo de 2 milí- metros, y este carácter es perfectamente constante en todos los ejemplares que tengo á la. vista. Las dimensiones de las muelas tomadas sobre el ejemplar mas grande de todos, son las que siguen: Dimensiones P- 7 ni. y m. t Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal debajo del p. 7 Alto de la rama horizontal debajo de la parte anterior del Diámetro ántero-posterior del 0m011 0.014 0.018 0.023 0.066 0.023 0.035 Localidad. — Los vestigios de esta especie son comunes en el rio Lujan, de Lujan á Mercedes, en donde siempre se encuentran en las partes mas pro- fundas del cauce del rio. Los primeros restos fue- ron descubiertos en Lujan, por mi hermano Juan Ameghuno. Horizonte. — Piso belgranense y base del piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno medio). Auclienia paca Lin. Camelas paca, Lineo, Sysl. Nat., I, 91, 4. Anchenla vicunna, Cuvier, Regne animal, I, p. 258. SCHREBER, Suppl. IV, p, 523. Tschudi, Fauna peruana, mamif., p. 19 y 221 . Bürmeister, Descrip. phys. etc., t. III,- p. 458. Habita la región andina de la República. No se conoce fósil. Auclienia Weddelli V. Gervais. (Pl. XXXV, flg. 9) P. Gervais, Recherches sur les mamm.fos. de l’Amér. Mér. p. 41, pl. X, fig. 10-14, a. 1855. La especie fué fundada por P. Gervais sobre algu- nos huesos procedentes de Tarija, de un tamaño bastante mayor que los del guanaco actual, que de- signó con el nombre de Auchenia Weddelli en honor de XYeddell su descubridor. Mas tarde, cuando el Museo de París compró la colección de fósiles recogidos por Seguin, principal- mente en la provincia de Rueños Aires, pudo Ger- vais estudiar los restos de camélidos fósiles que contenía, consistentes sobre todo en dientes y man- díbulas, algunas de las cuales se distinguían del guanaco común no solo por una talla mas conside- rable, pero si también por tener cuando adultos una muela de mas, el p. g, tomando esta particularidad como un carácter suficiente para la creación de un género distinto que designó con el nombre de Palceo- lama. Además, como la mandíbula inferior que tenía á la vista era de tamaño bastante mas conside- rable que la del guanaco común, le pareció probable que podía pertenecer á la misma grande especie de Tarija, designándola en consecuencia con el nombre de Palceolarna Weddelli. Con este nombre figura también en el catálogo que publiqué en colaboración coo el JDr. Gervais. Pero ahora que además de partes del cráneo, co- nozco también de la especie de Rueños Aires, los huesos délos miembros de individuos completamen- te adultos, veo que esos huesos no son iguales álos 588 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS figurados por Gervais como de la Auchenia W eddelli, de la que se distingue particularmente por una diferencia de tamaño demasiado notable para poder ser considerada como de una misma es- pecie. Los huesos de la especie de Buenos Aires, con- fundidos por Gervais con los de Tarija, son conside- rablemente mas cortos y mas delgados, siendo la diferencia demasiado sensible para poder ser con- fundidos . Asi el metatarso de Tarija figurado por Gervais, al que le falta la extremidad inferior, tiene en su parte superior según el dibujo 54 milímetros de diá- metro transverso, yelde la especie de la Pampa no tiene masque 39 milímetros. El astrágalo de Tarija figurado por Gf.rvais tiene 65 milímetros de largo, mientras que el largo máxi- mo de uno de los mas grandes individuos de la es- pecie de Buenos Aires, es de solo 53 milímetros. Estas diferencias no permiten identificar estos dos animales como de la misma especie, pues existe la misma desigualdad de tamaño entre el animal de Tarija y el de Buenos Aires, que entre este v el guanaco existente. Los restos del animal de Tarija son en realidad de una verdadera Auchenia, pues se han encontra- do idénticos en la provincia de Buenos Aires, acom- pañados de maxilares superiores que no se distinguen en nada de los del guanaco si se esceptúa su tamaño considerablemente mayor. Estos maxilares, se pare- cen á primera vista á los del Palceolama leptog na- ta, pero se distinguen muy bien por los verdaderos molares superiores que carecen de la columna ó pliegue accesorio de las especies del género Pa- lceolama. No puedo dar dibujos ni otros detalles sobre estas piezas por encontrarse los originales en el Museo La Plata, pero por lo que recuerdo las cinco muelas superiores no debían ocupar un espa- cio menor de 1 15 á 117 milímetros. Lo único que por el momento poseo de esta espe- cie, es un metatarsiano absolutamente igual al que figura Gervais (pl. X, fig. 15) y todavía un poquito mas grande, del que doy el dibujo en la pl. XXXV, fig. 9, de tamaño natural. Tiene un poco mas de un decímetro de largo, y 32 milímetros de ancho en su extremidad proximal. Los restos que figura ó describe Gervais de este animal son la parte superior del hueso metacarpo, el hueso del metatarso casi completo, un astrágalo de 65 milímetros de largo, una primera falange de 95 milímetros de largo, otra primera falange de un individuo mas joven, y una seguuda falange de ta- maño también considerable. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos primeramente en el límite norte de la República, en los alrededores de Tarija, por el naturalista y viagero Weddell, y últimamente en el municipio de Buenos Aires, en las cercanías del Azul, en los alrededores déla sierra de la Ventana, y en Monte Hermoso. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior), y piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Auchenia mesolíthica a. sp. (Pl. xxxvi, fig. 9 ; pl. xxxvir, fig. 1) Esta especie tiene la talla de un fuerte guanaco de la especie actual, pero se distingue por la forma de la dentadura de la mandíbula inferior, única parte que hasta ahora me es conocida. El p. y es de tamaño relativamente considerable y con dos grandes raíces. El m. T es parecido al del guanaco, pero con los lóbulos internos mas conve- xos. El m. -g- presenta la cara interna dividida en dos lóbulos igualmente un poco convexos, sin trazas de las aristas suplementarias, y este mismo carácter se presenta todavía mas evidente en el m. w, cuya cara externa es trilobada, con los tres lóbulos muy conve- xos y separados por depresiones perpendiculares profundas, sin vestigios de aristas perpendiculares suplementarias, lo que lo acerca de la forma carac- terística de Palceolama leptognata y del Meso- lama. Dimensiones P- I Diámetro ántero-posterior del 1 m' 1 N ni. ? m. 3 •• Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas infe- riores 0nl012 0.012 0.018 0.028 0.070 Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en la cañada de Rocha, cerca de la Villa de Lujan. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria. UNGULADOS 589 MESOLAMA amegii- ámeghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI, p. 199, a. 1884. Este género, conocido solamente por una mitad de mandíbula inferior, se distingue por la rama ho- rizontal muy baja, y por la presencia del p. a como en Palxolamti, pero con una raíz única en vez de dos como en este último género, y muy pequeño. Las muelas m. - y m. -2-, presentan los lóbulos exter- nos angostos y altos, sin repliegue anterior, y con la cara interna bilobada y sin aristas perpendicula- res secundarias. El m. ? está formado como en los otros géneros por tres lóbulos, sin martillo anterior en la corona, y con el lado interno igualmente trilo- bado pero sin pliegues ó aristas perpendiculares se- cundarias. La capa de esmalte que envuelve las mue- las es muy gruesa, y á lo menos en el ejemplar co- nocido sin el menor vestigio de cubierta de cemento. Los agujeros mentonianos son múltiples, y la aper- tura posterior interna del canal alveolar, muy ancha. Mesolama angustimaxila Amegh. (Pl. XXXV, fig. 3) Ameghino, Obra y pág. citada. La especie está fundada sobre una mitad derecha de la mandíbula inferior de un individuo completa- mente adulto. Este animal se distingue por su mandíbula infe- rior sumamente baja, prolongada y comprimida, y por sus muelas en número de cinco en série conti- nua como en Palceolama, pero de forma muy dis- tinta, particularmente los verdaderos molares que carecen de repliegue en forma de martillo que en la parte anterior de la corona muestran las muelas de los guanacos, teniendo igualmente sus lóbulos tanto internos como externos mas convexos. La corona de las muelas es también mas baja y la raíz mas saliente viéndose en todas, incluso la última, la parte inferior sin esmalte que sale varios milímetros afuera del hueso ó borde del alveolo. Del p. 3 solo queda el alveolo que demuestra era un diente muy pequeño, de una sola raíz y muy apretado al premolar siguiente. El p. i aunque mas grande que el p. y, es mucho mas pequeño que el ni. y, de corona triangular, an- gosta adelante, ancha atrás, con un pequeño pozo de esmalte en su parte posterior, la cara externa biloba- da, y la cara interna dividida por tres depresiones perpendiculares en cuatro lóbulos de alto desigual. Los m. y y j son de corona con superficie mastica- toria parecida á la de los mismos dientes de Auche- nia y Palceolama, pero con surco perpendicular ex- terno mas profundo, lóbulos externos mas pronun- ciados, mas estrechos y el anterior sin el repliegue en forma de martillo característico de los camélidos ; la cara perpendicular interna de cada una está divi- dida en dos lóbulos bien desarrollados, convexos, y sin los yugos ó aristas perpendiculares accesorias anterior y posterior que presenta cada una de las mismas muelas del guanaco. El m. 3 tiene su apéndice posterior en forma de lóbulo tercero muy desarrollado, con la cara inter- na igualmente trilobada, y la externa con lóbulos sa- lientes y delgados ; el lóbulo primero carece del re- pliegue en forma de martillo que se encuentra en la parte anterior de la misma muela de las otras espe- cies de la misma familia, y los tres lóbulos internos muy convexos carecen igualmente del repliegue se- cundario que se vé en la misma muela del guanaco. Todos estos dientes carecen absolutamente de cor- teza de cemento encima del esmalte. La parte de la rama horizontal que comprende los dientes es mas baja que en el guanaco actual. Los agujeros mentonianos son múltiples, existiendo ade- más de los que debía llevar la parte sinfisaria, uno adelante de la parte anterior del p. y, otro debajo del p. 3, otro debajo del m. T, y otro muy pequeño debajo delm. 2. Además la apertura posterior inter- na del canal alveolar es de tamaño considerable- mente mayor que en el guanaco. Dimensiones Diámetro del alveolo del p. g • ••- . Diámetro del p. j \ transverso , , , , ( ántero-posterior Diámetro del m . -r ] t transverso I ántero-posterior Diámetro del m. r ] ( transverso. Longitud del espacio ocupado por las cuatros muelas. 0m003 0.014 0.009 0.017 0.014 0.028 0.015 0.089 590 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Alto de la rama horizontal adelante del p. j en la parte mas baja 0.023 Alto de la rama horizontal debajo del \ 3 Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del m. 0.037 Ancho de la apertura posterior del canal alveolar 0.013 La talla del animal ha sido mas ó menos un tercio mayor que la del guanaco. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Carlos Ameghino en la Villa de Lujan. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana (plioceno medio). PALiEOLAMA p. GERVAIS- P. Geícvais, Zool. el Paleont. gén., t. I, a. 1867-72. H. Gervais y Ameghino, Los Mamif. fos. etc.,p. 118, a. 1880. Fórmula dentaria, | i. - c. § m. (f p. f m.) = 32. Los caninos son muy desarrollados, muy comprimi- dos transversalmente y cultriformes. El p. 3 es bien desarrollado, de tamaño considerable, y con dos raices bien separadas. El primer verdadero molar superior lleva una columna que arranca en la base del surco perpendicular interno y alcanza basta la corona, en donde con el desgastamiento de la mue- la forma un pliegue de esmalte que sale hacia afue- ra, pero que desaparece en edad avanzada. La parte superior del cráneo es aplastada formando un plano casi horizontal. La mandíbula inferior, es muy del- gada y con su parte anterior muy prolongada hacia adelante. Todas las especies de este género basta ahora co- nocidas son de talla relativamente considerable, y de todas ellas disponía de materiales importantes que habiendo pasado á ser propiedad del Museo La Plata, no me es permitido consultar, debiendo así li- mitarme para este género á dar una simple enume- ración de las especies con los cortos caractéres con- fiados á mi memoria, y uno que otro indicado al es- tablecer las especies por primera vez, pero insufi- cientes para hacerse una idea clara de los distin- tivos de cada especie. El género Palceolama se distingue del género Protauchenia de Franco, por no presentar co- lumnas accesorias sobre el lado interno de los pre- molares superiores, ni sobre el lado externo de nin- guno de los molares ó premolares inferiores, ni de la primera, ni de la segunda dentición. I^alseolania leptogvnata n. sp. (Pl. XXXVI, fig. 1) Palceolama Weddelli, P. Gervais, Zool. et Paleont. Gen., t. I, a. 1867-72. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos., etc., p. 118, a. 1880. Es esta la especie típica del género, y la que fué confundida por Gervais con su Auchenia Wedde- lli, de Tari ja. Los restos de este animal son bastante abundan- tes aunque basta ahora no se lia podido reconstruir un esqueleto, ni se conoce tampoco un cráneo en- tero. En 1884 recojíenel Paso de la Virgen, en Lu- jan, un cráneo imperfecto que he reconstruido ha- ciendo reponer con yeso las partes que faltan, varias mandíbulas inferiores intactas y una parte conside- rable del esqueleto, que me hubiera permitido des- cribir este animal de una manera bastante satisfac- toria ; desgraciadamente, la circunstancia de encon- trarse depositados en el Museo La Plata, me impi- den llenar mi deseo. EL animal era masó menos una cuarta parte mas pequeño que la Auchenia Weddelli y de una con- formación general mucho mas delgada. El cráneo era de parte superior muy deprimida y de rostro muy largo y puntiagudo. La mandíbula inferior es de rama horizontal muy baja, muy prolongada y su- mamente delgada ó c imprimida en su parte supe- rior. Las muelas superiores no se distinguen de las del guanaco mas que por su tamaño mayor y por la presencia de la columna suplementaria sobre el la- do interno del primer verdadero molar. El premolar tercero inferior que falta en el gua- naco, es en Palceolama bien desarrollado, compri- mido transversalmente, y con dos raices delgadas y diverjentes. Las cinco muelas inferiores juntas, cuan- do todavía no están muy gastadas por la masticación, alcanzan á ocupar un espacio longitudinal de 113 milímetros, pero con el degastamiento las muelas se aproximan más entre sí acortándose el largo total de la serie dentaria. Los tres verdaderos molares inferiores se distin- UNGULADOS 591 guen por nn ancho considerable, y por la pronta desaparición del estribo ó martillo anterior de cada muela. Los lóbulos que componen estas muelas son convexos sobre las dos caras, y no deprimidos al la- do interno como es la regla en la generalidad de las evspecies del género Auchenia, ni muestran tampoco las aristas ó columnas perpendiculares internas que distinguen los molares inferiores de los guanacos. La última muela inferior presenta el lóbulo terce- ro ó posterior mas desarrollado que en la generali- dad de los guanacos. Solo dispongo por el momento de esta especie una parte de la rama derecha de la mandíbula infe- rior de un individuo ya bastante viejo con el último premolar y los tres verdaderos molares cuyas di- mensiones van continuación : Dimensiones .««metro del p. r I “"«-posterior ! transverso T.- , . , . , ántero-posterior Diámetro del m, 7 1 ( transverso Diámetro del m.¥ í ántero-posterior Diámetro del m. - S fulero posterior J t transverso en el lobulo del medio.. .. Longitud del lóbulo posterior del m. 7 Ancho del lóbulo posterior del m. j Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del mr Alto de la rama horizontal debajo de la parte posterior del m. 0m017 0.009 0.019 0.018 0.024 0.018 0.038 0.017 0.011 0.008 0.096 0.047 0.059 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense (pampeano lacustre), de la formación pampeana. Palaeolama majjoi* II. Gerv. y Amegh. H. Gervais y Amegíiino, Los mamíf. fós. etc., p. 118, a. 1880. Fundé la especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre una mandíbula inferior existente en el museo de París, dándole como distintivo una talla superior á la del P. Wecldellii que es el P. leptognata, ocupando las cinco muelas inferiores un espacio longitudinal de 1 17 milímetros. Las mue- las son mucho mas comprimidas que las de la espe- cie precedente, con el estribo ó martillo anterior de cada muela bien desarrollado, con los lóbulos mas aplastados sobre el lado interno, y con aristas per- pendiculares internas como la mayor parte de los guanacos. No disponiendo ahora de materiales, por haber pasado á ser propiedad del Museo La Plata aque- llos que poseía, no puedo dar mas datos, ni acom- pañar dibujos de esta especie. Localidad. — Lujan, Chascomus, etc., en la pro- vincia de Buenos Aires. Horizonte. — ‘Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Palaeolama mesolí tilica H. Gerv. y Amegh. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 120, a. 1880. Amegíiino, La antigüedad del hombre, etc., t. I, p. 624, 1880. Fundé la especie en colaboración con el Dr. H. Gervais, sobre varios restos, y particularmente mandíbulas inferiores con toda la dentadura, de una especie de Palceolama de tamaño bastante menor que las precedentes, y apenas algo mayor que el guanaco existente. Los caninos son bien desarro- llados y cultriformes, y el p. ^ con dos raíces bien distintas, y corona alta y comprimida. Los ver- daderos molares inferiores presentan el repliegue de esmalte anterior en forma de martillo, bien de- sarrollado, como en la generalidad de las especies de guanaco. La circunstancia de ser hoy todos los restos que poseía de esta especie, propiedad del Museo La Plata, no me permite precisar con mas exactitud sus caractéres, ni acompañar dibujos de las partes mas notables. Localidad. — Tilla de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Llorizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria ó post-pampeana (cuaternario superior). STILAUGHENIA n. gén. Este género comprende representantes de gran talla, de una conformación parecida á los represen- tantes del género Palceolama y con la misma fór- 592 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS muía dentaria, pero de formas mas robustas, distin- guiéndose de todos los demás géneros cercanos por el último molar superior que presenta un gran pro- longamiento ó apéndice posterior en forma de lóbulo tercero rudimentario. Stilauclienia Owenii (II. Gerv. y Amegh.) Amegh. (Pl. XXXV, fig. 4;pl. XXXVI, iig. 7) Palceolama Owenii, H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 120, a. 1880. Fundóla especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre un maxilar superior de las coleccio- nes del Museo de París, procedente de la provincia de Buenos Aires, en el que se conservaban implan- tados el último premolar, y los tres verdaderos mo- lares; la colocamos entonces en el género Palceo- lama, porque lo creíamos idéntico á Palauchenia, pero ahora veo que el lóbulo tercero posterior de la última muela superior, en el que no había parado suficientemente la atención es de una importancia capital, y autoriza la fundación de un género aparte para los camélidos que presentan tan singular con- formación. El Stilauchenia Owenii es de un tercio mas pequeño que el Palauchenia magna de Méjico, pero las muelas son relativamente mas anchas, la última superior con el lóbulo posterior tercero de tamaño mayor y mejor separado, y la fórmula den- taria distinta. El p. - es parecido al del guanaco y Palwolama, pero con una fuerte depresión perpendicular en la parte posterior de la cara externa, de modo que el ángulo externo posterior forma una arista pronun- ciada. Tiene 18 milímetros de diámetro ántero- posterior sobre el lado externo, y 15 milímetros de diámetro transverso en la superficie masticatoria, pero es algo mas ancho hácia abajo. La superficie masticatoria de la corona presenta un gran pozo de esmalte, de forma semi-lunar, y colocado oblicua- mente siguiendo el mayor diámetro del diente. El m. - es un diente de gran tamaño y de figura cuadrangular, mas ancho que largo, y de superficie masticatoria muy gastada por el uso, mostrando cuatro pozos aislados de esmalte, dos al lado in- terno, angostos y largos, colocado con el eje mayor de adelante hácia atrás, y dos al lado externo, de figura circular. La corona es muy baja, de solo 6 á 7 milímetros de alto, bilobada ai lado interno y al externo, sin presentar la columna accesoria interna que muestra el m. - del Palaeolama. La superficie masticatoria presenta el mismo diámetro ántero- posterior sobre el lado interno como sobre el ex- terno, que es de 20 milímetros y tiene 22 milímetros de diámetro transverso. El m. -, de tamaño bastante mayor, tiene la co- rona menos gastada, y con dos pozos de esmalte semi-luuares bien desarrollados y mas ó menos de la misma forma que en la generalidad de los camé- lidos. La corona es mas elevada, con los dos lóbulos internos iguales y convexos, sin columna acce- soria, y con pequeños rudimentos de aristas sobre la cara externa. Al contrario de la muela prece- dente, esta es menos ancha que larga, y un poco mas ancha en el lóbulo anterior que en el posterior. Tiene 27 milímetros de diámetro ántero-posterior, 22 milímetros de diámetro transverso adelante, y cerca de 20 milímetros atrás. El m. -, ó sea la última muela superior, es de una conformación muy particular, y separa neta- mente este género de todos los demás conocidos. Es de tamaño todavía bastante mayor que la muela precedente, muy larga de adelante hácia atrás, muy ancha de adelante, muy angosta atrás, y compuesta de tres lóbulos muy desiguales, el anterior muy grande, el del medio de tamaño bastante menor, y el posterior mucho mas pequeño. Los dos lóbulos anteriores corresponden á los mismos de la misma muela de los demás camélidos ; son fuertemente convexos al lado interno, con la cara externa que se levanta en el medio de cada lóbulo en forma de cúspide que domina la corona, y cada uno con un gran pozo de esmalte de figura semi-lunar, en la corona. El lóbulo del medio está colocado oblicua- mente de adelante hácia atrás y de afuera hácia adentro, con su ángulo externo anterior que se le- vanta en forma de arista perpendicular muy elevada. El lóbulo posterior mucho mas pequeño es una pro- longación hácia atrás del lóbulo segundo sobre su costado externo, de ma;yor tamaño en la base que en la cúspide, sin pozo de esmalte en la superficie masticatoria, pero bien separado del lóbulo del me- dio por dos surcos perpendiculares opuestos pro- fundos, uno interno y el otro externo. El lóbulo anterior tiene 14 milímetros de diámetro ántero- posterior y 22 milímetros de diámetro transverso máximo; el lóbulo del medio tiene 13 milímetros UNGULADOS 593 de diámetro ántero-posterior y 17 milímetros de diámetro transverso máximo ; y el lóbulo posterior en la cúspide, 7 milímetros de diámetro ántero- posterior y 6 de diámetro transverso, y en la base 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diámetro trausverso. La corona en- tera de la muela en la superficie masticatoria tiene 33 milímetros de diámetro ántero-posterior y 22 milímetros de diámetro transverso máximo. La parte de la corona que sale fuera del alveolo tiene de 15 á 20 milímetros de alto. El último premolar y los tres verdaderos molares superiores ocupan juntos un espacio longitudinal de 98 milímetros, y forman sobre el lado externo una serie casi completamente recta, en vez de fuer- temente arqueada como en la generalidad de las especies de los géneros cercanos. Localidad. — Alrededores de la laguna del Chi- chi, en la parte sur de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense déla formación pampeana. PROTAUCHENIA manco Branco, Úber eine fossile Sdugethier- fauna von Punin bei Riobamba in Ecuador, p. 110, pl.XII á XIII, a. 1883. Este género parece tener la misma fórmula denta- ria que el Palceolama, pero se distingue fácilmen- te de este, por presentar una columna estiliforme accesoria en la base de la corona de cada una de las muelas, tanto molares como premolares, con escep- cion del último molar inferior de la dentición de le- che, y el último molar inferior persistente, que pre- sentan dos columnas accesorias en vez de una. Estas columnas, en un principio de cúspide separada, se ponen luego en comunicación con la corona, forman- do como un pliegue saliente de esmalte de esta, has- ta que en edad sumamente avanzada desaparecen. En las muelas superiores, la columnita accesoria está colocada al lado interno, en el fondo del surco per- pendicular en los verdaderos molares, y en la cara perpendicular convexa en los premolares; en la man- díbula inferior están colocadas sobre el lado externo en el fondo de los surcos perpendiculares. Protauchenia Reissi Branco (Pl. lxxii, fig. 8, 9 y 10) Branco, Obra y página citada. Es la única especie del género hasta ahora conoci- da, y presenta una talla comparable á la del Palceo- lama leptognata, pero probablemente de una forma mas esbelta, pues la rama horizontal de la mandíbu- la inferior es considerablemente mas baja, mostrando analogías con la del Mesolama. Las cinco muelas superiores de un individuo ya completamente desar- rollado ocupan un espacio longitudinal de 104 milí- metros. El animal ha sido encontrado por BErss en Punin, en la provincia de Rio Bamba en el Ecuador, y des- crita en casi todas sus principales partes por Bran- co en la obra arriba mencionada, pero ha existido también en la República Argentina, aunque hasta ahora no conozco de ella mas que un fragmento de maxilar inferior de un individuo joven con la última muela intacta de la dentición de leche. Sin embargo, esta pieza figurada en la lámina LXXII, es tan carac- terística, tautopor su forma general cuanto por las dos columnas estiliformes que muestra en el fondo de los dos surcos externos, que comparándola con la muela correspondiente de la figura 5 de la lámina Xn déla obra de Branco, reproducida en la misma lámina no puede abrigarse la mas pequeña duda respecto á la identidad de ambos animales. Localidad. — Esta pieza ha sido encontrada por el Sr. Angel Fiorini en el Municipio de la ciudad de Buenos Aires en la excavación de un pozo de balde. Horizonte. — Parte superior del piso bonaerense de la formación pampeana. HEMIAUCHENIA h. gerv. y amegh. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fos. etc., p. 120, a. 1880. Este género del que hasta ahora solo se conocen los maxilares superiores, está caracterizado por la presencia de 6 muelas superiores en série continua, debido á la existencia del p. - que falta tañto en Auchenia como en Palceolama . Los p. -y - son 75 594 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pequeños é implantados en dirección transversal al eje de la série dentaria. El m. ry m. ^tienen una columnita suplementaria en el fondo del surco per- pendicular interno, carácter que lo acerca del Pro- tauchenia. La talla de la única especie conocida es casi el doble déla del guanaco. Hemiauclienia parad oxa H . Gerv. y Amegh. H. Gervais y Ameghino, Obra y pág. citada. La especie está fundada sobre un cráneo incom- pleto de las colecciones del Museo de Paris, con el paladar casbentero, que lleva implantadas seis mue- las en cada lado, é indican un animal de doble ta- lla que la del guanaco. Los dos primeros premolares implantados en el maxilar, p. - y -, están colocados en sentido transver- sal, muy apretados el uno al otro, con sus caras in- ternas en contacto, y las externas mirando á lados opuestos. El p. - muy pequeño y comprimido está implantado con la cara interna vuelta hácia atrás y la interna hácia adelante, y el p. - con la cara inter- na vuelta hácia adelante y la externa hácia atrás ; ambos premolares presentan el pozo de esmalte de la corona incompleto por interrupción hácia el cen- tro de la pared interna, siendo el p. - apenas un poco mas grande que el p. -. El p. - es de tamaño considerable, colocado con su eje mayor en sentido longitudinal, y con un profun- do pozo de esmalte largo y angosto, dirijido de ade- lante hácia atrás en la corona, con pared interna muy convexa. El m. ~ es de forma cuadrangular, bilobado al la- do interno por un surco perpendicular profundo en el que se levanta una pequeña columnita perpendi- cular que llega hasta la corona con la que se pone en comunicación. El m. 2 es de tamaño mas considerable, también con una columnita interna en el fondo del surco per- pendicular y de mayor diámetro adelante que atrás. El m. 3 es un poco mas pequeño que el m. 3, sin columna perpendicular interna, y con el lóbulo pos- terior mucho mas angosto que el anterior. El paladar es ancho atrás y angosto adelante, con dos agujeros palatinos colocados al nivel del último premolar (p. i). Dimensiones , , , , „ ( ántero-posterior Diámetro del p. 2 ] . r ( transverso , , , „ ( ántero-posterior Diámetro del p. ¿ \ transverso , , ( ántero-posterior Diámetro del p. M , 1 ( transverso , , ( ántero-posterior. Diámetro del m.1 , ( transverso , , , . ( ántero-posterior Diámetro del m.2 ¡ ( transverso I ántero-posterior ( en el lóbulo anterior ransverso ^ en el lóbulo posterior. ... Longitud del espacio ocupado por las seis muelas Anclio del paladar entre los p. 2 Ancho del paladar al nivel de la parte posterior de los m. g. 0m007 0.012 0.010 0.013 0.019 0.013 0.023 0.020 0.028 0.022 0.026 0.019 0.014 0.104 0.029 0.059 Localidad. — Esta pieza procede de la provin- cia de Buenos Aires, pero no conozco el punto fijo de donde ella ha sido extraida. Horizonte. — Tampoco puedo determinar el ho- rizonte geológico de que ha sido extraida, pu- diendo solo constatar que procede de la forma- ción pampeana. EULAMA0PS U. gén. Este animal, por la conformación del sistema den- tario es tan parecido al guanaco, que, la primera vez que lo mencioné, en ocasión de su descubrimiento, lo incluía en el género Anchenla. Pero la confor- mación particular del paladar, comparada con los géneros cercanos es tan singular que no permite identificarlo con ninguno, y obliga á fundar con él un género aparte que designo con el nombre de Eulamaops. El Eulamaops se caracteriza por la apertura na- sal posterior que en vez de penetrar en el paladar de atrás hácia adelante en forma de cavidad parabó- lica entre las dos últimas muelas y en el centro del paladar terminando adelante en una curva cóncava como en la generalidad de los guanacos, se abre al contrario detrás de las últimas muelas, prolongán- dose la parte posterior de los palatinos sobre la lí- nea mediana hácia atrás, quedando á cada lado, en- tre esta apófisis central y la última muela una esco- tadura cóncava que no penetra hácia adelante mas UNGULADOS 595 allá de la parte posterior del lóbulo anterior de la última muela. El resto del paladar difiere también por un ancho considerable en toda la extensión de la región ocupada por los molares. Las dos séries den- tarias superiores de la generalidad de los camélidos son fuertemente converjentes hacia adelante, deter- minando la formación de un paladar de aspecto trian- gular, ancho atrás y muy angosto adelante, pero en Eulamaops, las séries dentarias no son converjen- tes, sino casi paralelas, diverjiendo al contrario un poco hácia adelante y converjiendo hácia atrás, ab- solutamente lo contrario de lo que se observa en los demás géneros de la misma familia, no conociendo por mi parte ninguno cuyas séries dentarias conver- jan hácia atrás. En cuanto á la disposición de la apertura nasal posterior, el Eulamaops presenta un notable pare- cido con el Protolabis Cope, de Norte América, pe- ro en este las escotaduras laterales al prolonga- miento medio posterior de los palatinos no alcanzan hasta la parte posterior de la última muela. Eulamaops parallelus Amegh. (Pl. xxxv, fig. i) lante, hay en cada lado del paladar una fuerte per- foración palatina elíptica, de 6 milímetros de diá- metro mayor, colocada al lado del p. -. El agujero sub-orbitario es muy grande, y colo- cado encima delp. Dimensiones ... , , . , . ( antero-posterior Diámetro del p. £ t 1 ( transverso . , ( ántero-posterior. Diámetro del p. ~ ( transverso . . . , , . , C ántero-posterior Diámetro del m. í , ( transverso , . . „ ( ántero-posterior Diámetro del m. - , ( transverso I ántero-posterior ( en el lóbulo anterior . . . . transverso ! , , ,, , , . ( en el lobulo posterior... Longitud del espacio ocupado por las siete muelas supe- riores... ( p. i Ancho del paladar entre los ^ m 0m011 0.008 0.017 0.013 0.018 0.018 0.022 0.018 0.023 0.016 0.013 0.086 0.043 0.036 Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos, por Carlos Ameghiao en las bar- rancas del rio Lujan en la villa del mismo nombre. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. Auchenia parallela, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VII, p. 198, a. 1884. Fué fundada la especie sobre un cráneo casi com- pleto, pero en tan malísimo estado de conservación que solo se ha podido conservar de él una parte del paladar con todas las muelas menos el p. - izquier- do, pieza que indica un animal de talla una mitad mayor que la del guanaco. Las muelas son de forma igual ó casi igual á las del guanaco, pero notablemente mas grandes, for- mando las de cada lado una série casi recta y no fuertemente arqueada como en los otros guanacos ; por este carácter se acerca de Palauchenia. El p. 1 es bien desarrollado, de tamaño relativamente con- siderable, de corona larga y comprimida con su eje mayor en la misma dirección que el eje de la série dentaria y con dos raices largas y di ver j entes. Los huesos palatinos son mas anchos que en la generalidad de los camélidos, ocupando casi todo el ancho del paladar, y se extienden hasta la parte an- terior del p. - en donde se unen con los maxilares, formando una sutura transversal casi recta. Masade- Bravard, en suslistas de nombres de mamíferos fósiles, publicadas sin descripciones, menciona res- tos de Camélidos fósiles procedentes de Buenos Ai- res, para los que crea el nuevo género Camelothe- rium, en el que coloca tres especies que de- nomina Camelotherium magnum , C. médium y C. minum. En un principio creí que este género podría corresponder al Paleeolama, pero ahora que conozco otros géneros como el Mesolama, He- miauchenia, Stilauchenia, Eulamaops , etc., y además verdaderas Auchenia de mayor tamaño que los Paleeolama, no tengo idea ninguna al respec- to, y me parece que lo mejor es dejar definitivamente á un lado esas denominaciones que solo sirven de estorbo. También se han encontrado representantes fósiles en otras partes de Sud-América. Lund, encontró res- tos fósiles de guanaco en las cavernas del Brasil, que distribuyó desde un principio en dos especies distintas, una de menor tamaño que el guanaco exis- tente, que designó con el nombre de Auchenia mi- nor, y la otra de talla bastante mayor, casi igual á la de un caballo, que distinguió con el nombre de 596 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Auchenia major. Mas tarde encontró restos de numerosos individuos, que, al quererlos clasificar le oírecieron entre las dos formas mencionadas, una tan considerable cantidad de formas intermediarias, que concluyó por no admitir mas que una sola espe- cie con grandes variedades individuales. Pero el estudio de los representantes actuales, no confirma esta manera relativamente fácil de resolver las difi- cultades ; y las numerosas formas fósiles encontra- das en la República Argentina conducen á pensar que en realidad los restos recojidos por Lupíd per- tenecían á varias especies, quizás también de sub- géneros diferentes. Lydekker, en el Catalogue of the Fossil Mam- malia , parte IT, p. 148, menciona restos de dos especies, procedentes una del Brasil y Buenos Aires y la otra de Buenos Aires, á las que no dá nombre especiales. La primera especie (Auchenia sp. 1), es de gran tamaño, pues los tres verdaderos molares superiores ocupan un espacio longitudinal de 72 mi- límetros y corresponde probablemente al Palceola- ma leptognata . La segunda especie, es del tamaño del guanaco, pero las piezas que menciona no pare- cen ser de naturaleza como para permitir una deter- minación específica. Otro gran guanaco fósil se ha encontrado en el Ecuador, y ha sido descrito por Braaco (JJber- cine fosile Sdugethier, fauna von Punin bei Riobamba in Ecuador, p. 110 á 129, pl. NI á XVII, Berlin, 1883, 4o) bajo el nombre de Protau- clienia Reissi, que se distingue sin duda de todas las especies que he mencionado por la presencia de una columna basal accesoria al lado interno de los pre- molares superiores, y al lado externo eu los inferio- res, tanto en la dentición de leche como en la defini- tiva. En Méjico existe otra especie fósil comparable por la talla al camello, descrita primeramente por Owen bajo el nombre de Palauchenia magna, que en un principio identifiqué genéricamente con el Pa- leeolama, pero un exámen mas atento de la denti- ción me conduce á creer que es realmente un género distinto. En Estados Unidos, los restos de camélidos fósiles son también bastante abundantes, y su primera apa- rición remonta allí á una época geológica considera- blemente mas antigua que en Sud-América. Los géneros Norte-americanos hasta ahora mejor cono- cidos son : Procamelus Leidy, Pliauchenia Cope, Holomeniscus Cope, y Eschatius Cope. Cope ha trazado un bosquejo satisfactorio de la evolución filogénica de los camélidos, según los ricos materiales encontrados en Norte-América. En Sud- América, esta familia es de época geológica relativa- mente moderna, y los restos que en ella se encuen- tran parece no contribuirán mucho á establecer la línea evolutiva de la familia, pero servirán sin duda para establecer la relación de las especies actuales de esta región y la filiación del género Auchenia, que parece haberse constituido en esta parte del continente. La Auchenia corclubensis, desciende segura- mente de la Auchenia lama, que tuvo á su vez por antecesor la Auchenia intermedia, á la que pa- recen ligarse directamente, por una parte la Auche- nia mesolithica , y por la otra las llamadas Auche- nia ensenadensis y Auchenia Castelnaucli. La Auchenia intermedia, tiene por antecesor, tanto por haberla precedido en el tiempo como por ser realmente de un tipo mas primitivo, sobre todo por su tamaño menor, la Auchenia gracilis, á la que parece ligarse directamente la vicuña actual. La Auchenia lujanensis es muy cercana de la Auche- nia gracilis, y si no descienden de estas, ambas se entroncan seguramente en un antecesor común mas antiguo, todavía desconocido. Estas vistas pueden representarse en esta forma : UNGULADOS En cuanto á la filiación délos géneros, las dificul- tades son un poco mayores, sobre todo por ser al- gunos de ellos conocidos de una manera muy imper- fecta. La Auchenia, con solo un premolar inferior, no puede tener por antecesor sino un tipo con dos pre- molares inferiores, que lo es en este caso elPateo- lama, pero todas las especies conocidas de este gé- nero son de tamaño demasiado considerables para ser consideradas como antecesoras, y podemos estable- cer con seguridad casi completa que el antecesor de Auchenia fué una especie de Balee olama todavía desconocida, de menor tamaño que la Auchenia gracilis. El Mesolama, con el p. ¥ provisto de una sola raíz, tuvo por antecesor un tipo con el p. ¥ pro- visto de dos raíces, que lo es igualmente el Palceo- lama. Stilauchenia, solo difiere de Palaeolama por el lóbulo tercero del m. -, que es un carácter de evolución mas avanzada, de manera que tuvo por an- tecesor un tipo con m. - simplemente bilobado, que dada la conformidad de construcción en el resto de la dentadura, nos es igualmente permitido suponer que es el Pahüolama. Quedan todavía los géneros Hemiauchenia y Eulamaops. En cuanto á este último, confieso que no puedo por ahora interpretar el valor que bajo este punto de vista pueda tener la curiosa conformación de la apertura nasal posterior, completamente distinta de los otros géneros, pero por la conformación de la dentadura se liga á Pa- teo lama. Hemiauchenia difiere de todos los de- más géneros por la presencia del p.1 que falta en Palaeolama, Stilauchenia, Mesolama (?), Au- chenia y Eulamaops ; claro es que todos ellos descienden de un tipo provisto de p.-, que sino es Hemiauchenia, presentaba á lo menos la misma fórmula dentaria en la mandíbula superior, lo que puede representarse en forma mas clara, de este modo: 598 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS TRAGUUDAE Se distinguen de los Camelidse por la ausencia de incisivos superiores, por el escafóides y cuboides en el pié posterior y el trapezoides y unciforme en el anterior, siempre soldados, pero á veces presentan Jos metacarpianos principales anteriores no soldados. Se distinguen de los demás rumiantes por la ausencia de cuernos. E0AUCHEN1A amegii. Ameghino, Apunt. sob. mamif. fos. nuev. de Monte Her- moso, p. 17, a. 1887. Hasta ahora solo conozco de este género unos po- cos huesos del esqueleto, que indican por la forma grandes afinidades con los del guanaco, pero con los huesos de los miembros no soldados, aunque muy apretados unos á otros. Eoauchenia primitiva Amegh. Ameghino, Ob. y pág. cit. La especie está representada por algunos huesos délos miembros en su mayor parte incoirpletcs. En- tre ellos mencionaré : La parte inferior de un húmero cuya cavidad ole- craneana muestra una gran perforación intercondi- lianay la cara articularla distal es de superficie com- pletamente indivisa. El ancho de la extremidad distal es de 30 milímetros. La parte superior de un cubito y de un radio del mismo lado, muy apretados el uno al otro, pero no soldados sino libres, y según todas las probabilida- des el cubito era completo y separado en todo su largo. Los dos huesos principales del metacarpo y del metatarso (tercero y cuarto) también parecen haber estado separados en todo su largo, pues existe la mitad inferior de uno de elfos completamente libre, sin trazas de soldadura á otro hueso, con cara arti- cularla distal en forma de polea con una alta cresta mediana que la divide en todo su largo. Esta extre- midad de metacarpo (?) tiene 19 milímetros de ancho. UNGULADOS 599 A su superficie articularía se adapta una falange del- gada de 58 milímetros de largo, bastante ancha en su extremidad distal pero muy aplastada y conforma- da sobre el mismo tipo general que el mismo hueso de los rumiantes y especialmente de los camélidos. La talla de la Eoauchenia primitiva era mas ó los menos un tercio menor que la del guanaco. Localidad. — He descubierto esta especie en el yacimiento de Monte Hermoso y regalado los restos recogidos al Museo de La Plata. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). CERVIDAE La fórmula dentaria de los representantes de esta familia es f i. c. f m. (f p. f m.) = 32 ó 34. Los caninos inferiores han tomado la forma de incisivos y están fuertemente apretados á estos. Los frontales, tienen dos protuberancias, en las que se forman prolongaciones óseas, esponjosas en el interior, con un c baguio ó reborde en la base llamado corona, y mas ó menos ramificadas en la extremidad; estas prolon- gaciones constituyen los cuernos, existen solo en los machos y son caedizos, con eseepcion del Heno en el que son persistentes y existen en ambos sexos. Los representantes fósiles de esta familia en la República Argentina, son numerosos, y se reparten en siete géneros que se caracterizan de esta manera: I. Cuernos cortos, sin ramificaciones ó en corto número : a. Cuernos compuestos de un mogote simple, derecho y puntiagudo en forma de daga. Coassus. b. Cuernos enanchados inmediatamente encima de la base en forma de abanico, con pequeñas ramificaciones terminales. Epieuryceros. c. Cuernos divididos inmediatamente encima de la corona en dos grandes ramas en forma de horquilla. Furcifer. TI. Cuernos largos y con ramificaciones numerosas : A. Primer mogote ú ocular colocado muy arriba de la corona. a. Rama principal cilindrica y con ramificaciones á ambos lados. Blastóceros. b. Rama principal cilindrica ó cilíndrico-aplastada, y con los demás mogotes sobre un solo lado. Paraceros. R. Primer mogote ú ocular colocado inmediatamente encima de la base. a. Rama principal cilíndrico-aplastada y con las demás ramificaciones sobre un solo lado. Cervus. b. Todas las ramas aplastadas y enauchadas en las bifurcaciones tomando la forma de las del reno y del megaceros. Antifer. COASSUS gray Grxy, Knowl. Menag. 69, pl. 47. — Id. Ann. Mag . Nat. Hyst. II, ser., t. IX, p. 480, 48. Los representantes de este género son todos pe- queños y elegantes. Se distinguen fácilmente de demás ciervos por sus cuernos sumamente pequeños y formados por una sola punta puntiaguda casi en forma de daga, que se conserxa idéntica durante to- da la vida, imitando casi exactamente la primera etapa transitoria por la que pasan al empezará cre- cer los cuernos mas ó menos complicados de todos los demás ciervos. 600 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Coassus rafas III. Cervus rufus, Illiger, Abhandl. d. kon. Acad. z. Berlín, phys. el. 1811. F. Cuvier, Dict. Sci. Nat., voi. VII, p. 485, a. 1817. Cuvier, Recherch. sur les oss. fos. etc.,Atl., pl. 164, fig. 41-42. Desmarest, Mamm., 445. Wagner-Schreber, Suppl., IV, 338, y V, p. 384. Rengger, Saug. Parag ., 356. Pr. Wied, Beitr. etc., II, 317, 3. Lichtenstein, Darst. etc., tb. 25. Tschudi, Fauna peruana, I, p. 239. Pucheran, Mon. des Cerfs. en Arch. d. Mus., t. VI, p. 471 y 490. Burmeister, Syst. Ubers., t. I, p. 316-3. — Id. Reise, etc., t. II, p. 431-48. — Id. Descr. Phys., etc., t. III, p. 465, a. 1879. Coassus rufus, Gray, List of Mammalia in Britisli Mu- seum, p. 174, a. 1843. — Id. Knowl. Menag., p. 69, pl. 47. — Id. Ann. Mag. Nat. Hist. II ser., t. IX, p. 432. Cervus simplicicornis, Illiger, Abhandl. d. Kon. Akad. z. Berlín, phys. el ., p. 107, a. 1811. Pr. Wied, Beitrag. etc., t. 11, p. 596, 4. Rengger, Saugeth. etc., t. 11, 596. Wagner-Schreber, Suppl., IV, p. 390, 27, y V, p. 386- 30. Guazú-pitá, Azara, Apuntes, I, p. 51, n° 6. Habita la parte nordeste ó ribereña de la provin- cia de Buenos Aires, las provincias de Entre Bios y Corrientes, y los territorios del Chaco y de Mi- siones. Coassus rufus fossilis Cervus rufus, (Illiger), H. Gervais y Ameghino, Losmamif. fós. etc., p. 124, a. 1880. Cervus aff. simplicicornis, Liáis, Climat, etc., p. 418. Cariacus rufus (Illiger), Lydekker, Catal. of foss. Mamm., etc., part. II, p. 74, a. 1885. Coassus, sp. a. Lydekker, Catal. etc., part. V, p. 330, a. 1887. Esta especie la he citado como existente en estado fósil, aunque con dudas, en mi trabajo sobre los ma- míferos fósiles de Sud- América, publicado en cola- boración con el Dr. Gervais, pero últimamente he tenido á la vista otros restos, que ponen fuera de duda la existencia de esta especie en los terrenos post-pampeanos déla época cuaternaria. Por su parte Lidekker menciona la parte pos- terior de un cráneo de la misma especie, igual- mente en estado fósil, como procedente de las caver- nas de Minas Geraes en el Brasil, en donde fué descubierto por Claussen, y varios otros restos, particularmente fragmentos de mandíbulas. Localidad. — En la República Argentina los res- tos de esta especie han sido recojidos en las cerca- nías de Campana y de San Pedro, sobre la costa del rio Paraná. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria ó post-pampeana. Coassus nemorivagus F. Cuvier. Cervus nemorivagus, F. Cuvier, Dict. de Sci. nat., t. VII, p. 483, a. 1817. Desmarest, Mammal., p. 446. Lichtenstein, Darst, etc., tb. 21. Tschudi, Fauna peruana, 1. 1, p. 240. Pucheran, Monog. des Cerfs, etc., Arch. d. Mus , t. VI, 478, 2. Coassus nemorivagus, (F. Cuvier), Gray, Ann. Magaz. Nat. ' Hist., II, ser., t. IX, p. 431. Guazubirá, Azara, Apunt. etc., t. I, p. 57, n° 7. Cervus catinga, Liáis, Climat etc. du Brésil, p. 409. Cervus simplicicornis , Burmeister, Descr. Phys. etc., t. III, p. 466, a. 1879. Habita la provincia de Corrientes y los territorios del Chaco y de Misiones. Coassus nemorivagus fossilis (Pl. XXXVI, fig. í) Coassus, sp. b. Lydekker, Catal. of Fossil Mamm., part. V, p. 331, a. 1887. Lydekker, en el catálogo ya mencionado, cita un considerable número de restos fósiles, procedentes del Brasil, que, aparentemente, por el tamaño á lo menos, parecen pertenecer á esta especie. Existe también fósil en la República Argentina, poseyendo de ella un fragmento del maxilar superior derecho (pl. XXXVI, fig. 4), con los tres verdaderos molares intactos, de un individuo que ha alcanzado su completo desarrollo. Las tres muelas ocupan un espacio longitudinal de 39 milímetros y no les en- cuentro en la forma ninguna diferencia con las cor- respondientes de los individuos existentes. Localidad. —Barrancas del rio Lujan en la Vi- lla del mismo nombre. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria. UNGULADOS 601 Coassus rufinus (Pucheran) Cervus rufinus, Pucheran. Monograph. des Cerfs. etc. Es la especie mas pequeña del género hasta hoy conocida, y habita desde Céntro-América hasta la República Argentina, en donde no es rara en el ter- ritorio de Misiones. Coassus rufinus fossilis Coassus, sp. c. Lydekker, Catal. of foss. Mamm., parí. V, p. 331, a. 1887. No conozco la especie en estado fósil en la Repú- blica Argentina, pero no es difícil se encuentre mas tarde, pues Lydekker menciona restos fósiles, apa- rentemente de esta especie, procedentes de las ca- vernas fosilíferas del Brasil. Coassus mesolitliieus Amegh. (PI. XXXVI, fig. 2) Cervus mesolitliieus, Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. I, p. 663, a. 1880. Esta especie era de tamaño mayor que todas las precedentes ; desgraciadamente, aunque sus restos no son raros, en -el momento de redactar esta parte, solo dispongo, de una rama derecha de la mandíbula inferior, y todavía no completa, en la que se ven los alveolos de los tres premolares, parte del primer verdadero molar, y los molares segundo y tercero intacto, este último no completamente desarrollado, aunque la corona del lóbulo tercero ya se encuentra completamente fuera del alveolo. Esta mandíbula, por la forma baja y prolongada de la rama horizontal difiere completamente de la forma que distingue la generalidad de los ciervos, con escepcion de las especies del género Coassus, pero las proporciones de la mandíbula, y sobre todo el largo considerable de la série dentaria, demues- tran que se trata de mía especie diferente de las ya conocidas, cuya talla sobrepasaba probablemente la del Coassus rufus. Las seis muelas inferiores del Coassus rufus en los mas grandes individuos, tie- nen un largo total que no pasa de 70 milímetros ; siendo como regla general bastante menor, variando según los individuos y el sexo, entre 64 y 69 milí- metros ; las seis muelas inferiores del Coassus me- solithicus ocupan un espacio longitudinal de 78 milímetros, y debía pasar de 80, cuando la última muela inferior había alcanzado su completo desar- rollo. Los alveolos de los tres premolares son sucesiva- mente mas anchos de adelante hacia atrás, pero el del premolar segundo (p. -) es un poco mas largo que el del p. j. El alveolo del p. tiene 9 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, el del p. » 8 mi- límetros y el del p. x 10 milímetros. El m. T, del que existe la parte posterior, debía tener en la corona un diámetro ántero-posterior de 14 milímetros. El m. Y) intacto, tiene igualmente un diámetro ántero-posterior de 14 milímetros y en la base de la corona, 10 milímetros de diámetro transverso. Sobre el lado externo, hay un fuerte reborde de esmalte, que asciende oblicuamente de abajo hácia arriba y de adentro hácia afuera, colocado en la base de la parte anterior del lóbulo de adelante, y un pequeño tubér- culo puntiagudo en la base de la ranura que divide los dos lóbulos. El m. y tiene 19 milímetros de diámetro ántero- posterior, pero en su completo desarrollo debía al- canzar unos 2 1 á 22 milímetros. El lóbulo anterior tiene el mismo reborde de esmalte, y en el fondo de la ranura que separa los dos lóbulos principales el mismo tubérculo puntiagudo sumamente pequeño, pero que sin duda debía todavía aumentar un poco de tamaño. La rama horizontal de la mandíbula, es de base muy arqueada, y de un alto muy uniforme en la ex- tensión ocupada por las muelas ; tiene 18 milímetros de alto debajo del p. 19 milímetros debajo del m. T, y 20 milímetros debajo de la parte posterior del m. y, medida sobre la cara externa. Existe una perforación mentoniana debajo de la raíz anterior del p. 3, en la parte superior de la rama, á solo 6 milímetros del borde alveolado. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en la Cañada de Rocha, en el partido de la Villa de Lujan, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso plateóse de la formación cua- ternaria (cuaternario superior). 76 602 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS CERVUS lin. Lineo. Sysl. Nal,, ed. XI í, vol. I. p. 92, a. 1766. Los representantes de este género se distinguen por los cuernos largos, ramificados, cilíndrico-aplas- tados, con un mogote ocular basal dirijido hacia adelante y hacia arriba. Casi todas las ramificaciones están colocadas sobre un solo lado. Los cuernos son muy inclinados hacia atrás y há- cia los lados. Cervus bracliyceros H. Gerv. y Amegh. (PI. XXXVIII, íig. 5) Cervus brachy ceros , H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 126, n“ 185, a. 1880. Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fos. nuevos, p. 12, n° 17, Febrero de 1888. Cervus tap alquen ensis ! Moreno, Informe preliminar, etc., p. 20, Julio de 1888. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais, sobre la parte inferior de un cuerno de ciervo con un gran mogote basal, y roto casual- mente al nivel de la base de este, de manera que lo tomé por la ramificación principal, deduciendo de esto que la otra rama debía ser todavía mas corta, pero ejemplares mas completos me han demostrado el error en que incurrí, pues resulta que lo que tomé por la ramificación principal es el mogote basal y que el cuerno entero no era corto sino de un largo considerable. La pieza mas completa que conozco de esta espe- cie es un pequeño fragmento de cráneo con el cuerno casi completo del lado derecho. La rama principal de este cuerno, es un poco aplastada en todo su largo, de un diámetro bastante uniforme de 25 á 30 milímetros, menos en la base y en las bifurcaciones, en donde es un poco mas gruesa. La superficie de la cara anterior interna es casi lisa, con algunas verrugas muy desparramadas. La cara posterior y externa carece de dichas verrugas presentando en cambio algunos surcos longitudinales. La corona ósea que separa el frontal del cuerno está completa, presentando una forma circular con un diámetro de 4 centímetros. Inmediatamente encima de la corona la base del cuerno se vuelve muy aplastada, con un diámetro mayor de 35 milímetros y 28 de espesor. A solo 15 milímetros mas arriba de la corona sale la primera bifurcación, cuyo mogote basilar está for- mado por una rama aplastada lateralmente, de 3 centímetros de ancho y 2 centímetros de grueso, que se dirije casi horizontalmente hácia adelante, hasta que á la distancia de 6 á 7 centímetros se bi- furca á su vez, siguiendo una de las ramas hácia adelante y la otra hácia arriba en donde se vuelve á bifurcar á pocos centímetros de distancia > el largo to- tal del mogote ocular de la punta a á la rama princi- pal es de unos 18 á 20 centímetros. La rama princi- pal forma unapequeñactírva dirijida hácia atrás, hasta que á unos 14 centímetros de la base sale una bi- furcación simple y cilindrica b, dirijida hácia afuera, de 18 centímetros de largo en línea recta. A partir de este punto, la rama principal forma una curva en sentido contrario, esto es dirijida hácia adelante, y á 15 centímetros mas arriba se desprende otra rama c sobre el mismo lado y en la misma dirección que la anterior, pero algo mas gruesa. La rama prin- cipal está rota inmediatamente después de esta úl- tima ramificación, de modo que permanece descono- cida la forma de la parte superior. El largo total del trozo existente, es de 42 centímetros en línea recta. La parte del frontal que se prolonga hácia arriba en forma de cilindro para formar la base del cuerno debajo de la corona de este, tiene 3 centímetros de diámetro. El ancho de los frontales entre ambas protuberancias es de 65 milímetros, lo que demues- tra que era este un animal de talla relativamente considerable. La sutura entre ambos frontales en su mitad posterior es muy complicada. Hay también un fragmento de parietal soldado como es la regla en estos animales, el cual en vez de unirse con los frontales en su parte posterior formando una línea transversal casi recta, se articula con estos pene- trando hácia adelante entre ambos como una especie de cuña. Localidad.— He recojido restos de esta especie en Lujan y Mercedes en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). UNGULADOS 603 Cervus lujanensis Amegh. (Pl. XXXVIII, fig. 4) Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fos. nuevos, etc. p. 12,n° 18, Febrero de 1888. Esta especie, que, entre las que se encuentran en estado fósil en nuestro suelo, es quizás la mas abun- dante, es bastante parecida á la precedente. La es- pecie está fundada sobre un cuerno del lado iz- quierdo casi entero, que denota un animal de talla apenas superior al Cervus brachy ceros y de forma también algo parecida. Se distingue con todo fácil- mente del de la especie anterior por ser de una forma general proporcionalmrnte mas delgada, por la curva de la rama principal que se dirije primero hácia atrás y hácia abajo como en la especie anterior, pero que se invierte pronto en sentido opuesto, diri- jiéndose hácia arriba mucho antes de la segunda bifurcación, acentuándose todavía mas hácia arriba. A unos 15 centímetros de la base se aplasta de un modo considerable, sobre todo en las bifurcaciones, en donde forma en la cara anterior depresiones bien marcadas. La cara anterior é interna está cubierta por un crecido número de verrugas altas y aisladas que desaparecen en la parte superior en donde es- tán reemplazadas por surcos longitudinales poco marcados. El lado posterior y externo es liso, y presenta algunos pequeños surcos en la parte in- ferior, particularmente sobre el lado interno. La prolongación del frontal sobre la que sale el cuerno, tiene 33 milímetros de diámetro. El cuerno es muy aplastado en la base, en donde presenta un diámetro mayor de 35 milímetros, y 28 milímetros de diá- metro transverso. Inmediatamente encima de la corona, apenas un centímetro de distancia sale la primera bifurcación dirijida hácia adelante y muy comprimida, con algunas verrugas en la cara interna, pero lisa en la externa. Esta ramificación, según lo muestran otros ejemplares, se bifurca á su vez á unos 8 ó 9 centímetros del ramo principal. A unos 2 centímetros de la rama principal, tiene 25 milímetros de ancho y 18 milímetros de grueso, siendo así notablemente mas delgada que la rama correspondiente del Cervus Brachy ceros. Inmediatamente arriba de esta bifurcación la ra- ma principal se vuelve mas delgada, hasta alcanzar apenas 25 milímetros en su mayor diámetro, pero pronto se enancha otra vez, trazando una curva en forma de S, primero con la convexidad hácia adelante y luego con la convexidad hacia atrás y la concavidad hácia adelante, empezando es- ta segunda curva mucho antes de la segunda bi- furcación, en lo que difiere notablemente del Cervus brachyceros. A unos 25 centímetros de la base, esta rama principal se aplasta nota- blemente hasta alcanzar un ancho de mas de 4 centímetros, con un espesor que no pasa de 3 centímetros y un poco mas arriba, á unos 27 cen- tímetros de la base (en línea recta), sale la segun- da bifurcación sobre el lado ántero externo, rota cerca de la base que es muy aplastada, y parece, á juzgar por la parte que queda, no era tampoco muy larga ; esta bifurcación se distingue muy bien de la correspondiente en el Cervus brachyceros por de- sarrollarse después déla segunda curva de la rama principal y á una distancia de la base notablemente mas considerable. Arriba de esta segunda bifurca- ción la rama principal se vuelve casi cilindrica con un diámetro de 3 centímetros, continuando la cur- va cóncava adelante hasta que el ramo principal se dirije pronto hácia arriba, volviéndose á aplastar de un modo aún mas notable, sobre todo al nivel déla tercera bifurcación que se encuentra á unos 18 cen- tímetros de la segunda, pero la rama secundaria se encuentra situada sobre el lado interno, completa- mente opuesta á las dos precedentes ; esta tercera ramificación, sobre el ejemplar que examino, está rota casi en la base, pero se conoce era muy com- primida ó aplastada, y probablemente no muy larga. En esta parte superior y aplastada del cuerno empie- zan á perderse las verrugas apareciendo los surcos longitudinales. Inmediatamente encima de esta ter- cera bifurcación el ramo principal está roto, pero su grueso considerable prueba se prolongaba todavía mucho, demostrando así el tamaño notable del ani- mal. El largo total en línea recta de la parte existente de este ejemplar es de unos 50 centímetros, y la constancia de los caractéres de la forma descrita está comprobada por unos 8 ó 10 ejemplares distin- tos. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Lujan, Mercedes, Lobos y el Monte, en la provincia de Buenos Aires, y en la ciudad delBosa- rio en la provincia de Santa Fé. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanen- se de la formación pampeana (plioceno superior). 604 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Cervus palseoplatensís Amegh. (.Pl . XXXVIII, ílg. 3) Cervus palcvoplatensis , Ameghino, Catal. de la sec. de laprov. de Buen. Air. en la Exp. Conl. Sud. Am., p. 40, a. 1882 (nomen nudum). — Id. Rápidas diag- nosis de mamif. fos. nuev. etc., p. 13, n“ 19, Fe- brero del888. Cervus sp. inédita, n° 182, H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fos. etc., p. 126, a. 1880. Esta especie está fundada sobre un cuerno, pro- bablemente del lado derecho, desgraciadamente in- completo, pero que con todo basta la parte existen- te para demostrar que se trata de una especie dis- tinta y de proporciones aún mas considerables que el Cervus lujanensis. El ejemplar que lie po- dido examinar es un poco en tascad o, pero se puede distinguir que no presentaba en su superficie las verrugas de los cuernos de los Cervus brachy- ceros y Cervus lujanensis, observándose apenas algunos surcos longitudinales poco marcados. La base del cuerno es fuertemente aplastada, y con la primera ramificación dirijida hácia adelante, apenas 2 centímetros de la corona, lo que demuestra de una manera bastante evidente que entra en el mismo grupo que las dos especies precedentes. La base misma del cuerno al nivel déla corona es casi cir- cular, de unos 4 centímetros de diámetro, pero in- mediatamente mas arriba empieza el aplastamiento, separándose hácia adelante el primer mogote otro en el punto de arranque, pero que parece debía ser bastante fuerte. Arriba de esta primera ramificación se vuelve mas cilindrico, aplastándose luego otra vez poco á poco, formando una curva bastante pro- nunciada, con la concavidad. hácia afuera y la con- vexidad hácia adentro y adelante, hasta que alcan- za gradualmente un ancho de 5 centímetros. Aquí, á solo unos 13 ó 14 centímetros de la base, sale la se- gunda ramificación sobre el lado externo, de unos 22 milímetros de diámetro, que se dirije casi hori- zontalmente hácia afuera por un largo de 1 1 centí- metros en donde está rota. A partir de este punto la curva del ramo principal se invierte poco á poco, has- ta que á unos 9 á 10 centímetros mas arriba, se in- terrumpe por una rotura esta rama principal, sa- liendo por el lado externo una lámina delgada de 45 milímetros de ancho que se vá enanchando gra- dualmente hasta alcanzar un decímetro de ancho y una longitud en línea recta de 24 centímetros. Esta hoja aplastada vá al mismo tiempo encorvándose so- bre sí misma formando un principio de espiral. Es una lástima que el estado de deterioro en que se en- cuentra esta pieza no permita hacerse una idea clara de la forma que debía tener la parte superior cuan- do entera. El largo total de la parte existente en lí- nea recta es un poco mas de 50 centímetros. Localidad. — He encontrado esta pieza en la Villa de Lujan. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Cervus latus n. sp. (Pl. XXXVII, fig. 6) Esta especie está representada por la parte basal de un cuerno con un mogote ocular basal que se desprende todavía mas abajo que en los cuernos de las especies precedentes, de manera que la base del cuerno se enancha de un modo notable inmedia- tamente arriba de la corona, dándole así una forma particular como lo demuestra muy bien la figura 6 de la lámina 37. La rama principal dirijida hácia atrás está rota, pero la parte existente, de 25 milímetros de diámetro, está fuertemente acanalada en su parte posterior y demuestra que era de un largo muy con- siderable. La bifurcación secundaria, dirijida hácia adelante, también está rota en su extremidad distal, pero se conoce era corta, formando arriba una curva hácia atrás. La base, unida á la de la rama princi- pal, es muy comprimida en su parte anterior, pero gruesa en la posterior, presentando un diámetro án tero-posterior de mas de 5 centímetros, pero un diámetro transverso hácia adelante de solo 15 milímetros que aumenta hácia atrás hasta 25 mi- límetros que es el diámetro de la rama poste- rior. El círculo de protuberancias óseas que forma la corona es muy poco marcado y casi circular, con un diámetro de 3 centímetros. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Olivera, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. UNGULADOS 605 Cervus tuífeerculatus H. Gerv. y Amegh. (PI. XXXVI, fig. 3) H. Gervais y Ameghino, Los mamiff.[ós. etc., p- 124, a. 1880. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. H. Gervais sobre un fragmento de maxilar superior izquierdo, en el que se encuentran implantados, los dos últimos premolares y los dos primeros ver- daderos molares, procedentes de un ciervo de talla mediana. Este maxilar, es casi seguro que debe pertenecer á una de las numerosas especies que se han descubierto y que en su mayor parte están re- presentadas solo por cornamentas mas ó menos com- pletas, como también es posible que no proceda de este sub-género, sino de algunos de los otros que constituyen esta familia, pero como no es posible determinar á cuál de esas especies corresponde, porque de la mayor parte de ellas no se conoce la dentadura, no hay otro medio que conservarla como especie distinta, hasta que nuevos materiales permitan identificarla con alguna de las establecidas sobre cuernos aislados, ó confirmen por el contrario su distinción específica, lo que también puede suceder. Los dientes de esta especie se distin guen inme diatamente por llevar sobre el lado interno, tanto los premolares como los molares, un tubérculo basal accesorio, el que en los verdaderos molares alcanza un tamaño considerable. Las muelas son ya bastante gastadas, indicando que proceden de un animal completamente adulto. Los premolares, son cortos y anchos, de cara perpendicular interna muy convexa, y con un pe- queño tubérculo accesorio colocado un poco adelante de la mitad del diente ; este tubérculo parte de la base de la corona en donde es muy ancho y se pro- longa hacia arriba, angostándose hasta formar una punta, pero pegado á la cara interna del diente en toda su extensión, y sin que la cúspide alcance hasta la superficie masticatoria de la corona, la que en cada premolar muestra una gran fosa ó pozo de esmalte de figura semi-lunar, de forma muy regular pero con un fuerte repliegue sobre el lado interno. Los verdaderos molares superiores, de tamaño mucho mayor, presentan una figura cuadrangular, estando divididos en dos lóbulos, uno anterior y otro posterior, cada lóbulo con una cavidad de es- malte semi-lunar, las dos cavidades de cada muela en comunicación por sus cantos internos hasta una edad sumamente avanzada. Sobre el lado interno, hay un fuerte tubérculo cilindrico, que nace en la base déla ranura que divide los dos lóbulos inter- nos, y asciende hácia arriba ocupando todo el espa- cio formado por la ranura perpendicular, alcanzando la cúspide hasta la superficie masticatoria de la corona, en donde es atacado por la masticación. Dimensiones . , . , , ántero-posterior Diámetro del p. - , , , 1 ( transverso en la base Diámetro del p. i í ántero-posterior t transverso Longitud del espacio ocupado por los dos premolares , , ántero-posterior Diámetro del m. 1 \ \ transverso „ . , , , „ r ántero-posterior Diámetro del m. ¿ . t transverso Longitud del espacio ocupado por los dos molares Diámetro del tubérculo interno accesorio de los verdaderos molares Longitud del espacio ocupado por los dos últimos premo- lares y los dos primeros verdaderos molares 0m012 0.015 0.0U 0.016 0-024 0.016 0.019 0.020 0.022 0.066 0.0045 0.061 Localidad. — Provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. PARAGER0S n. gén. Los animales de este grupo son muy parecidos á los verdaderos ciervos, con cuernos largos, igual- mente cilíndrico-aplastados, y con la mayor parte de las ramificaciones de un solo lado, pero se dis- tinguen fácilmente por el mogote ocular dirijido hácia adelante, que en vez de encontrarse casi en la base, inmediatamente arriba de la corona como en Cervus , está situado lejos de la corona, muy arriba de la base. Los cuernos son igualmente muy inclinados hácia los lados y hácia atrás. Paraceros ensenadensis Amegíi. (Pl. XXXVIII, fig. 8) Cervus ensenadensis, Ameghino, Rápidas diagnosis de ma- mif. fósil, nuev. etc., p. 11, n° 15, Febrero de 1888. Esta especie está fundada sobre la parte basal de 606 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS un cuerno cuyas dimensiones indican un animal de gran talla, comparable ai ciervo del Canadá, ó qui- zás aún mas grande. En la base es casi cilindrico, apenas un poco aplastado, de 43 milímetros de diá- metro mayor, pero unos 20 centímetros mas arriba es fuertemente comprimido de adelante hácia atrás, presentando acá un ancho de 53 milímetros por 31 milímetros de espesor. El trozo existente tiene unos 22 centímetros de largo. Tacara anterior es comple- tamente lisa y algo convexa, pero la posterior es aplastada, casi plana, y con fuertes surcos longitu- dinales. La primera ramificación sobre el lado externo, se encuentra á unos 9 á 10 centímetros de la base, a, y aunque está rota en el arranque mismo de la rama, se puede juzgar por su posición que se dirijía hácia afuera horizontalmente como en el Paraceros fragilis. La corona de la base está casi completamente destruida, pero se conoce per- fectamente que debía ser de tamaño considerable. Las grandes diferencias que separan netamente esta especie del Paraceros fragilis, es su tamaño mu- chísimo mayor y el aplastamiento considerable del ramo principal. Localidad. — El ejemplar procede de las exca- vaciones del puerto de la Plata, en donde fué en- contrado en un antiguo paradero, mostrando el ejemplar, en su superficie, fuertes surcos transver- sales artificiales, hechos por el hombre de entonces. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Paraceros fragilis Amegii. (Pl. XXXVIII, fig. 7) Qervus fragilis, Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fos. nuev. etc., p. 11, n° 14, Febrero de 1888. Cervus, sp. inédita, n° 183, H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fós., etc., p. 126, a. 1880. Esta especie está fundada sobre un cuerno largo pero muy delgado, casi completamente cilindrico en toda su extensión, y de superficie con pequeños surcos longitudinales apenas marcados, con un largo total, á lo menos la parte existente, de 40 centíme- tros en línea recta. La base del cuerno tiene 19 milímetros de diámetro, y es casi completamente cilindrica. La corona con los tubérculos óseos peri- féricos bien pronunciados formando anillo continuo, presenta un diámetro de 3 centímetros. A 52 milí- metros de la corona ó base sale la primera ramifica- ción a dirijida horizontal mente á la izquierda ; 105 milímetros mas aniba viene la segunda ramificación 6, también sobre el lado izquierdo, pero cuya direc- ción no puede determinarse por estar rota en la base ; en este punto la rama principal está un poco aplastada. A partir de este entroncamiento el cuer- no se encorva, dirijiéndose hácia arriba hasta que 9 centímetros mas lejos, sobre el mismo lado, sale otra ramificación mas delgada, dirijida hácia arri- ba c. La rama principal d está rota inmediatamente encima de esta última bifurcación, de modo que per- manece desconocida la forma de la parte superior. La rama principal tiene en todo su largo un diáme- tro casi uniforme de dos centímetros menos en las bifurcaciones en donde es un poco mas ancha y aplastada. Todo el cuerno es notable por ser muy delgado y elegante, haciendo suponer que se trata de una es- pecie muy pequeña y muy esbelta. Localidad. — Ha sido recojido en las barrancas del rio de Arrecifes. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana (plioceno medio). Paraceros vulneratus n. sp. (Pl. XXXVII, fig. s) Esta especie está representada por la parte proxi- mal de un cuerno, con el primer mogote y la base desde la corona hasta la primera bifurcación, pieza que indica la existencia de una especie de talla inter- mediaria entre la del Paraceros ensenaclensis y la del Paraceros fragilis. Difiere de la primera especie, además de su tamaño menor, por ser me- nos aplastado, casi cilindrico, y del Paraceros fra- gilis, independientemente de su tamaño considera- blemente mayor, por su superficie cubierta de anchos y profundos surcos longitudinales, pero sin que la superficie muestre verrugas ni asperosidades. El círculo ele verrugas que forma la corona ó base del diente es poco desarrollado. La base del cuerno inmediatamente encima de la corona, es casi com- pletamente circular, con un diámetro de 28 milíme- tros. Un poco mas arriba disminuye de diámetro, para aumentar luego notablemente al acercarse á la primera bifurcación, cambiando acá la forma cilin- drica, en cilíndrico-aplastada, con un diámetro ma- yor de 35 milímetros. Esta parte del cuerno no es UNGULADOS 607 completamente derecha sino un poco arqueada, y tiene unos 10 centímetros de largo en donde está rota la prolongación principal, desprendiéndose á esta altura el primer mogote, de forma muy aplasta- da, de superficie casi lisa, que se dirijía hacia afue- ra y hácia arriba, sin presentar nuevas bifurcaciones; este mogote era bastante largo, pues la parte exis- tente tiene 1 1 centímetros de longitud en donde está roto, conociéndose que se prolongaba todavía unos cuantos centímetros; en toda esta exteusion, conserva un grueso casi uniforme de 22 milímetros de diámetro mayor y 15 á 18 milímetros de diámetro menor. Localidad. — He recojido esta pieza sobre las barrancas del rio Lujan cerca de la Villa del mismo nombre. Horizonte. — Piso lujaueuse de la formación pampeana. Paraceros avius Amegh. (Pl. XXXVII, fig. 3) Cervus avius, Ameghino, Lista de las especies de mamíferos fósiles de Monte Hermoso, p. 16. n° 41, Junio de 1888. Cervus patachonicus, Moreno, Boletín del Museo La Plata. Informe preliminar de los progresos del Museo du- rante el primer semestre de 1888, p. 13, Julio de 1888 (nomen nudum). Cervus nvinor ! Moreno, Ob. y pág. cit. (nomen nudum). Cervus intermedius, Moreno, Ob. y pág. cit. (nomen nudum). Esta especie ha tenido uua talla algo inferior á la del Cervus 'paludosas. De los cuernos solo conoz- co fragmentos, suficientes sino para dar de ellos una forma exacta, á lo menos para determinar que no se trata de un Blastóceros sino de un representante del género Paraceros tal como lo he definido. Las partes básales son casi cilindricas, con grandes aca- naladuras ó estrías rugosas, y con un diámetro de 3 á 4 centímetros. Estas estrías ó acanaladuras se vuelven mas raras y mas lisas en la parte distal, hasta que solo se conservan sobre los costados, pero en reducido número, prolongándose casi hasta las ex- tremidades. Las partes distales son cilíndrico- aplastadas particularmente en los puntos de bifur- cación, como lo demuestra muy bien uno de los fragmentos que he hecho figurar en la lámina 37, figura 3. Es esta la especie argentina de ciervo, mas antigua que me sea conocida. Localidad. — Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Moreno, posteriormente á mi primera noticia so- bre esta especie, ha fundado sobre los restos proce- dentes de la misma localidad, tres especies distintas. La primera, que llama Cervus patachonicus, sobre base de cuernos cilindricos y con estrías rugosas, que es evidentemente mi Paraceros avius, atribu- yendo á la misma especie un metatarso aislado, lo que es difícil de probar. La segunda especie, que designa con el nombre de Cervus minor la establece sobre fragmentos de cuernos cilíudrico-aplastados, que es el carácter de los del Paraceros avius y pertenecen evidentemente á la misma especie. Menciona también como del mismo animal un húmero, que solo por voluntad intuitiva sumamente desarrollada es posible deter- minar si procede de la misma especie que un frag- mento de cuerno de ciervo de tal ó cual forma. Por último la tercera especie que llama Cervus intermedius reposa solo sobre un húmero mas pequeño que el que supone ser de Cervus patacho- nicus, pero mas fuerte ! ¡ Una simple exageración del deseo de fundar especies, pero que redunda en perjuicio de la ciencia embrollando inútilmente la sinonimia y retardando la nomenclatura ! Los restos de cuernos de ciervos procedentes de Monte Hermoso, que hasta ahora me son conocidos no indican mas que una especie, el Paraceros avius, y á ella deben referirse todos los restos de ciervos procedentes de ese yacimiento, á lo menos hasta que no se encuentren partes características que permitan distinguir con seguridad otras especies, si ellas realmente existen, lo que no es un imposible, pues donde vivió una, bien pudieron existir dos. BLASTOCEROS gray. Gray, Ann. Mag. Nat. Hist., II ser., t. IX, p. 427. Los representantes de este género se distinguen por sus cuernos cilindricos, ó poco aplastados, casi 608 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS derechos, cortos, con ramificaciones regulares á am- bos lados, y la primera colocada también bastante arriba de la base, mas ó menos á un tercio de la al- tura. Estos cuernos son poco divergentes y están ca- si parados en la cabeza. Blastóceros campestris Fr. Cuv. Cervus campestris, Fr. Cuvier, Dict. d. se. nat., t. VII, p. 484, 1817. Desmarest, Mammal., p. 444. Pr. Wied, Beitr. et. , t. II, 583-2. Rengger, Sdugeth., Parag., 350. Lichtenstein, Darst, etc., tb. 19. Wagner-Schreber, Suppl. , t. IV, p. 369, y t. V, 3, p. 368-19. Burmeister, Syst. Ubers, 1. 1, 314, 2. — Id. Reise, etc., t. II, p. 430-47. — Id. Descr. Phys. etc., t. III, p. 463. Cervus leucogaster (Goldfuss), Schreber, Sdugeth. t. V, p. 1127. Blastóceros campestris, Gray, Ann. Mag. Nat. Hist., II ser., t. IX, p. 428. Gnazuti, Azara, Apunt. etc., t. I, p. 41, n° 5. Habita casi toda la extensión de la República al norte del Chubut. Blastóceros campestris fossilis (Pl. XXXIX, fig. l) Cervus pampaeus, Bravard, Catalogue des collect. pal. etc., 1856. — Catal. des esp. foss., etc., 1861. Cervus campestris, Burmeister, Anal, del Mus. etc., t. I, p. 235. — Id. Descr. Phys. de la Rep. Arg., t. II, p. 218. — Id. t. III, p. 467. Lund, Blik paa Bras. Dyreverden. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 124. Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 80. Los restos de esta especie se encuentran con fre- cuencia en las capas cuaternarias ó post-pampeanas de la provincia de Buenos Aires, y el Dr. Lund ha señalado sus restos en las cavernas fosilíferas del Brasil. Con todo, no hay la misma seguridad de cpie haya existido durante la deposición del limo pam- peano. Bravard en sus listas de los mamíferos fósi- les del país cita una especie de ciervo, que denomi- na Cervus pampeeus, la que, según afirma Bur- meister en sus diferentes publicaciones, es idéntica al Cervus campestris y agrega que existen restos fósiles en el Museo que son absolutamente idénticos á los de la especie actual. En la formación pampeana, existen realmente los restos de una especie de ciervo que si no es idénti- ca al Cervus campestris , es á lo menos muy pare- cida. He examinado de ella varias partes, y particu- larmente, cuernos casi enteros, y no les he encontra- do diferencia con los de la especie actual; sin embar- go, otras partes del esqueleto pudiera muy bien ser que no presentaran la misma concordancia de formas. Por esta razón, me parece, que los restos fósiles de ciervos parecidos al Cervus campestris actual, deben atribuirse á la especie existente solo de una manera provisoria, pero no como un hecho positiva- mente adquirido. Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso piálense y piso querandino de la formación cuaternaria ; y si los restos que se en- cuentran en la formación pampeana son de la misma especie, su aparición remonta hasta el piso lujanen- se de la formación pampeana. Blastóceros paludosus, Cuv. Cervus paludosas, Cuvier, Regne animal, t. I, p. 264. Pr. Wied, Beitr., etc., t. II, p. 580, 1. Rengger, Sdugeth. Parag. 344. Lichtenstein, Darst. neuer Sdugeth. Parag. 344. Wagner-Schreber. Suppl. IV, 367, 16, y V, 367, 18. Pucheran, Monogr. des cerfs, etc. Archiv. d. Mus., etc., VI, p. 452, 1. Burmeister, Syst. Ubers., I, 313, 1. — Id. Reise d. d. La Plata, Stat., t. II, 430, 46. — Id. Descr. Phys. etc., t. III, p. 460. Cervus dichotomns, Illiger, Abh. d. Kon. Akad. z. Berlín, phis. el., 1811, p. 108 y 117. Blastóceros paludosus (Cuvier), Gray, Ann. Nal. Hist., II ser., t. IX, p. 427. Guazupucú, Azara, Apunt., etc., t. I, p. 33, n° 4. Habita la parte nordeste ribereña de la provincia de Buenos Aires, las provincias de Entre Ríos y Corrientes y los territorios del Chaco y de Mi- siones. UNGULADOS 609 Blastóceros paludosus fossilis (PI. xxxvr, fig. 5 y 6; pl. xxxix, flg. 2) Cervus af^nis paludosus , Lund, K. Danske, Vid. Selsk. Skr., vol, IX, p. 198, a. 1842. Cervus magnus, Bravard, Catal., etc. Gervais, Zool. et Paléont. Genérales, ser. 1, p. 133, a. 1867-69. Cervus paludosus, Burmeister, Anal, etc., 1. 1, p. 235. — Id. Descrip. Phys., etc., t. III, p. 467. Cariacus paludosus, Lydekker, Catal. of Foss. Mamm., part. V, p. 329, 1887. Los restos de esta especie han sido señalados en estado fósil primeramente por Lund en las cavernas del Brasil, y luego por Bravabd en la formación pampeana de Buenos Aires, quien designó sus res- tos bajo el nombre de Cervus magnus. Según Bur- meister, los restos fósiles de esta especie que se conservan en el Museo Nacional, no difieren de las partes correspondientes de los individuos actuales de la misma especie. Personalmente he recojido numerosos restos re- feribles á esta especie, en los terrenos cuaternarios, pero muy raras veces en las capas de la formación pampeana. Lvdekker, menciona restos de esta espe- cie recojidos por Bravard y conservados en el Mu- seo Británico, como procedentes de la formación pampeana. Localidad. — Distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Pisos platense y querandino de la formación cuaternaria, y piso lujaneuse de la for- mación pampeana. Blastóceros azpeitianus Amegh. (Pl. XXXVIII, flg. 6) Cervus azpeitianus, Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fos. nuevos , etc., p. 11, n° 16, Febrero de 1888. La especie está fundada sobre un cuerno bastan- te incompleto, al que le falta la base y parte de las ra- mificaciones. El trozo existente tieue unos 40 cen- tímetros de largo, pero entero debía ser sin duda, mucho mas considerable, pues en su parte inferior se enancha, demostrando que acá se bifurcaba dan- do origen á una rama probablemente del mismo grueso por lo menos que la existente. La forma de las ramas lo mismo que la disposición de las bifur- caciones de la parte existente, demuestra que tenía bastante afinidades con el Blastóceros paludosus, sin que sea específicamente idéntico, pero eviden- temente del mismo sub-género. Sin embargo, una diferencia considerable entre las dos especies ac- tuales B. campestris y B. paludosus y el Blastó- ceros azpeitianus se encuentra en la superficie de los cuernos délas dos primeras especies, cubierta de grandes verrugas ó escrecencias irregulares que se extienden aunque disminuyendo de tamaño has- ta cerca de las extremidades, mientras en el Blas- tóceros azpeitianus la superficie del cuerno es li- sa ó casi lisa, presentando solo acanaladuras longi- tudinales poco profundas, que si bien es cierto se presentan también en el B. paludosus, son mas marcadas y acompañadas en una gran extensión por las verrugas mencionadas. La disposición de las ramas tampoco concuerda mucho con B. paludosus, pues el cuerno de este no tiene una rama como la a de B. azpeitianus que se desprende de la parte superior para dirijirse ho- rizontalmente, pues en las especies actuales se di- rijen todas hácia arriba. También el punto de reu- nión de las ramas a y 6 muestra una aplastadura muy pronunciada como no se encuentra parecida en las dos especies existentes. Por otra parte, la rama principal c de la parte exis- tente del cuerno presenta un largo tan considerable que no tiene nada de parecido en Blastóceros pa- ludosus, en el cual las dos ramas principales desde su bifurcación hasta la primera ramificación son ex- cesivamente cortas, pero muy gruesas, mientras la rama mencionada del Blastóceros azpeitianus es relativamente delgada, puesto que solo tiene 3 cen- tímetros de diámetro. También el punto de bifurca- ción de la rama principal ofrece un enanchamiento considerable acompañado de un aplastamiento que siempre falta en B. paludosus. Es de sentir que no exista ni la base, ni una so- la ramificación con su extremidad completa : sin em- bargo la parte existente basta para demostrar que se trata de una especie particular aliada del B. paludosus. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Juan Ameghino en los alrededores de la Villa de Lujan. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana (plioceno el mas reciente). 610 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ANTIFER n. gén. Los representantes de este género se distinguen con facilidad por sus cuernos muy grandes, aplasta- dos todo á lo largo, y fuertemente enanchados en las bifurcaciones, tomando el aspecto de los del reno y del Megaceros. Antifer ultra Amegh. (Pl. XXXVIII, fig. 2) Cervus ultra, Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fós. nuev. etc., p. 14, n° 22, Febrero de 1888. Solo conozco de esta especie un trozo de cuerno procedente de su extremidad distal, que por sus enormes dimensiones indica claramente la talla con- siderable que debió tener este animal. El fragmento existente del cuerno, apesar de que le falta toda la parte proximal en una longitud que aunque no se puede apreciar con exactitud parece no haber sido pequeña, tiene en línea recta sin tomar en cuéntala fuerte curvatura que presenta, unos 55 centímetros de largo, yen su parte mas enanchada a, 138 milí- metros de diámetro transverso. La parte existente muestra las trazas de cuatro ramificaciones, coloca- das todas sobre el mismo plano formado por el ma- yor diámetro de la rama principal. El cuerno es curvado en sentido perpendicular á su mayor diá- metro, de modo que presenta una cara cóncava que era probablemente la interna, y la otra convexa, sin duda la externa. La cara cóncava es fuertemente acanalada ; la cara convexa muestra iguales acanala- duras longitudinales acompañadas de rugosidades en forma de fuertes tubérculos, notándose que las acanaladuras y crestas longitudinales son mas marca- das en las extremidades que en el cuerpo principal del cuerno. Las ramificaciones, á lo menos las de la parte existente, están colocadas todas sobre un mismo lado, prolongándose el otro en un borde continuo, con una doble curva, la que afecta el conjunto del trozo, y otro lateral menos pronunciada. La parte proximal muestra la rotura b, que indica la prolongación hácia abajo ; en este punto la rotu- ra presenta un ancho de 67 milímetros por 35 de grue- so. Inmediatamente hácia arriba en c, se vé la base rota de una ramificación lateral, sin duda alguna la mas grande, pues la parte esponjosa del interior de la rotura ocupa un largo de 66 milímetros, siendo el espesor mínimo en esta rotura de 35 milímetros. De la base inferior de esta ramificación á la segunda hay unos 24 centímetros, en cuyo largo muestra el fragmento su máximo desarrollo en anchura, que empieza hácia abajo inmediatamente encima del ra- mo c con unos 72 milímetros de ancho, hasta alcan- zar arriba al llegar á la segunda ramificación el el ancho máximo de 138 milímetros ya mencionado. Esta segunda ramificación es como el resto del cuer- no ancha y aplastada, teniendo al principio 45 milí- metros de ancho por 30 de'espesor. El ramo prin- cipal sedirije hácia arriba con un ancho de 64 mi- límetros, hasta que unos 1 1 centímetros mas arriba se desprende sobre el mismo lado otra rama rota en la base e, pero que sin duda era la continuación prin- cipal, pues la rotura tiene un ancho de 62 milíme- tros. El ramo de la izquierda que forma la prolon- gación ininterrumpida del costado g, tiene unos 20 centímetros de largo, siendo igualmente aplastado como el resto de cuerno con un ancho de solo 34 milímetros. Este cuerno era probablemente del lado izquierdo. Localidad. — Esta pieza notable ha sido recoji- da en la laguna Adela, en la provincia de Bueuos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). FURCIFER gray. Gray. Ánn. Nat. Hist., t. IX, p. 427. Los representantes de este género se distinguen fácilmente de todos los demás ciervos sud-america- nos, por sus cuernos divididos en la base ó poco encima de ella en dos ramas cortas dirijidas una ade- lante y otra atrás, que pueden ó no estar á su vez subdivididas. UNGULADOS 611 Furcifer bisulcus Molina. Cervus chilensis, Gay y Gervais, Ann. de Sci. nat., III ser. t. IV, p. 91, a. 1846. Gay, Fauna chilena, t. I, 2 Atlas, pl. 10 y 11. Pucheran, Monog. des cerfs,, Arch. d. Mus., t. VI, p. 484. Wagner-Schreber, Suppl., V, 382. Burmeister, N ature , t. IX, p. 82. — Id. Descr. Phys. t. III, p. 462. Wiegman, Arch. f. Naturg., t. I, p. 19, 1876. Cervus antisiensis, D’Orbigny, Nouv. Ann. d\i Mus., t. III, p. 94. — Id. Voy age dans l’Amér. Me'r., t. IV, Mam- mi f. , p. 26, pl. 20. Pucheran, Árchiv. d. Museum., t. VI, p. 467, 490. Wagner-Schreber, Suppl., t. IV, p. 384, y t.. V, p. 387, 27. Tschüdi. Fauna peruana, t. I, p. 241, tb. 18. Capreolus leucotis, Gray, Ann. ofNat. Hist., II ser., 1. VI, p. 224. — Id. Proceed. Zool. Soc., 1849, p. 64, pl. 12. Furcifer Huamel, Gray, Ann. of Nat., Hist., t. IX, p. 427, Furcifer antisiensis , Gray, Ann. of. Nat. Hist., t. IX. p. 427. — Id. Proceed. Zool. Soc., 1869, p. 496. Hamela leucotis, en Ann. Magas. Nat. Hist., V ser., t. X, p. 446, y t. XI, p. 214. Philippi en Arch. f. Naturg., t. I, p. 46, 1870. — Id. Revista cient. y liter. , 1873, p. 380. Cervequus andicus , Lesson, Nouv. tabl. d. Regn. anim., Ma- mmif., p. 173. Equus bisulcus, Molina, Sagg. etc., 2a ed., p. 262. — Id. trad. españ., t. I, p. 364. Habita toda la región occidental de la República que limita con la Cordillera de los Andes. Furcifer bisulcus fossilis Branco, Ueber eine fossile Sciugethier- fauna, etc., 1884. No se conoce fósil en la República Argentina, pero Rranco cita sus restos entre los fósiles, apa- rentemente no de una época muy remota, que se encuentran en el yacimiento de Punin, enRiobamba, en la República del Ecuador. Furcifer sulcatus Amegii. (Pl. XXXIX, fig. 3) Cervus sulcatus, Ameghino, Catal. de la Prov. de B. A. en la Exp. Cont. Sud. Am., p. 40, a. 1882, (nomen nuduinj. — Id. Rápidas diagnosis de mamif. fós. nuev., etc., p. 13, n° 20, Febrero de 1888. Cervus, sp. inédita, n° 184, H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 126, a. 1880. Especie fundada sobre un cuerno desgraciadamen- te incompleto, pero que basta para conocer procede de una especie particular cuyos cuernos eran sim- plemente bifurcados como los del Huemul, pero distintos de los de este, sobre todo por empezar la bifurcación inmediatamente encima de la base, mientras en el Huemul solo empieza unos 2 ó 3 cen- tímetros mas arriba. Además, las ramas son relati- vamente mas largas y mas delgadas, y con una di- rección uu poco distinta. La protuberancia frontal de donde sale este cuerno, existe en parte en el ejemplar que examino y tiene inmediatamente deba- jo de la corona un diámetro de solo 3 centímetros. El círculo de protuberancias óseas que forma la co- rona está completamente destruido, pero inmediata- mentente encima de ella la base del cuerno es muy comprimida literalmente dirijiendo su mayor diáme- tro de adelante hácia atrás, para dar así principio á la bifurcación de ambas ramas que ya se separan la una de la otra á solo 3 centímetros de la base, mien- tras en el Huemul la división se efectúa recien á los 6 centímetros de la corona. Esta parte basal del cuerno, debajo de la bifurcación, inmediatamente encima de la corona, tiene 4 centímetros de diáme- tro ántero-posterior y solo 3 centímetros de diáme- tro transverso. La rama anterior, la mas pequeña, tiene unos 2 centímetros de diámetro, y se dirije liácia adelante y hácia arriba, formando con la rama posterior un ángulo bastante mas abierto que en el Huemul; la parte existente de esta ramificación tie- ne 9 centímetros de largo, pero está rota sin que á esa altura haya disminuido mucho su diámetro lo que prueba que sin duda debía prolongarse todavía varios centímetros. La rama posterior casi cilindrica, tiene unos 23 mi- límetros de diámetro cerca de su separación de la rama anterior, y se dirije hácia atrás y hácia arriba formando luego una curva para inclinarse un poco adelante. La parte existente de esta ramificación tiene 1 7 centímetros de largo, en donde está rota, pero como en esta altura apenas ha disminuido su diáme- tro en unos 3 milímetros, ni hay allí trazas de Ja desaparición de los surcos longitudinales que pre- senta en la superficie, se deduce con bastante segu- ridad que debía prolongarse todavía unos 10 centí- 612 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS metros por lo menos ; esta misma ramificación posterior raramente pasa en el Huemul de 16 cen- tímetros de largo. Pero por las medidas indicadas, una diferencia notable aparece entre ambas espe- cies, en el diámetro de las ramificaciones según la altura en que se examinan. En efecto, en el Huemul ambas ramas al separarse son muy gruesas, disminu- yendo rápidamente de diámetro hácia arriba, mien- tras en el F. sulcntus , el diámetro de la base de las ramas se conserva casi invariable en un trecho con- siderable. Todo el largo del cuerno del Furcifer sulcatus, es recorrido longitudinalmente por un crecido núme- ro de surcos y aristas, que le dan un cierto parecido con el Huemul, pero presentando mas uniformidad, y sin que tengan el excesivo desarrollo en la base que muestran en la especie existente. Localidad. — Ha sido recojido en las orillas del rio de Areco en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). Kurcifer selenítieus Amegh. (Pl. XXXIX, fig. 4) Cervus seleniticus , Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fós. nuevos, etc., p. 14, n^l, Febrero de 1888. Esta especie está fundada sobre gran parte del cráneo, con casi todas las muelas y ambos cuernos rotos en la base, pero conservándose intacta la rama basal anterior de cada uno. Así, aunque no se conoce la forma de los cuernos enteros, la parte existente basta para demostrar que se trata de una especie de caractéres muy particulares. El cráneo es de un animal relativamente pequeño, aunque bastante mayor que el del Cervus campes- iris , pero los cuernos son, en la base, de un grueso excesivo en proporción del tamaño del cráneo. La corona ó círculo de protuberancias óseas que rodea la base de cada cuerno es tan desarrollada como en el Huemul, presentando un diámetro de 5 centíme- tros. Inmediatamente encima de la corona la base se comprime transversalmente, extendiéndose en senti- do longitudinal para formar la bifurcación que se pue- de decir parte desde la base, puesto que ambas ramas se separan á una distancia de solo 4 centímetros de la corona. Esta parte basal tiene un diámetro ántero- posterior de 4 centímetros y solo 25 milímetros de diámetro transverso, mostrando en la superficie al- gunas verrugas y aristas longitudinales, menos apa- rentes á medida que se alejan de la base. La rama principal que se dirijía hácia atrás está rota por desgracia casi inmediatamente después de la bifurcación, quedando así su forma por conocer. En cambio el ramo anterior está intacto ; este ramo basal bastante grueso y largo, presenta varias aris- tas longitudinales menos aparentes hácia arriba, has- ta que desaparecen completamente cerca de la punta. Estos mogotes oculares se dirijen primeramente há- cia adelante y hácia afuera por un espacio de 13 á 14 centímetros, encorvándose luego fuertemente hácia adentro y hácia atrás formando ambos encima de la cabeza una gran media luna. Estas ramas anterio- res, tienen en línea recta sin tomar en cuenta la curvatura, 20 centímetros de largo. La protuberancia frontal que sostiene cada cuerno es en proporción del tamaño del cráneo sumamente gruesa, pues tiene 32 milímetros de diámetro ántero posterior y 30 milímetros de diámetro transverso. El hueso frontal en su parte posterior se levanta á una altura considerable, sin ejemplo que se le pue- da comparar en ninguna de las especies que me son conocidas, para bajar luego hácia adelante formando un plano inclinado sumamente rápido que concluye en su parte anterior en un plano fuertemente depri- mido. La sutura lambdoideaes de una complicación inusitada, lo mismo que la parte posterior de la su- tura metópica, pero esta se vuelve mas simple hácia adelante, levantándose ambos frontales sobre la línea mediana hasta formar una fuerte cresta ó protuberan- cia longitudinal que desaparece hácia adelante en la parte deprimida del frontal. El espacio comprendido entre ambas protuberancias frontales destinadas á sostener los cuernos es todavía mas estrecha que en el Cervus campestris , que es una especie de ta- maño bastante mas pequeño. La parte posterior del cráneo detrás de los fronta- les es proporcionalmente mas estrecha y mas larga que en ninguna de las especies sud-americanas exis- tentes. Las crestas temporales no forman una línea semi-circular, angosta y regular como es la regla, sino crestas ó aristas elevadas, anchas é irregulares, que limitan un espacio de solo unos 25 milímetros de an- cho en su parte mas estrecha, siendo así proporcio- nalmente mas angosto que en el Cervus campestris, separándose también en esto mucho del Huemul, que tiene este espacio muy ancho, como también to- da la parte anterior del cráneo. El espacio compren- UNGULADOS 613 elido entre ambas crestas temporales, es deprimido en su parte posterior con una pequeña cresta sagital que empieza hacia adelante en una pequeña protube- rancia, y termina hacia atrás en la cresta occipital que es muy elevada. La sutura entre los parietales y el occipital es tan complicada como la que separa los parietales de los frontales. La parte superior del occipital forma una protube- rancia ancha y elevada que se inclina hácia atrás for- mando luego una ancha cresta descendente sobre el agujero occipital, mientras que sobre los lados se prolonga para formar la cresta occipital, ancha, ele- vada é igualmente muy inclinada hácia atrás. El llano occipital en proporción del tamaño de la parte posterior del cráneo es ancho, pero bajo, no presentando mas particularidad que una fuerte con- cavidad de sus partes laterales. Examinando el cráneo de lado, lo que llama inme- diatamente la atención es el tamaño considerable de las órbitas, y la gran profundidad de las fosas lacrimales. La base del cráneo está demasiado gastada y en- foscada para que se puedan apercibir en ella algunos caractéres distintivos. Sin embargo, existen todavía casi todas las muelas, las que por su desgastamiento considerable denotan pertenecer á un individuo ya bastante viejo. Los verdaderos molares presentan una corona casi cuadrada, sin vestigios en el lado interno del tubérculo accesorio mas ó menos grande que se encuentra en los molares superiores de los ciervos. Por este carácter el Furcifer seleniticus difiere muchísimo del Cervus tuberculatus. Dimensiones , , í ántero-posterior 0m0085 Diámetro del p. * \ transverso 0.006 , , , , . ( ántero-posterior 0.0085 Diámetro del p. - , n nrir. _ , , , , , ( ántero-posterior 0.008 Diámetro del p. — i . A nirv , . , ( ántero-posterior 0.012 Diámetro del m.A ! , n A1C1 ( transverso 0.012 , , , „ ( ántero-posterior 0.013 Diámetro del m. ¡ transyerso 0.013 Diámetro del m. A \ f^ro-posterior 0.013 (transverso 0.011 Longitud del espacio ocupado por las seis muelas supe- riores 0.070 . . , . . , , , (p.í 0.027 Ancho del paladar entre los i , Ancho del espacio comprendido entre ambas protuberan- cias frontales, en la base 0.034 Ancho de los frontales al nivel de las protuberancias fron- tales 0.083 Ancho máximo del frontal en la parte posterior de las ór- bitas 0.098 Ancho mínimo de la frente entre las órbitas 0.075 Í ántero-posterior. . 0.051 transverso 0.046 Ancho máximo del cráneo entre los parietales 0.066 Diámetro transverso del llano occipital encima del agujero occipital 0.070 Diámetro vertical del llano occipital de la parte superior del supra-occipital á la parte superior del agujero occi- pital 0 ■ 04D Longitud del plano superior del cráneo comprendido de- trás del frontal 0 . 068 Localidad. — He descubierto este cráneo sobre las barrancas del rio Lujan, cerca de Olivera. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). EPIEURYCER0S n. gén. Cuernos, cortos y anchos, formados por una lá- mina ósea en forma de abanico, que se enancha in- mediatamente encima de la corona, para terminar en un borde delgado del que salen cuatro ó cinco puntas, poco marcadas. Epieuryceros truncus n. sp. (Pl. XXXVIII, fig. 1) La especie me es conocida por un cuerno casi entero, aunque en bastante mal estado, pero de una forma tan peculiar que no es posible confundirlo con los de ninguna otra especie. El trozo existente tiene unos 14 centímetros de largo, y cuando en- tero no debía tener mas de 20 ó 22 centímetros. La base es casi circular y de unos 4 centímetros de diámetro, pero inmediatamente arriba de la co- rona se enancha de una manera considerable, alcan- zando un diámetro ántero-posterior de mas de 9 centímetros, debido sobre todo al borde anterior que se dirije hácia adelante, en donde debía terminar un mogote ó prolongación ocular muy corto, como lo indica muy bien la parte existente que se adel- gaza rápidamente demostrando que por esta parte no se extendía mucho hácia adelante. El borde pos- terior se extiende formando una línea casi recta, por un espacio de 1 4 centímetros en donde empieza á 614 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS adelgazarse, probando que apenas podía prolongarse 6 ó 7 centímetros de mas, formaudo en su parte distal una prolongación de 5 centímetros de ancho, y de solo 2 de espesor máximo, que debía terminar probablemente en dos puntas muy cortas. Entre esta extremidad posterior y el borde anterior, se extiende un borde delgado, casi en todas partes destruido, pero del que existe todavía un pequeño trozo intacto, que forma una curva entrante que demuestra existía acá otra prolongación muy corta. La forma del cuerno entero está restaurada en la figura 1 a, de la lámina 38, y seguramente el objeto entero no podía diferir mucho de esta restauración, que está indicada por los contornos de la pieza. El borde posterior, es después de la base, la parte mas gruesa ; empieza en su extremidad pro- ximal con un grueso de 4 centímetros y disminuye luego progresivamente hasta la extremidad distal. La parte interna de esta lámina, forma una su- perficie con fuertes estrías longitudinales, que presenta hácia el centro á pocos centímetros de la base una fuerte concavidad. La cara externa es casi plana, con unos pocos surcos longitudinales, y con una fuerte depresión,, ancha y de fondo cóncavo, que corre á lo largo del borde posterior, el que presenta a su vez una línea longitudinal de verrugas, las únicas que existen en toda la superficie del cuerno. Localidad. — He recojido esta pieza en los tra- bajos del puerto de La Plata, en la Ensenada. Horizonte. — Piso enseuadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Sobre las relaciones de parentesco y descenden- cia de los Cérvido e sud-americanos, no es posible todavía avanzar nada de preciso, pues si bien algu- nos géneros como Blastóceros y Coassus presen- tan afinidades con el Cariacus de Norte América, ciertos géneros fósiles parecen tener mayores afini- dades con formas del antiguo continente. Por otra parte, por lo que concierne á las cuestiones de des- cendencia, teóricamente se puede determinar que el tipo mas primitivo de todos los conocidos es el del Coassus, y sin embargo, es el que hasta ahora, á lo menos aparentemente, aparece en tiempos mas recientes. El gran desarrollo de los ciervos durante la formación pampeana, nos prueba que debemos buscar su filiación en épocas mas remotas, en los terrenos pre-pampeanos, de la época miocena, de los que hasta ahora no conocemos casi nada que se refiera á esta familia. AlXTILOPIDAE Se distinguen de los Cervidse por la ausencia constante délos caninos superiores, y por los cuernos, que existen en ambos sexos, siendo persistentes, formados por un prolongamiento óseo de los frontales, dere- cho ó vuelto en espiral, que termina en punta, y contiene en su interior un considerable número de pequeñas cavidades ; este eje óseo está cubierto por un estuche córneo que lo envuelve hasta la base. No se conoce hasta ahora mas que un género de la República Argentina, que ha recibido el nombre de Pla- tatherium. Los antílopes, no tienen en la actualidad representantes en Sud-América. No dejó así de causar sorpresa, cuando Luxn hace cerca de medio siglo, anunciaba el hallazgo de un representante de la familia de los Antilopidse como fósil en las cavernas del Brasil, sobre cuyos restos fundó un nuevo género que designó con el nombre de Leptotherium, reconociendo de él dos especies, una que llamaba Leptotherium ma- jus y la segunda Leptotheriumminus. Pero mas tarde, el autor reconoce, que no es siempre fácil dis- tinguir los restos de verdaderos antílopes, de los que pertenecieron á representantes de la familia de los Cervidse y concluye por atribuir el pretendido antilopino llamado Leptotherium á un representante del género Cervus, pero sin ilustrarnos sobre la especie de este último, aunque de su disertación deja entre- ver que se trataba probablemente de ciervos con cuernos simples ó formados por una simple daga, que constituyen el sub-género Coassus. Otros restoslos atribuyó á un verdadero antílope, que denominó Antílope Maquinensis, que también con razón ó no, ha sido considerado á su vez como una especie de ciervo. UNGULADOS 615 Sin embargo, sería hoy difícil negar que no hayan existido en Sud-América, animales de la familia de los antílopes, pues aunque escasas, se conocen piezas que no permiten abrigar dudas al respecto. En 1874, descubría cerca de Mercedes, fragmentos de cuernos acompañados de algunos grandes huesos que me parecieron proceder de un animal muy parecido al buey, sobre todo por los fragmentos de cuer- nos acribillados de cavidades en forma de celdas, designando provisoriamente el animal con el nombre de Bos pampaeus. En 1880, al redactar conjuntamente con el Dr. H. Gerv ais nuestro catálogo de los mamíferos fósiles de Sud-América, tuvimos ocasión de examinar restos parecidos. Sobre fragmentos de cuernos nos pareció re- conocer un antílope, que designamos con el nombre de Antílope argentina, mientras que, sobre otras par- tes de un esqueleto que denotaba un animal de grandes dimensiones, fundamos un nuevo género que desig- namos con el nombre de Platatherium. Todos estos restos proceden indudablemente'de animales déla familia de los Antílopes, y probablemen- te de un mismo género, el Platatherium, que parece haber sido muy escaso, y al que deben referirse, á lómenos provisoriamente, todos los restos fósiles considerados como de Bos ó de Antílope, encontrados en Sud-América . PLATATHERIUM n. gerv. y ameghino- II. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 130, a. 1880. Ha sido este un animal de gran talla, provisto de cuernos derechos como la generalidad de los antí- lopes, con muelas inferiores muy comprimidas, de corona elevada, y los verdaderos molares con una columna vertical elevada en el surco interlobular externo. Platatherium pampseum Amegh. (PI. xxxviii, fig. 2 y 4| Bos pampaeus, Ameghino, Journal de Zoologie, p. 527, a. 1875, (nomen nudum). Antílope argentina, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc,, p. 130, 1880. Platatherium niagnum, H. Gervais y Ameghino, Ob. y pág. cit. En las colecciones del Museo de Paris, se con- serva de este animal, la extremidad de un cuerno, una rama de mandíbula inferior, la cadera y algu- nos huesos de los miembros, recojidos por Fran- cisco Seguin en la provincia de Bueuos Aires. El fragmento de cuerno, que es el que nos sir- vió de base para establecer la existencia de la An- tílope argentina, es un trozo de la extremidad que solo tiene unos seis ó siete centímetros de largo y un diámetro en la parte rota, de un po- co mas de dos centímetros. Este fragmento, por las cavidades irregulares que presenta en todo su in- terior, poco desarrolladas y alargadas en sentido longitudinal, por su forma circular, por su direc- ción completamente recta, y por su terminación en punta aguda, no permite ser atribuido mas que á un animal del grupo délos antílopes. Después de este fragmento, la pieza de mayor importancia que se conserva, es una rama izquier- da de la mandíbula inferior, de un animal todavía bastante joven. Esta pieza muestra adelante el p. ^ persistente que recien sale fuera del alveolo, los dos últimos dientes de la primera dentición, deba- jo de los cuales se ven surjir los premolares persis- tentes que deben reemplazarlos, y atrás de estos se ven las tres muelas verdaderas de la dentición per- sistente, de las que, la última no ha completado to- davía su desarrollo. Esta série dentaria ocupa un es- pacio longitudinal de un poco mas de 1 5 centíme- tros, pero cuando todas las muelas persistentes hubieran alcanzado su completo desarrollo, la sé- rie dentaria completa de las seis muelas inferio- res debía ocupar un espacio longitudinal de 165 milímetros, lo que indica un animal comparable á una de las mas grandes especies del género Bos. Los premolares persistentes, que recien empie- zan á aparecer debajo de las muelas de la primera dentición, no permiten ninguna observación de im- portancia. 616 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La primera muela desarrollada, es la penúltima de la dentición de leche, ya muy gastada y por caer; tiene 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 10 milímetros de diámetro transverso. La corona muestra una gran escotadura ó pliegue entrante so- bre el lado interno, situado mas ó menos en su tér- cio anterior. El diente siguiente es la última muela caediza, de gran tamaño y trilobada al lado externo, con cua- tro pliegues de esmalte externos que penetran en la corona. Esta muela, un poco gastada sobre el lado interno, tiene 21 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 13 milímetros de diámetro transverso. El m. -j completamente desarrollado, es un dien- te bilobado por un surco ancho y profundo al lado externo, de cuyo fondo se levanta una columna ver- tical, circular, que llega hasta la corona, en donde es atacada por la masticación, pero conservando el círculo de esmalte independiente del que envuelve la muela. Sobre el lado interno muestra una depre- sión muy profunda, pero ancha, que separa dos co- lumnas convexas, de la que la anterior tiene una pequeña arista sobre la parte posterior, formando también arista los dos ángulos interno anterior y posterior. La corona tiene 23 milímetros de diáme- tro ántero-posterior, y 12 milímetros de diámetro transverso. La parte de la muela que sale fuera del alveolo, tiene 25 milímetros de alto, y la columna accesoria externa 3 milímetros de diámetro. El m. j es de la misma forma, con la única dife- rencia de la columna externa que es estiliforme y no pasa de la base de la corona, pero probablemente con la edad alcanzaba también la superficie mastica- toria. La corona tiene 34 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 12 milímetros de diámetro trans- verso. El m. no ha alcanzado todavía su completo de- sarrollo no presentando aún visible el lóbulo poste- rior. Localidad. — Estos restos se han encontrado en la provincia de Buenos Aires, pero ignoro el punto mismo de dónde han sido extraídos. Horizonte. — Parte superior de la formación pampeana. AMBLYPODA Es este un orden de mamíferos ungulados primitivos, que alcanzó su gran desarrollo en los primeros tiempos de la época terciaria, y desapareció antes del fin de la época eocena. Se conocen unos pocos representantes del eoceno de Francia y de Inglaterra, pero en Norte-América al- canzaron un desarrollo extraordinario. Todos los géneros hasta ahora conocidos se caracterizan por tener cinco dedos en cada pié. En el pié anterior los huesos internos del mesocarpo están colocados en série lineal con los del metacarpo, el lunar está sostenido por el maguo y el unciforme, y en el pié posterior el cuboides se articula con el cal- cáneo y el astrágalo presentando los huesos del tarso alternados. Los piés son cortos y plantigrados, con el astrágalo aplastado y con la ranura superior en forma de polea apenas acentuada. El cráneo se distingue por una cavidad cerebral sumamente pequeña, con dientes siempre esmaltados, generalmente trituberculares, á menudo con formidables defensas superiores producidas por un gran desarrollo de los caninos. Proceso post-glenóides siempre presente. Se han encontrado algunos representantes de este orden en los terrenos eocenos de la República Ar- gentina, pero hasta ahora no en gran abundancia. Este gran grupo, fundado por el profesor Cope, lo divide el mismo autor en tres órdenes ó sub-órdenes que distingue de este modo: Astrágalo sin cabeza, fémur sin trocánter tercero, incisivos superiores ausentes. Dinocerata. UNGULADOS 617 Astrágalo sin cabeza, fémur con trocánter tercero, incisivos superiores presentes. Pantodonla. Astrágalo con cabeza, fémur con trocánter tercero, incisivos superiores presentes. Taligrada. DINOOERATA Los representantes de este orden, todos de talla jigantesca, se distinguen inmediatamente por el crá- neo que lleva varios pares de protuberancias en forma de cuernos, y por la ausencia constante de incisivos superiores. Los caninos superiores son muy desarrollados, afectando á menudo la forma de defensas. El fémur no lleva trocánter tercero, y el astrágalo carece de prolongamiento anterior ó cabeza. Este orden hasta ahora parece ser exclusivo de los terrenos eocenos superiores de Ñor te- América. Los representantes de este orden se distinguen por el cráneo que carece de prolongaciones en for- ma de cuernos, y presenta siempre incisivos superiores, con la dentición completa pero en série in- terrumpida. El fémur lleva un trocánter tercero, pero el astrágalo carece de prolongamiento anterior ó ca- beza. Los caninos están siempre bien desarrollados. No se conoce hasta ahora mas que una sola familia de este orden, la de los La sínfisis mandibular es fuerte, larga, con sus dos mitades siempre soldadas por anquílosis. Los incisi- vos, siempre presentes, son de raíz larga, cilindrica y de base siempre cerrada. Los caninos tienen un desarrollo considerable, y los verdaderos molares presentan dos crestas transversales mas ó menos per- fectas, ya completamente separadas, ya reunidas por una de sus extremidades, según los géneros ó el número del diente. Esta familia, durante los primeros tiempos terciarios tuvo representantes en Europa y en ambas Américas. PANTODONTA COH\I'UOI»OMII>/E Ameghino. Rápidas diagnosis de mamif. fós, nuevos, p. 10, n° 13. Febrero de 1888. PYROTHEPJUM amegh. este animal, solo me permiten dar como caractéres genéricos, la presencia de muelas con dos crestas transversales como las de los Tapiridse, acompa- ñadas de grandes incisivos acuminados, con capa de esmalte únicamente sobre la cara anterior de la co- rona. Los escasísimos restos que hasta ahora conozco de 78 618 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pyrotheriuin Romeri Amegii . (Pl. lxxii, fig. 11 ; pl. lxxvii, íig. io) Ameghino, Obra y pág. citada. La especie está fundada sobre un diente canino, un premolar y dos molares, piezas que bastan para demostrar que se trata de un gran paquidermo que no tiene analogía con ninguno de los que hasta ahora se han encontrado en nuestro país, pero con los principales caractéres de los géneros de la familia de los Coryphoclonticlee , propia de la base del eoceno en Europa y Norte-América. El premolar es el primero del lado derecho de la mandíbula inferior, procedente de un individuo su- mamente viejo, de manera que presenta la superfi- cie masticatoria de la corona completamente plana y sin esmalte, pero con una cresta de esmalte pe- riférico cuyo espesor pasa á veces de un milímetro, formada por la capa de esmalte que rodea toda la su- perficie periférica vertical de la corona. La corona tiene una forma casi triangular, angosta y redondea- da adelante, ancha y aplastada atrás, y bilobada por dos surcos perpendiculares opuestos, el del lado in- terno apenas acentuado y el del externo bien mar- cado. Sobre todo el largo de la cara externa se ex- tiende un fuerte reborde de esmalte que se eleva hasta acercarse á la superficie masticatoria. La coro- na tiene 43 mm. de diámetro ántero-posterior, 15 mm. de diámetro transverso adelante, 26 en hiparte posterior del lóbulo anterior y 34 en la parte mas posterior del segundo lóbulo. Las raíces están des- truidas, pero parecen haber sido en número de dos, una mas chica adelante y la otra mucho mas gruesa atrás. De los dos molares verdaderos, uno es de co- rona incompleta y procede de un individuo re- lativamente todavía bastante joven. Esta muela, cuya posición me es imposible determinar, pero que, dado su gran tamaño, supongo sea una de las últimas superiores, está formada por dos cres- tas transversales, angostas en la cúspide y an- chas en la base, separadas por un valle transversal angosto y profundo. De estas dos crestas una es mas pequeña y se conserva intacta ; la otra es consi- derablemente mas grande pero solo existe de ella la parte adyacente al valle central. Toda la corona del diente ha estado cubierta por una capa de esmalte de 2 milímetros de espesor, muy rugosa y estriada en sentido perpendicular. La cresta transversal mas pequeña muestra una cúspide ya en parte atacada por la masticación y en forma de arco de círculo, convexa sobre el lado que limita el surco transversal y cóncava sobre el lado opuesto, cuya cara vertical está también un poco excavada perpendicularmente. La cúspide de la cresta tiene 37 milímetros de diámetro transverso y 1 1 milímetros de ancho ; en la base tiene 55 milí- metros de diámetro transverso y 20 de ancho, y el alto de la cresta es de 35 milímetros. La segunda cresta mas grande pero incompleta, tiene sobre el surco transversal, 65 milímetros de diámetro transverso, formando acá una cara vertical también un poco excavada en el medio. De las raíces no quedan absolutamente vestigios. Calculo que la muela entera ha tenido unos 6 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, y algo mas de diámetro transverso. La segunda muela, de dimensiones todavía mayo- res, procede de un individuo sumamente viejo, y supongo sea la penúltima superior. La corona es casi cuadrada, de 62 mm. de diámetro ántero-poste- rior y 70 mm. de diámetro transverso en la base; está formada por dos crestas transversales un poco desiguales, la de adelante de mayor diámetro ánte- ro-posterior pero de menor diámetro transverso, y la posterior de mayor diámetro transverso pero mas aplastada de adelante hácia atrás. La superficie de estas crestas está completamente gastada, habiendo desaparecido todo vestigio de esmalte, del que solo queda la hoja periférica que forma un reborde ele- vado todo alrededor. La cresta transversal anterior tiene en la cúspide 26 mm. de diámetro ántero-pos- terior, por 56 mm. de diámetro [transverso; la pos- terior tiene 20 mm. de diámetro ántero-posterior por 60 mm. de diámetro transverso, estando ambas crestas separadas por un profundo surco transver- sal muy angosto. Tanto sobre el lado interno como sobre el externo hay un fuerte reborde de esmalte ó cíngulo basal que oculta en parte la ¡hendidura que separa ambas crestas, y asciende hasta la superficie de la corona, adelante y atrás. La parte mas ele- vada de la corona, tiene 35 mm. de alto. Las raíces están completamente destruidas. El canino que acompaña estas muelas es incom- pleto, faltándole una parte considerable de la ba- se, y una pequeña parte de la cúspide. El trozo existente tiene en línea recta 16 centímetros de lar- UNGULADOS 619 go. Es poco curvo, de sección elíptica, un poco comprimido lateralmente y acuminado en la punta. El esmalte recien aparece hacia la mitad del largo del diente, ó quizás mas adelante, formando una capa que cubre al principio únicamente la cara ante- rior, pero poco á poco se ensancha hasta que cerca de la cúspide llega á cubrir casi por completo las caras laterales, pero sin alcanzar la cara interna ó posterior que parece permanecía sin esmalte en to- do su largo. La superficie del esmalte es muy ru- gosa. Una de las caras laterales del diente, que supongo sea la externa, es convexa ; la opuesta, al contrario, es fuertemente deprimida, menos en la cúspide en donde se vuelve también convexa; la cara anterior es un poco mas ancha ó menos comprimida que la posterior. La base de la parte existente tiene 37 milímetros de diámetro ántero-posterior y 22 á 23 milímetros de diámetro transverso, conservando estas dimensiones en los tres cuartos de su largo, en donde ya cerca déla cúspide empieza á disminuir rápidamente, conociéndose debía concluir en punta aguda. Localidad. — Estas piezas me han sido regaladas por el capitán Antonio Romero, como procedentes del rio Ne liquen en la Patagonia setentrional. Horizonte. — Según lo que conocemos hasta aho- ra de la geología de la región de donde proceden esas piezas, es permitido suponer que son del piso pehuenche, Larámico ó Palaeoceno inferior. PLANODUS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., 20, a. 1887. Este animal, está representado por fragmentos de mandíbula inferior, cuyos dientes presentan un par de raíces bifurcadas en la extremidad, y los premo- lares son comprimidos transversalmente. Desgra- ciadamente no se conoce ningún diente con la corona intacta, lo que no permite determinar definitiva- mente la colocación sistemática de dicho género. Planodus ursimis Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n° 91, a. 1887. tante considerable, pues un fragmento de mandí- bula inferior con las dos últimas muelas, con la corona destrozada, muestra un tamaño considerable, y los dos dientes ocupan un espacio longitudinal de 7 centímetros. La pieza mas característica es un fragmento de mandíbula en el que se halla implantado un pre- molar, que supongo ser el tercero, con dos raíces anchas y largas, diverjentes, divididas en la base, y arqueadas hacia atrás. La corona, aunque des- trozada, se conoce era bastante comprimida trans- versalmente y seto i-sectorial, de 23 milímetros de largo, y sin duda también bastante elevada. Las dos raíces son bastante desiguales, la anterior mas pequeña y mas corta tiene 24 milímetros de largo, y la posterior mas grande 34 milímetros. Detrás de este diente se vé la parte anterior del alveolo del premolar siguiente, cuya raíz anterior igualmente arqueada liácia atrás en su parte inferior era todavía mas ancha y mas larga, con la base también bifur- cada. Localidad. — Descubierto por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceuo infe- rior). ADELOTHERIUM amegh- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, a. 1887. Mamífero extinguido de gran talla, cuyas afini- dades son difíciles de precisar, pues solo se conoce un fragmento de síufisis de la mandíbula que parece indicar que tuvo dos grandes incisivos medianos muy gruesos y dirijidos liácia adelante, un inci- sivo externo á cada lado mas pequeño, seguido de otro diente muy pequeño y dirijido liácia arriba que tanto puede ser el i. como el canino, y de- trás del cual viene una muela bastante grande, un molar persistente que aún no había sido atacado por la masticación; todos estos dientes colocados en serie continua. La sínfisis parece presentar alguna relación con la del Coryphodon. El Planoclus ursinus era un animal de talla bas- 620 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Adelotheriiim scabrosum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20. n° 92. a. 1887. Del par de incisivos internos (i. T) solo existe la base de los alveolos, de forma circular y de fondo cóncavo, que demuestran que los incisivos eran de raíz cilindrica y bastante gruesos, pues el diámetro de los alveolos en su parte inferior ó basal es de 18 milímetros. Del i. - existe la base de la raíz, que demuestra era un diente mucho mas pequeño que el incisivo interno, pues solo tiene 9 milímetros de diámetro. El diente que sigue, que corresponde al incisivo tercero, ó quizás al canino, es muy pequeño y colo- cado afuera de la serie de la línea dentaria, sobre el borde externo de la mandíbula, dirijiéndose hácia arriba. La corona está rota, pero por la parte im- plantada en el alveolo se conoce era de forma algo elíptica, de un diámetro máximo de G milímetros, con su borde anterior interno mas ancho, y el pos- terior externo mas angosto, redondeado y cubierto por una capa de esmalte. El diente que sigue inmediatamente hácia atrás es una muela de reemplazamiento, que aún no había salido afuera del alveolo, y que por consiguiente todavía no había atacado la masticación. Su cara externa es bilobada por un surco perpendicular pro- fundo, y la interna muestra en su parte posterior dos tubérculos puntiagudos aislados que se unen al centro de la corona que parece formaba una cúspide elevada. Por lo que se puede juzgar por la rotura de la mandíbula inmediatamente detrás de esta muela parece tenía un cíngulo basal bien desarro- llado tanto al lado interno como al externo. El tamaño de este diente era considerable, pues tal como se presenta, sin haber alcanzado su completo desarrollo, tiene un diámetro ántero-posterior de 20 milímetros, y 14 milímetros de diámetro trans- verso en la base de la corona. La sínfisis muestra un gran agujero mentoniano de 7 milímetros de diámetro, colocado debajo del se- gundo incisivo, y uno mucho mas pequeño mas hácia atrás debajo de la muela mencionada. Localmad. — Los restos de este animal han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). ADRASTOTHERIUM amegh- Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, a. 1887. Este es otro mamífero extinguido de gran talla cuyos caractéres son difíciles de establecer y por consiguiente también su colocación, pues solo lo incluyo en este grupo provisoriamente; no conozco de él mas que parte de la rama derecha de la mandíbula inferior en la que se encuentran los alveolos de tres muelas colocadas en la parte posterior de la rama horizontal, que parecen haber sido las únicas que tuvo cada rama mandibular, esceptuando natu- ralmente la parte anterior que corresponde á la im- plantación de los incisivos y del canino que falta en el ejemplar en cuestión. Los dos alveolos de la última muela ocupan un espacio longitudinal de 45 milímetros, de manera que este fué el diámetro ántero-posterior mínimo de la corona. Los dos alveolos de la penúltima muela son de tamaño mas igual y mas cilindrico, ocupando un espacio longitudinal de 39 milímetros. Los cuatro alveolos correspondientes á las dos últimas muelas ocupan así un espacio de 8 centímetros, lo que indica claramente el tamaño considerable de los dientes que en ellos se implantaban. La muela antepenúltima era, al contrario, muy pe- queña y muy arrimada contra la parte anterior de la penúltima como lo demuestran dos alveolos muy pequeños y pocos profundos que se encuentran in- mediatamente adelante del alveolo anterior de la penúltima muela. Adelante de estos pequeños alveo- los la rama mandibular es macisa demostrando que no se implantaban en ella otros dientes. La mandíbula, en proporción de su tamaño, es sumamente gruesa. El alto de la rama horizontal es de 61 milímetros debajo de la antepenúltima muela, y de 75 milímetros debajo de la última, alcanzando un espesor de 37 milímetros. La rama horizontal es regularmente convexa sobre su cara externa, y al contrario deprimida y excavada sobre la interna, particularmente en su parte inferior. El agujero mentoniano es pequeño y se abre debajo de la parte anterior de la antepenúltima muela. La rama ascendente parece haber tenido su borde UNGULADOS 621 anterior muy inclinado hacia atrás como en los cetáceos y algunos otros mamíferos inferiores. Adrastotkerium climotum Amegh. Asieghino, Enumeración sistemática, etc., p. 20, n" 93, a. 1887. Los alveolos que presenta el fragmento de man- díbula en cuestión demuestran que las dos últimas muelas eran de gran tamaño, pero la que las prece- día debía ser al contrario muy pepueña, aunque las tres tuvieron dos raíces cada una. De la última muela existe la raíz posterior, de sección rectangular en su parte superior y cónica en la inferior, en donde termina en base completamente cerrada; en su parte superior al nivel del borde alveolado tiene 19 milímetros de diámetro ántero-posterior y 1 7 milí- metros de diámetro transverso. El alveolo de la raíz anterior demuestra que esta fué mas corta pero mas ancha, pues tiene solo 1 1 milímetros de diá- metro ántero-posterior, y 16 de diámetro trans- verso. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Caulos Ameghijno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). TALIGRADA Dentición compuesta de incisivos, caninos y molares, en número variable y siempre en serie interrum- pida. Incisivos superiores siempre presentes, y á veces desarrollados en forma de grandes defensas. Húmero con agujero epicondiliauo. Ilíaco delgado y largo. Astrágalo con un prolongamiento anterior ó cabeza. Fa- langes ungueales en parte hendidas. Se conocen dos familias de este orden, que se distinguen por los caractéres siguientes : Verdaderos molares superiores trituberculares, caninos bien desarrollados pero no en forma de defensas. Pantolambdidse. Verdaderos molares superiores cuadrituberculares, caninos superiores desarrollados en forma de formidables defensas. Astrsipotheridse. La familia de los Pantolambdidse es hasta ahora exclusiva de los terrenos eocenos de Norte América, y la de los Astrapotheridce , de los terrenos eocenos de la República Argentina. ASTRAPOTHERIDCE Los Astrapotheridce se distinguen por una cavidad cerebral sumamente pequeña, y por tener cinco muelas superiores y cuatro inferiores en cada lado de cada mandíbula. Los verdaderos molares superiores son cuadrituberculares. Los incisivos son pequeños y los caninos afec- tan la forma de grandes defensas. La apertura nasal está colocada bastante atrás en la parte superior del crá- neo. El occipital esaltoy estrecho, con cóndilos occipitales muy grandes. Las órbitas son sumamentepequeñas. 622 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ASTRAPOTHERIUM burm. Burmeister, Descr. Phys. de la llép. Arg., í. III, p. 517, a. 1879. Mesembriotherium, Moreno, Patagoniá, resto de un conti- nente hoy sumergido, p. 20, a. 1882. El primer vestigio de este género, consistente en una muela superior destrozada, fué descubierto por el capitán Sun van en las costas de la Patagonia aus- tral y llevado á Inglaterra, en donde Owen lo consi- deró como de una especie jigantesca del género Nesodon , que designó en 1853 con el nombre de Nesodon magnus. Resde entonces no se solvieron á encontrar otros restos, hasta el año de 1877, en el que More- no durante su viage y ascensión del rio Santa Cruz recojió el cráneo algo imperfecto, que por sus di- mensiones revelaba un animal jigantesco, de carac- téresmuy distintos de todos Jos que hasta ahora nos eran conocidos ; esta pieza estaba acompañada de un gran colmillo de forma muy rara, que parecía proceder del mismo cráneo, al que en efecto pudo luego adaptarse perfectamente. Este cráneo com- prendía sus dos tercios posteriores, conservando so- bre el costado derecho una pequeña parte de Ja re- gión anterior que lleva el canino mencionado. El paladar estaba completamente destruido, y del resto de la dentadura solo había una gran muela del cos- tado izquierdo. El cráneo todavía en gran parte envuelto en la roca de que había sido extraído, fué examinado por Burmeister y descrito luego bajo el nombre de As- trapotherium patagonicum. Según el autor, el animal era muy parecido al Brontotherium de Norte-América, y también algo al Dinoceras , sobre todo por el colmillo, que supone es idéntico. Le pa- reció ver en la parte superior y anterior del cráneo trazas de protuberancias parecidas á las que se en- cuentran en los cráneos de los géneros norte-ame- ricanos mencionados, y sobre la misma muela comple- tamente gastada le pareció entrever una semejanza, suponiendo que cuando todavía no estaba gastada por la masticación la corona debía presentar dos crestas transversales. El Dr. Moreno, en una conferencia dada en los salones de la Sociedad Científica Argentina en Julio de 1882, rebatió con vehemencia las opiniones de Burmeister, negando que el animal en cuestión tu- viera alguna afinidad con el Brontotherium. Cree que mas bien tiene caractéres de marsupial por su forma general y por la de la única muela conservada (sic) ; agrega además que el cráneo presenta tam- bién relación con los carniceros, ofreciendo notable parecido con el del Machceroclusl como también con las focas y las morsas, lo que le hace creer haya per- tenecido á una forma marsupial transitoria de cos- tumbres acuáticas !! Fundándose luego en el error padecido por Burmeister al acercarlo al Bronto- therium, como en la circunstancia de haberlo des- crito en su ausencia sin permiso para ello, y re- cordando su derecho (?) de descubridor, Je cambia el nombre por el de Mesembriotherium Brocee. Desgraciadamente para Moreno la ciencia es menos sentimentalista é infinitamente mas práctica ; ella no admite mas derecho que el de la prioridad de la pri- mera denominación siempre que no sea ella una simple nómina nuda, como sucede con la tota- lidad de los nombres científicos introducidos por la imaginación ligera y sutil del mencionado autor. Evidentemente, el animal deque se trata no tie- ne nada de común con el Nesodon, correspondién- dole por derecho de antigüedad el nombre genéri- co de Astrapoiherium que le dió Burmeister, y el específico de magnum que primeramente le aplicó Owen, aunque fuera considerándolo como un Nesodon. Astrapotherium magnum (Owen) Amegh. (Pl. xxx, fig. i, 2 y 3) Nesodon magnus, Owen, Description of some Species of the extinct Genus Nesodon, Philosoph. Transad., 1853, p. 308, pl. XVIII, fig. 21, 22. Astrapoiherium patagonicum, Burmeister, Descrip. phys. etc., t. III, p. 517, a. 1879. Amegiiino, Enumeración sistemática de los mamí- feros eocenos , etc., p. 19, n° 81, a. 1887. Mesembriotherium Brocee, Moreno, Ob. y pág. citada, 1882. En la colección recojida por Carlos Ameghino, vienen piezas importantísimas que arrojan una nue- va luz sobre las verdaderas afinidades de tan enig- mático animal, pero antes de examinarlas me pare- ce conveniente hechar una rápida ojeada sobre los caractéres que 'presenta el cráneo recojido por Mo- reno. UNGULADOS 623 Esta pieza, que cuando la examinó Burmeister, estaba en gran parte envuelta en un trozo de roca, y en parte destrozada, ha sido desembarazada de la mayor parte de la ganga que la cubría, agregán- dosele los pedazos sueltos, de manera que ahora el cráneo montado comprende toda la parte pos- terior completa basta la región anterior de la fren- te, en donde está roto sobre el lado izquierdo, pero sobre el lado derecho se continúa la pared lateral hasta el colmillo. Los arcos zigomáticos existen en los dos lados, pero del paladar solo existe la parte posterior del palatino, y una gran muela del lado izquierdo, faltando por completo todo lo demás. Este cráneo, apesar de existir de él mas délos dos tercios, no puede describirse con exactitud, pues en muchas partes, permanece cubierto por la arenisca en que estaba envuelto, y además está en gran parte deformado por la presión de las rocas. Agregúese á esto la circunstancia de que procede de un indivi- duo sumamente viejo de manera que no se observa en ninguna parte del cráneo el mas mínimo vestigio de suturas que indiquen los límites de las piezas que lo componen, y se comprenderá la dificultad de hacer sobre él un estudio exacto. Todo lo que se puede exigir es una idea general de su conforma- ción aparente. El cráneo, tal como ahora está montado, tiene desde los cóndilos occipitales hasta la parte ante- rior del colmillo, al que le falta la punta, 72 centí- metros, y desde la parte posterior y mas elevada de lajcresta occipital hasta la parte anterior del mismo colmillo, unos 90 centímetros, lo que demuestra el enorme tamaño que alcanzaba este animal. El diá- metro transverso máximo no se puede medir por encontrarse los zigomáticos en parte aplastados por la deformación del cráneo ya mencionada, pero tal como ahora se encuentra, tiene cerca de 30 centí- metros, medida que es sin duda inferior de varios centímetros á la del cráneo no deformado. El llano posterior del occipital, es angosto, alto é inclinado hácia atrás. No conozco ningún otro ma- mífero que tenga un occipital mas elevado en pro- porción del ancho, ni ninguno que lo tenga mas in- clinado hácia atrás que el Astrapotherium. Esta in- clinación es tan notable y tan anormal, que taparte media superior de la cresta occipital se prolonga en línea recta 15 centímetros mas atrás que el borde posterior del agujero occipital. La forma general del llano occipital también un poco deformado, es la de una gran elipsis, con su eje mayor de arriba hácia abajo, cuya regularidad está interrumpida en su parte inferior por los cóndilos occipitales. La for- ma de la misma superficie del llano occipital no se puede determinar, pues además de la deformación sufrida, que lo hace aparecer en su parte inferior mas convexo de lo que es en realidad, está todavía en gran parte cubierto de arenisca. Con todo, se ob- serva en su parte superior y sobre la línea mediana una protuberancia elíptica, con su eje mayor de arri- ba hácia abajo, parecida á la del Toxoclon. La mitad inferior inmediatamente encima de los cóndilos oc- cipitales, parece haber sido muy convexa en el me- dio y con sus partes laterales dadas vueltas, de mane- ra que forman un plano inclinado dirijido hácia adelante y hácia afuera, lo que sin duda contribuye á disminuir el diámetro transverso del occipital. Las dimensiones actuales del llano occipital son de 21 centímetros de diámetro vertical desde la parte superior de la cresta occipital hasta el borde supe- rior del agujero occipital y de 16 centímetros de diámetro transverso. El agujero occipital es de tamaño aparentemente muy pequeño, pero puede ser que también en este caso sea debido en parte á la compresión. Tiene 5 centímetros de diámetro vertical y 5 de diá- metro transverso en su parte superior, pero se an- gosta en su parte inferior en donde solo tiene unos 25 milímetros de ancho. Los cóndilos occipitales son de tamaño enorme, muy elípticos, con su eje mayor dirijido de arriba hácia abajo y de afuera hácia adentro, de manera que son muy diverjentes en su parte superior, y con- vergen hácia abajo. Cada cóndilo tiene unos 85 milímetros de diámetro mayor y 43 de diáme- tro transverso, y están colocados en su casi totali- dad mas abajo del llano occipital; así tomándolos en consideración, la región occipital desde la parte superior de la cresta occipital hasta la parte inferior de los cóndilos tendría unos 28 centímetros de diá- metro vertical. El diámetro transverso entre el bor- de externo de ambos cóndilos en su parte superior es de 14 centímetros, pero de solo 7 centímetros en la parte inferior. Todo el llano occipital forma en sus bordes late- rales y superior una cresta occipital de 10 á 15 mi- límetros de ancho que se eleva encima de las fo- sas temporales, pero que en su parte superior se prolonga hácia adelante para formar conjuntamente con los’parietales la cresta sagital que, como pronto lo veremos, es alta y muy prolongada. 624 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La región de los parietales es una de las mas cu- riosas, pues estos no contribuyen absolutamente pa- ra nada á la formación de la cavidad cerebral que se encuentra mas abajo. Ambos parietales son comple- tamente hundidos en toda su extensión, formando dos simples láminas óseas perpendiculares de unos 7 á 10 centímetros de alto, pegadas la una á la otra formando una pared de solo un centímetrode espesor, que puede considerarse como una enorme cresta sa- gital, que se enancha en su parte superior, en donde forma una cresta angosta en su parte posterior en donde tiene unos 20 á 25 milímetros; pero que se enancha gradualmente hacia adelante formando una lámina convexa, que se extiende sobre los lados en forma de techo, dando origen á la formación de fosas temporales extraordinariamente profundas, que se prolongan hundidas del mismo modo por todo el es- pacio que ocupan los parietales, extendiéndose lue- go á los alisfenoides y á los orbitosfenoides hasta ponerse en comunicación con la cavidad orbital. Visto el cráneo por su parte superior, ofrece una conformación no menos singular. En su parte poste- rior se vé la parte mediana y mas elevada de Ja cresta occipital que envía un prolongamiento hácia adelante de unos 3 centímetros de ancho ; es este el principio de la cresta sagital que luego se angosta un poco para volverse á enanchar de una manera mas notable. En todos los cráneos se observa que es- ta cresta forma la parte superior de una especie de caja que se encuentra debajo formada por los parie- tales, siempre mas ó menos convexa en los costados y que en su conjunto afecta á menudo la figura de una pera. En Astrapotherium no solo no existe dicha caja, sino que la misma cresta sagital en su parte su- perior es considerablemente mas ancha que la parte que sigue hácia abajo formada por los parietales que ya se ha visto se juntan para formar una simple pared perpendicular. La cresta sagital en sus tres ó cuatro centímetros posteriores, está dividida por una hendidura media- na longitudinal, en el fondo de la cual se levanta un poco mas adelante una cresta longitudinal muy an- gosta, pero que se enancha poco á poco á medida que aumenta el grueso de la cresta sagital. A unos 15 centímetros hácia adelante de su parte posterior, la crestasagital empieza á enancharse con- siderablemente para formar el plano superior del cráneo, y entonces las tres aristas longitudinales que forman allí la cresta sagital se separan. Las dos late- rales, se dirijen hácia los lados, perdiéndose mucho antes de llegar sobre las órbitas. La del medio se prolonga hácia adelante por unos 20 centímetros, recorriendo casi toda la región frontal, al mismo tiempo que se forman sobre los lados dos pequeñas depresiones longitudinales cortas, seguidas hácia afuera y en cada lado por una protuberancia conve- xa y alargada de atrás hácia adelante, separada por una segunda depresión déla cresta temporal de cada lado. En la parte posterior en donde empieza la bifur- cación de la cresta sagital, el llano superior del crá- neo solo tiene un ancho de algo mas de 5 centíme- tros. A partir de este punto se enancha considera- blemente hácia adelante, representando un gran triángulo, que á unos 25 centímetros mas adelante, al nivel de las órbitas, alcanza mas de 22 centímetros de ancho. Este plano superior en sus dos tercios posteriores es convexo, confia cresta mediana y las protuberancias laterales mencionadas, y de superfi- cie muy rugosa. Mas adelante en su tercio superior forma una depresión bastante ancha, profunda y ru- gosa, mientras los lados laterales continúan forman- do una especie de techo poco convexo que se dirije en declive sobre las órbitas. Esta depresión que se encuentra en la parte ante- rior y la línea transversal que corre de la parte pos- terior de una órbita á la otra supongo sea el límite de la región frontal. En su parte mediana debían existir pequeños nasales, é inmediatamente hácia adelante, todavía encima dé la región orbitaria y por consiguiente en la parte superior del cráneo debía abrirse la apertura nasal anterior, de la que si no me hago ilusiones, me parece apercibir sobre el crá- neo parte de sus bordes posteriores. De cualquier modo, la conformación de esta parte del cráneo prueba que la apertura de la nariz se encontraba ar- riba y muy hácia atrás, y que por consiguiente el animal estuvo provisto de una trompa larga y fuerte parecida á la del elefante y mastodonte. Los nasales debian ser muy pequeños y colocados inmediatamente adelante de la depresión frontal arri- ba mencionada, mas ó menos en la misma posición que ocupan en el tapir, y la apertura nasal debía encontrarse mas ó menos á unos 4 1 centímetros mas adelante de la parte mas posterior de la cresta oc- cipital. En la vista lateral del cráneo lo que primeramen- te llama la atención, es la enorme inclinación hácia atrás del occipital, y luego la gran fosa temporal ancha y profunda, que se prolonga hasta la cavidad UNGULADOS 625 orbitaria, sin que los parietales contribuyan á formar la cavidad cerebral, la que tampoco se manifiesta exteriormente por ningún aglobamiento del hueso, lo que constituye una verdadera anomalía y hace creer que el cerebro de esta bestia era el mas rudi- mentario y pequeño entre los mamíferos conocidos. La cavidad cerebral viene así á quedar colocada en la parte mas inferior y posterior del cráneo, limita- da lateralmente por los temporales, y abajo y atrás por los exo-occipitales, el basi-occipital y el basi-es- fenoides ; así es fácil comprender que su desarrollo debe ser excesivamente limitado. El arco zigomático es completo, fuerte y ancho ; su parte superior forma una cresta elevada y casi horizontal en su parte mediana que desciende há- cia abajo mas atrás, hasta que se vuelve á levantar para constituir la cresta occipital. Así en este crá- neo en vez de formar los zigomáticos dos crestas longitudinales que se unen por detrás formando un semi-círculo cuya parte posterior es constituida por la cresta occipital, como en Typotherium, Toxo- cLon, Proloxodon y Adinotherium, están inter- rumpidos en su parte posterior, al nivel de los exo-occipitales en donde forman una gran escotadura en arco de círculo, ancha y profunda. El ancho del arco zigomático, ó mas bien dicho su alto vertical es de unos 7 centímetros en su parte posterior y poco menos en la anterior, en donde forma en su parte superior una protuberancia cónica, rugosa y bastante elevada, que debía corresponder á una apó- fisis post-orbital de la que no se han conservado ves- tigios. Las órbitas, que siguen inmediatamente álas apó- fisis mencionadas, son naturalmente abiertas atrás, y colocadas muy adelante, casi enlaparte anterior del cráneo. Su tamaño parece haber sido mas bien pequeño y presentaban una forma muy elíptica, con el eje mayor dirijido de arriba hacia abajo y obli- cuamente de atrás hacia adelante. Ambas órbitas están completamente deformadas por la presión, pero juzgo que sus dimensiones debían ser con corta diferencia, de unos 8 centímetros de diámetro mayor por 5 centímetros de diámetro menor. La distancia de la parte anterior de la órbita á la parte posterior de la cresta occipital es de unos 52 centímetros. La base del cráneo presenta adelante y al lado de cada cóndilo occipital una gran apófisis para-occipi- tal, comprimida de adelante hácia atrás, pero muy extendida transversalmente, adelgazándose luego rápidamente hácia abajo, pero la extremidad está ro- ta de manera que no se puede determinar su largo total, que, sin duda, debía ser bastante considerable puesto que la parte existente tiene unos 7 centí- metros. La mandíbula inferior tenía un cóndilo articular muy grande, de gran diámetro transverso y de par- te superior casi plana, pues la cavidad glenóides, no es realmente una cavidad, sino una cara articu- lar muy ancha colocada en la parte posterior del zi- gomático, de superficie casi plana, ó Apenas ligera- mente convexa en su parte externa, encima del mismo arco, que parece forma una cara articular separada, de forma algo elíptica, con su eje mayor de algo mas de 5 centímetros de largo dirijido de adelante hácia atrás, pero al lado interno se extien- de aunque con menos ancho y en forma de cara articular suplementaria por un espacio de 57 milí- metros. El diámetro transverso máximo de la cara articular glenóides en su conjunto es de unos 10 centímetros. El intérvalo entre ambas caras es igual- mente de 10 centímetros, pero la distancia entre sus bordes externos es de cerca de 30 centímetros. Cada una de las articulaciones glenóides del tem- poral tieneAobre su mitad interna una fuerte apófi- sis descendente post-gleuóides de algo mas de 4 centímetros de alto, con superficie articular en su cara perpendicular anterior que se une sin disconti- nuidad á la superficie articular que representa la cavidad glenóides. Este proceso post-glenóides es una fuerte protu- berancia formada en parte por el petroso, del que, á lo menos aparentemente, no se distingue y que pare- ce estaba fijo á las demas partes del temporal, sin el menor vestigio de sutura, á lo menos en la parte li- bre de arenisca y quede consiguiente puede exami- narse. Esta protuberancia es de superficie rugosa é irregularmente convexa, menos en su parte anterior en donde ya he dicho forma uua cara plana casi ver- tical. Tiene 35 milímetros de diámetro ántero- posterior y 57 milímetros de diámetro transverso, y está separado del para-occipital, que viene mas atrás, por una hendidura profunda de 1 5 á 20 milímetros de ancho. Ambos petrosos están separados por un espacio de cerca de 9 centímetros y sus bordes ex- ternos están á cerca de 20 centímetros de distancia. Todo el aparato auditivo parece haber sido poco desarrollado, pero no se puede examinar por estar casi todas sus partes envueltas en la arenisca en que estaba engastado el cráneo. El basi-occipital y el basi-esfenóides también están 79 626 RAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en parte cubiertos por la arenisca, de modo que lo único que se puede notar á primera vista es que son largos y estrechos. Del paladar solo existe la parte posterior, formada por el palatino con la apertura nasal posterior. Esta parte como ya lo hizo notar el Dr. Burmeister pre- senta mucha analogía con la del Toxodon, particu- larmente por la circunstancia de prolongarse el pla- no del paladar formado por el palatino, mucho mas allá de la última muela, con un ancho de solo 6 á 7 centímetros. La apertura nasal posterior que se abre detrás del palatino es alta y estrecha como en Toxo- don, pero difiere de él por sus paredes laterales altas que se dirijen hácia atrás por una extensión de mas de 9 centímetros, conservándose casi paralelas, mientras en Toxodon los pterigóides diverjen notablemente hácia atrás. En cuanto á la muela todavía implantada en el cráneo es la última del lado izquierdo, de sección casi triangular, ancha adelante y angosta atrás, y de un tamaño enorme, pues tiene 66 milímetros de diá- metro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso en su parte anterior. Pero es de un indi- viduo tan viejo y la corona está tan gastada, que no puede ya proporcionar ningún carácter distintivo. La defensa implantada en el cráneo, es la del lado izquierdo, y sale del alveolo á solo 9 centímetros adelante de la órbita. El alveolo es formado por una prolongación ósea que el estado del cráneo no me permite determinar con precisión si es formada en su totalidad por el maxilar ó si también toma parte en su formación el intermaxilar. Este diente sale del alveolo dirijiéndose hácia ade- lante y con una fuerte curva hácia abajo. Su base se encuentra encima de la órbita del ojo, y según todas las probabilidades era completamente abierta. Su largo total, siguiendo la curvatura externa es de 48 centímetros, pero la punta está rota y debía pro- longarse unos dos ó tres centímetros mas. De la parte existente, 16 centímetros se implan- tan en el alveolo, y 32 centímetros forman la parte libre. En su parte inferior y en línea recta, la parte que sale fuera del alveolo tiene 27 centímetros de largo. El diente es de sección triangular, y casi de la misma forma en todo su largo, disminuyendo gra- dualmente de espesor de la base á la cúspide. Las tres caras del prisma están dispuestas de mo- do que, dos forman los lados, uniéndose abajo á ángu- lo agudo, y la tercera forma la cara superior que constituye la base del prisma ; de manera que el diente tiene una cara longitudinal superior ancha, dos caras longitudinales laterales aún mas anchas, y una arista longitudinal inferior. La cara superior es en parte algo convexa, y há- cia la mitad de su largo con un surco longitudinal. La misma cara superior cerca de su extremidad y en una extensión de mas de 9 centímetros, está fuer- temente gastada por el frotamiento contra la de- fensa de lar mandíbula inferior, hecho verdadera- mente anormal, pues viene á tener así la superficie de trituración de la corona sobre la cara externa ó anterior, contra la regla general, que quiere que en los incisivos superiores la cara atacada por la mas- ticación sea la interna. Y para completar la anoma- lía, esta misma cara superior y anterior está com- pletamente desprovista de esmalte en todo su largo, mientras las dos caras laterales están cubiertas de una capa de esmalte, en parte acanalado, que recorre el diente en toda su longitud y forma igualmente la arista inferior ó interna, cuando también en este caso, la regla es que el esmalte de los dientes an- teriores cuando está interrumpido lo esté sobre la cara interna y no sobre la externa ó anterior. Las dimensiones de esta defensa, al salir del al- veolo, son de unos 66 milímetros de diámetro ver- tical, que es también con corta diferencia el ancho de las caras laterales, y 37 milímetros de diámetro transverso en su parte superior, disminuyendo gra- dualmente hácia el lado inferior hasta terminar en la arista longitudinal del lado inferior ó interno. Estas dimensiones disminuyen muy poco hasta la parte anterior en donde empieza el desgastamiento por la fricción de la defensa inferior disminuyendo entonces rápidamente el diámetro vertical ó ántero- posterior, y también un poco el transverso hasta que la extremidad concluyera sin duda en punta. Los restos traidos por mi hermano Círlos Ame- ghiko, si bien no pueden agregar nada al conoci- miento de la configuración general del cráneo, per- miten formarse una idea completa de casi todo el aparato dentario y agregar el conocimiento de la mandíbula inferior. Esos restos consisten en varios incisivos intermediarios, en la parte anterior de una defensa superior, un maxilar superior derecho con las cinco muelas intactas que tuvo el animal, y en una rama derecha de la mandíbula inferior con la defensa y las cuatro muelas, además de algunos otros dientes sueltos. La parte anterior de defensa superior es un trozo UNGULADOS 627 de unos 15 centímetros de largo al que falta igual- mente la extremidad terminal. Este ejemplar pro- cede de un individuo mucho mas joven que el del cráneo descrito, y de tamaño bastante menor. En la parte posterior de este fragmento que es mas ó me- nos á una distancia de 17 centímetros de la punta, cada una de las caras laterales tiene 48 milímetros de ancho, y la cara superior 25 milímetros. Esta cara superior ó anterior es como en el ejemplar an- terior sin esmalte, con una depresión longitudinal sobre su lado interno, y de superficie fuertemente estriada longitudinalmente. La capa de esmalte que cubre las caras laterales y forma la arista longitudinal inferior, es también fuertemente estriada en sentido longitudinal. Si entre las dos defensas superiores ha habido in- cisivos pequeños ó no, es por ahora difícil determi- narlo, pues los que hay sueltos pueden proceder de la mandíbula inferior. Las muelas superiores son en número de cinco en cada lado, colocadas en série continua muy apreta- das la una á la otra; de estas cinco muelas, las dos anteriores ó premolares son pequeños, y las tres posteriores ó molares verdaderos son de gran ta- maño. Al premolar anterior sigue una barra, cuyo largo no se puede determinar pero que no ‘debía ser muy considerable, que lo separa de la defensa. El primer diente implantado en el maxilar es el pm. - que es también el mas pequeño, con una co- rona perfectamente separada de la raíz, mas angosta y mas baja sobre el lado interno, y considerable- mente mas ancha y mas alta sobre el externo, 'am- bas caras, interna y externa fuertemente convexas. La superficie masticatoria de la corona está dividida por una hendidura longitudinal en dos partes desi- guales, una externa muy ancha, y otra interna an- gosta y que disminuye de grueso^ de la base á la cúspide. Cerca de la base de la corona, sobre el lado externo, hay un cíngulobasal bien desarrollado y de superficie rugosa, que asciende hácia arriba en los ángulos perpendiculares anterior y posterior hasta la superficie masticatoria de la corona. Sobre la cara externa existe otro cingulum basal independiente del externo y mucho mas desarrollado, afectando la forma de un gran reborde de esmalte de uno á dos milímetros de grueso y otro tanto de alto. Sobre la parte anterior de la cara externa hay un principio de columna perpendicular que sobresale un poco sobre la corona. La corona tiene 23 milímetros de diámetro ántero-posterior sobre el lado externo, 19 milímetros sobre el lado interno y 26 milímetros de diámetro transverso. El alto de la corona sobre el lado externo es de 25 milímetros. Inmediatamente debajo del cuello del diente em- pieza su división en tres raíces cilindricas y muy largas, una mas grande al lado interno y dos mas pequeñas al externo, de un largo aproximado de 45 milímetros. El pin. - es de la misma forma general que el pre- cedente, del que se distingue por un tamaño mayor, por ser mas alargado en sentido transversal, y por su parte externa considerablemente mas elevada que la interna. La columna perpendicular de la parte anterior de la cara externa es un poco mejor pronunciada, pero el cíngulo interno y externo pre- senta el mismo desarrollo. La corona tiene 25 mi- límetros de diámetro ántero-posterior sobre el lado externo, 20 milímetros sobre el interno y 37 milí- metros de diámetro transverso. El alto de la corona es de 40 milímetros sobre el lado externo y de solo 20 sobre el interno. De la parte inferior implantada en el alveolo, solo es visible el cuello, pero se co- noce estuvo igualmente dividida en tres raíces lar- gas y cilindricas, la interna mas grande que las externas. El primer verdadero molar superior (m.-) es de gran tamaño, de corona de forma algo cuadrangular y tan parecida á una muela superior de rinoceronte que, sin duda hubiera sido tomada por un animal de este género si se hubiera encontrado aislada y en una región en que se encuentran fósiles de rino- cerontídeos. La base de la corona es notablemente mas ancha que la superficie masticatoria, y la cara externa bastante mas elevada que la interna; la parte anterior es también notablemente mas ancha que la posterior. La cara externa es casi completa- mente plana, pero con una fuerte columna perpen- dicular en la parte anterior, que forma una especie de pliegue saliente en la corona, seguida adelante de un surco' perpendicular limitado á su vez por la arista de la esquina anterior externa ; en la base muestra un cingulum poco elevado, que forma una curva ascendente que atrás forma luego la arista perpendicular del ángulo posterior externo, y ade- lante concluye en la base de la columna perpendi- cular ya mencionada. La cara interna, mucho mas baja, está dividida en dos lóbulos desiguales, uno anterior mas grande y el otro posterior mas pequeño, separados por una hen- didura ancha y profunda que forma en la superficie 628 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS masticatoria de la corona, un gran pliegue de es- malte que se dirije primero hacia dentro y luego ha- cia adelante. Además hay un pozo aislado de es- malte en el centro del lóbulo posterior, otro un poco mas atrás del centro de la corona, y una esco- tadura perpendicular bastante ancha en el ángulo interno anterior. La corona, en la superficie masticatoria, tiene 55 milímetros de diámetro ántero-posterior sobre el lado externo, 35 milímetros de diámetro trans- verso en la parte anterior y 27 en la posterior; en la base tiene 55 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior y 50 milímetros en la posterior. Sobre la cara interna de la corona, también hay un cíngulo de esmalte poco desarrollado. El alto de la corona sobre el lado interno es de solo 17 á 20 mi- límetros, pero sobre el lado externo es de 5 cen- tímetros. De la parte que constituye las raíces solo es vi- sible la parte superior que sobre el lado externo muestra bien visible la división en dos raíces dis- tintas y aparentemente á lo menos, parece que tam- bién el lado interno es bifurcado, como si el diente tuviera cuatro raíces en vez de tres, lo que es muy probable. El segundo verdadero molar (m. -) es de la misma forma general que el precedente, pero de un tamaño un poco mayor y menos gastado por el uso, por lo que la superficie masticatoria es un poco mas an- gosta particularmente en el lóbulo posterior. La columna perpendicular de la parte anterior del lado externo es mas prominente y el surco que le sigue adelante mejor marcado. El cíngulo del lado in- terno también es mejor marcado que en la muela precedente, pero el externo es mas rudimentario. En la superficie masticatoria de la corona hay un pozo de esmalte en frente del gran surco entrante del lado interno, pequeño y muy comprimido de adelante hácia atrás, y otro bastante mas grande pero de la misma forma en el lóbulo posterior. La superficie masticatoria de la corona tiene 63 milímetros de diámetro ántero-posterior, 28 milí- metros de diámetro transverso en la parte anterior, y 17 milímetros en la posterior. La base de la co- rona que se encuentra al nivel del borde alveolado, tiene 64 milímetros de diámetro transverso ade- lante, y 50 milímetros atrás. El alto de la corona es de 33 milímetros sobre el lado interno y de 80 milímetros sobre el externo. La última muela superior, que recien empezaba áser atacada por la masticación, es también de gran tamaño, pero de forma bastante diferente ; tiene una corona de base triangular, con un lado externo y uno interno que se unen atrás formando arista per- pendicular, y un lado anterior que cierra el trián- gulo, levantándose la corona hácia arriba disminu- yendo gradualmente de tamaño hasta afectar la forma de pirámide triangular. La cara externa muestra en la parte anterior la misma columna per- pendicular que las dos precedentes, seguida igual- mente hácia adelante de una profunda canaleta per- pendicular, pero toda la parte posterior de dicha cara, que fórmalos cuatro quintos de su superficie total, forma un plano convexo que se arquea gra- dualmente hácia adentro hasta juntarse con la super- ficie de la cara interna. Esta última presenta una profunda escotadura perpendicular que penetra en la corona, y detrás de esta, sobre el lado externo, en dirección paralela á la escotadura interna y al borde de la cara externa, se ve un gran pozo aislado de esmalte, de 4 centímetros de largo y solo 6 á 7 milímetros de ancho, en forma de hendidura larga, angosta y profunda. La base de la cara interna muestra un reborde de esmalte regularmente desar- rollado, pero la cara externa de la corona en su parte basal está todavía engastada en el alveolo, de ma- nera que escapa al exámen de los caracteres exter- nos. La base de la corona tiene 75 milímetros de diámetro ántero-posterior sobre la cara externa, 55 mm. sobre la cara interna y otro tanto sobre la cara anterior. En su conformación general esta muela presenta el mismo parecido con la correspondiente del Rhinoceros que las dos precedentemente des- critas. Las cinco muelas forman una serie en arco de círculo, mas pronunciado sobre el lado externo que sobre el interno. Ocupan sobre el borde alveolado, un espacio longitudinal de 206 milímetros, de los que 158 milímetros corresponden á los verdaderos molares, y 48 á los premolares. La mandíbula inferiores de rama horizontal baja, gruesa y derecha, mas alta y mas espesa en su parte anterior ó sinfisaria que en la posterior. Esta mandíbula tiene solo cuatro muelas seguidas ade- lante de una larga barra, y luego de una gran de- fensa un poco mas pequeña que la superior, seguida al lado interno de uno ó dos incisivos pequeños. De la sínfisis, además de la mitad del lado dere- cho, existe también una pequeña parte de la del lado izquierdo, por la que se conoce, como era de UNGULADOS 629 preveerse, dado el enorme desarrollo de las defensas, que ambas ramas mandibulares se soldaban íntima- mente desapareciendo toda traza de sutura. La sín- fisis, aunque en su conjunto es de un aspecto ma- ciso, no era muy larga, pues su parte posterior no alcanza debajo del premolar cuarto, y aunque su parte anterior está rota, puede evaluarse su longitud total cuando entera en unos 16 centímetros. Su parte superior é interna es excavada y de fondo cóncavo ; la inferior ó externa es al contrario un poco aplas- tada longitudinalmente formando en la parte me- diana una protuberancia longitudinal. De la parte anterior que llevaba los incisivos in- ternos, solo quedan pequeños vestigios de los alveo- los, que demuestran había dos en cada lado, todos muy apretados unos á otros, y colocados, el externo inmediatamente debajo y adelante de la gran defensa, y el interno abajo y adelante del externo. A juzgar por los fragmentos de alveolos conservados, parece que las raíces de estos incisivos eran macisas, largas y cilindricas, pero no muy gruesas, de unos 10 á 12 milímetros de diámetro á lo mas. De estos incisivos hay tres coronas aisladas de di- ferentes individuos, faltándoles por completo la raíz. Estas coronas son en la base casi cilindricas y grue- sas, enanchándose después hácia adelante, pero aplastándose verticalmente hasta la extremidad an- terior, en donde las dos capas de esmalte, superior é inferior, se unen formando un borde delgado y redon- deado. La cara superior é interna es fuertemente depri- mida formando un plano inclinado de atrás hácia adelante con una canaleta longitudinal casi en el centro, ancha y de fondo cóncavo adelante, y mas angosta atrás. En la base hay un reborde de esmalte bastante desarrollado que forma una curva cuyas extremidades dirijiéndose hácia adelante vienen á confundirse con las aristas longitudinales del diente. La cara inferior ó externa, es muy convexa pero con una pequeña depresión longitudinal sobre su parte mediana, y un cíngulo basal igualmente bas- tante desarrollado, que formando una curva vienen sus extremidades á unirse con el del lado interno. La capa de esmalte, muy gruesa, y fuertemente estriada longitudinalmente, particularmente en la base, se extiende sin interrupción sobre toda la corona, pero con el desgastamiento empieza á desa- parecer hácia adelante, separándose las dos capas de esmalte, superior é inferior, por la dentina que aparece al principio como una lámina delgada, y que aumenta gradualmente de espesor á medida que avanza el desgastamiento. La superficie de desgaste se produce perpendicularmente y no en declive. Uno de estos incisivos cuya, parte anterior recien empezaba á ser atacada por el desgastamiento, tiene (la corona) 40 milímetros de largo, 24 de ancho en la parte anterior, y 0ra0035 de espesor sobre el borde anterior. La base ó cuello es casi circular, de 16 milímetros de diámetro. Otra corona ya bastante atacada por la mastica- ción, tiene 25 milímetros de largo, 26 de ancho, y 5 de espesor sobre el borde anterior. La base ó cuello es elíptica, de 14 milímetros de diámetro vertical, por 16 de diámetro transverso. La defensa inferior (i. , ?) es un diente de gran tamaño, de base abierta, que disminuye de grueso de la base á la cúspide, de sección muy elíptica, comprimido transversalmente, con la cara anterior ó externa delgada casi en forma de arista, y la opuesta ó interna mas gruesa y redondeada. La base llega hasta la extremidad posterior de la sínfisis, sobre la línea mediana, en donde casi se tocan am- bas defensas, estando implantadas de modo que diverjen notablemente hácia adelante, inclinándose hácia afuera, y con su parte anterior muy encorvada hácia afuera y hácia atrás, concluyendo en cúspide aguda y triangular. El largo del diente, de la base á la cúspide si- guiendo la]curvatura externa, era próximamente de unos 28 centímetros, y en línea recta de solo unos 20 centímetros, de los cuales una mitad corresponde á la parte que sale fuera del alveolo. La cara lateral externa es regularmente convexa, pero la lateral interna es mas deprimida con un surco muy ancho y de fondo convexo que corre al lado del borde ó arista anterior que se curva hácia adentro limitando así la depresión mencionada, que desaparece poco á poco hácia la cúspide. El esmalte, al revez de lo que sucede con la de- fensa superior, forma una capa continuada que cu- bre las caras laterales y la anterior ó externa, que- dando sin esmalte la cara superior ó interna, pero al acercarse á la cúspide los bordes de la capa de esmalte de las caras laterales converjen entre sí á medida que se acercan á la cúspide en donde sin duda se tocan confundiéndose en una sola capa en los individuos jóvenes. La capa de esmalte llega hasta la misma base del 630 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS diente, y es de superficie estriada longitudinal- mente. La parte superior de la corona está gastada en declive ó bisel sobre el lado interno, oblicuamente de abajo hacia arriba y de adentro hacia afuera, por el frotamiento de la cara anterior de la defensa su- perior. El diámetro del diente sobre el borde álveo! ario es de 48 milímetros de diámetro ántero-posterior, 29 milímetros de diámetro transverso sobre su bor- de interno ó posterior, y solo 7 milímetros sobre el borde anterior. A- partir de este punto, hacia abajo, aumenta de tamaño, y hácia arriba disminuye hasta formar la cúspide mencionada. Detrás de este diente viene una barra de 1 2 centí- metros de largo, siguiendo luego la primera de las cuatro muelas inferiores, que corresponde al pm. T. La corona de este diente es alta y comprimida la- teralmente, dividida al lado externo por un surco perpendicular en dos lóbulos casi iguales, con una protuberancia accesoria en la base del surco que se levanta hasta la mitad de su altura. Sobre el lado interno, opuesto al surco externo, hay una columna perpendicular, y adelante y atrás una cavidad, que penetra en la corona del lóbulo correspondiente. La corona tiene 26 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 20 milímetros de diámetro transverso en la base, y 35 milímetros de alto. La base tiene un cín- gulo de esmalte poco desarrollado sobre el lado ex- terno, pero un poco mas sobre el interno. La su- perficie masticatoria de la corona recien empezaba á ser atacada por la masticación y tiene apenas 5 á 6 milímetros de ancho. La base del diente se divide en dos raíces casi iguales, muy largas, divergentes, y casi cilindricas, cuya parte superior es visible por sobresalir varios milímetros sobre el borde alveolario. El diente que sigue, que es el primer molar ver- dadero, m. T, es de tamaño bastante mayor, mas gastado por el uso, y dividido al lado externo en dos lóbulos desiguales, el anterior pequeño, y el posterior mucho mas grande. Sobre el lado interno muestra dos cavidades que penetran en la corona en forma de Y, una muy pequeña en el lóbulo ante- rior, y la otra mas grande en el posterior. La base muestra un cíngulo tanto al lado interno como al externo, pero apenas visible, y se divide mas abajo en dos raíces distintas, una anterior pequeña, y la otra posterior mas grande. La corona tiene 45 milí- metros de diámetro ántero-posterior, 18 'milímetros de diámetro transverso máximo en la cúspide, y 24 en la base. El alto de la corona sobre el borde alveo- lario afilado externo es de unos 4 centímetros. El segundo verdadero molar, m. j, es de la mis- ma forma general que el primero, del que solo se distingue por un tamaño un poco mayor, y por te- ner la corona menos gastada; debido á esta última circunstancia, las escotaduras internas son mas pro- fundas, el surco perpendicular externo mas largo, mas estrecho y mas profundo, y la base de la corona está todavía engastada en el alveolo. Tiene 55 milí- metros de diámetro ántero-posterior, 1 6 milímetros de diámetro transverso máximo en la cúspide de la corona, 25 en la base, y 4 centímetros de alto la par- te de la, corona que sale fuera del alveolo sobre el lado externo. fija última muela inferior también es de la misma forma general, pero se distingue de la precedente por el lóbulo anterior proporcionalmente un poco mas grande, y por un tamaño también un poco ma- yor de toda la muela. Como es todavía menos ata- cada por la masticación que la precedente, todavía no ha adquirido su completo desarrollo, permane- ciendo una parte considerable de la base de la coro- na encerrada en el alveolo. El surco perpendicular externo pasa por la corona en forma de hendidura transversal al lado interno, en donde las escotadu- ras son todavía mas profundas, elevándose entre ambas y opuesta al surco externo una alta cúspide que domina la corona. Este diente tiene 62 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, 24 milímetros de diámetro transverso en la base y también como las precedentes, unos 4 centímetros de alto fuera del alveolo. Las cuatro muelas inferiores juntas ocupan un es- pacio longitudinal de 19 centímetros, y la distancia de la parte posterior de la última muela inferior á la parte anterior de la defensa, es de 36 centíme- tros. De la rama ascendente de la mandíbula solo queda una porción de la parte anterior con la línea ascen- dente anterior, que en la parte conservada, de unos 10 centímetros de alto, se levanta hácia ar- riba casi verticalmente formando con la rama hori- zontal un ángulo recto. La rama horizontal se dintingue por su altura poco considerable, por su grueso extraordina- rio, y por su borde inferior completamente ho- rizontal, menos en la parte posterior de la sínfisis en donde desciende un poco mas hácia abajo. El UNGULADOS 631 alto de la rama horizontal, en todo el espacio ocu- pado por los molares, es de 8 á 9 centímetros y su grueso de 5 á 6 centímetros. La parte sinfisaria es mas gruesa y mas aglobada hacia afuera, sobre la cara externa. Los agujeros dentarios son múltiples; hay uno bastante grande, de unos 10 milímetros de diáme- tro, en la parte anterior de la síníisis á unos 2á 3 centímetros detrás del borde anterior del alveolo de la defensa. Otro muy pequeño se vé un poco mas abajo y mas atrás. En los dos tercios posteriores de la barra á unos 3 centímetros adelante y abajo del premolar y á un poco menos del borde superior de la barra, hay una gran perforación, mayor que la primera, de unos 15 milímetros de diámetro mayor. Por último se vé un pequeño agujerito casi en la parte inferior de la rama horizontal debajo del pri- mer verdadero molar, y otro con corta diferencia sobre la misma altura 'debajo de la parte posterior del segundo verdadero molar. Localidad. — Los restos de esta especie hasta ahora solo se han encontrado en las barrancas del rio Santa Cruz, y en la boca del rio Gallegos, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso sautacruzeño (eoceno in- ferior). I’ACH YTJLEltIA Todos los representantes de este grupo hasta ahora conocidos, son de talla jigantesca, con cinco dedos en cada pié todos bien desarrollados; el carpo es en série lineal y el tarso alternado. Se dividen en tres órdenes que se distinguen de este modo : I. Incisivos |, muelas f. a. Trompa ausente, caninos pequeños. Choeroclonta. II. Incisivos f, muelas f. a. Trompa pequeña, caninos ausentes. Proproboscide a. III. Incisivos no mas de muelas f. a. Trompa muy grande. Un par de incisivos en forma de defensas. Caninos ausentes. Proboscidea. CHCERODONTA Incisivos |, caninos f-, muelas f, todos los dientes radiculados. Muelas cuadrituberculares y las infe- riores con cuatro raíces cada una. Ramas mandibulares separadas. Rostro relativamente largo y aplastado. Un proceso post-glenóides. Un interparietal. Trompa ausente ó apenas acentuada. Malar y arco zigomá- tico muy fuerte. Inter mas i lar distinto. Vértebras planas ó casi planas. No menos de 24 vértebras dorso- lumbares. Sacro de 2 vértebras. Fémur sin trocánter tercero. Carpo lineal y tarso alternado. Astrágalo casi plano y articulado adelante con escafóides y cuboides. Calcáneo con faceta articular fibular. Grupo teórico, descendiente de Platyarthra y antecesor de Proproboscide a. No le conozco hasta ahora representantes. 632 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PROPROBOSCIDEA Incisivos f, caninos £, muelas f, en función todas á la vez y precedidas por una dentición de leche. Muelas amamelonadas ó tuberculosas. Ramas mandibulares soldadas. Rostro corto. Malar suspen- dido en el arco zigomático. Proceso post-glenóides presente. Cráneo regularmente largo y aplastado. Intermaxilar distinto y no muy grande. Muelas inferiores cada una con cuatro raíces separadas. Angulo mandibular poco marcado. Un interparietal. Trompa no muy larga. Cuello corto. 23 vértebras dorso- lumbares. Carpo de 8 huesos y en serie lineal. Tarso alternado. Calcáneo con faceta articular fibular. Grupo teórico, sucesor de Choerodonta y antecesor de Probóscide a. No le conozco hasta ahora repre- sentantes. Incisivos |, { ó desarrollados en forma de formidables defensas, generalmente sin esmalte, y siem- pre de base abierta. Caninos ausentes. Muelas -f que se suceden reemplazándose de atrás hácia adelante. Ramas mandibulares soldadas. Angulo mandibular ausente. Rostro corto y cráneo elevado. Malar sus- pendido en el arco zigomático. Proceso post-glenóides ausente. Intermaxilar muy fuerte y soldado á maxilares. Apertura nasal prolongada en forma de trompa larga y prehensil. Cuello sumamente corto. Vértebras planas ó casi planas. 23 vértebras dorso-lumbares. Sacro de 3 vértebras. Carpo de 8 huesos colocados en série lineal. Escafóides sostenido por trapezoides, y lunar por magno. Astrágalo casi plano y articulado adelante con escafóides solo. Calcáneo con faceta articular fibular. Tarso alternado. Fémur sin trocánter tercero. Falanges ungueales truncadas. Orden en el dia casi completamente extinguido, del que se conocen dos familias : a. Incisivos inferiores desarrollados en forma de grandes defensas. Incisivos superiores ausentes. Dinotheridse. b. Incisivos inferiores ausentes ó rudimentarios. Incisivos superiores desarrollados en forma de grandes defensas. Elephantidse. Los Dinotheridse son completamente extinguidos y hasta ahora exclusivos de los terrenos terciarios medios de Europa y Asia. Los Elephantidse viven en la actualidad en las regiones cálidas de Asia y Africa, y tienen represen- tantes fósiles en Asia, Africa, Europa, y en Norte y Sud América. EEEPHAIVTIDME Los representantes de esta familia se distinguen por un cráneo corto, alto y con una cavidad cerebral relativamente considerable. Los dos incisivos superiores únicos se desarrollan en forma de formidables defensas, rectas ó contor- UNGULADOS 633 neadas en espiral, dirijidas hacia adelante ó arqueadas hacia arriba, pero nunca hacia abajo. En algunos casos existe también un par de incisivos inferiores, pero mucho mas pequeños. Las muelas son en número de seis, tres premolares y tres verdaderos molares, pero nunca existen mas de tres á la vez de cada lado, y eso solo en la juventud ; el número normal es de dos á cada lado, y á yeces en la vejez no existe mas que una sola muela en cada lado de cada mandíbula. Esto es debido á que las muelas no solo no entran en función todas á la vez, sino que tampoco, salvo raras escepciones, se suceden verticalmente, sino sucesivamente de atrás hacia adelante, gastándose una muela anterior hasta que cae reemplazándola la segunda, mientras que en el fondo de la mandíbula empieza á desarrollarse la que debe reemplazarla á su vez, y así sucesivamente hasta que se desarrolla la sexta que es la última. El intermaxilar se une con los maxilares. El cuello es muy corto, con vértebras de centros sensiblemente planos en sus dos caras. Las vértebras dorsales son en número de 19 á 20, y la cola es muy corta y delgada. Los huesos de los miembros son todos bien separados, pero esponjosos, sin canal medular, escepto el fémur y la tibia, en los que existe, pero en estado rudimentario. El húmero es sumamente robusto care- ciendo siempre tanto del agujero epitrocleano como del intercondiliano. Las especies conocidas de esta familia, se distribuyen en dos grandes géneros, que se distinguen por la conformación de las muelas, en este modo : a Corona de las muelas formada por láminas transversales de dentina rodeadas de esmalte y reunidas por depósitos intermediarios de cemento. Elephas. b Corona de las muelas con fuertes tubérculos amamelonados, dispuestos en series transversales, y cubiertos por una fuerte capa de esmalte que se extiende sobre toda la superficie de la corona. Mastodon. El primer género, no se conoce hasta ahora de Sud América; todos los restos que se le han atribuido pertenecen al segundo. MASTODON cuvier. Cuyier, Ann. du Museum, vol. VIII, p. 270, a. 1806. La única diferencia de importancia entre el Mas- todon y el Elephas , reside en la forma de las mue- las : en Mastodon la corona década muela está for- mada por gruesos mamelones dispuestos por pares transversales y separados por valles profundos, con toda la superficie masticatoria cubierta por una grue- sa capa de esmalte, presentando el tipo de las mue- las de los mamíferos omnívoros ; en Elephas las muelas presentan una corona plana, formada por un crecido número de láminas transversales de dentina envueltas por una capa de esmalte y reunidas por depósitos intermediarios de cemento. Pero entre es- tas dos formas de muelas, al parecer tan diferentes, se colocan un crecido número deformas detransicion, que conducen insensiblemente de la una á la otra, de tal modo, que muchas veces no es fácil determinar si se trata de una muela de Elefante ó de Masto- donte, SOBRE LOS MASTODONTES DE SUD-AMÉRIGA Y ESPECIALMENTE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Desde los primeros tiempos de la colonización es- pañola, empezaron á circular en distintos puntos de Sud América maravillosas historias referentes á la existencia de antiguos jigantes de forma humana, de colosal estatura, á los que se atribuía la construcción de alguno monumentos ciclópeos ya entonces en rui- nas, y cien otras hazañas fabulosas. Estas fábulas, corrientes también en Méjico, Centro-América, y aún en los Estados Unidos, tuvieron origen, como ha podido comprobarse en un buen número de casos, en la existencia en determinados puntos, de huesos fósiles degrand.es mamíferos extinguidos, particular- so 634 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mente del género de los mastodontes. Y esta creen- cia persiste aún en nuestros dias : tanto en el campo de los jigantes en Nueva Granada, como en la pro- vincia de Buenos Aires, ó en el vasto depósito fosi- íífero de Tanja, en todas partes en donde se encuen- tran huesos de mastodontes, estos son para el vulgo, huesos ele jigantes. En Sud-América el depósito de fósiles de Masto- donte mas notable por la cantidad de restos que pre- senta á descubierto, es el de Tanja, conocido ya de los peruanos anteriores á la conquista, como tumba de un antiguo pueblo de jigantes al que la tradición mitológica atribuía un rol destructor. En 1602 Diego de Avalo y Figueroa anuncia- ba la existencia de huesos fósiles en Tarija ( Misce- lánea austral, Lima, 1602, Coloquio XXX11T, p. 147), y á mediados del siglo pasado surgía la idea de que esos restos eran huesos de j ¡pínteseos cua- drúpedos extinguidos. José de Jussieu, ingeniero y naturalista francés que había venido á América for- mando parte de la comisión encargada de medir un arco de meridiano (1735), escribía en 1761, á su hermano Bernardo de Jüssieu, el célebre botánico, que en el valle de Tarija se encontraban muchos huesos y dientes petrificados, de los que poseía una muela de tamaño enorme. Varios dientes y huesos de mastodonte fueron desenterrados en esa época en el Perú, y presentados por Edm. Law, obispo de Carlisle, en 1766, á la Sociedad real de Inglaterra, haciendo notar su gran analogía con los que ya en- tonces se habían encontrado en Norte-América. Corto tiempo después, José Dombey, naturalista francés que exploraba la América española, en busca de vegetales útiles para introducir en Francia(l742- 1 793), enviaba al Museo del Jardín de Plantas de París, varios hermosos molares de mastodonte, uno de ellos implantado en un fragmento de mandíbula, restos que había recojido durante su viaje al Perú. Esas muelas fueron publicadas por Jorge Cuvier, en 1801 (Sur les espéces de quadrupédes dont ont trouve les ossements clans Vinterieur de la ierre, en el Journal de Physique, t. LII), consi- derándolas como procedentes de un animal de la misma especie que otro encontrado fósil en la loca- lidad de Simorre, en Europa, entonces todavía no clasificado, pero que el célebre naturalista conside- raba cercano del animal del Ohio, el gran mastodon- te norte-americano, que ya Buffon lo había conside- rado como un verdadero elefante. Varios años después describía Cuvier los restos del animal de Simorre (A nn. du Museum, vol. VIII, 1 806), tanto procedentes de la localidad de este nombre como de otros puntos de Europa, designán- dolo con el nombre de Mastoclon angustidens, é incluyendo como formando parte de la misma espe- cie los restos enviados por Dombey del Perú. Pero mientras redactaba ese trabajo recibía del barón de Humboldt varias otras muelas y algunos huesos de Mastodontes, procedentes de distintos puntos de Sud-América, que cita en un capítulo á parte á continuación de la descripción del Mastoclon angustidens, como indicando dos especies distintas, olvidándose sin embargo de decir si alguna de ellas era idéntica á la que poco antes identificaba con el Mastoclon angustidens, de manera que el lector queda en la duda de si se trata de dos ó de tres espe- cies distintas de mastodontes sud-americanos. Pero, como en su edición de Recherches sur les osse- ments fossiles, etc. , de 1821 , atribuye ios restos de mastodontes encontrados en la América Meridional á dos especies distintas que denomina Mastoclon an- diumy Mastoclon Uumboldti, sin volver á men- cionar el M. angustidens , ni las muelas recojidas por Dombey, que había atribuido á dicha especie, se desprende de ello que ya había reconocido que su primera determinación era una Melificación errónea, y que aquellos restos debían sin duda entrar tam- bién en una de las dos especies mencionadas. Funda Cuvier el Mastoclon andium sobre tres muelas del tamaño de las del mastodonte del Ohio, procedentes, una del volcan de Imbabura en la en- tóneos provincia de Quito, y las dos otras de las sierras de Chiquitos, en Solivia, aunque D’Orbigny crée sea este un error y que su verdadera proceden- cia sea Tarija. La otra especie, el Mastoclon Uumboldti, la funda sobre otra muela de un tercio mas pequeña que las anteriores y de forma mas cuadrada, en- viada al museo por de Humboldt, como procedente de Concepción de Chile, aunque también esto se ha puesto en duda, pues se dice que nunca visitó aquel país el célebre viajero. Beconoce Cuvier que esta muela se parece á la del Mastodon del Ohio, pero la distingue por la forma de los mamelones de la corona que forman con el uso una figura parecida á lacle una hoja de trébol, mientras los mamelones de la especie norte-americana forman con el desgasta- miento una figura en losange. Después de Cuvier, el primer autor que se ocupa de los mastodontes sud-americanos, es Laurillard UNGULADOS (335 en el víage de D’Orbigwy (Voy. dans l Amevique Méridionale, t. 111, parte 4% p. 144, 1842), que describe algunas muelas y una mandíbula inferior según dibujos traídos por el ilustre viagero, restos que atribuye al Mastodon andium de Cuvier. Mientras tanto el material de las colecciones del Jardín de Plantas continuaba aumentándose con va- rios restos de mastodontes sud-americanos recojidos en el Brasil por Aug. de Saint-Hilaire y Glaüs- sen, en Chile por Gay, y otros en Lujan por el Dr. MuíUz y regalados por orden de Rosas al almirante Dupotet, que los llevó á Francia en 1841. En 1844-45, de Blaiisville pasa detalladamente en revista todos esos materiales, figurando un consi- derable número de muelas ( Osteographie , t. III), que las atribuye todas al Mastodon Humboldti, única especie que reconoce en Sud-América. Al hacer el examen de esos materiales aprovecha la oca- sión para criticar bastante acerbamente el proceder de Cuvier al fundar las dos especies antes mencio- nadas sobre tan escasos materiales, pues la forma mas ó menos cuadrada y la diferencia de tamaño de las muelas depende según él exclusivamente del nú- mero de la muela, y de su mayor ó menor uso, en lo que probablemente no deja de haber algo de cierto, aunque no en absoluto. Los restos que Blaunville pasa en revista, pro- ceden principalmente de la parte occidental de la América Meridional, precisamente la región que autores posteriores consideran como la patria del Mastodon andium, e specie relativamente mas pe- queña, debiéndose probablemente atribuir á esta cir- cunstancia la afirmación que hace de que el Mas- todon Humboldti es mas pequeñúfúe el Masto- don americanus y el Mastodon angustidens , pues es realmente de creer que ha atribuido al Mas- todon Humboldti restos procedentes del Mastodon andium. Es bueno indicar desde ya, que si bien Cu- vier consideraba esta última especie como de tamaño mayor que la precedente, pronto veremos que los trabajos posteriores parecen demostrar lo contrario. Al enumerar Blaljnville las muelas encontradas en distintos puntis de América, y en parte ya men- cionadas por Cuvier, incluye todas las que este au- tor había atribuido al Mastodon andium en el Mastodon Humboldti, aunque tampoco él, que tanto critica á Cuvier, dá las razones de este proce- der, limitándose en cada caso á dar la posición que en la série dentaria ocupaba cada muela, sin tomar en cuenta las diferencias de forma que presentan en la corona. Sin embargo, es probable que la mayor par- te de las que ha hecho figurar en el atlas de la Os- teografia, pertenezcan á una misma especie, y preci- samente á la que conservará el nombre de Masto- don Humboldti. Pero Laurillard, que había atribuido los restos procedentes de Tarija al Mastodon andium , no tardó en hacer la contra-crítica del trabajo de Blain- vi ule. En el artículo Mastodonte , del Diccionario universal de historia natural, dirijido por D’Orbig- ky (t. VIII, p. 26, a. 1846), pasa en revista todo el género declarando categóricamente que los masto- dontes sud-americanos pertenecen á dos especies distintas, el Mastodon andium y el Mastodon Humboldti , pero reúne los restos recojidos por Dümbey y atribuidos por Cuvier al Mastodon an- gustidens de Europa, al Mastodon andium , en lo que sin duda anduvo acertado, pues no es de creer que una especie europea, de una época en que ambos continentes'estaban ya completamente separa- dos, se pueda encontrar también en Sud-América y en terrenos de una época muy distinta. Laurillard, al combatir la opinión de Blaikvi- lle, trata de caracterizar las dos especies, distin- guiéndolas de una manera mas precisa que no lo habiahecho Cuvier, quien puede decírselas estable- ció de una manera casi conjetural. El Mastodon andium, según Laurillard se distinguiría por sus dientes intermediarios deforma cuadrada, con la corona formada por tres colinas transversales, que se parecen por las figuras que en sus cúspides forma la detricion á las de las muelas del Mastodon longirostris de Europa, esto es con el mamelón interno de cada colina en forma de hoja de trébol, y el externo de forma oval, en la man- díbula superior, y vice- versa en las muelas de la mandíbula inferior. El Mastodon Humboldti tiene, según Lauri- llard, las muelas intermediarias formadas igualmen- te por tres colinas transversales, pero se distingue por los dos conos principales de cada colina que es- tán acompañados de dos tubérculos internos mas pequeños que con el desgastamiento dan á cada uno de los mamelones principales tanto interno como externo una figura de hoja de trébol, dispuestas por pares transversales justapuestas una á la otra por su base sobre la línea mediana longitudinal de la co- rona. Laurillard atribuye á esta especie algunas de las muelas consideradas por Cuvier como del Masto- 636 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS don andium. Cuvier suponia el Mastodon Hum- boldti de un tercio mas pequeño que el andium, pero Laurillard cree que ambas especies eran de gran talla, y seguramente el último no mas grande que el primero. Parece que Gervais participaba ya de las mismas ideas, pues en el tomo primero de la zoología de la Historia física de Chile, por Gay, que aparecía el año siguiente (1847), atribuye al Mastodon an- dium, los mismos restos de mastodontes procedentes de Chile, que de Blaijnville había mencionado co- mo del Mastodon Humboldti. Pero, algunos años después (1855), disponiendo de mayor número de materiales procedentes sobre todo de Tarija, colec- cionados por Weddelu, y de Santa Fé de Bogotá por Lewy, adopta por completo las ideas de Laübi- leard ; acepta las dos especies de mastodontes sud- americanos, y dá dibujos bastante exactos de muelas procedentes de ambas especies. Distingue el Masto- don Humboldti del Mastodon andium por el mismo carácter indicado por Laurillard, es decir, el doble trébol para las colinas de las muelas del primero, y el trébol único de cada colina para la se- gunda, agregando que cada muela del Mastodon andium es mas pequeña que la correspondiente del Mastodon Humboldti y proporcionalmente mas estrecha, aunque se declara incapáz de pronunciarse sobre á cuál de estos dos tipos pertenece la muela procedente de Concepción de Chile, que sirvió de tipoá Cuvier para fundar esta última especie. Así, el Mastodon Humboldti que para Cuvier era de un tercio mas pequeño que el Mastodon andium, y para Laurillard de la misma talla, según Ger- vais era de un tamaño considerablemente mayor. Según el mismo autor, la distribución geográfica de ambas especies era igualmente distinta, sieudo el Mastodon andium propio de Tarija, Perú, Chile, y en general de toda la parte oeste del continente sud-americano, mientras el Mastodon Humboldti se encontraría solo en la parte oriental y también en Santa Fé de Bogotá. El trabajo de Geryais, el mas completo que hasta ahora poseemos sobre los mastodontes sud-ameri- canos, es también el último esfuerzo intentado para distinguir por caractéres apreciables las dos especies desde un principio establecidas por el ilustre Cuvier. Burmeister, solo se ha limitado á constatarla pre- sencia del Mastodon Humboldti en los terrenos de la Pampa, con exclusión del Mastodon andium, como una confirmación de las vistas de Gervais, pero sin entrar en detalles. Y Branco se limita por su parte á constatar la presencia del Mastodon andium entre los huesos coleccionados por Stübel y Beiss sobre la parle occidental de la América del Sud, sin entrar tampoco en mas detalles. Es realmente sorprendente que en estos últimos treinta años no se haya publicado ningún otro tra- bajo notable sobre los mastodontes sud-americanos, á pesar de los numerosos restos recojidos, y que se encuentran reunidos en mayor ó menor cantidad en casi todos los grandes museos de Europa y Amé- rica. Los coleccionistas y los naturalistas se han con- tentado con atribuir los restos que recojían ó exa- minaban, ya al Mastodon andium, ya al Mastodon Humboldti, según que los mamelones de las muelas representaban de un modo mas ó menos perfecto la forma de doble hoja de trébol, y sobre todo, según la procedencia, pero sin someter á nuevo exámen esos caractéres verdaderamente fujitivos. Examinando con detención los trabajos que he mencionado, queda en realidad una idea muy con- fusa de los caractéres que distinguen las dos especies propuestas. Así hemos visto que una de ellas, el Mastodon Humboldti , bajóla pluma de tres auto- res distintos ha cambiado tres veces de tamaño en sentido aumentativo, mientras disminuía la talla del Mastodon andium en las mismas proporciones. Cuvier, figuró en una misma obra, una misma muela como tipo de uná especie en un punto, y como de otra, en otro. Yr la misma muela sobre la que Cuvier fundaba el Mastodon Humboldti, declara Gervais ser incapaz de reconocer á qué especie pertenece. En cuanto á la forma que por el uso toman los dos mamelones principales de cada colina, es tan variable según el número de la muela y su estado de des- gastamiento, que por sí sola, en el mayor número de casos no basta para determinar la especie, ya porque la muela es demasiado nueva, ya porque es demasiado vieja, ya por diferencias individuales muy frecuentes, ó por estar destrozada, ó por tantísimas otras razones que no es del caso enumerar. Por otra parte, la forma de doble hoja de trébol, que se considera como característica de las colinas délas muelas del Mastodon Humboldti, es indu- dable que se presenta también en las muelas atri- buidas al Mastodon andium, aunque en ellas los mamelones internos de las muelas superiores, y los externos de las inferiores solo toman dicha forma en una etapa de desgastamieuto mas avanzada que en UNGULADOS 637 la especie precedente. Pero tratándose de muelas aisladas, es casi imposible, á menos que se trate de especies ya bien conocidas, establecer con certitud, ni aún con probabilidad el tiempo que estuvieron en servicio con relación á las muelas de los números correspondientes de individuos de una especie dis- tinta, esceptuado naturalmente el caso en que la diferencia sea muy considerable. Examinando las figuras de las muelas dibujadas en una de las láminas que acompaña la memoria de Gervais como pertenecientes al Mastodon a n- dium, hay algunas que según los caractéres dados por el autor y por Laurillard para distinguir am- bas especies, yo las atribuiría al Mastodon Hum- boldti , pues muestran de un modo muy aparente la figura en forma de hoja de doble trébol de las colinas transversales. En cuanto al tamaño, solo conociendo la especie en todos sus detalles como sucede por ejemplo con el Mastodon americanas , puede prestársele im- portancia ; en los demás casos no puede tomarse por sí solo y en una muela aislada, como distintivo de una especie, pues es evidente que las muelas de las hembras debían ser de tamaño algo menor que las del macho. Parece que Gervais y Laurillard creyeron que el M. andium se distinguía por una capa de ce- mento que cubre en parte el esmalte de las muelas y se extiende en el fondo de los valles transversales, pero esta capa de cemento se presenta igualmente en las muelas atribuidas al M. Humboldti , y en varias especies del antiguo continente, como el Mastodon elephantoides, el M. perimensis, y el M. turicensis. En los mastodontes sud-americanos este carácter es sobre todo visible en la muela sexta tanto inferior como superior, en la que la corona inmediatamente antes de ser atacada por la masticación está comple- tamente cubierta por una espesa capa de cemento, que luego desaparece poco á poco á medida que avanza el desgastamiento. Esta capa existe tam- bién en las otras muelas, pero forma una corteza muy delgada, que se desprende tan luego como el diente empieza á entrar en función; pero en am- bos casos y en todos los dientes de mastodontes sud-americanos que me son conocidos, con la edad y el desgastamiento muy avanzado de las muelas, el cemento rellena el fondo de los valles que sepa- ran las colinas transversales. Por lo que concierne á la procedencia, tampoco puede ella ofrecernos datos precisos para separar las especies, pues muelas que presentan los carac- téres atribuidos á las del Mastodon Humboldti se han encontrado en distintos puntos de Bolivia, Chile, Ecuador y Nueva Granada, es decir sobre toda la parte occidental de América que se cree haya habitado exclusivamente el Mastodon an- dium, mientras en las pampas de Buenos Aires, se recojeu á menudo dientes que no presentan los caractéres del M. Humboldti, única especie que se dice ha habitado esta región, sitió mas bien los del Mastodon andium. Después de Gervais, se afirma, sin parar la atención en la contradicción en que se incurre, que el Mastodon Humboldti se encuentra en las comarcas al Este de las cordilleras, y el Mastodon andium en las comarcas del Oeste de los Andes, mientras todos citan la localidad de Tarija como típica para el Mastodon andium y ella se encuentra precisamente muy al este de la cordi- llera. Ni tampoco podemos decir que Tarija corres- ponda mas bien á la parte oriental, que á la parte occidental de Sud América, pues forma parte de la región central, de donde resulta que es completa- mente errónea el área de dispersión que sin datos exactos se ha atribuido á las dos pretendidas espe- cies. Debemos igualmente confesar que hasta ahora conocemos muy poca cosa de los límites probables de la dispersión geográfica de los distintos masto- dontes sud-americanos, como que las especies mis- mas están lejos de haber sido caracterizadas de una manera que permita reconocerlas. De esto, sin embargo, no debe deducirse que no pueda existir en Sud América mas que una sola especie de Mastodon como lo pretendía de Blaijn- ville. De Norte América se citan cinco á seis espe- cies, otras tantas de Europa, y en la India eran aún mas numerosas. Así que, en un continente tan vasto como el nuestro, no es realmente de creer que un animal de organización tan elevada y por lo mis- mo tan fácilmente variable, no hubiera sufrido du- rante el largo tiempo transcurrido desde el mioceno superior hasta el principio de la época cuaternaria, y en el vasto espacio comprendido desde el istmo de Panamá hasta el estrecho de Magallanes, nin- guna modificación. La dificultad de encontrar caractéres distintivos bien marcados en las muelas, me parece depende tan solo de la circunstancia de que las formas sud- americanas son mas cercanas entre sí que con las que han habitado las otras regiones de la tierra ; 638 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS forman un grupo en el que los mamelones de las muelas tienden á tomar una figura en forma de hoja de trébol, como se observa también en el Mastodon longirostris de Europa. Esta homogeneidad del grupo de los mastodontes sud americanos deducida de la forma que por la masticación toman los mamelones de las muelas, se confirma igualmente por la configuración general de estas, pues mientras en Europa y en la India, se encuentran representantes de los sub-géneros Trilophodon y Tetralophodon, los mastodontes sud-americanos entran todos en el grupo de los Tri- lophodon, esto es, de aquellos cuyas muelas inter- mediarias, 3, 4 y 5, presentan solo tres colinas transversales, sin embargo de que se nota que en la quinta superior, existe un principio de colina cuarta, independiente del callo basal posterior, que muestra á menudo un mamelón bien desarrollado. Del mismo modo, entre los mastodontes europeos y asiáticos, hay representantes del grupo de los zygo- lophodontes, y del de los bunolophodontes, pero los mastodontes sud-americanos, á lo menos los restos que hasta ahora me son conocidos, pertenecen todos al último grupo. Paréceme pues un hecho indiscutible que los mastodontes sud-americanos se parecen mucho por el tipo de las muelas, siendo esta la verdadera causa de las dificultades que se encuentran para la deter- minación de Jas muelas aisladas, pero probablemente no sucedería así si se poseyeran series dentarias completas, además que las diferencias específicas pueden encontrarse en otras partes del esqueleto, y parece que en efecto las presentan y notables las defensas, mientras sucede precisamente lo con- trario con los mastodontes del antiguo continente y los elefantes existentes. Ai escribir estas líneas, tengo á Ja vista seis defensas de mastodonte, de forma, tamaño, com- posición y aspecto tan distinto, que no se puede titubear un instante en atribuirlas á seis especies diferentes. Y precisamente las defensas y los huesos del esqueleto han sido mirados por los coleccionistas con cierta indiferencia, á causa sobre todo del gran volúmen y elpeso enorme de dichas piezas; recogían de preferencia las muelas, dejando á menudo aban- donados los huesos del esqueleto. Si bien, como ya lo he indicado, las muelas de los mastodontes sud-americanos se parecen unas á otras hasta el punto de hacer difícil y dudosa la determi- nación de una pieza aislada, no sucede lo mismo cuando se trata de varias, particularmente si proce- den de un mismo individuo ó de una misma loca- lidad. Así, no puede negarse que la máxima parte de las muelas procedentes de Tarija, tomadas en conjunto, presentan un tamaño y un aspecto, que por la com- paración directa las distingue bastante bien de un lote de muelas procedentes de Buenos Aires. Las muelas de mastodonte procedentes de Tarija, pertenecen en su casi totalidad, á la especie conoci- da con el nombre de Mastodon andium, con los caractéres con que la ha descrito Gekvais. Esos caractéres distintivos principales son, la existencia en la primera etapa de desgastamiento, de una sola fila de mamelones en forma de hoja de trébol, con una defensa delgada, larga, casi derecha, pero vuelta en espiral mas órnenos pronunciada, y con uua an- cha faja de esmalte que la recorre de la base á la ex- tremidad. Pero se encuentran otras muelas mas ó menos del mismo tamaño que las precedentes, con una corona también bastante parecida, y que están acompañadas de defensas igualmente delgadas, largas y poco ar- queadas, pero que no están vueltas en espiral, y sobre todo que carecen por completo, de la capa de esmalte característica del Mastodon andium, por lo que no se pueden atribuirá la misma especie, sino á una distinta, todavía no descrita, que llamé Mas- todon platensis, por proceder sus restos sobre to- do de la parte nord-este de la provincia de Buenos Aires. En las capas mas profundas de la formación pam- peana de Buenos Aires, se encuentran igualmente muelas parecidas al Mastodon andium, y de pro- porciones tales que indican un animal de tamaño co- losal, no menor ciertamente que el de Tarija, pero estas muelas están acompañadas de grandes defensas, muy largas y muy gruesas, sin faja de esmalte, sin curva en espiral, y completamente rectas en todo su largo ; estos restos, constituyen evidentemente una nueva especie, de talla gigantesca, que designaré con el nombre de Mastodon rectus. Otras muelas, también de caractéres parecidos, pero de dos quintos mas pequeñas, proceden segura- mente de otra especie distinta, confirmada además por la existencia de huesos de individuos adultos pero de dimensiones tan pequeñas que no se puede pensar un solo instante en atribuir esta diferencia de tamaño á la diversidad de sexo, siuó á una diferencia específica bien pronunciada, indicada igualmente por UNGULADOS 639 las defensas que los acompañan que son delgadas, con banda de esmalte muy ancha, y completamente rectas ó casi rectas. Sobre estos restos fundé el Mastodon argentirius. La mayor parte de las muelas que proceden de Buenos Aires, presentan igualmente bien indicados los caracteres atribuidos al Ma.stod.on Humboldti, como ser el tamaño mas considerable, y sobre todo la doble fila de figurasen forma de hoja de trébol, pe- ro estos dientes también están acompañados de dos formas de defensas muy distintas, que indican igual- mente dos especies diferentes. Unas, un poco mas pequeñas pero algo mas grue- sas, y con el doble trébol mejor marcado y perfecta- mente opuesto por la base, de tamaño algo mayor que las del Mastodon andium, están acompañadas de defensas sin capa de esmalte, no vueltas en espi- ral pero sumamente arqueadas hasta formar casi un semi-círculo, bastante largas y sobre todo de un grueso extraordinario, que disminuye de la base á la punta, y corresponden al verdadero Mastodon Humboldti. Las otras muelas del mismo tipo aunque no tan bien marcado, son de tamaño algo mayor, y están acompañadas de defensas formidables, de un largo extraordinario, pero proporcionalmente mas delga- das que las de la especie precedente, mas gruesas en el centro que en la base, rectas en sus dos ter- cios posteriores, arqueadas en el tercio anterior, é igualmente sin faja de esmalte. Estos restos pro- ceden de un mastodonte colosal, mas grande aún que el Mastodon Humboldti, pero de formas no tan macisas, que designé con el nombre de Masto- don superbus. Así, en vez de dos, tenemos seis especies dis- tintas de mastodontes sud-americanos caracterizadas según lo demuestra la tabla adjunta. L Mamelones internos de las muelas superiores y externos de las inferiores mas anchos y gastados en forma de hoja de trébol. A. Talla considerable, comparable á la del Masto- don longirostris. a. Defensas delgadas, largas, poco arqueadas, torcidas en espiral, y con una faja longitudi- nal de esmalte. Mastodon andium. b. Defensas delgadas, casi rectas, y sin faja lon- gitudinal de esmalte. Mastodon plalensis. c. Defensas muy gruesas, sin banda de esmalte y completamente rectas ó casi rectas en toda su longitud. Mastodon rectus. B. Talla dos quintos mas pequeña que la del grupo precedente. Defensas cortas, delgadas, casi derechas, no vueltas en espiral y con una ancha banda longitudinal de esmalte. Mastodon argentinus. II. Colinas transversales de las muelas, gastadas en forma de doble hoja de trébol. Talla gigantesca. A. Defensas muy gruesas, sumamente arqueadas, sin faja de esmalte, y disminuyendo gradual- mente de tamaño de la base á la extremidad an- terior. Mastodon Humboldti. B. Defensas largas, menos gruesas, rectas en su parte posterior, un poco arqueadas en la ante- rior, sin faja de esmalte, y con su mayor espesor hacia la mitad de su largo. Mastodon superbus. Mastodon andium Cuv. Mastodon andium, Cuvier, Ann. du Musseum , t. VIH, p. 413, lám. 67, íig. 1, 11, a. 1806 ( Mastodonte des Cordiller es]. — Recherches, etc., Ia ed.,t. I, p. 11, a. 1812 ( Mastodon andium] . — Id. 2a ed., t. 1, p. 266, a. 1821-25. — Id. t. Y, part. II, p. 527. Blainvilie, Osteographie, t. III, p. 249, a. 1845. Laurielard, Voyage de D’Orbigny, pal., t. III, parte IV, 1842. Gervais, en la Historia de Chile por Gay, Zoología, t. I, p. 136, 1847. — Id. Recherches sur lesmamm. foss. de l’Amér. Mérid., p. 14, a. 1855. Branco, Uber eme fossile Sáugethier- fauna, etc. p. 134, a. 1883. Burjieister, Bericht Uber Mastodon antium , en Sit- zung., etc. p. 717, a. 1888. Mastodon angustidens, Cuvier, Ann. du Museicm, t. VIH, 1806. Mastodon cordillerarum , Desmarest , Mammal., p. 386, a. 1822. Mastodon Humboldti, (Cuv.), Blainville (parte). Osteogra- phie, t. III, a. 1845. Mastodon austr alis, Owen, Ann. and Magaz. Ncit. Hist., ser. I, vol. XIV, p. 269, a. 1844. Falconer, Paleontological Memoirs, vol. II, p. 271, a. 1868. Telrabelodon andium, Cope. Proceed. Amer. Phil. Soc., vol. XXII, p. 5, a. 1884. Mastodon cordillerum, (Cuvier), Lydekker, Catal. of Foss. Manim., part. IV, p. 45, a. 1886. Esta especie, fundada por Cuvier, que en un prin- cipio la había reunido al Mastodon angustidens de Europa, fué luego bien caracterizada por Laurt- llard y sobre todo por Gervais. La talla de este animal se aproximaba á la de la especie europea mencionada, con Ja que los masto- 640 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dontes sud-americanos en general parecen presentar las mayores analogías, aunque son todos de formas proporcionalmente mas macizas. Los caractéres de las muelas lian sido ya bien descritos por Gervais, quien en la obra repetidas veces mencionada lia figurado varias de ellas, proce- dentes deTarija, localidad que parece contener los restos de esta especie en gran abundancia. Una de las particularidades mas notables del sis- tema dentario de esta especie, consiste en el número de colinas transversales de algunas de las muelas, que no están de acuerdo con ninguno de los grupos establecidos. Así, mientras la tercera y cuarta muela superior tienen tres colinas transversales, la quinta tiene una colina mas en la parte posterior, que no por ser mas pequeña que las otras, deja de ser per- fectamente distinta dando al diente entero un ca- rácter tetralofodonte bien pronunciado. Y la muela segunda, que, de acuerdo con el tipo trilofodonte de la tercera y cuarta, solo debería tener dos colinas transversales, tiene tres, todas perfectamente desar- rolladas. Esta especie hasta ahora solo se conocía por algu- nos huesos y muelas aisladas, pero últimamente el naturalista viagero del Museo Nacional D. Enrique de Carles, después de un largo viage á Tarija, ha traído al establecimiento una numerosa colección de huesos de mastodonte, probablemente en su totali- dad del Mastodon andium. Vienen entre ellos numerosos huesos del esqueleto, una gran cantidad de muelas aisladas, y cráneos casi perfectos, conjun- tamente con varias defensas y mandíbulas inferiores. Así debemos creer que pronto el Dr. Burmeister dará una descripción completa de esos restos. Uno de los cráneos conjuntamente con varias otras piezas está ya en exhibición en uno de los escapara- Del'ensa de Mcistodon andium, Cuvier, :/10 del tamaño natural tes del Museo, en donde he podido examinarlo á la ligera, pero solo me tomaré la libertad de decir al- gunas palabras sóbrelas defensas, porque caracteri- zan perfectamente la especie distinguiéndola de to- das las demás de SucU América. Ya Weddell habia recogido en Tarija dos defen- sas de Ma-stodon andium, de las que una tenía cer- ca de 2m20 de largo, pero llegaron á París en frag- mentos, de manera que Gervais solo pudo decir de ellas que se distinguían por un carácter que se en- cuentra también en algunas especies europeas, par- ticularmente en el Mastodon angusticlens ; dicho carácter es la existencia de una faja de esmalte lon- gitudinal sóbrela cara superior, déla que última- mente también Branco pudo constatar la presencia sobre pequeños fragmentos de defensa recogidos por Stübel en el Ecuador. Las defensas enteras, existentes en el Museo de Buenos Aires, presentan todas la existencia de esta gran faja longitudinal de esmalte, pero muestran además, otro carácter no menos importante, que so- bre pequeños fragmentos no pudieron observarlo los autores anteriores ; es este una torsión lateral de las defensas, sobre ellas mismas, de manera que for- man en todo su largo una fuerte línea en espiral, su- mamente pronunciada, como lo demuestra el gra- bado adjunto, que representa una de estas de- fensas. Localidad. — Los restos, de esta especie se han encontrado en Chile, Perú, Ecuador, Bolivia y la parte setentrional de la República Argentina. Horizonte. — La especie parece ser característi- ca de la formación pampeana, y aunque no se puede todavía determinar el horizonte preciso délos distin- tos puntos en que se han encontrado sus restos, el yacimiento tle Tarija, á lo menos en su parte inferior, que es la que contiene los restos de Mastodon an- dium, corresponde seguramente á los pisos ensena- dense y belgranense de la formación pampeana de Buenos Aires. UNGULADOS 641 Mastodon platensis Amegh. Mastodon platensis, Ameghino, Rápidas diagnosis de ma- mif. fós. nuevos. etc., p. 7, n° 6, Febrero de 1888. Mastodon bonaerensis, Moreno. Informe preliminar, etc., p. 18, Julio de 1888 (nomen nudum). Esta especie es con corta diferencia de la talla del Mastodon andium, mas bien un poco mas grande que mas chica, á la que también se parece por La con- formación de las muelas, pero las defeusas son muy diferentes. En el Museo La Plata, hay varios restos de esta especie, y entre ellos una defensa completa de un individuo adulto, encontrada cerca de San Nicolás de los Arroyos, y representada en el grabado ad- junto. Esta defensa se distingue á primera vista de la del Mastodon andium por carecer completamente de todo vestigio de curva en espiral, y por la ausencia completa de la faja de esmalte longitudinal, aunque ella existe en las defensas de los individuos jóvenes, como se verá mas adelante. Su largo total es de lni80, siendo relativamente delgada, bastante comprimida lateralmente sobre todo en la base, casi derecha en su mitad posterior, con una pequeña curva apenas apa- rente que se vuelve un poco mas pronunciada en su parte anterior que se encorva ligeramente hácia arri- ba. En la base tiene 44 centímetros de circunferencia, 15 centímetros de diámetro vertical, y 12 centímetros de diámetro ti áus versal, dimensiones que permane- Detensa de Mastodon platensis, Amegh. ]/j del tamaño natural cen casi invariables hasta la mitad de su largo en donde se vuelve un poco mas cilindrica y empieza á disminuir gradualmente de espesor hasta terminar en punta casi aguda, mucho mas delgada que en las defeusas de los Mastodon Humboldtij Masto- don superbus, pero bastante parecida en ello al Mastodon andium. Todo el diente está cubierto por una capa de cemento relativamente delgada y muy quebradiza. Conozco otra defensa parecida en una colección particular, pero, además hay en el Museo el cráneo casi completo de un individuo joven, con las tres muelas intermediarias, 3a, 4a y 5a, y las defensas que demuestra, de una manera inequívoca la existencia de esta especie. Las defensas, salen fuera de los alveolos 30 centí- metros, y la parte engastada en ellos indicada por la protuberancia ósea que forman hácia afuera, es de 24 centímetros, lo que dá un largo total de 54 cen- tímetros. A pesar de este largo relativamente consi- derable, solo tiene á la salida del alveolo, 18 centí- metros de circunferencia, 48 milímetros de diámetro vertical y 60 milímetros de diámetro transversal, de manera que estas defensas son mas anchas que altas, y seguramente no son mas gruesas, ó lo son de una cantidad apenas apreciable en la parte incluida en el interior de los alveolos, mientras que en la que sale afuera de ellos disminuyen de espesor de una manera apenas sensible. A causa del diámetro mayor invertido, es decir colocado en sentido transversal, la parte superior es bastante aplastada, y muestra una faja de esmalte blanco y brillante que la recorre de una extremidad á la otra, con un ancho de 25 milímetros. Pero esta faja, completamente homogénea en la extremidad, se vuelve menos visible hácia la base en donde toma 81 642 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS poco á poco un aspecto estriado formando el esmalte líneas longitudinales, que alternan con otras oscuras de cemento que concluyen pnr predominar, lo que demuestra claramente que con la edad avanzada de- saparece por completo la faja de esmalte, tomando así el mismo aspecto de la defensa del individuo adulto descrito mas arriba. Estas defensas del individuo joven son perfecta- mente rectas en todo su largo, ó si tinen una pe- queña curva es tan poco sensible que no es aprecia- ble ála simple vista, de manera que la pequeña cur- va del individuo adulto es un carácter adquirido con la edad ya bastante avanzada. Es indudable que estas defensas no pueden identi- ficarse con las del Mastodon andiúm, pues en es- tas la capa de esmalte era persistente durante toda la vida, mientras en las descritas como del M. pla- tensis se vé claramente era un carácter transitorio. Ni tampoco pueden considerarse como defensas de ndividuos jóvenes del Mastodon Humboldti, pues como se verá mas adelante, las defensas de esta es- pecie, cuando apenas alcanzan el largo de las del cráneo del joven Mastodon platensis tienen ya un grueso dos veces mayor, una curva muy pronunciada, y carecen por completo de todo vestigio de la faja longitudinal de esmalte. El cráneo aunque de un individuo bastantejóven no deja de ser voluminoso teniendo un largo de los cón- dilos occipitales al borde anterior del intermaxilar, siguiendo la base ó cara inferior, de 76 centímetros, pareciéndose bastante en su conformación general al cráneo de Mastodon andium del Museo de Bue- nos Aires, .con su parte superior muy aplastada y de un ancho considerable comparativamente á la del ele- fante. No voy por ahora á examinar la conformación ge- neral del cráneo, que, para ser comprendida tendría que ser esplicada con láminas, trabajo que sería pro- pio de una monografía completa de los mastodontes sud-americanos, pero no de simples apuntes como los presentes que solo tienen por objeto distinguir el número de especies representadas en este continen- te. Me contentaré pues con dar algunas indicaciones sobre los caractéres de las tres muelas que se hallan implantadas en este cráneo, que son la tercera, cuar- ta y quinta de la dentición completa de los probos- cídeos. La muela tercera está ya completamente gastada, de modo que no se puede conocer la forma que afec- taban los mamelones de la corona ; sin embargo, la vista lateral de la muela prueba que estaba formada como en los siguientes, por tres colinas transversales como la misma muela que dibuja Gervais en el frag- mento de cráneo de Mastodon andium de Tarija procedente de un individuo algo mas joven. Esta muela tieneB centímetros de diámetro ántero-poste- rior y 5 centímetros de diámetro transverso máximo, siendo ancha atrás y angosta adelante. La muela que sigue (cuarta) tiene una forma cua- drada ó mas bien rectangular, de 10 centímetros de diámetro ántero-posterior y 6 centímetros de diá- metro transverso, con tres colinas transversales y un callo basal posterior formado por una línea trans- versal de mamelones pequeños, y un pequeño rudi- mento de callo basal anterior. Los mamelones principales de la colina transversal anterior están ya muy gastados formando el interno una figura mayor que el externo, y mas ancha sobre la línea mediana longitudinal de la muela. El mamelón ex- terno está formado por una figura transversal estre- cha y larga, que se enancha igualmente un poco sobre la línea mediana tomando una forma irregular. Los mamelones de la segunda colina están gastados de modo que forman dos figuras en forma de T in- vertidas, de manera que se toquen por la rama mas corta sobre la línea mediana, siendo la interna con la rama corta mas ancha que la externa. La colina tercera está formada por un mamelón interno prin- cipal que recien empieza á ser atacado por la mas- ticación, acompañado de cuatro mas pequeños toda- vía casi intactos, todos del mismo alto, y pegados casi hasta la cúspide, completando así la colina transversal casi sin interrupción á la que dan un aspecto zigolophodonte muy pronunciado. Sin em- bargo se conoce que esta colina, con la masticación prolongada, debía formar en el lado interno una figura en forma de hoja de trébol ó en T constituida por el mamelón principal, mientras los cuatro ma- melones restantes debian formar forzosamente una figura en losange transversal y estrecha. La muela que sigue ó quinta es también de forma rectangular, pero de mayor tamaño, teniendo 13 centímetros de diámetro ántero-posterior y 7 centí- metros de diámetro transverso. La corona todavía no atacada por la masticación está formada por un callo basal anterior bajo y tres colinas transversales á las que sigue un callo basal posterior formado por tres mamelones que se destacan en su parte superior formando un rudimento de cuarta columna transversal muy baja. Estas colinas transversales UNGULADOS 643 están formadas por uu mamelón interno mas grande acompañado de dos mas pequeños colocados sobre la línea mediana, uno adelante y otro atrás, que con el desgastamiento tienen que formar una figura en forma de hoja de trébol ; el resto de la colina sobre el lado externo está constituida por tres mamelones formando una serie transversal continua que con el desgastamieuto producido por la masticación, unién- dose sus cúspides tienen que formar una figura en losange transversal y estrecha. Las tres muelas mencionadas ocupan un espacio longitudinal de 32 centímetros. Esta pieza notable ha sido encontrada cerca de Mercedes (prov. de B. A.), por Don José Larroque. Además de este cráneo de individuo joven, hay un paladar de un individuo adulto, en el que se encuentran aún implantadas las dos muelas sextas, ó sea la última de cada lado, aunque ambas con la corona bastante destrozada, habiendo desaparecido por completo todo vestigio de las muelas anteriores á causa de la edad avanzada del individuo. La muela sexta del Mastodon platensis según el paladar en cuestión, recojido por el Dr. Moreno en la laguna de Vitel cerca de Chascomús, alcanza casi las dimensiones de la muela correspondiente del Mastodon andium , pues tiene 175 milímetros de largo y cerca de 8 centímetros de ancho en el medio, pero es mas angosta en las extremidades, particu- larmente en la posterior. La corona se compone de cuatro colinas transversales, y un callo basa] pos- terior bastante pronunciado. De los dos mamelones principales que forman cada colina transversal, ni el interno ni el externo toman una figura tan pare- cida á una hoja de trébol como en el Mastodon an- dium. El mamelón interno mucho mas grueso y que entra primero en función, empieza por formar Defensa de Mastodon rectas, Ameoii. i/,g del tamaño natural en su cúspide una figura transversal al eje del diente, larga y angosta, que forma sobre la línea mediana una fuerte inflexión dirijida hacia adelante; luego con la masticación se forma otra opuesta sobre el lado posterior, formando así mas bien una figura de clava que no de hoja de trébol. El mame- lón opuesto ó externo, forma igualmente por la detricion una figura transversal en forma de losange angosta, sin inflexiones sobre su lado interno, pero que se enancha poco á poco con el desgastamiento hasta ponerse en comunicación con la figura opuesta. Otra muela sexta, aislada, también de las colec- ciones del Museo presenta ea rae té res absolutamente iguales. Localidad. — Los restos de esta especie que hasta ahora me son conocidos, proceden todos de la región setentrional de la provincia de Buenos Aires, no lejos de la costa de los rios de la Plata y Paraná, y de la provincia de Santa Fé. Horizonte. — Piso belgrauense de la formación pampeana. Mastodon rectus n. sp. Esta especie es de tamaño jigan testo, comparable al del Mastodon Humboldti, del que se distingue por las defensas completamente rectas, aunque en algunos individuos presentan una pequeña curva, apenas acentuada en la extremidad anterior. Las defensas de esta especie, de los individuos adultos masculinos, tienen de lm80 á 2m10 de largo, por 42 á 50 centímetros de circunferencia en la base, que es comprimida lateralmente, disminuyendo poco de grueso hasta que terminan en punta gruesa y roma, que á menudo presenta una superficie lisa gastada por el frotamiento del diente. Estas defensas care- cen completamente de la banda de esmalte que dis- tingue las de los Mastodon andium y Mastodon argentinus, y no presentan vestigios de la curva en espiral que distingue la primera de las mencio- nadas especies, como lo demuestra el grabado ad- junto que representa una defensa de esta especie. 644 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El fémur de la misma especie tiene 1 metro de largo, y las muelas por los pocos fragmentos que poseo parecen estar construidas sobre el mismo tipo que las del Mastodon andium. Localidad. — Todos los restos que couozco de esta especie proceden de las excavaciones del Puerto de La Plata en la Ensenada, y de las del puerto Ma- dero en Buenos Aires, con excepción de un par de defensas casi intactas encontradas al cavar un pozo en el mismo municipio de Buenos Aires, en la casa del comandante Espina. Horizonte . — Piso ensenadense de la formación pampeana. Mastodon argentinus Amegii. Ameghjno. Rdpid. diagn. de mamif. fós. nuev.. etc., p. 7, n° 7, Febrero de 1888. Esta especie me era conocida desde hace tiempo por un fragmento de muela que debo á la deferente obsequiosidad que siempre me ha acordado el Dr Ze- ballgs, quien la recibió como procedente del norte de la República, y por la dura arenisca en que ha estado envuelta supongo proceda de un yacimiento pre-pampeano. Es este un pequeño fragmento de la Defensa de Mastodon argentinas Vio del tamaño natural parte anterior de la quinta muela superior, en el que se vé un callo basal anterior, los dos mamelones de la primera colina transversal, y parte de la colina segunda. Los mamelones por la forma que afectan con el desgastamiento parecen acercarse bastante á la forma característica del Mastodon andium, pero el fragmento en su conjunto denota un tamaño me- nor tan considerable que nunca creí podría proceder de esta especie sino de otra distinta de talla mas pequeña y época mas antigua, cuya existencia puedo ahora comprobar por otra muela quinta intacta, de la mandíbula inferior, bastante parecida á la corres- pondiente del Mastodon andium pero de un tercio mas pequeño; tiene 9 centímetros de diámetro án- tero-posterior, 0m045 de ancho adelante y 0m065 atrás. Las defensas de esta especie, de las que conozco varios ejemplares mas ó menos completos, se distin- guen por un tamaño mucho menor, tanto en longitud como en espesor, por ser rectas ó casi rectas, sin curva en espiral, y por tener en su parte superior una banda longitudinal de esmalte como en el Mas- todon andium pero proporcionalmente mucho mas ancha puesto que ocupa un tercio de la circunferen- cia de la defensa. La defensa superior de una hembra adulta tiene unos 50 centímetros de largo, un diámetro de solo 3 centímetros, y la faja de esmalte que llega hasta la misma extremidad anterior, tiene 27 milímetros de ancho. La defensa de un macho adulto, tiene 9 cen- tímetros de diámetro., y la banda de esmalte 8 cen- tímetros de ancho; su longitud no se puede deter- minar por faltar su parte posterior, pero tenía segu- ramente algo mas de un metro de largo. Conozco además varios huesos aislados proceden- tes igualmente del Norte de la República, que pro- ceden sin duda de la misma especie. Estos huesos son: un axis, cuyo cuerpo en la cara anterior tiene 180 milímetros de diámetro transverso máximo, 140 milímetros en la cara poste- rior, y la altura de Ja vértebra de la punta de la apófisis espinosa á la parte inferior del cuerpo es de 255 milímetros, dimensiones demasiado pequeñas para que puedan corresponder á las de la misma pieza del Mastodon andium , que si bien hasta ahora no es conocida en esta especie, á juzgar por las proporciones de los huesos de los miembros y las analogías con los otros mastodontes conocidos, debía ser de un tamaño bastante mayor. Un fémur al que faltan tanto la extremidad dis- tal como la proximal, pero muy delgado y á juzgar por las proporciones de la parte existente el hueso UNGULADOS 645 entero no debía tener mas de 60 centímetros de lar- go. El mismo hueso del Mas t o clon andium , según Gervais, tiene 80 centímetros de largo. Un grueso fragmento de cubito con parte de la cara articularía proximal aunque bastante destruida, faltando por completo la cara articular distal. El trozo existente tiene 40 centímetros de largo y cuando entero no debió tener mas de 50 centíme- tros. Inmediatamente debajo de la cara articular su- perior, el cuerpo del cubito solo tiene 12 centíme- tros de diámetro, llamando verdaderamente la aten- ción la gracilidad general de este hueso, comparado con el de las otras especies de mastodonte. El cubito del Mastoclon andium, según Gervais, tiene 61 centímetros de largo y 22 milímetros de ancho en su articulación humeral. Un húmero entero con sus partes epifisarias in- tactas y completamente soldadas á la diáfasis, sin el menor vestigio de sutura, procedente indisputable- mente de un individuo muy viejo. Este hueso solo tiene 59 centímetros de largo. Su extremidad proxi- mal tiene un diámetro máximo de 21 centímetros. La extremidad distal en los cóndilos tiene 16 centí- metros de ancho, y la parte epitrocleana enanchada que se extiende hacia arriba tiene 24 centímetros de alto. El cuerpo del húmero en su parte mas delga- da, cerca déla mitad de su largo, tiene un diámetro mínimo de 9 centímetros. El húmero del Mastodon andium según el mismo Gervais, tiene 78 centíme- tros de largo, 24 centímetros de ancho en su extre- midad dista], y 33 centímetros de alto su enancha- miento epitrocleano en forma de lámina. Estas diferencias de tamaño, en huesos de indi- viduos ya completamente adultos, son tan conside- rables, que no permiten considerarlos como de una misma especie. Los huesos mas pequeños mencio- nados, conjuntamente con otros aún en fragmentos, proceden seguramente de una especie distinta, de un tamaño unos dos quintos menor que el del Mas- todon anclium, pero con el que presentaba gran- des analogías de conformación. El Mastodon argentinus, es sin duda una de las especies mas pequeñas, que de este género hasta ahora se conozcan. Los huesos descritos, son completamente silici- ficados, y aparentemente parecen proceder de un yacimiento mas antiguo que los de la verdadera formación pampeana, como sucede con el fragmento de muela de la misma especie, primeramente men- cionado. Localidad. — Se han encontrado restos de esta especie en la provincia de Catamarca, pero la mayor parte de los que me son conocidos no tienen proce- dencia exacta. Horizonte. — El horizonte preciso en que se han encontrado los restos del Mastodon argentinus, no se puede por ahora determinar, pero es casi se- guro que es pre-pampeano, /probablemente un poco mas reciente que el yacimiento de Monte Hermoso, MASTODON HUMBOLDTI cuv. Mastodon Hmnboldti, Cuvier, en Anual, dio Museum, t. VIII, p. 413, a. 1806. — Id. Recherches, etc., Ia ed. t. I, p. II, a. 1812. — Id. 2a ed., t. I, p.266, a. 1823-25, — Id. t. V, part. II, p. 527. Blainville (parte), Ostéographie, t. III, p. 249-285 y 302, a. 1845. Laurillard, Dict. Univ. d’hist. nat.. t. VIII, p. 30, a. 1846. Gervais, Recherch. sur les marnm. fos. de l’Am. Me'r. , p. 15 y sig., pl. V, f. 9 y 10, a. 1855. Pictet, Trailé de paléontologie, t. 1, p. 288. Giebel, Fna der Worw., t. I, p. 207. Burmeister, Anal, del Mus. Pub., t. I, p. 288, pl. XIV. — Id. Descrip. Phys., etc., t. III, p. 522. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm., p. IV. p. 41. Mastodon andium (parte), Falconer, Fauna antigua siva- lensis, etc. — Id. Paleontological Memoirs, vol. I, a. 1868. Dibelodon Humboldti, Cope, Proceed. Amer. Phil. Soc., vol. XXII, p. 5, a. 1884. Esta especie se distingue fácilmente por su talla considerable y por sus formas sumamente macizas ; Jas muelas muestran á medio gastar, los dos mame- lones principales de cada série transversal en forma de doble hoja de trébol, las defensas son de tamaño bastante mayor que en las especies precedentes, y sobre todo de grueso mucho mas considerable, que solo empieza á disminuir y de una manera gradual en su mitad anterior, pues una de estas defensas de un individuo todavía bastante joven, mide en la base 46 centímetros de circunferencia, 1 6 centímetros de diámetro vertical, y 13 centímetros de diámetro transverso, dimensiones que permanecen casi inal- terables hasta cerca de la mitad de su largo en donde recien empiezan á disminuir un poco. Pero lo que sobre todo distingue á primera vista las de- fensas de esta especie es la curva sumamente pro- 646 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS nunciada que presentan en todo su largo, sin ejem- plo en las demás especies de mastodontes que me son conocidas. La base de estas defensas es bastante comprimida, pero luego se vuelven mas cilindricas, y están cubiertas en toda su superficie de una es- pesa capa de cemento, sin trazas de curva en espiral, ni vestigios de la capa de esmalte, ni aún en las defensas de individuos sumamente jóvenes, como se verá mas adelante. La defensa mencionada como que procede de un individuo aún bastante joven, está lejos de presen- tar el tamaño enorme que adquiere en los indivi- duos adultos. He visto varias que tenían al rededor de dos metros de largo, y entre ellas puedo citar una que recogí personalmente cerca de Mercedes conjuntamente con varias partes del esqueleto, y que figuró en la Exposición de Paris de 1878, que tenia 2m05 de largo y 0m58 de circunferencia, des- cribiendo su enorme curva un semi-círculo casi completo. Esta curva tan pronunciada en todo su largo, tam- poco es un carácter que se pueda atribuir á la edad, pues ella se presenta desde la primera juventud, como lo demuestra muy bien otra defensa existente en el museo recojida también por mí hace ya años, cerca de la ciudad de Mercedes y procedente de un individuo todavía muy joven. Esta defensa tiene unos seis decímetros de largo, la misma longitud Defensa de Mastodon Humboldii, Cuvinn, 1 /a0 del tamaño natura que las defensas del cráneo del joven individuo de Mastoclon platensis mencionado mas arriba, pero presenta un grueso dos veces mayor, pues tiene en la base 30 centímetros de circunferencia, 12 de diá- metro vertical y 8 de diámetro transverso, dimen- siones que disminuyen poco hácia adelante, en donde termina en punta roma y gruesa, siendo casi cilindrica en la mitad anterior, y muy comprimida transversalmente en su parte posterior. Además la defensa en toda su longitud presenta una curva muy pronunciada, mientras que las defensas del Masto- don platensis, del mismo largo, son completamente rectas. En fin, la defensa joven y todavía pequeña del Mastodon Humboldti, mencionada, no pre- senta vestigios de la capa de esmalte, mostrándose ya completamente cubierta por una espesa corteza de cemento. Conjuntamente con la gran defensa del individuo adulto que exhumé cerca de Mercedes, mencionada mas arriba, recojí también dos muelas, ahora depo- sitadas en el museo La Plata, precisamente la sexta superior del lado izquierdo, y la sexta superior del lado derecho, ambas ya bastante gastadas. Al exami- narlas se apercibe á primera vista que son relativa- mente mas anchas y de tamaño absoluto bastante mayor que las mismas muelas del Mastodon a n- dium y Mastodon platensis. La muela sexta superior tiene 185 milímetros de largo, y 85 milímetros de ancho. La muela inferior tiene 22 centímetros de largo y 84 milímetros de ancho en la parte anterior. La muela superior es un poco mas pequeña que las que han figurado Blaenville y Gehvais como procedente del Masto- don Humboldti de Buenos Aires, pero también UNGULADOS 647 es menos gastada, no habiendo aún entrado en función los últimos mamelones lo que demuestra que evidentemente aún no había alcanzado su com- pleto desarrollo. La muela sexta inferior presenta el mismo tamaño que la figurada por Gurvats como procedente del Mastoclon HumbolcUi de Santa Fé de Bogotá. El fémur del mismo individuo, suma- mente grueso y robusto tenía 98 centímetros de largo. Además de algunas otras muelas aisladas mas ó menos destrozadas, hay en el Museo, procedente del rio de la Matanza, un cráneo bastante roto, de un individuo relativamente joven, pues aún no había entrado en función la muela sexta. Este cráneo con- serva aún implantada la muela quinta del lado iz- quierdo, de forma rectangular, de 16 centímetros de largo y 9 centímetros de ancho en la base de la corona. Esta muela está formada por un callo basal anterior, tres grandes colinas transversales inter- mediarias, y una cuarta colina rudimentaria posterior á la que sigue hacia atrás un callo basal formado por tres ó cuatro pequeños mamelones. En esta muela la masticación recien ha empezado á atacar el par de mamelones anterior, de manera que este cráneo está lejos de haber alcanzado su completo desarrollo ; á pesar de eso, los alveolos de los inci- sivos indican ya el formidable tamaño de las defen- sas, pues tienen alveolos en la base, 16 centí- metros de diámetro vertical, y 13 de diámetro transversal, dejando ya ver en sus paredes la curva pronunciada de los incisivos de esta especie. Una defensa de lm45 de largo, existente en el museo, corresponde por su tamaño á estos alveolos de manera que se puede deducir con probabilidad Defensa dél Mastoclon superbus, Amegh, ]/20 del tamaño natural que procede de un individuo de la misma edad que el del cráneo en cuestión, que está bien lejos de haber alcanzado el estado adulto. Localidad. — Se han encontrado restos de esta especie en distintos puntos de la República Argen- tina, muy alejados unos de otros, en la República Oriental del Uruguay, Paraguay, Brasil y Nueva Granada. Horizonte. — Pisos bonaerense y lujanense de la formación pampeana (plioceno superior). Mastodon superbus Amegh. Ameghino, Bdp. diag . de mamif. fós. nuev. ele., p. 8, n° 8, Febrero de 1888. Esta especie era menos maciza que el Mastodon Humbolclti, y proporcionalmente de formas mas esbeltas, pero de tamaño todavía mas jigantesco, aventajando probablemente por la talla al mismo Mastodon americanus de Norte-América. El Mas- todon superbus ha sido uno de los mas jigantescos mamíferos que han existido sobre la superficie de la tierra. En el Museo La Plata existe de esta especie un considerable número de restos, de los que solo men- cionaré acá los mas importantes que presentan caractéres distintivos notables. Entre estos, debe mencionarse en primera línea un par de formidables defensas superiores de un mismo individuo, encontradas cerca del Pergamino, que tienen un largo, siguiendo la curvatura externa, de mas de 2m40 metros cada una. Estas defensas difieren á primera vista de las del Mastodon Hum- bolclti por su largo mas considerable, por su grueso algo menor, por su curva poco sensible en la ma- yor parte de su largo pero bastante pronunciada en su cuarto anterior, y en fin por presentar su mayor espesor hácia la mitad de su largo, dismi- 648 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS nuyendo después rápidamente tan solo á su tercio anterior, diferencias que se aprecian á primera vis- ta comparando el grabado adjunto que representa la defensa de esta especie con los intercalados mas arri- ba de los Mastodon andium, Mastodon platen- sis y Mastodon Humboldti. La diferencia entre las defensas de Mastodon su- perbus y Mastodon Humboldti, no puede atribuir- se á una diferencia de sexo, pues si las defensas atri- buidas al Mastodon superbus fueran del macho del Mastodon Humboldti, deberían ser no solamente mas largas sino también mas gruesas, mientras vemos sucede lo contrario ; también el esqueleto debería ser mas robusto en proporción de la talla, mientras tam- bién en este caso sucede igualmente lo contrario. Y mucho menos pueden proceder de la hembra de la mencionada especie, pues deberían ser mas peque- ñas, mas cortas y mas delgadas que las atribuidas ai Mastodon Humboldti, y el esqueleto igualmente de menores proporciones, mientras que también en este caso sucede lo contrario. Se trata indisputable- mente de dos especies distintas, como por otra par- te lo demuestra de una manera evidente la diferen- cia de forma de las defensas de ambas especies, am- bas ya bien conocidas no por uno sino por varios ejemplares. Las defensas de Mastodon superbus, menciona- das, de 2m40 metros de largo, tienen en la base 53 centímetros de circunferencia, mientras la defensa mas corta y mas encorvada del Mastodon Hum- boldti hemos visto tiene 58 centímetros de circun- ferencia. La base de las defensas del Mastodon su- perbus es un poco comprimida transversalmente con un diámetro vertical de 18 centímetros y 16 de diámetro transverso, pero va engrosando un poco, aumentando particularmente su diámetro vertical hasta que hácia la mitad de su largo alcanza 55 centí- metros de circunferencia, grueso que disminuye apenas hasta su cuarto anterior en donde se adelga- za rápidamente concluyendo en punta roma vuelta hácia arriba. En su parte posterior cada defensa es completamente recta y mas angosta en su parte su- perior que es la inferior; hácia el medio presenta una curva poco sensible, que se acentúa de una ma- nera notable en su parte anterior, volviéndose en su cara superior un poco mas plana, y mostrando un principio de torsión lateral hácia afuera que parece falta absolutamente en. las defensas de Mastodon Humboldti. Además carecen completamente de es- malte como las de esta última especie estando cu- biertas por una corteza de cemento amarillento y lustroso de varios milímetros de espesor. Se conserva también en las colecciones una mue- la superior izquierda del mismo individuo que las defensas, la sexta ó última, de un tamaño enorme, ancha adelante y muy angosta hácia atrás, de cerca de 24 centímetros de diámetro ántero-posterior, y de 10 centímetros de diámetro transverso en el cen- tro. La corona está ya bastante gastada por la mas- ticación, pero permite todavía distinguir que en es- ta especie, los mamelones de cada colina no toma- ban una forma de hoja de trébol tan marcada como en el Mastodon Humboldti. Así los mamelones del lado interno muy gastados, presentan una figura grande é irregular, mas ancha y con el esmalte muy replegado sobre la parte mediana de la corona, y mas angosta sobre el lado interno. La figura del mamelón externo representa una elipse muy pro- longada y angosta que se enancha también un poco sobre el ejeRongitudinal mediano de la corona, de modo que por el desgastamiento de los mamelones esta especie es intermediaria entre los Mastodon andium y Mastodon platensis por un lado, y el Mastodon Humboldti por el otro. Las colinas tranversales que forman la corona son en número de cuatro completas y una posterior incompleta representada solo por el mamelón inter- no, existiendo de consiguiente cuatro grandes ma- melones sobre el lado externo y cinco sobre el in- terno. Tampoco el mamelón interno de cada colina corresponde exactamente al opuesto del lado exter- no, de donde resulta que las colinas están colocadas un poco oblicuamente, con los mamelones semi-alter- nautes, de manera que el canto anterior de la línea mediana de cada mamelón interno, se interpone en- tre el espacio que separa un par de mamelones ex- ternos. Además de los cinco mamelones internos y los cuatro externos mencionados, existe un callo basal posterior pequeño formado por un grupo de mame- lones bajos y de reducidas dimensiones. De la incrustación de cemento que cubre el es- malte se conservan vestigios en la base de la corona, y rellena además el fondo de las hendiduras y valles que separan unas de otras las colinas y los mame- lones. Existe también la mandíbula inferior del mismo individuo conservando implantada la muela sexta de cada lado, muy gastada por la masticación. Esta muela, estrecha y larga, es igualmente de tamaño UNGULADOS 649 enorme, con un diámetro ántero-posterior de cerca de 27 centímetros, y 95 milímetros de diámetro en el medio. La superficie masticatoria es un poco cóncava, y toda la muela presenta una curva lateral bastante pronunciada con la concavidad hacia afuera y la convexidad hácia adentro. La corona tiene cinco pares de colinas transversales, un prolonga- miento posterior angosto constituido por dos ma- melones que forma una sexta colina transversal casi del mismo alto que la precedente, á la que sigue todavía un pequeño callo basal. Sobre el lado ex- terno, formando la cuerda del arco que forma la concavidad de la curva externa de la muela, existe una fila de pequeños mamelones que forman un fuerte reborde externo de esmalte, situado proba- blemente al principio en la base de la corona, pero con el desgastamiento de esta se presenta ahora so- bre el mismo nivel de la superficie masticatoria de la muela. En cuanto á la forma que con el desgas- tamieuto toman los mamelones, sucede lo mismo que con las muelas superiores: toman la figura de una hoja de trébol de un modo imperfecto, siendo el mamelón interno de forma oblonga muy alargada, y el externo mas ancho é irregular, y ambos un poco mas anchos sobre la línea mediana longitudinal de la corona. La capa de cemento cubre como en la muela superior la base de la corona, y rellena las hendiduras y valles que separan las colinas y los ma- melones. La forma de la mandíbula es muy parecida á la del elefante, pero sin que la rama horizontal forme hácia abajo la gran curva descendente que muestra la del elefante asiático, presentándose al contrario derecha y casi completamente igual á la del elefante de Africa. La sínfisis es mucho mas espesa y fuerte que la del elefante, pero muy corta y con un pico descendente hácia abajo, en el que no hay trazas de que haya habido implantado algún incisivo. Por este carácter difiere mucho de la del Mastoclon a n- dium, que aún cuando adulto se presenta con un pico mas prolongado, que lo era todavía mas cuando joven, y llevaba probablemente pequeños inci- sivos. Los agujeros mentonianos son en número de tres, dos mas pequeños colocados adelante uno encima de otro, y el otro mas grande hácia atrás, pero ade- lante déla muela. El canal alveolar se prolonga en la parte posterior enviando una ramificación externa que se abre sobre el lado interno de la rama ascen- dente, en la base, detrás de la última muela. Algunas medidas de esta mandíbula darán una idea de la talla jigantesca que alcanzaba esta es- pecie. Dimensiones Largo de la mandíbula de la sinfisis á los cóndilos articu- culares lm000 Distancia de uno á otro cóndilo articular 0.660 Distancia entre el borde interno de ambas muelas en la parte anterior 0.150 Distancia entre el borde interno de ambas muelas en la parte posterior 0.170 Espesor máximo de la rama horizontal 0.190 Existen además del mismo individuo diferentes huesos del esqueleto, pero todavía enfragmentos, sin arreglar, de manera que no he podido examinarlos con provecho. Pero hay además en el museo las dos sextas mue- las superiores, de otro individuo recojido por mí cerca de Mercedes hace ya años, un poco mas pe- queñas que la del individuo precedente arriba men- cionado, á causa de ser menos viejas y no haber alcanzado aún su completo desarrollo, pues todavía no están atacados por la masticación los mamelones posteriores. Sin embargo en cuanto á la configu- ración general están conformes con las del indivi- duo precedente, teniendo cada una de ellas 22 centímetros de largo por 95 milímetros de ancho en la parte anterior. La incrustación de cemento es mas visible que en la muela del individuo mas viejo, pues cubre todavía por completo los mamelones que aún no han sido atacados por la masticaciou con una cos- tra que se desprende con la mayor facilidad y alcanza en algunos puntos de 2 á 3 milímetros de espesor. Los demás caractéres específicos están igualmente mejor marcados que en la muela del individuo mas viejo. Los mamelones son en número de cuatro en el lado externo y cinco en el interno, y mas clara- mente alternantes, de manera que cada uno de los posteriores externos se encuentra colocado precisa- mente en frente del valle que separa dos mamelones internos. En cuanto á la figura de los mamelones se vé también con mas claridad que los internos cons- tituyen colinas mas prolongadas, mas altas y mas estrechas, que forman por el desgastamiento una figura estrecha y larga, que solo con el desgasta- miento posterior se enancha sobre la línea mediana de la muela. 82 650 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Conjuntamente con estas muelas, se encontraba parte del cráneo, las defensas y algunos huesos del esqueleto. Las defensas eran de forma completamente idén- tica á las dos existentes en el Museo, pero un poco mas pequeñas, pues solo tenían 2m30 de largo. En el museo se conserva la mitad anterior de una de ellas. De los huesos del esqueleto del mismo individuo, solo he podido conservar un fémur completo ahora también en el museo, y que tiene tm08 de largo, pero es proporcionalmente mas delgado que el del Mastoclon Humbolclti, Localidad. — Toda la parte norte de la provincia de Buenos Aires, y la provincia de Santa Fé. Horizonte. — • Piso lujanense de la formación pampeana. RISTRIRUeiON GEOGRÁFICA SUCESION GEOLÓGICA Y DESCENDENCIA La repartición geográfica de las seis especies men- cionadas, no puede todavía ser establecida, ni aún de una manera aproximada, pues es obra de largo tiempo, y de minuciosas y numerosas observaciones sobre los restos de mastodontes encontrados en dis- tintos puntos de Sucl-América, oque se encuentren en lo sucesivo. Sin embargo, pueden desde ya ci- tarse las regiones típicas en que se lian encontrado de preferencia los restos de algunas de las especies mencionadas. Así, por lo que se refiere al Mastoclon anclium puede citarse como localidad típica, el yacimiento de Tari ja, en donde sus restos son sumamente abun- dantes ; pero se han encontrado vestigios que pare- cen presentar caractéres parecidos, en Chile, Perú y Ecuador. Los encontrados en este último punto, parece no se prestan á dudas sobre su determina- ción específica, pues la faja de esmalte constatada sobre fragmentos de defensas de esta procedencia, es característica para los incisivos de esta especie, á lo menos en Sud-América. Hasta ahora no püede citarse ningún resto perte- neciente indisputablemente á esta especie como pro- cedente de la parte oriental de la América Meridio- nal, de manera que en efecto parece que el Mastoclon anclium ha habitado la parte occidental, pero á uno y otro lado de la cordillera, y no solamente al occidente como hasta ahora se pretendía. Los restos de mastodonte recogidos sobre las ori- llas del Bio de la Plata y del Paraná, clasificados en un principio como procedentes del Mastodon an- clium, después de un exámen minucioso han resul- tado pertenecer á dos especies nuevas, acá descritas como Mastoclon platensis y Mastoclon rectus. Estos animales solo se han encontrado hasta ahora con seguridad en la parte nordeste de la provincia de Buenos Aires, y quizás también en la parte me- ridional de la de Santa Fé. Los pocos restos sobre que he fundado el Masto- don argentinus, proceden unos de la parte norte de la República Argentina, probablemente de las pro- vincias de Salta y Catamarca, y los otros, según to- das las probabilidades de las cercanías de Tanja. El Mastoclon Humbolclti cuyos restos son comu- nes en la provincia de Buenos Aires, parece haber sido la especie mas extendida, pues se han encon- trado muelas que presentan los caractéres de las atribuidas á esta especie, en Chile, en Bolivia, en Nueva Granada, en el Paraguay, en el Brasil, en la República Oriental del Uruguay y en distintos puntos de la República Argentina ; parece que ha poblado toda la América del Sud. Los restos del Mastoclon superbus son comunes en la provincia de Buenos Aires, pero no tengo no- ticias de que se haya encontrado en algún otro puuto de la República, ni fuera de ella. En cuanto á la sucesión geológica, la especie mas antigua parece ser el Mastoclon argentinus, que á juzgar por la arenisca en que algunos de sus restos han estado envueltos supongo proceda de un yacimiento análogo al que en Catamarca contiene los restos del Plohophorus Ameghini que es inas ó menos con- temporáneo del yacimiento de Monte Hermoso. De modo que la aparición de esta especie remontaría al mioceno superior, pero parece ha prolongado su exis- tencia hasta las capas inferiores del depósito deTarija, que es ya en su totalidad pampeano, y en donde pro- bablemente ha coexistido con el Mastodon anclium. La parte inferior del depósito de Tarija que es en donde abundan los restos del Mastodon andium , por lo que hasta ahora conozco de su fauna parece corresponder al pampeano inferior y al pampeano medio de Buenos Aires, de manera, que esta especie habría vivido en los primeros tiempos del período plioceno. El Mastodon p>lMensis parece haber vivido mas UNGULADOS 651 ó menos en la misma época, pues los restos que tengo á la vista uo proceden seguramente del pampeano lacustre, sino del pampeano rojo y parecen presen- tar el mismo aspecto que los huesos que se encuen- tran en el pampeano medio ó piso belgranensc. Una muela de esta especie encontrada en Lujan procede seguramente del pampeano medio,, y el paladar arriba descrito,, descubierto Moreno en la laguna de Vitel, no puede proceder de un horizonte mas mo- derno, pues allí el suelo apenas se eleva algunos metros sobre el nivel del Atlántico, y son segura- mente terrenos que han estado espuestos á una vasta denudación. Los restos del Mastodon rectus hasta ahora co- nocidos proceden sin excepción de la parte mas inferior de la formación pampeana, ó piso ensena- dense. Los restos del Mastodon Humboldti, en la pro- vincia de Buenos Aires, se encuentran frecuente- mente en el pampeano rojo superior, pero en mayor abundancia todavía en el pampeano lacustre. En cuanto al Mastodon supefbus todos los huesos que hasta ahora me son conocidos se han presentado exclusivamente en el pampeano lacustre, en donde sus restos puede decirse se encuentran en gran cantidad. El cuadro adjunto, reasume con mayor claridad lo expuesto sobre la sucesión geológica de los masto- dontes. MASTODON MIOCENO SUPERIOR PAMPEANO INFERIOR ó PL10CEN0 INFERIOR PAMPEANO MEDIO PAMPEANO SUPERIOR ó PLIOCENO SUPERIOR PAMPEANO LACUSTRE (Piso lujanense) Argentinus Andium — — Platensis Rectus — Humboldti Superbus — En cuanto á la descendencia es sumamente fácil de establecer, pues los datos filogénicos concuerdan admirablemente con los que proporciona la distribu- ción geográfica y la sucesión geológica. Así el Mas- todon argentinus que es el mas pequeño, carácter de antecesor muy evidente, es precisamente mas antiguo, mientras los Mastodon Humboldti y M. superbus que por su talla jigantesca, indican cla- ramente uua evolución muy avanzada, son las espe- cies mas modernas. Así también aquellas especies que aún conservan en las defensas vestigios mas ó menos aparentes de la capa primitiva de esmalte de la cara superior que corresponde á la anterior de los roedores, son mas antiguas que aquellas cuyas de- fensas han perdido por completo todo vestigio de la capa de esmalte. Es indudable que los Mastodon Humboldti y Mastodon superbus con defensas formidables y sin trazas de capa de esmalte, descienden de otra espe- cie de talla menor, con defensas mas pequeñas, y provistas de capa de esmalte mas ó menos visible. Esos caracteres de antecesor están perfectamente indicados en el Mastodon platensis, cuyas defensas eran relativamente muy pequeñas, casi derechas y con una faja longitudinal de esmalte en la juventud que desaparecía en la edad mas avanzada para acer- carse así á los Mastodon Humboldti y superbus. Por otra parte, como el Mastodon platensis se en- cuentra en la misma región que las dos especies ji- gantescas mencionadas, y procede de terrenos mas antiguos, no puede ya abrigarse dudas de que es la especie autecesora de las dos precedentes. Se ha visto también que el Mastodon platensis por sus caracteres se acerca mucho del Mastodon andium pero no puede reclamar por antecesor á es- ta última especie por oponerse áello las defensas tor- cidas en espiral del Mastodon andium especializa- cion adquirida en un exceso de evolución, conser- vando el M. platensis en sus defensas derechas un tipo mas primitivo, pero en cambio mas evolucio- nado en la transformación de la capa de esmalte que ya estaba en vía de desaparición, mientras al contra- rio se muestra siempre bien desarrollada en los in- dividuos de Mastodon andium, tanto jóvenes como adultos. Así tampoco puede esta última especie pre- tender por antecesora al M. platensis que en su capa de esmalte atrofiada representa una forma de evolución mas avanzada. Ambas especies descienden de otra, que presentaba reunidos los caractéres pri- mitivos en ellas separados,. y que debía además pre- sentar un tamaño mas reducido. En este último caso se encuentra el Mastodon argentinus, y como además ha hecho su aparición en una época mas an- tigua y en las mismas regiones en que habita una de las especies mencionadas, me parece igualmente probable que fué el antecesor de ambas, y podemos desde ya deducir que á su talla pequeña reunía la 652 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS existencia de defensas pequeñas, casi rectas, siu tor- sión lateral y con faja de esmalte longitudinal bien aparente durante toda la vida como en M. anclium. El Mastodon rectus, tampoco puede tener por antecesor otra especie que no sea el Mastodon argentinus. Estas vistas filogénicas pueden representarse grá- ficamente en esta forma. Estas noticias sobre los mastodontes sud -america- nos demuestran el interés científico que hay en re- cojer el mayor número posible de huesos de masto- dontes, generalmente desdeñados por los coleccio- nistas, pues prometen traer un valioso contingente al conocimiento de este género, que hasta ahora solo ha sido estudiado con cierto interés y gran acopio de materiales, en Europa, en la India y en Norte América. HALOBIOIDEA Mamíferos con los miembros dispuestos para la locomoción acuática, los anteriores con cinco dedos ungulados de un modo imperfecto, y los posteriores á menudo ausentes. Se dividen en dos órdenes, que se distinguen de este modo: Miembros posteriores bien desarrollados y transformados en nadaderas. Prosirenia. Miembros posteriores reducidos á un rudimento de cadera. Sirenia. PROSIRENIA Incisivos |, caninos muelas § á|§. Muelas cuadrituberculares. Occipital, presfenóides, basisfenóides, y alisfenóides, distintos. Cúbito y rádio separados. Nasales presentes y pequeños. Arco zigomático muy BRUTOS 653 fuerte. Carpo de 8 huesos, y con cinco dedos terminados en falanges ungueales envueltas en pequeñas pezuñas. Cadera bien desarrollada. Miembro posterior existente y transformado en nadadera. Grupo teórico, descendiente de Chcc.rodonta y antecesor de Sirenia. No le conozco hasta ahora repre- sentantes. SIRENIA Incisivos ausentes, rudimentarios ó reducidos á Caninos ausentes. Muelas | á , todas cuadrituber- culares. Ramas mandibulares soldadas. Rama ascendente fuerte. Rostro corto. Occipital, basisfenóides, presfenoides y alisfenoides soldados en una pieza. Nasales ausentes ó soldados á frontales desde el estado fetal. Malar y arco zigomático muy fuerte. Cuello corto. No menos de 20 vértebras dorso-lumbares. Cu- bito y radio soldados en su extremidad proximal. Carpo de 8 huesos, con cinco metacarpianos terminados en cinco dedos cuyas extremidades están envueltas en pezuñas rudimentarias ó atrofiadas. Miembro pos- terior reducido á un rudimento de cadera. HOMALODONTA Mamíferos ditremados con dientes simples, nunca con mas de una raíz, generalmente de base abierta, á menudo sin esmalte, y en algunas familias atrofiados ó completamente desaparecidos. Se dividen en dos grandes secciones, caracterizadas por la forma de los miembros, de este modo : Miembros dispuestos para la locomoción terrestre. Bruta. Miembros dispuestos para la locomoción acuática. Cetácea. BRXJTA Mamíferos homalodontes, con los miembros dispuestos para la locomoción terrestre, con las falanges uugueales armadas de uñas largas, comprimidas, acuminadas ó falciformes. Mandíbula inferior general- mente con rama ascendente. Se dividen en cuatro órdenes que se distinguen de este modo : I. Incisivos en ambas mandíbulas. Dientes esmaltados. 1. Mandíbula inferior estiliforme, sin rama ascendente. Priodonta. 2. Mandíbula inferior con rama ascendente. Pleiodonta. II. Incisivos inferiores siempre ausentes. Dientes generalmente no esmaltados. 1. Sin exo-esqueleto. Muelas no mas de 4 á 6 en cada lado de cada mandíbula. Anicanodonta. 2. Con exo-esqueleto. Muelas no menos de 7 en cada lado de cada mandíbula. Hicanodonta. 654 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PRIODONTA Cráneo largo y mandíbulas estiliformes, sin rama ascendente. Incisivos en ambas mandíbulas y en nú- mero no menor de f . Todos los dientes cónicos puntiagudos, con esmalte, de base abierta, y en número uo menor de 50 en cada lado de cada mandíbula. Huesos marsupiales existentes. Grupo teórico, descendiente de Agathodonta y antecesor de Pleiodonta. No le conozco hasta ahora representantes. PLEIODONTA Incisivos presentes en ambas mandíbulas, y dentición en serie continua. Mandíbula inferior con rama ascendente. Grupo teórico, en el que encuentran colocación algunos géneros fósiles argenliuos que constituyen la familia de los EIVTELOPSIDAE Tres incisivos superiores y tres inferiores, cónico-cilíndricos, solo con capa de esmalte en la cúspide, y que desaparece luego con la masticación. Cauinos de la misma forma que los incisivos. Todos los dientes en série continua. Sínfisis de la mandíbula comprimida transversalmente. ENTELOPS amegu. Ameghino, Enumeración sistemática, ele., p. 23, a. 1887. Tal como hasta ahora se nos presentaban, este es entre los edentados un género verdaderamente anó- malo, pues tiene incisivos en la mandíbula superior, y la mandíbula inferior con dentición en série con- tinua en toda su parte anterior, hasta la misma sín- ñsis que forma una barba casi vertical. Hasta ahora, solo conozco un pequeño fragmento de mandíbula superior, y la parte anterior de la mandíbula inferior. Entelops dispar Amegu. Ameghino, Enumeración sistemática, p. 23, n" 107, a. 1887. La parte de mandíbula superior mencionada con- siste en un fragmento de la parte anterior del ma- xilar con dos dientes, al que está pegado adelante un pequeño trozo del intermaxilar con la base de un incisivo. El diente incisivo implantado en el intermaxilar lo está eu su parte posterior, de manera que se en- cuentra también casi en contacto con el maxilar. La raíz del diente que es todo lo que se conserva, es elíptica, de 4 milímetros de diámetro ántero-posterior y 2 milímetros de diámetro transverso. El interior del BRUTOS 655 diente al nivel de la rotura es sólido ; descendiendo hacia la base disminuye rápidamente de espesor hasta terminaren una punta cónica con una pequeña aber- tura en su parte inferior. El diente que sigue implantado en la parte ante- rior del maxilar se halla inmediatamente á continua- ción del precedente. Es de corona elíptico-compri- mida, con su parte posterior mucho mas angosta que la anterior, de 5 milímetros de diámetro ántero- posterior y 3 milímetros de diámetro transverso, arqueado hacia adentro, con la cara perpendicular interna un poco convexa, y la externa casi plana. La parte que sale fuera del alveolo tiene de 7 á 8 milí- metros de alto. La parte engastada en el alveolo, debe disminuir de tamaño hácia abajo como sucede con el incisivo, hasta terminar en punta casi cónica y abierta. El otro diente que viene inmediatamente en se- guida, es de la misma forma general con la única diferencia de ser un poco mas pequeño; la corona solo tiene 4 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, y 2 milímetros de diámetro transverso, con su parte superior gastada en declive hácia adentro. La parte que sale fuera del alveolo tiene unos 8 milí- metros de alto, y la parte engastada en el alveolo disminuye de grueso hácia la base hasta terminar en una extremidad pequeña y completamente abierta. Los tres dientes ocupan sobre el borde alveolario un espacio longitudinal de 15 milímetros. El trozo de mandíbula inferior consiste en la parte anterior de la rama horizontal izquierda, con la sínfisis completa, con tres dientes en la parte anterior, y hácia atrás los restos de los dos alveolos. Esta parte de la mandíbula es gruesa y sumamente corta, con una impresión sinfisaria de 17 milímetros de largo y 6 de ancho. Inmediatamente al lado de la impresión sinfisaria, y casi en contacto con esta, hay un diente muy pequeño, de sección elíptica, con su eje mayor de adelante hácia atrás, y comprimido transversalmente, de 2 milímetros de diámetro ánte- ro-posterior, y apenas 1 milímetro de diámetro transverso. Inmediatamente al lado y casi en contacto, viene un diente mas grande, elíptico-triangular, de 4 milí- metros de diámetro mayor y 2 milímetros de diáme- tro menor. En seguida y también sin interrupción viene otro diente bastante mas grande, de sección elíptica, ex- cavado perpendicularmente sobre la cara interna por una depresión ancha y cóncava y de cara externa convexa ; tiene 0m0055 de diámetro ántero-posterior y 0m0025 de diámetro transverso. La corona, que está destrozada en los dos dientes anteriores, está aquí entera y forma un plano inclinado hácia afuera y adelante. Estos tres dientes ocupan un espacio longitudinal de 1 i milímetros, y supongo son verdaderos incisi- vos que faltan por completo en los demás edenta- dos hasta ahora conocidos. Detrás del último diente mencionado ó sea del in- cisivo externo, y también sin interrupción viene un gran alveolo, que indica que allí se implantaba un diente dos veces mas grande, que supongo corres- ponde al caniniforme inferior de los demás gravigra- dos. Por último, en la parte inferior de la mandíbula se ven pequeños vestigios de otro alveolo que seguía hácia atrás también inmediatamente en seguida del precedente. De esto, podemos legítimamente deducir que la mandíbula inferior de este animal estaba provista de un número considerable de dientes colocados sin interrupción en série continua y por lo que concier- ne á la parte anterior de la mandíbula no queda ya duda de que era realmente así, constituyendo como edentado la verdadera particularidad del animal. La mandíbula en esta parte es algo parecida á la de fíraclypus pero con su sínfisis y con la barba mas vertical, y con tres pequeños agujeros mentonianos escalonados, uno muy pequeño debajo del borde al- veolario, entre el primero y el segundo incisivo, otro mas grande eutre el segundo y tercer incisivo, y el tercero un poco mas pequeño y mas abajo al lado del incisivo tercero. La rama horizontal de la mandíbula debe haber sido muy corta, quizas mas todavía que en Brady- pus. Localidad. — Los restos de este singular animal han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte.— Piso santacruzeño (eoceno inferior). DELOTIIERIUM n. gén. Este género se distingue por presentar un inter- maxilar bien desarrollado pero corto, por los dien- tes cónico-cilíndricos á cada lado, el interno muy pequeño ó rudimentario, y los externos mas gran- 656 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS des. Las muelas eran numerosas y de la misma for- ma que los incisivos, de corona muy corta y raiz muy larga. Todos los dientes en série continua. Delotherium venerandum n. sp. (Pl. XL, fig, 22) Era este un animal de talla muy pequeña, y de caractéres reptilianos indisputables ; por desgracia, solo está representado hasta ahora, por un frag- mento de maxilar superior izquierdo, con el inter- maxilar del mismo lado, con el alveolo rudimentario del primer incisivo, en el que se vé el alveolo del se- gundo incisivo, el incisivo tercero ó interno intacto, siguiendo hacia atrás en el maxilar, dos dientes in- tactos de la misma forma, luego un trecho de maxilar destruido en el que debían implantarse cuatro dien- tes, siguiendo después tres dientes á los que les falta la corona-, aquí el maxilar está roto, pero se conoce se extendía por un espacio considerable, pues en la superficie del paladar del fragmento exis- tente, no se ven vestigios del palatino. El intermaxilar izquierdo, muy corto y arqueado al lado externo, tiene la forma de un segmento de círculo, cuya cuerda determina su largo en sentido ántero-posterior, que no alcanza á 6 milímetros. La sutura del intermaxilar con el maxilar es bien visible tanto al lado interno como al externo. La parte existente del maxilar prueba que el paladar, á lo menos en su parte anterior, era de un ancho uni- forme, bastante excavado y de fondo cóncavo-, en su parte anterior presenta una escotadura, que es la prolongación del agujero incisivo que era muy an- cho y bastante largo. Los dientes implantados en este fragmento, tanto en el intermaxilar como en el maxilar, son deforma parecida, presentando únicamente algunas variacio- nes en el tamaño relativo, aunque no de gran im- portancia. Son cónico-cilíndricos, con la parte su- perior de la corona un poco comprimida, y la base de la raíz apenas un poco mas delgada y semi- abierta. Estos dientes están implantados en alveo- los bien separados y profundos, en cuyo fondo no se vén gérmenes de dientes de reemplazamiento con- tinuo como en los reptiles, y con una raíz muy larga en proporción de la corona, caractéres que tomados en conjunto demuestran que se trata realmente de un mamífero, y no de un reptil como á primera vista estaría uno tentado de creerlo. Los mas grandes de estos dientes tienen un diámetro de apenas 0m0012, y están todos separados unos de otros por espacios regulares que no tienen mas de medio milímetro de ancho. La parte superior que forma la corona de cada diente, tiene apenas unos dos milímetros de alto, y está cubierta por una capa de esmalte de superficie casi lisa, sin las rayas ó estrías longitu- dinales que se encuentran en tantos reptiles, pero un poco rugosa; esta capa de esmalte es considera- blemente mas gruesa sobre el lado externo, y muy delgada, casi rudimentaria, sobre el interno; hacia abajo desaparece cubierta por una capa delgada mas oscura, que representa el cemento. En los dientes rotos un poco mas abajo de la co- rona, el corte transversal examinado bajo un fuerte aumento, muestra una capa periférica sumamente delgada que es el cemento; hácia el interior una se- gunda capa, gruesa al lado externo y delgada sobre el interno que representa el esmalte; una masa in- terna, mas compacta hácia afuera y mas porosa al interior, que corresponde á la dentina y la váscu- lo-dentina de las muelas délos edentados actuales; y por último hácia el centro una perforación relati- vamente considerable, que representa la parte su- perior de la cavidad basal de los dientes. Del primer incisivo superior solo queda el ves- tigio del alveolo visible en la parte destrozada del intermaxilar, pero que no se abría sobre el borde alveolario; lo que demuestra que este diente era su- mamente pequeño, que solo existía durante la ju- ventud y era luego reabsorbido, de donde se de- duce que en el Delotherivm ya existía la tenden- cia ála desaparición de los incisivos, que llevada á su último extremo dio por resultado la formación de los edentados actuales completamente despro- vistos de incisivos. El incisivo segundo solo está representado por el alveolo, que demuestra era este un diente mas largo y mas grueso que losdemás, por lo menos de doble tamaño que cualquiera de los otros dientes, pues el alveolo tiene un poco mas de 2 milímetros de diámetro. El fragmento de maxilar existente, tiene un poco mas de 16 milímetros de largo, y en él se implata- ban 9 dientes, dos que existen intactos adelante, tres un poco rotos atrás y cuatro debían implan- tarse en la parte destruida del alveolo; los dos dientes posteriores son un poco mas pequeños que los demás. Todos estos dientes son derechos, ó BRUTOS (357 casi derechos, manifestándose un poco de curva hacia adentro únicamente en la parte superior de cada uno. La distancia de la parte anterior del intermaxilar cá la parte posterior del fragmeuto de maxilar exis- tente, es de 21 milímetros. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el Teniente de Fragata Carlos M. Moyano sobre las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño de la formación santacruzeña (eoceno inferior). % ANICANODONTA Los representantes de esta tribu carecen completamente da incisivos tanto arriba como abajo, y las muelas son siempre en corto número, no mas de 4 á (3 en cada lado de cada mandíbula, y á veces son completamente edentados. Carecen siempre de un esqueleto externo, aunque en el espesor de la piel de algunos géneros se desarrollaban innumerables pequeños lmesecillos, pero sueltos, sin formas definidas, y sin constituir por consiguiente lo que se llama un exo-esqueleto. Se dividen en tres órdenes que se distinguen de este modo : I. Arco zigomático incompleto, ó por lo menos siempre sin proceso descendente. a. Dientes en corto número, rudimentarios ó ausentes. Cráneo de rostro muy largo* V ermilinguia. II. Arco zigomático siempre bien desarrollado y con un fuerte proceso descendente que desciende mas abajo de las muelas. a. Cráneo muy corto y aglobado. Cola rudimentaria. Tardigrada. b. Cráneo cilindrico. Cola larga y gruesa. Gravigrada. VERMILINGUIA Los representantes de este grupo se distinguen por el cráneo muy alargado, el rostro casi puntiagudo, el paladar muy estrecho y prolongado, y la lengua delgada y vermiforme. El cuerpo sin presentar un exo-esqueleto, está en algunos géneros cubierto de escamas córneas, y en otros de pelos sumamente grue- sos. Generalmente carecen de dientes, ó estos son en corto número y rudimentarios ó formados por una sustancia blanda de menor consistencia que los huesos. Los géneros que me son conocidos, se agrupan en tres familias, caracterizadas de este modo : Dientes en corto número ó rudimentarios. Orycteropidce. Dientes ausentes. llamas mandibulares estiliformes y separadas. M yrmecophagidse. Dientes ausentes. llamas mandibulares soldadas adelante formando un pico que estaba envuelto por un estuche córneo. Phorovhacosidse . 83 658 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ORY CTEROPID AE Esta familia esta representada en la actualidad por un solo genero, el Orycteropus, exclusivo del Africa, pero parece tuvo representantes en la República Argentina durante ios tiempos eocenos. A lo menos, hasta ahora no le encuentro otra colocación al curioso género. SCOREOPS Ate Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 24, a. 1887. El género parece tuvo solo dos ó tres dientes en la parte posterior de la mandíbula, mientras la rama ascendente está inclinada hacia atrás formando una prolongación de la rama horizontal. El tamaño del animal ha sido muy pequeño, y he designado la es- pecie con el nombre de Scotseops simplex Amegu. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 24, n° 108, a. 1887. Solo está representado por un fragmento de man- díbula inferior del lado derecho, formado por la parte posterior de la rama horizontal y la parte anterior de la rama ascendente, fragmento cuyo largo es de solo 19 milímetros. La rama horizon- tal de uu alto uniforme, solo tiene 8 milímetros de elevación y 0m0035 de espesor, con un canal alveo- lar en su parte inferior de gran tamaño. El borde superior ó alveolar es bastante espeso, pero solo presenta dos alveolos pequeños y cilindricos, de solo un milímetro de diámetro en su parte poste- rior, de manera que parece no tuvo otros dientes adelante. Detrás del último alveolo la rama hori- zontal se prolonga todavía algunos milímetros, pa- sando insensiblemente á la rama ascendente, incli- nada hácia atrás como una simple prolongación de la rama horizontal. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). MYRMECOPHAGIDME Estos animales, completamente desprovistos de dientes, están representados en la actualidad por dos géneros, uno, el género Manís, propio de Asia y Africa; el otro, conocido con el nombré de Myrmeco- phaga, vive en la América del Sud. BRUTOS 659 MYRMECOPHAGA lin. Lineo, Syst. Nat. ele., I, p. 52. Cráneo sumamente largo y estrecho, de figura casi cilindrica. Llano occipital pequeño é inclinado hácia adelante. Superficie superior del cráneo lisa. Parie- tales pequeños y angostos. Frontales muy prolonga- dos. Nasales largos y estrechos. Intermaxilar corto. Arco zigomático incompleto pero no desprovisto de malar, que es pequeño y articulado con el maxilar sin que su parte posterior se ponga en contacto con la apófisis zigomática del temporal. Orbitas confun- didas con las fosas temporales por la ausencia de apófisis post-orbitarias. Paladar angosto y suma- mente largo, extendiéndose hácia atrás hasta el ni- vel del meatus auditorio externo. Ramas mandibu- lares largas, estiliformes, de sínfisis corta, y sin apófisis coronóides. No mas de 1 7 vértebras dorso- lumbares. Esternón de diez piezas. Omóplato bastante parecido al de los gravigrados. Clavículas ausentes ó rudimentarias. Los huesos de los miem- bros todos separados. Hay dos especies existentes que forman parte de la fauna actual de nuestro territorio. Myrinecophag-a jjubata Lin. Lineo, Syst. nat., etc., I, p. 52. Cuvier, Régne Animal, t. I, p. 231. Habita el territorio de Misiones y el Chaco. No se conoce fósil en la República Argentina, pero según Liáis existe fósil en las cavernas del Rrasil. Myrmecophaga tetradactyla Lin. Myrmecophaga tetradactyla, Lineo, Syst. nat., I, 52. Myrmecophaga tamandúa, Cuvier, Régne animal, t. I, p. 232. Habita los territorios del Chaco y de Misiones. No se conoce fósil en la República Argentina, pero según Liáis se han encontrado sus restos en los depósitos fosilíferos de las cavernas del Brasil. PHORORHACOSID^E Familia completamente extinguida, cuyo tipo es el género PHORORHACOS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 24, a. 1887. Edentado singular, de colocación incierta, de gran talla, con mandíbula inferior muy prolongada y al parecer completamente edentada, como la del género Myrmecophaga , de la que difiere por caractéres notables que la acercan de la de los reptiles. jPliororhacos longissimus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 24, n° 109, a. 1887. El animal solo está representado por la parte me- dia de la mandíbula inferior comprendiendo la sínfi- sis á la que le falta la punta, y las ramas horizonta- les á las que le falta la parte posterior. Esta man- díbula entera ha tenido por lo menos la talla de la del Sceliclotherium leptocephalum y ha sido segu- ramente mas prolongada. Las dos ramas mandibulares están completamente soldadas, habiendo casi desaparecido todo vestigio de sutura, formando una sínfisis sólida, gruesa, cón- cava arriba, convexa abajo, y prolongada hácia ade- lante en forma de pico. La parte existente de la sín- fisis tiene 1 3 centímetros de largo, pero está rota en la parte anterior y es posible que cuando entera se prolongara unos Bá 10 centímetros mas. La parte sinfisaria en su extremidad posterior tiene 67 milí- metros de ancho, enangostándose gradualmente há- cia adelante hasta que en la parte anterior en donde 660 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS está rota, solo tiene 32 milímetros de ancho. Su grueso, hacia atrás, alcanza en algunos puntos hasta cerca de 4 centímetros, pero disminuye considera- blemente hácia adelante. La parte externa de la sínfisis formada por las ca- ras laterales y la inferior presenta una superficie muy convexa, rugosa en toda su extensión con un consi- derable número de agujeros vasculares de diferen- tes diámetros, que reemplazan el agujero mentoniano, acompañados de una considerable cantidad de surcos y canales vasculares, unos muy pequeños y otros de uno á dos milímetros de diámetro. La superficie superior ó interna es fuertemente excavada en su parte posterior, en donde forma una depresión de fondo cóncavo limitada por altas pare- des laterales, que se vuelven mas bajas liácia adelan- te siendo ya poco pronunciadas en la parte en que la sínfisis está rota, en donde muestra una ancha su- perficie casi plana, de manera que la parte anterior de la sínfisis que falta debía presentar una superfi- cie superior completamente plana. La superficie de la cara superior de la sínfisis es igualmente rugosa, con perforaciones, surcos y canales vasculares como la inferior y externa, y con fuertes impresiones mus- culares en su parte posterior. Las ramas horizontales en la parte libre diverjen gradualmente hácia atrás, pero no es posible aún formarse una idea de su conformación general, pues las partes conservadas son muy incompletas. De las dos ramas, la izquierda es la que se presenta mas completa, extendiéndose la parte que de ella se con- serva unos 1 1 centímetros atrás de la parte poste- rior de la sínfisis; es delgada, comprimida longitudi- nalmente hácia la mitad de su altura, con borde su- perior delgado y rugoso, y sin el mas mínimo vesti- gio de dientes ni de alveolos, ni aún atrofiados. El alto 'de la rama horizontal inmediatamente detrás de la parte sinfisaria es de 55 milímetros, y su es- pesor varía entre 72 á 20 milímetros. La parte rota de la rama deja en parte á descubierto el canal al- veolar que la recorre en todo su largo penetrando en la sínfisis. La cara interna es relativamente lisa, un poco mas rugosa hácia arriba y con una série de perforaciones colocadas en série longitudinal mas ó menos á la mitad de su altura. La cara externa es mas rugosa y con la misma línea longitudinal de perforaciones longitudinales, pero mas grandes y mas numerosas, que seprolongan- mas adelante en la parte sinfisaria aunque acercándose mas al borde supe- rior. Mirando de lado la mandíbula, representa una es- pecie de pico jigantesco cuya línea inferior repre- senta una especie de S prolongada que forma una línea cóncava debajo de la rama horizontal, una línea convexa debajo de la parte posterior de la sínfisis que se prolonga luego hácia adelante en línea as- cendente, al mismo tiempo que la línea formada por el borde superior desciende hácia abajo, disminuyen- do así gradualmente hácia adelante el diámetro per- pendicular de la sínfisis. El trozo existente de esta curiosa mandíbula tiene 24 centímetros de largo, pero cuando entera debía tener otro tanto. Por los caractéres mencionados se puede deducir con seguridad completa, no solo que la mandíbula no tuvo dientes, sino que su parte anterior consti- tuida por la sínfisis y la parte anterior de las ramas horizontales, estuvo durante la vida del animal en- vuelta en un estuche córneo, parecido al pico délas aves, y mas todavía al que envuélvela mandíbula de las tortugas. Localidad. — Esta notabilísima pieza, ha sido descubierta por Carlos Ameghíno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). TARDIGRADA Este grupo lo forman los animales de las regiones cálidas de América, conocidos con el nombre de pe- rezosos, de una conformación tan singular, que un naturalista y anatomista ilustre como Blaiaiville, llegó á considerarlos como cercanos de los monos. Sin embargo, el estudio de la conformación del sistema denta- rio y demás caractéres morfológicos del esqueleto, han demostrado que ambos grupos están separados por un verdadero abismo. BRUTOS 661 El cráneo de los perezosos es corto, oval, de rostro corto y trincado adelante, con la parte anterior ocupada por la apertura nasal que adquiere un desarrollo considerable. El intermaxilar es rudimentario. El arco zigomático es incompleto, por no unirse su apófisis posterior con la apófisis zigomática del tem- poral, pero presenta en cambio una fuerte apófisis descendente que llega mas abajo del borde alveolario de la mandíbula inferior. La mandíbula inferior tiene una apertura externa del canal alveolar. Los dientes son siempre en número de f. Tienen 24 á 28 vértebras dorso-lumbares. El sacro consta de 5 á 7 vérte- bras. La cola es rudimentaria, nula ó poco visible al exterior, y compuesta de 5 á 10 vértebras. Huesos largos de los miembros todos separados. Omóplato con acromion y apófisis coracóidea muy desarrolladas. Casi todos los huesos del tarso y del carpo soldados entre sí, y con los metacarpianos y metatarsianos. Fa- langes también en parte soldadas. Dedos en número de dos ó tres en cada pié. No se conocen hasta ahora representantes fósiles de este orden. GRAVIGRADA La dentición de los gravigrados, como regla general consta de | dientes como en los perezosos, pero la disposición, desarrollo y aspecto de estos dientes varía de una manera extraordinaria según los géneros. Háse considerado hasta hace poco á los edentados en general, como mamíferos de una dentición imperfec- ta, sin incisivos, sin caninos, de muelas de forma sencilla y uniforme, mas ó menos parecidas en todos los géneros, y presentando en todos una estructura de composición mas sencilla y uniforme, faltándoles á to- dos el esmalte y no presentando de consiguiente mas que una capa externa de cemento, y una interna de dentina que se divide á su vez en dos partes, una capa externa mas dura y una masa interna mas blanda, conocida con el nombre de vásculo-dentina. En cuanto á la forma sencilla y uniforme de la dentadura de los edentados, la opinión se ha modificado, no habiendo contribuido poco por mi parte á ese cambio de ideas que estaban solo fundadas sobre un corto número de géneros. Hoy todos saben que hay edentados desde los que carecen absolutamente de muelas hasta los que tienen un centenar ; que hay edentados con muelas cuadradas, circulares, elípticas, triangu- lares, lameliformes, etc. ; que hay edentados con muelas simples como los armadillos ó compuestas como los gliptodontes, ó bilobadas en distintas formas; que hay edentados con incisivos; que en otros los dientes anteriores toman la forma de incisivos de roedores como en Megalochnus ; que en otros toman la forma de formidables caniuos como en Lestodon, que en otros representaban formidables defensas como en Diodomus, etc. ; y en mi Filogenia, he dado variados ejemplos de cómo casi todos los gé- neros de edentados se pueden caracterizar por una fórmula dentaria distinta, de una representación grá- fica sencillísima \ Me parece que idéntico cambio de ideas se efectuará en breve respecto á la pretendida sencillez y uni- formidad de composición de las muelas de los edentados. No tomando en cuenta mas que los edentados fósiles pampeanos, ya no es posible identificar la capa externa mas ó menos gruesa, llamada cemento, que rodea las muelas de los Mylodon y Lestodon, quebradiza y que se separa y fragmenta con la mayor facilidad, con la capa de cemento externo que rodea las muelas de Megatherium, menos vidriosa, ho- mogénea, compacta y resistente. Ni es tampoco posible identificar la masa interna de dentina blanda de las muelas de los Mylodon y Lestodon con la lámina interna de dentina dura de las muelas de los Glyptodon. Y hay algunos edentados que tienen muelas de una composición aún mas simple ( Plio - morphus) en los que no se vé mas que una delgada capa externa de cemento y una masa interna de dentina homogénea. Pero también los hay que presentan una composición mas complicada, y de ella voy 1 Ameghino, Filogenia , páginas 229 y sig. , 1884. 662 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS á ocuparme, aunque no por ahora con la extensión que la importancia de la cuestión requiere, pues solo puede ser tratada con la amplitud que merece en un trabajo que le sea especialmente dedicado. Ya por razonamientos distintos había llegado á probar que los mamíferos de dientes simples, sin es- malte, provistos únicamente de cemento, dentina y vasidentina, debían esa simplicidad no á una causa originaria, sino á una modificación evolutiva de un tipo anterior, cuyas muelas estaban provistas de esmalte \ Esa modificación, en grado mas ó menos avanzado no se ha limitado solo á los edentados, pero también á varios otros órdenes, de los que puedo mencionar como encontrándose especialmente en este caso, el extinguido orden de los toxodontes y el todavía existente de los roedores, y en el que se pueden encontrar ejemplos de esta evolución en un grado ya muy avanzado, en el género existente Ctenomys. Estudiando los diferentes géneros de los dos órdenes mencionados se pueden encontrar numerosos estados intermediarios de la lámina de esmalte, desde la sustancia vidriosa y sumamente dura, comparable á la que guarnece la superficie de las muelas de los mamíferos bunodontes, hasta aquella que ha perdido su brillo y aspecto vidrioso y se confunde con la dentina. En definitiva, las mismas muelas de los edentados conocidos como presentando una composición simple, se componen de tres capas distintas, una interna de dentina blanda en vez de dentina dura, y una inter- mediaria de dentina dura en vez de esmalte, pero ocupando la misma posición relativa que ocupa este último en las muelas de los animales provistos de esmalte. Si realmente las muelas sin esmalte son una modificación evolutiva de las muelas provistas de esmalte, es natural suponer que es esta lámina de dentina interna que poco á poco ha reemplazado al esmalte, sus- tituyéndosele de modo que entre esta forma, en que la lámina de esmalte está representada por una capa de dentina, y el estado esmaltado primitivo, deben existir numerosos estados intermediarios. Las muelas del Megatherium americanum, de la formación pampeana, nos presentan á menudo ejem- plos de una pequeña modificación de composición, que sale fuera déla regla normal admitida. Obsérvase en algunas de ellas, que, al lado de la capa intermediaria de dentina dura, hay otra capa de dentina algo mas ancha al lado interno, mas blanda que la anterior, de la que apenas se distingue por el color, pero mas dura que la vásculo-dentina interna que rodea. Pero en los gravigrados de los terrenos terciarios antiguos, esta subdivisión de la capa dura intermedia- ria, es mucho mas aparente, y á menudo, á lo menos en ciertos géneros, completa, conservando una de las capas que representa la dentina dura un color blanco-amarilloso, mientras que la otra, mas dura y mas delgada que representa el esmalte, es de aspecto vitreo, mas ó menos transparente y con un brillo de porcelana. El cráneo de los gravigrados es relativamente largo, pero en vez ele tender hacia la forma esférica, es mas bien cilindrico, presentando á veces casi el mismo grueso adelante y atrás, teniendo siempre la parte anterior como truncada, con una apertura nasal muy ancha, y limitada por los maxilares y nasales, con esclusion del intermaxilar, que en muchos casos es rudimentario. La parte superior del cráneo es gene- ralmente lisa, presentando raras veces una cresta sagital, y mas raramente todavía, una cresta occipital. El llano occipital es siempre pequeño é inclinado oblicuamente de adelante hácia atrás y de arriba hácia abajo. La cavidad cerebral es siempre pequeña. La región dentaria de los maxilares y de la mandíbula inferior ocupa una extensión considerable, debido al gran desarrollo en longitud de las muelas. La mandí- bula inferior muy fuerte, tiene una rama ascendente muy ancha, y el canal alveolar de la rama horizontal presenta en su parte posterior una rama externa que se abre sobre el lado externo en la base de la rama ascendente. El arco zigomático es incompleto, á causa del malar, de una forma muy particular, con dos ramas principales, de las que, la que se dirije hácia atrás y que debiera unirse á la apófisis zigomática del temporal, no alcanza hasta este hueso, quedando entre ambas apófisis, un espacio bastante ancho, con escepcion de un solo género, el Megatherium, en el que el arco zigomático es completo; la segunda apó- fisis del malar se dirije hácia abajo, descendiendo considerablemente mas abajo que el borde alveolado de la mandíbula inferior. Las órbitas son pequeñas y mal delimitadas. 1 Filogenia , pág. 268. BRUTOS 663 Las vértebras dorsales son generalmente 16, y las lumbares 3, todas con sus apófisis espinosas, diriji- das hacia atrás. El sacro consta de 5 vértebras, pero á menudo se le une una ó dos, y á veces las tres lumbares. La cola se compone de 18 a 24 ó mas vértebras, las primeras sumamente gruesas, y con grandes neurapófisis y hemapófisis. Los huesos largos carecen siempre de cavidad medular. El miembro anteriores siempre un poco mas largo que el posterior, terminando en una extremidad mas ó menos prehensil. Las clavículas son muy fuertes. El omóplato es muy grande y con un acromion enorme cuya apófisis se desarrolla hasta ponerse en contacto con la apófisis coracóides, con la que se suelda dando á este hueso una forma particular y característica, presentando además una perforación bastante grande detrás de la apófisis coracoides. El cúbito y el radio son siempre separados. La cadera presenta un desarrollo extraordinario, con huesos ilíacos sumamente grandes y el isquion soldado al sacro. El fémur es un hueso corto, extremadamente ancho y relativamente muy delgado, pre- sentando casi el aspecto de un hueso plano. La tibia y el peroné, son mas cortos y generalmente soldados. La articulación de la rodilla, lleva además de la rótula, una fabella y un tercer hueso sesamóideo que de- signa Burmeister con el nombre de sepiculum. El pié posterior es siempre plantígrado, pero oblicuo y con un calcáneo de tamaño extraordinario. Los huesos del carpo y tarso varían en número, encontrándose algunos soldados, y los dedos son igual- mente en número variable según los géneros. En diversos géneros se desarrollaba en el espesor de la piel un considerable número de huesecillos informes en contacto unos con otros, sin interrupción sobre toda la superficie del cuerpo, pero que no formaban un exo-esqueleto. Todos los representantes de este orden, son hoy extinguidos, y parecen haber sido exclusivos de Améri- ca, particularmente de la América del Sud. Fácil era en un tiempo, dividir en secciones los edentados sin coraza ó con coraza rudimentaria com- prendidos con el nombre de perezosos. Una sección, los tardígrados ( tardigrada ), la formaban los perezosos actualmente existentes, todos de pequeña talla, rostro corto y cola rudimentaria. Otra sección, que se designó con el nombre de gravigrados (gravigrada), comprendía tres ó cuatro géneros extinguidos que se distinguían fácilmente de los existentes por una talla jigantesca y una cola muy desarrollada. Pero á medida que avanzaban las investigaciones paleontológicas aumentaba también el número de representantes de esta sección hasta que se sintió la necesidad de sub-dividirla. En 1885, en mi tercera memoria sobre los Mamíferos fósiles oligocenos del Paraná (Bol. de la Ac. Nac . de Cieñe., t. VIII), propuse dividir los gravigrados en dos grupos que denominé Gravigrada rodimorpha y gravigrada mylomorpha , colocando en el primer grupo aquellos cuyo primer par de dientes anteriores afectaban la forma de incisivos ó caninos como en el Megalochnus y Lestodon, y en el segundo aquellos que presentaban muelas todas dispuestas para mascar, como en Megatherium y Mylodon. Pero esta división no satisfacía mis deseos, y tuve buen cuidado de agregar que no la creía natural, y que solo sí, la proponía provisoriamente como un ensayo para facilitar el estudio, dejando al tiempo el cuidado de darnos la clave para una división en grupos naturales. El Dr. Burmeister en el notabilísimo trabajo que acaba de publicar sobre el esqueleto de los gravi- grados ( Osteología de los gravigrados ó perezosos jigantescos, 1886), ensaya igualmente una división de los gravigrados en dos grupos naturales que designa con el nombre de Oxyodonta y Colutodonta , basándose en primer término sobre la forma de las muelas, que dice son en los oxyodontes con dos crestas transversales agudas, como en Megatherium y Neoracanthus, y en los colutodontes de corona mas obtusa y excavada en el centro como en Mylodon y Scelidotherium. Agrega que cada una de estas dos formas de muelas está acompañada de una posición distinta en la apertura externa del canal alveolar, que es siempre al lado interno de la rama ascendente en el primer grupo ó de los oxyodontes, y al lado externo en el segundo ó de los colutodontes. Pero tampoco esta división es natural, pues coloca entre los oxyodontes, géneros que tienen la apertura externa del canal alveolar al lado externo de la rama ascendente, como sucede con el Ccelodon. En esta división de los gravigrados efectuada por el ilustre maestro, lo que mas me ha llamado la 664 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS atención es el empleo de la posición de la apertura de la rama externa del canal alveolar como distintivo de dos grupos, pues este parece un carácter sujeto á pocas variaciones para nuevas adaptaciones, y que aplicado á la caracterización de los gravigrados pampeanos, los divide en dos grupos que me parecen realmente naturales, el que presenta la perforación al lado interno de la rama ascendente, y el que la tiene sobre el externo, pero á los que no son aplicables los nombres de Oxyodonta y Colutodonta que se refieren á los dientes, y que ya he dicho no concuerdan siempre con la posición del agujero de la rama ex- terna del canal alveolar. Con todo hubiera adoptado esta división si los edentados relativamente numerosos traidos por mi her- mano Carlos Ameghijno de los terrenos eocenos de la Patagonia austral no fueran rebeldes á toda división por este sistema, pues en su casi totalidad no presentan la apertura de la rama externa del canal alveolar ni sobre el lado interno de la rama ascendente como en Megatherium, ni sobre el externo como en Mylodon, ocupando en cambio una posición intermediaria entre uno y otro, en la parte anterior de la base de la línea anterior de la rama ascendente. Otro tanto sucede con la dentadura, pues también en la mayoría de los casos las muelas no se parecen ni á las de los oxyodontes, ni á las de los colutodontes, presentando una forma intermediaria entre ambos tipos. Pero no solo hay dificultades para subdividir los gravigrados, sino que también se vuelve de mas en mas difícil separar estos délos tardígrados. Las dificultades empiezan ya con algunos géneros pampeanos, por ejemplo el Nolhropus que Burmeis- ter considera como un tardígrado antecesor del Choloupus , bien que se oponga á ello su tamaño consi- derable, su sínfisis mandibular demasiado prolongada, sus muelas sobre el tipo de las del Neoracant hus y Coslodon, y hasta el mismo diente caniniforme muy diferente del que presenta el género Cholorpus que ofrece mas parecido con el del Lestodon. Y por mi parte encuentro mucho mas parecido entre las mandíbulas de Mylodon y de Bradypus que entre las de Nothropus y Choloepus. Por lo que toca á los géneros del eoceno, son en su mayor parte demasiado pequeños para ser consi- derados como gravigrados, siendo algunos de talla todavía mas reducida que la de los Bradypus actuales. Pero con todo sería demasiado aventurado asegurar que sean mas bien tardígrados, pues estos por su cola rudimentaria indican un alto tipo de especializacion, que debe haberse constituido en tiempos geológicos relativamente recientes, y podemos suponer con mayores probabilidades de no equivocarnos, que ios antiguos perezosos tuvieron una cola larga y gruesa como la de los gravigrados pampeanos. En definitiva, la posición de la apertura de la rama externa del canal alveolar, dividiría los gravigrados no en dos, sino en tres grupos diferentes pero algunos de ellos con géneros muy heterogéneos por la disposición del aparato dentario. Para una división en grupos naturales, habría que tomar en cuenta, tanto la posición de la apertura de la rama externa del canal alveolar, como la forma de las muelas en general, y luego en particular, las diferentes disposiciones que en ciertos géneros toman la primera y la última muela de cada mandíbula. Entonces en lugar de dos ó tres, tendremos seis grupos ó familias diferentes, que se distinguen de esta manera : BRUTOS 665 Muelas en forma de prismas cuadranglares con dos crestas transversales en la corona, y todas mas ó menos de la misma forma. Apertura de la rama externa del canal alveolar sobre el lado interno de la rama ascendente. Intermaxilar largo y bien desarrollado. Megatlieridce. Sin incisivos en ambas mandíbulas y con no mas de cinco dientes superiores y cuatro inferiores en cada lado, con rarísimas escepciones. Ultima muela de cada mandíbula igual ó casi igual á la penúltima, pero generalmente mas pequeña. Muelas en forma de prismas cuadrangulares con dos crestas transversales en la corona, menos la anterior de cada man- díbula que es elíptico-cilíndrica y á veces bastante separada déla segunda. Apertura de la rama externa del canal al- veolar en la parte anterior de la base de la rama ascendente. Ortotheridce . Muelas en forma de prismas sub-cuadrangulares con dos crestas transversales en la corona, menos la primera que está colocada en la parte anterior de la mandíbula en forma de incisivo. Apertura de la rama externa del canal alveolar sobre el lado externo de la base de la rama ascendente. In- termaxilar rudimentario. Megalony cides. Ultima muela inferior considerablemente mas grande que la penúltima y bilobada en forma de 8. Aper- tura de la rama ex- terna del canal alveo- lar colocada siempre sobre el lado externo de la base de la rama ascendente. Intermaxilar muy largo y bien desarrollado. Intermaxilar rudimen- tario. I Muelas sub-prismáticas triangu- lares ; la primera de cada mandí- bula no separada de la segunda. Ultima muela superior muy pe- queña y triangular. Scelidolheridce . Muelas intermediarias de cada man- díbula prismáticas y diferentes. Ultima superior bilobada. Pri- Imera de cada mandíbula apenas un poco separada de la segunda. Mylodontidce. Muelas intermediarias de cada man- díbula elíptico-cilíndricas. Ul- tima superior de la misma forma y mas pequeña. La primera de cada mandíbula muy separada de las otras, tomando la forma de \ grandes caninos. Lestodontidcs. MEGATHERID^E Los representantes de este grupo se distinguen fácilmente por un conjunto de caractéres que no permiten confundirlos con ninguno de los géneros de las familias cercanas. Las muelas, generalmente en número de cinco arriba y cuatro abajo, en cada lado de cada mandíbula, son todas uniformes, constituyendo un prisma cuadrangular muy largo, abierto en la base, y con dos cres- tas transversales en la corona mas ó menos desarrolladas ; todas las muelas con corta diferencia del mismo tamaño, conescepcion de la última que generalmente es un poco mas pequeña, y todas las muelas de cada lado formando una série continua en el fondo del paladar, á igual distancia unas de otras. El paladar es angosto y con corta diferencia del mismo ancho en todo el espacio ocupado por la série dentaria. El intermaxilar, aunque no lleva dientes, es muy desarrollado, prolongándose adelante en forma de 84 666 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS punta delgada y aislada, acompañada por la parte anterior de la mandíbula inferior cuya parte situada ade- lante de las muelas se angosta y sedirije adelante acompañando en su prolongamiento al intermaxilar. La apertura externa del canal alveolar, en la mandíbula inferior, está colocada constantemente sobre el lado interno de la base de la rama ascendente, al lado externo de la última, ó de la penúltima muela. Calcáneo ancho y aplastado de arriba liácia abajo. Conozco seis géneros de esta familia, que se distinguen de esta manera : I. Muelas sin vestigios de la capa interna de esmalte. 1 . Las dos crestas transversales de la corona de cada muela bien desarrolladas durante la vida. a. Muelas | Megatherium. b. Muelas f j Essonoclontherium. 2. Muelas con una sola cresta transversal en la corona, bien desarrollada, cuando adultos. a. Una sola cresta transversal tanto en la juventud como en la vejez. Ocnopus. b. Dos crestas bien desarrolladas en la juventud, de las cuales una desaparece con el desgastamiento . Neora can th us . II. Muelas con vestigios de una capa de esmalte interno, mas ó menos rudimentaria. 1. Tamaño considerable comparable al de un gran Mylodon. a. Muelas cuadranglares, de ángulos bien marcados, y con dos crestas transversales en la corona bien desarrolladas. PromegaLlierium. b. Muelas de ángulos redondeados y con las crestas transversales de la corona ausentes ó poco acentuadas. Interodon. 2. Tamaño muy pequeño, comparable al de un perezoso actual. Zamicrus. MEGATHERIUM cuv. Cuvier, Tabl. élément. de l’líisl. nal. , p. 146, a. 1798. — Ann. duMus. d’hisl. nal., t. V, a. 1801. El género Megatherium tiene 18 muelas dis- puestas según la fórmula f, casi todas de tamaño considerable, presentando cada una la forma de una columna prismática cuadrangular, oblonga, de diá- metro transverso un poco mayor qne el diámetro ántero-posterior, con las caras perpendiculares, anterior y posterior, planas ó ligeramente convexas, y las caras perpendiculares externa é interna, gene- ralmente un poco deprimidas perpendicularmente en el centro. La base está completamente abierta, con paredes tan delgadas en un principio como una hoja de papel, pero se vuelven progresivamente mas gruesas hácia arriba, achicándose la cavidad en la misma proporción hasta que desaparece antes de llegar á la mitad de la altura de la muela, presen- tando un aspecto infundibuliforme. La corona de cada diente, presenta dos crestas transversales agu- das que aparecen desde la primera juventud y per- sisten toda la vida, separadas por una ranura trans- versal profunda que divide la muela en dos partes iguales ó casi iguales, una anterior y la otra posterior. Cada muela se compone de una masa interna muy porosa y blanda, que es la vásculo-dentina, rodeada por una capa de dentina dura relativamente muy delgada que envuelve completamente la vás- culo-dentina, y asciende en forma de lámina del- gada para constituir la cúspide ó arista de cada una de las crestas transversales. La dentina está cubierta á su vez por una capa de cemento, muy delgada sobre las caras externa é interna, pero muy gruesa en las caras perpendiculares anterior y posterior. De las cinco muelas superiores, la última es mu- cho mas pequeña que las otras, y la primera de cara perpendicular anterior bastante convexa. En la man- díbula inferior las cuatro muelas son mas iguales, aunque la posterior es siempre un poco mas pequeña que la primera. BRUTOS 667 El cráneo es estrecho y largo, y de tamaño pe- queño en proporción del cuerpo del animal. El intermaxilar es estrecho, delgado y muy largo, prolongándose considerablemente mas adelante que los nasales. La regiou frontal es ancha adelante, un poco con- vexa y mas estrecha detrás de las órbitas. Las cres- tas temporales ascienden hacia arriba hasta formar una superficie sagital estrecha y larga, á lo que no puede darse el nombre de cresta, y que se pro- longa hasta la cresta occipital. El arco zigomático, al contrario de lo que sucede con los demás gravigrados conocidos, se une por su apófisis posterior, á la apófisis zigomática del temporal para formar un arco ininterrumpido, que hácia atrás, conjuntamente con la prolongación pos- terior de la apófisis zigomática del temporal, de un desarrollo enorme, y las crestas temporales superio- res, limitan una fosa temporal de dimensiones ex- traordinarias. El paladar es estrecho, casi plano y de superficie rugosa, con numerosas perforaciones vasculares. Los cóndilos occipitales son de gran tamaño, pero la superficie del hueso occipital, es pequeña, semi- circular y casi perpendicular, limitada arriba y á los costados por una cresta no muy elevada pero gruesa. Los maxilares superiores son notables por su alto extraordinario en relación con el largo enorme de las muelas, lo que dá al cráneo en esa región un diámetro vertical desproporcionado. La mandíbula inferior es de una forma singular y completamente característica de este género ; la rama ascendente es muy alta y delgada; la parte sinfisaria con sus dos mitades soldadas es angosta, baja y muy prolongada hácia adelante; el cuerpo de la rama horizontal que lleva implantadas las muelas es, al contrario, sumamente grueso y alto, formando hácia abajo una gran curva descendente, destinada á con- tener los grandes alveolos en los que se implantan los enormes prismas que constituyen las muelas inferiores, no menos largas que las superiores. Las vértebras cervicales, son de proceso transverso perforado, y á escepcion de las dos primeras, de ta- maño relativamente pequeño, siendo su número de siete como en la casi totalidad de los mamíferos, todas de cuerpos cortos y sensiblemente planos, constituyendo un cuello relativamente corto. Las vértebras dorsales, en número de 16, son de tamaño mucho mayor, y casi todas con apófisis espinosas sumamente largas. La región lumbar consta de tres vértebras, cuyos cuerpos presentan un desarrollo extraordi- nario. El sacro consiste de 5 vértebras soldadas, que se ponen en contacto con la cadera por dos puntos dis- tintos. La cola, sumamente fuerte y gruesa, consta de 19 vértebras, las primeras de un tamaño extraordinario y con arco neural completo, conservándose el canal vertebral hasta la décima cuarta, y con hemapófisis igualmente bien desarrolladas, pero separadas y no soldadas á los cuerpos vertebrales, con los que se unen por superficies articularías persistentes du- rante toda la vida. El esternón se compone de 8 piezas ó esternebras distintas, y no de 7 como algunos afirman, á los que se unen directamente 8 ó 9 pares de costillas, arti- culándose las demás por medio de piezas esterno- costales completamente osificadas. Toda la mitad anterior del tronco, es, en su confor- mación, mas delgada y menos sólida que la poste- rior. Los miembros anteriores son igualmente mas delgados y menos fuertes que los posteriores, pero bastante mas largos. Sin embargo, la clavícula, bas- tante larga, redondeada, un poco arqueada en forma de S y engrosada en sus dos extremidades, es de un tamaño extraordinario. El omóplato, de forma triangular, es igualmente de grandes dimensio- nes. El húmero es largo, pero muy delgado, un poco mas robusto en su extremidad distal, y desprovisto de perforación sobre la epitroclea. Elcúbito y el rá- dio son igualmente largos, delgados, y separados en todo su largo. El pié anterior es mas robusto de lo que denota- rían los huesos largos de los miembros, de gran ta- maño, y alcanzando una longitud casi igual á la del antebrazo. El carpo está formado por ocho huesos, aunque el trapecio está soldado al metacarpo del dedo primero ó pulgar, que está atrofiado, no exis- tiendo de él otro vestigio que el metacarpiano men- cionado. El dedo quinto también está en parte atro- fiado, pero tiene un metacarpo completo é indepen- diente, seguido de dos falanges achaparradas y sin uña. Los tres dedos del medio son bien desarro- llados, con grandes metacarpianos, pero con fa- langes cortas y gruesas, de aspecto cubóide, ter- minando cada dedo en una falange ungueal de tamaño enorme. Las dos primeras falanges del dedo 668 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS del medio, están soldadas, formando un solo hueso. El miembro posterior es un poco mas corto que el anterior, pero todavía mucho mas robusto. La cadera presenta un desarrollo tan extraordinario que parece incompatible con un animal dotado déla facultad déla locomoción; los huesos ilíacos forman dos crestas triangulares enormes que se dirijen á los lados, formando casi un ángulo recto con la columna vertebral, y los isqnion presentan atrás una se- gunda soldadura de la cadera con la parte posterior del sacro, formando así un hueso de una resisten- cia escepcional. Los huesos pubis, están soldados en su parte inferior formando un gran arco, y la gran cavidad cotilóidea destinada á recibir la cabeza del fémur, está casi completamente vuelta hácia abajo, dando á este último hueso el aspecto de un pilar que sostiene un aparato inmenso. El fémur tiene una forma rectangular, con un an- cho casi igual en sus dos extremidades, y una circun- ferencia tres veces mayor que el del elefante, con la gran cabeza articular casi en la misma dirección que la línea del fémur, y sin cuello ó apenas rudi- mentario. La rótula es un hueso pequeño en proporción de los demás huesos, y en proporción del tamaño que presenta en los demás representantes del mismo or- den. La tibia y el peroné son mas cortos que el fémur, presentando el aspecto de un par de columnas se- paradas en el centro, formando como una ventana, y soldados en sus dos extremidades, distal y pró- xima] . El pié posterior es de una potencia extraordina- ria, con un calcáneo macizo, largo, plano en su parte inferior, con la tuberosidad posterior muy extendida hácia atrás. El astrágalo es también su- mamente fuerte, y de una forma particular, pero parecida á la que presenta en los demás gravigra- dos. El escafóides, es también de gran tamaño. El mesotarso su compone del cuboides y de dos cu- neiformes, faltando el entocuneiforme. El pié ter- mina por tres dedos, que corresponden al tercero, cuarto y quinto, faltando completamente el primero y el segundo, de los que no se conservan ni rudi- mentos délos metatarsianos. Délos tres dedos exis- tentes, solo el tercero lleva uña; es este un dedo enorme, sumamente largo, con un metatarsiano de tamaño extraordinario, al que sigue una sola falange, que corresponde álas dos primeras falanges de los demás maníferos aquí soldadas en un solo hueso, terminando en una falange ungueal de tamaño monstruoso. Los dedos cuarto y quinto, constau cada uno de un metartasiano, la primera falange, y la segunda falange achaparrada, que terminaba los dedos, de manera que estos carecían de falanges un- gueales. Las diferentes especies del género Megatherium son hasta ahora, en su mayor parte, conocidas muy superficialmente, para que se puedan establecer de una manera precisa sus caractéres distintivos. Megatherium americanum Cuv. (Pl. XLI, llg. 4; pl. LXXXI, fig. 1, 2 y 3) Megatherium americanum (Cuvier), en Shaw, General Zoo- logy, vol. I, p. 165, a. 1800. Cuvier, úíi». da Mus. d’hist. nat., t. V, 1804. — Id. Recherches sur les ossemeiits foss., etc., t. V, pt. I, p. 174, a. 1825. Megatherium Americanum, Blumenbach, Owen. Memoir. on tlie Megatherium, a. 1861. — Id. Odontography , p. 338, pl. 83, a. 1845. Burmeister, Anal, del Mus. Pub. de Buenos Aires, t. I, p. 150, a. 1865. — Id, Verhandl. d. k. k , zool. bol. Gesellsch. z. Wien., 1870, p. 381. — Id. Archif. f. Anat. und physiolog ., etc., a. 1873, p. 626. — Id. Descrip. Phys. de la Rép. Arg., t. III, p. 286, a. 1879. Cornali a, Sui fossili delle Pampas, etc., p. 17 y 55, 1872. Buckland, Wiel, BritgewaUr Treatises , a. 1836. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm., part. V, p. 86, a. 1887. Magalherium Cuvier, Desmarest, Mamm al., p. 365, 1804. Bradypus giganteus, Pander y D’Aeton, Die Reisen fault- hiere, abgeb. und beschrieben, 1821. Megatherium australe , Oken, (Sinonimia citada por Leidy en A memoir on the exlinct sloth-tribe, etc., no he encontrado el trabajo original). Holl, Handbuch der Petrefactenkunde , p. 27, a. 1829. José Garriga y Juan Bautista Bry. Descripción del es- queleto de Én cuadrúpedo muy corpulento y raro , que se conserva en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, con 5 láminas, 1796, en fól. Los primeros restos de esta especie, que es la que ha servido de tipo para la fundación del género, fue- ron encontrados á fines del siglo pasado, en 1789, á poco mas de una legua al Oeste de la Villa de Lu- jan, sobre los bordes del rio del mismo nombre. Mandados exhumar por el Marqués de Loeeto en- tonces Virey de España en Buenos Aires, fueron BRUTOS 669 enviados á Madrid, conjuntamente con algunos frag- mentos de coraza de Glyjjtodoyx recojidos en el mismo yacimiento. Allí, el esqueleto fue montado, conservándose como una de las reliquias mas pre- ciosas, llamando extraordinariamente la atención de los sabios de esa época. La primera descripción, acompañada de ilustraciones, fué dada por los seño- res Jos Barriga y Juan Bautista Bry, y corto tiempo después, Cuvler designaba el animal con el nombre genérico de Megatherium , demostrando la afinidad de ese monstruo extinguido con los perezo- sos de la época actual. Además, los fragmentos de coraza de Glyptodon que se habían recojido conjun- tamente con los huesos, le hicieron creer que el Me- gaíheviwtn había estado protegido por una coraza ósea como los armadillos, opinión defendida luego sucesivamente por Welss, Buciíland, Blainville, pero que Owen ha demostrado que carece comple- tamente de fundamento. El esqueleto de Madrid, después de Cuvier fué ilustrado de una manera mas completa por Pander y D’Alton en 1821, quienes demostraron de una manera mas positiva su parentesco con los pere- zosos. Mas tarde, se recojieron sucesivamente varios otros esqueletos mas ó menos completos, que se conservan en los museos de Londres, París, Turin, Milán y Buenos Aires, habiendo dado lugar á varios trabajos de importancia, pero que ninguno iguala la descripción monumental de Owen, publicada en 1860. El Megatherium americanun, es el masjigan- tesco de los edentados hasta ahora conocidos, y cier- tamente, uno de los mamíferos mas colosales que hayan existido en la superficie de la tierra, pues su talla podía alcanzar y pasaba á veces de 7 metros de largo, con una corpulencia extraordinaria. Sin embargo, como sucede con todos los anima- les de grandes proporciones, las variaciones indivi- duales, eran notabilísimas, conociéndose esquele- tos cuyo largo total no alcanza á 5 metros, además de otras variaciones producidas por la edad y por el sexo. En vista de estas diferencias, en vez de un resú- men único de las medidas de las partes mas notables del Megatherium americanum me parece prefe- rible transcribir las medidas dadas por Cornalia de los cuatro primeros esqueletos de Megatherium americanum conocidos en Europa, que se conser- van en los museos de Londres, Madrid, Turin y Milán, precisamente porque ellas demuestran la cautela con que debe procederse al tratar de fundar nuevas especies basadas úuicamente sobre la talla, cuando se trata de animales de grandes proporciones, cuyos caractéres son mucho mas variables, que en las especies de pequeña talla. LONDRES TURIN MILAN MADRID Longitud total del esqueleto Longitud del cráneo del cóndilo occipital á la extremidad ante- 7.260 4.800 5.500 — rior del intermaxilar Altura de los huesos nasales sobre 0.800 0.850 0.720 0.825 el intermaxilar Distancia del cóndilo occipital á 0.130 0.160 0.290 — la parte anterior de los nasales. Altura del hueso frontal en la extremidad de la apófisis des- 0.650 0.600 0.600 cendente zigomática Distancia del hueso occipital á la apófisis zigomática deseen- 0.384 0.510 0.400 dente Longitud del borde alveolar su- 0.400 0.440 0.410 perior Altura del cráneo en las alas 0.260 0.230 0.210 esfenóides Distanciado la punta de la apófi- sis zigomática ascendente al 0.328 0.328 0.300 cóndilo occipital Distancia de la punta de la apó- fisis zigomática ascendente á 0.300 0.500 0.260 la extremidad de los nasales. . . Distancia del mismo punto á la 0.376 0.350 0.340 extremidad del hueso incisivo. Longitud de la parte del interma- xilar que se prolonga adelante 0.540 0.420 0.520 de los nasales Distancia entre las dos márgenes interna déla tercera muela su- 0.128 0.190 0.140 perior Distancia del márgen palatino- 0.052 0.050 0.060 — posterior al agujero occipital.. Distancia entre las dos márgenes externas de la tercera muela 0.283 superior Distancia entre los dos arcos zi- 0.160 0.150 0.160 — gomáticos (cara externa) Longitud de la mandíbula infe- 0.350 0.430 — — rior Altura máxima de la rama aseen- 0.680 0.630 0.720 0.630 dente Altura de la rama horizontal de- — — — 0.534 bajo de las muelas Distancia del primer diente de la mandíbula inferior á la punta 0.240 0.230 0.220 anterior de la sínfisis 0.230 0.240 0.250 670 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS LONDRES g 2 p MILAN MADRID Longitud del omóplato 0.820 Ancho máximo del omóplato.... — — 0.500 — Longitud de la clavícula — — 0.410 — Longitud del húmero Circunferencia mínima del hú- — — 0.610 — mero en la diálisis — — 0.310 — Longitud del cubito — — 0.580 — Longitud del radio — — 0.580 — Longitud total del pié anterior... — — 0.640 — Diámetro transverso de la pelvis. — — 1.200 — Diámetro de la cavidad cotiloidea. — — 0.140 — Longitud del fémur Diámetro máximo del fémur en la — — 0.650 — extremidad proximal Circunferencia máxima del fé- — — 0.650 — mur de 0.900 á — — 1.010 — Longitud de la tibia y peroné — — 0.500 — Longitud total del pié posterior. — — 0.800 — • Longitud del calcáneo — — 0.410 — Ancho del calcáneo — — 0.180 — Localidad. — Esta especie, parece ha habitado toda la América del Sud, pero sus restos solo se en- cuentran con frecuencia en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — En la provincia de Buenos Aires, los restos del Megathevium americanum se en- cuentran en los pisos belgranense, bonaerense y lujanense de la formación pampeana,, y parece que prolongó su existencia hasta el principio de los tiempos cuaternarios. Meg-atherium tarijense H. Gerv. y Amegh . (Pl. XLI fig. 5) Magatherium tarijense, H. Gervais y Amegiiino, Los mamif. fós. etc., p. 138, a. 1880. Megathevium sp.? P. Gervais, Recherches sur les mamif. fóss. de l’Amér. Mér., p. 52, pl. XII, lig. 6, a. 1855. Megatherium Filholhi , Moreno, Informe preliminar, etc., p. 17, Julio de 1888. Esta especie, ha sido fundada sobre un calcáneo procedente de Tarija, ya descrito y figurado por P. Gervais como procedente de un animal cierta- mente específicamente distinto del Megatherium americanum pero al que no designó con un nom- bre especial, por no tener seguridad de que se tra- tara de un verdadero Megatherium. Sin embargo, los descubrimientos paleontológicos verificados des- de esa época, no nos han mostrado hasta ahora nin- gún animal de gran talla con un calcáneo parecido al del género Megatherium, como es el caso, por el descrito y figurado por Gervais, por consiguien- te, no puede dudarse de que dicha pieza proceda de un Megatherium, pero indudablemente de una especie distinta del Megatherium americanum, del que difiere por un tamaño bastante menor, pero sobre todo por una forma considerablemente dife- rente. El calcáneo del Megatherium americanum tie- ne un largo variable entre 35 á 41 centímetros se- gún los individuos, mientras el del M. tarijense no tiene mas de 28 centímetros de largo. La dife- rencia es todavía mas considerable por lo que res- pecta al ancho; en el calcáneo del M. americanum varía entre 17 á 18 centímetros, mientras el ancho máximo del calcáneo del M. tarijense no alcanza á 12 centímetros. La forma de este calcáneo en su disposición general es muy parecida al del M. ame- ricanum, pero difiere de este por ser relativamen- te mas angosto, por su extremidad posterior casi aguda, y por el centro de la tuberosidad ó prolon- gamiento posterior de una forma mas regular y no tan enanchado como en el M. americanum. La parte anterior es también menos voluminosa, y el estrechamiento que se pronuncia inmediatamente detrás de la articulación astragaliana, es mucho mas pronunciado. Pertenecen á esta especie, los restos de un Mega- therium casi una mitad mas pequeño, que el Me- gatherium americanum que se encuentran con bastante frecuencia en la provincia de Buenos Ai- res del que poseía parte del esqueleto y un miem- bro posterior con el pié completo, pero dicha pieza se encuentra en el Museo de La Plata, por lo que no puedo dar sobre ella mas amplios detalles. Solo recuerdo su tamaño considerablemente menor, y Ja circunstancia de que la tibia y el peroné, soldados en su parte superior, permanecen libres en la infe- rior. Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado en Tarija y en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Pisos ensenadense, belgranense y bonaerense de la formación pampeana. BRUTOS 671 Megatlieriiim L/undii H. Gerv. y Amegh. Megatherium Lundii, H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 138, a. 1880. Ltdekker, Catal. of Foss. Mamm., part. V, p. 90, a. 1887. Megatherium Médium , Philippi. Fundé la especie en colaboración con el doctor H. Gervais sobre un astrágalo de forma un poco di- ferente del mismo hueso del Megatherium ame- ricanum} pero considerablemente mas pequeño, pues su volumen puede evaluarse en un tercio del de Ja especie mencionada. Desgraciadamente, esta pieza se encuentra en el Museo de la Plata, por lo que no puedo dar sobre ella mas detalles, pero sí puedo avanzar que la especie es idéntica á la que posteriormente el Dr. R. A. Philippi ha designado con el nombre de Megatherium Medinse, de lo que he podido asegurarme por medio de la compa- ración directa del original del astrágalo del Mega- theriun Lundii (delque existe el modelo en yeso en el Museo de Paris) con el molde del astrágalo del Megatheriun Medinse de Philippi. Philippi fundó la especie sobre un cráneo imper- fecto y una parte considerable del esqueleto, aunque hasta el momento de escribir estas líneas no conozco la descripción. Pero he tenido entre manos los moldes de las piezas originales, que demuestran que era de un tamaño mucho menor que el Mega- therium americanum, no tanto por su talla gene- ral que no debía ser muy inferior á la de la otra especie (M. tarijense ), cuanto por sus proporciones muy diferentes, pues era mucho mas esbelto, sepa- rándose completamente de las formas macizas, del M. americanum. El cráneo es de frente bastante convexa, y la sínfisis de la mandíbula es notable- mente corta. Las muelas son todas de un tercio mas pequeñas que las correspondientes del Megathe- rium americanum. Lvdekker, en el Catálogo de los mamíferos fósiles del Museo británico, menciona un astrágalo como perteneciente probablemente á esta especie, que por sus dimensiones me parece concuerda exacta- mente con el del M. Lundi, y debe pertenecer á la misma especie, pues como procedente de la for- mación pampeana no conozco otra de la misma talla. El autor registra la mencionada pieza en los si- guientes términos: «A left astragalus, probably belonging to this form; from the Pleistocene of Buenos Aires, Argentine Republic. This specimen, of wich the transverse diameter is only 0m110, differs from the corresponding bone of M. ameri- canum by the higher position of the navicular cup, wich is also narrower; in these respects the present specimen is intermediate between M. americanum and Mylodon, in wich the cup is absent» . Localidad. — La pieza original sobre que fundé la especie la recojí en Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, pero ha existido fuera de la Repú- blica Argentina, pues los restos descritos por Phi- lippi como de Megatherium Medinse proceden de la provincia de Tarapacá en Chile. Horizonte. — En la provincia de Rueños Aires los restos de esta especie proceden del piso bonae- rense de la formación pampeana. Meg-atherium antiquum Amegii. (Pl. XL, fig. i y 2) Megatherium antiquum, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 114, a. 1885. - Id. t. IX, p. 176, a. 1886. Megatherium Gaudryi, Moreno, Informe preliminar, etc., p. 12, a. 1888 (nomen nudum). Fundé esta especie en 1885, sobre algunas mue- las aisladas que me mostró Don Santiago Roth, procedentes de una especie mas pequeña que el M. americanum, y de terrenos mas antiguos. Posteriormente, pude examinar otros restos de la misma procedencia que confirman la existencia de una especie de Megatherium relativamente pequeña, durante las épocas oligocena y miocena, la que, aun- que es hasta ahora conocida por escasos restos, no es de creer sea idéntica á las demás especies encontra- das en el pampeano, que parecen ser bastante mas robustas, esceptuando naturalmente el M. ameri- canum . Las piezas de este animal que he podido examinar con algún detenimiento son: Una muela aislada con una pequeña curva lateral que parece indicar procede de la mandíbula supe- rior ; es un prisma cuadrangular de 30 milímetros de diámetro ánterior, 35 milímetros de diámetro transverso en su extremidad mas ancha y solo 29 en la mas angosta. El largo es de 115 milímetros, pero está un poco rota en la base, pudiéndose cal- 672 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cular su largo total en 125 milímetros. Por lo demás, no presenta nada de notable. Un fragmento de mandíbula inferior del lado derecho con las tres primeras muelas implantadas en el hueso. Las tres muelas implantadas en este fragmento de mandíbula estcán rotas en la base y á las tres les falta la corona, pues están quebradas al nivel del mismo hueso. Por las quebraduras se vé en cada muela la capa de dentina dura bastante ancha di- vidida en dos capas poco aparentes, una externa un poco mas dura y apenas algo mas brillante, y la otra interna mas blanca y mas blanda, sin ningún vestigio visible de la capa de esmalte presente en Promegatherium. Dimensiones Diámetro de la primera muela \ cintero posterior , , , , , ( ántero-posterior. Diámetro de la segunda muela { transverg0 . ( ántero-posterior. Diámetro de la tercera muela j . ( transverso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas Estas dimensiones me parecen justificar suficien- temente el tamaño relativamente mas pequeño de la especie antigua, aunque por sus caracteres se pre- senta como íntimamente aliada ai M. ameritf&num, del que probablemente es el antecesor directo. A esta especie deben atribuirse los restos de un Megatherium pretendidos por Morejno de una es- pecie nueva, apenas un poco mas pequeña que el Megatherium americanum, que designa con el nombre de Megatherium Gaudryi, dando como único carácter para distinguirla ; que « el cuerpo de la mandíbula no presenta una curva tan pronunciada como en el M. americanum^ M. Leiclyi » (?). Localidad. — Los restos por mi estudiados han sido descubiertos por el profesor Scalabrtni en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Para- ná, encontrándose restos de la misma especie en Monte Hermoso, á 60 kilómetros de Bahia Blanca. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica y piso hermósico de la formación arau- cana. 0m030 0.038 0.034 0.039 0.035 0.035 0.116 El género Megatherium durante la época cua- ternaria ó durante los últimos tiempos de la época pliocena, habitó también la América del Norte, en donde no son raros sus restos, aunque no se encuen- tran con tanta frecuencia como en la República Ar- gentina. Todos esos vestigios son atribuidos á una sola especie, llamada por Leidy Megatherium mirabile, muy parecida al Megatherium ameri- canum, del que se distingue principalmente por su talla un poco menor. ESS0N0D0NTHERIUM amegh- Ameghino, Filogenia , p. 230, 1884. Este género es en su conformación general muy parecido á Megatherium, pero tiene una muela de menos en cada lado de cada mandíbula, diferencia considerable, que me ha conducido á separarlo de Megatherium. La fórmula dentaria, de una simplicidad excesiva, puede representarse de este modo: - i. -|c. f m. = 1 4, número reducido del que solo hay dos ó tres ejem- plos en todo el grupo de los gravigrados. Por lo de- más las muelas tienen absolutamente la misma for- ma y composición que eu Megatherium. Essouoclontherium Gei*vaisi (H. Gerv. y Amegh.) Amegh. Megatherium Gervaisi, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 136, a. 1880. Fundé esta especie en colaboración con el Dr. Gervais. Como no he tenido ocasión de observar nuevos restos característicos de este animal, ni he podido volver á examinar el orijinal que nos sirvió de base para nuestra descripción, que se encuentra en el Museo de Paris, no puedo por el momento hacer otra cosa que transcribir lo que sobre el de- ciamos al establecer la especie. « Proponemos designar con este nombre una espe- cie nueva de Megaterio, representada en las colec- ciones del Museo de Paris, por una cabeza completa, que por el conjunto de sus formas se parece bastante á la del M. americanum , pero de la que difiere sin embargo por caractéres bastante distintos, entre otros el de no poseer mas que 14 muelas, cuatro de cada lado de la mandíbula superior y tres á cada lado de la mandíbula inferior. « Esta diferencia en el número de las muelas ha producido también un acortamiento del rostro. La BRUTOS 673 apófisis descendente del arco zigomático es menos oblicua que en el Al. americanum, y viendo el cráneo del costado no oculta mas que la última mue- la y parte de la penúltima. La primera muela infe- rior en esta especie es además mas grande que en el M. americanum, pero la primera de la mandí- bula superior es por el contrario mas pequeña. » El espacio ocupado por la série dentaria en la mandíbula superior es de 0m 1 80, mientras que en los diferentes individuos del M. americanum que lie- mos podido estudiar, el espacio ocupado por las mue- las superiores varía entre 21 y 26 centímetros. Puedo agregar que el cráneo es notablemente mas pequeño que el del Al. americanum, lo que prue- ba era sin duda un animal de talla bastante menor. Posteriormente el Dr. Burmeister ha emitido la opinión de que el Essonodontherium Gervaisi podía representar el estado juvenil del Megathe- rium americanum, enel quetodavía no hubiera apa- recido la última muela de cada mandíbula ; pero me parece que no debe tomarse en cuenta esta indicación, pues es contraria á lo que nos enseña el estudio del desarrollo de estos animales que nos lo muestra con el número de muelas completas desde la primera ju- ventud. Por otra parte, todos los caractéres del crá- neo de que se trata, y particularmente la oblitera- ción de casi todas las suturas, demuestran evidente- mente que se trata de un individuo adulto. Localidad. — Este cráneo conjuntamente con partes del esqueleto, fué recojido por F. Segutn sobre las orillas del rio Salado en la provincia de Buenos Aires. NEORACÁNTHUS amegh. Oracanthus , Ameghino, Oracanthus Burmeisteri , nuevo eden- tado extinguido, etc., en Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VII, p. 499, 1885. — Id. Oracanthus y Coelodon, géneros distintos de una misma familia, en Bol. etc., t. VIII, p. 394, a. 1886. — Id. Sitz- ungsberichte d. Kón. preus. Akademie der Wissens- chaften, z. Berlín, phys. nat. el., p. 463, 1886. Lütken, Antikritiske Becemerkninger i Anledning, af kcempe-Dovendyr-Slcegten Ccelodon, 1886. Burmeister, Osteología de los gravigrados, a. 1886. — Id. Sitz., etc., p. 1127, a. 1886. Ccelodon, (Lund), Burmeister, Berichtigung zu Ccelodon, in Sitzungsberichte der Kon. preus. Akad. etc., 1886, p. 567, — Id. Nochmalige Berichtigung zu Ccelodon en Sitzung., etc., p. 1127, a. 1886. Fundé este nuevo género en 1885, con el nombre de Oracanthus sobre una media mandíbula inferior del lado derecho, considerándolo como muy cercano del Alegatherium, pero genéricamente distinto, espresándome entonces al respecto en los siguientes términos : «El lado derecho de la mandíbula inferior, dibu- jado eu la lámina adjunta, presenta la rama horizon- tal casi intacta y lleva cuatro muelas de forma pris- mático-cuadrangular mas ó menos parecidas á las de los géneros Megatlierium Cuv., Essonodonthe- rium Amegh., Ocnopus Reinh., Coelodon Lund. Interodon Amegh., Megalochnus Leidy, Plio- morphus Amegh. y Nothropus Burm., todos géne- ros extinguidos sudamericanos. «Sin embargo, esta mandíbula no puede identifi- carse con la de ninguno de los géneros menciona- dos. Difiere de la del Megatlierium Cuv. por su rama horizontal mucho mas baja que no forma la gran curva descendente que distingue la de este último género. Difiere de la del Essonodontherium Amegh. por ese mismo carácter y por el número de dientes que es de tres en la mandíbula inferior de este género y de cuatro eu la del Oracanthus. Tampoco puede identificar con el Coelodon Lund, pues este también está caracterizado por tres muelas inferiores. No puede pertenecer al Ocnopus, porque este es un género de talla jigantesca y de muelas de forma bastante distinta. Del Interoclon se distin- gue el Oracanthus por la forma de la mandíbula mucho mas corta y espesa en este género que en aquel, y de forma completamente distinta. Elilfe- galochnus y el Pliomorphus si bien se acercan bastante de mi nuevo género por la forma de sus muelas posteriores, difieren de él por la primera muela ó anterior que tiene en los mencionados gé- neros la forma de un incisivo. El animal que pre- senta mas analogía con el de la mandíbula en cues- tión, es el curioso Nothropus, pero la mandíbula de este no es tan maciza como la del nuevo género, su parte sinfisaria es mucho mas prolongada háeia adelante y la primera muela está separada de las que siguen, tomando la forma de un canino, en vez de mostrar cuatro muelas de forma mas igual y en série continua como las que están implantadas en la mandí- bula de que me ocupo. Después de los mencionados no conozco ningún otro género con muelas pareci- das; así véome obligado á considerar este animal como representante de un nuevo género hasta ahora desconocido, que propongo designar con el nombre 85 674 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de Oracanthus á cansa de las cúspides puntiagudas y punzantes que forman las esquinas de la arista ó colina transversal posterior de cada una de las mue- las, designando la especie con el de Burmeisteri en honor del naturalista que recientemente ha dado á conocer el género cercano JVothropus, el Dr. D. Germán Burmeister, decano de los paleontólo- gos residentes en Sud-América.» Corto tiempo después, el Dr. Burmeister daba algunos datos sobre dos medias mandíbulas del mismo género, atribuyéndolas al Cceloclon , y ha- ciéndome al mismo tiempo un fuerte cargo por haberle dedicado la especie sin consultarle ni ha- berle pedido antes su consentimiento. Me parece inútil entrar en detalles sobre los fun- damentos de la opinión del Dr. Burmeister, pues la he refutado bastante extensamente en el trabajo mencionado mas arriba, publicado en el Boletín de la Academia Nacional de Ciencias de la Bepú- blica Argentina, y en las Actas de la Academia de Cien- cias de Berlin, casi al mismo tiempo que el Dr. Lüt- ken hacía en las publicaciones de la Academia de Ciencias de Copenhague una contra crítica del trabajo de Burmeister, demostrando la sinrazón conque pre- tendía unir Oracanthus á Cceloclon. Por otra parte el mismo Burmeister ha reconocido el poco fun- damento de su crítica, admitiendo posteriormente el Oracanthus como género distinto de Cceloclon. Sin embargo, como resulta que el nombre de Oracanthus ya ha sido empleado por Agassiz desde el año 1835 para designar un género de Ictyodorulhites, no puede conservarse para con- tinuar distinguiendo el edentado nombrado, y lo cambio por consiguiente por el de Neora- canthus. Neoracautlms Burmeisteri Amech. (Pl. xli, fig. i y 2; pl. xlii, flg. s; pl. lxxviu, fig. i) Oracanthus Burmeisteri, Ameghino, Bol. de la Acudí. Nac. de Cieñe., t. VII, p. 499, lám. I, a. 1885. — Id. t. VIII, p. 394, 1886. — Id. Sitzungb., etc., ya ci- tada. La mandíbula inferior del N eoracanthus , es corta, alta y sumamente gruesa, denotando un animal de una talla comparable á la del tapir, pero de formas mas macizas, en proporción mas robusto que el mismo Megatherium. La rama horizontal, suma- mente gruesa, no forma la gran curva descendente que caracteriza la mandíbula inferior del Megathe- rium pareciéndose en esto mas al Nothropus y sobre todo al Mylodon. La parte sinfisaria es corta y gruesa, mas parecida á Mylodon en vez de pro- longarse hacia adelante como en Megatherium, Glossotherium y Sceliclolheriumj pero debía ser estrecha como en este último género ó aún mas, pues las dos ramas de la mandíbula inferior debían estar separadas por un espacio de solo unos dos centímetros de ancho. La unión de las dos ramas mandibulares empezaba debajo de la parte anterior de la segunda muela, de manera que el maxilar inferior debía constituir un hueso escesivamente sólido. La rama ascendente está rota en su parte superior, pero por lo que de ella queda se conoce era muy parecida á la del Megatherium y No- thropus pero no empezaba á levantarse tan hacia atrás como en este último género. En efecto, viendo la mandíbula del N eoracanthus de lado, la rama as- cendente tapa la parte posterior de la última muela, mientras que mirando la mandíbula del Nothropus en la misma posición la misma muela cuarta queda completamente á descubierto. El agujero mentoniano se halla mas hácia atrás que en la mayor parte de los edentados, inmedia- tamente adelante de la primera muela, á unos 20 milímetros debajo del borde superior de la mandí- bula, con un diámetro de 8 á 12 milímetros mientras que en el Nothropus el mismo agujero estaba situado mucho mas adelante. La apertura de la rama externa del canal alveolar se abre sobre el lado interno de la rama ascendente como en Megatherium. Las cuatro muelas implantadas en esta mandíbula son de un volúmen considerable, y colocadas en série continua aunque separadas unas de otras por espacios regulares de dos ó tres milímetros de ancho. Lastres anteriores sonde forma prismática cuadrangular, mas ó menos del mismo tamaño y con dos surcos longitudinales laterales, uno á cada lado. La última es de tamaño bastante menor y de sección triangular. La corona de estos dientes está muy gastada por la masticación demostrando que pertenecen á un individuo muy viejo, de modo que ahora no queda mas que una colina ó cerro trans- versal en la parte posterior de cada muela, en vez de los dos cerros transversales separados por un surco profundo que tienen las muelas del individuo joven, que entonces son casi idénticas á las del BRUTOS 675 Megatherium. El cerro anterior desaparece pocoá poco á medida que avanza la edad del animal, debido al desgastamiento producido por la masticación hasta que la parte anterior de la corona de cada muela baja hasta el nivel del surco que en la edad juvenil separaba los dos cerros transversales. La primera muela es algo convexa en su cara an- terior, casi plana en la cara posterior, y con los dos surcos laterales, interno y externo poco marcados. No queda presente en la corona mas que el cerro transversal posterior que forma una arista casi cor- tante y termina en la parte póstero-externa de la muela en una cúspide elevada y puntiaguda. Esta muela está implantada oblicuamente de adentro hacia afuera. La segunda muela es de la misma forma general que la precedente, con la única diferencia de su cara anterior que no es tan convexa, y de los sur- cos laterales que son algo mas profundos. En la corona también ha completamente desaparecido el cerro transversal anterior, pero el posterior es mas elevado que en la precedente, formando una arista cortante que termina en una cúspide puntiaguda en el lado interno, y en otra aún mas elevada y pun- zante en el lado externo. Esta muela no está implan- tada tan oblicuamente como la precedente. La tercera muela es de la misma forma general que la anterior, pero la corona presenta un as- pecto distinto por no haber aún completamente de- saparecido el cerro transversal anterior y estar mas gastado y de consiguiente mas bajo y romo el cerro transversal posterior, que termina en su parte ex- terna en una cúspide poco elevada. Esta muela está implantada en la mandíbula en sentido perfectamente transversal. La cuarta y última muela se angosta tanto en su parte posterior, que toma una forma completamente distinta, representando un prisma de sección trian- gular, con los dos surcos laterales interno y externo, y los dos cerros transversales de la corona poco gastados y que se reúnen en una cúspide interna elevada y puntiaguda, dando á la corona un fuerte declive hácia el lado externo. Esta muela es bas- tante mas chica que las precedentes. Dimensiones Longitud de la parte sinfisaria delante de la primera muela 0m060? Alto de la mandíbula en la parte sinfisaria á 0m025 delante de la primera muela 0.066 / de la primera muela , , ,,, , , , . ^ de la segunda muela Alto de la mandíbula debajo s de ,a tercera muek \ de la cuarta muela Espesor de la mandíbula hacia la mitad de su largo T1., . . , . , ( ántero-posterior Diámetro de la primera muela ( transverso ^ , , , , ( ántero-posterior Diámetro de la segunda muela ¡ , ( transverso T>. , , , , í ántero-posterior Diámetro de la tercera muela i . ( transverso ántero-posterior transverso en la cara an- Diámetro de la cuarta muela < terior transverso en la cara pos- terior... Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Longitud probable de la mandíbula inferior entera 0.073 0.072 0.069 0.060 0.400 0.017 0.018 0.0165 0.017 0.017 0.016 0.016 0.015 0.010 0.086 0.250 Todas estas muelas se elevan sobre el borde al- veolario, de unos 10 á 20 milímetros. En cuanto á la estructura interna ó materiales de que se com- ponen no difieren de las del Mega therium y gé- neros cercanos, conservando sus tres componentes, vasculo-dentina, dentina y cemento la misma rela- ción y proporción que en el género mencionado. Del cráneo, poseo un maxilar superior izquierdo desgraciadamente muy eutoscado, pero en el que se conservan en bastante buen estado las cinco muelas, que se distinguen por los anchos diastemas que las separan, verdaderamente desproporcionados en pro- porción del tamaño délas muelas y del animal. La primera muela es mucho mas pequeña que la segunda, de contorno triangular, estrecha y redon- deada adelante, ancha y aplastada atrás, un poco ex- cavada perpendicularmente en el centro de la cara externa, y de diámetro ántero-posterior un poco menor que el diámetro transverso. La segunda mue- la es la de mayor tamaño ; es de sección rectangular, de mayor diámetro transverso que ántero-posterior, fuertemente excavada perpendicularmente sobre la cara externa. La muela tercera es de la misma forma y apenas un poco mas pequeña. La muela cuarta es notablemente mas pequeña y de sección mas cua- drangular. La muela quinta es todavía más pequeña, de sección irregularmente triangular, ancha y aplas- tada en la cara perpendicular anterior, mas angosta y redondeada en la posterior. El surco transversal es- tá bien indicado en todas las muelas, y de las dos crestas transversales la anterior es siempre mas ele- vada y comprimida, y la posterior mas ancha y mas baja. 676 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Dimensiones Diámetro de la primera muela Diámetro de la segunda muela Diámetro de la tercera muela Diámetro de la cuarta muela Diámetro de la quinta muela Longitud del espacio ocupado í ántero-posterior ( transverso máximo . .. 0.0H C ántero-posterior . .. 0.019 ( transverso ( ántero-posterior ( transverso ^ ántero-posterior ( transverso ( ántero-posterior ( transverso por las cinco muelas ... 0.111 Además, he visto en una colección particular, la parte anterior de un cráneo con la dentadura, pero sin el intermaxilar, procedente de un individuo de talla todavía un poco mayor. La parte superior del cráneo de las órbitas hácia adelante forma un plano inclinado dirijido hácia abajo, terminando en una apertura nasal relativamente pequeña. Los huesos nasales son angostos, pero de un largo considerable puesto que alcanzan á L25 milímetros ; en la parte anterior que es la mas ancha tiene 48 milímetros de diámetro transverso, angostándose rápidamente atrás hasta no presentar mas que 2 1 milímetros de diáme- tro transverso, pero vuelven á ensancharse un poco en la parte posterior. El rostro por la parte que de él queda parece haber sido bastante ancho y un poco deprimido en el principio ó arranque de los nasales, inmediatamente adelante de los frontales. La base de la apófisis zigomática se encuentra encima déla se- gunda muela. La apertura nasal posterior está co- locada mas adelante que en los demás gravigrados, pues su borde anterior está colocado entre el último par de muelas. El paladar es un poco deprimido entre las muelas anteriores y posteriores, pero mas eleva- do en el medio, y su parte interdentaria es notable- mente mas angosta adelante en donde tiene unos 25 milímetros de diámetro transverso, queatrás entre las últimas muelas en donde alcanza un ancho de 44 milímetros. Adelante de las primeras muelas el pala- dar se angosta todavía de una manera notable, forman- do á cada lado una curva entrante, para volverse á ensanchar un poco en el punto de unión de los ma- xilares con los intermaxilares. La parte palatina de los maxilares que se extiende adelante de las muelas tiene 26 milímetros de largo. Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en el fondo del cauce del rio Lujan en el pue- blo del mismo nombre y en los alrededores de La Plata. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana. Neoracanthus Brackebuschianus n. sp. (Pl. xl, fig. 19; pl. LXXVIII, fig. 2) Además del Neoracanthus Burmeisteri, existe una segunda especie, considerablemente mas pe- queña, de la que hay una rama de mandíbula infe- ferior con las cuatro muelas, depositada en el Museo La Plata, que pude comparar con la especie típica y asegurarme de que realmente procedía de una especie distinta; pero como no conservo de ella di- bujos ni otras indicaciones, no podría mencionar la especie, si no fuera la circunstancia bastante rara, de que la mitad de mandíbula inferior dibujada y descrita erróneamente por Burmeister como de Cceloclon, y que creía idéntica á la que me sirvió de base para fundar el Neoracanthus Burmeisteri, no procede de esta especie, sino de la especie nueva mas pequeña, mencionada. Basta comparar los dibu- jos de la mandíbula y de las muelas publicados por Burmeister que reproduzco en el Atlas, con los que doy del Neoracanthus Burmeisteri, para conven- cerse de que se trata de dos animales específica- mente distintos. La parte existente de la mandíbula inferior del Neoracanthus Burmeisteri, mide un poco mas de 20 centímetros de largo, pero si se restaura la parte que falta se encuentra que el largo de la mandíbula entera no podía ser menor de 25 centímetros, mien- tras que la rama entera figurada por Burmeister, solo tiene 21 centímetros de largo. La diferencia en espesor y altura es todavía mayor, pues mientras la rama horizontal del Neoracanthus Burmeis- teri alcanza en la región dentaria una elevación de 73 milímetros, La rama horizontal del Neoracan- thus Brackebuschianus en ningún punto de la región dentaria alcanza una elevación de 6 centí- metros. La región sinfisaria es también considera- blemente mas alta y mas gruesa, pero mas corta en el N. Burmeisteri que en el N. Brackebuschia- nus, mientras que en este dicha parte es notable- mente mas prolongada, presentando una mayor lon- gitud no solo relativa, sino también absoluta. Todas estas diferencias, tanto en el tamaño como en la forma y disposición, se reproducen en el apa- rato dentario. Así las cuatro muelas inferiores del BRUTOS 677 N. Burmeisteri ocupan un espacio longitudinal de 88 milímetros, mientras que apenas alcanzan á ocu- par un espacio de 70 milímetros en el N. Bracke- buschianus. La primera muela inferior del N. Brackebus- chianus es considerablemente menor que la se- gunda, y con su cara anterior bastante mas angosta que la posterior, como sucede con la misma muela del Megatherium, , pero en el N. Burmeisteri la primera muela inferior apenas es algo mas pequeña que la segunda, y su cara anterior presenta casi el mismo ancho que la posterior. La última muela inferior del N. Brackebuschia- nus presenta el mismo diámetro ántero-posterior que la penúltima, pero es mas angosta y con su parte posterior mucho mas estrecha que la anterior, aunque conservando siempre la forma rectangular; en el N. Burmeisteri al contrario, la última muela es todavía mas pequeña, de menor diámetro ántero- posterior que la penúltima, con su parte posterior un tercio mas angosta que la anterior, tomando un contorno decididamente prismático triangular, en vez de rectangular. Las cuatro muelas inferiores del N. Brackebus - chianus, por su forma, disposición y tamaño rela- tivo entre ellas, presentan un parecido mucho mas considerable con las del Megatherium america- num que con las del N. Burmeisteri. Las dimensiones de las cuatro muelas inferiores del Neoracanthus Brackebuschianus según el dibujo de Buhmeisteii son las que siguen : Dimensiones 1 ' ántero-posterior . 0m015 Diámetro de la primera muela ■ 1 1 transverso \ ^ante.... . 0.012 . 0.017 Diámetro de la segunda muela ! í ántero-posterior . 0.016 i ' transverso . 0.018 Diámetro de la tercera muela j ¡ ántero-posterior . 0.015 { transverso . 0.017 ( ántero-posterior . 0.015 Diámetro de la cuarta muela < ! transverso í adelante . 0.014 1 - ( atras . 0.011 Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas...... . 0.071 Conozco además de la misma especie, la última muela superior que, por su tamaño excesivamente pequeño en proporción de la muela correspon- diente de la otra especie, confirma la diferencia es- pecífica. La corona solo tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero-posterior por 1 3 milímetros de diá- metro transverso, siendo el prisma del diente aplas- tado en su cara anterior y convexo en la posterior. Dedico la especie al Dr. Bbackebusch, catedrático de Geología y Mineralogía en la Universidad de Córdoba. Localidad. — Los restos de esta especie se lian encontrado en las toscas del fondo del Bio de la Plata en el municipio de Buenos Aires, y en las ex- cavaciones del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. PROMEGATHERIUM amegh. Ameguino, Bol. de la Acad. Nao. de Cieñe., t. V, p. 293, a. 1883. Las muelas de este género son de sección prismá- tico-cuadrangular, con dos crestas transversales elevadas en la corona, separadas por un surco pro- fundo, como en el Megatherium. El corte trans- versal délas muelas muestra: una capa de cemento externo, una capa intermediaria compuesta de una ó dos hojas de una sustancia brillante parecida á es- malte aún no completamente atrofiado, con una lá- mina de dentina dura, y en el medio una masa mas blanda de vásculo-dentina. Promegatherium smaltatmn Amegh. (Pl. XXXVII, fig. 8) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 293, 1883. -Id. t. VIH, p. 113, a. 1885. — Id. t. IX, p. 168, a. 1886. Enesta especíela subdivisión déla capa intermedia- ria entre el cemento y la vásculo-dentina es muy apa- rente, y las dos capas de un aspecto distinto, presen- tándose la interna como compuesta de dentina muy dura y compacta, y la externa, como compuesta de una sustancia vidriosa, muy dura y transparente, comparable al esmalte ; es esta la capa de esmalte primitiva, en parte atrofiada y en vía de desapari- ción, pero sin que aún se haya verificado la evolución completa como se nos presenta en los megaterios 678 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pampeanos, y mejor aún en los milodontes, lestodon- tes, etc. La primera observación de la existencia de esta capa de esmalte en vía de desaparición la hice sobre una sola muela, en la que la capa de aspecto vitreo solo se mostraba en la corona, de modo que no pude conocer bien la estructura que presentaba en el in- terior del diente. Tengo ahora á mi disposición va- rios ejemplares, entre ellos algunos partidos longitu- dinalmente y otros transversalmente, que muestran muy bien la estructura interna del diente, y la rela- ción de la capa de esmalte con la capa de dentina du- ra en vía de formación ; la estructura interna de la muela con estas distintas capas presenta una compli- cación verdaderamente notable, que no era de espe- rarse en muelas de edentados, consideradas siempre como de una composición interna mucho mas simple que las de los otros mamíferos. Parece que esta capa de esmalte primitivo, aumentó progresivamente de espesor, subdividiéndose en cuatro láminas distin- tas, dos externas (es decir, una hacia el lado externo y la otra hacia el interior del diente), y dos internas mas anchas, una de ellas, la que se encuentra hacia afuera que representa todavía el esmalte, y la otra hacia el lado interno la dentina en vía de formación, la que en sus sucesores reemplazó por completo las cuatro láminas aquí mencionadas, no formando mas que una sola capa de dentina dura, á menudo de un espesor bastante notable. De estas cuatro láminas, las dos intermediarias mas anchas alcanzan su espesor máximo en los lados transversales anterior y posterior, adelgazándose hácia los costados hasta que en el medio de los la- dos laterales se confunden conjuntamente con las dos láminas externas en una sola lámina de sustancia vi- trea tan delgada que apenas tiene medio milímetro de espesor, mientras que, sobre los lados anterior y posterior las cuatro láminas juntas, presentan un grueso de 0m0025. Para dar una idea mas completa de la estructura de estas muelas, hé aquí el aspecto que presenta el corte transversal de una de ellas, visto con un fuer- te lente, examinando la estructura de afuera hácia adentro sobre uno de los lados anterior ó posterior. La primera capa ó externa es de un color amarillo que tira un poco al rojo sobre la parte externa, y de color mas oscuro sobre la interna : es el cemento. Sigue hácia adentro, una lámina sumamente del- gada, de solo unos 0m002 de espesor, de sustancia vitrea, de color negro brillante y traslúcida ; son los últimos vestigios de la antigua capa de esmalte homogénea. Sigue después una capa un poco mas gruesa, de un milímetro de espesor, de color negro, menos brillante que la lámina anterior, de una sustancia muy dura, de aspecto algo vitreo, y de una estruc- tura radiada, con las líneas radiales dirijidas hácia el centro y la base de la muela; es esta la masa de la antigua capa de esmalte, enanchada y en vía de transformación, perdiendo gradualmente su aspecto vitreo y su dureza. Mas adentro todavía viene otra capa algo mas gruesa, de un poco mas de un milímetro de espesor, de color blanco ligeramente amarilloso, y de una estructura igualmente radiada. Las líneas radiales diríjense también hácia el centro y la base de la muela, como que no son otra cosa que la continua- ción hácia el interior de las líneas radiales de la capa externa inmediata ya nombrada. Esta capa blanco-amarillosa, es la dentina dura, destinada á reemplazar las otras capas y láminas en los edenta- dos mas modernos, constituyendo en ellos la capa de dentina dura que envuelve la vásculo-dentina. Pero aquí esta capa está separada de la vásculo-dentina, por otra lámina muy delgada de distinta naturaleza. En efecto, inmediatamente después de la capa mencionada, sigue al lado interno, una hoja suma- mente delgada de menos de 0m0002 de espesor, de color rojo amarilloso, de una sustancia vitrea, bri- llante y transparente, que tapiza el interior del estuche formado por la lámina precedente como una capa de barniz brillante. Esta hoja es también el último resto en el lado interno de la capa de es- malte primitivo, paulatinamente enanchada y luego separada en dos hojas, para dar origen en el medio álas dos láminas intermediarias, incluso la de ver- dadera dentina. En fin, por último, sigue hácia el interior, la masa de la sustancia de la muela, constituida por la vás- culo-dentina, mas blanda y de color pajizo oscuro. Esta estructura se encuentra en todas las muelas del mismo género, siempre con el mismo aspecto, y aún en ciertos casos todavía mas complicada, pues hay una muela en la que la capa intermediaria se subdivide no en cuatro sino en cinco hojas secun- darias. Nótase además una estructura mas ó menos parecida en muelas de otros géneros de la misma época. Por ahora, conténtome con fijar la atención en este estadio particular de la evolución délas muelas BRUTOS 679 de los antiguos edentados, con el propósito de ocuparme de él extensamente en un trabajo especial. El diente sobre el que primeramente fundé esta especie es una muela en forma de prisma cuadrangu- lar, de sección oblonga, de 1 8 milímetros de diámetro ántero-posterior, 25 milímetros de diámetro trans- verso en la cara mas ancha y solo 21 en la cara opuesta mas angosta. De las dos caras perpendicula- res anterior y posterior que son Jas mas anchas, una es un poco excavada longitudinalmente y la otra li- geramente convexa, siendo además el prisma de la muela un poco arqueado en sentido ántero-posterior. Las dos caras perpendiculares interna y externa que son las mas angostas, están igualmente excavadas perpendicularmente y las cuatro esquinas redondea- das. Las dos colinas transversales presentan la par- te superior de la cúspide ó de la cresta transversa] formada por una delgada lámina de sustancia trans- parente y dura parecida al esmalte, que dá vuelta alrededor formando un tubo de la misma forma que la figura general de la muela, rellenado por la denti- na mas blanda ó vásculo-dentina. La lámina de sus- tancia vitrea, es bastante gruesa en las dos crestas transversales, pero jnuy delgada en las dos caras mas estrechas del diente. En el exterior está cubier- ta por la capa de sustancia quebradiza comparable al cemento del diente del Megaterio y de un espesor muy desigual. En las dos caras mas angostas, inter- na y externa, esta capa de cemento es tan delgada, que solo tiene 0n,0005 de espesor, mientras en la ca- ra transversal mas ancha alcanza al contrario un es- pesor de 3 á 4 milímetros, dando á la cresta trans- versal la forma de caballete que también tiene en el Megatherium , pero en la otra cara transversal mas angosta la capa de cemento solo alcanza en su parte mas gruesa un milímetro de espesor, con la lámina de sustancia vitrea que forma casi el borde por lo que la cresta transversal no tiene aquí la misma for- ma de caballete que la anterior, distinguiéndose en esto délas muelas del Megatherium en las que las dos crestas transversales tienen dicha forma. La ba- se de la muela, abierta y ocupada poruña cavidad en forma de pirámide, está quebrada, y esta rotura per- mite ver en la superficie interna de la lámina de sustancia vitrea y pegada á esta una muy delgada capa de dentina distinta y mas homogénea que la vás- culo-dentina; representa la capa de dentina dura, que en el Megatherium alcanza tan gran desarrollo, aquí en estado rudimentario ó apenas en principio de formación. Posteriormente se han encontrado varios otros ejemplares pero todos mas ó menos parecidos al descrito. Uno de los mas completos, con la corona intacta, tiene un diámetro ántero-posterior de 20 milímetros y 23 milímetros de diámetro transverso. Las dos crestas transversales son muy altas y la parte superior mas angosta en forma de caballete, está constituida por la masa de sustancia vitrea que sobresale sobre la capa de dentina dura que le sigue inmediatamente al lado interno, y sobre la masa de cemento del lado externo. De las caras perpendicu- lares laterales, una, la mas angosta, está ocupada por un surco longitudinal ancho, profundo y de fondo cóncavo, y la otra, mas ancha, muestra dos surcos longitudinales, pero mas angostos y mas bajos, se- parados el uno del otro por una columna mediana longitudinal convexa, de manera que la muela pre- senta en esta cara tres columnas longitudinales, es- tando formadas las dos otras por las esquinas per- pendiculares anterior y posterior. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el profesor Scalabrijni en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Dios. Horizonte. — Piso mesopotáraico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Promegatlierium remulsun Amegh. (PJ, xxxvii, üg. 7 y 9) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. etc,, t. IX, p. 175, a. 1886. Conozco varias otras muelas, todas mas ó menos fragmentadas, que presentan los mismos caractéres de composición interna que han mostrado las del Promegatherium smaltatum, por lo que las in- cluyo en el mismo género, pero presentan con las anteriores una diferencia de tamaño tan considera- ble que no es permitido dudar un solo instante, que se trata de una especie distinta, de talla jigantesca, no muy inferior á la del Megatherium america- num, mientras que el Pr. smaltatum apenas so- brepasaba un poco en tamaño al Neoracanthus Burmeisteri Amegh. Una sola de ellas presenta la parte superior com- pleta con la corona intacta. Las dos crestas son muy elevadas y separadas por un surco transversal muy profundo. Es el ejemplar mas pequeño y sin em- 680 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS bargo tiene 29 milímetros de diámetro ántero-pos- terior y 40 milímetros de diámetro transverso. Otro ejemplar es un trozo del medio con el prisma completo, pero en el que falta la cúspide y la base. La rotura deja ver una subdivisión de la capa inter- mediaria en cinco láminas, tres de esmalte mas ó menos atrofiado y dos intermediarias de dentiua dura. El prisma tiene 35 milímetros de diámetro ántero-posterior y 40 milímetros de diámetro trans- verso. Los demás ejemplares son mitades perpendicu- lares formadas por la división del diente siguiendo la rotura la dirección perpendicular de la gran ra- nura transversal de la corona, de modo que estos trozos solo dan el diámetro transverso ó ancho de las muelas, que en dos ejemplares es exactamente de 38 milímetros. Pero hay uno que tiene 45 milí- metros de ancho, tamaño que corresponde á las mas grandes muelas del Megatherium americanum. Este trozo muestra después del cemento externo una capa de sustancia vitrea, de color café, brillante y transparente que corresponde al esmalte, de un milímetro de espesor: y luego una capa de sustan- cia blanca, ligeramente amarillosa, de textura es- triada, y salpicada de hermosas dentritas, con un espesor de dos milímetros, que corresponde á la capa de dentina dura. Localidad. — Estos restos han sido descubiertos por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). INTER0D0N amegii- Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 115, a. 1885. Las muelas de este animal son de un tamaño ex- cesivo por la talla de la mandíbula, y de una forma cuadrangular un poco mas ovalada que en Mega- therium, pero de composición complicada como en Promegatherium; la corona de las muelas carece de las crestas transversales, presentando sin em- bargo el centro notablemente mas gastado que en la periferia. La mandíbula es deforma bastante parecida á la de Mylodon y Lestodon, pero uo conozco la parte posterior, de manera que no puedo determinar la posición de la apertura de la rama externa del canal alveolar. Así, no estoy completamente seguro de que este género pertenezca á la familia de los Megatheridse, pues podría quizás entrar en la de los Orthotheridse. Interotlon crassidens Amegh. (Pl. xxiv, fig. 22, 23 y 24; pl. lxxiv, fig. 8 y a) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 115, 1885. Fundé la especie sobre dos muelas aisladas y un fragmento de mandíbula, tres piezas pertenecientes á tres individuos distintos, pero que por su confor- mación parecen proceder de una misma especie. Una de las muelas, la mejor conservada, por su forma general pertenece á la mandíbula superior, y por la curva que presenta podría considerarse como del lado izquierdo. Su forma es la de un prisma cua- drangular, de dos diámetros distintos y de ángulos redondeados. La corona, como sucede con la mayor parte de las muelas de los animales de estos grupos, es algo mas gastada en el centro que en los bordes, de los que uno que creo el interno es de varios milí- metros mas elevado que el externo, de modo que la corona en su conjunto formaba una especie de plano inclinado de adentro hácia afuera, lo que constituye una analogía con el género pampeano Laniodon, aunque en este último ese carácter se halla mucho mas acentuado y la superficie masticatoria es un pla- no regular mientras en la muela del Interodon hay un principio de depresión transversal . La superficie de la muela es fuertemente estriada y acanalada en sentido perpendicular. La cara perpendicular que supongo la anterior es un poco convexa y la opuesta un poco deprimida. Las dimensiones de la corona son 20 milímetros de diámetro ántero-posterior por 24 milímetros de diámetro transverso. En cuanto á la longitud de la muela la parte existente tiene 64 milí- metros de largo ; la base está rota, pero como está ya bastante abierta, puede calcularse que el largo to- tal no debía pasar á lo sumo, de unos 75 milímetros, lo que no está en proporción con el tamaño de la muela. La otra muela se adapta muy bien al alveolo, bas- BRUTOS 681 tante roto es cierto, de la segunda muela del lado derecho del fragmento de mandíbula que atribuyo al mismo género ; creo, pues, que es la segunda dellado derecho de la mandíbula inferior. Representa igualmente la forma de un prisma cuadraugular, de ángulos bastantes redondeados, pero no está tan fuertemente estriada y acanalada longitudinalmente como la precedente. Sus caras anteriores é interna son redondeadas ; la posterior es mas bien aplas- tada, y la externa tiene una depresión longitudinal que corresponde á una arista ó columna longitudinal que se observa en la pared interna del alveolo. La corona está bastante destrozada, pero parece tuvo una depresión transversal poco acentuada en el me- dio, como las muelas del Megatherium. Tiene 22 milímetros de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. £1 fragmento de mandíbula que atribuyo al mismo género, es un pedazo de la parte anterior del lado derecho de la mandíbula inferior, en el que se conser- va intacto el alveolo de la primera muela y una par- te considerable del alveolo de la segunda. Las di- mensiones de esta parte de la mandíbula correspon- derían al tamaño de una especie de Mylodon, pero los alveolos son tan grandes que las muelas que en ellos se hallaban implantadas eran de doble tamaño que las correspondientes en el género arriba mencio- nado, como en efecto lo son las dos muelas aisladas ya descritas, que atribuyo al mismo género. El alveolo del primer molar es de forma casi ci- lindrica, con sus bordes anterior, posterior y exter- no redondeados, y el borde interno mas aplastado y con una cresta perpendicular en el medio, poco ele- vada. Tiene 23 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 20 milímetros de diámetro transverso y 55 milímetros de profundidad. El segundo alveolo, del que solo existe el tabique anterior y el tabique interno, parece haber sido de forma mas cuadraugular y sigue inmediatamente al primero con un intérvalo de solo un milímetro. El tabique anterior es mas aplastado, y no redondeado como en el primer alveolo, y el tabique interno, muestra la misma cresta perpendicular que existe en el alveolo anterior, pero mas desarrollada. Tiene unos 24 milímetros de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. La mandíbula, al nivel del primer molar tiene 51 milímetros de alto en su lado externo, 24 milímetros de espesor en el borde alveolar, y 32 milímetros de espesor hacia la mitad del alto de la mandíbula. La parte superior de la mandíbula adelante del alveolo del primer molar, la que existe en una exten- sión de 45 milímetros, es bastante delgada y se vá levantando suavemente hácia arriba en su parte an- terior. Aquí, debajo de este borde existen dos aguje- ros mentonianos ; uno pequeño, de unos 5 milímetros de diámetro, situado á unos 23 milímetros adelante del borde alveolar anterior del primer molar, y á 14 milímetros debajo del borde superior de la mandíbu- la. El segundo, mucho mas grande, está situado 8 milímetros mas hácia adelante y hácia abajo del an- terior, y á 18 milímetros mas abajo del borde supe- rior de la mandíbula. Es de forma elíptica y tiene unos 17 milímetros de largo por 9 milímetros de ancho. La curva para formar la sínfisis de la mandíbula parece empieza justamente debajo de estos agujeros, y como están situados mas adelante que en Mylo- don, resulta que la sínfisis del Interodon debía ser mas prolongada hácia adelante, pero no tanto como en Scmidotherium. En la forma general, esta parte de la mandíbula se parece mas al Mylodon, Les- todon y Pseudolestoclon que al Scelidotherium, pero los alveolos son de tamaño mucho mayor que en los géneros mencionados y de forma distinta. Las dos muelas aisladas en su forma prismática cuadrangular tienen algo de las de Megatherium, Coelodon, Pliornorphus, etc., sin ser idénticas con ninguna de las de estos géneros. La talla del Interodon crassidens era compara- ble á la del Mylodon robus tus. Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos por el profesor Scalabuihi en las bar- rancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). ZAMICRUS n. g. Este género se distingue por muelas de sección rectangular como en el Megatherium, colocadas igualmente en las mandíbulas en sentido transver- sal, y con la corona con dos elevadas crestas trans- versales, separadas por una hendidura transversal como en el mencionado género, pero con la capa de cemento externo delgada, presentando una capain- 86 682 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS termediaria de sustancia vitrea como en Prome- gatherium, y un tamaño excesivamente reducido, no mayor que el de las especies del género Brady- pus actual. Zamicrus adinirabilis n. sp. (Pl. XLI, fig. 7) Conozco de este animal la dentadura inferior, compuesta de cuatro muelas á cada lado, de tamaño casi igual, pero excesivamente pequeño tratándose de un animal que es evidentemente un íntimo aliado del Megatherium. Las muelas intermediarias de la mandíbula inferior que son las mas grandes, solo tienen de 0m003 á 0“0035 de diámetro ántero-poste- rior, 5 á 6 milímetros de diámetro transverso, y 12 á 13 milímetros de largo de la raíz á la corona. Las caras perpendiculares opuestas mas grandes, ante- rior y posterior, son un poco deprimidas, y de las dos caras perpendiculares laterales mas pequeñas, una es un poco excavada perpendicularmente en el medio, y la otraes plana, ó apenas un poco deprimi- da. Las dos crestas transversales de la corona, son elevadas, muy comprimidas de adelante hácia atrás, y de cúspide en forma de arista muy cortante ; el va- lle transversal que separa ambas crestas, es ancho arriba, mas estrecho abajo, profundo, y completa- mente abierto en sus dos extremidades, lo que dá á las muelas un aspecto completamente igual á las del Megatherium, distinguiéndolas de las de los repre- sentantes del grupo de los Ortothericlce, en las cuales, el surco transversal es considerablemente mas profundo en el medio, y de consiguiente con las extremidades imperfectamente abiertas. Otra parti- cularidad de estas muelas que sirve para distinguir- las de las del Megatherium, Promegatherium, y N eoracanthus , consiste en la capa de cemento externo, que en vez de ser como en los mencionados géneros sumamente gruesa adelante y atrás, y muy delgada sobre los costados laterales, presenta un espesor mas uniforme, siendo muy delgada en toda su extensión y apenas un poco mas gruesa en las ca- ras perpendiculares, anterior y posterior. Localidad. — Barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS MEGATHERIDT El grupo de los Megathericlce, aparece ya cons- tituido con sus principales caractéres desde el prin- cipio de los tiempos terciarios, en la base del eoceno, pero representado entonces por animales de tamaño muy pequeño, verdaderos pigmeos comparados con sus colosales descendientes. El tamaño de los representantes de este grupo, ha ido progresivamente en aumento, hasta los tiempos cuaternarios en los que se extinguen sus últimos y mas jigantescos representantes. En este punto, la sucesión geológica, está completamente de acuerdo con las leyes filogénicas de la evolución, que, como ya he tenido ocasión de repetirlo, establecen, que los antecesores deben ser siempre de tamaño menor que los sucesores. El mas antiguo representante de este grupo, el Zamicrus, es también el mas pequeño, y puede de consiguiente considerarse como el tronco antecesor de toda la familia. Aquí la série se interrumpe, no conociéndose por ahora otros representantes hasta el oligoceno del Paraná en donde aparece el Promegatherium, de tamaño considerable, pero un poco menor que el Megatherium y de caractéres mas primitivos evi- dentes. El Megatherium es un sucesor directo é inmediato del Promegatherium, y un antecesor del Essonodontherium, de época algo mas moderna y con una muela de menos en cada lado de cada man- díbula, carácter de evolución mas avanzada, indis- putable. El género N eoracanthus , por su tamaño menor, no puede ligarse á ninguno délos tres mencionados, y desciende probablemente de un antecesor común con el Promegatherium. El Interodon, presen- ta caractéres mas divergentes, y su separación debe remontar á una época mas lejana, pero faltan las formas intermediarias que permitan ligarlo al tronco antecesor de la familia. Esta série, puede representarse en esta forma : BRUTOS 683 ORTOTHERJD^E Los representantes de este grupo tienen las muelas construidas sobre el mismo tipo fundamental que las de los Megatheridce, de los que se distinguen por la apertura de la rama externa del canal alveolar que se abre en la parte anterior de la base de la rama ascendente, en una posición que no puede consi- derarse ni interna, ni externa, pero sí intermediaria entre la interna de Megatherium y Neoracanthus, y la externa de Megalonyx, Coelodon, etc. La primera muela puede ser un poco mas pequeña y un poco separada de la precedente, pero sin afectar nunca un aspecto verdaderamente caniniforme, y el surco transversal de la corona de las muelas es mas profundo en el centro y abierto de un modo imperfecto en las extremidades. Conozco cinco representantes de este grupo, que se distinguen por los siguientes caractéres: I. Muelas rectangulares. a. Primera muela inferior pequeña y cilindrica. b. Las cuatro muelas inferiores rectangulares. II. Muelas elíptico-rectangulares ó sub-elípticas. A. Sínfisis larga. a. Primera muela inferior pequeña, elíptico-cilíndrica y truncada horizontalmente. Hapalops. Ortotherium. Schismotherium . 684 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS JL 6. Primera muela superior pequeña, elíptico-cilíudrica, separada por una 1 y de aspecto caniniforme, Sínfisis mandibular corta, levantada hacia arriba y puntiaguda. arga barra Planops . Xyophorus. ORTOTHERJUM amegu. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac.de Cieñe., t. VIII, p. 109, a. 1885. La mandíbula inferior es corta, baja y gruesa, con cuatro muelas, la primera muy pequeña y cilin- drica, y las tres posteriores de sección prismática cuadrangular y muy grandes. La apertura externa posterior del canal alveolar está situada en la parte anterior de la base de la rama ascendente. Talla muy pequeña. O rtotherium laticurvatum Amegh. (Pl. lxx, flg. 2; pl. lxxt, fig. 12 y 13) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 109, a. 1885.— Id. t. IX, p. 165, a. 1886. lar y á distancia de 7 milímetros del borde alveo- lado. La sínfisis de la mandíbula empieza debajo del primer diente, que á juzgar por el alveolo era muy pequeño, de forma cilindrica algo elíptica, colocado un poco afuera de la línea dentaria y dirijido un poco hácia adelante, de manera que tenía una pequeña tendencia á un aspecto caniniforme. Entre este y el segundo diente hay una barra bastante corta en don- de la mandíbula no es tan espesa, y siguen detrás los alveolos de tres enormes muelas en proporción del tamaño de la mandíbula, de forma algo rectan- gular, de ángulos redondeados, colocadas con su mayor diámetro en sentido transversal, y muy apre- tadas unas á otras, de manera que los alveolos están separados por tabiques que tienen menos de un mi- límetro de espesor. El primero de estos alveolos es mas bien de figura prismática-triangular, y el de la última muela está en su mayor parte destrozado y perdido, pero por lo que queda parece tuvo la mis- ma forma y dimensiones que el penúltimo. Fundé la especie sobre parte de la rama horizon- tal del lado izquierdo de la mandíbula inferior, con el alveolo del primer diente pequeño y cilindrico, y los tres alveolos de las grandes muelas cuadrangu- lares que siguen. La mandíbula es baja, gruesa, sumamente corta, y como dada vuelta sobre sí misma, de donde re- sulta que la pared externa forma como una pro- tuberancia convexa, muy pronunciada particular- mente en su parte superior. Tiene debajo de la segunda muela 37 milímetros de alto, 21 milímetros de espesor, y 41 milímetros de largo á partir del punto de la rama horizontal en que empieza á levan- tarse la rama ascendente hasta el alveolo de la pri- mera muela de aspecto caniniforme. La rama ascen- dente empieza á levantarse inmediatamente detrás del tercer diente y al lado del cuarto, existiendo de ella solo una pequeña parte. La apertura de la rama externa del canal alveo- lar es una perforación elíptica, de unos 8 milímetros de diámetro mayor, colocada en el principio de la rama ascendente al lado del alveolo del último mo- Dmmsiones Alto de la rama horizontal debajo de la barra que separa el diente caniniforme del diente segundo Alto déla rama horizontal debajo del segundo diente Alto de la rama horizontal debajo del tercer diente Grueso de la mandíbula en su parte superior en el borde de la barra Grueso debajo de la barra en la parte inferior Grueso debajo del segundo diente Diámetro del alveolo del primer diente Longitud de la barra Diámetro del alveolo de la segunda muela Diámetro del al veolo de la tercera muela ántero-posterior. transverso ántero-posterior. transverso 0m033 0.035 0.039 0.006 0.014 0.021 0.006 0.007 0.012 0.014 0.010 0.014 Los alveolos de esta mandíbula, muy profundos, descienden hasta la base misma del hueso, de modo que el canal alveolar, aunque bastante pequeño, no teniendo espacio en la parte inferior del maxilar, corre al lado de los dientes sobre la cara interna, mas ó menos á un tercio de la altura de la mandí- bula. La forma exacta de las muelas que se implanta- ban en los alveolos no puede apreciarse exactamente, BRUTOS 685 por estar estos bastante destruidos, particularmente los dos últimos, sin embargo, es dado deducir que debían ser de forma mas ó menos prismático-cua- drangular y de esquinas perpendiculares redondea- das. Conozco dos muelas muy pequeñas que, preci- samente, presentan esta forma, y además parecen concordar tan exactamente con los alveolos vacíos del maxilar que no dudo procedan del mismo género y de la misma especie. Uno de los dos ejemplares, el mas pequeño, del que solo existe la parte superior, corresponde exac- tamente por la forma y tamaño al alveolo vacío del segundo diente del maxilar inferior izquierdo y debe ser, en efecto, el correspondiente al mencio- nado alveolo. Es de sección prismático-cuadrangu- lar, de esquinas perpendiculares muy redondeadas, y mas angosto en una de las caras perpendiculares laterales (la externa si es la muela supuesta) que en la otra. Tiene 10 milímetros de diámetro án- tero-posterior sobre el lado interno, solo 7 milí- metros sobre el Jado externo y 13 milímetros de an- cho ó de diámetro transverso. La corona muestra en la superficie una cavidad oblonga, á causa de las dos crestas transversales que están unidas por sus extre- mos por aristas un poco mas bajas, que sin duda des- aparecían con la edad, abriendo la hendidura en sus extremos, convirtiéndose así en ranura transversal. La composición de la muela es : una capa externa muy delgada de cemento de color azulejo oscuro, amarilloso eu algunos puntos, y de aspecto muy que- bradizo. Sigue áeste una hoja muy delgada, de ape- nas 0m0004 de espesor, de una sustancia mas oscu- ra, mas brillante y semi-vidriosa, á la que sigue otra hoja muy delgada de dentina blanca dura que rodea la vásculo-dentina interna. Esta pieza me ha sido proporcionada por el señor I>. Leok Lelong Thé- VEKET. El segundo ejemplar procede de las colecciones reunidas por el profesor Scalabrixi. Es de un volu- men mucho mas considerable que el precedente, pero precisamente en la mandíbula descrita el alveolo de de la tercera muela también presenta dobles dimen- siones que el de la segunda, y como la muela no se adapta á este alveolo, por presentar la forma de él invertida, supongo sea la tercera inferior del lado derecho. Es igualmente de figura prismático-cua- drangular con esquinas perpendiculares redondea- das, pero de cara perpendicular anterior mucho mas angosta que la posterior. Tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, 12 milímetros de ancho ó de diámetro tranverso en la cara perpendicular anterior y 1 8 milímetros en la posterior. La corona muestra dos crestas transversales poco elevadas, separadas por un surco poco profundo, siendo, de acuerdo con la conformación general de la muela, la anterior mucho mas corta que la posterior. Presenta una capa de cemento externo delgada en la cara an- terior y en sus dos caras laterales pero gruesa de 2 milímetros en la posterior. Sigue á esta capa otra de un milímetro de espesor, de sustancia semi-vidriosa y de textura radiada, que examinada con un lente parece estar separada de la precedente por una hoja mucho mas delgada, de apenas 0m0001 de grueso, de una sustancia lustrosa, amarillo-oscura. Sigue luego hácia el interior otra capa bastante gruesa de sustancia amarillo-clara, que es la dentina dura que rodea la vásculo-dentina, pero aquí está todavía sepa- rada de esta última por un hoja muy delgada de solo 0m000í de grueso de una sustancia amarillo-oscura, brillante y vidriosa, que es la que realmente rodea la vásculo-dentina que forma la masa interna del diente. Estas distintas capas son muy visibles en la parte inferior del diente que está roto en un punto en donde aún no empieza la cavidad interna, pero, aunque menos distintamente, son también visibles en la corona. Localidad. — Los restos de esta especie se han encontrado en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). SCHISMOTHERIUM amegii. Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíf. eoce- nos, etc., p. 21, a. 1887. La mandíbula inferior lleva cuatro muelas rectan- gulares, en série continua, de ángulos redondeados, implantadas con su diámetro mayor en dirección transversal al eje longitudinal de la série dentaria. El agujero de la apertura de la rama externa del ca- nal alveolar se abre en la parte anterior de la base de la línea oblicua externa que vá á terminar en la apófisis coronóides. 686 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS S chismo lliermm fractum Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc,, p. 21, n" 94, a. 1887. Él animal, desgraciadamente solo está representa- do por un fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo con parte de los alveolos de las dos prime- ras muelas, y las dos muelas posteriores, pieza que indica que esta especie, por sus caractéres, fue aliada del género Ortotherium pero de tamaño muy pe- queño. La primera muela, á juzgar por el fragmento de alve3lo que queda en la pieza mencionada, parece haber sido la mas pequeña, y la segunda muela infe- rior la mas grande, pues el alveolo en que se im- plantaba, tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero- posterior. El tercer diente de la mandíbula inferior tiene la corona intacta ; esta es de sección retangular, con sus cuatro ángulos redondeados, y con dos crestas transversales, una adelante y otra atrás, incompleta- mente separadas en sus dos extremidades, de mane- ra que el centro de la corona queda profundamente excavado. De las cuatro caras perpendiculares, la anterior es la mas ancha y plana, la posterior es un poco mas angosta y ligeramente convexa, y las dos laterales mas angostas son del mismo ancho, la ex- terna con una pequeña depresión perpendicular y la interna lijeramente convexa. Tiene 0m0075 de diámetro ántero-posterior y 0m0 1 1 de diámetro transverso. La muela cuarta ó posterior es apenas un poco mas pequeña y difiere de la precedente por su cara anterior un poco convexa y la posterior plana. Las dos últimas muelas ocupan un espacio longi- tudinal de 20 milímetros y á juzgar por lo que queda de los alveolos de las dos primeras muelas, las cua- tro juntas debían ocupar un espacio longitudinal de 42 á 45 milímetros. La cara externa de la rama horizontal debajo de las dos muelas intermediarias es bastante convexa en el centro. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghuno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — • Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). HAPALOPS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p, 22, a, 1887. Este género es conocido por fragmentos de man- díbulas inferiores, pertenecientes todas á anima- les de talla relativamente pequeña. La primera muela inferior es pequeña, mas ó menos cilindrica y separada de las que siguen atrás ; estas tienen una forma mas ó menos elíptica retangular, siendo la última un poco mas pequeña que la penúltima, mas cilindrica é implantada con su eje mayor en direc- ción oblicua al de la série dentaria. El agujero de la rama externa del canal alveolar, es bastante grande, elíptico, y colocado en la base de la línea ascendente de Ja rama ascendente, en su parte anterior. Uapalops rectang-ularis^ Amegh. (Pl. XLI, fig. G) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 22, n° 98, a. 1887. La especie está representada por dos fragmentos de mandíbula, la parte posterior del lado izquierdo con las dos últimas muelas, y la parte posterior del lado derecho con las dos últimas muelas y parte de la ante-penúltima. La ante-penúltima muela, á juzgar por la parte del alveolo que se conserva en uno de los fragmentos, parece haber sido igual á la penúltima; esta es de sección rectangular, de ángulos regularmente acen- tuados, con las caras perpendiculares anterior y posterior un poco convexas, y las caras interna y externa con un pequeño surco perpendicular en el medio. La corona presenta dos crestas transversales unidas en sus extremos, y tiene 6 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 0m0085 de diámetro trans- verso. La última muela inferior es de sección mas circu- lar, completamente redondeada al lado interno, pero mas angulosa sobre el externo, y colocada un poco oblicuamente de adelante hácia atrás y de afuera hacia adentro. La corona presenta una cresta perifé- rica todo al rededor, mas elevada en la parte ante- BRUTOS 687 rior, y con la parte interna de la corona formando un pozo profundo. Tiene 8 milímetros de diámetro mayor y 6 de diámetro menor. Las dos últimas muelas ocupan un espacio longi- tudinal de 16 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula debajo de la penúltima muela tieue 23 milímetros de alto. El agujero de la rama externa del canal alveolar tiene 6 milímetros de diámetro mayor. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — 'Piso santacruzeño (eoceno infe- rior) . Hapalops ellipticus Amegh. (Pl. xl, flg. 20 y 21) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 22. n° 100. a. 1887. Esta especie está representada por tres fragmen- tos de mandíbulas inferiores, de los cuales, el mas completo es la parte posterior de la rama horizontal del lado izquierdo con las tres últimas muelas, aun- que con la corona destrozada. Difiere de la especie precedente por un tamaño un poco mayor y por ser proporcionalmente mas robusta. Las muelas son rela- tivamente mas pequeñas y mas elípticas que en la especie anterior, con sus caras interna y externa angostas y redondeadas, y la última inferior es de sección casi completamente circular. La primera muela que sigue al caniniforme ó sea la antepenúltima muela, tiene 6 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 9 milímetros de diámetro transverso. La penúltima muela inferior tiene, con muy cortí- sima diferencia, las mismas dimensiones que la an- te-penúltima, y la última tiene unos 8 milímetros de diámetro. Las tres muelas ocupan un espacio longi- tudinal de 25 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula tiene debajo de la penúltima muela 26 milímetros de alto y 1 7 milímetros de espesor. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino, en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia Austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Hapalops iudifferens Amegh. (Pl. XXXIX, fig, 6) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 22, n° 99, a. 1887. Esta especie representada por una mitad derecha de la mandíbula inferior, es de tamaño todavía un poco mayor que la precedente, de la que difiere ade- más por sus muelas de tamaño un poco mayor y mas rectangulares, á lo menos á juzgar por los tres alveolos vacíos de la mandíbula, pues no hay ninguna muela, con excepción del diente anterior caniniforme, del que existe la parte que se implan- taba en la mandíbula, faltando la corona. Este dien- te es muy pequeño y ligeramente elíptico, de 5 mi- límetros de diámetro mayor y 4 de diámetro menor, estando separado del molar que sigue por una barra de 7 milímetros de largo, en la que la prolonga- ción del borde alveolado es de un espesor de 7 mi- límetros sobre el lado externo de la mandíbula-, en- tre el caniniforme y la muela que sigue, inmediata- mente debajo de la barra, hay una depresión cón- cava y profunda. Los alveolos de las dos primeras muelas que si- guen al caniniforme tienen, con pequeñísimas dife- rencias, las mismas dimensiones de 8 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 10 milímetros de diá- metro transverso, pero el de la última inferior es de tamaño un poco mas reducido. Los tres dientes molares ocupaban un espacio lon- gitudinal de 30 milímetros, y la distancia de la par- te posterior de la última muela á la parte anterior del caniniforme es de 42 milímetros. La mandíbula tiene una parte sinfisaria fuerte y larga que se prolongaba adelante del caniniforme por un espacio á lo menos de 25 milímetros, diri- jiéndose hácia adelante y hácia arriba ; casi en la parte anterior y superior de este prolongamiento, se abre el agujero mentoniano. La parte posterior de la sínfisis llega hasta debajo de la primera muela. La rama horizontal de la mandíbula es corta y muy gruesa con su borde inferior casi derecho, y de consiguiente, con el mismo alto en casi todo su lar- go. La cara interna de la rama horizontal, es com- pletamente vertical, y de consiguiente plana, pero la cara externa es fuertemente convexa, particular- mente enfrente de la penúltima muela. El alto de 688 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS la rama horizontal en este punto y sobre el lado ex- terno, es de 29 milímetros, y su grueso máximo de 20 milímetros. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). PLANOPS AMEGIf. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 23, a. 1887. Este animal solo me es conocido por un frag- mento de maxilar superior derecho, con el primer diente y parte del alveolo del segundo, pertenecien- te á un individuo adulto, y la misma parte con el mismo diente de un individuo joven. El primer diente es un poco caniniforme y sepa- rado del segundo por una barra corta, pequeña y elíptica. El diente segundo, y probablemente tam- bién los demás eran de tamaño mayor, y de forma elíptico-rectangular. El paladar se extendía adelante del diente caniniforme, formando un hocico muy prolongado. Planops long-irostratus Amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, a te., p. 23, n° 104, a. 1887. El caniniforme superior es poco elevado sobre el borde alveolado con la corona gastada en declive de adelante hácia atrás, pero un poco mas gastada en el centro que en la periferia. El diente tiene 0n’0065 de diámetro ántero-posterior, 5 milímetros de diámetro transverso, y su mayor elevación sobre la superficie del paladar es de 4 milímetros. La bar- ra que lo separaba del diente segundo tiene 8 milí- metros de largo. La cara externa del maxilar se levanta hácia ar- riba casi perpendicularmente, formando solo una pequeña protuberancia el alveolo del caniniforme, seguida adelante de una pequeña depresión, y de otra atrás, entre el caniniforme y el diente segundo, mas grande y mas profunda. La parte del paladar correspondiente al fragmen- to de maxilar mencionado, se conserva intacta, y permite medir el ancho del paladar, entre el par de dientes caniniformes, que era de 22 milímetros, pero se enangostaba notablemente hácia atrás entre las muelas, en donde solo debía tener unos 12 á 14 milímetros de ancho. La parte del paladar comprendida entre el cani- niforme y el segundo diente es de superficie con- vexa. La parte que se extiende adelante del canini- forme muestra un surco longitudinal cerca de la sutura mediana, y paralelo áesta, que se pierde lue- go en la parte anterior. La línea alveolaria adelante del caniniforme se prolonga en forma de canaleta que se va estrechando y volviendo mas angosta há- cia adelante, hasta que termina en una profunda hendidura muy estrecha. La pared externa del maxi- lar desciende verticalmente sobre esta canaleta, so- bresaliendo de varios milímetros sobre la superficie del paladar en forma de arista longitudinal alta y delgada. La parte del paladar adelante del caniniforme, existente en el fragmento en cuestión, tiene 20 mi- límetros de largo, pero está rota en su parte ante- rior, y se puede deducir de la rotura que se exten- día hácia adelante por lo menos otros 10 milímetros. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño(eoceno inferior.) XY0PH0RUS amegii. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 23. a. 1887. El género está hasta ahora representado por la parte sinfisaria de dos ramas mandibulares, cada una con el diente primero y parte del alveolo del segundo, pro- cedentes de dos individuos de especie distinta. Es- tas mandíbulas se parecen un poco á las de M y loclon pero son de parte sinfisaria mas corta, y con el borde superior y anterior levantado hácia arriba en forma de punta. La primera muela es pequeña, un poco separada de la segunda, y con la corona de superficie un poco excavada en el centro, y algo en declive hácia adelante. BRUTOS 689 Xyopliorus rostratus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 23, n° 105, a. 1887. Es la especie mas pequeña del género ; está re- presentada por la parte anterior de la rama horizon- tal izquierda de la mandíbula inferior, con parte del alveolo del diente segundo, el diente primero y la sínfisis intacta. La primera muela es muy pequeña y elíptica, de 0m0035 de diámetro ántero-posterior y 0m0024 de diámetro tranverso ; sobresale fuera del alveolo apenas unos dos milímetros, y tiene la corona exca- vada en el centro y un poco inclinada hácia adelan- te. Eldiastema que separa este diente del que sigue no alcanza á 3 milímetros de largo. El diente se- gundo era considerablemente mayor, pero la peque- ña parte existente del alveolo no permite formarse una idea de su configuración. La punta de la mandíbula, adelante del primer diente, tiene 1 1 milímetros de largo, sin que en su parte anterior forme curva hácia adentro para formar la sínfisis. La sínfisis empieza abajo adelante del primer diente y se prolonga hácia adelante y hácia arriba sin producir enanchamiento de la mandíbula, tanto que al juntarse las dos ramas debían for- mar en la parte anterior como una arista perpendicu- lar. La impresión sinfisaria tiene 6 milímetros de ancho, y 17 milímetros de alto, terminando arriba en punta aguda. El agujero mentoniano se abre á mitad de distancia del primer diente á la punta de la mandíbula, y casi sobre el borde superior de esta. La rama horizontal debajo del primer diente tie- ne 1 1 milímetros de alto y 5 de espesor máximo. Localidad. — Esta especie ha sido descubierta por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Xyopliorus simus Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 23, n° 106, a. 1887. Esta especie, de tamaño bastante mayor que la precedente, está representada por la parte anterior de la rama horizontal del lado derecho de la mandí- bula inferior con el primer diente y parte del alveolo del segundo. El diente primero es casi completamente cilindri- co, de unos 4 milímetros de diámetro, y de 19 milí- metros de largo de la raíz á la corona. Está implan- tado en el alveolo inclinado hácia adelante, con la corona un poco gastada en el centro, un poco en de- clive hácia adelante y algo mas elíptica que el cuerpo del diente. Eldiastema que separa este dien- te del segundo, solo tiene 4 milímetros de largo. El diente segundo del que existe la parte anterior del alveolo era de tamaño considerablemente mayor pero como en el caso anterior, la parte existente no permite determinar su forma. La parte de la mandíbula que se extiende adelante del primer diente está rota, pero se conoce era relati- vamente mas corta que la de la especie precedente, con la parte anterior un poco encorvada hácia aden- tro para formar la sínfisis que era mas espesa, pero dirijida igualmente hácia arriba aunque no formaba probablemente una punta tan aguda. El agujero mentoniano se encuentra en la misma posición que en X. rostratus. La cara externa de la mandíbula, entre el primero y el segundo diente é inmediatamente debajo del borde alveolar presenta una depresión profunda y de fondo cóncavo. El alto de la rama horizontal al nivel del primer diente y medido sobre la cara externa, que es un poco mas alta que la interna, es de 20 milímetros. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). No hay hasta ahora suficientes materiales para en- sayar un bosquejo de la filiación de los Ortothe- ridee. 87 690 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS MEGALONYCIDAE Los representantes de este grupo se distinguen por sus muelas de sección prismático-cuadrgngulqfc, ú oblongo-cuadraugulares, excepto la primera anterior, tanto de arriba como de abajo, que están siempre separada déla segunda por una larga barra, y afecta la forma de canino ó de incisivo; sin embargo en algunos casos puede faltar este diente por completo, conservando los demás su disposición y simplicidad normal. La apertura de la rama externa del canal alveolar se abre siempre sobre el lado externo de la base de la rama ascendente de la mandíbula inferior. El calcáneo es muy comprimido transversalmente y elevado representando la forma de una hacha. Los siete géneros que existen, ó se han mencionado como existentes en la República Argentina, se dis- tinguen de la siguiente manera; I. Cuatro muelas en cada lado de la mandíbula inferior. A. Muelas sub-elípticas. a. Caniniformes truncados horizontalmente. b. Caniniformes truncados oblicuamente. B. Muelas rectangulares ó cuadrangulares. a. Primera muela muy separada de la segunda, muy gruesa y caniniforme. b, Primera muela muy pequeña y cilindrica, a a. Primera muela muy próxima de la segunda. bb. Primera muela muy separada de la segunda. II. Tres muelas en cada lado de la mandíbula inferior. A. Muelas cuadrangulares. Ccrtodon. Imperfectamente conocido. Gnathopsis. Megalonyx. Eucholceops. Pliomorphus. Tremalherium. Valgipes. MEGALONYX jeff Jefferson, Transad. Amer. Phil. Soc., t. IV, p. 246, a. 1799. Este género es de cráneo un' poco mas convexo que en la generalidad de los reprentantes de la misma familia, con la parte anterior muy enan- chada, truncada perpendicularmente, presentando una apertura nasal enorme. La mandíbula inferior es de rama ascenderte débil, rama horizontal for- mando una curva bastante descendente hácia abajo, y sínfisis corta, elevada y sumamente fuerte. El intermaxilar es [rudimentario. Las muelas son en número de |, las cuatro últimas superiores y las tres últimas inferiores, de forma sub-rectangular con una tendencia á la forma prismá tico-triangu lar . El primer diente de cada mandíbula, es de ta- maño mayor, de sección elíptica, y muy separado de los demás, colocado en la parte anterior de la mandíbula tornando la formá de incisivos, pero de corona truncada transversalmente. El húmero es largo, delgado y con una perforación sobre la epi- tróelea. El pié anterior, que no se conoce completo, se supone tuvo cinco dedos, los tres del medio com- pletos y con uña, y los dos laterales, primero y quinto, rudimentarios. El fémur, no es proporcio- nalmente tan fuerte como en ScelidotheHum y Megatherium , sino algo mas delgado y con un tro- cánter tercero, mas desarrollado. Tibia y peroné separados. Pié posterior, probablemente con cinco dedos, los tres internos con uñas. Los representantes de este género, se han encon- BRUTOS 691 trado en la América del Norte, especialmente en los Estados Unidos, pero nada autoriza hasta ahora á suponer que hayan penetrado en Sud- América, aun- que repetidas veces se ha citado el Megalonyx co- mo uno de los representantes de la fauna extingui- da de nuestro suelo. La primera noticia de la existencia de restos de Megalonyx en Sud-América, fué dada por Lund, pero luego reconoció su error, estableciendo sobre ellos los nuevos géneros Ccelodon y Platyonyx. Casi al mismo tiempo describía Owen una mandí- bula inferior recojida por Darwin en la extremi- dad austral de la Patagonia, atribuyéndola á un Megalonyx que consideró como específicamente idéntico, al Megalonyx Jeffersoni de Norte-Amé- rica, pero Leidy, que es el autor que mejor ha estu- diado este género, no reconoce á dicha pieza los caractéres del Megalonyx y funda sobre ella un nuevo género que denomina Gnapthosis. . Un astrágalo, considerado por Owen como de Megalonyx, reconoce igualmente Leidy que pro- cede de un género diferente, que crée pueda ser el mismo representado por la mandíbula inferior, pero Burmeister ha demostrado que no procede ni del uno ni del otro, pero sí de un animal muy distinto, que él considera como una especie de Mylodon que denomina Mylodon giganteas , aun- que constituye sin embargo un género muy distinto, conocido ya con anterioridad á los trabajos de Bur- meister bajo el nombre de Lestodon. Los restos de Mega lonyx mencionados casi en la misma época por el Dr. Francisco J. Muñiz, proce- den igualmente de especies del género Lestodon. Bravard también creyó reconocer en algunos huesos recojidos por él en nuestro territorio una especie del género Megalonyx que designa con el nombre de Megalonyx meridionalis (Registro estadístico déla prov. de B. A., t. I, p. 9, 1857), y Burmeister atribuyó al principio á la menciona- da especie la parte inferior de un fémur de las colec- ciones del Museo de Buenos Aires (Anal, del Mus. Púb. de B. A., t. I, p. 180); pero mas tarde, (Descrip. Pyhs., t. III. , p. 386), se apresura á de- clarar que dicha pieza está en oposición por su con- formación con la misma parte bien conocida del ver- dadero Megalonyx y que por consiguiente procede de un animal diferente. Por otra parte, cuando Bravard mencionó la exis- tencia de restos de Megalonyx en nuestro suelo, este género era todavía imperfectamente conocido, pues aunque acababa de publicarse entonces la no- table memoria de Leidy que dá una idea bastante completa de la osteología del mencionado género (T/eidy, A memoir onthe extinct sloth tribe of North America, 1855), dicho trabajo no fué cono- cido en Buenos Aires durante esa época. La idea que Bravard tenía del Megalonyx era tan imper- fecta, que no encontraba diferencias entre el Mega- lonyx y el Scelidotherium. En efecto, á propósito del Scelidotherium se espresa Bravard en estos términos: «Ce genre, établie par M. Owen ne Ta pas été avec la précision qui caracterise les travaux de cet habile professeur. Ainsi, il n’a pas va que l’arcade zygomatique est ouverte comme dans les Bra- dypus. II n’a pas vu non plus, que cet animal avait deux vertebres dorsales de plus que le Mega- therium et le Mylodon, et que son humerus etait percé au-dessus du condyle externe d’un trou pour le passage de l’artére cubitale comme cela s’observe dans Chumeras du Megalonyx. Pour nous le genre Scelidotherium est un double emploi du Mega- lonyx et nous pensons queM. Lund avait eu raison d’attribuer á ce dernier genre les animaux du Bré- sil qu’il avait dédié á MM. Cuvier et Buckland. Tous ce que nous connaissons du Megalonyx justifie notre maniere de voir, cependant comme ce n’est pas ici le lieu de discuter la valeur de ces distinctions os- téologiques nous emploirons provisoirement le nom générique proposé par M. Owen»; y un poco mas adelante, al mencionar su pretendida nueva es- pecie que designa con el nombre de Megalonyx meridionalis, dice: «S’il existe des differences gé- nériques entre le Megalonyx et le genre qui precede (Scelidotherium) la seule qui il nous soit permis de signaler au moyen de 36 morceaux que nous possedons de cet animal, consiste en un unguéal de plus au pied de devant. Cet os termine le pouce qui n’est qu’un vestige dans le Scelidotherium. Du reste ces morceaux constituent evidemment une espécedistincte du Megalonyx Jeffersoni. L’hu- mérus du notre a deux pouces de longueur de moins que celuidont il est parlé dans la description du Mylodon de M. Owen. Nous nommerons cette es- péce Megalonyx meridionalis.» (Bravard, Resu- mé du catalogue des collections paléntologiques, 1856. Ms.). Esto basta para demostrar que se trata de restos de un animal parecido al Scelidotherium pero de ninguna manera de un Megalonyx. Con estos datos el Dr. Burmeister, en cuyo poder se en- cuentran las colecciones formadas por Bravard 692 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS podrá sin duda decirnos algún dia á qué animal per- tenecen los restos que atribuía áun Megalonyx. Quedan todavía algunas indicaciones de P. Ger- vais sobre la existencia en las colecciones del Mu- seo de París, de algunos húmeros incompletos, pro- cedentes de la República Argentina, que tienen algunas analogías con los del Megalonyx y que presentan como Jos de este animal, una gran perfo- ración encima de la epitróclea (P. Gervais, Sur plusieurs espéces de mamm. foss. propres á V Am. Mer ., p. 24, a. 1873), pero tienen también con los de este algunas diferencias de importancia, y es casi seguro, que como en los casos anteriores, proceden de animales genéricamente distintos del Megalonyx. Pero si nada prueba la existencia de animales idénticos como género al Megalonyx , es sin em- bargo, indudable que han existido en la República Argentina, animales muy parecidos, y que con los de Norte América forman un grupo natural bien definido. Uno de estos géneros es el EUGIIOLCEOPS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 21, a. 1887. Este género ofrece en su conformación general una mezcla de los caractéres délos géneros Qholcr- pus, Megatherium, Mylodon y Lestodon. La fórmula dentaria es la misma que en los géne- ros mencionados, pero los dientes son de distinta forma ó dispuestos de otro modo. El primer par de dientes, tanto superiores como inferiores, están muy separados de los demás y to- man la forma de caninos. El paladar es estrecho atrás entre las muelas pero se enancha hácia adelante como en Lestodon, par- ticularmente en la parte anterior, que comprende los caninos. Estos están implantados en la parte ante- rior del paladar en los ángulos externos, en una pro- tuberancia convexa que los maxilares forman hácia afuera; tienen una forma triangular y de ángulos re- dondeados como el mismo diente del Pseudolesto- don myloides, con la corona igualmente cortada en bisel de atrás hácia adelante y de abajo hácia arriba terminando en cúspide estrecha y aguda. Detrás de los caninos sigue una larga barra, en cu- yo trayecto el paladar se angosta gradualmente hácia atrás hasta llegar á las muelas. Estas en número de cuatro en cada lado forman una série continua, colo- cadas á igual distancia una de otra y todas de la misma forma. Cada muela representa una sección rectangular de ángulos muy redondeados ó mas bien una elipse muy prolongada, con su diámetro mayor en dirección transversal al eje de la série dentaria, y con la corona con dos crestas transversales que se unen en sus extremos, encerrando una excavación elíptica profunda. En la mandíbula inferior el canino no está coloca- do en la extremidad anterior, sino mas atrás en una posición parecida á la que presenta en el Cholcepus. Es un diente igualmente triangular, mas grueso que el superior é implantado en un enanchamiento exter- no de la mandíbula en forma de protuberancia con- vexa ; está implantado fuertemente inclinado hácia adelante y un poco hácia afuera, con la corona cor- tada en bisel de adelante hácia atrás, y de abajo hácia arriba, terminando también en cúspide extrecha y aguda. Atrás del caniniforme viene una barra notablemen- te mas corta que la de la mandíbula superior, y lue- go siguen tres muelas á cada lado, de la misma for- ma que las superiores, é implantadas igualmente con su eje mayor en sentido transversal. Estas mue- las, así como también las superiores, tanto por la forma como por su modo de implantación, presentan un notable parecido con las deí Megatherium y Neoracanthus. El cráneo, en su conformación general, se parecemos al de Mylodon, y sobre todo de Pseudolestodon que al de cualquier otro género, pero con algunas desviaciones notables hácia géneros muy distintos. EL paladar en su parte anterior á causa de su gran enanchamiento y de la separación de los cani- nos de las muelas, muestra mas parecido con Les- todon. En su parte posterior, al contrario, se parece mas á Mylodon y Bradypus. La apertura nasal posterior se aleja, al contrario, de Mylodon y de los gravigrados en general, en los que se abre muy atrás de la última muela; en Eucho- Iceops, al contrario, se abre inmediatamente detrás de la última muela como en Choloepus y Brady- pus, y aún puede decirse que está situada un poco mas adelante que en estos géneros. La apertura nasal anterior es de la misma forma que en Mylodon y Pseudolestodon. BRUTOS 693 La parte superior del cráneo también se parece mucho á Myloclon, con la diferencia de ser un poco mas aplastada, y presentar algunos huesos entre sí una relación un poco diferente. Así los nasales son relativamente mas cortos que en Myloclon y mas anchos, y la parte posterior en vez de angostarse como en aquel género, se enancha, enviando á cada lado una prolongación triangular que penetra entre el frontal y el maxilar, acercándose bastante á los lacrimales aunque no llegan á ponerse en contacto con ellos ; una disposición parecida se observa igual- mente en Cholcepus y Braclypus. El agujero sub-orbitario es de dimensiones regu- lares, mas bien chico que grande, y mas parecido á Cholcepus que á Bradypus. Los lacrimales son bien separados por sutura visible en toda su extensión ; estos huesos son de tamaño relativamente mayor que en Myloclon, y se extienden hácia atrás en forma de prolongamiento triangular que se dirije oblicuamente hácia abajo. La mandíbula inferior se prolonga adelante de los caninos en forma de pico largo y angosto que se comprime todavía mas en su parte anterior, afec- tando una forma casi igual á la de la mandíbula del Cholcepus. La perforación de la rama externa del canal alveo- lar parece estaba colocada mas sobre el lado externo de la rama ascendente que sobre el interno. Luchóla' o ps ingerís Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 21, n° 9ó, a. 1887. Esta es la especie mas grande del género, repre- sentada por un cráneo completo con la dentadura y la mandíbula inferior, pero envuelto en su mayor parte en un trozo de piedra muy dura, de la que no ha sido posible desembarazarlo, y que dificulta su estudio. Las cuatro muelas superiores son de bordes late- rales muy redondeados, y las caras perpendiculares anterior y posterior un poco convexas ; la última superior es algo mas pequeña y colocada un poco oblicuamente con su parte interna que avanza mas atrás. El paladar entre los molares contiene una pequeña cresta mediana longitudinal con una depresión ó surco paralelo á cada lado, limitados ellos mismos por otras dos aristas mas anchas y rugosas. Por fin, al lado de cada una de estas aristas, hay otra depre- sión longitudinal formada por una série de perfora- ciones que penetran en el paladar de adelante hácia atrás, separada del borde alveolario por una arista longitudinal irregular. Estas aristas y estos surcos desaparecen en la parte anterior del paladar adelante de los molares, presentando acá una superficie ru- gosa, y con numerosas perforaciones pequeñas, pero de diámetro muy desigual. La apertura nasal anterior es de mayor diámetro transverso que vertical. Los maxilares superiores, en la parte anterior de su cara externa, entre la protuberancia formada por el lacrimal y la apófisis zigomática atrás, y la pro- tuberancia en que se implanta el canino adelante, hay una fuerte depresión ancha y de fondo cóncavo que se extiende hasta cerca del borde del paladar. La mandíbula inferior es de rama horizontal cor- ta, alta y gruesa, con una fuerte depresión de fondo cóncavo detrás de la protuberancia en que se im- planta el canino, é inmediatamente debajo del borde alveolario. La parte sinfisaria que se prolonga ade- lante de los caninos, es muy comprimida en su parte anterior é inferior, con su borde superior que se prolonga hácia arriba y que sobrepasa de mucho há- cia adelante los nasales y la punta anterior del pa- ladar. La región posterior de la sínfisis, en su parte inferior se enancha notablemente, y ambas ramas mandibulares están completamente soldadas. El agujero mentoniano, grande y circular, se abre en la parte anterior de la sínfisis, unos 13 milímetros adelante del canino, y muy arriba á unos pocos mi- límetros del borde superior. La parte posterior de la sínfisis llega hasta debajo de la parte anterior de la corona del canino. Dimensiones Diámetro del canino superior | Alto de la cúspide del canino Diámetro de la tercera muela Diámetro de la cuarta muela Alto de la corona. f ántero-posterior 1 transverso . . . 0m011 , ... 0.010 ... orna canino del molar que sigue. 0.023 ( ántero-posterior ( transverso í ántero-posterior { transverso .... 0.012 ( ántero-posterior i transverso ( ántero-posterior ( transverso canino inferior 694 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Largo de la barra entre el canino inferior y la muela que sigue Longitud del espacio ocupado por los tres muelas infe- riores Largo de la parte anterior del canino inferior á la parte posterior de la última muela Largo del espacio ocupado por las cuatro muelas supe- riores Largo de la parte anterior del canino superior á la parte posterior de la última muela Ancho del paladar entre los caninos superiores «... Ancho del paladar entre las muelas superiores. Largo del cráneo de los cóndilos occipitales á la parte an- terior del canino superior Longitud del paladar Diámetro transverso de la apertura nasal anterior Diámetro vertical de la apertura nasal anterior Diámetro transverso del cráneo en su parte anterior al ni- vel de los caninos Longitud de la parte de la mandíbula inferior que se prolonga adelante del canino en forma de pico Longitud de la sinfisis sobre su cara inferior •Alto de la rama horizontal debajo de las muelas Ancho de la punta anterior de la mandíbula 0.013 0.031 0.055 0.038 0.071 0.039 0.026 0.172 0.070 0.038 0.032 0.062 0.035 0.050 0.035 0.015 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las bar- rancas del rio Santa-Cruz, en la Patagón ia austral. Horizonte. — Piso sautacruzeiío (eoceno infe- rior). especie precedente, y con dos surcos longitudinales profundos, separados por una arista mediana, es- trecha y elevada ; tanto la arista intermediaria co- mo los dos surcos, se extienden mas adelante de las muelas, casi hasta la parte anterior del paladar, en donde la arista intermediaria se enancha conside- rablemente, y los surcos de consiguiente se separan. Una conformación muy parecida presenta el paladar del Bradypus actual. Dimensiones r.., , , . . ( ántero-postenor Diámetro del canino superior 1 ( transverso. Largo de la barra que separa el canino de la primera muela superior . C antero-pos tenor. Diámetro de la primera muela superior 1 . r ( transverso T,., , , , . . ( ántero-posterior. Diámetro de la segunda muela ] , ° ( transverso Diámetro de la tercera muela ) ''ntei° Poste!ior ( transverso Diámetro de la cuarta muela j fnter° Poster^or ( transverso Longitud de las cuatro muelas superiores Distancia déla parte anterior del canino superior á taparte posterior de la última muela Ancho del paladar entre los molares 0m007 0.006 0.016 0.007 0.009 0.007 0.0095 0.006 0.009 0.005 0.007 0.034 0.060 0.016 Eucholoeops infernalis Amegu. (Pl. XXXIX, flg. 5, 8 y 9) Ameghino, Enumeración sistemática, etc,, p. 21 n,J 96 a. 1887. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por Carlos Ameghino en las bar- rancas del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso sautacruzeiío (eoceno infe- rior). Esta especie; de tamaño un poco menor que la precedente, está representada por la parte anterior de un cráneo con el paladar y la dentadura bas- tante destrozada, y varios fragmentos de maxilares superiores y muelas sueltas. Las muelas son de tamaño un poco menor que las déla especie precedente, pero de la misma forma general, y la última superior proporcionalmente un poco mas pequeña. La parte anterior del paladar se enancha mucho menos que en E. ingens, y los caninos superiores, en vez de ser triangulares son elíptico-cilíndricos, y mucho mas pequeños. La barra entre el canino y las muelas es mas corta pero la excavación lateral del maxilar arriba de la barra, es relativamente mayor y mas profunda. El paladar es relativamente mas ancho que en la Eucholoeops aclteger Amegu. (Pl. XXXIX, fig. 7) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 21, n° 97, a. 1887. Esta especie está representada por un maxilar superior izquierdo, con parte del alveolo del cani- no, las tres primeras muelas y parte del alveolo de la cuarta muela ; otro fragmento de maxilar superior derecho con las dos primeras muelas, y un frag- mento de la parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, con el caniniforme y parte del alveolo de la primera muela. Estas piezas mues- tran diferencias tan considerables con las corres- pondientes de los Eucholoeops ingens y Eucho- loeops infernalis, que probablemente obligarán BRUTOS 695 mas tarde á separar al animal de que proceden como género distinto. Pero mientras no conozca otros materiales que me permitan establecer la distinción genérica sobre caractéres bien determinados, lo dejo provisoriamente en el género Euchalceops con el que sin duda presenta grandes afinidades. El tamaño de este animal es mucho mas reducido que el de las dos especies precedentes, y sus muelas naturalmente mucho mas pequeñas, son de forma mas rectangular y con sus ángulos menos redondea- dos. Las muelas superiores tienen las caras perpen- diculares mas anchas, anterior y posterior, mas planas que en las otras especies, y las caras perpen- diculares mas angostas, interna y externa, no conve- xas, sino mas bien planas y con una pequeña depre- sión perpendicular bien visible, particularmente sobre el lado externo. El caniniforme superior es pequeño, de sección elíptica y probablemente de corona plana y no cor- tada en bisel. La barra es corta y con una depresión longitudinal que va de la primera muela al canino. El paladar se distingue del de las especies anteriores por ser ligeramente convexo, con algunos pequeños agujeros de distancia en distancia, pero sin surcos ni aristas longitudinales. Además la parte anterior entre los caniniformes no se enancha, ó el enancha- miento es apenas visible. La depresión del lado ex- terno del maxilar entre el primer molar y el cani- niforme es menos marcada. El caniniforme implantado en la mandíbula infe- rior es pequeño, elíptico, poco sobresaliente sobre el borde alveolario y la corona un poco gastada en declive de adelante liácia atrás, lo que está en opo- sición completa con lo que muestran las otras espe- cies. Tampoco la mandíbula forma la protuberancia hácia afuera que en este punto muestran las especies precedentes, y la barra que separa el canino del molar que sigue atrás es corta. De la primera muela inferior solo existe la parte anterior del alveolo que demuestra era de la misma forma rectangular que las superiores, y de tamaño relativamente considerable. La sínfisis en su parte posterior llega hasta debajo del canino ; la parte anterior está destrozada, pero se conoce se prolongaba muy adelante y hácia arriba en forma de pico como en Eucholoeops ingerís. El agujero dentario se encontraba, en la parte superior de esta prolongación, bastante adelante del cani- niforme. Dimensiones n., , . , . .. . ( aníero-postenor Diámetro del caniniforme superior ] . 1 ( transverso , . , ( ántero-posterior. Diámetro de la primera muela superior 1 1 ( transverso tv , , , , , . ( ántero-posterior Diámetro de la segunda muela < . ( transverso Diámetro de la tercera muela \ ^nter0 Posteri°r> Longitud del espacio ocupado por los tres primeras mue- las superiores Largo de Ja barra entre el canino y la muela siguiente. .. . Largo aproximado del espacio ocupado por los cinco dientes superiores Diámetro del caniniforme inferior í ®nter0 Posterior ( transverso Largo de la barra entre el canino y la muela que sigue... Alto de la rama horizontal debajo del canino. 0m005 0.002 0.0045 0.0065 0.0055 0.007 0.005 0.007 0.020 0.010 0.042 0.0015 0.003 0.006 0.019 Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). PLI0M0RPHUS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 126, a. 1885. El diente anterior de la mandíbula superior está implantado en la parte ántero-externa de la mandí- bula, presentando una sección prismático-triangu- lar y corona probablemente plana. El segundo diente superior está separado del anterior por una larga barra, es de sección prismático-cuadrangular, y presenta una corona con dos crestas transversales separadas por un surco profundo. Los dientes están compuestos por una capa delgada y externa de ce- mento que envuelve una masa interna homogénea de vásculo-dentina. 1*1 iomorplms mutilatus Amegh. (Pl. I.XX, fig. 1) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 126, a. 1885. —Id. t. IX, p. 189, a. 1886. La especie ha sido fundada sobre un fragmento de 696 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS maxilar superior del lado derecho, en el que está implantado el diente anterior en forma de canino ó de incisivo, y el primer molar que sigue hacia atrás. El diente anterior ó caniniforme es de sección prismática triangular, con los tres lados desiguales, comprimido transversalmente, con un diámetro ma- yor de 24 milímetros y un diámetro menor ó trans- verso de 18 milímetros. Este diente está roto en el alveolo, por lo que no se puede conocer la forma de la corona, pero hay otro diente anterior aislado que atribuyo á otro individuo de una especie distinta del mismo género, que tiene la corona y está gastada horizontalmente, por lo que supongo debe ser del mismo modo en el Pliomorphus mutilatus. Por este carácter, de tener la corona del diente caninifor- me ó anterior, plano, el Pliomorphus se acercaría de Megalonyx, pero difiere de este por la forma de dicho diente, elíptica en Megalonyx, y prismático- triangular en Pliomorphus . A este diente sigue una barra de 4 centímetros de largo, que lo separa del segundo, que es igualmente distinto del diente correspondiente del Megalonyx por su forma prismático- cuadraugular, y por su corona con dos crestas transversales separadas por un surco bastante profundo. La corona tiene 17 mi- límetros de diámetro ántero-posterior y otro tanto de diámetro transverso. El diente tercero seguía inmediatamente al se- gundo, del que solo estaba separado por un delgado tabique, pero se ha perdido, no quedando otro ves- tigio que el tabique anterior del alveolo que por su ancho parece indicar que dicho diente era de dimen- siones bastante mayores que el precedente. Estos dientes parecen de una estructura aún mas simple que la de las muelas de la generalidad de los edentados, pues examinados con un fuerte lente no se vé mas que una delgadísima capa externa de ce- mento que rodea una masa interna, al parecer homo- génea, de vasculo-dentina, sin división ni capas dis- tintas. La parte palatina del maxilar, ancha adelante de mas de tres centímetros, mientras que más atrás, al nivel de la parte posterior del segundo diente, solo tiene 1 3 milímetros, prueba que el paladar era an- gosto hácia atrás y se enanchaba gradualmente há- cia adelante, pareciéndose en esto mas al género Pseudolestodon que á ningún otro edentado. Del hueso incisivo ni se vé vestigio de la sutura que de- bía unirlo al maxilar, y sin duda era tan rudimenta- rio como en Mylodon y Pseudolestodon. La parte lateral del maxilar es aún mas notable, y hasta cierto punto por ahora enigmática. A partir del primer diente anterior en forma de canino, el ángulo ó arista que delimita ambas partes del maxi- lar (externa y palatina), describe una curva que se dirije hácia adentro, interrumpiéndose bruscamente al llegar á la segunda muela que se halla afuera de esa línea, formando el alveolo una protuberancia externa completamente cubierta, lo mismo que uua parte considerable del maxilar hasta cerca del diente anterior, por un depósito de sustancia ósea,, de for- ma y superficie irregular, cuyo significado é impor- tancia no puedo fijar sobre tan escaso fragmento. La talla'del Pliomorphus mutilatus es la de un pequeño Mylodon. Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabrint en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná, y pertenece al mu- seo provincial de Entre Eios. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). Pliomorphus robustus Amegh. Ameghino, Bul. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 128, a. 1885. Esta especie está representada por el diente cani- niforme superior del lado derecho aislado, que ya hemos mencionado al hablar de la especie anterior. El fragmento de cráneo de Pliomorphus mutila- tus arriba descrito, se conoce por el desgastamien- to de la muela y lo compacto del tejido huesoso que pertenecía á un individuo adulto. El pequeño fragmento de maxilar que acompaña este diente ais- lado es mas esponjoso, y como el diente es de do- ble tamaño que el correspondiente del fragmento de mandíbula anterior, no dudo procede de una especie distinta de mayor tamaño. La corona de este diente apenas sobresalía unos dos ó tres milímetros fuera del alveolo ; el diente es menos comprimido que en la especie anterior, mas ancho en su parte poste- rior, y de ángulos mas redondeados. Lá superficie masticatoria de la corona es un poco mas gastada en el centro que en los bordes. Todo el prisma del diente estaba cubierto por uua lámina muy delgada de cemento que se desprende con facilidad, habién- dose ya perdido sobre una parte considerable de la superficie. La corona tiene 24 milímetros de diáme- BRUTOS 697 tro ántero-posterior y 21 milímetros ele diámetro transverso. Horizonte. — Ha sido descubierto por el profe- sor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). TREMATHERIUM amegh. Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 22, a. 1887. Género bastante cercano del anterior, representa- do únicamente por la parte posterior de la rama iz- quierda déla mandíbula inferior, que demuestra tuvo un diente adelante muy pequeño, y tres mas gran- des atrás como en Hapalops , del que se distingue inmediatamente por la apertura de la rama externa del canal alveolar, situada al lado externo déla ba- se de la rama ascendente, y de un tamaño todavía mas pequeño que en Bradypus. Trematlierium intermixtum Amegh. Ameghino. Enumeración sistemática , etc., p. 22, n° 101 a. 1887. Del caniniforme inferior solo existe la base del alveolo que demuestra era muy pequeño y poco se- parado de la primera muela ; de esta última solo existe la parte posterior del alveolo que prueba era de dimensiones relativamente considerables, pero mas ó menos de la misma forma que en las especies de los dos géneros precedentes. De las dos últimas muelas solo existen los alveo- los, de 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y 1 1 milímetros de diámetro transverso cada uno, ocupando los dos juntos un espacio longitudinal de 21 milímetros. La apertura de la rama externa del canal alveo- lar, de tamaño sumamente pequeño y circular, está colocada sobre el lado externo de la base de la rama ascendente, pero hay además una segunda perfora- ción todavía mas pequeña sobre el lado interno de la mencionada rama, detrás de la última muela. La rama horizontal de la mandíbula al nivel de la penúltima muela tiene 27 milímetros de alto y 18 de espesor. La cara interna de la rama horizontal es casi plana, pero la externa es notablemente con- vexa. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghino eu las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). N0THR0PUS burm. Burmeister, Sitsungsberichte der K'ón. Preus. Akad. d.Wis- senschaften zu Berlín. XXVIII, lám. XI, íig. 1 y 2, a. 1882, p. 613. El género Nothropus se distingue por cuatro muelas inferiores, la primera muy pequeña, elíp- tica, y colocada hacia adelante, á una distancia consi- derable de la segunda; las otras tres muelas en forma de prisma cuadrangular, con dos crestas trans- versales en la corona, separadas por un valle trans- versal profundo, presentan un aspecto parecido á Jas del Coelodon. La rama horizontal de la mandíbula no presenta hácia abajo la gran curva descendente que caracteriza el Megatherinm. IVothropus priscus Burm. (Pl. XLI, fig, 3) Burmeister, Obra y página arriba citada. La especie hasta ahora solo es conocida por una mitad derecha de la mandíbula inferior á la que le falta la extremidad anterior de la sínfisis, y la parte posterior de la rama ascendente con la apófisis coro- nóidea y el cóndilo articular; la parte existente tiene unos 11 centímetros de largo, y según la restaura- ción que indica el dibujo de Burmeister, la mandí- bula entera tuvo aproximadamente unos 15 centí- metros. La rama horizontal es casi plana al lado interno, pero fuertemente convexa sobre la cara externa, con el borde inferior un poco curvo, pero no muy des- cendente, y presentando debajo de la región dentaria tres convexidades poco pronunciadas que corres- douden á la base de cada una de las tres muelas. 88 698 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS La región sinfisaria, á juzgar por la parte existente, parece haber sido delgada y muy prolongada hacia adelante. La parte anterior está rota, faltando la región en que existía el agujero mentoniano, de manera que no es posible fijar su posición, pero parece estaba situado muy adelante y cerca del borde superior. La rama externa de la apertura posterior del canal alveolar, tiene la perforación colocada sobre el lado externo de la base de la rama ascendente. El diente anterior, del que solo existe el alveolo, estaba colocado á una distancia considerable de los otros dientes; era de sección elíptica y sumamente pequeño, pues el alveolo apenas tiene unos 4 milí- metros de diámetro mayor. El espacio que separa este diente de la muela que sigue, tiene cerca de 2 centímetros de largo, for- mando un borde redondeado que se engruesa nota- blemente de adelante hácia atrás, particularmente en su parte posterior. Las tres muelas siguientes, de tamaño mucho mas considerable y mas iguales entre sí, están colocadas á continuación la una de la otra, separadas única- mente por el espacio formado por los tabiques alveolarios. Son prismas muy largos, de una sección transversal rectangular con ángulos redondeados en las dos anteriores, y de sección mas oval en la úl- tima, mas gruesas en la base, y adelgazándose en la parte superior, hasta terminar en una corona, for- mada por dos crestas transversales, separadas por un valle transversal, y un poco mas excavadas en el centro, afectando una forma parecida á las de las muelas del Megatherium, pero un poco menos acentuada en la última. Las dos primeras de estas muelas, ó sea el segundo y tercer diente, que son los que mas claramente afectan la forma rectangular ó cuandragular, y por consiguiente las que mas pare- cido presentan con las del Megatherium son de diámetro tranverso un poco mayor que el diámetro ántero-posterior, y con las crestas transversales de la corona mejor acentuadas. La primera de estas muelas, ó sea la segunda con- tando la pequeña muela anterior, tiene, según el dibujo, 9 milímetros de diámetro ántero-posterior, y apenas un poco mas de diámetro transverso, con las tres caras perpendiculares anterior, externa é interna un poco excavadas longitudinalmente en el medio. La muela que sigue, ó tercera, tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milímetros de diámetro transverso, con las caras perpendiculares externa é interna fuertemente excavadas en el medio en sentido longitudinal, pero la depresión longitu- dinal de la cara anterior es apenas aparente. La última muela de contorno mas ovoidea, pre- senta un diámetro mayor, de adelante hácia atrás de un poco mas de 10 milímetros, siendo un poco mas estrecha, de contorno mas redondeado, con una depresión perpendicular únicamente sobre la cara externa; la corona presenta las crestas transversales imperfectas, no separadas sobre el lado interno, aunque con el centro fuertemente excavado. Las tres muelas posteriores ocupan un espacio longitunal de un poco mas de 3 centímetros, y el alto máximo de la rama horizontal debajo de las muelas es de 38 milímetros. El Dr. Burmeister separa este animal del grupo de los Gravigrada, para colocarlo en el de los Tar- digrada, considerándolo como muy cercano del gé- nero Choloeopus, del que representaría una forma antecesora. No puedo, de ninguna manera, participar de esta opinión. El tamaño del Nothropus, cuya mandíbula inferior es del doble mas larga que la de los mas grandes representantes del género Choloeopus, no concuerda con el de una forma antecesora, y la lon- gitud de la parte sinfisaria de la mandíbula tampoco concuerda con el cráneo corto y como truucado de los Tardígrados, indicando claramente un intermaxi- lar mucho mas prolongado, parecido al de los géne- ros Megatherium ó Scelidotherium entre los Gravigrados. Tampoco se puede ver una afinidad entre la pri- mera muela cuneiforme inferior de Choloeopus y del Nothropus, pues la de aquel género es un diente sumamente fuerte, triangular, fuertemente inclina- do hácia adelante y hácia afuera y con la corona cortada en bisel ; mientras el mismo diente del No- thropus es mucho' mas pequeño, simplemente elíp- tico y colocado siguiendo la dirección del eje de la série dentaria ; supone Burmeister que este diente era muy elevado y con la corona cortada en bisel, pero como él lo reconoce es esta una suposición, y por mi parte prefiero creer de acuerdo con el tama- ño pequeño que presenta, que se trata de una mue- la atrofiada, envía de desaparición, de corona pla- na simplemente excavada en el medio como hemos visto varios ejemplos en algunos de los géneros precedentes, y cuyo término de evolución, sería su desaparición completa, produciendo entonces una BRUTOS 699 fórmula dentaria parecida á la del Coelodon, con el el que el Nothropus presenta las mayores ana- logías. Las tres muelas que siguen en la mandíbula del Nothropus, tampoco indican afinidades con el Cho- Icepus, pues en vez de presentar una sección mas ó menos elíptica con una corona con una sola cresta transversal en forma de techo á dos aguas, muestran al contrario una sección mas ó menos rectangular con la corona formada por dos crestas transversales como en Megatherium, Coelodon y varios otros géneros del grupo de los gravigrados. Ni tampoco existe una analogía mas pronunciada de este género con el Cholce¡DUS que con Braclypus, pues la aper- tura de la rama externa del canal alveolar en laque el ilustre paleontólogo creyó encontrar diferencias características, existe igualmente en los dos géne- ros actuales y en la misma posición, con la única di- ferencia de que es algo mas pequeña en Bradypus que en Cholospus. Por las razones indicadas, y por sus grandes ana- logías con los géneros extinguidos, es para mí el Nothropus no un tardígrado sino un gravigrado, es decir un animal de cráneo largo, de metacarpia- nos y metatarsianos separados, y de cola larga y tuerte como los demás géneros del mismo grupo, confiando al tiempo la confirmación de mi deducción. Localidad. — La pieza original sobre la que fué fundado este género fué encontrada por el señor Schaffter, en la provincia de Santa Fé, sobre el rio Carcarañá en el punto en que este es cruzado por la vía ferrea del Rosario á Córdoba, y se conser- va en las colecciones del museo nacional de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno superior). CCELODON lund. Lund, Ann. d. Setene, nat., ser. II, vol. XI, p. 220, a. 1839. —Id. Blickpaa Bras. Dyr., etc. Este género, cuyos representantes hasta ahora conocidos, son todos de proporciones reducidas en comparación de los grandes gravigrados que le fue- ron contemporáneos, se distingue inmediatamente por no presentar mas que cuatro muelas en cada lado de la mandíbula superior, y tres en cada rama de la mandíbula inferior, todas de forma mas ó me- nos cuadraugular ó rectangular, y con crestas trans- versales en la corona, presentando un notable pare- cido con las' del Megatherium. El intermaxilar se prolonga hácia adelante, como en este último géne- ro, pero el arco zigomático es interrumpido como en Sceliclotherium presentando en la conformación de los miembros una notable analogía con el Mega- lonyx, tanto por el número de dedos, como por su conformación general. El Coelodon presentaba la particularidad de estar protegido por una piel en cuyo espesor se desarro- llaba un considerable número de huesecillos irregu- lares apretados unos á otros como sucede con los géneros Mylodon y Pseudolestoclon. Las especies que hasta hace poco se mencionaban proceden todas de las cavernas del Brasil, y llevan los nombres de Coelodon escrivanensis Retn- hardt, de la que se conoce un esqueleto casi com- pleto;- Coelodon maquinensis Lund, designada primeramente por el mismo autor con el nombre Megalonyx maquenensis, y el Coelodon Kaupi Lund descrita la primera vez como un Megalonyx J efferssoni y luego como Megalonyx Kaupi. Los caractéres distintivos de estas tres especies no están hasta ahora establecidas de una manera satisfactoria. El Dr. Burmeister acaba de agregar una cuarta especie, que designa con el nombre de Coeloclon tarijensis Burm. (Pl. LXXVIII, fíg. 3) Burmeister, Neue Beobachtungen etn Coelodon, en Sitzungs- berichte der Kon. Preus. Ak. d. Wiss. z. Berlín. p. 857, a. 1887. La especie está representada por un fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior, á la que le falta la parte anterior y posterior, existiendo la región intermediaria con los alveolos de las tres muelas, de las cuales, el último está vacío, mien- tras que los dos anteriores conservan implantadas las dos muelas intactas. Estas muelas son de sección cuadrangular, con dos crestas transversales en la corona separadas por un valle profundo como las del Megatherium. El trozo existente de la rama horizontal tiene unos 12 centímetros de largo, y su 700 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS alto en el medio de la región dentaria es de 5 cen- tímetros sin contarla parte de los dientes que sale fuera de los alveolos que tiene próximamente un centímetro de alto. A juzgar por los alveolos, los tres dientes aumen- tan gradualmente de tamaño, y tienen una forma un poco diferente. El primero ó anterior, que es el mas pequeño es de figura rectangular, y de diáme- tro transverso un poco mayor que el diámetro án- tero-posterior. El segundo diente es igualmente rec- tangular, pero mucho mas aplastado de adelante ha- cia atrás, y por consiguiente de diámetro transverso casi dos veces mayor que el diámetro ántero-poste- rior. El alveolo de la tercera muela es muy ancho adelante y angosto atrás, presentando sobre sus la- dos posterior é interno un contorno redondeado. Los tres, alveolos ocupan juntos un espacio longitu- dinal de 52 milímetros. La perforación de la rama externa del canal alveolar se abre sobre el lado ex- terno de la base de la rama ascendente, y la línea anterior de la rama ascendente es muy inclinada hácia atrás. No teniendo á mi disposición piezas originales no me atrevo á contradecir á mi ilustre maestro, pero no puedo dispensarme de observar que el exámen de los dibujos de esta mandíbula y de los alveolos de los dientes, presentan las mayores analogías con la mandíbula del animal descrito por el mismo autor como Nothropus priscus. ¿No podría quizás haber existido un diente pequeño igual al del Nothrojous, en la parte anterior rota del Coelodon tarijensis, y no ser por consiguiente un Coelodon sino una espe- cie mayor del género Nothropus ? Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por Enrique de Garles, en el yacimiento fosilífero de Tarija. Horizonte . — Formación pampeana. Valgipes deformis P. Geryaií P. Ge ii vais, en Memoires de, la Sociélé géologique de Fran- ce, 2e sér., t. IX, n° Y, a. 1873. —Id. Journal de Zoologie, t. III, p. 162, pl. V, fig. 1 á 7. Este género y especie fué establecido por P. Ger- vais, sobre un calcáneo procedente de las cavernas del Brasil, de una forma muy particular, pues es tan comprimido que colocado en su posición natural tiene casi la forma de una hacha, y visto de lado parece un omóplato. Mas tarde, el mismo Gervais describió como de la misma especie algunos huesos de las extremidades. Tanto el calcáneo como los huesos mencionados, presentan grandes analogías con los del Megalonyx y Coelodon, y no dudo procedan de un animal del mismo grupo, y de nin- guna manera del Neoracanthus ó de algún género parecido como lo insinúa Burmeister, pues este último género es del grupo de los Megatheridce, que tienen una forma de calcáneo completamente distinta. A mi me parece mucho mas probable que el Va l- gipes deformis sea el mismo animal que ha llama- do Burmeister Coelodon tarijensis, y si este fuera del mismo género que el designado por el mismo autor con el nombre de Nothropus, este ultimo sería entonces un sinónimo de Va Igipes. El hallaz- go de materiales mas completos permitirá dilucidar estas dudas. GNATHOPSIS leidy. Leidv, Proceed. Acad. Nat. Se. Phil. VI, p. 117, a. 1852. Este género ha sido fundado por Leidv sobre una mandíbula inferior encontrada por Daravin en las costas de la Patagonia austral, y descrita y figurada por O aven en la parte zoológica del viage del Beagle, como perteneciente al Megalonyx Jeffersoni. Las muelas inferiores eran elíptico-ovaladas, y la prime- ra mas pequeña que la segunda aunque separada de las demás y colocada en la parte anterior de la man- díbula como en Megalonyx. Gnathopsis Oweni Leidy. Gnathopsis Oweni, Leidy, Obra y pág. arriba citada. — Id. A mernoir on the ex Une t sloth tribe of Norlh Amé- rica, p. 14, 41 y 57, a. 1855. Megalonyx Jeffersoni, (Harlan) Owen, Zool. of the Beagle , Foss. Mammal, p. 99, a. 1840. Hasta ahora no se conoce de esta especie mas que la mandíbula descrita y dibujada por Owen ; esta pieza conserva sus dos ramas, pero muy destruidas, sin un solo diente, y con los mismos alveolos en parte destrozados, de manera que no es posible formarse BRUTOS 701 una idea satisfactoria de los caractéres que la distin- guen. El profesor Owex se expresa sobre ella en los siguientes términos. «It is the only fossil brought home by Mr. Darwux, that could be confidently referred to the genus MegEtlonyx ; but the form of the jaw fully justifies this determination. The forras of the alveoli are best preserved in the right ramus ; the first is the smallest, and seems to have contaiued á toot of wich the transverse section must have been siraply elliptical; the second tooth is li- kewise laterally compressed, but the transverse sec- tion is ovate, the great end being turned fonvards ; thethirds socket presents a corresponding form, but a larger size; the fourth Socket is too rauch mutilated to allow of a correct opinión being formed as to the shape of the tooth wich it contained » . La circunstanciadeserlosdientes elíptico-ovalados con su diámetro mayor dirijido de adelante hacia atrás, y la pequenez del diente anterior impiden con razón una identificación con el Megalonyx, pero en realidad el dibujo de una pieza tan mutilada no permite apreciaciones bien definidas y sería de desear un nuevo estudio del original. Dicha pieza indica un animal de la talla de un gran Lestodon. Localidad. — Parece haber sido recojida sobre las costas de la Patagonia austral, pero sin conocer aproximadamente el punto fijo del hallazgo. Horizonte — Desconocido. Los géneros mencionados, con escepcion del pro- blemático Gnathopsis, se agrupan en dos séries, formadas una por los géneros Eucholoeops, Pilo - morphus y Megalonyx, que tienen de común el gran desarrollo del primer diente que toma la forma de canino ó de incisivo ; la otra série la forman los géneros Trematherium, Notrophusy Cceloclon, distinguiéndose, por el tamaño pequeño, casi rudi- mentario, de la primera muela ó su ausencia com- pleta. De la primera série, el répresentante mas antiguo, que es también el mas pequeño, es el Eucholoeops ; le sucede en el tiempo, aunque separado por una larguísima distancia, el Pliomorphus, de tamaño un poco mayor ; á este sigue hácia los tiempos mas modernos, el Megalonyx, de un tamaño mucho mas considerable, pero de una conformación tan pa- recida á Pliomorphus que no puede abrigarse du- das de que es un descendiente directo de este. Déla segunda série, el mas antiguo representante, conocido, y que igualmente en este caso es el mas pe- queño, es el Trematherium; el género mucho mas reciente, llamado Nothropus, difiere por una talla mucho mayor y por la primera muela tadavía mas pe- queña y mas separada de la segunda, caractéres de sucesor bastante evidentes. El género Coelodon, probablemente de época todavía un poco mas recien- te, solo difiere del Nothropus, del que es segura- mente su sucesor directo, por su talla algo mayor, y por la desaparición de la primera muela, ya rudi- mentaria en el género precedente. Los dos antecesores mas lejanos de estas dos sé- ries, el Trematherium y el Euchlceops, no pa- rece puedan descender el uno del otro, y remontan probablemente á uno ó mas antecesores, que se des- prendieron de la familia de los Ortotheridae, pues el Trematherium , si se exceptúa la posición de la perforación de la rama externa del canal alveolar, es un aliado muy cercano del Ortotherium y de Hapalops. Estas vistas, pueden reasumirse en esta forma: 702 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 0) f-i O a .3 "u . leptocephalum y 9 Í3 Las relaciones de parentesco y descendencia de los distintos grupos de los gravigrados, tampoco son difíciles de establecer. El mayor número de dientes observado entre los gravigrados, escepto los casos de la presencia de dientes anormales, es de cinco arriba y cuatro abajo, luego esta es la fórmula del tipo mas primitivo. Es evidente que ese tipo primitivo, tuvo por antece- sores, otras formas que tenían un número de dien- tes bastante mayor, y como mas cercano del tipo antecesor de los homalodontes, los dientes debían ser todos de igual forma, de donde podemos deducir, que aquellos que presentan dientes de formas mas heterogéneas descienden de los que presentan dientes de formas mas homogéneas. Considerados según es- tos principios, la primera diferencia notable que salta á la vista, es la que existe entre los animales que presentan todas las muelas truncadas horizon- tal mente,, y aquellos que tienen la primera muela de cada mandíbula truncada oblicuamente, ó, de as- pecto caniniforme mas ó menos pronunciado; estos últimos, de acuerdo con las leyes déla evolución, deben descender de los primeros, pero dicho carác- ter, que no es mas que el resultado de unaespecia- lizacion mas ó menos avanzada, está distribuido de una manera muy irregular, siendo en unos casos propio de grupos ó familias enteras, y en otros, tan solo de ciertos géneros. El grupo en el que esta es- pecializacion ha alcanzado su mas elevado desarrollo, - es el de los Lestodontidce, cuyos representantes son todos de talla considerable, y con la primera muela de cada mandíbula constantemente truncada oblicuamente ó en bisel. El otro grupo, en el que el carácter mencionado se encuentra mas desarrollado, es el délos Megalo- nyeidee, pero en estos el caniniforme es á menudo pequeño o truncado horizontalmente, y sus repre- sentantes son casi siempre de dimensiones mucho menores que los Lestodontidce. Por estos caracté- res, podrían ser antecesores de los Lestodontidce, pero la forma de las muelas es muy distinta, ligándose por ella los MegaXonycidce , á los Ortotkericlce y á los Megathericlce. En los Ortotkericlce, el aspecto caniniforme déla primera muela es mucho menos pronunciado que en los Lestodontidce y en los Megalonycidce, presen- BRUTOS 757 tando además, en todos los demás caractéres de la den- tición una transición entre ambos grupos. Los Orto- theridce son además todos de talla muy pequeña, y como remontan á los primeros tiempos terciarios, en donde todavía no se han encontrado representantes de los Lestodontidce, es claro que tienen forzosa- mente que ser los antecesores de estos. La diferencia principal entre los O rtother idee y los Lestodontidce se encuentra en la posición de la apertura externa del canal alveolar, en la base de la rama ascendente en los primeros, y sobre el lado externo de la mis- ma en los segundos ; pero la forma que distingue á los Ortotheridce es mas parecida á la que se encuen- tra en los Megatheridce que es el grupo de gravigra- dos mas primitivo. Una diferencia igualmente de consideración entre los Ortotheridce y los Lesto- dontidce, aparece en la forma de la última muela in- ferior, siempre simple en los Ortotheridce , carác- ter primitivo y de antecesor, pero siempre biíobada en los Lestodontidce, carácter de evolución mas avanzada. En cuanto á la forma de las muelas, en los Ortotheridce, se manifiestan desviaciones evidentes á la forma que caracteriza los Lestodontidce, for- mando el género Ha.pa.lops la transición á ambos grupos, no siendo yludoso que constituye entre los Ortotheridce el verdadero antecesor de los Lesto- dontidce. Los Megalonycidce , no pueden descender de los Lestodontidce por oponerse á ello su tamaño bas- tante menor y la última muela inferior siempre sim- ple. Por la forma de las muelas se ligan evidente- mente á los Ortotheridce, de los que puede decirse se distinguen únicamente por la posición de la aper- tura de la rama externa del canal alveolar, colocada en los Megalonycidce sobre el lado externo de la base de la rama ascendente, de manera que no es du- doso descienden de los Ortotheridce. Los Ortotheridce, por la forma de las muelas, se acercan á los Megatheridce, diferenciándose de ellos por la posición de la apertura externa del ca- nal alveolar colocada un poco mas hácia afuera, ca- rácter que indica una modificación hácia el tipo de los Megalonycidce y de los Lestodontidce , y tam- bién por la forma distinta de la primera muela, mas ó menos caniniforme, carácter evidente de evolución mas avanzada, siendo de consigniente muy natural la descendencia de los Ortotheridce de una forma de losMegathericlce. Los Mylodonticlce , no pueden reclamar por an- tecesores ni los Ortotheridce, ni los Megalonyci- dce, ni los Lestodontidce, pues la primera muela de cada mandíbula es en ellos de un carácter mas pri- mitivo, ó si se quiere menos especializado ; sin em- bargo en los demás caractéres constituyen un tipo de evolución mas avauzada, pues tienen la apertura de la rama externa del canal al veolar colocada en la mis- ma posición que en los Megalonycidce y en los Les- todontidce, presentan el intermaxilar completamen- te atrofiado, y la última muela de cada mandíbula, tanto arriba como abajo es biíobada. La distancia que los separa de los Megatheridce, es así verdadera- mente enorme, pero entre ambos grupos se colocan los Scelidotheridce, que son de un carácter mas pri- mitivo y mas cercano de los Megatheridce, por su intermaxilar muy largo y la última muela superior no biíobada, presentando igualmente las muelas una for- ma intermediaria entre la subcuadrada délos Mega- theridce, y la triangular de los Mylodontidce; estos tienen por consiguiente que haber pasado por una forma ó etapa parecida ála de los Scelidotheridce, los que serían descendientes directos de los Mega- theridce.. Los Megatheridce serían de consiguien- te entre los gravigrados el tipo de caractéres mas primitivos y el tronco antecesor de todos los demás, lo que concuerda con sus caractéres dentarios, con el gran desarrollo que presenta el intermaxilar, con su remota antigüedad, y con la talla diminuta de sus mas antiguos representantes. Las relaciones de los tres grandes grupos de los Anicanodonta, son igualmente fáciles de estable- cer entre los Gravigrada y los Tarcligrada, pero mas difíciles en lo que concierne á los Vermilin- guia. Los Tardigrada, por la atrofia de la cola, y la forma craneana, son los Anicanodonta de evolu- ción mas avanzada, lo que está de acuerdo con su aparición relativamente reciente, y pueden conside- rarse como descendientes de los Gravigrada. El grupo con el que’presentan un mayor parecido, tanto por su tamaño relativamente pequeño, como por la forma de las muelas, la disposición déla mandíbula, etc., son los Ortotheridce, de los que son los verda- deros descendientes. Los Vermüinguia, por la forma alargada del cráneo, se unen á los Scelidotheridce, con los que seguramente están estrechamente emparentados y pueden considerarse como sus descendientes. Estas vistas pueden expresarse en la siguiente forma : 758 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS .2 *3 ti) 3 > HIGANODONTA Incisivos generalmente ausentes ó rudimentarios. Muelas numerosas, no menos de f , alcanzando hasta ff, todas de la misma forma, ó con variaciones de forma poco sensibles. Un exo-esqueleto mas ó menos perfecto, siempre divisible en tres partes, una cefálica, que proteje el cráneo, una dorsal que proteje el tronco, y una caudal, que envuelve la cola. Los representantes de esta tribu se dividen en tres órdenes que se distinguen por los siguientes carac- téres. a. Coraza dorsal -sin fajas transversales movibles en el centro. Ghjptodontia. b. Coraza dorsal con fajas transversales movibles en el centro. Dasypoda. c. Coraza dorsal formada por placas todas movibles, dispuestas por fajas transversales é imbricadas. Peltateloidea. GLYPTODONTIA Reseña Histórica. — Las primeras noticias sobre un animal del grupo de los gliptodontes, se encuen- tran en Falkner \ quien á mediados del siglo pasado encontró una gran coraza de un animal desapareci- do, la cual á pesar de su enorme tamaño la comparó á la de los armadillos actuales, reconociendo que, ambos animales debían ser muy aliñes. Esto no impidió que, años mas tarde, cuando se encontraron nue- 1 Falkner, Description de Ierres magéllaniques. Laussenne, 1787. 2 yol. — La edición original apareció en 1774. BRUTOS 759 vos fragmentos de corazas de gliptodontes mezclados con los huesos del esqueleto de Megatherium que actualmente se conserva en Madrid, se atribuyeran á una coraza que hubiera pertenecido á este último coloso. De este modo, la clasificación de los gliptodontes y su sinonimia se encontraba embrollada desde el primer momento, y á medida que los nuevos descubrimientos se suceden y que se adquieren nociones positivas sobre su conformación y afinidades, la sinonimia se enreda de mas en mas. A principios de este siglo, un ilustrado clérigo oriental, autor de varios trabajos desgraciadamente inéditos, cuyos manuscritos se encuentran en poder del Dr. Andrés Lamas, encontró diversos trozos de coraza de ungliptodon, acom- pañados de algunas vértebras caudales, restos que atribuyó al Megatherium, comunicando su descubri- miento á Augusto de Satnt-Hilaire que dió cuenta de ello en el Bulletin de la Société Philomatique , 1823, (p. 23). Cuvier cita esta comunicación en sus Ossements fossiles, (t. Y, p. 179, a. 1823), asintiendo á la opinión de que la mencionada coraza pertenece probablemente al Megatherium. Pero en la edición postuma délas obras de Cuvier publicada por Laurillard, en 1836, este distinguido naturalista se pronun- cia en contra de la prematura atribución al Megatherium de los fragmentos de corazas que se encuentran en Sud-América en las mismas formaciones que este. Sellow, viagero prusiano que en esa misma época recorríala República Oriental, envió á Berlin al- gunos trozos de la coraza de un gliptodon, acompañados de algunos huesos del esqueleto, y la extremidad de un tubo caudal evidentemente de un Panochtus. Estos restos fueron mencionados. por el mineralogista AVeiss en un trabajo sobre las petrificaciones de la Banda Oriental, figurando la extremidad del mencionado tubo caudal que atribuyó al Megatherium (Ablandl. der Kon. Akad. Wissensch. zu Berlin, cor- respondiente al año 1827, Berlin 1830, p. 218, 278 y 282). El autor inglés Clift, en una memoria sobre los primeros restos de Megatherium llevados á Inglaterra por AVoodblne Parish reproduce la opinión de AVeiss atribuyendo al Megatherium una coraza ósea, de la que creía poseer fragmentos en la colección mencionada, pero que en realidad eran de un gliptodonte. (Clift, Notice of the Megatherium, en Transad. Geolog. Soc. 1832, publicadas en 1835). Mientras tanto, el célebre anatomista aleman D’Alton, catedrático en la Universidad de Halle, se ocu- paba del estudio de los restos mandados á Alemania por Sellow, y en 1833, publicó la descripción del miembro anterior incompleto, y de algunos huesos del pié, probando que el animal tuvo afinidad con los armadillos, y que á él debían atribuirse los restos de coraza repetidas veces mencionados, y no al Mega- therium que era mucho mas cercano de los perezosos. (Abland. etc. zu Bei'lin, 1833). AVoodbíne Parish y Carlos Darwin enriquecían al mismo tiempo el Colegio de Cirujanos de Lon- dres con numerosos restos de Megatherium y de gliptodontes ; tan luego llegados esos restos á Ingla- terra, fué evidente tanto para Clift como para Owen que se habían confundido dos animales distintos, y que los fragmentos de coraza atribuidos al Megatherium eran en realidad de un animal muy distinto ; se moldaron algunos huesos y un fragmento de coraza que enviados al Museo de París fueron reconocidos por Laurillard, Pentland y de Blainville como pertenecientes á un armadillo jigantesco. Entre esos restos se encontraba una coraza completa, partes del esqueleto y un tubo caudal, comprados á Pedro de Angelis, de Buenos Aires, que fueron restaurados bajo la dirección de Owen, quien publi- có sus primeras investigaciones en la obra de AVoodbine Parish, Buenos Aires and La Plata, p. 178, b, a. 1838 (un cierto número de ejemplares llevan la fecha de 18 39) , designando el animal con el nombre genérico de Glyptodony llamando la especie Glyptodon davipes, á causa de la forma maciza de los piés. En ese mismo año, Bronn, en la entrega segunda de su Lethse a geognostica (1838), proponía para los restos descritos por D’Alton, dos nombres, el de Ory dherotherium para el caso que el animal no hu- biera sido acorazado, y el de Chlamydotherium para el caso contrario, nombre este último que, en el mismo año empleaba igualmente Lund para designar un armadillo jigantesco fósil en el Brasil, pero mu- cho mas parecido á los armadillos actuales que al Glyptodon. Conjuntamente con los restos del Chlamy- dotherium, descubrió Lund en las cavernas fosilíferas del Brasil los restos de un verdadero gliptodonte, al que aplicó en el mismo año (1838) el nombre genérico de Hoplophorus, designando la especie con el de Hoplophorus euphradus, y agregando sucesivamente el conocimiento de nuevas partes, que después resultaron pertenecer á dos especies distintas. El nombre de Hoplophorus , fué generalmente considerado, hasta una época relativamente reciente, como sinónimo de Glyptodon. 760 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS D’Alton que hasta entonces no se había apresurado á nombrar el animal, vuelve á disertar sobre él en la reunión del Congreso de naturalistas alemanes reunido en Erlangen en Setiembre de 1839, designán- dolo con el nuevo nombre de Pachypus, mientras que Luind designaba en el mismo año, con el nombre de Pachytherium algunos restos de un animal acorazado que parece ser genéricamente idéntico al Glyp- todon. Comparando Lund algunos huesos délos piésde su Hoplophorus euphradus con los que había figu- rado D Altojx, reconoce que son de una especie diferente que designa con el nombre de Hoplophorus Sellowi, reconociendo todavía como fósil en las cavernas del Brasil una tercera especie mas pequeña que llamó Hoplophorus minor. En 1839 y 1840 publica Onven sus observaciones completas sobre el Glyptodon clavipes (Proceed. Zool. Soc., February 1839, pág. 90. — Transad. Geolog. Soc., série 2a, vol. 6o, pág. 81. — Zool. o¡ theBeagle, I, pág. 106). Desgraciadamente el esqueleto, que se conserva en el museo de cirujanos de Londres, ha sido mal reconstruido, pues Owew creyó que todos esos huesos procedían de un solo indivi- duo, mientras que proceden no solo de individuos distintos, sino también de especies diferentes. La coraza dorsal es de un verdadero Glyptodon, mientras que el tubo cónico-cilíndrico que constituye la cola es de un animal muy diferente, para el que se ha adoptado el nombre genérico de Hoplophorus . Por otra parte, esos restos tampoco fueron encontrados juntos, pues me consta por las informaciones que he tomado sobre la localidad, en el partido de Cañuelas en donde los mencionados restos fueron descubier- tos, en las barrancas del rio de la Matanza, que el tubo caudal fué recojido á unos 5 kilómetros de distan- cia de la coraza, pero acompañado á su vez de algunas placas de la coraza, que son probablemente las que mas tarde publicó Owex bajo el nombre de Glyptodon ornatus, pues proceden de la misma lo- calidad. Otro carácter que no sospechó Owen, es que entre las colas que terminan por un tubo cilindrico, y las corazas áque estos tubos se adaptan, debían existir varios anillos movibles que existen en los armadillos actuales, pero que faltan en la restauración del Glyptodon clavipes, bien que era fácil sospechar su existencia por analogía, y además por la desproporción de tamaño entre la apertura caudal de la coraza y la extremidad proximal del tubo caudal que se le quería adaptar. Desde esa época, el dibujo del Glyptodon davipes, así restaurado, figura en todos los tratados de paleontología y otras obras científicas, produ- ciendo una confusión que todavía continúa, y continuará quizás por muchos años. Nunca se ha vuelto á encontrar otro ejemplarigual al descrito por Oxvew, ni podrá encontrarse, puesto que, lo repito, se halla restaurado con restos de dos géneros distintos, de Glyptodon y de Hoplophorus. En 1840, en la parte zoológica del viaje del Beagle, figura el mismo autor algunas placas que designa con el nombre de Hoplophorus euphradus de Luxd, pero no pertenecen á dicha especie, sino probable- blemente al Hoplojahorus elegans de Burmeister. Mientras tanto, Lund continuando sus investigaciones descubrió nuevos restos que le permitieron co- nocer que bajo el nombre de Hoplophorus euphradus había confundido dos especies distintas, conser- vando el nombre primitivo para los primeros restos descritos, que son en verdad de un verdadero Glyp- todon, y designándolos restantes, ya figurados con el mismo nombre de HopAophorus euphradus , con el nuevo nombre de IToplophorus Meyeri (1843), constituyendo estos restos el tipo del género Hoplo- phorus, el que desde un principio fué difícil separarlo del Glyptodon, á causa de lo parecido de la denta- dura en ambos animales. El Floplojahorus minor parece ser, no un HopZophoms, sino un verdadero Glyptodon, y probablemente la especie mas pequeña del género hasta ahora conocida. Hácia esta misma época, el Dr. Yillardebó, de Montevideo, enviaba al Jardín Ale Plantas de Paris, la coraza de un Glipotodon jigantesco, que había designado primero con el nombre de Dasypus antiquus, y después de Dasypus maximus. Dicha coraza fué clasificada en Paris como de Glyptodon davipes, aunque erróneamente, constituyendo una especie diferente que designé mas tarde, conjuntamente con H. Gervais, con el nuevo nombre de Glyptodon principalis . Es á esta coraza á que hace alusión Píctet en su tratado de Paleontología, cuando dice que el Dasypus antiquus y el Dasyjaus maximus de Yillardebó, deben ser reunidos al Glyptodon clavipes de Owen. En 1845, agrega Owen algunos nuevos datos al conocimiento del Glyptodon clavipes, introduciendo BRUTOS 761 al mismo tiempo tres nuevas especies que designa con los nombres de Glyptodqn ornatus, Glyjotoclon reMculatus y Glyptodon tuberculatus (Caí. Foss. Mamm. Aves Mus. R. Cotí. Surg., 1845). El Glyptodon ornatus es caracterizado por un tamaño bastante menor que el del G. clavipes, y es actualmente considerado como un Hoplophorus . El Glyptodon reticulatus parece es la misma especie designada mas tarde por Nodot Schistopleurum typus , y por Burmeister Glyptodon a sper, pero mal caracterizada por Owen, de manera que no fué posible reconocerla ; en efecto, dicho autor dá como carácter distintivo de la especie, el de que la eminen- cia central angulosa de cada placa, es del mismo tamaño que las eminencias marginales, que son gene- ralmente en número de seis, y que toda la superficie exterior de la coraza presenta esta misma disposición, excepto probablemente en los bordes ó cerca de ellos, lo que evidentemente es un error, pues solo en el centro de la coraza, y en un trecho de corta extensión se confunden las figuras periféricas con la figura cen- tral de cada placa, y todavía eso, no en todos los ejemplares. El Glyjjtodon tuberculatus es el que sirvió mucho tiempo después como tipo del género Panochtus. Un año después (1846), el mismo Owen introducía una nueva especie con el nombre de Glyptodon clavicauclatus (Rep. Brit. Assoc. , 1846), muy diferente de las otras por la extremidad del tubo caudal enanchada en forma de clava, tipo separado mas tarde por Burmeister, como género distinto, bajo el nom- bre de Dcedicurus . En ese mismo año (1846) regresaba á Francia de una misión al Rio de la Plata, el almirante francés Dupotet, llevando consigo una rica colección de huesos fósiles recojidos por el Dr. Francisco Javier Muñiz, en la Villa de Lujan, y regalada por este á aquel por orden del dictador Rosas ; esta colección fué entregada en su mayor parte al Museo de París, y el resto, entre lo que iba Ja pieza mas completa, con- sistente en una coraza de Glyptodon casi entera, al Museo de Dijon. En esa colección iban á Europa los primeros restos de colas anilladas y con tubérculos, características del verdadero Glyptodon , siendo algunos fragmentos, como también algunas otras partes de gliptodontes, figurados por Blaixvílle en su Osteographie , pero el autor murió antes que hubiera redactado la descripción correspondiente. La coraza regalada al Museo de Dijon estaba acompañada de la mayor parte de la cola, en fragmentos como la coraza, pero fueron una y otra reconstruidas bajo la dirección de Nodot, director del Museo, naturalista de mérito, á quien llamó inmediatamente la atención, la enorme diferencia que existía entre la cola cónico- cilíndricay de una pieza que acompañaba la coraza del Glyptodon clavipes de Londres, y la cola for- mada por anillos separados que tenía en su poder. No sospechó que pudiera haber un error en la recons- trucción del Glyptodon clavipes, y aunque las corazas de Londres y de París eran bastantes parecidas en sus caractéres generales, las diferencias que presentaban las colas le parecieron suficientes para refe- rirlas á dos géneros distintos. En 1855, en una corta comunicación á la Academia de Ciencias de Paris, designó su pretendido nuevo animal con el nombre de Schistopleurum typus , describiéndolo detallada- mente un año después, pasaudo al mismo tiempo en revista todo el grupo de los gliptodontes, de los que admite unas doce especies diferentes, repartidas en dos géneros: Glyptodon y Schistopleurum (Descrip- tion d’un nouveau genre el’ animaux fossiles, etc., 1857). Distingue el género Schistopleurum , por la cola compuesta de un cierto número de anillos movibles colocados unos en otros y armados de fuertes tubérculos espinosos, y por la presencia de hendiduras perpen- diculares sobre los bordes laterales de la coraza, ambos caractéres erróneos, pues las hendiduras perpen- diculares laterales, aunque poco acentuadas se encuentran también en el Glyptodon clavipes, y la dife- rencia en la forma de la cola es debida al ingerto del tubo caudal de Hoplophorus en la coraza del Mu- seo de Cirujanos, pues la cola de esta coraza debía estar formada por anillos espinosos como en la del Museo de Dijon, no existiendo de consiguiente caractéres que permitieran separarlas como representantes de dos géneros distintos. Las especies que Nodot coloca en el género Schistopleurum son en número de tres, que designa con los nombres de Schistopleurum typus, S. gemmatum y S. tuberculatum. El Schistopleurum typus, constituye, como su nombre lo indica, la especie típica del pretendido nuevo género, y corresponde según Lydekkeis al Glyptodon reticulatus de Owen. El Schistopleurum gem- matus es sin duda un verdadero Glyptodon muy cercano del precedente, pero el Schistopleurum tu- se 762 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS berculatum, fundado sobre el Glyptodon tuberculatus de Owen es un animal sumamente diferente de los dos precedentes, y de un género distinto tanto del Glyptodon como de su pretendido Schistopleu- rnm, separado mas tarde como género distinto por Burmeister con el nombre de Panochtus tubercu- latus. Las otras nueve especies, qué coloca en el género Glyptodon son: El Glyptodon clavipes de Owen, que no conoció estaba formado con restos de dos especies. El Glyptodon Owenii, que parece ser una simple variedad del G. clavipes. El G. ornatus de Owen, del que no conoce otros restos que los descritos por el fundador de la es- pecie. El G. reticulatus de Owen, que no conoció era el mismo animal que él acababa de describir con el nombre de Schistopleurum typus, pero también es verdad que la corta descripción dada por Owen tampo- co hubiera permitido reconocerlo con seguridad. Nodot tomó la especie descrita por Owen por otra muy parecida, pero que se distingue por presentar un cierto número de grandes agujeros en el fondo de los surcos que rodean las figuras centrales délas placas, la que he designado últimamente con el nombre de G. perforatus. El Glyptodon elevatus, lo funda el autor sobre una porción considerable de la coraza de un animal muy particular y muy diferente de los otros gliptodontes. Nodot, no se apercibió de que las placas que componen esta coraza, á pesar de ser simétricas no se traban unas á otras por suturas fijas como en los otros gliptodontes, pero que están simplemente justapuestas unas al lado de otras, y que si en dicho ejem- plar permanecen unidas es á causa de un cemento calcáreo que ha penetrado por las hendiduras uniendo las placas entre sí. Sobre esa misma coraza fundé mas tarde conjuntamente con H. Gervais el género Tho- racophorus. El G. sub-elevatus de Nodot, parece ser en efecto una especie distinta, de tamaño no muy considerable y aliada del G. clavipes. El Glyptodon gracílis es otra especie muy pequeña que entra en el género Lomap/iorus. . El Glyptodon quadratus, Nodot lo ha fudado sobre un pequeño fragmento lateral de la coraza de un verdadero Glyptodon, probablemente del G. reticulatus. Tanto en esta especie, como en el G. elon- gatus, sobre los lados laterales de la coraza hay trechos en Ls que las placas presentan la misma disposi- ción que las figuradas por Nodot, y que observadas aisladas podrían dar lugar al mismo error. El Glyptodon verrucosus fué fundado por Nodot sobre el dibujo de una placa en la Osteographie de de Blainville; busqué dicha placa en el Museo de París, en donde debía encontrarse, pero inútilmente. En cambio vi en él una porción considerable de una coraza de un Panochtus que se encuentra allí desde hace mas de 40 años, y que me reveló lo que debía ser el G. verrucosus. Este Panochtus, del que doy el dibujo de una placa en la lámina LXXXYIIl, f. 2, tuvo una enfermedad en la repon superior de la coraza; la parte afectada por la enfermedad muestra un gran número de verrugas irregulares mas grandes que los pequeños tubérculos que adornan las placas délos Panochtus normales, y colocadas en sentido longitudi- nal, es decir siguiendo el mayor largo de las placas que en la coraza es de adelante hácia atrás. La figura del pretendido Glyptodon verrucosus de Nodot presenta absolutamente el mismo aspecto, y no dudo que lo que Blainville hizo figurar es una placa de la mismas coraza enferma. Así el G. verrucosus es un Panochtus tuberculatus enfermo. Además menciona Nodot las grandes colas claviformes designadas por Owen con el nombre de Glypto- don clavicaudatus bajo el nombre genérico de Hoplophorus. En orden de antigüedad vienen los trabajos de Bravard, hasta ahora la mayor parte inéditos. Este dis- tinguido naturalista, reunió entre los años de 1852 á 56 una numerosa colección de fósiles que en parte se conserva actualmente en el Museo Nacional de Buenos Aires. En ella clasificó 7 especies de gliptodontes que denomina G. gigas, G. geometricus, G. tuberculatus, G. Owenii, G. D Orbignyi y G. radiatus. Bra- vard, antes de salir de Europa para Buenos Aires, visitó detenidamente las colecciones de fósiles argen- tinos conservadas en los museos de Lóudres ; es pues de interés conocer la relación de sus especies con las ya entonces conocidas y con las que se descubrieron después. Publicó él repetidamente la lista de sus es- pecies aunque no sus caractéres diagnóticos, pero hizo algunos buenos dibujos de las placas de las co- BRUTOS 763 razas y délas colas, acompañados de algunas esplicaciones que se encuentran en mi poder y me permiten recouocer las mencionadas especies. El Glyptoclon gigas es un gliptodonte de placas lisas en sus dos caras y con grandes agujeros que las perforan completamente ; entra pues en el género Dcedicurus. El G. geometricus corresponde al G. elongatus de Bürmeister. El G. tuberculatus, corresponde, no al Panochtus tuberculatus, sino al G. reticulatus de Owen. El G. reticulatus de Bravard corresponde al G. tuberculatus de Owen y al Panochtus tubercu- latus de Bürmeister. El G. Owenii es un Hoplophorus, sino idéntico, muy parecido al ornatus. El G. ü’Orbgnyie s de placas lisas, sin figuras ó adornos en la superficie externa, pero como no dá di- bujos de él no puedo reconocerlo con seguridad. A juzgar por el carácter de tener placas lisas y sin adornos, en la superficie externa, supongo sea una especie del género Euryurus. El G. radiatus corresponde al Hoplophorus elegans de Bürmeister. Desde esta fecha, no aparece ningún otro trabajo sobre los gliptodontes, hasta el año 1863, en que el profesor Huxeey dió algunas noticias sobre el esqueleto incompleto de un gliptodonte que atribuye al G. clavipes , pero que Bürmeister, y creo con razón, duda de que pertenezca a la mencionada es- pecie. Alaño siguiente empieza Bürmeister sus laboriosas y sabias investigaciones sobre este grupo. En la entrega primera délos Anales clel Museo Publico de Buenos Aires (1864), solo reconócela existencia de cuatro especies bien distintas ; la primera que designa con el nombre de G. spinicaudus como especie nueva, pero que corresponde evidentemente al Schistopleurum typus de Nodot y de consiguiente al Glyptoclon reticulatus de Owen ; la segunda es el G. tuberculatus de Owen ; la tercera es el G. clavi- pes del mismo autor ; y la cuarta, es una especie nueva, muy pequeña, que designa con el nombre de G. pumilio . No se pronuncia sobre la cuestión de saber si los gliptodontes constituyen uno ó mas géne- ros ; sin embargo reconoce que el Glyptoclon clavipes del Museo de Cirujanos de Londres, está mal res- taurado, puesto que entre la base del tubo cilindrico de la cola y la apertura caudal de la coraza debían existir un cierto número de anillos movibles, pero no sospechó que el mismo tubo caudal fuera de otro individuo, de otra especie y de otro género. En 1865, Serres, describe una nueva especie de Glyptoclon , bajo el nombre de G. giganteus, fundada sobre una enorme cadera llevada á París por Seguía, acompañada de algunas placas de la coraza sin ador- nos y con grandes agujeros que pasan de parte á parte como he podido cerciorarme de ello en el Jardin de Plantas, loque demuestra que entra en el género Dcedicurus. En ese mismo año, en una corta comuni- cación al Instituto, menciona una coraza casi completa de un pequeño gliptodon que identifica con el Slyp- todon ornatus de Owen. Al año signiente, el profesor Pouchet describe la misma coraza bajo el nombre de Hoplophorus euphractus de Lund; dicha coraza es realmente de un Hoplophorus, pero no es idéntica á H. Meyeri de Lund, sino probablemente al Glyptodon ornatus de Owen que resulta así ser un verdadero Hoplophorus. En 1866, en la entrega tercera de los Anales clel Museo de B. A., divide Bürmeister los glipto- dontes, entres grupos diferentes. Daá su primer grupo el nombre genérico de Panochtus, tomando por tipo de este nuevo género el Glyptodon tuberculatus de Owen, conociendo así aún antes de tener el es- queleto completo de este animal, su forma particular, muy diferente de los otros gliptodontes ; pero iden- tificaba erróneamente el Glyptoclon giganteus de Serres cxm su Panochtus tuberculatus, incluyendo en el mismo género el Glyptodon clavicaudatus de Owen, que figura así con el nombre de Panocthus clavicauclatus. Su segundo grupo, el Glyptodon, no comprende mas que una sola especie, el Glyptodon clavipes de Owen, cuyo tipo es el ejemplar del Museo de Cirujanos de Londres, y lo distingue del grupo precedente tan solo por la parte terminal de la cola en forma de tubo cónico-cilíndrico, precisamente la parte ingertada en cuestión. El tercer grupo lo identifica con el Schistopleurum de Nodot y erróneamente con el Hoplophorus de Lund. Incluye en este grupo su Glyptodon spinicaudus al que da el nuevo nombre de G. asper, con la 764 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS singularidad de que reconoce que su pretendido nuevo animal corresponde al que describió Nodot diez años antes bajo el nombre de Schistopleurum typus. Introduce además dos nuevas especies que denomina G. elongatus y G. Isevis. A las otras especies no Ies da colocación en esta clasificación. El Glyptodon ornatus de Owen lo consi- dera un Glyptodon clavipes joven, dice no haber visto ningún pedazo del G. reticulatus de Owen, cuando es su G. a sper, y reúne en una misma especie el G. elevatus y el G. subelevatus de Nodot, dos animales completamente diferentes. Es también en esta entrega que el autor enuncia por primera vez la peregrina idea de que los gliptodontes estaban protejidos por un escudo ventral ó plastrón á manera de las tortugas, independiente de la coraza dorsal, y hasta creyó haber encontrado los vestigios de dicho plas- trón consistentes en placas lisas en sus dos caras y con grandes agujeros que las perforaban completamente, que no conoció pertenecían al mismo animal de cola en forma de clava que había denominado Panochtus clavicaudatus, ocurriéndosele no sé por qué razón, que debían proceder de un plastrón ventral que su- puso debían tener todos los gliptodontes. A causa de la supuesta existencia de este plastrón divide los edentados cavadores y acorazados de Sud-América en dos familias distintas, la una que llamó de los Lori- cata cingulata por tener una sola coraza, que la formaban los armadillos, y la otra que designó con el nombre de Biloricata por suponer que tenían además déla coraza dorsal, el plastrón ventral aludido, for- mado por placas lisas y con agujeros que son precisamente características de la coraza del género Dcedicu- rus, en esa época su Panochtus clavicaudatus . Es sorprendente que conociendo Burmeister la cola del mencionado animal, no se apercibiera que las placas de su pretendido escudo ventral correspondían per- fectamente á las placas que formaban la parte anterior déla coraza del tubo de la mencionada cola, y que de consiguiente podían pertenecer á la coraza dorsal del mismo animal, en vez de inventar la existencia de un plastrón ventral que, sobre ser de un peso enorme en un animal terrestre de tanta corpulencia, tampo- co estaba en conexión con la coraza dorsal ni con ninguna otra pieza del esqueleto, lo que bajo el punto de vista puramente teórico bastaba para negar la posibilidad de su existencia. En las entregas sétima y octava (18-70-71), de los ya citados anales, describe la coraza y el esqueleto completo del género Panochtus, sobre un ejemplar que acababa de ser exhumado en las cercanías de Mer- cedes; quiso la desgracia que, conjuntamente con este esqueleto, se encontraran un cierto número de pla- cas de la coraza del Dcedicurus , las que, naturalmente, las atribuyó al supuesto plastrón ventral del Panoch- tus, dando de él una restauración completamente imaginaria puesto que nunca existieron gliptodontes con plaston ventral. Reconoce una nueva especie de Panochtus, que denomina P. bullifer, é identifica el G. giganteus de Serres con el Glijptodon clavicaudatus de Owen bajo el nombre de Panochtus cla- vicaudatus. De algunos restos dibujados por Lund como del Hoplophorus euphractus y luego adscritos al Hoplophorus Meyeri , como los de un Panochtus que llama P. Lundii, y persiste en creer que el Glyptodon ornatus de Owen y el Hoplophorus euphractus de Pouchet pertenecen al Glyptodon clavipes joven ; insiste nuevamente y con razón en que no encuentra diferencias fundamentales entre el Schistopleurum de Nodot y el Glyptodon de Owen, con excepción de la cola, cuyo tubo ya sabemos no es de Glyptodon. En la entrega novena (1871) teniendo en su poder mayor acopio de materiales pudo reconocer la distin- ción del Hoplophorus y del Glyptodon, admitiendo el primero como género perfectamente distinto. Reconoce que el pretendido Panochtus Lundii es realmente un Hoplophorus, como también el Glyp- todon ornatus de Owen, cuya coraza y parte considerable del esqueleto describe bajo el nombre de Hoplophorus ornatus, añadiendo una nueva especie bajo el nombre de Hoplophorus elegans, que cor- responded la especie que Bravard había denominado Glyjotoclon radiatus, y á una parte de las placas figuradas por Owen en el viaje del Beagle como de Hoplophorus euphractus. Reúne el Glyptodon gracilis de Nodot con el Hoplophorus euphractus de Lund que es el Hoplophorus Meyeri, é inclu- ye en el mismo género su antiguo Glyptodon pumilio. En la entrega décima (1872) empieza la descripción completa y comparada de los pretendidos géneros Schistopleurum y Glyptodon, insistiendo siempre en que la única diferencia entre ambos, consiste en la forma de la cola. En la entrega undécima, continúa esta descripción que concluye en la duodécima (1874), haciendo en ella esfuerzos imposibles para encontrar una separación natural entre el Schistopleurum BRUTOS 765 y el Glyptodon, pero en vano ; la sola diferencia de importancia la constituye siempre la cola, y concluye por declarar que se halla incapaz de reconocer las especies del sub-género Glyptodon, aunque coloca en él ademas del Glyptodon clavipes, el Glyptodon reticulatus que es precisamente su mismo Glyptodon asper y el tipo del género Schistopleurum de Nodot, puramente nominal, puesto que el carácter único importante que parecía distinguirlo es propio también del Glyptodon clavipes. Describe una coraza in- completa y varios tubos caudales cónico-cilíudricos, los que, basándose sobre el esqueleto del Museo de Cirujanos de Londres, atribuye al Glyptodon clavipes, pero todos esos tubos, son como el de Londres, de especies del género Hoplophovus, como es fácil cerciorarse de ello comparándolas con las colas cilin- dricas de las especies de este último género. En cuanto á la coraza que describe como de G. clavipes , tampoco es de esta especie sinó del G. reticulatus. Entre las láminas que acompañan esta última entrega hay una en la que el autor ha dado la restauración del Glyptodon clavipes, según los materiales, dice, conservados en el Museo de Buenos Aires; la cora- za de esta restauración es completamente diferente de la del Glyptodon clavipes de Londres tanto por su curva como por su forma general, y tampoco existe en el Museo de Buenos Aires ; á esta coraza se adaptan siete anillos caudales planos, á los que sigue un tubo caudal cónico- cilindrico de Hoplophovus, constituyendo así una cola cuyo largo iguala casi á la longitud del tronco. Tal animal no ha existido, y es pertinente recordar que dicha reconstrucción es puramente ideal y fantástica. En la segunda parte de esta última entrega, funda el autor el nuevo género Dcedicurus, sobre una parte considerable del esqueleto incluso la cabeza, recojidos por el señor D. José Pacheco en su estan- cia del Salto, atribuyendo al mismo género las colas en forma de clava como la del Glyptodon clavi- cauclatus de Owex, é identifica la especie con el Glyptodon giganteus de Serres que es el Glyptodon gigas de Bravard, llamándolo Dcedicurus giganteus. No dá ninguna descripción de la coraza, llevándolo su preocupación infundada del plastrón ventral, á decir : « Desgraciadamente, nada se ha encontrado de la coraza externa, sea del tronco, sea de la cola, sinó solamente la del pecho, que no muestra caractéres diagnósticos ». En efecto, conjuntamente con los restos del esqueleto mencionado, el señor Pacheco había recojido varios cajones de placas lisas y perforadas, que formaban parte de la coraza dorsal del animal, pero que Burmeister, guiado por suposiciones sin fundamento atribuía á un escudo ventral, del que ca- recía tanto el Dcedicurus como los demás gliptodontes. Con esta entrega, concluye Burmeister, la monografía de los gliptodontes, obra colosal, que quedará como un monumento de la paleontología argentina. En ella dá la descripción é ilustración completa de un nuevo género, el Panochtus ; funda otro género no menos interesante, del que describe partes con- siderables del esqueleto, el Doedicurus ; describe el género Hoplophovus separándolo de los otros glip- todontes ; y dá la descripción casi completa de tres especies de Glyptoclon, el G. asper, el G. elonga- tus y el G. laevis, apercibiéndose de la estrecha unión del pretendido género Schistopleurum con el Glyptodon , aunque sin conseguir unirlos en uno solo, á causa de la falsa restauración del Glyptodon clavipes de Londres. En 1872, el Profesor Cornalia, en su trabajo sobre los fósiles de la Pampa regalados al Museo de Milán, adoptando la primera identificación de Burmeister del Schistopleurum con el Hoplophovus , designa á los Glyptodon asper, elongatus y Icevis de Burmeister, con los nombres de, Hoplophovus asper, H. elongatus y H. Icevis, incluyendo con la misma denominación de Hoplophovus, el G. reticulatus. En 1875 designé bajo el nombre de Hoplophovus Burmeisteri, una parte considerable de un escudo cefálico, que resultó proceder del Hoplophovus ornatus. En el mismo año, el profesor Reiahardt refería al género Schistopleurum ó Glyptodon, las prime- ras piezas originales sobre que Luwd había fundado el Hoplophovus euphractus, designándolo con el nombre de Schistopleurum euphractum, y fundando una nueva especie bajo el nombre de Glyptodon dubius, la que probablemente no se diferencia de la precedente. En 1878 el profesor Geryais introducía dos nuevas especies que designa con los nombres de G. ruclis y Hoplophovus cliscifer. El primero es realmente un giiptodonte muy diferente de los demás, que separé mas tarde como género distinto, pero el segundo es un armadillo del género Propaopus. En el mismo año, en mi Catálogo de la sección paleontológica argentina, en la exposición universal de París 766 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS (p. 63), manifestó por primera vez mi opinión de que las placas lisas y agujereadas atribuidas por Burmeis- ter al plastrón ventral de los gliptodontes, procedían de la coraza dorsal del Dcedicurus. Al año siguiente, 1879, Burmeister, en el tercer volumen de la Descripción física de la República Argentina, pasa en revista sus trabajos anteriores sobre los gliptodontes, concluyendo por admitir la separación de los géneros S chisto pleurum y Glyptodon. Identifica el G. gracilis de Nodot con el Hoplophorus euphractus que es el H. Meyeri, y el Glyptodon ruáis de Gervais con el Dcedicurus giganteus , pero erróneamente, pues son dos animales muy diferentes. Se extiende algo mas sobre él Dcedicurus, del que se ocupa todavía mas esteusamente en una comunicación publicada en el mismo año, en las actas de la Academia de Ciencias de Berlin, insistiendo en atribuir al plastrón ventral las placas de la coraza dorsal. Constata que nunca se ha encontrado con los huesos de Dcedicurus mas que las placas perforadas mencionadas ; esto conjuntamente con el magnífico ejemplar de tubo caudal, del que dá el dibujo, y cuya parte anterior consta de placas lisas y perforadas, cualquiera creería que habría podido inducir á Burmeister á pensar que sus pretendidas placas del escudo ventral bien habrían podido per- tenecer á la coraza dorsal. Pues nada de eso ; el distinguido naturalista para resolver la dificultad, mas bien que renunciar á la idea de la existencia del plastrón ventral, prefiere creer que el Dcedicurus contra lo que es de regla en los gliptodontes y armadillos, tenía un plastrón ventral óseo, pero carecía de coraza dorsal. Y á pesar de admitir que un género, el Hoplophorus, carecía de coraza ventral, y que el Dcedicurus carecía de coraza dorsal, continúa designando el grupo de los gliptodontes con el nombre de Biloricata, y el de los armadillos con el de Loricata cingulata. En 1880, en Los mamíferos fósiles de la América Meridional, trabajo que publiqué en colabora- ción con H. Gervais, pasamos en revista todo el grupo de los gliptodontes, admitiendo en él seis géneros. El Dcedicurus, Burm., en el que colocamos cuatro especies ; el D. clamcaudatus (Ow.) sobre la cola jigantesca, conservada en el Museo Británico ; el D. uruguay ensis , fundado sobre un tubo caudal del Museo de la Escuela Normal de París, que nos pareció mas pequeño que el de Londres, pero que según Lydeiíker es absolutamente idéntico ; el D. Pouchetii, sobre un tubo de menor tamaño, de las colecciones del Museo de París; y el D. giganteus solo de una manera provisoria, pues no conociéndose de él la cola, podía quizás ser idéntico con alguna de las especies precedentes. El Euryurus, género nuevo, fundado sobre el Glyptodon ruáis de Gervais. El Panochtus de Burmeister con las dos especies que este sábio incluye en él. El género Hoplophorus de LuwDenel que además de los H. ornatus (Ow.)y H. Meyeri (Lund) intro- ducimos dos nuevas especies, el II. joerfectus y el H. imperfectus, colocando también en el mismo gé- nero el H. minor de Lund, que es un verdadero Glyptodon como ya lo suponíamos entonces, é identifi- camos el G. radiatus de Bravard con el Hoplophorus elegans de Burmeister. Elgénero Glyptodon, que reunimos en ese trabajo al Schistopleurum, por no encontrar entre ambos ninguna diferencia bastante importante que justificara su separación; á este propósito, hablando del Glyp- todon clavipes decíamos lo siguiente : « Entre los principales restos que se conocen de esta especie, ci- taremos la coraza que figura en las colecciones del colegio de Cirujanos de Londres, descrita por O w ejn , pero la cola adaptada á esta coraza pertenece á un individuo del género Hoplophorus ; el animal así res- taurado ha sido desgraciadamente reproducido de esa manera en un gran número de tratados de paleon- tología, error que nos ha parecido útil indicar tanto mas que es sobre él que reposa la separación infunda- da del género Glyptodon, en Glyptodon y Schistopleurum » (p. 202). Había llegado á este resultado después de una visita que hice á Londres en el mes de Setiembre de 1879, en laque pude examinar el esqueleto conservado en el Museo de Cirujanos y convencerme de que la cola era de un Hoplopjho ) us, y que la coraza no se diferenciaba por ningún carácter de importancia de las que se atribuían al pretendido género Schistopleurum. El Schistopleurum asperum de Burmeister lo incluíamos en este género bajo el nombre de Glyptodon typus, por ser este apelativo mas antiguo de 10 años que el que le dió Burmeis- ter. El Schistopleurum elongatum lo incluíamos con el nombre de Glyptodon gemmatus, identifi- cándolo con la especie de este nombre de Nodot, aunque quizás erróneamente. Identificamos el G. geome- tricus de Bravard con elG.asper de BuMEiSTERy elS. typus de Nodot, pero sin razón, pues hubiéramos BRUTOS 767 debido referirlo al G. elongatus. Identificamos bajo la fó de Pictet, el Dasypus antiquus y el Dasypus maximus de Villardebó con el Glyptodon clavipes, cuando dichos nombres habían sido aplicados, aunque sin diagnosis, á un Glyptoclon completamente diferente que en el mismo trabajo hemos designado con el nombre de G. principalis, por ser, aparéntemete el mas corpulento de todos los verdaderos Glyptodon. El nuevo género Thoracopliorus , que fundamos sobre el antiguo Glyptodon elevatus de Nodot. En 1881, en el segundo volumen de mi obra, La antigüedad del hombre en el Plata, agregaba á esta ya larga lista varias nuevas especies, un Panochtus Morenii del Uruguay; dos gliptodontes, el Glyptodon rudimentarias y el G. Muñizii-, y dos especies de Thoracophorus, T. depressus y T. minutus. Al año siguiente aumentaba todavía este número con el Glyptodon perforabas, caracterizado por una escul- tura externa con grandes surcos profundos y agujeros enormes que absorben casi por completo la super- ficie central de cada placa ; y dos Hoplophorus de talla muy pequeña, el LI. elevatus y el H. com- pressus. Hasta acá todos los representantes conocidos del grupo de los gliptodontes, eran de los terrenos sedi- mentarios mas modernos, ó sea de la formación pampeana. Recien en este año empiezan á mencionarse los primeros restos de gliptodontes pre-pampeanos ; sobre placas de coraza de los terrenos eocenos de la Pa- tagonia austral, fundó Moreno sin caracterizarla, una nueva especie de Hoplophorus, que desigña con el nombre de H. australis, tipo de mi género Propalcehoplophorus-, y sobre otros restos de los terrenos prepampeanos de Catamarca, fundó el Hoplophorus Ameghini, también sin caracterizarlo, y que forma parte de otro género igualmente distinto del Hoplop>horus, que designé últimamente con el nombre de Plohophorus. En 1883, publiqué una revisión general de los gliptodontes, estendiéndome detenidamente sobre la identidad genérica del Glyptodon y Schistopleurum, probando que el tubo caudal de la coraza del Glyptodon clavipes del Museo de Cirujanos de Londres, era realmente de un Hoplophorus, y que la cola de otros ejemplares de coraza de Glyptodon clavipies estaba en realidad constituida por una série de anillos espinosos como en los otros representantes del género Glyptodon. A fines del mismo ano agregaba dos nuevas especies de Hoplophorus, el H. paran.ensis y el II. Scalabrini, ambos de los terrenos terciarios antiguos del Paraná. En 1884, introduzco un nuevo representante de este grupo, procedente de los terrenos pampeanos y algo parecido al Dceclicurus que designo con el nombre de Plaxhaplus canaliculatus. En 1885, estudiando los restos de vertebrados fósiles de los terrenos terciarios antiguos del Paraná re- cojidos por el profesor Scalabrini, fundo el género Paleehoplophorus , tomando como tipo el Hoplo- phorus Sea labrini, agregando una nueva especie que designo P. pressulus. Fundo el nuevo género Protoglyptoclon con una sola especie, P. primiformis, y doy á conocer del género Euryurus, el E. interundatus . El año siguiente (1886) agrego á esta lista y déla misma procedencia, el Comaphorus concisus, aliado del género Dcedicurus. Durante el año 1887, continué aumentando los representantes de este grupo cou dos formas que descubrí en el mioceno superior de Monte Hermoso, una de ellas de un nuevo género que designé con el nombre de Plohophorus figuratus, y la otra una especie mas pequeña de Doeclicurus, que llamé Dosclicurus a n- tiquus pero que entra en realidad en el género Plaxhaplus. Al mismo tiempo estudiaba los restos de glipto- dontes de los terrenos eocenos de la Patagonia austral que habían sido referidos al género Hoplophorus, llegando á la conclusión de que pertenecían aun género bastante diferente, quedenominé Propalaehoplo- phorus,- tomando como tipo el Hoplophorus australis de Moreno, y agregando una nueva especie bajo el nombre de Propalaehoplophorus incisivus. En este mismo año aparecía el tomo quinto del catálago de los mamíferos fósiles del Museo Británico en el que Lydekker, dala enumeración de los restos que se conservan en dicho establecimiento. En el género Glyptodon menciona: el G. clavipes-, el G . reticulatus que identifica con el Schistopleurum typus de Nodot y el G. asper de Burmeister; el Glyptodon euphractus de Lund; y una especie iné- dita que por los caractéres que asigna á la escultura externa debe entrar en el género Plohophorus ó Nojoachtiis. 768 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS En el género Dcedicurus, solo menciona restos de Dcedicurus clavicaudatus , al que refiere también el Dcedicurus giganteus de Burmeister y el Dcedicurus uruguayensis de Gervais y Ameghino. Eu Euryurus, la especie típica del género, E. rudis. En el género Panochtus, solo menciona restos del P. tuberculatus . En el género Hoplophorus menciona restos del Hoplophorus Meyeri, del Iloplophorus ornatus, del Hoplophorus elegans , y de cuatro especies mas á las que no asigna nombre específico, algunas de ellas seguramente nuevas. En el año que acaba de transcurrir (1888), el naturalista aleman Koken, bien conocido por sus notables trabajos sobre los mamíferos fósiles déla China, lia descrito un nuevo gliptodonte de gran talla, el Eleu- therocercos setifer-, y por mi parte he agregado’otro género no menos curioso que he denominado No- pachtus coagmentatus, dos nuevas especies de Hoplophorus, H. cordubensis y II. lineatus, y una de Euryurus. el E. antiquus, todas procedentes del mioceno superior. Caractéres. — Los Glyptodonlia constituyen un orden de mamíferos acorazados de tamaño -jigantesco, hoy completamente extinguido, pero que, conjuntamente con los gravigrados, dá al conjunto de la launa extinguida de Sud- América, un aspecto peculiar, que la distingue de las de todas las otras regiones de la tierra. Los gliptodontes son próximos aliados de los armadillos existentes, pero se distinguen de estos por un conjunto de caractéres, que no permite reunirlos en un mismo grupo. Los caractéres culminantes que separan á los gliptodontes de los armadillos son: La coraza dorsal, sólida, compuesta de placas soldadas en toda la extensión del dorso, sin presentar en el centro las bandas transversales movibles, que son características del grupo de los armadillos. El cráneo corto, alto y truncado adelante, con el occipital inclinado y una apófisis descendente del zi- gomático, caractéres todos que faltan en los armadillos actuales. La cavidad cerebral sumamente pequeña. La rama ascendente de la mandíbula inferior, sumamente elevada, é inclinada hacia adentro para formar con la rama horizontal un ángulo menor de 90 grados. La forma de las muelas constituidas cada una por tres partes prismáticas soldadas. La columna vertebral formada por tres ó cuatro piezas largas que representan las vértebras de los de- más mamíferos, aquí soldadas entre sí para formarlas piezas dorsales mencionadas. Los caractéres mencionados no solo distinguen á los gliptodontes délos armadillos, sino que los separan igualmente de todos los demás mamíferos, justificando su separación como orden distinto. La coraza dorsal de los gliptodontes, de forma mas ó menos esférico-alargada, está formada por la reu- nión de un considerable número de placas óseas, de un espesor considerable, de contornos poligonales, generalmente pentagonales ó exagonales especialmente en el centro de la coraza, pero que toman mas bien una forma rectangular hácia el centro de los costados laterales. Estas placas están reunidas entre sí por suturas fijas en el centro, pero que se vuelven mas sueltas hácia la periferia, particularmente en los costados laterales, en donde, en el medio de la coraza, persisten hendiduras perpendiculares entre las filas transversales de placas, hendiduras que deben considerarse como los últimos vestigios del estado primiti- vamente independiente de las filas de placas transversales del centro de la coraza, que formaban anillos mo- vibles como en los armadillos existentes. Sobre la línea media longitudinal del centro déla coraza, y espe- cialmente en el medio de la región dorsal, las placas unidas por suturas mas fijas con la edad avanzada del animal concluyen por soldarse unas á otras formando una sola pieza, pero en la periferia de la coraza las suturas permanecen visibles durante toda la vida. En los individuos jóvenes, todaslas placas están separadas, completamente sueltas, formándose las suturas con la edad, pero en ciertos géneros este esta- do era persistente durante toda la vida, conservando así toda la coraza una especie de ílexibilidad, de que carece la de los actuales armadillos en sus regiones fijas. Las placas que componen la coraza están formadas por dos capas corticales compactas, pero muy delga- das que limitan las dos superficies interna y externa, consistiendo todo el centro limitado por las men- cionadas cortezas, en un tejido óseo sumamente esponjoso, atravesado por canales reticulares que se BRUTOS 769 cruzan en varias direcciones, y además por algunas perforaciones de mayor tamaño que atraviesan las placas partiendo del centro sobre el lado interno, dirijiéudose al externo en dirección mas ó menos diver- jente. La superficie interna de las placas es siempre lisa y un poco cóncava, particularmente en los indivi- duos jóvenes. La superficie externa es convexa, plana ó cóncava, según los géneros, y casi siempre cubierta de rugosidades ó tubérculos de formas definidas, y dispuestos según cierto orden, como si fueran esculpidos, imitando los dibujos de un mosaico, de aspecto distinto según los géneros y las especies, pero en otros casos la cara externa de las placas no presenta esculturas, sino una superficie simplemente rugosa ó lisa, ya convexa ó ya cóncava, con un aspecto idéntico á la cara interna, mostrando como esta un cierto número de agujeros qué la atraviesan ya directamente, ya converjiendo hacia adentro á una perforación común. Eí tamaño 7 forma de las placas, lo mismo que la disposición de. los dibujos de la cara externa, varían en las distintas regiones de una misma coraza, y de una manera diferente según las especies, pero constantemente el borde periférico está formado por una fila de placas, de forma distinta de las que constituyen el centro de la coraza. La coraza, además de la gran apertura ventral que sirve para dar salida á los miembros, presenta otras dos aberturas semi-circulares en sus extremos, una en la extremidad anterior, mas pequeña, que dá salida á la cabeza, y la otra en la extremidad posterior á la que sigue la cola. La parte superior y lateral de la coraza es muy convexa, y sobre los bordes desciende hacia abajo, dando vuelta la curva hacia adentro, disminuyendo gradualmente de diámetro transverso hácia su parte inferior, liegaudo los bordes laterales mas ó menos hasta la mitad de la altura de las piernas. El vientre quedaba á descubierto, cubierto de pelos, y en algunas especies con pequeños huesecillos irregulares y sueltos implantados en la piel como los presentan en distintas partes del cuerpo los armadi- llos actuales, pero de ninguna manera formando una coraza, escudo ó plastrón, como lo ha supuesto Bur- meister, quien desgraciadamente tomó las placas de la coraza dorsal del Dceclicurus por partes de un plastrón ventral, que creía debían presentar todos los gliptodontes l. La cabeza está igualmente protejida por un escudo óseo que cubría su parte superior desde el vértice hasta cerca de la nariz, formado por placas de tormos distintas según los géneros ; estas placas, en unos géneros se articulaban unas á otras formando un escudo sólido como la coraza dorsal, mientras que en otros presentaban formas mas irregulares, y estaban simplemente justapuestas, sin suturas que las unieran unas á otras. La cola estaba igualmente protejida por una coraza ósea que afecta las formas mas distintas, estando compuesta en unos géneros por placas dispuestas por séries transversales, formando anillos completos en todo su laigo, mientras que en otros la extremidad está formada por un tubo óseo sólido, mas ó menos largo, y que encierra en su centro las vértebras caudales. La forma del cráneo es también sumamente variable según los géneros, pero se distingue constante- mente del de los armadillos, por un alto mucho mayor, por un ancho considerable, y por ser bastante mas corto y como truncado en su parte anterior, en vez de estenderse en hocico prolongado como en los ar- madillos, pero en unos la apertura nasal anterior es muy ancha y en otros mucho mas angosta. Del mismo modo la configuración general del cráneo, en unos aparece como muy comprimida en su parte superior, y en otros sumamente convexa. Los nasales son siempre muy pequeños ; en unos, como Glyptodon y Dcecliciirns, son muy cortos y anchos, en otros, como eu Pd.nochtus, un poco mas largos v puntiagudos adelante. El arco zigomático es siempre muy fuerte y completo, sin que generalmente se aperciban suturas que demuestren la parte que en su formación toman hg distintos huesos, pero eu ciertos géneros presenta una apófisis post-orbitaria que se une á la del frontal, cerrando las órbitas con un círculo óseo completo, mientras en otros géneros las órbitas quedan anchamente abiertas hácia atrás, comunicando con las fosas 1 Ltdekker, en los caracteres que distinguen los representantes del grupo de los gliptodontes [Catal. etc., p. V p. 114) menciona la existencia general de un plastrón ventral, guiado sin duda por las afirmaciones de Burmeister, quien hasta lia dado reconstrucciones ima- L e^-rapo ^ C°mP et°’ ^ hoy^a noseP°dría sostener de buena fé la existencia de un plastrón ventral en ningún género 97 770 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS temporales. La parte inferior del arco zigomático debajo de las órbitas se prolonga en forma de una fuerte apófisis zigomática descendente como en los gravigrados, pero considerablemente mas fuerte, y sin la dimisión en varias ramas que presenta en estos últimos. Además en los gravigrados, esta apófisis zigomá- tica descendente es formada esclusivamente por el malar ó zigomático, y en los gliptodontes únicamente por el maxilar superior que forma el borde anterior é inferior de las órbitas. La región frontal es muy grande, ancha y deprimida en unos géneros y convexa en otros. La región parietal es siempre mas peque- ña, y sobre todo mas angosta que la frontal ; unas veces es deprimida y rugosa, con una cresta sagital larga y fuerte, y otras veces es sin cresta sagital, y de superficie lisa mas ó menos plana ó convexa. El occipital es muy pequeño y muy bajo, y masó menos inclinado oblicuamente de adelante hácia atrás terminando en cóndilos occipitales muy separados entre los cuales se abre el agujero occipital que en vez de presentar un contorno mas ó menos circular y embudiforme, como en la generalidad de los mamíferos, es aquí fuertemente elíptico y con su eje mayor en dirección transversal. El temporal es fuerte y estendido sobre los costados, con su parte escamosa separada por sutura persis- tente de la región petrosa, y con una apófisis zigomática fuerte que lleva en su parte posterior la faceta articularía para el cóndilo de la mandíbula inferior, faceta que se distingue por la singularidad de que en vez de estar dada vuelta hácia abajo como en la generalidad délos mamíferos, está al contrario dada vuel- ta hácia atrás. El maxilar superior y el paladar es la parte mas notable del cráneo de los gliptodontes. El maxilar su- perior presenta un desarrollo verdaderamente extraordinario que no tiene nada de parecido en ninguno de los otros grupos de mamíferos hasta ahora conocidos, pues forma por sí solo casi todo el alto de las pare- des laterales del cráneo adelante de las órbitas y dá al cráneo entero la forma elevada y casi cúbica que presenta; basta para dar una idea de este inmenso desarrollo, decir que la parte del cráneo que compren- de la dentadura es de un diámetro vertical casi tres veces mayor que la parte posterior sin dentadura cons- tituida por el occipital, los parietales y temporales, conformación verdaderamente extraordinaria entre los mamíferos. Toda la extensión vertical délos maxilares de los gliptodontes, está ocupada por los alveolos de las muelas, cuyo largo, en proporción del tamaño del cráneo y del paladar, es verdaderamente excep- cional. El paladar de los gliptodontes, es muy largo y estendido de adelante hácia atrás, pero relativamente angosto y con las séries dentarias casi paralelas. La superficie del paladar es rugosa y con una cantidad sor- prendente de agujeros vasculares ; los bordes alveolados son un poco mas descendentes, formando así un paladar un poco excavado, pero con una cresta media longitudinal mas ó menos desarrollada según las es- pecies. Otra particularidad del paladar de los gliptodontes, es que su superficie forma una curva ondu- lada, comparada á una S prolongada, de curvas poco acentuadas, que se extiende de adelante hácia atrás ; la parte posterior es un poco descendente, asciende liácia arriba en su tercio anterior, vuelve á descender liácia abajo formando una fuerte convexidad en su tercio superior para luego volverse á levantar hácia arriba de una manera mas acentuada, en su parte posterior. La parte anterior del paladar es sin dientes, y está formada por el hueso incisivo, muy corto y ancho, y fuertemente soldado á los maxilares. La mandíbula inferior, de acuerdo con la construcción del maxilar, tiene una rama horizontal muy elevada, destinada al desarrollo de los alveolos que deben recibir las muelas, que como las superiores son de un largo verdaderamente escepcional. La parte anterior adelante de las muelas es corta y termina en un reborde grueso y vuelto hácia abajo, pero la punta anterior sin dientes de este reborde se prolonga un poco mas adelante de la punta del intermaxilar. Ambas ramas mandibulares están unidas en casi la mitad de su longitud constituyendo una parte sinfisaria que se extiende debajo délas muelas anteriores, formando al lado interno una concavidad profunda. La rama ascendente de esta mandíbula, constituye otra de las grandes particularidades de los gliptodontes ; esta rama en vez de estenderse hácia atrás de las últimas muelas como una prolongación de la rama horizontal, como sucede en la generalidad de los mamíferos, se desprende del lado externo de esta, al nivel de las dos últimas muelas, y antes de llegar al borde alveo- lario, separándose de la rama horizontal y ascendiendo luego hácia arriba de modo que quede en la base entre ambas ramas una cavidad longitudinal muy pronunciada. Como la faceta articularía del temporal se BRUTOS 771 encuentra en la parte mas elevada del cráneo á una altura verdaderamente extraordinaria del paladar, la ra- ma ascendente de la mandíbula inferior para articularse con dicha faceta presenta una elevación ex- traordinaria, que no guarda ninguna proporción con el tamaño de la rama horizontal, terminando hác-ia arriba en un cóndilo transversal muy comprimido de adelante hacia atrás y en una apófisis coronóides mas ó menos redondeada pero no mas elevada que el cóndilo. Como complemento de todas estas singulari- dades, la rama ascendente en vez de estar mas ó menos inclinada hácia atrás, como es la regla en la gene- ralidad de los mamíferos, se inclina al contrario, fuertemente hácia adelante, tanto que su borde ascen- dente anterior forma con la rama horizontal un ángulo siempre agudo, no mayor á veces de 60 grados, con- formación que debía dar á los músculos destinados á mover el aparato masticatorio una fuerza extraordina- ria. La rama horizontal aumenta gradualmente de altura de adelante hácia atrás. La dentadura de los gliptodontes no es menos particular que la conformación del resto del cráneo. Como regla general carecen siempre de incisivos, y cuando existen, se reducen á unos dos pequeños dientes cilindricos completamente rudimentarios, implantados en el intermaxilar, y presentes solo en la juventud siendo luego reabsorbidos en edad mas avanzada, ó caedizos en algunos casos. Las muelas son siempre en número de 8 en cada lado de cada mandíbula, todas de la misma forma, me- nos la primera y á veces la segunda de cada mandíbula, que pueden presentar algunas modificaciones generalmente de pequeña importancia. Las muelas están formadas por la reunión de tres prismas, mas ó menos iguales, de figura romboide, separados por dos surcos perpendiculares opuestos á cada lado, muy profundos; cada muela presenta así dos aristas perpendiculares angostas á cada lado separadas por dos surcos que van de la raiz á la corona, dando á la forma externa de las muelas el mismo aspecto en todo su largo. La base délas muelas es completamente abierta, mostrando tres cavidades que corresponden á cada uno de los prismas y se comunican por pequeñas hendiduras que se abren entre los istmos formados por los surcos opuestos de cada lado. La parte inferior de las paredes de esta abertura tiene apenas el espesor- de una hoja de papel, pero se engruesan pronto hácia la corona hasta que los prismas se vuelven sólidos. En la corona, cada diente muestra en el centro de la superficie masticatoria una pequeña elevación muy an- gosta que se dirije de adelante hácia atrás, con dos prolongaciones transversales en cada prisma, una al lado externo y la otra al interno; estas crestas elevadas estáu formadas por una sustancia muy porosa com- puesta de tubos perpendiculares, análoga á la vásculo-dentina. Estas crestas estáu rodeadas por una sustancia mas homogénea pero probablemente mas blanda, pues se presenta siempre mas gastada que la sustancia del centro, formando en la superficie masticatoria una cavidad muy pronunciada en la que so- bresale de una manera muy aparentela sustancia céntrica que forma las crestas mencionadas. Por último, cada diente está envuelto por una capa externa muy delgada de una sustancia compacta y muy dura que sobresale en la superficie masticatoria déla corona, formando un borde periférico elevado, pero que en ninguna parte se pone en comunicación con las crestas centrales, de las que está separada por la sustancia intermediaria mas blanda. Todas las muelas están truncadas horizontalmente, sin que sobresalgan las unas sobre las otras, y saliendo muy poco afuera del alveolo. Todo el resto del prisma que constituyen las muelas, que son de un largo verdaderamente considerable, está incluido en los alveolos que ocupan toda la extensión vertical de los maxilares superiores, y descienden en la mandíbula inferior hasta la misma base de la rama horizontal. El cráneo de los gliptodontes muestra un ejemplo notable del enorme desarrollo puramente vegetativo en detrimento del desarrollo cerebral. Casi todos los huesos que constituyen el cráneo están soldados en una sola pieza sin traza de sutura, y la unión y soldadura precoz de los parietales, occipitales y tempora- les, aprisionando el cerebro en una caja que ya no era susceptible de dilatarse impidieron el aumento de volúmen del encéfalo mientras continuaba el desarrollo délas otras partes del cráneo y especialmente del aparato masticatorio que tomó proporciones verdaderamente monstruosas. Los gliptodontes eran los mas estúpidos de los mamíferos que podemos imaginar, en los que solo se habían desarrollado los órganos destinados ála nutrición — eran máquinas que no tenían otro objeto que mascar y mascar. La columna vertebral es en la conformación de los gliptodontes, la parte mas notable de todo el esque- leto, pues en vez de estar formada por una sucesión de vértebras como es la regla en todos los demás ma- míferos, está constituida por un tubo muy fuerte y arqueado, y dividido en dos piezas principales articula- 772 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cías por sincóndrosis, que comprenden las vértebras cervicales, las vértebras dorsales, las lumbares y las que constituyen el sacro, todas soldadas unas á otras, no quedando libres mas que las vértebras caudales y unas pocas del cuello. El atlas, permanece libre, presentando un tamaño mediano y alas laterales pequeñas. El axis y las tres ó cuatro vértebras que siguen están reunidas en una pieza que lleva el nombre de hueso meso-cervical. Es este un hueso corto y ancho, con una cresta superior longitudinal mas ó menos pronuncia- da que corresponde á la apófisis espinosa, y dos fuertes prolongaciones laterales en forma de alas, una á cada lado, qne representan las apófisis transversas soldadas, pero en cuyas bases se ven tres agujeros á cada lado que representan los pasages intervertebrales y prueban la formación del hueso por tres vérte- bras primitivamente separadas. Hacia adelante se articula con el atlas por tres facetas articularías, una central á veces muy prominente que corresponde á la apófisis odontóides del axis, y dos laterales, una á cada lado. La parte central de este hueso, arriba de la pared inferior, que representa el cuerpo délas vértebras, muestra una gran perforación circular longitudinal que representa el canal medular. La sexta vértebra cervical, es según los géneros, unas veces libre, y otras soldada á la quinta formando parte del hueso meso-cervical. Cuando se presenta suelta, es un hueso muy corto y muy delgado, con apófisis espinosa corta y grandes apófisis transversas, de un contorno general triangular, y con un gran agujero ó canal medular igualmente triangular. Se articula tanto adelante como atrás por medio de cuatro facetas arti- culares á cada lado, es decir, 8 adelante y 8 atrás. La base de cada apófisis transversal lleva una perforación para el pasage de la arteria vertebral, pero este conducto falta en algunos géneros. La sétima vértebra cervical está siempre separada del hueso meso-cervical, pero se presenta soldada atrás con las partes que representarían las dos primeras vértebras dorsales, formando las tres un solo hue- so que lleva el nombre de meta-cervical. Es este un hueso corto, ancho y casi plano, en el que la composi- ción por tres vértebras antes separadas es mas visible que en el hueso precendente, pues cada vértebra conserva sus contornos que están bien delimitados por surcos acentuados entre unas y otras, existiendo en la base de las apófisis transversas dos perforaciones ínter-vertebrales. Las apófisis espinosas de lastres vértebras están reunidas en uua sola que forma una fuerte protuberancia en la parte superior. A cada cos- tado existen tres articulaciones cóncavas destinadas á la articulación de los tres primeros pares de costillas. Hácia adelante, el hueso meta-cervical se articula con la sexta vértebra cervical por medio de 6 facetas articuladas, tres á cada lado; hácia atrás se articula con el tubo dorsal por medio de cuatro caras articu- ladas. Al hueso meta-cervical sigue un hueso muy largo y delgado, un poco arqueado y perforado en todo su largo, que lleva el nombre de tubo dorsal; esta pieza representa todas las demás vértebras dorsales sol- dadas, y el agujero que la atraviesa en todo su largo es el canal medular. La parte engrosada que en los otros mamíferos forma los centros vertebrales aquí se ha vuelto una lámina delgada, no mas gruesa que el resto de las paredes laterales que limitan el canal medular. La parte superior de este hueso se divide en tres crestas longitudinales regularmente elevadas y bien separadas, que corresponden, la del medio á las apófisis espinosas de todas las vértebras soldadas, y las laterales á las apófisis transversas. Una doble fila de agujeros intervertebrales á cada costado atestigua todavía la separación primitiva de las vértebras, per- mitiendo determinar su número, que también es fácil de reconocer por las ondulaciones del borde supe- rior de la cresta media longitudinal cuyas protuberancias convexas corresponden á otras tantas apófisis espinosas. Las crestas laterales muestran una série de escavaciones articulares cóncavas destinadas á re- cibir las facetas articulares de las costillas. La parte posterior del tubo se unía á la región lumbar siguien- te de una manera mas fija, que permitía solo una especie de movimiento de ginglimo. A esta sección sigue otro hueso mucho mayor, igualmente perforado en todo su largo, que lleva el nombre de tubo lombo-sacral, porque representa las vértebras lumbares y el sacro reunidos, estando ade- más soldado con la cadera no formando el todo mas que un solo hueso de una mole extraordinaria, en comparación del tamaño de estos animales. La parte de este hueso que corresponde á la columna vertebral se divide en dos partes, una anterior que representa las vértebras lumbares que es el tubo lumbar, y la otra posterior que constituye el sacro propiamente dicho. El tubo también empieza en su parte anterior por un pequeño borde engrosado en oposición con otro BRUTOS 773 igual de la parte posterior del tubo dorsal, articulándose con este hacia arriba por una pequeña articula- ción cóncava que recibe una convexa del tubo dorsal, y hacia abajo se une por superficies rugosas que de- muestran que ambas partes estaban fuertemente ligadas por tejido fibroso que no permitía un gran movi- miento de una parte sobre la otra. La parte inferior del tubo es delgada y parecida á la parte correspon- diente del tubo dorsal, pero las crestas laterales son rudimentarias; en cambio la cresta mediana se levan- ta de un modo extraordinario formando una pared ósea continua, perpendicular, cuatro veces mas elevada que la parte correspondiente del tubo dorsal. Esta región lumbar parece que se compone de un número distinto de vértebras soldadas, según los géneros y las especies. Al tubo lumbar, é íntimamente soldado á este sigue el sacro, que está formado por lo menos por la reu- nión de ocho vértebras soldadas que constituyen un tubo parecido al lumbar, redondeado y perforado en su parte inferior, y provisto de una alta cresta vertical en la superior. Hácia adelante, el tubo del sa- cro es ancho y excavado en su parte inferior, hácia el centro se vuelve mucho mas delgado y forma una cur- va convexa hácia arriba muy pronunciada, volviéndose á enanchar en sn parte posterior, en donde termi- na en una vértebra muy gruesa parecida á las primeras caudales, pero separada del resto del sacro por una fuerte escotadura á cada lado que la separa de la vértebra siguiente. Esta última vértebra sagrada está pro- vista de grandes apófisis transversas que se dirijen horizontalmente hácia los lados hasta unirse con el is- quion ; la penúltima vértebra sagrada también está provista de apófisis transversas pero mucho mas delga- das y mas cortas, terminando en las apófisis transversas de la última con lasque se unen formando un solo hueso. De las vértebras anteriores del sacro, solo se ponen en comunicación con los ilíacos con los que se sueldan en una pieza, las dos primeras vértebras. La región del medio del sacro formada por las cinco ó más vértebras intermediarias, es taparte mas delgada y mas arqueada del tubo, encontrándose libre, suspen- dida en el medio de la cadera. Las primeras vértebras de la cola que siguen al sacro son siempre libres y de gran tamaño, con un arco neural completo, grandes apófisis transversales de un largo considerable, y enla parte inferior un arco he- mal igualmente completo y muy fuerte, pero formado á veces solamente por huesos en A de gran tamaño. El manubrio es un hueso cuadrangular muy grande pero muy delgado, y los demás huesos del esternón, son piezas delgadas y pequeñas. Las clavículas no existen ó son rudimentarias. Las costillas son anchas, planas y delgadas, las anteriores con huesos externo-costales, escepto las del primer par. Su número varía de 12 á 13 pares. El omóplato es muy extendido, de figura casi circular tan solo interrumpida en su parte inferior, y su- mamente delgada en la mayor parte de su extensión, siendo mas corto y mas ancho que el de los armadillos. La cresta media superior es baja, pero el acromion es muy largo, arqueado, enanchado y deprimido en su parte superior. La apófisis coracoides es bien desarrollada, y la cavidad glenóides de tamaño mediocre. El húmero se parece al de los armadillos, pero es un poco mas esbelto, y á veces carece de perforación epitrocleana. El cúbito y el radio, siempre separados, presentan con los mismos huesos de los armadillos las mismas analogías que el húmero, pero son siempre considerablemente mas robustos. El carpo tiene el número completo de ocho huesos como en los armadillos, con el que presenta grandes analogías, pero el trapecio y el trapezoides se encuentran á menudo soldados en un solo hueso. Los meta- carpianos son de largo regular y gruesos, y las falanges primeras y segundas cortas y gruesas. Las falan- jes ungueales son largas y gruesas, casi cilindricas en la base y falsiformes en su extremidad distal. De- bajo del carpo y de la parte contigua del metacarpo existe un gran hueso sesamóideo plano y de contorno irregular. Los dedos son en número de tres ó cuatro llevando cada uno un fuerte hueso sesamóideo deba- jo de la articulación de la falanje ungueal con la que le sigue atrás. Todo el pié es ancho, corto y fuerte. El miembro posterior es mucho mas robusto que el anterior. La cadera sobretodo soldada al sacro y al tubo lumbar, constituye una especie de armazón de tamaño enorme, y que difiere de lo que se observa en todos los demás mamíferos, con escepcion de la misma parte de los armadillos con los que sin duda mues- tra grandes analogías. Los huesos ilíacos de gran tamaño están colocados en posición vertical, dirijidos late- ralmente hácia afuera formando mas ó menos un ángulo recto con la columna vertebral, y soldados sobre la 774 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS línea mediana con el tubo de la columna vertebral, con cuya cresta longitudinal forman como una cruz. Los bordes de láminas óseas verticales que forman dicha cruz, que son las crestas superiores de los ilíacos y el borde superior de la cresta del tubo dorsal, son irregulares, rugosos y con fuertes protuberancias que ser- vían de punto de apoyo á la coraza, con la que también se soldaban formando una sola pieza, en edad muy avanzada. Los isquiones, se dilatan hacia los lados formando grandes alas isquiáticas ascendentes de extre- midades igualmente rugosas que se aplicaban contra la cara interna de la coraza á la que formaban dos fuertes puntos de apoyo suplementarios, con los que en edad muy avanzada también se unía por anquílo- sis completa. La cavidad cotiloides es grande y vuelta hacia abajo. La sínfisis pubis se presenta en unos cerrada, formando un arco continuo, quizás debido á la intercalación de un hueso intermediario como en los armadillos actuales que concluye por unirse con los otros en una sola pieza, pero en otras especies la sínfisis queda abierta durante toda la vida. La cadera como en la generalidad de los edentados, presenta dos puntos de unión con el sacro, uno adelante en donde los ilíacos se sueldan á la primera ó á las dos primeras sagradas, y una posterior en la que los isquiones se unen con la última sagrada. El fémur es un hueso también muy grande y muy fuerte, considerablemente mas robusto que el de los armadillos, casi cilindrico y relativamente delgado en el medio, pero muy grueso y excesivamente ancho en las extremidades, debido, en la extremidad proximal, al gran desarrollo del trocánter externo que se separa de la cabeza articular mas que en ningún otro mamífero ; y en la extremidad distal á causa del tro- cánter tercero colocado en el tercio inferior del hueso, muy prominente y que se prolonga en forma de cresta hasta el cóndilo externo. La rótula es un hueso grueso y casi cúbico. La tibia y el peroné son dos huesos cortos y anchos, íntimamente unidos en sus dos extremidades y separados en el medio quedando entre ambos una perforación ancha y alargada de gran tamaño. El pié posterior es muy corto y muy ancho, de una construcción sumamente fuerte. El tarso está for- mado por siete huesos, todos separados. El calcáneo es grueso, y con una fuerte prolongación posterior, articulándose con el astrágalo y el cuboides sin tocar el escafóides. El pié se termina en cuatro ó cinco dedos completos, con metatarsianos y falanges muy gruesos y cortos y terminados en falanges ungueales cortas, aplastadas y redondeadas adelante, que parecen mas bien adap- tadas para recibir un casco que una uña. Los representantes del grupo de los Glyptodontia. se dividen en tres familias, que se distinguen por los siguientes caractéres. T. Cola corta y compuesta en toda su extensión por un cierto número de anillos armados de tubércu- los espinosos, que se adaptan sucesivamente unos á otros. a, Superficie externa de la coraza dorsal con esculturas ó figuras en relieve. Glyptodontidse. II. Cola larga, compuesta de un cierto número de anillos movibles, seguidos de un tubo cónico-cilín- clrico aplastado. a. Coraza dorsal de superficie externa con figuras ó esculturas mas ó menos acentuadas. Tubo caudal de extremidad distal mas ó menos puntiaguda. Hoplophoridce . b. Coraza dorsal de superficie externa sin dibujos ó esculturas. Tubo caudal de extre- midad distal generalmente mas ó menos enanchada en forma de clava. Doedicuridce. BRUTOS 775 GLYPTODOIXTID^E Los representantes de la familia de los Glyptodontidce presentan una coraza deforma mas esférica que en los demás grupos. Cada una de las placas de la coraza dorsal, lleva en la cara externa una figura central en relieve mas ó menos grande, rodeada de un cierto número de figuras periféricas á veces rudimentarias. La cola es corta y cónica, muy gruesa en la base, formada por anillos movibles que entran los unos en los otros, y adornados en su parte superior con fuertes tubérculos agudos. El cráneo es de superficie superior plana y horizontal. El húmero carece de agujero epitrocleano y el pié posterior termina siempre en cinco dedos completos. Conozco de esta familia dos géneros bien distintos que se distinguen por los siguientes caractéres. A. Coraza compuesta de placas grandes, gruesas y unidas por suturas fijas. a. Escultura externa de la coraza regular y simétrica. Glyptodon. B. Coraza compuesta de placas pequeñas, gruesas y simplemente justapuestas, sin estar reunidas por suturas fijas. a. Primera muela inferior muy pequeña, y cónico-puntiaguda. N eothor&cophorus . midades. Las placas que componen la coraza son muy gruesas, generalmente pentagonales ó exagona- les, unidas unas á otras por fuertes suturas en el centro de la coraza, pero por suturas mas flexibles sobre los bordes laterales. Cada placa lleva en la superficie externa una figura central poligonal, ge- neralmente mas grande, rodeada de seis á siete figu- ras periféricas, dispuestas en una sola fila, igual- mente poligonales, y todas mas ó menos con la su- perficie sobre un mismo plano ; estas figuras periféricas concluyen sobre el mismo borde de la placa en una línea recta opuesta á la de otra figura de la placa contigua, constituyendo por su reunión en las placas soldadas una figura de mayor tamaño. Todas estas figuras están separadas por surcos an- gostos y generalmente profundos, en cuyo fondo, particularmente alrededor de la figura central y de la converjencia de los surcos radiales con el perifé- rico de la figura central, se encuentran agujeros de tamaño variable, y á veces de dimensiones verdade- ramente extraordinarias. Las placas se vuelven á menudo mas grandes sobre los flancos laterales, pero mas delgadas, y casi siempre de superficie ex- terna mas rugosa. Todas las placas en el centro de la coraza están dispuestas como las piezas de un mo- saico sin presentar una disposición bien definida enfilas transversales como en Panochtus , pero en los GLYPTODON owen Glyptodon, Owen, en Parisii, Buenos Aires and La Plata, p. 178, b, a. 1838. Oryclhero therium, Bronn, Lethcea geognostica, a. 1838. Chlanvy do therium, Bronn, Ob. cit., a. 1838. ILoplophorus (Lund), Burmeister, Ann. del Mus. Pub. etc., ent. 3a, p. 197, a. 1886. Schistopleuruni , Nodot, Descrip. d’un nouv. genre d’edenté fossile, a. 1856. Burmeister, Anal, del Mus., 1. 1, p. 197, a. 1866. Los representantes del género Glyi^todon son los mas robustos de todos los gliptodoutes, y represen- tan el último término de la evolución del grupo á que pertenecen, si bien en algunos caractéres han conservado un tipo primitivo notable. La coraza dorsal es menos alargada, mas gruesa y mas esférica que en los otros géneros ; no es tan alargada y deprimida en su parte superior como en Hoplophorus, ni presenta encima de la región sacro-lumbar, la convexidad ó joroba que distin- guen las corazas de los géneros Psmochtus y Datdi- curus, representando mas bien la forma de un gran tonel que estuviera abierto en sus dos extre- 776 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS costados se vuelven mas rectangulares, y se encuen- tran dispuestos en filas transversales mas aparentes ; algunas de estas filas, colocadas en el centro, ó un poco mas adelante del centro de la coraza, al llegar al borde se separan dejando entre unas y otras pe- queñas hendiduras perpendiculares, que daban una pequeña flexibilidad á los bordes de la coraza, pero no son tan largas y pronunciadas como en Panoch- tus : estas placas laterales semi-movibles se articu- laban unas á otras de adelaute hacia atrás, pasando la parte anterior adelgazada de cada placa, debajo de la parte posterior de la placa correspondiente del anillo situado adelante. Todo el borde periférico de la coraza está formado por una fila de placas mas gruesas y de forma completamente diferente, pues en vez de ser planas y con figuras sobre la cara ex- terna, afectan la forma de grandes tubérculos mas ó menos cónicos, de superficie rugosa, y articulados con la coraza únicamente por la base ; estos tubér- culos en el centro de la apertura cefálica y caudal, son mas grandes y mas romos, pero sobre los lados y en las esquinas inferiores toman la forma de ma- melones cónico-puntiagudos. La coraza ó casco cefálico está formado por un gran número de pequeñas placas delgadas y depri- midas, generalmente con una sola figura plana en la superficie externa, y terminando casi todas en bor- des delgados, la mayor parte sin suturas que lasunie- ran entre sí, de manera que es muy difícil su recons- trucción. La coraza caudal se compone de la reunión de 9 ó 10 anillos movibles que se adaptan los unos en los otros y disminuyen de tamaño del primero al último, formando una cola corta cóuico-cilíndrica, muy gruesa en su extremidad proximal, y que disminuye rápidamente de diámetro, terminando en la extremi- dad distal en punta roma redondeada. Cada anillo está formado por dos ó tres filas de placas, á veces por tres filas en un costado y dos en el otro ; la fila anterior de cada anillo está formada de placas alargadas, deprimidas y adelgazadas en la extremidad anterior, pero mas gruesas en la extre- midad posterior, en donde presentan en la superfi- cie externa una figura elíptica ó sub-elíptica, casi siempre fuertemente acentuada ; la fila posterior se compone de placas muy gruesas en su parte poste- rior en donde la superficie externa se levanta para formar tubérculos cónico-puntiagudos, parecidos á los de los bordes de la coraza, muy grandes, eleva- dos y puntiagudos en la parte superior ó dorsal, pe- ro mas pequeños y deprimidos en la cara inferior. Los anillos anteriores mas grandes, son de con- torno fuertemente elípticos, con su mayor diámetro en dirección transversal, pero se vuelven mas re- dondos hácia atrás, hasta que los últimos son casi perfectamente circulares. El primer anillo que es el mas grande, está for- mado por dos ó tres filas de placas, según las espe- cies, pero difiere siempre de los demás por las placas de la parte superior de la última fila que pre- sentan en su parte posterior una figura deprimida, en vez de los fuertes tubérculos puntiagudos que hay en los demás anillos. Los anillos intermedia- rios están formados casi siempre de tres filas de placas, pero una de ellas interrumpida, de manera que presentan tres filas de placas en un costado, y dos en el otro. Los últimos anillos parece están siempre formados de dos filas de placas. Todas las placas que constituyen estos anillos están reunidas por suturas muy flexibles ó casi sueltas, de manera que se deshacen con la mayor facilidad, pero los dos últimos anillos están formados por placas reunidas por suturas mas sólidas, y á veces se presentan los dos anillos reunidos entre sí por sutura entre las placas contiguas. Todos los anillos articulados entre sí forman una especie de tubo cónico-cilíndrico ro- deado de filas transversales de tubérculos espinosos mas altos en la parte superior que en la inferior, cerrado en su extremidad distal por una especie de escudo cóncavo adelante y convexo atrás, formado por la reunión de un corto número de placas dispues- tas en dos filas, y unidas por suturas mas fijas que en el resto de la cola. El cráneo del Cílyptoclon es proporcionalmente mas pequeño que el del Panochtus y del Hoplo- phorus , y la parte anterior menos prolongada hácia adelante y como truncada verticalmente; así la aper- tura nasal en vez de ser baja, angosta y dirijida hácia abajo, es de gran tamaño, bastante elevada, muy ancha y dirijida hácia adelante. La superficie superior del cráneo, tampoco es convexa como en los mencionados géneros, sino plana, y en ciertas partes deprimida, con los nasales, frontales y parie- tales colocados en un mismo plano horizontal, dán- dole un aspecto completamente característico. Los huesos nasales son pequeños y cortos, casi rudimen- tarios, colocados en la parte anterior del cráneo de manera que constituyen el borde que limita la parte superior de la apertura nasal, pero estos huesos se sueldan á los frontales en edad muy temprana, de BRUTOS 777 manera que uo se ven vestigios de las suturas en los cráneos de individuos que han alcanzado su com- pleto desarrollo. La apertura nasal, tiene una forma triangular, muy ancha arriba, y angosta en su parte inferior. Los frontales forman entre las órbitasy Ini- cia adelante uu espacio ancho y corto, completamente plano ó deprimido que se extiende hacia adelante hasta la apertura nasal, y está limitado hácia atrás por dos líneas curvas ó crestas que se desprenden de la cresta sagital y se dirijen á los lados terminando encima de las órbitas, en las apófisis post-orbitarias. Los huesos parietales son mas largos que los fronta- les y mas estrechos, y no forman un plauo horizon- tal deprimido, sino una convexidad en dirección transversal poco acentuada, levantándose sobre la línea mediana una cresta sagital elevada que parte del borde anterior del occipital y se dirije hácia adelante hasta penetrar en los frontales, en donde se divide en las dos líneas curvas mencionadas. Casi to- da la superficie superior del cráneo está cubierta por una gran cantidad de agujeros vasculares gene- ralmente pequeños, pero que en la región posterior de los parietales y en la parte escamosa del temporal adquieren un desarrollo considerable, constituyen- do verdaderas perforaciones á veces de varios milí- metros de diámetro. El occipital es ancho, muy in- clinado hácia adelante, deprimido, y limitado arriba y á los lados por una fuerte cresta occipital. El arco zigomático es mucho mas fuerte adelante que el del Panochtus, y con una apófisis descenden- te mas gruesa, pero inmediatamente detrás de la ca- vidad orbitaria es al contrario sumamente delgado, mientras que en la misma región es en Panochtus y en Hoplophorus sumamente grueso; además la cavidad orbitaria, mas circular que en los mencio- nados géneros, se comunica hácia atrás libremente con las fosas temporales, por no existir el puente que en Panochtus une la apófisis post-orbitaria del frontal con el zigomático, ni existe tampoco en la parte superior de este hueso la apófisis post-orbita- ria ó canto ascendente que se observa en el cráneo del Hoplophorus, de manera que la comunicación entre la cavidad orbitaria y la fosa temporal es mas ancha que en el mencionado género. En el paladar, el distintivo mas característico del Ghjptodon es el ancho y la brevedad de la región que se extiende adelante de las muelas, lo que demuestra que el in- termaxilar era mas corto que en los demás géneros. Los agujeros incisivos son cortos y anchos y están colocados en la parte del paladar comprendida entre las extremidades anteriores de la primera muela de cada lado. La mandíbula inferior es mas maciza que la del Panochtus , la rama horizontal mas alta, y la parte sinfisaria que se extiende adelante de las mue- las unas corta. Los dientes del Ghjptodon, se distinguen de los del Panochtus, y del Hoplophorus, por la lámina interna de la vásculo-dentina, que presenta en la co- rona pequeñas ramificaciones que penetran en la masa de dentina que las envuelve. Estas muelas son por otra parte mas parecidas entre sí tanto por la forma como por el tamaño, que en los demás géneros; la primera muela de cada mandíbula es un poco mas pequeña que las otras, pero no de una manera muy notable, y sin que pierda la forma triprismá- tica como sucede con la misma muela en los otros géneros. El atlas carece de la apófisis superior presente en Panochtus y Hoplophorus, y tiene las alas latera- les mas grandes. El hueso meso-cervical se compone de cuatro ó cinco vértebras, según las especies y la edad de los individuos; la apófisis espinosa es pequeña, y la apófisis odontoides es muy prolongada hácia adelan- te, separada en su base del resto del hueso por una depresión circular muy pronunciada. La sexta vértebra cervical se presenta casi siem- pre separada, pero á veces también soldada á la parte auterior del hueso metacervical, lo que se considera como un carácter particular de ciertas es- pecies, pero que puede también ser el resultado de una anquílosis senil. El hueso meta-cervical se compone de tres ó cua- tro vértebras, según que la sexta cervical esté uni- da á su parte anterior ó separada. El tubo dorsal, por los ejemplares que hasta ahora se conocen, parece estar formado en todas las espe- cies, por la reunión de 11 vértebras. La parte lumbar del tubo sacro-lumbar, se com- pone de seis á ocho vértebras soldadas, según las es- pecies, y la parte del tubo que corresponde al sacro, parece estar formada por la unión de nueve ó diez piezas. El número de las vértebras caudales es de 1 1 á 12, y en alguuas especies la primera caudal se sol- daba á la parte posterior del sacro. Las costillas eran en número de 13 pares, délos cuales el primero se unía por sinóstosis con el ma- nubrio. Los huesos de los miembros son notable- mente mas fuertes que en los otros géneros. 98 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El húmero tiene una cresta deltoides mas fuerte que en Panochtus y Iioplophorus, destinguién- dose además por carecer del agujero epitrocleano, que se encuentra en el húmero de los mencionados géneros, como también en el del Doedicurus. El carpo del Glyptodon se compone en unas espe- cies de ocho huesos, y en algunas otras de solo siete á causa de la unión del trapecio y del trapezoides en una sola pieza. El pié termina en cuatro dedos completos correspondientes al primero, segundo, ter- cero y cuarto, faltando completamente el quinto, del que no existe ui vestigios del metacarpiano corres- pondiente. El dedo primero ó interno aunque provisto de uña es rudimentario, pues la falange ungueal de tamaño mucho mas pequeño que las otras, se articula direc- tamente con el metacarpiano primero que es de ta- maño verdaderamente diminuto. Los metacarpianos de los dedos siguientes son cortos y gruesos, de as- pecto casi cuboides. La primera falanje de los dedos segundo y tercero, es todavía mas corta que los me- tacarpianos, y la falange segunda, de los mismos dedos, y la primera y segunda del cuarto, son tan cortas y altas que afectan casi una forma laminar. Las falanges ungueales de los tres dedos externos, son en cambio mas largas que el metacarpiano y las dos falanges de cada dedo, y muy deprimidas en todo su largo. La longitud de estos dedos disminuye del se- gundo al cuarto. El pié posterior sumamente corto y ancho termina en cinco dedos completos, todos con uña, el primero ó interno bastante pequeño, el segundo y tercero mucho mas grande, el cuarto casi del mismo tamaño que el segundo, y el quinto apenas un poco mayor que el primero. Las falanges ungueales son cortas, anchas y deprimidas, dispuestas como para llevar una pezuña en vez de uña. Lydeívkeb, en la diagnosis que dá de este género (Catal. ofFoss. mammal, part.Y, p. 115), afirma que tiene un escudo ventral, sin duda guiado por los trabajos de Burmeister, que es en los que se encuen- tra esta afirmación original pero errónea, pues ya he demostrado suficientemente en mis trabajos pre- cedentes, que, tanto el Glyptodon como los demás géneros de esta familia, carecían de plastrón ven- tral, y que los fragmentos que Burmeister había tomado por tales, eran simplemente placas de la co- raza dorsal del género Doedicurus. El fragmento de coraza de placas perforadas, dibu- jado por Burmeister en la lámina XLI, figura 1 , del tomo segundo de los Anales del Museo de Buenos Aires, que atribuye al plastrón ventral del Glypto- don clavipes, pertenece al borde de la parte late- ral de la coraza dorsal de una especie del género Doedicurus. Las especies del género Glyptodon son muy nu- merosas, pero en su mayor parte poco conocidas, y difícil de distinguir unas de otras ; agréguese á esta dificultad, que, cuando se trata de esqueletos monta- dos en los museos, lo son generalmente con restos procedentes de individuos distintos que á menudo tampoco proceden de la misma especie, y será fácil darse cuenta de las dificultades que existen para dar una sinopsis de nuestros conocimientos sobre este grupo. Las especies uominales son considerables, y los sinónimos no siempre se pueden establecer con precisión. Es con todo probable, que cuando se conozcan mas materiales, sobre todo un mayor número de pie- zas del esqueleto, recojidas con mayor orden que no lo han sido hasta la fecha, esto es, que puedan en todos los casos mostrarse al lado de las piezas del esqueleto, los restos de corazas que procedan con seguridad de los mismos individuos, se podrán esta- blecer distinciones mas aparentes y fundamentales, suprimir algunas especies nominales, y quizás tam- bién dividir el género en sub-géneros. En el estado actual de la ciencia, no es preciso cesar de repetirlo, las diferencias específicas solo pueden ser apreciadas sobre aquellas partes del es- queleto, en las que sea menos probable que se hayan confundido restos de varios individuos en uno, y además que sean las que se recojen con mayor frecuencia ; en este caso se encuentran los restos de coraza. Según la estructura externa de las placas que forman la coraza dorsal, las especies del género Gly¡Jtodon pueden agruparse en tres secciones ; en una de ellas, la figura central de cada placa es siem- pre considerablemente mas grande que las figuras periféricas, de contorno circular ó sub-elíptico y de- primida ó excavada en el centro ; en el otro grupo, la figura central de cada placa es relativamente mas pequeña que en los representantes de la otra sec- ción, y en el centro de la coraza, la figura central se confunde á veces por la forma y tamaño, con las figuras periféricas, presentando siempre como estas la superficie, plana ó rugosa, pero nunca excavada en el centro ó solo de una manera accidental ; en el tercer grupo, la figura central de cada placa es de BRUTOS 779 tamaño siempre mayor que las periféricas, y de superficie convexa ó globulosa. grupo A Especies con la figura central de cada placa con- siderablemente mas grande que las periféricas, de contorno circular ó sub-circular, y fuertemente de- primida ó excavada en el centro. Glyptodon clavipes Ow. (Pl. L II, fig. 6) Glyptodon clavipes, Owex, Proveed, geol. Soc., 1839, p. 238. — Id. Trans. geol. Soc., t. VI, p. 81, 1848. — Id. Zool. of the Beagle , t. I, p. 106, 1840. — Id. Descr. Cat. of the coll. of the college of Surgeons, t. I, n° 555, 1842. W. Parish, Buenos Ayres from the conquest, 2a ed., p. 217, 220 y 433, a. 1838. J. Muller Abh. d. Kon. Akad. z. Berlín, Cl. phys., a. 1846. Nodot, Descript. d’un nonveau genre d'Edenté foss. etc., p. 85, Atl. pl. 1, f. 1. Pictet, Traité de Paleont., I, 271, Atl. pl. VIII, fig. 8-11. Giebel, Fauna der Vorwelt, t. I, p. 110. Huxley, Pililos . Trans. etc., t. 155, a. 1865. Burmeister, Anal, del Mus. Pub. etc., t. 1, p. 76 y 195. — Id. t. II, p. 383. — Id. Descr. Phys. etc., t. III, p. 422, a. 1879. H. Gervais y Ajieghino, Los mamif. fós. etc., p. 200, a. 1880. Ameghino, Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe., t. V. Lydekker, Catal. of the Foss. Mamm., part. V, p. 115, a. 1887. Glyptodon Owenii ? Nodot, Descr. d’un nouv. genre d’ ¿denté foss., p. 88, pl. 10, fig. 4, a. 1857. Es esta la especie típica del grupo, y lo fué tam- bién durante largo tiempo del género, tomándose como tipo el esqueleto reconstruido bajo la direc- ción de Owen, en el Museo del Colegio de ciruja- nos de Londres; desgraciadamente, esta reconstruc- ción es híbrida, pues los distintos restos que for- man el mencionado esqueleto, proceden de indivi- duos distintos, y en ciertos casos de especies dife- rentes y de otros géneros. Así, si bien la coraza es indisputablemente de un verdadero Glyptodon , la cola, formada por un tubo caudal cilíndrico-aplas- tado, es evidentemente de una especie del género Hoplophorus , y nada prueba tampoco que la cabeza sea del mismo individuo que la coraza. La coraza, comparada con la de los demás glypto- doutes, es mas hiende tamaño pequeño, que grande, y de una forma oval, prolongada, semi-cilíndrica. Según Owen, las medidas del ejemplar del Mu- seo del Colegio de Cirujanos de Londres son : Dimensiones Diámetro ántero-posterior siguiendo la curva superior del dorso lm700 Diámetro ántero-posterior en línea recta ... 1 .420 Diámetro transverso siguiendo la curva en el centro de la coraza 2.335 Diámetro transverso máximo en línea recta 0.978 Diámetro transverso en la extremidad posterior 0.508 « Las placas que forman esta coraza llevan sobre la superficie externa una figura central, grande, sub- pentagonal ó sub-circular, rodeada generalmente de cinco ó seis figuras mas pequeñas, una y otras rugo- sas, pero particularmente las periféricas. En las pla- cas próximas á los bordes de la coraza, la figura central es de mayor tamaño, mientras que las peri- féricas disminuyen de tamaño y desaparecen com- pletamente cerca del borde anterior ; las figuras centrales del medio de la coraza, se dilatan de adelante hácia atrás formando figuras oblongas ; al contrario, cerca del borde anterior, las figuras centrales avanzan hácia adelante en forma angulosa ; las placas de la parte posterior, son las mas gruesas y de figura pentagonal. « Tiene esta coraza 42 filas transversales de pla- cas; las filas mas largas, esto es, aquellas que cor- responden ála parte mas gruesa del animal, contie- nen cada una setenta placas distintas, pero este número disminuye gradualmente, de mauera que sobre la fila anterior que forma el borde no hay masque 16 placas, yen la parte posterior veinti- cinco, siendo el número total de las placas del Glyptodon clavipes, de mas de dos mil.» (Owek). En las partes periféricas de la coraza, la figura central de cada placa es no solo mas grande, sino también mas elevada y con sus bordes que se levantan á un nivel algo mayor que el de las figuras periféricas; esta figura central es constantemente excavada en el centro en donde forma una depresión cóncava muy acentuada, mientras que las figuras periféricas son 780 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS planas ó casi planas, pero unas y otras de superficie relativamente lisa, con simples puntuaciones que no forman asperosidades ; los surcos que separan las figuras, son anchos y poco profundos, y las placas de tamaño relativamente grande pero no muy grue- sas. Las placas terminales en forma de tubérculos cónicos que constituyen el borde periférico de la coraza, son en toda su extensión mas iguales entre sí, que no lo son en las otras especies del mismo género á lo menos en aquellas de las que se conocen los bordes. La cola del Glyptodon clavipes estaba consti- tuida por un cierto número de anillos con tubércu- los espinosos, como en los demás gliptodontes, y no por un tubo cónico-cilíndrico aplastado como el que se ha adaptado al ejemplar típico del Museo del Colegio de Cirujanos de Londres, que ya he dicho, procede del género Hoplophorus. Las demás partes del esqueleto, son poco cono- cidas, ó no han sido hasta ahora descritas sobre ejemplares indisputablemente auténticos, como pro- cedentes del Glyptodon clavipes. Los miembros posteriores forman probablemente excepción, pues parece que los que fueron descritos por Oaven per- tenecen realmente al mismo individuo que la coraza; estos restos demuestran que el pié de esta especie era muy corto, ancho y macizo. En cuanto al cráneo, descrito por Owen como del Glyptodon clavipes, si realmente es del mismo individuo que la coraza, demostraría que difiere del correspondiente del Glyptodon reticulatus, por sus proporciones, siendo relativamente un poco mas largo y mas angosto, particularmente en su región anterior que es muy prolongada liácia adelante y notablemente mas angosta, la apófisis zigomática es hácia abajo mas estrecha, menos gruesa y fuerte- mente recurvada hácia atrás, siendo la distancia entre las extremidades de ambas apófisis de un ter- cio menor que en G. reticulatus. La parte de cráneo y esqueleto, descrito por Huxley como de Glyptodon clavipes, no está de acuerdo con la descripción de Oaven, ni por la forma, ni por el tamaño, y corresponde probable- mente á otra especie mayor. La suerte de esta especie, en las descripciones, ha sido verdaderamente desgraciada, y la confusión que reina á su respecto constituye un laberinto del que casi no es posible salir sin destruir la mayor parte de lo que sobre ella se ha publicado. A la primera restauración equivocada, dada por Owen, en la que la coraza figura con un tubo có- nico-cilíndrico aplastado del género Hoplophorus que se adapta á ella sin anillos intermediarios, error excusable si se tiene en cuenta que fué el primer ensayo de reconstrucción de un animal de este grupo, siguió últimamente otra reconstrucción dada por Burmeister, destinada á correjir los errores de la primera, en la que estos son aumentados, de una manera considerable. Esta figura se encuen- tra en el tomo segundo de los Anales del Museo Público de Buenos Aires, en la lámina XXXVI, que representa la coraza entera, la cola formada por siete anillos seguidos de un tubo cónico-cilíndrico, la cabeza con su casco cefálico y los cuatro miem- bros. Lydekker, al hablar del Glyptodon clavipes, dice : « The specimen figured by Burmetster in the An. Mus. Buenos Aires, vol. If, pl. XXXYI), un- der the present ñame has been referred by Gervais and AMEGHrNO to Hoplophorus » (Caí. part. Y, p. 115); sin duda por error, pues con Gervais solo hemos referido al Hoplophorus el tubo caudal adaptado á la coraza dorsal del Glyptodon clavipes de Londres. Mas adelante, á propósito de una especie de Ho- plophorus (?) inédita, de gran talla, dice el mismo Lydekker: «The Glyptodon figured by Burmeister intheAn. Mus. Buenos Aires, vol. II, pl. XXXYI, under the ñame of Glyptodon clavipes, differs from the type specimen of that species figured by Oaven, in the more elongated and less vaulted form of the carapace, and the straight inferior border of the sa- me, and also in the more elongated scutes, in Avich the central disks are much less distinctlv defined; i ii all of Avich respects it has á much closer resem- blance to the carapace of Hoplophorus ornatus, to Avich species it is referred by Ameghino. The cara- pace and caudal sheath of that specimen may very probably belong to the same species as the spe- citnens noticed belloAV ; but the cranium Avich is like that of Glyptodon , may possibly belong to another form, and the margins of the carapace are perhaps incorrectly restorred. If this cranium really be- long tothe same individual as the carapace, it would apparently indícate that the species presents carac- ters intermediate betwen those of Hoplophorus or- nalus and Glyptodon reticulatus ». (Catal. etc., p. V, p. 133). Sin duda se refiere Lydekker á mi trabajo Sobre la necesidad de borrar el género Schistopleurum, etc., publicado en el tomo Y, del BRUTOS 781 Bol. de la Ac. Nac. de Ciencias , pero en este trabajo no refiero la coraza al Hoplophorus, con- tentándome con decir, que tampoco ella es del Glyp- toclon clavipes, refiriendo solo con seguridad al Hoplophorus , la cola. Los caractéres intermediarios tan notables é im- posibles, que de tal manera llamaron la atención de Lydekker no lo hubieran sorprendido tanto, si hu- biera fijado su atención en el texto, en donde, en la página 379, por ejemplo, del tomo II de los Ana- les del Museo de Buenos Aires, dice Burmeister lo siguiente : « La coraza del Glyptodon clavipes figurada por Owen y repetida por Nodot no ha sido completa, faltándole toda la orilla lateral y por con- siguiente no puede esta figura representar el ani- mal como ha sido durante su vida. Por esta razón he compuesto (lám. XXXVI) una nueva figura mejor, con asistencia de los restos conservados en nuestro Museo público; pero esta figura tampoco es una re- presentación exacta del objeto, sino una composición de la fantasía; con auxilio de algunos objetos positi- vos». Y para ser mas esplícito, agregaré que el tu- bo caudal de esta restauración es de Hoplophorus , que los anillos movibles que lo preceden no existen en el Museo de Buenos Aires, estando ellos reconstrui- dos según fragmentos de anillos caudales movibles de Hoplophorus, que la cabeza del Glyptodon clavipes, tampoco existen en el Museo, según de- claración del mismo Burmeister en la misma obra, p. 268; la coraza (página 384) según confesión del mis- mo autor es mas incompleta que la figurada por Owen, pues se reduce á un pequeño fragmento del centro de la coraza, que tampoco pertenece al Glyptodon cla- vipes, sino que es de un individuo del Glyptodon reticulatus. Esos son los materiales positivos con los que Burmeister ha reconstruido el Glyptodon cla- vipes representado en la lámina XXXVI, que con razón ha calificado él mismo como una composición de la fantasía , y proporciona un ejemplo muy ilus- trativo de la cautela con que debemos servirnos de los dibujos del ilustre paleontólogo, sin duda muy hermosos, y representando siempre objetos intactos, en los que no se apercibe el mas pequeño desperfec- to, pero á menudo fantásticos. Localidad. — El ejemplar típico descrito por Owen fué descubierto sobre el rio de la Matanza, en el partido de Cañuelas, y según informe que he podido recojer personalmente sobre el terreno, el tubo de Hoplophorus adaptado á esta coraza procede de la misma localidad, pero fué recojido á una dis- tancia de mas de dos kilómetros del punto de donde fué extraida la coraza. Fragmentos de coraza, pare- cidos, se descubren, aunque no con mucha frecuen- cia, en la provincia de Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba, en la República Oriental del Uruguay y en la extremidad sud del Brasil. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana. Glyptodon euphractus Lund. (Pl. LUI, fig. 5) Hoplophorus euphractus, Lund (parte), Ann. Se. Nat., ser. 2a, vol. XI, p. 218, a. 1839. — Id. Overs. k. Danske Vid. Selsk. Forhandl., 1838, p. 11. Hoplophorus Sellowi, Lund, Overs. k. Danske, Vid. [Selsk. Forhandl. Glyptodon euphractus (Lund), Reinhardt, Vid . Med. Nat. Foren. Kobenhavn , p. 165, a. 1875. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm., part. V, p. 121, a. 1887. H. Gervais y Ameghino, Los marnif. fós. etc., p. 202, a. 1880. Glyptodon dubius , Reinhardt, Ob. y pág. cit. Glyptodon Sellowi, (Lund), H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fós. etc., p. 202, a. 1880. Schistopleurum euphractum, Reinhardt. 'Esta especie es todavía muy imperfectamente cono- cida, y parece ser tan cercana del Glyptodon cla- vipes, que por el momento es difícil distinguirla con seguridad. Según Lydekker es de tamaño apenas un poco mayor que el Hoplophorus ornatus, y los restos de que dispongo indican un tamaño algo me- nor que el Glyptodon clavipes. Las placas de la coraza son un poco mas pequeñas y mas delgadas que las de la mencionada especie, con la superficie externa ocupada por una figura central de gran tamaño, de contorno sub-circular ó poligonal, y fuer- temente deprimida ó excavada en el centro, rodeada por seis á siete figuras poligonales mas pequeñas, de superficie plana ó un poco deprimida. La superficie de todas estas figuras parece ser un poco mas rugo- sa, que en Glyptodon clavipes, y separadas por surcos poco profundos y de fondo casi liso. En el fondo de i surco que rodea la figura central, existen 4 á 6 perforaciones pequeñas, las mas grandes de apenas un poco mas de un milímetro de diámetro, colocadas en el punto de reunión de los surcos ra- diales que separan las figuras periféricas. Una placa del centro de la coraza de este animal, en el punto 782 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en que presenta mayor espesor, tiene unos 45 milí- metros de largo, otro tanto de ancho, y solo 19 milí- metros de espesor. La figura central, tiene 20 milímetros de diámetro. Localidad. — República] Argentina, República Oriental y parte sud del Brasil. Horizonte. — En la provincia de Rueños Aires, los restos referibles á esta especie, que son bastante raros, proceden del piso bonaerense de la formación pampeana. Glyptodon subele\ratus, Nodot. (PI. LX, fig. 8 y 14) Nodot, Descr. d’unnouv. genre d’édenté foss., p. 94, pl. 11, fig. 1, a. 1857. La especie fué fundada sobre un trozo de coraza, formado por placas delgadas, exagonales, cuya su- perficie externa está ocupada en su mayor parte por una gran figura central, mas elevada que las periféri- cas, de superficie irregular, con algunos agujeros en e\ centro, que es fuertemente deprimido como en G. cla- vipes y G. euphractus. Las figuras periféricas, en número de 6 á 8, son relativamente muy pequeñas y mal delimitadas, separadas por surcos poco pro- fundos, y presentando una superficie como radiada; en algunas placas, casi puede decirse que las figuras periféricas están reemplazadas por uua série de impresiones radiales, que van del surco que rodea la figura central á los bordes de las placas, carácter particular que distingue muy bien esta especie dej Glyptodon clavipes. En el fondo del surco que ro- dea la figura central, que es el único que está bien delimitado, hay en cada placa, 4 á 6 agujeros de tamaño relativamente considerable, pues tienen un diámetro de 2 á 3 milímetros. En las placas centrales de la coraza las figuras periféricas son mejor delimi- tadas, con las impresiones radiales poco marcadas, pero con la figura central igualmente grande y de- primida en el medio. Las placas tienen de 30 á 36 milímetros de largo, 28 á 32 de ancho, y solo 15 á 20 de espesor, lo que indica un animal bastante mas pequeño que el Glyptodon clavipes. Localidad. — -La pieza original sobre que fué fun- dada la especie, ha sido recojida por Villardebó en las cercanías de Montevideo, y se han recojido fragmentos iguales, evidentemente de la misma espe- cie, en distintas localidades de la región norte de la provincia de Buenos Aires, pero la especie parece ser acá bastante rara. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana. Glyptodon principalis H. Gerv. y Amegh. Glyptodon principalis . H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc.,p. 204, a. 1880. Fundóla especie en colaboración con FI. Gervais, expresándonos en los siguientes términos: «El Glyp- todon principalis , á juzgar por las placas dérmicas, que son de doble tamaño que las de las otras espe- cies que acabamos de estudiar, debía ser de dimen- siones jigantescas. La superficie de las placas no es rugosa, pero simplemente puntuada ; la figura cen- tral es mucho mas grande que las que la rodean. El espesor medio de las placas es de 0m043 milímetros » . No puedo dar mas detalles ni dibujos por encon- trarse las piezas de que disponía en las colecciones del Museo La Plata, pero será siempre fácil dis- tinguir la especie, por el tamaño y espesor conside- rable de las placas, por el tamaño notable de la figu- ra central de cada placa, por los surcos bien marca- dos y angostos pero no profundos, por la figura cen- tral un poco deprimida en el centro, y por la super- ficie de todas las figuras que es casi completamente lisa como la de algunos Hoplophorus , presentan- do únicamente simples puntuaciones. Localidad. — Las piezas originales sobre que fué fundada la especie proceden de los alrededores de Montevideo en donde fuerondescubiertas por Villar- debo, y se han recojido iguales en las toscas del fondo del Rio de La Plata en el municipio de Bue- nos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Glyptodon IMuñizii Amegh. (Pl. liii, fig. o) Ameghino, La antigüedad del hombre , etc., t. II, p. 309, a. 1881. Esta especie es también de gran tamaño, por lo menos igual al del Glyptodon reticulatvs , pero la BRUTOS 783 forma de la coraza es muy distinta, pues en vez de ser globulosa y casi esférica como en esta, es mucho mas alargada, oblongo-ovalada, y relativamente an- gosta, pareciéndose en su forma general á la del Glyptodon clavipes. Las placas de la coraza son relativamente pequeñas, pero muy gruesas, cada pla- ca con la superficie externa ocupada por una figura central mucho mas grande que las periféricas hasta en el mismo centro de la coraza, de figura poligonal á veces con ángulos muy marcados, pero otras veces con una tendencia á la forma sub-circular. Las figu- ras periféricas, son siempre mucho mas pequeñas, poligonales y angulosas, y de superficie no mas baja que la de la figura central. La superficie de todas las figuras es muy rugosa y áspera, casi tanto como en el G. reticulatus, pero se distingue netamente de esta especie por la figura central de cada placa, cuyo centro es excavado, formando como un hoyo á menu- do profundo, aunque á veces está reemplazado por una depresión menos marcada y de mayor exten- sión, pero siempre de superficie muy rugosa ; este carácter, de presentar la superficie de las placas su- mamente áspero y rugoso, distingue igualmente con seguridad esta especie, del G. clavipes, cuya su- perficie es casi lisa. Los surcos que separan las figuras entre sí, son relativamente angostos, pero profundos ; en el fondo del surco que delimita la figura central, se encuen- tran algunos agujeros pilíferos, colocados como en las otras especies, pero de tamaño muy pequeño en proporción de la talla del animal, pues son muy ra- ros los que tienen mas de 2 milímetros de diámetro ; además se encuentran algunos agujeros parecidos en los bordes periféricos de las placas, en el medio de los surcos que separan las figuras periféricas, y co- locados de modo que se dividen en dos mitades que se reparten en las dos placas contiguas y forman po- niéndose en contacto, como en su posición natural una sola perforación ; constituye este último un ca- rácter particular que puede por ahora considerarse como el distintivo mas notable de esta especie, pues no lo he observado en ningún otro Glyptodon ; es- tas perforaciones que pueden llamarse periféricas, son siempre de doble tamaño que las otras teniendo algunas mas de 4 milímetros de diámetro. Las placas del centro de la coraza, que son las mas pequeñas pero las mas gruesas, tienen un diámetro de 40 á 55 milímetros, y 25 á 28 milímetros de es- pesor. La figura central de cada placa tiene de 25 á 30 centímetros de diámetro, siendo un poco ma- yor en las placas laterales que en las del centro. Localidad. — Barrancas del Paraná en la pro- viucia de Buenos Aires, toscas del fondo del Bio de La Plata en el municipio de Buenos Aires, y excavaciones del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Glyptodon minor (Lund), Amegh. Hoplopliorus minor, Lund, Blik, paa Bras. Dyr ., etc. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 192, a. 1880. Glyptodon minor (Lund), Ameghino, en Bol. Acad. Nac. de Cieno., t. 5, p. 20. Es esta la especie mas pequeña del género Glyp- todon hasta ahora conocida, pero desgraciadamente representada únicamente por fragmentos de coraza que indican grandes afinidades con el Glyptodon clavipes. Las placas son de tamaño pequeño y su- mamente delgadas, no mas gruesas que las del Hoplo- plyorUs ornatus, pero con la escultura de la super- ficie externa con los caracteres del género Glypto- don. La superficie externa presenta una figura cen- tral muy grande, de contorno sub-circular y fuerte- mente deprimida en el centro, rodeada por ocho ó nueve figuras periféricas de tamaño muy desigual, al- gunas reducidas á pequeños segmentos de círculo, y todas de superficie plana, poco rugosa como tam- bién la figura central. Los surcos que separan las figuras son anchos pero poco profundos, y con varios agujeros pilíferos pequeños en el surco que rodea la figura central. Una placa del centro de la coraza tiene 4 centí- metros de diámetro ántero-posterior, 4 centímetros de ancho y solo 10 á 11 milímetros de espesor; la figura central tiene 19 milímetros de diámetro. El carácter distintivo mas notable de esta especie, reside en el poco espesor de las placas, y en el nú- mero de figuras periféricas, que no baja de ocho en cada placa, disposición parecida á la de los Hoplo- p)horus , pero la superficie de las placas es mucho mas rugosa, y los surcos son mucho mas anchos, ca- ractéres dintintivos de los representantes del géne- ro Glyptodon. Localidad. — Los primeros restos de esta espe- cie fueron descubiertos por Luwd en las cavernas del Brasil, y he recojido restos de la misma especie 784 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en las barrancas del valle del rio de la Matanza, en los alrededores de San José de Flores. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana. grupo B Especies, cuyas placas llevan una figura central relativamente mas pequeña, la que en el centro de la coraza se confunde con las figuras periféricas, sin que nunca sea deprimida en el centro ó solo de una madera accidental. Glyptodon reticulatus Ow. (Pl. L, fig. 1, 2, 3, 5, G, 7 y 8; pl. LT, fig. 1 J 2; pl. LII, fig. 1, 2 y 3 y pl. liv, fig. i y 11) Glyptodon reticulatus , Owen, Descr. calal. of. the Foss. Mamm. Aves , etc., Mus. R. Coll. Surg., p. 119, a. 1845. Nodot (parte), Descr. d’un nouv. g enre d’édenté foss. etc., p. 91, pl. 10, 1, pl. 2, f. 0, a. 1857. Burmeister, Anal, del Mus. Púb. etc.,t. I, p. 205. — Id. t. II, p. 385. — Id. Descr. phys. de la Répub. Argent., t. III, p. 422, a. 1879. Lydekker, Catal. of Foss. mamm., part. V, p. 117, a. 1887. Hoplophorus reticulatus (Ow.), Cornalia, Sui fossili delle Pampas, etc., p. 41, a. 1872. Hoplophorus asper (Burm.), Cornalia, Ob. yp. cit, Hoplophorus spinicaudus (Burm.), Beinhardt. Schistopleurum typus, Nodot, Descr. d'un nouv. genre, etc., p. 21 y sig., pl. 1-3, a. 1857. Schistopleurum asperum, Burmeister, Descr. Phys., de la Rep. Arg., t. III, p. 424, a. 1879. Glyptodon spinicaudus (Burmeister), Anal, del Mus. Púb., t. I, p. 75. — Id. en Arch. f. Anat. u. Phys, 1865, p. 320, pl. VII y VIII. Glyptodon asper, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. etc., ent. 3a, p. 200, a. 1866. Glyptodon typus (Nodot), H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fós. etc., p. 198. Glyptodon tuberculatus, Bravard, Catal. des collec. etc. 1885. Glyptodon tuberculatus (Ow.), Burmeister, en Arch. für. Anat. und phys., a. 1865, p. 325. Todos los autores que se han ocupado hasta ahora del estudio de los gliptodontes, están acordes en reconocer que el Glyptodon reticulatus de Owen, según la descripción y dibujos que de él ha dado en el catálogo del Museo del Colegio de Cirujanos de Lon- dres, es un animal distinto del Glyptodon tipus de Nodot. En verdad la descripción de Oaven, en la que dice: «Lafigura 1 , representa un trozo de la superficie de la coraza del Glyptodon reticulatus en el que las placas tienen la figura central angulosa y del mismo tamaño que las figuras periféricas las que general- mente son en número de seis ; todo el exterior de la coraza ofrece esta disposición, excepto probable- mente en los bordes ó cerca de ellos », no cuadra con la conformación del Schistopleurum typus de Nodot y Glyptodon asper de Burmeister, los que indudablemente son una misma especie ; y en la cual solo una muy pequeña parte de la coraza situada en el centro del dorso, ofrece la disposición particular de que habla Oaven, y todavía no de una manera tan acentuada como lo indica lafigura por él publicada. Nodot, el primer autor que reconstruyó la coraza deunindividuodeesta especie, reconoce que la figura y descripción de Owen no cuadraba con los caractéres de su Schistopleurum typus y conserva por con- siguiente el Glyptodon reticulatus de Ovven como especie distinta, aunque no puede establecer de una manera bien clara sus caractéres; menciona trozos de coraza de una estructura externa parecida á la del trozo que dibuja Owen, pero con grades agujeros pilíferos cuyo diámetro llega á menudo á 7 milíme- tros. Es en vista de estos caractéres, que en realidad no se encuentran en el Glyptodon asper de Bur- meister, ni en el Schistopleurum typus de Nodot que en mi trabajo sobre los mamíferos fósiles de Sud-America conservé el Glyptodon reticulatus como especie distinta. Pero Lydekker, en la última parte del Catálogo de los mamíferos fósiles del Museo británico, re- cientemente publicada, identifica, el Glyptodon typus de Nodot con el Glyjotoclon reticulatus de Owen, fundándose para ello en una compa- ración directa del original de la descripción de Oaven con el Glyptodon typus de Nodot del que existen en el Museo británico los moldes de las pie- zas originales que sirvieron de base para la descrip- ción. En tales condiciones no es posible dudar de la identidad de ambos animales que acepto bajo la auto- ridad de Lydekker, pero me será permitido hacer notar una vez mas como descargo para los que he- mos conservado las dos especies como distintas que, la descripción original de Owen del Glyptodon re- ticulatus en la que afirma que los caractéres del fragmento de que dá el dibujo son los mismos en casi toda la extensión de la coraza, es entonces un BRUTOS 785 error, pues solo existen iguales en un pequeño tre- cho del centro de la región dorsal. Es tal la confusión que ha reinado en la denomina- ción de esta especie, que hubo un momento en que, no disponiendo acá del trabajo original de Owen pu- blicado en el primer catalogo del Museo del Colegio de Cirujanos de Londres, creí posible que el Glyptodon reticulatus de Owen fuera más bien el Panochtus tuberculatus y no un verdadero Glyptodon (Bol. de la Acad. Nac. Cieñe., t. Y, p. 8), pero hoy, le- yendo las descripciones originales de Owen, veo que fué realmente un error de mi parte, pero en el que han incurrido otros autores, incluso el mismo Owen, pues en 1879, época de mi visita al Museo británico, podían verse restos de Panochtus tuber- culatus, etiquetados como Glyptodon reticulatus , mientras que llevaban el mismo nombre restos de verdadero Glyptodon, en realidad específicamente idénticos al Schistopleurum typus de Nodot y Glyptodon a sper de Burmeister; es sobre todo esta confusión de etiquetas (?), que mencioné en esa ocasión la que me indujo en error. El Glyptodon reticulatus se distingue por un tamaño considerable, casi dos veces mayor en cor- pulencia que el Glyptodon clavipes ¿ y por una co- raza menos alargada y mucho mas globulosa hácia el centro, afectando una forma mucho mas esférica. Las placas de la coraza son relativamente mas pe- queñas que las del Glyptodon clavipes, pero mas gruesas, con un espesor hácia el centro que á menu- do pasa de 4 centímetros. En el centro del dorso de la coraza, la figura central de cada placa es casi de la misma forma y tamaño que las figuras periféricas, de manera que se vuelve difícil distinguir el límite de las placas entre sí sobre el lado externo, pero á medida que se alejan del centro, las figuras centrales se vuelven mas grandes y las periféricas mas peque- ñas. Sobre la parte súpero-posterior, las figuras cen- trales se vuelven todavía mayores, afectando cerca del borde posterior una forma elipsoidal y volvién- dose algo convexas. En el centro de la región dor- sal existe, alrededor de las figuras centrales de cada placa, un cierto número de perforaciones pilíferas, colocadas en el fondo de los surcos, cuyo diámetro varía entre 2 á 3 milímetros; hácia los bordes estas perforaciones se vuelven de mas en mas raras y de menor diámetro. Los surcos en la región central son angostos y profundos, pero sobre la periferia son mas anchos y mas bajos. Toda la superficie de la coraza es fuertemente rugosa, á causa de un sin número de asperosidades que se encuentran encima de las figuras, pero muy poco acentuadas en el cen- tro de la coraza, en donde todas las figuras afectan una forma angulosa mas ó menos parecida, adqui- riendo al contrario una mayor elevación y un aspec- to mas áspero ó mas espinoso sobre los bordes. El cráneo, de acuerdo con el tamaño mayor del animal, es mas voluminoso que el del Glyptodon clavipes, pero apenas un poco mas pequeño que el del Glyptodon elongatus, del que se distingue por la parte anterior, formada por los frontales, que es notablemente mas angosta, y la apertura nasal ante- rior un poco mas estrecha. El hueso meso-cervical está formado por cuatro vértebras. El tubo dorsal cousta de í l vértebras y el lumbar de 7. El sacro está formado por la reunión de 9 vértebras, y la cola presenta 11 vértebras. De los trece pares de costillas, el primero se articula con el manubrio, del segundo al séptimo se unen al externon, de la octava á la décima se unen unas á otras y los dos ó tres últimos pares quedan libres. De los esqueletos de esta especie de que tengo conocimiento, el mas completo es el del Museo de Buenos Aires, del que doy á continuación las medi- das de la coraza y del cráneo según Burmeister, Dimensiones Longitud de la coraza siguiendo la curva superior del dorso. 2m0!0 Longitud de la coraza en línea recta 1.650 Ancho transversal de la coraza con la curva 2.730 ■ Diámetro transverso máximo de la coraza en línea recta... 1.180 Diámetro transverso de la apertura posterior 0.660 Diámetro perpendicular de la apertura posterior 0.400 Longitud de la cola 0.800 Longitud del cráneo, de la punta anterior del paladar hasta los cóndilos occipitales 0.298 Altura de la apertura anterior de la nariz 0.064 Anchura de la misma hácia arriba 0.098 Anchura de la frente en la esquina anterior de la órbita.. 0.146 Anchura de la misma entre las esquinas posteriores 0.140 Anchura del cráneo en el medio de la fosa temporal 0.100 Anchura del cráneo entre las apófisis zigomáticas 0.256 Anchura del mismo entre los arcos zigomáticos 0.225 Anchura entre las caras articulares para la mandíbula infe- rior 0.193 Anchura entre los huesos petro-mastóideos 0.160 Anchura de los dos cóndilos occipitales unidos 0.118 Anchura del agujero occipital 0.037 Altura del cráneo, del vértice hasta el plano del paladar. .. 0.162 Longitud de la apófisis zigomática desde la margen orbital. 0.146 Longitud de la fosa temporal con la órbita 0.108 Anchura máxima de la misma. 0.050 Longitud del paladar 0.216 Longitud de la fila de las muelas 0.196 99 786 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Anchura del paladar entre las muelas 0.050 Alturajjdel plano occipital sobre el agujero occipital. ...... 0.016 Longitud de la mandíbula inferior 0.305 Longitud del ramo horizontal de la mandíbula inferior.. . 0.255 Longitud de las muelas inferiores 0.195 Longitud de la parte de la sínñsis adelante de las muelas. 0.037 Longitud de la sínñsis 0.141 Alto del ramo perpendicular solo 0.196 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en toda la llanura argentina al norte del rio Colorado y en la República Oriental del Uruguay. Horizonte. — Pisos belgranense, bonaerense y lujanense de la formación pampeana. Glyptodon elong-atus Burm. (Pl. LII, f. 7) Glyptodon elongalus, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de B. A., t. I, ent. 3a, p. 202, a. 1866. — Id. t. II, p. 389. Hoplophorus elongatus (Burm.), Corsaria, Sui fossili delle Pampas, p. 26 y 41, a. 1872. Schistopleurum elongatum, Burmeister, Descr. phys. de la Rép. Arg., t. III, p. 424, a. .1879. Esta especie es de tamaño todavía un poco mayor que la precedente, distinguiéndose de ella, sobre todo por su coraza un poco mas larga y menos esféri- ca, y por su superficie externa no tan rugosa. Las placas son de tamaño un poco mayor, pero no mas gruesas que en G. reliculatus, y la figura central de cada placa es relativamente mayor que en esta especie, siendo siempre mas grande que las peri- féricas aún en el mismo centro de la coraza, en donde las figuras no afectan las formas angulosas que pre- sentan en la especie precedente, siendo la separación de las placas al lado externo siempre bien visible. Toda la superficie externa de la coraza es menos ru- gosa que en la otra especie, presentando impresiones de diferentes tamaños, pero sin que estén separadas por asperosidades como en G. reliculatus , excep- tuando cerca de los bordes, en donde existen algunas, pero no tan acentuadas como en las especies anterio- res. Los surcos que separan las placas entre sí son mas angostos pero igualmente profundos. Los tu- bérculos cónicos que forman el borde periférico de la coraza y los que adornan los anillos de la cola son también de superficie mas lisa que en G. reticu- latus. Los agujeros pilíferos colocados en el surco que rodea la figura central de cada placa, son pequeños y no muy numerosos. El cráneo es de tamaño un poco mayor que el del G. reticulatus, y con la región frontal un poco mas ancha, como también la apertura nasal anterior. Las apófisis zigomáticas descienden un poco mas perpen- dicularmente y son menos encorvadas hacia atrás pero algo mas hacia adentro, y bastante mas anchas. El hueso meso-cervical consta de cuatro vértebras, el tubo lumbar de 8, y el sacro de nueve. Medidas de la coraza y de la cabeza según Bur- MEISTEK. Dimensiones Diámetro ántero-posterior de la coraza siguiendo la curva superior del dorso 2m150 Diámetro ántero-posterior en línea recta 1.800 Ancho en el medio siguiendo la curva 2.400 Diámetro transverso-máximo en línea recta 1.160 Diámetro transverso de la apertura posterior 0.600 Diámetro perpendicular de la misma 0.320 Longitud de la cola entera 0.900 Longitud del cráneo, de la punta anterior del paladar hasta los cóndilos occipitales 0.305 Altura de la apertura anterior de la nariz 0.072 Anchura de la misma hácia arriba 0.107 Anchura de la frente, en la esquina anterior de la órbita.. 0.184 Anchura de la misma entre las esquinas posteriores 0.171 Anchura del cráneo en el medio de la fosa temporal 0.101 Anchura del cráneo entre las apófisis zigomáticas 0.300 Anchura del mismo entre los arcos zigomáticos 0.254 Anchura entre las caras articulares para la mandíbula infe- rior 0.178 Anchura entre los huesos petro-mastoideos 0.170 Anchura de los dos cóndilos occipitales unidos 0.114 Anchura del agujero occipital 0.044 Altura del cráneo del vértice hasta el plano del paladar.. . 0.186 Longitud de la apófisis zigomática desde la márgen orbital. 0.215 Longitud de la fosa temporal con la órbita 0.114 Anchura de la misma en el medio mas ancho 0.062 Longitud del paladar 0.216 Longitud de la fila de las muelas 0.204 Anchura del paladar entre las muelas 0.056 Altura del plano occipital sobre el agujero occipital 0.046 Longitud entera de la mandíbula inferior en dirección hori- zontal 0.331 Longitud del ramo horizontal de la mandíbula inferior 0.284 Longitud de las filas de las muelas inferiores 0.203 Longitud de la parte anterior de la mandíbula situada ade- lante de las muelas 0.050 Longitud de la sínfisis 0.150 Altura del ramo perpendicular solo 0.247 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en toda la provincia de Bue- nos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana. BRUTOS 787 Glyptodon laevis Burm. (Pl. LIT, 4, o, 8 y 10) Glyptodon Icevis, Burmeister, Anal, del Mus, etc., eut. 3% p. 204. a. 1866. H. Gervais y Ameghino, Los inamif. fós. etc., p. 200, a. 1880. Ameghino, Lista de los inamif. fós. de Monte Líer- inoso, p. 17, n° 47, Julio de 1888. Eoplophorus Icevis (Burm.), Cornalia, Sui fossili delle 1‘ cim- pas,, p. 41, a. 1872. Schistopleurum Ice ve, Burmeister. Descr. Phys. etc., t. III, p. 425, a. 1879. Esta especie de tamaño un poco menor que las dos precedentes, se distingue por la coraza muy conve- xa y aglobada en el medio, mas todavía que eu el Glyptodon reticulatus , lo que Je da un aspecto ca- si completamente esférico. La figura central en todas lasplacas es mas grande que las periféricas, y las placas son bien distintas al lado externo sobre el mismo centro de la coraza. Todas las figuras son bien delimitadas, planas y de superficie lisa, sin rugosidades ni asperosidades, sino simples puntuaciones ó impresiones de tamaño diferente pero sin elevaciones que sobresalgan fue- ra del plano general ; bajo este respecto es de super- ficie todavía mucho mas lisa que la del Glyptodon elongatus. Todos los tubérculos cónicos que forman el borde de la coraza y los anillos de la cola son igual- mente lisos, de superficie simplemente puntuada, pero mas puntiagudos que en las otras especies. Los surcos que separan las figuras son relativamente anchos y no muy profundos, de fondo casi liso, y con algunas perforaciones pilíferas muy pequeñas en el fondo délos surcos que delimitan las figuras cen- trales. Dimensiones de la coraza según Burmeister: Dimensiones Longitud de la coraza siguiendo la curva superior del dorso 2m000 Diámetro longitudinal en línea recta 1.590 Ancho en el centro siguiendo la curva 2.480 Diámetro transverso máximo en línea recta 1.280 Longitud de la cola 0.600 Localidad. — Los restos de esta especie parecen ser mucho mas raros que los de las dos precedentes. La coraza incompleta sobre que Burmeister ha fun- dado la especie fué descubierta por Bravard en su viaje á Bahía Blanca, y se han recojido restos de la misma especie en Monte Hermoso y en los trabajos del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte . — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior) hasta el piso ensenaden- se de la formación pampeana (plioceno inferior). Glyptodon perforatus Amegii. (Pl. LIV, fig, S; pl. LXXXXI, fig. 1) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 23 y 29, a. 1883. — Id. Catál de la sec. de la prov. de B. A., etc., p. 41, a. 1882 (nomen nudttm). Es esta una de las mas grandes especies del gé- nero hasta ahora conocidas, caracterizada por una forma general déla coraza todavía mas esférica que la del Glyptodon reticulatus, y por la escultura externa de la coraza. Las placas del centro de la co- raza tienen un diámetro de 5 á 6 centímetros, y un espesor de 40 á 45 milímetros. Cada placa lleva so- bre la cara externa una figura central angulosa, ro- deada generalmente por siete figuras igualmente angulosas y casi siempre del mismo tamaño que la figura central. La superficie de estas figuras es poco rugosa, casi lisa, generalmente un poco convexa en el medio, y están ellas mismas separadas por surcos profundos y angulosos, afectando un aspecto recticu- lar. En el fondo del surco que rodea cada figura cen- tral, y en los puntos de convergencia de los surcos radiales, existen un cierto número de perforaciones, que varían de 2 á 6, de gran tamaño, profundas y de fondo cóncavo; las mayores de estas perforaciones tienen hasta 7 á9 milímetros de diámetro, penetrando en parte en la figura central, cuya superficie en algunas placas es absorbida por las mencionadas perforaciones, casi por completo. Las muelas de esta especie se distinguen por la vásculo-dentina que no envía ramificaciones en la masa de dentina que la rodea. Localidad. — Distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. 788 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Glyptodon rudimeiitarius Amegh, (Pl. liii, fig. 8) Ameghino, La antigüedad del homb ., etc., t. II, p. 309, a. 1881. Esta especie parece haber sido del mismo tamaño que el Glyptodon Isevis, pero no puedo determinar la forma de la coraza por no conocerse todavía nin- guna completa. Sin embargo se distingue inmediatamente de to- das las otras especies por la superficie externa de la coraza, de aspecto rugoso y áspero, y por las figuras muy poco elevadas y separadas por surcos anchos, poco profundos y de fondo igualmente rugoso, con algunos agujeros pilíferos colocados sin orden algu- no. La figura central de cada placa es de tamaño mayor que las periféricas, y á veces un poco depri- mida en el centro. Las figuras periféricas son bastan- te mas pequeñas, pero de tamaño desigual, y defor- ma irregular, uniéndose casi siempre las de dos pla- cas contiguas para formar figuras mas grandes; de superficie áspera y de contornos mal delimitados. Otra particularidad distintiva de esta especie, re- side en los surcos que separan las placas, que son mucho mas anchos que en todas las demás especies y este mismo ancho es muy desigual siendo mucho mayor entre ciertas figuras que entre otras, siem- pre poco hondos y de fondo desigual. Los agujeros pilíferos que se encuentran en el fondo de estos surcos están repartidos de una mane- ra muy desigual, y presentan tamaños muy diferen- tes, siendo unos escesivamente pequeños, y otros de 2 á 3 milímetros de diámetro. En un trozo del centro de la coraza, las placas tie- nen un diámetro de 4 centímetros, y solo 20 ó 21 mi- límetros de grueso, siendo la figura central de cada placa, de 1 8 á 20 milímetros de diámetro. El ancho de los surcos varía entre 4 á9 milímetros. Localidad. — He recojido restos de esta espe- cie en distintos puntos de la región norte de la pro- vincia de Buenos Aires, y en Paraguarí, en la Re- pública del Paraguay, á 15 leguas de la Asunción. Horizonte. — Pisos bonaerense y lujanense de la formación pampeana. Glyptodon Falkneri n. sp. (Pl. L, fig. 4; pl. LUI, fig. 7) Es esta la especie mas pequeña del género Glyp- todon, que me sea conocida, pues su talla era bas- tante inferior á la del Iloplophorus ornatus aunque la coraza era mucho mas espesa ; presenta además caracteres tan particulares que, probablemente, cuando se conozca el esqueleto, habrá que consti- tuir con ella un género especial. Las placas de la coraza son pequeñas y muy grue- sas, un poco mas chicas en el centro, en donde presentan constantemente una forma exagonal ó pentagonal, pero sobre los bordes laterales se vuel- ven un poco mas grandes aunque algo mas delgadas, afectando una forma sub-cuadrada, con una ten- dencia marcada á formar filas transversales. Todas las placas de la coraza son además menos traba- das entre sí que en las demás especies, unidas por suturas muy flojas que dejan entre las placas pequeñas hendiduras bien visibles tanto al lado in- terno como al externo. La superficie externa de las placas lleva varias figuras, una central y las otras periféricas, con su superficie sobre el mismo plano, pero en la cara interna son fuertemente cón- cavas terminando hácia el centro en uno ó varios agujeros de tamaño considerable que penetran en el interior de las placas. Una particularidad notable de esta especie que permite distinguirla con seguridad, es la disposi- ción de las figuras periféricas, todas bien separa- das sin que se pongan en contacto las de las pla- cas contiguas para formar figuras de mayor tamaño como sucede con los demás representantes del mismo género. En el centro de la coraza, las placas tienen 25 á 30 milímetros de diámetro por 20 á 22 milímetros de espesor ; la cara interna es fuertemente cóncava terminando en el centro en una gran perforación in- fu nuibulifor me. Sobre la cara externa, cada placa lleva una figura central un poco mas grande y seis á siete figuras periféricas muy pequeñas, todas muy elevadas, planas ó ligeramente convexas y de super- ficie casi lisa ; todas las figuras periféricas son bien separadas, sin que, como ya lo he dicho mas arriba nunca se pongan en contacto las de dos placas con- tiguas. Las figuras centrales tienen un diámetro de 8 á 10 milímetros y las periféricas de 5 á 8 milíme- tros. Los surcos que separan las figuras son pro- BRUTOS 789 fundos y muy anchos, y existen en el fondo del que rodea la figura central, dos ó tres perforaciones pilíferas de tamaño considerable. Los contornos de las figuras centrales son ya irregularmente circula- res ó mas ó menos angulosos. Sobre los bordes laterales las placas afectan una forma mas rectangular y aumentan un poco de ta- maño ; al mismo tiempo las figuras centrales de cada placa aumentan igualmente de tamaño, se vuel- ven de contorno circular mas regular y son á menudo un poco deprimidas en el centro ; pero las figuras periféricas, al contrario, se vuelven mas pe- queñas, disminuyen de número ó afectan á veces una forma rudimentaria, estando siempre colocadas sobre los mismos bordes de las placas, y separadas entre ellas y de las placas centrales por surcos muy anchos, que afectan á menudo mas bien la forma de grandes depresiones. Los agujeros piiíferos se con- servan en el mismo número y casi con el mismo ta- maño que sobre las placas del centro de la coraza. Esta especie que dedico á Ealkner, el primer autor que menciona el hallazgo de una coraza de Glyptodon , que comparó con la de los armadillos ac- tuales, parece formar una especie de transición al género Neothoracophovus. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en las cercanías de la Villa de Lujan en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Glyptodon Fiorinii. n. sp. (Pi. LXXV, fig. 3) Esta especie, de que dispongo de un trozo del centro de la coraza, era de tamaño considerable, casi comparable al del Glyptodon pnncipalis, pues las placas que la componen presentan un espesor de cerca de 4 centímetros, pero proporcionalmente no son muy grandes, no alcanzando las mayores á un diámetro de 5 centímetros. Cada placa lleva en la cara externa una figura central sub-circular, plana ó casi plana, nunca deprimida, de superficie fuertemente rugosa, rodeada por un cierto número de figuras periféricas mucho mas pequeñas, mas ó menos angu- losas, de superficie plana ó ligeramente convexa también fuertemente rugosa. Los surcos que sepa- ran todas estas figuras son muy profundos pero no muy anchos, y mas angostos en el fondo que en la boca. Todas las figuras permanecen separadas por los mencionados surcos, siendo muy raro que algu- nas de las figuras periféricas se pongan en contacto con las de las placas contiguas para formar figuras de mayor tamaño. Alrededor de cada figura central, en el fondo del surco que la delimita hay cinco ó seis perforaciones circulares profundas, de 4 á 6 milíme- tros de diámetro, colocadas como en las demás espe- cies. Lo que sobre todo distingue con seguridad esta especie de las otras del mismo grupo mas ó menos parecidas, es: Io El tamaño considerable de la figura central que ocupa la mayor parte de la superficie de la placa, y el tamaño relativamente pequeño de las figuras periféricas; 2o El número considerable de figuras periféricas que es de nueve alrededor de cada figura central, el mayor número que hasta ahora he observado en las especies del género Glyptodon, pues no pasan de siete en la generalidad de las especies, y muy rara vez alcanzan á ocho. Localidad. — El trozo de coraza que me ha ser- vido de tipo para la fundación de esta especie es propiedad del Señor Angel Fiorini, y procede de la provincia de Córdoba. Horizonte. — No es posible determinar su hori- zonte, pero el estado de conservación de la pieza in- dica claramente que no puede proceder de una for- mación pre-pampeana. grupo C Especies con la figura central de cada placa mas grande que las periféricas y de superficie muy con- vexa afectando una forma mas ó menos globulosa. Glyptodon ^emmatus Nodot (Pl. Lir, fig. o: PI. lxxv, fig. 4) Nodot, Descr. d’unnouv. genre d’Edenté fos. etc., p, 78, pl. 8, f. 1. En un principio creí que esta especie podía ser idéntica con el Glyptodon elongatus, creencia de la que hasta cierto punto también participaba Bur- meister, reuniéndolas en mi jcatálogo de los mamí- feros fósiles de la América Meridional en una sola 790 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS especie, bajo el nombre específico de Nodot como el mas antiguo. Pero ahora, comparando con deten- ción la descripción de Nodot y las figuras que la acompañan, como también algunos trozos de coraza, con las del Glyptoclon elongatus de Burmeister, veo que es absolutamente imposible reunir las dos especies. El Glyptoclon gemmatus, difiere muchísimo de los demás gliptodontes conocidos: primeramente por presentar en el borde de la apertura caudal una doble fila de tubérculos cónicos, que no he visto en ninguna otra especie ; esta segunda fila de tubérculos cónicos se presenta inmediatamente adelante de los que forman el borde marginal, con los que se ar- ticulan, pero son un poco mas pequeños que los posteriores, algo mas circulares, menos cónicos y mas globulosos. El segundo carácter que distingue el G. gemmatus consiste en la forma particular de la figura central de cada placa que es siempre con- vexa y globulosa. Transcribo á continuación los párrafos principales de la descripcion que de las pie- zas originales dá Nodot y la reproducción de la figura que la acompaña. «El primer fragmento triangular (fig. 9, pl. L1I), presenta sobre taparte arqueada que corresponde á Ja abertura caudal una série de once tubérculos grue- sos y desiguales, de la misma forma y tamaño que los de la especie precedente (G. reticulatus) , pero son algo comprimidos lateralmente lo que les da una forma mas alargada. Presentan la superficie igual- mente rugosa, y muestran una punta obtusa en el centro de su masa, que no tieue la forma piramidal subtetragonal de los del Glyptoclon clavipes. «Las placas que componen esta coraza muestran una figura central muy grande, rugosa, siempre globulosa ó sub-hemisférica, cuyo tamaño y con- vexidad aumenta acercándose al borde posterior de la apertura caudal. La figura central de esta última fila de placas se vuelve tan considerable que toman el aspecto de gruesos tubérculos globulosos y desi- guales que se articulan inmediatamente con los tu- bérculos cónicos, constituyendo así una doble fila de tubérculos marginales en el borde posterior de esta coraza. « El segundo fragmento, de forma igualmente triangular, tiene unos 30 centímetros de largo, y es de superficie muy rugosa. La figura central de las placas es siempre circular, mas ó menos convexa, y ocupa la mayor parte de la superficie, mostrando también algunas cavidades que recibían los bulbos de los pelos. Las placas son de forma extrema- damente variable, y las suturas tienen una dispo- sición muy pronunciada á formar líneas rectas ; la rotura de uno de los lados corresponde á esta dis- posición . Este fragmento procede de los costados, lo que se prueba por su espesor mucho menor que en el fragmento anterior.» La cola se componía de una série de anillos con tubérculos cónicos como en todas las demás especies del mismo género. Localidad. — Las piezas originales sobre quefué fundada esta especie, fueron regaladas al Museo de París por el Tice-Almirante! Dupotet, como proce- dente de los alrededores de Buenos Aires, y el señor Angel Fioriai ha encontrado restos de la misma especie en los alrededores de La Plata. Horizonte. — Formación pampeana. Piso ense- nadense ? NEOTHOR ACOPHORU S amegij. Thorcicophorits, H. Gervais y Ameguiko, Los mamif. fós. etc., p. 206, a. 1880. En 1857, eu su memoria sobre el Schistopteu- rum typus , describió Nodot un animal que colo- có en el género Glyptoclon con el nombre de Glyp- toclon elevatus. Los materiales que sirvieron de fundamento para esta descripción, conservados en el Museo de Paris, examinados mas tarde por mí y por H. Gervais, resultaron presentar diferencias fundamentales con las partes correspondientes del género Glyptoclon constituyendo en consecuencia sobre ellos un nuevo género que designamos con el nombre de Thoracophorus. Pero como este nombre ha sido empleado con anterioridad (1840) para de- signar un género de coleópteros, cambio ahora el nombre del animal del grupo de los gliptodontes en Neothoracophorus. Los representantes de este género, parecen háber sido todos de tamaño bastante menor que el de los del género Glyptoclon y de una conformación bas- tante diferente, sobretodo en la estructura de la co- raza, por la que difieren de todos los demás géne- ros del grupo de los Glyjitoclontia. La coraza del Neothoracophorus se distingue por estar formada por placas muy pequeñas y relativa- BRUTOS 791 mente muy gruesas, de forma pentagonal ó exagonal y con sus paredes perpendiculares laterales despro- vistas de suturas, presentando superficies ó caras ca- si lisas, de modo que las placas estaban simplemen- te justa puestas unas al lado de otras, reunidas por tejido conjuntivo, sin formar suturas, conservando una cierta movilidad que daba un poco de flexibili- dad á toda la coraza. Las placas del centro son un poco mas grandes y mas gruesas que las laterales, y Ja superficie externa de cada placa es plana, ó con una sola figura central mas ó menos elevada, que ocupa la mayor parte de la superficie de la placa, siempre sin figuras periféricas, ni surcos alrededor, pero á menudo con perforaciones pilíferas bien de- sarrolladas. Debido á esta conformación particular, las piezas que constituían las corazas se desagrega- ban fácilmente por lo que no se encuentran placas articuladas, sino accidentalmente y debido á circuns- tancias especiales. La cola se componía de anillos con tubérculos es- pinosos como los del Glyptoclon. Del esqueleto no conozco mas que la mandíbula inferior, construida sobre el tipo de la de los demás gliptodontes, pero con algunas diferencias genéri- cas bien acentuadas ; eutre estas, las mas notables son, la dirección de la rama ascendente que no se in- clina hácia adelante como en los demás gliptodontes, y laforma de la primera muela inferior, la que en vez de ser triprismática, se reduce á un diente cilindri- co muy pequeño y puntiagudo, de aspecto cónico- puntiagudo ó estiliforme. JYeothoracopliqrus elevatus (Nodot), Amegh. (Pl. LIV, fig. 2) Glyptodon elevatus, Nodot, Descrip. d'un nouv. genre d'édenté foss., p. 95, pl. 10, fig. 6 y 7, a. 1857. Thoracophorus elevatus (Nodot), H. Gervais y Ajieghino, Los mamif. fós. etc., p. 208, a. 1880. Esta especie fué descrita por Nodot sobre una gran parte de la coraza reunida en un solo trozo que se encuentra en el Museo de París, y cuyas placas se han conservado en su posición gracias á una fuerte incrustación calcárea que cubre casi toda la coraza, impidiendo restaurarla ni estudiarla en sus pequeños detalles ; en algunas partes sin embargo, las placas se encuentran fuera de posición, dislocaciones que ya había observado Nodot, pero de las que no com- prendió la cansa, creyendo que fueran simplemente quebraduras accidentales. Si no existiera la incrus- tación calcárea mencionada todas las placas se se- pararían unas de otras, pues carecen absolutamente de todo vestigio de suturas, presentando los lados perpendiculares completamente planos. Las placas son bastantes mas grandes en el centro, y mucho mas pequeñas sobre los bordes laterales ; las mas grandes tienen de 15 á 18 milímetros de diáme- tro, y 17 á 18 milímetros de espesor. La cara inter- na de las placas es cóncava ; la cara externa está ocu- pada en su mayor parte por una figura circular ó elíptica, fuertemente convexa y de superficie un po- co rugosa, con puntuaciones bien acentuadas. Lá parte periférica que rodea esta figura, es simple- mente plana, sin surco alrededor de la figura cen- tral, aunque con algunas perforaciones pilíferas irre- gularmeute repartidas ; el resto de la superficie es un poco rugoso, y sin vestigios de figuras perifé- ricas. La talla de este animal era comparable á la de una de las mas pequeñas especies del género LIoplo- phorus. Localidad. — Los primeros restos sobre que fué fundada esta especie, proceden de las orillas del rio das Yelhas en el Sur del Brasil, pero he reco- jido restos de la misma especie en las toscas del fon- do del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. IVeotlioracopIiorus depressus, Amegu. (Pl. Liv, fig. 7 y 8) Toracophorus depressus, Ameghino, La antigüedad del hom- bre en el Plata, t. II, p. 810, a. 1881. Esta especie era de tamaño mucho mas considera- ble que la precedente, y de una conformación bas- tante distinta. Las placas que forman la coraza son igualmente pequeñas y sumamente gruesas, todas sueltas sin es- tar unidas por suturas pero con las caras perpendi- culares contiguas un poco mas rugosas. Las placas del centro déla coraza tienen un diámetro de 18 á 22 milímetros, y un espesor de 15 á 19 milímetros. La cara interna es fuertemente cóncava. La superfi- 792 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cié externa presenta una figura central, circular ó sub-circular mas elevada que la parte periférica, pero en vez de ser convexa ó globulosa como en N. elevatus, la superficie de esta figura es plana y un poco deprimida en el centro con dos ó cuatro agujeros pequeños ; esta figura central tiene un diá- metro de 10 á 1 1 milímetros. No existe surco perifé- rico que delimite esta figura pero hay alrededor de 6 á 7 perforaciones pilíferas de gran diámetro, sepa- radas por elevaciones radiales que se unen á la fi- gura central y corresponden á las figuras periféricas de los verdaderos gliptodontes. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie por primera vez en los alrededores de la ciu- dad de Mercedes, y últimamente Carlos Ameghuno ha recojido en un arroyo cerca de la estación Jáu- regui algunos otros restos, entre ellos la mandíbula inferior con la rama ascendente no inclinada hácia adelante, y la primera muela pequeña, cónico-pun- tiaguda y estiliforme, pero como esta pieza forma parte de las colecciones del Museo de la Plata, no puedo dar de ella otros datos ni el dibujo. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. IVeothoraeophorus minutas Amegh. (Pl. liv, fig. 9 y 10) Thoracophorus minutas, Ameghino, La antigüedad del hom- bre en el Plata, t. II, p. 310, a. 1881. Fundé la especie sobre placas sueltas de cerca de los bordes de la coraza, que me hicieron creer que la talla del animal era mucho mas pequeña que la de la especie precedente, pero el descubrimiento de placas de la región central de la coraza me han de- mostrado, que la talla era de muy poco inferior á la que alcanzaba el Neothoracophorus clepressus. Las placas de esta especie se distinguen con faci- lidad por la cara externa que no lleva figura central distinta y saliente, apareciendo toda la superficie de la placa deprimida ó ligeramente convexa, un poco rugosa ó con puntuaciones poco aparentes, acompa- ñadas de pequeñas perforaciones pilíferas distribui- das sin orden alguno. Las superficies perpendicula- res por donde las placas se ponen en contacto, son casi completamente planas. Las placas centrales tie- nen de 18 á 20 milímetros de diámetro y 16 á 20 mi- límetros de espesor, y las de cerca de los bordes, 14 á 16 milímetros de diámetro y 6 á 10 de espesor. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie sobre las barrancas del rio Lujan en la Tilla del mismo nombre. Horizonte. — Piso lujanensede la formación pam- peana. G0CHL0PS n. gen. Este género me es conocido por placas proceden- tes de distintas regiones de la coraza, que indican algunas afinidades con los verdaderos gliptodontes pero con algunas particularidades que lo distinguen claramente de todos los demás representantes del mismo grupo. La coraza dorsal está formada de pla- cas de tamaño bastante notable, de contorno penta- gonal ó exagonal, pero de una forma general sub- cuadrada, muy delgadas en proporción de su tamaño; cada placa lleva una figura central convexa que se levanta á menudo en forma de pezón, rodeada de figuras periféricas pequeñas, que, en las placas en las que la figura central se levanta en forma cónica, afectan entonces la forma de pequeños tubérculos puntiagudos. La cola está formada por una sucesión de anillos movibles armados de tubérculos elevados en forma de puntas comprimidas. El escudo cefálico está formado por placas de tamaño y formas muy distintas, delgadas, cóncavas al lado interno, y con una figura central en el lado externo, mas ó menos elevada y de forma diferente según las placas, pero limitada siempre por una depresión ancha y profun- da en la que se ven en ciertos puntos grandes perfo- raciones pilíferas. Cochlops muricatus n. sp. (Pl. l, fig. 9 á 18 : pl. Liu, fig. 1 y 2) Las placas que forman la región superior de la coraza tienen de 35 á 45 milímetros de largo, 30 á 36 de ancho, y solo 7 á 8 de espesor, siendo todas de cara interna fuertemente cóncava, y cara externa un poco convexa. Estas placas se dividen en dos ca- tegorías: las unas muestran una figura central elípti- ca de 15 á 18 milímetros de largo, de superficie con- vexa, mas levantada en la parte posterior que en la anterior, rodeada por nueve ó diez figuras periféri- BRUTOS 793 cas poligonales, planas en la región anterior de la placa y mas ó menos convexa en la posterior, sepa- radas por surcos angostos y poco profundos, con pe- queños agujeritos en el fondo del surco que rodea la figura central. Toda la superficie externa de las placas, hasta en el mismo fondo de los surcos, está completamente cubierta de puntuaciones muy apa- rentes que le dan un aspecto áspero ó poroso muy particular. Las placas de la segunda categoría, presentan una figura central elíptica que se levanta en el medio en forma de una fuerte protuberancia en forma de pezón, casi puntiaguda, rodeada por diez ó doce, y á veces un mayor número de figuritas pe- riféricas, de las que, las posteriores, separadas unas de otras por fuertes depresiones se levantan en for- ma de tubérculos cónico-puntiagudos, pero las an- teriores son menos elevadas y mas planas; toda la superficie de las placas presenta el mismo aspecto esponjoso ó poroso, ya mencionado en las placas an- teriores. Las placas de los anillos movibles de la cola y las del escudo cefálico presentan demasiada variabilidad de forma para que puedan ser descritas, sobre todo no conociéndose todavía la forma completa de esas partes, pero las figuras 9 á 18 de la lámina L, darán una idea de su conformación y de las variaciones que presentan. El animal parece haber tenido un tamaño compa- rable al del Iloplophorus ornatus. Localidad. — Barrancas del rio Chico en la Pata- gonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). HOPLOPHORID^E La coraza de los Hoplophoridse generalmente es mas alargada y menos convexa que la de los Glypto- dontidx, y siempre provista de dibujos externos de formas variadas. La cola está formada por un cierto número de anillos movibles angostos y planos, que disminuyen de tamaño de adelante hácia atrás, terminando en un tubo largo, cónico-cilíndrico, á menudo aplastado en sentido perpendicular, concluyendo en una extremidad siempre mas delgada ó mas angosta que el resto del tubo, cuya punta está formada por dos grandes placas laterales, una á cada lado, que cierran la extremidad como las dos valvas de una conchilla. EL cráneo es de superficie superior siempre mas ó menos convexa, y el húmero está provisto de agujero epitrocleauo. Los seis géneros que conozco de esta familia se distinguen por los siguientes caractéres: I. Placas del centro de la coraza con una figura central y una sola fila de figuras periféri- cas á veces reemplazadas por una simple zona rugosa. A. Con incisivos en el intermaxilar. Propalcehoplophorus . B. Sin incisivos en el intermaxilar. a. Figuras periféricas de las placas de la coraza bien delimitadas. Tubo caudal cónico-cilíndrico y puntiagudo. aa. Tubo caudal con grandes figuras rugosas, sin figuras periféricas peque- ñas, pero con una fila de grandes perforaciones periféricas. Palcehoplophorus ab. Tubo caudal con dos filas de figuras periféricas pequeñas entre cada dos figuras centrales. Zaphilus. a c. Tubo caudal con una sola fila de figuras periféricas pequeñas entre cada dos figuras centrales. Hoplophorus. b. Figuras periféricas délas placas de la coraza rudimentarias ó reemplazadas por una zona rugosa. ab. Tubo caudal sin figuras periféricas entre cada dos figuras centrales. Lomaphorus. 100 794 AIAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS II. Placas del centro de la coraza con una figura central y dos filas de figuras periféricas. a. Tubo caudal cónico-cilíndrico, casi recto, y sin verrugas laterales salientes. Plohophorus. b. Tubo caudal ancho, deprimido y con grandes verrugas laterales salientes. Nopachtus. III. Placas del centro de la coraza adornadas con un considerable número de figuras peque- ñas iguales, que pueden llegar hasta el número de cincuenta en cada placa. Tubo caudal aplastado, adornado con las mismas figuras pequeñas y con grandes verrugas laterales. Panochtus. IY. Coraza con figuras centrales de gran tamaño, y dos tipos de figuras periféricas, unas mas grandes y otras mas pequeñas dispuestas á su vez alrededor de las primeras, y todas rodeadas de grandes ajugeros. Tubo caudal ancho, deprimido, y con todas las figuras igualmente rodeadas de perforaciones. Protoglyptodon. ÍWAL^HOPLOPHORUS amegti Amegiuno, Enumeración sistemática, etc., p. 24, a. 1887. Los primeros restos de este animal fueron recogi- dos por el Dr. Moreno durante su esploracion al rio Santa-Cruz (1876-77), y atribuidos por él á una especie del género Hoplophorns que designó con el nombre de Hoplophorus australis. Esos restos consistían en varias placas aisladas de la coraza, que ofrecen en efecto una similitud casi completa, con las del género Hoplophorus. En la colección reco- jida por Carlos Ameghino hay una gran cantidad de placas, que presentan igual parecido con las del mencionado género, acompañadas de otras muy di- ferentes, cuya colocación no es fácil determinar, ni es tampoco seguro que procedan del mismo animal. Pero tampoco el gran parecido de las placas, es una razón bastante para afirmar la identidad genérica, pues la forma de la coraza en su conjunto, puede ha- ber sido muy diferente, como también pueden haber tenido una forma distinta algunas de sus partes. Las placas aunque numerosas, son de individuos distintos, y no permiten dar una idea de la configu- ración general de la coraza, pero las partes del es- queleto que las acompañan, particularmente restos de cabeza, prueban que se trata de un animal muy diferente del Hoplophorus y de los demás géne- ros de gliptodontes hasta ahora conocidos, con ex- cepción quizás del Plohophorus, con el que pare- ce presentar algunas afinidades, particularmente por la forma de las muelas. Tampoco la fórmula dentaria ha sido idéntica á la délos verdaderos gliptodontes, pues el Propalceho- plophorus , ha tenido uno ó dos pares de incisivos superiores aunque muy pequeños y caedizos, de manera que el animal cuando joven tenía ¿ § i. | m. Las dos primeras muelas tanto superiores como iuferiores son completamente elípticas ; las demás están divididas en prismas, presentando algunas una complicación mayor que las de los Glyptodontidtv. Del esqueleto, se conoce el fémur que es de una forma intermediaria entre la de los gliptodontes y la de los armadillos, pero de forma mas esbelta y mas delgado que en ambos. De la cola se conoceu algunos trozos que prueban estaba formada por un tubo cónico-cilíndrico consti- tuido por varios anillos que se articulaban á continua- ción unos de otros, cada uno formado por dos filas de placas. Propalselioplopliorus australis Mor. (Pl. ti, fig. 6 á 10 ; pl. luí, fig. 3, 9 y lo) Hoplophorus australis, Moreno, Patagonia, restos de un cont. hoy sumergido, p. 26, a. 1882 (nomen nu- dum), Propalcehoplophorus australis (Mor.), Ameghino, Enume- ración sistemática de los marnif. eocenos, etc., p. 24, n° 110, a. 1887. De esta especie que parece ser la mas abundante, hay una gran cantidad de placas de la coraza, parte del tubo caudal, la región anterior de un cráneo con la mayor parte de la dentadura, y algunos fragmen- BRUTOS 795 tos de mandíbulas con dientes. La talla del animal era bastante pequeña, quizás ni una mitad de la del Hoplophorus ornatus. Las placas de la coraza son pentagonales, con una tendencia á tomar una forma rectangular, muy acen- tuada sobre todo en las que proceden de las regiones laterales, conservándose la forma pentagonal ó exa- gonal mas marcada en las que proceden de la región del centro del dorso. Las placas mas grandes del centro de la coraza parecen ser mas delgadas, de unos 38 á 42 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, 30 á 35 milíme- tros de diámetro trausverso, y solo 7 á 8 de grueso. La cara interna es uu poco lisa, y la externa algo convexa, con una figura central circular de 16 á 17 milímetros de diámetro, un poco levantada en el cen- tro, y rodeada de 10 á 1 1 figuritas pentagonales mas pequeñas, separadas por surcos angostos, con peque- ños agujeros en el punto de reunión de los surcos periféricos con el que rodea la figura central. En la parte posterior de la placa se ven á menudo algunas figuritas suplementarias incompletas y atrofiadas, que corresponden á la segunda fila de figuritas de las placas de la coraza del Plohophorus, aquí ape- nas indicada. La superficie de la figura central y de la periférica es casi lisa, apenas uu poco puntuada. Las placas de los costados que tienden á tomar una forma rectangular, tienen término medio, unos 25 milímetros de largo, 15 á 18 milímetros de an- cho, y 8 á 10 milímetros de grueso. La cara ex- terna muestra una figura central elíptica, que toma una forma ovoidea en las placas próximas á los bor- des, rodeadas por figuras periféricas, chicas ade- lante y en los costados, y mas grandes en la parte posterior, en donde también están seguidas de otras mas ó menos desarrolladas. Hay algunas placas mas grandes, pentagonales ó exagonales, de unos 25 á 30 milímetros de diámetro y bastante gruesas, que se distinguen por la figura central mas grande y elevada hácia un lado casi en forma de pezón, rodeada por 10 á 12 figuritas mas pequeñas ; estas placas supongo procedan de cerca de la apertura anterior unas, y de la posterior otras. Hay también algunas placas marginales, largas de unos 20 á 25 milímetros, y de solo 10 á 15 de an- cho, con rudimentos de dibujos sobre uno de los dos costados mayores, y terminando el resto en un borde redondeado, presentando un aspecto casi idéntico á las placas marginales de la coraza del género Hoplophorus. Por último se encuentran mezcladas con las pre- cedentes, otras placas de tamaño mucho mayor, que pueden alcanzar un diámetro de cinco centímetros, de formas variables y á menudo irregulares, te- niendo á menudo un borde libre. Estas placas son muy gruesas en el centro, y delgadas en las estre- midades, con cara interna muy cóncava, y cara su- perior muy convexa, sin dibujo, con toda la super- ficie puntuada, y con el centro levantado hasta formar á menudo un tubérculo áspero, y casi siem- pre con una depresión en el centro. Supongo que estas placas proceden del escudo cefálico. De la coraza de la cola hay muchas placas sueltas, el último anillo que forma la punta de la cola, y el antepenúltimo. El anillo que constituye la extremidad terminal, es un cono de 35 milímetros de diámetro en la base, y 37 milímetros de largo, con una punta cónica ob- tusa un poco convexa. Este anillo está compuesto por dos filas de placas, una que solo forma un arco de círculo en la parte superior formado por 4 pla- cas, y la segunda que es la posterior forma el anillo completo con 8 placas. La punta del tubo formada por la parte posterior de este anillo está cerrada por cinco ó seis placas irregulares y rugosas. Las placas que forman las filas son mas ó menos elíptico-rom- bóideas, y las de la parte superior con una pequeña protuberancia longitudinal en la parte mediana, mas elevada hácia atrás que en la parte anterior. La superficie de las placas es casi lisa, apenas un poquito punteada. Elanillo penúltimo, se encuentra intacto, compues- to por dos filas de placas, cada una de ellas; formando un círculo completo. La fila anterior consta de 9 placas, mas grandes que las de la fila posterior y con un prolongamiento anterior en declive destinado á engastarse en la apertura posterior del anillo que seguía hácia adelante. La fila posterior consta igual- mente de 9 placas un poco mas pequeñas que las de la fila anterior y mas elípticas. Todas las placas son de superficie casi lisa, separadas por surcos bien definidos, con algunos agujeros de distancia en distancia repartidos irregularmente en el fondo de los surcos, y en algunos puntos, particularmente en la parte anterior, con una ó dos figuritas periféricas rudimentarias. El tamaño de estas placas varía de 20 á 25 milímetros de largo, por 12 á 20 de ancho. El anillo ó segmento tiene 42 milímetros de diáme- tro y 5 centímetros de largo. Estos anillos se articulaban unos á otros sin dejar 796 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS espacio vacío intermediario, de manera que forma- ban un tubo largo cónico-cilíndrico, de aspecto ge- neral igual al tubo caudal de los Hoplophorus, del que en realidad solo se distinguía por sus segmentos que se conservaban separados, sin soldarse unos á otros. La parte anterior de cráneo existente de esta espe- cie está demasiado destrozada y deformada para po- der formarse una idea de su conformación, la que por otra parte no podía diferir mucho de los otros glipto- doutes conocidos. La bóveda superior del cráneo falta por completo, menos una pequeñísima parte al nivel de las órbitas, que parece demostrar no era aplastada como en Glyptodon sino convexa como en Hoplophorus. La apófisis zigomática de los maxi- lares, ha tenido el mismo proceso descendente que en los demás géneros de esta familia, y el agujero sub-orbitario en la misma posición. De los nasales existe la parte anterior en contacto á ambos lados con los maxilares ; por la parte existente se conoce que permanecían separados por sutura visible sobre la línea media longitu- dinal, que eran mas largos y prolongados hácia adelante que en Glyptodon y con su parte anterior un poco encorvada hácia arriba. La apertura nasal anterior es bastante parecida á la del Glyptodon, pero relativamente mas pequeña y mas baja. Toda la parte del rostro situada adelante de la órbita, es también mas prolongada hácia adelante que en Glyptodon, pues á pesar del tamaño pe- queño de este cráneo la distancia del agujero sub- orbitario á la apertura nasal es de 35 milímetros. El paladar aunque bastante deformado, parece presentaba la misma curva que el del Glyptodon, estrechándose un poco adelante entre las dos prime- ras muelas. El intermaxilar es relativamente un poco mas desarrollado que en Glyptodon, y lleva á cada lado adelante de la primera muela un pequeño agujerito de menos de un milímetro de diámetro que supongo es el alvéolo de un incisivo atrofiado y caedizo. La primera muela, mas pequeña que todas las demás, está inplantada en la parte anterior del maxi- lar y es de sección elíptico-cilíndrica, sin surco ni aristas perpendiculares, parecida á una muela de armadillo, y con su eje mayor en dirección transver- sal al eje de la série dentaria; tiene 5 milímetros de diámetro mayor y 4 de diámetro menor. La segunda muela, un poco mas grande que la primera es también mas cilindrica, igualmente sin surcos ni aristas perpendiculares, y de 6 milímetros de diámetro. La muela tercera es mas grande que la segunda y de sección elíptica, con su eje mayor dirijido de adelante hácia atrás en dirección del eje de la série dentaria. La cara externa es convexa y con un pe- queño surco perpendicular en el medio. La cara interna es deprimida, un poco excavada, y con una pequeña arista perpendicular rudimentaria en el centro. Tiene 10 milímetros de diámetro transverso. La muela cuarta es mas grande que la tercera y mas alargada en sentido ánter a-posterior. Sobre el lado externo forma dos columnas perpendiculares colocadas mas al centro que las extremidades exter- nas anterior y posterior de la muela, quedando entre ambas columnas y ocupando el centro de la cara externa de la muela un surco perpendicular ancho y profundo. La cara interna es deprimida con dos surcos perpendiculares poco profundos separados por una columna perpendicular mediana opuesta al surco perpendicular externo. La corona tiene 13 milímetros de diámetro áutero-posterior por 5 milí- metros de diámetro transverso. La muela quinta es todavía un poco mas grande, de corona relativamente mas larga y mas angosta, y con un principio de división en tres prismas. Sobre el lado externo muestra dos columnas perpendicula- res principales, formadas por los prismas anterior y posterior, cada una de ellas dividida á su vez en dos columnas secundarias por un surco perpendicu- lar poco profundo; entre las dos columnas principa- les queda un vacío ancho y profundo en cuyo fondo se vé una columna perpendicular mas pequeña con un surco á cada lado, de manera que entre grandes y pequeñas, la muela muestra sobre el lado externo cinco columnas perpendiculares, separadas por cuatro surcos. El lado interno es mas simple mostrando solo tres columnas perpendiculares, sepa- radas por dos surcos. La columna mediana del lado externo es perfectamente opuesta á la del medio del lado interno, pero como la columna externa es mucho mas pequeña que las que se encuentran sobre el mismo lado, resulta que el prisma del medio es mucho mas pequeño que el anterior y posterior, quedando por decirlo así rudimentario. La corona tiene 14 milímetros de diámetro ántero-posterior por 5 á 6 de ancho. La muela sesta ha tenido casi el mismo tamaño y probablemsnte la misma forma, pero no se puede determinar con exactitud por estar destrozada en los BRUTOS 797 dos lados. El alveólo tiene 14 milímetros de diáme- tro ántero-posterior y 5 milímetros de diámetro transverso. La muela sétima es un poco mas pequeña y divi- dida en tres prismas mas iguales. Sobre el lado ex- terno muestra tres columnas perpendiculares corres- pondientes á los tres prismas que componen la mue- la, el posterior subdividido á su vez en dos colum- nas por un surco perpendicular externo, angosto y profundo. El lado interno está bastante destrozado, pero parece presentar tres columnas separadas por dos surcos. El prisma anterior parece ser un poco mas grande qne el posterior y el del medio, un po- co mas pequeño. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, 7 de diámetro transverso ade- lante y 6 atrás. La última muela ú octava está completamente des- trozada no pudiéndose determinar exactamente sus contornos, pero se conoce es bastante mas pequeña, el prisma anterior mas grande y el posterior mas pequeño, separados por dos surcos opuestos, uno interno y otro externo. Tiene 10 milímetros de diá- tro ántero-posterior y 8 milímetros de ancho en el prisma anterior. Gomo savé, -de las 8 muelas, las dos anteriores son completamente elíptico-cilíndricas, la tercera es elíptica con un principio de división al lado ex- terno, y la cuarta.'un poco mas complicada, sin pre- sentar aún distintamente la separación en prismas, que recien empieza á acentuarse en la quinta, pre- sentándose mas definida en las siguientes. El tama- ño aumenta gradualmente de la primera á la quinta y disminuye de la quinta á la octava. Las dos filas dentarias son perfectamente paralelas en todo su largo, menos en la parte anterior, en donde se apro- xima la una á la otra en el espacio comprendido en- tre las dos primeras muelas. Las 8 muelas ocupan un espacio longitudinal de 86 milímetros, y el ancho del paladar es de 19 mi- límetros entre el primer par de muelas anteriores y de 25 milímetros en casi todo el resto de su ex- tensión. De la mandíbula inferior hay un trozo de la parte anterior con cuatro muelas algo destrozadas, que su- pongo sean la segunda, tercera, cuarta y quinta. La muela segunda es elíptica, dividida al lado ex- terno en tres columnas perpendiculares, una anterior convexa, una media muy pequeña casi rudimentaria y una posterior mucho mas grande que la primera y mas sobresaliente hácia afuera. Entre las dos co- lumnas principales, anterior y posterior, hay una profunda depresión dividida á su vez en dos surcos por la columna mediana rudimentaria que se levan- ta en su fondo. Sobre el lado interno está dividida por un surco perpendicular poco marcado, en dos lóbulos desiguales, umTanterior pequeño y otro pos- terior mas grande. Tiene 12 milímetros de diáme- tro ántero-posterior y 5 milímetros de diámetro transverso. La muela tercera, de sección elíptica mas prolon- gada, y de tamaño un poco mayor, está divididida al lado externo en tres columnas perpendiculares se- paradas por dos surcos, la anterior y la posterior mas grandes, y la del medio mas pepueña. Sobre el lado interno muestra un surco anterior ancho y bas- tante profundo, y una depresión posterior apenas marcada. Tiene 14 milímetros de diámetro ántero- posterior, por 5 milímetros de ancho. La muela cuarta de tamaño un poco mayor, pre- senta ya mas acentuada una división en tres prismas formando tres columnas externas separadas por dos surcos, el anterior mas ancho y menos profundo, y la columna anterior igualmente interna menos distinta que las dos posteriores. Tiene 15 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, por 6 milímetros de ancho. De la muela quinta solo existe una parte, pero parece tuvo con muy cortísima diferencia la misma forma que la precedente. Las tres muelas enteras ó casi enteras, segunda, tercera y cuarta, ocupan un espacio longitudinal de 41 milímetros. El alto de la rama horizontal debajo déla cuarta muela es de 38 milímetros. Otro fragmento de mandíbula inferior comprende la parte posterior de la muela sesta, y las dos últi- mas, ó sétima y octava, aunque un poco gastadas. Estas tres muelas presentan una conformación tri- prismáticabien acentuada, con tres columnas exter- nas angostas separadas por dos surcos profundos y tres internas de las que la anterior mas ancha y po- co delimitada, pareciéndose mas bien á una prolon- gación anterior del prisma mediano. La cara poste- rior de cada una de las tres últimas muelas presenta la particularidad de tener una depresión que forma en el centro un surco perpendicular. La muela séti- ma tiene unos 15 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, y otro tanto la octava ó última. La rama hori- zontal debajo de la penúltima muela tiene 38 milí- metros de alto. Localidad. — Los restos de esta especie han sido 798 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS descubiertos por Carlos AmeghinO en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eocenoinferior). Propaltehoplopliorus incisivus Amegh. (Pl. li, flg. 3 á i>; pl. lxiv, fig. 9 á 13) Ameghino, Enumeración sistemática , etc., p. 24, n“ 111, a. 1887. Esta especie está representada por fragmentos de coraza, por un cráneo destrozado pero con el pala- dar y la dentadura en bastante buen estado, y por una mitad de mandíbula inferior casi intacta. Estos restos indican una especie de tamaño un poco menor que la precedente, y relativamente mas delgada. Las placas de la coraza de esta especie se distin- guen por una forma mas rectangular, y por su espe- sor poco considerable. El tamaño de las placas cen- trales es de unos 25 milímetros de largo por 18 á 20 de ancho, teniendo tan solo 5 á 6 milímetros de es- pesor. Cada placa presenta al lado externo una gran figura central mas ó menos elíptica, de 12 á 16 mi- límetros de diámetro, rodeada por una fila única de 9 á 10 figuritas periféricas, todas de superficie casi lisa y plana. Existe una pequeña parte del intermaxilar del lado derecho, que demuestra que este hueso era conside- rablemente más desarrollado que en los gliptodon- tes mas modernos, pues ocupa toda la parte anterior del paladar, y envía un prolongamiento Iiácia arriba, de manera que toma parte en la formación de las paredes laterales de la apertura nasal, conserván- dose perfectamente visible la sutura que lo separa del maxilar. Sobre la superficie palatina y en la parte anterior cerca del borde de la apertura nasal, tiene el intermaxilar dos pequeñas perforaciones de apenas un poco mas de un milímetro de diámetro ; son estos, dos alvéolos en los que se implantaban un par de pequeños incisivos, que caían luego cuando el animal llegaba á su estado adulto. Inmediatamente detrás de la sutura del iuterma- xilar con el maxilar, viene el alveolo de la primera muela de forma eliptico-cilíndrica y terminando há- cia abajo en forma de embudo. Este alveolo tiene 5 milímetros de diámetro mayor, y en él se implantaba un diente eliptico-cilíndrico, sin surcos ni columnas perpendiculares como el correspondiente de la espe- cie precedente. El diente que sigue ó segundo molar, es de sec- ción todavía mas elíptica con su eje mayor en direc- ción oblicua al eje de la série dentaria, y también sin surcos ni aristas perpendiculares. Tiene 6 milí- metros de diámetro mayor y 4 de diámetro menor. La muela tercera es de tamaño bastante mayor, elíptica, presentando una sección transversal larga y estrecha con su diámetro mayor de adelante hácia atrás, presentando una pequeña curva hácia adentro. La cara interna es deprimida y con una pequeña arista perpendicular, completamente rudimentaria. Tiene 10 milímetros de diámetro ántero-posterior y 4 milímetros de diámetro transverso. La muela cuarta, está completamente destrozada en los dos lados, no pudiéndose así determinar su forma, pero se conoce que se acentuaba en ella la división en prismas distintos. Tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior y 0m0045 de diámetro transverso. La muela quinta presenta la forma tri-prismática bien caracterizada, con el prisma anterior mas gran- de que el posterior y el del medio al contrario mas pequeño. La cara externa muestra una columna an- terior bien desarrollada correspondiente al prisma anterior, una segunda columna ó mediana pequeña y rudimentaria correspondiente al prisma mas pe- queño del medio, y una columna posterior grande y ancha correspondiente al prisma tercero, y dividida ella misma en dos columnas secundarias por un pe- queño surco perpendicular. Sobre el lado interno tiene tres columnas bien desarrolladas separadas por dos surcos. Sobre la cara perpendicular anterior hay un pequeño surco perpendicular colocado sobre el lado externo. La muela tiene 1 2 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 6 milímetros de diámetro transverso. La muela sesla está construida sobre el mismo ti- po que la precedente, con la única diferencia del prisma anterior que tiene un diámetro transverso mas considerable con su ángulo interno mas prolon- gado hácia adentro y hácia adelante. Tiene ^milí- metros de diámetro ántero-posterior, 7 milímetros de diámetro transverso en el lóbulo anterior y 0m0055 en el posterior. La muela sétima se distingue por un tamaño un poco menor, por la cara anterior del primer pris- ma que tiene la depresión perpendicular mas al me- dio, y por el prisma intermediario un poco mas gran- de. Tiene 1 1 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, 6 milímetros de diámetro transverso en el BRUTOS 799 prisma anterior, y 5 milímetros en el posterior. La muela octava que es la última, se distingue por los dos primas posteriores sensiblemente del mismo tamaño y mas pequeños que el anterior, y por la di- visión perpendicular en dos columnas del último prisma, sobre el lado externo menos acentuado que en las muelas precedentes. Tiene 10 milímetros de diámetro ántero-posterior, 6 milímetros de diáme- ro transverso en el lóbulo anterior y 5 en el pos- terior. Las ocho muelas superiores ocupan un espacio longitudinal de 88 milímetros, y el ancho del paladar es de 24 milímetros entre las últimas dos muelas, de 19 milímetros entre el quinto par de muelas, y to- davía notablemente mas angosto entre los dos pri- meros pares de muelas anteriores, que están implan- tados desviándose hácia la línea mediana. La mandíbula inferior en su configuración general se parece álade Glyploclon, con ocho muelas sepa- radas por diastemas regulares; estas muelas aumen- tan gradualmente de tamaño de la primera que es muy pequeña, á la quinta que es la mas grande, y disminuyen un poco de la quinta á la octava, ocu- paudo casi toda la extensión del borde superior de la rama horizontal, de manera que el diente primero está colocado casi en la parte anterior de la mandí- bula, á solo 5 milímetros del ángulo ántero- externo de lasíufisis, y á 15 milímetros del ángulo interior sobre la línea mediana. La parte sinfisaria anterior de cada rama mandibular, está dada vuelta hácia abajo de una manera mas pronunciada que en Glyp- toclon formando un borde grueso y redondeado de 14 milímetros de ancho, sin dientes yen el que tampoco se apercibeu trazas de alveolos que .es- tén en correspondencia con los que se observan en el Ínter maxilar. La primera muela inferior es muy pequeña y elíptica, con su diámetro mayor en dirección obli- cua al eje de la serie dentaria, dirijido de atrás há- cia adelante y de afuera hácia adentro; este diente no presenta vestigios ni de surcos ni de aristas per- pendiculares, presentando absolutamente el mismo aspecto que un diente de armadillo: tiene 5 milí- metros de diámetro mayor y tres milímetros de diá- metro menor. El diente segundo es absolutamente de la misma forma é implantado del mismo modo, pero de tama- ño un poco mayor; tiene 7 milímetros de diámetro mayor y 4 de diámetro menor. La muela tercera, de tamaño mucho mayor y de corona mas estrecha y alargada, está implantada con su eje mayor en la misma dirección que el eje de la serie dentaria, y presenta un principio de división en tres prismas apenas marcado, particularmente sobre el lado interno. Tiene 11 milímetros de diámetro ántero-posterior y 0m0045 de diámetro transverso. La muela cuarta, de tamaño un poco mayor, pre- senta la división tri-prismática un poco mas visible, particularmente sobre el lado externo. Tiene 12 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, y 4 milíme- tros de diámetro transverso. La muela quinta, la mas grande, presenta los tres prismas bien marcados, el anterior un poco mas an- gosto y el posterior mas ancho. Tiene 14 milímetros de diámetro ántero-posterior y 5 milímetros de diá- metro transverso en el último prisma. La muela sesta es un poco mas pequeña y con la cara posterior del último prisma un poco depri- mida perpendicularmente. Tiene 13 milímetros de diámetro ántero-posterior. La muela séptima, tiene 12 milímetros de diámetro ántero-posterior, distinguiéndose solamente por la cara posterior del último prisma un poco mas de- primida perpendicularmente en el medio. La muela octava, presenta la depresión perpen- dicular de la cara posterior del último prisma to- davía mas acentuada, tomando la forma de un surco y tiene igualmente 12 milímetros de diámetro án- tero-posterior. Las ocho muelas juntas ocupan un espacio longi- tudinal de 95 milímetros. La rama horizontal tiene 33 milímetros de alto debajo de la muela cuarta, y 37 milímetros debajo de la sétima. Los agujeros mentonianos son dos, uno muy pe- queño adelante, debajo de la parte posterior de la segunda muela, á 17 milímetros debajo del borde alveolario, y el otro, apenas un poco mas grande debajo de la parte posterior de la tercera muela. La rama ascendeute de la que existe la parte ba- sal, parece presentaba una forma parecida á la de los demás gliptodontes, aunque es probable que la línea anterior no se inclinara hácia adelante, y no formara por consiguiente con la rama horizontal un ángulo agudo, sino mas bien recto, ó. quizás un poco abierto. El largo total de la mandíbula inferior, de la parte anterior de la sínfisis á la parte posterior de la rama ascendente es de 148 milímetros. Localidad. — Los restos de este animal han sido 800 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz, en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (Eoceno infe- rior). PALiEHOPLOPHORUS amegii- Ameghino, Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe., t. "VIII, p. 129, a. 1885. La coraza de este género se distingue por placas con una figura central de tamaño considerable, ro- deada de otras mas pequeñas y de agujeros grandes y profundos. La cola está provista de un tubo ter- minal compuesto de grandes placas ovaladas, ro- deada cada una de una línea periférica de grandes perforaciones ó agujeros, y de figuritas periféricas muy chicas, en forma de pequeños tubérculos. Palselioplophorus Scalabrinii Amegh. (Pl. lvi, fig. 7 y 8 ; pl. lxv, fig. 6; pl. lxvii, fig. 10) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 301, a. 1883. -Id. t. IX, p. 193, a, 1886. Los restos de esta especie son todavía bastante raros y no permiten por ahora formarse una idea exacta del animal, el que á juzgar por los pocos restos conocidos era bastante diferente de los verdaderos Hoplophorus . Las placas del centro de la coraza tienen de 3 á 4 centímetros de diámetro y solo 16 á 18 de espesor. La cara externa de cada placa tiene una figura central de contorno circular ó sub-circular, de unos 15 milímetros de diámetro, fuertemente de- primida en el centro, presentando una superficie cóncava un poco rugosa. AI rededor de esta figura central hay un considerable número de figuras peri- féricas pequeñas, dispuestas en dos filas ó círculos concéntricos, seguidos á menudo de una tercera fila incompleta. Estas figuras periféricas son rugosas, poco marcadas, separadas por surcos imperfecta- mente delimitados, poco profundos y de fondo ru- goso; en el fondo de estos surcos, distribuidos sin orden alguno, se encuentran un considerable nú- mero de perforaciones circulares de 0m001 á 0m0015 de diámetro. Sobre los flancos, cerca de los bordes, las placas toman una forma mas rectangular, modificándose completamente el aspecto de la cara externa. Una de estas placas tiene 45 milímetros de largo, 22 milí- metros de ancho, y solo 8 á 9 de espesor. La cara externa, muestra en el centro una figura elíptico- circular de 18 á 20 milímetros de diámetro, de su- perficie muy poco rugosa y casi plana, rodeada por una especie de surco ó depresión ancha pero poco profunda, en cuyo fondo se ven varios agujeros que penetran en el interior de la placa, existiendo solo dos ó tres figuritas periféricas en sus extremidades anterior y posterior. Las placas de la parte anterior de la coraza que siguen inmediatamente á las marginales, tienen una figura cuadrangular, con un diámetro de 20 á 22 mi- límetros por cada lado, y un espesor relativamente considerable que varía de 10 á 14 milímetros. La cara externa está casi completamente ocupada por una sola figura central de superficie algo rugosa y de 16 milímetros de diámetro. El perímetro de esta figura está limitado por un surco poco marcado, de fondo igualmente rugoso y con un número considera- ble de agujeros circulares profundos, de uno ó dos milímetros de diámetro. De los anillos movibles conozco muchas placas sueltas, varias articuladas, y un fragmento bastante considerable de uno de los primeros anillos. Este fragmento está formado por dos filas de placas. Las de la fila anterior son rectangulares, de cuatro cen- tímetros de largo por dos y medio de ancho ; la cara externa de cada placa lleva en su parte posterior una gran figura elíptica, de 13 á 16 milímetros de diámetro, rodeada de una fila de figuras periféricas pequeñas, rudimentarias en su parte posterior, pero mucho mas grande hácia adelante, en donde están seguidas de otras dos filas transversales de figuritas mas pequeñas, siguiendo luego una parte rugosa y en declive que se extiende hasta el borde anterior. En eJ fondo de los surcos que separan las figuritas entre sí y de las figuras centrales, se encuentra en casi todos los puntos de convergencia un agujero circular profundo, cuyo diámetro varía de uno á tres milímetros. La fila de placas posteriores, está formada por placas mas cortas y mas anchas, casi cuadradas, con una figura central sub-esférica, ro- deada de una fila de figuras periféricas bien delimi- tadas, mas grandes adelante, muy pequeñas ó rudi- BRUTOS 801 mentarías sobre los lados, faltando completamente en el borde posterior. En el fondo de los surcos se ven los mismos agujeros que en las placas de la primera fila. El ancho del anillo es de un poco mas de 6 centímetros. Otros dos fragmentos de la coraza de la cola, muestran que esta terminaba en un tubo cónico-ci- líndrico como en Hoplophorus, pero con una es- cultura externa muy distinta. Uno de los dos fragmentos, que debe proceder mas ó menos de la mitad del largo del tubo, está formado por tres placas, cada una’con una gran figura elíptica ú ovalada, deprimida en el centro y rodea- da de figuritas muy pequeñas en forma de tubércu- los, separadas unas de otras y de la figura central por surcos profundos. La figura central de cada pla- ca, está rodeada de un considerable número de agu- jeros profundos, y de gran diámetro, colocados en el fondo del surco que separa la figura central de las figuras periféricas. El seguudo fragmento comprende la mitad de la extremidad posterior del tubo caudal correspon- diente al lado izquierdo, de manera que puede exa- minarse muy bien la forma de las placas laterales. Esta parte del tubo en una extensión longitudinal de 12 centímetros, se compone de placas de tamaño diferentes, conteniendo cada una, una sola figura externa de la misma forma de la placa ; todas estas figuras sonde contorno mas ó menos elíptico, unas de superficie áspera y mas ó menos deprimidas, y las otras de superficie convexa. No existen acá figu- ras periféricas, ó son excesivamente raras, afectan- do la forma de pequeños tubérculos. Las placas es- tán separadas unas de otras por surcos anchos pero poco acentuados, presentando en cambio en su fon- do una fila continua de perforaciones ó agujeros circulares cuyo diámetro varía de 2 á 6 milímetros ; puede decirse que esta figura de filas periféricas, forma la verdadera separación entre las distintas placas. Examinando esta parte lateral de la cola, empe- zando por su extremidad posterior, se encuentra una figura elíptica colocada oblicuamente sobre su parte superior á la que corresponden dos figuras mas pe- queñas en su parte inferior, todas convexas y sepa- radas sobre la línea media lateral por una depresión con perforaciones que se enanchan en la misma punta del tubo conteniendo varios tubérculos. Hácia adelante, á continuación de esta depresión viene una gran figura elíptica de 5 centímetros de largo y 0m035 de ancho, de superficie áspera y rugosa. Mas adelante siguen á esta figura, otras dos placas, igualmente elípticas, entre las cuales en su extremidad posterior se coloca la extremidad anterior de la placa ó figura mas grande ya mencionada. A cada lado, tanto arri- ba como abajo siguen placas igualmente elípticas, to- das de gran tamaño y con la misma fila de perfora- ciones periféricas. A los 12 centímetros de la extre- midad posterior, el espesor de lacorazafon los lados es de un poco mas de 3 centímetros, y en su parte superior de solo 2 centímetros. El ancho del tubo en el mismo punto no debía ser mayor de Í0 cen- tímetros y su alto ó diámetro vertical era próxima- mente de 8. Localidad. — Los primeros restos de esta es- pecie fueron descubiertos por el profesor Scalabri- jn i en las barrancas de la ciudad del Paraná, y el fragmento de tubo caudal descrito ha sido recojido en la misma localidad por el Sr. Lelong Thévenet. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. I*al£ehoplophor*us pressnlus Amegii. (Pl. LXIX, fig. 16) Asieghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI II, p. 130, a. 1885. Esta especie parece representa un tipo mas pri- mitivo que la precedente; desgraciadamente solo es- tá representada por dos pedazos de coraza de indivi- duos distintos y de región muy diferente, pertene- ciendo uno de ellos á la coroza dorsal, y el otro á uno de los anillos de la cola. El primer fragmento, perteneciente ála coraza dor- sal, consta de cuatro placas; estas son de forma mas ó menos pentagonal, y bastante grandes puesto que tie- nen de 30 á 35 milímetros de diámetro, pero relativa- mente muy delgadas, presentando un espesor varia- ble entre 7 y 10 milímetros. La superficie externa de cada placa está ocupada en el centro por una ro- seta ó figura circular de diámetro variable, formada en su perímetro por un reborde bastante elevado, y en el centro por una depresión pronunciada. Esta figura central está delimitada, no por un surco como en los Hoplophorus pampeanos, sino por una de- presión ancha, poco profunda y no muy bien mar- cada, en cuyo alrededor, ocupando el contorno de la 101 802 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS placa, se ven otras figuras mas pequeñas, tocias ellas muy mal delimitadas y separadas por surcos poco aparentes, unas mas rugosas, y otras mas lisas y de tamaños distintos. En estas depresiones, ni tampoco alrededor de la figura central, no se ven esos peque- ñes agujeros que se encuentran en las placas de los otros gliptodontes y de los Hoplophorus pampea- nos. Lo que mas caracteriza este fragmento es lo ru- dimentario de sus dibujos y la poca fijeza de los ca- ractéres que presentan sus distintas partes. El segundo fragmento procede de uno de los ani- llos movibles de la cola, y consta también de cuatro placas, pertenecientes, dos á la fila anterior, y dos á la posterior. Las placas de la fila posterior tienen un diámetro de 18 milímetros y 7 de espesor. Casi toda la figura externa está ocupada por una roseta, ó figura central de unos 12 milímetros de diámetro que en su parte posterior constituye el borde mismo de la placa, pero en la parte anterior forma hácia adelante una pe- queña protuberancia de la que la roseta está sepa- rada por un surco bastante ancho y profundo, en el que se ven algunos agujeros de 2 á 3 milímetros de diámetro y de fondo cóncavo. Las dos placas de la fila anterior, son como de costumbre, de figura mas rectangular, de 28 milíme- tros de largo y 16 á. 18 de ancho, siendo mas anchas y gruesas en la parte posterior, delgadas y mas angostas en la anterior, de modo que el anillo no so- lo formaba aquí un borde anterior delgado, sino que si la particularidad observada en estas placas se re- petía en las demás, como hay motivos para creerlo, presentaba también una serie de escotaduras corres- pondientes á la parte anterior de las suturas de las placas. En las placas existentes, esta escotadura tiene 7 milímetros de largo por 4 milímetros de ancho. La parte posterior de cada una de estas placas es- tá ocupada por una figura elíptica bastante elevada, dennos 10 milímetros de diámetro, rodeada en sus dos costados laterales y en el anterior por un surco ó mas bien una depresión ancha y poco profunda, pero con unos cuantos agujeros anchos y de fondo cóncavo. Mas adelante se presenta una protuberan- cia elevada, rodeada igualmente por algunos gran- des agujeros, terminando la placa en su parte an- terior por una especie de plano inclinado, rugoso é irregular. En algunos Hoplophorus pampeanos, se notan ya algunos de estos detalles que pueden determinar- se como irregulares, pero no con los caractéres de una irregularidad ó imperfección tan acentuada co- mo en la especie descrita del Paraná. Localidad. — Estos restos han sido descubier- tos por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertene- cen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica (oligoceno inferior). Palíehoplopliorus disjimctus n. sp. (Pl. LV, flg. 6) * El centro de la coraza dorsal de esta especie se distingue por placas proporcionalmente mas peque- ñas y mas gruesas que en las especies precedentes, y reunidas entre sí por suturas menos fijas. Estas placas tienen una figura casi cuadrada, de unos tres centímetros por cada lado, y 10 á 13 milímetros de grueso. Cada placa lleva en la cara externa una fi- gura central circular de 16 á 17 milímetros de diá- metro, de superficie un poco rugosa y deprimida en el centro. Alrededor de esta figura central hay una fila de figuritas periféricas en número de 9 á 10, muy pequeñas, casi en forma de tubérculos, y algu- nas completamente rudimentarias. Esta fila está se- guida de otras figuritas periféricas atrofiadas é interrumpidas, que en algunos casos afectan la for- ma de simples rugosidades; como consecuencia de esta conformación, los surcos que separan las figu- ras son muy anchos, pero poco profundos y de fon- do rugoso. En el fondo del surco que rodea la figura central, existeu de distancia en distancia pequeñas perforaciones. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por Carlos Ameghino en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana. HOPLOPHORUS lund. Lund, en Overs , K. Danske, Vid. Selsk. Forhandl., 1838. p. 11. — Annal. des Setene. Nat., sér. 2, vol. XI, p. 217, a. 1839. Las especies de este género son en general de ta- BRUTOS 803 maño inferior á la mayor parte de los demás glipto- dontes, y la coraza de una conformación bastante di- ferente; en vez de ser casi esférica como en Glypto- don ó alargada, ancha, elevada y convexa en el medio como la del Panochtus, es al contrario mas angosta, menos enanchada en el medio, mas baja y mas alar- gada, tomando una forma oblongo-alargada casi sub- cilíndrica, lo que le dá algún parecido con la de al- gunos armadillos, especialmente con la de las espe- cies del género Tatusia. Otra particularidad de la coraza del Ploplophorus reside en el tamaño dife- rente de sus dos mitades anterior y posterior, sien- do esta última mas ancha y mas elevada, y la ante- rior mas estrecha y mas baja, con toda la región su- perior mas aplastada que en Panochtus, formando de atrás hacia adelante una línea que desciende re- gularmente abajo. La apertura cefálica es pequeña y elevada, y la posterior ó caudal notablemente ma- yor pero mas deprimida. Una particularidad en la apertura anterior ó cefálica de este género, que lo distingue de todos los demás, consiste en las pare- des laterales de la apertura, que se dirijen hacia adelante en forma de dos aletas laterales muy pro- longadas, completamente libres arriba y abajo, ter- minando adelante en un borde redondeado; estas aletas, están formadas de un considerable número de placas muy pequeñas, de distinta forma de las que comprende el resto de la coraza, y dispuestas por fajas perpendiculares. Otra particularidad que distingue la coraza del Hoplophorus, de la de los demás gliptodontes, es la de no presentar sobre los flancos de su mitad an- terior, ningún vestigio de las hendiduras perpendi- culares que se encuentran en los otros géneros so- bre los bordes separando las extremidades de las hileras transversales; este carácter, sino es común á todos los Hoplophoi'us, se ha encontrado á lo menos en las dos ó tres especies de las que se co- noce la coraza completa. La coraza del Hoplophorus, aún tomando en cuenta el tamaño menor del animal, es bastante mas esbelta que la de Glyjitodon y Panochtus, for- mada por placas relativamente de gran tamaño, pero delgadas. Cada placa tiene en la cara externa una figura central poligonal de gran tamaño que afecta una forma mas ó menos circular, rodeada de una fila de siete á doce ó mas figuras periféricas mas peque- ñas, colocadas en parte sobre los bordes, de manera que uno de sus lados se une con otra figura igual de la placa opuesta, formando otra de mayor tamaño. Todas estas figuras son generalmente casi lisas, pla- nas, y la del medio deprimida en el centro, separa- das por surcos angostos y poco profundos, en los que de distancia en distancia se ven pequeños agujeros. En algunas especies no existe en cada placa mas que la figura central, rodeada de una pequeña de- presión, de la que parten un sin número de rayos que van á los bordes de las placas, reemplazando las fi- guras periféricas. Esta es la forma de las placas de la región central, pero ella cambia un poco cerca de los bordes. En las dos alas laterales, las placas son muy pequeñas, y con la cara externa ocupada casi- por completo por la figura central de contorno elíp- tico-circular, rodeada de una depresión y de un borde rugoso. El borde anterior de la coraza, está formado por una fila de placas pequeñas, adelgazadas hacia ade- lante, generalmente con una sola figura estrecha, pero con varios agujeros circulares, grandes, poco profundos y de fondo cóncavo. Sobre los lados la- terales, el borde está formado por placas pequeñas, con una figura externa generalmente única, de con- torno diferente según que proceden de mas adelante ó de mas atrás, ó según las especies. En la apertura posterior, el borde está formado por placas con una gran figura elíptico-circular en su parte posterior terminando en un borde libre muy engrosado; las placas que sobre la región superior de la coraza siguen inmediatamente detrás del borde periférico, son las mas grandes de toda la coraza, casi siempre con una figura central muy grande, elevada pero de- primida en el centro, acompañada de figuras perifé- ricas parecidas á las del resto de la coraza. El escudo cefálico ha sido en proporción mas gran- de que el de todos los demás gliptodontes, pues cu- bría toda la parte superior de la cabeza, extendién- dose desde la parte anterior de la apertura nasal has- ta mas atras de los cóndilos occipitales. Este escudo es muy convexo, redondeado en su parte anterior, de forma general un poco alargada y fuertemente descendente sobre los lados, pero con una fuerte entrada ó escotadura cóncava sobre cada costado que empieza inmediatamente encima del borde orbitario ántero-superior. Las placas que forman este escudo son variables según las especies^ pero generalmente presentan la superficie externa ocupada en su mayor parte por una figura elíptica central de gran tamaño, rodeada de otras mas pequeñas, ó simplemente de una banda rugosa con pequeñas perforaciones. Las placas queformanel casco cefálico del Hoplophorus 804 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS son entre sí de tamaño menos desigual que en Pa- nochtus, y reunidas todas por suturas fijas bien den- tadas formando una coraza resistente completamente distinta de la del Panochtus cuyas partes periféri- cas anteriores y de los lados externos anteriores es- taban formadas por placas casi sueltas, y mas todavía del casco del Glyptodon, cuyas piezas, aún mas pequeñas estaban casi todas simplemente justapu.es- tas, sin trabarse por suturas. El número de anillos de la parte movible de la re- gión caudal no es conocido con precisión, aunque en algunas especies parece ser de cinco. Estos anillos están formados por dos filas de placas muy diferentes. La fila anterior está constituida por placas con una gran figura elíptico-circular en su parte posterior, y cuya parte anterior se prolonga hácia adelante en declive inclinado, con varias per- foraciones de gran tamaño y de fondo cóncavo sobre la cara externa, concluyendo en un borde anterior muy delgado, en línea transversal oblicua casi recta ; cada una de estas placas se articula con dos de las de la fila posterior. La segunda fila está constitui- da por placas pentagonales ó exagonales alargadas con los dos bordes laterales opuestos mas largos y casi rectos como en los de la fila que la precede ; estas placas son muy gruesas en su borde posterior y pre- sentan una gran figura sub-circular que ocupa la ma- yor parte de la placa y llega hasta el mismo borde, pero hácia adelante se extiende un pequeño espacio casi en forma de segmento de círculo, con tres ó cua- tro figuras mas pequeñas. La parte posterior de la cola está formada por un tubo cilindrico aplastado, que se enancha bastante en su extremidad anterior, terminando en punta roma for- mada por dos grandes tubérculos laterales, convexos, uno á cada lado, converjentes hácia su extremidad posterior, pero que á menudo no alcanzan á ponerse en contacto, quedando separados por una ranura per- pendicular estrecha y profunda. Toda la superficie del tubo está cubierta de figuras elíptico-circulares, ó sub-circulares, dirijidas con su mayor diámetro de adelante hácia atrás, y rodeadas de un considerable número de figuritas ó tubérculos mucho mas peque- ños, todos separados por surcos angostos y profundos. Sobre los costados, se encuentra á cada lado una fila de verrugas sub-circulares mucho mas gruesas, colo- cadas á continuación unas de otras, y que aumentan de tamaño de las primeras á las últimas ; en la parte anterior del tubo no son mas grandes que las demás, pero hácia el tercio posterior de su longitud, las que forman esta línea lateral empiezan á aumentar gradualmente de tamaño, hasta que la última de cada lado, constituyen el par de grandes verrugas termi- nales que forman la extremidad terminal del tubo. Es un tubo de este tipo, y por consiguiente de una especie de Hoplophorus, que fué colocado en la apertura caudal del Glyptodon clavipes reconstrui- du en el Museo del Colegio de cirujanos de Londres. El esqueleto del Hoplophorus, se acerca por muchos caractéres al género Panochtus. La parte superior del cráneo es fuertemente con- vexa, aunque no tanto como en aquel género, y la curva de los huesos de la nariz, como la apertura na- sal, igualmente inclinados hácia abajo, pero de una manera menos pronunciada que en Panochtus. La convexidad de la región superior del cráneo, es debi- da como en este género, al desarrollo de grandes cavi- dades ósinus en el espesor de los frontales y parie- tales. Las órbitas difieren de las del género Panoch- tus por estar abiertas atrás y en comunicación con las fosas temporales, limitadas hácia atrás por una fuerte apófisis post-orbitaria ascendente del arco zigomático, que se acerca mucho á la apófisis opuesta del frontal, formando un estrechamiento que inter- rumpe el círculo de la órbita. Los parietales son mas deprimidos que en Panochtus, mas descendentes hácia los lados, y cubiertos de asperosidades y nu- merosas perforaciones vasculares. El occipital es un poco mas estendido que en el Glyptodon, con cres- tas occipitales laterales mas pronunciadas, y por con- siguiente con el llano occipital mas excavado y divi- dido por una cresta perpendicular mediana, caracté- res que no se observan ni en el Glyptodon ni en Pa- nochtus. El arco zigomático, á pesar de no presentar el puente que lo une al frontal, como en Panochtus, se parece mas al de este género que al del Glypto- don, particularmente por el enanchamiento consi- derable que presenta detrás de la órbita, producido en parte por el desarrollo de la apófisis post-orbitaria. El paladares parecido al del Panochtus. La man- díbula inferior presenta la rama ascendente mas corta y mas ancha que en la generalidad de los glip- todontes, y los agujeros mentonianos parecen ser por lo menos en número de dos. Las muelas están construidas sobre el mismo típi- co que las de los otros gliptodontes, pero en la super- ficie masticatoria la lámina de vásculo-dentina cen- tral mas elevada no presenta las pequeñas ramifica- ciones que penetran en la masa de la dentina, visi- BRUTOS 805 bles en las especies del género Glyptodon, carácter que las acerca délas del Panochtus, pero el tamaño relativo de algunos de los dientes, es un poco dife- rente. En la mandíbula superior las muelas aumen- tan de tamaño de la primera á la quinta, la quinta, sexta y sétima son casi iguales, y la octava bastante mas pequeña. En la mandíbula inferior, las anterio- res son igualmente bastante pequeñas. La primera de cada mandíbula, no es tri-prismática, sino mas ó menos elíptica, sin indicación de las aristas perpen- diculares, ó lo están de una manera completamente rudimentaria. El hueso meso-cervical se compone de cuatro vér- tebras, y presenta una forma parecida á la del Pa- nochtus . La sexta vértebra cervical, unas veces es libre y otras soldada á la parte anterior del hueso meta- cervical, probablemente según las especies. De acuerdo con esta variación, el hueso meta-cervical, consta, unas veces de tres vértebras como es la re- gla en todos los demás gliptodontes, y otras veces de cuatro. El tubo dorsal está formado por lo menos de doce vértebras reunidas. Los huesos largos del miembro anterior son pare- cidos á los del Panochtus, presentando el húmero un agujero epitrocleano, como en este último género. En el carpo, se encuentran solo siete huesos, por estar reunidos en uno el trapecio y el trapezoides. Toda la conformación del pié anterior es parecida á la del Panochtus, terminando como el de este gé- nero en cuatro dedos completos, correspondientes al segundo, tercero, cuarto y quinto. El pié poste- rior presenta con el mencionado género la misma analogía, terminando igualmente en cuatro dedos, de los cuales el externo ó quinto es un poco mas fuerte que en Panochtus. Hoplophorus meyeri Lund. (Pl. LX, f. 2 y 7) Hoplophorus euphraclus, Lund (parte), Blik paa Bras. Dy- rev. etc. Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buenos Aires, t. II, p. 219 y 224. — Id. Descrip. Phys. etc., t. III. p. 410, a. 1879. Hoplophorus gracilis (Nodot), H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 196, a. 1880. Glyptodon euphraclus (Lund), Liáis (parte). Panochtus Lundi, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. etc., t. II, p. 103, a. 1870. Hoplophorus Meyeri. Lund, según Lydekker en Overs. K. Banske, Vid. Selsk. Forhandl. de 1843, p. 79, (1844), texto Lütken (M. S.) H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 190, n° 247, a. 1880. Lydekker, Catal. of Foss. rnainnialia, part. Y, p. 127, a. 1887. Los restos de esta especie fueron en un principio descritos por Lund bajo el nombre de Hoplopho- rus euphractus, pero confundidos bajo Ja misma denominación con los de un verdadero Glyptoclon; mas tarde, apercibido de su error, conservó el nom- bre específico de euphractus para los restos del verdadero Glyptodon, y cambió el nombre de la que el suponía una especie mas pequeña del mismo género, por el de Hoplophorus Meyeri. La talla del Hoplophorus Meyeri era un poco menor que la del Hoplophorus ornatus, y las placas se distinguen fácilmente de las correspon- dientes en la especie mencionada por la figura cen- tral de cada placa que es relativamente mas pequeña, apenas un poco mayor que las figuras periféricas, y á veces mas pequeñas que algunas de estas y de un contorno mas ó menos sub-circular. Las figuras pe- riféricas varían de 6 á 8, son de contorno general- mente angulosos, y están separadas unas de otras por surcos bien marcados, con perforaciones pilífe- ras en el fondo del que rodea la figura central, aunque en número variable, pero colocadas siempre como en los gliptodontes en el punto de conver- gencia con los surcos radiales. La superficie de to- das las figuras es un poco áspera ó rugosa, y cu- bierta con puntuaciones muy acentuadas, lo que las distingue fácilmente de las correspondientes del Hoplophorus ornatus que son siempre mucho mas lisas. Todas las figuras se encuentran sobre el mismo plano, y las placas del centro de la coraza tienen un diámetro de 18 á 22 milímetros, bastante menor que el de las correspondientes del Hoplo- phorus ornatus. Cada placa del Hoplophorus Meyeri, tiene generalmente una figura periférica de menos que las placas de la misma región de la coraza en el Hoplophorus ornatus. Lydekker menciona como perteneciente proba- blemente á esta especie, un pequeño fragmento del tubo caudal, en el que la figura central de cada placa es mas pequeña y mas rugosa que en la porción correspondiente del Hoplophorus ornatus , lo que 806 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS está en buena relación con las partes conocidas de la coraza dorsal. El cráneo según Burmeister se distingue por el arco zigomático que carece de la apófisis descendente sub-orbitaria del borde inferior, que se encuentra en el Hoplophorus ornatus , y por la apófisis descen- dente del arco zigomático bastante mas delgada que en la mencionada especie. Localidad. — Los restos de esta especie fueron primeramente descubiertos por Luwd en las cavernas del Brasil, de donde se han extraido sucesivamente numerosos restos que se conservan en los museos de Copenhague y de Londres. No he visto hasta ahora ningún fragmento procedente de nuestro territorio que pueda atribuirse á este animal, sin embargo Burmeister, cita la especie como habiendo existido igualmente en la República Argentina (. Descrip . phys., etc., t. III, p. 410, Hoplophorus eu- phractus ); y es bajo su autoridad que incluyo la especie entre las argentinas. Horizonte. — Formación pampeana (?). Hoplophorus ornatus (Owen), Buiim. (Pl. lvii, fig, i, 4, 6 y 7; pl. lx, flg. 4 y 16; pl. lxxxiv, fig. 4; pl. lxxxviii, flg. 4; pl. xcm, fig. 1, 2 y 3) Glyptodon ornatus, Owen, Cat. Foss. Mamm. Aves. Mus. R. Coll. Surg., p. 149, a. 1845. Nodot, Descrip. d’unnouv. genre etc., p. 90, pl. II, fig. 6, a. 1857. Serres, Compte-Rendue etc. Setiembre de 1865. Glyptodon Oweni , Bravard, Catal. des collect. etc. (nomen nudum). Glyptodon clavipes (Owen), Burmeister, Anal, del Mus. Pub. de Buenos Aires, t. I, ent. 3a, p. 205, a. 1866. — Id. t. II, p. 56, a. 1870. Hoplophorus euphractus (Lund), Pouchet en Journal de l’Anat. et Physiol. Julio de 1866. Burmeister, en Richert’s u. du Bois-Reymond’s, Ar- chiv. f. anat. u. phy, a. 1871, p. 164. Hoplohorus ornatus (Ow.), Burmeister, Anal, del Mus. Pub. de B. A., t. II, p. 219, pl. XVII, a. 1871. — Id. Descrip. phys. etc., t. III, p. 140, a. 1879. H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 116, a. 1880. Lydekker, Catal. of Foss. mamm., part. V, p. 128. a. 1887. Esta especie es de tamaño un poco mayor que el Hoplophorus Meyeri, del que se distingue fácil- mente por la superficie de las placas que es siempre mucho mas lisa, apenas ligeramente puntuada, con las figuras mas planas, las placas de tamaño un poco mayor, la figura central de cada placa siempre de tamaño notablemente mayor que las periféricas, y por tener cada placa, una ó dos figuras periféricas de mas que las placas correspondientes del Hoplo- phorus Meyeri. El tamaño de las placas es sumamente variable, teniendo las mas grandes en el centro del dorso en- cima de la cadera un diámetro de 4 centímetros, que disminuye hácia la periferia hasta que sobre los bor- des de las alas laterales de la apertura anterior, las hay que no tienen mas de 4 á 5 milímetros de diá- metro. En el centro del dorso, la figura central de cada placa es relativamente mas pequeña que en la periferia, pero siempre notablemente mas grande que las figuras periféricas, de superficie plana y casi completamente lisa, pero á menudo un poco depri- mida ó mas baja que las figuras periféricas, siendo generalmente de contorno sub-circular ó sub-elíp- tico. Las figuras periféricas, son angulosas, general- mente pentagonales, de superficie plana pero pun- tuada, y separadas por surcos bien marcados pero bajos y angostos. En el surco que delimita la figura central se ven pequeñas perforaciones que penetran en el interior déla coraza; el espesor máximo délas placas no pasa de 16 á 18 milímetros. La cola de esta especie, es la que ha figurado Bur- meister en el tomo segundo de los Anales del Mu- seo, pl. XL, f. 7 y 8, como de Glyptodon clavipes. Es un tubo conico- cilindrico aplastado, relativa- mente muy largo, que disminuye gradualmente de ancho de adelante hácia atrás de una manera consi- derable, y es un poco arqueado hácia arriba en toda su longitud, terminando en punta muy delgada. Tie- ne 435 milímetros de longitud y una circunferencia en la base de 34 centímetros. Inmediatamente hácia atrás empieza á deprimirse en su cara superior, presentando 26 centímetros de circunferencia hácia la mitad de su largo, y solo 21 centímetros en su extremidad posterior en el espacio comprendido entre la última y la penúltima verruga lateral. El diámetro transverso es de 107 milíme- tros en la extremidad anterior, de 88 milímetros há- cia la mitad de su largo, y de. solo 70 milímetros en la parte anterior del último par de verrugas termi- nales que constituyen la punta. La fila de figuras laterales está formada por siete placas ó figuras en cada lado, todas mas ó menos elípticas y sucesivamente mas grandes hácia atrás, con excepción de la primera ó anterior, colocada BRUTOS 807 mas ó menos en el primer cuarto de la longitud del tubo, que es casi circular. La desproporción entre el tamaño de la penúltima y última placa la- teral es muy grande, siendo esta de tamaño mu- cho mayor y convexa, y la antepenúltima mucho mas pequeña y un poco deprimida en sentido transversal. La última figura lateral tiene 68 milímetros de diámetro ántero-posterior y 49 milímetros de diá- metro transverso, sin tener en cuenta la curva ; la penúltima tiene 52 milímetros de diámetro ántero- posterior y 38 milímetros de diámetro transverso ; y la antepenúltima 41 milímetros de diámetro ántero- posterior y 28 milímetros de diámetro transverso . Las seis últimas figuras laterales ocupan un espacio longitudinal próximamente de 30 centímetros, ex- tendiéndose liácia adelante hasta el borde anterior del tubo, cinco filas transversales de figuras sub- circulares. La cara superior esta adornada con figuras sub- circulares, algunas un poco ovaladas, de tamaño de- sigual y dispuestas en filas transversales regulares de ocho placas en cada fila en la parte anterior, y en filas transversales irregulares hácia atrás, cuyo nú- mero de placas ó figuras disminuye gradualmente hasta la parte posterior de la penúltima placa lateral de cada lado, en donde solo es de tres placas ó figu- ras, siguiendo luego una fila de dos figuras y al fin una figura terminal aislada. Todas estas figuras están rodeadas por una fila periférica de figuritas mas pe- queñas separadas por surcos profundos. La cara in- ferior está cubierta por figuras elípticas de tamaño desigual, las posteriores de mayor tamaño que las anteriores, de superficie lisa, á veces un poco depri- mida, y rodeadas por una fila de figuras periféricas bien desarrolladas. Un carácter distintivo de esta especie que permite reconocerla con facilidad, consiste en existir siempre dos filas de figuritas pe- riféricas pequeñas entre los espacios que separan unas de otras las grandes placas ó figuras latera- les, incluso el espacio comprendido entre la úl- tima y la penúltima. El tubo que me ha servido para la precedente des- cripción, es el mismo ejemplar que ha figurado Bur- meister como de Glypiodon clavipes, en dos par- tes distintas, y en ambas de una manera equivocada, que altera completamente su forma. En la lámina XL del tomo segundo de los Anales clel Museo de Buenos Aires , está figurado de lado y visto por la cara superior, reducido á un cuarto. Pero si bien la reducción es exacta en cuanto al largo, no lo es en cuanto al ancho, pues la extremidad anterior (fig. 7) aparece como teniendo un diámetro transverso de 1 20 milímetros, mientras que no tiene mas que 107 en el orijinal, lo que le dá un aspecto completamente dis- tinto, pues el ancho resulta exagerado en todo su largo, hasta en la misma extremidad terminal que parece notablemente mas gruesa que no lo es en realidad. Por último el mismo tubo está dibujado en la fan- tástica restauración del Glyptodon clavipes que se encuentra en la lámina XXXVI del mismo tomo de los Anales del Museo, como reducido áun décimo de la escala natural, apareciendo acá, según dicha re- ducción, como teniendo unos 60 centímetros de largo en vez de 43 que tiene el original y como teniendo 17 centímetros de diámetro vertical en su extremi- dad anterior mientras que el original solo tiene 10 centímetros. Lydekker sugiere de que sería bueno tomar como tipo de la especie el ejemplar descrito por Burmeis- ter, en los Anales del Museo, pero no está de mas tener presente que ese ejemplar está restaurado con restos de varios individuos que no está probado pertenezcan á la misma especie. En cuanto al tubo caudal que describe y dibuja con la coraza, es de yeso en su casi totalidad, existiendo de él solo un peque- ñísimo fragmento de la extremidad distal, de manera que lo restante debe haber sido reconstruido sobra el modelo de algún otro ejemplar que podría proce- der de otra especie, ó quizás lo que es mas probable según el dibujo del tubo caudal atribuido al Glyp- todon clavipes ya mencionado, pues la parte ter- minal es idéntica. La coraza y la cabeza, presentan según Burmeis- ter las siguientes dimensiones. Dimensiones Longitud de la coraza siguiendo la curva superior del dorso lm335 Longitud de la coraza en línea recta... 1.240 Diámetro transverso en el medio siguiendo la curva de la coraza 1.400 Diámetro transverso máximo en línea recta 0.735 Diámetro transverso de la apertura anterior 0.305 Diámetro transverso de la apertura posterior 0.510 Longitud del cráneo de la punta anterior del paladar hasta los cóndilos occipitales 0.268 Longitud del paladar 0.177 Longitud de la série dentaria. 0.152 Altura del cráneo desde la cresta sagital hasta el llano del paladar 0.165 Ancho de la frente entre las apófisis post-orbitarias 0.127 Anchura entre los arcos zigomáticos 0.216 808 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Longitud de la apófisis zigomática, desde la margen de la órbita 0m152 Longitud de la rama horizontal de la mandíbula inferior. 0.210 Longitud de la sínfisis 0.115 Altura del ramo perpendicular 0.178 Altura del llano occipital hasta la margen superior del agu- jero occipital 0.063 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en toda la llanura argenti- na, y en la república Oriental del Uruguay. Lydek- ker refiere á la misma especie algunos restos proce- dentes de las cavernas fosilíferas del Brasil. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Hoplophorus pseudornatus n. sp. (Pl. lviii, flg. e ; pl. xcii, fig. i, 2 y 3) Hoplophorus, sp. a. ? Lydekker, Catal. of Foss. rnamm., part. V, p. 130, a. 1887. Esta especie era de coraza delgada, pero proba- blemente de tamaño igual ó mayor que el del H. or- natus. Las placas son de superficie externa todavía mas lisa que en la especie precedente, con la figura central relativamente mas pequeña y las periféricas mas grandes pero menos numerosas, siendo gene- ralmente de 7 á 8 en la parte central de la coraza. Las placas del centro de la coraza tienen un diá- metro de 30 á 35 milímetros, y solo 10 milímetros de grueso. La figura central de cada placa represen- ta un polígono de un considerable número de lados de un contorno irregularmente sub-circular, de ta- maño no mucho mas grande que las figuras perifé- ricas, y de superficie completamente lisa, pero no deprimida como se observa á menudo en el H. or- natus-, estas figuras centrales tienen un diámetro de 14 á 16 milímetros. Las figuras periféricas son bien delimitadas, de tamaño considerable, siempre poli- gonales, de contornos angulosos formados por líneas rectas, generalmente pentagonales, raramente exa- gonales, y de superficie plana y lisa, no mas eleva- da que la de la figura central. Una particularidad de estas figuras periféricas, es la de ser de tamaño muy desigual, habiéndolas en una misma placa, muy pe- queñas, de solo 5 ó 6 milímetros de diámetro, y otras muy grandes, de 10 á 15 milímetros de diáme- tro; pero á menudo, aunque no siempre estas figu- ras periféricas mas grandes son formadas por la reu- nión y soldadura de dos figuras periféricas de dos placas contiguas. Los surcos que delimitan las figu- ras son angostos y profundos, mucho mas marcados que en el Hoplophorus ornatus, y las perforacio- nes que se encuentran en el fondo del surco que ro- dea la figura central son sumamente pequeñas y en corto número. Hacia la periferia, la figura central de cada placa aumenta de tamaño tomando un contorno mas elíp- tico, y las figuras periféricas se vuelven un poco me- nos angulosas. El tubo caudal de esta especie, del que conozco la parte posterior, es notablemente mas delgado que el del Hoplophorus ornatus, bastante mas deprimi- do y casi recto. De adelante hácia atrás disminuye gradualmente de ancho, aunque no de una manera muy acentuada, y termina en punta mucho mas agu- da que en las otras especies. El diámetro transverso del tubo es de 95 milímetros en el espacio entre la antepenúltima figura lateral y la que le sigue liácia adelante, de 91 milímetros en el espacio éntrela penúltima y la antepenúltima, y de 83 milímetros entre la última y la penúltima, disminuyendo de acá hasta la punta de una manera sumamente rápida. Las figuras laterales sobre el lado mas completo del tubo son en número de cinco, la anterior incomple- ta, que aumentan gradualmente de tamaño hácia atrás, todas de una forma elipsoidal muy regular, colocadas con el eje mayor en dirección del eje lon- gitudinal del tubo, formando una línea casi recta. La penúltima y antepenúltima figura lateral de cada lado son fuertemente deprimidas en sentido trans- versal, pero con su parte posterior prominente afectando casi la forma de una silla de montar. El último par de figuras laterales son muy gruesas, fuertemente convexas y de superficie rugosa. La antepenúltima figura lateral tiene 58 milímetros de largo por 38 de ancho, la penúltima 69 milímetros de largo por 49 de ancho y la última 76 milímetros de largo por 52 de grueso, sin tener en cuenta la curva. La cara superior está cubierta por figuras circula- res planas ó un poco deprimidas alrededor de la parte céntrica, afectando una forma anular. Estas figuras principales están rodeadas por una fila de figuritas periféricas pequeñas, poligonales, angulo- sas y bien delimitadas. En la parte posterior en el espacio comprendido entre el penúltimo par de figu- ras laterales, hay tres filas transversales de estas figuras mayores, formadas cada una de dos figuras. BRUTOS 809 seguidas atrás de una figura impar colocada éntrela parte anterior del último par de figuras terminales. Hacia adelante el tubo está destruido, pero se cono- ce que las figuras centrales ó principales eran rela- tivamente en corto número, probablemente en nú- mero de tres ó cuatro en cada fila. La cara inferior es notablemente mas convexa que la superior, y con figuras centrales igualmente poco numerosas, pero de tamaño un poco mayor, de for- ma menos circular y mas elíptica, mas rugosas y hácia atrás un poco deprimidas en el centro. En el espacio comprendido entre el antepenúltimo par de figuras laterales, cada fila transversal consta de tres figu- ras; entre el penúltimo par solo de dos como en la cara superior, terminando también con una figura aislada impar. Las figuras periféricas forman filas bien desarrolladas sobre los lados, pero poco mar- cadas ó casi atrofiadas en el mismo centro ó eje lon- gitudinal mediano de la cara inferior. Todas las figuras laterales están separadas unas de otras por una sola fila de figuritas periféricas pe- queñas bien marcadas. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el Municipio de Buenos Aires, y en las excavaciones del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana (plioceno inferior). Hoplophorus linea tus Amegh. (Pl. lxiv, fig. s y 7) Hoplophorus Une alus, Ameghino, Rápidas diagnosis de má- mif. fós. nuevos, etc., p. 17, n° 26, Febrero de 1888. — Id. Lista de los mamif. fós. de Monte Her- moso, p. 18, n° 41, Junio de 1888. Hoplophorus formosus, Moreno, Informe preliminar, etc., p. 8, Julio de 1888. La especie es bastante cercana déla precedente, y mas ó menos de la misma talla, pero con algunos caractéres particulares que la distinguen inmediata- mente. La coraza es delgada como en el H. pseu- dornatus. La figura central de cada placa es mucho mas grande que las periféricas, pero estas son también de tamaño mayor que en la generalidad de los Hoplophorus, todas bien delimitadas, y en el centro de la coraza todavía mas angulosas que en Pseudornatus . Las placas del centro de la coraza tienen un diá- metro ántero-posterior de 32 á 35 milímetros y un diámetro transverso de 18 á 20. La figura central es de gran tamaño, de 1 5 á 20 milímetros de diáme- tro, representando un polígono de aspecto general sub-circular, de superficie lisa, apenas ligeramente puntiaguda, pero deprimida, aunque sin formar con- cavidad en el centro, y con los bordes periféricos mas elevados. Las figuras periféricas son general- mente en número de ocho, de tamaño muy desigual y con una disposición particular que permite distin- guir con facilidad los restos de esta especie ; gene- ralmente hay tres figuras adelante y tres atrás, de tamaño mayor, y dos en el medio, una á cada lado, de tamaño mucho menor y alargadas de adelante hácia atrás. Todas estas figuras periféricas se distin- guen por unirse con las figuritas opuestas de las placas contiguas, formando figuras de mayor tamaño y de formas distintas. Las figuras mas pequeñas son Jas que se encuentran en el medio sobre los bordes laterales, compuestas siempre de dos mitades y de una forma generalmente rectangular. Las mayores se eucuentran en los ángulos, y están formadas por tres figuritas periféricas de aspecto triangular, per- tenecientes á tres placas contiguas, formando por su reunión grandes figuras poligonales que alcanzan á veces hasta 12 centímetros de diámetro, y son casi siempre un poco deprimidas en el centro. Esta dis- posición es tal, que entre cada dos figuras centrales no se interpone mas que una sola figura interme- diaria formada por la unión de dos ó tres figuras periféricas, lo que dá á esta parte de la coraza un aspecto particular que no permite confundirla con la parte correspondiente de ninguna otra especie. La superficie délas figuras periféricas es lisa y un poco puntuada como las figuras centrales. Los surcos que separan todas estas figuras son muy angostos pero bien acentuados. Cerca de los bordes laterales, la forma de las placas y el tamaño se conserva casi el mismo, pero la disposición de la escultura externa cambia com- pletamente. Estas placas, de aspecto general sub- cuadrado ó rectangular tienen unos 3 centímetros de largo, por 20 á 25 milímetros de ancho. La figura central es proporciona] mente mucho ma- yor ocupando la mayor parte de la superficie de cada placa, pero aunque es igualmente poligonal, el contorno, de sub-circular se ha cambiado en elíp- tico ; cada una de estas figuras tiene de 20 á 22 mi- límetros de diámetro mayor por 16 á 18 de diámetro 102 810 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS transverso, con la superficie puntuada ó plana, en 1 algunas un poco deprimida. I Las figuras periféricas son en número de 7 á 9, pero mucho mas pequeñas que en las placas del cen- tro de la coraza, y sobre todo muy angostas, repre- sentando casi segmentos de círculo, y sin que se pongan en contacto las opuestas de las placas conti- guas, de manera que esta parte de la coraza presenta un aspecto muy distinto déla región central, exis- tiendo siempre entre dos figuras centrales, dos figu- ras periféricas separadas. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Hoplophorus perfectus, H. Gerv. y Amegh. (Pl. lxiv, fig. i; pl. xciv, fig. 1, 2 y 3) H. Gervais y Ameghino, Los marnif. fós., etc., p. 164, a. 1880. Esta especie era de tamaño relativamente conside- rable. Las placas del centro de la coraza, son poli- gonales, afectando en sus contornos una disposición sub-circular, con un diámetro mas ó menos de 4 centímetros y un espesor de 16 á 18 milímetros. Las figuras centrales de cada placa son muy grandes, y aunque de contorno poligonal, presentan una forma general sub-circular, con un diámetro de 22 á 25 mi- límetros, un poco deprimidas en el centro, pero de superficie casi completamente lisa, mostrando sola- mente pequeñas puntuaciones. Cada una de estas figuras centrales, está rodeada por 11 á 13 figuras periféricas mucho mas pequeñas, de tamaño menos desigual que en la generalidad de las especies, de contorno poligonal y anguloso, todas bien delimita- das, de superficie plana y lisa como la figura central, aunque las mayores son á veces un poco deprimi- das; estas figuritas tienen un diámetro de 5 á 8 mi- límetros y se presentan todas sobre el mismo plano entre sí, y con la figura central. Las figuras periféri- cas de cada placa no se unen con las opuestas de las placas contiguas, quedando al contrario bien separa- das, de manera que, entre cada dos figuras centrales hay siempre dos filas de figuras periféricas bien acentuadas. Los surcos que separan todas estas figuras son relativamente anchos, pero poco profundos, y las perforaciones en el fondo del surco que rodea la figura central, son numerosas, pero muy peque- ñas. El tubo caudal es de tamaño considerable, un poco mas largo que el del H. ornatus y casi el do- ble mas grueso. El ejemplar de que dispongo es incompleto adelante, teniendo la parte existente 43 centímetros de largo, pero le faltan unas dos ó tres filas transversales, de manera que el tubo completo tuvo seguramente mas de 45 centímetros de largo. Enlaparte anterior rota tiene 35 centímetros de circunferencia y debía tener próximamente unos 40 centímetros en el borde anterior; tiene 31 centíme- tros hácia la mitad de su largo, y 27 en su extremi- dad posterior en el espacio comprendido entre la última y la antepenúltima figura lateral. Es fuerte- mente deprimido en todo su largo, particularmente en su parte superior, regularmente encorvado hácia arriba y disminuye gradualmente de tamaño de adelante hácia atrás. Tiene 113 milímetros de diámetro transverso en el borde anterior de la parte existente, 109 milímetros hácia la mitad de su largo y 95 milímetros en la parte posterior en el espacio comprendido entre la última y la penúltima figura lateral. Sóbrelos costados solo hay tres grandes verrugas laterales elípticas ácada lado, la segunda ó penúlti- ma fuertemente deprimida en sentido transversal afectando la forma de una silla de montar. La úl- tima figura lateral tiene 80 milímetros de largo y 59 de ancho sin tener en cuenta la curva; la penúl- tima tiene 71 milímetros de largo y 50 de ancho ; y la antepenúltima, solo 56 milímetros de largo y 41 de ancho, siguiendo á esta figura hácia adelante un par de figuras elípticas mas pequeñas colocadas en fila transversal. En la cara superior, la escultura está formada por grandes figuras elípticas sobre los lados, y figuras circulares ó sub-circulares mucho mas pequeñas en el centro, todas muy elevadas pero á menudo un po- co deprimidas en el medio. En la extremidad poste- rior, en el espacio triangular limitado por los dos tubérculos ó verrugas laterales, hay tres figuras, una posterior impar, y dos anteriores un poco mas gran- des,precedidas adelante de un par del grandes figuras ovoideas de unos 4 centímetros de diámetro, de su- perficie lisa, levantadas en la periferia y fuertemente escavadas en el medio. Todas estas figuras están ro- BRUTOS 811 deadas por una fila de figuras periféricas pequeñas, planas y angulosas, pero bien determinadas. La cara inferior está adornada configuras elípticas, de superficie casi lisa, muy próximas unas á otras, con figuras periféricas rudimentarias y completamen- te ausentes en la parte media longitudinal. Hacia atrás estas figuras se vuelven de tamaño mucho mas con- siderable, ocupando de á dos en filas transversales el espacio comprendido entre las dos últimas verru- gas laterales, terminando por una figura impar mucho mas pequeña. Estas figuras de la parte posterior son de contorno mas irregular, fuertemente deprimidas en el centro, separadas por pequeños surcos sin trazas de figuras periféricas pequeñas. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en el fondo del cauce del rio Lujan en la Vi- lla del mismo nombre, y en las toscas del fondo del Bio de la Plata en el municipio de Buenos Aires. Horizonte. — Piso belgranense y piso ensenaden- se de la formación pampeana (plioceno inferior). Hoplophorus evidens n. sp. (Pl. lxxv, fig. 2; pl. lxxxiv, fig. 2 y 3) Esta especie, á juzgar por los fragmentos de cora- za de que dispongo, ha tenido una talla mucho ma- yor que el Hoplophorus ornatus, comparable á la del Hoplophorus cordubensis, al que se acerca por el gran espesor de las placas, pero se distingue de él por la escultura externa bien defi fida y parecida á la del Hoplophorus ornatus. El fragmento mas im- portante de que dispongo es un trozo de la parte posterior comprendiendo algunas de las placas mar- ginales de la apertura caudal, y placas de las filas que siguen hácia adelante. Las placas marginales son deforma casi cuadrada, de 0m037 de largo por0m027 á 0m032 de ancho ; ca- da placa lleva una gran figura elíptica, de 27 milí- metros de diámetro mayor, con su eje mayor diriji- do de adelante hácia atrás, y deprimida longitudi- nalmente en el centro siguiendo la misma dirección; esta figura forma hácia atrás el borde mismo de la coraza; pero adelante está seguida de una fila trans- versal de figuras periféricas, dispuestas en arco de círculo, en número de 5 á 6, de 5 á 8 milímetros de diámetro, separadas por surcos muy angostos pero bien delimitados. Las placas de las filas que siguen inmediatamente hácia adelante, son todavía mas cuadradas, de unos tres átres centímetros y medio por cada lado ; cada placa lleva una figura elíptica de 20 á 26 milímetros de diámetro mayor, con su eje mayor dispuesto no lonjitudinalmente, sino transversal mente, fuerte- mente excavada en el centro en donde forma una concavidad muy pronunciada, presentando una su- perficie casi lisa apenas un poco lijeramente pun- tuada ; estas figuras centrales llevan alrededor una fila de figuritas periféricas mucho mas pequeñas, en número de 1 1 á 12, de superficie plana y casi lisa, y separadas por surcos bien marcados. El espesor de todas estas placas, es, término médio, de 24 milí- metros, grueso considerable que distingue fácilmen- te la especie de todas las demás conocidas del mis- mo género. Atribuyoáesta especie, aunque conlas reservas del caso, el tubo caudal que acompaña la coraza del Glyp- todon clavipes del Museo del Colegio de Cirujanos de Londres, pues por su tamaño relativamente consi- derable corresponde muy bien con las dimensiones de las placas déla coraza de esta especie. Este tu- bo, según Owen, tiene 457 milímetros de largo, es casi circular en la base, y se vuelve algo deprimido en la extremidad posterior. Todo el tubo es un poco ligeramente encorvado hácia arriba. Sagun los di- bujos de Owen, reproducidos por Nodot, cada una de las filas de placas laterales, parece componerse de seis placas ó figuras elípticas que aumentan de tama- ño de adelante hácia atrás, siendo las dos últimas de un tamaño relativamente considerable. La última placa de cada lado, es muy convexa, de 89 milíme- tros de largo y 76 milímetros de ancho. La penúlti- ma placa lateral de cada lado, un poco menor que la última, no es convexa sino cóncava, pero con la depresión no en sentido longitudinal, sino en senti- do transversal, de arriba hácia abajo. Las placas in- termediarias que forman las caras superior é infe- rior, son entre las dos últimas grandes figuras late- rales de cada lado, en corto número tanto arriba co- mo abajo, cada placa con una figura elíptica mayor, rodeada por una fila de figuritas periféricas peque- ñas. De estas figuras elípticas mayores, hay en la ca- ra superior, una sola aislada en la extremidad pos- terior entre el par de placas laterales terminales, dos en fila transversal regular al nivel del espacio comprendido entre la última y penúltima placa la- teral de cada lado, y tres mas pequeñas y dispuestas en série transversal irregular entre el penúltimo par 812 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de placas laterales. En la cara inferior hay una figura terminal aislada como en la cara superior, y luego hacia adelante, dos fdas transversales de dos figuras cada una. La circunferencia de la base de la cola es de 355 milímetros, pero cerca de la extremidad, en el iutérvalo entre la última y la penúltima placa lateral solo tiene 254 milímetros de circunferencia. Localidad. — Los restos de esta especie proce- den de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, y de la provincia de Buenos Aires en la República Argen- tina. Horizonte. — Formación pampeana. IIopl jjpli o mi s cor club ensis Amegh. (Pl. LVIII, fig. 8 y 9) Ameghino, Rápidas diagnosis de mamif. fós. nuevos, etc., p. 16, n° 25, Febrero de 1888. Esta especie, á lo menos aparentemente, parece haber sido de tamaño mayor y mas robusta que las demás, y presenta caractéres intermediarios entre las demás especies del género Hoplophorus y los re- presentantes del género Glyptodon. Las placas son relativamente pequeñas pero muy gruesas, con un corto número de figuras periféricas, y de superficie externa muy rugosa. Las placas del centro de la co- raza, son de figura sub-cuadrada, ó rectangular, de 35 á 38 milímetros de largo por 28 á 30 de ancho y 16 á 17 de grueso. Cada placa tiene una figura central circular de 18 á 20 milímetros de diámetro, de superficie plana, pero fuertemente rugosa y con algunas fuertes puntuaciones. Alrededor de esta figura central, hay 7 á 8 figuras periféricas mucho mas pequeñas y de tamaño desigual, de las cuales las mas grandes no tienen mas de 7 á 8 milímetros de diámetro; estas figuras sonde contornos irregulares y mal definidos, y de superficie áspera y rugosa, con fuertes puntuaciones. Los surcos que separan las figuras son muy anchos, poco profundos, de fon- do igualmente áspero y de contornos mal definidos, lo que acerca notablemente esta especie del género Glyptodon. Sobre los lados laterales, las figuras periféricas mas pequeñas de las placas contiguas se unen á menudo entre sí. Sobre los bordes laterales, las placas se vuelven mas pequeñas y mas definitivamente rectangulares, pero conservan el mismo espesor, á veces todavía aumentado, que en el centro de la coraza. La figura central de cada placa se vuelve proporcionalmente mas grande y toma una forma fuertemente elíptica, aunque conservando su superficie igualmente ru- gosa. Las figuras periféricas han desaparecido ó son rudimentarias sobre los bordes laterales conserván- dose solo adelante y atrás, aunque también en parte atrofiadas, sin formas definidas, mal delimitadas y de superficie muy áspera. Los surcos que separan estas figuras son poco acentuados, aunque anchos y ru- gosos. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Francisco P. Moreno en los valles de la sierra de Córdoba. Horizonte. — Piso pehuelche de la formación araucana (mioceno superior). Hoplophorus paranensis Amegh. (PI. LXIV, fig. 4) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 115, a. 1886. Fundé esta especie sobre un fragmento bastante considerable de coraza, procedente de hácia el cen- tro de la región dorsal, lo que permite determinar sus caractéres con bastante precisión. Este trozo indica una especie del tamaño del H. ornatus, del que se distingue por el dibujo de la escultura externa de las placas; la figura central de cada placa es relati- vamente de tamaño mas considerable y las figuras periféricas son mas pequeñas y en mayor número que en las demás especies. El espesor de la coraza en este fragmento es de solo 1 1 milímetros y el diá- metro de las placas de unos 3 centímetros. Cada placa presenta en su superficie externa una gran figura circular de unos 21 á 22 milímetros de diá- metro, de superficie casi plana, ligeramente con- vexa y un poco rugosa; cada figura central está rodeada de 12 á 13 figuritas pequeñas de forma pen- tagonal irregular, pero de superficie igualmente un poco rugosa, y separadas unas de otras, y de la figura central por surcos angostos aunque bien delimitados; estas figuras periféricas tienen un diá- metro variable de 4 á 6 milímetros. Después he podido examinar varios otros restos del mismo animal particularmente un trozo de coraza de cerca de la orilla, formado por nueve placas dis- BRUTOS 813 puestas en dos filas, una de cinco y otra de cuatro. Desgraciadamente el trozo está envuelto en arenisca dura que tapa en parte la escultura externa, relle- nando todos los huecos, ocultando así á la vista una parte de los surcos, y todos los agujeros que se en- cuentran en el fondo de estos. Las placas son bastante parecidas á las corrres- pondientes del IL. ornatus, de forma rectangular, con corta diferencia de 27 milímetros de largo, 20 de ancho y 10 á 12 de espesor, cada una de ellas. La cara externa de cada placa está ocupada por una gran figura central, de forma elíptico-circular de unos 18 á 20 milímetros de diámetro, de superficie plana y lijerameute puntuada, rodeada por un surco angosto y bastante hondo, que conjuntamente con la figura central ocupa en el medio todo el ancho de la placa, de modo que solo se presentan figuras peri- féricas en las estremidades anterior y posterior, en número de tres á cuatro en cada uua. Estas figuras periféricas son siempre bastante mas grandes en una extremidad que en la otra, separa- das por surcos angostos y bastante bajos. La super- ficie de las figuras periféricas es igualmente poco rugosa y casi lisa. Una placa aislada, que por la textura del hueso procede de un individuo adulto y del centro de la coraza, se encuentra perfectamente intacta y libre de toda incrustación, de manera que permite determinar con toda exactitud sus caractéres específicos. Es de forma exagonal, con un diámetro mayor de 36 milímetros, 30 milímetros de diámetro tran- verso y 10 milímetros de grueso. El centro de la cara externa está ocupado por una gran figura circu- lar, un poco elíptica, de 21 milímetros de diámetro, casi plana y lisa, con un considerable número de pequeños aguje ritos, que no forman asperosidades en la superficie. Al rededor de esta figura central, hay catorce figuras mas pequeñas, mas ó menos de la misma forma y tamaño, bien delimitadas é igualmen- te de superficie plana y no rugosa. Estas arealitas periféricas están separadas de la gran figura central por un surco bastante ancho pero poco profundo, del que salen surcos radiales que se dirijen á la perife- ria separando unas de otras las figuras periféricas. En el punto de partida de cada surco radial del sur- co central, hay un agujero circular, no muy grande pero profundo que se pierde en el interior de la pla- ca, de modo que hay en el surco central que rodea la gran figura interna, catorce de estos agujeritos, todos con la misma colocación indicada. Localidad. — Estos restos lian sido descubiertos por el profesor Scalabruní en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, y pertenecen al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Hoplophorus pumilio Burm. Hoplophorus pumilio, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buenos Aires , t. II, p. 222 y 224. — Id. Descr. phys. etc., t. III, p. 413. Glyptodon pumilio, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. etc., t. I, p. 77 y 204. Esta especie, probablemente nominal, fué esta- blecida por Burmeister sobre parte de una mandí- bula inferior, y es mencionada en la Descripction physique de la Rep. Arg., del mismo autor, en los siguientes términos: «La mitad izquierda de una mandíbula inferior muy pequeña, conteniendo los alveolos de las seis muelas posteriores, conservada en nuestro museo, me ha servido de base para el tipo de una especie particular, á causa de su peque- ñez y déla conformación de los dientes. Comparan- do este fragmento con la mandíbula completa del Hoplophorus ornatus , encuentro que la rama ho- rizontal del II. pumilio es mas baja y sin embargo mas gruesa que en la otra especie. El alto de esta con los dientes es de 3 pulgadas y en el H. pumi- lio es apenas de 2 1/i pulgadas. La longitud de las seis muelas que quedan es de 4 1/a pulgadas en el II. pumilio y de 5 3/i en el H. ornatus. En fin, los lóbulos de cada muela son un poco mas gruesos en el H. pumilio que en el H. ornatus. Por último, la sínfisis de la barba es mucho mas corta en el H. pumilio , pues ella no pasa hácia atrás mas allá de la segunda muela, y en el H. ornatus llega hasta mas allá de la tercera. Me parece, á causa de esas diferencias, que el H. pumilio era un ani- mal mas pequeño, pero de una conformación mas robusta que la otra especie con la que lo he compa- rado.» Sin duda esta mandíbula procede de una de las especies enumeradas, representadas por restos de coraza, pero no es posible determinar á cuál de ellas, hasta que no se encuentre una pieza idéntica acompañada de fragmentos de coraza. Localidad. — Provincia de Buenos Aires. Horizonte.— Formación pampeana.. (?) 814 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Hoplophoras veras n. sp. (Pl. LXIX, fig. 15) Esta especie se distingue por las placas del centro de la coraza, de contorno poligonal regular, no oblongas como en la mayoría de las especies, con un diámetro de cerca de 4 centímetros y 12 milímetros de espesor. La cara externa presenta una figura cen- tral de gran tamaño, de contorno circular, de 18 milímetros de diámetro, completamente plana y de superficie casi lisa. Esta figura central está rodeada por una fila de figuras periféricas pequeñas, en nú- mero de nueve, de tamaño desigual, todas de super- ficie plana y casi lisa, separadas unas de otras por surcos bien marcados pero poco profundos. En el surco que rodea la figura central existen un cierto número de perforaciones. Las diferencias que distinguen esta especie son muy difíciles de explicar por medio de palabras, pero saltan inmediatamente á la vista cuando se exa- minan las piezas originales. Localidad. — Barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotáraico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Hoplophoras (?) Lydekkeri n. sp. (Pl. LXXXIV, fig. 8) Hoplophorus (? ), sp. c, Lydekker, Catal. of Ihe Fossil Mamvi., in the British Museum. Part. V, p. 133, f. 24, a. 1887. Esta especie está representada en el Museo britá- nico, por la extremidad de un tubo caudal y un tro- zo de la parte anterior de la coraza, caracterizán- dola Lydekker en los siguientes términos: «The following specimens indicate a species appa- rently nearly or quite as large as Glyptodon reti- culatus. The large terminal disks on the lateral sur- faces of the tube of the caudal sheat are separated fron one another by a row of small disks, and are fo- llowed laterally by a series of enlarged disks, wich decrease gradually in size as they reced fron the tip. The disk on the dorsal aspect of the tube are sub- circular in shape, frecuently concave, and present great variation in size; but those on the ventral sur- face are more regular in this respect. The scutes of the fragment of carapaceare oblong, with the groo- ves very indistinctly marked, and with a series of hair-pits in the groove surrounding the central disk. «Although the present form is apparently distinct fro malí described species, with the exception of the so-called Glyptodon clavipes of Burmeíster, the writer thinks it inexpedient at present to assign to it a distinct specific ñame. «The extremity of the terminal tube of the caudal sheat; from the Pleistocene of Uruguay. This speci- men, although of considerable larger size, apparen- tly agrees very closely with the terminal tube figured byBuRMEiSTER, under the ñame of Glyptodon cla- vipes, in the «An. Mus. Buenos Aires», vol. II, pl. XL, figs. 7 y 8, showingthe irregular arrangement of the disks on the ventral surface (fig. 7), and the large sub-circular lateral ones (fig. 8), wich de- crease regular! y in size from the hindmost one. In the terminal tube of a caudal sheath referred by Owek to G. clavipes , but wich, as already men- tioned, probably belongs to Hoplophorus, the la- teral disks are oval, and the two last are much lar- ger than the others, while on the ventral and dorsal aspects the disks are less numerous and of a deci- dedly oval form. The upper surface of the pre- sent specimen is represented in the accompanying woodcut, where the form of the disks is wel sliown. Its transverse diameter ist 0ml 44, against 0m075 in the corresponding element of H. orna - tus. «Fragment from the anterior región of a carapace, showing nine scutes, wich agrees in the relative size with the preceding specimen. The scutes are nearly smooth, their central disks being mainly defined by a circle of hair-pits, and the peripheral ones scarcely differentiated. The scutes form oblong he- xagons, and in this respect, as well as in the ab- sence of rugosity, agree with those of H. ornatus and differ from those of Glyptodon. Their ionger diameter is 0m052, and thier thickness 0m031 .» Lydekker no dá nombre á este animal por creer pueda ser idéntico con eL llamado por Burmeíster Glyptodon clavipes, ignorando sin duda que el dibujo de esta especie dado por el ilustre director del Museo de Buenos Aires, es como el mismo au- tor lo reconoce completamente fantástico y el tubo caudal es del Hoplophorus ornatus é incorrecta- BRUTOS 815 mente dibujado, en lo que concierne á sus verdade- ras proporciones. La extremidad de la cola descrita por Lydekkeií, de la que acompaña un grabado que he reproducido en la Pl. LXXXIV, figuras, es indudablemente muy parecida á la délas especies del género Hoplopho- rus, pero sobrepasa en mas del doble el tamaño de los mas grandes tubos de Iloplophorus que hasta ahora me sean conocidos, y constituye con teda se- guridad una especie distinta de las hasta ahora des- critas, que quizá ni entra en el género HojiIojjJio- rus, pues su enorme tamaño no concuerda con el de las especies de este género, todas de una conforma- ción mas delgada que las de los verdaderos glipto- dontes. Localidad. — Las piezas descritas por Lydekker proceden de la Banda Oriental, pero dada la vecin- dad de ambas regiones y la gran uniformidad que en ellas presenta la fauna tanto actual como extinguida, es casi seguro que también habitó "en la República Argentina. Horizonte. — Formación pampeana. Hoplopliorus Berg'i n. sp. (Pl. xc, fíg. 1, 2 y 3) Esta especie me es conocida por tubos caudales de una conformación particular, que se desvía del tipo común de una manera todavía mas notable que el del HopAophorus Heusseri. Desgraciadamente por el momento no dispongo mas que de la extre- midad posterior de uno de estos tubos, pero que basta para dar una idea de la conformación particu- lar de la especie. El tubo entero parece haber sido casi del mismo an- cho en todo su largo, pero es muy aplastado en su cara superior, convexo en la inferior, y casi recto, ar- queado hácia arriba y de una manera poco sensible, tan solo en su parte posterior. El trozo de la parte posterior de que dispongo, tiene 20 centímetros de largo, mas ó menos la mi- tad del largo total del tubo entero. Su ancho en la parte anterior en donde está roto es de unos 9 cen- tímetros conservándose casi igual hasta el princi- pio del último par de figuras laterales en donde re- cien empieza á enangostarse rápidamente para for- mar la punta. La extremidad terminal está formada como en las demás especies por un par de grandes figuras late- rales, elípticas, convexas y de superficie casi lisa, de 75 milímetros de largo por 55 de ancho (naturalmen- te como en todos los demás casos, sin tomar en cuen- ta la curvatura). La figura que sigue hácia adelante á cada lado, ó sea el penúltimo par de figuras laterales, son de ta- maño relativamente muy pequeño, muy alargadas y muy angostas, bastante elevadas pero casi planas ; tienen 59 milímetros de largo y solo 35 de ancho. Hácia adelante, falta la figura elíptica lateral de cada lado que constituye el antepenúltimo par, ó es- tá colocada más adelante, interponiéndose entre esta y la penúltima, dos figuras elípticas mas pequeñas, separadas por dos filas de tubérculos periféricos pe- queños colocados precisamente en el punto en que debería pasar el eje lonjitudinal de la antepenúltima figura lateral si ocupara el mismo lugar que en todas las demás especies del mismo género que me son co- nocidas, singularidad que demuestra que realmen- te se trata de una especie bien distinta. Hácia ade- lante sigue á estas dos figuras, una figura elíptica única, de tamaño no muy grande, pero que no existe entera en ninguno de los dos lados ; es esta la que parece corresponder al ante-penúltimo par de figu- ras laterales de los demás Hoplopliorus. La cara superior deprimida de la parte existente del tubo está adornada con figuras elevadas, casi li- sas y deprimidas en el centro, pero de forma y tama- ño muy diferente ; sobre la línea mediana longitudi- nal son figuras relativamente pequeñas y circulares ó sub-circulares ; sobre los lados son figuras el do- ble ó el triple mas grandes y de contorno elíptico ú ovoideo. Todas estas figuras mayores están rodeadas por una fila de figuritas periféricas muy pequeñas y de una forma particular, que parece esclusiva de es- ta especie, pues en vez de ser planas, poligonales y angulosas como en los demás Hoplopliorus, son de tamaño mas pequeño, circulares, elevadas y muy convexas, estando separadas unas de otras no por surcos angostos y profundos como en las otras espe- cies, sino por depresiones anchas en el fondo de las cuales se levantan en forma de pequeños tubércu- los convexos. En la cara inferior las figuras principales son de tamaño considerable y todas elípticas, de superficie lisa y casi plana, y separadas unas de otras por filas de tubérculos periféricos pequeños, planos y bien desarrollados sobre los lados, pero rudimentarios ó poco aparentes en el medio. 816 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Esta pieza es propiedad del Museo provincial de Entre Ríos en el Paraná. Dedico la especie al Dr. Carlos Berg, catedráti- co de zoología en la Universidad de Buenos Aires. Localidad. — El ejemplar mencionado procede de los valles de la sierra de Córdoba, pero se han encon- trado iguales en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Formación pampeana. Hoploplioims Heusseri n. sp. (Pl. LXXXVI, fig. 1, 2 y 3) Esta especie me es conocida por un tubo caudal casi completo, al que solo le falta un pequeño trozo de la parte proximal, é indica una especie de tama- ño considerable, probablemente bastante mayor que el del Hoplophorus ornatus. Este tubo se distingue de los demás por ser un po- co mas cilindrico en casi toda su exfension, por sea fuertemente curvado hácia arriba en su mitad poste- rior, y porpresentar un ancho casi uniforme en todo su largo, lo que le dá una forma muy característica completamente diferente de la de los tubos de to- das las demás especies que me son conocidas. La parte existente del tubo tiene 4 í centímetros de largo, pero le falta adelante mas de 4 centíme- tros, de manera que el tubo completo tuvo por lo menos unos 45 centímetros de largo. En su parte anterior es casi completamente cilindrico, pero hácia los tres cuartos de su longitud es ligeramente de- primido en su cara superior, mientras que la inferior permanece convexa en toda su extensión. La circunferencia del tubo caudal es de 286 milí- metros en la región anterior de la parte existente, de 275 milímetros hácia el medio y de 263 milíme- tros en el medio del penúltimo par de placas elípti- cas laterales. El diámetro transverso del tubo es de 95 milíme- tros en la parte anterior, ancho que se conserva igual hasta entre el antepenúltimo par de figuras laterales, disminuyendo apenas un poco entre el penúltimo par en donde tiene 91 milímetros de diámetro trans- verso, disminuyendo luego rápidamentehasta formar la punta. Este ancho uniforme en casi todo su largo y la fuerte encurvacion hácia arriba de la parte pos- terior constituven el distintivo mas característico i/ de esta especie, pero existen también particulari- dades bien aparentes en la disposición de la escultu- ra que la adornan. Las figuras laterales que se siguen en fila ininter- rumpida de adelante hácia atrás, son en número de seis, todas elípticas y de superficie casi lisa, pero muy pequeñas en proporción del tamaño del tubo; todas, á excepción de la última de cada lado, son un poco deprimidas en el medio en sentido trans- versal, pero de una manera poco acentuada. La antepenúltima figura tiene 50 milímetros de largo y 36 de ancho, la penúltima 59 milímetros de largo y 42 de ancho, y la última 66 milímetros de largo por 53 de ancho. Entre la última y la penúltima y en- tre y esta y la antepenúltima, no hay mas que una sola fila de figuras periféricas pequeñas. La cara superior está adornada con figuras circu- lares ó sub-circulares muy elevadas pero mas ó menos deprimidas en el centro y de tamaño muy de- sigual; unas mas pequeñas y mas circulares están colocadas sobre la línea longitudinal central, y las otras de tamaño bastante mayor y mas ovoideas, es- tán colocadas sobre los costados al lado de las figu- ras mayores laterales. Todas estas figuras están rodeadas por una fila de figuritas poligonales y an- gulosas mas pequeñas separadas por surcos bien marcados, pero casi siempre un poco mas bajas que los bordes de las figuras mayores ó centrales. De- bido á este tamaño desigual las figuras no están dis- puestas por filas transversales regulares, sino alter- nadas, colocándose cada figura mas pequeña en frente del espacio que separa dos de las mas gran- des. La cara inferior es muy convexa en toda su lon- gitud, é igualmente vuelta hácia arriba en su parte posterior. Las figuras que la adornan son también de tamaño desigual, pero no circulares ó sub-cir- culares, sino fuertemente elípticas, todas con su eje mayor dirigido de adelante hácia atrás, no tan ele- vadas como las de la cara superior, de superficie casi lisa pero un poco deprimidas en el centro. Las figuras periféricas que rodean estas figuras mayores ó centrales son generalmente muy pequeñas, poligo- nales, y poco acentuadas desapareciendo casi sobre la línea media longitudinal. En la extremidad poste- rior, las figuras principales son de tamaño mayor pero de contorno mas irregular, y separadas unas de otras por surcos anchos bien acentuados, sin interposición de la fila de figuras periféricas que acá han desapa- recido con excepción de una que otra de tamaño muy pequeño. BRUTOS 817 Esta pieza es propiedad del Dr. Christian Heus- ser que me la ha facilitado para su estudio y á quien dedico la especie. Localidad. — Municipio de Buenos Aires. Horizonte. — Formación pampeana, Hoplophorus Clarazianus u, sp. (Pl. LXXXIV, fíg. o) Esta especie solo me es conocida por un tubo cau- dal incompleto en su parte anterior, dibujado por Lydekker (Catal. of Foss. Mamm. part. Y, p. 132, f. 23) sin darle nombre específico particular. Esta pieza no puedo identificarla con ninguna de las especies queme son conocidas, y constituyo por con- siguiente con ella una nueva especie, que designo con el nombre de Hoplophorus Clarazianus , en honor del Sr. Jorge Claraz, autor en colaboración del Dr. Heusser, del primer ensayo físico sóbrela provincia de Buenos Aires. Este tubo es masó me- nos del misrtio tamaño que el del H. ornatus, pero proporcioualmente mas robusto, disminuyendo me- nos de adelante hacia atrás y por consiguiente con su extremidad posterior proporcionalmente mas an- cha. Según la reducción de la figura, tiene entre el penúltimo par de figuras laterales, 88 milímetros de diámetro transverso, y en su parte anterior mas ó menos á la distancia de un cuarto del borde proxi- mal, 1 10 milímetros. Las figuras mayores de la cara superior son numerosas, sub-elípticas, de tamaño mas igual que en la generalidad de las especies, y dispuestas en filas transversales regulares, en nú- mero de 5 á 6 en cada fila en la mayor parte de su extensión. Las figuras laterales mas grandes, son en número de cuatro en cada lado, el último par de gran tamaño. Las del penúltimo y antepenúltimo par son convexas en el medio en vez de excavadas per- pendicularmente, y en el espacio comprendido en- tre la última y la penúltima no existe la fila de figu- ras periféricas mas pequeñas que se encuentran en las otras especies, carácter particular que permite dis- tinguirla con facilidad. Localidad. — Esta pieza se conserva en el Museo británico, donada por el Sr. W. G. Lettsom, como procedente de los alrededores de Montevideo, pero es indudable que la especie debe haber existido igual- mente en la República Argentina. Horizonte. — Formación pampeana. Hoplophorus scrobiculatus Burm. (Pl. LXXXV, íig. 4) Esta especie me es conocida por algunos pequeños trozos de coraza que he recojido en las excavacio- nes del puerto en La Plata, pero existe una coraza casi intacta en el Museo Nacional, que lleva el nom- bre de Hoplophorus scrobiculatus Burmeister, aunque creo no ha sido publicada, á lo menos no ha llegado á mi conocimiento. Segregado el grupo de especies que constituyen el género Lomaphorus esta es la especie de Hoplophorus mas pequeña que conozco, y presenta caractéres de transición á las especies del género Lomaphorus. Las placas de la coraza son oblongo-cuadrangulares, término medio de 3 centímetros de diámetro ántero-poste- rior por 24 milímetros de ancho y solo 6 á 7 milí- metros de espesor. En el centro y adelante esta for- ma oblonga de las placas es mas acentuada, llevando cada placa una figura elíptica, un poco deprimida en el centro, rodeada por ocho ó mas figuras peri- féricas no muy bien delimitadas, de superficie casi plana y separadas por surcos anchos y poco profun- dos. En la parte posterior de la coraza la figura cen- tral de cada placa se vuelve mas elevada, con bordes salientes, pero fuertemente deprimida en el centro, mientras que las figuras periféricas concluyen por desaparecer reemplazadas por una zona rugosa un poco radiada. La coraza existente en el Museo de Buenos Aires está acompañada de un tubo caudal que visto su ta- maño sumamente pequeño es probable proceda de esta especie. Este tubo disminuye fuertemente de tamaño de adelante hácia atrás, presentando al fin de la penúl- tima figura lateral de gran tamaño un diámetro trans- verso que no debe exceder de 6 centímetros. Las fi- guras mayores de la cara dorsal ó superior son gene- ralmente ovales, convexas, de tamaño desigual y dispuestas en filas regulares. Las figuras mayores de la cara inferior son fuertemente elípticas. Las figuras elípticas laterales son de gran tamaño, particular- mente las últimas, disminuyendo gradualmente de tamaño hácia atrás, y la penúltima y antepenúltima son un poco deprimidas en sentido transversal, afectando una forma parecida á la de una silla de montar. Localidad. — He recojido restos de esta especie 103 818 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en las excavaciones del puerto de La Plata, y en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el muni- cipio de Buenos Aires. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Hoplophorus Migoyianus n. sp. (Pl. lxxxix, fig. i, á y 3) Esta especie me es conocida por el tubo caudal en varios ejemplares mas ó menos completos, pre- sentando una forma completamente diferente de la que muestra en las otras especies, pues es mas corto y mas grueso, del mismo ancho en casi toda su longitud, muy aplastado en su cara superior, convexo en la inferior, y recto ó casi completamen- te recto. El tubo completo tiene solo 40 centíme- tros de largo, y 97 milímetros de ancho en casi toda su extensión, con excepción de su borde proximal en donde tiene unos pocos milímetros de mas, y de su extremidad distal formada por eL par de graudes verrugas elípticas laterales en donde disminuye gra- dualmente hacia atras. El par de figuras ó verrugas terminales son suma- mente grandes, muy convexas, y muy extendidas sobre las dos caras superior é inferior, en donde solo están separadas por un surco angosto y pro- fundo, sin tubérculos intermediarios en la cara infe- rior, pero con una hilera de tubérculos muy pe- queños en la superior. Yisto el tubo de lado, presenta en su mitad pos- terior una fila de solo tres verrugas laterales elíp- ticas, que aumentan de tamaño de la anterior á la posterior. La posterior ó terminal, ya mencio- nada, muy convexa y de superficie rugosa, tiene 87 milímetros de largo y 67 milímetros de diámetro transverso máximo sin tener en cuenta la curva. La penúltima figura lateral mucho mas pequeña, de superficie mas lisa y un poco deprimida en sen- tido transversal, tiene 62 milímetros de largo y 53 milímetros de diámetro transverso máximo. La antepenúltima figura, todavía un poco mas pe- queña y mas elíptica, tiene 50 milímetros de largo por 40 milímetros de diámetro transverso máxi- mo. Entre una y otra de estas tres figuras laterales, hay una sola fila de figuras periféricas muy peque- ñas, alargadas y comprimidas. Adelante de la antepenúltima verruga lateral, la fila longitudinal está interrumpida por la inter- posición de un par de figuras de la misma forma, pero mas pequeñas y colocadas una al lado de otra en fila transversal; tienen ambas casi el mismo ta- maño, de 38 milímetros de largo por 31 milímetros de ancho. Mas adelante, en la parte anterior del tubo, adelante del par de verrugas mencionadas, sigue otra fila lateral de tres verrugas elípticas que disminuyen de tamaño de la posterior á la an- terior, y forman como la continuación de la fila constituida por las tres verrugas laterales poste- riores, que fuera interrumpida por la interposición del par de figuras dispuestas en série transversal, ya mencionadas. Yisto por la cara superior, el tubo es muy depri- mido, y adornado con figuras centrales de contor- no elíptico -irregular, de tamaño muy desiguales, las posteriores y las laterales muy grandes, y las que se encuentran en el medio mucho mas pequeñas. Cada una de estas figuras centrales está rodeada por una fila de figuras periféricas bien determinadas, y de contorno poligonal en la parte anterior, pero mas pequeñas y en forma de tubérculos irregulares liácia atrás. En la cara inferior las figuras no son de tamaño tan desigual, son mas regularmente elípticas y de tama- ño mayor sobre la línea longitudinal mediana, con una fila de figuras periféricas bien determinadas, pero de tamaño desigual. Hácia atrás, las figuras principales toman una forma irregular y aumentan considerablemente de tamaño, desapareciendo eutre ellas las figuras periféricas, ó se presentan en algu- nos puntos en estado rudimentario. Dedico la especie al señor Julio Migoya á quien debo la comunicación de varios fósiles interesantes. Localidad. — Distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. El número de especies de Hoplophorus enume- radas es verdaderamente sorprendente, y como al- gunas solo se conocen por trozos de coraza, y otras únicamente por tubos caudales, podría creerse que muchas de ellas son nominales; sin embargo, una breve reseña de los horizontes y localidades de que proceden, basta para demostrar lo contra- rio. Seis especies, los Hoplophorus Meyeri , H. or- natusy H. scrobiculatus, H. evidens, H. pseu- BRUTOS 819 dornatus y H. perféctus se conocen por la coraza, y por los tubos caudales mas ó menos completos, que con mayor ó menor seguridad han sido referidos á las mencionadas especies, que proceden todas de la formación pampeana. Cinco especies son conocidas únicamente por tu- bos caudales, el H. Migoyanus, H. Heusseri , H. Lydekkeri, H. Bergi y H. Clarazianus, y las cinco proceden igualmente de la formación pampea- na, de manera que con las precedentes constituyen indisputablemente once formas de colas distintas. Quedan cuatro especies que se conocen solamente por fragmentos de coraza, los H. lineatus , H. cordubensis, H . paranensis y H. verus , que son decididamente pre-pampeanas, pues faltan en la for- mación pampeana y no pueden por consiguiente identificarse con ninguna de las especies pampeanas conocidas únicamente por tubos caudales. Queda el Iloplophorus pumilio sola especie que, siendo conocida únicamente por la mandíbula inferior, es mas que probable que habrá mas tarde que identificarla con algunas de las especies pam- peanas mencionadas. LOMAPHORUS n. gen. Este género es bastante cercano de Hoplopho- rus con el que hasta ahora ha sido confundido, dis- tinguiéndose de él sobre todo por la escultura exter- na de la coraza, y la forma de la cola. La coraza dorsal es delgada como en Hoplopho- rus, y compuesta de placas exagonales y pentagona- les en el centro de la coraza, pero que sobre los flan- cos toman una forma sub-cuadrada ó rectangular, y siempre menos soldadas entre sí que en las especies del género Hoplophorus. Cada placa lleva una figu- ra central, circular ó sub-circular, mas órnenos ele- vada y siempre deprimida ó excavada en el centro; las figuras periféricas son poco acentuadas, rudimen- tarias, sin estar separadas por surcos bien marca- dos, pero presentando una superficie estriada por un cierto número de impresiones que se dirijen del surco que rodea la figura central á la periferia, A me- nudo faltan completamente las figuras periféricas, que se encuentran reemplazadas por una zona peri- férica bastante ancha cubierta de impresiones radia- les que van de la figura central ó del surco que la limita á los bordes periféricos. La cola se compone de un cierto número de ani- llos movibles, á los que sigue un tubo caudal cónico- cilíndrico aplastado, generalmente mas corto y mas ancho que en Iloplophorus, un poco encorvado igualmente hacia arriba, pero formado de placas tra- badas entre sí por suturas mas flojas, y cada placa con una sola figura central de contorno elíptico, sobre el lado externo, rodeada por una faja peri- férica mas ó menos ancha, de superficie rugosa ó con impresiones radiales pero sin vestigios de figu- ras periféricas ; todas estas placas están dispuestas en fajas transversales bieu acentuadas. Sobre los lados laterales se encuentran las mismas gran- des verrugas elípticas que en el género Hoplopho- rus, pero carecen igualmente de figuras periféricas como sucede con las demás partes de la coraza. La extremidad del tubo es relativamente muy ancha, y formada por un par de grandes tubérculos laterales, el último de cada lado, separados en su extremidad posterior por una fuerte hendidura vertical. Las especies del género Lomaphorus son casi todas notablemente mas pequeñas que las del género Hoplophorus. Lomaphorus imperíectus (H. Gerv. y Amegh.) Ajiegh. (Pl. lviii, fig. i, 2 y 3 ; pl. LX, fig. 6) Hoplophorus imperfectus, H. Gerv ais y Ameghino, Los mu- mif. fós. de la Am , Mer. p. 192, a. 1880. Es esta la especie mas grande del género, y ha tenido próximamente la talla del Hoplophorus or- natus. Las placas del centro de la coraza tienen un diámetro de 30 á 35 milímetros y 12 á 15 milímetros de espesor. Cada placa tiene una figura central mas ó menos circular de 12 á 13 milímetros de diámetro, no mas elevada que el resto de la superficie déla pla- ca, pero fuertemente deprimida ó excavada en el me- dio. El surco que limita esta figura es poco acentua- do, con impresiones distintas y de distancia en dis- tancia pequeñas perforaciones. Las figuras periféricas son en número de 8 á 9, pero poco marcadas pues los surcos radiales que las dividen son poco visibles, for- mados por un cierto número de impresiones radiales. La superficie de esta figura está igualmente cubierta 820 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS de impresiones radiales que se dirijen constante- mente de adentro hacia afuera contribuyendo á ocul- tar todavía mas la división en figuras distintas ya poco acentuada. Todas las figuras periféricas se encuentran sobre un mismo plano entre sí y con los bordes de la figura central, pero la superficie de las placas es un poco mas rugosa y áspera que en H oplo- phorus ornatus y con puntuaciones mucho mas aparentes. El tubo caudal tiene 42 centímetros de largo, 108 milímetros de ancho en su extremidad proximal y 65 milímetros en la distal ; está formado por 1 4 filas transversales de placas, disminuyendo el número de placas de cada fila de adelante hácia atrás. Cada pla- ca lleva sobre la cara externa una figura sub-elípti- ca de tamaño variable, en medio de una zona peri- férica con impresiones radiales mas ó menos acen- tuadas. Las grandes verrugas elípticas laterales em- piezan á pronunciarse hácia la mitad del largo de la cola, aumentando gradualmente de tamaño, hasta la última de cada lado, que es dos veces mayor que la penúltima, y mucho mas prominente. Localidad. — He recojido restos de esta especie en diferentes puntos de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fé. Horizonte. — Piso belgranensey pisoensenaden- se de la formación pampeana. Lomaphorus compressus Amegii. (Pl. LXIX, fig. Í8) Iíoplophorus compressus, Ameghino, Calal. de la sec. de la prov. de Buenos Aires, etc., p. 41, a. 1882. — Id. Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 32, a. 1883 (noraen nudum). Esta especie es de tamaño un poco menor que la precedente, y la coraza se compone de placas sub- cuadradas y mas rectangulares en casi toda su ex- tensión. Sobre el centro de la coraza, las placas tienen 25 á 30 milímetros de largo, 20 á 23 milímetros de ancho, y solo 7 á 9 milímetros de espesor, lo que es muy poco en proporción del tamaño de las placas. Cada placa tiene en la superficie externa una figura sub-circular ó sub-elíptica según la región de la coraza, de un diámetro de 14 á 15 milímetros y fuertemente deprimida ó excavada en el centro, pero de superficie completamente lisa, apenas ligera- mente puntuada, lo que permite distinguirlas con facilidad de las del Lomaphorus imperfectus. Las figuras periféricas son en número de ocho, menos marcadas que en los Hoplophorus, pero un poco menos acentuadas que en Lomaphorus im- perfectus, y de superficie lisa un poco puntuada. Los surcos no son muy aparentes, con excepción del que rodea la figura central, el que muestra en su fondo en la posición de costumbre, numerosas per- foraciones bien visibles y de tamaño relativamente notable. Sobre los lados, las placas toman una forma mas alargada y mas estrecha, y las figuras centrales un contorno mas elíptico, las figuras periféricas no es- tán tan bien delimitadas, mostrando impresiones ra- diales que las hacen menos visibles, con surcos poco aparentes con impresiones igualmente radiales en su fondo, pero la superficie de toda la placa perma- nece constantemente mucho mas lisa que en Loma- phorus imperfectus. Sobre la cara interna las placas son casi comple- mente planas, pero con los bordes de las suturas longitudinales que se levantan en forma de peque- ñas aristas, y cada placa con uno ó dos agujeros en el centro, de tamaño bastante considerable. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en las toscas del fondo del Rio de la Plata en el municipio de Buenos Aires, y en las excavaciones del puerto de La Plata en la Ensenada. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Lomaphorus elévalos Amegh. (Pl. lx, fig. i y 3) Hoplophorus elevatus, Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 32, a. 1883 (nomen nudum). Esta especie es de tamaño todavía un poco menor que el Lomaphorus compressus, y á juzgar por la coraza, de una forma bastante distinta. Las placas del centro de la coraza son de tamaño un poco me- nor, pero no mas delgadas, de forma menos cua- drada, y regularmente exagonal ó pentagonal. Cada placa tiene un diámetro de 25 á 28 milímetros, con la cara interna fuertemente cóncava y con una ó dos grandes perforaciones en el centro. Sobre la cara externa, cada placa tiene una figura central BRUTOS 821 mas ó menos circular y muy elevada, pero fuerte- mente deprimida en el centro en donde presenta fuertes puntuaciones, que toman el aspecto de pe- queñas perforaciones. Alrededor de la figura central falta completamente todo vestigio de figuras perifé- ricas, que están reemplazadas por una zona nota- blemente mas baja que la figura central, en la que se encuentra el surco que delimita la figura central re- presentado por una pequeña depresión en cuyo fondo se vé un considerable número de perforacio- nes de tamaños distintos pero todas muy pequeñas, que se prolongan la mayor parte en forma de im- presiones hasta los mismos bordes periféricos, inter- calándose entre ellas numerosas impresiones pe- queñas que se dirijen siempre del centro á la. circunferencia, dando á esta zona un aspecto suma- mente característico. Las suturas que separan las placas entre sí, son mas abiertas que en la genera- lidad de las demás especies de Hoplophorus y Lo- maphorus. En las placas del centro de la coraza, en la depresión poco acentuada que rodea la figura central, se ven algunas perforaciones de diámetro bastante grande, aunque en muy corto número, á lo mas tres en cada placa. Localidad. — He recogido restos de esta especie en los alrededores de La Plata y en la estación Oli- vera sóbrelas barrancas del rio Lujan. Horizonte. — Piso bonaerense y piso belgra- nense de la formación pampeana. Lomaphorus eleg-ans (Borm.) Amegh. (Pl. LX, fig. S ; pl. LXIX, fig. 17) Hoplophorus elegans, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buenos Aires, t. II, p. 219, a. 1871. — Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 413, a. 1879. Lydekker, Catal. of Foss. mamm., p. V, p. 132, a. 1887. Hoplophorus euphractus (Lund), Owen (parte), Zool. of the Beagle, Glyptodon radiatus, Bravard, Catal. des coll. pal. etc., a. 1854 (nomen nudum). Hoplophorits radiatus (Bravard), H. Gervais y Ameghino. Los mamif. fós. etc., p. 194, a. 1880. Esta especie es muy cercana del Lomaphorus elevatus, del que se distingue principalmente por su talla todavía un poco menor, y por la escultura externa un poco diferente. Las placas son exago- nales y pentagonales en el centro del dorso, y sub- cuadradas ó rectangulares sobre los flancos, de 22 á 27 milímetros de largo, 18 á 20 de ancho y 8 á 9 de espesor. Cada placa presenta en la cara externa una figura sub-circular ó sub-elíptica, un poco de- primida en el centro y fuertemente puntuada, pero que difiere de la del L. elevatus, porque no es elevada como en esta última especie, levantándose apenas un poco encima de la zona periférica ; esta última es radiada por impresiones de diferente ta- maño, algunas bastante grandes y corresponden á los surcos periféricos que separan las figuras en las especies en que ellas existen, aunque sea en estado mas ó menos rudimentario. Alrededor de la figura central hay una depresión mas acentuada con per- foraciones de diferente tamaño ; toda la zona peri- férica es bastante rugosa á causa de las muchas im- presiones radiales que la cubren. Localidad. — He recojido restos de esta especie, en las cercanías de Mercedes en la provincia de Buenos Aires, y en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana (plioceno medio). Lomaphorus cin gula tus n. sp. (Pl. LVI, fig, 5) Esta especie es de la talla del Lomaphorus ele- gans , con el que presenta una analogía tan grande, que es difícil explicar bien sus diferencias ni aún con dibujos, aunque ambas especies se distinguen inmediatamente con facilidad cuando se tienen los originales á la vista. Las placas del centro del dorso son rectangulares, de 0m030 á 0m035 de largo por 0m025 de ancho y 8 milímetros de es- pesor. La cara externa muestra una figura central circular que no forma relieve estando indicada úni- camente por una depresión circular poco aparente que la delimita, pero con su parte central un poco deprimida. Toda la superfie déla placa está cubierta con impresiones radiales bien marcadas, que parten del centro de la figura central, pasan encima de la depresión circular que delimita la figura central y se dirijen á la periferia, dando á la placa una figura particular. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por el Señor León Lelong The- 8 22 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS venet en las barrancas de las cercanías del Pa- raná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la forma- ción patagónica. Lomaphorus gracilis (Nodot), Amegh. (Pl. lx, fig. 9, 10, 11 y IB) Glyptodon gracüis, Nodot, Descr. d’un nouv. genre d’ ¿denté fossile , p. 97, pl. XI, f. 3, 4 y 5, a. 1857. Hoplophorus gracüis, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 196, a. 1880. Esta especie descrita primeramente por Nodot sobre fragmentos de coraza procedentes del Brasil, fué considerada por Burmeister, como fundada so- bre fragmentos de una de las alas laterales de la apertura cefálica de la coraza del Lloplophorus Meyeri, opinión ála que luego me adherí, pero hoy en posesión de nuevos materiales, veo que hubo error de nuestra parte, y que la especie es perfecta- mente distinta, tanto que hasta forma parte de un género diferente de aquel en que se coloca el Hoplo- phorus Meyeri. En realidad no se trata de un Hoplophorus sino de un Lomaphorus, pues si bien es cierto que el fragmento original sobre que fué fundada la especie, es realmente un trozo de una de las alas laterales, las placas difieren délas cor- respondientes de los Hoplophorus, por carecer de figuras periféricas, que están reemplazadas por una zona rugosa, que es lo que precisamente caracteriza el género Lomaphorus. La identificación del Glyp- todon gracüis de Nodot con el Hoplophorus Me- yeri de Lünd es tanto mas imposible si se conside- ran los caractéres completamente opuestos de la escultura externa de la coraza en ambas especies, pues el Hoplophorus Meyeri se distingue por el tamaño relativamente pequeño de la figura central de cada placa y su superficie muy rugosa, casi gra- nulosa, mientras que el Glyptodon gracüis de Nodot, presenta la figura central de tamaño mu- cho mayor, y de superficie plana y casi completa- mente lisa. Sobre la parte superior de la coraza, las placas del Lomaphorus gracüis, son de figura regularmente exagonal, con un diámetro de unos 25 milímetros, y 8 á 10 milímetros de espesor. Cada placa lleva una figura central de gran tamaño, de contorno sub- circular ó poligonal, bastante elevada, pero plana y completamente lisa, rodeada por un surco angosto y bien delimitado. Al rededor de esta figura cen- tral se estiende la zona periférica baja y rugosa, dividida por algunos surcos radiales en figuras pe- riféricas incompletas y rugosas, que desaparecen completamente alejándose del centro de la coraza. En el fondo del surco que rodea la figura central existen, generalmente en los puntos de convergen- cia de los surcos radiales, perforaciones circulares, de un poco mas de un milímetro de diámetro. Localidad. — Los primeros restos de este animal fueron encontrados en las cercanías del valle del rio das Velhas en el Brasil, pero la especie lia exis- tido también en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Viso belgranense de la formación pampeana. ASTEROSTEMMÁ n. gen. Los restos de este género los recibo al concluir la parte de este trabajo destinada á los gliptodontes, de mauera, que no se encuentra citado en el cua- dro sinóptico de los géneros. Solo me es conocido por partes de coraza, que indican afinidades con el Palcehoplophorus y Propalcehoplophorus , sin embargo, no sería difícil que el conocimiento de la cola y del esqueleto obligara a formar con él un nuevo grupo, pues la coraza dorsal presenta mayores afinidades con la de los Dasypoda , que la de cual- quiera de los demás géneros de gliptodontes hasta ahora conocidos. Las placas son de contorno sub-cuadrado ó sub- rectangular y dispuestas en filas transversales mas regulares que en los demás gliptodontes. Cada pla- ca lleva una figura de tamaño mucho mayor, de con- torno sub- elíptica ú ovoideo, pero que, en vez de estar colocada en el centro de la placa como es la regla en los demás géneros, se encuentra colocada mas hácia atrás, no dando lugar á la formación de figuras periféricas en la parte posterior de la placa, ó ellas son completamente rudimentarias ó de tama- ño diminuto. Al rededor de esta figura central ovoidea, cuya extremidad mas angosta está siempre dirijida hácia adelante, y la mas ancha hácia atrás, hay una fila de figuras periféricas mas pequeñas, de tamaño relativamente considerable en la parte ante- rior, un poco mas pequeñas sobre los costados la- BRUTOS 823 terales, y mas pequeñas todavía y á veces completa- mente ausentes en el borde posterior; las figuritas laterales de cada placa se unen á las correspondien- tes de las placas contiguas para formar figuras de mayor tamaño. Enlaparte anterior de cada placa, hay á menudo adelante de la fila de figuras periféricas una segunda fila transversal de figuras pequeñas mas ó meuos desarrolladas. Cada placa lleva un cierto número de agujeros colocados la mayor parte en el fondo del surco que rodea la figura central, en el punto de convergencia con los surcos radiales, pero hay también algunos colocados en la periferia ó entre las figuras periféricas. El aspecto de estas placas, con la figura central ovoidea colocada hacia atrás y las figuras periféricas mas desarrolladas adelante, presenta un notable parecido con las placas de la co- raza de los armadillos del grupo de los Praoijidse. Todos los represetantes de este género han sido ani- males muy pequeños, de tamaño apenas algo mayor que el Eutatus Seguini. Asterostemma depressa n. sp. (Pl. LXIV, fig. 2 y 8) Las placas de la coraza son de un contorno sub- cuadrado regular, con uua pequeña tendeucia á la forma rectangular, de 22 milímetros de largo, 19 á 20 de ancho y solo 6 milímetros de espesor, término medio. Cada placa lleva en la cara externa una gran figura ovoidea, de 18 á 20 milímetros de largo, de superficie casi completamente lisa, con algunas pe- queñas puntuaciones poco aparentes, un poco de- primida en el centro, y aveces deprimida en toda su extensión, de manera que se muestra á un nivel in- ferior al de las figuras periféricas. Al rededor de esta figura principal hay tres ó cuatro figuras peri- féricas mas grandes, de superficie plana y puntuada, colocadas en la parte anterior de la placa; y una ó dos mas pequeñas á cada lado que se unen con las de las placas contiguas, faltando las mencionadas figuras en la parte posterior ó se presentan solo en una forma completamente rudimentaria. Los surcos que separan las figuras son angostos pero bien marcados, encontrándose en el fondo del surco que rodea la figura central cuatro ó seis agujeros pequeños, de un diámetro comparable al grueso de un alfiler, co- locados en la confluencia de los surcos periféricos con el surco central. Localidad. — Barrancas del Bio Chico en la Pa- tagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Asterostemma granata n. sp. (Pl. LXIV, fig. 3) El tamaño de esta especie es comparable al de la precedente, pero era probablemente un poco mas robusta pues las placas de la coraza son proporcio- ualmente mas gruesas, diferenciándose por su as- pecto externo algo diferente. Las placas tienen 21 á 22 milímetros de largo, 18 á 20 de ancho y 7 de espesor, término medio. Cada placa lleva en la cara externa una figura sub-circular ó sub-ovoí- dea, proporcioualmente mas pequeña que en la es- pecie precedente, menos ovoidea, y nunca depri- mida sino mas bien un poco convexa, y de superficie no tan lisa, mostrando puntuaciones mas marcadas que le dan un aspecto mas áspero, casi granuloso ; esta figura central tiene un diámetro de 9 á 12 milí- metros. Al rededor de ella hay seis á siete figuras periféricas mas pequeñas de superficie igualmente un poco áspera ó granulosa, las dos ó tres ante- riores mas grandes, las laterales mas pequeñas y separadas de las figuras de las placas contiguas por surcos bien visibles, y las posteriores rudimen- tarias y á menudo completamente ausentes. Los sur- cos que separan las figuras son mas anchos que en la especie precedente, y los agujeros que se en- cuentran en el fondo del surco que rodea la figu- ra central de tamaño mucho mayor, encontrándose también entre los surcos que separan las figuras pe- riféricas. Localidad. — Barrancas del rio Chico en la Pa- tagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Asterostemma Leva t a n. sp. (Pl. LXIV, fig, 6) Esta especie parece no haber sido de tamaño ma- yor que las demás, pero considerablemente mas ro- busta, pues las placas de la coraza sin ser de tamaño mayor son casi el doble mas gruesas que en la espe- 824 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cié precedente. Las placas son de figura mas rectan- gular, con sus bordes laterales paralelos, y dispues- tas en fajas transversales regulares ; el tamaño de las placas es de 20 á 22 milímetros de largo, 15 á 16 de ancho, y 8 á 1 1 de espesor. Cada placa lleva en la cara externa una figura central mas grande, de contorno oval ó sub-elíptico, de 10 á 12 milímetros de diámetro mayor, un poco convexa y casi comple- tamente lisa, con algunas pequeñas puntuaciones, apenas visibles, todavía menos acentuadas que en el Asterostemma depressa. Al rededor de esta figura central, hay una fila de 8 á 10 figuras perifé- ricas pequeñas, todas de superficie plana y casi lisa, las dos anteriores mas grandes, las laterales mas pe- queñas, y las posteriores rudimentarias, casi en for- ma de pequeños tubérculos ; en la parte anterior de cada placa, adelante de la fila de figuras periféricas, hay una segunda fila transversal de figuras de tama_ ño desigual, la mayor parte rudimentarias ; en cada uno de los bordes laterales de cada placa, casi com- pletamente rectos, hay tres ó cuatro figuritas que se unen á las opuestas de las placas contiguas. Los surcos que separan las figuras son angostos pero bien delimitados, y los agujeros que se encuentran en el fondo de estos surcos, la mayor parte en el que delimita la figura central, son de tamaño bastan- te mayor que en Asterostemma depressa. Localidad. — Barrancas del rio Chico en la Pa- tagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior. PLOHOPHORUS amegíi. Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíferos exting. de Monte Hermoso, p. 17, a. 1887. Este género es de caractéres intermediarios entre Hoplophorus y Panochtus, particularmente por la escultura externa de la coraza, de un tipo sufi- cientemente distinto para separarlo netamente de ambos géneros. Las placas de la coraza del IIojolo- phorus, generalmente delgadas, presentan en su superficie externa una figura central mas ó menos circular, rodeada de una sola fila de figuras perifé- ricas mas pequeñas ; pero en Plohophorus , cada placa lleva una figura externa central siempre consi- derablemente mas grande y dos filas ó círculos concéntricos de pequeñas figuras periféricas. Exa- minando un trozo algo grande de coraza, se nota que las figuras centrales mas grandes están desparrama- das en una superficie cubierta de pequeños tubér- culos, estando separadas unas de otras por tres ó cuatro filas de tubérculos ó figuritas pequeñas, mien- tras en las corazas de los verdaderos Hoplophorus , las figuras centrales están separadas unas de otras, cuando mas por dos filas de figuritas periféricas pe- queñas. La cola se compone de una série de anillos movi- bles terminando en un tubo cónico-cilíndrico, no aplastado como en Hoplojihorus, en algunas espe- cies completamente recto, de extremidad casi pun- tiaguda, y sin los grandes tubérculos laterales que distinguen el de aquel género. Las muelas superiores se distinguen por un surco perpendicular colocado en la parte externa del últi- mo prisma. El cráneo muestra un occipital menos oblicuo que en Hoplophorus, con una cresta occi- pital menos desarrollada y dirijida hácia atrás, y pa- rietales muy deprimidos acompañados de una larga y elevada cresta sagital. Plohophorus fig-uratus Amegh. (Pl. LV, fig. 3, S, 8 y 9 ; pl. JLXIII, fig. 3 y 4) Plohophorus fguratus, Ameghino, Apuntes prelim. sob. ma- mif. exl. de Monte Hermoso, n“ 52, p. 18, Junio de 1888. Moreno, Informe preliminar, etc., p. 8, Julio de 1888. Panochtus Trouessarti, Moreno, Informe preliminar etc., p. 9, Julio de 1888. Este animal tenía la talla del Hoplophorus or- natus, pero era considerablemente mas robusto y de coraza mas espesa. Las placas de la coraza, son en su mayor parte deforma sub-cuadrada, teniendo las del centro del dorso, unos 35 milímetros de largo por 25 de ancho y 15 á 17 de grueso. Cada placa lleva en la cara externa una figura central sub -circular ó sub-elíptica, de 13 á 16 milímetros de diámetro, de superficie plana, raramente deprimida, pero fuerte- mente puntuada. Al rededor de esta figura central hay una primera fila de figuras periféricas, en nú- mero de 9 á 10, seguida de otra segunda fila externa compuesta de 16 á 17 figuras, todas de tamaño poco desigual, de contornos irregularmente poligonales BRUTOS 825 con la superficie sobre un mismo plano, fuertemente puntuada como la figura central, lo que dá á la su- perficie de las placas un aspecto áspero bastante pronunciado . Todas estas figuras están separadas unas de otras y de la figura central, por surcos an- gostos y bastante profundos, en cuyo fondo se en- cuentran numerosas perforaciones, las que, en vez de encontrarse, como es la regla eu Hoplophorus y Glyptodon únicamente en el fondo del surco que rodea la figura central, se encuentran eu Plolio- phorus figuratus desparramadas sobre toda la su- perficie délas placas. El tubo caudal es cilindrico, formado en unas par- tes por placas con una figura masó menos circular, rodeada de 7 ú 8 figuras mas pequeñas, todas sepa- radas por surcos profundos en cuyo fondo se abren de distancia en distancia pequeños agujeritos. Estas placas pasan gradualmente á otras ocupadas por una gran figura elongada, dispuestas todas con el eje mayor en dirección al eje longitudinal de la cola, llevando alrededor 4 ó 5 figuritas mas pequeñas, particularmente adelante y atrás, que separan unas de otras las figuras mayores, pero á menudo se to- can por sus ejes menores estando entonces separa- das solo por el surco divisorio eu cuyo fondo lleva siempre pequeños agujeritos. El largo de los distin- tos ejemplares que he podido examinar varía entre 46 á 48 centímetros. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blauca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). PIoliop horas Ameghini Mor. (Pl. LV, fig. 3, 4, 5, 8 y 9 ; pl. lxiii, flg. 3 y 4 ; pl. lxix , fig. 19 y 20; pl. lxxxii, fig. 5 y 6) Hoplophorus Ameghini, Moreno, Patagonia, resto de un cont. etc., p. 26, a. 1882 (nomen nudum). Ameghino, Informe sobre el Museo paleontológico de la Universidad Nac. de Córdoba, p. 4, a. 1885. Esta especie íué fundada por Moreno, sobre frag- mentos procedentes de los terrenos terciarios anti- guos de Catamarca, quien la consideró como un re- presentante del género Hoplophorus , pero sin acompañar ninguna descripción que permitiera reco- nocerla. He podido con todo examinar un cierto número de fragmentos, y las mismas piezas origina- les que demuestran que realmente se trata de una especie diferente pero que forma parte del género Plohophorus. Las piezas mas importantes que co- nozco son : Un trozo de coraza que parece procede de uno de los costados aunque un poco distante del bor- de; está formado por placas sub-cuadradas de 27 milímetros de largo y 22 de ancho con un espesor de 11 á 13 milímetros. La superficie externa presenta uu dibujo formado por figuras centrales mas órne- nos circulares, de aspecto casi liso, un poco pun- tuadas, planas ó un poco deprimidas en el centro y de 12 á 15 milímetros de diámetro. Estas figuras centrales mas grandes están rodeadas de figuritas pequeñas, casi en forma de tubérculos, del mismo alto, de solo 2 á 3 milímetros de diámetro, separa- radas unas de otras y de las figuras centrales mas grandes por ranuras angostas y profundas. Entre una y otra de las figuras centrales, en los puntos en que mas se aproximan existen tres filas de estas figuri- tas periféricas mas pequeñas. La primera fila defigu- guritas que rodea la figura central se compone de 1 1 á 13 tubérculos, y la segunda de 15 á 17. Otro fragmento un poco mas pequeño, también de uno de los lados, pero mas cercano del borde que el fragmento precedente. Las placas son algo mas rectangulares y uu poco mas pequeñas (26 milíme- tros de largo por 15 á 16 de ancho), con la cara ex- terna ocupada por una figura central casi lisa, un poco mas ovalada, rodeada por una fila de figuritas periféricas mucho mas pequeñas, de solo 2 á 3 mi- límetros de diámetro y una segunda fila incompleta, de la que solo existen vestigios en los bordes ante- rior y posterior de cada placa, encontrándose inter- rumpida en los costados. Un pedazo que parece proceder del centro de la región dorsal; las placas que forman este trozo son de tamaño algo mayor y relativamente mas anchas (0m037 de largo por 0m034 de ancho), con un espe- sor de 12 á 15 milímetros. Cada placa presenta en su cara externa una figura central casi circular, apenas un poco mas elevada que el resto de la superficie de la placa, de superficie casi lisa en unas, pero en otras fuertemente excavadas en el centro, y de un diámetro de 16 á 18 milímetros. Cada una de estas figuras centrales está rodeada poruña primera fila de figuritas periféricas en nú- mero de 12 á 13, deforma poligonal y de superficie plana y casi lisa, apenas un poco puntuada, seguida 104 826 MAMÍFEROS FÓSTLES ARGENTINOS de una segunda fila externa formada por 16 á 18 tubérculos absolutamente iguales á los precedentes. Un trozo de la parte posterior de la coraza, con parte del borde de la apertura caudal; este borde está formado por una fila de placas muy gruesas atrás y delgadas adelante, cada una con una gran fi- gura elíptica fuertemente aglobada ó convexa. Sigue liácia adelante una segunda fila transversal, de pla- cas de una forma particular; cada una de estas pla- cas presenta igualmente una gran figura que ocupa toda la parte posterior hasta el mismo borde de la placa, pero un poco menos convexas y no tan elípti- cas como las de la fila posterior; sin embargo, como también acá el espesor máximo de cada placa es en su parte posterior, y que inmediatamente detrás de la gran figura mencionada la placa se adelgaza rá- pidamente, resulta que entre el límite de ambas pla- cas se forma una gran depresión transversal, ancha, profunda y de fondo cóncavo, que sin duda corría pa- ralela todo á lo largo de la apertura posterior de la coraza. Las grandes figuras convexas que ocupan las placas de esta fila, están rodeadas cada una por un círculo casi completo de pequeñas figuras peri- féricas, en forma de pequeños tubérculos, mas ó menos en número de veinte, de solo unos dos milí- metros de diámetro, un poco mas grandes hacia ade- lante, pero considerablemente mas pequeñas hácia atrás, hasta que se pierden por completo en un pe- queño trecho hácia el medio del ancho de la parte posterior de cada placa. Hácia adelante, en cada placa, sigue á este arco de figuritas ó tubérculos pe- riféricos, dos otras filas incompletas de tubérculos parecidos, dispuestos al rededor de la primera en forma de arco de círculo. La cola estaba formada como en Hoplophoi'us , por una série de anillos movibles, seguidos de un tubo mas ó menos cónico-cilíndrico. De los anillos movibles conozco un pequeño frag- mento, que demuestra eran parecidos á los de los verdaderos Hoplophovus. Está constituido como en estos, por dos fdas de placas. La fila posterior está formada por placas rectangulares de 30 milíme- tros de largo por 54 de ancho; en la cara externa cada placa tiene una gran figura un poco elíptica, de 20 á 22 milímetros de diámetro mayor, que ocupa casi toda la superficie de la placa, menos un pequeño es- pacio de la parte anterior en donde hay de 4 á 6 figuritas periféricas dispuestas alrededor de la gran figura central en forma de arco de círculo. Las pla- cas de las segunda fila ó anterior son un poco mas largas y relativamente mas angostas (37 á 38 milí- metros de largo por 20 á 22 de ancho); la cara ex- terna presenta en su parte posterior una figura prin- cipal casi circular y mas pequeña que las de la otra fila de placas, de solo 15 milímetros de diámetro, rodeada de una fila de figuras periféricas en nú- mero de 10 á 12, pequeñas hácia atrás y mas grandes hácia adelante, en donde sigue otra fila transversal de figuras parecidas en número de 3 á 5, siguiendo después una superficie en declive mas delgada, de 1 2 á 15 milímetros de ancho, sin dibujos, pero con unos cuantos agujeros irregulares. Del tubo caudal conozco la parte anterior mas ó menos en una mitad de su largo, y de una forma ge- neral tan distinta del tubo caudal de los Hoplopho- rus, que solo esta parte del esqueleto bastaría para justificar la separación genérica del Plohophorus. En efecto, en el lloplophorus , el tubo caudal dis- minuye de tamaño de adelante hácia atrás y ofrece un corte ó sección transversal con el eje mayor en di- rección horizontal, mientras que en el Plohophorus Ameghini, bien que igualmente de sección elíp- tica, tiene su eje mayor en dirección vertical, es decir que, en vez de estar el tubo caudal depri- mido de arriba hácia abajo como es la regla en los gliptodontes, en esta especie parece estar comprimido en sentido lateral. La parte proximal del tubo está formada por dos filas de placas que representan un anillo pegado á la parte anterior del tubo formando con este una sola pieza, pero del que se distingue fácilmente por un diámetro considerable qu e dismi- nuye inmediatamente hácia atrás formando un desni- vel como en forma de escalón. El borde anterior de la apertura del tubo caudal, formada por el anillo mencionado, está constituido por una fila de placas pequeñas, algunas con rudimentos de figuras exter- nas en su parte posterior, terminando hácia adelante en un plano en declive hácia el interior, de superfi- cie rugosa. El resto del tubo se compone de placas poligonales, cada una de las cuales lleva en su su- perficie externa una figura central principal, muy grande y de figura elíptica, rodeada por una fila de figuritas ó tubérculos periféricos pequeños, mas grandes adelante y atrás, pero mas pequeños hácia el medio en donde en algunos puntos llegan hasta desaparecer, poniéndose entonces en contacto por sus lados laterales las figuras principales separadas unas de otras tan solo por el surco intermediario que marca la división de las placas entre sí. Estas figuras centrales son mas circulares y mas pequeñas BRUTOS 827 hacia adelante, y mas grandes y mas elípticas hacia atrás. Obsérvese también que son mas pequeñas abajo y arriba, y mas grandes á los lados. Las fi- guras centrales son como en el resto de la coraza un poco convexas y de superficie casi lisa. El diámetro mayor de las figuras centrales varía de 18 á 35 mi- límetros, y sin duda era todavía mayor en la extre- midad. El trozo existente de la cola tiene unos 24 centímetros de largo y calculo que el largo del tubo entero no debía sobrepasar unos 40 centímetros. La apertura anterior del tubo tiene un diámetro mayor (vertical) de 1 13 milímetros y 95 milímetros de diá- metro menor ó transverso. En la extremidad opues- ta en donde está roto tiene 80 milímetros de diáme- tro mayor y 72 de diámetro menor. En poder de un coleccionista, he visto hace tiem- po la extremidad de una cola de esta especie, que es mas cilindrica y mucho mas delgada que en Ho- plophorus. El animal era de tamaño un poco menor que el Hoplophorus ornatus. Localidad. — ■ Los restos de esta especíese han encontrado en el valle de Santa María, en la provin- cia de Catamarca, en donde parece no son escasos, y casi todos los fragmentos figurados me han sido facilitados por el señor Axgel Fioruni. Horizonte. — Piso araucano de la formación arau- cana (mioceno inferior). Plohopliorus (?) orientalis n. sp. (Pl. XCJ, fig. 2) Esta especie, que solo de una manera provisoria coloco en el género Plohopliorus, pues puede qui- zás proceder de un género nuevo, está representada por un trozo de la parte posterior del tubo caudal, al que le falta Ja extremidad terminal, é indica un animal diferente de todos los que hasta ahora me son cono- cidos del mismo grupo, y de tamaño muy pequeño, comparable á una de las mas pequeñas especies del género Hoplophorus. El tubo caudal se parece al del Plohopliorus figuratus por ser casi exactamen- te cilindrico, con excepción de la extremidad termi- nal que era un poco mas ancha que alta dando un cor- te transversal ligeramente elíptico. El trozo existente tiene un poco mas de 8 centí- metros de largo, estando roto en su parte posterior hácia la mitad ó el tercio de una gran verruga elípti- ca lateral que creo probable sea la terminal, de ma- nera que solo le faltaría la punta en una extensión de 5 centímetros á lo sumo. En su parte anterior la rotura dá un corte casi cir- cular, de 66 milímetros de diámetro transverso v 62 de diámetro vertical ; en la parte posterior el diáme- tro transverso es de 60 milímetros y el vertical de 51, con las paredes de un grueso de 14 á 20. Toda la superficie del tubo está ocupada por figu- ras elípticas regulares, pero con una disposición di- ferente según las distintas regiones del tubo. A cada lado existe una fila de figuras elípticas ma- yores que aumentan de tamaño de la anterior á la posterior como en Hoplophorus . Sobre uno de los lados existen vestijios de tres de estas figuras, la parte posterior déla antepenúltima, la penúltima completa, y la parte anterior de la última. La parte existente de la antepenúltima, tiene 21 milímetros de ancho, y es convexa y de superficie lisa. La penúl- tima figura lateral era apenas un poco mayor que la precedente, también de superficie casi lisa y algo convexa ; tiene 36 milímetros de diámetro ántero-pos- terior por 25 milímetros de diámetro transverso má- ximo. La última figura lateral ó terminal era muy convexa, de superficie lisa y de tamaño mucho mayor que la penúltima, pues la pequeña parte anterior existente, tiene, sin tomar en cuenta la curva, 38 mi- límetros de diámetro transverso. La cara inferior está cubierta por figuras elípticas dispuestas en filas transversales, cada fila, entre el penúltimo par de figuras laterales, formada por cua- tro figuras que casi se tocan, poco elevadas, casi lisas y algo convexas, separadas por surcos muy angostos, poco hondos, y con algunas figuritas periféricas pe- queñas que alternan con pequeñas perforaciones, afectando el conjuntó un aspecto casi igual al que presenta el tubo caudal del Plohopliorus figuratus. La curva superior está adornada con figuras elíp- ticas todavía mejor deprimidas, y dispuestas en filas transversales regulares, cada fila compuesta de cua- tro figuras ; estas figuras son elevadas, un poco con- vexas y de superficie completamente lisa, separadas unas de otras por espacios ó surcos poco hondos pe- ro muy anchos, particularmente los que separan unas de otras las filas transversales. En estos surcos ó es- pacios existen algunas figuritas periféricas muy pe- queñas, en forma de tubérculos pequeños, redondea- dos y convexos, presentando un aspecto granular. Cada una de estas figuras elípticas de la cara supe- rior, como también las figuras laterales mayores, es- 828 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tán rodeadas por una fila de perforaciones circulares profundas de un diámetro de I á 2 milímetros, que alternan con los pequeños tubérculos periféricos mencionados. Localidad. — Esta pieza me ha sido facilitada por la Sra. Eloísa de Andrade, viuda del malogra- do poeta argentino Olegario Andrade, como pro- cedente de la República Oriental del Uruguay, pe- ro es casi seguro que la especie ha vivido igualmente en la República Argentina. Horizonte. — Indeterminado, pero por el estado de conservación del hueso es seguro que procede de una formación pre-pampeaná, probablemente de la formación araucana. ZAPIIILUS n. gen. Este género se distingue por un tubo caudal cóni- co-cilíndrico, adornado de figuras sub-elíp ticas glo- bulosas de gran tamaño, rodeadas de figuras perifé- ricas poligonales pequeñas, dispuestas de modo que entre cada dos grandes figuras centrales globulosas hay siempre dos filas de figuras periféricas pequeñas. Todas las figuras están separadas por surcos bien marcados, angostos y profundos, existiendo siempre en todos los ángulos ó en los puntos de convergen- cia de dos surcos una perforación circular bastante grande. Zaphilus I.av*i*añagai n . sp. (Pl. LXXXIII, fig. 1 y 2) La especie solo me es conocida hasta ahora por el dibujo de un tubo caudal ejecutado por su descu- bridor el presbítero Dámaso Larrañaga antiguo cura de Montevideo, y hoy en poder del Dr. An- drés Lamas quien posee todos los manuscritos deja- dos por aquel ilustre ciudadano oriental . Según este dibujo, el tubo caudal estaba dividido en dos trozos y debía tener entero un largo de 45 centímetros. En su parte anterior tenía un ancho de cerca de i 1 centímetros que disminuye gradualmen- te poco á poco de manera que en la mitad de su largo tiene todavía 9 centímetros de ancho, pero en su extremidad posterior se enangosta con mucha mayor rapidez terminando en una punta muy acen- tuada. Las figuras globulosas que adornan el tubo varían mucho deforma y de tamaño, habiéndolas casi com- pletamente circulares y otras al contrario muy elíp- ticas ; las mas pequeñas solo tienen 14 milímetros de diámetro, las medianas tienen de 2 á 3 centíme- tros, y las muy grandes colocadas sobre los lados la- terales, tienen 5 centímetros de diámetro. Las figuras periféricas pequeñas, siempre poligo- nales y angulosas, tienen de 3 á 5 milímetros de diámetro, siendo su número al rededor de cada figu- ra central muy numeroso. Localidad. — Esta pieza fué descubierta en la República Oriental del Uruguay, pero es casi seguro que la especie debe encontrarse también en la Re- pública A rgentina. Horizonte. — Formación pampeana. NOPACIITUS AMEGII. Amegeuno, Rápidas diagnosis de mamíferos fósiles nuevos, etc., p. 16, Febrero de 1888. Este animal es algo parecido á Plohophorus po r la coraza dorsal, pero por el tubo caudal constituye un tipo muy distinto, mas parecido al del Panoch- tus. Casi toda la extensión de la coraza está forma- da por placas cuya cara externa lleva una gran figu- ra central sub-circular ó elíptica, mas elevada que el resto de la placa, de superficie unas veces con- vexa, y otras excavada en el centro ; esta figura central está rodeada de una primera fila de figuras periféricas en número de 10 á 12, pentagonales y exagonales, de ángulos bien marcados y de super- ficie plana. A esta sigue una segunda fila de figu- ras periféricas que rodea la primera, formada por 20 ó mas figuras, también de superficie plana ; cada una de estas figuritas periféricas que rodea á la pri- mera, está soldada por sutura poco visible á otra mas ó menos parecida, de la placa contigua, for- mando figuras mas grandes, de manera que de una á otra figura central se interponen tres filas de figu- ras periféricas, de las cuales la figura del medio está formada por figuras de mayor tamaño que resultan de la unión de dos partes pertenecientes á dos pla- cas contiguas. El tamaño de estas figuras p eriféri- BRUTOS 829 cas es muy variable, pero siempre mayor que las de Plohophorus y Panochtus, de superficie plana ó ligeramente deprimida, y de contornos bien defini- dos y angulosos. Los surcos son bien marcados, angostos y profundos, y con pequeñas perforaciones en su fondo desparramadas sobre toda su superficie. Hacia la parte posterior las figuras centrales de las placas se vuelven mas grandes y mas globulosas, formando filas transversales separadas por depresio- nes transversales, terminando el borde posterior en una fila de figuras elíptico-agfobadas. Sobre los cos- tados laterales se vuelven de mas en mas pequeñas, tomando una forma rectangular, y una disposición en fajas transversales muy aparente, que se prolon- ga en una extensión considerable, formando filas de placas imbricadas de adelante hácia atrás, que daban á los bordes laterales de la coraza una movilidad mayor que en todos los demás gliptodontes que hasta ahora me son conocidos. La cola se compone de anillos parecidos á los del Plohophorus , terminando en un tubo largo y muy deprimido de arriba hácia abajo, mas todavía que en Panochtus , con una escultura externa mas pareci- da á la del Plohophorus, pero cou grandes verrugas laterales salientes en su parte posterior ; estas ver- rugas, de contorno elíptico, son convexas, de super- ficie un poco rugosa y mucho mas salientes que las del Panochtus. Toda la superficie superior é infe- rior del tubo está formada por placas con una figura central elíptica, alargada de adelante hácia atrás y de tamaño bastante notable, rodeada de una fila de figu- ras periféricas mucho mas pequeñas y dispuesta de manera que generalmente no constituyen mas que una sola fila entre cada dos figuras grandes ; todas estas figuras son planas, de superficie apenas un poco puntuada y separadas por surcos bien marcados ' aunque angostos y poco hondos. IXTopaclitus coag-mentatus Amegh. (Pl. lv, fig. 1 y 2) Nopachtus coagmentatus, Ameghino, Rápidas diagnosis de algunos niamíf. fós. nuevos, etc., p. 16, n° 24, Fe- brero de 1888. — Id. Lista de los mamif. fós. de Monte Hermoso , p. 18, n° 50, Junio de 1888. Panochtus Brocherii? Moreno, 1. c. (nomen nudum). Era este un animal de talla considerable, aproxima- da á la del Panochtus tuberculatus, pero de coraza un poco mas delgada, aunque compuesta de placas de tamaño relativamente mayor. Las placas del cen- tro del dorso de la coraza, tienen entre 5 á 6 centí- metros de diámetro, y solo 18 milímetros de espe- sor. La figura central de cada placa, de contorno sub-circular, es bastante mas elevada que las figuras periféricas, de superficie un poco convexa y casi lisa, pero á menudo un poco excavada en el centro, que entonces es generalmente un poco áspero; estas figuras tienen un diámetro de 20 á 25 milímetros. Las figuras periféricas son de forma y de tamaño müy variable; las hay de solo 5 milímetros de diá- metro, mientras que otras tienen hasta 12 milíme- tros; en cuanto á la forma, unas son cuadradas, sub- cuadradas ó rectangulares y romboidales, algunas pocas triangulares, y la mayor parte, entre las que se cuentan las mas grandes son pentagonales y exa- gonales. Todas estas figuras son bien delimitadas, no mas elevadas las unas que las otras, casi todas planas escepto las mas grandes que son un poco de- primidas en el centro de una manera apenas apa- rente. La superficie de todas las figuras es lisa ó casi lisa, mostrando solo pequeñas puntuaciones que no forman asperosidades. Los surcos que separan las figuras, bien marcados en toda la extensión de la coraza, apenas tienen un poco mas de un milíme- tro de ancho, pero son relativamente hondos y de fondo igual. Las perforaciones que se encuentran en el fondo de estos surcos son sumamente pequeñas. Localidad. — Se han recojido restos de esta espe- cie en los valles de la sierra de Córdoba, y en el yacimiento de Monte Hermoso. Horizonte. — Piso hermósico y piso pehuelche de la formación araucana (mioceno superior). PANOCHTUS BURMEISTER Burmeister, Anales del Museo Púb. de Buenos Aires, t. II, p. 190, a. 1867. Las especies que entran en este género son todas de tamaño considerable, y se distinguen por carac- téres comunes en su construcción general, que no permiten confundirlas con las de los otros géneros. La coraza se compone de placas exagonales y pen- tagonales de un espesor considerable que toman so- bre los flancos una forma rectangular ó sub-cuadra- 830 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS da. Cada placa, lleva en la superficie externa un adorno ó escultura formada por un considerable número de tubérculos ó figuras mas ó menos poligo- nales, y de superficie plana y casi lisa, separadas por surcos poco profundos en cuyo fondo de distan- cia eu distancia se ven algunos pequeños agujeritos; el número de estos tubérculos ó figuritas que hay en cada placa es muy variable según la posición de las placas; en las mas grandes del centro y de la parte posterior de la coraza pasa de 50, mientras que no llega á una docena en las placas mas pequeñas de los flaucos. Pero al acercarse sobre los lados laterales de la corazn, sobre todo en el medio, uno de los tubérculos de la escultura de cada placa, el que ocupa el centro, toma un desarrollo mas consi- derable que los otros, hasta que en las últimas pla- cas ocupa casi la mitad de la superficie, con un contorno mas ó menos circular ó elíptico y rodeado por una ó dos filas de tubérculos mas pequeños. Las verruguitas ó tubérculos que adornan la super- ficie externa, son un poco mas grandes en el centro déla coraza, mas planas y mas angulosas, á menu- do un poco deprimidas en el medio, y separadas por surcos mas profundos que se entrecruzan como el tejido de una red. Una particularidad del género Panochtus, que lo distingue tanto del Glyptodon como del Hoplophorus y del Nopachtus, consiste en que todos los tubérculos ó figuras que adornan cada placa, son completas, sin que haya una sola que esté colocada sobre el borde de las placas com- pletándose por dos mitades colocadas en dos placas contiguas como en los géneros arriba mencionados. Casi todas las placas de la coraza del Panochtus afectan una forma mas rectangular que en los demás gliptodontes, con su mayor diámetro dirijido de adelante hácía atrás, y formando por eso mismo hi- leras ó filas transversales mas regulares, que se pue- den seguir con mas facilidad á través de toda la coraza, acercándose la disposición ó construc- ción típica de esta, en cierto modo á la disposición que presenta eu los armadillos. Es cierto que el Panochtus no tiene fajas movibles en el centro, pero las hileras transversales del centro ó de cerca del centro en la parte anterior de la coraza, al llegar á los bordes laterales se separan de las filas anterio- res y posteriores correspondientes, dejando entre ellas hendiduras perpendiculares mas anchas sobre los mismos bordes de la coraza pero que se angos- tan gradualmente hácia arriba hasta que desapa- recen por medio de suturas de las placas del centro de cada faja, con las placas correspon- dientes de los anillos contiguos. Estas hendidu- ras transversales, que también existen en casi to- dos los demás géneros de este grupo aunque no tan desarrolladas, daban á los bordes de la coraza una pequeña flexibilidad, y las fajas transversales así se- paradas en sus extremos corresponden perfectamen- te á las fajas transversales de los armadillos, que en Panochtus y en los demás gliptodontes, han perdido en el centro su carácter movible. Una par- ticularidad que demuestra la correspondencia que hay entre las fajas transversales soldadas del Pa- nochtus y las délos demás armadillos, se presenta en la disposición de las últimas placas de las extre- midades de cada una de las hileras transversales separadas en los bordes por hendiduras perpendi- culares; estas placas, en vez de terminar en su parte anterior por un borde transversal, se prolongan en una parte sin adornos y en declive, que se dirije há- cia adelante para colocarse debajo de la parteposte- rior de la placa que la precede, que presenta en di- cho punto un plano en declive en sentido contrario, disposición, aparte los pequeños detalles, funda- mentalmente idéntica á la que presentan entre sí las placas de una de las fajas movibles de los armadi- llos, con respecto á las del anillo igualmente mo- vible que las precede. Las séries ó hileras transversales de placas que forman la coraza dorsal parece que son de 38 á 40 según las especies. Todo el borde periférico de la coraza está forma- do por una fila de placas que llevan sobre la cara externa una figura elíptico-circular de gran tamaño, acompañada casi siempre de un cierto número de figuritas pequeñas alrededor como las que forman la escultura de las demás placas. Sobre los costados laterales, estas placas periféricas son muy pequeñas y precedidas por lo menos de otras dos filas de placas con verruga central mas desarrollada ; sobre el bor- de anterior, son un poco mas grandes, y en el borde de la apertura posterior, todavía mayores, toman- do particularmente en el centro Ja forma de graudes tubérculos con una verruga central de gran tamaño seguida atrás de verruguitas pequeñas como en el resto de la coraza. La figura general de la coraza dorsal, representa como dice muy bien Burmeister, un gran óvalo corto y grueso, truncado en sus dos extremidades, pero con la parte anterior mas pequeña que la posterior, y con la región dorsal que se eleva considerablemente en- BRUTOS 831 cima déla pelvis, formando casi como una joroba, que corresponde exactamente á la elevación súbita hácia atrás de la alta cresta del tubo sacro-lumbar, y de la cresta transversal que la cruza formada por la parte superior de los ilíacos. El casco cefálico está formado por veinte á treinta placas de gran tamaño, de contorno poligonal, pero afectando formas y tamaños variables, que se articu- lan entre sí por suturas fijas y constituyen el centro y la parte posterior del casco, siguiendo á los lados y adelante un cierto número de placas mas pequeñas, casi libres, que completan e'1 contorno de la coraza cefálica. Las placas mas grandes, unidas por suturas fijas, son muy cóncavas en la cara interna, y convexas en la externa, en la que presentan una gran figura elíp- tico—circular elevada pero deprimida en el centro, y rodeada de una á tres filas de figuras ó tubérculos periféricos pequeños. La forma general del casco es casi triangular ó puntiaguda hácia adelante, enan- chándose gradualmenle hácia atrás, volviéndose á enangostar otro poco al llegar á su parte posterior ; todo el casco es muy cóncavo en su parte interna y convexa en la externa, siguiendo la fuerte convexi- dad general del cráneo. La coraza caudal anterior está formada por seis anillos movibles, completamente separados, que dis- minuyen del primero al último, y un anillo sétimo mas pequeño, que en edad avanzada se suelda á la parte anterior del tubo caudal, pero conservando siempre visible la hendidura transversal que lo se- para de este. Los anillos, disminuyen de diámetro de adelante hácia atrás, pero las placas aumentan de espesor en la misma dirección ; cada anillo está for- mado por una fila de placas principales que forman el borde posterior, cada placa con una gran figura elíp- tico-circular convexa en su parte posterior, y otra fila secundaria de placas mas pequeñas hácia adelan- te, con su superficie externa adornada con las mis- mas verruguitas pequeñas que presentan las placas de la coraza dorsal ; esta fila anterior es á veces in- terrumpida ó falta en algunos anillos. El tubo caudal es un estuche óseo muy grueso de placas completamente soldadas, entre las que han desaparecido las suturas que las unían. Este tu- bo es ancho y muy aplastado de arriba hácia abajo, con un diámetro casi igual en su mitad anterior, pe- ro que disminuye de una manera poco sensible de adelante hácia atrás en su mitad posterior, termi- nando en una extremidad bastante roma. Presenta á cada costado una fila de figuras ó verrugas elípticas muy rugosas y con una protuberancia en el centro, colocadas á continuación unas de otras, con su eje mayor en dirección del eje longitudinal del tubo, y aumentando gradualmente de tamaño de las anterio- res á las posteriores, presentando estas últimas un tamaño cinco ó seis veces mayor que las anteriores. Esta fila de verrugas principales, está acompañada á ambos lados de figuras elípticas mas pequeñas, cuyos espacios intermediarios están adornados con verruguitas pentagonales ó exagonales casi planas. La superficie superior, como también la inferior, casi planas, están adornadas en toda su extensión con escepcion de los bordes laterales, en donde se pre- sentan las figuras elípticas mas pequeñas menciona- das, por figuras ó verrugas igualmente pentagona- les ó poligonales separadas por pequeños surcos es- trechos, presentando un aspecto casi absolutamente igual á la escultura que adorna la superficie externa de las placas del centro de la coraza. Este tubo, está anquilosado con la apófisis de las vertebrales cau- dales que encierra. La longitud total de la región caudaL es con corta diferencia igual á la longitud del tronco. El esqueleto en su conformación general es mas alargado que el del Glyptodon, con la parte poste- rior mas robusta y con el cráneo mucho mas grande. La parte superior del cráneo del Panochtus, en vez de formar un plano casi horizontal como en Glyp- todon v Doedicurus, es fuertemente convexa, particularmente en la región frontal comprendida entre ambas cavidades orbitarias ; toda la parte del cráneo que se extiende adelante de las órbitas forma una curva convexa que desciende hasta la apertura nasal, la que en vez de dirijirse hácia adelante, se abre hácia abajo. Los nasales, son anchos atrás y angostos adelante en donde terminan en punta, y fuertemente convexos en su parte superior en donde constituyen una superficie semi-circular. La cavidad nasal muestra un septum muy fuerte que forma una pared perpendicular que divide la fosa nasal en dos partes hasta su misma extremidad anterior. La elevación sorprendente del cráneo y su tamaño considerable, haría creer á primera vista que el Pa- nochtus tuvo una cavidad cerebral considerable, pero no es así : la caja encefálica no es mayor que la del Glyptodon , y el tamaño enorme del cráneo y su gran convexidad se debe á un laberinto de ca- vidades irregulares, de diferentes formas y tamaños, correspondientes á los sinus frontales del hombrey 832 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS excavadas en el espesor de los frontales y de los pa- rietales. Los parietales también son un poco mas conve- xos que en Glyptodon, redondeados, sin cresta sagital, y con las líneas temporales poco marcadas y muy distantes de la línea media, limitando fosas temporales mas pequeñas que en Glyptodon y me- nos rugosas. El occipital es pequeño y bajo como en los demás gliptodontes, pero un poco menos inclinado, y las perforaciones condilóideas mucho mas pequeñas que en Glyptodon, estando limitado el llano occipital hacia arriba y á los costados, por una cresta occipital no muy alta pero muy gruesa. El arco zigomático es completo y sumamente fuerte, muy corto y muy ancho y con sus partes constituyentes soldadas sin trazas de suturas cuando adultos, de manera que es difícil reconocer la parte que en su formación toman los distintos huesos ; la parte posterior que representa la apófisis zigomática del temporal se estrecha hácia atrás, estendiéudose en forma de protuberancia lateral hasta el llano occipital. En la parte anterior del arco zigomático, se forma hácia arriba una fuerte apófisis post-orbi- taria que asciende hasta tocarse con la apófisis cor- respondiente del frontal con la que se suelda for- mando una cavidad orbitaria regularmente elíptica y de arco completamente cerrado. Inmediatamente detrás de la órbita, el ancho del arco zigomático es enorme, sobre todo comparado con el del Glypto- don que es acá muy angosto. La apófisis descen- dente del mismo arco es también un poco mas fuerte y mas larga que en los demás gliptodontes. Sin embargo, parece que en algunas especies las órbitas quedaban abiertas atrás como en Glypto- don. Los maxilares superiores tienen un desarrollo ex- traordinario, pues forman todos los costados laterales del cráneo adelante de las órbitas, desde la parte al- veolada que es muy descendente hácia abajo, hasta su unión con los nasales. El paladar es largo y angosto, con las séries den- tarias casi paralelas pero un poco mas aproximadas entre ellas en el medio, y algo mas divergentes en la parte posterior, en donde la apertura nasal posterior penetra en el paladar entre el último par de muelas, formando una pequeña escotadura transversa. El intermaxilar es muy corto pero bastante ancho, y la superficie del paladar parecida á la de los otros glip- todontes. La mandíbula inferior es un poco mas robusta que en Glyptodon y con la parte que se extiende ade- lante de las muelas, un poco mas prolongada y mas delgada. Las muelas del Panochtus se distinguen de las del Glyptodon sobre todo por la estructura de la superficie masticatoria, en la que la cresta central formada por la sustancia vascular mas dura, no envía en la masa de la dentina que la rodea, la cantidad de pequeñas ramificaciones que se observan en las muelas del Glyptodon. En la mandíbula superior, las muelas anteriores y posteriores son un poco mas pequeñas, y las del me- dio mas grandes. La primera de la mandíbula infe- rior es casi elíptico-prolongada, á causa de que las aristas perpendiculares son poco pronunciadas, y tie- ne un tamaño notablemente menor que la segunda. En la mandíbula inferior el tamaño de las muelas aumenta de la primera á la cuarta, siendo las cuatro posteriores de tamaño casi igual. La primera inferior es también bastante mas pequeña que la segunda, y de sección elíptica, implantada oblicuamente, con una cara convexa, y la otra con las aristas perpendicula- res apenas indicadas. Los tres prismas que componen cada muela, son también casi siempre de tamaño un poco diferente, el prisma anterior en las superiores y el posterior en las inferiores es de tamaño un poco mayor y sobre todo mas ancho, mientras que el prisma del medio es al contrario un poco mas pequeño. El atlas es en proporción del cráneo, bastante pequeño. El hueso meso-cervical está formado por cuatro vértebras como en la mayor parte de los gliptodon- tes, pero se distingue del de estos por una fuerte apófisis odontóides que es mas pequeña, no tan pro- longada, ni separada en su base por una escotadura tan marcada como en Glyptodon. El tubo dorsal está formado por la reunión de diez vértebras, y el lumbar de 8. El sacro consta de 8 vértebras soldadas. La cola se compone de una primera série de 7 grandes vértebras completamente separadas y movi- bles que corresponden á la región basal de la cola rodeada por los anillos movibles, y de una segunda série compuesta de 12 á 14 vértebras mas pequeñas encerradas en el tubo caudal todas soldadas entre sí y con el tubo. Las costillas son 1 1 pares, uniéndose la primera al manubrio por articulación flexible, en vez de unir- BRUTOS 833 se en una pieza con este, como sucede en Glyp- toclon. El húmero es un poco menos robusto que el de Glyptodon, relativamente mas largo y con una fuer- te perforación epitrocleana. En el pié anterior, el trapecio y el trapezoides están soldados en una pieza, y no existen mas que cuatro metacarpianos, faltando el primero ó interno con todo el dedo correspondiente. Los cuatro meta- carpianos correspondientes á los cuatro dedos exter- nos, llevan cada uno un dedo completo, compuesto de tres falanges, la ungueal inclusive, que disminuyen de tamaño y de largo del segundo ó interno al quinto ó externo que es muy pequeño. El pié posterior, es mas fuerte, mas corto y mas ancho, terminando en cuatro dedos perfectos, faltan- do como en el pié anterior el interno ó primero, del que no existe ni vestigios del metatarso. Panochtus tuberculatus 0\v. (Pl. lix, fig. 2 y 5; pl. lxvi, fig. i; p], lxxxviii, fig. 3 y 10) Glyptodon tuberculatus, Owen, Trans. geolog. Soc. 2a sér. t. II, p. 82. — Id. Descript. catal. of the collec. of the R. college of surgeons, t. I, n° 558-59, a. 1845. Bürmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buenos Aires, t. I, p. 77 y 192. Glyptodon verruco sus, Bürmeister, Zeitschrijt fur die ge- sommten Naturwissenschaften, Bd. XXVIII, p. 146, a. 1886. — Id. The Annals and Magazin of natural hystory, 1886. — Id. Anal, del Mus. P. de B. A., ent. 3a. p. 194, a. 1866. Glyptodon reticulatus , Bravard, Catal. des collec. etc., a. 1855 (nomen nudum). Glyptodon giganteas (Serres), Bürmeister, Anal, del Mus ., t. I, p. 194 y 216, (identificación errónea), 1866. Glyptodon robustas, Bürmeister, en Arch. f. Anat. u. Phys. 1865, p. 320. Glyptodon verrucosus, Nodot, Descr. d’un nouv. genre etc. p. 100, a. 1857. Schistopleurum tuberculatum , Nodot, Descr. d’un nouv. genre d’édenté foss., p. 81, pl. VIII y IX, a. 1856. Panochtus tuberculatus, Bürmeister, Anales del Mus. Púb. de Buenos Aires, t. II, p. 147 y 224.— Id. Descrip. Phys. etc., t. III, p. 416. Ryder J. A., The popul. scient. monthly Journ., vol. XIII, n° 10, p. 142. II. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc,, p. 188, a. 1880. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm. part. V, p. 185, a. 1887. Ha sido este uno de los mas grandes animales de este orden, pues su volumen igualaba al de un gran rinoceronte. La coraza es muy ancha y muy con- vexa, con una joroba pronunciada encima de la par- te anterior de la pélvis y del tubo lumbar. Se compone de placas sub-cuadradas, de tamaño con- siderable en el centro, pero mas pequeñas sobre los costados. En casi toda la extensión de la co- raza, las placas están cubiertas por un considerable número de figuras externas poligonales, de superfi- cie plana ó deprimida pero fuertemente puntua- das formando asperosidades mas ó menos pronuncia- das, sin figura central de mayor tamaño, cott'-sscep- cion de la primera fila anterior, de las dos últimas posteriores, y las tres ó cuatro últimas placas de cada fila sobre los bordes laterales. Las placas del centro de la coraza tienen de 5 á 6 centímetros de largo, habiéndolas todavía algo mas grandes, por 4 centímetros de ancho. Cada una de estas placas lleva sobre la cara externa, 40 á 50 ó mas figuras poligonales, de superficie relativamen- te lisa, separadas por surcos angostos, en los que se ven pequeñas perforaciones. El tubo caudal, empieza adelante con una forma casi circular, que se cambia en deprimida, adorna- do por dos filas de tubérculos laterales, elípticos, salientes y rugosos, que aumentan de tamaño del primero al penúltimo, siendo el último de cada lado un poco mas pequeño; este par de tubérculos termi- nales forma como es la regla la extremidad de la cola. Estos grandes tubérculos laterales están acom- pañados á uno y otro lado por figuras elípticas mas pequeñas, y de tamaño distinto, y los espacios inter- mediarios están ocupados por pequeños tubérculos irregulares generalmente poligonales. Toda la parte media longitudinal inferior y superior del tubo está cubierta por una escultura compuesta de figuras po- ligonales, de ángulos bien marcados y separadas por un sistema reticular de surcos bien pronuncia- dos, pero en la parte anterior, inmediatamente de- trás del borde, hay entre estos tubérculos, una fila transversal de figuras elípticas mayores, seguida hácia atrás de otra fila menos acentuada, separada de la anterior por una zona bastante ancha adornada únicamente con los tubérculos mas pepueüos men- cionados. El escudo cefálico está formado por la unión de unas 20 á 25 placas de gran tamaño, y no de 70 co- mo supuso Bürmeister, que constituyen la par- te central y posterior del casco, á las que se unían sobre los bordes una cierta cantidad de placas mas 105 834 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS pequeñas, cuyo número es desconocido, pero que no es de creer sobrepasara de mucho el de las pla- cas de gran tamaño. Lvdekrer, en la diagnosis de este género, dice que posee un escudo ventral, guiándose sin duda, como en el caso del Glyptodon, de la desgraciada ocurrencia de Burmeister. El Panochtus, siguien- do la regla de los demás gliptodoutes, carecía de plastrón ventral. Dimensiones según Burmeister Longitud del cráneo, de la punta anterior del paladar hasta los cóndilos occipitales 0m407 Longitud del paladar 0.305 Longitud del espacio ocupado por las 8 muelas superiores. 0.230 Altura del cráneo de la cresta lanibdoidea hasta el llano del paladar 0.242 Anchura entre los arcos zigomáticos 0.805 Anchura de la frente entre las tuberosidades antes de la órbita 0.255 Anchura de las apófisis zigomáticas descendentes entre sus puntas mas sobresalientes 0.330 Longitud de la misma apófisis desde el margen inferior de la órbita 0.248 Anchura entre las puntas externas de las superficies arti- culares para la mandíbula inferior 0.279 Longitud del ramo horizontal de la mandíbula inferior 0.355 Altura de la rama horizontal en el medio 0.101 Longitud de la sínfisis de la barba 0.229 Anchura de las dos ramas horizontales unidas 0.148 Altura de la rama ascendente desde la escotadura cjue la se- para de la rama horizontal hasta el fin de la apófisis co- ronoides 0.279 Distancia de las puntas internas de los cóndilos entre sí. . . 0.166 Altura de la parte occipital del cráneo, de la cresta lamb- doidea hasta la base del esfenoides 0.089 Anchura de la pélvis entre las esquinas externas de los acetábulos 0.550 Diámetro transversal del acetábulo 0.100 Distancia de las esquinas externas de los huesos ilíacos... 0.630 Distancia de las esquinas de las alas ciáticas 0.700 Diámetro longitudinal de la cavidad cotíloidea 0.053 Diámetro transversal de la misma bajo las apófisis trans- versas del sacro 0.061 Longitud del arco sacral con la curva 0.580 Longitud de la coraza siguiendo la curva superior del dorso. 1.900 Longitud de la coraza en línea recta 1.640 Circunferencia transversal de la coraza en el medio, si- guiendo la curva de la coraza 2.900 Diámetro transverso máximo en línea recta 1.320 Altura máxima de la coraza 1.050 Anchura de la apertura ventral 1.030 Diámetro transverso de la apertura anterior 0.380 Diámetro transverso de la apertura posterior 0.770 Longitud del tubo caudal 0.910 Ancho del tubo caudal adelante 0 . 240 Longitud total del animal de la punta de la nariz á la ex- tremidad déla cola 3.450 Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en toda la llanura argenti- na y en la República Oriental del Uruguay. Horizonte. — Piso lujanense y piso bonaerense de la formación pampeana. Panoclitus Morenii Amegh. (Pl, LXV, f. 1, 2 y 3) Ameciuno, La antigüedad del hombre, etc., t. II, p. 310, a. 1881. Esta especie es muy cercana de la precedente, de la que se distingue sobre todo por su tamaño ge- neral bastante menor. La coraza es un poco mas delgada y compuesta de placas mas pequeñas, pero con la misma escultura externa, con la única dife- rencia de los tubérculos que son menos deprimidos y un poco mas ásperos, y cerca de la periferia me- uos distintos, con rugosidades que los unen unos á otros, por cuya causa los surcos son entonces menos acentuados. La configuración del cráneo es en sus rasgos ge- nerales la misma que en el P. tuberculatus. La cola se distingue por un tamaño bastante me- nor y algunas pequeñas diferencias en la forma y en la escultura que presenta. El tubo caudal tiene de 75 á 80 centímetros de largo, y no mas de 1 8 de an- cho en su extremidad proximal, terminando en pun- ta bastante mas estrecha que en P. tuberculatus. Toda la parte central de la superficie inferior y su- perior está cubierta por las mismas figuritas poli- gonales que en la otra especie, sin interposición de figuras mas grandes, faltando igualmente hacia ade- lante las dos filas transversales de figuras elípticas mas grandes visibles en la parte anterior del tubo del P. tuberculatus. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie por primera vez en los alrededores de la ciudad de Montevideo, y luego en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. BRUTOS 835 Panoclitus bullifer Bursi. (Pi. LV, fig. 7; pl. LIX, fig. g; pl. LXV, fig. 4 y 8) Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buen. Air., t. II, p. 5, 103, 149, y 224 . — Descr. Phys., de la Rép. Arg., t. III, p. 417. Esta especie, por el tamaño es comparable al P. Morenii, pero es de una conformación bastaute dis- tinta, diferenciándose igualmente mucho del P. tu- bevculatus. El distintivo característico mas notable es el de que cada placa lleva sobre la cara externa en el me- dio de las figuritas que la adornan, una figura de ma- yor tamaño de contorno sub-circular ó sub-elíptico, que se eleva en forma de ampolla ; esta figura cen- tral, de mayor tamaño en las placas de la circunfe- rencia disminuye gradualmente hacia el medio hasta que desaparece en el centro mismo de la coraza, que está formada por placas con la cara externa de figuras poligonales pequeñas como en el P. tuberculatus, sin figura central de mayor tamaño. Por esta confor- mación particular de casi toda la estension de la co- raza, el P. bullifer presenta una transición notable á Plohophorus y Nopachtus. El borde caudal de la coraza está formado por pla- cas con una gran verruga, no muy elevada pero un poco rugosa y ocupando cada una la mayor parte de la placa ; adelante vienen 8 á 9 filas transversales de placas adornadas con la mencionada verruga cen- tral de gran tamaño y elevada en forma de ampolla, rodeadas por tres á cuatro filas de figuras periféri- cas, perdiéndose las figuras centrales recien en- cima de la parte media de la pelvis. Sobre los lados laterales, cerca de la periferia, las figuras centrales de las placas ocupan la mayor parte de la superfi- cie de estas, presentando una forma regularmente elíptica, disminuyendo gradualmente de tamaño hasta desaparecer en la parte central del dorso, reemplazadas poco á poco por las pequeñas figuritas periféricas, que concluyen por ocupar toda la super- ficie de la placa. La superficie de estas figuritas es generalmente un poco deprimida, y mas lisa que en P. tuberculatus . Según Bürmeisteb, la forma general de la coraza es también algo diferente, siendo un poco mas pro- longada, menos esférica y mas oval que la del P. tuberculatus. El tubo de la cola muestra las diferencias específi- cas de una manera todavía mas acentuada, siendo bastante mas corto y mas angosto que el del P. tu- berculatus, enangostándose un poco hácia atrás cer- ca de la punta, pero la extremidad misma de la cola vuelve á enancharse, aunque no tanto como para alcanzar el ancho que presenta inmediatamente ade- lante del estrechamiento. Sobre los costados late- rales presenta una fila de grandes verrugas elíp- ticas salientes muy parecidas á las mismas del P. tuberculatus y dispuestas mas ó menos de la misma manera, pero las verrugas elípticas secundarias que se estieden a uno y otro lado de las filas principales son mas pequeñas y con una disposición diferente ; además, en toda la estension de la superficie infe- rior y superior del tubo, existen figuras elípticas centrales de mayor tamaño y mas elevadas, alrededor de las cuales se agrupan las figuras periféricas como en las placas de la coraza, y para completar el pare- cido estas figuras centrales son mas acentuadas ó aparentes sobre los costados que sobre la línea me- diana longitudinal ; estas figuras elípticas de mayor tamaño están siempre dispuestas en filas transversa- les bien aparentes, y con su eje mayor siempre diri~ jido de adelante hácia atrás. El tubo caudal comple- to tiene 30 pulgadas de largo, y 6 pulgadas de ancho en su parte anterior. Localidad. — Se encuentran con frecuencia los restos de esta especie en los valles de la sierra de Córdoba. Horizonte. — Piso pehuelche de la formación araucana (mioceno superior). Pauoelitus Frenzelianus n. sp. (Pl. LIX, fig. 1, 3 y 4; pl. LXXXVI1I, fig. 5, 6, 7 y 9) Esta especie tenía la talla del Panochtus More- nii, pero se distingue inmediatamente tanto de él como del P. tuberculatus, por las órbitas abiertas atrás, que comunican libremennte con las fosas tem- porales, en vez de estar cerradas por un arco óseo completo como en las mencionadas especies. La frente es muy ancha y convexa, y toda la parte su- perior del cráneo forma una superficie lisa que se extiende desde la sutura parietoccipital hasta la extremidad anterior de la nariz; esta superficie lisa empieza atrás con un llano sagital bastante ancho que se enancha todavía hácia adelante limitado por 836 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS dos líneas curvas parietales que terminan en las apó- fisis post-orbitarias en donde la superficie superior del cráneo adquiere su ancho máximo, enangostán- dose luego gradualmente hácia adelante basta la punta de los nasales, los que en su extremidad ante- rior están separados por una hendidura perpendi- cular. Los nasales, se unen atrás con los fronta- les por una sutura transversal colocada un poco mas adelante de las hendiduras laterales, formando un espacio triangular, ancho atrás y angosto adelante. Las apófisis post-orbitarias de los frontales son muy pronunciadas, pero no se unen al arco zigomá- tico, terminando en extremidad libre. El arco zigo- mático carece por completo de apófisis post-orbitaria ascendente, y es en consecuencia mucho mas delgado hácia atrás que en P. tuberculatus y P. Morenii, presentando un mayor parecido con las especies de Glyptodon. La mandíbula inferior es de rama ascendente un poco mas ancha que en P. tuberculatus, la rama horizontal presenta en su parte inferior una curva descendente regular en toda la extensión ocupada por la dentadura, y en la parte anterior tiene á cada lado tres ó cuatro perforaciones mentonianas en vez de la perforación única que muestra la mandíbula del P. tuberculatus. El casco cervical del P. Frenzelianus , era bas- tante parecido al del P. tuberculatus , compuesto como en este último de un cierto número de piezas ó placas dé gran tamaño á las que seguían sobre los bordes laterales y anterior un cierto número de pla- cas pequeñas, perdidos en los ejemplares que hasta ahora se han descubierto. Las placas de mayor ta- maño que componen la casi totalidad déla extensión del casco, son un poco mas pequeñas que las que componen el escudo de la otra especie y articu- ladas de una manera algo distinta; la figura central de cada placa es además mas rugosa, y no lleva alre- dedor mas que una sola fila completa de figuras ó tubérculos periféricos, mientras que hay dos filas completas en la mayor parte de las placas grandes del casco cervical del P. tuberculatus. La coraza se compone de grandes placas subcua- dradas con la superficie externa cubierta de peque- ños tubérculos poligonales como en P. tubercula- tus y P. Morenii , sin las figuras elípticas mas grandes y convexas que distinguen el P. bullifer. La apertura posterior de la coraza, está formada por una fila de placas alargadas con una verruga elíptica y rugosa en su parte posterior, seguida hácia adelante de un espacio cubierto de pequeños tubér- culos poligonales parecidos al resto de la coraza; so- bre los lados laterales estas placas carecen de las mencionadas figuras y se adelgazan, formando entre una y otra placa una depresión con cara muy pronun- ciada que hace resaltar todavía mas la forma elevada de las verrugas de la orilla libre de la apertura. La penúltima fila de placas no presenta mas que los pequeños tubérculos que adornan toda la superficie de la coraza, lo que constituye una diferencia notable con el P. tuberculatus en el que las placas de la penúltima fila llevan en el medio una figura sub- circular de mayor tamaño, rodeada por los pequeños tubérculos que cubren el resto de la superficie de cada placa. Dedico la especie al distinguido zoólogo Dr. Juan Frenzel, mi sucesor en la cátedra de Zoología en la Universidad de Córdoba. Localidad. — Se han encontrado restos de esta especie en la privincia de Buenos Aires y en los alrededores de Montevideo. Horizonte. — Piso bonaerense y piso belgranense de la formación pampeana. Panoehtus Voghti n. sp. (Pl. LVII, flg. 2) Esta especie, parece muy distinta de las demás, pero desgraciadamente solo dispongo de una vista fotográfica del cráneo, que me ha sido dada por su descubridor, el Sr. Santiago Both, quien me ha comunicado que se distingue principalmente del P. tuberculatus, por un tamaño bastante me- nor y por el tubo caudal que es mas corto pero mas grueso, aunque de una conformación general muy parecida. El cráneo parece ser relativamente mas corto y mas elevado que el del P. tuberculatus, y de una forma bastante distinta. La parte anterior que se extiende adelante de las órbitas es relativamente mas larga y la posterior mas corta, encontrándose así las órbitas situadas mas atrás que en P. tubercu- latus, y presentan un tamaño proporcionalmente ma- yor. Las hendiduras laterales de la apertura nasal anterior son mas extendidas, y la superficie fronto- nasal del cráneo mas convexa y mas inclinada hácia abajo. El arco zigomático es mas corto y mas delga- do que enP. tuberculatus, y la apófisis descenden- BRUTOS 837 te está colocada considerablemente mas hacia atrás, descendiendo hácia abajo de una manera mas per- pendicular, con la mitad inferior menos arqueda há- cia atrás, y dejando visible adelante las cuatro pri- meras muelas en vez de solo tres como en P. tu- berculatus. La mandíbula inferior presenta una rama ascendente muy angosta pero muy elevada, y en cambio una rama horizontal muy alta, con un solo agujero mentoniano á cada lado, y con el borde inferior con fuertes protuberancias formadas por la base délos alveolos de las muelas. He designado esta especie con el nombre de Pa- nochtus Vogthii, en honor de Carlos Yoght uno de los mas ilustres naturalistas suizos contemporá- neos. Localidad. — El cráneo mencionado conjunta- mente con una parte considerable del esqueleto, ha sido encontrado por el seüor Santiago Roth sobre el arroyo del Pergamino, en la parte norte de la pro- vincia de Buenos Aires, y se conserva actualmente en el Museo de historia natural de la ciudad de Gi- nebra, en Suiza. Horizonte. — Formación pampeana. Panochtus (?) IVodotianus n. sp. (Pl. LVIII, íig. 4) En la Ostéographie de He Blainville, se en- cuentra el dibujo de la extremidad de una cola sin indicación alguna, reproducido luego por Nodot, acompañándolo de una descripción según el molde de un original, pero sin dar al animal ningún nom- bre especial. Según Burmeister, esta pieza proce- dería del Panochtus tuberculatus , pero bastará tomarse la molestia de comparar esta figura, con las de la cola del Panochtus tuberculatus, para con- vencerse inmediatamente que esta identificación es absolutamente imposible, pues por su conformación difiere mas del P. tuberculatus, que el mismo P. bullifer descrito por Burmeister como especie dis- tinta. Es evidente que esta pieza procede, sino de una especie del género Panochtus, á lo menos de un género muy cercano, pero la extremidad de la cola formada por dos enormes verrugas elípticas sepa- radas en su extremidad posterior por una hendidura perpendicular, y muy poco divergentes adelante, no permiten identificarla con ninguna de las especies de Panochtus, constituyendo evidentemente una especie distinta que designo con el nombre de Pa- nochtus (?) Nodotianus en honor de Nodot, que es quien nos la ha dado á conocer. La parte existente de este fragmento tiene 26 centímetros de largo, y es descrita por Nodot en los siguientes términos : «La superficie superior de la extremidad obtusa de esta cola se compone de dos discos casi elípticos de un decímetro de largo por siete centímetros de ancho, que se articulan juntos como una concha bi- valva sobre el eje mediano cubriendo la extremidad de las vértebras caudales. La superficie superior de estos dos discos está cubierta de asperosidades y láminas muy salientes y onduladas que se extienden de la parte mediana en donde existe una elevación sub-cónica á la circunferencia que toma la forma de un fuerte reborde. Sobre la parte media de esta cola, é intercalada en el ángulo entre las dos placas men- cionadas, se encuentra otro disco de 45 milímetros de diámetro, de forma sub-circular, muy cóncavo y cubierto de rugosidades en toda su superficie; des- pués adelante de este, vienen dos otros discos mas grandes, elípticos, cuyos ejes mayores paralelos al eje de la cola tienen 8 centímetros de largo y se ar- ticulan juntos; estos discos están cubiertos como los de la extremidad de la cola de asperosidades ondu- ladas y salientes que irradian del centro un poco con- vexo á la circunferencia, que toma la forma de un fuerte reborde. En fin, en la extremidad déla parte que queda intacta sobre el lado derecho, se encuen- tra todavía otra gran impresión de 9 á 10 cetímetros de largo, igualmente elíptica y que se parece en un todo á las que terminan la cola, de las que está sepa- rada por un intérvaio de solo 5 centímetros. Una multitud de pequeñas eminencias, todas igualmente salientes, pero que varían considerablemente en sus formas poliédricas, rodean y ocupan todos los vacíos entre las figuras elípticas mencionadas.» Localidad. — Esta pieza ha sido recojida en las cercanías de Montevideo, por Yillardebó, y se con- serva en el Museo de historia natural de Paris, pero dada la vecindad de la mencionada localidad se pue- de asegurar que la especie debe también haber ha- bitado la República Argentina. Horizonte. — Formación pampeana. 838 MAMIFEROS FÓSILES ARGENTINOS PR0T0GLYPT0D0N amegil Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIH, p. 133, a. 1885. La coraza de este genero se distingue por placas con dibujos externos rudimentarios y rugosos, for- mados por figuras pequeñas dispuestas por grupos alrededor de otras apenas un poco mas grandes, con surcos rudimentarios y grandes agu jeros alrededor de las figuras centrales, presentándose de distancia en distancia figuras centrales de gran diámetro rodea- das igualmente por figuritas pequeñas y rugosas, y agujeros anchos y profundos. La cola termina en un tubo caudal adornado con los mismos dibujos que la coraza. I*rotog\lypto€Íon primiformis Amegii, (Pl. Lvm, fig. 7 ; pl. eiv, fig. i;) Ameghino, Bol. etc. t. VIII, p. 133, a. 1885. — Id. t. IX, p. 198, a. 1886. Fundé la especie sobre un trozo de coraza de unos 12 centímetros de largo, compuesto de un cierto nú- mero de placas de las que no era posible reconocer las suturas, cubiertas en su superficie externa de dibujos irregulares, que variaban de forma y dis- posición de un punto á otro, tanto que hubiera podi- do tomarse este fragmento por una anomalía indivi- dual. Pero varios otros fragmentos parecidos de distintos individuos, encontrados mas tarde han venido á demostrar que esa aparente irregularidad en la estructura externa de la coraza era constante, y perfectamente característica de este animal, cuyas dimensiones parecen haber sido bastante considera- bles, pues las placas del centro de la coraza tienen unos 5 centímetros de largo por 4 centímetros de ancho y 15 á 20 milímetros de grueso. Comparando los varios fragmentos que ahora co- nozco, se pueden establecer con bastante exactitud los caractéres generales de los dibujos externos de la coraza de este género. Dada la irregularidad en la distribución de las distintas figuras externas que adornan la coraza, lo primero que salta á la vista es que no hay rela- ción alguna entre la escultura externa y la división por placas, pues hay trechos considerables ocupados tan solo por figuras pequeñas y otros en que predo- minan las grandes. La parte principal de la escultura externa, está formada por pequeñas figuras ó verruguitas pareci- das á las que adornan las placas del género Panoch- tus, pero mas rugosas é irregulares, y dispuestas por grupos de á siete ú ocho figuras cada uno. Cada grupo está formado por una figura ó verruguita cen- tral algo mas grande, de 7 á 8 milímetros de diáme- tro, á cuyo alrededor están colocadas las otras seis ó siete mas pequeñas, de solo dos á cuatro milímetros de diámetro. Esta figura central está separada de las periféricas por un surco poco aparente y de fondo desigual, presentando el mismo carácter los surcos que separan entre sí las figuras periféricas. Alrede- dor de cada una de las figuras centrales se encuen- tran cuatro ó seis agujeros anchos de dos á cuatro milímetros y profundos, unas veces distantes unos de otros, y otras veces al lado, separados solo por aristas delgadas y elevadas que unen la figura cen- tral á la periférica. Cada uno de estos grupos ocupa un espacio circular mas ó menos de dos centímetros de diámetro. Estos grupos de figuras ó verruguitas pequeñas se reúnen á su vez en número de siete ú ocho para for- mar otros grupos principales, colocados alrededor de una figura mucho mas grande, de unos dos centí- metros de diámetro, muy parecida á la figura central de las placas del Glyptodon. Esta figura central mas grande, es también de superficie rugosa, y está rodeada por 12 á 15 figuras mas pequeñas parecidas á las ya descritas y por un considerable número de agujeros. Este es el carácter de la escultura externa, pero no es como ya lo dije antes, completamente uniforme, variando mas bien de un punto á otro, presentándose bajo una forma ya mas regular, ya mas irregular, confundiéndose las verrugas unas con otras, no for- mando mas que una superficie rugosa atravesada por aristas y acribillada de agujeros, ó bien levantándose en forma de tubérculos aislados. Me parece inútil entrar en la descripción detallada de la escultura de cada uno de los fragmentos, pues la descripción general que acabo de dar basta. Uno de ellos tiene la cara interna intacta, de modo que permite medir el espesor de la placa que es de 20 á 25 milímetros lo que demuestra que el animal alcan- zaba un tamaño considerable. BRUTOS 839 Del tubo caudal conozco un trozo de la parte an- terior, en el que ni sobre el lado interno ni sobre el externo se ven vestigios de las suturas de las pla- cas que lo forman, apareciendo como de una sola pie- za. Hacia adelante hay un pequeño trozo del borde anterior en donde el tubo solo tiene un centímetro de espesor, aumentando muy poco hacia atrás, de ma- nera que á 13 centímetros del borde anterior solo tie- ne un centímetro y medio de grueso. La escultura externa está formada por filas trans- versales de figuras circulares de un poco mas de un centímetro de diámetro, muy ásperas y rugosas, ro- deadas por varias filas de figuras periféricas peque- ñas en forma de tubérculos ásperos é irregulares, dispuestos ellos mismos en grupos alrededor de un tubérculo central algo mas grande, separados todos por surcos anchos, pero de fondo y contornos rugosos é irregulares, dando á toda la escultura externa una gran irregularidad, y aspecto casi igual al que pre- senta la superficie externa de la coraza dorsal, pre- sentado C3mo eu esta en el fondo de los surcos, y distribuidos sin orden alguno, un considerable núme- ro de agujeros circulares, de uno á tres milímetros de diámetro, que penetran en el interior de la co- raza. Localidad. — Los primeros restos de este ani- mal fueron descubiertos por el profesor Scalabriní en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. El fragmento de cola descrito y figurado ha sido r eco j ido en la misma localidad por el señor León Lelong Thévenet. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. ELEUTIIEROCERCUS koken E. Ivoken. Ein neur Glyptodont aus Uruguay, en Abhandl. der Kón. preus. Akad. der Wis. zu Berlín, a. 1888. Este género se distingue por el tubo caudal ancho y aplastado perpendicularmente como en Panochtus, y con la extremidad posterior mas angosta y redon- deada. Los lados laterales están formados por una fila de verrugas ó figuras elípticas rugosas y de gran tamaño, rodeadas cada una de una fila de pequeñas perforaciones circulares. A cada lado de esta fila de verrugas longitudinales laterales, hay una fila de figu- ras elípticas mas pequeñas, colocadas una sobre la esquina de la cara dorsal, y la otra en la esquina de la cara ventral ; las figuras de estas filas son igual- mente rugosas, y rodeadas por una fila de agujeros circulares profundos pero no muy grandes. Toda la parte central de la superficie dorsal está adornada por figuras elípticas mucho mas pequeñas, cada una de ellas rodeada á su vez de una fila de figuras periféricas mas pequeñas, poligonales y an- gulosas, y de tamaño muy variable, todas separadas por surcos angostos y bien marcados. Cada una de estas figuras centrales, está rodeada por una fila de agujeros periféricos colocados en el fondo del surco que limita la figura, extendiéndose igualmente á menudo en el fondo de los surcos que separan las figuras periféricas. La superficie de la cara ventral está cubierta por fi- guraselípticas pequeñas, unas mas grandes sobre los lados laterales, y las mas pequeñas en el medio, todas de superficie áspera y deprimidas en el centro en dirección de su eje mayor, sin figuras periféricas mas pequeñas, pero cada una con una fila de surcos periféricos de mayor tamaño que los que rodean la figuras centrales de la superficie dorsal. La confor- mación del tubo caudal muestra una mezcla de los caractéres que distinguen los géneros Panochtus , Plaxhaplus, Palsehop lophor us y Zaphilus. Eleutheroeercus setifer Koken (Pi. LXVI, Ojj. 2) Koken, Obra citada, pl. I y II. El animal ha tenido una talla comparable á la de un gran Panochtus, pues el tubo caudal, del que existe mas ó menos la mitad posterior, tiene hácia la mitad de su largo, á 36 centímetros de su extremidad posterior, 18 centímetros de ancho y cerca de 8 cen- tímetros de grueso ó diámetro vertical. El ancho del tubo empieza á disminuir en su último cuarto posterior, angostándose gradualmente hasta terminar en una punta rugosa, de 10 á 12 centímetros de an- cho, formada por la unión de cuatro placas en forma de figuras irregularmente sub-circulares, colocadas de á dos en sentido transversal, dos arriba y dos aba- jo, encerrando entre ellas algunas mas pequeñas ó rudimentarias. 840 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Localidad. — La pieza mencionada, sobre la que ha sido fundado el género y la especie, procede de Ja República Oriental del Uruguay, pero es mas que probable que la especie habitó igualmente la Repú- blica Argentina. Horizonte. — Piso hermósico (?). DCEDICURIDAE Los representantes de este grupo se distinguen por un conjunto de caracteres tan particulares y tan distintos de los que presentan los demás gliptodontes, que permiten distinguirlos inmediatamente cod la mayor facilidad. La coraza dorsal se distingue por carecer completamente de los dibujos externos que presentan los representantes de las dos familias precedentes, y la cola termina en uu tubo muy aplastado, particularmente en su parte posterior, con la punta terminal siempre mas ó menos enanchada en forma de clava. Los cuatro géneros de este grupo, que hasta ahora me son conocidos se distinguen por los siguientes caractéres : I. Placas de la coraza de superficie externa plana y rugosa. a. Cada placa con un considerable número de perforaciones sumamente pequeñas, que le dan un aspecto esponjoso. Neuryurus. II. Placas déla coraza de superficie externa lisa pero con grandes agujeros. a. Placas de cara externa levantada en el medio en forma de ampolla, y con los agujeros colocados al rededor de tamaño mediocre, y sin perforar directamente todo el espesor de la placa. Comaphorus. b. Placas de superficie externa deprimida y con agujeros de gran tamaño. aa. Los agujeros de las placas en corto número, reunidos en el centro, y de gran ta- maño, atraviesan las placas de partea parte. Tubo caudal con grandes verrugas y fi- guras mas pequeñas solo en su extremidad. Dcedicurus. bb. Los agujeros de las placas en mayor número, se presentan en casi toda la super- ficie, son de tamaño mas pequeño y se pierden en el interior esponjoso de las placas, sin atravesarlas de parte á parte. Tubo caudal adornado de dibujos ó figuras en toda su extensión. Plaxhaplus. NEURYURUS Euryurus, H. Gervais y Amecfiino, Los mamif. fós. etc., p. 185, a. 1880. Fundé este género conjuntamente con H. Gervais, sobre restos de un giiptodonte particular que ya P. Gervais había designado con el nombre de Glyp- todon rudis , aplicándole el nombre genérico de Euryurus, pero como este nombre ha sido empleado con anticipación (1864) para designar un género de crustáceos, lo cambio ahora por el de Neuryurus. Este género, presenta en su conformación una mezcla de caractéres de los géneros Panochtus , Dcedicurus y Hoplophorus. La coraza dorsal es de un espesor relativamente considerable, formada por placas pentagonales y exa- gouales, de aspecto general sub-cuadrado, y que se distinguen fácilmente de las de todos los demás gliptodontes por la superficie externa que es sim- plemente mas ó menos rugosa, en vez de presentar BRUTOS 841 esas figuras simétricas á menudo tan complicadas que adornan la superficie externa de la armazón dér- mica de los gliptodontes. Sobre los lados, y en la parte posterior las placas se vuelven un poco mas pequeñas, de una forma rectangular constante y casi perfecta, y dispuestas en filas transversales bien aparentes. El borde pos- terior de la coraza está formado por una fila de pla- cas cuya parte posterior se levanta un poco en for- ma de verruga, de superficie igualmente rugosa, terminando en un borde libre redondeado. Sobre los lados cada fila transversal termina en una placa del mismo tamaño ó apenas un poco mas pequeña que la penúltima, pero de superficie externa mas con- vexa, formando un principio de elevación y termi- nando en borde libre arqueado, con la convexidad hacia afuera. Sobre la cara interna las placas son un poco cóncavas, y con un cierto número de perfo- raciones pequeñas distribuidas sin orden sobre toda la superficie de cada placa. Las placas permane- cen unidas por suturas bien visibles en toda la extensión de la coraza, sin que se soldaran en una sola pieza como sucede á menudo en los demás giip- todontes. El casco cefálico es muy parecido al del Panoch- tus, compuesto como en este de un cierto número de piezas de tamaño relativamente considerable, muy cóncavas en la cara interna, y convexas en la externa, con una figura externa muy elevada y cu- bierta de asperosidades, rodeada de una zona peri- férica rugosa, ó con tubérculos periféricos pequeños poco marcados. La región caudal está formada por un cierto núme- ro de anillos casi circulares, compuestos de dos filas de placas de tamaño y forma bastante diferente; la fila anterior de cada anillo está formada por placas sub- cuadradas ó rectangulares, delgadas adelante en don- de constituyen el borde libre y mas gruesas atrás, con la superficie externa simplemente rugosa; la fila posterior está formada por placas cuya superficie ex- terna se levanta en su parte posterior formando ver- rugas ó tubérculos elípticos con una elevación cónica y mayor en el medio; cado uno de esos anillos tiene sobre los costados laterales un par de placas mas grandes, una á cada lado, que tomau la forma de ver- rugas elípticas salientes, mas pronunciadas en los anillos posteriores que en los anteriores. El tubo caudales largo y muy deprimido en sentido perpendicular, formado por uua série de placas de formas muy distintas, unas sub-cuadradas ó rectan- gulares, y las otras pentagonales ó exagonales, de tamaño relativamente pequeño pero muy gruesas, y unidas unas á otras por suturas casi sueltas, de ma- nera que todas las piezas son visibles y se separan unas de otras ; estas placas son de superficie externa igualmente rugosa, pero un poco convexa en el cen- tro, levantándose en algunas hasta formar en el me- dio una figura elíptica ó sub-circular rodeada de una zona periférica rugosa como en Lomaphorus. Cada uno de los costados laterales del tubo caudal, está adornado por una fila de grandes verrugas elíp- ticas, con su eje mayor en dirección longitudinal, con su parte central elevada en forma de cono pun- tiagudo muy saliente y de superficie muy áspera. El cráneo presenta su superficie superioró fronto- nasal un poco inclinada hácia abajo, pero no above- dada como en Panoclitus, sino plana, aunque no tan- to como en Glyptodon. La región parietal es senfi- cilíndrica y cubierta de grandes perforaciones vas- culares, estrechándose un poco el plano superior del cráneo hácia adelante para volverse á ensanchar de una manera notable entre ambas órbitas, las que es- tán limitadas hácia arriba y hácia atrás por un fuerte callo ó apófisis post-orbital muy rugosa formada por el hueso lacrimal; este hueso forma todo el borde superior y anterior de las órbitas con esclusion com- pleta de los frontales, siendo continuado el arco óseo hácia abajo por el zigomático. El espacio del rostro que se extiende adelante de las órbitas es an- cho pero corto, estrechándose hácia adelante hasta la apertura nasal anterior que era pequeña en pro- porción de la del Glyptodon. El llano occipitales muy ancho y excesivamente bajo, con una fuerte cresta mediana perpendicular en el medio que lo di- vide en dos mitades, y limitado hácia arriba por un reborde ancho pero no muy saliente. Las órbitas es- tán colocadas muy adelante, y completamente abier- tas hácia atrás. El arco zigomático atrás de las órbitas es mas delgado que en Panochtus y Ho- plophorus, pero presenta en su parte superior un fuerte callo post-orbital . La vista de perfil del cráneo muestra que su superficie superior desciende gra- dualmente hácia abajo de atrás hácia adelante for- mando mas bien que una convexidad un fuerte pla- no inclinado que le dá un aspecto particular, presen- tándose excesivamente elevado en su parte poste- rior y muy bajo en la anterior. Las muelas tienen la lámina de vásculo-dentina in- terna muy delgada y sin ramificaciones secundarias en la dentina. Las dos primeras muelas decadamandí- 106 842 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS huía son mucho mas pequeñas, la primera elíptica, muy pequeña y sin vestigios de los surcos perpendi- culares; Ia segunda igualmente elíptica, pero mas grande, mucho mas alargada, y con la división tri- prismática poco acentuada. Las demás muelas son de tamaño casi igual, distinguiéndose las superiores por un pequeño surco perpendicular colocado sobre el canto externo del último prisma, y las inferiores por presentar el mencionado surco sobre el canto interno del prisma anterior. Este animal, por la coraza sin escultura externa se acerca evidentemente de Dcedicurus, por la for- ma del escudo cervical es mas próximo de Panoch- tus, y por la conformación general del cráneo, del Hoplophorus. IVeuryurus rudis (P. Geuv.) Amegh. (Pl. LXI, fig. 1 Ó13; pl. LXII, fig. 2 á 5) Glyptodon rudis, P. Gehvais, Comptes-rendus, yol. LXXXVI, p. 1361, a. 1878. Euryurus rudis , H. Gervais y Ameches o, Los mamif. fós. etc., p. 186, a. 1880. Lydekkeh, Catal. of Foss. mamm., part. V. p. 124, a. 1880. Es esta la especie típica del género, y también la de talla mas considerable, pues por los restos que se conocen parece era todavía un poco mayor que la del Panochtus tuberculatus . Las placas de la coraza no son muy grandes, pero relativamente muy espesas. Las placas mayores tienen entre 4 á 5 cen- tímetros de diámetro y 25 á 30 milímetros de espe- sor. La superficie externa de cada placa es áspera, de aspecto esponjoso, plana en el centro de la co- raza, y muy ligeramente convexa cerca de los bordes. En medio de las asperosidades de la superficie ex- terna se vé un cierto número de perforaciones de mayor tamaño, generalmente dispuestas en una zona alrededor de la parte central, que penetran en el interior de la placa dirijiéndose oblicuamente hácia el centro. La cara interna muestra un considerable número de perforaciones pequeñas, con prolongacio- nes radiales hácia la periferia. En el escudo cervical, las placas centrales mas grandes, presentan alrededor de la figura central una ó dos filas de figuras periféricas rudimen- tarias. En los anillos de la cola, las placas posteriores que llevan la verruga elevada, terminan en bordes libres redondeados, separados unos de otros por es- cotaduras profundas lo que da á los anillos un as- pecto muy distinto del que presentan en Panoch- tus y Hoplophorus. Las placas que componen las superficies superior é inferior del tubo caudal, son mas grandes en su parte anterior, de forma rectangular y dispuestas en fajas transversales, con la cara externa de aspecto es- ponjoso, con puntuaciones bien aparentes y un poco convexas; mas hácia atrás se cambia la forma rectan- gular en pentagonal ó exagonal, alterándosela dis- posición en filas transversales, mientras que la parte media de la cara externa se levanta para formar una figura masó menos elíptica, cuya superficie es igual- mente rugosa. El tubo caudal no tuvo menos de 80 centímetros de largo. Localidad. — Los restos de esta especie, no son abundantes, encontrándose en las provincias de Buenos Aires y de Santa Fé, á lo largo de las bar- rancas del Rio Paraná. Los restos mas completos que hasta ahora me son conocidos, fueron encontrados por F. Seguís no léjos del Rosario de Santa Fé y se conservan en el Museo de Historia natural de París. Horizonte. — Piso ensenaclense de la formación pampeana. IVeuryurus antiquus Amegh. (Pl. LX.U, íig. 6 y 7; pl. Lxnr, fig. íy 2) Euryurus antiquus , Amegiiino, Lista de los mamíferos fó- siles de Monte Hermoso, p. 17, n° 49, Junio de 1888. Esta especie era mucho mas pequeña que la pre- cedente pues su tamaño no era mayor que el del Hoplophorus ornatus. La cara externa de las pla- cas es mas elevada en el centro, y toda su superficie mas rugosa que en N. rudis, pero de un aspecto ge- neral menos esponjoso; en cambio las pequeñas per- foraciones que penetran en el centro de las placas son de diámetro un poco mayor, habiéndolas tam- bién á menudo en la parte central mas elevada de las placas. Sobre la cara interna las placas son un poco cóncavas, y en vez de las numerosas pequeñas perforaciones que existen en las del Ar. rudis, no hay mas que un corto número de agujeros, general- BRUTOS 843 mente de 3 á6, de tamaño considerable, casi tan gran- des como en Dceclicurus, pero que se pierden en el interior ele la masa en vez de perforar las placas por completo como sucede en este último género. Las placas de la parte anterior de la coraza están dis- puestas por filas transversales regulares, presentando un diámetro ántero-posterior de 3 centímetros, *2 centímetros de ancho y 15 milímetros de espesor. Las placas terminales de la apertura posterior ? son de mayor ancho ó dicámetro transverso que largo, ter- minando en borde libre rugoso. Sobre los lados, las placas se vuelven mas peque- ñas, pero apenas un poco mas delgadas, con la cara externa todavía mas elevada en el centro, y rodeada de perforaciones muy acentuadas, lo que les dá un aspecto algo parecido á las del Lomaphorus. El cráneo tiene el tamaño del de un Hoplcpho- rus. La primera muela superior muy pequeña es elíp- tica sin surco interno ni externo. La segunda muela superior, es de corona mucho mas prolongada, pre- sentando las tres columnas internas rudimentarias, y de las externas solo la anterior y la posterior, es- tando reemplazada la del medio por una depresión plana perpendicular. Las demás muelas superiores tienen los tres prismas bien desarrollados, el poste- rior con un surco perpendicular sobre el lado ex- terno, apenas indicado en la última muela. En la mandíbula inferior la primera muela, todavía mas pequeña que la correspondiente de la mandíbula superior, es de circunferencia sub-elíptica con una fuerte depresión perpendicular sobre el lado exter- no. La segunda muela inferior, mucho mas grande y de sección mas alargada, es angosta adelante, mas ancha atrás y con la división triprismática apenas acentuada. Con la cuarta muela inferior empieza á acentuarse el surco de la esquina interna del prisma anterior de cada muela. El paladar es un poco mas ancho adelante que en el medio, y con una fuerte cresta longitudinal me- diana en su parte posterior. Dimensiones I primera muela superior. 0m009 primera muela inferior.. 0.007 segunda muela superior. 0.016 segunda muela inferior.. 0.016 tercera muela superior.. 0.018 tercera muela inferior... 0.018 Longitud del espacio ocupado por los 8 muelas superiores. 0.148 Ancho del paladar entre el primer par de muelas 0.035 Ancho del paladar entre el quinto par de muelas 0.029 Ancho de la parte superior del cráneo de una á otra apófisis post-orbitaria 0.117 Longitud total del cráneo 0.250 Diámetro vertical encima de la última muela 0.120 Diámetro vertical encima de la primera muela 0.054 Ancho del arco zigomático detrás de la órbita 0.029 Diámetro transverso máximo entre los arcos zigomáticos. . 0.170 Localidad. — Herecojido por primera vez los restos de esta especie en Monte Hermoso, á 60 kiló- metros de Eahia Blanca. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). IVeuryurus intemindatus Amegh. (Pl. lvi, fig. 6; pl. lxii, fig. i; pl. lxx fig. 5, 6 y 7) Euryurus túfenmela tus, Amegiiino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VIII, p. 132, a. 1885.— Id. t. IX, p. 132, a. 1886. Las placas del centro de la coraza del N euryurus rudis , son algo parecidas á las del Panochtus, di- ferenciándose sobre todo, por la falta de esculturas ó tubérculos externos, que están reemplazados por una superficie cubierta de asperosidades queconver- jen hácia un centro que se encuentra en el medio de cada placa ; alrededor de este centro, vénse en la superficie pequeños agujeritos que se dirijen oblicua- mente hácia el interior y hácia el centro de la placa. El N. antiquus se distingue del anterior, por las asperosidades de la superficie externa mucho menos pronunciadas, y por los agujeros de tamaño un poco mayor. Las placas del N euryurus interundatus se dis- tinguen de las de los dos precedentes por la ausencia completa de asperosidades externas, presentando una superficie casi lisa, algo mas elevada en el cen- tro, con una zona anular bastante ancha alrededor con muchos agujeros algo mas grandes que los de las placas de las dos especies anteriores, que se dirijen igualmente hácia el interior y hácia el centro de la placa. La superficie interna algo cóncava muestra cuatro agujeros dispuestos por pares. La figura ge- neral de las placas es algo rectangular, de 52 milí- metros de largo, 40 milímetros de ancho y 15 de grueso. Su talladebíaaproximarseáladel Panochtus. Estas placas presentan evidentemente una notable 844 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tendencia Inicia la forma de las del género Dcedi- curus. Las placas de las regiones laterales, cerca de los bordes anteriores, son de una forma mas poligonal y pequeña, de 20 á 25 milímetros de diámetro y 1 1 milímetros de grueso, con la superficie cubierta de perforaciones de tamaño relativamente consi- derable. Localidad. — Ha sido descubierta por el profesor Scalabriki en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). COMAPHORUS amegh. Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 195, a. 1886. Las placas son rectangulares, sin dibujo ni escul- turas externas, pero con un considerable número de agujeros grandes y colocados alrededor y al pié de una elevación central de la placa. Los ajugeros penetran en la coraza sin atravesarla por completo perdiéndose en la masa esponjosa. Comaphorus concisas Amegh. (PI. lx, fig. ia y 13) Ameghino, Obra y pág. citada. Fundé este género y la especie sobre una placa de la coraza de una forma muy particular, completa- mente distinta de lasque forman las corazas de todos los otros géneros que hasta ahora me son conocidos. Es esta una placa rectangular, de 40 milímetros de largo, 27 milímetros de ancho, y 13 milímetros de espesor. La cara interna, algo cóncava y lisa, mues- tra varios agujeros repartidos sin orden alguno, unos de 2 á 4 milímetros de diámetro y otros muchísimo mas pequeños. En la cara externa no presenta dibujos ni esculturas, acercándose por este carácter á los gé- neros Neuryurus , Plaxhaplus (Amegh.) y Doe- dicurus (Burm.), pero se distingue de todos ellos por su parte central que se levanta formando una especie de ampolla ó elevación de varios milíme- tros de alto y de superficie convexa. Esta cara ex- terna muestra una veintena de perforaciones, unas de diámetro considerable y otras mas pequeñas que penetran en la placa dirijiéndose hacia el cen- tro de esta. Por el crecido número de estos agu- jeros se parece á Plaxhaplus, pero se diferencia de este porque los ajugeros están colocados simétrica- mente hácia el centro, no existiendo en Plaxhaplus la elevación central que muestra la placa de Coma- phorus. Por el tamaño y profundidad de las perfo- raciones se parece á Dcedicurus, pero en las placas de este los agujeros solo son en número de tres ó cuatro como regla general, ó cinco ó seis á lo sumo, mientras que en la placa en cuestión son en número de veinte. Además en el Dcedicurus los agujeros perforan completamente la coraza, mientras que en Comaphorus se pierden en la masa esponjosa interna de la placa. Un cierto número de estos agu- jeros, están colocados en el Comaphorus encima mismo de la elevación central y los demás en la base de esta simétricamente al rededor. Estas particulari- dades no dejan duda de que el Comaphorus es un género particular, distinto de los conocidos, que en- tra en la misma división que las formas pampeanas Dcedicurus y Plaxhaplus. Otra particularidad de esta placa es la de presentar indicios evidentes como distintos otros loricatos del Paraná, de estar formada por dos partes primitivamente distintas, co- mo si fueran dos placas que se hubiesen unido y que sobre su línea de contacto se hubiera formado la ele- vación mencionada. La traza de esta antigua divi- sión en dos se observa en la cara externa en forma de una pepueña ranura transversal, interrumpida á á trechos, últimos vestigios de una antigua sutura, y en la cara interna por una elevación transversal, especie de costura formada por la osificación y anquí- losis sobre esa línea de las dos placas primitivamen- te distintas. Localidad. — Esta pieza laherecojido personal- mente en un pequeño arroyo de las inmediaciones de la ciudad del Paraná, conjuntamente con restos de Chlamydotherium _, Promegatherium, etc. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). DCEDICURUS burm. Burmeister, Anales del Mus. Púb. de Buenos Aires, t. II, p. 393, a. 1874.— Descr. phys.de laRép. Arg., t. III, p. 418, a. 1879. — Id. Nene beobachtungen an BRUTOS 845 Doedicurus giganteus, en Abhan di. derK.Ak. de Wissensch. z. Berlín, a. 1879. H. Gervais yAMEGHiNO, Les mammiféres fossiles de l’Amé- riqioe Meridionale, p. 179, a. 1880. Ameghino, Exposition Universelle de 1878. Catal. spec. de la sect. anthr. et paleont. de la Rép. Arg., p. 47 y 62. — La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 260 y 330, a. 1881. — Id. Sobre la necesidad de borrar el género SchistoplexLmm, etc., en Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. V, p. 29, a. 1883. — Id. Escursiones geológicas y paleontológicas, en Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI, p. 200, a. 1884. Lydekker, Catal. of Foss. Mammcil., part. V, p. 122, a. 1887. La coraza del Doedicurus participa en su forma general de los caractéres que distinguen las de los géneros Glyptodon y Panochtus-, es corta, suma- mente gruesa en el medio, casi esférica como la del Glyptodon , y sumamente alta, con una elevación ó joroba que asciende bruscamente hacia atrás encima de la rejion sacro-lumbar, como en el Panochtus pero de una manera todavía mucho mas pronunciada, lo que dá á la coraza una forma completamente espe- cial. A cada lado de la región posterior, en el punto en que la coraza descansa encima de las alas ciá- ticas, existe la misma depresión que se encuentra en la coraza del Panochtus. Toda la coraza dorsal se compone de placas, cuya superficie externa es casi igual á la interna, por ca- recer de los adornos, esculturas ó rugosidades que presentan en la cara externa, las placas de la coraza de casi todos los otros géneros. Las placas de la co- raza del Doedicurus son de superficie lisa tanto al lado interno como al externo, pero de cara interna un poco mas cóncava que la externa y algo ra- diada por un considerable número de estrías muy finas que converjen hácia el centro, que desapa- recían en edad muy avanzada. Cada placa presenta un cierto número de agujeros, generalmente de gran diámetro, que la perforan completamente de parte á parte-, ei número de estas perforaciones, su tamaño y colocación, es muy variable según las distintas re- giones de la coraza y según las especies; general- mente son en número de tres á cinco sobre la cara externa, colocados en la región central y dispuestos de modo que penetran converjiendo hácia el centro de la placa, reuniéndose á menudo en la cara opuesta en dos ó tres, por lo que se observa que el número de perforaciones es mayor sobre el lado externo que sobre el interno. Las placas tienen la misma figura pentagonal y exagonal que en los demás gliptodon- tes, pero asemejándose mas por sus contornos á las de Panochtus, tomando sobre los costados como en este género una forma mas rectangular, y una dispo- sición en filas transversales mas acentuada que en Glyptodon ; estas filas transversales de la parte posterior de la mitad anterior de la coraza terminan como en Panochtus separadas por hendiduras per- pendiculares bastante acentuadas. El espesor de las placas es variable como también su tamaño; sobre los costados laterales cerca de la periferia son muy pe- queñas y muy delgadas, mas hácia el centro de la coraza y en su parte anterior son un poco mas gran- des y de un espesor mediano, en el centro de la co- raza y particularmente encima de la pelvis son to- davía mayores y de un grueso extraordinario que alcanza hasta siete y ocho centímetros. Todo el bor- de de la coraza está formada por una fila de placas parecidas á las del resto de la coraza, pero general- mente mas pequeñas, siempre mas delgadas, igual- mente perforadas, y con un borde libre delgado y muy irregular. Las placas de la coraza del Doedicu- rus, estaban unidas entre sí por suturas mas flexi- bles que en los demás géneros escepcion hecha del Neothoracophorus ; es por esto que no se encuen- tran corazas completas de este animal aunque abun- dan sus restos, pues las placas que las componían se desarticulaban con facilidad, quedando solo fijas las de la región que cubría la cadera, que se unían por suturas mas embricadas, las que desaparecían en edad avanzada para soldarse las placas unas á otras. La coraza del género Doedicurus, no formaba la superficie externa del animal como en los demás gé- neros, sino que estaba implantada en el espesor del cutis, y encima de este, se extendía una segunda co- raza externa, de naturaleza córnea, que formaba al exterior una superficie áspera por una multitud de pequeños tubérculos parecidos á los que adornan la coraza del Panochtus, pero sin ninguna relación en su disposición con la coraza ósea subyacente, de la que estaba separada por un espacio de 5 á 6 milíme- tros, rellenado por sustancia conjuntiva elástica; los grandes agujeros que perforan la coraza ósea esta- ban destinados á dar pasage á los vasos sanguíneos destinados á nutrir este tejido externo y á renovar continuamente la cubierta córnea que lo envolvía formada por los tubérculos mencionados, constituidos á su vez por una sucesión de capas finas superpues- tas, que se sucedían del interior al exterior á me- dida que se desprendían las mas superficiales. 846 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS El escudo cefálico, estaba formado por pequeñas placas, en su mayor parte sueltas sin estar unidas por suturas, de superficie irregular, y con numero- sas perforaciones vasculares. La cola se componía de una sucesión de anillos se- mi-movibles, cuyo número es desconocido, pero que no debía pasar de seis á siete, formados por dos ó tres filas de placas mas ó menos rectangulares, de bordes muy irregulares, y con perforaciones pare- cidas á la que presentan las placas de la coraza dor- sal. A estos anillos sigue un tubo caudal de tama- ño enorme, sumamente aplastado en sentido ver- tical; la parte anterior de este tubo se enancha como la boca de un embudo, para adaptarse al último anillo separado, disminuyendo luego rápidamente de diámetro hácia atrás tomando una forma casi cilindrica, para volverse á enanchar á veces de una manera extraordinaria en su parte posterior en for- ma de clava ó de una cabeza de mano de mortero fuertemente deprimida. Esta extremidad, enanchada transversalmente y deprimida vertical mente, está adornada en los costados y sobre las partes latera- les de las caras superior é inferior con algunas grandes verrugas elípticas de tamaño enorme, de borde periférico elevado, y de superficie excesiva- mente rugosa y deprimida en cuyo centro se levanta una prominencia con numerosas rugosidades que parten como rádios de este centro á la periferia; se supone que en estas verrugas se adaptaban fuer- tes tubérculos córneos-espinosos. Estas grandesver- rugas están acompañadas de otras mas pequeñas igualmente elípticas ó sub-circulares, de una es- tructura idéntica á la de las grandes. En las caras planas inferior y superior de la extremidad caudal, el espacio comprendido entre las verrugas mencio- nadas está cubierto por una série ininterrumpida de pequeños tubérculos rugosos, de contorno poligonal, y separados por surcos mas ó menos bien marcados, presentando un aspecto parecido á la escultura ex- terna de la coraza de Panochtus. Hácia adelante, en donde desaparece el enanchara iento de la extre- midad posterior, estos tubérculos desaparecen poco ápoco, apareciendo en cambio pequeños agujeros vasculares que se vuelven mas numerosos hácia adelante, hasta que en la parte enanchada anterior la superficie de la coraza de la cola es casi lisa, sin tubérculos ó rugosidades, pero con numerosas per- foraciones como en la coraza dorsal, aunque mucho mas pequeñas, y dispuestas siempre con su mayor diámetro de adelante hácia atrás acompañadas en la superficie de impresiones dispuestas en la misma dirección. La parte anterior del tubo enanchada en forma de embudo se compone de placas muy delgadas cuyas suturas entre ellas permanecen visibles hasta edad bastante avanzada, pero la extremidad pos- terior claviforme no presenta vestigios de suturas mostrándose como de una sola pieza ósea, sólida y maciza, pero con filas regulares de perforaciones vasculares al rededor del borde periférico de las grandes verrugas elipsoidales. El cráneo del Dcedicurus , como sucede con la coraza, presenta caractéres de Glyptodon y de Pa- nochtus ; se parece á Glyptodon por su superficie superior, que presenta los nasales, frontales y pa- rietales sobre un mismo plano casi horizontal como en este género, en vez de formar una fuerte conve- xidad como en Panochtus , pero los nasales se pro- longan en punta anterior, y la órbita forma un cír- culo completo cerrado atrás como en el mencionado género. La apertura nasal esta dirijida hácia adelante como en Glyptodon, pero es mas alta y no de figura triangular, sino casi del mismo ancho arriba y abajo. Los huesos nasales se extienden adelante de la aper- tura nasal y de los maxilares en una punta libre bastante larga. El hueso zigomático detrás de la órbita es casi tan grueso y ancho como el del Pano- chtus, y con una prolongación de la apófisis post- orbitaria que se une por soldadura completa con la apófisis post-frontal formando un puente que se- para la cavidad orbitaria de la fosa temporal. La mandíbula inferior es de rama ascendente un poco mas baja que la del Panochtus pero de rama hori- zontal muy alta y parecida á la del Glyptodon. Las muelas carecen de las pequeñas ramificaciones se- cundarias de la lámina interna de dentina vascular que presentan las del Glyptodon, y la primera de cada mandíbula es bastante mas pequeña que las otras y de sección transversal semi-elíptica. El atlas presenta los mismos caractéres interme- diarios que las demás partes del esqueleto; la apófi- sis espinosa es baja y casi rudimentaria como en Glyptodon, y las alas ó apófisis transversales tan pequeñas como en Panochtus. El hueso meso-cervical está compuesto de cuatro vértebras. La sexta vértebra cervical es libre, pequeña y triangular como en Panochtus. El hueso meta-cervical es parecido al del mismo género. El húmero tiene el agujero epitrocleano como en Iloplophorus y Panochtus y el pié anterior no tiene masque tres dedos completos correspondien- BRUTOS 847 tes á los tres del medio, ó sea segundo, tercero, y cuarto, pero existe de cada uno de los dedos latera- les, primero y quinto, un rudimento del metacar- piano. La pelvis es sumamente fuerte y de un ancho sorprendente. El fémur y los demás huesos del miembro posterior son igualmente robustos y pare- cidos á los del Glyptodon. El pié posterior termina en cuatro dedos completos, faltando el primero ó in- terno. Dcecllcurus clavicaudatus Owen. (Pl. LXXXIV, fig. 7 ; pl. LXXXV, fig. 1) Glyptodon clavicaudatus, Owen, Report of the British Aso- ciatíon for the. aduane, of scienc., 1846, t. II, p. 67. Nodot, Descr. d'un nouv. genre d' ¿denté foss., etc., p. 113, 1856. Burmeister, Anal, del Mus. Púb.. etc., t. I, p. 191, a. 1866. Glyptodon gigas; Bravard, Catal. des coll. etc. [nomen nudura). Glyptodon giganteus , Serres, Compt. rend. hebdom. des Scienc., etc., 23 Oct. 1865. G. Pouchet, Journ. de l’Anatomie, etc., de Ch. Ro- bín, Marzo de 1866. Hoplopliorus clavicaudatus , Nodot, Descr. d’un nouv. genre etc. Panochtus giganteus (Ser.), Burmeister, Anal, del Mus. Púb. etc., t. II, p. 91, 140 y 223. Dcedicurus giganteus (Serr.), Burmeister, Anal, del Mus . Púb. etc., t. II, p. 394 y 404.— Id. Abhandl. d, Kon. Akad. d. Wissensch. s. Berlín , phys. Cl., 1878. — Id. Descr. Phys. etc., t. III, p. 420, a. 1879. Dcedicurus clavicaudatus (Owen), H. Gervais y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 180, a. 1880. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm., part. V, p. 122, a. 1887. Panochtus tuberculalus, Burmeister, Anales del Mus., t. I, p. 77, línea 29. Hoplopliorus clavicaudatus, Nodot, Descr., etc., p. 106. Doedicurus Uruguay ensis, H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fós. etc., p. 182, a. 1880. El ejemplar tipo de esta especie es la extremidad de un tubo caudal, primeramente descrito por Owen de una manera sucinta y sin dibujos, bajo el nombre de Glyptodon clamcmidatus . Posterior- mente, fundé en colaboración con Gervais una nueva especie bajo el nombre de Doedicurus uru- guuyensis sobre un tubo caudal figurado por No- dot y procedente de la Banda Oriental, pero Lydekker en posesión de un molde de este ejemplar ha podido compararlo con la pieza original mencio- nada por Owen y cerciorarse de que ambas proceden de una misma especie. La cadera y el tubo caudal mas completo descrito por Burmeister en 1879, bajo el nombre de Dcedicurus giganteus pertenece sin duda á la misma especie, que ha sido de tamaño verdaderamente jigantesco, y considerablemente mayor que las otras especies que se han luego citado como del mismo género. Todos los tubos hasta ahora figurados son incom- pletos. pero tengo conocimiento de algunos mas en- teros que se hallan en poder de particulares, que tienen de lm10 á I m30 de largo, lo que puede dar una idea del tamaño enorme que alcanzaba. Lo que distingue el tubo caudal de esta especie, además de sus grandes proporciones, es el enan- chamiento enorme de su parte posterior cuyo diá- metro transverso sobrepasa en mas del doble, el ancho que presenta el tubo en su parte mas angosta mas ó menos hacia la mitad de su largo. Este enan- chamiento empieza á acentuarse poco á poco, aumentando luego Bruscamente en donde empiezan el par de grandes verrugas huecas laterales, alcan- zando su mayor diámetro transverso hasta 35 centí- metros. Toda la superficie del tubo que se extiende ade- lante de la parte mas enanchada determinada por el par de grandes verrugas laterales mencionadas, es casi lisa, sin esculturas, pero con numerosas perfora- ciones vasculares en forma de agujeros pequeños que se vuelven de mas en mas grandes hácia adelante. La parte termina] enanchada transversalmente y aplastada verticalmente, está adornada con diez enormes verrugas, colocadas, cuatro en la superficie superior, cuatro en la cara inferior, y dos late- rales, una á cada lado, situadas mas adelante de las anteriores. Las verrugas laterales, empiezan con el enancha- miento brusco de la parte claviforme; son de con- torno elíptico, cóncavas, de fondo áspero y rugoso, y de un tamaño verdaderamente enorme, alcanzando hasta 25 centímetros de largo, ocupando mas ó me- nos la mitad anterior del largo total de la parte enanchada ó claviforme. Vista de abajo, la parte enanchada es un poco con- vexa, y presenta cuatro grandes figuras sub-circula- 848 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS res, excavadas, de fondo rugoso, con aristas radiales que parten del centro á la periferia. De estas cuatro verrugas, las dos mas grandes son terminales y las dos mas pequeñas están colocadas adelante pero sobre los lados, y todas en declive, ocupando la mi- tad inferior del borde lateral que se estiende detrás de las grandes verrugas elípticas laterales mencio- nadas. En la cara superior hay otras cuatro grandes ver- rugas sub-circulares, opuestas á las inferiores, pero mas grandes. Estas verrugas son de tamaño muy desigual, las dos posteriores colocadas en la extre- midad, mas pequeñas, y las dos anteriores coloca- das sobre los lados, mucho mas grandes, las cuatro en posición oblicua como las inferiores ocupando la parte superior de los costados que se extien- den detrás [de las dos enormes verrugas laterales. Toda esta parte superior comprendida entre las seis grandes verrugas mencionadas, es muy deprimi- da, ligeramente excavada en sentido longitudinal Ini- cia el medio, con algunas verrugas sub-circulares mas pequeñas colocadas al lado interno de las grandes, y todo el resto de la superficie está cu- bierto por fuertes asperosidades que afectan casi la forma de pequeños tubérculos. Atribuyese á esta especie una cadera enorme con- servada en el museo de París y descrita por Ser- res y Pouchet bajo el nombre de Glyptodon gigas. Las dimensiones de esta pieza son las que si- guen : Dimensiones Anchura de la pelvis entre las esquinas externas de los acetábulos Diámetro transversal del acetábulo 0.19 Distancia de las esquinas externas de los huesos ilíacos. 0.80 Distancia de los esquinas de las alas ciáticas 1.05 Diámetro longitudinal de la cavidad cotiloidea 0.66 Diámetro transversal de la misma bajo las apófisis trans- versas del sacro ^.67 Longitud del arco sacral con la curva 0. *2 (?) Localidad. —Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en la provincia de Buenos Aires y en la República Oriental del Uruguay. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana. Doeclieurais Pouclieti H. Gerv. y Amegh. (Pl. LXXXIV, fig. G) II. (Serváis y Ameghino, Los mamif. fós. etc., p. 182. a. 1880. Fundé esta especie en colaboración con elDr. H. Gervais, sobre un tubo caudal de las colecciones del Museo de París, figurado anteriormente por Blaiwville y por Nodot, que indica un animal de proporciones bastante menores. El tubo aunque igualmente deprimido en su parte superior, es proporcionalmente mas cilindrico, de tamaño mas pequeño, y bastante menos enanchado en su parte posterior, en donde el diámetro trans- verso máximo no pasa de 25 centímetros, y no excede á una mitad en mas del ancho del tubo en la parte mas angosta que se encuentra hácia la mitad de su largo. La parte posterior claviforme tampoco se ensancha bruscamente como en la especie pre- cedente, sino de una manera mas gradual, y el par de grandes verrugas laterales no son tan salien- tes. Las grandes verrugas principales de la parte terminal son en número de diez como en el tubo de la otra especie y con la misma disposición gene- ral, pero bastante mas pequeñas, de acuerdo con el tamaño menor de todo el tubo. Las grandes figu- ras elípticas laterales, son de tamaño enorme, en proporción no mas pequeñas que en la otra especie, pues tienen hasta 20 centímetros de largo, pero son proporcionalmente mas angostas, y cada una está precedida adelante por una verruga sub-circular mucho mas pequeña. La cara superior presenta al lado de las verrugas principales otras verrugas mas pequeñas, y todo el resto de la superficie es fuerte- mente rugoso y con asperosidades que se pierden adelante de las grandes figuras laterales, siendo reemplazadas, por perforaciones vasculares de dife- rentes tamaños. El largo total del tubo entero parece no pasaba de un metro. Localidad. — Se han encontrado tubos caudales parecidos en distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y en la República Oriental del Uru- guay. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. BRUTOS 849 Doedicurus Kokenianus n. sp. (Pl. lvi, fig. i y 2; pl. lxxv, fig. i ; pl. lxxxiv, fig. i) Esta especie era de conformación parecida á la precedente, pero todavía mas delgada, y con al- gunos caractéres que la acercan del género Plaxha- plus. Las placas de la coraza son relativamente del- gadas, con suturas sueltas y perforadas por grandes agujeros. El tubo caudal es muy largo, pero poco grueso y con la extremidad claviforme todavía menos enan- chada que en D. Poucheti, pudiéndose calcular el enanchamiento máximo en una tercera parte mas que el ancho de la parte mas angosta colocada hacia la mi- tad del largo del tubo. El ejemplar mas completo que conozco, tiene unos 90 centímetros de largo, pero está roto en su parte anterior, por lo que es probable que su largo total no bajara de nn metro. La parte claviforme enanchada, tiene á partir del borde anterior de las grandes verrugas laterales,- unos 30 centímetros de largo, con un diámetro trans- verso máximo de 20 centímetros, que permanece casi igual en la mayor parte del largo de esta re- gión . Las grandes verrugas elípticas laterales forman una línea longitudinal casi recta de 16 centímetros de largo. La cara superior es igualmente depri- mida y con cuatro grandes verrugas terminales, pero en vez de ser como en las otras especies, las dos anteriores muy grandes, y las posteriores mucho mas pequeñas, acá las posteriores son mucho mas grandes y las dos anteriores muy pequeñas. En el espacio terminal limitado por estas cuatro grandes verrugas, existen otras dos mas pequeñas y poco acentuadas, sin vestigios en todo el resto de la cara superior de otras verruguitas mas chicas, cou to- da la superficie menos áspera y rugosa que en las otras especies, presentando hácia adelante las mis- mas impresiones ó agujeros vasculares, pero mas acentuados. Sobre los costados del tubo, adelante de las dos grandes verrugas laterales se extiende una doble fila de impresiones elípticas ó sub-circulares, poco acentuadas, como en forma de verrugas rudimen- tarias, que se extienden casi hasta la parte anterior, hasta perderse gradualmente, carácter que distin- gue muy bien esta especie de las demás, como que la acerca del género Plaxhaplus. El cráneo, los piés y otras partes del esqueleto descrito por Burmeister en el tomo segundo de los Anales del Museo y dibujadas en la lámina XLII bajo el nombre de Dcedicurus giganteus, presentan dimensiones relativamente pequeñas, que demuestran no pueden proceder del Doedicurus clavicaudatus . Por el exámen personal que he he- cho de esas piezas y de los fragmentos de coraza que los acompañaban me creo autorizado á atribuir- las al Dcedicurus Kokenianus. Localidad. — He recoj ido restos de esta espe- cie, y entre ellos parte considerable de un esque- leto, actualmente en el Museo de La Plata, en los alrededores de la Yiíla de Lujan. Horizonte. — Pisos ensenadense y belgranense y base del piso bonaerense déla formación pampeana. PLAXHAPLUS amegii Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. VI, p. 199, a. 1884. Este género está caracterizado por placas lisas, sin adornos externos, pero con agujeros como en las del género Dcedicurus, aunque no dispuestos en grupos, y con toda la parte posterior de la coraza con depresiones transversales profundas y] de fondo cóncavo, mas pronunciadas á medida que se acercan de la apertura caudal. Toda la coraza es menos esférica y no tan elevada como la del Doedicurus, pero sí mas baja y mas alargada, presentando un mayor parecido con la del Hoplophorus. El tubo caudal es de una forma muy particular, intermediaria entre la que presentan los tubos cau- dales del Panochtus y del Nopachtus por una parte y los del Dcedicurus por la otra, muy parecido en la disposición de la escultura externa al del Eleutherocercus , pero con su extremidad distal un poco enanchada, aunque de una manera apenas sen- sible. Su parte próxima! es comprimida, hácia la mi- tad es casi cilindrica, y su extremidad distal enan- chada es fuertemente deprimida. Toda la superficie del tubo está adornada por figuras mas ó menos elíp tico-cilindricas fuertemente excavadas en el me- dio, y rodeada cada una por una fila de agujeros pe- riféricos de gran tamaño. Las figuras que cubren las 107 850 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS \ dos caras superior é inferior son de tamaño modera- do, pero las laterales son algo mayores, aumen- tando gradualmente hacia atrás hasta que la punta de la extremidad distal está cubierta por un corto número de grandes verrugas con una disposición pa- recida á la que presentan en Doedicurus. Plaxliaplus canaliealatus Amegh. (Pl. LVJ, fig. .3) Ameghino, Obra y pág. citada. La talla de esta especie, á juzgar por los pocos restos que de ella me son conocidos, era comparable á la de una de las mas grandes especies del género Doedicurus , pues las placas de la parte posterior de la coraza, no tienen menos de 7 á 8 centímetros de largo, por 5 á 6 de ancho, con un grueso propor- cionado. La superficie externa de las placas es un poco convexa y con un considerable número de agu- jeros, pero estos no están dispuestos en grupos regu- lares como en las placas del género Doedicurus, ni tampoco perforan la coraza por completo como su- cede en este último género ; están repartidos sin ningún orden sobre toda la superficie de las placas, presentando tamaños muy variados, pues unos son tan pequeños que apenas puede penetrar en ellos la punta de un alfiler, mientras otros alcanzan un diámetro de 12 á 15 milímetros. Las placas son fuertemente soldadas entre sí por suturas fijas muy fuertes, y dispuestas en fajas transversales. La línea de sutura de cada faja transversal con la que le si- gue hácia atrás forma en la superficie externa una ancha y profunda depresión transversal, de fondo cóncavo, que corresponde á una prominencia de la superficie interna. Estas depresiones ó canales trans- versales debían dar á la coraza un aspecto raro, su- mamente distinto del que presentan los demás glip- todontes, con excepción de la rejion mas posterior de la coraza dorsal del Nopachtus, pero la coraza de este, adornada de dibujos, es sumamente distinta de la del Plaxliaplus, que es lisa y perforada como en Doedicurus. Localidad. — He recojido restos de la coraza de esta especie procedentes del centro del dorso y de los bordes, en la Tilla de Lujan, pero como las pie- zas recojidas son hoy propiedad del Museo La Plata, no puedo dar sobre ellas otros datos ni dibujos, con excepción del croquis de una de las placas del centro del dorso. Horizonte . — Piso lujanense de la formación pam- peana. Plaxhaplus antiquus Amegh. (Pl. lvi, f]g. 4; pl. i.xxx'vn, fig. i, 2 y 3) Dcedicurus antiquus, Ameghino. Apuntes preliminares sobre mamíferos fósiles de Monte Hermoso, p. 18, a. 1887. — Id. Lista de los mamif.fós. de Monte Hermoso, p. 17, n° 48, Junio de 1888. Doedicurus Copei, Moreno, Informe preliminar, etc., p. 10, Julio de 1887. Esta especie era de tamaño mucho menor que la precedente, mas pequeña todavía que el Doedicurus Kokenianus. La coraza es baja y oblonga, y por los trozos que se conocen parece no tuvo mas de lm60 á 1 m70 de largo por 90 á 95 centímetros de ancho máximo. Las placas del centro de la coraza son rectangula- res alargadas, de 5 á 6 centímetros de diámetro ántero-posterior por 3 á 4 de diámetro transverso, y 2 á 3 centímetros de espesor, estando reunidas unas á otras por suturas mas cercanas y mas fijas que en las especies del género Doedicurus. La cara interna de cada placa es apenas un poco cóncava y casi lisa, con un cierto número de aguje- ros pequeños, generalmente de 5 á 8, cuyo diáme- tro varía de 1 á 2 milímetros, dispuestos sin orden al- guno, pero generalmente de manera que dejan libre la parte central, perdiéndose en el interior de la masa esponjosa. La cara externa es un poco levan- tada en el medio y algo deprimida adelante y atrás, con una cantidad de agujeros cuyo número puede alcanzar hasta 20, la mayor parte agrupados en una zona al rededor de la parte céntrica de la placa, pe- netrando oblicuamente al interior todos en dirección al centro para perderse en la masa esponjosa. El tamaño de estos agujeros es sumamente varia- ble, habiéndolos que tienen menos de un milímetro de diámetro, mientras otros tienen 3 ó 4, pero sin que ninguno de ellos atraviese directamente las pla- cas como sucede en Doedicurus. El tubo caudal tiene próximamente un metro de largo, siendo mas grande en su extremidad proxi- mal y comprimido verticalmente, mas delgado en su segundo tercio posterior y de sección mas cilín- BRUTOS 851 drica, volviéndose á enanchar un poco en la extremi- dad distal, aumentando igualmente su espesor, siendo acá un poco convexo en su cara superior y deprimi- do en la inferior. En su parte mas angosta antes de empezar el enanchamiento distal, tiene próximamen- te unos 14 centímetros de ancho por 10 de espesor vertical, alcanzando hacia atrás en su parte mas en- grosada, 10 á 1 7 centímetros de ancho por 12 á 13 de diámetro vertical. Toda la superficie del tubo está cubierta de dibujos. Visto por la cara superior, aparece cubierto por una cantidad de figuras elípticas, fuertemente escava- das en el medio y rodeada por una fila de profundos agujeros periféricos de uno á dos milímetros de es- pesor; estas figuras tienen un diámetro mayor de 3 á 4 centímetros. La parte superior de la extremidad distal está formada por cuatro grandes figuras exca- vadas y rugosas en el centro, dispuestas por pares transversales, y de contorno casi circular. Las dos anteriores son mucho mas pequeñas que las poste- riores, de un diámetro de 6 centímetros, pero pro- fundamente excavadas. Las dos posteriores tienen próximamente unos 9 centímetros de diámetro, sien- do menos excavadas pero de fondo mas rugoso. Cada una de estas cuatro grandes figuras está rodeada por una fila de agujeros periféricos de t á 3 milímetros de diámetro. La cara opuesta, que supongo sea la inferior, está cubierta por las mismas figuras elíptico-circulares pequeñas, excavadas en el centro y rodeadas por una fila de perforaciones, extendiéndose hasta la misma extremidad distal, en donde solo existen dos figuras laterales, una á cada lado, de tamaño bastaute mayor, separadas por una mas pequeña y seguidas por otras dos igualmente pequeñas que forman la parte terminal. Vista de lado, la misma extremidad distal forma- da por la parte comprendida entre la última gran figura superior y la opuesta inferior es delgada. Próximamente á un decímetro de la extremidad se encuentra la primera figura lateral que es la mayor, de contorno elíptico, de 10 centímetros de diámetro mayor por un poco mas de 7 centímetros de diámetro transverso, fuertemente excavada en el centro, de superficie rugosa, y rodeada de una gran fila de per- foraciones periféricas. Hácia adelante sigue á esta figura lateral única dos figuras mas pequeñas y desiguales en tamaño, un poco menos elípticas pero mas profundamente excavadas en el centro y mas rugosas, y también rodeadas por una fila de agujeros periféricos. De es- tas dos figuras, la mas grande, de unos 8 centímetros de diámetro mayor, está colocada mirando hácia la cara inferior, y la menor de solo 7 centímetros de diámetro esta colocada sobre la cara superior. A estas dos figuras siguen hácia adelante, otras dos figuras laterales, mas ó menos de la misma for- ma é igualmente de tamaño desigual, pero colocadas la mas grande hácia la cara superior y la mas peque- ña hácia la inferior. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. El tubo caudal que me ha servido de base para la descripción procede de otro yacimiento cer- cano del precedente, y es propiedad del Dr. Chris- TIAN HEUSSER. Horizonte. —Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). PSEUDOEURYURUS n. g. Este género no está incluido en el cuadro sinóptico por haber recibido sus restos cuando dicho cuadro ya estaba impreso. Por los caractéres de la cara dorsal, de la que conozco placas de las distintas regiones, es un intermediario entre Plaxhaplus y Neuryu- rus. Las placas del centro de la coraza dorsal, son de forma rectangular, con la cara interna casi plana. En la cara externa, cada placa lleva una figura cen- tral sub-circular, muy elevada, casi lisa y deprimida en el centro. Todo el resto de la superficie de cada placa forma una zona mucho mas baja y de superfi- cie irregular, conteniendo una série de depresiones cóncavas dispuestas alrededor de la elevación central en filas periféricas concéntricas, que se pierden so- bre los bordes de las placas en forma de rugosidades. Algunas de estas depresiones llevan en su fondo perforaciones circulares ó elípticas que penetran en el interior de la placa, dirijiéndose oblicuamente hácia el centro. Las placas próximas á los bordes laterales de la región anterior, presentan en la superficie externa, en un punto que no corresponde exactamente al centro, una figura central en forma de tubérculo ó protuberancia elevada, de cuya periferia parten en todas direcciones aristas ó crestas elevadas que como 852 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS rádios de un círculo se dirijen al borde de la placa, no sin antes ser interceptadas por una cresta que orre á alguna distancia de la figura central, trazando al rededor de esta una curva ó círculo, dando origen este entrecruzamiento á la formación de dos séries de profundas cavidades colocadas en dos círculos al rededor del tubérculo central. Pseudoeuryurus Lelongianus n. sp. (Pl. LXV, fig. 7) Es la única especie de este género que por ahora me sea conocida, y ha tenido una talla considerable, comparable á la de un Panochtus, pero probable- mente era mucho mas débil, pues la coraza es pro- porcionalmente muy delgada. Las placas de la región central que son las mas grandes, tienen 6 centíme- tros de largo por 4 á 5 de ancho, y 15 á 16 milíme- tros de espesor. Las de los flancos son un poco mas irregulares, de 4 centímetros de largo por 3 de an- cho y 10 á 12 milímetros de grueso. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por el Sr. Lelong Thevehet en las barrancas de los alrededores del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica. DASYPODA Los representantes de este orden se distinguen inmediatamente por la coraza dorsal, la que en vez de es- tar constituida en toda su extensión de placas unidas por suturas, presenta en el centro varias bandas trans- versales movibles, cada banda compuesta de una sola fila de placas rectangulares, largas y angostas, cuya parte anterior pasa debajo de la parte posterior de las placas de la fila que la precede hacia adelante. La parte anterior y posterior, forman dos secciones separadas por los anillos ó bandas mencionadas; cada una de estas secciones, se compone de placas pentagonales ó exagonales unidas por suturas como en los glip- todontes, y presentando en la cara externa, lo mismo que las placas de los anillos movibles, esculturas ó di- bujos de aspecto diferente según los géneros. Carecen de plastrón ventral como los gliptodontes, pero tienen un casco cefálico, y la cola está envuelta en una coraza, anillada en la base como en algunos glip- todontes cuando es larga, ó envuelta en otros géneros por placas imbricadas ó tuberculosas. El cráneo no es corto y truncado adelante como en los gliptodontes, sino alargado y puntiagudo, con un intermaxilar bien desarrollado, provisto en algunos géneros de incisivos en función, y en otros de dos pequeños prenasales. El occipital es vertical, limitado por una pequeña cresta, las órbitas son siempre abiertas atrás, y los arcos zigomáticos, no muy fuertes, pero siempre completos y sin la gran apó- fisis descendente que distingue á los gliptodontes. Los maxilares superiores son mas pequeños y mas ba- jos. y de consiguiente el cráneo entero, notablemente menos elevado que en el otro grupo. La mandíbula inferior es menos maciza, y mas puntiaguda que en los gliptodontes, y con la rama ascendente que no se levanta al lado de la parte posterior de la rama horizontal, sino que forma la continuación de esta detrás de la última muela, y presenta el borde ascendente anterior inclinado hácia atrás como en la generalidad de los mamíferos. Los dientes son relativamente pequeños y bien separados unos de otros, generalmente cónico-cilíndricos, muy raramente elípticos, y nunca, salvo muy rarísimas excepciones, en menor número de ocho en cada lado de cada mandíbula. El áxis y las dos ó tres vértebras que siguen se reúnen para formar un hueso meso-cervical como en los gliptodontes, pero las demás vértebras con escepcion de las que toman parte en la conformación del sacro, son libres. El sacro es un tubo parecido al de los gliptodontes, formado por la reunión de 8 á 12 y hasta 13 vérte- bras, pero en el caso de que haya un número tan considerable, las dos ó tres anteriores son verdaderas BRUTOS 853 lumbares soldadas al sacro, y la última de atrás es la primera caudal. El sacro de los armadillos se pone en contacto con la cadera por dos puntos distintos como en los gliptodontes, pero por medio de un número de vértebras bastante mayor, generalmente por medio de 3 vértebras adelante con los ilíacos, y por 3 ó 4 atrás con los isquiones. La sínfisis del pubis generalmente está cerrada por el desarrollo de un hueso interpubiano que con la edad se une á las dos puntas de los huesos pubis, desapareciendo toda traza de sutura, pero en algunos casos la sínfisis del pubis queda completamente abierta. El omóplato posee un acromion sumamente desarro- llado, y presenta un supra-escapular representado por un cartílago osificado que se une á la base del omó- plato. El húmero es menos fuerte que en los gliptodontes y provisto siempre de agujero epitrocleano. El trapecio y el trapezoides están á menudo unidos y el magno se suelda á veces al metacarpo del dedo tercero. El fémur posee un trocánter mayor de tamaño enorme, y un trocánter tercero no menos de- sarrollado, pero que no se prolonga encresta hácia abajo como en los gliptodontes. La tibia y el peroné son mas largos que en los gliptodontes, pero como en estos completamente soldados en sus dos extremi- dades, dejando en el medio una larga y ancha abertura oval ó elíptica. El calcáneo es un hueso muy fuerte y con una gran prolongación posterior. Los dedos son en número variable en los pies anteriores, pero siempre de cinco en los posteriores; los del medio bastante largos, particularmente en los piés anteriores, y con enormes uñas falsiformes dispuestas para cavar, de donde viene el nombre de Effodientia con que á menudo se designa este grupo. En ciertos géneros las falanges de algunos dedos se sueldan entre sí como sucede en algunos megateroides. Los representantes conocidos del orden de los Das y poda se reparten en cuatro familias que se distinguen por los siguientes caractéres. I. Coraza dorsal formada en parte por bandas movibles que ocupan casi siempre el centro y por secciones fijas colocadas generalmente adelante y atrás. a. Muelas elípticas y bilobadas. Chlamydotheyddat. b. Muelas cilindricas ó sub-cilíndricas. aa. Escudos córneos que cubren las placas de forma distinta de las figuras de las mismas. Praopidse. bb. Escudos córneos de la misma forma que las figuras de las placas que cu- bren. Dasijpidse. II. Coraza dorsal compuesta de bandas transversales en toda su extensión, y con un escudo pélvico perpendicular independiente. Chlamijdophovidx. CHLAMYDOTHEIUD^E Los Chlamydotheridse son los representantes del grupo de los Dasypoda, que tanto por su confor- mación como por la talla, mas se acercan de los Glyptodonta, pero conservando los rasgos principales de los dasipídeos. La coraza dorsal se compone de un escudo anterior y otro posterior, separados por varias fajas movi- bles en el centro de la coraza como en los verdaderos armadillos. El cráneo no es truncado como el de los gliptodontes, sino puntiagudo. La mandíbula inferior es intermediaria en la forma entre la de los arma- dillos y la de los gliptodontes, con la rama ascendente no tan alta como en estos últimos é inclinada hácia atrás. Las muelas son de sección elíptica, bipartidas sobre un lado, y sobre el opuesto con un ves- 854 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tigio rudimentario de la forma tripartida de la de los gliptodontes. La cola es muy larga, anillada en la base y cubierta de placas pequeñas imbricadas en la parte posterior. La columna vertebral se compone de vértebras separadas en casi toda la totalidad de su extensión, como en los armadillos actuales. CHLAMYDOTHERIUM lund Chlamydotherium, Lund, Ann. d. Se. nat., XI, a. 1839. Dasypus, Nodot, Descrip. d’un nouv. genre d’e'd. foss . , p. 111, pl. 12, fig. 8 á 13, a. 1856. Pampatherium, Ameghino, en Journal de Zool., t. V, p. 527, a. 1875. Las placas que componen la coraza son grandes pe- ro muy delgadas • las que constituyen la parte ante- rior del escudo dorsal anterior, son exagonales y pentagonales, con la superficie externa casi lisa, un poco puntuada y ligeramente levantada sobre los bordes ; las que constituyen la parte posterior son de forma rectangular, estrechas y largas, de superficie igualmente plana y un poco levantada en los bordes. Las placas que constituyen los anillos movibles son las mas grandes de toda la coraza, de una forma rectan- gular muy prolongada, con una parte anterior lisa ó casi lisa, álaquesigue hacia atrás una depresión transver- sal ancha y rugosa, y luego la parte libre ó cuerpo de la placa que es la mas considerable, de forma rec- tangular, casi plana, un poco levantada en los bor- des, gruesas adelante y delgadas en la parte posterior. La mandíbula inferior es de rama ascendente con el borde anterior inclinado hacia atrás, y la rama hori- zontal baja y puntiaguda adelante, con nueve dientes, el último á menudo muy pequeño, los cinco interme- diarios mucho mas grandes, y los dos anteriores igual- mente muy pequeños y colocados en la parte anterior de la mandíbula tomando casi la forma de incisivos. Las muelas sou alargadas de adelante hácia atrás, de sección elíptica, con la corona un poco excavada longitudinalmente en el centro ; sobre el lado exter- no hay una depresión perpendicular profunda y cón- cava que divide cada muela en dos columnas per- pendiculares convexas ; la cara perpendicular interna es ligeramente deprimida, con dos depresiones per- pendiculares poco aparentes, una anterior algo mas grande y la posterior mucho mas pequeña. Todas las placas de la coraza, incluso la de las sec- ciones fijas anterior y posterior, no están unidas por suturas fijas, sino simplemente justapuestas, con un principio de trabazón, pero sin que minease soldaran unas á otras. El húmero posee el agujero epitrocleano, siempre presente en todos los Dasypocla. Chlamydotherium typum Amegh. (Pl. LXVII, fig. 9, 11, 12, 16, 17, 18 y 19) Pampatherium typus , Ameghino, en Journal de Zool., t. V, p. 527. Chlamydotherium typus (Amegh.}, H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. etc., p. 210, a. 1880. El húmero está provisto de agujero epitrocleano. Era este un animal de talla considerable, todavía un poco mayor que la del Iloplophorus ornatus. Las placas del escudo dorsal anterior, exagonales y pentagonales, tienen un diámetro de 3 á 4 centí- metros y solo 5 á 7 milímetros de espesor. La cara interna es un poco cóncava, lisa y con algunos pe- queños agujeros dispuestos sin orden alguno. La ca- ra externa es lisa, apenas un poco ligeramente pun- I tuada, con la parte central algo mas levantada aun- que de una manera poco sensible ; esta parte mas elevada está seguida de una depresión poco acentuada limitada por el borde periférico mas elevado que la región central ; alrededor de este borde periférico se ven de distancia en distancia algunas pequeñas per- foraciones que penetran en el interior de las placas. Las placas de la parte posterior del mismo escudo son rectangulares, de 4 á 6 centímetros de largo, y 20 á 25 milímetros de ancho, con la cara externa en la parte central mas elevada, la misma depresión in- termediaria, y el borde periférico igualmente eleva- do ; adelante presentan una zona rugosa transversal muy angosta, y sobre el borde periférico algunas perforaciones pequeñas distribuidas sin orden algu- no ; el grueso máximo de estas placas, no pasa de 9 milímetros. Las placas mas grandes de toda la coraza son las de los anillos movibles, entre las que las hay que tienen entre 9 á 10 centímetros de largo, y 3 centí- metros de ancho, pero la mayor parte son un poco I mas pequeñas; estas grandes placas, tienen una parte BRUTOS 855 anterior lisa que es la que penetra debajo de la par- te posterior de la placa que la precede, una zona transversal rugosa, y luego la parte posterior rectan- gular de la misma forma que las placas precedentes, pero conla parte posterior siempre muy delgada. Localidad. — He recojido restos de esta especie en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso enseuadense, belgranense y bonaerense de la formación pampeana. Chlamydotherium paranense Amegh. (Pl. xxiv, fig. 6 á 10 ; pl. lxvii, fig. 13 á ís) Ameghino, Bol. de laAcad. Nac. de Cieñe., t. Y, p. 114 y 300, a. 1883.— Id. t. VIH, p. 137, a. 1885.— Id. t. IX, p. 201, a. 1886. Esta especie es el edentado acorazado cuyos res- tos se encuentran con mayor frecuencia en las for- maciones terciarias antiguas de las barrancas del Paraná, pero consisten casi siempre en placas de la coraza, que, como no estaban reunidas por sutu- ras fijas, se encuentran aisladas, de modo que es muy difícil determinar de qué región del cuerpo proceden. Sin embargo las placas déla coraza del Chlamy- dotherium del Paraná ofrecen diferencias notables comparadas con las correspondientes del C. typus, déla formación pampeana. Estas diferencias en su carácter general son : un tamaño algo mas pequeño, el espesor de las placas relativamente menor y la figura central de cada una de ellas de forma distinta y mejor delimitada en el C. paranense que en el C. typum. Estas placas sueltas pueden dividirse en tres cate- gorías : unas pentagonales ó exagonales que forma- ban parte de las secciones fijas de la coraza ; otras rectangulares, no muy largas, que debían formar par- te de las secciones de la coraza inmediatas á los ani- llos movibles, y otras rectangulares muy largas con su parte anterior en forma de tecla que constituían las fajas movibles. De las primeras ó pentagonales dispongo de varios ejemplares: uno muy pequeño, de 24 milímetros de largo, 21 milímetros de ancho y 6 milímetros de es- pesor, tiene la cara interna cóncava, y la externa con una figura central de forma circular, limitada por una depresión algo profunda que á su vez está limitada por el borde periférico de la placa mas ele- vado en forma de cordon. Otra placa de tamaño mu- cho mayor, tiene unos 33 milímetros de largo y 7 de espesor. La cara interna es cóncava y la externa muestra igualmente en su superficie una figura cir- cular rodeada por cuatro de sus lados por una de- presión ancha y profunda, limitada á su vez por un reborde periférico ancho y elevado. Estas placas difieren de las correspondientes del C. typum, por esta figura central, la depresión que la rodea y el surco que la limita, pues en la especie pampeana la figura central de superficie lisa es poco aparente á causa del surco que la rodea apenas indicado. De las placas rectangulares fijas conozco muchos ejemplares, algunos muy pequeños, y otros bastante mas grandes. El ejemplar mas pequeño, tiene 26 milímetros de largo y 20 milímetros de ancho. Otro un poco mas grande, tiene 28 milímetros de largo y 22 milíme- tros de ancho. Estos dos ejemplares son algo cón- cavos en su cara interna, presentando en la exter- na una figura central larga y angosta, de superficie convexa, limitada en sus dos lados laterales por dos depresiones anchas y profundas. Una tercera placa mas grande tiene 34 milíme- tros de largo por 26 milímetros de ancho ; es igual- mente cóncava en su cara interna, y con una figura central en la externa, angosta y elevada, limitada también por dos surcos anchos y profundos. La figu- ra central tiene 20 milímetros de largo y 6 milíme- tros de ancho, y los surcos que la rodean mas ó me- nos el mismo largo y ancho. Una cuarta placa es proporcionalmente mas ancha, pues tiene 37 milíme- tros de largo y 29 de ancho. La figura larga cen- tral es también de mayor diámetro transverso, y los surcos que la rodean relativamente mas hondos y angostos. Estas placas difieren de las correspondien- tes del C. typum , de la formación pampeana, por presentar las de esta última especie la cara externa casi lisa y plana sin la figura central longitudinal que caracteriza las de la especie antigua, figura que está reemplazada por otra mas ancha que ocupa casi toda la superficie déla placa y limitada por una depresión periférica apenas aparente. De las placas movibles, el ejemplar mas pequeño es incompleto, faltándole la prolongación en forma de tecla. La parte existente que comprende todo el cuerpo de la placa tiene 34 milímetros de largo, solo 16 milímetros de ancho y apenas 5 de espesor. La 856 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS cara externa presenta como en las placas precedentes una elevación longitudinal convexa mas elevada en el centro que en las extremidades, limitada por dos depresiones angostas y profundas rodeadas á su vez por dos cordones laterales elevados. Otra placa de los anillos movibles, mucho mas grande é intacta, tiene 55 milímetros de largo, 28 milímetros de ancho y 6 milímetros de espesor. La cara interna es muy cóncava y la externa con una figura longitudinal larga, ancha y convexa rodeada por dos depresiones laterales bastante profundas. Comparadas estas últimas placas con las de igual forma del C. typum de la formación pampeana, difieren también como las precedentes por la pre- sencia de estas figuras centrales dispuestas en sen- tido longitudinal, largas, convexas y separadas por surcos profundos, pues las mismas placas de la espe- cie pampeana presentan la cara externa deprimida, casi plana, con una figura rectangular apenas marca- da que ocupa casi todo el cuerpo de la placa, limi- tada por depresiones apenas aparentes. Así que las figuras centrales de forma circular en las placas pentagonales, y deforma alargada y éstrecha en las rectangulares, delimitadas unas y otras por surcos bien marcados, es el [distintivo característico de la especie del Paraná, que sirve para distinguirla no solo del C. typum de la formación pampeana de Bue- nos Aires, sino también del C. Iiumboldtii (Luxd) de las cavernas del Brasil, cuya coraza presenta pla- cas de superficie externa casi absolutamente iguales á la especie pampeana de aquí. Del esqueleto conozco la parte posterior de la ra- ma horizontal del lado derecho de la mandíbula infe- rior en el que están implantados los últimos cuatro dientes molares. Las muelas son de un tipo distinto de las de los gliptodontes, pero difieren igualmente de las de los armadillos actuales, presentando á ese res- pecto una verdadera forma intermediaria entre las muelas de los representantes de ambos grupos. Son de corona larga y angosta, esto es, de forma muy elíptica, con dos fuertes columnas longitudinales se- paradas por un surco ancho, profundo y de fondo cóncavo en el lado externo, y tres columnas apenas visibles separadas por dos surcos poco aparentes en el interno. En este lado las muelas del Chlamy- dotherium parecen representar el primer esbozo de las muelas triprismáticas de los gliptodontes, pues hubiera bastado que los dos canales ó depre- siones longitudinales indicadas hubieran adquirido mayor profundidad para que en el lado interno las muelas del Chlamydotherium presentaran los dos surcos longitudinales profundos y las tres aristas que los delimitan, caractéres propios de los Glyp- todonta. Así, á causa de esta conformación, re- sulta que las muelas del Chlamydotherium en la corona son mas estrechas en el centro que en las ex- tremidades. También estas muelas en proporción del tamaño sobresalen fuera de los alveolos mucho mas que las délos gliptodontes. Las muelas elípticas del Chlamydotherium pa- ranense tienen su diámetro mayor de adelante hácia atrás en dirección del eje de la série dentaria como en los gliptodontes, pero no tienen como estos, en el centro de la superficie masticatoria de la corona, las láminas duras de dentina que sobresalen en for- ma de aristas ó crestas que atraviesan las muelas en su mayor diámetro de adelante hácia atrás con pro- longaciones á las columnas laterales. La base de las muelas, que llega hasta el fondo mismo de la mandí- bula está abierta presentando una ancha cavidad única como en los armadillos y no subdividida co- mo en los gliptodontes. Las paredes de esta cavi- dad están formadas en su parte mas inferior por una muy delgada capa de dentina apenas un poco mas gruesa que la hoja de un papel; el interior del hueco se estrecha poco á poco hácia su parte superior. La corona de cada una de las muelas, mas gastada en el centro que en la periferia, muestra una hendidura en su parte media dirijida de adelante hácia atrás como último vestigio en la parte superior de la pro- longación hácia arriba de la cavidad de la base, pe- ro en ciertos ejemplares aislados la cavidad está ocupada por un depósito de dentina mas dura que sobresale en el fondo gastado del centro de la co- rona en forma de lámina elevada, dirijida longitu- dinalmente, pero sin que ninguna de sus dos extre- midades toque en la periferia de la corona ; á la vista no aparece mas que la vásculo-dentina rodea- da por una delgada lámina de dentina mas dura que constituye el borde periférico mas elevado déla co- rona, pero toda la superficie perpendicular está cu- bierta por una delgadísima capa de cemento ama- rillo. Las muelas del Chlamydotherium paranense están bien separadas unas de otras por espacios in- termediarios de 2á 3 milímetros de largo, concor- dando en este modo de implantación un poco con los gliptodontes, pero por el tamaño relativo de las BRUTOS 857 muelas, los Glyptodontes típicos y el Chlamy - dotherium constituyen dos tipos completamente opuestos. En Glyptodon las muelas van aumentan- do gradualmente de tamaño desde la primera hasta la última que es de dimensiones apenas mayores que las dos ó tres que la preceden. Las cuatro mue- las existentes en el fragmento de mandíbula de Chlamy dotherium que son las cuatro posteriores, disminuyen de tamaño de adelante hacia atrás. La última muela inferior es mucho mas pequeña que las otras, desviándose también en su modo de implanta- ción de la línea perpendicular, de manera que aun- que la corona se encuentra sobre el eje longitudinal de la série dentaria, la base se desvía hacia el lado externo varios milímetros afuera de la línea media longitudinal. La corona es también un poco distinta de la forma que presenta en las otras muelas, siendo algo mas ancha adelante y mas augosta hácia atrás. En el lado interno de la mandíbula, mas ó menos á la mitad de la altura de la rama horizontal, corre un canal ancho y poco profundo, que pasa por sobre las muelas, de las que está separado por una delgada lámina osea ; es este el canal alveolar colocado en las mandíbulas de los gliptodontes algo mas abajo. En el fragmento de mandíbula de Chlamydothe- rium que describo, este canal se encuentra casi por todas partes á descubierto, debido probablemen- te á un desgaste del hueso producido post-mor- tem. De la rama ascendente de la mandíbula no existe mas que la parte de la base cercana al borde alveo- lar en donde empezaba á levantarse hácia arriba, conociéndose por ella que no formaba un ángulo agudo como en los gliptodontes, sino un ángulo mas abierto, mayor de 90 grados • ni tampoco estaba si- tuada tan adelante como en estos, pues que, vista la mandíbula de lado, el ramo ascendente solo alcanza á ocultar la última muela, mientras en los glipto- dontes típicos vista la mandíbula en la misma posi- ción el ramo ascendente oculta por completo las dos últimas muelas y la mitad posterior de la antepenúl- tima. Dimensiones Alto de la rama horizontal debajo de la antepenúltima muela 0m032 Espesor de la mandíbula en el mismo punto 0.015 Espesor de la mandíbula debajo del borde alveolario de la primera muela existente 0.012 Diámetro de la primera muela exis- í ántero-posterior. . . 0.C12 tente (la 6a de la série dentaria) ( transverso 0.007 Diámetro de la antepenúltima muela (la 7a de la série dentaria) . . . Diámetro de la penúltima muela Diámetro de la última muela a ( ántero-posterior..., . 0.012 . r transverso . 0.0065 ántero-posterior . 0.0115 transverso . 0.005 ántero-posterior . 0.008 transverso , 0.004 Conozco también una muela aislada, sin duda de otro individuo, de la misma forma que las que se encuentran implantadas en la mandíbula, pero por el tamaño no corresponde á ninguna de ellas, te- niendo una corona mas corta y proporcionalmente mas ancha : era probablemente una de las muelas anteriores. La talla del Chlamy dotherium paranense era comparable á la de una de las mas pequeñas especies del género Hoplophorus. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos primeramente por el profesor Scala- bbimt en las barrancas de los alrededores del Paraná, en donde después han recojido restos del mismo animal varios coleccionistas, habiendo también en- contrado algunas piezas personalmente en una de mis* visitas á aquella localidad. Horizonte. — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno inferior). Chlamy dotherium? extremum Amegh. (Pl. XL, fig. 15) Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 205, a. 1886. La gran diferencia de tamaño que presentan las numerosas placas de coraza de Chlamy dotherium recojidas en los yacimientos del Paraná me hicieron sospechar que podrían proceder de mas de una es- pecie, y así lo manifesté en uno de mis trabajos so- bre fósiles del Paraná (Bol. etc., t. VI1Í, pág. 137). Parece que mis dudas no eran completamente infun- dadas, pues entre las nuevas piezas del Museo del Paraná que he podido posteriormente examinar hay una muela de un gran edentado, tan parecida á las muelas del Chlamy dotherium antes descritas, que estoy dispuesto, á lo menos provisoriamente, á con- siderarla como procedente del mismo género, pero de una especie de tamaño jigantezco en proporción de la precedente. La corona, algo destruida, es mas angosta en el medio que en las extremidades, y mas ancha en una de las extremidades que en la otra. El enangostamiento del medio de la corona es produci- 108 858 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS do como en las muelas del C. payánense antes des- crito por un gran surco longitudinal externo, ancho y profundo, pero las tres columnas y los dos surcos longitudinales internos de las muelas del C. payá- nense son aquí todavía menos aparentes, de modo que la muela presenta una cara interna ancha y casi plana. Estuvo cubierta de una capa de cemento ama- rillo de un milímetro de espesor que ha desapareci- do casi por completo, conservándose vestigios en el fondo del surco externo y en la cara perpendicular anterior. La corona tiene 22 milímetros de diámetro ántero-posterior, 9 milímetros de diámetro trans- verso en el medio, 14 milímetros en su parte ante- rior mas ancha, y 11 milímetros en la posterior. El largo uo se puede determinar, pues solo existe la parte superior, pero debía ser muy considerable, pues el trozo existente tiene unos 4 centímetros de largo y su parte inferior es todavía maciza, siu ves- tigios de la cavidad basal. La talla de este animal, á juzgar por el tamaño de esta muela, debía ser comparable al de las grandes especies del género Panochtus (Burm.). Localidad. — Esta pieza ha sido descubierta por el profesor Scalabrini en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná. Hoi'izonte; — Piso mesopotámico de la formación patagónica (oligoceno inferior). Chlamydotherram intermedium Amegh. Chlamydotherium , sp. ? Ameghino, Apuntes preliminares sobre mamíferos extinguidos de Monte Hermoso. p. 19, a. 1887. Chlamydotherium intermedium, Ameghino, Lista de los m a- míf. fós. de Monte Hermoso, p. 13, n° 53, Junio de 1888. Esta especie parece ser intermediaria, tanto por la forma como por la talla, entre el C . payánense y el Ch. typum. Las placas de las secciones fijas, que son las únicas de las que hasta ahora conozco algunos ejemplares, son un poco mas pequeñas que las correspondientes del C. typum; la superficie externa de estas placas uo es casi plana ó ligera- mente ondulada como en las de la especie pampea- na, sino un poco excavada al rededor de la elevación central, pero no tanto como en C. payánense. La di- ferencia entre la configuración externa de las placas de estas tres especies son difíciles de distinguir sobre los dibujos, pero se aperciben con la mayor facili- dad sobre el exámen de las piezas mismas. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Bahía Blanca. Hoyizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). Chlamydotherium (?) anstrale Amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 25, n° 42, a. 1887. El animal solo está representado por una placa de la coraza, y un pequeño fragmento de mandíbula in- ferior, piezas que muestran algunosdelos caractéres de las correspondientes del Chlamydotheyium, pero con algunas diferencias notables que es posible indiquen una diferencia genérica, que por ahora sin otros materiales, no nos es posible determinar. La placa es de figura exagonal, con dos lados mas largos, opuestos y paralelos, y luego dos mas pe- queños y no tan bien difinidos en cada uno de sus extremos. La placa tiene 39 milímetros de largo y 36 de ancho. La cara superior presenta un aspec- to casi idéntico á una placa del mismo tamaño de Chlamydotheyium. El borde periférico, de 3 á 4 milímetros de ancho, es un poco rugoso, y comple- tamente cubierto de pequeñas perforaciones como en las especies conocidas del mismo género. Todo el resto de la superficie superior es casi completa- mente lisa, apenas lijeramente puntuada, presentan- do una ancha depresión periférica parecida á la que muestran las placas del Chlamydotheyimn payá- nense, pero con una elevación central mas irregu- lar, menos larga y mas ancha, mas extendida hácia un extremo en donde interrumpe la depresión peri- férica que hácia el otro, bastante convexa, y con una pequeña depresión circular y rugosa en el centro. La cara inferior presenta la particularidad de ser también convexa en vez de cóncava, de manera que la placa presenta su mayor espesor en el centro, en donde alcanza unos 7 milímetros, mientras es solo de 3 á 4 en la periferia. Tampoco los bordes mues- tran trazas de suturas que sirvieran á la articulación de las placas, de manera que también en esta especie estaban unas al lado de otras, tocándose simple- mente por sus bordes. El fragmento de mandíbula inferior, es un pedazo de la pared externa de la rama izquierda, al nivel de la rama ascendente, conteniendo la impresión ex- BRUTOS 859 terna de los alveolos de tres muelas, y pequeñísimos fragmentos de esta, que suponiendo que el animal tuvo nueve muelas como las especies conocidas, su- pongo que estos alveolos corresponden á las muelas sesta, sétima y octava. Cada una de estas muelas, presentaba sobre el lado externo una depresión per- pendicular, ancha y relativamente mas profunda que en las muelas de los Chlamydotherium typum y pavanense. Cada alveolo tiene unos 1 1 milímetros de diáme- tro ántero-posterior, y los tres juntos ocupan un espacio longitudinal de 33 milímetros. La rama ascendente, de la que existe la base, pa- rece se inclinaba hacia atrás como en las especies ya conocidas, y la rama horizontal parece haber sido baja y muy espesa. Localidad. — Ha sido descubierta por Carlos Ameghlno en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). PELTEPHILUS amegh. Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 25. a. 1887. Este es un género particular, conocido por un gran número de placas de la coraza, que ofrecen un pe- queño parecido con las de la coraza del Chlamydo- therium, y caractéres hasta cierto punto interme- diarios entre los de este último género y los del género actual Pviodon. Las placas son mas ó menos rectangulares ó cua- drangulares, en general mas cortas y mas anchas que las de los demás armadillos. Parece que casi to- da la coraza ha sido anillada transversalmente, pues la casi totalidad délas placas recojidas, presentan la prolongación anterior lisa y en forma de tecla que caracterízalas placas que proceden de los anillos movibles. Esta parte anterior lisa que entra debajo de la parte posterior de la placa que la antecede es mas corta y mas gruesa que en todos los demás ar- madillos, tomando casi la forma de un reborde redondeado. La superficie externa del resto de la placa es muy rugosa, con una pequeño elevación longitudinal en el centro que no llega hasta el borde posterior, y limitada á ambos lados por una depre- siou ancha y poco profunda. La parte anterior del cuerpo de la placa, forma una depresión transversal bastante ancha y profunda, que la separa de la parte anterior en forma de tecla. Esta depresión trans- versal es rugosa, y con dos perforaciones circulares en el medio, grandes y que penetran en el interior de la placa, colocadas en línea transversal . El grue- so máximo de cada placa se encuentra precisa- mente al nivel del surco transversal, en cuyo punto sobre el lado interno forma una convexidad muy pronunciada, disminuyendo gradualmente el espe- sor hacia adelante hasta terminar en borde delgado, pero de una manera brusca hácia atrás, formando como un escalón, de manera que casi la mitad poste- rior de la placa es muy delgada concluyendo en borde posterior fino y sin perforaciones para la im- plantación de pelos. Las placas délas secciones fijas son relativamente más cortas y mas anchas, mas delgadas y de espesor uniforme, con los bordes ásperos y rugosos, y una figurita longitudinal en el centro limitada por una depresión á uno y otro lado como en las placas de los anillos movibles; en la parte anterior, á unos dos ó tres milímetros del borde se encuentran también las dos perforaciones circulares ya mencionadas. En el borde posterior se ven algunas perforaciones pe- queñas, en las que quizás se inplantaban pelos. En realidad, tampoco estas placas presentan suturas que indiquen que se trabaran unas con otras, y pro- bablemente se encontraban simplemente justapues- tas, formando así una coraza de tipo primitivo, en la que las placas afectaban la forma de las escamas de los cocodrilos. I*eltepliilus strepens Amegh. (Pl. LXIX, fig. 1 á 6) Ameghino, Enumeración sistemática etc., p. 25, n° 113, a. 1887. Este animal ha tenido la talla de un Hoplophorus pequeño. Una de las placas mas grandes de los anillos movibles tiene 25 milímetros de largo, 17 de ancho y 6 de espesor máximo, y la parte anterior lisa en forma de tecla solo tiene 5 milímetros de an- cho. Pero otras tienen el mismo largo y son mas angostas, y algunas mas anchas y mas cortas. Una de las placas mas grandes, sin la prolongación en forma de tecla, tiene 23 milímetros de largo, 20 de ancho y 4 de espesor. 860 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Las dos perforaciones que se encuentran en la parte anterior de cada placa, alcanzan un diámetro de dos milímetros. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Peltephilus pumilus Ameghino. (Pl. LXIX, fig, 7 á 9) Ameghino, Enumeración sistemática etc., p. 25. n° 114. a. 1887. Esta especie era de tamaño mucho mas pequeño, pero á juzgar por las placas de la coraza presenta- ba absolutamente los mismos caractéres. Algunas placas sin embargo parece que presentan la figura longitudinal mediana mejor acentuada, y el par de agujeros de la parte anterior es sin duda en todas mas acentuado. Una placa mediana de esta especie, tiene 12 milí- metros de largo, por 8 de ancho y 0™0016 de espe- sor, pero hay algunas un poco mas grandes, y otras considerablemente mas pequeñas. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). PRAOPIDTE Coraza dorsal dividida en tres secciones bien separadas, una anterior y otra posterior, en forma de escu- dos formados por placas poligonales unidas por suturas mas ó menos fijas, y una central constituida por un cierto número de fajas movibles, compuestas de placas rectangulares. Las placas que componen los dos escudos anterior y posterior, sonde contornos poligonales, la mayor parte pentagonales y exagouales, unidas entre sí por suturas poco fijas, con una cara interna lisa, un poco cóncava ó deprimida, y con uno ó tres agujeros en el centro bastante grandes ; la cara externa de cada placa presenta en el centro un figu- ra de gran tamaño, poligonal ó sub-eircular, rodeada de seis á siete mas pequeñas, de forma irregular, pa- recidas en su mayor parte á segmentos de círculos, separadas por surcos bien marcados, tanto entre sí como de la figura central; la superficie de todas estas figuras es un poco convexa, raramente plana, pero nunca rugosa. Las figuras periféricas son de tamaño muy distinto en una misma placa, y se reúnen con la opuesta de una ó dos de las placas contiguas, formando figuras intermediarias compuestas de dos ó tres seg- mentos, cada uno de una placa distinta, pero que durante la vida del animal estaban cubiertas por un escudo córneo único ; la figura central lleva otro escudo córneo que no se extiende á las figuras periféricas. Resul- ta de esta conformación particular que los escudos córneos no son completamente simétricos con las figu- ras que cubren con excepción de la figura central de cada placa, y que las figuras ó tubérculos óseos de las placas son en número bastante mayor que los escudos córneos externos que las cubren. Las placas rectangulares de los anillos movibles presentan en la superficie externa de su parte posterior libre tres figuras en forma de Y, la del medio con el vértice del Y hacia adelante y las laterales con el vértice hacia atrás. El sistema pilífero es poco desarrollado. La cola es muy larga, con la mitad por lo menos de su parte basal formada por una sucesión de anillos, y la parte posterior cubierta por placas óseas simplemente imbricadas. El cráneo es muy puntiagudo adelante, y la mandíbula inferior presenta la parte anterior de la base de la rama ascendente en el mismo eje longitudinal que el de la série dentaria. Los dientes varían en número de siete á nueve en la mandíbula superior, y de siete á ocho en la mandíbula inferior, los anteriores mas pequeños y comprimidos. BRUTOS 861 TATUSIA f. cuy- Tatusia, F. Cuvier, Hist. Nat. d. Mammiferes, 1822. Praopus , Burmeister, Syst. Uebers, Thier Brasiliens , p. 295. a. 1854. Muelas en numero de { á j, las anteriores muy pequeñas y comprimidas, y la posterior de tamaño menor que la penúltima. Las fajas movibles del cen- tro de la coraza varían de 6 á 8. La cola tiene en la base por lo menos seis anillos distintos, que se elevan hasta 10 ó 12 en algunas especies. El pié anterior no tiene mas que cuatro dedos perfectos, correspondientes al primero, segundo, tercero y cuarto, faltando el quinto del que solo queda un ru- dimento del metacarpo; de estos cuatro dedos los dos internos son mas largos que los externos. El pié posterior tiene cinco dedos completos, pero el primero y el quinto muy pequeños. Tatusia hybrida (Desm.) Lesson Dasypus hybridus, Desmarest, Mammalogie, p. 368. Darwin, Zool. of the Beagle, II, p. 92. Wagner-Schreber, Sdugeth. Suppl., IV, p. 191. Dasypus septemcinctus, Schreber, Sdugeth., p. 220. Muletia septemcincta, Grav. Proceed. Zool. Soc. 1874, p. 244, pl. 41. Praopus hybridus, Burmeister, Reise d. d. La Plata St., II, p. 428, n. 42. — Id. Descr. Phys. etc . , t. III, p. 432. Tatusia hybrida, Lesson, Man. de mam-mal. Martin, Proceed. Zool. Soc., 1837, p. 13. Turner, Proceed. Zool. Soc., 1851, p. 213. Gray, Proceed. Zool. Soc., 1865, p. 373. La mulita, Azara, Apuntes, etc., t. II, p. 156, n. 58. Es la especie mas pequeña de este género. La coraza tiene generalmente siete bandas transversa- les movibles, y la base de la cola seis á siete anillos. Los dientes son casi siempre en número de §. Ha- bita las provincias de Buenos Aires, Santa fé y Entre Ríos, y gran parte del territorio de la Pampa. Tatusia hybrida fossilis Praopus aff. hybridus, H. Gervais y Ameghino, .Los mamif. fós. etc., p. 216, a. 1880. Praopus hybridus, Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. I, p. 625. a. 1880. — Id. t. II, p. 81, a. 1881. He encontrado con frecuencia restos de coraza en estado fósil, que, por el momento á lo menos, no es posible distinguir de la especie viviente en el país, aunque no sería difícil que los restos mas antiguos, procedieran de una especie distinta, lo que solo se podrá determinar disponiendo de mayores mate- riales. Localidad. — Alrededores de Mercedes, Lujan y La Plata en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso lujanense de la formación pampeana hasta la época actual. Tatusia novemcincta (Lineo), Lyd. Dasypus novemcinctus , Lineo, Syst. Nat.,e d. 12, vol. I, p. 54, a. 1766. Dasypus peba, Desmarest, Mammalogie, p. 368, a. 1822. Dasypus septemcinctus, Lineo, Amcenitat. Acad., 3a ed., vol. I, p. 281, a. 1785. Dasypus oclocincius , Schreber, S auge thier e , v. II, pl. LXXIII, a. 1775. Praopus longicaudatus , Burmeister, Syst. Ubersicht Thier Brasiliens, p. 295, a. 1854. Es de tamaño bastante mayor que la precedente. En esta especie el sacro está formado por ocho vér- tebras y su unión con la cadera se verifica adelante por dos vértebras solamente. Las vértebras caudales son 29 á 30. Habita en la República Argentina los territorios del Chaco y de Misiones. Tatusia novemcincta fossilis Daspyus aff. octocincta, Lund, K. Danske, Vid. Selsk. Skr., vol. IX, p. 197, a. 1842. Praopus aff. longicaudatus, II. Gervais y Ameghino, Mamm. fós. de l'Ámér. Mérid., p. 217, a. 1880. Tatusia novemcincta, Lydekker, Catal. of Foss. Mammalia, part. V, p. 141, a. 1887. La especie ha sido encontrada en estado fósil en las cavernas del Brasil por Lund y Claussen, y pa- rece que también ha existido en la República Ar- gentina, pues Lydekker menciona como existentes en las colecciones del Museo británico placas de los anillos movibles de esta especie que supone proce- den de la República Argentina y de las colecciones recojidas por Bravard. Localidad. — Indeterminada, pero probable- 862 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mente dentro de los límites de la provincia de Bue nos Aires. Horizonte. — Formación pampeana. PROPRAOPUS AMEGH- Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, vol. II, p. 311, a. 1881. Este género presenta una construcción funda- mental idéntica á la de los representantes del género Tatusia actual, pero sobrepasa de mucho el tamaño de las mas grandes especies existentes, pre- sentando algunas particularidades distintivas bas- tante notables que obligan á separarlo como género distinto. El animal ha sido de coraza alargada y ex- trecha, pero muy convexa y con no menos de 9 ani- llos movibLes, construidos sobre la misma forma que los del género Tatusia. Las placas exagonales y pentagonales de las secciones fijas se distinguen por la posición de los agujeros que rodean la figura central, colocados siempre en el fondo del surco en- tre la figura central y una figura periférica, mientras en los Tatusialos surcos se encuentran, salvo rarí- simas excepciones, entre la figura central y dos figuras periféricas, por encontrarse siempre en el punto de convergencia del surco que rodea la figu- ra central, con uno de los surcos radiales que sepa- ran las figuras periféricas. Las placas de los anillos movibles son grandes y gruesas, con algunos aguje- ritos bastante grandes en el fondo de los surcos que forman los triángulos de su superficie, v con peque- ñas rugosidades en su borde anterior. Las placas de las secciones fijas son generalmente exagonales, de cara interna cóncava y con uno ó dos grandes agujeros en el centro, separadas unas de otras por surcos profundos; la superficie externa de cada placa lleva una figura central de gran tamaño, de contorno poligonal, algo couvexa, de superficie casi completamente lisa, en la que se distinguen varios agujeritos muy pequeños, y rodeada de 5 á 6 figu- ritas mucho mas chicas, en forma de segmentos de círculo, igualmente lisas y separadas unas de otras y de la figura central por surcos anchos y profundos; estas figuras periféricas son rudimentarias en la parte posterior y mas desarrolladas en la anterior. Los bordes de las secciones fijas están formados por placas imbricadas, que se cubren unas á otras y pre- sentan una punta libre dirijidahácia abajo y hácia atrás. La cola, en su parte posterior no anillada, es fuertemente comprimida. Propraopus grandis Amegh. (Pl. lxvii, fig. i á fi) Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 311, a. 1881. — Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t. IX, p. 209 y siguientes, a. 1886. Esta especie, la única de este género que hasta ahora me es conocida, ha tenido una talla superior á la del Eutatus Seguini, comparable á la del Lo- maphorus elegans. Las placas de los anillos movibles de la coraza, largas y angostas, tienen un tamaño superior á las délos mas grandes Eutatus conocidos, pues las pla- cas mas grandes de los anillos del medio, alcanzan hasta cerca de 8 centímetros de largo y 14 á 15 milí- metros de ancho. La parte anterior lisa en forma de tecla, ocupa á menuda casi la mitad del largo total déla placa; la otra mitad ó posterior, de superficie externa libre, presenta en su superficie dos surcos bastantesprofundosque parten de la depresión trans- versal que separa la parte anterior de la posterior ; estos surcos se acercan adelante casi hasta tocarse y terminan atrás en los dos ángulos posteriores del rectángulo que forma cada placa. El espacio com- prendido entre estos dos surcos representa la figura de un triángulo cuya base la forma el borde posterior de la placa y la cúspide termina en la parte anterior del cuerpo de la misma. A los lados laterales de esta figura y de los surcos que la limitan, se vé la figura de otros dos triángulos, pero invertidos, las bases háciala parte anterior y las cúspides las forman los dos ángu- los posteriores de las placas. La superficie de las fi- guras laterales, mas pequeñas é invertidas, está cru- zada en todo su largo por un cierto número de ranuras ó entalladuras transversales é irregulares. La figura central y de mayor tamaño, muestra una su- perficie mas couvexa, con filas longitudinales de agu- jeritos muy pequeños, dispuestos la mayor parte en dos filas paralelas. Los surcos longitudinales que separan las tres figuras triangulares de cada placa son profundos, mostrando en su fondo una fila de perforaciones ó puntuaciones sumamente pequeñas y uno á tres agujeros circulares mas grandes; en el BRUTOS 863 borde posterior de cada placa hay uno ó dos agujeros parecidos. La sección fija anterior, está compuesta de placas exagonales unidas por suturas muy sueltas, cada placa con una figura central sub-circular limitada por un surco profundo y rodeada por tres ó cuatro figu- ras periféricas colocadas en la parte anterior y lateral de las placas, que tienen un diámetro de 9 á 10 milí- metros y solo 2 á 3 de espesor. La figura central de cada placa, de superficie lisa y bastante convexa, tie- ne de 6 á 7 milímetros de diámetro, y muestra en el medio un grupo de agujeritos muy pequeños. Las figuras periféricas, tienen la forma de un segmento de círculo, siendo igualmentedesuperficie lisa y convexa y separadas unas de otras y de la figura central por surcos profundos. En el fondo del surco periférico que rodea la figura central, en la parte anterior, hay dos ó tres agujeros profundos, colocados, salvo rarísi- mas excepciones entre la figura central y una de las periféricas, mientras que en las placas de los Tatusia, los mismos agujeros relativamente mucho mas pequeños están siempre colocados entre la figu- ra central y dos periféricas, por encontrarse siempre en el punto en donde se reúne uno de los surcos ra- diales al surco periférico. Sobre los lados laterales de la sección anterior, y particularmente liácia atrás, las placas toman una forma mas alargada y una dis- posición en fajas transversales mucho mas aparente que en la rejion central; las figuras periféricas son pequeñas, casi rudimentarias, y la figura central au- menta hasta ocupar casi toda la superficie de la placa tomando una forma elíptica prolongada; son muy convexas, de superficie casi lisa y con dos filas para- lelas longitudinales de pequeños agujeritos. Las pla- cas que forman los bordes laterales de esta sección son igualmente alargadas, con la cara externa ocu- pada por una sola figura elíptica, cubriéndose unas á otras de adelante hácia atrás formando un borde casi derecho. Las placas de la sección fija posterior son igual- mente pentagonales ó exagonales, de tamaño un poco mayor y afectando siempre una figura sub-cuadran- gular mas pronunciada. Las placas de la región cen- tral, tienen 13 milímetros de largo por 11 á 12 de ancho, con la figura central sub-circular, de 8 á 9 milímetros de diámetro, mas deprimida que • en las placas de la sección anterior, y con las figuras peri- féricas mas pequeñas pero mas salientes. Sobre los lados laterales, la forma de las placas es un poco diferente; son de mayor tamaño y mas alar- gadas en sentido longitudinal, de 12 á 16 milímetros de largo y de 1 1 á 12 milímetros de ancho. La figura central de cada una de estas placas es ovalada, bas- tante convexa, mas angosta adelante, ancha, redon- deada y mas abierta atrás, y con dos filas longitudi- nales de pequeñas impresiones en la superficie. Las placas que forman los bordes, tienen de 17 á 20 milí- metros de largo y 10 á 12 de ancho, con la superficie externa convexa, lisa y puntuada, el borde libre delgado y un poco arqueado, y con el borde externo posterior saliente en forma de punta dirijida liácia atrás y hácia abajo. De la cola, además de algunos fragmentos de ani- llos incompletos, conozco casi todala parte posterior que sigue al último anillo caudal. Esta pieza difiere notablemente de la misma de los Tatusia, por presen- tar una forma muy comprimida en vez de ser cilin- drica como en el género existente, teniendo así dos diámetros muy diferentes, de 25 milímetros el mayor y de solo 19 el menor, disminuyendo gradualmente hasta la punta que es muy delgada, pero conservando siempre ambosdiámetros lamisma relación. Esta parte de la coraza está formada por placas romboidales, grandes, ásperas, colocadas como un tejado, cubrien- do la parte posterior de cada placa la parte anterior contigua de las dos que la siguen hácia atrás, y dis- minuyendo de tamaño desde las anteriores que tie- nen unos 15 milímetros de diámetro hasta las poste- riores de tamaño verdaderamente diminuto. Estaparte terminal de la cola, tiene ella sola 1 4 centímetros de largo. Aunque poseo corazas dorsales casi completas, las dificultades de la reconstrucción queexige mucho tiempo no me han permitido armar una, pero los ani- llos y los fragmentos sueltos, permiten calcular el tamaño de una manera muy aproximada; la coraza dorsal debía tener de 70 á 75 centímetros de largo, lo que demuestra que, comparado con los represen- tantes del género existente, era el Propraopus granáis un animal de talla relativamemte con- siderable. Localidad. — He recojido restos de esta especie en Mercedes, en la laguna de Lobos, en La Plata, en las toscas del fondo del Rio de la Plata en Buenos Aires, y en los alrededores de la ciudad de Córdoba. Horizonte . — Piso ensenadense, piso belgranen- se y base del piso bonaerense de la formación pampeana. 864 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS DASYPIDAE Los representantes de este grupo afectan formas muy variadas, pero en general puede decirse que se distinguen por la escultura de las placas de la coraza, en las que nunca se ponen en contacto dos figuras de dos placas contiguas para formar figuras de mayor tamaño como sucede en los Praopidse, de donde resulta igualmente que cada uno de los escudos córneos que recubren las placas, corresponde exactamente á una figura de la escultura de la placa mas ó menos de la misma forma. La forma de las placas de las sec- ciones fijas es poligonal con tendencia á la forma sub-cuadrada. Las placas de los anillos movibles son rectan- gulares, largas y angostas. Las bandas transversales varían en número, de 3 hasta 12 y á veces mas. La cola generalmente es mas corta que en los Praopidce , y á menudo sin base anillada. DASYPUS lin. Lineo, Syst. Nal., ed. XII, t. I, p. 53, a. 1766. Coraza con seis ó siete bandas movibles, forma- das por placas rectangulares largas y angostas, cuya superficie externa libre presenta en el medio una figura longitudinal larga y estrecha, rodeada de figuras laterales mas pequeñas y mas ó menos apa- rentes, terminando hacia atrás en un borde muy delgado ocupado en toda su extensión por una serie de agujeros grandes y profundos que penetran en el interior délas placas, destinados á recibir los bul- bos de los fuertes pelos que cubren la coraza en sé- ries transversales. Las placas de las secciones fijas son sub-cuadrangulares, con una figura elíptica, elevada y alargada de adelante hacia atrás, rodeada de figuras periféricas mas pequeñas ó irregulares, y con el borde posterior ocupado por grandes agujeros pilíferos. La cola es larga, cilindrica y anillada en la base. Los dientes son en número de cónicos y con una cresta transversal en la corona que la divide en dos caras oblicuas; el primer par de dientes superio- res está implantado en el intermaxilar; ios dos dientes anteriores de cada mandíbula son mucho mas peque- ños y un poco comprimidos, pero los demas son de tamaño sensiblemente igual. Lama ascendente de la mandíbula inferior muy elevada y con la base que se levanta al lado de la última muela. Cinco dedos en cada pié. En los miembros anteriores los cinco dedos son desiguales, comprimidos oblicuamente, el pulgar delgado y corto, el índice mucho mas largo, y los siguientes sucesivamente mas cortos. En los piés posteriores todos los dedos son mas cortos, y el del medio mas largo que los laterales. Las vérte- bras cervicales están todas separadas. El sacro está formado por nueve vértebras. La sínfisis del púbis es abierta, y tiene once pares de costillas, seis articu- ladas con el externou, las tres siguientes unidas unas á otras y las dos últimas libres. Dasypus sexcinetus Lineo. Dasypus sexcinetus, Lineo, Syst. nat., etc., ed. 12, vol. I, p. 53, a. 1766. Euphractus sexcinetus. Wagler, Syst. d. Amphibien, etc., p. 36, a. 1830. Es la especie mas grande del género. Habita la parte massetentrionalde la República. Dasypus affinis sexcintus Euphractus affinis sexcinetus, P. Gervais, Recherch. sur les mammif. foss. de l’Amér. Mérid. , p. 55, pl. XXIII, íig. 1 y 2, a. 1855. II. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós ., etc., p. 214, a. 1880. P. Gervais describió con este nombre, parte de un cráneo de una especie fósil, sino idéntica por lo me- nos muy parecida á la actual, de la que, según el au- BRUTOS 865 tor solo se distinguiría por las placas del escudo ce- fálico algo mas pequeñas, y por la primera muela su- perior implantada en el intermaxilar que se encuen- tra mas separada de la segunda que eu la especie viviente; el paladar parece igualmente un poco mas estrecho en la especie fósil y las series dentarias me- nos paralelas. El autor figura de este animal la re- gión anterior del cráneo con algunas placas del escudo cefálico y las seis primeras muelas de cada lado ó los alvéolos correspondientes que ocupan un espacio longitudinal de 34 milímetros. El ancho deL paladar entre el primer par de muelas anteriores es de cerca de 9 milímetros y de 13 milímetros entre el sexto par. Localidad. — Los restos de esta especie prime- ramente descritos por Gervats, fueron descubier- tos por Weddel en Tarija, antigua provincia argen- tina, pero se encuentran restos atribuibles á la misma especie, en la misma provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. Dasypus villosus Desm. Dasypus villosus, Desmarest, Nouv. Dict. d'Hist. nal., vol. XXII, p. 489, a. 1819. —Id. Mammalogie, p. 370. Griffith, Anim. Kingd. , t. III, p. 292. Wagner-Schreber, Suppl., IV, p. 175. Burmeister, Reise d. d. La Plata St., II, p. 427. — Descr. Phys. etc., III, p. 438, a. 1879. Gray, Proveed. Zool. Soc., 1865, p. 376. Esta especie es de tamaño apenas un poco menor que la precedente y habita en la actualidad casi toda la región oriental de la República, de Bahía Blanca al norte. Dasypus villosus iossilis (Pl. LXVIII, fig. 38) Euphractus villosus (Desmarest) Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, vol. I, p. 625, a. 1880. — Id. t. II, p. 81, a. 1881. Los restos de la especie actual son comunes en estado fósil en las capas sedimentarias mas superfi- ciales de la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso querandino y platense de la formación pampeana hasta la época actual. Dasypus affinis villosus Dasypus villosus fossilis, Burmeister, Anal, del Alus. Púb., t. I, ent. III, p. 232, a. 1866.— Id. Descrip. phys. etc., t. III, p. 440, a. 1879. Dasypus villosus, Lydekker, Calal. of Foss. Mamm., part. V, p. 138, a. 1887. Euphractus affinis villosus, H. Gervais y Ameghino, Los rnamif. fós. etc., p. 216, a. 1887. Los restos de Dasypus muy parecidos sino idén- ticos á los de la especie existente común en el país, son muy abundantes en todos los horizontes de la for- mación pampeana, pero como no conozco cráneos completos en buen estado, sino fragmentos de esque- leto, no puedo afirmar que sean absolutamente idén- ticos á los de la especie actual, como aparentemente parecen indicarlo los fragmentos de coraza. Así, me parece prudente conservar en suspenso su determi- nación definitiva, pues la época á que remontan es realmente demasiado alejada de nosotros, para su- poner que la especie se haya conservado hasta noso- tros sin variación. Localidad. — He recojido restos de este animal en distintas localidades de las provincia de Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba. Horizonte. — Todos los niveles de la formación pampeana, encontrándose placas de coraza aparen- temente iguales hasta en el mismo yacimiento de Monte Hermoso. Dasypus major Amegh. (Pl. LXVIIT, fig. 36 y 37) Euphractus niajor, Ameghino, Catal. delaSec. de laprov. de B. A. en la Exp. Cont. Sud-Amer., p. 41, a. 1882 (nomen nudutii), Esta especie se distingue fácilmente por su tama- ño dos veces mayor que el de las especies actuales, D. sexcinctus y D. villosus, igual á una de las mas pequeñas especies del género Eutatus. Las placas de las secciones fijas, son relativamen- te grandes y delgadas, de 15 á 18 milímetros de lar- go, por 10 á 12 de ancho, y 3 á5 de grueso; las que forman la última fila de la sección fija anterior alcan- 109 866 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS zan un largo de hasta 23 á 25 milímetros. Estas pla- cas presentan en la cara externa una figura longitu- dinal oblicua, muy estrecha y convexa, con cinco á seis figuras laterales mas pequeñas é irregulares, separadas por surcos anchos, poco profundos y á me- nudo mal definidos. Toda la superficie de las pla- cas, es lisa ó casi lisa, pero con puntuaciones bien aparentes, faltando las perforaciones del fondo de los surcos, que enlas otras especies penetran en el interior de la coraza. Los agujeros pilíferos del borde poste- rior son muy desarrollados. Las placas de mayor tamaño procedentes de las bandas movibles, alcan- zan hasta unos 4 centímetros de largo. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en los alrededores de la Milla de Lujan. Horizonte. — Piso platense de la formación cua- ternaria. Dasypus platensis n. sp. (Pl. LXVI1I, fig. 40 á 42) Esta especie es del tamaño del Dasypus villosus , pero se distingue fácilmente de él por la estructura déla escultura externa déla coraza. El tamaño de las placas que componen la coraza es sensiblemente igual al de las mismas placas déla c.orazade la especie existente arriba mencionada. Las placas délas sec- ciones fijas, presentan la cara externa rugosa y áspe- ra, en vez de las figuras elevadas que se observan en las otras especies, notándose en algunas apenas ru- dimentarios vestigios de la figura central estrecha y alargada de cada placa; entre estas rugosidades se encuentran, generalmente distribuidas sin orden alguno, un cierto número de perforaciones ó agu- jeros de diámetros distintos; los agujeros pilíferos del borde posterior son escasos y poco desarrolla- dos. Las placas de los anillos movibles son de su- perficie externa igualmente áspera y rugosa, y con las mismas puntuaciones ó agujeros de las secciones fijas, pero la figura longitudinal del centro es á me- nudo mas aparente; las perforaciones pilíferas del borde posterior son numerosas pero pequeñas. Las placas de las secciones fijas tienen de 10 á 15 milí- metros de largo, 6 á 7 milímetros de ancho, y 2 á 5 de espesor; las placas de las bandas movibles tienen de 20 á 25 milímetros de largo y 6 á 8 de ancho. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en las barrancas del rio Lujan en el pueblo del mismo nombre y en los alrededores de La Plata. Horizonte. — Piso querandino y piso platense de la formación cuaternaria. Dasypus palagónicus Amegh. (Pl. LXVIir, fig. 39, 43 y 44) Euphractus patagónicas, Amechino, Enumeración sistemá- tica de los mamíferos eocenos , etc., p. 26, n° 120, a. 1887. Esta especie parece haber sido un poco mas ro- busta que el Dasypus villosus, y aunque los res- tos de coraza, únicas partes que hasta ahora me sean conocidas, son muy parecidos á los de la especie si- guiente, es casi seguro que el conocimiento de co- razas completas y de partes del esqueleto han de re- velar diferencias de conformación importantes, pues remonta á una época demasiado lejana para suponer que pueda ser una especie idéntica ó muy parecida á la existente. Las placas de las bandas movibles tienen de 18 á 20 milímetros de largo por 6 á 8 de aucho, y las de las secciones fijas de 6 á 9 de largo por 6 á 8 de an- cho y 3 á 5 de espesor. Las placas de las secciones fijas se distinguen por la figura elíptica central de cada placa, que no es muy larga, pero es siempre mas elevada que en la especie actual, y rodeada adelante y sobre los cos- tados laterales por un surco relativamente muy pro- fundo, particularmente adelante, y en el que se ven algunos agujeros de tamaños diferentes; en el bor- de posterior de cada placa difiere de las demás espe- cies mencionadas, por presentar un corto número de agujeros pilíferos á veces no mas de cuatro ó cinco, pero siempre de tamaño considerablemente mayor. Las placas de los anillos movibles se distinguen por la figura longitudinal del medio de la placa, igualmente mas elevada y convexa, con los surcos laterales bien marcados y con algunos agujeros; las figuras periféricas están reemplazadas por dos ele- vaciones laterales largas y angostas, una á cada lado, formando los bordes laterales de las placas, sin las entalladuras transversales que los dividen en figuras distintas mas pequeñas, como sucede en los otros Dasypus, ó si hay algunas, se reducen á dos, una á cada lado y apenas indicadas. En el borde poste- rior presentan la misma diferencia característica que distingue las placas délas secciones fijas; cada placa BRUTOS 867 tiene solo tres ó cuatro perforaciones, pero muy grandes de manera que ocupan todo el borde pos- terior; en las mismas placas del D. villosus, los agujeros son en número considerable pero mucho mas pequeños. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en la barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). ZAEDYUS n. gén. Este género, cuyo tipo es el Zaédyus minUtus (Dasypus minutus) ha sido hasta ahora confundido con el precedente, por presentar, solo aparentemen- te, una conformación externa muy parecida, pero la extruclura interna muestra diferencias tan consi- derables que no permite conservarlos unidos. En la misma coraza, que son las partes que en ambos gé- neros mas se parecen, se notan también algunas dife- rencias notables ; las placas de la coraza del Zaédyus presentan la escultura externa mas elevada, pero de superficie mas lisa, y las placas de las bandas movi- bles muestran la figura lonjitudinal central, mas lar- ga, mas estrecha y mas elevada, con superficie fuer- temente convexa. El borde posterior de las placas movibles es muy delgado, y con solo uno ó dos agu- jeros pilíferos, situados uuo en cada ángulo, rara- mente tres, estando entonces situado el tercero en el medio del borde de la placa; estos agujeros, además de ser en escaso número, difieren por su tamaño ex- cesivamente pequeño, de manera que solo ocupan un muy pequeño trecho del borde, lo que constituye una diferencia considerable con Dasypus, que presenta todo el borde posterior de cada banda ocupado por agujeros pilíferos, ya de tamaño mediano pero en nú- mero considerable como en Dasypus villosus, ya en corto número pero de tamaño enorme como en Da- sypus patagórúcus. Las placas de las secciones fijas presentan con Dasypus la misma diferencia : cada placa no tiene eu el borde posterior mas que una ó dos perforaciones pilíferas sumamente pequeñas. Las bandas movibles de la coraza son eu número de siete á ocho, y dispuestas de manera que no permi- ten á la coraza tomar Ja forma de bola. El cráneo del Zaédyus es mas puntiagudo que el del Dasyjms, y el sistema dentario bastante diferen - te, pues no tiene ningún diente implantado en el in- termaxilar, mientras que en Dasypus la primera muela de cada lado de la mandíbula superior está cons- tantemente implantada en el mencionado hueso. El número de dientes es también distinto y constante ; el Dasypus tiene siempre nueve superiores y diez inferiores en cada lado, y el Zaédyus solo ocho ar- riba y nueve abajo. Zaédyus minutus (Desm.) Amegh. Dasypus minutus, Desmarest, Mamrnal., p. 371. Darwin, Zool. of ilie Beagle, II, p. 93. Gay, Fauna chilena, I, p. 131. Burmeister, Reise d. d. La Plata St., II, p. 428. — Id. Descrip. Phys. etc., III, p. 440. Gray. Proceed. Zool. Soc., 1865, p. 376. Dasypus patay ónicus, Desmarest, Noitv. Dict. d’hist. nal., t.. XXX, p. 491. Tatusia minuta, Lesson, Mon. etc., p. 847. Es la especie típica del género y la única ahora existente, cuyo tamaño es próximamente un tercio menor que el del Dasypus villosus. Habita la región occidental de la República, en las provincias de San Luis y Mendoza, el territorio de la Pampa, la región austral de la provincia de Bue- nos Aires y la Patagonia. Zaédyus minutus fossilis He encontrado sus restos en estado fósil en distin- tos puntos de la provincia de Buenos Aires y Cór- doba, en las capas sedimentarias mas superficiales. Horizonte . — Piso platense déla formación cua- ternaria hasta nuestra época. Zaédyus próximus Amegh. (Pl. LXVI1I, fig. 4o á 47) Euphractus próximus, Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíf. fós. eocenos , etc., p. 26, n° 121, a. 1887. Este animal me es conocido por numerosas placas de la coraza que indican una talla comparable á la del Z. minutus ; las placas de los anillos movibles tie- 868 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS neu de 12 á 16 ó 17 milímetros de largo por 5 á 6 de ancho, y las de las secciones fijas, de 5 á 7 milíme- tros de largo por 4 á 5 de ancho. La escultura externa es muy parecida á la de la especie actual, con la única diferencia de la figura central longitudinal de las placas de las bandas movi- bles, que es mas angosta, mas larga, mas elevada y mas lisa que en la especie existente. Las placas de las secciones fijas, muestran esa misma figura central rodeada por figuritas periféricas mas pequeñas y casi circulares que están separadas por surcos muy pro- fundos. Es casi seguro que, cuando se conozcan par- tes mas completas, se encontrarán diferencias toda- vía mas acentuadas, pues data de una época demasia- do remota para que pueda ser en todos sus detalles tan cercana á la especie existente como parecen indi- carlo Jas placas sueltas de la coraza. Localidad. — Los restos de este animal lian sido descubiertos por Carlos Ameguíno en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeüo (eoceno inferior). Zaedvus exilis Amegh. *7 (Pl. LXYIll, f. 48 y 49) Euphractus exilis, Ameghino, Enumeración sistemática de los mamíf. eocenos, etc., p. 26, n° 122, a. 1887. Esta especie se distingue de la precedente y de la actual por su tamaño notablemente menor, que no permite identificarlas. Las placas délas seccio- nes fijas tienen de 4 á 6 milímetros de largo por 3 á 5 de ancho ; la figura central alargada de cada placa es muy angosta, y está' rodeada adelante y á los lados por 6 á 8 figuritas muy pequeñas, pero muy eleva- das, terminando casi en punta dirigida hácia atrás; estas figuras periféricas están separadas por surcos profundos en los que se encuentran pequeños agu- jeraos. Las placas de las bandas movibles tienen de 8 á 12 y 1 4 milímetros de largo por 2 á 4 de ancho y solo 1 de espesor ; la cara superior libre muestra una figura longitudinal que la recorre en todo su lar- go, muy estrecha y del mismo tamaño en toda su extensión, limitada por dos surcos longitudinales con algunos pequeños agujeritos délos que salen peque- ñas hendiduras transversales que dividen de un modo mas ó menos aparente las figuras longitudina- les laterales. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en las barran- cas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno infe- rior). Zaedyus mioimus Amegh. (PI. LXVI1I, fig. 50) Euphractus mínimus, Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 310, a. 1881. Esta especie es del tamaño del Z. exilis, ó qui- zás todavía mas pequeña, pero la escultura externa délas placas es mas parecida á la de Z. minutus. Las placas de las bandas movibles tienen solo de 8 á 1 1 milímetros de largo, 0m002á 0m0035 de ancho, y no mas de un milímetro de espesor máximo. La fi- gura longitudinal del centro de la cara externa, es angosta pero no muy elevada, y las dos elevaciones laterales están divididas por pequeñas hendiduras ó surcos transversales, en tres ó cuatro figuras regu- lares partiendo cada rama transversal de una peque- ña perforación en el fondo de los surcos que limitan la figura central. La parte posterior de cada placa termina en un borde sumamente delgado, en el que en la casi totalidad de los ejemplares uo se vén absolutamente vestigios de agujeros pilíferos. Localidad. — He recojido Jos restos de esta espe- cie en el arroyo de Frias, no lejos de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. PRMJPRHAGTUS amegh . Ameghino, Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe., t, IX, p. 206. a. 1886. La talla de los representantes de este género es comparable á la de los representantes del género Eutatus. Las placas de los anillos movibles llevan tres figuras longitudinales y paralelas en el cuerpo, regulares y en forma de columnas, separadas por dos surcos longitudinales paralelos, sin agujeros en el fondo de los surcos, pero con agujeros profundos sobre los bordes longitudinales. Las placas de la BRUTOS 869 ; eccion fija llevan una figura central muy elevada, con figuritas periféricas bien destacadas, convexas y con agujeros en los bordes laterales. Pra'ii phract us limpidus Asiegh. Ajieghino, Ob. y pág. cit. Hasta hace poco no se había encontrado en los terrenos terciarios antiguos del Paraná, ningún resto de verdadero armadillo, hecho que no dejaba de preocuparme, pues según mis vistas filogenéticas, los armadillos constituyen un tipo de evolución menos avanzado, es decir, mas primitivo que el délos gliptodontes, y de consiguiente deben haber- los precedido en su aparición. Pero como la duración de una forma animal es continua desde el primer momento de su aparición hasta su desaparición, que es definitiva, resultaba que existiendo en los terrenos antiguos del Paraná gliptodontes que tienen que haber tomado origen en un tipo inferior parecido álos armadillos y exis- tiendo aún estos en la actualidad, forzosamente de- ben también haber existido conjuntamente con los gliptodontes del Paraná. Basado en estos principios invariables pude decir en uno de mis últimos tra- bajos, que si aún no se habian encontrado sus restos fósiles en esos yacimientos, se encontrarían 1 y po- cos meses bastaron para confirmar mi deducción cumpliéndose la previsión científica; poco tiempo después encontraba personalmente, restos de ar- madillos en los yacimientos del Paraná. Conozco del mencionado yacimiento, una de la sección fija, y otra de los anillos, de un animal bastante cercano al género Dasypus actual, pero de un tamaño mucho mayor y con algunos caractéres bastante distintos para autorizar su separación como género diferente. La placa déla sección fija, es de figura general rectangular, aunque en su parte anterior el borde forma dos caras distintas que hacen de la placa un pentágono irregular, y muestra en su superficie es- terna una figura principal rodeada de varias meno- res que ocupan toda la superficie de la placa, como sucede con las correspondientes de los Dasypus, 1 Boletín de la Academia Nacional de Ciencias , tomo VIII, página 141, a. 1887. pero no tiene agujeritos en el fondo de los surcos que dividen las figuras, existiendo estos al contrario, sobre los dos bordes laterales déla placa. La figura principal parte de los dos tercios ante- riores de la placa y se estiende hasta su parte pos- terior, en forma de carena muy elevada de casi un centímetro de largo. Rodean á esta figura principal seis mas pequeñas, desiguales en tamaño, las tres mas grandes sobre la parte anterior, dos de las mas pequeñas sobre el borde lateral derecho y la otra sobre el izquierdo, no existiendo ninguna sobre la parte posterior en donde viene á concluir la figura principal con su máximo desarrollo. El surco que aísla la figura principal es ancho y profundo, rodeán- dola solo en sus dos tercios anteriores por tres de sus lados. Los surcos menores que van de este á la periferia son angostos y poco marcados. En los Dasypus estos surcos radiales son angostos y pro- fundos, y terminan en el punto de unión con el surco central en un agujero que falta en Prseu,- phvactus. Examinando sin embargo el fondo del surco central con un lente se vé que está ocupado por una série de agujeritos muy pequeños, en nú- mero considerable y colocados en línea, pero tanto por su tamaño diminuto como por su número y colocación no corresponden seguramente á los agu- jeritos de las placas de los verdaderos Dasypus. En cambio tiene Prseuphractus agujeros bastante grandes sobre los bordes laterales, aunque solo en número de tres ó cuatro en cada lado. En la parte posterior se ven tres grandes y profundos agujeros destinados á recibir los bulbos de las cerdas, colo- cados, uno en el medio, y los otros dos, uno en cada ángulo lateral, habiendo entre ellos otros agujeritos muy pequeños y apretados unos á otros en série continua. La cara interna de la placa, lige- ramente cóncava, presenta unos 10 á 12 agujeritos distribuidos sin orden alguno. La superficie de la placa, es muy lustrosa y lisa particularmente encima de las figuras externas convexas. Tiene 16 milíme- tros de largo, 1 2 de ancho y solo dos de espesor en donde no presenta engrosamiento debido álas figu- ras esternas. Esta pieza ha sido recogida por el se- ñor D. Luis Lelovg Thévewet. La placa de la sección movible, debe ser del cen- tro de uno de los anillos, pues presenta la forma rectangular característica de estas placas perfecta- mente regular, con su parte anterior en forma de tecla, corta, muy gruesa y de superficie lisa, y la parte posterior que forma el cuerpo libre de la placa, 870 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mas larga, mas delgada, pero de una conformación esterna bastante distinta de los Dasypus, sin que tampoco presente analogía decidida con ningún otro de los géneros conocidos de esta familia. En el centro de la placa se vé una figura elevada, muy larga y angosta, de superficie convexa muy lisa, per- fectamente recta, que parte de la base de la parte anterior en forma de tecla y recorre el cuerpo por su parte media longitudinal, en la mayor parte de su largo, terminando varios milímetros antes de lle- gar al borde posterior. Esta columna longitudinal mediana existe también en los Dasypus pero no es tan regular y llega siempre hasta el borde posterior de la placa. Está limitada por dos surcos longitudi- nales bastante profundos y de fondo cóncavo, uno á la derecha y otro á la izquierda, perfectamente rectos, que difieren igualmente de los correspondien- tes del Dasypus por no alcanzar hasta el borde pos- terior, terminando naturalmente al nivel de la parte posterior de la figura longitudinal central. En el fondo de estos surcos no existen agujeros que pene- tren en el interior de la placa, carácter particular que distingue á Prceuphractus tanto de Dasypus, como de Eutatus y de Propraopus. En fin estos dos surcos están limitados á su vez por otras dos columnas ó figuras longitudinales que constituyen al mismo tiempo á derecha é izquierda los bordes laterales de la placa; estas figuras son como la cen- tral, bastante elevadas, de superficie convexa y continuada sin interrupción de uno á otro extremo, diferenciándose así mucho de las columnas ó fi- guras longitudinales que ocupan la misma posi- ción en las placas de los Dasypus y también de los Eutatus, que siempre están divididas por surcos transversales que parten generalmente de uno de los agujeros que en dichos géneros presenta en su fondo, y se dirijen á la periferia dividiendo las columnas externas en dos ó tres trozos. Esta di- ferencia de Prceuphractus está acompañada de otra bastante notable, la presencia de una fila de aguje- ros relativamente grandes y. profundos, en cada uno de sus bordes laterales, colocados con corta diferen- cia á la misma distancia unos de otros, y disminu- yendo de tamaño de atrás hácia adelante hasta que desaparecen á la mitad del largo de la placa. El borde angosto posterior está ocupado por varios agujeros grandes y profundos, destinados á recibir los bulbos de las cerdas. El largo de la placa es de 21 milímetros, pero está algo gastada en su borde posterior y quebrado el borde anterior delgado de la parte en forma de tecla, de modo que entera, debía tener más órnenos, unos 25 milímetros de largo. Localidad. — He recojido los primeros restos de esta especie en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte . — Piso mesopotámico déla formación patagónica (oligoceno inferior). Prseuphractus recens Ahiegh. (PI. LXIX, fig. 12 á 14) Ameghino, Apuntes preliminares sobre rnamíf. exting. de Monte Hermoso, p. 19, a. 1887. — Id. Lista de los mamíferos fósiles de Monte Hermoso, n° 56, p. 19, Junio de 1888. Esta especie se distingue de la precedente por un tamaño algo mayor y una conformación algo distinta de las placas. Las placas de las secciones fijas, tienen de 15 á 18 milímetros de largo, por 10 á 12 de ancho. La figura longitudinal central es muy elevada, oblicua y esten- dida hasta el borde posterior ; en el fondo del surco que rodea esta figura se ven á menudo algunos agu- jeritos sumamente pequeños, y sobre los bordes so- lo existen perforaciones pilíferas en parte del borde posterior, pero en corto número y pequeñas. Las placas de las secciones movibles, tienen de 28 á 38 milímetros de largo por 10 á 12 de ancho. La figura longitudinal mediana es casi siempre mucho mas elevada que en la especie precedente, presen- tando á menudo el aspecto de una arista ; es siempre muy oblicua y se estiende hasta el mismo borde pos- terior. Las figuras longitudinales laterales son, al contrario, mucho mas bajas que en la otra especie, ca- si planas, y siempre sin entalladuras transversales. En el fondo de los dos surcos longitudinales que de- limitan la figura longitudinal central existen á me- nudo algunas perforaciones pero sumamente peque- ñas, apenas visibles. El borde posterior, que es muy delgado, está ocupado por una fila de agujeros pilí- feros de menos de un milímetro de ancho, fila que se continúa sobre uno solo de los bordes longitudina- les laterales, perdiéndose antes de alcauzar la mitad del largo de las placas. Localidad. — He recojido los restos de esta es- pecie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Babia Blanca. BRUTOS 871 Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana. MAGROEUPHRACTUS ameghino Ameghino, Apuntes prelim. sob. mamíf. exiing. de Monte Hermoso, p. 19, a. 1887. — Id. Lista de los mamíf. fós. de Monte Hermoso, p. 19, n° 57, Junio de 1888. Talla comparable á la de un Hoplophorus , con las placas de la coraza délas secciones fijas de figura cuadrangular, y con una fila de perforaciones pilífe- ras sobre todo el borde de las placas. Macroeuphractus retusus Amegh. Ameghino, Obra y pág. citada. Solo conozco hasta ahora, de este armadillo jigan- tesco, placas de las secciones fijas de la coraza, todas de forma rectangular, y con la superficie externa cu- bierta con los mismos dibujos que las placas corres- pondientes de la coraza de los D&sypus, pero con figuras mas planas, y además de los pozos profundos para la inserción de los pelos que llevan en el borde posterior como en los Dasypus, aunque en menor número, presentan una fila de agujeritos pequeños en toda su periferia. Estas placas tienen 35 milíme- tros delargo y 24 á 25 de ancho lo queindica un ani- mal de la corpulencia de un pequeño Iioplophorus y del Chlamydotherium typum. Localidad. — He descubierto los restos de esta especie en Monte Hermoso á 60 kilómetros de Ba- hía Blanca, y se conservan en el Museo de La Plata por lo que no puedo dar otros datos ni dibujos. Horizonte. — Piso hermósico de la formación araucana (mioceno superior). EUTATUS p- gervais P. Gervais en los Comptes-Rendus , vol. LXV, p. 280, a. 1867. Este género comprende especies de mayor tama- ño que los Dasypus existentes, algunas de bastante mayor tamaño que el Priodon giganteus, el mas grande de los armadillos actuales. Toda la coraza está formada Jpor placas rectangulares dispuestas en filas transversales, formando bandas movibles, me- nos en la parte posterior en donde cada fila transver- sal está soldada á la que la sigue. Todas las placas, presentan en la cara externa una escultura mal de- finida, con una figura central elíptica y como hundi- da, rodeada adelante y á los costados por figuras pe- riféricas mas elevadas pero poco distintas. El borde posterior de cada placa está ocupado en toda su ex- tensión poruña fila de agujeros pilíferos de tamaño enorme que reunidos forman como una gran ranura transversal. La cola es larga, cilindrica y cubierta de placas pequeñas justapuestas. El cráneo es deprimido, muy prolongado hacia adelante, y de hocico muy puntiagudo, presentando un pequeño parecido con el de los Tatusia, pero es relativamente mas ancho en su mitad posterior. Los dientes son en número de 8 á 9 en la man- díbula superior y 10 á 9 en la inferior, según las especies, todos sub-elípticos y de corona plana un poco excavada en el centro, sin que ninguno de ellos esté implantado en el intermaxilar, estendién- dose al contrario el maxilar todavía bastante mas adelante de la primera muela. El intermaxilar es muy largo, y los nasales, mas largos todavía, sobre- salen considerablemente adelante del intermaxilar. La mandíbula inferior es de rama horizontal baja y de sínfisis muy prolongada. El axis y las dos vértebras siguientes están solda- das en una sola pieza. Tiene II vértebras dorsales y tres lumbares, y cinco dedos en cada pié, el interno mas delgado, y el tercero y cuarto mas fuertes. Eutatus Seg'uini P. Gerv. (Pl. LVII, fig. 3 y s; pl. LXXV, fig. 5) P. Gervais, Comptes-rendus , vol. LXV, p. 280, a. 1867. — Memoire sur plusieurs espéces de mamiféres fos- siles propres a VAmérique Mériodinale, p. 36, pl. XXVIII y XXIX, a. 1875. Burmeister, Descr. Phys. de la Rép. Arg., t. II, p. 443, a. 1879. — Id. Sitz. k. preuss. Ak. Wiss., a. 1883, vol. II, p. 1045, pl. XIII. H. Gervais y Ameghino, Los mamíf. fós. de la Amér. Mer., p. 214, a. 1880. Lydekker, Catal. of Foss. Mamm. part. V, p. 140, a. 1887. Es la especie típica del género y la de mayor ta- 872 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS maño. El cráneo tiene 26 centímetros de largo y 1 1 ¡ de diámetro transverso máximo. El maxilar superior j tiene 9 muelas, todas sub-elípticas y mas ó menos parecidas. La mandíbula inferior tiene 10 muelas á cada lado, la anterior mucho mas pequeña que las demás. Las placas de la sección fija ó posterior, son rec- tangulares, de 20 á 25 milímetros de largo por 1 2 á 15 de ancho, con la figura central poco acentuada, y sin perforaciones en su parte superior ó apenas vi- sibles. El borde posterior lleva 3 á 4 perforaciones pilíferas de gran tamaño. Las placas de las bandas movibles tienen de 0m035 á0m045 de largo por 1 1 á 13 de ancho, con la figura central mediana también poco indicada, é igualmen- te sin perforaciones en el fondo de la parte anterior del surco que delimita dicha figura, ó apenas visibles. Los agujeros del borde posterior son en corto núme- ro pero muy grandes. El húmero tiene 0m130 de largo y 0m060 de ancho en su extremidad distal. El fémur es mucho mas robusto, pues mide 21 cen- tímetros de largo y cerca de 7 centímetros de ancho, presentando un trocánter tercero de un desarrollo verdaderamente enorme. Localidad. — Provincias de Buenos Aires y San- ta Fé. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Eutatus brevis Amegh. (Pl. Lxvni, fig. 1 y 2) Eutatus brevis, Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. II, p. 310, a. 1881. Eutatus (espécie inédita), H. Gervais y Ameghino, Los ma- mífer. fós. de la Amér. Mer,, p. 214, n° 279, a. 1880. Esta especie es de un tercio menor que la prece- dente, y de una conformación general bastante mas esbelta. El cráneo es mucho mas pequeño, y no tie- ne mas que 8 muelas en la mandíbula superior, y 9 en la inferior. Las placas que constituyen la coraza, presentan la misma escultura externa que en la especie anterior, pero son notablemente mas pequeñas y proporcio- nalmente mas gruesas. Las placas que siguen inme- diatamente á los anillos movibles tienen 20 á 24 mi- límetros de largo por 12 á 13 de ancho; lasque siguen unas tres ó cuatro filas mas atrás, solo tienen unos 1 8 á 20 milímetros de largo, pero 12 á 15 de ancho y 7 á 8 milímetros de espesor. Los agujeros pilíferos del borde posterior están dispuestos for- mando una doble fila bien aparente. La figura cen- tral es muy deprimida, con dos ó tres perforaciones muy pequeñas en su parte posterior, y toda la super- ficie de las placas es un poco rugosa y como de as- pecto granular. Localidad. — He recojido restos de esta especie en distintos puntos de las provincias de Buenos Ai- res, Santa Féy Córdoba. Horizonte. — Piso bonaerense y piso lujanense de la formación pampeana. En el yacimento de Monte Hermoso, existe un Eutatus que solo mees conocido por restos de cora- za, que presentan el mismo tamaño y el mismo as- pecto que las del Eutatus brevis, con el que en un principio lo identifiqué (Lista de losmamíf. fós. de Monte Hermoso, pág. 19, n° 54), pero me parece di- fícil que una especie abundante en el pampeano su- perior y de la que todavía no se conocen restos en el pampeano inferior se pueda encontrar en un hori- zonte toda\ ía considerablemente mas antiguo como lo es el de Monte Hermoso. Me parece mas probable que los restos de Eutatus procedentes de este últi- mo punto, sean de una especie distinta, probable- mente nueva, pero que los restos de coraza hasta ahora conocidos no me permiten caracterizar. Eutatus punetatus Amegh. (Pl. LXVIII, fig. 3 y 4) Ameghino, La antigüedad del hombre., etc., t. II. p. 310, a. 1881. Esta especie era de tamaño superior al Eutatus brevis , igualando casi al E. Seguini. Las placas que forman la coraza se distinguen fácilmente por la fi- gura central mas alargada y del mismo alto que las figuras periféricas; esta figura central está limitada por dos surcos laterales anchos y profundos, y pre- senta en su parte superior dispuestos en arco de cír- culo ó simétricamente á ambos lados 3 á 6 agujeros circulares de gran diámetro que penetran en el inte- rior de las placas; estos agujeros presentan un aspee- BRUTOS 873 to muy distinto del que muestran las pequeñas per- foraciones que se ven en el mismo punto en las placas de las otras especies, y dan á la coraza un aspecto especial. Las placas de las bandas movibles, tienen de 4 á 5 centímetros de largo; las de la parte fija, tienen de 20 á 27 milímetros de largo por 1 2 á 15 de ancho. Localidad. — He recojido restos de esta especie sobre las barrancas del rio Salado, y en los alrede- dores de La Plata. Horizonte. — Piso belgranense y base del piso bonaerense de la formación pampeana. Eutatus minutas Amegh. (Pl. lxviii, fig. 31 y 32) Ameghino, Ccttal. de la sec. de luprov. de Buenos Aires, en la Exp. Cont., p. 41, a. 1882 (noraen nudum). Esta especie era de tamaño mucho menor que to- das las precedentes, comparable al del Dasgpus sexcinclus. Las placas mas grandes de las bandas movibles no tienen mas de 25 milímetros de largo por 8 milímetros de ancho, pero la mayor parte son un poco mas pepueñas. La figura elíptica, del cen- tro de cada placa, está bien marcada, y presenta en su parte anterior, dos ó cuatro agujeros de gran ta- maño como en el E. punctatus , siempre dispuestos por pares simétricos, en número de uno ó dos á cada lado; por este carácter se acerca del E. punctatus , pero se distingue fácilmente de este por su tamaño mucho menor, y además por la conformación del borde posterior, que en E. punctatus presenta los agujeros pilíferos dispuestos en una doble fila, délos que los anteriores notablemente mas pequeños que los posteriores, mientras que las placas del E. mi- nutus, no presenta mas que una sola fila de agujeros pilíferos, pero de gran tamaño, todos de contorno sub-rectangular, y dispuestos con su eje mayor di- rijido de adelante hácia atrás, colocados á continua- ción unos de otros, y separados por láminas óseas muy delgadas. Toda la superficie de las placas es áspera, como granulada y con puntuaciones finas irregulares. Localidad. — He recojido los restos de esta espe- cie en los alrededores de La Plata. Horizonte. — Piso belgranense de la formación pampeana. Eutatus oenophorum Amegh. (Pl. LXVIII, fig. 5 á 20 y 33 y 34) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 25, n° 116, a. 1889, incluyendo el Eutatus bipunctatus, n° 119. Esta especie alcanzaba próximamente el tamaño del E. Seguini. Las placas de las bandas movibles tienen de 28 á 38 milímetros de largo por 10 á 13 de ancho, y las placas de la sección fija de 20 á 28 mi- límetros de largo por 12 á 16 de ancho. La superficie externa de las placas tiene un aspecto bastante dis- tinto del que distingue los Eutatus pampeanos. Las placas délas bandas movibles, presentan en la parte libre de la superficie externa, una figura lon- gitudinal mediana, estrecha y convexa, que recorre la placa de un extremo á otro de su parte libre ; á cada lado de esta figura central hay una depresión longi- tudinal ; enlaparte posterior déla placa, á cada lado de esta depresión hay otra elevación mas corta, segui- da á cada lado de un surco longitudinal situado sobre el mismo borde periférico, que se dirijen adelante, y hácia la mitad del largo de la parte libre dan vuel- ta hácia adentro formando ángulo mas ó menos abier- to hasta las depresiones laterales que limitan la figu- ra central, dirijiéndose acá hácia adelante en el fondo de los surcos longitudinales laterales como una pro- longación de estos, limitando así una forma muy ancha atrás y mucho mas angosta adelante, que imita la figura de una botella. En el borde posterior, los agujeros pilíferos son de tamaño mediano y bastante numerosos pero dispuestos sobre una línea simple. Toda la superficie de las placas es mas lisa que en las especies anteriores, de aspecto menos granulado, pero mas puntuado. Las placas de la sección fija, muestran en la cara externa la misma figura en forma de botella, pero no tan bien definida como en las placas de las bandas movibles ; en la parte anterior lo que representa el gollete de la botella, está rodeado por cuatro figuras pequeñas, y á menudo entre estas en el fondo de los surcos, hay algunos pequeños agujeritos. En el bor- de posterior, los agujeros pilíferos son siempre en corto número, pero de gran tamaño y dispuestos constantemente en una sola fila. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghiao en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. no 8-74 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). Eutatus lagena Amegh. (Pl. Lxvm, fig. 21 á 30) Ameghino. Enumeración sistemática etc., p. 26, n° 117, a. 1887. Esta especie es sumamente parecida á la preceden- te ; las placas de la coraza presentan la misma escul- tura externa, siendo la figura en forma de botella todavía mejor definida, pero la escultura es mas sua- ve, las figuras menos elevadas, los surcos y depresio- nes menos profundos, y toda la superficie de las pla- cas mas lisa, no granulada sino simplemente pun- tuada. Los agujeros pilíferos del borde posterior, son en corto número, no muy grandes, y siempre dis- puestos en una sola fila. El tamaño era por lo menos una mitad mas pequeño que el del E. osnophorum pues las placas de las bandas movibles solo tienen de 18 á 22 milímetros de largo por 8 á 10 de ancho, y las placas de las secciones fijas de 12 á 15 milíme- tros de largo por 8 á 10 de ancho. Esta especie y la precedente, cuando se conozcan corazas completas, ú otras partes del esqueleto, pre- sentarán sin duda caracteres suficientes para sepa- rarlos como género distinto. Localidad. — Los restos de esta especie han sido descubiertos por Carlos Ameghino en la barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno inferior). Eutatus distans Amegh . (Pl. LXVIIt, fig. 3o) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 26, n° 118, a. 1887. Esta especie, que solo me es conocida por nume- rosas placas de las bandas movibles, era de tamaño muy pequeño, comparable al de la especie anterior, pero de una conformación bastante distinta ; las pla- cas son relativamente mas largas, pero mas angostas y mas gruesas, variando su tamaño entre 20 á 25 mi- límetros de largo por 6 á 8 de ancho. De la figura en forma de botella que adorna la ca- ra externa de las placas de las especies precedentes, no existen vestigios en las del E. distans. En esta especie, cada placa presenta en la cara externa una figura longitudinal mediana angosta y muy elevada, pero que no recorre todo el largo de la placa, perdién- dose al contrario en la parte posterior mucho antes de llegar al borde que contiene los agujeros pilíferos. Esta figura central está limitada por dos surcos late- rales muy angostos y profundos, que también se pier- den hácia atrás, limitados á su vez, por otras dos figuras largas, estrechas y elevadas, como la del centro, colocadas una en cada borde, casi siempre sin presentar interrupciones en toda su longitud. La parte posterior, antes de llegar al borde es elevada y plana. Los agujeros pilíferos son en corto número, grandes, yr dispuestos en una sola fila. Localidad. — Los restos de esta especie han si- do descubiertos por Carlos Ameghino en las bar- rancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño (eoceno in- ferior). TOLYPEUTES illiger. Illiger, Prodromus Syst. Mamrn. et avium, p. 111, a. 1811. Este género es muy distinto de los precedentes, y presenta caractéres verdaderamente particulares, que permiten reconocer todas sus partes con igual facilidad; por la forma de la coraza, es entre los armadillos actuales, el que mas se acerca de los ex- tinguidos gliptodontes. La coraza dorsal está formada por dos grandes secciones fijas, una anterior y la otra posterior, sepa- radas por solo tres bandas movibles que sin embargo permiten tomar á la coraza la forma de una bola completa. Las placas de las secciones fijas son poli- gonales, la mayor parte de aspecto sub-cuadrangular, con la cara externa cubierta por un cierto número de protuberancias ó tubérculos cónicos y lisos, de los que uno á tres forman el centro de la placa, y los demás están dispuestos alrededor, presentando to- dos un aspecto parecido. Las placas de las bandas movibles son de tamaño mucho mayor, largas y an- gostas como en todos los demás armadillos, y con la cara externa cubierta por los mismos tubérculos que adornan las de las secciones fijas, pero en ma- BRUTOS 875 yor número y mas puntiagudos, presentando un as- pecto granular. La cola es corta y cónica, muy gruesa al principio y cubierta de grandes placas óseas tuberculosas. Las muelas son en número de 9, muy raramente de ocho, en cada lado de cada mandíbula, todas sub-cilíndricas, y las anteriores y posteriores un poco mas pequeñas que las intermediarias. La mandíbula tiene la rama ascendente que arranca del lado exter- no déla rama horizontal y asciende casi perpendicu- larmente. El cráneo es cónico, puntiagudo adelante y con el arco zigomático muy delgado. Las cinco vér- tebras cervicales intermediarias están soldadas en una sola pieza. Los piés anteriores no tienen mas que cuatro de- dos, faltando el quinto; los dos dedos internos mas grandes que los externos, y el tercero con una uña sumamente larga. Las dos primeras falanges de los dedos tercero y cuarto están soldadas en un solo hueso. Los piés posteriores tienen cinco dedos, con uñas cortas y anchas, siendo los dedos externos muy pequeños. Tolypeutes conurus I. Geoff. Dasypus conurus, Ir. Goffroy S. Hilaire, Comptes-Rendus , vol. XXIV, p. 575, a. 1847. — Id. Revue soolog. année 1847, p. 135. Wagner-Schreber, Suppl., Y, 178, 5. Burmeister, Reise. d. d. La Plata Si. II, p. 426, 39. — Id. Descrip. Phys. de la Rép. Arg., t. III, p.411. Giebel, Zeiischr. f. d. gesamt. Naturio., 1861, t. XVIII, pl. 3-5, f. 3. Gray, Proc. Zool, Soc., 1865, p. 380. — Id. 1874, p. 244. Murie, Trans. Linn. Soc., t. XXX, p. 71, pl. 20-26. Habita casi toda la extensión de la República al norte del rio Colorado. Tolypeutes conurus fossilis (Pl. LXVII, fig. 7 y 8) Dasypus conurus, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buenos Air., t. I, ent. 3a, p. 232, a. 1866. — Id. Descrip. pliysiq. de la R. Arg., t, III, p. 443. Dasypus apareoides, Bravard, Catal. etc. Tolypeutes aíf. conurus, H. Gervais y Ameghino, Los ma- mif. fós. de la Amér , Mer. p. 216. Tolypeutes conurus, Ameghino, La antigüedad del hombre en el Plata, t. I, p. 635, a. 1880. — Id. t. II, p. 81, a. 1881. Lydekker, Catal. ofFoss. Mamm., part. V, p. 138, a. 1887. Los restos de esta especie se encuentran con fre- cuencia en las capas sedimentarias mas superíi cíales de la provincia de Buenos Aires. Bravard y Bürmetster mencionan restos de To- lypeutes precedentes de la formación pampeña, que el primero de esos autores consideró como de una especie distinta de la actual, y el segundo como de la especie existente; y Lydekker identifica con la especie actual, restos fósiles de la misma proce- dencia. Por mi parte he encontrado repetidas veces restos fósiles de Tolypeutes en los distintos niveles de la formación, consistente sobre todo en restos de coraza, los que aparentemente á lo menos, parecen idénticos á los de la especie actual, pero es posible que el descubrimiento de corazas completas ó de par- tes del esqueleto, pruebe lo contrario, por lo que creo que la identificación de la especie fósil con la actual, debe admitirse tan solo de un modo provisorio. Localidad. — Los restos de esta especie se en- cuentran con frecuencia en las provincias de Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba. Horizonte. — Todos los niveles de la formación pampeña hasta la época actual. PRI0D0N f. cuvier F. Cuvier, Dents d. maminif., a. 1825. Este género es entre los armadillos todavía mas singular y de formación mas anómala que el Toly- peutes. La coraza se compone en toda su extenison de placas rectangulares de superficie externa casi lisa dispuestas en toda su extensión en filas transversales, formando tres partes distintas, una anterior con 10 filas transversales y la otra posterior con 16 filas transversales unidas, y la tercera central forma- da por bandas movibles, generalmente en número de doce. La cola es larga, cilindrica, acorazada en toda su extensión, encerrando de 20 á 25 vértebras. El sistema dentario se compone de un considerable número de dientes, pues varía entre las fórmulas 876 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ffrfó ff, f j, y que no es difícil caíacterizen varieda- des ó especies hasta ahora confundidas en una sola; estos dientes son comprimidos lateralmente, parti- cularmente los anteriores, y todos mas ó menos pa- recidos entre sí. La segunda y tercera vértebra cervicales, y aveces también la cuarta están soldadas en un solo hueso. Las vértebras dorsales varían en número de 12 á 13. Las vértebras lumbares son en número de 5, ó de 4 cuando hay 13 dorsales, las dos ultimas unidas con los huesos ilíacos. El sacro consta de 12 vértebras soldadas contando las dos últimas lumbares, y la úl- tima del sacro que es una vértebra caudal todavía en parte separada. Sínfisis del púbis abierta. Cinco dedos en cada pié, los tres externos de los anteriores con grandes uñas falciformes, y los dedos tercero y cuarto presentan las dos falanges que preceden la falange terminal unguilífera, soldadas en una sola pieza. Priodon gigas Dasypus gigas, G. Cuvier, Récherches sur les ossements foss., t. Y, part. I. p. 120. pl. XI, fig. 1-3 y 10. Pr. de New-Wied, Beitr. z. Naturg. Bras. II. p. 516, 1. Wagner-Schreber, Suppl. IV, 169, 1. Burmeister, Syst. Ubers., d. Thiere Brasil, II, p. 277. — Id. Actas de la Soc. Paleontol. , I,p. 32. — Des - crip. phys . de la Rép. Arg., t. III, p. 436. Dasypus giganteas, Geoffroy, Desmarest, Mam mal, p. 368. Griffit, Anim. Kingd ., III, p. 290. Lesson, Mamm . , p. 309. Priodontes gigas, Owen, Odontographie , pl. 85, fig. 1. Gervais, Voyag. de F. de Casteenaun, Mammif. tJ.Y III. Rapp, Edentaien , tb. 4. Pryonodus gigas, Gray, Proceed. Zool. Soc., 1865, p. 374, Es el mas gigantesco de los armadillos existentes. Habita los territorios del Chaco y de Misiones, y toda la región setentrional de la República. Al principio de este siglo, se encontraba en las provincias de Córdoba y Santa Eé, y hasta en la parte norte de la provincia de Buenos Aires. Priodon g*igas fossilis Priodon giganteus , Liáis, Climats, Geologie, faune du Bré- sil, p. 366, a. 1872. de esta especie en la República Argentina, pero Liáis cita en su trabajo, la existencia de restos fósi- les en las cavernas del Brasil, particularmente placas sueltas de la coraza, que le han parecido idénticas á las de un individuo actual de gran talla. XENURUS WAGLER Wagler, Natiirliches system d. amphibien, etc., p. 36, a. 1830. Coraza formada por 12 ó 13 bandas movibles cen- trales, seguidas adelante y atrás por secciones fijas compuestas de placas poligonales trabadas entre sí, y de superficie externa irregularmente granular, con pequeñas cavidades hacia el centro que desaparecen con la edad. Cola muy corta, y casi desnuda ó con co- raza incompleta, formada por algunas placas aisladas y tuberculosas. Dientes en número de f á f , sub-cilíndricos, los anteriores y posteriores mas pequeños que los inter- mediarios. Pié anterior con cinco dedos, el tercero corto pero con una uña enorme ; el segundo, mas largo, pero con una uña mas corta ; primero, cuarto y quinto mucho mas pequeños; dedos tercero, cuarto y quinto, con las dos falanges que preceden la ungui- lífera, soldadas en una sola pieza. Pié posterior con cinco dedos cortos, el tercero el mas largo, y el pri- mero y el quinto mas pequeños. Xenurus unicinctus (Lineo), Wagler. Dasypus unicinctus, Lineo, Syst. Nat., ed. 12, vol. I, p. 53, a. 1766. Dasypus duodecimcinctas , Lineo, Dasipus gymnurus, Illiger. Maximiliano de N. Wied, Beitr. Nat. Bras. , \ ol. II, p. 529, a. 1832. Dasypus latouay, Desmarest, Mammalogie, p. 369, a. 1822. Xenurus nudicaudo, Lund. Habita en la República Argentina el territorio de Misiones. No se han encontrado hasta ahora restos fósiles BRUTOS 877 Xenurus unicinctus fossilis Xenurus aff. nudicaudo , Lund, Kon. Danske, Vid. Selsk. Skr., yol. IX, p. 197, a. 1842. Xenurus antiquus , Lund, Obra citada, vol. VIII, p. 227, 1841. Xenurus unicinctus , Lydekker, Caial. of Foss. Mamrnal,, part. Y, p. 139, a. 1887. No se conoce basta ahora fósil en la República Ar- gentina, pero ha sido encontrado en las cavernas del Brasil por Lund y Claussen. Lund, separó la espe- cie fósil déla actual, pero según Lydekker, son ab- solutamente idénticas, ó por lo menos, los restos conservados en el Museo británico no difieren de las partes correspondientes de la especie existente. CHLAMYDOPHORID^E Esta familia se distiugue muy bien por la coraza dorsal compuesta de bandas movibles transversales en toda su extensión, y por la existencia de un escudo pélvico formado por placas trabadas entre sí por su- turas, de una forma general semi-circular, que cubre la parte posterior del tronco, descendiendo perpen- dicularmente hacia abajo. La cabeza no está protegida por un casco cervical separado, estando este reem- plazado por la parte anterior de la coraza dorsal que se extiende adelante hasta encima de la frente. CHLAMYDOPHORUS harlah Harían, Annals of the New-York Lyceum of nat. liist., I, pl. 4, a. 1825. La coraza dorsal está formada por placas rectangu- lares dispuestas en bandas transversales todas libres, sin que las placas tampoco estén soldadas con las la- terales del mismo anillo; la superficie de estas pla- cas es casi lisa, presentando un ligero parecido con las del género Zseclyus, aunque están dispuestas de una manera completamente distinta. La coraza dor- sal, que empieza encima de la frente, consta de 28 bandas transversales, empezando las bandas anterio- res con solo 3 ó 4 placas, aumentando sucesivamente hácia atrás el número de placas de cada banda, hasta que hácia el centro alcanzan hasta el número de 24, disminuyendo luego de algunas placas en el borde posterior. El escudo pélvico, es cóncavo al lado in- terno, y está formado por cinco filas de placas ovala- das. La cola es acorazada en toda su extensión, termi- nando en una extremidad fuertemente enanchada y deprimida perpendicularmente como en el género Dmdicurm entre los gliptodontes. El cráneo es corto, ancho atrás y de hocico puntia- gudo, con ocho dientes en cada lado déla mandíbula superior, y ocho ó nueve en la inferior. Cinco dedos en cada pié, los tres externos de los anteriores con grandes uñas falciformes, los de los posteriores con uñas pequeñas y upntiagudas. C h 1 a m y d o phorus truncatus IIarlan Harlan, Zool. /owr.,11, p. 154, pl. 6. — Id. Isis. v. 1830, 424, tb. 4. Yarrel, Zool. journ., III, p. 544, pl. 16. Wagner-Schreber, Suppl., IV, 187. Hyrtl, Abh. derKais. Acad. d. Wissensch. z. Wien., phys. Cl., t. IX, 1855. Gilliss, Un. St. nav. asir, Exped., II, p. 158, pl. II. Burmeister, Reise d. d. La Plata St., I, p. 297. — Id. II, p. 429. — Id. Descrip. Phys. de la Rép. Arg., t. III, p. 445. Gray, Proceed. Zool. Soc., 1865, p. 381. Es este el mas pequeño de los armadillos actual- mente existentes. Habita la llanura argentina al nor- te del Rio Negro, hasta las provincias de Mendoza y San Luis, y la parte austral de la provincia de Bue- nos Aires hasta unas 20 leguas al norte de Bahia Blanca, aunque muy raro. 878 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Chlainydophorus truneatus (?) fossilis Una especie de este género ha dejado sus restos en la formación pampeana, y me es conocida por placas de coraza que creí en un principio procedieran de una especie muy pequeña del género Dasypus, pero que un nuevo examen me ha probado pertenecen á una especie de Chlamgdophorus, que por las placas no me es posible separar de la especie existente, aun- que ello no es una prueba de identidad específica, reuniendo la especie fósil á la actual solo de una ma- nera provisoria, pues sin partes del esqueleto, ó á lo menos sin el dermato-esqueleto casi completo me parece no es posible determinar con seguridad si es la misma especie actual, ó representa una especie extinguida. Localidad. — He recogido los restos fósiles de este animal en el arroyo de Frías, no lejos de Merce- des en la provicia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso bonaerense de la formación pampeana. PELTATELOIDEA Toda la coraza compuesta de placas simplemente imbricadas. Cola, muy larga, cilindrica, y cubierta de placas imbricadas. Cráneo muy largo y puntiagudo adelante-, mandíbula inferior larga, con rama horizon- tal baja y rama ascendente poco elevada. No menos de §§- dientes, cónico-cilíndricos y pequeños. Interma- xilar bien desarrollado y provisto de incisivos. Vértebras cervicales todas separadas. Sacro de no mas de 5 vértebras. Húmero con agujero epitrocleauo. Tibia y peroné separados. Todas las articulaciones de las extremidades, distintas. Cinco dedos en cada pié, con uñas largas y acuminadas. Grupo teórico, antecesor de Glyptodontia y Dasypjocla, en el que coloco la familia de los St.egothe- rid>je. STEGOTHERIDAE Coraza no dividida por secciones, compuesta en toda su extensión de placas rectangulares ó sub-cuadra- das, de superficie externa lisa ó casi lisa dispuestas en filas transversales, sin trabarse por suturas, pero imbricadas en toda la extensión de la coraza, cubriéndose unas á otras de atrás hacia adelante como el tejado de una casa. STEGOTHERIUM ameghino Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 25. a. 1887. Es este un género de armadillos extinguidos com- pletamente diferentes de todos los conocidos, tanto actuales como fósiles, caracterizado por placas rec- tangulares, pequeñas, muy gruesas, y con una fila de perforaciones para la implantación de pelos que dá vuelta todo alrededor, pasando adelante en el fondo de la pequeña depresión transversal que sepa- ra la parte anterior en forma de tecla del cuerpo de la placa . Steg-otheriiiin tessellatum Ameghino. (Pl. jlxix, fig. io y 14) Ameghino, Enumeración sistemática, etc., p. 25, n° 115, a. 1887. El animal ha sido de tamaño muy pequeño, coin- BRUTOS 879 parable al del peludo ( Euphractusvillosus ) pero su forma debió ser sin duda muy distinta, pues todas las placas presentan una prolongación anterior lisa, lo que hace suponer que toda la coraza era anillada; pero esta parte anterior lisa no es larga y sobre un plano mas elevado que el cuerpo de la placa, sino corta y en declive hácia abajo, separada del cuepo de la placa por una pequeña depresión transversal poco profunda. La cara opuesta ó interna, está, al contrario, cortada en bisel ó declive en su parte posterior y en dirección opuesta al declive externo anterior, esto es dirijiéndose hácia arriba. De esto se deduce que las placas del Stegotherium tessella- tum se cubrian unas á otras en toda la extensión de la coraza, tapando la parte posterior de cada placa, la anterior de la que sigue como las tejas del techo de una casa. La parte externa de cada placa que quedaba libre, esto es que no era cubierta por la que la precedía, representa un rectángulo, cuyo perímetro está limi- tado poruña línea de perforaciones profundas, colo- cadas á continuación unas de otras que ocupan los tres bordes de la placa, y dan vuelta adelante siguiendo el pequeño surco transversal que separa el cuerpo de la placa, de la parte anterior en declive. La su- perficie de la placa limitada por la fila de perfora- ciones periféricas mencionadas conserva la forma rectangular, siendo poco áspera, un poco puntia- guda, y deprimida ó un poco excavada en el centro. Las placas de este animal tienen 7 á 1 1 milímetros de largo, 5 á 6 de ancho y 3 á 4 de grueso. Localidad. — Los restos de este animal han sido descubiertos por Carlos Ameghiivo en las barrancas del rio Santa Cruz en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso san tacruzeño (eoceno inferior). OBSERVACIONES GENERALES SOBRE LOS MAMÍFEROS DEL GRUPO DE LOS HICANODONTES Los mamíferos Hicanodontes, fueron durante las épocas geológicas pasadas, á lo menos en Sud América, uno de los grupos predominantes, el que después de haber alcanzado un desarrollo nada co- mún, se ha ido restringiendo, desapareciendo poco á poco la mayor parte de sus representantes, encon- trándose hoy en vía de rápida extinción. Mucho falta todavía para que pueda trazarse un cuadro completo del parentesco y grandes líneas de filiación de sus reprententes, sin embargo, los ma- teriales conocidos, permiten trazar un bosquejo bastante aproximado, de la descendencia de los dis- tintos géneros y de las diversas familias en que se agrupan. De los tres grandes grupos en que se divi- den los mamíferos hicanodontes, el délos Peltate- loiclea, el de los Glyptoclontia y el de los Dasy- poda, solo el último conserva todavía representantes vivos; los dos primeros han completamente desapa- recido. El grupo extinguido de los Glyptodontia , es el que parece haber alcanzado un mayor desarrollo y sus representantes un tamaño mas jigantesco. Ge- neralmente se ha considerado los gliptodontes, como los antecesores de los armadillos actuales, los que serían sus descendientes degenerados. Repetidas veces me he elevado contra esta opinión que parecía tener en su favor la gran antigüedad de los glipto- dontes, y la edad relativamente reciente, á lo menos en apariencia, de los armadillos. En mi Filogenia, basándome en los principios y reglas en ella expues- tos, llegaba á un resultado completamente contrario, expresándome al respecto en los siguientes términos: «En cuanto al dermato-esqueleto, que caracteriza diversos animales, presenta estados de evolución muy distintos, según los géneros, las familias, los órdenes y aún los grandes grupos. Compuesto de placas sueltas sin ninguna trabazón en la mayor parte délos reptiles escamosos, las mismas placas se unen en una coraza sólida, que se une á su vez á la columna vertebral en las tortugas. Casi la misma rela- ción existe en los mamíferos, comparando entre sí, los megateridos de huesos dérmicos informes y sueltos, y los armadillos de placas unidas por sutu- ras fijas, formando una sólida coraza que se une á su vez en distintos puntos con la columna vertebral. Estas corazas sólidas estando formadas por placas distintas separadas unas de otras en la juventud del animal, tenemos igualmente que admitir que proceden de otras cuyas placas no estaban tan intimamente unidas. «Debemos por esto mismo considerar á los extin- guidos gliptodontes como seres que habían alcan- canzado un grado de evolución mas avanzado que los existentes armadillos. Estos últimos, por sus placas dérmicas incompletamente unidas y todos sus otros caracteres osteológicos representan un tipo primitivo que tiene que haber precedido en su apa- 880 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ricion á los primeros. Este tipo primitivo debe á su vez haber sido precedido por otros cuyas placas eran aún mas distintas, lo que de etapa en etapa, puede conducirnos á encontrar el tipo primitivo de los ma- míferos en un reptil acorazado *. » Y al año siguien- te, estudiando los mamíferos fósiles de los terrenos terciarios antiguos del Paraná, agregaba, ocupán- dome del mismo tema : «Pero, si bien el Chlamydotherium representa un¿ etapa de evolución menos avanzada que los gliptodontes, sucede otro tanto con los armadillos existentes, cuyo tipo fundamental según las leyes de la evolución debe haber precedido á los glipto- dontes y al mismo Chlamydotherium... «Confiado en estas deducciones que son el resulta- do de cálculos filogénicos hechos con los datos que nos proporcionan los existentes armadillos y los extinguidos gliptodontes, no dudo un instante que se han de encontrar en los yacimientos del Paraná loricatos del mismo tipo que los actuales armadi- llos.» 1 2 Estas predicciones han sido completamente confirmadas por los descubrimientos posteriores, pues no solo se han encontrado restos de verdaderos armadillos en las formaciones oligocenas del Paraná sino también en los terrenos mucho mas antiguos de la Patagonia austral, que datan del principio de la época eocena ; en las formaciones de esta última épo- ca, los restos de verdaderos armadillos son muy abundantes, pero los de gliptodontes son mas raros, y de una conformación mas parecida á la de los arma- dillos que los que se encuentran en las formaciones recientes. Que los gliptodontes representan una etapa de evolución mucho mas avanzada que la de los arma- dillos, lo demuestran claramente todos los detalles de su conformación, entre los cuales, solo mencionaré acá los tres culminantes. Primeramente la columna vertebral, cuyas vérte- bras están soldadas unas á otras por secciones en los gliptodontes, mientras permanecen separadas en los armadillos ; que esto es el estado mas primitivo lo demuestra claramente la circunstancia de que las mismas secciones del tubo dorsal de los gliptodontes, están compuestas en la juventud de vértebras sepa- radas. La forma y el número de los dientes. Estos nunca pasan de ocho en cada lado de cada mandíbula en los 1 Ameghino, Filogenia, p. 274, a. 1884. 2 Ameghino, en el Bol. de la Acad. Nac. de Cien. t. 8. pág. 170. gliptodontes, mientras que en los armadillos hay 9. 10, y hasta mas de 20 en cada lado. Estos dientes, son además, en los armadillos, casi siempre simples, de una forma mas ó menos cilindrica, pero en los gliptodontes, presentan una forma mas complicada, resultado de una evolución posterior, como lo de- muestra el Chlamydotherium , que muestra sus muelas en una etapa de evolución intermediaria en- tre la mas primitiva de los armadillos, y la mas evolu- cionada de los gliptodontes. Por último, la forma de la coraza, formada en toda su extensión de placas soldadas unas á otras, demues- tra claramente que representa un estadio de evolución que ha alcanzado en esa dirección sus últimos límites ; que la coraza de los antecesores de los gliptodontes estaba formada por bandas transversales movibles lo demuestra también la existencia en los bordes latera- les de las corazas de los verdaderos gliptodontes, de algunas hendiduras perpendiculares entre las filas de placas que constituyen la coraza, hendiduras que re- presentan los últimos vestigios de las bandas movibles de sus antecesores. Sin embargo, la descendencia de los gliptodontes, de los verdaderos armadillos, debe remontar á la época secundaria, puesto que en la base del eoceno, ya se nos presentan ambos tipos bien se- parados. Pero los armadillos ó Das y poda, no constituyen el tipo de Hicanodontes mas primitivos, pues para ligar el Priodon y el Chlamydophorus, el pri- mero el mas primitivo por su sistema dentario, y el segundo por su coraza dorsal, á los Pleiodontes de dientes numerosos, y con esmalte, é incisivos en am- bas mandíbulas, hay que intercalar todo un grupo, el de los Peltateloidea , con dientes en número no menor que el del Priódon, y la coraza formada por placas sueltas, y simplemente imbricadas en toda su extensión, grupo que debe haber alcanzado su gran desarrollo en la época secundaria, pero' del que todavía existían algunos representantes al principio del eoceno, de los que se conoce un género típico, el Stegotherium , que puede quizás ser también el an- tecesor de todos los armadillos. De los armadillos actuales, el Priodon es el mas primitivo por el número considerable de sus muelas y también por la coraza, en bandas transversales en toda su extensión, y el Chlamydophorus , es igual- mente de un tipo primitivo por la coraza y por su tamaño diminuto pero no por el aparato dentario. No es posible derivar uno de otro estos dos tipos, y sin duda remonta su origen á uno ó mas antecesores de BRUTOS 881 ipo parecido, que reunían el número considerable de dientes del Priodon, con una coraza de placas sueltas y el tamaño diminuto del Chlamy dophorus . Ninguno de los demás géneros mas recientes pare- ce tener relación inmediata con el Chlamydopho- rus, pero todos ellos pueden referirse al Priodon ó á un tipo parecido, aunque faltan los intermediarios mas inmediatos á este último que permitan ligarlo sin discontinuidad á los géneros mas recientes. Un grupo subordinado, el de los Dasypidce , pare- ce tener por mas antiguo autecesor un tipo parecido al género Zaedyus, que puede considerarse como el antecesor de Dasypus, al que se ligan igualmente los géneros Eutatus, Praeuphractus y Macroeu- phractus. El Xenurus y el Tolypeutes también son próximos aliados de Zcedyus, pero faltan los inter- mediarios que permitan ligarlos á una forma antece- sora. Otro tanto sucede con los Praopide, que pro- bablemente se ligan con uno de los mas inmediatos sucesores del tipo Priodon. El grupo de los Chlamydotheridce parece haber- se separado inmediatamente después de constituido el tipo de los Dasypoda evolucionando así hacia el tipo de los Glyptodontia, de los que pueden consi- derarse como los verdaderos antecesores. De los dos tipos principales de gliptodontes, los de cola corta, cónica, gruesa en la base, y de punta roma, formada por una sucesión de anillos movibles en toda su longitud, es la forma mas evolucionada y de consiguiente la de aparición mas reciente; y los de cola larga, formada por varios anillos movibles en la base, es el tipo mas primitivo y mas antiguo, si bien cada uno de ellos ha sufrido en su evolución modifi- caciones especiales. La cola del Glyptodon es la misma cola del tipo del Hoplophorus cuyos prime- ros anillos que forman el tubo caudal han quedado separados, y la punta del mismo tubo se ha perdido constituyéndose así la cola corta, cónica y anillada de los gliptodontes. El tipo mas primitivo de este grupo que hasta ahora me sea conocido, es el Co- chlops, cuya cola, aunque anillada y con tubérculos cónicos-puntiagudos, era probablemente mas larga, y de consiguiente mas cercana á las del otro tipo ; á es- te género se liga también probablemente el Neotho- racophorus. Las colas formadas por anillos movibles planos en la base y seguidos de un tubo terminal mas ó menos cilíndrico-aplastado, como en Hoplophorus, Plo- hophorus y Palcehoplophorus, debieron presen- tarse en sus mas antiguos antecesores con todo el tubo igualmente anillado, ó dividido por secciones transversales que se unían de adelante hacia atrás para formar el mencionado tubo ; en esta forma debía presentarse la cola del Propalcehoplophorus, que no debía ser así muy diferente de la de los Dasy- pidce. Estasecciones del tubo caudalse fueron unien- do unas á otras, hasta formar un tubo continuo como en Hoplophorus, que es descendiente del Palce- hoplophorus, el que tuvo á su vez por antecesor el Propalcehoplophorus. Del Palsehoplophorus, empieza á manifestarse una nueva complicación en los dibujos de la superfi- cie de las placas, que consiste en el aumento, en el número de las figuras periféricas de cada placa y una disminución proporcional en el tamaño, que conduce al género Plohophorus, de edad un poco masrecien- te, que esá su vez un antecesor del género Nopachtus , alcanzando esta línea de evolución su último desar- rollo en el género mas reciente Panochtus, y tam- bién el más jigantesco, en el que han completamente desaparecido en el centro de la coraza las figuras cen- trales, presentándose toda la superficie cubierta por un crecido número de figuritas iguales. Un tipo especialísimo en este grupo Jo constituye el género Dceclicurus , cuya coraza, enormemente esférica, ha perdido todo dibujo externo, presentan- do grandes agujeros que la atraviesan de parte á par- te, y una cola cuya extremidad en vez de terminar en punta presenta una parte terminal enanchada en for- ma de clava, caractéres todos adquiridos en una larga evolución. El Dceclicurus, ha sido precedido por el Plaxhaplus, con agujeros mas pequeños, cola me- nos enanchada en la extremidad y con dibujos en to- da su extensión, y la coraza de forma general menos esférica y mas alargada. El Plaxhaplus ha sido pre- cedido ásuvezporel Neuryurus, cuya cola era mas normal, y la coraza, igualmente sin dibujos, pero no tan lisa como en Doedicurus y Plaxhaplus, sino mas áspera ó rugosa, últimos vestigios de la anti- gua existencia de figuritas ó esculturas superficiales, pero con los agujeros de Plaxhaplus y Doedicurus apenas acentuados, encontrándose este género en el verdadero principio de su formación. Estas vistas, pueden espresarse gráficamente en la siguiente forma: 111 Neothoracophorus 882 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Peltateloidea c o O CETACEOS 883 CETACEA Mamíferos homalodontes con los miembros transformados en órganos de locomoción acuática. Se dividen en tres órdenes, caracterizados de este modo : I. Miembros posteriores prasentes. a. Dientes numerosos. Proteroceta. II. Miembros posteriores ausentes. a. Dientes siempre presentes. Odontoceta. b. Sin dientes ó presentes solo en el estado fetal. Mystacoceta. PROTEROCETA Miembros posteriores presentes y bien desarrollados. Dientes numerosos, cónico-cilíndricos, de base aiberta y con esmalte. Grupo teórico, sucesor de los Prionodonta y antecesor de los Odontoceta. Pío le conozco hasta ahora representantes. ODONTOCETA Miembros posteriores ausentes ó reducidos á un rudimento de cadera. Dientes siempre presentes, generalmente numerosos, cónico-cilíndricos, de base abierta y con esmalte, á veces en número de mas de doscientos. Timpánico siempre libre, no anquilosado al periótico. Los representantes conocidos de este orden, se dividen en cinco familias que se distinguen por los siguientes caractéres : A. Sínfisis de la mandíbula inferior que sobrepasa la mitad del largo de la rama horizontal. í. Dientes numerosos. Todas las vértebras cervicales libres. Platanistidx. B. Sínfisis de la mandíbula que no sobrepasa un tercio del largo de la rama horizontal. 1. Mandíbula superior con dientes. a. Dientes numerosos en ambas mandíbulas. b. Dientes reducidos á un solo par implantados en el maxilar superior. 2. Mandíbula superior desprovista de dientes. a. Dientes inferiores numerosos, y bien desarrollados. b. Dientes inferiores rudimentarios con excepción de uno ó dos pares. Delphiniclce . Monodontidae. Physeteridce. Ziphiidce. 884 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PLATANISTIDAE Rostro excepcionalmente largo, acompañado de mandíbulas muy largas, estiliformes, y con una parte sinfisaria que sobrepasa la mitad del largo total de la rama horizontal. Dientes pequeños, cónico-pun- tiagudos y excesivamente numerosos. Vértebras cervicales todas separadas. PÜNTOPORIA gray Cray en Zoolog. of ihe Voy. of Erebus and Terror. Este género es entre los conocidos de la misma familia, el de rostro y sínfisis mas larga, y también el que lleva un mayor número de dientes, pues tiene de 53 á 59 en cada lado de cada mandíbula, 212 á 236 en todos, el mayor número que se haya obser- vado hasta ahora entre los mamíferos. La columna vertebral consta de 42 vértebras, 7 cervicales, 10 dorsales, 6 lumbares y 19 caudales. Pontoporia Blainvillei (Gerv.) Gray Delphinus Blainvillei, Gervais, Bullet. Soc.phüorn. 1844,38. Stenodelphis Blainvillei , Gervais en D’Orbigny, Voy age de l'Amér. Mér., t. IV, parte 2o, p. 31, pl, 23, a. 1847. Pontoporia Blainvillei, Zool. of the voy. of Erebus and Terror , p. 46, pl. 29, a. 1846, — Id. Catal. of Seáis, p. 231. Flower, Trans. Zool. Soc ., t. VI, p. 113. Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de Buen. Air., 1. 1, p. 303 y 389, pl. 23, 25, 28. — Id. Descrip. Phys. de laRep. Arg,, t. III, p. 533. Habita la embocadura del Rio de la Plata. Se encuentran sus restos fósiles en los bancos de conchilla del piso querandino, en La Plata, Quil- mes, etc. PONTISTES BURMEISTER Burmeister, Anal, del Mus. Nac. t. III, p. 138, a. 1885. Este género, del que hasta ahora solo se conoce el cráneo con la parte posterior del paladar, pero sin el prolongamiento anterior del rostro, es muy cer- cano de Pontoporia, del que se distingue princi- palmente por el rostro proporcionalmente mas ancho y bastante mas deprimido, en lo que se acerca un poco mas del tipo de los Delphinidce que la Pon- toporia, pero la superficie del paladar, á lo menos en la parte existente, presenta una conformación ca- si idéntica con este género, como también la parte posterior del cráneo. Los dientes, son mas grandes que los de Ponto- poria, y no tan apretados, por lo que es posible que su número fuera menor, aunque nada se puede decir al respecto con seguridad, pues depende tam- bién del largo del rostro, que no es posible deter- minar sin el conocimiento de esa parte. Pon listes rectifrons (Brav.) Burm. Delphinus rectifrons, Bravard, Monogr. de los terrenos ma- rinos del Paraná, 1859. Delphinus paranensis, Bravard, Catal. des especes foss. etc. Patoporia paranensis (Brav.), II. Gervais y Ameghino, Los mamlf. fós. etc. Pontistes rectifrons, Burmeister, Anales del Mus. Nac,, t. III, p. 139, pl. II, fig.j 12. El animal tuvo una talla un poco mayor que la Pontoporia Blainvillei, y ios dientes, de raiz lar- ga y cerrada en la base, presentan una corona corta, cónica y muy engrosada en su parte inferior inme- diata al cuello, casi en forma de bulbo. El ancho máximo del cráneo, en su parte poste- rior es de unos 22 centímetros. Localidad. — Los restos de esta especie fueron déscubiertos por Bravard en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso paranense de la formación pa- tagónica (eoceno superior). CETACEOS 885 D LPHINIDAE El rostro es siempre menos prolongado que en los Platanistidáe , y la sínfisis de la mandíbula nunca sobrepasa un tercio del largo total de la rama horizontal de la mandíbula inferior. La primera y segunda vértebra cervical están siempre soldadas, y á menudo también las siguientes, pero cuando algunas de las posteriores permanecen libres presentan un cuerpo vertebral sumamente comprimido de adelante hácia atrás. DELPHINUS lin. Lineo, Syst. Nat. Rostro bastante alargado pero no tanto como en los Platanistidee . Dientes pequeños, todos igua- les y no menos de veinte en cada mandíbula. Vér- tebras lumbares numerosas. Delphinus ceiuileo-albns Meyen Delphinus ceruleo-albus , Meyen , Nova acia phys. med. Soc. Caes. Leop. Carol. N. C.,t. XVI, part. I, p. 609, tb. VII, íig. 2. —Id. Beitr, z. Zool., p. 121. Burmeister, Descrip. phys. etc., t, III, p. 534. Lagenorhynchus ceruleo-albus , Cray , Catal. of Seáis, p. 262. — Id. Cassin, Un. St. cxpl. exped. 31, pl. VI, íig. 2. Delphinus albi-rostris, Peale, Zool. expl. exped. Mam- nial. 38. Habita las costas argentinas de la provincia de Buenos Aires. No se conoce fósil. TURSIOPS gerv. Gervais, Hist. Nat. d. Marnmif., vol. II, p. 323, a. 1855. Se distingue del género Delphinus por su rostro bastante mas corto, y por los dientes menos nume- rosos pero un poco mas grandes. Tursiops Cymodoce Gr.ay Tursio Cymodoce, Gray, Zool. of Er. and. Terror, p. 38, pl. 19. — Id. Catal. o f Seáis, p. 257,4. Burmeister, Anal, del Mus. Púb., t. I, p, 306.— Id. Descrip. phys. etc., t. III, p. 535. Habita las costas argentinas al norte del rio Ne- gro, y se han encontrado sus restos fósiles, en los estratos marinos de la formación cuaternaria. Localidad. — Alrededores de La Plata. Horizonte. — Piso querandino de la formación cuaternaria. Tursiops obscurus Gray. Tursio obscurus, Gray, Spicil. zool. II, pl. 2, fig. 2 y 3. — Id. Zool. Erebus and Terror, p. 37, pl. 16. — Id. Caí. of Seáis, p. 264, 12. Burmeister, Descrip. phys. de la Rep. Arg., t. III, p. 536. Delphinus cruciger, Quoy y Gaimard, Voy. de VUranie, pl. 12, üg. 2. Delphinus biviltatus , D'Orbygny, Voy. d. l’Amér. mér. Marnif., pl. 21. Delphinus superciliosus , Schlegel, Abh. etc., 22, tb. 2, fig. 3, y tb. 4, íig. 4. Delphinus Fitzroyii, Waterhouser, Zool of. the Beagle, II, pl. 10. Phocaena australis, Peale, Zool. expl. exped. Mamm. 33. Habita las costas argentinas de la Patagonia. No se conoce fósil. 886 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ORLA ROND LET Rondelet, De piscibus, p. 483, a. 1554. Rostro corto y ancho, 11 á 13 dientes en cada la- do de cada mandíbula, que ocupan casi todo el largo del rostro, muy gruesos pero de corona cónico-pun- tiaguda y arqueada. Las dos ó tres primeras vérte- bras cervicales reunidas en una sola pieza y las demás separadas. Todas las especies de este género son de talla jigantesca. Orea magellániea Burm. Burmeister, Anal, del Mus. Púb., t. I, p. 373, pl. XXII. — Id. Ann. and Mag. Nal. Hist., 3“ serie, t. XVIII, p. 101. Gervais, Osteogr. des Celacés, p. 540. Es uno de los delfines mas jigantescos existen- tes. Habita toda la costa Atlántico-argentina, y se encuentran sus restos en estado fósil en las capas marinas de la formación cuaternaria. Localidad. — Distintos puntos de la costa del Pla- ta y del Atlántico en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Piso querandino de la formación cuaternaria. PSEUDORCA RE1NIIARDT Reinhardt, Overs. Kongl. Danske, Videns. Selslc. Acad. 1862. Cráneo mas pequeño que el de Orea, y de frente mucho mas convexa. 8 á9dieutes en cada lado de cada mandíbula, menos gruesos y no tan puntiagu- dos como en el género precedente. Inter maxilar es muy anchos. Pseudorca Grayi (Burm.) Reinh. Globicephalus Grayi , Burmeister, Ann. and Magazine Nat. Hist., 4° sér., 1. 1, p. 52, pl. II.— Id. Anal, del Mus. Púb., t. I, p. 308 y 367, pl. XXI. Pseudorca meridionalis , Reinhardt, Vidensk. Meddels., Fcbr. de 1871 y Nov. de 1872. Gervais, Osteogr. des Ce'tacés. p. 540. — Id. Journal de Zool. t. 1, p. 68. Pseudorca Grayi, Burmeister, Ann. and Magazine Nat. Hist., 6a sér., t. X, p. 51. —Id. Descrip. phys. etc., t. III, p. 538. Habítala costa Atlántico-argentina de la provincia de Buenos Aires. No se conoce fósil. PHOCAENA RONDELET Rondelet, De piscibus, p. 473, a.[1554. Cabeza pequeña. Rostro corto y no separado por un pliegue]frontal. Frente convexa. Dientes de 16 á 26 en cada lado de cada mandíbula, pequeños y de corona generalmente truncada. Todas las especies de este género son pequeñas. Phocaena spinipinnis Burm. Burmeister, Proceed. Zool. Soc., a. 1865, p. 228. — Id. Ann. and Magaz. Nat. Hist., 3* sér. t. XVI, p. 132. — Id. Anal, del Mus. Púb., t. I, p. 308, y 380, pl. XXIII, fig. 2 y pl. XXIV. - Id. Descrip. phys., t. III, p. 540. Gray, Catal. o f Seáis, p. 304. Gervais, Osteograph. des Cétacés, p. 571. Habita la costa Atlántico-argentina de la provincia de Buends Aires. No se conoce fósil, CETACEOS 887 MONODOIVTIDEE Este grupo muy próximo de los Delphinidce , se distingue por la ausencia de dientes en la mandíbula inferior. Los dientes superiores son siempre en pequeño número, y en algunos géneros reducidos á un solo par, de los que el izquierdo, en el macho del Monodon, se desorrollaen forma de una formidable defensa cilindrica, dirijida hacia adelante. Vértebras cervicales generalmente separadas. No se le conocen representantes en la República Argentina, PHY SETERIDAE Este grupo, se distingue por la ausencia de dientes en la mandíbula superior, pero existen bien desarro- llados yen número considerable, en la mandíbula inferior, estando implantados en un surco longitudinal, en parte dividido por tabiques alveolares imperfectos. PHYSETER lineo Lineo, Syst. Nat., t. I, p. 107, a. 1766. Mandíbula larga y estrecha con la sínfisis que ocupa mas de la mitad del largo total. Dientes sin esmalte y en número de 20 á 35. Vértebras cervi- cales reunidas en una pieza con excepción del atlas. Physeter macrocepbalus Lineo. Lineo, Ob. y pág. citada, Lydekker, Catal. of Foss, Mamm., part. V, p. 53, a. 1887. Habita la costa Atlántico-argentina de la provincia de Buenos Aires. No se conoce fósil de la Repúbli- ca Argentina, pero Lydekker, cita algunos restos fósiles como procedentes del Uruguay (?), probable- mente de la República Oriental del Uruguay y por lo que es casi seguro que debe encontrarse f sil igual- mente en nuestro suelo. Esos restos proceden pro- bablemente del piso querandino de la formación cua- ternaria. ZIPHIIDAE En este grupo faltan igualmente los dientes en la mandíbula superior, y en la inferior son rudi- mentarios ó atrofiados, y reducido á uno, y mas raramente á dos pares. El cráneo es generalmente muy asimétrico. 888 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS ipliius CüVIER Cuvier, Ossements, foss., t. Y, p. 350. Ziphius australis Burm. Los huesos nasales se levantan fuertemente hacia arriba, formando una fuerte elevación ó protuberan- cia que domina todo el cráneo y la apertura nasal, dando á la cabeza un aspecto característico particular. Los intermaxilares son fuertemente cóncavos en su Ziphiorrhynchus australis, Burmeister, Ann. and Magaz. Nat. Hist. 3a sér., vol. XVII, p. 94 y 303. Delphinorrhynchus australis, Burmeister, Zeitschr. f, d. gesamt. Naturia., t. XXVI, p. 262. Epiodon australis, Burmeister, Anal, del Mus. Púb. de B. A., i. I, p. 312, pl. XV-XX. Ziphius australis, Burmeister, Descr. Phys., t. III, p. 542. parte posterior en donde limitan la apertura nasal. El rostro es largo, deprimido y puntiagudo. La man- díbula inferior tiene la punta fuertemente arqueada hacia arriba y con un solo [diente bastante grueso implantado en un alveolo que se prolonga hácia atrás en forma de surco longitudinal. Habita la costa Atlántico-argentina. No se cono- ce fósil. MYST ACOGETA Miembros posteriores ausentes ó reducidos á un pequeño rudimento de cadera. Dientes ausentes, siendo reabsorbidos w «de el estado fetal. Cráneo simétrico. Timpánico anquilosado con el periótico. BAL,3ENID^ Paladar provisto de laminas córneas perpendiculares, llamadas ballenas. BALiENA lineo ?? PALAGOBALiENA moreno Lineo, Syst. Nat. vol. I, p. 105, a. 1766. / Moreno, Patagonia, resto de un continente hoy sumergido, p. 26, a. 1882 (nomen nudum). Cabeza escesivameute grande y cuerpo grueso. Vértebras cervicales reunidas en una sola pieza. • Balaena australis Gray ?? Palaeobalsena Bergii Mor. Balcena australis, Van Beneben. Qsteographie des cétacés, p. 385, pl. I y II. Burmeister, Descrip. Phys. etc., t. III, p. 547. Eubalcena australis, Gray, Catal. of Seáis, p. 91. Moreno, Obra y página citada (nomen nudum). Habita la costa Atlántico-argentina. No se conoce fósil. CETACEOS 889 Balsena dubia Bravard Bravard, Monogr. de los terr. tere, del Paraná, 1858. Esta especie ha sido establecida por Bravard so- bre restos de ballenas procedentes de las formacio- nes terciarias antiguas de las barrancas del Paraná, pero no han sido todavía bien establecidos sus carac- téres. Los restos de ballenas en esas formaciones son muy abundantes, y sin duda pertenecen á varias especies y á mas de un género, pero el tamaño volu- minoso de los restos de estos animales y la falta de materiales de comparación no me permiten empren- der su determinación. Todo lo que trae Bravard sobre su Baleen & clu- bia se reduce á una nota que transcribo íntegra á continuación: «La presencia de estos animales en los terrenos del Paraná había sido establecida por medio de algunos fragmentos casi completamente desfigurados, pero hemos hallado después un hueso timpánico, que es una de las partes mas caracterís- ticas de sus esqueletos. Lo hemos comparado con el diseño del mismo hueso dado por B. Owen, en su Histovy of British Mammals, etc., figuras 220, 221, 222, 223, 224 y 225, cada uno de los cual es pro- cede de una especie diferente, y hemos reconocido que tenía mayor afinidad, ya por la forma general, ya por las dimensiones, con el de la Balcena ele- finita, figura 222, que con todos los demás; sin que pueda, sin embargo, ser relacionada á esta especie. Se distingue, por lo demás, perfectamente de todas las especies vivientes, pero mas esencialmente de la B. australis. Es pues, en una especie fósil, también de Inglaterra, que debemos buscar las afi- nidades de esta nueva especie. » (Bravard, ob. cit.) La especie con la que Bravard le encuentra mas analogía, la Balsena clefinita de Owen entra hoy en el género Balsenoptera, por lo que es probable que la Balcena dubia de Bravard sea una Balce- noptera y no una verdadera Balcena. Localidad. — Barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso patagónico de la formación patagónica. MliENOPTERA LACEPEDE Lacepede, Hist. de cétacés, table des ordres, etc, pl. XXXVI, p. 104. Cabeza mas pequeña y cuerpo mas delgado. Las siete vértebras cervicales mas pequeñas. Balsenoptera bonserensis Burm. Burmeister, Proceed. Zool. Soc., a. 1867, p. 707. — Bol. del Mus. Púb. de B. A., t. II, p. V y XIV. — Id. Descr. phys. de la Rép. Arg . , t. III, p. 545. — Id. Alias de la Descr. phys., p. 2. VanBeneden y Gervais, Osleogr. des Cétacés, p. 229. Habita toda la costa Atlántico-argentina. Encuén- trause sus restos fósiles en abundancia en los bancos marinos de la costa del Rio de la Plata y del Atlán- tico. Horizonte. — Piso querandino de la formación cuaternaria. Balsenoptera patachónica Gray Bakvnoptera patachónica, Burmeister, Proceed. Zool. Soc., a. 1865, p. 191. — Id. Ann. and Magazine ofnat. híSt . , ser. 3a, t. XVI, p. 59. — Id. Descr. phys. de la Rép. Arg., t. III, p. 545. — Id. Atlas de la Descr. phys., p. 12. Van Beneden y Gervais, Osteogr. des Cétacés, p. 225. Physalus patachónicus, Gray, Catal. of Seáis and W hales, p. 373. Burmeister, Anal, del Alus. Púb. de Buen. Air., t. I, p. 3 LO. Habita la costa Atlántico-argentina, y se encuen- tran sus restos fósiles en las capas marinas post- pampeanas de la costa. Balsenoptera antartica Gray Sibbaldius antárticus, Gray, Proceed. Zool. Soc., 1865, p. 713. — Id. Catal. o f Seáis and Wh. etc., p. 381. Balcenop lera intermedia, Burméister, Bol. del Alus, etc., p. XIV, a. 1866. — Id. Descr. phys. etc., t. III, p. 546. — Id. Atlas, etc., p. 22. Habita la costa Atlántico-argentina. No se conoce fósil. 112 890 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS MEGAPTERA gbay Gray en Zool. of « Erebus » and « Térror », p. 16, a. 1846. Meg-aptera Burmeisteri Gray Megaptera Burmeisteri, Gray, Catal. of Seáis and Whales, p. 81. — Burmeister, Atlas de la Descr. phys, etc., p. 54. Megaptera sp.? Burmeister, Actas de la Soc. Palcont. 1866. — Id. Anales del Alus. Púb. etc., t. I, p. 310. Balcena australis, Burmeister, Descr. Phys. etc., p. 547, a. 1879. ’ Los restos sobre que fué fundada esta especie, consistentes en un atlas, un axis, y otros restos in- completos, fueron encontrados en una de las islas del delta del Paraná, al remover el terreno para la agricultura, y atribuidos por Burmeister á una Megaptera que Gray incluía luego en su Catálogo bajo el nombre Megaptera Burmeisteri. En el ter- cer tomo de la Description pliysique, Burmeister atribuye esos restos á la Balcena australis, pero últimamente, habiendo podido obtener el timpánico con el petroso vuelve á considerarlos como de una verdadera Megaptera. Sería de desear la publicación de nuevos datos y sobre todo dibujos de los últimos restos mencionados. Localidad. — Islas del delta del Paraná en la provincia de Buenos Aires. Horizonte. — Aluviones recientes del piso ai- marano. MONOTREMATA Los caracteres culminantes que permiten reconocer inmediatamente los representantes de esta sub-clase, son : el coracoideo independiente, la existencia de una verdadera cloaca, la presencia de un epicoracoideo y un episterno, y el calcáneo provisto de articulación fibular. Divido esta clase en tres secciones que distingo por los siguientes caractéres: A Dientes ausentes ó no calcificados. a Vértebras planas. Cacoclonta. B Dientes bien desarrollados. a Vértebras planas. Agalhodonta. b Vértebras bicóncavas. Spondilocceliaá GACODONTA Sin dientes ó con uno ó dos no calcificados. Dedos j?. Plantigrados. Carpo y tarso en serie lineal. Una rama externa del canal alveolar. Huesos marsupiales presentes. En esta sección entran todos los monotremos existentes. No tienen representantes conocidos en el continente americano. Los Cacodonta son descendientes de los Agathoclonta. CLASIFICACION Y DESCENDENCIA 891 AGATHODONTA Con clientes numerosos, todos cónico-cilíildricos. Rostro largo. Mandíbulas estiliforines. Cinco dedos en cada pié. Carpo y tarso en série lineal. Huesos marsupiales presentes. Grupo teórico, antecesor de los Cacodonta y descendiente de los Spondilocoelia. No le conozco hasta ahora representantes. SPONDILOCCELIA Con dientes numerosos, cónico-cilínclricos y puntiagudos. Ramas mandibulares estiliformes y sin rama ascendente. Hueso cuadrado transformado en malar. Huesos marsupiales ausentes. Cinco dedos en cada pié. Plantigrados. Vértebras bicóncavas. Grupo teórico, descendiente probable de los Pelycosauria, y antecesor de los Agathodonta y de consiguiente, de todos los mamíferos. No le conozco hasta ahora representantes. RÁPIDAS CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA CLASIFICACION Y DESCENDENCIA DE LOS MAMÍFEROS Los sorprendentes descubrimientos verificados en estos últimos años en Europa y Norte América, han cambiado por completo las ideas que teníamos sobre la aparición y distribución de los mamíferos, y han reducido á la nada las clasificaciones clásicas basadas sobre los mamíferos existentes, que no re- presentan mas qne una mínima parte de los que se han sucedido sóbrela superficie de la tierra, á partir de su primera aparición. El descubrimiento de las antiguas faunas de la República Argentina, viene á completar el derrumbe del sistema de clasificación hasta hace poco adoptado, pero aporta al mismo tiempo un valioso contingente de datos para rehacer el cuadro de la clasificación de los mamíferos sobre un plan mas natural y mas de acuerdo con lo que hasta ahora conocemos sobre la aparición y descendencia de los distintos grupos. Un sistema de clasificación de los mamíferos, para que sea bueno, no solo debe comprender los actuales y extinguidos distribuidos en grupos naturales, sino que debe también concordar con el orden de apari- ción de esos grupos, y además con las grandes líneas de la evolución filogenética. El sistema de clasifica- ción adoptado en este trabajo sin ser perfecto, se aproxima al objeto deseado, y puede servir de base convenientemente estudiado y perfeccionado, á un sistema de clasificación de los mamíferos verdadera- mente natural. Por el momento, él concuerda en la distribución de los grandes grupos con lo que hasta ahora sabemos sobre su descendencia y aparición. Considerando los mamíferos actuales con exclu- sión de los extinguidos, bajo el punto de vista de la elevación de su organización, se aisla desde luego un grupo que no tiene mas que un cortísimo número de representantes, pero que es sin disputa de una organización muy inferior á la de todos los demás: es este el grupo de los monotremos. Es fuera de duda que son estos los mas inferiores délos mamífe- ros, no solo por su manera de reproducirse que los acerca evidentemente de los reptiles, sino también 892 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS por la conformación particular del esqueleto, que presenta igualmente las mismas afinidades. Según Cope, los monotremos son muy cercanos de los reptiles del grupo de los Pelycosauria, que los considera como sus antecesores, y de consi- guiente de todos las mamíferos. Los monotre- mos constituyen así entre los mamíferos una sub- clase bien caracterizada, sin que sea posible estable- cer entre los demás una división de igual importan- cia, pues es evidente que no la tiene la división en marsupiales y placentarios, debiendo constituir to- dos en conjunto la segunda sub-clase de mamíferos que se distinguirá con el nombre de Ditremata, que tuvo por antecesora la de los Monotremata. Hasta ahora no se conocen representantes fósiles de esta última sub-clase en los terrenos anteriores á la época cuaternaria, pero no hay duda de que tarde ó tem- prano se encontrarán restos de monotremos tanto en los terrenos terciarios como en los secundarios, pues el cortísimo número de representantes de la época actual no pueden considerarse de otra manera que, como los últimos vástagos de un árbol inmen- samente ramificado, cuyo máximo desarrollo debe ser preterciario. Los monotremos actuales se distinguen por la ausencia de dientes, ó por ser estos en pequeño número y no calcificados, y como los mamíferos son casi todos provistos de dientes, é igualmente los reptiles, y que cuando faltan se ha probado que es debido al resultado de una evolución secundaria, es claro que los antecesores de los monotremos actuales debían estar provistos de dientes, todos simples y en número considerable como en los ditremos infe- riores actuales ó sea los delfines; este grupo de mono- tremos extinguidos provistos de dientes, antecesores de los actuales, puede designarse con el nombre de Agathodonta, por oposición al grupo actual que designaremos con el de Cacodonta. Los Agathodonta, si bien presentan grandes di- ferencias con los Cacodonta por la presencia de dientes numerosos y cónicos, no debían diferir mucho de estos últimos en la conformación general del esqueleto, de manera que para ligarlos á sus antecesores reptilianos del orden de los Pelyco- sauria, con notocorda persistente, hay que suponer la existencia de un grupo intermediario con una columna vertebral de una evolución mas avanzada, en el que había desaparecido por completo la noto- corda, pero las vértebras se conservaban bicóncavas, mientras que el hueso cuadrado de los Pelycosauria debía estar ya soldado á la parte escamosa del tem- poral para formar la apófisis zigomática de este, que es el carácter osteológico culminante de la clase de los mamíferos, que la distingue de la de las aves, de los reptiles y de los peces. Este grupo primitivo de monotromos, antecesor de los demás mamíferos y descendiente directo de los reptiles, debe remon- tar por lo menos en su primera aparición á fines de los tiempos primarios, y podemos desde ya desig- narlo con el nombre de Spondilocoelia. El grupo de monotremos que dió origen á los di- tremos, no puede ser el de los Cacodonta que es el mas reciente y de evolución regresiva por la pérdi- da de los dientes, ni el de los Spondilocoelia, que por sus vértebras bicóncavas se liga directa- mente á los reptiles, pero sí el de los Agatho- donta, del que descienden también los Cacodonta. La división de los ditremos en marsupiales y pla- centarios no es natural, pues el estado marsupial, si bien representa una etapa de evolución poco avanza- da, ha persistido en ciertos grupos que han avanzado en todo el resto de su organización, mientras que ha desaparecido en otros que conservan en toda su conformación un sello de inferioridad bien acen- tuada. Una división mas natural la proporciona el siste- ma dentario. Unos lian conservado todos los dientes de forma simple que distinguía los Agathodonta, sin presentar nunca mas de una raíz, aunque en su evolución posterior han sufrido luego varias modifi- caciones, disminuyendo á veces de número ó desa- pareciendo completamente en algunos grupos ; esta gran división de los ditremos, la hemos distingui- do con el nombre de Homalodonta, y comprende los mamíferos de organización mas inferior excep- tuando los monotremos. Los dos grupos principales de los Ilomaloclonta, son los Brutos ó edentados y los cetáceos, entre los que se encuentran represen- tantes que conservan en la conformación y disposi- ción del aparato dentario, caractéres reptilianos evi- dentes. Todos los demás mamíferos ditremos presentan muelas mas ó menos complicadas, con dos ó mas raí- ces, y cuando muestran todos los dientes con una sola raíz ó de base abierta, es siempre como resultado de una evolución regresiva secundaria ; en estos mamí- feros, los dientes simples, pequeños y cónicos de los Agathodonta, se han reunido de á dos, de á tres y de á cuatro para formar muelas compuestas que pre- sentan dos, tres ó cuatro raíces, aunque el número CLASIFICACION Y DESCENDENCIA 893 de estas ha podido disminuir luego, ya por la solda- dura de dos en una, ó por absorción completa. Este grupo de mamíferos ditremos, lo hemos distinguido con el nombre de Hetevodonta. Los Heterodonta se dividen en tres grandes sec- ciones que llevan los nombres de Unguicidata, Pía - nungulata y Ungulata. De estas tres, bajo el pun- to de vista de su conformación general, la mas primi- tiva es la de los Unguiculala, y la mas evoluciona- da, la de los Ungulata. Los mas antiguos representantes de la sección de los unguiculados, tenían dientes numerosos, unos simples, y otros aunque en corto número compuestos? pero siempre con cúspides agudas, y dispuestos al" temando unos y otros con irregularidad ; constituyen estos el orden de los Stilodontheria, cuyo género mejor caracterizado es el Stilodon. De este se des- prenden dos ramas principales, que constituyen la una la sección de los Hydrothereuta hoy comple- tamente extinguida, y la otra el orden de los Phas- colotheria. De estos descienden los Sarcobora, los Alloide a y los Ptética. De los Stilodontheria , se constituyó otro grupo de unguiculados, el de los Atava, cuyas muelas es- taban todas formadas por la reunión de cuatro dien- tes simples, presentando cada una cuatro raíces sepa- radas, y cuatro cúspides agudas en la corona. De este orden desciéndela tribu de los Trogodonta hasta los roedores actuales. De los Alava desciende el grupo de los Pla- tyarlhra, animales planungulados, cuya evolución conduce por una parte á los Dolodonta que son los antecesores de los lemúridos, de los simioideos y de los antropoideos, y por la otra á los Ungulata , re- presentados por seis tribus distintas, la de los Am- blypoda, hoy completamente extinguida, la de los Pachytheria , de la que desciende igualmente la de los Ilalobioidea, y la délos Amphidactyla , casi completamente extinguida pero de la que descienden las tribus todavía existentes, délos Perissodactyla y Artiodactyla. Me falta espacio y tiempo para extenderme en de- talles sobre la filiación de todos estos grupos, lo que espero haré en otra ocasión, contentándome por aho- ra con presentar el siguiente cuadro de clasificación de los mamíferos, que si no es perfecto, servirá á lo menos de base para otro con menos deficiencias. He suprimido los caractéres de los distintos grupos, en parte por falta de espacio, y además por encontrar- se ya indicados en el cuerpo de esta obra, en sus lu- gares respectivos. I. DITREMATA. A. Heterodonla. a, Planungulata. 1 Anthropoidea. 2 Simioidea. 3 Prosimia. * 4 Eosimia. 5 Daubentonioidea. * 6 Dolodonta. Teórico * 7 Condilarthra. * 8 Platyarthra. Teórico Hominid®, Anthropomorphid®. ( Cercopithecid®, Cynoceplialid®, Semnopithecid®, Cebid®, Pithecid®, Ila- t palidee. Tarsid®, Lemurid®, * Anaptomorphid®, * Mixodectid®. * Adapisid®. Chyromysid® . * Microchcerid®? * Periptychid®, * Phenacodontid®, * Meniscotherid®. b. Ungulata. aa. Amphidactyla. 9 Hyracoidea. * 10 Toxodontia. * 11 Cristava. * 12 Arch®odonta. Hyracid®. ( * Toxodontid®, * Xotodontid®, * Typotherid®, *• Protoxodontid®, * Intera- ( therid®, * Atryptherid®. Teórico Teórico 894 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS bb. Perissodactyla. IB Stereopterna. * 14 Litopterna. cc. Artiodactyla, 15 Ruminantia. * 16 Prorüminantia. 17 Suina. * 18 Stereoarthra. dd. Amblypoda. * 19 Taligrada. * 20 Pantodonta. * 21 Dinocerata. ee. Pachy theria. 22 Proboscidea. * 23 Proproboscídea. * 24 Chcerodonta. ff. Halobioidea. 25 Sirenia. 26 Prosirenia. c. Unguiculata. aa. Trogodonta. * 27 Teeniodonta. * 28 Tillodonta. * 29 Trogosa. 30 Rodentia. bb. Alloidea. 31 Insectívora. * 32 Microbiotheria. 33 Peramelia. 34 Macropoda. 35 Plagiaulacoidea. cc. Sarcobora. * 36 Phonoctonia. 37 Dasynra. 38 Pedí mana. * 39 Creodonta. 40 Carnívora. 41 Pinnipedia. dd. Archceoidea. * 42 Atava. * 43 Phascolotheria. ( Rhinocerosid®, Tapirid®, * Pakeotherid®, Equid®, * Hyracodontid®, ( * Menodontid®, * Lophiodontid®, * Chalicotherid®, * Triplopodid®. * Maerauckmnid®, * Proterotherid®, * Homalodontotherid*. ( Camelid®, * Poebrotherid®, Tragulid®, Cervid®, Giraffid®, Antilopid®, Bo- ( vid*. ( * Dichobunid®, * Oreodontid®, * Xyphodontid®, * Anoplotherid®, * Me- ( rycopotarnyid®, * Pantolestid®, * Ccenotherid®, * Dichodontid*. Suid®, Hippopotamid®, * Listriodontid®, Phacochcerid®. Teórico * Anthracolherid®?, * Elotkerid®?. * Astrapolherid®, * Panlolambdid*. * Coryphodontid®, * Pyrotherid*. * Eobasilid®. * Elephantid®, * Dinotherid*. Teórico Teórico Halitherid®, Rhytinid®. Teórico * Ectoganid®, * Calamodontid®. * Tillotherid®. Teórico / Cavid®, Histricid®, Lagomyid®, Leporid®, Myoxid®, Murid®, Spalacid®, Sciuríd®, Eriomyid®, * Theridomyid®, Echinomyid®, Castorid®, Octo- ( dontid*. ( Soricid®, Erinaceid®, Macroscelid®, Myogalid®, Tupaid®, * Arctocyo- ( nid®, Talpid®, Chrysochlorid®, Centetid®, Geomyid®. Microbiotherid*. Peramelid®, Triconodontid®. í Macropodid®, Phascolarctid®, Phalangistid®, Phascolomyid®, Notothe- í rid®, Uiprotodontid*. f * Plagiaulacid®, * Abderitesid®, * Epanortbid®, Hypsiprymnid®, * Poly- [ mastodontid®, * Macropristisid®, * Tritylodontid®. Teórico Dasyurid*. Didelphyd®, * Peratherid*. ( * Oxy®nid®, * Mesonychid®, * Amblyctonid®, * Myacid®, * Estonychid®, ( * Proviverrid®, * Acyonid*. ( Ursid®, Canid* Felid®, Mustelid®, Hyaenid®, Viverrid®, * A*lurid®. ( ■* Nimravid®. Phocid®, Trichmdid®. Teórico * Phascolotherid®, * Spalacotherid*. CLASIFICACION Y DESCENDENCIA 895 44 Mirmecobia. * 45 Stilodontheria. Mirmecobidse. * Stilodontidee. d. Ptética. 46 Chiroptera. * 47 Prochiroptera. Teórico Pteropidee, Vespertilionidae* Phyllostomidse, Rhinolophidee. e. Hydrothereuta. * 48 Zeuglodonta. * 49 Squalodonta. B.JHomalodonta. * Zeuglodontidse. * Squalodontidae. a. Bruta. aa. Priodonta. Teórico * 50 Priodonta. bb. Pleiodonta. * 51 Delotheria cc. Anicanodonta. * Entelopsidse. 52 Vermilinguia. 53 Tardigrada. * 54 Gravigada. dd. Hicanodonta. { Manidse, Orycteropidae, Myrmecopliagidse, * Phororhacosidae, * Macrothe- { ridse . Bradypodidae. ( * Megatheridse, * Ortotheridse, * Megalonycidse, * Lestodontidse, Scelido- ( theridee, Mylodontidae. * 55 Glyptodontia. 56 Dasypoda. * 57 Peltateloidea. * Glyptodontidae, * Hoplophoridae. * Doedicuridae. * Chlamydotheridse, Dasypidee, Praopidse, Chlamydophoridse. * Stegotheridae. b. Cetácea. 58 Proteroceta. Teórico 59 Odontoceta. 60 Mystacoceta. Platanistidee, Delpliinidae, Monodontidae, Physetheridee, Xiphidae. Balaenidae. II. MOXOTIIEMATA . 61 Cacodonta. * 62 Agathodonta. Teórico * 63 Spondiloccelia. Teórico Echidnidse. Los grupos precedidos de un asterisco (*) son completamente extinguidos. Este cuadro tiene la ventaja sobre los que hasta ahora se han trazado, de que concuerda con los datos que nos proporciona la paleon- tología, y puede ser dispuesto en una série evolutiva sin que descomponga los grupos, como lo demuestra e! cuadro siguiente: 896 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Odontoceta Yermilingnia Mystacoceta Gravigrada Gravigrada Glyptodoníia Tardigrada Dasypoda Peltateloidea Cacodonta c o Priodonta > 2 Pleidonta 5 o 8 o o c A ct> 8 ; . " "Vii MV'* Monotremata CLASIFICACION Y DESCENDENCIA 897 El cuadro adjunto es el mismo que el preceden- te, en el que se lia suprimido los nombres de los gru- pos superiores, y se han dispuesto los demás de manera que pueda uno formarse una idea de los cla- ros mas notables que todavía faltan por llenar para ligar unos á otros los diferentes órdenes de mamífe- ros hasta ahora conocidos. Esos claros, sin duda considerables, pertenecen en su mayor parte á los mas inferiores de los ma- míferos, notándose que los antecesores directos de los grupos actuales, ó los que forman el en tronca- miento de dos ó mas grupos, son por la mayor par- te, tipos que han aparecido en el transcurso de los tiempos terciarios, época geológica relativamente moderna en comparación de la grandísima antigüe- dad de los mamíferos, cuya primera aparición re- monta por lo menos al período pérmico, puesto que sehan encontrado restos que indican una evolución regularmente avanzada en las capas triásicas. Pero, los mamíferos fósiles preterciarios, hasta ahora conocidos, son poco numerosos, y represen- tados por fragmentos muy pequeños é incompletos, que no siempre permiten establecer con facilidad sus verdaderas afinidades. Es con todo seguro que no se conocen ni uugulados ni planungulados, sien- do todos ellos unguiculados, habiéndolos omnívo- ros, carnívoros, herbívoros é insectívoros, presen- tando unos el aparato deutario de una conformación excesivamente primitiva y de tipo reptiloíde, mien- tras otros ya habían alcanzado en ese sentido un grado de especializacion verdaderamente notable, por lo que es dado esperar que el dia en que el número conocido de sus formas sea mayor, será dado llenar con facilidad esos claros, y seguir sin discontinuidad el encadenamiento de los grupos de mamíferos actuales hasta su entroncamiento con los grupos especializados y reptiloídes de los primeros tiempos de la época secundaria. Ambos cuadros, por ofra parte, demuestran cla- ramente, que si bien el estado marsupial es un ca- rácter primitivo, que indica una notable inferiori- dad en el grado de viviparicidad, no puede servir de base para una clasificación natural, por repre- sentar una etapa de evolución, en la que quedaron estacionados unos grupos, que no por eso dejaban de evolucionar en el resto de su conformación, mientras que otros pasaron del estado marsupial al estado placentario, evolucionando por separado, y dando origen, igualmente por separado, á las distin- tas formas de placenta que distinguen los distintos grupos de los monodeltos, encontrándose en ellos variaciones notables hasta en los representantes de un mismo orden. 113 898 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS SUPLEMENTO ADICION AL PISO PEHUENCIIE (Pág. 116) En el reciente viaje á la Patagonia setentrional efec- tuado por Carlos Ameghino, lia encontrado las arenis- cas rojas de este horizonte ocupando una vasta exten- sión de la cuenca del rio Senguel, afluente principal del Chubut, conteniendo en todas partes una inmensa cantidad de huesos de Dinosaurianos, habiendo des- cubierto entre otros restos, un esqueleto casi completo, cuya talla es aproximadamente de unos 40 á 45 me- tros de largo. Es el primer depósito de esta naturaleza que se encuentra en pleno territorio patagónico. ADICION Á LA BIBLIOGRAFÍA SOBBE EL HOMBRE FÓSIL ARGENTINO (Pág. 46) En esta parte he pasado por alto involuntariamente la memoria del Dr. Lovisato que lleva por título, Di alcune armi e utensili dei fueghini e degli antichi pa- tagoni (a. 1883), en la que el autor menciona el hallaz- go hecho por él de algunos objetos déla industria hu- mana encontrados con huesos de Toxodon y otros animales extinguidos de la Pampa, y dá el dibujo de uno de esos objetos, una especie de pulidor encon- trado en una mandíbula de Toxodon Burmeisteri. ADICION Á LA RESEÑA HISTÓRICA (Pág. 46, 2a col.) El Dr. Francisco Javier MuñiZj fué probablemen- te quien encontró entre nosotros los primeros vesti- gios del hombre fósil, pues con fecha 29 de Junio de 1841, enviaba á Rosas una crecida colección de fó- siles, acompañada de un catálogo, en el que encuen- tro bajo el número 9, indicado, «el carpo del Oran- goutang ó de una especie análoga» sobre la que dá otros datos en sus manuscritos, agregando que era de idéntica conformación. Como Muñiz, siguiendo las ideas de la época, no creía ó no suponía la posibili- dad de la existencia del hombre fósil, nada mas natu- ral que atribuyera el mencionado carpo, al Oran- gután. LOS VESTIGIOS DEL HOMBRE EN EL PLI0GEN0 INFERIOR DE LA PLATA (Pág. 72) Los vestigios de la presencia del hombre en el plio- ceno inferior (piso ensenadense) de La Plata, son todavía mas abundantes de lo que creía al redactar la parte del texto correspondiente. Posteriormente he recojido entre otros vestigios, una cantidad conside- rable de tierra cocida, en parte formando trozos de 900 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS hasta 500 gramos de peso, llenos de pequeñas cavida- des esféricas, presentando un aspecto completamente igual á los que he recojido en Monte Hermoso, que alguien ha tenido la peregrina ocurrencia de conside- rarlos como productos volcánicos! Es cierto que el mismo autor, en presencia de un grueso fragmento de tierra cocida encontrado en las excavaciones del Puerto de la Plata, á 9 metros de profundidad, y á 4 metros debajo de las capas consolidadas de la forma- ción pampeana conjuntamente con huesos de Sceli- dotherium, no tuvo dificultad en considerarlo como un trozo de teja del tiempo de los españoles que se habia hundido (al través de capas compactas), hasta esa profundidad! SOBRE LA ÉPOCA GEOLÓGICA 1)E LOS CRÁNEOS HUMANOS DESCUBIERTOS POR LUND EN LAS CAVERNAS DEL BRASIL (Pág. 80) Me es satisfactorio anunciar que en un trabajo im- portante que acaba de aparecer consagrado al estudio de la Raza de Lagoa Santa ( Lagoa Santa Racen. En anthropologisk Undersogelse af jordfundne Menncske- levninger fra brasilianske Iiuler.), cuyos autores son los señores Sóren Hansen y Fn. Lütken, se llega á las mismas conclusiones que he expuesto mas arriba; esto es, que no hay ningún dato que pueda hacer crer que los cráneos recojidos en las mencionadas cavernas fueran contemporáneos de las especies de mamíferos extinguidos que poblaron la misma comar- ca durante las últimas épocas geológicas. Plianotherus marginatus gen. et. sp. n. (Pl. LXXII, fig. 17/ Este animal, del que conozco un diente incisivo, es seguramente un género nuevo, que supongo forme parte del órden de los Taeniodonta. Sería el primer representante de este grupo hasta ahora conocido en Sud-América. Es este un diente incisivo inferior del lado izquier- do, de ba-se abierta, que se distingue de los incisivos inferiores de los representantes del órden de los Toxodontia por ser sumamente comprimido, presen- tando la corona cortada en bisel, y la base abierta como en los incisivos de los roedores, de los que se distingue con facilidad, por presentar dos caras es- maltadas, la anterior y la posterior, formando dos bandas longitudinales separadas. El prisma del diente es el doble mas grueso que ancho, pues tiene 10 milímetros de ancho ó diámetro transverso en la cara anterior, solo 6 milímetros en la posterior, y 20 milímetros de grueso ó diámetro ántero-posterior. La cara anterior es fuertemente convexa y completamente esmaltada, con la capa de esmalte que da vuelta sobre ambos lados, formando ángulos redondeados, pero sin extenderse sobre las caras laterales, que son casi planas y sin esmalte. La cara posterior, muy angosta y convexa, muestra una banda longitudinal de esmalte muy angosta, de solo 4 milímetros de ancho, colocada sobre el lado posterior externo. La parte cortada en declive tiene 8 milíme- tros de ancho y 20 milímetros de largo. El largo del trozo existente es de 7 centímetros, estando un poco gastado en la base, pero como esta se muestra ya completamente abierta, se conoce que entero no debía tener un largo mayor de 8 centímetros. Esta pieza, propiedad del Museo provincial de la ciudad del Paraná, procede de las barrancas de los alrededores de esa localidad, y es posible pertenezca á un horizonte mas antiguo que el mesopotámico, quizás al paranense, que constituye la base de la formación patagónica. Mvopotamus obesas n. sp. (Pl. LXXXU, flg. 3) Está representada por la rama mandibular izquier- da, que se distingue de las demás especies por ser un poco mas robusta y por el ancho desproporcionado del incisivo. Las muelas inferiores se distinguen de las correspondientes del Myopofamus coypus, por su cara perpendicular posterior que, en vez de ser aplas- tada como en la especie actual, es fuertemente con- vexa, particularmente en la última muela inferior, la que es además proporcionalmente mas grande que en la especie existente. Dimensiones Ancho del incisivo inferior í m. j Diámetro ántero-posterior del j m.-j v m. a Longituddel espacio ocupado por las tres muelas verdaderas 0m0085 0.006 0.009 0.0115 0.022 SUPLEMENTO 901 Localidad. — Ha sido recogida en los alrededores del Paraná y pertenece al Museo provincial de la misma ciudad. Horizonte. — Piso hermósico (?) OLENOPSIS amegii. (Pág. 145) Dispongo ahora de este género, pero procedente de una especie diferente de la arriba descrita, de una rama mandibular izquierda, con el incisivo y todas las muelas, pieza que denota se trata de un animal mucho mas particular que no era dado suponerlo por el examen de los dientes aislados por mí antes conocidos. La rama horizontal de la mandíbula es mas parecida á la de Lagostomus que á la de Myo- potamus , pero la forma y número de las muelas no permite acercarlo á ninguno de los dos men- cionados géneros. El Olenopsis solo tiene tres mue- las inferiores, y lo que es mas raro es que estas tres muelas no corresponden á los tres verdaderos molares como en los ratones, sinó que la anterior es realmente el p. s de los roedores provistos de cuatro muelas, y las otras dos corresponden á los dos primeros verdaderos molares, Litándole por con- siguiente al Olenopsis el m. 3. El cambio del p. ¿ se efectúa cuando ya están completamente desarrollados los dos verdaderos molares; por esta pieza sé ahora que los premolares que he descrito mas arriba son todos de la primera dentición, unos muy viejos y completamente gastados, y los otros que apenas em- pezaban á ser atacados por la masticación; este diente caedizo está provisto de raíces distintas, y es proba- ble sucediera otro tanto con las muelas persistentes. Las muelas persistentes inferiores del Olenopsis, ya un poco gastadas, están formadas en la corona por cua- tro láminas transversales, las tres anteriores reunidas sobre el lado externo y separadas sobre el interno, y la posterior completamente separada sobre ambos la- dos. Cada muela se presenta dividida sobre el lado externo en dos lóbulos desiguales, el anterior muy grande y el posterior muy pequeño, separados por una hendidura perpendicular; sobre el lado interno presenta cuatro columnas perpendiculares separadas por tres hendiduras; tanto la hendidura externa como la hendidura y los pliegues internos se pierden pronto hácia abajo, en donde el prisma de cada muela está envuelto en una capa de esmalte continua, pero es mas que probable que las muelas concluyen todas en una base dividida en raíces distintas. El incisivo se prolonga hasta el lado de la parte posterior de la última muela. Olepnosis typicus Scalabrini, n. sp. (Pl. LXXXll, lig. 4) La mandíbula mencionada, pertenece al Museo provincial de Entre Ríos, en el Paraná, en cuyas colec- ciones estaba clasificada por el profesor Scalabrini como representando un nuevo género, para el que había adoptado el nombre de Paranomys typicus, que hubiera empleado, si ya en la primera parte de esta obra no llevara el de Olenopsis. Pero la especie del Paraná es distinta de la de Santa Cruz, y debe con- servar su apelativo bien expresivo de Olenopsis typicus. El incisivo inferior es de cara anterior casi plana, apenas un poco ligeramente convexa, muy angosto y muy grueso siendo el diámetro ántero-posterior bas- tante mayor que el diámetro transverso. La parte sinfisaria es de la misma forma que en la vizcacha. La primera muela inferior corresponde á la última muela inferior de leche de los mamíferos pia- centarios, y está ya pronta para caer viéndose de- bajo el diente definitivo que debe reemplazarla, que es elp. j de la dentición persistente. La corona del diente caedizo es muy larga y baja, con el lóbulo an- terior externo mucho mas grande que el posterior, y sin pliegues entrantes sobre el lado interno, conser- vándose solo tres láminas de esmalte aisladas en la superficie de la corona del lóbulo anterior, la primera sumamente pequeña, y penetrando el pliegue de es- malte externo hasta cerca del borde interno de la corona. La base se divide en dos grandes raíces, una anterior y otra posterior, debajo de las cuales se ve surgir el p. ¿ persistente, el que probablemente cuan- do estaba bien desarrollado presentaba la misma forma que los verdaderos molares. El verdadero molar que sigue, está muy apretado al anterior, é implantado un poco oblicuamente, con la corona corta y ancha, dividida en dos partes desigua- les; la anterior es mucho mas grande, angosta y en forma de columna sobre el lado externo, ancha y con dos profundos pliegues de esmalte sobre el interno que la dividen en tres columnas, el pliegue anterior muy pequeño y el posterior mucho mayor; la parte 902 MAMÍFEROS FÚSILES ARGENTINOS posterior es en forma de lámina aislada y delgada, de menor diámetro transverso que la cara posterior de la parte anterior. La muela que sigue ó última es absolutamente de la misma forma que la precedente, con la única dife- rencia de la lámina posterior que es un poco menos desarrollada. Dimensiones Diámetro del incisivo inferior I Entero-posterior ( transverso Diámetro de la primera muela caediza \ c'ntero Posteii°r- • ( transverso Diámetro de la segunda muela (m. y) í Entero posterior.. ( transverso Diámetro de la tercera ^ ántero-posterior muela ó última (m.j) ( transverso Longitud del espacio ocupado por las tres muelas Largo de la barra entre el borde anterior del alveolo del incisivo y el borde del alveolo de la primera muela Alto de la rama horizontal sobre el lado externo debajo de la primera muela Alto de la rama horizontal sobre el lado externo debajo de la última muela 0m005 0.0038 0.0095 0.0045 0.008 0.008 0.008 0.008 0.027 0.019 0.019 0.018 Esta pieza ha sido descubierta en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná, en las capas del piso mesopotámico de la formación patagónica. mera muela superior del lado izquierdo, se vé cla- ramente que el animal era muy cercano de Myopota- mus, pero la corona en vez de mostrar pliegues late- rales entrantes, presenta un cierto número de lámi- nas transversales superficiales. Estas láminas son en número de cinco, la anterior un poco mas pequeña que la segunda que es la mayor, disminuyendo suce- sivamente el tamaño de las láminas de la segunda á la quinta, que es completamente rudimentaria. Cada lá- mina presenta una hoja de esmalte gruesa anterior en forma de arco de círculo, seguida atrás de otra hoja sumamente delgada y con numerosos repliegues en zig-zag ; esta hoja posterior, en la lámina anterior se une en sus extremos con la hoja de esmalte gruesa anterior, pero en las láminas siguientes se reúne al contrario á la hoja de esmalte gruesa que le sigue, dando á la muela un aspecto particular, pues como las láminas no están abiertas por entalladuras sobre los costados, aparecen como aisladas en el centro de la corona, que está rodeada por una hoja de esmalte interrumpido. La corona tiene 8 milímetros de diáme- tro ántero-posterior y 7 milímetros de diámetro trans- verso máximo. Esta pieza es propiedad del Sr. León Lelong The- VENET. Diseolomys cuneus Aiviegh. (Pág. 148) (Pl. LXXX, fig. 12} La primera muela superior derecha de este animal, que he descrito en el texto, está muy gastada sobre los contornos laterales, probablemente por proceder de un individuo sumamente viejo, por lo que tanto el dibujo como la descripción, no son absolutamente exactos y no dan una idea bien clara de los caracteres de este curioso género. Identifiqué esta muela con otra mas completa figurada por Burmeister, de una complicación aparente parecida á la del ejemplar en mi poder, que tampoco á él le permitieron determinar con exactitud la composición de dicho diente. Ahora dispongo de otro ejemplar absolutamente intacto, y de un individuo no muy viejo, que permite determi- nar exactamente la estructura de la muela, de la que doy el dibujo en tamaño natural, y la vista de la co- rona aumentada. Por este ejemplar, que es la pri- Orthomys procedens Amegii. (Pág. 150) (Pl. LXXII, fig. 19) A la descripción del incisivo inferior, puedo agre- gar ahora la del incisivo superior. Es un diente con- siderablemente mas grueso que ancho, de cara ante- rior fuertemente convexa y con una pequeña depresión longitudinal, con el esmalte liso, y la cara tritoria corta y fuertemente excavada en forma de canaleta, como en el incisivo superior que me sirvió de tipo para establecer el Orthomy dentatus. La superficie tri- toria tiene 14 milímetros de largo. El ancho del dien- te en la cara anterior es de 9 milímetros pero de solo 5 en la posterior, teniendo en cambio 12 milímetros de grueso ó de diámetro ántero-posterior. Localidad — Barrancas del rio Paraná en la ciudad del mismo nombre, siendo la pieza mencionada pro- piedad del Museo provincial de la misma localidad. Horizonte.— Piso mesopotámico de la formación patagónica. SUPLEMENTO 903 Plitoramys homogenidens amegh, (Pág. 160) (Pl. vil, fig. 7 y 8 ; pl. x, fig. 28) Al tratar de esta especie, no se lia indicado el nú- mero de las figuras que en el Atlas la representan, olvido que queda acá subsanado. Perimys Scalabrinianus n. sp. (Pl. LXXII, fig. 10) Conozco esta especie por una rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo y las cuatro mue- las. Tiene una talla comparable á la del Perimys er li- tas de Santa Cruz, del que se distingue por la sínfisis mas corta, la parte que se extiende adelante de las muelas no tan larga, por las muelas mas angostas so- bre el lado interno, y por la última muela inferior que muestra la lámina posterior reunida á la anterior de la misma manera que en las muelas precedentes, mientras en la otra especie se reúne por medio de una hoja de esmalte muy delgada formando una columna distinta sobre el lado interno. El incisivo tiene 2 mi- límetros de ancho. La distancia del borde anterior de la primera muela al borde anterior del alveolo del incisivo es de soloo á 6 milímetros, y al borde ante- rior del mismo incisivo es de unos \ \ milímetros. Las cuatro muelas al parecer del mismo tamaño ocupan un espacio longitudinal de 13 milímetros. Dedico la especie al profesor Scalabrini, Director del Museo provincial del Paraná. Localidad. — Barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. Iiag-ostomus pallidens Amegh. (Pág. 185) (Pl. LXXX, fig. 11) Dispongo ahora de esta especie, de una rama man- dibular izquierda, con parte del alveolo del incisivo y las cuatro muelas intactas. El incisivo inferior solo llega hasta el lado de la parte anterior de la tercera muela (m.§). Las cuatro muelas son de tamaño casi igual con excepción de la primera que es un poco mas chica. Estas muelas se distinguen por estar colocadas en la mandíbula menos oblicuamente que en las otras especies, por ser proporcionalmente de mayor diáme- tro ántero-posterior, y de menor diámetro transverso, afectando una forma mas cuadrada. Las dos láminas transversales que constituyen cada muela se presen- tan separadas por un surco perpendicular tanto sobre el lado externo como sobre el interno pero de una ma- nera mas acentuada en el primero que en el segundo. Dimensiones , , , , ( ántero-posterior... Diámetro de cada una de las muelas 1 transverso Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal sobre el lado externo debajo del m , 0.0045 0.007 0.025 0.017 Localidad. — Se ha descubierto en las barrancas de la ciudad del Paraná y pertenece al Museo provincial de Entre Ríos. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. EUPH1LUS n. gen. Nuevo género cercano de Lagostomus y de Megamys, caracterizado por las muelas inferiores compuestas de tres láminas, las dos anteriores reunidas sobre el lado externo y separadas sobre el interno en forma de U, siendo la primera mucho mas pequeña que la segunda, y la lámina tercera ó posterior mucho mas grande, en forma de segmento de círculo y separada de la que la precede por un ancho depósito de ce- mento. Estas muelas aumentan de tamaño de la pri- mera á la tercera; la cuarta inferior permanece toda- vía desconocida. El incisivo inferior llegaba hasta de- bajo de la cuarta muela. Euphilus Ambrosettianus n. sp. (Pl. LXXII, fig. 7) Es la especie de mayor tamaño, cuya talla no debía ser inferior á la de un gran carpincho, y me es cono- cida por un fragmento de la rama izquierda de la 904 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mandíbula inferior, en el que se encuentran implan- tadas las dos muelas intermediarias intactas (m. 7 y 5), mostrando adelante la parte posterior del alveo- lo del p. j y atrás la parte anterior del alveolo del m 5. El m. T tiene la lámina anterior muy pequeña, casi rudimentaria, de apenas 1 milímetro de diámetro ántero-posterior y 7 milímetros de diámetro transver- so, prolongándose al lado externo en forma de hoja de esmalte simple, que se une, formando una columna perpendicular, á la lámina segunda, de 2 milímetros de espesor y 10 milímetros de diámetro transverso; ambas láminas están separadas sobre el lado interno por una hendidura profunda, de cerca de dos milí- metros de ancho, que atraviesa casi la muela por completo, dando á las dos láminas anteriores la for- ma de una U, pero completamente rellenada de ce- mento. La lámina posterior ó tercera,! mucho mas grande, en forma de segmento de círculo, un poco cóncava adelante y muy convexa atrás, tiene algo mas de 3 milímetros de grueso y 11 milímetros de diáme- tro transverso, estando separada de la lámina segun- da por un depósito intermediario de cemento de dos milímetros de espesor. La muela entera tiene 13 milí- metros de diámetro ántero-posterior, 11 milímetros de diámetro transverso máximo y 3 centímetros de largo de la raíz á la corona, mostrando dos columnas perpendiculares sobre el lado externo y tres sobre el interno. La muela que sigue (m. 5) es absolutamente de la misma forma, con la única diferencia de un tamaño un poco mayor; tiene 15 milímetros de diámetro án- tero-posterior y 12 milímetros de diámetro transverso en la lámina posterior. Las dos muelas juntas ocupan un espacio longitu- dinal de 28 milímetros. Dedico la especie al señor Juan B. Ambrosetti, di- rector de la sección zoológica del Museo del Paraná. Localidad. — Ha sido descubierta por el señor Leox Lelong Thevenet en las barrancas de los alrededores del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación pa- tagónica. Euphilus Kurtzi n. sp. (Pl. LXXII, fig. 13} De esta especie conozco una rama derecha de la mandíbula inferior, con el incisivo y las tres primeras muelas, distinguiéndose de la precedente por un ta- maño mucho menor, comparable apenas al de una vizcacha. El incisivo tiene 0.0045 de ancho. La distan- cia del borde anterior del alveolo del incisivo al al- veolo de la primera muela es de un poco mas de 2 centímetros. La primera muela es considerablemente mas pequeña que la segunda, y con su lámina tercera mas próxima á la que la precede. Las tres muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de solo 24 mi- límetros. Dedico la especie al distinguido botánico Dr. Federico Kurtz, catedrático en la Universidad de Córdoba. Localidad. — Barrancas del rio Paraná en los alre- dedores de la ciudad del mismo nombre. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación pa- tagónica. BRIAROMYS n. gén. Nuevo género cercano de Megamys y Lagostomus, caracterizado por muelas inferiores compuestas de cinco láminas delgadas muy apretadas unas á otras, las dos anteriores reunidas sobre el lado externo v V separadas sobre el interno, y las tres siguientes com- pletamente separadas en sus dos extremidades, pero sin presentar los gruesos depósitos intermediarios de cemento que caracterizan las muelas del género Me- gamys. JBriaromvs Trouessartianus (Pl. LXXII, fig. lo) Solo se conoce hasta ahora de este animal un frag- mento de la rama derecha de la mandíbula inferior, con el incisivo y las tres primeras muelas. El incisivo tiene cerca de 4 milímetros de ancho. La primera muela tiene la primera lámina rudimentaria y unida á la segunda sobre el lado externo; la muela entera tiene unos 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y unos 5 milímetros de ancho. Las tres muelas tie- nen mas ó menos el mismo tamaño y ocupan juntas un espacio longitudinal de 28 milímetros. La distan- cia del borde anterior de la primera muela al borde anterior del alveolo del incisivo, es de unos 13 milí- metros. Dedico la especie al distinguido naturalista E.Trou- ESSART. SUPLEMENTO 905 Localidad.— Barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná. Horizonte.— Piso mesopotámico de la formación pa- tagónica. Megaiuys patagón i ensis Laur. (Pág. 194) (Pl. lxxx, fig. 8 y c) Conozco varias otras muelas, tanto superiores como inferiores, que atribuyo á este animal. Un carácter constante de las muelas de esta especie, parece con- sistir en el número de láminas reunidas sobre uno de los costados, que parece ser constantemente de tres en las muelas formadas por cinco láminas, y de dos en las que solo están formadas por cuatro láminas. Las dos muelas intermediarias parecen ser siempre mas anchas, y las superiores fuertemente arqueadas hácia afuera. Una de las muelas que puede determinarse con se- guridad como del lado derecho de la mandíbula supe- rior, tiene 5 columnas sobre el lado externo y tres sobre el interno, con una corona de 17 milímetros de diámetro án tero-posterior y 12 milímetros de diáme- tro transverso máximo. Los depósitos de cemento que separan las láminas entre sí, parecen ser siempre muy delgados. Meganiys I.aueil tundí Amegh. (Pág. 196) (Pl. LXXVII, fig. 7) De esta especie conozco un incisivo superior dere- cho que por el tamaño corresponde exactamente al inferior mas arriba descrito. Es muy arqueado, no muy grueso, y de cara anterior fuertemente estriada en sentido longitudinal. Tiene 16 milímetros de ancho en la cara anterior y 14 milímetros de grueso. La parte existente tiene 10 centímetros de largo en línea recta. Es propiedad del Sr. Lelong Thévenet. Megamys Holmbergl Amegh. (Pág. 201) (Pl. LXXX, fig. 7) Como nuevas piezas de esta especie, conozco un fragmento de maxilar superior izquierdo con la tercera muela intacta y parte de los alveolos de las dos mue- las anteriores y de la última posterior. La tercera muela superior se compone de cuatro láminas que disminuyen de tamaño de la primera á la cuarta, las dos anteriores completamente separadas, y las dos posteriores separadas sobre el lado externo y reunidas sobre el interno, de manera que presenta tres colum- nas perpendiculares sobre el lado interno y cuatro sobre el externo. La corona tiene 9 milímetros de diá- metro ántero-posterior y 8 milímetros de diámetro transverso. Las otras tres muelas superiores debían tener la misma forma y mas ó menos el mismo tamaño. Esta pieza es propiedad del Sr. León Lelong Thévenet. Megamys Racedi amegh. (Pág. 203) (Pl. LXXX, fig. 2) Atribuyo provisoriamente á esta especie, la muela inferior representada por la figura arriba indicada, compuesta de cinco láminas, las tres anteriores reuni- das sobre el lado externo y separadas sobre el interno, y las dos posteriores completamente separadas. Esta especie se distingue por los depósitos intermediarios de cemento muy gruesos, por su tamaño generalmente considerable que no permite confundirla con el M. patagonensis, y por el gran diámetro transverso de las láminas intermediarias que prueban que tampoco pro- cede del M. prcependens. La corona tiene 26 milíme- tros de diámetro ántero-posterior, y 23 milímetros de diámetro transverso. El largo de la muela en línea recta, de la raíz á la corona, es de unos 6 centíme- tros. Megamys praependens Amegh. (Pág. 205) (Pl . LXXX, fig. 3 y 4) De esta especie conozco dos muelas mas. Una de ellas es de la mandíbula inferior y casi igual á la precedente que me sirvió de tipo para la funda- ción de la especie. Está formada por cinco láminas, de las que solo las dos anteriores están reunidas sobre el lado externo, lo que parece ser un distin- tivo de todas las muelas de esta especie, formadas 114 906 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS por cinco láminas, presentando de consiguiente, tres columnas sobre el lado externo y cinco sobre el in- terno, estas últimas todas sobre el mismo plano. La corona tiene 23 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, 9 milímetros de diámetro transverso en la lámina anterior, 17 en la penúltima, y casi el mismo ancho en la última. Tiene cinco centímetros y medio de lar- go de la raíz á la corona. La otra muela es de la mandíbula superior y proba- blemente la última. Está formada por seis láminas que disminuyen gradualmente de tamaño de adelante hácia atrás, las tres anteriores completamente sepa- radas, y las tres posteriores reunidas sobre el lado interno y separadas sobre el externo, presentando así la muela tres columnas perpendiculares sobre el lado interno y siete sobre el externo. Lacoronatiene28 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, 6 milímetros de diámetro transverso en la lámina posterior y 21 milímetros en la anterior. Tiene 52 milímetros de lar- go, de la raíz á la corona. Megamys formosus Ajiegh. (Pág. 207) El género Megamys, que basta ahora solo se había encontrado en las capas oligocenas y miocenas, de la región oriental de la República en las barrancas del Paraná, en Monte Hermoso, y en la costa atlántica al sur de la embocadura del rio Negro, se acaba de des- cubrir también en la región occidental, en el valle de Santa María en la provincia de Catamarca, de cuya procedencia be visto una muela y algunos incisivos, que prueban pertenecen á la misma especie que lia dejado sus restos en Monte Hermoso, esto es, al Me- gamys formosus. IXÍeoepiblema liorrídula Amegh. (Pág. 208) (Pl. LXX1I, fig. 4) La figura arriba mencionada muestra los caracteres particulares de esta especie, particularmente la conti- nuación interrumpida de la hoja de esmalte, de una manera mas exacta que la figura precedentemente citada en la página 208. IVeoepifolema ? contorta n. sp. (Pl. lxxx, fig. 1 y 14) Algunas muelas de un roedor particular, cercano del género Megamys , pero con la hoja de esmalte con- torneada y formando láminas transversales muy aplas- tadas de adelante hácia atrás, me parecen pertenecer probablemente al género Neoepiblema , pero constitui- rían una especie distinta de la precedente, de tamaño mucho mayor, pues las muelas mencionadas indican un animal cuya talla no era seguramente inferior á la del Megamys Laurillardi. Mencionaré particularmente dos muelas inferiores. Una de ellas (pl. LXXX, fig. 14), mas pequeña, es de corona angosta adelante y ancha atrás, de 13 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, 8 milímetros de diámetro transverso adelante, 19 milímetros atrás y 43 milímetros de alto de la raíz á la corona, siendo fuertemente estriada en sentido perpendicular en su cara posterior. La otra muela (pl. LXXX, fig. 1 ) es de corona un poco mas cuadrada, de 14 milímetros de diámetro ántero- posterior, 1 3 milímetros de diámetro transverso adelan- te, 19 milímetros atrás, y 40 milímetros de largo de la raíz á la corona, siendo igualmente fuertemente estria- da en sentido perpendicular en su cara posterior. Localidad. — Barrancas de los alredores de la ciu- dad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. Tetrastylus lscvigatus Amegti. (Pág. 209) ( Pl. LXXXII, fig. 2) De esta especie, de la que solo conocía un pequeño fragmento de mandíbula con las dos muelas anterio- res completamente mutiladas, dispongo ahora de una rama izquierda de la mandíbula inferior, casi entera, con el incisivo y las cuatro muelas. Las cuatro muelas inferiores son absolutamente de la misma forma. Cada muela esté formada por cuatro láminas,’ las dos ante- riores unidas sobre el lado externo y separadas sobre el interno, y las dos posteriores completamente sepa- radas en toda su extensión, de manera que presentan tres columnas perpendiculares separadas por dos sur- cos sobre el lado externo, y cuatro columnas perpen- SUPLEMENTO 907 diculares separadas por tres surcos sobre el interno. La lámina anterior de cada muela es casi rudimenta- ria, la penúltima es la mas grande, y la última es un poco mas angosta, que la penúltima. Las cuatro mue- las son de tamaño casi igual, pero la anterior y la posterior un poco mas angostas que las dos del medio. El prisma de cada muela es de la misma forma en to- do su largo, concluyendo en base abierta. Las cuatro muelas están colocadas con su mayor diámetro de adelante hácia atrás, y dispuestas en fda formando sus bordes internos una línea casi recta. La base del incisivo se prolonga mas allá de la parte pos- terior de la última muela ascendiendo casi hasta el ni- vel de la corona de esta. La forma general de la man- díbula es parecida á la de la vizcacha. Dimensiones Anclio del incisivo sobre la cara anterior Diámetro de la primera muela J transyerso raáximo.... , , , , ( ántero-posterior Diámetro de la segunda muela \ transverso raáximo. . ' . ( ántero-posterior Diámetro de la tercera muela ] 1 , . (. transverso máximo , , í ántero-posterior Diámetro de la cuarta muela 1 r ( transverso máximo Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas Alto de la rama horizontal sobre el lado externo debajo de la cuarta muela O'11 oto 0.008 0.008 0.000 0.0085 0.011 0.010 0.012 0.010 0.012 0.029 Procede de las barrancas del Paraná y es propiedad del Sr. Lelong Thevenet. Dimensiones Dolichotis centralis Weyenb. Diámetro transverso del incisi Diámetro de la primera muela Diámetro de la segunda muela Diámetro de la tercera muela Diámetro de la cuarta muela Longitud del espacio ocupado Alto de la rama horizontal sol vo ( ántero-posterior t transverso máximo ( ántero-posterior ( transverso máximo ( ántero posterior ( transverso ( ántero-posterior ( transverso por las cuatro muelas iré el lado interno, debajo de la primera muela Alto de la rama horizontal sobre el lado externo, debajo de la cuarta muela Longitud de la barra entre el borde anterior del alveolo de la primera muela y el borde del alveolo del incisivo. . . 0m006 0.0085 0.0065 0.0085 0.007 0.009 0.0074 0.0098 8.0065 0.0037 0.026 0.025 0.023 Entre las especies existentes me he olvidado de citar el Dolichotis centralis de Weyenberg, que habita el interior de la República, y se distingue por un co- lor algo distinto y un tamaño bastante menor que el del Dolichotis palachonica. No he podido comparar el Dolichotis centralis, á las especies fósiles, así que no sería imposible que alguna de las especies fósiles de pequeña talla, mencionada como nueva, fuera idén- tica al Dolichotis centralis. Cardiomys eavinus Amegh. Esta pieza procede de las capas del piso mesopotá- mico de los alrededores del Paraná, y es propiedad del Museo provincial de Entre Ríos. (Pág. 236) (Pl. lxxii, fig. 12) Tetrastylus diffissus Amegh. (Pág. 210) (Pl. LXII, fig. 18 ; P¡. LXXXII, fig. 1) De esta especie, que solo me era conocida por frag- mentos de incisivos, puedo examinar ahora una rama izquierda de mandíbula inferior, con el incisivo y las cuatro muelas. Difiere de la especie anterior por un tamaño casi dos veces mayor, por el incisivo mucho mas ancho, y por las muelas proporcionalmente mas anchas y mas fuertemente apretadas entre sí. Dispongo ahora, procedente de esta especie, una rama derecha de la mandíbula inferior con el inci- sivo y las tres últimas muelas. La última muela infe- rior es absolutamente de la misma forma que la pe- núltima. Las tres últimas muelas ocupan un espacio longitudinal próximamente de 20 milímetros, y la série dentaria completa, ó sea las cuatro muelas, ocu- paban 28 milímetros. La parte anterior de la mandí- bula adelante de las muelas, presenta una prolonga- ción extraordinaria en proporción del tamaño del animal, pues la distancia del borde anterior del al- veolo de la primera muela, al borde anterior del alveolo del incisivo es de 3 centímetros, es decir, una extensión mayor que la que ocupan las cuatro muelas. 908 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS IVeoprocavia mesopotámiea Amegh. (Pag. 235) (PI. LXXX, fig. 13) De esta especie conozco un fragmento de la rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo con parte de la síníisis y las dos primeras muelas. Solo se distingue de la precedente por un tamaño algo menor, y una conformación bastante distinta. La primera muela es apenas un poco mas pequeña, pero la segunda tiene el mismo tamaño. El incisivo falta pero se conoce por el alveolo que no podía tener mas de 3 milímetros de ancho. La parte anterior que se extiende adelante de las muelas, aunque rota adelante se conoce no podía tener mas de 2 centíme- tros de largo. Localidad. — Esta pieza lia sido descubierta por el Señor León Lelong Tiiévenet en las barrancas de los alrededores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso rnesopotámico de la formación patagónica. JProcardiotheriun erassum Amecii. (Pág. 241) (PI. LXX1X, fig. 13, 16 y 17) Conozco de esta especie, otras dos muelas, ambas inferiores. Una es la primera inferior derecha, abso- lutamente idéntica á la que me sirvió de tipo para la fundación de la especie. La otra es una muela intermediaria, la segunda ó tercera, de una conformación casi idéntica á la del Procardiotherium simplicidens, pero de un tamaño mucho mas considerable, y con la figura intermedia- ria menos separada, de manera que no forma arista perpendicular independiente sobre el lado externo. La corona tiene 14 milímetros de diámetro ántero- posterior y 12 milímetros de diámetro transverso máximo. Cardiotlierium Doeringii Amegh. (Pág. 244) (Pl. LXXIX, fig. 10, 12 y 14) Como pieza nueva de esta especie, conozco un fragmento de paladar, con las dos muelas interme- diarias del lado izquierdo, y parte de los alveolos de la primera y de la última. Las dos muelas existentes están formadas por dos prismas triangulares, el ante- rior bipartido al lado externo en dos ramas, y el pos- terior simple, presentando tres columnas perpendi- culares externas separadas por dos surcos. La muela segunda (m. L) tiene 12 milímetros de diámetro ántero- posterior, y 11 milímetros de diámetro transverso máximo. La muela tercera (m. -) tiene 10 milímetros de diámetro án tero-posterior, por 10 milímetros de diámetro transverso máximo, y las dos muelas juntas ocupan un espacio longitunal de 23 milímetros. La muela primera (p. -), á juzgar por el alveolo, parece era de tamaño un poco mayor que la segunda. El paladar es completamente triangular, suma- mente angosto adelante y muy ancho atrás, con dos depresiones ó surcos longitudinales separados por una cresta longitudinal mediana bastante elevada. La región interdentaria tiene 6 milímetros de ancho entre la parte posterior de los p. -, 15 milímetros entre la parte posterior de los m. l, y 25 milímetros entre la parte posterior de los m. -. Esta pieza es propiedad del señor Lelong Thévenet. Carcliotherium petrosun Amegh. (Pág. 247) (Pl. LXXX, fig. 9) Esta especie, solo me era conocida por un frag- mento de mandíbula inferior del lado izquierdo con las dos primeras muelas completamente envueltas en piedra dura y en parte destruidas. Ahora dispongo de una rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas intactas, y perfectamente bien conser- vadas, que me permiten dar un dibujo mas exacto de las muelas anteriores que el precedente. La primera muela inferior consta de tres prismas dispuestos de modo que forman tres columnas y dos surcos sobre el lado externo, y cuatro columnas y tres surcos sobre el interno, pero sin que el prisma anterior presente vestigio de surco perpendicular interno. Las demás muelas están construidas sobre el mismo tipo que las del Cardiotherimi Doeringii, con excepción de la cuarta muela inferior que presenta la última lámina completamente separada por un depó- sito de cemento. SUPLEMENTO 909 Dimensiones n.. . . . . 1,1 ( antero-postenor. .. Diámetro de la primera muela (n.¡ 1 r t transverso máximo. ^ , , , . ( ántero-posterior. . . Diámetro de la segunda muela m. t 1 ( transverso máximo. , , , ( ántero-posterior... Diámetro de la tercera muela m. A ] r ( transverso máximo. , , , , c ántero-posterior. . . Diámetro de la cuarta muela (m.A ] , , . 4 3 ( transverso máximo. Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas 0m013 0.007 0.011 0.007 0.012 0.0075 0.015 0.009 0.053 La base del incisivo llega hasta enfrente de la mi- tad del largo de la tercera muela (m. ~). Esta pieza es propiedad del señor León Lelong Thé- venet. Cardiotherium mi initum Amegh. (Pág. 2L9) (Pl. LXXIX, fig. 9) De esta especie conozco ahora un paladar incom- pleto con los tres alveolos vacíos de las tres primeras muelas, que por su tamaño relativamente pequeño concuerda perfectamente con el fragmento que me sirvió de tipo para la fundación de la especie, confir- mando la existencia de esta. Los tres alveolos de las tres primeras muelas disminuyen de tamaño del pri- mero al tercero, y naturalmente otro tanto debía su- ceder con las muelas que en ellos se inplantaban. El alveolo de la primera tiene 8 milímetros de diáme- tro ántero-posterior, el de la segunda 5 milímetros y el de la tercera 4 milímetros, ocupando los tres alveolos un espacio longitudinal de 20 milímetros. El paladar es triangular en forma de V, teniendo la región interdentaria 2 milímetros de ancho en la parte anterior de los p. 4, 9 milímetros enfrente de la parte media de los m. L y 17 milímetros al nivel de la parte posterior de los m. 2. La parte de los ma- xilares que se extiende adelante de las muelas es muy ancha. Esta pieza pertenece al señor León Lelong Thévenet. Plexochoerus paranensis Amegh. (Pág. 250) (PI. LXXIX, fig. S) Conozco una muela inferior aislada de esta especie, la segunda ó tercera que difiere de la de Cardiothe- rium por el prisma anterior que es profundamente bipartido al lado interno, y por estar, además, com- pletamente separado del segundo prisma por un del- gado depósito de cemento,, interrumpiéndose en este punto la lámina de esmalte, existiendo acá en vez de la columna convexa de Cardiotherium un pequeño surco perpendicular. La corona tiene 15 milímetros de diámetro ántero-posterior, por 10 milímetros de diámetro transverso. Además, 'dispongo de otra muela cuarta superior en mejor estado que todas las que hasta ahora había exa- minado. Como en los ejemplares anteriores, está com- puesta de 9 láminas, representadas por 9 columnas perpendiculares internas, la lámina anterior bipartida al lado externo y todas las láminas reunidas par una hoja de esmalte ininterrumpida. La corona tiene 27 milímetros de diámetro ántero-posterior y 11 milíme- tros de diámetro transverso máximo. Plexochoerus adluis Amegh . (Pág. 252) (PI. lxxix, fig. 4; pl. lxxx, fig. 8 y 10) De esta especie de gran tamaño, pues su talla no debía ser muy inferior ála del carpincho actual, co- nozco varias piezas délas cuales las mas importantes son: Un ejemplar de la última muela superior del lado derecho, un poco mas completa que la que me sirvió de tipo para fundar la especie y de tamaño también algo mayor. Consta igualmente de 10 láminas re- presentadas por diez columnas perpendiculares in- ternas, lo que demuestra que esto es realmente un carácter específico. La corona tiene 38 milímetros de diámetro ántero-posterior, 8 milímetros de diámetro transverso adelante, 1 5 á 1 6 milímetros en el medio, y 8 milímetros en la parte posterior. La muela tiene 44 milímetros de largo de la raíz á la corona. Un fragmento de la parte anterior del paladar, con la primera muela del lado derecho, parte del alveolo de la segunda muela, y el alveolo de la primera muela del lado izquierdo. La parte interdentaria del paladar es de una reducción extraordinaria, pues en la parte de la primera muela de cada lado, apenas tiene un milímetro de ancho, pudiendo decirse que las muelas de ambos lados casi se tocan, y á juzgar por los res- tos de los alveolos, la segunda muela de cada lado 910 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS apenas debían de estar separadas adelante por un espacio de 2 milímetros. La primera muela implantada en este fragmento, consta de dos láminas prismático-triangulares, am- bas bipartidas al lado externo, y además con un surco perpendicular intermediario entre ambos prismas sobre el lado externo, presentado así acá cuatro co- lumnas perpendiculares separadas por tres surcos, conformación idéntica á la que presenta la misma muela de Hydrochoerus de la que no se distinguiría si no fuera por la hoja de esmalte continuo que une los dos prismas, separados en Hydrochoerus por un depósito intermediario de cemento. La corona de esta muela tiene 12 milímetros de diámetros ántero-poste- rior y cerca de 1 1 milímetros de diámetro transverso oblicuo máximo en el prisma posterior. El largo de la muela, de la raíz á la corona en línea recta, es pró- ximamente de 4 centímetros. Un trozo de la rama izquierda de la mandíbula in- ferior, con las dos primeras muelas. La primera muela inferior está formada por tres prismas, cada uno bipartido al lado interno, el primero reunido al segundo por una columna interna ancha con una de- presión perpendicular en el medio, y el segundo se- parado del tercero por un surco perpendicular inter- no profundo. Esta muela presenta así, cinco colum- nas internas separadas por cuatro surcos profundos, llevando además la segunda columna interna mas ancha una depresión perpendicular bastante acen- tuada. Los tres prismas están reunidos por una hoja de esmalte ininterrumpido. La corona de la muela es casi del mismo ancho adelante y atrás teniendo 20 milímetros de diámetro ántero-posterior y 10 milíme- tros de diámetro transverso. La segunda muela inferior está formada por tres prismas, dispuesta casi del mismo modo que en el carpincho, el primero separado del segundo como en el animal actual, pero el segundo y el tercero reuni- dos por una hoja de esmalte ininterrumpida. La co- rona de la muela tiene 18 milímetros de diámetro ántero-posterior, y 10 milímetros de diámetro trans- verso tanto adelante como atrás. Las dos muelas jun- tas ocupan un espacio longitudinal de 39 milímetros. Todas estas piezas pertenecen al Museo provincial del Paraná. Plexochoerus láym-liii n. sp. (PL LXXIX, fig. 6 V 13) Especie de talla muy pequeña, de la que conozco un paladar con las tres últimas muelas de cada lado, y unaúltima muela superior aislada de otro individuo. La segunda y la tercera muela superior, tienen cada una 5 milímetros de diámetro ántero-posterior y 6 milímetros de diámetro transverso máximo. La última muela superior está construida sobre el mismo tipo que la del Plexo choerus par anensis, formada igualmente por láminas que constituyen nueve columnas perpen- diculares internas, pero es de un tamaño muchísimo menor pues solo tiene 16 milímetros de diámetro án- tero-posterior, por 7 milímetros de diámetro trans- verso máximo. La región interdentaria del paladar en proporción del tamaño del animal es sumamente ancha, pues tiene 14 milímetros de ancho en la parte anterior de la segunda muela, 20 milímetros en la parte anterior de la tercera, 21 en la parte anterior de la cuarta y 24 en la parte posterior de la misma. Las tres últimas muelas ocupan un espacio longitudinal de 27 milímetros. La última muela superior aislada es absolutamente de la misma forma, pero de un individuo un poco mayor, pues tiene 19 milímetros de diámetro ántero- posterior por 8 milímetros de diámetro transverso máximo. Dedico la especie á mi amigo el distinguido natura- lista Félix Lynch Arribálzaga. Localidad. — Barrancas de los alrededores de la ciu- dad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. Hydroelioerus g-iganteus Lund. (Pag. 254) (Pl. XII, fig. 34) Volviendo á examinar con mas detención los dibu- jos y la descripción del Hydrochoerus fósil de Tarija, dados por Gervais, veo que el tamaño es demasiado considerable para que pueda considerarse como idén- tico á la especie actual. La última muela superior, bien que no difiere por la forma de la del carpincho actual, tiene 50 milímetros de largo y 20 milímetros de ancho, proporciones que no alcanzan los mas grandes individuos de la especie existente. Esas me- didas, concuerdan con el tamaño del Hydrochoerus giganteus de Lund á cuya especie los atribuyo, á lo menos hasta que nuevos materiales no prueben lo contrario. SUPLEMENTO 911 llydroduFrns magnus H. Gerv. y Amegh. (Pág. 255) (PI. LXXIX, flg. 3) De esta especie dispongo ahora de una rama man- dibular izquierda, en la que se conservan las cuatro muelas casi intactas, que me permiten reconocer otros caracteres que separan netamente la especie de las demás, particularmente en la última muela inferior, la que en vez de estar formada por seis láminas sepa- radas como en la especie actual, está constituida por cuatro láminas como la muela tercera, pero la prime- ra y última compuestas. La lámina anterior de la úl- tima muela inferior, se compone en realidad de dos láminas, pero que solo están separadas sobre el lado interno mientras que permanecen reunidas sobre el externo, representando una V con la apertura al lado interno y el vértice al externo. Las dos láminas que siguen están completamente separadas, pero las dos últimas ó posteriores están unidas sobre el lado in- terno y separadas sobre el externo. La primera mue- la inferior presenta sus prismas unidos por una hoja de esmalte continua como en el género Plexochoerus. Dimensiones 1 Diámetro ántero-posterior del ■ ' P* í \ m. r . ... 0.027 ) m. . , ... 0.026 1 a m . 0.031 Diámetro transverso del m.-.. o Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas.. . , .... 0.119 Alto de la rama horizontal sobre el lado externo, debajo delp.j- 0.063 Esta pieza ha sido descubierta por el director de la sección paleontológica en el Museo provincial de Entre Ríos, Señor Toribio E. Ortiz, en la formación pampeana del Arroyo de Alcaráz, y es propiedad del mencionado establecimiento. Hydrochoerus irroratus n. sp. (Pl. Lxxtx, flg. 7 y 8) Esta especie me es conocida por dos ejemplares de la última muela superior, procedentes de dos indivi- duos diferentes, que prueban que por la talla se acer- caba del carpincho actual, pero tienen una confor- mación algo distinta, particularmente una lámina de mas, presentando trece columnas internas en vez de doce, lo que no deja duda de que se trata de una es- pecie distinta extinguida. Además las láminas son más comprimidas, y las muelas enteras aunque tienen casi el mismo largo que las del Hydrochoerus capybara son de un tercio mas angostas, lo que con- firma de una manera inequívoca su diferencia espe- cífica. El ejemplar mas pequeño pero mas completo tiene en la corona 37 milímetros de diámetro ántero- posterior por 10 á 11 milímetros de diámetro trans- verso oblicuo máximo. La otra es de tamaño apenas un poco mayor. Localidad. — Estas piezas han sido recojidas por el Señor Lelong Thevenet en las barrancas de los alre- dedores de la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso hermósico (?) de la formación araucana (?). MACROPRISTIS Amegh. (Pág. 267) La colocación de este género, en el texto, en el orden de los Macropoda debe considerarse solo como provisoria, y su colocación definitiva quizás no pue- da ser determinada basta que no se conozcan mate- riales mas completos. No dudo deque sea un alloideo, pero lo be puesto en el grupo mencionado por no saber en donde colocarlo. Ahora, fijándome mas en los caractéres de la dentición, me parece mas pro- bable que represente una forma jigantesca del orden de los Plaijiaulacoidea , probablemente aliada de los géneros norte-americanos Catopsalis y Polimastodon. NOTIGTIS n. gén. Nuevo género del órden de los Creodonta, cercano de Proviverra y Stypolophus. El p. x tiene una sola cúspide mediana sectorial y un engrosamiento basal en forma de reborde. El m. T , de tamaño un poco mayor, presenta tres cúspides casi iguales y un callo basal posterior. El m. 5 de tamaño todavía mayor, presenta dos cúspides bajas pero agudas, la an- terior mas baja que la posterior acompañadas de un callo basal posterior. El m. § , es mas elevado pero no 912 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS mas largo, con dos puntas ó cúspides elevadas casi iguales y un callo basal posterior muy desarrollado. IVotictis Ortízii n. sp. (Pl, LXX11, fig. 14) Conozco la especie por dos fragmentos de la rama izquierda de la mandíbula inferior, uno de ellos con los cuatro últimos dientes AE1 p. l y los m. T y m.5 , tienen unos 4 milímetros de diámetro’ 'austero -pos- terior cada uno, pero la corona se eleva gradual- mente del p. i al m. ¿ . El m. ^ es de diámetro án tero- posterior un poco menor, pero de corona'mas ele- vada, alcanzando su cúspide mas alta unos 5 milí- metros de elevación. Las cuatro muelas juntas ocu- pan un espacio longitudinal de 0m0185. La rama ho- rizontal medida sobre el lado externo tiene 8 milíme- tros de alto debajo del m. g , y 6 milímetros debajo del p. s . Existe una perforación mentoniana debajo de la parte anterior del p. 5 , una segunda debajo de la parte anterior del p. j , y una tercera debajo de la parte anterior del m. T , las tres en fila mas ó menos ála misma altura. Dedico la especie al Señor Toribio E. Ortíz, director de la sección paleontológica del Museo del Paraná. Localidad. — Barrancas de los alredoresde la ciudad del Paraná. Horizonte. — Piso mesopotámico de la formación patagónica. Catiis ? paranensis Amegh. (Pag. 306) (Pl. LXXII, fig. S) La figura del canino de esta especie, dada en la figura citada en el cuerpo de la obra, tomada de frente, dá una idea imperfecta del diente, que podrá completarse por el exámen de la figura acá indicada que representa el mismo objeto visto de lado. Cyonásua argentina Amegh. (Pág. 313) (Pl. LXXIX, fig. 18) De este curioso carnicero primitivo dispongo aho- ra de la rama izquierda de la mandíbula inferior casi completa que prueba que el animal tuvo solo seis muelas inferiores como lo había supuesto en mis primeras noticias sobre este género {Bol. de la Acacl. etc, t. VIII, p. 17, a. 1885), y no siete como lo creí después, inducido en error por fragmentos de mandí- bulas incompletos. Sin embargo esta pieza confirma de una manera in- discutible que el animal ha sido cercano de Nasua y también de Procyon. En la parte anterior al lado interno del canino se ven los alveolos de los tres incisivos del lado izquier- do. Los alveolos de los i. x é i. § son muy pequeños, el primero todavía mas que el segundo, y colocados el uno encima del otio. El alveolo del i . § colocado entre los dos precedentes y el canino, es de tamaño mucho mas considerable, y fuertemente apretado al canino. El canino es muy grueso, de sección elíptica y de corona muy baja y roma, casi como truncada á causa del fuerte desgastamiento producido por el uso. La parte que sale fuera del alveolo tiene 0m0095 de diá- metro ántero-posterior, 0m00G5 de diámetro trans- verso y solo 11 milímetros de alto. Sigue al canino un pequeño dias tema de menos de 3 milímetros de ancho, en donde se implantaba el primer premolar de este animal que es realmente el p. y ; solo queda el alveolo casi completamente obli- terado que demuestra era un diente sumamente pe- queño, caedizo en edad avanzada y de una sola raíz. El p. 2 es biradiculado, con una sola cúspide cen- tral sectorial, con un engrosamiento basal casi en forma de reborde ó cingulun; la corona tiene 6 milí- metros de diámetro ántero-posterior y 5 milímetros de alto. Elp. 5 tiene en seguida de la cúspide central sectorial un pequeño tubérculo colocado á la mitad déla altura de la muela, y un callo basal poco desa- rrollado; la corona tiene 0ra0075 de diámetro ántero- posterior, 5 milímetros de diámetro transverso en la base y 5 milímetros de alto. El p. j se distingue por un gran callo basal poste- rior muy ancho, dividido hácia arriba en dos cúspi- des, una interna y la otra externa; tiene la corona 9 milímetros de diámetro ántero-posterior, 6 milíme- tros de diámetro transverso máximo y 5 milímetros de alto. El m. j me es desconocido ; solo queda en este ejemplar como en el primero que conocí, los alveolos vacíos, que ocupan un espacio longitudinal de 11 milímetros. Del m. g quedan igualmente los dos álveo- SUPLEMENTO 913 los, que solo ocupan un espacio longitudinal de 0.0075, lo que prueba que el diente que allí se im- plantaba era considerablemente mas pequeño que el m. i . No existía el m. g , en lo que coincide igual- mente con la conformación de los géneros actuales Nasua y Procyon. La distancia del borde anterior del alveolo del ca- nino al borde posterior del alveolo del m. 5 , es de 56 milímetros. Lasínfisis es sumamente corta y gruesa, y la rama horizontal de la mandíbula tiene, medida sobre el lado externo, 18 milímetros de alto debajo del p. 5 y 17 milímetros debajo de la parte anterior del m. $ . Hay dos perforaciones mentón ianas, colocadas mas ó menos á la misma altura, la anterior mas grande debajo del p. T , y la posterior mas pequeña, debajo de la parte intermediaria, entre p. g y p. z . Estapieza es propiedad del señor León Lelong Tíié- venet. Procyon cancrivorus G, Cuv. y Et. Geof. S. Hil. Esta especie no lia sido citada hasta ahora entre las actuales de la República Argentina, pero existe sin embargo en la provincia de Entre Ríos, y probable- mente también en la de Corrientes y en el Chaco. He comparado sus restos con los de Cyonasua, notando las mismas diferencias genéricas que entre aquel y Nasua. Son pues tres géneros completamente distin- tos. Apera sanguinaria Amegh. (Pag. 340) (Pl. lxxvu, fig. i, 2 y 3) Este animal, descrito por Burmeister sobre una sola muela inferior bajo el nombre de Eutemnodus americanus de Br avaro , ha sido considerado por el autor como un felino, y tal es la colocación que le he dado en el cuerpo de la obra, bajo la responsabilidad de Burmeister, agregando que no daba mi opinión de- finitiva por carecer de originales, y porque la pieza descrita me parece diferir notablemenle del carnicero inferior de los gatos. Ahora dispongo de tres muelas, el primer premolar superior intacto, el tercer premolar superior roto, y el cuarto premolar inferior, que por su superficie de esmalte fuertemente rugosa y cubierta de impresiones en forma de redecilla proceden evidentemente del mismo animal descrito por Burmeister. El exámen de estas piezas demuestran que no se trata de un felino, sino de un carnicero del grupo de los Creodonta, y precisamente bastante cercano del Hyaenodon , como lo había reconocido Bravard al darle el nombre de Eutemnodus que es un sinónimo de Hyaenodon. La muela figurada y descrita por Burmeister co- mo siendo el carnicero inferior de un felino (m . T) re- sulta así ser la última muela inferior (m. g ) de un animal parecido á Hyaenodon, pero de un individuo sumamente joven, pues su tamaño no está en propor- ción con el de las muelas del individuo adulto de que dispongo, y por otra parte eso mismo lo demuestra de una manera evidente la ausencia de raices y la gran cavidad basal que según el dibujo presenta la mencionada muela. El diente que supongo que sea el p. ^ , tiene dos raices desiguales, la posterior mas larga y mas grue- sa que la anterior y ambas fuertemente inclinadas hácia atrás pero particularmente la posterior. La co- rona se eleva formando una cúspide central sectorial fuertemente inclinada hácia adelante casi en forma de gancho, presentando un aspecto igual al del mismo diente del género Hyaenodon ; tiene 9 milímetros de diámetro ántero-posterior y 7 milímetros de alto, con un principio de cíngulo basal, y toda la superficie del esmalte fuertemente rugosa con impresiones reticu- lares. Del que supongo ser el p. 3 solo existen los dos tercios anteriores, con una cúspide central elevada, y dos anteriores sobre la misma línea sectorial, la primera en la base, y la segunda hácia la mitad de la altura de la corona; la parte posterior es muy ancha y debía presentar en la parte que falta un gran callo basal con dos ó mas tubérculos. La superficie deles- malte es igualmente rugosa, y la base de la corona presenta un fuerte reborde ó cíngulo basal tanto so- bre el lado interno como sobre el externo. La parte existente déla corona tiene próximamente 10 milíme- tros de largo pero cuando entera no debía tener me- nos de 15 milímetros de diámetro ántero-posterior ; tiene 7 milímetros de diámetro transverso en la parte rota y 10 milímetros de alto. El que supongo sea el p. z , tiene dos raíces diver- gentes de 13 milímetros de largo, y una corona de 13 milímetros de diámetro ántero-posterior, con una cúspide central mas elevada y comprimida, y dos tu- bérculos mas bajos, uno anterior y otro posterior co- 115 914 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS locados sobre la línea sectorial, con la superficie del esmalte fuertemente rugosa y un cíngulo basal todo alrededor bien desarrollado . Estos ejemplares son propiedad del Señor Lelong Thévenet , quien los ha recojido en las capas del piso mesopotámico de la formación patagónica de los alrededores del Paraná. Toxodon paranensis Lauh. (Pág. 381) (Pl. LXXVIII, flg. 7) De esta especie conozco un fragmento de mandíbu- la inferior del lado derecho con las tres últimas mue- las y el borde inferior de la mandíbula que faltaba en el ejemplar precedente, procediendo también de un individuo algo mas pequeño. El m. y tiene 35 mi- límetros de diámetro án tero-posterior, el m. 5 , 36 milímetros y el m. 5, 53 milímetros; este último dien- te tiene solo 12 milímetros de ancho adelante y 9 milímetros en el medio. Las tres muelas juntas ocu- pan un espacio longitudinal de cerca de 13 centíme- tros. El alto de la rama horizontal, sobre el lado ex- terno, debajo de la última muela, es de 105 milíme- tros. Toxodon drgatus Amegh. (Pág. 390) (Pl. LXXVI, fig, 1) Dispongo ahora de un fragmento de maxilar supe- rior derecho con las tres últimas muelas, de un indi- viduo todavía bastante jóven, que supongo procede de estaespecie, pero en el que ya las muelas habían adquirido su completo desarrollo, con excepción de la última. Los verdaderos molares superiores se distinguen fácilmente de los délas otras especies, por la colum- na interna poco desarrollada, por el pliegue del es- malte que penetra en la corona sobre el lado interno, siempre simple, y por la cara perpendicular externa bastante excavada. El m. 1 tiene 27 milípietros de diámetro ántero- posterior por 1 1 milímetros de diámetro transverso. El m. - tiene 29 milímetros de diámetro ántero-pos- terior por 12 milímetros de diámetro transverso má- ximo. El m. § en la corona solo tiene 25 milímetros de diámetro ántero-posterior porque todavía no ha adquirido su completo desarrollo, pero en la base tiene 30, que es el diámetro que debía presentar en la corona cuando completamente adulto. Los tres verdaderos molares ocupan un espacio longitudinal de 69 milímetros, que debía alcanzará 74 ó 75 cuando la última muela estaba completamente desarrollada. Toxodontherium compressum Amegh. (Pág. 392) (Pl. XCVI, flg. 3) A pesar de que se me hace cargos por aumentar, se dice, de una manera injustificada, el número de espe- cies, la verdad es que he sido demasiado prudente, pues por no aumentar su número de una manera exa- gerada, he reunido á veces restos de dos ó tres espe- cies, conocidas por escasos fragmentos, en una sola, que ahora, con el descubrimiento de nuevos materia- les, se hace forzoso separar. Así, en un principio, bajo el nombre de Toxodontherium compressum he reunido muelas aisladas de tres animales diferentes, aunque hasta cierto punto de una conformación pare- cida. Una muela última de la mandíbula superior que en mi segunda memoria sobre los mamíteros fósiles del Paraná atribuí al Toxodontherium compressum ha resultado pertenecer al Haplodontherium Wildei como se verá mas abajo en su lugar correspondiente. Las demás muelas descriptas como de esta especie, si bien en realidad pertenecen todas al género Toxo- dontherium, hay que distribuirlas ahora en dos espe- cies distintas, lo que ya preveía y así lo manifesté al redactar mi tercera memoria sobre los fósiles del Pa- raná ; agregando que las conservaba reunidas hasta que nuevos materiales no permitieran abrigar la me- nor duda sobre su distinción específica. Hoy, los nuevos materiales que conozco, me permi- ten reconocer dos especies bien diferentes y fáciles de distinguir. Del Toxodontherium compressum conozco de la man- díbula superior, los tres verdaderos molares y los dos últimos premolares. Todos estos dientes son de co- rona muy larga y comprimida, y con la cara externa cubierta en toda su extensión por una capa de es- malte in in terr u mp ido. Elp.-es de corona elíptico-prolongada, muy an- SUPLEMENTO 915 gosta, sin columna interna, pero con un pequeño surco perpendicular en su parte posterior, y con solo dos capas de esmalte, una interna y la otra externa. El p.¿ es de corona igualmente larga y comprimida,, pero bilobada al lado interno, con tres capas de es- malte y una gran columna interna. Los tres verdaderos molares siguientes, son suce- sivamente mas grandes, pero todos de corona muy comprimida, y con la gran columna interna muy des- arrollada. La capa de esmalte que cubre la cara ex- terna llega en todas las muelas, hasta el borde poste- rior, y todos los dientes tienen la cara externa fuerte- mente ondulada. Dimensiones . , , 3 C longitudinal. Diámetro del p. - ! x ( transverso . . Diámetro del p.i ( ( transverso . . Diámetro del m. I j ¡°"eUudln"1' ( transverso . . Diámetro del m. I j ( transverso . . Diámetro del m. 2 S ¡«tudiíal. ( transverso... 0m019 0.017 0.065 0.027 0.070 0.030 0.079 0.037 0.086 0.038 Toxodontlierium reverendum n. sp. (Pl. xcvi, fig. i) Esta especie, cuyos restos aislados los he confun- dido al principio con los de la especie precedente, presenta las muelas superiores con la gran columna interna igualmente desarrollada, pero se distingue por un tamaño un poco menor, por la corona de los verdaderos molares superiores un poco menos com- primida y mas triangular, por la cara externa de to- dos los dientes mucho mas ondulada, y por la capa de esmalte del lado externo que nunca cubre toda la cara externa, concluyendo bastante antes de llegar al borde posterior de manera que queda siempre en la parte posterior de la cara externa una ancha banda no esmaltada. Conozco de esta especie las cuatro últimas muelas superiores que presentan las siguientes dimensiones : Dimensiones Diámetro del p. i Diámetro del m. 1 ( longitudinal. ( transverso.. ( longitudinal ( transverso.. 0m057 0.022 0.060 0.0.29 Diámetro del m. - Diámetro del m. - longitudinal, transverso . . longitudinal, transverso . . 0.071 0.035 0.081 0.042 Haplodontlierium W ildei Amegh . (Pág. 391) (Pl. xvit, fig. i; pl. xcvi, fig. 2, 4 y s ; pl. xcvn, fig. i y 2; pl. xcviii, fig. 1 y 2) El género Haplodontherium, hasta ahora solo me era conocido por muelas superiores. Afortunada- mente, antes de concluir este trabajo, llega á mis manos un verdadero molar inferior del mismo ani- mal, el m. jóelm.j, de una conformación parti- cular que prueba que ha sido mas cercano de Trigo- clon que de Toxodon. Esta muela es de corona muy ancha, y de un diámetro transverso casi igual adelan- te y atrás. Sobre el lado externo está dividida en dos lóbulos muy desiguales, el anterior muy angosto y convexo en forma de columna, y el posterior mucho mas ancho, aunque igualmente convexo, separados ambos por un gran surco perpendicular que forma un pliegue de esmalte profundo que penetra en la corona de atrás hácia adelante. Sobre el lado interno, la muela es ancha adelante, deprimida en el centro, y con un profundo pliegue que penetra en la corona, cerca de su extremidad posterior. Esta muela presenta únicamente dos capas ó ban- das perpendiculares de esmalte, una que cubre toda la cara externa, y la otra la parte media de la cara in- terna. Sobre el lado externo, el primer lóbulo mas peque- ño tiene 13 milímetros de diámetro ántero-poste- rior, y el segundo mucho mas grande, 43 milímetros. La corona de la muela tiene 56 milímetros de diá- metro ántero-posterior, 20 milímetros de diámetro transverso en la parte anterior, 15 milímetros en el medio y 18 milímetros en la parte posterior. El largo de la muela de la raíz á la corona, es de cerca de 13 centímetros. Además de esta muela inferior, conozco otras mue- las superiores, encontradas conjuntamente con dien- tes incisivos, que por su aspecto no permiten dudar proceden de un mismo individuo. El incisivo interno superior (i. L) se confirma que es de aspecto un poco triangular, escavado longitu- dinalmente adelante y atrás, de corona truncada ho- rizontalmente, con capa de esmalte únicamente sobre la cara anterior, y de base completamente abierta. 916 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Tiene en la corona, 15 milímetros de diámetro ántero- posterior máximo sobre el borde externo, y 28 milí- metros de diámetro transverso ; su longitud total en línea recta es de solo 7 centímetros. El incisivo segundo (i. 2) es igualmente triangular, pero de tamaño bastante mayor, mas ancho y mas largo, y de ángulos redondeados, delgado sobre el borde longitudinal externo y grueso sobre el interno. La cara posterior es regularmente convexa, y la an- terior plana y cubierta por una capa de esmalte, que solo deja una faja no esmaltada sobre el borde longi- tudinal externo que se levanta sobre la cara anterior en forma de columna redondeada; la capa de esmalte mencionada da vuelta, sobre la cara longitudinal del lado interno cubriéndola casi por completo con ex- cepción de una pequeña banda longitudinal sobre el lado interno. La corona está cortada en bisel termi- nando en ápice triangular y agudo. Tiene 25 milíme- tros de diámetro ántero posterior máximo sobre el lado interno, I I milímetros sobre el externo y 39 mi- límetros de diámetro transverso. Un diente elíptico cilindrico, con dos bandas lon- gitudinales de esmalte, cuya corona tiene unos 20 mi- límetros de diámetro mayor por 17 de diámetro me- nor, grueso casi igual al del canino, con dos bandas de esmalte dispuestas del mismo modo, é igualmente muy arqueado, pero muellísimo mas largo, pues tiene en línea recta cerca de 42 centímetros, por lo que creo representa el incisivo tercero superior, que tam- bién existe en Trigodon , con una forma muy parecida. Por fin, conjuntamente con un cierto número de premolares y molares elípticos, como los ya descri- tos, se ha encontrado una gran muela triangular, con un gran surco y una gran columna interna, y de cara externa convexa, completamente igual á la que en el tomo Y, p. 97 del Bol. de la Acad. Nac. de Cieñe, he descrito como representando la última superior del Toxodontherium, presentando igualmente las mismas dimensiones. Esta muela es también la última su- perior, seguida adelante de un fragmento de muela elíptica de gran tamaño, de manera que no dudo aho- ra sea tanto esta como la precedentemente atribuida al Toxodontherium, la última superior del Haplodon- therium, que en vez de ser elíptica como las que la preceden, es triangular y mas parecida al tipo de los molares del Trigodon, Toxodon y Toxodontherium. Por otra parte, la cara externa convexa la distingue muy bien de las del Toxodontherium, que son todas de cara externa ondulada, incluso la última superior. La última muela superior del Haplodontherium Wildei, tiene en la corona 68 milímetros de diámetro ántero- posterior, 40 milímetros de diámetro transverso má- ximo y su gran columna interna, 23 milímetros. Dilobodon 1 litará us Amegh . (Pag. 399) (Pl. LXXXV, fig. 3) La figura arriba mencionada represéntala primera muela inferior de esta especie, que en este género corresponde al p. m. z. Trig-oclon Gaudry Amegh. (Pág. 400) Nuevos restos de este animal, que por ahora ya no dispongo de tiempo para examinar en detalle, vienen á revelar afinidades con el Haplodontherium y con los Protoxodontidce. Los incisivos superiores son en nú- mero de 6, tres en cada lado, los externos (i. -) grandes, triangulares y de base abierta como en To- xodon, los dos del medio (i. 2) mas pequeños, de raíz delgada, separada de la corona y de base completa- mente cerrada como en Adinotherium y Protoxodon, y los dos posteriores (i. 2), mucho mas pequeños y elípticos. Las muelas superiores son en número de 6, las tres anteriores, de contorno mas ó menos elíp- tico y sin columna perpendicular como las del Haplo- dontherium, y las tres últimas con una columna per- pendicular interna como la correspondiente del Toxo- don y parecidas á las del Toxodontherium. El canino superior es pequeño,* elíptico y parecido al incisivo tercero. Eutoinoclus elautus Amegh. (Pág. 403) (PJ. LXXVII, fig. 8 y 9) De este animal conozco otras dos muelas superio- res, un premolar de una conformación casi idéntica al que he descrito mas arriba, y otro diente mucho mas grande, aunque de una forma casi igual, que su- pongo sea un verdadero molar ó uno de los últimos premolares. Según estas muelas, el Eutomodus es SUPLEMENTO 917 cercano de Haplodontherium por sus muelas elíp- ticas, sin columna ni surco entrante interno, y por poseer únicamente dos bandas perpendiculares de esmalte, una interna y la otra externa, pero se dis- tingue muy fácilmente por su talla pequeña, y pol- las muelas sumamente comprimidas y no casi cilin- dricas como las del Haplodontherium. El premolar tiene una corona de 17 milímetros de diámetro ántero-posterior por 9 milímetros de diáme- tro transverso, siendo mucho mas delgada adelante, y mas ancha atrás. El que supongo sea un verdadero molar ó el úl- timo premolar tiene una corona de 21 milímetros de diámetro ántero-posterior, I I milímetros de diá- metro transverso máximo y 0m055 de largo en línea recta de la raíz á la corona. Estos objetos pertenecen al Museo provincial del Paraná. Síenotephanos plicidens Amegh. (Pág. 409) (Pl. lxxviii, fig. 6) Como nuevas piezas de este animal, conozco una parte de la rama derecha de lahnandíbula inferior con las tres últimas muelas, que presentan un nota- ble parecido con las de Xotodon. Cada muela lleva un pliegue y surco perpendicular cerca del borde ante- rior de la cara externa, y dos pliegues sobre la inter- na colocados mucho mas atrás. La última muela pre- senta la misma forma que la penúltima con la diferen- cia de un tamaño un poco mayor. Dimensiones i m. y 0m027 Diámetro ántero-posterior del ¡ m. * 0.026 ( m. j 0.035 Longitud del espacio ocupado por las tres muelas 0.093 Alto de la rama horizontal al lado externo debajo del m. y- 0.070 Alto de la rama horizontal sobre el lado externo debajo de la parte posterior del m. j 0.061 Typotherium maendrum Amegh. (Pág. 419) Esta especie, la encuentro citada por Burmeister en la entrega XY de los Anales del Museo Nacional, tomo III, página 179, repartida en Octubre de 1888, con el nombre de Typotherium Bravardi, siendo este por consiguiente un sinónimo de Typotherium maen- drum, publicado en Abril de 1887. Typotherium exigrmm Amegh. (Pág. 420) i Pl. xcv, fig. i y 2) La familia del finado Manuel Eguia me ha facilitado un cráneo casi completo, procedente de la colección que fue del mencionado paleontólogo, pieza que con- firma completamente la existencia de esta especie enana, pues dicho cráneo, á su tamaño mucho menor que el del Typotherium cristatum reúne la circuns- tancia de proceder de un individuo sumamente viejo, como lo indica claramente la testara del hueso y el estado de las suturas casi todas obliteradas. Su tamaño en longitud es dos tercios del que pre- senta el cráneo del Typotherium cristatum, lo que indica un volúmen de apenas un tercio del de este. La región interdentaria del paladar, con excepción de la diferencia de tamaño es casi igual en ambas es- pecies, pero la parte que se extiende adelante de las muelas es proporcionalmente mas ancha y mas corta, particularmente la región formada por el interma- xilar que es proporcionalmente mas ancha y mas robusta que en T. pachygnatum, y con los agujeros in- cisivos reemplazados por una depresión profunda y muy ancha, que se enangosta un poco hácia atrás en su punto de unión con los maxilares. En la región superior del cráneo, la parte anterior de los frontales y la región posterior de los nasales forman una superficie muy convexa y casi aglobada que le da un aspecto muy distinto del que presenta en las demás especies ; además no existen en este crá- neo las vacuidades semi-lunares que presentan las demás especies entre los frontales y la parte posterior délos nasales. Dimensiones Diámetro transverso del incisivo superior (i. i) 0m021 Spm.£ 0.009 pin. i 0.014 m. i 0.017 m. - 0.018 m.i 0.016 Longitud del espacio ocupado por las cinco muelas supe- riores 0.067 Longitud del intermaxilar sobre la cara palatina 0.031 918 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Diámetro transverso máximo del intermaxilar.. 0.012 Ancho del paladar inmediatamente adelante de la primera muela (p.m.-) 0.031 Ancho de la región interdentaria del paladar entre los p.m. ¿ 0.025 Ancho de la región interdentaria del paladar entre la parte posterior del m. í 0.046 Longitud del paladar sobre la linea media 0.121 Longitud total del cráneo 0.195 Diámetro transverso máximo del cráneo entre las órbitas.. 0.130 Localidad. — Toscas del Rio de la Plata, enfrente de los Olivos. Horizonte. — Piso ensenadense. Pachyrucos typicus Amegii. (Pág. 428) En la entrega XV de los Anales del Mweo Nacional, tomo III, página 179, distribuida en Octubre de 1888, el Dr. Germán Burmeister, publica 'este animal con el nuevo nombrede Pedotherium insigne, aunque recono- ce que el Pedotherium parece ser Jééntico con Pachy- rucos. El Pachyrucos typicus fué publicado en Abril de 1887, siendo de consiguiente el nombre de Pedothe- rium insigne un sinónimo de Pachyrucos typicus (1). (1) A propósito de esta especie y otros fósiles encontrados en Monte Hermoso por el Sr. Carlos Burmeister, hijo del Dr. Ger- mán Burmeister, no me es posible pasar en silencio una especie de acusación que me dirije en la siguiente nota, publicada en la relación de su viaje (Anales del Museo , t. III, entrega XV, p. 380, Octubre de 1888). Dice el Sr. Burmeister en la llamada mencionada: « En esta es- cursion á Monte Hermoso fui acompañado, como en la mayor parte del viaje, por el Señor Adolfo Obregon como ayudante volunta- rio. Este señor participó el resultado obtenido en este lugar á un amigo suyo, que publicó en un periódico de esta ciudad datos re- ferentes á los objetos extraidos y á la riqueza fosilífera del terreno. «A consecuencia de esta publicación, D. Florentino Ameghino fué al mismo lugar con objeto de buscar fósiles, publicando des- pués de su regreso en el diario La Nación del 10 de Marzo de 1887 un extenso artículo sobre dicha localidad, para obtener la prioridad del descubrimiento.» Cualquiera que lea este párrafo sin estar en antecedentes, si se atiene á lo que en él hay escrito, de seguro que me considera un nuevo Brander, siempre dispuesto á apropiarse del trabajo ageno, para darlo como propio. Afortunadamente, todos los que me cono- cen, saben perfectamente que no he hecho carrera con el brande- rismo, como algún encumbrado pretendiente ó titulado naturalista de nuestro país, á quien como tal todos lo conocemos. El artículo á que se refiere el Señor C. Burmeister expone sim- plemente las impresiones que recibí en Monte Hermoso al explo- rar el yacimiento fosilífero, fué escrito sobre el terreno y enviado desde allí á La Nación, y es tan sin fundamento la acusación de que he pretendido con él obtener la prioridad del descubrimiento , que precisamente empiezo por declarar lo contrario. He aquí en prueba de ello la transcripción literal de los dos primeros párra- fos del mencionado artículo . « Después de casi un año de vida sedentaria, aburrido del traba- TRACHYTHERUS amegii. Ameghino. Trachitherus Spegazzinianus nuevo mamífero fósil del orden de los toxodontes , Marzo de 1889. Nuevo género del orden de los Toxodontia y de la familia de los Typotheridce, representado por un pa- ladar casi completo con la mayor parte de la denta- dura. El aparato dentario de la mandíbula superior cons- ta de tres incisivos y siete muelas en cada lado colo- cados todos en serie continua, sin la más mínima dis- continuidad, y al parecer todos sin excepción de base abierta, y con toda la superficie del prisma de cada diente cubierta poruña capa de cemento, muy delga- da sobre los incisivos pero muy gruesa encima de los verdaderos molares. El i.- es de gran tamaño, grueso sobre la línea me- diana, delgado sobre el lado externo, convexo adelan- te, con la corona arqueada y en declive de la línea me- diana Inicia afuera, afectando una forma casi idéntica al incisivo único del Hegetotherium ; la cara anterior es esmaltada y la posterior sin esmalte. Del i. 1 solo existe el alveolo, que demuestra era un diente muchísimo mas pequeño que el precedente y cilindrico, pues el alveolo es circular. El i. 2 es todavía mas pequeño, casi rudimentario, y á juzgar por el alveolo igualmente casi circu- lar. El diente que sigue inmediatamente ya implantado en el maxilar, que supongo es el p. A es igualmente pequeño, casi rudimentario, y probablemente también cilindrico, pues solo existe de él la raíz implanta- da en el alveolo. Todos los demás dientes, sumamente apretados unos jo de laboratorio, decidí ausentarme para el campo unas semanas, sino para tomar descanso, para variar de ocupación. «¿A dónde dirijirme ? Aún no conocía la parte austral de la provincia de Buenos Aires y sus formaciones geológicas me eran absolutamente desconocidas. Además por ese lado, no muy lejos de Bahía Blanca (once ó doce leguas) existia un punto llamado Monte Hermoso, en el que Darwin hizo algunos de sus mas no- tables descubrimientos paleontológicos, olvidado desde entonces por los hombres de ciencia, hasta que volvió á sonar últimamente con ocasión de una visita que á él hizo el joven Carlos Burmeis- ter, hijo del ilustre Director del Museo de la Capital Federal, anunciando el hallazgo en ese paraje de algunos fósiles de impor- tancia—atractivo este último, que cual poderoso imán me condujo á Monte Hermoso. » La acusación es pues por demás injusta y sería de desear, no se repitiera . SUPLEMENTO 919 á otros, van aumentando gradualmente de tamaño del p. - al m. L El p. - tiene una corona casi tan ancha como larga, con un pequeño surco perpendicular en la parte ante- rior de la cara externa, con la superficie masticatoria de la corona sin esmalte, y con el esmalte del prisma del diente interrumpido adelante y atrás. El p. - es muy comprimido de adelante liácia atrás y de diámetro transverso mucho mas considerable que el diámetro án tero-posterior, con el mismo surco perpendicular sobre la parte anterior de la cara exter- na, y con el esmalte igualmente interrumpido adelan- te y atrás. El p. - es de la misma forma, con la única diferen- cia de presentar un tamaño bastante mayor, y un pe- queño pozo de esmalte aislado en la superficie mas- ticatoria de la corona. El m. 1 se distingue del diente precedente, por un tamaño dos veces mayor, por un contorno mas trian- gular con la esquina ántero-externa que forma un án- gulo prominente, por carecer del surco perpendicular de la parte anterior de la cara externa, y por la cara interna dividida en dos lóbulos casi iguales por un gran pliegue de esmalte que penetra en el centro de la corona, dividiéndose luego en dos ramas, una mas larga dirijida hácia adelante, y la otra mucho mas corta hácia atrás. El mu - es absolutamente de la misma forma con la única diferencia del lóbulo interno anterior que apa- rece decididamente como un poco mas grande que el posterior. El m. 2 es incompleto, pero por los fragmentos que de él se conservan parece no difería del anterior. El paladar es muy parecido al del Typothermm, con la parte anterior formada por el intermaxilar del mis- mo ancho adelante y atrás, presentando dos pequeñas perforaciones incisivas. Las séries dentarias son muy poco convergentes adelante, y cada fila de muelas forma una línea casi recta, pero con el p. - y el m. 1 que avanzan un poco mas sobre el paladar que los otros dientes. Dimensiones Ír . , . ( sobre el lado interno, an ero pos enoi ^ ej [a(j0 extern0- transverso í i- 1 Diámetro ántero-posterior del alveolo del 1 i. - , (p-1- Diámetro de la corona del p. - í hatero posterior ( transverso.. . . , , , , ( ántero-posterior Diámetro de la corona del p. - \ , 1 ( transverso t-., , . , , , , ( ántero-posterior Diámetro de la corona del p. £ j , 1 { transverso , , , . ( ántero-posterior Diámetro de la corona del m. I i , , , , { transverso adelante , , „ ( ántero-posterior Diámetro de la corona del m. 2 , , , ( transverso adelante Distancia de la parte anterior del i. L á la parte posterior del m. - Longitud probable del espacio ocupado por la serie den- taria completa Longitud del intermaxilar en el paladar detrás de los inci- sivos Ancho del espacio ocupado por los dos incisivos medios. . . Ancho al nivel de la sutura del intermaxilar con el maxilar. Ancho de la región interdentaria del paladar al nivel de los p. - Ancho de la parte interdentaria del paladar entre la parte anterior de los m. ~ 0ro011 0.006 0.020 0.008 0.004 0.004 0.010 0.009 0.011 0.014 0.013 0.019 0.019 0.023 0.022 0.022 0.126 0.150 0.032 0.042 0.050 0.037 0.059 Dedico la especie á mi amigo, el distinguido botáni- co Di*. Carlos Spegazzint. Localidad. — Gobernación del Neuquen. Horizonte. — Piso pehuenche (?) del palaeoceno. (?) Equus australis Moreno (Pág. 513) Moreno, Informe preliminar, etc. Julio de 1888, p. 14, (nomen nudum). Hippidion nauus Burm. I iaelivlhcriis Spegazziniaims Amegh. (Pl. i.xxix, flg. i y 2 ; pl. xcvti, fig. 3) Ameghino, Trabajo citado El animal ha tenido la talla del Typotherium crista- tatum. pero con el paladar poco excavado, y sin estre- chamiento detrás del intermaxilar, pareciéndose en esto al Typotherium pachygnatum. En los salones del Museo Nacional abiertos al pú- blico se ha puesto últimamente en exhibición una rama de mandíbula inferior con todas las muelas, acompañada de una etiqueta con el nombre de Hip- pidium nanum Burm. Se trata realmente de una es- pecie nueva de Hippidion de un tercio mas pequeño que el Hippidion neogaeus. Procede del yacimiento de Tarija, é ignoro si ya ha sido publicada. 920 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Scalabrinitlierium Rotliii Amegh. (Pl. LXXVIIT, fig. 8} De esta especie, lie recibido comunicación de un trozo del lado derecho de la mandíbula inferior, con los alveolos de los tres incisivos, del canino y del primer premolar, y los tres últimos premolares im- plantados en la mandíbula. Los premolares muestran tanto al lado interno co- mo al externo, un cíngulo basal enormemente desa- rrollado. El p. g tiene 17 milímetros de diámetro ántero-pos- terior, el p. -§ tiene 22 milímetros y el p. l 24 milí- metros. La distancia del borde del alveolo del i. -¡ á la parte posterior del p. j es de 103 milímetros. La rama horizontal de la mandíbula tiene 26 milímetros de alto debajo del p. , y 33 milímetros debajo de la parte posterior del p. * . I*al;«‘oIama pro mesolí tilica n . sp. Ya al concluir mi trabajo recibo los restos de una especie de Palceolama evidentemente distinta de todas las mencionadas, por su tamaño muy pequeño, infe- rior al del Palceolama mesolithica y comparable al del guanaco actual. Una rama de la mandíbula inferior, procedente de un individuo adulto, conserva las cin- co muelas que solo ocupan todas juntas un espacio longitudinal de 70 milímetros Localidad. — Escavaciones del puerto de La Plata. Horizonte. — Piso ensenadense de la formación pampeana. Platatherinm pampaeum Amegh. (Pag. 615) Este animal fue ya conocido por el Dr. F. J. Muñiz, pues entre los restos por él regalados á Rosas, en 1841, figuran huesos del Aurochs, que es evidente no pueden ser masque del Plalatherium. Astrapotherium epliebicum n. sp. En el último momento, y sin tiempo ya para figu- rarlos, recibo los restos de una segunda especie de Astrapotherium , de tamaño mucho menor que la pre- cedente, y de una época bastante mas antigua, cor- respondiente al mismo horizonte del Pyrothermm Romeri. La talla de esta especie no alcanzaba á la mitad de la del Astrapotherium magnum , pues la co- rona del primer verdadero molar inferior apenas tiene un poco mas de 3 centímetros de diámetro án tero-posterior. Localidad. — Territorio del Neuquen. Horizonte. — Piso pehuenche (?) del palaeoceno. Mast oclon rectus Amegh. (Pág. 643) (Pl. XCVIII, fig. 1) De esta especie, el Sr. Julio Migoya me ha facili- tado el último molar superior izquierdo con la corona casi completa, recojido por él mismo en un arroyo cerca de la costa Atlántica del sur de la provincia de Buenos Aires. Esta muela, presenta en la forma de los mamelones un parecido bastante notable con la correspondiente del Mastodon andium, pero es de ta- maño bastante mayor, mas grande todavía que la misma muela del M. Humboldlii, y sobre todo nota- blemente mas ancha. Tiene cuatro colinas transver- sales y un talón basal posterior, póco desarrollado. Cada cresta está formada por dos tubérculos princi- pales, en los que no existe la tendencia á la dispo- sición alternada que se nota en los mamelones de las muelas del M. Humboldtu y mas todavía en las del M. superbus. El mamelón externo de cada colina, es comprimido de adelante hácia atrás, y muy estendido en sentido transversal, de cúspide elevada y que dá por el desgastamiento una figura transversal muy angosta y elevada, mas ó menos del mismo ancho en todo su largo. Los mamelones internos son al con- trario angostos sobre el borde interno, y anchos so- bre el externo, en donde presenta tubérculos acceso- rios que dan con el desgastamiento á la superficie de trituración, la forma de hoja de trébol. DELOTHERIUM (Pág. 655) Ya casi concluida la impresión de esta obra, llega á mis manos un trabajo de Filhol, en el que encuen- •l; SUPLEMENTO 921 tro que este distinguido naturalista lia aplicado el mismo nombre (Deilothermm) con anterioridad para distinguir un animal parecido al Dichobune y al Cat- nolheriiim, del oligoceno de Francia, y por consi- guiente cambio el nombre del género argentino De~ lotherium por el de Dideflotherium. Prona egatherium smaltatum Amegh. (Pag. G80) (Pl. LXXVI, fig. 2) De este animal acabo de recibir la comunicación de piezas importantísimas, que demuestran era mas diferente del Megatherium que no permitían suponer- lo los dientes aislados, únicas partes que basta ahora me eran conocidas. Entre los nuevos materiales que conozco hay una rama derecha de mandíbula inferior casi completa, con las cuatro muelas; esta pieza en su conformación general presenta un gran parecido con la parte correspondiente del Megatherium, pero con algunas particularidades de conformación que lo alejan tanto del Megatherium, como de los géneros cercanos. Entre estos caracteres se encuentra la posi- ción del agujero de la rama externa del canal alveo- lar, que no se abre al lado interno de la base de la rama ascendente como en Megatherium y Neoracanthus, ni tampoco en la parte anterior de la misma base de la rama ascendente como en los Ortotheridce, estando al contrario colocado sóbrela cara externa déla base de la rama ascendente como en los Megalonycida ?, Mylodonlidce y Spelidoteridce. La parte inferior déla ra- ma horizontal forma debajo de las muelas una parte descendente como en el Megatherium, pero no tan acentuada, y la sínfisis es proporcionalmente mucho mas corta. Lastres muelas anteriores tienen casi absolutamen- te la misma forma y tamaño, que es la de un prisma cuadrangular, con su mayor diámetro en dirección al eje transversal de la mandíbula, pero la última muela inferior se distingue por ser de diámetro transverso un poco menor, y por sus caras posterior é interna, lasque en vez de ser casi planas, son muy convexas, dando á la muela un contorno elíptico-cilíndrico. Dimensiones Diámetro de la corona de la c ántero-posterior 0m018 primera muela inferior ( transverso 0.024 , ( ántero posterior Diámetro de la segunda muela j, transverso , , , ( ántero-posterior Diámetro déla tercera muela ] . ( transverso . , (ántero-posterior Diámetro de la cuarta muela ( transverso Longitud del espacio ocupado por las cuatro muelas inferiores Alto de la rama horizontal debajo de la segunda muela Longitud aproximada de la mandíbula inferior 0m020 0.025 0.020 0.023 0.020 0.021 0.095 0.100 0.340 Promyloclon paranensis Amegh. (Pág. 745) (Pl. Lxxvir, fig. 4) Ya casi concluido mi trabajo, recibo comunicación del hallazgo de una media mandíbula inferior izquier- da con las cuatro muelas, que si bien de un individuo todavía bastantejóven, puede dar una idea suficien- temente exacta de los caractéres que distinguen este animal. • La primera muela inferior está separada de la se- gunda por una barra corta, es mas elevada que las otras, de aspecto algo canin iforme, y con un pequeño surco perpendicular en la cara anterior; tiene 10 mi- límetros de diámetro ántero-posterior, y la barra que le sigue, 13 milímetros de largo. Los dos dientes que siguen, segundo y tercero, tie- nen una sección rectangular, con su mayor diámetro en dirección transversal al eje longitudinal de laman- díbula, de ángulos redondeados, mas angostos sobre el lado externo y mas anchos sobre el interno en donde cada uno presenta un surco perpendicular so- bre su parte media. La corona de cada una de estas muelas tiene unos 8 milímetros de diámetro ántero- posterior por 10 á 11 de diámetro transverso, siendo la segunda un poco mas pequeña que la tercera. La cuarta muela, de tamaño muyo mayor es bilobada en forma de ocho, casi conloen Lestodon, sin las colum- nas suplemetarias que presenta en Mylodon y Pseu- dolestodon. Tiene 23 milímetros de diámetro ántero- posterior y 13 milímetros de diámetro transverso en el lóbulo anterior. Las cuatro muelas juntas ocupan un espacio longitudinal de 77 milímetros; sin embar- go, hay que tener presente que como se trata de un individuo algo joven, todas estas medidas debían au- mentar un poco con la edad. La parte que se extiende adelante de la primera muela es muy corla, de solo 4 centímetros de largo, y la mandíbula completa tiene un poco mas de 20 centímetros de longitud. 116 922 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS IMohophorus Ameg'hini Mor. (Pag. 828) (Pl. xcvu, flg. 4 á a) De esta especie, el Dr. Guillermo Bodenbender me ha facilitado la extremidad proximal de un tubo caudal, del que doy el dibujo en las figuras arriba indicadas. Esta pieza confirma la singularidad ya mencionada, de ser fuertemente comprimida, de manera que pre- senta su mayor diámetro en sentido vertical, en vez de transversal como en los Hoplophorus. Toda la parte anterior del tubo está adornada con grandes figuras elípticas, de las cuales, las que adornan la cara superior solo presentan alrededor, una que otra figura periférica, pero las de la cara ventral llevan una fila completa é ininterrumpida, de pequeñas figu- ras periféricas. La apeitura proximal del tubo, algo deformada por la presión de la roca en que estaba envuelta, tiene 111 milímetros de diámetro verLical y 75 milímetros de diámetro transverso. Dasypus hesternus n. sp. (PL lxxxi, fig. u d 14) Nueva especie extinguida, del tamaño del Dasypus villosus, ó quizás todavía algo mas pequeña, de la que se distingue fácilmente por las placas de las ban- das movibles, que presentan en la cara externa dos filas de grandes perforaciones circulares y profundas, cada fila compuesta de solo 2 á 4 agujeros, colocados en el fondo de los surcos que delimitan la figura lon- gitudinal del centro de cada placa. Localidad. — Rio Gallegos en la Patagonia austral. Horizonte. — Piso santacruzeño. ADICION AL CONOCIMIENTO DE LOS CRÁNEOS HUMANOS FÓSILES DESCUBIERTOS EN EL RIO DE AFRE CITES Y EN EL RIO SAN B0R0MB0N (Pág. 66, 84 y 85) En el texto menciono el cráneo encontrado en Pon- timelo en el rio de Arrecifes como braquicéfalo, y como debiendo probablemente referirse á la misma raza el esqueleto encontrado en el San Borombon, por presentar en ambos la mandíbula inferior una confor- mación parecida. Del esqueleto de Pontimelo no co- nocía mas que una fotografía de lado, de manera que no podía precisar con seguridad su conformación; pero VincHow había estudiado con el mismo objeto dos fotografías que se completaban una á la otra, llegan- do á la conclusión de que era un cráneo braquicé- falo, y dk Quatrefages que también disponía de dos fotografías que las reproduce en grabado, dice igual- mente que se trata de un cráneo braquicéfalo é bip— sos ten océ falo. Posteriormente, la colección que comprendía el mencionado cráneo, ha sido comprada por el Dr. Lau- sen de Buenos Aires, y regalada al Museo zoológico de la Universidad de Copenhague. El Dr. Soben Hansen, en la notable memoria arriba mencionada, sobre la raza fósil de Lagoa Santa, ha examinado igualmente el mencionado cráneo, y lia encontrado con sorpresa que en vez de braquicéfalo era fuertemente dolicocéfalo, de manera que las foto- grafías, habían inducido en error á los autores prece- dentes. Este hecho es de notable importancia, pues por la forma de la mandíbula idéntica permite referir á la misma raza, el esqueleto humano del San Borombon, al mismo tiempo que concuerda con la conformación del segundo cráneo fósil encontrado en el rio de Arreci- fes, mencionado en el texto, del que poseo igualmente dos fotografías, pero que habiendo podido examinar aunque á la ligera el original, pude inmediatamente determinar que se trataba de un cráneo dolicocéfalo. Con estos son cuatro los cráneos humanos fósiles, mas ó menos completos, que se han encontrado en la provincia de Buenos Aires en los mismos depósitos que contienen los huesos de Glyplodon y Megatherium, y demuestran una uniformidad de conformación ver- daderamente notable. Todos son dolicocéfalos é hipsostenocéfalos, é indi- can una raza de talla muy pequeña, cuya única co- lumna vertebral hasta ahora conocida se distingue por estar constituida por 18 vértebras dorso-lum- bares. DISTRIBUCION DE LOS MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS POR LA ÉPOCA m ATI YA DE CADA FAUNA PISO PEPENCHE La fauna mamalógica del piso pehuenclie perma- nece hasta ahora casi completamente desconocida, reduciéndose á un representante todavía no determi- nado de la sección délos Bruta , que parece tener al- guna relación con los Gravigrada; un representante del órden de los Pantodonta llamado Pyrotherium Ro- rnerii; un género de marsupiales aliado del Polymasto- don, que ha recibido el de Macropristis Marhsi; y un toxodonte particular que he designado con el nombre de Trachytherus Spegazzinianus, acompañado de res- tos del género As trapo thcrram y placas de un dasipí- deo aparentemente del género Dasypus. Es indudable que esta es la fauna mamalógica mas antigua que hasta ahora sea conocida en la Repúbli- ca, pues los terrenos que la contienen forman parte de la formación guaranítica deD’ÜRBYGNY, la que des- cansa debajo de los estratos de las formaciones pata- gónica y santacruzeña, sin que los pocos géneros que de ella se conocen, presenten hasta ahora ninguna relación inmediata con los que le han sucedido pos- teriormente, excepción hecha del Astrapotherium y del que parece ser un Dasypus. PISO SANTAGRUZEÑO Los estratos del piso santacruzeño son sumamente ricos en fósiles, habiendo proporcionado hasta aho- ra las especies siguientes : UiXGUICULATA Trogodonta Rodentia Cercolabidce \ . Acaremys murinus. 2. — messor. 3. — minutus. 4. — minutissimus. 924 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 5. Sciamys principalis. 6. — varians. 7. Steiromys detentus. 8. — duplicatus. Echinomyidce 9. Neoreomys austral is. 10. — indivisus. 11. — decisus. 12. — insulatus. 13. Scleromys angustus. 14. Adelphomys candidus. 15. Stichomys regid aris. 16. Spaniomys riparias. 17. — raodestus. 18. Olenopsis uncirías. Eryomyidce 19. Sphseromys irruptus. 20. Sphodromys scalaris. 21 . Sphiggomys zonatus. 22. Perimys onustus. 23. — proceras. 24. — erutos. 2o. Pliolagostomus uotatus. 26. Prolagostoraus pusillus. 27. — divisus. 28. — profluens. 29. — imperialis. 30. Lagostomus lateralis. 31. — primigenius. 32. Scoteumvs imminutus. • j Cavidce 33. Eocardia montana. 34. — divisa. 3o. — perforata. 36. Scliistomys erro. 37. Phanomys mixtas. 38. Hedimys integrus. 39. Callodontomys vastatus. Alloidea Microbiotheria Microbio ther idee 40. Microbio tlierium patagonicum. 41. Microbiotlierium teliuelchum. 42. Stilotherium dissimile. Plagiaulacoidea Abderitesidce 43. Abderites meridionalis. Epanorthidce 44. Acdcstis Oweni . 4o. Epanortlius Arate. 46. — Lemoinei. 47. — pachvgnatus. 48. — interrnedius. 49. — min utus. 50. — pressiforatus. Sarcobora Creonclonta 51. Cdadosictis patagónica. 52. Hathliacynus lustratus. 53. Agustylus cynoides. 54. Borhyaena tuberata. 55. Anatherium defossus. 56. Acrocyon sectorius. 57. Acyon tricuspidatus . 58. Acyon ? bardus. 59. Sipalocyon gracilis. UIVGUJLATA Ampliitlac I yin Toxoclontia Xotodontidce 60. Stenotephanos speciosus. 6!. Lithops praevius. Typotheridcü 62. Pachyrucos Moyani. FAUNAS Y HORIZONTES 63. Pachyrucos teres. 64. — trivius. 65. — absis. 66. — neevius. 67. Hegetotherium mirabile. 68. — strigatura. Protoxodontidcu 69. Protoxodon Sulivani. 70. — conspurcatus. 71. — marmoratus . 72. — obliteratus. 73. Ad i no t ber i u m magi ste r . 74. — splendidum. 75. — pro xi mura. 76. — ferum. 77. — nitidum. 78. Acrotlierium rusticum. 79. Phobereotheriam sylvaticum. 80. Adelphotherium ligatura. 81. Gronotherium decrepitum. 82. Rhadinotherium limitátum. Interatheridce 83. Intheratherium rodens. 84. — supera um. 85. Icocliilus excavatus. 86. — undulatus. 87. — rotura! atus. 88. — extensus. 89. Protypotherium australe. 90. — prserutilum. 91. — attenuatum. 92- — claudum. 93. Patriarchus palmidens. A trypt herido 94. Atryptherium bifureatum. 95. Scopotberium cyclops. 96. Nesodon ovinus. 97. — imbricatus. Perissodactyla Litopterna Macrauchenidce 98. Theosodon Lydekkeri. Homalodontotheridce 99. Homalodontotherium cumningham Proterotheridce 100. Proterotherium australe. 101. ? — cavum. 102. Thoatherium minusculum. 103. Diadiaphorus velox. 104. — majusculus. 105. Licapbriura Floweri. 106. — parvulum. Amblypoda Tali gracia Astrapotheridce 107. Astrapotherium magnuru. Pantodonta Coryphodontidce 108. Planodus ursinus. 109. Adelotberium scabrosura. 110. Adrastotlierium dimotum. BRUTA Pleiodonta Entelopsidce 111. Eutelops dispar. 112. Dideilotherium venerandum. Anicanodonta Vermiliuguia Orycteropidce 113. Scotíeops simples. 926 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PhororhacosidcB Dasypoda 114. Phororhacus longissimus. Gravigi*ada Megatherkke 115. Zamicrus adrnirabilis. Orlhotheridca 116. S chis rao theri u m frac tura. 117. Hapalops rectangularis. 118. — ellipticus. 119. — ind ¡fíe rene. 120. Planops longirostratus . 121. Xyophorus rostratas. 122. — simus. Megaloniycidw 123. Euclioloeops ingerís. 124. — infernalis. 125. — adteger. 126. Trematherium intermixtum. Mylodonlidce 127. Nematherium angula tura. 128. — sinuatum. Hicanodonta Grlyptodontia Glyptodontidce 129. Cochlops muricatus. Hoplophoridce 130. Propaleehoplophorus australis. 131. — incisivas. 132. Asterosteirram depressa. 133. — granata. 134. — líevata. Chlamydotheridce 135. Chlarnydotherium? australe. 136. Peltepliilas strepens. 137. — pumilus. Dasypodidce 138. Dasypas patagónicas. 139. Zaedyus próximas. 140. — exilis. 141. Eutatus oenophoruin. 142. — lagena. 143. — distans. Peltateloidea Stegotheridci’ 144. Stegotherium tesselatum. Estas 1 44 especies de mamíferos son todas completa- mente extinguidas, y se reparten en 85 géneros distintos. Los grupos predominantes son los roedores y los toxodontes, que constituyen ellos solos próximamen- te los tres quintos del número total de especies. Los roedores son todos de pequeña talla, predo- minando entre ellos los equinóminos y los erióminos; los cercolabinos ó histricides también son bastante numerosos, y los cavinos relativamente escasos, fal- tando completamente representantes del grupo de los octodontinos como también de los marinos. Entre los toxodontes, no hay ningún representante de la familia délos toxodontinos, y está escasamente representada la de los xotodontinos ; la de los tipo- terinos está mejor representada, pero el mayor número de los toxodontes de esta época forman parte de la familia de los protoxodontinos, que no tiene repre- sentantes en los terrenos mas modernos. La familia de los interatéridos se presenta acá en el apogeo de su desarrollo, pero la de los atriptéridos, aunque pa- rece característica de esta época, no es rnuy abundan- te. Todos los toxodontes de estos terrenos son mas bien de dimensiones pequeñas, encontrándose tan solo algunos animales de talla algo notable entre los protoxodontinos, pero sin que ninguno de ellos al- cance ni de cerca, las grandes proporciones de los toxodontes de los últimos tiempos terciarios. FAUNAS Y HORIZONTES 927 Es digna de mención, la existencia en estos terre- nos de animales parecidos á los géneros Plagiaulax, Neoplagiaulaxy Ptiloclus del continente boreal, desapa- recidos desde el principio de la época terciaria, y de toda una série de géneros de carnívoros primitivos del grupo do los creodontes, á los que tampoco no seles encuentra representantes en los terrenos de épo- cas mas recientes. Entre los paquidermos es notable la existencia de animales déla tribu de los amblipodós, uno de cuyos géneros, el A s írap o therium , parece ser el mamífero terrestre mas colosal de esa época. De los perisodác- tilos del grupo de los estereopternos no hay vestigios, entrando todos los géneros conocidos de esta época en el de los litopternos, entre los cuales los protero- teridos, parecen ser los mas abundantes y en su com- pleto desarrollo. Los edentados de la división de los gravigrados son relativamente abundantes, pero todos ellos de talla pequeña y de caracteres mucho menos especializados que los que vivieron en épocas mas recientes. Entre los edentados acorazados, los gliptodontes son relativamente escasos, de dimensiones pequeñas y de caractéres que los aproximan mas á los oíros edentados que sus descendientes de los últimos tiem- pos terciarios ; los dasipídeos son al contrario exce- sivamente numerosos, de formas variadas, y habían alcanzado ya un grado de especial izácion tan elevado como los actuales, puesto que ya se habían constituido losgénerosexistentesmas característicos de este grupo. Faltan en esta fauna, representantes de los grupos de los carnívoros, de los primatos, de los proboscí- deos, de los perisodáctilos estereopternos y todos los artiodáetilos. Que los mamíferos del piso santaeruzeño son mas modernos que los del piso pehuenche, á parte de las consideraciones estratigráficas, lo demuestra de una manera evidente el hecho de que en esta época han desaparecido por completo los vestigios de los grandes dinosaurios que tanto abundan en los terrenos del piso pehuenche. Pero la gran variedad de formas de los ma- nn'féros del piso santaeruzeño, y la elevada especiali- zacion que presentan algunos de sus grupos, demues- tran claramente, que ellos fueron precedidos por un considerable número de formas agrupadas en varias faunas sucesivas, que todavía permanecen para no- sotros completamente desconocidas. La relación de antigüedad de la fauna del piso san- tacruzeño, con las otras conocidas de la República, será fácil de establecer y de una manera inequívoca examinando la distribución de los géneros de la fau- na santacruzeña en los distintos horizontes, sirvién- donos para ello de cuadros sinópticos, que hablan á la vista con mayor claridad que todas las espiracio- nes que pudiéramos dar, y presentan la ventaja de que no pueden interpretarse de diferente manera que no sea la natural, puesto que los hechos se nos pre- sentan en conjunto en un orden cronológico fácil de comprender. 928 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Adelphotherium ...... Gronotherium Rhadinotherium Interatherium Icochilus Protypotherium Patriarchus Alryptherium Scopotherium Nesodon Theosodon Proterotherium Homalodontotherium.. Thoatherinm Diadiaphorus Licaphrium Planodus Adelotheriura Adrastotherhim Astrapotherium Entelops Dideilotherium Scotaeops Pliororhacos Zamicrus Schismotherium Hapalops Planops Xyophorus Eucholceops Trematherium Nematherium Cochlops. Propalashoplophorus . Chlamydotherium Peltephilus Dasypus Zsedyus Eutatus Stegotlierium U Z w 2 8 & 9 O \Z tí N3 tí tí U Z < i n O u z •o o < tí tí o o t, tí z < o < W S tí ft u tí s £ s < á < tí tí o z < tí tí tí tí tí O tí tí < tí tí u < u o tí w De estos 83 géneros, 80 son hoy completamente extinguirlos, dejmanera que solo 3 han prolongado su existencia hasta nuestra época, que son el Lagos- tomus, Dasypus y Zaedyus. Hasta el pampeano supe- rior han llegado 5 géneros y al pampeano infe- rior 6, lo que prueba que este es mas antiguo que el pampeano superior y mas próximo del piso santa- cruzeño. La formación araucana comprende 7 gé- neros dé la fauna santacruzeña, lo que demuestra que dicha formación es un poco mas antigua que la pampeana. La formación patagónica tiene 12 gé- neros de la formación santacruzeña, lo que demues- tra que en orden de antigüedad es la que mas se acer- ca á esta última, pero quedan 71 géneros, que, hasta ahora á lo menos, parecen esclusivos de la forma- ción santacruzeña, lo que dá á la fauna de esta época un carácter tan especial y tan diferente del que pre- senta la fauna que le sigue inmediatamente en ór- den de menor antigüedad, ó sea la de la formación patagónica, que es forzoso admitir entre ambas, la existencia de dos ó tres faunas intermediarias que hasta ahora permanecen desconocidas, si bien el es- pacio de tiempo que ha requerido su desarrollo esta á lo menos en parte, representado por la vasta for- mación marina'que constituye la base de la formación patagónica, conocida con el nombre de piso paranense. Si en vez de los géneros, se examina por el mismo sistema, las familias que constituyen lafauna de ma- míferos de la formación santacruzeña, se llega al mis- mo resultado, pero de una manera todavía mas clara y evidente. Los creodontes, bien que formen sin duda varias familias son considerados acá como un solo grupo. Cercolabidce Echmomyiiüe Eryomyidae CaviidaB Microbiotlieridíc Abderitesidae EpanorthidíB Creodonta Xotodontidaí Typotheridfe Protoxodontidíe Interatheridee Atryptlieridee Macrauchenidce Homalodontotheridae. . Proterotheridae Coryphodontidee Astrapotheridaj Orycteropidae Phororhacosidee Megatheridae Ortotlieridas Megalonycidae Mylodontidae Glyptodontidas Hoplophoridce Ghlamydotheridae. . . . Dasypidse u X tí tí o \Z tí N tí tí u < tí X < m o CJ z •o o < tí < tí O z o tí tí < o tí c- 2 < tí tí tí O tí o < < u o tí tí FAUNAS Y HORIZONTES La fauna de mamíferos de la formación santacru- zeña se reparte en 28 grupos, de los cuales 23 son completamente extinguidos, y sólo o todavía exis- tentes. 5 familias, y puede agregarse seguramente seis, pues los cercolabinos, bien que no se hayan en- contrado sus restos, no deben haber dejado de existir sobre el territorio de la República, han prolongado su existencia hasta los tiempos post-pampeanos, 11 familias han llegado al pampeano superior, 12 al pampeano inferior, 15 á la formación araucana, y 19 á la formación patagónica, quedando 6 familias que parecen exclusivas de la formación santacruzeña. Estos datos demuestran de una manera evidente que después de la guaranítica (pehuenche), esta es la mas antigua de todas, que le sigue en orden de menor antigüedad la formación patagónica y luego las demás en el mismo órden en que están colocadas en el mencionado cuadro. FORMACION PATAGÓNICA Los estratos de la formación patagónica han dado hasta ahora las siguientes especies de mamíferos, pro- cedentes casi todas de la parte intermedia déla for- mación conocida con el nombre de piso mesopotá- mico. 5. Myopotamus obesus. 6. Morenia elephantina. 7. — complacita. 8. Discolomys cuneus. 9. Olepnosis tvpicus. 10. Orlhomys procedens. 11. — resecaos. 12. — dentatus. Eryomyidce 13. Perimys Scalabrinianus. 14. Lagostomus antiquus. 15. — pallidens. 16. Megamys patagoniensis. 17. — Laurillardi. 18. — depressidens. 19. — Holmbergi. 20. — Racedi. 21. — prsependens. 22. — Rurmeisteri. 23. Neoepiblema borridula. 24. — contorta. 25. Eupliilus Ambrossetianus. 26. — Kurtzi. 27. Tetrastylus lsevigatns. 28. — diffisus. 29. Rriaromys Trouessartianus. UiVGlICULATA Trogodonta Tillodonlla Anchippodon t idee 1. Phanotherus marginatus. Rodentia Paradoxymyidce 2. Paradoxomys cancrivorus. 3. — patagonicus. Echynomyidce 4. Myopotamus paranensis. Caví idee. 30. Neoprocavia mesopotamica. 31. — egena. 32. Cardiomys cavinus. 33. Ancbimys Leidyi. 34. Cardiodon Marshi. 35. Procardiotherium simplicidens. 36. — crassum. 37. Gardiotherium Doeringi. 38. — petrosum, 39. — denticulatum. 40. — minutum . 41 . Plexochoerus paranensis . 42. — adluis. 43. — Lyncliii. 44. Hydrochcerus irroratus. 45. Caviodon multiplicatus. 46. S trata elevata. 930 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Sarcobora Creodonta 47. Apera sanguinaria, 48. Notictis Ortizii. Carnívora Canidoe 49. Canis paranensis. Sub-ursidm 50. Cyonasua argentina. Ursidos 51 . Arctotherium vetustum. UNGULATA Amphidactyla Toxodontia Toxodontidce 52. Toxodon paranensis. 53. — proto-Burmeisteri. 54. — virgatus, 55. Toxodontherium compressum. 56. Haplodontherium Wildei. 57. — limum. 58. Dilobodon lutarius. Xotodontidce 59. Eutomodns elautus. 60. Xotodon foricurvatus. 61 . Stenotephanos plicidens. Typotheridce 62. Pachyrucos sp ? Protoxodontidce 63. Colpodon propinquus. Interatheridce 64. Protypotlierium antiquum. Perissodactyla Stereopterna Tapiridce 65. Ribodon limbatus. Equidos 66. Hipphaplus entrerianus. Litopterna Macrauchmidcs 67. Macrauchenia antiqua. 68. Scalabrinitlierium Bravardi. 69. — Rothi. 70. Oxyodontherium Zeballosi. 71. Mesorhinus pyramidatus. Proterotheridce 72. Proterotherium cervioides. 73. — americanum. 74. Brachytherium cuspidatum. BRUTA Anicanodoiita G r a vigrada MegatheridíE 75. Megatherium antiquum. 76. Promegatherium smaltatum. FAUNAS Y HORIZONTES 931 77. Proihegathcrium remulsurn. 78. Interodon crassidens. Ortotheridce 79. Ortotherium laticurvatum. Dasypoda Chlamydotheridce 101. Chlamydotherium paranense . 102. — extremum. Megalomjcidce 80. Pliomorplius mutilatus. 81. — robustus. 82. Diodomus Copei. 83. — Annaratonei. Lestodontidce 81. Lestodon antiquus. 85. — paranensis. Scelidotheridce 86. Scelidotherium ? bellulum. 87. Stenodontheriuni modicum. 88. Nephotheriuni ambiguum. Mylodontida) 89. Pscudolestodon aequalis. 90. — injunctus. 91. Promylodon paranensis. Hicanodonta Glyptodoutia Hoplophoridce 92. Palsehoplophorus pressulus. 93. — Scalabrini. 91. Protoglyptodon primiforrais. 95. Iloplophorus paranensis. 96. — verus. 97. Loniaphorus cingulatus. Daidimridce 98. Neuryurus interundatus. 99. Pseudoeuryurus Lelongianus. 100. Comaphorus concisus. Dasypidw 103. Dasypus sp? 101. Zaédyus sp? 105. Pramphractus limpidus. 106. Eutatussp? Estas 106 especies de mamíferos se reparten en 71 géneros, casi todos extinguidos. Los mamíferos predominantes por el número son todavía los roedores, pero relativamente son menos abundantes que en la época precedente. Los repre- sentantes de las familias de los equinominos se re- ducen á unos pocos géneros, y otro tanto sucede con la de los eriominos, pero estos estaban representados por numerosas especies, muchas de un tamaño ver- daderamente considerable, particularmente los Me- gamys que pueden contarse entre el número de los mamíferos mas corpulentos que hayan existido en la superficie de la tierra. La familia de los cavinos, en la época precedente escasamente representada y por especies de pequeña talla, adquiere acá un desarrollo notable, siendo los roedores entonces mas numerosos y muchos de talla considerable aunque no compara- bleá la de los jigantescos representantes del grupo de los eriominos. Los marsupiales del grupo de los plagiaulacoideos han completamente desaparecido, lo mismo que la mayor parte de los carniceros del grupo de los creo- dontes, que son sustituidos en parte por verdaderos carniceros de las familias de los perros y de los osos, aunque muy escasos. Los toxodontes han disminuido de una manera considerable, particularmente los del grupo de los protoxodontinos que parece han casi completamente desaparecido. De los atripterinos no se encuentran vestigios. Los interaterinos tienen un escaso número de representantes. Los xotodontinos y los tipoterinos parecen tomar un mayor desarrolló que en el perío- do anterior y aparecen los primeros representantes délos verdaderos toxodontinos, de tamaño mucho mas considerable que los mas grandes individuos del grupo anterior délos protoxodontinos. Entre los paquidermos perisodáctilos aparecen los 932 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS primeros individuos del grupo de los estereopternos, pertenecientes á la familia de los tapires y de los caballos, pero en escasísimo número ; en cambio continúa en completo desarrollo el grupo de los li- topternos entre los cuales los macroquenidos pare- cen alcanzar el apogeo de su evolución, pero los pro- teroteridos aparecen en decadencia. Los edentados son mas numerosos, de formas mas variadas, y en general de tamaño mucho mayor que los de la formación santacruzeña. Los megateridos adquieren un tamaño jigantesco. Los ortoteridos, en cambio, permanecen pequeños y disminuyen de núme- ro extinguiéndose en esta formación. Los megaloni- cideos se conservan mas ó menos en el mismo estado, pero los milodontinos aumentan considerablemente en número y tamaño ; aparecen en esta época, los primeros representantes conocidos del grupo de los lestodontes, algunas de cuyas especies tienen un ta- maño jigantesco, como también las primeras espe- cies del grupo de los escclidoterios. Entre los edentados acorazados, los gliptodontes aumentan en número y tamaño, evolucionando rá- pidamente hácia la especial iz^eion que adquieren en tiempos posteriores, apareciendo los primeros repre- sentantes del grupo de los doedicurinos, pero en cam- bio los dasipideos permanecen mas ó menos en el mismo estado de desarrollo que en la época preceden- te, disminuyendo mas bien el número de sus formas. Hasta esta época no se conoce en este continente un solo representante del grupo de los artiodáctilos. Los géneros de mamíferos de la formación patagó- nica, se distribuyen en los demás horizontes de la ma- nera siguiente : a u & a a a o a N a a U < H a < te PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST -PAMPEANO EPOCA ACTUAL Fhanotherus — Paradoxonrys — Myopotaraus — — — — — — Morenia Discolomys — Olenopsis — — Orthomys — Perimys — — Lagostomus — — — — — — — Megamys — *■- Neoepiblema — Euphylus — Tetrastylus a a o r, a D H a & SANTACRUZEÑO PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST- PAMPEANO EPOCA ACTUAL Briaromys — . , Neoprocayia — Cardiornys — Cardiodon — Anchimys. — Procardiotherium .... — Cardiotherium — Hydrochcerus. — — — — Plexochoerus — Caviodon — — Strata — Canis — ? — ? — — — — Cyonnsun — Arctotherium — ? — Apera — Notictis — Toxodon — — — — Toxodontherium — Haplodontherium — Dilobódon — ? — Eutomodus — Xotodon — — Stenotcphanos — — Pachyrucos — — — — Colpodon — Protypotheriurn — — — Ribodon — Hipphaplus — ? — Scalabrinitherium .... — Oxyodontherium — Macrauchenia — — — Mesorbinus — Proterolherium — — Brachytherium — Megatherúnn — — — Promega theriurn — Interodon — Oríotherium — Pliomorphus — Lestodon — — — — Diodomus — — Scelidotlierium — ? — ? — — Stenodontherium — Nepotherhim — Pseudolestodon — — — — — Promvlodon — Protoglyptodon — Palffihoplophorus .... — — Neuryurus — — — Pseudooeuryurus — Hoplophorus — — — — Lomaphorus — — — — Comaphorus — Chlamydotherium — ? — — — — Dasypus — ? — — — — — — Zaedyus — — — — — — — Prfeuphractus — — Eutatus — — — ' FAUNAS Y HORIZONTES 933 De estos 71 géneros solo hay 6 existentes en la actualidad, 9 géneros han llegado hasta el post- pampeano, 17 hasta el pampeano superior, 21 hasta el pampeano inferior y 28 hasta el terreno araucano, lo que demuestra que este es el mas próximo al pa- tagónico. 11 géneros de los patagónicos, existie- ron ya en la formación santacruzeña, y 39 géneros esto es, mas de la mitad son ó parecen ser hasta ahora especiales de la formación patagónica, lo que de- muestra bien claramente que esta se coloca entre la formación santacruzeña que es bastante mas anti- gua y la formación araucana, de época algo mas re- ciente. La circunstancia de que solo una sétima parte de los géneros del piso mesopotámico de la formación patagónica se encuentra entre la fauna del piso san- tacruzeño, demuestra que ambas faunas están se- paradas por un espacio de tiempo considerable, y que se interponen entre ambas dos ó tres faunas mixtas todavía desconocidas. La fauna de la formación araucana, al contrario, es mucho mas próxima de la del patagónico, pues mas de un tercio de los géneros de esta formación se encuentran igualmente en lamas reciente, demos- trando que ambas faunas están separadas por un es- pacio de tiempo notablemente menor que el que de- bió transcurrir entre la patagónica y la santacruzeña, si bien es igualmente evidente que entre la fauna del piso mesopotámico de la formación patagónica y la del piso hermósico de la formación araucana, debe intercalarse por lo menos una fauna mixta, todavía desconocida. El examen de las familias en que se agrupan los mencionados géneros de la fauna patagónica condu- ce absolutamente á las mismas conclusiones. PEHUENCIIE SANTACRUZEÑO PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Ursidce _ ? Toxodontidaa — — — — — Xotodontidae — — — Typotheridae — — — — — Protoxodontidee — — Infera theridaa — — — Tapiridas — ? — ? ? — Equidae — — — — — Macrauchenidae — — — — — Proterotheridee — — — Megatheridaa 9 Ortotheridee — — Megalonycidaa — — — — — Lestodontidee — — — — Scelidotheridaa • - — — — Mylodontidée — — — — — Glyptodontidaa — — — — — Hoplophorida:) — — — — — Docdicuridaa — — — — CIdaniydotheridfe .... — — — — — Dasypidée — — — — ’ — — — — Los mamíferos de la formación patagónica se re- parten en 29 familias, de las que solo hay siete exis- tentes ; 9 familias han conservado representantes hasta el post-pampeano, 18 hasta el pampeano superior y 20 hasta el pampeano inferior. La formación araucana tiene igualmente 21 familias del piso mesopotámico, pero con todo se acerca mas á este que al pampeano, pues hay 3 familias que tienen representantes en la fauna patagónica, y que se han encontrado también en los terrenos pampeanos ó existen en la actualidad y todavía no han sido descubiertos en la formación araucana, en donde forzosamente tienen que existir, lo que elevaría el número de familias de esta forma- ción á 24, todas iguales á las de la formación pata- gónica. 18 familias déla fauna patagónica son igual- mente comunes ála fauna santacruzeña, loque de- muestra que se coloca inevitablemente entre esta y la de la formación araucana. De las 28 familias de la fauna patagónica, no hay mas que dos que hasta ahora parecen especiales de es- ta formación, la de los paradoximinos, y la de los an- quipodinos. Dos familias, la de los protoxodontinos y la de los ortoteridos, se extinguen en esta época, y aparecen en ella diez nuevas que pasan á las otras formaciones, los cánidos, los sub-ursídeos, los ürsi- 934 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS déos, los felinos, los toxodontinos, los tapirinos, los equinos, los lestodontinos, los escelidoterinos, los milodontinos y los doedicurinos. 13. Pitlianotomys columnaris. 14. — similis. 15. — intermedios. 16. — macer. FORMACION ARAUCANA Eryomyidce La fauna mamalógica de la formación araucana, si bien es numerosa y sus restos abundantes, no es tan bien conocida como la de las dos formaciones pre- cedentes, de donde resulta que aparentemente es mas pobre. Las especies de esta época que basta ahora me son conocidas, son las siguientes : PLA.\U\GLLATA Anthrop oidea Hominidce 1. Anthropopithecus? 17. Lagostomus incisus. 18. — spicatus. 19. Megamvs formosus. Cavidad 20. Ortbomyctera rigens. 21. — vaga. 22. — laeunosa. 23. Microc-avia prona. 24. Palseocavia impar. 25. — avita. 26. Diocartherium australe. 27. Phugatherium cataclisticum. 28. Hydrochoerus perturbidus. 29. Caviodon obtritus. UiXGUICOLATA Trogodonta Rodentia i E chino my idee 2. Myopotamus diligens. 3. Tribodon clemens. 4. Eumvsops plicatus . 5. — lseviplicatus. 6. — robustus. Octodoníidce 7. Dicoelophorus latidens. 8. — simplex. 9. — celsus. 10. — priscos. 11. Phtoramys homogenidens. 12. Platseomys scindens. Sarcobora Pedimana Didelphydcv 30. Didelphys inexpectata. 31. — triforata. Carnívora f'anidm 32. Canis acutus. LAGLLATA Ampliidactyla Toxodontia Toxodontidce 33. Toxodon ensenadensis. FAUNAS Y HORIZONTES 935 34. Trigodon Gaudryi. Xotodontidce 35. Xotodon prominens. Typotheridce 36. Typotlierium insigne. 37. — pachygnatum. 38. — masndrum. 39. — exiguum. 40. Pachyrucos typicus. 41 . — ictus. 42. — impressus. 43. — diminutas. Inter atheridae 44. Protypotherium obstructum. Perissodactyla Stereop terna • Equidce 45. Hippidion sp. ? JLitopterna Macrauchenidce 46. Macrauchenia antiquua. Proterothcridce 47. Epitlierium laternarium. Artiodactyla Ruminantia Camelidce 48. Auchenia Weddelli. Tr aguí idee 49. Eoauchenia primitiva. Cervidce 50. Paraceros avius. Pacliytlieria I*roboseidea Elephantidw 51. Mastodon rectus. 52. — argentinus. BRUTA Anicanodonta Gravigpada Megatheridce 53. Megatherium antiquum. Lestodontidce 54. Lestodon antiquus. 55. Diodomus Copei. Scelidotheridce 56. Scelidodon patrius. 57. Scelidotherium sp. ? Mylodontida) 58. Pseudolestodon sp. ? Hicanodonta Glyptodontia Glyptodontidce 59. Glyptodon laexis. '936 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Hoplophoridce 60. Palaehoplophorus disjunctus. 61. Hoploplioras lineatus. 62. — cordubensis. 63. Ploliophorus liguratus. 64. — Ameghini. 65. Panochtus bullifer. 66. Nopacbtus coagmentatus. Dedícuridat 67. Neuryurus antiquus. 68. Plaxhaplus antiquus. Dasypoda ChlamydotheridcB 69. Chlamydotherium intermodium. poterinos alcanzan acá el máximun de su desarrollo. En los terrenos de esta época desaparecen los últi- mos representantes de las familias de los xotodonti- nos y de los interateridos. Entre los perisodáctilos, los estereopternos son es- casísimos, y los litopternos en completa decadencia ; el grupo de los macroquénidos no está ya represen- tado mas que por una sola especie, y el de los protc- roteridos por otra, que representa sin duda el último vástago de esta familia tan numerosa en las épocas precedentes. Un carácter particular de la fauna de esta época, consiste en la primera aparición de los artiodáctilos, sin duda por vía de inmigración, representados por algunas escasas formas del orden de los ruminantes, y en la primera aparición del mastodonte. En los edentados, adquieren un considerable de- sarrollo los escelidoteridos, y los gliptodontes del grupo de los dcedicurinos. Las 74 especies de mamíferos de esta época que hasta ahora me son conocidas, entran en 50 géneros, cuya distribución en los distintos horizontes es la siguiente : Dasypidw 70. Dasypus sp. ? 71 . Zaédyus sp. ? 72. Praeupliractus recens. 73. Macrceuphractus retusus. 74. Eutatus sp. ? Esta fauna presenta en su conjunto general un as- pecto notablemente mas moderno que la del período precedente. Los roedores han continuado disminuyendo de nú- mero y de formas, particularmente los de las fami- lias de los equinominos y de los eriominos, habiendo desaparecido casi por completo los jigantescos re- presentantes de este grupo de la formación patagó- nica. Los cavinos, si bien no presentan una tan gran- de variedad, continúan bien representados, con algu- nas especies de gran tamaño. Pero el cambio mas', no- table que se efectúa en el órden de los roedores es la aparición casi puede decirse súbita y el gran desar- rollo que adquiere el grupo de los octodontinos, de los que hasta ahora no se han encontrado vestigios en los terrenos de las épocas precedentes. Los toxodontes, tienen algunos representantes ji- gantescos de la familia de los toxodontinos, y los ti- o a¡ w N Ü o: o < Anlhropopithecus ?. . . Myopotnmus Tribodon Diccelophorus Phtoramys Platteomys Pithanotomys Lagostomus Megamys Orthomyctera Microcavia Palseocavia. Phugatherium Diocartherium Hydrochoerus Caviodon Didelphys Canis Toxodon Trigodon. Xotodon Typotherium Pachyrucos Protypotherium o z < tu H tn o tu a < P H u < < u o X W FAUNAS Y HORIZONTES 937 PEHUENCHE O w N P Oí u < h < tn PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Hippidion — ? — — Macrauchenia — — — — Epitherium — Auchenia — — — — — Eoauchenia.. — Paraceros — — — Mastodon — — — — Megatherium — — — — — Lestodon — — — — Diodomus — — — ? Sceüdodon — — — Pseudolestodon — — — — — Glyptodon — — — Hoplophorus — — — — Palajlioplophorus — — Plohophorus — Nopachtus — — Panochtus — — — Neuryurus — — — Plaxhaplus — — Cldamydotherium — — — — — Dasypus -? — — • — — — Zaédyus — — — — — _ _ Prauphractus — — Macroeuphractus — Eutatus k 1 — — — De estos 50 géneros, solo 8 son todavía existentes, 12 lian alcanzado hasta los terrenos post-pampeanos, 24 hasta el pampeano superior, y 33 pasaron al pam- peano inferior. 23 géneros existían ya en la formación patagónica, y 7 datan desde la formación santacruze- ña. Una simple ojeada al cuadro precedente, de- muestra que la fauna de la formación araucana se intercala entre la de la formación pampeana y la de la formación patagónica, pero que encuentra su colo- cación mas cerca de aquella que de esta, represen- tando una época particular con una fauna caracte- rística, que se distingue fácilmente por la presencia de 10 géneros que hasta ahora parecen exclusivos de esta formación. Estos 50 géneros se agrupan en 28 familias, cuya distribución por horizontes está indicada en el cua- dro siguiente: PEHUENCHE SANTACRUZEÑO PATAGÓNICO ARAUCANO O £ tí < 2 W tí Oh W w-. tí 5S Oh PAMPEANO SUPERIOR P 0 ST- P AM PEAN O EPOCA ACTUAL Hominid® _ Echinomyidaa Octodontida3 — — — — — Eryomyidse Caviidee — — — — — — — Didelphyidfe — ? — — — Canidaí — — — — — — Toxodontidas — — — — — Xotodontidas — — — Typotheridaí — — — — — Interatheridae — — — Equidae — — — — — Macrauchenidee. — — — — — Proterotheridae — — — Camelidee — — — — — Tragulidae. — Ccrvidaa — — — — — Elephantidaj — — — — Megatheridos — ? — — — — — — Lestodontidíe — — — — Megalonycidai — — — — — Scelidotheridse — — — — Mylodontidas — — — — — — Glyptodontidse — — — — — Hoplophoridís — — — — — Doedicuridee — — — — Chlamydotheridee — — — — — Dasypidas — ' — — — — — — De estas 28 familias, 10 existen todavía en la actua- lidad, 15 han llegado hasta los tiempos post-pam- peanos, 23 hasta el pampeano superior, é igualmente 23 hasta el pampeano inferior. 21 familias tenían ya representantes desde la formación patagónica, y 15 desde la formación san tacruzeña. Solo una familia aparece hasta ahora como exclu- siva de esta época, la de los tragulides. Durante la formación araucana viven los últimos representantes de dos familias antes numerosas, que se extinguen completamente, la de los xotodontinos y la de los interateridos: en cambio aparecen cinco familias nuevas que no tenían representantes en las épocas anteriores, los octodontinos, los didelfklos, los camé- lidos, los cervinos y los elefantinos. 118 938 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FORMACION PAMPEANA La fauna mamalógica de la formación pampeana es la que ha sido objeto de estudios mas completos y de consiguiente la mejor conocida, y la que está re- presentada por un mayor número de especies. Las que hasta ahora me son conocidas, son las si- guientes : Eryomyidce 20. Lagostomus angustidens. 21. — debilis. 22. — minimus. 23. — cavifrons. 24. — heterogenidens. Cavidce PLAIVUIVGIJLATA Antliropoidea Hominidce 1 . Homo sapiens (?) UiXGUICULATA Trogodonta Rodentia HesperomyüUe 2. Reithrodon typicus. 3. Ptissophorus elegans. 4. Oxymycterus rufus. 5. — impexus. 6. Calomys Bravardi. 7. — longicaudatus. 8. Holochilus vulpinus. 9. Bothriomys catenatus. 10. Hesperomys molitor. 11. Tretomys atavus. 12. Necromys conifer. Echynoniyidce 13. Myopotamus priscus. 25. Ortomyctera lata. 26. Dolichotis minor. 27. — major. 28. — intermedia. 29. — platycephala. 30. Cerodon turgeo. 31 . — antiquus. 32. — priscus. 33. — pygmseiis. 34. Microcavia typica. 35. — robusta. 36. — dubia. 37. — uncinata. 38. — intermedia. 39. Palaeocavia pampsea. 40. — minuta. 41 . Hydrochoerus giganteus. 42. — capybara. 43. — magnus. Sarcobor Pedimana Didelphyvdce 44. Didelphys incerta. 45. — juga. 46. — grandeva. 47. Dimerodon mutilatus. Octodontidce 14. Ctenomys bonasrensis. 15. — magellanicus. 16. — lujanensis. 17. Dicoelophorus latidens. 18. Platseomys scindens. 19. Pithanotomys cordubensis. Carnívora Canidce 48. Canis ensenadensis. 49. — Azaras. 50. — bonaerensis. ■MI. FAUNAS Y HORIZONTES 939 51. Canis cultridens. 52. — protojubatus. 53. — avus. 54. Macrocyon robustas. Ursidoe 55. Arctotherium bonaerense. 56. — angustidens. 76. Typotherium pacbygnatum. 77. — maendrum. 78. — exiguum. 79. Entelomorphus rotundatus. 80. Pacbyrucos bonaeriensis. Perissodactyla Stereopterna Mustelidos 57. Lutra paranensis. 58. Mephitis primee va. 59. — mercedensis. 60. — cordubensis. 61. Lyncodon lujanensis. Felidce 62. Felis longifrons. 63. — platensis. 64. — palustris. 65. Machaerodus ensenadensis. 66. Smilodon populator. UIVGULATA Tapiridce 81. Antaodon cinctus. Rhinocerotidce 82. Plicatodon perrarus. Equidce 83. Equus curvidens. 84. — argentinus. 85. — rectidens. 86. Hippidion neogaeus. 87. — principal is. 88. — compressidens. 89. — nanus. 90. — angulatus. 91. Hipphaplus Bravardi. 92. — antiquus. Ampliidactyla Toxodontia Toxodontidw 67. Toxodon platensis. 68. — ensenadensis. 69. — bilobidens. 70. — Burmeisteri. 71. — Darwinii. 72. — paradoxus. 73. — gracilis. 74. Dilobodon lujanensis. Litopterna Macrauchenidce 93. Macrauchenia patachonica. 94. — boliviensis. 95. — ensenadensis. 96. Diastomicodon lujanensis. Artiodactyla Suina Typotheridce 75. Typotherium cristatum. Suida 3 97. Dycotyles tajacu. 98. — stenocephalus. 940 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Proruminantia Oreodontidce 99. Diplotremus agrestis. Ruminnutia Camelidai 100. 101. 102. 103. 104. 105. 106. 107. 108. 109. 110. 111. 112. 113. 114. Auchenia intermedia. — grácil is. — frontosa. — Castelnaudi. — ensenadensis. — lujan en sis. — Weddelli. Mesolama angustimaxila. Palseolama leptognata. — major. — promesolí tilica. Stilauclienia Oweni. Hemiauchenia paradoxa. Eulamaops parallelus. Protauchenia Reissii. 131. Mastodon 132. — 133. — 134. — 135. — platensis. argén tinus. Humboldtii superbus. rectus. BRUTA Anicanodonta Gravigrada Megatheridce 136. Megatlierium americanum. 137. — tarijense. 138. — Lundii. 139. Essonodontlieriiun Gervaisii. 140. Neoracantbus Burmeisteri. 141. — Brackebuschianus. Megalonycidce Cervidce 115. Cervus brachyceros. 116. - luj anensis. 117. — palseoplatensis. 118. — latus. 119. — tuberculatus. 120. Paraceros ensenadensis. 121. — fragilis. 122. — vulneratus. 123. Blastóceros campestris. 124. — paludosus. 125. — azpeitianus. 126. Antifer ultra. 127. Furcifer sulcatus. 128. — seleniticus. 129. Epieuryceros truncus. 142. ?Gbathopsis Owéni. 143. Notliropus priscus. 144. Coelodon tarijensis. 145. Valgipes deformis. LestodonlidcB 146. Lestodon armatus. 147. — trigonidens. 148. — Bocagei. 149. — Gaudryi. 150. — Blain villei. 151. — Bravardi. 152. Latiiodon robustus. 153. ? Platvodon Annaratonei. ScelidotheridcB Bacliytlieria Proboscidea Elep hantidce 130. Mastodon andium. 154. Scelidotherium leptocepbalum. 1 55. — Bravardi. 156. — Floweri. 157. Scelidodon patrius. 158. — tarijensis. FAUNAS Y HORIZONTES 941 159. Scelidodon Capellini, 160. — Copci. 161. Platyonyx Oliveri. 162. Glossotherium Darwinii. 163. — Zeballosi. 164. — bonserenst. Mylodontidce 163. Mylodon robustus. 166. — Sauvagei. 167. — Wieneri. 168. — intermedius. 169. Pseudolestodon myloides. 170. — Reindharti. 171. — Morenii. 172. — debilis. 173. — bisulcatus. 174. — trisulcatus. 175. — Lettsomi. Hicanodonta Glyptodontia Glyptodontidce 176. Glyptodon clavipes. 177. — Oweni. 178. — reticulatus. 179. — euphractus. 180. — subelevatus. 181. — principalis. 182. — Muñisii. 183. — minor. 184. — elongatus. 185. — la? vis. 186. — Fiorinii. 187.- — perforatus. 188. — rudimentarius. 189. — Falkneri. 190. — gemmatum. 191. Neothoracophorus elevatus. 192. — depressus. 193. — minutus. Hoplophoridce 194. Hoplophorus Meyeri. 195. Hoplophorus ornatus. 196. pseudornatus. 197. — perfectus. 198. — Migoyanus. 199. — scrobiculatus. 200. — evidens. 201 . — Heusseri. 202. — Lydekkeri . 203. — Bergii. 204. — Clarazianus. 205. Lomaphorus imperfeclus. 206. — compressus. 207. — elevatus. 208. — elegans. 209. — gracilis. 210. Nopachtus coagmentatus. 211. Panochtus tuberculatus. 212. — Morenii. 213. — Frenzelianus. 214. Vogthi. 215. — Nodotianus. DoedicuridcB 216. Neuryurus rudis. 217. Plaxhaplus canaliculatus. 218. Doedicurus clavicaudatus. 219. — Poucheti. 220. — Kokenianus. Dasypoda Chlamydotheridce 221. Cblamydotherium typum. Prciopidce 222. Tatusia hybrida. 223. — novencincta. 224. Propraopus grandis. Dasypidce 225. Dasypus sexcintus. 226. — villosus. 227. — major. 228. Zaédyus minutus. 942 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 229. Zaédyus minutisimus. 230. Eutatus Seguini. 231. — brevis. 232. — punctatus. 233. — minutus. 234. Tolypeutes conurus. 235. Chlamydophoi'us truncatus. La fauna pampeana se diferencia de las preceden- tes por una mayor abundancia de representantes de órdenes comunes á ambos continentes, los que en las épocas precedentes eran mucho menos numerosos. Los roedores lian continuado en disminución, de- sapareciendo casi las familias de los equinominos y de los eriominos, cada una de las cuales queda re- presentada por un solo género. La délos octodonti- nos también presenta una menor variedad de formas que en el período precedente. En cambio la de los cavinos presenta un considerable número de formas de pequeña talla, y aparece y se desarrolla en esta época la gran familia de los hesperominos. Los carnívoros que hasta ahora eran escasos se vuelven numerosos. Los toxodontes solo están representados por dos familias, alcanzando su máximo desarrollo la de los toxodontinos. Los paquidermos perisodáctilos del grupo de los estereopternos presentan una mayor variedad de for- mas siendo sobretodo notable la abundancia de es- pecies de la familia de los caballos. Los litopternos continúan al contrario disminuyendo de número. El carácter mas sobresaliente de la fauna de esta época es la grandísima abundancia de artiodáctilos, casi todos del orden de los rumiantes ; los suideos son al contrario raros. Los proboscídeos, representados por el mastodon- te adquieren un gran desarrollo, aumentando nota- blemente el número de sus especies. Entre los edentados sin coraza, adquieren su máximo desarrollo los grupos de los megateridos, escelidote- ridos, milodontinos y lestodontinos. Entre los aco- razados, los verdaderos gliptodontes aumentan ex- traordinariamente en número y tamaño, apareciendo en los doedicurinos los representantes del género Dosdicurus , que son los mas jigantescos mamíferos acorazados que hayan pisado la superficie de la tier- ra. Los dasipideos, aumentan en la variedad de sus formas, pero no en tamaño. En esta época, aparecen por primera vez unas cuantas especies de mamíferos que parecen idénticas á algunas délas existentes, pero generalmente en los estratos superiores, pues hay que tener presente, que, la fauna pampeana, tan notable por el considerable número de sus especies, no es una fauna única, sino una sucesión de tres ó cuatro faunas distintas, que se ligan y pasan unas ó otras sin discontinuidad, y de las cuales, la mas antigua presenta un carácter ar- caico particular, que la liga en parte á la déla for- mación araucana, mientras que la mas reciente pre- senta, al contrario, un notable parecido con la de la época actual, de la que se distingue principalmente, por la presencia de un cierto número de edentados jigantescos hoy desaparecidos. La época de la formación pampeana representa un espacio de tiempo considerable, durante el cual la fauna se ha casi completamente modificado, pero nos faltan todavía algunos eslabones para trazar un cua- dro completo de esas modificaciones, pues si bien la fauna de los últimos tiempos pampeanos es ya cono- cida de una manera altamente satisfactoria, la de los primeros tiempos pampeanos guarda todavía mu- chos secretos. Por el momento, la siguiente repartición por hori- zontes es la mas completa que se pueda establecer, aunque destinada sin duda á sufrir importantes mo- dificaciones en lo futuro: (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense ( Pampeano inferior) Piso beltraneóse Piso bonaerense. (Un poco mas reciente que el ense- (Pampeano superior) nadense) Homo sp ? Homo sp ? Oxymicterus impexus. Piso lujanense (Pampeano el mas reciente ó pam- peano lacustre). Homo sp ? * Reithrodon typicus. Ptissophorus elegans. * Oxymicterus rufus. * Calomys longicaudatus . FAUNAS Y HORIZONTES 943 (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense Piso beltranease Piso bonaerense (Pampeano inferior ) ( Un poco mas reciente que el en- senadense) (Pampeano superior) Bothriomys catenatus. Necromys conifer. Myopotamus sp. ? Ctenomys bonaerensis, Necromys conifer. Myopotamus sp. ? Tretomys atavus. Necromys conifer. Myopotamus priscus. Diccelophorus latidens. ? Ctenomys lujanensis. Platseomys scindens. Pithanotomys cordubensis. Lagostomus debilis. Lagostomus miuimus. Ortomyctera lata. Dolichotis minor. Lagostomus cavifrons. Ortomyctera lata. Lagostomus cavifrons. Lagostomus heterogenidens. Ortomyctera lata. Dolichotis intermedia. Dolichotis platycephala. ? Cerodon turgeo. — antiquus. Palaeocavia pampoea. ? ? Microcavia robusta. — typica. — dubia. — uncinata. — intermedia. Palaeocavia minuta. ? Hydrochoerus magnus. Hydrochoerus magnus. ? Canis eusenadensis. ? Didelphys juga. — grandaeva. Dimerodon mutilatus. Canis bonaerensis. Canis bonaerensis. Arctolherium bonaerense. Arctotherium bonaerense. Arctotherium angustidens. Canis avus. Macrocyon robustus. Arctotherium angustidens. Piso lujaneuse (Pampeano el mas reciente ó pam- peano lacustre ) * Holochilus vulpinus. — multannus. Hesperomys molitor. Necromys conifer. Myopotamus priscus. * Ctenorays magellanicus. — lujanensis. * Lagostomus tricodactylus — debilis. Dolichotis major. Cerodon priscus. — pygmaeus. Microcavia robusta. — typica. Hydrochcerus giganteus. * — capybara. Didelphys iucerta. * Canis Azaree. Canis cultridens. — protojubatus. — avus. Macrocyon robustus. * Lutra paranensis. 944 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense Piso beltranease Piso bonaerense Piso lujanense ( Pampeano inferior) (Un poco mas reciente que el en- senadense) (Pampeano superior) (Pampeano el mas reciente o pam- peano lacustre) Mephitis primee va. — mercedensis . — cordubensis. * Mephitis suffocans ? Lyncodon lujanensis. Lyncodon lujanensis. Felis longifrons. Felis platensis. Felis palustris. — palustris. Machaerodus ensenadensis. Smilodon pupulator. Smilodon populator. Smilodon populator. Smilodon populator. Toxodon platensis. Toxodon platensis. Toxodon platensis. Toxodon ensenadensis. Toxodon bilobidens. Toxodon Burmcisteri. Toxodon Burmeisteri. — Burmeisteri. Toxodon Darwinii. Toxodon Darwinii. Toxodon gracilis. Toxodon paradoxus. Dilobodon lujanensis. Dilobodon lujanensis. Typotherium cristatum. Typotherium cristatum. — pachygnatum. — meendrum. — exiguum. Entelomorphus rotundatus. Pachyrucos bonaerensis. Antaodon cinctus. Plicatodon perrarus. Equus curvidens. Equus curvidens. 1 — argentinus ? — rectidens. Hippidion neogaeus. Hippidion neogaous. Hippidion principalis. — principalis. Hippidion angulatus. — angulatus. — compressidens. Hipphaplus Bravardi. — nanus. Macrauchenia patachónica. — antiquus. Macrauchenia patachónica. Macrauchenia boliviensis ? — ensenadensis. * Dycotyles tajacu. Diastomicodon lujanensis. * Dicotyles tajacu. Diplotremus agrestis. — stenocephalus? Auchenia intermedia. Auchenia intermedia . Auchenia gracilis. Auchenia gracilis. Auchenia frontosa. Auchenia Castelnaudi. — ensenadensis. — Weddelli. Auchenia lujanensis. Auchenia lujanensis. Palseolama leptognata. Paleeolama major. Stilauchenia Oweni. FAUNAS Y HORIZONTES 945 (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense (Pampeano inferior) Paraceros ensenadensis. Epieuryceros truncus. Mastodon andium. — platensis. — argentinus. Mastodon rectus. Megatherium tarijense. Neoracanthus Brackebus- chianus. Coelodon tarijensis. Lestodon armatus. Scelidotherium Bravardi. Scelidodon patrius. — tarijensis. — Capellini. — Copei. Piso belgranense (Un poco mas reciente que el en- senadense) Mesolama angustimaxila. Paraceros fragilis. Mastodon andium. — platensis. Lestodon armatus. Laniodon robustus. Scelidotherium Bravardi. — Floweri. Scelidodon sp. ? Glossotherium bonaerense. Piso bonaerense (Pampeano superior ) Hemiauchenia paradoxa. Protauchenia Reissii. Cervus brachyceros. Cervus lujanensis. — palseoplatensis. Cervus tuberculatus. Antifer ultra. Furcifer sulcatus. — seleniticus. Mastodon Humboldti. Nothropus priscus. Lestodon trigonidens. — Bocagei. — Gaudryi. — Bravardi. Scelidotherium leptocephalum Platyonyx Oliveri. Glossotherium Darwini. Mylodon robustus. Mylodon intermedius. Megatherium americanum . — tarijense. Neoracanthus Burmeisteri. Megatherium americanum. — tarijense. Megatherium Lundii. Piso lujanense ( Pampeano el mas reciente ó pam- peano lacustre) Eulamaops parallelus. Cervus lujanensis. Cervus la tus. Paraceros vulneratus. * Blastóceros campestris. * — paludosus. — azpeitianus. Mastodon Humboldti. — superbus . Megatherium americanum. Essonodontherium Gervaisii Lestodon trigonidens. Lestodon Gaudryi. Scelidotherium leptocephalum Glossotherium Zeballosi. Mylodon robustus. — Sauvagei. — Wieneri. 119 946 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense (Pampeano inferior) Pseudolestodon Lettsomi. Glyptodon principalis. — Muñizii. Glyptodon laevis. Neothoracophorus elevatus. Hoplophorus ornatus. — pseudornatus. — perfectus. Lomaphorus imperfectus. Lomaphorus compressus. Nopachtus coagmentatus. Neuryurus rudis. Plaxhaplus antiquus. Dcedicurus Kokeniamus. Chlamydotherium typura. Propraopus grandis. * Dasypus sexcinctus. * — villosus ? . Piso belgranense (Un poco mas reciente que el cn- senadense) Pseudolestodon Lettsomi. Glyptodon subelevatus. Glyptodon jniuor. — reticulatus. Glyptodon gemmatus. ? Hoplophorus ornatus. Hoplophorus perfectus. Heusseri. Lomaphorus imperfectus. — elevatus. Lomaphorus gracilis. Panochtus Frenzelianus. Plaxhaplus canaliculatus. Dcedicurus Poucheti. — Kokenianus. Chlamydotherium typum. Propraopsus grandis. ? * Dasypus villosus ? Piso bonaerense (Pampeano superior) Pseudolestodon myloides. Pseudolestodon debilis. — bisulcatus. — trisnlcatus. Glyptodon clavipes. — euphractus. Glyptodon reticulatus. — elongatus. Glyptodon rudimentarios. — Falkneri. Neothoracophorus depressus. Hoplophorus Meyeri. Hoplophorus Migoyianus. Lomaphorus elevatus. Lomaphorus elegans. Panochtus tuberculatus. — Moren i i. Dcedicurus Poucheti. Chlamydotherium typum . * Tatusia novencincta. Propaopsus grandis. ? * Dasypus villosus. Piso lujanense (Pampeano el mas reciente ó pam- peano lacustre) Pseudolestodon myloides. — Reinhardtii. — Morenii. Glyptodon reticulatus. — elongatus. Glyptodon perfora tus. — rudimentarius. Neothoracophorus minutus. Panochtus tuberculatus. Panochtus Vogthi. Doedicurus clavicaudatus. * Tatusia hybrida. ? * Dasypus villosus.- — major. * Zaédyus minutus. FAUNAS Y HORIZONTES 947 (Las especies precedidas por el signo * son existentes) Piso ensenadense Piso belgranense Piso bonaerense Piso lujanense (Pampeano inferior) (Un poco mas reciente que el en- senadense) ( Pampeano superior ) (Pampeano el mas reciente ó pam peano lacustre ) Eutalus Seguini. Euíatus brevis. Eutatus brevis. Mita tos punctatus. — punctatus. — miüutus. * Tolypeutes conurus ? * Tolypeutes conurus? * Tolypeutes conurus ? Chlaiuydophorus truueatus? * Tolypeutes conurus. Examinando esta distribución por horizontes de las especies que constituyen la fauna pampeana, ya no sorprende su número, pues se vé que no fueron con- temporáneas, sino que se sucedieron unas á otras, pero sin interrupción, puesta fauna de cada horizon- te solo tiene un corto número de especies que le sean propias, siendo las demás comunes á dos o mas horizontes. El espacio de tiempo que ha durado la formación pampeana, es considerable, pues si bien las faunas contiguas se parecen, tomando los extremos se notan diferencias grandísimas. Así, la fauna del piso ensenadense, que es la mas antigua, carece de especies todavía existentes, con escepcion de dos ó tres y de carácter muy dudoso, presentando en cambio un considerable número de tipos especííicos ó genéricos propio de la formación araucana. La fauna del piso lujanense, lamas moderna, se distingue por la desaparición de todos los tipos de la formación araucana, y por la presencia de un núme- ro notable de especies todavía existentes. El espacio de tiempo geológico que separa la fauna ensenadense de la fauna lujanense, es tan considerable, que to- das las especies déla primera han desaparecido en la segunda, con escepcion de dos ó tres. Las faunas de los pisos belgranense y bonaerense, presentan un carácter mixto, por la mezcla de las es- pecies de los horizontes contiguos. Sin embargo, se nota que en la fauna del piso belgranense predominan las especies del piso ensenadense, sobre las del piso bonaerense, lo que permite simplificar hasta cierto punto la clasificación, trazando en el pampeano dos grandes divisiones: la inferior comprendería los pisos ensenadense y belgranense, y la superior los pisos bonaerense y lujanense. Estas dos grandes divisiones, presentan en su fauna una diferencia considerable, no solo en las especies sino también en los géneros, como lo demuestra fácilmente la lista adjunta. Pampeano inferior Pampeano superior (Pisos ensenadense y belgranense) (Pisos bonaerense y lujanense) Xecromys. Reithrodon. Ptissophorus. Oxymicterus. Calomys. Holochilus. Bothriomys. Ilesperomys. Troto mys. Necromys. Myopotamus. Myopotamus. Ctenomys. Ctenomys. Diccelophorus. Pithanotomys. Lagos tómus. Lagostomus. Orthomyctera. Ortomyctera. Dolichotis. Dolichotis. Microcavia ? Cerodon. Microcavia. Palaeocavia. Palseocavia. Hydrochoerus. Hydrochoerus. Didelphys ? Didelphys. - Dimerodon. Canis. Canis. Arctotherium. Macrocyon. Arctotherium. Mephitis. Lutra. Lyncodon. 948 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pampeano inferior Pampeano superior ( Pisos ensenudcnse y belgranense ) ( Pisos bonaerense y lujanense ) Felis. Machserodus, Smilodon. Smilodon. Toxodon. Dilobodon. Typotherium. Entelomorphus. Pacliyrucos. Antaodon. Toxodon. Plicatodon. Equus. Hippidion. Hippidion. ílipphaplus? Hipphaplus. Diastomicodon. Macrauchenia. Macrauchenia. Dycotyles. Diplotremus. Auchenia. Auchenia. Palasolama. Palaeolama. Stilauchenia. Hem i auchenia. Eulamaops. Protauchenia. Mesolama. Cervus. Paraceros. Paraceros. Blastóceros, Antifer. Furcifer. Epieuryceros. Mastodon. Mastodon. Megatherium. Megatherium. Neoracanthus. Coelodon. Nothropus. Lestodon. Lestodon. Laniodon. Platvodon. Scelidotherium. Scelidotherium. Scelidodon. Platyonyx. Glossotherium. Glossotherium. Mylodon. Pseudolestodon. Pseudolestodon. Glyptodon. Glyptodon. Neothoracophorus. Neothoracophorus. Hoplophorus. Hoplophorus. Pampeano inferior Pampeano superior ( Pisos ensenadense y belgranense) ( Pisos bonaerense y lujanense) Lomaphorus. Nopaclitus. Lomaphorus. Panochtus. Neuryurus. Plaxhaplus. Panochtus. Doedicurus. Doedicurus. Chlamydotherium. Chlamydotherium. Tatusia. Propraopus. Propraopus. Dasypus. Dasypus. Zaodyus Zaédyus. Eutatus. Eutatus. Tolypeutes. Tolypeutes. Chlamydophorus. Sobre los 88 géneros de esta lista, solo hay 38 que sean comunes á ambos horizontes, lo que demuestra de una manera evidente tanto su separación como el inmenso espacio de tiempo que ellos representan. Los géneros del pampeano inferior se distribuyen en los distintos horizontes de los terrenos cenozoicos déla siguiente manera : PEIIUENCHE 0 Id N BS V -sí H £ < 01 PATAGÓNICO araucano PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Homo — — — Necromys — — Myopotamus — — — — — — ’ Ctenomys — — ' — — Dicoelophorus — — Pithanotomys — — Lagostomus... — — — — — — — Ortomyctera — — ( — Dolichotis — — — — Microcavia — — — Palaeocavia — — — Hydrochoerus — — — ? — — — Didelphys — — — — Canis — ? — ? — — — Arctotherium — — — Machserodus — Smilodon — — Toxodon — — — Dilobodon — ? — Typotherium — Entelomorplius FAUNAS Y HORIZONTES 949 PE I1U EN CHE SANTACRUZEÑO PATAGÓNICO O £ < O p < tí PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR Pachyrucos Antaodon . . — Píicatodon. — Hippidion — ? — — Hipphaplus — ? — — Macrauchenia — — — — Diplotremus — Auchenia — — — Mesolama. — Paraceros — ! — — Epieuryceros — Mastodon — — — Megatheriura — — — — Neoracanthus — Lestodon — — — — Scelidotherium _? — — — Scelidodon — — Glossotherium — — Pseudolestodon — — — — Glyptodon — — — Neothoracophorus .... — — Hoplophorus — — — — Lomaphorus — — — — Nopachtus — — Panochtus — — Neuryurus — — — Plaxhaplus — — Doedicurus __ — Chlamydotherium .... — ? — — — — Propraopus — — Dasypus — ? — — — — — Zaédyus. . . — — — — — Eutatus — — — — — Tolypeutes — — O £ < CU S < H CQ O PU p D H Ü «*! u o cu y De estos 55 géneros, solo 12 existen todavía en la actualidad, 16 han prolongado su existencia hasta los tiempos post-pampeanos, y 38 hasta el pampeano su- perior; 36 de estos géneros, existieron ya en la for- mación araucana, 21 en la formación patagónica, y 6 aparecen en la formación santacruzeña. Estos nú- meros demuestran con la mayor evidencia que el pampeano inferior se coloca entre el pampeano su- perior por una parte y la formación araucana por la otra, pero con una fauna particular, compuesta de géneros del pampeano superior y de la formación araucana en proporción casi igual, á los que se agre- gan unos cuantos géneros, que parecen por ahora á lo menos, exclusivos de este horizonte. Los 55 géneros de mamíferos del pampeano infe- rior, comprenden 31 familias, que por horizontes se distribuyen de esta manera : PEHUENCHE C tz 0 N P tí O < h JS < w PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Homínidas — Hesperomyidas — — — — Echinomyidas — — — — — — — Octodoníidae — — — ■ — — Eryomyidas — — — — — — — Cavidae — — — — — — — Didelphyidce — — — — — Canidae — — — — — — Ursidte.. . — — — — Felidas — — — — Toxodontides — — — — — Typotheridae — — — — — Tapiridee — — ? — — ? — — Rliinocerotidas — Equidae — — — — — Macrauchenidm — — — — — Oreodontidas — Camelidee — — — — — Cervidee — — — — — Elephantidas — — — •— Megatheridae — ? — — — — — — Lestodontidee — — — — Scelidotheridae — — — — Megalonycidee — — — — — Mylodontidas — — — — — — Glyptodontidas. . ..... — — — — — Hoplophoridee — — — — — Doedicuridas — — — — Chlamydotheridas. . . . — — — — — Praopidee — — — — Dasypidae ~ “ De estas 31 familias, solo 14 tienen todavía repre- sentantes vivos en la actualidad, 19 alcanzaron hasta los tiempos post-pampeanos y 28 hasta el pampeano superior ; 26 de esas familias tenían representantes en la formación araucana, 20 en la formación pata- gónica, y 12 en la formación santacruzeña. Solo dos familias, la de los oreodontinos y la de los rinoceri- nos-, parecen especiales de este horizonte. En la fauna del pampeano inferior, se encuentran los últimos representantes de las familias de los tipo- terinos, pudiendo decirse que es la presencia de estos animales que distingue sobre todo la fauna del pam- peano inferior de la del pampeano superior. En cam- bio aparecen dos familias, á las que hasta ahora no 950 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS se le conocen representantes en los terrenos mas an- tiguos, la de los hesperominos, si bien representada por un solo género, y la de los praopideos. Los géneros que constituyen la fauna del pampeano superior, se distribuyen en los distintos horizontes según lo indica el cuadro adjunto: PEHUENCHE O a N P tí U H £ PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEA NO SUPERIOR 0 % ¡2 < 1 H Cfi O tí EPOCA ACTUAL Homo. . ..-. _ _ — Reithrodon — — — Ptissophorus — Oxymicterus — — Galomys — — — Holochilus — — — Bothriomys — Hesperomys — — Tretomys — Necromys — — Myopotamus — — — — — — Ctenomys — — — Lagostomus — — — — — — Orthomyctera — — — Dolichotis — — — — Cerodon — — — Microcavia... — — — Paloeocavia — — — Hydrochoerus — — — — — — Didelphys — — — — Dimerodon — Canis — ? ? — — — — Macrocyon — Arctotherium — — — — Mephitis — — Lutra — — — Lyncodon — — Felis — — ~ ~ Smilodon — — Toxodon — — — — — Equus — — Hjppidion — — — Hipphaplus — ? ? — Macrauchenia — — ¡ — — Diastomicodon — Dycotyles — — ~ Auclienia — — — — Palceolama — — — Stilauchenia — Hemiauchenia =— Eulamaops — Protauchenia — Cervus — Paraceros S O g 3 tí o K¡ N P tí O ■< < W PATAGÓNICO O £ < u p < < PAMPEANO inferior P A M PEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Blastóceros — Antifer — Furcifer — Mastodon — — — — Megatlierium — — — — — Essonodontherium.. . . — — Notliropus — Lestodon < — — — Laniodon — Coelodon — Scelidotlierium — ? — — Platyonyx — Glossotherium — — Mylodon — — Pseudolestodon — — — — — Glyptodon — — * Neothoracophorus — — Hoplophorus — — — — Lomaphorus — — — — Panochtus — — — Dosdicurus — — Chlamydotherium — ? — — — — Talusia — — — Propraopus — — Dasypus. — ? — — — — — — — Zafidyus — — — — — — — Eutatus — — — — — Tolypeutes De los 72 géneros que comprende la fauna del pampeano superior, 25 todavía existen en la actuali- dad, y 33 han llegado hasta el post-pampeano ; 38 géneros existían ya en el pampeano inferior, 27 en la formación araucana, 17 en la formación patagónica, y 5 en la formación santacruzeña ; por fin, 16 géneros son especiales de este horizonte. De los 22 géneros todavía existentes, 13 han aparecido por primera vez en este horizonte, lo que demuestra de una manera evidente que es mas moderno que el pampeano in- ferior, como ya ha quedado demostrado antes, al in- dicar el considerable número de géneros propios del pampeano inferior y de las formaciones mas antiguas, y que faltan á la fauna del pampeano superior. Lo que distingue esencialmente la fauna del pam- peano superior de la del pampeano inferior es la au- sencia absoluta de representantes de la familia de los tipoterinos, y el enorme desarrollo que adquieren los hesperominos, las camélidos y los cervinos. Las familias que constituyen esta fauna se distribu- FAUNAS Y HORIZONTES 951 ven en los mismos horizontes, en la forma si- V guien te : ta ts u Z W P !4 fc O )Z H S P tí O c H Z < 10 Hommidge Hesperomyidse Ecliinorayidse Eriomyidse Octodontidee Cavida? Didelpliyda? ......... Canidee Ursida? Mustetidee Felidee Toxodontida? Equidaá Macrauchenidce Suida? CamelidiB Cérvidas Elephantidae Megatherida? Lestodontida? Scelidotheridse Mylodontidse Megalonicydee Glyptodontidas Hoplophoridas Doedicuridae Chlamydotheridas Praopidee Dasypidaa PATAGÓNICO O < o u < < P A M p E A N O INFERIOR 5 2 p? g < D < M 6 POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL \ 1 1 1 — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — 1 1 1 — 1 1 1 1 1 II II — — — — — — — — * — — — — — — — . 1 1 1 1 — — — lili — 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 — — 1 1 De las 29 familias que constituyen la fauna ríe ma- míferos del pampeano superior, lo todavía tienen re- presentantes en la actualidad, y 19 los tuvieron hasta la formación de los primeros terrenos post-pampea- nos. Pasando á los terrenos anteriores, 27 de estas familias existieron ya en la fauna del pampeano inferior, 24 en la fauna de la formación araucana, 18 en la formación patagónica, y solo 11 en la forma- ción santacruzeña sin que haya ninguna familia que sea exclusiva de la fauna del pampeano superior. pequeños sedimentos lacustres que descansan en el fondo de las hondanadas de la parte superior de la formación pampeana, ha permanecido desconocida hasta mis primeros trabajos. Desde entonces, he tratado de completarla tanto cuanto me ha sido po- sible, y hoy puedo presentar de ella la siguiente lista en la que las especies extinguidas están precedidas de un asterisco. PLATOGÜLATA A n tli i* op oiclea Hominiike 1. Homo sapiens. I Ji\ G UICI L AT A Trogodonta Rodentia líesperomy idee 2. Reitlirodon typicus. 3. Oxymycterus rufos. 4. Habrothrix aren ¡cola. 5. * — internus. 6. Calomys longicaudatus. 7. — bimaculatus. 8. — auritus. 9. Holochilus vulpinus. 10. Hesperomys tener. 11, * — molitor. EchinomyidcB 12. Myopotamus coypus. Octodontiám FORMACION POST-PAMPEANA Ó CUATERNARIA 13. Ctenomys magellanícus. La fauna post-pampeana, que se encuentra en los Eriomyidce 14. Lagostomus tricodactylus. 952 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Cavidce 15. Dolichotis patachonica. 16. Cerodon leucoblepliarus. 17. Cavia porcella. 18. Hydrochoerus capvbara. 19. * — giganteus. Sarcobora Pediinana Didelphydce 20. Didelpbys Azara?. 21. * — lujanensis. Carnívora Canidw 22. Canis Azaree. 23. * — cultridens. 24. — gracilis. 25. — jubatus. 26. * — lycodes. Muslclidce 27. Lutra paranensis. 28. Mephitis suffocans. Feltdce 29. Felis concolor. 30. Felis on EANO INFERIOR O <% K tí tí tí ~ tí ^ b 'Si tí 0 z 1 tí < tí 1 h r/J O tí EPOCA ACTUAL Homo _ Reilhrodon — — — Oxymicterus — — — Haltrothrix — — Calomys — — — Holochilus — — — Hesperomys — — — Mvopotamus — — — — — — Ctenomys — — — — Lagostomus — — — — — — — Dolichotis — — — — Cerodon — — — Cavia — — Itydrochoerus — — — — — — Didelphys — — — é- — Cnnis ? — ? — — — — Lutra — — — Mephitis — — — Felis — — — Toxodon — — — — — Equus — — Dicotyles — — — Auchenia — — — — — Pakeolama — — — Coassus — — Rlasl.oop.ros ......... _ Platatherium — Mastodon — — ' — — Megatherium — — — — — Essonodontherium. . . . — — Myiodon — — Pseudolestodon — — — — — Tatusia — — — Dasypus — ? — — — — — — — Zaedyus — — — — — — Tolypeutes " J De estos 36 géneros solo hay 8 extinguidos, los 26 restantes todavía existen en la actualidad. Remon- 954 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tando hácia los tiempos mas antiguos, 32 géneros existían ya en el pampeano superior, 17 en el pam- peano inferior, 12 en la formación araucana, 9 en la formación patagónica, y solo 3 en la formación san- tacruzeña. Solo un género parece exclusivo de esta época. El carácter culminante de la fauna del post-pam- peano, es la presencia de representantes del grupo de los gravigrados, y la ausencia absoluta de glipto- dontes. Las familias que constituyen esta fauna, se distri- buyen por horizontes de esta manera : PEHUENCHE SANTACRUZEÑO PATAGÓNICO ARAUCANO PAMPEANO INFERIOR PAMPEANO SUPERIOR POST-PAMPEANO EPOCA ACTUAL Homínidas — — Hesperomyidae — — — — Echinomyidas — — — — — — — Octodontidee — — — — — Eryomyidas — — — — — — — Cavidae — — — — — — — Didelphydee — — — — — Canidse — — — — — — Mustelidae — — — Felidas — — — — Toxodontidae — — — — — Equidas — — — — — Suidee — — — Camelidae — — — — — Cérvidas — — — — — Antilopidas — Elephantidas — — — — 9 ívie gaineriu de. ........ Mylodontidae — — — — — — Praopidas — — — — De estas 21 familias, solo hay lo existentes, mien- tras que todas ellas con escepcion de una sola cuya duración en Sud-América parece haber sido pasagera, existían ya en la época precedente ó del pampeano superior, lo que demuestra que la fauna del post-pam- peano se distingue de la del pampeano superior por la extinción de un considerable número de tipos ca- racterísticos de aquella formación, y de la fauna de la época actual por la persistencia de unos pocos ti- pos pampeanos. Estas diferencias no permiten con- fundir la fauna post-pampeana con la de la época actual, ni tampoco reunirla á la de la época pam- peana constituyendo una fauna intermediaria, que se coloca entre las dos, pero mas próxima de la existente que de la del pampeano superior. Esta fauna, en su conjunto, es de época geológica relativamente reciente, pues de las 21 familias que la forman, se encuentran 20 en el pampeano superior, 18 en el pampeano inferior, 15 en la formación arau- cana, 9 en la formación patagónica y solo 6 en la formación san tacruzeña. EPOCA ACTUAL La fauna actual de mamíferos de la República Argentina, no tomando en cuenta las especies intro- ducidas por los europeos, comprende las especies si- guientes, de las cuales, las que están precedidas de un asterisco se han encontrado fósiles en los terrenos cuaternarios ó en la formación pampeana, sea en la República Argentina ó en otros puntos de Sud-Amé- rica. PLAiXIJXGIjLATA An tlirop oicl ea Iíominidw 1. * Homo sapiens. Simioidea Cébidos 2. Mycetes carayá. 3. Cebus libidinosus. Pithecidce 4. Nyctipithecus felinus. Hapalidce 5. * Ilapale penicillata. FAUNAS Y HORIZONTES 955 UiXGUICULATA Trogodonta Rodentia Leporídce 6. * Lepus braziliensis. SciuridcG 7. Sciurus asstuans. Hesperomyidce 8. * Reithrodon tvpicus. 9. — cuniculoides. 10. chinchilloides. 11. x Oxymicterus rufus. 12. * Habrothrix arenicola. 13. — microps. 14. — obscurus. 15. Calomys griseo-flavus. 16. elegans. 17. — angaya. 18. — canescens. 19. — xanthorhinus. 20. x — longicaudatus. 21. — magellanicus. 22. — xanthopygos. 23. * — bimaculatus. 24. — flavescens. 25. x — auritus. 26. * Holochilus vulpinus. 27. * Hesperomys tener ? Cercolabidce 28. * Sphingurus prehensilis. 29. * — insidiosus. Dasyproctidce 30. Dasyprocta Azara?. Echinomyidce 31. * Myopotamus coypus. Octodontidce 32. Ctenomvs braziliensis. 33. * — magellanicus. 34. Schizodon fuscus. Eriomyidce 35. * Lagostomus tricodactvlus. 36. Lagidium peruanum. 37. Eryotnys laniger. Cavidai 38. * Dolichotis patachonica. 39. — centralis. 40. * Cerodon leucoblepharus. 41. — australis. 42. * Cavia porcella. 43. x Hydrochoerus capybara. Sarcobora Pedimana Didelphyidce 44. * Didelphys Azara. 45. — crassicaudata. 46. — dorsigera. 47. * — elegans. 48. * — cinérea. Carnívora Canidce 49. * Canis Azara?. 50. x — gracilis. 51. — griseus. 52. * — jubatus. 53. — culpseus. 54. — cancrivorus. 956 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Sub-ursidce 55. * Nasua narica. 56. Procyon cancrivorus. Mustelidce 57. * Lutra paranensis. 58. x Galictis barbara. 59. — vittata. 60. * Mephitis suffocans. 61. Lyncodon patagónicas. F eliden 62. Felis jaguarondi. 63. — eyra. 64. — pajero. 65. — colocolo. 66. — Geoffroy. 67. * — mitis. 68. * — concolor. 69. * — on . , . • . - • i ■ :j£ - ' ' i ■ 1 ■ H i I / / . ' ■ ■ . APÉNDICE Concluida ya la impresión de las páginas prece- dentes, llega á mis manos un opúsculo titulado, Breve reseña, de los progresos del Museo La, Plata, durante el segundo semestre de 1888 , por su director, Francisco P. Moreno. Lleva la fecha de 1889, habiéndose distribuido en los últimos dias del mes de Marzo. En este folleto, ocúpase el Dr. Moreno de paleon- tología, de una manera todavía mas desgraciada que en el primer informe, ya repetidas veces mencio- nado. Agrava esta falta de preparación, la circuns- tancia de que al tratar de refutar algunos errores que pretende he cometido, lo hace sirviéndose de califi- cativos que á nadie mejor que á él le serían aplica- bles, y que no hubiera debido emplearlos quien por todos sus actos se ha hecho á ellos mil veces acreedor. Me es altamente doloroso ocuparme en una obra de ciencia de trabajos que no tienen de científicos ni la apariencia, pero es un deber que imperiosa- mente me lo impone la ley que obliga á tomar en consideración todo aquello que aparece impreso, y en este caso especialmente, determíname á ello la doble circunstancia de tratarse de paleontología argentina, y de ocuparse su autor de mi personalidad en términos y de una manera que no aboga en su favor. Por segunda ó tercera vez me inculpa de que me resisto á hacer entrega del catálogo de la colección de antropología y paleontología que para el Museo me fué comprado por el Superior Gobierno de la Provincia, cuando ella fué recibida conjuntamente con los catálogos correspondientes, á plena satisfac- ción, seis meses antes de que se efectuara la com- pra. Es hasta cierto punto ridículo que reclame el catálogo de lo que se ha comprado hace dos años, y recibido y dispuesto de ello hace 30 meses. Pero, lo que deja de ser cómico, y seguramente poco hidalgo, es que, con el pretexto mencionado trate de justificar la falta de catálogo, el desarreglo, la confusión é indeterminación en que se encuentran todas las colecciones del Museo, pretendiendo arrojar la culpa sobre quien no tiene ingerencia alguna en el esta- blecimiento, cuando él es el único culpable, sin duda no por falta de competencia, pero si debido probablemente al exceso de ocupaciones que dice pesan sobre él, y que supongo sin embargo deben ser voluntarias. Este proceder es demasiado grave para que lo deje pasar impasible, y en esta fecha me dirijo al Exmo. Superior Gobierno de la Provincia para que ponga término á los ataques injustificados que me dirije el Dr. Moreno en descargo de lo que no puede, no quiere, ó no sabe llevar á cabo. Esto dicho, voy ála parte científica. Entre los fósiles pampeanos no trae nada digno de mención, á pesar de que dice se han coleccionado en el semestre, cientos y cientos de cajones, y de con- tener las colecciones infinidad de esqueletos, y miles de cráneos, mandíbulas, etc. etc., pues el Dr. Francisco P. Moreno trata siempre de cientos y demiles. Sin embargo, dice deben existir algunas especies desconocidas, pudiendo señalar desde ya como tales (pág. 26) los restos de un Megatherium muy pequeño, que sería bueno los describiera y los dibujara para tener completa seguridad de que se trata realmente de un Megatherium, y los de un Homorhino ceros mas pequeño que el H. Bravar- di, especie que sirviendo de tipo de comparación, debiera ser conocida, pero cuya existencia sin 992 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS embargo ignoro, y le agradecería citara la obra, sin duda excesivamente rara en que se encuentra men- cionada, pues basta ahora no conozco mas que la especie que me sirvió de tipo para la fundación del género, el Homorhinoceros platensis. Después de los fósiles pampeanos, se ocupa de los de Monte-Hermoso, cuya fauna perdida dice descu- brió Darwin, lo que hasta ahora era completamente ignorado, pues guiándonos por la relación del viage de aquel gran naturalista creíamos que solo había recogido allí algunos fragmentos de un Ctenomys, y una muela de un roedor parecido al carpincho. ¡Pobre historia! Sin embargo, según Moreno, las colecciones del Museo contienen, procedentes de esa localidad, los restos de cerca de cien especies de mamíferos diferentes, aunque en esa reseña solo se ocupa de tres, una que reconoce es ya conocida, y las otras dos que lo son igualmente aunque las con- sidera nuevas. El primero de esos tres mamíferos es el Trigodon Gaudryi , sobre el que escribe largas páginas, apa- rentemente de carácter científico, pero que al leerlas queda uno sorprendido al no encontrar la mas ligera indicación sobre quien sea el autor del género y de la especie, asi que, aquellos que no conozcan la des- cripción original quedan muy ilustrados al respecto y en aptitud de poder recurrir con facilidad á la pri- mera descripción. Es un método especial de investi- gación esclusivo del autor. El mencionado animal, estaba representado en el Museo únicamente por la mandíbula inferior que recogí personalmente en Monte-Hermoso y regalé luego al establecimiento, y ahora Moreno refiere á la misma especie, probablemente con razón, un crá- neo algo incompleto, pero con casi toda la denta- dura, cuyos caractéres ya me eran conocidos como puede verse en el suplemento, (pág. 916). Los tres premolares únicos de esta especie se parecen á los premolares y á los dos primeros molares del Haplo- dontherium, mientras que los verdaderos mola- res están construidos sobre el tipo de los del Toxo- don y parecidos á los del Toxodontherium. De aquí deduce que los géneros Haplodontherium y Toxodontherium son idénticos al Tvigodon y deben desaparecer, empleando para ello términos bastante inconvenientes. ¿Qué significaría el que yo hubiera tomado restos diferentes de un mismo animal, por los de tres ani- males distintos? ¿No han incurrido en parecidos erro- res todos los paleontólogos, desde Cuvier, hasta los mas célebres de la actualidad, sin excepción alguna? Si hubiera leído la introducción á mi cuarta memo- ria sobre los fósiles oligocenos del Paraná, que men- ciona, hubiera visto que indico la dificultad que para su estudio y determinación ofrecen los fósiles de esa localidad, precisamente por la circunstancia de tratarse de piezas aisladas, sin que esa sea una razón para no emprender su estudio, pues si fuéra- ramos siempre á esperar el conocimiento de partes completas como lo pretende el autor del folleto en cuestión, peligraríamos de pasar nuestra existencia esperando siempre la última palabra, hasta quedar luego rezagados, como á él ahora le sucede. Es bueno que sepa, que de las seis mil especies de mamíferos fósiles en el día conocidas, el 96 °/0 han sido funda- das sobre pequeñas partes del esqueleto. Pero esto bien lo sabe Moreno, quien si ha in- sistido tan largamente sobre este punto, es precisa- mente porque ha creído encontrar en mis trabajos un error que podría esplotar fácilmente para levan- tarse un poco del desprestigio ó abismo sin fondo en que se ha hundido su personalidad científica. Por desgracia, las apariencias, que no hubieran inducido en error á un paleontólogo de mediana es- periencia, lo han engañado, y olvidándose de que me acusa de precipitación, funda con la mayor lige- reza, sin meditar un instante sobre las graves res- ponsabilidades en que incurre, y como si en ciencia ya nada tuviera que perder, identificaciones mas que problemáticas. Identificar los restos de un género con otro, am- bos ya definidos, sobre el exámen de algunas piezas, que proceden de yacimientos distintos, separados por 300 leguas de distancia, y pertenecientes á ho- rizontes geológicos de épocas muy diferentes, es seguramente en paleontología un hecho de incues- tionable importancia, que por lo mismo que afecta la nomenclatura sistemática, debe sentarse solo cuando se tiene la certitud que dá el conocimiento completo de la materia de que se trata, conocimiento que parece no lo posée el Dr. Moreno ni aún de una manera superficial, á lómenos si hemos de juz- gar por la desgraciada muestra que de él nos dá en el ensayo mencionado. ¿Quién le ha dicho á Moreno que una semejanza en la construcción de ciertas muelas sea una prueba de identidad genérica? ¿ignora acaso, que como re- gla general, los géneros de una misma familia natu- ral, presentan siempre en la dentadura una confor- mación fundamental idéntica? APÉNDICE 993 En este caso, lo único que prueba, es que el Tri- godon es un género cercano del Haplodontherium, lo que ya me era conocido, pero de eso á la identi- ficación genérica hay un precipicio que solo puede salvarlo la ligereza sin igual del autor del trabajo que critico, atribuyéndome como definitivas deter- minaciones qne solo he dado de una manera provi- soria, pues, afortunadamente, á pesar de lo que él dice, medito lo que escribo con un detenimiento que á él no le es dado concebir. Así, por ejemplo, dá como un hecho definitivo, que los premolares del Trigodon corresponden á los que yo he descripto como la 4a, 5a y 6a muela del Haplodontherium , cuando la verdad es que en mis trabajos precedentes no he dado como segura la determinación de ninguna muela, contentándome con decir en el caso mencionado, qne suponía cor- respondieran á la 4a, 5a y 6a, por cuanto describía la especie tomando por tipo el Haplodontherium Wildei, cuyas muelas también estaban determina- das de una manera provisoria. Si el autor se toma la molestia de leer mi monografía de los toxodontes, escrita hace cosa de dos años para los Anales del Museo que él dirige, pero que' lio la ha distribuido y que de consiguiente la posee en el establecimiento en número de 1000 ejemplares, verá en la página 43 y 44 que la determinación y la colocación de cada muela está seguida de un punto interrogante, espejo en el que sería bueno se mirara antes de aventurarse á dar como hechos constatados, suposi- ciones masque aventuradas. Así, es dar prueba de gran inesperiencia y poca habilidad, decir que los verdaderos molares del Trigodon son idénticos á los del Toxodontherium, y luego casi á renglón seguido, compararlos con los que él supone premolares del Haplodontherium, por presentar unos y otros la misma depresión per- pendicular de la parte anterior de la cara externa, que se encuentra igualmente en Nesodon, en Pro- toxodon, en Trachytherus, en Adinotherium , y tantos otros géneros que ni siquiera son del mismo grupo. En mis trabajos he descrito incisivos tanto del Toxodontherium como del Haplodontherium que no concuerdan en lo mas mínimo con los del Trigodon, y ¿qué prueba tiene Moreno de que esos dientes no pertenezcan á los animales á que los he atribuido? ¿Porque no se parecen á los del Trigo- don ?, pues es natural puesto que proceden de géne- ros distintos. Que los molares verdaderos del Trigodon pre- sentan un notable parecido con los del Toxodonthe- rium es evidente, pero en el Trigodon solo los tres verdaderos molares están provistos de columna interna, mientras que en Toxodontherium , tam- bién participa del mismo carácter el último premo- lar, y si el autor hubiera consultado mis trabajos antes de lanzarse á especulaciones mentales sin fundamento positivo, hubiera visto que el premolar posterior del Toxodontherium está definido como uu diente de corona muy alargada, comprimido y con una columna interna, lo que es el polo opuesto de la forma elíptica ovalada y sin columna que pre- senta en el Haplodontherium. En la lámina XCYI del atlas, encontrará figuradas las dos séries denta- rias superiores de dos especies de Toxodonthe- rium, que podrá comparar con las del Trigodon y convencerse del injustificable error en que ha incur- rido al querer reunir ambos animales en un mismo género, sin que tenga necesidad de insistir en otros detalles, como ser la forma de los incisivos medios superiores sobre el tipo de los del Toxodon en Toxodontherium y sobre el del Protoxodon en Trigodon, el incisivo segundo del Toxodonthe- rium, elíptico y completamente diferente del mismo diente del Trigodon , etc. Dejemos el Toxodontherium que ya vemos no hay medio de reunirlo al Trigodon , y pasemos al Haplodontherium, al que con tanta insistencia lo compara. Por lo visto, entusiasmado Morejno en presencia del cráneo del Trigodon, ha creido que ningún otro animal podía presentar premolares elíp- ticos déla misma forma, mientras que existen mas ó menos parecidos, en el Haplodontherium, en Pachyrucos, en Hegetotherium, en el Euto- modus y en Xotodon. El autor del mencionado folleto, en vez de la vista externa del Museo que no tiene la más mínima utilidad, hubiera debido darnos una figura del cráneo del Trigodon, que permitiría poner en ma- yor relieve la lamentable confusión en que ha incu- rrido. A mí, que toda la vida he tenido que luchar con la ascaséz de recursos pecuniarios, érame hasta cierto punto permitido publicar nuevas especies ó descripciones sin acompañarlas de ilustraciones, — pero á Moreno que nunca le han faltado los mencio- nados recursos, que ha contado continuamente con el apoyo oficial, que ha invertido en el Museo sumas fabulosas, que tiene miles y miles de ejemplares, que dispone de miles de clichés ya preparados, que 125 994 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS tiene grabadores, fotógrafos, impresores, etc; en el mismo establecimiento, que cuenta con talleres y laboratorios de fotografía, litografía, zincografía, fototipia, etc. etc. ¿cómo es que con todos esos ele- mentos contados por cientos y por miles, comete la imperdonable falta de describir nuevas especies y nuevos materiales sin acompañarlos de las ilustra- ciones correspondientes? Pero ya que por lo visto, parece que para él tiene el Museo mucha mayor importancia como edificio que como contenido científico, puesto que anuncia la publicación de otras láminas destinadas á dar á conocer la disposición interior que se complace en creer el sumun de la perfectibilidad, cuando en realidad está trazado sobre un plan raquítico ence- rrado en un círculo de hierro que no concuerda de ninguna manera con la evolución natural á la que inconscientemente dice que su plan obedece, pasé- monos de esas ilustraciones, y analicemos un ins- tante los datos que nos dá sobre el cráneo del Tri- godon comparado con el Haplodontherium. Según Moreno, la série dentaria completa á par- tir del borde anterior del segundo incisivo hasta la parte posterior del tercer molar es de 422 milíme- tros, de los que 260 están ocupados por las muelas, quedando de consiguiente 162 milímetros para los dos incisivos externos, el canino y los diastemas in- termediarios correspondientes. El diámetro ántero- posterior del incisivo segundo es de 32 milímetros; el del tercero de 13 milímetros; el del canino de 15; y los tres diastemas que los aislan tienen del pri- mero al último respectivamente, 27, 21 y 22 milí- metros, lo que dá un total de 130 milímetros; para alcanzar á los 162, faltan 32, — ¿Podría decirnos el Dr. Moreno, qué se han hecho? Examinemos ahora la conformación del aparato dentario. La dentadura inferior del Trigodon es bien conocida por la mandíbula inferior que he des- crito; de consiguiente si el Haplodontherium , fuera idéntico con el Trigodon, debería presentar en la mandíbula inferior la misma identidad de conformación que erróneamente pretende Moreno presenta en la mandíbula superior. Es cierto que las muelas inferiores del Haplodontherium me eran hasta hace poco desconocidas, pero como se habrá visto en el suplemento, conozco ahora como procedente indisputablemente del mismo animal, verdaderos molares inferiores, que si bien parecidos, no son iguales á los del Trigodon, distinguiéndose por el lóbulo externo posterior mas ancho y mas convexo, y por la parte ó lóbulo intermediario del lado interno que es casi completamente plano y el doble mas ancho que los lóbulos anterior y poste- rior, mientras que en Trigodon, dicho lóbulo interno es un poco mas convexo y mucho mas an- gosto. No quiero insistir sobre las grandes diferencias que presentan los incisivos inferiores que he atri- buido al Haplodontherium, comparados con los del Trigodon, pues habiéndose encontrado todos ais- lados, podría suceder que en realidad no procedie- ran del mismo animal, pero estas dudas no pueden existir en lo que concierne á los incisivos superio- res, de los que conozco un considerable número de ejemplares, éntrelos que los hay que por la forma, desgastamiento, estado de conservación, la ganga que los envuelve y la localidad en que fueron reco- jidos, proceden evidentemente del mismo individuo que una dentadura casi completa del Haplodon- therium Wildei, bien caracterizado por la forma de sus molares y premolares. El incisivo primero superior del Haplodonthe- mum, es mas angosto que el segundo, de sección algo triangular, de corona truncada horizontal- mente, mas grueso sobre el lado interno que sobre el externo, bastante corto, y profundamente es- cavado sobre la cara longitudinal tanto sobre el lado interno como sobre el externo. Este diente se vuelve mas ancho de la corona hácia la base, la que está completamente abierta, presentando una gran cavidad infundibuliforme, parecida á la que mues- tran los premolares y los molares, mientras que en Trigodon el mencionado diente se enangosta de la corona á la base hasta concluir en raíz delgada, cónico-cilíndrica, esto es, absolutamente lo contra- rio de lo que sucede en Haplodontherium. El incisivo segundo del Trigodon es descrito por Moreno como triangular, plano sobre la cara interna, convexo sobre la externa, y con solo la mitad anterior cubierta por una faja de esmalte que dá vuelta sobre la interna, terminando en cúspide triangular cortada en bisel. El mismo diente del Haplodontherium es igualmente triangular y de cúspide cortada en bisel, pero la cara posterior en vez de ser convexa es plana, estando cubierta por una capa de esmalte que en vez de cubrir solo su mitad anterior, la cubre en casi toda su extensión, quedando únicamente sin esmalte, una banda longi- tudinal del borde externo que se levanta sobre la cara anterior en forma de columna longitudinal con- APÉNDICE 995 ve xa como sucede aunque de una manera menos acentuada en el Toxodon ensenadensis. La dife- rencia no puede ser mayor. El incisivo tercero del Trigodon es dado por Moreno como pequeño, elíptico y con la corona cortada en bisel; el del Haplodontherium es de corona cortada horizontal mente y mas excavada en el centro que en la periferia, y el canino presenta la misma forma mientras en Trigodon , según el autor, tendría la corona igualmente cortada en bisel. Moreno describe el primer verdadero molar su- perior del Trigodon como triangular, y con la cara externa fuertemente ondulada, agregando que le parece que la muela que he descrito como cuarta ó quinta del Toxodontherium (Bol. etc. t. IX, p. 97) es el primer verdadero molar del Trigodon, pero como yo describo la mencionada muela como de cara externa regularmente convexa, no me es dado comprender cómo pueda ser de un animal en el que la misma muela, se dice, es de cara externa no convexa sino ondulada. Las otras dos muelas verdaderas del Trigodon que afirma Moreno son las mismas que he designado con el nombre de Toxodontherium, y que corres- ponden igualmente al Haplodontherium, es evi- dente que no pueden compararse con las muelas ex- cesivamente largas y comprimidas del Toxodon- therium ni con las muelas sumamente anchas del Trigodon. Todos los verdaderos molares superio- res del Trigodon son mas anchos que los últimos premolares, acentuándose todavía mas esta diferen- cia, entre el último premolar y el primer verdadero molar, mientras que los verdaderos molares del Toxodontherium compressum, de tamaño igual á los del Trigodon son notablemente mas angostos que las mas grandes muelas elípticas queme sean conocidas del Haplodontherium, las que sin em- bargo son bastante mas pequeñas que los últimos premolares del Trigodon, lo que demuestra muy poco tino y gran inexperiencia en quien pretende reunir en uno tres animales tan distintos. Eu cuanto álos premolares del Trigodon, es in- dudable que se parecen á los del Haplodonthe- rium, pero que ambos animales no son idénticos, basta para demostrarlo el tamaño completamente distinto que presentan los del Trigodon compara- dos con los del Haplodontherium. Moreno pone en paralelo el fragmento con tres muelas que he des- crito como del Haplodontherium limum con los tres premolares del Trigodon, pero las medi- das que dá de los dientes de este último no concuer- dan de ninguna manera con los del Haplodonthe- rium. Insiste el autor sobre una pequeña depresión perpendicular que dice presentan los premolares del Trigodon en la parte posterior del lado interno, depresión que dice encuéntrase también en los dientes del Haplodontherium, lo que es verdad, é indica afinidad entre ambos animales, pero no iden- tidad, pues la misma particularidad existe en los primeros premolares del Toxodontherium, y en los últimos del Eutomodus que tienen una forma bastante parecida y que sin embargo el género no puede ser mas distinto. Hay todavía algo más que no dejará de sorprender al Dr. Moreno, y es que, el animal que basándose sobre un pequeño fragmento de intermaxilar con los incisivos, designa algunas páginas mas adelante con el nombre de Pseudoto- xodon formosus, considerándolo como nuevo, y que dicho sea de paso es ya conocido desde hace tiempo con otro nombre, presenta premolares igual- mente de la misma forma. En el trabajo de Moreno, á cualquier parte que se dirija la vista se encuentra un error que enmen- dar y apreciaciones erróneas que refutar, que no acabaría de mencionarlas en veinte veces mas espacio que aquel en que él con una inhabilidad sin ejem- plo ha sabido reunirlos, pero no puedo prescindir de mencionar uno que por su importancia basta para convencerlo del error, al mismo tiempo que es una prueba evidente de la ligereza habitual con que ha procedido. Afirma que el Trigodon no tiene mas que tres premolares elípticos, siguiendo adelante una larga barra, y atrás los verdaderos molares prismáticos, y luego, examinando el modelo de un fragmento del maxilar del Haplodontherium limum conte- niendo tres muelas elípticas que son las que me sirvieron de tipo para la fundación de la especie, dice que esos tres dientes corresponden á los tres premolares del Trigodon. Si hubiera examinado la pieza con un poco menos de precipitación, se hubiera apercibido que adelante del diente mas pe- queño del maxilar mencionado del Haplodonthe- rium, sigue inmediatamente un alveolo en parte destrozado, en el que se implantaba un diente de la misma forma, de manera que en este solo pedazo tiene la prueba palpable de que el Haplodonthe- rium tuvo por lo menos cuatro dientes seguidos de esa forma. Puede pasar un vistaso á la lámina XCYI, 996 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS en donde se encuentra dibujada la série dentaria completa del maxilar superior dei Haplodonthe- rium, y verá que tiene seis muelas elíptico-ovala- das, en vez de solo tres que tiene el Trigodon, que tiene cuatro premolares en vez de tres que tiene el Trigodon, que solo la última muela es triangular y provista de columna interna, mientras que en Trigodon son las tres últimas que presentan este carácter, y verá por fin que la série dentaria com- pleta del Haplodontherium consta de siete muelas en vez de seis como en Trigodon, y entonces com- prenderá que no le era permitido reunir ambos animales en uno sin incurrir en un error altamente censurable, y queda así bien justificada la separación genérica de los tres animales que he designado con los nombres de Trigodon, Haplodontherium y T oxodon therium . De los otros dos mamíferos que Moreno dá como nuevos, uno es un armadillo gigantesco que designa con el nombre de Dasypotherium australe, fun- dado sobre restos de coraza y una rama izquierda de la mandíbula inferior, que caracteriza de esta manera. « Dasypotherium australis ! (género y especie nueva). — Otra de las piezas de valor extraídas de Monte Hermoso, formánla mucha parte de la coraza articulada y el ramo izquierdo de la mandíbula infe- rior de un gran dasipídeo, desconocido hasta ahora. Su talla ha sido mucho mayor del doble de la del Eutatus Seguini. La figura central de sus placas se asemeja mucho á la de la mulita ( Praopus hybridus) pero es relativamente mas difusa, ten- diendo á desaparecer en algunas placas, acercándose asi al Chlamy do therium-, no tiene ninguna de las placas las asperezas de las de los Eutatus. La man- díbula inferior se distingue de la de todos los dasi- pídeos conocidos de la Pampa; á juzgar por sus alveolos ha tenido ocho muelas, la primera muy pequeña, la segunda enorme, caniniforme, encor- vada, como en Lestodon, la tercera ha sido angosta, implantada de la misma manera, siendo en esa dirección su mayor diámetro y ha tenido un surco perpendicular suave en su cara interna anterior y otro en la externa posterior; la siguiente parece ha- ber sido mas cuadrada con surcos y la quinta mayor que esta, oblicua, rectangular, con los mismos sur- cos; lasesta mas cuadrada, pero no tanto como la tercera; la séptima y octava tienden á ser cilindri- cas progresivamente, pero también con un pequeño surco interno la primera de ellas. Esta mandíbula denota en su forma general un animal de cráneo mas cortoque los Eutatus y Praopus. Indudablemente pertenecen estas piezas á un animal de un género nuevo que llamaré Dasypotherium. Pudiera resul- tar una vez conocido el cráneo délos Propraopus que estos pertenecen al mismo género que el Dasy- potherium, cuyos caractéres dentarios son muy distintos de los de Jos Praopus y por lo tanto de- berá desaparecer el género Propraopus basado solo en placas dorsales»! No se puede dar un desconocimiento mas completo de las leyes de la nomenclatura, ni una ligereza mayor que la que se transparenta en las menciona- das líneas. El Dasypus como el Eutatus, pertenecen á un grupo de armadillos de una conformación profunda- mente distinta de aquel de que forman parte los géneros Praopus y Propraopus. El pretendido Dasypotherium ó se acerca al uno ó al otro; si es mas cercano de Dasypus y de Eutatus es absolu- tamente imposible que se pueda confundir con el Propraopus. Pero, la singularidad dei caso, es que, al fundar el pretendido nuevo género Dasypotherium, de- clara, no sabría si, sin el menor escrúpulo ó con la mayor candidez, pero que de cualquier modo pone en evidencia que no alcanza la importancia de es- tas cuestiones, que, en el caso de resultar mas tarde que el género Dasypotherium, cuyos caractéres dentarios son muy distintos de los de Praopus, es idéntico al Propraopus, deberá desaparecer este último género y conservarse el de Dasypothe- rium ! Lineo, Tournefort, Agassiz, de Candolle, de Saporta, Cope, Scedder, Bronn, Mayer, Douvi- llé, Fischer, y demás distinguidos naturalistas que habéis pasado la mayor parte de vuestra existencia estableciendo las leyes de la nomenclatura! ¡Habéis perdido vuestro tiempo!— Desde el fondo de un de- sordenado bazar disfrazado con el nombre de Museo, se levanta una voz que pretende desconocer, la grandiosa obra que constituye el mas alto título de gloria de los naturalistas. Ahora me explico la siguiente cabalística frase, que en forma parabólica y sentenciosa, se lée en la página 8 del mismo folleto, refiriéndose á ciertos fósiles por él descubiertos. «Estas primeras vislum- bres de un magnífico pasado biológico el hoy «Museo de la Plata» por derecho de herencia de su des- APÉNDICE 997 cubridoTj está destinado á aclararlas mostrando un mundo nuevo de formas no sospechadas muchas de ellas y necesarias para la existencia de las actuales». Afortunadamente, no bastan unos cuantos mal dados golpes de pluma de un visionario que hasta invoca en ciencia el derecho de herencia para echar por tierra esa majestuosa obra que se ha em- pleado dos siglos en levantar, descansando en la inconmovible fuerza que le dá el conjunto de todos losuaturalislas contemporáneos de algún valor. Si: no dude Moreno que si llega á descubrirse que el Dasypotherium es idéntico al Propraopus, este será el nombre conservado, y el de Dasypo- therium el destinado á desaparecer. Pero no se inquiete, pues tal identidad nunca se llegará á demostrar, por la sencilla razón de que el Dasypotherium y el Propraopus son dos géne- ros completamente distintos, que entran en dos gru- pos diferentes. Es con todo sorprendente que, poseyendo del Dasypotherium una parte consi- derable de la coraza dorsal, no se haya apercibido de que es imposible que se puedan confundir los dos mencionados géneros. Es probable sea debido á la escasez de materiales sobre el género Propraopus , y si asi fuere, desde ya pongo á su disposición mis colecciones en donde encontrará la coraza casi com- pleta de este género y partes notables del esqueleto y de la dentadura que bastarán para disiparen su espíritu toda duda. Aunque no me permite el exá- men de las colecciones del Museo, que no son de él sino del Estado, puede venir á mi casa en cualquier momento en donde siempre encontrará una mesa de trabajo y á su disposición los materiales de que dis- pongo. Esta ha sido siempre con todos, mi conducta, y es la verdadera manera de servir la ciencia. Duéleme con todo tener que disipar todavía una última ilusión, pues si bien el Dasypotherium no es idéntico al Propraopus, tampoco es un género nuevo, pues fué descubierto por mi en Monte Her- moso y descrito hace dos años, en la página 1 6 del primer número del Boletín del Museo de la Plata, del que repartí unos pocos ejemplares (con- servándose los demás en el establecimiento sin dis- tribuir, en número de 600 ejemplares) bajo el nom- bre de Macroeuphractus retusus, y lo encontrará caracterizado por los únicos restos que conocía, en la página 871 de esta obra, aunque sin dar dibujos por encontrarse las piezas originales en el Museo de la Plata. El otro mamífero pretendido nuevo, es un repre- sentante del grupo de los toxodontes, que designa con el nombre de Pseudotoxodon formosus (?) (p. 37) dando de él la siguiente descripción : « Pseudotoxodon formosus (?) género y espe- cie nueva. — Posée el Museo la parte anterior del cráneo de un toxodontido, que comprende los cua- tro incisivos, un fragmento del canino izquierdo y la primer premolar del mismo lado. Pertenece á un género que considero nuevo aún, sin asegurarlo, puesto que pudiera resultar que mas adelante, cuando se descubran nuevos restos, resulte ser uno los toxodontinos descriptos, según dientes aislados, por el doctor Ameghino lo que es imposible decir hoy. No es el Toxodon proto-Burmeisteri que tuvo, según el doctor Ameghino, tres incisivos su- periores de cada lado, ni corresponde por su tamaño con el Toxodon virgatus, lo que no obstaría sin embargo á que pertenezcan ambos á una misma es- pecie; tampoco es el Toxodon antiquus , á juzgar por el extremo de la mandíbula inferior punteaguda. Los incisivos medianos encorvados, no se inclinan; en su estremo coronal liácia adentro como en los toxodontes pampeanos; la cara anterior es plana; cubierta con una capa de esmalte en toda su exten- sión, la corona algo excavada, de bordes anteriores cortantes; su parte interna es casi doblemente mas ancha que la externa, teniendo la parte interna de la cara posterior la forma de cuña triangular, mien- tras el resto es paralelo á la cara anterior. Asi los estreñios de la cara interna y posterior de estos in- cisivos de cada lado reunidos, presentan la forma de una M de base ancha. El ancho de estos incisivos es de 0.03 1 , su fondo en el borde externo 0.007 y en el interno 0.013. Los segundos incisivos son pris- máticos triangulares; han tenido la corona cortada en bisel desde el ángulo anterior externo hácia el opuesto. Su cara externa es plana y convexa la in- terna, poco convexa la anterior, y plana y muy poco excavada en el centro la posterior; una ancha capa de esmalte parece haber cubierto la cara ante- rior. «El diámetro transverso de este incisivo es de 0.027 y el ántero posterior en la cara externa 0. 1 65; estos incisivos están situados oblicuamente detrás de la cara externa de los internos. Del canino que ha sido muy pequeño solo se vé la base, cilindrica, colocada oblicuamente siguiendo la dirección del maxilar; está separado por un cliastema de 0.061 del incisivo segundo. Otro diastema de 0.012 lose- 998 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS para de la primer premolar que es prismática rectan- gular, encorvada y colocada en la misma dirección que el canino; mide su diámetro longitudinal 0.012 y el transverso 10.006; una ancha faja de esmalte ocupa la faz esterna y hay rastros de otra en la in- terna. » En esta descripción, la precipitación en los juicios y la falta de preparación se manifiesta en el grado mas elevado que sea dado concebir. En ella, para establecer que el pretendido Pseudotoxodon for- mosus es un animal diferente de algunos con los cuales innecesariamente lo compara, entre otras he- regías científicas, dice textualmente que difiere del «Toxodon proto-Burmeísteri que tuvo según el Dr. Ameghino, tres incisivos superiores de cada, lado » . ¿Tendría á bien el Dr. Moreno indicarme en qué trabajo he publicado yo tan descomunal disparate? Ún toxodontido que tuviera tres incisivos supe- riores de cada lado, no sería un Toxodon, y mis conocimientos en paleontología, bien que limitados, hace años que no son tan superficiales, para cometer un error tan craso, tan descomunal y tan sin funda- mento, como el que con la máxima candidez (?) me atribuye. Hay mas todavía; no conozco hasta ahora los incisivos superiores del Toxodon proto-Bur- meisteri y por consiguiente no es concebible haya podido hablar de ellos en alguna parte. He buscado con empeño la fuente del error, y no encuentro mas que la siguiente. En mi monografía de los toxodontes ( Observaciones generales sobre el orden de los Toxodontes ) al dar en la página 41, la diagnosis del Toxodon proto-B arméis teri, empleo los siguientes términos: «Talla un tercio de la del Toxodon Burmeisteri; i. ? triangular, con dos caras inferiores externas y una superior in- terna, cada una con una faja de esmalte mas an- gosta» etc. El símbolo i. -3, que indica el diente incisivo ter- cero de la mandíbula inferior, no ha sido entendido por Moreno, que ha creído sin duda que eso quería decir que elAnimal tuvo tres incisivos, y parece que hasta ignoraba que la colocación del número debajo déla rayita horizontal, se refería á la dentición de la mandíbula inferior, puesto que me cuelga nada menos que el enorme desatino de haber atribuido al mencionado animal tres incisivos superiores á cada lado. Esto me ocasiona un profundo desconsuelo, pues parecería indicar que ignora la nomenclatura de la dentadura y el conocimiento de los símbolos que sirven para representarla, ya en conjunto, . ya cada diente tomado por separado, símbolos en el dia uni- versalmente empleados por todos los paleontólogos, y si así fuera me pregunto con dolor, ¿qué habrá comprendido en todo el resto de la monografía de los toxodontes en que se encuentra la descripción de la especie mencionada, puesto que, toda ella está llena de los mismos símbolos, y ¿con qué pro- vecho consultará las obras de paleontología? Me desespera la conclusión poco agradable á que esta observación me conduce pues, ¿que fé podrá tenerse ahora en las descripciones del autor no acompaña- das de dibujos, cuando parece, á lo menos aparen- temente, que no comprende ó ignora la manera de leer una fórmula dentaria? Doblemos esta hoja en supremo grado desagrada- ble, y pasemos á otro tema. ¿Cómo es que el Dr. Moreno, que tanto me critica, porque dice que fundo especies sobre datos incom- pletos, que el mayor número son producto de mi rica imaginación, hasta llegar á designarme con el nombre de fabricante de especies? ¿Cómo es, digo, que él incurre eu el mismo delito, fundando una es- pecie y un género sobre restos incompletísimos, (como lo ha hecho por otra parte en todos los demás casos), y en la inseguridad que él mismo declara, de que no sea ya conocida? Si en vez de comparar esos restos con los que proceden de regiones distantes y de épocas diferen- tes, los hubiera comparado mas detenidamente con los que proceden del mismo yacimiento, se hubiera probablemente apercibido que es la misma especie ya por él descripta en el Informe de Julio del año pasado, como Toxodon antiquus , siendo con todo, tanto este nombre como el otro, simples sinónimos, pues forma parte del género Xotodon que lo he caracterizado hace ya unos dos años, y la especie de Monte Hermoso la he dado á conocer bajo el nombre de Xotodon prominens , con mucha ante- rioridad á las publicaciones de Moreno. Ya vé elDr Moreno; esgrime un arma cuyo filo se vuelve en su contra, siendo altamente sensible que pretenda justificar sus pasiones con dichos de personas cuyos nombres son queridos y respetados, pues no puede considerarse de otra manera que como un desprecio á la memoria del ilustre y malo- grado sábio, la frase que á proposito de sus propios devaneos, le atribuye. Tal conducta está reagravada con insinuaciones APÉNDICE 999 de mal gusto, como aquella que: «És lástima que un paleontólogo déla talla del Dr. Ameghino, incurra en estas precipitaciones, que no soy desgraciada- mente el 'primero en indicar », lo que es posible, pero álo que por mi parte podría agregar que otros lo llaman á él fabricante de sinónimos, inven- tor de disparates y algo peor, lo que es menos agradable que ser fabricante de especies. Toda la manera de proceder del Dr. Moreno es tan excesivamente informal y poco correcta, y sus disertaciones tendrán en el adelanto de la ciencia una influencia tan poco sensible, que en realidad no hubiera merecido la pena de que perdiera tanto espacio y tanta tinta en lo que en verdad no tiene valor científico. Pero hay una circunstancia agra- vante, yes que no se trata de trabajos que en reali- dad estén destinados á los hombres de ciencia, sino de Informes oficiales , dirigidos al Ministro de Obras públicas de la provincia, y destinados al público con el evidente objeto de llamar sobre él la atención deprimiendo á otros, y como quien calla otorga, si no le contestara poniendo las cosas en su lugar, el público, en gran parte ageno á estos cono- cimientos, hubiera podido creer en la ciencia del Dr. Moreno. Desearía poner punto final á este incidente, en el que hay tantísimo que decir que nunca conclui- ría, y tanto mas desagradable cuanto que ya en el transcurso de esta obra he tenido ocasión de criticar, quizás no con demasiada severidad, las ligerezas inconcebibles del Dr. Moreno como hombre de cien- cia, á propósito de sus conatos de determinaciones paleontológicas, pero no puedo prescindir de trans- cribir á continuación mi justificación completa dada por él mismo en la página 31 del Informe en cuestión, en donde se lee lo que sigue : «Y es esta, ocasión de confesar errores en que he incurrido en el transcurso de mi primer informe, errores debi- dos en mucha parte á la irremediable precipitación con que fué escrito. En oportunidad trataré de co- rregir esos errores, prometiéndome para en adelante mas cautela, aun cuando deba sacrificar la enume- ración de las piezas nuevas que se incorporen á estas galerías.» Es lástima que tan buenos propósitos no hayan sido sino palabras. El autor ha querido jugarle al Ministro una mala partida. Si no es así, para ser consecuente con la precedente declaración, y como pecado confesado es medio perdonado, debe sin pérdida de tiempo dirijirse al señor Ministro, poniendo en su conocimiento que, á pesar de la gran cautela que se proponía para en adelante, el segundo informe ha sido redactado con la misma ligereza y precipitación que el primero, de lo que ha resultado por desgracia un mayor número de errores y de tamaño considerablemente mas abultado. , ' * V i <- - ' , . • * . : jr- ■ ■ LISTA ALFABETICA DE LOS NOMBRES DE LOS AUTORES, COLECCIONISTAS, ETC., MENCIONADOS EN ESTA OBRA A Agassiz, 36, 674, 996. Aguirre, 6. Alien (Q. A), 313, 351. Ambrossetli (J.) , X, G, 604. Ameghmp (Cárlos), X, 6, 16-18, 20, 28, 36, 47, 64, 65, 70, 74, 126, 127 129, 130, 135, 137-142, 144, 145, 158, 159, 162, 191-166, 169-175, 184, 189, 215-221, 231, 232, 250, 255, 256, 258, 265, 266, 269, 270, 271, 273-275, 279, 280, 285-293, 309, 324, 359, 399, 413, 421, 430, 432, 434, 435,438-440, 445, 447, 448, 452-455, 457, 460, 462, 465, 468, 469,474, 478-480,483, 485,489,513, 525, 547, 554, 555, 561, 566-669, 572, 578, 590, 595, 619-622, 626, 655, 658, 660, 664, 687- 689, 694, 695, 697, 755, 792, 791, 798, 800, 802, 859, 860, 868, 873, 874, 879, 899. Améghino (Juan), XIII, 389, 587, 609. Andrade (Olegario), XIII, 828. Andrade (Eloísa de), XIII, 828. Angelis (Pedro de), 759. Avalo y Figueroa (Diego de), 634. Azara, 100, 101, 108, 115, 133, 179, 234, 278, 298, 302, 321,322, 327, 329, 330, 574, 600, 608, 861. B Rarrow, 133. Bell, 321. Bennet, 57, 115, 116, 155, 179, 189, 225. Berg (Cárlos), 816. Bert (Paul), 46. Blainville (De), 2, 154, 179, 190, 309, 324, 328, 333, 334, 336, 343, 574, 635 , 636, 637, 639 , 645, 648, 660 , 669, 703, 710, 713, 737, 738, 746, 747, 759, 761, 762. Blainville y Gervais, 646. Blasius y Kaiserl, 352. Blumembach, 493, 668. Boas, 513, Bodenbender (Guillermo), XII, 6, 47, 68, 922. Bourgeois, 86. Brackebusch, XII, 6, 68, 677. Branco, 334, 336, 339, 590, 593, 596, 611, 636, 639, 640, Brandt, 116, 130, 227, 234, 580. Brants, 112, 115, 116. Bravard (Augusto), XI, XII, 3, 4, 12, 20, 22, 23, 28, 31, 144, 115, 147, 156, 176, 189, 190, 191,194, 198, 209, 210, 235, 256-258, 310, 315, 317-319,325,336, 339-341, 357, 358, 362, 386,414, 418, 504, 524, 529, 533, 534, 554-557, 559, 575, 576, 595, 608, 609,691, 722 725, 728, 729, 734, 736, 737, 749, 750, 762, 763, 765, 766, 784, 787, 806, 821, 833, 847, 861, 875, 884, 889, 613. Brisson, 253, 493. Bronn, 757, 775, 996. Brookes, 57, 175, 179. Bukland Wiel, 668, 669, 691. Buffon, 108, 304, 321, 327, 574, 634. Buratowich, XI, 6. Burmeister (Cárlos), 918. Burmei8ter (Germán), VIH, IX, XIII, 3, 4, 6, 15, 20, 22, 28, 31,45, 57 73,85, 100, 101,111-116,130-132,147, 149, 154, 155, 157, 158, 166’ 176, 177,179, 189, 190,191, 193,194, 197, 199, 201, £09, 210, 221, 224, 225, 227, 234-236, 242, 263, 247, 254, 256, 257, 258, 278, 298, 300, 302-304, 310, 313, 315, 317, 318, 320-325, 327-330, 333-336, 338,340, 341, 343, 349-353, 356, 357-361, 362, 364, 366, 367, 374, 375 , 377 , 380, 381, 382, 384, 387, 388. 404, 416, 418, 462, 463, 485, 493, 495, 496, 504, 505, 513-516, 518, 519, 524, 529, 533- 536, 538, 542-545, 551, 554, 555-560, 574, 575, 580, 587, 600, 608, 609, 611, 622, 623, 626, 636, 639, 640, 645, 663, 664, 668, 673, 674, 676, 677, 691, 697-700, 703-707, 710, 711, 722, 723, 725, 728, 729, 730, 734, 735-739,742, 746-750, 760-769, 775, 778-781. 784, 785-787, 789, 790, 805-807, 813, 814, 817, 821, 822, 829, 830, 833-835 , 837, 844, 847 , 849 , 858, 861, 865, 867, 871, 875-877, 884- 866, 888-890, 902, 913, 917-919. C Candolle (De), 996. Capellini, 729. 126 1002 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Carbajal (Emilio), XIII. Caries (Enrique de), 6, 47, 66, 67, 85, 198, 203, 387, 516,610, 700. Carlos III (Don). 1. Carranza (Angel Justiniano), XIII. Cassin, 885. Castelnau (F. de), 2, 80, 876. Claraz (Jorge), XIII, 817. Claussen, 2, 100, 101, 251, 310, 323, 571, 600, 635, 861, 877. Clíft, 759. Commerson, 13, 132. Comvents, 22. Cooper, 351. Cope (E. D.). 102, 103, 285, 320, 331, 336, 358, 359, 391, 513, 521, 576, 595, 596, 616, 639, 615, 892, 959, 996. Comalia, 327, 668, 669, 765, 781, 786, 787. Cristafoletti, XIII, 72. Cunningham (Eoberto), 551. Cimer (F. R ), 101, 115, 130, 132, 179, 221,233, 253. 282,302, 327, 313, 600, 608, 861, 875, 888. Cuvier (F. R.) y Geoffroy. 189, 231, 321, 327, 329,575. Cuvier (Jorge),' VIH, 1, 57, 102, 179, 321, 32 2, 329, 330, 103, 566, 571, 580,587, 600, 608, 633-636, 639, 610, 615,616, 659, 666, 573, 668, 669, 673, 691, 759, 876, 913. Cuvier-Lesson, 313. OH Chenu, 333, 336. Christhol, 521. D Darwin (Carlos), 2-1, 27, 31, 159, 1 ¡9, 2o3, 356, 357, 360, 388, 501, 523, 521,529, 591,700, 701,720, 722,731, 759,861,867,918, 992. Dejardin, 763. Dekay, 513. Desinarest, 57, 101, 1C8, 112, 115-117, 130, 132, 152, 179, 189, 221, 253, 282, 302, 301, 313, 321, 327, 333, 336, 313, 319, 571, 600, 608, 639, 668, 861, 865, 867, 876. Delville, 151. Doering (Adolfo), XI, 4, 6, 16, 20, 21, 25, 31, 33, 31. 35, 10, 17, 68. Doering (Oscar), X, 68. Dombey (José), 631, 635. D’Orbigny (Alcides), 1, 3, 15, 20, 22, 23, 27, 35, 10, 151, 156, 189, 190, 191, 191, 198, 225, 271, 309, 322, 321, 327, 350, 351, 356, 357, 381, 381, 386, 611, 635, 639, 881, 885, 993. Douvillé. 996. Dubois, 6. Du Bois-Reymond, 806. Dupotet, 2, 315, 313, 635,761, 790. E Edoux y Gervais, 154. Eguía (Manuel), XIII, 329, 917. , Eguía de Molina (Petrona), XIII. Erxleben, 57, 100, 253. Espina, 634. Eyroa (Cándido), XII. F Falconer, 496, 576, 639, 615. Falkner, 1, 758, 789. Filhol, 920. Fiorini (Angel), XIII, 593, 789, 790, 827. Fischer, 996. Flower, 367, 551-551, 881. Fontana (L. J.), XI, 6. Forbes, 521. Forster, 313. Frenzel (Juan), 836. Froriep, 352. Fürsli (Barón von), 207. (i Garriga (José) y Bry (Juan B.), 668, 669, Gaudry, XI, 86. Gay, 115, 132, 189, 303, 321, 322, 327, 319, 350, 351, 501, 580, 611, 635, 636, 639, 867. Gay y Gervais, 611. Geoffroy, 319 353. Geoffroy y Desmarest, 876. Geotlroy (Fr.) y D'Orbigny, 189, Geoffroy Saint-Hilaire, 57, 319, 350, 351, 352, 353, 913. Geoffroy (ísid.) y D’Orbigny, 179. Geoffroy Saint-Hilaire (Isid.), 100, 101, 117, 130, 132,151,225, 352. 875. Gervais (Ilcnri), XI, 4, 70, 111, 133, 176, 191, 221,280, 299, 303, 331, 334, 310, 312, 361. 382, 390, 419, 576, 582, 587, 591, 592, 600, 602, 615, 671, 611-613, 725, 728, 747, 748, 750, 760, 762, 766, 780, 782 , 790, 810 , 847 , 818. Gervais (II.) y Ameghino (F.), 57, 111, 133, 155, 157, 179, 189, 221, 227, 228-230, 251, 255, 280, 298, 299, 303, 305, 307, 318, 322, 323, 327, 329, 330, 336, 310, 312, 381, 387, 388, 390, 118, 419, 501, 505, *815, 516, 529, 552, 574, 580, 581, 582, 590-594, 600, 602, 601-606, 608, 611, 615, 670-672, 703, 710-713, 715, 722, 728, 729, 738, 713, 715, 716, 718-750, 768, 779, 780-781, 787, 790, 791, 805, 806, 810, 819, 821, 822, 833, 840, 812, 815, 717, 818, 854, 861, 861, 865, 871, 872, 875, 884, 911. Gervais (Paul), 2, 45, 46, 119, 254, 315, 317, 318, 322, 321, 327, 330, 333-336, 356-358, 360-362, 367, 368, 380, 38 L, 418, 501, 515, 516, 521, 529, 533, 580, 583, 581, 587, 588, 590, 606, 636-610, 612, 645, 647, 670, 672, 692, 700, 703, 707, 710-712. 715, 722, 725, 728, 729, 736, 716, 717, 765, 766, 840, 812, 861, 865, 871, 876, 881-886, 910. Gervais y Laurillard, 637. Giebel, 357, 387, 615, 722, 779, 875. Gilliss, 115, 132, 303 , 321, 327, 580, 877. Gmelin, 231. Gmelin-Lineo, 321, 329. Godoy (Emilio), XIII. Goldfuss, 608. Gray, 57, 101, 131, 189, 225, 300, 303, 322, 327, 343, 319, 599, 600. 607, 608, 610, 611, 661, 665, 667,875, 876, 877, 881-886, 888-890, Griffth, 176, 865, 876. Guérin. 225, 327, 352. Gundlacb, 351. II Hamilton, 313. Hamilton-Smitb,302. LISTA DE LOS NOMBRES DE AUTORES 1003 Harían, 700 , 877. Hermann, 235. Heusser (Christian), XIII, 817, 850. Holmberg (E. L.), XI, 6, 433. Holrnes, 574. Holl (José), 668. Huttenraucli (Garlos), 463. Humboldt, 634. Huxley, 310, 524, 529, 551, 763,779, 780. Hyrtl, 877. I Illiger, 100, 101, 131, 322, 575, 580, 600, 608, 874, 876. J Jefferson, 690. Jussieu (Bernardo de), 634. Jussieu (José de), 634. K Kaup, 339. Klein, 233. Koken (E), 768, 839. Kon, 278. Kroyer, 703. Kuld , 101, 234. Kurtz (Federico), 68, 904. I , Lacepede, 889. Lacerda (A. de), 46, 49. Lacerda y Peixoto, 46, 78. Lallemant, 6. Lamas (Andrés), XII, 759, 828. Larrañaga (Dámaso), XII, 2, 828. Larrazet, 22. Larroque (José), XIII, 302, 336, 643. Lataste, 235. Laurillard, 2, 154, 189, 190, 191, 194, 197, 203, 225, 309, 356, 357, 359, 360, 381, 384, 634-637, 639, 645, 759, 905, 914. Laurillard y D’Orbigny, 154, 225. Laussen, 734, 922. Lavagna (Gerónimo), XII, 6, Law (Edm.), 634. Le Córate, 574. Leidy, 254, 493, 495, 496, 504, 513, 557, 576, 596, 668, 672, 673, 691, 700. Lelong Thevenet (León), XII, 6, 148, 387, 546, 685, 718, 801, 821,839, 852, 869, 902, 901, 905, 907-909, 911, 913, 914. Lemoine, 273. Lesson, 130, 133, 179, 221, 343, 351, 360, 611, 861, 867, 876. Lesson et Garnot, 313. Lesson-Ferrusac, 351. Lettsom (W. G.), 751, 817. Levvy, 636. Liáis, 254) 284, 327, 330, 333, 334-336, 339, 600, 805, 876. Lichtenstein, 116, 130, 131, 189, 234, 321, 322, 349, 600, 608. Lineo, 57, 100, 108. 109, 130, 131, 234, 254, 277, 282, 295, 313, 321, 326, 329, 330, 493, 503, 521, 574, 580, 587, 602, 659, 861, 864, 876, 885, 887, 888, 996. Lista (Ramón), XII, 6, 556, 560. Loreto (Marques de), 1, 668. Lovisato, XII, 47, 64, 899. Lund, 2, 46, 57, 78-81, "lOO, 101, 108, 113-117, 119, 121, 130, 131, 133, 151, 152, 166, 186, 231, 254, 255, 278, 282, 283, 305, 310, 320-322, 325, 327, 329, 330, 333-336, 350, 353, 493, 504, 515, 516, 571, 575, 595, 596, 608, 609, 614, 673, 691, 699, 732, 759, 760, 763, 764-767, 775, 781, 783, 802, 805, 806, 822,854, 856, 861, 87p, 877, 900, 910, Liitken, 673, 674,900. Lydekker, 101, 108, 156, 176, 221-223,234,254,278, 282,305, 310, 318,330, 333,336, 340, 496, 529, 551, 552,574, 575, 580, 596, 600, 601,609,639, 645,668, 671, 71o, 711, 721-723,728, 729,731, 737, 742, 746, 747, 750, 751, 761, 766. 767, 769, 778-781, 784-808, 814, 815, 817, 821, 833, 834, 8l2, 843, 847 , 861 , 865, 871, 875, 877, 887. Lyell, 2, 3. Lynch Arribalzaga ^Félix), Xll , 910. HI Markgraf, 329, 330. Marsh, 270. Martin, 861. Mayer, 996. Meyen, 179, 189, 580, 885 Meyer, 556. Migoya (Julio), XIII, 818, 920. Molina, 57, 132, 133, 189, 303, 327, 611. Moreno (F. P.), XIII, 6, 19, 25, 31, 46, 52, 82, 135, 159, 182-184, 255, 267, 271-273, 358, 381, 383,390, 399, 407, 409, 433, 434, 440, 443, 465, 467, 468, 471, 478, 489, 505, 530, 533, 602, 622, 641, 643, 651, 670-672, 717, 721, 726, 767, 794, 809, 812, 824, 825, 829, 850, 888, 919, 990, 992, 994, 999. Mortillet (De), 60, 86. Moyano (Garlos M.), XI, 6, 138, 188, 422,431, 659. Moyses (Ed.), 6, 268. Muñiz (Francisco Javier), XII; 2, 315, 333, 334, 336, 357, 635, 691, 761, 899, 920. Muñiz (J. M.), XII. Murie, 343, 875, Murray, 360. IV Natterer, 100, 115, 151. New Wied. (Príncipe Maximiliano de), 10, 57, 101, 112, 130, 234, 253,278, 282, 296, 298, 302, 313, 321, 327, 329, 330, 349, 350, 352, 493, 574, 600, 608, 876. Nodot, 2, 761-764, 766, 767, 775, 779, 781, 782, 784, 789, 790, 791, 805,811, 822, 833, 847, 848, 854. O Obregon (Adolfo) 918. Oken, 179, 668. Ortiz (Toribio), XI, 6, 122, 190,242, 254,533, 911, 912. Owen (Richard), VIII, 2,159, 190, 191, 271, 318, 356-358, 360, 361, 375, 376, 379, 381,388, 410, 443, 485, 487-489, 504 , 505, 507, 513, 515, 516, 521, 523-525, 529, 533, 596, 622, 639, 668, 669, 691, 700, 701, 703,706,720-723, 732,734,737, 738, 741, 742, 746,750, 759, 760, 763-766, 775, 779-781, 784, 785, 806, 811, 814, 833, 847, 876, 889, 1004 "mamíferos fósiles argentinos p Pacheco (José), 765. Pallas, 108, Pander y D'Alton, 668, 669. Parchappe, 40. Parish (Woodbine), 2, 759, 775, 779. Peale, 351, 885. Penliand, 759. Perón, 343. Peters (W.), 342, 343, 351, 352. Philippi, 35, 155, 327, 611, 671. Philíppi y Landbeck, 352. Pictet, 189, 190, 194, 333, 336, 381, 615, 722, 737, 767, 779. Poeppig, 352. Poní ra el, 336. Pommel y Bravard, 210. Poppig-Tschudi, 109. Pouchet (J), 763, 761, 806, 847, 848. Pozzi (Santiago), XII, 76. Pudieran, 100, 600, 601, 608, 611. Q Quatrefages (De), 46, 84, 922. Quoy-Gaimard, 885. R Bacedo (Gral Eduardo), 191,242. Raffinesque, 351. Raraorino, 46,63, 66. Rapp, 876. Reichembacb, 100, 101. Reid (W. E.), 46. Reinhardt, 575, 673, 699, 703, 705,710, 735, 738, 765, 781,786. Reiss, 636. Rengger, 100, 101, 112, 115, 116, 130-132, 234, 253, 278, 298, 302, 313, 321, 327, 329, 330, 349, 350, 352, 493, 574, 600, 608. Rhode (Jorge), XII, 6. Richert, 806. Roca (Gral Julio A.), XI, 6. Robín (Ch.) 847. Romero (Antonio), XII, 6, 433, 619. Rondelet, 886. Rosas (Juan M, de), 3, 315, 635, 761, 920. Roth (Santiago), 6,46, 47, 67, 73,84,85, 133, 196-198, 201, 203, 236, 249, 387, 474, 477, 543, 671, 836, 837. Rousseau, 189. S Saint-Hilaire (Augusto), 635,759. Saporta (De) , 996. Sastre (Marcos), 41. Scalabrini (Pedro), XI, 6, 124, 135, 148, 151, 166, 185,189, 191,196-199, 201, 203-205, 207,208, 210, 236-239. 241, 242, 247-250, 252, 258, 259, 306, 315, 320, 343, 359, 386, 388, 390, 394, 396, 397, 399 403, 406, 411, 496, 522, 524, 533, 534, 542, 513, 546, 549, 554, 557, 559, 565, 572, 579-681, 696, 997, 715, 718, 731, 732, 734, 744, 752-754, 767, 801, 802, 813, 839, 814, 857, 858, 901, 503, Sclater, 343. Scudder, 996. Schaffter,699. Schaw, 329, 343. Schreber, 57, 101, 108, 130, 254, 282, 329, 343, 349, 587, 608, 861- Seelstrang (A. de), XII. Sé.guin (Francisco), 46, 67, 255, 299, 303, 358, 587, 615, 673, 763. Sellow, 759. S erres, 267, 418, 763-765, 806, 833, 817, 848. Shaw, 57, 130, 221, 668. Slegel, 885. Soren Hansen 900, 922. Scnverbi,23. Spcgazziui (Carlos), XI, 25, 58, 384, 581, 919. Spix, 100, 101, 350. Stelzner, 6. Storr, 235, 321. Strobel (Pellegrino), 45, 51, 58. Stübel, 636, 640. Sullivan, 25, 356, 410, 445, 488, 489, 622. T Temmink, 278, 282, 327, 351, 352. Thunb, 321. Topinard, 82. Tournefort, 996. Traill, 321. Trantschold, 403. Trellcs (M R.) , XII. Trouessart (E .), 904. Tschudi, 343, 349, 350, 493, 574, 580, 587,600, 611. Tu raer, 861. V Van Beneden, 889. Van Beneden y Gervais, 889. Varas (José), XIII. Villardebó, 2, 760, 767, 782, 837. Virchow, 46, 84, 922. Vogth (Carlos), 46, 73, 837. W Wngler, 189, 864, 876. Wagner, 101, 115, 116, 282, 298, 327, 349, 350, 513. Wagner Schreber, 100, 101, 108, 110-117, 130-132, 154, 179, 221, 225, 234, 253, 298, 302-304, 321, 322, 327, 329, 330, 349, 350-352, 493, 574, 575, 580, 600, 608, 611 ,861,865, 875-877, Waterhouse, 57, 108, 110, 111-118, 130, 132, 151, 155, 166, 179, 189,221, 225 , 227, 234, 254, 278, 282. 298, 321. 327, 350,885. Weddell, 2, 254, 501, 516, 584, 587, 588, 636, 610,725, 861. Weiss, 669, 759. Wesmael, 132. Weyenberg, 907. Weehvright, 334. Wiegman, 101, 155, 189, 300, 304. 321, 327, 343, 319, 352, 611. Winge (Herluf), 57, 108, 109, 112, 119, 121, 133, 151, 152. Y Yarrel, 877. Zeballos (E. S.),XI, 6, 46, 644. Z INDICE ALFABETICO DE LOS NOMBRES TÉCNICOS MENCIONADOS EN ESTA OBRA, LOS SINÓNIMOS INCLUSOS A Aeeluridce, 891 Abathmodon fossilis, 310, 334. Abderites, 18, 264, 269, 271-273, 275, 927, 963. Abderites meridionalis, 269, 270, 921. Abderitesidse, 268, 269, 894, 924, 928. Acarcmys, 125, 127, 130, 139, 262, 927, 962. Acaremys murinus, 125, 126, 923. Acaremys messor, 126, 923. Acaremys minutus, 126, 923. Acaremys minutissimus, 126, 923. Acdestis, 18, 264, 270, 271, 272, 275, 927, 963. Acdestis Oweni, 270, 924. Aceratheriúm, 969. Acornys, 976. Acotherulum, 967. Acrocyon, 18, 28b, 289, 927, 964. Acrocyon sectorius, 289, 924. Acrotherium, 440, 455, 464, 927, 960. Acrotlierium rusticum, 360, 456, 925, Actenomys, 158. Actenomys cuniculinus, 157, 158. Acyon, 18, 285, 290, 294, 311, 312, 345, 927, 964. Acyon tricuspidatus, 190, 292, 293, 924. Acyon bardus, 292, 924. Acyonidse, 894. Achnacodon, 961. Adapis, 102, 966. Adapisidee, 102, 893. Adapisorex, 963. Adapisoriculus, 963. Adelphomys, 19, 132, 139, 140, 151-153, 927, 962. Adelphomys candidus, 139, 140, 924. Adelphotherium, 440, 458, 464, 928, 960. Adelphotherium ligatum, 360, 458, 925. Adelotherium, 619, 928, 962. Adelotherium scabrosum, 620, 925. Adinothermm, 19, 360,364, 372, 440,418, 450, 457, 464, 183, 484, 486, 488, 625, 916, 960, 993. Adinothcrium magister, 360, 450, 452, 454, 457, 925. Adinotherium splendidum, 360, 450, 452, 925. Adinotherium proximum, 360, 450, 453, 454, 925. Adinotherium ferum,360, 450, 454, 925. Adinotherium nitidum, 360, 450, 455, 925. Adracodon, 967. Adrastotherium, 620, 928, 962. Adrastotherium dimotum, 621, 925. Aelurogale, 968 , 977. Aeluropsis, 977. Apheliscus, 960. Aphelops, 970, 974, 979. Aphelotherium, 966. Agathodonta, 654, 890-892, 895, 896, 898. Agriochoerus, 970, 975. Agustylus, 18, 285, 287, 927, 963. Agustylus cynoides, 287, 924. Alcelaphus, 975. Alloidea, 105, 263, 893, 894, 896, 921. Ailomys, 971. Ambloctonus, 964. Amblyctonidee, 894. Amblypoda, 354, 616, 893, 894, 896, 925, 962, £65, 967, 968, 971. Amblyrhiza, 976. Amphictis, 972. Amphicynodon, 968. Amphicyon, 344, 315, 972, 977. Amphidactyia, 354, 355, 893, 896, 924, 930, 934, 939, 952. Amphidozotherium , 967. Amphimeryx, 966, 970. Arnphimoschus, 970. Amphiperatherium, 968, 973. Amphisorex, 967. Amphítragulus, 970. Ampullaria, 35, 40, 41. Ampullaria australis, 34, 35, 40. Ampullaria D’Orbignyana, 5, 35, 40. 1006 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Amynodon, 961. Anapíagenia, 980. Anaptomorphus, 959. Anaptomorphidse, 893. Anatherium, 18, 285, 289, 311, 312, 927, 961. Anatherium defossus, 289, 311, 921. Ancylotheriuin, 973, 977. Ancylus culicoides, 31, 10. Anchylophus, 936. Anchimys, 213, 238, 239, 371, 932, 967. Anchimys Leidyi, 239, 371, 929. Anchippodontidee, 929, 933. Anchippodus, 962. Anchippus, 969, 971. Anchisodon, 970. Anchitherium, 5, 520, 551, 556, 557, 969. Anchitherium australe, 551, 555, 557, 559. Anchitherium Bairdii, 556, 557. Anicanodonta, 653, 657, 757, 895, 925, 930, 935, 910, 952, 957. Anisacodon, 963. Anisolophus, 555-558. Anisolophus australis, 557, 559. Anisonchus, 960. Anodonta, 35, 11. Anoema, 233. Anomodon, 981. Anoplotherium, 3, 5, 190, 191, 551, 551-557, 558, 561,562, 577, 976. Anoplotherium americanurn, 190, 556, 557, 559. Anoplotherium grande, 190. Anoplotheridae, 551, 555, 576, 891. Antaodon, 193, 196-199, 918, 919, 971. Antaodon cinctus, 197, 939, 911, 986. Anthracotherium, 967, 970, 976. Antliracotheridai, 573, 821. Anthropoidee, 77. Antropoidea, 11, 45, 101, 105, 893, 896, 898, 931, 938, 951, 951, 959, 966, 968, 969, 971, 979. Anthropomorphidee, 45, 893. Anthropomorphus, 87, 88, 97, 99. Anthropopithecus, 86, 87, 931, 936, 969. Antidoras, 975. Antifer, 599, 610, 918, 950, 995. Antifer ultra, 610, 910, 915, 987. Antílope, 970, 975, 980. Antílope maquinensis, 611. Antílope argentina, 615. Antilopidee, 579, 611, 891, 952, 921. Ápatemys, 962. Apera, 295, 306, 310, 932, 967. Apera sanguinaria, 310, 913, 930. Araucarioxylon Doeringi, 22. Arca Bomplandiana, 23. Arctocephalus falklandicus, 313. Arctocyon, 963. Arctocyonidm, 891. Arctodus, 977. Arctophoca, 312, 313. Arctophoca Fischeri, 312. Arctophoca falklandica, 313. Arctoidotherium latidens, 318. Arctomys, 369, 976, 979, 980. Arctopitheci, 100, 101. Arctotherium, 2, 16, 67, 69, 295, 315-317, 319, 320, 335, 932, 917, 918, 950, 967, 977, 979. Arctotherium bonaerense, 30, 66, 67, 71, 72, 317-320, 927, 939, 913, 985. Arctotherium angustidens, 33, 317, 318, 320, 939, 985. Arctotherium simum, 320. Arctotherium latidens, 315, 317. Arctotherium yetustum, 21, 317, 319, 320, 930. Archaelurus, 972, Archaeodonta, 355, 191, 573, 893, 896, 898. Archaeoidea, 105, 316, 891, 896. Archaeomys, 119, 971. Argillotherium, 964. Artiodactyla, 351, 371, 191, 572, 893, 891, 896, 935, 939, 955, 956. Arvícola, 257, 369, 976, 979. Arvícola gigantea, 235, 236, 257. Asterostemma, 822, 961. Asterostemma depressa, 823, 821, 926. Asterostemma granata, 823, 926, Asterostemma laevata, 823, 926. Astrapotherium, 18, 19, 357, 622-621, 920, 923, 927, 928, 962. Astrapotherium rnagnum, 622, 920, 925. Astrapotherium patagonicum, 622. Astrapotherium ephebicum, 920. Astrapotheridas, 621, 894, 925, 928. Atalapha, 351, 957. Atalapha bonaerensis, 351, 956. Atalapha villosissima, 352, 956. Alava, 103, 105, 347, 893, 891, 896, 898. Atelodus, 979. Atherura, 981. Atryptherium, 361, 371 , 182, 183, 185, 928, 960. Atryptherium hifurcatum, 360, 182, 925, Atryptheridae, 375, 482, 185, 190,893, 925, 928. Auchenia, 25, 62, 64, 66, 68, 71, 72, 81, 580, 583, 581, 588, 589, 591 > 593-598, 937, 918-950, 953, 957, 970, 975, 979, 980. Auchenia guanaco, 11, 10, 11, 50, 51, 57, 58, 59, 66, 580. Auchenia mesolithica, 39, 10, 57, 588, 596, 597, 952, 986. Auchenia lama, 580, 596, 597, 952, 956. Auchenia lama fossilis, 580, 986. Auchenia intermedia, 580, 581, 584, 585, 596, 597, 910, 911, 986. Auchenia gracilis, 581-583, 585, 586, 596, 597, 910, 911, 986. Auchenia frontesa, 582, 583, 586, 910, 911, 986. Auchenia Castelnaudi, 583, 596, 597, 910, 911, 986. Auchenia cordubensis, 53, 581, 585, 596, 597, 952, 986. Auchenia ensenadensis, 585, 596, 597, 910, 911, 986. Auchenia lujanensis, 586, 596, 597, 910, 911, 986. Aucheuia paca, 587. Auchenia vicunna, 587. Auchenia vicuña, 597, 956. Auchenia Weddelli, 587, 591, 935, 910, 941, 986. Auchenia parallela, 595. Auchenia major, 596. Auchenia rninor, 595, 986. Aulaxinuus, 971. Aurochs, 920. Axis, 975, 980. Azara, 11, 25, 29, 31. Azara labiata, 5, 11, 38, 39, 18. Azara occidentalis, 11, 25, 18. U Baculites, 14, 16, 18. Balanus, 29, 39. Balaena, 888. Balaena australis, 888-890. Balaena dubia, 889. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1007 Balaena definita, 889. Balaenidae, 888, 895. Balaenoptera, 57, 889. Balaenoptera bonarensis, 889. Balaenoptera patachonica, 889. Balaenoptera intermedia, 889. Balaenoptera antartica, 889. Bathmodon, 962. Bathrodon, 963. Bathyergus, 369. Bathyopsis, 962 Bettongia, 269. Bibos, 975, 979, 980. Biloricata, 764, 766. Bison, 975. Blastóceros, 599, 607, 614, 948, 950, 953, 957, 975, 980. Blastóceros campestris, 608, 940, 945, 952, 956. Blastóceros campestris fossilis, 608, 609, 987. Blastóceros paludosus, 608, 609, 940, 945, 952, 956,987. Blastóceros paludosos fossilis, 609. Blastóceros azpeitianus, 609, 940, 945. Blastomeryx, 975. Boridae, 894. Boochoerus, 971. Borhyaena, 285, 288, 927, 963. Borhyaena tubera ta, 288, 924. Bos, 975, 979, 980. Bos pampaeus, 615. Bothriomys, 110, 118, 948, 950, 976. Bothriomys catenatus, 118, 938, 913, 983. Bradypodidae, 895. Bradypus, 664, 655, 682, 691-693, 697. Bradypus giganleus, 668. Brachydiastematherium, 961. Brachycyon, 968. Brachytherium, 22, 374, 564-568, 554-556, 559-564, 932, 966. Brachytherium cuspidatum, 561, 565, 930. Brachyuridae, 350, 956, 958. Bramatherium, 975. Briaromys, 904, 932, 967. Briaromys Trouessartianus, 904, 929. Brontotherium, 622, 970. Bruta, 653, 892, 895, 896, 923, 925, 930, 935, 940, 952, 957, 969. Bubalus, 975, 980. Bucapra, 975. Buliinus, 33, 41, 53. Bulimus neogaeus, 33. Bulimus crassus, 33. Bunaeulurus 972. CJ Cacodonta, 890-892, 895, 896, 898. Cadurcotherium, 970. Csenotheridee, 576, 894. Cainotherium, 921, 967, 970. Calamodon, 962. Calamodontidee, 894. Calomys, 110, 114, 118, 947, 950, 953, 957, 980. Calomys griseo-flavus, 114. 115, 955. Calomys Bravardi, 114, 938. Calomys elegans, 115, 955. Calomys anguya, 115, 955. Calomys canescens, 115, 955. Calomys xantorhinus, 115, 955. Colomys longicaudatus, 115,116, 938,942, 951, 955, 983. Calomys magellanicus, 115, 955. Calomys xanthopygos, 116, 955. Calomys bimaculatus, 116, 951, 955, 983. Calomys ílarescens, 116, 955. Calomys auritus, 116, 951, 955, 983. Calomys anoblepas, 116. Calomys plebejus, 116, 983. Colomys rex, 116, 983. Calomys coronaíus, 116, 983. Calomys laticeps, 116, 983. Caílithrix antigua, 101. Callithrix primaeva, 101, 982. Caílithrix cblorocnomys, 101. Callodontomys, 927, 963. Callodontomys vastatus, 259, 924. Callomys viscaccia, 179. Callomys laniger, 189. Camélidos, 579, 598, 894, ,935, 937, 910, 949, 951, 952, 954, 956, 958. Camelopardalis, 975, 979. Camelops, 980. Camelotherium, 595. Camelotherium magnum, 595. Camelotherium médium, 595. Camelotherium minum, 595. Camelus, 975. Camelus paca, 587. Camelus glama, 580. Camphotherium, 967. Canidae, 295,334, 346, 894, 930, 933, 934, 937, 938, 949, 951, 952, 954, 955, 958. Canis, 56 , 61, 62, 66, 295 , 306, 309-311, 932 , 936, 947 , 948, 950, 953, 957, 967. 972, 977, 979, 981. Canis Azarm, 40, 41, 51, 53, 57, 58, 287, 296-302, 306, 309, 310, 938, 943, 952, 955, 984. Canis Azaras Azaras, 11, 298, 300, 311, 312. Canis Azarae v. gracilis, 11. Canis Azaras m. fossilis, 62, 298, 299, 301, 309, 311, 312. Canis Azarae ?n. antiquus, 11, 51, 57, 298, 299, 301, 311, 312. Canis Azarae t. cordubensis, 11. Canis Azaree/1, robustus, 11. Canis Azaree affinis, 11. Canis acutus, 26, 75, 297,305, 311, 312, 934. Canis ensenadensis, 29, 30, 72, 296, 297, 311, 312, 938, 943, 984, Canis bonaeriensis, 29, 71, 296, 301, 311, 312, 938, 913, 984. Canis cultridens, 39, 40,57, 62, 296, 299, 301, 311, 312, 939, 943, 952, 984. Canis lycodes, 57, 297, 305, 310, 3L2, 952, 985. Canis protujubatus, 62, 66, 296, 303, 311, 312, 939, 943, 984. Canis jubatus, 51, 291,296,297, 302-305, 310-312, 952, 955, 985. Canis gracilis, 296, 300, 311, 312, 952, 955. 985. Canis griseus, 296, 300, 311, 312, 955. Canis culpaeus, 296, 303, 311, 312, 955. Canis avus, 296, 303, 304, 311, 312,939, 943, 985, Canis cancrivorus, 296, 304, 305, 310, 311, 955. Canis lupus, 297. Canis paranensis, 297, 306, 311, 312, 912, 930. Canis melanostomus, 298. Canis cinereo-argenteus, 298, Canis campestris, 302. Canis magellanicus, 303. 304. Canis Lydekkeri, 305, 985. Canis musculosus, 305. Canis incertus, 309. 1008 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Canis braziliensis, 310, 985. Canis af. braziliensis, 310. Canis pampaeus, 310. Canis platensis, 310. Canis vulpinus, 310. Canis protalopex, 310, 985. Canis vetulus, 310, 985, Canis fulvicaudus, 310, 085. Canis robustus, 310. Canis troglodytes, 310. Capra, 975, 980. Capreolus, 970, 975, 980. Capreolus leucotis, 611. Capromyiilee, 122, 167. Capromys, 125. Cardiodon, 213, 237-239, 260, 261, 932, 967, Cardiodon Marshi, 237, 238, 239, 929. Cardiodon Leidyi, 239. Cardiomys, 213. 236, 932, 967. Cardiomys cavinus, 236,907, 929, Cardictherium, 213, 237, 210-219, 252,259-261, 371, 909, 932, 967. Cardiotherium denticulatum, 210, 218, 929. Cardiotheriura Doeringi, 241, 247-219, 908, 929. Cardiotherium petrosura , 217, 908, 929 . Cardiotherium minutum, 218. 249, 909, 929. Cardium, 29. Cardium multiradiatum, 23. Cariacus, 614, 975, 980. Cariacus rufus, 600, 601 . Cariacus paludosus, 609. Carniyora, 276, 294, 345, 894, 896, 898, 930, 934, 938, 952, 955, 963, 967, 968, 972, 977, 981. Carterodon, 262. Carterodon sulcidens, 152, 166, 983. Caryoderma, 978. Castor, 369, 971, 976, 979, 980. Castoridae, 894. Castoroides, 976, 981. Catarrhini, 100. Catopsalis, 911, 963. Cavia, 53, 56-59, 68, 69, 213, 218, 219, 227-293,231, 232, 233, 243, 248, 257, 260, 261, 269, 372, 374, 953, 957, 981. Cavia porcellus, 57, 219; 228, 234. Cavia porcella, 144, 227, 291, 234, 235, 952, 955, 984. Cavia porcella fossilis, 231. Cavia avita, 75, 232. Cavia impar, 75, 231. Cavia rigens, 218, 220. Cavia patachonica, 221. Cavia leucoblephara, 222, 227. Cavia australis, 225. Cavia breviplicata, 227. Cavia Azara, 227, 234. Cavia ílavidens, 227. Cavia prona, 230. Cavia aperea, 234. Cavia leucopyga, 234. Cavia apereoides, 231. Cavia gracilis, 234. Cavia robusta, 234. Cavia vates, 235, 984. Cavia capybara, 254. Cavidrn, 122, 212, 217, 260-262, 894, 924, 928, 929, 933, 934, 937, 938, 949, 951, 954, 954, 958. Caviodon, 213, 256.-258, 932, 936, 967, 971. Caviodon multipücatus, 256, 929. Caviodon obtritus, 258, 934. Cebidae, 100, 101, 893, 954, 958, 976. Cebochoerus, 967, 971, Cebus, 100, 957. Cebus libidinosus, 100, 954. Cebus Azara, 100. Cebus nigroviltntus, 100. Cebus elegans, 100. Cebus versicolor, 100. Cebus macrognatus, 101. Cebus cirrhifer, 101. Cebus apella, 101, 982. Cephalogale, 968. Cephalopus, 975. Centetidae, 894. Centetodon, 963. Centra codon, 963. Cercolabes prehensilis, 130. Cercolabes insidiosus. 130. Cercolabes villosus, 130 Cercolabidas, 122, 124, 262, 923, 928, 955, 958. Cercopithecidaa, 893. Cerithium americanum, 23. Cerodon, 213, 221, 225, 227, 228, 231, 234, 257 , 260, 261, 947, 950, 953, 957, 976, 981. Cerodon lcucoblepharus, 224-226, 952, 955, 984. Cerodon Spixi, 224. Cerodon australis, 225, 955. Cerodon turgeo, 225, 938, 913, 984. Cerodon antiquus, 225, 938, 943, 984. Gerodons ílavidens, 225, 227, 984. Cerodon pygmmus, 226, 938, 913, 981. Cerodon brcviplicatus, 227. Cerodon boliviensis, 227, 981. Cervalces, 975, 980. Cervequus andicus, 611. Cérvidas, 579, 599, 614, 891, 935, 937, 910, 949, 951, 952, 954, 956, 958. Cervulus, 970, 975, 980. Cernís, 61, 62, 66, 68, 599, 602, 604, 606, 611, 614, 948, 950, 970, 975, 979, 980. Cerras Truncus, 72. Cervus ensenadensis,71, 72, 605. Cervus mesolithicus, 31, 40, 48, 51,601. Cervus campestris, 40, 41, 50, 51,53, 57, 58, 66. 559, 578, 608, 612- Cervus lujnnensis, 48, 62, 603, 601, 940, 915, 986. Cervus paludosus, 57, 607, 608, 609. Cervus aff. paludosus, 609. Cervus avius, 75, 607. Cervus chilensis, 565, 611. Cervus rufus, 600. Cervus simplicicornis, 600. Cervus af. simplicicornis. 600. Cervus nemorivagus, 600. Cervus cantinga, 600. Cervus rufmus, 601. Cervus brachyceros, 602-604, 940, 945, 986. Cervus latus, 604, 940. 945, 986. Cervus tuberculatus, 605, 613, 910, 945, 987. Cervus fragilis, 606. Cervus patachonicus, 607. Cervus minor, 607. Cervus intermedius, 607. Cervus leucogaster, 608. Cervus pampaius, 608. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1009 Cervus dichotomus, 608. Cernís magnus, 609. Cervus azpeitianus, 609. Cervus ultra, 610. Cervus antisiensis, 611. Cervus sulcatus, 611. Cervus^seleniticus, 612, Cetácea, 653, 883, 895, 896. Cinulia, 16, 48. Cladosictis, 18, 285, 286, 927, 963. Cladosictis patagónica, 286, 924. Coassus, 599-601, 611, 953,957, 975, 980. Coassus mesolithieus, 601, 952, 987. Coassus nemorivagus, 600, 952, 956, 987. Coassus nemorivagus fossilis, 600. Coassus rufinus, 601, 956, 987. Coasus rufinus fossilis, 601. Coassus rufas, 600, 952, 956, 987. Coassus rufus fossilis, 600. Cobus, 975, Cochlops, 792, 871, 872, 928, 964, Cochlops muricatus, 792, 926. Coelogenys, 131. Ccelogenys laticeps, 131, 981. Coelogenys major, 13 L, 981. Coelogenys paca, 131, 981. Ccelodon* 663, 661, 673, 674, 676, 681, 683, 690, 691, 697,699, 700, 701, 702, 721, 732, 736, 742, 748, 950, 977. Coelodon cscrivanensis, 699, 987. Ccelodon Kaupi, 699, 987. Coelodon maquinensis, 699, 987. Coelodon tarijensis, 699, 700, 987, 940, 945. Coendú prehensilis, 130. Coenobasileus , 971. Coenopithecus, 966. Colonimys, 962. Colonoceras, 961. Coloreodon, 970. Colpodon, 364,367, 372, 374, 440, 462, 464, 469, 932. 966. Colpodon propinquus, 359, 462, 930. Colutodonta, 663, 664, Collensternum, 97 , 98. Comaphorus, 840, 844, 932, 968. Comaphorus concisus, 844,931. Condilarthra, 41, 103, 104, 105, 893, 896, 898, 960, 965, 966, 969. Conepatus cordubensis, 68. Conepatus Humboldti, 40, 51, 57, 322. Conepatus mercedensis, 66, 323. Conepatus primaevus, 321, 323. Conorcytes, 960. Contracavia, 242-244, 248. Contracavia matercula, 247, 248. Corbicula Stelzneri, 25, 48. Cordilodon, 972. Coristernum, 98. Coryphodon, 619, 962. Coryphodontidae, 617, 618, 894, 925, 928. Cossoryx, 975. Creodonta, 14, 18, 48, 276, 285, 315, 346, 894, 896, 898, 911, 913, 924, 928, 930, 933, 963, 965, 967, 968, 972, 977. Cricetus laniger, 189. Cricetodon, 967, 971, 980. Criptomeryx, 966. Cristava, 355, 490, 491, 893, 896, 898. Crocidura, 981. Ctenacodon, 270, 275. Ctenomys, 51, 66, 153, 154, 156-158, 160-165, 167, 371, 662, 917, 948, 950, 953, 957, 976, 980, 992. Ctenomys bonaerensis, 154, 156, 938, 943, 983. Ctenomys brasiliensis, 154, 155, 157,159, 955. Ctenomys formosus, 160. Ctenomys latidens, 157, 160. Ctenomys leucodon, 156. Ctenomys lujanensis, 154, 155, 938, 943, 983. Ctenomys magellanicus, 33,53, 56, 57, 59, 68, 154-156, 160, 161 938, 943, 951, 955, 983. Ctenomys magellanicus fossilis, 155. Ctenomys megacephalus, 156. Ctenomys mendocina, 155. Ctenomys minor. 156. Ctenomys priscus, 159. Cupressinoxylon latiporosum, 22. Cupressinoxylon patagonicum, 22. Cyclas variegata 40. Cyclopidius, 975, 979. Cynailurus, 334. Cynailurus minutus, 310, 334. Cynelos, 972. Cynocephalus, 974, 979. Cynocephalidae, 893. Cynodictis, 967. Cynodon, 344, 968. Cynodontidae, 346. Cynodontomys, 959. Cynohyaenodon, 967. Cyomorphidae, 344, 346. Cyonasua, 295, 306, 308, 313-315, 913, 932, 967. Cyonasua argentina, 313, 912, 930. Ch Chacnobyus,971. Chalicomys, 976. Chalicotherium, 966, 969, 974. Chamotherium, 967. Chilina antiqua, 22. Chilina fluminea, 40. Chilina Lallemanti, 24. Chinchilla lanígera, 189. Chiromys, 102. Chiroptera, 348, 895, 896, 898,956 , 964 , 968 , 973, 977 , 981. Chirox, 963. Chlamydophoridae, 853, 877, 882, 957, 958. Chlamydophorus, 877, 878, 880-882, 948, 957, 978. Chlamydophorus truncatus, 877 , 942, 947 , 957, 989. Chlamydophorus truncatus fossilis, 878. Chlamydotlieridae, 853, 881, 882, 895, 926, 928, 931, 933, 936, 937, 941, 949, 951. Chlamydotherium, 26 30, 80, 549,759,844, 834-859, 880, 882, 932, 937, 948, 950, 965, 968, 978, 996. Chlamydotherium australe, 858, 926. Chlamydotherium extremum, 857, 931. Chlamydotherium gigas, 989. Chlamydotherium Humboldti, 66, 856, 989. Chlamydotherium intermedium, 75, 858, 936, Chlamydotherium paranense, 855, 856,-859, 931. Chlamydotherium typum, 854-856, 858, 859, 871, 941, 946, 988. Chlamydotherium typus, 72, 854. Chloromys acuti, 131. Chloromys patagonicus, 221 . 127 1010 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Choerodonta, 631, 632, 653, 894,896, 898. Choeromeryx, 976. Choeromorus, 967. Choeropotaraidae, 573, Choeropotamus, 967, 971, Choloeopus, 664, 692, 693, 698, 699. Chriacus, 959. Chrysocyon jubatus, 302. Charysochloridae, 894. Chrysochloris, 373. Chrysomysidae, 893. D Dacrytherium, 966. Dactylomys, 152, 153. Dactylomys amblyonyx, 151,983. Dama, 975, 980. Daman, 373. Dasypidae, 853, 864, 881, 882, 895, 926, 928, 931, 933, 936, 937, 941, 949, 951, 953, 954, 957, 958. Dasypoda, 758, 822, 852-854, 878-882, 895, 896, 898, 926, 931, 936 941, 953, 957, 965, 968, 973, 978, 982. Dasypotherium, 996, 997. Dasypotherium australe, 996. Dasyprocta, 131, 369, 957. Dasyprocta aguti, 131, 984. Dasyprocta Azaree, 131, 955. Dasyprocta patachonica, 221. Dasyprocta punctata, 121. Dasyproctidae 122, 131, 214, 262, 955, 958, Dasypus, 854,864, 865-867, 86S-871, 878, 881, 882, 923, 928, 931, 932, 936, 937, 948-950, 953, 957, 965, 968, 973, 978, 982,996. Dasypus antiquus, 760, 767. Dasypus apareoides, 875. Dasypus conurus, 875. Dasypus duodecimcinctus, 876. Dasypus giganteus, 876. Dasypus gigas, 876. Dasypus gyranurus, 876. Dasypus hesternus, 922. Dasypus hybridus, 861. Dasypus major, 865, 941, 946, 953, 989. Dasypus maximus, 760, 767. Dasypus minutus, 867. Dasypus novemcinctus, 861. Dasypus octocinctus, 861. Dasypus aff. octocinctus, 861. Dasypus patagonicus, 866, 867, 926. Dasypus peba, 861. Dasypus platensis, 866, 953, 989. Dasypus septemcinctus, 861. Dasypus sexcinctus, 864, 865, 873, 941, 946, 957, 989. Dasypus aff. sexcinctus, 864. Dasypus tatouay, 876. Dasypus unicinctus, 876. Dasypus villosus, 865-867, 922, 941, 946,953, 957, 989. Dasypus villosos fossilis, 865. Dasypus aff. villosus, 865. Dasyura, 276, 284, 346, 894, 896, 898. Dasyuridae, 894. Dasyurodon, 967. Daubentonia, 102. Daubentonioidae, 44, 102, 104, 105, 893, 896, 898. Decticadapis, 962. Deltatherium, 963. Deilotherium, 921, 969. Delphinidee, 883-885, 887. Delphinorrhynchus australis, 888. Delphinus, 57, 885. Delphinus albi-rostris, 885. Delphinus bivittatus, 885. Delphinus Blainvillei, 884. Delphinus ceruleo-albus, 885. Delphinus cruciger, 885. Delphinus Fitz-Royi, 885. Delphinus rectifrons, 884. Delphinus superciliosus, 885. Delotheria, 895. Delotherium, 655, 656, 920, 921. Delotherium venerandum, 656. Desmatotherium, 961. Dendrohyrax, 253. Desmodus, 350. 957. Desmodus D'Orbigny, 350, 956. Desmodus fuscus, 350. Desmodus murinus, 350. Desmodus rotundatum, 350, 956. Desmodus rufus, 350. Diacodon, 963. Diadiaphorus, 555, 556, 566, 928, 961. Diadiaphorus velox, 566, 925. Diadiaphorus mnjusculus, 567, 925. Diastomicodon, 374, 525, 546, 550, 551, 948, 950, 975. Diastomicodon lujanensis, 524, 546, 939, 944, 986. Dibelodon Humboldti, 645. Diceratherium, 970. Dicadophorus, 26, 33, 48, 153, 156-158, 160-163, 167, 934, 936,947, 918, 971, 976. Dicoelophorus celsus, 159, 934. Dicoelophorus latidcns, 29, 30, 71, 75, 157, 163, 427, 938, 943, 983. Dicoelophorus priscus, 159, 931. Dicoelophorus simplex, 158,934. Dicolpomys, 166, 262. Dicolpomys fossor, 152, 166, 983. Diconodon, 970. Dicotyles, 485 , 499, 564, 573-576 , 948, 950 , 953 , 957, 971, 970, 979, 980. Dicotyles albirostris, 575. Dicotyles costatus, 574. Dicotyles labiatus, 574, 575, 956, 986. Dicotyles lenis, 574. Dicotyles major, 575. Dicotyles nasutus, 576. Dicotyles pristinus, 576. Dicotyles serus, 576. Dicotyles stenocephalus, 575, 940, 914, 986. Dicotyles tajacu, 574, 576, 940, 944, 952, 956, 986. Dicotyles tajacu fossilis, 574. Dicotyles torquatus. 57, 574. Dichobune, 921, 966. Dichobunidse, 894. Dichodontidse; 576, 894. Dideilotherium, 921, 928, 964. Dideilotherium , venerandum , 925. Didelphodus, 964. Didelphydaí, 277, 283, 284, 345, 346, 894, 934, 937, 938,949, 951, 952, 954, 955, 958. Didelphys, 277, 282-284, 290, 340, 345, 936, 947, 948, 950, 953, 957, 972, 973, 977, 981. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1011 Didelphys albi ventris , 278, 283. Didelphys aff. albiventris, 278. Didelphys aurita, 278, 283- Didelphys aff. aurita, 278. Didelphys Azaras, 57, 278-280, 283, 281, 952, 955, 981. Didelphys Azaree m. antiqua, 278, 28d. Didelphys Azaras fossilis, 278. Didelphys cinérea, 282, 955, 981. Didelphys cinérea fossilis, 282. Didelphys crasicaudata, 279, 282, 281, 955, 981. Didelphys dorsigera, 282, 955. Didelphys elegans, 281-283, 955, 981. Didelphys elegans fossilis, 282. Didelphys aff. eleganti, 282. Didelphys grandceva, 278, 281, 281, 938, 913, 981. Didelphys grísea, 981. Didelphys incana, 283. Didelphys incerta, 278, 280, 281, 938, 913, 981. Didelphys inexpectata, 278-280, 281, 931. Didelphys juga, 278, 281, 281, 938, 913, 981. Didelphys lujanensis, 57. 278, 279, 282, 281, 952, 981. Didelphys murinae, 283, 981. Didelphys myosura, 283. Dideldhys nudicaudata, 981. Didelphys pusilla, 283, 981. Didelphys triforata, 278, 280, 281, 931. Didimyctis, 964. Dilobodon, 14, 48, 358, 372, 376,397. 932, 918, 966, 971. Dilobodon lutarius, 359, 398, 399, 401, 102, 116, 930. Dilobodon lujanensis, 32, 33, 398, 399, 939, 911, 986. Dilophodon, 961. Dimerodon, 277, 281-281, 917, 950, 977. Dimerodon mutilatus, 283, 938, 913, 981. Dimilus, 971. Dinictis, 314. 972. Dinocerata, 616, 617, 891, 896, 898. Dinocyon, 972. Dinotheridaí, 632, 894. Dinotherium, 363, 495, 971, 976, 979. Diodomus, 661, 702,716,717, 932, 937, 968, 973. Diocartherium, 26, 213, 219, 936, 971. Diocartherium australe, 250. Diodomus' Annaratonei, 718, 931. Diodomus Copei, 717, 718, 931, 935. Diplacodon, 961 Diplopus, 967. Diplotremus, 577, 918, 919, 975, 979. Diplotremus agrestis, 577, 578, 910, 911, 986. Dipoides, 971. Diprothomo, 97. Diprotodontidee, 891. Diprotosimia, 97, 98. Diprotroglodytes, 97, 99. Dipus maximus, 179. Discolomys, 132, 118, 119, 151-152. 932, 967. Diseolornys cuneus, 148, 119, 902, 929. Dissacus, 963. Ditremata, 13, 318, 893, 893, 896. Doedicuridse, 774, 810, 895, 931, 933, 936, 937, 911, 919, 951. Doedicurus, 26, 761, 763-769, 775,778, 831, 810, 812-816, 849, 850, 877, 881, 882,948-950, 978. Doedicurus antiquus, 75, 76, 767, 850. Doedicurus clavicaudatus, 71, 72, 766, 768, 817, 911, 916, 988. Doedicurus Copei, 850. Doedicurus giganteus, 765, 766, 768, 815,817, 819. Doedicurus Kokenianus, 819, 850, 911, 916, 988. Doedicurus Poucheti, 33, 766, 818, 819, 911, 916, 988. Doedicurus uruguayensis, 766, 768, 847. Dolichotis, 53, 56, 213, 214, 218-223, 227, 235, 258, 260, 261, 370, 371, 372, 371, 917, 918, 950, 953, 957, 976, 981. Dolichotis centralis, 907, 955. Dolichotis intermedia, 222, 223, 938, 913, 984. Dolichotis lacunosa, 220. Dolichotis major, 221-223, 938, 913, 981. Dolichotis minor, 221-223, 938, 913, 981. Dolichotis patachonica, 40, 51, 53, 57, 221-221, 907, 952, '955, 981. Dolichotis patachonica fossilis, 221. Dolichotis patagónica, 221, 236. Dolichotis platycephala, 223, 221, 931, 938, 913, 981. Doliochoerus, 967. Dolodonta, 44, 103, 101, 105, 893, 896, 898. Domnina, 973. Dorcatherium, 976. Drepanodon, 96a, 972. Dromocyon, 961. Dryptodon, 962. Dryopithecus, 86, 969. Dysopes aurispinosus, 351. Dysopes multispinosus, 251. Dysopes naso, 351. Dysopes nasutus, 351. Dysopes Temmincki, 353, 985. Dynatobatis paranensis, 22. Dynatobatis rectangularis, 22. E Ectacodon, 962. Ectoconus, 960. Ectocyon, 961. Ectoganidae, 894. Ectoganus, 962. Echidnidse, 895. Echinogale, 972. Echinomyidse, 122, 131, 112, 118, 166, 211, 261, 262, 894, 921, 928, 929, 933, 931, 937, 938, 919, 951, 954, 955, 958. Echinomys cajenensis, 152, 983. Edestomacinerea, 350. Effodientia, 853. Elachcerus, 962. Elaphus, 975, 979, 980. Elasmotherium, 979. Elephantidóe, 632, 894, 935, 937, 910, 949, 951, 952, 954. Elephas, 365, 366, 633, 976, 979, 980. Elephas antiquus, 147. Elephas meridionalis, 147. Eleutherocercos, 839, 819. Eleutherocercos setifer, 768, 839. Eligmodontia typus, 115. Eliomys, 971. Elotheridee, 894. Elotherium, 971. Embassis, 973. Euhydrocyon, 972. Entelomorphus, 411, 421, 422, 439, 918. Entelomorphus rotundatus, 939, 911, 986. Entelops, 19, 654, 928, 961. Entelops dispar, 651, 925. Entelopsidae, 651, 895, 925. 1012 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Entomodon, 963. Entoptychus, 971. Eoauchenia, 26, 598, 937, 970. Eoauchenia primitiva, 75, 598, 599, 935. Eeobasilidíe, 894. Eobasileus, 962. Eocardia, 19, 212, 214, 216, 217, 260, 261, 371, 372. 371, 927, 963. Eocardia divisa, 215, 924. Eocardia montana, 214, 924. Eocardia perforata, 215, 217, 921. Eohyus, 961. Eotnys, 967. Eosimia, 44, 102, 103, 105, 893. 896, 898, 960, 966, 969. Epanorthid®, 268, 270, 894, 921, 928. Epanorthus, 18, 261, 270-273, 275, 927, 963. Epanortlius Aratae, 272-275, 924. Epanorthus intermedius, 272, 271, 921. Epanorthus Lemoinei, 272-274, 921. Epanorthus minutus, 272, 274, 921. Epanorthus pachygnatus, 272-271, 921, Epanorthus pressiforatus, 272, 271, 921. Epiblema, 208. Epiblema horridula, 208. Epieuryceros, 599, 613, 948, 919, 975, Epieuryceros truncus, 613, 940. 911, 987. Epihippus, 961. Epiodon australis, 888. Epitherium, 26, 374, 555, 569, 937, 970. Epitherium laternarium, 75, 555, 569, 571, 935. Equidos, 492, 502, 525, 528, 572, 891, 930, 933, 935, 737, 939, 949, 951, 951. EqUUS, 5, 66, 68, 502, 503, 505, 507, 513-518, 520, 521, 526, 948, 950, 953, 974, 979. Equus americanus, 504. Equus andium, 505-507, 513. Equus argentinus, 503-505, 939, 944, 986. Equus asinus, 508, 509. Equus australis, 949. Equus Barcenaei, 513. Equus bisulcus, 611. Equus caballus, 14, 42, 509-542. Equus aff. caballus, 81, 504. Equus eonipressidens, 517. Equus conversidens, 505, 507, 513. Equus crenidens, 513. Equus curvidens, 67, 503-505, 513,516, 939, 911, 986. Equus Devillei, 515. Equus fraternus, 513. Equus Lundi, 513. Equus macrognatus, 501, 516. Equus major, 513. Equus neogasus, 501, 515, 516. Equus occidentalis, 513. Equus principalis, 516. Equus rectidens, 40, 48, 51, 53, 54, 56-59, 61, 81, 503, 505-513, 517, 944, 952, 986. Equus tau, 513. Erinaceus, 971, 977, 981. Erinacidee, 894. Eriomyidee, 122, 167, 261, 262, 311, 894, 924, 928, 933, 934, 937, 938, 949, 951, 954, 955, 958. Erioinys, 168, 188, 189, 211, 213, 957. Eriomys chinchilla, 189. Eriomys laniger, 189, 955. Erethizon, 976, 981. Eschatius, 596, 975, 979. Essonodontherium, 666, 672, 673, 682, 683, 950, 953. Essonodontherium Gervaisi, 672, 673, 940, 915, 952, 987. Esthonyx, 962. Estonychidae, 894. Eubalaena australis, 888. Eucladoceros, 975. Eucrotaphus, 970, Eucholceops, 19, 690, 692, 695, 701, 702, 705, 706, 929, 961. Eucholceops adteger, 691, 920. Eucholoeops infernniis, 691, 926. Eucholceps ingens, 693-695, 926. Euphractus exilis, 868. Euphractus major, 40, 57, 865. Euphractus mjnjmus, 808. Euphractus minutus, 40, 53$ 56,57, 59, 00. Euphractus pntagonicus. 800. Euphractus plntensis,, 39, 10, 48, 57-59. Euphractus proximus, 807. Euphractus'sexcinctus, 801. Euphractus aff. sexcinctus, 801. Euphractus villosus, 40, 51, 57, 58, 805, 879. Euphractus aff. villosus, 62, 865. Euphilus, 903, 932, 967. Eupbilus Ambrosettianus, 903,929. Euphilus Kurtzi, 904, 929. Eulamnops, 580, 591, 595, 597, 598, 918, 950, 975, 979. Eulamaops parallelus, 33, 595, 910, 015,980. Eumys, 971. Eumysops,‘2G, 132, 142, 152, 153, 971. Eumysops líeviplicatus, 111, 934. Eumysops plicatus, 75, 113, 141, 931. Eumysops robustas , 144, 934. Euryacodon, 963. Euryodon latidens, 989. Euryurus, 26,33, 763,760-768,810. Euryurus antiquus, 768, 812. Euryurus interundatus, 813. Euryurus rudis, 768, ; 8 12. Eutatus, 68, 69, 862, 865, 868, 870-873, 881, 882, 928, 931, 932, 936, 937, 948-950, 965, 968, 973, 978, 996. Eutatus brevis,33, 62,66 , 872, 942 , 947 , 989. Eutatus distans, 874, 926. Eutatus lageua, 871, 926. Eutatus minutus, 873, 942,947, 989. Eutatus fenophorum, 873, 874,926. Eutatus punctatus, 872, 873, 942, 947, 989. Eutatus Seguini, 31, “03, 71, 72, 823, 862, 871-873, 942, 947, 989. Eutemnodus, 310, 341, 913, 932. Eutemnodus americanus, 310, 341, 913. Eutemnodus euryrhynchus, 310. Eutemodus, 402, 403, 916, 966, 993, 995. Eutomodus elautus, 403, .916, 939. Eusyodon, 971. F Felidae, 325, 341, 316, 894, 939, 949, 951, 952. 954, 956, 958. Felis, 58, 71, 72, 295, 326, 328, 330, 333, 335, 337-339, 341, 342, 918, 950, 953, 957, 977, 979, 981. Felis brasilicnsis, 327. Felis colocolo, 326, 327, 956. Felis_concolor, 51, 57, 326, 329, 333, 312, 952, 956, 985. Felis concolor fossilis, 329. Felis cultridens, 336. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1013 Felis tliscolor, 329. Felis eruta, 333. Felis exilis, 333. Felis eyra, 3:26, 327, 956. Felis Geoffroyi, 326, 327, 956. Felis jacobita, 327. Felis yaguarundí, 326, 327, 956. Felis jubata, 328. Felis longifrons. 326-339, 242, 939, 914, 985. Felis macrura, 985. Felis maracayá, 327. Felis megantbereon, 339. Felis mitis, 326, 327, 956, 985. Felis onga, 40, 51, 57, 58, 306, 308, 326, 329, 330-333, 335, 312, 952, 956, 985. Felis onga m. fossilis, 51, 57, 330, 332, 342. Felis onga m. aníiqua, 321. Felis onga onga, 342. Felis pajero, 326, 327, 356. Felis palustris, 326, 331, 332, 312, 939, 941, 985. Felis pardalis, 327, 333, 985. Felis platensis, 326, 329, 330, 312, 939, 941,985. Felis pardinoides, 327. Felis protopanther, 80, 81, 333-336, 985. Felis puma, 329. Felis pusilla, 333, 985. Felis smilodon, 333, 336. Furcifer, 599, 610, 918, 950, 975. Furcifer antisiensis, 611. Furcifer bisulcus, 611, 656. Furcifer bisulcus fossilis, 611. Furcifer huamel, 611. Furcifer seleniticus, 612, 613, 910, 945, 987. Furcifer sulcatus, 611, 612, 910, 945, 987. Fusus noacbinus, 23. Fusus patagonicus, 23. PH Phacochoeridae, 573, 894. Phalangistidae, 266, 891, 896, 898. Phaneromeryx, 966. riianornys, 212, 217, 218, 260, 261, 262, 927, 963. Plianomys mixtus, 217. Phanotherus, 932, 967. Phanotherus marginatus, 900, 929. Phascolarctidae, 894. Phascolomydae, 266, 894, 898. Phascolotheria, 276, 346-348, 893, 894, 896, 898. Phascolotheridae, 891. Phascolotherium, 347. Pbenacodontidae, 893. Phenacodus, 960. Phobereotherium, 440, 457, 461, 927, 960. Phobereotherium sylvaticum, 360, 457, 925, Phoca Byroui, 343. Phoca jubata, 343. Phoca flavescens, 343. Phocaéna, 886. Phocaéna australis, 885. Phocaéna spinipinnis, 886. Pbocidae, 342, 894. Phonoctonia, 276, 345, 346, 894, 896, 898. Pliororhacos, 659, 928, 964, Phororhacos longissimus, 659, 926. Pbororhacosidae, 657, 659, 895, 926, 928. Phloramys, 26, 154, 160, 162, 166, 167, 936, 971. PlUoramys homogenidens. 75, 160, 903. 934. Phugatheriurn, 26, 213, 241, 936, 971. Phugatherium cataclísticum, 75, 212, 931. PhyLrhina, 981. Phyllostoma, 319, 957. Phyllostoma albescens, 319. Phyllostoma chrysocomus, 349. Phyllostoma erytbromus, 349. Phyllostoma excisum, 349. Pílyllostoma flumarium, 349. Phyllostoma lilium, 349, 956. Phyllostoma lineatum, 349, 956 Phyllostoma oporaphylum, 349. Phyllostoma rotundatum, 350. Phyllostoma spectrum, 353, 985. Phyllostoma spiculatus, 349. Phyllostoma superciliatum, 319, 956. Phyllostomidae, 319, 895, 956, 958. Physa, 41. Pliysa rivalis, 40. Physalus patachonicus, 889. Physeter, 887. Physeter macrocephalus, 887. Physeteridae, 883, 887, 895. Galecynus, 972. Galeothylax, 967. Galera, 981. Galictis, 286, 295, 321, 325. Galictis barbara, 321, 325, 956, 985. Galictis intermedia, 325, 985. Galictis major, 325, 985. Galictis robusta, 325. Galictis vittata, 321, 322, 325, 956. Gambatherium, 281. Gazella, 975, 979, 980. Gclocus. 970. Geolabis, 971. Geomyidae, 894. Geomys. 976. Gerbillus, 980. Gíraffidae, 891. Globicephalus Grayi, 886. Glossophaga, 349, 357. Glossophaga ecaudata, 349, 956. Glossophaga viliosa, 350. Glossotherium, 674, 735-737, 704-708, 716, 719, 732-735, 737-711, 948-950, 978. Glossotherium bonaerense, 738, 911, 945, 988. Glossotherium Danvini, 732, 737-739, 941, 945, 988. Glossotherium Zeballosi, 738, 941, 945, 988. Glyptodon, 1, 2, 26, 27, 34, 46, 52, 59, 62, 64, 67, 68, 73, 244, 661 069,759-767,769,775-780, 783,785,788-791, 790, 799, 803-805 812, 814, 825, 830-834, 836, 838, 841, 845-847, 857, 881, 882, 922, 937, 948-950, 973, 978, 979. Glyptodon asper, 761, 763-767, 784, 785. Glyptodon clavicaudatus, 761-765, 817. Glyptodon clavipes, 759-767, 778-783, 785, 790, 801, 806, 807, 811, 811, 941, 916, 988. 1014 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Glyptodon D’Orbigny, 762, 763, Glyptodon dubius, 765, 781, Glyptodon elevatus, 762, 761, 767, 791. Glyptodon elongatus, 762,763-766, 785-787, 789,790, 911, 916, 988. Glyptodon eupfiractus, 767, 781, 782, 895, 911, 916, 988. Glyptodon Falkneri, 788, 911, 916, 988. Glyptodon Fiorinii, 789, 941. Glyptodon geramatus, 766, 789, 790, 911, 946, 988. Glyptodon geometricus, 762. 763, 766. Glyptodon giganteus, 763-765, 833, 817. Glyptodon gigas, 762, 763, 765, 817, 818. Glyptodon gracilis, 762, 764, 766. Glyptodon lcevis, 761, 765, 787, 788, 935, 911, 916, 988. Glyptodon Muñizi, 30, 71, 72, 767, 782, 911, 916, 988. Glyptodon minor, 783, 911,916, 988. Glyptodon ornatus, 760-761, 806. Glyptodon Oweni, 762, 763, 779, 806, 917. Glyptodon perforatus, 762,767. 787, 911, 916, 988. Glyptodon principalis, 760, 767, 782, 789, 911, 946, 988. Glyptodon pumilio, 763, 764, 813. Glyptopon quadratus, 762. Glyptodon radiatus, 762-761, 766, 821, Glyptodon reticulatus, 761-765, 767, 780-787, 790, 811, 833,911, 946, 983. Glyptodon robustas, 833. Glyptodon rudimentarius, 767, 788,941, 916, 988. Glyptodon rudis, 765, 766, 840, 812. Glyptodon Sellowi, 781. Glyptodon spinicaudus, 763, 784. Glyptodon sub-elevatus, 762, 764, 782, 941, 916,988. Glyptodon tuberculatus, 761-763, 784, 833. Glyptodon typus, 14, 33, 48, 61, 62, 65, 66, 766, 784; 785. Glyptodon verrucosus, 762, 833. Glyptodontia, 758, 768, 774, 853, 856, 878-881, 882, 895, 896, 898, 926, 731,935, 941, 961,968, 973, 978, 981. Glyptodontidse, 774,775, 793, 794, 895, 926, 928, 913, 935, 937, 941 949, 951. Glyptostroboxylon Goepperti, 22. Golunda, 981. Gomphotherium, 970. Gnathopsis, 690, 691,700, 701. Gnathopsis Oweni, 910. Gravigrada, 657, 661, 663,698, 757, 895, 896, 893, 923, 926, 930, 935, 940,952, 961, 968, 973, 977, 981. Gravigrada Myloinorpha, 663. Gravigrada Rodimorpha, 663. Gronotherium, 401, 410, 460, 464, 928, 960. Gronotherium decrepitara, 360, 460, 925. Grymmmys, 281. Grypotherium, 69, 71, 72, 734, 738. Grypotherium Darwinii, 732, 737. Guitlinomys chilensis, 133, Guio, 977, 981. Guio barbaras, 321. Guio canescens, 321. Guio vittatus, 321. Gymnoptychus, 971. Gymnuridee, 351, 956, 959. II Habrocoma, 166, 167. Habrothrix, 110, 113. 118, 953, 957, 980. Habrothrix angustidens, 114. Habrothrix arenicola, 113, 114, 951, 955, 983. Habrothrix arenicola fossilis, 113. Habrothrix clivigenis, 114, 983. Habrothrix cursor, 114, 983. Habrothrix ititernus, 114, 951, 983. Habrothrix lasiurus, 114, 983. Habrothrix micropus, 113, 955. Habrothrix obscuras, 113, 955. Habrothrix orycter, 114, 983. Halitheridm, 894. Halobioidas, 354, 652, 893, 891, 896. Hamela leucotis, 611. Hapale, 101, 957. Hapale grandis, 101, 982. Hapale penicillata, 101, 151, 982, Hapalidíe, 101, 893, 951, 958. Hapalops, 19, 683, 686, 697, 701, 723, 757, 961. Hapalops ellipticus, 687, 926. Hapalops indiferens, 687, 926, Hapalops rectangularis, 686, 926. Haplaconus, 960. Haplodontherium, 364,372,376, 391, 401, 102, 915-917, 932, 966, 992-996. Haplodontherium limum, 359, 391, 396, 930, 995. Haplodontherium Wildei, 359, 391, 396, 397, 914-916, 930, 994. Haplogale, 968. Haplomeryx, 967. Hatliacynus, 18, 285, 286, 927, 963. Hatliacynus lustratus, 286, 924. Hedimys, 212,217, 260, 261, 262, 927, 963. Hedimys integras, 218, 921. Hegetotherium, 19, 360, 368, 371-374, 396, 414, 435-437, 439, 487, 918, 927,960,993. Hegetotherium mirabile,360, 438, 925. Hegetotherium strigatum, 360 438, 439, 925, Helamys, 369. Helamys capensis, 369. Helatetes, 961. Heliscomys, 971. Helix, 33. Helohyus, 961. Helladontherium, 975,979. Hemiacodon, 963. Hemiauchenia, 580,593, 595, 597,598, 918, 950, 975, 979. Hemiauchenia paradoxa, 594, 940,945, 986. Hemiehoerus, 967. Hemiganus, 962. Hemimeryx, 976. Hemipsalodon, 972. Hemithlasus, 960. Heptodon, 961 . Herpestes, 968, 972, 981. Hesperornyidée, 109,938, 949, 951, 951, 955. Hesperomys, 51, 62, 66, 110, 118, 112, 165, 947, 950,953, 957, 976, 980. Hesperomys Bravardi, 114. Hesperomys eliurus, 115. Hesperomys expulsus, 119, 983. Hesperomys leucodaetylus, 115. Hesperomys molitor, 57 119, 938, 943, 951, 983, Hesperomys nasutus, 112. Hesperomys rufus, 112. Hesperomys simplex, 119, 983. Hesperomys tener, 40, 57, 118, 119, 951, 955, 983. Hesperomys vulpinus, 116. Heteroborus, 963. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1015 Heterodon diversidens, 989. Heterodonta, 43, 893, 896. Heterohyax, 235. Hexaprotodon, 576. Hexodon, 960. Hicanodonta, 653, 758, 879, 895, 926, 931, 935, 941, 957. Ilipohippus, 974. Hipparion, 521,969, 974, 979. Hipphaplus, 503, 521, 932* 948-950, 966, 974, 979. Hipphaplus antiquus, 522, 939, 944, 985. Hipphaplus Bravardi, 62, 522, 939, 944, 986. Hipphaplus entrerianus, 521,930. Hippidion, 81, 503, 505, 507, 509-511, 513-515, 517-521, 919, 935, 937, 648-950, 969, 979. Hippidion angulatus, 515, 519-521, 939, 944, 986. Hippidion arcidens, 521. Hippidion compressidens, 29, 30,71, 72, 515, 517-520, 939, 944,986. Hippidiun nanum, 919. Hippidion nanus, 919, 939, 944. Hippidion neogaeus, 515, 517-520, 919, 939, 944, 986. Hippidion principalis, 33, 515-521, 939, 944, 986. Hippidion spectans, 521. Hippidium, 2, 974. Hippidium neogaeum, 515. Hippidium principale, 516. Hippohyus, 976. Hippopotamid®, 573, 894. Hippopotamus, 576, 976, 979, 980. Hippopotamus americanus, 575, 376. Hippopotamus terrestris, 493. Hippotragus, 970, 975, 979. Holochilus, 110, 116, 947, 950, 953, 957, 976,980. Holochilus brasiliensis; 117. Holochilus multannus, 117, 943, 983. Holochilus vulpinus, 116, 117, 938, 943, 951, 955, 983. Holomeniscus, 590, 975, 979. Homalodonta, 43, 653,892, 895, 896. Homalodontotheridae, 523, 551, 572, 894', 925, 928. Homalodontotherium, 19, 25, 367, 372, 374, 462, 409, 551, 553, 928, 961. Homalodontotherium Cunninghami, 552, 925. Homínida?, 45, 77, 893, 934, 937, 938, 949, 951, 954, 958. Homo, 45, 70, 77, 942, 948, 950, 953, 957, 874, 979‘ 982. Homo sapiens, 938, 951, 954. Homorhinoceros, 990. Homorhinoceros Bravardi, 990, 992. Homorhinoceros platensis, 500. Homocamelus, 975, 979. Hoplophoneus, 335, 972. Hoplophorida?, 774, 793, 895, 926,928, 931, 933, 936, 937, 941, 949, 951, Hoplophorus, 26, 27, 32, 46, 78, 80, 759-768, 775-782, 791, 793- 796, 800-804, 808, 809, 812, 814; 815, 817; 819, 821, 822, 824- 826, 830, 849, 857, 871, 881, 882, 922, 932, 937, 948-950, 967, 973, 978. Hoplophorus Ameghini, 767, 825. Hoplophorus asper, 765, 784. Hoplophorus australis, 767,794. Hoplophorus Bergi, 815,819, 841. Hoplophorus Burmeisteri, 795. Hoplophorus Clarazianus, 817, 899, 941. Hoplophorus clavicaudatus, 847. Hoplophorus compressus, 767. Hoplophorus cordubensis, 27, 48,768, 811, 812, 819. Hoplophorus discifer, 765, Hoplophorus elegans, 760, 763, 764, 766, 768, 821. Hoplophorus elevatus, 767, 820. Hoplophorus elongatus, 765, 786. Hoplophorus euphractus, 759, 760, 763-166, 781, 805, 806, 821. Hoplophorus evidens, 811, 818, 941. Hoplophorus formosus, 809. Hoplophorus gracilis, 805, 822. Hoplophorus Heusseri, 815, 816, 819, 941, 946, 988. Hoplophorus imperfectus, 29-31, 33, 69,71, 72, 766, 819. Hoplophorus laevis, 765, 787. Hoplophorus lineatus, 75, 768, 809, 819, 919, 931. Hoplophorus Lydekkeri, 814, 819, 941. Hoplophorus Meyeri, 760, 763, 764, 766, 768, 805, 806, 818, 822, 911, 946, 988. Hoplophorus minor, 760, 766, 783. Hoplophorus Migoyianus, 818, 819, 941, 946. Hoplophorus ornatus, 33, 65, 66, 68, 69,764-766, 768, 780, 781, 783, 788, 793, 795, 805, 806, 808, 810-814,816-820, 824, 827, 842, 854, 941, 916, 968. Hoplophorus paranensis, 767, 812, 819, 931. Hoplophorus perfectus, 32, 766, 810, 941, 946. 988. Hoplophorus pseudornatus, 808, 818, 819, 941, 946, 988. Hoplophorus pumilio, 813, 819, Hoplophorus radiatus, 62, 821. Hoplophorus reticulatus, 784. Hoplophorus Scalabrinii, 767. Heplophorus scrobiculatus, 817, 818, 941. Hoplophorus Seílowi, 760,781. Hoplophorus spinicaudus, 784. Hohlophorus veías, 814, 819, 931. Hyeemoschus, 970 Hymna, 285, 308, 317, 334, 337, 338, 977, 981. Hyeena neogaéa, 310, 333, 334, 336. Hyamarctos, 316, 317, 977, 979. Hymnictis, 977. Hysenidae, 346, 894. Hyeenocyon, 972. Hyamodictis, 964. Hyeenodon, 289, 293, 294, 340, 341, 913, 963, 972, 977. Hymnodon requieni, 340. Hyoenodontida?, 341. Hydaspitherium, 976. Hydrobia, 35, 39, 41. Hydrobia Ameghini, 14, 33-35, 39, 48. Hydrobia australis, 39. Hydrobia Parchappi, 35, 39, 40. Hydrochoerus, 191, 213, 237, 240, 242-254, 259-261, 368-370, 373, 416, 910, 932, 936, 947, 948, 950, 953, 957, 971, 976, 979, 981. Hydrochoerus capybara, 57, 190, 200, 245, 253, 255, 911, 938, 943, 952, 955. Hydrochoerus capybara/1. giganteus, 254. Hydrochoerus capybara fossilis, 254, 984. Hydrochoerus giganteus, 254, 255, 910, 938, 943, 952, 984. Hydrochoerus irroratus, 911, 929. Hydrochoerus Lydekkeri, 255. Hydrochoerus magnus, 67, 69, 81, 194, 245, 255, 911, 938, 943, 984. Hydrochoerus paranensis, 250. Hydrochoerus perturbidus, 26, 75, 255, 256, 931. Hydrochoerus robustus, 254. Hydrochoerus sulcidens, 40, 80, 81, 254, 255. Hydromys, 109, 369 . Hydromys coipus, 132, Hydrothereuta, 44, 353,893, 895, 896. Hylobates, 90-93, 95, 97. Hyodectes, 963. Hyopotamus, 967, 970, 971, 976. Hyopsodus, 960. 1016 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Hyotherium, 967, 971, 976. Hypposhyus, 960. Hypertragulus, 970- Hypisodus, 970. Hypsiprymnidae, 268,891, 896. Hypsiprymnus, 276, 898. Hypudcfius dasytrichos, 112. Hyracidae, 893. Hyracodon, 970. Hyracodontherium, 966. Hyracodontidae, 894. Hyracoidea, 355, 491, 893, 896. Hyracotherium, 961, 966. Hyrax, 235, 355, 363, 366, 367, 373, 371, 416, 426. Hyrnchius, 493, 496, 961, 966. Hyrachius agcarius, 495, 496. Hystricidae, 123, 894. Hystricomorpha, 108, 121, 122, 157, 262. Hystrix, 971, 976, 979, 981. Hystrix coendú, 130. Hystrix couy, 130. Hystrix insidiosa, 130. Hystrix prehensilis, 130. I Icochilus, 19, 465, 469, 475, 476, 481, 482, 928, 960. Icochilus excavatus, 471-473, 925. Icocliilus extensas, 470, 471, 473, 925. Icochilus rotundatus, 471, 473, 925. Icochilus undulatus, 471, 473, 925. Icticyon, 310, 312, 334. Icticyon major, 310, 334, 985. Icticyon rufus, 334. Icticyon venaticus, 310, 985. Ictitherium, 977. Ictops, 963. Ictyodorhulites, 674. Imparadigitata, 374. Indrodon, 959. Insectívora, 263, 894, 896, 898, 963, 967, 969, 971, 977, 981. Inleratheridae, 48, 375, 465, 476, 481, 490, 893, 925, 928, 930, 933» 935, 937. Interatherium, 19, 214, 216, 359 , 368 , 372-374, 465, 467-469, 475» 481, 482, 487, 928, 960. Interatherium rodens, 359, 465, 467, 468, 925. Interatherium supernum, 359, 467, 468, 925. Interodon, 666, 673, 680-683, 733, 932, 968. Interodon crassidens, 680, 681, 733, 931. Ischyromys, 971. Isiodoromys, 971. Ithygrammodon, 961. .J Jacchus grandis, 101. Jacchus penicillatus, 101. Jaculus, 976, 980. K Kerodon, 257. Kerodon Kiugi, 225. Kerodon major, 221. Kerodon minor, 221. JL Lagidium, 168, 188, 189, 211, 212, 957. Lagidium peruanum, 189, 955, Lagenorhynchus ceruleo-albus, 885. Lagomorpha, 107, 108. Lagomyidae, 894. Logomys, 981. Lagostomus, 64, 125, 146, 148, 168, 171-173, 175, 181, 185, 187, 188, 193-195, 208-212, 370, 901, 903, 904, 927, 928, 932, 936, 947- 918, 950, 953, 957, 963, 967, 971, 976, 981. Lagostomus angustidens, 33, 176, 177, 178, 182, 183, 187, 188. Lagostomus autiquus, 177, 178, 184, 187, 188. Lagostomus braziliensis, 186, 983. Lagostomus brevifrons, 176. Lagostomus brevipes, 176. Lagostomus cavifrons, 69, 177, 178, 180-182, 187, 188, 938, 913, 984. Lagostomus chinchilla, 189. Lagostomus debilis, 66, 177-180, 182, 187, 188, 938, 943, 983. Lagostomus fossilis, 176, 179. Lagostomus hoterogenidens, 68, 69, 177, 178, 182, 184, 187, 188 f 938, 943, 984. Lagostomus incisus, 26, 75, 177, 178, 182-184, 187, 188, 934. Lagostomus interrnedius, 184. Lagostomus laniger, 189. Lagostomus lateralis, 177, 178, 185, 187, 188, 921. Lagostomus minimus, 177, 178, 180, 182, 184, 187, 188, 913, 984. Lagostomus minutus, 938. Lagostomus pallidens, 177, 178, 185, 187, 188, 903, 929. Lagostomus primigenius, 177, 178, 186-188, 924. Lagostomus spicatus, 177, 178, 184, 187, 188, 931. Lagostomus tricodactylus, 40, 41, 51, 53, 56-59, 61, 178-184, 187 188, 210 , 943, 951, 955 , 983. Lagostomus tricodactylus f. angustidens, 179. Lagostomus tricodactilus fossilis, 179. Lagostomus vizcacha, 179. Lambdotherium, 961. Laniodon, 680, 702, 715, 948, 950, 978. Laniodonrobustus, 716, 940, 945, 987. Lasiuromys, 152, 153. Lasiuromys villosus, 151, 983. Lamuridae, 893. Lemuravus, 959. Leporidae, 108, 194, 955, 958. Leptarctos, 977, 979. Leptauchenia, 970. Lepthyaena, 977. Leptictis, 971. Leptobos, 975, 979, 980. Leptodon, 974. Leptotherium, 614. Leptotherium magnum, 614. Leptotherium minus, 614. Lepus, 108, 369, 372, 957, 976, 979, 981. Lepus braziliensis, 108, 955, 984. Lepus aíl., braziliensis, 108. Lepus tapeti, 108. Lestodon, 34, 61, 71, 75, 661, 663, 664, 680, 681, 691, 692, 701, 702-711, 715-718, 720, 721, 736, 737,741,745, 921, 932, 937, 948- 950, 968, 973, 978, 996. Lestodon antiquus, 714, 717, 931, 935. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1017 Lestodon armatus, 703, 710-715, 740, 945, 987. Lestodon Blainvillei, 703, 713, 940. Lestodon Bocagei, 703, 712, 714, 715, 940, 945, 987. Lestodon Bravardi, 703, 713, 940, 945 , 987. Lestodon Garrachici, 717. Lestodon Gaudryi, 703, 713, 714, 940, 945, 987. Lestodon giganteus, 710, 711. Lestodon myloides, 703, 745-747. Lestodon paranensis, 715, 931. Lestodon trigonidens, 67, 703, 710-717, 747, 940, 915, 987. Lestodontidae, 665, 702, 707, 756-758, 895, 931, 933, 935, 937,940, 949, 951. Leurocephalus, 961. Licaphriuni, 555, 556, 568, 928, 961. Licaphrium Flowrei, 568, 925. Licaphrium parvullita, 569, 925. Limnohyus, 961. Limognitherium, 973. Liotomus, 963. Listriodon, 495, 496, 976, 977. Listriodon pentapoíami, 496. Listriodon Theobaldi, 496. Listriodontidae, 573, 894. Lithops, 402, 413, 960. Lithops praerius, 360, 413, 924. Litopterna, "492, 523, 551, 894, 896, 898, 925, 930, 935, 939, 969, 970, 975, 980. Lopliiodon, 961, 966 , 970. Lophiodontidae, 894. Lophiotherium, 961, 966. Lophiochoerus, 961. Lophiomerys, 966. Lomaphorus, 762, 793 , 817, 819, 827, 822, 811, 843, 932 , 948-950, 968, 973, 978. Lomaphorus cingulatus, 821, 931. Loraaphorus compresus, 820, 941, 946, 988. Lomaphorus elegans, 821, 862, 941, 946, 988. Lomaphorus eievatus, 820, 821, 941, 916, 988. Lomaphorus gracílis, 822, 941, 916, 988. Lomaphorus imperfectus, 819, 820, 941, 946, 988. Loncheres, 152, 153. Loncheres armatus, 151, 983. Loricata cingulata, 761, 766. Loxolocopus, 960. Loxolophodon, 962. Lutra, 295, 321, 947, 950, 953, 957, 972, 977, 979, 981. Lutra brasiliensis, 325, 985. Lutra paranensis, 321, 939, 943, 952, 956, 985. Lutra platensis, 321. Lutrictis, 977. Lycaon, 981. Lyncodon, 296, 324, 344, 947, 950, 957, 977, 981. Lyncodon lujanensis, 324, 325, 939, 944, 985. Lyncodon patagonicus, 324, 325, 956. ÜI Macacus, 974, 979. Macrauchenia, 2, 26, 68, 69, 358, 361, 366, 367, 372, 374, 378, 469, 524-529, 532-548, 540-542, 544-551, 554, 556, 564, 571, 932, 937, 948-950, 966, 970. Macrauchenia antiqua, 75, 525, 530, 532, 533, 930, 935. Macrauchenia boliviensis, 524, 529, 530, 939, 944, 986. Macrauchenia ensenadensis, 29, 30,33,71,72,525, 531-533, 939, 944, 975, 986. Macrauchenia formosa, 530, 533. Macrauchenia intermedia, 533. Macrauchenia media, 524, 542, 543. Macrauchenia minuta, 524, 543, 545. Macrauchenia paranensis, 524, 538. Macrauchenia patachonica, 33,48,66, 523-525, 529-531, 533-535, 538, 540. 542, 546, 939, 944, 986. Macrauchenidae, 502, 523-525, 534, 548, 550, 551, 572, 894, 925, 928, 930, 933, 935. 937, 939, 949. 951, Macrocyon, 295, 306 -308, 310, 312, 947, 950, 977. Macrocyon robustus,66, 307-309, 939,943, 985. Macroeuphractus, 26, 871, 881, 882, 937. 973. Macroeuphractus retusus, 75, 871, 936, 997. Macropristis, 267, 911. Macropristis Marshi, 48, 267, 923. Macropristisidae, 898. Macropoda, 263, 261, 894, 911. Macropodidae, 266-268, 894,898. Macropus, 267, 268. Macroscelidae, 894. Macrotheridae, 895. Macrotherium, 973, 977. Machaerodus, 123, 249, 295, 233-239, 342, 622, 948, 972, 977, 979, 981. Machaerodus ensenadensis, 72, 339, 340, 939, 944, 985. Machaerodus necator, 336. Machaerodus neogaeus, 333, 335, 336. Machaerodus pradosi, 336, 985. Mammalia, 43, 896. Manatus, 495. Manidae, 895. Manís, 658, 981. Manís pentadactyla, 373. Manteodon, 962. Mara magellanica, 221. Marmot diana, 179. Martes, 971, 977,979, 981. Mastodon, 32, 34, 48, 49, 61, 67, 365, 366, 380, 495, 633-635, 637, 949, 950, 953, 971, 973, 976, 979, 980. Mastodon americanum, 635, 637, 647. Mastodon andiun, 634-646, 648-652, 920, 940, 945, 987. Mastodon angustidens, 634, 639, 640. Mastodon argentinus, 639, 643-645, 650-652, 935, 910, 945, 987. Mastodon austraiis, 639. Mastodon bonaerensis, 641. Mastodon cordillerarum, 639. Mastodon elephantoides, 637. Mastodon Humboldti, 33, 61, 634-637,639, 641-643,645-618, 650-652, 920, 940, 945, 987. Mastodon longirostris, 635, 638, 639. Mastodon perimensis, 637. Mastodon platensis, 29, 31, 33, 48 j 7 1 , 638, 641-643, 646, 648, 650- 652; 940, 945, 987. Mastodon rectus, 638, 639, 643, 650-652, 920, 935, 940, 945, 987. Mastodon superbus, 57, 639, 641, 647, 648, 650; 651, 920, 940 945, 952, 987. Mastodon turicensis, 637. Mastonotus popelairi, 132. Mephitis, 295, 322, 325, 947, 950, 953, 957, 977, 981. Mephitis castanea, 322. Mephitis cordubensis, 322, 323, 325, 939, 944. Mephitis fossilis, 325, 985. Mephitis mercedensis, 322, 323, 325, 939, 985. Mephitis patagónica, 322. 128 1018 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Mephitis primaeva, 322, 325, 939, 944, 985. Mephitis suffocans, 322, 325, 944, 952, 956, 985. Megacerops, 970. Megalochnus, 661, 663, 673, 704-706, 717. Megalochnus rodens, 718. Megalonycid®, 665, 690, 756-758, 895, 921, 926, 928, 931, 933, 937, 940, 949, 951. Mcgalonyx, 734, 683, 690-692, 696, 699, 700-709, 718, 720, 721, 741, 977, 979. Megnlonyx maquinensis, 699, Megalonyx meridionalis, 691. Megalonyx Jeffersoni, 691, 699, 700. Megamys, 1, 5, 14, 22, 26, 48, 140, 148, 149, 151, 168, 185, 189- 195, 198, 200, 201, 203, 204, 206-212, 237, 903, 904, 906, 931, 932, 936, 967, 971. Megamys Burmeisteri, 192, 206, 207, 929. Megamys depressidens, 191, 199, 203, 929. Megamys formosus, 26, 75, 192, 906, 934. Megamys Holmbergi, 191, 192, 200-203, 905, 929. Megamys laevigatus, 191, 209. Megamys Laurillardj, 191, 198-201, 202, 207, 905, 906, 929. Megamys patagoniensis, 190-192, 194, 195, 197-199, 202-205, 905, 929. Megamys praspendens, 192, 205, 905, 929. Megamys Racedi, 191, 192, 199, 202, 203, 205-207, 905, 929. Meganthereon negaeus, 336. Megaptera, 890. Megaptera Burmeistei, 890. Megateridee, 665, 680, 582, 683, 700, 756-758, 895, 926, 928, 930, 933, 935, 637, 940, 949, 951, 952. Megatherium, 1, 34, 40, 48, 49, 56, 57, 71, 74,78, 80, 501, 661-661, 666, 668-675, 677, 678, 680-683, 690-692, 697-699, 703, 704, 706, 707, 709,711, 718, “720-722, 736, 737, 741, 746, 747,759, 921, 922, 932, 937, 948-950, 953, 968, 973, 977, 979, 981, 990. Megatherium americanum, 662, 668-673, 677, 679, 680, 940, 945, 952, 987. Megatherium antiquum, 671, 930, 935, Megatherium australe, 668. Megatherium Cuvieri, 668. Megatherium Filholi, 670. Megatherium Gaudryi, 671, 672. Megatherium Gervaisi, 672, 987. Megatherium Leidyi, 672. Megatherium Lundi, 671, 940, 945, 987. Megatherium Medinas, 671. Megatherium tarijense, 670, 671, 940, 945, 987. Meles, 981. Mellivora, 977. Mellivorodon, 977. Meniscoessus, 963. Meniscomys,971. Meniscotheridee, 893. Meniscotherium, 961. Menodontid®, 894. Menodus, 970. Menotherium, 962. Menotherium lemurinum, 100. Merichypus, 974. Merycochmrus, 970, 975. Merycopotamid®, 576, 894, Merycopotamus, 976. Mesacodon, 960. Mesembriotlierium, 622. Mesembriotherium Brocee, 622. Mesodectes, 971. Mesodon Zebailosi, ,738. Mesolama, 580, 588, 589, 593, 595, 597, 598, 948, 949, 975, 979. Mesolama angustimaxila, 589, 940, 945, 986. Mesomys, 152, 153, 166. Mesomys rnordax, 152, 983. Mesomys spinosus, 152, 983. Mesonychid®, 894. Mesonyx,289, 363, 373, 964. Mesopithecus, 974. Mesorhinus, 525, 547, 548 , 550 , 932, 966. Mesorhinus pyramidatus, 521, 547, 930 Mesotherium, 5,267, 358. Mesotlierium cristatum, 418. Mesotherium Marshi, 267. Metachirus, 279. Metalophodon, 962. Metasimia, 94,95, 99. Methylobates, 90-93, 95, 97. Metriotherium, 961. Miacid®, 894. Miacis, 964, 967. MicJoenus, 963. Microbiotheria, 263, 346, 294, 896, 898, 924, 963, Microbiotherid®, 264, 894, 896, 898, 924, 928. Microbiotherium, 264 , 927 , 963. Microbiotherium tehuelchum, 264, 265. Microbiotherium patagonicum, 269, 924. Mierocavia, 213, 227, 233, 234, 257, 260, 261, 936, 947, 948, 950, 971, 976. Mierocavia, dubia, 230, 938, 943, 984. Mierocavia intermedia, 229, 230, 938, 943, 984. Mierocavia prona, 230, 943. Mierocavia robusta, 62, 66, 228-231, 938,943, 984. Mierocavia typica, 228-230, 938, 943, 984. Mierocavia uncinata, 230, 938, 943, 984. Microchmrid®, 893. Microchaeius, 966. Microlestes, 270. Micromeryx, 970. Microsyops, 959. Miolophus, 964. Mirmecobia-, 347, 348, 895, 896, 798. Mirmecobidae, 895. Mixodectes, 959. Mixodectid®, 893. Mixochoerus, 866. Molossus cynocephalus, 351. Molossus nasutus, 351. Molossus rugosus, 351. Monodon, 887. Monodontid®, 883, 887, 895. Monotremata, 43, 890, 892,895, 896. Morenia, 132, 146,-148, 151-153, 932, 967. Morenia complácita, 148, 929. Morenia elephantina, 146, 147, 929. Moropus, 973, 977. Morotherium, 977. Moschus, 970, 975. Mouillacitherium, 967. Muletia septemcincta, 861. Multidigitata, 357, 358, 374, 375. Muñifelis bonaériensis, 333, 336. Murid®, 894. Mus, 981. Mus braziliensis, 117. Mus callosus, 116. Mus casteroides, 132. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1019 Mas coipus, 132, Musfossilis, 114. Mus laniger, 189. Mus longicaudatus, 1 15. Mus longitarsus, 115. Mus porcellus, 234. Mus rufus, 112. Mus vulpinus, 116. Muscardinus, 980. Mustela, 325, 972, 977, 979, 981. Mustela americana, 325. Mustela barbara, 321. Mustela quiqui, 324. Mustelidee, 321, 346, 894, 939, 951, 952, 954, 956, 958. Mycetes, 100, 957. Mycetes carayá, 100, 954. Mycetes ursinus, 101, 982. Mylagaulus, 971. Mylodon, 2, 34, 39, 40, 48, 49, 53, 56, 57, 58, 59, 61, 62, 66, 68, 69, 73, 400, 661, 663, 664, 671, 674, 680, 681 688, 691-693, 696, 699, 703, 704, 706-711, 714, 715, 718, 720, 726, 727, 732-737, 740-746, 751, 753-756, 921, 948, 950, 953, 978, 979,981. Mylodon ambiguus, 732, 733. Mylodon armatus, 710. Mylodon Darwini, 705-707, 734, 737, 738. Mylodon giganteus, 691,703-707, 710-712. Mylodon gracilis, 704, 705, 746, 747. Mylodon Carlani, 734. Mylodon intermedius, 744, 941, 945/988. Mylodon Lettsomi. 750. Mylodon Martinii, 750. Mylodon Oweni, 747, 749-751. Mylodon paranensis, 744, Mylodon robu stus, 66, 681, 704, 705-707, 711, 713, 742-747, 941, 945, 953, 988. Mylodon robustus major, 710, 713. Mylodon robustus intermedius, 737, 738. Mylodon Sauvagei, 62, 743, 751, 941, 745, 988. Mylodon Wieneri, 62, 743, 744, 941, 945, 988. Mylodon Zeballosi, 738. Mylodontid®, 740, 757, 758, 895, 921, 926, 928, 931, 933, 935, 937, 941, 949, 951, 953, Myogale, 971, 972, 981. Myogalidee, 891. Myolagus, 971, 976, 981. Myomorpha, 107, 109. Myopotamus, 125, 126, 128, 132, 133, 135, 136, 138, 139-143, 145- 150, 152, 153, 162, 169, 185, 191-194, 203, 209 210, 370, 901, 902, 932,936, 943, 948, 950, 953, 957, 937, 971, 976, 980, 983. Myopotamus antiquus, 133. Myopotamus australis, 135. Myopotamus bonaeriensis, 132. Myopotamus casteroides, 133. Myopotamus coypus, 40, 51, 57, 58, 131-135, 146, 147, 149-151, 900, 951, 955, 983. Myopotamus coypus fossilis, 133. Myopotamus diligens, 135, 934. Myopotamus obesus, 900, 929. Myopotamus paranensis. 134, 929. Myopotamus priscus, 61, 133, 131, 938, 943, 983. My oxida), 894. Myoxus, 967, 971, 976, 980. Myrmecobius, 345, 348. Myrmecophagidas, 657, 658, 895, 957, 958. Myrmecophaga, 658, 659, 957. Myrmeeophaga jubata. 659, 957, 989. Myrmecophaga tamandúa, 659. Myrmecophaga tetradactyla, 659, 989. Myssarachne, 972. Mysops, 962. Mystacoceta, 883, 888, 895, 896, 898. Mytilus, 39. N Nanohyus, 971. Nasua, 295, 306, 313-315, 320, 912, 913. Nasua brasiliensis, 320. Nasua fusca, 313. Nasua narica, 313, 956, 985. Nasua rufa, 313. Nasua socialis, 313, 320. Nasua solitaria, 313, 320. Nasua ursina, 320. Natica Isabelleana, 39. Necrolemur, 966. Necromys, 110, 120, 947, 948, 950, 976. Necromys conifer, 120, 938, 943, 983, Nectomys, 121. Nectomys squamipes, 121, 983. Nephotherium, 719, 732, 733, 739, 740, 932‘ 968. Nephotherium ambiguum, 732, 931. Nelomys, 166, 262. Nelomys antricola, 152, 983. Nematherium, 19, 740, 754-756, 928, 964. Nematherium angulatum, 754, 926. Nematherium sinuatum, 755, 926. Necepiblema, 168, 208, 211, 212, 906, 932, 967. Neoepiblema contorta, 906, 929. Neoepiblema horridula, 208, 906, 929. Neoplagiaulax, 269, 275, 927, 963. Neoprocavia, 213, 235, 260, 261, 932, 967. Neoprocavia mesopotamica, 235, 236, 908, 929. Neoracanthus, 14, 33, 663, 664, 666, 673, 674, 982, 683, 692, 700, 921, 948, 949, 977. Neoracanthus Brackebuschianus, 676, 677, 940, 945. Neoracanthus Burmeisteri, 31, 32, 48, 69, 674, 676, 677, 679, 940, 945, 987. Neoreomys, 19, 132, 136, 133. 139, 145, 148, 150, 152, 153, 927, 962. Neoreomys australis, 136, 137, 924. Neoreomys decisus, 137, 924. Neoreomys indivisus, 137, 924. Neoreomys insulatus, 138, 924. Neothoracophorus, 775, 781, 782, 789, 845, 948-950, 978. Neothoracophorus depressus, 791, 792, 941, 946, 988. Neothoracophorus elevatus, 791, 792, 941, 946, 988. Neothoracophorus minutas, 792, 911, 946, 988. Neotoma, 980. Nesodon, 2, 5, 19, 190, 191, 356-358. 360-362, 361, 367, 370-372, 374, 418, 432, 440, 443, 449, 482, 485, 551, 622, 928, 960, 993. Nesodon imbricatus, 358, 443, 485, 488, 925. Nesodon magnus,357, 485, 622. Nesodon ovinus, 190, 191, 357, 443,485, 487, 925. Nesodon Sullivani, 356, 440, 443, 485. Nesodontidm, 401, 485. Nesokerodon. 967. Nesokia, 976, 980. Neurugymenurus, 967. 1020 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Neuryurus, 840, 814, 851, 881, 882, 932, 937, 948, 949, 968, 972, 978. Neuryurus antiquus, 75, 842, 843 , 936. Neuryurus interundatus, 843. Neuryurus rudis, 67, 842, 843, 941, 946. Ni inra vidas, 894. Nimravus, 972. Noctlioro trivirgatus, 101. Noctilio, 350, 957. Noctilio affinis, 350. Noctiiio albiventer, 350. Noctilio dorsatus, 350. Noctilio leporinus, 350, 956. Noctilio mastinus, 350. Noctilio ruber, 350. Noctilio ruíipes, 350. Noctilio rufus, 350. Noctilio unicolor, 350. Nopachtus, 26, 75, 767, 791, 828, 830, 835, 819, 850. 881. 882, 937, 948, 949, 972, 978. Nopachtus, coagmentatus, 14,27, 48,768, 829, 936, 941, 946, 988. Notharctus, 960. Nothropus, 664, 673, 674, 697-702, 706, 918, 950, 977. Nothropus priscus, 697, 700, 940, 945, 987. Notictis, 911, 932,967. Notictis Ortizii, 912, 930. Nototheridae, 894. Nymíicejus, 357, 957. Nycticejus bonaérensis, 352. Nycticejus ruber, 351, 956. Nycticejus varius, 352. Nyctinomus, 351, 957. Nyctinomus braziliensis, 351. Nyctinomus nasutus, 351, 956. Nyctipithecus, 101, 957. Nyctipithecus felinus, 101, 954. Nyctipithecus trivirgatus, 101. Nyctiplanus rotundatus, 349. O Ocnopus, 666, 673,977. Ocnopus Laurillardi, 987. Octocyon; 311, 312, 344. Octocyodontid®, 346. Octodon, 161, 166, 167. Octodontidm, 122, 153, 157, 165, 166, 262, 891, 934, 937, 938, 949Í 954, 955, 958. Odontoceta, 883, 895; 896, 898. Olenopsis; 132, 145, 152, 153, 901, 927, 932, 962, 967. Olenopsis typicus, 901, 929. Olenopsis uncinus, 145, 146, 151, 924. Oligobunis, 972. Oligodon, 753. Oligodon pseudolestoides, 753. Oligotomus, 961. Omegodus, 971. Omomys, 959. Opisthotomus; 960. Oyistorrhinus, 524. Opistorrhinus Falconeri, 529. Oracanthus, 673, 674. Oracanthus Burmeisteri, 673, 674. Orea, 57, 886. Oreas, 975. Oreodon, 969. Oreodontidí-e, 576, 894, 940, 949. Oreomys, 971. Oreopithecus, 959. Orotherium, 961, 969. Orthaspidothcrium, 963. Orthocynodon, 961. Orthomycfera, 26, 213 , 214, 218,219, 260, 261, 947 , 948, 950. 971 976. Orthomyctera lacunosa, 75, 220, 934. Orthoiuyctera lata, 68, 220, 936, 938, 943, 984. Orthoinyctera rigens, 218, 934. Orlhomyctera vaga, 219, 934. Orthomys, 132, 149, 152, 153, 932, 967. Orthomys dentatus, 150, 151,902, 929. Orthomys procedens, 150, 902, 929. Orthomys resecans, 151, 929. Ortotherid®, 665, 680, 682, 683, 689, 701, 702., 756-758, 895, 921 926, 928, 931, 933. Ortotherium, 683, 684, 686, 701, 932, 968. Ortotherium laticurvatum, 681, 931. Orycteropidae, 657, 658, 925. Orycteropus, 658, 734 Orycthcrotheriuin, 759, 775. Ostrea, 16, 17,29, 48. Ostrea Alvarezi, 23, Ostrea Ferrari si, 5, 14, 21, 48. Ostrea patagónica, 5, 15, 16, 17, 19, 20, 22, 23, 48. Ostrea puelchana, 5, 39. Otaria, 57, 343. Otaria Byronia, 343. Otaria Fischeri, 342. Otaria Godeílroyi, 343. Otaria Ilookeri, 343. Otaria jubata, 343. Otaria leonina, 343. Otaria minor et pygmaea, 343. Otaria rnollosina,343. Otaria Pernetyi, 343. Otaria platyrhinchus et chilensis, 343. Otaria Ulloíe, 343. Ovibos, 980. Ovis, 975, 980. Oxacron, 969. Oxyaena, 965, 967. Oxyaenidae.894. Oxyodonta, 663, 661. Oxyodontlierium, 374, 524, 525, 534, 535, 543, 515, 116, 550, 551 932, 066. Oxyodontlierium Zeballosi, 524, 543, 930. Oxymycterus, 110, 112, 118, 947, 950, 953, 957, 976, 980. Oxymycterus breviceps, 113, 982. Oxymycterus cosmodus, 113, 982. Oxymycterus impexus, 112, 938, 942, 982. Oxymycterus nasutus, 112. Oxymycterus rufus, 112, 113, 120, 938, 912, 951, 955. •Oxymycterus rufus fossilis, 112, 982. Oxymycterus talpinus, 113, 982. P Paciculus, 971. Pachycynodon, 976. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1021 Pachynolophus, 966. Pachypus, 760. Pachyrucos, 18, 19, 26, 33, 166, 359, 369, 368-370, 371-371.396, 414, 422 , 424,-427 , 435-439 , 468 , 470 , 475 , 476, 487 , 927, 930, 932, 936, 948, 949, 960, 966, 969, 974, 993. Pachyrucos absis, 427, 429, 436, 925. Pachyrucos, bonaériensis, 29, 359, 427, 432, 435, 436, 930, 914, 986. Pachyrucos diminutus, 360, 427, 434-436, 935. Pachyrucos eiongatus, 433, 434. Pachyrucos ictus, 427, 431, 432, 435, 436, 935. Pachyrucos irapressus, 75, 360, 427, 433-436. Pachyrucos Moyani, 359, 427, 430, 432, 433, 435, 924. Pachyrucos naevius, 427 430, 436, 925. Pachyrucos teres, 427, 429, 433, 436, 925. Pachyrucos trivius, 427, 429, 436, 925. Pachyrucos typicus, 14, 48, 359, 427-436, 918, 935. Pachytberia, 354, 631, 893, 894, 896, 935, 940, 952 Pachytheriuru , 760. Palacobalaena, 888. Paiaeobalaena Bergii, 888. Palaehoplophorus, 767 , 793 , 800, 822, 839, 881. 882 , 932, 936 , 937, 968, 973. Palaehoplophorus disjunctus, 802. Palaehoplophorus pressulus, 767, 801, 931. Palaehoplophorus Scalabrini, 800, 931. Palaeocavia, 26, 213, 218, 228, 229, 231, 257, 260, 261,936, 947, 948, 950, 971, 976. Palaeocavia a vita, 232, 934. Palaeocavia impar, 231, 934. Palaeocavia minuta, 233, 938, 943, 984. Palaeocavia pampaéa, 233, 938, 913, 984. Palaeocodon, 963. Palaeocyon, 310, 312. Palaeocyon troglodites, 310, 985. Palaeocyon validus, 310, 985. Palaeochoeurus, 967, 971. Palaeoerinaceus, 971. Palaeogale, 972. Palaeolagus, 971. Palaeolama, 48, 54, 62, 66, 68, 71, 72, 580, 587-593, 595-598, 920, 948, 950, 953, 975, 979, 980. Palaeolama equina, 48. Palaeolama leptognata, 588 , 590 , 591, 593, 596 , 940 , 944 , 986. Palaeolama major, 591, 940, 944, 986. Palaeolama mesolíthica, 14,40,48 , 50, 51, 57-59, 591, 920, 952 , 986. Palaeolama Oweni, 592. Palaeolama promesolithica, 920, 940. Palaeolama Weddelli, 62, 66. 587, 590, 591. Palaeomeryx, 970, 975. Palaeonicteris, 972. Palaeonictis, 964. Palaeoprionodon, 968 Palaeoreas, 975. Palaeosyops, 961. Palaeothentes, 271. Palaeothentes Aratae, 271, 272. Palaeothentes intermedius, 274. Palaeothentes Lemoinei, 273. Palaeothentes minutus, 274. Palaeothentes pachygnatus, 273. Palaeothentes pressiforatus, 274. Palaeotheridae, 499, 524, 525, 534, 894. Palaeotherium, 3, 520, 524, 534, 541, 564, 966. Palaeotherium paranense, 533, 534. Palaesotragus, 975. Palauchenia, 592, 595, 975, 979, Palauchenia magna, 592, 596. Paloplotherium, 564. Paludestrina Ameghini, 5. Pampa therium, 854. Pampatherium typus, 854. Panochtus, 27, 34, 62, 71, 73, 759, 761-766, 768, 769, 775-778, 794, 803,805, 824, 828, 829-832, 834, 837-843,845, 846, 849, 852, 858, 881, 882, 937, 948-950, 973, 978. Panochtus Brocherii, 829. Panochtus bullifer, 27, 764, 83-837, 936. Panochtus clavicaudatus, 763, 764. Panochtus Frenzelianus, 835, 836, 944, 946, 988. Panochtus giganteus, 847. Panochtus Lundi, 764, 805. Panochtus Morenii, 767, 834-836, 941, 946, 988. Panochtus Nodotianus, 837. Panochtus Trouessarti, 824. Panochtus tuberculatus, 33, 62, 66, 68, 762,763, 768, 785, 829,833- 837 , 842 , 847, 941, 946, 988. Panochtus Voghtii, 836, 837, 941, 946, 988. Panolax, 976. Pantodonta, 617, 894, 896, 898, 923, 925, 965. Pantolambda, 962, Pantolambdidae, 621, 894. Pantolestes, 961. Pantolestidae, 894. Paraceros, 599, 605, 607, 937, 948-950, 970, 975. Paraceros avius, 607, 935. Paraceros ensenadensis, 605, 606, 940, 945, 987 Paraceros fragilis, 606, 940, 945, 987. Paraceros vulneratus, 606, 940, 945, 987. Paradoxomidae, 122, 262, 929, 933. Paradoxomys, 122, 128, 129, 262, 932, 967. Parndoxomys cancrivorus, 122-124, 929. Paradoxomys patagónicas, 124, 929. Paramys, 964. Paranomys typicus, 901. Parasorex, 972. Pardalina Warwikii, 327. Paridigitata. 374, Patriarchus, 465, 480, 482, 928, 960. Patriarchus palmidens, 481, 925. Patriofelis, 964. Pecten centralis, 23. Pecten Danvinianus, 23, 48. Pecten geminatus, 23. Pecten paranensis, 23, 48. Pecten patagonensis, 21, 23. Pedimana, 276, 277, 894, 896, 898, 934, 938, 955, 964, 968, 972, 977, 981. Pedomys, 980. Pedotherium, 918. Pedotherium insigne, 918. Pelonax, sfid. Peltateloidea, 758, 878-880, 882, 895, 896, 898, 926. Peltephilus, 19, 859, 928, 965. Peltephilus pumilus, 860, 862. f Peltephilus strepens, 859, 926. Pelycodus,-960. Pelycosauria, 891, 892, 896, 898. Pellegrinia, 981. Pentadactyla, 374, 375, Perecerás, 970. Perameles, 266. Peramelia, 263, 266, 894, 896, 898. 1022 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Peramelidae, 894. Peratheridae, 277, 346, 894. Peratherium, 968, 972. Perchoerus, 971. Perimys, 19, 168, 170, 211, 212, 927, 932, 962, 967. Perimys erutus, 171, 172, 903, 924. Perimys onustus, 172, 924. Perimys proceras, 172, 924. Perimys Scalabrinianus, 903, 929. Periptychidae, 893. Periptychus, 760. Perissodactyla, 354, 374, 491, 893, 894, 896, 925, 930, 935,939, 952, 956. Pirmipedia, 276, 342, 345, 894, 896, 898. Pithanotomys, 26, 154, 161-163, 165, 167, 371, 936, 947, 948, 971, 976. Pithanotomys columnaris, 162, 164, 934. Pithanotomys cordubensis, 165,948, 943. Pithanotomys intermedius, 164, 934. Pithanotomys macer, 165, 934. Pithanotomys similis, 75, 164, 165, 934. Pithecidae, 100, 101, 893, 954, 958. Pithecistes, 975. Pitimys, 980. Plagiaulacidm, 14, 18, 48, 268, 271, 894, 898. Plagiaulacoidea, 263, 268, 275, 894, 896, 898, 911, 924, 963, 965, 967, 968, 972. Plagiaulax, 269, 275, 927. Plagiaulax Becklesii, 269. Plagrolophus, 966. Planodus, 619, 928, 962. Planodus ursinus, 619, 925. Pianops, 19, 681, 688, 928, 964. Planops longirostratus, 688, 926. Planorbis, 41. Planorbis peregrinus, 34, 40. Planungulata, 44,893, 896, 934,938, 951, 956. Piataéomys, 154, 161, 165, 167, 262, 936, 971, 976. Plataeomys scindens, 161, 934, 938, 943, 983. Platanistidae, 883-885, 895. Plalatherium, 614, 615,920, 953, 975,980. Platatherium magnum, 615. Platatherium pampaeum, 615, 920, 952, 987. Platemys paranensis, 23, 48. Platemys torrentium, 22. Platyonyx, 78 , 691, 704-706, 719, 732, 742, 948, 950, 978. Platyonyx Agassizii, 732, 987. Platyonyx Blainvillei, 732. Platyonyx Brogniarti, 732. Platyonyx Bucklandi, 732. Platyonyx Cuvieri, 732, 987. Platyonyx minutus, 732. Platyonyx Oliveri, 732, 941, 945, 987. Platyartlira, 44, 103-105, 631, 893, 896, 898. Platygnatus platensis, 703. Platygonus, 976, 980. Platyodon, 716, 735, 948, 978. Platyodon Annaratonei, 718, 940. Platyrhynchus leoninus. 343. Platyrhynchus mollosinus et uraniee, 343. Plathrrhini, 100. Plaxhaplus, 767, 839, 840,844, 849, 850, 851, 881, 882 , 937, 948? 949, 973, 978. Plaxhaplus anticus, 850, 936, 946. Plaxhaplus canaliculatus, 767, 850, 941, 946, 988. Plecotus velatus,352. Pleiodonta, 053, 654, 880, 895, 896, 898, 925, 964. Plesiadapis, 959. Plesiarctomys, 962, 967. Plesictis, 968, 972. Plesidacrytherium, 966. Plesiocyon, 968. Plesiomeryx, 970. Plesiosorex, 972. Plesiospermophilus, 967. Pleuraspidotherium, 963. Pleurolicus, 971. Plexochoerus, 242-244, 247, 249-253, 259, 261, 932, 967. Plexochoerus adluis, 252, 253, 909, 929. Plexochoerus Lynchii, 910, 929. Plexochoerus paranensis, 250, 251-253, 909, 910, 929. Pliauchenia, 596, 975. Plicatodon, 500, 948, 949, 974, 979. Plicatodon perrarus, 500, 939, 944, 986. Pliohipus, 974. Pliolagostomus, 168, 171, 173, 187, 188, 211,212, 727, 963. Pliolagostomus notatus, 173, 924. Pliomorphus, 661, 673, 681, 690, 695, 696, 701, 702, 704, 705, 706, 718, 933,968. Pliomorphus mutilatus, 695, 696, 931. Pliomorphus robustus, 696, 931. Pliopithecus, 969. Plohophorus, 25, 27, 767, 794, 795 , 824-827, 829, 835, 881, 882,937, 973. Plohophorus Ameghini, 14, 25, 48, 825, 826, 922, 936. Plohophorus figuratus, 26, 75, 767, 824, 825, 827, 936. Plohophorus (?) orientalis, 827. Poebrotheridee, 894. Poebrotherium, 970. Pogonodon, 972. Polidactyla, 375. Polymastodon, 911,923, 963. Polymastodontidae, 894. Pontistes, 884. Pontistes rectifrons, 21, 48, 884. Pontoporia Blainvillei, 884, Pontoporia paranensis, 881. Potamarchus murinus, ¡192, 201, 203. Potamotherium, 972. Potamys coypou, 132. Praeuphractus, 26, 868-870, 881, 882, 932, 937, 968, 9/3. Praeuphractus limpidus, 869, 931. Praeuphractus recens, 75,870, 936. Praopidae, 823, 853, 860, 864; 881, 882, 895, 941, 949, 951, 953, 954, 957, 958. Praopus, 861,862, 870, 882, 948-950, 978, 996, 997. Praopus aff. hybridus, 62, 861. Praopus aff. longicaudatus,861. Praopus hybridus, 51, 57, 861, 996. Praopus longicaudatus, 861. Braotherium, 981. Priodon, 859, 875, 880-882, 957. Priodon giganteus, 871, 876. Priodon gigas, 876, 957. Priodon gigas fossilis, 876. Priodonta, 653, 654, 895, 896, 898. Priodontes gigas, 876. Prionodonta, 883. Prionodon gigas, 876. Proailurus, 972. Proalligator australis, 22. Proanthropomorphus, 97, 99. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1023 Proboscidea, 631, 632, 894, 896, 898, 935, 940, 952, 962, 968, 971. Procamelus, 596, 970. Procardiotherium, 213, 238, 240, 247, 260, 261, 932, 967. Procardiotherium crassum, 241, 908, 929. Procardiotherium simplicidens, 240, 241, 908, 929. Procavia 235, 374. Procavia mesopotámica, 235. Procervulus, 970. Procynictis, 964. Procyon, 912, 913, 957, 977, 981. Procyon cancrivorus, 913, 956. Prodemotherium, 966. Prochiroptera, 348, 895, 896, 898. Prohyaena, 977. Prolagostomus, 19, 168, 169, 171-173, 177, 185-188, 211, 212, 927, 963. Prolagostomus divisus, 174, 924. Prolagostomus imperialis, 175, 924. Prolagostomus profluens, 174, 175, 924. Prolagostomus pusillus, 173, 174, 188, 924. Promegatherium, 666, 672,677,680, 682, 683, 814, 932, 968. Promegatherium remulsum, £79, 931. Promegatherium smaltatum, 677, 679, 921, 930. Promephitis, 977. Promina therium, 967. Promops, 351, 957. Promops bonaeriensis, 351, 956. Promylodon, 740,744,755, 756, 932, 968. Promylodon paranensis, 744, 921, 931. Propalaehoplophorus, 19, 167, 793, 794, 822, 881, 882, 928, 964. Propalaehoplophorus australis, 794, 926. Propalaehoplophorus incisivus, 767, 798, 926. Proplesictis, 972. Propraopus, 48, 58, 765. Propraopus grandis, 30 71, 862, 863, 889, 941, 946. Proproboscidea, 631, 632, 894, 896, 898, 967, 976, 980. Proruminantia, 572, 573, 576, 896, 898, 940, 961, 966, 970, 975, 980. Prosimia, 44, 102, 105, 893, 896, 898, 958, 966, 969. Prosirenia, 652, 894, 896, 898. Protalpa, 967. Protauchenia, 580, 590, 593, 594, 598, 948, 950, 975. Protauchenia Reissi, 593, 596, 940, 945, 986. Protechimys, 967. Proteroceta, 883, 895, 896, 898. Proterotheridae 48, 485, 523, 554-556, 572, 894, 925, 928, 930, 933, 935, 937. Proterotherium, 19, 48, 374, 554-558, 559, 561, 564, 565, 566, 568, 928, 932,961,966. Proterotherium americanum, 559, 930. Proterotherium australe, 559-561. Proterotherium? cavum, 560, 925. Proterotherium cervioides, 557-559, 930. Prothomo, 96, 97. Prothylobates, 97, 98. Protoadapis, 959. Protocyon troglodytes, 310. Protoglyptodon, 767, 794, 838, 882, 932, 968. Protoglyptodon primiformis, 767, 838, 931. Protogonia, 960. Protohipus, 974. Protolabis, 595. Protomeryx, 966, 970. Protopithecus, 70. Protopithecus bonaerensis, 70 71. Protopithecus brasiliensis, 101, 982. Protopsalis, 961. Protosimia, 97, 98. Protoxodon, 18, 19, 357, 358, 359, 360, 365, 372, 377, 401, 402, 440, 443, 448,449, 454,455, 456-460, 468, 469, 483-486, 488, 625, 916, 927, 960, 993. Protoxodontidee, 375, 439, 464, 490,893, 916, 925, 928, 930, 933. Protoxodon conspurcatus, 359, 443, 445, 935. Protoxodon marmoratus, 359, 443, 445, 446, 448, 225. Protoxodon obliteratus, 359, 443, 448, 925. Protoxodon Sulivani, 443,445, 446,456, 458, 925. Protoxodon patagonensis, 443. Protrngelaphus, 975. Protroglodites, 97, 98. Protypotherium, 19, 358-360, 368, 372-374, 403, 465, 474, 480-482, 928, 932, 936, 960, 966, 969. Protypotherium antiquum, 474, 477, 478, 481, 930. Protypotherium attenuatunm, 359, 477, 479, 480, 425. Protypotherium australe, 477, 478, 925. Protypotherium claudum, 477, 480, 925. Protypotherium praerutilum, 35S, 477,478, 480, 925. Protypotherium obstructum, 360, 477, 479,480, 935. Pro viverra, 911. Proviverridae, 894. Pseudamphicyon, 968. Pseudictis, 972, Pseudoelurus, 344. Pseudoeuryurus Lelongianus, 852, 931, Pseudolestodon, 34, 681, 692, 696, 699, 703-709, 714, 715, 720, 732, 740, 742, 744 , 746, 750, 751, 753-756, 921, 932, 937, 948-950, 953, 968, 973, 978, 981. Pseudolestodon aequalis, 751, 931. Pseudolestodon bisulcatus, 750, 941, 946, 988. Pseudolestodon debilis, 747, 749, 751, 941, 946, 988. Pseudolestodon sp.?, 751, 935. Pseudolestodon gracilis, 746, 748. ? Pseudolestodon injunctus, 753, 931. Pseudolestodon Lettsomi, 750, 941, 946, 988. Pseudolestodon Morenii, 748, 941, 946, 988. Pseudolestodon myloides, 692, 747, 748, 752, 941, 946, 953, 988. Pseudolestodon Reinhardti, 748, 941, 946, 988. Pseudolestodon? pseudolestoides, 753. Pseudolestodon trisulcatus, 750, 941, 946, 988. Pseudorca, 886. Pseudorca Grayi, 886. Pseudorca meridionalis, 886. Pseudorhinolophus, 968. Pseudosciurus, 971. Pseudoterodon, 967. Pseudotoxodon formosus, 995, 997, 998. Psitacotherium, 962. Pterodon. 288,293, 294, 967. Pteropidee, 895. P té tica, 44, 348, 893, 895, 896, 956. Ptilodus, 269, 275, 927, 963. Ptyssophorus, 110, 111, 118, 119, 947, 950. Ptyssophorus elegans, 141, 938, 942, 982. Pyrotheridas, 894. Pyrotherium, 14, 617, 962. Pyrotherium Romeri, 48, 618, 923. i} Quatriodon bonaeriensis, 738. Quercytherium, 967. !024 MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS H Rabdiodon Oliveri. 732. Ragatherium, 966. Raía Agassizi, 22. Reithrodon, 51, 110, 119, 947, 950, 953, 957, 976, 980. Reithrodon cuniculoides, 111, 955. Reithrodon cliincliilloides, 111, 955. Reithrodon fossilis, 61, 66, 111. Reithrodon typicus, 57, 110, 111, 938, 942, 955, 982. Reithrodon typicus fossilis, 111, 951. Reptilia,896. Rhabdogale, 977. Rhadinotherium, 364, 372, 440, 461, 462, 464, 928, 960. Rhadinotherium limitatum, 360, 461, 925. Rhamphostoma neogaea, 22. Rhea americana, 50. Rhinoceridm, 492, 499, 525, 551, 939, 949, 894. Rhinoceros, 500, 527, 528, 529, 960, 970, 974, 979. Rhinolopliidce, 895. Rhinolophus, 981. Rhinopoma carolinensis, 351. Rhipidomys, 121. Rhipidomys rnastacalis, 121, 983. Rhizocupressinoxylon, 22. Rhizomys, 976. Rhytinidae, 894. Ribodon, 22, 48, 493, 495-499, 932. Ribodon limbatus, 493, 930. Rodentia, 106, 894, 896, 898, 923, 929, 934, 935, 938, 951, 955, 968, 971, 976, 980. Ruminantia, 572, 578, 896, 898, 910, 952, 956, 961, 962, 966-968, 970, 975,980. Rutitherium, 970. S Sanitherium, 976. Sarcobora, 105, 276, 348, 353, 893, 896, 891, 924, 930, 934, 938, 952, 955. Sarcolemur, 960. Sarcothraustes, 964. Saurocetes, 353. Saurocetes argentinus, 353. Scalabrinitherium, 14, 48, 372, 374, 524, 525, 531, 533-538, 541, 543, 544, 546, 548-550, 932, 966. Scalabrinitherium Bravardi, 524, 530, 538, 542, 513, 550, 930. Scalabrinitherium Rothii, 524, 542, 543, 516, 920, 930. Scalaria rugulosa, 23. Scalops, 976, 981. Scapteromys, 129. Scapteromys anoblepas, 983. Scapteromys fronto, 121, 983. Scapteromys labiosus, 121, 983. Scapteromys principalis, 121, 983. Scelidodon, 706, 719, 724-726, 729, 731, 735-737, 739-741, 945, 948, 919, 973, 978. Scelidodon Gapellini, 726, 727, 729, 730, 731, 941, 945, 989. Scelidodon Copei,725, 730, 731, 941, 945, 987. Scelidodon patrius, 724, 726, 728, 729, 730, 731. Scelidodon tarijensis, 727-731, 940, 945, 987. Scelidotheridae, 665, 705, 719, 732, 757, 758, 895, 921, 931, 933, 935, 937, 940, 949, 951. Scelidotherium, 2, 26, 34, 47, 64, 66, 68, 69, 71, 72, 80, 663, 674, 681, 690, 691, 698,699, 703-709,715, 719-721, 724-726, 728-736, 737, 739-741, 755, 900, 932, 935, 948, 949, 950, 968, 978. Scelidotherium ankylosopum, 734, 737. Scelidotherium australe 726. Scelidotherium bellulum, 724, 931. Scelidotherium Bravardi, 722-724, 940, 945, 987. Scelidotherium Bucklaudi, 987, Scelidotherium Capellini, 29, 30, 32, 48, 69, 725, 729, 730. Scelidotherium chiliense, 723, 731. Scelidotherium elegans, 724. Scelidotherium Floweri, 724, 740, 745. Scelidotherium leptocephalum, 66, 71, 72, 187, 659, 721, 723, 725- 727, 729, 732, 940, 945. Scelidotherium magnum, 725, 728, 729. Scelidotherium minutum, 987. Scelidotherium Owenii, 987. Scelidotherium patrium, 26, 75, 726. Scelidotherium Pozzi, 724. Scelidotherium tarijense, 725, 728, 729. Sciamys, 19, 125, 126, 130, 139, 262, 927, 962. Sciamys principalis, 127, 924. Sciamys varians, 127, 924. Sciuravus, 962. Sciuridae, 894, 955. Sciurodon, 967. Sciuroides, 967, 971. Sciuromorpha, 107, 109. Sciuromys, 967. Sciurus, 967, 971, 976, 979, 980. Sciurus aestuans, 109, 955, 983. Sciurus tricolor, 109. Scleromys, 132, 138, 152, 153, 927, 962. Scleromys angustus, 138, 924. Scopotherium, 374, 482, 483, 485, 928, 960. Scopotherium cyclops, 360, 483, 925. Scotaeops, 658, 928, 964. Scotaeops simplex, 658, 925. Scolaeumys, 168, 188, 211, 212, 927, 963. Scotaeumys imminutus, 187, 924. Schismotherium 683, 685, 928, 964. Schismotherium fractum, 686, 926. Schistomys, 212, 216, 317, 260, 927, 963. Schistomys erro, 216, 261, 924. Schistopleurum, 761-767. Schistopleurum asperum, 766, 784. Schistopleurum elongatum, 766, 786. Schistopleurum euphractum, 765,781. Schistopleurum gemmatum, 761. Schistopleurum laeve, 787. Schistopleurum tuberculatum, 761, 762, 833. Schistopleurum typus, 761-764, 766, 767, 784, 785 Schizodon, 154, 161, 162, 165, 166, 167, 957. Schizodon fuscus, 166, 955. Schizotherium, 968. Semnopithecidm, 893. Semnopithecus, 974, 979. Sphaer'ium convexum, 34. Spaherorays, 168, 169, 188, 211, 212, 262, 927, 962. Sphaeromys irruptus, 169, 924. Sphenodon minutas, 987. Sphiggomys, 168, 170, 211, 212, 927, 962. Sphiggomys zonatus, 170, 924. Sphiggurus spinosus, 130. Sphiggurus villosus, 130. Sphingurus, 125, 129, 130, 957. * ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1025 Spliingurus insidiosus, 130, 955, 983. Sphingurus magnus, 130, 983. Spliingurus prehensilis, 130, 955, 983. Sphodroroys, 168, 169, 211,212, 927,962. Sphodrorays scalaris, 170, 924. Sibbaldius antarcticus, 889, Sigmodon vulpinus, 117. Silurus Agassizii, 22. Simia, 94. Simicidea, 44, 100, 104, 105, 893, 896, 898, 954 959, 960, 968, 969, 974,979. Simocyon, 977. Sinopa, 963. Sipalocyon, 285, 292, 927, 964. Sipalocyon gracilis, 292, 924. Sirenia, 652, 653, 894, 896, 898. Sivatherium, 976. Smilodon, 2, 72, 78, 80, 81, 123, 249; 295, 333-339, 342, 344, 948, 950, 977, 979. Smilodon Blainvillei, 333, 336. Smilodon ensenadensis, 339. Smilodon necator, 336. Smilodon neogaeus, 336. Smilodon populator, 42,72, 333-336, 339, 340, 939, 944, 985. Sminthus, 981. Solecurtus platensis, 39. Sorex, 972, 977, 981. Soricictis, 972, Soricidas, 894. Spalacidas 894. Spalacospus, 166, 167. Spalacotheridm, 894. Spaniomys, 19, 132, 141, 152, 153, 927, 962. Spaniomys modestus, 141, 924. Spaniomys riparius, 141, 924. Spanitherium, 966. Speothos pacivorus, 310, 985. Spermophilus 980. Spondilocoelia, 890-892, 895, 896, 898. Squalodon, 576. Squalodon protervus, 576. Squalodonta, 895, 896, 898. Squalodontidae, 895. Steiromys, 19, 125, 128, 130, 262, 927, 962. Steiromys detentus, 129, 924. Steiromys duplicatus, 129, 924. Stegotheridae, 878, 895, 926. Stegotherium, 19, 878, 880, 882, 928, 965. Stegotherium tessellatum, 878, 879, 926. Stenacodon, 963. Steneofiber, 971. Stenodelphis Blainvillei, 884. Stenoderma chilensis, 349. Stenodon, 731. Stenodon modicus, 731. Stenodontherium; 719, 731, 739, 740, 932, 968. Stenodontherium modicum, 731, 931. Stenogale, 968, 972. Stenoplesictis, 968. Stenothephanos, 359, 402, 409, 410, 411,414, 927, 932, 960, 966. Stenotephanos plicidens, 409-411, 414, 917, 930. Stenotephanos speciosu, 359, 409, 411, 924. Stereoarthra, 572, 894, 896, 898. Stereopterna, 492, 523, 573, 894, 896, 898, 930, 935, 939, 952, 956, 961, 966, 968, 969, 974, 979. Sthrutiolariaornata, 23. Stibarus, 960. Stichomys, 132, 140, 141, 151, 152, 153, 927, 962. Stichomys constans, 140. Stichomys regularis, 140, 924. Stilauchenia, 580, 591, 595, 597, 598, 939, 950, 975, 979. Stilauchenia Owenii, 592, 940,944, 986. Stilodon, 348, 893. Stilodontheria, 347, 893, 895, 896, 898. Stilodontidae, 895. Stilotherium, 265; 927,963. Stilodontherium dissimile, 265, 924. Stipolophus,911, 964. Strata, 213, 289, 932, 967. Strata elevata, |259, 921. Strepsiceros, 975. Strongyloceros, 975, 980. Sturnira spectrum, 349. Stylinodon, 962. Sub-ursidm, 312, 346, 930, 933, 956, 958. Sub-ursus, 306, 309. Succineameridionalis, 40. Succinea rosarinensis, 33. Suidae, 573, 894, 939, 952, 956, 954, 958. Suina, 572, 573, 894, 896, 898, 939, 952, 956, 961, 967, 970,976,980. Sus, 485, 564, 971, 976, 979, 980. Sus aibirostris, 575. Sus bydrochorus, 254. Sus tajacu. 574. Synetheres prehensilis, 130. Synoplotherium, 358. Synoplotherium lanium, 358. Systemodon, 961. T Taeniodonta, 106, 894, 896, 898, 900, 962, Taphozus, 981. Talpa, 972, 977, 981. Talpa europaea, 373. Talpavus, 963. Talpidee, 894. Taligrada, 617, 621, 894, 896, 898, 925, 965, Tamias, 980. Tapiravus, 970. Tapirid®, 492, 499, 525, 617, 894, 930, 939, 949, 956, 958. Tapirulus, 966. Tapires, 58, 493, 495, 496, 499, 957, 970, 974, 979. Tapires alticeps, 493. Tapirus altifrons, 493. Tapires americanus, 493, 956, 986, Tapires suillus, 493. Tapirus suinus, 493, 986. Tarandus, 975, 980. Tardigrada, 657, 660, 663, 698, 757, 758, 895, 896, 898, 964, 968. Tarsid®, 893. Tarsipes, 896, 898. Tatusia, 803, 861, 862, 863, 871, 882, 948, 950, 953, 957, 978, 982. Tatusia hybrida, 861, 941, 946, 953, 957, 989. Tatusia hybrida fossilis, 861. Tatusia minuta, 867. Tatusia novemcineta, 861, 941, 946, 957, 989. Tatusia novemcineta fossilis, 861. Tatusia punctata, 989. Taxidea, 977. 1026 MAMÍFEROS FOSILES ARGENTINOS Taximys, 962. Telmatolestes, 960. Telmatotherium, 961. Tembotherium, 214, 465. Thembotherium Holmbergi, 359, 465, 467. Temnocyon, 972. Temnotherium, 465.' Terebratula patagónica, 23. Testudo elata, 27. Tetrabelodon andiura, 639. Tetraceros, 975, 980. Tetraconodon, 976. Tetra cus, 971. Tetradactyla, 957. Tetralophodon, 638. Tetraprothomo, 97, 98. Tetra selenodon, 961. Tetrastylus, 168,185, 191, 209-212, 932, 967. Tetrastylus diffissus, 270, 907, 929. Tetrastylus leevigatus, 209, 210, 906, 929. Tetrodon bonaeriensis, 738. Thalassictis, 972. Theosodon, 19, 374, 525, 549, 550, 551, 928, 961. Theosodon Lydekkery, 549, 925. Tbereutherium, 967. Theridomyidae, 891. Theridomys, 149, 210, 971. Theridomysamericanus, 200, 210. Thinolestes, 960. Thinotherium, 971. Thoatherium, 374, 555, 556, 565, 928, 961. Thoaíherium minusculum,566, 925. Thomomys, 976. Thoracophorus, 762, 767. Thoracophorus depressus, 767, 791. Thoracophorus elevatus, 791. Thoracophorus minutus, 767, 792. Thylacoleo, 275. Thylacomorphus, 967. Thyiacotherium ferox, 284. Thylacynus, 287, 293, 291, 310, 311, 315, 316. Thynohyus, 971, 976. Tillodonta, 106, 894', 896, 898, 929, 962, 967. Tillomys, 962. Tillotheridffi, 894. Tillotherium, 962. Tinotherium, 960. Titanomys, 971. Tolypeutes, 69,874, 875, 881, 882, 918, 919, 950, 953, 957, 978, 982. Tolypeutes conurus, 51, 57, 59, 875, 912, 917, 953, 957, 989. Tolypeutes aff. conurus, 875. Tolypeutes conurus fossilis, 875. Tomarctus, 977. Tomitherium, 960. Tomodus, 403. Tomodus elautus, 403. Toxodon, 1, 2, 60-64, 68, 69, 73, 356-358, 360-377, 380, 382, 389, 391-393. 395-398, 400-402, 401-406, 410, 411, 414-117, 423-126, 432, 441-113, 448-450, 460, 464,469, 470, 486, 487, 623, 625, 626- 899, 915, 916, 932, 936, 948, 953, 966, 950, 969, 974, 979, 992, 993, 998. Toxodon angustidens, 356, 357, 381. Toxodon antiquus, 407,409, 997. Toxodon bilobidens, 359, 385, 391, 939, 914. Toxodon Burmeisteri, 33, 357, 369, 381, 382,381, 387,388, 390, 391, 394, 405,899, 939, 914, 985, 998. Toxodon Danvinii, 66, 71, 357, 381, 388, 391, 939, 911, 983. Toxodon ensenadensis, 30, 31,71, 72, 359, 381, 383, 385, 391, 392, 934, 939, 944, 985, 995. Toxodon expansidens, 359, 391, 985. Toxodon foricurvatus, 359, 401, 410. Toxodon Gervaisi, 358, 381, 382. Toxodon giganteus, 383. Toxodon gracilis, 358, 381, 390 , 391, 939, 944 , 985. Toxodon Owenii, 357, 381. Toxodon paradoxus, 358, 381,389, 391,939, 914, 985. Toxodon paranensis, 356, 359. 381, 381, 391, 911, 930. Toxodon parvulus, 404. Toxodon patagoniensis, 358, 359, 440, 443. Toxodon platensis, 61, 62,356, 357, 369, 379, 381-391, 405, 410, 411, 939, 944, 952, 985, Toxodon plicidens, 359, 409. Toxodon proto-Burmeisteri, 359, 381, 388, 391, 930, 987, 988. Toxodon virgatus, 359, 381, 389, 391, 914, 930, 997. Toxodon Vogthi, 390. Toxodontherium, 376, 391, 396, 401, 402, 410, 914, 916, 932, 966, 992, 993, 995, 996. Toxodontherium compressum, 359, 385, 392, 914, 930, 995. Toxodontherium reverendum, 915. Toxodontia, 214, 355, 358, 360, 361, 374, 375, 491, 893, 896, 898, 900, 924, 930, 934, 939, 952, 960, 966, 969, 974, 979. Toxodontidae, 355, 375, 401, 402, 404, 409, 412, 114, 439, 461, 489, 490, 893, 930, 933, 934, 937, 939, 919, 951, 952, 954. Toxodontophanus, 359, 471. Toxodontophanus australis, 359, 471, 477, 478. Trachytherus, 918, 960, 993. Trachyterus Spegazzinianus, 919, 923. Tragelaphus, 980. Tragoceros, 975. Tragulidm, 579, 598, 891, 935, 937. Tragulohyus, 966. Tragulus, 975, 980. Trechomys, 967. Tremarctos, 315, 317, 320. Tremarctos ornatus, 320. Trematherium, 19, 690, 701, 702, 697, 928, 964. Trematherium intermixtum, 697, 926. Tretomys, 110, 119, 120, 947, 950. Tretomys atavus, 119,938, 943, 976,983. Tribodon, 132, 142, 152, 153, 936, 971. Tribodon clemens, 75, 142, 934. Tricentes, 959. Triconodontidae, 894. Tricuspiodon, 963. Trichedidee, 894. Trichechidce, 342. Trigodon, 26, 358, 376, 399, 401, 402, 915, 916, 936, 969, 992-996. Trigodon Gaudryi, 75, 400. 401, 916, 935, 992. Trigonia, 16, 48. Triisodon, 963. Trilophodon 638. Triodon mercedensis, 323. Triplopodidee, 891. Triplopus, 961. Triprothorao, 97, Triprothroglodytes, 97, 99. Triprotosimia, 97, 98. Tritylodontidae, 891. Trochictis, 972, 977. Trocho therium, 972. Trochas patagonicus, 39. Troglodytes, 97 , 974. ÍNDICE DE LOS NOMBRES TÉCNICOS 1027 Trogodonta, 105, 106, 893, 894, 896, 923, 929. 934, 938, 951, 955. Trogosa, 106, 894, 896, 898. Trogontherium, 980. Tupaidas, 894. Turritella ambulacrum, 23. Tursio, 57. Tursio Cymodoce, 885. Tursiops, 885. Tursiops cymodoce, 885. Tursiops obscuras, 885. Typotkerid®, 166, 374, 375, 398, 402-404, 409, 412, 414, 416, 439, 489, 490, 493. 918, 924, 928, 930, 933, 935. 937, 939, 949. Typotkerium, 3, 5, 26, 33, 69, 70, 357-359, 362-375, 397, 402-404, 411, 414 , 417, 421-426, 437-439 , 448-450,468, 470 , 474 , 476, 487’ 625, 919, 936, 948, 969, 974. Typotherium Bravardi, 917. Typotherium cristatum, 14, 29-31, 48, 71, 358, 369, 417-420, 917, 919, 939, 944, 996. Typotherium exiguum, 75. 359, 417, 420, 917, 935, 939, 944, 986. Typotherium iusigne, 75, 359, 417, 935. Typotherium maendrum, 75,359, 417, 419,717,935,939, 944, 986. Typotherium protum, 418. Typotherium pachygnatuin, 71, 358, 369, 417, 419, 917, 919, 935, 939, 944, 986. U Uintatherium, 962. Unguiculata, 44, 105, 893, 894,890,923,929, 934,938,951,955. Ungulata, 44, 354, 893, 896, '924, 930, 934, 939, 952, 956. Unió, 27, 35, 41. Unió diluvii, 22. Unió lujanensis, 34. Unió Solisiana, 41. Ursidm, 315, 346, 894, 930, 933, 939, 949, 951. Ursus, 316, 317, 320, 977, 979, 981. Ürsus bonaérensis, 315, 317, 318. Ursus braziliensis. 320, 321, 985. Ursus maritimus, 316. Ursus spelaeus, 316-320. V Valgipes, 690, 700, 978. Yalgipesdeformis, 700, 940,987. Venus meridionalis, 23. Venus Munsteri, 23. Vermilinguia, 657, 757, 758, 895, 896, 898, 925, 957, 964, 968, 973, 977,981. Vesperimus, 971. Vespertiliayus, 968. Vespertilio, 352, 353, 957, 968, 973, 977, 981. Vespertilio bonaérensis, 351. Vespertilio cinnamomeus, 351. Vespertilio Isidori, 352, 956. Vespertilio montanus, 352. Vespertilio nigricans, 352. Vespertilio ruber, 351. Vespertilio villosissimus, 352. Vespertilionidas, 351. 895, 956, 958. Vesperugo, 352, 957. Vesperugo nigricans. 352, 956. Vesperus segethii, 352. Vesperus velatus, 352, 956. Vichnutherium, 975. Viverra, 968, 972, 977, 981. Viverra cancrivora, 304. Viverra nasua, 313. Viverra narica, 313. Viverra poliocephala, 321. Viverra vittata, 321. Vivérridas, 894. Voluta alta, 23. X Xantium, 65. Xcnurus, 876, 881, 882,957. Xenurus, nntiquus, 877. Xenuius nudicaudo, 876. Xenurus aff. nudicaudo, 877. Xenurus nudicaudus, 989. Xenurus unicinclus, 876 , 877, 957. Xenurus unicinctus fossilis, 877. Xiphidae, 895. Xiphodon, 967, 970. Xiphodontidse, 576, 894. Xotodon, 25, 26, 359, 360, 371, 372, 402-404, 412, 414, 917, 932, 936, 966, 969, 993, 998. Xotodon foricurvatus, 404, 412, 414, 930. Xotodon prominens, 48, 75, 360, 404, 413. Xotodonttdm, 375, 402, 413, 414, 439, 489, 49o. 493, 924, 928, 930, 933, 935, 937, 928, 935. Xyophorus, 19, 684, 688, 928, 961, Xyophorus rostratus, 689, 926. Xyophorus si mus, 689, 926. Z Zaédyus, 867, 877, 881, 882, 928, 931, 932, 936, 948-950, 953, 957, 965, 968, 973, 978, 982. Zaédyus exilis, 868, 926. Zaédyus minimus, 868. Zaédyus minutissimus, 942. Zaédyus minutus, 867, 868, 941, 946. 989. Zaédyus minutus fossilis, 867. Zaédyus proximus, 867, 926. Zaphilus, 793, 828, 839. Zaphilus Larrañagai, 828. Zamicrus, 666, 681-683, 758, 928, 964. Zamicrus admirabilis, 682, 926. Zetodon, 960. Zeuglodonta, 353, 895, 896, 898. Zeuglodontidee, 21, 895. Ziphiidee, 883, 887. Ziphiorrhynchus australis, 888. Ziphius, 888. Ziphius australis, 838. FIN DEL ÍNDICE Y CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS MAMÍFEROS FÓSILES ' ■ ■ ACTAS DE LA DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN CÓRDOBA ATLAS TOMO VI BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — ■ 680 1 889 CONTRIBUCION AL CONOCIMIENTO DE LOS MAMIFEROS FOSILES DE LA REPÚBLICA ARGENTINA OBRA ESCRITA BAJO LOS AUSPICIOS DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA PARA SER PRESENTADA Á LA EXPOSICION UNIVERSAL DE PARTS DE 1889 POR FLORENTINO AMEGHINO Autor de Filogenia Miembro activo de la Academia Nacional de Ciencias, Doctor Honoris Causa de la Facultad de Ciencias Físico-matemáticas de la Universidad Nacional de Córdoba, Antiguo catedrático de Zoología y Anatomía comparada en la Universidad de Córdoba, Ex-conservador de los museos de Paleontología, Antropología y Zoología de la misma Universidad, Ex-miembro académico de la Facultad de Ciencias Médicas, Ex-sub-director del Museo de la provincia de Buenos Aires, Corresponsal del Instituto Geográfico Argentino, de la Sociedad Geográfica Argentina, etc., etc. ATLAS BUENOS AIRES IMPRENTA DE PABLO E. CONI É HIJOS, ESPECIAL PARA OBRAS 680 — CALLE PERÚ — 680 1889 ADVERTENCIA Debido á la forzosa precipitación con que se ha llevado á cabo esta obra para que pudiera figurar en la Exposición de París, se lia efectuado la impresión de las láminas y la de las espiraciones que las acompañan, á un mismo tiempo, sin que se pudieran cotejar las prue- bas, de lo que ha resultado un cierto número de errores, ya en la numeración de las figuras ó en las esplicaciones que las acompañan. La mayor parte, ó sea todos aquellos de que me be apercibido, están indicados en la Fé de Erratas adjunta, y como algunos son de importancia, será conveniente que el lector, antes de consultar el atlas, tome conocimiento de las erratas correspondientes á cada lámina. En todas las láminas en que hay figuradas, partes de coraza de gliptodontes, las líneas rectas, horizontales ó verticales, que á menudo las acompañan, indican el espesor de los fragmentos representados. Un deber de justicia me obliga á mencionar acá los que han contribuido á la ejecución material del trabajo, pues sin el empeño que demostraron, no hubiera podido concluirse en tan breve tiempo. La impresión tipográfica, ejecutada en pocos meses, ha sido hecha por la imprenta de la acreditada casa de los señores Pablo E. Coni é Hijos, y es una buena muestra del grado de adelanto que ha alcanzado entré nosotros la tipografía. La impresión de las láminas es obra de los talleres de la Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco , la primera casa, en su género, de Sud-América. Es este el primer trabajo de importancia que se ejecuta entre nosotros en fototipia sobre placas gelatinadas, y solo ha podido efectuarse en el brevísimo espacio de tiempo de que se ha dispuesto, gracias al empeño que en su pronta terminación han tomado los señores Stiller y Laass, directores de la mencionada compañía. Debo igualmente un recuerdo á los dibujadores, especialmente á mi amigo el señor Z. Bommert, que ha pasado ocho meses seguidos sin respetar dias festivos ni domingos, tra- VI MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS bajando diez horas diarias, no siendo el atlas más completo, no por carencia de materiales, sino por falta absoluta de tiempo. De las dos mil y más figuras que contiene este atlas, apenas unas ciento cincuenta son reproducciones ; todas las demás son originales y es la primera vez que ven la luz pública. Los sacrificios que me ha costado la reunión de tan vasto material, serán apreciados por aquellos que saben las grandes dificultades con que se tropieza en este género de investi- gaciones. Florentino Ameghino. ERRATAS NOTABLES EN LA ESPLICACION DE LAS LÁMINAS I EN LA NUMERACION DE LAS FIGURAS Plancha I. fig. 17. En ves de ni. 7 y-, léase m. y y j. Plancha III. fig. 4. Esta figura deja algo que desear en cuanto á la conformación de la mandíbula y de las muelas, por haber sido reproducida de una mala fotografía en mi ausencia, pero como se trata de una especie bastante conocida, no he creido necesario rehacer lámina. Plancha IV. fig. 6 a. En ves de por el lado interno, léase por el lado externo. fig. 27 a. Léase fig. 27 b. fig. 27 b. Léase fig. 27 a. Plancha V. fig. 9. En ves de por el lado interno, léase por el lado externo. Plancha VI. fig. 16 a. Léase 16 b. fig. 16 6. Léase 16 a. Plancha VII. fig. 1. A gréguese á continuación, fig. 1 a. Corte trans- versal de los incisivos superiores. fig. 13 c. Léase 13 b. ffg. 15 d. Lleva en la lámina, por error, el número 13 d. Plancha X. fig. 11. En ves de por la superficie masticatoria, léase por el lado externo. Agréguese á continuación, fig. 11 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria. 23 a. Agréguese d continuación , 23 b. La misma pieza vista por la superficie masticatoria. fig. 27. Léase incisivo inferior derecho visto por la cara anterior. fig. 27 a. Léase el mismo diente listo de lado. Plancha XII. fig. 7, En donde dice por el lado interno, léase por el lado * externo. Plancha XIV. fig. 11. En ves de m. j-, léase m. A. fig. 14. En ves de Amegh., léase Mor. fig. 15. En ves de m. j, léase m. 5. fig. 16. En ves de ni. 7 léase m. 3. Plancha XV. fig. 8. En ves de molar inferior, léase molar superior, fig. 23 a. En ves de p. -j, léase p. A. Plancha XVI. fig. 3. En ves de p. ¡,p. ¡y m. -, léase p. p.iy m. A. Plancha XVII. fig. 1. En ves de m. y, léase m. fig. 2. En ves de m. léase m. A. Plancha XX I. fig. 9. Después de 9 c, agréguese 9 d. Sección de la rotura anterior. Plancha XXV. fig. 2 a. En ves de el lado externo, léase el lado interno. Plancha XXXII. fig. 2. En ves de incisivos externos, léase incisivos in- ternos. VIII MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Plancha lililí. fig. 7. En vez de 7 a, léase 7 b ; en vez de 7 b, léase 7 a. fig. 9. En vez de fig. 9, léase fig. 9 a, y en vez de fig. 9 a, léase fig. 9. Plancha XIXV. fig. 5. En vez de penúltima, léase antepenúltima. Plancha XLI. fig. 5. En vez de Megatherium Gervaisi, léase Megathe- rium tarijense. Plancha XLV. fig. 6. En vez de 6, léase 5 a. Plancha XLVI. fig. 4. En vez de en tamaño natural, léase á una mitad del tamaño natural. fig. 5. Agregúese al final Individuo muy joven. Plancha XLVII. fig. 5. En vez de reducidas á una mitad del tamaño na- tural, léase en tamaño natural. Agregúese en seguida : fig. 6. Las cuatro muelas inferiores reducidas á una mi- tad del tamaño natural, según Owen. Plancha XLIX. fig. 7. En vez de tercera, léase segunda. Plancha LII. fig. 9. En vez de 9, léase 10. fig. 10. En vez de 10, léase 9. Plancha LUI. Inmediatamente debajo del número de la plancha, agré- guese: Todas las figuras son de tamaño natural. Plancha LIV. Inmediatamente debajo del número de la lámina, agre- gúese Todas las figuras de tamaño natural, con excep- ción del número 5. Plancha LVIII. fig. 1. En vez de inferior, léase superior. Plancha LX. Inmediatamente después de la fig. 4, agregúese fig. 5. Lomaphorus elegans, Burm. Trozo de coraza, de la re- gión central del dorso. Tamaño f. Plancha LXI. fig. 3. En vez de 3, léase 3 a, y en vez de 3 a, léase 3. Plancha LXIII. Después de la fig. 3, agréguese : fig. 4. Otra muela más pequeña vista por la superficie masticatoria. Plancha LXX. Inmediatamente después de la fig. i7 , agréguese : fig. 18. Lomaphorus compressus, Amegh. Trozo de co- raza de la región central del dorso, fig. 18. Léase fig. 18 a. Plancha LXXII. fig. 7. En vez de m. i y m. 2, lease m. - y m. fig. 16. En vez de rama izquierda, léase rama derecha. Plancha LXXXIV. fig. 5. Agréguese al fin ¿ del tamaño natural. ADICION A LAS ERRATAS NOTABLES DEL TEXTO Página 126. Debajo de A caremys minutas : en vez de Plancha vi. léase Plancha iv. Página 127. Debajo de Sciamys principalis : en ves de fig. 27 y 28, léase fig. 26 y 27. Página 135. Debajo de Myopotamus diKgens : en ves de Plancha iv, léase Plancha v . Página 148. Debajo de Discolomys cuneas : en vez de Plancha v, léase Plancha vi. Página 184. Debajo de Lagostomus antiquus: en ves de Plancha xxxvi, léase Plancha xxvi. Página 198. Debajo de Megamys Laurillardi : suprímase la fig, 12 de la Plancha xxi. Página 241. Debajo de Procar diolheriim crassum : en ves de fig. 4, léase fig. 14. Página 242. Debajo de Cardiotherium Doeririgi : en vez de 7 á 12, léase 7 á 11. Página 323. Debajo de Mephitis cordubensis : en ves de fig. 21, léase fig. 22. Página 324. Debajo de Lincodon lujanensis .- en ves de fig. 22, léase fig. 21. Página 394. Debajo de Ilaplodontherium Wildei : en ves de Plancha ixx, fig. 3 y 4, léase Plancha txx, fig. 4. Página 400. Debajo de Trigodon Gaudryi : en ves de Plancha xxvm, léase Plancha xvm. Página 488. Debajo d eNesodon imbricatus: en ves de Plancha xvm, léase Plancha xvii. Página 538. Debajo de Scalabrinitheriim Bravardi : en ves de fig. 1 á 10, léase fig. 1 á 6. Página 543. Debajo de Oxyodontherüm Zeballosi : en ves de Plan- cha lxxi, fig. 6, léase Plancha lxxi, fig. 9. Página 552. Debajo de Homalodonlotherium Cunninghami : en ves de Plancha xxxn, fig. 1 á 5, léase Plancha xxxii, fig. 1, 2, 3 y 5. Página 710. Debajo de Lestodon armatus : en ves de Plancha xu léase Plancha xlii. Página 721. Debajo de Scelidotherium leptocephalum : en ves de Plancha nx, léase Plancha xux. Página 732. Debajo de Nepholherium ambigwum : en ves de Plan- cha nxxiv, fig. 4 y 6, léase Plancha lxxiv, fig. 6 y 7. Página 825. Debajo de Plohophorus Ameghini : en ves de Plancha iv, fig. 3. 4, 5, 8 y 9 ; Plancha lxhi, fig. 3 y 4, léase Plancha lv, fig. 4. Página 891, línea 8. En ves de hueso cuadrado transformado en malar, léase hueso cuadrado transformado en la apó- fisis zigomática del temporal. Página 903. Debajo de Tetrastylus diffissus : en ves de Plancha ixii, léase Plancha lxxii. Página 918, linea 20, columna derecha, donde dice incisivo único del Hegelolherium, léase incisivo principal del Hege- tolherium. ■ \ - ■ ■ . t ' - NOTA SOBRE LA FÓRMULA DENTARIA DE LOS DIDELPHIDA5 Los representantes del género Didelphys y sus aliados, son considerados en el texto como presen- tando la fórmula dentaria de £ i. | c. -£ p. | m., de acuerdo con las ideas corrientes hasta entonces, pero los estudios recientes de Oldfield Thomas (en Phyl. Trans. 1887, p. 443), prueban que dicha fórmula es errada, debiendo ser £ i. f c. f p. \ m., pues el único premolar inferior que en dichos ani- males es precedido por un diente de leche, que es el tercero, corresponde al cuarto premolar de los carnívoros y demás mamíferos placentarios, siendo los cuatro dientes que siguen hacia atrás, verdaderos molares; el premolar que sigue adelante del único que es precedido por una muela de reemplazaroiento, es el tercer premolar, pero el primero corresponde realmente al p. T y no al p. de los carnívoros y placentarios en general. Me es altamente satisfactorio agregar á esta ob- servación, que por lo que concierne á los marsu- piales en general y á los creodontes, ya yo había llegado á idéntico resultado independientemente y sin conocer los trabajos del Señor Thomas, y lo que es más importante, por un orden de investiga- ciones completamente distintas. En el texto, en la página 294, cuando ya estaba impresa la parte cor- respondiente álos Didelphys, encontrará el lector, que la fórmula dentaria del género de creodontes argentinos que he designado con el nombre de Acyon, con 8 muelas en cada lado de la mandíbula inferior, comparada según los procedimientos filo— génicos con la de los marsupiales existentes, parti- cularmente del Thylacinus, y los géneros extin- guidos de Europa y Norte-América conocidos con los nombres de Hyaenodon y Pterodon, me ha conducido á la conclusión de que la fórmula denta- ria de los Sarcobora primitivos ( Phonoctonia ), era de ¡ p, y 4- m., agregando que en el Thylacinus los siete dientes se repartían en Fp. y r m., deduc- ciones confirmadas por los estudios profundos que sobre la evolución y sucesión de los dientes en los marsupiales, llevaba á cabo el distinguido natura- lista arriba mencionado. Véase igualmente sobre el mismo punto, en el texto, pág. 276, fórmula denta- ria de los Phonoctonia, grupo antecesor de todos los Sarcobora ; idem, pág. 31 1, sobre la evolución y fórmula dentaria primitiva de los Canidae ; idem, pág. 345, sobre la evolución y fórmula dentaria pri- mitiva de los Carnivora. . - 1 ■ PLANCHA I 1. Didt“]|>h\s lujjauensis Aunon. Fragmento de la parto pos- terior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, con la última muela, visto por el lado interno. Tamaño natural. 1 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural . 2. Didolpliys inexpeetata Ají iígii. 'Rama derecha de la mandíbula inferior con' todas las muelas, vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 3. Didelpliys juga Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro últimas muelas, vista sobre el lado ex- terno. Tamaño natural. 3 a. La misma pieza vista por el lado interno, Tamaño natural. 3 6. Las muelas aumentadas vistas por el lado interno. 4. Didelphys grandseta Ajnmn. Rama izquierda de la mandíbula inferior con todas las muelas menos el p. j, vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 4 a. La misma pieza vista sobre el lado interno. Tama- ño natural. 4 b. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, Vistas sobre el lado externo. Tamaño l- 5. Dinierodon mutílalas Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con los alveolos de las cinco últimas mue- las, vista por el lado externo. Tamaño natural 5 a. La misma pieza vista por el borde alveolado. Ta- maño natural. 6. Abderites meridionalis Amegh. Parte anterior del in- cisivo inferior visto de lado. Tamaño natural. 7. Parte posterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, con el p. el m. 7, el m. 5 y los alvéolos del ni. j, vista por el lado externo. Tamaño natural. 7 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 7 b. La misma pieza aumentada, vista por el lado ex- terno. Tamaño ¡. 7 c. La misma pieza aumentada, vista por el lado inter- no. Tamaño 7 d. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño natural. 7 e. La misma pieza aumentada, vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño f. 8. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con el prn. - y el ptíi. 3 rudimentario, vista por el lado interno Tamaño natural. 8 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural. 8 b. La misma pieza aumentada, vista por el lado ex- terno . 8 c. La misma pieza aumentada, vista por el lado in- terno, 8 d. La misma pieza aumentada, vista por el borde ál- veo! ario. 8 e. La misma pieza vista por el borde alveolario. Ta- maño natural. 9. Aedesíis OxvenI Amegh. Parte anterior de la rama dere- cha de la mandíbula inferior, con la base del incisivo, los al- veolos de los pm. - y j, el pm ¿ rudimentario, el gran pm. 7 y la parte anterior del rn. -, vista por el lado externo. Tamaño natural. 9 a. La misma pieza, vista por el lado interno. Tamaño natural. 9 b. La misma pieza vista por el borde alveolario. Ta- maño natural. 9 c. La misma pieza aumentada, vista por el lado ínter no. Tamaño f. 9 d. La misma pieza vista sobre el lado externo. Ta- maño 9 c. La misma pieza vista por el borde alveolario. Ta- maño A£. 10. Epanorthus Aratse Mor. Parte posterior de la rama de- recha de la mandíbula inferior, con las últimas muelas destro- zadas, vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 10 a. La misma pieza vista sobre el lado interno. Tamaño natural. 10 b. La misma pieza vista sobre el borde alveolario. Tamaño natural. 11. Rama derecha de la mandíbula inferior con parte de la denta- dura muy gastada. Tamaño natural. 11 a. La misma pieza vista sobre el borde alveolario. Tamaño natural. a 12. Cráneo incompleto, visto por su parte superior. Tamaño na- tural. 12 a. La misma pieza vista por el lado izquierdo. Ta- maño natural. 12 b. La misma pieza vista por el occipital. Tamaño na- tural. 10. Epanorthus Lemoinei Amegh. Parte posterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con el pm. -¡ y los tres verdaderos molares, vista por el lado externo. Tamaño na- tural. 13 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural, 13 b. La misma pieza aumentada, vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño f. 11. Muela superior vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 14 a. La misma muela vista sobre el lado interno. Ta- maño natural. 14 b. La misma muela aumentada, vista sobre el lado interno. Tamaño y. 14 c. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado ex- terno. Tamaño f. 14 d. La misma pieza aumentada, vista por la corona. Tamaño f . 15. Epanorthus ¡nterniedius Amegh. Parte de la rama de- recha de la mandíbula inferior con el pm.-j, el pm. p, y los m. i y s, vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 15 a. La misma pieza vista sobre el lado interno, Ta- maño natural. 15 6. La misma pieza vista sobre el borde alveolario. Tamaño natural. 15 c. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado interno. Tamaño f. 15 d. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado externo. Tamaño f. 15 e. La misma pieza aumentada vista por la corona de las muelas. Tamaño |. 16. Epanorthus minutus Amegh. Parte posterior de la ra- ma derecha de la mandíbula inferior, con el pm. 7 y los ni, 7 y vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 16 a. La misma pieza vista sobre el lado interno. Tama- ño natural. 16 b. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado in- terno. Tamaño |. 16 c. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado ex- terno. Tamaño J. 16 d. La misma pieza aumentada vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño 17. Microbio therium tehuelchum. Amegh. Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior con los m. 7 y vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 17 a. La misma pieza vista sobre el lado interno. Ta- maño natural. 17 b. La misma pieza aumentada, vista por la corona de las muelas. Tamaño-?. 17 c. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado interno. Tamaño f. 17 d. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado ex- terno. Tamaño |. 18. Aeyon bardos Amegh. Fragmento de la rama izquierda de la mandíbula inferior, con dos dientes, vista sobre el lado in- terno, Tamaño naluial. 18 a, La misma pieza vista sobre el lado externo. Tamaño natural, 19. Acroeyon soetorius Amegh. Parte anterior de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con los dientes destrozados, vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 19 a. La misma pieza vista sobre el lado interno. Ta- maño natural. 19 b. La misma pieza vista por el borde alveolario. Ta- maño natural. 20. Mephitis cordubenses Amegh. Fragmento de maxilar superior izquierdo, con el canino, el premolar y el carnicero, visto por el lado externo. Tamaño natural. 21. Lincodon lujanensis ÁMEGn. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las tres muelas, vista por el lado inter- no. Tamaño natural. 22 y 22 a. Mcphilis eordubensis Amegh. Canino superior visto por el lado internoy externo. Tamaño natural. 23. Diente carnicero inferior (m. 7) visto por la superficie mastica- toria déla corona. Tamaño natural. 23 a. El mismo diente visto de lado. Tamaño natural. 24. Didelphvs incerta H. Gerv y Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con todas las muelas y el canino, vista por el lado externo. Tamaño natural. 21 a. La misma pieza aumentada, vista sobre el lado externo. Tamaño próximamente f . 25. Eanis ensenadensis Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista sobre el lado externo. Tamaño na- tural. 26. Rama derecha de la mandíbula inferior vista sobre el lado ex- terno. Tamaño natural. 27 y 27 a. Apera sanguinaria Amecii. Última muela infe- rior, vista sobre sus dos lados, interno y externo, según Bur- meistér. Tamaño natural (individuo muy joven). 28. Diente incisivo según Buriukister. tamaño natural. | AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. 1. Ia FOTOTIPÍA COMP- S. A. BILL. BANCO. - BS. AIP.ES Z. BOM1V1ERT DEL. PLANCHA II 1. Arctotherium angnstidens Brav. Cráneo visto por la base, á un tercio del tamaño natural, según dibujo inédito de Brayard. •1. La dentadura de la mandíbula inferior, vista por la corona, según Gervais, á | del tamaño natural. 2. Arctotherium bonaerieuse Gerv. Cráneo, visto por la base, á un tercio del tamaño natural, según dibujo inédito de Bravard ; el original de esta figura constituía el tipo de su Arctotherium latidens. 4. Las tres últimas muelas superiores, vistas por la corona, á f del tamaño natural. FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. AMECrHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARG-ENTINOS. Pl. § . - ■ / í - ■ 1 - . a „ .-3B a . ■ ■ ■ i ' . ■ . - ■ ■ . . ' . . . PLANCHA III 1. Arctotherium bonseriensc P. Gerv. Cráneo de un in- dividuo muy viejo, visto de lado, á un tercio del tamaño natu- ral. 2. Mandíbula inferior vista de lado é inclinada, á las f del tamaño natural. 3. Smilmlon populator Lund. El carnicero y el tercer pre- molar vistos por el lado externo, en tamaño natural, según Burmeister. 4. Cráneo, visto de lado, reducido á un poco mas de un tercio del tamaño natural. Longitud del original 34 centímetros. Z. BOMMERT DEL. AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. FQTOT|PÍA OOMP. 3. A. BILL. BANCO. - B3. AIRES . ■ ■ ' ■ V í 1 ¡ | ■ V . ■ Í| ■ . t PLANCHA IV J. Ptyssophorus elegans Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con la dentadura, vista sobre el lado exter- no, en tamaño natural. 1 a. La misma pieza en tamaño natural, vista por el lado interno, 1 b. La misma pieza aumentada vista por el lado in- terno. 1 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la corona. 2. Oxymieterus rufas Desm. Cráneo visto por la base ó su- perficie palatina, en tamaño natural. .2 a. Las muelas aumentadas, del lado derecho del mis- mo cráneo, vistas por la corona. 3. Oxymieterus impexus Amegh. Rama derecha de la man- díbula inferior con la dentadura, vista sobre el lado externo, en tamaño natural. 3 a. La misma pieza vista sobre el lado interno, en ta- maño natural. 3 b. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la corona. 4. Habhrotríx ai-enícola Wath. Cráneo visto de abajo, en tamaño natural. 4 o. Rama derecha de la mandíbula inferior del mismo cráneo, vista por ellado externo, en tamaño natural. 4 b. Las muelas superiores del lado izquierdo del mis- mo cráneo, aumentadas, vistas por la corona, ó. Ilabhrotrix internus Amegh. Maxilar superior derecho, en tamaño natural, visto por la cara palatina. 5 a. Las muelas aumentadas del mismo maxilar, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 6. Rama izquierda de la mandíbula inferior, con las dos primeras muelas vista por ellado interno, en tamaño natural. 6 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 6 b. Las dos muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 7. Callomys longieaudatus Benn. Rama derecha déla man- díbula inferior, vista por el lado externo, en tamaño natural. 7 a. Primera muela inferior del lado izquierdo, aumen- tada, vista por la corona. 8. Callomys bi macúlalas Wath. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista por el lado externo, en tamaño na- tural. 8 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 9. Callomys aurilus Desm. Rama derecha de. la mandíbula inferior con las dos primeras muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 9 a. Las dos muelas de la misma pieza aumentadas, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 10. Holocliilus vulpinus Lien. Cráneo con la dentadura, vis- to de abajo, en tamaño natural. 10 a. Las muelas del lado derecho del mismo cráneo, au- mentadas, vistas por la superficie masticatoria. 11. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado ex- terno, en tamaño natnral. 11 a. Las muelas de la misma pieza aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 12. Holochilus mullannus Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista por el lado externo, en tamaño na- tural. 12 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vis- tas por la superficie masticatoria. 13. Bothriomys catenatus Amegh. Rama izquierda de Ja mandíbula inferior, con la dentadura, vista por el lado interno, en tamaño natural. 13 a. La misma pieza vista por el lado externo, en ta- maño natural 13 b. La misma pieza aumentada, vista por el lado in- terno. 13 c. La misma pieza aumentada, vista por el lado ex- terno. 13 d. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 14. ' Hespéromys tener Winge. Cráneo con la dentadura, visto de abajo, en tamaño natural, 14 a. Las muelas superiores, del lado derecho aumen- tadas, vistas por la superficie masticatoria. 15. Rama derecha de la mandíbula inferior con la dentadura, vista por el lado externo, en tamaño natural. 15 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 16. Tretomys alavus Amegh. Maxilar superior izquierdo con las muelas, visto por la superficie palatina, en tamaño natural. 16 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vis- tas por la superficie masticatoria 17. Necvomjs conifcr Amegh. Rama derecha de la mandí- bula inferior, con la dentadura, vista por el lado externo, en tamaño natural. 17 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vis- tas por la corona. 18. Maxilar superior con las tres muelas, visto por la superficie palatina, en tamaño natural. 18 a. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 19. Hesperomys molitor Wjnge. Maxilar superior izquier- do con las muelas, visto por la superficie palatina, en tamaño natural. 20. Acaremys murinus Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con la dentadura, vista por el lado interno, en tamaño natural. 20 a. La misma pieza vista por el lado externo, en ta- maño natural. 20 b. La misma pieza vista por la corona de las muelas, en tamaño natural. 20 c. Las muelas de la misma pieza aumentadas, vis- tas por la superficie masticatoria. 21. Acaremys messor Amegu. Rama derecha de la mandí- bula inferior con la dentadura vista por el lado externo, en ta- maño natural. 21 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 21 b. La misma pieza vista de arriba, en tamaño natural. 21 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 22. Acaremys minutas Amegu. Rama derecha de la mandí- bula inferior con la dentadura, vista portel lado interno, en ta- maño natural. 22 a. La misma pieza, vista por el lado externo, en ta- maño natural. 22 b. La misma pieza, vista de arriba, en tamaño natural. 22 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 23. Rama derecha de la mandíbula inferior de otro individuo, con las dos primeras muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 23 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 24. Acaremys minutissimus Amegu. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado interno, en tamaño natural. 24 a. La misma pieza vista por el lado externo, en ta- maño natural. 24 b. La misma pieza, vista por la superficie de las mue- las, en tamaño natural. 24 c. Las muelas déla misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 25. Rama derecha de la mandíbula inferior de otro individuo, vista por el lado externo, en tamaño natural. 26. Seiamys principalis Amegu. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, de un individuo muy viejo, vista por el lado externo, en tamaño natural. 26 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas, en tamaño natural. 26 b. La misma pieza, vista por el lado interno, en ta- maño natural. 27. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas de un individuo mas joven, vista por el lado externo, tamaño natural. 27 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 27 b. La misma pieza vista de arriba, en tamaño na- tural. 27 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. $ 28. Sciamys vari ai ís Amegh. Rama derecha de la mandíbu- la inferior con las cuatro muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 28 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 28 b. La misma pieza vista por la superficie de las mue- las, en tamaño natural. 28 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 29. Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior de otro individuo, con las tres últimas muelas, visto por el lado exter- no. Tamaño natural. 30. Steiromys detentus Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado ex- terno, en tamaño natural. 30 a. La misma pieza vista por el lado interno, en ta- maño natural. 30 b. La misma pieza vista por la superficie masticato- ria délas muelas, en tamaño natural. 31. Rama derecha de la mandíbula inferior de un individuo muy joven, con las dos primeras muelas, el alveolo de la tercera, y la cuarta todavía encerrada en el alveolo correspondiente, vis- ta por el lado externo, en tamaño natural. 31 a. La misma pieza, vista por el lado interno, en ta- maño natural. 31 b. La misma pieza, vista por la superficie masticatoria de las muelas, tamaño natural. 32. Segunda y tercera muela de la mandíbula superior, de un indi- viduo completamente adulto, vistas por la superficie mastica- toria de la corona, tamaño natural. 33. Úna muela de un individuo adulto, vista de lado, en tamaño natural. 34. úna muela de un individuo muy joven vista por la base, ta- maño natural. 34 a. La misma pieza, vista por la superficie masticato- ria, en tamaño natural. 35. incisivo superior, visto de lado, en tamaño natural. 35 a. La misma pieza vista por la cura anterior, en ta- maño natural. AMÜGHIK 1 — MAMÍFEROS FÓSILES AL SIENTELOS. ' * . ' : . . * ' , PLANCHA V (Todas las figuras son de tamaño natural). 1. Steironiys detentus Amegh. Parte anterior del cráneo, con el intermaxilar y la primera muela de cada lado; vista lateral. 1 a. La misma pieza vista por la superficie palatina. g Myopotamus priscus H. Gerv. y Amegh. Cráneo com- pleto; vista palatina. 2a. El mismo cráneo, vista fronto-nasal. 3. Myopotamus coypus Mol. Rama izquierda de la man- díbula inferior, vista por la superficie masticatoria de los muelas. 3 a. La misma pieza vista por el lado interno. 3 6. La misma pieza vista por el lado externo. 4. Myopotamus diligens Amegh. Incisivo superior dere- cho, visto por el lado externo. 4 a. La misma pieza vista por el lado interno. 4 b. La misma pieza vista por la cara anterior. 5. Myopotamus coypus Mol. Incisivo superior izquierdo, visto por el lado externo. 5 a. La misma pieza, vista por el lado interno. 5 b. La misma pieza vista por la cara anterior. 6. IVeoreomys australis Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con la dentadura, vista por el lado externo. 6 a. La misma pieza vista por el lado interno. 6 b. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 7. Paladar incompleto, con las cuatro muelas del lado derecho, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 8. Muela inferior, vista por el lado externo. 8 a. La misma muela vista por el lado interno. 8 b. Vista de la superficie masticatoria de la misma muela. 9. Muela superior vista por el lado interno. 9 a. La misma muela vista por el lado externo. 9 b. Vista de la superficie masticatoria de la misma muela. 10. Parte anterior de la rama izquierda déla mandíbula inferior, vista por el lado interno. FOTOTIPIA CÓJí'P. 3. A. BILL, BANCO. - B3. AIRES Z. 30MMERT DEL. PLANCHA VI 1. IVeoreomys «Jecisus Amegh. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo y la primera muela, vista por el lado interno en tamaño natural, 1 a. La misma pieza vista de abajo, en tamaño natural. 1 b. Sección transversal del incisivo. Tamaño natural. 2. IVeoreomys australis Amegh. Parte anterior de la roma derecha de la mandíbula inferior con el incisivo, vista de abajo en tamaño natural. 2 o. Sección transversal del incisivo. Tamaño natural. 3. Adelphomys candidas Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con la dentadura, vista por el lado interno, en tamaño natural. 3 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural. 3 b. La misma pieza, vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño natural. 3 c. Las muelas de la misma '.pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 4. Stichomys regularís Amegh. Rama derecha de la man- díbula inferior con la dentadura, vista por el lado externo. Ta- maño natural. 4 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 4 b. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño natural. 4 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 5. Primera muela inferior vista de lado, en tamaño natural. G. Stichomys constaus Amegh. Fragmento de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior, con lasados muelas interme- diarias, y el alveolo de la última, visto por el lado interno. Tamaño natural. 7. Rama derecha de la mandíbula inferior con las tres primeras muelas, vista por el lado externo. Tamaño natural. 7 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 7 b La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño natural. 7 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 8. Paladar incompleto, con las tres muelas anteriores de cada lado. Tamaño natural. 8 a. Las muelas del lado derecho de la misma pieza. aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 9. Spaniomys riparias Amegh. Rama izquierda de la man- díbula inferior con la dentadura, vista por el lado interno. Ta- maño natural. 9 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural . 9 b. La misma pieza vista por la superficie de mastica- ción de las muelas. Tamaño natural. 9 c. Las muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie de masticación. 10. Spaniomys modestas Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con las tres últimas muelas, vistas por el lado externo. Tamaño natural. 10 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 10 b. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 10 c. Las muelas de la misma pieza aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 11 . Eumysops plieatus Amegh. Fragmento de maxilar su- perior derecho, con la primera y segunda muela, vistas por el lado interno. Tamaño natural. 11 a. El mismo fragmento visto por la superficie mas- ticatoria de las muelas. Tamaño natural. 12. Eumysops la?, vi plica tus Amegh. Cráneo con toda la dentadura, visto de lado. Tamaño natural. 12 a. El mismo cráneo visto por la superficie palatina. Tamaño natural. 12 b. Las muelas del lado izquierdo del mismo cráneo aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 13. Eumysops robustas Amegh. Muela superior vista por el lado interno. Tamaño natural. 13 a. La misma muela vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 13 b. La misma muela aumentada, vista por la superficie de masticación. 14. Olenopsis uncinus Amegh. La primera muela supe- rior de leche, vista por el lado interno. Tamaño natural. 14 a. La misma muela vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 15. Primera muela inferior de la dentición permanente, vista por el lado interno. Tamaño natural. 15 a. La misma pieza, vista por el lado externo. Ta- maño natural. 15 b. La misma muela vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 16. Rama izquierda de la mandíbula inferior de un individuo jo- ven, con la primera muela de la dentición de leche, la segunda muela de la dentición permanente, y la tercera que recien sale del alveolo, vista por el lado interno. Tamaño natural. 16 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural. 16 b. La misma pieza, vista por la superficie masticato- ria de las muelas. Tamaño natural. 17. Discolomys euneus Amegh. Primera muela superior vista por el lado externo. Tamaño natural. 17 a. La misma muela vista por el lado interno. Ta- maño natural. 17 b. La misma muela vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 17 c. La misma muela aumentada, vista por la superficie masticatoria. 18. Clenomys bonaercnsis Laitr. y D’Orb. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior, con el incisivo y las dos primeras muelas, vista por el lado externo. Tamaño natural. 18 «. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 18 6. La misma pieza vista de arriba. Tamaño na- tural. 18 c. * Extremidad anterior de la misma pieza con el in- cisivo, vista de abajo. Tamaño natural. 19. Clenomys magellanicus Benn. Rama derecha de la mandíbula inferior con la dentadura, vista por el lado externo. Tamaño natural. 19 a. Extremidad anterior de la misma pieza, vista de abajo. Tamaño natural. 19 b. La misma pieza vista de arriba. Tamaño na- tural. 20. Clenomys lujanensis Amegh. Mandíbula inferior com- pleta, vista por la superficie masticatoria de las muelas. Ta- maño natural. 20 a. La misma pieza vista de abajo. Tamaño na- tural. 21. Cráneo casi intacto del mismo individuo que la mandíbula, visto por la superficie palatina. Tamaño natural. 21 a. Vista fronto-nasal del mismo cráneo. Tamaño na- tural. 22. El mismo cráneo con la mandíbula inferior, visto de lado, Ta- maño natural. 23. Discolomys cuneas Amegh. Primera muela superior aumentada tres veces del tamaño natural, según dibujo de Burmeister que lo lia publicado sin nombrar el animal. 24. Afórenla elephantina Amegh. Primera muela supe- rior vista por el lado externo. Tamaño natural. 24 a. La misma muela, vista por el lado interno. Ta- maño natural. 24 b. La misma muela, vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 25. Dieoelophorus lalidens Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior incompleta adelante, vista por el lado externo. Tamaño natural. 26. Rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo, incompleta atrás pero con toda la dentadura, vista por el lado interno. Tamaño natural. 26 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural. 27. Mandíbula inferior con las ramas incompletas atrás, vista de arriba. Tamaño natural. 27 a. La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 28. Muela superior, vista por el lado interno. Tamaño natural. 28 a. La misma muela vista por el lado externo. Ta- maño natural. 28 b. La misma muela vista por la corona. Tamaño natural. 29. Muela inferior, vista por el lado interno. Tamaño natural. 29 a. La misma muela vista por el lado externo. Ta- maño natural. 29 b. La misma muela, vista por la corona. Ta- maño natural. 30. Diccelophorus celsus Amegh. Paladar con toda la dentadura, visto por la superficie masticatoria de las muelas. Tamaño natural. AMEGTTTNO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. 2. - 35. AIRES 7. BOMt/ERT DEL. 7 1 * IIH - - - ■ . . ■ - . - . - . ■ ' PLANCHA XI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Dolichotis patachonica Desm. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vistapor el lado externo. 1 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 2. Dolichotis major H. Gerv. y Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con las dos últimas muelas, vistas por la cara externa. 2 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 3. Dolichotis intermedia Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista de lado. 3 a. La misma pieza, vista por la superficie mastica- toria. 4. Orthomyetera lata Amegh. Rama derecha de la mandíbu- la inferior con toda la dentadura, vista por el lado externo. 4 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 4 b. Parte anterior de la misma pieza vista de abajo. 5. Orthomyetera lacunosa Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con toda la dentadura, vista por el lado ex- terno . 5 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 5 b. Parte anterior de la misma pieza vista de abajo. 6. Orthomyetera rigens Amegh. Cráneo imperfecto con casi toda la dentadura, visto de arriba. 6 a. El mismo cráneo, visto por la superficie palatina. 0 b. El mismo cráneo, visto de lado. 7. Rama izquierda de la mandíbula inferior, incompleta, vista por el lado interno. 7 a. La misma pieza, vista de arriba. 8. Dolichotis plalicephala Amegh. Cráneo con toda la den- tadura, visto de lado. 8 a. El mismo cráneo visto por la superficie palatina. 8 b. Vista fronto-nasal del mismo cráneo. AMEGHINO. MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. PL 11 O Úii ( k Mfñ 1 • ‘ 1 & | - FE WM Ia W\\ M&Jkí ( 1 j|v A ■f .j wW Mf'; '\ FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES 2. BOMMER T DEL. . ■ ■ , ' .« • - - ■ ■ J PLANCHA XII 1. Orlhomyctera vaga Amegh. Ültima muela superior de- recha, vista por el lado externo. Tamaño natural. 1 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 1 6. Vista de la superficie masticatoria de la misma muela. Tamaño natural, 2. Cavia porcella Lix. llama derecha de la mandíbula infe- rior con las tres primeras muelas, vista por el lado externo. Tamaño natural. 2 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 2 b. Las tres muelas de la misma pieza, aumentadas, vistas por la superficie masticatoria. 3. Cirineo incompleto, del mismo individuo, visto por la superficie palatina. Tamaño natural. 3 a. Las cuatro muelas del lado derecho del mismo cráneo, aumentadas, Aristas por la superficie masti- catoria. 4. Palseoeavia impar Amegtt. Cráneo incompleto visto de lado. Tamaño natural. 4 a. Vista fronto-nasal del mismo cráneo. Tamaño na- tural. 4 b. Vista palatina del mismo cráneo. Tamaño natural. 5. Mandíbula inferior con ambas ramas, vista de arriba. Tamaño natural. 5 a. Parte anterior de la misma pieza, Arista de abajo. Ta- maño natural. 5 b. Rama izquierda de la misma pieza, vista por el lado externo. Tamaño natural. 6. Rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo, pro- bablemente de la misma especie, vista del lado externo. Tama- ño natural. 7. Palseoeavia avita Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista por el lado interno. Tamaño natural. 7 a. La misma pieza Arista de arriba. Tamaño natural. 7 b. La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 8. Palseoeavia minuta Amegh. Parte anterior de la rama de- recha de la mandíbula inferior, vista por el lado externo, Ta- maño natural. 8 a. La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 8 6. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 9. Palseoeavia pampaea Amegh. Rama izquierda déla man- díbula inferior, vista por el lado externo. Tamaño natural. 9 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 9 6, La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 10. Mieroeavia tvpiea H. Gerv. y Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior vista por el lado externo. Tamaño na- tural. 10 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 10 6. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, au- mentadas, Aristas por la superficie masticatoria. 11. Mieroeavia robusta H. Gerv. y Amegh. Rama izquier- da de la mandíbula inferior Arista por el lado externo. Tama- ño natural. 11 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 116. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, au- mentadas, vistas por la superficie masticatoria. 12. Cráneo incompleto, con las muelas, visto por la superficie pala- tina. Tamaño natural. 13. Mieroeavia prona Amegh. Maxilar superior izquierdo con las cuatro muelas, vistas por la superficie masticatoria. 14. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y la primera muela, Arista de arriba. Tamaño natural. 14 a. La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 14 6. La muela anterior, implantada en el mismo frag- mento, vista por la superficie masticatoria aumen- tada. 15. Mieroeavia intermedia H. Gerv. y Amegh. Rama de- recha de la mandíbula inferior vista por el lado externo. Ta- maño natural. 15 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 15 6. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, vis- tas por la superficie masticatoria, aumentada. 16. Mieroeavia uncinata Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo. Tamaño na- tural. 16 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 16 6. Las dos muelas anteriores de la misma pieza vistas por la superficie masticatoria, aumen- tadas. 17. Microcax^ia dubia. H. Gerv. y Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior vista por el lado externo Tamaño na- tural. 17 a. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. 17 b. La misma pieza vista por arriba. Tamaño natural. 17 c. Las dos muelas anteriores implantadas en la mis- ma pieza, vistas por las superficies masticatorias, aumentadas. 18. Cerodon leucoblepharus Burm. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo. Tamaño na- tural. 18 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 18 b. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, vistaspor la superficie masticatoria, aumentada. 19. Paladar con todas las muelas, vistas por la superficie mastica- toria. Tamaño natural. 19 a. Las muelas del lado izquierdo del mismo cráneo, vistas por la superficie masticatoria, aumentadas. 20. Cerodon turgeo Amegh. Cráneo incompleto adelante, visto de arriba. Tamaño natural. 20 a. El mismo cráneo visto por la superficie palatina, Tamaño natural. 20 b. Las muelas del lado izquierdo del mismo crá- neo, vistas por la superficie masticatoria, aumen- tadas. 21. Cerodon pyg'mseus Amegh. Rama izquierda de la man- díbula inferior, vista por el lado externo. Tamaño natural. 21 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 21 i». La misma pieza vista de abajo. Tamaño natural. 21 c. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, vistas por la superficie masticatoria, aumentadas- 22. Cerodon prlscus Amegh. Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior, con las tres primeras muelas, vistas por el lado interno. Tamaño natural. 22 a. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural . 22 b. La misma pieza vista por arriba. Tamaño natural. 22 c. Las dos muelas anteriores de la misma pieza, vis- tas por la superficie masticatoria, aumentadas. 23. Cerodon antiquus Laurill. Rama izquierda de la man- díbula inferior, vista por el lado externo. Tamaño natural. 23 a. La misma pieza vista de arriba. Tamaño natural. 23 b. Las dos muelas anteriores implantadas en la mis- ma pieza, vistas por la superficie masticatoria, au- mentadas. 24. Hydroehoerus perturbidus Amegh. Primera muela superior derecha, vista por el lado externo. Tamaño natural. 24 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 25. Diocartherium austral e Amegh. Fragmento de maxi- lar superior con la primera muela del lado izquierdo, vista por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 26. Incisivo superior, visto por la cara anterior. Tamaño natural. 26. Sección transversal del mismo diente. Tamaño natural. 27. Caviodon obtritus Amegh. Parte anterior de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior, vista por el lado interno. Tamaño natural. 27 a. La misma pieza vista por el lado externo, mostran- do á descubierto el interior del alveolo de la prime- ra muela. Tamaño natural. 27 b. Sección transversal del incisivo implantado en el mismo fragmento. Tamaño natural. 28. Primera muela inferior derecha incompleta, vista por el lado externo. Tamaño natural. 28 a. La misma pieza vista por la superficie masticato- ria. Tamaño natural. 29. Muela inferior intermediaria, incompleta, vista por el lado in- terno. Tamaño natural. 29 a. La misma pieza vista por la corona. Tamaño na- tural. 30. Caviodon multiplicatus Amegh. Última muela supe- rior vista por la superficie masticatoria, según dibujo de Bur- meister quien la ha publicado sin dar nombre al animal. Ta- maño |. 30 a. La misma pieza vista de lado. Tamaño f. 31. IVeoprocavia mesopotámica Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con las tres primeras muelas, vistas por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 32. Cardiotherium petrosum Amegh. Maxilares superio- res con las dos primeras muelas de cada lado, según dibujo publicado por Burmeister. Tamaño natural. 33. Megamys Ilolmbergii Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior, según dibujo publicado por Burmeister. Tamaño natural. 34. Hydroehcerus giganteus Lund. Las dos últimas mue- las superiores vistas por la superficie masticatoria, según di- bujo publicado por Gervais. Tamaño natural. 35. Hydroehcerus capybara Erxl. Las tres últimas mue- las superiores vistas por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 36. Las cuatro muelas inferiores, vistas por la superficie mastica- toria.Tamaño natural. 37. Didelphys triforata Amegh. Parte anterior de la man- díbula inferior con ambas ramas, vista de abajo, en tamaño, natural. 38. Rama izquierda de la misma mandíbula, vista por el lado ex- terno. Tamaño natural. 39. Brachytherium cuspidatum Amegh. Primer verda- dero molar inferior, visto por el lado externo. Tamaño na- tural. 40. La misma muela vista por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 41. La misma pieza vista por el lado interno. Tamaño natural. AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS, Kvrx rea FOTOTlpÍA COMP. S. A. BILL, BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. . PLANCHA XIII (Todos las figuras son ele tamaño natural) L, Pachyrueos typicus Amegh. Cráneo con toda la denta- dura, algo incompleto en su parte basa! posterior. Vista pa- latiua. 1 a. Vista fronto-nasal del mismo cráneo. 1 h. Extremidad anterior del mismo cráneo, visto de adelante. 2. Cráneo con la mandíbula inferior y toda la dentadura, visto de lado. 3. Mandíbula inferior con ambas ramas y toda la dentadura, vista por su parte inferior. 3 a. El mismo ejemplar, visto por la superficie mastica- toria de las muelas. 4. Incisivo superior visto por el lado interno ó posterior, por el ex- terno ó anterior, y por la superficie masticatoria de la corona, 5. Verdadero molar superior visto por el lado interno, por el ex- terno, y por la superficie masticatoria de la corona. 6. Incisivo interno inferior visto de arriba, de abajo, y por la su- perficie tritoria de la corona. 7. Incisivo externo inferior, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie tritoria de la corona. 8. Un verdadero molar inferior, visto por el lado externo, por el in- terno, y por la superficie masticatoria de la corona. 9. Ultimo verdadero molar inferior, visto por el lado externo, por el interno, y por la superficie masticatoria de la corona. 10. Tibia y peroné soldados, á los que les falta la extremidad pro- ximal. 11. Cúbito completo. 12. Calcáneo. 13. Parte proximal del húmero. 14. Mano derecha, casi completa. 15. Pacliyrncos honaeriensis Amegh, Parte anterior del cráneo con toda la dentadura, vista por la superficie palatina. 16. Mandíbula inferior con toda la dentadura, rama derecha vista por el lado externo. 17. Pachyrueos ictus Amegh. Rama izquierda de la mandí- bula inferior con toda la dentadura, vista por el lado externo. 18. Extremidad anterior del cráneo con los incisivos y la primera muela de cada lado, vistas por la superficie palatina. 19. Pachyrueos impressus Amegh. Mandíbula inferior con ambas ramas, incompleta atrás, pero con casi toda la dentadura, vista de abajo. 19 a. La misma pieza, vista por el lado externo de la rama izquierda. 20. Cráneo incompleto adelante y atrás, pero con todas las muelas, visto por la superficie palatina. 21. Segunda muela inferior (pm. -j) vista por el lado interno, por el externo, y por la superficie masticatoria de la corona. 22. Rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo, incompleta, pero con todas las muelas, vista por el lado ex- terno. 23. Pachyrueos diminutas Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con toda la dentadura, vista por el lado externo . 24. Trozo de cráneo con casi todas las muelas, visto por la super- ficie palatina . 25. Pachyrueos teres Amegh. Paladar con todas las muelas, visto por la superficie palatina. 26. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo. d 27. Parte de la rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo, con casi todas las muelas, vista por el lado externo. 28. Pachyrucos Moyaui Amegh. Rama derecha de la man- díbula inferior con las últimas cinco muelas, vista por el lado externo. 29. Rama izquierda de la mandíbula inferior de otro individuo, con todas las muelas, vista por el lado externo. 30. Pachyrucos nsevius Amegh. Rama izquierda de la man- díbula inferior con todas las muelas, vista por el lado externo. 31. Pachyrucos trivius Amegh. Rama derecha de la man- díbula inferior con las cinco últimas muelas, vista por el lado externo. 32. Pachyrucos absis Amegh. Parte anterior de la mandíbula inferior, vista de abajo. 32 a. La misma pieza, vista por el lado externo de la rama derecha. 33. Trozo de la rama derecha de la mandíbula inferior de otro in- dividuo, con cuatro muelas, visto por el lado externo. 34. Pachyrucos Moyani Amegh. Cráneo incompleto, con casi todas las muelas, visto por la superficie palatina. 35. Extremidad distal del húmero del mismo individuo que el crá- neo precedente. > 36. Hegetotherium niirabile Amegh. Primera muela in- ferior del lado izquierdo (pm. ~), vista por el lado externo, por el interno, y por la superficie masticatoria de la corona. 37. Incisivo segundo izquierdo de la mandíbula inferior (i j), visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie tritoria de la corona. 38. Verdadero molar superior del lado izquierdo, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie masticatoria de la corona. 39. Ultima muela inferior del lado izquierdo (m -j), vista por el lado externo, por el interno, y por la superficie masticatoria de la corona. 40. Primer verdadero molar inferior del lado izquierdo, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie masticatoria de la corona. AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pí. 1§ ■'I /.«VV ^ ‘ \> * ‘*\ ÍR, «J s 1 Vi §t ** y1 TP\¿ v; : I k\ |f 1 FOTOTIPIA QCMP. 3. A. BIU. BANCO. - B3. AIRES Z. BOMMERT DEL. i ■ ' ■ - ■ ' _ ' , ’ * <¡. PLANCHA XIV (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Hegetotlicrium mírabilc Amegii. Parte anterior de un cráneo con toda la dentadura del lado derecho y parte de la del izquierdo ; vista fronto-nasal. 1 a. El mismo cráneo visto por el lado derecho. 1 b. El mismo cráneo visto por la superficie palatina. 2. Temporal del lado derecho, visto por el lado externo. 3. Rama izquierda de la mandíbula inferior con todas las muelas, Vista por el lado externo. 3 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de los muelas. 4. Hegetotherium strigatum Amegii. Rama izquierda de la mandíbula inferior vista de arriba, por la superficie masti- catoria de las muelas. 4 a. La misma pieza vista por el lado externo. 5. Maxilar superior izquierdo con las cinco últimas muelas, vistas por la superficie masticatoria. 6. Protypotherium praerutilnm Amegh. Cráneo con casi toda la dentadura, visto de abajo ó por la superficie pala- latina. 6 a. Vista fronto-nasal del mismo cráneo. 6 b. El mismo cráneo visto de lado. 7. Rama derecha de la mandíbula inferior con toda la dentadura, vista por el lado externo. 7 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas. 7 b. Los dientes implantados en la misma pieza, vistos por el lado interno. 8. Segundo incisivo inferior (i. 7) de un individuo algo joven, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie tritoria de la corona. 9. Protypotherium australe Mor. Primer incisivo supe- rior del lado derecho (i. x), visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie tritoria de la corona. 10. Segundo premolar superior derecho, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie masticatoria. 11. Primer verdadero molar superior (m. r) derecho, visto por el la- do interno, por el externo y por la corona. 12. Protypotherium praerulilum Amegii. Primer incisi- vo inferior (i. -) derecho, visto por el lado interno, por el exter- no y por la superficie tritoria de Ja corona. 13. Canino inferior de un individuo bastante joven, visto por el la- do interno, por el externo y por la superficie tritoria de la co- rona. 14. Protypotherium australe Amegu. Torcer premolar inferior (pra. ) del lado derecho, visto por el lado externo, por el interno, y por la superficie masticatoria de la corona. 15. Primer verdadero molar inferior (m.j) del lado derecho, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie mastica- toria de la corona. 16. Tercer verdadero molar inferior (m.j) del lado derecho, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie mastica- toria de la corona. 17. Maxilar superior derecho con las cuatro últimas muelas, vistas por el lado externo. 17 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 18. Rama derecha de la mandíbula inferior con las cinco últimas muelas, vista por el lado externo, 18 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 19. Protypolhei-ium obstrictum Amegii. Premolar infe- rior visto por el lado externo, por el interno y por la superfi- cie de masticación de las muelas. 20. Protypotherium attemiatum Amegii. Rama derecha de la mandíbula inferior con todas las muelas, vista por el lado externo. 20 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas. 21. Maxilar superior izquierdo con todas las muelas, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 22. Protypotherium claudum Amegh. Trozo de la rama derecha de la mandíbula inferior con cuatro muelas, vista por el lado externo. 22 a. La misma pieza, vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas. AMEGHINO, MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. 14 FOTOTIPIA COMP. S. A. BIÍ.L. BANCO. - B3. AIRES 2. BOMMERT DEL. PLANCHA XV (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Protypotherium antiquum Amegh. Trozo de la rama derecha de la mandíbula inferior con las últimas cuatro muelas, visto por el lado externo. 1 a. La misma pieza, vista por la superficie de mastica- ción de las muelas. 2. Patriarchus palmidens Amegh. Parte anterior de la mandíbula comprendiendo la sínfisis, los tres incisivos, el ca- nino y el primer premolar del lado derecho, visto por el lado externo déla rama derecha. 2 a. La sínfisis mandibular vista de arriba, por el lado interno. 2 b. La sínfisis mandibular, vista de abajo, por el lado externo. 2 c. Rama derecha de la misma sínfisis, vista por el lado interno. 3. Incisivos inferiores primero y segundo (i - é i -j) pegados en un fragmento de mandíbula, vistos por el lado interno. 4. Icochilus exten sus Amegh, Cráneo casi completo con la mayor parte de la dentadura, visto de abajo, por la superficie palatina. 4 a. El mismo cráneo visto de arriba, por su superficie fronto-nasal. 4 b. El mismo cráneo visto de lado. 4 c. El mismo cráneo visto por el llano occipital. 5. Mandíbula inferior del mismo cráneo con la mayor parte déla dentadura, vista de arriba por la superficie masticatoria de las muelas. 5 a. Parte sinfisaria de la^misma mandíbula, vista de abajo, con los incisivos rotos, restaurados. 5 b. La misma mandíbula, vista por el lado externo de la rama derecha. 6. Incisivo superior interno (il), visto por el lado externo, por el interno, y por la superficie de masticación. 7. Premolar superior derecho, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie de masticación. 8. Molar inferior derecho, visto por el lado interno, por el externo, y por la superficie de masticación. 0. Yerdadero molar inferior del lado derecho, visto por el lado in- terno, por el lado externo, y por la superficie de masticación. 10. Icochilus excavatus Amegh. Ultimo molar inferior del lado derecho (m. y) visto por el lado externo, por el interno, y por la superficie de masticación. 11. Maxilar superior derecho con las seis últimas muelas, vistas por la superficie de masticación. 12. Sínfisis mandibular, vista de abajo. 12 a. La misma pieza vista de arriba. 13. Fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo, visto por el lado externo. 13 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 14. Icochilus undulatus Amegh. Maxilar superior izquier- do, con las cinco últimas muelas, vistas por la superficie de masticación. 15. Icochilus rotundalus Amegh. Maxilar superior izquier- do con las cinco últimas muelas, vistas por la superficie de masticación. 16. Fragmento de la rama izquierda de la mandíbula inferior, visto por el lado externo. 16 a. La misma pieza vista de arriba por la superficie de masticación de las muelas. 17. Iuteratherium supemum Amegh. Maxilar superior derecho, visto por la superficie de masticación de las muelas. 18. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo. 18 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 19. Rama derecha de la mandíbula inferior, de un individuo muy joven, vista por el lado externo. 19 a. La misma pieza en la que se ha puesto á descu- bierto la base de las muelas, vista por el lado interno. 19 b. La misma pieza, vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 20. Interatherium rodens Mor, Sínfisis de la mandíbula inferior, incompleta, vista de abajo. 20 a. La misma pieza vista de arriba, ó por el lado interno. 21. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 21 a. La misma pieza vista por el lado externo. 22. Fragmento de mandíbula inferior del lado derecho, con parte délas muelas de la primera dentición, y el p. 7 y el m. 7 de la dentición permanente, visto por el lado interno, cortado de manera que muestre la base de los dientes. 22 a. La misma pieza, vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 23. Fragmento de maxilar superior del lado izquierdo, con los tres últimos premolares déla dentición permanente. 23 a. La misma pieza vista por el lado externo, mostran- do la base del segundo premolar (p. 7). 23 b. La misma pieza, vista por el lado interno. 24. Muela inferior, caediza, vista de lado, y por la superficie de masticación. 25. Molar superior persistente, visto por el lado externo, y por la superficie de masticación. 26. Maxilar superior derecho con las seis últimas muelas, vistas por la superficie de masticación. El original forma parte de las colecciones del Museo de La Plata, y es el que sirvió á More- no de tipo para la fundación del género y de la especie. 27. Stenotephanos speciosus Amegh. Incisivo superior mediano (i. i) visto por la cara externa y por la superficie de masticación. 28. Premolar inferior visto por el lado externo y por la superficie de masticación. 29. rSIesoilonV Ow. (ó un animal muy parecido). Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior, con una muela, visto de arriba, por la superficie de masticación de la muela. 29 a. La misma pieza vista por el lado externo. FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - B3. AIRES fóLj PkWíi i g? J 3k i AMEGHINO. - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. 1§ ( ~ Z. BOMMERT DEL. . ' ■ > - *5 - 4 PLANCHA XVI 1. Adinotherium splendidum Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con casi todas las muelas, vista por el lado externo reducida á una mitad del tamaño natural. 1 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas, en tamaño natural. 1 b. Las muelas del mismo fragmento, vistas por el lado interno en tamaño natural, 2. Fragmento de maxilar superior derecho con las últimas cuatro muelas, visto por el lado externo, en tamaño natural. 2 a. La misma pieza vista por la superficie de mastica- ción de las muelas , en tamaño natural. 3. Haplodontherium Iimiim Amegh. Trozo de maxilar su- perior del lado izquierdo, con tres muelas, probablemente el P-3> p • 4 y m.-u visto por el lado externo, reducido á una mitad del tamaño natural. 3 a. Sección transversal de las tres muelas implantadas en el mismo fragmento, en tamaño natural. 4. Toxodon (?) virgatus Amegh. Verdadero molar superior visto por el lado externo en tamaño natural. 4 a. El mismo diente, visto por la superficie masticatoria déla corona, en tamaño natural. 5. Toxodon paranensis La,ur. Primer verdadero molar inferior, visto por la cara externa, un poco disminuida de ta- maño. 5 a. La misma muela vista por la superficie masticatoria de la corona en tamaño natural. 6. Incisivo inferior externo (i. 5) visto por la cara inferior, á una mitad del tamaño natural. 6 a. El mismo diente visto por la cara superior, á una mitad del tamaño natural. 6 b. Sección transversal del mismo diente en tamaño na- tural . AMEGHINO. - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. PL 16 Z. BOMMERT del, - I . ' .. ■ ■ . , ! 1 • PLANCHA XVII ]. Ilaplodoníherium Wildei Amegh. Última muela supe, rior (m. 3) vista por la cara externa, á una mitad del tamaño natural. 1 a. Sección transversal de la misma muela, en tamaño natural. 2. Toxodkmllicrium compressum Amegh. Penúltima muela superior (m. j) vista por el ludo externo, á una mitad del tamaño natural. 2 a. Sección transversal de la misma muela en tamaño natural. 3. Último premolar superior (p. ¿) visto por la cara externa, á una mitad del tamaño natural. 3 a. Sección transversal del mismo diente en tamaño natural. 4. Nesodon imhricatus Owen. Los dos primeros verdaderos molares superiores, vistos por el lado interno y por la super- ficie masticatoria de la corona en tamaño natural. 5. Muela inferior (último premolar ?) vista por la superficie masti- catoria de la corona en tamaño natural. 0. Protoxodon Sulivani Owen. Fragmento de maxilar su- perior izquierdo con las últimas cuatro muelas vistas por el lado interno y por la superficie masticatoria en tamaño natural. 7. Adinol hci'inm magister Amegh. Maxilar superior iz- quierdo con todas las muelas, vistas por el lado interno y por la corona, en tamaño natural 8. Entelomorphus í-otiindatus Amegh. Parte anterior de la mandíbula inferior con ambas ramas, vista de abajo mos- trando el par de grandes incisivos internos (i. 7) en tamaño natural. 8 a. La misma pieza vista por el lado externo de la rama izquierda, mostrando el gran incisivo interno (i. •) el incisivo segundo roto, el alveolo del tercero y la primera muela (p.m 7; en tamaño natural. 9. Toxodon (?) Incisivo inferior de un toxodóntido indetermina- do, procedente de la formación oligocena del Paraná, visto por la cara externa ó inferior en tamaño natural. 9 a. El mismo diente visto por la superficie tritoria de la corona. 10. Nesodon (?) sp.? Fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo con dos premolares, vistos por el lado externo, en tamaño natural. Eoceno del rio Santa Cruz. 10 a. Las dos muelas del mismo fragmento, vistas por la superficie masticatoria de la corona, en tamaño natural. i j-' ícfeLFM MM iü ,-'■' fsás Wm í ' . ■ ' SV ' t ^r;' LA. ■*$% M. '- V¡ i/';-' FOTOTIPIA COMP. 5. A. BIU. BANCO. - 3¿. AIRES 2. BOMMERI DEl AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. 17 .1 i - V . . - PLANCHA XVIII 1. Typotherium paehygnatum H. Gervais y Amegh. Mitad anterior del cráneo, con toda la dentadura, visto por la superficie palatina, reducido á un poco menos de una mitad del tamaño natural. 2. Typotherium cristatum Serres. Parte anterior del cráneo con toda la dentadura visto por la superficie palatina, reducido á una mitad del tamaño natural. 3. Typotherium msendruin Amegh. Cráneo con toda la dentadura, visto por la superficie palatina, reducido á los dos quintos del tamaño natural. 4. Mandíbula inferior del mismo individuo, vista de arriba, á los dos quintos del tamaño natural. 5. Typotherium cristatum Serres. Mano derecha casi completa, vista de arriba en tamaño natural. 6. Trigodon Gaudryi Amegh. Mandíbula inferior completa con toda la dentadura, vista de arriba, por la superficie masti- catoria de las muelas, reducida próximamente á los dos quintos del tamaño natural. AMEG-HING. Pi. 18 . — MAMÍFEROS FÓSILES ARGEN TINOS. FOTOTIPIA OCMr. S. 4. 3|Í.L. SANCO. - S. 2. BCMIVltRI 0£i PLANCHA XIX 1. Typotherium pachygnalum H. Gerv. y Amegh. Crá- neo casi completo, visto de arriba, por su superficie fronto-na- sal, reducido á una mitad deJ tamaño natural. 2. Typotherium cristatum Serres. Cráneo con la mandí- bula inferior visto de lado, reducido á una mitad del tamaño natural. 3. Typotherium nisendruni Amegii. Cráneo con la mandí- bula inferior, visto de lado, reducido á una mitad del tamaño natural. 4. Último premolar superior, visto por el lado interno, por el ex- terno, y por la superficie masticatoria de la corona, en tamaño natural. 5. Verdadero molar superior, visto por el lado interno, por el ex- terno, y por la superficie masticatoria de la corona, en tamaño natural. 6. Typotherium exiguum Aaiegh. Verdadero molar supe- rior todavía no completamente desarrollado, probablemente de esta especie, visto por el lado interno, por el externo y por la superficie masticatoria de la corona, en tamaño natural. 7. liorhysena tuberata Amegh. Fragmento de maxilar de- recho, visto por el lado externo, con los dientes rotos en el cuello, en tamaño natural. 7 a. La misma pieza vista de arriba, mostrando la sec- ción transversal délas muelas, en tamaño natural. AMECtHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES AF^G-ENTIROÍ Pl. 19 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. ' ' - X . ■ - . ■ » ' * PLANCHA XX 1, iVesodon ovinas Ow. Série dentaria inferior del lado de- recho, de un individuo joven, vista por la superficie mastica- toria, mostrando el i. 7, el c. 7, los cuatro premolares y el pri- mer verdadero molar, en tamaño natural, según Owen. 2. IVesodon imbrieatus Ow. Série dentaria del lado de- recho de la mandíbula inferior, vista por la superficie mastica- toria, mostrando los tres incisivos, el canino, los cuatro pre- molares y la parte anterior del primer verdadero molar en ta- maño natural, según Owen. 3. Toxodon (?) Darvvinii Burm. Série dentaria del lado derecho de la mandíbula inferior, vista por la superficie mas- ticatoria, mostrando los tres premolares y los tres verdaderos molares, reducidos á un tercio del tamaño natural según Owen, que la ha publicado como de Toxodon plaíensis. 3 a. Sección perpendicular de la sínfisis de la misma mandíbula, mostrando la sección transversal de los incisivos. 4, 5 y 6. Protoxodon Sulivani Ow. Tres premolares in- feriores, vistos por el lado externo y por la superficie mastica- toria de la corona, en tamaño natural, según Owen, que los ha publicado como de Nesodon Sulivani. 7. IVesodon imbrieatus Ow. La misma série dentaria re- presentada en la figura 2, vista por el lado externo, en tamaño natural, según Owkn. 8. Artryptherium biiurcatum Amegh. Fragmento de ma- xilar del lado derecho, con el p. 7?, y el p. 7 roto en la base, mostrando las cuatro raíces separadas, visto por el lado exter- no en tamaño natural. 8 a. La muela implantada en el mismo fragmento, vista por Ja superficie de masticación, en tamaño natural. 9. M acrauch enia pataehónica Ow. Vista del paladar con casi toda la dentadura, reducido á un tercio del tamaño natu- ral, según Bravard. 10. Toxodon Burmeisleri Giebel. Las siete muelas supe- riores del lado izquierdo, vistas por la superficie masticatoria de la corona, reducidas á los dos sétimos del tamaño natural, según Burmkister. 11. Maerauchénia pataehónica Owen. Las siete muelas inferiores del lado izquierdo, vistas por la superficie mastica- toria, reducidas ¿í una mitad del tamaño natural. 12. Toxodon plaíensis Ow. Las seis muelas inferiores del lado izquierdo, vistas por la superficie de masticación, reduci- dos ¡i los dos sétimos del tamaño natural, según Burmeister. 13. Toxodon Burmeísleri Giebel. Las seis muelas inferio- res del lado izquierdo, vistas por Ja superficie de masticación, reducidas á los dos sétimos del tamaño natural, según Bur- MEISTER. 14. Dycotyles stenoeephalusY Lund. Las seis muelas su- periores vistas por la superficie masticatoria, en tamaño na- tural. AMEO-HXNO. - PAAíV 1R.0S FÓSILES AEA4ENTIN0S. Pl. gO FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. ' V . . ■ ■ . . . I-. ' ' ■ ■ i ' • = - . ■- - , ' ■ ' PLANCHA XXI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Arctotherium vetustum Amegh. Las dos últimas muelas inferiores del lado derecho de la mandíbula inferior, de un individuo completamente adulto. 2. Cyonasua argentina Amegh. Parte posterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior. a. Alveolo de la raíz posterior del p. *. b. Alveolo del p. j. c. Cuarto premolar inferior. d. Alveolo del diente carnicero (m. -). e. Alveolo del m. *. 3. Parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior. a. Alveolo del canino. b. Alveolo del p. 7, uniradiculado. c. Segundo premolar inferior. d. Tercer premolar inferior. 4. Megamys pafcagonensis Laurill. Parte anterior del lado derecho de la mandíbula inferior. a. Incisivo. b. Alveolo de la primera muela (p.7). c. Segunda muela inferior (m. 7). d. Tercera muela inferior (m. 7). e. Lugar que debía ocupar la cuarta muela inferior (m. 3-). 5. Incisivo inferior. 5 a. Visto por la cara anterior. 5 b. Visto de lado. 5 c. Sección transversal del mismo diente. 6. Tercera muela inferior del lado derecho (m. -j), vista por la co- rona. 7. Tercera muela superior derecha (m.7?). 7 a. Vista por el lado externo. 7 b. Vista por el lado interno. 7 c. Vista por la corona. 8. Última muela inferior izquierda (m. 7) vista por la corona. 9. Megamys Raeedi Amegh. Trozo de la parte anterior del incisivo inferior, al que le falta la extremidad anterior. 9 a. Visto por la cara anterior. 9 b. Visto de lado. 9 c. Sección de la rotura posterior del mismo diente. 10. Primera muela inferior del lado derecho (p. 7). 10 a. Vista por el lado externo. 10 b. Vista por el lado interno. 10 c. Vista por la corona. 11. Megamys Laurillardi Amegh. Trozo de un diente incisivo inferior, al que le faltan las extremidades anterior y posterior. 11 a. Visto por la cara anterior. 11 b. Visto de lado. 11 c. Sección transversal del mismo diente. 12. Megamys depressidens Amegh. Última muela supe- rior del lado derecho. 12 a. Vista por el lado interno. 12 b. Vista por el lado externo. 12 c. Vista por la corona. 13. Trozo de la parte anterior del incisivo inferior. 13 a. Visto por la cara anterior. 13 b. Visto de lado. 13 c. Sección transversal del mismo diente. 14. Megamys Holmbergii Amegh. Primera muela infe- rior del lado derecho (p. 7). 14 a. Vista por el lado interno. 14 b. Vista por el lado externo. 14 c. Vista de la corona. AMBG-HHÑTO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARG-ENTINCS Pl. §1 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO S3.-AIRE3 LORENZO VIALE; DIB. • . ' ■' ■ . í t | -VI ’ ... -' a J kÍ Mi i ' . . ■ PLANCHA XXII 1. Megamys Caurillardi Amegii. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con la primera muela (p. 7), vista por el lado externo. Tamaño natural. 2. Megamys Holmbergii Amegii. Incisivo superior. 2 a. Yisto por la cara anterior. Tamaño natural. 2 b. Yisto de lado. Tamaño natural. 2 c. Sección transversal. Tamaño natural. 3. Tetrastylus lsevigatus Amegh. Incisivo inferior. 3 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 3 b. Visto de lado. Tamaño natural. 3 c. Sección transversal. Tamaño natural. 4. Plexochcerus paranensis Amegh. Trozo de la parte posterior de la última muela superior (rn. vista por la co- rona. Tamaño natural. 5. Myopotamus paranensis Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres primeras muelas. 5 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 5 b. Parte anterior de la misma con el incisivo vista por su parte inferior. Tamaño natural. 6. Paladar con todas las muelas, menos la primera del lado de- recho (p. -). Tamaño natural. 7. Cardiotlierium Doeringii Amegh. Fragmento del lado izquierdo de la mandíbula inferior con las dos muelas inter- mediarias (m. y y m. 5). 7 a. Visto por la corona de las muelas. Tamaño natural. 7 b. El mismo fragmento visto por el lado interno mos- trando la parte posterior del alveolo del incisivo. Tamaño natural. 8. Parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior con las dos primeras muelas. 8 a. Vista por el lado interno mostrando la parte poste- rior del incisivo. Tamaño natural. 8 b. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 9. Parte posterior del lado derecho de la mandíbula inferior con las- tres últimas muelas, vista por el lado interno. Tamaño natural. 10. Incisivo inferior. 10 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 10 b. Visto de lado. Tamaño natural. 10 c. Sección transversal. Tamaño natural. 11. Muela superior derecha (m. 1} ? 11 a. Vista de lado. Tamaño natural. 11 b. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 11 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 12. Cardiotlierium denticulatum Amegh. Segunda muela inferior del lado derecho (m. 7). 12 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 12 b. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 12 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 13. Procardiotherium simplicidens Amegii. Rama iz- quierda de la mandíbula inferior con las tres primeras muelas Si y|el alveolo del incisivo. 13 a. Vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 13 b. Vista sobre el lado interno. Tamaño natural. 13 c. Vista de la corona de las muelas aumentada. Ta- maño |. 11. Proeardiotherium crassum Amegh. Fragmento del lado izquierdo de la mandíbula inferior, con la primera muela. 14 a. Visto por el lado externo. Tamaño natural. 14 b. Yisto por el lado interno. Tamaño natural. 15. Paradoxonivs cancrivorus Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo roto, la primera y la ter- cera muela, faltando la segunda. 15 a. Vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 15 b. Vista sobre el interno. Tamaño natural. 16. Cardiodon Marshii Amegh. Rama derecha de la mandí- bula inferior con el incisivo y las cuatro muelas. 16 a. Vista sobre el lado interno. Tamaño natural. 16 b. Parte anterior de la síníisis con el incisivo vista de abajo. Tamaño natural. 16 c. Las muelas aumentadas, vistas por la corona. Ta- maño y- 17. Cardiotlierium Dceringii Amegh. Muela superior de- recha, probablemente m. -. 17 a. Vista de lado. Tamaño natural. 17 b. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 17 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 18. Cardiomvs cavinus Amegh. Primera muela inferior del lado izquierdo. 18 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 18 b. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 18 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 19. Muela superior derecha. 19 a Vista por el lado interno. Tamaño natural. 19 b. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 19 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 20. Auehimys Ceidyi Amegh. Parte anterior de la mandíbula inferior con ios incisivos. 20 a. Vista de abajo. Tamaño natural. 20 b. Vista de arriba. Tamaño natural. 21. Orthomys proceden* Amegh. Incisivo inferior. 21 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 21 b. Visto de lado. Tamaño natural. 21 c. Sección transversal. Tamaño natural. 22. Cardiotlierium minutum Amegh. Fragmento de maxi- lar superior izquierdo con las dos primeras muelas. Tamaño natural. 23. IVeoprocavia mesopotamica Amegh. Incisivo supe- rior. 23 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 23 b. Visto de lado. Tamaño natural. 23 c. Sección transversal. Tamaño natural. 21. Incisivo inferior. 24 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 24 b. Visto de lado. Tamaño natural. 25 c. Sección transversal. Tamaño natural. AMEG-Hnsro. — MAMÍFEROS FÓSILES AEG-ENTINOS Pl. §§ FOTOTIPÍA COMP. S. A. BILL, BANCO BS. “AIRES LORENZO VIALE, DIB. PLANCHA XXIII (Todas las figuras son de tamaño natural). 1. Sealabrinitherium Bravardi Amegh. Parte posterior del lado derecho de la mandíbula inferior con las dos últi- mas muelas, vista por el lado interno . 2. Las dos muelas del mismo fragmento (m.vy m. 3) vistas por el lado externo. 3. Verdadero molar superior, visto por el lado interno. 4. El mismo ejemplar visto sobre la cara externa. 5. Ultimo premolar superior ? (p. - ?) visto sobre la cara externa. 6 El mismo ejemplar visto sobre el lado interno y por la corona. 7. Braehytherium cuspidatum Amegh. Fragmento del lado izquierdo de la mandíbula inferior con los dos últimos premolares y los dos primeros verdaderos molares, visto del lado interno. 8. El mismo fragmento visto del lado externo. 9. Sealabrinitherium Bravardi Amegh. Segundo ó tercer premolar inferior, visto por el lado interno. 10. El mismo ejemplar visto sobre el lado externo. 11. Mesorhinus pyramidatus Amegh. Punta anterior del cráneo, vista por su parte superior. 12. El mismo fragmento visto por su parte inferior ó palatina. 13 y 11. Bibodon limbatus Amegh. Última muela inferior vista sobre sus dos caras, interna y externa. 15. Muela superior, vista por la corona. 16. Otra muela superior, vista por la corona. 17. Un tercer ejemplar de muela superior vista por la corona. 18. Hipphaplus entreriauus Amegh. Última muela infe- rior del lado izquierdo, vista por la corona y por el lado ex- terno. 19. La misma muela vista por el lado interno. 20. Brachylherium cuspidatum Amegh. Verdadero mo- lar superior visto por la corona y sobre el lado interno. 21. El mismo ejemplar visto de lado. 22. Cuarto ? premolar superior visto por la corona y sobre el lado interno. 23. Canino inferior. 24. Caviodon multiplieatus Amegh. Primera muela infe- rior del lado izquierdo vista por el Indo externo. 25. La misma vista sobre el lado interno, 26. La misma vista por la corona. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. §3 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO BS.-AIRES LORENZO VIALE, DIB. r D . h . ... - PLANCHA XXIV (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Car-diotherium petrosum Amegh. Parte anterior del lado izquierdo de la mandíbula inferior con el incisivo y las dos primeras muelas, vista por el lado externo. 2. Parte anterior de la sínfisis de la misma mandíbula con el in- cisivo, vista de abajo. 3. Las dos muelas de la misma mandíbula (p.jym.j) vistas por la corona. 4. Megamys Holmbergii Amegii. Ültima muela superior vista por el lado externo. 5. Segunda muela inferior (m. 7) vista por el lado externo. 6. Chlamydotherium paranense Amegh. Parte poste- rior del lado derecho de la mandíbula inferior con las últimas cuatro muelas, vista por el lado externo. 7. El mismo fragmento visto sobre el lado interno. 8. Las cuatro muelas del mismo fragmento vistas por la corona. 9. Una muela inferior aislada vista por el lado externo. 10. La misma muela vista por la corona. 11. Xotodon iorieurvatus Amegh. Fragmento del lado de- recho de la mandíbula inferior con la última muela, visto so- bre el lado externo. 12. El mismo fragmento visto sobre el lado interno. 13. Sección transversal de la última muela inferior. 14. Scalabrinitherium Bravardi Amegh. Segundo ó tercer premolar inferior, visto sobre el lado interno. 15. El mismo ejemplar visto sobre el lado externo. 16. Otro ejemplar visto sobre el lado interno. 17. El mismo ejemplar visto sobre el lado externo. 18. Hipphaplus entrerianus Amegh. Incisivo superior externo . 19. Xotodon foricurvatus Amegh. Segundo verdadero mo- lar inferior (m. 7) visto por el lado interno. 20. El mismo diente visto por el lado externo. 21. El mismo diente visto por la corona. 22. Interodon crassidens Amegh. Primera? muela supe- rior vista sobre la cara posterior ? 23. La misma muela vista sobre la cara opuesta. 24. La misma muela vista por la corona. FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO BS.-AIRES LORENZO VIALE, DIB. PLANCHA XXV 1. Plexochcerus adluis Amegh. Ültima muela superior de- recha. 1 a. Vista por la cara interna. Tamaño natural 1 b. Vista por la corona. Tamaño natural. 2. Plexochcerus paranensis Amegh. Ultima muela su- perior derecha. 2 a. Vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 2 b. Vista de la corona. Tamaño natural. 3. Anchimys Leidyi Amegh. Parte de la rama derecha de la mandíbula inferior, con el incisivo y las tres primeras muelas. 3 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 3 b. Vista aumentada de las muelas por la corona. Ta- maño f. 3 c. Parte anterior de la sínfisis con el incisivo vista, de abajo. Tamaño natural . 4. Cardiolherium petrosum Amegh. Ültima muela infe- rior derecha (m. j). 4 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 4 b. Vista por la corona. Tamaño natural. 5. Plexochcerus parauensis Amegh. Primera muela su- perior izquierda. 5 a. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 5 b. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 5 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 6. Segunda muela superior (m. ¿) derecha. 6 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 6 b. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 6 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 7. Cardiolherium petrosum Amegh. Primera muela su- perior derecha. 7 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 7 b. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 7 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 8. Diseolomyseuneus Amégh. Primera muela superior de- recha ¡pin. -i). 8 a. Vista por el lado externo. Tamaño natural. 8 b. Vista por el lado interno. Tamaño natural. 8 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 9. Morenia elepliautina Amegh. Primera muela superior izquierda (prn i), 9 a. Vista sobre el lado interno. Tamaño natural. 9 6. Vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 9 c. Vista por la corona. Tamaño natural. 10. Orthomys procedens Amegh. Incisivo inferior. 10 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 10 b. Visto de lado. Tamaño natural. 10 c. Sección transversal, Tamaño natural. 11. Plexochcerus paranensis Amegh. Incisivo inferior. lia. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 11 b. Visto de lado. Tamaño natural. 11 c. Sección transversal. Tamaño natural. 12. Cauis V paranensis Amegh, Canino inferior. 12 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 12 c. Sección transversal. Tamaño natural. 13. Orfhomys resecans Amegh. Incisivo superior. 13 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 13 b. Visto de lado. Tamaño natural. 13 c. Sección transversal. Tamaño natural. 14. Paradoxomvs patagonieus Amegh. Incisivo inferior. 14 a. Visto por la cara anterior. Tamaño natural. 14 b. Visto de lado. Tamaño natural. 14 c. Sección transversal. Tamaño natural. AMEGHÜSrO. — MAMÍFEROS FÓSILES AEG-ENTIN OS Pl. §5 LORENZO VIALE, DIB. - . PLANCHA XXVI (Todas Jas figuras son de tamaño natural) 1. Megamys prsependens Amegh. Segunda ó tercera muela inferior del lado izquierdo, 1 a. Vista por el lado externo. 1 b. Vista por el Jado interno. 1 c. Vista de la corona, 2. Megamys Burmoisleri Aniñen. Muela superior iz- quierda. 2 a. Vista por el lado externo, 2 b. Vista por el lado interno. 2 c. Vista por la corona. 3. Megamys Laurillardi Amegh. Tercera ó cuarta muela inferior izquierda. 3 a. Vista por el lado externo. 3 b. Vista por el lado interno. 3 c. Vista por la corona. 4. Megamys depressidens Amegh, Primera muela infe- rior del lado izquierdo (p. 7). 4 a. Vista sobre el lado externo. 4 b. Vista sobre el lado interno, 4 c. Vista por la corona. 5 Megamys Holmbergii Amegh. Segunda ó tercera muela superior del lado derecho. 5 a. Vista por el lado interno. 5 b. Vista por el lado externo. 5 c. Vista de la corona. 0. Tetrastylus Inevigatus Amegh. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo roto ade- lante y las dos primeras muelas destrozadas. 0 a. Vista por la caía externa. 6 b. Vista por la cara interna. 6 c. Parte anterior de la sínfisis con el incisivo, vista de abajo. 7. Megamys Holmbergii Amegh. Muela cuarta inferior del lado izquierdo. 7 a. Vista por el lado externo. 7 b. Vista por el lado interno. 7 c. Vista de la corona. 8. IVeoepiblema horridula Amegh. Ültima muela supe- rior derecha. 8 a, Vista sobre el lado interno. 8 b. Vista sobre el lado externo. 8 c. Vista de la corona. 9. Lagostomus antiquus Amegh. fiama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres últimas muelas. 9 a. Vista sobre el lado externo. 9 b. Parte anterior de la sínfisis con el incisivo, vista de abajo. 10. Lagostomus pallidcns Amegh. Parte sinfisaria del lado derecho de la mandíbula inferior con el incisivo. 10 a. Vista del lado interno. 10 b. Vista de abajo. 11. Morenia complaciía Amegh. Incisivo inferior derecho. 11 a. Visto por la cara anterior. 11 b. Visto sobre el lado externo. 11 c. Sección transversal. 12. Strala elévala Amegh. Incisivo inferior izquierdo. 12 a. Visto por la cara anterior. 12 b. Vista lateral externa. 12 c. Sección transversal. 13. Morenia elcphanliaa Amegh. Incisivo inferior iz- quierdo. 13 a. Visto por la cara anterior. 13 b. Vista lateral externa. 13 c. Sección transversal. 14. Tetras! vlus «íii’íisus Amegh. Trozo de incisivo infe- rior. 14 a. Visto por la cara anterior. 11 b. Visto de lado. 15. Trozo de otro incisivo inferior un poco mas pequeño. 15 a. Visto por la cara anterior. 15 b. Visto de lado. AMEG-HHSTO. — M^JvIÍFEROS FÓSILES AEG-ENTIISr OS Pl. 26 FOTOTIPIA COMP. s. A. BILL. BANCO BS.-AIRES LORENZO VIALE, DIB. PLANCHA XXVII (Todos los figuras son de tamaño natural; 1. Macrauehenia anliqua Amegu. Rama izquierda de la mandíbula inferior, con toda la dentadura, vista por la superfi- cie de masticación de las muelas. (El primer incisivo del lado derecho, presente en esta pieza, está mal colocado). 2. Hippiilion angulatus Amegu. Muela superior vista por el lado externo. 2 a. Vista de la superficie de masticación de la misma muela. 3. Muela superior de otro individuo, vista por el lado externo. 3 a. Vista de la superficie de masticación de la misma muela. 4. Hippidion principalis Lund. Muela inferior vista por el lado externo. 4. a. Vista de la superficie de masticación de la misma muela. 5. Hippidion compressidens Amegh. Muela superior vis. ta de lado. 5 a. Vista de la superficie de masticación de Ja misma muela. 6. Muela superior de otro individuo, vista por el lado externo. 6 a. Vista déla superficie de masticación de la misma muela. 7. Muela inferior de otro individuo, vista por el lado externo. 7 a. Vista de la superficie de masticación de la misma muela. 8. Equns rectidens H. Gerv. y Amf.gh. Muela superior, vista de lado. 8 a. Vista de la superficie de masticación de la misma muela. 9. Eqiuis argentinas Burm. Muela superior, vista por la superficie masticatoria, según Burmeister. 10. Equus eurvidens 0\v. Muelas superiores, vistas por la superficie masticatoria, según Burmeister. 11. Eqnus argentinus Burmeister. La misma muela de la figura 9, vista de lado, según Burmeister. 12. Sealabrinitherimn Amegh. Muela de leche, vista por el lado externo. 12 a. La misma pieza vista por el lado interno. 13. Sealabrinitherimn Bravardi Amegii. Segundo (?) premolar superior de la dentición permanente, visto por el lado externo. 13 a. El mismo diente, visto por la superficie de mas- ticación. AMEGHINO. MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. <87 I FOTOTIPÍA COMP. s. a. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. ■ y - . . ■ XXVIII PLANCHA (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Ilippidion principalis Lund. Las seis muelas inferiores, vistas por la superficie de masticación, según Burmeister. 2. Ilippidion neogseus Lund. Las seis muelas inferiores, vistas por la superficie de masticación, según Burmeister. 3. Ilippidion principalis Lund. Las seis muelas superio- res, vistas por la superficie de masticación, según Burmeister. 4. Ilippidion neogaeus Lund. Las seis muelas superiores, vistas por la superficie de masticación, según Burmeister. 5. JEtfuus rcciidens H. Gerv. y Amegh. Las seis muelas in- feriores, vista por la superficie masticatoria, según Burmeister que las ha publicado como del Equus argenlinus. 6. Ilippidion principalis Lund. Muela superior, vistas de lado, según Burmeister. 7. Ilippidion neogaeus Lund. Muela superior, vista de lado, según Burmeister. FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES AMSGHINO. - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. §8 Z. BOMMERT DEL. ■ PLANCHA XXIX 1. Toxodon ensenadetisis Amegh Mitad derecha de la parte anterior de la mandíbula inferior, con parte de la denta- dura, vista de arriba, por la superficie masticatoria de las mue- las, reducida á una mitad del tamaño natural. 2. Toxodon platensis Owen. Cráneo visto de lado, muy reducido. 3. Toxodon Burmeisteri Giebel. Sínfisis de la mandíbula inferior, con la dentadura, vista de arriba reducida á los f del tamaño natural, según dibujo de Burmeister. 4. Toxodon platensis Owen. Intermaxilar con los cuatro in- cisivos, visto por la superficie palatina, reducido á los f del tamaño natural, según Burmeister. 5. Toxodon Burmeisteri Giebel. Intermaxilar con los cuatro incisivos, visto por la superficie palatina reducido á los f del tamaño natural, según Burmeister. 6. ¡Vesodon ovinus Owen. Parte anterior del cráneo de un individuo muy joven con casi toda la dentadura, visto por la superficie palatina, en tamaño natural, según Owen. 7. Colpodon propinquus Bürm. Cuarto premolar inferior. Sección transversal de la corona, en tamaño natural, según Burmeister. 8. Primer verdadero molar inferior, visto por la superficie de mas- ticación, en tamaño natural, según Burmeister. 9. Verdadero molar superior, visto por la cara perpendicular ex- terna, en tamaño natural, según Burmeister. 10. La misma muela vista por la superficie masticatoria de la coro- na, en tamaño natural, según Burmeister. FOTOTIPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA XXX 1. A.strapotherium magnum Ow. Las cinco muelas su- periores del lado derecho, vistas por el lado interno y por la superficie masticatoria, en tamaño natural. 1 a. Las cinco muelas del mismo maxilar, vistas por la cara perpendicular externa, en tamaño natural. 2. Incisivo inferior visto de abajo, ó sea por la cara externa, en tamaño natural. 2 a. El mismo diente visto por,la_ cara superior ó inter- na, en tamaño natural. 2 b. El mismo diente visto por la superficie tritoria de la corona, en tamaño natural. 2 c. El mismo diente visto por la raíz rota, en tamaño natural. 2 d. El mismo diente visto de lado, en tamaño natural. 3. Trozo del lado externo del segundo verdadero molar superior del lado derecho, visto por el lado externo, en tamaño natural, se- gún Owen, que lo ha publicado bajo el nombre de Nesodon magnus. 3 a. El mismo trozo de diente, visto por la superficie masticatoria, en tamaño natural, según Owen. 4. Macranchenia pafachonica Owen. Cráneo completo, según Brava rb, visto de lado y reducido á un tercio del tama- ño natural. Pl. §0 AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. FOTOTIPIA COMP. s. a. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA XXXI (Todas las figuras á una mitad del tamaño natural) .1 Toxoilo» platensis Owen. Mandíbula inferior de un in- dividuo muy joven en el que todavía no se ha efectuado por completo el cambio de dentición. Esta mandíbula presenta los incisivos de la primera dentición debajo de los cuales desar- rollándose en la base abierta se ven los incisivos muy peque- ños de la dentición permanente que deben reemplazarlos. De- trás de los incisivos se vé el p. ; de la dentición permanente todavía no atacado por la masticación, el p. 7 de la dentición permanente que desaloja un diente de la primera dentición, y el p. j con los tres verdaderos molares de la segunda dentición. Rama izquierda, vista por el lado interno, con la base de los dientes á descubierto. 1 a. La misma pieza vista por el lado externo. 1 b. La misma pieza con la sínfisis, vista de arriba por la superficie de masticación de las muelas. (La mis- ma pieza está representada vista de abajo, en la figura 6, de la lámina siguiente). 2. Mandíbula inferior de un individuo completamente adulto, con toda la dentadura de la segunda dentición. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista de arriba, por la superficie de mas- ticación de las muelas. 2 a. Sínfisis completa de la misma mandíbula con los seis incisivos, vista de arriba, cortada de manera que queden á descubierto los incisivos externos en toda su longitud para mostrar su modo de implan- tación. 2 b. Sínfisis de la misma mandíbula vista de abajo. \ PLANCHA XXXII 1. Homalodontotherium Cumningiinmi Florwer. Parte de la série dentaria del lado derecho de la mandíbula su- perior, comprendiendo, los tres incisivos, el canino, los cuatro premolares y el primer verdadero molar, vistos por la cara externa, en tamaño natural, según Flower. 2. La série completa de la dentadura inferior del lado izquierdo, menos los dos incisivos externos, vista por la superficie masti- catoria, en tamaño natural, según Flower. 3. Série dentaria superior del lado izquierdo menos el incisivo in- terno y parte del segundo, vista por la superficie 'masticatoria, en tamaño natural, según Flower. 4. Plicatodon perrarus Amf.gh. Sínfisis de la mandíbula inferior, vista por su cara superior en tamaño natural. 4 a La misma pieza vista de abajo. 5. Homalodontotherium Cumninghami Flower. Fragmento de mandíbula inferior del lado izquierdo con un premolar, visto por el lado externo, en tamaño natural. 5 a. La misma pieza vista por la superficie de mastica- ción en tamaño natural. 5 b. La misma pieza, vista por la cara anterior, mostran- do el par de raíces anteriores del premolar implan- tado en dicho fragmento, en tamaño natural. 5 c. La misma pieza vista por el lado interno, en tamaño natural. 6. Toxodon platensis Ow. Parte anterior de la sínfisis y del lado izquierdo de la mandíbula inferior, de un individuo muy joven, vista de abajo, considerablemente reducida. í»>A Ú£' AMEG-HINO, — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. FOTOTiPÍA COMP. S. A. SILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA XXXIII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. llomalodontoihcriuni Cunmmghaini Flower. Mue- la superior derecha implantada en un fragmento de maxilar, vista por su cara perpendicular anterior. 1 a. La misma muela vista por el Jado interno y por la superficie de masticación de la corona. L b. La misma muela, vista por el lado externo. 2. Toxodon proto-Burmeisteri Amegh. Incisivo inferior tercero ó externo (i. -j) visto por su cara superior ó interna. (La superficie tritoria de la corona, se encuentra abajo). 2 a. Sección transversal del mismo diente. El costado mas ancho corresponde á la cara superior ó interna. 3. Toxodon paranensis Laur. Primer verdadero molar su- perior izquierdo, visto por el lado interno. 3 a. La misma muela, vista por la superficie de masti- cación. 4. líraehytherinm euspidaliim Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con los tres últimos premolares y el pri- mer verdadero molar, de un individuo relativamente joven, vista por el lado externo. 4 «. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. 5. Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior, con la base de las dos últimas muelas, visto por el Jado interno. 5 a. El mismo fragmento visto de arriba, mostrando la base de las dos últimas muelas. 6. Antaodon eriicíus Amegh. Muela superior, vista por la superficie de masticación de la corona. 6 a. La misma muela vista por la cara perpendicular posterior. 6 b. La misma muela vista por la cara externa. 7. Tlieosodon L.vdekkeri Amegh. Un premolar superior, visto por la cara externa. 7 a. El mismo diente visto por lasupeficie de masticación 7 b. El mismo diente visto de lado. 8. Cúspide de un incisivo de un individuo joven, visto por la cara externa. 8 a. El mismo diente, visto por Ja cara interna. 9. Diatliaphorus velox Amegh. Fragmento de maxilar su- perior derecho con las tres últimas muelas, vistas por la super- ficie de masticación. 9 a. El mismo fragmento, visto por el lado externo. 10. Diadiaphorus majusculus Amegh. Fragmento de ma- xilar inferior del lado derecho, con tres muelas, probablemen- te los dos últimos premolares y el primer verdadero molar, visto por el lado externo. 10 a. La misma pieza vista de arriba por la superficie de masticación de las muelas. 11. Scalabriniilierium liravardi Amegh. Incisivo in- ferior todavía poco gastado, visto por la cara anterior ó externa. 11 a. El mismo diente, visto por la cara posterior ó in- terna. 12. Dindinpliorus velox Amegh. Muela superior vista por el lado externo. 12 a. La misma muela, vista de lado. 12 b. La misma muela, vista por la superficie de mas- ticación. 13. Pi'oterothoriuni australe Burm. Fragmento de la parte posterior do la rama horizontal de la mandíbula inferior, mostrando los alveolos de las raíces duplicadas de los verda- deros molares. 13 a. Parte anterior de la misma mandíbula, mostrando los alveolos duplicados de los dos primeros pre- molares. 14. Trozo de maxilar superior izquierdo, de un individuo todavía algo joven, conteniendo los dos últimos premolares y los dos primeros verdaderos molares. i 14 a. El mismo fragmento visto por la cara externa. 15. La serie dentaria de las muelas superiores de un individuo adulto, según Burmeister que las ha publicado como de An- chitherium auslrale y luego bajoel nombre de Anisolophus auslra- lis , vistas por la superficie de masticación en tamaño algo mayor que el natural. El original de esta dentadura presenta las muelas destrozadas al lado externo, habiéndolas el autor reconstituido en el dibujo, pero el premolar segundo (p. 7) el primero exis- tente en esta serie, no tiene mas que un solo lóbulo externo, como en el mismo premolar del Proterotherinm cavum, repre- sentado en las figuras 12 y 13 de la lámina siguiente. Fáltale además á la figura publicada por Burmeister, el premolar pri- mero ( p. 7 ) cuya existencia no estaba probablemente indicada en el original, á causa de su mal estado. 16. Proterotherium americanun Brav. Muela superior vista por la superficie de masticación, según dibujo publicado por Burmeister. 17. Proterotherium cavum Amegh. Las dos últimas fa- langes de uno de los pequeños dedos laterales del pié pos- terior, vistas de arriba. 18. Calcáneo del pié derecho, incompleto adelante, pero mostrando una parte de la doble articulación para el astrágalo y para el peroné, visto de arriba. 19. Extremidad distal del peroné derecho, vista por el costado la- teral externo, mostrando la cara articularía que se apoya en el calcáneo. 19 a. La misma pieza vista por el costado lateral inter- no, mostrando la gran superficie articular para el astrágalo. 20. Estremidad distal de uno de los pequeños metatarsianos late- rales. FOTOTIPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. ,\y.: m¿ i KL- 1 I : i a AMEG-HINO. - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. W ■ ■ PLANCHA XXXIV (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Epitherium laternarium Amegh, Pié posterior del lado derecho, comprendiendo el tarso completo, y la parte próxima! del metatarso, visto de adelante. 1 a. La misma pieza vista por el lado lateral externo. 1 b. La mis'ma pieza vista por el lado lateral interno. 2. El gran metatarsiano medio ó tercero* y los dos metatarsianos laterales pequeños, vistos por sus caras articularías superiores ó proximales. 3. Astrágalo, visto por el lado lateral interno. 3 a, El mismo hueso, visto por el lado lateral externo. 3 b. El mismo hueso visto por su cara póstero-iuferior. 3 c. El mismo hueso visto por su cara ántero-superior. 4. Eutocuneiforme, visto por el costado lateral interno. 1 a. El mismo hueso visto por el costado lateral externo. 5. Calcáneo visto por su cara súpero-anterior, mostrando la doble articulación para el astrágalo y el peroné. 6. Cuboides, visto por el costado lateral externo. 6 a. El mismo hueso, visto por el costado lateral interno. 7. Escafoides, visto por su cara articularía proximal. 7 a. El mismo hueso visto por su cara articularía dista] . 8. Mesocuneiforme visto por su costado lateral interno. 9. Extremidad distal del peroné derecho, vista por el lado externo, mostrando su cara articularía angosta para el calcáneo. 9 a. El mismo hueso visto por el lado interno, mostran- do la gran superficie-articularía para el astrágalo. 10. Ectocuneiforme, visto por su cara articular distal. 10 a. El mismo hueso, visto por la cara articular pro- ximal. 11. Proterotherium (?) cavum Amegh, Fragmento de ma- xilar con las dos últimas muelas superiores del lado izquierdo vistas por la superficie masticatoria. 12. Fragmento de maxilar superior izquierdo con los tres primeros premolares, vistos por la superficie de masticación. 12 a. El mismo fragmento, visto por el lado externo. 13. Fragmento de maxilar superior del lado derecho con los tres últimos premolares, vistos por la superficie de masticación. 13 a. La misma pieza vista por el lado externo. 14. Epitherium laternarium Amegh. Fragmento de ma- xilar superior derecho, con dos muelas, vistas por la superficie de masticación, procedentes de un individuo muy viejo. 11 a. Las dos muelas implantadas en el mismo frag- mento, vistas por el lado externo, 15. Proterotherium (?) cavum Amegh. Trozo de mandíbula inferior con parte do la sínfisis y de la dentadura, vista de abajo. 15 a. La misma pieza vista por el lado externo de la rama izquierda, 15 b. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación délas muela. 16. Diplotrcmus agres ti s Amegh. Maxilar superior izquier- do con los dos premolares únicos y los dos primeros verdade- ros molares, vistos por la superficie de masticación. 16 a. La misma pieza, vista por el lado externo. 17. Epitherium laternarium Amegh. Muela inferior toda- Aría poco gastada, de un individuo muy joven, vista por el lado externo. 17 a. La misma pieza, vista por el lado interno. 17 b. La misma pieza, vista por la superficie de masti- cación, MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. AMEGHINO. A jr .v : Lr'"^r FOTOTIPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO. - BS. AIRES 2. BOMMERT DEL. JE IP n J ffl 1 r Agii »-y •! 1 13, / . PLANCHA XXXV 1. Eulamaops paralellus Amegii. Paladar con casi toda la dentadura, visto por la superficie de masticación de las muelas, en tamaño natural. 2. Auchenia lama Lineo. Paladar de un individuo sumamen- te viejo en el que ha caido el p. i. Tamaño natural. 3. Mesolama angustiniaxila Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con las cuatro últimas muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 3 a. Las cuatro muelas de la misma mandíbula, vistas por el lado interno, en tamaño natural. 3 b. Las mismas muelas, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural. 4. Stilauchenia Owenii H. Gervais y Amegh. Maxilar su- perior izquierdo con las cuatro últimas muelas, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural. 5. Auchenia gracilis H. Gervais y Amegh. Trozo de maxi- lar superior derecho con las dos últimas muelas, y parte de la penúltima, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural 6. Auchenia frontesa H. Gervais y Amegii. Sínfisis man- dibular, con los cuatro incisivos intermediarios, vista de arriba, por el lado interno, en tamaño natural. 7. Auchenia Castelnaudi Gerv. Rama izquierda de la mandíbula inferior, con las cuatro muelas, vista por el lado externo, reducida á una mitad del tamaño natural, según Gervais. 7 a. La misma pieza vista por la superficie de masti- cación de las muelas, á una mitad del tamaño natu- ral, según Gervais. 8. Auchenia intermedia Gervais. Parte de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo, á una mitad del tamaño natural, según Gervais. 8 a. La misma pieza vista por la superficie de mastica- ción de las muelas, á una mitad del tamaño natural, según Gervais. 9. Auchenia Weddelli Gervais. Una primera falange, vis- ta de arriba en tamaño natural. ■fw&l H (íT, ri\ AMEGHINO. - MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. FOTO I IPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO.- BS. AIRES ~ " — — — — _ 2. BOMMERT DEL. 4 í PLANCHA XXXVI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Palacolama lcptog'iiala Amegh. Las cuatro últimas mue- las del lado derecho de la mandíbula inferior, vistas por el lado externo. 1 a. Las muelas déla misma pieza, vistas por la super- ficie de masticación. 1 b. Las muelas de la misma pieza, vistas por el lado interno. 2. Coassus mesolithieus Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior cotilos verdaderos molares algo destruidos, vista por el lado externo. 3. Cervus tubcreulaíus H. Gerv. y Amegh. Maxilar supe- rior izquierdo, con los dos últimos premolares, y los dos pri- meros verdaderos molares, visto por el lado interno. 3 a. Los dientes de la misma pieza, vistos por la super- ficie de masticación 4. Coassus nemorivagus Cuv. Maxilar superioi derecho con los tres últimos verdaderos molares, vistos por el lado externo. 4 a. Las muelas de la misma pieza vistas por el lado interno y por la superficie de masticación de las muelas. 5. Blastóceros paludosas Cuv. Parte de la rama dere- cha de la mandíbula inferior, con los tres verdaderos molares, vistos por el lado externo. 5 a. Las muelas déla misma pieza, vistas por la super- ficie de masticación. 6. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con los tres premolares, vistos por el lado externo. 6 a. Los premolares de la misma pieza, vistos por la superficie de masticación. 7. Slilauchenia Ovveni H. Gerv. y Amegh. Las cuatro últi- mas muelas del maxilar superior izquierdo representadas en la figura 4 de la lámina precedente, vistas por la cara externa. 8. Auchenia lujanensis Amegh. Las cuatro muelas de la rama derecha de las mandíbula inferior, vistas por el lado interno. 8 a. Las mismas muelas, vistas por la superficie de masticación. 8 b. La rama derecha de la mandíbula inferior que con- tieno las mismas muelas, vista por el lado externo. 9. Auchenia mesolithiea Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior, con las cuatro muelas, vistas por el lado externo. 9 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas. ameghino, MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. Pl. §6 FOTOTIPIA COMP. : A. BILL. BANCO.- SS. AIRES Z. BOMMERT DEL. . , . . ' - . ■ . ■ I ■ ■ . ■ ■ PLANCHA XXXVII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Auchenia rnesolithiea. Amegh. Las cuatro muelas de la mandíbula inferior representadas en Ja figura 9 de Ja lámina precedente, vistas por el lado interno. 2. Platatheriun pampaeum. Amegh. Dentadura de la ra- ma izquierda de la mandíbula inferior de un individuo joven, con los tres verdaderos molares de la dentición persistente, los dos últimas muelas de la primera dentición, y los premolares que deben reemplazarlos, en via de desarrollo, vista por el lado externo. 2 a. La misma pieza vista de arriba por la superficie de masticación de las muelas. 3. Paraceros avius. Amegh. Fragmento de un cuerno visto de costado. 3 a. El mismo fragmento visto de frente. 4. Platatheriun pampaeum. Amegh. Parte terminal de uno de los cuernos. 5. Paraeeros vulnéralos. Amegh. Parte proximal de uno de los cuernos, visto de frente. 6. Cervus latus. Amegh. Parte proximal de uno de los cuer- nos, visto de lado. 7. Promegaíherium rcnmlsum. Amegh. Una muela vis- ta de lado . 7 a. La misma muela vista por la superficie de masti- cación. 8. Promegatherium smaltatum. Amegh. Una muela vis- ta de lado. 8 a. La misma muela vista por la superficie de masti- cación. 9. Promegatherium rcnmlsum. Amegh. Vista de la su- perficie de masticación de una muela de otro individuo. 10. Pseudolestodon pseudolestoides. Amegh. Diente caniniforme superior, visto de costado. 10 a. Superficie tritoria de la corona del mismo diente. 11. Diente canino (?) de un animal desconocido, de los depósitos post-pampeanos de La Plata, visto de lado. 11 a. El mismo diente, visto por la cara posterior, mos- trando la pequeña superficie tritoria gastada en bisel. AL r-: FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO.- BS. AIRES 2. BOMMERT DEL. AIOIG-HINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS. PL 37 , , ■ i \ ! | I . PLANCHA XXXVIII 1. Epieuryeeros truncus Amegh. Cuerno incompleto en las extremidades, visto en tamaño natural. 1 a. El mismo cuerno visto en tamaño reducido, y con las extremidades restauradas. 2. Antifer ultra Amegii. Cuerno incompleto, reducido próxi- mamente á un cuarto del tamaño natural. 3. Cervus palaeoplatensis Amegií. Cuerno reducido á un tercio del tamaño natural. 4. Cervus lujjanensis Amegh. Cuerno reducido á los /0 del tamaño natural. 5. Cervus braehyceros II. Gerv. y Amegh. Cuerno redu- cido próximamente á un quinto del tamaño natural. 6. Blastóceros Azpeitianus Amegh. Cuerno incompleto en sus dos extremidades, reducido á un tercio del tamaño natural. 7. Paraceros fragilis Amegh. Cuerno reducido á un cuarto del tamaño natural. 8. Paraeeros ensenadensis Amegh. Parte basal de un cuerno, reducido á poco menos de la mitad del tamaño natural. FQTOTIPÍA CCMP. S. A. BILL. BANCO." BS. AIRES BOMMERT DEL. PLANCHA XXXIX 1. Sllastoeeros campestris Cuvier. Cuerno reducido á una mitad del tamaño natural. 2. Silastoceros paludosas Cuvier. Cuerno reducido á un cuarto del tamaño natural. 3. Fui’cifer suloatus Amegii. Cuerno reducido próxima- mente á una mitad del tamaño natural. 4. Fureifer selcnilieus Amegh. Cráneo incompleto con parte de los cuernos, visto de frente, reducido á un tercio del tamaño natural. 5. Eueholoeops infernalis Amegh. Parte de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con las tres primeras muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 5 a. La misma pieza, vista de arriba, en tamaño natural. 6. Ilapalops indiffereris Amegh. Parte de la rama derecha de la mandíbula inferior con las tres últimas muelas, vista de lado, en tamaño natural. 6 a. La misma pieza vista de arriba en tamaño natural. * 7. Eueholoeops ailteger Amegh. Fragmento de la rama iz- quierda de la mandíbula inferior con la primera muela y parte del alveolo de la segunda, vista por el lado externo en tamaño natural. 7 a. La misma pieza, vista de arriba, en tamaño natural. 8. Eueholoeops infernalis Amegii. Fragmento de la rama izquierda de la mandíbula inferior con las tres primeras mue- las, pero solo la segunda intacta, vista por el lado externo, en tamaño natural. 8 a. La misma pieza, vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas, en tamaño natural. 9. Cráneo muy deteriorado, visto de arriba por su superficie fronto- nasal, en tamaño natural. 9 a. La misma pieza vista de abajo, por sn superficie pa- latina, mostrando la sección de las muelas. i fe. ■ i m l1 p..mm ■ . ill*- 1 KM |Sjfe ’ fe ktm MÉWm JMEG-HMO.— ®MÍPEa09 FÓSILES ARGENTINOS Pl. S9 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO»" B3. AIRES Z» BOMMERT DEL. PLANCHA XL (Todas las figuras son de tamaño natural, con excepción de Jas figuras 22 y 22 o, que son aumentadas) 1. Megatherium antiqmiui Amegh. Fragmento do mandí- bula inferior con tres dientes sin corona, vistos de arriba mos- trando su sección transversal. 2. Una muela inferior de otro individuo, con la corona intacta vista de lado. 2 a. La misma muela vista por la superficie de masti- cación. 3. Pseudoleslodon sequalis Amegh. Tercera muela supe- rior izquierda, vista de lado. 3 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 4. Cuarta muela superior derecha. 4 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 5. Quinta muela superior izquierda, con la corona destrozada. 5 a. Sección transversal de la misma muela. 6. Segunda muela inferior derecha. 6 a. El mismo diente visto por la superficie de masti- cación. 7. Cuarta muela superior derecha. 7 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 8. Segunda muela inferior izquierda. 8 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 9. Caniniforme inferior derecho. 10. Tercera muela inferior, probablemente de la misma especie. 10 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 11. Pseudoleslodou injjum-liis Amégh. Segunda muela inferior. lia. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 12. Lestodon? paranensis Amegh. Muela superior. 12 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 13. Scelidothei’ium ? bellulum amegh. Ultima muela su- perior. 13 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 14. Biodomus Copei Amegh. Ultima muela inferior de un individuo joven. 14 a. Vista de la superficie de masticación del mismo diente. 15. ChlamydotheriumV extremum Amegh. Unanmela inferior. 15 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 16. Ijestodon antiquus Amegh. Una muela inferior de un individuo pequeño. 16 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 17. Pseudolestodon sp. ? Especie indeterminada. Tercera muela inferior. 17 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 18. Pseudolestodon injunctus Amegh. Tercera muela in- ferior. 18 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 19. IVeoracanthus Brackebuschianus Amegh. Ultima muela superior, 19 a. El mismo cliente visto por la superficie de mas- ticación. 20. Hapalops ellipticus Amegh. Una muela intermediaria de la mandíbula inferior. 20 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 21. Muela de otro individuo, probablemente de la mandíbula supe- rior. 21 a. El mismo diente visto por la superficie de mas- ticación. 22. Dideilotherium venerandum Amegh. Maxilar é inter- maxilar superior izquierdos, con parte de la dentadura, vistos por la superficie palatina muy aumentados. 22 a. La misma pieza muy aumentada, vista por el lado externo. 22 b. La misma pieza, vista igualmente de lado, en tamaño natural. 22 c. Vista por la superficie palatina, en tamaño na- tural. 22 d. Vista por el lado interno, en tamaño natural. AMEG-nnsro.— mamíferos fósiles ARGENTINOS ■r \ * KA U El v./ 'A Hk55: -T-A“ 1 wpn Rpr í«Br' 1 Bc-j. ÍIa Bk.’. — •-* i ím t y ■ntt ' 1 i FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO.- BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA XLI 1. Neoracanthus Burmeisteri Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior, vista por el lado externo algo oblicua- mente y un poco inclinada hacia afuera, de modo que quede visible la superficie de masticación de las muelas y la rama ex- terna del canal alveolar. Tamaño natural. 2. La misma mandíbula, vista directamente por el lado externo, re- ducida á una mitad del tamaño natural. 3. Nothropus priscus Bürmeister. Rama derecha déla man- díbula inferior, vista por el lado externo en tamaño natural, según Bürmeister. Lo único que bay de alterado en esta figura, es la forma de la restauración de la primera muela pequeña, que Bürmeister la ha representado cortada oblicuamente, mien- tras yo la doy como truncada horizontalmente, conformación que me parece mas de acuerdo con lo que hasta ahora conoce- mos de los demás representantes del mismo grupo, ó sea los MegalonicydcB. 3 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas, en tamaño natural, según Bürmeister. 4. Megatherium americanum Cuv. Calcáneo, visto de arriba, reducido á un tercio del tamaño natural, según P. Gkr- vais. 5. Megatherium Gervaisi H. Gerv. y Amegh, Calcáneo. visto de arriba, reducido á un tercio del tamaño natural, según P. Gervais. 6. Ifapalops rectangularis Amegh. Fragmento de la rama derecha de la mandíbula inferior con los dos últimos dientes, visto de arriba, por la superficie de masticación de las muelas, en tamaño natural. 6 a. La misma pieza vista por el lado externo en tamaño natural. 7. 7 a, 7 b. Zamierus admirabilis Amegh. Una muela in- termediaria de la mandíbula inferior, vista de frente, de cos- tado y por la superficie de masticación, en tamaño natural. 8. 8 a, 8 b. Zamierus V Especie de mayor tamaño. Una muela intermediaria de la mandíbula inferior, vista por la superficie de masticación, de costado y de frente, en tamaño natural. i * !:P ■ . ' «'*'■"/ r’ ■ *» .! V ■v.v;;' K8SSvf lis O. — MAI l.J'L:.. -. 3 FOriLljB i. : .GriiA. TIj: ;us FOTOTIPIA OOMP- S. A. 3ILL. SANCO** 33- Alñc.3 ¿. BOMMcñT DEL. PLANCHA XLII 1. Lestodon (rigonidens Gerv. Cráneo completo, con la mandíbula inferior, visto de lado, reducido próximamente á un quinto del tamaño natural. 1 a. El mismo cráneo, visto de abajo, por la superficie de masticación de las muelas, reducido próxima- mente á un quinto del tamaño natural. 2. Lestodon armatns P. Gekvais. Trozo de maxilar supe- perior derecho, con el caniforme y la muela que sigue, ambas con la corona destrozada; vista lateral externa, ó un tercio del tamaño natural, según Gervais. 3. El mismo fragmento visto por la superficie palatina, á un tercio del tamaño natural, según Gervais. 4. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, vista de arriba á un tercio del tamaño natural, según Gervais. 5. IVeoracanthus Rurmeislerí Amegh. Las cinco mue- las del lado derecho de la mandíbula superior, probablemente de esta especie, implantadas en el maxilar y vistas por la su- perficie de masticación en tamaño natural. 6. Scelidodoi» Copei Amegh. Maxilar superior izquierdo con parte de la dentadura, visto por el lado interno en tamaño na- tural . 6 a. La misma pieza, vista por el lado externo, en ta- maño natural. 6 b. La misma pieza vista por la superficie de mastica- ción de las muelas, en tamaño natural. 7. Lestodon trigonidens Gerv. Maxilar superior derecho, con la dentadura, visto por la superficie de masticación de las muelas, reducido próximamente á un tercio del tamaño na- tural. '!** 7 *W7 JÍSt' i JT&Wn Mil §>'■ M AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 43 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO.- BS. AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA XLIII 1. Scelidodon Capellini H. Geiiv. y Amegh. Cráneo com- pleto, con la mandíbula inferior, visto de lado y reducido á un tercio del tamaño natural, según Burmeister que lo ha publi- cado bajo el nombre de Scelidotherium magnum. 2. Scelidodon tarijensis H. Gerv. y Amegh. Cráneo casi completo, con la mandíbula inferior, visto de lado, reducido á un tercio del tamaño natural, según Gervais que lo ha publi- cado sin nombre específico. 3. Scelidodon patrius Amegh. Cráneo casi completo, con la mandíbula inferior, visto de lado, reducido á una mitad del tamaño natural. (Individuo muy viejo). fe AMEGHIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 4S ' $ PLANCHA XLIV 1. Scelidodon palrius Amegh. El mismo cráneo de la fi- gura 3, de la lámina anterior, visto por la superficie palatina, reducido á una mitad del tamaño natural. 5. Scelidodon Capellini H. Gerv. y Amegh. Las cuatro muelas de la mandíbula inferior, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural, según Burmeistér. 1 a. Las cinco muelas del lado derecho del mismo crá- neo, vistas por la superficie de masticación, en ta- maño natural. 2. Mandíbula inferior del mismo cráneo vista de arriba, por la su- perficie de masticación de las muelas, reducida á una mitad del tamaño natural. 2 a. Las muelas del lado derecho de la misma man- díbula, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural. (Este cráneo procede del mioceno superior de Monte Hermoso, piso hermósico). 5 a. Las cinco muelas de la mandíbula superior vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural, según Burmeister. (Estas séries dentarias pertene- cen al cráneo figurado en la lámina precedente, con el número 1, y procede del plioceno inferior de Buenos Aires, piso ensenadense). 6. Glossothcrium Darwinii Oxven. Las cuatro muelas del lado derecho de la mandíbula inferior, implantadas en la man- díbula y vistas en sección transversal, á los dos tercios del tamaño natural, según Owen que las ha publicado como de Mylodon Darwinii. 3. 3 a. Primera muela superior, al parecer de la misma especie, vista de lado y por la superficie de masticación, en tamaño natural. (Este ejemplar procede del plioceno inferior de La Plata, piso ensenadense). 4. CÜIossotherium Darwinii Owen. Cráneo completo, visto de abajo, por la superficie de masticación de las muelas, reducido á un cuarto del tamaño natural, según Burmeister que lo ha publicado bajo el nombre de Mylodon Darwinii. 7, 7 a. Scelidotlon sp.? Primera muela superior de una espe- cie al parecer distinta de las precedentes, intermediaria por la talla entre el Scelidodon Capellini y el Scelidodon palrius. (Este ejemplar procede del plioceno medio de La Plata, piso belgra- nense) . 8. (¿Iossolherium bonaerense Amegh. Maxilar superior derecho con las cuatro muelas, visto por la superficie palatina en tamaño natural. •• '->*•' ¡••;vi«í ífígf ' ' '^4-LrP ¿vij: ie FOTOTIPO COMP. S. a. BILL. BANCO 33. * AlR&S a~m nn-Hmñ _ TvrÁMfgfn^hR fósiles asg-en tipio £ PL 44 2. BOMWF.RT OfiL. ■■'V r \ ■ ■ PLANCHA XLV 1. Glossotherium Darwinii Owen. Cráneo, visto de lado, reducido á un cuarto del tamaño natural, según Burmeister que lo ha publicado bajo el nombre de Mylodon Darwinii. La mandíbula inferior adaptada á este cráneo, no es seguramente del mismo individuo, y supongo procede de una especie dis- tinta, el Glossotherium Zeballosi. 2. Pseudolestodon mvloides Gerv. Cráneo completo con la mandíbula inferior, visto de lado, reducido á un tercio del tamaño natural, según Burmeister que lo lia publicado bajo el nombre de Mylodon gracilis. Tanto Burmeister como Lydek- ker concuerdan en considerar este ejemplar como idéntico al Lestodon myloides de Gervais. 3. Pseudolestodon debilis H. Gerv. y Amegh. Cráneo visto de lado, reducido á un tercio del tamaño natural, según Burmeister, que lo ha publicado bajo el nombre de Mylodon Owenii. 4. Las cuatro muelas de la mandíbula inferior, vistas por la super- ficie de masticación, en tamaño natural, según Burmeister. 4 a. Las cinco muelas de la mandíbula superior, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural, según Burmeister. 5. Pseudolestodon myloides P. Gervais. Las cinco mue- las superiores vistas por la superficie de masticación, en ta- maño natural, según Burmeister. 6. Las cuatro muelas de la mandíbula inferior, vistas por la super- ficie de masticación, en tamaño natural, según Burmeister. AMEG-HENTO. — MAMÍFEROS. FÓSILES ARGENTINOS Pl. M z. BOMMERT DEL. ■ ' • « ■ ■■■ v 'XT' -• H' . - . ■ ■ ' - PLANCHA XL VI 1. Mylodon Wieneri H. Gerv. y Amegh. Parte de la rama de- recha de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vistas de arriba, por la superficie de masticación, reducida a' una mitad del tamaño natural. 2. IPseudolestodon debilis H. Gerv. y Amegh. Fragmento de maxilar superior derecho con los dos dientes anteriores, vis- to por el lado externo, en tamaño natural. 3. Rama derecha de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado externo, en tamaño natural. 4. Mylodon Wieneri H. Gerv. y Amegií. Maxilar superior derecho con las cinco muelas, vistas por la superficie de mas- ticación, en tamaño natural. 5. Mylodon robustas Owen. Rama derecha de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista de arriba, por la superficie de masticación de los dientes, á una mitad del tamaño natu- ral. 6. Mylodon intermedios Amegh. Rama derecha déla man- díbula inferior de un individuo joven, con las cuatro muelas, vistas por la superficie de masticación, en tamaño natural. 7. Maxilar superior derecho con las cinco muelas, visto por la su- perficie de masticación de los dientes, reducido á una mitad del tamaño natural. 8. Pseudolestodon debilis H. Gerv. y Amegh. Cráneo completo con la mandíbula inferior, de un individuo muy joven, visto de lado, reducido á una mitad del tamaño natural. 9. Mylodon robustos Owen. Cráneo casi completo, con toda la dentadura, de un individuo muy joven, visto por la superficie palatina. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PL 46 FOTOTIPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO BS. -AIRES 2. BOMMERT DEL. PLANCHA XL VII 1. Mylodon robustus Owen. Cráneo completo con la mandí- bula inferior, visto de lado, reducido á un tercio del tamaño natural, según Owen. 2. El mismo cráneo, visto por la superficie palatina, á un tercio del tamaño natural. 3. Pseudolestodon debilis H. Gerv. y Amkgh. Cráneo completo con toda la dentadura, procedente de un individuo joven, visto por la superficie de masticación reducido á una mitad del tamaño natural, según Burmeister. 4. Pseudolestodon Lepttsomi Owen. Cráneo casi com- pleto, pero sin dentadura, visto por la superficie palatina, re- ducido á los f del tamaño natural, según Lydekker. 5. Mylodon robustus Owen. Las cinco muelas superiores, vistas por la superficie de masticación, reducidas á una mitad del tamaño natural, según Owen. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS H. 47 FOTOTIPIA COMP. 3. A. BILL. BANCO B3.- AIRES Z. BOMMEKT DEL. r . ' i ' ■ y . ■ ■ .. " ■ PLANCHA XLVIII 1. Scelidotlierium leplocephalum Owen. Vista late- ral del cráneo y mandíbula inferior según dibujo publicado por P. Gervais en Recherch. sur les Mammif. foss. de l'Amér. Mér.. planche II, figure 1. Este ejemplar es considerado tam- bién por Lydekker como representando el verdadero S. lep- locephalurn. Tamaño i. 2. Scelidotlierium Bravardi Lydekker. Cráneo y man- díbula inferior vistos de lado. Tamaño 3. Scelidodon Capellini H. Gerv. y Aiiegii. Cráneo visto de lado, según fotografía. Tamaño próximamente 4. Pseiiílolesíodon mjloides P. Gerv. Cráneo visto por la base, según dibujo publicado por Burmeister, bajo el nom- bre de Mylodon gracilis [Alia1', etc.. Pl. XIV, fig. 8). Ta- maño i. 5. Scelidotlierium Bravardi Lydekker. Cráneo según dibujo de Burmeister, publicado como de Scelidotlierium lep- toccphalum [Atlas, etc. Pl. XIV, fig. 2 y 3). Lydekker con- cuerda en considerar este ejemplar como del Scelidotlierium Bravardi. \ista fronto-nasal. Tamaño j. 5 a. Vista palatina del mismo cráneo. Tamaño FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO BS.- AIRES Z.BOMMfcfiT DEL. AMEG-HUTO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGrENTUST OS Pl. 48 PLANCHA XLIX 1. Seelidotherium leptocephálmn 0\vr..\. Muelas in- feriores. Sección transversal según 0 w en , Ondontography , Plancha LXXX, figurajl. Tamaño f . Concuerda exactamente con el dibujo de las muelas inferiores, publicado por Gervais en la obra ya citada. 2. Muelas superiores. Sección transversal, según Owen, misma obra. Concuerda exactamente con las publicadas por Gervais en la obra mencionada. Tamaño' f. 3. Vista fronto-nasal del cráneo, según Lydekkeh. Gal., etc. part. V, figura 19. Tamaño 4. Psemiolestodojí injunctiis Amegh. Diente canini- forme inferior del lado derecho, visto por su cara externa su- perior. Tamaño natural. 4 a. El mismo diente visto por su cara longitudinal in- terna. Tamaño natural. 4 b. Sección transversal del mismo diente. Tamaño na- tural. 5. Pseudole-stodon trisulcatus H. Gekv. y Amegh. Ca- niniforme inferior del lado derecho, visto por su cara longitu- dinal externa. Tamaño natural. 5 a. Sección transversal del mismo diente. Tamaño na- tural. 6. líiodomus Copci Amegti. Extremidad anterior de la re- gión interdentaria del paladar, vista por la superficie palatina, con parte de los alveolos de los dientes incisiformes, parte de los alveolos de la primera muela, y un pequeño vestigio de los alveolos de la segunda, completados aproximadamente sobre el lado interno por un par de líneas curvas. Tamaño na- tural. 7. Diodomus Annaratonei Amegh. Extremidad anterior de la región interdentaria del paladar, con parte de los alveo- los de los dientes incisiformes, parte de los alveolos de la primera muela, y pequeños vestigios de los de la tercera, com- pletados sobre el lado interno con lineas negras. Tamaño na- tural. 7 a. El mismo fragmento visto por su parte opuesta ó superior, mostrando parte de los alveolos de los dientes incisiformes. Tamaño natural. 8. Diodomus Copei Amegh. Última muela inferior vista sobre el lado externo. Tamaño natural. 8 a. Sección transversal de la misma muela. Tamaño na- tural. 9. NephoUierium ambigmim Amegh. Tercera muela in- ferior. Tamaño natural. 9 a. Sección transversal de la misma muela. Tamaño natural. 10. Stenodontherium modicum Amegh. Sección trans- versal de la primera muela superior. Tamaño natural. 11. Lestodon antiquus Amegh. Diente caniniforme supe- rior. Tamaño natural. 11 a. Sección transversal del mismo diente. AMEGHIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 49 :OTOT|Pía COWP. S. a. BILL. BANCO BS-- AIRES pMSg Z. 30MMERT DEL. PLANCHA L 1. Glyptodon retieulatus Owen. Fragmento de borde cau- dal, en la región superior de la coraza, muy reducido. 2. Punta terminal de la coraza caudal, vista de abajo, á y del tama- ño natural. 3. Trozo de borde lateral de la coraza, á i del tamaño natural. 4. Glyptodon Falkneri Amf.gh. Trozo de coraza de sobre los bordes laterales, reducido á i del tamaño natural. 5. Glyptodon retieulatus Owen. Anillo caudal, visto de frente, á| del tamaño natural. 5 a. El mismo anillo visto de lado. 5 b. El mismo anillo visto por la cara posterior. 6. Trozo de coraza, precedente de la región central superior á ] del tamaño natural. 7. Cráneo visto de arriba, por su superficie fronto-nasal, á-| del tamaño natural. 8. Trozo del borde súpero-anterior déla coraza, á | del tamaño na- tural. 9 á 13. Cochlops muricatus Amegh. Placas del escudo cefálico, vistas en tamaño natural. 14. Placa incompleta de la coraza dorsal, vista en tamaño natural^ por la cara externa, y de costado por el lado roto para mostrar la protuberancia central en forma de pezón. 15, 16 y 17. Placas terminales de los bordes, vistas por sus dos ca;,i ras, en tamaño natural. 18. Pieza central del escudo cefálico, vista en tamaño natural. AMEGrHlN'O. — 5LAMÍFER0S FÓSILES Aft&HJNTESrOS H. §0 FOTOTIPIA COMP. s. a. BILL. BANCO BS.- AIRES Z. BOMMERT DEL. PLANCHA LI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Glyptodon reliculatus Owen. Paladar con toda la den- tadura, visto por la superficie de masticación de las muelas, se- gún Burmeister que lo ha publicado bajo el nombre de Glyp- todon asper. 2. Rama derecha de la mandíbula inferior del mismo individuo, vista de arriba, por la superficie de masticación de las muelas, según Burmeister. 3 á 5. Propalsehoplophorus incisivus Amegh. Placas de la coraza, vistas por la cara externa. 6 á 10. Propalsehoplophorus australis Moreno. Pla- cas déla coraza, vistas por la cara externa. AMEG-HIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Zt BOMMERT DEL- PLANCHA LII 1. Glyptodon reticnlatus 0\v. Cráneo visto de lado, según Burmeister que lo ha publicado bajo el nombre de Glyptodon asper, reducido á los dos quintos del tamaño natural. 2. Cola vista de abajo, según Burmeister, reducida á un sesto del tamaño natural. 3. Yista lateral de la cola, reducida á | del tamaño natural según Burmeister. 4 y 5. (glyptodon Isevis Burm. Placas de la región dorsal de la coraza, vistas en tamaño natural según Burmeister. 6. Glyptodon clavipes Ow. Placa de la sección dorsal de la coraza, vista en tamaño natural. 7. Glyptodon elongatns Burm. Extremidad de la cola, á un octavo del tamaño natural, según Burmeister. 8. Glyptodon laevis Burm. Extremidad del tubo caudal, re- ducida á un sesto del tamaño natural, según Burmeister. 9. Parte de la apertura posterior del borde de la coraza, reducida á un tercio del tamaño natural, según Burmeister. 10. Glyptodon gemmatus Nodot. Parte de la apertura posterior de la coraza, reducida á un sesto del tamaño natural, según Nodot. AMEG-HINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ALG-ENTILTOS Pl. lóKV: fi'Sj't'ü Lf V-'L^P p# FOTOTIPIA COMP. S- A. BILL. SANCO 3S-‘ AIRES 2.B0MMLRT DEL. ' r PLANCHA LUI 1 y 2. Cochlops muriealns Amegh. Placas de coraza de la región dorsal. 3. Propalselioplopliorus australis Mor. Fragmento de rama derecha de mandíbula inferior, visto por el lado in- terno. 3 a. El mismo trozo visto por el lado externo. 3 b. El mismo trozo visto de arriba, mostrando la sec- ción transversal de dos de las muelas anteriores. 4. Glyptodon minor Lund. Placa de la región central del dorso. 5. Glyptodon euphraetus Lund. Placa de la región supe- rior de la coraza, encima de la cadera. 6. Glyptodon Muñizii Amegh. Trozo de coraza de la región superior del dorso. 7. Glyptodon Falkneri Amegh. Trozo de coraza de la re- gioñ superior del dorso. 7 a. Dos placas del mismo trozo, vistas por la cara interna. 8. Glyptodon rudinientarius Amegh. Trozo de coraza de la región superior del dorso. 9 y 10. Propalselioplophorus australis Mor. Trozos de casco cefálico ? ■ 5?wí JÍv!?!®éí , /V.Nf> •^u%( AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTICOS PL §§ 3^ 3b FOTOTIPIA COMP. s- A. BILL. BANCO B3- * A/RcS Z. BOMMLRT del. i ■ ■■■ ; , . \ ■ PLANCHA LIV 1. Glyptodon retieulatus Ow. Placas de la región central del dorso, según Nodot. 2. IVeothoracophorus ele vatus Nodot- Placas de la re- gión central del dorso. 3. Glyptodon Oweni Nodot. Placa de la región dorsal. 4. Glyptodon */ sp. indeterminada. Placa procedente de la for- mación oligocena del Paraná. 5. Glyptodon perforatus Amegh. Trozo de coraza de la re- gión central del dorso^reducidoálos | del tamaño natural. 6. Protoglyptodon primiiormis Amegh. Trozo de coraza de cerca de uno de los bordes. 7. Neothoracophorus depressus. Placa de la región dorsal, hacia el centro de la coraza. 8. Otra placa, procedente de la región súpero-anterior de la co- raza. 8 a. La misma placa vista de costado. 9. IVeothoracophorus minutus Amegh. Placa de los bor- des de la coraza. 10. Placa-de la región central del dorso de la coraza. 11» Glyptodon sp. Especie distinta del retieulatus ó variedad de pequeña talla. Trozo de la región central del dorso, proce- cente de un individuo sumamente viejo. AMEG-HEEsr O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 54 m |W **/; V'VJ ñ! W * ♦ * »■* A V * •» ^ *■.*'*■•> i ■*>< * OÍA NA'' >4 . tt *\v« * « : &gSi§S .# w.««j KMi &&£rkJ ¡A*) Ó4Óji#L^s P A*\V £ JacN-A PQTOTIPÍA COMP. S- A. BILL. 3ANC0 BS-‘ AIRES Z. BOMMkRT DEL. PLANCHA LV 1. IVopachtus coagmeatatus Amegh. Trozo de coraza del centro del dorso. Tamaño natural. 2. Una placa aislada del centro del dorso de la coraza del mismo animal. Tamaño natural. 3. Plohophorus figuratus Amegh. Placas de la parte late- ral anterior de la coraza, cerca del borde. Tamaño natural. 4. Plohophorus Ameghini Moreno. Trozo de coraza del centro déla región dorsal. Tamaño natural. 5. Plohophorus figuratus Amegh. Placas de uno de los últimos anillos de la región caudal. Tamaño natural. 6. Palsehoplophorus disjunctus Amegh. Placas de la coraza, del centro de la región dorsal. Tamaño natural. 7. Panochtus bullifer Burmeister. Trozo de la parte pos- terior de la coraza con el borde de la apertura caudal. Ta- maño i . 8. Plohophorus figuratus Amegh. Trozo de coraza del centro de la región dorsal. Tamaño natural. 9. Una placa aislada del centro de la región dorsal. Tamaño na- tural. AMEG-HUSTO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. S§ r \ J¡ '*> * .<5->V V ‘^Avv<-A: I i FOTOTIPÍA COMP. S- A. BILL. BANCO BS-" AIRES áOMMLRT DEL. \ . - PLANCHA L VI 1. Doedicurus Kokenianus Amegh. Trozo de coraza del centro de la región dorsal, visto por la cara externa. Ta- maño 2. El mismo trozo visto por la cara interna. Tamaño y. 3. Plaxhaplus eanaliculatus Amégii. Una placa del cen- tro de la región dorsal vista por la cara externa. Tamaño na- tural . 4. Plaxhaplus antiquus Amegh. Trozo de coraza del cen- tro de la región dorsal, visto por el lado externo. Tamaño na- tural. 4. a. Dos placas del mismo trozo vistas por la cara in- terna. Tamaño natural. b. Lomaphorus cing’ulatus Amegh. Una placa de la co- raza, de la región dorsal. 6. IXeuryurus interundatus Amegh. Dos placas de la co- raza, de la región lateral anterior, cerca de los bordes. Ta- maño natural. 7. Palsehoplophorus Scalabrini Amegh. Placa de la coraza de la región central del dorso. Tamaño natural. 8. Placa incompleta de la coraza del mismo animal. Tamaño na- tural. AMEGHIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. §6 FQTOriPÍñ COMP. 3. A. BILL. BANCO SS.-AIRES 2. BOMMERT DEL. 2 /#' II I ¡I 11 ' v . ■ . ■ . . J . . • . ' I ■ ¿\ \ • ' 1 . , .■ . ■ [f ' : - ' « ' " y. - , ■ , ■ 11: . ■ ; . ° ' ' ' . PLANCHA L VII 1. Hoplophorus ornatus ? Owen. Vista lateral del crá- neo, un poco imperfecto adelante, según fotografía de San- tiago Roth. Tamaño 2. Panochtus Vogthii Amegh. Vista del cráneo casi in- tacto, según fotografía de S. Roth. Tamaño 3. Euta tus Seguini Gerv. Cráneo visto por la superficie pa- latina, según dibujo publicado por Gervais ( Mémoir . de la Soc. Géol. de F ranee, 2a série, t. IX, pl. XXVIII). Tamaño 3 a. El mismo cráneo visto de lado, según dibujo publi- cado por Gervais. Tamaño 4. Hoplophorus ornatus Owen. Trozo de coraza del cen- tro de la región dorsal. Tamaño natural. 5. Eutatus Seguini Gerv. Mandíbula inferior del cráneo de la figura 3, vista de lado según dibujo de Gervais, en la obra citada. Tamaño |. 6. Hoplophorus ornatus Owen. Muelas superiores vistas por la superficie masticatoria, según Eurmeister (Anal., etc., t. II, pl. XIX, fig. 2). Tamaño natural. 7. Muelas inferiores vistas por la superficie masticatoria, según Rurmeisteh, obra citada. Tamaño natural. ameghino.— mamíferos fósiles argentinos pi. m ém * v‘ •* ¿J fjWWh A>v,)y¡ (0^1) V.v'&iíé FOTOTIPIA OOMP. S. A* BILL. SANCO BS.-AIRES Z. BOMMERT DEL. _ ,-í- -» i í " J. ' PLANCHA LVIII 1. Lomaphorus imperfectus H. Gerv. y Amegh. Tubo caudal, visto por su parte inferior. Tamaño 1 a. £1 mismo tubo visto por su parte inferior. Ta- maño -j. 2. Extremidad proximal del mismo tubo caudal, vista por su parte superior. Tamaño 3. Placas de la coraza de la región central del dorso. Tamaño na- tural . 4. Panochtns ? IVodotianus Amegh. Extremidad distal del tubo caudal según dibujo publicado por Nouot sin darle nom- bre ( Descrip . d’un nonv. genre d’édenté fossile, pl. VIH, íig. 4). Tamaño ~. 5. Hoplophorus pseudornatus Amegii. Trozo de coraza de la región central del dorso. Tamaño natural. 6. Palsehoplophorus Scalabrini Amegh. Trozo de un anillo movible de la región caudal. Tamaño natural. 7. Protoglvptodon primiformJs Amegh. Trozo de la parte proximal del tubo caudal, mostrando en su parte supe- rior, sobre el lado izquierdo, en un pequeño trecho, el borde libre proximal. Tamaño natural. 8. Hoplophorus eordubensis Amegh. Placas de la re- gión lateral de la coraza, no lejos de los bordes. Tamaño na- tural. 9. Placas del centro de la región dorsal de la coraza. Tamaño natu- ral. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. §8 *&•/>&)•* v j|£9 Z. BOMMERT DEL. PLANCHA LXI 1. Ncurjurus milis Gerv. Trozo de coraza que forma el ángulo inferior derecho del borde de la apertura caudal. Ta- maño |. 1 a. El mismo fragmento visto de costado, mostrándola sucesión y el modo de articularse, de las cinco filas transversales de placas que lo componen. Ta- maño j. 2. Placas marginales del borde posterior de la coraza, vistas por su cara interna. Tamaño 3. Tres placas de uno de los extremos de una fila transversal, cerca del borde lateral. Tamaño 3 a. Las mismas placas vistas por la cara interna. 4. Serie de placas de uno de los primeros anillos movibles de la región caudal. Tamaño 5. Penúltimo anillo movible de la región caudal. Tamaño 6. Placa marginal posterior de un anillo movible de la región cau- dal, vista por el lado interno. Tamaño i. 7. Placa marginal del borde anterior de uno de los anillos movi- bles, vista por el lado interno. Tamaño 8. Último anillo movible de la región caudal. Tamaño |. 9. Corte longitudinal del casco cefálico, tomado sobre la línea me- diana. La placa mas pequeña de la extremidad izquierda, es la anterior. Tamaño j. 10. 10 a. Tubo caudal, incompleto, visto sobre sus dos caras, su- perior é inferior. Tamaño 11. 12, Vista de dos tubérculos laterales del tubo caudal. Tamaño i. 13. Tercero ó cuarto anillo movible de la región caudal. Ta- maño L eáti * > 'á tíi.V. ri. l§PC£IÍ Ñ'aC;' 11 AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS F0T0T1PÍA COMP. S. A» BILL. SANCO BS.-AIRES PLANCHA LXII 1. IVeuryurus inte runda tus Amegh. Placa del centro de la región dorsal. Tamaño natural. 2. IVeuryurus rudis Gerv. Placas laterales, vistas por la cara externa. 3. Casco cefálico, visto por la cara externa. Tamaño |. 4. Placa de la penúltima fila de la parte superior del dorso. Tama- ño natural. 5. Placa del centro de la región dorsal de la coraza. Tamaño na- tural. 6, IVeuryurns antiquus Amegii. Placas de la región supe- rior de la coraza, sobre el borde de la apertura anterior, vistas por la cara interna. Tamaño natural. 6 a. Trozo de coraza de la parte superior del borde de la apertura anterior, visto por la cara externa. Ta- maño natural. Las tres placas de la fila superior son las marginales. 7. Trozo de la parte lateral de la coraza cerca del borde anterior, visto por la cara externa. Tamaño natural. A1AEGHIN0. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PI. 62 I I mwfim »F%r * A í®Mí ipitftp i®3¡ \ * •<*£A A ~ ~*A* -% '** % V'Vik' •» i"/ 4 «vrV '**i'Í*+K' *£$&$&> * ;?*&• i» :. /'« i?, *.,%*»•* •#>!*$&*? *££>£< f ftlVV: Wí¿0&' X0**S*n¿'- nvVv* jL- f t ** JL* *Ó'vA V ól Bi'Rv •■v*,*' feV*v*J'tV< L^.' n;^, ’ 6 •a' ¿V *- M?5 *v f*-r ?*?/:*' R*> ■* ¿A*** C*.$t -'. V^- tfV- Mi ^'iVrwiOA vx^'íA'i W1 £, X¡A V ■: V -Vi? :íc 3 ü&® Í>V *>*•*, <^üLf svÓWgÓ -^n-; $ f ÍÓv;O^ÓÁÓ*>vNA^ ; * AAi./ó.^ J^:A 'y ^*v.* ^~v*x~PV taj¡& » ««Só lífer&c k’V&Sta ^4íÉr^ FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. SANCO BS.-AIR£S. Z ♦ BOMMERT DEL. PLANCHA LXIII 1. IVenryurus antiquus Amegh. Paladar y dentadura del cráneo. Tamaño natural. 1 a. Cráneo casi completo, visto por su parte superior ó fronto-nasal. Tamaño f. 1 b. El mismo cráneo visto de lado. Tamaño §. 2. Parte de la mandíbula inferior con las seis primeras muelas, vistas por la superficie masticatoria. Tamaño natural. 3, 3 a y 3 b. Plohophorus fignratus Amegh. Muela vista sobre la cara interna, sobre la externa y por la corona. Ta- maño natural. AMEG-HTNO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARG-ENTINOS Pl. 6S „ i FOTOTIPIA COMP. S- k. BILL. BANCO. BS. -AIRES. Z. BOMMERT DEL. PLANCHA L XI V 1. Hoplophorus perfectus II. Gerv. y Amegh. Trozo de coraza del centro de la región dorsal encima de la cadera. Tamaño natural. 2. Asterostemma depressa Amegh. Trozo de coraza del centro de la región dorsal. Tamaño natural. 3. Asterostemma gran ata Amegh. Trozo de coraza de la región central del dorso. Tamaño natural. 4. Hoplophorus paranensis Amegh. Trozo de coraza de la parte superior de la región dorsal. Tamaño natural. 5. Hoplophorus lineatus Amegh. Trozo de coraza de sobre los lados, no lejos de los bordes. Tamaño natural. 6. Asterostemma lsevata Amegii. Trozo de coraza de la parte superior del dorso. Tamaño natural. 7. Hoplophorus lineatus Amegh. Trozo de coraza de la parte superior del dorso. Tamaño natural. 8. Asterostemma depressa Amegh. Trozo de coraza de la parte superior del dorso. Tamaño natural. 9. Propalsehoplophorus iueisivus Amegii. Fragmento de maxilar superior izquierdo con las dos últimas muelas, Tamaño natural. 10. Fragmento de maxilar superior derecho con la última muela. Tamaño natural. 11. Fragmento de la parte anterior de la mandíbula inferior con una muela. Tamaño natural. 12. Una de las últimas muelas de la mandíbula inferior, vista sobre la cara interna, sobre la externa, sobre la anterior y por la corona. Tamaño natural. 13. Segunda muela de la mandíbula inferior, vista sobre la cara interna, sobre la externa y por la corona. FOTOTIFÍA QOMP* S- a. SiLL. SANCO. SS. -AIRES. 2. BOMMERT DEL. PLANCHA LXV 1. Panoehtus Moren ii Amegh. Ultimo anillo semi-movible de la región caudal. Tamaño 2. Tubo caudal, visto por la cara' superior. Tamaño i 3. El mismo tubo con el anillo semi-movible, visto de costado. Ta- maño i. 4. Panoehtus bullifer Burmeister. Tubo caudal visto por su cara superior, según fotografía publicada ¡'por Burmeister, Tamaño j. 5. El mismo tubo visto de costado. Tamaño 6. Palaehoplophorus Sealabrinii Amegh. Extremidad del tubo caudal, vista de costado. Tamaño natural. 7. Pseudoeuryurus Lelongianus Amegh. Placa de la parte superior de la región dorsal. Tamaño natural. Pl. 65 fe AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 1 FOTOTIPIA COMP. S- A. BILL. BANCO, B3. -AIRES. Zo BOMMERT DEL. PLANCHA L XVI 1. Panochtus tuberculatus Owen. Tubo caudal visto de costado según fotografía publicada por Burmeister. Tamaño j. 1 a. El mismo tubo visto por su parte superior. Ta- maño 2. Eleulherocercus setifer Koken. Extremidad distal del tubo caudal, visto por su parle superior, según dibujo publicado por E. Koken. Tamaño 2 a. El mismo tubo visto de costado. Tamaño AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS P1.66 , y ¡f •• ■ ** mm , .. Jtké _ FOTOTIPÍA COMP. 3. A. BILI. 8AN00 B8.-AIRES Z. BOMMcRT DEL. , ' • . . . PLANCHA LXVII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Propraopus grandis Amegh. Trozo de la región central de la coraza inmediatamente detrás del último anillo. 2. Trozo de coraza con el borde marginal izquierdo de la sección fija posterior. 3. Trozo de coraza con el borde marginal derecho de la sección fija anterior. 4. Placas de la primer banda movible. 5. Placas de una de las bandas transversales movibles intermedia- rias. 6. Placas de una de las últimas bandas transversales movibles. 7. 8. Tolypeutes conurus I. Geoff. Trozos de coraza. 9. Chlamydotherium typum Amegh. Placa de una de las bandas movibles. 10. Palaehoplophorus Sealabrini Amegii. Flaca margi- nal de uno de los anillos movibles de la región caudal. 11. Chlamydotherium typum Amegh. Dos placas articu- ladas de una de las bandas movibles. 12. Placa aislada de una de las bandas movibles. 13. 14, 15. Chlamydotherium paranense Amegh. Tres placas de las bandas movibles. 16, 17. Chlamydotherium typum Amegh. Dos placas de la parte posterior de la sección fija anterior. 18. Tres placas articuladas de una de las secciones fijas. 19. Una placa aislada de una de las secciones fijas. AMEG-HINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 67 \ w l \T'- 'PD--* ; .v-a Msf x w Á7 V W-1 ■ >' . .¡v * , ; . - > - • íV* I ' a'' , .!*■* '<*" *** u „ , ' % X- I* “ O FOTOTIPIA COMP. A. BILL. BANCO, B3. -AIRES. ; 2. BOMMERT DEL. - . V . - - PLANCHA LXVIII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Eutatus brevis Amegh. Trozo de coraza de la parte poste- rior fija. 2. Trozo de coraza de la parte posterior fija que sigue inmediata- mente á la última banda movible. 3. Eutatus punctatus Amegh. Placas de la parte posterior fija de la coraza. 4. Placas de una de las bandas movibles. 5 á 20. Eutatus cenophorum Amegh. Placas de distintas regiones de la coroza. 21 á 30. Eutatus lagena Amegh. Placas de distintas regiones de la coraza. 31, 32. Eutatus minutus Amegh. Trozos de bandas movibles. 33, 34. Eutatus oenophorum Amegh. Secciones de bandas movibles, de la región anterior. 35. Eutatus distans Amegh. Sección de banda movible. 38. Dasypus villosus Desm. Sección de una banda movible. 39. Dasypms patagónicas Amegii. Sección de banda movi- ble. 40. Dasypus platensis Amegh. Sección de una banda movi- ble. 41, 42. Dos trozos de dos bandas fijas. \ 43, 44. Dasypus patagonicus Amegii. Dos secciones de dos bandas fijas. 45. Zaédyus proximus Amegii. Sección de una banda movi- ble. 46, 47. Trozos de las secciones fijas de las corazas. 48. Zaédyus exilis Amegh. Sección de banda transversal fija. 49. Sección de banda transversal movible. 50. Zaédyus minimus Amegh. Sección de una banda trans- versal fija. 36, 37. Dasypus major Amegh. Secciones de bandas fijas. AMEGHTNO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. \ I i 2 5 G l-vIF í : I'- : i *v J . fcR, 1 |F |f ki w'W li. *+£ r j S, P L í ~T ^ T \ Jrt ~ t : I - ■ r t ,}v ’i, \ ^ i U-, i, J rTv^P^r*'íf^] v'l Í A'M: :í*feM-Av-? FOTOTIPIA COMP. S A. BILL. BANCO. BS. -AIRES. 2. BQMMERT DEL. • PLANCHA LXIX (Todas las figuras son de tamaño natural) I. Peltcphilus strepens Amegh. Sección lateral de una de las placas de una de las bandas movibles. 1 a. Placa de una de las bandas movibles, vista por la cara interna. 1 b. Série de placas de una de las bandas movibles, vistas por la cara externa. 2 á 6. Placas sueltas de diversas regiones de la coraza, vistas por la cara externa. 7-8. Peltcpliilus punillus Amegh. Dos séries de placas de dos bandas movibles. 9. Una placa suelta, de una de las secciones fijas. 10. Slegoílierium tcssellaliim Amegh. Sección lateral de una placa de una banda movible. 10 a. La misma placa vista por la cara externa. 10 b. Trozo de una banda ó fila transversal de placas. II. Una placa suelta, sin prolongamiento anterior en forma de tecla. lia. Tarte de una fila transversal de placas de la misma forma. 12. Prseuphraetus reccns Amegh. Placas de una fila trans- versal de una de las secciones fijas. 13. Série de placas de la primera banda transversal movible. 14 Série de placas de una de las bandas movibles intermediarias. 15. Iloplophoius verns Amegh. Una placa del centro de la región dorsal. 16. Palsehoplophorus pressulus Amegh. Trozo de coraza de la región superior del dorso. 17. Lomaphorus elegans Burmeisteu. Placas del centro de la región dorsal de la coraza. 18. El mismo trozo visto por la cara interna. 19. Plohophortts Ameghini Moreno. Trozo de coraza de la parte superior un poco detrás de la parte anterior de la cadera. 20. Trozo de coraza de la parte superior inmediatamente detrás de la apertura caudal, conteniendo la penúltima y antepenúltima fila. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 69 La 9 # * y ifl* V-ri.-ív» *¿u»> 4;%.. tm. ; r¡~ “*• L •• t-5 %LÍ„ - Vf • *«í /* •'*4 foX* • , * * %tSf fe;- X* V 1 ' ir" *.\V UD ./f*% -•VAO- ' >F <*W*G ■H-iiA) vití • * 17 f%«T | '•■ :. '■ - 10 10» 10>’ \ • . *" ,7i# *; •■:.*. 1 1 ‘/•'-'Vi | : V ri - T j L ^ ¿ ' ' .9 4' ;• g -•*' x * . -:-•%** % - r c*j '-- c£ rA* r- íí- :] !?*- íc l]a - « P >• : * J *' N ÍV*!U**«*., -* yUUUJ^ :v-v4v ~ *f * »*,$>&>■ ^ / r/G •'.-»/ «*‘¿i ‘ n; *y •■- r. / - í -G ¿«fc U $' ‘J < t-'éJ *■ .- *v % r~- , ?V #>■' • ^ - X ; *v - ;ó : A.'v r- C V>>* >.l;f , V, í , .- JrL-f f 4 ■ . r-;> • * ^ Av v^7 ;‘Jh 12 ' ^?..V'' s : vv' f>*». % :ó!/ « (/ i T~7 ft ' 1 tj 14 T‘\ ; ' "j • ■ U, k;X^ u • -•** r < k. j_L ’> - ’ ' c >v ' . X * v V 'Ó ' r\. _ ■- . • o ‘i - :' ■ f:<¿' ^ ’:\ • • ' - ? - > *v" - l *N> X' - , ■ ' ' ; f ;• k <* , !-;“•■>' .; ^ ; - . .' ’ i? ..•' ; ■ ■ !- ■ ;r - . ' ' • * • •• I ' > * s > , • . - -•■•'■* X -- - ■ • •- : ’ : - V ' » •■••■.•.*.■•!'■ 'r .o y *•' . >-*• ó . ~ i ' : , l • t • ': g i • ; \ \ i .■ ■ '->,i -' • , v » . V • . A.S\. _• » — *>- . ■ s . í A ; . ' ■' -x ■■ 4 - ' • I ¿ . ; 1 » , .. ■ i . ■ L - ,-. ,\. •■ -: • *■-. r t • ■ ; • /< . / * — ■■ - '• * i,-. ••• *y.\ r- • ■ • • if ó::'G,;ó ó • ■ , « :• .• r¡y Vij .í'. FOTOTIPIA COMP. 3- A. BILL. BANCO, B3.-AIRE3. 2. BOMMERT DEL. PLANCHA LXX (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Pliomorphus mutilatus Amegh. Parte'anterior del ma- xilar superior derecho, visto de lado. 1 a. El mismo fragmento visto por la superficie palatina. 2. Ortotherium laticurvatum Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el ladoAnterno. 2 a. La misma vista por el lado externo. 3. Stenotephanos plicidens Amegh. Ultima ó penúltima muela superior vista por el lado interno. 3 a. La misma muela vista por el lado externo. 3 b, Sección transversa] del mismo diente. 4. 4 a y 4 b. Haplodontherium Wildei Amegh. Canino ó primer premolar superior, visto por el lado interno, por el externo y por la corona. 5. IVeuryurus interundatus Amegh. Placa del centro de la región dorsal. 6. Placa de los lados, cerca de los bordes laterales. 7. Placa de los lados de la coraza cerca del borde de la apertura anterior. 8. Sealabrinitherium Brax’ardi Amegh. Diente incisivo de un individuo joven visto sobre la cara interna. 8 a. El mismo diente visto sobre la cara externa. P 1. 70 AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FOTOTIPIA COMP. S- A. BILL. BANCO, B3.-AIRES. LORENZO VIALE PLANCHA LXXI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Oxyodontherium Zeballosi Amegh. Rama horizontal derecha de la mandíbula inferior con parte de la dentadura. 2. Scalabrinitherium Bravardi Amegh. Verdadero mo- lar inferior visto por la cara externa. 3. Verdadero molar superior visto por la cara interna y por la corona. 3 a. El mismo diente visto por la cara externa. 4. Cuarto? premolar superior, visto por la cara externa. 4 a. El mismo diente visto por la cara interna y por la corona. 5. Promylodon (?) paranensis Amegh. Muela superior vista por la corona. 6. Eutomodus elautus Amegh. Incisivo inferior visto por la cara anterior. 6 a. El mismo diente, visto por la corona. 6 b. El mismo diente, visto por la cara posterior. 7. Premolar superior, visto por la cara externa. 7 a. El mismo diente, visto por la corona. 7 b. El mismo diente, visto por la cara interna. 8. Scalabrinitherium Rothii Amegh. Premolar inferior, visto por la cara externa. 8 a. El mismo diente visto por la cara interna. 9. Oxyodontherium Zeballosi Amegh. Primer ó segundo premolar superior, visto por la corona. 9 a. El mismo diente visto por la cara externa. 9 b. El mismo diente visto por la cara interna. 10 y 10 a. Toxodontlierium compressum? Amegh. Incisivo superior externo visto por sus dos caras laterales. 10 b. Sección transversal del mismo diente. 11. Scalabrinitherium Rothii Amegh. Incisivo inferior, visto por la cara posterior ó interna. 11 a. El mismo diente visto por la cara anterior ó ex- terna . 12. Ortotherium latieurvatum Amegh. Tercera muela inferior del lado derecho, vista por la corona. 12 a. La misma muela vista por la cara anterior. 13. Segunda muela inferior izquierda. 13 a. La misma muela vista por la corona. 14. Proterotherium cervioidcs Amegh. Fragmento de maxilar superior izquierdo con las últimas cuatro muelas, la última (m. ¿) todavía en el interior del alveolo, visto sobre la cara externa. 15. Scalabrinitherium Bravardi Amegh. Incisivo supe- rior (incompleto) visto por la cara interna ó posterior. 15 a. El mismo diente visto por la cara externa ó ante- rior. AMEGHIN O. —MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 71 hJKMIPIA COMP. S. A. BILL. SANCO, BS.-AIRES. jáB , -J- r LORENZO VIALE . PLANCHA LXXII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. OxyodontJieriam Zeballosi Amegii. Maxilar inferior derecho con los tres últimos premolares y el primer verdadero molar, visto por la superficie masticatoria de los dientes. 2. Proterotherium cervioides Amegii. Fragmento de maxilar superior izquierdo con las últimas cuatro muelas, la última (m. A) todavía en el interior del alveolo, visto por la superficie masticatoria délos dientes. 3. Promylodon parauensls Amegii. Fragmento de muela superior. 3 a. Sección transversal del mismo diente. 4. IVeoopiblema liorridiila Amegk. Última muela superioa derecha, vista por el lado externo. 4 a. La misma muela vista por la corona. 5. Canis (?) paranensis Amegii. Canino inferior visto de lado. 6. Equiis curvidens 0\ve.\. Molar superior derecho de un individuo de una raza pequeña, visto por la cara anterior. 6 a. La misma muela vista por la corona. 7. Euphilus Ambrosettianus Amegii. Fragmento de ma- xilar inferior izquierdo con las dos muelas intermediaris (m. - y m. ^), vistas por la corona. 8. Protauchenia ISeissi Branco. Las cinco muelas supe- riores del lado izquierdo, vistas sobre el lado interno y por la corona, según Branco. 9. Última muela inferior de la dentición de leche, que recien em- pezaba á ser atacada por la masticación. 10. Las dos últimas muelas inferiores de la dentición de leche y los dos primeros verdaderos molares persistentes, según Branco. 11. Pyr'oUierium Romerii Amegh. Primera muela inferior del lado derecho (p. T?), visto por el lado externo. 11 a. El mismo diente visto por la superficie masticato- ria de la corona. 12. (lardiomys cavinus Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres últimas muelas. 13. Eupliilus Kurtzi Amegii. Rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres primeras muelas, vistas por la corona y sobre el lado interno. 14. Notictis Orlizii Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las últimas cuatro muelas, vista sobre el lado externo. 15. Bríaromys Trouessárlianus Amegii. Rama derecha de la mandíbula inferior con el incisivo y las tres primeras muelas, vistas por la corona y sobre el lado interno. 16. Periuiys Scalabrinianus Amegii. Rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo y las cuatro muelas vistas por la corona y sobre el lado interno. 17. Phanotherus marginatus Amegh. Incisivo inferior derecho, visto por la base. 17 a. El mismo dieute visto de lado, por la cara lon- gitudinal externa. 17 b. El mismo diente visto por la cara longitudinal anterior ó inferior. 18. Tetrastylus diííisus Amegh. Incisivo inferior visto de costado. 18 a. El mismo diente visto por la cara anterior. 18 b. El mismo diente visto por la cara posterior ó interna. 18 c. Sección transversal del mismo diente. 19. Orlhomys procedens Amegh. Incisivo superior visto de costado. 19 a. El mismo diente visto por la cara anterior. 19 b. El mismo diente visto por la cara posterior ó in- terna . 19 c. Sección transversal del mismo diente. AMEG-HIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO, BS.-AIKE3. Z. BOMMERT DEL. PLANCHA LXXIII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Sealabririiílterium Bravardi Amegh. Parte anterior del cráneo, con los tres incisivos, el canino y los tres primeros premolares, visto por su parte inferior ó palatina. 2. El mismo fragmento de cráneo visto por su superficie superior fronto-nasal. 3. El mismo fragmento de cráneo, visto de lado. ' AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 73 FOTOTIPÍA COMP. s. A. SILLo BANCO, 8S.-AIRES. Z, BOMMERT DEL. ' . ' - ■ ■ ■ . PLANCHA L XXI V 1. Diotiomus Copei Amegh. Sínfisis de la mandíbula inferior vista por su parte superior ó interna. Tamaño 2. La misma pieza vista por su parte inferior. Tamaño i. 3. Toxotlontherium reverendum Amegh. Muela supe- rior vista por el lado interno. Tamaño i. 4. La misma muela vista por el lado externo. Tamaño ~. 5. La misma muela, vista por la corona. Tamaño natural. 6. Nephotherium ambiguum Amegh. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, mostrando los alveolos de las tres primeras muelas, y la parte anterior del alveolo de la cuarta muela, vista sobre el lado interno. Ta- maño i. 7. La misma pieza vista sobre el lado^externo. Tamaño i. 8. Interodon crassidens Amegh. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior mostrando el alveolo de la primera muela y la parte anterior del^alveolo de la segunda, vista sobre el lado externo. Tamaño 9. La misma pieza vista sobre el lado interno. Tamaño |. AMEGHIN O. —MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 74 . , ■ PLANCHA LXX V 1 Dcedicurus Kokeniamis Amegh. Cráneo con la mandí- bula inferior visto de lado según dibujo de Burmeister, publi- cado como Dxdicurus giganteus. Tamaño 2. Hoplophorus evidens Amegh. Fragmento de coraza de la región superior en su parte posterior, incluyendo dos placas marginales de la apertura caudal. Tamaño natural. 3. Cilyptodon Fiorinii Amegh. Trozo de la región central del dorso de la coraza. Tamaño natural. 4. Cílyptodon gemmatus Nodot. Trozo de coraza de la parte lateral no léjos de los bordes. Tamaño natural. 5. Euíatus Seguini Gervais. Placas de la coraza de la región fija posterior, según Burmeister. Tamaño natural. 6. Placas de las bandas movibles, según Burmeister. Tamaño natural. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. ?S ■fe Í^IWÍ/ZS #*.•!• <>SiV»T -N?,p yO^ "Au-or? a gl*® L-Ai ’ iO, •>■■•-' L ,-'w' N. i* Oj y< b? £w- O í A® □É&W ñ M * V % */t .O ‘-» !•' í$3&. 4b í*&C;~ ■ raU?ft jfí4 í1 ü, fet' •^pBíp 4/í rv & ¡él¥k^§^r ¿g>I¿>^4.u' : # ::f Wv¿ 6 W-^t ¡i A^U ' ' tóWTi WfSKÍ smmt ?-,ry y v> ? Di' 5 J c -*' (/• v ' * • •?> , !fe*«4fegrj i\ w^, #feg«p j^pfeaJr^cljP1 M «>x4rt<íVv &i¿iM¡ ®WP1 ¡f ¿v3>J ytV»* -4* Ym&Ál y*Zw i ffir -X v;> ■OA(&'',',í ' ''tes &$& fe® *;m ■'HLVj^V ACM ' j ; \il-"' V-' %i£í* A.L ^PfJ feíS^l^í tóv^£a; \x*r-A- *.* m *-'} FOTOTIPIA COMP. 8- A. BILL. BANCO. BS.-AIRES. 2® BOMMERT DEL. . ■ ■ ■ > ■ - : . . . ■ V - ■ I ' ■ - ■ ' . ' ■ ■ - ■ • - -v * ■ :‘ ' / í. 4l • ¿ - • ' • .V • tv ' ' ... _■ " ' ,•* ■ ■ . ■ ■ <. *■ . - .« ¡ PLANCHA LXXVI (Todas las figuras son de tamaño natural) *■ 1. Toxodon virgatus Amegh. Las tres últimas muelas supe- riores del lado izquierdo, vistas por la corona. 2. Promegatherium smaltatum Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con la dentadura, vista sobre la cara externa, mostrando la posición de la apertura de la rama externa del Canalis alveolaris colocada al lado externo de la rama ascendente. 2 a. Las muelas del mismo ejemplar, vistas por la superficie masticatoria de la corona. 3. Toxoclontherium revcrendum Amegh. Penúltima muela superior vista por la corona. 4. Muela superior, mas pequeña, vista por la corona. 5. Haplodontherium Wildei Amegh. Penúltima muela inferior del lado izquierdo vista por la corona. mtm 1 FOTOTIPIA COMP. S- á. SILL. BANCO, 33. -AIRES. AMEG-HINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS oa P¡. 76 Zo BOMMERT DEL» ■ . . : i PLANCHA LXXAII (Todas las figuras son de tamaño natural). 1. Apera sanguinaria Amegh. Primer premolar superior, visto por sus dos caras, interna y externa. 2. Parte del tercer premolar superior, visto por sus dos caras, in- terna y externa. 3. Cuarto premolar inferior, visto por sus dos caras, interna y externa. 4. Promylodon paranensis Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado interno. 5. Laniudon robuslus Amegh. Caniniforine inferior dere- cho, visto por su cara lateral externa. 5 a. El mismo diente visto por su parte posterior. 5 b. Sección transversal del mismo diente. 6. Una muela inferior vista de lado 6 a. Sección transversal de la misma muela. 7. Megamys Laurillardi Amegh. Incisivo superior, visto de lado. 7 a. El mismo diente visto por la cara anterior. 7 b. Sección transversal del mismo diente. 8. Eutomodus elautus Amegh. Premolar superior visto por el lado interno . 8 a. Corona del mismo diente. 9. Verdadero molar superior visto por el lado interno. 9 a. Sección transversal del mismo diente. 9 b. El mismo diente visto por el lado interno. 10. Pyrotherium Romeri Amegh. Penúltimo molar supe- rior visto por la corona. 10 a. El mismo diente visto de lado. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS 1 \ r, Á-r:'::WÍp| » V * +'l: ivtM -“A ■■ S% ■ ■■ -A A- AL ... ‘^:ím :;5»M ¿r.á Ufe*»;”' tí «p£ \ . ::n KSAf ... fc Wfc: ¡ . , jH í. ] 1 . í' > \ 'Nw 5a 5 ^ ^ I I \ M H ■ V a 1 FJTOIIHÍA COviP. S A. BILL. BANCO, BS. -AIRES. Z, BOMMERT DEL. . ' r - - ■ . . PLANCHA LXXVIII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Neoracanthus Burmeisteri ámegh. Las cuatro mue- las del lado derecho de la mandíbula inferior, vistas por la su- perficie masticatoria de la corona. La primera de la izquierda mas pequeña es la última inferior. 2. Neoracanthus Brackebiischianus Amegh. Rama derecha de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado interno, según Burmeister. 2 a. Las muelas del mismo ejemplar vistas por la su- perficie masticatoria de la corona, según Bur- MEISTER. 3. Coelodon tarijensis Burmeister. Fragmento del lado derecho de la mandíbula inferior con las dos muelas anteriores y la tercera rota en el alveolo, según Burmeister. 3 a. Sección transversal de los alveolos de las tres mue- las del mismo fragmento, según Burmeister. La que se encuentra colocadamas arriba es la última inferior. 4. Haplodontherium Wiklei Amegii. Premolar osuperir visto de lado. 5. Otro ejemplar, visto igualmente de lado. 6. Stenotephanos plioidens Amegh. Las tres últimas muelas del lado derecho de la mandíbula inferior vistas por la corona y sobre el lado externo. 7. Toxodon paranensis Laurill. Ültima muela inferior vista por la corona. 8. Sealabrinitlieriuni Bothii Amegii. Parte anterior de la rama derecha de la mandíbula inferior con los tres últimos premolares. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 78 FOTOTIPIA COMP. 3. A. BILL. BANCO, B3.-AIRES. Z. 30MMERT DEL. PLANCHA LXXIX (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Trachitherus Spegazzinianus Amegti. Parte anterior del cráneo con casi toda la dentadura, vista por la superficie palatina; muestra el i. i, los alveolos de los i. -S, i. - y p. los cinco dientes siguientes intactos, y el último destrozado. 2. Incisivo interno superior (i. -) visto por la cara interna ó pos- terior y por la corona. .2 a. El mismo diente visto por la cara anterior ó externo. 3. Hydroclioei'us magnus H. Gf.uva.is y Amegh. Rama iz- quierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vistos por la superficie masticatoria de la corona. 4. Plexochoerns adluis Amegh. Ultima muela superior derecha, vista por su cara perpendicular externa, 4 a. El mismo diente visto por la superficie masticato- ria de la corona. 5. Plexochcerus paranensis Amegh. Ultima muela su- perior izquierda vista por la superficie masticatoria de la co- rona. 5 a. La misma muela vista por la cara perpendicular externa. 6. Plexochcerus Ijynehií Amegh. Ultima muela superior izquierda vista por la superficie masticatoria de la corona. 7. Ilydrochoerus irroratus Amegh. Ultima muela supe- rior izquierda vista por la superficie masticatoria de la corona. 7 a. La misma muela vista por la cara perpendicular externa. 8. Otro ejemplar de la misma muela de tamaño un poco mayor pero incompleto en su parte posterior, visto por la corona. 9. Cardioíherium minutum Amegh. Vista palatina de los maxilares superiores mostrando los alvéolos délas tres muelas anteriores y parte del alveolo de la cuarta 10. Cardiotlierium Dceringi Amegh. Trozo de paladar mostrando parte del alveolo de la primera muela, y las dos muelas intermediarias intactas (m. i y m. í) del lado izquierdo. 11. Cardiothel'ium dentieulafcum Amegh. Ultima muela inferior izquierda vista por la corona. 12. Cardioíherium Dccringi Amegh. Segunda muela in- ferior del lado izquierdo vista por la corona. 13. Plexochcerus Ijynehi Amegh. Maxilares superiores vistos por la superficie palatina, mostrando las tres últimas muelas de cada lado. 14. Cardiotlierium Dceringi Amegh. Ultima muela infe- rior del lado derecho, vista por la corona. 15. Proeardiotherium crassnm Amegh, Primera muela inferior del lado derecho, vista por la cara perpendicular ex- terna. 15 ú. La misma muela vista por la cara perpendicular interna. 15 b. La misma muela vista por la superficie mastica- toria de la corona. 16. Ultima muela inferior derecha, vista por la corona. 17. Segunda muela inferior derecha, vista por la corona. 18. Cyonasua argentina Amegh. Rama izquierda de la man- díbula inferior con el canino y los tres últimos premolares, vista sobre el lado interno. 18 a. El mismo ejemplar visto sobre el lado externo, 18 b. El mismo ejemplar visto por la corona de los dientes. 18 c. Extremidad distal de la barba vista por la cara anterior para mostrar la posición de los alvéolos de los incisivos. AMEGHTNO — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 79 FOTOTIPIA COMP. 8. A. 8ILL. BANCO, 8S.-AIKES. 2. BOMMERT DEL. PLANCHA 1. IVeoepíblema contorta Amegh. Muolti inferior interme- diaria vista por la cara perpendicular posterior. Tamaño na- tural. 1 a. La misma muela vista por la cara interna. Tamaño natural, 1 b. Vista de la corona de la misma muela. Tamaño na- tural. 2. Megamys Itaeedi Am'egii. Ultima muela inferior izquierda, vista por el lado externo. Tamaño natural. 2 a. La misma muela vista por el lado interno. Tamaño natural. 2 b. Vista de la corona do la mismo muelo. Tamaño na- tural. 3. Megamys prmpcndéns A mego. Ultima muela superior izquierda, vista por el lado externo. Tamaño natural. 3 a. La misma muela, v¡9Ía por el lado interno. Tamaño natural. 3 b. Vista de la corona de la misma muela. Tamaño na- tural. 4. Muela inferior izquierda, vista por el lado externo. Tamaño na- tural. 4 «. La misma muela vista por el lado interno. Tamaño natural. 4 b. Vista de la corona de la misma muela. Ta maño- tura! . 5. Megamjs palagouiensis Ladiut.g. Muela inferior de- recha, que solo con duda atribuyo á esta especie, vista por el lado externo. Tamaño natural. 5 a. La misma muela vista por el lado interno. Tamaño natural. 5 b. Vista de la corona de la misma muela. Tamaño na- tural. 6. Última muela superior derecha vista por el lado externo. Ta- maño natural. 6 a. La misma muela vista por el lado interno. Tamaño natural. 6 b. Vista de la corona de la misma muela. Tamaño na- tura] . 7. Megamys Holmbergi Asneen, Fragmento de maxilar su- perior izquierdo, con parle de los alveolos de las dos primeras muelas, y la muela tercera (m. -) intacta, visto por la cara pa- latina. Tamaño natural. 7 a. La muela implantada en el mismo fragmento vista por el Jado interno. 7 b. La misma muela vista por el lado externo. Tamaño natural, 8. Plexochcerus adluis Amegh. Parte anterior de los maxi- lares superiores, con la primera muela del Jado derecho y el alveolo correspondiente del lado izquierdo, vistos por la cara palatina. Tamaño natural. 9. Cardiolheriiim petrosum Amegh. Las cuatro muelas del lado izquierdo de la mandíbula inferior vistas por el lado externo. Tamaño natural. 9 a. Las mismas muelas vistas por el lado interno. Ta- maño natural. 9 b, Vista de la corona de las mismas muelas. Tamaño natural. 10. 1‘lccx.ochoerus adiáis Amegh. Parte anterior del lado iz- quierdo do la mandíbula inferior con Jas dos primeras muelas, vistas sobre el lado externo. Tamaño natural. 10 a. El mismo fragmento visto por la superficie de la corona de las muelas. Tamaño natural. 10 b. El mismo fragmento visto por el lado interno. Tamaño natural. 11. Lagostomus pallitlrns Amegit. Rama izquierda de la mandíbula inferior con las cuatro muelas, vista por el lado in- terno. Tamaño natural. 11 «. La misma pieza vista por el lado externo. Tamaño natural, 11 b. Las muelas vistas por la corona. Tamaño natural. 12. Diseoloinys cuneas Amegu. Primera muela superior izquierda, vista por el lado ántero-iuterno. Tamaño natural. 12 a. La misma muela vista por el lado póstero ex- terno. Tamaño natural. 12 b. Vista de la corona de la misma muela. Tamaño natural. 12 c. Vista de la corona aumentada. 13. IVeoprocavla mesopotámica Aimegh. Parte anterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, con las dos pri- meras muelas vistas por la corona. Tamaño natural. 13 a. La misma pieza vista sobre el lado externo. Ta- maño natural. 13 b. La misma pieza vista sobre el lado interno. Ta- maño natural. L4. IVcoepíblema (?) conforta Amegh. Muela inferior vista por su lado posterior. Tamaño natural. 14 a. La misma muela vista por la corona. Tamaño na- tural. AMEG-HINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 80 r ' i '<■ £■ | « J. i ’ ; V - CK BT ! 1 ¡ I K- f fer, » J.’r .y i* L ■'*’ • . 1 y | V 1 lili > FOTOTIPIA COMP. 9. A. BILL. SANCO, 89.-AIRES. Z. BOMMERT DEL. ' . I \ - , ■ • ■ - -- ■ v, . PLANCHA LXXXI 1. Cráneo de Megatherium amerieanum Cov., visto de lado, reducido á un décimo del tamaño natural, según foto- grafía. 2. Cráneo visto de arriba, según D’Alton. 3. El mismo cráneo, visto de adelante, según DjAlton. 4. El mismo cráneo, visto oblicuamente de adelante, reducido á un décimo del tamaño natural, según D’Alton. 5. Mandíbula inferior, vista de arriba, mostrándola superficie mas- ticatoria de las muelas, según grabado publicado por Lydekker. 6. Corte vertical del maxilar y las cinco muelas superiores del Megatherium amerieanum, próximamente á una mitad del tamaño natural, según Owen. 7. Noticias Ortizii Amegh. Parte posterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, vista por el lado externo, en tamaño natural. 8. Dasypns rillosus Desm. Rama derecha de la mandíbula inferior, con la dentadura, vista por el lado externo, en tamaño natural. 9. Oxyodontherium Zeballosi Amegh. Parte posterior de la rama izquierda de la mandíbula inferior, con las últimas cuatro muelas, vista por el lado interno, en tamaño natural. 10. Protypotlierium prserutilum Amegh. Mandíbula in- ferior con gran parte de la dentadura, vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas, en tamaño natural. 10 a. La misma pieza vista per el lado externo, en ta- maño natural. 10 b. Sínfisis de la misma mandíbula, vista de abajo, en tamaño natural 11 á 14. Dasypus hestermis Amegh. Placas de distintas partes de la coraza, vistas 'por la cara externa, en tamaño na- tural . AMEGHINO. —MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 81 F OTOTiPÍA COMP. S- A. SILL. BANCO, BS. -AIRES. Z. BOMMERT DEL. ■■ , - . ■ . - . ... " r." ' . ' ■ ■ • . ‘ ■ ■ . i . . ■ - , ■ . • ■ • I : "V- ■ ' * 3 PLANCHA LXXXII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Tetras tyíüs diffisuS Amegii. Rama derecha de la mandí- bula inferior, con el incisivo y las cuatro muelas, vista por el lado externo. 1 a. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de las muelas. 1 b. La misma pieza vista por su parte inferior. 2. Tetrastylus laevigatus Amegh. Rama izquierda de la mandíbula inferior con el incisivo roto y las cuatro muelas in- tactas, vista por el lado interno. 2 a. La misma pieza vista por el lado externo. 2 b. La misma pieza vista de abajo. 2 c. La misma pieza vista por la superficie masticatoria de la corona de las muelas. 3. ¡Myopotamus obesus Amegh. Parte de la -rama izquier- da déla mandíbula inferior con el incisivo y las tres últimas muelas, vista de abajo. 3 a. La misma pieza vista de arriba, por la superficie masticatoria de las muelas. 3 b. La misma pieza vista por el lado interno. 4. Olenopsis typicus Scalabiuni. Rama izquierda de la mandíbula inferior, con el incisivo y las tres muelas, vista por el lado externo. 4 a. La misma pieza vista por el lado interno, mos- trando el reemplazamiento del primer diente por el pm. i definitivo. 4 b. La misma pieza vista por la superficie masticato- ria de la corona de las muelas. 4 c. La misma pieza vista de abajo. 5. Plohophorus Ameghini Moreno. Trozo de coraza de sobre los lados de la parte anterior, no léjos de los bordes. Tamaño natural. 6. Trozo de coraza do una de las aletas laterales de la apertura anterior. AMÜG- HIÑO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 8§ FOTOTIPIA COMP. S- A. 9ILL. SANCO, 33.-AIRI3. Z. BOMMERT DEL. vVNWWWW PLANCHA LXXXIII Zaphilus Larrañagai Amkgh. Tubo caudal dividido en dos trozos, según dibujo inédito de Dámaso Larrañaga. 1. Parte posterior. Tamaño naturai .-.A? 2. Parte anterior. Tamaño natural. FOTOTIPIA 00 MP • S- A. BILL. BANCO, BS. -AIRES. AMEGHMO.-: MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS I ' *r"' . 2. B.MMERT DEL. ■ , > ■ ■ ' . . PLANCHA LXXXIV 1. Wcedicurus Kokenianus Amegh. Tubo caudal visto por su cara superior. Tamaño 1 a. El mismo ejemplar visto de costado. Tamaño j. 2. Hoplophorus evidens? Amegh. Tubo caudal visto de lado según dibujo de Nodot, quien lo ha reproducido de Owen que lo ha publicado como Glyptodo7i clavipes. 3. Extremidad del mismo tubo, visto por su parte superior, según dibujo de Nodot reproducido de Owen. 3. a. Extremidad del mismo tubo, vista por su cara in- ferior, según dibujo de Nodot reproducido de Owen. 4. Hoplophorus ornatus. Parte de un tubo caudal, visto de abajo, según dibujo publicado por Lydekker. Tamaño i. 5. Hoplophorus Oarazianus Amegh. Tubo caudal visto por su parte superior, según dibujo de Lydekker. 6. Hoedicurus Poucheti H. Gerv. y Amegh. Tubo cau- dal visto de lado, según dibujo de Nodot, publicado como de Hoplophorus ? Tamaño . 6 a. El mismo ejemplar visto por su cara superior. Ta- maño J. 7. Doedicurus clavicaudatus Owen. Tubo caudal, según dibujo publicado por Nodot como de Hoplophorus ? Tamaño 8. Hoplophorus Lydekkeri Amegh. Extremidad del tubo caudal, visto de arriba, según dibujo publicado por Lydekker. Tamaño AMEGHINO. — MAMÍFEROS FÓSIL, ES ARGENTEMOS Pl. 84 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO, BS.-AIRES*. Z. BO'MMERT DEL. - ' PLANCHA LXXXV 1. Dcedicurus olavicaudatus Owén. Tubo caudal, visto de arriba, á un cuarto del tamaño natural, según dibujo de Burmeister, publicado como de Dcedicurus giganteus. 1 a. El mismo tubo visto de lado, según dibujo de Bur- MEISTER. 2. Ploliophorus figuratus Amegh. Tubo caudal, visto de lado á un cuarto del tamaño natural, reproducido según foto- grafía. 2 a. El mismo tubo, visto de arriba, según fotografía. 3. Dilobodon lutarius Amegh. Primer premolar inferior (p. ¡) visto por el lado interno, en tamaño natural. 3 a. Sección transversal de la parte superior del mismo diente, en tamaño natural. 3 b. El mismo diente visto por el lado externo, en ta- maño natural. 4. Hoplophorus serobiculatus Burm. Tres placas de la región súpero-anterior de la coraza, vistas en tamaño natural. La rayita horizontal muestra el grueso de estas placas. >'V. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl, 8§ fQTOTIPÍA COMP. S. A. BILL. BANCO, B3.-AIRÜ3. Z, BOiWMcRT DcL- 7 / PLANCHA L XXXVI Hoplophorus Heusseri Amegh. Tubo caudal, incompleto en la extremidad próxima!, reducido á dos tercios del tamaño natural. 1. Visto por la cara superior ó dorsal. 2. Visto por la cara inferior ó ventral. AMEGHIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS FL 86 l__ FOTOTIPIA COiViP. S- A. BILL. BANCO, SS.-AIKES. Z, BÓMMERT DEL. W- ' - ' : I : "1 • ' ■ ’• ■, ? i| ■ ■ ‘ i*, c:- . “ SMbwn-'s - ■ . ■ . ■ . - -i : , ■ - • • -¡ . , . t . - - ' ' PLANCHA LXXXVII Plaxhaplus antiquus Amegh. Extremidad distal del tubo caudal. 1. Visto por la cara inferior ó ventral, á los tres quintos del ta- maño natural. 2. Visto por la cara superior ó dorsal, reducido á los tres quinto del tamaño natural. 3. Visto de lado, reducido próximamente á una mitad del tamaño natural. AMEG-HUST O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 87 ' :A~ .-48 feA jft » ¡íJSS ■ ' - --•■ m~- «e« . ;.~. Sí1 0 / ••« & » ■ ■ *- A3 *** f .- ' - • m, -m ■ - .“ jék -:mm mm mm FOTOTIPIA COMP. S A. BILL. BANCO. SS.-AIRES. Z. BOMMERT DEL. PLANCHA LXXXVIII 1. íilossot.herium Zeballosi H. Gerv. y Amegh. Rama de- recha de la mandíbula inferior con la dentadura, á un tercio del tamaño natural, según dibujo publicado por Burmeister, bajo el nombre de Mylodon Darwinii. 2. Panochtus tuberculatus Owen. Una placa déla región superior del dorso, de un individuo enfermo, presentando de consiguiente una forma anormal, que fué tomada por Nodot, como el tipo de una especie distinta que llamó Glyptodonverru- cosus. Tamaño dos tercios del natural. 3. Dos placas de la región súpero-anterior del dorso, de un indi- viduo normal, vistas en tamaño natural. 4. Hoplophorus ornatus Owen. Tubo caudal visto por su cara superior ó dorsal, según dibujo de Burmeister, que lo ha publicado como de Glyptodon clavipes, Owen. El autor dá este dibujo como reducido á un cuarto, lo que es exacto por la lon- gitud, pero no por el ancho, pues según el dibujo el diámetro transverso de la extremidad anterior sería de 120 mm., mien- tras que es solo de 107 mm. en la pieza original, dando así la figura de Burmeister un aspecto distinto del verdadero, como puede verse por el dibujo en escala mayor que doy del mismo original en la lámina XC1I1. 4 a. El mismo tubo visto de lado, reducido á un cuarto del tamaño natural, según dibujo de Burmeister. 5. Panochlus'Frenzelíanus Amegh. Escudo cefálico re- ducido á unfcuarto del tamaño natural. 6. Fragmento de coraza de la región súpero-posterior con parte del borde de la apertura caudal, reducido á un cuarto del tamaño natural. 7. Fragmento de un anillo caudal, reducido á un cuarto del tamaño natural. 8. IVeurvurus rutlis Gerv. Parte terminal de dos filas transversales de placas, reducidas á un cuarto del tamaño na- tural. 9. Panochtus Frenzelianus Amegh. Uno de los'primeros anillos caudales reducidos á un cuarto del tamaño natural. 10. Panochtus tuberculatus Owen. Escudo cefálico casi completo, reducido á un cuarto del tamaño natural. 11 y 12. Placas del escudo cefálico de un Neuryurus, reducidas á un cuarto del tamaño natural. AMEGHINO.- MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 88 r • * wy J5S£:S b€m ¡gtelp FOTOTIPÍA COMP. S- A. BILL. BANCO, BS.-AIRE3. Z. BOMMERT DEL. . . * • . . X ■ PLANCHA LXXXIX Hoplophoms Migoyanus Amegh. Tubo caudal, con parte del borde próxima!, reducido a dos tercios del tamaño natural. 1. Visto por la cara superior ó dorsal. 2. Visto por la cara inferior ó vertical. 3. Visto de lado. Pl. 89 AMEG-HINO.— MAMÍFEROS FOSILES ARGENTINOS í FJTOTIPÍA COMP. S A. BILL. BANCO, BS.-AIRES. Z. BOMMERT DEL, . ' . ' ■ - ' - . PLANCHA XC 1. Visto por la cara superior ó dorsal. Iloplophorus Bergii Ambgh. Parte terminal del tubo caudal, en tamaño natural. 2. Visto por la cara inferior ó ventral. 3. Visto de lado. AMEG-HINO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pí. 90 FOTOTIPÍA COivtP. S. A. 3ILL. BANGO» BS.-AIRES. . ■ • ■ PLANCHA XCI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Glyptodon perforatus Amegh. Tres placas de la coraza, del centro del dorso, de un individuo pequeño. 2 c. Sección transversal de la misma pieza en su extre- midad proximal. 2. Plohophorus ? orientalis Amegh. Parte de la extre- midad distal del tubo caudal, vista por su parte superior ó dor- sal. 3. Dcedicurus Kokeniamis Amegh. Placas de la región súpero-anterior de la coraza, vistas por la cara externa. 2 a. La misma pieza vista por la cara inferior ó ventral. 2 b. La misma pieza, vista de lado. 3 a. Dos placas de la misma región vistas por la cara interna. AMEGHIN O. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PL 91 I. BOMMERT DEL. . ' . m. ■fr i ' . - ' , ' PLANCHA XCII Hoplophorus pseud orna tus Amegh. Tubo caudal visto de arriba, de abajo y de lado. 1. Extremidad distal, vista por su cara superior ó dorsal en tama- ño natural. 2. Extremidad distal, vista por su cara inferior ó ventral, en tamaño natural. 3. Extremidad distal vista de lado en una extensión mayor de su longitud, y reducida á los dos tercios del tamaño natural. AMEGHTNO. — MAMÍFERO? FÓSILES ARGENTINOS Pl- 93 ¡ i I FOTOTIPIA COMP. S- A, 3ILL. SANCO. B3. -AIRES. 2. BOMWEP.T OEL. PLANCHA XCIII Hoplopliorus ornatus Owen. Tubo caudal casi intacto, visto de arriba, de abajo y de lado, reducido á los dos tercios del tamaño natural. El original de este tubo es el mismo que ha dibujado Burmeister en escala mucho mas reducida publi- cándolo como de Glyptodoyi clavipes. 1. Visto por la cara superior ó dorsal. 2. Visto por la cara inferior ó ventral. 3. Visto de lado. AMEG-HTNTO. — MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 93 FOTOTIPÍA COMP. S- A. BILL. BANCO, BS.-AIRES. 2o BOMMERT DEL. ■ ' ■ - PLANCHA XCIV Hoplopliorus perfectus H. Gerv. y Ameoh. Tubo caudal, roto en la extremidad proximal, visto de arriba, de abajo y de lado. 1. Yisto por la cara superior ó dorsal, reducido próximamente, á los dos tercios del tamaño natural. 2. Visto por la cara inferior ó ventral, reducido próximamente á los dos tercios del tamaño natural. 3. Visto de lado, reducido á una mitad del tamaño natural. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS PI. 94 FOTOTIPIA COMP. S. A. BILL. BANCO, BS.-AIRES. Z. BOMMERT DEL, ■ ' ■ . - ■ . - ¿vi ‘ ' . - L- - ' . - , . • - - ' f . - i 1 . ■ Bife .. . m " - ; - « ' v- •' - ■ ■ ' '■ ■ • T-. :• ' - , & ' PLANCHA XCV 1. Vista fronto-nasal. Typotherium exiguuin Amegh. Cráneo casi intacto, visto de arriba y de abajo, en tamaño natural. 2. Vista palatina. AMEGHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pi. gg ! I !~f\ mmm Bjíjjii] ÍÓÓiS ;&Kp ', v'--: , ■..iL-T-í ...>"-.V:í.' "••••;--3¿i'’-¡-.: ."•-V'/V ,- É¡S » Sil ■Aí/ysSJ 1 v¡ FOTOTIPÍA COMP. S- A. BILL. BANCO, BS. -AIRES. Z. BOMMERT OEL. ¡E ' . ' ■ . . / I- -í* . ■ - K ¡¡i' ¡ I £*(*.« . í " ■ i ^ cl-5 n ' i - 1 Ij \ í ■t \. . ■ ' - ■ . PLANCHA XCVI (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Toxodontherium reverendnm Amegh. Las cuatro últimas muelas superiores del lado derecho, vistas por la superficie masticatoria. 2. Haplodontherium Wildei Amf.gh. Las siete muelas superiores del lado derecho, vistas por la superficie mastica- toria. 3. Toxondontherium compressum Amegh. Las cinco últimas muelas superiores del lado derecho, vistas por la su- perficie masticatoria de la corona. 4. Haplodontherium Wildei Amegh. Segundo incisivo superior del lado derecho, visto por la cara anterior, ó ex- terna. 4 a. El mismo diente visto por la cara posterior ó in- terna. 4 b. Sección transversal del mismo diente. 5. Incisivo superior tercero, del lado izquierdo, visto por la cara anterior interna. 5 a Superficie masticatoria del mismo diente. AMEG-HESTO.— MAMÍFEROS FÓSILES AP.GENTINOS P¡. 96 F3T0TIPÍA COMP. S- A. BILL. BANCO. B3.-AlP.£3. Z. BOMMERT DEL. .. ' ■ ■ ■ . ' \ = y; i » 1 í . 1 ' PLANCHA XCVII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Haplodontherium Wildci Amegh. Primer incisivo su- perior del lado izquierdo, visto de lado, por el costado in- terno. 1 a. El mismo diente visto por la cara anterior ó ex- terna. 1 b. El mismo diente, visto por la superficie masticato- ria. 2. Canino superior izquierdo, visto por la cara ántero-interna. 2 a. El mismo diente visto por la superficie mastica- toria. 3. Traehytherus Spegazzinianus Amegh. Intermaxilar y maxilar superior del lado derecho, vistos sobre el lado ex- terno, mostrando, el i. A, los alveolos de los i. 2, i. í y p. A, p. p. A y p. i, el m. i y la parte anterior del m . A. 4. Plohophorus Ameghini Moreno. Extremidad proximal del tubo caudal, vista de lado. 5. La misma pieza vista por la cara superior ó dorsal. 6. La misma pieza vista por su extremidad proximal. AMSG-HINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS Pl. 97 FOTOTIPIA COMP. 3 - A. BILL. SANCO, 83. -AIRES. 2. BOMMERT OEL, ' üfiE' ' . ■ p . * PLANCHA XCVIII (Todas las figuras son de tamaño natural) 1. Mastodon reetus Amegií. Última muela superior del lado izquierdo, vista por la superficie masticatoria. 2. Haplodontherium Wildei Amegií. Primer verdadero molar superior del lado derecho, visto por la cara interna. 2 a. El mismo diente visto por la cara externa. 2 b. El mismo diente visto por la superficie masticatoria. 3. Haplodontherium limum Amegh. Trozo de maxilar su- perior izquierdo con el alveolo del p. i?, los p. -5 y p. 4 , y el m. i, vistos por la cara externa. 4. IVeoprocavia mesopotainica Amegh. Último molar superior izquierdo, visto por el lado externo. 4 a. El mismo diente visto por el lado interno. 4 b. El mismo diente visto por la superficie mastica- toria. 5 á 10. Seis dientes de diferentes edentados indeterminados, vistos de lado y por la superficie masticatoria, procedentes de las formaciones eocenas de la Patagonia austral. AMEOHINO.— MAMÍFEROS FÓSILES ARGENTINOS VI 98 FOTOTIPIA COMP. S- A. BILL. BANCO, BS.-AIRES. Z. BOMIWERT DEL. ‘ ' ' ^•v-í ksf .- ® í g¡ méfí , 0Í%00 0-' 0 7 00'. 07.-". •-0: ¡00 0-'' " ^'t00*000^-.¿': 0’00 . , r -¿v-Y=. '.: ' v ."■• ¡f8'-^í^'fií3'r o'i- .v.-'i ;J> » — ■