UNAM III I II || || 20704 INSTITUTO DE GEOLOGÍA - CU SF995 B344 UNAM 20704 INSTITUTO DE GEOLOGÍA - CU /' ESTUDIOS SOBRE LOS POR ALFONSO LUIS VELASCO. MÉXICO OFIC. T1P. DE LA SECRETARIA DE FOMENTO Calle de San Andrés núm. 15. 1890 Esta obra es propiedad del autor, quien se reserva todos los derechos que la ley le concede. ADVERTENCIA. Debo confesar que el pequeño libro que hoy publico sobre los fenómenos eléctricos de la at- mósfera, no es el resultado de mis observacio- nes personales, sino del estudio de varios meteo- rologistas europeos, que han hecho progresar esta importante parte de la meteorología. Mi único deseo, al dar á la estampa este li- brito, es el de popularizar el conocimiento de ciertos fenómenos atmosféricos debidos á la electricidad, y que el vulgo cree milagros ó cas- tigos del cielo. Emprendí este trabajo en Enero de 1889 pu- blicando lo relativo al rayo globular y algo so- bre el granizo, en el ilustrado periódico electro- 4 técnico La Revista Telegráfica de México, que con tanto acierto é inteligencia redacta mi buen amigo, el estudioso electricista D. Francisco A. Soní. Hoy aprovecho el folletín de La Revista Agrí- cola, para proporcionarme el placer de verlo en forma de libro, y por si fuere de alguna utili- dad á los numerosos lectores de tan importan-' te publicación. México, 1? de Julio de 1800. Alfonso Luis Velasco. ESTUDIOS SOBRE LOS FENOMENOS ELÉCTRICOS DE LA ATMOSFERA. Vamos á presentar un ligero estudio sobre los principales fenómenos ígneos; pero sobre todo, á explicar los diversos fenómenos que acompa- ñan la aparición del rayo globular, el granizo, las trombas , las auroras polares, los ciclones y los fenómenos producidos durante las tempestades. Arago, en 1854, creia inexplicable el fenóme- no del rayo globular, y le parecían los relám- pagos esferoidales globos de fuego, que semeja- ban aglomeraciones de sustancias ponderables fuertemente impregnadas de la materia del ra- yo. Planté, en estos últimos años, buscando la G acumulación y la trasformacion de la pila vol- taica, llegó á encontrar una nueva fuente de electricidad, reuniendo á la vez la cantidad y la tensión , y con tal motivo, pudiendo dar efectos diferentes á los de las máquinas ordinarias de electricidad estática. El primer fenómeno que encontró, ayudado de esta poderosa fuente de electricidad, fué la agregación globular por medio de un hilo elec- trizado, alrededor de un conductor que servia para producir la corriente. Aumentando la ten- sión de esta fuente, ya no fué una bola líquida lo que se produjo, sino un verdadero glóbulo de fuego. Y de esta suerte llegó, por experiencias sucesivas, á explicar los fenómenos que acom- pañan la aparición del rayo globular. EL ttJ^YTO G-LjOBXJIj^LIL. I Los aparatos empleados para las experien- cias que permiten reproducir, por medio de co- rrientes eléctricas de alta tensión, fenómenos análogos á los del rayo globular, han sido bate- rías secundarias, llamadas comunmente acumu- ladores, de láminas de plomo planas ó enrolladas en espiral, según la intensidad de los efectos que se quieran obtener, estando sumergidas en agua acidulada con un décimo de ácido sulfú- rico, pudiendo ser cargadas simultáneamente en cantidad y luego descargadas en tensión. Estas baterías, compuestas cada una de 80 pares, lian sido colocadas sobre seis gradas, lo que forma un total de 480 pares. Se cargan por medio de tres elementos Becquerel-Daniell de sulfato de cobre y dos elementos de Grove- Bunsen de ácido nítrico. I 8 En las experiencias llevadas á cabo con estas baterías, mnclias veces se han puesto en acción de diez á veinte de ellas, ó sean 800 á 1,600 pares secundarios que, cargados con esta pe- queña fuente de electricidad voltaica, pueden, en los primeros momentos de su descarga, pro- ducir una fuerza electro -motriz de 2,000 á 4,000 volts. II Para explicar por medio de experiencias la aparición de los c/lóbulos líquidos luminosos , es preciso poner en comunicación tres de las bate- rías que liemos mencionado, con un vaso lleno de agua salada, de tal manera, que un hilo de pla- tina negativo, encontrándose sumergido de an- temano en el líquido, se aproxime á otro hilo de platina positivo de la superficie del líquido, y entonces se verá formarse en la extremidad de este xiltimo un pequeño glóbulo luminoso, acompañado de un ruido especial. Estos hilos de platina están unidos con los polos de la batería, de tal suerte, que se pueden introducir lentamente en el líquido. Si se levanta un poco el hilo metálico, enton- ces el glóbulo aumenta de volumen, como si el líquido estuviese aspirado por el electrodo, ad- 9 quiere un diámetro de cerca de un centímetro, toma un movimiento giratorio y se achata, se- mejando un esferoide. Esto movimiento gira- torio no tiene siempre la misma dirección como los movimientos giratorios magneto-eléctricos, de que nos ocuparemos más adelante. Es aná- logo á los de los torniquetes eléctricos, y debi- do al derrame del flujo eléctrico en el líquido. Este movimiento se opera según la posición del punto de la superficie del glóbulo por el cual se hace el derrame principal do la corrien- te ó el desprendimiento del vapor producido; porque el glóbulo se haya desprendido, debido á su forma esferoidal, del líquido del voltáme- tro, ó porque tenga una pequeña superficie de contacto con dicho líquido. El aspecto luminoso del glóbulo se cree que proviene de la luz emitida en su contacto con el resto del líquido; y el ruido es debido á la condensación en el líquido, del vapor que tien- de á formarse alrededor del electrodo. Ahora, la segregación del líquido bajo la for- ma globular, es, en nuestro concepto, un fenó- meno de aspiración, resultante del derrame de la corriente del flujo eléctrico en el polo positi- vo. Esta aspiración es más marcada empleando una corriente de mayor tensión y limitando el 10 espacio del líquido que rodea al electrodo. Pe- ro como en el caso que apuntamos el líquido no tiene espacio limitado, se aglomera bajo la superficie más pequeña y toma la forma esfe- roidal. Por lo demas, los líquidos toman esta forma bajo la acción del calor, cuando están co- locados sobre superficies incandescentes, y tam- bién la toman cuando están sustraídos á la ac- ción de la pesantez. Esta aspiración que liemos señalado, es de- bida al efecto calorífico muy enérgico, producido por las corrientes de alta tensión que desarro- lla el vapor en los puntos tocados por el elec- trodo, con tal rapidez, que es preciso llenar in- mediatamente el vacío que se hace. III Para obtener los glóbulos de fuego se requiere una fuente de electricidad superior á la emplea- da para producir los glóbulos luminosos. Se liace de diez baterías de 80 pares secundarios cada una, lo que da un total de 800 pares, y se añade en el circuito una columna de anua des- O tilada, para impedir la fusión del electrodo. Ha- ciendo sumergir de antemano el polo positivo en un vaso de agua destilada, en lugar de agua 11 salada, se forma, cerca de la aproximación del polo negativo con la superficie del líquido, un glóbulo ele fuego de ocho á diez milímetros de diámetro. Un movimiento giratorio semejante al del glóbulo líquido luminoso, anima al glóbulo de fuego, y para reconocerlo basta levantar un po- co el electrodo; entonces el glóbulo toma una forma ovoide. En vez de presentar una placa luminosa, brillante y continua, la parte inferior del glóbulo que toca la superficie del líquido, presenta numerosos puntos azules luminosos, que constituyen el glóbulo de fuego. Estos pun- tos están animados también de un movimiento giratorio, análogo al de los glóbulos líquidos luminosos, el cual es debido á la misma causa; y su persistencia de acción sobre la retina hace que formen luego círculos azules luminosos con- céntricos. Estos glóbulos están constituidos por el aire rarificado incandescente, por el vapor del metal del electrodo, cuya extremidad tiene más alta temperatura, y por los elementos del vapor del agua descompuesta. Por medio del análisis espectral se reconoce en ellos la presencia del hidrógeno, viniendo á justificarlo la luz azulada que se manifiesta en 12 el punto de contacto de los hilitos luminosos con el líquido. La chispa de estos glóbulos afecta una forma globular ú ovoide, cuando el electrodo metálico es positivo y el agua destilada negativa, hallán- dose atravesada en el centro por un cono de luz violácea. Empleando dos electrodos metálicos se ob- tiene un esferoide luminoso atravesado en su interior por una ráfaga luminosa, la cual co- rresponde á la ráfaga y á la aureola de las corrientes de inducción ; sólo que en este caso la aureola ocupa mayor espacio, por ser mayor la cantidad de electricidad. Para obtener el paso del flujo eléctrico no es indispensable, al hacer estas experiencias, co- locar el electrodo en contacto con el agua. La sola tensión de las baterías es suficiente para que la chispa brille aproximativamente á un milímetro sobre la parte superior del líquido, aun cuando los pares de las baterías no estén especialmente aislados. Otra experiencia que se ha hecho para reco- nocer los movimientos del glóbulo de fuego en la oscuridad, consiste en suspender uno de los hilos del electrodo á una gran altura, y darle un peso suficiente para que pueda oscilar como 13 un péndulo sobre la superficie del líquido ó de una placa conductriz, sin que sea muy notable su distancia con esta superficie; entonces se ve- rá al pequeño glóbulo de fuego, producido en la extremidad del hilo, seguir los movimientos del electrodo. IV Cuando la chispa eléctrica afecta la forma de un glóbulo de fuego ambulante , resulta de la ac- ción de una gran cantidad de electricidad sobre la materia ponderable; puede estar animada por sí misma de un movimiento de progresión, sin que para obtenerlo sea necesario poner en juego ninguno de los dos electrodos. Esto se puede demostrar por medio de la experiencia siguiente : Se ponen en comunicación los dos polos de una batería secundaria de 800 pares con las ar- maduras de un condensador cuya lámina ais- ladora sea de mica. Este condensador se carga con una botella de Leyde, y al descargarlo pue- de producir una chispa como las de la electri- cidad estática. Si la lámina del condensador presenta algún punto muy débil ó alguna hen- dedura, se agujera espontáneamente en este punto, debido á la acción de la batería de los 14 800 pares secundarios, lo mismo que acontece con el cristal de una botella de Ley de cargada fuertemente por medio de una máquina eléc- trica. Durante esta experiencia se observa el si- guiente fenómeno, bastante notable. A conse- cuencia del gran poder calorífico de la electrici- dad, de que se lia heclio uso en esta experiencia, la chispa que ha estallado sobre un punto del condensador, entre las dos armaduras, no tiene la duración que las de la electricidad estática. Como la chispa está acompañada de la fusión del metal y de la materia aisladora del conden- sador, al estallar forma un globulito luminoso, muy brillante, que al ponerse en movimiento, produce un ruido especial y sobre la lámina de estaño del condensador traza un surco profun- do, sinuoso é irregular, debido á una corriente eléctrica de alta tensión. Esta chispa permane- ce algunas veces estacionaria alrededor del mis- mo punto, y otras, una de sus ramificaciones se extiende desmesuradamente, formando nume- rosos y variados contornos en la superficie. Con el fin de evitar la deflagración del condensador, así como los efectos caloríficos muy intensos, se interpone, con anterioridad, un tubo de agua destilada en el circuito de la batería. 15 El camino que deberá seguir la chispa, no puede preverse, en tanto que el fenómeno se produce. La marcha del globulito deslumbra- dor es muy rara, y se ve que camina con lenti- tud, y que elige para detenerse, los puntos de la lámina aisladora, según la resistencia que presentan. Esta experiencia es muy difícil de ejecutar, por ser necesaria para ello una batería de 800 pares secundarios. Pero Ch. Moussette ha ob- tenido un resultado semejante, haciendo pasar el efluvio de una máquina de Holtz en la su- perficie de una placa fotográfica cubierta de una placa de gelatina conteniendo plata en polvo. Entonces ha visto globulitos de fuego despren- didos del efluvio, pasearse sobre la placa, y tra- zar surcos sinuosos, irregulares, semejantes á los de la experiencia anterior. Con el fin de imitar mejor las condiciones en las cuales se produce el fenómeno natural, Plan- té ha aumentado, en sus experiencias, la fuente de electricidad dinámica, empleando una bate- ría secundaria de 1,600 pares, cuya fuerza elec- tro-motriz ha sido de poco menos de 4,000 volts, en los primeros instantes de la descarga. Ha suprimido la lámina de mica y las armaduras metálicas, teniendo en cuenta que en la atmós- : 1G fera no hay sino masas ele aire y vapor de agua; y lia operado con superficies húmedas electri- zadas, separadas por una capa de aire. Estas superficies estaban formadas por discos de pa- pel, destinados á filtrar la humedad del agua destilada. Desde el momento en que este sistema se po- ne en relación con los polos de la batería, se ve aparecer una hola de fuego que corre de un lugar para otro entre las dos superficies, presentando intermitencias espontáneas durante algunos mi- nutos, tanto en el momento de su aparición, co- mo en el de su desaparición. Este glóbulo de fuego ambulante , como hemos visto, se produce entre dos discos ó tapones de papel humedeci- dos por una corriente eléctrica de alta tensión. Esta experiencia dura más tiempo porque la batería tarda más en descargarse que entre las armaduras metálicas. Y Por medio de los fenómenos que hemos ex- plicado, nos parece fácil dar una idea exacta sobre el rayo globular. Ya hemos visto que la materia ponderable tiende á tomar la forma globular cuando se la somete á la acción de una fuente poderosa de 17 electricidad dinámica. Y esta propiedad la lie- mos demostrado en los líquidos, la liemos ob- servado en los glóbulos líquidos luminosos, y aumentando la tensión hemos obtenido verda- deros glóbulos de fuego en el seno del aire, mezclado de vapor de agua. Planté cree que el rcujo globular debe ser pro- ducido por un flujo de electricidad en el estado dinámico, en el cual la cantidad esté unida á la tensión. El Dr. Sestier, por otra parte, ha observado que en las grandes tempestades, cuando la elec- tricidad es muy abundante en la atmósfera y sus descargas pueden constituir una poderosa corriente eléctrica de alta tensión, es cuando el rayo toma la forma globular. Sucede lo con- trario en las pequeñas tempestades, donde el rayo toma la forma lineal. VI Los globos fulminantes deben tener el mismo origen que las chispas globulares. Planté ase- gura que han de estar formados de aire rarifica- do incandescente y de los gases que resultan de la descomposición de agua , tanto en el estado de ra- refacción, como en el de incandescencia. Estudios.^2 18 En la extremidad de un mismo polo, el agua no sólo está vaporizada sino descompuesta, de- bido á la temperatura muy elevada que des- arrolla una corriente eléctrica de alta tensión. Ya liemos visto que para la formación délos glóbulos eléctricos luminosos, no es preciso una superficie acuosa, puesto que también se obtie- nen sobre una superficie metálica; pero la pre- sencia del agua ó del vapor de agua facilita su formación y aumenta su volumen, debido á los gases que resultan de la desociacion del agua á una alta temperatura. También hemos observado, cuando toda la descarga estaba destinada á producir un solo fenómeno, la aparición de llamas eléctricas en foima de esferas achatadas ó de casquetes esfé- ricos que cubrían toda la superficie del peque- ño vaso en el cual descargaba la corriente de alta tensión. El diámetro de este vaso debe ser de 4 centímetros. Todo esto nos viene á demostrar que el aire húmedo es favorable para la producción de los globos fulminantes. Arago y otros muchos me- teorologistas han observado su aparición sobre un suelo inundado, después de una fuerte llu- via, ó en una atmósfera saturada de humedad. Esto no quiere decir que los globos fulminan- 19 tes contengan una mezcla detonante, formada por los gases desociados del vapor de agua, y que á esta causa se deba el ruido que acompa- ña su aparición ; porque estos gases están tan rarificados, que no podrían producir explosión, y además se hallan en el estado de incandes- cencia. Los glóbulos fulminantes, en nuestro concep- to, puede explicarse su formación de la misma manera que la de los glóbulos de fuego. Ya he- mos visto que la aglomeración esférica de la materia sometida á la acción de un poderoso flujo eléctrico, es debida á la aspiración ó al va- cío producido por el paso mismo de la corriente. Estos globos son una especie de huevo eléctrico , sin cubierta de vidrio, que el medio ambiente tiende constantemente á llenar; pero el flujo eléctrico rarifica la materia, á medida que ella afluye en el medio electrizado. VII El resplandor de los globos fulminantes á veces es muy vivo, como lo ha observado Ara- go, y se debe á la gran cantidad de electricidad que desarrollan en el momento de aparecer. La luz que produce el huevo eléctrico de los gabinetes de física, es muy débil, debido á que 20 la cantidad de electricidad de tensión que las atraviesa es muy pequeña. Pero se observa que en las partes estrechas de los tubos de gases ra- rificados, la luz es más viva y el brillo ó res- plandor aumenta á medida que la máquina eléc- trica ó el aparato de inducción que se empleen, den mayor cantidad de electricidad. También hay que tener en cuenta, entre las causas de la vivacidad de la luz emitida por los glóbulos de fuego, la incandescencia de las partículas cósmicas de la atmósfera que añaden su brillo al del aire, asi como los gases del va- por de agua rarificados é incandescentes. Gastón Tissandier, en su libro «Los polvos del aire,» afirma que estas partículas cósmicas de la atmosfera, aparte de las materias orgáni- cas, contienen sustancias minerales como la sí- lice, el hierro, la cal, etc., las cuales están do- tadas de un gran poder de irradiación á una temperatura elevada. También se ha podido observar que la incandescencia de la sílice, ba- jo la acción de la electricidad, produce efectos luminosos (luz electro-silícica) . VIII Tanto el rayo ordinario como los globos de fuego están acompañados en su caida de un olor 21 especial, debido á la combustión de las partícu- las cósmicas y la de la materia misma herida directamente por la descarga en el lugar donde toca el suelo. Debe teners.e en cuenta que en la carrera seguida por un relámpago, ó en la tra- vesía de una columna de aire por el flujo eléc- trico, el número de partículas cósmicas que en ellas se encuentran, es muy grande para que pueda producir un olor especial por medio de la combustión. A este olor también contribu- yen el ozono y los productos nitrosos formados por la combinación de los elementos del aire. En cuanto al olor sulfuroso, éste es debido á la descomposición de las materias orgánicas ó minerales que se hallan en la superficie del sue- lo, las cuales contienen á veces azufre y sul- furos. La aparición de los globos fulminantes está acompañada de un ruido especial, debido á la vaporización rápida que acompaña al flujo eléc- trico. Hay que tener presente que durante la descarga producida por el electrodo positivo sobre el agua destilada, se oye un ruido seme- jante á un soplido, el cual se debe á la vapori- zación del agua que se calienta bajo la acción de la flama que emana de este electrodo, más fuertemente que bajo la del electrodo negativo. El signo eléctrico ele los globos fulminantes debe ser positivo, en tanto que el de los fuegos de San Telmo, de los penachos, columnas lu- minosas, etc., producidos por influencia, debe ser negativo. Sestier atribuye el movimiento giratorio de los globos fulminantes, á la reacción debida al derrame del flujo. Y cree lo mismo respecto de los glóbulos líquidos y de los liilitos luminosos que componen las llamas ovoides formadas en la superficie del voltámetro. IX El rayo globular se presenta bajo dos formas distintas: sea bajo la de una simple caída de bolas de fuego, más ó ménos numerosas, que desaparecen inmediatamente, ó bajo la de un globo único que permanece visible durante lar- go tiempo. En el primer caso, los globos de fuego deben tener por origen los relámpagos en forma de ro- sario, de los que nos ocuparemos más adelante. Estos relámpagos son producidos por el derra- me de cantidad mayor de electricidad que la de los relámpagos ordinarios, á la cual se debe la producción de aglomeraciones esféricas de ma- teria rarificada electrizada durante su travesía. 23 En el segundo caso, la marcha lenta de un globo fulminante puede producirse de dos mo- dos. Ya hemos visto que los glóbulos de fuego ob- tenido sobre el agua ó sobre una superficie con- ductriz cualquiera, por medio de una corriente eléctrica de alta tensión, siguen los movimien- tos del electrodo en cuya extremidad se han producido. Ahora, si se experimentara en la oscuridad ó si se ocultara con un abanico el hi- lo que sirviera de electrodo y que oscilara como un péndulo, no se vería sino un glóbulo de fue- go moviéndose sobre la superficie conductriz. Pues lo mismo acontece en la naturaleza. Si una nube tempestuosa, cargada de una gran cantidad de electricidad, viniera á pasar á una pequeña distancia del suelo, se formaría una co- lumna ó tromba de aire húmedo fuertemente elec- trizada, visible ó invisible, que serviría de elec- trodo, y la cual produciría el derrame de la corriente eléctrica bajo la forma de un globo de fuego que aparecería en su extremidad. El glo- bo de fuego debe seguir en este caso los movi- mientos de la columna, si ésta es esencialmente móvil. La marcha lenta de los globos fulminantes puede producirse de otra manera. 24 Al tratar de la experiencia del glóbulo eléc- trico ambulante , ya demostramos que una chis- pa globular puede moverse espontáneamente de un modo bastante lento. Basta, pues, deter- minar la producción de una chispa de electrici- dad dinámica de alta tensión entre las dos arma- duras de un condensador cuya lámina aisladora sea muy delgada, para que pueda ser agujerea- do con facilidad, ó que presente de antemano alguna hendedura, para que la chispa, en lugar de tener una duración instantánea, caminase quemando ante ella la materia del condensador y la fuese agregando bajo la forma de un gló- bulo de fuego. De esto resulta que lo mismo se puede admi- tir que sucede en la atmósfera, sobre el punto donde aparece el rayo globular, formando los elementos de un condensador, una capa ó co- lumna de aire fuertemente electrizada que des- empeña el papel de la armadura superior, el suelo, el de la armadura inferior y la capa de aire interpuesta entre ambos, el de la lámina aisladora. Ya Du Moncel, en 1857, había ad- mitido la intervención de una banda de aire aisladora; y recientemente Hauvel, después de una ascensión que terminó por una tempestad, ha venido á confirmar estas apreciaciones. 25 Cuando la capa de aire aisladora se halla atra- vesada por el flujo eléctrico, el derrame de la corriente se produce bajo la forma globular en- tre el suelo y la columna ó capa húmeda electri- zada que forma la armadura superior. Ahora, cuando la base de la columna es algo extensa, como sucede, si forma una porción de la nube electrizada descendida cerca del suelo, el globo de fuego permanece en comunicación con esta armadura, sin que ésta se cambie ó varié de lu- gar, continúa sólo su marcha, atravesando la capa de aire aisladora, de una manera irregu- lar, según las variaciones de espesor ó resisten- cia que presenta, como ya lo demostramos al hablar del camino que sigue el pequeño glóbulo de fuego, entre las dos armaduras, sin variar- las de lugar, así como tampoco á los electrodos. Arago, Sestier, Laussédat, Evrard y otros, citan varios casos de rayos globulares, que des- pués de haberse paseado lentamente sobre pa- redes ó muros, han salido por las chimeneas de las habitaciones que les ofrecían una via mejor conductriz. A las comparaciones que hemos hecho, po- dría objetarse que los glóbulos de fuego natu- rales no se producen en la extremidad de los electrodos metálicos. Pero esta objeción se des- 26 vanece fácilmente si se tiene en cuenta que hoy se admite la identidad del rayo y las chispas de las máquinas eléctricas, aun cuando estas chispas parten de conductores metálicos; los conjuntos de vapor de agua que forman las nu- bes electi’izadas, están considerados como con- ductores análogos. Se puede, pues, asimilar á un electrodo metálico que conduzca una corrien- te de alta tensión, una columna de aire húmedo por la cual la electricidad de las nubes tempes- tuosas desciende á veces hasta cerca de la su- perficie del suelo. X Hay globos fulminantes que son producidos por influencia , y esto acontece cuando la nube temjDestuosa no está bastante cercana del sue- lo, para que la electricidad se derrame direc- tamente bajo la forma globular, y no obstante, ejerza una influencia extremadamente podero- sa sobre algunos puntos del suelo, á conse- cuencia de la cantidad y de la electricidad que encierra. En este caso se manifiesta por medio de pe- nachos ó columnas luminosas, como sucede en los fuegos de San Telmo, etc., ó bajo la forma 27 ele globos de fuego ; y si el suelo está cubierto de una capa de aire más seco que el medio am- biente, y relativamente aisladora, estos globos pueden moverse lenta y caprichosamente como los glóbulos de fuego ambulantes. Muchas veces se han visto globos fulminan- tes que parecen colocarse sobre los hilos tele- gráficos ó moverse á cierta distancia del suelo, como lo han observado Du Moncel y De l’Epée. Al hablar del glóbulo de fuego ambulante explicamos que aumentando la tensión de la fuente de electricidad dinámica, se podrían pro- ducir los efectos del rayo globular, operando sólo con superficies húmedas electrizadas, sepa- rados por una capa de aire, las cuales estaban constituidas por discos de papel para filtrar la humedad del agua destilada, y poniendo este sistema en relación con los polos de la batería, se veia aparecer una bola de fuego que corría entre los discos y presentaba intermitencias es- pontáneas en su aparición y desaparición. Pues esta experiencia reproduce exactamente la apa- riencia de globos de fuego formados algunas veces en el seno de las nubes. Arago, Sestier y otros meteorologistas citan varios ejemplos de estos globos. 28 XI Por lo que liemos expuesto se puede explicar por qué los globos fulminantes desaparecen al- gunas veces sin ruido y en otras acompañados del ruido del trueno. El primer caso acontece, si el espesor de la capa de aire aislador que separa la capa nebu- losa electrizada de la superficie del suelo se ha- ce más grande, sobre el camino del globo ful- minante, y cuando, por otra parte, la cantidad de electricidad suministrada por la nube tem- pestuosa no aumenta, el derrame eléctrico cesa, y la llama globular desaparece sin ruido, lo mismo que deja de aparecer el glóbulo de fue- go producido en la superficie del condensador, cuando el espesor de la lámina aisladora se ha- ce más grande. Ahora, si la temperatura aumenta de inten- sidad ó la nube electiúzada se aproxima más al suelo, entonces nuevas cantidades de electrici- dad afluyen á la superficie de la capa de aire aisladoia, el deirame en lugar de seguii’se ve- rificando de una manera lenta y tranquila, bajo la forma globular, se opera brxxscamente bajo la forma de una descarga, acorhpañado del rxiido del trueno. En este momento es fácil suponer 29 que desde el mismo punto donde aparece el glo- bo fulminante parten en todas direcciones sae- tas de rayo sinuosas ó en zig-zag que hieren los objetos cercanos. Sin embargo, no creemos que el ruido sea de- bido á la explosión del globo fulminante; pues- to que si tenemos en cuenta lo que sobre su na- turaleza hemos dicho, no se puede admitir que una pequeña masa de aire rarificado y lumino- so por el peso del flujo eléctrico, pueda estallar con el ruido del trueno y resolverse en rasgos fulminantes. Porque para nosotros, la fuente del fenómeno final se halla en el depósito mis- mo de la electricidad que encierra la nube tem- pestuosa y que se descarga en el punto donde el derramamiento liabia comenzado bajo la for- ma de glóbulo de fuego. Hay un caso especial en que el rayo globular se presenta Tbaj o la forma de caída de globos de fuego que no aparecen sino un instante. En es- te caso, el ruido del trueno que acompaña á esta caída no debe ser atribuido á los mismos globos, sino al relámpago en forma de rosario del cual derivan, y del que constituyen cuentas ó bolas desprendidas. Bueno es advertir que la intensidad excep- cional del trueno que se observa en los casos de 30 caida del rayo globular, se explica por la canti- dad de electricidad puesta en juego, la cual es mayor que en los demas casos. Ahora, el volú- men del flujo eléctrico, permítasenos esta frase, es decir, la masa de materia ponderable atra- vesada y rarificada por la descarga, se hace más grande, y entonces el vacío producido es mayor. Pero se preguntará: ¿Cómo puede la electri- cidad producir el vacío? Por la acción calorí- fica, poderosa é instantánea que desarrolla la electricidad y que vaporiza toda materia que encuentra á su paso. Ya en nuestras experien- cias anteriores hemos demostrado que los fenó- menos ígneos de que nos hemos ocupado, son resultado de la vaporización producida sobre los líquidos ó las superficies húmedas por un flujo eléctrico que reúna á la vez la cantidad y la tensión. XII En los casos de rayo globular, los pararayos comunes han sido ineficaces, y esto se explica porque la aparición de ese globo fulminante revela un principio de derrame abundante y continuo de electricidad de la nube tempestuo- sa en un punto de elección particular, y porque la simple acción de influencia ejercida por la 31 cercanía de un pararayo, no podía detener este derrame una vez determinado. En el caso de tromba ó rayo globular produ- cido, hay una especie de electrodo nebuloso cons- tituido, es decir, una vía seguida por el derra- mamiento de la lluvia ó del rayo, el cual no puede ser desviado por la cercanía de un elec- trodo como el pararayo que sólo obra por in- fluencia sobre nubes electrizadas, de una gran extensión, colocadas directamente encima. Por esto es que al tratarse del glóbulo eléctrico am- bulante, hemos visto que la aproximación de una punta no modifica la marcha del fenómeno, de lo que resulta que el derrame eléctrico está bastante unido al electrodo, para poder ser in° fluenciado ó desviado. Hay que cuidarse mucho de los efectos de los globos fulminantes de movimientos lentos, pues aunque no hayan causado mal á las personas que los han observado, y alrededor de las cuales pa- rece que han hecho un paseo, son muy peligrosos, puesto que representan, sea la extremidad de un electi’odo nebuloso, sea el punto de elección don- de la electricidad ejerce su mayor influencia, y anuncian una tendencia á una descarga inmi- nente, tanto más destructora, cuanto que hay una mayor cantidad de electricidad enjuego. 32 Es casi imposible, por medio del pararayo, prevenir la formación de ese punto particular de derrame de un flujo abundante de electrici- dad, aun cuando se multiplicasen las direccio- nes de este aparato. Lo más conveniente en el caso del rayo globular es hacer uso de los para- rayos de puntas múltiples de Melsens. XIII Por las experiencias que hemos descrito, pue- den explicarse los diversos efectos del rayo glo- bular y del trueno en bola, sobre todo por las del glóbulo de fuego ambulante. Planté considera al rayo globular cuando se manifiesta bajo la forma de un globo de fuego que camina lentamente sobre la superficie del suelo, como una descarga lenta y parcial, sea directa, sea por influencia de la electricidad de las nubes tempestuosas, cuando esta electrici- dad es en cantidad excepcionalmente abundan- te, y cuando la misma nube ó la columna de aire electrizado que forman, por decirlo así, el electrodo, se encuentran muy cercanas al suelo, ó no se hallan separadas sino por una capa de aire aisladora de pequeño espesor. Respecto de la marcha lenta y caprichosa de los globos fulminantes, ésta se produce lo mis- mo que la de los glóbulos de fuego eléctricos ? de que ya liemos hablado, por las variaciones de resistencia de la capa de aire que las separa del suelo y por la tendencia natural del flujo eléc- trico á buscar la línea de menor resistencia, pa- ra su derrame liácia la tierra. Por lo que hemos explicado, se convendrá en que es fácil darse cuenta de los fenómenos del ra yo globular, que ántes eran un misterio in- sondable, porque no se tenia otro termino de comparación que las maquinas de frotamiento ó influencia, en las cuales la cantidad de elec- tricidad no es suficiente para reproducir fenó- menos análogos a los del rayo globulai. ISo su- cede lo mismo hoy dia que se emplea una fuente de electricidad dinámica que reúne á la vez la cantidad y la tensión. . Respecto de los relámpagos en forma de ro- sario, han sido observados por varios meteoro- logistas, entre los que citaremos á Planté que los observó en París, desde las alturas de Meu- don, durante la tempestad del 18 de xlgosto de 1876. Hó aquí lo que dice sobre el particular : «La tempestad se declaró á las seis de la mañana en las cercanías de París. Una vasta nube oscureció el cielo y dio origen á una serie de relámpagos de gran longitud y de formas Estudios.— 3 34 muy variadas : algunos estaban bifurcados, otros presentaban curvas de puntos múltiples ó de contornos cerrados. Uno de ellos, replegado sobre sí mismo, presentó una forma exactamen- te semejante á la de la curva conocida bajo el nombre d efolium de Descartes. «Estos relámpagos parecían, en general, estar compuestos de puntos brillantes semejantes á los surcos de fuego producidos sobre una superficie humedecida por una corriente eléctrica de alta tensión. «A eso de las siete de la mañana, hora en que la tempestad comenzaba á extenderse sobre París, un relámpago, notable entre todos, se lanzó hácia el suelo, describiendo una curva se- mejante á una S alargada, y pareció visible un instante apreciable, formando un rosario de cuentas ó granos brillantes , diseminadas á lo lar- go de un hilo luminoso muy estrecho.» También Du Moncel observó en Londres es- ta clase de relámpagos en la noche del 19 al 20 de J unió de 1857, y decía que había observado muchos relámpagos «que persistían durante al- gunos instantes, y no desaparecían sino des- pués de haberse como fundido en luz granular .» Podríamos también citar las observaciones de Renon en Francia, de R. P. Van Tricht en 35 Yanne (Bélgica), de Dagwiu en Tolosa y Ba- yona, de M. R. Coulon en Rúan, de Jacquez en París, de Joule en Southport (Inglaterra), y de E. J. Laurence en Londres, quien dice lo siguiente: * «líe podido confirmar el hecho de que los re- lámpagos pueden presentar algunas veces la forma puntuada. Hace cuarenta años, durante una tempestad acompañada de una lluvia abun- dante, de la cual fui testigo en Ampton (Suf- folk) , los relámpagos se sucedían de una mane- ra incesante durante media hora, y me acuerdo que el cuarto de ellos presentó esta apariencia excepcional. Desde entonces he tratado de en- contrarla; pero no la he observado más que una sola vez, y no ha sido sino un relámpago de es- ta especie entre un gran número. En una y otra ocasión los relámpagos puntuados eran de un brillo deslumbrador y presentaban la forma de curvas sinuosas sin ángulos salientes ; uno de ellos, entre los demas, presentó la forma de un ocho casi perfecto. «En 16 de Agosto de 1887, según dice The JElectrician de Londres, á eso de las ocho y me- * Nature, London vol. XVIII, pág- 278, 11 do Julio ■de 1878. Forma notable del relámpago , por E. J. Laurence. 36 clia de la noche, fué observado un relámpago notable en el vecindario del cuartel de Lambeht de Westminster, bajo la forma de un dardo es- trecho y hendido que repentinamente quedó di- vidido en millares de bolas de fuego, como un cohete de fuegos artificiales.» De todas las observaciones de los meteorolo- gistas europeos resulta que es una realidad la existencia de relámpagos en forma de rosario ó simplemente punteados [cuando son vistos des- de una gran distancia], lo cual establece una nueva clase de relámpagos. Seria de desearse que los que los observan , anotasen si han sido seguidos de la salida del rayo bajo la forma globular. fe IE3 l granizo. I Vamos á ocuparnos de los fenómenos produ- cidos por las coi’rientes eléctricas de alta ten- sión, que presentan analogías con los que acom- pañan á la producción del granizo. Cuando se sumerge de antemano el electrodo negativo de una batería de 400 pares secunda- rios en un vaso con agua salada, y se hace pa- sar el electrodo positivo por la superficie del líquido, se produce una gavilla de innumerables glóbulos ovoides que se suceden con una rapi- dez extraordinaria, los cuales son proyectados á más de un metro de distancia del vaso donde se verifica la experiencia. La gavilla es una es- pecie de pulverización del agua en gotitas de 38 cierto tamaño, producidas por la descarga eléc- trica. En este caso, la chispa aparece en la super- ficie del líquido bajo la forma de aureola 6 co- rona de donde brotaron los "lóbulos acuosos. O No es precisa la metalidad del electrodo, pa- ra obtener este efecto. Puede obtenerse con un pedazo de papel para filtrar, humedecido con agua salada, que esté en comunicación con el polo positivo. Cuando esta experiencia de la gavilla puede producirse con una tensión más elevada en un cerco de temperatura muy baja, sobi'e agua co- mún, entonces las gotitas proyectadas se soli- difican, y se obtiene una completa reproducción artificial del fenómeno natural. Esta experiencia es muy difícil de realizarse, porque es muy grande el volumen que seria preciso dar al cerco enfriado; pero se puede ob- tener operando en la temperatura ordinaria, y tomando una solución salina concentrada [ni- trato de potasa], calentada cerca del punto de ebullición, de manera que las gotitas proyecta- das por la descarga eléctrica puedan solidificar- se violentamente por medio del resfriamiento en la temperatura ambiente. Si la corriente eléctrica se lleva á la superfi' 39 cié de esta solución contenida en un vaso que esté colocado sobre un sosten, á dos metros del suelo, para que pueda tener una cierta altura de caída y dar á las gotitas el tiempo necesario para solidificarse; entonces se produce la gavi- lla, y se obtiene por la via eléctrica un granizo artificial de nitrato de potasa. II Cuando la corriente eléctrica en vez de en- contrar una capa profunda de líquido, no llalla sino una superficie húmeda, tal como las pare- des mismas ó el fondo inclinado de la cubeta, los efectos caloríficos predominan, la aureola es más brillante y el agua se trasforma rápida- mente en vapor. Como se ve, la acción de la corriente varia, según la resistencia que se le opone. Esto pre- senta un ejemplo nuevo de sustitución recí- proca del calor y del trabajo mecánico resultan- te del choque. Cuando el trabajo representado por la proyección violenta del líquido aparece y no hay calor ni vapor desarrollado, y no se ha operado ningún trabajo visible, cuando el líquido no se ha proyectado, entonces hay calor engendrado y desprendimiento de vapor. 40 La formación de estos surcos luminosos acom- pañados de chorros de vapor, es intermitente. En efecto, siempre que el electrodo en contacto con la superficie húmeda ha vaporizado las gotitas de agua que lo rodean, la corriente queda por un instante interrumpida; pero una nueva porción de la masa líquida que humedecía esta superfi- cie, afluye luego, el fenómeno comienza de nue- vo, produciéndose así de una manera inter- mitente, hasta el agotamiento de la descarga eléctrica. III Por medio de los efectos mecánicos y calorí- ficos producidos sobre masas acuosas ó super- ficies húmedas, por las descargas de electricidad dinámica de alta tensión, se puede explicar el modo de formación del granizo. El fenómeno de la gavilla de glóbulos acuosos que brota, cuando una poderosa corriente eléc- trica viene á tocar la superficie de un líquido, demuestra que un efecto análogo puede produ- cirse cuando una nube ó una corriente aérea electrizada penetra en otra masa nebulosa en el estado natural ó al ménos fuertemente electri- zada. 41 Como se sabe, las nubes no son propiamente masas líquidas; pero las de las regiones eleva- das están compuestas de cristales de hielo muy finos y muy ligeros, cuya cohesión es menor que la del hielo ordinario, y que pueden ser con- siderados como equivaliendo casi á una masa líquida suspendida en la atmósfera. Se conci- be, pues, que las descargas eléctricas puedan producir allí un efecto análogo al que producen sobre un líquido, y que el agua de estos crista- les ' de hielo liquidifieada y pulverizada sobre los puntos donde estallan las descargas, sea lan- zada en gavilla de glóbulos, como en la expe- riencia que hemos descrito anteriormente. Por otra parte, en razón de la baja tempera- tura del conjunto de la misma nube ó de las regiones elevadas en las cuales el fenómeno se produce, estos glóbulos pueden congelarse ins- tantáneamente y dar nacimiento á los pedriscos. También la experiencia del granizo artificial de glóbulos líquidos salinos, de que ya habla- mos, demuestra la posibilidad de este efecto. Según la mayor ó menor agregación ó densi- dad de estas nubes, y según la cantidad de elec- tricidad en juego, los efectos caloríficos ó mecá- nicos producidos por el flujo eléctrico pueden alternar, mezclarse ó sustituirse los unos á los 42 otros, ó como ya se ha visto, en las experiencias descritas, el flujo eléctrico según que encuentre una masa acuosa ó una superficie sencillamente húmeda, determinar, sea un efecto mecánico tal como la proyección del agua en el estado liqui- da, sea un efecto calorífico, traducido por una abundante producción de vapor. Si los efectos caloríficos dominan en la acción de una corriente electrizada en el seno de una masa nebulosa, el agua no sólo se pulveriza, si- no que se vaporiza también por el flujo eléctri- co, y este vapor, inmediatamente condensado en gotitas líquidas, en el seno de la nube fria, puede en este caso, dar nacimiento á pedriscos. A primera vista no es fácil creer que una ma- teria tan dividida como el vapor de agua, pue- da producir pedriscos infinitamente pequeños. Pero es preciso tener en cuenta que antes de la congelación, el vapor pasa necesariamente por la liquefacción, y que si ésta se produce brusca- mente y en abundancia, puede condensarse rá- pidamente en gotas de determinado volúmen contra las porciones frías de la nube, lo mismo que se condensa en gotitas contra la superficie interna de la cobertera de un vaso lleno de agua en el estado de ebullición. De todo lo que hemos dicho se puede concluir 43 que el granizo puede considerarse como resul- tante de la congelación , en las altas y frías regio- nes de la atmósfera, del agua de las nubes pulve- rizada y vaporizada por las descargas eléctricas. i IV Durante las tempestades acompañadas de gra- nizo, es muy notable la intensidad de los fenó- menos eléctricos que en ellas se presentan, pues- to que los relámpagos se suceden de una manera incesante y forman como la descarga continua de una corriente de alta tensión, lo que demues- tra el papel importante que deben desempeñar los efectos mecánicos y calpríficos de que se tra- ta en la producción del granizo. En varias tempestades que han tenido lugar en Francia y Suiza, algunos como Calladon, Capiau, Planté y otros lian contado 8 á 10,000 relámpagos por llora. Como se ve, es fácil suponer la enorme can- tidad de calor y de vapor de agua que puede producir un torrente semejante de electricidad, cuando se considera la cantidad de calor que se desprende en las experiencias ya citadas. No es posible dar una idea de cómo se pro- duce la vaporización del agua por medio délas 44 corrientes ele alta tensión, cuando no se han vis- to personalmente estas experiencias. Las grue- sas gotas de vapor condensado se forman en un instante, y no como sucede cuando sólo obra el calor, que se van formando poco á poco. Lo mismo acontece con las gotas gruesas de la llu- via de tempestad, que son producidas por una vaporización abundante, que resulta del paso de un flujo eléctrico. iSTo existe otra diferencia entre una nube de gruesas gotas de lluvia y una de granizo, sino que la primera se produce en una región relati- vamente baja de la atmósfera, y la segunda en otra región más elevada, y por consecuencia más fria. La electricidad obra, sea por su acción ca- lorífica, vaporizando el agua que se encuentra en la nube, suspendida en el estado vesicular, sea pulverizándola de modo que se agregue en gotas líquidas ó solidificadas que puedan caer sobre la tierra. Se comprende que es preciso que haya en la atmósfera una gran cantidad de agua en sus- pensión, para que las descargas eléctricas pue- dan producir allí la pulverización que se obtie- ne en las experiencias descritas, por la acción de las descargas de las corrientes de alta tensión sobre el agua en estado líquido. 45 Puede observarse que las nubes de granizo grande son extremadamente densas y opacas basta el punto de oscurecer completamente el cielo, lo que se explica por la inmensa cantidad de agua que contienen. y Los movimientos violentos que se producen en el centro de las nubes de granizo, así como la trasformacion rápida de los cirrus en nimbus, se explican por la acción calorífica de las descar- gas eléctricas, puesto que los nimbus apareci- dos súbitamente no pueden provenir sino de la pronta vaporación y del agua condensada de una parte de los cirrus. Respecto á las desgarraduras multiplicadas de las nubes de granizo, así como á las recor- taduras que presentan en sus diversas formas, deben provenir del efecto de las descargas eléc- tricas, si se tiene en cuenta los efectos que pro- ducen las corrientes de alta tensión sobre las materias lnímedas. A las tempestades de granizo acompaña un viento violento que debe atribuirse á la rarefac- ción que produce la corriente electrizada vapo- rizando bruscamente las masas húmedas que 46 encuentra á su paso y al aflujo del aire cercano que viene á llenar instantáneamente el vacío formado. La caída del granizo está acompañada y pre- cedida de un ruido muy fuerte, el cual se debe á la penetración del flujo eléctrico en la nube y á la pulverización ó vaporización que resulta : lo mismo que el ruido producido por el paso de una corriente de alta tensión, en un líquido ó sobre una superficie húmeda, se debe á la pro- yección en gavilla de los glóbulos acuosos ó á la ensision rápida de los chorros de vapor. Débense los relámpagos, con ó sin trueno, que acompañan á las tempestades de granizo, á que en la colisión entre dos masas húmedas y de una gran movilidad de formas, ya es una la que penetra más ó menos profundamente en la otra, como acontece en la acción de una corriente de alta tensión en la superficie de un líquido, que el derrame se produce bajo la for- ma de surcos luminosos acompañados de un simple ruido, cuando el líquido se ha hecho fuertemente negativo por un electrodo comple- tamente sumergido, miéntras que las chispas estrepitosas se producen, si el líquido, al con- trario, siendo fuertemente positivo, la descarga tiene lugar sobre el electrodo negativo. 47 VI Por analogías semejantes puede explicarse por qué debiendo su origen el granizo á la elec- tricidad, puede producirse sin manifestaciones' eléctricas aparentes. Ya hemos visto cómo se puede producir va- por sin fenómenos luminosos, siempre que sea muy pequeña la cantidad de electricidad sumi- nistrada por las corrientes de alta tensión. Pues lo mismo puede acontecer, y acontece en la at- mósfera, que hay producción de vapor y conge- lación en las regiones frías, bajo forma de gra- nizo pequeño, sin relámpagos visibles, ni ruido perceptible de truenos cuando la cantidad de electricidad en juego es muy corta. Es fácil demostrar lo que asentamos,- si se tiene en cuenta que un hilo metálico atravesa- do por una corriente eléctrica, puede calentar- se, sin llegar á la incandescencia, y lo mismo sucede con un flujo eléctrico, que puede produ- cir efectos caloiúficos sin fenómenos luminosos. Es frecuente también encontrar ardidos los ca- rretes telegráficos, sin que se pueda descubrir como origen de este fenómeno, sino perturba- ciones magnéticas. 48 YII Las caiclas ele granizo generalmente son de corta duración, debido al poco tiempo que du- ran las descargas eléctricas y al viento que arre- bata rápidamente á otros lugares á la nube tempestuosa. Muchas veces sucede que el granito cae en bandas tan estrechas que en un lugar cualquie- ra hay partes de él donde deja huellas, y en otros ni siquiera se tiene cuenta de ello; esto se puede atribuir á la vaporización y congela- ción del agua, alrededor de los surcos trazados por los relámpagos, cuyo desarrollo es siempre mayor en longitud que en latitud. Pero hay otro fenómeno que se observa con el granizo, y es que á veces se ve cubierta una región dada por bandas de granizo, las cuales resultan de que el viento que acompaña á las nubes tempestuosas las lleva consigo, corres- pondiendo la longitud de la banda á la distan- cia recorrida por las nubes, y la latitud al gru- po de ellas. Entre las bandas de granizo suelen alternar bandas de lluvia, las cuales resultan á menudo de que recalentada por la frecuencia de los re- 49 iámpagos la masa interna de las nubes frias en las cuales se operan las descargas, el agua va- porizada ó pulverizada se condensa en la parte central bajo forma de lluvia, y en las partes la- terales se opera la congelación, pudiendo conti- nuar sobre todo el trascurso de la nube. Se cree que lo mismo que se verifica cuando una corriente eléctrica se derrama sobre una superficie húmeda, pasa respecto de las inter- mitencias ó recrudescencias que se obervan, sea en la caída del granizo ó en los golpes de vien- to que la acompañan. Porque cuando la nube electrizada reduce á vapor una parte del cirrus en que penetra, no encuentra nueva masa que vaporizar, sino después de un momento, y en- tonces el cirrus llena el vacío formado, se pro- duce una nueva descarga y se forman nuevos pedriscos debido á la proyección de vapor ó de agua pulverizada. VIII Debido á la electricidad presentan los pedris- cos sus asperezas ó protuberancias. Ya hemos visto al tratar de la experiencia de la gavilla, que los glóbulos tienen también una forma ovoide y que presenta la chispa de donde brotan la apa- riencia de una corona de fiama. Cuando la co- Estudios .— i i 50 rriente obra sobre una pasta húmeda que con- serva la forma resultante de la acción que ha sufrido, también se descubren los signos carac- terísticos del j>aso del flujo eléctrico en los crá- teres cubiertos de protuberancias de puntos múltiples. También es debido el fulgor de los pedriscos á la electricidad. Aun cuando no es posible de- mostrar experimentalmente si el fulgor ó res- plandor de los glóbulos es propio de ellos ó de- bido á la reflexión de la chispa, sí puede creerse que el flujo eléctrico les comunique una peque- ña fosforescencia, dado que se puede volver incandescente el aire húmedo con una tensión mayor. Por lo que respecta á la estructura de los pe- driscos, ésta es muy variada. Unos presentan una estructura radiosa que parte del centro, y parece que han sido formados de un sólo golpe ; otros tienen un núcleo blanco, opaco, cubierto de capas de hielo alternativamente opacas y trasparentes. Los primeros pueden formarse por medio del vapor de agua producido bajo la acción calorí- fica de las descargas, condensada en gotas grue- sas y congelada en el circuito de la nube de baja temperatura, ó bien por la producción de una 51 gavilla eléctrica de glóbulos acuosos, inmedia- tamente congelados bajo el mismo volúmen que tienen en el momento donde son proyectados. Así lo asegura Ctaston Planté. Ya hemos demostrado, en las experiencias que hemos descrito, que mientras mayor sea la cantidad de electridad suministrada por la co- rriente de tensión, más voluminosos serán los glóbulos proyectados; pues lo mismo acontece en la naturaleza. Si las tempestades acompaña- das de la caída de pedriscos tienen manifesta- ciones eléctricas de gran intensidad, entonces los pedriscos serán más voluminosos que en los demas casos; Plantamour, al hablar de las tempestades de Suiza; asegura que los pedriscos caídos durante algunas de ellas, alcanzaban el tamaño de una nuez, de un huevo de paloma y á veces el de un huevo de gallina. Dice que un viento fuerte del Oeste los trasformaba en verdaderos pro- yectiles que destrozaban cuanto hallaban á su paso ; y á la hora de la caida era tal el número de relámpagos por segundo, que difícilmente se hubieran podido contar, presentándose el cielo encapotado y sombrío. Respecto á la estructura de los pedriscos for- mados de capas alternativamente trasparentes 52 y opacas, créese que demuestran un desarrollo sucesivo en el seno de las nubes, atribuyéndose este aumento de volumen á las siguientes cau- sas: Según Yolta es debido á un movimiento oscilatorio de los pedriscos, siempre que la dis- posición de los grupos nebulosos se preste á ello ; según el abate Raillard, se puede atribuir á su misma caida á través de un gran espesor de nubes. Pero Seccbi, Saigey, Paye, Daguin, etc., la atribuyen á su giración prolongada bajo la influencia de los torbellinos que acompañan generalmente á las tempestades de granizo. Estos torbellinos, que lian sido observados por Euchnalder, Lecoq, Pastes, Severtzow y otros, pueden sostener los pedriscos en las nu- bes, durante cierto tiempo, y por consecuencia aumentar el volúmen de ellos. Respecto de la formación de las capas alter- nativas trasparentes y opacas, Plantó las atri- buye á vaporizaciones y congelaciones sucesi- vas, unidas al movimiento giratorio. Esto es fácil de demostrar si se tiene en cuenta que la opaquedad del núcleo nevoso que forma estos pedriscos, atestigua desde luego la congelación súbita del vapor de agua; puesto que el carác- ter esencial de las cristalizaciones rápidas es formar cristales embrollados trasparentes. Ya 53 formado este núcleo se verifica la giración en el seno húmedo de la nube, lo cual produce una capa de hielo formada lentamente, y por con- secuencia trasparente. Después tiene lugar otra emisión de vapor á consecuencia de una descar- ga eléctrica, y al mismo tiempo se producen nuevos pedriscos, pudiendo cubrirse entonces los que antes giraban de una segunda capa de vapor que se congela bruscamente en el estado nevoso, y repitiéndose de nuevo estos fenóme- nos, fórmanse sucesivamente nuevos pedriscos de capas alternativas opacas y trasparentes. IX Los torbellinos de granizo, se deben atribuir á la acción magnética del globo, como procura- remos demostrarlo al tratar en el capítulo refe- ferente á las trombas y ciclones, de la experien- cia de las espirales electro-dinámicas. Para que se presente el granizo, es necesario que haya en las nubes grandes cantidades de electricidad, cuyas descargas constituyen ver- daderas corrientes eléctricas de corta duración ó intermitentes, pero con todos los caracteres de un flujo poderoso de electricidad dinámica. Como las corrientes eléctricas pueden variar bajo la influencia de una acción magnética, y 54 cuando atraviesan conductores más móviles, con mayor rapidez; cuando radian en todos senti- dos en el seno de un líquido, como en la expe- riencia de las espirales electro-dinámicas, se efectúa en espiral, con una rapidez vertiginosa, el movimiento giratorio producido bajo la in- fluencia de un imán, y que un torbellino de polvo semi metálico desprendido del electrodo, lo hace visible. Sentado esto, hay que admitir que bajo la influencia del magnetismo terrestre, las colum- nas de aire, nebulosas ó húmedas, fuertemente electrizadas y móviles en cualquier sentido, tie- nen que tomar un movimiento rápido giratorio en espiral, y al granizo que acompaña las des- cargas, arrebatarle en torbellinos. X Para terminar el presente capítulo relativo al granizo, diremos que la electricidad es, como afirman casi todos los meteorologistas moder- nos, entre ellos Maury y Planté, la causa efi- ciente que por su presencia misma en las nubes y por el poder instantáneo de sus descargas, deter- mina la formación súbita y la caída del meteoro. Como causas concurrentes deben admitirse los vientos y las corrientes de aire ; puesto que 55 obran á su paso sobre las masas nebulosas elec- trizadas, ya arrastrándolas consigo, ya separan- do, ya uniendo á las que están más cargadas de electricidad con las que no lo están ; ya eleván- dolas á las regiones frías de la atmósfera, ó procurando alrededor de ellas la depresión de temperatura precisa para la congelación; ya dirigiéndolas hácia aquellos lugares de la tie- rra en los que el granizo aparece con más fre- cuencia. Pero la electricidad interviene en la producción del granizo por sus efectos mecáni- cos, caloríficos y magneto-dinámicos. 9 I'E.O^VlS^S 1Z- LOS CICXiOLsTElS. I darnos á dar una ligera idea acerca de las experiencias que se lian hecho por los princi- pales meteorologistas europeos, para reprodu- cir por medio de las corrientes eléctricas de alta tensión, efectos análogos á los de las trombas y los ciclones. En primer lugar, describirémos la experien- cia de la vena líquida electrizada. Ésta consis- te en hacer derramar la vena de agua salada de un embudo que comunique con el polo positivo de una batería de 400 pares secundarios en una cubeta donde de antemano se halle sumergido el hilo negativo, y debajo de ella esté colocado un electro-imán. Luego que el circuito voltai- co queda cerrado, se descubre un hilillo lumi- noso que presenta algunos puntos brillantes en la parte inferior de la vena; brotan chipas con ruido en su extremidad, se desprende cierta cantidad de vapor de agua y el líquido que ro- dea la parte baja de la vena toma un movimien- to giratorio, el cual, según Plantó, es en sentido inverso del de las agujas de un reloj, si el polo del electro-imán es boreal, y en el mismo sentido, si el polo es austral. Los signos eléctricos y luminosos desapare- cen casi por completo, si se acorta la vena, á fin de impedir toda solución de continuidad en sil parte inferior; y entonces el líquido se ca- lienta, como lo demuestra un ligero vapor que aparece, y el movimiento giratorio es más rá- pido y más marcado. Cuando se vuelve á alar- gar la vena, reaparecen de nuevo los signos eléctricos y luminosos. Si se apoya el electrodo positivo contra las paredes del vaso de agua salada que comunica con el polo negativo, se observa un violento remolino del líquido que forma una especie de mascarilla eléctrica ó montículo, producido por una corriente eléctrica de alta tensión, que ele- va el agua á 15 milímetros de su nivel ; además de los surcos luminosos y de los choraos abun- dantes de vapor. 58 Cuando el flujo eléctrico encuentra á su paso en ciertos puntos desigualdades de resistencia, entonces da lugar á dos ó tres montículos acuo- sos ú olas que se presentan en la superficie del liquido. Débese este fenómeno á un efecto calorífico originado por la corriente sobre la superficie húmeda que halla á su paso; porque el liquido es rechazado por la presión del vapor, la cual se desarrolla bruscamente en un punto deter- minado por el paso de la corriente. A este efecto calorífico puede unirse el del viento ó soplo que produce la influencia de un derrame abundante de electricidad estática; y en este caso, si la tensión es mayor, será menor la cantidad de electricidad, y como un flujo de electricidad estática no puede producir un efec- to semejante sino sobre el aire, no podría res- pecto de una masa líquida obrar de la misma manera. II Ocupémonos ahora de lá lomba voltaica. El flujo eléctrico puede producir notables efectos de aspiración. Cuando en un tubo capilar se introduce el hilo positivo, procurando que quede un Ínter- 59 ralo libre de 5 milímetros en su extremidad, luego que el tubo electrodo se sumerge en la cubeta de agua salada, el líquido se eleva con mucha rapidez á una altura de 25 á 30 centí- metros, para descender en forma de manto sur- cado de rasgos brillantes y chorros de vapor. Así es como se forma la lomba voltaica , en la que se hace el vacío, debido á la producción y condensación del vapor, alrededor del elec- trodo. El líquido asciende en este caso con tanta ra- pidez que á pesar de lo exiguo del canal, luego que la parte inferior toca el líquido, se descu- bre una gotita luminosa en la extremidad su- perior del tubo. Más adelante describiremos la máquina reos- tática de cantidad, cuya corriente produce estos efectos de ascensión de un modo aun más nota- ble que los que origina la corriente de tensión directa de la batería secundaria. El ariete hidro-eléctrico ó sea el chorro de agua producido por las chispas de la máquina reostática, dispuesta en cantidad, se obtiene co- locando los electrodos en las condiciones del fe- nómeno anterior, y entonces el agua se eleva en el tubo por movimientos bruscos, sin que sea tan marcado el desarrollo de la acción calorifi- 60 ca, y el ariete que resulta debe sus efectos á una acción mecánica de la electricidad. Este ariete ó chorro de agua eléctrico se pro- duce empleando siempre la corriente de can- tidad suministrada por la bomba voltaica, cuando se acorta el tubo capilar por el cual la corriente desemboca en el líquido, de modo de reducirlo á 2 ó 3 centímetros de longitud, y de limitar en un espacio pequeño la cantidad de materia sometida ála acción de la corriente. El chorro de vapor que se produce queda for- mado por pequeñísimas gotas de vapor que se elevan á más de un metro de altura. Muchas veces la cubeta de vidrio en la que se hace la experiencia, se rompe, debido á que las chispas que pasan por el tubo inmergido en el líquido, están acompañadas de choques violen- tos y de un ruido muy fuerte, lo que hace que al pulverizarse el agua se haga turbia y que con tal motivo la fuerza mecánica sea muy conside- rable y determine la ruptura del vaso. Además de los fenómenos de aspiración pro- ducidos por la corriente eléctrica que hemos descrito, se producen otros, que pueden llamar- se conos líquidos á causa de su forma, los cua- les están acompañados de chorros de vapor, y se forman en la extremidad de un electrodo de 61 papel híimedo ó de un pincel húmedo de amian- to, por una corriente eléctrica de alta tensión. Para producir los conos líquidos hay que em- plear una tensión más elevada que en las ex- periencias anteriores, sea la de 800 pares secun- darios, y aproximar el electrodo de la superficie del agua destilada, para que el líquido se levan- te en forma de cono, antes que la chispa estalle. Este fenómeno no se nota mucho haciendo uso de la electricidad estática, pero se observa mejor sobre el aceite que sobre el agua, con es- ta clase de electricidad ; se nota más en este ca- so, debido á la mayor cantidad de electricidad puesta en juego. Peltier fué el primero que lo observó. Ahora cuando con un pincel húmedo de amianto ó de papel de filtrar, se forma un elec- trodo, se produce alrededor del pequeño cono acuoso que queda suspendido en la extremidad del electrodo durante el paso de la corriente, una corona de vapores, debida á que la corrien- te á su paso por el líquido, desarrolla un efecto calorífico. III Para terminar lo relativo á las experiencias que por medio de las corrientes eléctricas de 62 alta tensión, reproducen fenómenos análogos á los de las trombas y los ciclones, describirémos la experiencia que da lugar á las espirales elec- tro-dinámicas. Desde luego diremos que esta experiencia no exige una tensión eléctrica tan grande como las anteriores. Basta para realizarla una batería secundaria de 10 á 20 pares, ó una pila de 15 á 20 elementos de Bunsen. En este caso, el electrodo positivo lia de ser un hilo de cobre y el líquido del voltámetro, agua acidulada, con una décima parte de ácido sulfúrico. Cuando se emplea la acción de una corriente de pequeña tensión en las condiciones comunes de la electrólisis del agua con este voltámetro, el hilo positivo se cubre de una capa de óxido que se disuelve poco á poco en el líquido. Si se hace uso de una corriente de mayor tensión, se presenta un fenómeno distinto. En este caso, el sitio de la oxidación queda trasportado á la extremidad del hilo. Entonces se oye un silbido semejante al que produce un hierro enrojecido que se sumerge en el agua fria, y dicha extremidad del hilo produce un chorro de óxido muy dividido que se escapa en copos que no se disuelven en el líquido. Esta 63 experiencia constituye lo que se llama la nube de óxido producida en un voltámetro, en la ex- tremidad de un electrodo positivo de hilo de cobre. Si producida la nube de óxido se aproxima el polo de un imán á la extremidad de un elec- trodo, la nube de óxido toma un movimiento giratorio muy rápido en el sentido del polo del imán que se le presenta, y se forma la espiral electro- dinámica en la extremidad de un elec- trodo de cobre, bajo la influencia de un polo magnético. Entonces la rotación se verifica con- forme á las leyes de Ampére: en sentido inverso del movimiento de las agujas de un reloj, en pre- sencia de un polo boreal; y en el mismo sentido que el de las agujas de un reloj, en presencia de un polo austral. Esta experiencia se puede ejecutar también de la manera siguiente : Se toma una cubeta de vidrio ó porcelana, la cual se coloca encima de un electro-iman, y se llena de agua acidu- lada; se sumerge en el líquido un hilo metáli- co cualquiera, puesto en comunicación con el polo negativo de una pila de 15 elementos de Bunsen. El hilo positivo de cobre se sumer- ge sucesivamente en el liquido, encima de cada polo del electro-iman. Entonces se produce la 64 nube do óxido, las espirales se desarrollan, viéndose las dos clases de éstas, de sentido di- ferente, permanecer algunos instantes en la su- perficie del líquido, aun cuando la corriente lia dejado de obrar, y que conservan aun el movi- miento de que el líquido estaba animado bajo la influencia magneto-eléctrica, debido á que el óxido formado no se disuelvo luego en el lí- quido, sino que flota en un estado de división extrema en su superficie. La experiencia que hemos descrito puede re- lacionarse con las que han realizado Wartmann, Jamin y otros, relativas á la rotación de los lí- quidos atravesados por corrientes, alrededor de los imanes. El carácter peculiar de esta experiencia, des- crita desde 1860 por Gastón Planté, es la rota- ción en forma de curvas espirales, á consecuencia de la acción magnética que se ejerce sobre las co- rrientes (pie radian alrededor de un mismo punto formado por la extremidad del electrodo; y la limpieza de estas espirales es tanto mayor, cuan- to gue el mismo electrodo suministra, por su des- agregación, la materia sólida necesaria para hacer visible la marcha de las corrientes en el seno del líquido. En 1878, Silvanus P. Thompson obtuvo es- 65 pirales análogas haciendo obrar sobre la lima- dura de hierro un imán atravesado por una co- rriente eléctrica, y las fijó, lo mismo que otros fantasmas magnéticos, debidos á las acciones electro-dinámicas. . IV En las trombas y los ciclones la electricidad desempeña un papel muy importante, y se pue- den reconocer grandes analogías entre ellos y los fenómenos de que nos hemos ocupado en los tres párrafos anteriores. La experiencia en la cual una vena líquida, fuertemente electrizada, se derrama abajo de un imán, reproduce en proporciones infinita- mente reducidas, pero con sus rasgos más ca- racterísticos, los principales efectos de las trom- bas, como el ruido que hacen al producirse, la neblina que se forma alrededor de ellas, los ras- gos luminosos ó los relámpagos silenciosos que las surcan, los globos de fuego que aparecen al- gunas veces en su extremidad, pues en la exj>e- riencia de la vena, cuando ésta encuentra la su- perficie del líquido, se forman alrededor de la chispa globulitos acuosos luminosos, así como vapor de agua y agua pulverizada; — deferves- cencia ó hervidero de las aguas cuando tocan la Estudios.— 5 66 superficie del mar, etc. De todo esto resulta que las trombas pueden compararse á electrodos positivos de líquido ó de vapor, de los cuales se escapan bácia el mar ó el suelo las podero- sas corrientes eléctricas de las nubes tempes- tuosas. Por medio de esta experiencia de la vena lí- quida se ha podido justificar que el movimiento giratorio de las trombas es debido al derrame del flujo eléctrico bajo la influencia del magne- tismo del globo; teniendo en cuenta que este movimiento se verifica como en la experiencia citada, esto es, en sentido inverso de la rotación de las agujas de un reloj , para el observador co- locado en el hemisferio boreal , y en sentido direc- to para el observador colocado en el hemisferio austral. Dampier en su ((Viaje alrededor del mundo,» dice que cuando se acerca una tromba, «la superficie del mar comienza á agitarse, se ve al agua espumar y girar suavemente hasta que el movimiento rotatorio so ha acelerado » V Los ciclones venfican también su movimien- to en sentido giratorio. La rotación de estas grandes corrientes aéreas tiene lugar en espiral , según los diagramas de muchos navegantes, pu- 67 dienclo citarse en apoyo ele esta teoría las ob- servaciones de Meldrum, director del Observa- torio de la Isla Mauricio; de Wilson, director del Observatorio de Calcutta, y de otros, veri- ficándose al estilo de los movimientos electro- dinámicos, en espiral , de que fiemos hablado, cuando un flujo eléctrico escapándose de un solo punto, puede radiar en todos sentidos so- bre un imán. Por otra parte, estos movimien- tos giratorios están comunmente acompañados, cuando nacen en las regiones intertropicales, de las más intensas manifestaciones eléctricas, se- gún lo afirman Reid, Piddington, de la Havane y Poey en el «Anuario de la Sociedad meteo- rológica;» A. Le Giras, Bridet, Roux y Zurcfier y Margollé en sus obras sobre las «Trombas y ciclones,» ,Marié-Davy en «Los movimientos de la atmósfera y los mares,» C. O. Iíaskins en «La luz eléctrica,» y Planté en «Los fenómenos eléctricos de la atmósfera.» Hay, además, que tener en cuenta que los ciclones parecen des- arrollarse alrededor de un punto, llamado el ojo del ciclón , que constituye un verdadero foco de electricidad. De todo lo que fiemos dicho, los meteorologistas más sabios, entre ellos Plan- té, atribuyen las trombas y los ciclones á la ro- tación magneto-dinámica de las corrientes eléctri- 68 cas de la atmósfera, á las cuales las nubes sirven de conductores móviles, y cuyo movimiento se co- munica á las masas de aire que las rodean. En la obra de H. Piddington « Guia del ma- rino sobre la ley de las tempestades,» se lee que el mismo Reid, lino de los autores de las Leyes de las tempestades, Pabia presumido «que el electro-magnetismo tenia, quizás, alguna rela- ción con el carácter rotatorio de las tempesta- des y sus movimientos opuestos en los hemis- ferios diferentes » Esta opinión viene eu apoyo de la teoría moderna sobre las causas del movimiento giratorio de los ciclones, pues mu- chos meteoi’ologistas creen que es debido al en- cuentro de vientos de dirección contraria ó ani- mados de velocidades diferentes. Como ya hemos manifestado al tratar del tor- bellino de granizo, que tiene el mismo origen que los ciclones, en las experiencias descritas es muy grande la velocidad con la cual se produ- cen los movimientos electro-dinámicos. Pero como en el seno de la atmósfera la corriente eléctrica no se halla aprisionada en conducto- res metálicos, puede repartirse libremente, de un solo punto, en todos sentidos en el seno de un líquido. Si se considera la rapidez de estos movimien- 69 tos, fácilmente se puede tener idea de la poten- cia que pueden alcanzar estas conúentes aéreas eminentemente móviles, cargadas de una gran cantidad de electricidad, radiando en todos sen- tidos en el seno de la atmósfera, y que se tranfor- man en movimientos giratorios debido al mag- netismo del globo. Es preciso tener en cuenta que no se considera para esto la trayectoria de los ciclones ó sea su movimiento de traslación, el cual está sujeto á la dirección de los vientos regulares superiores, combinada con el movi- miento de rotación de la tierra. VI Respecto de las trombas espirales, diremos que el apéndice nebuloso que constituye las trombas, algunas veces se presenta en forma espiral con gavilla acuosa en su extremidad. Una de estas trombas fué observada en Niza (Francia) por Michaud, en 1789. jNToad en su «Libro sobre electricidad,» pu- blicado en Londres en 1879, cita lo diclio por el capitán Beechey en la narración de su viaje por el Océano Pacifico,- que « un globo de fuego se precipitó en el mar; los relámpagos fueron muy numerosos, y la columna de la tromba descendió bajo la forma de una espiral. La gi- 70 ración fué en sentido inverso de la rotación de las agujas de un reloj.» Si tuviésemos un gran número de ejemplos de trombas en espiral, y si el sentido de ésta se reconociera que siempre fuese el mismo, tam- bién se podría atribuir esta forma de trombas, como el movimiento giratorio, á la acción del magnetismo terrestre. Siempre es fácil explicar la formación de una espiral por medio del movimiento de reacción producido por el derrame del flujo eléctrico, como las experiencias descritas anteriormente. A esta misma causa se deben los relámpagos en hélice y las espirales fulgurantes cuya hue- lla se ha encontrado sobre los árboles fulmina- dos, según lo aseguran Wilfrido de Fonvielle en su obra «Relámpagos y truenos,» Coulvier- Gravier en sus «Investigaciones sobre los me- teoros,» y los redactores del periódico parisien- se La Nature. También Cli. Moussette en 1886 y 1887, ha- ciendo uso de la fotografía, ha logrado obtener de las pruebas fotográficas de los relámpagos que observó, espirales muy precisas formadas por estos relámpagos, y ha comparado su aspec- to al que presentan en la noche los fuegos ar- tificiales, cuyo movimiento de traslación está, 71 acompañado de un movimiento giratorio. Y lia reconocido que en relámpagos observados du- rante algunos minutos de intervalo, y que ha fijado sobre un mismo cliché, el roleo de las espiras no tenia el mismo sentido: en uno era dextroi'sum; en el otro, formado por dos ramas, la vertical era sinistrórsum, y la segunda rama, arqueada en vuelta, era un hélice dextrorsum. Por todo lo que hemos dicho se puede afir- mar que las trombas siempre están cargadas de electricidad, y que deben su movimiento gi- ratorio á dicha electricidad, aun cuando no se presenten acompañadas de ningún signo eléc- trico. Y esto es debido á que en semejantes ca- sos forman un conductor bastante perfecto para que el flujo eléctrico, sin trasformarse en calor y luz, pueda derramarse. Y hay además que decir que las trombas deben estar cargadas de electricidad positiva, porque si lo fueran de ne- gativa, el movimiento giratorio no se verifica- ría sino en sentido inverso del que se observa en cada hemisferio, ya sea el boreal ó el austral. Peltier y Brisson, físicos franceses, creen que la formación de las trombas ó el descenso hácia el suelo de los apéndices nebulosos, puede con- siderarse como una atracción electrostática en- tre las nubes y la tierra. Hay aún que tener en cuenta una acción de trasporte, de la cual ofre- ce varios ejemplos la electricidad dinámica, y que tiene por objeto facilitar el derrame del agua de la nube electrizada. Es fácil concebir que un nimbus muy denso y muy cargado de electricidad, dé origen á la caída de una colum- na acuosa, cuando pasa muy cerca del mar ó del suelo. YII Hay que citar por último la marea alta que acompaña á los ciclones, y los seiches que se ob- servan en los lagos de Suiza. Consisten estos fenómenos en una elevación repentina de las aguas en forma de olas ú ondulaciones, parti- cularmente en las extremidades estrechas de los lagos, y los cuales se producen durante las tem- pestades, son, según opiniones autorizadas, de- bidos á la electricidad. Por medio de la experiencia de que ya habla- mos, conocida por la mascarilla eléctrica, se pue- de probar el origen eléctrico de estos fenóme- nos. Y por el fenómeno conocido por bomba voltaica , que ya describimos, se pueden expli- car los efectos de aspiración bastante enérgicos, producidos por las trombas, y concebir, espe- cialmente, porqué en las trombas de apañen- 73 cia tubular, ejerciéndose esta aspiración á lo largo de la columna electrizada, puede elevar- se el agua á una altura indefinida, por lo que se designan estos meteoros bajo el nombre de bomba ó sifón , en algunos lugares de la tierra. De las paredes del mismo canal vaporoso pue- de provenir el agua aspirada, lo que explica que en las aguas que caen de las trombas ma- rinas no baya sal. Weyher, por la via mecánica, en 1887, ba imitado los efectos de aspiración de las trom- bas. Aun cuando por medio de estas experien- cias se pueden reproducir mecánicamente di- versos efectos de electricidad, así como los de las trombas, bay que tener presente que en la naturaleza, la electricidad unida á la acción del magnetismo terrestre es la que produce los efec- tos mecánicos de las trombas, y que no es pre- ciso que baya torbellinos de aire para que apa- rezcan. Por medio de la electricidad estática se pue- den producir algunos fenómenos de aspiración y evaporación; pero haciendo uso de fuertes corrientes de electricidad- dinámica, en las que se reúnan á la vez la cantidad y la tensión , se pueden producir fenómenos que se acerquen más á los naturales. 74 Planté, el sabio meteorologista francés, de- duce de todas estas experiencias que las trom- bas y los ciclones son poderosos efectos electro- dinámicos producidos por las fuerzas combinadas de la electricidad atmosférica y del magnetismo terrestre. IjAXS J^TXjROIR^S POLABES. I Muy pocas son las experiencias que se han llevado á cabo para producir fenómenos seme- jantes á los de las auroras ¡colares, habiéndose limitado éstas á la producción de fenómenos luminosos, por medio de comentes eléctricas de alta tensión en contacto con superficies hú- medas. Vamos á dar una ligera idea de estas experiencias. Cuando se coloca el electrodo positivo de una batería secundaria de 400 pares en contacto con las paredes húmedas de un vaso de agua sala- • da, donde se halle sumergido el electrodo ne- gativo, según la mayor ó menor distancia del líquido respecto del electrodo positivo, se ob- serva en la extremidad de éste, ya una corona , 76 formada por partículas luminosas, colocadas en forma de círculo alrededor del electrodo ; ya un arco bordado de una franja de rayos brillantes; ya una línea sinuosa animada de un rápido mo- vimiento ondulatorio. Entonces se oye un ruido peculiar que au- menta constantemente, y sobre la línea de fue- go se escapan violentos chorros de vapor de agua, como si este último ejerciese una presión sobre el fuego. A medida que . se sumerge más el hilo del electrodo, se produce un anillo luminoso cerra- do que semeja un círculo, y á este anillo suce- de otro y así sucesivamente, hasta que se obtie- ne una serie de ondas brillantes, en cuyo inte- rior se agita el líquido por medio de un movi- viento de remolino. Muchas veces se presentan alrededor de los remolinos líquidos, anillitos luminosos irregulares que parecen desprender- se del electrodo ó del cristal del vaso. Si éste es un tubo que tiene la forma de una U mayús- cula, todas estas ondas se confunden y el líqui- do entra en una rápida ebullición, al hacerse luminoso. Puede observarse que en este tiem- po, si se coloca cerca del circuito una aguja imantada, su desviación experimenta variacio- nes repetidas. 77 . II Las experiencias de que he hablado presen- tan fenómenos semejantes á los de las auroras polares. En ellas hemos visto que el flujo eléc- trico se encuentra en presencia de masas acuo- sas ’ó superficies húmedas, como sucede con las auroras polares en la atmósfera. Muchos meteorologistas de gran nombradla han estudiado este fenómeno ígneo, y entre ellos citaré á Humboldt, á Arago, á Erarais Lottin, á Piazzi Smyth, á Capron, á Liáis, á Alfredo Angot, á Heclcer de Saussure, á Kaéntz, al Dr. Hjaltalin, al Dr. Robinson, á Sabine, á Que- telet y á Palmieri. Pero los que más se han distinguido son Sélim Lemstróm, sabio profe- sor de la Universidad de Helsingfors y Gastón Planté, eminente meteorologista francés. El primero sostuvo, en 1875, que las auroras polares debían ser el resultado de una descarga eléctrica entre las capas superiores de la atmós- fera , cargadas de electricidad positiva, y la tierra considerada negativa. Más adelante describiré las experiencias de este sabio, para apoyar su teoría; 'así como las de Planté, que consideraba 78 en 1876, y más tarde lo sostuvo en 1888, que las auroras polares son el resultado de la difusión en las capas superiores de la atmósfera , alrededor de los polos magnéticos de la electricidad positiva que emana de las mismas regiones polares , sea en rayos oscuros, cuando no hay nubes interpuestas ; sea convertida en calor y en luz por el encuentro de conjuntos acuosos, en el estado liquido ó sólido , que vaporiza con ruido, y precipita bajo forma de lluvia ó nieve, en la. superficie del globo. III En las experiencias que he descrito, aun sien- do tan pequeñas las proporciones, se reconocen las coronas, los arcos luminosos de franjas de rayos brillantes, regulares ó sinuosos, y anima- dos de un movimiento ondulatorio, bastante rá- pido. Este movimiento, especialmente, es el que presenta una analogía perfecta con el que se ha comparado en las auroras á los pliegues y re- pliegues de una serpiente ó á los de un colgajo movido por el viento. El color amarillo de la luz que domina en es- tas experiencias, es producido por el uso que en ellas se hace del agua salada; pero en los lu- gares donde el agua está ménos cargada de sal, se notan tintes purpurinos y violáceos, seme- 79 jantes á los ele las auroras, siempre que el a^ venga clel vapor conclensado. Ya hemos visto que los rayos del arco 1i£BÍ™dinacion de noso son debidos á la penetración del flujo eléfi 1 1 N c 1 A 5 trico en los conjuntos húmedos ó helados que encuentra, y se cree que los rayos de las auro- ras polares deben tener el mismo origen. Como el vacío que resulta de este fenómeno, se llena en seguida, nuevos rayos se reproducen cons- tantemente y está fuera de duda que los rayos de luz de las auroras parezca que sean lanzados á manera de flechas, y que se renueven á cada momento. En cuanto a] segmento oscuro ó círculo que forman en las auroras polares la bruma ó el velo nebuloso que encuentra al flujo eléctrico, éste corresponde, en las experiencias de que he hablado, al círculo ó segmento húmedo que ro- dea al electrodo, y alrededor del cual se extin- gue la corriente voltaica. Como se vaporizan las porciones más cerca- nas del punto donde se verifica el derrame del flujo eléctrico, resulta que á una cierta distan- cia se trasforma en calor y luz la onda eléctri- ca detenida. Respecto de la analogía qne hay entre el arco luminoso de las auroras y el producido en núes- 9 Ol s t) 3Ú 80 tras experiencias, ésta también es muy notable. Esta forma de derrame del flujo eléctrico en el voltámetro, se debe á que el líquido no rodea por completo al electrodo ; pero cuando éste se baila sumergido de antemano, se producen on- das ó círculos luminosos completos, como acon- tece en las auroras, cuyo arco está considerado como la porción visible para el observador de un círculo luminoso entero. Respecto de la fluctuación d§ la luz, ya he- mos visto que cuando el flujo eléctrico agita violentamente el líquido, se forman remolinos por el choque de unas ondas electrizadas contra otras, y cuando se opera con una pequeña can- tidad de líquido, se produce una ebullición lu- minosa que corresponde perfectamente á la fluc- tuación de la luz en las auroras polares, que es lo que más las caracteriza. A medida que penetra el líquido en el elec- trodo, el vapor de agua se desprende con ma- yor violencia y abundancia. Las más fuertes baterías de electricidad estática apénas permi- ten sospechar este fenómeno que es de gran im- portancia, si se tiene en cuenta que él explica las caidas abundantes de lluvia ó de nieve que en las auroras polares siempre se han obser- vado. SI Después ele la aparición ele las auroras pola- res, se producen graneles vientos, debido á que la descarga de una gran cantidad de electrici- dad en la atmósfera, por su acción calorífica, por la vaporización instantánea y la condensa- ción rápida que resulta, producen la formación ele grandes y poderosas corrientes aéreas. Cuando aparecen las auroras boreales, se es- cucha un ruido confuso, que en concepto de los que lo han oiclo, es semejante al de las expe- riencias que hemos descrito, y el cual se debe á la vaporización producida por los surcos de fue- go eléctrico que penetran en una masa húmeda» El Dr. Kaémtz asegura en su « Tratado de me- teorología, » que «este ruido es muy intenso, cuando los rayos son lanzados con vivacidad.» También es más notable este ruido en el vol- támetro, cuando los rayos que bordan el arco lu- minoso son más largos y se forman con más violencia en el'seno del líquido. Algunos meteorologistas creen que este rui- do no se produce; pero para destruir su creen- cia, basta citar que los habitantes de las regio- nes boreales están todos de acuerdo en que sí se produce durante la aparición de las auro- ras, afirmando la veracidad de este fenómeno, Kaémtz, Arago, iNecker de Sausurre y el Dr. Estudios.— 6 82 Hjaltalin, que lo lia oido personalmente en las regiones polares. Para reproducir, en las experiencias que lie descrito, las perturbaciones causadas por las au- roras polares, basta colocar una aguja imantada cerca del circuito. Según que el arco luminoso se desarrolle más ó ménos en el líquido, así au- mentará ó disminuirá la desviación de la aguja. Por todo lo que se lia observado ya en las experiencias del voltámetro, se puede afirmar que las auroras deben ser producidas por un flujo de electricidad positiva, puesto que los fe- nómenos luminosos que presentan son los mis- mos que los del electrodo positivo en el voltá- metro, sin que el electrodo negativo presente analogía alguna. Por último, tenemos que convenir con Gastón Planté, que «el vacío imperfecto de las altas regiones es el que funcionando como una in- mensa cubierta conductora, desempeña el papel del electrodo negativo en las experiencias de que lie hablado, y que la electricidad positiva se derrama hacia los espacios planetarios y no luicia el suelo á través de las brumas ó las nubes heladas cpie flotan encima de los polos.» Para terminar el capítulo relativo á las au- roras boreales ó polares, podría aquí dar un re- 83 súmen de la bellísima teoría de Planté acerca del origen de la electricidad de las auroras po- lares y de la electricidad atmosférica en gene- ral, la cual concuerda en parte con la hipótesis de Ampére, que admite la existencia de una corriente eléctrica de dirección determinada, que rodea al globo y produce su acción magné- tica, pero seria muy difuso al hacerlo. La teoría de Planté ha merecido la aprobación de los me- teorologistas ingleses Pyazzi Smith y Sabine, y en el desarrollo de ella están las razones en que funda el sabio francés lo que para él constitu- yen las auroras polares, que ya hemos citado más adelante. DIVERSOS FENOMENOS PRODUCIDOS DURANTE LAS TEMPESTADES. I Así como en las experiencias que he descrito anteriormente, he manifestado el papel que des- empeñan las corrientes eléctricas de alta ten- sión, voy ahora á presentarlas en el sentido de que pueden iluminar los tubos de aire rarifica- do de una resistencia de muchos millares de ohms. La claridad emitida es aún más brillante que la producida por corrientes de inducción. Sucede en algunos casos que la resistencia es muy grande para que los tubos puedan ser ilu- minados luego, y entonces es preciso añadir á uno de los polos un suplemento de tensión, aproximando ó alejando de ellos un cuerpo car- gado de electricidad estática, como por ejemplo, S5 el platillo de un electrófono ó un bastón de ebo- nite frotado, determina dicho cuerpo que el tubo de aire rarificado quede iluminado en se- guida. Esta experiencia puede hacerse con baterías secundarias de láminas de plomo, cargadas por tres pares de sulfato de cobre, las cuales, por su descarga, iluminan un tubo con aire rarificado. Cuando en esta experiencia se interponen dos peines, — tal es la figura que deben tener dos pe- dazos de papel de filtrar, humedecido con agua destilada, — en el circuito de las baterías y del tubo de aire rarificado; entonces el tubo se ilu- mina con intermitencias espontáneas; las clari- dades se presentan allí como relámpagos, sepa- rados por intervalos de uno ó varios segundos, y así se están reproduciendo durante varias ho- ras, hasta que quede completamente descarga- da la batería. He descrito estas experiencias porque ellas dan una idea análoga de lo que se verifica en la atmósfera respecto de las intermitencias en las descargas de las nubes tempestuosas, puesto que las nubes sin recargarse ó sin engendrar nuevas cantidades de electricidad, pueden pro- ducir efectos intermitentes que se prolonguen por mucho tiempo, con una carga dada. 86 Respecto del uso de los peines de papel, hu- medecido con agua destilada, éstos, en la expe- riencia descrita, representan las porciones irre- gulares de nubes que se encuentran á distancias más ó ménos grandes, unas de otras, y consti- tuyen, por decirlo así, un aparato imperfecto que no permite la descarga de toda la electrici- dad que contiene la batería en una sola vez. Ilay que tener también en cuenta que la peque- ñísima cantidad de agua que se encuentra en la extremidad de las puntas, se vaporiza vio- lentamente por el efecto calorífico de la desear - ga; y desde que ha conductibilidad del medio es insuficiente, queda interrumpida la corriente. Pero como son numerosísimas las puntas, otras partes húmedas se presentan al contacto, y entonces la descarga se reproduce, bien por un punto ó por otro, pero de una manera inter- mitente. Una nube tempestuosa más ó ménos dividi- da, se la puede considerar como teniendo una carga determinada y limitada de la electricidad que ha recogido en su trayectoria á través de las altas regiones de la atmósfera, constante- mente electrizadas. Esta carga se puede asimi- lar á la que se halla contenida en la batería se- cundaria. Pero teniendo en cuenta la naturaleza 87 vaporosa y móvil que constituye la nube, la descarga no puede ser completa en una sola vez, cuando se encuentra con otra nube ó cuan- do las porciones de la misma nube vienen á separarse unas de otras y presentan al cabo de cierto tiempo, diferencias en su estado de ten- sión eléctrica. En este caso, los relámpagos se reproducen con mayor ó menor intensidad, se- gún la mayor ó menor distancia do los frag- mentos nebulosos, ó según la mayor ó menor conductibilidad del medio interpuesto; como sucede en la experiencia descrita, con los peines de papel húmedo. Beccaria cree que las nubes tempestuosas re- sultan de la reunión de nubecillas distintas, desgarradas y fraccionadas. También sostiene que una gran nube no puede ser tempestuosa por sí sola. Para que una nube sea tempestuo- sa se requiere que sea muy extensa y que entre su superficie inferior y la tierra se interpongan varias nubecillas. Si algunas de las puntas de los peines de pa- pel contienen muclia humedad, éstas vienen á encontrarse on contacto más prolongado, y si la vaporización dura más tiempo, entonces la cla- ridad en el tubo de aire rarificado dura muchos segundos y minutos, y de esta suerte se explica 83 la emisión de luz sin trueno y sin descargas es- trepitosas que muchos meteorologistas y viaje- ros célebres han observado en ciertas nubes ó en porciones de nubes tempestuosas, y entre ellos se pueden citar á Arago, Abbadie, Rosier, Yicholson, Beccaria, Sabino, etc. Estos efectos son debidos á una descarga in- termitente ó continua de la electricidad acumu- lada y contenida en la nube. Saussure afirma que él sólo ha visto que tie- nen lugar las tempestades en los lugares mon- tañosos, «en el momento del encuentro ó del conflicto de dos ó más nubes.)) Planté cree que en las regiones relativamen- te bajas do la atmósfera, donde con frecuencia aparecen las tempestades, no hay un medio de aire rarificado bien constituido, como en los tubos de G-eissler, que se emplean en la expe- riencia de que he hablado. Y asegura que la electricidad, por su poder calorífico, vaporizan- do inmediatamente las extremidades húmedas de las dos porciones de la nube electrizada, se produce el vacío necesario para que la descarga aparezca en el estado luminoso. Para terminar lo relativo á las intermiten- cias de las descargas en las nubes tempestuosas, diré algo respecto de los relámpagos de calor. 89 Por medio de la experiencia descrita se tiene una representación perfecta de estos relámpa- gos. Le Roux los ha imitado y explicado’ por medio de globos de aire rarificado, colocados en la proximidad de una máquina eléctrica, de donde sacaba las descargas que determinaban en estos globos, por un efecto de inducción elec- trostática, la producción de las claridades. Esta clase de relámpagos se reproduce en es- ta experiencia espontánea y directamente, sin ser provocados por influencia, que es el caso que en la naturaleza acontece las más veces. II Respecto de las formas de los relámpagos, puede decirse que las chispas de las máquinas eléctricas y de los carretes de inducción, imitan muy bien la forma de los relámpagos comunes, esto es, en zig-zag. La máquina reostática permite obtener, entre dos puntas, chispas cuya semejanza de forma con la de los relámpagos es muy marcada. La máquina reostática se compone de un gran número de condensadores, de lámina delgada de mica, alternativamente cargados en superfi- cie y descargados en caida por una fuente de 90 electricidad voltaica de alta tensión, ó sea una batería secundaria de 800 pares. Por medio de la fotografía se obtienen repro- ducciones instantáneas de los relámpagos. Bas- ta establecer una comparación entre las foto- grafías que representan los relámpagos y las chispas de la máquina reostática, y se recono- cerá en ambas el mismo género de ramificacio- nes, en forma de anastomosis. Las chispas de la máquina reostática se ob- tienen haciéndolas estallar sobre la flor de azu- fre repartida sobre un platillo de resina. La huella que dejan queda visible aun después que la chispa ha estallado, y puede ser grabada so- bre la misma resina por medio de un buril ó un punzón, y en seguida calcada con toda exac- titud. III Las chispas producidas por la máquina reos- tática dan lugar á arborizaciones, que aparecen quitando el exceso de azufre por medio de algu- nos ligeros choques dados á la lámina aislado- ra, sobre la que han dejado su surco ó huella. Por medio de estos efectos se explican las mar- cas de apariencia vegetal que se observan fre- 91 cuentemente en las personas fulminadas por el rayo, y cuyas marcas no son sino el resultado de las ramificaciones del rasgo del mismo rayo. Estas marcas que presentan las personas ful- minadas por el rayo, tienen muclia analogía y se explican por medio de la experiencia que acabo de describir. Luego que la chispa se pro- duce, se re á la flor del azufre proyectada en el aire, de preferencia alrededor de los dos q>oIos. Pues lo mismo sucede en el caso del rayo. El polvo del suelo ó cualquiera otra materia colo- cada sobre el paso de la descarga, debe ser pro- yectada, yes fácil comprender que esta materia, elevada á una temperatura muy alta, pueda producir en el cuerpo del hombre una cauteri- zación violenta que generalmente tiene la for- ma arborescente. De suerte que este fenómeno ■se explica por medio de la experiencia que ya he descrito. IV Cuando el rayo ataca á los vegetales, los efectos de extenuación que produce en ellos, tales como su división en latas, correhuelas ó en briznas in- contables; su arrancamiento, su levantamiento y los efectos de aspiración que acompañan fre- cuentemente á las descargas de la electricidad 92 atmosférica, pueden explicarse fácilmente por medio de la experiencia siguiente : Guando se coloca una hoja de papel de filtrar, humedecida con agua salada, en comunicación con una batería secundaria de 400 pares; y si por otra parte se toca la supei'ficie húmeda con el polo positivo, debajo de este hilo, con des- prendimiento de luz y proyección de vapor, se produce una cavidad en forma de cráter eriza- do, y en sus bordes una multitud de filamentos desecados y enredados unos en otros. Entonces se encuentra el hilo positivo cubierto de un magma formado por la pasta del papel traspor- tado, y alrededor del electrodo quedan adheri- dos restos filiformes cuya longitud varia entre 10 y 16 centímetros. Hácia el electrodo positi- vo quedan dirigidas las extremidades de estos fijamentes. Se puede afirmar que la acción calorífica ejer- cida por la corriente, la cual vaporiza y deseca violentamente las fibras húmedas de la materia orgánica, es la causa de estos fenómenos, los cuales también son debidos á su gran tensión, que como se sabe produce efectos de atracción ó de aspiración y la división mecánica de la materia sometida á la descarga. Al tratar del granizo ya hablé de la experien- 93 cia de la gavilla de glóbulos acuosos, producida en la superficie de un líquido por una corriente eléctrica de alta tensión, con un electrodo posi- tivo formado con papel húmedo. En dicha ex- periencia la chispa se presenta como si fuese una canastilla de puntas luminosas, y así de- muestra la forma que la electricidad negativa pai’ece elegir al ir al encuentro de la electrici- dad positiva, con el fin de neutralizarla. En estas experiencias se apoyó el sabio belga Mel- sens para construir sus pararayos en forma de canastilla de puntas, con el objeto de dar ímás seguridad á las construcciones defendidas por esta clase de pararayos. Ultimamente Buchin ha inventado una nueva forma de pararayos, propia para la defensa de los depósitos de pól- vora, la cual hasta hoy no se ha puesto en uso en México, según mis noticias, lo que evitaría muchas desgracias en los polvorines. Y Voy ahora á ocuparme de dar á conocer una magnífica experiencia del malogrado sabio fran- cés Gastón Planté, cuyo objeto es demostrar las alteraciones de la cohesión molecular de los ta- 94 líos y los conductores de los pararayos, á con- secuencia de las tempestades. Antes hay que advertir que las corrientes eléctricas de alta tensión pueden, al atravesar conductores metálicos, determinar una altera- ción molecular notable en su interior y cambiar su textura molecular, haciéndolos frágiles y quebradizos. Esto es lo que ha observado Plan- té como resultado de las experiencias que ha hecho con la corriente de cantidad de la máqui- na reostática. Esta experiencia consiste en lo siguiente: Se dispone la máquina reostática de manera que todos los condensadores estén asociados en can- tidad, durante la descarga, y puesta en acción por la batería secundaria de 800 pares, da una corriente dotada de propiedades especiales y cuyos efectos mecánicos son muy superiores á los caloríficos. Dispuesta así la experiencia, mientras que un hilo de platino muy fino, atravesado directa- mente por la corriente de alta tensión de la ba- tería, solamente se enrojecería, sin que se no- tase cambio alguno en su forma ; si este hilo queda atravesado por la corriente de descarga déla máquina reostática, se observa que al mo- mento cambia de forma. La longitud del hilo, 95 siendo de 40 centímetros, se ve aparecer en ella y á distancias algo irregulares pliegues de ángulos salientes. El hilo cambia de forma. Estos ángulos algunas veces se presentan ca- si regularmente opuestos de distancia en dis- tancia; pero con frecuencia se ven dos ó tres consecutivos, cuyo vértice se halla situado en la misma dirección. Si se sigue haciendo girar la máquina, des- pués de haber aproximado las pinzas entre las cuales se halla fijado el hilo, á fin de que no se tienda hasta que pueda romperse; entonces, al- rededor de los ángulos ya formados se presen- tan nuevos pliegues, y el hilo vuelve a cambiar de forma. Si se acorta la longitud del hilo has- ta reducirla á 10 centímetros, se enrojece hasta el blanco y presenta ángulos muy numerosos y sinuosidades de tal suerte acentuadas, que semeja el aspecto de una chispa electiica con- tinua. Durante el fenómeno se oye, cerca del hilo, un ruido ó un crujido semejante al de una chis- pa que se produjera en el mismo hilo; aun cuando es preciso advertir que este hilo no pre- senta solución de continuidad. Planté asegura que este ruido es debido á «la alteración mole- cular resultante del paso de la corriente de la 96 máquina, que tiene por efecto determinar con- tracciones muy bruscas y dilataciones de la ma- teria délos cuerpos que atraviesa;» y que es producido sin la intervención de ninguna ac- ción electro-magnética. A consecuencia del paso de la corriente el hilo se hace muy quebradizo y termina por romperse espontáneamente cuando la duración de la experiencia pasa de dos minutos. De aquí se puede deducir que si las descar- gas de la máquina reostática producen dichos fenómenos, con mayor razón el paso de las co- rrientes del rayo, que reúnen en más alto gra- do que ]a máquina reostática la cantidad y la tensión eléctricas, debe producir sobre conduc- tores más gruesos, como los tallos ó las cuerdas de los pararayos, efectos análogos. De aquí resulta que dichos conductores pue- den ser muy quebradizos, no sólo por las caí- das directas del rayo, sino por el derrame si- lencioso de grandes cantidades de electricidad atmosférica, lo que demuestra que aun cuando no sea visible el estado imperfecto de estos con- ductores, las más de las veces ocasionan desgra- cias. debido á las alteraciones que las descargas de las corrientes de alta tensión los hacen su- frir. 97 Para terminar el presente estudio sobre los fenómenos eléctricos de la atmósfera, diré que hace poco tiempo se observó en Ribnitz (Ale- , manía) y en Blois (Francia) los golpes extraor- dinarios de rayos acompañados de chorros de aor qué se escucha un ruido confuso cuando apare- cen? — ¿Cuándo es muy notable un ruido seme- jante en el voltámetro? — ¿Cómo se demuestra que este fenómeno existe? — ¿Cómo se pueden reproducir las perturbaciones causadas por las auroras polares? — ¿Cómo se puede demostrar que las auroras polares deben ser producidas por un flujo de electricidad positiva? — ¿Qué es lo que creé Planté acerca de las auroras polares? DIVERSOS FENÓMENOS PRODUCIDOS DURANTE LAS TEMPESTADES. I. ¿Cómo pueden las corrientes eléctricas de alta tensión iluminar los tubos de aire rarifica- do de una resistencia de muchos millares de ohms? — ¿Cuáles son las experiencias que es preciso hacer para producir este fenómeno? — ¿Qué analogías presentan estas experiencias con las intermitencias en las descargas de las nubes tempestuosas? — ¿Cuál es la creencia de Beccaria respecto de las nubes tempestuosas, y 110 cuál es el carácter 1 esencial de éstas? — ¿Cómo se explica la emisión de luz sin truenos y sin descargas estrepitosas en ciertas nubes ó en por- ciones de nubes tempestuosas? — ¿Qué es lo que asientan Saussure y Planté respecto de di- chas nubes? — ¿Qué son los relámpagos de ca- lor, cómo se explican y cómo se pueden produ- cir experimentalmente? II. ¿Cómo se pueden reproducir las formas- de los relámpagos y de qué aparatos es preciso hacer uso para obtenerlas? — Descripción de la máquina reostática. — ¿Cómo se obtienen las re- producciones instantáneas de los relámpagos y cómo las chispas de la máquina reostática? III. ¿Qué es lo que explican las arborizacio- nes producidas por las chispas de la máquina reostática, y cómo se obtienen las primeras? IV. ¿Cuáles son los efectos que produce el rayo cuando ataca á los vegetales y cómo se pueden explicar? — ¿Cuáles son las experien- cias que sirvieron á Melsens para construir su pararayo de puntas múltiples, y para qué sirve este aparato ? 111 Y. ¿Cómo se demuestran experimen talmen- te las alteraciones de la cohesión molecular de los tallos y los conductores de los pararayos, á consecuencia de las tempestades? — ¿En qué se funda esta exjieriencia y qué fenómenos se ob- servan en su duración? — ¿A qué se deben los golpes extraordinarios de rayos acompañados de chorros de agua? FIN. ± nsr id i o 2n Pígs. Advertencia 3 Estudios sobro los fenómenos eléctricos de la atmós- fera 5 El rayo globular 7 El granizo 37 Las trombas y los ciclones 5G Las auroras polares 75 Diversos fenómenos producidos durante las tempes- tades Si Cuestionario 9S »